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CAPÍTULO 1.

MENTE, CEREBRO Y
EDUCACIÓN
1. EL NACIMIENTO DE UN NUEVO CAMPO DE
ACTIVIDAD CIENTÍFICA: MENTE, CEREBRO Y
EDUCACIÓN (MBE)
En todas las definiciones de educación subyace la idea esencial de conducir
el desarrollo de la persona al perfeccionamiento y a la excelencia personal.
El desarrollo presentado por un individuo en un momento dado se corresponde
con el conjunto de los aprendizajes logrado por el sujeto como resultado de su
historia de interacción con el medio. Estos aprendizajes se muestran a través
del comportamiento exhibido al interactuar con el entorno.
Todo ellos están interconectados entre sí formando un sistema integrado,
único y global. Por ello, la persona constituye un todo indivisible, cuyo estado
de desarrollo se corresponde con un conjunto de aprendizajes organizados.
Con fines educativos o de investigación, esos aprendizajes se pueden
parcelar o hacer subconjuntos de aprendizaje de mayor o menor amplitud, en
función a su similitud en cuanto a las consecuencias que tienen para la
adaptación del sujeto en su medio.
Cabe la posibilidad, de que el individuo separe los aprendizajes en áreas,
dependiendo de la amplitud o de su similitud con otros para su adaptación al
medio, que podrán ser más extensas o menos. Cuanto mayor sea la exigencia
de similitud entre los aprendizajes, más asequible será la información para su
tratamiento operativo (más específica).
Aunque se puedan hacer estas parcelas, no hay que olvidar que estas áreas se
van integrando progresivamente en otras cada vez más amplias, hasta llegar al
sistema personal global.
El sistema no es un conjunto de aprendizajes estable, es un sistema dinámico,
que permanentemente está modificándose, como resultado de su continua
interacción con el ambiente. De esta interacción surgen continuamente nuevos
aprendizajes que se van integrando en el sistema logrando que este evolucione
permanentemente. La fuerza de la educación está en la posibilidad de guiar
esos aprendizajes hacia la excelencia personal, o hacia el éxito adaptativo.
Educar no es otra cosa que ayudar a aprender, es el centro de la acción
educativa: que el individuo aprenda para llegar a la excelencia personal.

ARISTÓTELES hace unos 2500 años: “educar no es una función vital, porque
no tiene el fin en sí misma; la función vital es APRENDER” (SIMPSON, 1977).
La educación se distingue del adoctrinamiento o la instrucción por su finalidad,
la de ayudar a la planificación o excelencia personal.
La educación, ganará en eficacia y eficiencia si ampliamos nuestro conocimiento
sobre el aprendizaje y sepamos trasladarlo a las políticas y prácticas educativas.
Este es el objetivo central del emergente campo de actividad científica de
MBE (Mind, Brain and Education).
Los conocimientos acumulados por la neurociencia en las últimas décadas
(impulsados por el desarrollo de las tecnologías de la observación de las
actividades cerebrales) que se tienen se deben aprovechar para la educación.
Debemos tener en cuenta los conocimientos sobre los mecanismos cerebrales
de aprendizaje para llevarlos a la educación.
MBE es el puente para transferir los hallazgos neurocientíficos a la mejora de la
educación y para informar a los investigadores, desde la práctica educativa, de
qué dirección deben tomar en sus investigaciones. Es una vía de comunicación
entre investigadores y educadores.
Pioneros en la construcción de este puente fueron, a finales del siglo XIX, H.H.
DONALDSON, eminente neurólogo que relacionó los hábitos alimenticios con el
aprendizaje, y REUBEN P. HALLECK, que destaca por su aplicación pedagógica
de los estudios neurocientíficos de la época.
La creación de la Brain Commission (1903) y la fundación de la Society of
Neuroscience (1960), dieron impulso al trabajo neurocientífico que, a lo largo del
siglo XX, fue acumulando conocimiento acerca del cerebro. Su repercusión
sobre la actividad educativa fue escasa excepto las aplicaciones educativas de
los desarrollos psicológicos con base neurocientífica.
Este es el caso del gran psicólogo canadiense D.O.HEBB, cuyos trabajos
tuvieron como horizonte situar a la psicología en el terreno de la neurociencia.
La trascendencia de sus trabajos para el desarrollo neurocientífico ha sido tal
que, la denominada Ley de Hebb, en su honor, forma hoy día parte ineludible
en la explicación de los mecanismos cerebrales del aprendizaje.
El siglo XXI se ha denominado el siglo del cerebro. El conocimiento
neurocientífico crece en términos exponenciales debido al desarrollo de las
nuevas tecnologías de observación del cerebro. Esto provocó un mayor interés
en el estudio del cerebro y el crecimiento de cientos de equipos de investigación
potentes distribuidos por el mundo entero. Existe un deseo generalizado en toda
la comunidad científica por abordar la que se considera una de las “últimas”
fronteras del conocimiento. Estos conocimientos acumulados, hicieron comenzar
un gran número de proyectos neurocientíficos al servicio de la educación
En PARÍS, apoyado por la OCDE, se desarrolla un proyecto para impulsar el
trabajo conjunto de neurocientíficos y educadores. El interés de la OCDE
(Organización para la cooperación y el desarrollo económicos) por la mejora de
la educación está relacionado con el desarrollo económico de los países
miembros. Este proyecto se centró en la identificación de las áreas del cerebro
más relevantes para la educación (lengua, matemáticas, emociones)
En TOKIO, se consolidó un fuerte movimiento liderado por HIDEAKI KOIZUMI,
el cual contribuyó a la investigación con la Imagen por Resonancia magnética, y
dirigiendo gran cantidad de programas (se consolidó un fuerte movimiento para
conectar neurociencia y educación, hasta la fecha 19 proyectos) representan
otro pilar importante en la construcción de MBE.
En CAMBRIDGE surgió un grupo de profesores, liderados por KURT FISCHER
y HOWARD GARDNER, que defendían la necesidad de ponderar los nuevos
hallazgos, trabajaron frenéticamente en un postgrado con el título “Desarrollo
Cognitivo, Educación y el Cerebro” amparado en el campo de MBE.
El argentino ANTONIO BATTRO, miembro de la Academia Pontificia de
Ciencias del Vaticano, introdujo el término “neuroeducación” en 1996 para
referirse a ese nuevo campo que ayudó a emerger.
La Academia encargó al italiano un encuentro internacional de expertos para
tratar sobre el lugar de las ciencias y de las tecnologías en la educación de los
ciudadanos. Dicha conferencia se celebró en noviembre de 2003 con el título
International Conference on Mind, Brain, and Education y, entre otras cosas,
facilitó el encuentro de los grupos de PARÍS, TOKIO y CAMBRIDGE que
empiezan a colaborar y a unir sus esfuerzos en un objetivo común.
La International Mind, Brain, and Education Society (IMBES) surge en 2004
con la finalidad de promover la investigación sobre neurociencia educativa y su
aplicación a la mejora de la educación. Tres años más tarde, en 2007, inicia la
publicación de la revista Mind, Brain, and Education como instrumento de
comunicación y diálogo entre investigadores y prácticos de la educación.
Aparte del incremento de actividad y recursos en los centros primigenios de
PARÍS, TOKIO y CAMBRIDGE, se ha producido una verdadera explosión del
campo en prácticamente la totalidad de los países desarrollados..
La segunda Conferencia Internacional sobre Mente, Cerebro y Educación
(continuación de la del noviembre de 2003) fue organizada por la Academia
Pontificia de Ciencias del Vaticano y celebrada en octubre de 2010 con las
personalidades más relevantes en MBE. Las actas del grupo de trabajo se
denominaron: Human Neuroplasticity and Education (BATTRO, DEHAENE y
SINGER, 2011).
La otra, en clave nacional, es el número extraordinario de diciembre 2012 de la
revista Participación Educativa, revista del Consejo Escolar del Estado, dedicado
a MBE con el título “La investigación sobre el cerebro y la mejora en educación”.
2. CARÁCTER TRANSDISCIPLINAR DE MBE
El objetivo de la actividad científica MBE es la construcción de una ciencia del
aprendizaje capaz de fundamentar una práctica educativa cada día más eficaz
y eficiente.
Esta actividad científica tiene carácter transdisciplinar, bien distinto a un enfoque
multidisciplinar o a uno interdisciplinar (KOIZUMI, 1999).
La TRANSDISCIPLINARIEDAD es una aproximación para examinar y resolver
problemas complejos mediante el esfuerzo colaborativo de múltiples
participantes de diversa procedencia. El conocimiento es algo que se construye
a nivel de grupo y no como producto de la actividad de cada individuo participante
(el conocimiento surge de la fusión de las disciplinas, dando lugar a un campo
de estudio nuevo y produciendo un conocimiento que transciende a aquel
generado por cada una de las disciplinas individuales en las que se apoya).
El conocimiento que se persigue en MBE, no es:
- La suma de los conocimientos individuales proporcionados por expertos
en sus respectivas áreas: MULTIDISCIPLINARIEDAD (un mismo objeto
de estudio, de interés para diferentes disciplinas, es abordado por cada
una de ellas desde su particular perspectiva).
- El conocimiento creado en la intersección de disciplinas establecidas:
INTERDISCIPLINARIEDAD (un mismo objeto de estudio se aborda
mediante la integración de los diferentes campos desde los que se
estudia).
MBE es un nuevo tipo de conocimiento que surge de la interacción de gente
diversa dentro de un grupo enteramente nuevo (transdisciplinariedad). Lo que
conecta a sus participantes es un tema común al que todos aportan su particular
preparación con el fin de llegar a un entendimiento global sobre ese tema.
La transdisciplinariedad es un concepto dinámico, por el cual, se conectan varias
disciplinas para crear una disciplina nueva. Es una fusión de disciplinas, no una
yuxtaposición de múltiples disciplinas.
Según REPKO (2008) los cinco elementos que definen cualquier disciplina son:
1. Los fenómenos de interés de una disciplina representan la parte del
mundo que es de su interés y reflejan también su epistemología.
2. La epistemología: cómo se conceptúa la naturaleza, la validez y los límites
del conocimiento.
3. Los métodos: son los medios mediante los que los investigadores de ese
campo obtienen y evalúan las evidencias que soportan las teorías.
4. Las teorías: son explicaciones de los fenómenos observados que, en una
disciplina empírica (basada en la experiencia y observación de los
hechos), pueden ser probados.
5. Las asunciones: son suposiciones (o conocimientos tácitos, que no se
dicen porque se suponen o sobreentienden) que subyacen a los
conceptos, teorías y métodos de una disciplina.
Es necesario conocer la definición de estos elementos para facilitar la
comunicación y el entendimiento entre neurocientíficos y educadores en MBE.
Ambos campos tienen culturas disciplinarias profundamente enraizadas, con
métodos y lenguajes específicos para cada campo por lo que es necesaria la
creación de un lenguaje común y el establecimiento de una metodología
compartida.
El desarrollo de un lenguaje común es necesario. En esta dirección es preciso
resolver, previamente, 3 tipos de conflictos que pueden emerger:
❖ Conflicto 1: Uso de un mismo término para referirse a fenómenos
diferentes, creando la sensación de falso consenso. Para resolverlo es
importante hacer preguntas que clarifiquen el significado de los términos,
para que no haya confusión.
❖ Conflicto 2: Uso de términos diferentes para describir un mismo
fenómeno. Este conflicto es menos frecuente y se resuelve fácilmente
mediante la clarificación de los términos.
❖ Conflicto 3: Dentro de una misma disciplina un fenómeno es
conceptuado de diversas maneras. Se exige profundizar en las
suposiciones más profundas sobre esa diversidad conceptual debido a la
falta de precisión y consenso conceptual de los educadores.
Otro paso necesario para el progreso de MBE tiene que ver con el
establecimiento de una metodología compartida. Una ciencia transdisciplinar
cuenta con el potencial y, con frecuencia, la necesidad para desarrollar nuevos
métodos. La diversidad metodológica aportada por la educación y la
neurociencia permiten el estudio del aprendizaje desde múltiples ángulos que
pueden ser complementarios, pero una ciencia como MBE, enfocada sobre este
fenómeno, precisa de nuevos métodos que puedan explicarlo.
De hecho, en MBE se están generando líneas de investigación innovadoras y
realizando grandes avances en la aplicación de metodologías que ya han sido
iniciadas en otros dominios que contienden con sistemas complejos.
Los métodos de sistemas dinámicos, y otros relacionados, ofrecen una
oportunidad única para estudiar los fenómenos MBE en su complejidad, sin
reducirlos a otras cosas. Ciertos fenómenos son necesariamente y, de hecho,
mejor estudiados a ciertos niveles.
En MBE todos tienen potencial para contribuir como expertos, aunque a veces
algunos se sientan intelectualmente inferiores. El establecimiento de buenos
canales de comunicación bidireccional para compartir información es necesario.
MBE es una realidad transdisciplinar en cuyo seno se está produciendo un
volumen importante de conocimiento cada año creciente. La adecuada
formación de los profesores y de los demás profesionales de la educación para
aprovechar todos estos hallazgos en beneficio de la calidad de la ayuda que
prestan al aprendizaje de los educandos es evidente que debería estar
garantizada en todo plan formativo de estos profesionales.
3. CONEXIÓN ENTRE LA INVESTIGACIÓN Y LA
PRÁCTICA EDUCATIVA
Hace ya algunos años que se advirtió sobre la conveniencia de dirigir las
investigaciones en ciencias sociales hacia la resolución de los problemas
sociales. En el campo de la educación, no ha calado la urgencia de la necesidad
de dirigir la investigación hacia la obtención de conocimiento utilizables para
mejorar las políticas y las prácticas educativas, hasta la entrada del nuevo siglo.
FINALIDAD:
o Reconciliar la división entre investigación y práctica en educación.
o Rentabilizar los recursos dedicados a investigación.
o Mejorar la calidad educativa mediante actuaciones concretas de política y
práctica educativa diseñadas sobre la base del conocimiento científico
contrastado.
Desde sus inicios, MBE está comprometida con la generación de conocimiento
utilizable para mejorar la práctica educativa y, por extensión, también de la
política educativa a partir del análisis de cómo la neurociencia puede
relacionarse más eficientemente con la educación.
Para poder generar ese conocimiento utilizable, la investigación y la práctica
deben estar estrechamente conectadas. La investigación necesita estar
científicamente bien fundamentada, pero para ser útil a la educación, también
necesita estar conectada con las vías de enseñanza y aprendizaje que se dan
en entornos educativos reales.
Los beneficios de la neurociencia educativa sólo serán efectivos, si los prácticos
de la educación (maestros, profesores, educadores sociales, diseñadores del
currículum y responsables de la política educativa), incorporan las implicaciones
y aplicaciones de los hallazgos científicos a sus políticas y prácticas
profesionales. Por ello la neurociencia educativa necesita incluir un marco de
investigación-acción en el que la génesis y diseño de la investigación partan
desde los intereses educativos y las potenciales aplicaciones de la investigación
sean probadas en los entornos educativos.
A finales del siglo XIX, JOHN DEWEY propuso un modelo de “escuelas
laboratorio” para aplicar prácticas basadas en hipótesis para probarlas en
entornos reales de aprendizaje y poder retroalimentarse en beneficio de un
incremento constante de la calidad educativa. Sin embargo, estas escuelas no
persistieron con el objetivo que DEWEY había concebido y acabaron en escuelas
de élite que proporcionaban una educación de excelencia.
En MBE están surgiendo escuelas de investigación ligadas a las facultades de
educación para conectar el trabajo de investigadores y prácticos. En este
modelo, los investigadores y los profesores trabajan juntos para hacer
investigaciones que puedan ser relevantes para la práctica.
Esto incluye: desarrollo de cuestiones, desarrollo de técnicas innovadoras de
evaluación de campo, utilización de los resultados de aula para refinar las
direcciones de la investigación, ajuste local de la práctica, introducción de los
resultados en una base de datos general en MBE y diseminación de los
hallazgos.
Las escuelas de investigación funcionan como potentes centros de producción
de conocimiento utilizable. Son medios para ayudar a promover cambios en la
cultura de la escuela estableciendo la expectativa. Ejemplos de escuelas de
investigación funcionando actualmente:
- La Red de Escuelas de Investigación. Organizada en torno a la facultad
de educación de la University of Texas. Cuenta con 70 escuelas de
primaria y secundaria, con laboratorio de MBE.
- Center for the Study of Boys’ and Girls’ Lives. Para facilitar la
colaboración investigadora con la facultad de educación de Pennsylvania.
Las escuelas definen las áreas de interés conduciendo la investigación,
valorando los datos y elaborando propuestas
- La Red de escuelas de Upper Valley. Un conjunto de escuelas rurales
de pequeño tamaño, asociadas con la facultad de educación. Las
escuelas son centros reales de investigación y proporciona formación a
los profesores.
- Las escuelas colaboradoras de la Tufts University (Massachussetts) han
ayudado a validar programas como el RAVE-0, programa sobre el
desarrollo lingüístico dirigido a estudiantes de primaria.
- Los centros colaboradores (más de 40) del Metropolitan College de
Denver, dirigido a mejorar el aprendizaje autorregulado en preescolares.
- Las escuelas colaboradoras de la University of California- Berkeley en
relación con el programa STOMP dirigido a desarrollar las habilidades de
razonamiento y de velocidad del procesamiento en niños de educación
primaria.
- Cramin Experimental School (Tel Aviv, Israel) con 8 años de experiencia
en el proceso de aprendizaje de estudiantes y profesores.
Además de las escuelas de investigación, también es necesario desarrollar una
base de datos, accesible a todos los interesados, donde ir acumulando todo lo
aportado por la investigación de cualquier parte del mundo. Esto facilita estar al
día de cualquier conocimiento nuevo generado sobre cualquier cuestión de
interés.
Para que esta base de datos sea efectiva hay que adoptar un vocabulario común
a nivel internacional, utilizar medidas comunes y desarrollar una cultura científica
común. Ya existen algunas de esas bases de datos.
o CERI-OCDE: base de datos importante para MBE, en relación con las
evaluaciones PISA.
4. EL SIGNIFICADO DE BASES DEL APRENDIZAJE Y
EDUCACIÓN (BAE) EN MBE
La generación de investigaciones utilizables en la educación requiere la
participación activa de los prácticos de la educación. Esta participación será más
eficiente si los profesionales disponen de formación MBE para compartir
vocabulario, conceptos y cultura científica, para generar un clima de
comunicación y confianza.
Esta formación básica se considera imprescindible para cualquier profesional de
la educación independientemente de su cometido concreto y del contexto en el
que ha de realizar su labor (maestro, profesor, educador social, orientador,
director escolar, supervisor educativo, administrador de la educación…).
Además, esta formación está llamada a corregir una importante laguna en los
programas formativos de los educadores:

- El escaso conocimiento que proporcionan sobre la naturaleza del


aprendizaje y sobre cómo ocurre el aprendizaje.
- El desarrollo de las personas a lo largo de la vida, según ha constatado el
American National Council for Acreditation of Teacher Education
(SNYDER y LIT, 2010), lo que resulta en extremo preocupante si, en
principio, toda su actividad profesional gira en torno al aprendizaje.
Un profesional será más eficaz y eficiente si conoce mejor todo lo que respecta
a su trabajo. Está destinado a proporcionar formación sobre las bases del
aprendizaje para comprender mejor la actividad educativa y realizar actuaciones
educativas en entornos formales y no formales, en relación a los objetivos de
aprendizaje y desarrollo de las personas.

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