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Este documento presenta 4 artículos que describen principios generales del derecho penal peruano. El Artículo I discute el principio de que el derecho penal debe aplicarse por igual a todos los ciudadanos sin distinción. El Artículo II trata sobre el principio de legalidad y un caso relacionado con delitos de terrorismo. El Artículo III explica el principio de inaplicabilidad de la analogía. Y el Artículo IV presenta el principio de lesividad.
Este documento presenta 4 artículos que describen principios generales del derecho penal peruano. El Artículo I discute el principio de que el derecho penal debe aplicarse por igual a todos los ciudadanos sin distinción. El Artículo II trata sobre el principio de legalidad y un caso relacionado con delitos de terrorismo. El Artículo III explica el principio de inaplicabilidad de la analogía. Y el Artículo IV presenta el principio de lesividad.
Este documento presenta 4 artículos que describen principios generales del derecho penal peruano. El Artículo I discute el principio de que el derecho penal debe aplicarse por igual a todos los ciudadanos sin distinción. El Artículo II trata sobre el principio de legalidad y un caso relacionado con delitos de terrorismo. El Artículo III explica el principio de inaplicabilidad de la analogía. Y el Artículo IV presenta el principio de lesividad.
EXP. Nº 0014-2006-PI/TC LIMA En sentencia anterior (STC 0003-2005-PI/TC, fundamentos 16-17), este Colegiado ha precisado que la política de persecución criminal de un Estado constitucional democrático no puede distinguir entre un derecho penal de los ciudadanos y un derecho penal del enemigo; es decir, un derecho penal que distinga, en cuanto a las garantías penales y los fines de las penas aplicables, entre ciudadanos que delinquen incidentalmente y desde su status en tanto tales, de aquellos otros que delinquen en tanto se ubican extramuros del Derecho en general y son, por ello, considerados ya no ciudadanos sino más bien enemigos. Para los primeros son aplicables los fines constitucionales de las penas antes aludidas, mientras que, para los segundos, no cabe otra alternativa más que su total eliminación. Evidentemente, esta concepción no puede ser asumida dentro de un Estado que se funda, por un lado, en el derecho-principio de dignidad humana y, por otro lado, en el principio político democrático. No obstante, ello no quiere decir tampoco, en modo alguno, que el derecho penal constitucional se convierta en un derecho penal «simbólico», sino que debe responder severa y eficazmente, dentro del marco constitucional establecido, frente a la afectación de los bienes constitucionales – que también el Estado constitucional de Derecho tiene la obligación de proteger, de conformidad con el artículo 440 de la Constitución- aplicando el principio de proporcionalidad de las penas y respetando las garantías constitucionales del proceso penal y buscando, siempre, la concretización de la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad». Este caso fue un Proceso de inconstitucionalidad, en la cual el petitorio fue que se declare la inconstitucionalidad de todos los extremos de la Ley N° 28726, debiendo extenderse los efectos de la inconstitucionalidad a la Ley N° 28730.Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el Decano del Colegio de Abogados del Cono Norte Lima contra la Ley N° 28726, que incorpora y modifica normas contenidas en los artículos 46, 48, 55, 440 y 444 del Código Penal, y el artículo 135 del Código Procesal Penal. Con fecha 8 de junio de 2006, don Jorge Ogres Sausa Cornejo, Decano del Ilustre Colegio de Abogados del Cono Norte de Lima, en representación de esta institución solicita que se de inconstitucionalidad del texto íntegro de la Ley 28726 (publicada en el diario oficial El Peruano el 9 de mayo de 2006), que incorpora y modifica normas contenidas en los artículos 46, 48, 55, 440 y 444 d Código Penal, y el artículo 135 del Código Procesal Penal, al incorporar inconstitucionalmente mediante sus cuatro artículos las figuras de reincidencia y habitualidad al Código Penal y al Código Procesal debiendo extenderse esta declaración de inconstitucionalidad a la Ley N.º 28730 –que modifica el artículo VIII del Título Preliminar, los artículos 50 y 51 del Código Penal y adiciona un párrafo a su artículo 69. Alega que la mencionada ley al incorporar institutos procesales como la reincidencia y la habitualidad a efectos de la determinación de la pena, transgrede el derecho constitucional al debido proceso, por cuanto para determinar la pena en un proceso a un reincidente o un habitual, la aumenta toman consideración hechos por los cuales ya se recibió una pena, lo que atenta contra el principio ne bis in ídem. Es por ello que se ordena declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad presentada por el Colegio de Abogados del Cono Norte de Lima. Mediante un control formal, el Derecho Penal prohíbe determinadas acciones u omisiones, aplicando la sanción penal en caso de transgredir alguna de ellas, pues uno de sus objetivos es proteger aquel círculo social que cada vez más crea situaciones nuevas que regular, así mismo garantiza el bien común entre las personas en el marco de una cultura de paz para la interacción de vida humana valores y normas.
2. ARTÍCULO II.- PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
EXP. Nº 010-2002-AI/TC LIMA MARCELINO TINEO SILVA Y MÁS DE 5,000 CIUDADANOS Se trata de una demanda de inconstitucionalidad presentada por más de cinco mil ciudadanos contra los Decretos Leyes Nºs 25475 , 25659, 25708, 25880 y 25744 que tipifican y regulan los delitos de terrorismo y traición a la patria, así como sus normas complementarias y conexas, por considerar que tales decretos contravienen el fondo de la Constitución Política por no haber sido aprobados, promulgados y publicados en la forma que ella establece; asimismo, porque contradicen y violan los derechos fundamentales de la persona humana establecidos en la Constitución de 1993 y en los Tratados Internacionales suscritos por el Perú. Entre los principales argumentos de los demandantes se invoca el relativo a la inconstitucionalidad del artículo 2 del Decreto Ley Nº 25475, que define al delito de terrorismo y que en opinión de aquéllos lo hace de manera abstracta violando el principio de legalidad. Asimismo, consideran, que el delito de traición a la patria no tipifica ningún nuevo delito, ya que es una modalidad agravada del delito de terrorismo tipificado por el mencionado decreto ley. Al respecto, el Tribunal Constitucional considera que el delito de terrorismo no está definido de manera abstracta y general, pues las normas jurídicas y los tipos penales tienen por su propia naturaleza, un carácter abstracto y general, por lo que tales características per se, no vulneran norma constitucional alguna. Es más, los magistrados del Tribunal opinan que el artículo 2 del Decreto Ley Nº 25475, presenta un grado de determinación razonable, suficiente para delimitar el ámbito de la prohibición penal. En relación al tipo penal de traición a la patria, el Tribunal considera que tal delito no es más que una modalidad agravada del delito de terrorismo porque la totalidad de los supuestos de hecho descritos en el tipo penal de traición a la patria se asimilan a las modalidades de terrorismo preexistentes, por lo que hay una duplicación del mismo contenido. En ese sentido el Tribunal opina que el legislador solo ha reiterado el contenido del delito de terrorismo en el delito de traición a la patria, posibilitando con ello que un mismo hecho pueda indistintamente ser subsumido en cualquiera de los tipos penales y que, en su caso, con la elección del tipo penal aplicable, su juzgamiento pueda ser realizado, alternativamente por los tribunales militares o por la jurisdicción ordinaria. Por último, el Tribunal Constitucional exhorta al Congreso de la República para que dentro de un plazo razonable reemplace la legislación correspondiente a fin de concordar con los fundamentos de esta sentencia el régimen de la cadena perpetua, establezca los límites máximos de los delitos regulados en los artículos 2, 3 incisos b) y c); 4, 5 y 9 del Decreto Ley Nº 25475; y regule la forma y el modo cómo se tramitarán las peticiones de los nuevos procesos, con los fundamentos de la presente sentencia.
3. ARTÍCULO III.- INAPLICABILIDAD DE LA ANALOGÍA
CAS. LAB. 4087-2014, LIMA En el caso específico, un trabajador solicitó se ordene su inscripción de la demandante en el Registro Nacional de ex Trabajadores Cesados Irregularmente-RNTCI, asimismo se otorgue la compensación económica en aplicación del artículo 3° inciso 3) de la Ley 27803 y vía acumulación objetiva originaria se ordene el pago de la indemnización por daños y perjuicios e intereses legales. Argumentó que fue cesado irregularmente por coacción, siendo obligado a renunciar a través del Programa de Incentivos al Retiro Voluntario, planificado por su exempleador CORPAC; asimismo indica que se debe aplicar el principio de analogía vinculante, en el caso similar de otros trabajadores. En la primera instancia se declaró infundada la demanda por no demostrar la coacción y por haber suscrito el programa de incentivos al retiro voluntario. En cuanto a la segunda instancia, la sala comprobó la coacción y ordenó su inclusión en el registro de trabajadores cesados irregularmente. Los magistrados explicaron que para aplicar el principio de analogía vinculante se debe tener en cuenta los siguientes aspectos: 1) Entidad o empresa de cese del extrabajador, 2) Fecha de cese, 3) Forma y/o causa del cese, y 4) Resolución y/o documento de cese del trabajador. Sin embargo, para la Corte Suprema se pudo comprobar la coacción en la renuncia, pues se lo invitó a participar en el Programa de Cese Voluntario con Incentivos ofreciéndole un incentivo adicionales a su compensación por tiempo de servicios, otorgándole un plazo para presentar su respuesta, caso contrario se procedería conforme a ley a oficiar los trámites ante la autoridad administrativa de trabajo, siendo declarado personal excedente. Este principio consiste en la no aplicación de las consecuencias de una norma establecida en un caso previsto por el legislador a otro no contemplado por él, en razón de no existir entre ambas una igualdad esencial derivada de una misma identidad o razón. 4. ARTÍCULO IV.- PRINCIPIO DE LESIVIDAD SENTENCIA DE CORTE SUPREMA DE JUSTICIA EXPEDIENTE: 000020-2015. Esta sentencia es un caso de Arresto domiciliario, el cual se llevó a cabo el 7 de Febrero de 2017 en la Sala Penal Transitoria por el delito de Prevaricato en la cual tuvo un procedimiento de apelación. En un estado social y democrático de derecho la sanción más grave que regula el ordenamiento jurídico solo puede ser aplicada a comportamientos que por su peligrosidad cuestionen la existencia de los valores más esenciales para la convivencia social (bienes jurídicos). Sólo será constitucionalmente válido el prever la privación de libertad como consecuencia jurídica para determinada conducta antijurídica si se tiene como propósito la protección de bienes jurídicos constitucionalmente relevantes, toda vez que sólo la defensa de un valor o un interés constitucionalmente relevante podría justificar la restricción en el ejercicio de un derecho fundamental (FJ 35 y 36). De modo que el principio de lesividad puede entenderse como la imposibilidad de cualquier derecho de legitimar una intervención punitiva cuando a lo sumo no media un conflicto jurídico, entendido este último como la afectación de un bien jurídico total o parcialmente ajeno. Por lo demás, a los efectos de una adecuada interpretación del asunto que parta de la base de un derecho penal concebido como un sistema destinado a contener y reducir el poder punitivo, no puede pasar por alto el concepto limitativo de bien jurídico afectado como expresión dogmático del principio de lesividad que viene a requerir también una entidad mínima de afectación, sea por lesión o por peligro, excluyendo así las bagatelas o afectaciones insignificantes1 de las que nos ocuparemos más adelante.
5. ARTÍCULO V.- PRINCIPIO DEL DEBIDO PROCESO.
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL EX P. N.° 06194-2013-PA/TC I CA Trata del recurso de agravio constitucional interpuesto por don José Luis Uribe Coello, contra la resolución de fojas 272, de fecha 19 de julio de 2013, de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de lea, que declaró infundada la demanda de autos. Con fecha 10 de junio de 2012, el recurrente interpone demanda de amparo contra el Tercer Juzgado Especializado Civil de Ica y la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de lea, por la presunta vulneración de sus derechos a la cosa juzgada, de defensa, al contradictorio, a la debida motivación de las resoluciones, al debido proceso y a la tutela procesal efectiva. Solicita que se deje sin efecto la Resolución N.° 113, de fecha 12 de setiembre de 2011, dictada en primer grado en el proceso (Exp. N.° 2003- 00274-0-1401-JR-CI-3) seguido por el Banco Wiese Sudameris (hoy Scotiabank) en su contra y de su cónyuge sobre ejecución de garantía. Refiere que en ese proceso se le requería el pago de US$ 52,254.61 bajo apercibimiento de rematar el inmueble ubicado en la intersección de la avenida Cutervo con calle Brunias, inscrito en la Ficha N.° 007764-010101, hoy Partida N.° 11004493, del Registro de la Propiedad Inmueble de la Oficina Registral de Ica, pero que antes que se lleve a cabo dicha diligencia consignó US$ 53,000.00, suspendiéndose el remate y disponiéndose la liquidación de los intereses, que fueron fijados en US$ 15,264.02. Posteriormente, el 15 de agosto de 2007 se produjo un terremoto que destruyó la vivienda, y dado que se encontraba asegurado ante MAPFRE, se le indemnizó con la suma de US$ 134,744.00, que fue depositada en el Banco Scotiabank; y, corno consecuencia de ello, se extinguió la hipoteca. En ese sentido, considera que el banco precitado debía cobrarse los intereses adeudados y la suma restante le debía ser puesta a disposición del Juzgado, dado que la deuda había sido cancelada en su totalidad. Al ser solicitado ello, el Juzgado emplazado emite una Resolución N° 81, que es confirmada por la Sala demandada (Resolución N° 86), en la que se ordena que el saldo a que se ha hecho referencia, de US$ 119,479.88, debía ser puesto a disposición del Tercer Juzgado Civil. Estas resoluciones, a criterio del demandante, tienen la calidad de cosa juzgada.
6. ARTÍCULO VI.- PRINCIPIO DE GARANTÍA DE EJECUCIÓN.
SENTENCIA DE CORTE SUPREMA DE JUSTICIA (EXPEDIENTE: 000118-2010) CUSCO. El recurso de casación por inobservancia de una norma procesal interpuesto por el señor F. Superior contra la sentencia de vista de fojas sesenta, que confirmando la de primera instancia de fojas veinte, condenó a E.A.A. como autor del delito contra la Familia -incumplimiento de obligación alimentaria en agravio de W.G.A.C. a tres años de pena privativa de libertad, suspendida en su ejecución por el mismo tiempo, bajo reglas de conducta y fija en un mil nuevos soles por concepto de reparación civil que deberá abonar a favor del agraviado. Interviene como ponente el señor C.C. Que la sentencia de vista de fojas sesenta, del diez de septiembre de dos mil diez confirmó la de primera instancia de fojas veinte, del quince de julio de dos mil diez en el extremo recurrido por la Fiscalía que fijó como reglas de conducta al imputado A.A., entre otros, de comparecer personal y obligatoriamente al local de la Fiscalía que lo acusó cada fin de mes, para informar y justificar por escrito sus actividades. Que la Fiscalía Superior interpuso recurso de casación a fojas sesenta y cuatro por inobservancia de la norma procesal. Tribunal por Ejecutoria de Calificación declaró bien concedido el recurso de casación por inobservancia de norma procesal. El motivo aceptado de casación estriba en que, según la Fiscalía, el Tribunal estableció que el control de las reglas de conducta estará en lo sucesivo a cargo del Ministerio Público, pese a que los apartados uno y dos del artículo cuatrocientos ochenta y nueve del nuevo Código Procesal Penal señala lo contrario: la ejecución de la sentencia condenatoria es competencia del Juez de la Investigación Preparatoria, quien está facultado para resolver los incidentes de ejecución. Señala el Tribunal de Apelación que el apartado tres del artículo cuatrocientos ochenta y ocho del nuevo Código Procesal Penal entrega al Fiscal el control de las sanciones penales en general, norma que le faculta a solicitar las medidas de supervisión y control del Juez de la Investigación Preparatoria.
7. ARTÍCULO VII.- PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD PENAL
SENTENCIA C-320/98 Sentencia C 320 del 30 de Junio de mil novecientos noventa y ocho MAGISTRADO PONENTE: Dr. EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ. REF. SENTENCIA C-320/98 ASPECTO JURIDICO CONSIDERADO: La Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica. El Señor Presidente de la República el día 22 de Junio de 1997, objetó el proyecto de ley 235 – 1996, Senado – 154/96 Cámara donde se establece la capacidad de acción y culpabilidad de las personas Jurídicas; el seguro ecológico, se modifica el código penal y se dictan otras disposiciones, las objeciones se presentaron por razones de Inconstitucionalidad y de convivencia. En este fallo, la Corte Constitucional establece la capacidad de acción y culpabilidad de las personas Jurídicas para recibir sanciones penales. El asunto llego a la Corporación porque el Presidente del Senado de la República le remitió el proyecto de ley 235 de 1996 Senado – 154 de 1996 Cámara, donde se establecía el Seguro ecológico y se dictaban disposiciones sancionatorias a las personas Jurídicas. La Corte analizo la Constitucionalidad de algunos artículos del proyecto, y la discusión giro alrededor de los artículos 21 y 26. Para nuestro estudio, la importancia de esta sentencia radica en el hecho de establecer el grado de responsabilidad penal de los socios que conforman la personalidad jurídica de la sociedad. En sus planteamientos, la Corporación establece que:“ No encuentra la Corte que viole la Constitución Política que se establezca, en el evento descrito por la norma, una sanción privativa de la libertad aplicable a los representantes legales, directivos o funcionarios de la persona jurídica o de la sociedad de hecho beneficiaria del ilícito penal. El principal objeto de esta sentencia en consideración a nuestro estudio, radica en la posibilidad legal de recurrir a la figura del levantamiento del velo corporativo, en los eventos en que la sociedad, haya cometido un delito. El proyecto de ley que dio origen a este fallo, busca de manera directa, responsabilizar penalmente a las personas naturales que conforman la personalidad jurídica de la sociedad responsable de la comisión del ilícito. En este sentido, la norma examinada se refiere a las sanciones pecuniarias, a la cancelación del registro mercantil, a la suspensión temporal o definitiva de la obra y al cierre temporal o definitivo del establecimiento o de sus instalaciones. Responsabilidad objetiva de persona jurídica dado que a la persona jurídica y a la sociedad de hecho, sujetas a una sanción penal, se les debe garantizar el debido proceso, la Corte considera que la expresión "objetiva" que aparece en el último inciso del artículo 26 del proyecto es inexequible. No se puede exponer a un sujeto de derechos a soportar una condena por la mera causación material de resultados externos, sin que pueda presentar pruebas y controvertir las que se alleguen en su contra, incluidas las que podrían derivar en la exoneración de su responsabilidad.
8. ARTÍCULO VIII.- PROPORCIONALIDAD DE LAS SANCIONES
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL EXP. N.° 2192- 2004-AA /TC TUMBES Recurso extraordinario interpuesto por don Gonzalo Antonio Costa Gómez y doña Martha Elizabeth Ojeda Dioses contra la resolución de la Sala Especializada en lo Civil de Tumbes, de fojas 122, su fecha 7 de mayo de 2004, que declaró improcedente la acción. Los recurrentes, con fecha 19 de diciembre de 2003, interponen acción de amparo contra el alcalde de la Municipalidad Provincial de Tumbes, con el objeto de que se declare sin efecto la Resolución de Alcaldía N.° 1085-2003- ALC-MPT, de fecha 16 de diciembre de 2003, que les impuso la sanción de destitución de sus puestos de trabajo. Afirman que la Comisión Permanente de Procesos Administrativos Disciplinarios de la Municipalidad Provincial de Tumbes no cumplió con realizar una investigación imparcial para determinar su responsabilidad en unas faltas administrativas que se les imputa, y que, además, ignoró los resultados de las investigaciones policiales referidas a los mismos hechos y en la cual se descarta su responsabilidad penal. Manifiestan que con ello, se vulneraron sus derechos constitucionales a la igualdad ante la ley, a la legítima defensa, a la libertad de trabajo y al debido proceso. El Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Tumbes, declaró fundada la demanda, por considerar que los hechos materia de sanción disciplinaria y la responsabilidad de los actores no está debidamente probada. La recurrida, revocando la apelada, declaró improcedente la demanda, estimando que los hechos debatidos no pueden ser resueltos en la vía constitucional de amparo, por carecer de etapa probatoria. Varias son las cuestiones que se detallan en el escrito de demanda y que este Tribunal encuentra relevantes desde una perspectiva de los derechos que están en juego en el presente caso, siendo una de ellas el principio de razonabilidad o proporcionalidad es consustancial al Estado Social y Democrático de Derecho, que en otras palabras sería la aplicación del principio de proporcionalidad con sus tres subprincipios: de adecuación, de necesidad y de proporcionalidad en sentido estricto o ponderación. En efecto, es en el seno de la actuación de la Administración donde el principio de proporcionalidad cobra especial relevancia, debido a los márgenes de discreción con que inevitablemente actúa la Administración para atender las demandas de una sociedad en constante cambio, pero también, debido a la presencia de cláusulas generales e indeterminadas como el interés general o el bien común, que deben ser compatibilizados con otras cláusulas o principios igualmente abiertos a la interpretación, como son los derechos fundamentales o la propia dignidad de las personas.
9. ARTÍCULO IX.- FINES DE LA PENA Y MEDIDAS DE SEGURIDAD
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL EXP. N.° 803- 2003-HC/TC AREQUIPA Recurso extraordinario interpuesto por don Pedro Felipe Cuba Ramírez ó Salvador Mamani Quispe, contra la resolución de la Sala Penal de Vacaciones de la Corte Superior de Arequipa que declaró improcedente de plano la acción de hábeas corpus de autos. El recurrente con fecha 30 de enero de 2003 interpone acción de hábeas corpus contra la Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Arequipa, por violación a su derecho constitucional a la libertad personal. Refiere que la Sala emplazada le revoca el beneficio penitenciario de semi libertad que le fuera concedido por el Tercer Juzgado Penal de Lima en el Proceso Penal N.º 72-896 seguido en su contra; aduce que la emplazada arbitrariamente dispuso que cumpla con el integro de la pena revocada de tres años, la que comienza a correr desde el 28 de octubre de 2002 y vence el 27 de octubre de 2005; asimismo que ilegalmente la accionada dispuso que a partir de esta última se empieza a cumplir la segunda pena por la que se encuentra recluido. Finalmente, alega que la acumulación aritmética de las penas impuestas lesiona su derecho a la libertad individual. El Segundo Juzgado Especializado Penal de Arequipa declaro improcedente in limine la acción de hábeas corpus, por considerar que la acción de garantía no vía idónea para su reclamación dado que anomalías que pudieran cometerse deben ventilarse y resolverse al interior del mismo proceso mediante el ejercicio de los recursos que franquea la ley ordinaria. La recurrida confirmo la apelada al considerar que no proceden las acciones de garantía contra resoluciones expedidas dentro de un proceso regular. Al margen de la ardua polémica que, con respecto a los fines de la pena existe, conforme lo enunciado en reiterada jurisprudencia, el Colegiado considera que nuestro ordenamiento ha constitucionalizado la denominada teoría de la función de prevención especial positiva, al consagrar el principio según el cual, el "régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad"; tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la readaptación social de los penados. En tal sentido estas exigencias como fines del régimen penitenciario se derivan la obligación del legislador de prever una fecha de culminación de la pena, de manera tal que permita que el penado pueda reincorporarse a la vida comunitaria.
10. ARTÍCULO X.- SUPLETORIEDAD DE LA LEY PENAL
SENTENCIA N° 00656-2020-PHC/TC - AREQUIPA. En este caso, el demandante alega que durante el trámite del proceso penal, no le fue debidamente notificada, impidiéndole interponer el correspondiente recurso de casación, pues le fue dejada en su domicilio procesal, bajo la puerta. Además, refiere que la citada sentencia no le fue notificada en su domicilio real”, precisó el Tribunal. Frente a ello, el cuerpo colegiado, dispuso que las notificaciones en procesos penales también tienen que cumplir con las formalidades que el Código Procesal Civil establece, específicamente en el artículo 161°. De la información contenida en autos, no queda probado que la sentencia de vista le haya sido notificada al demandante en su domicilio procesal, con las formalidades establecidas en la norma precitada. Tampoco se advierte que la misma le haya sido notificada en su domicilio real. Por lo tanto, al encontrarnos frente a una notificación que no cumplió con tales formalidades, el TC decidió reponer tal proceso penal a fin de que se respete el derecho a la defensa del implicado. “Al no tener conocimiento de dicho pronunciamiento judicial, no tuvo la posibilidad de interponer el correspondiente recurso de casación, a fin de revertir los efectos de la condena impuesta en su contra. Por ello, corresponde declarar fundada la demanda y reponer el proceso penal, a la etapa procesal correspondiente”, confirmó el Tribunal Constitucional. La Constitución Política del Perú establece en el artículo 200, inciso 1, que mediante el habeas corpus se protege tanto la libertad personal como los derechos conexos a ella; no obstante, no cualquier reclamo que alegue afectación del derecho a la libertad personal o los derechos conexos a ella puede reputarse efectivamente como tal y merecer tutela, pues para ello es necesario analizar previamente si tales actos denunciados vulneran el contenido constitucionalmente protegido del derecho tutelado por el habeas corpus.
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