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Miguel
EL OTRO VAGABUNDO
En cierta ocasión hallé a un hombre en el camino. También él era un poco loco y me hablo
así: «Soy un vagabundo. A veces camino sobre la tierra y me parece que voy entre
pigmeos. Y como mi cabeza está setenta leguas más alta de la tierra que las suyas, doy a
luz pensamientos más elevados y más libres.
Pero, en realidad, no camino entre los hombres sino sobre ellos. Y todo cuanto pueden ver
de mí son mis pisadas en sus campos arados.
Y muchas veces les oí discutir sobre la forma y el tamaño de mis pisadas. Y hay algunos
que dicen: son huellas de un mamut que pasó por la tierra hace mucho tiempo. Y otros
dicen: No aquí cayeron meteoritos desde las lejanas estrellas.
Más tú, amigo mío, sabes de sobra que sólo son las pisadas de un vagabundo.»
Gibrán Jalil Gibrán
Desde una perspectiva apolítica y anti pedagógica existió una anarquía filosófica
por parte de la escuela de los cinicos, fundada por Antistenes y su alumno Diogenes de
Sinope, al que le decían “el perro”, fueéll quien ataco las antiguas escuelas de Atenas, y con
mayor vigor, puso muy endeble la academia de Platón.
El Sócrates furioso, era como se le conocía a Diógenes, siempre incitando con sus
criticas e insultos, o “mordidas”, que son de manera metafórica la búsqueda de las virtudes
en los demás, la vida de un perro era el ejemplo y la imitación a seguir de estos filósofos,
pero no la de cualquier perro sumiso y obediente sino lo contrario, un perro que se guiara
por medio de sus instintos y su valor, aquel que no le tenía miedo a la muerte pues además
de ser guardián de la visión del más allá y de los muertos, era también un Psicopompo que
guiaba a las puertas del averno o inframundo Griego. Para poder alcanzar el poder de sí
mismo, era necesario un nihilismo, para preparar y para entender una nueva escala de
valores, ya lo decía Nietzsche: “quien quiera que intente ser un creador en el dominio del
bien y del mal debe ser primero un destructor y quebrantar los valores”i
La filosofía de la indigencia cínica se basaba en un voluntarismo estético,
anunciando en cada acto su libertad, aunque se encuentre en la tempestad o en la tragedia,
siempre se saldrá triunfante y avante, la filosofía errante del vagabundo se aproxima a lo
esencial, pues el no tener nada, predispone a apreciar mejor en que consiste el “ser” de las
cosas. El filósofo cínico es aquel que en la indigencia o en la sencillez introduce el
pensamiento en su vida y da vida a su pensamiento, entre su teoría y su práctica teje como
una araña, su propia existencia para tener un camino donde andar, hacer de su pensamiento,
lenguaje y actos, una inmanencia hacia su propia vida. La voluntad estética del cínico se
caracteriza por la previa purificación en donde desaparecen todos los defectos y las cosas
que no pertenecen a uno mismo, por ejemplo, en una ocasión le preguntaron a Diógenes
como logro obtener su sabiduría con la amistad que tuvo con Antístenes y el respondió así:
“el me mostro lo que me pertenece y lo que no me pertenece. La propiedad no es mía: los
padres, los sirvientes, los amigos,, la reputación, los lugares familiares, las relaciones
humanas, todo eso me es ajeno”ii
Otra de las características de la indigencia cínica era la del ermitaño, pues en él
gira una comparación y parentesco con Diógenes, en cuanto a la imagen simbólica
arquetípica del viejo con su linterna, pues hay una relación o analogía en la cualidad del
filósofo cínico como un ser sabio. En algunas fuentes antiguas cuentan que en alguna vez se
le vio a Diógenes con una lámpara en pleno luz del día buscando en las calles de Grecia
verdaderos seres humanos, tal vez ya desde entonces Diógenes anunciaba la muerte del ser
humano, pues según la mirada de este filósofo no había verdaderos hombres que existieran
de manera autentica e independientes, ya que pensaba que lo seres estaban ausentes, por su
falta de libertad y por no buscar su propia forma de vivir de acuerdo a la naturaleza salvaje,
inmanente y oculta dentro del interior de cada uno. Esta comparación es ambivalente entre
el ermitaño y Diógenes, podemos ver en ello, como la búsqueda de aquellos iniciados que
quisieran despertar y revivir en espíritu y alma, disociarse de la vida dogmática,
institucional y material, los seres humanos se puede decir hoy en día por esta era neoliberal
están perdidos y muertos en vida, pues no existen, por si mismos, por estar manipulados y
controlados por las formas de vivir tan superfluas de la civilización moderna, con sus
categorías de uso y valor universal: “El mejor de los seres humanos verdaderamente
divino y justamente elevado al rango de los dioses, debió recorrer el mundo casi desnudo,
cubierto apenas por una sencilla piel de animal, sin pretender ninguna de las cosas que
nos son necesarias. (…) apartaba el dolor de los demás; (…) dominaba la tierra y el mar:
en efecto, en todo en cuanto impedía resultaba siempre vencedor; nunca encontró su igual
y aún menos su señor (….). Era de un temperamento fuerte que se dominaba, procurando
vencerse a sí mismo y repudiaba la molicie.”iii
El “cinosargo”, es la escuela cínica fundada por Antístenes, su ubicación se
encontraba siempre en muchos lugares periféricos de Grecia, ahí asistían los hombres
excluidos y los que se sentían inconmensurables e incomprendidos ante las formas de vida
de su familia o ciudad, la escuela cínica a diferencia del liceo de Aristóteles, o la academia
de Platón o el jardín de Epicúreo, era que el cinosargo, estaba siempre situado en los
lugares más alejados de la centralidad del poder y de los ricos, se ubicaba por lo regular en
lugares como cementerios, era una escuela errante, siempre alejados de la instituciones.
La escuela cínica simbolizo al perro como aquel que insulta por medio del ladrido
para provocar que en este arte, se inspire y se encuentren las virtudes de los otros. Las
enseñanzas de los filósofos cínicos por medio de la mordida tienen un fin pedagógico, pues
por esta vía se inculcaban sabiduría y virtud, decía Diógenes refiriéndose a Platón: “Los
demás perros muerden a sus enemigos, mientras yo muerdo a mis amigos con la intención
de salvarlos…. ¿Qué puede ofrecernos un hombre que se ha dedicado toda su tiempo a
filosofar sin haber inquietado nunca a nadie?...Los discurso de un filósofo deberías estar
henchidos de esa dulzura acre que puede irritar las heridas humanas.”iv
Diógenes explica mejor sus ideas practicándolas y no con simples discursos
retóricos o escritos donde solo queda la mera teoría estéril, así de esta manera si había
alguien que pudiera desacreditar la filosofía de Diógenes reaccionaba con actos, preguntas
ofensivas o les contestaba con efusiva ironía, por ejemplo, cuando querían saber por qué
comía en la plaza pública, él solo respondía con sarcasmo, les decía simplemente que allí le
dio hambre, justo en la plaza, pues él no quería rehusarse a la voluntad de su instinto, y en
igual forma reaccionaba así, ante la necesidad de tener sexo, pues no había forma para él
de esconder los impulsos y los deseos más naturales: “los hombres se retiran al ámbito
privado para tener comercio carnal con su mujer, muestras Crates lo hace en público con
Hiparquía.”v
Los cínicos habían hecho de su sencillez una virtud y de la virtud una sencillez que
enseñaba a vivir de manera estética, solo con el desprendimiento y el repudio hacia lo
ostentoso y lo innecesario nacían ellos la dichosa virtud de la felicidad y la fortuna de
alejarse de las ignorancias, pues se acercaban a la espiritualidad sin dogmatismo que seguir,
en ellos se encontraba la chispa que los hacia ser un ser autónomo, para conseguir grados
de divinidad, solo basta lo sumario para ser un hombre feliz, pues el individuo que practica
esta forma de vida, domina las condiciones que hacen su destino y no precisamente algo
azaroso y material.
Una de las famosas características de la vestimenta de los cínicos era la
desfachatez, eran austeros y estaban harapientos, Antístenes enseño que en el aspecto o la
porte de vestir tendría que estar reducida a solo lo elemental, la ropa tenía que cumplir con
la única función que es protegerse de los diferentes climas, y de la intemperie del calor y el
frio, se rehusaban aceptar las modas, esto les producía una separación y crítica hacia el
comercio y al enriquecimiento.