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Sesión II - Taller de Primera Comunión
Sesión II - Taller de Primera Comunión
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Del latín trans= a través, por encima, y substancia= esencia, substancia).
“Porque yo he recibido una tradición que procede del Señor y que a mi vez les he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción
de Gracias, lo partió y dijo: ‘Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía’. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: ‘Este es el cáliz de la
nueva alianza en mi sangre; hagan esto cada vez que lo beban, en memoria mía’”. (1 Cor 11, 23-
25).
Este relato, el más antiguo acerca de los acontecimientos que tuvieron lugar en el cenáculo,
procede del Apóstol Pablo, quien, sin ser testigo presencial, escribió lo que se conservaba como
misterio sagrado en la joven comunidad cristiana y se celebraba en el culto divino.
Santo sacrificio, Santa Misa, Sacrificio de la misa: el único sacrificio de Cristo, que completa y
supera a todos los sacrificios, se hace presente en la Eucaristía. La Iglesia y los creyentes se
incluyen a sí mismos, con su entrega, en el sacrificio de Cristo. La palabra misa viene de la frase
de despedida en latín: Ite, missa est: Vayan, son enviados.
Banquete del Señor: Cada celebración eucarística es aún hoy el mismo banquete que celebró
Jesús con sus discípulos, y al mismo tiempo la anticipación del banquete que el Señor celebrará
con los redimidos al final de los tiempos. No somos nosotros los hombres los que hacemos la
celebración, es el Señor quien convoca a ella y está presente en ella de un modo misterioso.
Fracción del Pan: La fracción del pan era un antiguo rito del banquete judío, que Jesús utilizó en
la última cena para expresar su entrega por nosotros (Rom 8, 32). En la fracción del pan lo
reconocieron los discípulos después de la resurrección. La comunidad primitiva llamaba
“fracción del pan” a sus asambleas Eucarísticas.
Liturgia: En la celebración eucarística se unen la Iglesia Celeste y terrestre en una única fiesta.
Puesto que los dones eucarísticos en los que Cristo está presente son, por así decir, lo más santo
en este mundo, son llamados también Santísimo Sacramento.
Santa Comunión: Dado que en la Santa Misa nos unimos con Cristo y por él unos con otros, se
habla de la Santa Comunión.
2 Ibíd. p. 44
3 Cfr. Ibíd.
A partir de año 313 con el edicto de Milán el cristianismo es libre y el representante del poder
civil se hace cristiano. Esta etapa trajo consigo una situación nueva para la liturgia cristiana. La
libertad se da por la paz constantiniana que logró que la liturgia de la Iglesia cristiana pudiera
celebrarse de una manera más solemne y vistosa, no como en la época anterior en que los
cristianos tenían que celebrar el culto en lugares escondidos e indignos en donde no los vieran
los perseguidores. Ahora el aumento de los conversos del paganismo al cristianismo provoca en
la Iglesia la necesidad de reorganizar el catecumenado, puesto que los catecúmenos habían
aumentado en exceso, pero la calidad del mismo no había crecido, teniendo esto como
consecuencia la permanencia del catecumenado en un estado de “hibernación” 4. Así mismo, la
Iglesia debía mantener un rigorismo en la reconciliación sacramental pues se creía que la
penitencia era como “un segundo bautismo” que al igual que el primero era irreiterable, una sola
vez5. Es también en ésta época cuando comienzan a surgir, gracias a la creatividad literaria de los
cristianos, los primeros libros litúrgicos o formularios para las fiestas o para usos en las Iglesias
como lo fueron los libelli Missarum.
“La entrada en el mundo cultural romano se manifiesta ante todo en la incorporación a la
plegaria litúrgica de un estilo elegante y retórico, sobrio y precioso” 6. El vocabulario ahora es
más rico y destaca bastante el aspecto sacramental y sacrificial en la eucaristía. Ahora la mesa
eucarística que se usaba en las celebraciones litúrgicas durante la persecución, pasa a convertirse
en el altar. En esta época también se pueden apreciar las vestimentas copiada a las de la corte
real, que dan un aire de participación celeste, divina, en las celebraciones que son presididas por
el Pantocrátor. Las iglesias locales, aunque cada una tenía su liturgia, veían a la Iglesia de Roma
como la primacía de la Sede Apostólica.
En el tiempo del Imperio Bizantino los libros litúrgicos comenzaron a extenderse por todas las
localidades en dónde se encontraban los cristianos. Fue entonces cuando se produjo una serie de
combinación de ritos y textos romanos con los galicanos, dando así lugar a los sacramentarios
gelasianos del siglo VIII. Así mismo, las celebraciones eucarísticas comenzaron a llenarse de
apologías y aumentó progresivamente el bautizo de los niños. En este periodo, que abarca del
siglo VI al XI, la fisonomía de la liturgia romana se fue fijando hasta convertirse en la liturgia
5 Cfr. Ibíd.
7 Cfr. Ibíd. P. 48
8 Ibíd. p. 50
9 Ibíd. p. 50
10 Ibíd. p. 51
11 Cfr. Basurko, X. Historia de la Liturgia. Barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica. 2006. p. 296-324
12 Ibíd.
Los documentos conciliares hablan de la liturgia como un elemento esencial en la vida de la
iglesia, que determina la situación presente del pueblo de Dios. 13 La constitución Sacrosanctum
Concilium “se propone acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana, adaptar mejor a
las necesidades de nuestro tiempo las instituciones que están sujetas a cambios, promover todo
aquello que pueda contribuir a la unión de cuantos creen en Jesucristo y fortalecer lo que sirve
para invitar a todos los hombres al seno de la Iglesia. Por eso cree que le corresponde de un
modo particular proveer a la reforma y al fomento de la Liturgia”. 14 La constitución
Sacrosanctum Concilium asumió algunos principios, orientativos y operativos que se constituyen
en lo que la reforma del movimiento litúrgico quería:
principios orientativos:
La Liturgia es “ejercicio del sacerdocio de Cristo” (SC.7)
En la liturgia, a través de signos sensibles, viene signficada y realizada la santicación del
hombre, ejercida por el cuerpo de Cristo, cabeza y miembros, el entero culto público. “La liturgia
tiene como centro a Cristo, el cual por su Muerte y Resurrección, pasando de este mundo al
Padre, se ha hecho el Señor, dador de vida. Es la pascua de Cristo que, viviendo en el sacramento
de la Iglesia, ha llegado a ser misterio de culto en cuya celebración se continúa en el tiempo y “se
hace presente la victoria y triunfo de su muerte”. Así toda la liturgia no es otra cosa que la
celebración, bajo aspectos y modos distintos, del misterio pascual, por el cual Cristo está siempre
presente en la Iglesia, su Esposa amada, “la cual invoca en él a su Señor y por él tributa culto al
Padre”.15
Palabra de Dios
Se retorna al principio fundamental: ninguna acción litúrgica es sin la Palabra. De tal modo que
después de muchos siglos, retorna vital y vitalizante la Palabra de Dios a todos los ritos litúrgicos
(SC, n. 24 y 35).
Catequesis
La liturgia o se puede actuar solo con la observancia mecánica de lo que se está haciendo, sino
que necesita de un espíritu, mentalidad y convicción de lo que se realiza. La liturgia exige una
educación, una necesaria y bien preparada catequesis litúrgica (SC. 35).
Canto
El carácter comunitario de la liturgia y la necesaria belleza de la que se debe revestir exigen la
presencia del canto. La Constitución lo considera “como parte necesaria o integral en la liturgia
solemne”. En esto se necesita seguir profundizando su sentido y corregir graves desviaciones
surgidas (SC, capítulo VI).
Otras cuestiones
¿Quién preside la celebración eucarística?
En realidad, es Cristo mismo quien actúa en cada celebración eucarística. El obispo y el
presbítero lo representan.
La fe de la Iglesia afirma que el celebrante está ante el altar in Persona Christi Capitis. Esto
quiere decir que los sacerdotes no sólo actúan en el lugar de Cristo o por su encargo, sino que, a
causa de su consagración, es Cristo quien actúa a través de ellos como cabeza de la Iglesia.
Cristo está misteriosa pero realmente presente en el sacramento de la Eucaristía. Cada vez que la
Iglesia realiza el mandato de Jesús “Hagan esto en memoria mía”, parte el pan y ofrece el cáliz,
sucede hoy lo mismo que sucedió entonces: Cristo se entrega verdaderamente por nosotros y
nosotros tomamos realmente parte en él. El sacrificio único e irrepetible de Cristo en la cruz se
hace presente sobre el altar; se realiza la obra de nuestra redención.