Está en la página 1de 2

SINDROME CORONARIO AGUDO

ELEVACION DEL SEGMENTO ST EN SCA en pacientes COVID

rotura o fisura de la placa aterosclerotica

La placa de ateroma puede sufrir una rotura o, en grado menor, una erosión o fisura.
Esto permite que la sangre circulante se ponga en contacto con los elementos
constitutivos del interior de la placa, entre los que hay algunos altamente trombogénicos,
como el factor tisular.

oclusion trombotica

Una trombosis es la obstrucción de un vaso sanguíneo que, generalmente, es producida


por una placa de ateroma o aterosclerosis que crece en la pared de dicho vaso. Si la
placa se desprende, se denomina émbolo y puede ir hacia diversos lugares del
organismo, en mayor medida al pulmón.
Tratamiento de reperfusion
La terapia de reperfusión en el infarto agudo del miocardio (IAM), se lleva a cabo
básicamente por dos métodos, el primero y el más utilizado, es el farmacológico a través
del tratamiento trombolítico (TT), el segundo y más reciente, es el mecánico a través de
la angioplastia directa o primaria (ACTP) (realiza con un balón, es la primera acción
terapéutica para lograr la apertura de la arteria ocluida responsable de un infarto)

Síndrome Coronario Agudo (SCA)

Los pacientes con antecedentes de cardiopatía isquémica o aquellos con probabilidad


de enfermedad aterosclerótica, presentan un mayor riesgo de desarrollar un SCA. La
infección produce aumento de los requerimientos miocárdicos de oxígeno,
habitualmente vinculado a insuficiencia respiratoria, pudiendo desencadenar un infarto
agudo de miocardio tipo II, secundario a disbalance en la oferta/demanda de oxígeno.
Por otro lado, la respuesta inflamatoria sistémica puede desestabilizar las placas
ateroscleróticas coronarias provocando un infarto agudo de miocardio tipo I.

En una serie de 19 pacientes con SCA con elevación del ST e infección por SARS-CoV-
2, se observó amplia variabilidad en la presentación, con alta prevalencia de
enfermedad coronaria no obstructiva y mal pronóstico (72% de mortalidad
hospitalaria). Los autores destacan la presencia casi constante de D-dímeros elevados
(18/19 pacientes).

Un aspecto fundamental a considerar es el tratamiento de reperfusión. Actualmente no


hay acuerdo entre diferentes sociedades científicas sobre qué estrategia debería
aplicarse. Algunas mantienen la angioplastia primaria como tratamiento de elección
mientras otras postulan al tratamiento farmacológico. La utilización de uno u otro, se
basa en los recursos materiales y humanos de cada país, y de la capacidad que tengan
sus centros de aplicar protocolos de equipo de protección al personal. (1)
Arritmias

Las arritmias estuvieron presentes en 16.7% de los pacientes estudiados y son una de las
complicaciones principales durante el periodo de hospitalización. A pesar de que no se
especificó el tipo de arritmia o definición, se menciona su relación (al igual que el daño
miocárdico agudo) con la admisión a la UCI y con mayor edad del paciente. Asimismo, se
encontraron que, de 137 pacientes con COVID-19, 7.3% manifestaron palpitaciones, sin
especificar su definición operacional.

Su aparición se ha señalado no como una manifestación aislada, sino como la posible


consecuencia de toxicidad sobre el tejido miocárdico de causa no descrita aún, por lo que el
riesgo de alteraciones del ritmo cardiaco aumenta. Incluso, el riesgo puede prevalecer aun
después de la recuperación hospitalaria del paciente, cuando es enviado a casa, porque el
daño miocárdico puede generar fibrosis atrial o ventricular, lo que aumenta el riesgo de
arritmias, las arritmias ventriculares son una de las posibles primeras manifestaciones
cardiacas de COVID-19.2

La injuria miocárdica, manifiesta por la elevación de troponinas, también se ha


observado en estos pacientes. Esta manifestación también puede ser el resultado de las
alteraciones producidas por la hipoxia, estrés neurohormonal y la liberación de citocinas,
además de que las posibles alteraciones hidroelectrolíticas pueden desencadenar efectos
adversos en este mismo tema. Este resultado multifactorial nos obliga a tomar en cuenta las
comorbilidades preexistentes (como las enfermedades metabólicas) de los pacientes
hospitalizados y su posible explicación como origen de esta alteración o descompensación.
(2)

Las arritmias cardíacas constituyen otra manifestación común en pacientes infectados,


con una incidencia aproximada de 16% que asciende significativamente con la
gravedad de la enfermedad (44% en pacientes en UCI). La presencia de arritmias
malignas como taquicardia/fibrilación ventricular, se reportó en 5,9% de los casos.
También se han descrito patrones electrocardiográficos símil Brugada, patrón
electrocardiográfico característico y con predisposición a presentar arritmias
ventriculares; complejizando aún más la realización de un correcto diagnóstico
diferencial.(2)

También podría gustarte