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El principio de superposición se presenta para las llamadas ondas lineales, las cuales
se caracterizan por tener generalmente amplitudes relativamente pequeñas en comparación
con su longitud de onda. El principal requisito que debe satisfacerse para que las ondas que
se propagan en un medio tengan un carácter lineal, y por ende cumplan el principio de
superposición, es que el medio obedezca la ley de Hooke. Cuando la amplitud de las ondas
es muy grande, puede ocurrir que se exceda el límite elástico lineal del medio y no se
verifique en este la ley de Hooke. En tal caso no es válido el principio de superposición, tal
como se ha enunciado, debido a que la respectiva ecuación de onda no sería lineal. En todas
las discusiones futuras se asumirá el comportamiento lineal de la ecuación de onda y, en
consecuencia, la validez del principio de superposición de ondas.
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𝛿 𝛿
𝜉(𝑥, 𝑡) = 2𝐴 cos sen 𝑘𝑥 − 𝜔𝑡 + . (3.2)
2 2
La onda resultante, descrita por la Ec. (3.2), es una onda armónica con igual frecuencia
angular y número de onda que las ondas 𝜉 y 𝜉 que se superponen, pero con una amplitud
igual a 2𝐴 cos y una constante de fase que es la mitad de la diferencia de fase entre las
ondas iniciales. Es importante resaltar que la amplitud de la onda resultante depende de la
diferencia de fase entre las ondas que se superponen.
Figura 3.1: Superposición de ondas armónicas con igual A, ω y k, para 4 valores diferentes
de la diferencia de fase entre ellas: (a) 𝛿 = 0, (b) 𝛿 = 𝜋, (c) 𝛿 = 𝜋/3 y (d) 𝛿 = 2𝜋/3.
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Ondas estacionarias en una cuerda. Consideremos una cuerda tensa que se extiende a
lo largo del eje x, con su extremo izquierdo fijo en x = 0. Supongamos que se imprime un
movimiento armónico simple al otro extremo, produciendo una onda sinusoidal que se
propaga en el sentido negativo del eje x, viajando hacia el extremo izquierdo fijo. Al incidir
sobre el punto x = 0, se interrumpe el medio de propagación de la onda y la potencia que
transporta deberá propagarse ahora en sentido contrario, ya que la energía se conserva. De
esta forma, se origina una onda reflejada que se propaga en el sentido positivo del eje x.
Las ondas incidente y reflejada pueden ser descritas, respectivamente, mediante las
funciones de onda
Utilizando las identidades sen(𝜃 ± 𝜃 ) = sen 𝜃 cos 𝜃 ± sen 𝜃 cos 𝜃 , la Ec. (3.4)
se transforma en
Claramente puede observarse que la Ec. (3.5) no describe una onda viajera que se
propague en uno u otro sentido del eje x, ya que en ninguno de los factores aparece una fase
de la forma 𝑘𝑥 ± 𝜔𝑡. El factor cos 𝜔𝑡, tal como se discutió en el capítulo 1, está asociado
con un movimiento armónico simple de frecuencia angular ω o periodo 𝑇 = 2𝜋⁄𝜔, sin
embargo, la respectiva amplitud 2𝐴 sen 𝑘𝑥 es una función de la coordenada x a lo largo de
la cuerda. Por lo tanto, la función de onda (3.5) describe una situación estacionaria en la
que todas las partículas de la cuerda describen M.A.S. de igual frecuencia y en fase, pero la
amplitud de oscilación de cada partícula depende de su ubicación a lo largo de la cuerda.
Este tipo de movimiento ondulatorio, que se conoce como onda estacionaria, resulta de la
superposición de dos ondas con igual amplitud, frecuencia angular y número de onda que
se propagan en direcciones opuestas,
𝑘𝑥 = 0, 𝜋, 2𝜋, 3𝜋, ⋯
Teniendo en cuenta que el número de onda es 𝑘 = 2𝜋⁄𝜆, las posiciones de esos puntos
a lo largo de la cuerda están dadas por
𝜆 3𝜆 𝑛𝜆
𝑥 = 0, , 𝜆, , ⋯ = ; 𝑛 = 0, 1, 2, 3, ⋯ (3.6)
2 2 2
𝜋 3𝜋 5𝜋
𝑘𝑥 = , , ,⋯
2 2 2
𝜆 3𝜆 5𝜆 𝑛𝜆
𝑥= , , ,⋯ = ; 𝑛′ = 1, 3, 5, ⋯ (3.7)
4 4 4 4
Al igual que ocurre con los nodos, la distancia entre antinodos adyacentes es 𝜆⁄2. En
el punto medio entre cualquier par de nodos siempre hay un antinodo, de modo que la
distancia entre un nodo y el siguiente antinodo es 𝜆⁄4. Las Ecs. (3.6) y (3.7) definen las
posiciones de los nodos y antinodos a lo largo de una cuerda con su extremo izquierdo fijo
en x = 0, sin embargo, hasta el momento no se ha impuesto ninguna condición sobre el otro
extremo de la cuerda, digamos x = L. En muchas ocasiones, tal como ocurre en los
instrumentos de cuerdas (guitarra, violín, piano, etc.), el extremo de la cuerda en x = L
también está fijo. En esos casos, habrá un nodo en cada extremo de la cuerda. Como la
distancia entre nodos sucesivos en la cuerda es 𝜆⁄2, la longitud L de la cuerda debe ser un
número entero de medias longitudes de onda, es decir
𝜆
𝐿=𝑛 ; 𝑛 = 1, 2, 3, ⋯ (3.8)
2
Por lo tanto, en una cuerda fija en ambos extremos sólo es posible la formación de una
onda estacionaria si su longitud de onda satisface la condición (3.8). Los posibles valores
de las longitudes de onda que conducen a ondas estacionarias en la cuerda son
2𝐿
𝜆 = ; 𝑛 = 1, 2, 3, ⋯ (3.9)
𝑛
Figura 3.2: Primeros 4 modos normales de oscilación de una cuerda con extremos fijos.
La frecuencia con que vibra la cuerda en el n-ésimo modo normal se obtiene a partir de
la expresión 𝑓 = 𝑣 ⁄𝜆 , donde 𝑣 es la velocidad de propagación de las ondas transversales
en la cuerda. Recordando que la velocidad de propagación de las ondas transversales en una
cuerda es 𝑣 = 𝐹 ⁄𝜇 , siendo F la tensión en la cuerda y μ su densidad lineal de masa,
entonces se puede escribir
𝑛𝑣 𝑛 𝐹
𝑓 = = ; 𝑛 = 1, 2, 3, ⋯ (3.10)
2𝐿 2𝐿 𝜇
La frecuencia natural de oscilación más baja para la cuerda fija en ambos extremos,
denominada frecuencia fundamental, corresponde al primer modo normal (n = 1) y es
simplemente
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𝑣 1 𝐹
𝑓 = = , (3.11)
2𝐿 2𝐿 𝜇
𝜆
𝐿=𝑛 ; 𝑛 = 1, 2, 3, 4, ⋯ (3.12)
2
Cada valor de n corresponde a un modo normal de vibración del gas dentro del tubo.
En consecuencia, la longitud asociada con el n-ésimo modo normal es 𝜆 = 2𝐿⁄𝑛, tal como
en el caso de las ondas estacionarias transversales en una cuerda con sus extremos fijos. Sin
embargo, en el caso presente ocurren antinodos (en vez de nodos) en los extremos del tubo.
Las frecuencias normales de vibración del gas en el tubo están dadas por
𝑣 𝑛𝑣
𝑓 = = , (3.13)
𝜆 2𝐿
Figura 3.4: Modos normales de vibración del gas en un tubo abierto en ambos extremos.
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Para un tubo cerrado en un extremo la situación es algo diferente, ya que en este caso
siempre existirá un nodo de desplazamiento en el extremo cerrado, mientras que en el
extremo abierto se formará un antinodo. Teniendo en cuenta que la distancia entre un
antinodo y el nodo adyacente es 𝜆/4, en el primer modo normal la distancia L entre los
extremos del tubo debe ser igual a un cuarto de longitud de onda (𝐿 = 𝜆⁄4). Análogamente,
para el segundo modo normal se cumple la condición 𝐿 = 3 𝜆⁄4, ya que en el extremo
cerrado del tubo se ubica el segundo nodo de desplazamiento posterior al antinodo que se
presenta en el extremo abierto. En general, para cualquier modo normal se cumple que la
longitud L del tubo es un múltiplo entero impar de cuartos de longitud de onda, es decir,
para el n-ésimo modo normal se tiene que 𝐿 = (2𝑛 − 1) 𝜆⁄4. En la Figura 3.5 se muestran
los tres primeros modos normales de vibración del gas dentro de un tubo abierto en su
extremo izquierdo y cerrado en el derecho.
Figura 3.5: Modos normales de vibración del gas en un tubo cerrado en un extremo.
4𝐿
𝜆 = . (3.14)
2𝑛 − 1
Ejemplo 3.1: Considere dos ondas armónicas transversales que se propagan en direcciones
opuestas a lo largo de una cuerda muy larga. Las funciones de onda que describen estas
ondas son 𝜉 = 𝐴 sen(𝑘𝑥 − 𝜔𝑡) y 𝜉 = 𝐴 sen(𝑘𝑥 + 𝜔𝑡 + 𝛿), respectivamente. a) ¿Se
obtendrá un patrón de onda estacionaria como resultado de la superposición de dichas
ondas? b) De ser así, ¿Dónde estarán ubicados los nodos a lo largo del eje x?
la cual efectivamente tiene la forma de una onda estacionaria, ya que describe un patrón de
vibración de la cuerda en el cual cada partícula de la misma oscila con igual frecuencia,
pero con una amplitud que depende de su posición a lo largo de la cuerda. En este caso, los
puntos de la cuerda en donde se presentan nodos satisfacen la condición sen 𝑘𝑥 + = 0,
en consecuencia el argumento de la función seno debe ser 𝑘𝑥 + = 𝑛𝜋, donde n es un
número entero. En términos de la longitud de onda λ podemos escribir
2𝜋 𝛿
𝑥 + = 𝑛𝜋,
𝜆 2
𝛿 𝜆
𝑥 = 𝑛− ; 𝑛 = 0, ±1, ±2, ±3, ⋯.
2𝜋 2
Ejemplo 3.2: Una cuerda de guitarra, de longitud 63.5 cm (entre el puente y el extremo
superior del mástil), está afinada para producir la nota Si 3 (frecuencia 247 Hz) cuando vibra
en su modo fundamental. a) ¿Cuál es la rapidez de las ondas transversales en esta cuerda?
b) ¿A qué distancia del puente debe un guitarrista poner su dedo para producir una nota La 4
(frecuencia 440 Hz)? c) Si la tensión de la cuerda se incrementa en un 1.0%, ¿cuál será su
nueva frecuencia fundamental al vibrar libremente?
𝜆 = 2𝐿 = 2 × (0.635 m) = 1.27 m.
1 𝐹 𝑣
𝑓 = = ,
2𝐿 𝜇 2𝐿
𝑓 247 Hz 𝐿′
= = ,
𝑓 ′ 440 Hz 𝐿
ya que tanto F como μ permanecen constantes. Por lo tanto, la distancia 𝐿′ (medida desde el
puente) a la que debe pisarse la cuerda con el dedo es
𝑓
𝐿 = 𝐿 = 0.56𝐿 = 0.56 × (63.5 cm) = 35.56 cm.
𝑓′
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𝜕𝑓 1
∆𝑓 ≈ ∆𝐹 = ∆𝐹.
𝜕𝐹 4𝐿 𝜇𝐹
1 0.01 𝐹 0.01
∆𝑓 = (0.01𝐹) = = 𝑓.
4𝐿 𝜇𝐹 4𝐿 𝜇 2
Ejemplo 3.3: El canal auditivo de una persona mide aproximadamente 2.5 cm desde el
exterior hasta el tímpano, y puede modelarse como un tubo cerrado en un extremo y abierto
en el otro. a) ¿Cuál es la frecuencia de resonancia más baja del canal auditivo? b) ¿Cuántos
armónicos de dicho canal se encuentran en el rango audible? ¿Cuáles son sus frecuencias?
Asuma que la velocidad de propagación del sonido en el aire es de 343 m/s.
Solución: Las frecuencias de los modos normales de vibración del aire dentro de un tubo
abierto en un extremo y cerrado en el otro están dadas por
𝑣
𝑓 = (2𝑛 − 1) ; 𝑛 = 1, 2, 3, ⋯,
4𝐿
𝑣 343 m/s
𝑓 = = = 3430 Hz.
4𝐿 4 × (0.025 m)
Teniendo en cuenta que el rango de frecuencias audibles para el oído humano está entre 20
y 20000 Hz, el más alto armónico que cae dentro del rango audible satisface la condición
de donde se obtiene que 𝑛 < 3.4. En consecuencia, dentro del rango audible se encontrarán
tres armónicos correspondientes a n = 1, 2 y 3. Las frecuencias de resonancia asociadas con
dichos armónicos son 𝑓 = 3430 Hz, 𝑓 = 3𝑓 = 10290 Hz y 𝑓 = 5𝑓 = 17150 Hz.
Una situación muy diferente ocurre en los medios dispersivos, ya que en dichos
medios la velocidad con que se propaga cada onda armónica varía con su longitud de onda
o frecuencia. En un medio dispersivo, la velocidad de propagación de las ondas armónicas
(𝑣 = 𝜔⁄𝑘 ), también llamada velocidad de fase, no es una constante independiente del
número de onda k o la frecuencia angular ω, sino que puede considerarse como una función
de k o de ω. En este caso puede asumirse que una onda armónica satisface la ecuación de
onda, pero con un valor apropiado para el parámetro 𝑣 que corresponde a su velocidad de
propagación. Cuando una onda de forma arbitraria se propaga en un medio dispersivo, en
general su forma no se preserva a medida que transcurre el tiempo debido a que cada una
de las ondas armónicas que la conforman posee su propia velocidad. Adicionalmente, no
resultaría razonable asociar la velocidad de propagación de la onda resultante, denominada
paquete de ondas, con la velocidad a la que se propaga una de las ondas armónicas que
conforman el paquete. Bajo estas circunstancias, parece bastante conveniente identificar un
procedimiento que nos permita obtener la velocidad con que se propaga el paquete de ondas
como un todo, dicha velocidad se conoce con el nombre de velocidad de grupo y se
acostumbra denotar como 𝑣 .
Con la ayuda de la identidad trigonométrica para la suma de los senos de dos ángulos,
usada en secciones anteriores, obtenemos
1 1
𝜉(𝑥, 𝑡) = 2𝐴 cos (Δ𝑘)𝑥 − (Δ𝜔)𝑡 sen 𝑘 𝑥 − 𝜔𝑡 , (3.17)
2 2
(Δ𝜔) ∆ω
𝑣 = = ,
( ) ∆𝑘
que al tener en cuenta que Δ𝜔 y Δ𝑘 son cantidades muy pequeñas, podemos escribir
∆𝜔 𝑑𝜔
𝑣 = lim ≡ . (3.18)
∆ → ∆𝑘 𝑑𝑘
𝑑𝜔 𝑑(𝑣𝑘)
𝑣 ≡ = ,
𝑑𝑘 𝑑𝑘
𝑑𝑣
𝑣 =𝑣+𝑘 . (3.19)
𝑑𝑘
𝜔 = 𝑣𝑘 = 𝑔𝑘.
𝑑𝜔 1 𝑔 1
𝑣 ≡ = = 𝑣.
𝑑𝑘 2 𝑘 2
última instancia por la frecuencia de oscilación de la fuente que produce las ondas. La
función de onda que describe la onda incidente puede escribirse en la forma
donde ω es la frecuencia angular de la onda incidente, que es la misma para las ondas
reflejada y refractada, 𝑘 = 𝜔⁄𝑣 es su número de onda y 𝑣 = 𝐹 ⁄𝜇 es la velocidad de
propagación de las ondas transversales en la cuerda 1. De otro lado, la onda reflejada se
propaga también en la cuerda 1 pero en sentido opuesto al de la onda incidente, de manera
que su función de onda es
De otro lado, en la cuerda 2 sólo se propaga la onda transmitida y por ende la onda
resultante en dicha cuerda es
Con el fin de obtener expresiones para las amplitudes de las ondas reflejada y
transmitida, suponiendo conocida la amplitud 𝐴 de la onda incidente, debemos imponer
condiciones de frontera adecuadas en el punto en que están unidas las dos cuerdas (x = 0).
La primera de ellas está relacionada con el hecho de que no existe ruptura (o
discontinuidad) en la unión, es decir, los desplazamientos producidos en dicho punto por
las ondas resultantes en las cuerdas 1 y 2 son iguales, 𝜉 (0, 𝑡) = 𝜉 (0, 𝑡). Al aplicar esta
condición, con la ayuda de las Ecs. (3.20) y (3,21), se obtiene la relación
𝐴 +𝐴 =𝐴 , (3.22)
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en la que se ha tenido en cuenta que cos(−𝜔𝑡) = cos(𝜔𝑡), por ser la función coseno una
función par. La segunda condición tiene que ver con la continuidad de la pendiente
(derivada) de la cuerda combinada en el punto de unión; recuérdese que dicha pendiente es
proporcional a la componente transversal de la fuerza que actúa sobre la partícula de cuerda
en ese punto, tal como se mostró en la sección 2.4 del capítulo anterior. Esta condición
implica que = , y conduce a la expresión
𝑘 (𝐴 − 𝐴 ) = 𝑘 𝐴 , (3.23)
donde se usó el carácter impar de la función seno para escribir sen(−𝜔𝑡) = − sen(𝜔𝑡).
Resolviendo el sistema lineal de ecuaciones (3.22) y (3.23) para las amplitudes 𝐴 y 𝐴 ,
obtenemos las relaciones
𝑘 −𝑘 2𝑘
𝐴 = 𝐴 y 𝐴 = 𝐴,
𝑘 +𝑘 𝑘 +𝑘
las cuales pueden escribirse directamente en términos de las densidades lineales de masa de
las cuerdas, ya que 𝑘 = 𝜔⁄𝑣 = 𝜔 𝜇 ⁄𝐹 (j = 1, 2). De esta manera se obtiene
𝐴 √𝜇 − √𝜇
= , (3.24𝑎)
𝐴 √𝜇 + √𝜇
y
𝐴 2 √𝜇
= . (3.24𝑏)
𝐴 √𝜇 + √𝜇
𝒫 = 𝜇 𝜔 𝐴 𝑣 , 𝒫 = 𝜇 𝜔 𝐴 𝑣 y 𝒫 = 𝜇 𝜔 𝐴 𝑣 .
𝒫 𝒫
𝑅≡ y 𝑇≡ , (3.25)
𝒫 𝒫
que pueden interpretarse como las fracciones de la potencia de la onda incidente que
corresponden a las ondas reflejada y transmitida, respectivamente. Sustituyendo los valores
de las respectivas potencias en las Ecs. (3.25), obtenemos para los coeficientes de reflexión
y transmisión las expresiones
𝐴 √𝜇 − √𝜇
𝑅= = , (3.26)
𝐴 √𝜇 + √𝜇
y
√𝜇 𝐴 4√𝜇 √𝜇
𝑇= = . (3.27)
√𝜇 𝐴 (√𝜇 + √𝜇 )
A partir de las expresiones (3.26) y (3.27), fácilmente puede comprobarse que los
coeficientes R y T satisfacen la relación 𝑅 + 𝑇 = 1, lo cual era de esperarse en virtud del
principio de conservación de la energía.
propagan ambas en el medio 1, los módulos de sus vectores de onda son 𝑘 = 𝑘 = 𝜔⁄𝑣 ,
mientras que para la onda transmitida 𝑘 = 𝜔⁄𝑣 . Supongamos adicionalmente que la
dirección de propagación de la onda incidente y la recta normal a la frontera están en el
plano xz, tal como se muestra en la Figura 3.7. Por lo tanto, el vector de onda k 𝒊 no tiene
componente a lo largo del eje y (𝑘 = 0).
en las cuales se ha tenido en cuenta que las frecuencias de las ondas incidente, reflejada y
transmitida son iguales.
La anterior relación debe ser satisfecha para todos los valores de x, y y t. Obviamente,
esto sólo es posible si se cumple que
𝑘 =𝑘 =𝑘 , (3.30𝑎)
y
𝑘 =𝑘 =𝑘 . (3.30𝑏)
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Ya que 𝑘 = 0, por estar el vector de onda k 𝒊 en el plano xz, de la Ec. (3.30b) tenemos
que 𝑘 = 𝑘 = 0, es decir, los vectores de onda o direcciones de propagación de las
ondas reflejada y transmitida también permanecen en el plano xz. Los vectores de onda k 𝒓 y
k 𝒕 son entonces coplanares con k 𝒊 y forman ángulos 𝜃 y 𝜃 , respectivamente, con la
normal a la superficie frontera. Dichos ángulos se conocen usualmente con los nombres de
ángulo de reflexión y ángulo de refracción o transmisión. Dado que los vectores de onda
son paralelos a los respectivos rayos, el resultado anterior también puede expresarse en la
siguiente forma alternativa: los rayos incidente, reflejado y refractado (o transmitido) se
encuentran en un mismo plano. Como puede notarse en la Figura 3.7, las componentes
cartesianas de los tres vectores de onda adoptan la forma
𝜔
k𝒊 = (sen 𝜃 , 0, cos 𝜃 ),
𝑣
𝜔
k𝒓 = (sen 𝜃 , 0, − cos 𝜃 ),
𝑣
y
𝜔
k𝒕 = (sen 𝜃 , 0, cos 𝜃 ).
𝑣
sen 𝜃 𝑣
= , (3.31)
sen 𝜃 𝑣
a partir de la cual se concluye que el cociente entre el seno del ángulo de incidencia y el
seno del ángulo de refracción siempre es constante. Se acostumbra definir el índice de
refracción relativo del medio 2 con respecto al medio 1 como
𝑣
𝑛 ≡ . (3.32)
𝑣
conocida generalmente como ley de Snell. Es de interés notar que en el caso de incidencia
normal, 𝜃 = 0, la dirección de propagación de la onda refractada no sufre desviación
alguna con respecto a la incidente porque el ángulo 𝜃 también debe ser cero, de acuerdo a
la ley de Snell. En tal caso, los rayos incidente, reflejado y refractado están sobre la normal,
obviamente con el rayo reflejado propagándose en sentido opuesto al rayo incidente.
Con base en la ley de Snell, podemos sacar las siguientes conclusiones: i) si 𝑛 < 𝑛 ,
para que se satisfaga la igualdad en (3.34) debe ocurrir que sen 𝜃 > sen 𝜃 y por lo tanto
𝜃 > 𝜃 , es decir, el rayo refractado se desvía respecto al incidente, acercándose a la
normal; ii) si por el contrario 𝑛 > 𝑛 , se cumple que 𝜃 < 𝜃 y en consecuencia el rayo
refractado se desvía alejándose de la normal. Las dos situaciones se esquematizan en la
Figura 3.8.
Figura 3.8: Rayos incidente, reflejado y refractado para (a) 𝑛 < 𝑛 y (b) 𝑛 > 𝑛 .
Ahora bien, para cualquier ángulo de incidencia 𝜃 > 𝜃 se tiene que sen 𝜃 > 𝑛 ⁄𝑛 y
en consecuencia sen 𝜃 = sen 𝜃 > 1, lo cual no es posible. Por lo tanto, en tal caso no
habrá rayo refractado en el medio 2, sino que el rayo incidente se refleja en la superficie
frontera; este fenómeno se denomina reflexión total interna. Sólo puede presentarse
reflexión total interna cuando la onda incide desde un medio con mayor índice de
refracción y se refracta en uno de menor índice. Un caso típico de reflexión total interna se
puede presentar cuando un rayo de luz pasa del vidrio al aire, ya que el índice de refracción
del vidrio toma valores muy cercanos a 1.5 en la región visible del espectro
electromagnético, mientras que el aire se comporta como un medio no dispersivo con un
índice de refracción prácticamente igual al del vacío, que es uno. En este caso tenemos
𝑛 ≈ 1.5 y 𝑛 = 1, de modo que el ángulo crítico para reflexión total interna está dado por
la relación sen 𝜃c = ≈ 0.67, es decir, 𝜃c ≈ 42°.
Solución: Si asumimos un valor de 1.5 para el índice de refracción del vidrio, el ángulo
crítico para un rayo de luz que pasa del vidrio al aire es aproximadamente 42°, tal como se
mostró anteriormente. En la Figura 3.10 se ilustra la situación planteada en el enunciado. Al
incidir normalmente desde el aire sobre el cateto vertical del prisma (ángulo de incidencia
cero), el rayo de luz no se desvía al entrar al prisma de vidrio, ya que por la ley de Snell el
ángulo de refracción es también cero.
Figura 3.10: Trayectoria del rayo de luz al pasar a través del prisma de vidrio.
98
Sin embargo, cuando el rayo que se propaga dentro del prisma incide sobre la hipotenusa
con un ángulo de 45°, mayor que el ángulo crítico 𝜃c ≈ 42°, presentándose entonces
reflexión total interna. Por la ley de reflexión el rayo reflejado en la hipotenusa también
forma un ángulo de 45° con la normal a esta, de modo que el rayo inicial sufre una
desviación total de 90° en la hipotenusa y se dirige hacia el otro cateto, sobre el cual incide
perpendicularmente. Finalmente, dicho rayo emerge nuevamente al aire sin cambiar su
dirección porque el ángulo de refracción es cero. El efecto neto es una desviación de 90° en
la dirección de propagación del rayo incidente, al pasar a través del prisma de vidrio.
Ejemplo 3.5: Un rayo de luz incide con un ángulo 𝜃 sobre una de las caras de una placa
rectangular de un material transparente cuyo índice de refracción es n, tal como se indica en
la Figura 3.11. Mostrar que el rayo emergente es paralelo al incidente y calcular la
desviación lateral d.
Figura 3.11: Desviación lateral de un rayo de luz a través de una placa rectangular.
Solución: En este caso el rayo que incide desde el aire experimenta una primera refracción
en la cara superior, refractándose en el interior de la placa con un ángulo 𝜃 . A su vez, este
rayo que se propaga dentro de la placa incide con el mismo ángulo 𝜃 (por ser ángulos
alternos internos entre paralelas) sobre la cara inferior, experimentando una segunda
refracción para emerger al aire con un ángulo 𝜃 ′. Al aplicar la ley de Snell a la primera
refracción (𝑛 = 1 y 𝑛 = 𝑛), se obtiene
sen 𝜃 = 𝑛 sen 𝜃 .
𝑛 sen 𝜃 = sen 𝜃 ′.
Al comparar estas dos ecuaciones se encuentra que sen 𝜃 = sen 𝜃 ′, o sea que 𝜃 = 𝜃 ′. En
consecuencia, puede concluirse que los rayos incidente y emergente son paralelos.
Para calcular el desplazamiento lateral d del rayo emergente respecto al incidente, nótese
que la distancia h que recorre el rayo dentro de la placa es la hipotenusa común a dos
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cos 𝜃
𝑑 = 𝑤 sen 𝜃 1 − ,
𝑛 − sen 𝜃
la cual permite determinar la desviación lateral del rayo a partir de magnitudes conocidas,
como son el ancho e índice de refracción de la placa, al igual que el ángulo con que incide
el rayo de luz sobre la cara superior.
Consideremos dos fuentes puntuales s1 y s2, separadas una distancia d, que oscilan en
fase emitiendo ondas esféricas con la misma frecuencia. Recordemos que la amplitud de las
ondas esféricas varía con el recíproco de la distancia r a la fuente, en la forma 𝐴 = 𝐶 ⁄𝑟
donde C es una constante que depende de la potencia promedio emitida por la fuente. En un
punto P, situado a una distancia r1 de la fuente s1 y r2 de s2 (ver Fig. 3.12), las ondas
esféricas provenientes de cada una de las fuentes están descritas por funciones de onda
𝐶
𝜉 = sen(𝑘𝑟 − 𝜔𝑡) = 𝐴 sen(𝑘𝑟 − 𝜔𝑡)
𝑟
y
𝐶
𝜉 = sen(𝑘𝑟 − 𝜔𝑡) = 𝐴 sen(𝑘𝑟 − 𝜔𝑡),
𝑟
100
Dado que las amplitudes 𝐴 y 𝐴 de las ondas que se superponen en el punto P son en
general diferentes, no es de mucha utilidad emplear algunas identidades trigonométricas,
como se hizo en las secciones 3.1 y 3.2, con el fin de obtener una expresión más explícita
para la función de onda resultante. Sin embargo, las fases 𝜙 = 𝑘𝑟 − 𝜔𝑡 y 𝜙 = 𝑘𝑟 − 𝜔𝑡
de las ondas provenientes de cada una de las fuentes, para un punto fijo P, varían
únicamente con el tiempo t. Adicionalmente, como las ondas poseen la misma frecuencia
angular ω, la diferencia de fase 𝜙 − 𝜙 entre ellas es independiente del tiempo para un
punto P dado.