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Madre sobreprotectora:
-Repite a su hija continuamente lo mucho que la quiere.
-Le hace la comida, le limpia su habitación…todo aquello que la hija debería hacer o por lo
menos colaborar par realizarlo.
-Tiene una conducta invasora y se expresa con rodeos o evasivas.
-Rechaza la evolución en su propia vida, vive para ser madre.
-Tiene pocas amigas, solamente quiere estar unida a su hija.
-Expresiones más comunes: “No vayas muy lejos”, “ten cuidado”…
Hija sobreprotegida:
Este tipo hija debe intentar reivindicar su propia vida y no ser igual que la madre.
Tampoco es conveniente contar a la madre las cosas que están en proyecto, así no dará su
opinión.
Este tipo de madre “devora a su hija”. Investiga para conocer todos y cada uno de los
detalles de la vida de ésta pues para su propia realización personal necesita estar
vinculada a la hija.
Madre controladora:
– Siempre está donde su hija pueda necesitarla, pero sólo ésta puede contar con su
apoyo sin no se opone a ella.
– Recomienda a su hija hombres que ella misma pueda controlar.
– No respeta las fronteras físicas o emocionales de su hija.
Hija controlada:
Este tipo de hija debe vencer el miedo, no sentir lástima de sí misma ni buscar la
aprobación de su madre en todas sus decisiones.
Este tipo de madre tiene problemas de identidad, ha sido poco amada y sus deseos están
sin satisfacer. Alardea de su belleza y su objetivo es llamar la atención. Se compara
constantemente con su hija para demostrarle que es más bella, inteligente y poderosa,
entonces aparecen los celos y la envidia tiñendo todo el vínculo y produciendo un efecto
destructivo.
Madre seductora:
– No aprueba las decisiones de su hija y no tiene en cuenta los sentimientos que su
hija experimente por ello.
– Enseña a su hija que sólo cuentan sus necesidades.
– Tiene mucha dificultad para animar a su hija a que sea femenina.
– Se expresa con frases como “¡mira qué bonito!, lo he hecho yo, ¿quién si no iba a
hacer algo tan perfecto?…”
Hija seducida:
Este tipo de hija deberá alejarse de la madre para organizar su propia vida, olvidando la
venganza y los accesos de cólera para conseguir su propia identidad.
– Se autocompadece para buscar compasión en los demás, siempre le duele algo o
está preocupada o sufre con los problemas cotidianos…
– Si no se está con ella, se está contra ella.
– Consigue que todo el mundo esté pendiente de sus necesidades aunque no lo
admita y haga creer a los demás que es todo lo contrario.
Hija vampirizada:
– Se siente culpable de la vida que lleva, de la gente que la rodea, de la familia que
tiene y hasta de ser feliz, pero no se atreve a comunicarlo.
– Necesita estar al lado de su madre protegiéndola de forma exagerada, culpándose
en ocasiones con pensamientos compulsivos de hechos en los que nada ha tenido que ver:
“si yo hubiera actuado de otra manera, nada de esto habría pasado”.
– Tiene un nivel de sobreexigencia muy alto acompañado en ocasiones de
enfermedades psicosomáticas, ausencia de niñez y modelo de sacrificio. Piensa que debe
superarse día a día para hacer feliz a su madre.
– En ocasiones y desde edades muy tempranas debe mantener la organización
doméstica o sostener emocionalmente a sus padres.
Este tipo de hija debe dejar de ver a su madre como víctima y enfrentarse al complejo de
culpa, actuando a pesar de su existencia.
Para recuperar la valía de nuestra madre hay que “alejarse” de ella; es difícil para las dos
cortar un vínculo consanguíneo repleto de similitudes y diferencias, pues el camino
hacia la verdadera independencia nunca ha sido sencillo.