Está en la página 1de 245

Daniel Paul Schreber

Memorias de un enfermo
de nervios
Traducción de
Ramón Alcalde

Ensayo introductorio de Roberto Calasso

tsexto~¡,~
México 2003
ÍNDICE

Nota sobre los lectores de Schreber 7


Título de la edición original: Roberto Calasso
Denkwürdigkeiten eines Nervenkranken
l. MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 37
Traducción: Ramón Alcalde Prólogo 39
Carta abierta al señor consejero privado Dr. Flechsig 41
Introducción 45
Ensayo introductorio:
Capítulo 1 49
'Nota sui lettori di Schreber'
Copyright© Roberto Calasso 1991
Capítulo II 62
Originally published by Adelphi Edizioni SpA Milano Capítulo 111 71
Ali rights reserved Capítulo IV 72
Capítulo V 82
Traducción: Joaquín Jordá Capítulo VI 97
Capítulo VII 113
Capítulo VIII 127
Ilustración de portada: Corps, Esprit, Ame, de Alberto Perezgrovas Capítulo IX 143
Capítulo X 158
Diseño de portada: Ivonne Saed & Cornunicación+Gráfica Capítulo XI 169
Capítulo XII 180
Capítulo XIII 192
©Editorial Sexto Piso S.A. de C.V., 2003. Capítulo XIV 205
Avenida Progreso # 158 3er piso,
Capítulo XV 214
Colonia Barrio de Santa Catarina
Coyoacán 04010
Capítulo XVI 226
México D.F., México Capítulo XVII 236
www.sextopiso.com Capítulo XVIII 245
Capítulo XIX 256
ISBN 96-856-7905-3 Capítulo XX 265
Capítulo XXI 274
Derechos reservados conforme a la ley Capítulo XXII 285
Impreso y hecho en México
II. APÉNDICES A LAS MEMORIAS 293
PRIMERA SERIE 295
l. Sobre los milagros 297
u. Respecto de la relación de la inteligencia divina
con la humana 299
m. Referente a los jugueteos con hombres 301
IV. Referente a las alucinaciones 304
v. Referente a la naturaleza de Dios 314 NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER
VI. Consideraciones respecto del futuro, miscelánea 328
VII. Sobre la cremación 335
SEGUNDA SERIE 339 Las Memorias de Daniel Paul Schreber fueron publicadas en 1903
por el editor Oswald Mutze de Leipzig. 1 Esa edición, impresa a
III. ANEXO 351 cargo del autor, es hoy rarísima porque la familia compró en blo-
¿Bajo qué condiciones una persona juzgada como que y destruyó, por lo que parece, la mayor parte de los,ejemplares
enfermo mental puede ser confinada contra su expresa existentes. 2 De todos modos el libro no pasó del todo inadvertido
voluntad en un hospicio? 353 entre los psiquiatras. En aquel mismo año de 1903 apareció un
comentario en la "Allgemeine Zeitschrift für Psychiatrie", seguido
IV. SUPLEMENTOS (FRAGMENTOS DE LAS ACTAS DEL PROCESO
de otro en 1904 en la "Deutsche Zeitschrift für Nervenheilkunde".
DE INCAPACITACIÓN) 365 El autor del primero, C. Pelman, quiso distinguir inmediatamente
A. Dictamen pericial del médico forense 367 las Memorias de Schreber de la masa de esas "obras más o menos vo-
B. Dictamen pericial del médico de distrito 377 luminosas de antiguos pacientes nuestros que quieren hacer públi-
C. Alegato de la apelación 388 ca, en clamorosas acusaciones, la supuesta sustracción de libertad
D. Dictamen pericial del consejero privado de que han sido víctimas, culpando de ello a unos médicos crimi-
doctor Weber 426 nales". 3 Pelman descarta inmediatamente, con gesto de irónica dis-
E. Sentencia del Real Tribunal Provincial Supremo tancia, el parangón con esos "productos literarios muy dudosos",
de Dresde 444 para precisar que el libro de Schreber tiene con ellos "una sola cosa
en común, o sea el hecho de haber sido escrito por un enfermo men-
tal, mientras que en todo lo demás está muy por encima de ellos". 4
1
O.P. Schreber. Denkwürdigkeiten eines Nervenkranken nebst Nachtragen und
einem Anhang über die Frage: "Unter welchen Voraussetzungen darf eine für
geisteskrank erachtete Person gegen ihren erklarten Willen in einer Heilanstalt
festgehalten werden?", Leipzig, 1903.
2
O.P. Schreber, Memoirs of my Nervous lllness, a cargo, y con dos ensayos, de I.
Macalpine y R. A. Hunter, Londres, 1955, p. 369; E. Canetti, Die Provinz des
Menschen. Aufteichnungen 1942-1972, Munich, 1973, p. 154.
3 C. Pelman, comentario a Dr. Jur. Daniel Paul Streber [sic], Denkwürdigkeiten

eines Nervenkranken, en "Allgemeine Zeirschrift für Psychiatrie'', LX, 1903, p. 657.


4
Loe. cit.
8 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 9

En efecto: la primera preocupación de Schreber no sería la de ex- un año antes, había publicado su primer libro, la Psychologie und
presar rencores personales, sino "ofrecer su persona al juicio de los Pathologie sogenannter okkulter Phanomene. En cualquier caso, des-
expertos como objeto de observación científica".5 Una vez dada su cubrimos que Jung cita las Memorias de Schreber ya en 1907, en
aprobación a esta recta intención de Schreber, Pelman hace un rá- Psychologie der Dementia praecox. 8 Sabemos qué importancia fun-
pido y extremadamente genérico resumen de las Memorias. Mayor damental tuvo esta obra en la evolución de Jung: señala, entre otras
interés muestra, en cambio, por los documentos del proceso, y en cosas, una primera declaración de principios respecto a Freud. En
especial concede al presidente que en su lucha judicial con las auto- el Prefacio, en efecto, fechado en julio de 1906 -o sea tres meses
ridades "no se enfrentaron dos adversarios vulgares", pues incluso después de haber entrado en contacto epistolar con Freud, al que
puede decirse que la disputa se producía "en pie de igualdad". Fi- había enviado en homenaje sus Assoziationstudien- , Jung se pre-
nalmente Pelman concluye: "Por estas razones me entristecería que ocupa sobre todo de explicar cuán "deudor de las geniales concep-
el libro fuera retirado de la circulación ... , porque merece una suerte ciones de Freud" 9 se siente y, después de haber precisado que ninguna
mejor. Que Schreber esté mentalmente sano es algo que no será crítica a Freud tiene sentido si no es en el interior del psicoanálisis,
aceptado por ninguna persona sensata, pero ésta reconocerá a buen añade también una primera alusión a ciertas divergencias de acti-
seguro que se trata de un hombre tan intelectualmente dotado como tud propias, en especial a su resistencia a situar la sexualidad "tan
respetable en su sensibilidad". 6 masivamente en primer plano" o a "reconocerle la universalidad
En cuanto al segundo comentario, firmado Pfeiffer, merece por psicológica que Freud postula''. 10 Palabras ominosas en las que apun-
su falta de sensibilidad ser reproducido íntegramente: "El autor, un ta una diversidad de perspectiva que llegaría casi a borrarse en los
típico paranoico, introduce su libro con una breve carta abierta al años inmediatamente siguientes, para reaparecer luego de forma
profesor Flechsig y la hace seguir de trescientas cincuenta páginas mucho más radical en el momento de la ruptura con Freud. En la
de minuciosa descripción de sus ideas delirantes sistematizadas, que Psychologie der Dementia praecox las referencias a las Memorias de
no podrán ofrecer ninguna novedad al médico experto. Más intere- Schreber se emplean sobre todo para ejemplificar algunas caracte-
sante es, en los Documentos, la precisa reproducción de las actas rísticas de la enfermedad tratada y no hay intentos de interpreta-
procesales y de los motivos por los que el Tribunal ha decidido ción. Así pues, el primer ensayo interpretativo de las Memorias de
anular la interdicción de Schreber, a pesar de seguir manteniendo Schreber sigue siendo el de Freud, escrito en otoño de 1910.
sus ideas delirantes. No es de temer una amplia difusión de este Antes de examinar sus tesis, me gustaría volver a recorrer algu-
libro en círculos de profanos, en los que podría, a pesar de la clara nos trazos de su complicada prehistoria. El problema de la paranoia
situación de los hechos, crear confusión" .7 ya se le había planteado a Freud en los primeros años del psicoaná-
lisis, como demuestran las numerosas alusiones al tema en las car-
Es probable que alguno de los dos comentarios haya atraído la aten- tas a Fliess de los años 1895-1896 y sobre todo la previsora Minuta
ción del joven psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, entonces interno H, adjunta a una carta del 24 de enero de 1895 y dedicada a una
en el hospital de Burgholzli, sobre las Memorias de Schreber. O primera formulación teórica sobre la paranoia, que aparece aquí
puede que las encontrara entre las novedades del mismo editor que, reconducida a los diferentes modos patológicos de defensa ya des-

5 !bid., 8
p. 658. C. G. Jung, Ueber die Psychologie der Dementia praecox ( 1907), en Gesamme!te
6 !bid.,p. 659. Werke, vol. III, O lten-Friburgo, 1971,passim.
7 9 !bid., p. 3.
R. Pfeiffer, comentario a D.P. Schreber, Denkwürdigkeiten eines Nervenkranken,
en "Deutsche Zeitschrift für Nervenheilkunde", XXVII, 1904, pp. 352-53. IO !bid., p. 4
10 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 11

cubiertos por Freud -o sea histeria, neurosis obsesiva y estados de sus publicaciones. Continuará, sin embargo, atormentándose con
confusión alucinatoria- y al mismo tiempo diferenciada de ellos, muchos de los problemas que plantea, como resulta claramente de
recurriendo entre otras cosas, por primera vez, al término "proyec- las cartas de Jung, el cual, ya en la Psychologie der Dementia praecox,
ción" (tratado posteriormente en la Minuta K). La manifestación había discutido el caso de la paranoica presentado por Freud en
pública, y mucho menos drástica, de esta teoría se producirá el año 1896, reconociendo que se trataba de un "análisis infinitamente
después, con la Wéitere Bemerkungen über die Abwehrneuropsychosen, importante" 13 y llegando al fin a una crítica que rozaba el auténtico
cuya tercera sección esta dedicada al ''Análisis de un caso de paranoia punto débil del estudio de Freud: "Los mecanismos freudianos no
crónica''. Aquí, por primera vez en lengua alemana, Freud utiliza el bastan para explicar por qué se manifiesta una dementia praecox y
término "psicoanálisis", refiriéndose precisamente al caso de lapa- no una histeria''. 14 Desde los primeros meses de la correspondencia
ciente paranoica, enviado por Breuer, que proporciona el material con Jung, Freud plantea el problema de la paranoia, y en una carta
del estudio. En este rápido análisis, la intención de Freud es una vez del 6 de diciembre de 1906 escribe abiertamente: "Todavía no me
más mostrar que "también la paranoia - o los grupos de casos in- he formulado una idea definida sobre la línea de separación entre
cluidos bajo ese nombre- es una psicosis de defensa; es decir, que dementia praecoxy paranoia... Pero mi experiencia en este campo, es
también ella, como la histeria y las obsesiones, proviene de la remo- escasa''. Freud insistirá varias veces sobre esta segunda afirmación,
ción de recuerdos penosos, y que la forma de sus síntomas está con una sensación casi de inferioridad respecto a Jung, quien, al
determinada por el material removido" . 11 Freud no se atreve, sin revés que él, tenía en la clínica de Burgholzli abundancia de pacien-
embargo, a fundar sobre esta base una teoría de la paranoia y preci- tes aquejados de paranoia y de dementia praecox. Y es significativo
sa que su análisis se limita a afirmar lo siguiente: "El caso tratado que el gran escrito de Freud sobre la paranoia, su ensayo sobre
por mí es una psicosis de defensa, y es posible que en el grupo de la Schreber, sea el único de sus grandes casos basado únicamente en
'paranoia' existan otros del mismo tipo". 12 En realidad, esta cautela un texto. Después del primer encuentro con Freud, en Viena, en
oculta la ambición ya clara de ofrecer una interpretación exhaustiva marzo de 1907, Jung le escribirá, comentando evidentemente con-
de toda la patología paranoica; y algunos de los términos que apa- versaciones sostenidas durante su visita: "Que el autoerotismo sea la
recen en el curso de este análisis, por ejemplo "proyección", segui- esencia de la dementia praecox me parece cada vez más una profun-
rán siendo fundamentales en las formulaciones sucesivas de la teoría. dización fundamental de nuestros conocimientos"; con lo que ve-
Lo que, por el contrario, abandonará Freud del todo es la teoría del mos reaparecer aquí el tema aludido en la carta a Fliess de 1899.
trauma sexual específico, con el descubrimiento -producido eri Desde las primeras cartas se observan diferencias terminológicas
1897, véase la carta 69 a Fliess- "de que no existe un 'signo de entre Freud y Jung respecto a la paranoia y la dementia praecox:
realidad' en el inconsciente, por lo que es imposible hacer distin- común a ambos es, sin embargo, la antipatía por la equívoca expre-
ciones entre verdad y ficción emocional". Finalmente, en una carta sión dementia praecox, que sería de hecho sustituida por el término
a Fliess de 1899 (la 125), Freud avanza un paso en su teoría de la fatal de "esquizofrenia'' sólo después de la aparición, en 1911, del
paranoia, llegando a considerarla "como una recuperación de las gran tratado de Bleuler: Dementia praecox oder Gruppe der Schizo-
tendencias autoeróticas, una regresión a un estado primitivo". phrenien. En abril de 1907 Freud envía a Jung un esbozo teórico
Después de esta carta pasarán más de diez años durante los cua- sobre la paranoia, Algunas observaciones teóricas sobre la paranoia,
les Freud no hará prácticamente ninguna alusión a la paranoia en primer manuscrito que, con gesto de confianza paterna, Freud co-
11 S. Freud, Weitere Bemerkungen über die Abwehrneuropsychosen (1896) en
13
Gesammelte Werke, vol. I, Frankfurt, 1952, p. 392. C. G. Jung, Ueber die Psychologie der Dementia praecox (1907), cit., p. 41.
12 14
!bid., p. 395. Loe. cit.
12 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 13

municará a Jung para recabar su opinión. En estas notas funda- contestó tres días después con una intervención que adquiere un
mentales vemos afirmadas, entre otras cosas, que "el instinto sexual sentido incluso demasiado evidente respecto a lo que sucedería en-
es en su origen autoerótico", que "en la paranoia la libido es retira- tre ellos pocos años después: "La referencia a Fliess -ciertamente
da del objeto", que la "proyección ... es una variedad de la represión, no accidental- y su relación con él me impulsa a pedirle poder
en la que una imagen se vuelve consciente como percepción". Jung disfrutar no como de una amistad entre iguales sino como entre
reacciona a este manuscrito con críticas indirectas, y lo da a leer a padre e hijo". Con ello se plantaban sólidas bases para una relación
Bleuler, quien comunica que lo utilizará en su gran estudio sobre la tormentosa y patética, que también al cabo de breve tiempo se es-
dementia praecox. Extremadamente cómica y reveladora sobre la tropearía. Durante 1908 el intercambio de ideas sobre la paranoia
historia de la psiquiatría es la observación que añade Jung. ''A Bleuler entre Freud y Jung sigue siendo densísimo - así como también
no le gusta decir autoerotismo (por razones que todos nosotros co- entre Freud y Ferenczi, con el que Freud llega a establecer un teore-
nocemos) [o sea de pruderie], sino que prefiere 'autismo' o 'ipsismo'. ma decisivo: "Lo que nosotros consideramos una manifestación de
En lo que a mí concierne, ya me ha acostumbrado a 'autoerotismo'" su mal [paranoia] .. es un intento de curarse" (carta del 26 de di-
(carta del 13 de mayo de 1907). ciembre de 1908).
Mientras tanto, Jung sigue proponiendo cruelmente a Freud El año 1909, marcado por la segunda visita de Jung a Viena, en
abundantes casos de dementia praecox que encuentra en su práctica marzo, y por el viaje a América para la Clark Conference, en el
clínica. En junio de 1907 Freud aísla entre éstos el caso de un para- verano, introducirá en la relación Freud-Jung una carga cada vez
noico con "experiencias homosexuales"; es la primera vez que la más fuerte de ambigüedades y ambivalencias. Jung, mientras tanto,
homosexualidad aparece relacionada con la paranoia. En una carta descubre el mito como material privilegiado para el análisis y Freud
del 17 de febrero de 1908 Freud presenta, en cambio, por primera comparte, todavía en este punto, su entusiasmo. Con el inicio de
vez a Jung el posible nexo teórico entre homosexualidad y paranoia: 191 Ocomienzan los preparativos para el Congreso de Nuremberg y
"He estado en contacto con pocos casos de paranoia en mi práctica Jung aparece cada vez más agresivo en la presentación de sus ideas.
clínica, pero puedo decirle un secreto ... He encontrado regular- En la importante carta del 11 de febrero de 191 O, en la que se
mente una indiferencia de la libido por un componente homo- describe "en equilibrio precario entre dionisíaco y apolíneo", Jung
sexual que hasta aquel momento había sido objeto de una afirma tajantemente: "La religión sólo puede ser sustituida por la
participación normal o moderada ... Mi antiguo análisis de 1896 religión''. Mientras el discípulo predilecto declara encontrarse "en
revelaba que el proceso patológico se había iniciado con el aleja- la noche de Walpurgis de mi inconsciente", el maestro no insiste
miento de la paciente de la hermana del marido. Mi antiguo amigo sobre las divergencias, y se muestra conciliador, aunque preocupa-
Fliess desarrolló un tremendo caso de paranoia después de haberse do. A fines de marzo se celebra el Congreso de Nuremberg. Des-
desprendido de su afecto por mí, que era indudablemente conside- pués de la clausura de los trabajos, Freud y Jung pasan un día entero
rable. Yo le debo esta idea a él, es decir a su comportamiento. Hay en Rothenburg, y es verosímilmente entonces cuando Jung habla
que aprender de todas las experiencias". En esta carta Freud ilumi- por primera vez a Freud de Schreber. En cualquier caso, en una
na de repente el fondo oscuro y las complejas conexiones persona- carta de Freud del 17 de abril encontramos ya una primera referen-
les que marcan su teoría de la paranoia. Aquí se revela vinculada en cia indirecta a Schreber, y desde entonces hasta el final de la corres-
su elemento central -el papel de la homosexualidad- con la ex- pondencia dichas referencias serán numerosas. En primer lugar,
periencia psicológica más grave, apasionada y lacerante de la vida Freud parece haber absorbido por juego varias expresiones de las
de Freud: la amistad y la ruptura con Fliess. Jung, obviamente, en- Memorias, como "milagreado", "lengua fundamental", "conjunción
tendió en el acto la importancia de lo que Freud le había revelado y nerviosa" (esta última aparecerá también con frecuencia en la co-
14 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 15

rrespondencia con Abraham). En una carta del 22 de abril, Freud considerándolos padres de los seres humanos". Freud contesta: "Com-
se refiere explícitamente al "maravilloso Schreber", que se ha reser- parto su entusiasmo por Schreber, es una especie de revelación. Tengo
vado para las vacaciones, y observa que "Schreber habría debido ser la intención de introducir la 'lengua fundamental' como término
nombrado profesor de psiquiatría o director de una clínica psiquiá- técnico serio ... Después de otra lectura espero ser capaz de resolver
trica''. Durante el verano de 191 O Freud fue a descansar, exhausto todas las enigmáticas fantasías; la primera vez no acabé de conse-
después de un año especialmente cargado, a Holanda. De allí par- guirlo ... Le deseo buena suerte en su inmersión en la mitología''.
tió luego, en septiembre, para un soñadísimo viaje a Italia, en com- Freud trabajó en el caso Schreber desde entonces hasta mediados
pañía de Ferenczi. El viaje coincidió con un momento de intenso de diciembre; el día 16 escribía a Abraham y a Ferenczi que había
ensimismamiento de Freud, que debía enfrentar un nuevo escollo terminado la redacción del ensayo. Pocos días antes había anuncia-
de su propio autoanálisis. Se trataba, una vez más, de Fliess y de la do a Jung que llevaría consigo el manuscrito a Munich, y anadía:
paranoia. Ferenczi atormentaba precisamente a Freud con pregun- "No me siento muy satisfecho de él, pero corresponde a los demás
tas sobre la paranoia, tema que también le ocupaba en aquel n;io- juzgar. Deberé reservar otras partes de mis especulaciones sobre la
mento, y Freud debe de haberse mostrado varias veces reacio a paranoia para otro ensayo". Y el 18 de diciembre insistía: "El ensa-
responder; tanto que, de vuelta en Viena, sintió la necesidad de yo es formalmente imperfecto, hecho fugazmente. No he tenido
justificarse con Ferenczi en una carta reveladora, en la que encon- tiempo ni fuerzas de hacer más. Sin embargo contiene algunas co-
tramos estas palabras: "Que yo ya no tenga ninguna necesidad de sas buenas, y el texto marca el avance más audaz en el campo de la
una plena apertura de la personalidad, usted no sólo lo ha notado psiquiatría sexual después de su libro sobre la dementia praecox. No
sino que lo ha comprendido también remontándolo a su origen soy capaz de juzgar su valor objetivo, como podía hacer, en cambio,
traumático ... Después del caso Fliess, que usted no ha dado ocasión con mis escritos precedentes, porque, trabajando en él, he debido
de superar, esta necesidad se ha extinguido en mí. Ahora ha sido combatir con algunos complejos míos (Fliess)". Es imposible ser
retirado un fragmento de inversión homosexual y utilizado para más claro: una vez más el espectro de Fliess se perfila detrás del
engrandecer el propio Yo. He conseguido lo que no consigue el presidente Schreber. El ensayo de Freud fue publicado en 1911, en
paranoico" . 15 Durante este viaje por Italia, Freud lleva consigo las un número del "Jahrbuch" que señala la gran línea fronteriza en la
Memorias de Schreber y leyó alrededor de la mitad, pero con la historia del psicoanálisis. En efecto, este número contenía también
sensación de captar ya su secreto. De vuelta a Viena, anuncia inme- la primera parte del nuevo libro de Jung, Wandlungen und Symbole
diatamente a Jung que está preparando un artículo sobre la paranoia, der Libido, donde se descubría claramente por qué diferentes cami-
sin nombrar a Schreber. Pero Jung entiende de qué se trata y se nos progresaba el alumno ahora rebelde. Mientras tanto, el 28 de
apresura a responder el 29 de septiembre: "Me siento conmovido y marzo de 1911 se suicidaba Honegger, el joven y genial seguidor de
exultante de saber hasta qué punto aprecia usted la grandeza de la Jung, que había presentado en Nuremberg un informe sobre la
mente de Schreber y los liberadores (Ü:po\ Aóyot) de la lengua paranoia donde anticipaba con perfecta lucidez las teorías que Jung
fundamental''. Un poco antes, en la misma carta, Jung indica en- manifestaría después al respecto; 16 y el 14 de abril moría Schreber,
trever detrás de Schreber todo el fondo religioso y mitológico del sin saber que sus Memorias se habían convertido en la base de la
que se estaba ocupando en aquel momento: "Los Maniqueos (¿los teoría de la paranoia que dominaría el siglo, y sin que Freud se
padrinos de Schreber?) ya habían tropezado con la idea de un cierto enterara de su muerte.
número de 'arcontes' crucificados o clavados en las bóveda celeste,
16
J. Honegger, Ueber paranoide Wahnbildung, en "Jahrbuch für psychoanalytische
l5 M. Schur, Sigmund Freud. Leben und Sterben, Frankfurt, 1973, p. 307. und psychopathologische Forschungen", I_I, 1910, pp. 734-35.
16 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 17

El ensayo de Freud sobre Schreber se articula en tres partes y un to, y finalmente la del Dios de las Memorias y la de su representan-
Suplemento. La primera parte sigue el curso de la enfermedad del te: el Sol. Ve luego estas transformaciones ligadas al tema del Do-
presidente, como resulta de las Memorias. El resumen que de él ble, al que, sin embargo, sólo dedica una rápida alusión. Finalmente,
hace Freud es extremadamente parcial, espigando de la compleji- como cierre del capítulo, Freud analiza el problema de la motiva-
dad del relato schreberiano sólo lo que puede servir a la interpreta- ción del estallido del conflicto, que debe estar relacionado con "una
ción que luego se dará de él; falta casi enteramente, por ejemplo, privación en la vida real", 20 como para Schreber habría sido la falta
referencias a las partes políticas del delirio, a la "coacción a pensar", de progenie: "El doctor Schreber podría haber desarrollado la fan-
a las transformaciones de la "lengua fundamental". En la segunda tasía de que, si hubiera sido mujer, habría tenido más facilidades
parte del ensayo, Freud aborda "intentos de interpretación". Des- para hacer hijos, y así se habría abierto el camino para adoptar aquella
pués de una rápida premisa metodológica, aparece inmediatamen- actitud femenina respecto al padre que es propia de los años de la
te el eje de la teoría: "Del estudio de una serie de casos de manía primera infancia''. 21 El tercer capítulo, "Sobre los mecanismos pa-
persecutoria, yo y otros hemos sacado la impresión de que lf rela- ranoicos", contiene las consideraciones teóricas más complejas. El
ción entre el enfermo y su perseguidor puede ser resuelta con una punto de partida es aquí la verificación de que todo lo dicho ante-
fórmula sencilla'' .17 Dicha fórmula dice: "Aquel que ahora es odia- riormente no basta para fijar la "peculiaridad de la paranoia'', para
do y temido a causa de su persecución debe haber sido anterior- entender la cual hay que entrar en el "mecanismo de formación de
mente una persona amada y venerada'' . 18 En el caso de Schreber los síntomas" .22 Un breve excursus genético permite a Freud, mien-
dicha persona es evidentemente Flechsig. Y aquí aparece la homo- tras tanto, descubrir "el punto débil de su desarrollo [de los para-
sexualidad: "Una irrupción de libido homosexual ha sido, pues, la noicos] en la zona entre autoerotismo, narcisismo y
ocasión de esta enfermedad; su objeto ha sido verosímilmente des- homosexualidad" ;23 y se añade que una disposición similar se en-
de el inicio el médico Flechsig, y la oposición a este movimiento de cuentra en la "esquizofrenia" (por utilizar el término de Bleuler). 24
la libido ha creado el conflicto del que han resultado las manifesta- Se encamina a este punto el análisis de la transformación de la fra-
ciones de la enfermedad" . 19 Revelada tal enormidad, Freud se de- se: "Yo lo amo", bajo la presión de los diferentes impulsos patológi-
tiene un momento y se pregunta: "Pero ¿no es una irresponsable cos, que la convierten en: "Yo lo odio", en la manía persecutoria, o
ligereza, indiscreción y calumnia acusar de homosexualidad a una bien incluso en otras fórmulas en el caso de la erotomanía, de los
persona tan moralmente elevada como el presidente del Tribunal celos paranoicos y del delirio de celos del alcoholizado. Ésta es la
de Apelación jubilado Schreber?" Superada esta grave duda, que parte del ensayo de Freud que quizá ha ejercido mayor influencia
dice mucho sobre la cautela impuesta entonces incluso al menos sobre la literatura psicoanalítica posterior, también por la extrema
cauto de los psicoanalistas, Freud entra en los detalles de la relación sutileza y la ductilidad de las transformaciones propuestas en rela-
con Flechsig, descubriendo detrás de su figura la del padre de ción con un vasto arco patológico. En lo que se refiere a la forma-
Schreber, que por sus virtudes de pedagogo autoritario le parece a ción de los síntomas de la paranoia, Freud aísla como capital el
Freud especialmente adecuado para el papel, y del hermano muer- rasgo de la proyección, así definida: "se reprime una percepción in-

l 7 S. Freud, Psychoanalytische Bemerkungen über einen autobiographisch 20


!bid., p. 181.
beschriebenen Fall von Paranoia (Dementia paranoides) ( 1911), en Studienausgabe, 21 !bid., p. 182.
vol. vn, Frankfurr, 1973, p. 167. 22 !bid., p. 183.
18 Loe. cit. 23 !bid., p. 186.
19 !bid., p. 169. 24 Loe. cit.
18 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 19

terna y, para sustituirla, aparece, como percepción externa, su con- al tema del sol como susceptible de nuevas interpretaciones
tenido, después de haber sufrido una cierta deformación". 25 Freud mitológicas, alude por primera vez al totemismo y en el último pá-
prometió insistir sobre este importante tema en un estudio decisi- rrafo afronta, siempre por vez primera en su obra, el tema de la
vo, pero no lo hizo. Con el pasaje sobre la proyección han quedado mitología en general con palabras que tendrían una inmensa reso-
expuestos todos los elementos fundamentales del ensayo; de ahí en nancia: "Este pequeño Suplemento al análisis de un paranoico pue-
adelante procede Freud a una última y complicada orquestación de de servir para demostrar cuán bien fundada está la afirmación de
sus temas, en la que el acento recae primero sobre las tres fases de la Jung según la cual las fuerzas mitopoéticas de la humanidad no
remoción en la paranoia, y después sobre problemas conexos a la están agotadas, sino que todavía hoy siguen creando en las neurosis
"distancia de la libido", fenómeno peculiar de la paranoia, pero no los mismos productos psíquicos de los tiempos más antiguos. Que-
sólo de ella. Al final de este capítulo reafloran larvadamente las di- rría también referirme a una alusión precedente mía para reafirmar
versas divergencias con Jung a propósito de la dementía praecox, que lo mismo vale para las fuerzas formadoras de la religión. Y con
que ya tantas veces habían aparecido en la correspondencia. Llega- ello quiero decir que no falta mucho tiempo para ampliar un prin-
do así al término de su análisis, Freud siente - y es evidentemente cipio que nosotros, los psicoanalistas, ya habíamos formulado des-
significativo- la necesidad de afirmar que su teoría de la paranoia de muy atrás, es decir, sumar a su contenido individual,
es anterior a su lectura de las Memorias de Schreber: "Puedo poner ontogenético, una integración antropológica, en sentido filogenético.
como testigo a un amigo y especialista al afirmar que he desarrolla- Habíamos dicho: en el sueño y en la neurosis reencontramos al
do la teoría de la paranoia antes de haber tenido conocimiento del niño con las peculiaridades de su modo de pensar y de su vida
contenido del libro de Schreber. Corresponde al futuro decidir si en afectiva. Ahora añadiremos: reencontramos también al salvaje, al
mi teoría hay más delirio de lo que querría, o si en el delirio hay más primitivo, como se muestra ante nosotros a la luz del estudio de la
verdad de cuanto hoy otros están dispuestos a creer". 26 Esta frase Antigüedad y de la investigación antropológica". 28 Con estas pala-
sorprendente es el auténtico final del ensayo de Freud sobre Schreber. bras de homenaje, Freud despedía también a su discípulo predilec-
to, Jung ... , y anunciaba al mismo tiempo Totem und Tabu.
Viene después el Suplemento, dos páginas y media que han tenido
un significado inaugural en la historia del psicoanálisis. Fueron leí- Jung, por su parte, había reaccionado al punto negativamente ante
das por Freud en el Congreso de Weimar (21-22 de septiembre de el ensayo de Freud sobre Schreber. En una carta del 11 de diciem-
1911, última ocasión pública en la que Freud y Jung aparecieron bre de 1911, de tono más bien resentido, escribía, refiriéndose a
oficialmente unidos). La actitud de Freud en estas páginas parece una parte del ensayo en el que Freud habla de la "caída del interés
ser casi de blanda autodefensa: después de haber comenzado recor- de la libido" hacia al mundo en el paranoico: "En lo que se refiere al
dando que en el análisis del caso Schreber se ha limitado "delibera- problema de la libido, debo confesar que su observación en el aná-
damente a un mínimo de interpretación", 27 Freud reconoce que de lisis de Schreber en la página 65, párrafo 3, ha provocado en mí
las Memorias se pueden extraer otras muchas riquezas, y cita al res- ecos clamorosos. La duda que usted expresa en esta pasaje ha resu-
pecto las referencias a Schreber en Wandlungen und Symbole der citado todas las dificultades que me han abrumado en estos años en
Libido de Jung y en un artículo de Sabina Spielrein. Vuelve después el intento de aplicar la teoría de la libido a la dementia praecox. La
pérdida de la función de la realidad en la d. pr. no puede quedar
25 !bid., p. 189. reducida a la represión de la libido (como apetito sexual). No seré
26 !bid., p. 200.
27 !bid., p. 201. 2s !bid., p. 203.
20 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 21

yo quien lo haga, en todo caso". El tono, el momento, el contexto En el mismo año, 1911, en que apareció el ensayo de Freud sobre
de estas palabras nos hacen verlas como una explícita declaración Schreber, Sabina Spielrein publicó un artículo sobre un caso de
de guerra y reconocimiento de la divergencia ya insuperable. Ini- esquizofrenia en el que mencionaba las Memorias del presidente.
ciada con discusiones sobre la dementia praecox, con ellas se hunde, De origen ruso, discípula de Jung en Zurich y unida a él en una
llevándose también el ridículo nombre de la enfermedad, la rela- ambigua relación personal, muy apreciada por Freud, la Spielrein
ción Freud-Jung. Queda, para nosotros, la esquizofrenia. es, de entre los primeros autores del psicoanálisis, uno de los más
La diferente visión de la libido en Jung aparece más claramente interesantes y menos estudiados. No se conocen hasta ahora con
que nunca en la segunda parte del Wandlungen und Symbole der certeza sus fechas de nacimiento y de muerte (¿ 1886? - después de
Libido, publicada primero en el "Jahrbuch" de 1912 y después, en 1934); Grinstein enumera treinta contribuciones suyas al psicoa-
el transcurso del mismo año, recogida en un volumen junto con la nálisis, incluidas entre 1911 y 1931; y sabemos, en fin, que la
primera parte. Se encuentran allí otras referencias a las Memorias de Spielrein tuvo a Piaget en análisis didáctico y que en 1923 regresó a
Schreber, que aumentarán luego en la versión retocada publicada Rusia, donde propagó la doctrina freudiana y enseño en Rostov
por Jung en 1952 con el título Symbole der Wandlung: aquí afirma hasta 1933, fecha en que el psicoanálisis fue prohibido allí. En el
Jung explícitamente, amén de otras cosas, que el análisis del caso artículo al que nos referíamos, la Spielrein analiza el caso de una
Schreber dado por Freud es del todo "insuficiente" y reivindica en esquizofrénica que presenta algunas analogías con la historia de
una nota haber sido él quien llamó la atención de Freud sobre las Schreber: por ejemplo, el temor de una "catolicización" como "con-
Memorias. Por lo demás, las referencias se dan a título de ejemplos, versión a la sexualidad", la función del psiquiatra Forel para el pa-
y las Memorias se incluyen como uno más entre los numerosos ciente, semejante a la de Flechsig para Schreber, el delirio mitológico,
materiales mitológicos, poéticos, místicos y psicopatológicos utili- que la Spielrein sigue con sutileza. En las "Consideraciones finales"
zados en el libro. del ensayo, además, encontramos anticipadas casi al pie de la letra
Dos años después de la ruptura con Freud, en todo caso, Jung las fundamentales declaraciones de Freud en el Suplemento al caso
ya le había atacado a propósito del caso Schreber, en el largo Suple- Schreber: "El paralelismo con el modo de pensar mitológico remite
mento a la conferencia Der Inhalt der Psychose, que en su momento a una especial afinidad del mecanismo onírico con el pensamiento
tanto había gustado a Freud. En esas páginas Jung ofrece una expo- arcaico. Dicha impresión se me ha impuesto claramente durante el
sición que se hará clásica de la oposición metodológica entre inter- análisis de esta enferma. Si Freud y Jung han establecido un parale-
pretación reductiva (Freud) e interpretación ampliadora (el propio lismo entre los fenómenos neuróticos y oníricos y la esquizofrenia,
J ung), aquí llamada "constructiva". 29 En el caso Schreber, según yo creo poder añadir un elemento esencial a la concepción de Freud
Jung, se revelaría clamorosamente la insuficiencia del primer méto- y Jung proponiendo que todo esto sea considerado en relación con
do, que permite realizar únicamente "una mitad del trabajo" 3 de º la filogénesis". 31
análisis, dejando completamente descubierta la pregunta sobre el
final, la dinámica del sistema delirante, a la que Jung creía, en cam- En un comentario de 1912 al caso Schreber, Bleuler reconocía abier-
bio, haber dado ya una primera respuesta en Wandlungen und tamente, a pesar de todas sus dudas y vacilaciones, la enorme im-
Symbole der Libido. portancia del ensayo de Freud: "Este breve ensayo de sesenta páginas

29 C. G. Jung, Der Inhalt der Psychose (1908-1914), en Gesammelte Werke, vol. 3 I S. Spielrein, Ueber den psychologischen lnhalt eines Falles von Schizophrenie

m., cit., p. 207. {Dementia praecox), en "Jahrbuch für psychoanalytische und psychoparhologische
30 !bid., p. 206. Forschungen'', m, 1911 , pp. 396-97.
23
N OTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER
22 ROBERTO CALASSO
3
rían un compendio de su teología y de su filosofía'' . 5 En tono de
contiene una enorme riqueza de pensamiento. No es para leerlo,
elegante divagación, Benjamin ofrece después a sus lectores una
sino para estudiarlo." 32 A este reconocimiento siguen unas cuantas
fugaz información sobre los temas y el lenguaje de las Memorias; y
objeciones, que Bleuler llevaba años incubando; pero el punto cen-
finalmente concluye con un pasaje en el que la desenvoltura del ar-
tral de la teoría, o sea la relación paranoia-homosexualidad, es to-
ticulista da paso al genio del gran ensayista: "La existencia de obras
talmente aceptado. Con este comentario cristaliza en cierto modo
semejantes tiene algo de angustioso. En la medida en que estamos
la primera fase de la historia del caso Schreber. Freud, por su parte,
acostumbrados a considerar el ámbito de la escritura como, pase a
insistirá más veces, en los años sucesivos, en problemas conectados
todo, superior y protegido, la aparición de la locura, insinuándose
con su ensayo sobre el presidente, 33 pero será siempre para confir-
en él con pasos quedos como nunca, es mucho más terrorífica.
mar las tesis allí formuladas. En cuanto a sus discípulos, una espe-
¿Cómo ha conseguido penetrar? ¿Cómo ha podido evitar los con-
cie de sagrado terror parece envolver durante décadas el nombre de 36
troles de esta Tebas de las cien puertas, la ciudad de los libros?"
Schreber. La teoría de la paranoia es evidentemente aceptada, pero
El único gran intento de lectura, hasta el momento, de las Me-
nadie se atreverá a indagar más de cerca - ¡sin embargo haría sido
morias de Schreber fuera del ámbito del psicoanálisis se debe a Elias
el propio maestro quien lo había sugerido!- otros aspectos de las
Canetti. También en este caso es interesante considerar por qué vía
Memorias.
llegó a leerlas. En agosto de 1939, Canetti vivía en Londres, en el
taller de la escultora Anna Mahler, hija de Gustav. "Entre sus li-
El 6 de julio de 1928 la "Literarische Welt" publicaba una colabo-
bros, que conocía bien, descubrí uno que me resultaba nuevo: las
ración de Walter Benjamin titulada Libros de enfermos mentales, con
Memorias de Schreber. Lo abrí y vi inmediatamente que me intere-
el subtítulo De mi colecci6n. Benjamin cuenta que en 1918 en una
saría mucho. No sabía de dónde salía y ni siquiera lo relacioné con
pequeña tienda de antigüedades de Berna encuentra uno de los
Freud, cuyo trabajo todavía no había leído". 37 El libro se encontra-
rarísimos ejemplares de las Memorias de Schreber. No recuerda si ya
ba allí por casualidad, abandonado por un médico que había habi-
entonces había leído el ensayo de Freud. Pero no importa: "Me
tado en el taller y emigrado a América. Canetti se lo pidió a la
sentí inmediatamente fascinado al máximo". 34 En la preciosa "bi-
dueña de la casa, pero no lo leyó hasta mayo de 1949: fue un en-
blioteca patológica" de Benjamin, las Memorias de Schreber ocupa-
cuentro impresionante, que provocó la escritura de dos capítulos
ron un lugar central, junto al libro del médico ochocentista C.F.A.
sobre Schreber en Masse und Macht. Del efecto inmediato de la
Schmidt: "Si el mundo del delirio, como el del saber, tuvieran tam-
lectura había una nota de 1949: "¡Qué no habré encontrado en él
bién sus cuatro facultades, las obras de Schreber y de Schmidt se-
[Schreber)! Nuevas pruebas para algunas de las ideas que me intere-
32 E. Bleuler, recensión de Freud, Psychoanalytische Bemerkungen über einen
san desde hace años: por ejemplo, la indisoluble conexión entre
autobiographisch beschriebenen Fa// von Paranoia (Dementia paranoides), en paranoia y poder. Todo su sistema es la representación de una lucha
"Zentralblatt für Psychoanalyse", II, 1912, p. 346. por el poder, donde el mismo Dios es su verdadero antagonista.
33 S. Freud. Zur Einführung des Narzissmus ( 1914), en Gesammelte Werke, vol. x,
Schreber ha vivido largo tiempo con la idea de ser el único hombre
Frankfurr, 1963, pp. 137-70; Mitteilung eines der psychoanalytischen Theorie superviviente en el mundo; todos los demás eran almas de muertos
widersprechenden Falles von Paranoia (1915), en Studíenausgabe, vol. VII, cit., pp.
205-16; Ueber einíge neurotische Mechanismen bei Eifersucht, Paranoia und
Homosexualítdt (1922), en Studienausgabe, vol. VII, cit., pp. 217-28; Eine
35 !bid., p. 617.
Teufelsneurose im siebzehnten jahrhundert (1923), en Studienausgabe, vol. VII, cit.,
36 !bid., p. 618.
pp. 283-319.
34 W Benjamín, Bücher von Geisteskranken, en Gesammelte Schriften, vol. IV, romo 37 Estas indicaciones están sacadas de una carta personal de Elias Canetti, a quien
agradezco que me haya permitido citarla.
II, Frankfurt, 1972, p. 616
24 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 25

y el propio Dios en varías encarnaciones. La idea de ser el único en una concepción del mundo envejecida, que presupone la existencia
el mundo, de quererlo ser, el único en medio de cadáveres, es tan de los espíritus, es en realidad el preciso modelo del poder político,
decisiva para la psicología del paranoico como para la del extrema- que se nutre de la masa y que se compone de ella. Cualquier inten-
damente poderoso ... Pero Schreber también ha llevado consigo ya to de análisis conceptual del poder no puede sino dañar la claridad
preparada, como delirio, la ideología del nazismo ... Esta manera de de la intuición de Schreber. Todos los elementos de las relaciones
ocuparse de la paranoia tiene sus peligros. Al cabo de pocas horas reales están dados en ella: la atracción fuerte y perdurable sobre los
me siento aferrado por una sensación tormentosa de reclusión, y individuos, que deben recogerse en una masa; su dudosa actitud; su
cuanto más convincente es su sistema delirante, más fuerte es mi domestícamíento que los empequeñece hasta convertirlos en sier-
angustia". 38 Queda claro por estas palabras, y por todo el pasaje, vos; su disolverse en el poderoso, que representa el poder político
que Schreber ha aparecido ante Canetti un poco como el soberano en su persona, en su cuerpo; su grandeza, que de este modo debe
habitante de la última sala de aquel inmenso Musée Grévín del renovarse incesantemente; y finalmente un último punto muy im-
poder que es Masse und Macht. Y justo en esta posición, inmediata- portante del que hasta ahora no se ha hablado: el sentimiento de
mente antes del Epílogo, Canettí ha situado su relato del caso catdstrofe que conlleva un estado de peligro para el orden del mun-
Schreber en la obra que ha acompañado durante decenios su vida. do, derivado justamente de esa atracción y rápidamente en aumen-
La técnica de la presentación es narrativa, como quiere el peculiar to". 41 Como se ve, muchos de los temas que Canetti había articulado
procedimiento de Canettí -que ha puesto en práctica después otras pacientemente en su gran obra reaparecen concentrados, y en un
veces, tanto con las Cartas a Felice de Kafka como con las Memorias grado de enorme intensidad, en las vicisitudes de Schreber, sí las
de Speer- de pensar narrando; procedimiento por el que el lector consideramos bajo la perspectiva del poder. Y Canettí será sin duda
descubre que ha sido llevado a una inexorable lectura de los hechos el último en soltar la presa sobre ese tema, ya que prosigue su rela-
cuando creía estar simplemente escuchando su exposición. to-meditación en esta línea, evitando cualquier posible distracción:
Canettí trata fundamentalmente del "sentimiento de la posición" semejante en esto a Freud, que había tratado con igual y opuesta
propio del paranoico: siempre es una posición de importancia cós- parcialidad el texto de Schreber. El procedimiento de Canetti le
mica, que permite al paranoico hablar de las constelaciones "como permite alcanzar aquí algunas de sus más importantes conclusiones
sí fueran paradas del autobús detrás de la esquina''. 39 Y aquí ya aforísticas: "La tendencia más profunda de cualquier poderoso 'ideal'
aparece la relación con el poderoso: "No de otra manera ocurren las es la de ser el último en seguir con vida'' ;42 "Nadie tiene una mirada
cosas, ni podrían ocurrir dada la naturaleza del poder, en el caso del más aguda para reconocer las cualidades de la masa que el paranoi-
poderoso: el sentimiento subjetivo que él tiene de su posición no se co o el poderoso, que -como ahora tal vez ya se querrá admítír-
º
diferencia en nada de aquel de paranoico. "4 El segundo punto to- son lo mismo en el fondo"; 43 "La paranoia es, en sentido literal,
cado por Canettí se refiere a la masa, como aparece en las miríadas una enfermedad del poder". 44 Y al término de la primera parte del
de almas que rodean a Schreber. Tercer punto es la obsesión del tratado de Canetti aparece la imagen de Hitler y del nazismo, como
complot, igualmente esencial para el paranoico y para el poderoso. puesta en práctica, "en una versión más tosca y menos 'educada' ",45
Así se ha diseñado ya la estructura del delirio de Schreber en rela- del delirio de Schreber.
ción con el poder político: "Su delirio [de Schreber], camuflado en
41 !bid., p. 508.
42 !bid., p. 510.
38
E. Canetti, Die Provinz des Menschen. Aufoeichnungen 1942-1972, cit., p. 155. 4 3 !bid., p. 515.
39
E. Canetti, Der Fa!! Schreber IIIL en Masse und Macht, Hamburgo, 1960, p. 501. 44 !bid., p. 516.
40
!bid., p. 502. 45 !bid., p. 515.
26 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 27

En la segunda parte, fijada ya la relación indisoluble entre El letargo del psicoanálisis en relación con Schreber se rompe, gra-
paranoia y poder, Canetti aborda una especie de cuadro desc{iptivo dual y lentamente, a partir del final de la Segunda Guerra Mundial.
del paranoico, siempre visto a través de Schreber. La agudeza del En los años precedentes bien poco hay por señalar, a excepción de
análisis es aquí portentosa, y se mueve desde su inicio en direccio- dos artículos de W. Spring y R. Knight, que son de 1939-1949. 50
nes totalmente diversas de las de Freud: "Se ha intentado reducir En el Apéndice a una conferencia leída en 1946 en la British Psycho-
este caso concreto, y la paranoia en general, a una reprimida predis- Analytical Society, Melanie Klein se refiere al análisis del caso
posición homosexual. Difícil concebir un error mayor. Todo puede Schreber afirmando que "contiene una masa de material importan-
convertirse en pretexto de una paranoia; lo esencial es, en cambio, la te para mi tema'', 51 que resulta ser un rápido examen de la "posi-
estructura y la población del delirio". 46 En el análisis de dicha estruc- ción paranoide-esquizoide", en relación con varios procesos del
tura reaparecen, por contraste, muchos ternas ya tratados por splitting. Entre las diferentes citas de Schereber en el ensayo de Freud,
Canetti: el acento cae aquí sobre la rigidez, la petrificación del mundo la Klein retiene especialmente las relativas a la división de las almas
paranoico en oposición con el mundo de la rnetarnorfosis 1 al que (por ejemplo, de la de Flechsig), proceso entendido por ella corno
Canetti ha dedicado una bellísima sección en su libro. En Schreber "proyección del sentimiento, en Schreber, de que su Yo estaba
esta rigidez se manifiesta sobre todo en la "manía de la causalidad' 47 escindido" .52 Sobre éste y otros puntos, la Klein sugiere correccio-
y en la obsesión verbal. Sobre este punto Canetti llega a alguna de nes y ampliaciones de la teoría de Freud, para concluir que, de to-
sus formalizaciones más afortunadas: "Puede que la tendencia más dos modos, "el enfoque de Freud a los problemas de la esquizofrenia
extrema de la paranoia sea la de aferrar completamente el mundo y de la paranoia ha revelado ser de fundamental importancia. Su
por medio de las palabras, como si el lenguaje fuera un puño y el ensayo sobre Schreber... ha abierto la posibilidad de entender las
mundo estuviera encerrado en él".48 Llegado a la cerca de esta se- psicosis y los procesos que las sostienen". 53 A partir de 1949, el
gunda sección, Canetti recupera con mayor claridad aún el terna de psicoanalista americano Maurits Katan publica varios artículos bre-
la relación paranoia-poder: "También aquí el paranoico demuestra ves sobre Schreber, 54 refundidos después en el complejo análisis de
ser la precisa reproducción del poderoso. La diferencia entre ellos 1959. 55 Estas contribuciones establecen casi un modelo de texto
reside únicamente en la posición que tienen en el mundo exterior. que se repetirá frecuentemente hasta hoy: prudente variación sobre
En su estructura interna son lo mismo ... No se podrá rechazar la los ternas del ensayo de Freud, extrapolación de algún detalle de las
suposición de que detrás de cada paranoia, corno detrás de cada
poder, se oculta la misma tendencia: el deseo de barrer a los demás 51 M. Klein. Notes on Sorne Schizoid Mechanisms, en M. Klein, P. Heimann, S.
para ser el único; o bien, en la forma más suave más frecuentemen- Isaacs, J. Riviere, Development in Psycho-Analysis, Londres, 1952, p. 317.
te admitida, el deseo de servirse de los demás para volverse el único 52 !bid., p. 318.

con su ayuda''. 49 53 !bid., p. 320.


54 M. Katan, Schreber's Delusion of the End of the World, en "Psychoanalytic

Quarterly" xvm, 1949, pp. 60-66; Schreber's Hallucinations about the 'Little Men'
46
!bid., p. 518. en "Internacional Journal of Psycho-Analysis", XXXI, 1950, pp. 32-35; Further
47
!bid., p. 521. Remarks about Schreber's Hallucinations, en "Internacional Journal of Psycho-
48
Loe. cit. Analysis", XXX!ll, 1952, pp. 429-32; Schreber's Prepsychotic Phase, en "Internacional
49
!bid., p. 533. Journal of Psycho-Analysis", XXXIV, 1953, pp. 43-51; The Importance ofthe Non-
50
W. J. Spring. Observations on World Destruction Fantasies, en "Psychoanalytic Psychotic Part of the Personality in Schizophrenia, en "Internacional Journal of
Quarterly", VIII., 1939, pp. 48-56; R.P. Knight, The Relationship of Latent Psycho-Analysis", XXXV, 1954, pp. 119-28.
Homosexuality to the Mechanism of Paranoid Delusions, en "Bul!etin of che 55 M. Katan, Schreber's Hereafter, en "The Psychoanalytic Study of the Child"
Menninger Clinic", IV, 1940, pp. 149-59. XIV, 1959, PP· 314-82.
28 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 29

Memorias para darles una nueva importancia, pero sin poner jamás bres que lo han caracterizado desde el principio. A esta utilísima
en duda los fundamentos del análisis freudiano ni llevarlo a más Introducción histórica corresponde, al final del volumen, una Dis-
graves consecuencias. A este tipo de textos pertenecen, obviamente cusión teórica en la que los autores denuncian con audaz sinceri-
con diversas e incluso notables posiciones, los artículos de A.C. dad la insuficiencia de la teoría freudiana. Sin embargo, la teoría
Carr, R. Waelder,J. Nydes, P.M. Kitay, R. B. White, H. F. Searles.5 6 alternativa que los dos autores proponen es de una debilidad extre-
Estos dos últimos autores se dedican sobre todo a observar la im- ma, y como tal ha sido objeto de cruel burla por parte de Lacan. 59
portancia, en Schreber, también del complejo materno, tema que Para la Macalpine y Humer, el elemento decisivo en la paranoia de
ha sido retomado después en un interesante artículo de R. Stoller, Schreber serían sus "fantasías de procreación pregenitales", 60 pro-
que trata en general del problema de la bisexualidad en Freud.57 La vocadas por su deseo frustrado de tener hijos. Se desplaza así, sin
señal más evidente del renovado interés del psicoanálisis oficial por demasiado fruto, todo el eje de la interpretación freudiana. En es-
el caso Schreber se produjo en 1962, cuando se celebró en Atlantic pecial, la ejemplificación mitológica y antropológica a que recurren
City un Symposium on "Reinterpretations ofthe Schreber Case: freud's los autores es más bien pobre y casual, sobre todo si se compara con
Theory ofParanoia". las inmensas aperturas hacia estas perspectivas que ofrecen las Me-
morias de Schreber.
Hasta 1955 las discusiones sobre el caso Schreber quedaban casi A partir de 1950 comienzan a aparecer artículos que presentan
siempre limitadas al texto de Freud, por no existir una nueva edi- nuevos materiales sobre la vida de Schreber y sobre su familia, en
ción, ni en alemán ni en otra lengua, de las Memorias. Por ello fue cumplimiento de un deseo expresado por Freud cuarenta años an-
extremadamente útil, y auténtica obra de pioneros, la publicación, tes. Las primeras investigaciones en esta dirección son de Niederland
en aquel año, de una traducción inglesa ampliamente comentada, a y de Baumeyer, 61 quienes desde el principio proponen datos de
cargo de Ida Macalpine y R. A. Hunter. 58 En la Introducción los grandísimo interés, que se han convertido en la base de todos los
dos autores presentan en primer lugar un esbozo de la historia del estudios de Schreber en su contexto familiar. Emerge, en especial,
caso Schreber y del concepto de paranoia en la evolución de la psi-
quiatría, revelando las muchas y curiosas oscilaciones e incertidum- a
59 ]. Lacan, D'une question préliminaire tout traitement possible de la psychose, en
Écrits, París, 1966, pp. 544-47.
6 60
D. P. Schreber, Memoirs o/my Nervous Illnes, cit., pp. 381 y sig.
5 A.C. Carr, Observations on Paranoia and their Re!ationship to the Schreber Case,
61
en "lnternational Journal of Psycho-Analysis", XLIV, 1963, pp. 195-200; R. W G. Niederland, Three Notes on the Schreber Case, en "Psychoanalytic Quar-
Waelder, The Structure o/ Paranoid Ideas, en "International Journal of Psycho- terly'', XX, 1951, pp. 579-91; River Symbolism, Part !., en "Psychoanalytic
Analysis", XXXII, 1951, pp. 167-77; J. Nydes, Schreber, Parricide, and Paranoid- Quarterly'', XXV, 1956, pp. 469-504; River Symbolism, Part !!, en "Psychoanaly-
Masochism, en "lmernational Journal of Psycho-Analysis", XLIV, 1963, pp. 208-12; tic Quarterly'', xxvm, 1959, pp. 151-69; The 'Miracled-up' World o/ Schreber's
P. M. Kitay, !ntroduction y Summary del Symposium on 'Reinterpretations o/ the Childhood, en "The Psychoanalytic Study of the Child", XIV, 1959, pp. 383-413;
Schreber Case: Freud's Theory o/ Paranoia', en "lmernational Journal of Psycho- Schreber's Father, en "Journal of the American Psychoanalytic Association'', VIII,
Analysis", XLIV, 1963, pp. 191-94 y 222-23; R. B. White, The Mother-Conjlict in 1960, pp. 492-99; Further Data and Memorabilia Pertaining to the Schreber Case,
Schreber's Psychosis, en "lnternational Journal of Psycho-Analysis" XLII, 1961, pp. en "lnternational]ournal of Psycho-Analysis", XLIV, 1963, pp. 201 -07; F. Baumeyer,
55-73; The Schreber Case Reconsidered in the Light of Psychosocial Concepts, en New Insights into the Life and Psychosis o/ Schreber, en "lnternational Journal of
"Imernational Journal of Psycho-Analysis'', XLIV, 1963, pp. 213-21; H. F. Searles, Psycho-Analysis", XXXIII, 1952, p. 262; Der Fa!! Schreber, en "Psyche", IX, 1955,
"Sexual Processes in Schizophrenia", in Collected Papers on Schizophrenia and pp. 513-36 (publicado de nuevo en Denkwürdigkeiten eines Nervenkranken: véase
Related Subjects, Londres, 1965, pp. 429-42. a continuación la nota 63 de la página 30); Noch ein Nachtrag zu Freuds Arbeit
57 über Schreber, en "Zeitschrift für psychosomatische Medizin und Psychoanalyse",
R. Stoller, Faits et hypotheses: un examen du concept fteudien de bisexualité, en
"Nouvelle Revue de Psychanalyse", 7, primavera de 1973, pp. 135-55. XVI, 1970, pp. 243-45 (publicado de nuevo en Denkwürdigkeiten eines Nerven-
58 kranken, cit.)
D.P. Schreber, Memoirs o/my Nervous Illness, cit.
30 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 31

de estos artículos la figura del padre, D.G. M. Schreber, pedagogo la obra más brillante, que en cierto modo establece el balance de las
iluminado y torturado, que tuvo durante el siglo XIX, y de manera primeras investigaciones sobre la familia de Schreber, es el libro de
soterrada hasta hoy, una enorme influencia en Alemania como Schatzman, 66 caracterizado por una generosa defensa, a la manera
propugnador del higienismo, de la gimnasia y de una educación de Laing, de los derechos al delirio del presidente en relación con la
estrictamente moralista. Durante largos años, la obra más docu- vejaciones sufridas en la infancia; vejaciones que Schatzman reen-
mentada sobre él fue la tesis de un joven nazi, Alfons Ritter, ve- cuentra transformadas en varios pasajes de las Memorias de Schreber.
nerador de Schreber padre, que inscribía in limine este apotegma a Y no me parece dudoso, por ejemplo, que algunos "milagros" con-
su trabajo: "El camino hacia la renovación de la esencia alemana y tados por el presidente correspondan perfectamente a ciertas má-
la fuerza alemana conduce necesariamente a la profesión de la fe en quinas de tortura ortopédicas inventadas por su padre. Pero hay
la sangre y en la tierra". 62 D.G. M. Schreber se le antojaba precisa- que insistir otra vez en que el presidente escapa a cualquier reduc-
mente, con cierta razón, un precursor de dicha "renovación". ción: los detalles de las Memorias reconducibles a la terrible rela-
Las investigaciones de Niederland y de Baumeyer han consegui- ción con el padre sólo son una cierta zona de su delirio, que después
do explicar algunos detalles hasta ahora misteriosos de las Memo- sigue desarrollándose y proliferando en otras direcciones, sobre las
rias de Schreber, relacionándolos con los hechos de su vida. que bien poco se ha dicho hasta el momento. Es curioso, además,
Baumeyer, después, descubrió, en la clínica de Arnsdorf, de la que que a las numerosas investigaciones sobre D. G. M. Schreber no
fue director entre 1946 y 1949, algunas fichas clínicas referentes a haya correspondido un interés igual por lo que se refiere a la figura
Schreber que habían pertenecido al archivo del instituto mental de histórica de Flechsig, que podría reservar no menores sorpresas. Sólo
Sonnenstein. El resto de estos documentos pueden encontrarse ahora un artículo de Niederland trata algunos puntos de la relación real
en la última edición alemana de las Memorias de Schreber, acompa- entre Schreber y Flechsig. 67 ¿Será acaso porque el padre Freud no
ñado de un comentario de Baumeyer. 63 Estos documentos son im- estimuló, en su ensayo, a investigar sobre la vida y las obras de su
portantes, entre otras cosas, porque refieren varias afirmaciones de colega Flechsig?
Schreber que no se encuentran en las Memorias, y entre ellas la
famosa frase: "El sol es una puta", a la que Lacan ha dedicado un La lectura de Schreber en Francia va ligada sobre todo al nombre de
sutil comentario. 64 Rescatada del olvido, con sorprendentes resul- Lacan, que ya en 1955-1956 había dedicado un seminario al caso
tados, la figura del padre de Schreber, la investigación ha avanzado Schreber. En 1959, en el número 4 de "Psychanalyse", aparecía su
hacia las generaciones precedentes de esta notable familia de cien- largo ensayo D'une question préliminaire atout traitement possible de
tíficos y de juristas: un excelente artículo publicado en "Scilicet" la psychose, donde se reconsidera gran parte del material del semina-
documenta la recurrencia, en variadas formas, de determinadas ob- rio anterior. Dedicado, con macabra solemnidad, al genius loci del
sesiones moralistas en los antepasados del presidente, como para hospital psiquiátrico de Sainte-Anne, este ensayo representa un hito
iluminar violentamente un karma sin duda agobiante. 65 Finalmente en la obra de Lacan, y es el único, en el ámbito psicoanalítico, que
se enfrenta radicalmente con el de Freud. Las cuestiones que en él
62
A. Ritter, Schreber. Das Bildungssystem eines Arztes, Erfurc, 1936. se plantean son obviamente muy intrincadas y nos alejarían dema-
63
Denkwürdigkeiten eines Nervenkranken, a cargo de P. Heiligenthal y R. Volk, siado de la figura del presidente. Así que me limitaré a destacar
con dos artículos de F. Baumeyer y un glosario de la "lengua fundamental",
Wiesbaden, 1973, pp. 341-66.
64
J. Lacan, op. cit., pp. 582-83. 66
M. Scharzman, Soul Murder, Nueva York, 1973.
65 Une étude: la remarquable famille Schreber, en "Scilicet", 4, 1973, pp. 287-321 67
W.G. Niederland, Schreber and Flechsig, en "Journal of the American
(sin mención del autor). Psychoanalyric Associarion", XVI, 1968, pp. 7 40-48.

.~.·.c~c1'··.·~, ·
32 ROBERTO CALASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 33

unos cuantos puntos de un tortuoso recorrido. "Medio siglo de más llegado al lugar del Otro- , sea llamado a él en oposición sim-
freudismo aplicado a la psicosis permite aún reconsiderar este pro- bólica al sujeto. Es la ausencia del Nombre-del-Padre en tal lugar lo
blema; en otras palabras, reducirlo al statu quo ante": 68 con esta que, a través del agujero que abre en el significado, inicia la cascada
brutal y largamente esperada declaración de fracaso, mucho más de modificarse del significante de la que procede el desastre cre-
significativa en boca de un psicoanalista que se había dado a cono- ciente del imaginario, hasta que no se alcance aquel nivel en el que
cer muchos años antes con una tesis titulada De la Psychose para- 72
significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante".
noiaque dans ses rapports avec la personnalité, abre Lacan su discurso;
y ya pocas líneas después refiriéndose a la "larga cocción de la cien- Derivados en mayor o menor medida de la lectura de Lacan son
cia en la Escuela'' y al "hedor a grasa quemada'' que despide la diversos los ensayos y alusiones sobre Schreber que han ido apare-
"práctica secular de la preparación de los cerebros" ,69 nos introduce ciendo en Francia después de la publicación de los Écrits, en especial
triunfalmente en el nivel schreberiano, cosa que los psicoanalistas los de G. Rosolato, O. Mannoni, M. Mannoni. 73 Una aclimata-
anteriores habían evitado hacer. Aparte de eso, Lacan parece movi- ción de Lacan (y, en el fondo, de Derrida) en Alemania a través de
do -corno ya Freud, que había reconocido incluso en un pasaje de Schreber aparece en la extensa Introducción de S. M. Weber a la
las Memorias una anticipación fantasrnática de la teoría de la libido- edición Ullstein de las Memorias.7 4 Quiero referirme finalmente a
70 por una justificada admiración por el presidente, que va acompa- dos libros nacidos del mismo clima, que no sólo son importantes
ñada de un furioso desprecio por sus lectores después de Freud (y la en sí, sino también significativos de un cierto cambio de perspectiva
destinataria de tales furores es, sobre todo, "Mrne Macalpine", se- en relación con el presidente, quien se presenta ahora con frecuen-
parada al efecto, y de manera un tanto canaille, de R. A. Hunter). cia corno estandarte de un discurso que amenaza constantemente
En cuanto a Freud ("Vers Freud", ''Avec Freud" se titulan las seccio- con abrirse: el Anti-Oedipe de Deleuze y Guattari y System and
nes primera y tercera del ensayo), Lacan relee aquí en filigrana al- Structure de Anthony Wilden. En la fascinante estructura pseudo-
gunos de sus textos fundamentales, que lo guían en muchas delirante y criptouniversitaria del Anti-Oedipe, el nombre del presi-
direcciones centrífugas antes de hacerlo volver "du coté de Schreber" dente brilla varias veces, invocado junto a los de Artaud, Lewis
(sección cuarta), y no sin haber dejado caer con desenvoltura una Carroll y Beckett entre los santos protectores de la revuelta contra
frase significativa del desplazamiento teórico que se está operando: el triángulo edípico. Aun sin llegar a análisis detallados de las Me-
"La homosexualidad, supuesta determinante de la psicosis paranoi- morias de Schreber, Deleuze y Guattari pretenden sobre todo sus-
ca, es exactamente un síntoma articulado en su proceso." 71 Y son traer su lectura a la coacción freudiana, y plantean de hecho una
sobre todo dos las presas categoriales que Lacan cobrará en su in- grave pregunta retórica contra ella: "¿Cómo atreverse a reducir al
cursión: la Verwerfang = forclusion (rechazo) y el Nombre-del-pa- terna paterno un delirio tan rico, tan diferenciado, tan 'divino' corno
dre, que representa al padre simbólico de Totem und Tabu, la Ley, el el delirio del presidente?" 75 En efecto, si Freud ha sentido la necesi-
Padre Muerto. La conjunción de estas categorías se encontrará fi-
nalmente en la más densa formulación que Lacan haya dado del 72 !bid., p. 577.
?3 G. Roso lato , Paranoia et Scene Primitive y Reperes pour la psychose, en Essais sur
mecanismo de la psicosis: "Para que la psicosis se desencadene, es le symbolique, París, 1969, pp. 199-241 y 315-34; O . Mannoni, Clefi pour
preciso que el Nombre-del-Padre, verworfen, forclos -esto es, ja- l'imaginaire, París. 1969, pp. 75-79; M. Mannoni, Le psychiatre, son 'fou' et la
psychoanalyse, París, 1970, pp 165-85, 229-31, y Éducation impossible, París, 1973,
68 J. Lacan, op.
cit., p. 531. pp. 21-32, 48-49 y passim.
69 Loe. cit. 74 D. P. Schreber. Denkwürdigkeiten eines Nervenkranken, a cargo y con un ensa-
70 S. Freud, Psychoanalytische Bemerkungen .. , cit, pp. 199-200.
yo de S.M. Weber, Frankfurt, 1973.
71
J. Lacan, op. cit., p. 544 75 G. Deleuze y F. Guattarri, L'Anti-Oedipe, París, 1972, p. 66.

'~~,,1'~~\ '.
34 ROBERTO CAIASSO NOTA SOBRE LOS LECTORES DE SCHREBER 35

dad de excusarse, en su ensayo sobre Schreber, por la monotonía de haber criticado también la posición de Lacan, también falocéntrica
las interpretaciones psicoanalíticas, derivadas de una supuesta aunque de manera diferente, Wilden acomete al análisis de lo que
monotonía de la sexualidad, 76 es porque también él se ha dado cuen- Schreber, en sus Memorias, tiende a "metacomunicar sobre la ideo-
ta, en este caso, de la desproporción entre el material a interpretar y logía maniquea de su cultura, sin ser plenamente capaz de definir
el resultado de la interpretación: "Del enorme contenido político, tal metacomunicación". 79 Dicha parcial incapacidad no impide, sin
social e histórico del delirio de Schreber no queda una sola palabra, embargo, reconocer a Wilden que, en tanto que "filósofo social" y
como si la libido no se ocupara de esas cosas. Únicos en ser invoca- "psicólogo-filósofo", 80 Schreber ofrece una interpretación de sí mis-
dos son un argumento sexual, que consiste en operar la fusión de la mo que "trasciende el prejuicio 'homosexual', del tipo aut-aut, de
sexualidad y del complejo familiar, y un argumento mitológico, Freud, el prejuicio 'lingüístico' digitalizado por Lacan y la teoría
81
que consiste en plantear la educación de las fuerzas productivas del opositiva de la Macalpineyde Hunter sobre la 'identidad sexual' ".
inconsciente y de las 'fuerzas edificadoras de los mitos y de las reli- Para Wilden, el punto decisivo en la visión de Schreber es el deseo
giones' ".77 Pero si en el Anti-Oedipe aparece clara la función del de emasculación -en tanto que transformación en mujer-, que
personaje Schreber, como reivindicación permanente contra toda no debería ser relacionado, sin embargo, con la homosexualidad y
la historia del psicoanálisis y en cierto modo contra toda nuestra el terror de la castración, sino con el lúcido deseo de recuperar el
historia, permanece más bien en la vaguedad qué lectura de las cuerpo, de reconquistar la condición de la voluptuosidad, abando-
Memorias nos proponen Deleuze y Guattari, sobre todo si se piensa nando la jaula de dicotomías obsesivas que gobiernan nuestra so-
en sus intentos por fijar la distinción, siempre muy delicada, entre ciedad. En este sentido, escribe Wilden: "Schreber merece ocupar
paranoicos (un poco demasiado parecidos a los Malos) y un puesto entre los grandes místicos y los grandes filósofos del so-
esquizofrénicos (un poco demasiado parecidos a los Buenos), en cialismo utópico".82 Y con tan generoso reconocimiento póstumo
que sólo ocasionalmente analizan algunos pasajes de las Memorias de las cualidades del presidente cierro este rápido viaje por la psiquis
del presidente. del siglo xx. *
Otra aclimatación crítica de Lacan y Derrida, además de Marx
y de Fanon, en un contexto anglosajón marcado por Bateson, Laing
y MacKay, se encuentra en el ensayo de Anthony Wilden. También
aquí las razones de Schreber pueden celebrar su victoria contra la
razón del psicoanálisis, porque Wilden, después de haber examina-
do agudamente la interpretación de Lacan, pasa a presentar al pre-
sidente como héroe cultural hostil al falocentrismo dominante; y,
por lo mismo, sólo reconducible por equívoco a la homosexualidad
reprimida propuesta por Freud. Después de haber observado que 79 !bid., p. 296.
80 !bid., p. 295.
"el mérito principal de la interpretación de Freud no está tanto en 8 1 !bid., p. 298.
su fidelidad al texto, como en su sencillez estética", 78 después de 82 !bid., p. 30 l.
* Entre 1974 (cuando esta nota fue escrita) y hoy han aparecido muchas publica-
ciones sobre Schreber. Pero todas prosiguen en algún tramo por algunas de las
76 S. Freud, Psychoanalytische Bemerkungen ... cit., p. 179. pistas que haya habían sido señaladas. Es obligatorio, sin embargo, mencionar un
77 G. Deleuze y F. Guattari, op. cit., p. 67. libro que ofrece una impresionante cantidad de datos nuevos sobre Schreber y su
78 A. Wilden, Critique of Phallocentrism: Daniel Paul Schreber on Womens
fam ilia: Han lsraels, Schreber: Father and Son , versión mecanografiada: Amsterdam,
Liberation, en System and Structure, Londres, 1972, pp. 278-30 l. l 98 1; versión traducida del inglés: Schreber, pere et jils, París. 1986.

'.' ':.,ii}'
•~ ~ .iL.
PRÓLOGO

Al comenzar este trabajo no había pensado aún en publicarlo. La


idea se me ocurrió sólo cuando ya había avanzado en él. No he
disimulado los reparos que parecían oponerse a una publicación; se
trata principalmente de la consideración por algunas personas que
aún viven. Por otra parte, soy de la opinión de que podría ser valio-
so para la ciencia y para el conocimiento de verdades religiosas po-
sibilitar, mientras aún estoy con vida, cualquier tipo de observaciones
sobre mi cuerpo y mis vicisitudes personales por parte de personas
especializadas. Frente a esta reflexión tienen que callar todas las
consideraciones personales. La totalidad del trabajo se redactó así:
Las "Memorias" propiamente dichas (capítulos r-xxn), en el lap-
so que va de febrero a septiembre de 1900.
Los ''Apéndices" r a VII, en el período que va de octubre de 1900
a junio de 1901.
La segunda serie de ''Apéndices", a fines de 1902.
En el tiempo transcurrido desde que .inicié el trabajo mi situa-
ción externa ha cambiado sustancialmente. En tanto que al comienzo
vivía yo en una reclusión casi carcelaria y, en particular, estaba ex-
cluido de la frecuentación de personas educadas y aun de la mesa
familiar de las autoridades del hospital (a la que tenían acceso los
llamados pensionados del hospital), no salía nunca de los muros
del hospital, etcétera, paulatinamente se me ha concedido una ma-
yor libertad de movimiento y se me ha posibilitado en una medida
siempre creciente el trato con personas educadas. En el proceso de
incapacidad mencionado en el capítulo XX obtuve finalmente un éxi-
to completo, aunque sólo en segunda instancia, pues la sentencia
de incapacidad dictada el 13 de marzo de 1900 por el Real Tribunal
de Primera Instancia de Dresde fue revocada por el pronunciamiento
del Real Tribunal Supremo de la Provincia de Dresde, del 14 de
40 DANIEL PAUL SCHREBER

julio de 1902, que pasó como cosa juzgada. En él se reconoce mi


capacidad para contratar y se me devuelve la libre disposición de
mis bienes. En cuanto a mi permanencia en el hospital, hace varios
meses que tengo en las manos el testimonio escrito de la Adminis-
tración, donde declara que no existe obstáculo fundamental para
CARTA ABIERTA AL SEÑOR CONSEJERO PRIVADO,
autorizar mi libertad; pienso, por consiguiente, regresar a mi hogar
PROFESOR DOCTOR FLECHSIG
a comienzos del año próximo.
A lo largo de todos estos cambios se me ha dado la oportunidad
Muy distinguido señor Consejero Privado:
de ampliar sustancialmente el ámbito de mis observaciones perso-
nales. De resultas de ellas muchas de las opiniones que había expre- Me permito remitirle adjunto un ejemplar de las Memorias de un
sado anteriormente tendrían que sufrir cierta corrección; en especial enfermo de nervios, de las que soy autor, rogándole que las someta a
no puedo abrigar duda alguna de que el llamado "jugueteo con un examen benévolo.
seres humanos" (el influjo milagroso) está reducido a mi persona y Verá usted que en mi trabajo, especialmente en los primeros
a lo que en cada oportunidad constituye mi contorno mds cercano. capítulos, su nombre se menciona con mucha frecuencia, en parte
En virtud de ello, tendría ahora que dar un corte distinto a muchas relacionándolo con circunstancias que podrían herir su sensibili-
de mis explicaciones en las Memorias. No obstante ello, las he deja- dad. Esto es algo que siento muchísimo, pero que lamentablemen-
do, en lo más importante, en la forma en que las redacté inicial- Le me es imposible modificar en nada si no quiero cerrar desde el
mente. Las modificaciones de detalle hubieran perjudicado la ;omienzo mismo la posibilidad de que mi trabajo sea comprendi-
frescura original de la exposición. A mi juicio, tampoco tiene ma- do. De todas maneras, está muy lejos de mí la intención de atentar
yor importancia que las ideas que me había formado primeramen- co ntra su honor, así como tampoco abrigo contra nadie ninguna clase
te, en lo referente a las relaciones contrarias al orden cósmico que le resentimiento personal, sino que con mi trabajo persigo única-
entre Dios y yo surgieron, hayan estado mezcladas con errores de mente la finalidad de promover el conocimiento de la verdad en un
mayor o menor cuantía. De todos modos, lo único que puede aspi- ·ampo sumamente importante: el de la religión.
rar a un interés más general son los resultados a los que he llegado, Tengo la inconmovible certidumbre de que a este respecto po-
fundándome en las impresiones y experiencias vividas por mí, res- seo experiencias que -si se llegara a un reconocimiento general de
pecto a las relaciones permanentes, a la esencia y a los atributos de su validez- tendrían sobre los demás hombres el efecto más fructífe-
Dios, a la inmortalidad del alma, etcétera. Y a este respecto no he ro que se pueda imaginar. También me resulta indudable que el
tenido que modificar en lo más mínimo, por obra de mis experien- no mbre de usted desempeña un papel esencial en la evolución ge-
cias personales más recientes, mis puntos de vista fundamentales, nética de las circunstancias correspondientes, en la medida en que
expuestos principalmente en los capítulos r, II, XVIII y XIX de las algunos nervios, extraídos de su sistema nervioso, se convirtieron
Memorias. ; n "almas probadas", en el sentido que se define en el capítulo I de
l:is Memorias, y en carácter de tales obtuvieron un poder sobrenatu-
Hospital Mental Sonnenstein, Pirna ral, de resultas de lo cual ejercieron durante años sobre mí un influ-
Diciembre de 1902 jo nocivo, y hasta este día lo siguen ejerciendo. Al igual que otras
EL AUTOR personas, usted se sentirá inclinado de primera intención a ver en
:ste supuesto tan sólo un desvarío de mi fantasía, que tiene que ser
juzgado como patológico; para mí existe un cúmulo en verdad abru-

:::::auw·;t
42 DANIEL PAUL SCHREBER M EMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 43

mador de razones probatorias de su acierto, que desearía que usted que sólo sobrenaturalmente puede explicarse, y elevada al cielo en
conociese en detalle por el contenido de mis Memorias. Aun ahora calidad de "alma probada''. Esta "alma probada'', que adolecía de
siento cada día y cada hora el influjo nocivo, fundado en milagros, errores humanos como todas las almas no purificadas, se habría
de esa "alma probada''; aún hoy las Voces que hablan conmigo me dejado llevar luego -conforme con el carácter de las almas, en la
traen cada día a la memoria centenares de veces el nombre de usted, medida en que lo conozco con certeza- sin ser refrenada por nada
vinculándolo con circunstancias que siempre se reiteran, y en espe- q ue equivalga a la voluntad humana, por el solo afán de
cial señalándolo como culpable de aquellos perjuicios, a pesar de autoafirmación y de despliegue de poder, exactamente como suce-
que hace mucho que las relaciones personales que durante algún d ió durante mucho tiempo según lo consignado en mis Memorias,
tiempo existieron entre nosotros han pasado para mí a segundo pla- con otra "alma probada'', la de von W Por consiguiente, sería quizá
no, por lo cual difícilmente tendría yo motivo alguno para acordar- posible que hubiera que cargar exclusivamente en la cuenta de esta
me nuevamente de usted, máxime con cualquier género de rencor. "alma probada'' todo aquello por lo cual creí equivocadamente los
Muchos años he reflexionado acerca de cómo conciliar estos he- años anteriores que debía responsabilizar a usted, especialmente por
chos con el respeto por su persona, de cuya honorabilidad y mérito los influjos indudablemente perjudiciales sobre mi cuerpo. En tal
moral no tengo el menor derecho a dudar. A propósito de ello, muy aso, no sería necesario que recayese tacha alguna sobre su persona,
recientemente, poco antes de la publicación de mi trabajo, se me y a lo sumo quedaría acaso en pie el ligero reproche de que usted,
ocurrió una idea nueva, que acaso podría llevar al camino acertado como tantos médicos, no habría podido resistir del todo a la tenta-
para la explicación del enigma. Como se señala en el final del capí- ción de tomar también como objeto de investigación para experimen-
tulo IV, y en el comienzo del capítulo v de las Memorias, no me cabe tos científicos, además de los estrictos fines terapéuticos, a un paciente
la menor duda de que el primer impulso para lo que mis médicos confiado a su atención, al presentarse casualmente un motivo de
han considerado siempre meras "alucinaciones" pero que para mí sumo interés científico. Es más, hasta puede plantearse la pregunta
representa un trato con fuerzas sobrenaturales consistió en un influ- de si todas las habladurías de las Voces acerca de que alguien perpe-
jo procedente del sistema nervioso de usted, ejercido sobre mi sistema tró un almicidio no tendrían quizá que reducirse al hecho de que a
nervioso. ¿Dónde podría encontrarse la explicación de este hecho? las almas (los Rayos) les hubiera parecido absolutamente inadmisi-
Me parece verosímil pensar en la posibilidad de que usted (movido ble que se ejerciera sobre el sistema nervioso de otro hombre un
de buen grado, quiero suponer), en un primer momento, por fines influjo que, en cierto grado, como sucede en la hipnosis, deja pri-
terapéuticos haya mantenido con mis nervios, y por cierto estando sionera su voluntad; y que para caracterizar de la manera más enér-
espacialmente separado, un trato de hipnosis, sugestión o como haya gica posible esa inadmisibilidad se hubiera echado mano, con esa
de llamarse. En el transcurso de ese trato podría usted haber tenido propensión tan peculiar de las almas al estilo hiperbólico y a falta
alguna vez la percepción de que desde alguna otra parte se me habla- de otra expresión disponible, a la expresión, que de alguna manera
ba también mediante voces que aludían a un origen sobrenatural. estaba ya antes en curso, de "almicidio".
Podría usted, luego de esta asombrosa percepción, haber manteni- C asi no necesito destacar qué incalculable importancia tendría si
do el trato conmigo cierto tiempo más, llevado por el interés cien- mis precedentemente señaladas conjeturas resultaran de alguna
tífico, hasta que la situación se hubiera vuelto, por así decirlo, m:i nera confirmadas, y, de manera especial, por los recuerdos que
inquietante para usted mismo, y por ello se hubiera sentido usted usted mismo conserva en su memoria. Todo el resto de mi exposi-
motivado a cortar el trato. También podría haber sucedido que una dón ganaría entonces en credibilidad a ojos de todo el mundo y
parte de sus nervios -probablemente sin que usted tuviera con- .•parecería sin más bajo la luz de un problema científico serio, que
ciencia de ello- hubiera sido sustraída a su cuerpo de una manera ll'be ser indagado con todos los medios imaginables.
44 DANIEL PAUL SCHREBER

Por todo ello, distinguido señor Consejero Privado, le ruego


(casi diría: lo conjuro) que sin reserva alguna se pronuncie sobre lo
siguiente:
1. Si durante mi permanencia en su hospital tuvo lugar por parte
de usted algún trato hipnótico, o análogo, conmigo, de suerte
que usted ejerciera -en especial estando espacialmente sepa- INTRODUCCIÓN
rado- un influjo sobre mi sistema nervioso;
2. Si entonces fue usted de alguna manera testigo de un trato con
Voces que procedían de otra parte y que aludían a un origen Como he tomado la decisión de solicitar en un futuro próximo mi
sobrenatural y, finalmente; alta del hospital para vivir otra vez entre personas cultas y en comu-
3. Si, durante mi permanencia en su hospital, recibió también nidad hogareña con mi mujer, será necesario proporcionar a aque-
usted- especialmente en sueños- visiones, o impresiones de llas personas que entonces formarán mi círculo de relaciones una
naturaleza semejante a visiones, que hayan versado, entre otras
idea por lo menos aproximada de mis concepciones religiosas, para
cosas, sobre la omnipotencia de Dios y la libre voluntad del
que, aun cuando no comprendan las muchas aparentes singulari-
hombre, sobre la emasculación, sobre la pérdida de bienaven-
dades de mi conducta, tengan siquiera un vislumbre de la necesi-
turanzas, sobre mis parientes y amigos y también sobre los de
usted, especialmente sobre Daniel Fürchtegott Flechsig, nom- dad que me compele a esas singularidades.*
brado en el capítulo VI, y muchas otras cosas mencionadas en El escrito que sigue pretende servir a esta finalidad, e intentaré
mis Memorias. con él proporcionar a otras personas una exposición, por lo menos
en alguna medida comprensible, de las cosas sobrenaturales cuyo
A esto debo agregar que, por numerosas comunicaciones de las conocimiento me fue proporcionado hace aproximadamente seis
Voces que en esa época hablaban conmigo, tengo los más sólidos años. Una comprensión total no puedo, ya desde el comienzo, darla
motivos para pensar que usted debió tener tales visiones. por descontado, pues se trata aquí en parte de cosas que de ninguna
Al apelar a su interés científico abrigo la confianza de que ten- manera consienten ser expresadas en lenguaje humano, por cuanto
drá usted todo el coraje de la verdad, aun cuando para ello fuera trascienden las posibilidades humanas de concebirlas. Tampoco res-
necesario reconocer alguna pequeñez que no causaría ningún per- pecto de mí mismo puedo afirmar que todo lo referente a ellas ten-
juicio serio a su reputación y prestigio ante la opinión de cualquier ga para mí una inconmovible certidumbre; hay muchas cosas que
persona sensata. también para mí siguen siendo sólo conjetura y probabilidad. Tam-
Si usted desease remitirme un testimonio escrito, puede usted bién yo soy, después de todo, tan sólo un hombre, y por consi-
tener la seguridad que sólo lo publicaría con su consentimiento y
en las formas que a usted mismo le pareciera conveniente indicar.
Dado el interés general que podría tener el contenido de esta ·Advertencia preliminar. Al avanzar en la preparación del presente trabajo se me
currió la idea de que tal vez podría tener interés para círculos más amplios. A
carta, he considerado adecuado hacerla imprimir como "Carta Abier-
pesar de ello, he dejado este párrafo inicial como estaba, porque el orientar a mi
ta" antes del texto de mis Memorias. :sposa sobre mis experiencias vividas personales y mis concepciones religiosas ha
~ido efectivamente el primer motivo para él. En esto se encontrará también la
Dresde, marzo de 1903
:xplicación de que a lo largo del trabajo haya considerado muchas veces conve-
Con mi más alta consideración, niente dar explicaciones más circunstanciadas de hechos científicamente ya co-
nocidos, la traducción al alemán de palabras extranjeras, etcétera, que para un
Doctor Schreber, presidente de Sala, en retiro. kcto r con formación científica hubieran sido prescindibles.
46 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 47

guiente sujeto a las limitaciones del conocimiento humano, sólo doctrina de la Trinidad, la resurrección de la carne y otros dogmas
que para mí hay algo que está fuera de duda: que he llegado infini- Tistianos. No quiero de ninguna manera decir con esto que yo
tamente más cerca de la verdad que todos los otros hombres a los reconozca como verdaderos todos los dogmas cristianos en el senti-
cuales no les han sido concedidas revelaciones divinas. do que les da nuestra teología ortodoxa. Al contrario, tengo un
Para ser en cierta medida comprendido tendré que hablar de firme fundamento para suponer que algunos de ellos son decidida-
muchas cosas mediante imágenes y símiles, que quizás a veces sólo mente falsos o que sólo son verdaderos con gran limitación. Esto
aproximadamente serán acertadas; en efecto, la comparación con vale, por ejemplo, para la resurrección de la carne, que solamente,
hechos de la experiencia humana es el único camino por el cual el quizá, bajo la forma de la transmigración de las almas podría pre-
hombre logra hacer comprensibles, por lo menos hasta un cierto 1cnder una verdad relativa y temporalmente limitada (que no ex-
grado, las cosas sobrenaturales que para él seguirán siendo siempre presaría el resultado final de la evolución); y para la condena eterna
incomprensibles en su esencia más íntima. Donde termina la com- que recaería sobre ciertos hombres. La concepción de una condena
prensión racional comienza el dominio de la fe; el hom~re tiene •terna -que siempre seguiría siendo aterradora para el sentimien-
que acostumbrarse a algo: existen cosas que son verdaderas, aunque to humano, a pesar de la formulación, a mi juicio basada en sofismas,
él no pueda concebirlas. on la cual, por ejemplo, Luthardt ha tratado de hacerla aceptable
Así, por ejemplo, ya el concepto de eternidad es algo inaprensible ·n sus disertaciones apologéticas- no corresponde a la verdad, ya
para el hombre. El hombre no puede, estrictamente, imaginarse (1ue en general el concepto (humano) de pena -en cuanto recurso
que exista una cosa que no tiene comienzo ni fin, una causa que no destinado a lograr determinados fines dentro de la comunidad hu-
haya que remitir a una causa anterior. Y sin embargo, según creo mana- tiene que ser excluido en lo esencial de las concepciones
estar obligado a suponer, y todos los hombres de sentimientos reli- sobre el Más Allá. En lo referente a esto sólo más adelante me será
giosos suponen junto conmigo, la eternidad pertenece a los atribu- posible dar una explicación más detallada. 1
tos de Dios. El hombre estará siempre inclinado a preguntar: "Si
Dios ha creado el mundo, ¿cómo entonces comenzó a existir el 1
Por otra parte, estoy en condiciones de dar una explicación más precisa, a partir
propio Dios?" Esta pregunta quedará eternamente sin responder. d<: lo vivido por mí mismo, de algunos dogmas cristianos, mostrando de qué
Algo semejante sucede con el concepto de la creación divina. El 111 anera tales cosas son posibles mediante milagros divinos. Así, en mi propio
hombre sólo puede imaginarse que una nueva materia resulta de r 11crpo tuvo lugar algo semejante a la concepción de Jesucristo por parte de una
virgen intacta, es decir, que nunca tuvo comercio con un varón. Yo he tenido en
materias previamente existentes, mediante el influjo de fuerzas dos distintas oportunidades (y por cierto en la época en que me encontraba aún
transformadoras, y sin embargo yo creo -como confío poder mos- r n el hospital de Flechsig) genitales femeninos, aunque desarrollados de manera
trarlo a continuación con ejemplos particulares- que la creación incompleta, y he sentido en mi vientre movimientos en forma de pequeños sal-
divina es una creación a partir de la nada. También en los dogmas 10s, como los que caracterizan a las primeras conmociones virales del embrión
humano; mediante un milagro divino, los nervios de Dios correspondientes al
de nuestra religión positiva están contenidas muchas cosas que es-
Sl'men masculino fueron arrojados dentro de mi cuerpo: había tenido lugar, pues,
capan a una plena comprensión por parte del entendimiento hu- una fecundación. Además he logrado una idea relativamente clara de la manera
mano. Cuando la Iglesia cristiana enseña que Jesucristo fue hijo de lomo pudo efectuarse la resurrección de Jesucristo: en la última época de mi
Dios, esto sólo puede entenderse en un sentido hermético, que sólo permanencia en el hospital de Flechsig y en la primera época de mi permanencia
11qu( he visto, no en una sola ocasión sino en cientos de ellas, cómo figuras huma-
aproximadamente coincide con el significado propio de las pala-
1111s eran esbozadas durante un breve tiempo mediante un milagro divino para
bras humanas, pues nadie afirmará que Dios, bajo la forma de un disolverse luego o disiparse: las Voces que hablan dentro de mí designaron estos
ser provisto de órganos sexuales humanos, tuvo comercio con la lrnómenos como "hombres hechos a la ligera", que en parte habían muerto hacía
mujer de cuyo seno nació Jesucristo. Algo análogo sucede con la 11111cho, como por ejemplo el doctor RudolfJ., al que vi en el así llamado Hospi-

' ·-~l~~~'. '


48 DANIEL PAUL SCHREBER

Antes de pasar a exponer cómo, de resultas de mi enfermedad,


entré con Dios en relaciones peculiares y, según mostraré de inme-
diato, contrarias al orden cósmico, necesito hacer primero algunas
observaciones preliminares acerca de la naturaleza de Dios y del
alma humana, que provisionalmente sólo podrán ser enunciadas
CAPÍTULO¡*
como axiomas - proposiciones que no necesitan demostración-,
y cuya fundamentación, en la medida en que ella sea posible, sólo
intentaré cuando haya avanzado más.
El alma humana está contenida en los nervios del cuerpo, sobre
cuya naturaleza física yo, a fuer de profano, no puedo decir más
si no que son comparables a dibujos de damasco de extraordinaria
nn ura -hechos con las hebras más finas-, y de cuya excitabilidad
por los influjos externos depende toda la vida espiritual del hom-
bre. Por medio de ellos, los nervios entran en vibraciones que, de
un a manera imposible de elucidar, generan el sentimiento de placer
y displacer; poseen la capacidad de conservar el recuerdo de las im-
presiones recibidas (la memoria humana) y, poniendo en tensión
su energía volitiva, la fuerza para hacer que los músculos del cuerpo
•n los que están alojados ejecuten cualesquiera manifestaciones de
actividad que ellos deseen. Se desarrollan a partir de los más tenues
principios (como embrión humano, como alma infantil) hasta con-
vertirse en un sistema muy amplio que abarca el más extenso domi-
tal de Pierson, en Coswig, pero también otros, que aparentemente habían llevado nio del saber humano (el alma del hombre maduro) . Una parte de
a cabo una metempsícosis, por ejemplo, el procurador general B., los miembros
del Tribunal Superior Provincial, doctores N. y W., el consejero privado doctor
los nervios es apta solamente para recibir las impresiones sensibles
W, el abogado W, mi suegro y otros, todos los cuales llevaban una así llamada (nervios de la vista, el oído, el tacto, la voluptuosidad, etcéten), los
vida onírica, es decir, que no daban la impresión de estar en condición de mante- cuales, por ende, sólo son aptos para las sensaciones lumínicas, so-
ner una conversación coherente, así como tampoco yo mismo me sentía inclina- noras, de calor, de hambre, de voluptuosidad y de dolor; otros ner-
do a hablar, principalmente porque no pensaba tener ante mí hombres reales sino vios (los nervios del intelecto) reciben y conservan las impresiones
sólo títeres milagrosos. Sobre la base de esta experiencia vivida por mí me inclino
a suponer que también Jesucristo, el cual, a fuer de verdadero hombre, murió de espirituales, y en calidad de órganos de la voluntad otorgan a todo
una muerte verdadera, fue luego durante breve tiempo, por milagro divino, "ar- el organismo del hombre el impulso para las exteriorizaciones de su
mado" nuevamente como "hombre hecho a la ligera'', para fortalecer la fe de sus fuerza para actuar sobre el mundo externo. A ello parece deberse la
creyentes y preparar así un lugar seguro entre los hombres para la idea de la circunstancia de que cada nervio intelectivo represente la individuali-
inmortalidad, pero luego se produjo la disolución natural en los "hombres he-
chos a la ligera'', con lo cual, según lo que se señalará más adelante, no queda,
dad espiritual íntegra del hombre, de que en cada nervio intelectivo
obviamente, excluido que sus nervios hayan entrado en la bienaventuranza. En
cambio, considero que el dogma de la ascensión de Cristo a los cielos es, de ·"Dios y la inmortalidad" . Schreber numeró los capítulos sin titularlos. El editor
acuerdo con esta concepción, una mera fábula que sus discípulos compusieron al alemán les puso un nombre alusivo al contenido de cada capítulo, mismo que en
desvanecerse el hombre que aún después de su muerte habían visto reiterada-
esta edición se reproduce al pie de página. (N del E)
mente entre ellos con figura corporal.
50 DANIEL PAUL SCHREBER
M l•:MO RIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 51

esté, por así decirlo, inscrita la totalidad de los recuerdos, 2 y que el y atrás de las estrellas, y por consiguiente a las estrellas mismas y en
mayor o menor número de los nervios intelectivos existentes tenga especial a nuestro Sol tan sólo como estaciones que recorre el poder
influjo solamente sobre el lapso durante el cual estos recuerdos pue-
n <.:ador milagroso de Dios en su camino hacia nuestra Tierra (y
den ser conservados. Mientras el hombre vive es cuerpo y alma .1caso hacia otros planetas habitados). 3 Tampoco me atrevo a decir
conjuntamente; los nervios (el alma del hombre) son alimentados .~ i los cuerpos celestes mismos (estrellas fijas, planetas, etcétera) han
por el cuerpo, cuya función coincide en lo esencial con la de los ani-
.~ ido creados por Dios, o si la creación divina se refiere sólo al mun-
males superiores, y son mantenidos por éste en movimiento vital. Si
do orgánico, y por lo tanto si, además de la existencia de un Dios
el cuerpo pierde su fuerza vital se produce para los nervios el estado viviente, que para mí ha llegado a ser una certeza inmediata, queda
de pérdida de la conciencia que llamamos muerte y que está prefi- también lugar para la hipótesis de la nebulosa de Kant-Laplace. La
gurado ya en el sueño. Pero con ello no queda dicho que el alma se v<.: rdad completa se encuentra quizás (a la manera de la cuarta di-
haya extinguido realmente, sino que las impresiones recibidas se 111ensión) en una diagonal, que el hombre no puede concebir, entre
mantienen adheridas a los nervios; el alma, por así decirlo, cumple ambas orientaciones. De todas maneras la fuerza dispensadora de
su sueño hibernal, como muchos animales inferiores, y, del modo
lu z y calor que tiene el Sol, en virtud de la cual es la causa de toda la
que luego se mencionará, puede ser despertada a una nueva vida. vida orgánica sobre la Tierra, debe ser considerada sólo como una
Dios es desde un comienzo sólo nervio, no cuerpo, y por ello
manifestación vital mediata de Dios, y por ello la veneración divina
algo afín al alma del hombre. Mas los nervios divinos no existen,
tributada desde antiguo al Sol por tantos pueblos, aunque no en-
como sucede en el cuerpo humano, sólo en un número limitado,
cierra en sí toda la verdad, contiene un núcleo de ella muy impor-
sino que son infinitos y eternos. Poseen las cualidades que son in-
tante, no demasiado alejado de la verdad misma.
herentes a los nervios humanos, elevadas a una potencia que supera
Es posible que las enseñanzas de nuestra astronomía en lo refe-
toda concepción humana. Tienen, en particular, la capacidad de
rente a los movimientos, la distancia y la constitución física de los
transformarse en todas las cosas posibles del mundo creado; en esta
cuerpos celestes, etcétera, sean acertadas en general. En cambio, y
función se llaman "rayos"; aquí reside la esencia de la creación divi-
t·s to es para mí indudable a partir de mis experiencias internas,
na. Entre Dios y el cielo estelar existe una relación íntima. No me
nuestra astronomía no ha captado la verdad íntegra en lo que res-
atrevo a pronunciarme acerca de si hay que decir que Dios y el
pecta a la fuerza dispensadora de luz y de calor que poseen las estre-
mundo de las estrellas son una y la misma cosa o si hay que imagi-
llas, y especialmente nuestro Sol, sino que hay que considerarla di-recta
narse la totalidad de los nervios divinos como algo situado encima
o indirectamente sólo como la parte orientada hacia la Tierra del
2
poder creador milagroso de Dios. Como prueba de esta afirmación
Si esta suposición es acertada queda simultáneamente resuelto el problema de
ad uciré por ahora sólo el hecho de que hace años que el Sol habla
la herencia y de la variabilidad, es decir, el hecho de que los hijos en ciertos
aspectos se asemejan y en otros difieren de sus padres y antepasados. El semen ·onmigo con palabras humanas y por ello se da a conocer como un
humano contiene un nervio del padre y se une con un nervio tomado del cuerpo ser viviente o como órgano de un ser superior que se encuentra aun
de la madre para formar la nueva unidad que de ello resulta. Esta nueva unidad por encima de él. Dios hace también el tiempo [meteorológico];
- que será posteriormente el hijo- hace aparecer nuevamente al padre y a la esto de ordinario sucede, por así decirlo, espontáneamente, como
madre, predominando aquél o ésta en cada caso; recibe luego por su parte duran-
te su propia vida nuevas impresiones, y transmite a sus descendientes la cualidad
resultado de la irradiación calórica más o menos intensa del Sol,
de esa manera obtenida. pero también puede ser dirigido en circunstancias especiales por
La concepción de un nervio especial que exprese la unidad espiritual del hom-
bre, el nervio determinante, la cual, por cuanto yo sé, constituye el fundamento de 1
De todo esto tuvieron un vislumbre también nuestros poetas: "Allí, sobre el
la obra del mismo nombre de Du Pre!, quedaría, según esto, reducida a la nada.
1 ido empíreo, tiene que habitar un padre bueno", etcétera.
52 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 53

Dios, de acuerdo con sus propios fines, en determinadas direccio- sí mismo el mundo creado por él y los seres orgánicos que se encon-
nes. Tengo, por ejemplo, indicaciones relativamente seguras de que 1raban en él, y sólo se ocupaba de hacer posible su mantenimiento,
el crudo invierno del año 1870-1871 fue algo decidido por Dios, propagación, etcétera, mediante la conservación del calor del Sol.
para inclinar por ciertos motivos la suerte de la guerra en favor de 1)e ordinario no tenía lugar una intervención directa de Dios en la '
los alemanes, y también la presuntuosa frase sobre la aniquilación suerte de los hombres y los pueblos individuales - designo a este
de la armada de Felipe II en 1588, "Deus ajflauit et dissipati sunt" c·srado corno "el estado acorde con el orden cósmico"-. Excepcio-
(Dios envió un soplo de viento y se disiparon) contiene muy pro- nalmente podía suceder lo contrario una que otra vez, pero no po-
bablemente una verdad histórica. Por ello concibo el Sol sólo como día y no debía acontecer con demasiada frecuencia porque el
el instrumento más cercano a la Tierra para la exteriorización del .1cercamiento de Dios a la humanidad viviente - por razones que
poder de la voluntad divina: en realidad, en la configuración del 111:.ís adelante se desarrollarán- hubiera estado acompañado de cier-
tiempo interviene también la totalidad de las restantes estrellas. En 1os peligros para el propio Dios. Así, por ejemplo, una plegaria
especial, el viento o la tempestad se levantan porque Dios se retira a especialmente fervorosa podía quizá dar a Dios un motivo para in-
gran distancia de la Tierra; en las circunstancias contrarias al orden tervenir con un milagro en casos especiales para prestar ayuda, 4 o
cósmico que ahora se han presentado se ha invertido la relación, para dirigir, valiéndose de un milagro, en determinada dirección el
para señalarlo desde el comienzo, en el sentido de que el estado del destino de pueblos enteros (en la guerra, etcétera).Podía también
tiempo depende en cierta medida de mi acción y mi pensamiento; c·ntrar en relación con algunos hombres de dotes muy elevadas -
no bien me entrego al no-pensar-nada o, lo que significa lo mismo, poe tas, etcétera ("establecer conexión nerviosa con ellos", denomi-
interrumpo una ocupación que pone de manifiesto la actividad del 11an a esto las Voces que hablan conmigo)- , para favorecerlos con
espíritu humano, por ejemplo jugar al ajedrez en el jardín, inme- ,1lgunos pensamientos e ideas fructíferas sobre el Más Allá (espe-
diatamente se levanta el viento. A quien dude de esta afirmación, r ialrnente en el sueño). Pero, de ordinario, tal "conexión nerviosa'',
que ciertamente suena por entero aventurada, puedo ofrecerle opor- según se dijo, no podía llevarse a cabo, pues debido a una relación
tunidades casi diarias para convencerlo de su realidad, corno lo he imposible de elucidar los nervios de los hombres vivientes, espe-
hecho reiteradamente en los últimos tiempos con distintas perso- cialmente cuando se encuentran en estado de elevada excitación,
nas (el consejero privado, mi esposa, mi hermana) en lo que respec- poseen tal fuerza de atracción sobre los nervios divinos que Dios no
ta a los así llamados aullidos. La causa consiste en que Dios, no hubiera podido desprenderse nuevamente de ellos y, por ende, se
bien me entrego al no-pensar-nada, cree poder separarse de mí como l1:1bría visto amenazado en su propia existencia. 5
de una persona supuestamente idiotizada.
~ Q ue Dios, por ejemplo, puede eliminar cualquier germen de enfermedad en
Merced a la luz que irradia del Sol y de las restantes estrellas,
loN cuerpos humanos enviándoles algunos Rayos puros es algo que yo he vivido
tiene Dios la capacidad de percibir todo lo que sucede en la Tierra l1111umerables veces en mi propio cuerpo y que cotidianamente vivo otra vez en la
(y en otros planetas eventualmente habitados): el hombre diría "ver"; 1w 1ualidad.

en este sentido puede hablarse figuradamente del Sol y de la luz de , (Agregado de noviembre de 1902) La idea de una fuerza de atracción actuando
1l,·sdc tan tremenda distancia, desde algunos cuerpos humanos o -en mi caso-
las estrellas como del "Ojo de Dios". Éste se deleita en todo lo que
dt·sdc un solo cuerpo humano, tendría que parecer sencillamente absurda consi-
ve, en cuanto que es producto de su poder creador, de la misma 1 li-rnda en sí misma y por sí misma, es decir si se la quiere concebir a la manera de

manera que el hombre se complace en el trabajo de sus manos o en 1 1 1~ otras fuerzas naturales que conocemos, como un agente que actúa de modo
lo creado por su espíritu. Pero en lo que a esto se refiere, la situa- 1•xrl11sivamente mecánico. Pese a ello, el efecto de esa fuerza de atracción es para
1111 un hecho indudable. En cierta medida concebible y más cercano al entendi-
ción existente, hasta producirse aquella crisis de la que habré de
111icnto humano resultará quizás ese fenómeno si se tiene presente que los Rayos
ocuparme más adelante, era que Dios dejaba, en general, librado a 11n seres vivientes y que, por consiguiente, en la fuerza de atracción está en juego
54 DANIEL PAUL SCHREBER M EMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 55

El trato normal de Dios con las almas humanas tenía lugar, con- rante el cual puede conservarse la autoconciencia en la vida del más
forme al orden cósmico, sólo después de la muerte. Dios podía allá. Casi nunca puede prescindirse de una purificación previa de
acercarse sin peligro a los caddveres para atraer, sacándolos de ellos, los nervios porque difícilmente se encontrará un hombre que esté
sus nervios (en los cuales no se había extinguido aún la autocon- libre de pecado, cuyos nervios, por ende, no hayan sido impurifi-
ciencia, sino que sólo estaba aletargada) por medio de la fuerza de cados alguna vez en su vida pasada por una conducta inmoral. No
los Rayos y para llevarlos hacia sí y despertarlos con ello a una nue- me es tampoco posible proporcionar una descripción del todo exacta
va vida celestial; la autoconciencia volvía nuevamente por acción del proceso de purificación, pero de todas maneras he recibido dis-
de los Rayos. La nueva vida del Más Allá es la bienaventuranza, a la tintas indicaciones valiosas al respecto. El proceso de purificación
que el alma humana podía ser elevada. Pero esto no podía suceder parece haber estado relacionado con alguna prestación de trabajo
sin una previa purificación y examen de los nervios humanos, los que generaba en las almas un sentimiento de displacer7 o con algu-
cuales necesitaban como preparación un tiempo más corto o más na permanencia, tal vez subterránea, asociada con molestias, que
largo según fuera el estado de las almas humanas y, según las cir- debían cumplir para acercarse paulatinamente a la pureza.
cunstancias, también ciertas etapas intermedias. Para Dios -o si se Quien desee emplear aquí la expresión "pena'', posiblemente
prefiere otra expresión, en el cielo- sólo podían emplearse nervios acierte en algún sentido, sólo que hay que tener bien presente que,
humanos puros, pues su destino era ser incorporados a Dios y, fi- a diferencia del concepto humano de pena, la finalidad no consiste
nalmente, en calidad de "antecámaras del cielo" 6 convertirse, en en infligir un mal sino en adquirir una condición previa necesaria
cierta medida, en partes integrantes del mismo Dios. Los nervios para la purificación. De esta manera se explican, aunque en parte
de los hombres moralmente depravados están ennegrecidos; cuanto deberían también rectificarse, las concepciones corrientes en la ma-
más elevado moralmente ha estado un hombre en su vida, tanto más yoría de las religiones acerca del infierno, el purgatorio, etcétera.
se aproximará el estado de sus nervios a la blancura o pureza perfecta Las almas que debían pasar por la purificación aprendían durante
que desde el origen es propia de los nervios de Dios. En el caso de la purificación el lenguaje hablado por el propio Dios, la así llama-
los hombres que moralmente están degradados del todo, una gran da "lengua primitiva", un alemán algo anticuado pero lleno de
parte de sus nervios puede resultar directamente inutilizable; según expresividad, que se caracteriza por una gran riqueza de eufemis-
esto se determinan los distintos grados de bienaventuranza a los que mos (por ejemplo, "recompensa'' con el significado directamente
puede acceder un hombre y probablemente también el lapso du- inverso de "castigo"; "veneno" por "alimento"; "zumo" por "vene-
no"; "impío" por "piadoso", etcétera. Dios mismo recibía el nom-
no una fuerza que actúa de manera puramente mecánica sino algo semejante a los bre de "respecto de aquel que es y será" -que es una perífrasis de
móviles psicológicos: "atractivo" es, también para los Rayos, aquello que interesa.
La relación, por consiguiente, parece ser semejante a la que canta Goethe en su "inmortalidad" - y recibe el tratamiento de "leal servidor de vues-
Pescador: "A medias lo arrastró ella; a medias se hundió él". tra Majestad"). La purificación era designada como "probación'':
6 No he sido yo quien inventó la expresión "antecámaras del cielo", sino que ésta
las almas que aún no habían llevado a cabo el proceso de purifica-
tan sólo reproduce, como todas las otras expresiones que en este trabajo están
ción no eran llamadas, como hubiera sido de esperar, "almas no
entrecomilladas (por ejemplo, anteriormente, "hombres hechos a la ligera", "vida
onírica'', etcétera), la designación con la cual en cada caso las voces que hablan probadas", sino precisamente al revés, siguiendo esa tendencia al
conmigo me informaron del hecho en cuestión. Son expresiones a las cuales ja- eufemismo, "almas probadas". Las almas que aún se encontraban
más hubiera llegado yo por mí mismo, que jamás escuché de seres humanos, que en sometidas a la purificación recibían con distintas gradaciones el nom-
parte son también de naturaleza científica, especialmente médica, de las cuales
ignoro si son corrientes en la respectiva ciencia humana. En algunos casos espe-
cialmente característicos llamaré nuevamente la atención sobre esta notable cir- I A propósito del alma de Flechsig se habló, una vez, por ejemplo, de una "tarea
cunstancia. de carretero" que había tenido que cumplir.
56 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 57

bre de "Satanás", "diablo", "diablo auxiliar", "diablo superior" y "dia- La metempsícosis parece haber servido también a los fines de la
blo inferior"; esta última expresión parece aludir especialmente a purificación de las almas humanas impuras y, como tengo funda-
alguna permanencia subterránea. Los "diablos", etcétera, cuando se mento para suponerlo por distintas experiencias que he vivido, ha
los armaba como hombres hechos a la ligera tenían un color pecu- tenido lugar en una amplia medida. Las almas humanas en cues-
liar (semejante al rojo oscuro) y un peculiar hedor repugnante que tión eran entonces llamadas a una nueva vida humana en otros as-
yo sentí en un gran número de casos en el llamado Hospital Pierson, tros, quizá con una oscura reminiscencia de su existencia anterior,
en Coswig (que me fue designado con el nombre de la Cocina del presumiblemente bajo la forma externa del nacimiento, como su-
Diablo). Yo vi, por ejemplo, al señor von W. y a un tal señor von cede en el caso de los demás hombres. No me atrevo a hacer afirma-
O., al que habíamos conocido en el balneario báltico de Warne- ciones más precisas al respecto, y tampoco, en particular, acerca de
münde, bajo la forma de diablos con un rostro notablemente rojo y si la metempsícosis sirvió sólo para el fin de la purificación o tam-
manos rojas, y al consejero privado W. como diablo superior. bién para otros fines (¿poblar otros planetas?). Las Voces que ha-
De Judas Iscariote supe que, debido a su traición a j{'.sucristo, blan conmigo me nombraron, y conocí también por otra vía algunos
había sido diablo inferior. Pero no hay que imaginarse a estos dia- casos en que las almas en cuestión tuvieron en su vida ulterior una
blos, de acuerdo con los conceptos de la religión cristiana, como posición esencialmente más baja a la que habían ocupado en su
poderes enemigos de Dios; por el contrario, estos eran ya, casi sin vida previa; en esto puede haber mediado una especie de castigo.
excepción, muy temerosos de Dios, a pesar de lo cual estaban pa- Un caso especialmente digno de señalar fue el del señor von W.,
sando aún el proceso de purificación. La proposición enunciada cuya alma, como también el alma de Flechsig, ejerció durante cier-
anteriormente de que Dios se servía de la lengua alemana bajo la to tiempo un muy profundo influjo en mis relaciones con Dios y
forma de "lengua primitiva'' no debe entenderse en el sentido de en mi destino personal. 9 Von W. desempeñaba, en la época en que
que la bienaventuranza estuviera destinada sólo para los alemanes. yo me encontraba en el Hospital de Pierson (la "Cocina del Dia-
De todas maneras, los alemanes fueron en la edad moderna (proba- blo"), el cargo de guardián en jefe, lo cual, según mi interpretación
blemente desde la Reforma, pero quizá también ya en la época de de entonces -que aun ahora no puedo rebatir ante mí mismo- lo
las migraciones) el pueblo elegido por Dios, de cuya lengua Dios se hacía no en cuanto hombre real sino como "hombre hecho a la
servía preferentemente. En este sentido, el pueblo elegido por Dios
lo fueron sucesivamente y en el curso de la historia -por ser en 9 El hecho de que yo dé aquí, como ya antes en la nota l, los nombres de perso-
cada momento los pueblos moralmente más sobresalientes- los nas que aún se encuentran entre los vivos, y al mismo tiempo hable de una
metempsícosis que habrían llevado a cabo parece, naturalmente, a primera vista,
antiguos judíos, los antiguos persas (estos en una medida muy es-
una total contradicción. En realidad existe aquí un enigma, que sólo de manera
pecialmente destacada, de la cual se hablará con mayor detalle más incompleta he logrado descifrar, y que con el puro entendimiento humano sería
adelante), los "grecorromanos" (quizás en la época de la Antigüe- imposible hacerlo. Aun así, los hechos en cuestión son para mí indudables en
dad romana-griega, posiblemente también en cuanto "francos" en muchos casos, especialmente en lo referente a las almas de von W. y Flechsig,
pues durante años enteros sentí el influjo directo de estas almas sobre mi cuerpo,
la época de las cruzadas) y finalmente los alemanes. Para Dios eran
y en lo referente al alma de Flechsig, posiblemente una parte de alma de Flechsig,
directamente comprensibles, por medio de la conexión nerviosa, los lo sigo sintiendo cada día y cada hora aún hoy. Más adelante, cuando me toque
lenguajes de todos los pueblos. 8 hablar de los jugueteos con hombres, intentaré dar una explicación más amplia
de esta circunstancia. Por el momento me limitaré a mencionar la partición de
8 De Il!anera análoga, todas las almas que están en conexión nerviosa conmigo almas, la cual permitiría que parezca pensable que ciertos nervios intelectivos de
entienden ahora, precisamente porque participan de mis pensamientos, todos los algún hombre todavía viviente (que, según lo señalado anteriormente, conserva-
lenguajes comprensibles para mí, por ejemplo, el griego, cuando leo un libro rían todavía, aunque quizá por poco tiempo, la plena conciencia de la identidad
griego, etcétera. de ese hombre) desempeñen algún otro papel fuera de su cuerpo.
58 DANIEL PAUL SCHREBER M EMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 59

ligera", es decir, como un alma transitoriamente armada mediante cualesquiera nuevas impresiones desagradables. Dentro de la
un milagro divino bajo la forma de una figura humana. En el ínterin bienaventuranza se daban diferencias en grado, según fuera el po-
habría llevado, en el curso de la metempsícosis, una segunda vida der de perdurar que habían logrado los distintos nervios durante su
en algún otro astro en calidad de "agente de seguros Marx". vida humana y probablemente también según fuera la cantidad de
Las almas completamente purgadas mediante el proceso de pu- nervios que habían sido tenidos por dignos de admisión en el cielo.
rificación ascendían al cielo y lograban así la bienaventuranza. La La bienaventuranza masculina era de rango más alto que la
bienaventuranza consiste en un estado de goce ininterrumpido, vin- bienaventuranza femenina, la cual parece haber consistido prefe-
culado con la contemplación de Dios. Para los hombres, la idea de rentemente en un ininterrumpido sentimiento de voluptuosidad.
un ocio eterno significaría algo intolerable, porque el hombre está Es posible también que el alma de un Goethe, de un Bismarck,
desde siempre acostumbrado al trabajo, y para él, como dice el re- etcétera, haya podido mantener su autoconciencia (conciencia de
frán, "sólo el trabajo endulza la vida". Sólo que no debe olvidarse la identidad) quizá durante siglos, en tanto que tratándose del alma
que las almas son algo distinto del hombre, y que por ello sería de un niño muerto prematuramente sólo podía darse el caso du-
inadmisible aplicar a los sentimientos de las almas la vara de medir rante tantos años cuantos hubiera abarcado el transcurso de su vida,
de los hombres. 10 Para las almas, entregarse permanentemente al mientras tenía vida humana. La perduración eterna de la concien-
gozo y al mismo tiempo a recordar su pasado humano significa la cia de haber sido este o aquel hombre era algo que no se concedió a
dicha suprema. Además tenían la posibilidad de intercambiar sus ninguna alma. El destino de todas las almas era más bien deshacer-
recuerdos en el trato de unas con otras y de enterarse por medio de se, fundidas con otras almas, en unidades de un orden superior y
algunos Rayos divinos -que, por, así decirlo, habían sido reserva- sentirse entonces sólo como partes integrantes de Dios ("antecáma-
dos para ello- acerca del estado de aquellas personas que aún se- ras del cielo"). Pero esto no significaba un verdadero aniquilamiento
guían viviendo sobre la Tierra y por las cuales se interesaban, sus - en esta medida se le concedía al alma una perduración eterna- si
parientes, amigos, etcétera, como también, probablemente, de co- no sólo una supervivencia con una conciencia distinta. Sólo un
labora~ en atraerlas después de su muerte para que ascendieran a la punto de vista limitado podría querer ver aquí una imperfección de
bienaventuranza. Hay que descartar la suposición de que la felici- la bienaventuranza en comparación con la inmortalidad personal
dad propia de las almas hubiera podido ser perturbada por advertir en el sentido de las concepciones de la religión cristiana. ¿Qué inte-
que sus parientes que vivían aún sobre la Tierra se encontraban en rés, en efecto, hubiera podido tener para un alma acordarse del
una situación desdichada. En efecto; las almas poseían en sí la fa- nombre que otrora había llevado entre los seres humanos y de sus
cultad de conservar el recuerdo de su propio pasado humano, pero relaciones personales, siendo así que no sólo sus hijos y los hijos de
no de retener durante un lapso digno de tomarse en cuenta las nue- sus hijos habían entrado hacía mucho en la paz eterna, sino tam-
vas impresiones que como almas recibían. Esto es la natural falta de bién otras innumerables generaciones habían descendido a la tum-
memoria de las almas, que hubiera borrado inmediatamente en ellas ba y acaso la nación misma a la que otrora perteneció había sido
borrada de la nómina de los pueblos vivientes? De este modo, en la
lO Como si hubiera tenido un vislumbre de esta situación, Richard Wagner, por época en que me encontraba aún en el hospital de Flechsig, trabé
ejemplo, hace decir a su Tannhauser en medio del gozo supremo del éxtasis de conocimiento con Rayos que me fueron designados como Rayos
amor: "¡Ay! ¡Pero sigo siendo mortal y tu amor es demasiado grande para mí; un - es decir, como complejos de almas humanas bienaventuradas
Dios puede gozar eternamente, yo estoy sujeto al cambio!": de la misma manera
como, hablando en general, se encuentran en nuestros poetas múltiples atisbos
promovidas a unidades de orden superior- del judaísmo antiguo
proféticos que me confirman la suposición de que les ha sido concedida una ("Rayos de Jehová"), de la antigua Persia ("Rayos de Zoroastro") y
inspiración divina por vía de la conexión nerviosa (especialmente en el sueño). de la antigua Germania ("Rayos de Tor y Odín"), y entre ellas no se
60 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 61

encontraba ya con seguridad ni una sola alma que tuviera concien- de con la consunción de los reinos anteriores de Dios, con los cua-
cia de bajo qué nombre había pertenecido miles de años antes a les yo había estado vinculado antes (desde mediados de marzo de
uno u otro de estos pueblos. 11 1894 aproximadamente).
Por encima de las "antecámaras del cielo" se cernía el mismo La imagen desarrollada en los párrafos anteriores acerca de la
Dios, al cual, por oposición a estos "reinos anteriores de Dios" se le naturaleza de Dios y la perduración del alma humana después de la
daba también la designación de "reinos posteriores de Dios". Los muerte difiere considerablemente de las concepciones de la religión
reinos posteriores de Dios estaban su_jetos (y lo siguen estando aún) ristiana sobre estos temas. A pesar de ello, me parece que una com-
a una singular bipartición, de acuerdo con la cual se diferenciaban paración entre ambas sólo puede resultar favorable a la primera.
un dios inferior (Arimán) y otro superior (Ormuz). Acerca del sig- Una omnisciencia y omnipresencia de Dios, entendida en el sentido
nificado más preciso de esta bipartición no me es posible decir otra de que Dios veía permanentemente en el interior de cada hombre
cosa 12 más, fuera de que el Dios inferior (Arimán) parece haberse viviente, percibía cada excitación sensitiva de sus nervios, y que,
sentido atraído con preferencia hacia los pueblos originariamente por ende, en cualquier momento dado "examinaba el corazón y los
de raza morena (semitas), y el Dios superior con preferencia hacia riñones", no existía en absoluto. Sólo que tampoco lo necesitaba,
los pueblos originariamente de raza rubia (los pueblos arios). Es porque después de la muerte los nervios de los hombres, con todas
significativo que un atisbo de esta bipartición se encuentre en las las impresiones que habían recibido durante la vida, estaban paten-
concepciones religiosas de muchos pueblos. El Balder de los tes ante los ojos de Dios, y de acuerdo con ello el juicio sobre sus
germanos, el Bielebog (dios blanco) o Suanteuit de los eslavos, el méritos para ser admitidos en el reino de los cielos podía ser pro-
Poseidón de los griegos y el Neptuno de los romanos son idénticos nunciado con infalible justicia. Por lo demás, bastaba la posibilidad
a Ormuz; el Votan (Odín) de los germanos, el Czernebog (dios de, no bien pareciera existir un motivo para ello, procurarse el co-
negro) de los eslavos, el Zeus de los griegos y el Júpiter de los roma- nocimiento del interior del hombre por vía de la conexión nervio-
nos son idénticos a Arimán. Bajo los nombres de Arimán y Ormuz sa. Por otra parte, la imagen trazada por mí carece de cualquiera de
me fueron mencionados el Dios inferior y el Dios superior la pri- los rasgos de severidad o de crueldad sin objeto alguno que están
mera vez, a comienzos de julio de 1894 (aproximadamente al tér- impresos en muchas concepciones de la religión cristiana y en gra-
mino de la primera semana de mi permanencia en el presente Jo aún mayor en las de otras religiones. La totalidad del orden
Hospital), por las Voces que hablan conmigo; a partir de entonces ;ósmico se manifiesta así como una "construcción maravillosa'', 14
escucho diariamente esos nombres. 13 La fecha mencionada coinci- frente a cuya sublimidad todas las concepciones que hombres y
pueblos se han formado en el curso de la historia acerca de sus
11 Lo anteriormente expuesto acerca de las "antecámaras del cielo" brinda tal ve:z.
relaciones con Dios quedan, a mi juicio, muy atrás.
un atisbo del eterno ciclo de las cosas, subyacente al orden cósmico. Cuando
Dios crea algo se desprende en cierto sentido de una parte de sí mismo o da una
figura diferente a una parte de sus nervios. Pero la aparente pérdida que de allí .uucs de su posterior decadencia) debieron de ser en sentido muy eminente el
resulta se repara nuevamente cuando, después de cientos y miles de años, los "pueblo elegido de Dios", en otras palabras, un pueblo de muy singular capaci-
nervios de los hombres muertos que ya se han vuelto bienaventurados, para los dad moral. Esta suposición se ve fortalecida por el desusado vigor de los Rayos
cuales habían servido de sustento corporal durante su vida terrena, y las restantes 1¡uc yo percibí en esa época en los "rayos de Zoroastro". Por lo demás, el nombre
cosas creadas recrecen otra vez en Dios bajo la forma de "antecámaras del cielo". "Arimán" aparece también en el Manfredo de Lord Byron en relación con un
12 Excepto lo que más adelante habrá que señalar en lo referente a la "emascu- ulmicidio.
14
lación". Otra vez una expresión no inventada por mí. Yo había hablado-naturalmen-
13 El hecho de que para la designación del Dios inferior y superior se hayan "" en el lenguaje de los pensamientos o de los nervios, que más adelante se roen-
mantenido los nombres de las correspondientes deidades persas es para mí una ' io nará de nuevo- de una organización maravillosa, tras lo cual se me inspiró
razón fundamental para la suposición de que los antiguos persas (naturalmente d1·8de fuera la expresión "construcción maravillosa".
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 63

Por más que esta última concepción, por el simple motivo de


que, según lo expuesto anteriormente, no existe el diablo en cuaQ.tO
poder enemigo de Dios, deba relegarse al reino de la fábula, de
todas maneras la amplia confusión del motivo legendario del
almicidio o del robo del alma da motor para reflexionar, pues es
CAPíTuLo n* poco verosímil que tales concepciones hayan podido surgir unifor-
memente en tantos pueblos sin ningún fundamento objetivo. Aho-
ra bien, como las Voces que hablan conmigo me vienen señalando
cotidianamente, desde el comienzo mismo de mi vinculación con
En esta "construcción maravillosa" se ha producido en época re-
Dios (a mediados de marzo de 1894) hasta ahora, que la causa de la
ciente una fisura que está muy estrechamente ligada con mi destino
crisis sobrevenida en el reino de Dios fue el hecho de que alguien
personal. Sus conexiones profundas me es, en verdad, imposible
perpetró un almicidio, a propósito de lo cual en la primera época se
exponerlas de modo plenamente comprensible para el ente1iJ-dimien-
nombraba a Flechsig como autor del almicidio, mientras que aho-
to humano. Son acontecimientos oscuros, cuyo velo sólo puedo
ra, desde hace mucho tiempo y con deliberada inversión de la rela-
levantar en parte sobre la base de mis experiencias vividas personal-
ción, se me quiere "representar" a mí como el que perpetró el
mente, en tanto que de lo restante sólo puedo remitirme a vislum-
almicidio, he llegado a suponer que alguna vez, quizás en genera-
bres y conjeturas. A manera de introducción debo señalar al respecto
ciones anteriores, tuvo lugar entre las familias Flechsig y Schreber
que en la génesis de este proceso, cuyos orígenes se remontan muy
un hecho que ha de calificarse como almicidio; asimismo, en razón
atrás, tal vez hasta el siglo XVIII, desempeñan un papel fundamental,
de otros acontecimientos, estoy persuadido de que en la época en
por una parte, los nombres de Flechsig y de Schreber (probable-
que mi enfermedad nerviosa parecía cobrar un carácter difícilmen-
mente no limitados a un individuo de cada una de las respectivas
te curable alguien hizo un intento de almicidio, aunque infructuo-
familias) y, por otra, el concepto de almicidio.
so, contra mí.
Para comenzar por esto último, la idea de que es posible de al-
Probablemente, después del primer almicidio vinieron, de acuer-
guna manera apoderarse del alma de otra persona para procurarse a
do con la máxima l'appétit vienten mangeant, otros almicidios más
costa suya una vida más larga o alguna otra ventaja que dure más
contra las almas de otros hombres. No he de pronunciarme acerca
allá de la muerte está ampliamente difundida en las leyendas y en la
de si incumbe realmente a algún hombre la responsabilidad moral
poesía de todos los pueblos. A manera de ejemplo me limitaré a
por el primer caso de almicidio; a este respecto quedan muchas
recordar el Fausto de Goethe, el Manftedo de Lord Byron, el Caza-
cosas oscuras. Posiblemente se trató inicialmente de una lucha, na-
dor fortivo de Weber. Pero comúnmente se asigna aquí un papel
cida de los celos, entre almas que ya se habían separado del cuerpo.
principal al diablo, el cual se hace legar el alma de algún hombre
Los Flechsig y los Schreber, en efecto, pertenecían ambos, según
por medio de una gotita de sangre, a cambio de algún provecho te-
rezaba la expresión, a "la más alta nobleza celestial"; en especial, los
rrenal, etcétera, sin que, por cierto, se vea claramente qué puede
Schreber llevaban el título de "Margraves de Tuscia y Tasmania",
hacer el diablo con el alma cautiva, a no ser que se quiera suponer
siguiendo una costumbre de las almas, la de darse lustre, llevadas
que atormentar un alma puede, como fin en sí, brindarle una espe-
por una especie de fatuidad personal, con títulos terrenales altiso-
cial satisfacción.
nantes. Se hizo mención de distintos nombres de ambas familias;
de la familia Flechsig, además del profesor Paul Theodor Flechsig,
·"¿Una crisis de los reinos de Dios? Almicidio". se nombró especialmente también a un Abraham Fürchtegott
64 DANIEL PAUL SCHREBER M EMO IUAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 65

Flechsig y a un Daniel Fürchtegott Flechsig, que vivió en las postri- hecho de que la misma persona me haya sido designada también
merías del siglo XVIII y que habría sido "diablo auxiliar" de resultas por las Voces que hablan conmigo, como un párroco rural, pues
de una acción almicida. De todas maneras, yo estuve mucho tiem- por la época en que hubo de vivir Daniel Fürchtegott Flechsig -
po en conexión nerviosa con el profesor Paul Theodor Flechsig y rn el siglo XVIII, aproximadamente en tiempos de Federico el Gran-
con Daniel Fürchtegott Flechsig (¿acaso también con el primero en de-15 no existían aún manicomios públicos para dementes.
calidad de alma?) y tuve en mi cuerpo partes del alma de ambos. El Uno tendría, pues, que imaginar que una persona de esta clase,
alma de Daniel Fürchtegott Flechsig hace años que se disipó (se dedicada a la práctica de la neurología -quizás aparte de su profe-
volatilizó); del alma del profesor Paul Theodor Flechsig existe por .~ión particular-, creyó haber visto alguna vez en el sueño imágenes
lo menos aún ahora en el cielo, en calidad de "alma probada", una mi lagrosas y haber experimentado cosas milagrosas, a cuya investi-
parte (es decir, cierto número de nervios que originariamente te- gnción más amplia se sintió aguijoneada, en parte por la curiosidad
nían la conciencia de la identidad, que en el ínterin se han debilita- 1t u mana general, en parte por un interés científico existente en ella
do mucho, del profesor Paul Theodor Flechsig). Dado que no tengo de antemano. No es necesario, quizá, que dicha persona tuviera
el menor conocimiento del árbol genealógico de la familia Flechsig desde el comienzo conciencia de que se trataba de un trato directo
por otras fuentes que no sean los informes de las Voces que hablan o indirecto con Dios. Tal vez intentó en alguna de las noches si-
conmigo, no carecería quizá de interés determinar si entre los ante- guientes traer nuevamente a la memoria las imágenes oníricas y
cesores del actual profesor Flechsig se encontraron realmente un tuvo entonces la experiencia de que durante el sueño que entonces
Daniel Fürchtegott Flechsig y un Abraham Fürchtegott Flechsjg. le sobrevino reaparecían las imágenes oníricas bajo la misma figura,
Conjeturo que algún portador del apellido Flechsig-un hom- o ligeramente modificada, ampliándole las comunicaciones ante-
bre que llevaba ese apellido- logró abusar de una conexión ner- riores. Entonces, naturalmente, creció su interés, sobre todo si el
viosa que le había sido concedida con miras a inspiraciones divinas ~oñante percibió quizá que aquellos de quienes procedían las co-
o también por otros motivos, para retener los rayos divinos. Es obvio rnunicaciones eran sus propios antepasados, a los que recientemen-
que se trata aquí solamente de una hipótesis, pero ésta, como en 1<ºalgunos miembros de la familia Schreber habían en algún aspecto
cualesquiera otras investigaciones científicas humanas, tiene que ,\ 11perado en jerarquía. Hizo quizás entonces un intento, poniendo
ser mantenida hasta encontrar un mejor fundamento para los he- 1·11 tensión su energía volitiva a la manera de los que leen el pensa-
chos que se desean explicar. Que se concediera una conexión ner- 111icnto -un Cumberland, etcétera-, de influir sobre los nervios
viosa divina precisamente a una persona dedicada a la práctica de la de hombres que vivían con él, y sacó como experiencia que esto es
neurología parece muy razonable, pues, por una parte, se trataba, a r n cierta medida posible. Se opuso a que se suspendiese la conexión
no dudar, de un hombre espiritualmente eminente y, por otra, todo 11nviosa que habían establecido directa o indirectamente en él los
aquello que se refiere a la vida de los nervios humanos tenía que ser ltayos divinos o la sometió a condiciones que pareció imposible
para Dios de especial interés, aun por la conciencia instintiva de
que un incremento de la nerviosidad entre los hombres podía origi-
, , !)eduzco esto de haber conversado, mientras me encontraba en conexión ner-
nar algunos peligros para los reinos de Dios. Esta es la razón de que vlnsa con Daniel Fürchtegott Flechsig, entre otras cosas, sobre Federico el Gran-
los hospitales para enfermos mentales se llamen en el lenguaje pri- d t·, de q uien conservaba todavía un recuerdo como de la personalidad
mitivo "hospitales nerviosos de Dios". En caso de que el menciona- p1 obablemente más significativa de su época. En cambio, no sabía nada, por

do Daniel Fürchtegott Flechsig haya sido quien por primera vez 1•jt·mplo, de los ferrocarriles, y no careció para mí de interés en su oportunidad el
111t·nto de dar a un alma difunta, por vía de la conversación estando en conexión
atentó contra el orden cósmico mediante el abuso de una conexión
111 ·1 vi osa, una imagen de qué es un ferrocarril y de qué trastrocamiento en la vida
nerviosa divina, no estaría ello en contradicción absoluta con el d1 · rd ación de los hombres había ocasionado este invento.

'~ '
'"É;
66 DANIEL PAUL SCHREBER
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 67

negarle, dada la debilidad natural de carácter de las almas en rela- los propios reinos de Dios. Se sintieron en posesión de un poder
ción con los hombres vivientes, y como consecuencia de la imposi- tremendo, que ni siquiera permitió que surgiera el pensamiento de
bilidad de permanecer en conexión nerviosa con un solo y mismo que un solo hombre, cualquiera que fuese, podía ser peligroso para
hombre. De esta manera uno puede figurarse que surgió algo seme- el propio Dios. De hecho, por cuanto después he conocido y expe-
jante a una conspiración entre tal hombre y algunos elementos de rimentado sobre el poder milagroso de Dios, no me cabe la menor
los reinos anteriores de Dios en perjuicio de la estirpe Schreber, duda de que Dios -supuesta la prolongación de relaciones acordes
acaso en el sentido de que se les negase la descendencia, o por lo con el orden cósmico-- hubiera estado en cualquier momento en
menos la elección de profesiones que, como la de médico de enfer- condiciones de aniquilar a cualquier hombre que le resultara mo-
medades nerviosas, podían ponerlos en relación más próxima con lesto enviándole una enfermedad mortal o mediante un rayo.
Dios. Por lo dicho anteriormente acerca de la organización de los Pero quizá se pensó que no era necesario recurrir de inmediato a
reinos de Dios y de la (limitada) omnipresencia de Dios, no era esos medios extremos con motivo del presunto almicida, pues su
inevitable que tal maquinación llegara inmediatamente a conoci- falta al comienzo consistió solamente en el abuso de una conexión
miento de los reinos posteriores de Dios. Y acaso también lograron nerviosa divina, que sólo remotamente parecía abrir la posibilidad
los conjurados -para mantener esta expresión- acallar cualquier de un almicidio, y puesto que sus singulares merecimientos perso-
reparo haciendo que en algún momento de descuido, como cual- nales y su singular conducta moral no hacían esperar que se llegaría
quier hombre tiene alguna vez en su vida, se estableciera una co- a tal extremo. En qué consista la naturaleza peculiar del almicidio y,
nexión nerviosa con miembros de la familia Schreber para convencer por así decirlo, su técnica, me es imposible decirlo, fuera de lo seña-
también a la instancia inmediatamente superior en la jerarquía de lado anteriormente. Pero quizás habría que añadir una sola cosa
los reinos de Dios, de que no podía tener ninguna importancia un (sigue un pasaje que no es adecuado para publicar). En la medida
alma Schreber cuando se trataba de conjurar algún peligro para la en que realmente se deba asignar la iniciativa de un "almicidio" al
estabilidad de los reinos de Dios. 16 Fue tal vez así como se llegó a actual consejero privado profesor Flechsig o a alguno de sus ante-
que un intento inspirado por la ambición y el deseo de dominio, pasados, hay por lo menos algo que para mí resulta indudable: la
que podía conducir en sus consecuencias a un almicidio -supo- persona en cuestión, aunque debió haber alcanzado un vislumbre
niendo que exista algo semejante-y, por consiguiente, a poner un de las cosas sobrenaturales que en el ínterin yo conocí, sin embargo
alma a la merced de otra, acaso para que ésta obtuviera una vida es cosa segura que no penetró hasta un más profundo conocimien-
terrenal más larga o para apropiarse de las fuerzas espirituales de to de Dios y del orden cósmico. Pues quien hubiera llegado de esta
aquella o para agenciarse una especie de inmortalidad personal o manera a una firme fe en Dios y a la certeza de que, aparte de esto,
para cualquier otra ventaja especial, no pudiera ser enfrentado des- le estaba reservada una bienaventuranza proporcional a la pureza
de el primer momento con toda decisión. Por otra parte, bien pudo de sus nervios, era imposible que pudiera llegar a pensar en atentar
suceder que se subestimara el peligro que de ahí podía resultar para contra las almas de otros. Tampoco hubiera sido esto el caso tratán-
dose de alguien que, aunque sólo fuera en el sen'tido de nuestra
16 Con esto se relaciona la expresión "solamente un alma Schreber", que escuché
religión positiva, mereciera el nombre de creyente. Desconozco qué
más de una vez de las Voces que hablan conmigo, en la época de mi permanencia
posición ha adoptado y adopta ahora el consejero privado profesor
en el hospital de Flechsig. Para la suposición de que se estableció deliberadamen-
te conexión nerviosa conmigo en aquellos momentos en que podía tenerse una Flechsig en asuntos religiosos. Suponiendo que él, como tantos
impresión menos favorable de mi nivel moral no carezco enteramente de ciertos hombres modernos, haya pertenecido o pertenezca al número de
puntos de apoyo, pero me llevaría demasiado lejos exponerlos aquí. • los escépticos, no podría, de suyo, hacérsele por esto ningún repro-
* En el original alemán faltan las notas 17 y 18. (N del E) che, y muchísimo menos de mi parte, pues tengo que reconocer
68 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 69

haber pertenecido a esta categoría hasta que fui desengañado por peligros para los reinos de Dios, cuya representación quizá sea lo
las revelaciones divinas. que está en el fondo de la leyenda germánica del ocaso de los dioses.
Si alguien se ha tomado el trabajo de leer con alguna atención lo Un incremento de la nerviosidad entre los hombres podía y puede
precedente, tal vez le haya sobrevenido involuntariamente el pensa- :iumentar considerablemente estos peligros .. Ya antes se mencionó
miento de que algo debía o debe andar mal en el propio Dios si la que Dios veía a los hombres vivientes sólo desde afuera, pero que en
conducta de un solo hombre pudo acarrearle cualesquier peligros y ;cneral no existía una omnipresencia y omnisciencia de Dios en lo
si el mismo Dios, aunque sólo fuera en instancias subordinadas, l9 referente al interior del hombre viviente. Asimismo, el amor eterno
se dejó arrastrar a una suerte de conspiración contra hombres que, de D ios se refería, en el fondo, sólo a la creación en cuanto totali-
después de todo, eran inocentes. No puedo negar toda justificación iad. Tan pronto como se producía una colisión de intereses con
a este reparo, mas no quisiera dejar de agregar que no por ello se ha hombres individuales o con grupos humanos .(¡piénsese en Sodoma
conmovido en mí la fe en la grandeza y la excelsitud de Dios y del y Gomorra!) y qui~ás hasta con toda la población de un planeta
orden cósmico. De todos modos, Dios no era ni es un ser de esa (por el incremento de la nerviosidad e inmoralidad), necesariamente
absoluta perfección que le asigna la mayor parte de las religiones. La se despertaba en Dios, como en cualquier otro ser viviente, el ins-
fuerza de atracción, es decir, esa ley que también para mí es inexpli- tinto de conservación. Perfecto es, en definitiva, todo aquello que
cable en su naturaleza más íntima, en virtud de la cual los Rayos y orresponda a su fin, por más que la fantasía del hombre logre pin-
los nervios se atraen recíprocamente, encierra en sí un germen de tarse algún estado más ideal todavía. 20 Y este fin, que para Dios era
·l gozo eterno en su creación y para los hombres la satisfacción de
19
La expresión "instancias" (que procede de mí), como también la de "jerarquía" :xistir, mientras están en esta vida terrenal, y después de la muerte
anteriormente empleada, me parece la adecuada para dar una imagen aproxima- l:t felicidad suprema bajo la forma de la bienaventuranza, se alcan-
da de la organización de los reinos de Dios. Mientras estuve en vinculación con '.l.aba entonces. Hubiera sido absolutamente impensable que Dios
los reinos anteriores de Dios (antecámaras del Cielo), desde marzo hasta comien-
negara a un hombre individual su parte correspondiente de la
zos de julio de 1894, cada uno de los comandantes de Rayos ("comandantes de
columna anterior", según una expresión que escuché) solía comportarse como bienaventuranza, pues toda multiplicación de las "antecámaras del
"omnipotencia de Dios''. Sabía que detrás de él venían otros que le eran superio- cielo" sólo podía servir para intensificar su propio poder y para for-
res, pero quiénes eran esos superiores y hasta dónde se elevaban lo ignoraba. talecer los baluartes contra los peligros resultantes de la aproxima-
Cuando posteriormente (a comienzos de julio de 1894) los reinos posteriores de ;ión a la humanidad. Una colisión de intereses entre Dios y los
Dios (Ormuz y Arimán) entraron personalmente en escena, esto sucedió al co-
mienzo con tal abrumadora ostentación de fenómenos lumínicos, que hasta las hombres individuales no podía de ninguna manera producirse, su-
almas de von W. y de Flechsig, que entonces se encontraban en la condición de puesta una conducta de éstos acorde con el orden cósmico. Si, pese
"almas probadas", no pudieron sustraerse a la impresión, sino que dejaron de a ello, se llegó en mi caso a tal colisión de intereses como resultado
lado transitoriamente la oposición sarcástica que hasta entonces habían ejercita- del presunto almicidio, ello se produjo sólo por tan extraordinario
do contra la omnipotencia de Dios. Más adelante analizaré las razones de que los
rncadenamiento de circunstancias, 21 que un caso semejante jamás
fenómenos lumínicos no se produjeran de manera persistente cerca de mí. De
ellos dos vi a Arimán de noche, no en sueños, sino estando en vela; en cambio, a se produjo en la historia del mundo ni, quisiera esperarlo, tampoco
Ormuz lo vi de día, durante muchos días consecutivos, mientras me encontraba volverá jamás a producirse. Y aun en este caso tan absolutamente
en el jardín. En ese momento sólo estaba en mi compañía el enfermero M. Tengo
que suponer que este no era entonces un hombre real, sino sólo un hombre he-
cho a la ligera, pues de lo contrario hubiera tenido que quedar tan deslumbrado 'º Nadie negará que el organismo humano es un organismo de elevada perfec-
por los fenómenos lumínicos, los cuales también él debió ver, que cubrieron qui- 1 ión.Y, sin embargo, quizás a todos los hombres se les ha ocurrido el pensamiento
zás hasta la sexta u octava parte del cielo, que hubiera de alguna manera expresa- de que sería muy agradable que el ser humano pudiera además volar como las aves.
do su admiración. i 1 A este respecto sólo más adelante se darán mayores pormenores.
70 DANIEL PAUL SCHREBER

peculiar el orden cósmico trae consigo el medicamento para curar


las heridas que se le infirieron; este remedio consiste en la eterni-
dad. Aunque antes (durante casi dos años) creí que debía suponer,
y dadas mis experiencias de entonces tuve efectivamente que supo-
ner, que el prolongado encadenamiento de Dios a mi persona ha-
bía tenido como consecuencia la ruina de toda la creación terrenal CAPÍTULO IIJ*
hasta algunos jugueteos milagrosos en mi contorno inmediato, úl-
timamente he tenido que restringir de manera sustancial esta con-
cepción. Lo expuesto en 1 y 11 fue necesario para preparar la comprensión de
Algunos hombres han sido muy desdichados; yo mismo, me lo que sigue. Lo que hasta aquí no pudo, en parte, ser sentado más
atrevo a decirlo, he vivido años horribles y he cursado una amarga que como un axioma, recibirá ahora la fundamentación que el esta-
escuela de dolor. Por otra parte, el afluir ininterrumpido desde hace do del asunto posibilita.
seis años de nervios divinos a mi cuerpo ha tenido como conse- Trataré en primer lugar algunos hechos acaecidos a otros miem-
cuencia la pérdida de toda la bienaventuranza acumulada hasta el bros de mi familia que concebiblemente pudieran estar en relación
momento y la imposibilidad transitoria de restaurar las bienaven- ·on el presunto almicidio, y que, de todas maneras, llevan impresos
turanzas, de manera que, por así decirlo, todos los hombres que todos ellos un sello más o menos enigmático, difícil de aclarar por
han fallecido desde entonces y que aún han de fallecer no podrdn medio de otras experiencias humanas.
por ahora ser bienaventurados. En lo que hace a los nervios divinos, (El resto del contenido del capítulo ha sido suprimido por ser
éstos efectúan el tránsito a mi cuerpo contra su voluntad y con un inadecuado para la publicación).
sentimiento de desagrado que se da a conocer en continuos gritos
de socorro que emiten las partes de nervios desprendidas de la masa
total y que yo oigo diariamente en el cielo. Pero todas estas pérdidas
pueden ser compensadas, en la medida en que existe una eternidad,
aunque tal vez puedan ser necesarios miles de años para restituir
íntegramente el estado anterior.

• El Capítulo III fue excluido de la edición original por el editor alemán en


co nsideración a la familia Schreber. (N del E)
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 73

q ue rozara el ámbito de lo sobrenatural. Sobre el tratamiento del


profesor Flechsig sólo tuve impresiones sustancialmente positivas
1nicntras se desarrolló.
Pueden haberse producido errores aislados. Ya durante mi en-
ft:rmedad de entonces era yo de la opinión, y sigo siéndolo, de que
CAPÍTULO Iv* l:is mentiras oficiosas que el médico especializado en enfermedades
de los nervios quizá no puede evitar del todo con muchos enfermos
mentales, pero que siempre debe emplear con la más extremada
A partir de aquí pasaré a hablar de mis propias vicisitudes personales prudencia, difícilmente se justificaron nunca conmigo, pues en mí
durante las dos enfermedades nerviosas que me han sobrevenido. hubo pronto que reconocer una persona intelectualmente sobresa-
Estuve enfermo de los nervios dos veces, ambas veces a consecuen- licnte, de entendimiento desusadamente agudo y aguda capacidad
cia de un excesivo esfuerzo intelectual: la primera (siendo director de observación. Y no puedo sino considerar una mentira oficiosa
del Tribunal Provincial de Chemnitz), en ocasión de una campaña que el profesor Flechsig quisiera presentar mi enfermedad sólo como
en favor de mi candidatura para el Reichstag; la segunda, en oca- una intoxicación con bromuro de potasio, cuya responsabilidad
sión de la desacostumbrada carga de trabajo que encontré al asumir l1abía que atribuir al consejero de Sanidad, doctor R., de S., bajo
el cargo de presidente de Sala que acababa de transferírseme en el 111ya atención yo había estado anteriormente. También, a mi jui-
Tribunal Supremo de la Provincia de Dresde. l'ÍO, hubiera podido ser liberado más rápidamente de ciertas ideas

La primera de las dos enfermedades se manifestó en sus inicios hipocondríacas que entonces me dominaban, en especial la del
durante el otoño de 1884, y para fines de 1885 estaba enteramente 1•1\flaquecimiento, si se me hubiera permitido algunas veces usar
curada, hasta el punto de que el 1O de enero de 1886 pude reasumir por mí mismo la balanza que se empleaba para determinar el peso
el cargo de director del Tribunal Provincial de Leipzig, adonde en el corporal (la balanza que entonces estaba en la clínica de la universi-
ínterin había sido trasladado. La segunda enfermedad nerviosa co- d:td era de una construcción extraña, desconocida para mí). Con
menzó en octubre de 1893 y dura todavía. En ambos casos pasé todo, estos aspectos son secundarios, y no les asigno gran impor-
gran parte del tiempo de la enfermedad en la Clínica de Enferme- 1.tncia; quizá tampoco se pueda exigir del director de un gran esta-
dades Mentales anexa a la Universidad de Leipzig, dirigida por el li lccimiento, en el que se encuentran cientos de pacientes, que se
profesor, y actualmente consejero privado, doctor Flechsig; la pri- ~mnerja tan a fondo en el estado anímico de uno solo de ellos. Lo

mera vez desde comienzos de diciembre de 1884 hasta comienzos principal es que, finalmente (tras un largo viaje de convalecencia),
de junio de 1885, la segunda vez desde cerca de mediados de no- 111c curé, y no pude menos que quedar entonces lleno de senti-
viembre de 1893 hasta cerca de mediados de junio de 1894. En 111icntos de viva gratitud para con el profesor Flechsig, a los que di
ninguno de los dos casos tuve, al entrar en el establecimiento, la 1.1inbién expresión especial mediante una ulterior visita y un, a mi
más ligera sospecha de que hubiera existido un antagonismo entre j11icio, adecuado honorario. Casi más profundo fue el sentimiento
1 k gratitud de mi esposa, que sencillamente veneraba en el profesor
las familias Schreber y Flechsig ni de las cosas sobrenaturales acerca
de las que he tratado en los capítulos precedentes. llkchsig a la persona que le había devuelto a su esposo y, por esta
La primera enfermedad transcurrió sin ninguna complicación 1azón tuvo el retrato de aquél durante años en su mesa de trabajo.
Después de recuperarme de mi primera enfermedad viví con mi
*"Experiencias personales vividas durante la primera y al comienzo de la segunda l'.\ posa ocho años, que en conjunto fueron muy felices, pródigos
enfermedad nerviosa". 1.1mbién en honores externos y sólo perturbados temporalmente
74 DANIEL PAUL SCHREBER M l\MORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
75

por la reiterada frustración de la esperanza de recibir la bendición {integrado por cinco jueces) cuya presidencia tenía yo que desem-
de los hijos. En junio de 1893 me fue comunicada (primero perso- peñar me superaban casi todos mucho en edad (hasta veinte años) y
nalmente por el señor ministro doctor Schurig) la noticia de mi 1·s1aban más familiarizados con la práctica del tribunal, al menos
inminente designación como presidente de Sala del Tribunal Su- h:ijo ciertos aspectos, y yo entraba en él por primera vez. Así fue
premo Provincial de Dresde. e omo ya a las pocas semanas quedé espiritualmente agotado. El
En esa época se sitúan algunos sueños, a los cuales entonces no s11cfio comenzó a faltarme, y precisamente en el momento en que
presté especial atención, y a los cuales tampoco ahora prestaría mayor pude decirme que las dificultades de iniciarme en el nuevo cargo,
atención, siguiendo el refrán "los sueños son espumas", si no tuvie- r n el nuevo domicilio, etcétera, estaban, en lo esencial, superadas.
ra que pensar, a raíz de las experiencias que he tenido en el ínterin, ( ;o mencé a tomar bromuro de sodio. El hecho de que fuéramos
por lo menos en la posibilidad de que tuvieran relación con una desconocidos en Dresde hacía que no hubiera casi ocasión para dis-
conexión nerviosa divina establecida en mí. Se dio varias veces en 1rncciones sociales, las que en cualquier caso me hubieran resultado
mí el sueño de que había reaparecido mi enfermedad neryiosa ante- ttds saludables, como lo deduzco de que la única vez que fuimos
rior, por lo cual, naturalmente, me sentí en el sueño tan desdicha- 111vitados a una velada dormí notablemente mejor. Las primeras
do, como feliz después de despertarme de que se hubiera tratado 11oches verdaderamente malas, es decir, de casi total insomnio, se
sólo de un sueño. Además, una vez, de mañana temprano, cuando dicron en los últimos días del mes de octubre o en los primeros del
estaba aún tendido en la cama (no recuerdo si semidormido o des- 111cs de noviembre. Entonces se produjo un suceso extraño. Varias
pierto ya), tuve una sensación que, al reflexionar después sobre ella 11oches, en las cuales yo no pude conciliar en absoluto el sueño, se
en estado completo de vigilia, me impresionó de manera muy par- l1izo sentir en la pared de nuestra alcoba un crujido, que se repetía
ticular. Fue la representación de que tenía que ser muy grato ser 1 on pausas más o menos prolongadas, y me despertaba cada vez
una mujer que es sometida al coito. Esta representación era hasta q11c había comenzado a adormecerme. Pensamos, naturalmente,
tal punto ajena a toda mi manera de pensar y la hubiera rechazado, r11 un ratón, por más que hubo de parecernos bastante extraño que
me atrevo a decirlo, con tal indignación de haber estado plenamen- 1111 ratón pudiera haberse colado hasta el primer piso de una casa
te consciente, que no puedo descartar por completo, en razón de lo 1 onstruida muy macizamente. Pero tras haber oído innumerables
que en el ínterin he vivido, la posibilidad al menos de que hayan veces desde entonces y de escuchar ahora cotidianamente de día y
estado en juego influjos externos de alguna clase para inspirarme 111' noche a mi alrededor otros ruidos semejantes, que he llegado a
tal representación. rt·conocer inequívocamente como milagros divinos -máxime
El 1 de octubre de 1893 asumí mi nuevo cargo de presidente de 111ando las voces que hablan conmigo así califican, las llamadas "per-
Sala en el Tribunal Superior Provincial de Dresde. La carga de tra- 111 rbaciones"- , no puedo descartar, sin pretender formular al res-
bajo con que me encontré al llegar era, según ya comenté, extraor- p1·cto una afirmación absolutamente categórica, por lo menos la
dinariamente grande. A ello se sumó el afán, que de mi parte estaba ~ospecha de que también entonces se tratara de uno de estos mila-
inspirado por la ambición, pero que también era en sí mismo con- 1•,ros, es decir, que desde el inicio haya existido elpropósito mas o menos
veniente para los intereses de la función, de conquistar desde el ll'tidido de impedir mi sueño, y posteriormente mi curación de la en-
primer momento, mediante la incuestionable eficacia de mis actua- trmedad resultante de mi falta de sueño, con una finalidad que por el
ciones, el indispensable prestigio ante mis colegas y los otros secto- 11omento es imposible precisar con más detalle. 22
res interesados (abogados, etcétera). Esta tarea era tanto más difícil
e imponía exigencias tanto más grandes en lo referente al tacto en ' No quiero dejar de agregar que en esta ocasión se habría tratado, conforme
las relaciones personales cuanto que los otros miembros del colegio 111 11el carácter de las almas, que en el ínterin he llegado a conocer, de un dolus
76 DANIEL PAUL SCHREBER M 1\MO RIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 77

Mi enfermedad asumió pronto un carácter amenazador; ya el 8 Después de esto mi estado de ánimo se fortaleció, sobre todo
o el 9 de noviembre me vi obligado, por consejo del doctor Ó., a porque los nervios, gracias al viaje de varias horas en el aire fresco
quien consulté, a tomar de inmediato una licencia de ocho días, de la mañana y a la parte del día en que estábamos (el mediodía),
que habíamos decidido emplear para entrevistarnos con el profesor posiblemente estuvieran algo más fortalecidos. Fuimos primero a
Flechsig, en quien poníamos toda nuestra esperanza en razón de su buscar nosotros mismos a la farmacia el somnífero ordenado, al-
éxito terapéutico en ocasión de la primera enfermedad. Viajamos 111orzamos luego en casa de mi madre y pasé en suma el resto del día,
(mi esposa y yo) con una etapa en Chemnitz, pues siendo domingo 1·ntre otras cosas dando un pequeño paseo, bastante bien. Irme a la
no era esperable encontrar al profesor Flechsig, y pasamos la noche r:ima (en casa de mi madre) no se cumplió, naturalmente, a las tres,
del domingo al lunes en casa de mi suegra, que allí reside. Aquí se :>in.o (probablemente de acuerdo con una instrucción secreta que mi
me hizo esa misma tarde una inyección de morfina y por la noche l'Sposa había recibido) se propuso hasta las nueve. Pero inmediata-
se me dio cloral por primera vez, pero, por un accidente, ya desde el mente antes de irme a dormir reaparecieron síntomas más sefios.
comienzo, no en la dosis previamente establecida, después de lo 1)esgraciadamente, la cama estaba también demasiado fría por ha-
cual, esa misma tarde sentí opresiones cardíacas, como en la prime- hcr sido ventilada demasiado tiempo y me acometió inmediata-
ra enfermedad, de tanta intensidad, que sólo el recorrer una calle mente un violento escalofrío e ingerí el somnífero encontrándome
que subía en pendiente moderada me provocó estados de angustia. ya en un estado de intensa excitación. Eso hizo que perdiera casi
También la noche de Chemnitz fue mala. Al día siguiente (lunes) lotalmente su eficacia y mi esposa me dio después de una o algunas
temprano seguimos a Leipzig, y nos trasladamos directamente en l1oras el hidrato de doral que tenía preparado como reserva. Pese a
un coche de alquiler desde la estación del ferrocarril bávaro a la 1·110, la noche transcurrió insomne, y durante ella abandoné la cama,
Clínica de la Universidad para ver al profesor Flechsig, quien ya el presa nuevamente de estados de angustia, para llevar a cabo una
día anterior había sido avisado de la visita mediante un telegrama. M1erte de intento de suicidio por medio de una toalla o algún otro
Siguióse una larga conversación, en la cual el profesor Flechsig, no •l'Curso semejante, que mi mujer, despertándose al oírlo, me impi-
puedo negarlo, desplegó una elocuencia sobresaliente, que no dejó 11ió. A la mañana siguiente se presentó ya un serio trastorno nervio-
de producir un profundo efecto sobre mí. Habló de los progresos N<>; la sangre se había retirado desde todas las extremidades al corazón,
que había hecho la psiquiatría desde mi primera enfermedad, de los 111i estado de ánimo se había tornado extremadamente sombrío, y el
somníferos recientemente descubiertos, etcétera, y me dio la espe- 1,rofesor Flechsig, que había sido llamado ya temprano por la maña-
ranza de que toda la enfermedad [... ] mediante un solo sueño pro- 11a, consideró imperiosa mi internamiento en su clínica, hacia la cual
longado, que de ser posible debía prolongarse desde las tres de la partí inmediatamente en un coche de alquiler, acompañado por él.
tarde hasta el día siguiente.* Después de un baño caliente me llevaron enseguida a la cama, la
que durante los cuatro o cinco días siguientes no volví a dejar en
indeterminatus - permítaseme emplear esta expresión jurídica- sumamente ela- ningún momento. Como guardián se me asignó un tal R. .. Mi en-
borado, es decir, de ataques a los que con mucha frecuencia seguía un cambio de lrnnedad se desarrolló aceleradamente durante los días siguientes;
intención y de sentimientos, tan pronto como un examen más cuidadoso hacía
surgir el convencimiento de que la persona en cuestión merecía mejor suerte.
l.1 mayor parte de las noches las pasaba insomne, pues los somnífe-
• En esta frase falta el verbo, y por consiguiente "toda la enfermedad" [die ganze 1os más suaves (alcanfor, etcétera), que se habían ensayado inicial-
Krankheit] puede ser tanto sujeto como objeto del verbo omitido. Jacques Lacan 111ente para no recurrir al hidrato de cloral de manera permanente,
(Écrits, p. 545, nota 1) critica a los traductores ingleses Macalpine y Hunter el 110 producían efecto. No podía dedicarme a ninguna ocupación;
haber incluido el verbo deliver of ("liberar de" y también "asistir en un parto,
1.1mpoco vi a nadie de mi familia. Los días transcurrían así intermi-
actuar de comadrón") sin advertir al lector, con lo cual, dice, distorsionarían el
sentido en favor de su interpretación. (N del T) 11:ibles y lúgubres; mi espíritu estaba casi exclusivamente ocupado
78 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 79

con pensamientos de muerte. Cuando reflexiono retrospectivamente proporcionar el sueño aun con todos los recursos del arte médico no
volviendo mi vista hacia esa época me parece como si el plan tera- le queda finalmente más que quitarse la vida, me dominaba por ente-
péutico del profesor Flechsig hubiera consistido en presionar pri- ro. Yo sabía que en los hospitales no se permite eso, pero vivía en el
meramente sobre mi depresión nerviosa para hacerla descender hasta delirio de que una vez agotados todos los intentos terapéuticos tenía
determinado estado profundo, y luego, mediante un brusco cam- que seguir el alta, principalmente con el propósito de que la persona
bio en mi ánimo, provocar de un golpe la curación. O por lo menos ·n cuestión pusiera fin a su vida en su domicilio o en otra parte.
es esta la única manera como puedo explicarme el suceso siguiente, Por eso, cuando despuntó la mañana siguiente, fue para mí una
pues de lo contrario tendría que suponer que existió en él una in- gran sorpresa recibir todavía una visita médica. Se presentó el asis-
tención francamente malévola. 23 lente del profesor Flechsig, el doctorTauscher, y su anuncio de que
La cuarta o quinta noche aproximadamente después de mi in- 'n modo alguno se pensaba suspender la atención terapéutica, jun-
greso en el hospital fui arrancado de la cama en medio de la noche to con toda la manera con que trató de alentarme - no puedo dejar
por dos enfermeros y trasladado a una celda dormitorio preparada de reconocerle que en esta ocasión habló admirablemente- tuvo
para dementes (furiosos) . Yo me encontraba ya, aun sin eso, en un ;orno consecuencia que se produjera otra vez en mí un cambio de
estado de suma excitación afectiva, en un delirio febril, por así de- foimo muy favorable. Me llevaron otra vez al cuarto que había
cirlo, y debido a este acontecimiento, cuyos motivos no conocía, ocupado antes, y viví el mejor día que he tenido durante toda mi
quedé, naturalmente, aterrorizado al máximo. El camino pasaba permanencia (la segunda) en el hospital del Flechsig, es decir, el
por el salón de billar, y aquí se produjo una lucha entre yo, que 1inico día en que estuve animado por un sentimiento de esperanza. El
estaba vestido sólo con el camisón, y los dos enfermeros, porque yo propio guardián R. se condujo con extremado tacto y habilidad en
no sabía qué se pretendía hacer conmigo y por consiguiente creí 10do su trato, de suerte que muchas veces me he preguntado des-
que debía resistirme, para lo cual traté de aferrarme del billar, pero pués de ello si no se habrían producido en él, como también en el
finalmente fui dominado y conducido a la celda antes mencionada. doctor Tauscher, inspiraciones superiores. Por la mañana jugué un
Ahí se me dejó abandonado a mi suerte; pasé el resto de la noche en poco al billar con aquél, tomé por la tarde un baño caliente y me
la celda, provista sólo de una cama de hierro y ropa de cama, sin mantuve hasta el atardecer en el ánimo fortalecido que había logra-
dormir la mayor parte del tiempo; me sentí absolutamente perdido do. Se decidió hacer la prueba de si yo podía dormir sin ningún
e hice en medio de la noche un intento naturalmente fracasado de somnífero. De hecho, fui a la cama relativamente tranquilo, pero
colgarme [del armazón] de la cama por medio de las sábanas. El no concilié el sueño. Después de algunas horas me fue ya imposible
pensamiento de que a una persona a la cual ya nunca será posible 1nantener mi estado de tranquilidad afectiva, la congestión de san-
gre en el corazón suscitó nuevamente en mí estados de angustia.
23
No puedo pasar en silencio que el profesor Flechsig, en una conversación 1)espués del cambio de guardianes -junto a mi cama estaba cons-
posterior, pretendió negar todo lo acontecido en el salón de billar y lo con ello
1:111temente sentado un guardián, que a mitad de la noche era rele-
relacionado explicándolo como una ilusión de mi fantasía, lo cual, dicho sea de
paso, es una de las circunstancias que a partir de entonces me llenaron de cierta vado por otro- se me dio finalmente algún medicamento para
desconfianza con respecto al profesor Flechsig. La objetividad del hecho, acerca dormir - Nekrin o algo parecido era su nombre- , y volví a sumir-
del cual es imposible hablar de ilusión de los sentidos, es, sin embargo, absoluta- me un rato en el sueño, que sin embargo no produjo ningún efecto
mente indudable, pues es imposible negar que a la mañana siguiente de la noche lc>rtalecedor en mis nervios. Por el contrario: a la mañana siguiente
en cuestión me encontraba en la celda para dementes y fui visitado allí por el
doctor Tauscher. •
111c encontraba otra vez en el antiguo trastorno nervioso; éste era
·La nota 24 fue tachada porque se refiere a Flechsig. Véanse pp. 334 y 421 infra. i.111 intenso que devolví el desayuno que me habían traído. Me cau- .
(N del T) 'i ;1ron una impresión particularmente aterradora los rasgos faciales

{ li\i.>.~-M. '·'' . ,., .. ' ' .


·•••1'~'~;1~~~,:·h·{' ·)~\.\'1!,
1
'
80 DANIEL PAUL SCHREBER M l·'. MORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 81

completamente deformados que creí percibir en el guardián R. al (·u ando mi esposa, que hasta ese momento había pasado diaria-
despertarme. mente conmigo algunas horas y había también almorzado conmigo
A partir de entonces se me administró regularmente hidrato de ·n el hospital, emprendió un viaje de cuatro días a Berlín para vera
cloral la noche y durante varias semanas siguió un período algo más su padre y concederse también a sí misma un poco de descanso, que
tranquilo, por lo menos exteriormente, ya que de esta manera ge- 11rgentemente necesitaba. Durante esos días decaí tanto que des-
neralmente se lograba por lo menos un sueño ligero. Recibí visitas pués del regreso de mi esposa volví a verla una sola vez y luego yo
regulares de mi esposa, y durante aproximadamente las dos últimas mismo adopté la resolución de que no podía desear que mi esposa si-
semanas antes de Navidad hasta pasé parte del día en casa de mi guiera viéndome en el estado de postración en que me encontraba.
madre. Empero la sobreexcitación nerviosa subsistió todo ese tiem- A partir de ese momento cesaron las visitas de mi esposa; cuando
po y hasta empeoró, más que mejorarse. Las semanas después de después de mucho tiempo volví a verla algunas veces aisladas en la
Navidad hice también diariamente paseos en coches de alquiler con ve ntana de una habitación situada enfrente se habían producido en
mi esposa y el guardián. Pese a ello, mis fuerzas estaban tan dismi- d ínterin cambios tan importantes en mi ámbito y en mí mismo,
nuidas que al descender del coche (en Rosenthal o en Scheibenholz) que creí ver en ella ya no un ser viviente sino sólo una figura huma-
sentía como una hazaña hacer a pie cualquier trecho de un par de na producida milagrosamente, a la manera de los "hombres hechos
cientos de pasos, y no me decidía a emprenderlo sin sentir angustia a la ligera". Para mi derrumbe espiritual fue particularmente decisi-
interior. El resto del tiempo también se encontraba todo mi sistema va una noche en la que tuve un número absolutamente desusado de
nervioso en un estado de profundo enervamiento. No me era posi- poluciones (quizá media docena) esa sola noche. A partir de enton-
ble emprender, o sólo lo era en mínima medida, ninguna ocupa- ces aparecieron las primeras indicaciones de un trato con fuerzas
ción intelectual, como leer el diario u otras semejantes. Hasta las sobrenaturales, es decir, de una conexión nerviosa que el profesor
ocupaciones predominantemente mecánicas, como el armar rom- l'lechsig mantuvo conmigo, de tal manera que hablaba a mis ner-
pecabezas o echar solitarios, u otras semejantes, intensificaban mi vios sin estar presente personalmente. A partir de ese momento
excitación nerviosa, de suerte que al poco tiempo tenía que desistir; 1uve la impresión de que el profesor Flechsig no albergaba ninguna
ya era mucho que por la tarde pudiera durante un rato jugar un par buena intención conmigo. Me pareció encontrar confirmada esta
de partidas de damas con el guardián R. En esa época tomaba gene- impresión en el hecho de que el profesor Flechsig, con motivo de
ralmente la comida y la bebida con buen apetito, y solía también 11na visita personal, cuando le pregunté si creía realmente en con-
fumar un par de cigarros por día. El enervamiento nervioso se in- ('iencia en la posibilidad de que me curase, si bien me dio ciertas
tensificó por la simultánea reaparición de estados de angustia cuando vagas esperanzas, sin embargo -o al menos así me lo pareció- no
se intentó de vez en cuando emplear somníferos más suaves en lu- pudo entonces seguir mirándome a los ojos.
gar del hidrato de cloral, que si bien durante breve tiempo fortale- Es este ya el lugar para profundizar en la naturaleza de las ya
cía algo los nervios a la larga los afectaba. Mi deseo de vivir estaba 111uchas veces mencionadas voces interiores, que desde entonces me
permanentemente en quiebra; se había desvanecido en mí cualquier h:lblan incesantemente y al mismo tiempo de la tendencia, que a
otra perspectiva que no fuera un desenlace macabro, que finalmen- mi juicio es intrínseca al orden cósmico, según la cual en ciertas
te tendría que cumplirse mediante el suicidio; frente a los planes circunstancias se ha de llegar a la "emasculación'' (transformación
para el futuro con los cuales mi esposa una y otra vez trataba de !'n una mujer) de un hombre ("visionario") que ha entrado con los
reanimarme meneaba yo incrédulamente la cabeza. 111.:rvios divinos (Rayos) en un trato imposible de suspender. A ex-
Un nuevo colapso nervioso, que caracterizaría una época im- poner estas relaciones, cosa que por lo demás es sobremanera difí-
portante de mi vida, ocurrió alrededor del 15 de febrero de 1894, d l, estará destinado el capítulo siguiente.
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 83

.ilif depende que Dios haya estado desde siempre en condiciones de


inspirar sueños a los hombres mientras duermen. Por mi parte, sentí
por primera vez ese influjo como emanando del profesor Flechsig.
l ,a explicación de esta circunstancia sólo puedo encontrarla en que
!'i profesor Flechsig aprendió de alguna manera a valerse de los Ra-
CAPÍTULO y*
yos divinos; posteriormente, además de los nervios del profesor
1ll cchsig, se han puesto directamente en vinculación con mis ner-
vios también algunos Rayos divinos. El modo y manera del influjo
Aparte del lenguaje humano usual existe un modo de lenguaje de los li:i ido cobrando con el transcurso de los años formas cada vez más
nervios, del cual un hombre sano por lo general no tiene concien- rnntrarias al orden cósmico y al derecho natural que tiene el hom-
- c:;i3. La mejor manera, a mi juicio, de hacerse una idea al respecto bre a la libre disposición de sus nervios y, me atrevo a decirlo, cada
consiste en representarse los procesos mediante los cuales el hombre vez m ás grotescas.
procura grabarse en la memoria ciertas palabras en una secuencia Este influjo apareció relativamente pronto bajo la forma de la
determinada, por ejemplo, cuando un escolar aprende de memoria rompulsión a pensar, expresión que las Voces interiores me indica-
un poema que tiene que recitar en la escuela o un clérigo un sermón 1on ellas mismas, pero que para otras personas difícilmente será
que pronunciará en la iglesia. Las palabras en cuestión se pronuncian 1 onocida, pues el fenómeno en su totalidad cae fuera de toda expe-
entonces en silencio (como también en la plegaría silenciosa, a la que 1 i<.:ncia humana. La esencia de la compulsión a pensar consiste en
los fieles son invitados desde el púlpito), es decir, el hombre hace q11c el hombre se ve forzado a un pensar incesante; en otras pala-
que sus nervios entren en aquellas vibraciones que corresponden al bras, el derecho natural del hombre a proporcionar de tiempo en
empleo de las palabras en cuestión, en tanto que los órganos especí- 1ic.:mpo a sus nervios intelectivos el indispensable descanso median-
ficos del habla (labios, lengua, dientes, etcétera) no se ponen con- H' el no pensar nada (como sucede de la manera más típica al dor-
juntamente en movimiento o sólo lo hacen ocasionalmente. 111ir) me fue restringido ya desde el comienzo por los Rayos que
El empleo de este lenguaje de los nervios en circunstancias nor- 1rnfan trato conmigo, quienes continuamente pretendían saber en
males (acordes con el orden cósmico) depende, naturalmente, sólo qtté estaba yo pensando. La pregunta era formulada, por ejemplo,
de la voluntad del hombre de cuyos nervios se trata; ningún hom- 1 on estas palabras: "¿En qué piensa usted ahora?", y como esta pre-
bre puede por sí mismo compeler a otro hombre para que se sirva ¡1,11nta es en sí y de por sí misma un absurdo completo, ya que,
de este lenguaje de los nervios. 25 Pero en lo que a mí respecta, des- \.tbidamente, el ser humano tanto puede no pensar en nada --en
pués del giro crítico antes mencionado que tomó mi enfermedad 1 icrtos momentos- como, en cambio, pensar en millares de cosas a
nerviosa, se da el caso de que mis nervios son puestos en movi- /r1 vez, y como mis nervios, consiguientemente, no reaccionaban en
miento desde el exterior, y por cierto sin interrupción ninguna. , ( y de por sí a esta pregunta absurda, muy pronto fue necesario
La capacidad de influir de esta manera sobre los nervios de un 1t{ugiarse en un sistema de adulteración de los pensamientos, respon-
ser humano es en primer término propia de los Rayos divinos; de di éndose uno mismo, por ejemplo, a la pregunta anterior: "En el
• "Continuación. El lenguaje de los nervios (Voces interiores). Compulsión a urden del mundo estará ese", vale decir,* pensando, 26 o sea, que se
pensar. La emasculación como postulado del orden del mundo".
25
Una excepción se da, quizá, en el hipnotizar, de cuya naturaleza, como profa-
Sdueber emplea regularmente, para completar las frases cortadas que escuchó de
no que soy en la psiquiatría, estoy tan poco informado que no puedo permitirme
1 11 ~
"Voces" el adverbio latino "scilicet", que traduzco por "vale decir". (N del T)
dar un juicio al respecto. 11
' l ,:i palabra "pensar" era omitida en la respuesta antes citada. Esto se debe a que
84 DANIEL PAUL SCHREBER M EMOR!AS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 85

obligaba a mis nervios, mediante el influjo de los Rayos, a producir del cónsul general D.; se trataba probablemente de una asociación
las vibraciones que correspondían al empleo de estas palabras. Con religiosa o de su plana mayor), el padre jesuita S., de Dresde, el
el tiempo creció el número de lugares desde donde emana la co- administrador arzobispal de Praga, el canónigo capitular Moufang,
nexión nerviosa: aparte del profesor Flechsig, el único de quien yo los cardenales Rampolla, Galimberti y Casati, el propio Papa, que
supe, exactamente, por lo menos durante un tiempo, que se encon- dirigía un "Rayo chamuscado" propio, y finalmente innumerables
traba entre los vivos, fueron sustancialm_ente almas difuntas las que monjes y monjas; en determinada oportunidad, doscientos cuaren-
comenzaron a interesarse por mí en número creciente. ta monjes benedictinos, bajo la dirección de un padre, cuyo nom-
Podría dar aquí cientos, si no miles, de nombres, entre ellos bre sonaba parecido a "Starkiewicz", se juntaron como almas dentro
numerosos nombres acerca de los cuales me enteré, después de va- de mi cabeza, para encontrar allí su aniquilación. En otras almas
rios años, después que se me abrió nuevamente mediante diarios y 'Staban en juego motivos nacionales mezclados con intereses reli-
cartas cierto trato con el mundo exterior, que seguían estando aún ; iosos; entre ellos un neurólogo vienés, cuyo nombre era casual-
entre los vivos, siendo así que en la época en que traté cqn ellos en mente idéntico al del padre benedictino antes mencionado, un judío
cuanto almas por medio de la conexión nerviosa, no podía, natu- onverso y eslavófilo, que quería eslavizar a Alemania por mi inter-
ralmente, suponer otra cosa sino que hacía mucho que habían fa- medio y simultáneamente fundar allí el imperio del judaísmo; en
llecido. En muchísimos de los portadores de esos nombres su calidad de neurólogo parecía ser, de manera análoga a como el
predominaban los intereses religiosos; en especial había entre ellos profesor Flechsig lo era para Alemania, Inglaterra y América (es
muchísimos católicos, que esperaban que mediante la actuación decir, los países básicamente germánicos) una especie de adminis-
que yo habría de emprender en determinadas direcciones sería pro- t:rador de los intereses divinos en otras provincias divinas (es decir,
movido el catolicismo, en especial la catolización de Sajonia y las regiones eslavas de Austria), de resultas de lo cual se desarrolló
Leipzig: a este número pertenecían el párroco St. de Leipzig, "14 durante un tiempo una lucha por la supremacía, surgida de la riva-
católicos de Leipzig" (de éstos sólo se me mencionó un nombre, el lidad entre él y el profesor Flechsig. Otro grupo lo formaban fun-
damentalmente ex-miembros del Corps Saxonia, de Leipzig, al cual
las almas -aun antes de la aparición de las relaciones contrarias al orden cósmi- 'l profesor Flechsig había pertenecido como konkneípant, 27 y que
co- tenían la costumbre de dar a sus pensamientos (en el trato entre ellas) sólo por esto, según supuse, habían sido ayudados por éste a lograr la
una expresión gramaticalmente incompleta, es decir, de omitir algunas palabras bienaventuranza; entre ellos se encontraban el abogado doctor G.
de las que de todas maneras podía prescindirse para el sentido. Esta costumbre se
transformó con el correr del tiempo en un abuso verdaderamente infame, en lo S., de Dresde, el doctor en Medicina S., de Leipzig, el juez superior
que a mí se refiere, pues los nervios intelectivos del hombre (su "subsuelo", como : . e innumerables miembros más jóvenes del Corps, que luego
reza la expresión del lenguaje primitivo) se ven continuamente excitados por es- fueron designados como "los suspendidos debajo de Casiopea''. Pero
tas frases corcadas, ya que involuntariamente se esfuerzan por buscar la palabra por otra parte había también muchos miembros de los Burschens-
que hace falta para completar el sentido. Así, hace años que yo oigo centenares de
·hafter, cuya causa había tenido durante cierto tiempo un gran avan-
veces diariamente, para citar sólo uno entre innumerables ejemplos, la pregunta:
"¿Por qué no dice usted eso?", en la cual se omiten las palabras verdaderamente ;c, de suerte que tuvieron la posibilidad de ocupar los planetas
necesarias para completar el sentido: "en voz alta", y los propios Rayos se dan 1úpiter, Saturno y Urano; los nombres más distinguidos entre ellos
luego a sí mismos la respuesta como si hubiera sido pronunciada por mí: "Porque nan los de A. K., abogado, vicepresidente de la Cámara de Diputa-
soy un poco estúpido". Tan tremendos absurdos y otros semejantes tienen ince-
santemente que soportar mis nervios (en parte como si procedieran de ellos mis- l'l Tampoco esto lo supe yo de antemano, sino que sólo me enteré por las Voces
mos) hace años, en medio de una triste monotonía. Más adelante expondré con que hablan conmigo mediante la conexión nerviosa. Por ello no estaría exento de
más detalle el motivo de la elección de las locuciones en cuestión y el efecto que i111 crés que este detalle, en sí mismo muy secundario, resultara, a la luz de la vida
con esto se pretende. 1111terior del profesor Flechsig, conforme a la verdad.
86 DANIEL PAUL SCHREBER M l·:MORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 87

dos de Prusia, al cual, por lo demás, nunca había visto personal- El segundo punto que debía tratarse en este capítulo se,refiere a
mente en mi vida, el rector profesor W. y el abogado H., de Leipzig. b tendencia, intrínseca al orden cósmico, a la emasculación del hom-
Estos y los anteriormente mencionados miembros del Corps Saxonia hre que entra en trato perdurable con los Rayos. Esta tendencia
parecían considerar toda la cuestión acerca de la cual se trataba en depende, por una parte, de la naturaleza de los nervios divinos, en
mi cabeza sólo como una continuación de la vieja rencilla entre el virtud de la cual, la bienaventuranza (el gozar de ella, véanse antes
Corps y la Burschenschaft. Nombraré además al consejero privado pp. 58-60), consiste, aunque no exclusivamente, sí al menos simul-
doctor Wachter, que habría desempeñado una suerte de jefatura en táneamente, en una muy intensificada sensación de voluptuosidad;
Sirio, y el consejero eclesiástico privado doctor Hoffmann, que ha- por la otra, del plan, que aparentemente subyace al orden cósmico,
bría desempeñado el mismo cargo en las Pléyades, y que por ello, y de posibilitar en caso de una catástrofe cósmica que hiciera necesa-
porque además hacía mucho tiempo que habían muerto, parecían ria la aniquilación de la humanidad en algún astro -considerado o
haber ascendido ya a un grado más elevado de bienaventuranza. no específicamente*-, la renovación de la especie humana. Si en
Ambos me habían conocido personalmente cuando estaban con :ilgún astro la corrupción moral ("desórdenes voluptuosos") o quizá
vida, y presumiblemente por esta razón habían tomado derto inte- también la nerviosidad, se habían adueñado de toda la humanidad
rés en mí. Nombraré finalmente algunos de mis parientes (además hasta tal punto que no pudiera esperarse de sus nervios excesiva-
de mi padre y mi hermano, que ya fueron mencionados anterior- mente ennegrecidos un completamiento significativo de las Ante-
mente, mi madre, mi esposa y mi suegro), mi amigo de juventud, ;ámaras del Cielo (véase antes la nota 6), o fuera de temer una
fallecido el año de 1864, Ernst K., y un príncipe que apareció en intensificación peligrosa de la fuerza de atracción sobre los nervios
mi cabeza en calidad de "hombrecillo", en el sentido que más ade- divinos, entonces podía producirse una destrucción de la especie
lante se explicará y, por así decirlo, se paseaba por ella. humana en ese astro (mediante epidemias desoladoras, etcétera), ya
Todas estas almas hablaban en mí como "Voces" de manera más fuese acaso por sí misma o también decidida por Dios y puesta por
o menos indiferente, sin saber ninguna de ellas nada acerca de la ob ra mediante terremotos, inundaciones, etcétera. Quizá también
presencia de las otras. Hasta qué punto haya sido desesperante la le era posible a Dios sustraer total o parcialmente a un planeta des-
Babel que se producía así en mi cabeza podrá calcularlo quienquie- 1inado a la destrucción el calor del Sol (o de la estrella fija que
ra que no considere todo lo expuesto como un producto morboso sirviera para su calefacción), lo cual arrojaría una nueva luz sobre
de mi fantasía. De todas maneras, las almas tenían aún entonces un problema que, según entiendo, no ha sido resuelto aún por la
pensamientos propios, y por consiguiente estaban capacitadas para ;iencia, el de las eras glaciales. La objeción de que en las eras glacia-
proporcionarme informaciones que atraían en sumo grado mi inte- les de la Tierra la humanidad existía sólo en sus rudimentos
rés, y también para dar respuesta a preguntas, mientras que actual- (diluviales) difícilmente puede considerarse convincente. ¿Quién
mente, y desde hace mucho tiempo, el parloteo de las Voces consiste podrá decirnos si en esa época no existía ya en algún otro planeta,
en una aterradora repetición monótona de las mismas frases (apren- que para mí podría ser Venus, una humanidad muy desarrollada,
didas de memoria) que reaparecen constantemente. Más adelante :uya aniquilación, en razón de lo dicho anteriormente, estuviera
daré la razón de ello. Junto a estas almas que se daban a conocer fi jada en el plan de Dios y no pudiera producirse sin un considera-
29
como individuos aparecían además al mismo tiempo Voces siem- ble enfriamiento simultáneo de la Tierra, rezagada en su evolución?
pre distintas, que se presentaban como la omnipotencia misma de
Dios en instancias cada vez más elevadas (véase al respecto la nota
• fn specie, latín en el original. (N del T)
19) y para las cuales las almas individuales antes mencionadas pare- ' 9 De hecho, durante mi permanencia en el hospital de Flechsig tuve visiones
cían servir de avanzadas. (imágenes oníricas) según las cuales han existido otros planetas inficionados de
88 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 89

En todas las cosas de esta especie el hombre tiene que tratar de nas, en una etapa evolutiva inferior, con carácter de órgands rudi-
remontarse más allá de las estrechas representaciones geocéntricas mentarios. La facultad de llevar a cabo el milagro de la emasculación
que, por así decirlo, lleva en su sangre, y considerar las cosas desde descrito es propia de los Rayos del Dios inferior (Arimán); los Ra-
el punto de vista más elevado de la eternidad. Es, por lo tanto, muy yos del Dios superior (Ormuz) tienen la capacidad de restaurar la
posible que en este sentido exista un fundamento de verdad en las masculinidad si se presenta el caso. Yo mismo viví en mi propio
concepciones de Cuvier sobre catástrofes cósmicas que se suceden nicrpo, como ya se mencionó en la nota 1, la consumación de este
periódicamente. Entonces se preservó como reserva un solo hom- 111 i !agro de la emasculación en dos oportunidades distintas (en bre-

bre -quizás el que era aun relativamente más moral, al cual las Vt: tiempo) durante mi internamiento; si el milagro no alcanzó a
Voces que hablan conmigo denominaban "el judío Errante".** El 1ksarrollarse por completo, y, de hecho, fue revertido, ello se debió
sentido de esta designación es, pues, algo diferente del que está en 1•xclusivamente a que intervinieron no sólo Rayos divinos puros
la base de la leyenda homónima del judío Ahasvero; en cambio, ~ino también Rayos de almas probadas (impuras, véanse antes p. 64
uno piensa espontáneamente en las leyendas de Noé, Devcalión y y ss.), es decir, rayos Flechsíg y otros, mediante cuyo influjo se obs-
Pirra, etcétera. La leyenda de la fundación de Roma está también 1.1culizó el proceso de transformación en su pureza acorde con el
probablemente relacionada con esto; en ella Rea Silvia concibe a 11rclen cósmico. El mantenimiento del judío errante y el proporcío-
los que luego serían los reyes Rómulo y Remo, no de un padre 1111 rle las cosas necesarias para la vida estuvo a cargo de "hombres
terrenal sino directamente de Marte, el dios de la guerra. El Judío hl'chos a la ligera'' (compárese con la nota 1), y para este fin se
Errante (en el sentido definido antes) tuvo que ser emasculado (trans- ,1rmaron transitoriamente mediante un milagro algunas almas en
formado en una mujer) para poder engendrar hijos. La emasculación ligura humana, verosímilmente no sólo durante el lapso de vida del
se llevó a cabo de esta manera: los órganos sexuales (externos) mas- l11<lfo Errante mismo, sino también durante muchas generaciones,
culinos (escroto y miembro viril) fueron retraídos hacía el interior l1.1sta que sus descendientes fueran suficientemente numerosos para
del cuerpo, y mediante la simultánea reestructuración de los órga- poderse mantener a sí mismos. Ésta parece haber sido la principal
nos sexuales internos fueron transformados en los órganos femeni- l1111ción acorde con el orden cósmico de la institución de los "hom-
nos correspondientes; se produjo tal vez durante un sueño de muchos 111 rs hechos a la ligera"; si acaso sirvió también para poder imponer
siglos, porque era necesario que se sumara una modificación de la 11 las almas que debían purificarse, bajo la figura humana que se les
estructura ósea (pelvis, etcétera). Se produjo, pues, una involución dio mediante este recurso, algunas tareas necesarias para su purifi-
o reversión del proceso evolutivo que en todo embrión humano 1 .H"ión (véase antes p. 55 y ss.), es algo sobre lo cual no me atrevo a

tiene lugar en el cuarto o quinto mes del embarazo, según que la ¡11011unciarme; de todas maneras, la finalidad de los hombres he-
naturaleza quiera adjudicar el sexo femenino o masculino al futuro 1 l1os a la ligera no consistía en un mero juguetear con milagros, que

niño. En los primeros meses del embarazo, como es sabido, están 1 11 rsto degeneraron, en lo que a mí respecta, en el último período

esbozados ambos sexos, y los caracteres del sexo que no llega a desa- de• 1ní permanencia en el hospital de Flechsig, durante mi perma-
rrollarse se quedan, según corresponde, como las mamilas masculí- 111·11cia en el hospital de Píerson y aun durante la primera época de
1111 permanencia en este hospital.3°
111
corrupción moral en un grado mayor que la Tierra, en tanto que la población de Yo he recibido algunas alusiones de que con anterioridad a mi propio caso,
nuestra Tierra se ha distinguido relativamente por una mayor pureza moral.' q11lds en un pasado sobremanera remoto y en otros astros, hubo gran número de
• Falta la nota 28, que posiblemente fue eliminada porque hace referencia al em- 111.lío.~ errantes. Algunos nombres que estarían en este caso me fueron menciona-
perador Guillermo 11. Véase la nota 37. (N del E) 1 111~ por las Voces que hablan conmigo entre los cuales si no me equivoco, se
•• En alemán Der ewige jude ("el judío eterno, inmortal"). (N del T) 1 111 omraba el de un conde polaco, Czartorisky, u otro que sonaba muy parecido.
90 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
91

Acerca de esta tendencia intrínseca al orden cósmico, de acuer- o con una parte de ella y de esa manera -sin pasar por la muerte y
do con la cual está prevista la emasculación de un hombre en cier- la purificación previa- convertirse en comandante de Rayos. Fue
tas condiciones, debió haber tenido, según mi modo de ver, alguna así como se armó un complot contra mí (más o menos en marzo o
vislumbre el profesor Flechsig, sea que, por decirlo así, haya llegado abril de 1894), que consistió en, una vez conocida o supuesta la
a ella por sí mismo o que esas ideas, cosa que yo consideraría lo más incurabilidad de mi enfermedad nerviosa, ponerme a la merced de
verosímil, le hayan sido inspiradas por Rayos divinos. Pero aquí un hombre, de la siguiente manera: dejar mi alma en poder de éste,
impera un equívoco fandamental, que desde entonces atraviesa toda pero entregar mi cuerpo, transformado en un cuerpo femenino -
mi vida como un hilo rojo y que consiste en que Dios, dentro del en una equívoca interpretación de la tendencia subyacente al orden
orden cósmico, no conocía, en puridad, al hombre viviente, y para cósmico antes mencionada-, al hombre en cuestión, para que abu-
nada necesitaba conocerlo, sino que, de conformidad con el orden sara sexualmente de él, y luego, sencillamente, "dejarlo olvidado",
cósmico, tenía que tratar sólo con cadáveres. Pero, por otra parte, es decir, abandonarlo sin más a la descomposición. No parecen ha-
entra aquí en consideración la dependencia a la que Dios se había berse hecho cargo claramente de qué sería del hombre "olvidado",
entregado con respecto al profesor Flechsig o a su alma, y que con- si estaría realmente muerto. No tengo la menor duda de que este
sistía en que Dios no podía ya librarse de la conexión nerviosa que o mplot haya existido realmente, aunque con la salvedad de que no
éste en algún momento consiguió y mantuvo abusivamente desde rne atrevo a afirmar que el profesor Flechsig participara de él en su
entonces. Surgió entonces un sistema de andar a las bordadas, en el tondición de hombre. Por supuesto mientras el profesor Flechsig tra-
cual alternaban intentos de curar mi enfermedad nerviosa 31 con el lÓ conmigo en su condición de hombre no se habló ni una palabra
esfuerzo por aniquilarme por ser un hombre que se había vuelto sobre estas cosas. Pero en la conexión nerviosa establecida al mismo
peligroso para el propio Dios de resultas de la nerviosidad cada vez tiempo por él en su condición de alma, es decir, en el lenguaje de los
más intensa. De esta manera resultó una política de duplicidad (de nervios descrito al comienzo de este capítulo, se dio a este designio
"semi-hurgoneo", según rezaba la expresión repetidamente oída por 11na expresión enteramente desembozada. A ello se sumó que tam-
mí), la cual era enteramente coherente con el carácter de las almas, hién la manera exterior de tratarme parecía corresponderse con el
que están acostumbradas al goce ininterrumpido, y por ello no po- designio que se me había comunicado en el lenguaje de los nervios;
seen, o sólo en muy pequeño grado, la capacidad peculiar que tiene se me mantuvo durante semanas amarrado a la cama tras haberme
el hombre de asegurarse un provecho duradero en el futuro me- retirado mis prendas de vestir, con el fin de -según creí- hacer-
diante un sacrificio momentáneo o una renuncia momentánea al 111e más accesible a las sensaciones voluptuosas que pudieran ser
goce. Al mismo tiempo, cuanto más empeño se ponía en hacer N11scitadas por los nervios femeninos que ya penetraban más y más
milagros contra mí tanto más indisoluble se hacía la vinculación <' 11 mi cuerpo; se emplearon asimismo recursos (medicamentos) que
establecida con mis nervios; por otra parte, en el ínterin el profesor <'Stoy persuadido tendían al mismo fin, 32 y que por ello me negaba
Flechsig había aprendido a remontarse al cielo con su alma íntegra .1 ingerir o que, cuando los guardianes me los daban por la fuerza,
los escupía. Puede imaginarse hasta qué punto todo mi viril senti-
No es indispensable pensar aquí en la nación polaca de nuestra Tierra, sino hay 11iicnto del honor y de la propia dignidad, toda mi personalidad
que tener presente, como posibilidad al menos, que el pueblo polaco, quizá me- 111or:il, se rebelaron contra este trato infamante no bien creí recono-
diante la metempsícosis, exista por segunda vez en algún otro astro.
31 Esto hubiera sido más fácil - para mencionar ya aquí algo que más adelante se 11·rlo con certeza, máxime porque al mismo tiempo me hallaba en-
expondrá con más detalle- mediante el sacrificio de una cantidad relativamente
pequeña de Rayos puros, porque los Rayos, entre otras, poseen la facultad de \! 1·:11 especial un ungüento blancuzco del que no puedo decir, por ser profano en
ejercer un efecto sedativo y somnífero sobre los nervios. 1111•cli cina- si se trataba de bismuto o de alguna otra cosa.
92 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 93

teramente henchido de santos pensamientos sobre Dios y el orden seros, me obligaban a emerger y finalmente a dejar el baño. 33 En la
cósmico, estimulado por las primeras revelaciones que había recibi- rn nexión nerviosa que mantenía con el profesor Flechsig yo le pe-
do, merced al trato con otras almas, sobre las cosas divinas. Separa- d fa continuamente cianuro de potasio o estricnina para envenenar-
do por completo del mundo exterior, sin ningún trato con mi llí e (una gota de zumo-veneno, como se lo denominaba en el
familia, en manos exclusivamente de rudos guardianes, a quienes k·nguaje primitivo), y el profesor Flechsig - en calidad de alma en
las Voces interiores me presentaban, por así decirlo, como un deber l.1 conexión nerviosa- no se comportó en absoluto de manera re-
golpear ocasionalmente como prueba de mi coraje viril, no podía 1111ente frente a este pedido, sino que siempre dejaba entrever a
surgir en mí ningún otro pensamiento sino que cualquier modo de 111 edias la posibilidad de acceder, pero en conversaciones en la co-
morir, por espantoso que fuera, era preferible a un fin tan vergon- 11<.:xión nerviosa que duraban varias horas hacía depender siempre
zoso. Decidí, pues, poner fin a mi vida dejándome morir de ham- liipócritamente el suministrármelo de ciertas garantías: si yo bebe-
bre y rechacé todos los alimentos, sobre todo porque las Voces ' f:1 realmente el veneno cuando me fuese entregado, etcétera. Cuando
interiores me aleccionaban siempre diciendo que era mi deber de- 1·1 profesor Flechsig venía a verme en calidad de hombre en sus
jarme morir de hambre y sacrificarme así en cierta medida a Dios, y vis itas médicas pretendía no saber nada, por supuesto, de tales co-
que por consiguiente cualquier goce de una comida, que mi cuerpo ~as. También se habló repetidas veces del ser-enterrado-vivo como
seguía ansiando, era una indigna debilidad. La consecuencia fue 1111 medio de poner fin a mi vida. Por ello resultaba enteramente
que se introdujo el "sistema de forraje", es decir, que los guardianes, 11.1tural, desde el punto de vista humano, que era el que aún enton-
que por lo general eran siempre los mismos alrededor de mí - 1 t·s me dominaba predominantemente, que yo viera sólo a mi ver-

además del ya mencionado R., un tal H. y un tercero más, cuyo 1 l.1d ero enemigo en el profesor Flechsig o en su alma (posteriormente

nombre no conozco- , me introducían por la fuerza los alimentos \\'sumó el alma de von W., de la cual volveré a hablar más adelante)
en la boca, lo que a veces hacían con la mayor rudeza. Sucedió y que considerara a la omnipotencia de Dios como mi aliada natu-
muchas veces que uno de ellos me tenía aferradas las manos y el 1,tl , a la que erróneamente sólo creía en una situación de apremio
otro, mientras yo yacía en la cama, se arrodillaba sobre mí para intro- l1 rnte al profesor Flechsig y a la que, por lo tanto, pensaba que
ducirme los alimentos en la boca o verterme la cerveza en la boca. d1·hfa apoyar con todos los medios imaginables, hasta la autoin-
Además, cada baño que tomaba iba asociado con ideas de aho- 111olación. Que el propio Dios pudiera ser el que concibió, si no el
go. En el lenguaje de los nervios se hablaba de "baños de purifi- i 11s1igador, del plan dirigido al almicidio que se habría de perpetrar
cación" y de "baños sagrados"; estos últimos estaban también • nn era mí y de la entrega de mi cuerpo como prostituta femenina es
destinados a darme una oportunidad para que yo mismo me aho- 1111 pensamiento que se me ocurrió sólo mucho tiempo después y
gase; yo entraba en cada baño con la angustia interior de que hu- •¡t i!' en parte, debo decirlo, se me hizo claramente consciente sólo
biera de servir para poner fin a mi vida. Las voces interiores il 111 .1nte la redacción de este trabajo. A la vez, paq no perturbar las
(concretamente las almas antes mencionadas que pertenecían al 111 11 repciones y los sentimientos religiosos de otros hombres, tengo
Corps Saxonia, los llamados Hermanos de Casiopea) me hablaban 1¡1 w expresar nuevamente los pensamientos que ya han sido expues-
permanentemente en este sentido y me ridiculizaban diciéndome 1 11~ al fin del capítulo II. Por vergonzosa que haya tenido que pare-
que me faltaba coraje varonil para hacerlo; hice repetidas veces el ' 11111e, subjetivamente considerada, toda esta conducta, no tengo
intento de hundir la cabeza bajo el agua, y en cada caso los guardia-
nes me sujetaron los pies manteniéndolos sobre el agua, con lo que 11
1 >it.:ho sea de paso, era esa la época en que yo, por efecto de los milagros
aparentemente favorecían la conducta suicida, y además me sumer- 111 111:1dos sobre mí, tenía entre las piernas una cosa que apenas se asemejaba a
gían la cabeza, tras lo cual, en medio de toda suerte de chistes gro- 1111 111 k mbro masculino normalmente formado.
94 DANIEL PAUL SCHREBER M l·'. MO RIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
95

empacho en reconocer que fue inspirada por ese instinto de auto- caso tan contrario a las reglas, rehusó al propio Dios los medios
conservación que es tan natural en Dios como en cualquier otro ser 11ccesarios para alcanzar un propósito contrario al orden cósmico.
animado, instinto de conservación que, según se expuso ya en otro ' lodos los intentos dirigidos a perpetrar un almicidio, a la
contexto (véanse antes, p. 87 y ss.), tenía de hecho que obligar a l"lnasculación para fines contrarios al orden cósmica34(es decir, a la
Dios en ciertas circunstancias a considerar la aniquilación no sólo ~: 1 tisfacción del apetito sexual de un hombre), y posteriormente a la
de hombres individuales sino también de astros enteros con todos 1lcstrucción de mi mente, fracasaron. Salgo vencedor de la lucha
los seres creados allí. También de Sodoma y Gomorra se nos relata .1parentemente tan desigual de un solo hombre débil con el mismo
en el capítulo 19 del Génesis que se produjo la aniquilación de esas 1)ios, aunque después de muchos amargos sufrimientos y miserias,
ciudades mediante una lluvia de fuego y azufre, a pesar de que en- porque el orden cósmico está de mi lado. 35 Mi situación externa y
tre sus moradores se encontraba un número, aunque quizá muy 111 i salud corporal mejoran actualmente de año en año. Por ello
escaso, de "justos". Tampoco habrá nadie que considere una inmo- vivo con la confiada fe de que toda esta confusión no representará
ralidad que -sin contradicción con el orden cósmico, los más fuertes Ni 110 un episodio que finalmente llevará de una manera u otra al
sometan a los más débiles, un pueblo de mayor cultura expulse de 1t·stablecimiento de condiciones acordes con el orden cósmico. Hasta

sus lugares de residencia a otro que se encuentra en un nivel infe- rs posible que el infortunio personal que he tenido que soportar y
rior de cultura, el gato devore a los ratones, la araña dé muerte al lil pérdida de bienaventuranzas que hasta el momento se ha produ-
mosquito, etcétera. El concepto de moralidad existe sólo dentro del 1 ido hayan de encontrar cierta compensación en el hecho de que
orden cósmico, es decir, del vínculo natural que mantiene a Dios 1on motivo de mi caso se le ha abierto de un solo golpe a la huma-
unido con la humanidad; cuando el orden cósmico se quiebra sólo 11 idad el conocimiento de verdades religiosas en una medida in-
resta una lucha por el poder, en la cual decide el derecho del más ' 11mparablemente mayor de lo que hubiera sido posible en muchos
fuerte. Lo moralmente chocante en mi caso consistió, pues, tan 11
Que una emasculación para otro fin - acorde con el orden cósmico- es algo
sólo en que Dios se había colocado fuera del orden cósmico, que
1p11· está en el ámbito de lo posible y hasta quizá contenga la solución probable
también para él era obligatorio; mas a ello se vio, si no directamen- ¡j,,¡ conflicto, es algo de lo que se tratará nuevamente más adelante.
1
te obligado, por lo menos motivado de resultas de una tentación ~ (Agregado de noviembre de 1902). Las ideas expuestas precedentemente po-
muy difícil de resistir, que le había sido montada mediante la pre- .ld.1 11 es tar afectadas de cierta falta de claridad, en la medida en que en ellas se
sencia del alma impura ("probada'') del profesor Flechsig en el cie- • 1111cteriza el "orden cósmico", y por ende algo impersonal, como algo que está
¡1111 encima aun de Dios, o es más poderoso que Dios, u obligatorio para el pro-
lo. En razón de la inteligencia humana que poseía aún en un grado ¡d11 l)ios. La falta de claridad, sin embargo, no existe en realidad. "Orden cósmico"
relativamente alto, el alma de Flechsig había sabido obtener ade- • '~ 111 relación legal dada de por sí en virtud de la esencia y los atributos de Dios, que
más ciertas ventajas técnicas (sobre esto se darán mayores detalles 111/r entre Dios y la creación por él evocada a la vida. Dios no puede llevar a cabo
más adelante) respecto de los nervios divinos que entonces entra- 11p1t'llo q ue está en contradicción con sus atributos y fuerzas en lo que atañe a la
l111111,111 idad o, en mi caso, a un hombre individual que ha entrado con él en
ban en contacto por primera vez con él, los cuales, a fuer de almas,
11 l.ll'iones especiales. En la medida en que Dios, la fuerza de cuyos Rayos es por
no poseían la capacidad de autosacrificio que hubieran necesitado 111111r~leza constructiva y creadora, intentó conmigo en circunstancias anómalas
para proporcionarme el sueño suficiente para curarme y tornar 111111 po lítica principalmente dirigida a la destrucción de la integridad corporal y
inocua así el alma Flechsig. Por esta razón me inclino a considerar 111 111111cnte, entró en contradicción consigo mismo. Debido a ello, tal política no
todo aquel proceso desde el punto de vista de una fatalidad, a pro- ¡1111lr.1 sino dañar tan sólo transitoriamente, no provocar ningún efecto duradero.
1 1 l1i1·n, para valerme de un oxímoron, en la lucha llevada a cabo por Dios contra
pósito de la cual ni de parte de Dios ni de mi parte puede hablarse
1111 111vc a Dios de mi lado, es decir, estuve en condiciones de hacer entrar en el
de culpabilidad moral. Por otra parte, el orden cósmico conservó 1 1111 ¡10 de batall,a como armas incondicionalmente protectoras para mi aurodefensa

toda su grandeza y sublimidad en la medida en que, hasta en un 111- 111 ributos y fuerzas de él.
DANIEL PAUL SCHREBER
96

siglos o quizá nunca por el camino de la investigación científica,


con todo el empleo de la inteligencia humana. Es casi innecesario
expresar en palabras qué inapreciable beneficio significaría para la
humanidad si mediante mis peripecias personales, especialmente bajo
la forma que aún mantienen, se dejase de una vez para siempre sin
sostén al materialismo y asimismo a un confuso panteísmo. CAPfTULOVI*

l .a época que he tratado de describir en el capítulo precedente -des-


de comienzos de marzo hasta fines de mayo de 1894, aproximada-
mente, suponiendo siempre que se haya tratado de algunos meses
terrenales y no de siglos- fue, puedo decirlo con certeza, la época
más terrible de mi vida. Y sin embargo esta época fue también la
poca santificada de mi vida, en la que mi alma, por completo arre-
h.1tada por las cosas sobrenaturales que me invadían de manera cada
V<'Z más masiva, en medio del brutal tratamiento que padecía exte-
1'iormente, fue colmada con las ideas más sublimes acerca de Dios y
dd orden cósmico. Por lo demás, yo había sido desde joven un
hombre propenso a cualquier cosa antes que al fanatismo religioso.
leidas las personas que de una manera u otra han estado cerca de
1111 durante mi vida anterior atestiguarán que yo era de una índole
1·rcna, desapasionada, de pensamiento claro, muy sensata, cuya ap-
1i111d individual se daba más en la línea de una fría crítica racional
q1u.: en la de la actividad creativa propia de una imaginación cam-
p.rnte por sus respetos. No era yo en absoluto, aunque con motivo
1Ir pequeños acontecimientos familiares he intentado componer
v1•1sos de circunstancias, lo que suele denominarse un poeta. Tam-
puro había sido nunca (desde la época de mi juventud) un hombre
1111rnticamente creyente, en el sentido de nuestra religión positiva.
M11cho menos había sido en ningún momento un detractor de la
11•ligión; evitaba más bien hablar mucho sobre cosas religiosas, y
li.1hla tenido desde siempre el sentimiento de que a las personas
ljll<' tenían la dicha de poder mantener incólume aun en sus años
¡111~ 1 criores la piadosa fe de su infancia, no se les debía perturbar esa
1 Ih ha. Sólo que yo mismo me había ocupado demasiado de las cien-

' 11 K pcriencias personales, continuación. Visiones. 'Visionario'".


98 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 99

cias naturales, en especial de obras que tenían su base en la llama- <.:onsiguiente decir con exactitud en qué medida a todo aquello que
da teoría moderna de la evolución, como para que no tuviera que creo haber vivido le corresponde también efectivamente una reali-
llegar a dudar por lo menos de la verdad literal de todo aquello dad histórica. Por eso, mis recuerdos de aquella época llevan nece-
que la religión cristiana enseñaba. Mi impresión general fue siem- ,~ariamente en algún grado la impronta de la confusión. 37
pre, por cierto, que el materialismo no podía ser la última palabra
11 A este respecto, un hecho acaecido en fecha sumamente reciente me ha pro-
en las cosas divinas, pero tampoco había podido decidirme a una
porcionado una aclaración fundamental. En una de las noches más cercanas al
firme creencia en la existencia de un Dios personal o a preservarla
111omento en que había escrito las líneas precedentes, en la noche del 14 al 15 de
para mí. 36 1uarzo del año en curso (1900) volvió a producirse mientras soñaba un fantasma
Al proponerme ahora el intento de dar en este capítulo algunos 111ilagroso tan disparatado como los que yo había vivido con frecuencia en épocas
detalles más respecto de la época que he denominado mi época 11n1criores, especialmente en la época en que dormía en la celda (desde 1896
santificada, tengo plena conciencia de las dificultades que ello me lwsca fines de 1898), pero que desde entonces, hace ya dos años, no había vuelto
•I vi vir, o sólo de manera muy excepcional. Finalmente aventé el fantasma mila-
representa. Las dificultades son de naturaleza en parte ~xtrínseca y J'/Oso que angustiaba en alto grado mi sueño cuando cobré fuerzas para desper-
en parte intrínseca. Ante todo en este intento cuento sólo con mi 1.1rme por completo y encendí la luz. Eran sólo las doce y media de la noche (la
memoria, pues en aquella época no estaba en condiciones de tomar p11crra que daba a mi cuarto desde el corredor estaba cerrada, de manera que
ninguna clase de notas: ni disponía de materiales para escribir, ni 1111d ic habría podido tener acceso desde afuera) lo escribí inmediatamente, a pesar
.Ir la hora tan temprana de la noche, porque las imágenes del sueño, como es
tampoco habría sentido inclinación a redactar notas escritas, pues
•11hido, se desvanecen rápidamente de la memoria y el acontecimiento me pare-
entonces -si con derecho o sin él, es asunto que dejaré sin resol- ' lt'I muy instructivo, tanto para el conocimiento de la esencia de los milagros
ver- creía que toda la humanidad había perecido, y por consi- olivinos como para una diferenciación precisa de si mis visiones anteriores seme-
guiente no hubiera tenido ante la vista ningún fin para escribir notas. l1111tts a ésta habían tenido como fu ndamento hechos objetivos o no. Del conte-
Además, las impresiones que irrumpían en mí eran una mescolanza 1ddo de lo que entonces puse por escrito sólo mencionaré aquí que después de las
l11dgcnes oníricas que en mí fueron producidas milagrosamente, un enfermero
tan asombrosa de acontecimientos naturales y de sucesos de carác-
ol1•I 1lospital, a quien yo antes había oído abrir la puerta de la sala adyacente a mi
ter sobrenatural, que me cuesta infinito diferenciar las meras imá- ol111 mi torio, cometió toda suerte de abusos, en parte sentado en mi cama, en
genes oníricas de las experiencias en estado de vigilia, y por 10.11 1<.: cerca de ella, entre otros, comiendo lengua ahumada o jamón crudo con
d11hi ~s; que yo mismo creí haberme levantado de la cama durante la visión onírica
36 Al decir esto de ninguna manera estoy sosteniendo que yo sea una cabeza I' 11.i encender la luz y así poner término al fantasma milagroso, pero que al des-
filosófica o que haya llegado a toda la altura de la cultura filosófica de mi tiempo, 111 11 <1 rme completamente me encontré tendido en la cama, la cual, por consi-
para lo cual tampoco me hubiera dejado el tiempo necesario mi profesión de 111111•11 tc no había abandonado en absoluto. No habría que reírse de los detalles
juez, que en parte es muy exigente. De todas maneras, quisiera nombrar por lo 'lili ' se dan sobre las comidas mencionadas precedentemente. Las palabras que
menos algunas de las obras de contenido filosófico y científico-natural que du- i 1vrn para designar esas comidas están relacionadas con el sistema de registro,
rante los diez últimos años aproximadamente antes de mi enfermedad he leído, 1¡i11 • habré de describir más adelante, y por ello me hacen reconocer claramente el
algunas reiterada y frecuentemente, porque en muchos pasajes de este ensayo se ¡11 1·11so propósito con que se efectuó la inspiración de estas imágenes oníricas; en
encontrarán reminiscencias de los pensamientos contenidos en esas obras. Nom- • ~ 11 N1°ntido, se trata también aquí de contribuciones al conocimiento de Dios, y
braré, pues, a guisa de ejemplo, Hackel, Natürliche Schopfongsgeschichte [Historia • -lll'<'i:il mente al dualismo que impera en los reinos divinos, mencionado ya al
natural de la creación]; Caspari, Urgeschichte der Menschheit [Prehistoria de la ll11 1d dd capítulo r. En el presente lugar observaré tan sólo lo siguiente:
humanidad]; Du Pre!, Entwicklungdes Weltalls [Evolución del universo]; Madler, 1,:1hecho de que un hombre que no d~erme del todo tranquilamente crea ver
Astronomie; Carus, Sterne, Werden und Vergehen [Las estrellas; su nacimiento y su ll11 ll'+l'l1CS oníricas que, por así decirlo, le son simuladas por sus propios nervios,
muerte]; el periódico de Wilheim Meyer, Zwischen Himmel und Erde [Entre el • - 1111 lc nómeno tan de todos los días que, considerado en sí mismo, no habría
Cielo y la Tierra]; Neumayer, Erdgeschichte [Historia de la Tierra]; Ranke, Der q111 11m lgastar en él ni una palabra. Las imágenes oníricas de la noche antes men-
Mensch [El hombre]; algunos ensayos filosóficos de Eduard von Hartmann, en ' l111111t l:1 y las visiones semejantes de épocas anteriores sobrepasan, empero, de
especial en Der Gegenwart [La actualidad], etcétera, etcétera. ¡, j11N 1•11 claridad plástica y en veracidad fotográfica todo aquello que yo, por lo
100 DANIEL PAUL SCHREBER
M tl.MO RIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 101

Para poner desde un comienzo ante la vista las condiciones ex-


ternas de mi residencia en ella presentaré a continuación un plano
de la planta de la Clínica de Enfermedades Nerviosas de la Univer-
sidad y un boceto del terreno donde está situada, en la medida en i::
que ambos guardan relación con mis propósitos. 'º
·o u
u o
V <ll ·eo
Me sirvieron como alojamiento durante el lapso transcurrido
entre poco antes de la navidad de 1893 hasta cerca de fines de fe-
Vl
ro
-;:; ·s
,...
V
V
"'~ ·¡ 1
12.1!
~

brero de 1894 (por lo tanto, en esencia, el lapso en que recibí visitas


"el~ "'
-~
Q

~
i::

regulares de mi mujer) los tres cuartos a, b y c de la planta baja del ! ~"' ~.o

Ala de las Mujeres, los cuales me fueron concedidos principalmen-


te por causa de la tranquilidad que allí reinaba. Antes y después ~
"'
"d

H"
·e
.9
"O

u
o
~
B

tuve distintas piezas en el primer piso del Ala de los Hombres, en §


o
.e

L ...
cada caso una sala y un dormitorio. Para esto último me sirvió du- Camino de ~

acceso ~
rante un tiempo (noviembre de 1893) el cuartito d, y la razón, por E~
"
~ ·-
~

cierto, fue que casi todos los otros cuartos del Hospital estaban ¿j

situados sobre el lado sur del corredor, que mira hacia la Estación .8
i::
·~
V ~o..
ti'§ Q § oi s .,.º
~~ ~ -~- ~ ~ 3p..
"el
-~ :(l i:: _g 2 el
~'" 1-4
menos en mis días de salud, había vivido anteriormente. Tampoco habían sido o "' -uo 'ü
suscitadas involuntariamente por mis nervios, sino introducidas en ellos por los .s
o
"d
:3>C.~ ·2o.. ..o .s "'
~~tño..
j ~ >-.
o
Rayos. Según esto, los Rayos poseen la capacidad de influir sobre el sistema ner- 6 11 o s:: <-§ <U ~
~ i-.~
·;:::
·o ·.E .8
~
'U
vioso de un hombre dormido y, en ciertas condiciones, quizá hasta sobre el de un <;; u::
~o~~ü]
p.. >. cu o ·-
o :.a
hombre despierto, especialmente sobre sus nervios sensitivos, de manera que ese i::

1-1-1 Ji] ;:: ·a ~ <:
hombre crea ver a personas extrañas paradas delante de él y escucharlas hablar,
pero que él mismo se desplaza de una parte a otra y mantiene con esas personas u"' eJ<>(l!JS3, 1

un intercambio oral, como si todos estos fueran realmente acontecimientos en OS <lJJe -


verdad objetivos. Ahora sé exactamente que no es este el caso, pero sostengo que <1p OU!lUe'.)
mi suposición contraria anterior no ha de atribuirse sólo a la excitación morbosa
de mis nervios, sino que cualquier otro hombre, si hubiera visto imágenes oníricas
de esta clase, las habría tomado por la realidad al igual que yo. Como es natural, B
"'~ ]
tengo ahora que rectificar algunas cosas anteriores (véase al respecto la nota 39); _o B
u
en especial, no tengo ya ninguna duda de que el encuentro con nuestro rey ac- E 00 o~ea
o
i:: ..i::
tualmente reinante, descrito en la nota 28, fue tan sólo una imagen onírica. Por 'º
ello, en lo que sigue sólo tocaré de pasada, si es que lo hago, las imágenes oníricas
·g ..s"' "' ~¡o>.it~H

V
de esta clase, de las cuales he visto innumerables en los primeros años de mi ~]
<ll
"d "' l!J;}[e:lS3 sezue¡eg
enfermedad, y me ocuparé fundamentalmente tan sólo de aquellos acontecimientos -;:; 6 ::;:"'
"el o
de los que recuerde con exactitud que al producirse ellos estuve en estado de i:: ::r:
vigilia. De todos modos, no hay que negar a tales imágenes oníricas todo valor :.a,...
para el conocimiento de las cosas de que aquí se trata; en algunos casos por lo ~
menos no está excluido que hayan sido una expresión simbólica para la comuni-
cación de acomecimiemos que o se habían realmente producido o que eran espe-
rados por Dios para el futuro.
102 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 103

Ferroviaria de Baviera, donde las pitadas de los trenes al maniobrar muchísimos casos, terminó en que dichas almas tuvieron finalmen-
producían un efecto muy perturbador, especialmente de noche. La te una breve existencia en mi cabeza con carácter de los así llama-
celda para dementes, a la cual fui llevado después de la mencionada dos "hombrecillos" (véase nota 28) -minúsculas figurillas con
pelea en la sala de billar, estaba situada aún más a la izquierda en el forma de seres humanos, pero sólo de una altura de quizá pocos
Ala de los Hombres. En la última época de mi permanencia en el milímetros-, para disiparse luego totalmente. Supongo que estas
hospital utilicé principalmente el dormitorio i y la sala e; el primero almas, que al acercarse por primera vez disponían de un número
de ellos, dicho sea de paso, estaba provisto, a la manera de la celda relativamente grande de nervios y por ello tenían aún conciencia de
para dementes, de dos puertas; la interior tenía una pequeña mirilla, su identidad relativamente fuerte, perdieron en cada acercamiento
a través de la cual se podía observar desde fuera al confinado; sobre a mi cuerpo una parte de sus nervios por obra de la fuerza de atrac-
la puerta había una abertura provista de vidrio, a través de la cual ción en favor de mi cuerpo y llegaron por fin a constar de un solo
podía pasar la luz de una llama de gas. Una parte de mis recuerdos nervio, el cual, por una causa milagrosa e imposible de explicar con
no coincide exactamente con ninguno de los ambientes de la clíni- más detalle, asumió la forma de un "hombrecillo", en el sentido
ca de Flechsig, conocidos por mí en lo esencial; a partir de este anteriormente expuesto, como forma final de dicha alma antes de
hecho, vinculado con otras circunstancias, me surgieron dudas acerca desvanecerse totalmente. A propósito de esto se me nombraron en
de si efectivamente estuve todo el período de que aquí se trata en la muchísimos casos las estrellas o constelaciones de las que proce-
clínica de Flechsig y no temporalmente en algún otro lugar. El tra- dían o "debajo de las cuales estaban suspendidos", nombres que en
tamiento médico estuvo en manos del doctor Flechsig y además en parte coincidían con las designaciones astronómicas usuales y en
manos de dos médicos asistentes, el doctor Tauscher y el doctor parte no. Así, se mencionaron con especial frecuencia Casiopea,
Quentin. En la época que estoy tratando hubo un período en que Vega, las Cabrillas y también una estrella "Gemma'' (de la que no sé
los médicos no se hacían ver en absoluto, sino que alrededor de mí si corresponde a una designación astronómica), además los Cru-
estaban sólo guardianes (siempre los nombrados anteriormente). ;ianos (¿tal vez la Cruz del Sur?), el Firmamento y muchas otras.
En ese período, el Hospital mismo me producía una impresión de 1 Cubo noches en que finalmente las almas, bajo la forma de "hom-
total abandono; asimismo, cuando entraba en el corredor situado brecillos", llovían gota a gota por así decirlo, por cientos, si no por
delante de mi cuarto era poco o nada lo que veía de los otros pa- miles, a mi cabeza. Entonces yo les advertía siempre que no se acer-
cientes. Cierto tiempo después reapareció el profesor Flechsig pero, c:i.ran, porque en cada caso tenía conciencia, por acontecimientos
como ya se mencionó anteriormente, bajo una figura que, por lo .i nteriores, de la fuerza de atracción inconmensurablemente inten-
menos a mí, me causaba una impresión distinta, y no en aspectos sificada de mis nervios, pero las almas consideraban siempre de pri-
inesenciales; a los médicos asistentes, durante la última época de mi 111cra intención enteramente increíble tan amenazadora fuerza de
permanencia y por cuanto puedo recordar, no los vi en absoluto o ,11 racción. Otros Rayos, que se comportaban como si fueran la
sólo en ocasiones muy aisladas. omnipotencia misma de Dios (en el sentido descrito anteriormen-
Ya en el capítulo anterior se mencionó que, a causa de mi ner- 11·), llevaban otras designaciones, tales como "El Señor de las Hues-
viosidad en continuo aumento y de la fuerza de atracción consi- 11~s Celestiales", "El Buen Pastor", "El Todopoderoso", etcétera,
guientemente incrementada, se sintió atraído hacia mí un número 1·1cétera. En relación con estos fenómenos muy pronto pasó a ocu-
cada vez mayor de almas fallecidas -en primer término aquellas ¡1.1r el primer plano en las visiones que yo tenía todas las noches la
que pudieron conservar un interés particular por mí de resultas de 1dr:1 del fin del mundo, como consecuencia de la vinculación, im-
las relaciones personales que mantuvieron durante la vida-, para 1"1s ible ya de disolver, entre Dios y yo. Desde todas partes llegaban
volatilizarse luego en mi cabeza o en mi cuerpo. El proceso, en 111.ilas nuevas, en el sentido de que tal o cual estrella, tal o cual
104 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORlAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 105
'

constelación había tenido que ser "desahuciada''; de pronto se decía humanas que veía todavía además de mí - el propio profesor
que ahora Venus había sido "inundada''; de pronto, que todo el Flechsig, algunos guardianes y algunos pacientes, muy pocos, aisla-
sistema solar tenía que ser "descolgado"; de pronto, que Casiopea dos y de aspecto más o menos extraño- las tuve por "hombres
(la constelación entera) había tenido que ser condensada en un sol hechos a la ligera'', producto de un milagro. Sopesé posibilidades
único; de pronto, que quizá sólo se podían salvar las Pléyades, etcé- tales como que toda la clínica de Flechsig, o quizá la ciudad de
tera, etcétera. Al par que de noche tenía estas visiones, creo obser- Leipzig junto con ella, hubiera sido "arrancada'' y trasladada a al-
var de día que el Sol seguía mis movimientos; cuando me movía de gún otro astro, posibilidades a las que muchas veces parecían aludir
un lado a otro en el cuarto de una sola ventana que entonces ocu- las preguntas de las Voces que hablaban conmigo: si Leipzig seguía
paba, veía la luz solar ora en la pared derecha (considerada desde la existiendo aún, etcétera. Al cielo estelar lo daba yo por total o por
puerta), ora en la izquierda. Me resulta difícil creer que hubiera lo menos sustancialmente extinguido. No se me brindaba ninguna
alguna ilusión sensorial en esta percepción que, como se mencionó, posibilidad de rectificar estas ideas. La ventana de mi dormitorio se
tuve de día, máxime porque recuerdo haber llamado la atención, cerraba de noche con un pesado postigo de madera, con lo que se
durante una de sus visitas, al médico asistente, doctor Tauscher, 111e impedía la vista del cielo nocturno. De día, por encima de los
acerca de esta percepción que, como es natural, me llenaba de te- 111 uros del Hospital sólo veía algunos de los edificios inmediata-
rror. Cuando tiempo después volví a salir regularmente al jardín vi mente contiguos a él. En dirección a la Estación Ferroviaria de
-si mi memoria no me engaña por completo- que en el cielo l\aviera sólo veía por encima de los muros del Hospital una estre-
había dos soles al mismo tiempo, uno de los cuales era nuestro Sol 1 ha franja de terreno, que me causaba una impresión muy extraña,

terrenal; el otro se decía que era la constelación de Casiopea con- 1 ompletamente diferente del aspecto peculiar del distrito, bien co-

densada en un único sol. Al respecto, como producto del conjunto 11ocido por mí; se hablaba a veces de un país "santo". El pitar de los
de mis recuerdos, se ha asentado en mí la impresión de que el lapso 11enes, que difícilmente me hubiera podido pasar inadvertido, no
correspondiente, que según la estimación humana usual abarcó entre lo sentí nunca durante largo tiempo. Sólo el hecho de que las lám-
tres y cuatro meses, debe haber cubierto en realidad un tiempo ¡1.1 ras de gas siguieran ardiendo me hacía vacilar en la suposición de
enormemente largo, como si cada noche hubiera tenido la dura- 1111 aislamiento completo del hospital de Flechsig, puesto que tenía
ción de siglos, de manera que dentro de ese lapso muy bien pudie- )'º que suponer alguna conexión con la ciudad de Leipzig, ya que
ron haberse cumplido las transformaciones más profundas en toda 1111 podía admitir la posibilidad de que el Hospital contara con un
la humanidad, en la Tierra misma y en todo el sistema solar. En las I', 1•16metro propio construido para él. Conservo en mi memoria otros
visiones se habló repetidamente de que se había perdido el trabajo 111 11erdos, cuya impresión sobre mí sólo puedo describir en general
de unos 14 000 años -cifra que probablemente se refería al tiem- 1l1o itndo que para mí es corno si durante un tiempo yo mismo hu-
po que había durado la población de la Tierra por seres hurnanos- lt11 1.1 existido bajo otra figura, espiritualmente menos valiosa. Ten-
y que a la Tierra se le había asignado sólo perdurar por unos dos- 1'," que dejar aquí sin responder la pregunta de si sería pensable algo
cientos años -si no me equivoco, se mencionó la cifra de doscien-
tos doce- ; en la última época de mi permanencia en el hospital de ·111111 también que la casa de Wettin habría recordado de pronto su origen apa-
Flechsig pensé que ese término había transcurrido ya, 38 y me tuve ,, 1111•111cnte eslavo y se habría convertido en paladín del eslavismo; en amplios
lt• idos de Sajonia, especialmente en la alta nobleza (se mencionaron entre otros
por el único ser humano real que aún restaba, y las pocas figuras
¡,, , 1111111bres de "von W" y de "von S."), habría tenido lugar una amplia
011ilmción; mi propia madre se habría convertido; yo mismo fui incesantemen-
38 Esta suposición parece encontrar corroboración en muchos detalles que aquí ·•l•jr io de intentos de conversión por parte de católicos (véase antes pp. 84-85,
puedo dejar de lado. Estuvieron en juego también procesos políticos y religiosos, 11_1,1, etcétera).
106 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
107

semejante por medio de milagros, de si sería posible colocarme otra por así decirlo, la historia de la humanidad o de la Tierra: en las
vez con una parte de mis nervios en un segundo cuerpo. Sólo pue- regiones superiores existían aún bosques frondosos; en las inferio-
do reiterar que tengo recuerdos que parecen indicar tal posibilidad. res todo se tornaba cada vez más oscuro y negro. Abandonando por
Al estar en esta segunda figura, de menor valor, de la que yo mismo un tiempo el vehículo, caminé como por un gran cementerio, don-
conservo la impresión consciente de haber estado en posesión tan de, entre otras cosas, crucé la tumba de mi propia mujer en la parte
sólo de poderes intelectuales menores, se me dijo que había existi- donde estaban sepultados los habitantes de Leipzig. Sentado otra
do anteriormente otro Daniel Paul Schreber que intelectualmente vez en el vehículo llegué sólo a un punto 3; en el punto l, que
fue mucho más dotado que yo. Como en el árbol genealógico de habría de marcar el inicio más temprano de la humanidad, no me
mi familia, que conozco muy exactamente, nunca existió antes de atreví a entrar. En el viaje de regreso el pozo se iba desmoronando
mí otro Daniel Paul Schreber, creo que estoy autorizado para refe- detrás de mí y puso en peligro a un "Dios solar" que se encontraba
rir sólo a mí mismo mientras estuve en plena posesión de mis ner- simultáneamente allí. A propósito de ello se dijo entonces que ha-
vios a este segundo Daniel Paul Schreber. Hallándome en esta bían existido antes dos pozos (¿correspondiendo al dualismo del
segunda forma menos valiosa, debo, si se me permite emplear esta Reino de Dios?); cuando llegó la noticia de que también se había
expresión, haber pasado a mejor vida algún día; tengo el recuerdo desmoronado el segundo pozo se dio todo por perdido. Otra vez
de haber estado acostado en la cama en una habitación que no pue- atravesé la Tierra desde el Lago Ladoga hasta el Brasil, donde junto
do hacer coincidir con ninguno de los cuartos del hospital de Flechsig con un guardián construí en un edificio con aspecto de castillo un
que conocí, y de haber tenido allí la clara conciencia de una extin- muro para proteger los reinos de Dios contra una marejada de co-
ción paulatina de mi alma, estado ese que, por lo demás, prescin- lor amarillo que avanzaba hacia allí; lo relacioné con el peligro de
diendo de los recuerdos dolorosos de mi mujer, en la cual pensé una contaminación por la sífilis. Otra vez volví a tener un senti-
entonces mucho, tenía el carácter de un tránsito apacible e indolo- miento como de ser yo mismo elevado a la bienaventuranza; tenía
ro a mejor vida. Por otra parte hubo un tiempo en el cual las almas entonces, como si fuera desde lo alto del cielo, a toda la Tierra
que estaban en conexión nerviosa conmigo hablaban de una plura- reposando bajo una bóveda azul por debajo de mí, cuadro este de
lidad de cabezas (es decir, de muchas individualidades en el mismo u na magnificencia y belleza incomparables; corno nombre para
cráneo) que ellas encontraban en mí y de las que al mismo tiem- designar esa imagen escuché una expresión que sonaba algo así como
po se apartaban con terror diciendo algo así como: "¡Válgame el "la vista de estar junto a Dios". Respecto de otros acontecimientos
cielo, es un hombre con muchas cabezas!" Tengo plena conciencia ('Stoy en la duda de si se trataba de meras visiones o, al menos en
de que todo esto tiene que sonar muy fantástico a otras personas, y parte, de experiencias reales. Recuerdo haberme sentado muy fre-
por consiguiente no iré tan lejos como para afirmar que todo lo que < uentemente de noche, vestido solamente con el camisón (me ha-
he relatado sea la verdad objetiva: me limito a referir qué impre- hí:rn retirado, por supuesto, todas las prendas de vestir), en el piso
siones se mantienen aún adheridas a mi memoria bajo la forma de de mi dormitorio, tras haber abandonado la cama siguiendo algún
recuerdos. impulso interior. Las manos, que tenía apoyadas con fuerza contra
Las visiones relacionadas con la idea de un fin del mundo, de las rl piso detrás de mi espalda, me eran entonces perceptiblemente le-
cuales, como ya se mencionó, tuve innumerables, eran en parte de V•l ntadas de tiempo en tiempo por figuras en forma de oso (osos
carácter aterrador, pero también, en parte, indescriptiblemente su- 11egros); sentados alrededor y cerca de mí veía yo otros "osos ne-
blimes. Recordaré sólo unas pocas. En una de ellas era como si yo ¡•,ros", grandes y pequeños, con ojos relucientes. Mi ropa de cama
me encaminara, sentado en un vagón de ferrocarril o en un ascen- 1doptaba la forma de "osos blancos". Por la mirilla de mi puerta
sor, a las profundidades de la Tierra, y recorriese en sentido inverso, vda, de una manera semejante a la relatada en la nota 28 a propó-
108 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
109

sito de nuestro rey actualmente reinante, 39 hombres amarillos, de con el guardián W Durante mucho tiempo se habló de que yo
estatura menos que mediana, que aparecían de vez en cuando de- mismo tenía que permanecer bajo la protección de Casiopea, en
lante de mi puerta, con quienes tenía que estar preparado para tanto que el Sol, trasladado a algún otro destino, probablemente
emprender algún tipo de lucha. Gatos con ojos relucientes apare- tendría que ser preservado para su propio sistema planetario, y por
cían a veces en los árboles del jardín del Hospital cuando yo estaba consiguiente también para nuestra Tierra. Pero la fuerza de atrac-
aún en estado de vigilia, es decir, en las últimas horas de la tarde. ción de mis nervios fue tan intensa que este plan no pudo llevarse a
Tengo además recuerdos de haber estado en un castillo junto a al- abo, sino que el Sol tuvo que permanecer donde me encontraba
gún mar, al que hubo después que abandonar debido a una inun- yo, o yo mismo tuve que ser reintegrado.
dación que lo amenazaba, y desde el cual, después de un largo, Después de tales experiencias, cuya explicación quizás intente
largo tiempo, volví al hospital de Flechsig, donde me encontré de ·n alguno de los capítulos posteriores, parecerá en cierta medida
inmediato en las circunstancias que desde antes me eran conocidas. :omprensible el hecho de que durante años haya vivido yo en la
Delante de las ventanas de mi dormitorio, cuando por la mañana duda de si me encontraba realmente en la Tierra o si quizá más bien
temprano se abrían los postigos, veía un espeso bosque, alejado tan º
t;n otro planeta. Todavía en el año 1895 4 sopesé la posibilidad de
sólo pocos metros de la ventana, el cual, por cuanto puedo recor- rncontrarme en Pobos, un satélite del planeta Marte, que en algún
dar, estaba formado principalmente por abedules y pinos. Las Vo- otro contexto me había sido mencionado una vez por las Voces, y
ces lo calificaban de "bosque sagrado". Esta vista no tenía la más de si no debía ver en la Luna, que para esa época divisé algunas
remota semejanza con el jardín de la Clínica de Enfermedades Ner- veces en el cielo, el planeta principal correspondiente, Marte.
viosas de la Universidad, el cual es una plantación más reciente, En el lenguaje de las almas, hacia la época tratada en este capítu-
iniciada sólo en 1882, y que consistía esencialmente en hileras de lo, se me llamaba "El Visionario'', 41 es decir una persona que ve
un solo árbol a lo largo del camino. Es evidente que tal bosque, si <'spíritus, *que tiene trato con espíritus o almas difuntas. En espe-
realmente existió, no hubiera podido crecer en tres o cuatro meses. 1 ial, el alma de Flechsig solía hablar de mí como "el más grande

Mi cabeza, de resultas de la afluencia masiva de los Rayos, estaba visionario de todos los siglos", a lo cual yo, después, partiendo de
con mucha frecuencia rodeada de un resplandor luminoso, seme- 1111 punto de vista más amplio, objeté alguna que otra vez que había
jante a la aureola que se coloca a las imágenes de Cristo, etcétera, que hablar por lo menos del más grande visionario de todos los
sólo que incomparablemente más rica y brillante: la así llamada 111ilenios. De hecho, desde que el mundo existe, muy difícilmente
"corona de rayos". La fuerza reflectante de esta corona de rayos era M. habrá dado un caso como el mío, a saber, que un hombre haya

tan grande que un día, cuando el profesor Flechsig apareció junto a 1·~1ado en un trato continuado, es decir, no sujeto a ninguna inte-
mi cama acompañado del médico asistente, el doctor Quentin, éste 1111pción, no sólo con almas difuntas por separado, sino con la tota-
desapareció delante de mis ojos abiertos; lo mismo sucedió otra vez lidad de todas las almas y con la omnipotencia de Dios. Es cierto
q11 c en la primera época se intentó provocar interrupciones; se ha-
39 Si bien ames, en la nota 37, observé que ya no tenía duda alguna de que esto
111
fuese tan sólo una imagen onírica, tengo ahora, después de haberlo ponderado '1:un bién los días me parecían entonces sustancialmente más cortos; no tenía
nuevamente, que hacer una restricción. El hecho de haber estado yo mismo junto '1 1 1ni poder un reloj, que hubiera podido servir para rectificar cualquier idea
a la mirilla de la puerta de mi dormitorio constituye un recuerdo demasiado claro np 11vocada al respecto.
11
como para creer aquí en una ilusión sensorial. De todas maneras tendría que Acerca de la designación de "Príncipe del Infierno", que luego se me aplicó,
pensar en la posibilidad de que lo visto hipotéticamente por mí del lado de afuera ·1 ¡101 1aré mayores detalles.
de la puerta haya sido sólo una "ilusión visual" (véase Krapelin, obra citada al ( .'rister-seher en alemán (vidente-de espíritus). Título de un cuento de Schiller.
final de este capitulo). lt·I del T)
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 111
110

cía entonces la distinción entre "épocas santificadas'', es decir, épo- que en muchísimos de estos casos se haya tratado sólo de meras
cas en las que tenía que producirse una conexión nerviosa o un ilusiones sensoriales, y como tales son tratadas a lo largo del ma-
trato con los Rayos o un hablar por parte de las Voces -todas las nual mencionado. Pero la ciencia, a mi juicio, actuaría muy erra-
cuales, consideradas en esencia, eran tan sólo expresiones distintas damente si quisiera arrumbar todas las manifestaciones de este tipo,
del mismo suceso-, y "épocas no santificadas", en las que se pro- en cuanto carecen de toda realidad objetiva, con el rótulo de "ilu-
yectaba suspender el trato con los Rayos. Mas pronto la desmesura- siones sensoriales", en el desván común de las cosas irreales, lo que
da fuerza de atracción de mis nervios no permitió ya ninguna de puede estar justificado quizá respecto de las ilusiones sensoriales
tales pausas o interrupciones, y desde entonces sólo existieron "épo- Lratadas por Krapelin en las páginas 108 y siguientes, que no están
cas santificadas". Visionarios de grado inferior pueden, ciertamen- relacionadas con cosas sobrenaturales. No considero de ninguna
te, haber existido en mayor o menor número antes de mi caso. Para manera descartado que en cierto número por lo menos de casos
no remontarme a sucesos bíblicos, considero que, por ejemplo, en semejantes se haya tratado de verdaderos visionarios de grado infe-
el caso de la Doncella de Orleáns, o de los Cruzados cuando halla- rior, en el sentido anteriormente expuesto. No ha de negarse por
ron la Santa Lanza en Antioquía, o del emperador Constantino en ello que haya existido a la vez un incremento de la excitabilidad
la bien conocida victoria decisiva para la Cristiandad: In hoc signo morbosa, puesto que sólo por el incremento de la fuerza de atrac-
vinces, es muy probable que haya habido un trato transitorio con ;ión de los nervios se vio posibilitado y favorecido el trato con las
los Rayos. Aun en los casos de doncellas estigmatizadas es muy po- l'uerzas sobrenaturales. En mi caso me parece directamente imposi-
sible que una que otra vez haya que suponer lo mismo. Las leyendas hle que se trate de puras ilusiones sensoriales. Pues la ilusión de
y la poesía de todos los pueblos rebosan literalmente de movimien- estar en trato con Dios o con almas fallecidas sólo puede surgir
tos con espíritus, elfos, gnomos, etcétera, y la suposición de que en coherentemente en aquellos hombres que a su estado nervioso
todas estas representaciones uno tiene que habérselas sólo con in- rnórbidamente excitado añaden una firme creencia en Dios y en la
venciones deliberadas de la fantasía humana, sin ningún fundamento inmortalidad del alma. Pero en cuanto a mí, según lo mencionado a
real, me parece simplemente insensata. Por ello me interesó tomar romienzos de este capítulo, este no ha sido de ninguna manera el caso.
conocimiento posteriormente de que, según el Manual de Psiquia- 1 lasta los llamados médiums de los espiritistas, por más que en
tría de Krapelin (5a edición, Leipzig, 1896, pp. 95 y ss.), que me 111uchos casos se mezcle el autoengaño y el fraude, en otro número
había sido facilitado con carácter de préstamo (cuando me ocupaba 11 0 pequeño de casos tienen que ser considerados verdaderos visio-
de la redacción de este manuscrito), la idea de estar en trato sobre-
natural con alguna clase de voces ha sido observada frecuentemente drl enfermo para la rectificación perspicaz y amplia de las nuevas ideas a partir de
también en personas cuyos nervios se encontraban en un estado de ''"experiencias hechas anteriormente" (página 146) y la "debilidad del juicio'',
excitación nerviosa. 42 De ninguna manera quiero poner en duda 'lile Krapelin considera (página 145) como un "fenómeno concomitante sin ex-
' 1•pción de los delirios'', difícilmente se podrán descubrir en mí si se toma en
1 111·1ita todo el contenido del presente trabajo. Creo haber demostrado que en mí

42 En relación con esto, es de mucho valor para mi concepción de las cosas la 110 sólo no se da "un dominio de la memoria por series fijas de pensamientos y de
observación de Krapelin en la página 11 O de que las "voces escuchadas", en aque- 11 lr.1s adquiridas previamente", sino que está presente con toda su fuerza la "capa-
llos casos en que tienen un carácter sobrenatural, "no infrecuencemente van acom- ' 1d.1d para la rectificación del contenido de la conciencia con ayuda del juicio y
pañadas de ilusiones visuales''. Considero probable que en una considerable il1• la inferencia" (página 146). Pero quien quisiera encender bajo el nombre de
cantidad de esos casos se haya tratado de visiones verdaderas de la clase que tam- "1·xpc riencia sana" simplemente la negación de todo lo sobrenatural, éste, a mi
bién yo he experimentado, es decir, de imágenes oníricas generadas por los Rayos l1il1 ·io, incurriría por su parte en el reproche de dejarse guiar por las insulsas ideas
y que por ello poseen una claridad incomparablemente mayor que las visiones 1l1 •l período del Iluminismo del siglo XVIII que generalmente se tienen por supera-
oníricas comunes (véase Krapelin, página 107). Por otra parte, la "incapacidad ,¡,,,, es pecialmente entre teólogos y filósofos.
DANIEL PAUL SCHREBER
112

narios de grado inferior, en el sentido ya indicado. Hay que cuidar-


se, pues, en cosas como estas, de las generalizaciones no científicas
y de las condenaciones apresuradas. Si la psiquiatría no quiere ne-
gar indiscriminadamente todo lo sobrenatural y de esa manera pa-
sarse con armas y bagajes al campo del materialismo desnudo, no
podrá evitar el reconocimiento de la posibilidad de que en manifes- CAPÍTULO VII*
taciones del tipo descrito haya que vérselas, en determinadas cir-
cunstancias, con hechos reales, que no pueden ser dejados
sencillamente de lado con el rótulo de "alucinaciones". Por las razones ya expuestas no estoy en condiciones de dar datos
Tras esta digresión retorno al tema específico de mi trabajo y en ·ronológicos precisos respecto de la época que media entre las últi-
el capítulo siguiente presentaré la continuación de lo expuesto has- mas visitas de mi esposa (a mediados de febrero de 1894) y el fin de
ta aquí, tocando allí, en parte, algunos otros puntos perte;necientes mi permanencia en el hospital de Flechsig (a mediados de junio de
al ámbito de lo sobrenatural, que no hubieran podido ser bien en- 1894). En relación con ello dispongo sólo de unos pocos puntos de
cuadrados en el contexto de lo expuesto precedentemente, y, en referencia. Tengo el recuerdo de que hacia mediados de marzo de
parte, también los sucesos de mi vida exterior durante la época de 1894, cuando el trato con fuerzas sobrenaturales había cobrado ya
la que estoy tratando. relativa intensidad, se me puso delante un periódico en el que po-
día leerse algo así como mi propio aviso de defunción; interpreté
rste hecho como una insinuación de que yo no debía contar ya con
ningún posible regreso a la sociedad humana. No me atrevo a afir-
mar si en dicha percepción estuvo en juego un hecho real o una
Il usión sensorial producida por medio de la visión. Sólo me ha que-
1Ltdo la impresión de que en este y otros sucesos semejantes, si lo
1111e estuvo en cuestión fueron visiones, eran visiones en las que
lt.1bía un método, es decir, existía cierta coherencia, la cual por lo
11 1cnos me permitía reconocer qué era lo que se me preparaba. Era
l.1«poca en que yo, como ya se mencionó, estaba permanentemen-
1t', de día y de noche, retenido en la cama; si fueron semanas, o
111:1 neas, es algo acerca de lo cual nada puedo decir. Para la época de
I " vacaciones de Pascua -cuándo cayó la Pascua en el año 1894,
1111 lo sé- debió de darse una importante modificación en la perso-
11.1del profesor Flechsig. Me enteré de que durante esas vacaciones
1 111 prendió un viaje de descanso al Palatinado o a Alsacia. En rela-

1 11'111 con ello tuve visiones, según las cuales el profesor Flechsig se

l1.il1í:t pegado un tiro o en Weissenburg, en Alsacia, o en la prisión

Fxpc riencias personales, conrinuación; manifestaciones particulares de la en-


¡, 111wdad Visiones".
114 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 115

policial de Leipzig; vi también - como imagen onírica- su corte- las Voces como el "tiempo del primer juicio de Dios". Por casuali-
jo fúnebre, que se desplazaba desde su domicilio hacia Tonberg (por dad he retenido algunos datos en la memoria que tienen que haber-
consiguiente, no en la dirección que uno hubiera supuesto, dada la me sido mencionados por alguien; de acuerdo con ellos, el primer
conexión existente entre la Clínica de Enfermedades Nerviosas de juicio de Dios habría abarcado el tiempo que va desde el 2 o el 4 de
la Universidad y el cementerio de San Juan). En otras visiones se abril hasta el 19 del mismo mes de 1894. Al primer juicio de Dios
me apareció repetidas veces acompañado de un policía o en conver- siguió luego una serie de nuevos juicios de Dios que, sin embargo,
sación con su esposa, donde yo era testigo mediante la conexión quedaron no poco atrás respecto del primero en cuanto a la
nerviosa, y donde el profesor Flechsig se designaba a sí mismo ante magnificencia de las impresiones. En el "primer juicio de Dios" se
su esposa como "Dios Flechsig", por lo cual esta se sentía inclinada trató de una serie de visiones continuas, que se producían de día y
a tenerlo por loco. Para mí, es ahora indudable que en estas visiones de noche, las cuales, si así puedo decirlo, tenían como fundamento
no se trataba de acontecimientos que se hubieran producido, por lo 11 na idea general común. Era esta la idea de que, por haberse produ-
menos exactamente de la manera que yo creí verlos. Con todo, con- cido una crisis peligrosa para la subsistencia del reino de Dios, crisis
sidero sostenible interpretarlas en el sentido de que eran una comu- l'manada desde los ámbitos del pueblo alemán debido al conflicto
nicación de la opinión divina acerca de lo que hubiera debido suceder l' ntre el profesor Flechsig y yo, ya no podía confiársele al pueblo
al profesor Flechsig. En cambio, es un hecho real, es decir, ,dcmán, y en especial a la Alemania evangélica, la jefatura en cali-
subjetivamente cierto para mí, dada la precisión de mi recuerdo en dad de pueblo elegido por Dios; que quizás habría que excluirlo
este punto - sea que otros hombres quieran o no otorgarme crédi- ha sta de la ocupación de otros "globos del mundo" ("¿planetas ha-
to al respecto-, que aproximadamente en esa misma época tuve bitados?"), a menos que apareciera un campeón en favor del pueblo
transitoriamente el alma, y probablemente toda el alma, del profe- dcmán que demostrara la perdurable dignidad de éste. Unas veces
sor Flechsig en mi cuerpo. Era un bulto u ovillo relativamente gran- r~ t c campeón tenía que ser yo mismo; otras veces otra personalidad
de; la mejor comparación que se me ocurre es la de un volumen q11 c yo debía designar, y por ello, debido a la insistencia de las Vo-
equivalente de algodón o telaraña que me hubieran lanzado por 1 es que hablaban conmigo en la conexión nerviosa, di los nombres

medio de un milagro dentro del estómago, presumiblemente para 1 l1· un número de personas sobresalientes, que en mi opinión eran

que encontrara allí su destrucción. Retener esta alma en mi cuerpo, 1 ,1mpeones adecuados para esa lucha. En conexión con los pensa-

digerirla, por así decir, hubiera sido probablemente algo imposible 11 ii cntos fundamentales del primer juicio de Dios ya señalados esta-
en cualquier caso, dado su tamaño; de todas maneras, la dejé vo- li.1 d avance del catolicismo y eslavismo que se mencionaron en el
luntariamente salir cuando ella pugnaba por liberarse, siguiendo pi imer capítulo. Tuve también cierto número de visiones referidas
una especie de impulso compasivo, y así se exhaló por mi boca, 1 l'~ to; entre otras vi el ala para mujeres de la Clínica de Enfermeda-

regresando al exterior. Tengo tan pocas dudas sobre la realidad ob- .l r.~ Nerviosas de la Universidad convertida en un convento de
jetiva de este hecho, porque también posteriormente en toda una 111nnjas o en una capilla católica; hermanas de la caridad sentadas
serie de otros casos me vi en la situación de recibir en mi boca al- ' 11 las habitaciones que están situadas bajo el techo del Hospital,
mas o partes de almas, y conservo al respecto un recuerdo absoluta- 1 11 c<tcra. Pero luego se dijo que el catolicismo era ya una causa per-

mente seguro, en especial la sensación de hedor y mal sabor que .l1d.1; después de la muerte del papa actual y el interregno de un
provocan esas almas impuras en aquellos en cuyo cuerpo entran ¡11p.1 Honorio no se había podido celebrar otro cónclave porque los
por la boca. ' 11c'1l icos habían perdido la fe, etcétera. En esa época tuve todo esto
A los sucesos precedentemente mencionados siguió, en la medi- ¡1111 hechos históricos reales y, por lo tanto, creí que un proceso de
da en que puedo acordarme, el período que me fue designado por ip11 d muchos siglos pertenecía ya al pasado. Por supuesto, no pue-
116 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 117

do sostener ya esta opinión. Después que retomé cierto trato con el "relojes del mundo" se habían parado y al mismo tiempo se produ-
mundo externo- por cierto, después de transcurridos varios años- jo de manera continua un aflujo desacostumbradamente cuantioso
mediante periódicos y cartas; después de no haber podido descu- de Rayos hacia mi cuerpo, en medio de fenómenos lumínicos gran-
brir nada en el estado de los edificios que veo en el Hospital mismo diosos. No puedo decir qué significó el "pararse los relojes del mun-
y en sus alrededores ni tampoco en el estado de los libros, piezas do"; se dijo que retornaría toda la humanidad excepto dos personas:
musicales y otros objetos de uso que poseía anteriormente, cierta a saber, yo mismo y el padre jesuita nombrado ya en el capítulo v. A
cantidad de los cuales me fue devuelta en el ínterin, nada que fuera partir de ese momento parece haberse iniciado esa situación que
compatible con la suposición de un gran hiato temporal que se ha- desde entonces me fue cientos y miles de veces designada con el
bría producido en la historia de la humanidad, me es imposible nombre de "el abominable jugueteo con seres humanos". Tengo
dejar de reconocer que, considerado exteriormente, todo permaneció fundamento para pensar que desde entonces todas las actividades
como otrora. A pesar de ello, más adelante se discutirá si se ha pro- humanas se mantienen artificialmente por medio de milagros divi-
ducido o no una profonda modificación interior. nos directos, en una medida que las restricciones que se me impo-
De considerable influjo sobre el conjunto de mis ideas de enton- nen en razón de mi residencia me imposibilitan apreciar de manera
ces fueron también ciertas informaciones referentes a lo que sería plena. 42 bis Tal es, con seguridad, el caso que se refiere a lo que está
de mí en una futura metempsícosis. Se me asignaron sucesivamen- <crea de mí: cada palabra que se pronuncia cerca de mí, dirigida a
te los papeles de una "Hiperbórea'', de un "Novicio jesuita en 111f o a otra persona, cada paso de un ser humano que escucho, cada
Ossegg", de un "Burgomaestre de Klattau", de una "Joven Alsaciana ~i lbido de un tren, cada tiro de mortero que disparan los vapores en
que tiene que defender su honor sexual contra un oficial francés viaje de placer, etcétera, lo siento acompañado de un golpe aplica-
victorioso" y, por último, de un "Príncipe mongólico". En todas do en mi cabeza, que provoca en ella una sensación más o menos
estas predicciones creí reconocer cierta coherencia con el cuadro de dolorosa: más dolorosa cuando Dios se ha retirado a una distancia
conjunto resultante de las restantes visiones. El destino de conver- 111,tyor; menos dolorosa cuando se encuentra a mayor proximidad.
tirme en una "Hiperbórea'' me pareció una indicación de que a la < :.isi con infalible certeza puedo predecir cuándo habrá de produ-
Tierra le había llegado ya o le estaba por llegar una pérdida de calor 1i rsc cerca de mí una de estas manifestaciones de vida de un ser
cercana a la glaciación general; también se había hablado de que el l1111nano, la cual recibe luego el nombre de "perturbación" y es sen-
Sol se había retirado a la distancia de Júpiter. El futuro destino de 11d.1 por mí como golpe, a saber, siempre que la sensación de
convertirme en un novicio jesuita en Ossegg, en un burgomaestre voluptuosidad existente en mi cuerpo adquiere una fuerza de atrae-
en Klattau y en una joven alsaciana en la situación antes descrita lo ' 1t'111 tan intensa sobre los Rayos divinos que para poder despren-
entendí como profecías de que el protestantismo había sido derro- .11 1sc nuevamente de ella se necesita una de esas "perturbaciones".
tado por el catolicismo o lo sería, y lo mismo el pueblo alemán en la f.. 11• es imposible decir desde qué distancia tiene lugar esta atrae-
lucha con sus vecinos romanos y eslavos; la perspectiva que se me ' 11111, si puedo utilizar esta expresión, de otros seres humanos me-
mostró finalmente de convertirme en un "príncipe mongólico" me .11111tc milagros divinos. Volveré nuevamente con más detalle sobre
pareció una señal de que, habiéndose mostrado todos los pueblos 1 l 1nnjunto de esta situación.
arios inadecuados como defensores de los reinos de Dios, sería aho- l•:n lo que concierne a los cambios en el cielo estelar soy actual-
ra necesario acudir como último recurso a los pueblos no arios. 1111 11i c de la opinión de que las noticias sobre la pérdida de esta o
Un momento crítico en la historia de la Tierra y de la humani- 11pwlh estrella, de esta o aquella constelación (véase capítulo VI,
dad me pareció marcado entonces por los sucesos de cierto día,
1
señaladamente memorable para mí, en el cual se habló de que los i " • t :ompárese el Prólogo.
118 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 119

pp. 103-104 y ss.) no se referían a las estrellas mismas -las sigo ma planetario iluminado y calentado por el Sol (Arimán), un se-
viendo en el cielo- sino a las bienaventuranzas agrupadas debajo gundo sistema planetario, en el cual la subsistencia de la creación se
de dichas estrellas. Pero es seguro que aquellas se han consumido hace posible mediante las irradiaciones de luz y calor procedentes
por completo, es decir, los nervios correspondientes han pasado a del Dios superior (Ormuz) . En cambio, me resulta por lo menos
mi cuerpo por efecto de la fuerza de atracción, donde tomaron lue- sumamente dudoso que la población de todos los otros astros en
go el carácter de nervios voluptuosos femeninos e imprimieron a los cuales, en cuanto pertenecientes a otras estrellas fijas, se ha desa-
mi cuerpo también un sello más o menos femenino, en especial rrollado alguna forma de vida orgánica, haya sido condenada tam-
dando una suavidad propia del sexo femenino a mi piel. Por otra bién a la destrucción. 44
parte, es para mí algo positivo que Dios, el cual se encontraba ante- Al período en que estuve permanentemente retenido en la cama
riormente a una tremenda distancia de la Tierra, se vio necesitado le siguió, a fines de mi permanencia en el hospital de Flechsig, un
de acercarse más a la Tierra, que con ello se convirtió, de una mane- período en el que volvieron a tener lugar paseos regulares por el
ra hasta entonces desconocida, en escenario directo y permanente jardín. Allí me percaté de toda suerte de cosas milagrosas. Ya he
de milagros divinos. Esos milagros se concentraban antes que nada mencionado antes que creí ver dos soles al mismo tiempo en el
en mi persona y en mi ámbito. Me propongo aducir más adelante cielo. Un día, todo el jardín apareció con una floración tan exube-
pruebas de esta afirmación en la medida en que no surjan de lo rante que coincidía muy poco con la imagen de los recuerdos que
dicho hasta este momento. Aquí me limitaré a señalar que el cam- yo tenía por la primera época de mi enfermedad sobre el jardín de
bio que con esto se produjo, precisamente por ser contrario al or- 1:.i Clínica de Enfermedades Nerviosas de la Universidad, es decir,
den cósmico, estuvo ligado a ciertas desventajas para el propio Dios un paseo desprovisto de todo adorno; este fenómeno fue denomi-
y probablemente fue acompañado de fatales consecuencias. Quiero nado "milagro de Flechsig". En otra oportunidad, en un pabellón
decir que a los Rayos, que estaban acostumbrados a una paz beatífica, situado aproximadamente en el centro del jardín, se encontraba un
como la que suele imperar en las más altas cimas de la Tierra, les grupo de damas que hablaban francés, cosa que en el jardín de la
causa una sensación desagradable y les produce una suerte de efecto ,~ccción de hombres de un hospital público para enfermos mentales
aterrador tener ahora que participar de todas mis impresiones rra ciertamente un hecho muy notable. Los pocos pacientes que
auditivas, por ejemplo, del ruido de los ferrocarriles. 43 Tengo fun- .1demás de mí aparecían ocasionalmente en el jardín causaban to-
damento para pensar que a partir de ese momento (o quizá desde elos una impresión más o menos extravagante; en uno de ellos creí
un cuarto de año después, según se verá con mayores detalles más 1111a vez reconocer a un pariente mío, el esposo de una de mis sobri-
adelante) la irradiación de los rayos solares fue asumida directa- 11 :1s, el actual profesor en K.-, doctor F., que me miró tímidamen-
mente por Dios, en concreto por el Dios inferior (Arimán); este es 11·, pero sin decir una sola palabra. Yo mismo me aparecí ante mí,
directamente identificado con el Sol por las Voces que hablan con- 111 icntras estaba sentado en una silla de campaña, vestido con un
migo. El Dios superior (Ormuz) se ha mantenido a una distancia 1•,.1 bán negro y un sombrero de copa plegadizo de color negro, bajo
mayor, tal vez colosal; veo aparecer a breves intervalos su imagen
como la de un disco pequeño, parecido al Sol, que por su pequeñez 11 ' I l:ngo ciertos elementos de juicio según los cuales habría quizá que contar con
se asemeja a un mero punto, dentro de mi cabeza, en los nervios de l.1 posibilidad de que la luz de todas las estrellas fijas no fuera propia, como supo-
ésta. Quizá, pues, se ha logrado conservar, además de nuestro sisee- 111 • nu estra astronomía, sino que, a la manera de los planetas (entendido esto. por
11 ¡11 1csto, cum grano salis, como todas estas cosas), sea una luz prestada (por Dios;
v1 -.1'c el capítulo 1). El punto principal es la existencia del Sol ordenador, del que
43 La expresión empleada para esto, que yo escuché innumerables veces, rezaba 11.11 l.i sabe nuestra astronomía. ¡Compárese, además, la observación restrictiva que
así: "No nos gusta el pensamiento de escuchar". 1 li .1cc al final del Apéndice IV.
120 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
121

la forma de un Convidado de Piedra que había regresado a un mundo cede caigo dormido de inmediato. Cuando advertí este fenómeno
extraño desde un remoto pasado. en la última época de mi permanencia en el hospital de Flechsig,
Entretanto se había producido un cambio muy notable en mi me sorprendí en sumo grado de las extraordinarias dificultades que
manera de dormir. Mientras que durante los primeros meses del hasta entonces había tenido para conciliar el sueño: sólo con el co-
año 1894 sólo había podido conciliar el sueño mediante los somní- rrer del tiempo me aclaré la razón del fenómeno.
feros más enérgicos (hidrato de cloral) y aun así en parte sólo insu- Con el transcurso del tiempo se hicieron notar en mi cuerpo
ficientemente, y luego durante algunas noches me habían dado toda suerte de síntomas de enfermedad, aparte de las ya repetida-
inyecciones de morfina, en la última época de mi permanencia en mente mencionadas modificaciones en mis órganos sexuales. Para
el hospital de Flechsig transcurrieron varias semanas enteras sin som- tratar de ellos tengo que volver una vez más sobre la idea del fin del
níferos. Yo dormía, aunque en parte intranquilo y en parte con mundo ya mencionada en los capítulos anteriores, el cual, de acuerdo
visiones más o menos perturbadoras, sin ningún medio artificial: on las visiones que se me impartieron, consideraba yo inminente o
mi sueño se había convertido en sueño de Rayos. 45 Es decir, los Ra- ·¡da perteneciente al pasado. En cuanto al modo y manera como
yos tienen, entre otros, también un efecto sedante y somnífero so- pudo llevarse a cabo me había formado distintas opiniones, según
bre los nervios, como ya se mencionó en la nota 20bis*. Esta las diversas inspiraciones que recibí. En primera línea pensé siem-
afirmación parecerá tanto más creíble cuanto que hay que conceder pre en una disminución del calor solar por un alejamiento mayor
a las radiaciones solares comunes un efecto análogo, aunque en gra- del Sol y una consiguiente glaciación más o menos general. En se-
do incomparablemente más débil. Cualquier psiquiatra sabe que 1•,unda línea pensé en un terremoto o algo semejante, a propósito de
en los enfermos nerviosos aumenta considerablemente la excita- lo cual no quiero dejar de mencionar que una vez se me informó
ción durante la noche, pero durante el día, especialmente durante q11c el gran terremoto de Lisboa en el año 1755 tuvo relación con el
1 .1~0 de un visionario, que guardaba semejanza con el mío. Además
las últimas horas de la tarde, tras [recibir] el influjo de la luz solar
durante varias horas, suele producirse una mejoría sustancial. Este 1 oncebí como posibilidad que la noticia de que repentinamente se
efecto se produce en un grado incomparablemente más alto cuando li.ibía formado en el mundo moderno algo así como un hechicero
el cuerpo recibe directamente, como en mi caso, los Rayos divinos. 46
1•11 la persona del profesor Flechsig y que yo, que después de todo
Para instaurar el sueño hace falta luego sólo una cantidad relativa- 1 1, 1 una persona conocida en círculos amplios, me había desvaneci-
mente escasa de Rayos, pero todos estos Rayos tienen que estar 1111 súbitamente, hubiera esparcido el temor y el terror entre los
reunidos, pues, además de los Rayos divinos propiamente dichos, l111111bres, destruido los fundamentos de la religión y provocado la
hay otros derivados (es decir, comandados por almas impuras o 111 opagación de una nerviosidad e inmoralidad generales, tras las
probadas, como el alma de Flechsig, etcétera). Cuando aquello su- • 1i.1k·s se habrían desencadenado epidemias devastadoras sobre la
45 Tampoco en la época de mi permanencia en el hospital de Pierson y en la l111111:inidad. En particular, esta última idea, se vio favorecida por el
primera época de mi permanencia en el presente hospital (quizá durante un año) 1111 110 de que durante cierto tiempo se habló de dos enfermedades
recibí somníferos, por cuanto yo recuerdo. Si en esta última afirmación hay un H¡1111.1s conocidas en Europa, la lepra y la peste, que se habrían pro-
error de mi parte, podrían mostrarlo los registros de recetas de este hospital. Hace
unos años que he vuelto a recibir regularmente somníferos (principalmente
1'"11·"'º en la humanidad y de las cuales se veían huellas aún en mi
¡1111¡iio cuerpo. De la lepra no llegaré a afirmar decididamente esto
Sulfonal e Hidrato de anilena, alternativamente), y los ingiero también tranqui-
lamente, pese a considerarlos indiferentes en lo que respecta a mi sueño. Estoy 1il1i1110; pero pudo tratarse por lo menos de algunos escasos inicios
convencido de que aun sin ningún somnífero artificial lo mismo dormiría bien o
1
mal, como me sucede con ellos. 11 nombró también una vez un médico francés, Brouardel, que habría
111<'
* Se refiere a la nota 31. (N del E) lo • 1111 lo mismo, imitando al profesor Flechsig.
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 123
122

de esta enfermedad, pues no poseo un recuerdo seguro de síntomas da''; ignoro si tenía alguna afinidad con la peste bubónica que ac-
particulares pertenecientes a ella. No obstante, conservo el recuer- tualmente aparece de vez en cuando. De todas maneras, también la
do de las distintas formas en que se habría presentado la lepra. Se peste quedó reducida a signos más o menos definidos, pero no lle-
mencionaron la lepra orienta/is, la lepra índica, la lepra hebraica y la gó a un desarrollo pleno del cuadro morboso. La razón fue que los
lepra aegyptíaca. Como profano en medicina, jamás escuché antes síntomas morbosos eran siempre suprimidos por Rayos puros que
esas expresiones, ni tampoco sé si corresponden a las denominacio- venían detrás. Es decir, que se distinguía entre rayos "nocientes" 48 y
nes técnicas aceptadas en la ciencia médica para las respectivas for- "benedicentes" [segnende]; los primeros estaban cargados del virus
mas morbosas. En el presente lugar las menciono a pesar de ello de cadáveres u otra materia pútrida y por consiguiente introducían
para descartar la suposición de que se haya tratado en lo que a mí en el cuerpo algunos gérmenes morbosos o provocaban en él algún
respecta sólo de ilusiones sensoriales conjuradas por mis propios efecto destructivo. Los rayos benedicentes (puros) curaban los da-
nervios: ¿cómo, en efecto, podría haber llegado por mí mismo, sin ños que aquéllos habían ocasionado.
ningún conocimiento propio de las especies de la enfermedad men- Otros hechos que se desarrollaron en mi cuerpo tenían una co-
cionada, a encontrar tales expresiones? En favor de la suposición de nexión más estrecha con las cosas sobrenaturales. En los capítulos
que debieron existir en mí algunos gérmenes de lepra habla la cir- anteriores se señaló ya que los Rayos (nervios divinos) que sufrían
cunstancia de que durante un tiempo fui inducido a pronunciar la atracción cedían a ella sólo contra su voluntad, ya que llevaba a
ciertas fórmulas de conjuro que sonaban de manera extraña, como: una pérdida de la propia existencia, y por consiguiente era contra-
47
"Yo soy el primer cadáver leproso y llevo un cadáver leproso'', ria al instinto de autoconservación. Por esta razón intentaban siem-
fórmulas de conjuro que, en la medida en que pude comprender- pre interrumpir la atracción, o, con otras palabras, liberarse de mis
las, estaban relacionadas con el hecho de que los enfermos de lepra nervios. El único medio eficaz para este fin hubiera sido curar mi
tenían que considerarse a sí mismos como condenados a una muer- enfermedad nerviosa procurándome un sueño suficiente. Pero no
te segura y tenían que ayudarse entre sí a lograr una muerte por lo pudo tomarse esta decisión, o por lo menos no de manera conse-
menos tolerable sepultándose en la tierra. En cambio, tuve en mi uen te, porque ello sólo hubiera sido posible mediante una
cuerpo en distintas ocasiones signos bastante claros de los síntomas autoinmolación de los Rayos directamente comprometidos, para
correspondientes a la peste. Se trataba de diversas formas de la peste: lo cual no existía la capacidad o la decisión de la voluntad.
la peste azul, la peste marrón, la peste blanca y la peste negra. La Por esta razón, con el transcurso del tiempo se intentó lograrlo
peste blanca era la más repugnante de estas formas; la peste marrón por todos los otros medios imaginables, que, por la naturaleza mis-
y negra estaban vinculadas con exudaciones del cuerpo, que en la ma de la cosa, demostraron ser inadecuados. En todo esto predo-
primera de ellas expandían un hedor viscoso y en la segunda hedor minó la idea de "dejarme olvidado", es decir, de abandonarme, cosa
a hollín; en el caso de la peste negra los hedores eran tan fuertes que en la época de la cual estoy tratando se pensó que podía lograrse
algunas veces que mi cuarto quedaba impregnado. Rastros débiles mediante la emasculación y la entrega de mi cuerpo como prostitu-
de la peste marrón los sentí en la primera época de mi permanencia 1:t femenina y, ocasionalmente, también matándome y luego des-

en este hospital, durante el verano de 1894. Para las almas, la peste 1ruyendo mi razón (convirtiéndome en idiota).

era una enfermedad nerviosa, y como tal una "enfermedad sagra-


111 El verbo "nocir" [sehren], procede manifiestamente de una raíz del alemán

47 Según recuerdo, lo hice también algunas veces en voz alta, por orden de las
11111 iguo, que significa lo mismo que "dañar" [shadigen] y que ha dejado de usarse
Voces interiores, en presencia del enfermero R., quien, por supuesto, sólo tuvo 111 nuestra lengua actual, salvo en el compuesto "inocuo" [unversehrt], pero se
11i.111Luvo en el lenguaje primitivo
para ello una sonrisa de compasión.
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 125
124

Pero en lo referente a los intentos de emascularme pronto se suposición de que la negrura (impureza) de esos nervios se comuni-
hizo la comprobación de que el progresivo llenar mí cuerpo de ner- caría a mis propios nervios. En lo que respecta a estos nervios enne-
vios voluptuosos (femeninos) producía el efecto precisamente con- grecidos daré algunos nombres cuyos titulares se habrían encontrado
trario: la llamada "voluptuosidad del alma" que de esa manera surgía todos en el "infierno de Flechsig", lo cual me condujo a la suposi-
en mi cuerpo reforzaba más bien la fuerza de atracción. Por esa ción de que el profesor Flechsig debió haber tenido algún poder de
razón, en esa época se me pusieron en la cabeza un número dema- decisión sobre los respectivos nervios. Entre ellos se contaban un
siado repetido de veces "escorpiones", masa de tejidos tenues seme- tal Bernhard Haase -sólo casualmente homónimo de un pariente
jantes a cangrejos o arañas, para que llevaran a cabo en mi cabeza mío lejano-, mal sujeto, que se habría hecho culpable de algún
una labor destructiva. Estos tenían carácter de almas, y eran por delito, homicidio o algo semejante; además un tal R., compañero
consiguiente seres hablantes; se hacía la distinción, de acuerdo con mío de estudios y miembro de la misma fraternidad estudiantil que
49 yo, el cual, por no haber hecho nada bueno y haber llevado una
el lugar de donde provenían, entre escorpiones "arios" y "católi-
cos"; los mencionados en primer término eran algo más grandes y vida bastante disoluta, había pasado a América y, por lo que sé,
fuertes. Pero de ordinario estos escorpiones se retiraban de mi cabe- m urió allí en la Guerra de Secesión en 1864 ó 1865;5° por fin, un
za sin causarme daño cuando advertían la pureza de mis nervios y tal Julius Emil Haase; éste daba la impresión, a pesar de sus nervios
la santidad de mi intención, uno de los innumerables triunfos que ennegrecidos, de ser una persona muy honorable. Es probable que
obtuve también posteriormente muchas veces de manera análoga. fuera miembro veterano de la Burchenschaft para la época del aten-
Se intentó además, precisamente porque la santidad de mis senti- tado de Francfort y ejerciera luego como médico, si entendí bien,
mientos ejercía una fuerza de atracción demasiado grande sobre las en Jena. En el caso mencionado en último término fue especial-
almas, tergiversar mi individualidad espiritual de las maneras más mente interesante que el alma de este Julius Emil H aase, en virtud
distintas. Los "jesuitas'', es decir, almas difuntas de quienes habían <le la experiencia científica obtenida durante su vida, estuviera en
sido antes jesuitas, se esforzaron reiteradamente por poner en mi ondiciones de proporcionarme ciertos consejos medicinales; tam-
cabeza otros "nervios determinantes", con la intención de que mo- bién fue este en cierta medida el caso en lo que respecta al alma de
dificaran mi conciencia de la identidad; la pared interior de mi mi padre, y quiero aprovechar la ocasión para mencionarlo. De la
cerebro fue revestida de otra membrana cerebral, 49 bis para extin- presencia de los nervios ennegrecidos no se siguió ningún efecto
guir en mí el recuerdo del propio yo. Todo esto sin ningún resulta- permanente en mi cuerpo; con el correr del tiempo se desvanecie-
do ulterior. Se intentó por fin ennegrecer mis nervios ron sin modificar en nada la condición de mis propios nervios.
introduciéndome milagrosamente en la cabeza los nervios ennegre- Podría narrar aún muchas cosas milagrosas de la época de mi
cidos de otros hombres (muertos), presumiblemente a partir de la permanencia en el hospital de Flechsig. Podría hablar de aconteci-
111 ientos que me hicieron suponer que la creencia popular de que
49 La expresión "ario" (los "arios" es, se sabe, otra designación para los pueblos
indo-germánicos) se empleó muchísimo en esa época; existía también una
bienaventuranza "ariá', etcétera. En general, la expresión servía para caracterizar ~ 0 El caso R. antes mencionado es uno de los argumentos de los que derivo la
la tendencia nacional-alemana que existía en una gran parte de las almas, que 1onjetura de que la autoridad del profesor Flechsig como gobernador de una de
quería mantener para el pueblo alemán la posición de pueblo elegido de Dios, en 11" provincias de Dios (véase antes, pp. 85 y ss.) debió extenderse hasta América.
contra de los propósitos carolizantes y eslavizantes de los que estaba poseída otra 1 o mismo parece haber sucedido en lo referente a Inglaterra; se dijo reiterada-
parte de las almas. 111rnre que él había quitado a un obispo inglés los "17 Rayos ingleses" que éste
49 bis Tampoco tenía yo previamente noticia, como profano que soy en medicina, 111111andaba y que, por lo demás, le habían sido confiados sólo con la expresa
de una membrana cerebral; ésta expresión me fue comunicada por las almas, 1•1 11d ición de que fueran empleados exclusivamente en una guerra que había que
luego que yo mismo hube advertido (sentido) el fenómeno. l1lir.1r por la independencia de Alemania.
DANIEL PAUL SCHREBER
126

los faegos fatuos son almas difuntas es verdadera, aunque no en to-


dos los casos. Podría narrar cosas sobre las "campanas errantes" es
decir, el alma de heréticos fallecidos que habrían estado preservadas
durante siglos debajo de fanales de vidrio en los claustros medieva-
les (aquí también se habría producido algo semejante a un almicidio),
la perduración de cuya vida se anunciaba mediante una vibración CAPÍTULO VIII*
unida a un interminable y lúgubre tañido (yo mismo tuve esa im-
presión mediante la conexión nerviosa), etcétera, etcétera. Mas para
no tornarme demasiado difuso 51 concluiré aquí mi relato acerca de De lo referido anteriormente surge que durante los últimos meses
mis experiencias y recuerdos de la época de mi permanencia en el de mi permanencia en el hospital de Flechsig estuve bajo lá impre-
hospital de Flechsig. sión de los más variados temores respecto de algunos peligros que
parecían amenazar mi alma de resultas del trato con los Rayos, que
se había vuelto imposible de cortar, y que en parte habían asumido
una figura muy concreta. Lo más abominable me parecía la idea de
que mi cuerpo, después de la transformación proyectada en una
criatura femenina, tuviera que sufrir un abuso sexual, tanto más
que durante un tiempo se habló de que yo habría de ser librado
para este fin a los guardianes del hospital. Además, el temor a "ser
dejado olvidado" desempeñó un papel importante, ele suerte que
cada tarde yo me iba a la cama en mi celda con la duda de si su
puerta se abriría otra vez a la mañana siguiente; el ser arrancado de
la celda para ser ahogado en mitad de la noche era un espantajo con
d cual mi imaginación, en razón de lo que hablaban conmigo las
Voces, se ocupaba y tenía que ocuparse.
Por ello, cuando un día (quizás a mediados de junio de 1894),
temprano por la mañana, aparecieron en mi celda tres guardianes
·on un maletín en el que estaban empacados mis pocos efectos per-
sonales, y me anunciaron que tenía que prepararme para dejar el
hospital, mi primera impresión fue sólo la de ser liberado de una
residencia donde me amenazaba una cantidad indeterminada de
peligros. No sabía yo adónde sería el viaje, pero no juzgué que valie-
ra la pena preguntarlo, porque yo no tenía a los mencionados guar-
dianes por seres humanos sino por "hombres hechos a la ligera'' .52

5! A esto se añade otra consideración: que se trata en gran medida de visiones, ·"Experiencias personales durante la permanencia en el hospital del doctor Pier-
cuyas imágenes tengo en la cabeza, pero cuya descripción en palabras es extrema- fün . 'Almas probadas' ".
damente difícil, y en parte directamente imposible. ~l También en lo que respecta al antes mencionado R. había tenido yo una visión
128 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 129

El objetivo del viaje me parecía indiferente; yo tenía un único pen- varias horas dejamos el ferrocarril en una estación que, según he
samiento: que en ningún lugar del mundo me podía ir peor de lo sabido después, hubo de ser Coswig; allí nos recogió un coche de
que me había ido en el hospital de Flechsig y que por consiguiente caballos, que después de un viaje de una media hora nos llevó a mi
cualquier cambio a lo sumo podía significar una mejoría. Viajé en nuevo lugar de destino. Como me enteré también después de años,
compañía de los tres guardianes en un coche de alquiler a la esta- debió ser el Hospital Privado para Enfermos Mentales del doctor
ción de Dresde sin volver a ver al profesor Flechsig. Las calles de la Pierson; entonces conocí el hospital sólo por el nombre de "Cocina
ciudad de Leipzig que recorrimos, en especial el trayecto por la del Diablo", que me indicaron las Voces. En el asiento al lado del
Augustusplatz, me hicieron una impresión notablemente extraña; cochero había ocupado su lugar el guardián en jefe del hospital,
estaban, en la medida en que lo recuerdo, completamente desier- que había venido a buscarnos y que, en la medida en que puedo
tas. Esto pudo haberse debido a que eran las primeras horas de la acordarme, se llamaba Marx; sobre la identidad que de alguna ma-
mañana y a la luminosidad que les es propia; probablemente el tren nera existía entre él y el alma de von W volveré a hablar pronto. El
que tomé era el de pasajeros que sale a las seis y media de la maña- hospital mismo, un edificio relativamente pequeño situado en me-
na. Pero entonces, después de haber vivido durante meses en medio dio de un hermoso parque, me dio la impresión de ser muy nuevo.
de milagros, yo estaba más o menos inclinado a tomar por milagro- 'fodo parecía recién terminado; el barniz de los escalones de la esca-
so a cuanto veía. Por consiguiente, no supe si acaso también tenía lera no había acabado todavía de secarse. Los tres guardianes del
que considerar sólo como un decorado escénico las calles de la ciu- hospital de Flechsig que me habían acompañado se retiraron de
dad de Leipzig que recorrí, quizá de la manera que se dice que lo i.nmediato, y no he vuelto a verlos jamás. Tuve tiempo para echar
hizo el príncipe Potemkin con Catalina II de Rusia durante los via- una mirada a mi nuevo lugar de residencia. 53
jes que ésta hacía por territorios yermos, para producirle la impre- Intentaré trazar un plano y un esbozo también del hospital del
sión de un paisaje floreciente. De todos modos, en la estación de doctor Pierson ("La Cocina del Diablo"), porque creí entonces y
ferrocarril de Dresde vi un gran número de hombres que daban la creo asimismo ahora poder sacar algunas conclusiones de su dispo-
impresión de ser pasajeros del ferrocarril. Mas si alguien piensa que sición espacial. El edificio donde se me recibió era, en la medida en
yo, mediante el viaje a la estación y el viaje en tren que le siguió, que lo recuerdo, sólo de un piso, es decir, constaba de una planta
hubiera tenido que quedar sustancialmente liberado de la idea de baja y de un primer piso; a cierta distancia, separado por el parque,
que se había producido un gran cambio en la humanidad, tengo había un segundo edificio, que debía ser la casa para mujeres del
que argüirle que en mi nuevo lugar de destino me rodeó de inme- hospital. El piso alto del edificio, en el cual me instalé, presentaba
diato un nuevo mundo milagroso, con fenómenos tan extravagan- más o menos esta apariencia, si se considera su planta:
tes que las impresiones del viaje se disiparon de inmediato, o por lo
menos me quedaron dudas sobre cómo interpretarlas. El viaje en
ferrocarril transcurrió con una velocidad que, según la sentí yo por 'J El por qué de mi traslado -transitorio, durante ocho a quince días- al hos-
pi tal del doctor Pierson me sigue siendo, cuando intento comprender las cosas
lo menos, era desusada para un tren de pasajeros; mi temple de
humanas desde una perspectiva natural, inexplicable. Si el propósito era rrasla-
ánimo en ese momento era tal que a cada instante hubiera estado d,trme desde la Clínica de la Universidad de Leipzig al Hospital Provincial en que
dispuesto (si se me hubiera pedido) a tenderme sobre las vías o a r~toy ahora (Sonnenstein), hubiera sido sin duda más sencillo ponerlo por obra
saltar al agua cuando cruzamos el Elba. Después de un viaje de 111 mediatamente sin una estadía intermedia, y si acaso no había en Sonnestein
e 11artos adecuados para recibirme habría sido preferible prolongar mi permanen-
1in en el hospital de Leipzig por ocho o quince días, en vez de confiar la atención
de que se había quitado la vida en el camino hacia "Übelessen" (el Thonberg) ck· un paciente bastante peligroso, como lo era yo entonces, a un hospital priva-
cerca de Leipzig. clo.
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 131
130

vincial, que durante mis seis semanas de desempeño de mi cargo en


Dresde solía traerme a mi casa las actas; como no he podido cono-
Sala
a
Dormitorio
b j Dormitorio f Sala
cer su nombre, lo designaré como el "Ordenanza del Tribunal Su-
premo". Por supuesto, lo considero, al igual que a todas las figuras
humanas que vi, sólo como "hecho a la ligera''. No puedo ni aún
Patio
ahora convencerme de que esa suposición haya sido errada, pues
Salón común
(también
Salón de e ntrada (en adelante
me parece, por ejemplo, recordar con precisión que vi más de una
empleado
como comedor) denominado
"corral")
vez, en las claras mañanas de junio, a este "Ordenanza del Tribunal
e
Supremo", que dormía en la misma habitación que yo en otra cama,
consumirse completamente en la cama, es decir, desvanecerse pro-
1 1 gresivamente, de manera que su cama quedaba luego vacía, sin que
Sala Distintas salas ,
Sala
d e tambié·n retrete yo hubiera advertido que se levantase y abriese la puerta para salir
del cuarto. El "Ordenanza del Tribunal Supremo" tenía además la
1 1
costumbre de ponerse de vez en cuando mis prendas de vestir. Como
aparente director médico del hospital apareció a veces -por lo ge-
El piso bajo estaba dividido de una manera algo diferente; con- neral en horas de la tarde- un señor, que también me recordó, por
tenía, entre otras cosas, un baño y por lo demás parecía constar de cierto parecido con él, al doctor en medicina O., consultado por rp.í
pocos cuartos más amplios; en dirección al patio llevaba una puerta en Dresde; la conversación de este señor, que aparecía siempre en
situada al término de algunos escalones. compañía del guardián en jefe (al que se describirá con mayor deta-
El tiempo que pasé en el hospital de Pierson fue aquel en que se lle más adelante), y del que ahora tengo que suponer que se trataba
llevó a cabo, a mi juicio, el abuso más desenfrenado de milagros. del doctor Pierson, se limitaba por lo común a algunas palabras sin
En efecto; no puedo sino considerar abuso todos aquellos milagros contenido. Al jardín del hospital, el parque anteriormente mencio-
que no tengan por finalidad una creación para fines duraderos y nado, fui una sola vez, y por cierto el día de mi llegada, para un
razonables, sino sólo un juego vano, por más que tal vez puedan paseo de alrededor de una hora; vi en él algunas damas, entre ellas a
proporcionar a los Rayos un entretenimiento pasajero. En ninguna la esposa del pastor W, de Fr. y a mi propia madre, como también
otra época se practicó con tanta profusión el montaje de "hombres algunos señores, entre los cuales estaba el camarista del Tribunal
hechos a la ligera" como entonces. Las razones en las que funda- Supremo Provincial K., de Dresde, pero este último tenía una cabe-
mento esta afirmación irán surgiendo de lo que sigue. za agrandada de una manera deforme. Aunque quisiera ahora per-
Comenzaré por la descripción de las circunstancias exteriores suadirme de que fui engañado sólo por semejanzas pasajeras en la
de mi vida, tal como se configuraron en mi nuevo lugar de residen- apariencia exterior, esto no me basta para explicarme las impresio-
cia. No se me asignó una sala determinada; como dormitorio me nes que entonces recibí, puesto que podría encontrarlo comprensi-
servía el cuarto señalado con b en el plano precedente. Pasaba por ble en dos o tres casos, pero no así el que, como surgirá de lo que
lo general el día en el salón común o comedor e, en el que tenía , igue, casi toda la población de pacientes del hospital, esto es, varias
lugar una permanente entrada y salida de otras personas, aparente- docenas de hombres por lo menos, llevara el sello de personalidades
mente pacientes del hospital. Para mi atención particular parece que habían estado más o menos cerca de mí en mi vida.
haber sido designado un guardián, en quien creí reconocer, quizá Después de aquel único paseo por el jardín propiamente dicho,
por una semejanza casual, al ordenanza del Tribunal Supremo Pro- t'Slar al aire libre sólo tuvo lugar - entre una y dos horas cada ma-
132 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 133

ñana- en el ya mencionado patio o "corral", que tenía unos cin- cia la puerta de la casa cuando se daba la señal de volver a ella,
cuenta metros cuadrados, encerrado entre muros, y era un desola- pudieran encontrar lugar donde dormir durante la noche; por eso,
do arenal sin un arbusto o mata y sin ningún lugar donde sentarse, fui entonces de la opinión, y lo sigo siendo ahora, de que una parte
salvo uno o dos bancos de madera del tipo más primitivo. A este menor o mayor de ellos tenía siempre que quedarse afuera, para,
corral eran arreadas en cada oportunidad junto conmigo entre cua- como lo que eran, es decir, "hombres hechos a la ligera'', disolverse
renta y cincuenta figuras humanas, que me hubiera sido imposible en breve tiempo.
considerar, dada la totalidad de su aspecto, como la población real En el primer piso del hospital, donde yo residía, había a lo sumo
de pacientes de un hospital privado para enfermos mentales, y que sólo cuatro o seis camas; la planta baja, por donde yo tenía que
tampoco ahora me es posible hacerlo. En tales hospitales privados, pasar siempre para salir al corral o regresar de él, estaba la mayoría
por lo general, sólo se suelen admitir pacientes en situación acomo- de las veces repleta de figura humanas, pero aun cuando hubiera
dada, y sólo por excepción dementes propiamente dichos o enfer- existido un dormitorio común difícilmente habría podido propor-
mos con idiotez profunda. Pero aquí vi exclusivamente figuras cionar a más de diez o doce hombre un albergue para la noche. Y
extravagantes, entre las cuales había individuos llenos de hollín con además todos estos visitantes del corral, entre cuarenta y cincuenta,
blusas de lienzo. Casi todos ellos permanecían silenciosos y casi hubieran tenido que ser todos ellos más o menos dementes, pues
inmóviles; sólo algunos pocos solían emitir de vez en cuando frases difícilmente se hubiera encerrado en ese yermo corral a enfermos
entrecortadas: entre estos estaba un señor que yo tomé por el Ca- menos graves y que no fueran peligrosos, privándolos del placer de
marista del Tribunal Supremo Provincial W., quien llamaba conti- un paseo por el jardín del hospital, que efectivamente existía (el
nuamente a una señorita Hering. Jamás escuché, ni durante estas parque antes mencionado). De las figuras que recuerdo de entre las
permanencias en el "corral" ni tampoco en el interior del hospital, del corral quiero mencionar al doctor RudolfJ., de Leipzig, primo
una conversación de los supuestos pacientes entre sí, que tuviera, de mi esposa, que se había suicidado de un tiro ya en 1887; la
aunque fuese aproximadamente, el carácter de un diálogo razona- semejanza, salvo su tamaño corporal algo menor, era tan sorpren-
ble, como los que suelen desarrollarse en los hospitales privados dente que debo excluir cualquier duda respecto de su identidad.
entre los pacientes que no están graves. Al entrar en el salón co- Este ambulaba continuamente por todas partes con un montón de
mún, uno tras otro, se mostraban completamente silenciosos y sa- diarios y otros papeles, que usaba exclusivamente para procurarse
lían de allí de manera igualmente silenciosa, sin tomar, un asiento más blando en los duros bancos de madera; además, al
aparentemente, noticia unos de otros. Al mismo tiempo presencié procurador general B., quien permanentemente adoptaba una pos-
reiteradas veces que algunos de ellos, mientras permanecían en el 1ura humilde-devota, casi de rezo, en la que permanecía quieto e
salón común, cambiaban de cabeza; es decir, sin que hubieran aban- inmóvil.
donado la habitación y mientras yo los estaba observando, se po- Algunos de los presentes me fueron señalados por las Voces como
nían a corretear de pronto con una cabeza distinta. l:is figuras con que se habían "montado" (corporizado) "en lo atinente
El número de pacientes que vi en el corral y en el salón común, .1 la 4ª y 5ª" (hay que suplir alguna palabra como "dimensión", que
en parte reunidos (sobre todo en el primero de estos lugares), y en 110 entendí claramente) y sus antípodas subterráneos (los indivi-

parte sucesivamente, no tenía ninguna relación con el tamaño de duos sucios de hollín con blusas de lienzo).5 4
los ambientes del hospital, en la medida en que estos eran accesi-
bles a mi percepción. Estoy persuadido de que era y sigue siendo 1
'" "En lo referente al determinante" era otra designación para la omnipotencia
imposible que las entre cuarenta y cincuenta personas que eran de· Dios que era aplicada a los "comandantes de columna anteriores" es decir, a la
arreadas al corral al mismo tiempo que yo y que se empujaban ha- 11111 nipotencia de Dios en rodas las instancias inferiores (véase nota 19). Las cifras
134 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 135

En el interior del hospital vi, entre otros, al consejero privado como se dijo en ese momento, de toda clase de singulares adornos
doctor W. A éste lo vi bajo dos figuras diferentes, una más completa de cintas de seda, etcétera.
y sólo más desgastada, la cual le debió haber sido asignada en la Los milagros se llevaban a cabo no sólo en figuras humanas sino
metempsícosis; además, al presidente de sala doctor F., al consejero también en objetos inanimados. Por más escéptico que trate de ser
de Tribunal Supremo Provincial, doctor M., al abogado W., de ahora al examinar mis recuerdos, no puedo, con todo, borrar de mi
Leipzig (un joven amigo mío), mi sobrino Fritz, etcétera. En un memoria ciertas impresiones, según las cuales se metamorfoseaban
señor que, al parecer, ocupaba el cuarto fsituado del otro lado de la prendas de vestir que estaban en el cuerpo de los hombres que yo
escalera del piso superior y al cual me pareció ver ya paseándose veía, las comidas en mi plato (por ejemplo, cerdo asado en vaca
arriba y abajo como si buscara a alguien cuando llegué a la estación asada o inversamente), etcétera. Un día vi - a la luz clara del día-
de Coswig, creí reconocer a un tal señor von O., de Mecklemburgo, desde mi ventana, inmediatamente delante de los muros del edifi-
una relación pasajera que hice en Warnemünde. En su cuarto esta- cio que yo ocupaba, surgir un magnífico pórtico, como sí todo el
ban colgadas por todas partes cuadros extraños (de papel), la mayo- edificio fuera a transformarse en un palacio de hadas; después la
ría de color rojo, y el cuarto lleno de ese singular olor que denominé imagen volvió a desvanecerse, aparentemente porque el milagro
ya en el capítulo l "hedor del diablo". En una ocasión, desde la divino que se intentaba no pudo llegar a completarse por milagros
ventana vi a mi suegro en el camino de acceso al hospital; por otra contrarios de Flechsig y von W.; en mi memoria la imagen sigue
parte, tuve en aquella época una cantidad de nervios suyos en mi estando delante de mí con plena claridad.
cuerpo, por cuya conducta en la conexión nerviosa reconocí per- El guardián jefe del hospital merece una especial mención. De
fectamente el carácter de mi suegro. Además sucedió repetidas ve- él me dijeron las Voces el día mismo de mi llegada que era idéntico
ces que vi entrar, especialmente en los cuartos a y b que aparecen en a uno de mis convecinos, von W.; éste habría dado informes fal-
el ángulo del plano incluido anteriormente, todo un grupo de per- sos sobre mí, ya sea a propósito o por negligencia, en una investiga-
sonas (cuatro o cinco), y una vez hasta algunas damas, después de ción sobre mí dispuesta por el Estado, y en particular me habría
haber atravesado el salón común, que debieron de disiparse en esos acusado de onanismo; hasta cierto punto como castigo por ello se le
cuartos. 55 Estos, como lo muestra el plano, no tenían otra salida había impuesto servirme en calidad de hombre hecho a la ligera. 56
que no fuera por el salón común. Cuando yo mismo, después de Me parece totalmente excluida la posibilidad de que yo hubiera
cierto tiempo durante el cual no abandoné el salón común, miré podido llegar por mí mismo a semejantes pensamientos, pues ja-
dentro de los cuartos a través de la puerta abierta, no había ya nadie más tuve ninguna clase de conflictos con el señor von W., al que
allí, sólo una persona en el cuarto d del ángulo, a saber, el individuo sólo tuve el honor de conocer fugazmente, con quien jamás tuve
que he designado como consejero privado doctor W., quien, tendi-
do en la cama, se había adornado, es decir, "obtenido por milagro",
56 Esta forma de castigo -que, por lo demás, si hay algo de verdad en ello, es
relativamente moderada- parece haber sido muy natural para la manera de pen-
sar de las almas. Así, se dijo varias veces del profesor Flechsig que, para expiar el
colocadas a continuación significaban la secuencia de niveles hacia arriba. El "co- mal que me había hecho, tendría que servirme bajo la forma de una sirvienta
mandante de columna anterior", llamado también "debajo de la moderación" fregona "hecha a la ligera". Quienes habían pecado durante su vida tendrían que
respecto del cual tengo que suponer una especie de identidad con el director del sufrir también una humillación vinculada con burlas ligeras: en esto se basa la
presente Hospital, llevaba el número 14. El número más alto que posteriormente denominación de "mozos de traílla" que se les daba a los hombres hechos a la
recuerdo haber escuchado fue 480. ligera que tenían a su cargo servir al Judío Errante, y que por ello se aplicó tam-
55
Junto con esto escuché repetidamente el estertor peculiar que estaba asociado bién, durante la primera época de mi permanencia en el presente Hospital, a los
con el "hacerse a un lado" (disolverse) de los "hombres hechos a la ligera". enfermeros de él, especialmente al enfermero M.
136 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 137

ningún conflicto, y jamás ninguna clase de rencor contra él. Las designación de "los de vanguardia''; estaba integrado por el alma de
Voces intentaban continuamente incitarme contra este enfermero 1):miel Fürchtegott Flechsig (el cual existía bajo dos figuras), la del
en jefe; ya el primer día se exigió que me dirigiese a él omitiendo ¡ucz de Tribunal Supremo Provincial G. y la de un comandante de
ofensivamente el tratamiento nobiliario [de "von"] y lo llamase W rn lumna anterior, antiguamente perteneciente a la omnipotencia
[a secas]; yo no tuve al principio ninguna inclinación a hacerlo, de D ios, "primer oficial después del que manda''; por consiguiente,
pero luego, para liberarme de las Voces que me acosaban, lo hice 11na especie de renegado que se había sometido a la influencia de
una vez. En una ocasión ulterior le di también un golpe en la oreja; Plcchsig. Los "suspendidos debajo de Casiopea'' (es decir, las almas
no puedo recordar cuál fue el motivo inmediato, sólo sé que las de los miembros que habían pertenecido al Corps Saxonia) se des-
Voces me lo exigieron porque él me había solicitado algo inconve- v:inecieron durante la época de mi permanencia en el hospital de
niente, y se burlaron tanto de mi aparente falta de coraje viril que 1'icrson; fueron empujados "con mano fuerte" otra vez hacia la tum-
finalmente incurrí en la acción mencionada. Ya se señaló en el capí- h.1, acción que vi con mis ojos espirituales y al mismo tiempo escu-
tulo I que yo vi en el rostro y en las manos del guardián en jefe -no 1 hé la lamentación (una especie de gemido), con que estas almas
siempre, sino en ciertas oportunidades- el color rojo peculiar de .1compañaban el proceso, naturalmente no deseado por ellas, me-
los diablos; que él tuvo realmente, por lo menos en parte, nervios diante el cual perdían el estado de bienaventuranza al que habían
de von W es algo para mí indudable, a partir de lo que más adelan- llegado subrepticiamente. En su lugar apareció toda una serie de
te he de relatar. otras almas; esto se llevó a cabo principalmente mediante la parti-
No emprendí ninguna ocupación física o espiritual durante mi ción de almas, un abuso, según presumo, introducido por el alma
permanencia -breve, por otra parte- en el hospital del doctor de Flechsig, pues, aun cuando la posibilidad física de la partición
Pierson ("Cocina del Diablo"); estaba durante todo el día ocupado de almas, de la que hice mención en la nota 9 del capítulo I, proba-
casi enteramente por la conversación de las Voces y por el asombro l1l cmente existía desde antes, difícilmente se habrá hecho algún uso,
ante las cosas milagrosas que acontecían alrededor de mí. Me resul- 111ientras el orden cósmico estuvo intacto, de esta medida humi-
ta también muy curioso al recordarlo que no existiera algo seme- llante aun para el sentimiento humano. No hubiera habido ningu-
jante a una mesa común; en la medida en que recuerdo haber hecho na razón clara para permitir que el alma de un hombre se elevara a
algunas comidas, me las servían en la mesa del salón común; ade- l.1 bienaventuranza con cierto número de sus nervios y al mismo
más de mí, solían comer a lo sumo uno o dos pacientes. Recuerdo 1icmpo colocarla con otra parte de éstos en un estado que represen-
haber arrojado el plato que me habían servido (salchicha asada) por 1.1ba un castigo. Creo que más bien habría que suponer que ante-
la ventana, quizá rompiendo el vidrio; no tengo claramente presen- 1 iormente se respetaba la unidad natural del alma humana, y que,
te el motivo. por ende, cuando se trataba de nervios excesivamente ennegreci-
Las almas con las cuales yo había estado en conexión nerviosa 1los, para la purificación de la totalidad de los cuales hubiera sido

en el hospital de Flechsig me siguieron, no hace falta decirlo, a mi 111cnester un gasto demasiado grande de Rayos puros, se purificaba
1
nuevo lugar de residencia, como lo habían hecho durante el viaje, \< 110 una parte menor de los nervios (y consiguientemente se brin-
en primer término el alma misma de Flechsig, la cual, por lo de- d.1ba al alma humana en cuestión sólo una bienaventuranza por
más, para fortalecer la lucha que había emprendido contra la 111cnos tiempo, véase capítulo r) y al resto se lo dejaba sencillamente
omnipotencia de Dios, se había formado una especie de escolta de p11drirse en la tumba. Pero el alma de Flechsig introdujo, como se
adictos con las almas más o menos amistosas que arrastraba tras sí. 11.1 dicho, la partición de almas, principalmente para ocupar toda la
A esta escolta pertenecían, además de los "Hermanos de Casiopea'', IH'lveda celeste con partes de almas, de manera que los rayos solares
mencionados ya en el capítulo v, un grupo, que recibía entonces la 11rrastrados por la fuerza de atracción encontraran alguna resisten-
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 139
138

cia desde todas partes. La imagen que de esto tengo en la cabeza es nal de esa institución, en especial al guardián en jefe. Esta parece
extremadamente difícil de expresar en palabras; parecía como si la haber sido para el alma de Flechsig la ocasión para elevar al cielo o
bóveda celeste en todo su contorno estuviera recubierta de nervios a la bienaventuranza algunos nervios tomados del cuerpo del guar-
- probablemente tomados de mi cuerpo- que los Rayos divinos dián en jefe, pero que en realidad eran de von W, y por medio de
'!

no podían franquear y que por lo menos le oponían un obstáculo esos nervios y su efecto sobre el guardián en jefe recuperar nueva-
mecánico, de manera semejante a como se suele proteger con vallas mente la influencia perdida.
y trincheras contra las irrupciones de los enemigos una fortaleza En un primer momento debieron haber sido sólo tres filamen-
sitiada. Con este propósito el alma de Flechsig se había escindido tos tomados de los nervios de von W, pero una vez que éstos llega-
en un gran número de partes de almas, y durante cierto lapso exis- ron a la conciencia de su existencia celestial y, simultáneamente, a
tieron entre cuarenta y sesenta de ellas, entre las cuales había mu- ejercitar su poder milagroso, se completaron mediante la atracción
chas sumamente pequeñas, presumiblemente formadas por un único de un número mayor de otros nervios de von W (tomándolos de la
nervio; dos partes mayores de alma fueron designadas como "el tumba, como tuve en ese momento que suponer) para formar un
Flechsig superior" y "el Flechsig intermedio"; el primero se cuidó alma relativamente amplia. También se trataba aquí, naturalmente,
de distinguirse transitoriamente por una mayor pureza, de resultas de nervios impuros; dicho con otras palabras, se preparó en el cielo
de la incorporación de Rayos divinos de los que se había apropiado, una segunda "alma probada'', que estaba henchida solamente del
pero que en la mayoría de los casos no retuvo largo tiempo. De afán egoísta de la autoconservacíón y del despliegue, contrario al
manera análoga existieron posteriormente entre veinte y treinta orden cósmico, de su poder en contra de la omnipotencia de Dios,
partes de alma de von W, y hasta un alma en común de von W y y que abusaba para este fin de la fuerza de atracción de mis nervios
Flechsig, sobre la cual quizá volveré más adelante. sobre los Rayos divinos. En general reconocía la jefatura del alma
Respecto de las causas que llevaron a la aparición del alma de de Flechsig, la cual siguió siendo, por así decirlo, la cabeza espiri-
von W. (además de la de Flechsig) en el cielo, sólo puedo expresar tual de toda la sublevación dirigida contra la omnipotencia de Dios,
conjeturas, pero que posiblemente se acerquen bastante a la ver- pero reivindicaba, en oposición a las otras almas que componían la
dad. Para todas las almas "probadas" (la de Flechsig, etcétera) la escolta de Flechsig, cierta independencia en muchos aspectos. Se
fuerza de atracción surgida en mi cuerpo por el alto grado de la dejó inducir, por ejemplo, como se mencionó ya, a una amplia par-
excitación nerviosa era, por así decirlo, la condición fundamental tición de almas, pero luego siguió su propio camino.
de su existencia, es decir, yo mismo era para ellas tan sólo un medio Para mí la situación se hizo considerablemente más difícil desde
para un fin, el de capturar los Rayos divinos dirigidos por medio de el primer momento con la aparición de esta segunda "alma proba-
la fuerza de atracción, con los cuales se adornaban luego, como el da''; en efecto, esta alma se puso también a hacer milagros erráticos
grajo con plumas ajenas, y lograban fuerza milagrosa, etcétera. Por ·n mi cuerpo, en parte de una manera sensiblemente muy nociva
esto era importante para ellas establecer cierta potestad de disponer para mí, sobre la que más adelante daré más detalles. Pero al mismo
sobre mi cuerpo. Este poder debió ejercerlo el alma de Flechsig l iempo había momentos divertidos, que por un instante traían a

mientras yo estuve en el hospital de Leipzig por medio de su vincu- mi vida, por lo demás tan sombría, hasta, si así puedo decirlo, un
lación con el profesor Flechsig, que todavía existía en cuanto ser r:i.sgo de comicidad. Que eran realmente nervios de von W los que
humano (o como "hombre hecho a la ligera'': tengo que dejar sin de esta suerte habían logrado una especie de poderío celestial me
resolver qué es lo que efectivamente era entonces). Esta influencia n:sulta indudable por el hecho de que conversé en repetidas veces
cesó al ser yo trasladado al hospital del doctor Pierson ("Cocina del 1 on el alma de von W sobre sus recuerdos de cuando estaba en

Diablo"); el poder efectivo sobre mi cuerpo pasó entonces al perso- vida, en especial desde sus tiempos de estudiante, desde el Corps
140 DANIEL PAUL SCHREBER M l'MOIUAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 141

Misnia, hasta el bien conocido camarero B., de la taberna Gassen, 111 fCriores, etcétera. Tengo que dejar pendiente la cuestión de si es-
de Eutritzch, cerca de Leipzig. A veces causaba un efecto suma- 1.1s informaciones se basaban solamente en temores respecto del
mente ridículo la manera como, a pesar de la alianza concertada l11t uro o en algo real. En cambio tengo que suponer que en algunos
por ambas almas - la de Flechsig y la de von W.- contra la ·•~t ros alejados se hizo efectivamente el intento de crear un nuevo
omnipotencia de Dios, la arrogancia profesora! de la una y el orgu- 111 undo humano ("hombres nuevos formados del espíritu de
llo aristocrático de la otra se rechazaban alternativamente. El alma Sdueber"), como se los denominó, con una locución utilizada des-
de von W. desvariaba sobre un "orden de casa y de primogenitura'' de entonces innumerables veces, por lo general en son de burla: es
que quería establecer en el cielo, y a ratos no quería dejar un hueso verosímil, pues, que se utilizara una parte de mis nervios. Por lo
sano del alma del profesor Flechsig, el cual era nacionalista-liberal y 1lt•más sigue siendo oscuro de qué manera se contó con el tiempo
que en esencia no le resultaba simpático. Ésta, a su vez, imbuida del 1H·cesario para ello: tuve entonces que pensar involuntariamente, y
sentimiento de una hipotética superioridad espiritual, creía que te- 1cngo que hacerlo aún ahora, en las ideas expuestas en la obra de
nía que mirar el alma de von W. con cierto menosprecio. El alma de 1>u Prel (en el Apéndice, si bien recuerdo) que se cita en la nota 36,
von W. se daba también en otros aspectos aires aristocráticos; por "rgún las cuales una diferencia en el espacio significa también una
ejemplo, me dispensó transitoriamente mayor consideración al ob- diferencia en el tiempo. Esos "nuevos hombres formados del espíri-
servar que yo al comer me llevaba el tenedor con la mano izquierda 111 de Schreber" -que corporalmente eran de una casta mucho
a la boca; tenía especial interés en conocer una table d'hote bien 11ds pequeña que nuestros hombres terrenales-habrían alcanzado
ordenada, y mostró también en otras cosas un mayor talento orga- y.1 un nivel cultural notable a pesar de ello; entre otras cosas ha-
nizativo que el alma de Flechsig, en la medida en que supo econo- l>dan tenido un ganado pequeño, correspondiente a su menor ta-
mizar mejor los Rayos de los que se había apoderado, por lo cual 111año corporal; yo mismo habría sido para ellos objeto de un culto
generalmente ostentaba un atuendo de Rayos resplandecientes y du- divino en calidad de "santo nacional", de suerte que mi porte cor-
rante un tiempo mantuvo un "almacén de Rayos" en toda regla (aun poral (especialmente en el "corral" del hospital de Pierson) habría
hoy podría yo señalar la dirección del cielo en la que se encontraba). .. ido para ellos de cierta importancia. Sus almas, elevadas a la
Quisiera agregar algo más sobre otras impresiones sobrenatura- liicnaventuranza después de la muerte, habrían logrado ya conver-
les que recibí durante mi permanencia en el hospital de Pierson. 1irse en Rayos de una fuerza relativamente sobresaliente.
Revoloteaba alrededor mío en largos hilos (la imagen es difícil de En este asunto puede haber existido algo de verdad, como lo
describir, pero se la podría comparar con las llamadas "babas del deduzco del hecho de que en aquella época yo tuve al "Dios" o
diablo",* pero no en forma de hebras sueltas sino de un tejido de "/\póstol" de aquellos hombrecillos -es decir, presumiblemente la
trama más espesa) la así llamada "bienaventuranza del claro de luna': 1•sc ncia de los Rayos conquistados por su bienaventuranza- bajo
que debe de haber representado la bienaventuranza femenina. Ha- l.1 forma de alma, en mi cuerpo, más exactamente en mi abdo-
bía dos modalidades de ella, una más débil y otra más fuerte; tal vez 111en.57 Este pequeño "Dios" o ''Apóstol" se distinguía de una ma-
haya que considerar a la primera como la bienaventuranza de los
~ Se manifestó entonces el fenómeno observado por mí en otros muchos casos,
1
niños. A la idea del fin del mundo, ya expuesta en los capítulos
anteriores, se sumaron informaciones que se referían a en qué me- .11• que las almas con disposiciones amistosas se dirigían cada vez más hacia la
11111a de las partes sexuales (el abdomen, etcétera), donde hacían poco o ningún
dida era posible una reanimación de la creación; de pronto se decía
1!.1110 y además apenas molestaban, en tanto que las almas con ánimo hostil se
que se extendería tan sólo a los peces; de pronto a los mamíferos nfllf'zaban cada vez más por ascender a la cabeza a la que querían causar algún
d,1flo, y especialmente se asentaban, lo que resultaba muy molesto, en la oreja
• Alteweíbersommer. (N del T) ltquicrda.
142 DANIEL PAUL SCHREBER

nera muy evidente de todas las almas por algo que constituye un
rasgo fundamental de mi propio carácter -me es imposible pres-
cindir aquí de cierta autoalabanza-, una manera práctica y racio-
nal de concebir las cosas, de suerte que en cierta medida yo lo
consideraba carne de mi carne y sangre de mi sangre. Por otra par-
te, se efectuó el montaje, para engañarme, de un contrincante falsi- CAPÍTULO IX*
ficado de este pequeño "Dios" o ''Apóstol" -al igual que en muchos
otros casos, por ejemplo, en su momento, en lo concerniente al
alma de mi padre, el alma de los jesuitas, etcétera-; las falsificacio- Del hospital del doctor Pierson, "La Cocina del Diablo", fui traído
nes fueron, en general, descubiertas muy pronto por mí, puesto un día (tras una permanencia de entre siete y quince días) -que
que no resulta difícil discriminar lo auténtico de lo falso si se torna según me enteré posteriormente debe de haber sido el 29 de junio
en cuenta la totalidad del modo de pensar de las respectivas almas. de 1894- a este Hospital Provincial, Sonnenstein, junto a Pirna.
Se habló mucho también por esa época de una "ley de renovación Las razones del traslado me son desconocidas; entonces creí que
de los Rayos", es decir, del principio -del que habrían sido un tenía que vincularlo con el influjo, que en los últimos días de mi
ejemplo los "pequeños hombres formados del espíritu de permanencia en la Cocina del Diablo había crecido poderosamen-
Schreber"- de que nuevos Rayos surgieron de la fe de hombres te, del alma de von W, a la que de alguna manera se le quería crear
pretéritos. Esta idea me parece estar en cierta consonancia con lo un contrapeso. Antes de mi partida yo había tornado un baño ca-
expuesto anteriormente en la nota 6 del capítulo I sobre el surgi- liente -el único en el Hospital del doctor Pierson-; desde allí
miento de las "antecámaras del cielo". viajé acompañado del "Ordenanza del Tribunal Supremo Provin-
El alma de Flechsig era en esa época jefe de dos "Soles", uno de cial", en un coche de caballos (corno en el viaje de venida) hasta la
los cuales era el Sol del cual procede la iluminación diurna. La ima- estación de Coswig, donde bebí una taza de café, y de allí en tren,
gen que tengo en la cabeza acerca de cómo el alma jefe estaba sen- pasando por Dresde, sin abandonar el tren, hasta Pirna. Las figuras
tada en cierta medida detrás del Sol es difícil de describir en palabras. humanas que vi durante el viaje y en la estación de Dresde las torné
También al alma de von W. se le confió de vez en cuando la jefatu- por "hombres hechos a la ligera" mediante milagros, pero no les
ra de un Sol, pero ella manifestó, en conjunto, poca disposición presté ninguna especial atención porque para entonces ya estaba
para eso. harto de todos los milagros. En mi convicción fui corroborado por
las habladurías de las Voces; el alma de Flechsig habló, valiéndose
de una expresión inventada por ella, del Dresde "fósil'', 58 a través
de la cual habíamos pasado. Desde la estación de Pirna viajé en un
• 'Traslado a Sonnenstein. Cambios en el trato con los Rayos. 'El sistema de
registro'. 'Atarse a las Tierras' ".
58 "Amongst the fossíls"•, por "entre los hombres hechos a la ligera", una expresión
favorita del alma de Flechsig, que empleó también en otras ocasiones, donde
aparecía su inclinación a reemplazar las expresiones del lenguaje primitivo para
designar las cosas sobrenaturales por otras que sonaban a modernas, y por ello
rri saban lo ridículo. Así, le gustaba también hablar de un "principio de la
foro relegrafía" para designar la atracción recíproca de los Rayos y los nervios.
• En inglés en el original de esta nora. (N del T)
144 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 145

coche de caballos por una calle bastante llena de baches a este Hos- Lemible y amenazante, de suerte que yo estuve día y noche lleno de
pital. De que hubiera sido Pirna y Sonnenstein el lugar a donde fui las más serias preocupaciones por mi vida, mi virilidad y posterior-
traído, es algo de lo cual tuve certeza sólo después de transcurrido mente por mi razón; en el segundo período los milagros cobraron
más de un año, cuando vi ocasionalmente una vez colgados en las - aunque a través de transiciones muy graduales y no sin algunos
paredes del "Museo" (salón común) al que tenía acceso sólo en opor- retrocesos- un carácter cada vez menos nocivo, por no decir ridí-
tunidades muy aisladas, los retratos de los ex-reyes de Sajonia. En la culo y pueril, aunque en parte aún adverso.
época de mi llegada las Voces llamaban a mi lugar de residencia "el Durante el primer período viví siempre con la idea de que trata-
castillo del diablo". Las habitaciones que se me asignaron fueron las ba no con hombres reales sino con "hombres hechos a la ligera''.59
mismas que ocupo aún ahora, el número 28 del primer piso del ala Ni siquiera ahora puedo considerarlo un error de mi parte; más
que mira al Elba y el dormitorio adyacente. Ocupé otra sala sólo bien tengo que dejar abierta la posibilidad, de acuerdo con lo que
algunas veces de modo enteramente transitorio debido a algunas viví entonces y sigo viviendo aún hoy, de que efectivamente haya
modificaciones en el mobiliario; en cambio, como lugar para dor- tenido yo razón al hacerlo así, dicho con otras palabras, de que el
mir me sirvieron -como volveré a mencionar más adelante-, du- llamado "jugueteo con seres humanos" sólo progresivamente haya
rante casi dos años, no el dormitorio que me había sido propiamente sido llevado a aquel estado en que actualmente, considerado desde
asignado sino celdas para dementes, en especial una situada en la afoera, da la impresión de que no ha tenido lugar ningún cambio
planta baja del pabellón abovedado, la número 97. Al entrar por de la humanidad. Para hacer de alguna manera accesibles estos pen-
primera vez en mis habitaciones me causaron una impresión bas- samientos algo difíciles de comprender y que tampoco han llegado
tante pobre en comparación con el Hospital del doctor Pierson, a una plena claridad para mi conciencia, he tenido que pintar pri-
amueblado de una manera relativamente elegante. Quisiera men- mero las condiciones de mi ambiente exterior durante el primer
cionar, por último, que durante todo un año tampoco tuve desde año de mi permanencia en este hospital. De los médicos del hospi-
mis ventanas la vista que actualmente se me brinda de una manera tal conocí el mismo día de mi llegada durante un examen corporal
relativamente abierta hacia el valle del Elba. Entonces existían unos efectuado en el recinto de baños (en el piso bajo) y durante el cual,
castaños de espeso follaje, que en el ínterin han sido derribados entre otras cosas, se empleó el estetoscopio, al director de este hos-
hasta los troncos más pequeños, pero que en aquella época ocupa- pital, el señor consejero privado médico doctor Weber y al médico
ban casi toda la vista, de suerte que desde las ventanas yo no podía asistente, el señor doctor R., pero ambos inicialmente sólo como
percibir casi nada. personas, no por su nombre: de los nombres me enteré sólo ocasio-
El tiempo de mi permanencia en Sonnenstein puedo dividirlo nalmente transcurridos uno o más años. De estos señores recibí
en dos períodos, el primero de los cuales mantuvo, en general, el desde entonces visitas diarias. Fuera de ellos, sólo se hicieron ver de
carácter serio y sagrado, muchas veces aterrador, que había sido vez en cuando el enfermero en jefe R. y algunos enfermeros (M.,
impreso a mi vida durante la última época de mi permanencia en el Th.) y Sch., que en el ínterin renunció. M. fue el enfermero al que
hospital de Flechsig y en el hospital del doctor Pierson; el segundo, se confió de manera especial mi cuidado.
en cambio, se enderezó cada vez más por el curso común (por no En el hospital no parecían existir entonces otros pacientes; por
decir ordinario). Aquel primer período abarcó alrededor de un año; lo menos no observé rastros de ellos en el corredor ocupado por mí,
el segundo período dura todavía, sólo que el carácter de lo ordina- al cual daban nueve cuartos en total; sólo después de largo tiempo
rio ha sufrido en muchos aspectos una disminución en estos últi- se hicieron notar a veces un paciente denominado príncipe J... sky y
mos tiempos. En el primer período los milagros eran, en lo que
respecta a su efecto corporal y espiritual, en parte de naturaleza ~ 9 D ebido a ello me abstuve casi por completo de hablar.
146 DANIEL PAUL SCHREBER 147
M l\MORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS

un segundo, el consejero áulico B., este especialmente porque toca- 11 n::texpresión del lenguaje originario "Déjeme", 60 daban a conocer
ba el violín. También en los paseos diarios por el jardín del hospital s 11 voluntad de renunciar a la propia perduración y de encontrar en
estuve durante los primeros meses siempre solo con dos o tres enfer- 111i cuerpo el final de su existencia.
meros (los anteriormente mencionados); del gran número de otros Mucho tiempo creí, al recibir las visitas de mi esposa en Sonnens-
pacientes que actualmente veo, muchas veces en número de hasta 1c.;in, que en cada ocasión había sido "hecha a la ligera'', y que por
ochenta o cien, junto conmigo en el jardín, no se veía entonces consiguiente quizá se desvanecería ya en la escalera o inmediata-
rastro alguno. Los guardianes eran llamados "mozos de trailla'' por mente después de abandonar el hospital; se dijo que sus nervios
las Voces (véase antes la nota 56); debo suponer que tenían la cua- eran "enquistados" después de cada visita. En una de sus visitas -
lidad de "hombres hechos a la ligera'' porque mantuvieron conmi- el día de mi cumpleaños de 1890- mi esposa me trajo un poema
go una conexión nerviosa en la cual escuché frecuentemente de que quiero reproducir aquí literalmente debido al profundo efecto
ellos expresiones pertenecientes al lenguaje primitivo; en especial que entonces me produjo. Rezaba así:
del enfermero Sch., quien personalmente se encontraba en otro
cuarto, las exclamaciones "¡Caramba!" [Alfe -w:étter] y "¡Truenos y Antes que te dé su amor la verdadera paz
centellas!" [Alfe Hageldonnerwetter] (no en voz alta, sino en el len- (la serena Paz Divina),
guaje de los nervios). M. y Sch. descargaban a veces, para "hacerse la paz que ninguna vida
a un lado", una parte de su cuerpo, como si fuera una masa pútrida, y ningún placer dan aquí abajo,
en mi cuerpo; M. se instaló repetidamente en calidad de así llama- es menester que el brazo de Dios
do "nervio grande" (una suerte de masa gelatinosa del tamaño de te infiera una herida,
una cereza) en mi brazo, mediante lo cual, al igual que los restantes que tú tengas que gritar: "¡Dios mío apiádate,
Rayos o nervios, participó de mis pensamientos y mis impresiones apiádate de mis días";
sensibles. A los "mozos de trailla'', en su calidad de almas, se les es menester que desde tu alma resuene un grito,
asignó también un poder milagroso; en ciertos hechos concretos se y que en tí haya tinieblas,
habló de "milagros de los mozos de trailla'', a los que estos deberían como antes del día de las cosas;
su existencia. es menester que el dolor
En Sonnenstein recibí visitas de mi mujer a intervalos prolon- te abrume por completo.
gados, a veces de varios meses. Cuando la vi entrar por primera vez Que en tu alma no quede ya ni una lágrima;
para una de estas visitas a mi cuarto quedé como atónito: yo hacía y cuando tú te hayas agotado en el llanto,
mucho que creía que ella no estaba entre los vivos. Para esta supo- y estés cansado, tan cansado,
sición tenía yo -como también en el caso de otros seres huma- entonces vendrá a ti un huésped fiel:
nos- fundamentos muy concretos, según los cuales la reaparición la serena Paz Divina,*
de mi mujer sigue siendo aún hoy bajo ciertos aspectos un enigma antes que la verdadera paz te dé su amor.
no resuelto. Yo había tenido repetidamente en mi cuerpo -y tam-
bién aquí la seguridad de mi recuerdo no deja ninguna duda sobre
''º Para completar gramaticalmente el sentido de esta expresión habría que cradu-
1 irl a aproximadamente con estas palabras: "Déjeme-es decir, usted, el poder de
la realidad objetiva del hecho- nervios pertenecientes al alma de los Rayos que quiere arrastrarme hacia atrás- seguir tranquilamente la fuerza de
mi mujer, o los sentí acercarse desde afuera a mi cuerpo. Estas par- :11 racción de los nervios de mi esposo: estoy dispuesta a pasar a) cuerpo de mi
tes de alma estaban repletas del amor abnegado que mi mujer me 1 ·~poso".
· La palabra alemana Gottesfrieden (paz de Dios) significa también "Tregua de
ha manifestado siempre; eran ellos los únicos que, valiéndose de
1)ios''. (N del T)
148 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 149

El poema, cuyo autor no conozco, me causó tan notable impre- "Flechsig intermedio") había conservado su inteligencia humana
sión porque la expresión que aparece repetidamente en él "paz divi- en un grado relativamente alto durante cierto tiempo, pero con el
na'' es la designación empleada en el lenguaje primitivo, que yo antes correr de los años la había ido perdiendo más y más cada vez, de
y después escuché innumerables veces, del sueño generado por los manera que en la actualidad apenas debía quedarle algún escaso
Rayos. En ese momento me fue casi imposible pensar en que hubie- resto de la conciencia de su identidad. Por mi parte, yo era guiado
ra mediado una casualidad. permanentemente por el afán de atraer hacia mí aquellas almas y
En las primeras semanas de mi permanencia en Sonnenstein partes de alma y de provocar así finalmente su disolución, pues
(comienzos de julio de 1894) se produjeron algunas modificacio- partía de la idea absolutamente acertada de que, una vez eliminadas
nes en el trato con los Rayos en el que mis nervios habían estado ya todas las almas "probadas" o impuras que se interponían bajo la
largo tiempo, y en las condiciones celestiales con ello relacionadas, forma de las así llamadas "instancias intermedias" entre yo y la
que parecen haber sido de importancia fundamental para todo el omnipotencia de Dios, se daría por sí misma una solución, acorde
tiempo transcurrido desde entonces. La descripción con palabras con el orden cósmico, del conflicto, ora fuese mediante mi cura-
de estas modificaciones es también extraordinariamente difícil por- ción gracias a un sueño que sirviera para el completo descanso de
que se trata de cosas para las que falta cualquier analogía proceden- mis nervios, ora fuese -como posteriormente creí que debía to-
te de la experiencia humana y que yo mismo percibí sólo en parte mar en consideración- mediante una emasculación acorde con el
de manera directa con mis ojos espirituales, 61 y en parte sólo por orden cósmico, para la creación de nuevos hombres. En cambio, las
sus efectos, de suerte que la idea que me he formado de los hechos "almas probadas" estaban henchidas solamente del impulso de afir-
correspondientes sólo coincide aproximadamente con la íntegra ver- marse en su posición celestial adecuada a ellas y relacionada con el
dad. Ya en capítulos anteriores se relató que el número de las "almas poder milagroso; tras cada aproximación intentaban retirarse nue-
probadas" y de partes de alma existentes en el cielo, especialmente vamente, en tanto que, por turnos, otras almas o partes de almas
de resultas de la partición de almas, había aumentado considerable- acudían en tropel.
mente. Entre estas almas se destacaba, lo mismo que antes, el alma Así pues, una noche -la cuarta o quinta después de mi llegada
de Flechsig, la cual, debido a la magnitud que le había sido dada en a Sonnenstein-, por otra parte tras un enorme esfuerzo espiritual,
sus dos figuras principales (en cuanto "Flechsig superior" y en cuanto cuando había logrado hacer bajar, atrayéndolas, transitoriamente
hacia mí todas las almas impuras ("probadas"), de manera que sólo
61 Mantengo también en este lugar la expresión "ver con los ojos espirituales", hubiera sido necesario una esmerada "cobertura con Rayos" para
que utilicé ya en otro lugar (capítulo VIII, p. 137) porque no puedo encontrar en
nuestro lenguaje humano otra más adecuada. Estamos acostumbrados a pensar
provocar mediante un sueño reparador de los nervios mi curación y
que todas las impresiones que recibimos del mundo externo se nos transmiten el desvanecimiento de las almas impuras (a lo que fue imposible,
por los así llamados "cinco sentidos", y en particular que todas las sensaciones lamentablemente, decidirse, por las razones expuestas ya anterior-
lumínicas y sonoras lo son por el ojo y el oído. Esto puede ser verdad en circuns- mente), el alma de Flechsig tomó medidas especiales para eliminar
tancias ordinarias. Pero en un hombre que, como yo, ha entrado en trato con los
la reaparición de este peligro para su existencia y la de las otras
Rayos y cuya cabeza, a consecuencia de ello, ha sido, por así decirlo, iluminada
por los Rayos, esta concepción no es suficiente. Tengo sensaciones lumínicas y almas impuras. Se le ocurrió recurrir a maneras de inmovilizarlas
sonoras que han sido proyectadas directamente por los Rayos sobre mi sistema mecdnicamente, técnica sobre la cual, por la índole misma del asun-
nervioso interior y para cuya recepción, por consiguiente, no son necesarios los to, yo sólo he podido tener una idea aproximada. Esta inmovilización
órganos de la vista y del oído. Yo veo los respectivos acontecimientos hasta con mecánica se llevó a cabo primeramente en forma más laxa, que fue
los ojos cerrados y los oiríá también, de tratarse, como en el caso de las "Voces",
de impresiones auditivas, si de alguna manera fuera posible cerrar herméticamen-
denominada "atar a los Rayos", donde la palabra "Rayos" parece
te mis oídos a tales sensaciones sonoras. haber sido empleada con un significado particular que no me resul-
150 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 151

tó comprensible del todo. Sólo puedo describir la imagen que vi guna medida, a otras personas. Cada día me brinda las pruebas más
con mis ojos espirituales. Las almas pendían en una especie de ha- impresionantes de su realidad y, sin embargo, aun para mí pertene-
ces de varas (los fasces de los licores romanos), pero sólo que esas ce en verdad al ámbito de lo inconcebible, pues el propósito que
varas terminaban en forma de cono en la parte inferior, en tanto mediante él se persigue habría tenido que ser reconocido de ante-
que en los extremos superiores se enroscaban los nervios de las al- mano como imposible para cualquiera que conozca la naturaleza
mas. Como tampoco esta forma más laxa de inmovilizarlas parecía humana. Se trata evidentemente de un recurso de compromiso, en
proporcionar una protección suficiente contra el peligro de desha- el que me resulta difícil discriminar si su fundamento reside en una
cerse por efecto de la fuerza de atracción, se eligió después de cierto voluntad falsa (contraria al orden cósmico) o en un pensamiento
tiempo una forma más apta para contrarrestarla, que recibió el nom- errado.
bre de "atar a las Tierras". Como lo indica por sí misma la expre- Se llevan libros u otra clase de anotaciones en los que se registran
sión, tuvo lugar una atadura a algunos astros alejados, de manera desde hace años todos mis pensamientos, todos mis giros de len-
que a partir de entonces quedó excluida la posibilidad de que se guaje, todos mis objetos usuales, todas las cosas que de alguna ma-
deshicieran totalmente en mi cuerpo por la fuerza de atracción, y se nera se encuentran en mi poder o en mi cercanía, todas las personas
aseguró una forma de replegarse por medio de la inmovilización con las cuales trato, etcétera. Me es imposible decir con seguridad
mecánica que se logró de esta manera. Cuando el "Flechsig inter- quién se encarga del registro. Como no puedo representarme la
medio" utilizó por primera vez esta segunda forma de inmovilización omnipotencia de Dios como desprovista de toda suerte de inteli-
se impuso también en los reinos de Dios el punto de vista de que gencia, presumo que el registro está a cargo de seres residentes en
una conducta tan contraria al orden cósmico no podía ser tolerada. astros distantes, seres a los que se les ha dado figura humana, al
El "Flechsig intermedio" se vio por ello obligado a desatarlas nue- modo de los hombres hechos a la ligera, pero que por su parte care-
vamente. Pero al repetir luego el experimento no se tuvo ya la ener- cen por completo de entendimiento y a los cuales los Rayos, que
gía para tomar medidas de esa clase; se toleró que se efectuase la son efímeros, les han puesto, por así decir, la pluma en la mano
atadura, en la que participaron ahora no sólo todas las otras partes para la tarea, desempeñada por ellos de manera enteramente mecá-
de alma de Flechsig sino también las restantes almas que la seguían, nica, de llevar el registro, de manera que los Rayos que aparezcan
en especial el alma de von W., y finalmente también la propia después puedan conocer lo registrado.
omnipotencia de Dios. De esta manera el "atar a las Tierras" se Para hacer comprensible toda esta organización tengo que
convirtió en una actividad permanente, que subsiste hasta el día de remontarme un poco atrás. El motivo subyacente a todos los ata-
hoy y que ha llevado a otras consecuencias, entre las cuales está el ques que se han perpetrado en el curso de los años contra mi vida,
"sistema de registro", que se describirá a continuación. No ignoro mi integridad corporal, mi virilidad y mi intelecto ha sido y sigue
que una concepción según la cual habría que pensar a mi cuerpo, siendo siempre dicho pensamiento, es decir, el de sustraerse en la
situado en nuestra Tierra, como ligado a otros astros mediante ner- medida de lo posible a la fuerza de atracción de mis nervios excita-
vios expandidos, es casi imposible de concebir para los hombres dos, la cual supera en mucho a todo lo que ha existido hasta el
dada la enorme distancia de aquéllos; sin embargo, me es imposible momento. Para ello, en un principio, se había pensado en mi
abrigar ninguna duda sobre la realidad objetiva del fenómeno, da- emasculación, a partir, evidentemente, de la tendencia subyacente
das las experiencias que he tenido diariamente en el curso de los al orden cósmico (véase capítulo rv). Pero lo que se tenía en mente
últimos seis años. no era una emasculación efectuada con el propósito, acorde con el
El ya mencionado sistema de registro es un hecho que resulta orden cósmico, de una renovación de la humanidad, sino que se
extraordinariamente difícil hacer comprensible, aunque sea en al- pretendía solamente inferirme un ultraje, en la medida en que, ex-
152 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 153

trañamente, se suponía, o tal vez fuera sólo un intento de autoen- Los nervios femeninos o de voluptuosidad que para entonces
gañarse, que un cuerpo emasculado perdería la fuerza de atracción habían penetrado masivamente en mi cuerpo no pudieron, por con-
sobre los Rayos. Aun después de muchos años de mi llegada a siguiente, lograr ninguna influencia sobre mi conducta o manera
Sonnenstein, el pensamiento de la emasculación anduvo rondando de pensar durante un lapso de más de un año. Yo reprimí toda con-
como un duende, si así puedo decirlo, en la cabeza de las almas. moción de ellos apelando a mi sentimiento viril del honor y al mis-
Pequeñas partes de alma de Flechsig, que habían estado situadas mo tiempo mediante la santidad de las ideas religiosas que me
muy lejos, y por consiguiente no habían estado en contacto algunas dominaban casi del todo, y sólo advertí de veras la presencia de los
veces durante largo tiempo con mis nervios, solían prorrumpir, como nervios femeninos cuando los Rayos en ciertas ocasiones los pusie-
admiradas, en la siguiente exclamación: "Entonces, ¿no ha sido ron artificialmente en movimiento para provocar una tremenda ex-
emasculado?" Los Rayos divinos creían no rara vez que podían per- citación de ellos y "representarme" así como un hombre estremecido
mitirse hacer burla de mí, a propósito de la emasculación, que al de angustia femenina. Por otra parte, mi fuerza de voluntad no pu-
parecer era inminente, llamándome "Miss Schreber"; uno de los do evitar que en mi cuerpo se asentara, especialmente al estar acos-
giros de lenguaje usados entonces con frecuencia y repetidos hasta tado en la cama, un sentimiento de voluptuosidad que, en cuanto
el cansancio, rezaba: "Es decir, hay que representarlo como aficio- era la así llamada "voluptuosidad del alma" -como reza la expre-
nado a los desórdenes voluptuosos", 62 etcétera, etcétera. Yo mismo, sión empleada por las almas para designarla, es decir, una voluptuo-
como es comprensible, sentí durante largo tiempo el peligro de la sidad que para las almas es suficiente, pero que es sentida por los
emasculación, y especialmente mientras se pudo hablar del abuso seres humanos, sin que haya una conmoción propiamente sexual,
sexual de mi cuerpo por otros hombres, como una ignominia que como bienestar corporal generalizado-, ejerció sobre los Rayos una
me amenazaba. fuerza de atracción incrementada (véase el capítulo VII, hacia el final).
A medida que este fenómeno fue apareciendo cada vez más cla-
62 ramente con el correr del tiempo Dios pudo tomar conciencia de
El concepto de "representar", es decir, infundir a una persona o cosa una apa-
riencia distinta de la que tiene por su naturaleza real (expresado humanamente que la emasculación no servía para "dejarme olvidado", es decir, para
"falsificar") desempeñó y desempeña aún hoy en el ámbito de ideas de las almas liberarse del efecto de atracción de mis nervios. Se le ocurrió enton-
un gran papel; así, en posteriores ocasiones se dijo innumerables veces: "Es decir, ces el pensamiento de "mantenerme del lado masculino'', pero -si
hay que representarlo como ateo, como alguien que ha perpetrado un almicidio" se lo mira a fondo, hipócritamente- no hacer nada para devolver-
(véase capítulo II. pp. 62 y ss.), etcétera. A mi entender, hay que poner esta idea
en correlación con el hecho de que Dios, de ordinario, sólo tenía de los hombres
me mi salud, y sí en cambio para trastornarme el entendimiento o
una impresión exterior, y los Rayos que habían entrado en conexión nerviosa con tornarme idiota. No se tomó en cuenta entonces que hasta los ner-
un hombre sólo tenían aparte de ello en cada "aspecto" (instante) una única im- vios de un hombre idiota, una vez puestos en un estado de excita-
presión. Sólo así logro explicarme la total incapacidad de comprender al hombre ción morbosa elevada, seguirían ejerciendo atracción, en la medida,
viviente en cuanto organismo, de lo cual aduciré más adelante pruebas contun-
por supuesto, en que continuaran siendo capaces de tener sensacio-
dentes. Es posible, pues, que a partir de esto -siempre en la situación de apre-
mio a la que había sido llevada la omnipotencia de Dios por la existencia del alma nes de dolor, voluptuosidad, hambre, frío. Así pues, acumulaban
"aprobada" de Flechsig- se haya hecho el intento de persuadirse de que cuando incesantemente, día tras día y hora tras hora, en mi cuerpo virus de
uno se forma de un hombre una impresión distinta de la que corresponde a su ·adáveres u otras materias pútridas, cuyos portadores eran los Ra-
verdadera naturaleza puede luego tratar a esa persona de acuerdo con dicha im- yos, con la intención de sofocarme finalmente con ellos y en espe-
presión. Todo termina, por consiguiente en un autoengaño, que en la práctica
resulta enteramente inútil, ya que el hombre dispone naturalmente, en su con-
<' ial privarme del intelecto. En un capítulo posterior relataré los
ducta cotidiana y especialmente en el lenguaje humano, de medios para hacer dafíos que con ello se provocaron en mi cuerpo, y que tuvieron en
valer su real naturaleza frente a la "representación" intentada. p.1rte un carácter sumamente amenazador.
154 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 155

Tengo razones para pensar que el virus de cadáveres o sus mate- en las que me entrego a no pensar nada, lo que, de noche, sucede
rias pútridas fueron tomadas de aquellos mismos astros a los que se especialmente cuando duermo, o de día, cuando quiero descansar
habían amarrado firmemente y donde los Rayos eran luego, por así un rato o me paseo por el jardín sin pensar en nada. Para llenar
decirlo, cargados con el virus de cadáveres o la materia pútrida, o estas pausas (es decir, porque los Rayos tienen algo que hablar aun
los absorbían al pasar junto a ellos. A una parte de los Rayos se les durante estas pausas) sirve el material de registro, por consiguiente,
dio la figura de pájaros formados milagrosamente, sobre los cuales en esencia, mis pensamientos anteriores y junto con ellos sólo algu-
comunicaré más adelante mayores detalles. Se produjo entonces el nos pocos elementos propios, constantemente recurrentes, forma-
fenómeno consistente en que las almas probadas que aún existían dos por giros de lenguaje más o menos sin sentido, en parte
en el cielo y ciertos restos de las que habían sido antecámaras del insultantes, injurias vulgares, etcétera. Quizás incluya como apén-
cielo, todos los cuales habían sido reservados para parapetarse de- dice de este trabajo un florilegio de estas locuciones, para dar al
trás de ellos, perdieron completamente con el transcurso del tiem- lector por lo menos una vislumbre del absurdo que mis nervios
po su inteligencia y no poseían, por lo tanto, absolutamente ningún tienen que soportar desde hace años.
pensamiento. Por otra parte, parece ser inherente a la naturaleza de Los giros de lenguaje injuriosos y los insultos tienen especial-
los Rayos tener que hablar no bien entran en movimiento: la frase mente la finalidad de incitarme a hablar en voz alta y de imposibi-
que expresa la ley pertinente: "No olvidéis que los Rayos tienen que litar el sueño en los momentos adecuados para ello; impedirlo, junto
hablar" había sido inculcada antes innumerables veces en mis ner- con la voluptuosidad del alma, constituye la culminación de toda la
vios. Pero, de hecho, hace años que, a falta de pensamientos pro- política, totalmente oscura en cuanto a sus propios fines, de las
pios, no se habla en esencia casi de otra cosa que de los propios almas. Además de ello, registrar sirve también para un ardid espe-
milagros, a propósito de los cuales se someten luego a mis nervios, cial, que reposa también en un desconocimiento total del pensa-
falsificándolos, los correspondientes pensamientos de temor (por miento humano. Se pensaba que mediante el registro se podía agotar
ejemplo, "¡Ojalá mis dedos no sean paralizados!", u "¡Ojalá miró- la posible reserva de pensamientos existente en mí, de manera que
tula no sea objeto de un milagro!" y además para maldecir las ocu- finalmente tenía que llegar un instante en que no podrían aparecer
paciones que estoy a punto de emprender, por ejemplo: "¡No dejará en mí nuevos pensamientos; esta idea es, por supuesto, completa-
de tocar el maldito piano!", no bien me siento al piano, o hasta mente absurda porque el pensar humano es inagotable y, por ejem-
"¿No dejará de limarse las malditas uñas?", no bien me dispongo a plo, la lectura de un libro, un diario, etcétera, suscita siempre nuevos
limar mis uñas). Además se llega a la desmedida desvergüenza-no pensamientos. El mencionado ardid consistía en lo siguiente: no
puedo emplear otra expresión para ello- de exigirme que dé ex- bien un pensamiento surgido anteriormente en mí, y por consi-
presión en voz alta, como si se tratase de mis propios pensamientos, guiente ya registrado, reaparecía -tal reaparición es, naturalmen-
a esta idiotez falsificada, de manera que a la frase "¡No dejará de te, inevitable por completo en un número muy grande de
tocar el maldito piano!" se le suma la pregunta: "¿Por qué no lo dice pensamientos, como por ejemplo, de mañana temprano, el pensa-
(en voz alta)?" y sigue luego la respuesta falsificada: "Porque soy miento ''Ahora me voy a lavar", o al tocar el piano: "Este es un
estúpido", o también: "Porque tengo miedo del señor M." (véase hermoso pasaje'', etcétera-, una vez percibido el núcleo corres-
el capítulo v, nota 26), pero, como es natural, surgen también pau- pondiente del pensamiento, se salía al paso de los Rayos que se
sas en las que no hay nada que informar acerca de milagros dirigi- estaban acercando con un "Ya lo hemos" (pronunciado: "Lomos"),
dos contra mi persona ni un determinado "pensamiento resolutivo" entiéndase, dictado, con lo cual, de una manera difícil de describir,
de emprender esta o aquella ocupación, al cual los Rayos, que pue- los Rayos se volvían insensibles al efecto atractivo del pensamiento
den leer mis pensamientos, puedan reconocer; en otras palabras, pausas contenido en lo ya dicho.
156 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 157

Tengo que renunciar a exponer con mayor claridad de lo que he Por último, tengo que añadir que al hacer la presente descrip-
intentado precedentemente el sistema de registro y sus consecuen- ción me he adelantado algo en la secuencia temporal. Tenía que ser
cias; no podría aportar una comprensión más completa a nadie que así en pro de la exposición de conjunto; en realidad, los aconteci-
no haya hecho la experiencia en sus propios nervios. Sólo puedo mientos correspondientes pertenecen en parte a una época muy
asegurar que el sistema de registro y en especial la introducción del posterior, ya que, sobre tocar el piano, por ejemplo, que mencioné
"esto lomos" cuando reaparecen pensamientos anteriores se trans- anteriormente, no hablé sino después de todo un año de haber lle-
formó en una tortura espiritual, por la cual he sufrido gravemente gado a Sonnenstein.
durante años y a la que sólo de a poco y en cierta medida al menos
me he logrado acostumbrar: debido a ello me han sido impuestas
pruebas de paciencia que, especialmente en medio de las dificulta-
des de las circunstancias externas (restricciones a la libertad, etcéte-
ra) en las que además he tenido que vivir, jamás se le han exigido a
un ser humano. 63

63 Hubo momentos en los que yo no encontré otra manera de ayudarme que

hablando fuerte o haciendo algún ruido para acallar los desatinos, tan idiotas
como desvergonzados, de las Voces y brindar de esa manera algún transitorio
descanso a mis nervios. Posiblemente esto debió parecerle a los médicos, que no
conocían la verdadera causa, un frenesí, y decidirlos al correspondiente trata-
miento que durante años se me aplicó, por lo menos durante la noche. Que en la
expresión "tortura espiritual' no hay ninguna exageración es algo que puede eva-
luarse por el hecho de que durante la época en que dormí en la celda (1896-
1898) la gran mayoría de las noches pasé varias horas fuera de la cama, a ratos
con los puños contra los postigos cerrados de la ventana, o en días en que los
postigos estaban quitados con un frío invernal de 8° y 10° bajo cero, parado
frente a la ventana y vestido solamente con el camisón junto a la ventana abierta,
mientras todo el cuerpo se estremecía de frío (a menos que el calor natural fuera
reforzado por el calor milagroso), o al andar a tientas en la celda totalmente
oscurecida por los postigos me golpeaba la cabeza contra su bóveda, que era baja, di do confiar yo que se tuviera la paciencia de prestar oídos a una larga exposición:
y de todas maneras estas circunstancias me resultaban más soportables que estar y mucho menos que se hubiera considerado que valía la pena reflexionar sobre el
tendido en la cama, donde, en la medida en que no se podía conciliar el sueño, presunto dislate. A ello se suma que yo, durante la primera parte de mi perma-
era insoportable estar. nencia en este hospital, consideré a los mismos médicos como hombres hechos a
Tengo que estar preparado a que se me objete preguntándome por qué no la ligera, y creía que sus decisiones estaban influidas por los Rayos que albergaban
comuniqué antes todas estas cosas a los médicos, bajo la forma de protestas. A contra mí sentimientos hostiles, idea que, por lo menos en lo que respecta a la
esto sólo puedo replicar con la pregunta contraria de si se me habría prestado 1'd tima parte, aún hoy tengo que considerar como adecuada a la verdad, por más
algún crédito al describir los hechos pertinentes, relacionados con circunstancias que, por la naturaleza misma del asunto, ello no pueda llegar a la conciencia de
sobrenaturales. los médicos mismos. Por otra parte, el sentimiento hostil de los Rayos (es decir, l.
Yo consideraría ya como un gran triunfo de mi capacidad dialéctica si con el de Dios) cesará no bien tengan la certeza de deshacerse en mi cuerpo con 1
presente trabajo, que está tomando la amplitud de una obra científica, obtuviera voluptuosidad del alma, o en su caso, yo esté en condiciones de presentar la
aunque más no fuera el resultado de suscitar en los médicos un cabeceo de duda prueba eficaz de la indestructibilidad del intelecto, y por consiguiente de la falta
acerca de si en mis aparentes delirios e ilusiones sensoriales no habrá quizás algo de perspectivas de la política dirigida a su aniquilación. Sobre este punto aportaré
de verdad. De intentar una explicación puramente verbal difícilmente habría po- mayores detalles más adelante.
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
159

días y noches las impresiones más maravillosas y magníficas; según


mi modo de ver, fue aquél el momento en que, según se mencionó
en la nota 12 del capítulo 1, * los reinos anteriores de Dios fueron
consumidos y entraron en escena por primera vez los reinos poste-
riores de Dios.
CAPíTuLo x· Creo que me es posible afirmar que entonces y sólo entonces vi
la omnipotencia de Dios en su entera pureza. Una noche -y, en la
medida en que lo recuerdo, una sola noche- apareció el Dios infe-
En las primeras semanas de mi permanencia en Sonnenstein (julio rior (Arimán). La imagen resplandeciente de sus rayos se hizo visi-
o agosto de 1894) se produjeron, según estoy convencido, algunas ble -mientras me encontraba tendido en la cama, pero no dormido
importantes modificaciones en el Sol. En lo que a esto respecta sino en estado de vigilia- a mis ojos espirituales (véase nota 61), es
tengo que ceñirme, como lo hice ya al hablar de las relaciones so- decir, se reflejó en mi sistema nervioso interno. Al mismo tiempo
brenaturales, a comunicar las impresiones recibidas por mí; por lo escuché su lenguaje; pero éste no fue -como sucedió antes y des-
que hace a la pregunta de qué acontecimientos objetivos hubo en pués de aquel momento con el lenguaje de las Voces- un suave
aquellas modificaciones sólo puedo osar algunas conjeturas. Tengo susurro, sino que retumbó con fuerza, como si fuera inmediata-
el recuerdo de que entonces durante largo tiempo existió un Sol mente delante de la ventana de mi dormitorio. La impresión fue
que, a juzgar por su aspecto externo, era menor, el cual, como se violenta, de suerte que cualquiera que, como era mi caso. no hubie-
mencionó a comienzos del capítulo VIII, era conducido inicialmen- ra estado ya endurecido contra las impresiones milagrosas aterrado-
te por el alma de Flechsig, pero después por una alma cuyos nervios ras, habría podido ser estremecido hasta los huesos. Tampoco lo
tengo que considerar idénticos con los del director de este Hospi- que se habló sonaba amistoso; todo parecía estar calculado para in-
tal, el consejero privado doctor Weber. Al escribir estas líneas tengo fundirme miedo y terror, y la palabra "carroña"'* -vocablo muy
plena conciencia de que todos los otros hombres sólo podrán ver frecuente en el lenguaje primitivo cuando se trataba de hacer sentir
aquí un puro desvarío, ya que el consejero privado doctor Weber se el poder y la ira divina a un hombre que iba a ser aniquilado por
encuentra, como yo mismo tengo oportunidad de convencerme D ios- se escuchó con frecuencia. Sólo que todo lo que se habló
cada día, entre los vivos. Pese a ello, las impresiones recibidas sorr era auténtico, no frases aprendidas de memoria, como sucedió pos-
para mí tan seguras que no puedo descartar, como una posibilidad teriormente, sino la expresión directa de la sensación real.
inconcebible para otros hombres y que sólo puede explicarse La impresión que entonces predominó completamente en mí
sobrenaturalmente, que el consejero privado doctor Weber haya no fue la de un miedo abrumador sino la de admiración ante lo
muerto hace algún tiempo y ascendido a la bienaventuranza con grandioso y lo sublime; por eso el efecto sobre mis nervios, inde-
sus nervios, pero que luego haya regresado a la vida en igualdad de pendientemente de los insultos que en parte contenían las palabras,
condiciones con el resto de la humanidad. 63 bis Ese Sol más peque- Íue saludable, y no pude menos que dar repetidamente expresión,
ño fue reemplazado luego, probablemente cuando se consumió la ·uando las almas "probadas" que durante un tiempo se habían reti-
fuerza de sus rayos, por otro Sol. Al respecto tuve durante muchos rado por temor, después de un lapso se atrevieron a acercarse otra

• "Éxperiencias personales en Sonnensrein. 'Perturbaciones' como fenómenos • Se refiere a la nota 19. (N del E)
concomitantes del trato con Rayos. 'Simulación de los sentimientos' ". • • La palabra alemana Luder tiene las siguientes acepciones: 1) carroña; 2) bri-
63 bis Nótese aquí y en otros lugares la salvedad hecha en el "Prólogo". lián, pícaro, astuto; 3) mujer fácil o taimada; 4) pobre diablo. (N del T)
160 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 161

vez, a mis sentimientos con las palabras: "¡Oh, qué pura!" -refi- M. no me sorprendió realmente, porque lo consideraba un hombre
riéndome a la majestad de los Rayos divinos- y: "¡Oh, que vulga- hecho a la ligera, que vivía solamente una vida onírica y que por
res!" -refiriéndome a las almas probadas-. Los Rayos divinos ello, naturalmente, no podía tener comprensión ninguna de todas
leyeron entonces mis palabras, pero no, como sucedió después sin las impresiones que a un hombre pensante podrían haberle suscita-
excepción, falsificándolas, sino correctamente, y también ellos le do el más alto interés. Pero me es imposible ahora decir algo acerca
dieron expresión verbal en la medida métrica correspondiente al de cómo puede justificarse el hecho de que una impresión tan colo-
movimiento natural de los nervios humanos, 64 de suerte que yo sal haya pasado sin dejar ningún rastro en él (si es que debo consi-
recibí en conjunto una impresión tranquilizadora, no obstante to- derarlo un hombre real) ni en los muchos miles de otros hombres
dos los aterradores fenómenos nerviosos concomitantes, y final- que en el momento en cuestión debieron tener, además de mí, la
mente concilié el sueño. misma visión. Por supuesto, habrá otros hombres que tendrán en la
El día siguiente, y quizá también otros dos o tres días (y por punta de la lengua la frase hecha de "mera ilusión sensorial", a la
cierto de día, mientras me encontraba en el jardín), vi al Dios supe- que yo habría sucumbido, pero esto está para mí subjetivamente
rior (Ormuz), esta vez no con mis ojos espirituales, sino con mis del todo excluido por la seguridad de mi recuerdo, tanto más que el
ojos corporales. Era el Sol, pero no el Sol bajo su apariencia ordina- fenómeno se repitió durante varios días seguidos y cada uno de
ria, conocida por todos los hombres, sino rodeado de un mar de luz ellos duró varias horas, y tampoco creo que mi memoria me engañe
plateada, la cual, como ya señalé en la nota 19 del capítulo II, cubría si añado la observación de que también aquel Sol más resplande-
entre una sexta y una octava parte del cielo. Esto, por supuesto, no ciente me habló, como antes y después de ello ha sucedido ininte-
es algo reducible a números; para protegerme de cualquier riesgo rrumpidamente en el caso del Sol.
de exageración quiero admitir que, según mi recuerdo, también Después de algunos días cesaron los fenómenos milagrosos de
podría haber sido sólo la décima o duodécima parte del cielo. De los que he hablado precedentemente; el Sol tomó la figura que des-
todas maneras, el espectáculo era de tan abrumador esplendor y de entonces mantiene sin nueva interrupción; 65 el lenguaje de las
magnificencia que temí seguir mirándolo y traté más bien de apar- Voces se convirtió nuevamente en un suave susurro. Creo que la
tar los ojos del fenómeno. Una de las muchas cosas inconcebibles causa de la transformación hay que buscarla en que en ese momen-
para mí es que en ese momento hayan existido otros hombres ade- to la omnipotencia de Dios se había dejado inducir, siguiendo el
más de mí, en especial, que el enfermero M., que entonces era el ejemplo del alma de Flechsig, al "atarse a las Tierras". Si el aflujo de
único que estaba en mi compañía, haya permanecido aparentemente Rayos divinos puros hubiera proseguido, como había sido el caso
insensible ante el fenómeno. Entonces la falta de participación de en los días anteriormente descritos y en las noches que los siguie-
ron, se habría producido, a mi juicio, en poco tiempo mi curación,
64 Las oscilaciones de los nervios humanos se producen de acuerdo con cierto
y eventualmente, quizá también la emasculación y la simultánea
ritmo regular, que creo poder designar del modo más acertado posible con la
fecundación. Como no se quería ni lo uno ni lo otro, sino que se
expresión empleada anteriormente de "medida métrica". Tengo que dejar sin pro-
nunciarme si se trata del mismo fenómeno que el tratado por Krapelin al final del partía siempre de la falsa idea de que acaso sería posible dentro de
capítulo VI de la obra citada (6a edición), tomo 1, p. 117, con el nombre de "tic
tac del pulso de la carótida". En este metro entraban con mayor facilidad las 65 Por otra parce, el Sol me presenta también ahora en parce una imagen distinta
palabras de cuatro sílabas y aun de seis. Por esta razón, pues, se elegían preferen- de la que yo tenía de él en la época de mi enfermedad. Sus rayos palidecen ante
temente y se siguen eligiendo ahora en las frases aprendidas de memoria emplea- mí cuando yo hablo en voz alca vuelto hacia ellos. Puedo mirar al Sol tranquila-
das en el material registrado, que tenían como fundamento el afán de desprenderse mente y me deslumbro sólo en muy escasa medida, en tanto que en mi época de
de mis nervios, aquellas palabras que son lo más opuestas posibles a ese ritmo salud no me hubiera sido posible de ninguna manera, como tampoco lo es para
natural, por ejemplo, mi propio título de "presidente de Sala'' [Senatsprii.sident]. otros hombres, mirar de frente al Sol durante un solo minuto.

''~,I~-,"
162 DANIEL PAUL SCHREBER
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 163

un plazo breve liberarse de la fuerza de atracción de mis nervios


ñana y de tarde por el jardín, permanecía sentado inmóvil práctica-
mediante el "dejarme olvidado", se había encontrado mediante la
mente durante todo el día en la silla que estaba delante de mi mesa,
amarradura un recurso que impedía el flujo de Rayos puros. En
no iba nunca a la ventana, desde la cual, por otra parte, sólo se
cuán escasa medida esta política llevó a resultados permanentes es
podían ver árboles verdes (véase lo dicho anteriormente); aun en el
algo que surgirá de lo que sucedió después. 66
jardín yo prefería estar sentado siempre en el mismo lugar y de vez
La vida exterior que llevé durante la época que estoy tratando
en cuando los enfermeros me hacían dar una vuelta, siempre contra
aquí -los primeros meses de mi permanencia en Sonnenstein-
mi voluntad. Por otra parte, aun en el caso de que yo me hubiera
fue sobremanera monótona. Aparte de los paseos que daba de ma-
sentido inclinado a alguna ocupación habría faltado casi completa-
66 En la precedente descripción de la aparición del reino posterior de Dios en su
mente la oportunidad para ella; en esa época se mantenían cerrados
forma más pura me atuve exactamente a las ideas que entonces (en junio o agosto con llave casi todos los lugares,para guardar algo que había en mis
de 1894) me había formado de conformidad con las impresiones recibidas y que dos habitaciones y sólo podía utilizar un cajón de una cómoda con
desde entonces mantuve durante años. Al reflexionar ahora sobre el tema me algunos cepillos y cosas semejantes. No poseía material para escri-
parece que se me ha deslizado un error, por cuanto en los fenómenos nocturnos bir; todos mis objetos de uso (prendas de vestir, reloj, portamone-
creí que se trataba sólo del Dios inferior (Arimán) y en los fenómenos diurnos sólo
das, cuchillo, tijeras, etcétera) me habían sido retirados; en mi cuarto
del Dios superior (Ormuz). El error se explica por el hecho de que entonces yo
no conocía aún las marcas distintivas por las cuales ahora, de resultas de los nue- había quizá sólo cuatro o cinco libros, que habría podido leer, de
vos contactos que siguieron ininterrumpidamente en el curso de los años, estoy todos modos, si hubiera tenido inclinación a leer. Pero la causa
en condiciones de decir si son Rayos de Arimán y Voces de Arimán o Rayos de principal de mi falta de deseo no consistía en la carencia, ajena a
Ormuz y Voces de Ormuz las que entran en mí: el nombre "Arimán" habrá sido
ello, de objetos adecuados para cualquier ocupación, sino a que yo
el que se me mencionó al comienzo, y por eso consideré que todo el aflujo de
Rayos que se produjo en la noche anteriormente descrita procedía del D ios infe-
consideraba casi como un deber religioso mantener una pasividad
rior Arimán. Pero como en el curso de los años pasados desde entonces no existió absoluta.
nunca un lapso durante el cual no hayan aparecido en cada caso el Dios inferior y Esta idea no había surgido espontáneamente en mí, sino que
el Dios superior alternativamente y en breve sucesión tengo que considerar pro- había sido suscitada por las Voces que hablan conmigo, aunque
bable que también haya sucedido esto cuando aparecieron por primera vez los
luego yo la sostuve por mucho tiempo, hasta que caí en cuenta de la
reinos posteriores de Dios y que, tanto en los fenómenos en la noche como en los
de los días sucesivos, participasen siempre alternativamente el Dios inferior y el falta de sentido de esa conducta. Que los Rayos me incitasen a una
Dios superior. inmovilidad absoluta ("Ni el más mínimo movimiento", rezaba la
Por otra parte quiero mencionar también en este contexto que el Dios infe- :onsigna que se me repitió muchas veces) es algo que tiene, a mi
rior (Arimán) y el Dios superior (Ormuz), independientemente de la unidad de juicio, que ser puesto también en relación con el hecho de que
la omnipotencia de Dios, que en cierto sentido existe, tendrían que ser conside-
rados como dos seres distinros, ya que cualquiera de los dos, aun en las relaciones
1)ios, por decirlo así, no sabía cómo comportarse con los hombres
mutuas, tiene su propio egoísmo y su propio instinto de conservación y por con- vivientes, sino que estaba acostumbrado exclusivamente al trato con
siguiente se esfuerza alternativamente por imponerse. Esto se me hace visible de c'.1dáveres o a lo sumo con los hombres entregados a dormir
manera especial al evaluar el material registrado procedente de ambas partes, so- (.~oñantes) . De ahí surgió la pretensión, ciertamente desmedida, de
bre lo cual daré mayores detalles más adelante (véase también lo señalado antes
que yo en cierta manera me comportase constantemente como un
en la nota 37). Naturalmente, también en este aspecro sólo se pudo llegar a un
1 .1dáver, lo mismo que una serie de ideas más o menos insensatas,
conflicro de intereses que en lo demás eran armónicos porque la pureza de las
circunstancias acordes con el orden cósmico fue perturbada por la intromisión de porque todas iban en contra de la naturaleza humana. No bien se
elementos extraños, impuros (las "almas probadas"), y a consecuencia de ello la produce milagrosamente algún ruido cerca de mí, cosa que sucede
fuerza de atracción, contraria al orden cósmico, de los nervios de un solo hombre 1 nnstantemente a breves intervalos por medio del hablar u otra ma-
se intensificó hasta convertirse en un verdadero peligro para los reinos de Dios.
111 l(.:stación de vida de una persona, un chasquido de las paredes o
164 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 165

un crujido de las tablas del piso, etcétera, se lo designa, con una no se encontraban, como los míos, en un elevado estado de excita-
singular confusión de los conceptos, como una "perturbación'' sen- ción, para anular la conexión nerviosa y encontrar un modo de
tida por mí como molesta, y luego se falsifica en mi interior, ha- retirarse de aquel hombre. Dada la facilidad con que se efectuó la
ciendo entrar a mis nervios en las vibraciones correspondientes a retirada, pues se trataba sólo de nervios medianamente excitados,
esas palabras, la frase, reiterada innumerables veces cada día: "¡Oja- no existió ni remotamente un serio peligro para Dios. El recuerdo
lá cesaran las malditas perturbaciones!"; siendo así que en realidad de este acontecimiento fue trasladado ahor<:J. a la situación que exis-
sucede exactamente lo contrario, pues los ruidos son sentidos por tía para conmigo, sin reflexionar que mis relaciones con los Rayos
los Rayos con una fuerza aterradora porque suscitan los llamados divinos, de resultas de la fuerza de atracción desmedidamente in-
"pensamientos de escuchar con atención"; y siendo también así que tensificada de mis nervios, se habían vuelto hacía mucho tiempo
- dentro de las circunstancias acordes con el orden cósmico- a imposibles de resolver.
ningún hombre, como es natural, se le habría podido ocurrir, por Yo concebí como un deber la inmovilidad que se me reclamaba,
ejemplo, considerar el lenguaje de otro hombre como una pertur- deber que me incumbía tanto en pro de la propia conservación,
bación desagradable.67 como respecto de Dios, para liberarlo de la opresión a la que había
Creo que el origen de todo este modo totalmente tergiversado sido llevado por las "almas probadas". Yo había llegado a la convic-
de concebir las cosas puedo derivarlo del recuerdo sobre los aconte- ción, por lo demás no carente efectivamente de todo fundamento,
cimientos que fueron los fenómenos concomitantes permanentes de que las pérdidas de Rayos se acrecentaban cuando yo me movía
de una conexión nerviosa establecida (en sueños) en un hombre con frecuencia de un lado a otro (también cuando un rayo de luz
dormido. Mediante tal conexión nerviosa quedó establecida una atravesaba mi habitación), y debido al sagrado respeto que yo sen-
ligazón transitoria entre los Rayos divinos y los nervios de dicho tía aún para con los Rayos divinos por la conciencia que tenía de
hombre; naturalmente, estaba calculada para que durase poco tiem- sus elevados fines, y también a la falta de certeza de si existe o no
po, quizá para inspirar algunas cosas relacionadas con algo del Más reali:nente una eternidad, o si los Rayos podrían tener en algún
Allá (véase capítulo I), para una estimulación especial de la fantasía morpento un fin súbito, consideré que era mi misión oponerme a
poética y otras cosas semejantes. Para no sucumbir a la larga a una cualquier despilfarro de los Rayos, en la medida en que de mí de-
atracción de los mencionados nervios que se juzgaba eventualmen- pen,diera. Asimismo me había formado la opinión, influido a la vez
te peligrosa para Dios hubo que intentar, una vez alcanzado el fin, pot las manifestaciones de las Voces, quienes hablaban en mí ince-
deshacerla otra vez; se llevó entonces a cabo el milagro de producir santemente en este sentido, de que hacer descender a las "almas
pequeños ruidos (las llamadas perturbaciones) mediante las cuales probadas", atrayéndolas con el fin de que se deshicieran por com-
se desvió hacia otra parte la atención del hombre que dormía, al pleto en mi cuerpo, y consiguientemente la restauración del reina-
que quizá se sorprendió cuando se despertaba, y este breve lapso de do l bsoluto de Dios en el cielo serían m~~ fáciles si yo mantenía mi
desvío de la atención bastó a los Rayos, por tratarse de nervios que cuerpo en permanente reposo. Y así fue ¿orno hice entonces el casi
increíble sacrificio de abstenerme duran~~ semanas y meses de casi
67 De todas maneras, esto va unido para mí a cierto inconveniente, en la medida ualquier movimiento corporal y de cu,l<¡Iuier ocupación que no
en que yo, como ya se mencionó en el capítulo n, a cada palabra que (a causa de Íf
Íuera la conversación con las Voces; esto f tan allá que durante las
la excitación de los nervios humanos correspondientes, basada en un milagro) se noches, que era cuando parecía más aprnpiado, porque durante el
pronuncia cerca de mí la percibo inmediatamente acompañada de una sensación
sueño era cuando más se podía esperar que las almas probadas se
de dolor que, debido al simultáneo intento de desprenderse que hacen los Rayos
(atados a las Tierras), se exterioriza como un tirón en la cabeza, muchas veces deshicieran, no me atreví a modificar mi posición en la cama. Hice
muy desagradable. el sacrificio porque, si bien había recibido ya muchas pruebas de la
166 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 167

"política de semi-hurgoneo" que la omnipotencia de Dios seguía fumar cigarros, de los que me había abstenido casi por completo
conmigo, me era imposible entonces pensar en una auténtica mala durante mucho tiempo. Por otra parte, la finalidad que los Rayos
voluntad de Dios respecto de mí. habían pretendido lograr con la "simulación de los sentimientos"
Un cambio en esta situación se produjo sólo hacia fines del año no fue alcanzada en lo más mínimo. La fuerza de atracción de mis
1894 o a comienzos de 1895, y por cierto aproximadamente al nervios excitados se mantuvo sin debilitarse a pesar del cambio de
mismo tiempo que aquel fenómeno milagroso que fue designado sentimientos, sólo que yo dejé de sentirme desdichado en la misma
por una parte de las Voces como "maldita simulación de los senti- medida que antes. Así pues, se cumplió también aquí como en casi
mientos': A los incesantes esfuerzos por desprenderse de mí ("dejar- todos los milagros contrarios al orden cósmico aquel dicho del poeta
me olvidado") se opuso antes que nada la santidad de mi intención, sobre las manifestaciones de esa fuerza que "siempre quiere lo malo
que hubo de tener un efecto atractivo sobre todas las almas puras o y sin embargo crea lo bueno".
Rayos, y la profunda seriedad de mi concepción en lo concerniente Es comprensible por sí mismo que la conducta anteriormente
a mis relaciones con Dios y a mi propia situación en la vida. Se descrita no podía ser juzgada acertadamente por las personas que
comenzó entonces a falsificar también mis sentimientos mediante me rodeaban, especialmente por los médicos y enfermeros, en la
milagros, para quedarse con la impresión de que yo era un hombre medida en que puedo suponer que hayan sido entonces hombres
frívolo, entregado sólo a los placeres del momento (a "representar- reales. Como yo no demostraba interés por nada y no expresaba
me" como tal, véase, nota 62). Influir milagrosamente de esta ma- ninguna clase de necesidad espiritual, difícilmente podían ver en
nera sobre los sentimientos es algo posible, como me lo ha enseñado mí otra cosa que un hombre caído en una abulia estuporosa. Y sin
la experiencia, sin que pueda dar de ello una explicación más preci- embargo, esta apariencia distaba enormemente de la verdad: yo vi-
sa; para proporcionar al lector una idea aproximada de este aconte- vía con la conciencia -y sigo aun hoy persuadido de que esta con-
cimiento no puedo sino servirme de una comparación, recordándole ciencia coincidía con la verdad- de tener que resolver una de las
el hecho de que también la morfina tiene el efecto de poner en un más difíciles tareas que se han impuesto a un hombre, y de tener
estado afectivo de relativa euforia, o por lo menos de equilibrio, -a que librar una lucha por los más altos bienes de la humanidad.
una persona que está torturada por dolores corporales o anímica- Pero, lamentablemente, la engañosa apariencia de que se trataba de
mente abatida. lo contrario tuvo como consecuencia una inmensidad de indigni-
Al comienzo me resistí al influjo de la "simulación de los senti- dades en el trato de mi persona, por la que he padecido gravemente
mientos (el milagro de la falsificación de mis sentimientos); pero durante años y en las cuales pareció que se olvidaba por completo
con el tiempo se me hizo cómodo dejar que produjera su efecto mi rango y el alto cargo oficial que había desempeñado en mi vida.
porque observé que, de hecho, me sentía subjetivamente menos Repetidas veces sucedió que el enfermero M., por razones para mí
desdichado, y porque además tuve que decirme que con toda la desconocidas, me obligó, estando en el baño, del cual quise salir
santidad de mi intención y con todos mis abnegados esfuerzos no después de un tiempo prudencial, a volver a la bañera; o por la
había logrado nada fundamental en cuanto a respaldar a Dios en la mañana, cuando había llegado la hora de levantarse y yo quise salir
lucha contra las "almas probadas". Comencé a mirar con indiferen- de la cama me arrojó otra vez a ella; o de día, cuando estando yo
cia mi situación, recordé el "carpe diem" horaciano, traté de liberarme sentado frente a la mesa me había acometido una modorra me des-
lo más posible de la preocupación por el futuro y, mediante la par- pertó tirándome de la barba; que el mismo enfermero me deslendró
ticipación en todas las cosas que la vida parecía ofrecerme aún, vivir en el baño los cabellos con un peine fino, y por cierto en una época
sencillamente al día. Entre otras cosas, esto se exteriorizó en que en que los "desgajamientos de Rayos" atravesaban la tapa de mi
aproximadamente para fines de 1894 y comienzos de 1895 volví a ráneo (véase el capítulo siguiente). En las horas de las comidas
168 DANIEL PAUL SCHREBER

solía también atarme la servilleta al cuello como si fuera yo un niño


pequeño. Los cigarros se me daban contados, pieza por pieza, para
ciertos momentos del día; sólo después de transcurridos muchos
años conseguí que cada día por la mañana se me colocara en la
tabaquera la provisión para el día, y, sólo después, que se me permi-
tiera disponer de un atado de cien cigarros como reserva. Una vez CAPÍTULO XI*
tuve que soportar que otro enfermero me diese un bofetón. En
algunos casos de hecho opuse resistencia a las indignidades men-
cionadas, especialmente cuando se quiso retirar de mi dormitorio, Desde el comienzo mismo de mi vinculación con Dios hasta el día
que durante la noche permanecía cerrado con llave desde afuera, el de hoy mi cuerpo ha sido incesantemente objeto de milagros divi-
lavabo antes de la hora de acostarse o cuando se me quiso asignar nos. Si quisiera describir en detalle todos esos milagros podría llenar
como lugar para dormir la celda dispuesta para los dementes frené- con ellos solos un libro entero. Puedo decir que no existe casi un
ticos, en lugar de este dormitorio. Posteriormente prescindí de es- solo miembro u órgano de mi cuerpo que no haya sido transitoria-
tas protestas porque sólo conducían a escenas de violencia carentes mente dañado por algún milagro, ni un solo músculo que no haya
de sentido; callé y soporté. sido tironeado mediante un milagro para ser puesto en movimien-
Nada más ajeno a mi intención, por supuesto, que querer de- to o paralizado, según fuera el distinto fin que con ello se pretendía.
nunciar ante sus superiores al enfermero M. mediante el relato de Aun hasta el día de hoy los milagros que vivo a cada hora son, en
las indignidades que sufrí de parte de éste o de cualquier otro enfer- parte, de tal naturaleza que a cualquier otro hombre tendrían que
mero. Los excesos en que incurrió oca~ionalmente M. los atribuyo causarle un pavor mortal: sólo gracias al acostumbramiento de
a su escaso nivel de educación; adem:Ís, en los años siguientes me muchos años he llegado a considerar como insignificantes la mayor
atendió de una manera en general satisfactoria, aun cuando siem- parte de los que aún ahora se producen. Pero en el primer año de
pre subsistió en él cierto autoritarismo al que se había acostumbrado. mi permanencia en Sonnestein los milagros eran de naturaleza tan
Empero, la comunicación de estos pequeños rasgos era inevitable aterradora que casi permanentemente creí que debía temer por mi
para caracterizar la magnitud de la ignominia que durante años tu- vida, mi salud o mi razón.
ve que soportar con el más profundo desconcierto de mi sentimien- En sí y por sí misma, toda la situación en que los Rayos sólo
to del honor, que en aquella época estaba plenamente despierto. sirven, en sustancia, para causar daños al cuerpo de un solo hombre
Para que el cuadro de mis condiciones de vida durante los pri- o para jugarle malas pasadas en lo referente a los objetos con los que
meros tiempos de mi permanencia en Sonnenstein quede comple- se ocupa - tales milagros inocuos se han vuelto especialmente fre-
to, falta aún un informe sobre los milagros que se llevaron a cabo uentes en los últimos tiempos- tiene que ser considerada como
contra mí, el cual me propongo dar e~ el siguiente capítulo. ontraria al orden cósmico. Los Rayos tienen la misión de crear
algo, y no sólo la de destruir o practicar juegos infantiles. Debido a
:llo todos los milagros que fueron dirigidos contra mí erraron, a la
larga, el blanco; lo que los Rayos impuros destruyeron o dañaron,
otros Rayos puros que vinieron luego tuvieron que reconstruirlo o
·urarlo (véase el capítulo VII, nota 48). Esto no quiere decir que no

• " Lesiones a la integridad corporal mediante milagros".


170 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 171

se hayan ocasionado daños, por lo menos transitoriamente, muy po objeto de enérgicos y muy amenazadores ataques. Tengo por
considerables, que suscitaron la impresión de peligros extremos, o naturaleza un tórax y pulmones muy sanos; pero mis pulmones
que no se hayan presentado situaciones muy dolorosas. fueron estropeados con milagros de tal manera que durante un
Los milagros que más hacían pensar en circunstancias acordes tiempo creí que debía temer seriamente un desenlace mortal a con-
con el orden cósmico son aquellos que parecían tener alguna rela- secuencia de la tisis. En muy repetidas ocasiones se produjo mila-
ción con una emasculación que debía llevarse a cabo en mi cuerpo. grosamente en mí un así llamado "gusano pulmonar'', del que no
Al número de éstos pertenecían especialmente todo tipo de trans- puedo decir en absoluto si se trataba de un ser zoomórfico o de una
formaciones en mis órganos genitales, que en algunos casos (espe- hechura psicomorfa; lo único que puedo decir es que su aparición
cialmente en la cama) se presentaron como fuertes indicios de una iba unida con un dolor agudo en los pulmones, como el que imagi-
retracción real del miembro viril, pero con frecuencia, cuando in- no que debe presentarse en una pulmonía. Mis lóbulos pulmonares
tervenían predominantemente Rayos impuros, como un ablanda- eran a veces absorbidos casi completamente; si ello se debía a la
miento que se aproximaba casi a la disolución completa; además la actividad del gusano pulmonar o a un milagro de otra clase no
eliminación milagrosa de pelos de la barba y en especial del bigote, puedo decirlo; tenía la clara sensación de que mi diafragma estaba
por último, una modificación de toda la estatura (reducción de la colocado en lo más alto del tórax, casi inmediatamente debajo de la
altura corporal), que probablemente se debió a una contracción de laringe y que en el medio sólo había un pequeño resto de los pul-
las vértebras dorsales y también quizá de la médula de los fémures. mones, con el cual yo apenas podía respirar. Hubo días en los cua-
Este último milagro procedente del Dios inferior (Arimán) estuvo les, al pasear por el jardín, tenía en cierta medida que pagar
acompañado de ordinario con las mismas palabras de anuncio: "A nuevamente con mis pulmones cada respiración; pues lo asombro-
ver si lo hago un poco más pequeño"; yo mismo tuve la impresión so es precisamente que los Rayos, como crear es algo intrínseco a su
de que mi cuerpo se hubiera hecho cuatro o cinco centímetros más naturaleza, no pueden hacer otra cosa que proporcionar en cada
pequeño y consiguientemente se hubiera acercado al tamaño cor- momento a un cuerpo que se encuentra en peligro lo más necesario
poral femenino. para su conservación.
Los milagros que sufrieron los órganos internos del tórax y del Para esa misma época una parte más o menos grande de mis
abdomen fueron muy diversos. De lo que menos tengo que decir es huesos costales fue destrozada transitoriamente, con el resultado de
del corazón; aquí tengo sólo el recuerdo de que una vez -por cier- que lo destruido fue siempre reparado después de algún tiempo.
to todavía en la época de mi permanencia en la Clínica de Enfer- Uno de los milagros más espantosos fue el llamado milagro del
medades Nerviosas de la Universidad de Leipzig- tuve otro estrechamiento del tórax, que viví una docena de veces por lo menos:
corazón. 68 En cambio mis pulmones fueron durante mucho tiem- se comprimió toda la caja torácica, con lo cual todo el cuerpo par-
68
Licipó del ahogo provocado por la falta de respiración. El milagro
Esro, como rodo mi relato sobre los milagros llevados a cabo en mi cuerpo,
sonará a rodos los otros hombres como algo muy extraño, de manera que habrá
del estrechamiento del tórax se reprodujo también aisladamente en
en ellos la inclinación a ver aquí sólo los productos de una fantasía morbosamenre años posteriores, pero sustancialmente corresponde, como los res-
excitada. Frente a ello sólo puedo asegurar que casi ningún otro recuerdo de mi tantes milagros descritos aquí, a la segunda mitad del año 1894 y
vida es para mí más seguro que los milagros referidos en este capítulo. ¿Qué quizá a la primera parte del año 1895.
puede haber más cierto para el hombre que lo que experimenta y siente en su
En lo que respecta al estómago, ya durante mi permanencia en el
propio cuerpo? No debe considerarse quizá excluida la posibilidad de pequeños
errores en la designación de los órganos afectados, pues mis conocimientos ana- hospital de Flechsig me había sido formado milagrosamente por el
tómicos son sólo los de un profano; en lo esencial creo haber acertado también en neurólogo vienes mencionado en el capítulo v, en lugar de mi estó-
este aspecto. mago natural y sano, otro al que se llamó "estómago de judío'', de
172 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 173

muy inferior calidad. Posteriormente los milagros se dirigieron du- tengo la convicción de que soy inmune a todos los influjos morbo-
rante un tiempo con preferencia contra el estómago, por una parte sos naturales; los gérmenes morbosos aparecen en mí sólo por obra
porque las almas me envidiaban el goce sensible que iba unido con de los Rayos y son eliminados también por los Rayos. Y hasta abri-
la ingestión de los alimentos; por otra parte porque las almas se go fuertes dudas de si, mientras dure el trato con los Rayos, soy
tenían por algo más importante que un hombre necesitado de ali- mortal; si no podría tornar, por ejemplo, el veneno más enérgico sin
mento terrestre y por ello propendían a abstenerse con cierto me- que causara un daño importante a mi vida y a mi salud.7° En efecto,
nosprecio de toda comida y bebida. 69 Yo viví muchas veces durante ¿qué otra cosa podrían hacer los venenos sino destruir algún órgano
un tiempo más o menos largo sin estómago, y a veces el enfermero importante o ejercer algún efecto destructivo sobre la sangre? Pero
M., corno quizá recordará él, declaró expresamente que yo no po- ambas cosas sucedieron en mí innumerables veces por obra de los
día comer nada porque no tenía estómago. Muchas veces, antes de Rayos, sin ningún resultado que fuera, a la larga, perjudicial.7 1
las horas de comer, se me formaba milagrosamente un estómago ad De los restantes órganos corporales tornaré en cuenta ahora so-
hoc, por así decirlo. Esto sucedió especialmente por obra del alma lamente la faringe y los intestinos, 12 que reiteradamente fueron des-
de von W, la cual, por lo menos bajo una de sus figuras, me demos- garrados o disueltos, y la laringe, a la que más de una vez devoré
tró durante un tiempo una disposición más amistosa. Cierto es que parcialmente, y finalmente el cordón espermático, contra el cual se
esto no duró mucho; el alma de von W volvía a quitarme milagro- llevaron a cabo algunas veces milagros de una manera relativamen-
samente durante la misma comida el estómago que también mila- te dolorosa, con el fin principal de reprimir el sentimiento de
grosamente me había formado antes; éste estómago, por lo demás, voluptuosidad que surgía en mi cuerpo. Además, tengo que hacer
era de menor calidad, porque "había cambiado de idea''; la gran mención de un milagro que afectaba a todo el abdomen, la llamada
variabilidad, por otra parte, es en general, exceptuados quizá todos "putrefacción del abdomen". Este milagro procedía regularmente del
los Rayos divinos puros, un rasgo esencial del carácter de las almas. alma de von W bajo una de sus formas más impuras, la cual -en
Las comidas ingeridas y las bebidas se desparramaban luego direc- contraste con otras partes de alma de von W- recibía el nombre
tamente en el abdomen y en los fémures, hecho que, por más inau- de "putrefacción del abdomen von W" Ésta infundía en mi vien-
dito que pueda sonar, está para mí fuera de toda duda debido a la tre, con absoluta desconsideración, los gérmenes pudrientes que
claridad de la sensación. generaban la putrefacción del abdomen, de manera que más de una
En cualquier otro hombre hubieran tenido, naturalmente, que
producirse corno consecuencia de ello estados de purulencia, con 7
° Casi no es necesario señalar que esto es sólo una consideración hipotética, que
un resultado infaliblemente mortal, pero la difusión del quimo por es toy muy lejos de pensar en someterme realmente a experimentos como éstos,
cualquier parte del cuerpo no me causó daño alguno porque todas en los cuales no estaría exento de, por lo menos, grandes dolores.
1
las sustancias impuras que había en mi cuerpo fueron absorbidas Como un pequeño argumento en favor de la verdad de mi suposición de que,
por decirlo así, me he vuelto invulnerable, quisiera aducir este hecho: en tanto
nuevamente por los Rayos. En razón de esto, comí y engullí, des-
t¡ue en mis tiempos de salud solía ser atacado todos los inviernos varias veces por
pués de ello, reiteradamente sin estómago con absoluta despreo- ft1crtes resfríos que duraban vanos días, en los seis años de mi permanencia en
cupación; en general, me acostumbré cada vez más a una total este Hospital no tuve casi nunca un verdadero resfrío. Si ahora se produce en mí
indiferencia respecto de todo lo que sucedía en mi cuerpo. Aún hoy por vía natural una inflamación catarral de la pituitaria -en esto consiste la
1·sc ncia del resfrío- los Rayos se agolpan inmediatamente en tal cantidad en la
69 Era el mismo sentimiento a partir del cual, por ejemplo, el Comendador, en el pnrte enferma del cuerpo, que el resfriado queda sofocado ya en sus primeros
Don juan, cuando, bajo la forma de espectro, se encuentra con éste, rechaza la gérmenes.
cena que se le ofrece, con las siguientes palabras: "Sabed que los alimentos terres- También se me provocaron milagrosamente múltiples veces íleos de índole re-
tres me repugnan", etcétera. l.11 iva mente peligrosa, pero que en general se resolvían después de un corto lapso.
174 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 175

vez creí que tendría que pudrirme dentro de mi cuerpo viviente, y adyacente. Estos intentos provocaron (aparte de la preocupación
el hedor a podrido salía de mi boca de la manera más repugnante. por la pérdida real de mis nervios) una sensación desagradable de
Al hacer esto el alma de von W contaba con que la putrefacción del tensión en mi cabeza. Pese a todo, la extracción se logró sólo en un
abdomen sería eliminada nuevamente por los Rayos divinos, lo que grado muy reducido; la capacidad de aferramiento de mis nervios
siempre sucedió por obra de unos Rayos de especial capacidad para demostró ser la fuerza más intensa, y los nervios arrancados a me-
este fin, que se introdujeron en mi intestino como una cuña y ab- dias volvieron siempre después de poco tiempo a entrar en mi cabe-
sorbieron la materia pútrida. Los Rayos divinos parecían actuar za. Grandes estragos hicieron en mi cráneo los llamados
entonces llevados por la conciencia instintiva de que para ellos mis- "desgajamientos de Rayos", fenómeno difícil de describir, cuyo efecto
mos sería absolutamente nocivo tener que ser atraídos por un cuer- sólo puedo explicar diciendo que en muy reiteradas ocasiones mi
po en vías de putrefación. Esta idea fue expresada en la reiterada cráneo fue trozado en varias direcciones a la vez. Con mucha fre-
consigna de que se me "dejara olvidado" por lo menos con un "cuer- cuencia tuve la sensación -y tal sigue siendo aún ahora cotidiana-
po puro"; por supuesto, esta idea adolece también de la usual falta mente el caso con periódicas reiteraciones- de que toda la cubierta
de claridad, en la medida en que manifiestamente no se había dado de mi cráneo se había adelgazado durante un tiempo, y el proceso
ninguna justificación a por qué los nervios de un cuerpo "olvidado" consistía a mi juicio en que el material óseo de mi cubierta craneana
habrían de perder la fuerza de atracción. era transitoriamente pulverizado, en parte por la acción destructora
Con todo, lo que a mí mismo me pareció más amenazador fue- de los Rayos, pero luego la cubierta era soldada nuevamente por
ron aquellos milagros que de alguna manera iban dirigidos contra Rayos puros, especialmente mientras dormía. Que mediante todos
el intelecto. En primera línea se trataba aquí de la cabeza; en segun- estos procesos tenían que originarse sensaciones muy desagradables
da línea fue afectada también la médula -durante algún período, es algo que resulta imaginable si se reflexiona que los Rayos -que
que por cierto duró varias semanas, aproximadamente en el otoño de alguna manera están mecánicamente anclados en sus puntos de
de 1894--, porque entonces se la consideraba, además de la cabeza, partida- constituyen todo un mundo, y se lanzaban desde todas
como sede del intelecto. Se intentó entonces extraerme la médula partes hacia mi sola cabeza y trataban de desarticularla -como
bombeándola, lo cual estuvo a cargo de los llamados "hombreci- sucede en un descuartizamiento- o de hacerla astillas.
llos", que se me colocaron en los pies. Sobre estos "hombrecillos", En la época a la que me estoy refiriendo se intentó además reite-
que mostraban alguna afinidad con el fenómeno del mismo nom- radamente recubrir mis nervios con toda clase de sustancias noci-
bre mencionado ya en el capítulo VI, volveré a hablar más adelante; vas; parecía como si con ello se menoscabara realmente la capacidad
por lo común, eran dos: un "pequeño Flechsig" y un "pequeño von de oscilación de los nervios, de manera que yo mismo túve muchas
W", cuyas voces yo escuchaba también en mis pies. El bombeo veces la impresión de un embotamiento transitorio. Una de las sus-
tuvo como consecuencia que la médula, especialmente durante mis tancias que estuvo en juego entonces fue designada como "veneno
paseos por el jardín, me salía a veces por la boca en bastante canti- intoxicante"; no me es posible decir cuál era su naturaleza química.
dad bajo la forma de pequeñas nubecillas. Cualquiera podrá imagi- Algunas veces sucedió también que se introdujeron milagrosamen-
narse de qué preocupación me llenaban tales acontecimientos, pues te en los nervios de mi cabeza los líquidos de los alimentos ingeri-
entonces yo no sabía si no se estaba disipando en el aire una parte dos por mí, de manera que éstos quedaron recubiertos de una especie
de mi intelecto. Los milagros contra la cabeza y los nervios de la de engrudo, y la capacidad de pensar pareció resentirse transitoria-
cabeza se produjeron de maneras muy diversas. Se intentó arran- mente; recuerdo bien que esto sucedió una vez con el café.
carme los nervios de la cabeza, y durante un tiempo hasta implan- Sobre la totalidad de mis músculos se efectuaban milagros erráticos
tarlos de noche en la cabeza de M., que dormía en el cuarto (y se siguen efectuando) para impedirme todo movimiento o las
1

176 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 177

ocupaciones que quiero emprender. Así, se intenta, por ejemplo, "hombrecillos" eran uno de los fenómenos más notables y para mí,
paralizar mis dedos cuando toco el piano o escribo, o provocar en en cierto aspecto, más enigmáticos; sobre la verdad objetiva de los
mis rótulas una lesión que me priva de la capacidad de andar cuando acontecimientos correspondientes no tengo la más mínima duda
paseo por el jardín o el corredor. El resultado consiste ahora casi después de los innumerables casos en que vi con mis ojos espiritua-
siempre sólo en una dificultad para realizar la tarea o sensaciones les73 a esos "hombrecillos" y escuché sus voces. Lo maravilloso con-
leves de dolor al caminar. sistía en que las almas o algunos nervios de ellas adoptaran, en ciertas
Un blanco casi incesante de los milagros lo constituyen en par- circunstancias y para fines determinados, la forma de diminutas
ticular mis ojos y los músculos de los párpados que sirven para abrir- figuras humanas (según antes se señaló, del tamaño de sólo algunos
los y cerrarlos. Los ojos fueron siempre muy importantes porque milímetros) y en calidad de tales travesearan en las más diversas
Rayos que en sí mismos están dotados de una eficacia destructiva partes del cuerpo, en parte en el interior de éste, en parte en su
pierden su fuerza después de un tiempo relativamente breve, tan superficie. Los que se encargaban del abrir y cerrar los ojos estaban
pronto como ven algo y penetran luego sin causar ningún daño en sobre los ojos, en las cejas, y desde allí tiraban a su gusto de los
mi cuerpo. El objeto de la visión pueden ser o impresiones párpados arriba y abajo mediante hebras delgadas, semejantes a te-
aspectuales (oculares), que los Rayos reciben cuando mis ojos están las de araña. También aquí había de ordinario un "pequeño Flechsig"
abiertos por intermedio de ellos, o en parte imágenes que yo puedo y un "pequeño von W ", y además de ellos también un hombrecillo
suscitar voluntariamente en mi sistema nervioso interior por me- que había salido del alma de Daniel Fürchtegott Flechsig, la cual
dio del uso de la imaginación humana, de suerte que en cierta me- todavía entonces existía. Si yo de cuando en cuando no consentía
dida se tornen visibles para los Rayos. De los acontecimientos de en que mis párpados fueran tirados hacia arriba y hacia abajo, sino
este último tipo, que en el lenguaje de las almas eran llamados "el que actuaba en contra, ello solía suscitar el enojo de los "hombreci-
dibujar" del hombre, volveré a ocuparme en otro contexto. Aquí llos", y yo era saludado por ellos con el grito de "¡Carroña!"; si de
sólo cabe mencionar que muy pronto se inició el intento, y en el vez en cuando me los quitaba de los ojos con una esponja los Rayos
curso de los años transcurridos se persistió siempre en él, de cerrar me lo censuraban como una especie de atentado contra el poder
mis ojos en contra de mi voluntad, y aun de privarme de las impre- milagroso de Dios. Por lo demás, quitarlos sólo tenía un efecto tran-
siones visuales, y de conservar en los Rayos su intensidad destructiva. sitorio, ya que cada vez volvía a hacerse el montaje de los "hombre-
Este fenómeno puede observarse en mí casi a cada instante; quien cillos". Otros "hombrecillos" se reunían en esa época en mi cabeza,
quiera tomarse el trabajo de prestar atención a ello podrá percibir casi siempre en gran número. Entonces se los designó con el nom-
que mis párpados, aun cuando hablo con otros hombres, se cierran bre de "diablillos". Estos iban formalmente a pasear por mi cabeza,
de pronto bruscamente o bajan de una manera que en circunstan- corriendo curiosos a cualquier parte donde hubiera algo nuevo que
cias normales no sucede en ninguna persona. Para mantener luego ver en materia de perturbaciones provocadas en mi cabeza median-
abiertos los ojos a pesar de ello siempre es necesaria cierta tensión te milagros. Ellos también participaban, en cierto sentido, en mis
de mi voluntad, pero como yo no siempre tengo interés en abrir los a midas, llevándose con frecuencia una parte, naturalmente míni-
ojos dejo por comodidad que el cierre se produzca transitoriamente ma, de los alimentos degustados por mí; después parecían transito-
por algún tiempo.
Los milagros erráticos sobre mis ojos estuvieron, durante los IJ C on los ojos corporales uno no puede, naturalmente, ver lo que sucede en el
interior del propio cuerpo y en ciertas partes de su superficie, por ejemplo, sobre
primeros meses de mi permanencia, a cargo de "hombrecillos", de
la cabeza o en la espalda pero sí con los ojos espirituales, siempre que, como en
una condición semejante a la de aquellos de los cuales anterior- mi caso, la iluminación necesaria del sistema nervioso interno sea proporcionada
mente, al hablar del milagro de la médula, hice mención. Estos por los Rayos.
178 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 17'1

riamente algo hinchados, pero al mismo tiempo más negligentes y la zona de los talones, fue donde se me provocó milagrosamente
con una disposición más inofensiva. Una parte de los "diablillos" con mayor frecuencia la carie de los huesos, que iba unida a dolores
intervino en un milagro que se repitió frecuentemente en mi cabe- muy agudos; por fortuna, los dolores no solían durar mucho tiem-
za y que a propósito de ellos quiero consignar aquí. Fue, aparte del po, por lo menos con gran intensidad. Un fenómeno análogo fue el
e,h rechamiento del tórax, el más horrible de todos los milagros; la llamado "milagro del trasero':· al producirse éste los huesos de las
expresión que se empleó para designarlo, si bien recuerdo, era la de vértebras de la parte extrema inferior fueron afectados por un esta-
"máquina para comprimir la cabeza'.'. En la cubierta de mi cráneo, do doloroso en un todo semejante al de la carie ósea. El propósito
más o menos hacia la mitad, había aparecido, por obra de los mu- era también imposibilitarme estar sentado o acostado. En general,
chos desgajamientos de Rayos, una grieta o fisura profunda, que no se quería tolerar que yo permaneciera mucho tiempo en ninguna
probablemente no podía ser vista desde fuera, pero sí desde aden- posición o en ninguna ocupación; cuando andaba se intentaba obli-
tro. A ambos lados de esta grieta se colocaban los "diablillos" y com- garme a que me acostara, y cuando me acostaba se intentaba hacer-
primían, mediante una especie de torniquete, mi cabeza, a la manera me levantar bruscamente de la cama. Los Rayos no parecían entender
de una prensa de tornillo, de suerte que mi cabeza tomaba durante en absoluto que un hombre, desde el momento en que existía de
un tiempo una forma oblongada, casi piriforme. La impresión que hecho, tenía que estar en alguna parte. Para los Rayos, en virtud de
esto causaba en mí era, naturalmente, en extremo amenazadora, y a la necesidad de dejarse atraer por mis nervios, yo me había conver-
veces iba unida también con dolores muy agudos. A veces era des- tido en un hombre incómodo (para Dios), cualquiera fuese la si-
. atornillada nuevamente, pero por lo general "muy perezosamente", tuación o postura en que me encontrase o la ocupación a la que
de manera que el estado de compresión duraba siempre un tiempo. quisiera dedicarme. No se quería reconocer que aquello ocurría en
Los "diablillos" participantes eran la mayor parte de las veces los realidad sin culpa mía, sino que dominaba la tendencia a invertir la
que procedían del alma de von W El período en que aparecieron relación de culpabilidad mediante la "representación" .74
estos "hombrecillos" y "diablillos" abarcó algunos meses, luego se En el presente capítulo creo haber dado una descripción aproxi-
desvanecieron para no reaparecer nunca más. El momento en que madamente completa de los milagros que, por su carácter amena-
se desvanecieron coincidió probablemente con la aparición de los zador, me vi llevado a considerar como los más esenciales. En el
reinos posteriores de Dios. Los milagros erráticos contra mis ojos se desarrollo ulterior de mi trabajo tendré ocasionalmente quemen-
siguen produciendo aún hoy de la manera descrita anteriormente cionar de muchas maneras otros y numerosos milagros que tuvie-
mediante el abrir y cerrar de los párpados, pero hace casi seis años ron lugar en aquella época (en parte, en mi cuerpo; en parte, en los
que no se lleva a cabo por medio de los "hombrecillos" sino directa- objetos que se encontraban alrededor de mí), o que se produjeron
mente por medio de los Rayos, quienes ponen en movimiento los también en el período posterior, pero que fueron de una naturaleza
músculos correspondientes. Para impedirme cerrar y abrir volunta- menos amenazadora.
riamente los ojos se me despojaba milagrosamente de la ligera capa
muscular que se encuentra en y sobre los párpados y sirve para
moverlos. Pero el resultado era también aquí transitorio porque las 74
Por mi parce estoy bastante justificado al no hablar de una culpabilidad moral
fibras musculares perdidas -por las razones muchas veces mencio- por parce de Dios en el sentido ordinario (compárese lo señalado al respecto al fin
nadas- eran siempre reconstituidas de inmediato. del capítulo v, como también al final de la segunda serie de "Apéndices"). El
Independientemente de lo que ya se señafó respecto de los hue- oncepto de culpa o de pecado es un concepto humano, que no se presta a ser
aplicado en sentido estricto a las almas, en virtud de su naturaleza, la cual difiere
sos de las costillas y del cráneo, mi sistema ó;eo fue también objeto
de la humana. A las almas no se les puede exigir siquiera las virtudes humanas de
de múltiples milagros. En los huesos de los pies, especialmente en l:i perseverancia, de la abnegación, etcétera.
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 181

ridad, ningún rastro ni de infiernos ni de una instalación principesca.


A mi juicio, la expresión "Príncipe de los Infiernos", que sólo equi-
vocadamente podía aplicárseme, estaba basada originariamente en
una abstracción.
Es posible que desde siempre haya imperado en los reinos de
CAPÍTULO XII* Dios la conciencia de que el orden cósmico, por grandioso y sobe-
rano que fuese, no carecía enteramente de un talón de Aquiles, en
la medida en que la fuerza de atracción sobre los nervios divinos
El parloteo de las Voces era predominantemente ya para esa época, abrigaba en sí un germen de peligros para los reinos de Dios. Estos
como se mencionó en el capítulo IX, un vacío sonsonete de locucio- peligros pudieron parecer en cierto momento amenazadores cuando
nes monótonas que reaparecían con cansadora reiteración, y que se observó en algún lugar de la Tierra o también en otros astros un
además, mediante la omisión de palabras y hasta de sílabas, asu- incremento de nerviosidad o de corrupción moral. Para formarse
mían cada vez más el sello de una falta de acabado gramatical. No una idea más clara de los peligros las almas aparentemente empren-
obstante ello apareció entonces cierto número de giros de lenguaje dieron una personificación, de manera análoga a como los pueblos
cuyo tratamiento en particular se justifica porque arrojan intere- que permanecen en la niñez tratan de acercar a su comprensión la
santes reflejos de luz sobre la manera de pensar total de las almas, idea de la divinidad mediante imágenes idolátricas. Por ello es vero-
sobre su concepción de la vida humana y del pensamiento huma- símil que para las almas "Príncipe de los Infiernos" significara la
no. Al número de estos giros pertenecen en particular aquellos en fuerza siniestra que podía desarrollarse con un carácter hostil a Dios,
los cuales yo -desde la época de mi permanencia en el hospital de a partir de una caída moral de la humanidad o de la sobreexcitación
Pierson- recibí el apelativo de "un Príncipe de los Infiernos': Infini- , general de los nervios de resultas de un exceso de refinamiento. En
tas veces se dijo, por ejemplo: "La omnipotencia de Dios ha decidi- mi persona parece, en efecto, haberse hecho realidad de pronto ese
do que el Príncipe de los Infiernos sea quemado vivo"; "El Príncipe "Príncipe de los Infiernos" una vez que la fuerza de atracción de
de los Infiernos es responsable de la pérdida de Rayos". ''Ahora can- mis nervios adquirió una forma irresistible. Debido a ello se vio en
tamos victoria porque ha sido derrotado el Príncipe de los Infier- mí a un enemigo, que tenía que sec aniquilado con todos los recur-
nos". Y luego, parte de las Voces: "Schreber es, y no Flechsig, el sos del poder divino; y en cambio no se quiso reconocer que yo era
verdadero 'Príncipe de los Infiernos' ", etcétera. el mejor amigo de los Rayos puros, que eran los únicos de quien yo
Quien me haya conocido en mi vida anterior y haya tenido así podía esperar mi curación u otra solución satisfactoria del conflic-
oportunidad de observar mi manera de pensar fría y sensata me to. Aparentemente, fue posible hacerse a la idea de compartir el
creerá si digo que por mí mismo jamás hubiera llegado a pretender propio poder con almas impuras ("probadas") - los verdaderos
una designación tan fantástica como la de "Príncipe de los Infier- c.:nemigos de Dios- antes que resignarse al sentimiento de depen-
nos", especialmente en la medida en que contrastaba de manera tan der de un solo hombre, a quien, por lo demás, se había menospre-
notable con la estrechez de las condiciones externas de mi vida, las ·iado con la arrogante conciencia de poseer un poder inaccesible.
numerosas restricciones a mi libertad a las que estaba sometido, Otro grupo de locuciones en las que existía cierto significado
etcétera. En las circunstancias de mi ambiente no había, con segu- objetivo eran aquellas en las que se hablaba de una "concepción de
!rts almas': También aquí había como fundamento pensamientos
dignos de consideración y valiosos. La concepción de las almas es,
·"Contenido del parloteo de las Voces. 'Constitución de las almas'. Lenguaje de
las almas. Continuación de las experiencias personales". t·n su significado originario y a mi juicio, la idea un poco idealizada
182 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 183

de que las almas se han formado de la vida y el pensamiento humanos. características de manifestación del "pensamiento humano de re-
Las almas eran los espíritus difuntos de seres que habían sido hom- cordar", las cuales permiten reconocer con qué profundidad está
bres. Como tales, se interesaban vivamente no sólo en su pasado aquél fundado en la esencia del proceso del pensar y sentir huma-
humano sino también en el destino de sus parientes y amigos que nos, son las contenidas, por ejemplo, en el estribillo (refrán) que
seguían viviendo en la Tierra y en todo lo que sucede, además, en la aparece en los poemas, y salen a la luz también en las composicio-
humanidad, de lo cual podían tomar conocimiento sea por medio nes musicales, donde, con absoluta regularidad, una determinada
de la conexión nerviosa o también, en lo que respecta a las impre- secuencia de notas, que contiene una encarnación de la idea de
siones exteriores, mediante la visión directa (véase capítulo r). Ellas belleza grata a la sensibilidad del hombre, no sólo se presenta una
habían dado expresión verbal bajo formas más o menos precisas a vez en la misma pieza musical sino que alcanza una repetición in-
ciertas reglas de conducta. Aduciré aquí, a manera de ejemplo, sólo mediata. Un lugar muy amplio ocupaban en la "concepción de las
algunas de las máximas pertinentes: "No pensar en partes del cuer- almas" ideas que se referían a la relación de los dos sexos y a las
po determinadas" rezaba una regla de conducta, que manifiesta- ocupaciones adecuadas para cada uno de ellos, la orientación del
mente daba expresión al pensamiento de que es propio de una gusto, etcétera. Así, por ejemplo, la cama, el espejo de mano, el
constitución sana del hombre que no tenga ninguna ocasión para bieldo (rastrillo) se consideraban femeninos; la silla de junco y la
acordarse de ninguna parte de su cuerpo a causa de cualquier clase pala, masculinos; entre los juegos, el ajedrez, masculino; las damas,
de sensación de dolor. "No a la primera exigencia'' rezaba otra, lo femenino, etcétera.
que quería decir que un hombre sensato no debe dejarse determi- Las almas sabían muy bien que el hombre se acuesta de costado,
nar en esta o aquella dirección por cualquier impulso momentá- la mujer de espaldas (en cierta medida como "parte sometida'', siem-
neo. "Un asunto comenzado tiene que terminarse" era la fórmula pre en la posición correspondiente al coito); yo, que no había pres-
en que alcanzaba expresión el pensamiento de que el hombre tiene tado nunca atención a ello en mi vida anterior lo supe por primera
que llevar hasta el término previsto aquello que ha emprendido, sin vez por boca de las almas.
dejarse estorbar por los influjos que lo dificultan. A juzgar por lo que leo en la Arztlichen Zimmergymnastik* de
En el proceso de pensamiento del hombre se hacía una distin- mi padre (p. 102, 23ª edición), los propios médicos no parecen
ción entre "pensamientos de decisión" -los movimientos de vo- estar informados al respecto. Las almas sabían además que la
luntad dirigidos a emprender determinada tarea- "pensamientos voluptuosidad masculina es excitada por la contemplación de
de deseo'', "pensamientos de esperanza'' y "pensamientos de temor". desnudeces femeninas, pero que no sucede lo inverso, o por lo me-
Con el nombre de "pensamientos de reflexión" se designaba el fe- nos sólo en un grado mucho más débil, a la voluptuosidad femeni-
nómeno, conocido quizá también por el psicólogo, que con mucha na por la contemplación de desnudeces masculinas, pero que las
frecuencia lleva al hombre a convertir exactamente en la contraria, desnudeces femeninas tienen un efecto igualmente excitante sobre
o al menos a modificar en parte, aquella dirección de sus decisiones ambos sexos. Así, por ejemplo, el espectáculo de cuerpos masculi-
voluntarias a la cual en un primer momento se sintió inclinado, nos desnudos, como en una exhibición de natación, deja al público
después de una nueva evaluación que provoca involuntariamente la femenino relativamente frío en lo referente a la sexualidad (por lo
aparición de motivos de duda. "El pensamiento humano de recor- cual, con todo derecho, no se considera moralmente chocante su
dar" era el nombre que recibía aquel otro fenómeno por el cual el admisión, como lo sería la presencia masculina en una exhibición
hombre siente involuntariamente la necesidad de grabar más fir- de natación femenina), en tanto que una representación de ballet
memente en su conciencia, mediante una repetición inmediata, cual-
quier pensamiento importante concebido por él. Formas muy • Gimnasia médica domiciliaria. (N del T)
184 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 185

suscita cierta excitación sexual en ambos sexos. Ignoro si estos fenó- estilística de escaso buen gusto, la decadencia producida; el autén-
menos son conocidos en ámbitos más amplios y si se los considera tico lenguaje primitivo, es decir la expresión de los verdaderos sen-
verdaderos. Yo, por mi parte, en razón de las observaciones hechas timientos de las almas en la época en que no existían aún frases
desde entonces y en razón de lo que me enseña el comportamiento aprendidas de memoria, se caracterizaba hasta en la forma por una
de mis nervios de voluptuosidad, no puedo abrigar ninguna duda noble distinción y sencillez.
sobre el acierto de la relación que aquí se da según la concepción de Otros giros con un contenido que en cierta medida era real-
las almas. Por supuesto, tengo conciencia de que el comportamien- mente significativo sólo podré mencionarlos en el capítulo siguien-
to de mis propios nervios de voluptuosidad (femeninos) no tiene te, en razón del contexto.
de por sí fuerza probatoria, ya que éstos se encuentran s6lo por Las circunstancias externas de mi vida, según se señaló ya al fin
excepción en un cuerpo masculino. del capítulo X, habían cobrado desde la primera mitad del año 1895
En lo referente a las prendas de vestir (el "armamento", según una forma algo más tolerable, por lo menos en muchos aspectos.
reza la expresión del lenguaje primitivo), la distinción entre lo mas- Lo más importante fue que, de una u otra manera, comencé a ocu-
culino y lo femenino se daba sustancialmente por sí misma; a las parme. De todas maneras, me negué entonces a mantener corres-
almas les parecían las botas un signo especialmente característico pondencia con mis parientes, especialmente con mi mujer, aunque
de la masculinidad. "Quitar las botas" era, por eso, una locución se me quiso obligar alguna vez por medio del enfermero M. No
que para las almas significaba casi lo mismo que emasculación. creía yo que existiera ninguna humanidad real fuera del Hospital,
Estas breves observaciones pueden ser suficientes para dar una sino que más bien consideraba todas las figuras humanas que veía,
idea aproximada de cuál era el concepto que estaba ligado, en su y en especial también a mi mujer durante sus visitas, como "hechos
significado originario, a la expresión "concepción de las almas". Las a la ligera'' por poco tiempo, de suerte que escribir cartas, como se
explicaciones correspondientes -que, por lo demás, se dieron to- me exigía, hubiera sido una mera comedia, en la que no quería
das en la primera etapa de mi enfermedad- las debo en parte a participar. En cambio, a partir de la época mencionada se dieron
comunicaciones expresas, en parte a impresiones que tuve por otra ocasionalmente oportunidades para jugar al ajedrez (con otros pa-
vía en el trato con las almas. De esta manera obtuve conocimientos cientes o con enfermeros) y para tocar el piano. Como en una o dos
sobre la naturaleza del proceso del pensamiento y sentimientos ocasiones, durante las visitas de mi esposa, toqué el piano en el
humanos que muchos psicólogos podrían por cierto envidiarme. Na lón o en la biblioteca del Hospital, se me colocó un piano vertical
Los giros de lenguaje de la "concepción de las almas" cobraron en mi cuarto para que lo usara permanentemente. El sentimiento
posteriormente un significado enteramente distinto. Se degrada- que tuve al retomar esta ocupación que en salud había practicado
ron en meras muletillas, mediante las cuales se trataba de satisfacer rnn gusto no puedo caracterizarlo mejor que con la cita de Tann-
la necesidad de hablar, a falta de pensamientos propios (véase capí- l1:1user:
tulo rx). "No olvide que usted está ligado a la concepción de las
almas" y "esto era demasiado, según la concepción de las almas" se "Un espeso olvido se ha posado entre hoy y ayer. Toda mi memoria se me
convirtieron en frases vacías continuamente recurrentes, con las cua- ha desvanecido rápidamente, y sólo de una cosa tengo que acordarme:
les se me ha torturado desde hace años y se me sigue torturando de que nunca esperé volver a saludaros ni a levantar mis ojos hacia vos''.
una manera casi insoportable en millares de reiteraciones. La últi-
ma frase, que era la réplica que se daba de una manera casi regular En el Hospital de Flechsig yo había tocado el piano una sola
cuando no se sabía qué decir ante cualquier nuevo pensamiento wz, por apremiante exhortación de mi esposa, y fue, tras algunas
que se me ocurría, pone de manifiesto, hasta en su estructuración llOLas al azar, el aria del Mesías de Handel "Yo sé que mi Salvador
186 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 187

vive". Mi estado había sido tal que lo hice con la convicción cierta nas, acerca de la realidad de los milagros afirmados por mí. Quienes
de que era la última vez en mi vida que mis dedos tocaban las teclas juzguen superficialmente podrían quizás inclinarse a la suposición
del piano. Desde que las reinicié en el Hospital, el ajedrez y tocar el de que yo tuve la culpa de la ruptura de las cuerdas del piano por
piano fueron mis principales ocupaciones durante todo el lapso aporrearlas imprudentemente; en este sentido, por ejemplo, hasta
transcurrido desde entonces, que fue de unos cinco años. En parti- mi propia esposa, tal vez después que los médicos le comunicaron
cular tocar el piano fue para mí de inapreciable valor y lo sigue su opinión, se pronunció muchas veces contra mí. Yo en cambio
siendo aún hoy; debo decir que me cuesta imaginarme cómo hu- afirmo -y estoy persuadido de que cualquier persona entendida
biera podido soportar durante estos cinco años la compulsión a me tiene que dar la razón- que es absolutamente imposible saltar
pensar si no hubiera sabido tocar el piano. Mientras toco el piano, cuerdas de piano mediante el simple golpear las teclas, por mayor
se acalla la cháchara sin sentido de las Voces que hablan conmi- que sea la fuerza con que se haga. Los pequeños macillos que están
go74bis; fuera de los ejercicios corporales, es una de las formas más conectados con las teclas y que golpean sobre las cuerdas de manera
adecuadas del así llamado "pensar sin pensamiento de nada", sobre enteramente libre nunca podrían ejercer sobre éstas una fuerza tal
el cual se me quiso engañar, ya que en él se cumple, según se lo como para que fuera posible hacerlas saltar en pedazos. Y si alguien
llama en el lenguaje de las almas, el "pensar musical sin pensamien- intentara, por ejemplo con un martillo o un leño, golpear sobre las
to de nada''. Al mismo tiempo los Rayos tienen siempre por lo menos teclas, quizá logre destrozar el teclado, pero jamás hará saltar una
una impresión ocular de mis manos y de las notas que toco, y cual- cuerda. El hecho de que en los últimos años la ruptura de las cuer-
quier intento de "representación" mediante la simulación de senti- das del piano haya sido menos frecuente -aun ahora sucede ocasio-
mientos o algo semejante termina estrellándose contra el sentimiento nalmente- es algo que hay que atribuir principalmente a que los
que uno puede poner al tocar el piano. Tocar el piano constituyó, sentimientos de los Rayos (de Dios), por obra de la voluptuosidad
pues, desde el comienzo, y lo sigue constituyendo aún ahora, un del alma en continuo incremento, se han vuelto un poco menos
objeto principal de la abominación. hostiles para conmigo (al respecto daré más adelante otros detalles)
Las dificultades que para ello se me pusieron en el camino elu- y a que, además, se han visto últimamente forzados, debido a otros
den toda descripción: parálisis de los dedos, cambio de la dirección estados para ellos (los Rayos) menos tranquilizadores aún, en espe-
de los ojos para que yo no pueda encontrar las notas adecuadas, cial los llamados "aullidos", al ver en tocar el piano una de las ma-
desviación de los dedos hacia notas erradas, aceleración del tempo neras de llenar el tiempo más satisfactorias para todas las partes.
mediante un prematuro poner-en-movimiento de mis músculos No puedo menos que recordar en este contexto otro aconteci-
digitales eran y son aún hoy fenómenos cotidianos. En el piano miento milagroso, que corresponde en realidad a una época ante-
mismo me rompieron mediante milagros con mucha frecuencia las rior y que aun para mí, pese a haber visto muchas cosas maravillosas,
cuerdas (por fortuna, en los últimos años considerablemente me- es de lo más enigmático que he vivido. En concreto, tengo el re-
nos); en el año 1897 la cuenta por cuerdas saltadas del piano llegó :uerdo de que un día, que formó parte todavía del período de mi
nada menos que a ochenta y seis marcos. inmovilidad (por consiguiente, en el verano o el otoño de 1894), se
Es este uno de los pocos puntos en los que creo poder aportar hizo una vez el intento de producir milagrosamente en mi cuarto
una prueba, que puede ser convincente también para otras perso- todo un piano de cola (marca Blütner); aparentemente se trató de
1111 milagro de von W Tengo plena conciencia de lo insensata que

74 bis El mismo servicio me prestaban, ya que no se puede tocar siempre· el piano, puede sonar esta afirmación y por ello necesito preguntarme a mí
los relojes con sonería y (para el jardín) las armónicas, que últimamente (prima- mismo si pudo haberse producido en mí una ilusión sensorial. De
vera de 1900) me hice comprar por medio de mis parientes. todas maneras, hay circunstancias que me hacen por lo menos muy
188 DANIEL PAUL SCHREBER M EMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 189

difícil esa suposición. Recuerdo perfectamente que el acontecimiento cual se ha desarrollado ahora, esto era frecuentemente una medida
se produjo en pleno día, mientras yo me encontraba sentado a la necesaria para desviar a los Rayos hacia las partes enfriadas del cuer-
mesa o en el sofá; vi claramente ante mí la superficie pulida de po, en especial hacia las manos y los pies, y de esa manera proteger
color marrón del piano que estaba en trance de formarse (apenas a la cabeza del efecto nocivo que se pretendía. Sucedió con frecuen-
un paso de distancia). Lamentablemente, mi conducta ante el fe- cia que yo, con este fin, mantuve las manos durante minutos con-
nómeno milagroso consistió en no admitirlo; hasta no quise saber tra los árboles cubiertos de hielo o apreté con ellas trozos de nieve,
nada, por cuanto entonces había tomado como deber una comple- hasta que casi se me congelaban.
ta pasividad, de ninguna clase de milagros, todos los cuales me re- Por la misma razón durante un tiempo (en la primavera o el
sultaban repugnantes. Posteriormente me he lamentado de no haber otoño de 1895) saqué durante la noche los pies por la reja de la
fomentado [begünstigt] "no haber tranquilizado" [begütigt], (como ventana abierta para exponerlos a la lluvia fría; mientras yo hiciera
rezaba la expresión del lenguaje primitivo) el milagro, para ver si esto los Rayos no podían llegar hasta la cabeza que, naturalmente,
efectivamente se llevaría a cabo. En efecto, es una regla casi sin me interesaba más que nada, y por ello me sentí, fuera de la sensa-
excepción que todos los milagros fracasan o por lo menos se difi- ción de tener los pies helados, perfectamente bien. 75 Me creo auto-
cultan mucho, cuando les opongo una voluntad decidida. Por con- rizado a suponer que esta conducta mía llegó de alguna manera a
siguiente, tengo que dejar pendiente mi respuesta acerca de qué oídos de los médicos, lo que dio ocasión para una medida que sus-
explicación objetiva existió para el mencionado proceso; si efectiva- citó en sumo grado mi indignación. Por unos días me cambiaron
mente se trató de una ilusión sensorial, habría sido con seguridad, de las habitaciones que ocupaba, y cuando volví encontré que en la
dada la proximidad inmediata del objeto supuestamente visto, una ventana de mi dormitorio habían hecho colocar pesados postigos
ilusión de la especie más asombrosa. de madera, que cerraban durante la noche, de manera que desde
Al pasear por el jardín, como también estando en mi cuarto, se entonces reinó una total oscuridad en mi dormitorio, y aun por la
efectuaban cada día contra mí, y se siguen efectuando aún hoy, mañana la luz del día no tenía prácticamente por dónde entrar.
milagros de frío y de calor, ambos siempre con el sentido de inhibir Como es natural, los médicos no habrán tenido ninguna sospecha
el bienestar natural del cuerpo surgido de la voluptuosidad del alma; de lo penosa que me resultó esa medida cuando yo estaba empeña-
así, por ejemplo, se me calientan milagrosamente los pies y se me do en la ya sin ello tan desmedidamente difícil defensa contra los
enfría de la misma manera el rostro. El proceso fisiológico consiste, intentos de destruir mi intelecto. Por otra parte, se juzgará com-
a mi entender, en que en los milagros de frío la sangre es retraída de prensible que se apoderara de mí una profunda amargura, que sub-
las extremidades, con lo cual surge un sentimiento subjetivo de frío, sistió por largo tiempo.
y que, inversamente, en los milagros de calor la sangre es impulsada En la tarea que me había propuesto, persuadir en cada instante
hacia el rostro y la cabeza, de cuya frialdad dependería el estado que al D ios que no conoce a los hombres vivientes, de que mis fuerzas
corresponde al bienestar general. Como desde joven estuve acos- intelectuales estaban incólumes, la luz, necesaria para cualquier
tumbrado a soportar el frío y el calor siempre me importaron poco ocupación humana, era para mí casi tan imprescindible como el
los milagros correspondientes, salvo cuando se me enfriaban mila- pan de cada día. Cada privación de la luz, cada prolongación de la
grosamente los pies mientras estaba acostado en la cama, lo que
1
sucedió innumerables veces. Por el contrario, con mucha frecuen- ~ Por las razones anteriormente indicadas fue también maravilloso el efecto de
1111a d ucha fría que pude tomar - una sola vez- en la sala de baños. Quedé
cia me vi obligado a buscar yo mismo el frío y el calor. En particular 1·11tonces sano de repente y libre-aunque por poco tiempo- de todos los fenó-
durante los primeros años de mi permanencia aquí, cuando la menos milagrosos con que en esa época era atacada mi cabeza y otras partes del
voluptuosidad del alma no había alcanzado aún el grado hasta el t 11crpo.
190 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 191

oscuridad natural, significó, pues, para mí, un enorme agravamiento gos semejantes que existen son los que se encuentran en las celdas
de mi situación. No quiero disputar con los médicos si la medida acondicionadas para los dementes furiosos en la plata baja y en el
que se me infligió hubo de parecer necesaria desde el punto de vista primer piso del ala abovedada del Hospital. En varias de estas cel-
puramente humano. Tampoco me es posible silenciar aquí la obser- das, como se relatará más adelante, dormí yo durante dos años (1896-
vación de que el medio y el fin no me parecieron estar en relación 1898), debido a lo cual los inconvenientes provocados por el cierre
recíproca adecuada. En el peor de los casos, ¿qué otra cosa me po- de las ventanas se hicieron aún peores, si es posible.
dría haber sucedido que no fuera contraer algún estado de resfrío?
En efecto, los barrotes de hierro existentes brindaban una protec-
ción perfectamente adecuada contra el peligro de caerme de la ven-
tana, y en lo referente a un mero peligro de resfrío quizá se habría
podido esperar a ver si la necesidad de calor que surge de por sí en
el hombre no me protegería contra una prolongación excesivamen-
te larga de la apertura de las ventanas. Pero estos no eran ni son
para mí los puntos de vista decisivos. Lo esencial para mí era que en
los médicos yo no podía ver otra cosa que instrumentos en cuyos
nervios eran suscitadas por los Rayos divinos las resoluciones ade-
cuadas para promover los planes dirigidos a destruir mi intelecto,
sin que, como es natural, ello llegase subjetivamente a la conciencia
de los médicos, quienes creían actuar sólo de acuerdo con conside-
raciones humanas. Aún hoy tengo que mantener esta manera de
pensar, porque en cada palabra que hablan conmigo no sólo los
médicos sino también otros hombres advierto su causa, que está
fundada en el influjo divino, debido a la relación en que se encuen-
tra con el material de registro, el cual me es bien conocido, como
quizá más adelante intente otra vez aclarar. Al escribir estas líneas
de ninguna manera pretendo hacer recriminaciones de ninguna clase
respecto del pasado. No guardo resentimiento de ninguna clase con-
tra ninguna persona por lo que me sucedió en épocas anteriores; la
mayor parte de ello, por fortuna, se ha desvanecido ya, aun en sus
consecuencias. No obstante, he creído que debía exponer extensa-
mente lo acontecido con los postigos para hacer comprensible la
profunda desconfianza respecto de los médicos que me ha domina-
do durante años y de la que ellos también habrán encontrado tal
vez ¡en mi conducta muchos indicios.
Los postigos mencionados (los únicos existentes en el ala del
Hospital donde yo moraba) siguen estando aún allí, pero hace
mucho tiempo que no se los cierra. Fuera de ellos, los únicos posti-
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 193

te, sólo parecía existir en la esfera de lo posible alguna otra salida


aterradora, de una índole jamás vista entre los hombres. Pero ahora
se me hizo consciente sin ninguna duda que el orden cósmico exi-
gía la emasculación, de una manera imperiosa, con prescindencia
de si me agradaba o no a mí personalmente, y que debido a ello, por
CAPÍTULO XIII* motivos racionales, no me restaba sino resignarme al pensamiento
de la transformación en una mujer. Como consecuencia ulterior de
la emasculación sólo podía pensarse, naturalmente, en una fecun-
Un tramo importante en la historia de mi vida y especialmente en dación por medio de Rayos divinos con el fin de crear nuevos hom-
mi concepción de la probable fisonomía que tendrá el futuro está bres. Modificar la orientación de mi voluntad se me facilitó por el
caracterizado por el mes de noviembre de 1895. Recuerdo aún con hecho de que entonces yo no creía aún en la existencia de una hu-
bastante exactitud el momento; coincidió con un cierto número de manidad real, aparte de mí, sino que consideraba a todas las figuras
hermosos días de fin del otoño, en los cuales, por la mañana, hubo humanas que veía sólo como "hechas a la ligera", de suerte que ni
siempre una gran formación de niebla sobre el Elba. En esa época siquiera podía hablarse de ninguna clase de deshonra implícita en
aparecieron en mi cuerpo con tanta fuerza los signos de la femini- la emasculación. Aquellos Rayos que partían del propósito de "de-
zación que no pude sustraerme por más tiempo al conocimiento jarme olvidado" y, para ese efecto, destruirme el intelecto, no deja-
del fin inmanente al que tendía toda la evolución. En las noches ron, por cierto, de valerse inmediatamente de una apelación
inmediatamente precedentes, de no haber creído yo, siguiendo el - hipócrita- a mi sentimiento masculino del honor; por ello, una
impulso del sentimiento varonil del honor, que debía oponerle mi de las expresiones repetidas desde entonces a cada aparición de la
decidida voluntad, se hubiera llevado a cabo una verdadera retrac- voluptuosidad del alma rezaba así: "¿No siente vergüenza por su
ción del órgano sexual masculino: hasta tal punto estuvo próximo a señora esposa?", o aun más grosera: "Será un presidente de Sala el
realizarse el milagro correspondiente. De todas maneras, la que se dejará j ... " Pero por más desagradables que para mí fueran
voluptuosidad del alma se había hecho tan fuerte que yo mismo hs Voces en cuestión y por más frecuentes que fueran las ocasiones
sentí la impresión de un cuerpo femenino primeramente en el bra- para desahogar mi justa indignación por las millares de veces repe-
zo y en las manos, luego en los huesos, en el pecho, en las nalgas y ridas las frases mencionadas, a la larga no me dejé desencaminar de
en todas las otras partes del cuerpo. La información sobre los deta- la conducta que yo había reconocido como necesaria y saludable
lles a ello referentes la reservo para un capítulo ulterior. para todas las partes interesadas (para mí y para los Rayos).
Unos pocos días de observación continuada de estos aconteci- A partir de entonces tomé con plena conciencia como bandera
mientos me bastaron para provocar en mí una modificación com- rjcrcitar la feminidad y lo seguiré haciendo, en la medida en que lo
pleta de la orientación de mi voluntad. Hasta entonces yo había permite el respeto a quienes me rodean, piensen de mí lo que quie-
tomado en cuenta siempre la posibilidad de que, si mi vida no esta- ran otros hombres para quienes están ocultas las razones sobrenatu-
ba destinada a ser inmolada antes como víctima en alguno de los ra les. Quisiera ver a un hombre que, puesto ante la opción de
numerosos milagros aterradores, en algún momento tendría que 1 onvertirse en un hombre idiota con porte masculino o en una

ponerle fin mediante el suicidio; salvo inferirme yo mismo la muer- 111ujer de gran cultura, no elegiría esto último. La práctica de mi
profesión anterior, a la que yo estaba apegado con toda mí alma;
• "La voluptuosidad del alma como factor de atracción. Fenómenos consi- 1 11alquier otro objetivo del orgullo masculino; cualquier otro em-

guientes". pico de mis fuerzas intelectuales al servicio de la humanidad me


194 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 195

están cerrados, debido al giro que han tomado los acontecimientos; atracción significaba para los nervios en cuestión el fin de su exis-
hasta el trato con mi mujer y con mis parientes me ha sido limitado tencia independiente, y por lo tanto algo semejante a lo que, para
a visitas aisladas y a una correspondencia ocasional.7 5 bis Sin pre- los hombres, es la muerte. Por eso era perfectamente inteligible que
ocuparme del juicio de otras personas, tengo que dejarme guiar D ios pusiera en juego todos los recursos para evitar el infortunio de
exclusivamente por un sano egoísmo, y éste me prescribe el ejerci- extinguirse en mi cuerpo a través de nuev as partes de la masa total,
cio de la feminidad en la forma que describiré con más detenimien- para lo cual no se tuvo ninguna clase de escrúpulos en cuanto a los
to. Sólo de esa manera logro durante el día estados corporales medios. La foerza de atracción perdió su cardcter terrible para los
soportables, y de noche -por lo menos en cierta medida- el sue- nervios en cuestión cuando y en la medida en que al entrar en mi cuer-
ño necesario para el reposo de mis nervios, porque en el sueño - po se encontraron con el sentimiento de la voluptuosidad del alma, de
quizás este hecho es conocido también para la ciencia médica- es la que ellos participaban. Volvieron a encontrar entonces en mi
donde finalmente llega un alto grado de voluptuosidad. En la medida cuerpo un sustituto total o por lo menos aproximado de la biena-
en que me comporto así sirvo al mismo tiempo a los intereses bien venturanza celestial, que de todas maneras consistía en un goce vo-
entendidos de los Rayos, y por consiguiente del propio Dios. Mien- luptuoso (véase capítulo 1).
tras yo permita que Dios, el cual, partiendo de la errada premisa de Pero, de todas maneras, el sentimiento de la voluptuosidad del
la destructibilidad de mi intelecto, persigue fines temporalmente alma no se daba siempre en mi cuerpo con intensidad equivalente;
contrarios al orden cósmico, prosiga su política que se desarrolla llegaba a su pleno desarrollo sólo cuando las partes de alma de
siempre en direcciones contrarias, esto llevará tan sólo, como me lo Flechsig y las restantes partes de almas "probadas" estaban delante,
ha demostrado de manera incontrovertible una experiencia de mu- y de esa manera se llegaba a una reunión de todos los Rayos. Pero
chos años, a un alboroto insensato en mi ambiente, que está forma- como se había creado la necesidad, mediante el atarse a las Tierras
do esencialmente por locos. Sobre esto sólo más adelante podré (véase capítulo IX), de retirarse de tiempo en tiempo y también ha-
aportar más detalles.76 cer retirar a las almas probadas, hubo también alternativamente
Para la misma época en que llegué a tener la concepción modi- momentos en que la voluptuosidad del alma no existía, o sólo en
ficada de las cosas expuesta precedentemente, se produjo -y en una medida sustancialmente más débil. Debido a ello ha quedado
verdad por las mismas razones- un vuelco esencial en la situación también establecida una periodicidad en la aparición de las señales
del cielo. La disolución en mi cuerpo de los Rayos (nervios divinos de la feminidad en mi cuerpo, sobre la cual volveré a hablar luego
desprendidos de la totalidad de la masa) provocada por la fuerza de :on mayor detalle. De todas maneras, cuando -en noviembre de
1895- el flujo continuo de los nervios divinos a mi cuerpo había
75 bis (Agregado de marzo de 1903). También este capítulo fue escrito, como lurado ya más de un año la voluptuosidad del alma existía con tal
surge de su contenidos en la época de mi total encierro detrás de los muros de
.1bundancia que una parte de los Rayos comenzó a encontrar gusto
Sonnestein; actualmente tendría muchos detalles que modificar, aunque los pen-
samientos fundamentales siguen siendo los mismos. por entrar en mi cuerpo. Esto se hizo visible inicialmente en el
76 Estoy obligado a una especial discreción en el trato con mi mujer, a la que 1)ios inferior (Arimán) -que según lo dicho en el capítulo VII hay
profeso todo el amor de antes. Puede ser que yo, en conversaciones o en comuni- que identificar en cierto aspecto con el Sol-, quien, por ser el mds
caciones escritas, le haya faltado a veces por exceso de franqueza. Mi mujer, como próximo, participaba de la voluptuosidad del alma en un grado no-
es natural, no puede comprender plenamente el curso de mis ideas; tiene que
serle difícil consagrarme el anterior amor y respeto cuando escucha que estoy
ublemente superior que el dios superior (Ormuz), quien se mante-
ocupado en expresar una metamorfosis en una mujer, que es posiblemente lo que 11l:i. a una distancia mucho mayor.
tengo por delante. Puedo lamentarme de ello, pero no puedo modificarlo; tam· Hasta el súbito cambio producido en noviembre de 1895 había
bién en esto tengo que guardarme de cualquier falso sentimentalismo. nc istido aparentemente una relación más íntima con Flechsig-sea
196 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 197

como hombre, sea como "alma probada''- sólo por parte del Dios do, como las mencionadas en el paréntesis, considerándolas formas
inferior (Arimán), de suerte que, si he de atenerme a la hipótesis de del "pensar sin pensamiento de nada''. Pero, además, el Dios infe-
una conjura de la especie descrita en el capítulo 11, la participación rior, por lo menos durante los primeros años después del brusco
en esta conjura se extiende a lo sumo al Dios inferior (Arimán). El cambio descrito en este capítulo, se valió de cierto número de giros
Dios superior había adoptado hasta ese momento una actitud más que objetivamente tenían significación y que en parte dejaban tras-
correcta, más acorde con el orden cósmico, y por lo tanto, en con- lucir una concepción totalmente acertada (es decir, correspondien-
junto, más propicia para conmigo. Ahora la relación se convirtió en te a la mía) de las causas del conflicto, los medios para solucionarlo
la exactamente opuesta. El Dios inferior (Arimán), como se dijo, no y la conformación previsible en el futuro. Tampoco aquí se trataba
veía tan mal que una parte de sus nervios se disolviera en mi cuerpo - según se dijo- de la expresión de un sentimiento auténtico sur-
por obra de la voluptuosidad del alma que casi continuamente apa- gido en el instante, sino de un material de pensamientos previa-
recía en éste, y cortó las estrechas relaciones que, al parecer, habían mente compilados, que se hacía pronunciar en mi cabeza con una
existido hasta entonces entre él y el "alma probada" de Flechsig, y monótona reiteración cansadora a voces carentes de razón (poste-
ésta, que seguía conservando aún entonces una parte relativamente riormente también a pájaros hechos milagrosamente). Pero los gi-
grande de su inteligencia humana, entró en una especie de compli- ros correspondientes eran para mí de gran interés en la medida en
cidad con el Dios superior, que volvió contra mí sus dardos enemi- que me creí autorizado a suponer que Dios no estaba tan entera-
gos. El trastrocamiento de las relaciones entre los partidos que así se mente desprovisto de la comprensión de las necesidades resultantes
produjo se ha mantenido sustancialmente hasta el día de hoy. del orden cósmico como aparentemente sería el caso, a juzgar por
La conducta del Dios inferior siguió siendo desde entonces más algunas otras percepciones. Por eso daré a conocer aquí algunos de
amistosa en general para conmigo; la del Dios superior, mucho más los giros correspondientes.
animosa. Ello se manifestó, en parte, en la cualidad de los milagros Inicialmente se me anunció la reestructuración de los agrupa-
provenientes de cada uno -los milagros del Dios inferior cobra- mientos partidarios producida como consecuencia del aumento de
ron con el correr del tiempo cada vez más el carácter de un traveseo la voluptuosidad del alma, mediante la frase repetida con frecuen-
relativamente inocuo, del tipo mencionado en el capítulo XI-; en ia: "Quiere decir que se han formado dos partidos". Luego se dio
parte, en la modalidad de las habladurías de sus Voces. Las Voces expresión en formas muy diversas al pensamiento de que toda polí-
que procedían del Dios inferior - que, por cierto, no eran ya más 1ica seguida por Dios en mi contra, tendiente a la destrucción de
la expresión auténtica de un sentimiento directo, instantáneo, sino mi intelecto, era equivocada. Algunas de las oraciones estaban cons-
una mezcolanza de frases aprendidas de memoria- eran y son esen- 1ruidas de una manera enteramente general, sin ninguna implicación
cialmente distintas en cuanto a la forma y el contenido de las del personal, por ejemplo: "Los conocimientos y las capacidades no se
Dios superior. En cuanto a su contenido, ellas, por lo menos la pierden de ninguna manera'' y "Tiene que venir el sueño"; además:
gran mayoría de las veces, no son palabras francamente injuriosas o "'loda falta de sentido (es decir, la falta de sentido de leer el pensa-
expresiones ofensivas, sino que proceden, por decirlo así, de una 111iento y de falsificar el pensamiento) se anula'' y "Los resultados
especie de idiotez neutra (por ejemplo, se repite David y Salomón, duraderos están de parte del hombre". Otros giros del Dios inferior
ensalada y rábanos colorados, puñado de harina, etcétera) y tam- t'l':tn pronunciados, en parte, como dirigidos a mí; en parte -en
bién en cuanto a la forma me resultan menos molestas, en la medi- 1 inta medida pronunciados a través de mi cabeza- como dirigi-

da en que yo las conecto mejor con el derecho natural de los hombres dos a su colega, al Dios superior; lo primero especialmente en los
a no-pensar-nada; con el tiempo uno hasta se acostumbra a permi- 1•,iros ya dados a conocer "No olvide que usted está sometido a la
tir que le hablen atravesándole la cabeza con expresiones sin senti- 1011cepción de las almas"; lo último, por ejemplo, en las frases: "No
198 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 199

olvide que toda representación es algo sin sentido" o "No olvide daderamente satisfactoria sería posible sólo con un conocimiento
que el fin del mundo es una contradicción en sí misma" o "Voso- tan completo de la esencia de Dios que a consecuencia de la limita-
tros hicisteis una vez que el estado del tiempo dependiera del pen- ción de la capacidad intelectiva humana no se ha dado ni en mí,
samiento de un hombre" o "Vosotros hicisteis que todas las aunque indudablemente he avanzado en ello infinitamente más que
ocupaciones sagradas" (es decir, mediante los múltiples milagros todos los otros hombres. No obstante, con todas las reservas que
que las dificultan, tocar el piano, jugar al ajedrez) "se hayan hecho surgen de la imperfección del aparato cognoscitivo humano, me
imposibles". En algunos pocos casos, por lo demás muy aislados, se atreveré a hacer algunas cautas observaciones al respecto. Por su-
llegó tan lejos como para hacer una especie de confesión de culpa: puesto, no puedo suponer de antemano que el Dios superior se
"Si yo no lo hubiera mantenido a usted en medio de hombres he- encuentre moral o intelectualmente en un nivel más bajo que el
chos a la ligera'', o "Estas son las consecuencias de la famosa política Dios inferior. Si, a pesar de ello, éste parece superar a aquél tanto en
de las almas'', o "¡Eso es lo que resulta de la maldita historia!", u la comprensión correcta de lo asequible como en una manera de
"¡Ojalá cesara el maldito jugueteo con los hombres!" De vez en pensar más acorde con el orden cósmico, creo que ello sólo puede
cuando se asumía la responsabilidad, y con estas palabras: "Nos atribuirse al mayor alejamiento en que se encuentra el Dios supe-
falta el sentimiento" es decir, el sentimiento que deberíamos tener rior respecto del Dios inferior en relación conmigo.
para con todo hombre, aun el pecador más reprobable, cuando es- La incapacidad de comprender a los seres humanos como orga-
tán vigentes los medios de purificación acordes con el orden del nismos es aparentemente común al Dios inferior y al Dios superior
mundo. El objetivo de todo el proceso lo proclamó durante un en la medida en que se encuentran en un gran alejamiento; en espe-
tiempo el Dios inferior mediante el giro -carente de integridad cial, ambos parecen haber incurrido en el error, apenas concebible
gramatical, como sucede muchas veces en el lenguaje de las almas-: para los hombres, de creer que todo aquello que, procediendo de
"Esperemos que la voluptuosidad alcance un grado", es decir, un los nervios de un hombre en mi situación, en gran parte sólo por
grado tal que los Rayos divinos pierdan interés en retirarse, y de esa obra de las falsificaciones de pensamiento llevadas a cabo por los
manera se dé por sí misma una solución acorde con el orden cósmi- Rayos, les resuena perceptiblemente, tiene que ser considerado como
co. Más o menos contemporáneamente el Dios inferior tenía pre- expresión de la actividad de pensar propia de ese hombre; como
parada también cierta cantidad de otras expresiones que, por así también que toda interrupción, por más. pasajera que sea, de la ac-
decirlo, me causaban horror, en otras palabras, mostraban que to- tividad de pensar y el estado de ella resultante, en el cual ciertos
dos mis esfuerzos por consolidar mi intelecto estaban condenados, pensamientos formulados mediante palabras y procedentes de los
como antes, al fracaso. Se hablaba de "fuerzas colosales" que esta- nervios del hombre no resuenan perceptiblemente para los Rayos,
ban de parte de la omnipotencia de Dios y de una "resistencia in- significan la disolución total de las facultades intelectuales del hom-
útil" de mi parte; se creía además necesario recordarme con la bre o, como se lo solía denominar con una expresión humana ma-
frecuente repetición de la frase: "Pero no se olvide que la eternidad nifiestamente mal interpretada,77 la aparición de la idiotez. Por
no tiene ningún límite" que la posibilidad de retirarse es para Dios consiguiente, Dios, bajo sus dos figuras, parece inclinarse a la idea
algo espacialmente ilimitado. errada de que el lenguaje de los nervios, que resulta de la vibración de
En lo que he informado antes acerca de la conducta discrepante los nervios (véase capítulo v, al comienzo), tiene que ser considera-
del Dios superior y del Dios inferior y sobre el material de frases de
este último aflora inconfundiblemente una maraña casi irresoluble 17 Tampoco en la idiotez, como es obvio, tiene lugar una disolución total de la
de contradicciones. Aun para mí, a cada intento de resolver las con- .actividad mental, sino tan sólo una disminución o modificación de esta, en muy
tradicciones surgen dificultades casi insuperables; una solución ver- distintos grados.
200 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 201

do como el verdadero lenguaje del hombre, por lo cual aparente- tro otra vez en una disposición no debilitada de mis facultades in-
mente uno no puede distinguir, en particular, si está percibiendo telectuales.
las expresiones intelectuales de un hombre que está soñando o que De qué manera haya que explicar esta incapacidad de Dios para
está empleando con plena conciencia su capacidad de pensar, pues- aprender de la experiencia es una cuestión que también a mí me
to que cierta excitación de los nervios tiene lugar en los sueños aun resulta sobremanera difícil. Quizá deba explicarse este hecho como
cuando el hombre'esté dormido. Estoy hablando aquí, por supues- si la comprensión más acertada, lograda en cierto momento, se trans-
to, sólo de mi caso, es decir, de aquel caso en el cual Dios, contraria- mitiera solamente, por decirlo así, a los extremos delanteros de los
mente al orden cósmico, entró mediante Rayos en un trato continuo nervios, los cuales, debido a ello, están condenados a disolverse en
e imposible de interrumpir con un solo hombre. Todas las ideas mi cuerpo, en tanto que las partes alejadas, desde las cuales se pone
erróneas mencionadas78 anteriormente parecen haberse disipado en movimiento la acción de retirarse, no participan, o por lo menos
tan sólo cuando Dios se situó más cerca y advirtió de pronto en mi no lo hacen en una medida suficiente para determinar su voluntad,
conducta, mis ocupaciones y, ocasionalmente, también en mi len- en las impresiones correspondientes. 79 Por eso mismo me resulta
guaje al tratar con otros hombres, etcétera, que tenía que ver siem- muy dudoso que el Dios inferior haya recibido, como anterior-
pre con el mismo hombre, intelectualmente íntegro y no debilitado. mente se expuso, una cantidad de pensamientos más acertados en
Extraer por medio de cualquiera de los atributos inherentes a la la compilación de aquellos giros que hace pronunciar en mi cabeza
esencia de Dios una enseñanza para el futuro a partir de la expe- a las Voces que proceden de él. En efecto, para mí estos pensamien-
riencia así obtenida parece ser algo imposible. Pues casi de la mis- tos no son nada nuevo, y el Dios superior, al cual las verdades con-
ma manera se repiten desde hace años un día tras otro los fenómenos tenidas allí se revelan en cuanto a su forma, no se halla aparentemente
mencionados, en especial, a cada pausa de mi actividad de pensa- en estado de tomarlas a pecho, es decir, de orientar su actuación
miento (al iniciarse el así llamado pensar sin pensamiento de nada), práctica en una dirección distinta de la que ya adoptó. También es
el inmediato intento en el primer aspecto (instante) de retirarse y la posible que el Dios inferior, a quien el conocimiento acertado de la
suposición de que yo he caído en la idiotez, que por lo común se situación se le presenta antes que al Dios superior, se haya dejado
expresa mediante la tonta frase "Ahora ese ha de (pensar o decir), llevar exclusivamente por la idea de que todo debía ser formulado
yo reconoceré que soy estúpido", después de lo cual introducen exclusivamente por los Rayos (véase capítulo IX), y que siempre es
otra vez con necia uniformidad, a la manera de un organillero, los preferible que el contenido consista en algo que suene a razonable y
restantes giros insulsos: "¿Por qué no lo dice usted (en voz alta)?" no a una pura idiotez, o a meros lugares comunes. Yo mismo he
o "¿Pero cuánto tiempo?" (es decir, servirá de algo su resistencia formulado repetidamente hace ya mucho tiempo en anotaciones
contra el poder de los Rayos), etcétera, etcétera, hasta que yo en- escritas el pensamiento de que Dios no puede aprender de la expe-
riencia80 con las siguientes palabras: "Cualquier intento de ejercer desde
78
Es posible que estas ideas tengan que ver con el hecho de que Dios, en circuns-
tancias acordes con el orden del mundo, tratara sólo con almas que o habían sido 9 Podría intentarse otra explicación de la siguiente manera: se podría decir que
elevadas ya al rango de antecámaras del cielo o se encontraban aún en proceso de el aprender, es decir, avanzar desde un nivel inferior del saber a otro superior, es
purificación (véase capítulo 1), y fuera de ellas sólo ocasionalmente con hombres una concepción humana, que sólo es aplicable a un ser susceptible de perfeccio-
dormidos, quienes como tales (durante el sueño) no hacían uso del lenguaje (hu- namiento en lo que respecta a su saber. En el caso de un ser a cuyos atributos
mano) en voz alta. Pero en el traro de las almas entre sí la única forma de comu- pertenece desde siempre la omnisciencia es imposible, por ende, hablar de apren-
nicación o intercambio de pensamientos era el lenguaje de los nervios, que se produce dizaje. Pero a mí mismo me parece que esta explicación tiene algo de sofisma,
por la oscilación o vibración de los nervios (y por consiguiente consiste sólo en porque no existe una omnisciencia de Dios absolutamente perfecta, y menos en
un tenue susurro). lo que hace al conocimiento del hombre viviente.
202 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
203

faera una influencia educativa tiene que descartarse por inútil", y cada los otros aspectos la eterna sabiduría y bondad de Dios, particular-
nuevo día del lapso transcurrido desde entonces me ha confirmado mente en lo que respecta al origen y evolución del universo. 81
el acierto de esta concepción. Al mismo tiempo considero también Al cerrar este capítulo podría caber la observación de que ahora,
aquí imperioso, como antes en oportunidades semejantes, precaver después de transcurridos casi cinco afios, el desarrollo de las cosas
al lector contra comprensibles errores de interpretación. Los hom- ha avanzado tanto que en la actualidad el Dios superior, en lo que
bres de mentalidad religiosa, que generalmente están poseídos por respecta a los sentimientos que me demuestra, ha llegado casi a la
la idea de la omnipotencia, omnisciencia y bondad absoluta de Dios, misma posición que había tomado el Dios inferior ya desde el brus-
tienen que considerar inconcebible que Dios de pronto haya queri- co cambio descrito en este capítulo. También los milagros del Dios
do presentarse como un ser tan minúsculo, que resultase superado superior comenzaron a revestir el carácter inocuo que hasta enton-
en el aspecto intelectual y moral por un hombre solo. Frente a esto ces era predominantemente propio del Dios inferior. Para introdu-
tengo que recalcar expresamente que mi superioridad en ambos cir sólo algunos ejemplos mencionaré el volcar la ceniza de mis
aspectos tiene, empero, que ser entendida de una manera totalmen- cigarros sobre la mesa o el piano, el ensuciar mi boca y mis manos
te relativa. Acepto tal superioridad sólo en la medida en que se trata con trozos de alimentos al comer y otras cosas semejantes. Para mi
de la situación, contraria al orden cósmico, que surgió de la co- satisfacción es suficiente haber previsto afios antes este curso de los
nexión nerviosa permanente, que luego se transformó en indisoluble, acontecimientos. Como prueba aduciré la anotación correspondien-
con un solo hombre. En esa medida, soy yo la parte más inteligente te tomada de las anotaciones antes mencionadas (número XVIII, 8
y al mismo tiempo mejor. Pues el hombre conoce su propia natura- de marzo de 1898):
leza, y en mi caso se agrega a ello que en el trato de afios con las
almas he conocido también tan a fondo el carácter de las almas "En un primer momento expresamos sólo conjetura/mente la opinión
como ningún hombre lo había hecho antes. Dios, en cambio, no de que quizás alguna vez podría llegarse a que el propio Ormuz poste-
conoce a los hombres vivientes, ni tampoco necesita conocerlos, rior perdiera interés en perturbar la voluptuosidad, de la misma ma-
según la concepción repetidas veces enunciada antes. Con esto no nera como lo ha perdido cada vez más el Arimán posterior, de suerte
es de ninguna manera incompatible el que yo reconozca en todos que la voluptuosidad interior, ilustrada y ennoblecida por la fantasía
humana, brinde un estímulo mayor que la j ... a exterior, contraria al
orden cósmico".

80 Estas anotaciones están contenidas en pequeñas libretas que llevo desde hace Para comprender esta anotación son necesarias algunas observa-
unos años y en las cuales he registrado con numeración sucesiva y con indicación ciones aclaratorias. El Arimán "posterior" y el Ormuz "posterior"
de la fecha los comentarios sobre las impresiones que tuve, sobre el posible giro
de la situación en el futuro, etcétera, bajo la forma de pequeños estudios. Para el 81
Por haber sido tan cautelosa la manera como me he expresado anteriormente
caso, que considero probable, de que mis Memorias -el presente trabajo-- se sobre ciertos atributos de Dios tanto mayor es la seguridad con que me atrevo a
conviertan algún día en una fuente importante para la construcción de un nuevo juzgar sobre ciertas cuestiones que se han contado siempre entre los problemas
sistema religioso, acaso se encontrará en los esbozos de las mencionadas libretas más difíciles desde que existen hombres pensantes. Me refiero concretamente a la
un valioso complemento de mis Memorias. Permitirán conocer de qué manera relación entre la omnipotencia divina y el libre arbitrio humano, la llamada doc-
me fui acercando más y más a través de luchas interiores a la acertada compren- 1rina de la predestinación, etcétera. Estas cuestiones, de resultas de las revelacio-
sión de las cosas sobrenaturales. Por otra parte, para muchas personas resultará llCS que se me han hecho y de otras impresiones que he recibido, son para mí, por
incomprensible en gran parte el hecho de que yo haya hecho inicialmente los .1s( decirlo, tan claras como el sol. Dado el elevado interés que entrañan estas
esbozos con el único fin de aclararme a mí mismo las circunstancias pertinentes y l:ucstiones aprovecharé la ocasión en algún punto adecuado del desarrollo ulte-
que estas carezcan para mí hasta ahora de aquellas explicaciones que serían nece- ' ior de mi trabajo para exponer, por lo menos en sus rasgos fundamentales, el
sarias para otros hombres. 1 onocimiento que se me ha impartido.
DANIEL PAUL SCHREBER
204

eran los nombres con que eran designados (no en primer término
por mí, sino por las Voces) el Dios inferior y el Dios superior cuando
y en la medida en que cualquiera de ellos era desplazado, por así
decirlo, a la segunda línea por el avance de la otra parte, cosa que
cada día se repetía innumerables veces. Mediante el nombre de
"voluptuosidad interior" se alude a la voluptuosidad del alma que CAPÍTULO XIV'
surgía en mi cuerpo. La expresión "j ... a exterior, contraria al orden
cósmico" se refiere a que, según lo advertido por mí, la recepción
de la materia pútrida en los Rayos puros va siempre acompañada Además de los procesos descritos en el capítulo precedente se cum-
para éstos de una especie de sensación voluptuosa. Mantener la pa- plieron también, en parte por ese tiempo, en parte en el año o los
labra "j ... i' no obedece a una inclinación preexistente de mi parte a dos años siguientes, algunas otras modificaciones en las circunstan-
las expresiones vulgares, sino a que he tenido que escuchar miles de cias celestiales, las cuales, en sí mismas, fueron de poca importan-
veces de la otra parte las palabras "j ... r" y "j ... i', y por consiguiente cia, pero que, en pro de la integridad, es necesario tocar, por lo
en la anotación precedente apliqué en revancha por una vez, en menos brevemente. Se trata principalmente del destino de las "al-
gracia a la brevedad, la expresión a la conducta contraria al orden mas probadas". Éstas, de resultas de la partición de almas, se habían
vuelto durante un tiempo, como se mencionó anteriormente, muy
cósmico por parte de los Rayos.
numerosas. Una gran parte de ellas no se había ocupado casi de
otra cosa que de la participación en los llamados "movimientos
envolventes", uno de los esquemas principales de las maniobras
maquinadas por el alma de Flechsig, cuyo fin consistía en atacar
por la espalda a los Rayos divinos que iban inocentemente hacia allí
y obligarlos de esa manera a rendirse. La imagen del fenómeno per-
dura aún claramente en mi memoria; tengo que renunciar a descri-
birla más detalladamente con palabras; tampoco puedo decir ya
con seguridad si todo este fenómeno pertenece a la época anterior
al "atarse a las Tierras" o a la posterior.
En cualquier caso, la gran cantidad de "almas probadas" resultó
finalmente molesta para la propia omnipotencia de Dios. Luego
que yo mismo pude hacer descender atrayéndola hacia mí una par-
re relativamente considerable, cierto día se llevó a cabo por parte de
la omnipotencia de Dios una gran razzia contra ellas, la cual tuvo
corno consecuencia que a partir de ese momento sólo quedaran
romo sobrevivientes el alma de Flechsig bajo una o dos de sus figu-
ras y el alma de von W. bajo una sola figura. Esta última parece
ltaber renunciado luego voluntariamente a atarse [a las Tierras],

" 'Almas probadas'. Su destino. Experiencias personales, continuación".


206 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 207

pero se asentó luego durante largo tiempo -aproximadamente un naciones en la memoria y mantener frescos así los recuerdos, en su
año-- en mí, principalmente en la boca y los ojos, resultándome mayor parte aterradores y horrorosos, que para mí están con ellas
menos molesta; por el contrario, me proporcionaba hasta cierto asociados. A la oposición a la omnipotencia de Dios en su totali-
entretenimiento, pues mantuve con ella una especie de intercam- dad, formada por las partes de alma de Flechsig y von W., como
bio de pensamientos, en el cual, por cierto, casi siempre era yo la también por sus secuaces (los Invasores, etcétera), la llamé durante
parte que daba y el alma de von W. la parte que recibía. Recuerdo mucho tiempo el "Partido del 'por ahora' ". Esta denominación
aún con cierto humor la impresión en extremo ridícula que causa- aparentemente trivial se basaba en el hecho de que el alma de Flechsig
ba esta alma, que finalmente se había vuelto absolutamente carente se había acostumbrado a responder siempre tan sólo con un burlón
de pensamientos y estaba limitada a las impresiones visuales, cuando, e indiferente "Por ahora'' a todas las preguntas acerca de qué pasaría
no bien yo buscaba algún objeto a mi alrededor, lo buscaba en cier- con toda la "maldita historia'' (pues la omnipotencia de Dios pare-
to modo también ella, es decir, miraba con mis ojos. 82 Alrededor cía estar en claro por lo menos respecto de que se trataba de una
del año 1897 el alma de von W. se disipó finalmente por completo situación fundamentalmente muy embrollada). La respuesta es tam-
sin que yo lo advirtiera. Yo me había acostumbrado tanto en el bién muy característica del carácter de las almas, pues las almas, por
último tiempo a su compañía que, cuando un día, después de no su naturaleza misma, no conocen ninguna clase de preocupación
haber pensado en ella durante mucho tiempo, tomé conciencia de por el futuro, sino que se satisfacen con el placer de cada momento.
su disipación me sentí movido a tocar en el piano en honor de su Traducido a lo humano, el "Por ahora'' del alma de Flechsig hubie-
partida la marcha fúnebre de la "Heroica'' de Beethoven. ra significado algo así: "Me importa un rábano el futuro si estoy
El alma de Flechsig sigue existiendo aún hoy bajo la forma de bien en este momento". Cuando finalmente quedaron sólo dos
unos escasos restos (atada a alguna parte), pero, según tengo sólido partes del alma de Flechsig, a la más alejada se la denominó el
fundamento para pensar, hace mucho que ha perdido su inteligen- "Flechsig posterior" y a la que estaba algo más cerca, que por lo
cia, es decir, se ha convertido en totalmente carente de pensamien- demás ya antes había sido sustancialmente más débil, el "Partido-
tos, de manera que su existencia celestial, que había conquistado del-por ahora''.
sublevándose contra la omnipotencia de Dios, apenas le habrá pro- De las partes de alma de von W. la "Putrefacción del abdomen
porcionado ninguna satisfacción propia; también ésta es una de las de von W." ya ha sido mencionada; ésta tenía los nervios más im-
más esplendorosas corroboraciones del orden cósmico, en virtud puros, y por ello manifestaba respecto de mí los sentimientos más
de las cuales nada que haya sido creado en contradicción con él infames y, al mismo tiempo, respecto de la omnipotencia de Dios,
puede afirmarse a la larga. una impertinencia ingenua que se daba a conocer en ciertas expre-
Las antiguas "almas probadas" habían desaparecido del escena- siones clásicas, que no se adaptaban a la medida métrica correspon-
rio y siguen así, salvo algunas pequeñas excepciones. Al reflexionar diente al movimiento de mis nervios y a la costumbre de los Rayos,
sobre este suceso no puedo abstenerme de citar algunas de las en como "En cierta manera ya no es tolerable", "Permítame usted",
parte singulares denominaciones que se les aplicaron hasta el mo- etcétera (esto último cuando iba a ser desalojada de su puesto).
mento de disiparse. Aun cuando esto pueda ser de escaso interés Estaba colgada en mi dormitorio mientras yo yacía en la cama, al
para otros lectores, es para mí importante conservar estas denomi- parecer directamente de la pared que estaba enfrente. En cuanto a
la vulgaridad de sus sentimientos estaba muy cerca de ella la llama-
82 Mis ojos tenían una expresión peculiar, podría decir que vidriosa. La presencia da "Mediodía'' von W., la que llevaba ese nombre porque entonces
del alma de von W. se me hacía notar mediante una especie de masa acuosa que se dijo de ella que se ocupaba de las comidas, especialmente del
cubría mis pupilas. :i lmuerzo. Otras dos figuras del alma de von W. mostraban un ca-
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 209
208 DANIEL PAUL SCHREBER

rácter algo más decente, en parte muy razonable, aunque a veces cé a hacer algunos esbozos escritos; mi situación se había vuelto tan
tornadizo, la "Efectivamente" von W. y la ''Ah, Maldición", las cua- precaria que un lápiz de grafito o una goma de borrar eran conser-
les recibían esos nombres en razón de las respectivas expresiones, vados por mí como un verdadero tesoro. Al púncipio los esbozos
frecuentemente empleadas por ellas. La expresión ''Ah, Maldición", consistían solamente en transcripciones inconexas de pensamien-
en particular, era un residuo del lenguaje primitivo, en el cual se tos o máximas aisladas; posteriormente -desde el año 1897- co-
empleaban las palabras "¡Ah, maldición, quién lo diría!" cada vez mencé a llevar un diario ordenado, en el que anotaba todas mis
que algún fenómeno incompatible con el orden del mundo llegaba experiencias; antes -aun en el año 1896- me había tenido que
a la conciencia de las almas, por ejemplo: "¡Ah, maldición!, quién limitar a anotaciones escuetas en un pequeño almanaque. Al mis-
diría que el buen Dios se hace j ... ". mo tiempo hice entonces los primeros intentos de esbozar un bo-
Durante mucho tiempo fue muy peligrosa para mí una parte rrador de mis futuras memorias, cuyo plan ya había concebido.
del alma de von W., aunque en sí era muy pequeña, la cual, después Éste está contenido en un cuaderno de color pardo, con el título
de un milagro llevado a cabo exclusivamente por ella, fue denomi- "Extractos de mi vida'', y me ha prestado al elaborar las actuales
nada "Látigo von W." Ésta sacudía permanentemente un pequeño Memorias un bienvenido refuerzo para recordar. Quien de alguna
látigo en la cubierta de mi cráneo, lo cual ocasionaba trastornos manera se interese por este borrador--escrito estenográficamente-
muy serios y a veces también dolores relativamente intensos. encontrará allí muchos rubros que no he incorporado a mis Memo-
En la época de mi permanencia en el hospital del doctor Pierson rias y que podrían dar al lector una idea de que el contenido de mis
(la "Cocina del Diablo") existía también una figura del alma de von revelaciones ha sido infinitamente más rico del que he podido in-
W. para cuya formación debieron ser empleados algunos de mis cluir en el limitado espacio de estas Memorias. Finalmente -a par-
nervios, pues llevaba el apelativo de "El Pequeño von W.-Schreber". tir de fines de otoño de 1897- redacté en las libretitas B, C e I,
Ésta era la que tenía sentimientos más benévolos de todas; muchas destinadas para ello, las consideraciones o pequeños estudios men-
veces trajo (en sus milagros) las llamadas "gotas de oro", un milagro cionados ya en la nota 80.
que fuera de estos casos sólo lo efectuaba la omnipotencia de Dios, Grandes dificultades me ocasionó desde entonces (y en parte
mediante el cual se extendía, de manera claramente perceptible para me las ocasiona aún) la ingestión de las comidas, que hasta la Pas-
mí, algún líquido como bálsamo sobre las partes lastimadas de la cua de ese año (1900) tuvo lugar siempre a solas en mi cuarto.
cabeza, cranéolos y otras semejantes, de suerte que -de golpe- se Ningún hombre tiene idea de las dificultades con las que tuve que
producía un efecto inmediatamente curativo. luchar para ello; en efecto, mientras comía se efectuaban milagros
Mi vida exterior, en la época siguiente al cambio repentino des- erráticos en la boca; también seguían sin obstáculo su curso las in-
crito en el capítulo XIII, no transcurría ya de una manera tan unifor- sensatas preguntas: "¿Por qué no lo dice (en voz alta)?", siendo así
me como antes, durante el período de la inmovilidad, pero de todas que el hablar en voz alta es algo casi imposible para un hombre que
maneras me brindaba sólo una variación relativamente pequeña, tiene la boca llena. Mis dientes estaban entonces permanentemente
cosa que la permanencia en un hospital lleva consigo. A tocar el en gran riesgo; sucedió con frecuencia también que algunos de mis
piano y jugar al ajedrez dedicaba yo, lo mismo que antes, gran parte dientes fueron rotos mediante milagros mientras yo comía. Con
de mi tiempo; el repertorio de piezas musicales del cual disponía se frecuencia se me aplicaron al comer milagros de mordiscos en la
hizo paulatinamente no desdeñable, gracias a los regalos de mis lengua. Los pelos del bigote se me introducían milagrosamente en
parientes. la boca durante las comidas, hasta el punto que precisamente por
Como se me proveyó de materiales para escribir, que inicial- ·sta causa tuve que resolver hacerme afeitar por completo el bigote
mente eran sólo lápices de color, luego también otras cosas, comen- ·n agosto de 1896. La pérdida del bigote se había vµelto una nece-
210 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 211

sidad para mí también por otras razones, por poco que me agradase Más adelante tendré oportunidad de hablar acerca de los moti-
a mí mismo, entonces y ahora, verme de día con el rostro afeitado. vos más profundos de tales escenas de violencia. De todos modos,
En lo que atañe a las circunstancias descritas en el capítulo xm me no puedo suponer que los médicos hayan podido considerarme, en
es preciso representarme a mí mismo, por lo menos durante la no- razón de estos sucesos en definitiva aislados, corno un hombre que
che, con ayuda de mí fantasía corno un ser femenino, y para esta hubiera sucumbido totalmente al frenesí, puesto que al mismo tiem-
ilusión habría el bigote sido naturalmente un inconveniente casi po tenían ocasión para observar que de día yo me ocupaba ininte-
insuperable. Mientras comí a solas casi siempre tuve que tocar el rrumpidamente en tocar el piano, jugar al ajedrez y posteriormente
piano o leer durante las comidas, porque siempre se me exigió que en leer libros y periódicos, de manera correcta, tranquila y del todo
durante el comer diera al Dios alejado 83 una prueba de que mis congruente con mi grado de educación. Es posible que yo haya
fuerzas intelectuales estaban intactas; en la medida en que yo no hablado en voz alta de vez en cuando durante la noche -cosa de la
quería hacerlo casi no me restaba otra cosa que ingerir la comida de que ocasionalmente me vi necesitado por las razones expuestas en
pie o paseándome. la nota 63-; también sería posible que otros pacientes que dor-
Las noches -vuelvo a adelantarme aquí un poco en el tiem- mían en mi mismo corredor o encima de él hayan tenido algunas
po- las pasé, según se mencionó ya antes, durante un período de veces motivos para quejarse de mí. Pero tampoco fueron éstos en
unos dos años y medio, desde mayo de 1896 hasta diciembre de modo alguno alborotos que se repitiesen todas las noches, ni si-
1898, no en el dormitorio que me estaba asignado y que se encon- quiera en la mayoría de las noches, y además yo también tengo que
traba al lado de mi cuarto, sino en las celdas para dementes situadas soportar por mi parte cosas semejantes de otros pacientes, y mi
en la planta baja y en el primer piso del ala abovedada del hospital. dormitorio está relativamente distante de otras habitaciones para
Las razones de esta medida siguen siendo aún hoy incomprensibles dormir.
para mí. De todas maneras, en los primeros años de mi permanen- Por consiguiente, tengo que calificar corno una medida sobre-
cia en el presente hospital hubo varias veces riñas entre yo y otros manera extraña el que se me haya hecho dormir durante dos años y
pacientes del hospital, y una vez con un enfermero. Yo registré por medio, enteros, con excepción de algunas noches, en celdas acondi-
escrito la totalidad de los casos; según ello, se trata de entre diez y cionadas para dementes furiosos, en las cuales no encontré nada
doce hechos, el último de los cuales se produjo el 5 de marzo de aparte de una cama de hierro, un vaso de noche y la ropa de cama,
1898 y en todos, dicho sea de paso, por lo menos cuando se trataba y que además se cerraban por completo mediante pesados postigos.
de otros pacientes, fui siempre la parte atacada. Repito que es algo absolutamente ajeno a mi intención plantear
cualquier clase de quejas por lo pasado, pero no puedo suponer
B3 Después de lo que ya antes he señalado muchas veces, por ejemplo en la nota otra cosa sino que estuvo en juego cierta vis inertiae * que se confor-
19, acerca de la jerarquía de los reinos de Dios, es de esperarse que el lector haya
ma con una situación ya creada, aunque sea muy difícil de soportar,
logrado por lo menos un vislumbre de lo que quiero decir con la expresión "el
Dios alejado". No hay que imaginarse a Dios como un ser.limitado espacialmente sin preguntarse si subsisten aún las razones que dieron ocasión para
por los limites de un cuerpo, como el hombre, sino como una pluralidad en la imponer la medida correspondiente.
unidad o una unidad en la pluralidad. Estas no son quimeras arbitrarias de mi Creo poder afirmar sin vacilación que a ningún otro paciente del
cerebro, sino que tengo para todas estas suposiciones puntos de apoyo precisos Hospital le sucedió ni de lejos algo semejante: los confinamientos en
referentes a lo que está aquí en cuestión, por ejemplo (es decir, para la expresión
"un Dios alejado"), el hecho de que en la época en que predominaba aún el
las celdas se producen en casos de frenesí periódico, pero suelen
lenguaje primitivo auténti~o, cada uno de los comandantes de columna anterior durar entonces, por cuanto yo sé, a lo más algunas semanas.
de Rayos o representantes de la divinidad solía hablar como "alguien distante,
como lo estoy" . • Fuerza de inercia, en latín en el original. (N del T)
212 DANIEL PAUL SCHREBER
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 213

Así como no tengo el propósito de dar a la siguiente exposición ba otro remedio. Muy penosa me resultaba la falta de reloj y de
el carácter de ninguna clase de crítica personal, así también una fósforos, pues cuando tras un breve o largo sueño me despertaba de
descripción de lo que indeciblemente sufrí durante esta permanen- noche no podía saber qué hora era y según ello qué conducta debía
cia en las celdas forma parte del cuadro completo de la historia de asumir para el resto de la noche.
mis padecimientos. Mi sueño depende exclusivamente, como surge Como hacia el final del período de permanencia en la celda no
de lo por mí relatado, de la constelación de las relaciones celestiales; cerraban ya las ventanas me dediqué a la observación del cielo este-
tan pronto como Dios, cosa que en general sucede periódicamente lar, 84 y gracias a un planisferio celeste que estudiaba cada vez du-
durante medio día y aun por más horas, se retira a una distancia rante el día conseguí, de una manera enteramente semejante a los
demasiado grande el sueño se vuelve directamente imposible para pueblos primitivos, cierta destreza para establecer las horas de la
mí. Si luego tengo que pasar la noche en vela la cháchara sin senti- noche. Mientras los postigos estuvieron cerrados con frecuencia casi
do de las Voces genera en mi cabeza inmediatamente tormentos me herí las manos por golpear con los puños contra aquellos; una
espirituales insoportables, a los cuales se suman desde hace más o vez desencajé por completo uno de los postigos cerrados por un
menos un año los estados ululatorios que después describiré, en la milagro, tras lo cual el travesaño superior fue lanzado milagrosa-
medida en que no alcanzo a convencer de lo contrario al Dios ale- mente sobre mi cabeza de tal manera que mi cabeza y mi pecho
jado, que juzga que me he vuelto idiota. quedaron cubiertos de sangre. Las circunstancias cobraron un as-
¿Pero cómo podía hacer yo esto en las noches insomnes en la pecto más favorable durante el último tiempo de mi permanencia
celda, donde carecía de iluminación, como asimismo de toda clase en la celda por el hecho de que yo llevaba conmigo siempre a ella
de objetos adecuados para cualquier actividad? Permanecer en la una cajita de hojalata en la que solía guardar distintas chucherías:
cama era sencillamente imposible, pero el andar a tientas de un lápiz, papel, uno de los llamados "pocket-chessboard" (ajedrez de bol-
lado a otro por la celda oscura, vestido sólo con el camisón y con los sillo), etcétera, mediante los cuales, por lo menos en verano, cuando
pies desnudos - pues ni siquiera me dejaban las chinelas-, era, entraba la claridad del día, era posible ocuparse en algo. Esta situa-
como es natural, aburrido sobremanera, y en invierno me resultaba ción, según dije, la soporté durante dos años y medio, fundamental-
extremadamente frío y, además, debido a los milagros que se pro- mente tan sólo porque los hombres no supieron valorar las
ducían en mi cabeza, de ninguna manera estaba exento de riesgo en circunstancias sobrenaturales.
las bóvedas bajas de la celda. La necesidad aguza el ingenio, y así
fue como en el curso de ese año apelé a todos los recursos posibles
para pasar el tiempo de alguna manera tolerable. Muchas veces hice
nudos durante horas en las cuatro puntas de mi pañuelo, para des-
atarlos después, como también, en parte desde la cama, en parte
mientras andaba de un lado a otro, expresé en voz alta algún re-
cuerdo de mi vida pasada, conté en voz alta, especialmente en fran-
cés -entonces se me hacían constantes preguntas sobre si yo hablaba
"lenguas extranjeras"-, recité de la mejor manera posible algunos
de mis conocimientos históricos y geográficos, por ejemplo todos
los gobiernos rusos y los departamentos franceses, etcétera. Natu-
81
ralmente, yo sólo de mala gana me decidía a hablar en voz alta, Esto siempre con la conciencia propia, no fundamentada en ningún hombre,
de que ese cielo estelar era el mismo desde el cual partían milagros que para mí
pues al hacerlo renunciaba al sueño, pero con frecuencia no queda- eran nocivos desde tantos puntos de vista.
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 215

pues todavía en la actualidad recibo cada día y cada hora impresio-


nes que me brindan plena claridad sobre el hecho de que, para
decirlo como Hamlet, hay algo podrido en el reino de Dinamarca, es
decir, aquí, en la relación entre Dios y la humanidad. De qué ma-
nera se ha desarrollado históricamente el estado actual; si de mane-
CAPÍTULO XV' ra brusca o mediante transiciones paulatinas, y hasta qué punto,
además de las manifestaciones de vida humana causadas por influjo
de los Rayos (milagros), existen manifestaciones de vida humana
Poco tiempo después del brusco cambio descrito en el capítulo independientes, no influenciadas por los Rayos, es algo que sigue
XIII,por lo tanto hacia fines de 1895 o comienzos de 1896, se pro- siendo de todas maneras una cuestión oscura aun para mí. 84 bisEs
dujo una serie de experiencias que me hicieron someter a un exa- algo para mí muy cierto que las expresiones y giros sobre "hombres
men crítico mis ideas anteriores sobre los "hombres hechos a la hechos a la ligera'' y de "malditos jugueteos con los hombres", las
ligera'', el "jugueteo con hombres" y otras semejantes, a consecuen- preguntas: "¿Qué será de la maldita historia?" y otras semejantes, lo
cia de las cuales llegué a formarme una concepción en parte por lo mismo que los comentarios sobre "hombres nuevos, salidos del es-
menos diferente. píritu de Schreber" no surgían en mi cabeza, sino que se los pro-
Hay tres hechos presentes en mi memoria que me hicieron vaci- nunciaba dentro de ella desde afuera. Esto solo me obligó a deducir
lar en lo que yo hasta entonces había tenido por verdadero y cierto, que hay algo de real en las ideas unidas a ello, que corresponden a
a saber, en primer lugar, el haber participado del reparto de regalos alguna clase de acontecimientos históricos. Pero en el curso de los
para la Navidad de 1895 en la familia del director del Hospital, últimos seis años he recibido ininterrumpidamente percepciones -
consejero privado doctor Weber; luego, la llegada de una carta que y las sigo recibiendo aún hoy cada día y cada hora- que funda-
me envió mi cuñada desde Colonia, con el matasellos de allí, y mentan para mí de manera indudable la convicción de que todo lo
finalmente un desfile de niños con motivo de la celebración del 25º que es hablado y hecho por los hombres cerca de mí se basa en
aniversario de la paz de Francfort-el 10 de mayo de 1896- que acciones milagrosas y está en relación directa con la aproximación
presencié desde mi ventana y se efectuó en una de las calles aleda- de los Rayos y con el intento alternante de liberarse nuevamente.
ñas a Pirna. Después de estos y otros hechos semejantes -pronto Ya en el capítulo VII he mencionado que cada palabra que se
se sumó también una correspondencia regular y la lectura de periódi- habla conmigo o en mi proximidad, que cualquier acción de un ser
cos, que ahora me eran guardados por mis parientes- no pude ya humano, por insignificante que sea, que vaya acompañada de cual-
dudar que existía una verdadera humanidad en la misma cantidad y quier ruido, por ejemplo, el abrir el pasador de la puerta de mi
extensión espacial que antes. En cambio surgió la dificultad de cómo corredor, el picaporte de la puerta de mi cuarto, la entrada en él de
conciliar estos hechos con mis percepciones anteriores, que aparen- un enfermero, etcétera, la siento junto con un golpe dado contra
temente indicaban lo contrario. Esta dificultad subsiste aún hoy, y mi cabeza que me causa cierta sensación dolorosa; la sensación de
tengo que confesar que al respecto me encuentro frente a un enig- dolor se exterioriza como un tirón hacia atrás en mi cabeza, el cual,
ma no resuelto y probablemente irresoluble para los seres humanos. no bien Dios se retira a una distancia excesiva, suscita una sensa-
Para mí es algo totalmente indudable que mis ideas anteriores ción sumamente desagradable que puede estar unida -tal es por lo
no han sido de ninguna manera "delirio" o "ilusiones sensoriales", menos el sentimiento que yo tengo- a la sustracción de una parte

84 bis
.J:
' " 'Jugueteo con los hombres y con milagros'. Gritos de socorro. Pájaros parlantes". Véase, por lo demás, el "Prólogo".
216 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 217

de la sustancia ósea de la cubierta de mi cráneo. Mientras yo --en torios son puestos en movimiento por el Dios inferior (Arimán), de
mi cuarto o en el jardín- hablo en voz alta, dirigiéndome a Dios, manera tal que me veo obligado a emitir aullidos, a menos que
todo a mi alrededor permanece callado y quieto como la muerte; haga un esfuerzo muy especial para reprimirlos; a veces el aullido se
durante todo este tiempo no surge tampoco en Dios la tendencia a produce en una repetición tan rápida y frecuente que surge un esta-
retirarse porque se encuentra bajo la influencia directa de la mani- do casi intolerable para mí y, especialmente de noche, me resulta
festación vital de un hombre que se halla en la plena posesión de las imposible permanecer acostado en la cama;
fuerzas de su intelecto; entonces se me impone muchas veces la 3) el levantarse del viento, aunque no sin influencia del estado
apariencia de que me muevo sólo entre cadáveres ambulantes; has- del tiempo en el momento respectivo, pero en el cual es enteramen-
ta tal punto parecen haber perdido todos los otros hombres (enfer- te inconfundible la aparición de breves ráfagas, que coinciden con
meros y pacientes) la capacidad de pronunciar siquiera una sola las pausas de mi actividad de pensamiento;
palabra. 85 Lo mismo sucede cuando mi mirada se posa sobre cual- 4) los gritos de "¡Socorro!" de la totalidad de la masa de nervios
quier ser femenino. Pero no bien aparto mi mirada o permito que divinos que se siguen desprendiendo, que resuenan con tanta ma-
se produzca el cierre de mis ojos provocado mediante un milagro, o yor claridad cuanto a mayor distancia se ha retirado Dios de mí y
no bien paso de hablar en voz alta a estar en silencio, sin emprender cuanto mayor es, por consiguiente, el camino que estos nervios,
al mismo tiempo alguna ocupación espiritual, en otras palabras, que manifiestamente se encuentran en algún estado de angustia,
cuando me entrego a no pensar en nada, aparecen sin demora, la tienen que recorrer. Todos estos fenómenos se repiten cientos de
mayor parte de las veces en el primer aspecto (instante), los siguien- veces cada día, y han sido percibidos, consiguientemente, por mí
tes fenómenos, que se encuentran en relación mutua, a saber: en el transcurso de los años cientos, si no miles, de veces con per-
fecta regularidad. La razón la he expuesto ya muchas veces. En cada
1) algún alboroto en mi cercanía, principalmente consistente interrupción de mi actividad de pensamiento Dios considera in-
en arranques de grosería por parte de los locos, que son los que la mediatamente que mis facultades espirituales se han extinguido,
mayor parte de las veces están allí; que la destrucción esperada por él de mi intelecto86 (la "idiotez") se
2) en mi persona, la aparición del milagro ululatorio, por el ha presentado, y que con ello se ha dado la posibilidad de retirarse.
cual aquellos de mis músculos que sirven para los procesos respira-
85 Así pues, pone en obra la acción de retirarse, y en favor de ella se
La situación cobra un aspecto algo distinto durante las comidas, que desde la
Pascua de este año (1900) hago en la mesa familiar del director del Hospital, produce milagrosamente una "perturbación", en el sentido descrito
consejero privado doctor Weber, principalmente por la razón de que allí se desa- en el capítulo X, pp. 164-165. Este es el "alboroto" mencionado ad
rrolla una conversación continua, interrumpida sólo por pocas pausas. De todas 1. Al mismo tiempo, el así llamado "aullar" es casi siempre suscita-
maneras, los fenómenos mencionados en el texto no aparecen siempre de la mis- do inmediatamente mediante un milagro por el Dios inferior (ad
ma manera, y han experimentado ciertos cambios en el transcurso del tiempo, los
2); el objetivo parece ser doble, a saber: por una parte, formarse la
cuales dependen especialmente de que ha menguado la voluptuosidad del alma.
Muchos de los fenómenos comentados ceden durante un tiempo, para dejar lu- impresión, por medio de la "representación", de un hombre que en
gar a otros fenómenos que en los años precedentes no se observaban nunca o sólo cierta medida aúlla por idiotez y, por la otra, hacer que las Voces
ocasionalmente. Esto vale especialmente para los llamados "aullidos", de los que
tendré que hablar con más detalles. Pero siempre subsiste el hecho fundamental, 86 Que este sea el propósito buscado es algo que antes era con gran frecuencia
a saber, el intento, aparentemente irresistible para Dios, de retirarse no bien se confesado en la frase procedente del Dios superior, escuchada innumerables ve-
deja de hallar en mi cuerpo la voluptuosidad del alma o no puede reconocerse en ces por mí: "Queremos destruirle el intelecto". Últimamente esta frase se emplea
mi lenguaje y en mi actividad la prueba directa de la existencia de un hombre en con menos frecuencia, porque debido a la constante repetición termina siempre
plena posesión de sus fuerzas espirituales. po r convertirse en una forma de pensar-sin-pensamiento-de-nada.
218 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
219

interiores infundidas por el Dios superior para posibilitar un aleja- el acercamiento determinado por la fuerza de atracción de mis ner-
miento mayor sean sofocadas por el alboroto producido por el au- vios, y retardar así la atracción de los auténticos Rayos divinos.
llar, con el fin de que el Dios inferior, que parece tener conciencia, Además se creía que, mediante la masa de virus de cadáveres que de
por lo menos a medias, de la necesidad de dejarse atraer en mayor esa manera se acumula cada día en mi cuerpo, se podría terminar
medida, pueda contar con la reunión de todos los Rayos y con la por aplastarme, es decir, matarme o destruir mi intelecto. Los dichos
voluptuosidad del alma que surge en mi cuerpo, en otras palabras, nervios (restos de las antecámaras del Cielo) se presentan desde hace
para asegurarse de que entrará en mi cuerpo pero sin voluptuosidad años, de resultas de una relación maravillosa que manifiestamente
del alma. El mayor alejamiento ocasiona (ad 3) de inmediato que el está fundada de la manera más íntima en la esencia de la creación
viento se levante (véase capítulo 1). Pero el Dios superior no deja de divina, y por ello tampoco puede ser explicada por mí de una ma-
percatarse al mismo tiempo de que la esperada anulación de la fuer- nera más clara, bajo la forma de pájaros hechos milagrosamente. Pero
za de atracción de mis nervios no ha sido tampoco alcanzada, sino el hecho mismo de que en los nervios que están introducidos en estos
que más bien subsiste sin mengua; el estado de angustia que surge pájaros se trata de restos (nervios aislados) de almas humanas que lle-
por ello en las partes de los nervios divinos desprendidas en el ínterin garon a ser bienaventuradas es algo totalmente indudable para mí a
(ad 4) recibe expresión como un auténtico sentimiento en el grito causa de percepciones que desde hace años logran repetirse millares
de "¡Socorro!" Sigue siendo para mí enigmático, al igual que mu- de veces por día.
chas otras cosas, que el grito de socorro aparentemente no sea per- Conozco bien por el timbre de sus voces a cada uno de los ner-
cibido por otras personas: 87 la sensación sonora que repercute en vios que intervienen en esto, las cuales se me han vuelto familiares
mi oído -cientos de veces cada día- es tan clara que de ninguna desde hace años; sé bien cuáles de los giros sin sentido aprendidos
manera puede ser calificada de ilusión sensorial. Además, en cada de memoria tengo que esperar de cada uno de ellos, según que
oportunidad se agrega inmediatamente al "grito de socorro" pro- hayan sido enviados desde los reales del Dios inferior o desde los
piamente dicho la frase aprendida de memoria: "¡Ojalá cesaran los del Dios superior (hechos milagrosamente por éste o por aquél). Su ·
malditos gritos de socorro!" cualidad de haber sido otrora nervios humanos se manifiesta de
Que todas las manifestaciones vitales de los hombres que están manera evidente en el hecho de que los pájaros hechos milagrosa-
cerca de mí, especialmente su lenguaje, tienen que interpretarse mente, en su totalidad y sin excepción, cada vez que descarga~ por
como milagros (influencia de los Rayos), es algo que, empero, sur- completo el virus de cadáveres, es decir, una vez que han recitado
ge para mí claramente a la luz en el contenido de lo hablado. Para las frases que en cierta medida les han sido inculcadas,* expresan
hacer comprensible esta aseveración tengo también aquí que luego el auténtico sentimiento de placer en la voluptuosidad del
remontarme un poco atrás. Como ya se indicó en la página 154 del alma de mi cuerpo del que ahora participan con las palabras "canalla
capítulo IX, mediante el atarse a las Tierras (véase capítulo IX, p. 88
maldito" o "¡Ay, maldición!, en cierta medida", es decir, con soni-
150), fueron reservados por Dios, además de las almas probadas dos del lenguaje humano, las únicas palabras de las que aún son capa-
que entonces existían, ciertos restos de las anteriores "antecámaras ces para expresar un sentimiento auténtico. De lo que han hablado
del Cielo", es decir, almas de hombres que habían llegado a ser antes, las frases aprendidas de memoria -para seguir empleando
bienaventurados, con el fin de adelantarlos como puestos de avan- esta expresión que, naturalmente, sólo debe entenderse figurada-
zada, pero que estaban cargados de virus de cadáveres, al producirse mente- no tienen la menor comprensión; las recitan sin compren-

87 Compárese al respecto la observación incluida bajo el número de la primera


IV • Einbleuen, literalmente "enseñar a palos". (N del T)
serie de "Apéndices'', hacia el final. HB Las palabras "maldito canalla" no tienen aquí de ninguna manera un dejo
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 221
220 DANIEL PAUL SCHREBER

der el significado de las palabras; por lo demás, en cuanto a inteli- Los pájaros formados milagrosamente no comprenden, según
gencia no parecen estar por encima de ningún otro pájaro natural. ya se dijo, el sentido de las palabras pronunciadas por ellos, pero en
No sé decir de qué manera se lleva a cabo el hecho de que sus cambio parecen tener una sensibilidad natural para la consonancia
nervios entren en las vibraciones por medio de las cuales los soni- de las Voces. Por ello, mientras están ocupados en recitar las frases
dos articulados o, mejor dicho, susurrados por ellos, se. ajusten al aprendidas de memoria, no bien perciben, o en aquellas vibracio-
sonido de palabras humanas con que están formadas las frases apren- nes de mis nervios que proceden de mí (mis pensamientos) o en lo
didas de memoria: el aspecto técnico de este asunto no lo puedo que se habla en mi ambiente, palabras que tienen el mismo o seme-
explicar mejor, pero conjeturo que se trata de cosas imposibles de jante sonido que lo que ellos tienen que pronunciar (recitar), esto
captar para los hombres, por ser sobrenaturales. 89 Pero el efecto me les provoca aparentemente un estado de sorpresa, de resultas del
es bien conocido a través de una experiencia de años, y consiste en cual se dejan, por así decirlo, engañar por la consonancia, o sea
que los nervios de los pájaros formados milagrosamente, mientras olvidan por la sorpresa el resto de las frases que aún les quedan por
están ocupados en recitar las frases que se les han inculcado (apren- recitar y sienten repentinamente una auténtica emoción.
didas de memoria), se vuelven insensibles para todas las impresiones La consonancia, según se dijo, no necesita ser total; como el
que, de no ser así, hubieran tenido al entrar en mi cuerpo, particu- sentido de las palabras no es captado por los pájaros basta con que
larmente para la voluptuosidad del alma y las impresiones oculares, perciban sonidos que suenen de manera semejante; les importa poco,
como si entraran en mí con los ojos vendados y su capacidad natu- por ello, que se diga:
ral de sentir quedara de alguna manera suspendida. Es asimismo el "Santiago" o "Cartago"
fin de toda esta organización, y también la razón por la cual el "Cualidad de ser chino" [Chinentum] o "Jesucristo" Uesum
tempo -de manera correspondiente al crecimiento de la voluptuo- Christum]
sidad del alma- con el que se pronuncian las frases aprendidas de ''Arrebol" [Abendrot] o "Dispnea'' [Atemnot]
memoria se ha vuelto cada vez más lento: es menester que las Voces ''Arimán" o ''Ackermann" [agricultor; también un apellido] .
que entran en mí conserven, en cuanto portadoras del virus de ca- "Pisapapeles" [Briegbeschwerer] o "El señor Examinador [tam-
dáveres, la fuerza destructora de éstos durante el más largo tiempo bién un apellido] lo afirma bajo juramento" [Herr Prüfer schwort],
posible. Pero aquí se manifiesta un fenómeno sumamente singular, etcétera, etcétera. 90
que tiene gran importancia para el alcance de los daños que las La posibilidad que así se me brindaba de desorientar a los pája-
Voces pertinentes o los Rayos ocasionan a mi cuerpo. ros que hablaban conmigo, mediante la acumulación intencionada
de palabras de sonido semejante, me sirvió con frecuencia como
hostil, sino precisamente al revés, como ya sucedía en el lenguaje primitivo, de una especie de entretenimiento en medio de la casi insoportable
reconocimiento amistoso o de admiración. monotonía de la cháchara de las Voces y habría de proporcionarme
89 (Escrita sólo algunos días después de redactar el texto al que se refiere). Quizás
un pasatiempo ciertamente bastante singular. Por más cómico que
esté aquí en cuestión un proceso semejante al que se intentó con mis nervios,
esto pueda sonar, el asunto tenía para mí un significado muy serio,
según la página 173-175, in fine, del capítulo XJ, y que fue sentido por mí como
un embrutecimiento transitorio o una limitación transitoria de la capacidad de y lo sigue teniendo en parte aún en el presente. En efecto, el Dios
pensar. Podría imaginarse que el cubrir los nervios de los pájaros con virus de 90
cadáveres los priva de su capacidad natural de vibrar, y por consiguiente de la Los ejemplos precedentes están tomados del material oral y escrito realmente
sensibilidad natural, y que en cierta medida actúa sobre los nervios dilatándolos, usado; por ejemplo, el "señor Prüfer" es el nombre de un ex-paciente de este
de manera que éstos quedarían capacitados para efectuar sólo las vibraciones de 1 lospital, que antes había sido muy nombrado. Podría multiplicar por cientos o
gran amplitud, que corresponden especialmente a las palabras pronunciadas en la por millares el número de los ejemplos, pero me contentaré con los precedentes."
última época de manera excesivamente lenta. • La nota 91 fue eliminada del texto original. (N del E)
222 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 223

inferior y el superior, que están tan enterados como yo de la pecu- En lo que concierne a los pájaros formados milagrosamente,
liaridad de los pájaros formados milagrosamente de dejarse enga- tengo algo que añadir a lo que precede. En ellos se produce el fenó-
ñar por las palabras de sonido semejante, jugaban alternativamente meno notable de que los nervios individuales o almas que partici-
como triunfo esta peculiaridad. Ambos tienen el afán de retirarse y pan de ello se manifiestan bajo la figura de distintas especies de
de hacer que se adelante siempre la otra parte; ahora bien, como al pájaros, según sea la estación del año. Los mismos nervios están
dejarse engañar los pájaros por la consonancia se acelera en cada contenidos durante la primavera en los cuerpos de los pinzones u
caso la atracción de aquella parte a cuyos reales corresponden las otros pájaros canoros; durante el verano en los de las golondrinas, y
Voces respectivas, el Dios superior hace que las personas de mi durante el invierno en los de los gorriones o las cornejas. La identi-
ambiente pronuncien preferentemente aquellas palabras que perte- dad de las almas en cuestión está, para mí, fuera de toda duda, por
necen al material de registro y de Voces del Dios inferior, e el timbre, que conozco perfectamente, de sus voces, como también
inversamente; en tanto que yo, como me interesa la reunión de por los giros, que escucho de ellas siempre de manera uniforme, y
todos los Rayos, y por consiguiente que la atracción sea pareja, tra- que, por así decirlo, están injertados en ellas. 92
to siempre de actuar en sentido contrario. También aquí dispongo De aquí que surja por sí misma la pregunta de si pueden tener
de ejemplos tan numerosos como las arenas del mar. una vida continua o si se los forma de nuevo milagrosamente cada
Para aducir tan sólo algunos pocos, mencionaré que la "luz eléc- día o por lo menos cada cierto lapso más prolongado. Es esta una
trica'' y los "ferrocarriles", como asimismo - dentro del contexto pregunta que sólo puedo proponer, no responder. Advierto que
indicado en el capítulo XIII, pp. 198-199- las "colosales fuerzas" y la los pájaros fo~mados milagrosamente comen y evacuan como los
"resistencia inútil" pertenecen al material de registro del D ios infe- otros pájaros naturales; sería, pues, posible que el estado producido
rior. Por ello, el Dios superior hace que en las conversaciones que en milagrosamente se mantuviera durante un tiempo mediante la in-
mi presencia - también en la mesa del almuerzo del director del gestión de alimento; también observé repetidamente en primavera
Hospital- se hable, con una frecuencia que es del todo sorpren- la nidificación, lo que parece indicar una capacidad de procrear.
dente y que excluye toda posibilidad de pensar en una casualidad, Por otra parte, por su lenguaje tengo la certeza de que en otros
de "vías eléctricas", se encuentre "colosal" todo lo imaginable y en aspectos no son pájaros totalmente naturales. Su número es muy
cada situación, oportuna o no, se refieran cosas sobre la "inutili- considerable, aparentemente son centenares, por lo cual no me atrevo
dad". Para mí, en estos procesos -además de otros muchos- se a dar una cifra determinada. Por los giros que emiten se dividen en
encuentra la prueba irrecusable de que los nervios de los hombres que dos grupos, de acuerdo con los cuales se diferencian claramente co-
emplean estas palabras -de manera inconsciente para ellos, como mo provenientes parte del Dios superior y parte del Dios inferior.
es natural- son movidos a hacerlo por influencia de los Rayos (mi-
92 La expresión arriba mencionada "injertados", que se me ocurrió sólo cuando
lagro); en otras palabras, la prueba de la realidad del llamado "ju-
había avanzado en mi trabajo, me parece expresar la situación mejor aún que las
gueteo con hombres", sobre el cual el Dios inferior acostumbraba expresiones empleadas anteriormente "aprendidas de memoria'' e "inculcadas" .
hablar innumerables veces los años anteriores. También aquí tengo En estas expresiones podría quizá pensarse en una recepción en la conciencia del
conciencia de hasta qué punto ha de resultar increíble para otros sentido de las palabras, pero de ninguna manera puede hablarse de tal cosa a
hombres lo expuesto por mí, pero las experiencias que encierran su propósito de los pájaros formados milagrosamente. Su lenguaje, en lo que respecta
'l las locuciones injertadas, no se encuentra a la altura del lenguaje de un papagayo
confirmación las hago cada día y cada hora, en cualquier lugar y en
que habla. Pues éste repite, en virtud del propio impulso, las palabras que apren-
cualquier circunstancia, en una cantidad tan impresionante que para dió otrora, es decir, en virtud de una especie de decisión voluntaria. Pero los
mí está excluida cualquier duda sobre la objetividad de la situación pájaros formados milagrosamente tienen que recitar las locuciones injertadas, sin
descrita. Pienso dar quizá más adelante detalles al respecto. 1omar en cuenta el momento y la oportunidad, quiéranlo o no.
224 DANIEL PAUL SCHREBER
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 225
Al grupo del Dios inferior pertenece en especial un alma en
figura de pájaro que casi siempre es la que está más cerca de mí y tan maravilloso y fantástico, que sería para mí del más alto interés
que por ello hace años que es designada por las otras Voces con el observar el mundo de las aves en otras partes del país, porque, na-
nombre de mi "pequeño amigo". Aparece en primavera general- turalmente, no puedo presuponer que los bosques de fronda, etcé-
mente como carpintero o mirlo, en verano como golondrina y en tera, situados a mayor distancia carezcan por completo de una
invierno como gorrión. La designación que se le da en broma de población de aves. 93 bis
"picus, el carpintero" es mantenida por las otras Voces aun cuando
aparece como mirlo, golondrina o gorrión. Conozco bien cada uno
de los giros, los cuales en el curso de los años se han vuelto relativa-
mente numerosos, que se le encomiendan para pronunciar en cons-
tante repetición, y con frecuencia he hecho listas de aquellos, como
también en el caso de otros pájaros formados milagrosamente, que
siempre demuestran ser acertadas. A gran número de las restantes
almas-pájaros les he dado en broma, para diferenciarlas, nombres
de muchachas, porque en conjunto se les puede comparar seria-
mente, por su curiosidad, su inclinación a la voluptuosidad, etcéte-
ra, con muchachas jovencitas. Estos nombres de muchachas fueron
adoptados en parte también por los Rayos divinos y retenidos por
ellos para designar a las respectivas almas-pájaros. A los pájaros for-
mados milagrosamente pertenecen todos los pájaros que vuelan ve-
lozmente, por lo tanto, de manera especial todos los pájaros canoros,
además de las golondrinas, gorriones, cornejas, etcétera; de todas
estas especies de pdjaros nunca logré, en el lapso de los años transcurri-
dos, ver un ejemplar que no hablase; hasta en los dos viajes en coche 93 bis (Agregado de marzo de 1903). El lenguaje de codos los pájaros que vuelan

que hice en el verano de este año (1900) 93 me acompañaron ambas libremente ha durado sin interrupción durante los años transcurridos en el ínterin,
en los cuales he cambiado de residencia muchas veces y sigue teniendo lugar aún
veces durante todo el camino y hasta el término de mi excursión.
hoy. En adelante preferiré emplear, en lugar de la expresión "pájaros formados
En cambio, no hablan las palomas que se encuentran en el corral de milagrosamente", que es la empleada anees en el texto, la expresión "pájaros par-
este Hospital, ni tampoco un canario que está enjaulado en uno de lantes". Anteriormente no creí que pudiera explicarme el hecho de que los pája-
los alojamientos para el personal, como tampoco las gallinas, gan- ros hablasen de otra manera que suponiendo que estos pájaros habían sido
sos y patos que he visto, ya sea desde mis ventanas en los terrenos formados milagrosamente en cuanto tales, es decir, creados cada vez. Después de
todo lo que he averiguado entretanto me inclinaría a considerar más probable
que están en las laderas debajo del Hospital, ya sea en las dos excur- que se trate de pájaros nacidos mediante procreación natural, sólo que en sus
siones por los dos lugares mencionados por mí; tengo que suponer, ;uerpos fueron introducidos de alguna manera sobrenatural los escasos restos
por consiguiente, que se trata en este caso de simples pájaros natu- .tún existentes de las "antecámaras del cielo", es decir, almas de hombres que han
rales. Todo el fenómeno de los pájaros parlantes entraña, pues, algo llegado a la bienaventuranza, o se los introduce cada vez. Pero que estas almas
(11crvios) han sido efectivamente introducidas en los cuerpos de los pájaros (qui-
iil además de los nervios propios de esos pájaros) y en cualquier caso sin tener
93 Anteriormente, es decir, durante casi seis años, no salí de los muros del Hos-
t onciencia de su identidad anterior es algo absolutamente indudable para mí,
pital. por las razones expuestas en el texto.*
' Falca la noca 94. (N del E)
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 227

El sistema de no hablar con frases completas se ha ido perfeccio-


nando cada vez más en el transcurso de los años, a medida que las
almas comenzaron a carecer de pensamientos propios. Hace años
que dentro de mis nervios se pronuncian, reiteradas miles de veces,
sólo conjunciones aisladas u otras locuciones adverbiales que tie-
CAPÍTULO XVI* nen por función introducir oraciones relativas, quedando a cargo
de aquellos completar luego las oraciones relativas con algún conte-
nido satisfactorio para la mente pensante. Así, hace años que escu-
Después de mostrar en los capítulos precedentes a qué cambios cho cada día, reiteradas millares de veces, las palabras pronunciadas
estuvo sometida mi vida exterior durante el lapso de los años trans- dentro de mis nervios sin ninguna conexión: "¿por qué sólo?"; "por
curridos y qué fenómenos caracterizaron la lucha de exterminio la razón de que yo"; "porque, puesto que yo"; "sea pues"; "respecto
llevada a cabo contra mí por los Rayos divinos, quiero ahora infor- de él" (es decir, respecto de mi persona hay ahora que pensar o
mar algo más respecto de bajo qué formas - por lo demás muy decir esto o aquello); además, un "¡Oh si!", absolutamente sin sen-
variadas- se manifestó simultáneamente sin interrupción la man- tido, que es introducido en mis nervios, y por último ciertos frag-
tenida compulsión a pensar. El concepto de "compulsión a pensar" mentos de locuciones expresadas otrora de manera completa, por
ha sido precisado ya en el capítulo v, en el sentido de que tiene ejemplo:
como contenido una coacción a pensar incesantemente, mediante 1. ''.Ahora yo"
la cual el derecho natural del hombre al descanso mental, al reposo 2. "Esto es, usted tendrá que"
transitorio de la actividad de pensar, por vía de no pensar nada, 3. "Yo me"
resulta menoscabado, o como reza la expresión del lenguaje primi- 4 . "Pero ahora tiene que"
tivo, se perturba el "subsuelo" del hombre. Mis nervios, por acción 5. "Es que eso"
de los Rayos, entran en vibraciones que corresponden a ciertas pa- 6. ''.Ahora nos falta''
labras humanas, cuya elección, pues, no depende de mi voluntad, Etcétera. Para dar al lector una idea por lo menos aproximada
sino de una influencia externa ejercida sobre mí. Además, ya desde de estos giros cortados, adjuntaré a cada uno de los ejemplos pre-
el comienzo imperó el sistema de no hablar con frases completas, es sentados de 1 a 6 la continuación que otrora había sido efectiva-
decir, las vibraciones en que se hacía entrar a mis nervios y las pala- mente pronunciada, pero que entonces se omitía, y que en cierta
bras producidas de esa manera no contenían la gran mayoría de las medida dejaba a cargo de mis nervios completarla. Los giros ten-
veces pensamientos completos y cerrados en sí mismos, sino sólo drían que haber rezado así:
fragmentos de ellos, y se les proponía en cierta medida como tarea 1. ''.Ahora yo reconoceré que soy idiota'';
a mis nervios completarlos para formar algún sentido razonable. Es 2. "Esto es, usted tendrá que ser representado como ateo, como
algo intrínseco a la naturaleza de los nervios, cuando se introducen entregado a vicios voluptuosos, etcétera";
en ellos cualesquiera palabras inconexas, cualesquiera frases inte- 3. "Yo me dedicaré a pensarlo";
rrumpidas, esforzarse involuntariamente por buscar lo que falta para 4. "Pero ahora tiene que estar bien cocido el asado de cerdo";
formar un pensamiento completo y satisfactorio para el espíritu 5. "Es que eso era demasiado, según la concepción de las almas";
humano. 6. ''.Ahora nos falta el pensamiento principal"; es decir, "Noso-
l ros los Rayos carecemos de los pensamientos".
'"Compulsión a pensar. Sus expresiones y fenómenos concomitantes". El giro, de no muy buen gusto, sobre el asado de cerdo (ad 4) se
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 229
228 DANIEL PAUL SCHREBER

ción irresistible a encontrar una continuación, satisfacto.ria para el


basa especialmente sobre el hecho de que yo mismo me había servi-
espíritu humano, de cada una de las frases interrumpidas, 95 de
do una vez, años antes, en el lenguaje de los nervios, del giro figura-
manera análoga a como en el trato ordinario, humano, se suele dar
do de "asado de cerdo bien cocido". Esta locución fue luego tomada
normalmente una respuesta a la pregunta de otra persona. Para ha-
al pasar y convertida en una parte constantemente reiterada del
cer comprensible de alguna manera cómo tal coacción está dada en
material del lenguaje. El "asado de cerdo" tengo que referirlo a mí
sí y de por sí por la naturaleza de los nervios humanos me valdré de
mismo, y por consiguiente se indica con ello que mi fuerza para
un ejemplo. Imagínese el caso de que los padres o un educador
resistir a los ataques de los Rayos dirigidos a perturbar mi entendi-
presencien un examen que en la escuela se ha fijado para sus hijos.
miento estaba ahora finalmente agotada.
En la medida en que sigan el examen con atención involuntaria-
La razón de no hablar con frases completas es la misma que
mente se darán mentalmente ellos mismos la respuesta, aunque sólo
aparece en cada punto de la conducta de Dios para conmigo; se
sea en esta forma: "No sé si los niños lo sabrán''. Pero en esto, natu-
pretende con ello escapar a la necesidad de deshacerse en mi cuerpo
ralmente, no existe ninguna clase de compulsión espiritual sobre
por obra de la fuerza de atracción. Mientras subsistieron los estados
los padres o el educador; sólo necesitan retirar su atención del desa-
aproximadamente acordes con el orden cósmico, es decir, antes del
rrollo del examen y aplicarla a cualquier cosa externa que haya a su
atarse a los Rayos y a las Tierras (véase capítulo IX), bastaba cual-
alrededor para proteger sus nervios contra cualquier esfuerzo en la
quier coincidencia de los sentimientos en un solo aspecto (instante),
dirección mencionada. En esto reside precisamente la diferencia
para hacer que las almas que estaban suspendidas libremente en el
esencial entre el ejemplo aducido y mi propio caso. Las preguntas
cielo bajaran de un salto a mi boca, y que de esa manera pusieran
formuladas o las partículas interrogativas que fundamentan la coac-
fin a su existencia; yo experimenté entonces ese proceso, según se
ción a ejercitar la función de pensar son pronunciadas dentro de
señaló ya en el capítulo VII, p. 114, en muy numerosas oportunida-
mis nervios, cuando los Rayos los hacen entrar en las vibraciones
des. Pero el mismo resultado tuvieron también las meras "conside-
correspondientes, de manera tal que no pueden sustraerse de nin-
raciones razonables", en la medida en que las almas mismas les daban
guna manera a la estimulación que los compele a pensar. Tengo, en
expresión con una forma gramaticalmente completa. Aun ahora la
verdad, que dejar pendiente la cuestión de si la expresión elegida,
expresión gramaticalmente completa de cualquier pensamiento con-
que se hace entrar a mis nervios en las vibraciones correspondien-
duciría a mí sin más, de suerte que los Rayos que entraran junto
tes, se ajusta exactamente a la situación; el proceso que yo siento de
con ella (que por otra parte se habrían hecho capaces de retirarse)
manera directa es que las Voces que hablan (últimamente tan sólo
elevarían por un tiempo la voluptuosidad del alma en mi cuerpo.
las voces de los pájaros parlantes) se introducen en mi cabeza bajo
No hablar con frases completas parece tener el efecto de detener en
la forma de Voces interiores, como largas hebras, y allí, por medio
cierta medida a las almas a mitad de camino y capacitarlas para
del virus de cadáveres del que se descargan, generan una sensación
retirarse antes de haber contribuido al aumento de la voluptuosidad
dolorosa de tensión.
del alma en mi cuerpo; aunque no se logra impedir con ello la atrac-
Lo opuesto de estas Voces interiores lo constituyen las Voces
ción de manera completa y a la larga, por lo menos, parece produ-
exteriores, que yo escucho especialmente cuando son pronunciadas
cirse con cierto retardo.
por los pájaros, proviniendo de la garganta misma de los pájaros.
Es difícil imaginar qué esfuerzos espirituales me impuso la com-
pulsión a pensar durante años, especialmente durante los momen-
tos en que se produjéron las exacerbaciones mencionadas, y qué º 5 A la capacidad de hacer esto como lo exige la estimulación de los nervios, de
manera inmediata, en el primer aspecto (instante) se la designa como "la capaci-
tormentos espirituales se me ocasionaron con ello. Durante los pri-
dad de responder en el primer aspecto".
meros años mis nervios sintieron efectivamente como una coac-
230 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 231

De todas maneras, mis nervios no pueden sustraerse en ninguno de mayor tiempo posible las palabras "¡Ojalá que mi!" sin ninguna
ambos casos a la sensación sonora de las palabras pronunciadas, y clase de añadido. En un diálogo común, como es natural, cualquier
de esa manera se produce por sí misma la estimulación de mis ner- persona a la cual alguna otra dirija las palabras "¡Ojalá que mi!"
vios, la cual, en la medida en que se trata de preguntas o de pen- tendrá preparada exclusivamente la respuesta "Bueno, ¿qué quiere
samientos incompletos, me compele a seguir pensando. En los decir usted exactamente?" o un insulto para rechazar la molestia
primeros años, por lo menos, la necesidad de seguir pensando, de que se le ocasiona. Pero este recurso los Rayos lo hacen, por lo me-
responder a las preguntas planteadas, de completar estilísticamente nos, muy difícil, mediante el "Esto lomos", que sigue regularmente
las frases interrumpidas, etcétera, era totalmente imposible de elu- a continuación, con el efecto descrito en el capítulo IX, fuera de que
dir para mis nervios; sólo con el transcurso de los años he logrado a la larga sería intolerable tener que poner en movimiento los ner-
acostumbrar cada vez más a mis nervios (a mi "subsuelo") a que vios durante todo el día sólo para la réplica "¿Qué quiere decir us-
transformen, por lo menos parcialmente, las palabras y giros pro- ted exactamente?", o para elegir un insulto.96
nunciados en formas del pensar sin pensamiento de nada, median- Los ataques a la libertad del pensar humano, o mejor dicho, del
te la simple repetición, y a que, por ende, ignoren el estímulo que no pensar, que constituyen la esencia de la compulsión a pensar, se
las coaccionaría a seguir pensando. Así lo hago aún hoy desde hace agudizaron sustancialmente en el curso de los años por el hecho de
mucho tiempo con las conjunciones y giros adverbiales que pro- que la elocución de las Voces se cumple con un tempo cada vez más
piamente reclamarían un acabado en alguna clase de oraciones re-
lativas. Si escucho, por ejemplo, "por la razón de que yo" o un 96 Sólo al imaginarse que un hombre, valiéndose del lenguaje humano usual,
"sea que", repito entonces las palabras correspondientes .con lama- pudiera comportarse con otro hombre de la manera como los Rayos lo han hecho
yor lentitud posible, sin tomarme el trabajo de buscar un acab>ad0 desde hace años conmigo en el lenguaje de los nervios, se podría tener una idea
del sentido en conexión con los pensamientos que han surgido an- aproximada de la desmesurada lesión a los derechos naturales del hombre que es
intrínseca a la compulsión a pensar y la manera, que excede todo concepto hu-
tes en mí.
mano, como ha sido puesta a prueba mi paciencia. Supóngase el caso de que un
De manera semejante me comporto cuando, como sucede dia- hombre decidiera ponerse frente a otro y fastidiarlo durante todo el día con giros
riamente cientos de veces, se quiere coaccionar a mis nervios, me- sin sentido como los que usan los Rayos conmigo ("¡Ojalá que mi!", "Es que
diante las palabras "¡Ojalá que mi!", a desarrollar cualquier usted", etcétera). ¿Qué otra cosa podría hacer el interpelado fuera de cerrar la
pensamiento de temor, que en realidad no está presente en mí, sino puerta en las narices, con algunos insultos apropiados, al interpelante? De la mis-
ma manera, me habría correspondido realmente defender mi derecho de domici-
que solamente se me quiere atribuir mediante la falsificación. Por lio en mi cabeza contra intrusos. Pero ni siquiera esto es posible frente a los Rayos,
mi parte, conozco la continuación que entonces se "espera'' -por- porque no estoy en condiciones de impedir su influencia, basada en el poder
que de ordinario se sigue un milagro correspondiente, que yo sien- milagroso de Dios, sobre mis nervios. El lenguaje humano (en voz alta), que me
to en mi cuerpo-: la continuación será unas veces "¡Ojalá que mi queda como ultima ratio para salvaguardar el derecho de domicilio, no puede ser
ejercido siempre: en parte, por consideración a mi ambiente, en parte, porque
voluptuosidad no sea perturbada!"; otras veces, "¡Ojalá que no se
hablar permanentemente en voz alta imposibilitaría cualquier ocupación razona-
efectúe un milagro con mis botas!"; otras veces, "¡Ojalá que no se ble; en parte, finalmente, porque excluiría durante la noche la posibilidad de
efectúe un milagro en mi nariz, mis ojos, mis rótulas, mi cubierta conciliar el sueño. A esto se debe también que se me quiera incitar siempre a
craneana, etcétera!" hablar en voz alta mediante la pregunta: "¿Por qué no lo dice (en voz alta)?" o
Pero no me siento motivado a formular de manera completa mediante giros ofensivos (véase capítulo IX). Por lo demás, en los últimos tiem-
pos, a medida que fui adquiriendo mayor claridad sobre la interrelación de las
esta idiotez que es producto sólo de falsificaciones de pensamiento, cosas, he tenido de hecho menos escrúpulos en emplear el lenguaje en voz alta de
sino que me conformo, después de haber acostumbrado a mis ner- una manera cada vez más frecuente, en parte en conversaciones con las personas
vios a reprimir la estimulación correspondiente, a repetir durante el de mi ambiente, en parte, a solas.
232 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 233

lento. Esto guarda relación con el incremento de la voluptuosidad a las horripilantes idioteces que, de no ser por ellos, se les exige
del alma en mi cuerpo y -a pesar de todo el registro- de la gran- escuchar a mis nervios.
dísima escasez del material de lenguaje con que cuentan los Rayos Aun al recitar poemas tengo, no obstante, que luchar con mu-
para franquear la tremenda distancia que separa de mi cuerpo a los chas dificultades, que a veces menoscaban el resultado; se efectúan
astros de los cuales están suspendidos. en mis nervios milagros erráticos que destruyen mis pensamientos,
Del grado de dilación difícilmente puede hacerse una idea quien de suerte que momentáneamente me es imposible encontrar la con-
no haya experimentado personalmente, como experimenté yo y aun tinuación de las poesías aprendidas de memoria, o bien, apenas las
hoy sigo experimentando, los mencionados fenómenos. Un "aber Voces interiores más persistentes son reducidas a silencio mediante
freilich" [pero ciertamente] pronunciado "a-a-a-a-b-e-e-e-r-fr-ei-ei- la recitación de poemas más extensos y se logra el estado de elevada
ei-li-i-i-i-ch", y un "Warum sch... Sie denn nicht" [¿Por qué no c[aga] voluptuosidad del alma basado sobre la reunión de todos los Rayos,
usted?] "Wa-a-a-r-r-u-m-sch-ei-ei-ei-ss-e-e-e-n Sie d-e-e-e-e-n-n- entra en escena, por obra del Dios inferior, el milagro ululatorio
n-i-i-i-i-cht?" requieren cada vez acaso entre treinta y sesenta se- descrito en el capítulo precedente, de suerte que se me desvanece el
gundos para ser emitidos completamente. Esto tendría que generar deseo de seguir recitando en voz baja los poemas, o incluso se me
en cualquier hombre, que no fuera ingenioso, como lo he sido siem- priva de la posibilidad física de hacerlo. Por esta razón me veo obli-
pre yo, en el empleo de medios defensivos adecuados, una impa- gado algunas veces a cambiar de sistema, precisamente porque des-
ciencia nerviosa que lo haría sencillamente salirse de sus casillas; de fuera siempre se introducen (por la omnipotencia de Dios) nuevos
una vislumbre sólo muy pálida del desasosiego causado por los ner- sistemas para retardar la atracción y para impedir la reunión de
vios puede darla quizás el ejemplo de un juez o profesor que escu- todos los Rayos, necesaria para dormir o para la plena voluptuosidad
chara a un testigo o un alumno intelectualmente torpe balbucear del alma. Últimamente me ha resultado muy útil contar sucesiva-
constantemente delante de él, y que a pesar de todos sus esfuerzos mente hasta cualquier número elevado, lo cual, naturalmente, a la
no consiguiera que el interrogado expresase claramente lo que real- larga es muy aburrido. Si aparecen, como sucede aún ahora de vez
mente quiere o debe decir. en cuando, dolores corporales intensos o estados ululatorios persis-
Entre los distintos medios defensivos figuran antes que nada tentes, entonces sólo queda como último recurso insultar en voz
tocar el piano y leer libros o periódicos -en la medida en que lo alta, recurso al que tengo que recurrir de vez en cuando, pero que,
permite el estado de mi cabeza-, con lo cual hasta las Voces que según confiadamente espero, se hará cada vez menos necesario.
durante más tiempo se han extendido en sus pensamientos termi- Todos los fenómenos descritos precedentemente han experimen-
nan por fracasar; para los momentos en que esto no es factible, por tado muchas transformaciones en el transcurso de los años, y aún
ejemplo de noche, o cuando cambiar de ocupación se torna una ahora siguen estando sujetos a variaciones, según sea el grado de
necesidad espiritual, he hallado un recurso provechoso en la me- voluptuosidad del alma existente y la magnitud del alejamiento al
morización de poemas. Aprendí de memoria gran número de poe- que Dios se ha retirado. Pero, en conjunto, se confirman también
mas, en especial las Baladas de Schiller, grandes trozos de los dramas en esto cada día las predicciones que hice al respecto hace ya años;
de Schiller y Goethe, pero también arias de ópera y poesías cómi- como prueba podría servir el siguiente extracto de mi pequeño estu-
cas, entre otras, algunas sacadas de Max und Moritz, del Struwwel- dio número XJII, contenido en la libreta B mencionada en la nota 80:
peter y fábulas de Spekter, que luego recito en voz baja y al pie de la
letra. El valor poético de los poemas, naturalmente, no interesa en 16 de enero de 1898:
sí y de por sí; hasta los más ramplones e insignificantes versos son "Por el momento, es decir, durante los años o decenios que pueden
siempre, en cuanto alimento espiritual, valiosos como el oro frente transcurrir hasta el momento de la emasculación, la orientación de
234 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 235

nuestra política es, en general, clara. No cabe la menor duda de que provoca milagrosamente la necesidad de evacuar se envía al retrete
cada año, cada día, cada semana nos es mds fdcil mantener ciertas reser- --estimulando para ello los nervios de la persona pertinente- a
vas, que dependen del hecho de que afuera no existe la comprensión alguna persona de mi ambiente para impedirme que evacue; es éste
necesaria ni tampoco existird jamds, debido a la manera de pensar de un fenómeno que desde hace años he observado con tal regularidad
los reinos de Dios y el carácter de las almas, y por consiguiente serán tan innumerables veces (millares), que queda excluido cualquier
cada vez más débiles los intentos de sustraerse a la solución acorde pensamiento de que se trate de una casualidad. Pero en lo que a mí
con el orden cósmico". respecta, viene a continuación la pregunta "¿Por qué no c... us-
ted?", con la famosa respuesta: "Quizá porque soy idiota". La plu-
Dado su significado característico, tengo que dedicar aún algu- ma se niega casi a escribir el formidable absurdo de que Dios -en
nas observaciones a la pregunta anteriormente mencionada de" ¿Por su ceguera provocada por el desconocimiento de la naturaleza hu-
qué no c... a usted?'', por más que el tema que para ello tengo que mana- vaya efectivamente tan lejos como para suponer que po-
tratar sea muy poco decente. Como sucede con todo lo restante de dría existir un hombre que no pueda, por idiotez, c... , cosa que a
mi cuerpo, la necesidad de evacuar es provocada mediante un mila- cualquier animal le es posible. Cuando, en caso de necesidad, eva-
gro; éste se produce impulsando el excremento en los intestinos cuo realmente -para lo cual, como casi siempre encuentro ocupa-
hacia adelante (y muchas veces de nuevo hacia atrás), y si de resul- do el retrete, me sirvo por lo común de un cubo- esto va ligado
tas de una evacuación ya producida no existe ya más material se siempre con un desarrollo sumamente enérgico de la voluptuosidad
ensucia por lo menos con los restos del contenido la abertura de del alma. Es decir, liberarme de la presión ocasionada por los
mis asentaderas [Gesafoffoung]. Se trata en estos casos de un mila- excrementos que están en el intestino tiene como consecuencia para
gro del Dios superior, que se repite cada día por lo menos varias los nervios de voluptuosidad un intenso bienestar; ese es también el
docenas de veces. Con esto está ligada la idea, absolutamente in- caso al orinar. Por esta razón, al evacuar y orinar se reúnen todos los
concebible para los seres humanos y sólo explicable por la total Rayos; también por esta razón, cuando yo me preparo para estas
falta de familiaridad que tiene Dios con el hombre en cuanto orga- funciones naturales se intenta, aunque la mayoría de las veces en
nismo, de que el "c ... " en cierta medida es lo último, es decir, que al vano, revertir milagrosamente la salida de las heces y de la orina.
producir milagrosamente la urgencia de "c... " se logra el objetivo
de la destrucción del intelecto y la posibilidad de una retirada defi-
nitiva de los Rayos. Según mi parecer, para ir a_la raíz de la forma-
ción de esta idea hay que pensar en la existencia previa de una
equivocación respecto del significado simbólico del acto de eva-
cuar, a saber, que aquel que ha entrado en una relación con los
Rayos divinos equiparable a la mía, en cierta medida tiene derecho
a c... en todo el mundo.
Al mismo tiempo se pone de manifiesto aquí toda la perfidia97
de la política practicada conmigo. Casi todas las veces que se me

97 Como empleo aquí la expresión "perfidia'' casi no necesitaré recordar el racio-


cinio desarrollado anteriormente (capítulo v, al final, además capítulo XI, nota
74, capítulo xm, pp. 201 y ss., etcétera), de acuerdo con el cual Dios se encuentra por consiguienre juzga que está más allá de cualquier respeto que tenga que ver
para conmigo en un estado -autogenerado, por cierto- de legítima defensa, y con la moralidad humana.
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 237

Para tomar algunos ejemplos de acontecimientos enteramente


comunes mencionaré que precisamente en los días durante los cua-
les escribí estas líneas se estaba construyendo una nueva casa en el
jardín del hospital y en uno de los cuartos cercanos al mío se está
cambiando de lugar una estufa. Si veo los trabajos relacionados con
CAPíTuLo xvu* ello, se me ocurre, por supuesto involuntariamente, el pensamien-
to: ese hombre o esos trabajadores hacen esto o aquello; si al mismo
tiempo que aparece este pensamiento se pronuncia dentro de mis
Por la descripción contenida en el capítulo precedente el lector se nervios un "porque sólo" o "por la razón de que", me veo obligado,
habrá formado la impresión de que las pruebas que se me han im- de una manera muy difícil de recusar, a buscar la justificación de la
puesto mediante la compulsión a pensar sobrepasaron en muchos causa y el fin de cada trabajo. Hechos semejantes, es natural, se han
aspectos la medida de las exigencias que suelen en general plantear- producido millares de veces en el transcurso de los años; en especial
se a las capacidades humanas y a la paciencia humana. Para ser del la lectura de libros y periódicos ha suscitado siempre nuevos pensa-
todo veraz tengo, empero, que añadir que también aquí, por otra mientos. La coacción que se produce simultáneamente a traer a mi
parte, se han presentado muchos fenómenos en los cuales fue posi- conciencia la relación de causalidad de cada acontecimiento, de cada
ble encontrar, por lo menos en ciertos momentos, una especie de sentimiento y de cada representación cognitiva me ha llevado a una
compensación la injusticia cometida contra mí. Prescindiendo de penetración en la esencia de las cosas respecto de casi todos los
las conclusiones sobre las cosas sobrenaturales que en el transcurso fenómenos naturales, respecto de casi todas las expresiones de la
de los años he logrado, y que yo no aceptaría borrar de mi memoria actividad humana en el arte, la ciencia, etcétera, como la que puede
por todo el oro del mundo, tengo aquí sobre todo ante la vista el lograr aquel que no considera que valga la pena reflexionar, como la
efecto espiritualmente estimulante que ha ejercido sobre mí la com- mayoría de los hombres, sobre las experiencias comunes de la vida
pulsión a pensar. Hasta la introducción incoherente dentro de mis cotidiana.* En muchos casos, en especial en los procesos afectivos,
nervios de las conjunciones que expresan la relación causal o cual- no es de ninguna manera fácil encontrar una respuesta que sea ade-
quier otra relación ("porque sólo", "por la razón de que", "por la cuada y satisfactoria para la mente humana, a la pregunta por la
razón de que yo" , "sea que", "por lo menos", etcétera) me ha obliga- causa ("porque sólo"), y efectivamente, en la mayoría de estos ca-
do a pensar en muchas cosas sobre las cuales en general el ser huma- sos, por ejemplo, para las oraciones: "Esta rosa tiene un hermoso
no suele pasar sin advertirlo y de esa manera ha contribuido a olor" o "este poema tiene un lenguaje poético magnífico", o "este es
profundizar mi pensamiento. Toda iniciación de cualquier activi- un cuadro excelente" o "esta pieza musical es sumamente melodiosa''
dad humana que yo veo cerca de mí, toda contemplación de la la pregunta misma por una causa especial tiene verdaderamente
naturaleza en el jardín o desde mis ventanas, suscita en mí ciertos que ser sentida como inepta. A pesar de ello, la pregunta se suscita
pensamientos, pues escucho luego en secuencia temporal un "por- en mí por obra de las Voces, y así se me da un impulso para la
que sólo" o un "por la razón de que" pronunciado dentro de mis actividad de pensar al cual, puesto que pensar continuamente me
nervios, por lo cual me veo obligado, o por lo menos motivado en resulta tan agotador, he aprendido, según se dijo, a sustraerme poco
un grado incomparablemente mayor que otros hombres, a reflexio- a poco, por lo menos parcialmente. Quien crea en una creación
nar sobre la causa o la finalidad de los fenómenos correspondientes.
• El sentido del párrafo es oscuro en el original. Parece existir alguna omisi6n.
• "Continuaci6n del anterior; 'dibujar', según el lenguaje de las almas". (N del T)
238 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 239

divina del universo puede, naturalmente, aducir como causa últi- ple se convierte, bajo la presión de la compulsión a pensar, en pun-
ma de todas las cosas y de todo acontecer la de que "porque Dios ha to de partida para un trabajo intelectual de gran amplitud, que en
creado el mundo". Pero entre este hecho y los procesos de manifes- la mayoría de los casos no resulta enteramente infructuoso.
tación de la vida existe un número interminable de miembros in- Otro interesante fenómeno, relacionado con el trato con los
termedios; tomar conciencia de ellos, por lo menos en parte, presenta Rayos, que es la causa fundamental de la compulsión a pensar, es el
en muchos casos un interés sobresaliente. De manera especial me llamado "dibujar", del cual hice somera mención en el capítulo XI.
he ocupado, movido por la compulsión a pensar, de cuestiones Es probable que ningún otro hombre que no sea yo sepa, y es algo,
etimológicas, que ya antes, en la época en que estaba sano, habían en particular, desconocido para la ciencia, que el hombre lleva con-
atraído mi interés. sigo siempre en la cabeza, por obra de las impresiones de estos que
Al cierre de esta exposición puede venir bien un ejemplo que subsisten en sus nervios, algo así como imdgenes de todos los re-
acaso contribuya a aclarar mejor lo dicho. Elegiré un hecho muy cuerdos que permanecen adheridos a su memoria. En mi caso, dado
simple, que me proporciona un hombre conocido por mí, de ape- que la iluminación del sistema nervioso interior es suministrada
llido Schneider. Si yo veo a dicha persona, involuntariamente sur- por los Rayos, esas imágenes son susceptibles de repetición volun-
ge, como es natural, el pensamiento: "Este hombre se llama taria, y en ella, consiste precisamente, la esencia del "dibujar". O,
Schneider", o "Es el señor Schneider". Después de formular este según expresé este pensamiento en una ocasión anterior (en mi pe-
pensamiento resuena en mis nervios un "Porque sólo" o "Por la queño estudio XLIX, del 29 de octubre de 1898), bajo otra forma:
razón de que". Si tal pregunta, con este contexto, estuviera dirigida "Dibujar (en el sentido del lenguaje de las almas) es el uso cons-
por un hombre a otro, dentro de la relación humana usual, la res- ciente de la fantasía humana con el fin de producir imágenes (y, por
puesta verosímilmente rezaría: "¿Por qué? ¡Qué pregunta tan tonta; cierto, principalmente imágenes de recuerdos) en la cabeza; estas
el hombre sencillamente se llama Schneider!" Pero mis nervios no son luego reconocidas por los Rayos". 98 Yo tengo la posibilidad de
pueden, o por lo menos no podían comportarse habitualmente frente crear imágenes de todos los recuerdos de mi vida, de las personas,
a estas preguntas de esa manera, consistente en el simple rechazar- animales y plantas, de otros objetos naturales y utensilios de cual-
las. Pierden la paz no bien se les plantea la pregunta de por qué el
98 Tal vez interese conocer la continuación del "pequeño estudio" mencionado
hombre es el señor Schneider o se llama señor Schneider. La pre-
supra, que trata del dibujar en sentido humano, por ello lo incluyo a continuación:
gunta por la causa, que en este caso es ciertamente muy extraña, los Dibujar, en sentido humano, es la representación de cualquier objeto sobre
sigue preocupando involuntariamente a partir de ese momento - una superficie (en contraste con la representación corporal, plástica) sin empleo de
en especial por su muy frecuente reiteración-, hasta que algo im- colores (en contraste con la pintura; o también puede decirse que la pintura es un
prime otro rumbo a su pensamiento. Puede suceder entonces que dibujar en colores), y, por cierto, tanto un mero dibujar copiando (dibujar según
la naturaleza), es decir, reproducir objetos que se han visto realmente en el mun-
mis nervios sean llevados inmediatamente a la respuesta: Sí, el hom-
do exterior, y en ese caso queda fuera de juego la fantasía humana, como una
bre se llama Schneider porque también su padre se llamó Schneider. creación de imágenes que aún no existen en el mundo externo, sea para fines
Pero mis nervios no alcanzan verdadero sosiego con esta respuesta exclusivamente artísticos (representación de lo bello, para deleitarse uno mismo y
trivial. Con ella se encadena un nuevo proceso de pensamiento acerca a ocros hombres) o para fines prácticos, es decir, para construir luego realmente
de las razones por las cuales se introdujeron los apelativos entre los objetos correspondientes a esas imágenes (modelos, bocetos de edificios, etcéte-
ra), en este último caso, por lo tanto, se trata de un predominio de la fantasía
hombres; sobre las formas con que aparecieron en distintos pueblos
[Einbildungskraft] (fantasía [Phantasie] procede de qmívoµm), la palabra alema-
y en distintas épocas, y sobre los distintos aspectos (rango, linaje, na permite comprender claramente el concepto de configurar dentro [hineinbilden]
cualidades corporales específicas, etcétera) de donde fueron prefe- de la cabeza o la conciencia humana algo que no existe externamente, por consi-
rentemente tomados. Es así como una percepción sumamente sim- gu iente también, como expresión de una fantasía enfermiza, "figurarse" (simular)
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 241
240 DANIEL PAUL SCHREBER

Cualquier hombre que no haya vivido todo lo que yo tuve que


quier clase, mediante la vívida representación de ellos, con el resul-
soportar difícilmente podrá hacerse una idea de en cuántos aspec-
tado de que se hacen visibles en mi cabeza y también, ' según mi
tos me ha sido provechosa la capacidad de "dibujar". En medio del
punto de vista, fuera de ella, tanto para mis propios nervios como
interminable tedio de mi vida, tan monótona en todo lo demás, en
para los Rayos que están en relación conmigo en el momento en
medio de los tormentos espirituales que me provoca la cháchara
que quiero conocer perceptiblemente las cosas en cuestión. Puedo
idiota de las Voces, esto ha sido un verdadero consuelo y un verda-
hacerlo con los fenómenos meteorológicos y con otros aconteci-
dero alivio. ¡Qué gran alegría me ha proporcionado poder presen-
mientos; puedo, por ejemplo, hacer que relampaguee o que truene
tar de nuevo ante mis ojos espirituales las impresiones de los paisajes
-un dibujo especialmente eficaz, porque todos los fenómenos me-
de todos mis recuerdos de viaje, y muchas veces, por cierto --cuando
teorológicos y en especial el relámpago valen para los Rayos como
la conducta de los Rayos es amistosa- con tan asombroso realismo
exteriorizaciones del poder milagroso de Dios-; puedo hacer, por
y riqueza de colores que yo mismo y también los Rayos tuvimos
ejemplo, que una casa arda delante de mis ventanas, etcétera, etcé-
casi la misma impresión de que los paisajes correspondientes se en-
tera, todo ello, como es natural, sólo en mi imaginación, pero de
contraban realmente allí donde yo quería verlos!
manera tal que los Rayos a mi juicio, tienen una impresión como si
En el momento de escribir estas líneas hago el intento --como
los objetos e impresiones correspondientes existieran. Puedo "di-
una especie de prueba- de hacer que aparezca en el horizonte la
bujarme" a mí mismo en un lugar distinto de aquel en que me
figura del Matterhorn [Monte Cervino] -donde en la naturaleza
encuentro realmente; por ejemplo, mientras estoy sentado en el
existe posiblemente la cumbre más hermosa, en Dittersbach- me
piano me dibujo parado al mismo tiempo frente al espejo con ador-
cercioro de que esto tiene lugar tanto con los ojos abiertos como
nos femeninos en el cuarto adyacente; puedo, cosa que para mí,
con los ojos cerrados. De manera semejante he "dibujado" 99 en el
por las razones dadas en el capítulo XIII, es de gran importancia,
transcurso de los años innumerables veces las figuras de personas
mientras estoy de noche acostado en cama, crearme a mí mismo y a
conocidas mías, entrando en mi cuarto, paseando por el jardín o
los Rayos la impresión de que mi cuerpo está dotado de senos y
donde yo quería verlas, o he corporizado a mi alrededor figuras que
órganos sexuales femeninos. Dibujarme un trasero femenino en mi
había visto en alguna parte, en especial figuras humorísticas de ho-
cuerpo -honny soit qui mal y pense-· se me ha vuelto hasta tal
jas volantes, etcétera. En las noches insomnes me tomé muchas
punto una costumbre que al agacharme lo hago siempre casi invo-
veces la revancha del trasgueo con milagros llevado a cabo por los
luntariamente. Por esta razón, pienso que puedo calificar con dere-
Rayos, haciendo por mi parte desfilar en mi cuarto o en la celda
cho el "dibujar" en cierto sentido un milagro invertido. De la misma
todas las figuras posibles, serias y alegres, excitantes para los senti-
manera como por obra de los Rayos se colocan en mi sistema ner-
dos o aterradoras; el entretenimiento que así me procuraba era para
vioso, especialmente en sueños, ciertas imágenes que se desea ver,
mí un recurso muy esencial para superar el aburrimiento que, de lo
yo, inversamente, estoy en condiciones de poner a mi vez delante
contrario, muchas veces me resultaba casi intolerable. Con mucha
de los Rayos aquellas imágenes cuya impresión quiero crear en ellos.
frecuencia suelo, al tocar el piano, acompañarlo con dibujos perti-
nentes, y especialmente al tocar piezas de piano organizo, por de-
cosas (esperanzas, etcétera) imposibles de realizar, como motivos de una conduc-
ta improcedente, errónea. La estilística de este pequeño estudio deja, por supues- irlo así, toda una puesta en escena de la ópera correspondiente o
to, algo que desear, porque cuando lo redacté no pensé ni de lejos que podría yo de partes de ella por separado, representando ante mis ojos interio-
abrigar alguna vez el deseo de poner su contenido también en conocimiento de
99 Por ejemplo, hago -tanto de día como de noche- que Napoleón o Federico
otros hombres.
d Grande atraviesen mi cuarto, que el kaiser Guillermo 1 salga de mi ropero con
• Lema de la orden inglesa de la Jarretera, en francés antiguo, "¡Vergüenza, des-
lc•s ropajes de la coronación, etcétera, etcétera.
honra, para quien piense mal de esto!" (N del T)
242 DANIEL PAUL SCHREBER M EMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 243

res -a veces con sorprendente claridad- el transcurso de la ac- Aquí se trata, por supuesto, contrariamente al lenguaje del Sol y
ción, los personajes que entran en escena, la escenografía, etcétera. de los pájaros formados milagrosamente, sólo de un sentimiento
Como tengo que tratar preferentemente con pájaros formados mi- subjetivo; el sonido de las palabras habladas o formadas por mí se
lagrosamente, no pocas veces me doy el gusto de dibujarles un poco comunica por sí mismo a las impresiones auditivas de los ferroca-
en broma en mi cabeza la imagen de su propia apariencia, como si rriles, vapores remolcados a cadena, botas que crujen, etcétera; no
un gato los estuviera devorando, etcétera, etcétera. Naturalmente, se me ocurre afirmar que los ferrocarriles, vapores remolcados a
"dibujar", en el sentido expuesto, va unido con un grado relativa- cadena, etcétera, hablan realmente, como sí es el caso tratándose
mente alto de esfuerzo espiritual; supone, pues, una disposición del Sol y de los pájaros. Pero este fenómeno les resulta especialmen-
por lo menos pasable de la cabeza y un correspondiente buen hu- te molesto a los Rayos, porque ellos estaban acostumbrados a la paz
mor; si estas condiciones previas existen la alegría que provoca, es- más sacrosanta en las regiones alejadas del mundo que anterior-
pecialmente cuando se logra la ejecución muy fiel de las imágenes mente constituían su morada, como ya antes (capítulo VII, pp. 117-
buscadas, es a veces muy grande. Pero además de los fines de puro 118) se mencionó, y son afectados de una manera terrible por todos
entretenimiento, "dibujar" tiene para mí otro significado, apenas los ruidos. Las frases: "¡Ojalá los malditos ferrocarriles dejen de ha-
menos fundamental. Ver imágenes, como ya se señaló en el capítu- blar!" u "¡Ojalá los malditos vapores remolcados a cadena dejen de
lo XI, tiene un efecto purificador sobre los Rayos: penetran luego en hablar!" forman parte hace mucho tiempo de los giros permanen-
mí sin la intensidad destructiva que otras veces suelen tener adheri- tes. Naturalmente, el empleo de estos giros no tiene el menor re-
da a ellos. Precisamente por ello se intenta de ordinario borrar me- sultado práctico. Pero la idea de que uno, para evitar cualquier
diante contramilagros las imágenes que surgen de mis dibujos; sin inconveniente, sólo necesita expresar en palabras el deseo de evitar-
embargo, la mayor parce de las veces alcanzo también aquí la victo- lo parece estar fundada por entero en el carácter de las almas. Por
ria, es decir, las imágenes que me propongo suscitar siguen siendo ello, cuando se me provoca por milagro el calor en la cara o el frío
visibles para mí y para los Rayos cuando pongo en juego mi decidi- en los pies se me exhorta continuamente a que diga en voz alta:
da voluntad, aunque con frecuencia se vuelven menos claras o apa- "¡Ojalá cesara el maldito calor!" u "¡Ojalá que no tuviera fríos los
recen sólo en forma desvaída. Cuando toco el piano, no pocas veces pies!", pese a que yo, como hombre práctico, prefiero en vez de eso,
me veo obligado a dibujar simultáneamente, y la razón es que sólo como cosa obvia, lavarme con agua caliente el rostro o calentarme
de esta manera puedo posibilitar una ejecución por lo menos aproxi- los pies frotándomelos. La pregunta de si cada peculiaridad del ca-
madamente correcta, pues gracias a la benevolencia de los Rayos rácter de las almas tiene que ser calificada de debilidad de éste, re-
que con ello me concilio, los milagros perturbadores que, de no ser quiere ser contestada con gran precaución: las almas, otrora, estaban
así sobrevendrían, experimentan cierta limitación. llamadas, según las condiciones de su existencia conformes con el
Como un fenómeno concomitante, no sin importancia, de la orden cósmico, sólo para gozar, no, como los hombres u otras cria-
compulsión a pensar tengo finalmente que mencionar la circuns- turas de la Tierra, para actuar en la vida práctica. Para mí, que los
tancia de que todos los ruidos que percibo, especialmente los que ferrocarriles hablen y el escuchar otros ruidos parecidos sería un
tienen alguna duración más prolongada, como el rechinar de los fenómeno en sí y por sí relativamente indiferente; se me volvió im-
trenes, el zumbido de los vapores remolcados a cadena, la música portante sólo en la medida en que en mis manos se convirtió en un
de algún concierto, etcétera, parecen pronunciar las palabras que las recurso nada desdeñable contra las falsificaciones del pensamiento
Voces articulan dentro de mi cabeza, como también aquellas pala- por los Rayos. En la medida en que yo, por lo menos durante un
bras con las cuales yo pronuncio independientemente mis pensa- breve tiempo, puedo dirigir, a mi gusto, poniendo en tensión la
mientos con la correspondiente vibración nerviosa. energía de mi voluntad, las oscilaciones de mis nervios y mantener
244 DANIEL PAUL SCHREBER

alejadas todas las oscilaciones provocadas desde afuera, entonces


"domino todos los ruidos", según reza la expresión, dur~nte deter-
minado tiempo, y por consiguiente estoy en condición de imponer
a los Rayos, mientras los trenes, vapores remolcados a cadena, etcé-
tera, pasan por delante, ciertas formas del pensar sin pensamiento
de nada, y con ello brindar a mis nervios un reposo pasajero. CAPÍTULO XVIII*

Por más que en los capítulos anteriores tuve que dar cuenta de
muchos milagros divinos, ha sido, sin embargo, hasta aquí predo-
minantemente sólo en una dirección particular, pues he tenido que
hablar de sus efectos nocivos sobre mi cuerpo y de las dificultades
creadas por ellos en cada caso a las actividades elegidas por mí. Es
evidente que se trata aquí de una relación enteramente anormal,
que surgió sólo porque el orden cósmico mismo se había dislocado
en aspectos básicos. En sí y de por sí no es intrínseco a la finalidad
asignada a los Rayos combatir a un hombre en particular y trabajar
de alguna manera para destruir su cuerpo, sino crear. Esta auténtica
función de los Rayos, el poder creador milagroso de Dios, se mani-
fiesta aún hoy para mí de una manera perceptible en muchos aspec-
tos, y por ello no quiero dejar de exponer las ideas que me he formado
sobre ello a partir de las comprobaciones que he hecho al respecto.
Por otra parte, al hacerlo, me aventuraré en la materia más difícil
que jamás ocupó al espíritu humano, y tengo desde el comienzo
que recalcar que sólo me considero capacitado para hacer algunas
pocas observaciones incompletas de carácter aforístico. El auténti-
co secreto de la creación sigue siendo para mí en lo esencial sólo un
libro con los sellos cerrados; en lo que sigue sólo podré exponer
algunas conjeturas que he logrado formarme al respecto.
Como ya se hizo notar antes (capítulo I, nota 2), creo que puedo
definir la esencia de la creación .divina diciendo que en parte es una
:iutoenajenación de los Rayos, que son emitidos con la voluntad
consciente de producir algunas cosas del mundo exterior. Dios quiere
que algo se produzca, y en la medida en que emite los Rayos con

' "Dios y los procesos de la creación; procreación originaria; insectos formados


111ilagrosamente. 'Orientación de la mirada'. Sistema de examen".
246 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 247

esta voluntad, lo querido existe sin más. Es el proceder que la Biblia Dios y que después de la muerte se convertiría otra vez en Dios (véase
de una manera tan significativa expresa con las palabras: "Dios ha- capítulo r, nota 2) estuvo desde el inicio trazado el plan creador.
bló: hágase la luz, y la luz se hizo", pero los detalles del proceso Carezco casi de todos y cada uno de los requisitos para elaborar
escapan al intelecto humano. Pero el poder creador de Dios no pa- científicamente la concepción cosmogónica que en las líneas prece-
rece carecer de ciertos límites, no estar exento de la sujeción a cier- dentes he esbozado tan sólo a grandes rasgos. Carezco casi por com-
tas condiciones, que estarían fundadas en las relaciones espaciales pleto de recursos científicos; durante la mayor parte del tiempo
con aquellos astros sobre los cuales debe desplegarse el poder crea- para mí disponible carezco de un estado de salud adecuado, porque
dor, y en especial en el grado del acercamiento. mientras trabajo estoy expuesto permanentemente a milagros que
Para producir un hombre cabal -acto creador, que me creo perturban mi pensamiento o que dañan de alguna otra manera mi
autorizado para suponer que tuvo efectivamente lugar hace un tiem- cabeza, y que frecuentemente imposibilitan un trabajo intelectual
po inimaginable- fue necesario, si así puedo decirlo, un extraordi- continuado en un campo tan difícil; por último, tal vez sería nece-
nario despliegue de fuerza, una aproximación totalmente excepcional sario también un intelecto más perspicaz que el mío para hacerse
a los astros pertinentes que, concebida como estado permanente, cargo de la tarea gigantesca que supondría una fundamentación
hubiera sido inconciliable con las condiciones propias de la exis- científica completa de esta concepción.
tencia de Dios o con la atención del resto del universo. Por lo tanto, en lo que sigue habré de conformarme sustancial-
Lo mismo que se ha dicho de los hombres vale, naturalmente, mente con dar a conocer las comprobaciones que me condujeron a la
también para aquellas formas superiores de la vida animal que ha- concepción que me he formado. El objetivo de mi esfuerzo sólo
bía que crear en comparación con las formas inferiores de ésta ya puede estar encaminado a brindar al lector la impresión de que no
existentes. Se podría, pues, suponer que la totalidad de la creación se halla frente a meras fantasmagorías de un pobre enfermo mental
en algún cuerpo celeste no fue, como quiere la teoría darwinista, -así me ven actualmente los hombres- sino frente a conclusio-
una aparición de nuevas especies mediante la transformación gra- nes basadas sobre experiencias que, por su carácter absolutamente
dual de éstas, sino la sucesión de actos separados de creación, me- peculiar, no son accesibles a otros hombres, mediante una reflexión
diante los cuales en cada caso se creó una nueva especie, aunque no madura y de muchos años, y que si bien no contendrán tal vez en
sin el recuerdo de las especies preexistentes, que, por así decirlo, todas sus partes la verdad completa aun así se acercan a la verdad
sirvieron de modelo. Cada especie podría haber sido creada sólo incomparablemente inás que todo lo que otros hombres han pen-
en uno o en algunos pocos individuos, a los cuales se les otorgó en sado y escrito sobre estos temas en el transcurso de milenios.
cierta medida desde el comienzo el don de la aptitud de procrearse, Lo más importante de las mencionadas comprobaciones consis-
y por ello se pudieron multiplicar, en condiciones favorables, hasta te en que durante años he vivido la aparición directa (creación)
alcanzar un cierto número. Es obvio que al producirse la creación mediante milagros divinos, por lo menos en los animales inferiores,
de una nueva especie tenían que estar dadas las condiciones en las y aun ahora la vivo cada día y cada hora a mí alrededor. Por ello he
cuales podía consolidarse a la larga; las condiciones físicas de los llegado a la convicción cierta de que existe efectivamente una gene-
respectivos cuerpos celestes (temperatura, distribución del aire y ración espontánea (generación sin progenitores, generatio aequivoca),
agua, etcétera) tenían que haberse desarrollado hasta un grado co- pero no en el sentido que la tendencia materialista de las ciencias
rrespondiente, y tenía que existir una población suficiente de vege- naturales suele asociar con estas expresiones, a saber, que sustancias
tales y formas animales inferiores que pudieran servir de alimento a inorgánicas, por obra de alguna casualidad, entran en relación recí-
las formas superiores. Pero el coronamiento de toda la creación lo proca, de tal suerte que de la relación surge algún ser organizado
constituyó el hombre, para cuya formación como ser semejante a (animado), sino en el sentido, enteramente distinto, de' que en la
248 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 249

aparición de dichos seres entran en juego manifestaciones delibera- en el foturo con mayor claridad cada vez -aun cuando para ello
das de la voluntad o fuerza creadora divina. Los animales así crea- hayan de pasar años- abrirá por sí misma el camino para la verdad
dos pertenecen a distintos géneros según las distintas partes del día también en otros hombres. Pero como tal vez esté expuesto a la
o estaciones del año; lo que con mayor frecuencia está en cuestión, objeción de que no es nada desusado que en ciertos momentos re-
además de las arañas, son insectos de todas clases, en especial, mos- voloteen moscas en el cuarto, abejas al aire libre, etcétera, y que por
cas, mosquitos, avispas, abejas, abejorros, cortapicos, mariposas, aves lo tanto es una mera fantasía morbosa de mi parte suponer en to-
nocturnas, polillas, etcétera, etcétera. Estos animales aparecen con- dos estos fenómenos milagros divinos que tienen alguna relación
tinuamente en circunstancias bien determinadas y en una alternación con mi persona, quiero presentar por lo menos algunos de los pun-
bien determinada cerca de mí, y lo hacen, por cierto (cosa que por tos de apoyo más importantes que hacen que la convicción contra-
la frecuencia de dichos fenómenos no puedo ya dudar en lo más ria, de resultas de la repetición durante años de los fenómenos en
mínimo), no como si existieran desde antes y sólo por casualidad cuestión, sea para mí de una certidumbre inconmovible. Es decir,
hubieran sido llevados cerca de mí, sino como seres creados de pro- cada vez que aparece un insecto de los géneros mencionados se rea-
pósito cada vez. Yo puedo, por ejemplo, descontar con plena segu- liza en mis ojos al mismo tiempo el milagro de la orientación de la
ridad, y por ende predecir, que si me siento en un banco del jardín mirada; es este un milagro que hasta aquí no he mencionado, pero
como se me cierran los ojos mediante un milagro y llego a conciliar que desde hace años se pone en escena con toda regularidad en las
el sueño de resultas de la eventual reunión de todos los Rayos en más distintas ocasiones. Los Rayos quieren siempre ver constante-
breve tiempo, inmediatamente aparecerá una mosca, una avispa y mente aquello que les agrada, y esto son preferentemente o seres
hasta una nube de mosquitos para impedirme el sueño. Los milagros femeninos por los cuales es excitado su sentimiento de voluptuo-
en cuestión proceden actualmente del Dios inferior (Arimán); sin sidad, o los propios milagros, cuya contemplación, según se señaló
embargo, me inclino a pensar que en los últimos tiempos milagros ya en el capítulo I al respecto, les proporciona el goce en las cosas
como éstos, relativamente inocuos, serían practicados también por por ellos creadas. Por consiguiente, se da a mis ojos, mediante la
el Dios superior (Ormuz), pues según se mencionó ya, la disposi- influencia pertinente, la orientación según la cual mi vista tiene que
ción hostil de éste ha comenzado también a disminuir marcadamente caer sobre las cosas creadas en ese momento (en otros casos, sobre
como consecuencia de la continua intensificación de la voluptuo- un ser femenino).
sidad del alma. Acerca de la objetividad de este proceso no tengo, después de su
De que no se trata de seres que vienen volando por casualidad repetición por millares de veces, la más mínima duda, puesto que
hacia mí, sino que son creados cada vez teniéndome en cuenta, yo, por propio impulso, seguramente no consideraría merecedoras
poseo una abrumadora cantidad de pruebas muy contundentes y de una atención especial a cualquier mosca, cualquier avispa y cual-
convincentes para mí. Si puedo o no infundir igual convicción tam- quier mariposa, etcétera, que apareciese cerca de mí. Se me creerá si
bién a otras personas es algo que por el momento sigue siendo, digo que yo tengo conciencia de si mis ojos son, por así decirlo,
como es natural, cuestionable; entretanto, no asigno a esto una gi.rados de dicha manera hacia cualesquiera objetos .para mí y en sí
importancia fundamental. En el ínterin, de ninguna manera es mi indiferentes, o si yo los dirijo libremente hacia algún punto de mi
intención hacer propaganda en favor de mi creencia en los milagros ambiente. 100 Pero a esto se agrega además que también las Voces
y en favor de mis ideas sobre las cosas divinas; más bien me limito a
exponer lo vivido y experimentado por mí, con la expectativa cierta 100
Tales fenómenos de orientación de la mirada se efectúan también, como se ha
de que la imagen de conjunto de los fenómenos maravillosos que destacado en el texto, en otras ocasiones. En esta última época, cuando la dispo-
pueden observarse en mi persona y que probablemente aparecerdn sición de los Rayos para conmigo se ha vuelto en general más amistosa, muchas
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 251
250

que hablan conmigo toman como tema de una conversación pro- de los conocimientos anteriormente adquiridos, y entonces, por así
pia los fenómenos pertinentes. Esto sucede de distintas maneras: o decirlo, se me introduce por el oído, pues se pronuncian las pala-
se me infunden mediante la falsificación ciertos pensamientos de bras dentro de mis nervios: "Ha sido aceptado" (es decir, en la con-
deseo o de temor, por ejemplo: "¡Ojalá las malditas moscas termi- ciencia o en el entendimiento); así, para valerme de un ejemplo, las
nen!, ¡Ojalá las malditas avispas terminen!", etcétera; o se lleva a palabras "racionalismo" o "socialdemocracia'' son pronunciadas por
cabo un intento de examen, cosa que sucede también en cualquier un loco cualquiera sin ningún contexto y al mismo tiempo se son-
oportunidad. Dios no puede nunca, según lo señalado ya en el ca- dea, mediante las palabras "Ha sido aceptado", pronunciadas por
pítulo XIII, liberarse de la idea de que en cada momento dado, no las Voces, si existe todavía en mí una comprensión de los conceptos
bien se produce en mí el no pensar, es decir, cuando no resuenan en "racionalismo" y "socialdemocracia'', es decir, si todavía sé cuál es el
mis nervios pensamientos formulados con palabras, es porque se significado que tienen estas palabras.
produce en mí el estado de total embrutecimiento (la idiotez); pero Es tan pertinaz la creencia de que el embrutecimiento se apode-
al mismo tiempo tiene siempre el deseo de cerciorarse de si esta ra de mí progresivamente, y el grado de idiotez que se supone en mí
suposición es verdaderamente acertada, y por ende ha llegado el es tan grande, que día a día se pone en duda nuevamente si reco-
esperado momento en que sería posible un retiro definitivo de los nozco o no a las personas de mi ambiente, si tengo todavía alguna
Rayos. La forma de examinar es sumamente peculiar y apenas com- idea de los más cotidianos fenómenos naturales, objetos artísticos y
prensible para quien esté familiarizado con la naturaleza humana. de uso, de otros hechos, y aun si siquiera sé quién soy yo o quien he
Se hace que las personas de mi ambiente, cuyos nervios son excita- sido. Debido a ello las palabras "Ha sido aceptado", que sirven para
dos a ese efecto, pronuncien ciertas palabras que, por cierto, en el los fines del examen, resuenan después de señalarme los fenómenos
caso de los locos son preferentemente algunos fragmentos eruditos u objetos correspondientes -lo que se efectúa mediante la orienta-
(si es posible, pertenecientes a idiomas extranjeros) que les quedan ción de la mirada- en mis nervios, para dar algunos ejemplos más,
de manera tal que yo tengo que escuchar al mismo tiempo: "El
veces ha¡ta tienen lugar con un sentido favorable para mí. Hago, por ejemplo, consejero privado-ha sido aceptado", "El superior (enfermero jefe)
cada día la comprobación de que cuando busco entre mis libros algún libro en -ha sido aceptado", "Puerco asado -ha sido aceptado", "Ferro-
particular o entre mis notas una libreta en particular o si no cualquier objeto carril -ha sido aceptado", y ante todo "Habrá sido un presidente
pequeño (una aguja, el cortador de cigarros o algo semejante), que por su peque- de Sala -ha sido aceptado", etcétera, etcétera. Todo esto sucede
ñez el hombre no habría advertido en ese momento, mi mirada es dirigida me-
diante un milagro (girar los ojos) hacia el objeto buscado. Este fenómeno, de
desde hace años día tras día y hora tras hora, repetido millares de
cuya objetividad me es imposible dudar, es a mi entender de la mds alta importan- veces. lncredibile scriptu *, podría agregar yo, y sin embargo todo es
cia fundamental para el conocimiento de las cualidades y fuerzas divinas. Surge de efectivamente cierto, por más que otros hombres no puedan conce-
aquí, primero, que los Rayos (cosa que también, por lo demás, es para mí induda- bir una incapacidad tan total por parte de Dios para juzgar
ble por miles de razones) pueden leer mis pensamientos (puesto que de otra manera
acertadamente a los hombres vivientes, y por más que haya sido tan
no podrían saber qué es lo que en ese momento estoy buscando) y, segundo, que
en cada oportunidad saben dónde se encuentra el objeto buscado; dicho con largo el tiempo que yo mismo necesité para acostumbrarme a este
otras palabras: el lugar donde se encuentra cualquier objeto puede ser percibido pensamiento, tras innumerables observaciones hechas al respecto.
por Dios mediante la luz solar de una manera incomparablemente más perfecta y El mismo proceso de examen se emplea también al aparecer los
segura que por el hombre mediante la facultad de la vista. Por lo demás, él no insectos formados por un milagro. En la actual estación (comien-
necesita de ninguna manera la plena iluminación diurna; basta la débil irradiación
zos de septiembre) son, por ejemplo, especialmente abundantes las
lumínica que se produce aun durante la noche; precisamente en la semioscuridad
o en la oscuridad completa durante la noche se me facilita de esta manera me-
diante la orientación de la mirada encontrar los objetos que busco. ' "Increíble para escribirlo", en latín en el original. (N del T)
252 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 253

mariposas cuando paseo por el jardín. Casi sin excepción, al apare- de luz y calor determinada por ello. Así, las mariposas aparecen
cer una mariposa se produce, primero, la orientación de la mirada sólo de noche; las avispas, abejas y abejorros sobre todo en los días
hacia el ser correspondiente, que evidentemente acaba de ser crea- especialmente cálidos; en cambio, las aves nocturnas, mosquitos y
do y, segundo, resuenan en mis nervios las palabras que las Voces polillas lo hacen por la noche, durante la cual, además, son atraídos
pronuncian dentro de ellos: "Mariposa -ha sido aceptado", es de- por la luz de la lámpara.
cir, se había considerado posible que yo no supiera ya qué es una Si esto tiene, y en qué medida, una análoga aplicación a los
mariposa y por ello se pregunta en cierto modo en mí si el concepto pájaros formados milagrosamente (parlantes), de los que hablé en
"mariposa" encuentra aún acceso a mi conciencia. el capítulo XV, es una pregunta difícil de responder. 100 bis Ya en el
Quiero creer que las observaciones precedentes suscitarán aun capítulo mencionado señalé que los pájaros parlantes pertenecen
al lector más desapasionado la impresión de que me suceden cosas también en cada caso a las especies de pájaros que suelen aparecen
maravillosas. Podría tal vez dudarse sólo de que yo pueda y quiera entre nosotros según las distintas estaciones del año. Pero una dife-
decir la verdad, es decir, si soy propenso a las exageraciones o soy rencia esencial consiste en que en los pájaros parlantes, según tengo
víctima de algún autoengaño. Al respecto puedo afirmar de mf mis- motivos para inferir de las razones expuestas anteriormente, subsis-
mo -del resto de mis capacidades cada cual pensará lo que quie- ten restos de lo que fueron almas humanas, lo que no es el caso
ra- que me atribuyo categóricamente dos cualidades, a saber, por tratándose de los insectos formados milagrosamente. Cuando una
una parte, un amor inquebrantable a la verdad y, por la otra, una avispa o mosca zumba mucho tiempo cerca de mí el sonido de las
agudeza foera de lo común de la capacidad de observación; y nadie Voces que hablan dentro de mi cabeza se agrega a la suma de los
que me haya conocido en mi época de salud o que ahora pueda ser animales nombrados, de manera que éstos también parecen hablar.
testigo de todas mis acciones y omisiones tendrá dudas de la exis- Pero este es, indudablemente, como los ruidos mencionados al fin
tencia de estas dos cualidades. del capítulo XVII (ferrocarriles, vapores remolcados a cadena, etcéte-
En lo referente a los animales inferiores formados milagrosa- ra), tan sólo un sentimiento subjetivo. En cambio, en los insectos
mente (insectos, etcétera) ya subrayé anteriormente que pueden formados milagrosamente se pone de manifiesto otro momento in-
observarse ciertas diferencias de acuerdo con la diversidad de las teresante, que contiene una confirmación más de mi hipótesis, en
estaciones del año y las partes del día. el sentido de que se trata de seres recién creados. Me refiero a que,
Ni siquiera Dios puede crear todo lo posible en cualquier mo- según sean los sentimientos para conmigo de los que en ese mo-
mento. La amplitud de su poder creador depende de las relaciones mento se encuentre henchido Dios, aparecen alternados de manera
-decisivas para la sucesión de las partes del año y del día- entre absolutamente regular seres más duraderos o seres menos duraderos.
el Sol y la Tierra, y según me parece, también del estado del tiempo Pero los sentimientos, como ya se expuso anteriormente, están de-

en cada momento. Al respecto debe recordarse que, de acuerdo con terminados por el grado de voluptuosidad del alma que existe en
mis ideas ya expuestas anteriormente (capítulo I y capítulo VII, nota ese momento y por la medida de la distancia a la que Dios se ha
44), el Sol no debe ser considerado en realidad como un factor de retirado; cuanto más se ha alejado, y cuanto menor es la voluptuo-
poder extraño a Dios, sino, en cierto sentido, ha de ser identificado sidad del alma tanto menos benévolo se muestra conmigo. Los pe-
con él, es decir, se presenta como el instrumento de su poder mila- ríodos de sentimientos más amistosos y menos amistosos alternan
groso situado más cerca de la Tierra. Con otras palabras: en cada ·n rápida sucesión muchas veces cada día. En los períodos mencio-
caso Dios sólo puede crear aquello para lo cual se ha colocado en nados en último término aparecen, por ejemplo, de noche, corta-
posición de acuerdo con las relaciones espaciales establecidas en-
tonces entre él mismo y los astros correspondientes y la irradiación IOO bis Véase al respecto la nota 93, p. 224.
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 255
254

picos, arañas y otros semejantes; de día, avispas, mosquitos, etcéte- atención es dirigida especialmente hacia allí mediante la orienta-
ra, en otras palabras, animales cuya proximidad tiene sobre el hom- ción de la mirada (giro de los ojos). Esto sucede también de manera
bre un efecto molesto, asquean te y hasta -debido a las picaduras- particular mientras toco el piano, cuando, con seguridad, mis pen-
doloroso en los primeros; en cambio las moscas, polillas, maripo- samientos, si dependiera de mi libre voluntad, estarían fijos más
sas, etcétera, que yo casi no siento como una incomodidad digna bien en la impresión visual de las notas o en el sentimiento genera-
de mención. do por la belleza de la música, pero mis ojos son luego girados de
En relación con lo anteriormente referido tengo que mencionar suerte que mi mirada tiene que recaer sobre una imagen de som-
finalmente los así llamados milagros aterrorizadores, en cuanto son bras generada en la puerta o en algún otro lugar cercano. Tengo la
probablemente un fenómeno relacionado con el poder milagroso sospecha -sólo de tal, naturalmente, puede hablarse aquí- de
de Dios. Los milagros aterrorizadores -la expresión, que no pro- que quizá los milagros aterrorizadores tengan que ser considerados
cede de mí sino de las Voces, ha sido tomada del efecto que, por lo como los primeros rudimentos de la creación divina, que luego, en
menos originariamente, se buscaba con ellos- se practican desde ciertas condiciones, habrían podido condensarse como "hombres
hace años en mi cercanía bajo las formas más diversas. hechos a la ligera" y, en grados superiores de la escala, como hom-
Durante los primeros años aparecían ocasionalmente, mientras bres reales u otras criaturas duraderas. Naturalmente, hace mucho
yo estaba acostado en la cama -no dormido, sino en estado de que el efecto aterrorizador cesó en mí por obra de un acostum-
vigilia- toda clase de figuras extravagantes, y podría decir seme- bramiento de años; ahora lo siento a lo sumo como una molestia
jantes a dragones, muy cerca de mi cama; eran de respetable tama- cuando mi atención es dirigida de la manera señalada en cualquier
ño, casi igual al de mi cama, y tan cercanas que casi las habría podido otra dirección que no sea la contemplación de aquellos objetos que
asir con la mano. A la categoría de los "milagros aterrorizadores" en cada caso me interesan realmente.
pertenecían verosímilmente también los "osos negros" y sin lugar a En el capítulo siguiente se tratarán otros puntos concernientes a
dudas los "osos blancos" que, según lo observado en el capítulo VI, la naturaleza de Dios y a la naturaleza de la acción creadora divina.
vi con frecuencia en la época de mi permanencia en el hospital de
Flechsig. Milagros aterrorizadores bajo la forma de sombras negras
que surgen de repente aparecían hace años y siguen apareciendo
aún ahora muy cerca de mí diariamente, de día y de noche, mien-
tras ambulo por el corredor o toco el piano, etcétera, revistiendo a
veces una forma semejante a la figura humana. Yo también puedo •
provocar voluntariamente los milagros aterro rizadores o algo seme-
jante si pongo mi mano cerca de una superficie blanca, por ejem-
plo, la puerta del dormitorio o la estufa esmaltada de blanco, pues
entonces se hacen visibles deformaciones muy peculiares de las som-
bras, manifiestamente por medio de una modificación sumamente
peculiar de la irradiación lumínica procedente del Sol. Que en to-
dos estos fenómenos no están en juego sensaciones puramente sub-
jetivas ("ilusiones visuales", en el sentido de la psiquiatría de
Krapelin, p. 146), es algo que me resulta totalmente indudable por
el hecho de que cada vez que aparece un milagro aterrorizador mi
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 257

almas de los hombres a la bienaventuranza; por su parte, se retiró a


una distancia enorme. 1 1 º
No puede entrar en mis propósitos el dar una fundamentación
auténticamente científica de esta concepción básica; no me pro-
pongo escribir una obra científica sobre la historia evolutiva del
CAPÍTULO XIX* universo, sino que refiero solamente lo que he vivido y experimen-
tado, señalando al mismo tiempo las conclusiones que tal vez sería
lícito extraer de ahí, dada la magnitud del conocimiento por mí
Si bien es cierto que en el capítulo anterior expresé mi convenci- logrado. La confirmación de mi concepción fundamental la espero
miento de que existe efectivamente una generación espontdnea (pro- esencialmente de la forma que haya de recibir mi destino personal,
creación sin progenitores) y para fundamentar ese convencimiento en la medida en que llegará un momento en que también otros
al que he llegado comuniqué mis comprobaciones respecto de los hombres no podrán sustraerse más al reconocimiento del hl:cho de
insectos formados milagrosamente, empero dicha afirmación re- que mi persona se ha convertido en el punto central de milagros
quiere ser restringida en cierto modo para evitar que sea objeto de divinos. Por esta razón tengo que dejar a otras personas la formula-
una interpretación errada. Quizá la mejor manera como puedo ex- ción científica de las conclusiones sólo esbozadas por mí y su justi-
presar esta restricción es con la aserción de que existe nuevamente ficación, que quizá sea necesaria en muchos detalles. Así, me dedicaré
en nuestra Tierra una generación espontánea desde que se presen- a avanzar en el tema comenzado.
taron estados contrarios al orden cósmico, en tanto que antes, pro- Partiré de la suposición de que la totalidad de la obra de la crea-
bablemente durante muchos milenios, no pudo hablarse en nuestro ción en algún astro consistió en la sucesión de actos creadores sepa-
astro de una generación espontánea. "Generación espontánea'' no rados, en los cuales por lo general puede observarse un progreso
es fundamentalmente sino otra designación verbal de lo que yo - desde las formas inferiores de vida orgánica a formas superiores.
coincidiendo con el lenguaje de la Biblia y de otras fuentes de la Este último pensamiento no es, como es sabido, nada nuevo sino,
tradición religiosa- he denominado una creación mediante mila- en mayor o menor medida, patrimonio común de todos aquellos
gros divinos. que en los últimos tiempos se han ocupado de los procesos históri-
La concepción fundamental a la que he llegado en cuanto a la co-evolutivos. La cuestión en litigio es si en este progreso debe
relación de Dios con la obra de la creación parte, pues, de que Dios suponerse el imperio de un ciego azar, el cual de manera coinciden-
hizo efectivo el ejercicio de su poder milagroso en nuestra Tierra -
101
como, presumiblemente, en otros astros que habían llegado a un Creo recordar que en algún pasaje de una de las fuentes de nuestra religión leí
grado igualmente elevado de evolución- solo hasta que se logró el hace tiempo la frase: "El señor se fue --es decir, después de terminar la obra de la
creación- de viaje", frase en la que estaría contenida una expresión figurada de
fin de la obra creadora mediante la formación del hombre. A partir
la relación indicada por mí. Durante mucho tiempo supuse que la frase se encon-
de ese momento abandonó en cierta medida a sí mismo el mundo traba en algún pasaje de la Biblia, pero he tenido que convencerme, después que
orgánico formado, interviniendo a lo sumo de vez en cuando en los se me proporcionó un ejemplar de ella, que no aparece allí, por lo menos donde
casos excepcionales mediante un milagro (véase capítulo r). Fuera la busqué, en el Génesis. Si es que acaso se encuentra en alguna otra parte podrán
de ello, aplicaba su actividad sólo a otros astros y para elevar las contestarlo los teólogos. Yo mismo tengo la sensación de que de ninguna manera
se trata de una formulación, surgida en mi cabeza, del pensamiento correspon-
diente. Por consiguiente, si no se encuentra en nuestras fuentes religiosas tengo
que suponer que la he recibido de las Voces, en alguna ocasión que no recuerdo:
• "Continuación del anterior. Omnipotencia de Dios y libre arbitrio del hombre". • Falta la nota 102. (N del E)
258 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 259

te lleva a que surjan siempre cosas más perfectas, o si hay que reco- piraciones divinas para hacer consideraciones como las preceden-
nocer una "causa inteligente", Dios, que opera con voluntad cons- tes; por ello tal vez me perdería en especulaciones infructuosas, en
ciente para que surjan formas superiores. La existencia de alguna las que cualquier investigador formado en las ciem:ias naturales
"aspiración al fin" (Du Prel) tienen que aceptarla hasta los mismos podría encontrarme incurso en palpables errores si yo pretendiera
investigadores que en lo demás propenden a explicar la "tenacidad seguir el hilo de estas consideraciones. Un apoyo mucho más firme
de las concepciones deísticas" sólo por una debilidad de pensamiento tengo para suponer que el poder para metamorfosearse en animales
que existe en la mayoría de los hombres. Para mí, en razón del de cualquier clase, y finalmente en hombres, para generar de sí mis-
contenido total del presente trabajo, la existencia de Dios, se ha mos estas criaturas, está contenido germinalmente en cierta medi-
convertido en una certeza inmediata. Puedo, por ello, hacer el in- da en los Rayos como una capacidad latente.
tento de aplicar un modo de tratamiento enteramente nuevo a la A este respecto dispongo de algunas experiencias y percepciones
relación entre Dios y el mundo creado a la luz de las impresiones absolutamente maravillosas. Ante todo debe mencionarse que los
sobrenaturales que se me han impartido. Rayos (nervios) del Dios superior cuando, por efecto de la fuerza
Como se mencionó ya en el capítulo I, frente a la pregunta de si de atracción, eran, por así decirlo, lanzados hacia mí, presentaban
también los astros (estrellas fijas, planetas, etcétera) han sido crea- en mi propia cabeza, durante mucho tiempo y en un número su-
dos por Dios, me encuentro en la misma ignorancia que, en esen- mamente grande de casos, la imagen de una figura humana. Merced
cia, todos los otros hombres; tengo, pues, que dejar en pie la a una casualidad afortunada estoy en condiciones de remitirme, en
posibilidad de que la hipótesis nebular de Kant-Laplace sea acerta- vez de describirlo mediante palabras, a una pintura realmente exis-
da. En lo referente al mundo orgánico me parece que probable- tente, que se ajusta con un parecido verdaderamente asombroso a
mente sea necesario suponer una diferencia muy esencial entre el la imagen que he visto con frecuencia dentro de mi cabeza. En el
proceso creador en lo que hace al mundo vegetal, por una parte, y volumen v de Moderner Kunst (Berlín, Verlag von Richard Bong),
el mundo animal, por la otra. Pues es posible concebir que algunas se encuentra la reproducción de un cuadro de Pradilla, Liebesreigen;
partes mínimas de los nervios divinos (Rayos) hayan recibido, a en el ángulo superior izquierdo de esta pintura puede verse una
raíz de la transformación que se les impuso mediante el acto de la figura femenina que desciende desde lo alto con los brazos tendidos
creación, la forma de almas de animales, las cuales, por inferiores hacia adelante y las manos dobladas. Sólo es necesario traducir a lo
que puedan ser en todo lo demás, por lo r. ;nos tendrían en común masculino esta figura para tener una imagen bastante aproximada
con los Rayos divinos la cualidad de la au •oconciencia. Pero apenas de la apariencia bajo la cual se presentaban los nervios del Dios
es concebible, por lo menos para los hombres, que los Rayos divi- superior -según ya se mencionó, en un número muy grande de
nos se hayan deshecho en vegetales, los cuales, si bien en cierto casos- al descender a mi cabeza. La cabeza, el pecho y los brazos se
sentido son seres vivientes, carecen de la autoconciencia. Quizá hay distinguían claramente; estos últimos estaban extendidos hacia los
que pensar, pues, en la posibilidad de que para la creación del mun- lados, como si los nervios correspondientes tuvieran que abrirse
do vegetal haya bastado, en ciertas condiciones favorables, el mero camino contra un obstáculo creado para oponerse a su acercamien-
reflejo de la distribución de los Rayos que cae sobre la Tierra por to (el revestimiento de la bóveda celeste mediante nervios, efectua-
intermedio de la luz solar, de suerte que, por ejemplo, un acerca- do entonces por el alma de Flechsig, véase capítulo vrn). En no
miento de Dios con el fin de crear en Venus un mundo animal menor medida suscitaron con gran frecuencia en mi cabeza los Ra-
organizado pudiera haber tenido al mismo tiempo el efecw de sus- yos del Dios inferior (Arimán) la imagen de un rostro humano, y
citar la vida en la Tierra, que entonces estaba menos desarrollada, por cierto con esta característica, que (no bien aparece la volup-
por lo menos un mundo vegetal. Sin embargo, no cuento con ins- tuosidad del alma) el hombre en cuestión parece señalarlo con la
260 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 261

lengua, de manera semejante, por cierto, a como suelen hacerlo los diante las condiciones previamente creadas para su existencia, me-
hombres ocasionalmente cuando algo les resulta especialmente sa- diante la capacidad de propagarse y mediante la persistencia del
broso; en otras palabras, cuando se encuentran bajo la impresión calor solar. La medida en que cada especie y, en segunda instancia,
de un placer sensible. cada individuo perteneciente a ellas lo lograsen quedó librada a la
Tengo que volver una vez más en este contexto sobre el fenóme- capacidad de resistencia de las especies y a la habilidad de los indi-
no de los "hombrecillos" mencionado muchas veces en capítulos viduos, pero no estuvo sujeta ya a la intervención directa de Dios.
anteriores (capítulo VI, XI). Como después de esto tuve que obser- Quisiera agregar ahora a lo expuesto anteriormente algunas ob-
var en un número muy grande de casos que las almas, "Rayos'', servaciones que anticipé en un pasaje anterior (capítulo XIII, nota
aparecían bajo ciertas condiciones en mi cabeza o en cualquiera de 81) sobre la relación de la omnipotencia y omnisciencia de Dios
mis miembros bajo la figura de hombres en miniatura, rrie parece con el libre arbitrio humano. 103 La pregunta de si Dios conoce el
estar muy justificada la suposición de que la capacidad de transfor- futuro y en qué manera puede conciliarse una respuesta afirmativa
marse en figuras humanas en ciertas circunstancias o de convertirse con el libre arbitrio humano que indudablemente existe ha ocupa-
en hombres debe considerarse como una potencia fundada en la do desde siempre a los hombres. Para colocarse en el punto de vista
naturaleza más íntima de los Rayos divinos. Desde este punto de adecuado, hay que tener presente que para Dios, en un cierto sen-
vista recae una luz nueva sobre las conocidas palabras de la Biblia: tido, no existe ni pasado ni futuro: Dios no puede esperar para sí
"Creó al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó". Se impo- mismo ni circunstancias felices especiales ni infortunios desagrada-
ne la impresión de que hubiera que otorgar a estas palabras de la bles, permanece igual a sí mismo en todo momento; esto es intrín-
Biblia un significado literal que los hombres hasta ahora no se han seco al concepto de eternidad. Pero si se plantea la pregunta bajo la
atrevido a darle. forma de si Dios puede conocer el futuro de los seres creados por él
Según esto, el hombre ha sido presumiblemente lo más elevado -especies e individuos-, la mejor manera, a mi juicio, de exami-
que Dios pudo crear. Todos los otros seres creados constituyen tan nar esta cuestión es por medio de ejemplos. Planteo, pues, las pre-
sólo una cadena infinitamente larga de preparativos, mediante los guntas: ¿Existe una omnisciencia de Dios respecto del futuro, en el
cuales Dios tendía al fin último, la creación del hombre. Crear sólo sentido de que Dios pueda también saber de antemano:
hombres hubiera sido obviamente un absurdo, porque el hombre, 1) hasta qué edad ha de llegar uno de los muchos millones de
para mantenerse, depende de la existencia de numerosas formas hombres que viven sobre la Tierra;
animales inferiores, que le sirven, en parte, de alimento, en parte, 2) si y cuántos mosquitos logrará capturar en un lapso dado
para otros fines. Pero la capacidad de crear hombres entraña en sí, una araña en la tela tejida por ella;
por ser más elevada, la capacidad de crear formas animales inferio- 3) a cuál de los cientos de miles de números de un sorteo de
res, por ser ésta menos elevada. El hombre, pues, sólo pudo ser lotería corresponderá el premio mayor;
creado cuando estaba ya preparado el terreno para su aparición. En
103 Las iluminaciones sobre la relación de Dios con el libre arbicrio humano
la larga serie de las formas animales que fueron creadas antes de él
desempc¡ñaron un gran papel ya en una de las primeras visiones que cuve (por
es imposible no reconocer una aproximación cada vez mayor a la consigu~ence, hacia comienzos de marzo de 1894); hasca donde puedo recordar-
estructura del hombre. lo, la pri¡nera visión en la que Dios, si así puedo decirlo, se me manifescó. Lamen-
Con la creación de cada especie la obra creadora de Dios queda- cablemence, los decalles se han borrado en gran parce de mi memoria por el largo
ba concluida presupuestamente en lo que respecta a esa especie; con tiempo cr¡mscurrido y por la impresión de las visiones que luego se presencaron
en forma masiva. Recuerdo, sin embargo, que la mañana siguience a la noche en
la creación del hombre quedó concluida la totalidad de esa obra. A
cuesción hice al profesor Flechsig un informe sobre el concenido de la visión y
cada especie individual se le dio la posibilidad de consolidarse me- mancuve un incercambio oral con él sobre esce asunco.
262 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 263

4) bajo qué condiciones habrá de hacerse la paz en la guerra superiores por él creadas, y por consiguiente en particular a la ali-
que el Japón y las grandes potencias europeas llevan actual- mentación de la especie humana en su totalidad o algunas partes de
mente contra China? ella, y por eso intervenía posteriormente mediante milagros en ca-
sos adecuados, con carácter de excepción. Pero ni siquiera en estos
Creo haber encontrado en la elección de los ejemplos preceden- casos hay que suponer que un resultado duradero quedase garanti-
tes el tono con que, por lo que sé, la filosofía escolástica de la Edad zado sólo por las disposiciones divinas.
Medía trató de hecho durante siglos la cuestión de la predestina- Todo lo que hasta aquí he expuesto en este capítulo se refiere a
ción y las cuestiones conexas con ella. En realidad, no hace falta las condiciones acordes con el orden cósmico. A raíz de mi caso se llevó
más que plantear las preguntas pensadas en el párrafo anterior para a cabo una profunda modificación de dichas condiciones, cuyo al-
advertir el absurdo que significaría responder afirmativamente a ellas. cance ni siquiera yo logro predecir por entero. Como Dios se vio
En todos los ejemplos elegidos se trata de preguntas que para los necesitado a aproximarse a la Tierra y a permanecer de manera con-
seres individuales, o los pueblos, a los que se refieren son de sumo tinua en la cercanía (relativa) de ella, la Tierra se convirtió de nuevo
interés y, en parte, cuestiones de vida o muerte; para Dios son to- -quizá con postergación de otros astros y ciertamente con suspen-
das, en cierto sentido, igualmente carentes de significado. Dios ha sión de la restauración de bienaventuranzas- en teatro de los mi-
dotado a todas las especies creadas por él (y consiguientemente de lagros divinos. A los Rayos, aparentemente, les es imposible
manera indirecta a cada uno de los individuos que a ellas pertene- permanecer en un estado de completa inactividad; crear (hacer mi-
cen) de las condiciones requeridas para su autoconservación; en lagros) es algo intrínseco a su naturaleza. Desde el momento en que
qué medida utilizarán estas condiciones y qué resultados obten- se tornó, por lo menos transitoriamente, imposible cumplir las ta-
drán de ellas es algo que queda librado a los seres en cuestión, y por reas acordes con el orden cósmico que les incumbían, el poder mi-
consiguiente no puede ser conocido de antemano por Dios. 104 Esto, lagroso se emplea en otras cosas, y al hacerlo así la mayoría de las
obviamente, no excluye que Dios diera gran interés a las formas veces resultan sólo manifestaciones de fuerza que menoscaban el
resultado permanente.
104
En cambio consideré in abstracto, para desarrollar más el ejemplo (ad 3), Se hacen milagros en primer término sobre mi persona y sobre
como dada la posibilidad de que Dios pueda detennínar en qué número debe caer todos los objetos con los que me ocupo; se hacen milagros sobre
el premio mayor de la lotería. De acuerdo con muchos milagros semejantes que
todas las manifestaciones vitales de los hombres que se encuentran
percibí en parte en mi persona y en parte en mi ambiente, no sería en sí mismo
imposible que se impusiera a la mirada de aquellas personas (niños de orfanatos) cerca de mí, cuyos nervios son puestos en movimiento mediante la
encargadas de sacar los billetes de la urna, y a sus músculos, la orientación que los acción de los Rayos para hablar, para desempeñar todas las funcio-
llevaría a extraer un número de billete querido por Dios. La capacidad de percibir nes naturales, para toser, estornudar y aun para ventosear y evacuar,
en qué lugar dentro de la urna está cada número de billete es algo que, de todas etcétera; también se hacen milagros sobre los animales vivientes
maneras, existe en Dios. Lo deduzco de los procesos mencionados en la nota 100,
mediante los cuales Dios manifiestamente sabe dónde se encuentra cualquier
que están cerca de mí ya que, por las observaciones que hice al
objeto buscado por mí y que por su pequeñez no puede ser advertido por los ojos respecto, me resulta indudable que, por ejemplo, el relincho de los
humanos. Pero tal milagro de la lotería (para emplear sin rodeos esta expresión) caballos, el ladrido de los perros, etcétera, es provocado mediante el
no sería, por hipótesis, practicado nunca, porque Dios carece de todo motivo influjo pertinente sobre los nervios de estos animales. Se hacen asi-
para poner en acción su poder milagroso a fin de que a un hombre en particular
mismo milagros, por último, mediante la creación de animales in-
le llueva del cielo una fortuna extraordinaria sin un mérito especial para ello. En
otras palabras, aunque Dios, en casos como este y otros semejantes, no puede feriores (los insectos mencionados en el capítulo precedente,
conocer el futuro, podría sin embargo hacerlo hasta cierto grado, en la medida en etcétera). Todo esto carece realmente de finalidad, pues los anima-
que existiera un motivo suficiente. les vivientes y los hombres poseerían aun sin esto la capacidad para
264 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 265

las manifestaciones vitales correspondientes, y los insectos creados


pertenecen a géneros que aun sin ello existen ya en numerosos
especímenes, y por lo tanto no se trata aquí de suscitar a la vida
nuevas especies.
El ejercicio, pues, del poder milagroso desemboca, en todos y
cada uno de los puntos, en una vejación inútil en lo que a mí res- CAPÍTULO XX*
pecta, y en lo que respecta a otros hombres y animales, en jugueteos
vanos. De todas maneras, el estado descrito está asociado, para Dios,
con algunos inconvenientes, ya que la satisfacción por lo Creado, Sobre la incapacidad de Dios para comprender a los hombres vi-
que en cada caso dura sólo un breve tiempo, es seguida por estados vientes en cuanto organismo y en particular para juzgar acerta-
de angustia, durante los cuales los nervios divinos que se han des- damente sobre la actividad de su pensamiento, tengo que agregar
prendido de la masa total por acción de la fuerza de atracción des- algo que se ha vuelto importante para mí desde múltiples puntos
cienden hacia mí gritando "¡Socorro!" Acerca de si y cómo pueda de vista. Puedo precisarlo brevemente diciendo que todo lo que su-
ser posible enderezar nuevamente estas circunstancias, insoporta- cede estd referido a mí. Al escribir la frase precedente tengo plena
bles para todas las partes, por carriles normales y acordes con el conciencia de que otros hombres tenderán a ver en esto una fanta-
orden cósmico, es algo sobre lo cual, por la naturaleza misma del sía morbosa de mi parte, pues sé muy bien que la tendencia a referir
asunto, sólo puedo tener vislumbres, respecto de las cuales acaso en- todo a sí mismos, a poner todo lo que sucede en relación con la
traré todavía en algunas consideraciones al término de este trabajo. propia persona, es precisamente un fenómeno que se presenta con
frecuencia en los enfermos mentales. Pero, en realidad, en mi caso
la situación es precisamente la contraria. Desde que Dios entró en
conexión nerviosa exclusiva conmigo me he convertido para Dios
en cierto sentido en el hombre por antonomasia, o en el único hom-
bre en torno del cual todo gira, al cual tiene que referirse todo lo
que sucede y el que también, desde su punto de vista, tiene que
referir a sí mismo todas las cosas.
Esta concepción absolutamente trastrocada, que, naturalmente,
también a mí me resultó inconcebible al principio, y cuya existen-
cia me vi obligado a aceptar como un hecho sólo después de expe-
riencias de muchos años, se me hace patente en cualquier
oportunidad y en las ocasiones más distintas. Cuando yo, por ejem-
plo, leo un libro o un periódico se pretende que los pensamientos
allí contenidos son mis propios pensamientos; cuando toco en el
piano una canción o la transcripción para piano de una ópera se
cree que el texto de la canción o de la ópera expresa cada vez mis

• "Concepción egocéntrica de los Rayos en lo concerniente a mi persona. Nuevo


giro de mi situación personal".
266 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 267

propios sentimientos. Es la misma ingenua ignorancia en virtud de la cuestión de la evacuación, para decirlo brevemente (capítulo XVI,
la cual uno encuentra a veces en personas incultas que van al teatro al fin); en la suposición de que no pensar sea idéntico a la idiotez,
la idea de que lo que hablan los actores reproduce los sentimientos de que el lenguaje de los nervios sea el lenguaje real del hombre
personales de estos, o que los actores son realmente los personajes (capítulo XIII), etcétera, etcétera.
que representan. A mí, corno es natural, cuando toco las arias de La La conclusión de que Dios, en lo que hace a la relación contraria
flauta mdgi.ca, "¡Ay!, siento que la felicidad del amor se ha desvane- al orden cósmico que ha surgido en lo que a mí respecta, no puede de
cido para siempre" o "La venganza del infierno bulle en mi cora- ninguna manera pretender la infalibilidad surge para mí sin lugar a
zón; la muerte y la desesperación llamean en torno de mí", sólo dudas del hecho de que en cualquier caso ha sido él mismo quien
puede causarme gracia oír en mi cabeza voces que parten de la determinó las líneas generales de la política practicada conmigo y
premisa de que yo siento realmente entonces que he perdido mi quien estableció el sistema, con ella vinculado, de registrar, de no
felicidad para siempre, soy presa de la desesperación, etcétera. De hablar de manera completa, de atarse a las Tierras, etcétera. Pero
todas maneras, tampoco hay que subestimar las pruebas de pacien- esta política persigue un fin imposible. Durante un año también
cia que se me imponen al tener que escuchar durante años la horri- yo, por cierto, creí que debía temer por mi intelecto, según antes se
ble idiotez que encierra la intercalación de las preguntas: "¿Por qué mencionó, dada mi absoluta falta de familiaridad con el efecto de
no lo dice (en voz alta)?" y "Ha sido aceptado" en circunstancias los milagros y los terrores más allá de toda experiencia humana que
corno las mencionadas. El absurdo es tan insensato que durante se me creaban con ello. Pero hace ya no menos de cinco años que vi
mucho tiempo estuve en la duda de si debía realmente atribuirlas a con plena claridad que el orden cósmico no pone ni aun en manos
Dios o a algunos otros seres desprovistos de inteligencia que hubie- de Dios los medios para destruir el intelecto de un hombre. Dios,
ran sido creados en algún astro alejado, a la manera de los "hom- . en cambio, se deja llevar aún ahora por la concepción opuesta, que
bres hechos a la ligera", y para que desde allí se emplearan en las procede de la idea de que es posible "dejarme abandonado"; arma
tareas de registrar y de interrogar. continuamente, de acuerdo con esta concepción, nuevos sistemas y
Las razones en favor y en contra las he sopesado con frecuencia me proporciona día a día casi en la misma forma la prueba de que
en mis "Pequeños estudios", donde cualquiera que se interese por aún hoy le es imposible, en la misma medida que hace años, libe-
los detalles podrá leerlo porrnenorizadarnente. Por el momento me rarse de dicha concepción errada. Por eso he llegado a juzgar, cosa
inclino, sin querer pronunciarme definitivamente, por la concep- que quiero subrayar aquí una vez más, que de ninguna manera esto
ción de que el propio Dios alejado es quien promueve el señalado es incompatible con el hecho de que Dios, en la esfera de acción
planteamiento de preguntas insensatas y, por consiguiente, está do- que auténticamente le corresponde dentro del orden cósmico, esté
minado por el error que está en su base. 105 El desconocimiento de lleno de eterna sabiduría.
la naturaleza humana y del espíritu humano que aquí se pone de La pretensión de que todo lo que sucede, y consiguientemente
manifiesto no es, en esencia, mayor que el que se evidencia también también todo lo dicho por otros hombres, se refiere a mí se me
en otros fenómenos en los que tengo que ver a Dios como alguien plantea de manera especial durante mis paseos, que tienen lugar de
que interviene personalmente, por ejemplo, en la manera de tratar una manera regular en el jardín de este hospital. Debido a ello la
permanencia en el jardín del hospital ha tenido desde siempre para
mí un aspecto especialmente penoso; con esto tienen que ver las
I05 Empero, anteriormente (capítulo IX, p. 151-152) me expresé en sentido con-
escenas de rudeza que tuvieron lugar algunas veces en años anterio-
trario. Son estos puntos en los cuales, por la naturaleza del asunto, no puedo
tener ninguna posición firme, y por ello vacilo aún ahora, según que las nuevas
res entre yo y otros pacientes del hospital. Hace mucho que la
impresiones parecen favorecer ya la una ya la otra concepción. voluptuosidad del alma existente en mi cuerpo se ha vuelto tan
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 269
268 DANIEL PAUL SCHREBER

intensa que la reunión de todos los Rayos se cumple cada vez en un ros años se llegó a verdaderas escenas de pugilato, en las cuales, por
lapso más breve, y con ella estarían dadas las condiciones para dor- otra parte, tuve la satisfacción de derribar siempre por tierra al
mir; debido a ello, hace años que no se me puede permitir que esté atacante, a pesar de que al mismo tiempo se efectuaban intensos
sentado solo y tranquilo en un banco, en el cual - especialmente milagros sobre mí, especialmente en las rótulas, para hacerme inca-
cuando estoy algo cansado por haber pasado más o menos insomne paz de luchar.
la noche anterior- conciliaría el sueño, sino que de inmediato hay Desde hace algunos años he podido, afortunadamente, evitar
que recurrir a las llamadas "perturbaciones" (véase capítulo x), que que se llegase a riñas formales, aunque aún hoy es necesario un
permiten a los Rayos retirarse nuevamente. Estas "perturbaciones" extraordinario empleo de tacto y moderación por mi parte en cada
se ponen en práctica unas veces de la manera más inocua, que con- paseo por el jardín para evitar escenas escandalosas. En efecto; el
siste en formar milagrosamente insectos de la manera mencionada método de los locos de azuzarme con expresiones injuriosas persis-
en la capítulo XVIII; otras veces haciendo que otros pacientes del te aún hoy, y al mismo tiempo la insensata cháchara de las Voces:
hospital me interpelen o que hagan algún alboroto, preferentemen- "Fue aceptado", "¿Por qué no lo dice (en voz alta)?", "Porque soy
te en mi proximidad. Que aquí se trate de una excitación, fundada idiota'' o también "Porque tengo miedo", etcétera, me hace recono-
en una acción milagrosa, de los nervios humanos pertinentes, es cer la intención de Dios de que yo refiera a mí las expresiones inju-
algo que no admite la menor duda, porque en cada oportunidad se nosas.
presenta el fenómeno descrito anteriormente (capítulo VII y capítu- Para mantener en lo posible la paz y el decoro y al mismo tiem-
lo xv), consistente en que junto con las palabras pronunciadas sien- po para brindar a Dios la prueba presente de que mi intelecto no
to al mismo tiempo un golpe aplicado contra mi cabeza, que tiene está vulnerado hace años que he tomado la costumbre de llevar
un efecto más o menos doloroso. siempre conmigo al jardín mi tablero de ajedrez para el paseo de la
Como los pacientes 106 son en su mayoría locos con un grado de tarde y pasar por lo menos una gran parte del tiempo jugando. He
cultura escaso y una sensibilidad tosca, de ordinario profieren in- practicado esto aun a lo largo del invierno, en el cual el juego de
sultos vulgares, que yo, según la intención de los Rayos, tengo que ajedrez prosiguió aun durante breves períodos de frío intenso; mien-
referir a mí. En algunos casos se hizo que me agredieran de hecho, tras juego reina siempre una paz relativa. También me veo someti-
sin ningún intercambio previo de palabras; así sucedió una vez, por do a molestias semejantes en mi cuarto, en el cual - con el carácter
ejemplo, por parte de un cierro doctor D ., mientras yo jugaba tran- de las llamadas "perturbaciones" - tiene lugar una permanente in-
quilamente al ajedrez con otro señor. Por mi parte, me dejé llevar tromisión de otros pacientes; también en esto me resulta indudable
siempre por el propósito de ignorar los insultos proferidos contra la relación con las cosas sobrenaturales.
mí, como que provenían de locos, en la medida de lo posible. Con Todos estos sucesos, sumados a otras consideraciones, han he-
todo, la posibilidad de ignorarlos tiene sus límites; cuando, cosa cho madurar en mí desde hace aproximadamente un año la deci-
que antes sucedía con mucha frecuencia y aun ahora sucede no rara sión de procurar mi alta del presente hospital. Yo pertenezco al
vez, los locos se acercan demasiado a mi cuerpo o no desisten de número de los hombres cultos, no al de los locos; no bien me mue-
injuriarme, a pesar del desdén expresado por mi silencio, algunas vo entre personas cultas, por ejemplo, en la mesa del director del
veces no me queda otro recurso, si no quiero parecer cobarde, que Hospital, en la cual hago mis comidas desde la Pascua de este año
pagarles verbalmente con la misma m0neda. Como en tales cir- (1900), cesan muchos de los estados morbosos causados por los
cunstancias una palabra trae la otra, ha sido así como en los prime- llamados aullidos, porque en tales casos tengo la posibilidad, me-
diante mi participación en una conversación mantenida en voz alta,
106 Los nombres de estos, naturalmente, son "registrados". de mostrarme ante Dios en posesión irrestricta de mis facultades
270 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS u ¡ .

intelectuales. Si bien es cierto que soy un enfermo nervioso, de Casi sin advertirlo, la concatenación del presente capítulo m"
ninguna manera padezco una enfermedad mental que me haga in- ha hecho retroceder de los comentarios sobre la naturaleza de Dios
capaz de ocuparme de mis propios intereses (§ 6 del Código de a mis propias circunstancias. Añadiré, pues, algunas observaciones
Derecho Civil para el Imperio Alemán), o que por razones de dere- más a este respecto. Las condiciones externas de mi vida han cobra-
cho público pueda hacer que se considere imperativa mi reclusión do en los últimos tiempos, particularmente en lo referente al trato
en un hospicio. 107 que se me dispensa por parte de las autoridades del hospital, un
Por eso, cuando, después de varios años me enteré casualmente sesgo mucho más favorable, podría decir mucho más digno de un
de que ya en 1895 se me había impuesto una tutela transitoria, en ser humano, no en mínima parte por obra de la impresión creada
el otoño del año precedente (1899) yo mismo di ocasión para que por mis trabajos escritos de que en mi caso posiblemente estén en
los funcionarios competentes pudieran pronunciarse sobre si la tu- juego fenómenos que caen fuera del campo de las experiencias cien-
tela debía convertirse en definitiva o ser revocada. Pero con motivo tíficas comunes. Mi estado de salud corporal es difícil de definir; en
de un dictamen emitido por el director del presente hospital y de general alterna bruscamente entre un bienestar corporal de grado
una audiencia judicial celebrada en enero de este año (1900) se elevado y estados más o menos dolorosos y desagradables. El senti-
promulgó, contra mis expectativas, una declaración formal de in- miento de bienestar corporal se basa en la voluptuosidad del alma,
capacidad del Real Tribunal de Primera Instancia de Dresde con que en ciertos momentos alcanza un grado elevado. Esta no raras
respecto a mí. Pero como sus fundamentos no pudieron menos que veces es tan fuerte que sólo necesito, especialmente mientras estoy
parecerme insuficientes he impugnado esta decisión mediante un acostado en la cama, un pequeño empleo de la imaginación para
recurso contra el ministerio público, interpuesto, conforme a las procurarme un placer sensible que me proporciona un presenti-
disposiciones del Código de Procedimiento Civil, ante el Real Tri- miento bastante claro del goce sexual femenino en el coito.
bunal Provincial de Dresde, reclamando la anulación de la incapa- En el capítulo siguiente volveré sobre esto con mayor detalle.
cidad. La decisión del proceso judicial por parte del Real Tribunal Por otra parte, de resultas de los milagros que se practican en mí,
Provincial de Dresde está pendiente aún, pero previsiblemente se aparecen alternando con aquellos (es decir, cada vez que Dios se
producirá en el curso de este año. Puedo ahorrarme informaciones retira nuevamente) toda clase de estados dolorosos, que casi sin
más pormenorizadas sobre el curso que ha seguido hasta aquí el excepción son enteramente súbitos y que también se desvanecen
proceso porque, aunque el material del proceso podría merecer el después de breve tiempo. Además de los fenómenos ya menciona-
interés de sectores más amplios, los protocolos del Real Tribunal de dos, aparecen, entre otros, dolores de ciática, calambres en las pan-
Primera Instancia y del Real Tribunal Provincial de Dresde propor- torrillas, fenómenos de parálisis, sentimientos súbitos de hambre y
cionan una reseña completa al respecto. Por otra parte, en mis pre- otros semejantes; antes no eran infrecuentes también los dolores de
sentaciones incluidas en estos protocolos están contenidos algunos lumbago y de dientes. Durante un período, los dolores de lumbago
argumentos que tienen que ver con el ámbito de mis ideas religiosas. eran a veces (cuando yo todavía dormía en la celda) tan intensos,
que sólo podía levantarme de la cama con gritos de dolor -que en
107 Sobre las condiciones en que los dementes pueden ser recluidos contra su parte eran lanzados con este fin-; también los dolores de dientes
voluntad en hospicios públicos he redactado a comienzos de este año un ensayo, eran a veces tan fuertes que hacían imposible cualquier ocupación
de cuya publicación en un periódico científico me he ocupado. Lamentablemen- intelectual. Aun ahora tengo que vérmelas casi ininterrumpidamente
te, las redacciones de los periódicos a los que me había dirigido con este fin
rechazaron la publicación por falta de espacio u otras razones. Para el caso de que
con una clase de dolores de cabeza que indudablemente no son
el presente trabajo llegue a ser impreso pienso agregarle quizá como apéndice el conocidos por ningún otro hombre y que difícilmente puedan com-
mencionado ensayo. pararse con los dolores de cabeza ordinarios. Son estos los dolores
272 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 273

de estiramiento o de arrastre, que aparecen porque los Rayos atados luz artificial (actualmente se ha cuidado de esto) y en el verano sin
a las Tierras, cuando la voluptuosidad anímica ha alcanzado cierto ella; a partir de las tres o de las cuatro fue necesario hacerlo así casi
grado, intentan efectuar una nueva retirada. El milagro ululatorio la tercera parte de las noches. Con frecuencia mi reposo se ve per-
que en tales casos se produce simultáneamente ocasiona la mayoría turbado por sueños, en los cuales, por su contenido tendencioso
de las veces, mediante su frecuente repetición, un sacudimiento ("mantenimiento del lado masculino" en contraposición con la prác-
muy desagradable de la cabeza; éste se presenta mientras estoy co- tica de los "sentimientos femeninos") creo reconocer de múltiples
miendo algo, por lo cual tengo que cuidarme mucho para no vomi- maneras la influencia de los Rayos. Sin embargo, estos sueños tie-
tar lo que tengo en la boca. El repentino cambio de mi estado de nen actualmente sólo de manera excepcional el carácter de visiones,
salud trae consigo un estado general que no puede ser designado es decir, la auténtica vivacidad de las impresiones que es caracterís-
sino como locura, y por consiguiente también la vida que tengo tica de éstas.
que hacer lleva en cierta medida en sí la marca de la locura, tanto El parloteo de las Voces experimenta un cambio permanente, y
más que las personas de mi ambiente son en su mayoría locos, quie- aun durante el tiempo relativamente corto en que he estado ocupa-
nes, como es natural, contribuyen por su parte para que sucedan do en la redacción de este trabajo ha sufrido ya muchas transforma-
toda clase de cosas irrazonables. ciones. De los giros utilizados anteriormente, muchos, en particular
Rara vez me es posible permanecer largo rato en una y la misma aquellos que de alguna manera aludían al "pensar sin pensamiento
ocupación; con mucha frecuencia la aparición de los dolores de de nada'', apenas se escuchan ahora. También el grado de dilación
cabeza cuando me dedico de manera continuada a leer, escribir u del habla ha aumentado desde la descripción contenida en el capí-
otras ocupaciones semejantes hace necesario un cambio de ocupa- tulo xv, de suerte que el habla de las Voces tendría que ser en no
ción. Debido a ello tengo por múltiples razones que conformarme pequeña parte definido como un silbido dentro de mi cabeza, en el
con pasar el tiempo en pequeñas bagatelas; corporalmente me siento cual quizá no podría ya distinguir las palabras al oírlo, de no ser
entonces mejor que nunca (excepto cuando toco el piano). Por eso, porque -tengo que decir, lamentablemente-, de resultas del re-
en los años transcurridos he tenidv que ocuparme de diversas ma- cuerdo anémico, casi siempre sé de antemano qué giros sin sentido
neras en trabajos mecánicos, encolados, iluminación de imágenes y tengo que aguardar.
otros semejantes; considerados desde el punto de vista del bienestar Considero probable que en el futuro sigan apareciendo modifi-
corporal resultan especialmente recomendables aquellos trabajos que caciones del mismo tipo que las descritas, las cuales están en rela-
corresponden a las tareas femeninas, tales como coser, quitar el pol- ción con el incremento de la voluptuosidad del alma, como también
vo de los muebles, hacer la cama, lavar la vajilla y otras semejantes. - por las mismas razones- modificaciones en los milagros que se
Todavía hay días en los cuales no puedo ocuparme de otra cosa, realizan con referencia a mí. Lo que ahora siento como más moles-
salvo de tocar el piano, que de tales pequeñeces, es decir, en los to -aparte de la mala situación en que muchas veces se encuentra
cuales el estado de mi cabeza excluye cualquier otra ocupación más mi cabeza- son los estados ululatorios, por los cuales estoy ago-
adecuada a las necesidades espirituales. Mi sueño nocturno es en biado hace ya dos o tres años, y que en este último año se han
general notablemente mejor que antes; ya se mencionó que a ratos, transformado en una plaga casi insoportable. No me atrevo a pre-
de resultas de los estados ululatorios prolongados (que aparecen decir si es esperable un mejoramiento en el futuro; los señalados
alternando con un alto grado de voluptuosidad), no puedo perma- estados morbosos, según espero por las razones antes aducidas, po-
necer en cama. Debido a ello, aun en el transcurso de este año he d dan de todos modos experimentar una moderación cuando pue-
tenido algunas veces que abandonar la cama ya a la medianoche o a da establecer mi residencia fuera del presente hospital.
la una de la madrugada y permanecer sentado muchas horas con
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 275

nuevo pronunciamiento pericial, y que por lo tanto sería de mi


interés comunicarle mi propia manera de pensar respecto de la na-
turaleza de mi enfermedad, para que, aun antes de hacer la presen-
tación de un nuevo dictamen, las observaciones médicas pudieran
ser dirigidas hacia ciertos puntos especiales, señalados por mí. De
CAPÍTULO XXI* la presentación mencionada, del 24 de marzo del corriente año,
hace al caso aquí el siguiente pasaje:

Hasta aquí casi no he intentado dar una auténtica demostración de "El propósito de convencer a otros hombres, por vía de una exposi-
la realidad de los milagros por mí afirmados y de la verdad de mis ción racional, de la verdad de mis supuestos 'delirios' e 'ilusiones sen-
ideas religiosas. Sin embargo, en mi constitución corporal existe soriales' me es, en sí y de por sí, naturalmente, ajeno. Sé bien que
una abundancia de probanzas, además de los estados ululatorios esto, por lo menos transitoriamente, sólo sería posible en una limita-
muchas veces mencionados, 108 de manera que, según supongo, un da medida. Que una modificación ulterior de mi constitución corpo-
examen de mi cuerpo en cuanto a los rasgos distintivos de la femi- ral, situada fuera del alcance de cualquier experiencia humana, pueda
nidad tendría que producir aun ahora un efecto persuasivo sobre traer por sí misma la confirmación, es algo que he dejado en manos
otras personas. Por ello dedicaré en este capítulo especial conside- del futuro. Ahora quiero aclarar una sola cosa:
ración a este tema, a la que haré preceder, en parte extractándolos, "que en todo momento yo estaría dispuesto a permitir que mi
en parte con su contenido íntegro, los informes al respecto que he cuerpo fuera sometido a un examen médico para verificar si es exacta
presentado a la dirección del presente Hospital. o no mi afirmación de que todo mi cuerpo, desde los pies a la cabeza,
Después que el Real Tribunal de Primera Instancia de Dresde está penetrado por nervios de voluptuosidad, cosa que sólo sucede en
declaró mi incapacidad con fecha 13 de marzo del corriente año los cuerpos femeninos adultos, mientras que en el hombre, por lo
(1900), el 24 del mismo mes dirigí una presentación a la dirección menos en la medida en que yo estoy enterado, los nervios de la
del presente hospital, en la cual expuse algunos de los puntos de voluptuosidad se encuentran sólo en los órganos sexuales y en la cer-
vista más esenciales sobre los cuales pensaba fundamentar el recur- canía de ellos.
so de nulidad que elevaría, y que en el ínterin ha sido elevado. Como "Si tal examen diera como resultado el acierto de mi afirmación, y
fundamento de la presentación aduje entonces que a la Real Direc- simultáneamente la ciencia médica se viera obligada a reconocer que
ción Hospitalaria se le exigiría sin duda en el futuro proceso un carece de cualquier explicación humana-natural para semejante fenó-
meno en un cuerpo humano, entonces mi 'delirio' de que mi cuerpo
• "Bienaventuranza y voluptuosidad del alma: sus relaciones recíprocas. Conse- éstá sometido en una amplia medida al efecto de los milagros divinos
cuencias de esta relación para la situación personal".
108 tendría que aparecer también a sectores más amplios de personas bajo
Estos estados ululatorios revisten ahora (febrero de 1901, fecha en que ha
sido agregada esta nota) todos los días en horas tempranas, cuando al despertar- una luz esencialmente distinta".
me salgo de la cama, me visto y me lavo o (también en el baño) me desnudo, la
forma de escenas tan insensatas que, a mi juicio, cualquier persona educada que A esta primera presentación hice seguir otra, con fecha 26 de mar-
se encontrara entonces cerca de mí tendría que quedar con el convencimiento de
zo del corriente año, que reproduzco literalmente a continuación:
que no puede tratarse en mi caso de cosas naturales. Lamentablemente, en la
parte del día en cuestión sólo se encuentran alrededor de mí enfermeros incultos
o personas mentalmente enfermas. No considero improbable una repetida modi- "Con carácter de agregado a mi presentación formulada el 24 del
ficación de estos fenómenos en el curso del tiempo. corriente mes me permito presentar un ruego a la Real Dirección
276 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 277

Hospitalaria. De la mencionada presentación surge desde qué puntos "Si he entendido correctamente al señor consejero privado doctor
de vista creo necesario asignar especial importancia, tanto por lo que Weber, la neurología científica no reconoce propiamente la existencia
hace a mis ideas religiosas como en lo que hace a mi apelación contra de nervios específicos que sean portadores de la sensación de
la declaración de incapacidad del Tribunal de Primera Instancia, a la voluptuosidad; además se opone a la concepción de que tales nervios,
difusión de nervios de concupiscencia en mi cuerpo. como también cualesquiera otros, puedan sentirse mediante la
"Por ello, sería para mí de gran interés tomar conocimiento de: palpación externa. Por otra parte, parece no admitir dudas sobre el
"J) si la neurología científica admite la existencia de nervios (ner- hecho de que la sensación de voluptuosidad - cualesquiera sean las
vios de concupiscencia o nervios sensitivos, según una expresión re- causas fisiológicas- abarca en la mujer todo el cuerpo en un grado
cientemente escuchada por mí de boca del señor consejero privado más alto que en el hombre, y que en especial las mamas participan en
doctor Weber o cualquier otro término empleado para designarlos un grado especialmente destacado de la sensación de voluptuosidad.
científicamente), cuya función específica consista en ser portadores de A mi entender, este hecho sólo permitiría ser explicado mediante la
la semación de voluptuosidad. existencia de algunos órganos (llámeselos tendones, nervios o de cual-
"2) si es acertado lo que afirmo, a saber, que tales nervios de quier otra manera) que recubren todo el cuerpo, en la mujer en ma-
voluptuosidad se encuentran en la mujer en todo el cuerpo, y en el yor grado que en el hombre. Para mí es subjetivamente cierto que mi
hombre sólo en los órganos sexuales y en su cercanía inmediata, y si, cuerpo -según mi repetida convicción manifestada, por obra de mi-
por consiguiente, a este respecto he descrito un hecho reconocido por lagros divinos- muestra tales órganos de la misma manera que sólo
la neurología científica, o he afirmado algo errado según el estado acontece en el cuerpo femenino. Cuando efectúo alguna ligera pre-
actual de esta ciencia. sión con la mano sobre algún lugar de mi cuerpo siento bajo la super-
"Agradecería muchísimo alguna forma de aclaración, que podría ficie de la piel estructuras de una consistencia semejante a la de
efectuarse o por escrito o mediante la cesión, con carácter de présta-
filamentos o de cordones; se encuentran estas particularmente en mis
mo, de alguna obra que exponga científicamente la neurología, de la
pechos, donde están colocados los senos en la mujer, con la peculiari-
que pudiera yo hacer los extractos necesarios.
dad, aquí, de que a veces son perceptibles en sus terminales
"Con mi más alta consideración".
condensaciones nodosas. Mediante una presión ejercida sobre estas
(Sigue la firma).
estructuras logro, especialmente cuando pienso en algo femenino, sus-
citar algunas de las sensaciones voluptuosas correspondientes a las de
A la segunda presentación siguió finalmente una tercera, con
la mujer. Hago esto, dicho sea de paso, no por lascivia, sino porque
fecha 30 de marzo del corriente año, cuyo texto es el siguiente:
en ciertas oportunidades me veo directamente necesitado si quiero
"Con motivo de mi memorial dirigido el 26 de marzo del corriente alcanzar el sueño o una protección contra dolores casi intolerables.
año a la Real Dirección Hospitalaria en lo referente a los llamados "Precisamente estas estructuras filamentosas o acordonadas las he
nervios de la voluptuosidad, el señor consejero privado doctor Weber sentido (una vez que mi atención fue dirigida a ese punto) con oca-
tuvo ayer por la tarde la bondad de brindarme una exposición oral sión de una visita, en el brazo de mi cuñada, y supongo por ello que
sobre este tema y de proporcionarme en préstamo por algún tiempo existen bajo la misma forma en cualquier cuerpo femenino.
dos libros tomados de la biblioteca médica del Hospital. "Creo también que debo suponer que estas estructuras son lo que
"Vuelvo otra vez sobre la pregunta planteada, y por cierto no so- proporciona a la piel femenina la suavidad que le es peculiar y que
lamente en razón de mi interés personal, sino también porque supon- también en mi cuerpo puede advertirse de ordinario.
go que las observaciones que se realicen sobre mi cuerpo podrían tal "He de añadir, además, que en lo que respecta a las características
vez llevar a un enriquecimiento de la ciencia en este dominio. femeninas que aparecen en mi cuerpo se da una cierta periodicidad, y
278 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 27.9

por cierto que en los últimos tiempos con intervalos que cada vez se cuestionables estructuras, como me consta con seguridad, no son
hacen más breves. Quiero decir que todo lo femenino actúa en cuanto a su origen otra cosa que lo que otrora fueron nervios
atractivamente sobre los nervios divinos; por ello, tan pronto como se divinos, pero que por su pasaje a mi cuerpo difícilmente pueden
desea retirarse de mí se intenta en cada oportunidad reprimir me- haber perdido su peculiaridad en cuanto nervios, y además el he-
diante milagros los síntomas de feminidad que están apareciendo en cho de que yo pueda efectuar en todo momento la percepción efecti-
mi cuerpo; esto tiene como consecuencia que las estructuras denomi- va de la sensación de voluptuosidad suscitada por una leve presión
nadas por mí 'nervios de la voluptuosidad' se desplazan algo hacia sobre cada estructura. Permítaseme, pues, retener en lo que sigue la
adentro, y por consiguiente no son ya tan perceptibles en la superficie denominación de "nervios de voluptuosidad".
de la piel, mi busto se achata un poco, etcétera. Pero cuando, después La repleción de mi cuerpo mediante estos nervios de voluptuo-
de un corto plazo, surge la necesidad de acercarse nuevamente, apare- sidad como consecuencia del incesante afluir de Rayos o nervios
cen otra vez los 'nervios de la voluptuosidad' (para conservar esta ex- divinos dura aún hoy después de seis años sin ninguna interrup-
presión), mi busto se comba nuevamente, etcétera. Esta periodicidad ción. Por ello no tiene nada de asombroso que mi cuerpo esté pene-
suele producirse ahora la mayor parte de las veces en el transcurso de trado de nervios de voluptuosidad en un grado que difícilmente se
pocos minutos. encontrará en ningún ser femenino por el mismo fenómeno. Su
"Que en la precedente exposición estoy persiguiendo, junto 'c on aparición exterior está sujeta, según destaqué ya en mi presentación
mi interés personal, un simultáneo interés científico serio es algo que de fecha 30 de marzo del corriente, a una periodicidad reiterada
la Real Dirección Hospitalaria no querrá desconocer; confío, pues, regularmente, según que Dios se haya retirado a una gran distancia
estar a salvo de la suposición de que al revelar las circunstancias en o que, al faltar los pensamientos que los Rayos tienen que buscar en
cuestión, que según mi modo de ver tienen que ver con cosas sobre- mí, necesite acercarse de nuevo.
naturales, he dado expresión a algo de lo cual yo, como varón, tendría En los momentos de aproximación mi pecho da la impresión de
que avergonzarme. un seno femenino relativamente desarrollado; este fenómeno pue-
"Con mi más alta consideración". de ser visto con sus propios ojos por cualquier persona que quiera
(Sigue la firma). observarme. Estoy, pues, por así decirlo, en condición de presentar
una prueba remitiéndome a la toma de un examen ocular. Por otra
Añadiré algunas consideraciones más al contenido de los párra- parte, no sería suficiente una observación fugaz en un momento
fos reproducidos precedentemente. dado, sino que el observador en cuestión tendría que tomarse el
Como es natural, no dudo de que lo que me fue comunicado trabajo de permanecer unos diez minutos o un cuarto de hora cerca
por el señor consejero privado doctor Weber al comienzo de la con- de mí. En este caso cualquier persona no podrá dejar de advertir el
versación mencionada al inicio de mi presentación del 30 de marzo alternativo hincharse y deshincharse del busto. Naturalmente, en
del corriente año corresponde al estado actual de la ciencia en el los brazos y en la fosa epigástrica subsiste el vello masculino que,
campo de la neurología. Igualmente, no puedo menos que dar ex- por otra parte, en mí sólo existe en un grado moderado; también
presión, con la firmeza que es propia de los legos en estos asuntos, las mamilas se mantienen en su tamaño menor, correspondiente al
a la convicción de que las estructuras filamentosas o acordonadas sexo masculino. Pero, independientemente de ello, me atrevo a sos-
por mí descritas se trata de nervios, y de que existen, por consi- tener resueltamente que quienquiera me viese de pie frente al espe-
guiente, nervios específicos de la voluptuosidad, cuya característica jo con la parte superior del tronco desnuda --máxime cuando la
consiste en ser portadores de las sensaciones de voluptuosidad. En ilusión está reforzada por algún adorno femenino- recibiría la
esto es decisivo para mí, por una parte, la estimación de que estas impresión indudable de un torso femenino. No vacilo en aclarar
280 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 281

que por mi parte no promovería una observación como la menciona- rarse como un fragmento de la bienaventuranza, que se concede
da si residiera fuera del Hospital, pero que la permitiría a cualquier anticipadamente en cierta medida a los hombres y a otras criaturas
especialista que se sintiera movido a ello no por una mera curiosi- vivientes. Desde este punto de vista tengo que considerar como
dad sino por un interés científico. Si, como también afirmo, nunca una visión profética, que haría pensar en una inspiración divina, lo
ha sido posible observar algo semejante en un cuerpo masculino, que dice, por ejemplo, Schiller en su "Canto a la Alegría': "La
creo haber aportado una prueba que, aun en personas serias, tiene voluptuosidad se concedió al gusano y el querubín se yergue frente
que suscitar la más grave duda de si todo aquello que en mí se ha a Dios". Pero aquí existe, empero, una diferencia esencial. A las
considerado hasta ahora como ilusiones sensoriales y delirios no almas les ha sido concedido el goce voluptuoso o la bienaventuranza
será verdad; y sí, por consiguiente, toda mi creencia en los milagros de manera permanente y en cierta medida como fin en sí; al hom-
y por consiguiente la exposición que he hecho para explicar los bre y a otras criaturas vivientes sólo como medio para la conservación
extraños fenómenos en mi persona y en mi cuerpo no estará basada de la especie. Aquí están para los hombres los límites morales de la
en la verdad. voluptuosidad. Un exceso de voluptuosidad haría al hombre inca-
El cultivo de las sensaciones femeninas posibilitada por la exis- paz de cumplir las otras tareas que le incumben; le impediría ascen-
tencia de los nervios de voluptuosidad lo considero como mi dere- der un peldaño cada vez más elevado en el perfeccionamiento
cho y en cierto sentido como mi obligación. Para no perder por este espiritual y moral; y, efectivamente, la experiencia enseña que no
reconocimiento el respeto de otras personas a cuyo juicio asigno sólo numerosos hombres individuales sino pueblos enteros se han
valor será necesario hacer una explicación detallada. arruinado por entregarse a los excesos de la voluptuosidad. Para mí
Pocos hombres habrá que hayan sido criados en máximas mora- tales límites morales de la voluptuosidad no existen ya; en cierto sentido
les tan estrictas como yo, y que a lo largo de toda su vida, y especial- se han transformado precisamente en lo opuesto. Para no ser mal inter-
mente en el aspecto sexual, se hayan impuesto una moderación pretado tengo que señalar aquí que al hablar del cultivo de la
coherente con esas máximas en la misma medida en que yo me voluptuosidad que, por así decirlo, se ha convertido para mí en un
atrevo a afirmarla de mí mismo-. Por consiguiente, no es una baja deber no aludo nunca a una concupiscencia sexual respecto de otros
sensualidad, en cuanto estímulo de los impulsos, lo que está en seres humanos (personas femeninas) ni tampoco a un trato sexual con
consideración en mi caso; si fuera aún posible para mí satisfacer mi ellos, sino a representarme a mí mismo como hombre y mujer en
orgullo viril sería algo, como es natural, incomparablemente prefe- una sola persona, realizando el coito conmigo mismo, dedicándo-
rible; tampoco en el trato con otros hombres dejaré traslucir nunca me a cualesquiera actividades tendientes a la excitación sexual -las
una avidez sexual. Pero no bien estoy a solas con Dios -si así pue- que quizás en otras circunstancias resultarían obscenas-, etcétera,
do expresarme- es para mí una necesidad actuar con todos los en lo cual, por supuesto, está excluido todo pensamiento de onanía
medios imaginables, como también con el pleno empleo de las fuer- o cosas semejantes.
zas de mi intelecto, y en especial de mi imaginación, para que los Esta conducta, empero, se me ha vuelto necesaria debido a la
Rayos divinos reciban de mí, permanentemente, si fuera así posi- relación contraria al orden del mundo en la que Dios se ha coloca-
ble, o -como el hombre simplemente no puede lograr esto- al do respecto de mí; en esta medida puedo, por paradójico que pue-
menos en ciertas partes del día, la impresión de una mujer que se da sonar, aplicarme el lema de la primera Cruzada: "Dieu le veut"
abandona a las sensaciones voluptuosas. (Dios lo quiere) . Dios está ahora ligado indisolublemente a mi per-
Sobre las estrechas relaciones que existen entre la voluptuosidad sona por la fuerza de atracción de mis nervios, que hace mucho
y la bienaventuranza hice ya repetidas referencias en etapas anterio- 1icmpo se ha vuelto invencible; cualquier posibilidad de liberarse
res del desarrollo de este trabajo. La voluptuosidad puede conside- nuevamente de mis nervios -a lo cual tiende la política seguida
282 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 283

por el propio Dios- está excluida durante el tiempo que me queda ra les resulte aceptable, y que yo, por mi parte, además del reposo
de vida, salvo quizás en el caso de que aún pueda llegarse a una que de tiempo en tiempo y especialmente por las noches requieren
emasculacíón. Por otra parte, Dios exige un gozo permanente, de mis nervios intelectivos, cuente también con la posibilidad de ocu-
acuerdo con las condiciones acordes con el orden cósmico que son parme, por lo menos en cierta medida, de alguna manera adecuada
necesarias para la existencia de las almas; mi tarea es proporcionár- para la necesidad espiritual.
selo, en la medida en que ello entra en los límites de lo posible en Esto no se logrará sin situaciones desagradables para ambas par-
las relaciones contrarias al orden cósmico que se han creado, bajo la tes, en las cuales cada una de ellas se ha visto obligada a una con-
forma del desarrollo más amplio posible de la voluptuosidad del ducta contraria a su auténtica naturaleza. La voluptuosidad del alma
alma; si al hacerlo me redunda algo de goce sensible, estoy pronto a no existe siempre de manera plenamente abundante, sino que de
aceptarlo como una pequeña compensación por el exceso de sufri- tiempo en tiempo disminuye, en parte porque pone en actividad
miento y las privaciones que hace años me han sido impuestos, en acciones de retirada por parte de Dios, en parte porque yo no pue-
ello existe también una pequeña compensación por los múltiples do dedicarme siempre al cultivo de la concupiscencia. Por otra par-
estados dolorosos y contrariedades que tengo que soportar aún hoy, te, cada actividad que emprendo, y en mayor medida aún cualquier
especialmente en los momentos en que disminuye la voluptuosidad renuncia al derecho natural de no pensar en nada (especialmente al
del alma. Soy consciente de que con ello no violo ningún deber pasear) está ligada para mí a un sacrificio más o menos notable de
moral, sino que simplemente hago lo que la razón ordena en las bienestar corporal. Por ello se me permite -en aquellas pausas de
circunstancias anormales que se han dado; en lo que hace en parti- la actividad de pensamiento que el hombre necesita, especialmente
cular a la relación con mi mujer, me remito a lo señalado ya en la de noche, para lograr el sueño, pero también de día en ciertos mo-
nota 76 del capítulo XIII. mentos, por ejemplo después del almuerzo, cuando aparece la ne-
Naturalmente, no me es posible entregarme todo el día, ni si- cesidad de un descanso posmeridiano, o por la mañana temprano,
quiera la mayor parte de él, a imágenes voluptuosas y dejar que mi al despertarme en la cama- crear en mí, por medio de la práctica
fantasía juegue en esa dirección. La naturaleza humana, sencilla- de la voluptuosidad en el sentido mencionado anteriormente, un
mente, no estaría en condiciones de hacerlo; el hombre no ha naci- estado corporal tolerable o hasta un bienestar sensible que lo rebasa.
do para el puro placer, y por eso el puro placer, entendido como fin El acierto de esta interpretación me ha sido corroborado de
exclusivo de la vida, me parecería tan monstruoso como a cualquier manera indudable por una experiencia de años; creo, incluso, que
otro hombre. Por otra parte, una actividad incesante del pensa- puedo permitirme expresar la opinión, sobre la base de las impre-
miento, un trabajo de los nervios intelectivos no interrumpido por siones recibidas, de que Dios nunca llegaría a una acción de retira-
ninguna pausa, como el que me exigen los Rayos por medio de la da (con lo cual en cada oportunidad mi bienestar corporal empeora
compulsión a pensar, es no menos inconciliable con la naturaleza considerablemente y de inmediato), sino que la atracción se produ-
humana. El arte de vivir en las condiciones demenciales en las que ciría sin ninguna resistencia y con un permanente equilibrio, si me
he sido colocado -no me refiero a las condiciones de mi ambiente fuera posible hacer siempre el papel de una mujer que yace conmigo
externo, sino a lo absurdo y contrario al orden cósmico de las rela- mismo en un abrazo sexual; dejar que mi vista reposara siempre en
ciones surgidas entre Dios y yo- consiste en encontrar algún ca- seres femeninos; contemplar siempre figuras femeninas, etcétera.
mino intermedio adecuado por el cual ambas partes, Dios y el No quisiera dejar de mencionar que el acierto de la interpreta-
hombre, avancen de la manera más tolerable, es decir, que el ingre- ;ión descrita ha sido reconocido expresamente también por el Dios
so de los Rayos divinos se cumpla en lo posible con participación inferior (Arimán), en la medida en que, en su momento, incorporó
en la concupiscencia del alma existente en mi cuerpo y de esa mane- .ti material de registro empleado por él en el lenguaje de los Rayos
284 DANIEL PAUL SCHREBER

cierto número de giros mediante los cuales se me recomendaba una


conducta correspondiente. En especial, los giros "La concupiscen-
cia se ha vuelto temerosa de Dios" y "Excítese sólo sexualmente"
fueron oídos muy frecuentemente de boca de las Voces procedentes
del Dios inferior. Todos los conceptos morales han quedado
trastrocados en mi relación con Dios. Por otra parte, si bien la con- CAPÍTULO XXII*
cupiscencia es moralmente permitida a los hombres siempre que
sea santificada por el vínculo del matrimonio, nunca ha sido por sí
misma algo especialmente meritorio. En cambio, en la relación en- He llegado al fin de mi trabajo. He relatado mis vivencias y expe-
tre Dios y yo la voluptuosidad ha llegado a hacerse "temerosa de riencias durante mi enfermedad nerviosa, que dura ya hace siete
Dios", es decir, debe ser considerada el medio por el cual el conflic- años, y las impresiones sobrenaturales que he recibido durante ese
to de intereses (en contra del orden cósmico) puede encontrar cuanto tiempo, sin agotarlas ni con mucho, pero por lo menos con la inte-
antes una solución satisfactoria. gridad necesaria para la comprensión de mis concepciones religio-
Tan pronto corno dejo que se produzcan pausas en mi pensar, sas y la aclaración de ciertas peculiaridades de mi conducta. Me
sin asumir al mismo tiempo el cultivo de la voluptuosidad - lo resta tan sólo echar una ojeada sobre el futuro.
cual hasta cierto grado es inevitable, porque el hombre no puede, "¿Qué resultará ahora de la maldita historia?" y "¿Qué será de
ni pensar constantemente ni vivir constantemente el placer- se º
mí, aquel debe"1 9-es decir, decir o pensar-, así rezan las pre-
producen cada vez las consecuencias desagradables descritas ante- guntas que desde hace años son pronunciadas dentro de mi cabeza
riormente: estados ululatorios y algún dolor corporal en mi perso- por los Rayos, y que si bien no reproducen mis auténticos pensa-
na; groseros alborotos entre los locos que están alrededor de mí y mientos, sino que están basadas en falsificaciones, por lo menos
gritos de "Socorro" por parte de Dios. La razón exige que yo, en la permiten conocer que también en Dios existe la conciencia de una
medida en que ello puede pedírsele a un hombre, llene las pausas situación que esencialmente tiene un buen cariz. Las respuestas que
de mi actividad de pensar, en otras palabras, las horas de descanso, los Rayos se dan a sí mismos con motivo de estas preguntas, es de-
con alguna ocupación espiritual, en lo posible, mediante el cultivo cir, las que por medio de falsificaciones inducen en mis nervios
de la voluptuosidad. ("Nuevos hombres procedentes del espíritu de Schreber" o tam-
bién "no lo sé, aquel debe", etcétera) son tan infantiles que no nece-
sito dudar más de ellas. En cuanto a mi propia manera de interpretar
las cosas, tengo que señalar lo siguiente.

· "Consideraciones finales. Una mirada hacia el futuro".


109
Con el "aquel" de las expresiones mencionadas anteriormente y de muchas
Otras semejantes se alude siempre, naturalmente, a mí. Quizá habría que agregar
orno continuación: "aquel hombre que es el único que a nosotros (los Rayos)
nos interesa'', o algo semejante. El hecho de que no se mencione mi nombre es
.ilgo que parece basarse en cierto propósito deliberado, porque se sigue alimen-
1ando la esperanza de que finalmente llegará el momento en que yo no tendré ya
m:ís conciencia de mi identidad.
286
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 287

Una predicción cierta sobre qué será de mí y de qué manera será otros astros, en gran número de casos. A una emasculación apunta
posible hacer entrar nuevamente por un carril conforme con el or- también inequívocamente una no pequeña parte de los milagros
den cósmico el estado contrario al orden cósmico en el cual aparen- practicados en mi persona (véase capítulo XI, al comienzo), como
temente se encuentra Dios respecto de toda la Tierra es, por supuesto, también la repleción de mi cuerpo con nervios de voluptuosidad.
imposible. Se trata de una maraña para la cual no sólo faltan todas Pero acerca de si, debido a las tendencias contrarias al orden cósmi-
las analogías procedentes de la experiencia humana, sino que tam- co con que Dios se encontró por primera vez tras la aparición de las
poco se vio jamás dentro del orden cósmico. ¿Quién querría, pues, almas probadas (atarse a las Tierras, etcétera) puede llegarse o no a
frente a semejante situación, entregarse a conjeturas sin fundamen- una emasculación real, es algo sobre lo cual no me atrevo a hacer
to respecto del futuro? Lo único cierto para mí es una negativa, a una predicción determinada para el futuro, tanto más cuanto que
saber esta, que nunca se podrá llegar a la destrucción de mi intelec- en el ínterin he tenido que rectificar mis ideas anteriores sobre la
to, que Dios se ha propuesto. Acerca de este punto hace años que aniquilación del resto de la humanidad. Es posible, pues, y aun
estoy perfectamente en claro, como ya antes se expuso (capítulo XX, más, verosímil, que hasta el fin de mi vida todo quede en una
p. 267), y por ello hace años que ha quedado superado para mí el acentuación intensa de la feminidad, y que por lo tanto yo deje de
principal peligro que pareció amenazarme en el primer año de mi ser hombre sólo con la muerte.
enfermedad. En efecto; ¿qué puede haber más aterrorizante para Con ello pasa al primer plano la otra cuestión, la de si yo soy de
un hombre altamente dotado en tantos aspectos, como me atrevo a alguna manera inmortal y cuáles son las causas de muerte que en
presumirlo de mí sin jactancia, que la perspectiva de tener que per- mi caso se hallan dentro del dominio de la posibilidad. Después de
der el intelecto y hundirse en la idiotez? Cualquier otra cosa que todo lo que he experimentado acerca del renovado poder de los
para mí tenga alguna importancia me parece en razón de ello más o Rayos divinos sobre mi cuerpo (véanse al respecto las explicaciones
menos secundaria, tras haber alcanzado después de una experiencia anteriores) aún hoy tengo que calificar de verosímil que en mi caso
de años la convicción cierta de que cualquier intento en este senti- estén descartados como causas de mi muerte cualesquiera influjos
do está de antemano condenado a la inutilidad, por cuanto el or- morbosos y hasta ataques violentos desde el exterior. Supuesto que
den cósmico ni a Dios mismo le ha puesto en las manos los medios yo cayera alguna vez en el agua o que quisiera dispararme una bala
para destruir el intelecto de un hombre. en la cabeza o en el pecho, cosa en la cual, naturalmente, no pienso
Naturalmente, me he preocupado mucho de la forma previsible ya ni de lejos, aparecerían presumiblemente fenómenos transito-
que adoptará mi futuro aun en sentido positivo. Durante muchos rios como los que son propios de la muerte por ahogamiento o el
años después de los cambios de mi propia concepción descritos en estado de pérdida de la conciencia después de una herida de bala
el capítulo XIII he vivido con la suposición definida de que final- con efecto mortal. Pero si tendría o no lugar entonces, mientras
mente habrá de llegarse en mí a una emasculación real (transforma- durase el trato con los Rayos, una nueva revivificación; si sería o no
ción en una mujer); es decir, mientras creí que el resto de la suscitada la actividad del corazón y con ella la circulación de la
humanidad había perecido, esa me pareció la solución incondicio- sangre, se reconstituirían los órganos internos destruidos y los tro-
nalmente adecuada para una renovación de la humanidad. De he- zos de hueso, es esta una pregunta que, de acuerdo con mis viven-
cho, considero aun hoy indudable que tal solución es, en sí, la que ias anteriores, no me atrevo a responder negativamente. En efecto;
parecería más congruente con la esencia más íntima del orden cós- durante los primeros años de mi enfermedad he vivido repetidas
mico. Emasculaciones con el fin de renovar a la humanidad tuvie- veces durante un tiempo sin los órganos internos más importantes,
ron efectivamente lugar, según todas las probabilidades, en períodos o con grave lesión de ellos, como también con grandes destrozos de
anteriores de la historia del universo, sea en nuestra Tierra, sea en partes del sistema óseo, que en otras circunstancias parecerían difí-
288 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 289

cilmente prescindibles para la prolongación de la vida. Las causas las bienaventuranzas. Que entre los primeros nervios que serían
que llevaron entonces en cada caso a la reconstitución de lo destrui- elevados a la bienaventuranza se encontrarán también los míos es
do siguen existiendo aún, y por eso apenas puedo imaginarme un algo que yo daría casi por obvio, vistas las relaciones que durante
efecto mortífero de sucesos de la clase mencionada más arriba. Lo años han imperado entre yo y Dios. Acerca de los pormenores de
mismo vale para todos los influjos morbosos naturales externos. las medidas que deberían ser tomadas por Dios después de mi muerte
Según esto, sólo me parece que deba tomarse en cuenta como posi- no puedo entregarme a ninguna conjetura, tanto más que sólo he
ble causa de muerte lo que corrientemente se denomina "debilita- podido lograr, por la naturaleza misma del asunto, una idea más o
miento senil". Sabidamente, la cuestión de cómo explicar la muerte menos imprecisa sobre las disposiciones contrarias al orden cósmi-
por debilitamiento senil es una cuestión bastante oscura también co, de cuyo cese se trataría entonces.
para la ciencia. Se pueden describir los fenómenos externos que En cuanto hace a la forma que tomará mi vida hasta mi eventual
aparecen entonces, pero no se ha logrado, por cuanto yo sé, averi- muerte creo que se producirá una cierta mejoría de mi situación
guar la causa que realmente actúa: la cuestión de por qué, en defini- vital externa, que podré lograr la revocación de la incapacitación y
tiva, el hombre tiene que morir cuando alcanza determinada edad el alta del presente hospital, etcétera, dentro de un tiempo razona-
es algo que hasta el momento ha eludido una respuesta cierta. Apa- ble y sin grandes dificultades. El reconocimiento de que, sean lo
rentemente, a todo ser creado se le ha asignado tan sólo una medi- que fueren mis "delirios'', no tienen ante sí en mi caso un enfermo
da determinada de fuerza vital, después de cuya extinción los órganos mental de tipo corriente no lo podrán evitar, a la larga, tampoco
que sirven para el mantenimiento de la vida rehusan su colabora- otras personas.
ción. Por consiguiente, podría perfectamente imaginarme que los Sin embargo, con ello no se me proporcionaría ninguna com-
Rayos tienen también la capacidad de reparar cualquier daño que pensación por lo que he sufrido y tolerado en los últimos siete años.
surja en un cuerpo que se encuentra todavía en posesión de la fuer- Por ello tengo la sensación de que en mi vida futura se dará alguna
za vital, pero no la de reemplazar la fuerza vital misma. grande y brillante compensación, proporcionada no por los hom-
El otro aspecto del asunto se refiere a la cuestión de qué será de bres, sino en alguna medida traída por la propia necesidad interna
Dios en el caso de mi fallecimiento, si es que así puedo expresarme. de las circunstancias. Ya en la época de mi permanencia en el hospi-
Para mí es indudable, según todo lo expuesto hasta aquí, que toda tal de Flechsig, cuando yo, por una parte, alcancé las primeras vis-
la relación en la que Dios se ha colocado respecto de nuestra Tierra lumbres de la maravillosa armonía del orden cósmico y, por la otra,
y de los hombres que viven en ella se funda en ciertas relaciones experimenté en mi persona la más profunda degradación y parecía
surgidas entre Dios y mi persona. Si mi persona fuera suprimida estar amenazado por los más pavorosos peligros, encontré en lo
por la muerte con seguridad tendría que producirse una modifica- referente a los Rayos la máxima de que tenía que haber una justicia
ción en aquella relación; no me atrevo a afirmar si ésta se manifes- compemadora; no podía ser que un hombre moralmente inmaculado,
taría de alguna manera visible para otros hombres. Tal vez entonces, situado en el campo del orden cósmico, pereciera en la lucha lleva-
obligado por la necesidad, habrá que decidirse a las medidas que da contra él por fuerzas hostiles, como inocente víctima propiciatoria
implican el retorno al orden cósmico (abandono del atarse a las por los pecados de otros. Esta máxima, para la cual entonces sólo
Tierras, supresión total de los restos aún subsistentes de las almas tenía escasos puntos de apoyo y que, por ende, había surgido en-
probadas, etcétera), para las cuales hasta ahora no se ha podido tonces podría decirse que de un sentimiento instintivo, ha sido co-
encontrar la energía de la voluntad. Sólo por esta vía podría Dios, rroborada ya con el correr de los años de una manera que supera en
en mi opinión, ponerse otra vez en estado de cumplir las tareas que mucho mis expectativas. La balanza de la victoria se indina con
le incumben dentro del orden cósmico, en especial la de restaurar mayor claridad de mi lado; la lucha que se lleva contra mí pierde
290 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 291

cada vez más el carácter enconado que antes le era propio; mis esta- religiosas de la humanidad que será sin precedentes en la historia.
dos corporales y las restantes condiciones de vida se tornan cada vez No ignoro los peligros que podrían resultar de un trastorno de to-
más soportables, a causa del permanente incremento de la dos los sistemas religiosos existentes. Pero confío en el poder victo-
voluptuosidad del alma. Y así creo no equivocarme en la suposición rioso de la verdad, que tendrá la fuerza para reparar los males que
de que finalmente me espera una palma de victoria enteramente resulten transitoriamente de una desorientación de los espíritus. Si
singular. En qué consistirá, es algo que no me atrevo a predecir de muchas de las ideas religiosas, en especial las cristianas, que hasta
manera precisa. Sólo con el carácter de algunas posibilidades que ahora han sido tenidas por verdaderas, tuvieran que ser rectificadas,
podrían venir al caso mencionaré aquí el cumplimiento de la por lo menos la certidumbre que se abre para la humanidad acerca
emasculación, con el resultado de que, mediante una fecundación de la existencia de un Dios viviente y de una perduración del alma
divina, saldrá de mi seno una descendencia; o quizá la otra conse- después de la muerte no puede tener sino un efecto benéfico. Y por
cuencia de que con mi nombre irá unida una fama que a miles de eso termino expresando mi esperanza de que en este sentido el re-
hombres de dotes espirituales incomparablemente superiores no les sultado de mi trabajo se vea presidido por una estrella favorable.
ha tocado en suerte. Tales pensamientos podrán parecer a otr~s per-
sonas fantásticos, quiméricos, y aun ridículos, frente a la situación
vital mezquina y limitada en cuanto a la libertad en la que momen-
táneamente me encuentro. Sólo podría comprender que tales pen-
samientos tengan que ocurrírseme aquél que haya conocido lo que
he tenido que soportar en el transcurso de los años pasados. Cuando
recuerdo los sacrificios que se me impusieron con la pérdida de una
posición profesional honorosa; con la disolución efectiva de un
matrimonio feliz; con la privación de todos los placeres de la vida;
con los dolores corporales, tormentos espirituales y horrores de una
índole enteramente desconocida, se me impone la imagen de un
martirio que sólo puedo comparar en su integridad con la cruci-
fixión de Jesucristo. Por otra parte, hay que tomar en cuenta el
atroz fondo de la imagen, en cuyo primer plano se encuentran mi
persona y mis vicisitudes personales. Si es verdad que la perduración
de toda la creación sobre nuestra Tierra depende exclusivamente de
las peculiares relaciones en que Dios ha entrado con respecto a mí,
la recompensa de la victoria por la fiel perseverancia en la dura
lucha por afirmar mi intelecto y por purificar a Dios sólo puede
consistir en algo extraordinario.
Con esto llego a la última consideración de la que tengo que
ocuparme en este trabajo. Considero posible, y hasta verosímil, que
la futura evolución de mi suerte personal, la divulgación de mi sis-
tema de ideas religiosas y el peso de los argumentos que se impon-
drán en favor de ellas traigan consigo una revolución en las ideas
I SOBRE LOS MILAGROS
(OCTUBRE DE 1900)

Los milagros dirigidos contra mí siguen obviamente su curso sin


interrupción. En ellos, por las razones ya antes muchas veces men-
cionadas, predomina cada vez más, a medida que pasa el tiempo, el
carácter de una travesura relativamente inocua. Un pequeño ejem-
plo servirá de prueba.
El 5 de octubre de 1900, al ser afeitado por el barbero, se me
produce, como ya antes ha sucedido repetidas veces, una pequeña
cortadura. En el paseo por el jardín que siguió después saludo al
asesor administrativo M.; éste, inmediatamente después del salu-
do, posa su vista en la herida provocada por el corte, cubierta con
un trocito de esponja, aproximadamente del tamaño siguiente@,
y pregunta por su origen, que luego yo, verídicamente, le manifies-
to: que el barbero me ha cortado.
Este pequeño suceso es para mí, que conozco la conexión pro-
funda, extremadamente interesante y rico en enseñanzas. La corta-
dura de la navaja era -cosa que para mí, tras numerosos fenómenos
semejantes, es enteramente indudable- el resultado de un milagro
divino, y por cierto procedente del Dios superior. Éste, necesitado
de una "perturbación", en el sentido que muchas veces ya se ha
comentado, había impreso a la mano del barbero, mediante el co-
rrespondiente influjo sobre sus músculos, un movimiento brusco,
mediante el cual se había producido la cortadura.
Que el asesor administrativo pasara luego de inmediato a hablar
de esa pequeña herida depende de que Dios (en las relaciones con-
trarias al orden cósmico en que ha entrado conmigo) tiene prefe-
rencia por hacer que las consecuencias de los milagros efectuados
sobre mí sean tema de una conversación; la vanidad propia de los
298 DANIEL PAUL SCHREBER

Rayos se siente lisonjeada con ello. 110 El influjo mediante milagros


sobre el asesor administrativo M. fue evidentemente doble: por una
parte sobre sus músculos oculares, con lo cual advirtió la herida y el
trocito de esponja sobre mis labios, y también sobre sus nervios (su
voluntad) con lo cual tuvo ocasión para una pregunta sobre la cau-
sa de la lesión. La pregunta misma me fue planteada más o menos II. RESPECTO DE LA RELACIÓN DE LA INTELIGENCIA
con las palabras: "¿Pero qué es eso que tiene usted en la boca?" DMNA CON LA HUMANA
Análogas observaciones he hecho en innumerables casos respec- (11 DE OCTUBRE DE 1900)
to de toda clase de pequeñas faltas de aseo que se han provocado
milagrosamente en mí al comer, sea en la boca o en la mano, o
también en el mantel y la servilleta. Con especial frecuencia sucede Creo poder sentar la afirmación de que la inteligencia divina es
esto sobre todo durante las visitas de mi esposa y mi hermana, por lo menos igual a la suma de todas las inteligencias humanas que
cuando, por ejemplo, tomo el cacao en presencia de ellas. Se me existieron en todas las generaciones pasadas. Como Dios recibe en
ensucia entonces milagrosamente la boca, la mano, el mantel o la sí después de la muerte todos los nervios de los hombres reúne pues
servilleta, y mi esposa y hermana no dejan, con absoluta regulari- en sí la totalidad de sus inteligencias después de despojarlas (gra-
dad, de tomar dichas suciedades como objeto de una observación, dualmente) de todos aquellos recuerdos que sólo eran de interés
que naturalmente tiene el tono de un suave reproche. para el individuo en cuestión, y que por lo tanto no pueden tomar-
Experiencias de la misma clase las hago con frecuencia también se en cuenta para una inteligencia valiosa en general.
en la mesa de la Dirección del Hospital o en otras ocasiones. Repe- No tengo duda alguna, por ejemplo, de que para Dios es cono-
tidas veces en aquella, cuando participo de las comidas, se han roto cido el concepto de los ferrocarriles, su naturaleza y finalidad. ¿De
por el medio platos sin que mediara ningún trato rudo, o bien cua- dónde obtuvo Dios ese conocimiento? En sí y de por sí, Dios sólo
lesquiera otros objetos que las personas que los están utilizando, tiene (dentro de las condiciones acordes con el orden cósmico) una
sean otros de los presentes o yo mismo, tienen en las manos (por impresión externa de un tren que rueda, lo mismo que de todos los
ejemplo, alguna de mis piezas de ajedrez, mi lapicero, mi boquilla otros hechos que se· dan sobre la Tierra; habría existido la posibili-
para cigarros), son tirados súbitamente contra el suelo, de suerte dad de obtener, mediante conexión nerviosa con alguna persona
que, si son frágiles, se parten de una manera natural. En todos estos familiarizada con la naturaleza de los ferrocarriles, una explicación
casos se trata de milagros; los daños resultantes son tomados luego más detallada de la finalidad y función del fenómeno. Pero difícil-
preferentemente, a veces bastante tiempo después, por las personas mente habrá existido ocasión para ello. Con el correr del tiempo se
que me rodean como objeto de una conversación especial. incorporaron a Dios los nervios de generaciones enteras de hom-
bres, para todos los cuales era corriente el significado del ferroca-
rril. De esa manera el conocimiento de los ferrocarriles fue adquirido
por Dios mismo.
¿Hay que suponer por esto que Dios extrae toda su sabiduría
11 º
Un fenómeno enteramente semejante al que tiene lugar en los hombres. Tam- exclusivamente de la inteligencia de las generaciones humanas an-
bién los hombres se sienten de ordinario gratamente afectados cuando algún pro- teriores? Manifiestamente, todo habla en contra de una respuesta
ducto de su trabajo, de su diligencia, etcétera, se considera merecedor de la atención afirmativa a esta pregunta. Si Dios mismo ha sido quien creó al
de otro. hombre al igual que otras criaturas, es imposible suponer que su
300 DANIEL PAUL SCHREBER

inteligencia sea sólo una inteligencia derivada de la humana. Es


inevitable suponer una sabiduría divina originaria en lo que respec-
ta a cierta esfera del saber, es decir, la referente a los procesos creativos
mismos. Pero quizá no sea inconciliable con ello que Dios, en todas
las cosas referentes a las actividades humanas, la vida espiritual hu-
mana, el lenguaje humano, etcétera, haya logrado el conocirnien'to III. REFERENTE A LOS JUGUETEOS CON HOMBRES
profundo, que indudablemente también aquí existe en él, median- (ENERO DE 1901)
te la incorporación de innumerables nervios humanos. Esta última
suposición parece casi ineludible por el hecho de que Dios se sirve
para conmigo del lenguaje humano (corno también lo hacía ante- En lo referente a los llamados "jugueteos con seres humanos" (véase
riormente, dentro de las condiciones acordes con el orden cósmico, capítulo VII y en especial el capítulo xv de las Memorias), el ámbito
bajo la forma del lenguaje originario en su trato con las alrn;i.s), y de mis observaciones se ha ampliado de manera no insignificante.
especialmente del lenguaje alemán, y por cierto que también esto Desde entonces he efectuado numerosos paseos, últimamente casi
sucede, o por lo menos sucedía, al "gritar pidiendo socorro" o, en el cotidianos, y pequeñas y grandes excursiones por la ciudad y los
caso del Dios inferior Arirnán, no bien participa de la voluptuosidad aledaños de Pirna, he concurrido algunas veces al teatro de esa mis-
del alma, mediante las palabras "Me gusta", expresando un auténtico ma ciudad, corno también a la iglesia del Hospital, en calidad de
sentimiento. espectador, cuando se celebraba el servicio divino, y hasta hice una
vez un viaje para visitar a mi esposa en Dresde. En esas ocasiones,
naturalmente, vi gran cantidad de otros hombres, y en Dresde todo
el tráfago de una gran ciudad. Entonces se me hizo indudable algo
que ya antes había tenido que admitir corno verosímil: que además
de las manifestaciones de vida de los hombres (y animales) influi-
das por los Rayos existen también manifestaciones de vida que son
independientes de les Rayos (véase capítulo XV de las Memorias,
donde lo califiqué de cuestión oscura). 111 Cuando yo asisto corno
oyente, por ejemplo, a una representación en el teatro o a un ser-
món en la iglesia, no se me puede ocurrir afirmar que cada palabra
que pronuncien los actores en el escenario o el ministro en el pulpito
haya sido suscitada por un influjo milagroso sobre los nervios de
los respectivos seres humanos; es obvio que no puedo abrigar duda
alguna de que la representación teatral o el servicio divino en la

111
El hecho de que esta cuestión me pareciera antes oscura, como en general
toda la actuación mencionada anteriormente, quizá se tornará en alguna medida
comprensible si se tiene presente que durante seis años estuve recluido dentro de
los muros del Hospital, en el cual sólo vi, fuera de las breves visitas médicas y al-
gunas visitas aisladas de mis parientes, personas mentalmente trastornadas y en-
fermeros incultos.
302 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 303

iglesia se desarrollarían, en su totalidad, de la misma manera aun- de registro, debido a su multiplicación continuamente creciente,
que yo no hubiera participado en ellos personalmente. Y, sin em- ya abarca quizás en la actualidad la gran mayoría de todas las pala-
bargo, lo que percibí en esas y numerosas ocasiones semejantes me bras que aparecen en el lenguaje humano. Por ello, pensar en un
ha dado la certidumbre de que en tales casos mi presencia no deja puro azar parece sumamente justificado; de todas maneras, la cons-
de tener influjo sobre las manifestaciones de vida de otros seres tante reiteración de ciertas palabras sigue siendo aún hoy suficien-
humanos, sino que ahora, para provocar las "perturbaciones" re- ' temente evidente como para no dejar duda alguna de que los nervios
queridas para la retirada (véanse capítulos x y xv), es necesario de humanos correspondientes son excitados para que empleen esas
alguna manera llevar a cabo milagros erráticos en las personas que palabras. Igualmente evidente sigue siendo el profundo silencio que
se encuentran en mi proximidad. El momento en que esto menos en ciertas circunstancias (véase ya el capítulo XV de las Memorias}
ocurrió fue precisamente durante mis visitas al teatro y a la iglesia. suele producirse a mi alrededor, especialmente cuando toco el pia-
La razón reside en que en estas ocasiones Dios estuvo en cierta no y al mismo tiempo leo el texto de la pieza musical correspon-
medida personalmente presente en el teatro y en la iglesia (es decir, diente; es decir, cuando recito en el lenguaje de los nervios las
participó, por medio de la conexión nerviosa, en todas las impre- palabras que lo constituyen, o leo con atención un libro, un perió-
siones visuales y auditivas que recibí durante la representación tea- dico, un trozo de mis Memorias, etcétera, o también, excepcional-
tral y el servicio divino), y estas impresiones suscitaron el interés de mente, canto algo en voz alta. Uno pensaría que durante esos
los Rayos, siempre ávidos de espectáculos, en una medida tan gran- momentos tendría que proseguir el ir y venir de los enfermeros a
de que la tendencia a retirarse se manifestó sólo en la medida míni- sus ocupaciones habituales por el corredor, el salir de distintos pa-
ma, requerida quizá por las circunstancias exteriores. De todos cientes de sus cuartos, etcétera. Mas esto no sucede casi nunca, pero
modos, tampoco aquí faltaron del todo las "perturbaciones", las sí de una manera enteramente regular en el primer aspecto (mo-
cuales, empero, se expresaron principalmente sólo en algunas pala- mento) en que dejo la correspondiente ocupación, es decir, paso a
bras en voz baja de las personas presentes en la iglesia o en el teatro no pensar nada, o el alto grado de voluptuosidad del alma, deter-
o en accesos de tos de los actores o de algunas personas del públi- minado por la unión de todos los Rayos, hace necesaria una retira-
co del teatro o de los fieles congregados en la iglesia, o en cosas da, y para ello una "perturbación". No puedo explicármelo de otra
semejantes. manera que suponiendo que las personas correspondientes poseen
Que la causa estuvo basada en milagros fue para mí, entonces, aun sin ello la capacidad para semejantes manifestaciones de vida,
como en otros casos, absolutamente indudable, debido a la sensa- pero que sin embargo en determinados momentos no sentirían un
ción dolorosa que simultáneamente se presentó en mi cabeza (véase motivo para ello si no se suscitara en ellas por influjo de los Rayos la
capítulo XV de las Memorias}, y en parte también por el parloteo de decisión de emprender alguna actividad cerca de mí, abandonar sus
las Voces que se les sumó. Algo semejante experimento sin excep- cuartos, abrir el mío (cosa que, por parte de los pacientes, con mu-
ción en cada salida que me lleva a las calles de la ciudad de Pirna o cha frecuencia se hace sin ninguna razón), etcétera.
sus aledaños; en los comercios en donde entonces entro a veces; en
los restaurantes que a veces visito; aun personas que me son com-
pletamente extrañas y que se encuentran por casualidad presentes
en la misma habitación cuando entro en alguna fonda de las aldeas
aledañas hacen oír preferentemente en sus conversaciones palabras
relacionadas con el material de registro mencionado en el capítulo
IX. De todas maneras, no quiero dejar de mencionar que el material
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 305

que se tiende a interpretar sólo como estímulos nerviosos subjetivos


(ilusiones sensoriales, alucinaciones o, expresándolo con palabras pro-
fanas, puras quimeras) podría basarse en una causa objetiva, si bien
en medida incomparablemente más leve que en mi caso; en otras 1

palabras, poner de manifiesto el influjo de factores sobrenaturales.


IV. REFERENTE A LAS ALUCINACIONES Para hacer comprensibles estos pensamientos trataré de descri-
(FEBRERO DE 1901) bir con mayor pormenor las impresiones visuales y auditivas que yo
recibo bajo la forma de "voces", "visiones", etcétera. Al respecto
subrayaré de nuevo, como ya hice en otro lugar (capítulo VII) de las
Por "alucinaciones" se entiende, por lo que yo sé, algunos estímulos Memorias, que no tengo el mínimo reparo en admitir que la exis-
nerviosos en virtud de los cuales la persona a ellos expuesta, que se tencia de un sistema nervioso morbosamente excitado es un requisito
encuentra en un estado de enfermedad nerviosa, cree tener impre- para la aparición de todos los fenómenos de esta clase. Las personas
siones de algunos acontecimientos desarrollados en el mundo ex- que son tan afortunadas como para disfrutar de nervios sanos no
terno -en especial los que son accesibles al sentido de la vista y del pueden tener (por lo menos de ordinario) 112 "ilusiones sensoria-
oído- que no existen en realidad. La ciencia parece negar a todas les", "alucinaciones", "visiones" o cualquier término que se quiera
las alucinaciones, según lo que leo al respecto, por ejemplo en la elegir para dichos fenómenos; por eso sería deseable que todos los
Psiquiatrie [Psiquiatría] de Krapelin, tomo 1, pp. 102 y ss. de la 6ª hombres estuvieran libres de fenómenos de dicha clase; es probable
edición, un trasfondo real. En mi opinión, esto es, por lo menos que entonces se sintieran subjetivamente en la mayoría de los casos
enunciado con tanta generalidad, decididamente erróneo. Tampo- incomparablemente mejor. Pero con ello, a mi juicio, de ninguna
co yo dudo de ningún modo que en muchos, sino la mayoría de los manera queda dicho que los procesos resultantes de la actividad
casos, los objetos y acontecimientos supuestamente percibidos en morbosa del sistema nervioso carezcan por entero de realidad obje-
las alucinaciones sólo existan en la imaginación de los alucinados. tiva, es decir, que hayan de considerarse como estímulos nerviosos
Así acontece sin lugar a dudas, por ejemplo, en los casos, que me carentes de toda causa externa. Precisamente por ello de ninguna
son conocidos aun en mi condición de profano, en los cuales al- manera me es posible estar de acuerdo con el asombro que expresa
guien que sufre de delírium tremens cree ver, por ejemplo, "hom- Krapelin en distintos pasajes de su obra (por ejemplo, tomo l, pp.
brecillos" o "ratoncillos" que, naturalmente, no existen en la realidad. 112, 116, 162 y ss. de la 6ª edición) por el hecho de que las "voces",
Lo mismo habría que suponer en muchas de las ilusiones visuales y etcétera, sobre las alucinaciones visuales y auditivas tengan un po-
auditivas tratadas por Krapelin (véase tomo l, pp. 145 y ss., de la 6ª der persuasivo mucho mayor que "las palabras de quienes están
edición). En cambio, podrían oponerse objeciones muy serias a esta cerca''. El hombre con nervios sanos es, precisamente, por así decir-
concepción, racionalista o puramente materialista, en aquellos ca- lo, espiritualmente ciego frente a quien, a causa de su constitución
sos en que se trata de voces "de origen sobrenatural" (véase Krapelin, nerviosa mórbida, recibe impresiones sobrenaturales; por esta ra-
tomo 1, p. 117 de la 6ª edición). Tan sólo en mi propio caso puedo, zón es tan incapaz de persuadir al visionario sobre la irrealidad de
naturalmente, afirmar con entera seguridad que en dichos estímu- sus visiones como, por ejemplo, el hombre con vista corporal lo es
los nerviosos interviene efectivamente una causa que actúa desde de dejarse persuadir por los ciegos (corporales) de que no existe
afuera, pero me inclino a suponer, por las experiencias que hago en
mí mismo, que en muchos otros casos puede tratarse o haberse tra- 112
Como una excepción concebible, recuerdo, por ejemplo, los casos en los cua-
tado de lo mismo; es decir, que también en otr;is personas aquello les, en los relatos bíblicos, oímos hablar de hechos de índole semejante a las visiones.
306 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 307

ningún color, de que el azul no es azul, el rojo no es rojo, etcétera. por supuesto, no puedo estar suficientemente informado sobre ello,
Hechas estas aclaraciones previas, lo que pienso sobre la naturaleza que en otros hombres se trata sólo de voces intermitentes, y por
de las Voces que hablan conmigo y de las visiones que se me conce- consiguiente, de que las alucinaciones aparecen sólo tras pausas más
den es lo siguiente. o menos largas de estados exentos de voces. En mi caso, en cambio,
Las "Voces" se manifiestan en mí como estímulos nerviosos.que, no existen jamás pausas en el hablar de las Voces; desde los comien-
según se señaló en las Memorias - con la sola excepción de una zos de mi vinculación con Dios - con la exclusiva excepción de las
noche, a comienzos de julio de 1894, capítulo X, al comienzo- primerísimas semanas, en las cuales, además de los tiempos "sagra-
tienen siempre el carácter de un ruido suavemente susurrante, con la dos" hubo tiempos "no sagrados" (véase capítulo VI de las Memo-
resonancia de determinadas palabras humanas. En cuanto a su con- rias, hacia el final)-, por ende, desde hace ahora casi siete años
tenido, y especialmente en cuanto al ritmo con que se pronuncian, -salvo cuando duermo- jamds tuve un solo instante en el que no
han experimentado en el transcurso del tiempo las más distintas haya percibido voces. Me acompañan por todas partes y en todas las
vanac10nes. ocasiones; siguen resonando aun cuando mantengo una conversa-
Lo más importante al respecto ha sido referido ya en las Memo- ción con otras personas; prosiguen sin traba aun cuando me ocupo
rias; es decir, lo que predomina en ellas, debido a lo incompleto muy atentamente en otras cosas, por ejemplo, leo un libro o un
estilísticamente de las locuciones empleadas, es un puro absurdo y periódico, toco el piano, etcétera, sólo que, como es natural, mien-
una considerable cantidad de insultos, que están calculados princi- tras converso en voz alta con otras personas o hablo a solas en voz
palmente para excitarme, es decir, para interrumpir en ciertos mo- alta, quedan dominadas por el sonido más fuerte de la palabra
mentos el silencio necesario para dormir. Si bien, según Krapelin, hablada, y durante ese tiempo no son temporalmente audibles para
tomo 1, p. 116 de la 6ª edición, las voces excitantes pueden percibirse mí. Pero la inmediata recurrencia de las para mí bien conocidas
también en otras alucinaciones auditivas, 11 3 hay empero en mí una frases, eventualmente con algunos sonidos omitidos en mitad de
circunstancia digna de notarse que, según creo, diferencia mi caso ellas, me hacen reconocer en esos casos que el hilo de la conversa-
respecto de los demás, de una manera tan característica que es del ción ha proseguido entretanto, es decir, que los estímulos sensoria-
todo imposible trazar un paralelo entre los estímulos sensoriales les o las vibraciones nerviosas mediante las cuales se suscita el efecto
que se dan en mí y las alucinaciones que de alguna manera se pre- sonoro más débil-correspondiente a las Voces han proseguido aun
sentan en otros hombres; y por consiguiente es preciso inferir una mientras yo hablaba en voz alta.
causa enteramente determinada de aquéllos. Yo sospecho, aunque, Al mismo tiempo, la dilación del tempo con que se habla, y del
cual ya hice mención en el capítulo XX de las Memorias, se ha inten-
l l 3 El hecho de que, según refiere Krapelin en el tomo 1, p. 116 de la 6ª edición, sificado también durante el tiempo transcurrido desde entonces de
esas voces excitantes sean consideradas por muchos alucinados como procedentes una manera que supera toda imaginación. La razón se dio ya antes:
de cerdos que gruñen, perros que insultan o que ladran, gallos que cacarean,
cuanto más se ha incrementado en mi cuerpo la voluptuosidad del
etcétera, está fundado, a mi entender, exactamente en el "mismo fenómeno en el
que yo pensaba en el capítulo XVII de las Memorias, en su parte final, al tratar de alma - y ésta se encuentra en rápido y constante crecimiento, a
las sensaciones subjetivas de vapores remolcados a cadena que aparentemente ha- consecuencia de la afluencia ininterrumpida y permanente de ner-
blaban, de ferrocarriles, etcétera. Aquí se trata tan sólo manifiestamente de una vios divinos- tanto mayor ha sido la necesidad de hacer que las
mera resonancia de ruidos externos oídos simultáneamente con las voces percibidas Voces hablaran más lentamente cada vez, con el fin de franquear
como estímulos nerviosos ~ de suerte que esos ruidos parecen repetir las palabras
pronunciadas por las voces. Hay que distinguir enteramente de estos ruidos, por
mediante las escasas frases, siempre reiteradas, I 14 de las que se dis-
lo menos en mi caso, las voces de los pájaros, el sol, etcétera, quienes realmente
114
hablaban en mí. "No hubiera usted perpetrado un almicidio"; "Ya debe de estar bien cocido";
308 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 309

pone, las enormes distancias que separan a mi cuerpo de los lugares tranquilamente que se pronuncie dentro de mis nervios con la rei-
de partida. El cuchicheo de las Voces puede, debido a ello, compa- teración que sea. La palabra injuriosa que de ordinario sigue en
rarse en primer lugar con el ruido que produce la arena que se escu- tales casos es tan indecente que no quiero confiarla al papel; quien
rre en un reloj de arena. La mayoría de las veces no puedo en absoluto se interese por esto puede encontrarla en muchas de mis anotació-
diferenciar por separado las palabras, o sólo podría hacerlo con la nes dispersas. Cuando las "Voces interiores" quedan reducidas a
más intensa atención. Naturalmente, no me tomo el menor trabajo silencio de la manera indicada resuena entonces desde afoera en mi
para hacer eso, sino, por el contrario, para escuchar lo menos posi- oído, a consecuencia de la aproximación de los Rayos que se ha
ble lo que se habla. Cierto es que no puedo evitar que al percibir vuelto nuevamente necesaria, alguna clase de palabras, que provie-
palabras sueltas que pertenecen al material de frases para mí bien nen de la garganta de los pájaros que hablan conmigo. El contenido
conocido el recuerdo de la continuación de las frases correspon- que expresan éstas me es, naturalmente, indiferente; es comprensi-
dientes, conocido por mí a causa de su repetición por millares de ble que yo -tras un hábito de muchos años- no pueda sentirme
veces, se me imponga luego involuntariamente, y que, por consi- agraviado si un pdjaro, al que ocasionalmente arrojo algo de comer,
guiente, el "pensar involuntario con recuerdos", como se designa a me grita (o mejor dicho, me silba) por ejemplo: "¿No le da ver-
este fenómeno en el lenguaje de las almas, haga por sí mismo que güenza?" (de su señora esposa) o algo semejante. En lo relatado hay
mis nervios sigan vibrando hasta completar esas frases. Por otra otra prueba contundente de la máxima de que coda insensatez lle-
parte, la excesiva dilación del ritmo, que inicialmente y durante vada al extremo alcanza finalmente un grado en el que se anula a sí
tiempo fue sentido por mí como un incremento de la impaciencia misma, y es esca una verdad que el propio Dios inferior (Arimán)
nerviosa (véase capítulo XVI de las Memorias), me proporciona en solía expresar hace años mediante la fórmula frecuentemente repe-
este momento un alivio cada vez más sensible. Mientras yo escu- tida de que "Toda falta de sentido se anula''.
chaba y tenía que escuchar involuntariamente las Voces, la demora, Al igual que los estímulos auditivos (voces, alucinaciones
que con frecuencia duraba varios segundos, de la continuación es- auditivas), también los estímulos visuales (alucinaciones visuales) son
perada me era sobremanera penosa, pero desde que, recientemente, en mí perennes, por más que no en la misma exacta medida, sí en
la dilación se hizo aún mayor, de modo que las Voces, como ya se medida aproximada. Con mis ojos espirituales veo venir hacia mi
mencionó, degeneran la mayoría de las veces en un cuchicheo inin- cabeza, bajo la forma de filamentos extendidos desde cualquiera de
teligible, se me ha vuelto posible acostumbrarme a limitarme, mien- los puntos más inconmensurablemente alejados del horizonte, los
tras no estoy dedicado a alguna actividad (tocar el piano, leer, escribir, Rayos, que al mismo tiempo son portadores de las Voces y del virus
etcétera) que hace de por sí que las Voces pasen inadvertidas, a con- de cadáveres que tienen que descargar en mi cabeza. Se hacen visi-
tar ininterrumpidamente 1, 2, 3, 4, etcétera, en el lenguaje de los bles sólo a mis ojos espirituales cuando se me cierran los ojos a con-
nervios, y de esa manera logro pausas en el pensar (los llamados secuencia de un milagro o cuando yo cierro voluntariamente los
"pensamientos sin pensamiento de nada'') . Con ello obtengo, por ojos, es decir, se reflejan entonces bajo la forma indicada como
lo menos, este resultado, que se haga necesario pronunciar un insul- largos filamentos que llamean en mi sistema nervioso interno. Yo
to que resuene claramente en mi oído espiritual y que luego yo dejo percibo este fenómeno de una manera análoga con mis ojos cor-
porales cuando mantengo abiertos los ojos, es decir, veo además
aquellos filamentos, ora dirigiéndose desde alguno o varios pun-
"Ese tiene que haber sido un presidente de Sala"; "¿No le da a usted vergüenza?",
es decir, de su señora esposa; "¿Por qué no lo dice usted?'', es decir en voz alca; tos situados mucho más allá del horizonte hacia mi cabeza, ora
"¿Habla usted?", es decir, lenguas extranjeras; "Eso fue muy rápido", es decir, retirándose de ella. Cada retirada va unida a una sensación de dolor
según la concepción de las almas, demasiado, etcétera, etcétera. laramente perceptible, que a veces es muy intensa, en mi cabe-
310 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 311

za. 115 Los filamentos que penetran en mi cabeza -los cuales al calificar de dolorosa. Pese a ello, me veo obligado a tener que entre-
mismo tiempo son portadores de las Voces- describen luego un garme muchas veces a aullar, cuando no sobrepasa cierta medida,
movimiento circular, al que puedo comparar muy aproximadamente especialmente de noche, cuando los otros medios adecuados para
diciendo que es como si mi cabeza fuera ahuecada desde adt;ntro rechazarlo: hablar en alta voz, tocar el piano, etcétera, no son utili-
hacia afuera con un taladro. zables o lo son sólo en medida limitada. Además, aullar me brinda
Es fácil imaginar que con todo esto van asociadas muchas sensa- la ventaja de que todo lo que posteriormente se pronu~cia dentro
ciones sumamente desagradables; el dolor corporal, empero, es, por de mi cabeza queda sofocado por el estruendo mismo del aullar, de
lo menos ahora -después de una serie de años-, lo secundario. El suerte que pronto se produce otra vez una reunión de todos los
hombre, en punto a dolores corporales, puede acostumbrarse a Rayos, la cual en ciertas circunstancias me lleva a conciliar nueva-
muchas cosas que a quien experimenta por primera vez el fenóme- mente el sueño o, por lo menos, por la mañana temprano, cuando
no en su propio cuerpo parecerían sobremanera aterradoras y casi está próximo el momento de levantarme, pero todavía no puedo
insoportables. Así, también en mi caso, por lo menos duraµte los pasar a mi sala de estar debido a los preparativos necesarios, como
últimos tiempos, las sensaciones dolorosas, de las que casi ningún ventilarla, limpiarla, ytcétera, me posibilita por lo menos permanecer
día estoy exento, y que aparecen alternadas de manera enteramente en la cama en un estado corporal transitoriamente muy agradable.
regular con estados de placer, casi nunca son de tal intensidad que En todo momento tiene que guiarme el pensamiento de la fina-
me vea seriamente impedido de participar de cualquier clase de lidad, que para los Rayos es aparentemente incomprensible, pero
actividad espiritual, de la tranquila conversación con otras perso- para los hombres tiene tan inmensa importancia, es decir, tengo
nas, etcétera. Mucho más molestos son para mí los estados ululatorios que preguntarme a cada instante: ¿Quieres ahora dormir, o por lo
que aparecen como fenómenos habitualmente concomitantes de menos dedicarte a alguna actividad espiritual o realizar alguna fun-
una retirada de los Rayos; por una parte, porque siento, natural- ción corporal, por ejemplo, evacuar, etcétera? Para lograr cada fin
mente, como algo indigno tener que aullar en cierta manera como es necesario, por regla general, que se produzca en mí una reunión
un animal a consecuencia de los milagros que se llevan a cabo con- de todos los Rayos, aun para evacuar pués, como se mencionó ante-
tra mí, y además porque el aullar, al repetirse constantemente, sus- riormente (capítulo XXXI de las Memorias, al final), aunque se habla
cita una conmoción de la cabeza que en cierto sentido hay que mucho de "c... ", se intenta, cada vez que realmente hay que proce-
der a evacuar, reprimir mediante milagros el impulso a evacuar,
115
debido a la voluptuosidad del alma que surge al satisfacerlo. Por
Con frecuencia también en otras partes del cuerpo, según que el virus de
cadáveres sea además descargado por otros filamentos de Rayos en otras partes
esta razón, cuando llega el momento de dormir, evacuar, etcétera,
del cuerpo, además de la cabeza. En lo que a esto respecta entran alternativamen- hasta tengo que resignarme durante algún tiempo a soportar transi-
te en juego todas las restantes partes del cuerpo: ora queda el vientl:e lleno de toriamente, de acuerdo con las circunstancias, otros inconvenien-
inmundicia (esto siempre con la simultánea pregunta: "¿Por qué no c... usted?"), tes, como aullar, etcétera, para poder lograr realmente el fin que
de manera que a veces surge una necesidad de evacuar que va en aumento hasta
persigo en concreto y que es necesario para la salud general de mi
convertirse en una repentina diarrea; ora surgen punzadas en los pulmones, en el
cordón espermático, parálisis de los dedos (especialmente al rocar el piano o es- cuerpo; en especial evacuar, que en general se trata de impedir me-
cribir); ora dolores más o menos intensos en las extremidades inferiores (rótulas, diante milagros, lo llevo a cabo con mayor eficacia si me siento en
fémures, hinchazón de los pies. hasta el punto que las botas me aprietan) cuando el cubo ante el piano y toco en éste hasta que puedo, primero, orinar,
camino, etcétera, etcétera. Por lo demás, No todos los milagros dependen de la y luego -por regla general con algún esfuerzo- también evacuar
descarga de virus de cadáveres, sino que -sin intervención de ésta- en muchos
casos, como al cerrarse los ojos, en todos los fenómenos de paralización, etcétera,
realmente. Por más increíble que todo esto suene, es, sin embargo,
son 'aquéllos evidentemente una manifestación directa de la fuerza de los Rayos. efectivamente verdadero, pues tocando el piano fuerzo cada vez un
312 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 313

nuevo acercamiento de los Rayos que habían intentado retirarse de llas. De acuerdo con las innumerables observaciones semejantes que
mí, y supero de esa manera la resistencia que se había opuesto a mi hice nuevamente en el transcurso de los años me inclino a rectificar
esfuerzo por conseguir evacuar. en algo esta concepción. Ahora creo necesario suponer que los puntos
En lo referente a los fenómenos visuales (alucinaciones visuales) lumínicos son más bien aquellas partes de Rayos desprendidos de la
tengo aún algunas cosas interesantes que agregar. En primel'lugar, masa total de los nervios del Dios superior (Ormuz), que, después
debo señalar que todas las irradiaciones nocivas que llegan llamean- de agotados los filamentos de Rayos impuros cargados de virus de
do a mi cabeza, y que según todas las apariencias proceden del Sol, cadáveres, son lanzados cada vez hacia abajo como con una honda
o quizá también de otros muchos astros alejados, no llegan a mí en en dirección a mí, en calidad de Rayos divinos puros. Esta concep-
línea recta sino mediante una especie de curva o parábola, de una ción la fundamento en que la mayoría de las veces percibo los pun-
manera semejante a como, en los certámenes de los romanos, los tos lumínicos simultáneamente con los gritos de socorro, que se
carros de guerra giraban en torno de la meta o en el juego de bolos presentan como impresiones auditivas, por lo cual debo suponer que
llamado "de la honda'' la bola atada a una cuerda se arroja primero los gritos de socorro proceden también de estos Rayos o nervios del
alrededor de una estaca antes de dar en el bolo propiamente dicho. Dios superior lanzad9s hacia abajo como con una honda, cuando
Esta curva o parábola la veo claramente dentro de mi cabeza (y con se encuentran en algún estado de angustia y que aparecen ante los
los ojos abiertos también en el cielo); debido a ello, los filamentos ojos, a consecuencia de su pureza, como impresión lumínica. Que
que desempeñan la función de portadores de las Voces, a pesar de sean nervios del Dios superior es algo de lo cual no tengo, porrazo-
que en apariencia proceden, por lo menos en parte, del Sol, no nes que me llevaría demasiado lejos exponer, la menor duda. Creo
vienen por lo general desde la dirección donde el Sol se encuentra también haber encontrado ahora una explicación satisfactoria al
realmente en el cielo, sino de una dirección más o menos contraria. hecho de que los gritos de socorro sean perceptibles sólo para mí,
Creo posible conectar esto con el "atar los Rayos a las Tierras", no para otros hombres (véase capítulo xv de las Memorias).
mencionado ya anteriormente (capítulo IX de las Memorias). La Presumiblemente se trata aquí de un fenómeno semejante al que se
aproximación directa de los Rayos tiene que ser impedida, o por lo da al telefonear, es decir, los filamentos de Rayos que son deshila-
menos demorada, mediante un obstáculo mecánico, pues de lo con- dos y enviados hacia mi cabeza actúan de la misma manera que los
trario los Rayos, a consecuencia de la fuerza de atracción de mis hilos telefónicos, por lo cual el efecto sonoro, que en sí y de por sí
nervios, que desde hace mucho tiempo se ha vuelto excesiva, serían no es demasiado fuerte, de los gritos de socorro lanzados desde una
impelidos hacia mí de una manera que colmaría mi cuerpo perma- distancia considerable pueden ser oídos sólo por mí, de la misma
nentemente de voluptuosidad del alma; en otras palabras, Dios no manera que sólo la persona con la cual se establece una comunica-
podría, si me es lícito expresarme de esta manera, mantenerse en el ción telefónica, y no cualquier otra tercera persona que se encuen-
cielo. Entonces aparecen - actualmente a intervalos relativamente tre entre el punto de emisión y el de destino, puede oír lo que se
cortos- puntos lumínicos brillantes en mi cabeza o, cuando tengo habla mediante el teléfono.
los ojos abiertos, en el cielo. Es este el fenómeno que anteriormente
designé con el nombre de "Sol de Ormuz" (capítulo VII, nota 44 de
las Memorias), porque yo era de la opinión de que había que consi-
derar los puntos lumínicos como efectos reflejos de algún astro,
que estaría situado a enorme distancia, el cual, precisamente por su
alejamiento excesivo para la capacidad de visión humana, toma la
forma de un minúsculo disco, o punto luminoso, como las estre-
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 315

que se han presentado- en lo que respecta a un ser viviente indivi-


dual. Este efecto milagroso mismo es para mí, tras miles de expe-
riencias, un hecho absolutamente cierto, sobre cuya verdad no es
posible la menor duda; por lo demás, lo observado precedentemen-
te puede ser, como es natural, sólo un pensamiento al cual yo mis-
V. REFERENTE A LA NATURALEZA DE DIOS mo atribuyo el único valor de una hipótesis, y que sólo llevo al
(MARZO Y ABRIL DE 1901) papel para brindar a las generaciones futuras material para nuevas
reflexiones.
Mis ideas anteriormente desarrolladas acerca de la incapacidad
Mis experiencias durante los últimos siete años y las innumerables de Dios dentro de la relación, contraria al orden cósmico, que sur-
manifestaciones del poder milagroso de Dios que en ellos experi- gió para conmigo a causa de la conexión nerviosa establecida exclu-
menté en mí mismo y en las personas que me rodean me h;m mo- sivamente con un hombre individual, para juzgar correctamente al
vido a reflexionar muy frecuentemente en el transcurso de los años hombre viviente eni cuanto organismo (capítulo v, capítulo XIII y
sobre la cuestión de cómo deben concebirse, si así puedo decirlo, capítulo XX de las Memorias), tengo que mantenerlas en lo esencial.
las condiciones espaciales de la existencia de Dios. Lo más impor- Las experiencias que desde entonces he vivido no hicieron sino con-
tante al respecto ha sido expuesto ya en el capítulo 1 de mis Memo- firmar lo dicho allí. En especial, sigue en pie el hecho de que Dios,
rias. La suposición de una zona Ormuz especial, suposición de la que en circunstancias normales sólo mantiene trato con almas y
que otrora yo partía (capítulo VII, pp. 118-119), la he abandonado con cadáveres -a fin de extraer y llevar hacia arriba sus nervios-
últimamente después de lo señalado al respecto en el capítulo pre- ' me trata con total desconocimiento de las necesidades que resul-
cedente. En cambio, podría sostener, por lo menos como hipótesis, tan de la existencia de un cuerpo viviente, como si yo fuera un alma
la idea de que el poder dispensador de luz y calor de nuestro Sol y o, en ciertas circunstancias, como si fuera un cadáver; cree poder
de las restantes estrellas fijas no es propiamente un poder intrínseco imponerme toda la manera de sentir y de pensar de las almas, su
a ellas mismas, sino que de alguna manera es derivado de Dios. La lenguaje, etcétera; me exige un gozo constante o un pensamiento
analogía con los planetas sólo podría, según ya antes se mencionó, constante, etcétera.
aducirse con gran cautela. En efecto, lo único que hasta ahora me En esto se fundan los innumerables equívocos que tengo que
resulta indudable es que Dios habla conmigo por intermedio del suponer de parte de Dios, y de ahí surgen los tormentos espirituales
Sol, y que también por intermedio de éste lleva a cabo actos de casi insoportables que tuve que soportar durante años. Mientras
creación o hace milagros. La masa total de los nervios o Rayos divi- Dios ve algo por intermedio mío (participación en mis impresiones
nos podría concebirse o bien como una masa esparcida en un solo visuales), mientras la voluptuosidad del alma existente en mi cuerpo
lugar del espacio celeste, o bien -por supuesto, a mucho mayor posibilita un gozo, o mientras mi actividad de pensar produce pen-
distancia que los astros más alejados que pueden captarse con nues- samientos formulados en palabras, durante ese tiempo Dios está en
tros más potentes telescopios- como una materia que llena todo cierta medida satisfecho; durante ese tiempo la tendencia a retirarse
el espacio. La última suposición es la que me resulta más probable; de mí o no se manifiesta en absoluto o sólo en aquella mínima
me parece casi un postulado la eternidad y el poderoso despliegue medida en que, según tengo que suponer, está condicionada a re-
de fuerzas que desde tan enorme distancia produce su efecto, mila- aparecer periódicamente debido a las resoluciones contrarias al or-
groso, en lo que respecta tanto a la actividad creadora en general den cósmico adoptadas hace años (atarse a las Tierras, etcétera).
como -dentro de las circunstancias contrarias al orden cósmico Pero en cambio ahora es imposible para el hombre un goce perma-
316 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 317

nente o un pensamiento permanente. Por eso, no bien me entrego Sumamente interesante es para mí la cuestión de si Dios, por el
al no-pensar-nada, sin permitir al mismo tiempo que sobrevenga hecho de haber entrado en conexión nerviosa exclusiva conmigo y
un cultivo de la voluptuosidad, en el sentido que se definió antes, de haberme convertido yo, por consiguiente, en el único hombre
acontece de inmediato la retirada de los Rayos, junto con los fenó-
menos concomitantes, más o menos desagradables para mí (sensa- nos son distintos otra vez: inmediatamente después de abandonar la cama apare-
ciones de dolor, estados ululatorios y, además, algún alboroto en mi cen fenómenos de parálisis en la parte superior del cuerpo (músculo deltoide,
etcétera) y en los muslos, que no son especialmente dolorosos, pero sí tan inten-
cercanía). De ordinario también me cierran los ojos mediante al- sos que en un primer momento quedo completamente contraído y apenas puedo
gún milagro para privarme de las impresiones visuales, porque de caminar erguido. Estos fenómenos, empero, como todo lo referente a los mila-
lo contrario estas ejercerían sus efectos de atracción sobre los Rayos. gros, son enteramente transitorios; de ordinario, después de dar algunas pasos
En la actualidad cada nueva aproximación se produce, a causa recupero la manera acostumbrada de andar y quedo luego durante el día capaci-
tado para llevar a cabo marchas muy respetables como las excursiones que realicé
del constante incremento de la voluptuosidad del alma, a la cual
este último tiempo, ascendiendo al Porsberg, el Barenstein, etcétera. No puedo
sucumben todas las "Voces interiores", con intervalos cada vez más menos que lamentar vivamente que todos estos procesos no sean objeto de una
breves. Dada la diversidad del "sistema" establecido externamente, observación científica atenta; a quien me haya visto levantarme le resultará in-
se trata con frecuencia sólo de escasos minutos. Siempre aparecen creíble que esa misma persona se muestre en el curso del día capaz de tal esfuerzo
luego estados de voluptuosidad que, estando en la cama, tendrían corporal. De la misma manera comprendo que los médicos, a los cuales repetidas
veces he invitado por escrito a que hagan observaciones respecto de los procesos
que llevar al sueño, pero de ninguna manera se asegura con ello una que se desarrollan en mi cama, no se hayan sentido movidos a observar el as unto
duración del sueño adecuada a la necesidad de la naturaleza huma- más de cerca. ¿Pues qué harían finalmente si no pudieran sustraerse a la impre-
na; aun ahora hay noches en las cuales, después de un breve lapso sión de que en mí acontece algo milagroso, no conciliable con la experiencia
de sueño, me despierto y me veo sometido a estados ululatorios. Si humana ordinaria? Si admitiesen siquiera la posibilidad de que se trata de mila-
éstos duran un largo rato sin llevarme a conciliar otra vez el sueño gros quizá tendrían que temer quedar en ridículo ante sus colegas, ante una pren-
sa sin religión y ante toda la manera de pensar de nuestra época, poco favorable a
me hago, naturalmente, la pregunta de si no es mejor levantarme la creencia en los milagros. Además de ello, presumiblemente sentirán cierto na-
de la cama y eventualmente hasta fumar un cigarro. En estos casos, tural recelo ante cosas que necesariamente quedarán para ellos sin explicación; el
como es natural, lo decisivo es para mí el momento en que me deber de investigar más a fondo les es tanto más ajeno cuanto que pueden decirse
encuentro. En medio de la noche o cuando hace un frío intenso me que, si se tratase verdaderamente de milagros, la ciencia médica no estaría ni
llamada ni capacitada para explicar la conexión de tales fenómenos.
cuesta muchísimo decidirme a abandonar la cama; si el amanecer
Cosas verdaderamente milagrosas me han sucedido desde que, a comienzos
está ya cerca, y creo haber tenido esa noche por lo menos el sueño de este mes, empecé a bañarme en el Elba, primeramente en la piscina para los
necesario, levantarme no es para mí ningún sacrificio notable; en- que no saben nadar, luego también, ayer (2116) por primera vez, en el Elba abier-
tonces me siento por lo general muy bien fuera de la cama; pero, lO, que sólo es viable para nadadores experimentados. Al bañarme en la piscina

como es natural, renuncio con ello al sueño, salvo algún posible aparecieron algunas veces -cesando siempre muy pronto-- fenómenos relativa-
mente enérgicos de parálisis; sin embargo, no sentí miedo de ellos porque siempre
regreso a la cama. El acto mismo de levantarme sólo puede efec- .1fectan tan sólo alguna de las extremidades y soy un nadador tan experimentado
tuarse con agudos dolores, que algunas veces son muy fuertes; antes c¡ue, en caso necesario, nadando de espaldas puedo prescindir transitoriamente
de Navidad estos fueron durante un tiempo tan intensos (de una de un brazo o de una pierna, o también de ambos, y además las parálisis, si bien
naturaleza semejante a la ciática) que sólo podía incorporarme en la dificultan algo el uso de las extremidades correspondientes, no lo anulan nunca
de manera total. Al bañarme ayer en el Elba abierto se produjo sobre todo una
cama y levantarme con ayuda de un enfermero; éste, a mi pedido,
11rcleración excesiva de la respiración mediante un milagro, y también, mientras
durmió algunas noches en el cuarto contiguo. 116 1 ·.~ 1aba yo sentado en un rodillo que flotaba en el agua, un temblor de todo el
1 11crpo, suscitado mediante un milagro; en cambio los fenómenos de parálisis se
116 Agregado de junio de 1901. En la época en que agrego estas líneas los fenóme- pn.:scntaron poco. pero en algunos baños posteriores en el Elba abierto se hicie-
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN EN FERMO DE NERVIOS 319
318

que absorbe todo su interés, ha mantenido también sus facultades clusivamente dementes, falta poco menos que del todo- reviste la
de ver y percibir sólo en lo que hace a mi persona y a lo que sucede mayor parte de las veces la forma de un aullar casi ininterrumpido.
en mi cercanía inmediata. No me atrevo a contestar aún a esta pre- La noche anterior había sido muy deficiente, por lo cual me encon-
gunta, pero es muy posible que las experiencias que todavía har~ en traba muy cansado. Debido a ello me senté en un banco, donde
el futuro me brinden puntos de apoyo confiables para responder - como por regla general hago ahora en los momentos 'desocupa-
afirmativa o negativamente a esta pregunta. La irradiación lumínica dos- me puse a contar ininterrumpidamente (en el lenguaje de los
y calórica del Sol se sigue indudablemente transmitiendo a toda la nervios) 1, 2, 3, 4, para sofocar a las Voces que se inmiscuyen. Me-
Tierra como siempre; pero de ninguna manera podría yo tener por diante un milagro me fueron cerrados los ojos, y por ello, después
descartado que, a consecuencia de la orientación exclusiva que se de un corto lapso, me sobrevino un acceso de sueño. Entonces -y
ha producido en los Rayos, es decir, en la masa total de los nervios este proceso se repitió tres veces una tras otra durante la breve per-
de Dios hacia mi persona, la capacidad visual vinculada con dicha manencia en el jardín, que fue aproximadamente de media hora,
radiación no haya quedado limitada a lo que me acontece a mí y en habiéndome levantado en el ínterin de distintos bancos- apareció
mi cercanía inmediata, en cierto modo como se solía decir de la cada vez inmediatamente delante de mi rostro una avispa para im-
política exterior de los franceses, aun largos años después de la Guerra pedirme el sueño cuando ya estaba adormilado. Creo poder afir-
del '70 [Franco-alemana], que estaba fijada como hipnóticamente mar que eran las únicas avispas que aparecieron en todo el día
sólo en el agujero de los Vosgos. El Sol, de todos modos, no es un mencionado, pues en los paseos que di entre las pausas en que estu-
ser viviente o vidente, por sí mismo, sino que la luz que procede de ve sentado no vi rastros de avispas. Esta vez las avispas fueron, como
él es o era sólo el medio por el cual Dios tenía la posibilidad de tuve que suponer por razones para mí indudables que me llevaría
percibir todo aquello que tenía lugar en la Tierra. De todas mane- muy lejos exponer aquí, un milagro del Dios superior (Ormuz); sin
ras, los milagros se efectúan sólo sobre mi persona y en mi cercanía embargo, durante los años anteriores eran producidos por milagros
inmediata. De esto he vuelto a tener precisamente en estos últimos del dios inferior (Arimán); los milagros del Dios superior tenían
días algunas pruebas contundentes, que en mi opinión vale la pena entonces un carácter notablemente más hostil (provocación por parte
presentar aquí. El 16 de marzo -creo no equivocarme en la fe- de los locos, etcétera). Al siguiente mediodía mientras yo durante
cha- fue el primer día de este año en el cual, a la par que había una un paseo que había hecho a la vecina localidad de Ebenheit, me
clara luminosidad del Sol, reinó una temperatura verdaderamente encontraba sentado en el jardín de la posada de ese lugar fueron
primaveral. Por la mañana fui al jardín, donde ahora por regla ge- repetidas veces producidos de manera similar mediante un milagro
neral me quedo sólo entre media y tres cuartos de hora, ya que la mosquitos que revoloteaban, y también esta vez sólo en mi cercanía
permanencia en el jardín - salvo que tenga ocasión para conversar inmediata.
en voz alta, ocasión que, dado que quienes me rodean son casi ex- La mañana de hoy (19 de marzo), en la que reinaron las mismas
condiciones climatológicas que el 16 de marzo, yo había decidido
ron sentir con fuerza otra vez. Todas estas cosas, empero, están ahora sujetas a un provocar en cierta medida el milagro de las avispas mientras estu-
continuo cambio, Y presumiblemente se irán amortiguando cada vez más en el viera paseando en el jardín. Me senté en un banco e inmediatamen-
futuro , Al respecto sé bien hasta qué punto puedo confiar en mi capacidad para te comenzaron los fenómenos acostumbrados, el cerrarme los ojos
desempeñarme, y por eso no temo bañarme en aguas profundas a pesar de todos
estos fenómenos; pero cualquiera puede imaginarse que de todas maneras tienen
y los milagros ululatorios; y por mi parte, para aguardar lo que ""
~

que surgir sentimientos extraños en un hombre que al nadar en aguas profundas


vendría luego, me puse a contar en silencio. Pero esta vez la "pertur-
tiene que estar a cada instante resignado a que se practique en su cuerpo algún bación" se produjo de una manera distinta: mientras yo estaba sen-
milagro que dificulte su movilidad. tado en silencio en el banco y sólo de vez en cuando lanzaba los
320 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 321

aullidos provocados milagrosamente, se me había acercado un pa- Por esta razón creo que me es lícito suponer que la sabiduría que
ciente que yo no había podido observar antes porque, como es na- desde siempre fue propia de Dios sigue siendo aún ahora intrínseca
tural, me habían sido cerrados nuevamente los ojos mediante un en la misma medida (y según las circunstancias en lo que respecta al
milagro, y, sin ningún motivo de mi parte, me dio un golpe.relati- hombre viviente, con la misma limitación) a la masa total de los
vamente fuerte en el brazo, de suerte que, como es natural, me Rayos, en la medida en que esta se manifiesta como masa en reposo,
levanté y devolví su impertinencia con un par de palabras enérgi- y que la idea que hay que vincular con las palabras "carencia de
cas. El mencionado paciente me había sido hasta entonces entera- pensamientos fundamentales" se refiere sólo a los Rayos en la situa-
mente desconocido; me enteré de que su nombre era G. porque se ción de movimiento respecto de un solo hombre, que es contraria al
lo pregunté entonces a un enfermero. Este proceso baladí, que en sí orden cósmico y que ha surgido por obra de la fuerza de atracción
mismo carece de mucha importancia, puede al mismo tiempo ser- de mis nervios. A este propósito tengo que recordar que jamás estu-
vir como prueba de las enormes exigencias que a lo largo de varios ve exclusivamente en intercambio directo con los Rayos divinos o
años se plantearon a mi tacto y mi moderación durante mi perma- nervios, sino que siempre entre Dios y yo se encontraron las llama-
nencia en el jardín del Hospital, puesto que, como se mencionó ya das instancias intermedias, cuyo influjo en cada caso tuvo que ser
antes en las Memorias (capítulo xx:), tales ataques de palabra y de he- eliminado para que los Rayos divinos puros pudieran llegar hasta
cho contra mí habían sido muy frecuentes en épocas anteriores, y su mí. Eran aquellas, y en parte lo siguen siendo aún, las "almas pro-
causa profunda, la influencia de los Rayos, seguía siendo la misma. badas", cuyo número anteriormente fue muy grande (véase capítu-
En distintos pasajes he hecho mención de la "Carencia de pensa- los VIII y XIV de las Memorias) y aquel resto de las antiguas
mientos fandamentales" de los Rayos, o sea la circunstancia de que "antecámaras del cielo" que fue reservado para retardar la atracción
los Rayos evitan los pensamientos. La mencionada idea no surgió y que, según tengo que suponer, es idéntico a ciertos nervios de los
espontáneamente en mí, sino que se basa en las declaraciones que pájaros que desde entonces hablan conmigo ininterrumpidamente
he recibido de las propias Voces y sigo recibiendo; aún hoy oigo bajo la forma de "pájaros parlantes".
casi cada dos minutos, después del recitado de las otras frases insulsas, Todas estas instancias intermedias, por consiguiente el resto aún
la locución: "Ahora nos falta el pensamiento principal". De todos subsistente del alma probada del profesor Flechsig y el residuo de
modos, esta locución tiene que estar fundada en algo real, y por ello las "antecámaras del cielo" que está adherido a los cuerpos de pája-
considero que vale la pena discutir en pocas palabras el estado de ro, han perdido por completo su inteligencia anterior, equivalente
cosas que puede tener que ver con ello. La carencia de pensamien- a la humana o quizá todavía superior a ésta; han quedado comple-
tos fundamentales de los Rayos de ninguna manera ha de enten- tamente privadas de pensamiento. Dicha evolución puede compa-
derse en el sentido de que Dios mismo haya perdido su sabiduría rarse con lo que en la vida humana se denomina "olvidar". Tampoco
originaria o siquiera que haya sufrido cualquier merma de ella; si el hombre puede conservar a la larga en su memoria todas las im-
éste fuera el caso no podría manifiestamente tener tampoco ya la presiones que recibe en la vida; muchas impresiones, particular-
capacidad de suscitar en los nervios de los hombres que me rodean mente las que no son importantes, se pierden rápidamente. Una
ninguna clase de decisiones; de motivar mediante milagros ningu- relación análoga parece tener o haber tenido lugar en un grado aún
na expresión que corresponda a su acervo cultural, etcétera; ya no más alto respecto de aquellas almas, las que, en lugar de ser injerta-
podría practicar más los milagros de orientación de la vista, efec- das en Dios, como hubiera sido el destino, conforme con el orden
tuar los intentos de examen (véase capítulo XVIII de las Memorias), cósmico, de las almas de los hombres muertos, y con ello -si bien
etcétera, etcétera, todo lo cual aún ahora de hecho sucede per- con una pérdida gradual de ciertos recuerdos personales- tornarse
manentemente. partícipes de la inteligencia divina, revoloteaban, por así decirlo, en
322 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 323

cuanto almas individuales, sin relación con Dios, proceso éste que les o inculcarles a golpes en cada aproximación para que pronun-
nunca había sido previsto en el orden cósmico, sino que fue ocasio- cien aquello que en mí se lee como pensamientós no desarrollados
nado sólo por la configuración contraria al orden cósmico de las (por regla general falsificándolo en su contrario) o lo que se puede
relaciones surgidas entre Dios y yo. Todas estas almas individvales, decir sobre los milagros que en cada caso se practican en mí; o hay
aunque desvanecidas ya hasta quedar reducidas a un solo o algunos que recurrir al material de registro antes mencionado (esencialmente
pocos nervios, han perdido completamente la capacidad de pensar mis propios pensamientos anteriores); o, por último, se puede, des-
y, al parecer, sólo han conservado cierta facultad de sentir, que les pués de recitar monótonamente lo otro, y cuando dentro de mí no
hace parecer agradable la participación en la voluptuosidad del alma se tropieza ya más que con el no-pensar-nada, recurrir a la última
con la que en ciertos momentos se encuentran en mi cuerpo, o frase: "Nos falta el pensamiento principal", a lo que luego vuelve a
como un goce. Por ello, han perdido también la facultad autónoma añadirse: "¿Por qué no lo dice?", es decir, "en voz alta'', etcétera,
del lenguaje con la exclusiva reserva de que los pájaros, según ya se etcétera. Esta es la idea aproximada que me he formado de la men-
mencionó, en los momentos (aspectos) de la participación en la cionada "carencia de pensamiento principal'', millares de veces rei-
voluptuosidad del alma que se da en mi cuerpo, son, sin embargo, terada, de los Rayos; como es natural, aquí sólo cabe hacerse
capaces de las palabras "Maldito canalla" o "¡Ah, maldición!, en conjeturas porque en esto, como en todas las otras relaciones sobre-
cierta medida", circunstancia que me demuestra de manera incon- naturales, al hombre le está cerrada la plena penetración del verda-
trovertible que se trata de restos de almas que otrora hablaban la dero estado de cosas; sin embargo, con lo expuesto precedentemente
lengua primitiva. creo haber dado, por lo menos de manera aproximada, en el blanco.
La autenticidad del sentimiento cuando utilizan las palabras Que el mismo Dios o, para emplear la otra expresión que
mencionadas, en contraposición con las frases que han sido tan verosímilmente se reduce exactamente a lo mismo, la masa total de
sólo "inculcadas a golpes en sus nervios" y que pronuncian en otras los Rayos en reposo ha conservado para sí una inteligencia superior,
ocasiones (véase capítulo XV de las Memorias, nota 92), me resulta y previsiblemente una sabiduría que está infinitamente por encima
reconocible de modo totalmente indudable debido a la diversidad, de toda inteligencia humana, no me faltan, por otras razones, cier-
por una parte, de su efecto -las Voces auténticas no me causan ni tos puntos de apoyo para pensarlo. En particular viene al caso aquí
sensaciones dolorosas ni ningún otro daño- y, por la otra, del tim- cierto número de giros no auténticos, sino empleados con el pro-
bre y sobre todo del tempo con que se las pronuncia. Las palabras pósito de "aprender de memoria'' o "inculcar", del Dios inferior
auténticas resuenan muy rápido, con la velocidad que es propia de (Arimán), los cuales en parte ya se han mencionado (capítulo XIII y
todos los nervios, y contrastan siempre de manera evidente con las capítulo XXI de las Memorias), y sobre los cuales vuelvo ahora en
frases meramente inculcadas a golpes, tanto más cuanto más se re- razón del contexto ("Esperemos que la voluptuosidad haya alcan-
trasa el tempo de estas últimas. Pero estos nervios, que en sí mismos zado cierto grado"; "Los resultados duraderos están a favor del hom-
carecen de pensamiento, tienen que hablar algo para retardar su bre"; "Toda falta de sentido se anula''; "¡Excítese sexualmente!"; "La
aproximación. Como ellos mismos están privados de pensamientos voluptuosidad se ha vuelto temerosa de Dios", etcétera, etcétera). 117
y en aquellos lugares (astros, "Tierras") donde se efectúa su carga
con virus de cadáveres no existen seres capaces de pensar -sea que 117
Dicho sea de paso, hace mucho que estos giros no son empleados por las
uno se imagine a estos seres, que a la vez están encargados del regis- Voces, porque en conjunto se han convertido, por su constante repetición, en
tro, como figuras humanas similares a los "hombres hechos a la fo rmas de pensar sin pensamiento de nada, y por consiguiente, no podrían servir
para el propósito de retardar la atracción; sin embargo, las he conservado todas
ligera'', o de cualquier otra manera-, la masa total de los Rayos en mi memoria, y evoco de vez en cuando ocasionalmente su recuerdo mediante
divinos, que en sí misma está en reposo, sólo puede proporcionar- una reproducción voluntaria.
324 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 325

Tengo que dejar sentado que la verdad contenida en ellos la reco- teo de las Voces, etcétera, siempre con el objetivo de provocar un
nocí como tal sólo después de años, siendo así que, por lo menos al retardo de la atracción, de permitir un alejamiento a mayor distan-
principio, me había sentido muy escéptico respecto de e!lo. Aquí cia y, en lo posible, de impedir una reunión de todos los Rayos, la
pertenece, entre otros, el giro empleado de manera repetida hace que llevaría a la voluptuosidad y al sueño. Pero este objetivo no se
años por el Dios inferior (aproximadamente en 1894 o en 1895), alcanza nunca durante un lapso significativo; el incremento de la
con el simultáneo carácter de directiva para mi conducta: "La solu- voluptuosidad del alma supera pronto esta nueva agravación, y por
ción tiene que venir de mi parte". Con ello se pretendía expresar lo general aparecen luego durante un tiempo estados corporales y
que yo debía olvidarme de todas y cada una de mis preocupaciones espirituales miás agradables aún para mí. Respecto de la otra frase
respecto del futuro y -confiando en la eternidad- dejar ecuáni- "Toda falta de sentido se anula'', tengo que decir también algo se-
memente librado el giro de mi destino personal al curso espontá- mejante a lo que dije respecto de la solución "de mi parte". Cuando
neo de las cosas. No pude entonces reconocer como realista el consejo todavía escuchaba aquella frase como procediendo de las Voces -
de desentenderme de cuanto me sucedía con un "de mi parte" indi- hace gran número de años que ya no la oigo- no me podía con-
ferente, y debo agregar que desde el punto de vista humano eso era vencer sin más de su acierto. Recordaba que la sinrazon, tanto en la
lo natural. historia de los hombres individuales como en la de pueblos enteros,
En aquella época los peligros con que, mediante milagros, se ha ejercido su dominio algunas veces durante largo tiempo, y que a
amenazaba cada hora mi espíritu y mi cuerpo eran aún demasiado veces ha llevado a catástrofes que no pudieron de ninguna manera
atemorizantes, y los daños que se intentaban contra mi cuerpo eran ser contrabalanceadas en la época siguiente. En cuanto a mí, empe-
demasiado aterradores (véase capítulo XI de las Memorias) como ro, la experiencia de muchos años me ha llevado a cambiar mi opi-
para que hubiese podido elevarme al sentimiento de una absoluta nión en favor del acierto de la frase; un hombre como yo, que en
indiferencia frente a lo que habría de sucederme en el futuro. La cierto sentido puede atreverse a decir de sí mismo que la eternidad
preocupación por el futuro la lleva el hombre, sobre todo en co- le está sometida, puede indudablemente soportar ecuánimemente
yunturas peligrosas, en la sangre. Con el tiempo, sin embargo, el cualquier absurdo, con la segura suposición de que finalmente ha-
acostumbrarse y el conocimiento cierto del punto principal, es de- brá de llegar un momento en que la sinrazón se habrá agotado y
cir, que de ninguna manera tengo que temer por mi intelecto, me aparecerán por sí mismos nuevamente estados razonables.
han llevado a hacer mío casi por entero el punto de vista respecto Me he detenido algo más largamente en los giros comentados
de la pregunta por el futuro, expresado en la solución "de mi par- en el párrafo precedente porque fueron para mí de gran valor en
te". Es cierto que aun ahora tengo a veces que pasar momentos cuanto pruebas de que la sabiduría superior de Dios había adver-
muy penosos; aun hoy siguen presentándose días y noches en que tido ya desde hace años en estos puntos (como en muchos otros
la situación se hace casi intolerable a consecuencia de los estados semejantes) ciertas verdades que para mí sólo se volvieron esclare-
ululatorios, los tormentos espirituales que resultan de la cháchara cedoras mucho después. Infinitamente difícil sigue siendo para mí
de las voces y los dolores corporales que desde una y otra parte van la cuestión de cómo conciliar esta sabiduría superior con el desco-
asociados. Sólo que estos retrocesos son siempre de breve duración; nocimiento que se manifiesta repetidamente en otros aspectos, con
se fundan siempre en que, ante la intensificación nuevamente per- la orientación absolutamente desencaminada, como lo demuestra
ceptible de la voluptuosidad del alma en mi cuerpo, se procede a su resultado, de toda la política, etcétera, que se practicó respecto
una nueva agravación del "sistema'' empleado conmigo en lo refe- de mí. 118 Esta cuestión ocupa mis reflexiones casi ininterrumpida-
rente a la repartición de las Voces que hablan conmigo o de los
11 8
filamentos de los Rayos; en lo referente a la composición del parlo- El propio Dios inferior (Arimán), como se mencionó ya en el capitulo XIII de
326 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS :p7

mente desde hace años, pese a lo cual tengo que confesarme que hombres en ciertas situaciones vitales, por ejemplo en la guerra por
nunca llegaré a una solución completa, sino que aquella contendrá parte de los soldados y especialmente de los oficiales, es algo que a
siempre algo enigmático para mí, pues al respecto tengo que afir- las almas, por su propia naturaleza, no les ha sido dado. En esto se
mar una vez más que Dios, en la relación contraria al orden cósmi- parecen a los niños pequeños, que no pueden ni quieren renunciar
co que ha surgido entre Dios y yo, no conoce al hombre viviente. ni por un instante a sus confites (la voluptuosidad del alma); o así
Él hubo de considerar posible, por lo menos inicialmente, destruir parece ser en lo referente, por lo menos, a esos Rayos de quienes,
mi intelecto o convertirme en idiota; es posible que haya partido por ser en cada caso los directamente interesados, depende la deci-
entonces de la idea de que tenía que tratar con un hombre que de sión sobre la retirada. A ello se debe que Dios me parezca más que
todos modos era ya casi idiota, y quizá también moralmente indig- nada predominantemente ridículo o infantil en todo lo que acon-
no, y al mismo tiempo puede haber acallado, sí así puedo decirlo, tece en relación conmigo desde que los milagros perdieron su efec-
los escrúpulos de conciencia que en caso contrario hubieran tenido to otrora aterrador. Para mi conducta se sigue de ahí la consecuencia
en realidad que oponerse a la política seguida respecto de m,í. Este de verme con frecuencia obligado a desempeñar, en defensa propia
desconocimiento de mi manera de ser espiritual y moral pudo pro- y eventualmente en voz alta, el papel del blasfemo contra Dios; en
bablemente sostenerse en años anteriores durante largo tiempo por- algunas ocasiones tengo que hacerlo para llevar a la conciencia a
que el retirarse y aproximarse otra vez se cumplían siempre sólo a aquella sede alejada, que me atormenta muchas veces de manera
largos intervalos. casi intolerable mediante los estados ululatorios, la cháchara sin
Ahora, a consecuencia del rápido incremento de la voluptuosidad sentido de las Voces, etcétera, que no está tratando de ningún modo
del alma, la periodicidad se ha hecho mucho más breve; por ello es con un idiota sino con un hombre que domina enteramente la si-
presumible que el desconocimiento ceda el lugar a una mejor com- tuación. Pero como hecho de más decisiva importancia tengo que
prensión. De todas maneras, subsiste la tendencia, aparentemente subrayar nuevamente aquí que se trata solamente de un episodio
incoercible, que tienen las almas a retirarse no bien un goce corres- que llegará a su término, según espero, a más tardar con mi muerte;
pondiente a las condiciones acordes con el orden cósmico para la que por ello el derecho de burlarme de Dios me asiste sólo a mí, no
existencia de las almas (la bienaventuranza) deja de ser posible en a los otros hombres. Para otros hombres Dios sigue siendo el omni-
mi cuerpo aunque sea por un solo instante, o cuando es forzoso potente creador del cielo y de la Tierra, el origen de todas las cosas
retirarse por efecto de las medidas contrarias al orden cósmico to- y su dicha futura -por más que algunas de las concepciones reli-
madas anteriormente, aun cuando bien se podría decir que la reti- giosas tradicionales necesiten una rectificación-, a quien se le de-
rada no promete ningún resultado cuya duración sea digna de ben adoración y máxima reverencia.
tomarse en cuenta, sino que de inmediato habrá de producirse una
nueva aproximación, en la cual los Rayos en medio de gritos de
"¡Socorro!", es decir, en un estado de angustia, son lanzados desde
lo alto como una honda hacia mí.
Este fenómeno sólo puede aclararse a partir del carácter absolu-
tamente distinto del de los seres humanos que es propio de las al-
mas. El menosprecio varonil de la muerte que se espera de los

las Memorias, reconoció que era desencaminada, mediante el giro: "Estas son las
consecuencias de la famosa política de las almas".
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 329

ta para mí, o en mis paseos por los alrededores me encuentro bajo


la impresión de un goce especial de la naturaleza, la delectación
provocada por la voluptuosidad del alma genera momentos no ra-
ros en los cuales yo, me atrevo a decirlo, siento una especie de gusto
anticipado de la inmortalidad. Por lo demás, actualmente son éstos
VI. CONSIDERACIONES RESPECTO DEL FUTURO, con frecuencia sólo sentimientos de breve duración, pues en el pre-
MISCELÁNEA ciso momento en que la sensación es de máxima voluptuosidad se
(ABRIL Y MAYO DE 1901) me provocan milagrosamente dolores de cabeza o de dientes para
no dejar que surja de modo pleno el sentimiento de voluptuosidad
que terminaría por provocar en los Rayos un efecto irresistible. Qué
Aquello que en el capítulo XXII de las Memorias expuse acerca de es lo que siente el hombre íntegro en tales estados, es en muchas oca-
que me está reservada una reparación, o que me aguarda una re- siones una pregunta difícil de responder; ocasionalmente siento des-
compensa por los dolores y privaciones sufridas cobra, según lo que de abajo hasta el cuello la más elevada voluptuosidad, en tanto que
puedo juzgar por algunas percepciones nuevas, una forma más y por ventura mi cabeza se encuentra en un estado relativamente malo.
más tangible. Creo ahora que en el curso de pocos meses podré De todos modos, la futura evolución de las cosas, según creo
decir algo más claro acerca de cuál ha de ser la dirección en que poder predecirlo a partir de una experiencia de muchos años, ten-
tendrá ·lugar la recompensa. Por el momento mi vida es aún, de derá cada vez más a que las sensaciones dolorosas disminuyan pau-
hecho, una mezc~a singular de estados de voluptuosidad, sensacio- latinamente y los estados de voluptuosidad o de bienaventuranza
nes dolorosas y otros inconvenientes, entre los cuales, además de predominen. La voluptuosidad del alma crece constantemente; por
mis propios aullidos, cuento los imbéciles alborotos que de distin- ello la sensación de voluptuosidad habrá de ser cada vez más la
tas maneras se producen cerca de mí. Cada palabra que se pronun- impresión dominante que sientan los Rayos al entrar en mi cuerpo;
cia en cualquier conversación conmigo va acompañada de un golpe por ello, ahora no se logra ya con frecuencia, y es presumible que se
dirigido contra mi cabeza; la sensación dolorosa provocada por él logrará menos cada vez en el futuro , provocar realmente en mi cuerpo
puede alcanzar algunas veces un grado elevado, a saber, cuando los los dolores destinados a debilitar el sentimiento de voluptuosidad.
Rayos han efectuado una retirada a una distancia demasiado gran- Se quiere, en verdad, como me entero sin lugar a dudas por los
de, y por ello pueden tener un efecto de considerable distensión, en comentarios simultáneos de las Voces, por ejemplo, "efectuar un
particular después de una noche más o menos insomne, sobre /todo milagro en mis ojos", es decir, inyectar virus de cadáveres en mis
si se suman también otros dolores provocados milagrosamente, por ojos, o provocar dolores de dientes, es decir, descargar el virus de
ejemplo, los dolores de dientes. cadáveres en mis dientes, etcétera; sin embargo, sucede cada vez
Por otra parte, todos los días se me presentan lapsos muy reite- con mayor frecuencia que los Rayos no llegan al lugar correspon-
rados en que, por así decirlo, nado en voluptuosidad, es decir, todo diente de mi cuerpo porque prevalece la sensación de voluptuosidad
mi cuerpo es inundado de un bienestar indescriptible, correspon- suscitada en otras partes corporales; entonces, el virus de cadáveres
diente a la sensación femenina de la voluptuosidad. Para ello no es destinado a mis ojos o a mis dientes es descargado sin causar daño
siempre de ninguna manera necesario que yo haga funcionar mi en alguna otra parte, por ejemplo, en el pecho o en los brazos, o en
fantasía en una dirección sexual; también en otras ocasiones, por algún otro lugar de mi cuerpo. En razón de ello creo poder predecir
ejemplo cuando leo un pasaje especialmente conmovedor de una para un futuro quizá no demasiado alejado ya, que en óerta medi-
obra poética, toco en el piano una pieza musical especialmente gra- da gozaré anticipadamente aun en vida la bienaventuranza que a
330 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
331

otros hombres sólo les está concedida después de la muerte. Que do de mis ideas religiosas. Por el momento, me encuentro relativa-
esta bienaventuranza sea esencialmente un goce voluptuoso y que mente lejos del objetivo de ser dado de alta del hospital; la sentencia
requiera para su pleno desarrollo la idea de ser una persona femeni- de primera instancia que se produjo en el proceso de incapacitación
na o querer convertirse en ella, no es algo que, ¡naturalmente,' esté mencionado en el capítulo XX de las Memorias me ha sido desfavo-
de acuerdo en sí y de por sí con mi gusto; pero tengo que someter- rable (en virtud de la sentencia del Tribunal Provincial de Dresde,
me a la necesidad, contraria al orden cósmico, la cual, si mi bienes- del 15 de abril de 1901). No conozco aún los fundamentos de la
tar corporal no estuviera perturbado por los dolores corporales, los sentencia, y por ello no puedo decir si proseguiré la causa mediante
aullidos provocados milagrosamente y el alboroto idiota de quienes la apelación a instancias superiores. De todas maneras, tengo la fir-
me rodean, me obliga a acostumbrarme a tales ideas. 118ª Como me confianza de que, aun cuando no sea en el futuro inmediato, al
sustituto más significativo de la posibilidad que se me ha quitado menos sí en el curso de algunos años podré obtener la revocación
de emplear de alguna otra manera mis fuerzas espirituales al servi- de la incapacitación y el alta de este Hospital.
cio de la humanidad y alcanzar así la honra ante los hombres, hay Añadiré a lo que precede sólo algunas observaciones que no es-
que tomar en cuenta el conocimiento de Dios y de las cosas divinas tán en relación estrecha con ello, y que incluyo aquí tan sólo por-
que he logrado mediante el ininterrumpido contacto con los Ra- que no quiero dedicarles un apartado especial, dada su escasa
yos. Al mismo tiempo puedo abrigar la esperanza de llegar a ser yo extensión.
el intermediario merced a cuyas peripecias personales el conoci-
miento logrado por mí sea difundido fructíferamente, y de que de Mucho reflexioné durante los años transcurridos, estimulado por
esa manera me será dado ayudar aun después de mi muerte al resto las impresiones sobrenaturales que se me han impartido, sobre los
de la humanidad para que alcance ideas más acertadas acerca de la objetos de las supersticiones populares. Éstas se me manifiestan aho-
relación entre Dios y el mundo y a descubrir verdades religiosas ra, como también las representaciones mitológicas de los pueblos
salvíficas. antiguos, bajo una luz fundamentalmente diferente que antes. Soy
Qué giro tomarán las cosas al producirse mi muerte, que de la opinión de que por debajo de la mayoría de las representacio-
presumiblemente habrá que esperar aún cierto tiempo, es algo que nes populares existe algún pequeño núcleo de verdad, alguna vis-
yo, por supuesto, no puedo predecir. Según lo expuesto al respecto lumbre de las cosas sobrenaturales, que en el curso de los años se
en el capítulo XXII de las Memorias, en realidad yo sólo considero hizo accesible a un gran número de hombres, pero que ha sido
posible la muerte por debilitamiento senil. Tengo que abrigar el sofocado de múltiples maneras por adiciones voluntarias de la ima-
deseo de encontrarme cuando suene mi última hora no ya en un ginación humana, de manera que aquel pequeño núcleo de verdad
hospital sino en un hogar ordenado, en medio de mis parientes apenas puede ser aún separado de la corteza. Si yo dispusiera de
cercanos, porque quizá necesitaré una atención más afectuosa de la suficientes recursos auxiliares literarios quizás intentaría dedicar un
que se me puede brindar en un hospital. Tampoco considero análisis desde este punto de vista a gran número de expresiones de
descartable que en mi lecho de enfermedad o de muerte hayan de la superstición popular.
observarse algunos fenómenos extraordinarios, y por ello tengo que Ante la carencia de tales recursos auxiliares, me limitaré a dos
desear que se permita el acceso a hombres de ciencia pertenecientes ejemplos. Conocida es la superstición de la Hora de los Espíritus
a distintos campos del saber humano, quienes eventualmente po- [Geisterstunde}, que es la única que se concede a los espíritus para su
drán extraer importantes conclusiones respecto de la verdad del ci- trato con los hombres, y que los obliga a volver a sus tumbas no
bien suena la campana del reloj. Según mi entender, esta supersti-
I ISa También aquí lo dicho tendría que modificarse un poco. ción tiene como fundamento la acertada vislumbre de que los sue-
332 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
333

ños no siempre son meras vibraciones, no influidas desde el exte- privado profesor doctor Flechsig. Consiguientemente, he incluido en
rior, de los nervios del hombre durmiente, sino que en ciertas cir- mis Memorias sólo aquellas menciones referentes a él que, según mi
cunstancias están basados sobre un trato con almas difuntas (en entender, no podían ser omitidas para la comprensión de la totalidad
una conexión nerviosa establecida con una de esas almas 1 preferente- de mi exposición. En especial, eliminaría la nora [número tachado en
mente las de parientes muertos, capítulo I de las Memorias). Las el original] de mis Memorias, que quizá sea algo ofensiva y que no
horas después de la medianoche, por ser el momento de sueño más resulta absolutamente necesaria para el contexto. Espero que también
profundo, son consideradas, con cierto derecho, el momento más en el consejero privado profesor doctor Flechsig el interés científico
apropiado para semejante trato. Como segundo ejemplo, mencio- por el contenido de mis Memorias predominará sobre cualesquiera
naré la representación, que está vinculada con el dicho de que "el susceptibilidades personales. En caso contrario, la importancia que
diablo se cuela por el ojo de la cerradura': Lo acertado de esta repre- yo asigno a la divulgación de mi trabajo en lo referente al
sentación reside, a mi juicio, en que de hecho no existe ningún enriquecimiento mediante él esperado de la ciencia y el esclarecimiento
obstáculo mecánico fabricado por el hombre que sea capaz de ce- de las opiniones religiosas es tan grande que asumiría aun el riesgo de
rrar el paso al influjo de los Rayos. Que efectivamente sucede así es una condena por injurias y la pérdida monetaria que me amenaza en
algo que yo vivo a cada instante en mi cuerpo; ningún muro, por caso de un eventual secuestro.
espeso que sea, ningún postigo cerrado u otra cosa semejante puede "Esta comunicación a la Real Dirección Hospitalaria no la hago,
impedir que los filamentos de los Rayos se filtren de un modo que como es natural, con el propósito de solicitar su opinión al respecto
para los hombres resulta, en verdad, incomprensible, y que pene- de si considera dada la posibilidad de una sanción, sino exclusiva-
tren en cualquier parte de mi cuerpo, especialmente en la cabeza. mente para aportar de esta manera una nueva prueba de la madurez
con que en rodas mis acciones pondero de antemano las consecuen-
En caso de publicarse mi presente trabajo tengo plena conciencia cias y en qué escasa medida, por lo tanto, puede decirse que yo soy
de que existe una persona que podría sentirse herida por tal publi- una persona que carece de la posibilidad de cuidar de sus intereses.
cación. Es ella el consejero privado, profesor doctor Flechsig, de Sonnenstein, 4 de febrero de I 901.
Leipzig. Al respecto, me he explayado ya en una presentación efec- "Con mi distinguida consideración".
tuada el 4 de febrero del corriente año ante la Dirección del presen- (sigue firma).
te Hospital, cuyo texto reproduzco a continuación:
En este punto podrían añadirse aún algunas observaciones.
"La Real Dirección Hospitalaria conoce que rengo la intención de Que el consejero privado profesor doctor Flechsig conserva aún,
publicar mis Memorias y espero hacerlo después de obtenida la revo- por lo menos en general, un recuerdo de los sucesos externos que se
cación de mi incapacitación. relacionan con mi permanencia en la Clínica de Enfermedades Ner-
"La duda de si esa publicación es admisible me ha ocupado mucho viosas de la Universidad, dirigida por él, en Leipzig, es algo que
y largo tiempo. No me he ocultado que en lo referente a ciertos apar- tengo que darlo por supuesto. En cambio, no me atrevo a afirmar
rados de mis Memorias el consejero privado profesor doctor Flechsig, de manera categórica que también las cosas sobrenaturales que es-
de Leipzig, podría sentirse motivado a solicitar una sanción contra mí tán relacionadas con el nombre de él y con ocasión de las cuales ese
por injurias, y aun el secuestro de toda la edición como elemento de nombre me fue mencionado por las Voces y aun ahora se me sigue
prueba de un hecho delictivo (§ 40 del Código Penal). Pero final- mencionando cotidianamente - aun cuando las relaciones persona-
mente me he decidido a mantenerme en la resolución de publicarlas. les con el consejero privado profesor Flechsig hace mucho que para
"Me sé exento de toda animosidad personal contra el consejero mí han pasado a segundo plano y por consiguiente difícilmente
334 DANIEL PAUL SCHREBER

despertarían aún mi interés de manera continuada- hayan llegado


necesariamente de alguna manera a su conocimiento. Tengo que
admitir la posibilidad de que en su calidad de ser humano haya
sido ajeno a aquéllas y lo siga siendo; como es natural, subsiste la
oscuridad respecto a la cuestión de cómo puede hablarse, ~ propó-
sito de un hombre viviente, de un alma distinta de él, que se en- VII. SOBRE LA CREMACIÓN
cuentra fuera de su cuerpo. No obstante, el hecho de que haya (MAYO DE 1901)
existido un alma tal, o por lo menos una parte de alma, y que siga
existiendo aún, es algo cierto para mí, a raíz de las experiencias que
he vivido millares de veces. Según esto, tengo que reconocer tam- El movimiento en favor de la cremación, que en los últimos tiem-
bién como posible que todo lo que en el primer apartado de mis pos se ha vuelto bastante activo y que se ha organizado en algunas
Memorias se relata acerca de acontecimientos que están relaciona- asociaciones, suscita en mí ciertos pensamientos, cuya comunica-
dos con el nombre de Flechsig se refiera sólo al alma de Flechsig, a ción quizá no carezca de interés. Las objeciones promovidas en cier-
la que hay que diferenciar del hombre viviente, y cuya existencia tos círculos eclesiales y de creyentes contra esta manera de sepelio
separada es ciertamente imposible de explicar por métodos natura- merecen, a mi entender, la más atenta consideración. Porque es
les. Por lo tanto, me es absolutamente ajena la intención de menos- ciertamente lícito plantearse la pregunta de si quien hace que su
cabar de cualquier manera, mediante la publicación que tengo en cuerpo sea sometido a la cremación no renuncia con ello a la resu-
mente, el honor del consejero privado doctor Flechsig, en cuanto rrección en la vida del más allá o se priva de la expecrtativa de una
persona viviente. 118b vida futura. 119 Tampoco el alma es puramente espiritual, sino que
tiene un sustrato material los nervios. Si, pues, la cremación tuviera
como consecuencia una aniquilación total de los nervios, quedaría
excluida con ella la asunción del alma a la bienaventuranza. Si la
condición mencionada viene al caso es algo que yo, como profano
en la fisiología de los nervios, no me atrevo a afirmar categórica-
mente. Lo único que me parece indudable es que la cuestión se
plantea de una manera esencialmente distinta que en aquellos casos
en los cuales el cuerpo de un hombre, por ejemplo en los incendios
o en las quemas de herejes o de brujas durante la Edad Media, es
sometido a la muerte por el fuego. En tales casos la muerte por el

11 9
Que, de acuerdo con el orden cósmico en sí, tenga lugar una perduración
l !SbPor lo demás, en la nueva revisión a que sometí mi trabajo una vez concluido después de la muerte o una bienaventuranza es algo para mí enteramente induda-
el proceso de incapacidad he tachado tanto en él y he tratado de atenuar tanto el ble, según todo el contenido de lo que he expuesto anteriormente (véase especial-
modo de expresión que, según creo, no puede hablarse ya de ningún contenido mente el capítulo I de las Memorias). Como es natural, no está en contradicción
ofensivo. Con ello pienso haber quitado toda razón de ser a lo que se ha dicho en con ello que mientras dure la relación exclusiva, contraria al orden cósmico, entre
el dictamen pericial, en los juicios de primera y segunda instancia, y en mis pro- Dios y mi persona haya sido suspendida, a mi entender, la restauración de
pios escritos procesales acerca de cualquier sanción en que posiblemente tuviera hienaventuranzas (compárese el capítulo JI, al final y el capítulo v, al final, de las
yo el riesgo de incurrir. Memorias).
336 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVJOS 337

fuego es esencialmente una muerte por asfixia; difícilmente pueda ideas oscuras acerca de la naturaleza de la nueva existencia esperable
hablarse en estos casos de una aniquilación total del cuerpo; aun las en el más allá generan, sobre todo en las naturalezas con disposi-
partes blandas son, verosímilmente, sólo carbonizadas; es seguro ción pesimista, estados de ánimo en los cuales se persuaden a sí
que no se produce entonces una destrucción total de los huesos y mismos y a los otros de que no les interesa una perduración después
de las terminaciones nerviosas que se encuentran en ellos (especial- de la muerte; de que les es del todo igual que todo acabe después de
mente en la cubierta craneana). Esos casos, pues, apenas pueden la muerte y que cuanto en ellos existe se desvanezca lo más comple-
compararse con la cremación moderna, en la cual, mediante crema- tamente posible, para no quedar como un objeto de interés, quizá
torios especiales donde se desarrollan grados de calor exorbitantes, sólo parcial, para otros hombres. Mas no creo equivocarme al supo-
se consume el aire atmosférico, etcétera, se procura metódicamen- ner que tales estados de ánimo sólo subsisten hasta que los terrores
te, y aun quizá se logra, una aniquilación total de todo aquello que de la muerte aparecen con una cercanía perceptible. Algún consue-
le queda al hombre después de su muerte, hasta reducirlo a un lo, alguna esperanza necesita un hombre, reducido acaso a una pro-
montoncito de cenizas. Considero, según esto, que por lo menos longada y dolorosa permanencia en el lecho del dolor, que ya no
no es inverosímil que se produzca en los nervios una transforma- puede eludir más la certidumbre de la muerte inminente; temibles
ción fisiológica o química que excluya su resurrección en la vida del pueden resultar los sufrimientos cuando el moribundo, de acuerdo
más allá. con el punto de vista adoptado por él en asuntos religiosos, se cree
Frente a estas consideraciones tiene que quedar muy posterga- despojado de toda esperanza y se vuelve con ello incapaz de recibir
do, a mi entender, lo que se suele invocar en favor de la cremación también los consuelos de la religión. A quien hubiera tomado las
desde un punto de vista de la estética, la sanidad o la economía disposiciones para ser cremado tal vez se le sumaría la duda ator-
nacional. Aun bajo este último aspecto las supuestas ventajas son mentadora de si él mismo no habría contribuido por sí mismo a
de naturaleza sumamente precaria; en particular la ganancia econó- privarse de cualquier última esperanza. ¡Dichoso aquel -quisiera
mica que se espera lograr mediante el ahorro de camposantos, etcé- poder exclamar- que en tal circunstancia de su vida ve por lo me-
tera, será enteramente compensada por los grandes costos que nos la posibilidad de revocar las disposiciones que para su crema-
ocasionaría la cremación, si se la concibe como una medida genera- ción había tomado mientras estaba sano, quizá con un estado de
lizada. Durante siglos es impensable, presumiblemente, que la par- ánimo más o menos frívolo!
te mayoritaria de la población abandone la antigua costumbre de la La cuestión de si, en una cremación, el clero, por consideración
inhumación de los cadáveres. Que haya de llegar un momento en a los adoloridos supérstites, puede dispensar las oraciones eclesiales
que cada aldea o cada pequeña comarca posea su propio crematorio o pronunciar palabras de consuelo, es susceptible de distintas res-
es algo que me resulta muy poco verosímil. Pero la cuestión decisi- puestas, según la concepción de cada uno. Que la situación de los
va para el sentimiento moral seguirá siendo siempre la de si la cre- eclesiásticos creyentes sea en este caso sumamente difícil, es algo
mación moderna es compatible con la esperanza en una indudable para mí. Pues no podrán sustraerse a la impresión de que
bienaventuranza futura. quien decidió su cremación ha puesto de manifiesto una marcada
Sé bien que hay muchos hombres que se indinan a dejar de lado indiferencia respecto de una decisión que, en lo referente al proble-
esta cuestión con relativa indiferencia. No siempre se trata de ex- ma de la perduración después de la muerte, es eventualmente signi-
presiones de incredulidad, es decir, de partidarios conscientes del ficativa; además casi todos los miembros del clero tendrán por lo
ateísmo. La repugnancia frente a la idea de una putrefacción del menos una vislumbre de la duda expuesta por mí acerca de si es de
propio cuerpo, la que tendrá lugar después de la muerte, predomi- alguna manera posible la bienaventuranza después de una total ani- 1

na en todos los hombres sobre cualquier otra consideración; las quilación de los nervios. ·
338 DANIEL PAUL SCHREBER

No hay, pues, que dejarse engañar por la objeción de que supo-


ner que la cremación pueda tener algún influjo sobre la resurrec-
ción después de la muerte es incompatible con la idea de la
omnipotencia de Dios. Esta omnipotencia no supone una ausencia
absoluta de límites; es imposible para Dios, por ejemplo, propor-
cionar al alma de un niño o la de un hombre hundido en el pecado
la misma medida de bienaventuranza que al alma de un hombre APÉNDICES, SEGUNDA SERIE
maduro y con la relevancia intelectual de uno de nuestros próceres (OCTUBRE Y NOVIEMBRE DE 1902)
del arte o de la ciencia, o al alma de un hombre moralmente sobre-
saliente. Según esto, queda siempre la posibilidad de que el hom-
bre, mediante sus propias resoluciones, se cierre a sí mismo la
perspectiva de una resurrección después de la muerte, la cual, en sí
misma, le ha sido otorgada de acuerdo con el orden cósmico. El
libre arbitrio del hombre no ha sido anulado en esto, como tampo-
co en otros aspectos, por la omnipotencia de Dios (véase capítulo
XIX de las Memorias}; del uso que el hombre haga de su libre arbitrio
pueden resultar consecuencias que no pueden ser revertidas ni aun
por Dios.
En estos nuevos Apéndices sólo tengo algunas pocas cosas que aña-
dir a las ya expuestas.
Acerca de mis circunstancias externas de vida, la revocación de
mi incapacitación y la inminente dada de alta de este hospital, se
ha dicho ya lo necesario en el "Prólogo". Es para mí una satisfac-
ción que mis predicciones al comienzo del capítulo XIII de las Me-
morias hayan encontrado confirmación después de un tiempo
relativamente breve.
Los milagros y el parloteo de las Voces prosiguen como antes.
La retardación de las Voces, debido a la cual las palabras pronuncia-
das resultan con frecuencia apenas inteligibles (capítulo XVI de las
Memorias y número IV de los ''Apéndices"), ha hecho nuevos pro-
gresos; pero lo señalado en el número IV de los ''Apéndices" respec-
to de la continuidad del parloteo de las Voces sigue aún hoy en pie
con toda su magnitud. En lo concerniente a los milagros, éstos ad-
quieren un carácter cada vez más inocuo. Sólo ocasionalmente se
presentan aún ahora, sobre todo cuando estoy acostado en la cama,
algunos fenómenos algo más intensos de parálisis y de calambres,
especialmente en las extremidades inferiores y en la espalda, para
impedir que me levante o cambie de posición en la cama, o -para
el mismo fin- dolores agudos en los huesos, especialmente en los
huesos de las tibias. En cambio padezco aún con frecuencia, dema-
siado repetidas veces cada día, los dolores lacerantes de cabeza, que
están vinculados con cada desgajamiento de Rayos y que por ello
aparecen siempre con intervalos y se disipan prontamente, y que
fueron descritos en el número IV de los ''Apéndices". A veces son
todavía lo bastante intensos como para imposibilitarme una lectura
continuada o cosas semejantes. Al mismo tiempo subsiste, como
antes, la sensación -difícilmente subjetiva- de un adelgazamiento
y arrugamiento de la sustancia ósea de mi cubierta craneana. Mi
sueño, habida cuenta de las circunstancias de mi edad, puede cali-
ficarse de aproximadamente normal; duermo -la mayor parte de
342 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 343

las veces sin somníferos artificiales- de una manera en general esos momentos me siento corporalmente muy bien; si se me torna
satisfactoria. demasiado arduo pronuncio a solas un par de palabras en voz alta,
Los estados ululatorios no han desaparecido, por cierto, del todo, preferentemente sobre Dios, la eternidad, etcétera, para convencer
pero se presentan de una manera significativamente más modera- a Dios del error de la idea repetidamente mencionada. Quien en
da, más que nada porque he ido aprendiendo más y más a evitarlos tales ocasiones presenciara sin ser visto los sonidos ululatorios lan-
eficazmente en los momentos en que me crean serios inconvenien- zados por mí casi sin cesar, apenas podría comprender la situación
tes, es decir, cuando podrían provocar escándalo en otras personas. y creería tener realmente ante sí a un loco. Pero yo siempre observo
Aparte de la recitación ya antes mencionada de poemas, a Dios le con mucha atención si hay otras personas en mi cercanía, y me
basta, al parecer, el mero contar en el lenguaje de los nervios para siento a pesar de todo muy tranquilo sobre mi suerte porque sé que
convencerse de que es errada la idea de que está tratando con un siempre basta una sola palabra en voz alta para demostrarme mi
hombre privado de la capacidad de pensar y, por consiguiente, idiota. completa claridad espiritual.
Por ello, mientras yo cuente ininterrumpidamente, no aparece el Como ya se mencionó, los milagros revisten una forma cada vez
ulular. Esto reviste para mí especial importancia durante la noche, menos dañosa en lo que respecta al influjo nocivo sobre mi cuerpo;
porque entonces, cuando logro evitar los aullidos contando conti- muchas veces se reducen tan sólo a una especie de travesura con los
nuamente, puedo por regla general conciliar el sueño, y además, objetos que uso. Aun hoy, mi estado corporal no es, por cierto,
tras despertarme de manera pasajera, recupero pronto el sueño. Pero siempre envidiable: los lacerantes dolores de cabeza provocados por
no siempre es alcanzable este resultado. No siempre es fácil para un cada desgajamiento de Rayos; el desasosiego espiritual producido
hombre contar durante horas. Por ello, si ni siquiera contando du- por el incesante parloteo de las voces, a lo cual se añaden el ace-
rante largo tiempo logro conciliar el sueño, dejo de hacerlo, y en- leramiento de la respiración, los temblores generados milagrosa-
tonces suele efectuarse de inmediato el milagro ululatorio, que mente, las palpitaciones cardiacas, etcétera, dificultan a veces
fácilmente puede volverse intolerable en la cama si se repite con sobremanera cualquier ocupación tranquila. Pese a ello, todo lo que
frecuencia. Por ello, aún ahora sucede a veces -por más que con tengo aún que soportar a este respecto no merece mencionarse, en
una frecuencia notablemente menor- que me veo obligado a aban- comparación con las perturbaciones causadas en mi cuerpo que tuve
donar la cama para dedicarme fuera de ella a alguna actividad que que soportar durante los primeros años de mi enfermedad (véase la
permita reconocer al hombre pensante. De todas maneras cuando descripción en el capítulo XI de las Memorias). Este giro de la situa-
me encuentro en lugares públicos, en el teatro, en compañía de ción suscita en mí, sin embargo, sentimientos algo encontrados.
personas educadas, etcétera, siempre que no esté manteniendo una Mientras que, por una parte, no puede sino resultarme grato en-
conversación en voz alta, logro, en las pausas necesarias, evitar to- contrarme ahora incomparablemente mejor de salud que en los años
talmente o poco menos los aullidos mediante el recurso de contar anteriores, tengo también que decirme, por la otra, que la probabi-
de manera continuada. A lo sumo se producen entonces ruidos, lidad de convencer a otros hombres de la realidad de los milagros
que pueden ser interpretados por otras personas como toses, carras- parece volverse tanto más tenue cuanto menos huellas externas de-
peras o en todo caso como bostezos algo descorteses, y que por lo jan los milagros. La última parte de esta reflexión tiene para mí casi
tanto no son propicios para suscitar especial escándalo. En los pa- tanto peso como la primera, puesto que sólo me es posible concebir
seos por caminos vecinales solitarios, a campo traviesa, etcétera, en un auténtico objetivo para mi vida en la medida en que logre expo-
cambio, cuando no hay otras personas cerca de mí, me explayo. ner de una manera convincente para otros hombres la verdad de
Entonces dejo que sencillamente me sobrevenga el ulular; éste se mis así llamados delirios y proporcionar de ese modo a la humani-
repite a veces entre cinco y diez minutos casi sin interrupción. En dad una comprensión más verdadera de la esencia de Dios.
344 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 345

En los primeros años de mi enfermedad hubiera sido fácil, a mi 1) por la sensación de tironeo hacia atrás, unida a veces con un
juicio, demostrar, mediante un examen no del todo superficial de dolor moderado, que siento entonces en mi cabeza;
mi cuerpo con los instrumentos médicos usuales, ante todo con los 2) por la orientación de la mirada (capítulo XVIII de las Memo-
rayos Rontgen, por más que entonces no habían sido descubiertos rias, en la nota 100), pues regularmente se hace girar mis ojos
aún, las transformaciones más manifiestas producidas en mi cuer- hacia el lugar desde donde procede la manifestación vital;
po, en especial las lesiones de mis órganos internos, que en cual- 3) por la pregunta de examen que regularmente va unida con
quier otro caso hubieran tenido un efecto mortal. Esto será ahora ello, "Fue aceptado" (capítulo XVIII de las Memorias), me-
notablemente más difícil. Si fuera posible dar una imagen fotográ- diante la cual se quiere tener la certeza de que las expresiones
fica de los procesos que se desarrollan en mi cuerpo; de las llamara- empleadas en cada caso (especialmente las que suponen un
das que arrojan los Rayos que vienen desde el horizonte, unas veces nivel elevado de cultura o pertenecen a idiomas extranjeros,
con suma lentitud, otras -desde una distancia enorme- con ve- etcétera) encuentran o no acceso a mi intelecto.
locidad vertiginosa, con seguridad que en quien lo contemplase
tendría que disiparse toda duda acerca de mi trato con Dios. Pero Sigue siendo, pues, para mí una verdad inconmovible que Dios
lamentablemente la técnica humana no dispone aún de instrumen- se me revela nuevamente cada día y cada hora mediante el parloteo
tos adecuados para hacer accesibles a la percepción objetiva tales de las Voces y mediante los milagros. 12 º
impresiones. Que no se trata aquí meramente de procesos patológi- Según lo precedentemente señalado, no puedo disimularme que
cos -una excitación anormal de los aparatos cerebrales perceptivos, las perspectivas de una demostrabilidad objetiva de los milagros
como lo expresa el señor consejero privado doctor Weber en su afirmados por mí y de mi trato con Dios no han mejorado en abso-
dictamen pericial del 5 de abril de 1902- es algo para mí comple- luto; espero, no obstante, que aun en el futuro subsistirá de ellos lo
tamente indudable; en especial es imposible que esté en juego una
ilusión sensorial en lo referente a los gritos de socorro divinos (ca- 120
La palabra "revelación", como casi no hace falta señalar aquí, tiene que enten-
pítulo 11 y capítulo XV de las Memorias, y número IV, al final, de los derse en un sentido distinro del tradicional. Cuando se habla en otro contexto de
"Apéndices"), que yo escucho cada día cientos de veces a cortos las revelaciones de Dios que, de acuerdo con la tradición religiosa, han tenido
intervalos con absoluta claridad. Tampoco son sólo las alucinacio- lugar, se piensa siempre en comunicaciones arbitrarías que Dios hace llegar a algu-
nes visuales y auditivas, sino también los sucesos que se producen nos hombres, elegidos como sus instrumenros especiales con el fin de iluminar
sobre las cosas divinas, y en la ulterior difusión en el resro de la humanidad de los
alrededor de mí en objetos inanimados, en otros hombres y anima- conocimientos así obtenidos. En mi caso no se trata de esto. Dios no se me revela
les, los que fundamentan mi certeza subjetiva acerca de las relacio- de manera intencionada, sino que el conocimiento de su esencia y de sus poderes
nes especiales en que me encuentro respecto de Dios. Puedo se me manifiesta, independientemente de su voluntad y sin que con ello persiga espe-
diferenciar perfectamente en las manifestaciones vitales de otros rialmente ningún propósito, mediante los milagros que lleva a efecro en mí y me-
diante las Voces en las que habla conmigo. En los primeros años de mi vinculación
hombres en qué medida ellas se fundan en milagros o no. Natural-
;on Dios, empero, se produjeron comunicaciones (en parte, mediante palabras;
mente, ahora que me encuentro temporariamente en un trato más ;n parte, bajo la forma de visiones) que aparentemente perseguían el propósito
amplio con muchos otros hombres, predominan estas últimas; aun de la iluminación, pero en las cuales se trataba predominantemente sólo de im-
así, las primeras - las fundadas en milagros- se cuentan cada día partirme normas para mi propia conducta (véase capítulo XIII de las Memorias).
por centenares. Me resultan reconocibles de manera absolutamente Pero hace años que tales comunicaciones han cesado casi por entero; sólo de
1nanera enteramente esporádica se producen todavía en sueños acontecimientos
indudable: de índole semejante a las visiones, que a veces me producen la impresión de ser
11na enseñanza deliberada. No me atrevo, sin embargo, a decidir si efectivamente
és1e es el caso, o si se trata sólo de un juego de mis propios nervios.
346 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 347

suficiente para permitir una investigación científica de determina- tanta fuerza, que mi boca se llena completamente de un sabor dul-
dos elementos de juicio. En general, me remito a la exposición que ce; estando acostado en la cama, con frecuencia sería necesario ha-
he presentado en mi proceso de incapacitación para fundamentar cer un esfuerzo muy especial para defenderse de la sensación de
la apelación interpuesta por mí ante el Real Tribunal Supremo Pro- placer, de manera semejante a como podría darse el caso si se trata-
vincial contra la sentencia del Tribunal Provincial, y que por esta ra de una persona de sexo femenino que aguarda deseosa el coito.
razón adjunto bajo la forma de "Suplemento C" para su publica- De los acontecimientos que se producen en objetos inanimados
ción. Independientemente de lo que el futuro quizá puede traerme me referiré nuevamente sólo a dos: la manera como saltan las cuer-
aún, quiero destacar nuevamente aquí, como fenómenos caracte- das de mi piano y lo que puede observarse en mi aparato musical
rísticos que difícilmente encontrarán una explicación suficiente por mecánico (symphonion).
vía natural: El salto de las cuerdas del piano, aunque no se produce ya con
1) Los estados ululatorios, que difícilmente pueden tener algo tanta frecuencia como antes, de todos modos, ha sucedido en los
en común con los arrebatos estruendosos de los enfermos catatónicos. últimos años por lo menos una media docena de veces. Que la cau-
En los paranoicos -entre quienes, sin duda, se me contará- pare- sa no puede consistir en un "manejo descuidado de mi instrumen-
cen ser éstos un acontecimiento muy poco común: el dictamen to", como el consejero privado doctor Weber supone en su dictamen
pericial del consejero privado doctor Weber, del 5 de abril de 1902, pericial del 5 de abril de 1902, me parece algo completamente re-
sólo conoce un único caso que informar en el cual se habría obser- suelto. Compárense mis argumentaciones en el capítulo XII de las
vado algo aparentemente semejante en un paranoico; M emorias y el número I del alegato de mi apelación ("Suplemento
2) El cerramiento milagroso y brusco de mis ojos, y la subsi- C "). Lo que allí he señalado acerca de la imposibilidad de hacer
guiente apertura de ellos, que siempre se produce en un solo ins- saltar las cuerdas de un piano golpeando fuertemente sobre las te-
tante (un solo aspecto), respecto del cual no debería ser difícil clas, lo corroborará, según creo, cualquier persona entendida.
comprobar que no es influido ni por mi voluntad ni por una debi- El symphonion mencionado precedentemente me lo agencié, lo
lidad de mis músculos; mismo que había hecho antes con algunos relojes musicales senci-
3) La aceleración, absolutamente fuera de lo natural, de mi res- llos, armónicas y otros instrumentos semejantes, para acallar la
piración, que se presenta, aun en mis estados de suma quietud, cháchara, difícil de soportar, de las Voces, y lograr así un descanso
como al estar acostado en la cama o en el sofá etcétera, con una siquiera transitorio. Cada vez que uso el symphonion, se convierte
aparente ausencia total de motivación, en ciertos momentos de en objeto de milagros, pues se practican en él las llamadas "pertur-
manera muy evidente; baciones" (véase capítulo X de las Memorias), que se exteriorizan en
4) La existencia de nervios de voluptuosidad en todas las partes tonos secundarios, muy peculiares, ruidos zumbantes y golpeteos
de mi cuerpo, que tengo que reivindicar a pesar de las expresiones fuertes y repetidos.
parcialmente negativas del dictamen pericial del consejero privado He aprovechado muchas veces la ocasión para hacer que los
doctor Weber, del 5 de abril de 1902, porque las sensaciones subje- médicos y clérigos del hospital fueran testigos de estos aconteci-
tivas que de allí resultan - especialmente cuando media una leve mientos. La evidencia de que no puede tratarse de una peculiaridad
presión- forman parte de las experiencias más indudables que cada de mi instrumento resulta del hecho de que exactamente los mismos
día y cada hora vivo, y porque la tumefacción temporaria, del busto fenómenos se producen también en aparatos musicales mecánicos
no puede, en verdad, escapar a un examen atento. A intervalos re- de restaurantes, etcétera, cuando son manejados en mi presencia
gulares, es decir, a cada nueva aproximación de los Rayos que con- por terceras personas o los pongo yo mismo en funcionamiento
duce a una reunión de ellos, irrumpe en mí la voluptuosidad con introduciendo una moneda de diez centavos. Lamentablemente,
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 349
348

durante mis paseos me encuentro casi siempre solo, no en compa- vivientes; es imposible evitarlo, para que el individuo en cuestión
ñía de algún observador con formación científica: a una persona así no perezca, y, por ende, no parece algo reprochable en sí y de por sí.
la hubiera podido yo convencer muchas veces de lo acertado de mi Dios es un ser viviente, y por lo tanto tendría en definitiva que de-
aserción. Dicho sea de paso, no me atrevo a predecir de manera jarse guiar por impulsos egoístas en la medida en que existiera otro
terminante si estos milagros relacionados con la música podrán ob- ser viviente que le creara cualesquiera peligros u obstaculizara de
servarse aún mucho tiempo, porque los objetos de los milagros han alguna otra manera sus intereses. El hecho de que, dentro de las cir-
cambiado siempre rápidamente. De todos modos, espero que aun cunstancias acordes con el orden cósmico, no pueda existir y no haya
en el futuro habrá oportunidad de comprobar los mencionados existido fuera de Dios ningún ser semejante, es el único fundamento
sucesos extraños que se producen en mi symphonion y en otros apa- de que no pudiera hablarse de un egoísmo de Dios mientras estas
ratos musicales mecánicos. El reloj musical (sencillo) que utilicé circunstancias se mantuvieron en su pureza no adulterada. En lo
anteriormente, para mencionar también esto, se me ha vuelto que a mí respecta, empero, apareció excepcionalmente otro orde-
inutilizable por obra de los milagros: su estado defectuoso puede namiento: desde el momento en que Dios, por tolerancia para con
comprobarse aún ahora. almas probadas, la que probablemente esté vinculada con alguna
Tras todo esto no me resta otra cosa sino ofrecer mí persona al clase de acciones homicidas, se ha encadenado a un único hombre,
juicio de los especialistas como objeto de observación. El invitarlos a del cual tiene que desprenderse, pero del que se desprende sólo de
esto constituye el propósito principal que persigo al publicar mi trabajo. mala gana, se han dado todas las condiciones para el despliegue de
En último caso, tengo que desear que algún día puedan compro- una conducta egoísta. Esta manera egoísta de actuar ha sido practi-
barse, mediante la disección de mi cadáver, peculiaridades fehacien- cada conmigo durante años con extrema crueldad y desconsidera-
tes de mi sistema nervioso, en la medida en que, según se me ha ción, de la manera como sólo un animal feroz suele comportarse
dicho, determinarlas en mi cuerpo viviente es algo que, o está suje- con su presa. Pero, a la larga, esto terminó en un fracaso, porque
to a dificultades inusuales, o es absolutamente imposible. D ios, con ello, se puso en contradicción con el orden cósmico y
con sus propias fuerzas (véase capítulo v de las Memorias, nota 35).
Para concluir, algunos comentarios aún sobre el egoísmo de Dios, Por ello, esta relación anormal, según creo poder suponer con cer-
acerca del cual se ha hablado en distintos lugares de las Memorias teza, llegará a su término absoluto, a más tardar, con mi muerte. En
(véase capítulo v, al final; capítulo X, nota 66). Que Dios, en cuan- el ínterin, tiene para mí algo de excepcionalmente consolador y
to hace a la relación existente conmigo, está dominado por el egoís- satisfactorio el pensamiento de que el enfrentamiento hostil en que
mo, es para mí completamente indudable. Esto podría parecer Dios se ha colocado frente a mí pierde cada vez más algo de su
indicado para perturbar los sentimientos religiosos, en la medida intensidad, y de que la lucha librada contra mí reviste cada vez
en que, según ello, Dios mismo no sería la esencia ideal del amor y fo rmas más benignas, para terminar quizás en una plena solidari-
la moralidad absolutos, como suele representárselo la mayoría de dad. Esto es, como ya se expuso anteriormente (capítulo XIII de las
las religiones. A pesar de ello, si se lo mira desde el punto de vista Memorias), la consecuencia natural del incremento siempre conti-
correcto, esto no disminuye en nada la grandeza y excelsitud que es nuo en mi cuerpo de la voluptuosidad del alma. Éste mengua la
intrínseca a Dios y que por lo tanto tiene que ser reconocida con fe resistencia contra la separación; en mi cuerpo se vuelve a encontrar,
también por los hombres. l ras algunas breves interrupciones, aquello que había sido necesario
El egoísmo, particularmente bajo la forma de instinto de auto- :tbandonar a consecuencia de la atracción: la bienaventuranza o
conservación, que, según las circunstancias, obliga a sacrificar otros vo luptuosidad del alma; en otras palabras, un placer completo de
seres a la propia existencia, es una cualidad necesaria de todos los seres los nervios que habían sido condenados a disiparse. En no menor
350 DANIEL PAUL SCHREBER

medida se acorta con ello la periodicidad de cada aproximación, y


de esta manera, según me parece, le es posible advertir a Dios, a
intervalos cada vez más pequeños, que no se trata de alguien "olvi-
dado", ni de una "destrucción del intelecto", sino, por consiguien-
te, sólo de la necesidad de hacerse recíprocamente la vida lo más
grata posible dentro de las necesidades creadas por la atracción. Por III
mi parte, si bien, por las razones anteriormente expuestas, de vez en
cuando he tenido que comportarme como un blasfemo, no he sido ANEXO
nunca enemigo de Dios; sería un absurdo que un hombre que ha
llegado a conocer a Dios dijera de sí algo semejante.
Todo lo acontecido, pues, resulta un grandioso triunfo del orden
cósmico, el cual, en mi modesta parte, creo poder también atribuir-
me. Aun en el orden cósmico, como en cualquier otro aspecto, tie-
ne vigencia la hermosa máxima de que todos los intereses justos
son armónicos entre sí.
¿BAJO QUÉ CONDICIONES UNA PERSONA JUZGADA
COMO ENFERMO MENTAL PUEDE SER CONFINADA
CONTRA SU EXPRESA VOLUNTAD EN UN HOSPICI0? 121

La respuesta a la pregunta precedente presenta dificultades no pe-


queñas porque sólo existen pocas o ninguna disposición legal ex-
presa, y por ello lo que puede considerarse como derecho vigente
tiene que deducirse, en lo fundamental, de principios generales.
Para explicarme claramente partiré de un ejemplo práctico. Mi
vecino de cuarto, el asesor gubernamental N., se queja continua-
mente de privación ilegal de la libertad, apela al procurador general
y al burgomaestre y cree poder esperar de éstos una intervención
contra la dirección del hospital, que lo priva de su libertad.
Objetivamente, se da, por supuesto, un confinamiento, en el
sentido del artículo 239 del Código Penal. Pero el hecho delictivo
existe sólo cuando el confinamiento es ilegal; por ello, están exclui-
das, como dice Oppenhof en su Comentario -el único en la bi-
bliografía sobre derecho penal de que dispongo- las privaciones
de la libertad llevadas a cabo en el ejercicio de un derecho (a la
educación, al castigo, al gobierno de la casa, de la servidumbre), o
de un deber, por ejemplo, de una profesión, cargo o custodia. Un
procurador general o un juez de instrucción que mantienen tem-
poralmente bajo arresto o prevención, de acuerdo con las disposi-
ciones legales, a un condenado o imputado, como asimismo la
dirección de un instituto penal que ejecuta una pena de reclusión
decretada judicialmente, no actúan, por supuesto, de manera ile-
gal. Lo mismo vale para la administración de un hospital público
para enfermos mentales, en la medida en que ésta ordena, dentro

12 1
Este ensayo fue escrito a comienzo del año 1900, por consiguiente en la
~ pocade mi primer aislamiento total del mundo exterior, y por tanto casi sin
ninguna posibilidad de utilizar recursos bibliográficos.
354 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 355

de su competencia, la detención en el hospital de una persona que que su libertad resultara peligrosa para él o para otros, especialmen-
le ha sido encomendada o impone dentro de éste otras restricciones te cuando existe sospecha de suicidio. En este caso el médico direc-
a su libertad. Antes de discutir el alcance y los límites de esta com- tor estará autorizado, eventualmente con acuerdo de los parientes
petencia hay que tratar la cuestión de qué forma reviste la relación del internado, a adoptar las medidas oportunas para trasladarlo a
dentro de un hospicio privado para enfermos mentales. un hospital público y a retener hasta entonces al internado en su
La admisión en un hospicio privado y la permanencia en él, en hospital y a hacerlo vigilar durante el traslado, aun en contra de su
la medida en que no se trata de personas bajo tutela, se funda en la voluntad, sin incurrir en el cargo de una limitación ilegal de su
voluntad -manifestada expresa o tácitamente- de la persona en libertad. En estas circunstancias ejerce, en cierta medida, en cali-
cuestión; el deseo de los parientes puede, en ciertas circunstancias, dad de jefe administrativo de funcionarios públicos, funciones
ser importante para proteger a la administración del hospital con- policiales, y por ello está exento -de manera análoga a lo previsto
tra el cargo de arbitrariedad: jurídicamente, carece, en sí y de por sí, en el artículo 127 del Código de Procedimientos en lo Penal acerca
de significación. En cambio puede afirmarse que quien se hace in- de quien detiene a alguien sorprendido en flagrante delito-- de
ternar en un hospicio privado se somete con ello anticipadamente a toda responsabilidad penal. 122
las restricciones a su libertad que surgen del reglamento interno o La custodia definitiva de los enfermos mentales que pueden re-
del criterio, dictado por su deber, del médico director, como medi- sultar peligrosos para sí mismos o para otros incumbe a los hospicios
das necesarias para su bienestar corporal y espiritual. Por ello el públicos. Respecto a su organización se han adoptado disposiciones
internado debe consentir que se le impongan restricciones a sus para la reclusión de personas en una Institución Estatal de Salud y
paseos dentro de ciertos límites, la orden de permanecer dentro de Asilo, dentro del Reino de Sajonia, en la Ordenanza, publicada
ciertas habitaciones del hospital, etcétera, sin que pueda quejarse extractadamente por Decreto del 31 de julio de 1893 (Gesetz und
de una privación ilegal de su libertad cuando se sale al paso de su Verordnungen Blatte [Boletín de Leyes y Decretos], pp. 157 y ss.). 123
voluntad contraria mediante un acto de fuerza. Tampoco podrá Ello no obstante, no es posible encontrar en esta Ordenanza la sedes
exigirse el alta inmediata en cualquier momento que se le ocurra materiae· propiamente dicha respecto de la cuestión de bajo qué
(ad nutum) al internado; el director del hospital tendrá más bien condiciones una persona puede ser trasladada contra su expresa
que ignorar tales deseos, cuando y en la medida en que crea, de
acuerdo con su criterio dictado por el deber, reconocer en ello tan
122
sólo oscilaciones de la voluntad vinculadas con estados mentales Sobre lo expuesto en el texto se funda la razón -aunque no es la única- por
la cual la habilitación de "manicomios privados" se hace depender, de acuerdo
morbosos de la persona en cuestión, que se supone serán pasajeras.
con el artículo 30 del Reglamento de Industrias, de una concesión por parte de la
Otra cosa es cuando un internado, que no se encuentra bajo tutela, Autoridad Administrativa superior. Dado el poder efectivo que necesariamente
da a conocer su voluntad de ser dado de alta del hospital, con insis- debe otorgarse a los directores de tales instituciones sobre las personas de los
tencia y de una manera que demuestra una reflexión madura, por internados en ellas el Estado consideró imperioso que su instalación se conceda
ejemplo, con el fin de ser internado en otro hospicio o para hacerse sólo a aquellas personas acerca de cuya confiabilidad no existen especiales pre-
venciones. Por el contrario, el otorgamiento de la concesión no tiene de ninguna
atender por su familia. La mera opinión subjetiva del médico direc- manera el sentido de conferir a los directores de los hospicios privados para enfer-
tor, en el sentido de que el internado estará mejor atendido en sus mos mentales la cualidad de órganos permanentes de la policía de seguridad; en
manos que en cualquier otro lugar, no le daría derecho a imponer al otras palabras, que aquellos estén investidos de manera duradera de facultades
internado ninguna restricción para el futuro en lo referente a la públicas.
123
En el ínterin ha sido reemplazada por el nuevo Reglamento del 1° de marzo
elección de su residencia. Sólo puede presentarse una excepción
de 1902 (G. u .V.-BJ, pp. 39 y ss.).
cuando el estado mental del internado ha revestido un carácter tal ' Fundamento legal (en latín en el original). (N del T)

'¡l,1:\', °'\f
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 357
356 DANIEL PAUL SCHREBER

lancia y atención de los enfermos mentales. El empleo de todas estas


voluntad a un hospicio público o detenida en él. Por consiguiente,
medidas tendientes al bienestar no tiene, por regla general cardcter
el juez penal no podrá extraer directamente de esa Ordenanza, si se
imperioso; más bien queda a la libre voluntad de los interesados o de
le presentara el caso, la norma de decisión para contestar a la pre-
sus representantes legales -siempre que leyes especiales no dispon-
gunta de si se ha producido una privación ilegal de la libertad. La
gan lo contrario, por ejemplo, en el caso de las escuelas, la asisten-
Ordenanza establece disposiciones sobre el régimen y jurisdicción
cia obligatoria- hacer uso de ellas o no. Lo mismo valdría para los
de cada institución; regula las condiciones para trasladar a alguien a
hospicios públicos si tratándose de ellos el propósito de la promo-
ellas; concibe, con evidencia, el traslado ante todo desde el punto
ción del bienestar público no estuviera vinculado también con una
de vista de un probado beneficio para el internado (véase parágrafo
finalidad de policía de seguridad.
1°,4°); 124 protege en especial el interés del fisco en lo referente a
Por ello es necesario distinguir entre aquellos enfermos menta-
asegurar la recaudación de los gastos de asilo, y tiene que ser consi-
les en cuya reclusión existe un interés público, y aquellos en los que
derada, por ello, tan sólo como una compilación de reglamentacio-
no es este el caso. A la primera clase pertenecen todos aquellos en-
nes administrativas que no comportan fuerza legal directa. Para
fermos mentales que, a consecuencia de su enfermedad, podrían ser
contestar a la pregunta formulada inicialmente es necesario más
peligrosos para sí mismos o para los demds, y de ahí particularmente
bien remontarse a los principios generales.
los casos de manía y de melancolía, en cuanto esta última puede
Desde este punto de vista, la reclusión y cuidado de los enfer-
dar pie a la sospecha de suicidio. También deben contarse entre
mos mentales en los hospitales habilitados para ello se presenta como
aquellos en general los casos de enfermedad incurable, que en
una derivación de la preocupación general, asumida por el Estado
Sajonia, de acuerdo con la ordenanza del 30 de julio de 1893, artí-
como función propia, por el bienestar y seguridad de sus súbditos.
culo 2°, 126 deben ser remitidos al asilo de Colditz; se trata aquí de
Así como el Estado -o por vía de delegación por parte del Estado,
enfermos que "padecen de idiotez profunda e inspiran repugnancia
la comunidad- brinda la oportunidad, mediante las escuelas y los
por su solo aspecto". A la segunda clase pertenecen todos aquellos
institutos de enseñanza superior, de adquirir una formación espiri-
otros casos de enfermedades mentales -de carácter más grave o
tual, en los institutos de instrucción para sordomudos, ciegos, y
más leve, en los cuales, en particular, existen quizá sólo algunos
otros semejantes cuida de que a los necesitados de una ayuda espe-
delirios-, en los cuales no puede decirse que la libertad de los en-
cial se les proporcione una preparación adecuada; mantiene aloja-
fermos resulte peligrosa para ellos mismos o para otros. Las enfer-
mientos de enfermos e inválidos para que sean atendidos en los
medades mentales de este último tipo las definiría yo -cualesquiera
casos de enfermedad, y casas de caridad para recibir a las personas
sea el modo como hayan de rotularse las correspondientes formas
necesitadas de amparo; también en época reciente 125 fundó hospi-
morbosas desde el punto de vista de la psiquiatría científica-, ate-
tales públicos cuya función consiste en el tratamiento médico, vigi-
niéndome a la cuestión de derecho administrativo, que es la que aquí
interesa, como casos de enfermedad mental inofensiva. 127
124
En la ordenanza del 1°de marzo de 1902, artículo 2.
125
En los siglos anteriores, por cuanto yo sé, los enfermos mentales eran sencilla- 126
En el Reglamento del 1° de marzo de 1902, parágrafo 2°, artículo 2, con el
mente depositados, como "poseídos", en prisiones o en establecimientos seme- Apéndice I, B (G. und V. EJ., pp. 38 y 64, respectivamente).
jantes, donde casi no se proporcionaba un auténtico tratamiento sanitario. Si en 127
El autor de este ensayo se considera a sí mismo como perteneciente a la cate-
esto me equivoco, debo dejar sentado que en mi actual residencia no dispongo de goría de los enfermos mentales inofensivos, en el sentido anteriormente definido;
prácticamente ningún recurso bibliográfico. Para un especialista, será de todas se afirma de él que está poseído de ideas delirantes religiosas, pero él considera
maneras fácil puntualizar cualquier eventual error. Por lo demás (agregado de que estas contienen una verdad objetiva, sólo que no es reconocible por los de-
feb~ero de 1901), según Krapelin, Psychiatrie, 1893, 4ª edición, páginas 230 y ss., más hombres. Cree haber demostrado simultáneamente con este ensayo que, de
los datos incluidos en el texto son esencialmente correctos.
358 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 359

A los enfermos mentales de la primera categoría mencionada - sobre la base de la naturaleza de la forma morbosa en cuestión, cree
los enfermos mentales peligrosos, como se los designará en lo que si- estar justificado al suponer que existe dicho peligro, a pesar de las
gue, en gracia a la brevedad- , tiene el Estado, desde el punto de protestas en contrario. Además, la licitud de la privación de la liber-
vista del ejercicio de la policía de seguridad que le incumbe, tanto tad depende también, en cuanto a su duración, de la subsistencia
el derecho como la obligación de detenerlos, aun contra su volun- del fundamento jurídico. La autoridad policial debe dejar en liber-
tad, en los hospitales habilitados al efecto. tad al ebrio no bien desaparece la embriaguez, a menos que exista
Elfondamento jurídico para el desposeimiento de la libertad que algún otro motivo para mantenerlo en custodia carcelaria. De ma-
tenga lugar en cada caso no es, pues, ningún otro que aquel con el nera análoga, no es lícito rehusar el alta a un internado en un hos-
cual, por ejemplo, los funcionarios policiales apresan y retienen hasta pital público, a pedido suyo o de su representante legal, cuando la
que recupere la sobriedad a alguien que se encuentra en la calle en enfermedad está curada o ha perdido aquel carácter específico por
estado de embriaguez. Que la embriaguez sea un estado por natu- el cual su libertad hubo de parecer peligrosa para el propio enfermo
raleza sólo transitorio, en tanto que las perturbaciones mentales o para otros.
son por lo general estados de mayor duración, es algo que para la En lo que concierne a la segunda categoría, la de los enfermos
cuestión del fundamento jurídico de la privación de libertad carece mentales inofensivos, en el sentido anteriormente definido, no existe
de importancia. Por ello en ambos casos cuadran consideraciones a priori un interés público en su detención. Por consiguiente, si han
enteramente similares para el ulterior examen jurídico. Acerca de la sido admitidos en un hospicio público la dirección hospitalaria se
licitud de la privación de la libertad decide, obviamente, no la opi- encuentra respecto de ellos fundamentalmente en la misma rela-
nión del interesado sino el criterio, dictado por el deber, de la auto- ción jurídica que ha sido anteriormente expuesta a propósito de los
ridad competente o de sus órganos. Que un borracho asegure estar directores de hospicios privados. Naturalmente, en la medida en
completamente sobrio al agente de policía que va a arrestarlo es un que existe una tutela la expresión de la voluntad del enfermo men-
acontecimiento de todos los días; a pesar de ello, el agente tiene el tal, especialmente un reclamo por parte de él para que se le dé de
derecho de arrestarlo cuando está, según su deber, persuadido de lo alta del hospicio, no puede ser tomada en cuenta jurídicamente. En
contrario. De la misma manera, la mayoría de los enfermos menta- efecto, en la tutela el cuidado por la persona del pupilo incumbe al
les suele aseverar que no existe en ellos ninguna clase de perturba- tutor o, en su caso, al tribunal tutelar, aun después de la mayoría de
ción de su salud mental; que "se los priva ilegalmente de su libertad"; edad, en la medida en que la finalidad de la tutela así lo exija
que no hay ningún peligro que temer para ellos o para los demás en (parágrafo 1901, en conjunción con los parágrafos 1897 y 1858 del
caso de ser liberados. El director de un hospicio público está asi- Código de Derecho Civil para el Imperio Alemdn). Si bien la disposi-
mismo en su pleno derecho cuando los hace retener en la institu- ción contenida en el Título 11, parágrafo 5º, de la Ley del 20 de
ción y eventualmente los somete a otras restricciones de libertad, febrero de 1882 ("los tutores de quienes han sido incapacitados a
en la medida en que, de acuerdo con su experiencia científica y causa de una enfermedad mental, y de las personas nombradas en
los parágrafos 2° a 6º deben cuidar que sus tutelados no causen
hecho, existen casos en los cuales la claridad del pensamiento lógico, y en especial daño a sí mismos o a otros, y recluirlos, en caso de necesidad, en un
del pensamiento jurídico, no es perturbada por las supuestas ideas delirantes, y establecimiento público hospitalario o asilar") no tiene ya formal-
en los cuales no puede hablarse ni de una perturbación mental morbosa que mente fuerza legal, debe considerarse que, materialmente, repro-
impida la libre determinación de la voluntad en el sentido de una condycta razona-
duce aun ahora en lo esencial el derecho vigente, a pesar del cambio
ble, entendida de acuerdo con el párrafo 104 del Código de Derecho Civil del
Imperio Alemán, ni tampoco de una incapacidad para cuidar de los propios inte- de la legislación, de acuerdo con las disposiciones anteriormente
reses, de acuerdo con el parágrafo 6 de dicho Código. citadas del Código de Derecho Civil para el Imperio Alemdn.
360 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 361

Según esto, si el tutor y el tribunal tutelar han juzgado necesaria te al caso las disposiciones que versan sobre el alta y las licencias, en
la reclusión de un enfermo mental en un hospicio público no se el parágrafo 10º de la Ordenanza.12 8 Distinguen éstas, ante todo,
prestará oídos al enfermo que manifiesta un deseo contrario. En en qué casos puede producirse el alta por decisión de la Dirección
cambio, si no existe una tutela o ésta ha sido posteriormente revo- Hospitalaria, o debe recabarse primero una decisión del Ministerio
cada, la dirección hospitalaria, en el caso de una enfermedad mental del Interior. Si luego, en el parágrafo 1Oº número 1, 12 9 se dice que el
inofensiva, tiene que respetar la voluntad insistentemente manifes- alta puede producirse por resolución de la dirección hospitalaria en
tada por el enfermo mental en el sentido de ser dado de alta del los casos allí mismo previstos en los incisos a, b y c, no queda,
hospital, en cuanto que emana de una persona capaz para contra- naturalmente, excluido por ello que en ciertas circunstancias haya
tar, exactamente de la misma manera como se expuso anteriormen- también una obligación por parte de la Dirección. Tal obligación
te a propósito del director de un hospicio privado. En particular, existe en ciertas circunstancias, especialmente en los casos defini-
no le es lícito desconocer, basándose en un hipotético mejor cono- dos en c. "La parte competente" por la cual puede ser solicitada es,
cimiento, adquirido desde el punto de vista médico, de qué es lo según las distintas situaciones, el propio internado (capaz de con-
favorable para el verdadero bien del internado, el derecho que éste tratar) o su representante legal (titular de la autoridad paterna, tu-
tiene a decidir su lugar de residencia, en particular, por ejemplo, el tor y tribunal de tutela); "Los reparos que a la Dirección Hospitalaria
trasladarse a otro hospital o a renunciar por completo al tratamien- puedan ocurrírsele en contra del alta solicitada por la parte compe-
to médico. Si se faltara en esto la privación de la libertad asumiría tente" pueden derivarse sólo de consideraciones atinentes a la poli-
realmente el carácter de un secuestro. Respecto de los enfermos cía de seguridad, y por consiguiente se harán valer cuando el
mentales inofensivos el director de un hospicio público no es un internado, a Juicio de la Dirección Hospitalaria, se manifiesta como
órgano de la policía de seguridad, dotado de atribuciones guberna- un "enfermo mental peligroso", en el sentido anteriormente expues-
mentales, sino, esencialmente, tan sólo un consultor médico y, por to (véase al respecto también el parágrafo 1°, número 1° de la Or-
consiguiente, en lo que hace a la cuestión de la privación de la liber- denanza).130
tad no se encuentra en ninguna otra relación que no sea la de cual- En cambio, si la Dirección Hospitalaria tiene que reconocer que
quier médico privado con sus pacientes. el caso no se da, sino que lo que está en cuestión es una enfermedad
Si se desean comparar con los resultados logrados en los párra- mental inofensiva, debe dar curso a la solicitud, aun cuando, de
fos precedentes las disposiciones de la Ordenanza de 1893, no debe acuerdo con su opinión subjetiva, fuera en sí misma aconsejable
hacerse, naturalmente, con la intención de encontrar en cada una una prolongación de la residencia en el Hospital "en pro de la cura-
de las disposiciones expresas de la Ordenanza una confirmación de ción o del mejoramiento del estado del internado" (parágrafo 1°,
las conclusiones derivadas de los principios generales, pues la Or- 1° de la Ordenanza) 131 Si quisiera imponer esta opinión al propio
denanza, según lo observado anteriormente al respecto, no está des- internado (capaz de contratar) o a la persona o autoridad designada
tinada a regular la cuestión de bajo qué condiciones el como su representante legal rebasaría los límites de su competen-
desposeimiento de la libertad mediante la detención en el hospital cia, y por consiguiente se haría responsable de secuestro.
contra la voluntad del interesado puede tener lugar lícitamente. De
12
todas maneras, dado el significado autorizante que le adviene a la 8 Parágrafo 42 de la Ordenanza de 1902.
129
Ordenanza en razón de la sede de la que procede, es interesante En la Ordenanza de 1902, parágrafo 42, desde a a e el "puede producirse" ha
sido cambiado en "tiene que ser dispuesta".
señalar que por lo menos la Ordenanza no contiene ninguna clase 130
En la Ordenanza de 1902, parágrafo 1° inciso 3.
de disposición que pudiera dar ocasión para dudar del acierto de 131
En la Ordenanza de 1902 el parágrafo 1° está formulado de otra manera,
los principios generales expuestos. Al respecto vienen especialmen- aunque sólo por razones de redacción.
362 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 363

La disposición del parágrafo 1O, 2º de la Ordenanza l 3Z parece siderados también órganos gubernamentales para el ejercicio de la
perseguir la finalidad de dar oportunidad al Ministerio del Interior policía de seguridad en lo referente a la detención de los enfermos
para precaver de antemano cualquier error en que pudiera incurrir mentales peligrosos. Tal es el caso tratándose de los directores de los
la Dirección Hospitalaria a este respecto porque, como es natural, hospicios públicos - a estos les corresponden atribuciones guber-
hace al interés público que la confianza en la administración legal namentales, exactamente como a los funcionarios que en los ferro-
de los hospicios públicos no se vea nunca afectada, y que de esta carriles, por ejemplo, están encargados del manejo de la policía
manera no se llegue nunca en la práctica al caso de un proceso ferroviaria- , pero no (salvo el caso excepcional de la atención
penal contra el director de un hospicio público por secuestro, ni temporaria hasta el traslado a un hospital público) a los directores
aun tampoco a una demanda civil de indemnización por daños y de los establecimientos privados.
perjuicios por la misma causa.
Segundo agregado
Agregado
En el ínterin, como es sabido, la Resolución ministerial del 30 de
Sólo posteriormente llamó la atención del Autor de este ensayo la mayo de 1894 ha sido reemplazada nuevamente por otra, referente
Resolución ministerial del 30 de mayo de 1894 referente a la reclu- a la reclusión de los enfermos en manicomios privados, del 9 de
sión de los enfermos en los manicomios privados (G. u. V.- Bl, pp. agosto de 1900 (G. u. V.-Bl pp. 887, y ss.), y la Ordenanza del 31
139 y ss.), que hasta entonces no había conocido por encontrarse él de julio de 1893 lo ha sido por la Ordenanza para la reclusión en
mismo hasta fines de 1893 en distintas instituciones. A mienten- una Institución Estatal de Salud y Asilo para enfermos mentales del
der, de esta resolución ministerial no podría desprenderse nada que 1° de marzo de 1902 (G. u. V.-Bl pp. 39 y ss.).
esté en contra de los puntos de vista expuestos en el presente ensa- Debido a ello, lo expuesto en el ensayo precedente respecto de
yo. A dicha Resolución no le corresponde en absoluto (prescin- Sajonia quizá tenga que sufrir algunas modificaciones, pero de to-
diendo de la cláusula penal incluida en 9) auténtica fuerza legal, dos modos estas modificaciones no son de significado relevante en
como tampoco, si se diera el caso, efecto imperioso para el juez. cuanto a los principios. Antes que nada es necesario destacar nue-
Ella, evidentemente, no pretende otorgar a los directores de mani- vamente que las mencionadas resoluciones y ordenanzas no son
comios privados, en lo referente a la cuestión del desposeimiento actos legislativos. Por ello, si los tribunales tuvieran en algún caso
de la libertad, mayores derechos de los que les corresponderían de que ocuparse civil o penalmente de la cuestión de un secuestro las
acuerdo con los principios generales, sino que sólo añade a las obli- disposiciones contenidas en la nueva reglamentación y en la nueva
gaciones que a este respecto se derivan de los principios generales, Ordenanza no deberían considerarse directamente o por sí solas como
nuevas obligaciones (reglamentarias), cuya violación puede acarrear normativas. Si bien, por ejemplo, la Resolución del 9 de agosto de
a los directores de los establecimientos la aplicación de las sanciones 1900, en el parágrafo 6°, contiene, en lo referente a los así llamados
policiales determinadas en el número 9 de la Resolución y eventual- ''pensionistas voluntarios" de un manicomio privado (es decir, aque-
mente el retiro de la concesión otorgada. El punto de vista, por llos enfermos que ingresan en el establecimiento por propia deci-
consiguiente, decisivo y normativo para el juez en cualquier suerte sión), la disposición de que el alta de un pensionista voluntario, a
de querella por secuestro será siempre este: si y en qué medida los su solicitud o a la de su representante legal, debe ser concedida "sin
directores de hospicios para enfermos mentales tienen que ser con- demora en todos los casos': no por ello habría de suponerse sin más
que cualquier demora en el alta tenga que considerarse como un
I3Z En la Ordenanza de 1902, artículo 42, inciso 2°. secuestro que dé fundamento para la imputabilidad penal o civil
364 DANIEL PAUL SCHREBER

del director del instituto. Hay que tener presente al respecto que la
diferenciación entre los simples "melancólicos" [Gemütskranken] y
los "enfermos mentales" [Geísteskranken] es extremadamente difí-
cil, y que las respectivas formas morbosas se aproximan con fre-
cuencia una a otra mediante transiciones apenas perceptibles.
Puede muy bien suceder, por consiguiente, que el estado de un
IV
"melancólico", que por propia decisión se ha presentado en un
manicomio privado en calidad de "pensionado voluntario", se haya
transformado de tal manera durante su permanencia allí que el alta SUPLEMENTOS
inmediata (debido a los pensamientos de suicidio) sería peligrosa (FRAGMENTOS DE LAS ACTAS DEL PROCESO
para el propio paciente. La disposición del artículo 5, inciso 2º de la
DE INCAPACITACIÓN)
Resolución del 9 de agosto de 1900, no puede ser aducida en un
caso semejante, pues sólo trata de los enfermos mentales o débiles
mentales "peligrosos para la sociedad': ¿Deberá imputarse por ello
como un secuestro, cualesquiera sean las circunstancias, al director
del establecimiento privado cierta postergación del alta (con el fin
de dar parte a la autoridad policial o a los parientes para que lo
trasladen a un hospital público)? A mi entender, la respuesta afir-
mativa a esta pregunta acarrearía inconvenientes muy considera-
bles.
0.1. 128/01 a CJJ. 64199
Sonnenstein, 9 de diciembre de 1899

A. Dictamen pericial del médico forense. !33

El señor presidente de Sala (en retiro), señor doctor en Derecho


Daniel Paul Schreber, fue confiado a la sección de pensionistas de
este Hospital Estatal para ser tratado, el 29 de junio de 1894, y
desde entonces ha permanecido continuamente en él.
El señor presidente de Sala Schreber -según el informe emiti-
do por el consejero privado médico, profesor doctor Flechsig, de
Leipzig, en el formulario donde se solicita el traslado del paciente a
este hospital- después de haber sufrido ya en 1884-1885 un ata-
que de hipocondría grave, del cual, sin embargo, se había curado,
fue admitido por segunda vez en la Clínica Universitaria de Psi-
quiatría, de Leipzig, el 21 de noviembre de 1893. Al comienzo de
su permanencia allí exteriorizó muchas ideas hipocondríacas; se que-
jaba de sufrir de reblandecimiento cerebral; afirmaba que se mori-
ría pronto ... , pero enseguida se inmiscuyeron también en el cuadro
morboso ideas persecutorias, basadas, por cierto, en ilusiones sen-
soriales, que inicialmente parecían, empero, manifestarse de mane-
ra aislada, mientras que a la vez se hacían notar en una hiperestesia
de grado elevado, gran sensibilidad a la luz y al ruido. Posterior-
mente se hicieron más frecuentes las ilusiones visuales y auditivas, y
se adueñaron, junto con perturbaciones en la sensibilidad general,

133 Los dictámenes A, By C se transcriben a continuación sin comentarios (salvo

las notas 134 y 135). La confrontación con las descripciones correspondientes de


las Memorias y del Alegato de la Apelación mostrará por sí sola que los dictáme-
nes contienen, aun desde el punto de vista de los hechos, muchas inexactitudes,
insuficiencias y errores. Al respecto, de ninguna manera se me escapa que la causa
puede estar, en no pequeña parte, en las informaciones inexactas de terceras per-
sonas (enfermeros, etcétera).
368 DANIEL PAUL SCHREBER
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 369

de todo su sentir y pensar; se consideraba muerto y en putrefac- nía las heces, aparentemente de modo intencional, todo el tiempo
ción; imaginaba que en su cuerpo se llevaban a cabo toda suerte de que podía, a consecuencia de lo cual llegaba a ensuciarse. 134 Igual-
atroces manipulaciones, y que hacía, como él mismo lo manifiesta mente fue imposible durante mucho tiempo persuadido de que
aun ahora, las cosas más terribles que alguien pueda imaginar, y emprendiera alguna ocupación, alguna lectura; a esto último se
esto con una finalidad sagrada. Las inspiraciones morbosas cautiva- negaba de manera especial, dando como razón que cada palabra
ron hasta tal punto al enfermo que éste, inaccesible a cualquier otra que leyese sería pregonada en todo el mundo. Se quejaba con fre-
impresión, permanencia sentado durante horas completamente rí- cuencia de que se estaba produciendo una "pérdida de rayos", de
gido e inmóvil (estupor alucinatorio), y por otra parte lo atormen- que el médico "había despedido rayos por negligencia'', sin aclarar
taban de manera tal que deseaba que le llegase la muerte; hizo con más detalle qué entendía por ello.
repetidos intentos de ahogarse en el baño y pedía el "cianuro de En noviembre de 1894 se aflojó un poco la rígida actitud del
potasio destinado a él". Poco a poco las ideas delirantes tomaron un paciente; salió algo más de sí mismo, se tornó más activo, se expre-
carácter místico, religioso; trataba directamente con Dios; los de- saba, aunque siempre breve y en cierta medida intermitentemente,
monios jugaban con él; veía "visiones milagrosas"; oía "música celes- con un discurso coherente, y apareció entonces sin disfraz alguno la
tial" y finalmente llegó a pensar que moraba en otro mundo. elaboración delirante, fantástica, de las alucinaciones que perma-
En este hospital, donde el señor presidente de Sala Schreber fue nentemente lo agobiaban; se sentía perjudicado por ciertas perso-
trasladado después de una breve permanencia en el establecimiento nas que había conocido antes (Flechsig, von W. ..), a las que creía
privado del doctor Pierson, se manifestó inicialmente el mismo presentes aquí; imaginaba que el mundo había sido modificado por
cuadro morboso que en Leipzig. El enfermo, persona corporalmente éstas, que la omnipotencia de Dios había sido destruida, que él
robusta, en quien eran visibles frecuentes contracciones de la había sido alcanzado por sus maldiciones, que le sacaban los pensa-
musculatura del rostro y fuertes temblores de las manos, se mostró mientos del cuerpo, y otras cosas semejantes. Aunque siguió ne-
al comienzo enteramente inaccesible y encerrado en sí mismo, per- gándose a leer trazaba con frecuencia signos estenográficos en un
manecía inmóvil acostado o sentado, y mantenía la mirada angus- papel, se ocupaba de vez en cuando en algún juego de paciencia, y
tiadarnente fija a lo lejos, no respondía a las preguntas que se le parecía prestar un poco más de atención a los acontecimientos que
dirigían, o sólo lo hacía breve y distraídamente; pero esta actitud se producían a su alrededor.
rígida estaba manifiestamente muy lejos de la indiferencia, pues Entonces la excitación del enfermo fue intensificándose de ma-
todo el estado del paciente parecía ser más bien de tensión, excita- nera muy paulatina, le perturbó el sueño, que hasta entonces había
ción, determinado por un malestar interior, y no podía caber duda sido pasable, y se exteriorizó especialmente por medio de risotadas
alguna de que estaba continuamente influido por ilusiones senso- fuertes y prolongadas, que en cierta medida se presentaban corno
riales intensas y dolorosas y de que las elaboraba de manera deliran- ataques (tanto de noche como de día) y mediante un fuerte martilleo
te. El paciente rechazaba con brusquedad todo trato y pedía en el piano, de una manera muy perturbadora. Que estas conduc-
reiteradamente que lo dejaran solo, y aun que se desocupase toda la tas muy evidentes debían interpretarse como reacciones a las ilusio-
casa, ya que la omnipotencia de Dios era obstaculizada por la pre- nes sensoriales, o a los delirios resultantes de ellas, lo indican muchas
sencia de los enfermos ... y él quería tener "la tregua de Dios"; se expresiones del paciente: que el mundo había perecido; que todo lo
negaba además a ingerir alimento, de manera que fue necesario que él veía alrededor de él era sólo apariencia; que él mismo y las
administrárselo, o sólo aceptaba comidas ligeras, aisladas, recha-
134
zando por completo la carne, y sólo con esfuerzo se logró poco a Los aparentes enjuiciamientos encuentran su verdadera explicación en lo ob-
poco inducirlo a que comiera regularmente. Al mismo tiempo rete- servado al final del capítulo XVI de las Memorias.
370 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 371

personas que1lo rodeaban eran sólo sombras insustanciales. Al mis- nos- se impuso la necesidad de trasladar por la noche al enfermo
mo tiempo seguía aferrándose a ideas hipocondríacas; decía, entre a un cuarto de confinamiento en una parte más alejada, y a mante-
otras cosas, que su cuerpo había sido transformado por completo; ner esta medida durante varios meses sucesivos. 13 5 Aunque el pacien-
que uno de s)ls pulmones había desaparecido por entero, que ape- te se irritó por ello lo consintió sin mayor oposición, llevado
nas podía inspirar el aire necesario para permanecer con vida. aparentemente por la conciencia de lo morboso de su comporta-
Además, ~us noches se tornaron más inquietas cada vez, y al miento y de la molestia extraordinaria, casi insoportable, para quie-
mismo tiempb tuvo lugar una modificación en su manera de ser, en nes lo rodeaban.
cuanto que su actitud, que inicialmente había sido siempre rígida, Durante bastante tiempo se manifestaron en la conducta del
directamente rechazante y negativista, dio lugar a un dualismo. Por paciente sólo escasas modificaciones; prosiguieron las fuertes risas
una parte, sus reacciones contra las alucinaciones se hicieron cada forzadas y el monótono proferir locuciones insultantes, con fre-
vez más ruidosas e intensivas; en el jardín solía permanecer el enfer- cuencia ininteligibles, en interminable reiteración (por ejemplo, "El
mo largo tiempo inmóvil en un mismo lugar, mirando directamen- sol es una prostituta'' [Hure], y otros semejantes), que en cierta
te al sol, haciéndole las muecas más extrañas o lanzando fuertes medida parecía servir de antídoto contra las alucinaciones y pertur-
gritos, que eran casi aullidos, dirigiendo al sol amenazas e insultos, baciones afectivas (dolores lumbares, por ejemplo); el sueño, a pe-
repitiendo una y la misma frase innumerables veces; lo apostrofaba sar de que la ingestión de alimentos se hizo más regular y el [paciente]
diciendo que él (el sol) le tenía miedo, que tenía que ocultarse de él, aumentó de peso, siguió siendo muy deficiente, y ya entonces se
el presidente de Sala Schreber, y le daba también el nombre de hicieron sentir indicios de un delirio singular, que siguió desarro-
Ormuz. O bien, paseándose por su habitación, presa del mismo llándose ulteriormente: con frecuencia se lo encontraba semidesnudo
furor, arengaba durante un tiempo al "almicida'' Flechsig, repetía en su cuarto, afirmaba que tenía senos femeninos; gustaba de con-
interminablemente "pequeño Flechsig", acentuando fuertemente templar figuras de mujeres desnudas, dibujaba también otras, y se
la primera palabra, o gritaba desde su ventana, y por cierto aun de hizo afeitar el bigote.
noche, insultos o cosas semejantes, con tal fuerza, que la gente de la A partir de la primavera de 1897, aproximadamente, se pudo
ciudad se congregaba y había quejas en voz alta por el alboroto. En percibir un cambio en el paciente, cuando entró en una activa co-
cambio, era ahora mucho más accesible y cortés con los médicos u rrespondencia con su esposa y otros parientes, a propósito de la
otras personas, aun cuando lo sorprendían en esas escenas de albo- cual no pudo pasarse por alto que las cartas estaban escritas con
roto; daba respuestas pertinentes, si bien de manera reservada y un corrección y fluidez y que no dejaban traslucir nada morboso, antes
poco de arriba para abajo, a las preguntas sencillas sobre cómo se bien cierta percatación de la enfermedad, en la medida en que ma-
encontraba; no mencionaba las molestias que lo acosaban, y logra- nifestaba su opinión de haber estado muy angustiado, de no haber
ba durante un tiempo dominarse por completo; comenzó también tenido fuerza para dedicarse a ninguna ocupación, pero de sentirse
a ocuparse más intensamente en la lectura, como ya lo había hecho ahora mucho mejor y estar agradecido de poder contar con una
antes con el ajedrez y el piano. ocupación muy estimulante ... ; no obstante ello, prosiguieron aún
Entretanto, los estruendos nocturnos se hicieron más intensos los insultos, risotadas, gritos, etcétera, y no pudo prescindirse del
cada vez y los somníferos, empleados en dosis cada vez más fuertes, aislamiento nocturno.
no lograban brindarle auxilio suficiente, hasta el punto de que en Aunque el paciente parecía aún poco inclinado a conversacio-
junio de 1896 -dado que los fármacos no podían aumentarse por nes más profundas y mostraba rápidamente intranquilidad e impa-
temor a provocarle daño y toda la Sección del hospital estaba sien-
do perceptiblemente afectada por los continuos estruendos noctur- l35 Respecto del dato temporal véanse las páginas 209 a 210 (dos años y medio).
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 373
372 DANIEL PAUL SCHREBER

pos, y puede expresarlos mediante un curso de pensamiento orde-


ciencia cuando se intentaba trabarlas, comenzaban a aparecer mue-
nado; se interesa por los acontecimientos políticos, científicos, ar-
cas en su rostro, lanzaba extrañas interjecciones breves, y saltaba a
tísticos, etcétera, y se ocupa permanentemente de ellos (si bien en
la vista que deseaba ver terminada pronto la conversación, las ocu-
el último tiempo parece haberse alejado otra vez de esos intereses),
paciones del paciente se hicieron más variadas y permanentes, y
y en los aspectos mencionados no manifiesta casi nada que salte a la
con frecuencia resultaba difícil concebir cómo podía encontrar tran-
vista de un observador no enterado con más precisión de su estado
quilidad y concentración para tal actividad espiritual en medio de
general. Pese a todo el paciente está colmado de representaciones
las molestias constantes y a veces intensas de las alucinaciones, para
de orden morboso, que se han articulado en un sistema integrado,
expresarse de manera pertinente sobre los temas más variados, y
están más o menos fijadas, y no parecen susceptibles de ser modifi-
para dominarse de una manera que a ratos encubría los aspectos
cadas mediante la percepción y la crítica de las circunstancias obje-
enfermizos. Los tumultuosos arrebatos nocturnos se fueron atenuan-
tivas. Esto último en tanto mayor medida cuanto que en él los
do también cada vez más, de suerte que el enfermo pudo volver a
procesos alucinatorios e ilusionales desempeñan permanentemente
usar su dormitorio habitual y permanecer en él con ayuda de algu-
un papel significativo e impiden la evaluación normal de las impre-
nos medicamentos.
siones sensoriales. El paciente no habla de ordinario sobre estas ideas
Sin entrar en todos los detalles del curso de la enfermedad, es
morbosamente articuladas, o sólo lo hace excepcionalmente, pero
necesario señalar la manera como en la etapa siguiente se fue perfi-
hasta qué punto está ocupado en ellas surge, en parte, de manera
lando, a partir de lo que inicialmente había sido una psicosis agu-
inmediata de muchas manifestaciones escritas (parte de las cuales
da, que comprometía directamente todo el acontecer psíquico y
se adjuntan aquí en forma extractada) o puede, en parte, deducirse
que pedía ser descrita como delirio alucinatorio, el cuadro clínico
fácilmente de su conducta.
paranoico, que, por así decirlo, cristalizó a partir de aquélla y es el
El sistema delirante del paciente culmina en su creencia de estar
que actualmente tenemos ante la vista.
llamado a salvar el mundo y devolver a la humanidad la bienaven-
Este cuadro clínico se caracteriza, como es sabido, porque a la
turanza perdida. A esta tarea, así lo afirma, ha llegado por inspira-
par de un sistema delirante más o menos fijo, coherentemente cons-
ciones divinas directas, de manera semejante a lo que se enseña
truido, coexisten intactas la discriminación y la orientación; se con-
respecto de los profetas; es decir, afirma que los nervios muy excita-
serva la lógica formal; falta una reacción afectiva marcada; la
dos, como lo han estado los suyos durante tan largo tiempo, tienen
inteligencia y la memoria no sufren ninguna disminución marca-
la propiedad de actuar sobre Dios atrayéndolo, pero afirma que
da, y la comprensión y la crítica de las cosas indiferentes, es decir,
aquí están en juego cosas que o no pueden expresarse, o sólo muy
alejadas de las representaciones morbosas dominantes, no se ven
difícilmente, en el lenguaje humano, pues rebasan cualquier expe-
influidas, por más que, como es natural, dada la unidad de todo el
riencia humana y sólo a él le han sido reveladas. Lo esencial de su
acontecer psíquico, no pueden quedar sin ser afectadas por aquel
misión salvífica consistiría en primer término en transformarse en
cuadro.
una mujer. No se trata de que él quiera transformarse en una mujer,
Así pues, en la actualidad, el señor presidente de Sala doctor
sino más bien de un "deber", fundado en el orden del cosmos, al
Schreber, aparte de los síntomas psicomotores que se imponen de
cual de ningún modo podría oponerse, por más que para él sería
manera directa como morbosos aun para el observador ocasional,
personalmente preferible seguir viviendo su honrosa vida masculi-
no parece ni confuso ni psíquicamente disminuido, ni afectado en
na, pero la única manera a su alcance de reconquistar el Más Allá
su inteligencia de una manera marcada: es circunspecto; su memo-
para la humanidad es su transformación en mujer, lo que quizá sólo
ria es excelente; dispone de un caudal notable de conocimientos,
se lleve a cabo en el curso de muchos años o centurias, por medio
no sólo en asuntos jurídicos sino también en muchos otros cam-
374 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 375

de milagros divinos. Él es, y esto es algo incuestionable para él, el adornarse con cintas de colores, con collares ... , al estilo de las muje-
objeto exclusivo de milagros divinos, y por consiguiente el hombre res, se expresa permanentemente la singular dirección patológica
más notable que ha vivido en la Tierra; desde hace años, a cada de sus ideas, según surge de las manifestaciones precedentes, con
hora y cada minuto, experimenta en su cuerpo esos milagros, y lo una intensidad no modificada, y se hacen visibles, lo mismo que
encuentra confirmado por las voces que hablan con él. Dice que en ciertos impulsos motores morbosos, en conductas automáticas, sus-
los últimos años de su enfermedad ha experimentado, en distintos traídas a su voluntad, muy evidentes. Según lo hace notar el propio
órganos de su cuerpo, perturbaciones que a cualquier otro hombre paciente, se ve con mucha frecuencia compelido, tant~ de día como
hubieran debido, tiempo ha, acarrearle la muerte; que ha vivido de noche, a proferir "sonidos ululatorios no naturales"; asegura que
mucho tiempo sin estómago, sin intestino, casi sin pulmones, con le es imposible contenerlos; que se trata de milagros divinos, de
el esófago desgarrado, sin vejiga, con los huesos de las costillas des- acontecimientos sobrenaturales, que no pueden ser comprendidos
trozados; que se ha comido la laringe varias veces junto con los por otros seres humanos, y estas vociferaciones, que resultan tam-
alimentos, etcétera, pero que milagros divinos (los "Rayos") recom- bién muy molestas para quienes se encuentran cerca de él y están
pusieron siempre lo destruido, y que por consiguiente, mientras basadas en una compulsión orgánica, se presentan de una manera
siga siendo un varón, no será mortal. Afirma que todos esos fenó- tan irresistible que perturban de manera muy sensible el descanso
menos amenazadores han desaparecido hace mucho, y en lugar de nocturno del paciente y hacen necesario emplear somníferos.
ellos ha ocupado el primer plano su "feminidad", respecto de la Hay sólo un aspecto en el cual se ha producido en los últimos
cual está en juego un proceso evolutivo que probablemente requie- tiempos una modificación en la actitud del paciente. Mientras que
re decenas, si no centenares de años, para consumarse, y cuyo tér- anteriormente, quizá por un sentimiento muy marcado de su en-
mino difícilmente verá ninguno de los hombres actualmente fermedad, aceptaba en general con cierta resignación su suerte, por
vivientes. Dice sentir que en su cuerpo han entrado ya masivamen- más que protestara contra esta o aquella medida, y no expresaba,
te "nervios femeninos", de los cuales, por fecundación directa de por lo menos exteriormente, el deseo de un cambio en su situación
Dios, nacerán nuevos hombres. Sólo entonces podrá él morir de y parecía atribuir sólo un escaso interés a sus circunstancias jurídi-
muerte natural y habrá reconquistado, como todos los otros seres cas y sociales, últimamente reclama con energía la revocación de su
humanos, la bienaventuranza. En la actualidad le hablan con pala- incapacitación, desea mayor libertad de movimiento y un inter-
bras humanas no sólo el sol, sino también los árboles y los pájaros, cambio más intenso con el mundo exterior, y aguarda, para dentro
que según él son algo así como "restos milagrosos de almas huma- de un tiempo no muy lejano, el regreso definitivo a su propio ho-
nas que vivieron en otra época", y en general se producen en torno gar. Estos planes lo absorben actualmente por completo y al pare-
de él cosas milagrosas. cer han hecho pasar a segundo término en cierta medida la
No es necesario profundizar más en los detalles de estas ideas reivindicación de las ideas morbosas anteriormente citadas.
delirantes, las cuales, por otra parte, están desarrolladas y motiva- Si ahora, a consecuencia del estado psíquico anteriormente ex-
das con notable claridad y agudeza lógica: las declaraciones aduci- puesto, que tiene que ser caracterizado como paranoia, el señor
das son suficientes para dar una idea del contenido del sistema presidente de Sala Schreber debe o no ser considerado como priva-
delirante existente en el paciente y de su visión del mundo do del uso de la razón, en el sentido legal, es algo que depende de la
morbosamente distorsionada; baste señalar que también en la con- decisión judicial; pero si por dicho término, ajeno al punto de vista
ducta del enfermo, en su manera de afeitarse al ras, en su afición a médico, hay que entender que el enfermo en cuestión está impedi-
los objetos femeninos de tocador, a las pequeñas ocupaciones feme- do por su perturbación psíquica de captar todos los acontecimien-
ninas, en su inclin~ción a desnudarse y a mirarse en el espejo, a tos de una manera objetiva y no falseada, de juzgarlos de acuerdo
376 DANIEL PAUL SCHREBER

con las circunstancias objetivas y de adoptar sus decisiones median-


te una libre decisión de su voluntad con una reflexión serena y ra-
cional, es evidente que en el caso presente tal impedimento existió
en gran medida y sigue haciéndose sentir en las ilusiones sensoria-
les existentes, en las representaciones delirantes con ellas conecta-
das e integradas en un sistema, y en los impulsos obsesivos que Sonnenstein, 28 de noviembre de 1900
dominan al enfermo.
B. Dictamen pericial del médico de distrito
Para que se tome declaración judicialmente al señor presidente
de Sala doctor Schreber no existen objeciones desde el punto de Si el infrascrito demoró tanto en presentar el nuevo dictamen que
vista médico. le había sido solicitado sobre el estado mental del señor presidente
Lo que precede lo declara el suscrito ateniéndose al juramento de Sala en retiro doctor Schreber esto se debió a que el estado físico
profesional prestado por él. del nombrado no experimentó una modificación esencial desde la
(hay un sello) presentación del primer dictamen, y por ello no hubiera podido
(Firmado) Doctor Weber hacer otra cosa que repetir las opiniones anteriores, a no ser que
Médico de Distrito y Forense pudieran encontrarse en uno u otro sentido nuevos puntos de vista
para evaluar la situación.
El infrascrito creyó poder encontrarlos en las notas que el pa-
ciente comenzó a escribir hace varios meses y que tratan de manera
sumamente exhaustiva la historia de su enfermedad, desde el punto
de vista tanto de su condición externa como en su evolución inter-
na. A esta redacción había que atribuirle un gran valor, sobre todo
porque el paciente, en general, es poco indinado a exponer en el
trato personal sus ideas morbosamente condicionadas, y la repro-
ducción oral de estas ideas le crea también dificultades por su es-
tructura complicada y sutil, según él mismo declara. De hecho, las
Memorias de un enfermo de nervios, como califica el autor a su tra-
bajo, son valiosas no sólo desde el punto de vista médico-científico
para discriminar el carácter general de la enfermedad presente, sino
que brindan también muchos puntos de apoyo aprovechables en la
práctica para comprender la conducta observable en el paciente.
Dada la extensión de estas Memorias, imposible de predecir de an-
temano, su redacción exigió mucho tiempo, y hace muy poco que
el infrascrito tuvo en sus manos una copia, una vez terminadas.
El infrascrito, tomando en cuenta que en el presente estadio de
la causa es necesario asignar importancia primordial no a la des-
cripción y evaluación clínica del estado físico morboso, cuya exis-
tencia es indudable, sino a responder la pregunta de si el enfermo, a
378 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 379

consecuencia de ese estado, se halla o no en condiciones de cuidar exigencias infinitamente variadas de la vida no llegan hasta él, y la
de sus intereses - entendidos en el sentido más amplio de la pala- manera como se comportará frente a ellas es algo que sólo puede
bra- , resolvió preocuparse por establecer un conjunto de elemen- conjeturarse a partir de su estado general. La prueba experimental,
tos objetivos sobre cuya base el juez estuviera en condiciones de por así decirlo, sólo podría efectuarse exponiéndolo temporariamente
formarse un juicio fundado sobre el hecho en cuestión. Pues el a aquellas exigencias y colocándolo fuera de la protección de la ins-
infrascrito quisiera subrayar nuevamente, como hizo ya en su pri- titución. De hecho, tales pruebas se practican efectivamente en
mer dictamen, que a su juicio no cae dentro de la competencia del muchos casos -pero la mayoría de las veces sólo cuando, de acuer-
perito médico emitir un juicio terminante acerca de si una persona, do con la personalidad del enfermo en cuestión, no existe demasia-
a consecuencia de su trastorno psíquico, está o no capacitada para do riesgo de un eventual compromiso- , y el infrascrito creyó que
salvaguardar autónomamente sus intereses; su tarea tiene que limi- en el caso presente, dada su índole, debía emplearse, por lo menos
tarse más bien a exponer ante las instancias competentes la condi- en medida restringida, este recurso. Mas para ello fue necesario
ción física de la persona en cuestión, de una manera tal que posibilite mucho tiempo. El señor presidente de Sala Schreber no habíamos-
extraer de allí las consecuencias oportunas. trado ni inclinación a actuar fuera del hospital ni tampoco se po-
Ahora bien, si lo que se solicita es la indicación de hechos obje- día, dada su actitud hasta ese momento, poner en obra un ensayo
tivos que sean adecuados para proporcionar una prueba de que la de esa índole. Sólo después de apelar contra su incapacitación se
persona sobre la cual ha de expedirse el dictamen es incapaz, a con- hizo el paciente accesible a un trato más productivo, y sólo enton-
secuencia de su trastorno mental, de cuidar de sus intereses o, res- ces se suscitó en él el deseo de superar la limitación de su vida inte-
pectivamente, como se dice en el cierre de la prueba, de que, al rior y aproximarse nuevamente al mundo externo. En consideración
concedérsele la libertad de disponer pondrá en peligro, mediante a circunstancias de distinta índole, especialmente las naturales pre-
una conducta irracional, su vida, su salud, sus bienes o cualquier venciones de sus parientes, los ensayos efectuados en este sentido
otro de sus intereses vitales, es evidente que resulta muy difícil, y no pudieron ser tan amplios como se había previsto, y por más que
casi imposible, aportar tales hechos probatorios, cuando se trata de el hacer regularmente las comidas en la mesa familiar del infrascrito,
una persona que hace años está internada, por causa de su estado la participación en reuniones sociales, las salidas por los alrededo-
psíquico, en un establecimiento cerrado y que, a consecuencia de res, que también se extendieron hasta Dresde, a la casa de su espo-
ello, sólo en muy limitada medida está en condición de intervenir, sa, el hacer pequeñas compras en la ciudad, dieron una oportunidad
actuando independientemente, en el ordenamiento de sus activi- propicia para observar la conducta del paciente en el trato con el
dades. Cuando se trata de un enfermo mental que actúa en el mun- mundo externo, sin embargo, hasta el momento no se han obteni-
do exterior y está en contacto directo con las situaciones vitales do resultados del todo convincentes en un sentido u otro, pero como
preexistentes pueden establecerse sin dificultad hechos objetivos en el infrascrito no cree que deba demorar más la presentación del
el ejercicio de su profesión, en el manejo de sus intereses económi- dictamen solicitado, antes tiene que tomarse una decisión sobre la
cos, en su vida familiar, en el trato social, en el trato con las autori- base de las observaciones hechas hasta aquí.
dades, etcétera, que resultan decisivos para contestar la pregunta de Si se abarca con una mirada panorámica el curso seguido por la
si el enfermo, a consecuencia de su funcionamiento mental anor- enfermedad psíquica del señor presidente Schreber no es necesario,
mal, actúa o no desatinada, irreflexiva o equivocadamente. Distin- en el estado actual de las cosas, remontarse a las primeras fases de la
to es el caso de un enfermo atendido en una institución. Por la enfermedad. Sin duda tienen notable importancia para la compren-
índole misma de la situación su manera de vivir está proscrita hasta sión del cuadro global del proceso patológico, pues éste, como cual-
en los menores detalles por el reglamento de esa institución; las quier otro fenómeno natural, sólo puede ser comprendido
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 381
380

adecuadamente si se toma en cuenta su evolución, y en especial hay acciones, por último, eran tan absurdas y arriesgadas, lo mismo en
que considerar también la manera como lo evalúa el propio enfer- lo referente al mantenimiento de su propia personalidad como en
mo; mas para la solución de los problemas prácticos que se presen- lo que hace a las relaciones con el mundo externo, que era imposi-
tan en lo inmediato no entran tanto en consideración los estadios ble hablar de libre autodeterminación y reflexión racional, pues el
iniciales de la enfermedad cuanto la forma estable a la que éstos han enfermo se encontraba plenamente sometido a la compulsión de
llevado con el curso del tiempo y que es la que ahora se ofrece a la influjos morbosos demasiado intensos.
observación como más o menos cerrada. De manera coherente con En el dictamen anterior se expuso ya cómo la demencia aguda
las ricas aptitudes originarias del paciente, su productividad espiri- del señor presidente Schreber se fue transformando cada vez más
tual y su amplia cultura, las emanaciones de su actividad psíquica en un estado crónico; de qué manera a partir de las encrespadas
morbosamente alterada no se manifiestan, según con tanta frecuencia olas del frenesí alucinatorio se ha depositado y fijado, por así decir-
sucede en otros casos semejantes, como pobres y monótonas y fáciles lo, un sedimento de representaciones delirantes y ha estampado en
de aprehender en su interconexión, sino que constituyen una estruc- el cuadro de la enfermedad el sello de la paranoia. A medida que los
tura de ideas configurada de una manera tan fantástica, tan de$arro- poderosos afectos concomitantes se debilitaron y las irrupciones de
llada y al mismo tiempo tan divergente del proceso de pensamiento los procesos alucinatorios perdieron su influjo perturbador e inme-
común que resulta casi imposible reproducirla en pocos rasgos sin diatamente avasallante pudo el enfermo en cierta medida desen-
tornarla incomprensible en su interconexión interna y dificultar el tenderse de ellos y retomar el camino hacia una actividad psíquica
conocimiento de su significado específico. Por esta razón, y por ordenada. No es que reconociera y admitiera como tales los pro-
otra que se mencionará más adelante, considero oportuno poner a ductos delirantes de su actividad sensorial morbosamente alterada,
disposición del Real Tribunal Provincial para su examen, rogándole y las combinaciones que se construían sobre ellos; no es que se hu-
encarecidamente su reintegro, las Memorias del paciente en su re- biera elevado por sobre la subjetividad de sus puntos de vista y
dacción integral, y confío que mediante ellas se manifestará, sin hubiese logrado llegar a una evaluación más objetiva de los proce-
necesidad de mayores comentarios, el estado psíquico de su autor. sos -de ello era incapaz, porque las ilusiones sensoriales subsistían
Que el paciente, en las fases anteriores del curso de su enferme- y las representaciones delirantes tenían necesariamente que conso-
dad, careció enter.a mente de capacidad civil y no estuvo en condi- lidarse de nuevo sobre ese terreno- sino que, conjuntamente con
ciones de cuidar de sus conveniencias, y ni siquiera de dedicar a la merma de la fuerte acentuación afectiva y con el retorno de la
ellas su interés, es algo que resulta evidente de acuerdo con las ob- capacidad de discernimiento y de orientación, se produjo cierta se-
servaciones hechas entonces y que surge inequívocamente de la pro- paración en el conjunto de las representaciones, el sector morbosa-
pia descripción del paciente. El paciente estuvo durante largo tiempo mente alterado de la vida anímica que había sido el dominante se
hasta tal punto absorbido por los procesos morbosos de su enfer- delimitó de manera más neta respecto del sector restante, y aun
medad; su concepción de las cosas estuvo tan exclusivamente deter- cuando es imposible pensar, considerando la unidad orgánicamente
minada por ilusiones alucinatorias; se encontraba tan completamente dada de todo el acontecer psíquico, que este sector haya permane-
desorientado respecto del tiempo, las personas y las circunstancias cido intacto, antes bien resulta inevitable la invasión de cualquier
espaciales; la realidad había sido desplazada en tan gran medida por trastorno aparentemente parcial sobre la totalidad de las funciones
un mundo fantástico de apariencias falseado por entero; su vida psíquicas, sin embargo resultó, como sucede tan comúnmente en
afectiva estaba en tan gran medida apartada de todos los aconteci- la paranoia, que también en este caso, una vez desaparecidos los
mientos naturales; su actividad volitiva estaba tan trabada y apri- fenómenos morbosos agudos, ciertos aspectos de la afectividad y
sionada, o tan dirigida a defenderse de los conflictos morbosos; sus del pensamiento aparecieran relativamente no afectados por las al-

'11~·1\\, ·~
382 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
383

teraciones morbosas, y en especial, que la capacidad de rendimien- do morboso predomina e.¡l¡., y determina, las relaciones del paciente
to intelectual no dejara traslucir ninguna disminución notable, la con el mundo exterior y las exigencias de la vida cotidiana.
asociación de las representaciones pareciera seguir dándose, desde En primer término es necesario hacer constar una vez más que
el punto de vista formal, de manera regular, y que el juicio sobre las en el paciente, como sucede con tanta frecuencia en los paranoicos,
cosas y circunstancias que estaban alejadas de las ideas delirantes la inteligencia y la ilaciótj lógica formal de los pensamientos no
consolidadas e incluidas en un sistema cerrado, se mostrara en su parece haber sufrido un daño considerable; que el enfermo dispone
mayor parte no oscurecido y pertinente. de un gran caudal de pens~mientos y puede expresarlos de manera
Que junto con esta transformación del carácter de la enfermedad ordenada, como también que su discernimiento no está perturba-
el estado general haya experimentado una mejoría no es algo que do. El suscrito ha tenido !la más amplia oportunidad desde hace
pueda decirse sin restricciones; por más que la apariencia exterior nueve meses de hablar conl el señor presidente Schreber sobre todos
hable en favor de ello podría suponerse lo contrario: mientras dura- los temas posibles durant~ las comidas diarias en su mesa familiar.
ron los fenómenos morbosos agudos fue posible aferrarse a la espe- Cualesquiera hayan sido lps objetos -exceptuadas, naturalmente,
ranza de un desenlace favorable del proceso morboso; ahora, cuando sus ideas delirantes- sobre los cuales recayó la conversación; se
nos enfrentamos con el producto fijado de ese proceso, toda espe- tratara de hechos pertene¿ientes a los campos de la administración
ranza resulta vana. Falta además por completo, como ya se dijo, el estatal y de la justicia, de la política, del arte y de la literatura, de la
más importante criterio de mejoría o, respectivamente, de cura- vida social u otros, en tódos mostró el doctor Schreber un vivo
ción: la comprensión más o menos clara de la naturaleza morbosa interés, conocimientos profundos, buena memoria y juicio perti-
de los procesos anteriores; aunque el señor presidente doctor nente, y aun en lo referente a la ética una concepción que no podía
Schreber deja abierta la posibilidad de que esta o aquella de sus sino ser aprobada. Asimismo, en las charlas amenas con las damas
percepciones pueda atribuirse a ilusiones, en lo esencial sostiene la presentes se mostró gentil y galante, y siempre se condujo con de-
realidad de sus formaciones delirantes y declara que los más extra- coro y con tacto al tratar cosas diversas; nunca introdujo en la con-
vagantes acontecimientos descritos por él son hechos reales. versación intrascendente de la mesa la discusión de cuestiones que
El complicado sistema delirante del enfermo tiene como punto no debieran tratarse allí $ino en la consulta médica. No obstante, es
de partida una concepción completamente singular de la naturale- imposible pasar por altoique el paciente parecía con frecuencia pre-
za de Dios (sigue a continuación una exposición de este "sistema deli- ocupado aun durante la~ comidas, que su atención estaba ausente y
rante" bajo la forma de un sucinto extracto de las Memorias; puedo que él no se percataba plenamente de lo que sucedía a su alrededor,
omitirlo aquí, porque el lector dispone de las Memorias mismas). por lo cual sucedió rep!etidas veces que pusiera sobre el tapete un
Se ve ya por este breve resumen, pero sobre todo por las descrip- tema que acababa de t,tatarse. Esta preocupación se expresa tam-
ciones del propio paciente, en qué gran medida se encuentra aún bién claramente en el aspecto del paciente: o mira fijamente delante
ahora en todo su sentir y pensar bajo el influjo de ilusiones senso- de sí o se mueve inquieto en la silla hacia un lado y otro, hace muecas
riales y representaciones delirantes y hasta qué punto determinan extrañas, carraspea más o menos ruidosamente, se toquetea el ros-
todas sus acciones y omisiones, lo obligan, en parte, a defenderse tro, y se preocupa especialmente por levantar los párpados, los cua-
contra los procesos patológicos, en parte, empero, también a entre- les, según su opinión, le son "cerrados milagrosamente'', es decir,
garse a ellos sin restricción, y con qué amplitud están, ante todo, contra su voluntad. Es manifiesto que muchas veces le cuesta gran-
determinadas por ellas toda su concepción del mundo, su juicio so- dísimo esfuerzo contener la irrupción de los "sonidos ulula torios",
bre los hombres y las cosas. Sólo resta, en la medida de lo posible, e inmediatamente después de terminada la comida, mientras se di-
establecer particularizadamente con qué alcance y amplitud el esta- rige hacia su cuarto, se le escucha emitir tales sonidos inarticulados.
DANIEL PAUL SCHREBER
384 MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 385

El desvío de la atención, provocado por procesos alucinatorios, jardín, con no poca molestia de quienes lo rodean, sino que no
y la reacción evidente que se manifiesta enseguida, tienen también raras veces se convierten también de noche durante horas en una
un efecto perturbador en otras circunstancias. En sus excursiones insoportable perturbación del reposo en toda la sección del hospi-
por los alrededores, al participar en algunas reuniones festivas, en tal, y muchas veces hasta grita desconsideradamente en dirección a
una ocasión en que fue al teatro, aunque el enfermo pudo contener la ciudad. Últimamente, estas vociferaciones se presentan de una
los estallidos audibles, por momentos se sintió muy molesto, como manera especialmente intensa; de qué manera sufre el paciente por
pudo advertirse, por ejemplo, en las fuertes contorsiones de su ros- ellas, hasta qué punto se siente desvalido e impotente frente a estos
tro, gruñidos, carraspeos, risotadas breves y en toda su actitud; du- "milagros" y se ve obligado a recurrir a las medidas más irracionales
rante una visita a la casa de su esposa, en Dresde, no pudo contener para contrarrestarlos, es algo que la carta adjunta puede corroborar.
del todo los gritos ni aun estando en la mesa, por lo cual fue nece- Entre estas medidas figura, entre otras cosas, que el enfermo (para
sario hacer una seña a la doncella para que no le prestara atención, suscitar la "voluptuosidad del alma'' frecuentemente mencionada)
y sorpresivamente insistió en regresar al hospital, aunque la visita deambula semidesnudo por su cuarto o, respectivamente, perma-
había durado sólo pocas horas. nece delante del espejo con una camiseta muy escotada y adornada
Mas no sólo en lo que atañe a la vida social, sino también en otros con cintas de colores contemplando sus senos, supuestamente fe-
aspectos, la influencia de los procesos patológicos ha tenido un efecto meninos. Debido a esta conducta (anteriormente sacaba también a
perturbador. El Real Tribunal de Primera Instancia, de Dresde, men- veces el torso desnudo por la ventana) contrajo enfriamientos, cu-
ciona, entre otras cosas, al fundamentar su sentencia de incapacitación, yas consecuencias interpretaba luego como milagros. Por otra par-
que Schreber estaría en perfectas condiciones de presidir una difícil te, no tiene intención de causarse daño, como tampoco piensa ya
sesión judicial, etcétera. Hay motivo para dudar de esto, como el en suicidarse, porque cree que ni aun las lesiones rµás graves imagi-
paciente mismo lo señala, en cuanto que las "perturbaciones" (su- nables pueden causarle ningún mal.
puestamente producidas a propósito) le impiden consagrarse duran- Ahora bien, aunque el paciente abriga la opinión de que estos
te un lapso prolongado a un trabajo intelectual exigente; manifestó estados ululatorios quizá revistan una forma más benigna después
también en la audiencia que no considera posible seguir desempe- de su eventual salida del hospital, de todos modos piensa que los
ñando su cargo porque los milagros que se efectúan en él tienen co- alborotos que de ellos resultan, que serían imposibles de soportar
mo propósito distraerlo, y su conducta demuestra permanentemente en una casa donde vivan otras personas, podrán evitarse si consigue
al observador que es imposible pensar en ocupaciones que, como las una vivienda aislada en un parque; como esta opinión, por supues-
mencionadas, exijan plena libertad espiritual y concentración. to, es ilusoria, salta a la vista que el paciente, llevado por d egoísmo
Exteriormente, lo que desde hace tiempo se percibe como más agudizado propio de la enfermedad, no toma absoludmente en
perturbador son los denominados por el paciente mismo "estados cuenta lo que su esposa tendría que soportar co9 esta manera de
ululatorios", es decir, la emisión, unas veces, de sonidos inarticulados; vida y hasta qué punto se haría casi imposible una vida conyugal en
otras, de amenazas y discursos injuriosos contra perturbadores ima- común, por no hablar del hecho de que no asigna ninguna impor-
ginarios de su bienestar (Flechsig, etcétera). Estos estallidos estruen- tancia a las molestias que ocasiona a las personas que actualmente
dosos se producen enteramente contra la voluntad del enfermo, de están cerca de él, y sólo se queja de sus propias incomodidades.
manera automática y compulsiva. Aunque a veces -pero no siem- El deterioro de la relación conyugal por la enfermedad existente
pre- puede reprimirlos hablando animadamente, tocando música se hace sentir también, según los informes de su esposa, en otros
en fortissimo y muchos otros recursos artificiales, sin embargo, re- aspectos. Así como ya anteriormente el enfermo, en razón de su
suenan no sólo durante gran parte del día en su habitación y en el rutura emasculación, relegó a su mujer a una eventual separación,
386 DANIEL PAUL SCHREBER
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 387

también ahora, según lo declarado por ella, está siempre pronto,


sidad de describir la historia de sus últimos años vividos, de fijar
ante cualquier objeción o reparo contra sus ideas y conducta, a in-
por escrito sus experiencias y sus sufrimientos, y de presentarlos a
sinuarle que podría divorciarse. Tampoco a este respecto puede pa-
aquellos que en uno u otro aspecto tienen un interés justificado por
sarse por alto la compulsión de los procesos morbosos.
el rumbo que tomará su suerte. Pero el enfermo abriga el apremian-
Si el enfermo, una vez devuelta la autonomía a la que aspira, ha
te deseo de hacer imprimir sus Memorias (en la forma en que se
de prestar a sus intereses patrimoniales una atención suficiente y si
encuentran) y de tornarlas accesibles para sectores más vastos, y
los tomará siempre en cuenta en su comportamiento, es algo que
para ello realiza tratativas, hasta ahora, como es natural, en vano,
no puede presumirse con seguridad, puesto que, como es natural,
con un editor. Si se examina el escrito, si se toma en cuenta el cú-
desde hace mucho tiempo no ha tenido ninguna ocasión de actuar
mulo de indiscreciones referidas a sí mismo y a otras personas que
autónomamente.en ningún asunto pecuniario de importancia. Hasta
contiene, la despreocupada descripción de las situaciones y aconte-
donde alcanza la observación en este aspecto el enfermo no ha
cimientos más delicados y directamente imposibles estéticamente,
mostrado ni una parsimonia especial ni una propensión al derro-
el empleo de las expresiones vulgares más chocantes, etcétera, resul-
che, no se preocupa por el punto de vista monetario al satisfacer sus
ta del todo incomprensible que una persona que en todo lo demás
necesidades, a la vez que en la custodia de los derechos de la familia
se ha distinguido por su tacto y finura pueda proponerse una ac-
ante la editorial donde se publicó el libro de su padre se ha compor-
ción que lo compromete tanto públicamente, si no fuera porque su
tado, por cuanto puede saberse, de una manera enteramente realis-
visión del mundo está morbosamente adulterada, si no hubiera
ta. Comparados con la gran misión que le ha tocado en suerte, los
perdido la capacidad de ver las circunstancias objetivas y si la so-
intereses pecuniarios pasan manifiestamente para él muy a segundo
brestima, provocada por la falta de percatación de su estado enfer-
plano y hay que considerar posible que sus esfuerzos por realizar los
mizo, de su propia personalidad no hubiera perturbado su visión
deseos y esperanzas para el futuro, condicionados por su enferme-
de los límites que le están trazados al hombre dentro de la sociedad.
dad, que expresa al final de sus Memorias, y para asegurarse un bien-
Considero que puedo darme por satisfecho con las considera-
estar que sólo puede alcanzarse bajo ciertas condiciones, pueda dar
ciones precedentes. El material de hechos aportado con ellas, si bien,
ocasión para sacrificios materiales desproporcionados.
por las razones mencionadas anteriormente, no es completo, es
El punto más importante para evaluar la capacidad civil del pa-
sustancialmente suficiente, y el estado de cosas se perfila allí con
ciente es y seguirá siendo el hecho de que carece de la comprensión
tanta claridad, que, a mi juicio, el juez dispone de los fundamentos
del carácter morboso de las inspiraciones e ideas que lo mueven; de
necesarios para decidir acerca de si y en qué medida las ilusiones
que todo aquello que a la observación objetiva se presenta como
sensoriales aún subsistentes y los delirios elaborados como un siste-
ilusiones sensoriales y delirios constituye para él una verdad
ma menoscaban en el señor presidente Schreber la libre autodeter-
inconmovible y un motivo justificado para obrar. Frente a este he-
minación; ejercen o no una compulsión sobre su pensamiento,
cho resulta patente que es absolutamente imposible calcular cuál
voluntad y conducta; influyen decisivamente en su afectividad y en
puede ser la decisión que adopte el enfermo en un momento dado;
su actitud; y acerca de si, por estas razones, la enfermedad mental
si se producirá ésta de acuerdo con el contenido que se ha mantenido
existente es suficientemente seria por su alcance e intensidad para
relativamente intacto de sus ideas, o si se llevará a cabo y se traduci-
impedir al enfermo el cuidado de sus intereses en el sentido más
rá en acción bajo la compulsión de aquellos procesos psíquicos amplio de la palabra.
morbosos. Como un ejemplo muy expresivo en este sentido quisie-
ra llamar especialmente la atención, y para ello las adjunto, sobre
Consejero Privado Médico Doctor Wéber
las Memorias del paciente. Es fácil de advertir que éste tuvo la nece-
Médico Hospitalario, de Distrito y Forense
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 389
388 DANIEL PAUL SCHREBER

"El querellante no cuestiona el estar mentalmente enfermo".


Esto no es exacto; cuestiono de la manera más terminante que yo
esté mentalmente enfermo, en la medida en que con estas palabras,
como sucede usualmente entre profanos, va unida la idea de un tras-
torno intelectual Esto lo he a~larado ya suficientemente en mi presen-
tación ante la Real Dirección Hospitalaria, del 24 de marzo de 1900.
C. Alegato de la apelación Allí mismo aclaré que no cuestiono la existencia de una enfer-
medad mental en el sentido de una enfermedad nerviosa, pero expre-
Para fundamentar la apelación interpuesta por mí hago notar lo
samente he señalado el significado diferente que la palabra "enfermo
siguiente:
mental" tiene para el médico y en el pensamiento jurídico.
l. Respecto de la exposición de hechos de la sentencia impugnada. Por consiguiente, deseo ahora explicarme algo más claramente:
no cuestiono que mi sistema nervioso se encuentre desde hace cier-
La exposición de hechos de la sentencia impugnada no cbntiene to número de años en una condición morbosa. En cambio, cuestio-
sustancialmente otra cosa que una repetición de la declaración es- no de la manera más terminante ,. estar enfermo mentalmente o
crita presentada oportunamente por mi abogado ante el tribunal haberlo estado alguna vez. Mi mente, es decir, el funcionamiento
procesal el 16 de mayo de 1900. Con el contenido de esta declara- de mis facultades intelectuales es tan claro y sano como en cual-
ción pude manifestarme satisfecho, como efectivamente lo hice en quier otro hombre; también ha sido equilibrado -salvo en algunas
mi carta del 24 de mayo de 1900, aun cuando no me fuera posible ideas hipocondríacas \ecundarias- desde el comienzo de mi enfer-
considerar acertadas algunas fundamentaciones jurídicas de mi abo- medad. El dictamen ~el señor perito contiene, por lo tanto, al su-
gado, en especial las del parágrafo 1º de la exposición de hechos y el poner en mí la existe4cia de la paranoia (locura), un bofetón en el
2º de la declaración escrita. Lo que debo reconocer como acertado rostro de la verdad, que difícilmente podría imaginarse más fuerte.
en la declaración escrita ha salido en no pequeña parte de mi propia Al escribir esta frase estoy muy lejos de querer agraviar al señor perito
pluma, es decir, fue tomado de la presentación que el 24 de marzo en lo mds mínimo; no pongo ni mínimamente en duda que el dicta-
de 1900 dirigí a la dirección de este Hospital y de la cual, por lo que men haya sido formult¡1-do de buena fe. Pero no puedo ahora, cuando
sé, figura una copia en las actas procesales. está en cuestión el re<!:onocimiento de mi autonomía legal, dejar de
Empero, hay dos puntos en los cuales tengo que oponerme de- expresar sin reserva alguna y con toda franqueza mi convencimien-
cididamente a lo afirmado en la exposición de hechos. De una to del error objetivo &J dictamen. Más adelante intentaré explicar a
rectificación de la exposición de hechos, en el sentido del parágrafo qué se debió que el dictamen pericial recibiera el actual contenido.
320 del Código de Procedimiento Civil, no podría prometerme 2) La segunda inexactitud se encuentra en la aserción que figu-
ningún resultado, pues no puedo poner en duda que mi abogado ra en el parágrafo 3b de la exposición de hechos, a saber, que yo
haya dado efectivamente las explicaciones pertinentes en la sesión mismo tengo el convencimiento de que mi permanencia en el Hos-
oral. Sin embargo, las explicaciones de mi abogado se fundan a este pital Provincial de Sonnestein no puede sino ser de provecho para
respecto en interpretaciones erróneas de mi manera de pensar; por mi salud mental. Esta aserción, por otra parte, está contenida ya en
esta razón se trataría aquí de una retractación de concesiones, en el la declaración escrita de mi abogado, pero ya el verano pasado me
sentido del parágrafo 290 del Código de Procedimiento Civil. dio ocasión para protestar en contra de su aserto; reproduzco lite-
Los dos puntos en cuestión son los siguientes: ralmente a continuación el pertinente pasaje de la carta que escribí
1) Ya al comienzo de la exposición de hechos se dice, a propósi- el 14 de junio de 1900 a mi abogado:
to de un pasaje de la declaración escrita de mi' abogado:
390 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 391

"Puesto que tengo que escribirle no quiero dejar de agregar que mi expresar mi actual e intensa preocupación porque el conten,ido de
conformidad con el contenido de su declaración escrita, que le mani- mi carta del 14 de junio de 1900, reproducida precedentemente,
festé en mi carta del 24 de mayo del corriente año, necesita cierta no haya llegado a conocimiento del Tribunal. De lo contrario, el
corrección, que últimamente no creí necesario hacer porque, a mi pasaje objetado por mí no hubiera podido pasar sin modificación a
juicio, carece de importancia para la evaluación jurídica del caso. Se la exposición de hechos de la sentencia.
trata del pasaje en el cual se dice que yo consideré que mi permanen-
cia en el Hospital sólo podía ser provechosa para mi curación. Esto II. Respecto de los fundamentos de la sentencia
no es del todo exacto. No insisto por ahora en mi alta del Hospital,
por la única razón de que, después de pasar en él seis años, no impor- La fundamentación de la sentencia impugnada se basa esencial-
ta mucho que prosiga medio año o un año más, y porque, además de mente en el dictamen - el segundo- del señor perito, del 28 de
eso, mi regreso a mi domicilio anterior necesitaría ciertos preparati- noviembre de 1900; la mayor parte de las consideraciones ha sido
vos en lo referente a las condiciones de alojamiento, etcétera. En cam- tomada casi literalmente de ese dictamen, de manera que para su
bio, no me prometo un beneficio para mi salud a consecuencia de la refutación puedo, en lo sustancial, limitarme a discurrir acerca de
prolongación de mi permanencia en este Hospital. Ella no estaría jus- en qué medida las aserciones del dictamen deben aceptarse como
tificada para establecer mi claridad intelectual, puesto que ésta ha acertadas o no.
permanecido siempre sin menoscabo alguno; en cambio, mi sobre- Sólo algunos pocos puntos constituyen hechos accesorios inde-
excitación nerviosa no puede ser eliminada con medios humanos: sub- pendientes en el fallo; intentaré despacharlos antes de entrar con
sistirá, puesto que depende de cosas sobrenaturales, hasta el término más detalle en el contenido del dictamen pericial. Puedo aceptar
de mi vida, a menos que antes se produzca en mi cuerpo una transfor- exclusivamente las observaciones hechas en los fundamentos de la
mación que abra los ojos también a otros hombres. sentencia que se refieren al hecho de que no existe ningún motivo
"No obstante ello, es obvio que no rengo deseo de pasar afligido para temer que, de concedérseme la libertad de disponer de mí per-
el resto de mi vida en un hospital, donde mis fuerzas intelectuales sona, pudiera yo poner en peligro mi vida; de que mi criterio, en
están casi sin cultivo y carezco casi por completo del trato con perso- otros aspectos, no se encuentra perturbado; y de que los llamados
nas cultas, como también de cualquier otro placer vital. Si ciertos estados ululatoríos pueden no ser tomados en cuenta, ya que meras
inconvenientes (como los aullidos) opusieran de manera permanente consideraciones de carácter policial no podrían justificar el mante-
cualquier reparo a mi actuación en un ámbito público más amplio yo nimiento de la incapacitación.
mismo sabría imponerme la reserva necesaria. Dejo a su criterio deci- Al final de la fundamentación de la sentencia se encuentra una
dir si acaso considera oportuno incluir en las actas procesales, para consideración independiente, contenida en la aseveración de que
orientación del Tribunal, una copia de esta carta". padezco ilusiones sensoriales, de resultas de las cuales creo ver de-
lante de mí hombres absolutamente inexistentes ("hombres hechos
Luego que el Tribunal -con gran sorpresa mía-, en su sentencia a la ligera"). Esta consideración, en la medida en que está formula-
firme del 13 de abril del corriente año, se dejó llevar por considera- da en presente ("el querellante cree ver delante de sí hombres ... ",
ciones, acerca de las cuales el cierre de la prueba del 15 de junio de etcétera), queda enervada no bien alguien se toma el trabajo de leer
1900, enteramente correcto a mi juicio, no tenía la menor indica- con un poco de atención el pasaje pertinente de mis Memorias. La
ción (el cierre de la prueba acepta casi literalmente la opinión que representación de los "hombres hechos a la ligera'' corresponde en
yo mismo, en mi carta del 4 de abril de 1900, Anexo A de la decla- su totalidad a una época que quedó atrás de mí hace muchos años:
ración escrita del 16 de mayo de 1900, había propuesto), tengo que existió sólo durante el primero o a lo sumo los dos primeros años de
392 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 393

mi permanencia en este Hospital. Esto puede leerse con mucha no me tomará a mal que exprese de manera terminante mi opinión
claridad al comienzo del capítulo XVI de mis Memorias. Tengo que en contrario. Al respecto debo expresar lo siguiente: la seguridad de
dejar abierta la cuestión de si mis aludidas representaciones se basan mi conocimiento de Dios y la certeza inmediata de que me encuentro
realmente en ilusiones sensoriales o en acontecimientos objetivos. en relación con Dios y con milagros divinos está muy por encima de
Se trataría aquí tan sólo, como el señor perito -aproximad~mente toda ciencia humana. Quizás esto suene desmesuradamente arro-
en la octava página de su nuevo dictamen, al que sólo puedo citar gante; tengo conciencia de que el convencimiento sobre el cual se
basándome en la copia de que dispon?o, pero no sería muy difícil funda no está inspirado en una presunción personal o en una
con esta referencia encontrar el ! pasa~e pertinente en el escrito origi- sobrevaloración morbosa de mí mismo. Independientemente de mi
nal que obra en las actas procJsales- señala con acierto, de fases capacidad, que en muchos aspectos es indudablemente rica, nunca
anteriores de la enfermedad, jue p~eden no ser tomadas en consi- me he ocultado sus deficiencias; jamás me figuré, por ejemplo, que
deración para la c;valuación dd estado actual. Sé hace mucho tiem- tuviera que ser contado entre los espíritus más sobresalientes de la
po que las personas que veo d~lante de mí no son "hombres hechos nación; tampoco es mérito mío que, como consecuencia de un ·
a la ligera'', sino hombres reales, y que por ello tengo que compor- maravilloso encadenamiento de circunstancias, haya surgido en mí
tarme con ellos de la manera como un hombre razonable suele ha- la comprensión de la verdadera esencia de las cosas divinas en una
cerlo en el trato con otros hombres. Por ~onsiguiente, lo afirrtlado medida incomparablemente mayor que en cualquier otro hombre;
al final de los fundamentos de la sentencia, en el sentido tle \que además he tenido que pagar bastante cara esta comprensión con la
debido a aquella repvesentación existe en mí el riesgo de una c~n­ pérdida de mi felicidad en esta vida durante un largo número de
ducta irracional queda directamente descartado como apoyo aten- años. Pero precisamente por ello son más ciertos para mí los resul-
dible de la sentencia pronunciada. tados obtenidos merced a esta comprensión; han pasado a ser de
Pasaré ahora a comentar los dictámenes periciales presentados. hecho el punto central de toda mi vida, y deben seguir siéndolo,
Ellos parten a priori de la suposición tácita de que todo aquello que por cuanto Dios aún ahora, cada día y cada hora, y hasta casi po-
he relatado en mis Memorias o h.e manifestado de alguna otra ma- dría decir cada instante, se me manifiesta nuevamente en sus mila-
nera acerca de un trato surgid~ entre Dios y yo, como también gros y en sus palabras. En esto se funda la constante serenidad de
acerca de milagros divinos que se producen en mi persona, se funda mi ánimo, la cual, a pesar de todas las contrariedades a las que aún
sólo en una fantasía enfermiza. Si quisiera yo expresar mi verdadero ahora estoy sujeto, cualquiera puede observar en mi trato con otros
sentimiento respecto de esta actit~d podría apelar a la exclamación hombres, hasta con personas incultas y niños -no sólo con los
de Juan Huss a propósito de la campesinita que traía leña para la dementes-; de ahí surge la serena buena voluntad que mantengo
hoguera en que iba a ser quemado: "Oh sancta simplicitas!''. *Al de- aun para con aquellos que en años anteriores me han causado daño
cir esto no quiero incurrir en ningún menosprecio del señor perito: sin saberlo; a partir de ahí se explica el valor incomparablemente
me causaría un sincero dolor que flguna de mis palabras resultaran alto que atribuyo a que sean conocidas mis Memorias, pues si yo
lesivas para el señor consejero privacloWeber, de cuyo carácter, como lograra con ello suscitar también en otras personas aunque sólo fue-
también de cuya capacidad como' funcionario y como científico ra una duda seria de que acaso me haya sido concedido echar una
tengo la más cabal estima. Sé pmy bien que, justificadamente, el mirada por detrás del oscuro velo que oculta el Más Allá a los ojos
señor perito no ha podido hacer otra cosa que aplicar en mi caso la de los hombres, entonces mi trabajo tendría seguramente que ser
norma del conocimiento científico ordinario. Pero confío en que contado entre las obras más interesantes que se han escrito desde
que el mundo existe.
·"¡Oh santa sencillez!", en latín en el original. (N del T)
394 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
395

No he podido abstenerme, antes de entrar en los aspectos parti- nes minúsculas, que por otra parte resultan decisivas para los hom-
culares de mi posición fundamental, de hacer constar con cierta bres, como el respeto a la sensibilidad de terceras personas, el pudor
firmeza que tanto la sentencia como el dictamen pericial han creí- de revelar los así llamados secretos de familia, y aun el miedo a una
do poder mirarme con cierta condescendencia, que, por lo demás, sanción, sólo pueden encontrar acogida en mí en medida muy li-
en sí y de por sí, no carece de justificación, ya que por mi parte he mitada cuando se trata de alcanzar un fin sagrado, al que tengo que
admitido que ambas cosas representan autoridades estatales. Pero, mirar como un objetivo de mi vida.
obviamente, he tenido que decirme que por el momento tengo pocas Por consiguiente, a continuación incluiré varios puntos (y, en
perspectivas de hacer valer esta mi posición fundamental ante otras su caso, aportaré las pruebas), mediante los cuales espero, si no
personas, y especialmente en la decisión del presente proceso. Por demostrar la realidad de los milagros aseverados por mí, sí por lo
consiguiente, consideré ya antes posible y aconsejable excluir del menos lograr que surjan escrúpulos para no descartar de antemano
asunto controvertido en el proceso cualquier discusión sobre mis toda mi exposición como un puro absurdo, y que, al contrario, se
aparentes ilusiones sensoriales e ideas delirantes, proceso que tiene admita la posibilidad de que pueda eventualmente servir al mundo
por objeto el recurso de nulidad sobre mi incapacitación; no he científico para emprender a partir de ella nuevas investigaciones.
podido sustraerme al temor -como ya hice notar en mi presenta- Por otra parte, se trata aquí sólo de unos pocos puntos, la mayoría
ción ante la Real Dirección Hospitalaria, del 24 de marzo de 1900- de los cuales en apariencia tienen que ver con hechos externos rela-
de que con aquella fuera distraída la atención del tribunal respecto tivamente insignificantes, pues es intrínseco a la naturaleza misma
de la cuestión decisiva y la única que propiamente cae dentro de su de la cosa que la parte infinitamente mayor de las impresiones so-
competencia, a saber, si yo poseo o no la capacidad de actuar razona- brenaturales que recibo en una abundancia en verdad abrumadora
blemente en la vida práctica. Pero últimamente no he podido sus- llega sólo a mi conciencia y no puede ser percibida por otros hom-
traerme al reconocimiento de que es imposible prescindir de cierta bres mediante ninguna huella externa. Pese a ello, lo poco que voy
evaluación de mis así llamados delirios o de mis ideas religiosas, y a aducir debería ser suficiente para suscitar cierto asombro en cual-
esto no sólo desde el punto de vista formal de su coherencia lógica quiera que juzgue desprejuiciadamente:
y ordenada estructuración, sino también, en cierta medida, en lo 1) En mi piano ha saltado en el transcurso de los años una can-
que hace a la cuestión de si es pensable que mi sistema delirante, tidad totalmente desproporcionada de cuerdas; a mi entender, por
como se quiere llamarlo, esté fundado en algo de verdad. Tengo obra de milagros. En total serán entre treinta y cuarenta, no intere-
que hacer el intento, frente a otros hombres, y en especial frente a sa el número exacto; sólo en el año de 1897 la cuenta por las cuer-
mis jueces, no por cierto de convertirlos a mi creencia en los hechos das de piano saltadas alcanzó ochenta y seis marcos. El hecho mismo
milagrosos -pues esto sólo podría por el momento lograrlo en probablemente no lo cuestionará la parte contraria, el señor Procu-
medida muy limitada- pero sí al menos de brindarles la impre- rador Real, pero eventualmente yo estaría en condiciones de pro-
sión de que las experiencias y consideraciones registradas por escri- barlo recurriendo al testimonio de mi esposa, del enfermero Mobius
to en mis Memorias no deben ser tratadas sin más como una quantité y del negocio de instrumentos musicales C. A. Klemm, de Dresde,
négligeable •como hueras fantasías de una cabeza perturbada, que a como también quizá mediante una manifestación ocasional conte-
priori no justifican el trabajo de tomarlas como objeto de mayor nida en un dictamen pericial anterior de la Real Dirección Hospi-
reflexión y de efectuar cualquier observación sobre mi persona. Pero talaria. Respecto de mi suposición de que la causa de que las cuerdas
tal vez consiga yo hacer comprender al Tribunal que consideracio- saltaran no pudo ser una conducta irracional de mi parte (marti-
llando sobre el piano), me permito remitir a lo expuesto en el capí-
·"Cantidad desdeñable", concepto matemático, en francés en el original. (N del T) tulo XII (hacia el medio) de mis Memorias; para evitar repeticiones,
396 DANIEL PAUL SCHREBER
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 397
ruego que se tenga a bien leer por separado lo que allí se dice. Que
nadie, aun haciendo uso de la fuerza más extrema, puede hacer sonidos ululatorios, y que los estallidos estruendosos se efectúan de
saltar las cuerdas de un piano por el solo hecho de golpear sobre las manera automática y compulsiva, enteramente contra mi voluntad
teclas es algo que, según estoy convencido, cualquier experto en Tengo ahora que plantear la pregunta: ¿posee la ciencia una explica-
temas vinculados con el piano ha de confirmar, y eventualmente ción de alguna manera satisfactoria para todo este fenómeno? ¿Se ha
solicitaré que se lleve a cabo la pericia pertinente. Si esto es así, si el conocido alguna vez en los anales de la psiquiatría algún caso en que
hecho de que salten las cuerdas de un piano, supuesto que alguna una persona que padeciera la forma que ha revestido en mí la enferme-
vez suceda, es algo sumamente excepcional -a mí nunca me acon- dad mental (paranoia), y que al mismo tiempo, como simultáneamen-
teció durante mi vida anterior, ni tampoco escuché jamás que a te se reconoce, se haya distinguido por una elevada inteligencia, criterio
otro hombre le hubiera pasado; en las salas de concierto quizá pue- no perturbado, conducta llena de tacto y decorosa en el trato social,
de suceder, cuando se producen fuertes variaciones de temperatura, una concepción ética correcta, etcétera, cuya personalidad total no per-
con las cuerdas excesivamente tensas de los instrumentos de arco, mita reconocer de ninguna manera una inclinación a la rudeza, en la
pero casi nunca con las cuerdas de un piano de cola-, ¿cómo se que se hayan podido observar análogos estallidos o estados de vociferación
explica, entonces, el número extrañamente grande de perturbaciones provocados automáticamente, a los cuales el señor perito caracteriza,
que se han producido precisamente en mi piano? ¿Puede pensarse aquí cuando se presentan en forma leve, como gruñidos, carraspeos y risota-
de alguna manera en una causa natural? das breves? Como es natural, no conozco un número suficiente de
2) Para todas las personas que me rodean deberían ser un fenó- las observaciones que se han llevado a cabo en otros enfermos men-
meno sobremanera extraño los así llamados estados ululatorios que tales, pero parto de la suposición de que las preguntas planteadas
se presentan en mí con gran frecuencia desde hace varios años -no deben responderse de forma incondicionalmente negativa. Si esta
en los primeros años de mi enfermedad-. Su carácter lo describí suposición es pertinente considero importante que se la confirme
ya en mi presentación ante la Real Dirección Hospitalaria, del 24 mediante una ampliación del peritaje. No espero, como es obvio,
de marzo de 1900, diciendo que los músculos que me sirven para la que el señor perito se adhiera positivamente a mi explicación del
respiración (por lo tanto, los músculos de los pulmones y del pe- fenómeno, a saber, que éste está basado en milagros; pero la negati-
cho) son puestos directamente en movimiento mediante milagros va, en el sentido de que se trata de un caso de índole por completo
divinos, de suerte que me veo necesitado de lanzar los sonidos singular, de un caso "único" en el campo de la experiencia psiquiá-
ululatorios o los gritos, a no ser que aplique un esfuerzo muy espe- trica, no dejaría de tener influjo en la evaluación de mi caso, en la
cial para reprimirlos, lo cual no siempre es posible, por lo repentino medida en que surgiría de ella que hasta cierto punto es concebible
del impulso dado, o sólo sería posible mediante una atención ince- que en mí habría por lo menos que pensar en la posibilidad de una
sante concentrada en este punto. En lo concerniente a la finalidad acción de fuerzas sobrenaturales. Este punto de vista resultaría
que, de acuerdo con mi concepción, se persigue con este milagro mucho más atendible si el señor perito tuviera que confirmar que
ruego que se lea por separado lo que se dice en el capítulo XV de mis los estados ululatorios no se presentan casi nunca mientras man-
Memorias, en el primer tercio. Es evidente que el hecho de que los tengo una conversación con personas educadas o me muevo fuera
aullidos no son ni simulados ni voluntariamente provocados por del hospital, en buques de vapor, ferrocarriles, lugares públicos, las
mí -pues yo mismo los siento como una molestia difícil de sopor- calles de la ciudad, etcétera, sino que en lo esencial sólo pueden
tar- tampoco lo pone en duda el señor perito (véase el nuevo dic- observarse cuando estoy solo en mi cuarto o quedo en el jardín
tamen, pp. 28 y 31 de la copia que tengo ante la vista); reconoce allí entre dementes consumados, con quienes es imposible cualquier
que a mí me cuesta un máximo esfuerzo contener la emisión de los conversación. Si la ciencia tuviera que admitir que carece para esto
de una explicación satisfactoria sería ineludible prestar alguna aten-
398 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
399

ción a mi manera de explicar el estado de cosas. También aquí se ralmente jadeo y al mismo tiempo la boca se abre de una manera
trata de milagros; todos los fenómenos se explican sencillamente absolutamente antinatural, etcétera, etcétera. Todas estas cosas pue-
por el hecho de que los Rayos (en otras palabras Dios) sólo se sien- den ser advertidas por cualquiera que me observe atentamente; por
ten tentados a retirarse de mí cuando tiene lugar en mí el no-pen- ello me cuesta a veces, por lo demás, un enorme esfuerzo intelec-
sar-nada y cuando de alguna manera los Rayos no pueden encontrar tual participar de la conversación social de la manera más natural y
en mí impresiones visuales especialmente atractivas. Tales impre- alegre posible, pues ningún hombre tiene idea de las cosas que si-
siones visuales no faltarán nunca, por ejemplo, en mis salidas por multáneamente suceden en mi cabeza y en mi cuerpo.
las calles de la ciudad, donde puedo ver escaparates, donde siempre No desconozco, por cierto, que las alucinaciones, es decir, estí-
transita gran número de otras personas, especialmente de sexo fe- mulos auditivos por obra de los cuales se perciben algunas voces, y
menino, etcétera (compárese, para los pormenores, mis Memorias, los espasmos convulsivos, es decir, contracciones, semejantes a ca-
capítulo XV, en el primer tercio, como también los ''Apéndices" de lambres, de la musculatura, en especial de los músculos faciales, no
estas Memorias, números m y V, no muy lejos del comienzo del constituyen una rareza en cuanto fenómenos concomitantes de un
último apartado). estado nervioso mórbido. Creo, empero, poder afirmar -y cuento
3) En el nuevo dictamen pericial (pp. 28 y ss. de la copia que con que sería confirmado por un dictamen pericial- que los fenó-
tengo delante) se afirma -cosa que yo suscribo plenamente con menos en cuestión que se producen en mí presentan una tan evi-
algunas restricciones- que a veces parezco "preocupado" aun du- dente desviación de lo observado en otros casos que difícilmente
rante las comidas, miro fijamente delante de mí (más exactamente, pueda evitarse verlos como algo específicamente distinto por su
estoy sentado con los ojos cerrados), "hago muecas" de una manera origen.
extraña y que especialmente me preocupo de mantener levantados Sobre las alucinaciones que se presentan en mí he tratado
los párpados, con lo cual se reconoce al mismo tiempo que antes exhaustivamente en el capítulo IV de los ''Apéndices" a mis Memo-
habían sido cerrados, y por otra parte, el señor perito no querrá rias, donde ruego que se lean por separado los detalles relacionados
decir que el levantamiento de los párpados se produce mediante las con el presente tema. Del dictamen del señor perito deduzco con
manos, sino mediante el empleo de la fuerza muscular contenida cierta satisfacción que también él atribuye cierta realidad a las alu-
en los párpados. cinaciones que se presentan en mí, en la medida en que manifiesta-
El señor perito trata estos "procesos alucinatorios" y la "reacción mente no pone en duda que las "Voces" descritas en mis Memorias
extravagante" que va conectada con ellos sólo desde el punto de son efectivamente percibidas por mí. Pero existe también una dife-
vista de en qué medida los "procesos patológicos" de los que se está rencia de opinión acerca de si la sensación subjetiva de oír las voces
hablando se hacen sentir como una perturbación en el trato social. está determinada sólo por un funcionamiento morboso de mis ner-
Para mí poseen un significado incomparablemente más importante vios, o si actúa sobre ellos una causa exterior; en otras palabras, si el
en cuanto indicaciones, perceptibles también para otras personas, de sonido de las Voces es, por así decirlo, simulado por mis propios
que toda mi musculatura está sometida a ciertos influjos que no nervios o si algún otro ser existente fuera de mi cuerpo me habla
pueden atribuirse más que a una fuerza que actúa desde afuera, en bajo la forma de las Voces. De una manera enteramente congruente
otras palabras, a milagros divinos. Yo podría agregar aún muchas puede plantearse, respecto de las "muecas", de los torcimientos del
otras cosas a las señaladas por el señor perito, por ejemplo, una rostro, del cierre de los ojos, etcétera, la pregunta de si se trata sólo
sordera que dura sólo unos minutos; que en ciertos momentos, aun de contracciones musculares determinadas por el estado mórbido
cuando mantengo una conducta por entero sosegada, se produce de mis nervios o si existe una causa impulsora que actúa fuera de mi
en mí una intensa aceleración de la respiración, de suerte que lite- cuerpo. En sí y de por sí una afirmación vale tanto como la otra. El
400 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 401

racionalismo, obviamente, impugnará la posibilidad de una impul- parte, en el nuevo dictamen del señor perito (p. 22 de la copia que
sión externa basada en milagros divinos. Pero, por fortuna, el tengo ante mí) hay un pasaje donde dice que "yo creo sentir nervios
racionalismo, para el cual, por decirlo con Goethe, «Lo que no puede de voluptuosidad de un tipo correspondiente al cuerpo femenino,
explicar, tampoco es verdadero» no es casi en ninguna parte la ten- aun cuando la ciencia no reconoce tal difusión de los nervios de
dencia predominante de la ciencia. Para mí, empero, que no quiero voluptuosidad".* Pero me es imposible entender claramente si el
probar los milagros sino sólo poner a los hombres en la disposición señor perito se ha referido sólo a mis manifestaciones al respecto, o
de ánimo necesaria para pensar en la posibilidad de influjos sobre- ha querido además expresar su opinión de que la ciencia no recono-
naturales respecto de mi persona, bastaría que el señor perito tuvie- ce la existencia de nervios de voluptuosidad específicos, los cuales
ra que ratificar que los fenómenos de los cuales estamos hablando muestran en el cuerpo femenino una distribución distinta de la que
presentan en mi caso un sello absolutamente peculiar, que discrepa muestran en el cuerpo masculino, porque sin duda el señor perito
de lo conocido en general por la experiencia científica. Doy por no querrá poner en duda -o por lo menos así lo entendí yo en
supuesto que alucinaciones del tipo descrito por mí, en especial las ocasión de una conversación que mantuve con él y lo tenía yo,
Voces que hablan ininterrumpidamente y que es imposible reducir independientemente de ello, por un hecho científicamente recono-
a silencio mediante ninguna clase de distracción espiritual, son algo cido-- que el sistema nervioso del sexo femenino muestra ciertas
enteramente inaudito, y asimismo que las contracciones muscula- peculiaridades relacionadas con la sensación de voluptuosidad en
res que obligan al paciente contra su voluntad (como lo reconoce todo el cuerpo, y especialmente en el pecho, de una manera entera-
también el señor perito) a cerrar los ojos, a lanzar aullidos, etcétera, mente distinta a la del sexo masculino.•• El nombre que se aplique
y que ocasionan en ciertos momentos una evidente aceleración de a estas peculiaridades es absolutamente indiferente; si yo me hubie-
la respiración, aun manteniendo una conducta por entero sosega- ra equivocado, como profano que soy en neurología, sólo en la elec-
da, etcétera, no han sido observadas jamás fuera de mi caso. Yo ción del término, ello no tendría en sí y de por sí mucha importancia.
quisiera que también esta suposición, si no se está en condiciones Afirmo, pues, que en mi cuerpo, especialmente en el pecho, existen
de tildarla de errada, fuera ratificada mediante una declaración pe- las peculiaridades del sistema nervioso correspondientes al cuerpo
ricial expresa. De especial valor sería para mí a este respecto si el femenino, y estoy persuadido de que un examen corporal lo confir-
señor perito tuviera que ratificar también que el cerramiento de los maría. En el capítulo XXI de mis Memorias se exponen las conse-
ojos -producido contra mi voluntad- se produce instantdnea- cuencias que habrían de extraerse de ese hecho.
mente no bien me entrego al silencio después de participar en una Por lo demás, quiero señalar también aquí, para evitar equívo-
conversación, en otras palabras, cuando tiene lugar en mí el no- cos (y volveré más adelante sobre lo mismo), que el examen del cual
pensar-nada. se habla se solicitaría sólo para los fines del presente proceso, es decir,
4) En mi cuerpo pueden observarse, según estoy persuadido,
algunos fenómenos absolutamente inexplicables por la experiencia
• Schreber uriliza comillas en el texto, aunque evidentemente no es una cita literal
científica común; eventualmente consideraré la posibilidad de soli- .!el dictamen del doctor Weber (el perito), que emplea la tercera persona, relatan-
citar un examen corporal para verificar esta circunstancia por parte do las creencias de "el paciente". Lo mismo sucede con otras citas. (N del T)
de los médicos de este Hospital o de otros médicos, quizá con em- ·· Algunas preguntas aclaratorias al respecto podrían ser las siguientes. ¿A qué se
pleo de los rayos Rontgen, en la medida en que sea factible. Lo que debe la peculiaridad fisiológica del pecho femenino, especialmente su tumescencia
<: n los años del comienzo de la pubertad? ¿Se trata aquí tan sólo de un fortaleci-
aquí está en cuestión, no exclusiva, pero sí fundamentalmente, son miento de la musculatura, acumulación de grasa y cosas semejantes, o no habrá
los así llamados nervios de voluptuosidad, sobre los cuales me ex qu e ver en ello más bien una evolución del sistema nervioso en el pecho femenino
tendí exhaustivamente en el capítulo XXI de mis Memorias. Por otra l'Specíficamente distinta de la del sexo masculino?
402 DANIEL PAUL SCHREBER
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 403

para lograr la revocación de mi incapacitación. No bien hubiera las almas, sobre la concepción de las almas, capítulo I y capítulo XJI
logrado yo que ésta fuera revocada consentiría, si así lo desean ellos, de las Memorias, etcétera, etcétera): y si más bien no se impone por
en un examen de especialistas profesionales, pero nunca lo promo- sí misma la reflexión de que un hombre capaz de escribir algo se-
vería por mi parte, y mucho menos gastaría en ello un centavo de mejante y que de esa manera llega a ideas tan absolutamente singu-
mi patrimonio. lares sobre la esencia de Dios y la perduración de las almas después
5) El señor perito reconoce (p. 9 del nuevo dictamen, en la de la muerte tuvo que tener efectivamente algunas experiencias e
copia de que dispongo) que "las emanaciones de mi actividad psí- impresiones especiales que están cerradas para otros hombres.
quica morbosamente alterada'' no son, como con tanta fn:cuencia No quiero por el momento plantear formalmente el pedido de
sucede en casos semejantes, pobres y monótonas, sino que se expre- que se recabe un peritaje en la forma definida precedentemente,
san como una estructura de ideas configurada de una manera fan- pues no puedo ocultarme que ello ocasionaría un gasto muy im-
tástica, enmarañada* y absolutamente divergente del proceso de portante de tiempo y dinero. Si la sentencia del tribunal de apela-
pensamiento común. Apoyándome en esta observación tengo ante ción llegara sin necesidad de ello a revocar mi incapacitación es
la vista el plan de someter mis Memorias a la evaluación de peritos obvio que ello me resultaría preferible. Mas en el caso de que no
en otros campos del conocimiento, en especial de teólogos y filóso- existiera propensión a ello -respecto de lo cual la impresión que
fos. Esto serviría para una doble finalidad: por una parte, propor- me produzca el debate oral, a alguna de cuyas sesiones, por lo me-
cionar a los jueces el convencimiento de que mis Memorias, por nos, confío asistir personalmente, me orientará en cierta medida-
más extraño que pueda resultar mucho de lo contenido en ellas, me reservaría el derecho de plantear el pedido correspondiente.
podrían ser tomadas en consideración por sectores científicos más
amplios como una importante incitación para investigar un campo Todo lo desarrollado precedentemente tiene, hablando con propie-
hasta ahora sumamente oscuro; y hacer comprensible, además, el dad, sólo el significado de un arabesco respecto de la cuestión que
vivo deseo, que no puedo menos que sentir, de su publicación. Luego constituye el núcleo de lo que debe decidirse, esto es, si yo, a conse-
consideraría yo valiosa una declaración pericial por parte de hom- cuencia de la enfermedad mental supuesta en mí, carezco de la ca-
bres de ciencia pertenecientes a los campos del conocimiento antes pacidad de cuidar de mis intereses.
mencionados acerca de si de alguna manera es verosímil, y aun sólo Al pasar ahora a esta cuestión tengo que hacer ante todo algunas
psicológicamente pensable, que un hombre de disposición tan ab- observaciones previas acerca de la caracterización de mi personali-
solutamente serena y razonable como lo he sido yo, según el testi- dad contenida en el dictamen pericial. Debo reconocer agradecido
monio de todos aquellos que me conocieron en mi vida anterior; que el señor perito se ha preocupado manifiestamente con cierta
un hombre que, además, como se señala al comienzo del capítulo benevolencia de ser justo para con toda mi individualidad; le estoy,
VI de mis Memorias, no tuvo nunca, antes de su enfermedad, una
además, agradecido porque no ha ahorrado esfuerzos para someter
firme fe en Dios y en la inmortalidad del alma, haya podido, por mis Memorias a un estudio profundo, que lo capacitó para dar en
decirlo así, inventar·· toda la enmarañada estructura de ideas, con su dictamen un resumen sustancialmente acertado por lo menos en
su sinfín de detalles concretos (por ejemplo, sobre el lenguaje: de lo que hace a algunas de las secuencias de pensamiento más impor-
tantes de aquellas. Si se han deslizado al hacerlo algunas pequeñas
'Schreber reemplaza el calificativo empleado por Weber, entwicke!t (desarrolla- inexactitudes y malas interpretaciones ello era inevitable, dado lo
do) por verwickelt (enmarañado). (N del T) áspero de la materia; no es necesario que yo entre aquí en mayores
•• Literalmente "sacárselo de los dedos chupando" (aus den Fingern saugen), mo detalles, pues difícilmente la decisión judicial habrá de ser influida
dismo alemán. (N del T) de cualquier forma por ella.
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 405
404 DANIEL PAUL SCHREBER

pasaron entre cuatro y seis meses hasta que fui invitado por primera
En general creo poder afirmar que el señor perito comenzó real-
vez a comer en la mesa familiar y se me hizo la propuesta de una
mente a conocerme sólo desde hace un año, es decir, desde que partici-
salida fuera del hospital (un paseo en coche). Repito que me es
po de las comidas de su familia, y que su juicio sobre mí, después
completamente ajeno el propósito de hacer recriminaciones por el
de transcurrido medio año más, sería ahora sustancialmente más
pasado, sólo que no puedo dejar pasar sin oponerme a ella la afir-
favorable que en la época de la redacción del último dictamen. Antes
mación de que sólo a mí debe atribuirse el hecho de no haber sido
de esa época (es decir, aproximadamente antes de la Pascua de 1900),
reconocido antes como un hombre que sabe comportarse conve-
el señor perito, me atrevo a decirlo, conocía sólo la cáscara patoló-
nientemente con plena posesión de sus fuerzas intelectuales en cual-
gica que encubría mi verdadera vida intelectual. De estas palabras
quier compañía respetable. Según mi opinión, esto hubiera sido
no debe de ninguna manera desprenderse nada que pueda enten-
perfectamente posible por lo menos desde comienzos del año 1897.
derse como un reproche respecto del tratamiento que se me brindó
De todas maneras, el señor perito, según lo observado en su dic-
anteriormente en el hospital. Concedo que durante los primeros
tamen (p. 27 de la copia de que dispongo), llegó ahora también a la
años de mi permanencia aquí (por más que se tratara sólo de una
convicción de que no existe ningún reparo esencial para permitirme
apariencia engañosa) pude haber dado la impresión de ser un hom-
participar de toda clase de trato social, como también de asistir a
bre intelectualmente obtuso, al que no se podía tomar en cuenta
locales donde se reúne gran número de personas, como el teatro, la
para el trato social. Considero también comprensible que los médi-
iglesia, etcétera. Los procesos patológicos (muecas, carraspeos, et-
cos hayan mantenido durante años el juicio que alguna vez se for-
cétera) que de vez en cuando pueden observarse todavía no son, en
maron sobre mí, aun mucho después que mi conducta indicara que
modo alguno, como lo ha enseñado la experiencia, de tal carácter
se ha producido una modificación en mi estado mental. En un gran
que otras personas puedan ser molestadas sustancialmente por ellos.
hospital no es posible dedicar a cada paciente una continua obser-
Al describir mi conducta en lo referente al trato social el señor
vación en todos los detalles, y dada la reserva que yo mostré duran-
perito ha agregado otro comentario mediante el cual se puso en
te los primeros años de mi permanencia aquí debió ser de hecho
cierta contradicción en el Tribunal de Primera Instancia de Dresde,
difícil formarse en todos los aspectos una idea correcta de mi vida
el cual, en su resolución el 13 de marzo de 1900, me había conside-
mental. Pero, por otra parte, no es del todo acertado lo que se seña-
rado capaz de presidir la más difícil sesión, de redactar un fallo de la
la en el dictamen pericial (p. 7 de la copia de que dispongo), que
manera más irreprochable, etcétera. Estoy plenamente de acuerdo
"hasta ahora'', es decir hasta el pedido de un nuevo dictamen (junio
con el señor perito de que lo dicho al respecto por el Real Tribunal
de 1900), yo no haya mostrado ninguna inclinación a salir del hos-
de Primera Instancia puede necesitar cierta restricción, pero quisie-
pital y que sólo progresivamente se haya "suscitado" en mí el deseo
ra precisar con mayor claridad de lo que se hace en el dictamen
de acercarme nuevamente al mundo exterior. Aquí hay una peque-
pericial en qué debe consistir tal restricción. Quiero manifestar mi
ña falla de memoria, pues estoy en condiciones de mostrar
opinión de que en cuanto a la expresión escrita de mis pensamientos
documentadamente que, ya el 8 de octubre de 1899, en una expo-
me creo aún ahora capaz de satisfacer todas las exigencias que mi
sición efectuada personalmente ante mi curador legal, el presidente
antigua función de juez en un tribunal superior me plantearía; con-
de Tribunal de Primera Instancia, señor Schmidt, con motivo de
fío poseer aún ahora la capacidad de redactar cualquier fallo o cual-
una visita, me quejé de no haber salido durante cinco años de aden-
quier otro trabajo escrito que pueda presentarse en la función judicial
tro de los muros del hospital para dar un breve paseo, como mu-
de una manera satisfactoria aun frente a exigencias relativamente
chos otros pacientes. Esta exposición, para ser enteramente leal con
elevadas. En efecto, frente a la expresión escrita del pensamiento,
él, la hice llegar en una copia al señor consejero privado Weber
todos los milagros resultan impotentes: la parálisis de los dedos,
mediante una carta del 27 de noviembre de 1899. A pesar de ello,
406 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 407

que de vez en cuando se intenta provocar, si bien dificulta algo el expresiones generales de que "es absolutamente impredecible" si
escribir, de ninguna manera lo imposibilita, y el intento de pertur- yo, al devolvérseme la libre disposición sobre mi persona y mis bie-
bar el curso de mis pensamientos es fácilmente superado en la ex- nes podría verme llevado por mis delirios e ilusiones sensoriales a
presión escrita de los pensamientos, en la cual uno tiene tiempo alguna acción imprudente no bastan para equiparar legalmente a
suficiente para concentrar la mente. Por esta razón lo que yo he un hombre del nivel intelectual y moral tan elevado, corno por otra
escrito desde que me puso otra vez a mi disposición material para parte ha sido necesario reconocerme, con un niño menor de siete
escribir y yo manifesté inclinación a escribir me ha mostrado siem- años. Hubiera correspondido más bien, ateniéndose a la experiencia
pre, aun en los primeros años de mi enfermedad, como un hombre objetiva, y en particular la de los últimos años, demostrar que se ha
con plena claridad intelectual. Pero tratándose de la expresión oral manifestado en mí, y en qué aspectos, una propensión a actuar
de los pensamientos la situación reviste una forma algo distinta. irracionalmente a consecuencia de mis delirios e ilusiones sensoria-
Aquí los milagros llevados a cabo sobre mis órganos del habla y de les. Es cierto que la oportunidad para reunir tales experiencias tra-
la respiración, sumados a la dispersión de los pensamientos, provo- tándose de una persona detenida en un hospital no existe en medida
can un efecto muy perturbador. Y como al mismo tiempo la pre- tan abundante como tratándose de quien se encuentra en libertad.
ocupación por las alucinaciones -oír voces- subsiste, estoy de Mas, por una parte, no es culpa mía el haber estado recluido durante
acuerdo con el señor perito en que una tan intensa concentración años en el hospital, con privación de toda salida aun después que
intelectual como la que exige la presidencia de una sesión judicial, desapareció el motivo válido, es decir, protegerme contra los peli-
la participación en deliberaciones judiciales, etcétera, no puede ser gros que me amenazaban a mí mismo o a otras personas, y, por la
sino muy difícil para mí. Pero no se trata aquí de una deficiencia otra parte, la mayor libertad de movimientos que se me ha concedi-
del intelecto sino de algunos influjos que dificultan la pronta ex- do desde hace más de un año ha suministrado, en mi opinión, ele-
presión oral de los pensamientos, los cuales, según mi opinión, es- mentos de juicio suficientes en el sentido de que no habría que
tán basados en milagros; y según la del señor perito en procesos temer ninguna acción irracional por mi parte si se me devolviera
puramente patológicos. plenamente la libre disposición sobre mi persona y mis bienes. Desde
Esto es todo lo que tengo que decir para completar el cuadro de entonces he hecho cientos de veces mis comidas en la mesa familiar
conjunto de mi personalidad intelectual que el señor perito ha tra- del director del hospital, me he desplazado para efectuar excursio-
zado en su dictamen. Corresponde ahora responder a la pregunta nes pequeñas y grandes, ora a pie, ora empleando vapores y ferroca-
de si la enfermedad mental supuesta en mí me hace aparecer como rriles, para concurrir a lugares públicos de entretenimiento, a locales
incapaz de cuidar de mis intereses, lo que significa actuar razona- comerciales, a la iglesia, al teatro y conciertos, no pocas veces sin ser
blemente en la vida práctica. acompañado por ningún enfermero del hospital, y por lo común
A este respecto quisiera hacer la observación previa de que, en me he encontrado en esas oportunidades en posesión de una canti-
mi opinión, el peso de la prueba recae propiamente sobre el señor dad de dinero en efectivo, pequeña pero suficiente. ]amds habrd
Procurador Real, pues visto que la ley no reconoce a la enfermedad observado nadie en mí en alguna de estas ocasiones el menor indicio de
mental como razón en sí misma para la incapacitación, sino que un comportamiento irracional. Nunca se me ocurrió molestar a otras
supone que la enfermedad mental sea de tal índole que tenga por personas comunicándoles mis delirios e ilusiones sensoriales; creo
efecto impedir a la persona en cuestión el cuidado razonable de sus poder aducir como ejemplo que las damas presentes en la mesa del
intereses, entonces, hablando estrictamente, correspondería a quien director del hospital no habrán tenido la menor sospecha de la exis-
solicita la incapacitación presentar al juez los argumentos objetivos tencia de esos delirios e ilusiones sensoriales, a menos que casual-
necesarios para ello. Por consiguiente, las vagas prevenciones, las mente se hayan enterado de ellas por otra vía. Que yo he hecho
408 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 409

alusiones al respecto, en parte oralmente, en parte por escrito, a mi en detalle-, pues no entraña ningún perjuicio, ni para mí ni para
esposa y a otros parientes, es cierto. Pero esto queda suficientemen- otras personas. El peligro de enfriamiento, que el señor perito con-
te justificado por la íntima comunidad vital que debe existir entre sidera posible, no puede tomarse en cuenta en las condiciones de
cónyuges y parientes cercanos, y que no permitiría que se ocultase a temperatura normales de una habitación, como bastaría para mos-
la otra parte aquello que colma la vida afectiva e intelectual. Ade- trarlo el ejemplo de las señoras que usan escote.
más, las informaciones no tuvieron lugar de una manera inoportu- Es manifiesto que el empleo de adornos femeninos, etcétera,
na, sino en la mayoría de los casos sólo ante una pregunta concreta. mencionado anteriormente ha influido sobre el concepto, tanto del
Lo único que a ojos de otras personas puede resultar irracional es la dictamen pericial como de la sentencia, respecto de mi persona en
circunstancia, señalada también por el señor perito, de que algunas una manera relativamente considerable; debido a ello he tenido,
veces se me ha encontrado con algunos adornos femeninos (cintas, por mi parte, que detenerme en ello algo más largamente. Pero este
collares de piedras falsas y otros semejantes) y el torso desnudo, de es, de todos modos, el único punto a propósito del cual puede de-
pie frente al espejo o en otros lugares. Esto, por lo demás, sucede cirse con cierto derecho, y quizás en el futuro podría decirse aún,
únicamente estando yo a solas, nunca, al menos en cuanto puedo que mi conducta frente al mundo externo y en especial frente a las
evitarlo, en presencia de otras personas. Las escasas adquisiciones otras personas está sometida a un influjo de mis delirios e ilusiones
para ello necesarias (como también algunos útiles de costura y co- sensoriales. Y con esto llego a la frase del dictamen pericial que, a
sas semejantes), que en la mayoría de los casos me han sido provis- mi juicio, constituye el principal apoyo de éste, y precisamente por
tas por los propios funcionarios del hospital, no han insumido más ello es para mí el objeto principal de la impugnación. El señor peri-
de algunos marcos, por lo cual, desde un punto de vista puramente to dice en la cuarta página antes del fin del dictamen, según la
económico, no entran ciertamente en cuenta. Para la conducta des- copia que obra en mi poder:
crita, por ridícula y aun despreciable que quizá pueda parecer a
otras personas, tengo yo muy buenas e importantes razones. Con ella "El punto más importante para evaluar la capacidad civil del paciente
consigo, en los momentos en que necesito sosiego intelectual -y es y seguirá siendo el hecho de que ... todo aquello que a la observa-
uno no puede ocuparse todo el día en tocar el piano, leer y escribir ción objetiva se presenta como ilusiones sensoriales y delirios consti-
o en otras actividades intelectuales-, una disminución notable de tuye para él (a) una certeza inconmovible y (b) un motivo justificado
para obrar".*
los estados ululatorios tan molestos para mí y para quienes me ro-
dean. La relación entre ambos hechos es algo que no resultará claro
La primera parte de esta tesis (ad a): que mi llamado sistema
de por sí para otras personas; quien se interesara por ello podría leer
delirante constituye para mí una certeza inconmovible, tengo que
por separado el capítulo XXI de mis Memorias. Para mí, de todas
corroborarla tan decididamente con un "sí', como tengo que opo-
maneras, el hecho aducido está ratificado de manera indudable por
ner el "no" más terminante que pensarse pueda a la segunda parte
la experiencia de muchos años, por lo cual no puedo tomar en cuenta
(ad b): que mis delirios son para mí un motivo justificado para
el juicio de ocias personas acerca de si las actividades en cuestión'
obrar. "Mi reino no es de este mundo", podría decir aquí con Jesu-
tienen o no sentido. Sólo quien parta de la hipótesis, como natural-
cristo; mis llamados delirios se refieren sólo a Dios y al Más Allá,
mente tengo que suponer que lo harán otros hombres, de que su
por ello no pueden ejercer ninguna clase de influjo sobre mi compor-
eficacia existe sólo en mi imaginación, podrá, en el peor de los ca-
tamiento en todas las circunstancias terrenales, si es que puedo em-
sos, ver en la conducta descrita un capricho incomprensible, al cual
no puede negársele la calificación de absolutamente inofensivo -sal- • Schreber altera el texto del dictamen (aquí en p. 386) reemplazando "verdad"
vo quizás en relación con mi esposa, de lo cual volveré a ocuparme por "certeza" e introduciendo las indicaciones (a) y (b). (N del T)
410 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
411

plear esta expresión, salvo en lo referente al capricho ya menciona- señor perito, o, como lo llamo yo, con la intensificación del bienes-
do, en el cual, por otra parte, está en juego también una impresión tar corporal basado en la voluptuosidad del alma. Éste, por obra de
que se pretende producir sobre Dios. De qué manera el señor peri- su necesidad intrínseca, ha de venirme a las manos sin que yo nece-
to llega a la posición contraria, de que mis delirios son para mí un site hacer nada para ello y sin que sea posible tampoco una
motivo justificado para obrar, no lo sé; de todas maneras, no creo intensificación fundamental mediante procedimientos onerosos.
haber dado ocasión para esa suposición ni con mi conducta ni con Debido a ello nunca se me ocurrirá, en particular, reemplazar el par
lo expuesto por escrito en mis Memorias. En ellas he insistido repe- de trapos o de joyas falsas en que consiste mi así llamado adorno
tidamente que lo que a otras personas pueda parecer chocante en femenino por alguna otra cosa que pudiera parecer, aunque fuera
mi conducta lo practicaré "sólo en la medida en que lo permite la una pobre criadita, un verdadero atavío o aderezo. Pues yo no he
consideración a las personas que me rodean" (capítulo XIII de las Me- comprado ni armado los objetos en cuestión para satisfacción mía,
morias) o 'a solas con Dios" (capítulo XXI de las Memorias, segundo sino para producir cierta impresión en Dios, y para ello son sufi-
tercio). Aquello que la ley entiende por "intereses'', es decir, la pro- cientes aun cosas sin valor y falsas.
tección de todos los intereses vitales, en especial lo referente al pa- En cuanto a todo lo que he asegurado precedentemente acerca
trimonio, no puede ser afectado en absoluto por mis delirios e de mi conducta futura puedo apelar a la confianza porque nunca
ilusiones sensoriales. No pienso ni muy de lejos, como lo considera he dado ocasión para que se dude de lo inquebrantable de mi amor
posible el señor perito, y antes de él parcialmente el señor consejero a la verdad. Con ello quedan desechadas, a mi juicio, todas aquellas
judicial Thürmer, tomar ninguna medida que implique un sacrifi- aprensiones que pueden haber surgido en el dictamen pericial o en
cio económico para propagar mi fe en los milagros, para verificar la la sentencia al ponderar si es o no absolutamente "imposible de
existencia de mis nervios de voluptuosidad o para intensificar el calcular" si mis delirios pueden motivarme a una acción impruden-
"bienestar material" basado en ellos. Quien considera posible algo te en algún sentido que no se define con mayor exactitud Como pun-
semejante no ha penetrado de ninguna manera en mi vida espiri- tos de vista imaginables para mi incapacitación quedan, por
tual interior, en la cual, naturalmente, no hay nada reprochable, ya consiguiente, sólo los dos motivos tratados especialmente en los
que semejante penetración es, hablando con propiedad, del todo fundamentos de la sentencia, a saber, la preocupación de que al
imposible para otros hombres. La seguridad de mi conocimiento devolverme la disposición sobre mi persona y mis bienes "se pertur-
de Dios y de las cosas divinas es tan grande e inconmovible que a be la relación con mi esposa" y de que yo mismo, con la publica-
mí me resulta, en sí y de por sí, enteramente indiferente lo que ción de mis Memorias, me comprometa ante otras personas o pueda
otros hombres piensen acerca de la verdad o verosimilitud de mis exponerme al peligro de una sanción. De ambos motivos debo ocu-
ideas. Por ello -excepto para los fines del presente proceso- no parme con más detalles en lo que sigue.
haré jamás a este respecto ninguna otra cosa que no sea difundir el A) En lo concerniente a la preocupación mencionada e -prü_~er
conocimiento de mis experiencias y reflexiones entre otras perso- término me parece que la observación que se hace e a sentencJa
nas, como lo pretende la publicación de mis memorias; fuera de de que yo "podría perturbar la relación con mi 7s osa- ediar;t'te
ello, no he de mover un dedo para probarlas o para hacerlas creí- acciones irraciona~es" introd~ce una co~siderac~rr que e ~er~ad
bles. Mi punto de partida es el de Lutero: "Si es obra de hombres, puede ser de gran 1mportanc1a para la vida afeen e la _8ers,bnas
perecerá; si es obra de Dios subsistirá". Aguardaré tranquilamente interesadas, pero que difícilmente pueda entrar n n'dcÍer~ción
para ver si acontecimientos indudablemente objetivos imponen o desde el punto de vista jurídico como motivo per inente para el
no a otros hombres la convicción del acierto de mis delirios. Algo reconocimiento de la capacidad de contratar. La vida conyugal entre
semejante sucede con el "bienestar material" mencionado por el mi mujer y yo quedó anulada hace años de resultas de mi enferme-
DANIEL PAUL SCHREBER
412 MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 413

dad de la manera más completa posible, y permanecerá anulada si mento para la negación de mi capacidadpara contratar. Pues para mí,
se mantiene la incapacitación por tiempo indeterminado, posible- si yo fuera realmente tan insensible como para no sentir la pérdida
mente hasta la muerte de uno de los dos cónyuges. Por consiguien- del amor de mi esposa tanto como un infortunio propio, difícil-
te, si es que la observación referente al riesgo de que se perturbe la mente podría resultar de la extinción de ese amor un perjuicio es-
relación con mi esposa tiene algún sentido lo único que puede sig- pecial: la posibilidad de ejercitar su amor de alguna manera favorable
nificar es que los sentimientos de respeto y amor que mi esposa para mi bienestar físico y espiritual mediante el cuidado corporal,
quizá siente aún por mí podrían vacilar y extinguirse. Es evidente la paciencia y la atención, como también el intercambio de intere-
que se trata aquí de un capítulo sumamente delicado, respecto del ses espirituales, es algo de lo que ha sido privada ya casi totalmente
cual las terceras personas que nunca han conocido la intimidad de mi esposa por la separación de hecho. Frente a ello las visitas oca-
una relación conyugal concreta no podrían ser nunca del todo pre- sionales de mi esposa y los regalos que de vez en cuando me hace no
cavidas y cautelosas en su juicio. Pero antes que nada debo subrayar pueden tomarse en cuenta; los objetos así recibidos podría conse-
con toda energía que la incapacitación sólo puede decretarse en bene- guírmelos yo fácilmente si fuera dueño y señor de mis bienes.
ficio del incapacitado mismo, con el fin de protegerlo de cualesquie- Con lo expuesto precedentemente creo haber demostrado que
ra peligros que lo amenacen de resultas de su propensión a actuar carece de importancia para el presente proceso todo aquello que en
de manera irracional, pero nunca para defender a otros, por más el dictamen pericial y en la sentencia se ha señalado acerca del "pe-
que fuesen personas muy cercanas a él, de alguna clase de molestias, ligro de destrucción de la relación con mi esposa", el "perjuicio para
o para mantenerlas en cierta disposición afectiva, que eventualmente la vida conyugal", etcétera.
pudiera ser importante para su equilibrio anímico pero que no for- Con el solo fin de mostrarme ante mis señores jueces también
ma parte de aquellas relaciones vitales de los hombres que están en lo moral bajo una luz algo más favorable de la que parece recaer
reguladas por el Derecho. Además de los intereses vitales correspon- sobre mí según ciertas expresiones del dictamen pericial y de los
dientes a la propia persona del incapacitado, la preocupación por los fundamentos de la sentencia, agregaré aún algunas observaciones
parientes (véase la Ordenanza del Real Ministerio de Justicia citada acerca de las relaciones con mi esposa y de los inconvenientes que
en la introducción de los Fundamentos de la Sentencia) sólo puede de los así llamados estados ululatorios resultan para quienes me
tomarse en cuenta en la medida en que tal preocupación incumbe rodean (y para quienes eventualmente pueden rodearme en el futu-
de derecho al sujeto de la incapacitación y, por consiguiente, en las ro). Todo lo expuesto en el dictamen pericial en lo referente a las
circunstancias del presente caso, sólo en la medida en que se trata relaciones con mi esposa y que aparentemente está basado en las
de la provisión de los alimentos conformes con su posición social. A esta conversaciones del señor perito con mi esposa trasuntan graves
obligación, y en particular también en el sentido de proveer a mi incomprensiones, respecto de las cuales tengo que dejar pendiente la
esposa de los medios necesarios para una vida separada, en caso de pregunta de si mi esposa no me ha entendido a mí (lo que sería
que se produjeran circunstancias en las que no me fuera posible posible debido a la poca frecuencia de los encuentros) o si el señor
exponerme decorosamente a una vida en común con mi esposa, perito no ha entendido a mi esposa. Nunca he acariciado el pensa-
nunca me sustraería. Si efectivamente yo fuera, en lo referente a los miento de un divorcio o he declarado que me fuera indiferente la
deberes morales que para con mi esposa me incumben, tan insensi- subsistencia del vínculo matrimonial, como podría suponerse por
ble como para olvidar toda consideración por su salud, su paz las expresiones empleadas en el dictamen pericial, a saber que "yo
anímica y sus sentimientos naturales como mujer, sí habría enton- estoy siempre pronto a insinuar que mi esposa podría divorciarse".
ces un motivo fundado para apreciar en menos el valor moral de mi Toda la nutrida correspondencia que desde hace años mantengo
propia personalidad, pero nunca podría deducirse de allí un funda- con mi esposa mostraría con qué entrañable amor estoy unido a
414 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 415

ella y cuán dolorosamente siento que también ella haya sido pro- curiosidad femenina, insistió. Es también obvio que yo no exigiría a
fundamente desdichada por mi enfermedad y la disolución de he- mi mujer que hiciera vida en común conmigo, o no abusaría de mis
cho del matrimonio y en qué gran medida participo de las derechos conyugales para ejercer una coacción en este sentido si la
alternativas de su vida. Por ello, si aludí a la eventualidad de un experiencia mostrara que la vida en común le resultaba intolerable
divorcio fue tan sólo para decir algunas veces a mi esposa que, si le a consecuencia de las llamadas vociferaciones o estados ululatorios.
fuera imposible mantener para conmigo -a causa de cierta idea, Por lo tanto, el señor perito es un poco injusto conmigo al hablar
que a ella naturalmente tiene que resultarle desagradable y que a mí de un "egoísmo agudizado por la enfermedad'', por el cual yo "no
me domina, y a causa de las singularidades de mi conducta que de tomo absolutamente en cuenta'',(!!) lo que tiene que sufrir mi espo-
ahí resultan- el anterior amor y respeto, le cabe, de acuerdo con la sa "por mi manera de vida'', y llevado por el cual considero sin
ley, el derecho de solicitar el divorcio, en razón de una enfermedad importancia las molestias que ocasiono a las personas que están
mental que dura más de tres años. Pero siempre añadí que yo lo cerca de mí y sólo me quejo de mis propias incomodidades. El mis-
lamentaría y sentiría el más agudo dolor; tampoco he dej;ido, por mo señor perito reconoce que las vociferaciones se producen
otra parte, de señalarle que no tendría en ese caso derecho alguno a compulsiva y automáticamente contra mi voluntad*, y mi mujer no
las rentas de mi capital ni a la pensión que me corresponde por mis las sufre actualmente puesto que vive separada de mí; y si con "mi
veintiocho años al servicio del Estado. (Aunque mi esposa no care- manera de vida'' se aludiera al uso ocasional de adornos femeninos
ce de bienes, de todas maneras la mayor parte del capital cuyas ya he señalado anteriormente que nunca haría a mi mujer especta-
rentas disfruta me pertenece a mí.) Siempre he tenido plena com- dora de él, pero estando a solas tengo las más plausibles razones
prensión de las consideraciones que le debo a mi esposa y así lo he para ello. La afirmación de que yo considero sin importancia las
expresado tanto frente a ella como ante otras personas. Como prueba, molestias que causo a las personas que me rodean y de que sólo me
incluyo aquí la nota 76 del capítulo XIII de mis Memorias: quejo de mis incomodidades la refutaré -para no extenderme de-
masiado, aduzco sólo esto- con las palabras textuales de una pre-
"Estoy obligado a una especial discreción en el trato con mi mujer, a sentación efectuada por mí ante la Real Dirección Hospitalaria el
la que profeso todo el amor de antes. Puede ser que yo, en conversa- 16 de octubre de 1899, en la que decía:
ciones o en comunicaciones escritas, le haya faltado a veces por exce-
so de franqueza. Mi mujer, como es natural, no puede comprender
"Sigo estando afligido por los estados ululatorios que repetidas veces
plenamente el curso de mis ideas; tiene que serle difícil consagrarme
he descrito ya a la Real Dirección Hospitalaria. Ellos se presentan en
el anterior amor y respeto cuando escucha que estoy ocupado en ex-
distintos momentos y en distintas circunstancias con una intensidad
presar una metamorfosis en una mujer, que es posiblemente lo que
y duración muy diversas, pero a veces alcanzan tal dimensión que yo
tengo por delante. Puedo lamentarme de ello, pero no puedo modifi-
mismo siento que no puedo salir al corredor sin molestar a los demás
carlo; también en esto tengo que guardarme de cualquier falso senti-
pacientes.
mentalismo".

Ignoro de qué manera se llega a la suposición de que yo puedo • Cosa que, por lo demás, no es del todo cierra. En la medida en que las voci-
haber perdido de vista en la relación con mi esposa el tacto y delica- feraciones consisten en el empleo de palabras articuladas, mi voluntad, natural-
deza que en general se ponderan en mí elogiosamente. Es obvio - mente, no deja de participar. Sólo el aullar inarticulado es realmente provocado
de una manera del todo compulsiva y automática. Al empleo de palabras en voz
y así he actuado hasta ahora- que yo ahorraría a mi esposa cualquier alta recurro, empero, en ciertos momentos sólo por la razón de que el aullar
espectáculo penoso de presenciar; mis adornos femeninos se los he inarticulado que se produciría de no hacerlo así sería más molesto aún para mí y
mostrado sólo con alguna resistencia, cuando ella, con excusable para quienes me rodean.
416 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 417

"También en el jardín tienen lugar muchas veces de manera casi cepción del mundo, un nuevo invento, etcétera, ha sido objeto de
ininterrumpida durante todo el paseo, pero sobre todo (y añado: pero risa para los contemporáneos y considerado como un producto de
sólo entonces) cuando carezco de oportunidad para conversar con la locura, pero posteriormente hubo que asignarle un significado
personas educadas, etcétera''. más o menos innovador. Empero -y eso es lo que me informa el
Tribunal de Primera Instancia- mis memorias tampoco son ade-
Por lo demás, en todos los inconvenientes relacionados con los cuadas para la publicación porque en ellas pondría al desnudo a mí
aullidos o las así llamadas vociferaciones están en juego sólo consi- mismo y a mi familia de una manera inaudita, y hasta me expon-
deraciones de índole policial, que, como aun la misma sentencia dría al peligro de una demanda judicial. En efecto; en ellas me val-
reconoce, tienen que quedar afuera del problema de la legitimidad dría de expresiones vulgares sumamente chocantes, revelaría los más
de la incapacitación. Si durante una permanencia fuera del Hospi- íntimos secretos familiares y aplicaría designaciones insultantes a
tal se produjeran perturbaciones del orden a consecuencia de los personas muy respetadas que aún viven, describiría desenfadada-
aullidos, etcétera, que "no pudieran ser toleradas en una casa donde mente las situaciones más delicadas y demostraría al hacerlo que he
vivan otras personas" -cosa que yo de ninguna manera supongo perdido por entero la capacidad de discriminar entre lo que es lícito
tan obvia como el señor perito, y que, por consiguiente, sólo podría y lo que no lo es.
demostrarse mediante una investigación-, yo mismo sería sufi- Frente a toda esta argumentación quisiera ante todo señalar que
cientemente prudente como para advertir la imposibilidad de mi la publicación por mí proyectada de mis Memorias no debe inter-
permanencia fuera de una institución cerrada y volvería por mi libre pretarse sin más en el sentido de que las entregaría a la imprenta
voluntad a ella, sin que para ello fuera necesario el empleo de ningu- directamente, en el estado en que se encuentran, sin ninguna modi-
na clase de coacción, a la que por razones de policía hubiera derecho. ficación. Ante todo, no las escribí con el propósito de publicarlas.
B) Un segundo «ejemplo» de hasta qué punto mi manera de Así lo destaco expresamente en el "Prólogo" (que debe leerse al tér-
actuar se encuentra bajo la compulsión de ideas morbosas lo da- mino de las Memorias). Como, por otra parte, este prólogo contie-
rían, según el criterio de la sentencia impugnada, mis Memorias y el ne in nuce •mi réplica (anticipada) a los reparos del dictamen pericial
deseo de publicarlas. Ahora bien; no es en sí y de por sí nada irrazo- y de la sentencia, que en ese momento aún no existían, las incluiré
nable que un hombre desee hacer accesible al conocimiento de sec- literalmente a continuación:
tores más amplios un producto de su actividad intelectual. Todo
"Al comenzar este trabajo no había pensado aún en publicarlo. La
poetastro que haya compuesto un par de versos se esfuerza por con-
idea se me ocurrió sólo cuando ya había avanzado en él. No he disi-
seguir que se imprima su mamarracho, y cualquiera lo considerará
mulado los reparos que parecían oponerse a una publicación; se trata
comprensible aun cuando la carencia de valor poético del producto
principalmente de la consideración por algunas personas que aún vi-
sea patente de antemano para cualquier juez inteligente. También
ven. Por otra parte, soy de la opinión de que podría ser valioso para la
es posible que mis Memorias puedan parecer a primera vista enma-
ciencia y para el conocimiento de verdades religiosas posibilitar, mien-
rañadas, fantásticas y para muchos lectores no merecedoras de la
tras aún estoy con vida, cualquier tipo de observaciones sobre mi cuer-
tinta de imprenta que habría que gastar en ellas. De todas maneras,
po y mis vicisitudes personales por parte de personas especializadas.
es siempre peligroso juzgar de antemano si una obra intelectual es Frente a esta reflexión, tienen que callar todas las consideraciones
adecuada o no para la publicación; para tal juicio no están capacita- personales" .
dos ni siquiera las autoridades en el campo correspondiente, y mu-
cho menos algunos jueces individuales; no sería la primera vez en la
historia que un nuevo descubrimiento científico, una nueva con- • "En compendio'', en latín en el original. (N del T)
418 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 419

Según esto, no estaría en sí y de por sí excluido, en caso de mi espíritu y de mi gustq, sino exclusivamente a que esos aspectos
llegarse alguna vez a imprimir mis Memorias, que yo hiciera una han desempeñado un papel sumamente grande en el trato de las
revisión previa para ver si este o aquel pasaje en particular puede ser Voces que hablan conmigo, lo cual a su vez depende del hecho de
tachado sin perjuicio de la totalidad; si esta o aquella expresión que la voluptuosidad está en una relación estrecha -que hasta ahora
puede ser atenuada, etcétera. El propósito, por otra parte, de lograr no había sido conocida por otro hombre- con la bienaventuranza
la impresión de mis Memorias para su publicación no es tan mez- de los espíritus difuntos (véase el capítulo XXI de mis Memorias).
quino como el señor perito supone. Cuando en el dictamen peri- Pero seguramente no puede decirse por ello que yo haya revelado
cial (en la penúltima página de la copia de que dispongo) se dice de alguna manera un gusto por lo vulgar; antes bien nadie descono-
que yo estoy haciendo tratativas para su publicación "hasta ahora, cerá la seriedad moral que impregna todo mi trabajo, el cual no
como es natural, sin resultado", el señor perito desconoce que en dos persigue otra finalidad que la indagación de la verdad; nadie podrá
cartas del editor (Friedrich Fleischer, de Leipzig), del 5 de noviembre sustraerse a la impresión de que siempre que, por decirlo así, estuve
y el 2 de diciembre de 1900, se encuentra la promesa bastante clara obligado a ejercitar una crítica desfavorable sobre Dios y las cosas
de que no me negaría su colaboración para publicar las Memorias divinas, me he preocupado ansiosamente por excluir todo equívo-
en caso de que yo obtuviera la revocación de mi incapacitación. co mediante el cual pudieran ser puestos en peligro los fundamen-
Pero aun cuando la publicación de mis Memorias se efectuara en tos de la verdadera religiosidad (véase capítulo v de las Memorias,
la forma en que actualmente se encuentran, sin ninguna modifica- hacia el fin, y nota 97 del capítulo XVI de las Memorias, número v
ción, tendría que cuidarme de la manera más categórica de que nin- de los "Apéndices" de éstas, etcétera, etcétera). Que aquí y allá se
guno de los miembros de mi familia fuera puesto al desnudo. La han empleado expresiones vulgares, es cierto, pero estas expresio-
memoria de mi padre y de mi hermano, como también el honor de nes vulgares no han brotado en mi propio caldo de cultivo espiri-
mi esposa, son tan sagrados para mí como para cualquiera que se tual, sino que aparecen, por cuanto puedo ver, sólo cuando informo,
encuentre en situación análoga y a quien interese el buen nombre citdndolo, sobre el contenido de los diálogos mantenidos conmigo
de sus parientes cercanos. Por eso no he mencionado la menor cosa por las Voces. Que esas Voces se sirvan muchas veces de expresiones
que pudiera menoscabar el buen nombre de mi padre o de mi her- no adecuadas para un salón no es culpa mía; para salvaguardar la
mano o dañar el nombre de mi esposa. Se trata en ellas más bien de fidelidad de la exposición he tenido a veces que repetir literalmente
la descripción de estados morbosos, que por lo demás son en parte los giros pertinentes. Como prueba de que las "expresiones vulga-
muy singulares, de los cuales jamás puede inferirse un reproche a res" empleadas por las Voces no pueden ser un producto involuntario
las personas en cuestión. En cambio, en lo que hace al peligro de de mis propios nervios quiero aducir sólo un hecho: la palabra es-
que mediante la publicación de mis memorias pueda yo "ponerme pecialmente chocante que empieza por j ... no vino a mis labios
al desnudo" a mí mismo o comprometerme, asumo ese peligro con quizá ni diez veces durante mi vida anterior, mientras que en el
plena conciencia y con total tranquilidad. Lo peor que podría suce- curso de los últimos años la he escuchado de las Voces decenas de
derme sería tan sólo que se me tuviera por mentalmente extravia- miles de veces. ¿Cómo hubieran podido mis nervios, para los cuales
do, y esto es algo que ahora ya sucede con independencia de aquello. el empleo de esas palabras era todo menos una costumbre, estar en
Por consiguiente, apenas tendría algo que perder. Pero en verdad condiciones por sí mismos de gritarme o susurrarme sin influjo
no creo que deba temer que nadie que quiera tomarse el trabajo de externo una y otra vez esa palabra? Por otra parte, mis Memorias no
leer con atención mis Memorias me tenga menos aprecio que antes. han sido escritas para colegialas o para señoritas de su casa; ninguna
Si en mi trabajo se ha dedicado un gran espacio al tratamiento de persona razonable ha de reprocharme que yo no he logrado en cada
aspectos sexuales no se debe de ninguna manera a la orientación de caso dar con el tono que una pudorosa directora de internado con-
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 421
420 DANIEL PAUL SCHREBER

sideraría adecuado para sus pupilas. Quien quiere allanar el camino febrero de 1901 efectué ante la Real Dirección Hospitalaria una
para una nueva concepción religiosa, debe hablar, llegado el caso, presentación con el siguiente contenido:
con palabras encendidas, por ejemplo como las que empleó Jesu-
"La Real Dirección Hospitalaria conoce que tengo la intención de
cristo para con los fariseos o Lutero para con el Papa y los podero-
publicar mis Memorias y espero hacerlo después de obtenida la revo-
sos de la Tierra. La más segura garantía de que al publicar mis
cación de mi incapacitación.
memorias de ninguna manera "me comprometería ante otras per-
"La duda de si esa publicación es admisible me ha ocupado mu-
sonas", es decir, que perdería en su estima, me lo brinda la conduc-
cho y largo tiempo. No me he ocultado que en lo referente a ciertos
ta de los médicos de este hospital, entre los cuales se cuenta el propio
aparcados de mis Memorias el consejero privado doctor Flechsig, de
señor perito. No cabe duda -y los mismos señores médicos tácita-
Leipzig, podría sentirse motivado a solicitar una sanción contra mí
mente lo reconocerán- de que el trato que se me brinda en este
por injurias, y aun el secuestro de toda la edición como elemento de
hospital se ha vuelto mucho más considerado desde que se tomó co- prueba de un hecho delictivo (§ 40 del Código Penal). Pero final-
nocimiento del contenido de mis Memorias, y con ello se logró una mente me he decidido a mantenerme en la resolución de publicarlas.
visión de mi personalidad intelectual y moral enteramente distinta "Me sé exento de toda animosidad personal contra el consejero
de la que hasta entonces quizás había sido posible. Del mismo modo, privado profesor doctor Flechsig. Consiguientemente, he incluido en
según creo, no podría sino ganar, en vez de perder, en la valoración mis Memorias sólo aquellas menciones referentes a él que, según mi
moral de otras personas. entender, no podían ser omitidas para la comprensión de la totalidad
Pero además se dice que yo he "insultado a personas muy respe- de mi exposición. En especial, eliminaría la nota [número tachado en
tadas que viven aún". Con ello no puede aludirse sino al señor con- el original] de mis Memorias, que quizá sea algo ofensiva y que no
sejero privado doctor Flechsig, de Leipzig. En lo que a éste respecta, resulta absolutamente necesaria para el contexto. Espero que también
empero, la afirmación de que he empleado calificaciones injuriosas en el consejero privado profesor doctor Flechsig el interés científico
es errada; tengo que rogar que se me muestre aunque sea un solo por el contenido de mis Memorias predominará sobre cualesquiera
pasaje de mis Memorias en el cual me haya servido de un insulto susceptibilidades personales. En caso contrario, la importancia que
referido al señor consejero privado doctor Flechsig. Lo único cierto yo asigno a la divulgación de mi trabajo en lo referente al enriqueci-
es que yo he relatado ciertos procesos que, de acuerdo con los infor- miento mediante él esperado de la ciencia y al esclarecimiento de las
mes de las Voces que hablan conmigo, tuve que considerar verda- opiniones religiosas es tan grande que asumiría aun el riesgo de una
deros y que si fueran verdades y se refiriesen al señor consejero condena por injurias y la pérdida monetaria que me amenaza en caso
privado doctor Flechsig en cuanto hombre podrían ser adecuados de un eventual secuestro.
para disminuirlo en la consideración pública, y que si no fueran "Esta comunicación a la Real Dirección Hospitalaria no la hago,
verdaderos supondrían un insulto para él. El peligro de una san- como es natural, con el propósito de solicitar su opinión al respecto
ción, por ende, quizá no está efectivamente excluido. Pero yo lo de si considera dada la posibilidad de una sanción, sino exclusiva-
asumo con plena conciencia. Para clarificar mi punto de vista servi- mente para aportar de esta manera una nueva prueba de la madurez con
rán mejor que ninguna otra cosa dos de mis trabajos escritos, que se que en todas mis acciones pondero de antemano las consecuencias y en
remontan ambos a la época anterior al pronunciamiento de la sen- qué escasa medida, por lo tanto, puede decirse que yo soy una persona que
carece de la posibilidad de cuidar de sus intereses''.
tencia en el juicio, y respectivamente a la época en que yo no tenía
aún conocimiento alguno del dictamen pericial presentado. El tex-
to completo de este último me ha sido accesible sólo en las últimas Además, en el número VI de los ''Apéndices" de mis Memorias,
semanas (fines de mayo a comienzos de julio de 1901). El 4 de hacia el fin, se señala lo siguiente:
422 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 423

"En caso de publicarse mi presente trabajo tengo plena conciencia de A lo expresado en los pasajes escritos reproducidos hasta aquí sólo
que existe una persona que podría sentirse herida por tal publicación. tengo que agregar algo más. Surge de ellos, con evidencia, que al
Es ella el consejero privado, profesor doctor Flechsig, 'd e Leipúg. Al considerar la publicación de mis Memorias tuve desde un primer
respecto me he explayado ya en una presentación efectuada el 4 de momento la más plena comprensión de las posibles consecuencias
febrero del corriente año ante la dirección del preseflte hospital, cuyo de tal conducta, y ello me parece ser lo decisivo para afirmar o negar
texto reproduzco a continuación" (sigue el texto precedente). mi capacidad de contratar. Si yo quiero asumir en mí, además de los
indecibles padecimientos que ya he soportado en pro de un fin que
En este punto podrían añadirse aún algunas observaciones. para mí es sagrado, también el martirio de una eventual sanción
Que el consejero privado profesor doctor Flechsig conserva aún, judicial, ningún hombre, a mi juicio, tiene el derecho de impedír-
por lo menos en general, un recuerdo de los sucesos externos que se melo. No puedo en modo alguno desear que el conocimiento de
relacionan con mi permanencia en la Clínica de Enfermedades Ner- Dios que se me ha manifestado se hunda en la nada con mi desapa-
viosas de la Universidad, dirigida por él, en Leipzig, es algo que rición y con ello se pierda para la humanidad una oportunidad, que
tengo que darlo por supuesto. En cambio, no me atrevo a ~firmar tal vez no vuelva a repetirse, para lograr ideas más correctas acerca
de manera categórica que también las cosas sobrenaturales que es- del Más Allá. Por lo demás, queda siempre pendiente la cuestión de
tán relacionadas con el nombre de él y con ocasión de las cuales ese si una querella por injurias del señor consejero privado doctor
nombre me fue mencionado por las Voces y aun ahora se me sigue Flechsig es algo efectivamente esperable, y si ella llevaría a una san-
mencionando cotidianamente -aun cuando las relaciones persona- ción contra mí. De todas maneras, tendría que rechazar, agrade-
les con el consejero privado profesor Flechsig hace mucho que para ciéndola, la protección que se me quiere ofrecer, la cual llevaría a que,
mí han pasado a segundo plano y por consiguiente difícilmente para defenderme de una condena de reclusión durante algunos meses
despertarían aún mi interés de manera continuada- hayan llegado a lo sumo, se me encerrara por toda la vida en un hospital y se me
necesariamente de alguna manera a su conocimiento. Tengo que privara de la libre disposición sobre mí mismo y sobre mi persona.
admitir la posibilidad de que él, en su calidad de ser humano, haya
sido ajeno a aquéllas y lo siga siendo; como es natural, subsiste la Con lo que he expuesto aquí podría cerrar la fundamentación de
oscuridad respecto de la cuestión de cómo puede hablarse, a propósi- mi apelación, pues creo haber refutado todos los puntos de vista
to de un hombre viviente, de un alma distinta de él, que se encuentra más esenciales que en el dictamen pericial y en la sentencia se han
fuera de su cuerpo. No obstante, el hecho de que haya existido un hecho valer en pro del mantenimiento de la incapacitación.
alma tal, o por lo menos una parte de alma, y que siga existiendo Pero un hecho nuevo, que se ha presentado en lo tocante a mi
aún, es algo cierto para mí, a raíz de las experiencias que he vivido estado de salud mientras yo me encontraba ocupado en la redac-
millares de veces. Según esto, tengo que reconocer también como ción del presente escrito, me lleva a hacer un agregado, pues mis
posible que todo lo que en el primer apartado de mis Memorias se planes para el futuro no pueden quedar del todo indemnes. He
relata acerca de acontecimientos que están relacionados con el nom- vivido hasta ahora en el convencimiento de que los somníferos que
bre de Flechsig se refiera sólo al alma de Flechsig, a la que hay que se me suministran en este hospital eran completamente indiferen-
diferenciar del hombre viviente, y cuya existencia separada es cier- tes para mi sueño, y de que mi sueño dependía más bien sólo del
tamente imposible de explicar por métodos naturales. Por lo tanto, influjo de los Rayos (véase nota 29 del capítulo VII de mis Memo-
me es absolutamente ajena la intención de menoscabar de cual- rias). De todas maneras yo he ingerido siempre los somníferos or-
quier manera, mediante la publicación que tengo en mente, el ho- denados, porque en este como en todos los demás puntos me someto
nor del consejero privado doctor Flechsig en cuanto persona viviente. a lo ordenado por los médicos. Ahora bien; durante los últimos
424 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 425

meses se hizo, algunas noches, el ensayo de prescindir de los somní- intereses. Se trata aquí de un asunto que tiene que ver con el senti-
feros. Ese intento tuvo como resultado que esas noches yo dormí miento del honor, ya que una persona de tanto relieve intelectual
poco o nada. No estaría excluido, naturalmente, que estuviera aquí como el que creo poder atribuirme no puede dejarse tratar en todo
en juego una casualidad, pues también en otras épocas he dormido como un niño menor de siete años, verse privado de disponer de
mal a veces durante una o varias noches. De todas maneras, tengo cualquier manera, aunque sea por escrito, de su patrimonio, y hasta
que tomar en cuenta la posibilidad o la probabilidad de que no de conocer el estado de ese patrimonio, etcétera, etcétera. Además,
pueda yo, por lo menos transitoriamente, prescindir de los somní- el asunto tiene una importancia práctica muy grande. La necesidad
feros. No por ello resultaría afectada en lo más mínimo mi concep- de somníferos puede posiblemente cesar antes o después; los esta-
ción fundamental de que mi persona es objeto de milagros divinos dos ululatorios que originan una preocupación desde el punto de
y de que también mi sueño se basa en primer término en la reunión vista policial pueden experimentar una atenuación, con lo cual no
de todos los Rayos. Más sería perfectamente posible que una dura- podrían ser ya tomados en cuenta como una seria molestia para
ción del sueño suficiente para la necesidad de la naturaleza humana otras personas. Si en este caso yo quisiera proponer en el momento
sólo fuera alcanzable mediante recursos medicamentosos. En tal adecuado algún cambio de mi situación, por ejemplo, el traslado
caso mis planes respecto del ordenamiento de mi futuro tendrían temporario a un hospital privado, habría de temer, mientras subsis-
que sufrir ciertas limitaciones. No pertenezco a esa clase de enfermos ta mi incapacitación tener que andar con ese deseo de Herodes a
mentales que sólo apremian con impaciencia por ser dados de alta sin Pilatos. En efecto, la dirección del hospital, por una parte, y mis
tomar para nada en cuenta qué forma tomará su vida fuera del hospi- parientes, como también el curador y el tribunal tutelar, por la otra,
tal para ellos y para quienes los rodean. Tampoco la permanencia en de los cuales estos últimos, como es natural, nunca podrían estar
este hospital en las condiciones acwales me resulta tan insoportable suficientemente enterados de mi estado, muy fácilmente podrían ten-
en sí y de por sí como para que yo prefiriese, por ejemplo, una vida der a pasarse recíprocamente la responsabilidad de mi alta o de cual-
solitaria fuera del hospital -en caso de que no pudiera vivir con quier cambio en mi situación. Por esta razón tengo el más vivo interés
mi mujer- al actual estado de cosas; ni qué decir tiene, por ejem- en depender, a este respecto, sólo de la dirección del hospital, en cuya
plo, que mientras los estados ululatorios sean un fenómeno fre- capacidad y fidelidad para con el deber tengo la más plena confianza,
cuente sólo un sirviente pagado soportaría estar a mi lado. Por ello a la par que no puedo evitar, por otra parte, hacerla exclusivamente
estoy resignado por completo a la idea de que, mientras no pueda responsable de una prolongación de mi permanencia en el hospital
prescindir de una ayuda artificial para dormir, lo único acertado y en contra de mi voluntad, y manifestarle este punto de vista con la
razonable es permanecer bajo vigilancia médica; y que lo más senci- más absoluta claridad en cada una de las decisiones que adopten.
llo, por consiguiente, es hacerlo en el hospital donde me encuentro Concluiré expresando una vez más mi deseo de que cualquier
desde hace siete años. Pero, de la misma manera como creo haber acritud personal que, contra mi intención, puedan haber tenido
brindado con esto una nueva prueba de mi visión absolutamente mis expresiones respecto del señor perito, no sea sentida por él de
razonable y prudente de las cosas, también tengo, por otra parte, ninguna manera como un menoscabo del respeto a él debido.
que dar importancia al hecho de que mi permanencia en este hos-
pital mantenga el carácter de una medida motivada por considera- Sonnenstein, 23 de julio de 190 l.
ciones atinentes a mi salud, la cual -salvo en tanto y mientras
entren en juego consideraciones de tipo policial- se cumple con Doctor Schreber, Presidente de Sala (en retiro)
mi libre consentimiento, en cuanto soy una persona enteramente
razonable y que también en este aspecto es capaz de cuidar de sus
426 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 427

otorgada al médico, y si bien es cierto que frente al tribunal el mé-


dico está liberado de la consideración que en otras circunstancias
debe al paciente, a pesar de ello no deja de ser penoso para este
último que se hable sin reticencias acerca de sus fenómenos morbo-
sos, y ello no puede contribuir a prestar a la relación recíproca una
0.1.152/00. forma natural y confiada, como debería serlo por la índole misma
de las cosas. Por más que el perito se esfuerce en ser objetivo en sus
Sonnenstein, 5 de abril de 1902 expresiones nunca logrará que sus puntos de vista sean reconocidos
por el enfermo mental como objetivamente fundados, a menos que
D. Dictamen pericial del consejero privado al evaluar acertadamente el estado del enfermo demostrara que éste
doctor Weber, 5 de abril de 1902 efectivamente no está enfermo.
Debido a ello habría sido para mí preferible que se hubiera de-
Al signado a otro perito para emitir su juicio de acuerdo con los ante-
Real Tribunal Provincial, cedentes obrantes, y por ello también en los dictámenes anteriores
Sala 1 en lo Civil, me mantuve con especial cautela dentro de mi competencia como
Dresde perito médico, tal cual yo la concibo. Tanto por parte del querellante
como por parte de la Procuración Real esta actitud ha sido califica-
Cuando, por el cierre de la prueba del 23 de diciembre de 1901 da de injustificada, pero pienso que debo mantenerme en mi punto
del Real Tribunal Provincial, Sala 1 en lo Civil, me vi requerido, el 2 de vista, por más que en los casos indudables que comúnmente se
de febrero del corriente año, a emitir un nuevo dictamen pericial le presentan, un perito (y no me exceptúo) extrae por sí mismo, en
sobre el estado psíquico del señor presidente de Sala, doctor Schreber, gracia de la brevedad, las consecuencias de la enfermedad o debili-
fue para mí una tarea poco grata. Desde hace años soy el médico dad mentales comprobadas. En este sentido puedo remitirme, en-
del querellante; desde hace mucho tiempo es huésped cotidiano en tre otras, a las opiniones de Endemann (Einfohrung in das Studium
mi mesa familiar; por mi parte considero la relación existente entre des B. S. C [Introducción al estudio del Código de Procedimiento
él y yo, si así puedo expresarme, como amistosa, y es mi más vivo ' en lo Civil], 3ª edición, pp. 147 y ss.), y creo poder inferir del con-
deseo que a este hombre que ha sufrido tantas pruebas difíciles le tenido del cierre de la prueba que el Real Tribunal Provincial no
sea concedida aun aquella medida de goce de la vida a la que él tras censura mi punto de vista, en la medida en que me exige no un
tantas contrariedades cree tener derecho. Pero me incumbe, frente pronunciamiento pericial acerca de si el querellante puede o no
a las aspiraciones a las que él mismo asigna el mayor valor y cuyo cuidar de sus intereses a consecuencia de su enfermedad mental,
éxito es para él una condición esencial de ese disfrute de la vida, sino sólo la aclaración y al cierre de mi dictamen anterior. Con
describir, en cumplimiento de mi deber, desde el punto de vista de referencia al cierre deseado, demoré algo la presentación del dicta-
la ciencia médica, la situación tal como se me manifiesta de acuer- men para poder tomar en cuenta los hechos de este último tiempo,
do con mi observación y suministrar con ello el material que even- en el cual el querellante dispuso no solamente de mayor libertad 4e
tualmente puede servir de fundamento para confirmar la movimiento sino también de sumas algo mayores de dinero.
incapacitación contra la cual él apela. En el relato de las observacio- Al dar cumplimiento a lo dispuesto en el cierre de la prueba
nes efectuadas en el trato íntimo hay un aspecto que difícilmente quisiera comenzar por la pregunta formulada allí en tercer lugar,
puede ser interpretado y sentido como un abuso de la confianza porque es de índole general y porque la respuesta a ella arroja luz
428 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 429

sobre muchos de los puntos tocados en las preguntas precedentes. formas morbosas. Y por más abigarrada, por más inagotable en sus
Si, quizás exageradamente, se afirma que ninguna hoja de un variaciones que pueda ser la presentación individual de los cuadros
árbol es igual a otra, esto vale también, con mayor derecho aún, morbosos psíquicos las líneas directrices esenciales son constantes y
respecto de las enfermedades del cerebro humano, en la medida en los rasgos fundamentales de las formas morbosas se repiten con una
que éste es el sustrato de las funciones psíquicas. Es un aparato tan uniformidad monótona casi asombrosa, cuando, por así decirlo,
complicado y está desarrollado en medidas tan diferentes que las uno prescinde de los arabescos del caso individual.
perturbaciones que se producen dentro de su campo muestran una Desde este punto de vista científicamente seguro es imposible
multiplicidad infinita; los fenómenos anormales se ligan unos con afirmar que la perturbación psíquica que se manifiesta en el
otros en un número inagotable de combinaciones y, por consiguien- querellante no haya sido conocida nunca hasta ahora en su singula-
te, ningún caso individual es absolutamente igual a los otros. A ridad por la psiquiatría; al contrario, pertenece ella indudablemen-
quien no esté familiarizado con las enfermedades psíquicas, le re- te a una forma morbosa bien conocida y perfectamente caracterizada,
sultará, sin más, esclarecedor recordar hasta qué punto son 4iversas la paranoia, y lleva en sí todas las marcas esenciales de ésta. Por
las individualidades psíquicas de los hombres sanos; hasta qué pun- cierto, el caso presente, por más que la paranoia sea en sí misma
to difieren entre sí por la velocidad y abundancia de las asociacio- una perturbación psíquica tan frecuente, no es común y corriente,
nes, la vivacidad y profundidad de los afectos, la energía de los como tampoco el enfermo mismo es un individuo vulgar. En ma-
impulsos volitivos, etcétera, de suerte que ninguna personalidad yor medida que en otras formas morbosas es precisamente en la
coincide con otra en todos los rasgos individuales. Que la indivi- paranoia de importancia decisiva la personalidad originaria del en-
dualidad originaria tiene un influjo esencial en la configuración de fermo para la configuración de la demencia, y en la medida en que
un proceso patológico; que las ideas morbosas necesariamente tie- no ha tenido lugar el debilitamiento mental secundario (raro en la
nen un sello distinto en un hombre ricamente dotado desde el pun- paranoia) los productos morbosos de un hombre intelectualmente
to de vista intelectual, de conocimientos amplios, de elevado nivel destacado, dotado de conocimientos amplios, animado de un vivo
ético, y en otro individuo originariamente mediocre, pobremente interés por los problemas científicos y, en general, por las ideas, con
desarrollado, de entendimiento obtuso, es algo evidente; y si se tie- una rica fantasía y un criterio bien formado, asumirán, según se
ne además presente que, según que el organismo sea de esta o aque- dijo, una configuración acorde con sus dotes espirituales, pero, en
lla índole, el complicado mecanismo del acontecer psíquico puede lo esencial, en cuanto a la configuración y sistematización de las
ser perturbado en una dirección particular, aparece entonces el cam- representaciones delirantes el cuadro morboso será el mismo que
po más amplio imaginable para la configuración de los detalles de en otro hombre cuyo ámbito de ideas no rebasa los sucesos triviales
los cuadros morbosos. Empero, por más diversos y matizados que de la vida cotidiana.
se presenten los casos individuales de perturbaciones psíquicas; por En mis dictámenes anteriores he descrito ya la forma morbosa
más singular y único que sea lo que en cada caso se manifiesta a la de la paranoia y su peculiaridad, pero tengo que volver a hacerlo
observación atenta, tanto más irrecusablemente se imponen a una aquí brevemente, en razón de la pregunta que se me formula. La
mirada panorámica sobre los casos particulares ciertos agrupamientos paranoia es una enfermedad eminentemente crónica. La mayor parte
de las percepciones dentro de ellos, ciertos complejos de fenóme- de las veces se desarrolla en forma muy paulatina, pero puede tam-
nos morbosos, que se diferencian unos de otros más o menos tajan- bién iniciarse de una manera relativamente aguda, con fenómenos
temente por su evolución, curso y desenlace, y por la participación de confusión alucinatoria, para retomar después del cese los sínto-
de cada función psíquica, y que son los que han llevado, sobre la mas tumultuosos el curso evolutivo lento. Como característico de la
base de millares de observaciones, a establecer cierto número de paranoia debe considerarse que, sin la colaboración primaria de
430 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 431

fuertes anomalías afectivas, pero en frecuente correlación con alu- de manera decisiva por la convicción religiosa que hasta entonces
cinaciones e ilusiones mnémicas, aparecen los delirios, que se fijan no había aflorado a la superficie, quizá sin que la persona en cues-
pronto y son elaborados en un sistema delirante estable, incorregi- tión sea consciente de este influjo. Algo semejante sucede con el
ble e inconmovible, a la par del cual se conservan intactos el discer- sistema delirante de un paranoico; si no se lo roza especialmente es
nimiento, la memoria retentiva, el orden y la lógica del curso de los fácil que permanezca escondido para terceras personas y casi sin
pensamientos. Que los delirios se refieran al estado del propio cuer- hacerse sentir perceptiblemente en la conducta ordinaria, siendo
po (forma hipocondriaca) o al campo de lo político, religioso, sexual, así que en realidad constituye el subsuelo de su vida mental. Por eso
etcétera, no tiene importancia esencial para la valuación del estado no es ni raro ni extraño que los paranoicos, aun pasando largo tiempo
total, pero en cambio hay que destacar como característico el hecho por estrafalarios, cumplan satisfactoriamente los deberes de su pro-
de que el punto central de las representaciones morbosas es siempre fesión, administren ordenadamente sus negocios y hasta trabajen
la propia persona; que comúnmente se combinan, por una parte, científicamente con éxito, a pesar de que su vida psíquica está seve-
ideas de perjuicios o de persecución y, por la otra, ideas de sobre- ramente perturbada y se encuentran bajo el hechizo de un sistema
valoración, y que -al menos por largo tiempo- los delirios se delirante que muchas veces es directamente absurdo. Cualquier
limitan a un determinado ámbito de representaciones, mientras que psiquiatra de cierta experiencia conoce gran número de tales casos
los restantes ámbitos permanecen relativamente intactos. Toman- que, en verdad, ilustran muy puntualmente la peculiaridad del pa-
do en cuenta esto se supuso en otra época que se trataba de una ranoico. Pero en la mayoría de estos casos, que presentan siempre un
"demencia parcial", y aunque la concepción que se expresaba con carácter crónico, acontece que el enfermo, por alguna circunstan-
este término ha sido actualmente abandonada, es imposible negar- cia, se sale del carril del modus vivendi que mantenía frente al mun-
le cierta justificación. Todo sistema delirante, puesto que su porta- do exterior; choca con su ambiente debido a sus concepciones
dor es siempre un individuo, un indivisible, influye ciertamente de morbosas; traspasa en su conducta los límites de lo tolerable, y es
alguna manera sobre la totalidad de las representaciones del enfer- reconocido y es tratado entonces como enfermo. Esto es lo que
mo, y esto se manifestaría si pudiéramos rastrear suficientemente enseña la experiencia, pero es imposible negar con seguridad que
cada representación de una persona en todas sus relaciones con las muchos casos semejantes de paranoia no lleguen nunca al ámbito
demás. Pero tal rastreo es imposible en los hechos, y aun aplicando del conocimiento médico, permanezcan enteramente sustraídos a
una cuidadosa observación; en no pocos casos de paranoia el influ- él y, conocidos quizá sólo por quienes están más cerca de ellos, con-
jo que experimenta el juicio por parte del sistema delirante en gran- tinúan haciendo su vida social sin ningún trastorno.
des complejos de representaciones que tienen sólo relaciones Ahora bien al grupo de estos casos morbosos pertenece sin duda
indirectas y triviales con ese sistema es tan escaso que, en ciertas la psicosis del querellante bajo la forma que ha revestido hace ya
circunstancias, tal factor puede computarse como cero para los fi- muchos años, por más que no haya surgido, como de ordinario,
nes de la evaluación práctica. Tal vez se comprenda mejor la situa- paulatina e imperceptiblemente, sino que se haya desarrollado a
ción mediante un ejemplo tomado de la vida psíquica sana. Podemos partir de un estadio de procesos morbosos agudos.
mantener largo tiempo un intenso trato científico con una persona Pero ahora, en cumplimiento de la indicación que se me impar-
sin lograr un atisbo de sus convicciones religiosas, porque éstas no te en el cierre de la prueba del Real Tribunal Provincial, en el senti-
tienen ninguna relación estrecha con sus concepciones científicas; do de que tome en cuenta las interpelaciones, que obran en autos,
ambos complejos de representaciones llevan en su cerebro una exis- del querellante, quisiera entrar brevemente en algunos de los repa-
tencia por separado. Pero casi siempre llegará un momento en que ros que éste me ha hecho.
conoceremos que aun los puntos de vista científicos son influidos El querellante sostiene (página 392) que mi dictamen parte a
432 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 433

priori de la premisa tácita de que todo lo que él manifiesta acerca de cesos se documentan especialmente mediante perturbaciones de la
su trato con Dios y los milagros divinos acontecidos en su persona afectividad general e ilusiones sensoriales, y por ello se sitúan en un
se basa exclusivamente en una fantasía morbosa. Esta manera de campo que no es el de esa inofensiva "creencia en milagros". Es
ver no es acertada. Aparte de que yo no he necesitado casi emplear obvio que el querellante no puede llegar por sí mismo a la com-
en ninguna parte la expresión "fantasía'', de ninguna manera he prensión de que estos procesos alucinatorios (en sentido amplio,
dado por supuesto a priori el carácter de las ideas en cuestión, sino pues pertenecen a ellos, entre otros, las sensaciones musculares des-
que he analizado, siguiendo el historial clínico, de qué manera el critas por el propio paciente) son exclusivamente subjetivos, y sus
querellante fue inicialmente afectado por una hiperestesia de grado razonamientos de las páginas 167 y siguientes se reducen en sustan-
elevado, hipersensibilidad para la luz y el ruido, de qué manera se cia a presentar sus alucinaciones como algo absolutamente singular
sumaron a ello alucinaciones masivas y en especial perturbaciones y a reivindicar para ellas un fundamento real. Pero eso es lo que
de la afectividad general y adulteraron su manera de pensar; de qué hace todo aquel que alucina, y tiene que hacerlo, pues en caso con-
manera, sobre la base de estas ilusiones sensoriales, se desarrollaron trario no tendría verdaderas alucinaciones. Es característico de és-
primero ideas de disminución, y dominaron al paciente de tal ma- tas ser tomadas por verdaderas y efectivas, y tener plena agudeza
nera que fue impulsado a intentos de suicidio; y de qué manera, sensorial. Sería falso decir que para el que alucina son como si las
finalmente, se construyó a partir de estos procesos patológicos el viera y escuchara realmente, y sería absolutamente vano discutir
sistema de ideas que el querellante ha descrito en sus Memorias de con él sobre la realidad de sus impresiones. "Si mis percepciones
manera tan penetrante y drástica, y cuyos pormenores han sido son erróneas", decía un enfermo, "entonces tengo que dudar sobre
reproducidos, en la medida de lo posible, en los dictámenes ante- todo lo que usted me dice, y hasta tengo que dudar de que lo veo a
riores. Ahora bien, cuando el representante legal del querellante, de usted". Nos llevaría demasiado lejos entrar detalladamente aquí en
acuerdo con las manifestaciones de éste, plantea el caso afirmando la teoría de las alucinaciones, y para el presente propósito tendría
que, tanto para el juez como para el perito, lo que ha dado el moti- además poca utilidad; baste señalar brevemente que en las alucina-
vo para presumir una enfermedad mental es la "creencia en mila- ciones la excitación interior anormal del aparato perceptor cerebral
gros" que se expresa en aquel complejo de representaciones, pero produce en la conciencia del individuo en cuestión lo mismo que
que esto no es acertado, ya que muchísimos hombres han profesa- en circunstancias normales es generado por impresiones externas,
do la creencia en milagros, sin que por ello nadie tuviera la idea de es decir, una percepción, un proceso que también puede describirse
considerarlos enfermos mentales, dice algo que no es exacto. Lo diciendo que el que alucina no tiene apreciación del mundo sino de
que se denomina "creencia en milagros", esa concepción teórica sí mismo, es decir, de procesos en su aparato nervioso central. Pero
ingenua que, deliberadamente o no, se abstiene de toda crítica, se- el poderío incomparablemente mayor que suelen adquirir las ilu-
gún la cual el buen Dios, por su voluntad omnipotente, hace que siones sensoriales sobre la totalidad del contenido de la conciencia
ocasionalmente se produzcan algunas cosas en contra de las leyes del enfermo en comparación con las percepciones reales no ha de
de la naturaleza por nosotros conocidas, o rebasándolas, es algo que atribuirse tan sólo a su claridad sensorial, sino también a que son
en el presente caso no entra en consideración. Aquí se trata de re- adecuadas a la orientación de las representaciones en ese momento
presentaciones que, como el querellante mismo reiteradamente se- dominantes y a que brotan del mismo suelo que aquellas concate-
ñala y como su contenido por sí mismo pone de manifiesto, no naciones de pensamientos, inicialmente tal vez confusos y oscuros,
proceden de una piadosa fe infantil, sino que están determinadas, que mediante ellas son impulsados y corroborados. Y que el
de manera directa y en contradicción con sus creencias anteriores, querellante haya alucinado y siga alucinando es algo que de ningu-
por procesos indudablemente patológicos en el cerebro. Estos pro- na manera puede ponerse en duda, y por cierto que sus alucinacio-
434 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN EN FERMO DE NERVIOS 435

nes o, respectivamente, ilusiones (interpretación morbosa subjetiva recusación negativista con rechazo de los alimentos, de todo trato,
de procesos objetivos) no se diferencian en lo esencial de las de de toda ocupación, que fue el de la primera época, y la actual acti-
muchos otros enfermos, salvo en que se han configurado de acuer- tud razonable, accesible, no cerrada a los reclamos e intereses coti-
do con su individualidad. Aun la duda expresada por él, acerca de si dianos, hay una gran diferencia, misma que, obviamente, debe
alguna vez se han podido observar en él alucinaciones continuas, tomarse en consideración al evaluar el estado general. Hasta qué
carece de fundamento; aunque son más raras que las intermitentes, punto sea notable el cambio de ese estado, lo muestra, entre otras
son éstas bastante comunes. cosas, la modificación en las alucinaciones. Mientras que otrora
Igualmente carece de fundamento la suposición de que los "es- fueron de carácter violento en su forma y contenido, ,acompañadas
tados ululatorios" no se hayan visto nunca. En los así llamados en- de afectos intensos, y por ello de un influjo directo poderoso, se
fermos catatónicos la emisión automática de sonidos articulados o han debilitado paulatinamente y son ahora, según la gráfica des-
de palabras repetidas interminablemente no es un fenómeno raro, cripción del paciente (véase pp. 169 y ss.) tan sólo un ruido su-
pero también las he observado en paranoicos. Así, durante muchos surrante, ligero, un zumbido como el de la arena que cae de un
años se contó entre mis pacientes un señor de familia distinguida y reloj de arena, a la vez que su contenido es más pobre y ridículo; la
de dotes espirituales no comunes y una no común cultura general, secuencia de las palabras alucinadas es cada vez más lenta, las "Vo-
el cual, entre otras cosas, estaba dominado por el delirio de que ces" son sofocadas por una conversación corriente, y al paciente le
personas anteriormente conocidas por él, en especial las que tenían resultan pesadas y desagradables, pero no influyen de manera deci-
para con él disposiciones hostiles, se habían introducido en las pa- siva sobre su sentimiento y su pensamiento. Además, como expuse
redes huecas de su casa, lo insultaban desde allí dentro con expre- antes, la fase más aguda de la psicosis, con su alteración afectiva
siones sarcásticas, etcétera. Este enfermo paranoico, que se intensa, hace mucho que se transformó en crónica; a partir del oleaje
comportaba de una manera muy ordenada, tenía una conversación borrascoso y turbio de los procesos morbosos agudos se ha crista-
muy entretenida y resultaba especialmente grato por sus dones poé- lizado y fijado el ya conocido y complejo sistema delirante, y el
ticos, solía diariamente, durante repetidos lapsos de media hora, enfermo se ha resignado, de la manera antes indicada, a que ese
emitir compulsivamente sonidos inarticulados muy fuertes e inin- sistema lleve en cierta medida una existencia independiente dentro
terrumpidos ("sonidos ululatorios") o palabras injuriosas, y por cierto de su vida representativa, y aunque el sistema expresa una parte
que casi exclusivamente en su habitación: a esto lo denominaba muy significativa de esa vida se encuentra en una interacción sólo
"carraspeo psíquico" . relativamente escasa con los restantes ciclos de representaciones, en
También es necesario refutar la opinión reiteradamente expues- especial con las que versan sobre la vida cotidiana, y no las afecta de
ta del paciente en el sentido de que yo, durante el tiempo transcu- manera notable mediante la excitación de impulsos volitivos co-
rrido, he modificado mi juicio sobre él, y que previsiblemente he rrespondientes.
de llegar a otra opinión al respecto. No es mi juicio lo que ha cam- Esto no quiere decir que ese influjo esté excluido por completo;
biado paulatinamente, sino el estado mismo, que recorrió también se hará sentir muy bien según las circunstancias en aspectos trivia-
fases muy diversas. Ya en mi dictamen anterior traté exhaustivamente les, y podrá llevar a concepciones falsas. Me referiré aquí, sólo a ma-
acerca de esto, y lo expuse, según creo, de manera comprensible; nera de ejemplo, ya que el querellante solicita al respecto una opinión
espero no tener que volver a ocuparme una vez más con el mismo competente, a su singular concepción, que tiene un papel dentro
detalle de la evolución del actual estado morboso. Entre estar ocu- de su sistema delirante, acerca del cuerpo masculino y femenino.
pado por extravagantes delirios hipocondriacos, por el estupor Es de la opinión de que el cuerpo femenino, en contraste con el
alucinatorio grave, por un comportamiento caracterizado por la masculino, muestra en general, pero de manera especial en los se-
436 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 437

nos, "nervios de voluptuosidad", y que él mismo (el paciente) se ha ido a Dresde para asistir a las audiencias del tribunal, para visitar
asemeja en este aspecto al tipo femenino, y por ello tiene sensacio- a su esposa, para hacer pequeñas compras, y últimamente realizó,
nes semejantes; de esta opinión no se deja disuadir, por más que, en sin compañía, por invitación de sus parientes y con acuerdo de la
realidad, los "nervios de voluptuosidad" sólo existan en los genitales, dirección hospitalaria, un viaje a Leipzig, del cual regresó ayer tras
y los senos femeninos deban su forma turgente sólo al desarrollo de una ausencia de ocho días, y que, según un informe que me hizo
las glándulas mamarias y a la acumulación de grasa. llegar su hermana, transcurrió con toda felicidad.
Tras estas observaciones generales, motivadas por la pregunta En lo concerniente a la conducta del querellante en todas estas
final planteada en el cierre de la prueba, paso ahora a contestar la circunstancias es menester ante todo atestiguar que nunca llevó a
primera pregunta, cuya importancia práctica es mayor. cabo una acción irracional e incorrecta; manifestó siempre abierta-
Al respecto es necesario hacer constar que, desde que se eminió mente y sin reservas todos sus planes y propósitos que rebasaran el
el dictamen anterior, se ha concedido al querellante, tomando en marco de la cotidiano; se aseguró siempre, de ser necesario, el con-
cuenta su estado general, una libertad de movimiento paulatina- sentimiento de la dirección antes de ponerlos en obra; se condujo
mente creciente. Si ya antes se le había autorizado a efectuar salidas entonces sensatamente y tomando prudentemente en cuenta todas
breves y prolongadas en compañía de un enfermero, a concurrir a las circunstancias, y regresó siempre de sus excursiones en el mo-
restaurantes y a lugares públicos de reunión, a hacer compras en mento fijado. Asimismo creo poder suponer con seguridad que
locales comerciales, etcétera, desde el verano del corriente año se ha nunca se han producido inconvenientes serios en el trato del
suspendido también la compañía del enfermero. Para entonces, la querellante con el mundo exterior. Una desventaja resultante de la
madre y la hermana del querellante se habían instalado en lafocali- falta de acompañamiento por parte de alguno de los empleados del
dad vecina de Wehlen a propuesta del propio señor presidente hospital en este trato ha sido que se careciera de una información
Schreber, quien hizo los preparativos de manera adecuada. Duran- confiable acerca del comportamiento del paciente fuera del hospi-
te las visitas a sus parientes, que fueron casi cotidianas y con fre- tal. Sus propios datos no pueden considerarse decisivos por sí solos
cuencia se prolongaron la mayor parte del día durante varias semanas, en este aspecto. Es sumamente amante de la verdad y, según creo,
la presencia del enfermero pareció poco oportuna, y aun perturba- no dirá nunca a sabiendas algo que no sea cierto, pero es imposible
dora, por razones obvias, sin tomar en cuenta los gastos bastante no advertir que en muchos sentidos carece, como es fácil de com-
considerables, por lo cual, se prescindió de ella. Y como la direc- prender, de un juicio objetivo sobre el alcance y las consecuencias
ción hospitalaria no tuvo conocimiento de que se hubieran produ- de su conducta externa. Por ejemplo, sucedió no pocas veces que la
cido inconvenientes a consecuencia de la suspensión de la medida conducta estruendosa del paciente durante la noche ha dado moti-
de precaución hasta entonces aplicada no se volvió a implantarla vo a las quejas enérgicas del vecindario, pero él, cuando se le hizo
tampoco después de la partida de los parientes. un reproche al respecto, no quiso creer de ninguna manera que
Desde entonces se le ha mantenido al paciente la concesión de existiera tal perturbación, y la estimó de poca importancia. Cuando
salir libremente del hospital, sin ningún otro límite que la com- se ha comprobado lo ruidoso que el paciente es no sólo dentro de
prensible obligación de observar la disciplina interna, y él la ha su habitación sino también dentro del ámbito del hospital, y hasta
empleado para visitar, mediante excursiones a pie, en barco o va- qué punto, además, llama la atención por sus otras notorias singu-
liéndose del ferrocarril, todos los puntos dignos de conocerse que laridades, es difícil creer que pueda evitar en otros lugares toda otra
existen en la comarca, a veces en compañía de uno u otro paciente extravagancia. De hecho, no es este el caso.
invitado por él, como también para frecuentar ocasionalmente con- Ya en una ocasión anterior he descrito cómo se hacen visibles en
ciertos, teatros, lugares de espectáculos públicos, etcétera; además el paciente fenómenos muy chocantes mientras se encuentra en

!·' ¡, i\ ~~ ;;'
438 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 439

compañía de otras personas, durante las comidas diarias y en algu- vista la orientación egocéntrica del pensamiento que es peculiar de
nas otras oportunidades, los cuales se imponen por sí mismos como todo enfermo y que coloca en el centro de los acontecimientos los
morbosos aun a los profanos medianamente atentos; no sólo las procesos que tienen lugar en su propia persona, en tanto que me-
muecas, el cerrar con fuerza los ojos, el carraspeo, la peculiar posi- nosprecia el efecto sobre otros de estos procesos, para los cuales no
ción de la cabeza, etcétera, sino más aún su estado de distracción y sabe encontrar la medida justa. Pero sea de ello lo que fuere, no
de ensimismamiento, que no le permite percibir en absoluto las podría dudarse de que, de acuerdo con las circunstancias efectiva-
exteriorizaciones de quienes le rodean; pero también últimamente mente existentes, y mientras no se produzca una ulterior mejoría,
- si bien sólo una vez- sucedió que no le fue posible abstenerse de no podría retomarse, dado el comportamiento externo del enfer-
lanzar, estando a la mesa, los conocidos "sonidos ululatorios", y con mo, la vida en común, o sólo a costa de cierta medida de
ello provocó, especialmente en las damas presentes, la mayor cons- autoabnegación por parte de la cónyuge, la cual, habida cuenta de
ternación. En la misma época, estando en presencia de su esposa su propio estado precario de salud, no podría ejercitarla.
que había venido de visita, vociferó de tal manera que ésta tuvo que Desde que se concedió al querellante la total libertad para salir
retirarse casi inmediatamente. También me han informado testigos del hospital se puso a su disposición también una suma algo mayor
oculares que el querellante, por lo menos en las cercanías del hospi- de dinero( ... marcos por semana) para sus gastos personales, desti-
tal (en la escalera), se puso a dar gritos y se hizo notar en la calle por nada a costear sus viajes y pequeñas necesidades. No se ha observa-
las contorsiones de su rostro. Por último, no puedo pasar en silen- do que se comportara pródigamente con este dinero y que por ello
cio tampoco que un vecino de Pirna me ha reprochado por carta no le haya resultado suficiente. No se ha tenido la impresión de que
que haya yo "expuesto a la publicidad" a un enfermo que se com- existiera particular parsimonia, pero sí podría señalarse que reflexiona
porta como lo hace el querellante. Pero esta insinuación me parece mucho antes de cada gasto, evita lo costoso y tampoco compra co-
demasiado exagerada, y fue desvirtuada de manera tan persuasiva sas inútiles (salvo quizá los pequeños adornos antes mencionados).
por las seguridades que me dio el paciente que no creí que debiera Por reiteradas manifestaciones de su esposa, creo poder suponer
asignarle ningún valor especial; tampoco se me ha vuelto a hacer que, a juicio de ella, el paciente reclama una cantidad excesiva de
presente nunca nada semejante. dinero; como no conozco de cerca la situación económica del
De todas maneras, es imposible dudar de que el querellante, a querellante me es imposible juzgar el acierto de estas manifestacio-
menos que su estado general experimente aún alguna mejoría, tras nes, pero considero que no podrá encontrarse en los gastos realiza-
un eventual regreso a su hogar, no podrá contener, por lo menos dos aquí ningún exceso notable respecto de la medida permitida
dentro de éste, la exteriorización compulsiva y ruidosa de su impul- por las circunstancias. En todo caso, el querellante está perfecta-
so motor anormal, con lo cual habrá de causar perturbaciones en su mente orientado sobre su situación económica, y por el momento
contorno. A propósito de ello tengo que ocuparme nuevamente de no existe ningún fundamento para suponer que haya de traspasar
la relación del querellante con su esposa. Comprensiblemente, él por ningún motivo enfermizo los límites trazados por él mismo, y
ha sentido como algo desagradable que yo le haya atribuido a este que, de contar con la libre disposición de sus bienes, haya de
respecto un "egoísmo agudizado por la enfermedad". Al hacer esta descuidarlos.
observación estuve muy lejos de pensar en cualquier clase de me- Que el querellante no sepa tomar en cuenta su salud y que la
nosprecio de sus sentimientos éticos y morales, antes reconozco ple- perjudique mediante acciones voluntarias es algo que no puede afir-
namente que han perdurado sin debilitamiento alguno respecto marse. Asigna importancia a la limpieza y al aseo corporal, come lo
también de su esposa; en la opinión citada más arriba el acento suficiente, aunque no en abundancia, es muy moderado en la bebi-
recae por completo en la palabra "enfermedad", y tuve sólo ante la da y se preocupa de conservar mediante el ejercicio corporal regular
.
440 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 441

su vigor y elasticidad. Que, ciertamente, la perturbación, con fre- por él alcanzado y asumir cualesquiera inconvenientes personales
cuencia muy grave, de su sueño, para inducir el cual, por lo demás, que de ello puedan resultar.
sólo rara vez se emplean actualmente medicamentos, como asimis- Cuáles de las desviaciones respecto de la norma mencionadas en
mo la falta de sosiego y la intranquilidad que se hacen sentir de lo precedente deben considerarse, de acuerdo con el sentido defini-
muchas maneras durante el día no repercuten favorablemente so- do en el cierre de la prueba, como "propensión a actuar de manera
bre su estado general es algo que se deduce de su aspecto, el cual irracional y errada'', sabrá el Tribunal cómo juzgarlo; desde el pun-
con frecuencia es de mucha fatiga; y que pueda, según las circuns- to de vista médico es necesario destacar -y en ello estarán de acuerdo
tancias, incurrir en un comportamiento muy irracional al presen- el representante legal del querellante y, respectivamente, también
tarse cualquier indisposición es algo que ha podido observarse en éste- que en la actualidad los fenómenos morbosos se hacen sentir
los últimos tiempos. El querellante sufrió un trastorno digestivo, hacia el exterior más que nada en aspectos relativamente subordina-
que en sí y de por sí no presentaba ninguna complicación, con dia- dos; que su efecto perturbador se manifiesta de manera predomi-
rrea y vómitos, pero como lo tomó por un "milagro divino" entró nante en el trato doméstico y social más íntimo; revisten, por así
en una gran excitación, y en vez de permanecer en cama, observar decirlo, una significación mayor para la policía de bienestar social
la dieta enérgica exigida por la dolencia y tomar los medicamentos que para la acción judicial, y no amenazan perjudicar notablemen-
prescritos hizo, bajo el influjo de sus procesos psíquicos morbosos, te aquellos intereses más vitales del propio enfermo que podrían ser
exactamente lo contrario (en lo posible), y de esta manera prolongó tutelados mediante una decisión de incapacitarlo, a saber, su salud,
su indisposición. sus bienes, su honor. Sólo en lo referente al último punto puede
Por lo común, el querellante, como se dijo, difícilmente llevaría considerarse, según se dijo, que su afán por publicar sus Memorias
a cabo una acción nociva para su salud, pero el episodio menciona- constituye un aspecto nocivo.
do indica hasta qué punto son impredecibles sus impulsos por la En el cierre de la prueba, empero, parágrafo b, se pregunta si
base patológica existente. existe fundamento, dada la naturaleza de la enfermedad, indepen-
El propósito firme y reiterado por el querellante de publicar sus dientemente del favorable comportamiento actual del enfermo, para
Memorias debe, en cambio, considerarse como determinado por su la aprensión de que el querellante, no bien se le devuelva el derecho
enfermedad y carente de una reflexión razonable. No necesito, por de libre disposición, ponga en peligro mediante una conducta
cierto, entrar una vez más en los detalles de este escrito: el Real irracional e inoportuna los intereses vitales mencionados o cuales-
Tribunal Provincial lo tiene a su disposición y tomará conocimien- quiera otros que deban tomarse en consideración. En los dictámenes
to suficiente acerca de su contenido. Cualquier persona de juicio anteriores he señalado ya que, por la naturaleza de una enfermedad
no prevenido considerará que esta exposición de un complicado de efectos tan profundos como es la paranoia, es imposible predecir
sistema de delirios es algo, por cierto, muy interesante, en particu- si, y en qué sentido, en un momento dado en el futuro, las repre-
lar para el especialista, pero que su publicación en forma más o sentaciones morbosas existentes podrían influir sobre la conducta
menos compendiada, con todas las partes "imposibles" contenidas del paciente; he mencionado, además, que en el mundo exterior
en él, es a la vez chocante y comprometedora para el propio autor. existen muchos paranoicos, con sistemas delirantes estructurados,
Cualquier discusión con éste sobre la oportunidad de la publica- que llevan una vida irreprochable y ejercen su profesión hasta que,
ción de su escrito carece de sentido; ve en él la revelación de una por cualquier circunstancia, documentan su estado morboso me-
nueva verdad, importante para el mundo, y si se abstiene de hacer diante conductas inoportunas; he mostrado también anteriormen-
propaganda oral en su favor por lo menos desea hacer partícipe a la te, por medio de un ejemplo, hasta qué punto el querellante puede
humanidad, mediante la palabra impresa, del conocimiento de Dios perder su equilibrio por obra de circunstancias externas y ser arras-
442 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
443

trado a una conducta imprudente por sus inspiraciones morbosas, dos notablemente por ese complejo delirante de representaciones,
y en razón de ello sólo necesito reiterar que no puede descartarse sino que se efectúan de una manera inobjetable. Pero en lo que
aun ahora que el querellante sea influido en sus acciones por sus hace a las circunstancias presentes no existe fundamento para sos-
procesos patológicos. Si el querellante dice (pp. 392 y 393) que los pechar que el estado psíquico del querellante haya de experimentar
resultados obtenidos mediante la comprensión de la verdadera esen- en el futuro predecible una modificación esencial, y debido a ello
cia de las cosas divinas, a saber, la certeza de estar en relación con no debe asignársele tanta importancia como anteriormente a la pre-
Dios y con milagros divinos se ha convertido en el punto central de ocupación por el futuro en la evaluación del estado general.
toda su vida; que Dios se le manifiesta aún ahora cotidianamente y
a cada hora en sus milagros y sus palabras; que en ello se funda la (firmado) Consejero Privado Médico, doctor Weber
constante serenidad de su ánimo, la buena voluntad que profesa
aun a quienes menos la merecen, etcétera, es impensable que esta
tendencia fundamental de su pensamiento y sentimientos pueda
dejar de tener algún efecto sobre su conducta cualesquiera sean las
circunstancias, sobre todo siendo así que aún en la actualidad mu-
chas de sus acciones están directamente determinadas, aun contra
su voluntad, por "milagros". Al respecto, la certeza que manifiesta
el querellante de "que sus ideas delirantes no ejercen ningún influjo
sustancial sobre la orientación de sus intereses" no cambia nada de
lo dicho puesto que, por una parte, él no tiene necesariamente que
ser consciente de tales influjos, y por otra parte la fuerza de los
procesos morbosos puede crecer hasta tal punto que sea imposible
resistirlos. Por consiguiente, dada la naturaleza de esta enfermedad
es imposible dar garantías de que en el futuro no será puesto en
peligro por la enfermedad subsistente ninguno de los importantes
intereses vitales del paciente, una vez liberado de la tutela. Por otra
parte, empero, hay dos aspectos que tienen que ser señalados desde
el punto de vista médico. En primer término parece cuestionable
que la mera aprensión de serias eventualidades, la posibilidad de un
perjuicio grave, sea suficiente para fundamentar la suposición de
que el enfermo no pueda cuidar de sus intereses y, además, el peli-
gro para el futuro no es tan grande, en la medida en que puede
comprobarse que en el querellante el ciclo de sus representaciones
delirantes se ha separado progresivamente de los otros ciclos de re-
presentaciones y lleva hace mucho tiempo una existencia por lo
menos relativamente independiente; que, de acuerdo con la expe-
riencia hasta ahora realizada, la evaluación y el manejo de una serie
de los intereses vitales más importantes del enfermo no son influi-
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 445
444
presidente de Sala Hardraht
y los conjueces del Real Tribunal Provincial Supremo,
Vogel, doctor Steinmetz, Nicolai, doctor Paul

conoce en derecho lo siguiente:


Estado de causa
E. Sentencia del Real Tribunal Provincial Supremo
de Dresde, 14 de julio de 1902
El querellante, a pedido del Real Procurador General, ha sido, me-
O. l. 152/01. Nº 22
diante sentencia del Tribunal de Primera Instancia de Dresde, del
13 de marzo de 1900, incapacitado por enfermedad mental. El juez
Duplicado de primera instancia se declara convencido, por obra del dictamen
pericial del consejero privado médico doctor Weber, bajo cuyo tra-
Promulgada Día
tamiento médico se encuentra el querellante desde el año 1894,
el 14 de julio de 1902 de la Notificación
como también de acuerdo con la impresión que se ha formado por
firmado: Dr. Fürster 14 de julio de 1902
el trato personal con el enfermo, de que el querellante se encuentra
Secretario Judicial firmado: Diethe,
privado del uso de su razón, y de que, a consecuencia de ello, es
F. XI 6894/02 Secretario Judicial
incapaz de cuidar sus intereses. Afirma que el doctor Schreber está
dominado por delirios, que se considera llamado a salvar el mundo
¡En el nombre del Rey! y devolverle la santidad perdida. Pero esto sólo podría hacerlo si
previamente se convirtiera de hombre en mujer. Que en esta trans-
En la causa formación sexual el enfermo se imagina ser objeto constante de
del señor presidente de Sala, en retiro, doctor Daniel P. Schreber, milagros divinos, y cree oír que las aves y los vientos le hablan, los
domiciliado otrora en Dresde, actualmente cuales le confirman en su creencia en los milagros.
en el Hospital Provincial de Sonnenstein, Considera el juez que un hombre que se encuentra bajo el influ-
querellante y apelante, jo de tales delirios e ilusiones sensoriales no es ya dueño de su libre
(Mandatario procesal: abogado consejero jurídico Windisch), voluntad. Que se encuentra bajo la acción de influencias externas,
contra independientes de su propio querer, contra las cuales es impotente
el procurador fiscal ante el Real Tribunal Provincial de Dresde y que lo incapacitan para orientar sus acciones de acuerdo con una
y el procurador fiscal ante el Real Tribunal Provincial Supremo de reflexión práctica y racional.
Dresde, El querellante ha apelado, oportunamente por vía judicial, la
decisión de incapacitación y solicitó la anulación de la sentencia.
Cuestiona que esté de alguna manera impedido por la enfermedad
querellado y sujeto de la apelación, mental diagnosticada en él por el perito (paranoia) en cuanto al
por nulidad de la sentencia de incapacitación, cuidado de sus intereses. Afirma que el Tribunal de Primera Instan-
la Sala Primera en lo Civil del Real Tribunal cia no ha aportado pruebas objetivas para esta suposición. Alega
Provincial Supremo de Sajonia, que sería una mera petición de principio si se dijera: un hombre que
con intervención del se encuentra bajo el influjo de delirios e ilusiones sensoriales no es

'''ili:1'f!¡i
446 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS
447

dueño de su libre voluntad. Sostiene que lo que al tribunal pueda privado médico doctor Weber, con el especial propósito de deter-
parecerle una idea delirante no tiene absolutamente nada que ver minar si, por la naturaleza de la enfermedad del querellante, y de
con la cuestión de su capacidad de contratar; en cualquier caso, acuerdo con las observaciones médicas realizadas sobre él durante
dice, su enfermedad no sería de tal clase que lo pusiera en la impo- los últimos años y hasta el presente, existe fundamento para la su-
sibilidad de juzgar acertadamente acerca de aquellos procesos del posición de que el querellante, en caso de revocarse la incapacitación
trato entre los hombres que, en el sentido de la ley, constituyen sus que pende sobre él, pondría en peligro mediante una conducta
"intereses", aun cuando se entendieran sus "intereses" en el sentido irracional su salud, su patrimonio o cualquier otro de sus intereses
más amplio posible, es decir, incluyendo aquellos que se refieren a vitales. El resultado de la toma de declaración personal por parte
la vida, la salud, la libertad, el honor, la familia, su patrimonio. del juez encargado de ello obra a fojas 38 y siguientes de autos, en
Sostiene que en todas estas cosas la claridad de su juicio no ha sufri- tanto que el perito doctor Weber presenta el dictamen pedido me-
do ninguna merma por efecto de la enfermedad. diante un exhaustivo informe escrito del 28 de noviembre de 1900
Añade que nadie podría decir que no preste a su cuerpo y su (a fojas 44-53). El perito, a tal efecto, ha adjuntado al Tribunal las
salud el cuidado necesario. Que si bien los pensamientos de suicidio anotaciones que el doctor Schreber compuso en veintitrés cuader-
no le han sido ciertamente ajenos en los primeros años de su enfer- nillos con el título Memorias de un enfermo de nervios, sobre sus
medad hace ya mucho tiempo que se desvanecieron con el progre- ideas religiosas y sobre la historia de su enfermedad.
sivo mejoramiento de su estado. Que su libertad personal y su honor El Tribunal de Primera Instancia, por sentencia del 13 de abril
le preocupen vivamente es algo que lo muestra precisamente su de 1901, rechazó la demanda del doctor Schreber. Admite, en co-
afán por liberarse de las cadenas de la incapacitación; que su senti- incidencia con el dictamen del doctor Weber, que la elevada inteli-
miento varonil del honor se siente disminuido por el hecho de te- gencia del querellante y su capacidad para pensar de acuerdo con la
ner que ser tratado, desde el punto de vista jurídico, como un niño lógica formal puede no estar esencialmente perturbada por su en-
menor de edad. Que con su esposa y su familia se encuentran en la fermedad mental. Sostiene que, a pesar de ello, existe en él el peli-
mejor relación y toma a pecho también los intereses de éstos. Que, gro de una conducta irracional. Que como surge del examen de las
por último, en lo referente a sus intereses patrimoniales está perfec- Memorias y como lo testimonia el perito, doctor Weber, el
tamente en condiciones de atenderlos por sí mismo. Que frente a querellante está sujeto en amplia medida a ilusiones sensoriales e
los fraudes en la vida económica se siente tan seguro como cual- ideas delirantes cuyo punto central lo constituyen sus relaciones
quier otra persona. Que el propio Tribunal de Primera Instancia, con Dios y su excepcional posición dentro del universo. Que este
en la sentencia de incapacitación del querellante, parte del hecho sistema domina todo su sentir y pensar, influye sobre su visión del
de que éste posee aún la capacidad de presidir un colegio de jueces, mundo y su juicio sobre hombres y cosas. Que en tales circunstan-
decidir en los procesos más enmarañados y emitir los dictámenes cias es absolutamente impredecible si las decisiones del querellante,
jurídicos más difíciles con una fundamentación jurídica perspicaz. de devolvérsele ahora la libertad de actuar, se orientarán de acuerdo
Que, de ser este el caso, es sencillamente imposible entender por con el ciclo de ideas relativamente no afectadas por su delirio o bajo
qué no habría de ser capaz de decidir las simples transacciones jurí- la compulsión de las excitaciones anímicas morbosas existentes. Que
dicas que trae consigo la atención de un patrimonio sano. en dos circunstancias sale a la luz con especial claridad el influjo
El Tribunal de Primera Instancia dispuso que se tomara declara- nocivo de estos delirios: en las relaciones con su esposa, que tiene
ción al querellante por intermedio de un juez designado al efecto y que sufrir seriamente por el delirio de la futura emasculación de
se efectuara un nuevo peritaje de su estado mental, encargándolo al aquél, y a la cual, cuando intenta oponer objeciones contra sus ideas,
director del Real Hospital Provincial de Sonnenstein, el consejero le sale prontamente al paso con la insinuación de que podría <livor-
448 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 449

ciarse de él. En segundo lugar -afirma el Tribunal- el querellante consideración las opiniones de otras personas, con tacto y con dis-
abriga el vehemente deseo de dar publicidad mediante la impresión creción, un caso jurídico tan difícil y complejo como el presente, a
a sus Memorias, y se esfuerza por conseguir la revocación de su ese tal se le debe ciertamente otorgar la confianza de que también
incapacitación principalmente con el fin de poder hacer un contra- será capaz de manejar razonablemente sus intereses, en la mayoría
to de edición legalmente válido. Pero objetivamente las Memorias de los casos mucho más sencillos y de menor importancia, de la
son absolutamente inadecuadas para la publicación: el querellante vida civil.
comprometería de una manera inaudita a sí mismo y a su familia, y De las exposiciones del querellante es necesario destacar lo si-
eventualmente se expondría al peligro de una querella penal. Que guiente:
el querellante sea incapaz de comprender esto por sí mismo de-
muestra hasta qué punto, a consecuencia de su visión del mundo 1
morbosamente alterada, ha perdido su capacidad de distinguir en- El querellante se defiende en primer término contra la suposición
tre lo que es lícito e ilícito. de que él haya reconocido en la primera instancia estar mentalmen-
El querellante ha presentado una apelación contra la sentencia te enfermo o haberlo estado. Admite tan sólo una cosa: que su sis-
del Tribunal de Primera Instancia y ha reiterado su solicitud de que tema nervioso se encuentra desde hace años en un estado enfermizo;
se revoque la sentencia de incapacitación, contra lo cual el Procura- que, en cambio, su entendimiento, es decir, el funcionamiento con-
dor General ha interpuesto su oposición. La sentencia apelada a la junto de sus fuerzas intelectivas es tan claro y sano como en cual-
que se hace referencia se tiene por presentada en toda su extensión, quier otra persona. Dice que cuando el perito supone en él la
junto con todos los escritos relacionados y con los memoriales com- existencia de una forma de demencia (la paranoia) explicando a
puestos personalmente por el doctor Schreber y dirigidos al Tribu- priori como fantasías morbosas todo lo que el querellante en sus
nal y a la Dirección Hospitalaria, como también al contenido de Memorias relata sobre el íntimo trato entre él y Dios y sobre los
los autos de incapacitación del Tribunal de Primera Instancia C J J milagros divinos, da un bofetón en el rostro de la verdad. Que, por
64199. La presentación de las Memorias del doctor Schreber ha cierto, el perito no ha podido justificadamente hacer otra cosa que
quedado reducida, por acuerdo de ambas partes, a los apartados 1, aplicar en su caso (el del doctor Schreber) otra norma que la expe-
2,18 yl9. riencia científica ordinaria, y que por su parte él está muy lejos de
El querellante compareció personalmente en las audiencias ante querer agraviarlo de alguna manera con esta opinión. Que el doc-
el Tribunal de Apelación y ha tomado reiteradamente la palabra, tor Weber se mantiene dentro del terreno del racionalismo, el cual
además, junto con su representante legal. Es autor de un número niega la posibilidad de los procesos sobrenaturales.
de escritos en los que fundamenta detalladamente desde el punto Frente a él, el querellante sostiene fundamentalmente el punto
de vista de los hechos y del derecho su concepción opuesta a las de vista contrario: la seguridad de su conocimiento de Dios y la cer-
argumentaciones de la Primera Instancia y del dictamen pericial tidumbre inmediata de que tiene relación con Dios y con milagros
del doctor Weber en el cual están basadas. Respecto de estos escri- divinos está para él muy por encima de toda la ciencia humana. Que
tos, que en lo esencial han sido también expuestos oralmente, es aquélla se ha convertido en el punto central de toda su vida, y que
necesario señalar algo. El querellante asigna importancia a que el así debe serlo porque Dios aún ahora cada día y a cada hora se le
juez tome en cuenta, al decidir la cuestión de su capacidad de con- manifiesta nuevamente en sus milagros y en sus palabras. Que en
tratar, el tratamiento formal que él ha dispensado personalmente al ello se basa la constante serenidad de su ánimo, la cual ha manteni-
asunto en litigio. Sostiene que a quien ha sabido tratar con perspi- do a pesar de todas las contrariedades de la vida, y que cualquiera
cacia, competencia profesional y, en la medida en que entran en puede advertir tratando con él; de ahí surge la serena buena vountad
450 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVJOS 451

que profesa aun para con aquellos que en años pretéritos le causa- cionalmente a consecuencia de sus "delirios e ilusiones sensoriales".
ron mal y que por ello se explica también la gran importancia que Que admite que la oportunidad para reunir tales observaciones
asigna a la difusión de sus Memorias. Que no piensa en hacer pro- tratándose de una persona detenida en un hospital no es tan abun-
paganda en favor de su creencia en los milagros y que mucho me- dante como si se tratara de cualquier otra persona que se encuentra
nos sacrificaría para ello aunque fuera un céntimo de su patrimonio. en libre disposición de sí misma. Que en especial el perito, doctor
Que lo único que le interesa de la proyectada publicación de sus Weber, ha conocido de cerca al querellante sólo desde la Pascua de
Memorias es suscitar la duda de si no pensable que su "sistema deli- 1900, fecha a partir de la cual le ha permitido participar en las
rante", como se quiere designarlo, tenga algún fundamento de ver- comidas con su familia. Pero que esto cambió en el ínterin. Que
dad, y si quizá no le ha sido dado echar una mirada detrás del oscuro desde la presentación del último dictamen ha transcurrido un año.
velo que oculta habitualmente el Más Allá a los ojos de los hom- Que durante éste le ha sido concedida por parte de la dirección
bres. Que está persuadido de que el mundo científico recibirá, tras hospitalaria una libertad de movimiento relativamente más amplia.
la publicación del escrito, un vivo impulso para interesarse en su Que ha llevado a cabo numerosas salidas más breves y más largas a
personalidad. Que le es enteramente ajeno el propósito de desem- lugares públicos de entretenimiento, a locales comerciales, iglesias,
peñar el papel de profeta de una nueva religión; que se considera teatros y conciertos, durante el último medio año sin acompaña-
exclusivamente como un objeto de observación científica. Que cual- miento de un enfermero y provisto de cierta cantidad de dinero en
quier cosa que pueda pensarse acerca de su creencia en los milagros efectivo. Que en ninguna de estas ocasiones pudo nadie observar
nadie tiene derecho para ver en ello un defecto mental que torne al en él una manera de actuar alterada. Que nunca se le ha ocurrido
querellante necesitado de la atención estatal. De lo contrario, ha- molestar a otras personas comunicándoles sus delirios. Que cree,
bría que declarar sin más enfermos mentales a los partidarios del por ejemplo, poder afirmar que las damas que participan de la mesa
espiritismo e incapacitarlos, aunque su manera de pensar sobre las familiar del director del hospital, a menos que hubiesen tenido ca-
cosas sobrenaturales no sea comprendida ni aceptada por la mayo- sualmente conocimiento de ello por otra vía, no hubieran adverti-
ría de sus prójimos. do el menor rastro de la existencia de tales delirios. Que es cierto
que ocasionalmente ha hecho insinuaciones al respecto a su mujer,
u pero eso se explica suficientemente por la íntima comunidad de
Dice asimismo que, aun suponiendo que tuviera que ser considera- vida existente entre ellos.
do como enfermo mental en el sentido de la ciencia psiquiátrica, Que el único punto en el cual su conducta para con el mundo
habría que demostrarle además que no puede cuidar de sus intereses exterior sufre cierto influjo de sus "ideas delirantes" y que a ojos de
a consecuencia de ello. otras personas quizá pueda parecer irracional es el hecho, subraya-
Que el perito se ha negado a expresar una opinión precisa sobre do también por el perito, doctor Weber, de que a veces adorna su
este último punto. Se pronuncia solamente sobre que, a su enten- cuerpo con algunos ornamentos femeninos (cintas, cadenas falsas,
der, es impredecible si, y en qué medida, el querellante, concedida la etcétera). Que esto, lo reconoce, puede resultar ridículo para mu-
libertad de contratar, podría tal vez ser impulsado a llevar a cabo chos. Que tiene, empero, sus buenas razones al respecto. A saber,
acciones irracionales. Que giros de lenguaje tan generales y apren- que con ello por lo general logra una notable reducción de los esta-
siones vagas no son suficientes. Que se hubiera debido, más bien, dos ululatorios, los cuales tanto para él como para quienes lo ro-
guiándose por hechos comprobados y fundándose en observacio- dean son sumamente molestos. Y que, en el peor de los casos, se
nes objetivas, en particular de los últimos años, mostrar que, y en trata aquí de un mero capricho, absolutamente inofensivo, y que no
qué sentido, se ha manifestado en él una tendencia a actuar irra- entraña ningún perjuicio ni para sí mismo ni para otras personas.

~.
452 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 453

Que el punto de vista financiero no puede tomarse en cuenta; to- de estas consideraciones puede llevar a que se mantenga su
das esas chucherías le han costado en conjunto apenas unos marcos. incapacitación.
a) La vida en común entre él y su mujer hace ya muchos años
III que está anulada por su enfermedad de la manera más completa
posible, y si se mantuviera la incapacitación seguiría anulada tam-
Prosigue diciendo que el perito en su dictamen afirma lo siguiente: bién en el futuro, eventualmente hasta el fin de la vida de uno de
El aspecto más importante para evaluar la capacidad civil del los cónyuges. Que es cierto que el retorno al seno de su familia
paciente está dado por el hecho de que todo aquello que ante una puede acarrear inconvenientes a su esposa. Pero que esto no puede
consideración objetiva se presenta como ilusión sensorial y delirio tomarse en cuenta, ya que la incapacitación debe producirse sólo
es para él una verdad inconmovible y un motivo perfectamente justi- en interés del incapacitado mismo, para protegerlo de los peligros
ficado para obrar. que lo amenazan de resultas de su conducta irracional, pero nunca
Que a la primera parte de la afirmación asiente categóricamen- para proteger de incomodidades a otras personas, aun cuando fueran
te, en tanto que a la segunda parte le opone un "no" terminante. las más próximas a él. Que, obviamente, tiene también obligaciones
Que las ideas religiosas que lo colman jamás podrían inducirlo a legales para con su esposa, en la medida en que debe proporcionar-
una acción irracional en la vida práctica. Que sobre su capacidad le alimentos conformes con su posición social. Que jamás se sustrae-
para atender por sí mismo sus negocios y cuidar de sus intereses rá al cumplimiento de esta obligación legal, sino que está dispuesto
carecen totalmente de influencia. Que no entiende cómo ha llega- a proveer a su esposa de los medios necesarios para vivir separada-
do el doctor Weber a la posición contraria. Que, de todos modos, mente en caso de que al regresar del hospital se dieran circunstan-
él no ha dado ningún motivo para ello con la conducta que ha cias que hicieran inoportuno intentar una vida en común con ella.
seguido hasta ahora. Que no piensa en hacer sacrificios pecuniarios Que la observación del perito: cuando su esposa intenta formu-
para propagar su fe o para verificar la existencia en él de los "nervios lar objeciones contra su creencia en los milagros él inmediatamente
de voluptuosidad". Que la seguridad de su conocimiento de Dios insinúa que ella podría divorciarse, reposa palmariamente en una
es tan grande e inconmovible que le resulta en sí y de por sí absolu- equivocación. Que él nunca ha acariciado el pensamiento de una
tamente indiferente lo que otras personas piensen acerca de la ver- separación ni ha manifestado indiferencia respecto de la subsisten-
dad o verosimilitud de sus ideas. cia del vínculo conyugal. Que toda la extensa correspondencia que
Que en favor de esta seguridad respecto de su conducta futura desde hace años mantiene con su esposa demostrará con qué tierno
alega su creencia de no haber dado hasta ahora motivo para que se amor está aún apegado a ella y con cuánto dolor siente que también
dude del carácter sagrado que tiene para él su amor a la verdad. ella haya sido tan desdichada por su enfermedad. Que en razón de
Que los temores del perito de que sea "absolutamente impredeci- ello ha mencionado la eventualidad de divorciarse de ella sólo en el
ble" hasta qué punto podría el querellante ser inducido por sus sentido de haberle dicho algunas veces que si, a consecuencia de sus
delirios a algo irracional son por ello infundados. Que el propio molestos estados ululatorios, le resultara insoportable la vida en
Tribunal de Primera Instancia consideró justificado este temor en común con él, o si a ella le fuera imposible conservar el anterior
dos puntos principales: en primer lugar, en cuanto a la relación amor y respeto para con él, por obra de algunas otras singularida-
matrimonial con su esposa, que podría ser destruida si se revocase des, resultantes de su creencia en los milagros, ella tiene el derecho,
la incapacitación; y luego, en particular, con respecto a la publica- conforme con la ley, de divorciarse de él.
ción, por él proyectada, de sus Memorias, que él pueda comprome- b) El segundo ejemplo de hasta qué punto su manera de actuar
terse por ello y hasta exponerse al riesgo de una sanción. Que ninguna se encuentra bajo la compulsión de ideas morbosas lo toma el Tri-
454 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 455

bunal de Primera Instancia del contenido de las Memorias y de su Voces que hablan con él. Que está persuadido de que Flechsig le
deseo de verlas publicadas. perdonará eso, y hasta ha pensado en hacerle llegar un ejemplar de
Que en contra de dar a conocer las Memorias existan ciertas las Memorias, porque cree que el consejero privado Flechsig se inte-
objeciones, es algo que él nunca se ocultó y que él mismo ha expre- resará científicamente por el problema en ellas tratado. Que le ha
sado en el prólogo del libro. Que si éste hubiera de imprimirse él se sido totalmente ajeno el propósito de afectar la honorabilidad de
reserva el derecho de eliminar alguna que otra parte y atenuar algu- Flechsig. Que aun cuando, en contra de lo esperado, la publicación
nas expresiones. Que en la forma en que se halla actualmente el de la obra le acarreara una querella por injurias él está dispuesto, en
trabajo no podría ser publicado. Que el manuscrito ha sido envia- razón de su propósito positivo, a afrontar también este nuevo mar-
do al editor de Leipzig, con el cual se encuentra actualmente en tirio y que, a su juicio, nadie tiene derecho a impedírselo.
tratativas, sólo para que lo examine. El Procurador General considera legalmente necesario y exigido
Que aun cuando el trabajo se mantuviera sin alteraciones tiene imperiosamente por el propio interés del querellante que se man-
que protestar con toda firmeza contra la suposición de que con ello tenga la incapacitación. Opina que no puede caber duda alguna de
pueda ser "desnudado" alguno de los miembros de su familia, como que el doctor Schreber sufre de paranoia. Y que es igualmente in-
parece suponer el juez de primera instancia. Que de ello no puede dudable que por obra de ella no se encuentra en estado de cuidar
ni hablarse. Que las Memorias no contienen la menor cosa que pue- razonablemente de sus intereses, aun cuando el perito, llevado por
da dañar la reputación de su padre, de su hermano o de su esposa. una concepción demasiado restringida de su competencia, no se
Que, en cambio, en cuanto al peligro de que el propio querellante haya pronunciado al respecto con la precisión deseada. Que, como
pueda comprometerse dando a publicidad sus Memorias asume ese acertadamente lo señala el doctor Weber, el acontecer psíquico está
peligro con toda conciencia. Que lo peor que podría acontecerle es basado sobre una unidad orgánica, y que no es pensable que los
tan sólo que se lo considere mentalmente perturbado, cosa que ya sectores de la vida anímica que no están directamente invadidos por
sucede aun sin ello. Que en verdad no cree que tenga que temer los delirios puedan permanecer enteramente indemnes de ellos; aun-
que nadie que lea con atención sus Memorias haya de estimarlo en que las expresiones orales y escritas del querellante produzcan en par-
menos que antes. Que sólo le interesa la investigación de la verdad. te una sensación de claridad no hay que dejarse engañar por ello.
Que cuando la sentencia apelada objeta a su escrito el empleo oca- Que no es necesario aducir hechos particulares de los que surge
sional de expresiones vulgares y chocantes está en lo cierto. Pero la incapacidad del querellante para cuidar de sus intereses. Que,
que tales expresiones no proceden de él mismo sino que aparecen por otra parte, tales hechos existen. Que, por ejemplo, el querellante
sólo cuando él relata algo refiriéndose al contenido del lenguaje manifiestamente no está en condiciones de juzgar cuánto tiempo
que las Voces emplean con él. Que el hecho de que esas Voces se deba permanecer todavía en el hospital. Que si se le revocase la in-
valgan muchas veces de expresiones no adecuadas para un salón no capacitación con seguridad procuraría, a la corta o a la larga, que se
es culpa suya; que por lo demás sus Memorias no han sido escritas lo diera de alta del hospital. En una de sus cartas al consejero de
para colegialas o para señoritas de su casa. justicia doctor Thürmer, su apoderado procesal en la primera ins-
Que existe, sin embargo, una persona que quizá podría sentirse tancia (a fojas 68-74 de las Actas), escribe, entre otras cosas:
lesionada por la publicación de las Memorias y que eventualmente
podría querellado por injurias. Es ella el consejero privado médico "Que él sabe perfectamente y mejor que cualquier médico qué es lo que
doctor Flechsig, de Leipzig. Que, sin embargo, él no ha hecho al conviene a su bienestar corporal y espiritual, por cuanto se trata de cómo
respecto otra cosa que informar sobre procesos que se vio obligado defenderse del influjo nocivo de los milagros divinos".
a tener por verdaderos de acuerdo con las comunicaciones de las
456 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 457

Que se ve por esto que el querellante no posee ningún juicio permanencia en Sonnenstein no espera ningún beneficio para el
acertado sobre su enfermedad y que no escuchará los consejos de restablecimiento de su salud. Pero que, de todos modos, puede pa-
terceras personas. Que a esto se añade además que es aquejado por sar cierto tiempo antes de ello. Que, en particular, acepta que mien-
alucinaciones, las cuales, de acuerdo con el testimonio del doctor tras no se produzca una mejoría en sus estados ululatorios tal vez
Weber, a veces lo absorben en medio de una conversación y desvían resulte para él mucho más aconsejable permanecer aún por un tiem-
su atención. Que es palmario que esto puede, en ciertas circunstan- po en el hospital, por más que ha observado que los sonidos
cias, resultarle fatal para la atención de asuntos de derecho patri- ululatorios aparecen tanto mientras permanece en el hospital como
monial. Que no es tan sencillo administrar el patrimonio propio y en cualquier parte fuera de él, en sus viajes, etcétera. Que, de todos
de su esposa. Que éste, según el último inventario de bienes practi- modos, esas "vociferaciones" no tienen nada que ver con la afirma-
cado por el presidente del Tribunal de Primera Instancia, Schmidt, ción o denegación de su capacidad de contratar. Que en lo referen-
en Leipzig, en su calidad de curador (a fojas 177 de las Actas de te a ello deben tomarse en cuenta exclusivamente consideraciones
incapacitación), consiste parcialmente en participaciones en ~ienes de policía de bienestar público, que tal vez darían a la dirección
inmuebles y en una participación en derechos de autor. Que tam- hospitalaria, en virtud de las funciones de policía de bienestar que
bién la conducta del doctor Schreber para con su esposa suscita le incumben, el derecho a retenerlo en el hospital contra su volun-
dudas fundadas de si en sus decisiones respecto de ella será capaz de tad en ciertas circunstancias. Que reitera, empero, que no sería ne-
liberarse de los influjos de sus representaciones delirantes, pues a cesario ejercer ninguna coerción sobre él en este sentido, por canto,
pesar de todas las seguridades ofrecidas a este respecto por el mientras haya que temer inconvenientes por la frecuente aparición
querellante no es posible descartar el temor de que, en prosecución de los estados ululatorios en absoluto se opone por su parte a per-
de la idea de la misión divina que le está reservada, no haga eroga- manecer en el hospital.
ciones que le serían permitidas en su condición de persona libre. El Tribunal de Apelación, mediante el cierre de la prueba del 30
Que el propósito de publicar sus Memorias, mantenido aun ahora de diciembre de 1901, pidió al consejero privado médico doctor
con tanta pertinacia por el doctor Schreber, es algo que constituye Weber una aclaración y ampliación de su primer dictamen, en los
el no menor de los argumentos de que todo su modo de pensar tres sentidos señalados en los apartados a, b, c del cierre de la prue-
reposa sobre fundamentos trastocados. ba, y en especial le solicitó que informara sobre la índole de las
El querellante se opone en todos y cada uno de los puntos a estas experiencias que se hicieron desde noviembre de 1900 acerca de la
consideraciones. Sostiene que todas las experiencias hechas con él capacidad del querellante para actuar libremente fuera del hospital
desde la presentación del último de los peritajes del doctor Weber, y de acender sus negocios. El doctor Weber presentó por escrito a
del 28 de noviembre de 1900, han aportado la prueba de que, a fojas 203 y siguientes el dictamen solicitado, mencionando que lo
pesar de todos los aparentes delirios e ilusiones sensoriales, está per- hace ateniéndose a su juramento prestado en general, y lo comple-
fectamente en condiciones de atender autónomamente y de la ma- tó, movido por algunas objeciones del doctor Schreber (a fojas 223
nera racional que exigen sus intereses legítimos sus asuntos y siguientes) contra los hechos que fundamentan su peritaje, me-
económicos o de cualquier otra índole. Que está persuadido de que diante el informe complementario a fojas 231. Ambos dictámenes
el doctor Weber, sobre la base de esas experiencias, no mantendrá han sido presentados ante el Tribunal de Apelación.
ya las conclusiones acerca de la capacidad de contratar del querellante El querellante cree poder interpretar las nuevas manifestaciones
insinuadas en sus dictámenes anteriores. del dictamen de una manera para él favorable. Afirma que para él es
Que es cierto que en un futuro próximo o remoto procurará suficiente que el perito abrigue actualmente dudas acerca de si es
que se lo dé de alta del hospital. Que de la prolongación de su necesario prolongar su incapacitación. Que durante los dos últi-
458 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 459

mos años transcurridos no se le ha señalado ni en un solo caso una rastro de una enfermedad mental, y mucho menos de tal índole
conducta irracional. Que aun los sonidos ululatorios, cuya ocu- que le haga incapaz de cuidar de sus intereses.
rrencia ocasional parece provocar preocupación en el perito, no re- Que últimamente ha ocurrido un hecho nuevo, muy importan-
vistieron nunca fuera del hospital en los últimos tiempos un carácter te para evaluar su capacidad de contratar: para impulsar a la direc-
que pueda considerarse como un grave desorden o un alboroto que ción hospitalaria a que tome una posición algo más definida respecto
perturbe la paz. Que durante sus visitas de una semana en Leipzig. de la cuestión de su incapacitación intentó averiguar si aquélla tie-
no se presentaron ni una sola vez, como sus parientes pueden ates- ne algún reparo contra su pronta alta del hospital. Que no pretende
tiguarlo. Que, puesto que el aullar es algo provocado automática- un alta inmediata, de hoy para mañana. Que la consideración del
mente, y por lo tanto independiente de su voluntad, no puede ser estado precario de salud de su esposa, con la cual le agradaría volver
considerado sin más como una tendencia a una conducta irracional. a hacer vida en común, y la elección de una vivienda adecuada para
Que está fuera de la cuestión lo que el perito le reprocha, es de- las necesidades de ella y las suyas propias exigirán una serie de pru-
cir, que en el caso de enfermedad por éste mencionado (gastroen- dentes consideraciones y de preparativos económico-jurídicos que
teritis) se haya comportado inconvenientemente y haya rechazado no son tan fáciles de completar. Que supone asimismo que la direc-
los medicamentos que le habían sido ordenados. Que él ha seguido ción hospitalaria se pondrá de acuerdo primero con su curador, y
muy bien las prescripciones médicas (prueba: enfermero Müller), quizá también con su esposa, y que ante todo querrá asegurarse de
de manera que no puede decirse que desconozca el significado de que se hayan tomado las medidas para su traslado a otro lugar. Que
los medicamentos o que los menosprecie. Que lo contrario surge el 29 de mayo de 1902 formuló su consulta al consejero privado
del hecho de que en sus insomnios no se ha negado a ingerir los médico doctor Weber en una presentación escrita, en los siguientes
somníferos. términos:
Que, por lo demás, en el último tiempo ha buscado deliberada-
mente durante sus paseos, excursiones y viajes todas las oportuni- "Si la dirección hospitalaria, de acuerdo con el estado actual de las
dades para trabar conversación con personas que hasta ese momento cosas, bajo la condición de que no se plantearan por parte del curador
le eran en parte desconocidas. Que se remite al testimonio de éstas. y del Tribunal Tutelar objeciones especiales en contra de su alta, y de
Que del gran número de personas en cuestión menciona por el que ésta no tropezara con un expreso rechazo por parte de su esposa o
momento como testigos sólo a las siguientes: su cuñado, el comer- que se romaran otras medidas para su alojamiento, creería posible ac-
ciante Karl Jung, de Leipzig, y su esposa; su hermana mayor; su ceder a su deseo, expresado en el momento oportuno, de ser dado de
cuñado; el director del tribunal provincial Krause, de Chemnitz y alta, tomando exclusivamente en cuenta para ello el punto de vista de
su esposa; su hermana menor; su curador, presidente del Tribunal la policía de bienestar".
de Primera Instancia Schmidt, de Leipzig, y su esposa; el consejero
de sanidad doctor Schill; el doctor en medicina Hennig, el editor Que recibió del señor consejero privado médico Weber la res-
Nauhardt, posible editor de sus Memorias, también de Leipzig; por puesta, con fecha del 30 de mayo de 1902, cuyo original obra a
último el presidente de Sala en retiro Thierbach, de Dresde, y los fojas 252b/253 :Ó. A., y cuyo tenor es el siguiente:
mayores Meibner y Sander, de Pirna. Que todas estas personas tes-
timoniarán que en sus encuentros con él han recibido la impresión "La dirección hospitalaria, dentro de las consideraciones menciona-
de que se trata de una persona perfectamente razonable, apta para das en la presentación escrita y siempre y cuando no se produzca un
afrontar cualquier exigencia del trato social y de negocios, pues ellos, empeoramiento, no tiene en este momento ningún motivo para opo-
si bien son profanos [en la medicinal] no han advertido el menor ner ningún obstáculo a que usted sea dado de alta del hospital.
460 _DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 461

En lo referente a una alta o a una licencia a prueba, para la direc- sorial y delirio es para él una certidumbre inconmovible. Aun hoy
ción Hospitalaria sólo entra esencialmente en consideración, prescin- se aferra imperturbablemente a la convicción de que Dios se le
diendo de una eventual consulta médica, la posible 'peligrosidad' del manifiesta directamente y opera incesantemente sus milagros en él.
estado morboso para el propio paciente o para otras personas. En el Este convencimiento, según él mismo manifiesta, es algo que para
presente caso, ella no existe ... " él rebasa cualquier conocimiento y ciencia humanos.
La comprobación de que el querellante se encuentra en un esta-
El Procurador General reconoce el intercambio epistolar entre el do de perturbación morbosa no basta, empero, para su incapacita-
querellante y el consejero privado médico doctor Weber. No obs- ción. El Código de Derecho Civil, en el parágrafo 6, número 1,
tante ello, se opone a la revocación de la incapacitación porque, a hace depender su admisibilidad de una condición adicional, la de
pesar de todo lo que el querellante alega en contrario, no puede que el enfermo no pueda cuidar de sus intereses a causa de su estado
descartarse la prevención de que sea impulsado, por la compulsión morboso. No cualquier anomalía mental lleva necesariamente a la
del delirio que lo domina, a acciones demenciales e irracionales. denegación de la capacidad de contratar. La declaración de
Por ejemplo, para poner en obra su proyectada publicación de las incapacitación sólo puede justificarse cuando la enfermedad men-
Memorias con seguridad tendrá que realizar importantes sacrificios tal adquiere tal gravedad que el enfermo se muestra impedido por
pecuniarios, pues está descartado que se produzca un encargo nor- ella, a la manera de un niño menor de siete años, de cuidar de todos
mal por parte de alguna editorial. sus intereses. Si el enfermo no está enteramente privado de la capa-
Respecto de este último punto replica el querellante: cidad de actuar reflexiva y razonablemente, sino que más bien se
Que la publicación de las Memorias ha sido planeada, de acuerdo halla impedido por su afección mental tan sólo de salvaguardar al-
con las tratativas preliminares llevadas a cabo con el editor Nauhardt gunos de sus intereses, ello puede en su caso reclamar la internación
de Leipzig, bajo la forma de un encargo a comisión, que es la mis- en una institución asilar (parágrafo 1910, sección 2, Código de
ma forma de edición en que apareció la Zimmergymnastik [Gimna- Derecho Civil), pero nunca la incapacitación.
sia domiciliaria] de su padre. Que para ello el riesgo comercial que Bajo el nombre de "intereses", de los cuales habla la ley en el
debe asumir se reduce a los costos de composición de la obra, que párrafo 6, número I, no deben entenderse tan sólo, como supone
llegan a ... marcos. Para su patrimonio total, que puede estimarse acertadamente la Primera Instancia, sólo los intereses pecuniarios.
en cerca de los ... marcos, tal inversión no significa mucho. Que El concepto abarca la totalidad de aquellas relaciones vitales, en
por lo demás reitera su anterior garantía de que no hará propaganda cuya regulación ordenada está interesado el ordenamiento jurídico:
alguna en favor de su creencia en los milagros, y que no se le ocurre la preocupación por la propia persona del incapacitado, por su vida
sacrificar en favor de ella ni un solo centavo de su patrimonio. y su salud, no menos que el cuidado de sus parientes y su patrimo-
nio. Porque la incapacitación es en primer término una medida
Fundamentos de la sentencia protectora. Tiene que venir en ayuda de quien no puede protegerse
por sí mismo contra las consecuencias nocivas de su falta de com-
El hecho de que el querellante está mentalmente enfermo no prensión, y contra el abuso por parte de otros. El deber de protec-
ofrece duda alguna tampoco para este Tribunal de Apelación. Pero, ción del Estado llega exactamente hasta donde lo requiera la
como es natural, no se discutirá con el querellante sobre la existen- necesidad de protección del enfermo. Pero los medios protectores
cia de la enfermedad diagnosticada en él como paranoia. No se brindados al enfermo mediante la incapacitación por el ordena-
percata del carácter morboso de las inspiraciones e ideas que lo mue- miento jurídico con el fin de conjurar los peligros que lo amenazan
ven. Lo que a la observación objetiva se presenta como ilusión sen- en el trato social tienen que ser adecuados y eficaces. La incapaci-
DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 463
462

tación sólo puede decretarse cuando se trata de peligros para el in- ba suficiente de que el afectado por ella es incapaz de medir razona-
capacitando que puedan ser conjurados con éxito mediante el blemente las consecuencias de sus acciones.
desposeimiento de la capacidad legal de contratar (parágrafo 1043 Esto es excesivo. Como acertadamente lo destaca el perito, doc-
del Código de Derecho Civil) y mediante la designación de un cu- tor Weber, autoridad reconocida en la ciencia psiquiátrica, hay
rador para la atención general de sus intereses personales y patri- muchos paranoicos que, a pesar de graves trastornos anímicos y a
moniales (parágrafo 1896, véase Memorial sobre el Esbozo de Código pesar de que su pensamiento se mueve a veces bajo la fascinación de
Civil, p. 2). los más absurdos delirios, apenas son reconocidos como enfermos
¿Está el querellante necesitado de protección en el sentido antes por quienes los rodean, y despachan razonablemente sus negocios
definido, o se halla en condiciones de cuidar autónomamente de cotidianos y cumplen en lo fundamental de manera satisfactoria
sus intereses? con las obligaciones de su profesión. Si bien se los tiene por extra-
El perito, doctor Weber, no da una respuesta definida a esta vagantes, se los juzga caprichosos y dominados por ideas fijas, de
pregunta en ninguno de sus dos dictámenes. No responde directa- ordinario no se piensa en incapacitarlos. Y en esto reside precisa-
mente a ella por sí o por no. Es evidente que la decisión le resulta mente el progreso de la nueva legislación, en que ahora es posible,
difícil. En tanto que en los casos comunes e indudables de enfer- independientemente del trastorno mental que pueda comprobarse
medad no suele tener inconveniente en sacar por sí mismo en pro en ellos, dejarles la libertad de disponer legalmente de aquello que
de la brevedad las consecuencias jurídicas que se desprenden por sí les es necesario para su subsistencia. Por más que estas personas se
mismas de la enfermedad mental (a fojas 203b), en este caso se nie- encuentren bajo el influjo de ideas compulsivas, que pueden hacer-
ga a hacerlo. Se limita a describir el cuadro de la enfermedad men- los aparecer como no plenamente responsables de sus acciones en
tal del querellante y sintetizar aquellos aspectos objetivos en los los aspectos de su vida anímica que están directamente afectados
cuales la perturbada vida anímica del enfermo se exterioriza de por esas ideas, de ninguna manera quedan enteramente privados
manera especialmente evidente, dejando a cargo del juez formarse por ello de la posibilidad de actuar con sensatez. En los órdenes de
por sí mismo un juicio, de acuerdo con esta descripción, acerca de ideas alejados de sus delirios, exentos del influjo de éstos o expues-
si el querellante ha de ser considerado capaz de proteger autóno- tos en menor grado a ellos, son por lo general capaces de cuidar
mamente sus intereses. irreprochablemente de sus intereses profesionales. Véase Krafft-
Contra esta posición del perito no puede hacerse ninguna obje- Ebing, "Los estados psíquicos dudosos", p. 8, y también Samter, en
ción. Efectivamente, no cae bajo la competencia del peritaje médi- las Contribuciones, de Gruchots, año 190 l, p. 3.
co decidir también sobre el aspecto jurídico práctico de la De acuerdo con el dictamen pericial del doctor Weber (a fojas
enfermedad mental comprobada por él en una persona, sobre su 206), la psicosis del querellante pertenece a este grupo en la forma
influjo en su capacidad de contratar. El pronunciamiento sobre es- que ha adquirido desde hace años, desde que pasó del estadio de la
tas cuestiones incumbe exclusivamente al juez. demencia aguda al de la enfermedad crónica. Es verdad que la
Como el perito califica de paranoia el cuadro clínico que ofre- cosmovisión del querellante está falseada por la idea dominante de
cen los delirios del querellante podría alguien sentirse tentado de tener una posición excepcional respecto de Dios, y que el doctor
considerar que con sólo esto queda resuelta la cuestión a decidir. Schreber está sometido en amplísima medida a ilusiones sensoria-
Así lo hace Endemann, quien en su Manual, parágrafo 31, página les. El convencimiento de ser objeto constante del poder milagroso
136, número 8 y página 137 (4ª edición), entiende que cualquier de Dios se ha convertido para él, como él mismo reconoce, en el
enfermo de paranoia es por ello sólo apto para la incapacitación, y punto central de su vida. De todos modos, se trata aquí, en primer
para quien la naturaleza misma de esta enfermedad brinda una prue- término, de un único campo de la vida anímica del querellante, el
464 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 465

campo religioso. Lo que está vinculado con nuestras concepciones sin reparo de "demencia parcial", y a la concepción expresada me-
de las cosas divinas y con nuestra creencia sobre la relación del hom- diante este término se le otorga aún hoy cierta validez en el dicta-
bre con Dios es algo que el querellante nunca podrá juzgar men de Weber (a fojas 205b). Cualesquiera sea, sin embargo, la
acertadamente debido a su falta de comprensión de lo morboso de posición científica y teórica que puede tomarse frente a esta cues-
su manera de pensar. Pero de ahí no se sigue que su juicio sobre tión el juez que decide sobre la incapacitación tiene que atenerse al
todos los restantes campos de la vida psíquica tenga que estar igual- hecho de experiencia de que el influjo de los delirios que dominan
mente alterado de una manera morbosa. El sentimiento religioso al enfermo de paranoia no suelen exteriorizarse en la vida de rela-
de un hombre puede tener numerosos y significativos puntos de ción civil de una misma manera en todos los campos. Muy frecuen-
contacto con otros aspectos de su existencia espiritual; a pesar de temente se reduce tan sólo a una "demencia parcial", porque las
ello no puede decirse que abarque de la misma manera o con la ideas morbosas se repliegan a un campo único, y en esta limitación
misma intensidad todos estos aspectos. El convencimiento religio- configuran una especie de "existencia separada'', en tanto que otros
so que colma al hombre creyente y que también con mucha fre- campos de la vida permanecen relativamente inalterados y de ningu-
cuencia constituye el punto central de la vida del hombre sano no na manera dejan traslucir un trastorno psíquico del enfermo (p. 205).
tiene espacio para manifestarse en todos los campos de la vida, y el La posibilidad de una invasión del trastorno parcial en el con-
doctor Weber señala acertadamente que alguien puede estar duran- junto de las restantes funciones mentales del hombre no es algo que
te mucho tiempo en activo intercambio científico con otro sin te- pueda mostrarse con evidencia. Se da en principio en cualquier
ner ninguna vislumbre de las convicciones religiosas de éste: ellas forma de anomalía mental. Esto, y no otra cosa, es lo que el doctor
no tienen la mayoría de las veces ninguna relación estrecha con sus Weber ha querido expresar cuando, en su primer dictamen pericial
concepciones científicas; ambos complejos de ideas llevan en cierta (a fojas 53), sostiene que es imposible predecir cuál será la decisión
medida en su cerebro una existencia separada. del querellante en determinado momento, en caso de que se le de-
Algo análogo sucede, de acuerdo con el dictamen del perito (foja vuelva la libertad de acción: si de acuerdo con la pauta de los conte-
205b) con el sistema delirante del paranoico. Por ello no es válido lo nidos representativos que han permanecido relativamente sanos, o
que el Real Procurador General, ateniéndose a las opiniones de bajo la compulsión de la creencia morbosa en milagros que lo anima.
Endemann en la obra ya citada, atribuye al querellante; que como Sin embargo, esto solo no basta para decidir la incapacitación.
éste se encuentra bajo el influjo de ideas delirantes todo su pensa- Como alega justificadamente el querellante en su defensa, no se le
miento se mueve desde el comienzo sobre un fundamento descen- puede privar de la libertad de contratar por la mera prevención de
trado, lo cual necesariamente tiene la consecuencia de que todos que pueda dejarse llevar por sus ideas delirantes a actuar de manera
sus actos voluntarios sean afectados morbosamente; que dada la no razonable en uno u otro campo. Según la ley, es necesario a este
unidad de la vida psíquica es imposible evitar que el campo de re- respecto la comprobación efectiva de que él, a consecuencia de su
presentaciones morbosas invada el campo aparentemente sano y enfermedad, es incapaz de cuidar de sus intereses (parágrafo 6 1 del
relativamente poco afectado por el sistema delirante. Código de Derecho Civil). Y que tal sea el caso le corresponde pro-
Las ideas que están aquí en juego acerca de la unidad del acon- barlo a quien solicitó la incapacitación. Si no puede presentarse
tecer psíquico corresponderían a la nueva concepción científica de una prueba contra el querellante, y si las indagaciones sobre el esta-
la psiquiatría. También el perito, doctor Weber, la toma como pun- do mental del enfermo, que en virtud del párrafo 653 del Código
to de partida en su dictamen (a fojas 47, 205). De todas maneras, de Procedimiento Civil deben ser llevadas a cabo por el Ministerio,
esta concepción tiene una importancia principalmente teórica. En no llegan a ningún resultado cierto e indudable la incapacitación
otra época se sostenían concepciones opuestas; se hablaba entonces no puede mantenerse.
466 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 467

Las condiciones que deben ponerse a dicha prueba son materia efectuarse la verdadera prueba mediante la experiencia (a fojas 45).
discutible. Es cierto que no puede irse tan lejos como lo hace el Por ello, se limitó fundamentalmente a describir el cuadro clínico
querellante, quien considera que la incapacitación del enfermo sólo de la enfermedad, tal como se manifestaba entonces ante los ojos
puede admitirse cuando el peligro de una conducta irracional está de quien la evaluaba patológicamente.
fundado directamente en una certidumbre. Pero, por otra parte, Éste ha mejorado en el ínterin. Al enfermo se le ha concedido
tampoco es posible conformarse con una mera prevención.· La pre- mayor libertad de movimiento desde la presentación del primer
vención tiene que estar referida por lo menos a una contingencia dictamen. Se le ha permitido entrar en relación con los ambientes
cercana, tiene que haberse hecho probable mediante los hechos o más diversos del mundo exterior. Ha tenido ocasión de mostrar, en
de alguna otra manera. el trato con sus parientes y con terceras personas, hasta qué grado
Por ello la probanza se ve llevada al único campo que puede los delirios que llenan su mente se han adueñado de la potestad
aportar la respuesta decisiva a la cuestión sobre la cual hay que pro- sobre el resto de sus pensamientos y sentimientos, y con qué ampli-
nunciarse: el campo de las experiencias objetivas. tud influyen sobre la forma de su trato con los otros hombres. El
La incapacitación tiene que establecer en qué medida las ideas Tribunal de Apelación dispone ahora para su decisión de un mate-
delirantes de un enfermo determinan sus acciones y omisiones en rial de hechos mucho más abundante que el que existía en la prime-
la vida de relación. ¿La persona que eventualmente ha de ser inca- ra instancia en la época en que se pronunció la sentencia. Las
pacitada, a pesar de su perturbación mental, se encuentra a la altura observaciones que se han hecho en este sentido resultan decidida-
de las exigencias de la vida práctica, o los efectos del trastorno men- mente favorables para el querellante.
tal son de naturaleza tan profunda que ha perdido la pauta para la Hay una comprobación que se impuso de manera directa a los
realidad de las cosas y para su captación racional? Esto es algo que jueces de apelación en su trato procesal con la persona del
sólo puede evaluarse con seguridad mediante la experiencia. El en- querellante, y fue que las capacidades intelectuales del doctor
fermo tiene que haber sido expuesto realmente a las exigencias de la Schreber y la claridad de sus pensamientos no han sufrido ninguna
vida y haber tenido oportunidad, en medio del trato jurídico, para mengua por su enfermedad. La manera como asumió personalmente
manejarse con ellas. Las observaciones que con tal motivo se hagan la lucha contra la incapacitación decretada contra él y el modo sis-
sobre él darán la mejor prueba sobre la verdad de su afirmación de temático como la llevó a cabo, la agudeza de las operaciones lógicas
que, si bien enfermo, está sin embargo en condiciones de cuidar de y jurídicas desarrolladas en ella, la prudencia de su conducta y tam-
sus intereses de una manera adecuada, al igual que cualquier otro bién la actitud digna y circunspecta de su oposición al perito y al
hombre cuerdo. La naturaleza de la enfermedad no brinda al perito Procurador General: todo esto proporciona una prueba irrefutable
médico ningún apoyo confiable. Sólo permite hacer conjeturas en de que el querellante no necesita en este campo ninguna protección
este sentido. Como ya se señaló, la existencia de la paranoia no es tutelar, sino que, más bien, está capacitado para defender plena-
en sí misma incompatible con la subsistencia de la capacidad de mente de manera autónoma sus intereses en el manejo de las alter-
contratar. nativas procesales, mejor de lo que sería capaz de hacerlo cualquiera
En esta manera de ver el Tribunal coincide con el perito médico. otra persona en su lugar.
El doctor Weber, ya en su primer informe del 28 de noviembre de De todas maneras, no hay que asignar demasiada importancia a
1900, expresó su preocupación porque el querellante había estado este aspecto de la vida intelectual del querellante. La capacidad de
hasta entonces sólo en medida relativamente escasa en condiciones pensar correctamente desde el punto de vista lógico parece estar
de intervenir, fuera de los muros del hospital, en el ordenamiento desarrollada de diversas maneras en los paranoicos, como lo señala
de sus relaciones, de manera que no había podido hasta entonces el doctor Weber (a fojas 50b); ella no es ninguna señal inequívoca
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 469
468 DANIEL PAUL SCHREBER

se han sustraído a su dominio y se los percibe de una manera inob-


de que el enfermo podría juzgar con el mismo acierto también en
jetable (a fojas 208ª1 b, 211 b, 212b).
los aspectos de la vida que están situados fuera del pensamiento
Para fundamentar con más detalle este juicio el perito aduce
puro. Las observaciones que el perito, doctor Weber, tuvo ocasión
una serie de hechos objetivos que, en parte, ha observado él mismo,
de hacer sobre la conducta del querellante en su relación con el
en parte le han comunicado informantes de confianza, hechos que
mundo externo durante los últimos seis meses y sobre las cuales
han corroborado también en el Tribunal de Apelación el convenci-
informó en su segundo dictamen del 5 de abril de 1902 entran en
miento de que parece excluido casi por completo en el querellante
juego aquí sólo con carácter complementario.
el riesgo de una conducta errónea e inadecuada, o que por lo menos
Si el doctor Weber había sido llevado a reconocer ya en su pri-
no es tan probable como para que pueda justificar el mantenimien-
mer informe que, a pesar de las escasas comprobaciones proceden-
to de la incapacitación.
tes de la vida de relación del doctor Schreber con las cuales entonces
El querellante es desde hace algunos años huésped cotidiano en
contaba, el sector enfermo de su mente se había separado de mane-
la mesa familiar del director del hospital, sin que hasta ahora se
ra relativamente tajante de los restantes sectores y había tenido que
hayan producido hechos inaceptables para los participantes. El doc-
agregar que el juicio del querellante la mayoría de las veces demos-
tor Weber, quien considera como amistosa su relación con el
traba ser acertado respecto de las cosas y circunstancias que se encon-
querellante, alaba, al contrario, el delicado tacto del enfermo y su
traban alejadas del sistema delirante consolidado (a fojas 47, 50b),
discreción, que nunca le permitió resultar fastidioso para los co-
también lo reitera con mayor énfasis en su segundo informe.
mensales mediante la mención de sus ideas sobre las cosas milagro-
El cuadro clínico de la enfermedad no ha sufrido ninguna mo-
sas (a fojas 50b). El propio doctor Schreber cree poder asegurar que
dificación. Sigue siendo hoy esencialmente el mismo que en la épo-
terceras personas que han participado de la mesa, en especial las
ca en que se emitió la sentencia de incapacitación. Pero el material
damas presentes, no han advertido jamás en él ni siquiera un vesti-
de observación se ha hecho desde entonces mucho más copioso: ha
gio de su enfermedad mental. Según lo que el doctor Weber infor-
brindado al perito la posibilidad de completar y, respectivamente,
ma en otro lugar acerca de su trato con él es necesario darle crédito.
corregir su juicio anterior, que se basaba sobre elementos objetivos
Pero tampoco la conducta del querellante fuera del hospital ha
relativamente limitados. No puede, por consiguiente, haber nin-
suscitado reparo alguno. Mientras que hasta el verano de 1900* no
gún reparo en utilizar directamente en forma retrospectiva los re-
había estado autorizado a moverse libremente más que en compa-
sultado~ a los que el perito llega sólo en sus dictámenes posteriores
ñía de un enfermero, éste acompañamiento fue suprimido desde
para juzgar la condición en que se encontraba el querellante en la
entonces, y se le ha concedido una libertad irrestricta para salir del
época de su incapacitación.
hospital. De ella se ha valido para visitar, mediante excursiones casi
El doctor Weber está persuadido ahora de que los delirios del
cotidianas, a pie, en barco o en tren, todos los puntos dignos de
querellante llevan una existencia relativamente separada dentro de
conocerse de la comarca de Pirna, a veces solo y a veces en compa-
su vida psíquica, y de que apenas se hacen sentír fuera del campo
ñía, como también para asistir ocasionalmente a conciertos, al tea-
religioso directamente dominado por ellos, especialmente en el ci-
tro, a lugares públicos de espectáculos, etcétera. Reiteradamente
clo de representaciones de la vida cotidiana. Aun respecto de las
viajó a Dresde para asistir a las sesiones del Tribunal, para visitar a
ilusiones sensoriales a las que el querellante sigue estando expuesto
su esposa y para hacer pequeñas compras, y últimamente, por invi-
sostiene que ya no influyen sobre sus sentimientos y pensamientos
de una manera considerable. Lo que en materia de fenómenos mor-
• Es un dato equivocado: hasta 1900 no salí nunca, y en compañía de un enfer-
bosos se exterioriza en la actualidad es algo que se hace sentir sobre
mero sólo desde 190 l.
todo en sectores subordinados. Los intereses vitales mds importantes
470 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 471

tación de sus parientes y con consentimiento de la dirección del vida es algo que está descartado. Tampoco representa por su parte
hospital, hasta un viaje solo a Leipzig, del cual regresó después de ningún peligro a la vida de otros, de manera que no puede tomarse
una ausencia de ocho días y que, según informes de su hermana, en cuenta la incapacitación como medida de seguridad para prote-
transcurrió exitosamente. ger a las personas que están cerca del enfermo. Lo único que hay
El doctor Weber atestigua, además, en favor del querellante que que admitir es la perturbación ocasionada por los "es tados
éste nunca ha llevado a cabo una acción irracional e inconveniente; ululatorios" que afectan temporalmente al querellante y que con
que siempre se expresó abiertamente y sin reservas sobre sus planes y bastante frecuencia resultan muy molestos para quienes lo rodean,
proyectos que rebasaran el marco de lo cotidiano y que, respectiva- por más que él asegure que fuera del hospital está casi enteramente
mente, antes de ponerlos en obra se aseguró el consentimiento de la libre de ellos. Con la cuestión de la incapacitación, empero, no
dirección del hospital; que al ponerlos en obra procedió reflexiva- tienen nada que ver las así llamadas vociferaciones, que se cumplen
mente y en consideración racional de todas las circunstancias. El automática y compulsivamente contra la voluntad del enfermo.
doctor Weber cree que también puede suponer con certeza que nunca Eventualmente podrían requerir, si la tranquilidad del vecindario
se han producido inconvenientes serios en este trato del querellante fuera perturbada por ellas, la aplicación de medidas de policía de
con el mundo externo (a fojas 209ª1b). bienestar, pero no pueden bastar para justificar la incapacitación,
El dinero para gastos menudos, cincuenta marcos mensuales, por la sola razón de que el medio elegido no podría tener ningún
que se puso a disposición del querellante desde hace un año para resultado sobre ellas, sino que necesariamente quedaría sin efecto.
costear sus excursiones y pequeñas necesidades ha sabido adminis- Tampoco puede tomarse en cuenta la observación de la Real
trarlo ordenadamente, a la manera de un cuidadoso padre de fami- Procuración General de que mientras duran los estados ululatorios
lia. No se ha sabido nunca que haya derrochado el dinero y que por y en los momentos en que el querellante se enajena en sus pensa-
ello no le haya alcanzado. Si bien no se ha tenido la impresión de mientos por obra de sus alucinaciones la libertad de su voluntad
que fuera especialmente ahorrativo, se observó en cambio que re- parece anulada. Esto es posible. Pero de ahí no puede emanar un
flexiona sobre cada gasto, evita lo costoso y no adquiere cosas inúti- peligro para el querellante, pues en el peor de los casos se trata
les (salvo los adornos femeninos). manifiestamente sólo de perturbaciones rápidamente pasajeras de
Para no alargar, en toda la conducta manifestada por el su conciencia, que duran sólo unos instantes, durante las cuales de
querellante hasta el momento fuera del hospital no ha salido a la luz por sí es por sí misma imposible una actuación jurídica.
ni un solo hecho que pudiera dar ocasión fundada para la preven- El peligro para su salud no está en juego en el caso del querellante,
ción de que el enfermo, en caso de concedérsele la libre disposición de acuerdo con el dictamen de Weber. En general sabe tomar per-
de sí mismo, haya de dejarse llevar por la compulsión de su sistema fectamente en cuenta su salud y se cuida de no perjudicarla me-
delirante a dañar sus auténticos intereses mediante una acción erra- diante acciones voluntarias (a fojas 211). Tampoco en este aspecto
da. El ensayo práctico ha enseñado que el delirio de la creencia en necesita ser protegido por la incapacitación.
milagros, por más que constituya el subsuelo de su vida espiritual, En su segundo informe del 5 de abril de 1902 menciona, sin
no domina al querellante de una manera tan exclusiva que lo haya embargo, el perito un episodio morboso en el cual el querellante,
privado de la reflexión serena y racional en los otros sectores de su bajo el influjo de sus perturbaciones psíquicas se habría comporta-
vida. Por consiguiente, no es posible descubrir en ninguna parte un do de manera irracional en el manejo de una enfermedad (gastroen-
interés legítimo importante del querellante que parezca estar en teritis). Pero no asigna ninguna importancia al incidente mismo,
peligro por una revocación de la incapacitación. sino que tiene que admitir posteriormente, ante una objeción del
Que el querellante pudiera poner de algún modo en peligro su querellante, que en el caso mencionado éste se sometió finalmente
472 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 473

a las prescripciones médicas (a fojas 231 a/b). Que el querellante da de su patrimonio sea éste desatendido no existe nada que lo haga
menosprecie los medicamentos médicos debido a su creencia en pensar así. El doctor Weber, que conoce mejor que nadie al
milagros, es, ciertamente, inexacto. El querellante aduce perti- querellante y está en mejores condiciones que nadie para juzgar
nentemente los somníferos artificiales ingeridos por él voluntaria- exactamente el influjo de sus representaciones delirantes, asegura
mente durante los años anteriores (a fojas 226, 231 b). Y aunque el por lo menos no tener ningún elemento de juicio para creer que
caso fuera otro no se remediaría sancionando la incapacitación. Ni este rebase por cualquier motivo morboso los límites que le están
con el reconocimiento de la capacidad de contratar ni con la anexión trazados por su situación financiera y despilfarre su patrimonio (a
de un curador puede superarse la resistencia del enfermo al médico fojas 211).
y la farmacopea, la cual, por otra parte, no existe. La prevención surgida en la primera instancia en el sentido de
Sería un mayor motivo de preocupación si la enfermedad del que quizá el querellante podría dejarse arrastrar bajo la compulsión
querellante exigiera para su mejoramiento una más larga perma- de sus ideas extravagantes y, con el propósito de hacer propaganda
nencia del enfermo en el hospicio, y el trastorno psíquico existente en favor de ellas, a instituir recompensas científicas, no debió ser
le impidiera percatarse de esa necesidad, y él se esforzara por lograr la tomada demasiado en cuenta desde un principio. Hasta el momen-
revocación de su incapacidad con el propósito de lograr su alta del to no ha aparecido en el querellante una tendencia a incurrir en
hospital una vez liberado de la vigilancia del curador. De acuerdo gastos en pro de su creencia en milagros. El Tribunal de Apelación,
con la respuesta oficial que la dirección hospitalaria de Sonnestein por consiguiente, sobre todo teniendo en cuenta las ya menciona-
comunicó recientemente al querellante con motivo de su consulta das declaraciones coincidentes del perito, no tiene ningún funda-
del 29 de marzo del corriente año (a fojas 252/253), no pueden mento para desconfiar del querellante cuando éste asevera que no
existir ya prevenciones al respecto. El doctor Weber está básica- piensa incurrir en sacrificios para promover su creencia en mila-
mente de acuerdo con el alta del querellante, bajo ciertas condicio- gros, y que nunca le pasaría por la mente gastar aunque fuera un
nes, comprensibles por sí mismas. Aclara expresamente que no céntimo de su patrimonio para éste fin.
considera que exista una "peligrosidad" del paciente para él mismo No está, naturalmente, excluida la posibilidad de que el quere-
o para terceros, y no tiene ningún reparo de otra índole para reinte- llante, a pesar de esta seguridad que ofrece, no pueda ser incons-
grar al paciente al libre trato con la sociedad humana. Con ello se cientemente influido en determinado instante en la administración
niega la necesidad de un cuidado tutelar de la salud del enfermo. Si de su patrimonio por las representaciones fantásticas que lo domi-
el juez quisiera, pese a todo, afirmar la necesidad de la incapacitación nan. La posibilidad de una influencia existe en cualquier anormali-
por las razones mencionadas se pondría en contradicción con el dad mental, aun cuando ésta no haya revestido las formas de una
juicio decisivo del perito médico y de la dirección hospitalaria. enfermedad mental propiamente dichas. Mas para el derecho y la
Tampoco hay que temer que el enfermo ponga en peligro sus ordenación jurídica esa posibilidad sólo entra en consideración
intereses jurídico-patrimoniales mediante una acción errada e cuando ella se ha convertido en un peligro real. De ello es imposible
irracional. Como lo expresa el perito, el doctor Schreber está per- encontrar huella alguna. En un único punto se ha hecho sentir has-
fectamente informado acerca de su situación patrimonial. El ensa- ta ahora un influjo directo de los delirios religiosos del querellante
yo efectuado el último año de darle por lo menos una parcial sobre su administración patrimonial. Y respecto de éste el propio
autonomía financiera asignándole una suma para sus gastos menu- doctor Schreber ha llamado la atención. Concierne a su afición a
dos ha rendido un resultado enteramente favorable: el querellante toda clase de pequeños adornos, con los cuales, a la manera de una
ha demostrado ser en todos los aspectos un administrador cuidado- mujer, suele de vez en cuando ataviar su pecho, que delirantemente
so y ahorrativo. Que en caso de devolvérsele la disposición ilimita- cree se está transformando en el de una mujer. Como es natural, si
474 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 475

se encontrara en un estado de plena normalidad mental no le pasa- si se devolviera ahora al querellante la libre disposición de su perso-
ría por la mente gastar dinero en baratijas tan insensatas. De todos na. El doctor Schreber tiene el ardiente deseo de, tan pronto como
modos, se trata aquí tan sólo de nimiedades, cuyo valor monetario le esté abierta la posibilidad de regresar del hospital, retomar la vida
es demasiado pequeño como para que pueda tener un papel en la hogareña con su esposa y pasar el resto de sus días junto a ella en el
grave decisión de reconocerle o recusarle la capacidad de contratar. retiro de una vivienda tranquila, campestre. Es decir, que de su
Aun prescindiendo totalmente de que el enfermo utiliza, según lo parte se esfuerza por un mejoramiento de la relación conyugal sub-
asegura, esos adornos como una especie de medicamento anímico sistente. Si se podrá lograr realmente es, por cierto, una cuestión
para lograr con ayuda de ellos un aplacamiento de las excitaciones distinta. Las ideas de hechos milagrosos bajo cuyo hechizo se desa-
nerviosas que le aquejan, en el peor de los casos sólo hay que ver en rrolla la vida psíquica del querellante, y que verosímilmente en el
esto un capricho. En tales caprichos, por otra parte, sacrifican con trato íntimo se harán sentir a su esposa de manera aun más molesta
mucha frecuencia sumas de dinero muy distintas personas que por que a terceros alejados, hacen que parezca dudoso que a la larga
lo demás están sanas. resulte posible una vida en común de los cónyuges. Sólo la expe-
Que el querellante está en perfectas condiciones de aplicar sus riencia puede decidirlo.
facultades racionales a la tarea de administrar su patrimonio y el de Cualquiera fuere el resultado de esta prueba no puede tener nin-
su esposa es algo incuestionable. Esta administración no es tan com- gún influjo sobre la decisión acerca de si debe mantenerse la
plicada como afirma el Procurador General, aun teniendo ante la incapacitación. En efecto, también aquí es necesario dar la razón al
vista los elementos en que consiste, de acuerdo con el inventario a querellante, en el sentido de que el bienestar de terceras personas,
fojas 175 y siguientes de los autos del proceso de incapacitación, el aun cuando sean los parientes más cercanos, no entra aquí en con-
patrimonio de los esposos Schreber. En este sentido el querellante sideración. La incapacitación tiene que velar en primer término
ha dado hace muy poco una brillante prueba de su capacidad con por el bienestar del incapacitado. No corresponde emplearla fun-
motivo de la quiebra del editor de la Gimnasia domiciliaria de damentalmente en interés de otros.
Schreber [padre] cuando, en un informe que a pedido de su familia Véase también el parágrafo 2 de la Ordenanza del Ministerio de
presentó sobre la cuestión, que se había vuelto sobremanera difícil Justicia acerca del procedimiento en la incapacitación por enferme-
para los interesados, de la futura explotación comercial de la obra, dad mental, del 23 de diciembre de 1899.
trató con tanta agudeza, claridad y penetración las circunstancias Por lo demás, el doctor Schreber, como lo muestran sus aclara-
objetivas que sus parientes no tuvieron ninguna vacilación en se- ciones en el proceso, tiene plena conciencia de los deberes morales
guir sus recomendaciones. Así surge de la fidedigna declaración de que surgen para él de las mencionadas y difíciles relaciones con su
su cuñado, el comerciante Jung, de Leipzig (a fojas 41 a 43 de los esposa. Su mente no está perturbada hasta el punto de estar ciego al
autos del proceso de incapacitación). grado de autoabnegación que eventualmente tendría que aportar
Las relaciones del doctor Schreber con su familia -se dice- se su esposa en una vida en común con él. De resultar efectivamente
verían amenazadas; la vida en común con su esposa correría el peli- impracticable la vida en común no le hará ninguna exigencia injus-
gro de ser destruida. Tampoco esto puede admitirse. ta; en ese caso le asegurará todo aquello a lo cual tiene derecho
Como acertadamente señala el querellante, la vida en común respecto de él. Está lejos de él cualquier pensamiento de descuidar
entre él y su esposa hace años que está anulada de la manera más el deber legal de proporcionarle alimentos o de tomar por despecho
completa posible a consecuencia de su enfermedad mental y de la decisiones sobre su patrimonio que a ella le resultaran perjudicia-
necesidad, determinada por ésta, de tener que vivir separado. Es les. De acuerdo con su declaración, existe un testamento conjunto
imposible imaginar de qué manera esta relación podría empeorarse del año 1886 que de todas maneras le impediría tales decisiones. Y:
476 DANIEL PAUL SCHREBER
MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 477

por cautos que quizá debamos ser de ordinario en la evaluación de El querellante no ignora que de aquí pueden resultarle inconve-
las seguridades ofrecidas por personas mentalmente enfermas, la nientes. Sólo se defiende, justificadamente, del reproche que se le
elevada seriedad moral que colma la personalidad del querellante, y hace en la Primera Instancia de que habría escrito algo por lo cual el
la probidad de su carácter, que no ha sido afectada por ninguna honor de su familia podría sufrir algún quebranto. De hecho, nada
enfermedad y que también el doctor Weber reconoce elogiosamente de esto puede encontrarse en la obra. Tampoco puede decirse que el
y se pone de manifiesto en todas sus exposiciones ante el Tribunal, contenido de las Memorias se preste para poner al desnudo al
hacen que no existan reparos para otorgarle confianza a este respec- querellante. La obra es el producto de una fantasía morbosa, y quien
to. la lea no dejará nunca de tener la sensación de que su autor está
Debido a ello pierde peso también la anterior observación del mentalmente perturbado. Pero es imposible que esto rebaje al
perito, en el sentido de que el doctor Schreber en el trato con su querellante en la estimación de los otros hombres, tanto más cuan-
esposa aún hoy insinúa ocasionalmente la posibilidad de un divor- to que seguramente nadie, por otra parte, ha de desconocer la gran
cio si ella no comparte con el mismo convencimiento sus ideas de- seriedad y el afán por la verdad que impregnan cada capítulo de la
lirantes. En esta información, que está basada al parecer en datos de obra. Muy acertadamente observa el propio doctor Schreber: lo peor
la señora del doctor Schreber, gravitan equívocos evidentes. El que le puede acontecer es que se lo tenga por demente, y eso es algo
querellante ha aportado aquí, para aclararlo, explicaciones objeti- que de por sí sucede ya en la actualidad. Por las expresiones vulga-
vas que muestran que su conducta para con su esposa ha sido irre- res que se encuentran en la obra nadie puede escandalizarse. No
prochable, y las cuales el doctor Weber, a quien han sido sometidas corren por cuenta del querellante, sino que contienen tan sólo una
dichas explicaciones, no ha cuestionado de ninguna manera en su reproducción de las voces de los espíritus que en años anteriores, en
segundo dictamen. la época de las alucinaciones más enérgicas, se pronunciaban den-
Resta sólo el punto de que el querellante, mediante la publi- tro del querellante.
cación por él planeada de sus Memorias, pondría al desnudo a sí Esto tiene que tenerse ante la vista si se quiere encontrar la justa
mismo y a su familia y eventualmente entraría en conflicto con el medida para evaluar las difamaciones que el consejero privado doc-
derecho penal. tor Flechsig tiene que tolerar en las Memorias, en la medida en que
Que la divulgación de la obra está expuesta a serias objeciones se le acusa de almicidio y de cosas aún peores. Tampoco aquí actúa
es algo que ninguna persona razonable cuestionará. Ni siquiera el el querellante de ninguna manera en nombre propio y autóno-
propio doctor Schreber ha podido sustraerse a esta evidencia. Si mamente, sino que no hace sino informar sobre aquello que las
pese a todo persiste decididamente en la publicación ello no consti- voces de espíritus milagrosos, con los cuales cree estar en relación,
tuye una prueba de que carezca de capacidad para ponderar antici- le han informado. El propósito de atacar al profesor Flechsig y de
padamente las consecuencias de sus actos, sino sólo una certificación lesionado a sabiendas en su honor es algo que con seguridad ha
de la firmeza de su creencia en la verdad de las revelaciones que le estado lejos de la intención del querellante, como escribe en las
han sido impartidas por Dios: Memorias. El riesgo de ser demandado a causa de ello por injurias
por parte de Flechsig no es muy grande, tanto más que antes de
"No puedo en modo alguno -dice él literalmente- desear que el cono- publicar la obra piensa introducir distintas modificaciones en cuanto
cimiento de Dios que se me ha manifestado se hunda en la nada con mi a la forma. Por esta razón parece descartada una sanción pues en
desaparición y con ello se pierda para la humanidad una oportunidad,
cualquier caso el querellante contaría con la protección del parágrafo
que tal vez no vuelva a repetirse, para lograr ideas más correctas acerca del
51 del Código Penal. Y aun cuando existiera para el querellante el
Más Allá" (fojas 160). peligro de una sanción, tampoco sería esto un fundamento sufi-
478 DANIEL PAUL SCHREBER MEMORIAS DE UN ENFERMO DE NERVIOS 479

ciente para negarle la capacidad de contratar. La incapacitación no El Secretario Judicial


puede emplearse como medio para impedir a una persona que, a del Real Tribunal Provincial Supremo de Sajonia
pesar de su defecto intelectual, en todo lo demds es perfectamente Heinker, Asistente de Despacho
capaz de atender sus negocios, emprenda una única acción equivo- (hay un sello)
cada, con el fin de ahorrarle cualesquiera consecuencias perjudicia- En la causa antedicha no se ha presentado dentro del plazo pe-
les. Esto vale también para la observación de la Real Procuración rentorio que venció el 1° de septiembre de 1902 ningún escrito
General acerca de lo desventajoso del convenio editorial que el ante el Tribunal Supremo del Imperio solicitando fijación de au-
querellante se verá obligado a concretar para publicar las Memorias. diencia.
Ante todo, en modo alguno es tan absolutamente seguro que el Leipzig, 3 de septiembre de 1902.
contrato a comisión que se efectúe haya necesariamente de reportar Secretaría Judicial VI del Tribunal Supremo del Imperio
una pérdida al querellante. De todas maneras, es bastante probable. Schubotz
En todo caso, lo que hay que tomar en cuenta es que el riesgo eco-
nómico que asume el querellante no es en definitiva demasiado (hay un sello)
grande en relación con el resto de su patrimonio. El protegerlo con-
tra este riesgo no es tarea de la incapacitación. El querellante posee VI. Z. 1520/02.
plenamente el criterio para saber que la edición de sus Memorias
puede eventualmente ser gravosa para su patrimonio. En este senti- Certifícase que la sentencia precedente del 1° de septiembre de
do no necesita una protección jurídica como la que está destinada a 1902 tiene fuerza legal.
proporcionarle la incapacitación. Dresde, 17 de septiembre de 1902.
El Tribunal de Apelación ha llegado al convencimiento, por lo El Secretario judicial del Real Tribunal
dicho, de que el querellante está en condiciones de afrontar las exi- Supremo Provincial
gencias de la vida en todos los aspectos considerados aquí, y son Müller, Secretario
ellos los más importantes a los que se aplica la regulación proscrita (hay un sello)
por el orden legal. De todos modos, no existe nada en favor, ni
puede considerarse probado que a consecuencia de sus representa-
ciones delirantes no esté en condiciones de cuidar de sus intereses.
Esto hizo que, tomando en consideración la apelación presentada,
se llegara a la revocación de la incapacitación pendiente sobre el
querellante, sin que fuera necesario entrar en su nuevo ofrecimien-
to de prueba (parágrafo 672 del Código de Procedimiento Civil).
La imputación de las costas se basa en el parágrafo 673 del Có-
digo de Procedimiento Civil.

Firmado: Hardraht. Vogel. Doctor Steinmetz. Nicolai. Doctor Paul.


Librado en
Dresde, el 26 de julio de 1902
OTRAS PUBLICACIONES DE EDITORIAL SEXTO PISO George Orwell, Ensayos escogidos

"~
Estos ensayos, publicados en el centenario del natali-
cio de Orwell, muestran lo atemporal de su pensa-
Roberto Calasso, El loco impuro miento, que sigue siendo de gran vigencia y utilidad
El loco impuro es el primer libro de Roberto Calasso:
uno de los más grandes personajes de la literatura y
. &" para comprender los principales fenómenos políticos
contemporáneos. En este volumen es posible apre-
del pensamiento de todos los tiempos. Como él mis-
~) ciar la génesis de las ideas que Orwell plasmaría en su
obra cumbre, 1984, desechando la difundida idea de
,~
mo cuenta, éste es "un libro atípico. Lo escribí en una
fiebre, en tres semanas, cuando terminaba de editar
los escritos del propio Schreber, Memorias de un en-
• que los principales rasgos de la sociedad que ahí di-
buja (el newspeak, el doublethink, las fervorosas de-
fermo de nervios. Nunca me había pasado nada igual, mostraciones políticas, la homogeneidad del pensamiento, etc.) los creó
nunca volvió a pasarme". Sin embargo, en El loco im- simplemente a partir de su imaginación sin referencias concretas a las rea-
puro ya se encuentran los temas que Calasso desarro- lidades políticas de las sociedades humanas, totalitarias o no totalitarias.
llaría más tarde en todos sus otros escritos: la presencia de lo divino y de
los dioses en el mundo, así como las relaciones casi siempre violentas e Morris Berman, El crepúsculo
infieles entre aquéllos y los hombres. Pero, sobre todo, la manera en que de la cultura americana
los dioses se comunican con los mortales, es decir: enloqueciéndolos. Un profundo diagnóstico y crítica del declive de la
Calasso recrea, en forma de novela, el intrincado evento que vivió el que cultura de los Estados Unidos, El crepúsculo de la cul-
fuera presidente de la Corte de Apelaciones de Dresde, Daniel Paul tura americana, 'Notable Book' del New York Times Book
Schreber, con Dios, durante el período en que estuvo internado en el Revíew, plasma una visión interna del estado actual
Hospital Mental de Sonnenstein. de la cultura estadounidense y los diferentes escenarios
que puede enfrentar en un futuro. La glorificación de
los valores corporativos, el consumismo y entreteni-
Max Stirner, El único y su propiedad. miento masivos y el declive del sistema educativo son
(Prólogo de Roberto Calasso) algunos de los rasgos de la prevaleciente cultura de McWorld enaltecedora
Existen libros de un poder devastador que los hom- de lo que Berman llama la "personalidad Prozac".
bres tratan de negar a toda costa, sin lograrlo: El úni-
co y su propiedad, de Max Stirner, es uno de ellos. No Étienne de la Boétie y David Hume,
por nada desde su aparición {1844) fue secuestrado Discurso de la servidumbre voluntaria /
por las autoridades, argumentando que arremetía con- Escritos políticos
tra todos los valores, tanto religiosos como sociales, El objetivo de presentar a Étienne de la Boétie y a
que deben prevalecer en una sociedad sana y decente. David Hume en un mismo libro responde a la inelu-
Pero también fue atacado con gran virulencia por dible necesidad que se presenta hoy en día de revelar
Engels y Marx en La ideología alemana. En suma, es un libro que desqui- la cuestión de la obediencia y, por lo tanto, de lo po-
cia las susceptibilidades de casi todos los que tratan de salir de un tipo de lítico desde dos puntos de vista que, sin coincidir real-
dependencia religiosa, para pasar a otra sin darse cuenta. mente, abordan la máxima Némesis/Panacea de los
hombres con un cierto espíritu de ligereza al mismo
tiempo que no dejan espacio alguno para lamentos timoratos, dejando
como resultado el estado servil del individuo en su más cruda verdad.
Christopher Buckley, Hombrecitos verdes ta hablar desde una perspectiva opuesta a dicha hipocresía, acercándose al
<·r IRISTlWl IER Bl.J l ' KL LY
Apoyándose en la documentada creencia del 80% de · poder con humor y sin miedo, desde distintos ángulos, sin importar que
la población norteamer;cana de que su gobierno le unos se contrapongan a los otros.
ha ocultado, durante largo tiempo, información con-
cerniente a la presencia de extraterrestres en el plane- Juan J. Orosa, Los extraviados
ta tierra, Christopher Buckley realiza una excelente La búsqueda del Santo grial o de la fuente de la eterna
sátira que gira en torno a la estupidez y al tedio vital juventud alcanza proporciones cibernéticas cuando
Hombrccitos verdes
que permean el 'American way oflife', en la que todos, una corporación intenta transferir la mente humana
desde el presidente de los Estados Unidos hasta, por a una computadora. Tan descabellado plan se topa de
•- supuesto, sus gobernados, son objeto del escrutinio y frente con un grupo de hackers decididos a estropear
burla de su hilarante pluma. sus intenciones. Con estas dos fuerzas en confronta-
ción Juan J. O rosa construye una metáfora del extra-
Goran Petrovíé, Atlas descrito por el cielo
( ;(Jl<.1\ N l'fTlH W!C vío existencial: la desmesura autorreferencial, la hybris,
Atlas descrito por el cielo, la primera novela de Goran la estupidez revolucionaria, el sinsentido algorítmico
Petrovié, nos enfrenta a una narrativa que apela a la y la ambición galopante se diluyen y concentran en cada uno de los perso-
imaginación y a la firmeza de un lector que es cons- najes y en sus intenciones
tantemente cuestionado a lo largo de toda la novela.
Ocho personajes principales trazan la línea de ficción, José López Latorre, Silencios
A tl<i s dc:-;criio apelando a una arquitectónica fundada en la pintura Silencios muestra con nitidez la sensibilidad del hom-
por el ('ielo
- el seno de la estructura discursiva-, y que parte de la bre, del escritor, que a través de relatos breves logra un
l ..
necesidad de dichos personajes por cambiar de color libro en donde la co nstante es la discusión con el Yo-
el techo de una casa, pintándolo de azul, aunque en mismo. Un inventario de reflexiones cuya finalidad
realidad quitan el techo para poner el azul del cielo en su lugar. A partir de estriba en advertir que son aquellas construcciones in-
dicho evento, el autor va tejiendo una trama sutil, llena de encanto y con ternas (los silencios) las que permiten conocer estruc-
un manejo de la lengua admirable. turas complejas de poder, de afecto, etc., convirtién-
dose en el paso previo al entendimiento humano.
Luis Alberto Ayala Blanco y Citlali Marroquín,
El poder frente a sí mismo Lourdes Quintanilla Obregón,
El poder frente a sí mismo es una forma de mostrar Benjamin Constant: la fragilidad política
algunos de los múltiples rostros que presentan el do- Mucho se ha escrito sobre Benjamín Constant y su
minio y su figura gregaria, lo social. Destellos que di- importancia para el liberalismo francés, particular-
bujan ciertos contornos de la sociedad mexicana sin mente durante la Restauración. Sin embargo, esta
llegar a plasmar una figura definitiva. Hoy en día el obra intenta ofrecer otra mirada: leerlo a la luz de la
poder es percibido como algo malo, como algo que fragilidad política que se oculta en las convenciones
hay que erradicar del trato fraternal de las nuevas con- legales que los hombres establecen para la siempre
ciencias democráticas, que tanto trabajo les ha costa- compleja tarea de su organización política; desvelar
do conquistar a los recién emancipados ciudadanos sus secretos, sus dudas y sus prejuicios. Para ello la
mexicanos . Sin embargo, este tipo de percepciones lo único que logran es autora lo interroga. ¿Cómo pensar la política? Tal vez algunos de sus con-
traslucir no sólo una ignorancia cada vez más de moda en estas cuestio- sejos nos sean útiles. A través de las reflexiones constantianas, se dibujan
nes, sino, sobre todo, una hipocresía con respecto a los anhelos de todos algunas respuestas ante las preocupaciones actuales, pero las preguntas si-
aquellos que hablan emboscados en la conciencia social. Este libro in ten- guen formuladas, inevitablemente, porque no hay respuestas definitivas.
Memorias de un enfermo de nervios
se terminó de imprimir en septiembre de 2003
por Oak Editorial, SA de CV.
Se imprimieron 2,000 ejemplares
más sobrantes para reposición.
-
- 1
} ' "
~- -- . ·-------~-"---~-- -= ~b¡¡¡;,¡__,,,.... .. -

También podría gustarte