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Tarea Tercer Parcial, Pedro Leonardo de La Cruz
Tarea Tercer Parcial, Pedro Leonardo de La Cruz
120-6406
Índice:
Introducción
Desarrollo
La burguesía
La clase media
La clase proletaria
El pueblo en manos de los lideres
El Cesarismo y la Anexión de la Republica
“Por eso vivimos aquí, orgullosos de nuestra América… porque las guerras que de
pura ignorancia le echan en cara los que no la conocen, son el timbre de honor de
nuestros pueblos, que no han vacilado en acelerar con el abono de su sangre el
camino del progreso”
José Martí
Estallido y consolidación I, II, III
Introducción
Desarrollo
La población era iletrada y escasa, para la época según testimonio del señor Hagan
un agente comercial norteamericano, la Republica contaba con 230,000 habitantes,
de los cuales 100,000 eran blancos, 40,000 negros, y 90,000 mestizos.
Fue a principio del presente siglo cuando la gran factoría azucarera comenzó a
interesarse en la posesión de nuestro suelo, como consecuencia surgió el latifundio
foráneo que nunca llego a adquirir las proporciones que adquirió en Cuba y Puerto
Rico, con excepción de algunas tierras de la provincia de San Pedro de Macorís,
Barahona y el Seíbo. El dominicano es en términos generales dueño de su terruño.
Se veía a las claras que el país iba a obtener muy escasos beneficios practico
inmediato de la lucha de aquellos dos partidos, ya que el rojo representaba a los
enemigos de la propia Patria, y el azul a aquellos que desconociendo las
condiciones físicas y psíquicas de la colectividad pretendían brindarle felicidad
paradisíaca. Tal vez si aquellas luchas no se hubieran desarrollado, carecería el
pueblo dominicano de su personalidad actual y no habría base para su desarrollo
futuro. Fue tal vez gracias a esas constante campañas del patriota dominicano en
las filas azules, que la tendencia anexionista inicio su desaparición gradualmente
del escenario político. Fueron pocos los hombres que se atrevieron a sostener la
necesidad de renunciar a la prerrogativa de una nación libre e independiente.
Entonces, la tendencia anexionista franca fue substituida por la tendencia
proteccionista, que aspiraba a la protección y el respaldo de una gran nación,
Estados Unidos principalmente en este caso, mediante la concesión de aparentes
ventajas mutuas y la sección de algunas regiones del país, como Samaná, o la
abierta intervención de las aduanas del nacionales por la mencionada potencia.
Era por medio de la obtención de préstamos extranjeros, los que fueron pasos
triunfadores para el gobierno de Báez.
Fue para esa época cuando comenzó a realizar en el país una importantísima labor
educacional, el insigne filósofo y apóstol de la independencia Puerto Riqueña,
Eugenio María de Hostos, quien quiso empujar a la intelectualidad dominicana hacia
el estudio de los hechos sociales. Hostos, creyó
en la eficacia de la educación para la realización de esas tareas y preparo a algunos
jóvenes con tal propósito, hasta esos momentos pocos tenían un concepto exacto
de la trascendencia de la patria y de los deberes constitutivos que ella impone.
Hostos vinculo la escuela a la solución de los problemas patrios, a pesar de que
enseño a un número reducido de discípulos, su obra tuvo repercusión en todos los
ámbitos del país. Fue tal vez gracias a
esas constante campañas del patriota dominicano en las filas azules, que la
tendencia anexionista inicio su desaparición gradualmente del escenario político.
Fueron pocos los hombres que se atrevieron a sostener la necesidad de renunciar
a la prerrogativa de una nación libre e independiente. Entonces, la tendencia
anexionista franca fue substituida por la tendencia proteccionista, que aspiraba a la
protección y el respaldo de una gran nación, Estados Unidos principalmente en este
caso, mediante la concesión de aparentes ventajas mutuas y la sección de algunas
regiones del país, como Samaná, o la abierta intervención de las aduanas del
nacionales por la mencionada potencia. La necesidad del desarrollo económico de
la república, era el argumento como arma de ataque que algunos utilizaban como
justificación practica del anhelo proteccionista. Se pensó entonces que el modo más
racional de buscarle una solución al problema de la economía, las guerras intestinas
o guerras civiles, las cuales provocaban en las masas trastornos anarquista, tanto
en el erario público como en el desarrollo de la agricultura y el comercio. Era por
medio de la obtención de préstamos extranjeros, los que fueron pasos triunfadores
para el gobierno de Báez. El derrotismo encontraba en la política de los préstamos,
un abierto cauce; subordinar la economía de la nación a convenios financieros que
grandes potencias garantizaran a precio, como ideal para obtener la protección de
esas grandes potencias. Con la muerte de Heureaux, su régimen “derechista” quedó
definitivamente liquidado, pero las fuerzas que le brindaron apoyo e informaron su
estructura, permanecieron, para desgracia del país, vivas. El pueblo que celebró la
caída del dictador y que elevó meses después, a Jiménez al poder, deseaba, sin
duda alguna, un cambio radical de cosas, aspiraba a la realización de una revolución
integral, en el concepto moderno de la palabra, una substitución de la tiranía por un
régimen intrínsecamente democrático, una subordinación total, de los intereses
personales a las necesidades de la colectividad, el imperio de la política científica
sobre las ruinas de la politiquería destronada, y de la ley sobre la violencia. Jiménez
inició sus trabajos dentro de esas favorables circunstancias, hijo de la burguesía, ex
millonario, hizo añicos del egoísmo burgués, para entregarse a la causa del pueblo.
Su vida política y su muerte demostraron cabalmente que él no vino a la República,
como tiende a afirmar en su ya mencionada obra, con una ligereza que sólo una
torcida información excusa, Sumner Welles, a “rehacer su fortuna”. Vino, por el
contrario, a darle realización efectiva al ansia de libertad, honestidad y patriotismo
integral, que expresaban las masas. Jamás constató el país, como en su gobierno,
con mayor vigencia de las libertades públicas y un más perfilado respeto a las
instituciones republicanas. Secundado por hombres prestigiosos, entre los cuales
sobresalió el Dr. Francisco Henríquez y Carvajal, Jiménez quiso brindarle a la
nación las bases de un armónico desarrollo, tanto moral como material, dentro del
marco de una completa independencia. Jiménez no se hizo cargo del poder como
representante de un partido que tuviera una plataforma política definida, sino como
el hombre símbolo, en aquellos instantes, de las renovadoras aspiraciones
nacionales. La tiranía de Lilís había realizado una extraordinaria labor de corrupción
que se proyectó sobre todas las clases sociales, alcanzando especialmente a los
hombres entendidos en las artes y la mecánica gubernamental. Era imposible crear,
del día a la noche, en cada pueblo, nuevos líderes, había que utilizar a los viejos,
dándoles, si posible, una nueva y sana orientación.
Conclusión:
A mi juicio esa es la acción que más poder ha tenido sobre los dominicanos, desde
1880 hasta la época la educación es lo que ha de crear hombres libres, capaces de
construir en nuestro propio país una sociedad libre. Aunque muchos han puesto el
pie sobre el cuello de aquellos que quisieron plantar en el corazón de los
dominicanos la más filosas de las espadas, la educación.
Podemos dar gracias a ese hombre que durante nueve años se internó en nuestro
país para así sembrar en suelo dominicano las primeras escuelas normales o, dicho
de otro modo, educación universitaria para la formación de maestros para la
educación inicial. Eugenio María de Hostos.
El tema de, Fernando Arturo de Meriño y Ramírez y su gobierno parece ser no muy
estudiado, los antecedentes pocos y recortados, de los cuales se puede extraer no
más que los simples fragmentos de una vida dedicada a Dios y a su patria, sostuvo
un gobierno patriótico y anti anarquista.
Cediéndole a otras naciones la libertad de expandir el fruto de las labores ganaderas
y azucareras en el país, de los cuales tenemos los mejores aprovechamientos hasta
el día de hoy.
La biografía de un hombre en cuyo corazón imperaba el amor a la liberta de su
pueblo y sin importar los rasgos distintivo de la cuna familiar, escalo hasta la
posición más alta dejando su cuerpo sin fuerza, pero hoy, con lo poco que tenemos
de Meriño podemos decir que fue un hombre extraordinario. A pesar de las sombras
y luces que ha tenido el desarrollo de la soberanía e independencia de nuestra
nación, faltarían más que simples escritos para narrar tan maravillosa historia, como
lo expresa el insigne José Martí en el encabezado de este capítulo, que reza;
“Por eso vivimos aquí, orgullosos de nuestra América… porque las guerras que de
pura ignorancia le echan en cara los que no la conocen, son el timbre de honor de
nuestros pueblos, que no han vacilado en acelerar con el abono de su sangre el
camino del progreso”.
El derramamiento de sangre de hombres y mujeres que lo dieron todo para
establecer una nación libre e independiente, sin importar en nombre que les hayan
dado a las diferentes etapas en la que se desarrollaron los diferentes
acontecimientos y hechos que hoy por hoy siguen siendo las huellas que los héroes
de la libertad dominicana plasmaron en la historia.