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LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE ORIENTE LE OTORGÓ TÍTULO DE “MAGISTER

HONORIS CAUSA EN EDUCACIÓN RURAL” AL PRESBÍTERO FRANCISCO OCAMPO


ARISTIZÁBAL, POR SU LIDERAZGO SOCIAL DE TRANSFORMACIÓN COMUNITARIA.

1. Magíster Honoris Causa en Educación Rural.

El pasado 9 de octubre de 2019, en el marco del “Congreso Internacional


Epistemologías del Sur y Ruralidades Latinoamericanas”, celebrado en Rionegro,
Antioquia, en la Universidad Católica de Oriente, esa Institución de Educación
Superior, mediante resolución del Consejo Directivo, le otorgó al presbítero Francisco
Ocampo Aristizábal el título de “Magister Honoris Causa en Educación Rural”, por su
vida dedicada al beneficio de las comunidades y a la construcción de territorios a
través del trabajo, la educación y la fe católica.

A propósito del merecido reconocimiento que la U.C.O. le ha hecho al padre


Francisco Ocampo Aristizábal, el señor director del periódico “El Marinillo” ha querido
que en esta edición se resalte el hecho y se haga un breve recorrido por la fructífera
existencia del virtuoso levita, a quien el Oriente antioqueño le debe el impulso y la
consolidación de varios procesos de transformación social, de rescate y conservación
de comunidades territoriales, como la del municipio de El Peñol, así como la creación
de obras e instituciones que contribuyen a reparar en algo la deuda social que tiene
el país con la población rural.

Francisco Ocampo Aristizábal es un presbítero fiel a su vocación. La integridad de su


ministerio sacerdotal es perfectamente coherente con la condición que la Iglesia
Católica recomienda para sus pastores por medio del Decreto “Presbyterorum
Ordinis” del Concilio Vaticano II, que en uno de sus apartes expresamente les dice:
“…como buenos pastores, conozcan a sus ovejas y busquen incluso atraer a las que
no pertenecen todavía a este redil, para que también ellas oigan la voz de Cristo y
se forme un solo rebaño y un solo pastor. Mucho ayudan para conseguir esto las
virtudes que con razón se aprecian en el trato social, como son la bondad de corazón,
la sinceridad, la fortaleza del alma y la constancia, la asidua preocupación de la
justicia, la urbanidad y otras cualidades que recomienda el apóstol Pablo …”.

Quienes hemos tenido la posibilidad de trabajar cerca al “padre Pacho”, como


familiarmente se le reconoce, podemos dar testimonio de su entrega a la misión
eclesiástica, de su compromiso con la justicia social, con las causas de los menos
favorecidos y con la reivindicación de los derechos de las gentes cuando a estas se
les ha pretendido vulnerar aquellos por personas o entidades. La actitud del padre
Francisco, en todos los casos, ha estado ajustada al espíritu del evangelio y a la
doctrina social de la Iglesia Católica. Es un hombre que con las obras ha demostrado
la fe, tal como lo exhorta el apóstol Santiago en su carta, Cap. 2, vers. 14 – 26.

2. Síntesis de la vida de Francisco Ocampo Aristizábal:

El Pbro. Francisco Ocampo Aristizábal nació en el municipio de El Santuario,


Antioquia, vereda “El Valle de María”, el 16 de septiembre de 1935. Cursó sus
estudios primarios, inicialmente en su escuela veredal y, luego, pasó al Colegio
Parroquial que atendía hasta tercero de bachillerato. En el año 1952 ingresó al
Seminario Menor de Medellín y, posteriormente, al Mayor para continuar sus estudios
de preparación al sacerdocio.

El 18 de marzo de 1957, el Papa Pío XII, por la Bula “In Apostólici Múneris”, creó la
Diócesis de Sonsón. Por esa razón el padre Ocampo pasó a la nueva diócesis, y el 8
de diciembre de 1961 recibió la ordenación sacerdotal de manos de su Obispo
Diocesano, Monseñor Alfredo Rubio Díaz.

El Sacerdote recién ordenado es nombrado profesor de Filosofía en el Colegio


Nacional de San José de la ciudad de Marinilla y Vicario Cooperador de la Parroquia
de la Asunción, en donde estuvo desde enero hasta septiembre de 1962. Luego es
destinado como Vicario Cooperador de la parroquia de Guarne, de octubre de 1962
a febrero de 1963. Su superior diocesano lo destinó luego como Vicario Cooperador
de la Parroquia de Abejorral donde trabajó entre febrero de 1963 y enero de 1964.
El 25 de enero de 1964 el padre Ocampo fue adscrito como Vicario Cooperador de
la parroquia de El Peñol y capellán de los campamentos de trabajadores que
Empresas Públicas de Medellín (EPM) tenía en el Río Nare, con motivo de la
construcción de la central hidroeléctrica de Guatapé.

Las primeras obras sociales del padre Francisco estuvieron orientadas hacia el
fomento de la economía solidaria, y es así como en Marinilla, Guarne, Abejorral y El
Peñol promovió la fundación de cooperativas, a fin de asociar a los pequeños
productores campesinos y a los comerciantes en procura de motivar la solidaridad
para encaminar salidas a la difícil situación económica que en los años 60 y 70 era
característica en la mayoría de las familias del Oriente. Aún persiste en el medio un
alto grado de desigualdad y de carencia de recursos, especialmente en la población
rural.

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Por la época de llegada del padre Ocampo Aristizábal a El Peñol, en 1964, Empresas
Públicas de Medellín iniciaba los trabajos de construcción de la represa del rio Nare,
por lo que profesionales, trabajadores y gentes de diversa índole venían a la región
donde se realizaban los trabajos, lo que generó inquietud en los habitantes locales,
no solo por la construcción de la obra, sino porque se vaticinaba un cambio de
costumbres de la población en los ámbitos social, familiar y religioso.

Pero en el caso de El Peñol la situación se planteaba compleja, pues EPM, al


momento de ocupar los terrenos que requería para el embalse y las obras de
infraestructura, no pensó en conservar la localidad y su comunidad, sino en
indemnizar a la gente y dejar que cada familia tomara su propio rumbo en
localidades diferentes a la de El Peñol.

La Iglesia, con su Obispo diocesano y los sacerdotes de la parroquia y las entidades


sociales de El Peñol tuvieron que afrontar los problemas del cambio, por lo que
debieron buscar formas jurídicas para llegar a un acuerdo entre la comunidad y EPM
para realizar un estudio sobre los efectos nocivos que estas obras traerían sobre
todos los componentes del entorno del proyecto y cuáles deberían ser las
compensaciones por aquellas. En esa época no existía, como hoy, la obligación para
las empresas constructoras de proyectos hidroeléctricos de formular y ejecutar
planes de manejo ambiental con sostenibilidad y compensación social.

La acción de la parroquia, con el padre Francisco como acompañante de la


comunidad, fue eficaz e inmediata: promueve el Sindicato de Agricultores, lo
organiza y lo pone al tanto del problema, del cual ellos son los más afectados.
Fomenta las Juntas de Acción Comunal. En las Juntas Presbiterales expone la
situación social y en una de ellas se conviene en solicitar el estudio evaluativo que,
posteriormente, le fue confiado a “Codesarrollo”- hoy Fundación Socya -, y fue la
base para el Contrato Maestro en el año 1969, y del Contrato Parroquial que, a la
postre, pese a los descontentos, fueron los instrumentos conciliadores y orientadores
de las acciones de compensación y retribución por las obras, tanto para las familias
como para las instituciones públicas y privadas, entre ellas el Municipio y la
Parroquia.

Cuando llegó la hora del traslado de la cabecera de El Peñol, el cual se realizó


anticipadamente a lo que estaba previsto, en mayo de 1978, el padre Francisco
estuvo al frente de la comunidad y de sus feligreses, acompañándolos, apoyándolos
y sirviendo de vocero en muchas circunstancias.
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Es preciso resaltar que, sin la presencia de la Diócesis, con sus obispos de cada
momento como líderes, y del padre Francisco Ocampo A. como gestor y motor del
proceso social, no se hubiera conservado la comunidad de El Peñol. No hubiera
“pueblo”. Hoy serían los ciudadanos y las ciudadanas oriundos de El Peñol un
conglomerado en la diáspora. Salvar la dignidad de la comunidad de El Peñol,
garantizar la conservación y el arraigo en el medio ancestral de un grupo humano
en un tiempo y en un espacio determinado, por encima de los intereses de EPM, en
su momento, fue una de las grandes hazañas del padre Francisco Ocampo A., que
queda como testimonio de liderazgo y compromiso sin par para esta y las futuras
generaciones.

El 9 de julio de 1979 el padre Ocampo tomó posesión como párroco de Guatapé,


encargo que cumplió hasta el 24 de septiembre de 1980. Desde 1980 hasta junio de
1983 actuó como vicario de las parroquias de El Peñol y Guatapé. El 20 de junio de
1983 se posesionó como párroco de El Peñol, cargo que en el que estuvo hasta
septiembre de 1998.

En los años ochenta, siempre prestando atención a la reivindicación de las


poblaciones de El Peñol y Guatapé con motivo de las obras de la hidroeléctrica, el
padre Francisco participa activamente en la promoción y aprobación de la Ley 56 de
1981, como una compensación para los territorios inundados y para el manejo de
cuenca hidrográfica del rio Nare, norma que posteriormente dio origen a la Ley 60
de 1.983 que creó a CORNARE para manejar a nivel supramunicipal los recursos
generados por las compensaciones económicas que EPM debía pagar por el uso del
agua, experiencia que sirvió para la creación del Ministerio del Medio Ambiente, a
través de la ley 99 de 1.993. Se considera, entonces, al padre Francisco como uno
de los precursores, promotores y fundadores de CORNARE.

En octubre de 1998 el padre Pacho pasó a la parroquia de Jesús Nazareno, en


Rionegro, hasta enero del año 2003. Desde entonces se concentró en la orientación
y representación legal de la Corporación Educativa para el Desarrollo Integral –
COREDI, hasta el mes de abril de 2018. Hoy se desempeña como Director de
Pastoral de COREDI, miembro permanente de su Junta Directiva, y gestor del
proyecto pastoral del Santuario “El Marial”, bajo la advocación de María como la
“Divina Pastora”, el cual se está situado en la vereda “El Marial”, a doce kilómetros
de la cabecera municipal de El Peñol.

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3. Francisco Ocampo A., líder de la educación para la población rural de
Colombia.

La visión de pastor y amigo de los más necesitados, especialmente de las gentes del
campo, la ha desarrollado el padre Ocampo desde los años sesenta por medio de la
educación. Esta ha sido el motor a partir del cual ha gestado importantes obras que
han propendido por el “Desarrollo Humano Integral” iluminado por la Encíclica
“Populorum Progressio” de su Santidad Pablo VI, específicamente en la concepción
de que el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico: “Para ser
auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el
hombre”– numeral 14-.

La propuesta educativa con pedagogía activa, así como el fortalecimiento de las


comunidades de base, especialmente las de orden cooperativo, asociativo y de la
Acción Comunal han conformado la bandera permanente que ha enarbolado el padre
Francisco a través de su vida sacerdotal.

Como parte de los 14 programas definidos en el Contrato Maestro de 1969 firmado


entre el Municipio de El Peñol y EPM para la permanencia digna, en su medio, de la
comunidad de peñolita, se planteaba uno de educación dirigido a la población rural,
a los adultos y a quienes no tenían acceso a la educación pública. COREDI,
finalmente, viene a ser producto de uno de los componentes de ese Contrato
Maestro, al menos, en los propósitos, puesto que hubo de requerirse de la intrepidez
y del dinamismo del padre Ocampo para hacer alianzas que permitieran que la
propuesta de darle educación a los campesinos de El Peñol y de los municipios
vecinos fuera una realidad.

En ese contexto es preciso ubicar la labor educativa del padre Francisco a finales de
los años 60 y, particularmente, a partir de los 70, ya que, dadas las condiciones
sociales generadas en el municipio de El Peñol con motivo del embalse de las tierras
de esa jurisdicción, ya anotadas anteriormente, se propició uno de los frentes de
atención por parte de la Pastoral Social de la parroquia, que fue la formación para
el trabajo de los campesinos y la reducción del analfabetismo. Se procuró orientar a
jóvenes y adultos hacia prácticas de economía solidaria y a que, al menos, se
formaran en las competencias básicas mínimas de lecto-escritura, matemáticas,
geografía local y regional, organización comunitaria y solidaridad cristiana. Fue una
experiencia no formal de educación que, luego, fue apoyada por el programa de

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Acción Cultural Popular (ACPO) y, posteriormente, a través de los Hogares Juveniles
Campesinos y del Bachillerato Radial.

La fuerza del entusiasmo de los campesinos que se integraron al proyecto y la


solidaridad de la Parroquia de El Peñol hizo que el padre Francisco fuera pensando
en organizar un tipo de enseñanza más formal. Ese cometido lo logró inicialmente
por medio del programa radial del Instituto Popular de Capacitación de la Presidencia
de la República en acuerdo con el Instituto Colombiano para la Educación Superior
–ICFES-, que tenía bajo su responsabilidad la validación de los conocimientos por
medio de exámenes de suficiencia a los estudiantes.

En el año 1986, con el apoyo de varias instituciones y organizaciones no


gubernamentales, con la experiencia y el acompañamiento de FUNDAEC (institución
no gubernamental del departamento del Valle de Cauca), el padre Ocampo
Aristizábal inició formalmente la propuesta educativa para bachillerato a través del
“Sistema de Aprendizaje Tutorial- SAT- “. La responsabilidad de ese trabajo continuó
a cargo de la Parroquia de El Peñol con la colaboración de CORNARE, de la
Universidad Católica de Oriente (UCO), de CODESARROLLO, de la “Christian
Children” y de otras organizaciones particulares.

Como resultado de la motivación y del compromiso de las personas y de las


organizaciones que estaban trabajando con el “padre Pacho” en el empeño de llevar
educación a las gentes del campo en el Oriente de Antioquia, nace la
“CORPORACIÓN EDUCATIVA DE ORIENTE -COREDI-” que obtiene su
reconocimiento jurídico por parte de la Gobernación del Departamento de Antioquia,
mediante Resolución 069 de 1992. Posteriormente, en el año 2001, por reforma de
estatutos aprobada por Resolución 5431 de ese año la entidad asume el nombre de
“CORPORACIÓN EDUCATIVA PARA EL DESARROLLO INTEGRAL – COREDI –”,
denominación institucional que aún se conserva.

Desde 1993, con el consentimiento de la Diócesis y la colaboración de algunas


parroquias, el padre Francisco lideró el posicionamiento del programa educativo en
localidades diferentes a las de El Peñol y así se comienza a extender aquel a varios
municipios de Antioquia. Particularmente en Marinilla, en el año 1993, se inicia el
bachillerato rural, apoyado por la administración municipal de ese entonces.

Para operar la propuesta educativa tutorial, COREDI crea, en 1994, su institución


educativa que denominó “INSTITUTO REGIONAL DE EDUCACIÓN RURAL – IRER- “,

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que recibe licencia de funcionamiento como Institución Educativa Formal. Hoy es el
“INSTITUTO REGIONAL COREDI”, con Sede Matriz en Marinilla, donde tiene colegio
privado desde preescolar hasta educación Media, desde 2006. Tiene COREDI
también un colegio privado en la ciudad de Rionegro, en el barrio “El Porvenir”,
desde el año 2005; e inició, en el año 2018, el Colegio Coredi de El Peñol.

A partir de la experiencia acumulada y sistematizada, y con los mismos principios de


formar al campesino para el trabajo, la asociatividad, la solidaridad y el
emprendimiento dentro del espíritu cristiano, y con la familia como eje dinamizador
del proceso pedagógico, el padre Francisco impulsó a COREDI a trabajar para
plantear, con base en las normas legales de educación, un modelo flexible y de
educación para el desarrollo rural propio, a partir de la pedagogía activa. La
Corporación hizo la construcción curricular con la asesoría de profesionales expertos
de la Universidad de Antioquia, con experiencia reconocida, con sus coordinadores,
tutores y estudiantes. Nace así el “MODELO SETA” -Sistema Educativo para el
Trabajo Asociado-.

Recogida la experiencia del Modelo SETA, COREDI se propuso trabajar por el


reconocimiento de éste por parte de la Secretaría de Educación del Departamento.
Una vez se llenaron todos los requisitos, la Dirección de Fomento a la Educación con
Calidad produjo el “Informe de Evaluación Técnica Pedagógica”, en el mes de
octubre de 2008. Finalmente, el 29 de diciembre de 2008, el señor Secretario de
Educación del Departamento expidió la Resolución 24698 “Por medio de la cual se
adoptan y se definen los criterios para el funcionamiento del Sistema Educativo para
el Trabajo Asociado –SETA – en el Departamento de Antioquia”. Mediante ese acto
administrativo el Gobierno Departamental adoptó el Modelo SETA como “alternativa
de Educación Básica Secundaria y Media dirigida prioritariamente al Sector Rural del
departamento” dentro de los parámetros de la Ley 115 de 1994 y del Decreto 1860
de 1994; es decir para los estudiantes en edad escolar que terminan su Educación
Básica Primaria en las escuelas públicas o privadas.

La misma fuerza de la organización para el desarrollo de las comunidades que en


1992 impulsó al padre Francisco para crear a COREDI, fue la que dio vida a la
“FUNDACIÓN TECNOLÓGICA RURAL COREDI“, por la que se trabajó por más de
cinco (5) años, al final de los cuales la Institución de Educación Superior recibió
personería jurídica del Ministerio de Educación Nacional según Resolución 1896 del
17 de abril de 2007, a la que le fue otorgada el registro calificado para sus dos (2)
primeros programas: Tecnología en Producción Agroecológica (Código SNIES
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53404), y Técnica Profesional en Gestión de Procesos Empresariales Rurales (Código
SNIES 53405). La propuesta de formación del Tecnológico COREDI es la fase
superior del Sistema “SETA”. Estos programas tienen autorizada la modalidad de
presencialidad concentrada, para permitir que la población estudiantil rural de
cualquier municipalidad pueda acceder a ellos.

Hoy el Tecnológico COREDI tramita ante el Ministerio de Educación Nacional el


registro calificado para tres (3) programas adicionales a los existentes, relacionados
con Tecnología en Gestión de Turismo de Naturaleza, Tecnología Agroindustrial y
Tecnología en Contabilidad y Tributaria, para los que ya recibió visita de pares.

Cuenta también la Institución de Educación Superior con un Centro de Idiomas y


con once (11) programas de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano, que
son técnicas laborales con registros de la Secretaría de Educación Departamental de
Antioquia.

Igualmente, en el año 2007, gracias a invitación del Instituto Colombiano de


Bienestar Familiar (ICBF) y de la Secretaría de Educación de Antioquia, COREDI, con
el padre Ocampo a la cabeza, entró como uno de los operadores del Programa de
Primera Infancia, con el fin de atender, en lo que respecta con los componentes
pedagógico, nutricional y de salud, a los niños y niñas de los Hogares de Bienestar
urbanos (Entorno Comunitario) y del sector rural (Entorno Familiar), así como
Entorno Institucional. Hoy continúa prestando servicios en algunos municipios, de
acuerdo con los requerimientos del Departamento.

En el año 2011 el padre Francisco Ocampo A. logró gestionar la emisora COREDI FM


90.5, cuyas frecuencias llegan a más de 35 municipios de Antioquia. Es una emisora
de interés público que complementa la labor educativa de toda la Organización
COREDI.

Paralelamente a las anteriores instituciones de educación, Coredi ha fomentado la


constitución de otras entidades de carácter solidario y asociativo como la “Mutual
Vida y Solidaridad – VIDASOL –”, “Agroindustria S.A.S.”, “Bioventas S.A.S.”,
“Publicaciones San Antonio” e “Inmobiliaria y Constructora Coredi S.A.S.” Las
entidades relacionadas constituyen una alianza estratégica que, junto con las
instituciones de educación, se ha denominado “La Organización Coredi”.

Puede decirse, sin lugar a equivocación alguna, que en el país existen muy pocas
instituciones con trayectorias educativas completas diferentes a COREDI pues, como
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se anotó, esta Organización ofrece desde atención a la primera infancia, preescolar,
básica primaria, básica secundaria, media, educación para el trabajo y el desarrollo
humano, así como educación superior técnica y tecnológica, además de
alfabetización con apoyo radial. Y lo más especial es que el énfasis en su gestión
está dirigido a la población rural dispersa.

4. Las virtudes del padre Francisco Ocampo A.

La bondad es en Francisco Ocampo Aristizábal un sello indeleble que marca su vida,


sus acciones y sus relaciones con las personas, especialmente con los más
necesitados espiritual y materialmente. La saludable y vigorosa apariencia del padre
Pacho, la fortaleza de su voz y la profundidad de su entonación contrastan con la
generosidad de un corazón que parece ser más grande que su humanidad. Por ello,
su primer mandamiento es “hacer siempre el bien”.

La sinceridad en el padre Ocampo es connatural a su forma de ser, es condición


para una relación armónica de cualquier persona con él, es una necesidad para llegar
a acuerdos propositivos. Consecuentemente, su segundo mandamiento de vida es
“decir siempre la verdad”.

La fortaleza del alma y la constancia son virtudes transversales en el quehacer del


venerable sacerdote. Si no fuera así le habría sido imposible resistir con valor las
vicisitudes en el liderazgo por la defensa de los intereses de los humildes en el Peñol
frente a la prepotencia de Empresas Públicas de Medellín en la construcción de la
Central Hidroeléctrica de Guatapé. Sin la fortaleza de espíritu y la constancia,
tampoco le hubiera sido posible crear, cimentar, enrutar y hacer grande a la
Organización COREDI, entidad que es ejemplo para Colombia y orgullo del Oriente
de Antioquia. “Fuera la pereza” es el tercer mandamiento de vida que practica
ejemplarmente y ha inculcado en los miembros de la Organización COREDI y en sus
amigos y feligreses el padre Francisco.

Contrasta la actitud de silencio del padre Pacho para reconocer sus logros
personales, con respecto a la voz altiva y recia que se levanta en él cuando se trata
de defender los derechos y la práctica de la justicia en favor de las causas
individuales y colectivas de sus semejantes.

El padre Francisco Ocampo A. es un auténtico líder del bien, porque piensa primero
en el prójimo que en sí mismo y habla más con el ejemplo que con la palabra; él es

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un pastor carismático y por su vida austera, el padre Pacho camina por el sendero
de lo que debe ser un sacerdote santo.

Pareciera que el Papa Pío XI le susurrara al oído diariamente al padre Francisco el


mensaje de su encíclica “Ad Catholici Sacerdotii” y le dijera: padre Pacho: «En medio
de un mundo corrompido, en el que todo se vende y todo se compra, deben
mantenerse (los sacerdotes) lejos de todo egoísmo, con santo desprecio por las viles
codicias de lucro, buscando almas, no dinero; buscando la gloria de Dios, no la
propia gloria» Y nuestro padre Pacho, momento seguido, seguramente le estuviera
respondiendo al Pontífice con las palabras de San Lucas: Padre no llevo “nada para
el camino: ni bolsa colgada del bastón, ni pan, ni plata, ni siquiera vestido de
repuesto…”

Marinilla, octubre de 2019

Francisco Luis Cuervo Ramírez


C.c. 3528884

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