Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Aprendizaje Cognitivo
El Aprendizaje Cognitivo
de todo lo
que nuestro cerebro es capaz de hacer. La ciencia está en pañales con
respecto al mecanismo, prácticamente perfecto de nuestro cuerpo y,
muy especialmente de nuestro cerebro. Sin embargo, cada día se
descubren nuevas cosas, más fascinantes si cabe que las anteriores.
En el mundo femenino, en el de la maternidad, hay una discusión muy
viva sobre el uso de la oxitocina sintética —también llamada
la hormona del amor— en los partos. Irene García Perulero —bióloga e
investigadora de esta hormona muy implicada en el desarrollo de las
relaciones sexuales, amorosas y de reproducción y lactancia, en el ser
humano—, recuerda que tuvo un parto muy complicado que terminó
en cesárea.
A partir de ahí comenzó a hacerse numerosas preguntas, precisamente
porque su condición de bióloga la llevaba a no quedarse sin
respuestas. «La primera vez que me puse a investigar en serio sobre la
oxitocina fue allá por el 2005. No es que no hubiera oído hablar de ella
antes, sabía que la oxitocina es la hormona responsable de que las
fibras musculares del útero se contraigan durante el parto,
produciendo las típicas contracciones que permiten que los niños
nazcan. Sabía que la oxitocina se administra de forma exógena —
intravenosa— durante los nacimientos y lo sabía muy bien», asegura.
Sin embargo, «mi primer parto que, a priori, era de bajo riesgo acabó
en escabechina: enema, rasurado, monitorización continua,
inmovilización, tactos múltiples, maltrato verbal, miedo, aguas
teñidas, sufrimiento fetal, más miedo, epidural, terror y cesárea. Y,
por supuesto grandes dosis de oxitocina».
Todo esto cambió su visión: «Sabía que un mal parto te deja hecha
polvo, que condiciona la lactancia y la crianza posterior y que tiene un
peso en la construcción de tu maternidad. Pero, en realidad, sabía
muy poco. Y entonces, un día, en un foro de internet sobre partos, a
un ginecólogo que andaba por allí se le ocurrió decirme que la
oxitocina sintética era exactamente igual que la natural. A mí sólo se
me ocurrió ponerme a investigar»
Efectos secundarios
La oxitocina acelera los partos. Pero tiene efectos secundarios como la
rotura uterina y la pérdida de bienestar fetal. «Este hecho por sí
mismo ya es más que suficiente para no tomarnos el uso de oxitocina
sintética a la ligera y por ello la Organización Mundial de la Salud
recomienda restringir su uso todo lo posible», recuerda Irene.
Lo cierto es que la oxitocina sintética y la natural son químicamente
idénticas, «pero no funcionan igual», sostiene la bióloga, ya que «la
oxitocina endógena se secreta desde la hipófisis unida a unas
proteínas llamadas neurofisinas, y la principal diferencia es que la
sintética se administra en continuo y la endógena se secreta a pulsos.
Este asunto sería soslayable colocando una bomba de perfusión que
administrase la oxitocina exógena también a pulsos, pero el problema
es que las diferencias no terminan aquí», remarca.
En una reflexión final la bióloga concluye con que «lo raro es que aún
así podamos parir. Es más que probable que dentro de unos años nos
demos cuenta de que introducir oxitocina sintética de forma rutinaria
en los partos ha sido uno de los experimentos científicos sin control
más peligrosos que ha realizado el ser humano»