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Revista del climaterio Volumen 11, Núm.

62, enero-febrero, 2008 103


Revisiones bibliográficas
Revista del climaterio 2008;11(62):103-10
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Una microdosis de 17-estradiol alivia de
manera efectiva los bochornos
Bachmann GA, Schaefers M, Uddin A, Utian WH. Lowest effective
transdermal 17-estradiol dose for relief of hot flushes in postmenopausal
women: a randomized controlled trial. Obstet Gynecol
2007;110:771-9. Nivel de evidencia: I.
Una microdosis de 17-estradiol alivia los bochornos
en una proporción significativa de
mujeres posmenopáusicas, de acuerdo con esta
prueba multicéntrica aleatorizada, a ciegas y
controlada con placebo, en la que se compararon,
en 48 centros de Estados Unidos, los efectos
de un parche transdérmico con una dosis combinada
de 2.2 mg de 17-estradiol/0.69 mg de
levonorgestrel, un parche transdérmico con una
microdosis de 1.0 mg de 17-estradiol y un parche
con placebo en mujeres posmenopáusicas
sanas. Participaron en el estudio 425 pacientes
posmenopáusicas mayores de 40 años (edad
media: 52.7 años) que sufrían al menos siete bochornos
moderados o severos al día, o 50 a la semana.
Se midieron los cambios medios en la frecuencia
y severidad de los bochornos inducidos
por la terapia hormonal, en comparación con el
placebo, en las semanas 4 y 12 de tratamiento,
así como la proporción de las pacientes que experimentaron
una reducción del 75 al 90% en la
frecuencia de bochornos moderados a severos.
A 145 mujeres se les aplicó el parche de 17-
estradiol/levonorgestrel, que liberaba al día dosis
respectivas de 0.023 mg y 0.0075 mg; a 147 se les
aplicó el parche de estradiol solo, que liberaba 0.014
mg al día, y 133 pacientes recibieron el parche de
placebo. La frecuencia media semanal de los bochornos
al inicio fue similar en los tres grupos, así
como los valores medios diarios de la severidad.
A la semana 12, la frecuencia media de los bochornos
se redujo significativamente en el grupo
de dosis baja (-51.80; p < 0.001) y en el de microdosis
(-38.46; p < 0.001), en comparación con el
de placebo. La disminución en las puntuaciones
de severidad de los bochornos fue igualmente
significativa en los grupos de baja dosis y microdosis.
En cuanto a la frecuencia, fue mayor con
la combinación de dosis baja, pero en el grupo
de microdosis de 17-estradiol, fue 75% menor
en 41% de las mujeres del inicio a la semana
12, y descendió 90% en 35%. En este grupo, la
reducción media de los bochornos moderados y
severos fue del 70% después de cuatro semanas de
tratamiento y del 90% después de ocho semanas.
El tiempo para el inicio del efecto fue semejante
en el grupo de baja dosis de 17-estradiol. Los
hallazgos apoyan la recomendación de iniciar el
tratamiento con microdosis e ir incrementando
paulatinamente la dosis si transcurren más de
ocho semanas sin que se observe mejoría.
Comentario. En su artículo, Bachmann y col.
informan una disminución significativa de los
bochornos (al menos siete diarios o 50 semanales)
si se tratan con una microdosis de estradiol
transdérmico (un parche que libera 0.014 mg/día)
que alcanza su máximo efecto a las ocho semanas.
Ésta es la dosis más baja que puede aliviar
los bochornos. Del estudio se desprende que
no hay umbral de dosis mínima, como se creía
anteriormente. Se sabe que esta dosis también
protege al hueso.
Se requieren ocho semanas para que se alcance
el máximo efecto, por lo que muchas mujeres
consideran que este periodo es inaceptablemente
largo, aunque algunas responden con mayor
rapidez.
Los hallazgos recientes acerca de la terapia
hormonal en dosis estándar han sido alentadores,
pero un objetivo importante de la práctica
clínica es encontrar una dosis mínima efectiva
de cualquier medicamento, para reducir lo más
posible los efectos secundarios e incrementar la
inocuidad.1 Los lineamientos actuales en el mun104
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do recomiendan de manera unánime el uso de la
dosis mínima efectiva de terapia hormonal.
Las dosis más bajas de terapia hormonal,
cuando se agregan a una cantidad adecuada de
progestágeno, tienen un excelente perfil de seguridad
en el endometrio, incluso algunos estudios
han informado que causan menos dolor mamario.
De manera sorprendente, en esta prueba el
dolor mamario no difirió entre los grupos. Las
microdosis se relacionaron con menor sangrado,
pero la dosis baja se combinó con progestina y
sólo duró 12 semanas, por lo que es difícil hacer
comparaciones. Algunos autores han sugerido
que la microdosis o dosis ultra baja de estrógeno
no requiere progestágeno regular, y que las dosis
bajas de progestágeno son inocuas debido a que
no estimulan el endometrio. La falta de efectos
en el útero de las dosis ultra bajas de estrógeno
no opuesto se comprobó en un estudio de mujeres
posmenopáusicas sin histerectomía, de 60
a 80 años de edad, a las que se les administró
estradiol no opuesto transdérmico (14 mcg/día).
En comparación con las que usaron placebo, las
mujeres que recibieron estrógeno tuvieron tasas
similares de hiperplasia y proliferación endometriales
y sangrado vaginal en el lapso de dos años
de tratamiento.2
No se conoce la influencia de las dosis bajas de
estrógeno o de progestágeno en el riesgo de cáncer
de mama de las usuarias de terapia hormonal;
además, existen pocos datos que se refieran a este
aspecto clínico importante. Las pruebas recientes
sugieren que la terapia hormonal en dosis ultra
baja tiene un efecto neutral en la densidad mamaria
mamográfica, lo cual puede ser un vaticinador
del cáncer de mama y dificultar la interpretación
mamográfica.3
En resumen, las fórmulas de dosis bajas y ultra
bajas se están convirtiendo en la primera elección
para el tratamiento inicial de los síntomas de la
menopausia, particularmente cuando las mujeres
pasan por su fase más sintomática o, como
señalan los autores, desean reiniciar la terapia.
Los esquemas de dosis ultra baja pueden ser especialmente
atractivos para aliviar los síntomas
menopáusicos, así como para prevenir la pérdida
ósea. Estos factores y el perfil de tolerancia mejorado,
en comparación con los esquemas de dosis
estándares, confieren un perfil riesgo-beneficio
favorable y sugieren que los regímenes de dosis
mínima de terapia hormonal juegan un papel
importante en el manejo posmenopáusico.
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Michelle P. Warren
El uso de anticonceptivos orales no tiene
impacto en la mortalidad por cáncer de mama
Wingo PA, Austin H, Marchbanks PA, et al. Oral contraceptives
and the risk of death from breast cancer. Obstet Gynecol
2007;110:793-800. Nivel de evidencia: II-2.
El uso previo de anticonceptivos orales no tiene
efectos positivos ni negativos en la supervivencia
de mujeres con cáncer de mama. Los datos
de entrevistas tomados del Estudio de Cáncer
y Hormonas Esteroides (Cancer and Steroid Hormone
Study, CASH) se vincularon con los del
registro de cáncer del Programa de Vigilancia,
Epidemiología y Resultados Finales (SEER)
para examinar la tasa de supervivencia a 15
años de mujeres que habían tomado anticonceptivos
orales y fueron diagnosticadas con cáncer
de mama entre el 1 de diciembre de 1980 y el
31 de diciembre de 1982. CASH es un estudio
grande, poblacional, de caso-control, diseñado
para revisar la relación de los anticonceptivos
orales con el riesgo de cáncer de mama, ovario y
endometrio. Se incluyeron en este análisis 4,292
mujeres de 20 a 54 años de edad al momento del
diagnóstico, y se examinó el vínculo entre la supervivencia
y varias medidas de uso de anticonRevista
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ceptivos orales, como: si alguna vez se usaron,
la duración, el tiempo transcurrido desde el primer
uso, cuándo se habían tomado por última
vez y las fórmulas específicas. El objetivo era
determinar si el uso previo de anticonceptivos
orales influye en la supervivencia de mujeres
diagnosticadas con cáncer de mama.
Los datos de las participantes se parearon con
los del SEER. El seguimiento inició el 31 de diciembre
de 1997. Durante este periodo murieron
1,473 mujeres por cáncer de mama. La ingestión
previa de anticonceptivos orales no ocasionó
efectos adversos en la mortalidad, ni el tiempo o
la edad a la que comenzaron a tomarse se vincularon
con el riesgo de muerte por cáncer de mama.
En comparación con las mujeres que nunca habían
tomado anticonceptivos orales, el riesgo de
muerte por este padecimiento fue menor de 1.0
para todas las categorías de duración y edad a
la que se usó por primera vez. No se observaron
modificaciones en respuesta a la dosis, tampoco
aumentó ni disminuyó el riesgo según el tiempo
transcurrido entre el primer y el último uso. No
se encontró que la probabilidad de muerte por
cáncer de mama se relacionara con el hecho de
haber tomado alguna vez anticonceptivos orales
ni con su potencia.
Comentario. Además de proporcionar un efectivo
control de la natalidad cuando se requiere,
los anticonceptivos orales ofrecen otros beneficios
importantes para las mujeres sanas, delgadas, no
fumadoras que se encuentran en la etapa final
de la vida reproductiva o la perimenopausia,
como: tratamiento de sangrado uterino irregular,
supresión de síntomas vasomotores y prevención
de cáncer de ovario y endometrio, así como de
fracturas osteoporóticas posmenopáusicas; 1 sin
embargo, los signos de que el cáncer de mama es
de origen hormonal incrementan la preocupación
de que el uso de anticonceptivos orales pueda
aumentar el riesgo de padecer esta malignidad
común. Las mujeres mayores en edad reproductiva
o en la perimenopausia, en particular, pueden
ser renuentes a usar anticonceptivos orales por
esta razón. Afortunadamente, los recientes reportes
de alta calidad del Reino Unido, Estados
Unidos y Canadá indican que no existen pruebas
decisivas de que los anticonceptivos orales eleven
el riesgo de tener cáncer invasor o in situ.2-4 Aunque
las mujeres con antecedentes familiares de
cáncer de mama están claramente en alto riesgo
de padecer esta malignidad, el uso de anticonceptivos
orales no parece potenciarlo.5
Este importante y consistente informe de
Wingo y colegas sustenta con seguridad que los
anticonceptivos orales no aumentan la probabilidad
de tener o morir por cáncer de mama.
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Andrew M. Kaunitz
Los complementos de vitamina E pueden
reducir el riesgo de tromboembolia venosa
Glynn RJ, Ridker PM, Goldhaber SZ, Zee RYL, Buring JE. Effects
of random allocation to vitamin E supplementation on the occurrences
of venous thromboembolism: report from the Women’s
Health Study. Circulation 2007;16:1497-503. Nivel de evidencia: I.
De acuerdo con los hallazgos del Estudio de Salud
de las Mujeres (WHS), los complementos de
vitamina E pueden reducir la probabilidad de
padecer tromboembolia venosa, especialmente
en mujeres con factores de riesgo elevados. La
tromboembolia venosa fue un punto final secundario
evaluado prospectivamente en el WHS,
donde ya se había encontrado una significativa
reducción del 7% –asociada con la vitamina E–
en el riesgo de sufrir un episodio cardiovascular
mayor, como infarto de miocardio o apoplejía.
Un total de 39,876 mujeres de 45 años de edad o
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más se asignaron al azar a recibir 600 UI de vitamina
E de fuentes naturales o placebo en días
alternos. Se determinó el genotipo para el factor
V Leiden, la mutación protrombina G20210A
y el polimorfismo 677C>T MTHFR de 26,779
mujeres. Los puntos finales fueron la aparición
de tromboembolia venosa comprobado (trombosis
venosa profunda o embolia pulmonar) y
tromboembolia no provocada (que ocurre en
ausencia de malignidad conocida, traumatismo
o intervención quirúrgica tres meses antes del
episodio).
Durante el seguimiento a 10 años, 213 mujeres
asignadas a vitamina E sufrieron tromboembolia
venosa, en comparación con 269 que tomaron placebo,
lo que representa una reducción del riesgo
del 21% (riesgo relativo, 0.79; 95% intervalo de
confianza [IC], 0.66-0.94; p = 0.010). En total, 3,097
participantes tuvieron un riesgo particularmente
alto debido a antecedentes de la misma enfermedad,
factor V Leiden o mutación protrombina. La
vitamina E se relacionó con una reducción del
riesgo del 49% en estas mujeres (riesgo relativo,
0.51; 95% IC, 0.33-0.77; p = 0.002); el riesgo a 10
años fue del 4.1% en el grupo placebo y del 2.1%
en el de vitamina E. En los homocigotos TT para
el polimorfismo MTHFR, la vitamina E indujo
una disminución del 48% (p = 0.061).
La vitamina E previene la tromboembolia
venosa o su recurrencia, especialmente en mujeres
con antecedentes de la enfermedad, factor V
Leiden o mutación de protrombina. A excepción
del riesgo de enfermedad cardiaca o apoplejía, la
vitamina E tiene un efecto único en el riesgo de
sufrir tromboembolia venosa.
Comentario. Este artículo presenta datos
convincentes sobre el papel potencial de la vitamina
E en la prevención de la trombosis venosa
profunda, en particular en las mujeres en alto
riesgo, y al mismo tiempo se agrega al confuso
cuerpo de evidencia respecto a los complementos
de antioxidantes. La proporción de riesgo (PR)
para la prevención de tromboembolia venosa y
tromboembolia venosa no provocada fue de 0.79
y 0.73, respectivamente, con valores p significativos
de 0.010 y 0.016. También hubo una reducción
en la embolia pulmonar, con una PR de 0.72, y
un valor p de 0.26.
Cuando los investigadores dividieron el grupo
con base en los factores de riesgo de trombosis venosa
profunda (en particular las anomalías genéticas
predisponentes de factor V Leiden, mutación de protrombina
o polimorfismo MTHFR), la proporción
de riesgo mejoró; sin embargo, los valores p fueron
menos significativos. Igualmente interesante, pero
no señalada, fue la reducción en la tromboembolia
venosa en mujeres posmenopáusicas que recibían
terapia hormonal (PR, 0.76).
Los investigadores plantearon que esto debe
verse “en el contexto de otras pruebas aleatorizadas
sobre los riesgos y beneficios de la vitamina
E”. Los datos de hace varios años, provenientes del
Estudio de Tratamiento de HDL-Aterosclerosis,
mostraron claramente los efectos negativos cuando
se agregó vitamina E al tratamiento de estatina
con niacina en pacientes con aterosclerosis.
¿Todas las mujeres deben tomar complementos
de vitamina E para prevenir la tromboembolia
venosa? En este punto la respuesta sería no. ¿Debemos
considerar prescribir complementos a las
mujeres que están en alto riesgo? Tal vez sí, en el
caso de las que tuvieran condiciones genéticas
predisponentes. Se requieren más estudios para
evaluar a las pacientes con tendencia (por ejemplo,
las que toman terapia hormonal o fibratos). Finalmente,
debe hacerse el análisis de riesgo-beneficio,
con el conocimiento de que aún no entenderemos
todos los aspectos relacionados con los complementos
de vitamina antioxidante.
James A. Underberg
Las radiografías dentales panorámicas
pueden ser una herramienta de exploración
temprana útil en la osteoporosis
Vlasiadis KZ, Skouteris CA, Velegrakis GA, et al. Mandibular
radiomorphometric measurements as indicators of possible osteoporosis
in postmenopausal women. Maturitas 2007;58:226-35.
Nivel de evidencia: III.
Las radiografías panorámicas que se realizan
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en las evaluaciones dentales pueden ser útiles
para el diagnóstico temprano de osteoporosis en
mujeres posmenopáusicas. Este estudio analizó
la utilidad, en mujeres de diferentes grupos de
edad, de los indicadores mandibulares anatómicos
en radiografías panorámicas para determinar
la existencia de osteoporosis. Los indicadores
incluyen: número de dientes, amplitud
mandibular cortical en la región mentoniana
(MCW), índice panorámico mandibular, grado
de resorción de la cresta alveolar y clasificación
morfológica de la corteza mandibular inferior.
El estudio evaluó la eficacia diagnóstica de la
radiografía dental al comparar los indicadores
anatómicos mandibulares con la densidad mineral
ósea de la columna en un grupo de mujeres
posmenopáusicas con osteopenia u osteoporosis.
También se determinó la frecuencia de la
pérdida de dientes.
Se examinaron 133 mujeres posmenopáusicas
de 38 a 80 años de edad (mediana, 57 años) con
cálculos radiomorfométricos y el número de dientes
perdidos; estos datos se compararon con la
densidad mineral ósea, una medición tradicional
usada para determinar la existencia de osteoporosis.
La densidad mineral ósea se clasificó, según
los criterios de la Organización Mundial de la
Salud, como normal, osteopénica u osteoporótica.
En todas las mujeres habían pasado una mediana
de siete años desde la menopausia.
El estudio encontró que cuando la puntuación
T de la columna lumbar disminuye, aumenta
la edad a la que ocurre la menopausia, y que la
amplitud cortical mandibular es baja en el punto
de significancia estadística (p < 0.05). Una reducción
de la amplitud mandibular cortical de un
milímetro eleva la probabilidad de osteopenia
u osteoporosis al 43%, tomando en consideración
el efecto de los años transcurridos desde la
menopausia. Además, la edad, los años pasados
desde la menopausia, el valor de la amplitud
mandibular cortical y la cantidad de dientes
perdidos tienen un importante efecto estadístico
en la incidencia de erosión cortical moderada a
severa. Una disminución en la amplitud cortical
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mandibular de un milímetro aumenta en 96% la
probabilidad de que la corteza haya sido moderada
o severamente erosionada. Los exámenes
dentales radiográficos pueden considerarse una
herramienta de exploración temprana efectiva
para la osteoporosis en manos de los dentistas,
que pueden jugar un papel importante en la revisión
de pacientes y alentar a las mujeres a que
se realicen análisis de densidad mineral ósea.
Comentario. Una población creciente de
mujeres que buscan tener una sonrisa de artista
de Hollywood y estilos de vida saludables
y vibrantes después de los 40 años de edad ha
aumentado la probabilidad de interacción con
su dentista. Además, el continuo sistémico oral
se ha identificado como una ruta de dos vías en
la que la salud oral es un espejo de la salud sistémica
y viceversa. Por lo tanto, el dentista está
posicionado convenientemente para participar en
la prescripción de problemas de salud sistémica
como la osteoporosis.
El estudio de Vlasiadis y col. examina los indicadores
anatómicos radiográficos que sugieren la
existencia de osteoporosis. La idea de usar estos
marcadores de las radiografías dentales para
explorar la pérdida ósea sistémica no es nueva. 1,2
La pérdida ósea de la osteoporosis se ha relacionado
con la pérdida ósea alveolar y la Academia
Americana de Periodontología la considera un
factor de riesgo de enfermedad periodontal; 3 sin
embargo, los indicadores radiográficos deben
usarse con precaución cuando se intente una
comparación uno a uno entre la pérdida ósea oral
y la sistémica. Por ejemplo, la primera podría ser
consecuencia de otras causas que van desde caries
dental a traumatismos, así como la condición de
los huesos de apoyo. Como resultado, algunos
estudios (como éste) demuestran que la pérdida
ósea se relaciona con la osteoporosis, mientras
que otros no revelan ningún vínculo.4,5 Además,
se ha reconocido ampliamente que las bacterias
orales son los agentes causales primarios de la
enfermedad periodontal, que también afecta la
cresta alveolar de los huesos.
Las mujeres posmenopáusicas con infección
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tienen mayores probabilidades de pérdida ósea
oral,6-8 lo que agrega otra variable: el efecto de la
infección periodontal en el hueso alveolar. Este
nuevo estudio encuentra que la amplitud mandibulocortical
radiográfica está disminuida en la
osteoporosis estadísticamente significativa cuando
la puntuación T es baja. La amplitud mandibulocortical
puede alterarse si la placa cortical se
traumatiza durante una extracción dental. Por lo
tanto, la suposición de que la pérdida de amplitud
se debe completamente al estado osteoporótico es
inadecuada. Finalmente, las radiografías no han
demostrado ser por completo confiables, ya que
tienen errores (por ejemplo, la magnificación del
125%) y requieren que sea visible por lo menos 30
al 50% de la desmineralización.9
Hay una oportunidad de que los investigadores
examinen la conexión entre la densidad mineral
ósea disminuida y el riesgo de pérdida ósea alveolar.
Las nuevas modalidades de imagenología,
como el tomógrafo de rayo cónico y la radiografía
de sustracción, podrían convertirse en herramientas
útiles en la exploración previa y sobrepasar
algunas de las limitaciones inherentes a las radiografías
de los dientes. El uso de registros dentales
para indicar la necesidad potencial de consulta
con un médico y de exploración imagenológica es
una gran ventaja para el diagnóstico y la atención
sanitaria. Este estudio señala que los dentistas y
los médicos pueden trabajar juntos para referir a
las mujeres que necesitan los servicios de ambos,
especialmente las posmenopáusicas o las que se
encuentran en la perimenopausia.
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Leena Palomo
La exploración de la densidad ósea en
mujeres jóvenes fomenta las conductas
de prevención de osteoporosis
Sedlak CA, Doheny MO, Estok PJ, Zeller RA, Winchell J. DXA,
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Health 2007;19:742-56. Nivel de evidencia: I.
La información obtenida de la exploración de
la densidad mineral ósea fomenta la adopción
de conductas de prevención de osteoporosis en
mujeres jóvenes, tales como: practicar ejercicio,
tomar complementos de calcio y medicamentos
como bifosfonatos o terapia hormonal. Este
estudio longitudinal incluyó a 203 mujeres sanas
de 50 a 65 años (edad media, 56.6 años), y
se diseñó para examinar la relación entre el conocimiento
personal obtenido de la exploración
de la densidad mineral ósea y las conductas
de prevención de osteoporosis. Las mujeres se
asignaron al azar al grupo de tratamiento o de
control; a 101 se les hizo absorciometría dual de
rayos X (DXA) y 102 fueron los controles. Las
participantes completaron una batería de cuestionarios
al inicio del estudio y después de seis
y doce meses. En las dos semanas posteriores
a la aplicación del primer cuestionario, se hizo
la exploración DXA a las mujeres del grupo de
tratamiento. Los resultados se les enviaron por
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carta, junto con un reporte radiológico; también
se envió a todas las participantes un folleto sobre
la osteoporosis.
Los dos grupos obtuvieron una cantidad de
información semejante acerca de la osteoporosis.
Los datos que aportó la DXA se relacionaron con
un incremento en la susceptibilidad percibida
por las mujeres al trastorno, una disminución
en las barreras percibidas al consumo de calcio,
y un aumento en el uso de medicamentos para
prevenir la pérdida ósea. Todas las participantes
elevaron considerablemente su ingestión de calcio,
especialmente las del grupo de tratamiento,
y además informaron que habían practicado
ejercicio, aunque en forma insuficiente, con una
media de 74 minutos a la semana.
De las integrantes del grupo DXA, 41 (41%)
eran osteopénicas y 17 (17%) osteoporóticas. Las
que sufrían pérdida ósea aumentaron su consumo
de calcio más que las que no. El diagnóstico
no tuvo efectos en el ejercicio. En la actualidad,
casi todo el personal de salud recomienda que se
cuantifique por primera vez la densidad mineral
ósea después de los 65 años de edad, cuando la
pérdida ósea ha alcanzado su punto más alto en
una gran proporción de mujeres.
Comentario. La medición de la densidad mineral
ósea puede combinarse con la existencia
de factores de riesgo clínicos para determinar el
riesgo de fractura absoluto y ayudar a los médicos
en la selección de pacientes idóneas para
el tratamiento de la osteoporosis; sin embargo,
en el ambiente actual de toma de decisiones
compartida, la información clínica también tiene
un papel igualmente importante para nuestras
pacientes, ya que puede alterar sus creencias
acerca de su susceptibilidad a una enfermedad
como la osteoporosis y sus consecuencias, y mejorar
sus conductas relacionadas con la salud,
como el consumo de calcio o de medicamentos
para tratar la osteoporosis con el fin de evitar
futuras pérdidas óseas o fracturas. Asimismo, la
información clínica ayuda a reducir las barreras
hacia conductas adecuadas referentes a la salud.
No todas las conductas pueden ajustarse, como
se muestra en el artículo, por la falta de cambios
en la práctica de ejercicio.
Las revisiones retrospectivas de las bases de
datos han mostrado que sólo una minoría de las
mujeres mayores de 65 años ha tenido al menos
una medición de la densidad mineral ósea, con
porcentajes que van de 15 al 22%. Este estudio de
Sedlak y col. destaca el valor de esta información en
términos no sólo del diagnóstico de la osteoporosis,
sino también de su influencia en las conductas de las
pacientes. Al entrar a la era de un nuevo paradigma
de la Organización Mundial de la Salud respecto
al riesgo absoluto de fractura, que puede basarse
sólo en los factores de riesgo clínicos, no debemos
olvidar el papel decisivo de la información.
Stuari L. Silverman
Selección del editor: puntos clave del número
de noviembre-diciembre de Menopause
Mueck AO, Genazzani AR, Samsioe G, Vukovic-Wysocki I, Seeger
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La terapia hormonal transdérmica y oral con estradiol
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Shifren JL, Desindes S, Mcllwain M, Doros G, Mazer NA. A randomized,
open-label, crossover study comparing the effects of oral vs
transdermal estrogen therapy on serum androgens, thyroid hormones,
and adrenal hormones in naturally menopausal women.
Menopause 2007;14:985-94.
Este estudio comparó los efectos de los estrógenos
conjugados orales (0.625 mg/día) con los
del estradiol transdérmico (0.05 mg/día) en las
concentraciones de testosterona total y libre, tiroxina
y cortisol y sus proteínas de enlace séricas
globulina de enlace a hormonas sexuales, globulina
de enlace a tiroxina y globulina de enlace a
cortisol en mujeres con menopausia natural.
Bender CM, Sereika SM, Brufsky AM, Ryan CM, et al. Memory
impairments with adjuvant anastrazole vs tamoxifen in women
with early-stage breast cancer. Menopause 2007;14:995-8.
110 Revista del climaterio Volumen 11, Núm. 62, enero-febrero, 2008
Revisiones bibliográficas
En un estudio transversal se comparó la función
cognitiva de 31 mujeres con cáncer de mama en
etapa temprana que recibieron tamoxifeno con
las que tomaron anastrozol. De acuerdo con los
resultados, la memoria y el aprendizaje verbal y
visual fueron más pobres en las primeras.
Spetz AC, Palmefors L, Skobe RS, et al. Testosterone correlated to
symptoms of partial androgen deficiency in aging men (PADAM)
in an elderly Swedish population. Menopause 2007;14:999-1005.
Una investigación transversal de 370 hombres
suecos de 55 a 75 años de edad que abordó el
estudio de diferentes síntomas de deficiencia
parcial de andrógeno en ancianos se correlacionó
con las concentraciones sanguíneas de testosterona
y testosterona biodisponible.
Palacios S, Pornel B, Bergeron C, Chantre P, et al. Endometrial safety
assessment of a specific and standardized soy extract according
to international guidelines. Menopause 2007;14:1006-11.
En un estudio de 305 mujeres posmenopáusicas
tratadas durante 12 meses con un extracto de
isoflavona específico y estandarizado (Phytosoya),
se comprobó que éste tenía un buen perfil
de seguridad en el endometrio.
Traducción: Anabell García S.
Sociedad Internacional de Menopausa
12 Congreso Mundial de Menopausia
19 al 23 de mayo del 2008
Madrid, España
www.imsmadrid2008.com

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