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Refranero Mexicano

Herón Pérez Martínez

Dedicatoria

La del Refranero mexicano es, lector amigo, una de las propuestas posibles de cumplir el sueño de muchos antepasados colegas
paremiólogos: dotar a la bibliografía mexicana de un refranero confiable que contuviera el corpus: el corpus, puede estar seguro el
lector, es confiable. El conjunto de las explicaciones, en cambio, es apenas una propuesta arañada del cúmulo de tareas que
ocupan hoy a un académico mexicano. El autor quiere dedicar esta obra tanto a Gabriel Zaid, académico de la lengua, de cuya
insistencia y empeño es fruto, como a la Academia Mexicana de la Lengua, misma que lo invitó a llevarla a cabo y que lo
incorporó, entretanto, como miembro correspondiente suyo.

Herón Pérez Martínez,


miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua.

Antecedentes: el Índice de mexicanismos

Este refranero tiene su origen en un vasto proyecto llevado a cabo por la Academia Mexicana de la Lengua como parte de la
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celebración de su cumpleaños 125. Después de largo trabajo, apareció el Índice de mexicanismos del que se desprendieron dos
obras, principalmente el Diccionario breve de mexicanismos, de Guido Gómez de Silva, y este Refranero mexicano, que ahora sale
en coedición de la Academia Mexicana de la Lengua y el Fondo de Cultura Económica. Para el Refranero mexicano, la Academia
Mexicana de la Lengua conformó el corpus de refranes inicial, puntualmente verificado, sobre el que elaboré las explicaciones y
comentarios de cada uno de los refranes.

El Índice se remonta a una vieja aspiración de sabios mexicanos, como don Joaquín García Icazbalceta (1825-1894) y don
Francisco J. Santamaría (1886-1963) que, retomada en la década de los ochenta por la Academia Mexicana de la lengua, tenía el
propósito de escribir un diccionario de mexicanismos. Como se sabe, en su ya larga trayectoria este proyecto ha dado sus frutos
de los que da puntual cuenta el actual director de la Academia Mexicana de la Lengua, don José Luis Martínez, en su ensayo
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introductorio a Índice de Mexicanismos, que titula "Hacia un nuevo diccionario de mexicanismos".

En esta labor y con estos intereses, el Índice alberga un amplísimo caudal de refranes empleados en el habla popular mexicana de
principios del siglo XIX a la fecha, aunque comparte el rasgo fundamental de las obras de esta índole de no ser una recopilación
definitivamente cerrada. Se puede decir, por lo pronto, que el Índice contiene los refranes que, de acuerdo con la bibliografía usada
por los académicos para conformarlo, constituyen el refranero virtual del hablar mexicano del siglo XX. A este título sólo,
el Índice es, desde sus diferentes ediciones, una obra de referencia para el estudioso del español hablado en México.

En todo caso, en ese magno refranero contenido en el Ìndice hay refranes propiamente mexicanos en cuanto hechos de alguna
manera en México y refranes que, provenientes de otras culturas, hoy forman parte del caudal del habla mexicana. En el primer
caso, se trata de refranes que o han sido acuñados en México, o bien son el resultado de transformaciones de matrices o pies de
refrán procedentes de otras tradiciones y otros moldes paremiológicos que han sido adaptados a circunstancias, ideales o
convicciones emanadas del calor, sentimientos, intereses y convicciones de las hablas locales en las distintas épocas de la historia
de México. El primero de estos refraneros (el de los refranes acuñados en Mèxico) es el que está en la base del Refranero
mexicano. El corpus inicial, en efecto, es producto del trabajo de muchos investigadores en el seno de la Academia Mexicana de la
Lengua.

El segundo refranero que es posible desprender del Índice es un igualmente respetable corpus de refranes que, aunque usados en
el hablar mexicano, no fueron ni acuñados aquí ni modificados de alguna manera y por alguna de las razones arriba esbozadas.
Como ya he sostenido en otra parte, al ser utilizados en el argumentar cotidiano de una cultura y, a ese título pasar a formar parte
del flujo de su lengua y de sus hablas, esos refranes provenientes de otras paremiologías han pasado a formar parte del caudal de
esa lengua y de esas hablas: los refranes de este segundo corpus de refranes, mexicanos a ese título, no están incluidos en
el Refranero mexicano. Para conocerlos y estudiarlos, en todo caso, el lector tiene el Índice de mexicanismos, caudal enorme del
habla mexicana de que puede disponer el paremiólogo de hoy.

Los refranes

Todo refranero supone una teoría paremiológica subyacente. En el Refranero mexicano el lector encontrará que se indica que tal o
cual de los textos que lo conforman es un "refrán", un "dicho" o una "frase gnómica". En efecto, en el corpus que conforma este
refranero, algunos de sus textos tienen una mayor "paremiologicidad" que otros si consideramos que desempeñan una función
argumentativa más propia y completa. Sostenemos aquí, en efecto, el punto de vista, remontable a la Retórica de Aristóteles, de
que un refrán propiamente dicho desempeña una serie de funciones discursivas, de tipo argumentativo, que lo hacen
desempeñarse en la argumentación retórica como cabeza de entimema y que de ese desempeño recaba sus rasgos formales.
Muchos de los textos incluidos en este refranero tienen el rango máximo de la paremiologicidad: son refranes en el sentido pleno
de la palabra y con todo derecho. Una buena parte de los refranes aquí consignados provienen, por lo demás, del mundo rural
mexicano con su visión machista de las relaciones sociales.

Hay, pues, en el acervo paremiológico mexicano una serie de refranes muy tradicionales cuyas formas, estructuras y rasgos están
documentados en la tradición paremiológica hispánica en una especie de paradigmática que hoy circula en el género textual que
hoy llamamos "refranero" y que ha ido modelando su forma a lo largo de nuestra tradición textual. Los refranes de este tipo
constituyen la quintaesencia del hablar lapidario y, a ese título, son reconocidos en este refranero como el paradigma de las
funciones discursivas del refrán dentro del hablar popular mexicano. Se encuentran en el Refranero mexicano, pues, las más
representativas estructuras y formas de la paremiología hispánica de la cual es afluente la mexicana: estructuras prótasis-apódosis
tanto de relativo como condicionales con si, estructuras más vale, estructuras mal-remedio, estructuras sentencia, estructuras me
extraña, estructuras sentencioso-adversativas, y otras que el lector puede ver en este importante corpus de refranes mexicanos
que tiene en sus manos.

Se trata, en general, de textos de alguna manera bimembres cuyo primer miembro, cuando no es una frase circunstancial, suele
estar constituido por una proposición universalizante. En otros casos se trata o bien de enunciados apodícticos, o bien de frases
dotadas de tal nivel de sentencialidad que asumen una enunciación seudoapodíctica. Muchos de los refranes más tradicionales del
acervo que compone el Refranero mexicano están estructurados en forma de dos hemistiquios, de alguna manera rimados. Lo
hemos anotado en cada caso porque estamos convencidos de que ése es uno de los rasgos de antigüedad que pueden ostentar
los refranes: los refranes más antiguos de nuestro acervo tienen esas características.

El punto de partida de cualquier consideración sobre las funciones discursivas de los refranes, como la que subyace a este
refranero, se funda en la ya referida índole parásita del refrán desde el punto de vista del discurso. Los refranes son, en efecto,
formas breves cuya función discursiva siempre es dependiente del discurso mayor en el cual se enclavan: el refrán siempre
requiere de un contexto discursivo para poder funcionar. Nadie dice un refrán sin que haya un contexto discursivo, sea verbal o no,
de por medio. El carácter parásito de los refranes es la constatación de uno de los rasgos discursivos del refrán, poco o casi nada
estudiados pese a su importancia.

Por consiguiente, cuando hemos asignado a alguno de los textos que conforman el Refranero mexicano el casillero de "refrán"
estamos asumiendo el texto en cuestión como una frase completa, conformada, por tanto, con sujeto y predicado, que además de
un significado literal o directo tiene un sentido simbólico o paremiológico que le permite ser aplicada no sólo a la situación que
enuncia sino a otras situaciones de alguna manera a ella asimilables. Por eso es importante para este refranero indicar, en cada
caso, si el texto comentado es o no un refrán. La mayor parte de los textos que lo conforman lo son.

Por tanto, en el Refranero mexicano consideramos como refranes los textos sentenciosos definibles, formalmente, como
expresiones aforísticas, concisas, agudas, endurecidas por el uso, breves e incisivas, de buen arte por lo bien acuñadas. Los
textos que llamamos "refranes", además, funcionan semánticamente como cápsulas situacionales y pequeñas dosis de saber. Su
rasgo cultural más importante, en cambio, los distingue por andar de boca en boca, ser transmitidos generacionalmente y
aprendidos juntamente con la lengua.

Desde el punto de vista de su estructura representativa y de su capacidad lingüística, los refranes son compuestos emblemáticos
que hacen las veces del lema en un emblema cultural cuya figura está constituida por una constelación de situaciones en que cada
uno de ellos es capaz de brotar de manera espontánea en cuanto alguna de esas situaciones se presenta. Por su índole
emblemática, los refranes propiamente dichos son susceptibles de decir más de lo que enuncian. El rasgo distintivo más
importante de los refranes, empero, es el discursivo y se refiere a la ya referida función entimemática que el habla de una cultura
les asigna en el argumentar cotidiano.

El que un texto funcione y sea reconocido como "refrán", en el interior de una cultura, es su rasgo discursivo más importante .
Significa que tal texto tiene un rango muy especial dentro de una cultura; que los hablantes de esa cultura aceptan ese texto c omo
pie entimemático de una argumentación y que, por tanto, las cosas que enuncia son respetadas dentro de la cultura que asume al
texto como "refrán". Sin embargo, para que un texto sea considerado como refrán dentro de una cultura su valor discursivo debe ir
más allá de su sentido literal. Se puede decir que hacia esa tesis conduce el desarrollo que han tenido las paremiologías
hispánicas. Ello significa que actualmente tiene más valor paremiológico un refrán que, además de su sentido literal, tiene un
sentido o uso discursivo basado en su aplicabilidad metafórica a situaciones concretas de una cultura. Ello significa, entonces, que
los viejos refranes-consejo o los antiguos refranes meteorológicos hoy tienen escaso valor paremiológico.

Los refranes tienen una vida paremiológica histórica: son refranes sólo mientras una comunidad les reconozca la capacidad
discursiva de ser verdades del hablar. Cuando pierden esa función pierden su carácter de refranes. Unos textos, por tanto, que a
principios del siglo XIX eran y funcionaban como refranes pueden actualmente no serlo. El corpus del Refranero mexicanotiene
algunos textos así: hoy sólo son frases moralizantes que han pasado, por tanto, a formar parte del campo nocional de las frases
célebres.

Discursivamente, por lo demás, los refranes son textos parásitos que sólo desempeñan su función argumentativa enclavados en
un contexto discursivo mayor. Por eso, los refranes no son ni expresiones de una sabiduría o filosofía popular, ni cosas por el
estilo, son sólo puntos de apoyo del hablar del pueblo. Son, en efecto, las verdades del hablar cotidiano, sus puntos de acuerdo
culturales, en que un pueblo finca su argumentar cotidiano cuando habla, cuando defiende sus puntos de vista y, en general,
cuando alega. La argumentación a que dan lugar los refranes puede ser deductiva o entimemática e inductiva. El primer caso es el
de los refranes propiamente dichos y la referida función entimemática; en el último caso, en cambio, están los refranes-ejemplo del
tipo de "como la pancita de Acámbaro, que hierve toda la noche y amanece cruda".

Los dichos

Hay en el habla popular y en los refraneros una serie de expresiones ingeniosas, juegos y florituras verbales que o bien carecen de
verbo en forma personal o forman parte ya de hablas locales, ya privadas. Estrictamente hablando no pueden ser tenidos como
refranes aunque estén muy bien estructurados. Al no haber una teoría del refrán aceptada por todos, proponemos que se llamen
"dichos" a muchos de los textos exclamativos del refranero. Los giros, las frases hechas o los modismos, pese al ingenio que
despliegan, no son refranes propiamente dichos, su función discursiva es prevalentemente de ornato. Su nivel de paremiologicidad
es, por tanto, restringido, aunque sea por su índole de frases sintácticamente no autónomas. Lo mismo se puede decir de textos
análogos cuya estructura carece de verbo en forma personal y, por ello, carecen de independencia sintáctica y no enuncian
propiamente nada. En este refranero los hemos incluido en la categoría de dichos.

En esta categoría catalogamos también las expresiones paremiológicas cuyo verbo está en infinitivo o son de tipo simplemente
constatativo. En esta categoría hemos catalogado algunas expresiones paremiológicas con verbo en infinitivo en las que, sin
embargo, está implícita la propuesta de una comparación. Dentro de esta categoría, por lo demás, colocamos los refranes que en
otra parte hemos llamado "exclamativos". Abundantes en los refraneros mexicanos, proponemos aquí que sean llamados "dichos".

En el Refranero mexicano, pues, presentamos tanto el acervo de refranes que en la cultura mexicana sirven de puntos de acuerdo
en el argumentar cotidiano, para que no haya necesidad de ponerlo en tela de juicio todo, como una serie de expresiones
metaforizantes, joyas puras del habla popular que captan en metáforas atrevidas y puntuales rasgos y aspectos de la vida
cotidiana a los que se recurre a guisa de ejemplos. Los primeros se apoyan en viejos tópicos retóricos, algunas veces invocados
en el comentario, que hoy constituyen uno de los elementos más profundamente arraigados en la conciencia discursiva de un
pueblo como el mexicano. Los segundos, los dichos, son la chispa y penetración aguda del habla popular.

Con los dichos, ponemos de manifiesto que lo paremiológico no consiste sólo en verdades del argumentar popular –deductiva o
inductivamente– sino que contiene elementos expresivos de los sentimientos y emociones. Los dichos, por tanto, desempeñan en
el discurso la función de ornato de un hablar barroco que, como el nuestro, se fascina por el juego de sonidos que, intercalado en
el proceso de una argumentación, le rompe el ritmo y hace fijar la atención, amén de, en algunos casos, adornarlo.

Las frase gnómicas


Hemos ubicado una serie de textos, de cuantos conforman el Refranero mexicano, en la categoría de "frase gnómica" o
simplemente "frase", en algunos casos. Partimos del supuesto de que la vida de un refrán no es eterna: un refrán puede dejar de
serlo cuando su función discursiva, por la razón que sea, ha desaparecido. Entonces puede asumir otras funciones en el discurso,
pero no la función paremiológica de que hemos hablado arriba. Hoy, dentro del campo nocional de las formas breves, están
muchas otras formas que comparten algunos rasgos con los refranes, pero que no son refranes propiamente dichos. A guisa de
ejemplos cito tanto las "frases célebres" como los lemas del discurso emblemático.

Ahora bien, hay en el acervo que constituye el Refranero mexicano una serie de textos que probablemente alguna vez
desempeñaron las funciones discursivas de los refranes pero que ahora ya no son otra cosa que frases didácticas, máximas
moralizantes, frases ingeniosas o cosas de esa índole. Ni el refranero contenido en el Periquillo sarniento ni textos provenientes de
otras épocas, de otros hablares y de otros argumentares pueden hoy, estrictamente hablando, ser considerados como refranes. En
su momento, hemos señalado la situación que alguno de los textos que conforman estecorpus guarda con el actual discurso del
habla popular mexicana. A veces, por tanto, para indicar que un texto ya no funciona discursivamente como refrán y que tampoco
es un dicho hemos puesto a esos textos la etiqueta de "frase gnómica".

Del rango contextual al sentido paremiológico

Dentro del acervo conceptual acuñado en los últimos años por la paremiología mexicana en su proceso de teorización quiero citar
aquí el concepto de "rango contextual". El rango contextual de un refrán es el ámbito de alcance social aceptable de cada refrán y
el conjunto de sus valencias asumidas como válidas por el grupo humano que lo usa. El rango contextual de un refrán es definible
como el conjunto de situaciones tipo a las que se aplica válidamente en una sociedad. En efecto, la aplicación de un refrán a una
situación dada es percibida en términos de una escala de aceptabilidad que va de lo inaceptable a lo aceptable, y que forma parte
de la competencia comunicativa de la comunidad de hablantes en cuyo seno funciona el refrán: por ejemplo la comunidad
mexicana.

De acuerdo con esto, cada refrán es definible por un conjunto de situaciones a las cuales su aplicación es aceptable por el grupo
humano en cuyo seno se usa y es aceptado por los hablantes nativos en el seno de una cultura. Una tarea que aguarda a la
paremiología mexicana, por tanto, es estudiar cada refrán desde el punto de vista de su rango contextual. Es decir, a partir del
concepto de aceptabilidad, definir el conjunto de situaciones para las cuales una comunidad de hablantes considera "aceptable" el
empleo y aplicación de cada refrán. Con ello se contribuye a estudiar el emblematismo de la argumentación paremiológica. Desde
luego, al publicar un refranero como el que ahora presentamos, ponemos en el tapete de la discusión problemas como éste o el de
sentido paremiológico.

El concepto de "sentido paremiológico" de un refrán es su valor argumentativo. Se construye sobre su sentido literal. Como se
sabe, en un refrán una cosa es la significación referencial que emana de los vocablos contenidos en su texto; otra, muy distinta, su
estructura lógico-semántica, y otra, en fin, es la significación fundamental del refrán sobre la cual ese pequeño texto construye
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todas sus funciones argumentativas y que en otra parte hemos denominado sentido paremiológico.

Por ejemplo, en el refrán "hay veces que un ocotito provoca una quemazón", quitada la oración adverbial "hay veces" o "a veces"
cuyo significado principal es gramatical y que léxicamente sólo agrega al conjunto el sentido de una temporalidad eventual, para
determinar el tema sólo quedarían los vocablos "ocotito", "provoca" y "quemazón" que, desde luego, no son los que determinan el
tema del refrán. ¿Cuál es, entonces, su sentido como refrán? ¿Cuál su sentido paremiológico?. El sentido paremiológico de un
refrán es su principio subyacente que, aunque construido sobre la significación referencial del refrán y evocado por ella, no se
reduce a ella sino que se resuelve, por lo general, ya en una contraposición de tipo semiótico, ya en una constatación seriada de al
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menos dos figuras sémicas análogas, ya, en fin, de una constatación simple.

El sentido paremiológico, en todo caso, resulta de un proceso de generalización de la situación invocada por un refrán para
convertirla en situación tipo. En el Refranero mexicano hemos señalado la pertenencia de algún refrán a una serie de refranes
indicando que todos los de la serie tienen el mismo sentido paremiológico aunque hablen, desde luego, de cosas muy diferentes.
Menciono aquí, por ejemplo, los refranes "es bueno" como:

Es buena la libertad, pero no cagar el gorro.


Es bueno acostarse en la zalea, pero no arrancar la lana.
Es bueno comer, pero no patear el pesebre.
Es bueno cortarse el pelo, pero no raparse tanto.
Es bueno el cilantro, pero no tanto.
Es bueno el encaje, pero no tan ancho.

Esto muestra que, si bien el sentido paremiológico de un refrán se produce a través de los significados léxicos del refrán, de
ninguna manera se reduce a ellos. Lo muestran muy bien, como en el caso anterior, los grupos de al menos dos refranes cuyo
sentido paremiológico es el mismo a pesar de que sus significados léxicos son completamente diferentes. Piénsese en otras series
de refranes. Por ejemplo los refranes "me extraña" o "el que nace" cuyos significados léxicos hablan de cosas completamente
diferentes y, sin embargo, tienen el mismo sentido paremiológico. A guisa de ejemplos cito los siguientes refranes de la serie "me
extraña":

Me extraña que siendo araña te caigas de la pared.


Me extraña que siendo liebre no sepas correr en llano.
Me extraña que siendo sastre no sepas pegar botones.
Me extraña que siendo pato no sepas nadar en lago.

Como se ve, los significados léxicos esbozan sendas figuras de una araña trepando por una pared, de una liebre corriendo por el
llano, de un sastre pegando botones y, en fin, de un pato nadando en un lago. El sentido paremiológico, en cambio, esboza la
figura de un colmo que, en cuanto tal, produce extrañeza: el que un experto no conozca su oficio. Lo mismo sucede con los
refranes de su variante formal "me admira" del tipo de:

Me admira que siendo fraile no sepas el padrenuestro.


Me admira que siendo gato no sepas coger ratones.
Me admira que siendo galgo no sepas coger las liebres.

Tenemos el caso, entonces, de refranes que pese a tener una designación y significados lingüísticos totalmente diferentes tienen
el mismo sentido paremiológico. Lo mismo sucede con otras series, como los refranes "el que nace", de tipo predestinacionista, en
donde los refranes de la serie tienen el mismo sentido paremiológico pese a la diversidad de universos designados y, por tanto, de
significados lingüísticos por los que se expresa. He aquí algunos ejemplos:

El que nace para buey del cielo le caen los cuernos.


El que nace pa' tamal del cielo le caen las hojas.
El que nace pa' maceta no pasa del corredor.
El que nace pa' dedal, del costurero no pasa.
El que nace para bule hasta jícara no para.
El que nace tepalcate ni a comal tiznado llega.
El que ha nacido pa'trapo nunca llegará a ser toalla.
El que nació para ahorcado no morirá de ahogado.
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El que nació siendo tlaco aunque ande en los tostones.
El que nació para pobre aunque sea un Salomón.

Estos refranes, pese a la variada imaginería en que se sustentan, suponen como principio indiscutible una predestinación según la
cual cada quien nace con un destino que nadie puede cambiar, haga lo que haga. Algunos de ellos, además, expresan de manera
explícita que esa predestinación viene de Dios y, por ende, tiene su origen en "el cielo", y, finalmente, que esa predestinación se
refiere, fundamentalmente, al estatuto o clase social. El caso más vistoso es, sin duda, el del condenado a la pobreza pese a ser
un sabio. El sentido paremiológico de estos refranes puede formularse así: cada quien está irremediablemente atado a su propio
destino. Por lo demás, no es difícil encontrar grupos de refranes con el mismo sentido paremiológico, aunque no constituyan una
serie estructuralmente hablando. Así, el refrán "ayúdate que Dios te ayudará" tiene fundamentalmente el mismo sentido
paremiológico que el viejo refrán "a Dios rogando y con el mazo dando". Todo lo anterior nos autoriza, en todo caso, a asumir el
sentido paremiológico como la estructura argumentativa más importante de los refranes.

El sentido paremiológico sería, entonces, el contenido que, proyectado por un refrán, expresa las intenciones y la calibración de la
situación hecha por el hablante, expresada tanto a través de la referencia textual a la realidad extralingüística como de los
diferentes significados de la lengua en que está cifrado el texto, que en nuestro caso es el español mexicano. Por consiguiente, el
término "paremiológico" denota no sólo que el texto a cuyo sentido nos referimos es un refrán sino que su estructura semántico-
discursiva está organizada en función de ese sentido propio de los refranes determinado por su función entimemática. Por lo
general, puede asumirse el sentido paremiológico de un refrán a guisa de una estructura profunda, permanentemente proyectada
en el nivel exterior del refrán, que, bajo la forma de un principio de índole absoluta, es argumentativamente indiscutible.

Es precisamente la estructura semántico-discursiva de un refrán, cuyo núcleo central es su sentido paremiológico, la que sirve al
pequeño texto como mecanismo de argumentación, por el que puede desempeñar sus funciones discursivas como refrán, que,
como hemos señalado, son su razón primaria de ser. La lógica a que se atiene la trabazón argumentativa, siempre fincada en una
evidencia incontrovertible, se sustenta, en el caso del refrán "hay veces que un ocotito provoca una quemazón", en el principio de
que "las apariencias engañan". En este ejemplo, hay una obvia contraposición figurativa entre las magnitudes del "ocotito" –en
diminutivo afectivo– y de la "quemazón" –un vocablo en aumentativo que connota no sólo la gran magnitud del fenómeno, sino el
desafecto hacia él– relacionadas entre sí por el verbo causativo "provocar". El conjunto remite, desde luego bajo la forma de una
excepción, al principio subyacente de que hay una proporción recíproca entre la causa y su efecto, formulable como "según la
causa es el efecto" y viceversa.

En el Refranero mexicano ese mismo principio es aducido, por ejemplo, en el refrán "según el sapo es la pedrada". El refrán
sonaría, entonces, a un principio del tipo de "causas pequeñas a veces producen grandes efectos" o bien "no siempre el efecto es
proporcionado a la causa", que sería el sentido paremiológico del refrán en cuestión. Por lo demás, ya señalamos en otra parte los
mecanismos de universalización que este refrán emplea para poder cumplir con su función argumentativa.

Como se ve, se acude en este caso a un principio procedente de la evidencia, y por tanto argumentativamente inobjetable, que es
contradicho mediante una doble vía argumentativa que en su conjunto se muestra más contundente que el principio dominante
extraído de la evidencia: por una parte, por la misma vía de la evidencia se constata que como "toda regla tiene su excepción" –
"hay veces que un ocotito provoca una quemazón"– y, además, por la vía del exemplum, más convincente, como se sabe, que mil
palabras. En paremiología, por tanto, para efectos de análisis del discurso, tiene mucha mayor importancia el sentido
paremiológico que la indagación sobre los posibles temas de un refrán. Es evidente, por lo demás, que todas las virtualidades
argumentativas del refrán, ya en función discursiva, dependen de su sentido paremiológico.

En efecto, el sentido paremiológico es una estructura argumentativa en más de un sentido. Por un lado, como decíamos, en el
sentido paremiológico se basa la argumentabilidad inobjetable de un refrán en la medida en que se reduce, en último término, a un
principio aceptado de manera indiscutible en el seno del grupo cultural en que el refrán funciona. La relación entre sentido
paremiológico y significación referencial en un refrán es, como se ve, de índole semántica y puede equipararse a la relación
establecida o postulada a nivel sintáctico por la gramática generativo-transformacional chomskyana. La relación, a saber, entre una
estructura profunda y una estructura superficial.

También a nivel semántico, en efecto, en la estructura superficial de un refrán hay una serie de marcas que evidencian una se rie
de operaciones realizadas en el interior de la frase paremiológica y que remiten en último término, como ha puesto de manifiesto la
semiótica greimasiana, a postulados fundamentales, ya de la experiencia, ya de la ideología. La estructura profunda de un refrán,
pues, estaría constituida por su sentido paremiológico y consistiría en un principio absoluto de alta capacidad argumentativa en el
medio social en que funciona, reducible, en último término, a alguno de sus tópicos argumentativos en boga en el sistema
discursivo de la cultura en cuestión.

Esta estructura profunda de índole semántica de cada refrán se relaciona textualmente, como decía, con su respectiva estructura
superficial –construida, ya sobre un hecho de la experiencia, ya sobre un postulado de la ideología– mediante un proceso de
metaforización, de profundidad variable, cuyo referente hermenéutico es siempre la estructura profunda.

Los elementos argumentativos de la estructura profunda se proyectan, en efecto, en la estructura superficial por una serie de
marcas, por lo general léxicas, que son las que permiten al refrán no sólo insertarse en un contexto discursivo mayor sino, desde
luego, construir su figuratividad y desencadenar con ello su eficacia argumentativa. Entre estos elementos argumentativos que
funcionan a nivel superficial está, por ejemplo, la índole enunciativa de cada refrán que depende, en todo caso, de la función que
ese pequeño texto desempeña en la realidad sociocultural en que funciona el refrán. El resultado de esta doble estructura es un
conjunto de tipo emblemático en el que el nivel superficial hace las veces de lema, mientras que el nivel profundo, que por
naturaleza es de índole figurativa, hace las veces de figura.

Ahora bien, ¿Cómo se extrae el sentido paremiológico de un refrán? ¿De qué universos forma parte?. La respuesta que demos a
la segunda de estas preguntas depende, obviamente, de la que demos a la primera. Para responderla, tomemos un par de
ejemplos. En primer lugar, un refrán perteneciente a la estructura paremiológica más frecuente en los refraneros hispánicos: me
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refiero a la estructura "SN + que" y al refrán "casados que no se besan no se tienen voluntad".

Por principio de cuentas, cabe decir que se trata de un refrán que podríamos llamar semiótico. Un refrán, a saber, cuya estructura
lógica es del tipo significante-significado: la prótasis hace las veces de un significante mientras que la apódosis expresa el
significado. Es decir, el primer miembro del refrán contiene una marca semiótica cuya clave de interpretación es proporcionada por
el segundo miembro; por lo demás, supone una conducta general que, sin embargo, es contradicha por el caso presentado por el
refrán. Esta conducta general, en este caso, contiene una doble ley: primeramente, que los casados deben tenerse voluntad y, en
segundo lugar, que esa voluntad debe expresarse externamente mediante besos, por ejemplo.

El refrán está estructurado lógicamente de manera tal que, de acuerdo con esa lógica, lo primero, entre casados, es tenerse
voluntad, a lo cual debe corresponder, como segunda cosa, una conducta externa, de la que besarse forma parte. La estructura del
refrán va, como se ve, de lo más exterior que es lo menos importante –significante– a lo más recóndito que, se da el caso, es lo
más importante –significado–. Desde luego, el principio subyacente es del tipo "obras son amores, no buenas razones" o, si se
quiere, "amor que no se expresa no es amor": éste es el sentido paremiológico del refrán y, por lo visto, procede de la experiencia.
Su valor argumentativo le proviene de la experiencia universal, no de la evidencia, y por tanto tiene una capacidad argumentativa
que lo hace irrefutable.

La explicación en los refraneros

Si, como se ha dicho, el corpus de este refranero nos ha sido proporcionado por la Academia Mexicana de la Lengua, tarea
nuestra ha sido escribir las explicaciones y comentarios de cada uno de los textos. La mayor parte de ellos, por lo demás, no
requiere explicación. Nos hemos interesado en los rasgos formales, estructurales o argumentativos del refrán en turno, indicando
su índole social, los contextos probables en los que surgió y cosas así. Desde luego, de cada refrán se pueden decir muchísim as
cosas más ; la encomienda, sin embargo, requería explicaciones breves. Es lo que, de hecho, proponemos aquí al lector.

La edición de un refranero con una explicación y comentario de cada refrán forma parte de la larga tradición paremiológica
hispánica y se encuentra ya en sus orígenes. Se puede citar, a guisa de ejemplos, tanto los Proverbios morales de don Sem Tob
de Carrión como el Centiloquio del Marqués de Santillana. Se trata de refraneros concebidos en forma de consejos a la generación
más joven. Y puedo citar también un refranero español de 1541 titulado Refranes glosados. En los quales cualquier que con
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diligencia los quisiere leer hallará proverbios: y maravillosas sentencias; y generalmente todos muy provechosos. 1541, de donde
arranca, para las paremiologías hispánicas, la tradición de la explicación paremiológica.

En efecto, en buena parte de los libros en los que, a partir del siglo XVI sobre todo, hay acopio de textos gnómicos destinad os a la
argumentación discursiva del habla popular, como los refraneros y los libros de emblemas, junto con los textos gnómicos en
cuestión aparece un tipo diferente de textualidad que suele tener la forma de una instrucción al lector y futuro usuario, ya sobre su
correcto empleo discursivo, ya sobre los posibles usos simbólicos que en el discurso se les puede dar. Ello dio origen a una
textualidad, aún no estudiada, cuya función hermenéutica es, fundamentalmente, la de indicar el sentido segundo construido sobre
un sentido primero, el sentido literal, que con frecuencia apunta hacia otra dirección.

Estamos, por tanto, en el interior mismo del lenguaje simbólico: la explicación, sea paremiológica, sea emblemática, indica en este
contexto la dirección hacia donde el símbolo apunta. O, si se quieren usar los recursos de la hermenéutica, la explicación indica
normativamente cómo debe entenderse, según el uso social en cuyo seno funciona, el texto gnómico cuyo sentido literal suena
algo extraño. Los refraneros, entonces, que conforman la tradición paremiológica hispánica se pueden estudiar en al menos cinco
grupos según sea su manejo de la explicación paremiológica. Por obvias razones de pertinencia no se puede abordar aquí ese
análisis. En todo caso, el Refranero mexicano se hace heredero de esa tradición cultivada entre nosotros por los Refranes,
proverbios, dichos y dicharachos mexicanos del académico de la lengua don Darío Rubio, a quien acudimos con frecuencia en
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busca de su explicación. El Refranero mexicano quiere continuarla.

La explicación paremiológica, pues, más que declarar las razones por las cuales el sentido paremiológico está construido sobre el
sentido literal del texto; o más que declarar cuál es el sentido literal del texto, lo que debe poner de manifiesto es su sentido o
sentidos paremiológicos. Aunque no debe dejar de lado una explicación relativa al sentido literal del refrán, cuando sea el c aso.
Creo que ésta debe ser la segunda de las funciones que debe rescatar la explicación paremiológica en la actualidad. Debe, sin
embargo, antes de pergeñar sus rasgos y funciones textuales, tener bien claro quién es el destinatario o los destinatarios del
refranero cuyas explicaciones se escribe. En este caso, es útil la explicación multifuncional entre cuyos objetivos está dar indicios
sobre el funcionamiento discursivo del refrán: señaladamente su valor simbólico y su rango contextual.

En este refranero hemos echado mano de la explicación condensada. Dados, en efecto, los avances de la paremiología, creemos
que la explicación paremiológica actual debe contener, por una parte, el rango contextual y función discursiva que tiene el refrán en
el hablar mexicano contemporáneo y, por otra, hacer comprensible el refrán a todos tanto en su sentido literal, cuando ya no es
comprensible, como en su sentido paremiológico. La explicación paremiológica contemporánea debe contener, además, alguna
muy lacónica referencia a la forma del refrán y, eventualmente, a alguna otra de las propiedades que lo caractericen.

Llamamos condensada esta explicación paremiológica para contraponerla explícitamente a la explicación integral donde se
expongan los resultados que la investigación paremiológica haya obtenido del refrán en cuestión. Creemos, en efecto, que los
refraneros en la actualidad no deben sólo reproducir el texto escueto del refrán –ello apenas estaría justificado en la actualidad–
sino los demás rasgos que con respecto a su textualidad se sepan: rango contextual, sentido en que se usa, significación literal,
rasgos formales, discurso que sustenta, tópico en que se basa, τόπος al que se refiere y cosas así. La explicación condensada,
pues, tiene como lector asumido un individuo culto que quiere saber en forma abreviada lo más que se pueda de lo relacionado
con cada refrán.

La explicación paremiológica integral, en cambio, tiene como destinatario al experto paremiólogo, al crítico literario, al profesionista
del texto o lector culto. Incluye toda la información de que la actual paremiología dispone: formal, sintáctica, léxica, semántica,
métrica y, desde luego, discursiva, a partir de sus fuentes hasta sus relaciones con el refranero español y, ojalá, con los demás
refraneros hispánicos.

CRÉDITOS

Autor
D. Herón Pérez Martínez.

Coordinación editorial
a
D. Lizbeth Concha Dimas.
Revisión y formación
D. Israel Fernando Saldaña Martínez.

Responsable de desarrollo
de interfaz gráfica
D. J. Ricardo Buenrostro Rico.

abanicos
abanicos en verano, y los pesos en la mano (f. 66 y 90).
Refrán popular exclamativo que, en forma de dos hemistiquios octosílabos de rima consonante,
señala que es preferible, al hacer negocios, un comprador con dinero en la mano que otro con
muchas buenas razones. El Refranero mexicano prefiere siempre lo real a lo que es sólo una
promesa o algo simplemente pensado.
abril
goza, o goce, o gocen, de tu, o de su, abril y mayo, que tu, o su, agosto
llegará (f. 66, 70,90, 116 y 132).
Refrán que en hemistiquios octosílabos aconseja gozar de la felicidad presente pues será seguida
pronto de días aciagos. El texto emplea "tu abril y mayo" para significar metafóricamente el
momento presente y "tu agosto" para significar los inevitables tiempos difíciles. Es un refrán en
forma de consejo, de enunciación exclamativa, que se usa a guisa de consuelo en situaciones
desfavorables al enunciador.
abuela
de morir yo y mi abuela, que muera mi abuela (f. 37).
Expresión paremiológica de índole exclamativa basada tanto en la ley de la vida de que la
generación más vieja, por haber ya vivido, debe dejar paso a la generación más joven; como en el
tópico paremiológico de que primero está uno mismo que los parientes. Se usa cuando, en
momentos de conflicto, se toma una decisión a favor de uno mismo.
abundancia
si hay abundancia de comida y ropa, florecerán la decencia y la virtud (f. 110).
Sentencia prejuiciosa, de tipo moralizante, que atribuye la indecencia y el vicio a la pobreza. Es
posible remitir su origen a círculos religiosos de ascendencia criolla que ven en la pobreza el
indicio del mal moral. El sentido predominante de la frase es el literal: dice sólo lo que el texto
significa.
acamaronar
acamaronarse es caerse (f. 49).
Sentencia paremiológica mexicana originada probablemente entre pescadores que proviene de la
percepción popular de que el camarón es perezoso y torpe, por lo que acamaronarse es dormirse
y, por tanto, caerse. La frase descansa en el sentido simbólico que se atribuye a "acamaronarse" y
se aplica a situaciones en que alguien se atonta.
acción
acciones son amores, no besos ni apachurrones (f. 35 y 116).
Refrán sentencia adaptado del refrán español "obras son amores, no buenas razones", recogido
por Martínez Kleiser. El sentido del refrán indica que el amor verdadero se demuestra con hechos,
no de otra manera. Se aplica a situaciones en que se habla o promete mucho y no se concreta
nada. Con respecto al refrán español, el refrán mexicano restringe el referente a las situaciones
amorosas y, aunque conserva la estructura en dos hemistiquios y la rima asonante, pierde el ritmo.
aceite
sin aceite no anda la máquina (f. 90 y 122).
Expresión familiar que teniendo como referente un axioma de mecánicos se usa como una forma
de insinuar una propina o "mordida". En Perú, según Santamaría, se usa "en el sentido de que sin
aplicación y voluntad no se hace nada bueno".
acocote
a acocote nuevo, tlachiquero viejo (f. 64, 71, 85, 90, 116, 119 y 122).
Refrán que enfrenta, en forma de una receta, la problemática situación de succionar el aguamiel
del tallo del maguey con un "acocote", el cual es un guaje de calabaza alargada que usan los
pulqueros para succionar del maguey el "tlachique" o pulque dulce. Según el refrán, cuando el
acocote es nuevo conviene que el tlachiquero o pulquero sea experimentado y con oficio.
Metafóricamente, el refrán asienta que ante las dificultades e imprevistos es indispensable la
experiencia. Es probable que se trate de un refrán surgido entre pulqueros. La estructura mal-
remedio del tipo "a o para tal cosa, tal otra" es tradicional y está elaborada en dos hemistiquios
hexasílabos asonantados y paralelos. Variante: "pa' acocote nuevo, tlachiquero viejo" (f. 85). Esta
variante tiene la estructura de un refrán receta que es: "a o para tal cosa, tal otra". Este refrán
emplea "para", apocopado, en vez de "a".
acocote
a acocote viejo, tlachiquero nuevo (f. 49).
Refrán formulado como un escolio del refrán "a acocote nuevo, tlachiquero viejo" en que los
papeles se invierten y en el que, hasta cierto punto, aconseja al pulquero novato usar un guaje
viejo. En general, se aplica a los contextos en que un aprendiz de algo tiene problemas con una
situación imprevista. Tiene la misma forma, estructura rítmica y paralelismos que el referido refrán
"a acocote nuevo, tlachiquero viejo". Véase lo dicho de "a acocote nuevo, tlachiquero viejo".
acomedido
un acomedido hasta en la cárcel cabe (f. 90 y 116).
Refrán que expresa la mala imagen y el poco aprecio que se tiene del acomedido, como se llama
en tierras americanas al individuo entrometido y metiche de tanto servicial: su lugar, según este
poco aprecio popular, es la cárcel. Se emplea para cualquier situación y modalidad de intromisión.
El sentido tiene un matiz irónico. En Colombia y Perú ese poco aprecio se expresa en los refranes
"el comedido hiede a podrido" y "el que se ofrece se sobra".
acomedido
un acomedido siempre queda mal (f. 90 y 116).
Refrán sentencia que, bajo los supuestos del refrán "un acomedido hasta en la cárcel cabe",
expresa claramente cuán mal es visto el acomedido.
afanador
afanador labiero, candidato al chero (f. 90 y 116).
Refrán del caló carcelario que dice que un ladrón parlanchín es candidato a la cárcel. En el caló del
hampa, sobre todo de la capital de México, "afanar" significó robar; "labiero", parlanchín; y "chero"
es aféresis apocopada de "chirona" o "chirola", como se llama en algunos lugares a la cárcel. Tiene
la forma de una definición: el primer hemistiquio es lo definido; el segundo, la definición. La forma
métrica es la de dos hemistiquios heptasílabos con rima consonante. Su estructura, tradicional en
los refraneros hispánicos, reproduce con los recursos del español una estructura del ablativo
absoluto latino. Tiene escasos rasgos paremiológicos.
agrio
quítese el agrio a un limón, pero no se le extraiga el zumo (f. 60).
Exclamación paremiológica en contrasentido cuyo primer hemistiquio manda o autoriza una cosa
que no puede realizarse por prohibirlo el segundo: quitarle lo agrio a un limón sin sacarle el jugo.
Se emplea para denunciar los contrasentidos de algunas situaciones.
agrura
Pa' qué quiero más agruras, si con mi mole me basta (f. 110 y 130).
Dicho exclamativo que se aplica a situaciones problemáticas que se ven agobiadas por más
problemas. Como todos los refranes exclamativos, su inserción en el discurso es a través de
mecanismos acústicos: en este caso son las palabras "pa' qué".
agua
agua, cielos, dijo un pato cuando volar ya no pudo (f. 48 y 90).
Hermosa expresión paremiológica que, bajo una estructura exclamativo-narrativa, denota una
necesidad extrema simbolizada en la necesidad de agua. Los sonidos de esta palabra le sirven
para insertarse en el discurso mayor en el cual funciona. Su función paremiológica es la del ornato.
Tiene la forma de un cuarteto en versos tetrasílabos.
agua
agua le pido a mi Dios, y el resto a los aguadores (f. 90 y 122).
Dicho exclamativo que se usa en contexto de una discusión con gente de segundo rango. El refrán
dice que lo principal hay que tratarlo con la gente principal, lo demás con los segundones. Es la
formulación mitigada de un refrán que dice "agua le pido a mi Dios, y a los aguadores nada"
(f. 70 y132). Tiene la estructura métrica de dos versos octosílabos sin rima. El ritmo predominante
es dactílico en el primer hemistiquio y trocaico en el segundo. Variante: "agua le pido a mi Dios, y
pulque a los llanos de Apan" (f. 49).
agua
cuando se revuelve el agua, cualquier ajolote es bagre (f. 49, 90 y 122).
Refrán exclamativo que dice que cuando las cosas andan revueltas hasta lo más insignificante es
apreciado como si fuera de mucho valor. Este cambio de valores es simbolizado por un ajolote,
anfibio oscuro parecido a una lagartija, que es tomado por un bagre, pez de agua dulce muy
apreciado por su carne. Se dice cuando en una situación confusa alguien insignificante pretende
valer. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán: "cuando hace aire hasta la basura sube".
"Ajolote", viene del náhuatl xolotl, especie de monstruo acuático.
agua
el agua con todo y brida; la cebada con la silla (f. 105).
Refrán charro que, bajo la forma de una instrucción, enseña cómo hay que alimentar a un caballo.
En el uso del texto predomina el sentido directo y literal. La estructura métrica es la de dos
hemistiquios octosílabos dotados de rima asonante.
agua
no debe moverse el agua cuando no se ha de beber (f. 116).
Refrán que enseña que no se ha de agitar lo que no se puede o quiere afrontar. Rubio lo aplica a
"cuando un hombre hace insinuaciones a una mujer con la cual no son posibles las relaciones". El
refrán tiene el mismo sentido paremiológico que refranes españoles como "agua que no has de
beber, no la pongas a hervir", o bien, "déjala correr". Parte del supuesto de la tradición
paremiológica española de que "agua que corre nunca mal coge", como dice Correas. El refrán
tiene la forma de una prohibición en dos hemistiquios octosílabos asonantados. La estructura
prohibitiva "no debe moverse" es equivalente a estructuras como "no hay que + verbo".
agua
no hay que revolver el agua hasta que se enturbie (f. 90 y 116).
Refrán en forma de prohibición que recomienda no calentar las situaciones al grado de hacerlas
inmanejables.
agua
no se puede chiflar y beber agua (f. 37, 64, 80 y 116).
Refrán de la serie "no se puede" en que se contraponen cosas que se excluyen entre sí: en este
caso, chiflar mientras se bebe agua. Se usa en situaciones en que alguien quiere adjudicarse todo
quedándose con cosas entre las que hay que elegir.
agua
poco a poco se le saca el agua al coco (f. 90 y 122).
Refrán que, mediante un ejemplo, aconseja la paciencia en todo: "la paciencia todo lo alcanza" dice
el poema Nada te turbe de Santa Teresa. La tradición paremiológica hispánica, por lo demás, no
sólo sabe que "poco a poquillo hace el pájaro su nidillo" sino que "poco a poco hila la vieja el copo",
refrán español, este último, sobre el que la tradición mexicana construye nuestro refrán que, en
efecto, reproduce las mismas aliteraciones con que abre y cierra.
agua
primero con agua, después sin agua, y al final como agua (f. 116).
Frase paremiológica de cantina que describe la manera como se afronta la bebida alcohólica, el
"vino" del folclor mexicano, desde el principio hasta que, al final, se es un alcohólico. Variante: "la
primera con agua, la segunda sin agua y la tercera como agua" (f. 66 y 90).
agua
si el agua acaba con los caminos, ¿qué no hará en los intestinos? (f. 66).
Como "primero con agua, después sin agua, y al final como agua", es un dicho de taberna que se
presenta como una justificación para beber "vino", como se llama en el folclor mexicano a las
bebidas embriagantes. El texto se estructura en torno a una rima consonante entre el primero y
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segundo hemistiquios. Tiene la forma de una argumentación a partir de un ejemplo cuya función
es provocar la inducción argumentativa en el interlocutor.
agua
solitas bajan al agua, sin que las hagan bajar (f. 90 y 116).
Exclamación paremiológica que, en forma de sentencia, se suele aplicar, en general, a las mujeres
en relación con el amor. Se basa en una transposición alegorizante que toma como referente a los
animales de la sierra que, como los venados, bajan a beber agua del arroyo o del río, como dice la
canción El venadito. La forma femenina "solitas" orienta la interpretación hacia la mujer. El texto,
estructurado en dos hemistiquios octosílabos asonantes, descansa sobre una aliteración en "a".
agua
solitas bajan al agua, sin que nadie las arree (f. 5, 66, 90, 106, 116 y 132).
Es una variante de "solitas bajan al agua, sin que las hagan bajar": significa lo mismo, tiene la
misma función paremiológica y sus mismos rasgos formales. Variante: "solitos bajan al agua, sin
que naiden los arríe" (f. 105).
aguacate
aguacate maduro, pedo seguro (f. 21, 35, 90, 109, 116 y 122).
Refrán mexicano que, como dice Rubio, "alude a las propiedades carminativas del aguacate" y que
circula tanto en el ámbito de los aguacateros y comerciantes como en el de los alimentos. La
palabra aguacate proviene de la palabra náhuatl uctl que significa testículo. El sentido literal del
refrán coincide con su sentido paremiológico. Su estructura métrica está construida en dos
hemistiquios en rima consonante de siete y cinco sílabas, respectivamente. Se trata de un refrán
en forma semiótica: su primer hemistiquio, el heptasílabo, funciona como significante en tanto que
el segundo, el pentasílabo, hace las veces de significado.
aguacate
aguacates y muchachas maduran a puro apretón (f. 66 y 90).
Refrán popular de índole sentenciosa y de enunciación exclamativa que enuncia la coincidencia
entre la maduración del aguacate y la de una joven mujer: sendos apretones. El apretón propio del
manoseo para captar la maduración de la fruta, con respecto a los aguacates, y el apretón efusivo
proveniente del amor, en el caso de las muchachas. El refrán tiene la forma de una sentencia
puramente constatativa. Se suele usar en medios rurales para afrontar situaciones de rudeza de la
vida cotidiana femenina. La forma sentenciosa está construida sobre el ritmo y carácter métrico de
sus hemistiquios. También circula bajo la siguiente variante: "aguacates y mujeres maduran a
puros apretones" (f. 70). Tiene su mismo sentido y funciones discursivas. Con respecto a la forma
principal, esta variante ha perdido la forma sentenciosa por haber perdido el ritmo: en tanto que la
forma principal tiene como base estrófica el octosílabo, el segundo hemistiquio de la variante ha
perdido totalmente el sentido del verso y del ritmo. Véase el refrán mexicano "aguacate maduro,
pedo seguro".
aguacate
cuates los aguacates, y no se hablan (f. 66 y 90).
Juego de palabras, de índole exclamativa, cuyo único sentido lo da el casi sinsentido de la relación
acústica entre "cuates" y "aguacates". El primer hemistiquio, en efecto, afirma que los aguacates
son cuates o gemelos, el segundo, en cambio, asume la palabra "cuates" en sentido de "amigos".
De allí el dicho "cuates los aguacates y no se hablan" que viene siendo, por eso, un juego de
palabras. La palabra "cuate" proviene del náhuatl que significa tanto "serpiente" como "gemelo". La
base del dicho es la palabra "cuates" que no sólo da pie al juego verbal sino que sirve de enlace
acústico con el contexto textual en que se enclava y al rimar con aguacates produce un juego de
sonidos.
aguardiente
quien con aguardiente cena, con agua se desayuna (f. 66, 90 y 116).
Refrán tradicional que expresa el hecho de que quien se emborracha por la noche amanece crudo,
como se llama al malestar que viene al día siguiente de una borrachera. Aunque el sentido literal
del refrán coincide con su sentido paremiológico, se usa en situaciones en que se quiere prevenir
abusos nocturnos. Tiene la forma de una sentencia y está estructurado en dos hemistiquios
octosílabos.
águila
mejor águila que aguilucho (f. 116).
Refrán del mundo del hampa que significa, según Rubio, que "el que es águila toma parte activa en
la comisión del robo, y el aguilucho no está con los ladrones en el momento de hacerse el robo,
pero sí recibe la parte que le corresponde de lo robado". Por eso, "mejor águila que aguilucho".
agüita
la agüita agüita (f. 90 y 116).
Expresión que se usa en algunas funciones paremiológicas a partir de la homofonía entre "agüita",
diminutivo de agua, y "agüita" del verbo agüitar. La frase significa que la lluvia menuda es tan
molesta que, a la postre, fatiga.
ajeno
en lo ajeno cae la desgracia (f. 90 y 116).
Refrán sentencia que expresa la convicción pesimista de que sobre las cosas ajenas, por alguna
razón en nuestro poder, se cierne la desgracia.
alacrán
no hay que echarse alacranes al seno (f. 90 y 116).
Frase popular que en forma de consejo de la clase "no hay que" expresa la conveniencia de no
acercar a la propia intimidad personas que después puedan causar daño. Se usa en situaciones en
que alguien produce daño a una persona traicionando su confianza.
alacrán
si ya se trabó el alacrán, ¿qué le temes a la araña? (f. 48, 49 y 90).
Refrán basado en el tópico de quien puede lo más puede lo menos en una escala de peligrosidad
en que el alacrán está por encima de la araña. Tiene la forma de una hermosa interlocución en dos
miembros: el primer hemistiquio es una condición cumplida y formulada a manera de constatación
equivalente a "puesto que ya se trabó el alacrán"; el segundo, en cambio, es una pregunta que
expresa exclamativamente el sentido paremiológico del refrán: "¿qué le temes a la araña?".
alazán
alazán, si te lo dan; tostado, ni dado (f. 90 y 116).
Refrán ranchero tradicional que denota poco aprecio por los caballos de pelo alazán o color canela
y el todavía menor aprecio hacia los caballos de pelo color tostado o de color pardo. Accede a que
se acepte el caballo alazán si es regalado. El caballo de pelo tostado, ni así. En las tradiciones
paremiológicas hispánicas son muy frecuentes las opiniones contrarias sobre el "alazán tostado".
Formalmente, el refrán consta de dos hemistiquios con rima en medio construidos, a su vez, según
estructuras paremiológicas tradicionales. El primero es una sentencia condicional en que "alazán"
rima con "dan"; el segundo, una frase apodíctica en que riman "tostado" y "dado".
alazán
alazán tostado, siempre colgado (f. 90 y 116).
Refrán ranchero en estilo tradicional que aconseja, según Rubio, a tener al caballo alazán "siempre
listo", aunque "colgar el caballo" signifique, según el mismo Rubio, tenerlo "sujeto por el cabestro a
una argolla que pende de algún muro". Se usa, por lo general, sólo en su sentido directo.
Formalmente es una sentencia apodíctica estructurada en dos hemistiquios rimados.
alazán
alazán tostado, siempre ensillado (f. 90 y 116).
Refrán equivalente a "alazán tostado, siempre colgado" (f. 90 y 116) que significa, en efecto, que el
caballo alazán por ser tan bueno debe estar siempre ensillado. Como ese refrán, es formalmente
también una sentencia apodíctica estructurada en dos hemistiquios rimados. También se conoce
en la siguiente variante: "alazán tostado, tenlo siempre ensillado" (f. 48, 50 y 131).
alazán
para mí, alazán hormiga, dígase lo que se diga (f. 90, 105 y 116).
Refrán que exalta las cualidades de los caballos alazanes. Su enunciación, exclamativa, permite
dividirlo en dos partes que se relacionan entre sí como hemistiquios con rima consonante.
albanés
entre albaneses, brechar (f. 116).
Dicho de tahúres que, según Rubio, "significa que entre los dados para jugar se meta un dado
falso, que es lo que significa brechar". Se usa en situaciones en que se presume que todo mundo
hace trampas o esconde algo. Es un consejo en forma de sentencia cuya prótasis indica la
circunstancia problemática en tanto que la apódosis, el comportamiento aconsejado o sanción.
albañil
cuando todos albañiles, ¿quién da mezcla? (f. 90 y 116).
Refrán cuyo sentido literal evidente sustenta un sentido paremiológico que lo hace aplicable a
situaciones en que todos quieren mandar. El refrán aconseja que cada quien tiene que tomar su
lugar, puesto que en una sociedad es tan importante quien manda como quien obedece. Es un
refrán ejemplo que está estructurado en dos partes, la primera de las cuales es una prótasis que
indica la circunstancia en tanto que la apódosis correspondiente está estructurada en forma de una
pregunta; todo el conjunto es una parábola cuya interpretación se deja al interlocutor.
albino
un albino es bueno; de dos... mejor; de tres es malo, y de cuatro, peor (f. 122).
Refrán de caballos que se refiere al color blanco de las patas: un caballo albino es aquél alguna de
cuyas patas es blanca. El refrán dice que el caballo albo en dos de sus patas es mejor; que el de
tres patas albas es malo y que es peor el de cuatro. Como sucede en general con los colores de
los caballos, se trata de una creencia que circula entre rancheros y charros. Tiene la forma de una
sentencia.
albo
albo de una, será tu fortuna (f. 90).
Refrán de caballos que expresa la creencia de rancheros y charros que el caballo que es albo de
una pata es una "fortuna". El texto está estructurado en forma de una sentencia en dos
hemistiquios de cinco y cuatro sílabas, respectivamente, con rima consonante: "una", "fortuna". Su
uso paremiológico está totalmente fincado en su sentido literal. Como sucede en una buena parte
de los refranes mexicanos, la primera parte del refrán hace las veces de una prótasis que, por
tanto, indica las circunstancias en que se cumple lo enunciado por la segunda parte que hace las
veces de apódosis o condicionado.
albur
albur del montón, todos al cabrón (f. 66, 90 y 132).
Dicho en caló de tahúres. José Martínez Pérez lo explica así: "al tender las cartas de la baraja
española en los albures, se colocan tres cartas diferentes sobre la mesa; la carta central es la del
propietario del garito y nadie puede apostar a ella. Si gana el dueño del monte, forzosamente todos
pierden, esto es, se van al cabrón, sitio muy lejano, según los que han ido". El dicho tiene dos
partes, prótasis y apódosis, que riman consonánticamente.
albur
no hay albur sin vieja (f. 49 y 116).
Refrán formulado en caló de tahúres. El albur es tanto un tipo de juego de cartas como una
expresión de doble sentido, en la que bajo una significación inocua se oculta un sentido casi
siempre de índole sexual. Como este refrán que bajo la forma de un dicho de jugadores de cartas,
se dice que toda expresión alburera tiene como imagen de fondo una mujer.
albur
quien juega albur y gallo, es un caballo (f. 90 y 122).
Refrán formulado en caló de tahúres. En el juego de baraja se llama albur, según el Diccionario de
María Moliner, a "las dos primeras cartas que saca el banquero en el juego del monte". Gallo, en
cambio, según Santamaría, es el "segundo albur en que el montero talla la carta de arriba, en vez
de la de abajo", como en el primero. El refrán, dice Santamaría, "alude al error de cálculo, tratando
de ganar las dos paradas". Es, pues, una sentencia rimada en consonante que censura a quien
quiere pasarse de listo: "caballo" es un transformación de "cabrón" con fines de rima.
alcoba
tener en la alcoba flores, da en la cabeza dolores (f. 37).
Refrán constativo que expresa lo desaconsejable que es, por razones de salud, tener flores en la
habitación donde se duerme. Tiene el mismo sentido paremiológico que el consejo "ten ventilada tu
alcoba, que aire impuro salud roba". El texto está estructurado en forma de dos hemistiquios
octosílabos con rima consonante.
alcohol
todo lo conserva el alcohol, menos los empleos (f. 89, 90 y 116).
Dicho popular que, según Rubio, es una "advertencia a los empleados" borrachos.
alfiler
el alfiler siempre empalmado (f. 90 y 116).
Dicho que en caló de rufianes aconseja llevar el puñal el –"alfiler"– oculto en la manga de manera
que se pueda hacer deslizar su empuñadura a la palma de la mano cuando se lo requiera.
alimento
un alimento novedoso estimula el buen apetito (f. 110).
Dicho sentencioso sobre cuyo sentido literal, evidente, se desliza un sentido paremiológico según
el cual lo nuevo atrae, como dice una inscripción en el coro de la iglesia del convento de San
Marcos en León, España, que dice: "omnia nova placet" –todas las cosas nuevas agradan–.
aliviador
con el aliviador, ojo avizor (f. 116).
Dicho formulado en caló de ladrones que recomienda tener cuidado con el ladrón a quien el resto
de los ladrones de la banda entregan lo robado para después repartirlo –el aliviador–: el refrán
recomienda vigilarlo.
alma
apenas les dicen "mi alma", y ya quieren su casa aparte (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular que, a partir de la ironía de las súbitas pretensiones matrimoniales de la mujer a
quien se le ha dicho alguna flor, se refiere, en general, a las situaciones en que alguien, tras un
halago, quiere inmediatamente más. Tiene la forma de una declaración constativa cuyas dos
partes están concatenadas como una secuencia cronológica: "apenas" e "y ya". Su enunciación es
preferentemente exclamativa. Variantes: "apenas le dicen 'mi alma', y ya quiere su casa aparte"
(f.12); "apenas les dicen 'mi alma', y ya están pidiendo al cura" (f. 122); "apenas les dicen 'mi alma',
y ya están pidiendo casa" (f. 90 y 122); "apenas les dicen 'mi alma', y ya están pidiendo cura"
(f. 90); "apenas les dicen 'mi alma', y ya quieren casa aparte" (f. 35 y 116).
altivez
con altiveces no logras lo que alcanzas con cariño (f. 35, 90 y 116).
Expresión exclamativa que, a decir de Rubio, "reprueba las intemperancias como medio para
adquirir lo que se desea". Tiene la forma de un reclamo estructurado quiásticamente en que se
oponen los extremos y los centros: "con altiveces", en un extremo, se contrapone a "con cariño", en
el otro extremo; lo mismo que los centros "no logras" y "lo que alcanzas" se corresponden por
contraposición. "Altiveces", un plural no usado, es una caricaturización de una postura vista como
actitud tal vez de clase. El texto consta de dos hemistiquios octosílabos que da al conjunto un estilo
sentencioso y paremiológico.
amante
dime quién es tu amante, y te diré quién la mantiene (f. 116).
Paráfrasis del refrán español "dime con quién andas y te diré quién eres" en la que el interlocutor
del enunciador es un hombre: el refrán parte del supuesto de que un amante mantiene a su
amante que es una mujer. En el español de México se llama "amante" a quien
extramatrimonialmente mantiene relaciones conyugales. El refrán está estructurado a la manera de
una adivinanza o acertijo: el "dime" es seguido de un rasgo significante, en la primera parte, y el "te
diré" de su significado, en la segunda. La estructura "dime y te diré", por lo demás, es clásica en la
paremiología hispánica.Variante: "dime quién es tu amante, y te diré quién lo mantiene" (f. 35),
supone que el interlocutor del enunciador es una mujer y se está hablando de su amante varón.
amarilla
cuando ostabes amarillas, no degüelles (f. 90 y 116).
Dicho que en caló de los ladrones significa, según Rubio, que "cuando se robe un reloj del bolsillo,
no se desprenda de él la cadena". En el referido caló la "amarilla" es el reloj de oro, en tanto que
"ostabar" es robar y "degollar" es arrancar la cadena del reloj.
amarilla
si te cogen con la amarilla, suéltale la rienda (f. 90 y 116).
Consejo que en caló de ladrones significa que si te sorprenden robando un reloj de bolsillo suelta la
cadena. En el referido caló la "amarilla" es el reloj de oro, en tanto que "rienda" es la cadena del
reloj. Tiene la forma de una frase condicional: el primer miembro del refrán contiene la condición, la
segunda, lo condicionado.
amigo
amigos hasta morir, pero de prestarte, nada hay que decir (f. 66 y 90).
Refrán popular que asienta categóricamente que una cosa es la amistad y otra, muy distinta, son
las cosas relacionadas con los negocios, como el dinero. Se emplea cuando alguien aduce
razones de amistad para lograr un beneficio de otra índole. Está estructurado en forma de un verso
con dos cesuras que le da la apariencia de una estrofa de tres versos desiguales con rima oxítona
del primero y el tercero. Variante: "amigos del camino, pero no del itacate" (f. 12).
amigo
a tu amigo pela el higo, y a tu enemigo, el durazno (f. 12).
También circula bajo las siguientes variantes: "a tu amigo móndale el higo, y a tu enemigo, el
durazno" (f. 110) o bien "a tu amigo pélale el higo, y a tu enemigo, el durazno"
(f. 35, 37, 89, 90, 116y 122), en la primera de las cuales se sustituye "mondar" por "pelar" y en
ambas se agrega el enclítico "le". Desde luego, de las tres variantes la que parece más genuina,
desde el punto de vista de la oralidad, es la de arriba: está estructurada con base en el ritmo.
amigo
el amigo sin dinero, ni lo busco ni lo quiero (f. 35).
amigo
el más amigo es traidor, y el más verdadero miente (f. 35, 90 y 116).
Refrán que expresa una desconfianza general hacia las personas a base de dos colmos: amigo-
traidor y verdadero-miente. Si lo distintivo del amigo es la fidelidad, lo esencial de quien es
"verdadero" –en el sentido de veraz– es decir la verdad. El refrán, de hecho, funciona por
imágenes: lo contrario de amigo es enemigo que, por razones de eufonía se sustituye por "traidor",
más espectacular y de acuerdo con el ritmo del verso. "Verdadero" es una sustitución que se da en
el habla popular del vocablo más culto y apropiado "veraz". Variante: "el más amigo es traidor, y el
más verídico miente" (f. 66 y 132).
amigo
muy pocos amigos tiene el que no tiene qué dar (f. 35 y 116).
Refrán que, en tono pesimista, sentencia lo interesado que suele ser la amistad. Se usa en
situaciones en que alguien es abandonado por supuestos amigos. Está estructurado en forma de
una sentencia en dos hemistiquios octosílabos construidos sobre un paralelismo antitético entre
"pocos... tiene" y "no tiene qué dar".
amistad
más te vale amistad de banastero que consejo de brequensor (f. 116).
Refrán de presidiarios que, en terminología de gitanos, valora en más, en la práctica, la amistad del
preso con su carcelero ("banastero") que los consejos del abogado defensor ("brequensor"). El
refrán se organiza, bajo la forma de una tasación, en una de las formas más tradicionales de la
paremiología hispánica: una oposición entre lo que "más vale" del primer miembro del refrán, que
suele ser aparentemente menos aconsejable, y lo propuesto por el segundo, aparentemente más
aceptable: el consejo de un abogado. Este tipo de refranes combaten apariencias muy valoradas
por algunos medios sociales con cosas prácticas.
amor
amor de lejos, es de pendejos (f. 66, 70, 90 y 132).
Refrán popular que enseña lo falso que es el amor entre personas alejadas. Se aplica en todas las
situaciones y formas de lejanía amorosa. Tiene la forma de una sentencia formulada en dos
hemistiquios pentasílabos con rima consonante. Se atiene a los moldes tradicionales en la
paremiología hispánica. También se enuncia como "amor de lejos, es de pen...sarse" (f. 66 y 90)
que funciona como una ingeniosa variante en que, bajo la forma de un refrán de cabo roto, se
sustituye por eufemisno la palabra "pendejos" por "pensarse", enunciando de tal manera los puntos
suspensivos que "pen" evoque automáticamente en la mente del oyente el vocablo "pendejos" que,
por ello mismo, encuentra sorprendentemente ingeniosa la terminación que en vez de ello
escucha: "sarse".
amor
amor no quita conocencia (f. 90, 122 y 123).
Expresión familiar que sentencia, como dice Santamaría, "que la estimación o simpatía no son
óbice para juzgar acertadamente de una persona".
amor
amor viejo, ni te olvido ni te dejo (f. 66, 90, 116 y 132).
Refrán exclamativo que en forma interlocutiva expresa la convicción de que un viejo amor ni se
olvida ni se deja: es imborrable. Estructurado en dos partes, rima en forma consonante la primera
con la segunda parte.
amor
amor viejo y camino real, nunca se dejan de andar (f. 90, 113 y 116).
Refrán que, bajo la imagen de un viejo amor y de un camino real, asienta que a cosas como ésas
siempre se regresa como a un sitio seguro. Pues, como dice una canción mexicana: "un viejo
amor, ni se olvida, ni se deja". Enunciado en forma de una sentencia de estructura bimembre en
donde hay en los hemistiquios, de base de enunciación octosílaba, una relación de asonancia
entre ambos. Se aplica a las situaciones análogas a una vieja querencia.
amor
con amor y aguardiente, nada se siente (f. 37, 90 y 116).
Refrán popular que asienta que el amor, como una borrachera, hace olvidar todo lo demás. Se
aplica a situaciones en que se juntan el amor y algún tipo de desventura. Estructurado en forma de
una sentencia bimembre, sus hemistiquios, un octosílabo y un pentasílabo, riman entre sí en forma
consonante.
amor
cuando el amor es parejo, están de más los elotes (f. 90 y 116).
Refrán popular que, valiéndose del parecido acústico entre sendas expresiones "los celos" y "los
elotes", establece que cuando dos personas se quieren bien en todas las circunstancias no hay
espacio para los celos. El vocablo "elote" proviene de la voz náhuatl ēlōtl que designa la mazorca
tierna del maíz. Se aplica como una reclamación en situaciones de celos.
amor
de amor, caldo, y de caridad, frijoles (f. 66, 90 y 132).
Expresión paremiológica que indica, con despecho, como dice José Martínez Pérez, "que los
afectos brindados por alguien que ahora es odiado, no tienen valor para quien habla". En la
manera en que se encuentra no es una oración: carece de verbo en forma personal. Sin embargo,
también circula bajo la forma de una oración: "yo les pido de amor, caldo, y de caridad, frijoles".
amor
el amor de los pobres es como el espinazo de puerco: pelado, pero muy
sabroso (f. 66, 90 y110).
Frase paremiológica que expresa lo que enuncia basándose en el doble sentido de la palabra
"pelado" que, entre otras cosas, significa tanto a algo que no tiene pelo o cáscara como a quien
suele decir o hacer groserías: el espinazo de puerco es "pelado" en el primer sentido, el amor de
los pobres lo es en el segundo. El refrán asienta que tanto uno como el otro son muy sabrosos. Se
aplica a situaciones de amor poco convenientes según cierta etiqueta. La forma del refrán es la de
una exclamación. Variante: "el amor de pobre es como el espinazo de puerco: pelado, pero
sabroso" (f. 70).
amor
el amor de un yerno y el sol de invierno tienen el mismo calor (f. 12).
Refrán que expresa, con la comparación entre el amor del yerno y el sol de invierno, la frialdad que
suele existir entre el yerno y sus suegros. Se aplica a las situaciones que tienen lugar en el
parentesco del yerno. La forma del refrán es la de una sentencia cuyo arte verbal tanto como su
estructura semántica están fincados en la rima consonántica entre "yerno" e "invierno" que hace
prevalecer la imagen del frío.
amor
el amor es como el frío: al más perdido le carga (f. 90 y 116).
Refrán popular de enunciación exclamativa que asienta que el amor, como el frío, lo sienten más
fuerte los más pobres. O, como dice Rubio, "el hombre pobre, el que cuenta con menos elementos
para el sostenimiento de su vida, es el más enamoradizo". Se aplica a situaciones en que contrasta
el profundo enamoramiento con la escasez de posibilidades del enamorado. El refrán tiene la
forma de una sentencia; en el discurso es capaz de desempeñar las funciones de un ejemplo cuya
fuerza argumentativa procede por la vía de la inducción. Variante: "el amor es como el frío: al más
pobre se le carga" (f. 37).
amor
el amor es como los pasteles, que recalentados no sirven (f. 90 y 116).
El amor producto de la reconciliación es siempre inferior al amor que no ha tenido de ella, como el
pastel recalentado con respecto al pastel recién horneado. Se aplica a situaciones de amores
reconciliados. El refrán se sustenta en un tópico de la tradición paremiológica hispánica que
asienta: "ni amigo reconcialiao, ni pastel recalentao". El primero pierde su sabor, los segundos, la
confianza, dice Sbarbi, a propósito del refrán español "ni guiso recalentado ni amores
reconciliados". El refrán mexicano recurre a la forma y funciones discursivas de un ejemplo y ha
perdido el ritmo y la rima propios de un universo de oralidad pura como sus ancestros españoles.
amor
el amor y la felicidad no se pueden ocultar (f. 12).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Se aplica en cualquier situación de amor. Tiene la
forma de una declaración sentenciosa producto de una constatación.
amor
el que padece de amor, hasta con las piedras habla (f. 90 y 116).
Refrán que expresa el estado de convulsión y de semilocura del enamorado. Se aplica a las mil y
una "locuras" de cualquier enamorado. Es un refrán de la forma "el que", una de las más
tradicionales de la paremiología hispánica. El primer miembro del refrán expresa la situación
sancionada por la segunda. El refrán está construido en forma de dos octosílabos sin rima.
Sanciona situaciones de enamorados.
amor
es por demás batallar cuando el amor no empareja (f. 90 y 116).
Refrán popular de índole exclamativa que sentencia cuán inútil es la insistencia cuando el amor no
es correspondido. Se aplica, precisamente, a situaciones de amor no correspondido. Está
estructurado en forma de dos hemistiquios octosílabos.
amor
los amores entran jugando y salen llorando (f. 66).
Declaración paremiológica que enuncia lo festivo y lúdico del amor que comienza y lo doloroso del
amor que termina. Se aplica a situaciones de los finales de amores. Está estructurado en forma de
una horquilla o "y griega", cuyo tronco o pata está constituida por la frase sujeto "los amores" que
se bifurca en dos predicados que, a la vez, se oponen y riman. Hay oposición tanto entre "entrar" y
"salir" como entre "jugando" y "llorando", elementos estos últimos que, a la vez que se oponen,
riman entre sí; "entran jugando" y "salen llorando" son pentasílabos mixtos.
amor
ni amor al mundo ni piedad al cielo (f. 66, 90, 116 y 132).
Frase exclamativa que, según Rubio, es un "chispazo de soberbia por efecto del cual damos a
entender que no le pedimos nada a nadie".
amor
ni amor reanudado ni chocolate recalentado (f. 66, 70, 90, 110, 116 y 132).
El amor interrumpido que luego reemprende mediante la reconciliación es siempre inferior al amor
sin nudos que ha ido creciendo más y más, de forma ininterrumpida, sin tener que volver a
anudarse; sucede en él como con un guiso, un pastel o un chocolate recalentados: son de
segunda. Se aplica a situaciones de amores reconciliados. Véase lo dicho a propósito del refrán "el
amor es como los pasteles, que recalentados no sirven". En este caso, se trata de un refrán de
estructura "ni... ni" en donde cada una de las frases en "ni" es el miembro de una comparación: el
amor reanudado es comparado al chocolate recalentado. Los dos miembros del refrán, de tamaño
desigual, tienen una rima consonante. Variante: "ni tamal recalentado, ni amistad reconciliada"
(f.5).
amor
no te hagas como el amor cuando empieza (f. 90 y 116).
Refrán exclamativo que insta a no hacerse tonto como el amor nuevo que todo lo disimula. Está
basado en la frase "no te hagas" del habla popular mexicana que, por reticencia retórica, omite la
palabra "pendejo". El refrán es la resultante, pues, de la sustitución de la palabra agresiva
"pendejo", tan querida del habla popular mexicana, por la frase metaforizante "como el amor
cuando empieza": el resultado es una bonita y hasta poética sustitución de un vulgar "no te hagas
pendejo" en "no te hagas como el amor cuando empieza".
amor
para amores que se alejen, busca amores que se acerquen (f. 116).
Amor con amor se cura y un amor viejo se renueva con uno nuevo. Refrán construido sobre un
tópico de la paremiología hispánica que no sólo asienta que amor con amor se paga sino que un
nuevo amor cura las heridas de un amor ya gastado: "amores nuevos olvidan viejos", dice el
refranero del Comendador. Y nosotros decimos, dice Rubio, "Cataplasmas del olvido / con
fomentos de otro amor; / pero seguido, seguido, / hasta que calme el dolor". Se emplea en
situaciones dolorosas por abandono de amor. El refrán, en forma de una receta según el esquema
del mal-remedio, está estructurado en dos hemistiquios octosílabos en rima asonante construidos
simétricamente.
amor
¡ser poco el amor, y que se vaya en celos! (f. 122).
Exclamación paremiológica de tipo popular que dice que los celos son malos. El amor asume la
figura de un caudal; el texto insta a no malgastarlo.
Amozoque
lo que sobra en Amozoque: guitarras y quien las toque (f. 5).
Dicho local de Amozoc, Puebla, que dice lo que enuncia. Amozoc aparece en el Refranero
mexicano tanto en este dicho como en la expresión paremiológica "acabar como el rosario de
Amozoc", para decir que algo acabó mal. Variante: "lo que sobra en Amozoque: jaranas y quien las
toque"(f. 5). La jarana, como se sabe, es una especie de "guitarra pequeña", a decir del Diccionario
de mejicanismos de Santamaría.
ancho
no hay que fijarse en lo ancho de la puntada, sino en lo fuerte de la costura (f. 90 y 116).
Refrán que aconseja que hay que atender a lo principal antes que a lo accesorio. Se emplea en
todas las situaciones en que alguien se anda por las ramas en ves de ir al grano. Bajo la estructura
"no hay que" se esconde un consejo negativo que por su formulación se acerca a una prohibición.
Los refranes "no hay que", en efecto, abundan en el Refranero mexicano e instan a no hacer algo
absurdo o a evitar algo en las circunstancias enunciadas en el mismo refrán.
ángulo
si el ángulo del ojo comprimieres, el estornudo impedirás si quieres (f. 89).
angustia
en las angustias, caricias (f. 116).
Refrán que dice lo que enuncia. Se emplea, desde luego, en situaciones catalogables como
angustiosas. Tiene la forma de una receta que prescribe lo que ha de hacerse en situaciones
angustiosas: el remedio son las caricias. La forma es lacónica y ostenta el estilo sentencioso de la
más antigua tradición paremiológica.
animal
al animal que se encuarta, no le llegues con la cuarta (f. 49).
Refrán ranchero que aconseja no golpear con la cuarta o fusta al animal que está maneado o con
las patas delanteras enredadas. Es un refrán consejo que se aplica a las circunstancias por él
enunciadas. Obviamente, hay rima consonántica entre los dos octosílabos que lo constituyen.
animal
animal jalado, ni en lienzo pasa (f. 49).
Refrán ranchero que expresa lo inútil que es jalar un animal para que pase por alguna parte. El
refrán dice que ni haciendo lienzo pasa. "Hacer lienzo" significa en el argot de las charreadas o
jaripeos la formación en fila de jinetes para obligar a una res a correr en la dirección deseada.
Según el refrán ni aun así pasa un animal al que se jala para su conducción. La forma es la de una
sentencia elaborada con una especie de ablativo absoluto, en el primer hemistiquio, y una
sentencia apodíctica, en el segundo. Su estructura métrica es la de dos hexasílabos irregulares sin
rima.
ansia
pa' las ansias de la muerte, la pachorra del enfermo (f. 131).
Refrán popular que expresa, en forma de una receta, que todo, hasta la muerte, tiene su antídoto.
En dos octosílabos sin rima, el refrán se estructura a la manera del mal-remedio.
año
año bisiesto, ni aquello ni esto (f. 116).
Refrán meteorológico o de almanaque que dice que en un año bisiesto no hay que esperar nada
bueno. Esto va muy de acuerdo con las otras vertientes de la tradición paremiológica hispánica que
tienen también una opinión definitivamente catastrófica del año bisiesto. De ella, Correas recoge un
par de refranes: "año de pares, o bisiesto, nunca bueno" y, en el mismo sentido, "año bisestil y año
de pares, año de azares": el año bisiesto es malo y, en general, está lleno de fatalidades. Y Rubio
cita: "año bisiesto, entre el hambre en un cesto". Nuestro refrán está estructurado en horquilla y
tiene una serie de rasgos formales que denotan su antigüedad: el más importante es la rima
consonante entre las dos ramas de la horquilla.
año
año derecho, no necesita barbecho (f. 48, 85 y 90).
Refrán ranchero que sentencia que un año afortunado de cualquier manera produce y, por tanto,
hasta sin sembrar se cosecha. Tiene, pues, el mismo sentido paremiológico que el refrán "de que
el año viene bueno, comoquiera que esté el surco". El adjetivo "derecho" calificando a año designa
un año afortunado; cuando es así, hasta operaciones tan elementales como el barbechar salen
sobrando. Es un refrán meteorológico que se aplica a los comienzos de año. Está estructurado en
dos hemistiquios rimados: pentasílabo, el primero; octosílabo el segundo. El primer hemistiquio
tiene la función de un ablativo absoluto que expresa en forma apodíctica la condición de la
sentencia expresada por el segundo hemistiquio.
año
de que el año viene bueno, comoquiera que esté el surco (f. 35, 90 y 116).
Refrán meteorológico de índole ranchera que expresa que si el año es bueno no son tan
importantes las actividades relacionadas con la siembra. Es un refrán de año nuevo. Tiene el
mismo sentido paremiológico que el refrán "año derecho, no necesita barbecho". Su forma es la de
una sentencia circunstanciada por la expresión "de que", muy propia de la paremiología mexicana,
que equivale a un "cuando" cuya consecuencia, expresada en el segundo hemistiquio, es
absolutamente inequívoca: tendrá lugar irremediablemente. Por lo general, dicha consecuencia
expresa un absurdo en relación con la experiencia cotidiana como en nuestro refrán o en los
demás refranes "de que", como "de que la perra es brava, hasta a los de casa muerde".
año
no se hacen tantas al año, cuantas se pagan a la semana (f. 90 y 116).
Refrán popular que, según Rubio, quiere decir "que las malas acciones que se cometen se pagan
muy pronto, cuando menos se piensa". Se aplica como forma de censura a una acción que es
catalogada de mala. El refrán descansa tanto en la contraposición entre año y semana como en la
correspondencia entre "hacer" y "pagar".
año
si este año has de levantar, aunque dejes de sembrar (f. 116).
Refrán meteorológico, de origen ranchero y de índole predestinacionista, que asienta que si ya
está establecido que el año será bueno y que se ha de levantar cosecha, se levantará aunque no
se siembre. Se aplica en situaciones de incertidumbre como una manera de afianzar la convicción
tópica de que todo está en manos del destino. Formalmente, pertenece a los refranes
condicionales: el primer hemistiquio expresa la condición en tanto que el segundo, donde se
esperaría lo condicionado, expresa en forma absoluta que ello sucederá al margen de cualquier
otra circunstancia.
año
si los años hicieran sabios, no habría viejos tontos (f. 90 y 116).
Refrán de origen juvenil, según Rubio, que significa sin ambages lo que enuncia. Contradice la
convicción popular, que funciona como tópico en la cultura mexicana y en muchas otras, de que a
la vejez va aparejado un cierto tipo de sabiduría. En el refrán predomina una enunciación
exclamativa reforzada por el hecho de estar estructurado como una deducción en forma hipotética.
Las dos partes de que consta no tienen rima ni se atienen a un mismo patrón rítmico.
año
veinte años y veinte pesos no duran toda la vida (f. 90 y 116).
Refrán de principios del siglo XX que asienta, bajo el símbolo de un billete de veinte pesos a
principios de ese siglo XX, que la juventud no dura para siempre. Se aplica a las situaciones
catalogables como de derroche juvenil. Está estructurado en forma de una sentencia, en dos
hemistiquios octosílabos sin rima y en un ritmo trocaico dominante.
aparejo
no hay que matarse con aparejo ajeno (f. 49).
Refrán ranchero que aconseja en forma sentenciosa que no hay que dejarse aplastar por apuros
ajenos. Puesto que el refrán aconseja, por una especie de ladinismo laboral, no apurarse tanto en
trabajos ajenos, supone que uno es el cuidado y esmero que se debe tener en sus propios
negocios y otro el empeño que se debe tener por los ajenos: si por lo propio no es mal visto
matarse, sí lo es matarse por intereses ajenos. Forma parte de los refranes "no hay que",
estructura que esconde un consejo negativo cercano a una prohibición. Los refranes "no hay que"
instan, en efecto, a no hacer algo absurdo o a evitar algo en las circunstancias enunciadas por el
refrán.
apetecer
todo aquello que apetezco, es lo que menos merezco (f. 37).
Frase semiculta, de probable origen religioso, que expresa, en dos octosílabos rimados, que las
cosas más apetecidas son las menos merecidas.
aprender
hay que aprender a perder, antes de saber jugar (f. 35, 90 y 116).
Dicho de jugadores, principalmente de cartas, destinado a quienes teniendo la afición a jugar no
saben perder. El dicho expresa que el aprendizaje de cualquier juego, y en especial el de los
juegos de azar, debe incluir también aprender a dominarse cuando se pierde. Se aplica en
situaciones de inconformidad por haber perdido en un juego o, en general, en cualquier tipo de
competencia. El dicho está formulado en forma de una sentencia performativa de tipo "hay que", en
dos hemistiquios octosílabos paralelos en donde hay una serie de correspondencias propuestas
entre "aprender" y "saber", por una parte, y entre "perder" y "jugar", por otra.
apurar
no te apures, pa' que dures (f. 116).
Refrán popular que recomienda, en forma de un consejo, no dejarse agobiar por las apuraciones
diarias a fin de tener una larga vida. Consta de dos hemistiquios tetrasílabos con rima consonante.
También circula en estas tres variantes: "no se apure, pa' que dure" (f. 66); "no se apure, para que
dure" (f. 132) y "nunca te apures, para que dures" (f. 66 y 90).
aquileño
al aquileño, bedarlo (f. 116).
Dicho de ladrones que, según Rubio, significa que al que se le ven dotes de ladrón hay que
adiestrarlo.
araña
cada araña por su hebra y cada lobo por su sierra (f. 98).
Refrán popular que sentencia que cada quien debe ocuparse de sus cosas y no meterse en las de
los demás, de la misma manera que cada quien tiene sus lugares por donde anda. Está
estructurado en forma de dos frases simétricas, octosílabas, unidas entre sí por el nexo conjuntivo
"y". Se usa para disuadir a alguien de meterse en asunto extraños.
araña
no hay araña que suba a media pared (f. 37).
Dicho que dice, con poca verdad, que las arañas no son capaces de elevarse del suelo. De hecho,
es idéntico, cambiando de insecto, a otro que dice: "no hay pinacate que suba media pared". El
sentido paremiológico, empero, del refrán es del individuo de poca monta, insignificante, bicho
social equiparado a una araña y se dice de él que siempre se arrastrará por el suelo y no pasará
de media pared. "Araña" tiene en el habla popular mexicana un sentido despectivo.
araña
nunca las arañas mean, ni los pericos maman (f. 116).
Refrán popular que sentencia que cada quien tiene su rango. Se aplica a situaciones en las que
alguien quiere meterse a empresas más allá de sus posibilidades. Como "araña" también "perico"
tiene aquí un sentido despectivo. El adverbio "nunca" da al refrán un alcance universalizante y
absoluto. Desde el punto de vista métrico el segundo hemistiquio está cojo.
araña
nunca las arañas mean, porque se chorrean las patas (f. 66, 90, 116 y 132).
Significa lo mismo y tiene el mismo sentido paremiológico que el dicho "nunca las arañas mean, ni
los pericos maman" que, de hecho, es una derivación de nuestro refrán. En primera instancia,
significa lo que enuncia. En segunda, también este refrán se aplica a situaciones en las que
alguien quiere meterse en cosas muy por encima de él. Mejor que en ningún otro texto, aquí
"araña" tiene un sentido profundamente despectivo. Se aplica al individuo rastrero, falto de todo
que, por tanto, es equiparado a un bicho rastrero. El adverbio "nunca" sirve para dar al refrán un
alcance universalizante y absoluto. Y, al contrario de lo que pasa en el referido refrán "nunca las
arañas mean, ni los pericos maman", aquí embona perfectamente el segundo hemistiquio con el
primero; la enunciación popular del refrán lo hace constar de dos octosílabos.
árbol
no hay árbol de tortillas (f. 12).
Dicho que expresa que todo cuesta: que para poder comer, aunque sean tortillas, el más humilde
de los alimentos mexicanos, hay que trabajar, porque no hay árbol cuyo fruto sean tortillas. Se usa
en situaciones en que por alguna razón se quiere enfatizar que nada es gratis. Está formulado en
forma de una sentencia apodíctica.
árbol
no hay árbol viejo que no tenga el corazón hueco (f. 90 y 116).
Según Rubio, se trata de una "sátira contra un hombre corpulento, juzgándole incapaz de cualquier
acto que implique arrojo, valor, resolución".
árbol
todo árbol es madera, pero el ocote no es caoba (f. 49).
Este refrán manifiesta que, pese a la coincidencia fundamental en la condición humana, hay
grandes diferencias entre individuo e individuo debidas a su distinta extracción social: no todos
están al mismo nivel. Se emplea cuando se quiere remarcar las diferencias de clase a una persona
que parece olvidarlas, ya cuando se quiere prevenir contra la tendencia a no apreciar la calidad en
las cosas. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán: "aunque todos somos del mismo
barro, no es lo mismo bacín que jarro". El ocote –del náhuatl ōcotl, pino– es la más humilde de las
maderas y, por ende, representa lo corriente; la caoba, en cambio, es el símbolo de las maderas
de buena clase, representa la calidad.
arcial
más vale un buen arcial que fuerza de oficial (f. 105).
Refrán ranchero que tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán español "más vale maña
que fuerza". Para ambos, más vale la destreza que la violencia en cualquiera de sus formas.
"Arcial" es un vocablo derivado, por corrupción, de "acial" que es el utensilio con que se tiene
quieto al caballo mientras se lo hierra. Variante: "vale más un buen arcial que fuerza de oficial"
(f. 90 y 116).
arción
para colear, arción corta; para el pueblo, arción mediana, y para el camino,
larga (f. 90,105 y 116).
Refrán ranchero conservado en el mundo de la charrería que significa sin ambages lo que enuncia.
Indica, a quien monta a caballo, de qué tamaño debe ser la correa de que pende el estribo, o
"arción", en tres situaciones diferentes. "Arción" es un vocablo derivado por corrupción de la
palabra "ación", como se llama a la correa de que cuelga el estribo en la silla de montar. El refrán
adopta la forma de un recetario que prevé tres situaciones distintas: "colear", ir al pueblo y hacer
camino largo.
arco
con sólo coger el arco, se conoce el que es buen meco (f. 90, 116).
Refrán popular estructurado en forma de una semiosis, cuyo primer miembro indica un signo que
conduce a identificar al personaje referido en el segundo. En este caso, ser hábil con el arco es
rasgo característico de un buen indio o "meco", sinónimo de indio chichimeca y, en general, de
individuo vulgar. En el Refranero mexicano hay varios refranes semióticos.
arco
en el arco, tan inútil queda la cuerda muy tirante como la muy floja (f. 60).
Aforismo proveniente probablemente del ámbito militar o entre los expertos en el arco y la ballesta,
que simplemente dice lo que enuncia.
argolla
tener argolla es tener miedo (f. 116).
Expresión que no requiere de ninguna explicación. Es una fórmula metalingüística que
simplemente explica lo que significa la expresión vulgar "tener argolla". En el habla vulgar "entrarle
a uno argolla" significa entrarle miedo.
Aristóteles
Aristóteles dijo que un buey voló; como puede ser que sí, puede ser que no (f. 35 y 116).
Dicho que se emplea para expresar, no sin un dejo de burla, la incredulidad sobre algo que se
cuenta como ya sucedido o por suceder. Está elaborado en forma de un simple juego de
palabras.Variante: "según Aristóteles, un buey voló; como puede que sí, puede que no"
(f. 66 y 132).
árnica
el árnica ni pinta ni da color (f. 12).
Expresión común y corriente que asienta que entre las propiedades del árnica típica –la Mentzelia
conzatti que abunda en Oaxaca– no está la de pintar, al contrario del "árnica del país" –
laHeterotheca inuloides– con la cual se prepara una tintura alcohólica. En sentido figurado, "el
árnica ni pinta ni da color", es una expresión que se usa para descalificar a alguien de manera
absoluta tomando como pretexto la árnica.
aroma
hay muchos aromas en las comidas; el que complace el paladar es bueno (f. 110).
Frase de origen culto que teoriza sobre el sabor de la comida y que significa lo que enuncia.
arranque
el arranque es duro, pero no muy seguro (f. 90 y 116).
Refrán ranchero de corredores de caballos que significa, en sentido literal, que el arranque en una
carrera de caballos es el momento más problemático y, en sentido paremiológico, que todos los
comienzos son difíciles. El texto está estructurado en dos hemistiquios relacionados entre sí
mediante rima consonante. Por lo demás, éste es un caso típico en que un refrán, tradición oral por
excelencia, pierde el ritmo por funcionar en una cultura híbrida entre lo oral y las otras formas como
lo escrito y lo visual; el segundo hemistiquio debiera decir "y no muy seguro". El "pero" adversativo
del segundo hemistiquio está fuera de lugar por incoherente. Tiene la forma de una sentencia.
arrendador
el arrendador, bien amaestrado (f. 90 y 116).
Dicho de ladrones que asienta que el que compra cosas robadas, el "arrendador", debe estar bien
instruido sobre ellas. No suele tener un uso metafórico. Su forma es la de una sentencia que
enuncia apodícticamente el sujeto de que se habla en la enunciación; la segunda parte del dicho
es la sentencia que sobre él se emite.
arrierito
cuando el arrierito es malo, le echa la culpa a los burros (f. 90 y 116).
Refrán popular que en sentido literal dice lo que enuncia y cuyo sentido paremiológico sentencia
que cuando alguien es inepto le echa la culpa a lo que sea, con tal de salir bien librado. Se usa en
situaciones de ineptitud justificada. Tiene la forma de una sentencia. En el Refranero mexicano, no
sólo el mal "arriero", sino la mala partera y aun el escribiente malo tienen a quien echarle la culpa:
el primer miembro del refrán ubica al profesional malo –arriero, partera, escribiente–; el segundo,
en cambio, al culpado –burros, mulas, mulo, parturienta y hasta al culo–. Los dos miembros que
conforman este refrán son octosílabos y no riman entre sí. De este refrán hay al menos
tresvariantes: "de que el arriero es malo, le echa la culpa a los burros" (f. 89); "cuando el arriero es
malo, le echa la culpa al macho" (f. 105); "cuando el arriero es pendejo, le echa la culpa a las
mulas" (f. 116). El intercambio del "cuando" por el "de que" y la sustitución de "arriero" por
"arrierito" es no sólo para introducir un diminutivo despectivo sino por razones de ritmo para
completar el octosílabo; el cambio del culpable: de los "burros" pasa al "mulo" y de aquí a las
"mulas". De hecho, como se sabe, la arriería, ese medio de transporte usado en México hasta la
primera mitad del siglo XX, se llevaba a cabo mediante mulas y mediante burros: las mulas
constituían hatajos y los burros, chinchorros.
arriero
arriero que vende mula, o tira coz o recula (f. 38 y 90).
Refrán que sentencia que un arriero no vende sus mulas sino cuando tienen algún defecto grave.
En este caso: o tira coz o recula. Se emplea para situaciones en que se sospecha que detrás de
una operación inocente puede ocultarse un grave inconveniente. El texto está estructurado en
forma de dos hemistiquios octosílabos rimados. Desde el punto de vista sintáctico, el refrán tiene
un inconveniente: gramaticalmente el sujeto de "tira coz o recula" es "arriero"; lógicamente, en
cambio, el texto se refiere a la "mula" que es puesta en venta.
arriero
buen arriero o mal arriero, la cama tiende primero (f. 90 y 122).
Refrán procedente de la arriería que sentencia que el arriero, sea bueno o malo, lo primero que
hace es tender su cama para descansar de sus largas caminatas. En sentido paremiológico el
refrán se refiere al hecho de que para todo ser humano lo primero es construir una casa donde
descansar de la brega cotidiana. Se usa, por tanto, para aconsejar a alguien que tome
precauciones para una vida estable. El arte verbal del refrán está fincado en la rima "ero" que, en el
primer hemistiquio, se inserta incluso en forma de rima al mezzo.
arriero
cuando el arriero vende su mula, matadura segura (f. 116).
Refrán de arrieros que parte del supuesto de que un arriero no vende sus mulas. La "matadura", la
llaga o sentadura, que les produce a los animales de caballería el roce del aparejo. El refrán tiene
la forma de una sentencia que se enuncia de manera exclamativa en donde cada uno de sus
miembros está dividido en dos partes: en el primero están indicadas rítmicamente y en el segundo
mediante una rima al mezzo en "ura".
arriero
el que paga y no manda, es arriero que lleva la carga (f. 35, 90 y 116).
Refrán sustentado en el tópico "el que paga manda". El texto dice que quien no procede así es
como un arriero que en vez de hacer que el burro o mula lleve la carga la lleva él mismo. Se usa en
todas las situaciones en que, de acuerdo con el sentir común, alguien debería mandar en vez de
hacer él mismo las cosas. Tiene la forma de una sentencia y adopta la estructura "el que", muy
tradicional y frecuente en los refraneros hispánicos. El miembro "el que" del refrán describe las
circunstancias que se suponen en el refrán y sobre las que cae la sanción enunciada por el
segundo miembro.
arrimado
el arrimado y el muerto, a los tres días apestan (f. 90 y 122).
El vivir a costa de otra persona debe evitarse. Varios refraneros mexicanos, entre ellos el de Darío
Rubio, ponen primero al "muerto" que al "arrimado" diciendo "el muerto y el arrimado a los tres días
apestan". El refranero español, en cambio, tiene un refrán en donde los elementos de referencia
aparecen en el mismo orden que en este texto: el arrimado, primero, y luego el muerto. Por
ejemplo: "el huésped y el pece, a los tres días hieden". "Arrimado", dice Rubio, "voz un poco
enérgica y muy despreciativa en este sentido, es, en México, el que vive y come en casa que no es
la suya". Está estructurado en forma de dos hemistiquios octosílabos sin rima.
arroyo
¿quién separa arroyo y río, si se juntan en el mar? (f. 41).
Refrán que en forma de una interrogación de enunciación exclamativa asienta lo inútil que es andar
haciendo distingos a cosas que al fin de cuentas serán lo mismo porque irán a parar a donde
mismo. Se aplica, sobre todo, en situaciones de remilgos de clase social. El texto es muy poético
por el tipo de imágenes que evoca.
arroz
cuando el arroz no está bien cocinado, es porque no se ha distribuido bien el vapor (f. 110).
Frase de cocineros que en forma de una explicación culta dice lo que enuncia. Puede asumir
funciones paremiológicas cuando se aplica a situaciones sociales anómalas.
arroz
descascarar el arroz al claro de luna es poblar de tentación el sueño de las gallinas (f.110).
Frase paremiológica que significa, simplemente, dar tentación de algo a quien más está deseoso
de ello. Funciona discursivamente como un ejemplo.
arte
vivir es un arte que no todos dominan (f. 12).
Frase sentenciosa que, a guisa de definición, funciona satíricamente para indicar, simplemente,
que hay personas que no saben vivir, entendido en el sentido de la "buena vida".
as
anda al as y ganarás (f. 116).
Dicho de tahúres que significa "apuesta al as y ganarás". Ello no significa realmente nada puesto
que hay quienes dicen "anda al as y perderás". En todo caso, ambas posibilidades riman con "as".
atención
vale más la atención que el dinero (f. 90 y 116).
Recurso satírico para reclamar la atención de alguien.
atole
con la que entienda de atole, escoba y metate, con ella cásate (f. 66, 90 y 132).
Refrán ranchero que en forma de consejo recomienda casarse con una mujer hacendosa que sea
limpia y sepa cocinar. El atole –vocablo proveniente de la voz náhuatl atolli, bebida de maíz
cocido– y el metate –palabra proveniente del náhuatl metatl que designa, como dice Santamaría, a
una "piedra cuadrilonga algo abarquillada en su cara superior, sostenida en tres pies de la misma
pieza de la piedra, dos delanteros y uno trasero, formando un plano inclinado hacia delante, sobre
la cual, con el metlalpil, las mujeres del pueblo muelen el maíz, el cacao y otros granos"–
simbolizan las actividades más importantes que, a juicio del campesino mexicano, debe realizar en
su hogar una mujer casada. Variantes: "con la que entienda de atole y metate, con ésa cásate"
(f. 64 y 119); "con la que entiende de atole y metate, con ésa cásate" (f. 116); "con la que sepa de
atole y metate, con ésa cásate" (f. 16).
atole
más vale atole con risas que chocolate con lágrimas (f. 35, 51, 64, 70, 90, 110, 116, 119 y132).
Refrán que establece una comparación entre dos cosas o situaciones –aquí el atole con alegría y
el chocolate con sufrimiento–, de las cuales se prefiere la primera. Al respecto, dice Rubio: "refrán
que advierte lo que a la vista salta, dado lo que va del atole, alimento bien humilde y muy barato, al
chocolate que es más costoso: que es preferible una vida con estrecheces, pero vivida con alegría,
a la que se pasa con holgura, pero en medio de sufrimientos". El refrán, de la serie "más vale",
tiene la forma de una tasación: hay una contraposición paralelística entre los elementos
tasados.Variante: "más vale atole con risas, y no chocolate con lágrimas" (f. 12).
atole
no se puede chiflar y beber atole (f. 89).
Refrán popular que significa lo que enuncia. De hecho se dice en situaciones en que alguien quiere
andar en todas partes y meterse en todo, hasta en las cosas que se excluyen entre sí. Es de la
serie de los refranes "no se puede" que están construidos sobre la exclusión de una de las dos
cosas mencionadas que, de por sí, se excluyen entre sí: repicar y andar en la procesión, chiflar y
comer pinole, mamar y comer zacate, etcétera.
atolito
¿con atolito vamos sanando?, pues atolito vámosle dando (f. 90 y 116).
Según Rubio, con este refrán "se da a entender que no hay que variar los procedimientos cuando
con los que se emplean se obtiene" lo que se busca. El refrán adopta varias formas como se ve en
la nota. El texto que hemos adoptado como principal tiene la forma de una pregunta retórica que
fundamenta y da pie a la conclusión expresada en el segundo hemistiquio. Las variantes, en
cambio, están estructuradas en forma de frases condicionales que adoptan tres formas distintas:
en tres de las variantes, "si con atolito el enfermo va sanando"; en tanto que en otras tres es "si con
atolito vamos sanando" y en una "si con atolito se va curando". El segundo hemistiquio también
presenta tres variantes: "pues atolito vámosle dando" y "atolito vámosle dando", "atolito vamos
dando". En todo caso, la inclusión del "pues" conclusivo en la segunda parte es introducido por el
carácter claramente conclusivo de esta segunda parte. El refrán, en todas sus variantes, finca su
enunciación en la rima consonante entre el primero y el segundo hemistiquios. Este refrán circula
en los diferentes refraneros mexicanos bajo las siguientes variantes: "si con atolito el enfermo va
sanando, atolito vamos dando" (f. 110); "si con atolito el enfermo va sanando, atolito vámosle
dando" (f. 66, 70 y 132); "si con atolito el enfermo va sanando, pues atolito vámosle dando" (f. 90);
"si con atolito se va curando, atolito sigámosle dando" (f. 89); "si con atolito vamos sanando, atolito
vamos dando" (f. 71); "si con atolito vamos sanando, atolito vámosle dando"
(f. 2, 5, 109, 113 y 122); "si con atolito vamos sanando, pues atolito vámosle dando" (f. 122).
aventador
no te espantes con el aventador, si te duermes con el petate (f. 48 y 90).
Refrán que aconseja no ser hipócrita espantándose con las cosas pequeñas y conviviendo con las
grandes. Como dice un refrán recogido por Rubio: "comerse los petates y asustarse de los
aventadores". Censura, dice, al "hipócrita que hace grandes aspavientos por las faltas leves y nada
dice de las muy graves".
azorero
el azorero, avizorero (f. 116).
Dicho de ladrones que indica que el azorero, como se llama en ese medio a quien acompaña al
ladrón para ir guardando lo robado, debe andar con el ojo avizor, es decir, ponerse muy listo. Las
dos partes del dicho se relacionan entre sí por rima consonante.
azorero
quien comienza de azorero, acaba de aliviador (f. 116).
Dicho de ladrones en que los dos términos "azorero" y "aliviador" significan lo mismo. El dicho,
pues, parece no tener sentido, como reconoce Rubio que es quien lo recoge.
azquel
hace más un azquel andando que un gigante parado (f. 90 y 122).
Refrán que dice lo que enuncia: cualquiera, por muy pequeño y débil que sea, hace más que
alguien muy grande y poderoso que, sin embargo, no hace nada. El refrán se basa en la
comparación de un "azquel" –del náhuatl azcatl, hormiga– como se llama a las pequeñas hormigas
de color café y vientre blanquecino que suelen invadir lo que sea, y un gigante: la hormiga
"andando" y el gigante "parado". Variante: "hace más un azquel andando que un gigante parado"
(f. 37).
azúcar
también el azúcar puede descomponer un postre (f. 110).
Tras el sentido literal enunciado por el refrán hay un sentido metafórico que sentencia que hasta
las mejores cosas, tomadas en exceso, perjudican.
azul
no hay azul que resista a un azul (f. 66, 90, 132 y 133).
Dicho popular originado en la ciudad de México relativo a la policía preventiva de esa cuidad, de
uniforme azul. El dicho asienta categóricamente que no hay policía que resista un billete de
cincuenta pesos que hace tiempo eran de color azul y valían más que ahora.

B
baba
a charrear y a llorar, se aprende con babas y no con barbas (f. 48, 49 y 90).
Refrán ranchero que asienta que hay cosas que sólo se aprenden en la niñez. El refrán se basa en la
semejanza acústica entre babas y barbas.
bachiller
los bachilleres se inclinan a charlar sobre libros, y los carniceros sobre carne de cerdo (f. 110).
Frase que dice que cada quien habla de las cosas que le interesan.
bagre
mientras se pescan los bagres, alimentarse con juiles (f. 90 y 116).
Refrán que enseña que hay que ajustarse a lo que se tiene mientras vienen tiempos mejores. En tanto que
el bagre es un pez de tamaño relativamente grande –de cuatro a ocho decímetros de longitud– que en el
habla popular mexicana se usa metafóricamente para designar a una persona tonta; el juil (del náhuatl xovili)
es, en cambio, a decir de Santamaría, "un pescadito muy común, de los lagos del interior" que mide entre
cuatro y diez centímetros. Por eso el refrán se usa también para indicar veladamente que hay que trabajar
con la gente que se tiene a mano; ya llegará el tonto conveniente. El refrán tiene la forma de una obligación
expresada por la frase "hay que", elidida en el texto. Está estructurado en dos hemistiquios octosílabos sin
rima.
bailar
baila, pero no cantes (f. 116).
Dicho de ladrones que autoriza a robar en tanto que conmina a no andar divulgándolo. Cantar, en el argot
del mundo de los cacos, es confesar el hurto. Según el consejo formulado en este dicho, pues, el ladrón
puede robar cuanto quiera, pero nunca debe decirlo.
bailar
bailar, pero no hormiguear (f. 116).
Dicho de rateros. Según Rubio, significa "que los robos deben hacerse de aquello que tenga un valor de
consideración". En el argot del caco "bailar" significa robar, en tanto que "hormiguear" es robar chucherías o
cosas de poca monta.
bailar
bailar, siempre; cantar, nunca (f. 116).
Dicho de cacos que puede, de hecho, ser considerado como una variante de "baila, pero no cantes".
Significa, según Rubio, "roba cuanto puedas; pero cállalo siempre, nunca lo digas".
bailar
donde bailan y tocan, los más se embocan (f. 105).
Refrán que asienta que donde hay pachanga y hartazón hacia allá acude todo mundo. Hay rima consonante
entre sus hemistiquios. Variante: "donde bailan y tocan, todos se embocan" (f. 90 y 116).
baile
baile y cochino, el del vecino (f. 21, 70 y 132).
Refrán que, como se desprende de sus variantes, establece que todo lo social y público no ha de llevarse a
cabo en la propia casa pues, como dice Rubio, "debemos conservarnos ajenos a todo aquello que cause
molestias y dejar que sean otros los que las sufran". Tiene la forma de una interlocución lacónica, una
pregunta-respuesta: el primer hemistiquio hace las veces de pregunta; el segundo, las de respuesta. Se
trata de versos pentasílabos que están unidos por rima consonante. Variantes: "baile y cochino, el de mi
vecino" (f. 90); "baile y cochino, en casa del vecino" (f. 37, 86 y 109); "baile y cochino, en la casa del vecino"
(f. 116).
balazo
el que mata a balazos, no puede morir a sombrerazos (f. 37).
Refrán que dice que el violento muere violentamente; remite al tópico evangélico hoy convertido en refrán de
que "el que a hierro mata, a hierro muere" (Mt. 26: 52; Ap. 13: 10) y en general al dicho también bíblico de
que "quien siembra vientos, cosecha tempestades" (Os. 8: 7). Se usa como parénesis, advertencia o
sanción en las situaciones de violencia. Pertenece a los refranes "el que", la más importante estructura en
las tradiciones paremiológicas hispánicas. Los dos miembros de que consta el refrán se relacionan entre sí
por rima consonante.
barba
a barbas de indio, navaja de criollo (f. 90 y 116).
Refrán criollo que establece que, como dice Rubio, "las faltas o los defectos de los indios deben ser
corregidos por los criollos, por la dureza con que éstos trataban a aquéllos". Metafóricamente, se usa en el
sentido de que todo mal tiene su remedio. Está estructurado en dos hemistiquios hexasílabos paralelos y sin
rima que sobre el trasfondo de las pugnas interétnicas novohispanas afronta, según el esquema mal-
remedio y en forma de una receta, las pugnas entre indios –el mal– y criollos –el remedio–. El tópico a que
se adscribe el refrán es el de que "no hay mal sin remedio"; el topos, en cambio, presenta a un criollo
invencible en su lucha contra el indio bajo el lema de "a mayor resistencia mayor dureza".
barba
echar mi barba en remojo, porque veía pelar muy seguido la de mi vecino (f. 60).
Aplicación en primera persona del viejo refrán español, recogido por Correas, "cuando la barba de tu vecino
vieres pelar, echa la tuya en remojo". Su sentido paremiológico es que siempre es mejor escarmentar en
cabeza ajena o, si se quiere, que hay que aprender de lo que les pasa a los demás. El refrán español tiene
la forma de consejo y la aplicación que de él hace Lizardi en nuestro texto tiene, en cambio, la forma de una
confesión o, en general, de una reflexión introspectiva.
barba
hace la barba el barbero casi siempre por dinero (f. 90 y 116).
Refrán cuyo sentido paremiológico es que quien "hace la barba" o adula, generalmente lo hace por interés.
En el habla popular mexicana, en efecto, "barbero" es lo mismo que lambiscón y "hacer la barba" es
lambisconear. El refrán, en forma de una declaración sentenciosa, tiene la estructura de dos hemistiquios
octosílabos con rima consonante.
baril
al baril, sólo lembresques (f. 90 y 116).
Refrán en caló de maleantes que aconseja que al juez ("baril") sólo se le digan mentiras ("lembresques").
barrigón
el que ha de ser barrigón, aunque lo cinche un arriero (f. 116).
Refrán fatalista mexicano según el cual el individuo ya está predestinado desde su nacimiento: nace como y
para lo que nace, y nada cambiará eso, no importa lo que haga. Muchos de los refranes "al que", como los
de esta serie, son oídos y usados en el habla popular mexicana como si dijera "el que". El arriero es citado
aquí como experto en cinchar. Este refrán está muy difundido en México como lo muestra la gran cantidad
de variantes que hay de él: "al que es barrigón, aunque lo fajen" (f. 34); "al que ha de ser barrigón, aunque lo
fajen" (f. 35, 89 y 116); "al que nace barrigón, aunque lo cinche un arriero" (f. 80); "al que nace barrigón,
aunque lo fajen" (f. 64, 70, 80 y 113); "al que nace barrigón, aunque lo fajen chiquito" (f.131); "al que nace
barrigón, aunque lo fajen de chico" (f. 66); "al que nace barrigón, ni que lo cinche un arriero" (f. 24); "al que
nace barrigón, ni que lo faje un arriero" (f. 24); "al que nace para barrigón, aunque lo fajen" (f. 132 y 133); "al
que nació barrigón, ni que lo fajen" (f. 122); "al que nació barrigón, ni que lo fajen de chico" (f. 90); "al que
nació barrigón, ni que lo faje un arriero" (f. 90 y 122).
barro
aunque somos del mismo barro, no es lo mismo catrín que charro (f. 48, 49, 71 y 90).
Refrán exclamativo que declara que, pese a la coincidencia fundamental en la condición humana, hay
grandes diferencias entre los diferentes tipos de individuos debido a su distinta extracción social:
dependiendo de su pertenencia a un grupo social u otro son gente de distinta categoría. Se emplea ya
cuando se quiere remarcar las diferencias de clase a una persona que parece olvidarlas, ya cuando se
quiere prevenir contra la tendencia a no apreciar la calidad en las cosas. Tiene el mismo sentido
paremiológico que el refrán: "aunque todos somos del mismo barro, no es lo mismo bacín que jarro". El
ocote –del náhuatl ōcotl, pino– es la más humilde de las maderas y, por ende, representa lo corriente; la
coaba, en cambio, es el símbolo de las maderas de buena clase, representa la calidad.
Bartolo
Bartolo me llamaba borracho, y a él lo llevan entre cuatro (f. 66 y 90).
Frase gnómica que expresa cuánto tiende uno a justificarse a sí mismo en las mismas cosas que censura a
los demás. Su sentido paremiológico es, por tanto, el mismo del dicho evangélico "ves la paja en el ojo ajeno
y no ves la viga en el tuyo" (Mt. 7: 3). Se emplea en situaciones de censura a las mismas cosas que uno
pasa por alto.
Bartolo
¿de dónde le viene a Bartolo el "me", si su padre no era borrego? (f. 90 y 116).
Refrán que, según Rubio, tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán español "¿de dónde le vino al
garbanzo el pico?" y se refiere, en concreto, al individuo que se atribuye condiciones que no tiene. Un
segundo y más probable sentido, sin embargo, le viene de la connotación que en la cultura mexicana tiene
el vocablo "borrego": servil o agachado. El sentido del refrán sería, entonces, "¿de dónde le viene a Bartolo
lo servil si su padre no fue agachado?".
bastón
bastón delgadito, reloj con bolsita y anillo en el puro: pendejo seguro (f. 116).
Refrán semiótico cuyo primer hemistiquio da una serie de rasgos distintivos, significantes, de un significado
que es revelado en el segundo. Se usa como descripción de la clase popular para tachar a un individuo
vestido según cierta moda al que, por otro lado, el habla popular llama "catrín", "pachuco" o "curro".
Formalmente, el texto consta de cuatro versos hexasílabos de los cuales los dos últimos –el tercero y el
cuarto– se relacionan entre sí mediante rima consonante. Variantes: "bastón delgadito, reloj con piedritas y
anillo en el puro: pendejo seguro" (f. 70); "bastón delgadito, reloj en bolsita y anillo en el puro: pendejo
seguro" (f. 66 y 90).
bateador
bateador emergente, da de hit o es ponchado (f. 90).
Aforismo del béisbol que, de hecho, no dice nada. Su sentido paremiológico lo hace aplicable a situaciones
en que se quiere justificar algún tipo de suplencia. Los vocablos hit y "ponchar" provienen del argot
beisbolero. Variante ortográfica: "bateador emergente, da de jit o es ponchado" (f. 66).
bayo
aténte al bayo, que es buen caballo (f. 90 y 116).
Dicho de charros que insta a confiar en el caballo de color bayo porque, dice, es un buen caballo. El color
bayo, según el diccionario de María Moliner, se dice del "caballo o yegua de color blanco amarillento". La
más frecuente función paremiológica de este refrán exclamativo es de tipo acústico y se basa en el vocablo
"aténte" en el sentido de una amenaza: como "aténte al santo y no le reces". Aquí, "aténte al bayo, que es
buen caballo", es un consejo, formulado en el primer pentasílabo, por la razón esbozada en el segundo:
"porque es un buen caballo". Ambos pentasílabos se relacionan mediante rima consonante. El valor del
texto gnómico es totalmente de tipo acústico: bayo-caballo. Como ya hemos mencionado, los puntos de
vista que el refranero expresa sobre los caballos son totalmente contradictorios. Aquí dice que el caballo de
color bayo es un buen caballo; otros refranes dicen lo contrario. Por ejemplo: "al que monta caballo bayo,
que lo engañe su mujer o que lo parta un rayo"; o bien "bayo, dondequiera lo hallo".
bayo
bayo, dondequiera lo hallo (f. 106).
Refrán que sentencia que el caballo de color bayo es común y corriente. El arte del refrán está en la rima
consonante entre el primero y segundo miembros. Tiene la forma de una respuesta a un requerimiento. Este
refrán contradice diametralmente al refrán "aténte al bayo, que es buen caballo". Variante: "caballo bayo,
doquiera lo hallo" (f. 105).
becerra
a becerra corredora, hay que amarrarle las corvas (f. 41).
Sentencia de rancheros que dice lo que enuncia. Se usa para sancionar situaciones que son consideradas
como excesos de libertad. Está formulada según el esquema mal-remedio en dos hemistiquios octosílabos.
beneficencia
comiendo lo que da la beneficencia, muchos han llegado a la opulencia (f. 66 y 90).
Dicho sentencioso que expresa lo que enuncia y que se usa para fomentar la austeridad de vida. Hay rima
consonante entre el primero y segundo miembros del texto gnómico que, por lo demás, argumenta a partir
de casos particulares.
berengo
berengo que compra libros, es burrito que los carga (f. 90 y 116).
Refrán urbano que señala que los libros no benefician a quien, siendo un tonto –berengo–, los compra. En
este caso, su placer consiste sólo en cargarlos como un burro. Darío Rubio hace derivar la palabra
"berengo" del apellido Berenguer del virrey de la Nueva España Félix Berenguer y Marquina cuya cualidad
mayor era, dice Rubio, "la de ser muy tonto".
beruco
para chorar o burear, ni beruco ni beruca (f. 116).
Dicho del argot del mundo del hampa que dice, según Rubio, que para robar –chorar– "no sirven los viejos",
sean hombres o mujeres –beruco, ca–.
beso
besos vendidos, ni dados ni recibidos (f. 35, 66, 90 y 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Se aplica a las diversas situaciones del amor comprado: el refrán
aconseja no recurrir a él. El refrán es, pues, un consejo en forma absoluta con rima consonante entre la
primera y la segunda parte.
bestia
nadie sabe si la bestia se arma como el mismo que la monta (f. 41).
Refrán popular que significa que sólo cada quien sabe lo que lleva adentro. Tiene el mismo sentido
paremiológico que refranes como "sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto", "sólo la cuchara
sabe de los ayes de la olla", "sólo el que carga el costal sabe lo que trae adentro" o "sólo el que se ha
muerto sabe lo que son responsos".
bestia
nunca falta una bestia muerta para un zopilote hambriento (f. 41).
Refrán popular que sentencia que cada uno tiene siempre a su alcance la oportunidad que se merece. Tiene
el mismo sentido paremiológico que refranes como "para cada cáscara hay puerco" o "nunca falta un roto
para un descosido, ni una media sucia para un pie podrido".
bien
hacerle bien al ingrato, es lo mismo que ofenderle (f. 116).
Refrán popular que dice lo mismo que enuncia. Rubio equipara su sentido paremiológico con el del refrán:
"ningún malagradecido siente el favor recibido". Se aplica a todas las situaciones de ingratitud. Su forma es
el de una sentencia formulada a la manera de una definición estructurada en dos hemistiquios que por ser
octosílabos tienen una cadencia muy natural.
bien
no es caro el bien cuando llega (f. 122).
El bien presente borra siempre todas las penalidades de la espera por muy grandes que hayan sido. Tiene
la forma de una sentencia que asienta, simplemente, que el bien presente no es caro.
birlo
ni con birlo blando ni con boleador apiolado (f. 116).
Dicho de ladrones que, a decir de Rubio, manifiesta la inconveniencia de la compañía del ladrón cobarde –el
"birlo blando"–, así como la del ladrón que puede denunciar a otro y que además está preso –el "boleador
apiolado"–. Tiene la forma de una sentencia del tipo "ni... ni".
blandita
cuando no hay blanditas, le entramos a las duras (f. 35, 90 y 116).
Dicho popular que se refiere a las tortillas y significa lo que enuncia. Su sentido paremiológico lo hace
aplicable a situaciones de necesidad para indicar que cuando no hay para algo mejor hay que conformarse
con lo que se tiene. La primera parte del dicho indica en forma impersonal la circunstancia, la segunda, en
cambio, formula la sentencia en forma e incluye a las personas de la enunciación.
boca
a boca de jarro, sólo la china y el charro (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que sentencia que el beber pulque directamente del jarro es un rasgo distintivo de la china
y del charro. Rubio expresa su sospecha de que esto es sólo una manera nacionalista de decir que para
beber pulque sólo el mexicano es bueno.
boca
el que quiere tapar la boca de todos, necesita mucha comida (f. 110).
Dicho que expresa que para no tener rebeliones e inconformidades sociales es necesario que todos tengan
que comer, puesto que el origen principal de la inconformidad en las sociedades es el hambre.
bocamanga
abriéndole bocamanga, cualquier hilacho es jorongo (f. 51 y 64).
Refrán ranchero que metafóricamente señala el hecho, como dice Rubio, de "que cuando no se tiene a la
mujer que se desea, puede suplirse con cualquiera otra". En el habla popular mexicana, el "jorongo" es, a
decir de Santamaría, un "poncho o capote, usado por los campesinos, con entrada para la cabeza".
Precisamente, esta "entrada para la cabeza" es la "bocamanga". Desde el punto de vista de la forma, es una
declaración exclamativa cuyo primer miembro indica el modo como tiene lugar lo sentenciado en el
segundo. Variantes: "cualquier hilacha es jorongo, sabiéndosela embrocar" (f. 12); "cualquier hilacha se
hace jorongo, abriéndosele bocamanga" (f. 98); "cualquier hilacha es jorongo, abriéndole bocamanga"
(f.12, 35, 90, 116 y 122); "cualquier sarape es jorongo, abriéndole bocamanga"
(f. 49, 66, 105, 106, 132 y133); "cualquier sarape es jorongo, si se le abre bocamanga" (f. 90 y 122);
"cualquier sarape es jorongo, abriéndole bocamanga" (f. 5, 48 y 50).
boda
vale más una boda con lana que una lana sin boda (f. 12).
Refrán del tipo "más vale" que indica, en sentido metafórico, que más vale un matrimonio en el que hay
dinero de por medio que un matrimonio sin dinero. En el habla mexicana, en una de sus acepciones, la
palabra "lana" significa "dinero".
bola
a la bola y al boliche, con amigos (f. 116).
Dicho que sentencia que tanto a la fiesta como al juego hay que ir con dinero.
bolsa
más vale bolsa saca que bolsa seca (f. 12).
Refrán del tipo "más vale" basado en un juego de palabras entre "saca" y "seca" aplicadas ambas a una
bolsa. Una "bolsa saca" o simplemente "saca" es, en el habla popular mexicana, un tipo de bolsa, de ixtle o
de cuero de res; una "bolsa seca", en cambio, es una bolsa sin dinero. De acuerdo con esto el refrán dice lo
que enuncia.
borrachera
para agarrar borrachera, bueno es el vino cualquiera (f. 66).
Además del sentido literal, este refrán significa que en caso de necesidad hay que valerse de todo lo que
sirva. El refrán está estructurado en forma de una sentencia que consta de dos hemistiquios octosílabos con
rima consonante.
borracho
de borracho que hace alarde de valiente, se ríe la gente (f. 90 y 116).
Este refrán popular señala que las valentonadas de borracho no son de tomarse en serio. Está estructurado
en forma de una sentencia cuya primera parte, que lo hace clasificable entre los refranes "que", denota la
condición que debe cumplirse para que tenga lugar la sanción expresada en la segunda. El primer
hemistiquio, un dodecasílabo, y el segundo, un hexasílabo, están unidos por rima consonante.
borracho
no es borracho el que ha bebido, sino el que sigue bebiendo (f. 35 y 116).
Sentencia que significa lo que enuncia. Según Rubio, su sentido paremiológico coincide con el de esta
estancia paródica: "no son borrachos los que beben vino / y lo aborrecen al siguiente día, / borrachos son los
que amanecen crudos / y beben todavía". El juego verbal del refrán está en la contraposición entre "el que
ha bebido", del primer hemistiquio octosílabo, y "el que sigue bebiendo", del segundo que es también un
octosílabo. El refrán tiene la forma de una definición.
borracho
no hay borracho que coma lumbre (f. 12, 90 y 116).
Además de su sentido directo, este refrán significa metafóricamente que nadie actúa en contra de sus
intereses. Se aplica, por tanto, en circunstancias en que alguien toma una determinación desconcertante
para indicar que algún objetivo oculto tendrá.
borracho
no hay borracho que no haga gesto (f. 12).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una sentencia. Su sentido paremiológico parte
también del principio de que ante el peligro o intereses más vitales no hay borrachera que valga.
borrega
la borrega siempre se dejará trasquilar (f. 49).
El que nace para ser dominado siempre lo será. Se usa para sancionar situaciones de explotación o de
opresión.
borrego
el borrego manso no debe ver al bravo cuando topetea (f. 66 y 90).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. A saber: que no hay que exponerse a los malos ejemplos.
borrego
el que siempre borrego, nunca pastor (f. 12).
Refrán popular que sentencia que no sirve para guía quien siempre ha sido dominado. Se usa tanto en los
contextos políticos para sancionar los comportamientos electorales del pueblo como, en general, cuando se
trata de asumir cualquier responsabilidad de decidir sobre su propio destino. Variante: "el que nunca pastor,
siempre borrego" (f. 12).
borrego
por un borrego no se juzga la manada (f. 35, 90 y 116).
Como "una golondrina no hace verano", un borrego no es toda la manada. Este refrán, a partir de su
significado primario, sentencia que no se deben sacar conclusiones sólo con un caso ya que no todos los
botones sirven de muestra. Se usa cuando a partir de un ejemplo se quiere generalizar a todos los
miembros de un grupo social. Tiene la forma de una sentencia.
bote
para bien acompañado, nadie como el que al bote es llevado (f. 66 y 90).
Dicho irónico sobre las buenas compañías que emplea la figura de quien, llevado a la cárcel por dos
policías, es presentado irónicamente como "bien acompañado". Hay rima consonante entre la primera y la
segunda parte.
botón
mientras más botones, más ojales (f. 90 y 116).
Dicho referido al mundo de los abogados que se usa para significar que entre más chanchullos haga el
litigante, más ganancias para él y su cliente.
bravo
con el bravo hazte el dupa (f. 116).
En cierto argot del hampa el "bravo" es el juez y "dupa" significa tonto. Se trata de un consejo entre rateros.
bravo
los bravos a la plaza, y los mansos al corral (f. 49).
Dicho ranchero que en sentido literal significa lo que enuncia refiriéndolo a los toros, y en sentido metafórico
se aplica a cualquier tipo de bravuconería. En su sentido literal es un dicho de ganaderos de lidia. La "plaza"
es, desde luego, la plaza de toros, en tanto que el corral simboliza la vida doméstica y pacífica. Tiene la
forma de una sentencia y se finca en una contraposición tanto entre "bravos" y "mansos", como entre "plaza"
y "corral".
brillante
jamás se encuentra un brillante en el aire (f. 12).
Expresión gnómica que indica que las cosas valiosas no andan por ahí, sueltas en el aire. Tiene el mismo
sentido paremiológico que "lo que vale cuesta" y los rasgos enunciativos de una exclamación cuyo valor
enfático descansa en la palabra "jamás".
brincar
brinca cuando te persigan (f. 90 y 116).
Dicho de tahúres que, según Rubio, aconseja a los jugadores de baraja, cuando anda detrás de ellos la
policía, cambiar de casa. La estructura "acción + circunstancia" expresa primero la acción aconsejada y
luego la circunstancia que lo determina; también circula invirtiendo la secuencia "circunstancia + acción" bajo
la forma "cuando te persigan, brinca".
brinco
¿para qué son tantos brincos, estando el suelo parejo? (f. 5, 64, 80, 90, 98, 113, 116, 122, 123 y 132).
Refrán que censura andarle buscando mangas al chaleco, tres pies al gato y, en general, complicaciones a
lo simple. El refrán pide optar por lo directo, lo franco y lo que está frente a las narices, en vez de darle
vueltas. Se usa en situaciones que se complican inútilmente. Rubio atribuye su origen a una canción, una de
cuyas estrofas decía: "¿Para qué son tantos brincos / estando el suelo parejo? / Sépase usted señorita / que
antes que me dejen, dejo". Es un refrán exclamativo y está basado en la figura de quien va en un carruaje.
Tiene la estructura métrica de dos octosílabos. Parece que es esta estructura métrica la que determina el
carácter secundario de esta forma frente a la variante, que en vez del metro culto "estando el suelo parejo"
quiere la forma más vulgar y difundida "estando el suelo tan parejo". Variante:"¿para qué son tantos brincos,
estando el suelo tan parejo?" (f. 24, 48, 50 y 66); "¿para qué tanto brinco, estando el suelo parejo" (f. 133).
brindis
un brindis vale más que una batalla (f. 12).
Refrán cuyo sentido paremiológico equivale al de refranes como "más vale un mal arreglo que un buen
pleito" o al del refrán recogido por Cervantes "a enemigo que huye, puente de plata". En último término se
atiene al tópico "más vale paz que guerra", que combate la convicción que parece subyacer en la conciencia
popular de que "cualquier obstáculo se vence destruyéndolo". El refrán, de la serie "más vale", contrapone
"brindis" y "batalla" y expresa su preferencia por el brindis.
bruja
al bruja nadie se le arrima (f. 90 y 116).
Refrán que sentencia que al pobre no se le arrima nadie. Se basa en la convicción popular de que a quien
tiene dinero se le pegan muchos amigos y adquiere muchas virtudes; en tanto que al pobre no hay quien se
acerque, ni las virtudes. En suma: el dinero atrae, la pobreza aleja. En el habla coloquial mexicana "andar
bruja" o "estar bruja" significa no tener dinero. Variante: "al bruja nadie se le acerca" (f.90 y 132).
bueno
cuídate de los buenos, que los malos ya están señalados (f. 35, 89 y 116).
Refrán que expresa la desconfianza hacia quienes socialmente son tenidos como buenos: el disfraz de la
bondad es mucho más efectivo que la conducta franca del malo. El refrán combate, por tanto, la convicción
popular de que hay que cuidarse de los enemigos y confiar ciegamente en los amigos. Se basa, desde
luego, en la convicción de que bajo el supuesto de que hay que desconfiar de todo mundo son más
peligrosos los amigos que los enemigos; la razón que da es que mientras estos últimos están señalados
socialmente por su conducta, los amigos están ocultos tras su máscara amistosa. Es un refrán consejo cuyo
sentido paremiológico es el mismo que el del refrán "cuídame de mis amigos, que de mis enemigos me
cuido yo".
bueno
quien se acostumbra a lo bueno, desprecia lo regular (f. 90 y 116).
Refrán que denota lo que enuncia. Se usa, como reproche o como justificación, para argumentar en
situaciones en que se rechaza algo. Tiene la forma de una sentencia y forma parte de los refranes "quien" o
"el que", una de las estructuras paremiológicas más tradicionales en los refraneros hispánicos. Frente a la
forma "el que", los refranes "quien" son más antiguos; en todo caso, el hemistiquio regido por "quien"
expresa la condición o circunstancia en que se verifica lo sentenciado en la apódosis expresada por el
segundo. La estructura métrica consta de dos hemistiquios octosílabos sin rima.
buey
al que nació para buey, del cielo le caen las llaves (f. 49).
Refrán fatalista que denota que la buena o mala fortuna se tiene desde la cuna. Nace de la arraigada
convicción popular de que el destino de cada quien está preestablecido, desde lo alto, desde antes de
nacer. Se emplea en todas las situaciones en que se quiere sancionar algún tipo de estupidez. Es
unavariante del refrán "al que nació para buey, del cielo le caen los cuernos", por la simple sustitución de
"cuernos" por el muy vulgar "llaves" en el sentido de cuernos. Es de los muy tradicionales refranes "al que".
Tiene la forma de una sentencia cuyo primer miembro, sintácticamente en funciones de complemento
indirecto, describe al destinatario de lo sentenciado en el segundo, en forma impersonal. Consta de dos
hemistiquios octosílabos sin rima en la forma seleccionada en el texto principal, pero con aliteración entre
"buey" y "cuernos" en una de las variantes mencionadas. Variantes: "al que nació para buey, de arriba le
caen las llaves" (f. 35, 64 y 116); "al que nació para buey, del cielo le caen los cuernos" (f. 24); "al que nace
para buey, del cielo le caen las astas" (f. 70, 90 y 132).
buey
buey viejo no pisa mata, y si la pisa, no la maltrata (f. 90 y 116).
El sentido literal significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa en situaciones cuyo actor principal
es un individuo maduro: el refrán denota la pericia y cuidado con que se maneja. Se basa en la convicción
de que la experiencia da pericia. Tiene la forma de una sentencia en dos hemistiquios, octosílabo y
decasílabo, unidos por rima consonante. La idea dominante es que buey viejo no maltrata.Variante: "buey
viejo no pisa la mata, y si la pisa, ya no la maltrata" (f. 70).
buey
comoquiera se hace un buey, pariendo la vaca un toro (f. 48, 90 y 122).
Refrán de tipo exclamativo que significa lo que enuncia. Se aplica a situaciones en que lo que domina es el
"como quiera". Tiene, por tanto, con su contexto discursivo un nexo de tipo acústico tan frecuente en el
discurso barroco en que, por tanto, lo que cuenta es el nexo y no lo que le sigue. De hecho, las vacas no
paren toros. De hecho el "comoquiera" del refrán desemboca en la expresión "hacerse un buey", que en el
mexicano coloquial equivale a "hacerse pendejo". Ésta es una propiedad de los refranes exclamativos
mexicanos. Variante: "comoquiera sale un buey, pariendo la vaca un toro" (f. 35, 37 y 116).
buey
los bueyes del mismo barro, jalan mucho más parejo (f. 41).
Refrán que indica, metafóricamente, que los bueyes de la misma procedencia se jalan más parejo.
Obviamente, la expresión "los bueyes del mismo barro" es abusiva y literariamente rebuscada: los bueyes
no son de barro. Se usa en situaciones en que dos personas de infancia común tratan de emprender algo
juntos para indicar que el origen crea una base de entendimiento y confianza en las cosas de la vida. En el
habla coloquial mexicana "jalar parejo" es compartir amistosamente el esfuerzo necesario para algo. Desde
el punto de vista formal tiene la forma de una declaración constatativa, en dos versos octosílabos, sin rima,
que se deslizan de una manera elegante y cadenciosa.
buey
si los bueyes no están juntos, la yunta jala de lado (f. 41).
Refrán que dice lo que enuncia. Su sentido paremiológico es que sólo los esfuerzos aunados logran su
objetivo. El refrán emplea la figura "jalar de lado", referida a "jalar parejo", para indicar que los esfuerzos no
conjuntados se desvían de su objetivo. Toda la figuratividad del refrán imagina la vida como un gran surco
en el que las grandes empresas requieren de esfuerzos unidos, como los de una yunta de bueyes. Se usa
en todas las situaciones en que se quiere argumentar a favor de "jalar parejo". Es una sentencia condicional
cuya prótasis o condición constituye el primer hemistiquio, en tanto que la apódosis o condicionado, el
segundo. Tiene la forma de una sentencia declarativa de tipo constatativo. Los miembros del refrán son dos
hemistiquios octosílabos sin rima. Argumentativamente es un refrán ejemplo: su vis argumentativa es de tipo
inductivo.
buey
si un buey no quiere beber, será vano empeño hacerle inclinar la cabeza (f. 110).
Frase gnómica que significa lo que enuncia. Paremiológicamente, en cambio, significa que si alguien no
tiene voluntad de hacer algo será inútil obligarlo. Se usa, evidentemente, en situaciones en que alguien se
resiste a algo.
bule
el que nace para bule, hasta jícara no para (f. 35, 51, 64, 71, 90, 110, 116 y 119).
Refrán tradicional mexicano que dice que el destino de cada quien forja su vida según la suerte que el
destino le haya deparado. Un guaje es una calabaza hueca en forma de pera que se usa para acarrear agua
y para otras cosas. La jícara, en cambio, es la parte inferior del guaje que sirve de escudilla. El bule, en fin,
es una de las formas del guaje. El refrán dice que quien está predestinado a ser tan poca cosa como un bule
acaba siendo menos. El refrán argumenta con la figura de alguien deslizándose por el tobogán de la vida,
según sea su predestinación, hasta llegar a la parte más inferior. Se aplica en todas las situaciones
desventuradas para justificarlas y no hacer nada por remediarlas.
burra
cuando la burra es mañosa, aunque la carguen de santos (f. 70, 90 y 116).
Refrán tradicional mexicano según el cual las malas costumbres no se quitan, no importa lo que se haga
para ello. Se usa en situaciones de una conducta incorrecta para sancionar faltas inveteradas que
desaniman los intentos por remediarlas, aún los mejor intencionados. Figurativamente, el refrán combate la
suposición de que una burra cargada de santos debe ser una buena burra y, por ende, la convicción popular
de que los objetos tenidos por santos en lo religioso producen bondad en quien los porta. Desde el punto de
vista sintáctico tiene elidida la apódosis: el resultado es una hermosa frase sentenciosa.
burra
estás mirando a la burra reparar, y todavía le avientas el sombrero (f. 48, 49, 50, 90 y 131).
Dicho exclamativo que literalmente significa lo que enuncia. Desde el punto de vista paremiológico, presenta
el aventarle el sombrero a una burra reparando como un "echarle más leña al fuego". Equivale, pues, a una
reprensión por exasperar más situaciones ya de por sí problemáticas. El dicho tiene la forma de una
interpelación exclamativa, en que con la sola admiración expresada se reprende. Variantes: "la ves reparar,
y le avientas el sombrero" (f. 66, y 90), "tú sí que la ves reparando, y le avientas el sombrero" (f. 113 y 116);
"tú sí que la ves reparar, y le avientas el sombrero" (f. 64 y 113); "ves que repara el macho, y le tiras el
sombrero" (f. 98); "ves que respinga el macho, y le pones gurupela" (f. 98).
burra
la burra no era arisca, los palos la hicieron (f. 90, 116 y 132).
Refrán exclamativo que indica que la desconfianza como la confianza se gana. Este refrán, como dice
Rubio, "enseña que cuando se obra con desconfianza es por la experiencia en los perjuicios sufridos". El
refrán tiene la forma de una explicación diegética que toma como figura el ejemplo de una burra que fue
hecha arisca a garrotazos. Se usa, por tanto, en todas las situaciones en que alguien rehúye el trato con
otros y, en vez de ser amable, es huraño e insociable. Variantes: "la burra no era arisca, a palos la hicieron"
(f. 66); "la burra no era arisca, pero los golpes la hicieron" (f. 70); "la burra no era mañosa, la hicieron" (f. 37);
"la burra no nació arisca, así la hicieron los palos" (f. 90 y 116).
burra
no llores por esa burra; ni yo que perdí el hatajo (f. 48, 49 y 90).
Refrán que bajo la forma de una interpelación aconseja no llorar por algo puesto que hay pérdidas mayores.
La forma es la de una parénesis o exhortación. El valor argumentativo del refrán está construido sobre la
contraposición entre "burra" y "hatajo". La base de la argumentación es el tópico "más/menos" de
la Retórica aristotélica: si no llora el que perdió lo más, mucho menos debe llorar quien perdió lo menos". La
estructura rítmica es la de dos hemistiquios octosílabos polirrítmicos.
burrito
burrito chiquito, siempre mocito (f. 66, 90 y 132).
Dicho que significa lo que enuncia. Su principal valor paremiológico es de tipo acústico y puede funcionar,
de hecho, como una exclamación. Se usa, en todo caso, a guisa de sentencia para menospreciar la
condición de alguien tachándolo de "burrito chiquito". Está estructurado en forma de dos hexasílabos con
rima consonante.
burrito
burrito que compra libros, es burrito que los carga (f. 70 y 90).
Refrán totalmente equivalente al refrán "berengo que compra libros, es burrito que los carga", que bien
pueden ser considerados como variante uno del otro. Su sentido, por tanto, es el mismo: los libros no
benefician a quien, siendo un tonto sea –berengo o burrito–, los compra. En este caso, su placer consiste
sólo en cargarlos, como un burro. De hecho, esta variante emplea la identificación entre "tonto" y "burrito". El
refrán, estructurado en forma sentenciosa, consta de dos hemistiquios octosílabos, sin rima, cada uno de los
cuales descansa sobre sendas estructuras "S + que + V + OD" unidas por "es".
burrito
más valen burritos en el cielo que sabios en el infierno (f. 90 y 122).
Dicho de origen religioso que se atiene al principio de la "santa ignorancia", que tanto objetó Sor Juana, bajo
la convicción de que un individuo ignorante es más dócil y, por tanto, es más fácil presa de las cadenas
religiosas. El tópico al que se suscribe este refrán es no sólo el de que quien obedece no se equivoca, sino
que la docilidad es mejor condición que el saber pensar y ser, en consecuencia, crítico. Este refrán se
adscribe a los refranes "más vale", y pone frente a frente dos situaciones: un ignorante en el cielo y un sabio
en el infierno y declara valer más lo primero que lo segundo. El refrán emplea, como se ve, las categorías
del catolicismo "cielo" e "infierno" y la identificación en el habla popular entre "burrito" y "tonto".
burro
al burro que es flojo, aunque le hagan pelos (f. 90 y 116).
Refrán tradicional que significa lo que enuncia. "Hacer pelos" significa en el habla coloquial, según Rubio,
"azuzar, estimular, provocar". Tanto la palabra "burro" como el animal mismo está muy presente en el habla
popular mexicana: es símbolo de ignorancia y muchas otras cosas relacionadas con la tontera.
Sintácticamente es una sentencia con una elisión en medio que se estructura en dos hexasílabos sin rima.
burro
¿chata, china y chaparra?, ¡que ande el burro! (f. 90).
Expresión cuyo valor gnómico es de tipo acústico en función de ornato puro. Constituye una simple forma de
arte verbal sin ningún otro valor paremiológico. Variante: "chata, china y chaparra... ¡que ande el burro!"
(f. 116).
burro
donde se conoce al burro, allí se agarra (f. 66 y 90).
Expresión paremiológica que aconseja tomar lo propio, sin más trámite, donde se lo
encuentre. Variante:"donde se conoce al burro, se tumba la carga" (f. 49).
burro
el burro no sabe de melcocha (f. 49).
Expresión gnómica que se usa para indicar irónicamente que alguien no sabe de lo que se está hablando.
burro
el burro para el indio, la mula para el mulato y el caballo para el caballero (f. 105).
Refrán que hace corresponder entre sí dos escalas axiológicas en orden ascendente: burro, mula y caballo,
por una parte; indio, mulato y caballero, por otra. Este refrán surgió en los contextos de las pugnas
interétnicas del siglo XIX y su autoría hay que buscarla en medios criollos por quien en el refrán se
autodenomina "caballero". Estructurado bajo el esquema del mal-remedio tiene una forma sentenciosa. De
hecho, en el Refranero mexicano es frecuente la relación "indio"-"burro" que es, al parecer, la pareja
fundamental del refrán; las relaciones "mulato"-"mula" y "caballero"-"caballo" sólo parecen ser producto de
un juego de palabras. Variante: "caballo al caballero; para el mulato, mula, y para el indio, el burro" (f. 105).
burro
el burro que más trabaja, tiene menos pelos (f. 116).
Refrán que dice lo que enuncia. Según Rubio, se usa como una sátira contra quien justifica su calvicie con el
trabajo y la dedicación a él.
burro
el burro siempre rebuzna, aunque le pongan cuernos (f. 41).
El tonto siempre queda en evidencia sin importar cómo ande vestido.
burro
el burro y el majadero, siempre se encuentran primero (f. 90 y 116).
Refrán usado para enseñar que en una enumeración de personas en que quien habla está incluido es
incorrecto mencionarse en primer lugar.
burro
entre menos burros, más olotes (f. 9, 12, 90, 110, 122 y 131).
Refrán tradicional que significa lo que enuncia y se usa ya como consolación ya como comentario cuando
alguien se va de una reunión. El refrán asume, de nuevo, la figura de un ejemplo: tocan más olotes si hay
menos burros. Desde luego, forma parte del habla coloquial llamar burros a las personas al referirse a
ellas. Variante: "mientras menos burros, más olotes"
(f. 5, 12, 16, 21, 37, 64, 66, 80, 90, 98, 106, 113, 116,119 y 132).
burro
no falta un burro en un mal paso (f. 116).
Refrán que en sentido literal dice lo que enuncia. Paremiológicamente significa que nunca falta alguna
ayuda en trances difíciles. Se usa, precisamente, para comentar la ayuda oportuna recibida en un trance
difícil. Aunque también se usa en sentido negativo. A saber el refrán previene que siempre es posible
esperar que aparezca un idiota con problemas. Variante: "nunca falta un burro en un mal paso" (f. 90).
burro
no hay burro flojo para su manada (f. 37).
Se dice de las personas que, por interés, son capaces de hacer un esfuerzo adicional a su inercia habitual.
Rubio lo explica así: "aplicado a las personas, indica que tratándose de ir a comer o al lugar del descanso
todos van más de prisa, cualesquiera que sean las causas que pudieran impedirlo o los asuntos que haya
que atender". Este refrán circula de las siguientes maneras: "no hay burro flojo para su casa", "pa' casa no
hay burro flojo"; "cuando va a la casa no hay burro flojo". Y tiene también estasvariantes: "no hay burro flojo
para el pesebre" (f. 12); "no hay burro flojo yendo para la manada" (f. 90 y116); "para el pesebre no hay
burro flojo (f. 90, 106 y 116); "para la querencia, no hay burro flojo" (f. 90 y122).
burro
nunca falta un burro en la carretera (f. 24).
Que cuando se va de camino es muy previsible encontrar un idiota. Refrán en forma de
sentencia.Variante: "nunca falta un burro que se atraviese en el camino"(f. 24).
burro
para un burro, un indio; para un indio, un fraile (f. 35, 90 y 116)
Que todo tiene su antídoto o remedio: el de un burro es un indio y el de un indio es un fraile. Se aplica en
situaciones de terquedad. Es un refrán que tiene la forma de una receta acuñado probablemente en la
Nueva España al calor de las pugnas interétnicas, bajo el esquema del mal-remedio. Probablemente es un
refrán de origen criollo: la enunciación le va bien a un criollo. El refrán consta de dos partes cada una de las
cuales empieza con "para": "para un burro", la primera; "para un indio", la segunda. También aquí hay una
equiparación en el refrán entre burro e indio. El término medio, en todo caso, entre el burro y el fraile es el
indio. Cada una de esas dos partes es un octosílabo.
burro
¿qué sabe el burro de freno, ni el caballo de aparejo? (f. 90 y 116).
Refrán exclamativo-interrogativa que en forma satírica descalifica a quien habla de lo que sea sin tener el
menor conocimiento del tema. Formalmente está constituido por una pregunta retórica que funciona
mediante sendas imágenes parabólicas que discursivamente hacen las veces de un ejemplo: ni los burros
llevan freno ni los caballos aparejo. Cada uno de estos arneses están, en efecto, invertidos: los caballos
usan freno y los burros aparejo. El texto está estructurado en forma de dos hemistiquios con rima
asonante. Variante: "¿qué sabe el burro de freno?" (f. 64, 66 y 80).
burro
son muchos los burros pardos, pero el de Juan es otro (f. 41).
Dicho que significa lo que enuncia. Se usa para descalificar situaciones en que se pretende identificar a
alguien mediante señas generales y vagas. El texto está estructurado en dos hermosos versos octosílabos,
sin rima, en una cadencia muy natural. Es una declaración constatativa.
burro
ya en el burro, pocas son doscientas (f. 90).
Que son más difíciles las cosas cuando se cavila sobre ellas que cuando se las enfrenta. Tiene el mismo
sentido paremiológico que el refrán "ya encarrerado el ratón que chingue su madre el gato". El texto está
fincado en la elisión, al final, del sustantivo. Variante: "ya en el burro, pocas son las doscientas" (f. 122).
buscar
ni buscarlas si se han ido, ni echarlas si no se van (f. 66, 90 y 116).
Dicho de mujeriegos que significa lo que enuncia en forma de un principio o ley. El refrán tiene elidida, al
principio, la expresión "a las mujeres" con lo que su forma completa sería: "a las mujeres, ni buscarlas si se
han ido, ni echarlas si no se van". Sus dos miembros de que consta son versos octosílabos.
buscar
onde se busca, se jalla (f. 116).
Refrán que dice lo que enuncia. En los refraneros mexicanos se encuentra en variantes como "el que le
busca le halla" o "quien busca encuentra". Se usa ya como una advertencia en situaciones de provocación,
ya como una invitación a no desesperar. El refrán es de origen bíblico. Es uno de los varios mandatos que
Jesús da a sus discípulos (Mt. 7: 7) en el contexto del llamado "sermón de la montaña": "pedid y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca halla, y a quien llama se le
abre". La pronunciación es del español del siglo XVI que se conserva sobre todo en el hablar ranchero.
buzo
del buzo, lo que te diga (f. 116).
Dicho del mundo del hampa que aconseja hacer todo lo que el ladrón experto, el "buzo", recomiende o
indique.

C
cabalgadura
para que descanse tu cabalgadura, búllele la silla y jálale la cola (f. 90 y 116).
Dicho ranchero cuyo significado es evidente. Tiene la forma de un consejo. Variantes: "para que descanse tu
cabalgadura, búllele la silla y hálale la cola" (f. 105); "para que descanse tu cabalgadura, búllele la silla y
tírale de la cola" (f. 106).
caballero
para el caballero, caballo; para el mulato, mula, y para el indio, burro (f. 35, 90 y 116).
Ya lo hemos dicho a propósito del refrán variante "el burro para el indio, la mula para el mulato y el caballo
para el caballero" sólo que aquí empieza por el caballero y cambia la forma. De hecho, son una estricta
variante uno del otro. El refrán consiste en la confrontación de dos escalas descendentes, una de las cuales
–caballo, mula, burro– es axiológica y sirve para calificar a la otra –caballero, mulato, indio–, que es de
índole social. El enunciador es un criollo o un mestizo acomplejado que se tiene por "caballero".
Estructurado bajo el esquema del mal-remedio, tiene una forma sentenciosa. Véase el comentario al refrán
citado.
caballo
a caballo de buena sangre, no le importa el terreno (f. 41).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "el
que es gallo dondequiera canta". Se usa para sancionar situaciones en que alguien pone muchas
condiciones para hacer algo. Tiene la forma de una sentencia casuística. Su origen hay que buscarlo en el
mundo de la equitación.
caballo
a caballo palpado, nunca lo montes confiado (f. 48).
Refrán que dice lo que enuncia. Se aplica a quien, por la circunstancia que sea, ha quedado receloso. Tiene
la forma de un consejo. Forma parte de los refranes usuales en los universos mexicanos de la charrería o el
rancho. La primera de las dos partes de que consta indica las circunstancias, la segunda el consejo. Hay
rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios. Variante: "al caballo palpado, nunca lo montes
confiado" (f. 49, 90 y 116).
caballo
a caballo que rabea, ningún charro lo desea (f. 105).
Refrán proveniente del mundo de la charrería que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa
para sancionar situaciones de individuos muy quisquillosos. "Rabear" es una forma ranchera del verbo
"rabiar". El refrán tiene la forma de una sentencia casuística en dos hemistiquios octosílabos con rima
consonante. Variante: "caballo que ha dado en rabear, nadie lo quiere montar" (f. 49).
caballo
a gran caballo, grandes espuelas (f. 66, 90 y 132).
Refrán que se atiene al tópico homeopático de que similia cum similibus coniunguntur. Como la causa tiene
que estar proporcionada al efecto, así el instrumento tiene que estar proporcionado a su función. Este tópico
subyace no sólo al presente refrán sino a refranes como "a grandes males, grandes remedios".
caballo
a quien monta caballo bayo, o se le juye la mujer o lo mata un rayo (f. 49, 90 y 131).
Dicho cuyo sentido literal coincide con lo enunciado. Expresa la convicción arbitraria y contradictoria en
elRefranero mexicano de que es muy mala cosa montar un caballo de color bayo. El refrán anuncia
irracionalmente una serie de calamidades a quien monta un caballo bayo. Forma parte, en efecto, de las
supersticiones que circulan y que están muy arraigadas en el mundo de la charrería. Como circulan las
contrarias en el mismo refranero que asientan, por ejemplo, que el bayo es un buen caballo o que abundan
los caballos de color bayo, como en la variante: "caballo bayo, doquiera lo hallo" (f. 105). La forma "juye"
forma parte de la pronunciación vigente en el español culto del siglo XVI que se conservó, sobre todo, en el
habla ranchera mexicana. Hay rima consonante entre la prótasis y la apódosis.Variantes: "a quien monta
caballo bayo, se le juye la mujer o lo mata un rayo" (f. 48); "al que monta caballo bayo, que lo engañe su
mujer o que lo parta un rayo" (f. 116); "al que anda en caballo bayo, o le roban la mujer o acaso lo parte un
rayo" (f. 105).
caballo
a quien tiene caballo le ofrecen silla (f. 49).
Refrán de origen ranchero que expresa el aparente contrasentido social de que a quien tiene se le da más y
a quien no tiene, no. El sentido paremiológico del refrán, según Rubio, es que "al que tiene qué dar, se
encuentra en estado de merecer". Consiste, en todo caso, en una adaptación ranchera del dicho evangélico
de que "a quien tiene se le dará, y tendrá de sobra; pero al que no tiene, aún aquello que tiene se le quitará"
(Mt. 13: 12). El refrán combate el tópico general de que es a quien no tiene a quien hay que dar. Se usa en
situaciones en que se da u ofrece algo a quien ya tiene. Está estructurado en forma de una sentencia en dos
hemistiquios –heptasílabo y pentasílabo– sin rima entre sí. Como en todos los refranes de este tipo, el
primer miembro, o prótasis, explicita las situaciones sancionadas por el segundo, o apódosis. Rubio lo
recoge en esta variante: "al que le ven caballo, le ofrecen silla" (f. 90 y116). Y Luis M. Rivera en su
refranero Origen y significación de algunas frases, locuciones, refranes... lo recoge en la siguiente manera:
"al que le ven caballo le dan caballo; y al que no, de caballazos" (f. 98). El mismo Rubio lo recoge en esta
forma: "al que tiene caballo, todos le dan caballo" (f. 116). Finalmente, "al que tiene caballo, todos le dan
caballo".
caballo
al caballo, antes de exigirle el paso, hay que darle de comer (f. 12).
Dicho que expresa lo que enuncia. Su carácter paremiológico es dudoso.
caballo
al caballo, con la rienda, a la mujer, con la espuela (f. 116).
Refrán que expresa el trato que, a juicio de cierta clase social, ha de darse a la mujer. Se toma como
ejemplo base para argumentar el trato que se ha de dar a la mujer, el trato al caballo. De los dos símbolos
de dominio –la rienda y las espuelas– que se asumen análogos, la espuela es más ruda, cruel y dolorosa: el
refrán expresa, por tanto, una idea de la relación hombre-mujer posiblemente ranchera y, en todo caso,
ofensiva. Está estructurado a la manera de los refranes mal-remedio. Variante: "al caballo, con la rienda, y a
la mujer, con la espuela" (f. 35 y 90).
caballo
al caballo y al amigo, no hay que cansarlos (f. 12).
Refrán que dice lo que enuncia. Se usa en situaciones de impertinencia para con algún amigo a fin de
indicar que no hay que abusar de quienes nos son cercanos por amistad. El refrán tiene la forma de un
consejo del tipo "no hay que" cuyos extremos "caballo" y "cansar" se corresponden y constituyen una
estructura argumentativa que sustenta el postulado central del consejo: no hay que cansar al amigo. El
argumento del refrán, por tanto, dice que no hay que cansar al amigo de la misma manera que no hay que
cansar al caballo. La razón es que un caballo cansado no sirve.
caballo
arriba ya del caballo, hay que aguantar los reparos (f. 105 y 116).
Refrán que expresa que la realidad es como es y, cuando ya se la vive, sólo queda afrontarla. La vida es
asumida por el refrán como un montar a caballo: una vez arriba de él sólo queda tenerse firme. Se aplica
cuando alguien está en problemas para decirle que se aguante. Tiene la forma de una sentencia casuística
en dos hemistiquios octosílabos con rima asonante. El primero de ellos, como la mayor parte de los refranes
tradicionales ya de "que", ya condicionales –si, cuando, de que, en cuasiablativo absoluto–, ya
circunstanciales, describe el caso; el segundo miembro, en cambio, determina la sanción. Los refranes que
utilizan el montar a caballo como paradigma de la vida humana suelen ser de origen y uso
rancheros. Variante: "arriba ya en el caballo, hay que aguantar los reparos" (f. 90).
caballo
caballo alazán tostado, primero muerto que cansado (f. 106).
Dicho que expresa una opinión sobre los caballos de ese color. Aquí se dice del alazán tostado que es un
excelente caballo. En realidad, como se puede ver por otros dichos sobre colores de caballos, se trata de
opiniones arbitrarias y expresan la opinión personal sobre ellos. Otros dichos de esta serie dicen, por
ejemplo, "alazán, si te lo dan; tostado, ni dado" o bien "alazán tostado, siempre colgado". En suma, que el
alazán tostado es un mal caballo. Apenas si cabe en él un sentido paremiológico y se usa, por tanto, sólo en
sentido denotativo. Tiene la forma de una sentencia casuística.
caballo
caballo alazán y gente de Zacatlán, ni dados, si te los dan (f. 35, 90 y 116).
Dicho que en sentido literal une la mala opinión que a algunos les merecen los caballos de pelo alazán o
color canela con la que se tiene de la gente de Zacatlán: ni dados. Sentencia casuística trimembre cuyos
dos primeros miembros describen puntualmente los casos sentenciados en el tercero. Su nivel
paremiológico es estrictamente literal. Los tres miembros tienen rima consonante y constan,
respectivamente, de siete, ocho y ocho sílabas.
caballo
caballo anca de pollo, al hoyo (f. 105).
Dicho de charros que dice lo que enuncia. Su sentido paremiológico es siempre el literal. El mundo de la
charrería tiene una serie de rasgos y prejuicios sobre los rasgos externos y físicos de los caballos sobre los
que cifran sus preferencias. Está formulado a manera de sentencia casuística cuyo primer hemistiquio, sin
sinalefa, es un octosílabo que rima con el segundo, que en forma lapidaria y sentenciosa expresa la sanción.
caballo
caballo blanco, ojalá cojo o manco (f. 35, 90 y 116).
Dicho del mundo ranchero que expresa que el caballo blanco "no sirve para nada", según dice Rubio.
Paremiológicamente sólo funciona en sentido literal, aunque también puede usarse para expresar algún
complejo racial. En todo caso, la sentencia o sanción expresada en el segundo hemistiquio está construida
en función de la rima con el primo y sólo tiene sentido a causa de ella. Desde luego, forma parte de los
dichos arbitrarios que, en forma de sentencias casuísticas, circulan en el mundo de la charrería sobre los
colores de los caballos.
caballo
caballo blanco, sólo de lejos, pues que montarlo, los muy pendejos (f. 116).
Dicho del mundo ranchero que expresa, como el dicho equivalente, arriba comentado, "caballo blanco, ojalá
cojo o manco", que el caballo de ese color "no sirve para nada". Según dice Rubio, ambos refranes son
equivalentes. También éste, paremiológicamente, sólo funciona en sentido literal que, por lo demás, es
mucho más expresivo. La rima del dicho –una sentencia casuística– está fincada en una correlación muy
usada como rima en el Refranero mexicano entre "de lejos" y "pendejos". En todo caso, la sentencia o
sanción expresada en el segundo hemistiquio está construida, también aquí, en función de la rima con el
primo, aunque refuerce el consejo que ya se da en el primer hemistiquio: "sólo de lejos". Desde luego,
también éste forma parte de los dichos arbitrarios que, en forma de sentencias casuísticas, circulan en el
mundo de la charrería sobre los colores de los caballos.
caballo
caballo chiquito, siempre potrito (f. 12 y 116).
Dicho que dice lo que enuncia. Tiene el mismo sentido y funcionamiento paremiológico que "burrito chiquito,
siempre mocito". También aquí, el principal valor paremiológico del dicho es de tipo acústico y puede
funcionar como una exclamación. Tiene la forma de una sentencia casuística y se usa, en todo caso, para
menospreciar la condición de alguien tachándolo de "caballo chiquito". Está estructurado en forma de dos
hemistiquios con rima consonante. Variante: "caballo chiquito, siempre potrillo" (f. 90).
caballo
caballo cola parada, no es bueno para la charreada (f. 105).
Dicho de charros que, en forma de sentencia casuística, dice lo que enuncia. Rima consonante entre el
primero y el segundo hemistiquios, que en sus orígenes debieron ser ambos octosílabos y la forma del
refrán debió haber sido: "caballo cola parada, no es bueno pa' la charreada", más propio del hablar ranchero
en cuyo universo se usa. La forma recogida en este refranero, por tanto, parece secundaria.
caballo
caballo de buena andanza, ni suda ni cansa (f. 105).
Dicho ranchero que significa lo que enuncia. Parte del supuesto de que es muy agradable cabalgar un
caballo de buen andar porque "ni suda ni cansa". Tiene la forma de una sentencia casuística cuyo primer
hemistiquio describe, como de costumbre, el caso y el segundo lo sanciona: hay rima consonante entre los
dos que, de hecho, el refrán recurre al vocablo antiguo "andanza" en el sentido de "andada" para que rime
con "ni suda ni cansa", que es lo que el refrán quiere decir.
caballo
caballo de crin grandota y hombre de mucho bigote, matalotes (f. 66, 90 y 132).
El refrán equipara al caballo de crin grandota o tupida con el hombre con mucho o poco bigote: ambos son
matalotes, vocablo con que se designa al caballo inútil, torpe, haragán y de pura apariencia. Por lo general,
se aplica para calificar como de mala calidad o "matalote" al individuo cuyo porte es pura apariencia. En el
asunto del bigote, el refranero no se decide si el hombre matalote tiene mucho o poco bigote: las variantes
del refrán dan las dos posibilidades. La semiótica social, pues, no es muy exacta. El refrán tiene la forma de
un diagnóstico. El refrán tiene tres partes: las dos primeras expresan los síntomas en sendos octosílabos, la
tercera es el diagnóstico. Hay rima consonante entre el último síntoma y el diagnóstico. Variantes: "caballo
de mucha crin y hombre de mucho bigote, matalote" (f. 106); "caballo de mucha crin y hombre de poco
bigote, matalote" (f. 35 y 116).
caballo
caballo de pobre, pobre caballo (f. 105).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se refiere al hecho de que un caballo de pobre está a la vez
que mal comido sobretrabajado. Apenas tiene un uso paremiológico más allá del sentido literal; en todo
caso, sanciona situaciones de pobreza, mala alimentación y sobreexplotación no sólo de caballos. Otro
refrán con el mismo sentido paremiológico es "perro de rico, rico perro; perro de pobre, pobre perro".
Formalmente, es un refrán entre sentencioso y exclamativo construido sobre una estructura quiástica
"caballo" + "pobre", "pobre" + "caballo" en donde la nota de la pobreza queda enmarcada por el caballo.
caballo
caballo de rico, rico caballo (f. 90 y 116).
Mutatis mutandis, es análogo a "caballo de pobre, pobre caballo" del que parece una paráfrasis; lo dicho allí,
en todo caso, vale aquí. Este refrán es totalmente secundario, empero, con respecto al del caballo de pobre:
la posible exclamación "rico caballo" carece de espontaneidad y suena mal. En este caso, parece como si la
estructura quiástica hubiera determinado los términos del refrán.
caballo
caballo emballestado, ni regalado (f. 49).
Refrán ranchero que dice que un caballo que ha contraído la emballestadura no sirve. Se trata de una
enfermedad propia de los caballos que, según Santamaría, "consiste en una debilidad de las manos, que le
hace traerlas dobladas sacando las rodillas hacia delante. Tales bestias son peligrosas de montar, porque
tropiezan a menudo y llegan a caer". El refrán tiene la forma de una sentencia casuística en dos
hemistiquios con rima consonante.
caballo
caballo entero, en el cancel o en el potrero (f. 49).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. Se refiere al hecho de que un caballo sin castrar no es un caballo
para el uso cotidiano. Tiene la forma de una sentencia casuística con rima consonante en los dos
hemistiquios.
caballo
caballo grande y hobachón, por lo regular trotón (f. 49).
Dicho ranchero que dice lo que enuncia. Rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
caballo
caballo grullo o flor de durazno, mejor asno (f. 90 y 116).
Dicho ranchero que dice lo que enuncia. Se usa en sentido literal. Forma parte de las opiniones que en el
mundo de la charrería hay sobre los colores de los caballos. En refranes como éstos el uso paremiológico
depende del sentido literal. Tiene la forma de una sentencia casuística cuyos dos hemistiquios tienen entre
sí una rima consonante.
caballo
caballo mal arrendado, ni regalado (f. 90, 105 y 116).
Refrán ranchero que significa, según Rubio, "que el caballo que tiene mala boca, que no obedece bien la
rienda, no debe admitirse ni aun cuando sea regalado, por ser muy peligroso". El refrán registra una
acepción de "arrendar" documentada, por lo demás, en la novelística hispánica contemporánea tanto en el
sentido de atar por las riendas un caballo para dirigirlo como en el sentido de enseñar al caballo a que
obedezca a la rienda. Un caballo mal arrendado es, pues, un caballo mal acostumbrado a obedecer la
rienda. Sentencia casuística cuyos hemistiquios riman con rima consonante.
caballo
caballo moro, ni de oro; y si es de cabeza prieta, pura cajeta (f. 116).
De nuevo los colores de los caballos que se atienen, como queda señalado, al dicho de que "en gustos se
rompen géneros". Este refrán ranchero, como todos los de caballos de este refranero, dice lo que enuncia,
su uso paremiológico se restringe a su sentido literal. Cabe notar la expresión "pura cajeta" usada en México
para decir que algo es excelente. El refrán, pues, rechaza el caballo de color negro con una estrella blanca
en la frente y calzado de una o dos extremidades, aunque exalta el caballo moro de cabeza prieta.
Formalmente el refrán está constituido por una doble sentencia casuística: cada miembro es, en efecto, una
sentencia cuyos hemistiquios se relacionan entre sí mediante rima consonante.Variantes: "caballo moro,
casi un tesoro" (f. 116); "caballo moro, ni de oro" (f. 90, 106 y 116); "moro, ni de oro" (f. 105).
caballo
caballo o yegua, monta en parte media; jumento o mulo, monta junto al culo (f. 66)
Refrán ranchero que dice lo que enuncia y cuyo uso paremiológico se reduce a su sentido literal.
Formalmente, el refrán está constituido por una doble sentencia casuística en que cada uno de los dos
miembros es, en efecto, una sentencia casuística. En el segundo de ellos hay, entre los hemistiquios de que
consta la sentencia, una rima consonante.
caballo
caballo que cambia de manos, cambia de valor (f. 90 y 116).
Dicho sentencioso que dice lo que enuncia en el sentido de que un caballo en manos de alguien que no
conoce sus cualidades, desmerece.
caballo
caballo que llene las piernas, gallo que llene la mano y mujer que llene los brazos (f. 105).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. La comparación de la mujer con un caballo y con un gallo forma
parte de las concepciones rancheras en que la mujer es colocada en el mismo nivel de una propiedad. En
el Refranero mexicano, por lo demás, frecuentemente se da alguna comparación entre la conducta hacia la
mujer y hacia el caballo. El refrán tiene la forma de un listado de cosas con sus rasgos o, si se quiere, una
receta que consta de tres miembros bajo la estructura N + "que llene" + parte del cuerpo, en donde N es
sustituido, respectivamente, por "caballo", "gallo" y "mujer". Variantes: "caballo que llene las piernas, gallo
que llene las manos y mujer que llene los brazos" (f. 49 y 116); "caballo que llene las piernas, mujer que
llene los brazos y gallo que llene las manos" (f. 66, 70, 90 y 132); "caballo que llene las piernas, mujer que
llene los brazos" (f. 12).
caballo
caballo que no jala de punta, pa' la yunta (f. 48, 50 y 90).
Refrán ranchero que en forma de una sentencia casuística dice lo que enuncia. Su uso paremiológico,
empero, más allá de su sentido literal, está fincado en el polisémico sentido que en México se da a la frase
"no jala". Tiene la forma de una sentencia casuística en dos hemistiquios con rima consonante.Variante: "el
caballo que no jala de punta, pa' la yunta" (f. 49).
caballo
caballo que no raya, que se vaya (f. 48, 50 y 90)
Dicho del mundo de la charrería que significa lo que enuncia. "Rayar", referido a caballos, significa la suerte
de sentar al caballo sobre los cuartos traseros, como dice Santamaría, y cambiarlo, con un ágil movimiento
de las riendas, arrancándolo antes o haciéndolo partir con violencia. Según Santamaría, "es prueba propia
de los buenos jinetes; hacer parada en firme". El refrán, pues, dice que un caballo que no sirva para hacer
eso, "que se vaya". Nada más. Tiene la forma de una sanción en que, desde luego, tiene lugar una
personificación del caballo: no se puede pedir, en efecto, a un caballo que se vaya. Esta sanción es sólo una
exigencia de la rima consonante que relaciona los dos hemistiquios de que consta.Variantes: "el caballo que
no raya, que se vaya"(f. 49); "el caballo que no raya, que se vaya, y el que no hala de punta, para la yunta"
(f. 105); "el caballo que no raya, que se vaya, y el que no jala de puntas, pa' las yuntas" (f. 116).
caballo
caballo que se revuelca, es caballo nuevo (f. 48, 49 y 50).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. En funciones paremiológicas, cataloga las actitudes juveniles
de quien juega y "se revuelca" como signos de juventud. Tiene la forma de una sentencia casuística.
caballo
caballo rabioso o palpado, ni regalado (f. 48, 49 y 50 y 90).
Este refrán, proveniente del ámbito ranchero, dice lo que enuncia. No tiene un uso paremiológico más allá
de su sentido literal. De hecho, es el resultado de dos refranes ya comentados. A saber, "a caballo palpado,
nunca lo montes confiado" y "caballo que rabea, ningún charro lo desea".
caballo
caballo revolcado, es un caballo remudado (f. 106).
Se refiere al hecho de que un caballo que se ha apareado es un caballo renovado. Refrán declarativo cuyos
hemistiquios están unidos por rima consonante. Variantes: "el caballo revolcado es caballo remudado"
(f. 105); "si quieres remudar, deja a tu caballo revolcar" (f. 48, 49 y 90).
caballo
caballo sano, orgullo de su amo (f. 105).
Refrán que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración y sus dos hemistiquios están unidos por
rima asonante. Adopta el estilo de una locución sapiencial.
caballo
caballo viejo, no saca clase (f. 49).
Refrán ranchero de tipo sentencioso que dice lo que enuncia. Paremiológicamente, se usa para descalificar
a alguien simplemente por el hecho de ser viejo. Tiene la forma de una sentencia casuística.
caballo
caballo zahunado, nunca codiciado (f. 49).
Refrán que indica que un caballo en esas condiciones está defectuoso y, por tanto, no es recomendable.
Formalmente es una sentencia casuística con rima consonante entre sus hemistiquios.
caballo
caballo zarco, no brinca charco (f. 49 y 105).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. Paremiológicamente se usa sólo en sentido literal. El vocablo
"zarco" se usa tanto en el hablar ranchero mexicano como en el español contemporáneo escrito para
designar al animal que o tiene un ojo blanco por tener incoloro el iris o que tiene nube en ambos ojos. El
refrán dice que un caballo así no brinca charcos, por obvias razones. Tiene la forma de una sentencia
casuística en dos hemistiquios pentasílabos aconsonantados.
caballo
cuando pienses manganear, no ensilles caballo brioso; si ensillas un socarrón, en él lazarás
gustoso(f. 49).
Estrofa de cuatro versos octosílabos, con rima consonante en segundo y cuarto, que aconseja el tipo de
caballo que hay que escoger cuando se trata de manganear, como se llama en charrería a la acción de
echarle un lazo a un toro o a un caballo para derribarlo. La estrofa dice que eso se hará con mayor facilidad
si se escoge un caballo socarrón. Se trata, desde luego, de un texto culto.
caballo
de los caballos, el que puntee, y de los puercos, el que colee (f. 35, 90 y 116).
Refrán ranchero que aconseja sentenciosamente qué caballos y qué puercos son preferibles. Prevalece el
uso literal sobre el metafórico. Consta de dos hemistiquios con idéntica estructura y rima
consonante.Variante: "de los caballos, el que puntea, y de las mulas, la que cunea" (f. 105).
caballo
el caballo bañado, a la sombra o ensillado (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que aconseja cómo debe estar un caballo recién bañado. Formalmente es una sentencia
casuística en dos hemistiquios heptasílabos con rima consonante. Se trata de una locución de tipo culto.
caballo
el caballo charro, poco crinudo y harto coludo (f. 105).
Refrán que sentencia lo que enuncia. Prevalece el uso literal sobre el metafórico. Tiene la forma de una
receta. Es una locución ranchera. Variantes: "el caballo de silla, poco crinudo y bastante coludo" (f. 90 y116);
"para el caballo de silla, poca crin y mucha cola" (f. 116).
caballo
el caballo, primero bueno que manso (f. 116).
Refrán que, mediante una escala de cualidades, define apodícticamente la que ha de prevalecer en la
selección de un caballo. No se definen ni la bondad ni la mansedumbre aludidas. Locución culta de uso
ranchero.
caballo
el caballo, primero manso que bueno (f. 90, 106 y 116).
A la inversa del refrán "el caballo, primero bueno que manso" aquí se aprecia en primer lugar la
mansedumbre. Como él, se trata de una locución culta de uso ranchero. Las preferencias de los caballos a
partir de una cualidad u otra o a partir de uno u otro color son totalmente arbitrarias y es factible encontrar
una sentencia que afirme lo contrario.
caballo
el caballo sin ronzal, caballo es de colegial (f. 105).
Refrán que sentencia lo que enuncia. El ronzal es la cuerda o correa que se ata al cuello de una caballería
como rienda, para conducirla o atarla con ella. Prevalece el uso literal sobre el metafórico. Tiene la forma de
una sentencia. Es una locución culta de uso ranchero.
caballo
el mejor caballo necesita espuelas (f. 90 y 116).
Refrán que sentencia apodícticamente lo que enuncia. Metafóricamente, se usa a guisa de justificación en
situaciones en que hay que llamar la atención o corregir a alguien a quien socialmente se considera
excelente. Combate la convicción o topos popular de que hay algunos que nacieron buenos y, por tanto, no
necesitan corrección y hay quienes por haber nacido predispuestos al mal camino requieren de una
constante vigilancia o corrección. El refrán asienta que todos, no importa cuál sea su índole, necesitan quién
los oriente. Se trata de una locución culta de índole sapiencial.
caballo
el que al enfrenar un caballo no le arregla el copete, o es sacristán o es alcahuete (f. 49).
Dicho de charros que significa lo que dice denotando con ello el gran afecto que corre entre un charro y su
caballo. Las relaciones de un sacristán con un alcahuete, aunque en la vida real puedan ser muchas, no son
evidentes en el oficio de cada quien. Según el Diccionario de Manuel Seco, en una de sus acepciones la
palabra "sacristán" significa "persona pícara o astuta" que está muy cerca del "alcahuete". Formalmente, es
una sentencia de tipo casuístico con una prótasis en "el que", que tiene rima consonante con el segundo
hemistiquio, en que se emite la sentencia.
caballo
en caballo moro, ni pases agua ni esperes toro (f. 48, 49 y 90).
Refrán que expresa la mala opinión que en ciertos medios rancheros se tiene del caballo moro, como se
llama al caballo de color negro o muy oscuro y, como señalamos en otra parte, al caballo de color negro con
una estrella blanca en la frente. En concreto, el refrán aconseja que en caballo moro no hay que pasar agua
en él ni esperar toro. Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
caballo
los caballos tordillos y los tarugos, desde lejos se conocen (f. 106).
Ni los caballos tordillos ni los tontos pueden disimular lo que son. Se trata de una sentencia constatativa. Se
conoce también así: "los tordillos y los pendejos se conocen desde lejos".
caballo
monta caballo manso, y todo lo harás a tu antojo (f. 12).
Refrán que dice lo que enuncia. Refrán ranchero en la tradición de que el caballo que se monte ha de ser
manso de la que forma parte también el refrán "no montes caballo brioso, conviene caballo manso" (f.12). El
refrán da a entender tanto que montado sobre el caballo hay muchas cosas qué hacer y, por tanto, que el
caballo es un instrumento de trabajo y, en cuanto tal, ha de ser dócil: no perder el tiempo y las energías en
domar el brío del caballo. El refrán se usa para sancionar las situaciones de rebeldía de cualquier tipo. El
refrán tiene su ambiente vital en el mundo rural: es un refrán ranchero. Tiene la forma de un consejo
estructurado en forma de consejo-razón.
caballo
no compres caballo de muchos fierros, ni te cases con muchacha de muchos novios (f. 116).
Son varios los refranes del Refranero mexicano que relacionan de alguna manera al caballo con la mujer: "a
las mujeres bonitas y a los buenos caballos, los echan a perder los pendejos"; "al caballo, con la rienda; y a
la mujer, con la espuela". También se la compara con los gatos, los perros, las mulas o los asnos. El sentido
literal de este refrán es evidente. Rubio lo explica así: "consejo que se da, seguramente, por los defectos
que tiene el caballo que ha tenido muchos dueños y lo poco recomendable que es la muchacha que ha
tenido sobradas relaciones amorosas". Se aplica, en general, a situaciones de desconfianza hacia alguien
que ha corrido mucho mundo. Caballo y mujer, por lo demás, son asumidos como propiedad del hombre
como otras cosas: "caballo, mujer y escopeta, a nadie se le prestan". El hierro y el noviazgo son para el
refranero formas de pertenencia que crean lealtad. El refrán refleja, totalmente, la mentalidad
ranchera. Variante: "no compres caballos de muchos fierros, ni te cases con muchacha de muchos novios"
(f. 90).
caballo
nunca se piensa mal del caballo de cuello largo (f. 41).
Refrán ranchero que sentencia lo que su sentido literal expresa. Como todo lo relacionado con las
características físicas secundarias de los caballos, como su color, el color de sus patas o de su cabeza, o la
longitud de su cuello, el refranero reproduce tradiciones particulares y, en algunos casos, familiares.
caballo
para caballo duro, bozal de seda (f. 116).
Refrán que aconseja en forma de una receta estructurada según el esquema del mal-remedio. El refrán se
refiere al caballo duro de boca, o sea rebelde a la rienda. De él aconseja que no hay que castigarle
demasiado. Se aplica a situaciones de rebeldía humana: el sentido del refrán entonces es una invitación a la
diplomacia. Se trata, por tanto, de una pedagogía. Es refrán cuyo ambiente vital hay que buscarlo en el
mundo ranchero.
caballo
para caballo suave, bozal de seda (f. 105).
Es la situación contraria pero correspondiente a la del refrán "para caballo duro, bozal de seda" (f. 116): en
ambos casos la sentencia es "bozal de seda". Tiene la forma de una receta estructurada según el esquema
del mal-remedio. El refrán se refiere, en este caso, al caballo suave de boca y, por tanto, dócil a la rienda.
De él se dice lo mismo que en el caso del caballo rebelde: trato suave. Por tanto, caballo duro o caballo
suave, bozal de seda. Se aplica tanto a situaciones de rebeldía como de docilidad para recomendar la
pedagogía del buen trato.
caballo
para el caballo de silla, poca crin y mucha cola (f. 116).
Refrán consejo que, formulado a manera de una receta, indica cuales, según una tradición ranchera, deben
ser algunas de las características del caballo de montar. También circula de esta manera: "el caballo de silla,
poco crinudo y bastante coludo" (f. 90 y 116). Su principal uso paremiológico está dado por su sentido literal.
caballo
quiero caballo que me lleve, no mula que me derribe (f. 105).
Dice lo que enuncia. Indica el aprecio y buena opinión que se tiene del caballo y, al contrario, la mala opinión
que hay en el Refranero mexicano sobre las mulas.
cabestro
el que primero arranca, llega al cabestro (f. 90 y 116).
Refrán que, según Rubio, "alude a las carreras de caballo y al hecho de llegar a la punta el vencedor". El
cabestro –o cabresto, como se dice comúnmente en México– es el animal manso que guía una torada
caminando a la punta de ella. Se usa a guisa de consejo para indicar que la diligencia es siempre premiada
con el triunfo. Como todos los refranes con prótasis, tiene la forma de una sentencia casuística: en el refrán,
la expresión "llega al cabestro" equivale, por tanto, a "llega primero". Está sustentada en
el topos sociocultural de que entre más temprano se empiece mejor se triunfa. Es un dicho de origen
ranchero.
cabeza
si te duele la cabeza, amárrate las costillas (f. 90 y 116).
Expresión que en su sentido literal dice lo que enuncia. Es un sinsentido que sugiere un remedio
inapropiado ante un mal cualquiera. Se usa paremiológicamente como una respuesta a tontas y a locas para
salir del paso.
cabito
muchos cabitos de vela hacen un cirio pascual (f. 80, 90 y 122).
Refrán que indica, según se enuncia, la importancia de lo pequeño. El refranero gusta mucho de emplear,
en efecto, la idea de que muchas cosas pequeñas e insignificantes hacen una grande e importante:
es topos cultural muy frecuente en la cultura mexicana. Variante: "muchos cabitos, hacen un cirio pascual"
(f. 38, 90 y 122).
cabo
al cabo cuando ellas quieren, solitas se dan lugar (f. 66, 90 y 116).
Dicho machista que dice que cuando una mujer está interesada en el amor de un hombre, hace lo que sea
hasta lograrlo. Formalmente, está constituido por una exclamación.
cabo
al cabo de tanto andar, nos ha de salir un callo (f. 116).
Dicho constatativo que significa lo que enuncia. Formalmente, es una exclamación en la que el enunciador
se vislumbra a sí mismo mediante el "nosotros" inclusivo.
cabo
al cabo pa'l santo que's, con un repique le basta (f. 90, 116 y 122).
Dicho popular que paremiológicamente se usa como una manera de ningunear a alguien diciendo que por
tratarse de esa persona no hay que esmerarse en nada: con cualquier cosa es más que suficiente. El dicho,
en efecto, expresa, como dice Rubio, un "muy grande desprecio a una determinada persona por la cual se
hizo o se va a hacer algo". Se basa en una acepción de personas, muy comúnmente asumida por la
sociedad mexicana, según la cual nuestro respeto hacia los demás debe ser directamente proporcional a la
importancia de la persona de quien se trata. Se usa, pues, para justificar una actitud de menosprecio hacia
alguien. Formalmente, es un refrán exclamativo en dos hemistiquios octosílabos. De entre las variantes en
que circula el refrán la que más insiste en el menosprecio es la que dice: "que al cabo pa'l santo que's con
cualquier repique basta". Variantes: "al cabo pa'l santo que's, con una limosna tiene" (f. 90); "al cabo pa'l
santo que's, con un repique basta" (f. 66).
cabresto
con un buen cabresto, dondequiera se remuda (f. 49).
Dicho de arrieros que significa lo que enuncia. Remudar es sustituir al animal de carga por otro. El refrán
dice que si el arriero cuenta con un buen cabestro –en mexicano, "cabresto"–, como se llama al animal
puntero manso que guía un hatajo, entonces la remuda se puede hacer donde sea. Se usa para valorar
situaciones de conflicto dentro de algún grupo como una invitación a cortar por lo sano. Formalmente, es
una exclamación sentenciosa. Por lo general, forma parte del habla popular.
caca
la caca, calarla o taparla (f. 66)
Dicho popular que dice lo que enuncia. Paremiológicamente se usa para sancionar situaciones
desagradables. Formalmente, se presenta como una receta: el primer hemistiquio expresa la situación de
que se trata, el segundo la sanción correspondiente.
cacao
el que cacao siembra, cacao cosecha, siempre que el terreno sea bueno (f. 41).
Dicho cafetalero que, en sentido literal, significa lo que dice y, en sentido paremiológico, significa que cada
quien cosecha lo que siembra. Se usa para sancionar situaciones en que a alguien le sobreviene algún mal.
El refrán explica los males por la propia conducta según un viejo tópico de que la conducta personal
repercute en la propia felicidad o desgracia. El topos que subyace a este dicho, en efecto, expresa una
correlatividad de tipo causal entre sembrar y cosechar según el natural esquema semántico que ha
generado dichos como el bíblico "quien siembra vientos cosecha tempestades".
cacaraquear
cacaraquear es fácil, lo difícil es poner (f. 12).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se usa, en sentido paremiológico, cuando alguien pregona algo
antes de hacerlo. El dicho tal cual circula actualmente parece haber perdido el ritmo. La estructura actual,
tanto métrica como formal, del refrán es producto de una cultura que ha dejado de ser oral. Ya no hay en él
sentido del ritmo. De hecho, remite a una forma del tipo de "fácil es cacaraquear, lo difícil es poner" en que
hay una simetría tanto entre "fácil es" frente a "difícil es", como entre "cacaraquear" y "poner". La forma es la
de una sentencia declarativa.
cachirulo
no todo cachirulo es remiendo, ni cualquier remiendo es cachirulo (f. 49).
Dicho sentencioso que expresa lo que dice. En la acepción aquí empleada, un cachirulo es, según
Santamaría, el "forro de paño o de gamuza que se pone exteriormente al pantalón o a las calzoneras, y coge
la mitad, poco más o menos, de la pierna por la parte interior y el asiento. Es más útil y usado en el pantalón
de montar". Desde el punto de vista formal, se trata de una exclamación sentenciosa que está eslabonada
bajo la forma de la secuencia "no... ni" que niegan, respectivamente, dos proposiciones universales
afirmativas. El sentido, por tanto, es que algunos cachirulos no son remiendos y algunos remiendos que no
son cachirulos. Le subyace, por tanto, el topos cultural de que las cosas no son lo que parecen y de que, por
consiguiente, no todo lo que brilla es oro, el león no es como lo pintan y las apariencias engañan. Ese topos
cultural configura el contexto situacional en que el dicho se usa.
caido
lo caido, caido (f. 35, 66, 90 y 116).
Refrán que indica que lo que se ha perdido hay que darlo por perdido sin preocuparse por recuperarlo.
Rubio circunscribe su uso paremiológico a cuatro situaciones: a guisa de consejo, para instar a no
preocuparse de lo que se ha perdido; como alarde de desprendimiento; como forma de conformidad ante lo
inevitable; y como broma cuando a alguien se le cae dinero, al recogerlo. El topos cultural que sustenta al
refrán se puede formular en el sentido de que no hay que lamentar lo perdido y hay que desechar
definitivamente y sin resquemores lo que una vez se ha desechado. La enunciación inacentuada de "caido"
sólo afecta a la forma, que es la de una aparente tautología; sin embargo, el "caido" del segundo hemistiquio
no tiene el mismo valor que el primero: el primer "caido" es, en efecto, descriptivo; el segundo, en cambio,
es sentencioso y conminativo. Es, pues, un consejo.
caído
no hay quien al caído levante (f. 37).
Expresión paremiológica que significa lo que enuncia. Se funda en la implícita convicción de que la mayor
parte de la gente se atiene al consejo de "lo caido, caido".
caimán
el que con caimán afana, poco arriesga y mucho gana (f. 90 y 116).
Dicho de ladrones. Según Rubio, "afanar con caimán es robar valiéndose de la petaca que se lleva consigo
y que sirve para ponerla frente a la cara de la víctima, lo que evita que ésta pueda ver lo que se le va a
hacer".
cajón
abierto el cajón, hasta el más honrado es ladrón (f. 66).
Que la ocasión hace al ladrón, como dice un refrán español. De hecho, este refrán está dentro de una añeja
tradición paremiológica hispánica a la que pertenecen refranes como "en arca abierta, el justo peca" o
"puerta abierta, al santo tienta". Se trata, pues, de un viejo tema en un nuevo molde. El tópico que le
subyace está expresado por otro refrán español que dice "quien quita la ocasión quita el
pecado".Variante: "cuando está abierto el cajón, el más honrado es ladrón" (f. 35, 70, 90 y 116).
cajón
sólo el que carga el cajón, sabe lo que pesa el muerto (f. 89, 90 y 116).
Sólo quien sufre la pena sabe lo que duele. Es un refrán popular que imagina las penas como un fardo
pesado que se carga sobre la espalda ya como un costal, ya como un cajón de muerto: sólo el que los carga
sabe lo que pesan. Tiene la forma de una declaración constatativa estructurada en dos hemistiquios
octosílabos sin rima.
calabacita
apenas oyen tronar, ya quieren calabacitas (f. 90 y 116).
Refrán exclamativo de origen ranchero que censura, mediante una imagen satírica, a quienes, con prisa
ambiciosa e irracional, no aguantan el ansia de los bienes que esperan por los beneficios que puedan
traerles. Paremiológicamente, aparece como un comentario a otro refrán también ranchero que le subyace.
A saber: "quelites, calabacitas, a las primeras agüitas". Desde el punto de vista formal, el refrán está
constituido por una exclamación conativa en dos hemistiquios octosílabos en que, sin embargo, está elidido
el nexo argumentativo constituido en el texto escrito por la coma y en su enunciación oral por la entonación.
calabaza
calabaza caliente, pedo de repente (f. 90 y 116).
Refrán que en forma de una definición dice lo que enuncia. Los dos hemistiquios de que consta tienen rima
consonante. Se puede considerar como variante suya la forma "calabaza fría, pedo todo el día" (f.116), que
también tiene rima consonante entre los hemistiquios. Obviamente, en el primer caso se trata de los efectos
de la calabaza caliente en tanto que en el otro, de la calabaza fría. Los resultados, en la práctica, son los
mismos. La comida y sus efectos en el organismo es uno de los tópicos más frecuentes del refranero.
calaverear
el que no calaverea, verdea (f. 89, 90 y 116).
Dicho popular que se aplica al hombre viejo para indicar su condición: o está al borde de la tumba o anda de
rabo verde. Se usa para censurar las actitudes del hombre maduro que se consideran inapropiadas a su
edad y desmesuradas. Tiene la forma de una sentencia casuística formulada a la manera de un dilema
aplicable a la edad senil reducida a dos opciones: verdear o calaverear, donde los dos miembros de la
alternativa tienen rima consonante. Es la expresión "andar de rabo verde" de donde deriva la significación de
"verdear" en el refrán. "Rabo", en efecto, es un vulgarismo que designa al órgano sexual masculino: el "rabo
verde" es el individuo enamoradizo.
caldo
no hay caldo que no se enfríe (f. 90 y 116).
Dicho popular que significa, según Rubio, "que todos los sentimientos, las pasiones por grandes que sean,
no conservan siempre su misma fuerza, sino que poco a poco van perdiendo la intensidad hasta llegar a la
nada". Se aplica a situaciones de efervescencia pasional para aconsejar calma. Tiene la forma de una
sentencia a la que ayuda tanto la forma sentenciosa "no hay + N + que" como su carácter de verso
octosílabo. Variante: "no hay caldo que no se enfríe, caramelo que no empalague ni amor que no enfade"
(f. 70).
calenturiento
el calenturiento anhela por el agua (f. 110).
Dicho constatativo que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para interpretar y, en cierto
sentido, justificar cualquier situación de arrojo, sobre todo sexual. En este sentido es un dicho vulgar.
callado
o bien callado o bien vengado (f. 35, 90 y 116).
Dicho popular que, contra las bravuconerías, insta a afrontar de una vez por todas las amenazas que se
profieren contra alguien en vez de andar hablando. Se aplica en ese tipo de situaciones. El dicho tiene la
forma de una orden en forma de dilema cuyos miembros, construidos sobre una misma estructura, riman
entre sí con rima consonante y conminan al destinatario a tomar una de las dos opciones. Variante:"bien
callado, bien castigado" (f. 10).
calzonera
no se puede bailar con calzoneras (f. 90, 116 y 132).
En sentido directo, este refrán de charros significa lo que enuncia. La calzonera o, mejor dicho, según Rubio,
"calzoneras" en plural, son una "especie de pantalones de gamusa abiertos desde la parte que queda en los
muslos hasta abajo; dicha abertura se cierra o con botones o con correas. Debo decir que las más
estimadas son las que se hacen de la piel del venado". Una prenda así, por tanto, impide moverse con
libertad. En sentido paremiológico, en cambio, se usa ya como comentario justificativo, ya como una
sentencia declarativa para sancionar situaciones en que algún impedimento directamente afecta lo que se
quiere hacer y no deja llevarlo a cabo. Como la estructura de los refranes "no hay + N + que", también la de
los refranes "no se puede" ofrece el efecto semántico de una sentencia universalizante.
camino
anda tu camino sin ayuda de vecino (f. 90 y 116).
Refrán parenético que aconseja en sentido literal lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para
sancionar situaciones de inercia en que no se hace lo está al alcance de la mano bajo el pretexto de que se
carece de ayuda: el refrán exhorta a hacer lo que está a la mano. Forma parte de los refranes que muestran
cuán prácticos son los refranes ante las innumerables posturas teóricas: se concreta a instar a hacer lo que
se puede. El refrán, por lo demás, combate el tópico popular de que el obrar está supeditado a la ayuda que
se puede recibir de los demás. El vivir es asumido como un andar el propio camino.
camino
el camino más corto para hacer muchas cosas, es hacer una sola sucesivamente (f. 37).
Especie de frase sapiencial que dice lo que enuncia. Consagra el viejo dicho latino: "haz lo que haces" (age
quod agis). No parece tener un uso paremiológico.
camino
por caminos no pensados, purgamos nuestros pecados (f. 37).
Sentencia de índole religiosa que supone como ley inexorable que todo individuo debe ser castigado, de una
u otra manera, por los "pecados" o acciones malas que llevó a cabo. El texto sentencia que quien hace el
mal lo paga de la manera más impensable. Tiene la forma de una sentencia declarativa en dos hemistiquios
con rima consonante. Esta sentencia, probablemente, tiene un origen religioso, como una máxima de la
catequesis confesional.
camote
buenos camotes, los queretanos (f. 86 y 109).
Dicho sentencioso que dice lo que enuncia. Es uno de los muchos refranes tópicos o relativos a una
localidad que tiene el Refranero mexicano. En general al queretano se le identifica como camotero. No sólo
otro refrán mexicano, en efecto, dice: "¿Querétaro camotero?: falso, hipócrita y frailero", sino que se lo
relaciona en este sentido con el poblano. El dicho tiene la forma de una sentencia exclamativa cuyo uso
paremiológico es de tipo acústico y se centra en la palabra "bueno", que sirve de pie de entrada al dicho.
camote
traga camote, no te dé pena; cuida tu casa, deja la ajena (f. 5).
Es un dicho que en forma de dístico aconseja a no meterse en asuntos ajenos. El texto consta de dos
versos relacionados entre sí mediante rima consonante, el primero de los cuales no aporta absolutamente
nada al sentido paremiológico: tiene sólo las funciones acústicas de la rima. Desde el punto de vista de su
uso paremiológico, este dicho se emplea en situaciones en que alguien se está metiendo en asuntos que no
le incumben para instarle a no hacerlo. Variantes: "come camote y no te dé pena; cuida tu casa y deja la
ajena" (f. 90, 116 y 122); "come camote, no te dé pena; cuida tu casa, deja la ajena"
(f. 21, 27, 66, 110 y 132); "come camote, no tengas pena; cuida tu casa, deja la ajena" (f. 16).
campana
campanas, lenguas y limas, Silao las tiene muy finas (f. 116).
Refrán tópico que dice que Silao, ciudad del estado de Guanajuato, es célebre por sus campanas, sus limas
y la lengua de su gente. Dentro de la alabanza por las campanas y las limas, el refrán contiene una censura
sobre lo lenguaraces que son los silaoenses. El dicho, en forma de grito de un vendedor ambulante, está
dividido en dos hemistiquios, el primero de los cuales exhibe los objetos en venta en tanto que el segundo
sentencia sobre ellos. Entre el primero y segundo hemistiquios hay rima asonante.Variante: "campanas,
lenguas y limas, Silao las tiene finas" (f. 66 y 90).
campana
¿para qué son las campanas, si se asustan del repique? (f. 90 y 116).
Dicho popular que expresa la incoherencia de quien gusta hacer cosas pero no le gustan sus consecuencias
naturales, como el repique en relación con las campanas o las llamaradas en relación con las luminarias. Se
aplica para censurar esas actitudes. Tiene la forma de una pregunta retórica.
campana
se rajó la campana de Pátzcuaro, que era de bronce; ¿cómo no se ha de rajar un roto? (f. 5).
Dicho vulgar que en sentido literal dice lo que enuncia. Su sentido paremiológico se basa en el doble sentido
que para el hablar mexicano tiene la palabra "rajarse": agrietarse, para el caso de la campana; acobardarse
para el caso del "roto", que en el habla popular mexicana designa, según Santamaría, al "individuo sin
quehacer y sin dinero que viste bien a fuerza de trampas o picardías". Este dicho agrega a las cualidades
del roto el ser "rajón"; es decir, cobarde y sin palabra. El dicho, por tanto, está construido sobre el tópico
"más/menos", que argumenta que lo que sucede con lo más acontece necesariamente con lo menos.
campo
andando en el campo llano, como lo quiera el cristiano; pero en subiendo la cuesta, como lo quiera
la bestia (f. 105).
Cuarteta construida en pareados octosílabos con base en un refrán de arrieros formulable en variables como
ésta recogida por Rubio "en la cuesta, como pueda la bestia; en el llano, como pueda el amo", que significa
lo que enuncia. Nuestra cuarteta no puede ser tenida como refrán por no ser ya una forma breve: la
brevedad, en efecto, es uno de los rasgos distintivos del refrán. Aunque su forma en verso es muy atractiva,
no es práctica, por lo larga, para ser insertada en el habla popular: el formar parte del habla popular es
requisito indispensable para que una forma breve pueda ser tenida como refrán.
campo
en el campo, el real ganado es muy sudado (f. 90 y 116).
Dicho ranchero que indica cuán penosas son las labores del campo. Está construido como una declaración
constatativa en dos partes: indicación de la circunstancia, por una parte, y una sentencia bimembre relativa
a ella.
campo
lazar bien o regular, en el campo es indiferente; pero delante de la gente, lazar bien o no lazar (f. 49).
campo
limpia el campo antes de echar nuevo grano (f. 41).
Dicho campesino que retoma los principios, de origen español, de la buena agricultura. Este dicho, en forma
de consejo, formula uno de los principios básicos de la agricultura: el de limpiar antes de sembrar a que se
refiere el refranero español de varias maneras. Por ejemplo: "¿quieres que el trigo te honre la barba?,
muéllele la cama" que recoge Hernán Núñez el Comendador, y que se refiere, según Martínez Kleizer, a
limpiar de hierbas la tierra donde se siembra. En sentido simbólico se refiere a la limpieza, de cualquier tipo,
que se ha de llevar a cabo antes de emprender una obra nueva. Formalmente, el dicho consta de dos partes
–el consejo y la circunstancia– que se relacionan entre sí mediante rima asonante.
camposanto
el que por otro se apura, ni camposanto merece (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Es uno de los muchos refranes mexicanos que se refieren a la
pendejez, que el Refranero mexicano detesta como la peor condición de alguien. De esa manera, el refrán
tacha de pendejo a quien se anda apurando por otro. El castigo por ello es formulado en forma de una
satírica desmesura: dejarlo sin sepultura, como a los apóstatas, excomulgados, suicidas y demás a quienes
el Código de derecho canónico de 1917 pedía dejar fuera del camposanto o cementerio. Es, pues, un refrán
de índole satírica que adopta la forma de una sentencia. Formalmente pertenece a los refranes "el que", en
que, a tenor de las circunstancias esbozadas en forma casuística en la prótasis, emite una sentencia en la
apódosis.
canasta
al que comercia en canastas, nunca le faltan tompiates (f. 64, 90, 116 y 119).
El "tompiate" o "tompeate", vocablo de origen náhuatl, es un morral o bolsa cilíndrica y honda tejida de
palma. El refrán dice que quien vende canastos seguramente tendrá tompeates, que son de una especie
cercana. El sentido paremiológico del refrán, por tanto, es que cada cosa tiene sus implicaciones y que, por
consiguiente, quien se mete en algo no debe sorprenderse si de repente se topa con cosas en las que no
había pensado. Tiene la forma sentenciosa de los refranes "al que", muy tradicionales en la paremiología
hispánica. Variante: "el que vende canastas, tiene tompiates" (f. 49).
canilla
no hay canilla que no se rompa, apretando bien la mano (f. 116).
En el habla popular mexicana, "canilla" es sinónimo de fuerza. El refrán dice que no hay fuerza, por muy
grande que sea, que no pueda ser vencida con una mano enérgica. Tiene la forma de un dicho sentencioso
del tipo "no hay + N" cuya primera parte indica el resultado de la acción formulada en la segunda.
canoa
teniendo la canoa en el chiquero, el puerco no la va a toxquear cada año (f. 49).
Dicho de puerqueros que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración constatativa.
cántaro
si con el cántaro sudas, ¿qué harás con el chochocol? (f. 49, 90 y 116).
Refrán popular que argumenta: "si tienes problemas con lo menos, ¿cómo será con lo más"? Se basa, pues,
en el tópico más/menos. El chochocol, en efecto, según dice Santamaría, es un "cántaro grande de barro".
Tiene la forma de una interpelación. Variantes: "si con el cántaro sudas, ¿qué harías con el chochocol?"
(f. 48); "si con el cántaro sudas, ¿qué será con el chochocol?" (f. 66 y 132).
cantidad
cuando viajes, no te preocupes de lo que avances; al comer, no te preocupes de la cantidad que
ingieras (f. 110).
Especie de frase célebre basada en una poco pertinente comparación entre el viajar y el comer, que está
fuera de todos los patrones paremiológicos propios del habla mexicana. Propiamente hablando, no es un
refrán en la medida en que aún no forma parte del flujo de ninguna de las hablas mexicanas.
caña
¿qué le cuidan a la caña, si ya se perdió el elote? (f. 49, 90 y 116).
Según Rubio, este refrán, de origen ranchero, se emplea "para dar a entender que bien poco tiene que
cuidársele a la mujer que ha perdido la honra". Tal es, en efecto, su sentido paremiológico, basado en el
hecho de que de la caña de maíz lo que cuenta es su fruto: el elote. Formalmente es un refrán con una
enunciación exclamativa dentro de un marco sintáctico interrogativo. Se basa en un paralelismo antitético
entre "cuidar" y "perder", por una parte, y entre "caña" y "elote", por otra.
caña
¡sácale cañas al tercio, aunque se afloje la carga! (f. 35, 90 y 116).
Refrán exclamativo mexicano que, como todos los de su clase, basa su uso paremiológico en la
consonancia de la primera palabra con el contexto que se inserta. En este caso, la palabra "sácale". Su
inserción en el contexto es de índole acústica. Como sucede en general con los refranes exclamativos, su
uso paremiológico no procede de su sentido sino de su estructura acústica. El refrán, pues, no significa
nada.
cañón
voltear cañones, es de falsos o de rajones (f. 90 y 116).
Refrán popular que reprueba, en sentido directo, la actitud de quien, en una situación conflictiva, se vuelve
contra su propio bando. En sentido paremiológico se usa en situaciones de confrontación para censurar
cualquier cambio de bando. Tiene la forma de una declaración sentenciosa en cuyo primer hemistiquio, un
verso pentasílabo, viene la descripción de la situación sancionada; el segundo hemistiquio, en cambio, un
verso eneasílabo, expresa la sentencia. El segundo hemistiquio fue en sus orígenes un probable verso
octosílabo, el metro más natural del habla española, y debió decir: "es de falsos o rajones". "Es de rajones",
en efecto, es una construcción que sigue la estructura de "es de falsos". Lingüísticamente no se requiere el
"de".
capa
que cada quien haga de su capa un sayo y de su culo un papagallo (f. 10).
Frase resultante de una mala fusión de dos refranes bien documentados en la tradición paremiológica
mexicana. Por una parte, "cada uno hace de su capa un sayo" y, por otra, "cada quien es muy libre de hacer
de su culo un papalote". El primero de ellos está construido sobre la expresión española "hacer de su capa
un sayo". El significado de ambos y del conjunto, en todo caso, es que cada quien es libre de hacer con sus
cosas lo que le dé la gana. El vocablo "papagallo", que obviamente debe escribirse "papagayo", se usa en
algunos estados de México, como Tabasco, Campeche y Yucatán, en vez de "papalote". Probablemente el
autor de la fusión, recogida en Yucatán, realiza esta sustitución de "papalote" por "papagayo" para hacerlo
rimar con sayo. La enunciación, conativa, hace equivaler la fusión a "¡que cada quien haga con lo suyo lo
que le plazca!".
capital
teniendo capital para abrir un restaurante, no temo al estómago más voraz del mundo (f. 110).
Frase capitalista que muy probablemente no es aún refrán y que significa lo que enuncia.
caporal
cada caporal, donde le parece pone la puerta de su corral (f. 90 y 122).
Refrán ranchero que literalmente dice lo que enuncia y cuyo sentido paremiológico es, según Rubio, "que
cada quien obra como mejor le acomoda, de conformidad con sus intereses". Hay rima consonante entre
"caporal" y "corral". Variante: "cada caporal, donde mejor le parece pone la puerta de su corral"
(f. 35, 49 y116).
caporal
donde manda el caporal, no gobiernan los vaqueros (f. 70 y 132).
Refrán originado en el medio ranchero que en sentido literal significa lo que enuncia y que en sentido
paremiológico, en cambio, se usa para justificar un cambio de planes a raíz de una orden jerárquicamente
superior. El refrán está construido sobre la contraposición entre dos situaciones que se excluyen
mutuamente: una en la que "manda el caporal" y otra en la que "gobiernan los vaqueros". Hay, desde luego,
paralelismo entre ambas. Variantes: "cuando manda el caporal, no gobiernan los vaqueros" (f. 105); "donde
manda caporal, no gobiernan los vaqueros" (f. 48, 90, 122 y 131).
cara
el que mantiene, detiene, y si no, ni cara tiene (f. 90 y 122).
Dicho popular referido a la manutención doméstica que dice que quien no cumple con la obligación de
"mantener" a alguien, en el sentido de darle lo necesario para que viva, no tiene derecho a exigirle nada. El
dicho, formulado a manera de una sentencia declarativa, se estructura en dos partes: "el que mantiene,
detiene", la primera; "y si no, ni cara tiene", la segunda. Ambas están unidas entre sí por medio de rima
consonante: "-tiene". La primera de ellas, a su vez, consta de dos hemistiquios con la misma rima. Desde
luego, esta primera parte dio origen al refrán en su forma actual.
carbonato
si te hacen tu carbonato, hazles su chocolatito (f. 35, 90 y 116).
Refrán vulgar cifrado en lenguaje simbólico, según Rubio, y relativo a la fidelidad entre cónyuges en el
sentido de "si tu pareja te es infiel, envenénala". En sentido paremiológico general, se usa para indicar que
si te hacen un mal hazles otro. Tiene la forma de una expresión condicional: el primer hemistiquio expresa la
condición; el segundo, en cambio, lo condicionado.
cárcel
entrando a la cárcel se detienen los reos; entre si es o no es, un mes; si es algo, un año; y si es cosa
grave, sólo Dios sabe (f. 60).
Frase ingeniosa de origen culto que significa lo que enuncia y cuyo uso paremiológico dominante es de
ornato.
carga
la carga hace andar al macho (f. 37).
Refrán popular de origen arriero que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se emplea
popularmente para decir expresivamente que las obligaciones de la vida son las que aguzan el ingenio para
ir resolviendo los problemas que se presentan. Tiene la forma de una simple declaración constatativa.
carga
las cargas son las escaleras que conducen al cielo (f. 37).
Dicho de origen religioso que dice lo que enuncia. Expresa la creencia vigente en un cristianismo de corte
masoquista de que esta vida es un periodo de sufrimiento cuyo único objetivo es permitir al individuo la
posibilidad de hacer méritos para el cielo en la otra vida. Probablemente no alcanza la categoría de refrán.
caricia
donde no hay caricias, no hay amor (f. 12).
Refrán popular sobre el amor que significa lo que enuncia. Su sentido paremiológico, por tanto, coincide con
su sentido literal. Forma parte de las convicciones y del saber popular al margen de clases sociales. Supone
el topos popular de que donde hay amor hay caricias. Este topos es combatido por algunas máximas
paremiológicas que aún funcionan en la cultura popular mexicana como "quien bien te quiere te hará llorar".
Desde luego, al ser combatido, se considera como vigente en nuestra cultura que las caricias, por tanto, son
un supuesto del amor. Tiene la forma de un refrán semiótico cuya primera parte, entonces, se expresa en
forma de una proposición universal negativa que permite a la segunda emitir la sentencia, también negativa,
de la segunda mitad del refrán: "no hay amor".
cariño
¿no le tienes cariño a tu dinero?, Métete a minero (f. 90 y 116).
Dicho de mineros que dice lo que enuncia. Rubio lo interpreta en el sentido de que meterse a minero es
perder dinero. En sentido paremiológico, este texto se usa para augurar a cualquier empresa un mal
resultado. El sentido general del dicho es el de una queja. Formalmente, el refrán está estructurado en forma
de una secuencia didáctica pregunta-respuesta, que corresponden, respectivamente, a la primera y segunda
partes del refrán.
carne
cuando hay para carne, es vigilia (f. 90 y 122).
Refrán de uso general cuyo trasfondo cultural alude a la costumbre católica de abstenerse de comer carne
algunas fechas del año a las que el habla popular denomina "vigilias", y expresa la desgraciada situación del
pobre que la mayor parte del tiempo no tiene para comer carne y que cuando tiene resulta que está
prohibido. El sentido paremiológico del refrán se refiere simbólicamente a cualquier situación de penuria en
que, cuando finalmente se logra obtener algo, la oportunidad ya ha pasado. Formalmente, es un refrán de
circunstancia que consta de dos partes en que coinciden posibilidad e impedimento; en la primera se indica
la posibilidad; en la segunda, el impedimento.
carne
donde uno piensa que hay carne, ni garabato se encuentra (f. 90 y 116).
Antipiropo en funciones de refrán de "léperos", como describe Rubio al medio que lo produjo y que lo usa.
En sentido directo, expresa la decepción de que habla el refrán. En sentido paremiológico, en cambio, es un
antipiropo que, como dice Rubio, "aplicado a mujeres, por nuestros léperos, es una burla muy sangrienta".
Tiene, por la enunciación, un estilo exclamativo.
carretonero
no puede ser carretonero quien no sabe malas razones (f. 49).
Dicho que expresa en sentido directo la mala opinión que el pueblo tiene del hablar de los carretoneros: el
dicho considera que el ser malhablados es un rasgo distintivo suyo.
carta
carta que no viene y mujer que se va, no hay que buscarlas (f. 90 y 122).
Refrán de tahúres que aconseja no seguir apostando a una esperada carta como no hay que ir a buscar la
mujer que se aparta de su hombre por las razones que sean. La argumentación del refrán se basa en una
comparación entre el capricho de una carta de baraja a la que en vano se apuesta con insistencia y el de
una mujer que se va. El consejo es: "no hay que buscarlas". Se sustenta en una concepción negativa de la
mujer. Formalmente el refrán consta de dos partes: en la primera parte, en forma de una estructura adjetiva
de relativo, se describen las dos situaciones de una contrastación en la que la segunda, la mujer que se va,
sirve de exemplum para reforzar el consejo, expresado en la segunda parte. En la primera parte, además,
hay una contraposición entre "no viene" y "se va", que establece entre la carta y la mujer el paralelismo que
sustenta la argumentación. Está sustentado sobre un tópico fatalista que sostiene que contra la mala fortuna
no hay nada que hacer. Variante: "carta que se niega y mujer que se va, no hay que buscarlas" (f. 116).
carta
la carta por el sobre se conoce (f. 12).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico se aplica a situaciones en que las
apariencias no engañan, el hábito hace al monje y el león sí es como lo pintan. En general, forma parte de
los refranes que argumentan a favor del tópico "como el exterior, el interior": "por las hojas se conoce al
tamal que es de manteca". Formalmente tiene la forma de una declaración constatativa construida sobre una
estructura de hipérbaton.
carta
no hay carta de pendejo sin posdata (f. 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar cualquier tipo de
error. Formalmente es una declaración constatativa del tipo "no hay + N", que simula una proposición
universal afirmativa.
casa
al que se junta conmigo, ni en su casa lo regañan (f. 90 y 116).
Dicho popular que dice lo que enuncia. Sanciona todas situaciones en que el enunciador quiere darse
importancia.
casa
cuando estés en la casa de campo, manjur al maduro (f. 90 y 116).
Dicho de ladrones que, según Rubio, significa: "cuando estés en la cárcel, dinero al juez". Según el argot del
hampa, recogido por Rubio, "casa de campo" significa cárcel, y "manjur", dinero. Es un dicho en forma de
consejo.
casa
el que de su casa se aleja, no la encuentra como la deja (f. 12).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar las situaciones en
que tiene lugar algún deterioro de algún bien al que el dueño no ha prestado suficiente atención. Forma
parte de los refranes "el que" cuyo primer hemistiquio describe la situación a que se refiere la sanción del
segundo. Tiene la forma de una declaración constatativa en hemistiquios eneasílabos con rima consonante.
El tópico que le subyace dice que entre más cerca estés de tus cosas mejor cuidadas
estarán. Variantes: "quien de su casa se aleja, no la encuentra como la deja" (f. 66 y 132); "quien de su casa
se aleja, no la halla como la deja" (f. 37 y 116).
casa
en la casa en que no hay lumbre, lumbre son los que la habitan (f. 90 y 116).
Refrán popular que expresa que en la casa en que no hay que comer, sus moradores son dominados por un
malestar y furia. Tiene la forma de una declaración sentenciosa estructurada quiásticamente: "casa + no hay
lumbre" y "lumbres son + habitan". Parte del tópico subyacente de la comida es la base de la buena
convivencia.
casa
en todas las casas debe haber un viejo y un burro; pero que ni el viejo sea tan burro ni el burro tan
viejo(f. 90 y 116).
Dicho popular que significa, según Rubio, "que en cada familia, para el sostenimiento moral y material de
ella, debe haber quién la apoye y guíe, y quién trabaje para sostenerla, pero que el primero no sea tonto y el
segundo no esté cansado de trabajar". Tiene la forma de una sentencia estructurada quiásticamente en
torno a los conceptos "viejo" y "burro": "viejo" + "no burro" + "burro" + "no viejo".
casa
es preferible una casa vacía que con un mal inquilino (f. 12).
Dicho que expresa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración basada en el tópico de que más vale
nada que malo. De hecho, si este dicho hubiera adquirido el rango de refrán hubiera adoptado la forma de
los refranes "más vale" y diría: "más vale casa vacía que mal habitada".
casa
hay casas que ni jumean, y por dentro están que arden (f. 66).
Refrán popular que en sentido directo dice lo que enuncia. En sentido paremiológico, en cambio, se aplica a
situaciones aparentemente normales cuyo interior, sin embargo, es un verdadero horno. El refrán contradice
el tópico "como el exterior, el interior" y va en el sentido de refranes como "las apariencias engañan" para
sostener, en cambio, que las cosas no son como aparecen y que no todo lo que se ve es. El Refranero
mexicano, como hemos visto, sostiene dos principios contradictorios: "las apariencias engañan" a que se
suscriben estos refranes, por una parte, y "las apariencias no engañan del todo", por otra. A este segundo
caso se refieren refranes como "la carta por el sobre se conoce" o "por las hojas se conoce el tamal que es
de manteca". En un caso, pues, los refranes se atienen al tópico de que lo que cuenta es el interior y otros lo
contradicen. Variante: "hay casas que no jumean, y por dentro están que arden" (f. 90).
casa
lo que en tu casa no encuentras, sal a la calle a buscarlo (f. 90 y 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Se usa paremiológicamente para justificar amores clandestinos de
ellos y de ellas. Es de los refranes "que" cuyo primer hemistiquio expresa la situación o condición en tanto
que la segunda expresa la sentencia o, como en este caso, el consejo.
casa
lo que más se odia, en la casa se tiene (f. 66).
Refrán que dice lo que enuncia. Se usa para sancionar situaciones desagradables en el ámbito más
cercano, sea éste familiar o social, a partir del presupuesto, contradicho por el refrán, de que en casa y lo
que a ella se equipara se vive con lo que más se ama y lejos de sí, fuera de casa, existe lo indiferente, lo
que no se ama o lo que se odia: el refrán contradice este tópico. Hay una obvia contraposición entre el
primero y segundo hemistiquios: entre "más se odia" y "se tiene".
casa
vale más malo en casa que bueno en la casa ajena (f. 37).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Combate el tópico "más vale bueno que malo", tomado
absolutamente, por este otro "más vale lo que sea en casa propia que en casa ajena" o "lo hecho en casa
está bien hecho" en contraposición, claro, con "casa ajena". Es, pues, una exaltación del hogar por encima
de todo otro bien: el tópico subyacente sería que el hogar está por encima de todo bien. Formalmente es un
refrán "más vale".
casar
el que se casa, se atrasa (f. 37).
Dicho de solterones que dice lo que enuncia. Esboza la convicción de que el matrimonio es un mal. Formal y
estructuralmente es un refrán "que". Por tanto, su primer miembro expresa la situación en que a juicio del
enunciador es válida la sentencia del segundo hemistiquio. La formulación, por lo demás, no tiene más
precisión que la que proviene de la rima consonante entre "casa" y "atrasa" con que se unen los dos
hemistiquios, conformados de un pentasílabo y un trisílabo.
cáscara
si la cáscara es blanda, todos le meten la uña (f. 66 y 90).
Refrán cuyo significado literal sirve de símbolo a las situaciones referidas que contraponen un actuar
asumido como blando a un actuar considerado como duro. Su uso paremiológico, en efecto, justifica
actitudes de dureza aparentemente innecesaria. La imagen de una cáscara de fruta a la que se le puede o
no encajar la uña funciona argumentativamente como un "ejemplo" de los que valen más que mil palabras.
La estructura del refrán es condición-condicionado, que podría haber dicho en una estructura sentenciosa
más paremiológica del tipo: "a cáscara blanda, todos le encajan la uña".
cáscara
viendo la cáscara, podemos imaginar el contenido de la nuez (f. 110).
Frase que dice lo que enuncia. Funciona a partir del tópico "como el exterior, el interior". No tiene, empero,
el laconismo y forma sentenciosa propia de los refranes. Tiene un carácter argumentativo.
cascarón
apenas están saliendo del cascarón, y ya quieren poner huevos (f. 66, 90 y 132).
Dicho popular que, en sentido paremiológico, se aplica a casos en que alguien quiere enfrentarse a
situaciones para las que no se ha preparado y para las que, por tanto, carece de experiencia. La metáfora
está tomada del mundo de la avicultura: "salir del cascarón", en el primer hemistiquio, se contrapone a
"poner huevos", en el segundo. Tiene una enunciación exclamativa. Variante: "todavía no acaban de picar el
cascarón, y ya quieren poner el huevo" (f. 49).
casco
casco de más y nunca de menos (f. 105).
Refrán de charros que dice lo que enuncia. Hay una contraposición entre "más" de la primera parte y el
"menos" de la segunda. Tiene la forma de una sentencia apodíctica que, en su conjunto, adopta el estilo de
una receta.
caso
hacerle caso a pendejos, es engrandecerlos (f. 116).
Refrán ranchero que en forma de una sentencia dice lo que enuncia. Subyace a él el tópico, muy presente
en el Refranero mexicano, de que un pendejo no vale nada. De allí se sacan una serie de consecuencias en
que se basan refranes como éste, según el cual no hay que hacerles caso, u otros como el que dice "con
pendejos ni a bañarse porque hasta el jabón se pierde". Variante: "hacer caso de pendejos, es
engrandecerlos" (f. 66 y 90).
Castilla
se ensilla como en Castilla: primero poniendo el freno y hasta después la silla (f. 105 y 116).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una instrucción. En sentido paremiológico se
suele usar en situaciones consideradas como desenfrenadas: la lección dice que primero es el freno y
después lo demás. La estructura acústica descansa en la secuencia -illa que cierra la cesura en el primer
hemistiquio y el último de los octosílabos. De hecho, el refrán consta de dos partes: la primera es un
octosílabo con rima al mezzo en la cesura; la segunda, en cambio, consiste a su vez de dos octosílabos.
catarro
para el catarro, el jarro; y si no se quita, la botellita (f. 89, 90 y 116).
Refrán popular de origen español que en sus orígenes dice que el catarro se quita con vino. La paremiología
mexicana le agregó, dice Rubio, "lo de la botellita". Tiene la forma de un remedio casero. De hecho, consta
de dos partes: la primera de ellas tiene la estructura de la receta: "para tal cosa, tal otra". Su estructura
métricosilábica (cinco + tres) tiene rima consonante en -arro. La segunda, constituida por una secuencia,
típica en el hablar popular, del remedio casero también consta de dos partes, la primera de las cuales
expresa la persistencia del catarro, y la segunda, en cambio, el remedio. De alguna manera, adopta la
estructura del discurso paramédico en estructuras del tipo "si las molestias persisten, consulte a su médico".
En vez de ello el refrán asienta: "y si no se quita, la botellita". La "botellita" alude, posiblemente, al tequila o
alguna de sus especies. La rima consonante de esta segunda parte es, como se ve, en -ita. Otro refrán
mexicano de la misma estructura formal, por ejemplo, dice "para todo mal, mezcal, para todo bien,
también". Variantes: "para el catarro, el jarro; pero si es con tos, dos" (f. 90); "para el catarro, jarro; pero si es
con tos, dos" (f. 66).
cebada
cebada y sobada (f. 105).
Expresión proveniente del ámbito charro que expresa lo que enuncia bajo de la forma de un programa de
recuperación del caballo. Consta de dos elementos unidos tanto por rima consonante como por nexo
conjuntivo. Le faltan elementos para poder ser asumido como refrán.
celo
si te enojas por celos, te contentarás por amor (f. 12).
Refrán popular que en forma interpelativa expresa la convicción de que el amor lo cura todo y, en especial,
de que el mal de celos se quita con amor. Se aplica a sancionar cualquier situación de celos. Tiene la forma
de una interpelación.
cena
a todo le llaman cena, aunque sea un taco con sal (f. 35, 98, 110, 113 y 116).
Refrán exclamativo de origen popular. Literalmente significa lo que enuncia; paremiológicamente, en
cambio, se aplica, censurándolas, a situaciones de alguna manera percibidas como magnificadas. Dentro de
la escala de la comida en los niveles sociales bajos, el taco de sal ocupa el último lugar de una escala cuyos
extremos son señalados por el refrán: el taco de sal, abajo, la cena, en la parte más alta de la escala. En
el Refranero mexicano hay otras secuencias que también reflejan, a su modo, la escala social; por ejemplo
entre el atole, en la parte baja, y el chocolate, en la alta; o entre los frijoles, en la parte más baja de la escala
social, y el jamón o el pollo, en la parte alta. Variantes: "a todo le llaman cena, aunque sea un taco sin sal"
(f. 64 y 80); "a todo le llaman cena, hasta a una tortilla con sal" (f. 66 y90).
cena
la cena es para el despierto, para el dormido no hay cena (f. 116).
Dicho popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico, según Rubio, significa que sólo quien es
activo y diligente logra lo que se propone. Tiene, según él, el mismo sentido paremiológico que "el que se
duerme no cena, y el que cena se desvela" que viene siendo, por ello, como una variante suya. Subyace a él
un tópico muy difundido en el Refranero mexicano: el optimismo liberador. A saber: a quien se ayuda, Dios
lo ayuda o la suerte es algo que está a la mano de cada quien. Es decir, para lograr algo hay que poner lo
que esté de su parte. Por eso refranes como "al que madruga, Dios lo ayuda" o "a Dios rogando y con el
mazo dando".
centavo
el que nace pa' centavo, aunque ande entre los pesos (f. 90).
Refrán popular construido sobre el molde paremiológico hispánico "el que nace". Expresa el arraigado
predestinacionismo, generalmente fatalista, que, por otro lado, atraviesa al Refranero mexicano, al lado de
su opuesto: el optimismo liberador. En el tópico que subyace a este refrán y a todos los refranes "el que
nace" y equivalentes, que tienen el mismo sentido paremiológico, todo está marcado de antemano por el
destino y nadie, haga lo que haga, puede modificar esa situación. Aquí la escala está tomada del mundo
numismático mexicano: el centavo, en la escala más baja, el peso, en la más alta. El refrán niega la
posibilidad de pasar de una a otra si ya se está marcado por el destino. Variante: "el que ha de ser centavo,
aunque ande entre los pesos" (f. 35 y 116).
centavo
por un centavo no se completa un peso (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Su sentido paremiológico va en el sentido tanto de valorar las
cosas pequeñas como de argumentar, mediante un ejemplo, que las cosas grandes se componen de
pequeñeces aparentemente despreciables como un centavo. Se basa, por tanto, en tópicos como a lo
grande por lo pequeño o todo es importante, independientemente del tamaño. Formalmente es una
declaración constatativa.
cero
un cero llama al dinero, y las albricias, al billetero (f. 116).
Dicho de vendedores de billetes de lotería cuya gracia y valor paremiológico, de tipo exclamativo, está en el
juego verbal: rima consonante al mezzo en el primer hemistiquio que, por lo demás, se une mediante la
misma rima al segundo. Responde, como se ve, a una especie de cábala del vendedor o mejor un truco:
para vender un número terminado en cero profesa el principio de que los números terminados en cero
suelen ser premiados. Lo de las "albricias" que llaman al billetero son el regalo de enhorabuena que el
billetero espera recibir del ganador.
cerro
viejos, los cerros, y reverdecen (f. 12).
Refrán exclamativo de origen popular que sirve para desmentir situaciones en las que alguien es declarado
inútil por viejo, por lo que se le descalifica del diálogo o discusión. El refrán funciona como respuesta. A un
"tú cállate, ya estás viejo" el interpelado responde: "viejos, los cerros" (f. 10 y 90). Recurre al tópico
"más/menos" que funciona argumentativamente en esta forma: "si los cerros que son mucho más viejos que
yo todavía reverdecen, con más razón yo". Como todos los refranes exclamativos, se une al discurso
argumentativo en el que se enclava mediante un nexo de tipo acústico, que en este caso es la palabra
"viejo", que pronunciada en el discurso argumentativo sirve de pie al refrán.
chambón
los chambones siempre están de malas (f. 106).
Los ineptos siempre buscan pretextos para justificarse y, por tanto, le echan la culpa a cualquier cosa,
desgracia, catástrofe, situación o desventura que les ha sobrevenido. Su sentido paremiológico es el mismo
de refranes como "cuando el arriero es malo le echa la culpa al burro" o "de que el escribiente es malo, le
echa la culpa a la pluma" o, en fin, "de que la partera es mala le echa la culpa al culo".
chango
cada chango a su mecate (f. 12, 20, 51, 64, 80, 90, 113 y 122).
Refrán sentencioso exclamativo que pide que cada quien se dedique a lo suyo. Según Santamaría, significa
lo mismo que "cada perico a su estaca". En algunos países latinoamericanos hay refranes equivalentes
como el argentino "cada carancho a su rancho".
chaparrera
no se puede bailar con chaparreras (f. 66 y 90).
Es de los refranes "no se puede" del Refranero mexicano que expresan en una sentencia general la
imposibilidad de hacer algo con cierto tipo de cosas como en refranes del tipo de "no se puede sopear con
gordas ni hacer tacos con tostadas"; "no se puede silbar y tragar pinole", "no se puede soplar y comer
pinole", "no se puede chiflar y beber agua", "no se puede hablar y comer pinole". Con el mismo significado:
"no se puede repicar y andar en la procesión"; "no se puede chiflar y sacar la lengua".
chapelón
chapelón que llega, fortuna que te lleva (f. 90 y 116).
Dicho de tahúres que, a decir de Rubio, se usa para advertir al dueño de la casa de juego la presencia de un
jugador nuevo (chapelón).
charro
al charro viejo, quítesele la cena y se le hará obra buena (f. 105).
Refrán de charros que en forma sentenciosa dice lo que enuncia. El Refranero mexicano se atiene aquí a
una de las tradiciones alimentarias de la tradición paremiológica española. Por un lado, está el refrán urbano
que aconseja la cena temprano y frugal: "almuerza mucho, come más, cena poco y vivirás". Las razones son
el ahorro y, sobre todo, la salud porque "por mucha cena, nunca noche buena", dice el Comendador, que
completa otro refrán recogido por Correas y que dice: "cenas, soles y Magdalenas, tienen las sepulturas
llenas"; "más mató la cena, que sanó Avicena". Sin embargo, sobre la cena hay otra tradición proveniente
del mundo agrícola según la cual se debe cenar mucho. Según Correas, en efecto, "la gente del campo y
trabajadora, mozos y robustos que con el calor y cansancio gastan la buena cena, y duermen bien y
descansan. Con la gente de letras y holgazana, y delicados y ancianos, que son mejor parte, enseña la
experiencia lo contrario: que es mejor comer bien y cenar con moderación, porque no gastan tanto".
charro
al que ha de ser charro, del cielo le cae el sombrero (f. 12).
Refrán charro de corte sentencioso que se ubica dentro de los muchísimos refranes predestinacionistas en
que abunda el Refranero mexicano del tipo de "al que ha de ser barrigón, aunque lo cinche un arriero"; "al
que ha de tener fortuna le viene desde la cuna". Supone, en efecto, que todo lo que un individuo es o hace
durante su vida está predestinado por Dios en el cielo. De allí los muchos refranes cuya segunda parte es
introducida por la expresión "del cielo le caen". Por ejemplo: "al que nace para buey, del cielo le caen los
cuernos"; o bien, "el que nace pa' tamal del cielo le caen las hojas".
charro
charro sin espuelas, es como bote sin remos (f. 41).
Refrán ranchero de corte sentencioso que, con otros, entra a definir uno de los instrumentos esenciales del
buen charro. El primer hemistiquio es un dechado de concisión semejante a otras definiciones delRefranero
mexicano como "albañil sin regla, albañil de mierda".
charro
charro sin reata, espuelas ni cuarta, mal rayo lo parta (f. 49).
Refrán ranchero de corte sentencioso que, como "charro sin espuelas, es como bote sin remos", pretende
enumerar los instrumentos esenciales del buen charro. En este caso, el refrán agrega la reata y la cuarta a
las espuelas del anterior refrán. Variante que agrega el sarape: "charro sin sarape ni espuelas ni cuarta, mal
rayo lo parta" (f. 105).
charro
el charro de cuero viste, por ser lo que más resiste (f. 105).
Refrán ranchero, de charros, que enuncia una regla de la indumentaria del charro: debe vestir de cuero. La
segunda parte del refrán dice el porqué. El refrán está estructurado en versos octosílabos con rima
consonante.
charro
el que quiera ser buen charro, poco plato y menos jarro (f. 105 y 116).
Refrán ranchero que funciona como consejo en el mundo de la charrería e indica uno de los atributos de un
buen charro: no estar gordo. Para ello, sus comidas deben ser frugales y no debe ser un bebedor. Tiene la
forma de una sentencia cuyas dos partes constituyen sendos hemistiquios octosílabos con rima
consonante. Variantes: "el que quiera ser buen charro, poco plato y poco jarro" (f. 90); "quien quiera ser
buen charro, poco plato y poco jarro" (f. 66); "si quieres ser un buen charro, ha de ser con poco jarro" (f.12).
chaval
chaval pernique, jeré de provecho (f. 90 y 116).
Dicho de cacos que no llega a refrán y que, a decir de Rubio, quien es el que lo recoge, significa que el
chico inteligente es buen prospecto de ladrón.
cherinola
la cherinola, sólo en la aduana (f. 116).
Dicho de cacos que, como todos ellos, no llega a refrán. Significa, según Rubio, quien lo ha recogido, "que
las juntas de los ladrones (cherinola) deben ser únicamente en la casa donde se recogen los robos
(aduana)". Tiene forma sentenciosa.
chicharrón
a quien le gustan los chicharrones, de oír chillar un puerco se alegra (f. 49 y 90).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene un sentido paremiológico análogo al de "quien hambre
tiene en tortillas piensa". Se basa en el tópico de que cada quien ve doquier lo que le gusta.
chiche
el que tiene chiche, mama, y el que no, se cría sanchito (f. 64, 90, 116 y 119).
Refrán popular que significa que quien tiene lo necesario lo utiliza y el que no, se las arregla como puede,
que por lo general no es lo mejor. Variante: "en Villaldama, el que tiene chiche mama, y el que no, se cría
sanchito" (f. 116).
chiche
jalan más dos chiches de mujer que una yunta de bueyes (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico expresa la gran fuerza de atracción que ejerce la mujer sobre el
hombre. Su popularidad se muestra en la gran variedad de maneras con que circula. Variantes:"arrastran
más dos tetas que cien carretas" (f. 90 y 122); "jalan más dos chichis que una yunta de bueyes" (f. 70); "jala
más un pelo de mujer que una yunta de bueyes" (f. 66, 89, 90 y 116); "jala más un pelo de mujer que una
reata de Chavinda" (f. 49); "jala más un rebozo que un caballo brioso" (f. 90 y 116); "jalan más dos tetas que
cien carretas" (f. 90, 106 y 116); "jalan más las cintas de unas enaguas que una yunta de bueyes"
(f. 90 y 116); "siempre estira más un pelo que una reata de Chavinda" (f. 90 y 116). Circula además así:
"más tiran dos tetas que dos carretas"; "más tiran tetas que carretas"; "más puede un par de tetas que un
centenar de carretas"; "jalan más un par de tetas que cien carretas"; "jala más un par de chiches que una
yunta de bueyes"; "jalan más dos chiches de mujer que una yunta de bueyes" (f. 66, 90 y132); "jalan más un
par de tetas que un par de carretas"; "jalan más dos chiches que una junta de bueyes"; "jalan más dos tetas
que dos carretas"; "siempre estira más un pelo de mujer, que una reata de Chavinda"; "jala más la cinta de
las enaguas que una yunta de bueyes"; "jalan más las mujeres que los coches" (f. 12).
chico
el que desde chico es guaje, hasta acocote no
para (f. 21, 35, 48, 51, 60, 64, 80, 85, 90, 109, 116, 119 y122).
Refrán popular en forma de una constatación sentenciosa cuyo significado se basa en las palabras "guaje" y
"acocote". Guaje significa, en primera instancia, tanto una planta de la familia de las calabazas como sus
frutos, las calabazas maduras, cuya cáscara dura, una vez que han sido vaciadas de su carnosidad y secas
sirven como recipientes o vasijas y aun para otras cosas. Acocote, en cambio, es la calabaza muy alargada,
agujereada por los extremos, que se usa para succionar el aguamiel del maguey en la explotación del
pulque. En sentido literal, pues, el refrán no expresa sino el proceso natural de un guaje que al crecer y
madurar, con el tiempo, es convertido en acocote. Su sentido paremiológico, sin embargo, se basa en la
acepción que en México tiene la palabra "guaje": tonto, tarugo y hasta pendejo. El refrán diría, entonces, que
el que desde chico es tonto no tiene futuro. Se usa para sancionar actos de taruguez infantil o
juvenil. Variante: "el que de chiquito es huaje, hasta acocote no para" (f. 5).
chico
quien con chico se acuesta, con su pan se lo coma (f. 122).
Transformación de un viejo refrán español que dice "quien con niños se acuesta, cagado amanece". En la
tradición paremiológica hispánica, de hecho, son varios los refranes cuya primera parte dice "quien con... se
acuesta". Rubio llama grosería a la terminación del refrán que aquí explicamos. También circula de la
siguiente manera: "quien con chico se acuesta, exonerado amanezca" (f. 122).
Chilapa
Chilapa la mala gente, Tixtla los embusteros, Chilpancingo los galanes, Zumpango los
hechiceros (f. 5).
Versos que expresan jocosamente los prejuicios que circulan sobre algunos lugares del país. No tienen valor
paremiológico.
Chilapa
Chilapa pues, Tixtla puzque, Chilpancingo dizque, Zumpango masque (f. 5).
Versos curiosos de posible valor folclórico que no paremiológico.
chile
cuando andes a medios chiles, búscate medias cebollas (f. 54, 90 y 116).
Dicho de borrachos a quienes aconseja que cuando anden así (a medios chiles) coman cebollas en vinagre
para, dice Rubio, "contrarrestar un poco los efectos del vino".
chile
no le digas "vente chile", sin guardarte las espaldas (f. 130).
Albur con escaso valor paremiológico, basado en que en el habla popular mexicana se emplea la palabra
"chile" para denominar al pene. Variante: "nunca digas 'venga el chile'" (f. 130).
chile
peor es chile y el agua lejos (f. 21, 38, 64, 66, 70, 80, 90, 119, 122 y 132).
Dicho popular de la culinaria mexicana que significa lo que enuncia, basado en la desagradable experiencia
de enchilarse. Se usa para comentar una situación difícil para la cual es quizás más elocuente la variante del
refrán: "pior es chile, l'agua lejos y el migajón atorao" (f. 35 y 116). Variantes:"peor es chile y agua lejos"
(f. 5, 71, 110 y 133); "peor con chile" (f. 122).
chile
si no le pusiste chile, no pretendas que te sepa (f. 130).
Dicho relativo a la comida que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para sancionar
situaciones de decepción por no acontecer el efecto que se esperaba.
chillido
a chillidos de marrano, oídos de matancero (f. 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa aconseja no oír las cosas sinsentido según el tópico que subyace
al refrán "a palabras necias, orejas sordas". Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "a boca de
borracho, oídos de cantinero". La contraposición, en este caso, es entre las palabras "chillidos" y "oídos",
entre las cuales hay una rima consonante que aporta sentencialidad al dicho. Pertenece a los refranes
receta que se atienen al esquema mal-remedio. Variante: "a chillidos de puerco, oídos de matancero"
(f. 66, 70, 90 y 116).
chinaco
entre los chinacos y los hachas, dejaron a la Iglesia sin hilachas (f. 90 y 116).
Dicho político mexicano relativo al siglo XIX que significa que entre los liberales (chinacos) y los
conservadores (hachas) dejaron a la Iglesia sin bienes. Tiene la forma de una declaración en dos
hemistiquios con rima consonante.
chinche
para que acaben las chinches, hay que quemar el petate (f. 90 y 116).
En sentido paremiológico, significa que para acabar con cualquier mal hay que eliminar la causa.
Unavariante recogida por Rubio dice: "para acabar con los chinches, hay que quemar el petate" (f. 90 y 116)
.
Chinta
muerta Chinta, que mueran los guajolotes (f. 90 y 132).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico expresa que muerta o terminada la causa por la cual se aguanta
una situación ya no hay ninguna razón para tolerarla más. Tiene el mismo sentido que refranes como:
"muerto el ahijado, se acabó el compadrazgo"; "muerto el arriero se sabe de quién son las mulas"; "muerto
el perico, ¿para qué quiero la jaula?"; "muerto el perro, se acabó la rabia".
chiqueo
chiqueos que pide Cupido, sólo con el querido (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa y rima consonante, indica que las caricias propias del amor, dice
Rubio, "sólo las encuentra la mujer en el amante".
chisme
chisme averiguado, jamás es acabado (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que utiliza, en el primer hemistiquio, la forma concisa del ablativo absoluto para, en forma de
una sentencia, consignar que entre más se quiere esclarecer un chisme más se lo enreda y prolonga. Se
usa para comentar u opinar sobre situaciones provocadas por chismes.
chisme
chismes de viejas, hasta el infierno no paran (f. 70 y 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Parte de una doble convicción muy arraigada en la mentalidad
popular: por una parte, que los chismes son cosas de viejas, chismosas por naturaleza y, por otra, que el
chisme suele contraponer personas enemistándolas o confundiéndolas, por lo que esa clase de gente es
carne del infierno.
chisme
para chismes y campanas, Zacatlán de las Manzanas (f. 90 y 116).
Dicho folclórico relativo a las tradiciones lugareñas como algunos otros. Como ellos, tiene las funciones
discursivas de ornato, las mínimas dentro de la paremiología. Tiene la forma de una sentencia en
octosílabos con rima consonante. Otros de esos dichos hablan de las manzanas de Zacatlán: "por una
manzana, Adán / pervirtió a la especie humana; / qué harán los de Zacatlán / que tienen tanta manzana"; o
bien: "caballo alazán y gente de Zacatlán; ni dados, si te los dan". No hay buena opinión sobre la gente de
Zacatlán, como se ve. Sobre las campanas, en cambio, circulan otras tradiciones paremiológicas mexicanas
que las ligan a otros lugares. Por ejemplo: "campanas, lenguas y limas, Silao las tiene muy finas". O bien:
"Lenguas y campanas, las poblanas"; o estos versos parecidos a los de nuestro dicho: "Taxco el de los mil
perfiles: / mucho ruido de campanas, / tu alimento son jumiles / y lo demás caravanas".
chiste
el chiste no está en ser cusca, sino en saberlo menear (f. 70 y 90).
Especie de albur que se entiende por sí sólo si se recuerda que "cusca" es puta y que los meneos no se
refieren precisamente al atole.
chiste
el chiste no está en tenerlo, sino en saberlo gastar (f. 70 y 90).
Refrán popular que puede usarse como albur y en ese sentido el objeto referido por las palabras "tenerlo" y
"saberlo gastar" es una apariencia "sexy" en la mujer. O bien, suele funcionar como refrán relativo al dinero.
Se refiere, entonces, a los nuevos ricos a los que se dice que lo importante no es tener dinero sino saberlo
gastar.
chivo
chivo pagado, chivo brincado (f. 132).
Refrán popular que se utiliza en el terreno de los tratos de negocios populares como una manera de decir
que la venta es de contado, "al chas-chas", y que debe pagarse al recibirse lo vendido. Rubio refiere tanto
un antecedente español en borregos en vez de chivos: "borrego fuera, peso duro en la montera" como el
dicho de Antequera recogido por Rodríguez Marín, en donde el trato es también con chivos: "a uso de
Antequera: chivo fuera, peso duro a la montera". Tiene la forma de una sanción con rima consonante entre
sus dos hemistiquios pentasílabos. Variante: "chivo brincado, chivo pagado"
(f. 10, 12,35, 66, 70, 90, 106 y 122).
choco
no le pidas al choco que use zapatos (f. 41, 64 y 80).
Refrán consejo de españoles de tiempos de las pugnas interétnicas del siglo XIX mexicano que se entiende
por sí solo si se tiene en cuenta que "choco" es indio o criollo moreno pobre. La expresión "indio pata rajada"
remite, como este refrán, a la costumbre de no usar calzado entre algunos indios, sobre todo durante el siglo
XIX.
chocolate
ni chocolate recalentado, ni amistad reconciliada (f. 5).
Refrán popular que forma parte de una tradición que expresa los inconvenientes de las reconciliaciones
entre amigos. El refrán no las recomienda. Las compara a bebidas que sólo son sabrosas si se las toma
recién hechas. Así: "ni amigo reconciliado, ni café recalentado", y también: "ni amigo reconciliado, ni pastel
recalentado". Nuestro refrán añade el chocolate al pastel y al café recalentados. Carece de rima por lo que
parece secundario con respecto a los refranes del pastel y del café.
chombo
el buen chombo dondequiera cuelga su nido (f. 41).
Refrán popular cuyo sentido literal es claro si se recuerda que "chombo" significa zopilote en la región maya.
Paremiológicamente se usa para justificar que alguien, el propio hablante, no tenga tantas exigencias ni
requisitos. Tiene la forma de una exclamación sentenciosa.
chombo
nadie cree que el chombo es blanco, porque cambie de basurero (f. 41).
Refrán popular en varias regiones del sur de México en que se llama "chombo" al zopilote. Su sentido literal
está claro. Se usa paremiológicamente para sancionar situaciones en que alguien, para aparentar otra cosa
a lo que realmente es, cambia de residencia.
chomite
chomite caliente, en la pendiente (f. 90 y 116).
Para Rubio, "calentársele el chomite a una mujer" significa que está "profundamente enamorada de un
hombre, o con grandes deseos de casarse con él". El refrán significaría, entonces, que una mujer en esas
condiciones "está expuesta a hacer las mayores locuras", dice Rubio.
chorla
si te enjaulas, lleva chorla y no des chicharrón (f. 90 y 116).
Dicho de cacos que, a decir de Rubio, significa "que el ladrón que se mete en una casa para robar, debe
llevar llave y no romper la cerradura".
chota
quien bien conoce a la chota, desconoce a caribel (f. 90 y 116).
Dicho de ladrones que significa que si alguien conoce a la policía sabrá cuidarse de ella y no caerá en la
cárcel.
chula
chula a quien mucho se chulea, se le obliga a que lo crea (f. 90 y 116).
Refrán sentencia que significa lo que enuncia. A saber: que la mujer a quien constantemente se le llama
bonita, sin serlo, corre el riesgo de creérselo. Variante: "chula a la que mucho se chulea, se obliga a que se
lo crea" (f. 70).
chupiro
chupiro truchimán, es buen aguador (f. 90 y 116).
Dicho de cacos que significa que el chico listo es bueno para "echar aguas" o dar aviso (aguador) al ladrón
mientras comete el robo.
ciego
el que es ciego de nación, nunca sabe por dónde anda (f. 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico sirve para descalificar a tontos e inútiles y todo lo que hacen:
"nunca saben por dónde andan". Se basa en una comparación que el emisor considera evidente: un tonto es
como un ciego. Formalmente es uno de los refranes "el que" bajo la forma de una declaración constatativa
"el ciego no sabe por dónde anda", que expresa en dos hemistiquios octosílabos sin rima; los dos versos de
que consta se deslizan tersamente y sin violencias. Es uno de los muchos refranes que en el Refranero
mexicano se refieren a la pendejez.
cielo
el que es corto, no entra al cielo; y el que es largo, se atraviesa (f. 90 y 116).
Refrán popular que dice lo que expresa. Paremiológicamente sirve para sancionar tanto situaciones en que
alguien se apoca como en aquellas en que alguien se avoraza. El refrán, por tanto, recomienda la templanza
del término medio: in medio virtus, que dicho en palabras del refranero quiere decir que "ni tanto alumbrar al
santo ni tanto dejarlo a obscuras". Desde el punto de vista del tópico subyacente, este refrán combate tanto
el pasivismo como la voracidad. Formalmente es uno de los refranes "el que"; tiene, por tanto, la forma de
una declaración sentenciosa que repite la segunda parte del refrán. Variantes: "el que es corto, no entra al
cielo; y el que es largo, no cabe" (f. 37); "el que es corto, no entra al cielo" (f. 35 y113).
cielo
no hay quien escupa al cielo que a la cara no le caiga (f. 12).
Refrán popular que, paremiológicamente, significa que todas las afrentas o críticas a "los de arriba", de una
manera o de otra, se revierten. Forma parte de una ideología determinista para la que lo de arriba, cualquier
cosa que signifique ese "arriba", es intocable. El refrán, pues, favorece la inmovilidad social.
ciencia
la ciencia de rebuznar es como la de nadar: una vez aprendida, nunca se olvida (f. 49).
Frase gnómica que significa lo que enuncia. Cumple socialmente la función de insulto para desaprobar los
dichos de alguien. Se basa en un uso abusivo del vocablo "ciencia", que la frase confunde probablemente
con "técnica".
cilindro
cualquiera toca el cilindro, pero no todos lo cargan (f. 66, 90 y 132).
Refrán que en forma de metáfora musical funciona como albur en el que "cilindro" es el aparato genital
femenino y "cargarlo" se refiere a la manutención de la mujer. La enunciación es exclamativa. La primera de
las partes de que consta la frase es asimilable a una proposición universal afirmativa; la segunda, en
cambio, en forma de un universal negativo, equivale a "sólo algunos". Esta forma de exclamación
universalizante es típica de los refranes exclamativos. Variantes: "cualquiera toca el cilindro, mas no
cualquiera lo carga" (f. 70); "todos tocan el cilindro, pero no todos lo cargan" (f. 133).
cinta
jalan más las cintas de las enaguas que una yunta de bueyes (f. 106).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico es un lugar común de los refraneros hispánicos: para un hombre,
no hay fuerza que lo atraiga más que la que proviene de una mujer. Se emplea, pues, en situaciones en que
un hombre se desapega de sus vínculos habituales por causa de una mujer. Rubio cita los otros refranes
del Refranero mexicano que tienen el mismo sentido paremiológico: "jala más rebozo que un caballo brioso";
"jalan más dos tetas que cien carretas" o, simplemente, "jalan más tetas que carretas", más cercano al
refrán español recogido por don José María Sbarbi: "más tiran tetas que carretas". Refranes recogidos tanto
por el Comendador Hernán Núñez, como por Rodríguez Marín o Cejador y Frauca acogen ese tópico de la
cultura hispánica. Variante: "jalan más las cintas de unas enaguas que una yunta de bueyes" (f. 90 y 116).
ciudad
en la ciudad de Durango, cuatro reales vale un chango (f. 37, 64, 90 y 122).
Dicho popular con el que se critica, como dice Santamaría, la carestía de la vida. Desde el punto de vista
paremiológico, el dicho recaba su sentido de la rima consonante que liga Durango con chango: es una
expresión que suena bien. El sentido estupendo es uno de los rasgos del Barroco. Por lo demás, el léxico de
la enunciación remite a tiempos de la vieja moneda española, el real. Variante: "en Durango, cuatro reales
vale un chango; y si es cabezón, tostón" (f. 133).
ciudad
viste bien en la ciudad; en tu pueblo, como quieras (f. 90 y 116).
Refrán rural que significa lo que enuncia. Expresa la desconfianza del hombre de campo hacia el de la
ciudad. El refrán dice que en tu pueblo sabes a qué atenerte: conoces a la gente; en la ciudad, en cambio,
no: allí rige el principio del refrán "como te ven te tratan" o "como te ven te juzgan". Según Rubio, este refrán
significa "que en donde somos conocidos, podemos andar vestidos como mejor queramos o nos parezca,
pues que no dejaremos de ser quien somos, cualquiera que sea la ropa que llevemos; pero que en donde no
nos conocen, debemos vestirnos de la mejor manera posible". De esta desconfianza surgen refranes del tipo
de "no es el león como lo pintan", "el hábito no hace al monje" o "aunque la mona se vista de seda, mona se
queda". Es un refrán en forma de consejo.
claridad
más vale oír claridades, y no sufrir necesidades (f. 12).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de los refranes "más vale" que, como se sabe,
contrastan dos tipos de realidades de las que la aconsejada es la menos asumida socialmente. La
contrastación, en este caso, es entre "oír claridades" y "sufrir necesidades". Consta, pues, de dos
octosílabos con rima consonante entre el primero y el segundo.
claro
lo más claro es lo más decente (f. 90 y 116).
Refrán popular que aconseja decir las cosas sin andarse con rodeos. Sobre su uso paremiológico, Rubio
advierte que detrás de él se esconden muchos "solemnes majaderos cada grosería que no es para vista ni
oída". Tiene la forma de una declaración sentenciosa.
clase
hay tres clases de tarugos: el que brinda con el dependiente, el que monta sin barboquejo y el que
baila con su mujer (f. 90).
Es uno de los muchos refranes sobre tarugos o pendejos del Refranero mexicano. Desde luego, los rasgos
por los que aquí son definidos son totalmente arbitrarios: brindar con el dependiente de una tienda, montar
sin barboquejo o bailar con la propia mujer. El mismo refranero da otros rasgos: como se ve en refranes del
tipo de "con tarugos, ni a misa, porque se voltean pa'l coro" o "con pendejos ni a bañarse, porque hasta el
jabón se pierde. Probablemente, el sentido paremiológico del refrán haya que buscarlo en el tarugo de la
tercera clase: el que baila con su mujer. El refrán serviría, entonces, para aconsejar andar con otras
mujeres, cuando se pueda. Variantes: "con pendejos ni a bañarse, porque pierden el jabón" (DR1: 101 y DD:
70), "con tarugos ni a bañarse, porque hasta el jabón se pierde", "con los tontos ni a bañarse, porque hasta
el jabón se pierde".
clavo
el clavo nunca en el caimán (f. 90 y 116).
Según Rubio, es un dicho del mundo del hampa cuyo sentido, por tanto, es tan críptico que no puede ser
considerado como refrán. Rubio no da el sentido de este dicho. En el mundo del hampa, donde lo recoge
Rubio, es un refrán consejo que quiere que el fistol o prendedor ("el clavo") nunca debe estar sobre el veliz
"o maleta vacía que carga el ratero" ("el caimán"). Esta significación es declarada por el paremiólogo
guanajuatense como incomprensible.
cobarde
el cobarde y el ladrón, van siempre con precaución (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. El sentido paremiológico de este refrán sanciona cualquier
situación de precaución desmedida cuyo referente principal es el ladrón, a quien el refrán asocia con el
cobarde. Otro refrán del Refranero mexicano lo asocia con el pendejo: "zapatos que no hacen ruido, de
pendejo o de bandido". En este caso, el refrán tiene la forma de una declaración sentenciosa cuyos dos
hemistiquios consisten en dos octosílabos con rima aconsonantada.
cobija
cobija que no calienta, no merece bocamanga (f. 48, 49 y 90).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Rubio dice que cobija, para nosotros, "es sarape, cobertor,
frazada". De acuerdo con ello, el refrán diría, en sentido directo, que si un sarape no calienta, no vale la
pena abrirle bocamanga, como se llama entre nosotros a la abertura del sarape –que en el texto es
equiparada a una manga– por donde se saca y mete la cabeza a la hora de ponerse tanto la manga como el
sarape. En sentido paremiológico, se usa para sancionar cosas o personas que no valen la pena. Tiene la
forma de una exclamación sentenciosa estructura en dos octosílabos sin rima.
cobija
conforme la cobija es el frío (f. 35, 64 y 116).
Refrán popular que significa, según Rubio, "que las necesidades de la vida están en relación con los medios
de que se dispone para atenderlas". Ello, en la vida real, nunca es así. El genuino sentido del refrán es que
el frío se siente poco o mucho según ande uno protegido: "conforme la cobija es el frío". Don José María
Sbarbi, citado por Rubio, recoge un refrán español que da el original sentido del nuestro: "cada cual siente el
frío como anda vestido". Tiene la forma de una declaración sentenciosa. Variantes:"arreglado a la cobija es
el frío" (f. 48, 49 y 106); "conforme a la cobija es el frío" (f. 24, 90 y 113).
cobija
la cobija y la mujer, suavecitas han de ser (f. 64, 66, 70, 80, 90, 116 y 132).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una sentencia formulada en dos hemistiquios
octosílabos con rima consonante.
cochina
la cochina más flaca es la que rompe el chiquero (f. 90 y 116).
El sentido paremiológico de este refrán popular es que quien menos sirve es quien más problemas da. Es un
dicho de puerqueros.
cochino
aunque te chille el cochino, no le sueltes el mecate (f. 66 y 90).
Dicho de puerqueros que, tomado literalmente, significa lo que enuncia, y en cambio, paremiológicamente,
se usa por lo general en el ámbito político para aconsejar que no hay que hacer caso de ciertas protestas
procedentes de quienes se sienten oprimidos por algún tipo de autoridad. Tiene la forma conativa de una
orden o de un consejo. Variantes: "aunque más grite el cochino, no hay que aflojarle el mecate" (f. 98);
"aunque te chille el cochino, no le aflojes el mecate" (f. 90 y 116); "cuando chilla el cochino, no hay más que
aflojarle el mecate" (f. 49); "donde chilla el cochino, se le suelta el mecate" (f. 5). De este refrán hay dos
tipos de variantes. El primero de ellos quiere que cuando el cochino chilla hay que soltarle el mecate; el
segundo, en cambio, dice exactamente lo contrario: que aunque chille el cochino no hay que soltarle el
mecate. La tradición paremiológica más sólida está a favor de esta segunda corriente. La primera, por lo
demás, apenas si tiene sentido. La primera forma dice: "cuando chilla el cochino, no hay más que aflojarle el
mecate" y tiene como variante: "donde chilla el cochino, se le suelta el mecate". La segunda, en cambio, que
aquí asumimos como la forma principal, tiene comovariantes: "aunque más grite el cochino, no hay que
aflojarle el mecate"; "aunque te chille el cochino, no le aflojes el mecate".
cochino
el cochino más feo se lleva la mejor mazorca (f. 9).
El sentido paremiológico de este refrán, de origen puerquero, se basa en el tópico no sólo de que las
apariencias engañan sino de que las mejores cosas no siempre son para los mejores. El refrán tiene la
forma de una declaración constatativa de enunciación exclamativa cuya fuerza argumentativa se basa en la
contraposición entre "cochino más feo" y "mejor mazorca".
cocina
la que luce en la cocina, no luce con su vecina, ni a cosa mala se inclina (f. 66).
Refrán popular de antecedentes españoles que significa lo que enuncia. Parte del supuesto tradicional en la
cultura española de que la buena mujer está en su casa en tanto que la que no lo es vive en casa ajena en
el chisme o en cosas malas. Consta de tres versos octosílabos con rima consonante.
cocinera
a la mejor cocinera se le queman los frijoles (f. 66, 70, 90, 110 y 132).
Refrán de índole tradicional en la cultura hispánica que forma parte de los refranes de excepción que a
través de un ejemplo colmo suscriben el tópico de que hasta el mejor se equivoca alguna vez. Es un refrán
excusa porque argumenta a favor de alguien que se equivoca; su forma, por tanto, habría sido "hasta a la
mejor cocinera..." con la preposición "hasta" elidida al principio. El hecho de que una cocinera experta
cometa el error, garrafal en su oficio, de dejar quemar los frijoles parecería excusar los errores eventuales
de alguien habitualmente competente.
cocinera
a la mejor cocinera se le va un garbanzo entero (f. 66, 90 y 132).
Refrán de índole tradicional en la cultura hispánica que forma parte de los refranes de excepción que a
través de un ejemplo colmo suscriben el tópico de que hasta el mejor se equivoca alguna vez. En este caso
una cocinera experta comete el error, garrafal en su oficio, de dejar pasar un garbanzo entero cuando la
receta manda que no debe ir así. Como se trata de un colmo, se supondría que hay una receta muy
conocida de todos en donde los garbanzos deben ir partidos o molidos: no es así. La lógica del refrán, por
tanto, supone que el ejemplo del error de la cocinera sea distinto como lo sugiere la varianterecogida en
Zacatecas: "a la mejor cocinera, se le va una papa entera" o bien que el del error sea, de hecho, un
cocinero. De esta manera habría una rima consonante entre ambos hemistiquios. La forma argumentativa
del refrán, en todo caso, supone elidida al principio la preposición "hasta". Así: "hasta a la mejor
cocinera...". Variante: "al mejor mono se le cae el zapote" (f. 51, 113 y 119).
cocinera
a la mejor cocinera se le va un tomate entero (f. 35, 51, 64, 113, 116, 119 y 122).
Tiene el mismo sentido que "a la mejor cocinera se le queman los frijoles" y que "a la mejor cocinera se le va
un garbanzo entero". El lector puede ver lo dicho de esos refranes. Se trata de un refrán que excusa
galantemente un error eventual bajo el tópico argumentativo de que hasta el mejor se equivoca alguna vez.
La rima consonante entre ambos hemistiquios exigiría que se hablara más bien de un cocinero. Así: "al
mejor cocinero se le va un tomate entero".
cocinera
cuando la cocinera es mala, le echa la culpa al mole (f. 12).
Refrán popular que, al significar lo que dice, censura la excusa. Adopta la forma de una serie de refranes
mexicanos con tema como el de la mala partera que le echa la culpa "al culo", "al chamaco", "a la luna
tierna" o "a la parturienta", o el del mal escribiente que le echa la culpa a la pluma fuente. El adverbio inicial
"cuando" con frecuencia es sustituido por "de que", que da al refrán un sentido más reiterativo. Hay, en este
caso, un juego de palabras entre "mala" y "mole". Desde el punto de vista argumentativo, el refrán no tiene
mucha coherencia si se tiene en cuenta la tradición culinaria mexicana.
cocinera
entre dos cocineras sale aguado el mole (f. 90 y 116).
Refrán que significa que cuando las responsabilidades se diluyen entre varios las cosas no salen bien, como
lo dice otro refrán: "demasiados cocineros echan a perder el caldo". El refranero se vale aquí del mole cuya
receta requiere cantidades exactas. El refrán parece haber tenido origen en el universo restaurantero o
culinario.
cocinera
peléate con todos, menos con la cocinera (f. 12).
Dicho popular de forma conativa que aconseja no ponerse mal con la cocinera, que es la que da de comer.
Otras expresiones del hablar mexicano como "darle patadas al pesebre" parten del mismo tópico: no estar o
ponerse en mal con quien da de comer. Por ejemplo el refrán: "es bueno comer, pero no patear el pesebre".
cocodrilo
el cocodrilo que desea comer, no enturbia el agua (f. 110).
Refrán popular que, basado en la figura de un cocodrilo, aconseja no enturbiar las cosas. Se usa en el
sentido ya de un consejo, ya de una amenaza bajo el tópico, en todo caso, de que nadie pone en riesgo su
comida. La forma del refrán es la de una declaración sentenciosa.
codo
no es bueno empinar el codo, porque el que es borracho, es todo (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa dice lo que enuncia. Tiene el sentido paremiológico de que el
borracho es capaz de cualquier fechoría porque, como dice Rubio, "pierde, por completo, toda noción de
decoro, de decencia, de moralidad, de honradez, de respeto, etc. Y es capaz de los mayores excesos".
coger
después de cogerte, tienes que pirarte (f. 116).
Dicho del bajo mundo del hampa que significa, según Rubio, quien lo ha recogido, que después de escapar
de la cárcel ("cogerse") hay que andar de un lado para otro por precaución ("pirarse"). Tiene la forma
conativa de un consejo.
cohete
echar cohetes, jugar albures y jinetear, no se debe aconsejar (f. 90 y 116).
Las tres son cosas peligrosas y, por ello, no son aconsejables. El uso paremiológico se basa en el empleo
metafórico de alguna de ellas. Es un refrán de índole popular. Variante: "echar cuetes, jugar albures y
jinetear, no se debe aconsejar" (f. 49).
cohetero
un cohetero no huele a su compañero (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Su arte verbal se basa en la rima consonante entre "cohetero" y
"compañero" con que se cierran los dos hemistiquios, que constan de cinco y ocho versos, respectivamente.
De hecho, se basa en el dicho homeopático de que los semejantes se buscan (similia cum similibus
conjunguntur). Su sentido paremiológico, pues, es análogo al del refrán mexicano "dos aleznas no se
pican". Variante: "dos cueteros no se huelen" (f. 64 y 116).
cojo
si cojeas, te dirán cojo (f. 90 y 116).
Dicho que expresa una realidad en la mentalidad popular que no perdona el sarcasmo hacia quien tiene
algún defecto ostensible. Se usa en sentido paremiológico como respuesta a quien se queja del trato social
que recibe. Tiene la forma, muy frecuente en el Refranero mexicano, de una prótasis de tipo condicional y
una apódosis que expresa la sanción prevista en el refrán si la condición se cumple.
cola
el que tenga cola de zacate, que no se acerque a la lumbre (f. 90).
El sentido literal de este refrán popular funciona metafóricamente para sustentar su sentido paremiológico
que aconseja a quien tiene alguna fragilidad física o moral a no exponerse. Tiene la forma tradicional de una
sentencia-consejo: no acercarse a donde hay algún peligro a su fragilidad. Tiene el mismo sentido
paremiológico que refranes como "el que tenga miedo a las espinas, que no entre a la nopalera", o bien "el
que tenga miedo al lobo, que no vaya a la selva". El tópico en que se apoya su fuerza argumentativa puede
formularse como "quien tenga un punto débil, no se exponga". También circula en esta forma que funcionan
como variantes suyas: "el que tenga la cola de zacate, que no se acerque a la lumbre" (f. 116); o bien, "el
que tiene cola de zacate, no puede jugar con lumbre" (f. 37, 64 y 119).
colchón
el mejor colchón es un buen sueño (f. 116).
Refrán popular que, en forma de una sentencia tradicional, significa lo que enuncia. Su sentido
paremiológico está muy arraigado en la tradición hispánica y se sustenta en el tópico de que "lo natural es lo
mejor", que subyace a otros refranes como "la mejor salsa es el hambre".
coleada
la coleada tumba al toro (f. 48, 50, 90 y 132).
Refrán charro que dice lo que enuncia. En el ámbito de la charrería una coleada, dice Santamaría, "es el
acto de derribar una res tirándola de la cola"; en eso consiste el coleadero como se llama, según el mismo
Santamaría, a la "diversión reducida a colear toros". El dicho funciona como una regla de charros y tiene
forma sentenciosa. Equivalente es el dicho de vaqueros "el coleón tumba la vaca" (f. 90 y 122), que ya no
parece tener como ámbito el coleadero sino las tareas propias del rancho como el marcar o el de herrar el
ganado.
coleto
luego, dicen que el coleto es malo, cuando le roban sus anisíos (f. 24).
Frase ranchera usada como refrán a guisa de excusa. Es de origen rural. El "luego" es exclamativo con
sentido consecutivo y el "cuando" tiene un sentido causal. En ese sentido, es un dicho de coletos, como se
llama despectivamente en Tabasco a los chiapanecos y, en Chiapas, a los de San Cristóbal en un sentido
equivalente a quien vive en un lodazal para puercos. Anisíos, síncopa de "anisillos", yerbas de campo, de
olor a anís, usadas por los chiapanecos.
colgajo
nunca afanes colgajos de jalón, ni conchas sin apretón (f. 90 y 116).
Dicho de ladrones que, según Rubio, se refiere a la técnica de robar aretes y portamonedas: al robar los
aretes no hay que hacerlo de un tirón, al robar conchas hay que hacerlo con un apretón "para que el efecto
de éste disimule la extracción del portamonedas". Como todos los dichos del bajo mundo recogidos por
Rubio, tampoco éste tiene el rango de refrán propiamente dicho. En este caso hay rima asonantada entre el
primero y el segundo hemistiquios.
Colima
¿por qué te asustas, Colima, de ver la tierra salada? (f. 5).
Dicho exclamativo cuyo nexo y sentido paremiológico están dados por la expresión "por qué te asustas". El
sentido paremiológico, además, sirve para comentar la impresión que causa una cosa totalmente lógica,
comprensible y esperable.
collón
nunca los collones llenan los panteones (f. 90 y 116).
Declaración sentenciosa cuyo sentido literal dice lo que enuncia. Su sentido paremiológico, en cambio, se
atiene al tópico de que el cobarde vive más que el valiente. La diferencia con la variante recogida en la nota
estriba en que en la forma presente la rima consonante de los dos hemistiquios es completada por su metro
hexasílabo. También circula de esta manera: "con collones no se llenan los panteones" (f. 89).
color
no te vayas al color, que también la vista engaña (f. 35, 37, 90 y 116).
Refrán consejo de índole popular cuyo significado literal está enunciado por el texto. Su sentido
paremiológico, en cambio, y el tópico que le subyace es idéntico al del refrán "las apariencias engañan" o "el
león no es como lo pintan". La forma es, como decía, la de un consejo cuyos hemistiquios, consistentes en
versos octosílabos, tienen entre sí la relación de un consejo (primer hemistiquio) con su justificación
(segundo hemistiquio).
coludo
o todos coludos o todos rabones (f. 66, 70, 90, 106, 113, 116 y 132).
Expresión paremiológica de enunciación exclamativa que se usa en situaciones en que se reclama una
actuación pareja. Es un dicho de índole popular. Variante: "todos coludos o todos rabones" (f. 122).
comadreja
para una comadreja, un cernícalo (f. 116).
Dicho de cacos vertido en la muy paremiológica estructura en los refraneros hispánicos mal-remedio, a los
que subyace el tópico de que todo mal tiene su antídoto. Rubio, quien recoge el dicho del mundo del hampa,
confiesa "no sé lo que con esto quiera decirse". En todo caso, parece que este dicho de ladrones significa
que todo ladrón halla la horma de su zapato. Según el mismo Rubio, en lenguaje de cacos comadreja es el
"ladrón que entra en cualquier casa".
comal
el comal le dijo a la olla: ¡qué tiznada estás! (f. 12, 51 y 119).
Refrán exclamativo de tipo popular que dice lo que enuncia. Paremiológicamente se usa en contextos en los
que alguien, que tiene un defecto, reprocha o se burla de otra persona por tenerlo. Una canción compuesta
por Cri-Cri hacia 1945, "el comal y la olla", desarrolla el argumento. También circula de estas otras maneras:
"el comal le dice a la olla: ¡ah, qué tiznada estás!" (49); "el comal le dice a la olla: ¡culo tiznado!" (f. 109); "el
comal le dice a la olla: ¡qué tiznada estás!" (f. 21); o bien "el comal le dijo a la olla" (f.66, 113 y 116); o,
finalmente, "el comal le dijo a la olla: mira qué tiznada estás" (f. 5, 16, 71, 90, 110 y 132).
comer
el comer y el hablar poco, nunca debe de dañar (f. 110).
Refrán tradicional que en forma declarativa conjetura sobre la bondad tanto de la parquedad en el hablar
como de la frugalidad en el comer, dos tópicos constantes de los refraneros hispánicos. Se usa en forma de
consejo para recomendar o justificar ambas formas de conducta austera en asuntos en los que se suele ser
desmedido como son la comida y el hablar.
comer
pa' comer y coger, no hay tontos ni cansados (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular que significa lo que enuncia. "Coger" en el habla popular tanto mexicana como, en general,
en el español latinoamericano significa el copular del macho, "hacer el acto sexual" o, en términos
del Diccionario del español usual de México, de Guido Gómez de Silva, "verificar el coito, realizar el acto
sexual". Un decir de hombres de acuerdo con esta acepción sería, por ejemplo, "vamos a coger". El refrán
dice, pues, en forma de sentencia exclamativa, que tanto para comer como para el sexo no hay tontos ni
cansados. Se atiene, en general, al tópico de que siempre se está listo para lo placentero. Santamaría
califica este uso del verbo coger en su derivado "cogedera" como "vulgarismo torpe y de mala nota". Sin
duda se debe al tabú verbal en todo lo relacionado con el sexo. Pese a todo, esa acepción de "coger" está
muy difundida en hablas populares latinoamericanas como la argentina y, desde luego, la mexicana.
comer
quien bien come, bien amanece (f. 110).
Dicho popular que expresa la buena idea que en el habla popular se tiene de la comida. El significado del
texto se basa en el tópico de que comer es bueno. Tiene la forma de una sentencia del tipo "quien" que
expresa en la prótasis, "quien bien come", una condición, en tanto que la apódosis, "bien amanece", expresa
lo condicionado.
comer
quien comió y montó, no pregunten de qué murió (f. 41).
Refrán ranchero que expresa la creencia vigente en ese ámbito de lo malo que es montar después de
comer. La estructura paremiológica es tradicional: pertenece a los refranes del tipo "quien" con una prótasis
hexasílaba y una apódosis eneasílaba. Es, por tanto, un refrán irregular desde el punto de vista métrico.
También lo es si es visto desde la sintaxis: el segundo miembro tiene dos verbos en forma personal. El
primero de ellos, "no pregunten" –que tiene como sujeto a un interlocutor plural, el destinatario de la
enunciación del refrán–, sirve para montar el segundo, "de qué murió", que rima con el "montó" del primer
hemistiquio.
comezón
comezón, sanazón (f. 116 y 132).
Refrán de uso e índole populares que significa lo que enuncia. A saber, que dentro de la semiótica medicinal
popular la comezón en una herida es señal de que está curando. Desde luego, esta convicción es
contradicha por otro refrán relacionado con la variante "comezón, sanazón o pudrición"; éste indicaría que la
comezón no sólo es señal de curación sino que también puede ser indicio de que la herida, por haberse
infectado, se haya podrido. La estructura métrica es perfecta: dos hemistiquios trisílabos relacionados por
rima asonante. Tiene la forma de una sentencia formulada en forma absoluta. Variante:"comezón: sanazón o
pudrición" (f. 66, 89 y 90).
comida
a comida de olido, pago de sonido (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se atiene al tópico de que la deuda contraída es proporcional al
beneficio comprado. A decir de Rubio, "qué menos puede hacer aquel a quien únicamente le dan a oler la
comida que corresponder con sólo sonar el dinero con que debía pagarla". El refrán, de forma sentenciosa,
tiene la estructura, tradicional en los refraneros hispánicos, del mal-remedio que se atiene a la fórmula,
como se sabe, "a o para esto, esto otro". Hay rima consonante entre el primero y el segundo hemistiquios.
comida
al que masca poco o mal, ni le sabe la comida ni la digiere cabal (f. 110).
Refrán gastronómico mexicano que significa lo que enuncia. Es un principio sentencioso brotado de la
experiencia. Tiene la forma de una sentencia a cuya prótasis corresponden dos sanciones que se suman: no
le sabe la comida, por una parte, y no la digiere, por otra.
comida
más vale una comida en paz que dos entre disputas (f. 110).
Es uno de los refranes "más vale" que significa lo que enuncia. El Refranero mexicano aprecia mucho más
la paz en la comida que su calidad. No sólo este refrán sino refranes como "más vale atole con risas que
chocolate con lágrimas" así lo indican. Obviamente, su sentido paremiológico sanciona situaciones o bien de
comidas en paz que dejan en segundo plano su calidad o bien en situaciones violentas durante la comida.
Tiene la forma de una sentencia.
comida
tras la comida ir al baño, hace siempre mucho daño (f. 37).
Refrán de origen español que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una afirmación absoluta basada en
la experiencia y responde a una convicción cultural de clase social. Los refranes que empiezan por la
estructura "tras + artículo + nombre" son frecuentes en la tradición paremiológica española del siglo XVI.
Consta de dos hemistiquios octosílabos con rima consonante.
comido
lo comido y lo gozado, es lo único aprovechado (f. 35 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración sentenciosa estructurada en
dos hemistiquios octosílabos con rima consonante. Rubio recoge como variante del primer hemistiquio, "lo
comido y lo rezado", que hace que el refrán vaya en sentido diverso al realismo pragmatista de la
formulación propuesta.
compadre
compadre que a la comadre no le anda por las caderas, no es compadre de a deveras (f. 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se usa para justificar las confianzas o picardía derivadas del
compadrazgo. Tiene la forma de una sentencia en dos versos con rima consonante, de 16 y ocho sílabas
respectivamente, en donde el octosílabo inicial del primero de ellos descansa en las consonancias entre
"compadre" y "comadre". También circula de las siguientes maneras: "compadre que a la comadre no le
anda por las caderas, no es compadre de deveras" (f. 70 y 116); "compadre que a su comadre no le anda
por las caderas, no es compadre de deveras" (f. 5); "compadre que a la comadre no le ande por las caderas,
no es compadre de deveras" (f. 122); "compadre que a la comadre no le llega a las caderas, no es
compadre de deveras" (f. 132); " compadre que a la comadre no le llega a las caderas, no es compadre de a
deveras" (f. 66 y 90); "compadre que no llega a las caderas, no es compadre de a deveras" (f. 10).
compadre
entre compadres te veas (f. 12).
Dicho popular de enunciación exclamativa que expresa lo inhabituales y heterodoxas que pueden resultar
las situaciones que resultan en una reunión de compadres.
compañero
compañeros del camino, pero no del itacate (f. 70 y 90).
Dicho popular que, en forma exclamativa, significa lo que enuncia. Se usa paremiológicamente para excluir
ciertas cosas de entre los derechos de la amistad. Variantes: "compañeros del camino, pero del itacate no"
(f. 133); "compañeros del camino, pero del tortía no" (f. 132); "compañeros del camino, pero de tortía no"
(f. 66); "somos compañeros del camino, pero no del itacate" (f. 21).
comparar
cuando a dos se les compara, uno de los dos repara (f. 66 y 90).
Este refrán enuncia, en forma sentenciosa, un tópico de otra manera expresado en el Refranero
mexicano como por ejemplo en el refrán "las comparaciones siempre ofenden". Consta de dos hemistiquios
octosílabos con rima consonante.
compromiso
más vale un buen compromiso que un mal matrimonio (f. 90 y 122).
Este refrán popular, de la serie de los refranes "más vale", indica que vale más una relación informal de
pareja que un matrimonio mal avenido. Santamaría dice que indica lo contrario del refrán español "mejor la
hija mal casada que bien abarraganada". Como todos los refranes "más vale", este refrán expresa en el
primer hemistiquio lo que para el refrán es preferible, en este caso con la expresión "buen compromiso", en
tanto que el segundo expresa lo que es juzgado secundario, "un mal matrimonio". Es frecuente que en los
refranes "más vale" las contraposiciones que se dan entre el primero y segundo hemistiquios estén
expresadas a través de la contraposición entre "bueno" y "malo"; por ejemplo, "más vale un mal arreglo que
un buen pleito".
condenar
al que se ha de condenar, es por demás que le recen (f. 35, 66, 90, 116 y 122).
Refrán predestinacionista que expresa la convicción muy arraigada en el Refranero mexicano de que la
buena o mala fortuna en la vida no dependen de lo que cada quien haga sino de una determinación del
destino desde el nacimiento mismo: su propia predestinación.
confianza
para confianzas y secretos, no hay sujetos (f. 35, 90 y 116).
Significa, según Rubio, "que no se debe confiar en nadie, por nada y para nada, por lo difícil que es
encontrar quien no abuse en materia de intereses o sepa guardar el secreto que se le confía". Tiene la forma
de una sentencia con rima consonante entre el primero –eneasílabo– y el segundo –pentasílabo–
hemistiquios.
conformar
quien se conforma con ver, ni siquiera en tentar piensa (f. 90 y 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Se refiere a las relaciones amorosas y, como dice Rubio, "censura
la conducta de quien en asuntos amorosos no intenta llegar a mayores". Tiene la forma de una sentencia y
está estructurado en dos hemistiquios octosílabos sin rima.
conocer
conocerse no es morirse (f. 116).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene poco sentido paremiológico: parece funcionar más como
una interjección que insta al interlocutor al conocimiento mutuo.
conquián
el que quiera ganar en el conquián, lo que le boten debe agarrar (f. 66 y 90).
Dicho de tahúres cuyo sentido paremiológico se basa en el tópico de que quien quiera lograr algo debe
aprovechar, sin remilgos, todas las oportunidades que se le presenten, aunque representen un riesgo. Es el
mismo sentido paremiológico que el del refrán "si al conquián quieres ganar, por donde venga has de
embonar" (f. 116), que es una variante suya. Tiene la forma de una sentencia del tipo "el que" cuyo primer
hemistiquio funciona como una prótasis condicional, en tanto que el segundo expresa un imperativo que
funciona como un consejo si la condición se cumple. Tiene la estructura en dos endecasílabos asonantados.
consejo
consejos y ejemplos que obligan, los que los muertos nos digan (f. 66).
Refrán de uso popular que expresa la gran valía de los consejos y ejemplos que provienen de quienes ya
han muerto. Se basa en el tópico de que el saber que proviene de quienes han muerto está libre de toda
sospecha. Estructuralmente pertenece a los refranes "que"; tiene forma de sentencia cuyos hemistiquios
están unidos entre sí por rima consonante.
consejo
dar consejos a rancheros es como predicar en el desierto, tapar el sol con un dedo o apagar la
lumbre a pedos (f. 66 y 90).
Refrán antirranchero que dice, mediante una serie de expresivos ejemplos y símiles, la terquedad del
ranchero y lo inútil que es darle consejos. Hay rima asonante entre el enunciado sujeto y cada una de las
terminaciones de los tres ejemplos presididos por "como": rancheros, desierto, dedo y pedos.
consejo
de sembrar y de casar, no quieras consejos dar (f. 116).
Si es inútil dar consejos al ranchero, también lo es darlos en materias como la siembra o el matrimonio: son
asuntos que no admiten consejeros. Variante: "de sembrar y de casar, no quieras consejo dar" (f.90).
consejo
el consejo de mujer, bueno algún día puede ser (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen español, de sabor misógino, que expresa el tópico de que no hay que despreciar el
consejo de nadie. Está estructurado en forma de una declaración en dos hemistiquios octosílabos con rima
consonante.
contento
rascarse para adentro, es gran contento (f. 35, 90 y 116).
Refrán de uso popular que, tomando al azadón como símbolo de buscar su propia ventaja, dice que trabajar
para sí mismo es causa de gran contento. Tiene la forma de una declaración sentenciosa con rima asonante
entre sus dos miembros. Rubio dice que este refrán significa "quererlo todo para sí; ver únicamente el
interés propio" porque, después de todo, nadie rasca para afuera.
conteo
en el conteo está el ganeo (f. 122).
Refrán de índole popular que dice que quien hace las cuentas para fines de repartición siempre sale
ganando porque, como dice otro refrán, "el que reparte y comparte y al repartir tiene tino, siempre coge para
él mejor parte de contino". Rubio lo recoge como "en el tanteo está el ganeo". La palabra "ganeo", en todo
caso, es un capricho sólo de la rima consonante que une los dos miembros de esta expresión.Variante: "en
el tanteo está el ganeo" (f. 90 y 116).
coox-virar
más vale un coox-virar a tiempo que un "aguántate con Gualberto" (f. 10).
Refrán de estructura "más vale" que tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "más vale un carajo
a tiempo que cien mentadas después". Variante: "más vale un co'ox virar a tiempo, que un 'aguántate como
Gualberto'" (f. 9).
corazón
corazón de mesón, todos entran en montón (f. 66).
Refrán popular referido a la mujer enamoradiza, "corazón de mesón", que da cabida a todos. Tiene una
forma descriptivo-narrativa con rima asonante entre la parte descriptiva, "corazón de mesón", y la narrativa,
"todos entran en montón". En último término, el sentido paremiológico con que se usa es el de una censura
hacia la mujer "corazón de mesón".
corazón
el corazón no envejece, el cuero es el que se arruga (f. 12, 90 y 116).
Refrán exclamativo que expresa que el amor no tiene edad y que, por tanto, quien ama es joven a pesar de
las apariencias. Rubio dice que éste es un dicho de viejos rabos verdes para justificar "sus andanzas
amorosas, o su gusto por diversiones que no son propias de su edad".
corazón
el que mal del corazón esté, apriete el dedo gordo del pie (f. 89).
Dicho médico de la región de San Luis Potosí. Tiene la forma de un consejo dado en forma de una sentencia
estructurada por una mala rima entre "esté" y "pie". No tiene sentido paremiológico.
corazón
no hay corazón tan triste como una bolsa sin dinero (f. 116).
Refrán popular que dice lo que enuncia. A saber: que, como dice Rubio, "es muy grande la tristeza
producida por la falta de dinero". Tiene la forma de una declaración sentenciosa.
corona
cada quien se pone la corona que se labra (f. 35, 90 y 116).
Refrán de uso popular que expresa la convicción antifatalista de que el éxito o el fracaso no son productos
de la casualidad ni de la buena o mala fortuna sino del trabajo tenaz y honrado.
Corpus
ni pasearla por el Corpus, ni ocultarla por san Juan (f. 116).
Refrán relativo a mujeres recogido por Rubio cuyo uso y significado dice ignorar. Aunque en el calendario
religioso católico la fiesta de Corpus es movible y se celebra el jueves siguiente a la octava de Pentecostés,
unos dos meses después de la fiesta de Pascua, es una fiesta de junio, como san Juan: tienen lugar ambas
en el tránsito de la primavera al verano. El Corpus, en todo caso, era anterior a la fiesta de san Juan, que se
celebra el 24 de junio. En el calendario religioso del catolicismo contemporáneo en México la fiesta
de Corpus ya no es de precepto y su celebración se suele trasladar al domingo siguiente. La diferencia
entre Corpus y san Juan, pues, es de sólo unos días. El refrán parece aludir a algunas antiguas costumbres
populares como por ejemplo la de las procesiones que tenían lugar el jueves de Corpus, a eso podría
referirse el "pasearla", o el tradicional baño del día de san Juan. El sentido paremiológico del refrán, pues,
parecería ser un llamado a evitar conductas anormales.
corral
el que se ha criado en corral, de un pajoso se enamora (f. 49).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico apunta hacia el tópico cultural de que cada quien adquiere los
valores del ámbito donde vive según el refrán "dime con quién andas y te diré quién eres". El refrán significa
que la mujer que se ha criado en un lugar de bajo rango es normal que se enamore de alguien de un rango
tan bajo como el estiércol de equino. En efecto, la probable forma vulgar de este refrán debió ser: "el que se
ha criado en corral, de un pasojo se enamora". Como dice Santamaría, en efecto, en el habla popular
mexicana "pasojo" es una "probable metátesis de pajoso, por estiércol de equino, y tan usual como
ésta". Variante: "el que en un corral se cría, de un pajoso se enamora" (f. 90 y 116).
corredor
al buen corredor no le importa dar el lado de la vara (f. 49).
Refrán ranchero cuyo simbolismo está tomado de las carreras de caballos y cuyo sentido paremiológico es
el mismo del refrán "el que es gallo dondequiera canta". Ambos se atienen al tópico de que el competente
no se interesa por los pequeños detalles. El "lado de la vara", en las carreras de rancho, suele ser el lado
derecho. Variante: "no importa al buen corredor dar el lado de la vara" (f. 90 y 116).
correr
correr es vergonzoso, pero saludable (f. 37).
Dicho popular cuyo tópico, la vida vale más que todo lo demás, subyace a refranes como "más vale que
digan aquí corrió que aquí murió", que estrictamente hablando sería la versión en refrán de este dicho cuya
forma es la de una declaración.
correr
para uno que corre, otro que vuele (f. 116).
Refrán de índole popular que expresa que toda situación es superable y que cada cosa tiene su antídoto.
Formalmente, pertenece a los refranes receta que se atiene al esquema mal-remedio. Su lógica, por tanto,
es la misma que la de refranes "para uno que madruga, hay otro que no se acuesta" que, en el
actual corpus de refranes usados en México, es el único que tiene la misma estructura que el presente
refrán. Variante: "para uno que corre, otro que vuela" (f. 90).
cortesía
menos cortesía y más pan (f. 110).
Dicho popular de enunciación exclamativa que dice lo que enuncia. Su uso paremiológico es muy reducido
y, desde luego, discutible.
corva
corvas son triunfos (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa que quien corre ante el peligro lo vence. Tiene, por tanto, el mismo sentido que
el dicho "correr es vergonzoso, pero saludable". Rubio relaciona la palabra "corvas" no sólo con la
capacidad de correr sino con el miedo.
cosa
cosa hueca, mucho suena (f. 66).
Refrán popular que en forma perfectamente concisa significa lo que enuncia. Se basa en el tópico de que las
cosas importantes no hacen ruido en tanto que lo ruidoso es síntoma de inutilidad. De hecho, tiene el mismo
sentido paremiológico que el archirrefrán "perro que ladra no muerde". Desde el punto de vista formal es un
refrán perfecto: consta de sólo cuatro palabras distribuidas de tal manera que las dos primeras describen la
situación de la que, declarativamente, hablan las dos últimas. Consta, por lo demás, de dos hemistiquios
tetrasílabos unidos por rima asonante.
cosa
dile que es hermosa, y pídele cualquier cosa (f. 66).
Dicho que funciona como regla consejo del piropo bajo el supuesto machista de que una mujer halagada es
presa fácil. Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
cosa
las cosas de Yucatán, dejarlas como están (f. 10).
Dicho Yucateco que significa lo que enuncia. Tiene la forma de un consejo que supone la singularidad de
Yucatán. Hay rima consonante uniendo los dos hemistiquios de que consta el dicho.
cosa
miserable cosa es que piense ser cocinero quien nunca aprendió a lavar los trastes (f. 110).
Refrán que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración basada en el tópico según el cual las
cosas más elevadas se obtienen a través de las cosas más viles.
cosa
preciosa cosa es tener; es más precioso saber (f. 37).
Frase gnómica de índole conceptual que significa lo que enuncia. Expresa el principio de que vale más
saber que tener. Tiene los atributos argumentativos de las llamadas "frases célebres".
cosa
tres cosas come el poblano: cerdo, cochino y marrano (f. 90).
Dicho ofensivo que se encuentra en la misma línea antipoblana que dichos del tipo de "a perro, perico y
poblano, nunca le extiendas la mano" o "mono, perico y poblano, / no lo toques con la mano; / tócalo con un
palito, / que es un animal maldito". Carece de valor paremiológico.
cosa
una cosa es con guitarra, y otra cosa es con violín (f. 122). Variantes: "una cosa es con guitarra, y otra
con violín" (f. 90 y 122); "una cosa es con violín, y otra cosa es con guitarra" (f. 122).
cosa
una cosa es la amistad, y el dinero es otra cosa. (f. 116 y 122). Variantes: "una cosa es el amor, y el
negocio es otra cosa" (f. 35, 38, 116 y 122); "una cosa es Juan Domínguez, y otra cosa es 'no me chingues'"
(f. 66, 70, 90 y 132); "una cosa es Juan Reveles, y otra cosa es 'no la amueles'" (f. 37); "una cosa es la
amistad, y otra cosa es 'no la friegues'" (f. 37, 90 y 122); "una cosa es la amistad, y otra cosa es Juan
Domínguez" (f. 35 y 116).
cosa
una cosa es la pobreza, y la mugre es otra cosa (f. 66, 90 y 116).
Refrán que en forma de una exclamación sentenciosa califica a quienes quieren justificar su suciedad en la
pobreza. Consta de dos hemistiquios octosílabos unidos por rima asonante.
cosa
una cosa es Luisa Mata, y otra cosa es 'mata, Luisa' (f. 90 y 116). Variante: "una cosa es Pedro Reza, y
otra cosa es 'reza, Pedro'" (f. 90 y 116).
cosa
una cosa es ser y otra cosa es tener (f. 12).
Frase gnómica, de índole sentenciosa, que significa lo que enuncia. Su forma de definición culta y nula
capacidad paremiológica la acercan a las "frases célebres".
cosa
una cosa es Toledo, y otra dar atole con el dedo (f. 90 y 116).
coscorrón
si afanas de coscorrón, que no te falte aguador (f. 90 y 116).
Dicho de cacos recogido por Rubio para quien afanar de coscorrón es "robar taladrando puertas con
berbiquí", en tanto que aguador es el que vigila o "echa aguas". Como todas las expresiones que no han
alcanzado la aceptación generalizada de los hablantes, no llega a refrán.
cosecha
cuando la cosecha es buena, hasta los guarumos dan cacao (f. 90).
Refrán tabasqueño que dice que cuando es buen año todo se da bien. Tiene el mismo sentido paremiológico
que refranes como "cuando el tiempo nos ayuda, los secos troncos retoñan", o bien "cuando el temporal es
bueno hasta los vaqueros paren". Tiene la forma de una exclamación sentenciosa.
costal
todo cabe en un costal, sabiéndolo acomodar (f. 90 y 116).
Refrán muy popular que dice lo que enuncia. Tiene el mismo sentido paremiológico, aunque más lógico, que
su variante "todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar". El tópico que le subyace es que la capacidad de
lo pequeño depende de la capacidad para acomodar allí las cosas. También se conoce así: "todo cabe en
un costal, en sabiéndolo acomodar". Tiene la forma de una sentencia.
cotorra
no hay cotorra que no grite, cuando se anuncia el mal tiempo (f. 41).
Refrán tabasqueño que en forma de una sentencia exclamativa dice lo que enuncia. Se usa para justificar
cualquier forma de protesta ante alguna desgracia. Circula también de esta otra forma: "a cotorra que es
habladora, no le importa que haga buen tiempo" (f. 41).
coyote
coyote que al llano baja, el pellejo arriesga (f. 49).
Refrán tabasqueño que dice lo que enuncia. Para el Refranero mexicano "bajar", ya sea al agua o, como en
este caso, al llano, es supuesto como entrañando algún peligro. Este refrán, en efecto, tiene analogías con
el recogido por Rubio en forma versificada: "Cupido se lamentaba / de un amor que ingrato fue, / y sólo le
consolaba, / que cuando ellas tienen sed / solitas bajan al agua / sin que nadie las arree". Se usa en
situaciones en que alguien se encuentra en algún peligro por descender de las alturas, de cualquier índole
que ellas sean, en que vive.
coyote
el que con coyotes anda, a aullar se enseña (f. 106).
Refrán popular que adapta al mexicano el viejo refrán tradicional "el que con lobos anda, a aullar se
enseña", con el sentido paremiológico de que las costumbres se adquieren del medio en que el individuo
vive a diario. Es de los típicos refranes "el que", de índole sentenciosa, cuyo hemistiquio "el que" expresa
una situación, en tanto que el segundo miembro del refrán propone la sanción correspondiente.
creer
hay quien cree que ha madrugado, y sale al oscurecer (f. 90 y 116).
Refrán ejemplo que se expresa como la formulación de un caso particular que contradice una proposición
general del tipo "quien cree no se equivoca" o bien "la creencia siempre lleva a la verdad". La verdad que el
refrán quiere demostrar es exactamente la contraria y podemos formularla de la siguiente manera: "la
creencia no es de fiar" o, si se prefiere, "no todo lo que se cree es cierto" o, en fin, "es mejor realidad que
creencia". Este postulado sería, además, el tópico que, arraigado en la conciencia popular, subyace al refrán
"hay quien cree que ha madrugado y sale al oscurecer", que viene siendo un exemplumcuya fuerza
argumentativa, de tipo inductivo, desmiente el aserto general de "quien cree no se equivoca". Tenemos, por
tanto, el caso de un refrán-exemplum insertado como premisa de un entimema.
cría
no estropees a la cría, porque se enoja la vaca (f. 41).
Refrán ranchero en forma de consejo que, en sentido literal, significa lo que enuncia. En sentido
paremiológico se usa para sancionar situaciones en que se molesta a alguna persona joven.
criada
para las criadas del cura no hay infierno (f. 90 y 116).
Dicho satírico contra el influyentismo. Según Rubio, se usa "para echar en cara a los que en una comunidad,
cualquiera que ella sea, por efecto de distinciones a veces injustas y siempre mortificantes, gozan de
prerrogativas que los demás no disfrutan".
criado
criado en la casa, clarín en la plaza (f. 116).
Refrán popular, de hechura tradicional, que expresa la indiscreción de los criados y criadas que hacen del
dominio público todo lo que sucede en el interior de la casa donde trabajan. Tiene la forma de una sentencia
cuyos hemistiquios están unidos por rima consonante.
criollo
con criollo civilizado, anda siempre con cuidado (f. 90 y 116).
Refrán que refleja, muy probablemente, las pugnas interétnicas de la Colonia. Verosímilmente se trata de un
dicho de mestizos. Según Rubio, el enunciador sería un indio. Estrictamente hablando, puede ser tanto un
indio como un español y, desde luego, un mestizo. La razón para buscar entre los mestizos al enunciador de
este refrán es que, por una parte, el Refranero mexicano, en general, es una creación mestiza; por otra, que
el indio es un personaje casi sin voz en el Refranero mexicano. El criollo supuesto en este refrán es
ranchero y la "civilización" a que se refiere son las costumbres urbanas y, en general, al criollo culto: no es
de fiar. En las pugnas interétnicas, el refranero supone que cada indio, criollo y español tienen su propio
medio: si se pasan al medio del otro no son de fiar. El mismo Refraneromexicano, por ejemplo, sanciona:
"indio que quiere ser criollo, al hoyo" o bien "indio que va a la ciudad vuelve criollo a su heredad". Se
estructura en forma de dos hemistiquios octosílabos con rima consonante. También circula de esta otra
manera: "con criollo civilizado, vete con mucho cuidado" (f. 90 y116).
cristo
de cristo a cristo, el más apolillado se raja (f. 35 y 116).
Refrán ranchero que se usa para interpretar situaciones de competencia y cuyo sentido paremiológico
apunta a defender el triunfo del más capaz. En el hablar popular mexicano, "rajarse" significa "echarse para
atrás" o desdecirse de algo, ya prometido, ya anunciado. La metáfora que subyace al refrán se refiere a los
crucifijos, frecuentemente de madera, que hay en cualquier iglesia de cualquier pueblo. Se atiene al tópico
de que el más débil es siempre vencido por el más fuerte. Variante: "de cristo a cristo, el más apolillado se
rompe" (f. 90 y 122).
cristo
dicen que un cristo en la mano pesa (f. 131).
Dicho de Chihuahua que junta la introducción "dicen que" al texto propiamente gnómico "un cristo en la
mano pesa" cuyo sentido literal es el enunciado, en tanto que el sentido paremiológico apunta hacia la
convicción popular de que en una pugna entre iguales por lo que sea el contar con la ayuda de Cristo es
importante.
Cristo
ni Cristo pasó de la cruz, ni yo de aquí paso (f. 116).
Según Rubio, se trata de una simple frase que expresa una negativa terminante de, en un asunto cualquiera
de alguna manera conflictivo, ir más adelante. Tiene apenas la categoría de dicho sin una función
propiamente entimemática en la argumentación discursiva cotidiana. La función principal en que se usa es la
de ornato.
crudo
vale más curar a un crudo que redimir a un cautivo (f. 64, 89, 90, 113 y 116).
Refrán popular del tipo "más vale" que significa lo que enuncia. El "crudo" al que se refiere el refrán es el
individuo al día siguiente de una gran borrachera. El dicho alude a las dificultades que implica curarse la
cruda o mal de la posborrachera, que aquí son puestas como más difíciles que la liberación de un cautivo. El
refrán se basa, por tanto, en el tópico popular de que la borrachera es peor que un cautiverio.Variante: "vale
más salvar a un crudo que redimir a un cautivo" (f. 70, 89 y 90).
cruz
si huyendo de la cruz vas, otra peor te encontrarás (f. 37).
Dicho fatalista, muy mexicano, que tiene el mismo sentido que el dicho abajo explicado: "todos nuestra cruz
tenemos, que a fuerza hemos de cargar, aunque nos lastime el peso". Parte, en efecto, del supuesto de que
cada individuo no sólo tiene su destino predeterminado desde antes de nacer sino que ese destino consiste
en sufrir o, según el hablar popular, cargar irremediablemente con su cruz, la cruz que le ha sido asignada
de por vida. El dicho, por tanto, se refiere a que si alguien no quiere cumplir con su destino le vendrán males
o cruces peores.
cruz
sólo la cruz no roba (f. 35, 90 y 116).
Refrán que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: todos son ladrones. Sólo la cruz, porque no
puede mover los brazos, no roba.
cruz
todos nuestra cruz tenemos, que a fuerza hemos de cargar, aunque nos lastime el peso (f. 60).
Dicho fatalista, muy mexicano, que tiene el mismo sentido paremiológico que el dicho antes explicado: "si
huyendo de la cruz vas, otra peor te encontrarás". Parte, como él, del supuesto de que cada individuo no
sólo tiene su destino predeterminado desde antes de nacer sino que ese destino consiste en sufrir o, según
el hablar popular, cargar irremediablemente con su cruz, la cruz que le ha sido asignada de por vida. La
cruz, en esta clase de dichos, tiene un sentido negativo: es un sufrimiento. El dicho, por tanto, insiste en el
deber innato e ineludible que tiene todo individuo de cargar con la cruz que el destino le ha asignado desde
siempre y para siempre.
cuaco
cuaco chiquito, siempre poquito (f. 104 y 105).
Dicho ranchero que expresa la convicción campirana de que un cuaco, como se llama en el campo
mexicano al caballo, pequeño de tamaño es también poco caballo según el refrán "caballo grande, aunque
no ande", que expresa la regla ranchera de que el caballo debe ser grande como se desprende de
las variantes de ese mismo refrán: "caballo grande, ande o no ande" o "caballo grande aunque no ande y
para lo que mande".
cuaco
cuaco que cambia de mano, también cambia de valor (f. 105).
Refrán ranchero que significa lo que expresa. Parte de la convicción campesina de que el valor de un
caballo depende de su dueño porque, como dice otro refrán del género, "a las mujeres bonitas y a los
buenos caballos, los echan a perder los pendejos".
cuaco
cuaco rucio, siempre sucio (f. 104 y 105).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Expresa, en efecto, la mala opinión que la gente del campo en
México tiene de los caballos de color rucio o pardo claro: según el refrán tiene siempre la apariencia de estar
sucio. Tiene la forma de una sentencia en dos tetrasílabos con rima consonante.
cuaco
cuando mi cuaco relincha, no hay yegua que guarde cincha (f. 105).
Dicho de charros que dice lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración exclamativa en dos octosílabos
con rima consonante.
cuaco
en cuaco moro, ni pases agua ni esperes toro (f. 105).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Expresa, en efecto, la mala opinión que la gente del campo en
México tiene de los caballos, como dice Santamaría, "blanco azulado con manchas brunas". Según el refrán,
estos caballos no son buenos para afrontar los peligros señalados. Hay rima consonante entre el final de la
cesura y el final del segundo hemistiquio.
cuaco
si tu cuaco te respinga, ya tienes buena jeringa (f. 90, 105 y 116).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. Se refiere a lo maltratadas que quedan las posaderas del jinete de
un caballo que repara.
cuadrar
a todos nos cuadra que nos den tronchado (f. 49).
Entre los galleros, "dar tronchado" es dar al dos por uno en las apuestas y, en general, ofrecer un negocio
tronchado es proponer un negocio muy ventajoso. Por eso el dicho se entiende solo, sobre todo si "cuadrar"
es entendido de "agradar". El dicho tendría, pues, el sentido del tópico "a todos nos agrada que nos den
ventajas", que le subyace.
cuadrúpedo
cuadrúpedo con dueño, no es mostrenco (f. 49).
Dicho ranchero que en forma de una definición dice lo que enuncia en el entendido de que, según la
terminología jurídica, los bienes mostrencos son los bienes o animales sin dueño.
cuatro
en el cuatro, hasta los ratones caen (f. 48, 66 y 90).
Dicho popular que significa que contra un "cuatro" o trampa bien urdida que se pone a alguien no hay
escapatoria. Variantes: "en el cuatro caen hasta los ratones" (f. 132); o bien "con el cuatro, hasta los ratones
caen" (f. 49).
cuchara
sólo la cuchara sabe lo que hay dentro de la olla (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que sólo cada uno sabe las penas que lleva adentro. Tiene el mismo sentido
paremiológico que refranes como "el fondo de la taza sólo la cuchara lo conoce" o bien "sólo el que carga el
costal, sabe lo que lleva dentro". Tiene la forma de una exclamación sentenciosa.
cuchillo
de que el cuchillo es malo, le echan la culpa al herrero (f. 116).
Refrán popular que se usa para comentar los pretextos y las justificaciones inaceptables del inepto. Tiene,
pues, el mismo sentido paremiológico que refranes como: "de que el arriero es malo, le echa la culpa al
burro", "de que es malo el escribiente culpa a la pluma fuente" o "de que la parturienta es mala le echa la
culpa al culo". Hay una carga ironizante en este tipo de refranes en que un experto tiene que recurrir a
excusas torpes para justificar su estupidez.
cuchillo
si sale derecho, es cuchillo, y si sale chueco, es tranchete (f. 49).
No hay, por tanto, de qué preocuparse. Se trata de una expresión gnómica exclamativa que en sentido literal
significa lo que enuncia, y en sentido paremiológico se usa para mofarse de quienes tienen presta una
justificación para todo lo que hacen aunque se trate, a veces, de situaciones obviamente equivocadas.
cuenta
cuentas claras conservan amistades (f. 90 y 122).
Refrán popular sentencioso que funciona como un axioma de quienes tienen o hacen negocios: es el
principio de las cuentas claras según el dicho exclamativo: "a mí me gustan las cuentas claras y el chocolate
espeso". También circula bajo esta forma: "cuentas claras, amistades largas" (f. 12).
cuerno
los cuernos son como los dientes: primero suelen doler, y después sirven para
comer (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido es obvio: se trata de una sátira contra los maridos cornudos.
cuero
puede más el cuero que la camisa (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular enraizado en la tradición paremiológica española según el cual primero están los parientes
que los demás.
cuero
no hay cuero sin garras (f. 38, 64, 80, 90 y 122).
Expresión gnómica popular que significa, según Santamaría, "que todas las cosas tienen defecto o
inconveniente". Variante: "no hay cuero sin rasgones" (f. 66, 90 y 132).
cuervo
no hay cuervo que no sea negro (f. 66 y 90).
Dicho que se suele usar en enunciación exclamativa y que en primera instancia significa lo que enuncia.
Formó parte, alguna vez, del anuncio comercial de un tequila a cuyos lomos se difundió. En sentido figurado
se suele llamar "cuervos" a algunas personas para quienes, entonces, lo "negro" viene a tener
connotaciones morales muy negativas.
cuidado
no hay cuidado de la reata, la argolla es la que rechina (f. 66, 90, 116 y 132).
Refrán de enunciación exclamativa que sirve de paliativo a situaciones en que lo que domina es, justamente,
la preocupación. El sentido paremiológico de este refrán, de referente ranchero, está dado por la expresión
"no hay cuidado". Funciona, pues, como los refranes exclamativos de nexo acústico.
cuidado
si quieres sembrar manteado, hazlo con mucho cuidado (f. 90).
Refrán consejo estructurado en dos hemistiquios octosílabos con rima consonante. Dice lo que enuncia.
"Sembrar manteado" es sembrar aventando puños de semilla al aire, esparciéndola en forma de manto, para
que caiga en la tierra así, esparcida. Al respecto, otro refrán asienta: "la semilla manteada, bien regada".
culeca
no te fijes en las culecas, fíjate en las que ponen (f. 12).
Dicho ranchero que dice lo que enuncia. Se usa tanto en relación con las gallinas como para valorar
situaciones de la vida diaria.
culo
cada quien es libre de hacer de su culo un papelote, para empinarlo (f. 116).
Refrán popular que significa, según Rubio, "que cada quien puede hacer con lo suyo lo que se le pegue en
gana, pues que a nadie tiene que dar cuenta de lo hecho". Variantes: "cada quien es libre de hacer de su
culo un papalote" (f. 90); "cada quien es libre de hacer de su culo un papalote y empinarlo" (f. 21); "cada
quien hace de su culo un papelote" (f. 35 y 116); "cada uno hará de su culo un papalote" (f. 5).
culpa
no tiene la culpa el hombre de ser cabrón, cuando la mujer es puta (f. 66).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Expresa, en efecto, un tipo de relaciones maritales en que se
justifica el maltrato del marido por la "conducta adúltera de la mujer". En el habla popular mexicana, "cabrón"
es, en efecto, no sólo el individuo malintencionado, abusivo, prepotente, sino el hombre violento y malo.
culpa
no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace
compadre (f. 5, 12, 37, 64, 66, 80, 85, 90, 106, 116, 122 y133).
Refrán muy popular, originado en las pugnas interétnicas de México, que en forma sentenciosa y
enunciación exclamativa sanciona la imprudencia y parte de culpa que tiene quien se queja de algún daño
"por haber confiado o valídose de persona que no debía", dice Rubio. Variante: "no tiene la culpa el indio,
sino quien lo hace compadre" (f. 70 y 132).
culpa
no tiene la culpa el pulque, sino el briago que lo bebe (f. 64, 66, 70, 85, 90, 116 y 119).
Estructurado sobre el anterior, este refrán popular en zonas pulqueras expresa que no hay que andar
echando las propias culpas al viento. En este caso, no es la bebida la culpable de los desastres de la
borrachera sino el borracho. Tiene la forma de un reproche.
curado
cuando se acabe el curado, conformarse con el blanco (f. 66 y 132).
Dicho de borrachos pulqueros que significa lo que enuncia. El pulque "curado", dice Rubio, "es el que se
hace mezclándole piña, fresa, naranja, tuna, huevo, etc. aderezamiento este que le da un mejor gusto y una
mayor aceptación". El pulque "blanco" es el pulque natural. En sentido paremiológico se usa para aconsejar
conformarse con lo que se tiene en vez de lo que se quisiera. Variante: "cuando se acaba el curado,
conformarse con el blanco" (f. 35, 70, 90 y 116).
curso
el curso hace maestros (f. 60).
Dicho, probablemente de origen escolar, muy poco o nada usado en el habla popular y que a ese tenor tiene
poco valor paremiológico. Su sentido primario exalta el valor del trabajo de aula. En cierto sentido se opone
al refrán popular que dice: "la práctica hace al maestro". Tiene, en todo caso, todas las características
formales de una sentencia paremiológica.
cusca
de cusca regenerada, o todo o nada (f. 116).
Según Rubio, este refrán significa que de la prostituta regenerada "no deben tomarse términos medios, sino
que o se admite todo de ella, sin limitación ninguna, o no se admite nada".
cusca
la cusca regenerada, de cusca no tiene nada (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Una prostituta, en efecto, una vez que ha cambiado de vida,
deja de serlo. "Cusca", como se sabe, es uno de los muchos nombres que se da en México a la prostituta.
cusca
no hay cusca ni ladrón que no tengan su santo de devoción (f. 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. En todo caso, el refrán resalta lo religiosos que suelen ser los
profesionales de ciertas conductas heterodoxas.

D
dado
a lo dado, no se le busca lado (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una sentencia performativa. A saber: que no
hay que ponerse exigentes con las cosas de regalo. Tiene, por tanto, el mismo sentido paremiológico que
refranes como "a caballo regalado no se le mira el diente"; "dadas, ni las puñaladas hacen daño"; "del dátil,
hasta la palma". Desde luego, hay también su contrarrefrán que rebate el tópico "todo lo dado es bueno",
defendido por esta serie de refranes: "de balde ni los muchachos nacen buenos". Hay rima consonante entre
el primero y el segundo hemistiquios.
daño
lo que repugna, hace daño (f. 116).
Refrán popular que se basa en el tópico de que lo que agrada es bueno y viceversa. Se basa en la creencia
popular de que si algo nos agrada es porque nos proporciona salud y viceversa. Tiene la forma de una
sentencia.
dar
da más y recibirás menos (f. 35 y 116).
Refrán popular referido a la ingratitud que, dice Rubio, "vive siempre al acecho para corresponder siempre
de la peor manera las dádivas, los favores". El refrán se basa en la corespondencia entre dos escalas según
el principio "a más, menos".
dar
lo que no le doy, no se lo debo quitar (f. 60).
Frase gnómica con muy escaso valor paremiológico que significa lo que enuncia y se puede aplicar a las
relaciones familiares estrechas como las filiales o las paternas. Está más cerca del campo nocional de las
frases célebres que de los refranes propiamente dichos. Estrictamente hablando no forma parte del flujo de
la lengua hablada que maneja la gente.
dar
no hay que darlo aunque lo pidan, sólo que lo paguen bien (f. 35, 66, 70, 90, 116 y 132).
En sentido literal, este refrán se refiere al sexo. En sentido paremiológico, en cambio, suele aplicarse a
cualquier transacción comercial. Tiene una enunciación exclamativa.
dar
quien dé hay, quien ruegue no (f. 116).
Viejo refrán popular que se atiene al tópico del "da pero no ruegues" o de que no hay que rogar con dádivas.
"Dar y rogar es pecado" y considera un colmo que alguien quiera "dado y arrempujado". El refrán es una
simple declaración de que las dos cosas no suelen ir juntas.
dar
quien no da de lo que tiene, no pida de lo que ve (f. 90 y 116).
Refrán popular de raigambre tradicional que se atiene al tópico de "quien no da no pida". Tiene la forma de
una sentencia y se basa en la contraposición entre dar y pedir.
dar
quien no da pudiendo dar, menos dará no pudiendo (f. 90 y 116).
Refrán cuyo sentido es obvio. Tiene la forma de una sentencia de enunciación exclamativa estructurada por
la contraposición entre no dar pudiendo y no dar no pudiendo. Se basa en el tópico "nadie da lo que no
tiene" (nemo dat quod non habet).
dátil
del dátil, hasta la palma (f. 66, 90, 116 y 132).
Refrán popular que insiste en la convicción de que a lo dado no hay que ponerle peros y se atiene, por tanto,
al tópico de que dado, lo que sea. Tal es el sentido paremiológico del refrán que funciona más bien como un
dicho paremiológico que sirve para comentar una dádiva.
deber
el que debe, paga o ruega (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de una constatación sentenciosa, expresa una realidad inexorable de las
relaciones sociales entre los acreedores y sus deudores: a éstos últimos no les queda más remedio, dice el
refrán, que cumplir con su obligación o suplicar una prórroga.
decir
aunque lo que dicen no es, con que lo aseguren basta (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que expresa los malos efectos de una calumnia y la manera como opera socialmente: el
daño está hecho con sólo haber calumniado, aunque no sea cierto. La formulación del refrán muestra el mal
uso del subjuntivo en el hablar popular. Debería, en efecto, decir: "aunque lo que dicen no sea –cierto– con
que lo aseguren basta".
decir
aunque te digan que sí, espérate a que lo veas (f. 35, 90 y 116).
El personaje que está detrás del Refranero mexicano es desconfiado: le gusta mucho más lo que está
realmente en su poder que lo que, aunque al alcance de su mano, es sólo una posibilidad; no importa lo
cerca que esté de ella. Por eso: "más vale guajito tengo que acocote tendré"; "más vale pájaro en mano que
un ciento volando".
decir
¡ay del que dice "ay" y lo dice porque no hay! (f. 66 y 90).
Juego de palabras ingenioso basado en la homofonía entre "ay" y "hay". El primero, "ay", es una interjección
que expresa dolor. El dicho, pues, equivale a: "pobre de quien padece por no tener lo necesario". El dicho
emplea una expresión interjectiva para expresar los padecimientos causados por inopia.
decir
dime qué comes, y te diré cuánto tienes (f. 116).
Refrán popular de la serie "dime" que en forma interlocutiva dice que la comida de uno habla de su
condición social y su capacidad económica. La primera parte de la estructura del refrán, como las de todos
los de la serie, expresa un signo, en tanto que la segunda formula su significado. Son, pues, refranes
semióticos.
decir
dime qué tomas, y te diré lo que eres (f. 116).
Refrán "dime" que significa lo que enuncia. Lo mismo que el comer también el beber es un signo de lo que
se es o se tiene.
decir
nadie diga que es querido, aunque lo estén adorando (f. 37, 70 y 90).
Refrán popular de enunciación exclamativa que expresa lo frágil e inestable que es el amor. El refrán insta a
no jactarse del amor de que ahora disfruta porque el corazón humano es muy voluble y puede dejar de amar
con la misma facilidad con que empezó a hacerlo.
defecto
no es defecto correr cuando no se iguala la pelea (f. 35, 90 y 116).
Frase que significa lo que enuncia. No tiene valor paremiológico.
dejar
desde que dejé de dar, he conseguido (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma expresiva dice que el egoísta y el tacaño lucran más que el dadivoso. Combate
el tópico muy extendido en el refranero de que la generosidad siempre es recompensada. Parte, por tanto,
del mismo supuesto que el refrán: "el que da pa' que le den, engañado debe ser" o bien "el que da todo lo
que tiene, acaba por perder al que no da".
dejar
lo que para mientras se deja, para mientras se queda (f. 66 y 90).
Uno de los principios pragmáticos del refranero es no dejar para después las cosas que se tienen que hacer,
ya que según el refrán "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", aunque circule el contrarrefrán
jocoso "no dejes para mañana lo que puedas hacer pasado mañana".
delito
hacerse de delito, es de pendejos (f. 90 y 116).
Delatarse en cosas susceptibles de incriminar a quien las hace es uno de los signos que el Refranero
mexicano tiene establecidos en su semiótica del pendejo.
demonio
el que demonios da, diablos recibe (f. 90 y 116).
Refrán popular que parte del tópico bíblico de que según la siembra es la cosecha. Tiene el mismo sentido
paremiológico, por tanto, que el refrán de origen bíblico "quien siembra vientos cosecha tempestades" o en
su variante "quien siembra lluvias, cosecha tempestades". El presente refrán se basa en una contraposición
entre demonios y diablos que no existe en la demonología judeocristiana, pero sí existe en el habla popular
mexicana que asume como peores a los diablos que a los demonios.
desaire
primero reventar que hacer desaire (f. 90 y 116).
Frase irónica asignada a una etiqueta postiza y de nuevo rico que significa lo que enuncia. Su eventual valor
paremiológico es de sólo ornato.
desayuno
aunque el desayuno sea bueno, la comida es mejor (f. 110).
Frase cumplido que la situación a que se puede adscribir lo convierte en un simple comentario que alguien
puede hacer, por ejemplo, sobre un restaurante, un hotel o alguna familia ya durante el desayuno, ya en el
lapso que va entre el desayuno y la comida. No tiene valor paremiológico a no ser el que le pudiera venir del
refrán español: "almuerza mucho, come más, cena poco y vivirás".
desazón
conyugales desazones, se arreglan en los colchones (f. 66).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber, que los problemas entre los esposos se arreglan con
una buena sesión amorosa.
descansar
tan precioso es descansar como jugar y estudiar (f. 37).
Especie de refrán educativo que pone el juego y el estudio en el mismo plano que el descanso. Su valor
paremiológico está en el mismo sentido literal. Tiene la forma de una declaración sentenciosa. Está
estructurado como una comparación de igual a igual entre un elemento, el descanso citado en el primer
hemistiquio, y los otros dos, el jugar y el estudiar, mencionados en el segundo.
desconfianza
bajo la desconfianza, vive la seguridad (f. 12, 35, 90 y 116).
La seguridad en el vivir se logra mediante una continua desconfianza. Este refrán popular tiene la forma de
una sentencia que junta dos cosas antinómicas: desconfianza y seguridad.
descornado
descornado, desasado (f. 116).
Dicho de cacos que significa, en forma sentenciosa, ladrón descubierto, ladrón castigado. Tiene la forma
mínima en paremiológica: dos palabras en relación de ecuación.
descuento
para afanar al descuento, hay que tener truchas baisas (f. 90 y 116).
Dicho de cacos que significa, según Rubio, para robar al descuidado, manos listas.
deseo
la que tiene deseos de ver, tiene deseos de ser vista (f. 116).
Refrán popular de la serie "la que" cuya formulación funciona a guisa de una clave descifrada. Es, en efecto,
un refrán semiótico cuyo primer miembro expresa un signo, en este caso un rasgo femenino, en tanto que el
segundo recoge el significado. Tiene la forma de una sentencia.
desgracia
cuando la desgracia entre a tu casa, ofrécele asiento (f. 37).
Refrán popular que, en forma de consejo, propone una actitud conciliatoria ante la desgracia. Tiene forma
casuística: la primera parte enuncia una situación en la que se pide hacer lo dicho en la segunda.
desgracia
cuando uno está de desgracia, hasta los perros lo mean (f. 113 y 116).
Refrán popular de tipo declarativo que, en forma casuística y ejemplar, se atiene al tópico de que las
desgracias andan juntas. La imagen de un perro meando a alguien es el extremo de la desgracia. Este
refrán se encuentra al final de una quintilla, tomada de la contestación de El jarocho veracruzano en una
famosa polémica hace mucho tiempo habida entre escritores mexicanos y españoles: "Hombres, por
antonomasia, / para que ustedes lo vean, / bien dice doña Pancracia: / Cuando uno está de desgracia /
hasta los perros lo mean". Hay una variante del refrán que dice: "cuando uno está de malas, hasta los perros
lo mean" (f. 66, 70, 122 y 132).
desgracia
de que la desgracia llega, se trae a sus cuatitas (f. 66 y 90).
Este refrán popular, como el refrán "cuando uno está de desgracia, hasta los perros lo mean", parte como él
del tópico de que las desgracias nunca vienen solas. Tiene, por tanto, su mismo sentido paremiológico.
desgracia
la desgracia del obrero está en el líder logrero (f. 90 y 116).
Refrán de obreros que dice lo que enuncia: los líderes sindicales trabajan, por lo general, para su propio
provecho a costillas del obrero, quien tiene en ellos su mayor desgracia.
desgracia
para una desgracia no se necesita nada (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa la convicción popular de que la desgracia acecha en cada
momento y en todas partes y es, por tanto, algo que está a la mano. Se emplea, dice Rubio, "cuando
lamentando algún suceso, ignoramos o no queremos averiguar el cómo y el porqué de lo sucedido".
desliz
para no ser infeliz, evita cualquier desliz (f. 35 y 116).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que enuncia. Según Rubio se trata de un consejo de
mujeres; en efecto, "desliz" tiene el mismo sentido en el hablar mexicano que el de expresiones como "meter
la pata" o "adelantar vísperas": tener relaciones sexuales antes de casarse. En realidad el consejo vale para
cualquier error. Su estructura métrica consta de dos octosílabos en aguda con rima consonante.
despreciar
a nadie desprecies, por insignificante que te parezca (90 y 132).
desprecio
para el desprecio, el olvido (f. 116).
Refrán popular que se suele aplicar a las cosas del amor en forma de un consejo: los fracasos amorosos se
curan con el olvido. Tiene la forma de una receta que se atiene a la estructura mal-remedio. Aquí se propone
al olvido como el antídoto del desprecio de la persona amada.
destino
el destino de las naciones depende de cómo se alimentan (f. 110).
Frase gnómica de tipo político que significa lo que dice. No tiene la categoría de refrán. Por su acuñación se
parece más a las frases célebres y, en todo caso, podría quedar mejor en ese campo nocional.
destino
luchar contra el destino no se puede; lo que ha de suceder siempre sucede (f. 35 y 116).
Refrán popular de tipo fatalista que significa lo que tan claramente dice. En el Refranero mexicano hay
muchos refranes que se atienen al mismo tópico de que contra el destino no se puede: según sea el destino
de alguien eso será, haga lo que haga. Todos los refranes "el que nace" son muestra de ello: todo está
marcado de antemano por el destino y nadie, haga lo que haga, puede modificar esa situación. Por ejemplo:
"el que nace barrigón, aunque lo fajen de chico"; "el que nace pa' dedal, del costurero no pasa"; "el que nace
pa' maceta, no pasa del corredor"; "el que nace pa' tamal del cielo le caen las hojas"; "el que nace para buey
del cielo le caen los cuernos"; "el que nace para burro, del cielo le cae el arnés"; "el que nace para martillo,
del cielo le caen los clavos"; "el que nace tepalcate ni a comal tiznado llega".
desventura
no hay más grande desventura, que servirle a la basura (f. 90 y 116).
Refrán de índole popular cuyo sentido paremiológico expresa la desgracia de tener como jefe a una persona
vil, baja en dignidad y virtudes y, en general, por muchos conceptos despreciable. Tiene la forma de una
declaración sentenciosa en dos octosílabos dotados de rima consonante. Rubio señala el carácter
tradicional de este refrán citando un refrán español, recogido por Sbarbi, que comparte no sólo el sentido
paremiológico sino la rima: "no hay suerte más dura que servir a un necio puesto en altura".
deuda
las deudas viejas no se pagan, y las nuevas se dejan envejecer (f. 35, 90 y 116).
Refrán usual entre tenderos de rancho. Es muy usado en el occidente de México; lo cita, por ejemplo, José
Rubén Romero en Pueblo inocente y Agustín Yáñez en Las tierras flacas. Rubio lo llama: "excelentísimo
procedimiento con el cual deben estar sumamente contentos los acreedores". Tiene la forma de un consejo.
deudor
más duerme el deudor que el acreedor (f. 66).
Refrán popular que en forma de sentencia contrapone la despreocupación y el consiguiente buen dormir del
deudor que el ánimo preocupado de su acreedor, quien ve amenazado el dinero que prestó. Es de los
refranes comparativos: aquí compara dos dormires. Tiene la forma de una declaración sentenciosa.
día
algún día comerá mi gato sandía (f. 35, 90 y 116).
Simple dicho popular que se usa en lugar de la expresión "algún día" y con su sentido. En su conjunto, tiene
la forma de un simple coronamiento rimado de dicha expresión como producto del afán de ornato barroco a
que propende la cultura mexicana buscando el sólo sonido estupendo. Variante: "algún día mi gato comerá
sandía" (f. 66, 110 y 132).
día
el que un día roba un huevo, al siguiente roba una res (f. 110).
Refrán popular de origen ranchero que significa lo que enuncia. Se atiene al tópico de que quien se
acostumbra en lo poco se atreverá a lo mucho. Tiene la forma de una sentencia cuyo primer hemistiquio
formula la condición para que suceda lo dicho por el segundo.
día
no todos los días se muere un burro (f. 90 y 122).
Refrán popular de origen ranchero que se usa para comentar irónicamente situaciones excepcionales.
día
nunca cantes cuando pierdas, que ya llegará tu día (f. 90 y 116).
Según el Refranero mexicano todo mundo tiene su día y todas las cosas su tiempo, pues "hay tiempos de
tronar los cuetes y tiempos de juntar varitas". Con frecuencia en el folclor mexicano, como en este refrán
popular, cantar es una alternativa al llanto ocasionado por la desgracia. "Canta y no llores" dice una canción
porque, como dice un refrán, "el que canta sus penas espanta".
día
quien guarda para otro día, de Dios desconfía (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular de raigambre tradicional que en forma de una sentencia se atiene al tópico religioso de
"confía en la divina providencia" pues Dios cuida de todos. Combate, por tanto, los consejos y discursos
relativos al ahorro. Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
día
si cada día no sabes hacerte un poco mejor, poco vales (f. 35 y 116).
Dicho moralizante, perteneciente más al campo nocional de la frase célebre que al de los refranes; tiene la
forma de una argumentación para mejorar cada día y la estructura según el esquema prótasis-apódosis. Se
basa en el tópico de "quien mejora vale y quien no mejora no vale".
diablo
bien sabe el diablo a quién se le aparece (f. 66, 70, 90 y 116).
Refrán popular de tipo exclamativo que se usa en sentido paremiológico para sancionar los abusos que
alguien (a quien el refrán llama "el diablo") comete contra personas más débiles e incapaces de reacciones
fuertes. Rubio encuentra en la tradición española otros refranes con el mismo sentido paremiológico como
"bien sabe la zorra a qué palo se encarama" o "bien sabe la espina dónde hinca".
diablo
de repente, ni el diablo lo siente (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular que significa que las cosas que suceden de repente duelen menos que las que se van
gestando e insinuando de manera lenta y durante mucho tiempo. Se atiene a un tópico más general como
"de repente no se siente"; el diablo entra aquí como personaje folclórico que, según la concepción popular,
está siempre alerta. Hay rima consonante entre el primero y el segundo hemistiquios.
diablo
el diablo y el marido, no tienen cuándo (f. 90 y 116).
Refrán popular en forma de expresión exclamativa que, en esta forma, parece derivar de la forma que
hemos puesto como variante: "el diablo no tiene cuándo", cuyo sentido paremiológico más frecuente es que
el mal, cuya causalidad se atribuye al diablo, acontece de manera inesperada y sin programa previo. En este
refrán, símbolo de esta imprevisibilidad con que acaecen las desgracias, es también el marido quien llega
sin avisar y requiere el sexo en los momentos y situaciones menos previsibles. El predicado de este refrán
"no tienen cuándo" es una de las formas típicas del español mexicano que prefiere lo directo a lo indirecto y
el símbolo a la abstracción. Variante: "el diablo no tiene cuándo" (f. 90 y 122).
diablo
el que da y quita, con el diablo se desquita (f. 12, 66, 89, 90, 113, 122 y 132).
Refrán popular muy arraigado en la tradición paremiológica hispánica que ve muy bien el dar pero muy mal
el quitar lo que se ha dado. Rubio cita algunos de los hitos de esa tradición que, en general, se atienen al
tópico de "lo que se da no se quita". Para enfatizar esto último, la tradición paremiológica hispánica, en la
que se enclava nuestro refrán, ideó un castigo para quien llegara a quitar lo ya dado. Así, un refrán español
dice que quien da y luego quita "a la gloria maldita": es decir, al infierno. Otro hablará de la tierra maldita. De
allí que la tradición paremiológica mexicana ideara con mayor precisión el castigo de quien da y luego quita
lo que ha dado. Por eso la variante: "el que da y quita, con el diablo se desquita; y en la puerta de su casa le
sale una jorobadita". El arte verbal del refrán gana mucho con la consonancia entre "quita" y
"desquita". Variantes: "el que da y quita, con el diablo se desquita; y en la puerta de su casa le sale una
jorobadita" (f. 116); "al que da y quita, en la puerta del infierno le sale una jorobita" (f. 90 y 122); "al que da y
quita, en la puerta de su casa le sale una jorobita" (f. 90 y 122); "al que da y quita, en la puerta del infierno le
sale una corcovita" (f. 90 y 122); "el que da y quita, en la puerta del infierno se vuelve corcovita" (f. 90 y 122).
dicha
mientras mayor es la dicha, al perderse es mayor la desdicha (f. 90 y 116).
Sobre la contraposición conceptual y métrica entre la "dicha" del primer hemistiquio y la "desdicha" del
segundo, este refrán popular tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "si te das muy buena vida,
temerás más la caída" que, como hemos señalado en su lugar, moraliza contra la "buena vida" que aquí se
traduce en dicha. Otros refranes con este tópico son, por ejemplo: "de la subida más alta es la caída más
lastimosa"; "de gran subida, gran caída"; "entre más alto se esté, más dura es la caída"; "entre más alto
trepas, más dura es la caída"; "de la subida más alta lastiman más las caídas"; "la subida más alta es la
caída más estruendosa".
dicho
los dichos de los viejitos, son evangelios chiquitos (f. 90 y 116).
Refrán popular que expresa el aprecio que, según los refraneros hispánicos, hay entre la gente por los
refranes de que éstos son pequeños evangelios. Y, en general, de que "refrán de los abuelos es probado y
verdadero"; "tantos refranes, tantas verdades"; "refrán viejo, nunca miente"; "saber refranes, poco cuesta y
mucho vale"; de que "con un refrán puede gobernarse una ciudad"; y de que, en fin, "si con refranes y no
con leyes se gobernara, el mundo andaría mejor que anda". Variante: "los dichos de los viejos, son
evangelios chiquitos" (f. 105).
diente
cada quien mastica con los dientes que tiene (f. 66, 90, 110 y 132).
Que cada quien hace lo que puede y trabaja con lo que tiene a la mano, dice este refrán popular, tomando
ejemplo de los dientes y el masticar. Pertenece a los refranes "cada quien". Tiene la forma de una
declaración sentenciosa.
diente
en comiendo yo y mis dientes, que no coman mis parientes (f. 110).
Refrán popular que se basa en el tópico de que antes que todo lo demás está comer, a tenor de refranes
como: "primero está comer que ser cristiano", "están más cerca mis dientes que mis parientes" o bien,
"coman mis dientes y renieguen mis parientes", "antes son mis dientes que mis parientes"; "antes mis
dientes que mis parientes". En el presente refrán, además, sobre la oposición entre "dientes" y "parientes"
se construye la rima consonante del texto.
diente
los dientes se han de limpiar con oro, ocote o popote (f. 116).
Refrán popular de probable índole urbana que significa lo que enuncia en forma de una
prescripción.Variantes: "para limpiadientes, oro, ocote o popote" (f. 109); "para los dientes oro, ocote o
popote" (f. 21,89, 90, 116 y 122).
dieta
más provechosa es la dieta que la costosa receta (f. 37).
Mejor es la dieta que la receta, dice el tópico, porque "más vale prevenir que lamentar". Este refrán popular
de estructura comparativa, pues, enfrenta el comer moderado a la enfermedad y a la consiguiente necesidad
de acudir al médico, simbolizado por la receta. Ese mismo sentido tiene lavariante: "una dieta cura más que
un bisturí" (f. 110).
difunto
al difunto, desmótalo (f. 116).
Dicho de cacos que, en forma de instrucción, significa "al que está dormido, desnúdalo," en el sentido de
"róbale hasta la ropa".
difunto
se hace pesado el difunto, cuando siente que lo cargan (f. 70 y 90).
diligencia
diligencia mochihuiliz, amo san Dios dará (f. 5).
Dicho del siglo XIX que por haber perdido su sentido paremiológico y no ser ya parte del habla popular ha
perdido su carácter paremiológico. Sirve para expresar la confianza absoluta de que Dios proveerá aun en
las situaciones aparentemente más difíciles.
dinero
con dinero no se olvidan los encargos (f. 66, 90, 116 y 132).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Parte del supuesto de que el dinero todo lo arregla y de que, al
fin de cuentas, "con dinero baila el perro". Variante: "con el dinero en la mano, no se olvidan los encargos"
(f. 116).
dinero
cuando prestes dinero sé prudente, que hay quien suele pagar con un valiente (f. 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. "Pagar con un valiente" se dice cuando a la hora de devolver lo
prestado el deudor, en vez de pagar, se hace el ofendido y ofende a quien le ha prestado el dinero. Es de
notar la estructura estrófica del texto y la rima consonante que descansa entre "prudente" y "valiente".
dinero
dinero mal prestado, en el lomo de un venado (f. 90 y 116).
Refrán que se suma a los refranes que desaconsejan el préstamo según el argumento de que dinero que
prestas, dinero que huye de ti como a lomos de un venado.
dinero
el dinero Dios lo da, y los indios lo trabajan (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen interétnico que se atiene a una economía de explotación del indio por aquellos a
quienes Dios ha dado dinero. Tiene la forma de una declaración constatativa.
dinero
el dinero disfraza de sabio al pendejo (f. 66 y 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber: que quien tiene dinero goza de toda clase de
consideraciones y todo se le disculpa según aquello de que: "a quien tiene buenos dineros, le huelen bien
hasta los pedos", porque "cuando yo tenía dinero, / me llamaban don Tomás; / ahora que no lo tengo, / me
dicen Tomás nomás". Y porque, al fin de cuentas, "aunque salga de manos asquerosas, el dinero siempre
huele a rosas".
dinero
el dinero rueda y a veces vuelve, pero la vida no retoña (f. 66 y 90).
Dicho compuesto de dichos-eslogans populares. Significa lo que enuncia.
dinero
el dinero se paga, pero el favor no (f. 90 y 116).
Refrán popular que expresa lo inapreciables que son los favores que se hacen y se reciben: no tienen
precio. Se usa para ponderar un favor.
dinero
el dinero vale más que la ley (f. 12).
Refrán popular que expresa una de las quejas corrientes contra el dinero: todo lo compra, hasta la ley, y que
está por encima de ella.
dinero
el dinero y el amor, no admiten encubridor (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber: que el dinero y el amor no se pueden ocultar. Del
mismo sentido paremiológico es el refrán: "amor, dinero y cuidado no pueden ser disimulados". El refrán
tiene forma sentenciosa y sus dos hemistiquios están unidos por rima consonante.
dinero
el dinero y la sal son las dos cosas más preciosas que usamos y que nos confortan (f. 110).
Dicho de escaso valor paremiológico: significa lo que dice.
dinero
no cuentes dinero delante de los pobres (f. 12).
Refrán popular usado en algunas regiones de México que significa lo que, en forma de consejo, enuncia.
dinero
para recibir dinero, todo tiempo es bueno (f. 66).
Refrán típico de la mentalidad materialista que considera al dinero como el supremo bien. Por tanto,
cualquier tiempo es bueno para recibirlo. Hay una rima asonante entre el primero y el segundo hemistiquios.
Tiene la forma de una receta.
dinero
si quieres dinero y fama, que no te agarre el sol en la cama (f. 12).
Refrán receta, de índole popular, que encomia el madrugar y el trabajar como la receta para tener dinero y
fama. Está construido sobre una rima consonante que une prótasis (fama) con apódosis (cama).
dinero
si sueñas que tienes dinero, no lo creas; pero si sueñas que el diablo te lleva, no lo dudes (f. 66).
Dicho ingenioso con muy escaso valor paremiológico que expresa la convicción popular de que el dinero es
cosa del diablo.
Dios
a cada quien Dios le da lo que Él cree que le conviene (f. 35 y 116).
Refrán popular de alto valor moralizante que en forma sentenciosa sirve para atenuar la inconformidad ante
las desigualdades sociales. Variante: "a cada quien le da Dios lo que le conviene" (f. 66).
Dios
a Dios las deudas, y al alcalde las jaranas (f. 122).
Refrán popular que expresa que el individuo común y corriente no debe vivir atrapado por las
preocupaciones.
Dios
a'i Dios me dará lo mío, para no desear lo ajeno (f. 35 y 116).
Refrán popular de enunciación exclamativa que expresa la conformidad absoluta ante las cosas que se
tienen o de las que se carece en la vida. Según Rubio, "equivale a un piropo, una argumentación, una
manifestación amorosa hecha por el hombre, directamente, a la mujer que le gusta". Variante: "Dios me dé
lo mío, para no desear lo ajeno" (f. 66); "Dios me dé lo mío, para no envidiar lo ajeno" (f. 90 y 132).
Dios
a quien Dios no le da hijos, le da cosijos (f. 90 y 122).
Refrán popular que expresa la convicción popular de que al ser humano no le faltan preocupaciones que
vienen, si no de los hijos que Dios le dió, sí de los cosijos o hijos postizos que también le vienen de Dios.
Unas variantes suyas atribuyen los cosijos al diablo: "a quien Dios no le da hijos, el diablo le da cosijos"
(f. 113); "si Dios no te diere hijos, te dará el diablo cosijos" (f. 37); "el que no tiene hijos, tiene cosijos"
(f.90 y 122).
Dios
¿cómo Dios no da hijos a los ricos? (f. 35).
Pregunta retórica de enunciación exclamativa cuyo único valor paremiológico consiste en servir de
comentario para situaciones de pobreza.
Dios
cuando Dios da, da a manos llenas (f. 35, 70 y 116).
Refrán popular que expresa la convicción de que la abundancia es un don de Dios. Sin embargo, también se
usa en sentido irónico para comentar las muchas penas que eventualmente se juntan a una persona. Parte
de la convicción popular de que tanto los males como los bienes de la vida vienen de Dios. Esta convicción
es parte del predestinacionismo de que está imbuido el Refranero mexicano.
Dios
cuando Dios dice "a dar", hasta los costales presta (f. 12).
Con el mismo sentido paremiológico que el refrán "cuando Dios da, da a manos llenas", este refrán popular
imagina, en efecto, a Dios dando en abundancia y, para ese efecto, prestando los costales. La imagen,
pues, es la de una cosecha campesina, ámbito en que este refrán nació y tuvo su original ambiente vital. La
expresión "a dar" suena como la voz de arranque de un juego que da Dios. Como se dirá más adelante, este
tipo de refranes equivalen a los refranes "de que"; "de que" en funciones como ésta equivale a "cuando". Los
costales de este refrán que, como decía, evocan la imagen de una cosecha de trigo se convierten en
"árganas" en la variante que son, a decir del Diccionario breve de mexicanismos, de la Academia Mexicana,
"dos bolsas que unidas se colocan en la grupa del caballo para transportar objetos". Variante: "de que Dios
dice 'a dar', hasta las árganas presta, y de que quita, hasta rasguña" (f. 48, 49, 90 y 131).
Dios
cuando Dios dice "a fregar", del cielo caen escobetas (f. 70, 90 y 122).
Es el refrán contrario a "cuando Dios dice 'a dar', hasta los costales presta". Parten ambos del tópico "ante la
voluntad de Dios no hay obstáculo que valga" que, al fin de cuentas es la verdad central del determinismo
popular que quiere que todos los males que aquejan a los seres humanos, como todos los bienes, se deben
sólo a la voluntad de Dios, sin que sirva de nada lo que el ser humano pueda hacer. Como se sabe,
posturas como éstas conducen a la indolencia y fueron la causa alguna vez del quietismo. La expresión
"fregar" tiene aquí un doble sentido: por un lado "fregar" el piso y para eso son las escobetas; por otro,
"fregar" tiene el sentido de molestar. El refrán significaría, en este último caso, que cuando Dios quiere
molestar a alguien cualquier cosa sirve. Este tipo de refranes son, de hecho, equivalentes a los refranes "de
que" del Refranero mexicano: "de que la perra es brava hasta a los de casa muerde". Variantes: "cuando
dicen 'a fregar', llueven puras escobetas" (f. 116); "cuando dicen 'a fregar', todos quisiéramos ser escobetas"
(f. 49); "de que Dios dice 'a fregar', escobetas le faltan a Su Divina Majestad" (f. 48); "cuando Dios dice 'a
fregar', del cielo caen las escobetas" (f. 66 y 132); "cuando Dios dice 'a fregar', escobetas le faltan a Su
Divina Majestad" (f. 35 y 116); "cuando tocan a fregar, no hay más que poner los trastes" (f. 35, 90 y 116).
También puede considerarse variante "de que Dios dice 'a fastidiar a la negrada', ni san Benito se escapa"
(f. 116), puesto que se trata de una aplicación del refrán a un contexto racista y de pugnas interétnicas. Da
la idea de que a los negros, a todos sin excepción, Dios ha determinado fregarlos.
Dios
cuando Dios dice "a llover", no hay más que abrir el paraguas (f. 90 y 116).
Refrán popular también de la serie "de que", como los anteriores. También es un refrán determinista. El
refrán, de hecho, significa que cuando Dios dice "a llover" no hay nada que hacer sino defenderse del agua;
es decir, que la voluntad de Dios es definitiva. Como todos los refranes de la serie "cuando Dios dice" o "de
que Dios dice", también éste es de índole exclamativa. La lluvia es parte esencial en la agricultura ranchera
tradicional. Llover o no llover, para ella, es la fuente de sus expectativas y de sus miedos; pensar que la
lluvia viene de Dios, pues, es parte de su manera de pensar, acostumbrados como están a las angustias y
esperanzas de sus siembras y cosechas de temporal, en donde todo depende de que Dios haga llover o no.
Dios
Dios castiga, pero da de comer (f. 12).
Refrán popular que expresa que si bien Dios castiga, no quita la comida al ser humano. Forma parte de los
refranes que configuran la mentalidad ranchera.
Dios
Dios castiga, pero no destruye (f. 60).
Refrán popular que expresa que si bien es cierto que Dios castiga al ser humano, no lo destruye. El mal
convive con el bien y las bendiciones con los castigos. Forma parte también de los refranes rancheros.
Dios
Dios castiga sin cuero ni palo (f. 24 y 122).
Refrán popular de índole ranchera que significa que Dios no necesita instrumentos para castigar. Tiene la
forma de una sentencia exclamativa. Las variantes del refrán hacen desfilar una serie de objetos con que se
suele castigar a las bestias para que caminen: palo, cuarta, cuero, vara. Rubio cita la tradición paremiológica
española equivalente: "Dios castiga sin palo ni piedra"; "Dios castiga y no a palos".Variantes: "Dios castiga
sin cuero y sin palo" (f. 122); "Dios castiga sin palo ni cuarta" (f. 38, 122 y 126); "Dios castiga sin palo y sin
cuarta (f. 12, 35, 66, 90, 113, 116 y 132); "Dios castiga sin vara y sin cuarta" (f.70).
Dios
Dios da la llaga y da el trapito (f. 121).
De Dios viene el mal y el remedio: tal es el tópico en que se funda este refrán popular que expresa que si
bien Dios manda las enfermedades, también de Él vienen los remedios. Este sentido de la Providencia de
Dios que todo lo ve y de todo se ocupa es parte de la mentalidad ranchera.
Dios
Dios habla por el que calla (f. 35, 90 y 116).
Refrán que expresa la absoluta confianza del pobre en Dios: Él es su voz y lo defiende. Es parte de la
mentalidad ranchera acostumbrada como está a las siembras y cosechas de temporal en donde todo
depende de la voluntad de Dios.
Dios
Dios les da el dinero a los ricos, porque si no lo tuvieran, se morirían de hambre (f. 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Funciona como una especie de diatriba del pobre contra el rico.
Dios
Dios no les da alas a los alacranes (f. 37 y 83).
Refrán popular que expresa el consuelo que da el saber que la gente malvada no tenga a la mano tanto
poder para dañar como quisiera para perjudicar a los demás. Se usa en enunciación
exclamativa.Variantes: "Dios no dio alas a los alacranes" (f. 12); "Dios no les da alas a los animales
ponzoñosos" (f.90 y 116); "Dios no les puso alas a los alacranes" (f. 66 y 90).
Dios
Dios nos libre de un rayo, o un gachupín a caballo (f. 5).
Refrán popular que en la forma en que está consignado aquí forma parte de los refranes procedentes de las
pugnas interétnicas probablemente del siglo XIX. Un refrán más tardío sustituyó al gachupín por un pendejo:
"líbreme Dios de un rayo, de un burro en el mes de mayo y de un pendejo a caballo", o bien "líbreme Dios de
una centella o rayo, de un burro en el mes de mayo y de un pendejo a caballo". El gachupín, a decir del
mismo refranero y, en general, de la sátira popular novohispana, quedó consignado como individuo voraz,
avaro, explotador y otros rasgos más. Ya al despuntar el siglo, en todo caso, hay muestras de un filón de
sátira literaria que toma como tema el asunto del gachupín. En el Refraneromexicano se le diferencia del
español. Si el refrán que aquí comentamos tiene la forma de un deseo, en todos los casos tiene la forma de
una plegaria.
Dios
Dios tarda, pero no olvida (f. 12, 35 y 116).
Que Dios envía sus dones aunque aparente tardarse. Tiene la forma de una declaración sentenciosa.
Dios
donde todo falta, Dios asiste (f. 35, 90 y 116).
Refrán, dice Rubio, "profundamente cristiano" que se usa "para indicar que Dios no desatiende a los
necesitados".
Dios
el que es pendejo, ni de Dios goza (f. 66, 70, 90 y 132)
Dios
el que no conoce a Dios, dondequiera se anda hincando (f. 12, 90 y 116).
Refrán popular muy frecuente en el hablar mexicano que sirve para desdeñar veneraciones y
subordinaciones inadecuadas. Indica, en efecto, que el ignorante rinde pleitesías a personas o cosas de
poca valía. Tiene una enunciación exclamativa. Variantes: "el que no conoce a Dios, a cualquier santo se le
hinca" (f. 12); "el que no conoce a Dios, a cualquier burro se le hinca" (f. 90 y 122).
Dios
líbreme Dios del caballo mañoso, que yo me libraré del brioso (f. 49).
Refrán ranchero que, contra la expectativa general entre los criadores de caballo y los rancheros de que hay
que cuidarse de los caballos briosos, el refrán sentencia que son más peligrosos los caballos mañosos. Se
usa, desde luego no sólo en situaciones que implican caballos, sino para censurar a las personas taimadas,
mañosas e hipócritas de apariencia mansa pero malignas por dentro. También aquí, pues, se contradice la
percepción generalizada de un tópico del tipo "cuídate del caballo brioso". Tiene la forma de una plegaria.
Dios
líbreme Dios de mis amigos, que de mis enemigos me cuido solo (f. 66).
Refrán popular que se usa para explicar o comentar la mala acción de alguien a quien se consideraba un
amigo. Muestra la desconfianza que el refranero tiene hacia las formas de amistad más comunes.
Contradice la percepción generalizada de un tópico del tipo "cuídate de tu enemigo y confía en tu amigo". Se
basa en la contraposición entre amigo y enemigo: contra la presuposición común sale mejor tratado el
enemigo que el amigo.
Dios
los que está de Dios que mueran, hasta es lástima que vivan (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular según Rubio "muy vulgar y muy usado por el pueblo bajo" para referirse literalmente y
expresar su actitud ante los enfermos incurables. Paremiológicamente también se aplica a la gente de
alguna manera explotada o con algún tipo de incapacidad.
Dios
para amar a Dios, no hay que dar de gritos (f. 116).
Refrán popular que en forma declarativa se aplica a todas las situaciones en que lo que prevalece es la
alharaca.
Dios
pedir prestado, ni a Dios; y regalado, ni al diablo (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que significa lo que enuncia. Parte del tópico ranchero: "nunca pidas ni
prestado, ni mucho menos regalado". Rubio dice que es por lo vergonzoso que es hacerlo. Tiene la forma de
un consejo apodíctico.
disculpa
desde que se inventaron las disculpas se acabaron los pendejos (f. 35, 66, 70, 90 y 116).
Refrán popular, de enunciación exclamativa, que recrimina clara y duramente a quienes con una excusa
quieren arreglar un error garrafal cometido. Variante: "con disculpas no hay tontos" (f. 12).
dolor
aunque el dolor sea muy grande, no hay que dejar de comer (f. 37).
Dicho que significa lo que enuncia. Tiene escaso valor paremiológico. Se usa a manera de comentario
satírico en situaciones de abuso en el comer.
dolor
fuerte es el dolor de viuda, pero pronto pasa (f. 66 y 90).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Aunque un tanto cruel, este dicho expresa la realidad de que la
vida debe seguir. Tiene la forma de una declaración.
dolor
no hay dolor como el dolor que calla (f. 12).
Refrán que significa lo que dice. A saber: que el dolor silencioso, por ser interior, es más doloroso que los
dolores que admiten desahogos. Tiene la forma de una sentencia.
dolor
no hay dolor que al alma llegue, que a los tres días no se quite (f. 37 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. A saber: que las penas del ser humano
se disminuyen con el tiempo hasta, en muchos casos, desaparecer definitivamente. El asunto de los tres
días, dice Rubio, obedece sólo a necesidades del verso.
dolor
también de dolor se canta, cuando llorar no se puede (f. 12, 37, 89, 90, 116 y 122).
Refrán exclamativo que significa lo que dice. A saber: cantar no es sólo síntoma de alegría como llorar no lo
es de dolor. Ambas cosas, la alegría y el dolor, se pueden fingir.
domadora
con la domadora, ni una hora (f. 90 y 116).
Dicho de cacos que se entiende por sí solo si se asume que en ese argot la domadora es la cárcel.
don
siempre don Chencho ha dado cuando realiza el ganado (f. 41).
Dicho ranchero que se suele emplear como preámbulo para pedir algo a quien le ha ido bien. Actualmente
no es muy usado.
dormir
el que es celoso no duerme; y si duerme, ni lo siente (f. 90 y 116).
Refrán popular sobre los celos que expresa la difícil vida del celoso: no tiene descanso. Un refrán español
dice, en efecto, "marido celoso nunca tiene reposo" y otro remata: "celos y envidia quitan al hombre la vida".
Tiene la forma de una sentencia y una estructura concéntrica.
dormir
el que se duerme, no cena, y el que cena, se desvela (f. 90, 110 y 116).
Refrán popular cuya significación se basa en el sentido que tiene la expresión "el que se duerme": el que se
duerme, pues, no hace nada. Rubio lo explica así: "que quien no es diligente, activo, no logra nunca nada; y
que para obtener lo que se pretende, hay que poner en juego algún esfuerzo". La estructura del texto es de
tipo quiástico, como se llama a la estructura concéntrica conocida también como retruécano. En ella se
corresponden los extremos "se duerme" y "se desvela", como se corresponden los elementos del centro del
texto: "no cena" y "cena". Variante: "el que se duerme, no cena" (f. 37).
droga
la droga nunca se logra (f. 86).
Dicho popular que dice lo que enuncia.
duda
desde lejos, lo parecen; de cerca, ni duda cabe (f. 35, 70 y 116).
Refrán popular sobre el ancho mundo de los pendejos a los que se refiere.
dueño
al dueño del restaurante no le importa lo grande que sea tu estómago (f. 110).
Simple dicho del medio restaurantero que sólo significa lo que enuncia.
dueño
cada quien es muy dueño de hacer de su culo un papalote (f. 90).
Dicho popular de enunciación exclamativa que significa, simplemente, que cada quien puede hacer con sus
cosas lo que le venga en gana sin tener que dar cuenta a nadie. La imagen de un individuo
"culimpinándose" y haciendo de su culo un papalote es una imagen colmo para expresar que con lo suyo
cada quien hace lo que se le antoja, hasta eso. Variantes: "cada quien es muy dueño de hacer de su culo un
papalote, y empinarlo con la reata que más le convenga" (f. 66); "cada uno es muy dueño de hacer de su
culo un papelote" (f. 132); "cada uno es muy dueño de hacer de su culo un papalote" (f. 70).
dueño
como dueño de mi atole, lo menearé con un
palo (f. 35, 64, 66, 70, 71, 90, 110, 113, 116, 119, 122 y 132).
Dicho popular que equivale a decir que cada quien puede hacer con sus cosas lo que le venga en gana.
Tiene una enunciación expresivo-exclamativa. Variante: "como dueño de mi atole, lo menearé con un dedo"
(f. 90 y 122).
dueño
más vale ser dueño de un peso que esclavo de dos (f. 66 y 90).
Refrán popular del tipo "más vale" que contrapone el ser dueño con el ser esclavo. La pobreza, en efecto,
aunque priva de cosas deja intacta la libertad pues, al fin de cuentas, no hay más libre que quien no tiene
qué perder. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán de origen bíblico "más vale cabeza de ratón
que cola de león".
dueño
sólo el dueño de la petaca sabe lo que trae en ella (f. 116).
Refrán popular sustentado por un tópico muy tradicional en el Refranero mexicano: sólo cada uno sabe lo
que lleva adentro. "Sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto" o bien "sólo el que carga el costal
sabe lo que trae adentro"; o bien "el fondo de la taza sólo la cuchara lo conoce". Amén de forma
sentenciosa, tiene una enunciación exclamativa.

F
falta
a falta de ejercicio, las friegas suplen su oficio (f. 89).
Refrán popular de origen urbano, de tipo declarativo, que asienta que el ejercicio físico del pobre está
constituido por las friegas que le pone el trabajo.
falta
a falta de pan, buenas son tortillas (f. 110).
Refrán popular de formato tradicional que aconseja conformarse con lo que se tiene cuando no se puede
tener lo que se quiere. Tiene la forma de una declaración sentenciosa. Variantes: "a falta de pan, buenas
son cemitas" (f. 35, 46, 89 y 116); "a falta de pan, buenas son semitas" (f. 37, 110, 122 y 126); "a falta de
pan, cemitas son buenas" (f. 12); "a falta de pan, tortillas" (f. 12).
falta
a falta de sal, tequesquite (f. 12).
Igual que el anterior, este refrán popular, de formato tradicional, aconseja conformarse con lo que se tiene
cuando no se puede tener lo que se quiere. Refleja el tópico: "cuando no hay más, lo que se pueda". Tiene
la forma de una declaración sentenciosa.
falta
hace falta un huevo para tener un pollo (f. 110).
Frase de la culinaria mexicana que enuncia una verdad obvia.
falta
la falta de plumaje hace al gallo macuche (f. 49).
Dicho ranchero cuyo significado es evidente si se tiene en cuenta que "macuche", forma que equivale a
"macuache", "macuchi" o "macuché", significa "mal hecho" o "de apariencia miserable". Variante: "la falta de
plumaje hace al gallo macuchi" (f. 48 y 90).
faltar
nunca falta un "yo lo vi" (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular cuyo significado equivale a no hay cosa por más oculta que se la suponga que no se llegue a
saber. También tiene a veces un significado equivalente a "nunca falta un chismoso".
favor
favor ofrecido, compromiso contraído (f. 116).
Refrán popular que de manera lacónica dice que los favores, aun sólo ofrecidos, comprometen a quien los
recibe. Tiene la forma lacónica de una sentencia con rima consonante entre ambos hemistiquios.
favor
hacerle un favor al ingrato, es tanto como ofenderlo (f. 66 y 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia.
favor
si quieres tener favores, no te brinques el portillo (f. 12).
Que los favores tienen sus cauces dice este refrán ranchero.
favor
un favor muy referido, no es muy bien agradecido (f. 37).
Una de las reglas de un buen favor es la discreción y la privacidad. Según este refrán popular el cacarear un
favor hecho a alguien nunca es bien visto por el favorecido y le quita méritos al favor.
fea
las feas con gracias y las bonitas con tachas (f. 60).
Dicho que expresa en forma de una sentencia que las feas deben ser agraciadas en tanto que las bonitas
son bien vistas a pesar de sus defectos.
fealdad
la fealdad en las mujeres, es el ángel de su guarda (f. 116).
Que la fealdad en la mujer sirve de protección contra el mal para no caer en sus redes dice este refrán
mojigato, que encuentra en el mismo refranero varios antirrefranes que hablan bien de la fealdad de la
mujer. Por ejemplo: "a la luz de la tea, ni la más fea es fea" o bien, "debajo de una manta, ni la hermosa
asombra, ni la fea espanta". O como dice un refrán chiapaneco: "debajo de la manta, da lo mismo prieta que
blanca".
federal
federal, sardo o guacho, ni compracho (f. 66 y 90).
Refrán popular que fiel al desprecio popular hacia los militares quiere decir que a un militar de bajo rango no
hay que venderle ni aunque pague puntualmente su compra.
felicidad
a cada quien su propia felicidad (f. 12).
Refrán que enseña que cada quien tiene la felicidad que se labra.
feo
el que ama a feo, bonito le parece (f. 12).
Refrán popular que enseña que el amor todo lo embellece.
feria
feria sin novedá, ni parece feria (f. 66 y 90).
Refrán ranchero que dice lo que enuncia. "Novedá" se dice en el habla popular mexicana a los percances o
acontecimientos, generalmente luctuosos como los asesinatos, que suelen suceder en el transcurso de las
fiestas pueblerinas. Según el dicho, ellos son la marca de las fiestas de pueblo.
fierro
el fierro, al caballo, al pelo; y a la res, al cuero (f. 49 y 106).
Refrán ranchero que indica cómo se debe herrar a esas dos clases de animales.
fierro
en caliente se pega el fierro (f. 12, 90, 105 y 116).
Dicho ranchero cuyo sentido paremiológico es que las cosas hay que hacerlas "en caliente". Es decir, sin
dilación. Se trata de un dicho acústico cuyo vínculo con el entorno está constituido por las dos primeras
palabras "en caliente" que, entonces, sirven para comentar una situación. El resto del dicho, en una figura
tomada de la experiencia de herrar reses, sirve sólo de ornato.
fiesta
unos van a la fiesta, y otros a la busca (f. 90 y 116).
Expresión popular con que se comenta las diferentes intenciones con que van a una fiesta invitados y
ladrones: los invitados van a divertirse en tanto que los ladrones sólo van a buscar qué se roban. Hay
obviamente una contraposición entre "fiesta" y "busca", vocablos entre los que hay una cierta aliteración.
fisgón
al fisgón, cuando menos un trompón (f. 90 y 116).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Hay rima consonante entre las dos partes de que se compone el
refrán. Tiene la forma de una recomendación o consejo.
flojo
al flojo, mandarle, y al mezquino, pedirle (f. 90 y 116).
Refrán popular que aconseja el distinto comportamiento que se ha de tener ante el "flojo" y el "mezquino": se
trata de antídotos a sus vicios.
flojo
el flojo trabaja doble (f. 37, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Sirve para comentar situaciones en que las marrullerías de
alguien para no trabajar le repercuten en más trabajo.
florear
florea, florea, sea quien sea (f. 116).
Dicho de tahúres que insta a preparar de tal manera las cartas al barajarlas que se obtenga una segura
ventaja e infaliblemente se gane a la hora del juego.
florear
florear es garlear (f. 116).
Dicho de cacos que expresa lo que para el tahúr debe representar hacer trampas al barajar las cartas o
"florear": "garlear", o sea, triunfar. Sería, pues, así: barajar es ganar.
fonda
cualquier fonda es restaurante, si tiene los platos limpios (f. 122).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico es que no hay que andar con remilgos cuando lo esencial está
resuelto. El mismo sentido paremiológico tienen refranes como: "cualquier sarape es jorongo, abriéndole
bocamanga", o bien "cualquier hilacho es jorongo, abriéndole bocamanga"; "en teniendo cuatro picos,
cualquier trapo es pañolón"; o "en teniendo cuatro picos, cualquier chilango es mantón".
fregona
bueno es, fregona, el ostentar la persona, pero no pelarse tanto (f. 60).
Dicho que, en forma interlocutiva, se atiene al tópico "es bueno esto pero no hay que abusar". Es de la serie
"es bueno" que se basa en el tópico consejo del "no hay que abusar". Hay en el Refranero mexicano varios
refranes de esta serie con el mismo sentido paremiológico. Por ejemplo: "es buena la libertad, pero no cagar
el gorro"; "es bueno comer, pero no patear el pesebre"; "es bueno cortarse el pelo, pero no raparse tanto";
"es bueno entrar al potrero, pero no arrancar el pasto".
freno
el freno, al caballo, al diente, y a la mula, hasta la frente (f. 49).
Refrán ranchero que aconseja, por la distinta docilidad del caballo y de la mula, dónde debe ir el freno en
cada caso. Hay rima consonante entre el primero y el segundo hemistiquios. Variante: "el freno, al caballo, al
diente; a la mula, hasta la frente" (f. 90 y 116).
freno
pon freno a tu comer, si rico quieres ser (f. 66).
Refrán popular, de corte tradicional, que significa lo que enuncia. Supone este refrán que el principal
derroche de dinero tiene lugar en la comida. Aunque muy primitiva, hay rima entre ambos hemistiquios.
freno
si te ensillan, masca el freno (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular de enunciación interpelativa que, en forma de consejo, insta a rebelarse contra las causas de
la opresión sea ésta de la índole que sea. El refrán emplea la imagen de un caballo ensillado y con freno
para simbolizar al individuo agobiado por las esclavitudes de la vida cotidiana.
frijol
si comes frijoles, no eructes jamón (f. 89 y 116).
Refrán popular que, tomando como indicador la comida, insta a los de clase social baja –los que comen
frijoles– a no comportarse como si fueran de la clase social de más arriba –de los que comen jamón–. Este
refrán supone por parte del refranero una clasificación de las comidas según las clases sociales.
ElRefranero mexicano, además, tiene una escala en las comidas mismas: la clase mínima de ellas es el taco
de sal. Variante: "comer frijol y eructar pollo" (f. 71 y 110).
frío
el frío: realce de las bonitas, remate de las feas (f. 12).
Dicho popular que significa lo que enuncia.
frío
si de frío te estás muriendo, di que te sientes caliente (f. 90 y 116).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de un consejo. Aconseja, en efecto, a no externar
los propios sufrimientos y a presentar pese a ellos una cara feliz. De hecho, a tenor de este consejo son
muchos los refranes que indican que sólo el que sufre sabe el calibre de su pena, según aquello de que
"sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto".
frito
lo frito, calientito (f. 66 y 90).
Refrán popular del mundo de la comida que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una receta y hay
rima consonante entre sus dos hemistiquios que, por lo demás, son un modelo de la concisión
paremiológica.
fruta
la fruta, o bien vendida o podrida en el huacal (f. 5, 48, 60, 66 y 131).
Refrán popular que tiene la forma de una regla de fruteros y que significa lo que enuncia. A saber, que la
fruta hay que venderla a buen precio o, si no se puede, es mejor dejarla pudrir. Variantes: "la fruta, bien
vendida o podrida en el guacal" (f. 90 y 132); "la fruta, bien vendida o podrida en el huacal" (f. 49 y 70); "o la
fruta bien vendida o podrida en el huacal" (f. 38, 110, 116 y 122); "o la fruta bien vendida u oreada en el
jacal" (f. 110).
fruta
las frutas silvestres no tienen amo (f. 41).
Refrán ranchero que establece un principio de la convivencia rural en forma de una declaración sentenciosa.
fruta
no porque se corte la fruta, es que se odie a la mata (f. 41).
Refrán popular que, por una parte, significa lo que enuncia y, por otra, funciona como tópico moralizante
cuya formulación más común en los medios religiosos es el de que se odia al pecado pero no al pecador.
fuerza
a fuerza de tanto andar, nos ha de salir un callo (f. 89).
Refrán popular que, literalmente, significa en forma declarativa lo que enuncia en tanto que,
paremiológicamente, se usa como fórmula de resignación ante algún contratiempo surgido en medio de las
actividades cotidianas.
fuerza
si no tienes fuerza en las piernas, mejor deja las espuelas (f. 41).
Refrán consejo tanto del mundo ranchero como el de la charrería: no hay que acicatear el caballo si no
tienes la fuerza para mantenerte en él. Hay asonancia entre los dos hemistiquios.
fulidor
el que tiene que calarse, tiene que ser fulidor (f. 116).
Dicho de cacos que, según Rubio, significa que quien tiene que entrar en una casa a robar (calarse) debe
ser alguien que tenga quien le abra la puerta de la casa en la noche, es decir, ser fulidor.
fuste
a fuste degollado, cambiarle horqueta (f. 49).
Refrán ranchero propio de la charrería que tiene la forma de una instrucción que indica lo que se debe hacer
cuando el fuste o armazón de la silla de montar está degollado; es decir, ha perdido la "cabeza". La
recomendación es: cambiarle horqueta.
fuste
al que no le guste el fuste, que lo tire y monte en pelo (f. 37, 64, 66, 85, 90, 122, 132 y 133).
Refrán popular de enunciación exclamativa que funciona, como los refranes acústicos, usando de vínculo
con el contexto las primeras palabras: en este caso, "al que no le guste". De hecho, estas dos palabras
iniciales las que tienen valor paremiológico. Lo demás funciona a guisa de comentario jocoso en el que
sobresale el arte verbal: por ejemplo, la rima consonante entre "guste" y "fuste". "Que lo tire y monte en
pelo" sólo continúa la introducción de "fuste" por razones de juego verbal. También circula de estas otras
maneras: "al que le guste el fuste, y al que no, que monte en pelo" (f. 48, 85 y 131); "al que le guste el fuste,
y el que no, que monte en pelo" (f. 116); "al que el fuste no le guste, que lo tire y monte en pelo" (f.116); "al
que no le cuadre el fuste, que lo tire y monte en pelo" (f. 5, 105, 106 y 133); "al que no le guste el fuste, que
monte en pelo" (f. 12); "al que no le guste el fuste, que se ajunte, y al que no, que monte en pelo" (f. 5).
fuste
fuste sin corbata, fuste de sacristán (f. 49).
Dicho ranchero que significa lo que enuncia.

G
gachupín
gachupín amo en hacienda, siempre es causa de contienda (f. 116).
Refrán popular, de probable origen urbano, que refleja las pugnas interétnicas del siglo XIX. Es de tipo
declarativo. Aquí, simplemente, significa lo que enuncia: los peones de las haciendas administradas por
gachupines padecen toda clase de malos tratos y tiranías. El gachupín es un cierto tipo de español que,
como ya se ha señalado en otras partes, dejó una amplia huella en el Refranero mexicano que recoge la
tradición trazada por la sátira popular novohispana. La figura del gachupín que allí se pergeña y que refleja
una conciencia popular, probablemente mestiza, vislumbra al gachupín como un español insolente,
indeseable, haragán, frágil, cobarde y dinerero. Ya se ha dicho que el Refranero mexicano lo distingue del
español. El refrán tiene una forma sentenciosa con rima consonante entre el primero y el segundo
hemistiquios. También circula en esta forma lacónica, muy pulido y ejemplo de concisión: "gachupín en
hacienda, siempre contienda" (f. 64, 80, 90, 116 y 132).
gachupín
gachupín con criollo, gavilán con pollo (f. 5, 90 y 116).
Refrán popular, de probable origen urbano, que refleja las pugnas interétnicas del siglo XIX. Es de tipo
declarativo: si pones un gachupín con un criollo es como si pusieras un gavilán con un pollo. Hay rima
consonante entre los hemistiquios.
gachupín
gachupín que se destapa, hasta la tumba no para (f. 5).
Refrán popular hijo de las pugnas interétnicas del siglo XIX que significa que el gachupín una vez que
empieza con sus gachupinerías las hace hasta morir. Hay asonancia entre los dos hemistiquios de que
consta este refrán, que tiene una forma sentenciosa.
gallero
hasta los que no son galleros mascan plumas (f. 48, 50 y 90).
Refrán popular que se usa paremiológicamente para comentar y sancionar situaciones de bravuconería
inesperada. Tiene una enunciación exclamativa.
gallina
al que te dé la gallina, no le niegues el alón (f. 35, 90, 116 y 130).
Refrán que se atiene al tópico de que amor con amor se paga: da al que te dé. Tienen el mismo sentido
paremiológico refranes como "al que te ofrece el alón no le niegues la pechuga". Arraiga en una viejísima
tradición española.
gallina
el que tenga sus gallinas, que las cuide del coyote (f. 35 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa advierte a quien tenga hijas que las cuide de los tenorios. La
estructura métrica del refrán consiste en dos octosílabos bien cuidados que, para evitar la cojera del verso,
tuvo la necesidad de introducir, de manera un tanto forzada, la palabra "sus" que falta en la variante,
probablemente más antigua. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán: "donde abundan gavilanes,
hay que encerrar las pollitas". Variante: "el que tenga gallinas, que las cuide del coyote" (f. 109).
gallina
gallina cacaraquienta, es la que se toma en cuenta (f. 70 y 90).
Dicho ranchero que recomienda tomar en cuenta, más que a las otras, a la gallina cacaraquienta. Tiene la
forma de un consejo. Hay rima consonante entre sus partes. El refrán supone, en efecto, que el cacareo es
signo de que la gallina ha puesto. Se usa en sentido paremiológico para aconsejar que si se quiere
sobresalir hay que hacer propaganda y difundir las cosas que uno hace. Porque en la vida real tiene
vigencia el tópico aquello de que no es el más estimado quien mejor hace las cosas sino quien mejor sabe
cacarearlas.
gallina
gallina que come huevo, aunque le quemen el pico (f. 64, 80, 90, 116 y 122).
Refrán popular de origen ranchero que, paremiológicamente, se usa para censurar los hábitos
inveterados. Variantes: "gallina que come huevo, aunque le corten el pico" (f. 24, 90 y 122); "gallina que
come huevo, ni que le quemen el pico" (f. 24); "gallina que da en comer huevo, aunque le quemen el pico"
(f. 110); "perro que come huevo, aunque le quemen el hocico" (f. 24); "perro que da en comer huevos,
aunque le quemen el hocico" (f. 37 y 113).
gallina
las gallinas de arriba cagan a las de abajo (f. 66, 90, 122 y 132).
Refrán popular de origen ranchero que en forma de una declaración exclamativa se usa para señalar un
atropello por parte de un poderoso con respecto a alguien menos fuerte. Variantes: "las gallinas de arriba
siempre cagan a las de abajo" (f. 35 y 116); "la gallina de arriba ensucia a la de abajo" (f. 64 y 80); "las
gallinas de arriba ensucian a las de abajo" (f. 12 y 37).
gallina
las gallinas ponedoras, temprano van a sus ramas (f. 41).
Refrán popular que funciona como un ejemplo para argumentar a favor del aconsejo de irse a dormir
temprano.
gallina
nunca se junta una gallina con un coyote (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que en forma declarativa expresa lo que enuncia que, por lo demás, es obvio. Se usa como
un ejemplo argumentativo.
gallina
si la gallina come mal, mal pondrá (f. 110).
Refrán popular que mediante este ejemplo insta a comer bien para rendir en el trabajo. Se basa en un tópico
no muy frecuente en los refraneros: quien come mal, trabaja mal.
gallina
solamente las gallinas se acuestan a la oración (f. 116).
Refrán que en forma de una exclamación satírica insta a no dormirse tan temprano. Se usa en las reuniones
sociales.
gallina
vende gallinas en octubre y cómpralas en noviembre (f. 37).
Refrán popular de origen ranchero que significa lo que enuncia.
gallinero
desgraciado el gallinero donde la gallina canta y el gallo cacaraquea (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular de origen ranchero que satiriza el hogar en donde los papeles se invierten bajo la imagen de
un gallinero: un gallo que hace el papel de las gallinas y una gallina que hace las funciones de gallo.
gallo
de gallos copetones, nacen pollos chinampos (f. 90, 132 y 133).
Refrán popular, de origen ranchero, que asienta que de gallos muy gallos nacen pollos cobardes. Se aplica
a situaciones de cobardía sobre todo de juniors.
gallo
el gallo más grande es el que más recio canta (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que, en forma declarativa, dice literalmente lo que enuncia. Paremiológicamente se usa para
comentar situaciones en que el poderoso y el adinerado se imponen por la fuerza a los demás.
gallo
el gallo tiene buenas alas, pero nunca quiso usarlas (f. 41).
Refrán popular que significa lo que dice. "Gallo", en el habla popular mexicana, significa al individuo valentón
y pendenciero. El refrán insiste en que no todo el que tiene con qué debe andar de valentón. Se usa para
desanimar pendencias.
gallo
gallo, caballo y mujer, por la raza has de escoger (f. 66, 70, 90 y 132).
Refrán popular de origen ranchero que aconseja sobre la manera correcta de escoger gallo, caballo y mujer;
son muchos los refranes mexicanos que comparan a los tres. Por ejemplo: "caballo que llene las piernas,
gallo que llene las manos, y mujer que llene los brazos" (f. 49 y 116). Parece que la introducción del gallo en
el trío es por cuestiones de rima con caballo. Son más, en efecto, los refranes que no sólo relacionan a la
mujer con el caballo sino que ambos se atienen a reglas muy estrictas como: "el caballo y la mujer, a naiden
has de ofrecer"; "el caballo y la mujer, donde se puedan ver"; "el caballo y la mujer, de pecho y de anca se
han de escoger". Está dotado de rima consonante entre sus dos hemistiquios octosílabos. Variantes: "gallo,
caballo y mujer, por raza has de escoger" (f. 131); "gallo, caballo y mujer, por su raza has de escoger"
(f. 105 y 116).
gallo
gallo fino y pendenciero, canta hasta en el basurero (f. 49, 90 y 105).
Refrán popular de origen ranchero que se atiene al mismo tópico que refranes como "el que es buen gallo
donde quiera canta" o "cada gallo canta en su corral; / pero el mexicano, que es bueno, / canta en el suyo y
en el ajeno". Se aplica a situaciones en que se insta a alguien a hacer allí lo que según fama sabe hacer.
Tiene forma sentenciosa y sus hemistiquios están unidos por rima consonante.
gallo
gane mi gallo, aunque sea rabón (f. 35, 66, 90, 116 y 122).
Expresión gnómica que significa lo que enuncia. Se usa para recriminar situaciones en que alguien insiste
en imponer su opinión. Tiene forma exclamativa. Variante: "gane mi gallo, y aunque sea rabón" (f.38 y 122).
gallo
no cualquiera amarra un gallo (f. 105).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Se usa para comentar situaciones en que se quiere ponderar
la pericia que se necesita para algo. Tiene la forma de una declaración constatativa.
gana
de ver, dan ganas (f. 66, 90 y 132).
Expresión paremiológica que significa lo que enuncia. Comenta situaciones en que algo se antoja.
gana
ganas tiene el aceite de chirriar ese tocino (f. 70 y 90).
Frase gnómica popular, de tipo exclamativo, que funciona como los refranes acústicos cuyo uso y sentido
están dados por las primeras palabras con que se conecta al contexto en que se usa. En este caso, es
"ganas tiene" que se parece mucho al comentario muy frecuente en las situaciones bosquejadas: "¡ganas
tienes!". Como en los demás casos, la segunda parte del dicho sirve a la par que de comentario, de ejemplo
argumentativo.
gana
ganas tiene el panteonero de que la epidemia cunda (f. 70 y 90).
Dicho popular, de tipo exclamativo como el anterior, que funciona como él a la manera de los refranes
acústicos cuyo uso y sentido, hemos dicho, están dados por las primeras palabras que sirven al mismo
tiempo de conectores con respecto al contexto en que se usa. En este caso, también, "ganas tiene" se
parece mucho al comentario, muy frecuente en el habla popular, en las situaciones bosquejadas: "¡ganas
tienes!". Como en los casos análogos, la segunda parte del dicho sirve a la par que de comentario, de
ejemplo argumentativo.
gana
mientras menos ganas, más chinanas (f. 64, 80, 89, 90, 109, 116 y 119).
Refrán popular que se usa, según Rubio, "para dar a entender que al que tiene más penas, morales o
materiales, es al que más le cargan dichas penas". El vocablo "chinana", procedente del náhuatl, significaría
según Rubio "curar enfermedades del ano" y sustantivado equivale a supositorio. Su estructura se atiene al
esquema "entre menos... más" al que se atienen refranes como: "entre menos bultos, más claridad"; "entre
menos burros, más olotes".
ganado
casi todo lo ganado entra por la boca y sale al excusado (f. 66).
Dicho vulgar que significa lo que enuncia.
ganancia
poca ganancia ahorra mucha pérdida (f. 90 y 116).
Refrán popular de comerciantes que se atiene al tópico de que quien poco arriesga poco gana/pierde. El
refrán dice que quien poco gana poco se arriesga a perder. Tiene forma sentenciosa.
ganar
para poco ganar, vale más vagar (f. 66).
Refrán popular que significa lo que enuncia.
ganar
si difícil es ganar, más difícil es cuidar (f. 37).
Refrán popular que significa lo que enuncia.
ganso
ganso que no beda, poco agila (f. 90 y 116).
Dicho de tahúres que significa que un jugador (ganso) que no enseña a jugar a los novatos jóvenes (bedar)
poco ayuda (agila).
gañote
no hay gañote que no sea codo (f. 12).
Refrán que significa lo que dice: no hay mantenido o vividor que no sea codo.
garañón
cada garañón relincha en su potrero (f. 106).
Refrán ranchero que en forma constatativa significa lo que enuncia. De hecho, parte del mismo supuesto
que el ya mencionado refrán: "cada gallo canta en su muladar; y el bueno, en el suyo y en el ajeno", y
ambos se atienen a un tópico que podría formularse así: en su medio cada quien hace lo que sabe hacer.
garañón
cuando el garañón es bueno, hasta los vaqueros se ubran (f. 49).
Refrán ranchero que expresa de manera hiperbólica la ventaja que es, para una caballería, tener un buen
garañón. Tiene la forma de una sentencia.
garañón
garañón que anda entre las yeguas y no relincha, que lo castren y al apero (f. 49).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Tiene forma sentenciosa. Variante: "garañón que no relincha,
que lo capen" (f. 90 y 116).
garañón
no es bueno el garañón que no aguanta muchas patadas (f. 90).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia: el buen garañón debe aguantar patadas si quiere competir por
la hembra dentro de un rebaño. Variante: "no es buen garañón el que no aguanta muchas patadas" (f.116).
garita
no salgas a la garita para recibir los males (f. 90 y 132).
Refrán popular en forma de consejo que significa lo que enuncia.
garitero
no te fíes de garitero chirlón ni de comporte fuñador (f. 116).
Dicho de ladrones que aconseja, según Rubio, al miembro de la sociedad no dar confianzas a ladrones y
charlatanes (el garitero), ni a mesonero pendenciero (comporte fuñador).
garlar
poco garlar y mucho guiñar (f. 89 y 116).
Dicho de cacos que en forma de un consejo al ladrón principiante le advierte que en el ejercicio de su
actividad es mejor hacer señas que hablar.
gasto
es un gasto absurdo alimentar con cebada a una tortuga (f. 110).
Dicho que significa lo que enuncia. De poco uso y poco valor paremiológico.
gasto
quien da el gasto, tiene el mando (f. 90 y 116).
Refrán popular que se atiene al tópico frecuente de "el que paga manda". Tiene forma de sentencia.
gasto
unos son los del gasto, y otros los del gusto (f. 66 y 90).
Juego de palabras que significa lo que enuncia. Se basa formalmente en la aliteración entre gasto y gusto y
estructuralmente en la contraposición "unos son los que... y otros" que aparece en refranes como: "unos son
los de la fama y otros cargan la lana"; o bien "unos son los del trabajo, y otros son los del provecho". Se
atiene al tópico unos aprovechan lo que otros trabajan, que subyace al refrán "nadie sabe para quién
trabaja".
gato
a gato satisfecho, no le preocupa el ratón (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa dice lo que enuncia. Paremiológicamente se usa para exponer que
quien todo lo tiene carece de ambiciones elementales y, en todo caso, eleva el nivel de ellas.
gato
¿cuándo se ha visto al gato hacer ronda con los ratones? (f. 41).
Refrán popular que en enunciación exclamativo-interrogativa se usa paremiológicamente para descalificar
asociaciones de personajes enemigos por definición.
gato
de balde, ni los gatos hilan (f. 49).
Refrán popular que significa que gratis nadie hace nada.
gato
dos gatos en un costal, se arañan (f. 60).
Refrán popular que expresa la mala convivencia de individuos agresivos cuando tienen que compartir
formas de vida. Tiene forma sentenciosa. También circula de esta otra manera pero con el mismo sentido
paremiológico: "muchos gatos en un costal, no pueden estar en paz" (f. 37).
gato
el gato cuando está amarrado, muere por desesperado (f. 41).
Refrán que en forma de un ejemplo significa lo insoportable que es para el agresivo carecer de libertad.
gato
el gato roba el arroz y el perro llega y se come el arroz robado por el gato (f. 110).
Refrán que significa, finalmente, que nadie sabe para quién trabaja. Tiene poco valor paremiológico.
gato
gato con gato no se arañan (f. 90 y 122).
Refrán popular que tiene el mismo sentido paremiológico que "dos aleznas no se pican". A saber: que
individuos de la misma calaña se neutralizan.
gato
gato encogido, brinco seguro (f. 12, 90 y 116).
Refrán popular que, no sólo dice literalmente lo que enuncia, sino que se usa para expresar que retraerse es
signo de ataque. Es uno de los refranes semióticos. La forma es un dechado de lapidariedad, laconismo y
concisión. Tiene la forma de una sentencia construida sobre dos formas absolutas.
gato
siente el gato que otro le arañe (f. 60).
Refrán popular que significa que un depredador del tipo que sea no admite competencia. Rubio lo aplica a la
competencia entre ladrones: "por el ladrón, como ejemplo, que se escandaliza cuando otro roba". Tiene el
mismo sentido paremiológico que el refrán "una tamalera siente que otra se le ponga
enfrente".Variante: "siente un gato que otro arañe" (f. 38, 60, 90, 116 y 122).
gavilán
donde abundan gavilanes, hay que encerrar las pollitas (f. 12).
Refrán popular que en forma exclamativa se usa como una bravuconada machista en el sentido de que
donde abundan los donjuanes las muchachas casaderas no deben andar solas. Tiene la forma de una regla
o una orden enunciada exclamativamente. Tiene, en todo caso, un sentido performativo. También circula de
esta otra manera en donde, con el mismo sentido, se usa paloma en vez de pollita: "donde vuela el gavilán,
no aletea la paloma" (f. 90 y 116). "Paloma" y "pollita" se usan para designar en el habla popular mexicana a
las muchachas casaderas.
gavilán
el buen gavilán no chilla, nomás que papalotea (f. 90 y 122).
El gavilán es una de las personificaciones del macho en el habla popular mexicana. De allí el sentido del
refrán que, según Santamaría, es tabasqueño y significa que el que es hombre de a deveras se aguanta los
trances difíciles "dando muestras de entereza y varonía". Variantes: "el que es gavilán no chilla" (f. 98);
"gavilán viejo no chilla, nomás se arruga y encoge el ala" (f.90 y 116). En esta última variante se cambia el
"buen gavilán" por el "gavilán viejo". Tienen el mismo sentido paremiológico.
gavilán
no hay gavilán gordo, burro calvo, ni coyote barrigón (f. 49).
Refrán popular, de origen ranchero, que en sentido literal significa lo que enuncia. El gavilán y el coyote,
animales de presa, no tienen el defecto de la gordura. Quien está en lucha permanente no puede dejarse
engordar. Lo del burro calvo parece un simple mecanismo retórico para hacer más gráfica la
parábola.Variante: "gavilán pollero no engorda" (f. 12); "no hay gavilán gordo, ni coyote barrigón"
(f. 90 y 116); "no hay gavilán que ande gordo" (f. 35 y 98).
general
no hay general que resista un cañonazo de cincuenta mil pesos (f. 66, 90 y 132).
Frase paremiológica que significa que todo mundo es sobornable.
gente
a la gente se le conoce por lo que calla (f. 12).
Frase gnómica que significa lo que dice.
gente
cuando habla la gente grande, no mete el hocico el puerco (f. 90 y 116).
Refrán popular que se usa en forma de reprensión cuando un niño o alguien de rango social inferior
interrumpe una conversación de gente mayor o con algún rango social superior.
gente
los que comen juzgan que todas las gentes han comido (f. 110).
Frase gnómica que significa lo que enuncia.
gente
no trates gente viciosa, porque es gente peligrosa (f. 37).
Refrán consejo que significa lo que enuncia. Sus dos partes están unidas por rima consonante.
gibelar
el que gibela, casquiva (f. 116).
Dicho de ladrones que significa "el que canta, muere". Funciona como una amenaza al delator.
globo
elevar globos, tirar cohetes y comprar billetes, es de zoquetes (f. 90 y 116).
Refrán semiótico que dice que esas tres actividades son de tontos.
gloria
tres glorias como el becerro: mamar y comer zacate, y bramar en el chiquero (f. 90 y 116).
Refrán popular que se suele aplicar a quien teniéndolo todo se jacta soberbiamente de ello.
golpe
golpe dado, ni raspado (f. 90 y 122).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico es el mismo del refrán "palo dado ni Dios lo quita": es imposible
cualquier acción contra algo ya consumado. Tiene una forma sentenciosa, modelo de concisión y laconismo
que logra mediante el empleo de la forma absoluta: "golpe dado". Hay rima consonante entre los dos
hemistiquios del refrán.
golpe
los golpes hacen buen jinete al charro (f. 90 y 116).
Dicho de charros que exalta la experiencia como medio de aprendizaje en la vida. Variantes: "los golpes
hacen jinete" (f. 60); "los golpes hacen jinetes" (f. 106); "los porrazos hacen al jinete" (f. 66, 90 y 132).
gorda
no se puede sopear con gordas, ni hacer tacos con tostadas (f. 90 y 122).
Refrán popular que dice lo que enuncia. En sentido paremiológico sirve para expresar una imposibilidad. Es
de los refranes "no se puede" del Refranero mexicano del tipo, entre otros, de "no se puede agarrar dos
liebres al mismo tiempo"; "no se puede bailar con chaparreras"; "no se puede bailar en dos bodas al mismo
tiempo"; "no se puede cargar el muerto y cantar el alabao"; "no se puede chiflar y comer pinole". Tiene la
forma de una declaración apodíctica. Variantes: "no se puede sopear con gorda" (f. 66, 110 y132); "no se
puede sopear con gorda y lamer con tostada" (f. 37); "no se puede sopear con gorda, ni hacer taco con
tostada" (f. 20, 48, 49, 64, 80, 113, 116 y 131).
gordo
vale más un gordo feliz, que un flaco amargado (f. 12).
Refrán popular del tipo "más vale" que significa lo que enuncia. Variante: "vale más un gordo con burla, que
un flaco con lástima" (f. 12).
gorgojo
gorgojo, más chico que un piojo; así de chiquito nos produce enojo (f. 70 y 90).
Frase popular que se usa para decir simbólicamente que a veces lo insignificante produce daño, malestar y
enojo. Formalmente se basa en la repetición de "-ojo" que funciona como sostén de rima consonante.
gorra
a la gorra, ni quien le corra (f. 12).
Dicho popular que significa lo que enuncia. La palabra "gorra" y "gorro" en el habla popular mexicana
significa nada y, en general, un gratis peyorativo: ése sería el sentido de este dicho, sea cierto o no. De
hecho, circula un refrán que dice exactamente lo contrario: "a lo dado, hasta los obispos trotan".
Obviamente, está construido sobre una estructura de rima consonante.
gorra
costar más caro una gorra que un sombrero galoneado (f. 116).
Refrán popular que se usa para expresar que, muchas veces, lo gratis sale caro. "Gorra", en efecto, se usa
aquí en el sentido de algo gratuito o regalado. Desde luego, el dicho se basa en el sinsentido del valor literal
del texto puesto que, obviamente, cuesta más un sombrero galoneado que una simple gorra. De allí el valor
irónico en que este dicho basa su sentido paremiológico. El sentido, pues, es el ya dicho: "lo barato cuesta
caro". Se estructura, además, sobre la contraposición entre gorra y sombrero galoneado. Variantes: "costar
más cara una gorra que un sombrero galoneado" (f. 12 y 70); "costar más una gorra que un sombrero
galoneado" (f. 49, 66, 89, 90, 106 y 132).
gorreón
tenga su comer gorreón (f. 105).
Dicho ranchero que, en forma apelativa, significa lo que dice. Se basa en un juego de palabras entre
"gorreón" y gorrión. "Gorreón" es una derivación de "gorrón", como se llama en el habla popular mexicana al
que gusta comer gratis o "de gorra". Se usa para echar, mediante una seña, a algún colado.
gorrón
no hay gorrón que no alabe al anfitrión (f. 12).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa que el gorrón, o individuo que suele comer a costillas de
otros, suele pagar con halagos a su víctima y bienhechor. Hay rima consonante entre los dos hemistiquios
de que consta el texto.
gota
más vale gota que dure, y no chorro que pare (f. 12).
Dicho popular construido sobre una imagen del agua y el molde paremiológico de "más vale paso que dure y
no trote que canse". El resultado es un refrán que se atiene al tópico más vale algo pequeño duradero que
algo grande momentáneo. A él se atiene este refrán y refranes como: "más vale gotita permanente, que
aguacero de repente". Variantes: "más vale gotera que chorrera" (f. 90 y 116); "más vale gotita permanente,
que aguacero de repente" (f. 116); "más vale gota que libra" (f. 60). Este último refrán compara una gota con
una libra que es una medida de capacidad vigente más bien en España. En México está documentada en
Fernández de Lizardi que recoge refranes españoles al lado de refranes novohispanos.
gracia
da gracias que el coscorrón sirve para dar sombra (f. 41).
Dicho que significa lo que enuncia. "Coscorrón" es, entre otras cosas, el nombre vulgar de una planta
tabasqueña de donde es oriundo este dicho. El dicho juega con el múltiple sentido de esa palabra.
gracia
la gracia no es cantar fuerte, sino medio tristoncito (f. 5).
Refrán popular de hechura tradicional. Significa lo que dice. Está construido sobre una estructura "no es o
no está... sino", como sucede en refranes del tipo de "el chiste no está en tenerlo sino en saberlo gastar".
Este tipo de refranes, al contrario de los refranes "más vale", contraponen dos escalas de valores o
axiologías, la primera de las cuales es aparentemente la más importante para, en cambio, dar preferencia a
la segunda.
gramo
un gramo de previsión vale más que una tonelada de curación (f. 89, 90 y 116).
Refrán popular de estructura "más vale" que contrapone y da preferencia a la previsión, aunque sea en un
gramo de peso, sobre una tonelada de curación. El tópico subyacente es el célebre "más vale prevenir que
lamentar".
grano
es bueno coger el grano y dejar la paja (f. 60).
Dicho rural que enuncia una verdad rudimentaria en el saber agrícola sobre la cosecha. Literalmente
significa lo que enuncia; paremiológicamente, en cambio, aconseja tomar de entre las cosas de la vida las
que valen y dejar las que no. La parábola del grano contrapuesto a la paja es muy frecuente en la imaginería
moralizante de la cultura judeocristiana.
grano
granos de oro cree el mayate que son sus hijos (f. 66 y 90).
Refrán popular que significa cuánto los padres ponderan las cualidades de sus hijos.
gratitud
la gratitud no es a perpetuidad, como los sepulcros (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular que, en tono moralizante, advierte lo que enuncia: la gratitud hay que construirla cada día.
graznar
el que grazna, no repite (f. 90 y 116).
Dicho de maleantes que, según Rubio, significa la orden de que se tomen todas las precauciones para que
el delator no lo vuelva a hacer. Suena, pues, como una amenaza de muerte.
grito
un grito a tiempo saca al cimarrón del monte (f. 48, 49, 85, 90, 122 y 131).
Refrán popular de origen ranchero que expresa que una advertencia oportuna arregla las cosas. Se atiene al
tópico de que "vale más prevenir que remediar" o lamentar. Variante: "vale más un grito a tiempo" (f. 12).
grito
vale más un grito a tiempo que hablar a cada momento (f. 90 y 116).
Con el mismo sentido del refrán anterior del que, sin embargo, no se puede considerar una variante por
estar basado en una imagen distinta, este refrán popular expresa, en forma de una norma, que es mejor una
advertencia oportuna que muchas correcciones después. Se atiene también al tópico de que "vale más
prevenir que remediar" o lamentar, como el refrán emparentado: "más vale dar un grito a tiempo que cien
después".
grullo
grullo, ni mío ni tuyo (f. 106).
Refrán ranchero del mundo de los caballos que se basa en un prejuicio sobre el caballo color grullo o
ceniciento que también sustenta el refrán: "caballo grullo o flor de durazno, mejor asno". Según varios
refranes el caballo de ese color no sirve para nada: por eso es preferible un burro. Se trata, como todos los
prejuicios, de algo sin fundamento. En este refrán hay una rima consonante entre las dos partes de que
consta.
grullo
ni grullo ni grulla, ni mujer que arguya (f. 105, 106 y 116).
Refrán ranchero del ámbito de los caballos que, como el anterior, sustenta el prejuicio de que ni el caballo ni
la yegua de color grullo o ceniciento sirven y, por tanto, es mejor evitarlos como hay que evitar a una mujer
alegadora. La mujer del refranero ha de ser sumisa, callada y, si se puede, ignorante.
ElRefranero mexicano tiene muchos prejuicios contra la mujer docta como se ve en refranes como "de
hombre caminero y ruin, de mujer que habla latín y de caballo sin rienda, Dios nos libre y nos defienda" y,
desde luego, "mujer que sabe latín ni encuentra marido ni tiene buen fin". El refrán está construido sobre un
juego de sonidos: "ullo", "ulla", "uya" que no da una rima consonante entre el primero y el segundo
hemistiquios sino una rima al mezzo sobre el mismo fondo acústico.
guaje
el que es guaje, ni juegue ni camine (f. 85, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de un consejo y está construido sobre el sentido
que el habla popular da al vocablo "guaje": "tonto".
guaje
el que para guaje nace, hasta jícara no para (f. 8, 85, 90 y 122).
Refrán popular, de tipo predestinacionista, que significa que quien nace para algo en eso se irá convirtiendo
y en eso acabará. La jícara, como se sabe, se hace de la parte inferior del guaje. Tiene, por tanto, un sentido
parecido al refrán "el que desde chico es guaje, hasta acocote no para". Como dijimos arriba, guaje significa,
en primera instancia, tanto una planta de la familia de las calabazas como sus frutos, las calabazas
maduras, cuyas cáscaras duras, una vez que han sido vaciadas de su carnosidad y secas, sirven como
recipientes o vasijas y aun para otras cosas. En sentido literal, pues, el refrán no expresa sino el proceso
natural de un guaje hasta ser convertido en jícara. Como el de las otras formas, el sentido paremiológico del
refrán se basa, sin embargo, en la acepción que en México tiene la palabra "guaje": tonto, tarugo y hasta
pendejo. El refrán diría, entonces, que al que desde chico es tonto no le espera buen futuro. Se usa para
sancionar actos de taruguez. Variante: "el que es guaje, hasta acocote no para" (f. 106).
guajito
más vale "guajito tengo" que no "acocote tendré" (f. 64, 80, 85, 90, 116 y 119).
Refrán del tipo "más vale" que significa que más vale lo que ya tengo que lo que pueda tener aunque sea
mejor. El tópico en que se basa este refrán configura, con otros refranes, una actitud realista de las cosas de
que es prototipo el refrán: "más vale pájaro en mano que un ciento volando".
guajolote
los guajolotes se conocen hasta en pipián (f. 49).
Dicho popular de origen ranchero que significa lo que enuncia.
guajolote
sólo los guajolotes mueren la víspera (f. 64, 66, 80, 90, 110, 116, 119 y 132).
Refrán predestinacionista que parte del tópico de que todo sucede sólo cuando debe suceder: ni antes, ni
después. El refrán alude al hecho de que los guajolotes son sacrificados la víspera de una fiesta para
preparar el mole.
Guanajuato
de Guanajuato, ni el polvo (f. 90 y 116).
Dicho de índole tópica que expresa los prejuicios que hay sobre Guanajuato, al que en el dicho se aborrece
a tal grado que de Guanajuato, hay que sacudirse hasta el polvo que se le ha pegado en los zapatos. Rubio
pone al origen del dicho la historia de un franciscano quien al salir de Guanajuato, en donde había trabajado
varios años, hacia su nuevo destino y tras un altercado con un herrero que se empeñaba, como es natural,
en cobrarle el importe de las herraduras que había puesto a su burro, sobre una piedra pronunció las
terribles palabras: "de Guanajuato, ni el polvo".
Guanajuato
Guanajuato nunca pierde, y cuando pierde, arrebata (f. 116).
Grito de guerra localista calcado del "Jalisco nunca pierde y cuando pierde arrebata". Ignoro quién copia a
quién y cuál de los dos estados se lo aplicó primero.
guarache
al que no ha usado guaraches, las correas le sacan sangre (f. 122).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma de exclamación sentenciosa, señala que quien no está
acostumbrado a algo le provoca molestias.
guaraguao
cada guaraguao tiene su chilera (f. 90 y 122).
Refrán tabasqueño que tiene el mismo sentido paremiológico que "cada puerco tiene su san Martín" o "a
cada capillita le llega su fiestecita". El guaraguao es una especie de gavilán. La chilera, en este caso, se
refiere a una especie de molcajete molero.
guardián
estando el guardián contento, aunque los legos respinguen (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo exclamativo que se atiene al tópico de "lo importante es estar bien con el que
manda". Varios refranes, por eso, insisten en que las cosas hay que arreglarlas con quien manda. El mismo
tópico, en efecto, subyace a dichos gnómicos como: "hablo con el dueño del hatajo, no con las cabronas
mulas"; "hablo con la dueña del burdel, no con las pinches putas"; "hablo con el dueño del circo, no con los
pinches payasos". La imagen del guardián parece tomada del ámbito conventual.
guardián
soy el guardián, y no el maestro de las gallinas (f. 90).
Dicho popular que, en forma expresiva, enuncia exclamativamente, en situaciones en que una disposición
es objetada, que la autoridad no da explicaciones. El binomio guardián-gallinas es análogo al de guardián-
legos del refrán anterior.
guasa
si quieres saber de guasas, ven a ver si me lo lazas (f. 105).
Dicho ranchero del ámbito de las charreadas que significa lo que en forma conativa enuncia.
guerra
la guerra la hacen los tontos, en provecho de los sabios (f. 37).
Frase gnómica, del tipo de las "frases célebres", que significa lo que dice. Es de preguntarse, sin embargo,
si hay alguna sabiduría en la guerra.
güey
al que nace para güey, del cielo le caen los cuernos (f. 89).
Refrán predestinacionista que significa que todas las cosas se dan naturalmente para que alguien sea
aquello para lo que nació. Como lo hemos señalado en refranes con el mismo sentido paremiológico, este
tipo de refranes supone que la vida entera de un individuo está predeterminada desde el momento de nacer:
éste nace para esto, aquél nace para aquello, y a ambos las cosas se les dan naturalmente para ser lo que
el destino les deparó al nacer. Ni más, ni menos.
guiñón
para un guiñón, mucha atención (f. 116).
Dicho de maleantes que significa que hay que poner atención al ladrón que hace señas (guiñón) a otro
ladrón.
guisandera
a la mejor guisandera se le va el tomate entero (f. 130).
Refrán popular de la serie que podría denominarse "error elemental del experto", que se estructura como
una declaración constatativa sobre un error elemental cometido por un experto, el mejor en algo. Por
ejemplo: "al mejor arreador se le desbarajusta la manada"; "al mejor cazador se le va la liebre"; "a la mejor
cocinera se le va un garbanzo entero". Por cierto el error elemental que comete la mejor cocinera puede ir
desde dejar quemar los frijoles, dejar ir un garbanzo, un tomate o una papa enteros. Aunque la papa haya
sido introducida por exigencias de rima.
guiso
hacen guiso con los camaleones que yo atrapo (f. 90).
Refrán popular que en sentido paremiológico sanciona una situación en que alguien se aprovecha del
trabajo de otro.
gusanera
la gusanera sana si orisílico le ponen (f. 41).
Refrán tabasqueño que significa lo que enuncia. Tiene la forma de un remedio ranchero.
gusto
a cada uno su gusto le engorde (f. 35, 90 y 116).
Refrán exclamativo que significa que cada quien haga y disfrute de lo que mejor le parezca.
gusto
al que por su gusto muere, aunque lo entierren parado (f. 24 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa y enunciación exclamativa significa que si algo, por muy
desagradable que sea, es hecho por el gusto de hacerlo, no hay ni de qué quejarse, ni de qué admirarse.
Rubio dice con respecto a este refrán que "denota la conformidad de quien por su gusto sufre algún
perjuicio". Variante: "al que por su gusto muere, aunque lo entierren de cabeza" (f. 24).
gusto
bueno es por gusto bailar, pero no pelarse tanto (f. 60).
Refrán popular del tipo "bueno es o es bueno X... pero no Y", en donde Y es un abuso de X. Por ejemplo:
"es bueno acostarse en la zalea, pero no arrancar la lana". Significa lo que enuncia.
gusto
come a tu gusto, vive como los demás (f. 110).
Dicho que, en forma de consejo, significa lo que enuncia.
gusto
el que por su gusto es buey, hasta la coyunda
lame (f. 12, 24, 49, 64, 66, 70, 80, 90,113, 116, 122 y 132).
Refrán popular que en forma sentenciosa y enunciación exclamativa significa que lo hecho por gusto, por
muy desagradable que sea, hasta le sabe bien al que lo hace.
gusto
gusto con gusto, siempre es gusto (f. 116).
Refrán popular muy arraigado en la tradición paremiológica hispánica que significa que lo que se hace con
gusto sabe bien. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán: "palos de amor no duelen".
gusto
más vale mearse de gusto que de susto (f. 66).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Pertenece al tipo de refranes "más vale" en que, como se ha
dicho, de dos opciones se prefiere la primera sobre la segunda.
gusto
quien por su gusto se enreda, que se salga como pueda (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa y enunciación exclamativa significa que quien se mete en líos por
gusto debe arreglárselas solo para salir de ellos. Es de los refranes "el que por su gusto X... entonces Y".
gusto
si no hubiera malos gustos, no se vendería lo amarillo (f. 90 y 116).
Refrán popular que se atiene al tópico de que el amarillo es un color de mal gusto. Muchos otros refranes y
variantes expresan que se atienen a él. Por ejemplo: "la que de amarillo se viste, en su hermosura confía, o
de pícara se pasa", "la que de amarillo se viste en su hermosura confía o de sinvergüenza se pasa". Rubio
dice que la aversión que el refranero tiene al amarillo es "por lo bien poco que generalmente favorece a las
mujeres el traje de tal color". Sin embargo, el mismo refranero asienta que "en gustos no hay nada
escrito". Variantes: "si no hubiera malos gustos, no se vendiera lo anteado" (f. 38,64, 90 y 122); "si no
hubiera malos gustos, ¡pobres de las feas!" (f. 113 y 116); "si no hubiera malos gustos, no se vendería la
zaraza amarilla" (f. 48).

H
haba
en todas partes se tuestan habas, y en mi casa, comaladas (f. 21).
Expresión paremiológica que significa que en todas partes hay cosas criticables. Tiene la forma de una
sentencia de enunciación exclamativa. La forma en que se inserta en el discurso cotidiano es, simplemente,
con la expresión "en todas partes se cuecen habas". El remate "y en mi casa a comaladas" o "y en mi casa a
costaladas" se debe sólo a la pretensión de rematar con una rima consonante.
haber
hay quien dé, pero no quien ruegue (f. 90 y 116).
Refrán popular del tipo "hay quien" que significa lo que enuncia. Se usa cuando se ofrece alguna cosa a
alguien y éste la rechaza. Son refranes de este tipo "hay quien cree que ha madrugado y sale al oscurecer";
"hay quien mucho cacarea y no ha puesto nunca un huevo"; "hay quien prende lumbre y no la sabe apagar".
La expresión "hay quien" es un recurso de generalización usado por el habla popular para dar al refrán la
apariencia de una sentencia universal. A ellos hay que sumar los refranes "no hay quien", más abundantes
en el Refranero mexicano.
haber
no hay quien por otro se apure (f. 116).
Refrán del tipo "no hay quien" que significa lo que dice. Se atiene al tópico egoísta de que cada quien se
apura por sí mismo.
haber
no hay quien por otro se muera (f. 35 y 116).
Con el mismo sentido paremiológico del refrán anterior, este refrán popular apura el sacrificio hasta la
muerte. Es difícil estar de acuerdo con este punto de vista.
hablar
unos no hablan lo que piensan, y otros no piensan lo que hablan (f. 116).
Refrán declarativo que enuncia, simplemente, un hecho de la vida cotidiana. Rubio dice que el refrán
aplaude a los primeros y censura a los segundos. De hecho, no hay ni aplauso ni censura. Tiene la forma
muy barroca de un retruécano o quiasmo.
hacer
al que hace más, se le agradece menos (f. 90 y 116).
Refrán popular que expresa una realidad de la vida cotidiana: el poco agradecimiento o gratitud a nuestros
mejores bienhechores. Está construido sobre un par de oposiciones entre "hace" y "agradece", por una
parte, y entre "más" y "menos", por la otra. Tiene la forma de una sentencia constatativa. Variante:"el que
hace más, es el que vale menos" (f. 37).
hacer
a quien te la haga, se la pagas; si no puedes hoy, mañana (f. 66 y 90).
Refrán popular que insta a vengar las afrentas aunque en algún caso se tenga que esperar. Tiene la forma
de una recomendación familiar.
hacer
el que hace lo que puede, hace más de lo que debe (f. 37).
Refrán popular que significa que nadie está obligado a hacer más de lo que puede. Con hacer lo que pueda,
basta y aun sobra. Variante: "quien hace lo que puede, hace lo que debe" (f. 116).
hacer
lo que nunca se hizo, nunca se dijo (f. 66).
Que sólo se habla de lo que se hace. Refrán popular en forma de sentencia. Variante: "no la hagas y no lo
dirán" (f. 116).
hacer
lo que tú te hagas valer, te harán valer los demás (f. 90 y 116).
Quiérete para que te quieran es el tópico que subyace a este refrán popular que significa lo que enuncia.
Tiene forma interlocutiva.
hacer
no le hace que nazcan chatos, con tal que respiren bien (f. 90 y 122).
Refrán exclamativo de tipo acústico que se inserta en el contexto en que funciona a través de las palabras
"no le hace". Se usa para expresar la resignación ante un hecho no tan conveniente. Todo el resto del dicho
es sólo por afán barroco de buscar el sonido estupendo. Variantes: "no le hace que nazcan chatos, con tal
que respiren bien" (f. 90 y 122); "no le hace que nazcan chatos, como puedan resollar" (f. 116); "no le hace
que nazcan chatos, con tal que resuellen bien" (f. 37, 66, 89, 90 y 132); "no le hace que nazcan chatos,
nomás que respiren bien" (f. 12).
hacer
no le hace que te desdoren, como no te desplateen (f. 90 y 116).
Como el anterior, refrán exclamativo de tipo acústico que, como él, se sirve de las primeras palabras para
insertarse en el contexto discursivo en el que funciona. Lo hace a través de las palabras "no le hace". Tiene
el mismo sentido paremiológico que el refrán anterior: también éste se usa para expresar la resignación ante
un hecho o situación no del todo conveniente. El resto del dicho es juego verbal basado en el doble sentido
en que se usa el vocablo "desdoren".
hacer
nunca te hagas para atrás; sea lo que sea, tú el primero (f. 35 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber: aconseja nunca retractarse de los compromisos
contraídos sin importar los obstáculos que haya que enfrentar.
hacer
por eso los hacen pandos, porque los montan tiernitos (f. 48, 49, 90, 105 y 116).
Refrán popular, de tipo exclamativo, que se inserta en el contexto discursivo en el que funciona a través de
las palabras "por eso". Funciona, pues, como los refranes acústicos. Alude a una situación de la vida
ranchera: se refiere, en concreto, a los becerros.
hacienda
quien tenga hacienda y que no la atienda, no tiene hacienda aunque así lo crea (f. 105).
Refrán ranchero que significa que quien tiene una actividad debe ocuparse de ella pues, de lo contrario, se
le irá de las manos. Tiene semejanzas estructurales con el refrán que dice "el que tenga tienda que la
atienda y si no que la venda". El presente refrán se construye sobre la consonancia entre "hacienda" y
"atienda" como el otro lo hace sobre la consonancia entre "tienda" y "atienda". Las conclusiones, en cambio,
son distintas: en el caso de la tienda se aconseja que la venda; en el de la hacienda, en cambio, la sentencia
es que la perderá.
hacienda
si te piden una hacienda, ofréceles un rancho (f. 49, 90 y 116).
Refrán ranchero basado en la cita evangélica "al que te pide andar con él una milla, acompáñale dos" (Mt. 6:
41) y "a quien te quite el capote, ofrécele tu traje" (Lc. 6: 29). Expresa, en general, el tópico "al que te pida,
dale más de lo que te pide".
hambre
a buena hambre, gordas duras (f. 35 y 116).
Refrán popular muy arraigado en la vieja tradición hispánica y, desde luego, mexicana según la cual a quien
tiene hambre todo le parece sabroso, según aparece en refranes paralelos como "a buena hambre, todo pan
es bueno". El refrán, en efecto, presenta una situación extrema: una buena hambre se puede saciar bien con
gordas duras porque con hambre cualquier comida en buena, y sin hambre cualquier comida es mala. Tiene
la forma de una sentencia.
hambre
de que hay hambre, hasta el sancho muere (f. 48 y 90).
Refrán popular de la serie "de que" o "cuando". El refrán, en forma de sentencia, significa que cuando se
tiene hambre hay que valerse de lo que se tenga a mano, hasta de la mascota.
hambre
el hambre es la buena, no la comida (f. 116).
Refrán popular muy arraigado en la vieja tradición paremiológica hispánica que sentencia que el hambre
hace comestible cualquier cosa. Tiene la forma de una sentencia.
hambre
el hambre es tan gran maestra, que hasta a los animales adiestra (f. 66).
Refrán popular que significa lo poderosa que es el hambre. Significa lo que enuncia.
hambre
el hambre es un fuego y la comida es fresca (f. 116).
Refrán popular que describe sendas sensaciones del hambre y del acto de saciarla.
hambre
el que hambre tiene, en tortillas piensa (f. 89 y 122).
Dicho popular en el habla mexicana que asienta cuánto las necesidades influyen en el pensamiento de las
personas. Tiene la forma de una declaración constatativa. Se suele aplicar a situaciones en que alguien
juzga mal o se expresa mal de una situación. El refrán parece suponer cuánto las interpretaciones son
producto de las necesidades del intérprete. Variante: "el que hambre tiene, en tortilla piensa" (f. 37 y 122).
hambre
me río del hambre cuando acabo de almorzar (f. 37).
Dicho que en forma exclamativa dice lo que enuncia. Expresa una realidad de la vida. A saber: que el
hambre es un poderoso acicate de todo cuando se la padece; los que no tienen hambre, en cambio, suelen
despreciar el hambre de los demás. Se usa para comentar situaciones de desinterés ante la necesidad
ajena.
hambre
quien tiene hambre, atiza la olla (f. 37).
Refrán popular que, bajo la imagen de atizar la olla de la comida, expresa que quien tiene hambre hace lo
que sea por saciarla. Tiene la forma de una sentencia.
hambriento
con un hambriento hay para cien pidiches (f. 35, 64, 90 y 116).
Refrán popular que, según Rubio, "reprueba el vicio de pedir y advierte que uno que niegue es suficiente
para muchos que pidan {...} hambriento equivale aquí a ruin, y 'pidiche' es un caprichillo nuestro que vale lo
que pedigüeño".
hatajo
qué tan lejos irá el hatajo, que ya ni el cencerro se oye (f. 49).
Refrán exclamativo de origen ranchero que funciona como un comentario a situaciones que se considera
distantes del enunciador.
hembra
a las hembras y a los charcos, se les entra por en medio (f. 66 y 90).
Refrán popular que bajo esas imágenes aconseja afrontar las dificultades que se presentan a lo que uno ha
proyectado. Se dice también, en el mismo sentido, que "hay que agarrar el toro por los cuernos".Variante: "a
las mujeres y a los charcos hay que entrarles por en medio"; "a las mujeres y a los charcos, no hay que
andarles con rodeos" (f. 116).
hermana
si quieres tener dichosa a tu hermana, jamás le eches encima una cuñada (f. 90 y 116).
Refrán popular que expresa lo que enuncia. Indica lo complicadas que pueden ser las relaciones familiares.
hierba
para la hierba, la contrahierba (f. 90).
Refrán popular de origen ranchero que sirve como principio de la medicina tradicional. Se basa en el
principio de que todo tiene su antídoto. Tiene la forma de una receta y se atiene a la estructura "para esto,
esto otro" como en el refrán: "para todo mal, mezcal; para todo bien, también".
hijo
el hijo ausente no ve la muerte de su padre (f. 90 y 116).
Refrán popular de tema tradicional en los refraneros hispánicos que significa lo que enuncia refiriéndolo a la
herencia. De hecho, suele aducirse cuando alguien reclama su parte de la herencia; se atiene al tópico
expresado directamente por el refrán español "quien ausenta no entra en cuenta".
hijo
hijo de maguey, mecuate (f. 5, 35, 64, 85, 90, 106 y 116).
Refrán popular de origen rural que, en forma de una definición, expresa que los hijos heredan las
cualidades, costumbres y defectos de los padres. Variantes: "hijo de maguey, magueyito" (f. 90 y 132); "hijo
de maguey, mecate" (f. 80 y 119).
hijo
hijos crecidos, trabajos llovidos (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa dice cuánto los hijos cuando han crecido son fuente de problemas,
preocupaciones y penas para los padres.
hijo
los hijos y los maridos, por sus obras son queridos (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración sentenciosa y hay rima
consonante entre sus hemistiquios. El refrán rescata el principio de que aun entre las relaciones familiares
más institucionales es indispensable usar las buenas maneras y una actitud amable hacia el cónyuge y los
hijos.
hijo
nunca digas no, aunque te llenes de hijos (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma de consejo insta a una actitud positiva. Emplea pícaramente el caso de la
mujer que nunca dice que no.
hijo
o todos hijos o todos entenados (f. 20, 66, 83, 90 y 113).
Refrán popular que proclama la igualdad de derechos en situaciones en que alguien reclama privilegios para
sí. Las imágenes usadas para proclamar la igualdad en el trato son del tipo de las siguientes: "o todos
coludos o todos rabones"; "o todos vestidos o todos desnudos", "o todos de blanco o todos de negro"; "o
todos parejos o todos chipotudos". Tiene una enunciación exclamativa. Variantes: "o todos de blanco o
todos de negro" (f. 116); "o todos hijos de Dios o todos hijos del diablo" (f. 66, 90 y 132); "todos hijos o todos
entenados" (f. 37 y 122).
hilacha
debajo de las hilachas, no faltan animalitos (f. 90 y 116).
Refrán popular que en sentido literal significa lo que enuncia. A saber: que debajo de los harapos no faltan
los piojos. En sentido paremiológico, en cambio, se usa para sancionar la participación de determinados
individuos no bien vistos en alguna causa social noble.
hilacha
muéstrase la hilacha por andar colgando (f. 98).
Refrán popular que, en primera instancia, significa lo que enuncia, y paremiológicamente se usa para
sancionar situaciones en que alguien no deseado se apega a una persona o causa.
hoja
por las hojas se conoce el tamal que es de manteca (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo semiótico que expresa que por las apariencias se conoce a la gente. Tiene la forma
de una declaración sentenciosa. Variante: "por las hojas se conoce al tamal que es de manteca" (f.110).
hombre
a los hombres y a las mujeres, por su origen se les conoce (f. 12).
Refrán popular que expresa lo que dice. Es un refrán semiótico que parte del supuesto de que la cuna
marca a las personas para siempre.
hombre
con el hombre callado, ¡mucho cuidado! (f. 66).
Refrán que sustenta el principio de que el hombre de verdadera valía es el que prefiere las acciones a las
palabras. En el refranero siempre ha sido bien vista la parquedad en el hablar porque "en boca cerrada no
entran moscas".
hombre
con los hombres no se juega; a jugar con las muñecas (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular de tendencia machista que parte del principio de que los hombres, en el sentido de los
varones, son gente a la que hay que tomar en serio. En el refrán, "muñecas" parece una alusión a las
mujeres de las que, entonces, diría, que con ellas sí se juega. En ese sentido, se trata de un dicho machista
y discriminatorio. Se usa con enunciación exclamativa.
hombre
el hombre es carne de cañón; la mujer es cañón de carne (f. 37).
Dicho popular muy duro que expresa una interpretación totalmente negativa de la vida real. Variante: "el
hombre es carne de cañón; la mujer, cañón de carne" (f. 90 y 122).
hombre
el hombre ignorante y necio, causa fastidio y desprecio (f. 90 y 116).
Refrán popular, de corte moralizante, que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración
sentenciosa y una estructura métrica con rima consonante entre sus dos hemistiquios.
hombre
el hombre no ha de ser de dichos, sino de hechos (f. 35, 90 y 116).
El refranero aprecia mucho más la realidad que las palabras, sobre todo las que vienen en forma de
promesas. Siempre ha mostrado su desconfianza al hombre parlanchín y su aprecio por el individuo que
prefiere actuar a hablar. Un refrán expresa la convicción de que así como hay que tomar al toro por los
cuernos, hay que tomar al hombre por sus palabras, según aquello de que "al toro por los cuernos y al
hombre por la palabra". Se basa en la contraposición y asonancia entre las palabras "dichos" y "hechos".
hombre
el hombre que sabe, pronto sobresale (f. 66 y 90).
Refrán popular que encomia el conocimiento. Significa lo que dice.
hombre
el hombre y el diablo, no tienen cuándo (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular que significa que las acciones humanas, como las del diablo, no tienen fechas fijas: acaecen
sin esquema fijo y de improviso.
hombre
hombre casado, hombre acabado (f. 12).
Refrán popular que dice lo que enuncia: se basa en un mal concepto del matrimonio y de la vida. Hay rima
consonante en los dos hemistiquios que lo componen.
hombre
hombre celoso, es cornudo o quiere serlo (f. 66 y 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Supone no sólo que los celos son un tormento para quienes los
padecen sino para las víctimas del celoso que, por la vida de infierno que llevan a causa de los celos,
buscan un desahogo en otra parte.
hombre
hombre envuelto o cobijado, o es muy flojo o trae algo robado (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que dice. Es uno de los refranes semióticos: su prótasis es portadora de la
señal, en tanto que la apódosis indica su interpretación. Desde luego, hay muchas otras razones por las que
un hombre vaya envuelto o cobijado. Sus hemistiquios están unidos por rima consonante.
hombre
hombre jugador y caballo corredor, pierden muy pronto el honor (f. 66 y 90).
Refrán popular que significa lo que dice: el caballo en su compulsión por ganar la carrera y el jugador en su
afán por recuperar lo perdido empeñan su resto y pierden su honor. Sus hemistiquios están unidos por rima
consonante.
hombre
hombre nalgón, flojo, borracho o ladrón (f. 35, 90 y 116).
Dicho popular cuyo valor más importante parece residir en la posible gracia verbal que encierra mediante la
rima consonante, sobre todo entre "nalgón" y "ladrón". Es una caracterización, como dice Rubio, "no más
porque sí". Este tipo de dichos, salvo por su gracia, no hacen bien a los refranes que verdaderamente
desempeñan en el argüir cotidiano una función entimemática.
hombre
hombre prevenido, no se ve nunca abatido (f. 37).
Refrán popular, de corte tradicional, que significa lo que dice. Está construido sobre una estructura de rima
consonante entre sus dos hemistiquios y desarrolla un tema muy querido por el refranero. A saber, que el
"hombre prevenido vale por dos" porque el "hombre prevenido, es menos combatido" y, como dice nuestro
refrán, "no se ve nunca abatido".
hombre
hombre sin hombre, medio hombre (f. 116).
Refrán tradicional muy arraigado en los refraneros hispánicos que enfatiza la necesidad que tiene un
hombre de alguien que le ayude para poder coronar las obras que emprende: un hombre que no tiene quién
le ayude es sólo una mitad, dice nuestro refrán.
hombre
los hombres y las gallinas, poco tiempo en las cocinas (f. 66).
Refrán ranchero que significa lo que dice. Tiene rima consonante entre sus dos hemistiquios octosílabos.
Tiene todas las características de un refrán tradicional.
hombre
¿quieres conocer a un hombre?; Emborráchalo (f. 90 y 116).
Refrán que se atiene al dicho de que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Tiene forma
interactiva.
hombre
si el hombre está apasionado, no quiere ser consolado (f. 37).
Refrán popular, de corte tradicional, que significa lo que dice. Tiene rima entre sus dos partes.
hondear
hondear para tablerar (f. 116).
Dicho del bajo mundo que significa tantear (hondear) para alcanzar lo que se quiere (tablerar).
hondura
no hay que meterse en Honduras, ni yendo pa' Guatemala (f. 116).
Refrán popular que significa, simplemente, que no hay que meterse en problemas. Funciona
argumentativamente como los refranes acústicos: la primera frase, "no hay que meterse en Honduras", sirve
de conectivo con el contexto verbal en que se inserta. El refrán asume Honduras en su doble acepción:
nombre de un país centroamericano, por una parte, y "problemas" o "dificultades", por otra. La segunda
parte del refrán, "ni yendo pa' Guatemala", tiene sólo la función de ornato.
honrar
si lo que te honra no exhibes, lo que te deshonra oculta (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de consejo, significa lo que enuncia.
hora
a la hora de freír frijoles, manteca es lo que hace falta (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular de enunciación exclamativa que funciona como bravata para significar que a la hora de los
hechos lo que hace falta es valor, no habladas. Variantes: "a l'ora de freír los frijoles, manteca es lo que
hace falta (f. 70); "a la hora de los frijoles, manteca es lo que hace falta" (f. 122).
hora
a la hora de pedir, reír; a la de pagar, pujar (f. 37).
Refrán popular que funciona como regla de comerciantes y significa lo que dice.
hora
aunque sea una hora a pata, nunca está lejos la pulcata (f. 66 y 90).
Dicho vulgar que significa que para emborracharse con pulque no hay distancias que valgan. "Pulcata" no es
sino un ripio propiciado por la expresión vulgar "a pata", que se usa en vez de "a pie", para completar la rima
consonante, aunque hechiza.
hora
en las horas de trabajo, los amigos al carajo (f. 66).
Dicho popular que funciona como regla patronal para asalariados y significa lo que enuncia.
hora
frío o caliente, pero a sus horas (f. 90 y 116).
Refrán popular que funciona como regla alimentaria cuyo significado es, simplemente, hay que comer a sus
horas.
hora
ir a esperar la hora de salida, es buena vida (f. 90 y 116).
Dicho popular urbano que, dice Rubio, "va con los empleados del gobierno que tienen fama, bien o mal
ganada, allá ellos, de ser muy flojos y estar ansiando sólo el momento de salir de la oficina".
hormiga
al que es dulce, se lo comen las hormigas (f. 66 y 90).
Dicho popular que significa que al que es bueno se le suele tomar por tonto.
hormiga
al que le hacen las hormigas, no le hacen los alacranes (f. 89).
Dicho popular de origen tradicional que significa lo que enuncia.
hormiga
más hace una hormiga andando que un buey echado (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que dice. Se aplica para censurar la indolencia, "un buey echado", y ponderar
la diligencia, la tenacidad y el trabajo como actitud frente a la vida.
horno
estando el horno caliente, hasta la pala jumea (f. 37 y 64).
Refrán popular que funciona en doble sentido: en el primero de ellos, quiere decir que dadas las condiciones
para hacer algo, todo funciona a la perfección; en el segundo, en cambio, es un albur basado en la acepción
sexual que en el habla popular mexicana tiene la expresión "horno caliente". Significa, entonces, que
"estando el horno caliente" hasta el más moderado jumea. Variante: "estando el horno caliente, hasta la pala
humea" (f. 80, 90 y 122).
huarache
al que no ha usado huaraches, las correas le sacan sangre (f. 64, 89, 90, 116, 119 y 122).
Refrán popular que significa que quien no está acostumbrado a algo sufre al usarlo. Se usa para comentar la
repugnancia, dificultad e incomodidades al hacer cosas a las que no se está acostumbrado.
huarache
estrenar es bonito, aunque sean huaraches (f. 66 y 90).
Refrán popular de origen ranchero que significa lo que dice: es bonito estrenar.
huarache
no porque me vean huaraches, piensen que soy guacalero (f. 90).
Refrán popular de origen ranchero que significa que, si bien la ropa distingue al que la viste, "el hábito no
hace al monje". Es un refrán exclamativo. Variante: "no porque me vean huaraches, piensen que soy
huacalero" (f. 64, 116 y 119).
huarache
ponte los huaraches antes de meterte en la huizachera (f. 66).
Refrán popular de origen ranchero que aconseja prepararse antes de meterse en actividades
difíciles.Variante: "ponte tus huaraches antes de espinarte" (f. 90); "ponte tus huaraches antes de meterte en
la huizachera" (f. 90).
Huasteca
en la Huasteca, hasta la yuca destila grasa (f. 48, 49 y 90).
Refrán popular que significa lo que dice. Una de las muchas especies de la planta llamada yuca es fibrosa y
usada para sacar materia prima para ciertos tejidos. Por tanto, está lejos de ser grasosa y el refrán viene a
sonar como un colmo.
hueso
grande y aunque sea hueso (f. 90 y 116).
Dicho popular exclamativo que funciona también como albur. En un primer sentido se refiere simplemente a
preferir la cantidad sobre lo que sea; en el uso vulgar, dice Rubio, es "usado por gente maleante, tiene un
doble sentido tomado a mala parte".
huevo
a quien nace afortunado, le ponen huevos los gallos; y a quien nace para ruina, ni las
gallinas (f. 66 y90).
Refrán popular de origen ranchero que significa que al afortunado todo le sale bien. Es de los refranes
predestinacionistas: la fortuna buen o mala se trae desde la cuna sin que el interesado pueda hacer nada
para evitarlo. El refrán documenta esta idea con ejemplos tomados de una granja.
huevo
hay huevos que no sirven para echar (f. 41).
Refrán popular de origen ranchero, de enunciación exclamativa, que se usa para desahuciar personas o
acciones bajo la imagen de los huevos que no sirven para empollar.
huevo
hay quien mucho cacarea, y no pone nunca un huevo (f. 116).
Refrán popular del tipo "hay quien"; tiene la forma de una sentencia, y se usa para desaprobar la mucha
alharaca y autopropaganda en personas que no tienen méritos suficientes para ello. Como ya hemos
señalado, en los refranes "hay quien" el segundo miembro expresa una situación diametralmente opuesta a
la que se supone en el primer miembro, como en el refrán: "hay quien cree que ha madrugado y sale al
oscurecer". Variante: "hay quien mucho cacarea, y no ha puesto nunca un huevo" (f. 70 y 90).
huevo
los huevos del gavilán nunca dan palomitas (f. 41).
Refrán popular de origen ranchero que significa no sólo lo que enuncia sino que se usa para comentar
acciones de individuos malosos. Tiene enunciación exclamativa.
humano
unos a lo humano, y otros a lo divino (f. 90 y 116).
Dicho poco usado que poco tiene de refrán y significa, simplemente, la diferencia de conductas en la gente.
humiyo
humiyos, los que tú puedas, que no siempre lo que quieras (f. 116).
Dicho de tahúres que significa que, puesto que en el juego de cartas no se pueden hacer todas las trampas
(humiyos) que se quieran, se aconseja que se hagan las que se puedan. Variante: "humiyos, los que tú
puedas, que no siempre los que quieras" (f. 90).
humo
donde no hay humo, no hay lumbre (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que donde no hay los síntomas y señales de algo esa tal cosa no existe. Se
atiene al tópico: "si no hay efecto, no hay causa".
humo
humo y ladrido de perro, poblado cercano (f. 66).
Refrán popular, de tipo semiótico, que quiere decir que el humo y los ladridos de los perros son señal de que
hay un poblado cerca.
humo
para humo de mezote, ojos de tlachiquero (f. 49).
Refrán de magueyeros que significa lo que enuncia. El mezote es el tronco del maguey y el tlachiquero es el
pulquero. Significa, en suma, que para cada cosa se requieren cualidades y habilidades apropiadas. Tiene el
mismo sentido paremiológico que el refrán: "a acocote nuevo, tlachiquero viejo". Variante: "para humo de
mezote, ojos de tlachiquero viejo" (f. 85).

I
iglesia
hemos visto caer iglesias, cuantimás ese jacal (f. 64, 80, 116, 119 y 132).
Refrán popular de origen ranchero en forma exclamativa, que se atiene al tópico "lo que vale para lo más
vale para lo menos". Variante: "hemos visto caer iglesias, cuánto más ese jacal" (f. 90, 109 y 122).
ilusión
el que vivió de ilusiones, no alcanza el perdón de Dios (f. 35, 90 y 116).
Con el mismo sentido paremiológico que el anterior, este refrán popular, en forma de sentencia, significa
igualmente que no hay que vivir de ilusiones. Vivir de ilusiones es, sin embargo, mucho más que hacérselas;
es vivir construyendo castillos en el aire, es decir, haciéndose tonto. El refranero, ya lo hemos dicho, es
realista y censura acremente al que no pone los pies en el suelo.
ilusión
¿Te haces muchas ilusiones?; Tendrás muchos desengaños (f. 116).
Refrán popular que, en forma de "pregunta-respuesta afirmativa supuesta-sentencia", significa que la ilusión
conduce al desengaño. El refrán, en consecuencia, suena como una invitación a no hacerse muchas
ilusiones. Descansa en la contraposición entre ilusión y desengaño.
india
la india quiere al arriero, cuando es más lépero y fiero (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma declarativa, significa lo que enuncia. Rubio cita la tradición paremiológica
española en un refrán recogido por Rodríguez Marín que dice: "la mujer es animal que gusta del castigo".
Hay rima consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
indio
alabar al indio es engrandecerlo (f. 12).
Los refranes de indios, como éste, forman el grupo aparte de los refranes étnicos. Éste es un refrán popular
de probable origen mestizo que significa lo que enuncia. Es, obviamente, una invitación a no alabar a ningún
indio.
indio
cuando el indio encanece, el español no aparece (f. 66, 89 y 132).
Refrán popular originado en las luchas interétnicas tanto novohispanas como del siglo XIX, cuyo probable
enunciador original es un mestizo, que deja asentada la longevidad y mayor resistencia del indio en
comparación con el español. Una de las variantes consignadas en la nota, probablemente más tardía y
secundaria con respecto al texto principal, dice que el indio encanece a los setenta años; ello daría al
español una esperanza de vida inferior a esa edad. El refrán tiene la forma de una sentencia con
hemistiquios octosílabos unidos mediante rima consonante. Variantes: "cuando el indio encanece, el de
razón no parece" (f. 116); "cuando el indio encanece, el español desaparece" (f. 37, 90 y 122); "cuando el
indio encanece, el español no parece" (f. 5 y 116); "cuando el indio encanece, ya tiene más de siete dieces"
(f. 66 y 90).
indio
el que con los indios es cruel, Dios lo será con él (f. 5).
Refrán popular, de corte moralizante y antirracista, que significa lo que enuncia. Hay una rudimentaria rima
consonante entre el primero y segundo hemistiquios.
indio
indio con puro, ateo seguro (f. 35 y 116).
Refrán popular originado en las luchas interétnicas tanto novohispanas como del siglo XIX, cuyo probable
enunciador original es un mestizo, que declara ateo (o ladrón según la variante) al indio con puro. Es un
refrán semiótico: el significante es siempre un indio con puro. Las sentencias o significados que de ese
significante se sacan, pues, son: "seguro que es un ateo", dicen en los medios religiosos; "es un ladrón",
señalan las autoridades civiles. La palabra "indio", señala Rubio, cargaba a cuestas a principios del siglo XX
el desprecio, racismo y hostilidad ancestrales y, por ello, funcionaba en el habla de la ciudad de México de
entonces como un insulto. Variantes: "indio con puro, ladrón seguro" (f. 5, 90 y 116); "indio que chupa puro,
que menos ladrón seguro" (f. 116); "indio que fuma puro, ladrón seguro" (f. 66 y 132).
indio
indio, pájaro y conejo, en tu casa, ni aun de viejo (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular proveniente de las pugnas interétnicas del siglo XIX, probablemente, que pone en el mismo
nivel al indio, al pájaro y al conejo, de los que aconseja no tenerlos en casa ni de viejos. El objeto del refrán
es obviamente el indio; el pájaro y el conejo entran sólo por necesidad de la rima consonante que hay entre
sus hemistiquios. Variantes: "indio, pájaro y conejo, mudarle el pellejo" (f. 5); "de indio, pájaro y conejo, ni el
pellejo" (f. 5); "indio, pájaro y conejo, no conocen gratitud" (f. 116).
indio
indio que mucho te ofrece, indio que nada merece (f. 90 y 116).
Refrán popular originado en las luchas interétnicas tanto novohispanas como del siglo XIX, cuyo probable
enunciador original es un mestizo, que expresa una total desconfianza hacia el indio y desprecio de él. "Da a
entender –dice Rubio– que el indio cuando ofrece tanto como puede, es sólo por ver lo que pueda obtener,
pero que nada hay que creer de sus ofrecimientos y nada debe concedérsele". Tiene rima consonante entre
sus dos hemistiquios octosílabos.
indio
indio que quiere ser criollo, al hoyo (f. 70, 90 y 116).
Refrán popular originado en las luchas interétnicas tanto novohispanas como del siglo XIX, cuyo probable
enunciador original es un mestizo, que significa lo que dice. Ya desde el siglo XVII novohispano tuvo lugar
un cuidado y extenso programa criollo para los símbolos de identidad autóctonos que diferenciaran, sin lugar
a dudas, lo criollo y lo mestizo novohispanos de lo español. La sociedad del siglo XIX, sin embargo, tras los
reacomodos de la guerra de Independencia queda conformada por criollos, mestizos e indígenas. Sus
hemistiquios tienen rima consonante.
indio
indio que suspira, no llega a su tierra (f. 12).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Está construido sobre la misma idea acerca del indio que los
demás refranes étnicos. Rubio dice que ello es "por los presentimientos, generalmente tristes, que alientan y
toman forma en los suspiros". Variante: "indio que suspira, no llega bien a su tierra" (f. 90 y116).
indio
indio que va a la ciudad, vuelve criollo a su heredad (f. 90 y 116).
Refrán étnico de probable origen mestizo que significa lo que enuncia. Supone una ciudad acriollada.
"Volver criollo a su heredad" significa haber asumido los aires presumidos y soberbios del criollo. Como casi
todos los refranes étnicos, hechos sobre los moldes tradicionales de la paremiología española, este también
está dotado de rima consonante en versos octosílabos.
indio
indio sin india, cuerpo sin alma (f. 90 y 116).
Refrán étnico que exalta la valía de la mujer india en la integración de una pareja en donde el indio es el
cuerpo y la india el alma. Para Rubio, el refrán significa, en efecto, "que el indio sin la india, es nadie, que la
india lo es todo para el indio".
indio
indios y burros, todos son unos (f. 35, 90 y 116).
Refrán étnico conformado en forma de un insulto. Hay asonancia entre las dos partes del refrán.
indio
más seguro, más marrao, dijo el indio (f. 116).
Frase paremiológica popular que expresa la desconfianza del indio hacia lo que sea y prefiere traer su
dinero amarrado, consigo, porque eso le parece más seguro. De hecho, esta frase paremiológica tiene dos
partes: el refrán propiamente dicho, que es "más seguro más marrao", y la invocación de él como un texto
tradicional y dotado de autoridad: "dijo el indio". Se usa como comentario para justificar un comportamiento a
la hora de cerrar un trato. Variante: "mientras más marrado, más seguro" (f. 5).
indio
ni indio ni fraile, cierra la puerta que abre (f. 5).
Refrán popular de índole étnica que significa lo que enuncia. Es una queja contra ambos. El refranero suele
relacionar el indio con el fraile, dos especies que, por lo demás, no trata bien. Por ejemplo: "para un burro,
un indio; para un indio, un fraile". Hay asonancia entre las dos partes del refrán.
indio
no hay indio que haga tres tareas seguidas (f. 90 y 116).
Refrán étnico que significa tanto la fragilidad y pereza ancestrales con que la cultura hispanizante asume al
indio como lo supersticioso que es el indio con respecto a hacer tres actos iguales seguidos. Tiene forma
sentenciosa.
indio
no te confíes de indio barbón, ni de gachupín lampiño (f. 132).
Refrán popular de tipo étnico que expresa claramente lo que enuncia: no te fíes de falsificaciones. Circula
también en otras versiones más largas, alguna de las cuales dice así: "no te fíes de indio barbón, ni de
gachupín lampiño, de mujer que hable como hombre, de hombre que hable como niño" (f. 5). Otra de ellas,
en cambio, dice así: "no te fíes de indio barbón, ni de gachupín lampiño, de mujer que hable como hombre,
de hombre que hable como niño, ni mujer con vozarrón" (f. 5). Y otra: "no te fíes de indio barbón, ni de
gachupín lampiño, de mujer que hable como hombre y de hombre que hable como niño" (f. 5). El refrán y
sus variantes consideran a todos estos personajes como falsificaciones.
indio
quien vio un indio, un pueblo y un mono, ya lo vio todo (f. 5).
Refrán étnico que en forma de sentencia dice lo que enuncia. Proviene del siglo XIX y de sus pugnas
interétnicas. Un mono y un pueblo en un país donde los ranchos y haciendas predominan y la gente vive
desperdigada son una rareza. El indio, objetivo del refrán, también lo es aunque de otra manera.
indio
si es indio, ya se murió; si es español, ya corrió (f. 35 y 116).
Refrán popular de tipo étnico, probablemente de origen mestizo, que expresa una opinión sobre indios y
españoles en el contexto de una riña: el indio pelea bravamente aunque tenga que morirse en la lucha,
según ella, en tanto que el español huye cobardemente. Tiene forma casuística. Sus hemistiquios son
octosílabos unidos entre sí por rima consonante. La hechura, como he señalado, indica una vigencia aún de
la tradición oral en la transmisión y uso del refrán. Variante: "si es indio, ya se murió; si es español, ya huyó"
(f. 90).
indio
tanto dura un indio en un pueblo, hasta que lo hacen alcalde (f. 90 y 132).
Refrán popular que funciona como una frase satírica de tipo gnómico. Sirve de comentario satírico a quien,
al cabo de mucho tiempo, logra finalmente algún puestecillo. Variante: "tanto dura el indio en un pueblo,
hasta que lo hacen alcalde" (f. 116).
indito
los inditos y los burritos, de chiquitos son bonitos (f. 5).
Frase gnómica de índole racista que refleja aún las pugnas interétnicas; se basa en la comparación entre
indios y burros presente en otros refranes de esta época; está hecho con versos octosílabos
aconsonantados. Tiene la forma de una declaración.
infierno
¡cómo estarán los infiernos, que hasta los diablos se salen! (f. 66 y 90).
Refrán exclamativo que funciona como comentario a situaciones en que, por ejemplo, alguien se sale de una
reunión o algún billete se le sale del bolsillo a alguien. Variantes: "¡qué tal estará el infierno, que hasta los
diablos se salen!" (f. 116); "¡qué tal estará el infierno, que hasta los muertos se salen" (f. 113).
infierno
¿qué entendéis por los infiernos?; Suegros, cuñados y yernos (f. 90 y 116).
Refrán popular estructurado bajo la forma de la secuencia pregunta-respuesta, que cataloga de infierno las
relaciones familiares. Tiene rima consonante entre las dos partes del refrán.
Inquisición
el que entra en la Inquisición, suele salir chamuscado (f. 116).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico se atiene al tópico de que hay que afrontar las consecuencias de
las propias acciones. A él se atienen refranes como "a quien presta la frazada, le toca aguantar la helada" o
"arriba ya del caballo hay que aguantar los respingos". Tiene la forma sentenciosa de los refranes "el que"
cuyo primer miembro, como se sabe, indica la situación sancionada por el refrán, en tanto que el segundo
expresa la sentencia o sanción correspondiente.
inteligencia
aliméntate con inteligencia, y prescindirás del médico (f. 110).
Refrán que en forma de consejo significa lo que dice.
ir
nadie se va con lo que debe (f. 90 y 116).
Refrán popular retribucionista que expresa que todo mundo antes de morir paga, tarde o temprano, las
consecuencias y el castigo de las acciones malas que haya hecho en el transcurso de su vida.
iris
cuando james, haz un iris (f. 90 y 116).
Dicho de maleantes que, según Rubio, aconseja "que ante la presencia del gendarme, por la vigilancia de
que se es objeto, se disimule, se aparente hacer algo ajeno a la actividad verdadera".
itacate
sólo el que carga el itacate sabe lo que lleva dentro (f. 16).
Refrán popular, de corte sentencioso exclamativo, que se atiene al tópico de que sólo cada quien conoce el
calibre de sus penas. Tiene el mismo sentido paremiológico de los refranes "sólo el que" o "sólo el" y
análogos como "sólo el que carga el costal, sabe lo que lleva dentro"; "el que carga su tenate, sabe lo que
lleva dentro"; "sólo el dueño de la petaca sabe lo que trae en ella"; "sólo la cuchara sabe lo que tiene
adentro la olla"; "cada quien sabe lo que carga su costal"; "cada quien sabe lo que carga en su morral"; "sólo
el que carga el morral, sabe lo que lleva dentro". En todos los casos, hay un "adentro" en donde se guardan
cosas que o se llevan cargando o se comen. Variantes: "el que carga su tenate, sabe lo que lleva adentro"
(f. 5); "el que carga su tenate, sabe lo que lleva dentro" (f. 24 y 90).

J
jabón
bueno es fregar con jabón, pero no con estropajo (f. 116).
Refrán popular del tipo "bueno es o es bueno X... pero no Y", en donde Y es un abuso de X. Por ejemplo:
"es bueno acostarse en la zalea, pero no arrancar la lana"; "bueno es culantro, pero no tanto"; "bueno es
hacerse el tupé, pero no pelárselo tanto"; "bueno es raspar, pero no arrancar los magueyes". Este refrán,
como los de su clase, significa lo que enuncia.
jacal
a jacal viejo no le faltan goteras (f. 89).
Refrán popular en forma de sentencia que en sentido literal dice lo que enuncia y en sentido paremiológico
se usa para significar que a las personas viejas no les faltan achaques. Variante de forma declarativa: "al
jacal viejo no le faltan goteras" (f. 48, 49, 64, 66, 80, 90, 116, 119, 131 y 132).
Jacinta
muerta Jacinta, se acabaron los dolientes (f. 116).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico se atiene al tópico de que terminada la causa de algo se acaba
el efecto. Son varios los refranes del Refranero mexicano que tienen el mismo sentido paremiológico. Por
ejemplo: "muerto el ahijado, se acabó el compadrazgo"; "muerto el arriero se sabe de quién son las mulas";
"muerto el perico, ¿para qué quiero la jaula?"; "muerto el perro, se acabó la rabia".Variantes: "una vez
muerta Jacinta, los dolientes se amolaron" (f. 90 y 116); "muerta Jacinta, que se mueran los guajolotes"
(f. 66).
jalapeña
jalapeña, chancleta, saliva y arriba (f. 5).
Refrán popular de índole localista que describe, satirizándola, algunas costumbres de las jalapeñas.
Jalisco
Jalisco nunca pierde, y cuando pierde, arrebata (f. 5, 35, 66, 90, 106, 116 y 132).
Comentamos arriba a propósito de "Guanajuato nunca pierde, y cuando pierde, arrebata" que, en ambos
casos, se trata de una especie de grito de guerra localista. El presente dicho exclamativo está más difundido
por el folclor, a lomos del mariachi. Sin embargo, ignoro cuál de los dos es el original.
jalón
vale más un buen jalón que una mala caída (f. 49).
Refrán popular del tipo "más vale" que, como otros refranes mexicanos, se atiene al tópico de que es mejor
prevenir que remediar. De entre los refranes "más vale" algunos tienen el mismo sentido paremiológico que
este refrán. Por ejemplo: "más vale dar un grito a tiempo que cien después"; "más vale llegar horas antes,
que minutos después"; "más vale oír claridades, y no sufrir necesidades"; "más vale un carajo a tiempo que
cien mentadas después", y otros. Contrastan dos situaciones de las cuales el refrán declara menos mala la
enunciada por el primer miembro. Tiene una forma sentenciosa.
jamón
donde se cree hallar jamones, no hay estacas (f. 110).
Refrán popular, de origen ranchero, que en el plano literal significa lo que enuncia. Su sentido
paremiológico, en cambio, responde al tópico "cuando hay medios no se puede" que se concreta en
refranes, además de éste, como "cuando hay para carne es viernes".
jaña
escoge para tu jaña cruzadora con borrego (f. 90 y 116).
Consejo de ladrones que significa: "escoge como esposa (jaña) una mujer que sea ayuda en el robar
(cruzadora), con delantal (borrego).
jáquima
si no sabe de jáquima, menos va a obedecer el freno (f. 49).
Dicho popular de origen ranchero que se atiene al tópico más/menos, bajo el supuesto de que quien no
puede con lo menos no podrá con lo más. "Jáquima" designa vulgarmente al borracho.
jara
con la jara y frente al barander, poco berbear (f. 90 y 116).
Dicho de maleantes que aconseja hablar (berbear) poco con la policía (jara), en presencia del juez
(barander).
jarabe
jarabe sin pespunteado, es mal bailado (f. 90 y 116).
Pespuntear, en palabras de Rubio, "consiste en cruzar las piernas alternativamente, y pisar al son de la
música, únicamente con las puntas de los pies". Variante: "jarabe sin pespuntear, es mal bailar" (f. 48 y49).
jarabe
para bailar jarabe, con quien lo sabe (f. 49).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de un consejo. Las variantes dicen que sólo el
que lo sepa debe bailar el jarabe. Hay rima consonante entre las dos partes del dicho. Variantes: "para bailar
jarabe, quien lo sabe" (f. 116); "sólo baile jarabe el que lo sabe" (f. 116).
jardín
no hay jardines como los que hacen los pobres (f. 116).
Refrán popular que significa lo que dice tanto literal como paremiológicamente por las ilusiones con que
aderezan su vida. Tiene la forma de una sentencia absoluta.
jardín
no hay jardín sin colgandero (f. 90 y 116).
Dicho de maleantes que advierte sentenciosamente al ladrón novato que en todos los patios de las cárceles
hay vigilantes.
jarrito
jarrito nuevo, ¿dónde te pondré?; jarrito viejo, ¿dónde te aventaré? (f. 12).
Dicho popular que en forma de un par de interrogaciones contrastadas expresa que las cosas y sobre todo
las personas en algún sentido "nuevas" suelen ser objeto de atenciones y cuidados, en tanto que las cosas y
personas viejas son arrumbadas en cualquier parte. Se atiene a un doble tópico: omnia nova placent (lo
nuevo agrada), por una parte, y consueta vilescunt (lo acostumbrado aburre). Variante: "jarrito nuevo,
¿dónde te pondré?" (f. 66, 70, 90 y 132).
jarrito
jarrito que hierve mucho, o se quema o se derrama (f. 5).
Refrán popular de origen ranchero que en sentido literal dice lo que enuncia y en sentido paremiológico se
usa para sancionar situaciones en que alguien se calienta mucho ya sea por la ira o por la pasión. Tiene la
forma de una sentencia. Variantes: "jarrito que hierve mucho pronto se quema"; "ollita que hierve mucho o
se quema o se derrama".
jarrito
todo cabe en un jarrito, sabiéndolo acomodar (f. 66, 90, 110 y 132).
Refrán popular de índole exclamativa que aconseja no desesperarse y obrar en todo con orden, cuidado y
paciencia para lograr lo que uno se ha propuesto. Quizás la imagen del jarrito no sea la más adecuada para
un reacomodo y haya que acudir a la variante que dice: "¡todo cabe en un costal, en sabiéndolo acomodar";
"todo cabe en un costal, sabiéndolo acomodar".
jarro
de tal jarro, tal tepalcate (f. 35, 49, 51, 64, 70, 90, 116, 119, 122 y 132).
Refrán popular que sentencia, en enunciación exclamativa, que las inclinaciones hacia el bien o hacia el mal
de alguien le proviene de su origen.
jeta
tenerle la jeta al burro, es de burros (f. 90 y 116).
Dicho popular que significa que esperar tontamente es de gente tonta. Se basa en el significado de
"esperar" que se da tanto a la expresión "tenerle la jeta al burro" como el que encierra la frase "dejar a
alguien teniéndole la jeta al burro", entendida en el sentido de dejarlo esperando.
jícama
el que come jícama, merece jáquima (f. 35, 49, 90 y 116).
Refrán popular que, según Rubio, significa "poner en calidad de bestia al que come jícama".
jilote
ni verlas cuando jilotes, ni esperar cuando mazorcas (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que funciona como una recomendación con respecto a las mujeres: ni
cortejarlas cuando son apenas niñas, ni esperar tanto que lleguen a ser ya viejas.
jinete
jinete encamaronado, es jinete revolcado (f. 105).
Refrán popular de origen charro que se usa para significar que quien se violenta al jinetear es fácil víctima y
terminará en el suelo. Tiene la forma de una sentencia con rima consonante entre sus dos hemistiquios
octosílabos. Variante: "jinete que se acamarona, jinete que cae" (f. 48 y 90).
jinete
no es buen jinete el que talonea, ni mula la que no patea (f. 48, 90 y 131).
Refrán popular que en forma de una regla del mundo ranchero significa lo que enuncia. Hay rima
consonante entre sus dos partes. Variante: "no es jinete el que talonea, ni mula la que no patea" (f. 49).
jinete
no es jinete el que no cae (f. 49, 60, 106 y 116).
Que el jinete se hace con la experiencia que dan las caídas es un principio del arte de jinetear, dice este
refrán de origen ranchero. Su sentido paremiológico se aplica a la vida entera y se usa para confortar a
quien ha caído de alguna manera. Tiene forma sentenciosa.
jodido
sólo pedo o dormido, no se siente lo jodido (f. 66 y 90).
Refrán popular que significa que los sinsabores de la pobreza sólo dejan de sentirse cuando se está
borracho o dormido. Tiene rima consonante entre sus hemistiquios.
jornada
no existe peor jornada que al salir de la posada (f. 37).
Refrán popular tradicional que significa lo que expresa. Tiene la forma de una declaración sentenciosa.
jorongo
no completas pa'l jorongo, y quieres mercarte tilma (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma interpelativa recrimina a quien no teniendo los medios aspira a cosas fuera de
su alcance. El refrán supone que en la jerarquía de la indumentaria ranchera mexicana el jorongo está a un
nivel más bajo que la tilma.
Juan
cásate, Juan, que las piedras se te volverán pan (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular que en enunciación interpelativa aconseja la vida matrimonial y pondera el estado
matrimonial como paradisíaco y mágico. Las variantes parten del supuesto de que Juan se casó y,
efectivamente, las piedras se convirtieron en panes. La conversión de las piedras en panes es una de las
tentaciones del diablo a Cristo en el desierto, según el midrash evangélico de Mt. 4: 3 y paralelos. Que las
piedras se conviertan en pan es, pues, un rasgo de un mundo fantástico en el que quedan resueltos los
problemas de alimentación gracias al matrimonio. Variantes: "cásate, Juan, y las piedras se te volverán pan"
(f. 113); "casóse Juan, y en piedras se le volvió el pan" (f. 90); "casóse Juan, y piedras se le volvió el pan"
(f. 116); "casóse Juan, y por su suerte negra, el pan se le volvió piedras" (f. 116).
Juan
ni Juan ni Juana, ni caballo rucio ni mula alazana (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que expresa una serie de prejuicios contra los juanes, las juanas y los
animales de esos colores. El caballo rucio es, como dijimos arriba, de color pardo claro, en tanto que la mula
alazana tiene de pelo color tostado: o sea, también pardo. La fobia, por tanto, expresada por este refrán
alcanza a los juanes y juanas, sí, pero también a los equinos de color pardo. Tiene la forma de una orden
terminante con rima consonante entre la primera parte, la de los juanes, y la segunda, la de los equinos.
juego
a cada quien darle por su juego, y nunca ir contra la corriente (f. 35 y 116).
Refrán popular que aconseja condescender con las necedades de la gente y llevarles la corriente así al
político como al bravucón o al presumido. "Darle por su juego" a alguien también se dice en el habla popular
mexicana "darle por su lado". Otro refrán de nuestro acervo se encarga de interpretar el sentido subyacente
a éste: "a la madera se le busca el hilo, a los pendejos el lado". Variante: "a cada quien, darle por su juego"
(f. 64).
juego
el juego del billar es entre dos tontos y un hábil (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que expresa la opinión que el refranero tiene sobre el juego de billar. En este reparto, los
tontos serían los jugadores y el hábil, que siempre gana, es el dueño del billar.
juego
en el juego que admite desquite, nadie se pique (f. 90).
Refrán popular que, en forma de consejo, expresa lo que dice. Hay rima asonante entre sus hemistiquios.
También circula bajo estas otras variantes que, salvo la primera de ellas, dice lo mismo que en la que hemos
puesto arriba: "en el juego que hay desquite, ni quien se pegue" (f. 37); "en el juego que tiene desquite,
nadie se pique" (f. 86, 90 y 122); "en juego que hay desquite, ni quien se pique" (f.116); "juego que admite
desquite, ni quien se pique" (f. 66, 70 y 132); "juego que tiene desquite, ni incomoda ni pica" (f. 90); "juego
que tiene desquite, no hay quien se pique" (f. 12).
juez
no puede ser juez Calixto (f. 37 y 64).
Dicho popular que significa lo que dice. Tiene la forma de una simple declaración. Probablemente funciona
como los refranes acústicos; "no puede ser", sería, entonces, el grupo de palabras que se insertan en el
contexto discursivo en que funciona.
jugador
jugador perdedor, se mete a mirón (f. 66).
Refrán popular, procedente del ambiente de los juegos de azar sobre todo en el de baraja, que significa lo
que dice.
jugar
el que limpio juega, limpio se queda (f. 12).
Refrán popular usual entre tahúres y jugadores profesionales que en forma de una regla supuesta dice lo
que expresa.
juil
hay que vivir feliz, como el juil en el arroyo (f. 41).
Refrán popular, en forma de consejo, que significa lo que enuncia: hay que vivir feliz.
juil
¿qué le espulgas, o le espulgan, al juil, si tiene el cuero tan liso? (f. 48 y 49).
Refrán exclamativo de la zona de Tabasco que significa lo que enuncia. Juil llaman allí a un pez sin
escamas. Funciona paremiológicamente como los refranes acústicos. En este caso, las palabras que sirven
de nexo con el contexto verbal son "¿qué le espulgas?". Ése es, pues, su sentido
paremiológico.Variante: "¿y qué le espulgas, o le espulgan, al juil, si tiene el cuero tan liso"?
(f. 90, 116 y 122).
juil
si el juil no abriera la boca, nunca lo pescarían (f. 41, 51, 64, 80, 90 y 119).
Refrán popular que aplica al juil aquel viejo proverbio de "el pez por su boca muere".
jumento
el jumento no era arisco, lo hicieron a sombrerazos (f. 49).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Se usa para comentar situaciones de timidez. Se usa en
enunciación exclamativa.
junta
cuando de tres es la junta, uno es el que manda la yunta (f. 66 y 90).
Dicho popular que en forma descriptiva significa lo que enuncia. Imagina la junta como una yunta de bueyes
mandada por quien la preside. Tiene la estructura prótasis-apódosis: la prótasis indica la condición o
circunstancia "cuando de tres es la junta", la apódosis esboza, en este caso, un dictamen de la situación.
junta
dime quién es tu junta, y te diré si haces yunta (f. 116).
Refrán popular de la serie "dime" cuya estructura es como la de una adivinanza cuyo cuerpo central suele
contener elementos que funcionan como indicios para que el destinatario de la adivinanza diga de qué se
trata. Obviamente, hay un juego de palabras entre junta y yunta; en la práctica, el refrán trata de buey al
destinatario. Parte del supuesto, como ya hemos señalado, que las compañías, las costumbres en el comer,
en el beber y en el vestir, las cosas que se dicen o se desean, son indicios que delatan el tipo de persona
que se es. A propósito de este refrán Rubio comenta que "es una grosería".
junta
junta de pastores, chivo muerto (f. 89).
Refrán popular de tipo ranchero que dice lo que suele pasar cuando hay junta de pastores. Tiene forma
sentenciosa.
justicia
la justicia humana se aplica en razón inversa a la magnitud de la falta (f. 37).
Frase gnómica que simplemente describe la manera habitual de ser de la justicia humana. Supone un
sustrato religioso en el cual se cree en una justicia divina.
justicia
no hay quien quiera la justicia por su casa, y sí por la ajena (f. 60).
Refrán popular que significa lo que enuncia. De acuerdo con el refrán "el buen juez por su casa empieza", el
presente refrán parte del supuesto de que en la vida real no existe el tal "buen juez"; todo mundo está
propenso a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, según el dicho evangélico.
juventud
si la juventud supiera y la vejez pudiera... (f. 66).
Dicho que en forma exclamativa expresa dos imposibles que suenan como suspiros: la juventud no sabe y la
vejez no puede.

L
labor
labor con dolor (f. 60).
Especie de frase célebre cuya virtud está en la rima consonante entre los dos sustantivos que la componen.
Para ella todo trabajo incomoda. Si bien esta frase parece suponer una concepción negativa del trabajo
humano concebido como castigo, que probablemente viene de círculos religiosos que se atienen al relato
del castigo tras el pecado terrenal (Gén. 3: 17,19), probablemente se trata de una traducción al español de
una frase latina. En todo caso, hay frases igualmente célebres. Cicerón, por ejemplo, nos dejó la frase "el
trabajo nos endurece contra el dolor" y entre las frases provenientes de la cultura clásica leemos: "el trabajo
es en sí mismo un placer" (labor ipse voluptas).
labrador
el que no asegunda, no es buen labrador (f. 12, 48, 49 y 116).
Refrán ranchero que significa lo que expresa. Funciona como una regla del buen sembrar: asegundar la
siembra. Tiene forma sentenciosa. Variantes: "el que no asegunda, no es labrador" (f. 37); "el que no
asegunda, no es un buen labrador" (f. 90).
labradora
para poder calar, buena labradora (f. 116).
Dicho de ladrones que en forma de una regla asienta sentenciosamente que para poder meter la mano en el
bolsillo para robar (calar) hay que tener buena mano.
ladito
no hay que pandearse, aunque llueva de ladito (f. 48, 49 y 90).
Refrán popular que expresa, simplemente, el consejo "no hay que pandearse", que en español popular
mexicano equivale a "no hay que rajarse" o echarse para atrás. Funciona, pues, como los refranes acústicos
que sólo las primeras palabras conectan al refrán con el contexto, en tanto que el resto hace las veces de un
puro y simple juego de palabras complementario.
lado
al lado de la madre, se hacen felices las hijas (f. 60).
Viejo refrán novohispano que funciona como una frase moralizante: significa lo que dice.
ladrillo
ladrillo sobre ladrillo hace casa (f. 12).
Refrán popular que significa que las cosas grandes se construyen poco a poco con cosas pequeñas: así,
con ladrillo sobre ladrillo se hace un buen edificio. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como
"poco a poco hila la vieja el copo"; "poco a poco se anda lejos"; "poco a poco se le saca el agua al coco"; "de
grano en grano la gallina llena el buche"; "muchas gotas de cera forman un cirio pascual".
ladrón
al ladrón darle las llaves (f. 12).
Frase paremiológica cuyo sentido es idéntico al de refranes como: "es como poner la Iglesia en manos de
Lutero"; "es como poner al coyote a cuidar a las gallinas". Sin verbo en forma personal difícilmente puede
cumplir las funciones de un refrán.
ladrón
no hay ladrón que no sea desconfiado (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia pues, al fin de cuentas, "piensa el ladrón que todos son de su
condición". Tiene la forma de una declaración sentenciosa.
ladrón
no hay ladrón que no sea llorón (f. 90 y 116).
Según este refrán popular otro de los rasgos distintivos de los ladrones es andarse quejando de que no
tienen dinero como una manera de ocultar el dinero que tienen pues, al fin de cuentas, "no hay ladrón que
no sea desconfiado". Con ello, este refrán vendría a ser un corolario del anterior. Una variante dice lo
contrario: "no hay ladrón que sea llorón".
ladrón
no mires a los ladrones cuando coman carne, sino cuando estén recibiendo su castigo (f. 110).
Frase edificante sobre las consecuencias del robar. Tiene la forma de un consejo. No tiene los rasgos de los
refranes.
ladrón
sólo es ladrón el que roba y deja, al robar, las uñas (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia y que funciona como timbre de orgullo del ladrón verdadero
frente a los ladrones falsos.
lagaña
¿qué li'hace la lagaña al güero?; antes l'está cuando llora (f. 89).
Frase gnómica que se usa como comentario curioso. No tiene valor paremiológico. Variantes: "no le hace la
lagaña al güero, antes le está cuando llora" (f. 12); "no hace la legaña al güero, antes le está cuando llora"
(f. 37, 90 y 122); "no le hace la legaña al güero, antes le está cuando chilla" (f. 49).
lágrima
de que tocan a llorar, no hay más que ocultar las lágrimas (f. 116).
Refrán popular de la serie "de que tocan" o "cuando tocan" que significa que cuando haya necesidad de
llorar sólo queda ocultar las lágrimas con entereza.
lanzado
de los lanzados es el mundo (f. 19).
Refrán popular que significa que quienes se atreven conquistan lo que sea. Tiene el mismo sentido
paremiológico que el refrán: "a los atrevidos favorece la fortuna, y a los cobardes los desecha".
larga
no le des largas al chile (f. 54).
Dicho popular que funciona como albur y tiene la forma de un consejo.
lástima
el que impuesto está a perder, hasta lástima es que gane (f. 37).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración sentenciosa que se atiene al
tópico los perdedores no merecen ganar.
lata
come latas y estirarás las patas (f. 37).
Refrán popular de probable origen ranchero que expresa su desaprobación por la comida de lata. Hay rima
consonante entre sus dos hemistiquios.
lazar
para lazar y no mancar, ni una ni más de dos amarrar (f. 105).
Refrán ranchero que funciona como consejo de charros y significa lo que enuncia. Hay rima consonante
entre sus partes. Variante: "para lazar y no mancar, ni una ni más de dos has de amarrar" (f. 90 y 116).
lazo
lazo que no laza, amansa (f. 49).
Refrán ranchero que funciona como principio o norma para charros. Hay rima asonante entre sus dos
partes.
lección
nunca les des lecciones a los cocineros en su propia cocina (f. 110).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que dice. Hay muchas cosas que en el refranero no se
puede hacer. Una de ellas es no querer enseñar al experto en su propio medio de trabajo. Ello, al fin de
cuentas, "es como querer enseñarle el padrenuestro al señor cura".
leche
blanco y migado: leche (f. 110).
leche
cuando se tiene leche, ¿por qué preocuparse por café? (f. 41).
Dicho popular que en forma de una pregunta con preámbulo significa lo que dice. Parte del supuesto de una
jerarquía entre las bebidas en que el café es supuestamente de rango inferior al de la leche. Parece, por
tanto, un refrán de origen ranchero o, en todo caso, rural.
leche
de la leche la vaca, aunque respingue (f. 37).
Refrán ranchero de Durango que funciona como un principio cultural.
leche
el que se quemó con leche, hasta al jocoque le sopla (f. 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, asienta que quien ha tenido experiencias malas influenciado por
ellas se vuelve tan cuidadoso que llega a realizar acciones ridículas impulsado por esa experiencia negativa.
Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "el gato escaldado, del agua fría huye". Es un refrán muy
frecuente en el habla popular mexicana y se usa para sancionar una situación en que alguien toma
excesivas precauciones. Variantes: "el que con leche se quema, al requesón le sopla" (f.90); "el que con
leche se quema, hasta al jocoque le sopla" (f. 90 y 122); "el que con leche se quema, hasta al jocoqui le
sopla" (f. 89 y 131); "el que se quema con leche, hasta al jocoque le sopla" (f. 122); "el que se quema con
leche, hasta al requesón le sopla" (f. 66); "quien se quemó con leche, hasta al requesón le sopla" (f. 49).
leche
la leche y la educación se maman (f. 89, 90 y 116).
Refrán popular que significa que las buenas o malas costumbres se aprenden desde la infancia: se maman
con la leche, no se aprenden a fuerza de discursos.
leche
leche, camote y gente habladora, Zamora (f. 116).
Dicho folclórico relativo a la manera de ser, de alimentarse y de hablar de la gente de Zamora, Michoacán.
Una variante muy usada lo dice así: "lechi, camoti y genti habladora, Zamora". Es una especie de sátira a la
manera de hablar de la gente de Zamora y otras partes del occidente mexicano. "Lechi, camoti" se refieren a
costumbres alimenticias. Lo de "genti habladora" es, por una parte, exigencia de la rima y, por otra, una
pincelada sobre el modo de ser popular. Variante: "pulgas y gente habladora, de Zamora" (f. 35,90 y 116).
leche
que dé leche la vaca, y aunque patee (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular de tipo exclamativo que significa lo que enuncia. Se usa para recomendar los inconvenientes
que alguna cosa buena puede tener.
lechón
si alimentas a un lechón, obtendrás un puerco (f. 110).
Dicho popular de significación obvia que funciona para sancionar una educación que se considera errónea.
legua
desde leguas se conoce la vaca que ha de dar leche (f. 90).
Refrán exclamativo que significa lo dice. Sin dar detalle ni mencionar los rasgos distintivos como en los
refranes semióticos, aquí simplemente se dice que lo bueno se nota. Tiene el mismo sentido que refranes
como "desde lejos se conoce el pájaro que es calandria"; o bien, "el amor y el dinero no pueden estar
escondidos: el amor porque se ve y el dinero porque suena". Funciona como un halago a la alta capacidad y
nivel de alguien. Variante: "desde a leguas se conoce la vaca que ha de dar leche" (f. 35 y116).
lengua
la lengua guarda el pescuezo (f. 37, 89, 90 y 116).
Refrán popular que funciona como advertencia a tener cuidado con lo que se habla. Tiene el mismo sentido
que el refrán español recogido por Sbarbi que dice: "lo que dice la lengua lo viene a pagar la cabeza".
lengua
la lengua y los caballos son fáciles de mover (f. 41).
Refrán popular que significa lo que expresa.
lengua
lenguas y campanas, las poblanas (f. 35, 90, 116 y 122).
Dicho folclórico relativo a la manera de ser de las poblanas. De hecho, no es a Puebla al único lugar al que
el refranero atribuye buenas limas y buenas campanas. Véase, por ejemplo, este otro dicho: "campanas,
lenguas y limas, Silao las tiene muy finas".
lengua
no hay que morderse la lengua (f. 116).
lengua
no se puede chiflar y sacar la lengua (f. 12).
Refrán popular de la serie "no se puede" que contrapone, en este caso, chiflar y sacar la lengua. Se utiliza,
como todos los de la serie, cuando alguien quiere sacar provecho de dos cosas cuya índole impide que se
realicen las dos al mismo tiempo, como el que nos ocupa o como el refrán: "no se puede mamar y tragar
zacate". Otros refranes de la serie señalan, en cambio, la imposibilidad de realizar ciertas cosas que son de
por sí irrealizables. Además del que ahora nos ocupa, pertenecen a la serie "no se puede agarrar dos liebres
al mismo tiempo"; "no se puede bailar con chaparreras"; "no se puede hacer sopas con tostadas"; "no se
puede mejorar lo bueno". Variante: "no se puede repicar y andar en la procesión" (f. 37, 66, 89, 122 y 132).
lente
lente oscuro, grifo seguro (f. 90).
Dicho popular que en forma de una sentencia concisa expresa lo que enuncia. En el habla popular mexicana
se llama grifo al individuo que anda entre azul y buenas noches. Hay rima consonante entre sus dos
mitades.
león
hay que ser león y zorra (f. 12).
Dicho que insta a tener la valentía y ferocidad del león al mismo tiempo que la astucia de la zorra.
león
más vale una de león que cien de ratón (f. 122).
Refrán popular del tipo "más vale" que significa lo que dice: es mejor ser una vez poderoso que pasársela
siempre de subordinado insignificante. Ello significa que más vale mandar que obedecer. Sin embargo, un
refrán de origen bíblico dice que "más vale ser cabeza de ratón que cola de león", en el sentido de que más
vale ser la parte más importante de un ínfimo roedor a ser la parte trasera de algo, así sea un león.
lépero
el lépero, aunque no quiera, lo será hasta que se muera (f. 35, 90 y 116).
Refrán que enseña que quien siempre ha sido patán, vulgar y ordinario nunca podrá dejar de serlo, aunque
quiera. Hay rima consonante entre sus hemistiquios octosílabos.
ley
la ley de Caifás: al fregado, fregarlo más (f. 70, 90, 116, 122 y 132).
Dicho popular muy usado que tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "las pulgas se le cargan al
perro más flaco". Variante: "la ley de Caifás: al jodido, joderlo más" (f. 66).
ley
las leyes las traigo en las muelles (f. 35 y 116).
Refrán popular que, a decir de Rubio, significa: "que se harán todas las trampas, todos los chanchullos que
sean necesarios para burlar el cumplimiento de las leyes".
ley
ley gringa: el que se apendeja, se chinga (f. 35).
libro
al libro de mala pasta, buena pasta (f. 116).
Refrán popular de la serie de refranes sobre libros que expresa una realidad lamentable en el comercio de
libros y en la industria editorial nuestra. A saber: que los libros mejor empastados son los que menos lo
merecen. El refrán señala como indicio de que se trata de un mal libro el hecho de estar bien empastado.
libro
el libro inútil o malo, bien encuadernado (f. 116).
Este refrán popular, también de la serie de refranes sobre libros, muestra explícitamente una señal de que
un libro no sirve: el estar bien encuadernado. Tiene el mismo sentido paremiológico, pues, que el refrán
anterior: "al libro de mala pasta, buena pasta". Ambos, por desgracia, expresan la concatenación semiótica
vigente entre nosotros en el comercio de libros y en la industria editorial. A saber: que los libros mejor
empastados son los que menos lo merecen. Estos refranes, entonces, se convierten en refranes semióticos
que podrían formularse así: libro bien empastado, mal libro.
libro
hay quien sabe leer sólo en su propio libro (f. 90).
Refrán popular que expresa que hay quienes piensan que lo que ellos saben es el único saber existente y su
verdad, la verdad sin más. Variante: "hay quien sabe leer sólo en su libro" (f. 66).
libro
que les cuadre o no les cuadre, prestar libros ni a tu padre (f. 90 y 116).
Refrán popular convertido en ley entre bibliófilos que significa lo que dice: no hay que prestar libros a nadie.
Aunque la razón es obvia.
libro
quien presta un libro es pendejo, pero es más quien lo devuelve (f. 66 y 90).
Refrán popular que explica el principio de bibliófilos de no prestar libros a nadie. Variante: "quien presta un
libro es pendejo, pero es más el que lo devuelve" (f. 132).
liebre
no es posible agarrar dos liebres a un mismo tiempo (f. 116).
Aunque con otra formulación, es un refrán de la serie "no se puede" como lo confirma una variante suya
citada más arriba. Pertenece al subgrupo de los que señalan la imposibilidad de realizar ciertas cosas que
son de por sí irrealizables: "no se puede bailar con chaparreras"; "no se puede hacer sopas con tostadas";
"no se puede mejorar lo bueno".
liebre
unos corren tras la liebre, y otros sin correr la alcanzan (f. 12, 90 y 116).
Refrán popular que en forma de una parábola significa que la vida es muy desigual, pues mientras unos se
la pasan deslomándose apenas logran malcomer; otros, en cambio, sin mayor esfuerzo obtienen lo que
quieren y viven a cuerpo de reyes. Se trata de los refranes relativos a la suerte o fortuna. El refranero insiste
en que mientras hay unos que tienen buena suerte y todo les sale bien, a otros todo les sale mal. La razón
es la fortuna con que nacen: "unos a la pena y otros a la pepena"; "unos de pedir se cansan, y otros sin
pedir les dan"; "unos limpian el pozo y otros sacan el agua"; "unos nacen con estrella y otros estrellados";
"unos nacen para santos y otros para ser carbón". La tradición paremiológica hispánica a este respecto es
muy fuerte.
lima
ni te compro limas, ni te compro peras, ni te compro... metas a lo que no puedas (f. 116).
Dicho trabalenguas muy popular que bajo la imagen de un marchante en compra mediante un juego de
palabras aconseja llanamente: "ni te comprometas a lo que no puedas".
limosna
hasta pa' pedir limosna hace falta capital (f. 90).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber, hasta para pedir limosna hace falta con
qué.Variantes: "hasta pa' pedir limosna se necesita capital" (f. 66 y 116); "hasta pa' pedir limosna se necesita
un morral" (f. 116); "hasta pa' pedir limosna hace falta principal" (f. 116). En esta última variante se emplea la
palabra "principal": así se llama al dinero necesario para poner un negocio.
limpieza
la limpieza da a la vez lozanía y robustez (f. 37).
Dicho tradicional que inculca la limpieza.
limpio
de limpios y de tragones están llenos los panteones (f. 12, 66, 90, 116 y 132).
Refrán popular de corte médico que significa lo que enuncia. Hay rima consonante entre los dos
hemistiquios octosílabos que lo componen.
litro
por litros te venden la leche, el azabache por onzas (f. 66 y 90).
Dicho popular que se usa para acallar los desprecios y aspavientos de decepción cuando conocen a una
persona que resulta ser de color moreno. El dicho diría que mientras lo blanco abunda, lo moreno se mide
por unidades pequeñas.
llaga
para tal llaga, tal venda (f. 90 y 116).
Dicho popular que se aplica a dos personas con los mismos defectos dando a entender que están hechas
una para la otra.
llamarada
llamaradas de petate, no falta quien las aguante (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. "Llamaradas de petate" se llaman en el español mexicano a
reacciones y actitudes momentáneas. El refrán dice que, por ser tan efímeras, no falta quien las aguante.
llano
en el llano, como quiera el amo; y en la cuesta, como pueda la bestia (f. 49).
Refrán de arrieros en que consignan una especie de regla de la arriería y del cabalgar: no hay que exigirles
a los animales cargados cuando van de subida.
loco
el que no ha tenido y llega a tener, loco de gusto se quiere volver (f. 66).
Refrán popular que significa lo que expresa. Hay rima consonante entre sus partes. Variantes: "el que nunca
ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver" (f. 12 y 116); "el que nunca tiene y llega a tener, loco se
quiere volver" (f. 89).
loco
no hay loco que coma candela (f. 90).
Refrán popular que significa eso que dice: "no hay loco que coma lumbre por más perdido que
esté".Variante: "ningún loco come candela" (f. 90 y 122).
lodo
no porque hay lodo, hay que atascarse (f. 66 y 90).
Refrán popular que significa que no hay que abusar sólo porque se puede. Se suele aplicar a quienes al
manejar dinero ajeno abusan. Una invitación a la moderación análoga dice que se puede ser puercos "pero
no tan trompudos".
loma
quedarse alguien como el que chifló en la loma (f. 24, 48, 49, 64, 80, 98, 113, 116 y 122).
Refrán que significa lo mismo y, por tanto, tiene el mismo sentido paremiológico que el dicho "quedarse
como novia de rancho, vestida y alborotada". Significa, en efecto, quedarse con las esperanzas e ilusiones
frustradas.
lomo
con un poquito de lomo y otro de resbaladillo, se vive siempre tranquilo (f. 70, 90 y 116).
Refrán popular que aconseja, para vivir tranquilo, hacer un poco de lomo a los problemas y dejar que se le
resbalen las penas y contratiempos. "Hacer lomo" significa en el habla popular mexicana soportar con
paciencia y no hacer caso a las penalidades que le aquejan. Variante: "con un poco de lomo y otro poco de
resbaladillo, se vive siempre tranquilo" (f. 89).
lucha
la lucha se hace, la suerte es la mala (f. 116 y 132).
Expresión paremiológica que significa que se hace todo lo que está al alcance de la mano para que las
cosas vayan bien; si no se logra, es cosa de la mala suerte. Variante: "la lucha se hace, la suerte es mala"
(f. 66 y 90).
lucha
no hay peor lucha que la que no se hace (f. 12, 90 y 116).
Dicho popular que significa que el peor esfuerzo es el que no se hace. "Hacer la lucha" o "hacerle la lucha"
significa en el habla popular mexicana esforzarse para lograr algo o para vencer las dificultades y dominar
una determinada situación. El refrán significa entonces que la obligación de alguien ante los problemas es
esforzarse en vencerlos: hacerle la lucha. Variante: "la peor lucha es la que no se hace" (f.98).
lucha
también de maduras caen, aunque no se haga la lucha (f. 35, 90 y 116).
Refrán exclamativo que suele ser referido a las mujeres. El refrán dice que a veces sin hacer la lucha la
situación está madura para el amor.
lugar
el que temprano se moja, lugar tiene de secarse (f. 37, 90 y 116).
Refrán popular que en forma de una exclamación sentenciosa significa lo que dice. Se aplica a situaciones
en que hay que hacer una cosa incómoda o inconveniente. "al mal paso darle prisa", dice otro refrán con el
mismo sentido paremiológico.
lugar
no hay mejor lugar como el hogar (f. 12).
Refrán popular que significa simplemente que no hay lugar como el hogar.
lugar
un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar (f. 12).
Refrán popular que en esa forma quiástica recomienda el orden: todo acomodado en su lugar.
lumbre
hay quien prende lumbre y no la sabe apagar (f. 12).
Refrán popular de la serie "hay quien" que significa lo que expresa. Como hemos dicho arriba, en los
refranes "hay quien" el segundo miembro expresa una situación diametralmente opuesta a la que se supone
en el primer miembro. Argumentativamente, estos refranes, como se ha señalado, funcionan como si
trataran de dar un ejemplo para apoyar el propio argumento: no empieces lo que no puedas controlar más
tarde. Tenemos, por tanto, el caso de un refrán-exemplum insertado como premisa de un entimema.
lumbre
no hay lumbre, hazme un totopo (f. 5).
Dicho popular que expresa la incoherencia de ciertas exigencias. Tiene la forma de una ironía y el mismo
sentido paremiológico que: "no hay lumbre, pues tuéstamela" (f. 5); y que "no hay lumbre y... 'tuéstamela'"
(f. 90 y 116).
lumbre
si quieres tu lumbre apagar, echa tortillas a calentar (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que, por una parte, censura a quienes tienen la costumbre de calentar
tortillas sobre las brasas y, por otra, insta a tomar precauciones y no hacer lo que seguramente nos traerá
daños. Hay rima consonante entre los dos hemistiquios del refrán.
Luna
no se crea que la Luna es de queso porque se le mira redonda (f. 110).
Dicho popular que suena a recomendación de prudencia ante cosas fáciles de conseguir sólo en apariencia.
Tiene enunciación exclamativa. Variante: "creer que la Luna es queso" (f. 12, 37 y 98).
lunar
lunar en la boca, señal de loca (f. 35, 90 y 116).
Dicho que significa que una mujer que tiene lunar en la boca es muy coqueta. Obviamente, no tiene que ver
una cosa con otra. Rubio dice: "es una injusticia en infinidad de casos".
lunes
los lunes, ni las gallinas ponen (f. 12).
Dicho popular que expresa que, en boca de los obreros de ciertos gremios, los lunes no se trabaja. A ello se
refiere la expresión: "hacer san lunes". Variantes: "el lunes, ni las gallinas ponen" (f. 35, 90, 110 y 116); "en
lunes, ni las gallinas ponen" (f. 48, 66 y 132).
luz
acostándome con luz, aunque me apaguen la vela (f. 35, 49, 70, 90 y 116).
Dicho de doble sentido, pues "luz" es también nombre de mujer. El enunciador del dicho expresa, entonces,
en forma exclamativa, que acostándose con ella no le importa estar a oscuras. Variante: "al que se acuesta
con luz, aunque le apaguen la vela" (f. 116).
luz
luz apagada, mujer encendida (f. 66).
Refrán popular que significa lo que expresa: que con la luz apagada hay más pasión en la mujer.

M
machiró
machiró bulero, siscabado, machiró que te ha salvado (f. 116).
Dicho de maleantes que significa que un testigo (machiró) falso (bulero) aleccionado (siscabado) es testigo
salvador. Tiene forma sentenciosa y rima consonante entre sus hemistiquios.
macho
a macho viejo, aparejo nuevo (f. 113 y 116).
Refrán popular del tipo receta que significa lo que enuncia. La estructura mal-remedio del tipo "a o para tal
cosa, tal otra" es tradicional. Hay varios refranes en el Refranero mexicano que tienen el mismo sentido
paremiológico que éste: "a acocote nuevo, tlachiquero viejo"; "a asno lerdo, arriero loco"; "a barbas de indio,
navaja de criollo"; "a batalla de amor, campo de plumas"; "a bestia comelona, piedras en la cebada". Son
varias las formas que los refranes receta tienen en el Refranero mexicano.
madera
a la madera por el hilo, y a los tontos por la cara (f. 12).
Refrán popular, de tipo semiótico, que expresa lo que enuncia. En cuanto refrán semiótico, esboza dos
sistemas semióticos hilo-madera, por una parte, cara-tonto, por otra. Variantes: "a la madera se le busca el
hilo, a los pendejos el lado" (f. 90 y 116); "a la madera se le busca el hilo, a los tarugos la cara"
(f. 48,90 y 131); "a la madera se le busca el hilo, y a los pendejos el lado" (f. 70).
madera
maderas hay para santos, y otras para hacer carbón (f. 66 y 90).
Refrán popular que expresa mediante un ejemplo la predestinación de todas las cosas como parte de una
concepción predeterminista de la vida. Se atienen a un doble tópico: "todo está predeterminado por el
destino", por una parte, y "contra el destino no se puede", por otra. El texto que conforma este refrán
proviene de una estrofa recogida por Rubio: "Los árboles en el monte / tienen su separación: / unos nacen
para santos y otros para ser carbón". Variante: "unos nacen para santos, y otros para ser carbón"
(f.90 y 116).
madre
chingue a su madre la muerte, mientras la vida nos dure (f. 66 y 90).
Refrán popular basado en la exclamación injuriosa "chingue su madre", forma popular del grito "que chingue
a su madre la muerte", que es una invitación a la muerte a fornicar con su madre. El refrán significa que se
puede insultar a la muerte mientras la vida nos dure.
madre
con la madre y con la patria, contra todo y contra todos, con razón y sin ella (f. 35 y 116).
Dicho popular que expresa lo que dice: que la madre y la patria son lo primero y hay que defenderlas a toda
costa y como sea. Es una especie de máxima popular de corte ideologizante. Se basa en una serie de tres
secuencias: "con + con", "contra + contra" y "con + sin". Estas secuencias constituyen la armazón del
dicho. Variante: "con la madre y con la patria, contra todo y contra todos, con razón o sin ella" (f. 90).
madre
de que la madre es de paso, la hija hasta el cincho azota (f. 49, 90 y 116).
Refrán popular de la serie "de que" o "cuando", de origen ranchero, que, referido literalmente a yeguas,
significa lo que enuncia; en sentido paremiológico, se suele aplicar a mujeres para decir que cuando la
madre es libertina, la hija siempre irá más allá. Los refranes "de que" suelen establecer una comparación
entre dos situaciones de las cuales la enunciada por el segundo miembro del refrán rebasa, en una especie
de colmo, la propuesta por el primero. Por ejemplo: "de que la perra es brava, hasta a los de casa muerde".
Tiene, como todos los de esta clase, forma sentenciosa.
madre
madre que consiente, engorda una serpiente (f. 90 y 116).
Refrán popular de índole sentenciosa que significa lo que enuncia: señala el daño que causa una madre
cuando al educarlos consiente a sus hijos. El refranero español aun recoge un refrán con el mismo sentido
paremiológico: "madre pía, daño cría", con la advertencia de que "pía" es usada en el sentido de "benévola"
o "benigna". Hay rima consonante entre las dos partes del refrán.
madurar
cuando maduran, caen todas (f. 12).
Refrán popular que suele tener como enunciador al varón, como referente a las mujeres casaderas, y como
oyente un corro de hombres. Tiene enunciación exclamativa y se suele aplicar a las luchas juveniles por
conquistar a la mujer amada. Tiene el mismo sentido paremiológico de refranes como: "para qué las cortas
verdes si maduras caen solitas"; o bien "también de maduras caen, aunque no se haga la lucha". El mismo
sentido se suele dar a refranes que asumen imágenes campiranas, como "solitas bajan al agua sin que las
hagan bajar" de cuya interpretación recoge Rubio esta estrofa: "Cupido se lamentaba / de un amor que
ingrato fue, / y sólo le consolaba, / que cuando ellas tienen sed / solitas bajan al agua / sin que nadie las
arree".
maestro
no hay mejor maestro que el adversario (f. 66).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia. El tópico al que se atiene su sentido
paremiológico podría formularse así: "no hay mejor maestro que la experiencia".
maestro
no se acuerda el maestro de que fue aprendiz (f. 116).
Refrán popular que en forma declarativa reprueba la soberbia de quien, creyéndose encumbrado, desprecia
y maltrata al alumno: que se acuerde que él también fue alumno alguna vez.
maguey
al maguey que no da pulque, no hay que llevar acocote (f. 51, 64, 116 y 119).
Refrán popular, de pulqueros, que significa lo que enuncia. Se usa en sentido paremiológico para sancionar
situaciones en que no hay esperanza de obtener nada que valga la pena. Como se dijo arriba, "acocote" es
un guaje de calabaza alargada que usan los pulqueros para succionar del maguey el "tlachique" o pulque
dulce. En sentido paremiológico, se aplica, como consejo, en situaciones en que por experiencia ya no se
puede esperar ninguna cosa que valga. Variantes: "a maguey que no da pulque, no hay que llevar acocote"
(f. 85); "al maguey que no da pulque, no hay que llevarle acocote" (f. 66, 80, 90, 119y 132).
maguey
bueno es raspar, pero no arrancar los magueyes (f. 66, 70, 90, 110 y 132).
Refrán popular de la serie "bueno es X... pero no Y" cuyo sentido paremiológico se ajusta al tópico "bueno
es el uso pero no el abuso". Así el refrán: "es bueno el encaje pero no tan ancho" y otros que hemos citado a
este propósito. Variante: "es bueno raspar, pero no arrancar los magueyes" (f. 66, 132 y 133).
maguey
con maguey y campo, no hay caballo manco (f. 49 y 105).
Refrán popular que significa que a campo raso cualquier caballo corre bien. Hay rima consonante entre sus
hemistiquios hexasílabos.
maguey
de maguey gordo, nunca buena aguamiel (f. 49).
Dicho de aguamieleros que significa lo que enuncia. Por experiencia, el pulquero sabe que el maguey gordo,
aunque da aguamiel, nunca es aguamiel de calidad. Hay una estructura quiástica en la frase: "maguey", al
principio de la primera parte, se corresponde con "aguamiel", al final de la segunda; en el centro se
corresponde "gordo" y "buena".
maguey
tanto peca el que raspa el maguey, como el que saca el aguamiel (f. 90 y 116).
Refrán popular de índole sentenciosa que significa lo que enuncia. Se trata de una adaptación del refrán
"tanto peca el que mata la vaca, como el que le detiene la pata" que, a su vez, es un desarrollo de una
imagen de la complicidad presente en los refraneros españoles. Variante: "tanto peca el que raspa el
maguey como el que levanta el aguamiel" (f. 49).
maíz
el que siembra, o siembre, o sembró, su maíz, que se coma su
pinole (f. 64, 66, 80, 90, 110, 116, 119,132 y 133).
Refrán popular de origen ranchero que significa que quien la haga que la pague o la goce. En el primer
caso, hay una acción reprobable detrás y el refrán funciona como un reproche hecho por alguien a quien la
comete recordándole que por su propia causa, padece las consecuencias de su acción; en el segundo, en
cambio, con una acción buena y lucrativa de fondo, suena como una justificación del propio interesado por
disfrutar los resultados de su acción acertada.
maíz
maíz para mantener, trigo para enriquecer y cebada para empobrecer (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que funciona como un consejo y al mismo tiempo una amenaza al agricultor a quien se le
indican los resultados que le sobrevendrán si siembra maíz, trigo o cebada. Obviamente, se trata de un
refrán proveniente de la cultura del trigo. Está hecho en forma de una estructura trimembre cada uno de
cuyos miembros se atiene a la estructura "maíz (trigo, cebada) para + pronóstico".
maiz
maiz que no le ve la cara a mayo, ni zacate pa'l caballo (f. 49, 90 y 116).
Refrán ranchero que sentencia que maíz que para mayo no ha brotado no servirá ni de pastura: se perderá
la siembra y, por supuesto, no habrá cosecha. Tiene forma sentenciosa y rima consonante entre sus dos
partes.
maiz
no le hace que duerman alto, echándoles maiz se apean (f. 37, 90 y 122).
Dicho popular de índole vulgar que se suele aplicar a mujeres altivas y orgullosas. El refrán les aplica la
imagen de palomas que duermen en las alturas y sentencia que echándoles maíz se bajan. Es decir, con
dinero. Tiene la forma de una exclamación sentenciosa. Variante: "no le hace que duerman alto, que
echándoles maiz se apean" (f. 35 y 116); "no le hace que vuelen alto, echándoles maiz se apean" (f. 126).
mal
contra todo mal, mezcal; contra todo bien, también (f. 19 y 89).
Refrán popular que no necesita ninguna explicación: significa lo que enuncia. Sus variantes tienen rima al
mezzo sobre todo la variante que dice: "para todo mal, mezcal; para todo bien, también, y si no se quita, la
botellita". Variantes: "para todo mal, mexcal, y para todo bien, también" (f. 122); "para todo mal, mezcal, y
para todo bien, también" (f. 49, 66, 70, 85, 90 y 132); "para todo mal, mezcal; para todo bien, también"
(f.37, 64, 80, 89, 116 y 119).
mal
cuando el mal es de cagar, no valen guayabas verdes (f. 10 y 24).
Refrán popular que significa lo que en forma de sentencia dice: contra la diarrea no alcanzan a curar las
guayabas verdes. No requiere explicación. Variantes: "cuando el mal es de cagar, no valen guayabas
tiernas" (f. 24); "cuando el mal es de evacuar, no valen guayabas verdes" (f. 89).
mal
cuando el mal es de sanar, el agua le es medicina (f. 10).
Refrán popular que significa lo que, en forma sentenciosa, expresa. La medicina para este refrán es el agua,
de la que dice en otra parte: "agua corriente no mata a la gente; agua sin correr, puede suceder".
mal
cuando el mal está en el hígado, hasta morir no hay remedio (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que los males del hígado no tienen curación. Variantes: "cuando el mal es del
hígado, hasta morir no hay remedio" (f. 89); "cuando el mal está en el hígado, es incurable" (f. 90 y122).
mal
el mal de amores duele, pero no mata (f. 12).
Refrán popular que significa lo que dice: no requiere explicación. Tiene forma de una sentencia.
mal
el que escucha, su mal oye (f. 37).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, expresa lo benéfico que es escuchar y, por ende, lo aconseja.
mal
el que mucho mal padece, con poco bien se consuela (f. 89, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que dice. Rubio lo comenta así: "parece ocioso decir
que el refrán indica que en una vida llena de amarguras un poco de felicidad mucho conforma".
mal
el que no tiene que hacer, piensa en los males que hará (f. 90 y 116).
Refrán popular que asienta que el ocioso sólo está ideando maldades. Tiene el mismo sentido paremiológico
que el refrán tradicional: "la ociosidad es la madre de todos los vicios", aunque un contrarrefrán diga que "la
ociosidad es madre de una vida padre".
mal
siempre va el mal a donde más hay (f. 89).
mal
si tu mal tiene remedio, ¿de qué te apuras?; y si no, ¿de qué te preocupas? (f. 90).
Frase popular sin pretensiones paremiológicas que significa lo que enuncia. Variantes: "si tu mal tiene
remedio, ¿para qué te quejas?; y si no tiene, ¿para qué te quejas?" (f. 37); "si tu mal tiene remedio, ¿por qué
lloras?; y si no lo tiene, ¿para qué lloras?" (f. 66).
mala
cuando la de malas llega, la de buenas no dilata (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa funciona como fórmula de consolación para individuos en
situaciones desgraciadas, diciéndoles que después de la lluvia siempre sale el sol.
mala
cuando uno está de malas, ni presa le halla al tamal (f. 122).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa la situación de que cuando alguien está en desgracia o
está de malas todo le sale mal. Variante: "cuando a uno le va mal, ni presa le halla al tamal" (f. 122).
Malacara
en donde está Malacara, nunca vayas con Buenrostro (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular basado en un juego de palabras entre dos apellidos para aconsejar que hay que ver como te
ven y dar como te den.
malagradecido
ningún malagradecido siente el favor recibido (f. 116).
Refrán popular que en forma de una declaración constatativa explica en qué consiste el ser malagradecido:
no sentir los favores recibidos. Hay entre sus hemistiquios octosílabos rima consonante.
maldición
maldición de perro flaco, no llega (f. 24).
Refrán popular de origen tabasqueño que explica por qué no hay que temer las amenazas de los
miserables. Porque, finalmente, como dice un refrán español de idéntico sentido paremiológico: "palo
amagado no hace daño". Se atiene al tópico de que las amenazas del débil son débiles amenazas. Tiene
forma sentenciosa. Variante: "maldiciones de perro cojo, no alcanzan" (f. 37).
mamón
si eso dice mamón blando, ¿qué dirá bizcocho duro? (f. 46, 90 y 116).
Refrán popular, de enunciación exclamativa, cuyo sentido paremiológico es que si el rico que tiene tantos
recursos se queja de una situación, ¿cómo serán los lamentos del pobre? Tiene la estructura de una
condición cuya apódosis es expresada en forma de pregunta. La imagen argumentativa del texto se basa en
la contraposición de dos tipos de bizcochos: uno blando y otro duro. Variante: "si eso dice mamón, ¿qué dirá
bizcocho duro?" (f. 5, 66, 110 y 132).
mancha
la mancha de la pobreza, sólo el dinero la quita (f. 116).
Refrán popular que sentencia que el oprobio de ser pobre se quita con dinero y sólo con eso. ElRefranero
mexicano, como los refraneros hispánicos, insisten en que las feas se vuelven bonitas si tienen dinero y en
que el dinero hace que un tonto sea listo y un sucio sea limpio y huela bien. Pues, como dice un refrán:
"aunque salga de manos asquerosas, el dinero siempre huele a rosas" y "a quien tiene buenos dineros, le
huelen bien hasta los pedos". Y, desde luego: "Cuando yo tenía dinero, / me llamaba don Tomás; / ahora
que no tengo nada, / me llamo Tomás nomás".
mancha
vale más una mancha en la honra que en el traje (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular de la serie "más vale" que, en forma sentenciosa, advierte que las verdaderas manchas que
hay que evitar son las que afectan al honor no a la ropa que se viste. La honra es vista como una
indumentaria más valiosa que la indumentaria externa.
manco
con mancos, cojos y tuertos, los panteones sean cubiertos (f. 116).
Dicho popular que expresa el deseo poco humanitario y, en buena medida segregacionista, de que se
mueran todos los mancos, cojos y tuertos. Hay rima consonante entre sus dos hemistiquios.
manda
las mandas, o se pagan o se penan (f. 86, 90 y 122).
Refrán que en forma sentenciosa expresa la creencia popular sobre la obligación de cumplir las mandas:
hay que pagarlas o, de lo contrario, sufrir el castigo correspondiente en esta vida o en la otra. Las mandas
son promesas que alguien hace generalmente a un santo, a alguna advocación de la Virgen si le concede
cierto favor. El refrán se atiene a esta creencia de la religiosidad popular, que se expresa en las
peregrinaciones a los grandes santuarios como el de Guadalupe, San Juan de los Lagos o Talpa,
inmortalizado por un cuento de Juan Rulfo.
mandado
se les encarga el mandado y se comen hasta el pilón (f. 48, 49 y 90).
Dicho popular que en forma exclamativa censura el comportamiento abusivo de quien quiere o toma, por su
propia iniciativa, más de lo que le han ofrecido por traer un mandado o encargo. El pilón en el habla popular
mexicana es lo que en las viejas tiendas daba de más el tendero por encima de lo comprado.Variante: "se
les da el mandado y se comen hasta el pilón" (f. 64 y 116).
manera
cada uno tiene su manera de dar chiche (f. 110 y 132).
Refrán popular que significa, en forma declarativa, que cada uno tiene su manera de hacer las
cosas.Variante: "cada uno tiene su manera de dar chichi" (f. 70 y 90).
mano
aunque salga de manos asquerosas, el dinero siempre huele a rosas (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa dice que el dinero siempre cae bien. Como ya he señalado,
elRefranero mexicano es consciente de que todo se limpia, se hermosea y se vuelve elegante con dinero:
"con dinero baila el perro", dice un refrán popular.
mano
el que mete mano en bolsa ajena, muy pronto hallará la pena (f. 116).
Refrán popular conformado como una advertencia contra quien roba. La sanción es formulada tanto de
manera general, "muy pronto hallará la pena", como en términos religiosos, como dice la variante "se
condena". Es de los refranes de la serie "el que"; tiene, por tanto, una forma sentenciosa. La segunda parte,
de hecho, suena como una amenaza. Hay rima consonante entre ambos hemistiquios. Variante: "el que
mete mano en bolsa ajena, se condena" (f. 35 y 116).
mano
en las manos del pobre, la plata se vuelve cobre (f. 24).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, dice que el dinero en manos del pobre no le rinde a causa de sus
muchas necesidades. Hay rima consonante entre sus dos hemistiquios.
mano
en manos de los pendejos, la pólvora está mojada (f. 116).
Refrán popular que en forma de una declaración sentenciosa, de enunciación exclamativa, asienta el tópico
que le subyace según el cual al pendejo le sobran pretextos, como una manera de decir que los pendejos no
sirven ni para las cosas que no requieren habilidad. Variantes: "en manos de los pendejos, ni la pólvora
arde" (f. 90 y 116); "en manos de tontos, ni la pólvora arde" (f. 12).
mano
en manos de un buen ordeñador, ni los calostros quedan (f. 116).
Refrán popular que en sentido literal significa lo que enuncia y con el que se exalta, en sentido
paremiológico y con esta figura del buen ordeñador, la habilidad y la inteligencia para aprovechar al máximo
las cosas. Con él, en efecto, se significa, como dice Rubio, "que el hombre hábil, inteligente, todo lo
aprovecha en beneficio propio". Tiene forma de una exclamación sentenciosa. Variantes: "en manos de un
buen ordeñador, la leche se vuelve calostros" (f. 90 y 116); "en manos del buen ordeñador, ni calostros
quedan" (f. 49).
mano
no hay manos puras, sino puras manos (f. 89).
Refrán popular que, en forma de retruécano, expresa en sentido literal lo que enuncia. Se emplea en
situaciones en que se quiere resaltar la ausencia de manos inocentes para alguna operación. Lo importante
del refrán es, en efecto, la exclamación "no hay manos puras": lo demás es sólo ornato. Tiene forma de una
exclamación sentenciosa.
mano
salir a mano es ganancia (f. 49, 90 y 116).
Refrán popular que en sentido literal significa lo que enuncia. Salir a mano significa ni perder ni ganar. Se
usa en las situaciones en que todo está en contra. En la tradición paremiológica española, Hernán Núñez
el Comendador, recoge un refrán que dice: "en lo que no se pierde nada, siempre algo se gana". Tiene
forma de una exclamación sentenciosa.
manso
primero manso que bueno (f. 105).
Refrán ranchero proveniente del mundo de la charrería que establece una regla en el universo de los
caballos. Tiene forma de una exclamación sentenciosa.
manta
a todos nos gusta la manta fiada, aunque nos la den a peso (f. 37).
Refrán popular de origen ranchero que significa que a todos nos gusta aprovechar las ventajas del puesto
que se tiene (la manta fiada) y, en cierto sentido, abusar de la confianza puesta en nosotros. Tiene forma
exclamativa. Variante: "gustarle a alguien la manta fiada, aunque se la den a real" (f. 116).
manta
ni de manta buena camisa, ni de puta buena amiga (f. 66).
Refrán popular, de posible origen ranchero, que significa lo que en forma sentenciosa enuncia. Hay rima
asonante entre sus hemistiquios.
manta
no hay que cargarse a la manta fiada (f. 116).
Refrán popular del tipo "no hay que", que en forma sentenciosa aconseja que no hay que abusar de la
confianza depositada en uno. Tiene forma de una recomendación.
manta
no sufre quien caga la manta, sino quien la lava (f. 66).
Refrán popular que en forma declarativa expresa, en sentido literal, lo que enuncia. En sentido
paremiológico se usa en situaciones en que alguien no se hace responsable de las consecuencias de sus
acciones. Tiene forma de un reproche en enunciación exclamativa.
mantener
el que mantiene, detiene (f. 66 y 90).
Refrán popular de corte sentencioso que expresa lo que dice. Se suele aplicar a todas las formas de
manutención social, especialmente a las que tienen lugar dentro del matrimonio. Asienta, en esos contextos,
que la manutención es la mejor forma, al lado de otras, para detener junto a sí a una persona. Tiene forma
de una sentencia apodíctica.
maña
con su maña, pesca a la mosca la araña (f. 66 y 90).
Refrán popular de corte sentencioso que expresa lo que dice. Se suele aplicar a todas las situaciones en
que la obtención de algo es a base de habilidad según el refrán "más vale maña que fuerza".
maña
es más difícil quitar una maña que curar una pajuela (f. 49).
Refrán popular de corte sentencioso que expresa lo que dice. Se suele aplicar a todas las situaciones en
que la actuación de alguien es entorpecida por viejos hábitos. Curar una herida, por tanto, es más fácil que
quitar una costumbre inveterada. De allí el dicho exclamativo: "no es resabio, es maña vieja". Tiene la forma
de una declaración.
maña
más vale amansar que quitar mañas (f. 49).
Refrán popular de origen ranchero, usual en el mundo de la crianza y doma de caballos principalmente, en
donde el refrán cobra su cabal sentido y significa lo que dice: es una regla de la doma. Formalmente es un
refrán "del tipo más vale" y funciona como ellos: de dos columnas, se prefiere lo enunciado por la primera,
sobre lo dicho en la segunda que, por lo general, parecía a primera vista lo preferible. Variante:"vale más
amansar que quitar mañas" (f. 90 y 116).
mañana
en la mañana es oro, al mediodía plata, y en la noche mata (f. 89).
Refrán popular, de probable origen ranchero, bajo la forma de una adivinanza cuya solución debe decir: "la
naranja". Sea verdad o no, este refrán tiene su origen en las creencias y prejuicios españoles sobre la
alimentación. Rubio recoge el mismo esquema paremiológico en un refrán sobre la aceituna: "una es oro,
dos plata, la tercera mata". Variante: "en la mañana es oro, en la tarde es plata, y en la noche mata" (f.116).
mar
se me hace chico el mar para hacer un buche de agua (f. 37, 90 y 122).
Dicho popular fanfarrón y baladrero, de tipo exclamativo, que se usa como respuesta para cortar de tajo,
irónicamente, las bravatas, baladros y excesos de jactancia y presunción de alguien. El dicho funciona como
una reacción y respuesta, igualmente excesiva, a las exageraciones que la motivaron: el mar me parece
chico para un buche. Variantes: "chiquito se me hace el mar, para hacer un buche de agua" (f. 66 y70); "me
parece chico el mar, para hacer un buche de agua" (f. 113 y 116); "poco se me hace el mar, para hacer un
buche de agua" (f. 132); "se me hace chiquito el mar, para hacer un buche de agua" (f. 12); "se me hace
poco el mar" (f. 37).
mar
sólo que la mar se seque, no me bañaré en sus olas (f. 66, 70, 90, 116 y 132).
Dicho popular que suena como un grito de determinación absoluta e incondicional para lograr algo que el
enunciador se ha propuesto. Tiene una forma, una enunciación y un uso exclusivamente exclamativo.
marcialidad
buena es la marcialidad, pero no pelarse tanto (f. 60).
Refrán popular del tipo "bueno es X... pero no Y". Tiene forma sentenciosa. Significa lo que enuncia. El
segundo miembro es un cliché que se usa en varios de los refranes de este refranero. Por ejemplo: "bueno
es por gusto bailar, pero no pelarse tanto". Variante: "buenas serán las ternezas, pero no pelarse tanto"
(f. 60).
mareador
mareador, el bastaró de muy buenos mandamientos (f. 116).
Dicho de cacos que significa, según Rubio, "que el ladrón que roba cambiando moneda mala por buena
debe ser muy bueno". De acuerdo con esto, la significación de los vocablos en clave son los siguientes:
"mareador" (es el ladrón que hace lo que se ha dicho arriba), "bastaró" (hábil) y "mandamientos" son los
dedos de la mano.
marido
el mejor marido es el querido (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Tiene rima consonante entre sus dos
hemistiquios.
marido
ni tanto ni tan seguido, como mi marido (f. 116).
Refrán popular que en forma exclamativa se usa para expresar un "ya cálmate" o "ya basta" a quien, en un
grupo de personas, hace reiteradamente algo perjudicial a los demás. Tiene una enunciación femenina. En
sentido literal, rechaza ya sea los malos tratos, ya los requerimientos amorosos con el referido dicho "ni
tanto ni tan seguido...". Tiene rima consonante entre sus dos hemistiquios.
marido
no es el peor marido el ladrón, sino el cuentachiles (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. "Cuentachiles" en el habla popular
mexicana es el individuo miserable que lleva cuenta personal de todos los gastos de la casa por
insignificantes que sean, en el caso del marido. La condición de la esposa de un individuo tal es la de andar
dando explicaciones de los gastos menudos y, como dice Rubio, "tener que pedirle un mal centavo para
cebollas cuando éstas se acabaron en la cocina". Por eso el refrán considera peor marido al cuentachiles
que al ladrón. La redacción del dicho, sin embargo, no es tan exacta como en las obras de arte de la
tradición oral.
marrano
a chillidos de marrano, oídos de matancero (f. 122).
Refrán popular que en forma sentenciosa aconseja no oír las cosas sinsentido, según el tópico que subyace
al refrán "a palabras necias, orejas sordas". Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "a boca de
borracho, oídos de cantinero". La contraposición, en este caso, es entre las palabras "chillidos" y "oídos",
entre las cuales hay una rima consonante que aporta sentencialidad al dicho. Pertenece a los refranes
receta que se atienen al esquema mal-remedio.
marrano
el marrano más trompudo se lleva la mejor mazorca (f. 131).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa que los individuos más avorazados, abusivos y que se
pasan de listos son los que sacan mayor provecho de las situaciones. Se aplica en ese tipo de casos en que
alguien se quiere pasar de listo a costa de los demás. Tiene la forma de una declaración constatativa.
materia
no partas materia dura jamás con la dentadura (f. 37).
Refrán popular que, en forma de una recomendación casera, significa lo que enuncia. Tiene una muy
cuidada estructura métrica en octosílabos rimados entre los dos hemistiquios. Es un refrán consejo.
matrero
el matrero cae al lado que lo estiran (f. 37).
Refrán popular, de origen ranchero, que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se usa para
sancionar situaciones en que alguien se deja llevar con sagacidad maliciosa e interesada hacia donde lo
quieren llevar. Tiene la forma de una declaración.
matrimonio
matrimonio de arrancados, es fábrica de encuerados (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma lacónica y concisa, significa lo que enuncia. Tiene la forma de una sentencia
con rima consonante entre sus dos hemistiquios. Variante: "matrimonio de pobres, fábrica de encuerados"
(f. 12).
matrimonio
por cada cien matrimonios, ciento dos arrepentidos (f. 35 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Expresa una mala idea del matrimonio,
que es concebido aquí como una muy riesgosa aventura de la que pronto se desengañan los implicados.
Tiene la forma de una sentencia y usa una figura pleonástica para basar su argumentación.
mayate
el mayate cree que sus hijos son granos de oro (f. 49).
Refrán popular, de probable origen rural, que en forma de una declaración sentenciosa da a entender que
todos los padres ven a sus hijos con cualidades excepcionales y los tienen por los mejores. La
contraposición entre sendas imágenes: la del "mayate", un animal de estiércol, y la de los "granos de oro".
Tiene la forma de una declaración.
mayo
¿quieres verte intoxicado?; Entre mayo y agosto come pescado (f. 35, 89, 90 y 116).
Refrán popular que en forma de una sentencia significa lo que dice. Funciona como un consejo que insta a
no comer pescado en esos meses. Un refrán español recogido por Cejador y Frauca, citado por Rubio, dice:
"en los meses que tienen erre ningún pescado pruebes". Tiene la forma de una secuencia pregunta-
respuesta con rima consonante entre sus dos hemistiquios.
mayordomo
con mayordomo español, trabajo de sol a sol (f. 90 y 116).
Refrán popular de probable origen novohispano que hace, en forma sentenciosa, una advertencia sobre los
mayordomos españoles: hacían trabajar sin descanso a sus peones, indios sobre todo. Tiene la forma de
una sentencia con rima consonante entre sus dos hemistiquios.
mazacúa
cuando la mazacúa suelta una rata, es muy tonta si se le acerca (f. 41).
Refrán popular del sur de México que significa lo que expresa. En esa región mexicana, en efecto, el
mazacúa o masacúa es la culebra llamada en otras partes masacoate. El refrán aconseja que no hay que
acercarse a quienes se sabe peligrosos.
mazorca
coge tu mazorca asada, y come tu frijol pelón (f. 41).
Refrán popular de probable origen ranchero que, en forma interlocutiva, insta a hacer lo que se indica. Maíz
y frijol constituyeron la dieta del campesino mexicano durante mucho tiempo. Nada más.
media
no falta una media rota para una pierna llagada (f. 60).
Refrán popular que no sólo expresa, en forma exclamativa, que para cada quien hay un cada cual sino que,
como dice el axioma de la homeopatía, similia cum similibus curantur: todos se allegan a sus
semejantes. Variante: "no falta una media rota para una pierna podrida" (f. 90 y 116).
médico
cuando va a dejar de ser, empieza el médico a saber (f. 89).
Refrán popular que, en forma declarativa, expresa la realidad de la vida a partir del desengaño de que
cuando apenas alguien va dominando su oficio ya se le acabó la vida. Ello vale para todo mundo, no sólo
para el médico. Tiene la forma de una sentencia con rima consonante entre sus dos hemistiquios.
melonero
el melonero asegura que todos los melones son dulces (f. 110).
Refrán popular que, en forma declarativa, dice lo que enuncia.
meneador
entre muchos meneadores, se quema la miel (f. 90 y 116).
Refrán popular de probable origen ranchero que, mediante el ejemplo de los meneadores, aconseja a no
meterse en asuntos o cuestiones tratados por otro. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes
como: "entre muchos meneadores se quema la cola" y "entre dos cocineras sale aguado el mole". Tiene la
forma de una sentencia.
mentada
calienta más una mentada que una estufa (f. 66 y 90).
Refrán popular que mediante una comparación significa que enfurece más un "chinga tu madre" que una
estufa. Tiene la forma de una sentencia.
mentada
las mentadas de madre son como las llamadas de misa (f. 66 y 90).
Refrán popular que aconseja no hacer caso a las mentadas de madre como no se les hace caso a las
llamadas a misa. Tiene la forma de una sentencia.
mercadería
las mercaderías se liquidan en la aduana (f. 116).
Dicho de ladrones que declara que lo robado (mercaderías) sólo se lo apropia en el sitio de reparto
(aduana). Tiene la forma de una sentencia.
mestizo
al mestizo, el diablo lo hizo; al indito, el Dios bendito (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular originado en las luchas interétnicas tanto novohispanas como del siglo XIX, cuyo probable
enunciador original es un indio, que expresa una total desconfianza hacia el mestizo. Es de los muy escasos
refranes cuyo enunciador es el indio. Tiene rima consonante entre sus dos hemistiquios octosílabos.
mestizo
mestizo educado, indio renegado (f. 90 y 116).
Refrán popular originado en las luchas interétnicas arriba referidas, cuyo probable enunciador original es un
criollo, que expresa una total desconfianza hacia el mestizo que se civiliza; el refrán lo trata de indio
renegado y expresa un hondo desprecio. Tiene rima consonante entre sus dos
hemistiquios. Variante:"mestizo educado, diablo colorado" (f. 35, 90 y 116).
metate
a muele y muele, ni el metate queda (f. 110 y 130).
Refrán popular que, en forma declarativa, dice que la mucha insistencia en un ruego acaba no sólo con la
resistencia sino que puede acabar con la paciencia. En el habla popular mexicana, la expresión "a muele y
muele" significa estar molestando insistentemente. Variante: "a muele y muele, ni metate queda"
(f. 49,64, 66, 80, 90, 116, 119 y 132).
mexicano
pretencioso, flojo y vano: mexicano (f. 90 y 116).
Dicho popular que describe al habitante de la ciudad de México visto probablemente por los habitantes de
algún otro lugar del país. Muestra los rencores que hacia el capitalino albergan los de la llamada "provincia".
Mientras este dicho se concentra en las antivirtudes del mexicano, una variante suya, "mexicano: culo
aguado, chinguirito y pan tostado", se ocupa de sus rasgos y costumbres. Tiene rima consonante entre sus
dos partes. Variante: "mexicano: culo aguado, chinguirito y pan tostado" (f. 5).
mexicano
un mexicano nunca orina solo (f. 89).
Dicho popular que expresa, con esa imagen, la sociabilidad del mexicano.
México
fuera de México, todo es Cuautitlán (f. 5, 12, 35, 66, 90, 116 y 132).
Dicho popular que, en un exceso de localismo capitalino, muy provinciano, proclama que fuera de México no
hay cosa que sirva. Tiene forma exclamativa.
México
¿Ir a México a bobear?; En tu casa quedar (f. 90 y 116).
Dicho popular que en forma de la secuencia pregunta-respuesta aconseja no ir a México. Tiene una forma
hechiza y casera con un tipo de rima consonante torpe y sin ingenio.
México
México: copa dorada, donde la carne es yerba, la yerba es agua, los hombres son mujeres y las
mujeres, nada (f. 5).
Dicho popular que, en forma de una estrofa declamable, expresa una opinión negativa de la ciudad de
México. Tiene una enunciación exclamativa.
mico
al mejor mico se le cae el zapote (f. 51 y 119).
Refrán popular de la serie de refranes de experto que significa que cualquiera, aun el mejor, puede cometer
errores. Se usa como una manera de excusar a quien comete error eventual bajo el tópico argumentativo de
que hasta el mejor se equivoca alguna vez. Como se señaló arriba, tiene el mismo sentido paremiológico y
se atiene al mismo tópico que refranes como "al mejor arreador se le desbarajusta la manada"; "al mejor
cazador se le va la liebre"; "a la mejor cocinera se le queman los frijoles". Tiene una hechura más bien rural
y una forma sentenciosa. Variante: "al mejor mono se le cae el zapote" (f. 51, 113 y 119).
miedo
donde hay miedo, ni coraje da (f. 66, 90, 116 y 132).
Refrán popular con que se suele satirizar a quien deja de hacer algo por miedo. Es un refrán de enunciación
exclamativa. Variantes: "donde hace miedo, ni coraje da" (f. 37); "donde hace miedo, ni vergüenza da"
(f. 35 y 116).
miedo
el miedo es como la argolla: no se le encuentra la punta (f. 89 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que dice. La imagen es siempre la de algo continuo y
sin comienzo ni fin. Es un refrán de enunciación exclamativa. Variantes: "el miedo es como la argolla: no se
le halla coyuntura" (f. 37); "el miedo es como la argolla: no se le ve la punta" (f. 90 y 132); "el miedo es como
la argolla: no se le ve punta" (f. 66).
miedo
el miedo es como la sangre: por todas las venas corre (f. 89 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que dice. Describe al miedo como algo universalmente
expandido. Es un refrán de enunciación exclamativa.
miedo
el que tenga miedo a las espinas, que no entre a la nopalera (f. 49).
Refrán popular que significa que el que tenga miedo a algo mejor no se meta en ello. Tiene forma
sentenciosa.
miedo
no hay que tenerle miedo al rayo, sino a la raya (f. 89).
Refrán popular que significa que a lo único que hay que temer es a la muerte, aludida por la palabra "raya"
que, según el Diccionario del español en Mèxico, del Colegio de México, significa en el habla popular
mexicana el "momento final de la vida, la muerte". Como todos los refranes "no hay que" delRefranero
mexicano, tiene la forma de un consejo, que en este caso descansa en la similitud acústica entre "rayo" y
"raya" mediante un pretendido juego de palabras.
miedo
no le tengas, o le tengan, miedo al chile, aunque lo veas, o lo vean,
colorado (f. 54, 66, 70, 71, 109, 110,116 y 132).
Dicho popular que funciona como una invitación a no tener miedo. Es una frase de tipo exclamativo cuyo
valor paremiológica se encuentra en las primeras palabras, como los refranes acústicos: "¡no le tengas
miedo!". La segunda parte, en cambio, hace las funciones de albur por el doble sentido que tiene en el
hablar popular mexicano la palabra "chile". El resultado es un texto mitad refrán y mitad albur. Variantes:"no
le tengas, o le tengan, miedo al chile, aunque se vea colorado" (f. 90); no le tengas, o le tengan, miedo al
mole, aunque lo veas, o lo vean, colorado" (f. 49).
miedo
para el que es cobarde, el miedo es puritita prudencia (f. 35, 90 y 116).
Dicho popular que significa lo que enuncia en forma irónica. El dicho da por supuesto que detrás de la
prudencia vive la cobardía.
miedo
se corre más de miedo que apostando (f. 106).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Se aplica cuando alguien se niega a apostar en el juego o en las
carreras de caballos. El dicho se basa en el doble sentido que la palabra "correr" tiene: el juego arranca a la
voz de "¡corre!", en tanto que "correrle" es un eufemismo para decir que alguien se ha echado para atrás en
una apuesta.
miedo
si te huelen el miedo, estás perdido (f. 90 y 116).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Funciona a modo de consejo. Variante: "si te huelen el miedo, te
fregaste" (f. 66 y 90).
miel
de esos que no comen miel, libre Dios nuestros panales (f. 49).
Dicho popular que significa que hay que tener cuidado de los hipócritas que utilizan la timidez y la bondad
como disfraz. Son los lobos que llevan puesta una indumentaria de piel de oveja. Hay que tener cuidado con
ellos. Tiene, por tanto, el mismo sentido paremiológico que refranes como "mosca muerta, pica más" o
"mosquita muerta, a la otra puerta". Tiene la forma de una plegaria. Variantes: "de las que no comen miel,
libre Dios nuestro panal" (f. 60); "de los que no comen miel, libre Dios nuestros panales" (f. 116).
milpa
no hay milpa sin cuitlacoche (f. 48).
Refrán popular de origen ranchero que se usa, paremiológicamente, para significar que por muy impecable
que parezca una persona o por perfecta que parezca una cosa o situación invariablemente tendrán defectos.
El cuitlacoche es la mazorca de maíz con hongo que, sin embargo, es comestible. El refrán tiene forma
sentenciosa. Variantes: "no hay milpa sin cuitlacoches" (f. 35 y 116); "no hay milpa sin güitlacoches"
(f. 64, 80 y 119); "no hay milpa sin huitlacoche" (f. 49); "no hay milpa sin huitlacoches" (f. 66,90 y 132).
milpa
para que crezca la milpa, le ha de seguir lloviendo (f. 48, 49 y 90).
Refrán popular de origen ranchero que, en primera instancia, significa lo que dice. "Lloverle en su milpa" o
"milpita" a alguien significa, en el habla popular mexicana, irle mal, caer sobre él las dificultades y los
problemas. Por tanto, paremiológicamente este refrán se usa para consolar a quien se ve asediado por las
dificultades diciéndole que los problemas son necesarios para su crecimiento. Tiene sabor moralizante.
minuto
cada minuto nace un chino y un pendejo (f. 90).
minuto
todos tenemos nuestros cinco minutos de pendejo (f. 66 y 90).
Refrán popular que significa lo que dice.
miserere
más vale miserere y no que se quede (f. 12).
Refrán popular que se usa como criterio para resolver situaciones enojosas como la de un huésped no
deseado. Tiene el mismo sentido paremiológico de "más vale pedir perdón que pedir permiso" y de "más
vale un carajo a tiempo que cien mentadas después".
miseria
la miseria ahuyenta amigos, y el dinero los atrae (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Se atiene al tópico muy frecuente en el Refranero mexicano: en
el rico todo es bueno y en el pobre, malo, como puede verse en los refranes sobre el dinero. Tiene la forma
de una declaración sentenciosa.
misericordia
donde no hay misericordia, no hay caridad (f. 60).
Dicho religioso que significa lo que enuncia. Funciona más como una máxima que como un refrán. Tiene
forma sentenciosa.
misión
el que sale a la misión, está expuesto a hacer el viaje (f. 90 y 116).
Dicho de ladrones que significa que quien sale a robar debe estar dispuesto a sufrir las consecuencias e ir a
la cárcel.
mismo
es lo mismo atrás que en ancas (f. 66).
Dicho exclamativo que se usa en el sentido de la frase interjectiva "¡es lo mismo!". Como variantes hemos
puesto una serie de dichos que tienen exactamente el mismo sentido: se trata de tautologías ya verbales, ya
semánticas, aunque su estructura sintáctica y figurativa no siempre sean de la misma especie. Se trata de
juegos de palabras y de imágenes que dicen lo mismo y funcionan de la misma manera tanto argumentativa
como paremiológicamente. Su mecanismo de inserción en el contexto verbal en que se usan es el mismo
que el de los refranes acústicos. Variantes: "es lo mismo atrás que en las espaldas" (f. 132); "lo mismo da
Chana que Juana" (f. 66, 90 y 122); "lo mismo es a pie que andando" (f.35, 90 y 116); "lo mismo es atrás
que en ancas" (f. 35, 48, 50, 90, 116 y 131); "lo mismo es atrás que en las espaldas" (f. 90 y 122); "lo mismo
es Chana que Juana" (f. 12, 90, 122 y 132); "lo mismo es chicha que limonada" (f. 122); "lo mismo es chile
que agujas" (f. 122); "lo mismo es chile que agujas: todo pica" (f. 54 y 109); "lo mismo es chile que aguja:
todo pica" (f. 5, 21, 35, 90, 113 y 116); "lo mismo es irse que juirse, que irse sin avisar" (f. 113); "lo mismo es
irse que juirse, que irse sin pedir licencia" (f 35, 90, 113 y116); "lo mismo es sin luz que a oscuras" (f. 116).
mismo
no es lo mismo atrás que en ancas (f. 131).
Esta explicación es una réplica exacta de la del dicho anterior. En efecto, también éste es un dicho
exclamativo que se usa en lugar de una exclamación. Tiene, por tanto, el sentido de la frase interjectiva "¡no
es lo mismo!". En este tipo de dichos, lo que viene detrás de la frase-nexo es sólo arte verbal en claves
acústicas. Forman parte de las muestras del barroco mexicano. Funcionan estos dichos de la serie "¡no es lo
mismo!" en sentido contrario que los dichos de la serie "¡es lo mismo!". También aquí, hemos puesto como
variantes una serie de dichos que tienen exactamente el mismo sentido: se trata de tautologías ya verbales,
ya semánticas, aunque su estructura sintáctica y figurativa no siempre sean de la misma especie. Se trata
de juegos de palabras y de imágenes que dicen lo mismo y funcionan de la misma manera tanto
argumentativa como paremiológicamente. Su mecanismo de inserción en el contexto verbal en que se usan
es el mismo que el de los refranes acústicos. Variantes: "no es igual 'lo mismo' a 'lo mesmo'" (f. 35 y 116);
"no es igual 'lo mismo' que 'lo mesmo'" (f. 90); "no es lo mismo andar atrás que andar en ancas" (f. 131); "no
es lo mismo Chana que Juana" (f. 66); "no es lo mismo comer que tirarse con los platos"
(f. 35, 66, 90, 110, 113, 116, 122 y 132); "no es lo mismo comer que tirarse con los trastes" (f. 48 y 90); "no
es lo mismo decir: 'María te ve', que 'vete, María'" (f. 116); "no es lo mismo decir: 'tijeras viejas para cortar',
que 'tijeras para cortar viejas'" (f. 116); "no es lo mismo hablar de toros, que estar en el redondel" (f. 116);
"no es lo mismo las hijas del caporal, que lo que traigo en mi morral" (f. 41); "no es lo mismo ver comer que
tirarse con los platos" (f. 90 y 122); "no es lo mismo ver llover que estar en el aguacero" (f. 90 y 116).
misterio
después de cada misterio, hay que tirar un cohetito (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa, en el contexto figurativo de una procesión de pueblo, que después de los
momentos de responsabilidad seria viene la diversión. El "misterio" a que se refiere el refrán es la pieza de
música que se solía tocar en las procesiones en que se rezaba el rosario. El "cohetito", en cambio, tiene su
origen en el cohete que se quemaba al cesar la música: se refiere aquí, sin embargo, al "cuete" o copa de
vino a que se refiere esta invitación entre músicos. El refrán, pues, es una invitación al cuetito más que al
misterio. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "un rato de Cristo y otro de pisto". Tiene la
forma de una invitación.
misterio
no es posible predecir misterios del porvenir (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de una frase didáctica, significa lo que en forma sentenciosa dice. Para aclarar
su sentido paremiológico, Rubio cita el refrán "nadie lleva un profeta en ancas". Significa lo mismo.
mochiller
mochiller de peso libre, no reconoce compadre (f. 48, 49, 50 y 90).
Refrán de galleros que significa lo que enuncia. Desde el punto de vista paremiológico, tiene el sentido de
una bravata. En las peleas de gallos, se llama "mochiller" al primer gallo que juega en la pelea de tapados y
se le supone el mejor. Tiene la forma de una exclamación sentenciosa.
mocoso
mocoso con sarampión, su borraja y al rincón (f. 89).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una receta.
modo
cada quien tiene su modo de dar chiche (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que cada quien tiene su manera de hacer las cosas. Tiene la forma de una
declaración sentenciosa. Variante: "cada uno tiene su modo de apearse" (f. 122).
modo
cuando hay modo, hasta el codo (f. 35, 89, 90 y 116).
Refrán popular que significa, en primera instancia, que hay que aprovechar las oportunidades para
emborracharse. También funciona como una invitación para aprovechar las circunstancias para obtener lo
que se desea. Tiene la forma de una sentencia performativa.
modo
debemos comer para vivir y de ningún modo vivir para comer (f. 110).
Refrán que en forma de quiasmo significa lo que dice. Tiene la forma de una frase didáctica y moralizante.
Por lo general, este tipo de frases didáctico-moralizantes formaban parte de un acervo doctrinal que se solía
enseñar a guisa de buenos principios para educar en las buenas costumbres. Sin embargo, este tipo de
frases apenas aceptan un uso estrictamente paremiológico. Su valor es prevalentemente doctrinal.
modo
de todos modos, Juan te llamas (f. 12, 66, 70 y 90).
Dicho popular cuyo uso paremiológico descansa en las tres primeras palabras "de todos modos". Funciona,
por tanto, como una exclamación interjectiva en ese sentido. Como los refranes exclamativos de tipo
acústico, el resto del dicho funciona sólo como adorno verbal. Tiene la forma de una exclamación.
modo
en el modo de agarrar el taco, se conoce al que es tragón (f. 66).
Refrán popular de tipo semiótico que, en forma sentenciosa, establece la relación entre una costumbre que
hace las veces de significante y un personaje social que se descubre como significado. Tanto el significante
como el tipo social hacia el que apunta constituyen la clase de los refranes "en el modo", cuyo sentido
paremiológico es el mismo. Se atienen al tópico "la habilidad descubre al experto". Tiene forma
declarativa. Variantes: "en el modo de agarrar el taco, se conoce el que es tragón" (f. 90); "en el modo de
partir el pan, se conoce el que es tragón" (f. 116).
modo
en el modo de cortar el queso, se conoce el que es tendero (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo semiótico según el modelo de los refranes "en el modo" y con su mismo sentido
paremiológico. Significa lo que enuncia. Se usa para un comentario admirativo sobre las cualidades de
alguien: aquí es el tendero. Tiene forma declarativo-exclamativa.
modo
en el modo de escupir, se conoce el que es baboso (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo semiótico según el modelo de los refranes "en el modo" y con su mismo sentido
paremiológico. Significa lo que enuncia. Se usa para un comentario peyorativo a los defectos de alguien: en
este caso al que es baboso. Tiene forma declarativo-exclamativa.
modo
en el modo de montar, se conoce el que es jinete (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo semiótico según el modelo de los refranes "en el modo", y con su mismo sentido
paremiológico. Significa lo que enuncia. Se usa para un comentario admirativo sobre las cualidades de
alguien: en este caso es el buen jinete. Tiene forma declarativo-exclamativa.
modo
en el modo de partir el pan, se conoce al que es tragón (f. 46, 90 y 132).
Refrán popular de tipo semiótico según el modelo de los refranes "en el modo" y con su mismo sentido
paremiológico. Significa lo que enuncia. Se usa para un comentario peyorativo a los defectos de alguien:
aquí aparece el tragón. Tiene forma declarativo-exclamativa. Variante: "en el modo de partir el pan, se
conoce el que es tragón" (f. 116).
modo
en el modo de partir el pan, se conoce el que es hambriento (f. 116).
Refrán popular de tipo semiótico según el modelo de los refranes "en el modo" y con su mismo sentido
paremiológico. Significa lo que enuncia. Se usa para un comentario peyorativo a los defectos de alguien:
aquí aparece la figura del hambriento. Tiene forma declarativo-exclamativa.
modo
en el modo de pedir, está el modo de dar (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de una declaración sentenciosa, aconseja pedir de buen modo para que el
modo de dar correspondiente sea bueno. Pese a su apariencia, no forma parte de los refranes "en el modo".
Su sentido paremiológico, en efecto, está esbozado en el mismo refrán: "como pidas te doy". Significa lo que
enuncia. Tiene forma declarativo-exclamativa. Variante: "en el pedir está el dar" (f. 116).
modo
en el modo de rezar, se conoce el que es mendigo (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo semiótico según el modelo de los refranes "en el modo" y con su mismo sentido
paremiológico. Significa lo que enuncia. Se usa para un comentario peyorativo a los defectos de alguien:
aquí aparece la figura del mendigo. Tiene forma declarativo-exclamativa.
modo
en el modo de soplar, se encuentra el modo de enfriar (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma de una declaración sentenciosa, aconseja comportarse de la manera como uno
querría que los demás se comporten con uno. Tampoco forma parte de los refranes "en el modo" pese a su
apariencia. Su sentido paremiológico, en efecto, está esbozado en el mismo refrán: "como pidas te doy".
Significa lo que enuncia. Tiene forma declarativo-exclamativa.
modo
en el modo de volar, se conoce el que es palomo (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo semiótico según el modelo de los refranes "en el modo" y con su mismo sentido
paremiológico. Significa lo que enuncia. Se usa para un comentario admirativo sobre las cualidades de
alguien: aquí es el palomo. Las figuras ya no son personajes de la vida diaria sino animales símbolo. Tiene
forma declarativo-exclamativa.
modo
en el modo de volar, se conoce la que es grulla (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo semiótico según el modelo de los refranes "en el modo" y con su mismo sentido
paremiológico. Significa lo que enuncia. Se usa para un comentario admirativo sobre las cualidades de
alguien: aquí se trata de la grulla. Las figuras ya no son personajes de la vida diaria sino animales símbolo.
Tiene forma declarativo-exclamativa.
modo
ni modo de hacer correr, a la que está corveada (f. 48, 49 y 90).
Dicho popular de origen ranchero cuyo uso paremiológico descansa en las dos primeras palabras "ni modo".
Funciona, por tanto, como una exclamación interjectiva en ese sentido. Como los refranes exclamativos de
tipo acústico, el resto del dicho funciona sólo como adorno verbal. Estar corveado un animal es una
enfermedad de las corvas que le impide correr. Tiene la forma de una exclamación.
modo
ni modo de irlas a ver, cuando las andan cuidando (f. 90 y 116).
Dicho popular que funciona como lamentación resignada o grito de conformidad de enamorado celoso con
respecto a las mujeres. En sentido paremiológico, se utiliza para resignarse a una situación en que son
tantas las dificultades que se presentan para obtener algo que es mejor, aconseja implícitamente el dicho,
dejar el asunto en paz. Tiene la forma de una exclamación y la función de un consejo.
modo
todo está en el "mo mo de o do" (f. 116).
Dicho que significa, quitados los malabarismos silábicos del octosílabo, "todo está en el modo" que, como
hemos visto, es la base de varios de los refranes anteriores en los que funciona como tópico. Tiene una
forma exclamativa en donde el sentido queda supeditado a un juego torpe de sonidos. No parece tener la
difusión, el uso y la aceptación discursiva necesarios para ser considerado como refrán.
mole
mole sin ajonjolí, ni para ti ni para mí (f. 130).
Refrán popular relativo a la receta del mole que, en forma interlocutiva, significa que nadie quiere el mole
que no esté hecho con ajonjolí. Se trata, por tanto, de un refrán construido sobre uno de los ingredientes de
la receta del mole. Tiene una forma exclamativo-conativa y su hechura acústica descansa en la aliteración
en "i" sobre la que, además, está construida la rima consonante en sus dos hemistiquios.
mole
no digas "no comí mole" sin limpiarte los morritos (f. 130).
Refrán popular relativo a la manera de comer mole. Tiene una forma exclamativo-conativa.
mole
no hay mole si no se muele (f. 130).
Refrán popular relativo a la receta del mole que, en forma sentenciosa, expresa otro de los requisitos en la
receta del mole: que se muela. La estructura acústica se basa en un juego de palabras y sonidos entre
"mole" y "muele".
mole
no hay nada más descarado que mole, cojo y ahogado (f. 130).
Refrán popular relativo a la forma de comer el mole y a las notorias huellas que deja: el dicho las compara al
andar de un cojo y a la apariencia de un ahogado. El poner al ahogado junto al mole y al cojo, parece ser
sólo para acomodar la rima consonante del dicho.
mole
pa' mole su gallo viejo, que ya mi pollita canta (f. 5).
Dicho exclamativo relativo al mole que, en forma exclmativa, expresa lo que enuncia. Variante: "pa' mole su
gallo viejo" (f. 98).
mole
si de prisa haces el mole, ¿qué dejas pa' hacer despacio? (f. 130).
Refrán popular que asienta que el mole ha de hacerse despacio. El refrán está estructurado en forma de una
prótasis cuyo contenido es el mole hecho de prisa y, en vez de apódosis, una pregunta retórica: "qué dejas
pa' hacer despacio?". El mismo refranero ya tiene una lista de las cosas que deben hacerse despacio:
"beber y comer, despacio ha de ser", dice un refrán. Y otro prefiere una lista diferente: "cagar, coger y
comer, despacio ha de ser".
mole
si pretendes mole, cuida la olla (f. 130).
Refrán popular que, en forma de una interlocución, aconseja cuidar la olla. Se usa también,
paremiológicamente, para aconsejar el cuidado de aquellas cosas que se necesitan o que se quieren
disfrutar. Tiene la estructura de los viejos consejos clásicos: "si quieres la paz, prepara la guerra" (si vis
pacem, para bellum).
molito
molito de oveja, el que quiere lo come, y el que no, lo deja (f. 66 y 90).
Frase gnómica popular que toma el molito de oveja para ensamblar una frase cuyo sentido paremiológico es
el de una exclamación que se usa en el contexto de una comida: "esto es lo que hay, el que quiera que lo
coma y el que no, que lo deje". El molito de oveja parece sólo un requisito de la rima.
mono
lo que hace el mono, hace la mona (f. 24, 70 y 116).
Refrán popular que, en forma de una declaración, satiriza a quienes no tienen iniciativa propia y se la pasan
imitando a los demás. Se usa para sancionar esas situaciones. Variante: "lo que hace el mono, hace el
mico" (f. 24, 90 y 122).
mono
mono, perico y poblano, no lo toques con la mano; tócalo con un palito, que es un animal
maldito (f. 35 y116).
Dicho popular que, de manera insultante en algunas de sus variantes, se refiere satíricamente al poblano: es
parte de la lucha folclórica entre las diferentes regiones del país. Tiene la forma de una exclamación que
quiere sonar a consejo: "no lo toques con la mano". Significa, pues, lo que enuncia. Ya hemos mencionado
que en el Refranero mexicano hay varios refranes y dichos que forman parte del afán mexicano al apodo y
la sátira contra los habitantes de alguna ciudad o región. Zacatlán, Querétaro, Guanajuato, Silao, Tabasco y
muchos otros son algunos ejemplos de ello. Si desde el siglo XVI hay huellas de estas pugnas y la
necesidad de afirmar la propia identidad con alguna leyenda de fundación ante otra ciudad, el refranero
recoge las puyas de una pugna que aún no acaba. Variantes: "mono, perico, poblano, no los cojas con la
mano" (f. 37); "mono, perico y poblano, no los toques con la mano; tócalos con un palito, que es animal
maldito" (f. 66); "mono, perico y poblano, no lo toques con la mano" (f. 5); "mono, perico y poblano, no los
toques con la mano; tócalos con un palito, y de lejito" (f. 64); "mono, perico y poblano, no los cojas con la
mano" (f. 132); "mono, perico y poblano, no los toques con la mano" (f. 12,90, 98 y 122); "mono, perico y
poblano, no los toques con la mano; tócalos con un palito" (f. 122).
mono
no seas mono, porque te bailan (f. 90 y 116).
Dicho popular que, en forma de un consejo, insta al que se hace el gracioso, el galán o el presumido a no
adoptar tales o semejantes actitudes porque puede quedar en ridículo. Se usa para frenar tales actuaciones.
montura
montura sin estribos, no es montura (f. 12).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia.
morir
para morirse, nacer, estornudar y calzonear, no se puede uno esperar (f. 49 y 122).
Refrán popular, que en forma sentenciosa, significa lo que enuncia. No requiere explicación.
moro
moro, si sale bueno, vale un tesoro (f. 105).
Refrán ranchero sobre caballos que, en forma sentenciosa, y contra lo que dicen otros refranes contra el
caballo moro, aquí asienta que vale un tesoro. Las opiniones, por tanto, que en el refranero quedaron
consignadas sobre el valor de los caballos a partir del color son arbitrarias.
moro
moro y grullo, no los montes (f. 12).
Refrán ranchero sobre caballos que aconseja no montar los caballos de esos colores. Se usa en sentido
literal. Como ya hemos visto, este tipo de consejos forma parte de las opiniones y supersticiones que en el
mundo de la charrería se vierten sobre los colores de los caballos. Se trata aquí de los caballos moro y
grullo. El caballo moro es tanto el caballo de color negro o muy oscuro, como el caballo de color negro con
una estrella blanca en la frente. El caballo grullo, en cambio, es el caballo de color ceniciento. Tiene la forma
de un consejo.
morral
sólo el que carga el morral, sabe lo que lleva dentro (f. 12).
Refrán popular, de corte sentencioso exclamativo, que se atiene al tópico de que "sólo cada quien conoce el
calibre de sus penas". Tiene el mismo sentido paremiológico de los refranes "sólo el que" o "sólo el" y
análogos, como "sólo el que carga el costal, sabe lo que lleva dentro"; "el que carga su tenate, sabe lo que
lleva dentro"; "sólo el dueño de la petaca sabe lo que trae en ella"; "sólo la cuchara sabe lo que tiene
adentro la olla"; "cada quien sabe lo que carga su costal"; "cada quien sabe lo que carga en su morral". En
todos los casos, hay un "adentro" en donde se guardan cosas que sólo ha experimentado el portador y el
"afuera" de las apariencias. Lo que cuenta es el adentro. Variantes: "el que carga su morral, sabe lo que
lleva dentro" (f. 24); "el que carga su morral, sabe lo que lleva en él" (f. 48, 49, 90 y 106); "sólo el que carga
el morral, sabe lo que lleva adentro" (f. 89).
mortificar
lo que mortifica, ni se recuerda ni se platica (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia. No requiere explicación.
mozo
el que es buen mozo, como quiera parece (f. 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa que el que es bien parecido no necesita arreglarse.
muchacho
cada muchacho trae su torta (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa que el nacimiento de alguien es un acontecimiento que
trae fortuna a los padres: trae su comida.
muchacho
de balde, ni los muchachos nacen buenos (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular que, en forma exclamativa, significa que toda educación cuesta.
muchacho
el muchacho malcriado, dondequiera encuentra padre (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa que al muchacho grosero todo mundo lo anda educando
de tanto que lo corrige.
muchacho
los muchachos y los borrachos, dicen las verdades (f. 37, 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia. Se usa, por lo general, cuando un niño
hace algún comentario aparentemente impertinente.
muchacho
muchacho que no es travieso y viejo que no es regañón, no cumple su obligación (f. 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia: los muchachos son traviesos y los viejos
son regañones. Variante: "muchacho que no es travieso y viejo que no es regañón, no cumplen su
obligación" (f. 90).
muchacho
quien con muchachos se acuesta, con su pan se lo coma (f. 116).
Refrán popular que significa que el que con muchachos se acuesta debe atenerse a las consecuencias. De
hecho, no es más que una variante del viejo refrán tradicional "el que con niños se acuesta cagado (mojado)
amanece". Variante: "quien con muchachos se acuesta, que con su pan se lo coma" (f. 66).
muerta
más vale, o más valía, llorarlas muertas, y no en ajeno poder (f. 66).
Refrán popular de la serie "más vale" que, en forma exclamativa, expresa sus sentimientos hacia las
mujeres. Se atiene al principio "o mías o de nadie".
muerte
como la muerte de Apango: ni come ni bebe ni va al fandango (f. 5).
Refrán popular de tipo ejemplo que se construye sobre una comparación precedida o no de una introducción
del tipo "ser o estar como" o simplemente "como". La primera parte de estos refranes hace las veces de un
"ejemplo" retórico y la segunda, las de su aplicación. En este caso, el refrán proclama, de manera
exclamativa, lo que enuncia. Se aplica a quienes se abstienen de manera absoluta de las diversiones.
Apango sólo aparece en el texto por necesidades de rima. Variantes: "como la muerte de Apango: ni chupa
ni bebe ni va al fandango" (f. 66 y 132); "como la muerte de Apango, que ni chupa ni bebe ni va al fandango"
(f. 89, 90, 109 y 122); "como la muerte de Apango, que ni chupa ni va al fandango" (f. 116); "como la muerte
de Apango, que ni fuma ni bebe ni va al fandango" (f. 83).
muerto
al muerto y al consorte, a los tres días no hay quien los soporte (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, expresa lo que significa. Hay rima consonante entre sus partes.
Hay un refrán con el mismo sentido paremiológico que junta al muerto no con el consorte sino con el
"arrimado". Dice así: "el muerto y el arrimado a los tres días apestan". No requiere explicación.
muerto
donde lloran, está el muerto (f. 12, 35, 37, 66, 89, 90, 116 y 132).
Refrán popular de tipo familiar que sirve para sancionar situaciones en que alguien llora mucho su pobreza y
falta de dinero. Aplicado en situaciones como éstas se da a entender que quien lloriquea por falta de dinero
es que lo tiene. Tiene forma sentenciosa. Variante: "donde lloran, ahí está el muerto" (f.122).
muerto
el muerto a la sepultura, y los vivos a la diablura (f. 37).
Refrán popular que funciona como una invitación a dejar el duelo y seguir la vida. Su sentido paremiológico
es el mismo que el del refrán español: "el muerto al hoyo, y el vivo al bollo". Tiene forma
sentenciosa. Variante: "el muerto a la sepultura, y el vivo a la travesura" (f. 66, 89, 90 y 116).
muerto
hay muertos que no hacen ruido, y son mayores sus penas (f. 90, 116, 122 y 132).
Refrán popular de tipo exclamativo y sentencioso, de la serie "hay + nombre", que significa que las
apariencias engañan y que las penas se cargan dentro. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes
como "sólo el que se ha muerto sabe lo que son responsos" o "sólo la cuchara sabe lo que hay dentro de la
olla". Tiene forma sentenciosa. Variante: "hay muertos que no hacen ruido, y es más grande su penar"
(f. 66 y 90).
muerto
los muertos nada se llevan, pero nada dejan (f. 37).
Refrán popular de estilo sentencioso que significa lo que indica: los muertos son muertos y ni se llevan ni
dejan nada.
muerto
no se puede cargar el muerto y cantar el alabado (f. 90 y 116).
Refrán popular, de probable origen ranchero y del tipo "no se puede", que establece dos cosas que no se
pueden hacer al mismo tiempo: en este caso, cargar al muerto y cantar el alabado. Es de tipo exclamativo y
sentencioso. Son muchos los refranes de esta serie que contraponen las más variadas situaciones tomadas
de la vida cotidiana. El alabado es un himno religioso que se rezaba o cantaba a cualquier hora de la noche,
sobre todo en el campo. Este refrán se suele usar para conjurar situaciones en que alguien quiere
monopolizar funciones sobre todo incompatibles.
muerto
se hace pesado el muerto, cuando siente que lo cargan (f. 66 y 90).
Refrán popular que se usa para sancionar situaciones en que a alguien o a algo a que se le ha prestado
atención exige más y se complica. Es de tipo exclamativo y sentencioso.
muerto
sobre el muerto las coronas (f. 37, 89, 90, 122, 132 y 133).
Frase popular que significa que hay que actuar enseguida. No tiene rasgos paremiológicos y parece
funcionar más como un modismo.
mugroso
afana mugrosos, y no pelucos (f. 90 y 116).
Dicho de cacos que funciona como consejo que insta a robar (afanar) más bien billetes de banco (mugrosos)
y no monedas metálicas (pelucos). Este consejo, desde luego, era útil a los ladrones de principios del siglo
XX cuando circulaban monedas que eran apetecibles a los ladrones.
mujer
a la mujer, ni todo el amor ni todo el dinero (f. 12).
Refrán popular que, en forma de una regla para donjuanes que gustan de frecuentar ciertos ámbitos,
aconseja no entregar a la mujer ni todo el amor ni todo el dinero como una técnica para
retenerla.Variante: "a las mujeres, ni todo el amor ni todo el dinero" (f. 66, 90, 116 y 132).
mujer
a la mujer y al ladrón, quitarles la ocasión (f. 66).
Refrán popular que literalmente significa lo que enuncia. La vieja idea occidental sobre la mujer la presenta
como un ser voluble y de muy frágil voluntad; para remediarlo se recluía a las mujeres ya en conventos, ya
en el hogar. Con respecto al ladrón, ya un refrán dice que "la ocasión hace al ladrón" y otro que "cuando la
puerta está cerrada, siempre es un loco el que la abre" y, finalmente, "puerta que se abre, te llama".
mujer
a la mujer y a los charcos, no hay que andarles con rodeos (f. 66 y 90).
Refrán popular que literalmente significa lo que enuncia, y paremiológicamente se aplica para aconsejar,
bajo esas imágenes, no andarse con rodeos. Es decir, afrontar las dificultades que se presentan a lo que
uno ha proyectado. Se dice también, en el mismo sentido, que "hay que agarrar el toro por los cuernos".
La variante "a las mujeres y a los charcos hay que entrarles por en medio" alude al sexo de la mujer y
parece ser el tema primario del refrán, que utiliza los charcos como complemento figurativo. Variante: "a las
mujeres y a los charcos, no hay que andarles con rodeos" (f. 116).
mujer
a las mujeres bonitas y a los buenos caballos, los echan a perder los pendejos (f. 66 y 90).
Refrán popular, de origen ranchero, que en forma sentenciosa dice lo que enuncia. Son muchos los refranes
en que aparecen juntos el caballo y la mujer. Así: "el caballo y la mujer a nadie se han de prestar"; "el
caballo y la mujer, al ojo se han de tener"; "el caballo y la mujer, de pecho y de anca se han de escoger"; "el
caballo y la mujer, por raza has de escoger". El refrán supone que una mujer bonita es como un caballo
bueno: ambos requieren un trato especial. Variante: "a las mujeres bonitas y a los caballos buenos, los
echan a perder los pendejos" (f. 70).
mujer
busca mujer por lo que valga, y no sólo por la nalga (f. 66 y 90).
Refrán popular que, en forma de consejo, significa lo que enuncia: que la apariencia de la mujer no es tan
importante como su valor como persona. Tiene rima consonante entre los dos hemistiquios octosílabos.
mujer
de la mujer mal puedes hablar, pero sólo hasta que llega la hora de acostar (f. 66).
Dicho vulgar que significa que a la mujer en la cama hay que tratarla bien. De hecho, se trata de un dicho
machista que deja entrever una muy baja calidad humana.
mujer
el que presta la mujer para bailar o el caballo para torear, no tiene que reclamar (f. 90 y 116).
Refrán popular, de probable origen ranchero, que en forma de sentencia significa lo que enuncia.
ElRefranero mexicano enfatiza que para un hombre hay cosas que no se prestan: el caballo, el rifle y, desde
luego, la mujer, que forma parte del ajuar del ranchero como las otras. Si contraviene esta regla
fundamental, no tiene nada que reclamar después. Tiene rima consonante entre los dos
hemistiquios.Variante: "el que presta la mujer para bailar y el caballo para torear, no tiene que reclamar"
(f. 105).
mujer
el que tú juzgas tarugo, te vuela hasta la mujer (f. 66 y 90).
Refrán popular que, en forma conativa, significa que las apariencias engañan y que, por tanto, no hay que
confiar en nadie. El refrán está estructurado como un argumento cuyo tópico es "no hay que fiarse de
nadie". El refrán argumento asume un tópico extremo en el mundo ranchero: la mujer es el símbolo máximo
de la honra. El colmo que sirve al refranero para argumentar es que el aparentemente "tarugo" o "mosca
muerta", si se le dan confianzas, es capaz de quitarte hasta la mujer. Está basado en dos vocablos usuales
en el español mexicano: en primer lugar, "tarugo", que, según el Diccionario del español usual en México,
del Colegio de México, significa en esa habla "que es poco inteligente, que es tonto"; en segundo lugar, "te
vuela" en el sentido de "te roba". Carece de rima.
mujer
entre la mujer y el gato, ni a cuál ir de más ingrato (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular que en forma de sentencia significa lo que enuncia. Si un refrán compara la mujer con el
perro en cuanto a su habilidad para fingir cuando aconseja "en cojera de perro y lágrimas de mujer no hay
que creer", éste la compara con el gato en cuanto a su ingratitud. Se trata en los dos casos de refranes
machistas. Tiene rima consonante entre los dos hemistiquios.
mujer
es mejor ser mujer pública que hombre público (f. 37).
Refrán popular que en forma de sentencia significa lo que enuncia. "Mujer pública" es un eufemismo para
designar a la prostituta. La expresión "hombre público", si bien puede designar al político o al gobernante,
por virtud del doble sentido del refrán, significa al individuo que se dedica a la prostitución. El refrán asienta
que ello es peor que cuando se trata de una prostituta. Está estructurado, pues, sobre la contrastación entre
una "mujer pública" y un "hombre público". Forma parte de la serie de refranes "más vale" aquí bajo la
fórmula equivalente "es mejor". Variante: "más vale ser mujer pública que hombre público" (f. 90 y 116).
mujer
jalan más las mujeres que los coches (f. 12).
Refrán popular cuyo tópico subyacente, "la atracción de la mujer al hombre es el más fuerte de los vínculos
sociales" atraviesa, como lo hemos visto, todos los refraneros hispánicos. Las imágenes que el refranero
usa para figurar esa fuerza son varias. Por ejemplo: "jala más rebozo que un caballo brioso"; "jalan más dos
tetas que cien carretas" o, simplemente, "jalan más tetas que carretas". Aquí es un coche.
mujer
la mujer, alta y delgada; y la yegua, colorada (f. 49, 66, 90 y 116).
Refrán popular, de probable origen ranchero, que en forma de sentencia significa lo que enuncia: señala lo
que desde un punto de vista deben ser los rasgos de la mujer y los compara con los de una yegua. Tiene
rima consonante entre los dos hemistiquios.
mujer
la mujer buena no tiene ojos ni orejas (f. 66).
Refrán popular de corte tradicional que, en forma sentenciosa, propone una imagen ideal de "mujer buena":
no es chismosa.
mujer
la mujer, en sus quehaceres, para eso son las mujeres (f. 90 y 116).
Refrán popular, de corte machista, que en forma de sentencia significa lo que enuncia: las mujeres son para
los quehaceres domésticos. Tiene rima consonante entre los dos hemistiquios.
mujer
la mujer es honrada hasta las dos de la tarde (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular de tipo vulgar que, en forma exclamativa, expone el punto de vista machista y vulgar según
el cual la honradez de la mujer descansa en el quehacer doméstico y en la vigilancia del marido.
mujer
la mujer honesta nunca debe creerse sola (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo machista que supone que todas las mujeres están propensas al adulterio si no se
sienten vigiladas. El refrán suena a consejo para la mujer: siéntase que está siendo vigilada para que no
caiga.
mujer
la mujer por la honra, el buey por el asta y el hombre por la palabra (f. 90 y 122).
Refrán popular que propone las cualidades distintivas de la mujer, el buey y el hombre: la honra, el asta y la
palabra, respectivamente. Tiene forma sentenciosa.
mujer
la mujer que fue tinaja, se convierte en tapadera (f. 66, 70, 90, 116 y 132).
Refrán popular de índole sentenciosa que asienta que la mujer que fue prostituta se convierte en alcahueta.
mujer
la mujer y el melón, bien maduritos (f. 110).
Refrán popular de índole sentenciosa que significa lo que enuncia.
mujer
la mujer y el perro son los dos únicos animales que se ganan el pan a base de caricias (f. 110).
Dicho machista de índole sentenciosa que significa lo que enuncia.
mujer
la mujer y la guitarra, son de quien las toca (f. 116).
Dicho machista de índole sentenciosa que significa lo que enuncia. Describe la función de la mujer sólo
como un ser para el sexo y tiene el mismo sentido ofensivo que el dicho anterior: "la mujer y el perro son los
dos únicos animales que se ganan el pan a base de caricias". Variante: "la mujer y la guitarra, responden si
se les toca" (f. 66 y 90).
mujer
mujer a quien le das lo que te pide, mujer que te dará lo que le pidas (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de sentencia, significa lo que enuncia: subyace el sentido de favor sexual.
Está estructurado en forma paralelística y sobre la contraposición entre "pide" y "pidas".
mujer
mujer con bozo, beso sabroso (f. 90 y 116).
Refrán popular, de corte machista, que en forma de sentencia significa lo que enuncia. La variante "mujer
con bozo, culo sabroso" pone las cualidades de la mujer con bozo más allá del beso. Tiene rima consonante
entre los dos hemistiquios.
mujer
mujeres juntas, sólo difuntas (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular de buena hechura que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia. Rubio lo explica así:
"porque reunidas algunas mujeres siempre hablan demasiado y con mucha ligereza". En realidad, la razón
en cuestión parece no ser otra que la sinrazón de un prejuicio masculino más contra la mujer. Tiene rima
consonante entre sus dos hemistiquios.
mujer
mujer poblana, Ocotlana (f. 21, 90, 109 y 116).
Refrán popular, de corte machista, que en forma de sentencia significa lo que enuncia. Rubio explica que
"Ocotlana" se debe a "lo común que es en el estado de Puebla el nombre de María Ocotlana". Tiene rima
consonante entre los dos hemistiquios.
mujer
mujer que agarra tejido, mujer que espera marido (f. 12).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, asienta que una mujer con el tejido es señal de que busca
marido. Es un refrán semiótico. Tiene rima consonante entre los dos hemistiquios.
mujer
mujer que con curas trata, poco amor y mucha reata (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular de corte tradicional que, en forma sentenciosa, expresa su desconfianza hacia los curas y
hacia la mujer que con ellos trata. Propone tratar duramente a tal mujer: "poco amor y mucha reata". Tiene
rima consonante entre los dos hemistiquios.
mujer
mujer que de noche se pasea, es muy puta, vieja o fea (f. 66).
Refrán popular de corte tradicional que, en forma sentenciosa, expresa su opinión sobre la mujer que pasea
de noche: o ya está muy vieja, o es muy puta o está muy fea. Tiene rima consonante entre los dos
hemistiquios. Variante: "mujer que de noche se pasea, es muy puta, vieja y fea" (f. 90).
mujer
mujer que quiera a uno solo y banqueta para dos, no se hallan en Guanajuato ni por el amor de
Dios (f.90 y 116).
Dicho popular que se refiere satíricamente tanto a las mujeres de Guanajuato como a las calles de esa
ciudad. Ya hemos señalado la índole folclórica de este tipo de dichos y su relación con las pugnas entre las
diferentes regiones del país. Tiene la forma de una exclamación.
mujer
mujer que se va y carta que no llega, cabrón el que las siga (f. 66 y 90).
Refrán popular que, en forma exclamativa, sentencia que en el juego del amor y en el de las cartas no hay
que buscar ni la carta que no llega ni la mujer que se va. Quien haga lo contrario, dice el refrán, "es un
cabrón" o, según una variante, un "pendejo". Variante: "mujer que se va y carta que se niega, cabrón el que
las siga" (f. 90 y 132).
mujer
mujer que viste de seda, en su casa se queda (f. 90 y 116).
Refrán popular de corte tradicional que, en forma sentenciosa, expresa que el atuendo de la mujer no debe
ser muy lujoso. Este refrán parece haber recogido algunos de sus elementos del refrán español "aunque la
mona se vista de seda, mona se queda". Tiene rima consonante entre los dos hemistiquios.
mujer
mujer sin aretes, altar sin ramilletes (f. 90 y 116).
Refrán popular de corte tradicional que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia: que toda mujer debe
usar aretes pues sin ellos se ve "desairada", dice Rubio. Tiene rima consonante entre sus dos hemistiquios.
mujer
ni mujer que hable latín, ni hombre que hable como gachupín (f. 5).
Refrán popular de corte tradicional que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia: hay que cuidarse de
ambos. Si ya hemos visto la aversión del refranero al "gachupín", no menos se ocupa negativamente de la
mujer que sabe latín en refranes como: "de hombre caminero y ruin, de mujer que habla latín y de caballo
sin rienda, Dios nos libre y nos defienda"; "mujer que sabe latín ni encuentra marido ni tiene buen fin"; o,
finalmente, "mula que hace hin y mujer que parla latín nunca hicieron buen fin". Tiene rima consonante entre
sus dos hemistiquios.
mujer
ni mujer que otro ha dejado, ni caballo emballestado (f. 90 y 116).
Refrán popular de corte tradicional que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia: que no hay que
tomar a una mujer que otro ha dejado ni hay que montar un caballo emballestado. Argumentativamente, este
refrán está estructurado como la confrontación entre dos casos: una mujer dejada por "otro", por una parte, y
un "caballo emballestado", por otra. "Emballestado" es un término de la medicina veterinaria propio de los
caballos. En México, en efecto, la emballestadura es una enfermedad incurable de caballos o mulas,
consistente en una debilidad de las manos que hace que las traiga dobladas y que saque las rodillas para
adelante; ello hace peligrosos para montar a tales animales pues tropiezan con frecuencia y se caen, lo cual
los hace inútiles para el trabajo. Tiene rima consonante entre sus dos hemistiquios.
mujer
no hables mal de las mujeres, porque hijo de mujer eres (f. 37).
Refrán popular de corte tradicional que, en forma interlocutiva, aconseja lo que enuncia: no hablar mal de la
mujer porque se es hijo de mujer. Tiene rima consonante entre sus dos hemistiquios.
mujer
sin contar a la mujer, lo más traidor es el vino (f. 66).
Refrán popular de corte tradicional y machista que, en forma sentenciosa, asienta que el vino y las mujeres
son lo que más fácilmente hace perder la cabeza al hombre. Tiene rima consonante entre sus dos
hemistiquios.
mujer
¿vives con mujer celosa?; Dale su agüita sabrosa (f. 90 y 116).
Refrán popular estructurado por la secuencia pregunta-respuesta que significa que los celos de la mujer se
calman si se le atiende sexualmente como es debido.
mula
a cada mula le gusta su comedero (f. 48, 49, 50 y 90).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, asienta lo que enuncia: que a cada quien le
gusta su hogar.
mula
cuando la mula dice "no paso" y la mujer "me caso", la mula no pasa y la mujer se
casa (f. 12, 66 y 90).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma casuística, asienta lo que enuncia: que la mujer es terca
como una mula. Como se sabe, en la cultura hispánica, la mula y su consorte, el macho, son reconocidos
símbolos de la terquedad. Así: "de que dice esta mula es mi macho, ha de ser macho la mula"; o bien: "más
terco que el macho de Pichilingue". Tiene rima asonante al mezzo en cada hemistiquio. Variantes: "de que la
mula dice: 'no paso', la mujer: 'me caso'; la mula no pasa y la mujer se casa" (f. 116); "mula que dice 'no
paso' y mujer que dice 'me caso', la mula no pasa y la mujer se casa" (f.105).
mula
cuando la mula es mula, aunque la carguen de santos (f. 66 y 90).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, asienta lo que enuncia: que la mula siempre
será como es su naturaleza. En sentido paremiológico se usa para sancionar cualquier asunto de terquedad
en que los implicados sean gente con prestigio social: el que es terco siempre lo será dedíquese a lo que se
dedique. Variante: "la mula que's malhora, ni que la carguen de santos" (f. 106).
mula
de que la mula es juilona, aunque la dejen maneada (f. 106).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, asienta lo que enuncia: cada quien actúa de
acuerdo con su manera de ser aunque tenga para ello que vencer obstáculos. "Juilona", en el hablar
tabasqueño, significa que le da por huir.
mula
entre mula y mula, nomás las patadas se oyen (f. 70 y 90).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma exclamativa, asienta lo que enuncia. Su sentido
paremiológico es que las relaciones entre los violentos, son violentas. Se usa, por tanto, para sancionar
peleas de gente así. Variantes: "como nido de tejones: nomás los uñazos se oyen" (f. 70, 90 y 116).
mula
la mula es mula, y cuando no patea, recula (f. 35, 49, 70, 90, 106 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, asienta lo que enuncia: que la mula siempre
será como es su naturaleza. En sentido paremiológico se usa para sancionar cualquier asunto de terquedad.
El segundo hemistiquio expone los atributos de la mula: patear y recular. Sirve, además, de excelente
coronación de rima consonante al pie dejado por el primer hemistiquio. Variante: "mula mañosa, o patea o
arrecula" (f. 12).
mula
la mula mandinga, que con uno no puede y con dos respinga (f. 90 y 122).
Refrán popular de origen tabasqueño que, en forma exclamativa, asienta que la mula es floja y sin energía,
como un negro. La palabra "mandingo" designa tanto al negro como al diablo y, en general, al hombre flojo y
sin energías. Con ello, el sentido paremiológico del dicho se aplica a quienes son haraganes y no sirven
para hacer nada. Tiene rima consonante entre sus hemistiquios. Variante: "la mula mandinga, que no puede
con uno y con dos respinga" (f. 106).
mula
las mulas gordas hacen la jornada en doble tiempo (f. 41).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, asienta lo que enuncia.
mula
mula larga de carona, mula cansona (f. 49).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, asienta lo que enuncia. Se basa en uno de
los prejuicios rancheros sobre la relación entre las características de los animales con sus cualidades y
defectos. En este caso, se trata de la mula "larga de carona". Tiene rima consonante entre sus hemistiquios.
mula
mula, ni la que vaheó a Cristo (f. 90).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma exclamativa, expresa un rechazo total a la mula.
mula
ni mula alazana, ni mujer poblana (f. 90 y 116).
Refrán popular producto de las pugnas interregionales, ya mencionadas, que expresa sus fobias contra la
mujer poblana a la que compara con una "mula alazana" que, de acuerdo con los parámetros del refranero
tiene defectos por ser mula y por ser alazana, como se ha dicho arriba. Sus hemistiquios están unidos por
rima consonante.
mula
no se debe engordar la mula matando de hambre al caballo (f. 110).
Refrán popular, de origen ranchero, que aconseja lo que enuncia: la mula no sirve y el caballo sí; por tanto,
no es buen negocio acabar con algo que sirve, el caballo, en beneficio de lo que no sirve, la mula.
mula
para la mula, el tapojo (f. 49).
Refrán popular, de origen ranchero, que aconseja en forma sentenciosa lo que enuncia: poner tapaojos a las
mulas para que no se espanten ni se distraigan. Variante: "para la mula, el tapaojo" (f. 106).
mula
peleando y charreando en mula, muy pronto se capitula (f. 90, 105 y 116).
Refrán popular, de origen ranchero, que sentencia lo que enuncia: bajo el presupuesto de que las mulas no
sirven para nada, no hay que usarlas ni para pelear ni para charrear, dice este refrán. Sus hemistiquios
están unidos por rima consonante.
mula
prietitas, hasta las mulas son buenas (f. 66, 90 y 132).
Dicho popular, de origen ranchero, que en forma exclamativa funciona como un bonito piropo a las mujeres
"prietitas". Variantes: "prietas, hasta las mulas son buenas" (f. 35); "prietas, hasta las mulas son buenas,
como que patean muy fuerte" (f. 70).
mula
si la mula se encuarta, poca cuarta (f. 90 y 116).
Refrán popular, de origen ranchero, que aconseja, en forma sentenciosa, no golpear a la mula que está
enredada. Sus hemistiquios están unidos por rima consonante.
mula
siempre la mula será algo así como medio asno (f. 105 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, dice la verdad ranchera fundamental por la
que la mula no es aceptable: es medio burro. Variante: "la mula siempre ha de ser hija del burro" (f. 49).
mula
si tienes mula de silla, perderás tu dignidad (f. 105).
Refrán popular, de origen ranchero, que asienta, en forma interlocutiva sentenciosa, que montar en mula es
indigno.
muladar
no hay muladar sin pulgas (f. 12).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, asienta lo que enuncia: todos los muladares tienen pulgas. Se
usa para expresar repugnancia y rechazo hacia los lugares poco aseados. Es de los refranes "no hay".
mundo
el que quiera del mundo gozar, ha de cargar su costal (f. 37).
Refrán popular que en forma sentenciosa asienta que cada quien debe hacerse responsable de lo suyo si
quiere gozar del mundo. Tiene asonancia entre sus hemistiquios. Tiene la forma y el sabor de una máxima
moralizante.
mundo
saber vivir en este mundo, es la mejor hazaña (f. 35 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa asienta lo que enuncia: hay que saber vivir en este mundo. Tiene
la forma de una máxima moralizante.
mundo
todo en el mundo es robar, y el que dude, que haga cuentas (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa lo que enuncia: una profunda decepción con respecto a la
sociedad: todo es robar. Para probarlo, basta con hacer cuentas.
músico
al mal músico, hasta las uñas le estorban (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa que cuando alguien es malo en su oficio no le faltan
pretextos. Forma parte de la serie "de que o cuando X es malo, le echa la culpa a Y". Por ejemplo: "cuando
el arriero es malo le echa la culpa al burro"; "cuando la partera es mala, le echa la culpa a la luna tierna";
"cuando la partera es mala, le echa la culpa al culo", "cuando la partera es mala, le echa la culpa al
chamaco"; "de que la partera es mala, le echa la culpa al culo"; "de que es malo el escribiente, le echa la
culpa a la pluma fuente".
músico
el que es buen músico, con una cuerda toca (f. 90 y 116).
Al contrario del refrán anterior, este refrán popular de la serie "el que es" no sólo significa lo que enuncia
sino que está estructurado de manera que en la primera parte esboce la categoría –bueno en algo– y en la
segunda lo demuestre mediante un malabarismo: en este caso tocar con una sola cuerda. Por ejemplo el
refrán: "el que es buen pato hasta en el aire nada". Variante: "el buen músico, con una cuerda toca" (f. 12).
O
oaxaqueño
prieto, chaparro, panzón y hablador: oaxaqueño (f. 66 y 90).
Dicho del folclor popular relativo a los oaxaqueños que, en forma sentenciosa, propone una descripción
despectiva y satírica.
oblea
hacer obleas, cuando con poli te veas (f. 90 y 116).
Dicho de tahúres que aconseja tirar la baraja (hacer obleas) cuando se es sorprendido por la policía.
obra
ninguno diga quién es, que sus obras lo dirán (f. 60).
Refrán popular de tradición religiosa que conmina a no decir quién se es puesto que, según el dicho
evangélico, a la gente como a los árboles se los conoce por sus frutos (Lc. 6: 43-45 y paralelo).
obrar
nunca obres para pensar, mejor piensa para obrar (f. 37).
Frase de estructura quiástica que aconseja pensar antes de actuar y no hacerlo al revés. No parece tener
rasgos de refrán.
ochi
es más fácil obedecer al ochi que obedecer al arre (f. 49).
Dicho popular ranchero que asienta que se obedece mejor ante las presiones que ante las puras
indicaciones.
ocote
quien es de ocote, hasta en el agua se raja (f. 66 y 90).
Refrán popular de corte sentencioso que funciona como comentario para decir a alguien que "no se raje".
"Rajarse", en el habla popular mexicana, es volverse atrás en algún compromiso contraído. La de ocote es
un tipo de madera que se raja fácilmente. De allí su uso figurativo en este refrán.
ocotito
nunca falta un ocotito (f. 21, 90 y 109).
Dicho popular exclamativo que equivale a la exclamación que se suele hacer en son de reproche: "¡nunca
falta quien se raje!".
oír
lo que no oigo, no lo valgo (f. 66 y 90).
Especie de principio lúdico infantil que se utiliza para eludir algún compromiso o castigo bajo el argumento
de que no se lo ha oído. Se lo ha usado también en otros ámbitos más serios, por ejemplo en política, para
significar con él que no se hace caso a determinadas críticas.
ojo
cuando alguno, o alguna, te eche ojos, véndele caros tus piojos (f. 35, 89, 90 y 116).
Dicho vulgar que aconseja hacerse del rogar cuando alguien se prende de ti y te pretenda. Rubio lo dice así:
"este refrán recomienda que cuando un hombre advierta que una mujer le ve con cierto interés, él debe
hacerse orgulloso, el interesante". Variante: "cuando alguno, o alguna, te eche ojos, véndele caro tus piojos"
(f. 64).
ojo
no te dejes poner los ojos verdes (f. 90 y 116).
Frase popular que aconseja no dejarse engatusar o engañar con mentiras.
ojo
unos lloran con un ojo, otros lloran con los dos (f. 12).
oler
a lo que huele, sabe (f. 12).
Refrán popular que significa lo que dice. Se usa paremiológicamente para conminar a no andarse con
rodeos. Tiene la forma de una declaración sentenciosa. El refranero, por lo general, recomienda lo real
sobre lo puramente imaginado o mental.
olla
lo que tiene la olla, saca la cuchara (f. 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido literal es el enunciado por el texto. Paremiológicamente, sentencia que las
actitudes externas de las personas son sólo expresión de los sentimientos que se llevan dentro.Variante: "lo
que siente la olla saca la cuchara" (f. 132).
olla
sólo las ollas saben los hervores de su caldo (f. 110 y 130).
Refrán popular de estilo exclamativo que significa que sólo cada quien sabe sus propios pesares y conoce lo
que lleva adentro. Pertenece a la serie de refranes "sólo el que" o "quien hace tal cosa sabe tal otra". Esos
refranes, por lo general, tienen el mismo sentido paremiológico: sólo quien lo experimenta lo sabe. Con
respecto a este refrán, por ejemplo, tienen su mismo sentido paremiológico refranes como "sólo el que carga
el cajón sabe lo que pesa el muerto", "sólo la cuchara sabe de los ayes de la olla", "sólo el que carga el
costal sabe lo que trae adentro" o "sólo el que se ha muerto sabe lo que son responsos".
olor
de los olores, el pan, de los sabores, la sal (f. 110).
Refrán popular que exalta el pan y la sal como paradigmas del buen gusto en el olor y en el sabor.
olor
pa'l olor de la comida, el sonido del dinero (f. 90 y 116).
Refrán popular que expresa, en una exclamación sentenciosa, que el dinero es el mejor remedio para el olor
de la comida y la necesidad que provoca. Es de los refranes receta que se atienen al esquema mal-remedio.
Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como: "pa' las ansias de la muerte, la pachorra del
enfermo"; pa' quitarles lo mezquino y que rindan en el lienzo, al marido y al equino hay que tenerles buen
pienso"; "para los toros del Jaral, los caballos de allá mismo".
once
a las once, una, y a la una, once (f. 66 y 90).
Dicho de borrachos empedernidos que con este retruécano o estructura quiástica bosquejan sus horarios y
medidas de lo que han de beber por la mañana. Tiene, obviamente, tintes de broma y enunciación
exclamativa. Variante: "a las once, una, y once a la una" (f. 132).
oración
cada quien con su oración se salva (f. 37).
Refrán popular que en forma declarativa expresa lo que enuncia.
orador
un mal orador y un perro chico, andan cien veces el camino (f. 90 y 116).
Refrán popular que satiriza los pobres recursos del mal orador comparándolo con un perro chico e
interpretando las aburridas repeticiones y vueltas del mal orador a partir del andar y andar del perro por el
mismo camino. Hay asonancia entre ambas mitades del texto.
oro
el oro y la vergüenza, no todos la conocen (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. El sentido paremiológico del texto descansa en su afirmación de
que no todos conocen la vergüenza. Se usa, por supuesto, para sancionar el actuar de un sinvergüenza.
Tiene forma de declaración constatativa.
oro
oro, ocote, popote, biznaga o nada (f. 116).

P
padre
ninguno diga "soy padre", si no lo afirma la madre (f. 35 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene forma exclamativo-sentenciosa. Su sentido paremiológico
expresa sus dudas con respecto a las paternidades de status. El refranero, en efecto, es muy desconfiado
con la paternidad. Eso es lo que expresa tanto nuestro refrán como refranes del tipo de "deje usted que el
niño nazca y él dirá quién es su padre". Su sentido paremiológico, en cambio, coincide con refranes como
"el hijo de mi hija mi nieto será; el hijo de mi hijo ¡sólo Dios sabrá!", o bien "hijos de mis hijas, nietos de mi
corazón, hijos de mis hijos, no sé si son o no son". Variante: "ninguno diga quién es su padre, si no lo afirma
la madre" (f. 66 y 132).
padre
para criar, los padres; para malcriar, los abuelos (f. 66).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene forma exclamativo-sentenciosa. Variante: "para criar, los
padres, y para malcriar, los abuelos" (f. 90 y 132).
padre
trabajarle de balde, ni a tu padre (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia: que todo trabajo tiene que ser remunerado. Tiene forma
exclamativo-sentenciosa. Hay rima asonante entre las dos partes del refrán.
pagador
el mejor pagador es el fiador (f. 90 y 122).
Refrán popular que significa lo que enuncia: que ser un buen pagador es la mejor recomendación que
alguien puede llevar consigo. Tiene forma exclamativo-sentenciosa. Hay rima consonante entre las dos
partes del refrán.
pagar
como te pagan, vas (f. 60).
Refrán popular que, en forma exclamativa, aconseja que la medida del esfuerzo y del riesgo debe ser la
paga. Se atiene al tópico, por tanto, de que según sea la paga así sea el esfuerzo a realizar. Se atiene a una
estructura enunciativa de tipo interactivo. También se usa entre tahúres para aconsejar que el tamaño del
riesgo sea el de la paga: una paga mayor respalda un mayor riesgo.
pagar
paga el que quiere, y no el que tiene (f. 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber, que a la hora de pagar deudas lo que importa es la
voluntad, no los haberes. Tiene forma exclamativo-sentenciosa. Hay rima asonante entre las dos partes del
refrán.
pagar
pagar es corresponder (f. 37 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia: que toda acción buena o mala tendrá, tarde o temprano, su
correspondiente recompensa. Se suele usar, paremiológicamente, como fórmula introductoria a una acción
de venganza para justificarla. Tiene forma sentenciosa.
pagar
zas, zas, como te pagan, vas (f. 90 y 116).
Refrán popular que funciona como una manera de exigir el pago a un trabajo realizado cuando resulta
inferior a lo esperado. Tiene forma exclamativo-conativa. Hay rima consonante entre las dos partes del
refrán; de hecho funciona como una interjección cuyo significado sería la orden perentoria "¡paga!" a lo que
contribuye la secuencia "zas, zas... vas".
pajarito
lo mejor es dando y dando, y el pajarito volando (f. 37, 90 y 122).
Dicho popular que funciona, como el anterior, como una manera de exigir un trueque o intercambio justo. Se
usa, sobre todo, cuando a la entrega de dinero a cambio de un objeto o algo se responde con una promesa.
El refrán, estructurado en torno al sonido, exige el perentorio "dando y dando" en el que descansa el sentido
paremiológico del dicho. La segunda parte, "y el pajarito volando" o, simplemente, "pajarito volando", como
quiere la variante "dando y dando, pajarito volando" (f. 12, 66, 70, 116 y 132), en que con muchísima
frecuencia circula el dicho, es sólo parte del "sonido estupendo" en que descansan este tipo de refranes o
dichos. Tiene forma exclamativa y rima consonante entre sus dos partes.
pájaro
desde lejos se conoce el pájaro que es calandria (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico descansa en la expresión "desde lejos se conoce" cuyo objeto es
el ancho mundo de los pendejos. Es uno de los refranes sobre pendejos que tiene elRefranero mexicano.
Como el refrán, del mismo sentido paremiológico, "desde lejos lo parecen; de cerca, ni duda cabe". Tiene
forma exclamativo-declarativa y una enunciación festiva.
pájaro
el pájaro que no vuela, que agarre ventaja (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, aconseja que quien tenga menos facultades debe empezar más
temprano lo que hace. Se atiene al supuesto tópico de que los menos dotados trabajan más. Según Rubio,
significa "que cuando no se cuenta con los otros para el logro de un determinado fin, se obre con toda
diligencia y se aproveche todo cuanto sea favorable al fin perseguido".
pájaro
los pájaros prietos son desconfiados y pendejos (f. 90 y 116).
Refrán popular de corte racista que, en forma sentenciosa, asienta un rasgo de la gente de color muy
moreno.
pájaro
pájaro cantador, volador (f. 5).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, establece una característica de los pájaros cantadores. En
sentido paremiológico se aplica a las personas extrovertidas: pronto vuelan. Tiene rima consonante entre
sus dos partes.
pajoso
el último pajoso nunca lo suelta el burro (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, se refiere, dice Rubio, a "la resistencia para deshacerse de lo
último que se tiene, como restos de lo que se ha tenido".
palabra
a palabras de borracho, oídos de jicarero (f. 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, establece que las cosas se toman según sea quien las diga.
Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "a palabras locas, razones cortas"; "a palabras
necias, oídos sordos"; "a boca de borracho, oídos de cantinero; "a palabras de borracho, oídos de
cantinero". Este último refrán equivale exactamente al nuestro: el jicarero es el que atiende a los clientes en
una pulquería sirviéndose de una jícara. Tiene la forma de los refranes estructurados según el esquema
mal-remedio.
palabra
las palabras tienen enaguas, los hechos, calzones (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma declarativa, expresa desconfianza hacia las palabras: lo que cuenta son los
hechos. Es uno de los refranes realistas del Refranero mexicano. Para expresar su desconfianza hacia las
palabras emplea sendas imágenes tomadas de la indumentaria típica del hombre (calzones) y de la mujer
(enaguas). El simbolismo de los calzones y las enaguas tiene tintes machistas.
palabra
palabras sacan palabras (f. 90 y 122).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa lo que dice: las palabras generan como respuesta otras
palabras sean éstas ofensivas o aduladoras.
palacio
he visto, o hemos visto, caer palacios, cuánto más ese jacal (f. 90).
Refrán popular que, en forma exclamativo-expresiva, significa lo que enuncia; se atiene al tópico
más/menos: lo que vale para lo más, vale para lo menos y viceversa. Éste es uno de los tópicos más usados
en la antigua retórica. "palacios" y "jacal" simbolizan, respectivamente, al hombre poderoso y al débil. Una
de las aplicaciones, pues, puede ser: si una calamidad es capaz de vencer a alguien poderoso, ¿qué no
hará con el débil? Variantes: "he visto, o hemos visto, caer palacios, cuantimás este jacal" (f. 66); "he visto, o
hemos visto, caer palacios, cuantimás jacales viejos" (f. 12); "he visto, o hemos visto, caer palacios,
cuantimás tristes jacales" (f. 70).
palo
a los palos se les busca la hebra, y a los tarugos, la cara (f. 49).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Otro refrán de nuestro acervo se encarga de interpretar el
sentido subyacente a éste: "a la madera se le busca el hilo, a los pendejos el lado". Tiene forma
sentenciosa.
palo
a tu palo, gavilán, y a tu matorral, conejo (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de una orden, significa lo que enuncia: cada quien a su lugar. Se usa para
decir a alguien "vete de aquí".
palo
cada palo tiene su uso y está donde Dios lo puso (f. 41).
Refrán popular que, en forma declarativo-sentenciosa, significa lo que enuncia: cada quien a su lugar. Se
usa para indicar a alguien que debe estar en su lugar. Tiene rima consonante entre sus dos partes.
palo
quien da un palo se expone a que le den un árbol (f. 49).
Refrán popular que, en forma declarativo-sentenciosa, significa lo que enuncia: que las cosas que hagamos
se nos revertirán. Significa lo mismo que el refrán "palabras sacan palabras". El refrán se construye sobre la
contraposición entre "palo" y "árbol".
paloma
las palomas en la palmentera (f. 116).
Dicho de ladrones que significa, simplemente, que los billetes (palomas) en la cartera (palmentera). Como
todos los de su especie, tiene poco sentido paremiológico.
palomilla
¿qué le hace la palomilla al gorgojo? (f. 90 y 116).
Dicho popular de enunciación exclamativa que se usa como una ironía para expresar que no le importa un
mal pequeño a quien ya tiene uno mucho más grande de la misma índole.
palotada
qué importa la palotada, sabiéndola rejendear (f. 41).
Dicho exclamativo que significa lo que enuncia: que no importan los ataques del tipo que sea a quien los
sabe repeler.
pan
de pan bendito, poquito (f. 24).
Refrán popular de enunciación sentenciosa que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una norma. Se
usa, en sentido paremiológico, para expresar que de lo bueno poco. Tiene rima consonante entre sus dos
partes.
pan
el pan y el cariño, no han de ser recalentados (f. 46, 48, 49, 50, 66, 90 y 132).
Refrán popular de enunciación sentenciosa que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una norma. Se
usa, en el mismo sentido paremiológico que refranes como: "el amor es como los pasteles, que recalentados
no sirven"; "ni amigo reconciliado, ni pastel recalentado"; "ni amigo reconciliado, ni café recalentado".
pan
el que come pan caliente, paga el gusto con el diente (f. 46, 90 y 116).
Refrán popular de enunciación sentenciosa que significa lo que enuncia: que el pan caliente hace daño a los
dientes. Tiene la forma de una declaración sentenciosa. En sentido literal se usa en el mismo sentido que el
refrán: "agua fría y pan caliente, nunca hicieron buen diente". Se usa, en sentido paremiológico, para
expresar que las cosas muy calientes afectivamente cuestan al final. Tiene rima consonante entre sus dos
partes.
pan
más vale un pan reseco para mí, que un pastel para muchos (f. 12).
Refrán popular de enunciación sentenciosa que significa lo que enuncia: que lo que es de uno es mejor que
lo colectivo, aunque sea muy bueno. Es de los refranes "más vale". El refrán descansa en la doble
contraposición entre "pan reseco" y "pastel", por una parte, y entre "para mí" y "para muchos", por otra.
pan
nomás al partir el pan, se conoce al que es hambriento (f. 116).
Refrán popular de enunciación exclamativa que significa lo que enuncia. Es de los refranes semióticos: el
primer hemistiquio es introducido por la expresión "con sólo" seguido del significante, en tanto que el
segundo lo es por "se conoce", que es el significado. Todos los refranes de esa estructura tienen el mismo
sentido paremiológico como: "con sólo al coger el arco se conoce el que es buen meco"; "en el modo de
agarrar el taco se conoce al que es tragón"; "en el modo de partir el pan se conoce el que es tragón"; "en el
modo de cortar el queso se conoce el que es tendero"; "en el modo de escupir se conoce el que es baboso";
"en el modo de montar se conoce el que es jinete"; "en el modo de rezar se conoce el que es mendigo"; "en
el modo de volar se conoce el que es palomo".
pan
no se puede comer el pan y conservarlo (f. 110).
Refrán popular de enunciación sentenciosa que significa lo que enuncia. Es de los refranes "no se puede",
que contraponen dos acciones que no pueden tener lugar simultáneamente. Tiene el mismo sentido
paremiológico, por tanto, que refranes como "no se puede agarrar dos liebres al mismo tiempo"; "no se
puede bailar con chaparreras"; "no se puede bailar en dos bodas al mismo tiempo"; "no se puede cantar y
decir misa"; "no se puede cargar el muerto y cantar el alabado"; "no se puede chiflar y comer pinole"; "no se
puede hacer sopas con tostadas"; "no se puede mamar y tragar zacate".
pan
pan por mi dinero, ¿qué favor le debo al panadero? (f. 46, 90 y 116).
Refrán popular de enunciación exclamativa que significa lo que enuncia. Se aplica para sancionar
situaciones en las que algo se hace pasar por favor sin serlo. Equivale a: si pago por todo no debo favores.
La primera parte del refrán sienta el presupuesto que subyace a la segunda parte formulada como pregunta.
La respuesta es: "ninguno". Variante: "pan por mi dinero, no tengo que agradecer al panadero" (f. 110).
pan
siempre es mejor medio pan que no tener nada (f. 110).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se atiene al tópico "es mejor algo que
nada".
pan
si quieres comer buen pan, compra la harina de Coaxtocán (f. 5).
Refrán popular que, en forma de consejo, significa lo que enuncia. Tiene rima consonante entre sus dos
partes.
panzón
al que ha de ser panzón, aunque lo fajen de chico (f. 12).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Es de los refranes predestinacionistas del Refranero mexicano.
Se atiene al tópico "el que nace para algo, eso será, no importa lo que haga". Se atiene al esquema "el que
ha de ser X lo será aunque haga Y". Todos los refranes "el que nace" o "al que nace" son propuestos
mediante un ejemplo de tipo figurativo en el que el destino se quiere corregir con su contrario: en este caso
un barrigón fajado. Variante: "al que es panzón, aunque lo fajen" (f. 12 y 34).
paraguas
de que tocan a llover, no hay más que abrir el paraguas (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular de tipo predestinacionista que significa lo que enuncia: hay que aceptar la calamidad que el
destino depara. En este caso: abrir el paraguas. Tiene el mismo sentido paremiológico y la misma estructura
que: "de que dan en que el perro tiene rabia, hasta que lo matan a palos"; "de que dice esta mula es mi
macho, ha de ser macho la mula"; "de que Dios dice 'a fregar', del cielo caen escobetas"; "de que Dios dice
'a dar', hasta las árganas presta, y de que quita, hasta rasguña"; "de que Dios dice a comer, hasta llueven
chicharrones"; "de que el año viene bueno, como quiera que esté el surco". Es de los refranes
predestinacionistas del Refranero mexicano. Se atiene al tópico "cuando el destino habla, no hay nada que
hacer". Se atiene al esquema "de que Dios dice X... lo será".
paraguas
paraguas con funda, reloj con bolsita y anillo en el puro, pendejo seguro (f. 116).
Refrán popular, de probable origen ranchero, que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Es un
refrán semiótico cuyo primer miembro está estructurado como una secuencia de señas de identidad de un
pendejo; el segundo es la sentencia: "pendejo seguro". Tiene rima consonante entre sus dos partes. Es una
crítica, probablemente ranchera, a ciertas modas urbanas de origen europeo de la primera parte del siglo
XX.
paraguas
quien compra paraguas cuando llueve, en vez de seis paga nueve (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Tiene rima consonante entre sus dos
partes.
pariente
no hay más pariente ni más hermano que un peso en la mano (f. 37).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Expresa la fe en el dinero: es una
muestra del realismo de que deja constancia el refranero en muchos de sus textos. Como otros refranes,
supone una fe en el reinado absoluto del dinero por encima de todos los vínculos. Tiene rima consonante
entre sus dos partes. Variante: "el mejor pariente, un peso" (f. 122).
parte
si en una parte amanece, por fuerza en otra anochece (f. 37).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: todas las situaciones, como las noches,
siempre tienen una salida del sol y viceversa. Tiene rima consonante entre sus dos partes.
partera
de que la partera es mala, le echa la culpa al culo (f. 66 y 132).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: que quien es malo en su oficio siempre
anda buscando pretextos para justificarse. Pertenece a los refranes cuya forma es la de una sentencia
circunstanciada por la expresión "de que", muy propia de la paremiología mexicana, equivalente a un
"cuando" cuya consecuencia es expresada en el segundo hemistiquio. Por lo general, dicha consecuencia
expresa un absurdo en relación con la experiencia cotidiana, como en nuestro refrán o en los demás
refranes "de que" como "de que la perra es brava, hasta a los de casa muerde". Variante:"cuando la partera
es mala, le echa la culpa al chamaco" (f. 90 y 122).
pasado
hay que perdonar el pasado, para disfrutar el presente (f. 12).
Frase perteneciente al campo nocional de las frases célebres que tiene la forma de una máxima o consejo
moral. Se basa en la contrastación entre el pasado y el presente. Tiene poco o nulo valor paremiológico.
pasear
nunca el pasear es sano junto a laguna o pantano (f. 37).
Frase de índole didáctica que pertenece al campo nocional de las frases célebres y tiene la forma de una
máxima o consejo. Significa lo que enuncia: es malo pasear junto a lagunas o pantanos. Su valor reside en
su sentido literal y tiene poco o nulo valor paremiológico. Hay rima consonante entre sus dos partes.
paso
abajo está el paso (f. 49).
Dicho rural que significa lo que enuncia. Su principal valor reside en su sentido literal y, por ende, tiene poco
o nulo valor paremiológico.
pastora
pastora o jura, tu desventura (f. 90 y 116).
Frase de maleantes que significa, simplemente, "la policía es tu desventura". Hay rima consonante entre sus
dos partes.
pata
el que se ha de condenar, por una pata ha de empezar (f. 12).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. A saber: que los
grandes maleantes siempre empiezan por cosas pequeñas. Se usa para sancionar los casos de
participación menor en una fechoría. Tiene rima asonante entre sus dos partes.
pata
más vale perder la pata que la vaca (f. 60).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Es de los refranes
"más vale". No se usa en la actual habla popular mexicana. Tiene rima asonante entre sus dos partes.
pata
patas de sota, dos seguro (f. 35, 90 y 116).
Dicho de tahúres que funciona como predicción y significa, según Rubio, "que cuando al estarse corriendo la
baraja sale una sota, vendrá seguramente un dos".
patada
darle patadas al pesebre (f. 12, 20, 90 y 116).
Frase paremiológica popular de origen ranchero que se usa para censurar a quien se vuelve contra su
fuente de ingresos. No es refrán.
patita
de los que ponen patitas y manitas, líbrete Dios (f. 90 y 116).
pato
deja que pasen los patos, que ya llegará la nuestra (f. 90 y 116).
Dicho popular que se usa para pedir paciencia a fin de poder hacer lo que se ha propuesto.
pato
dicen que el pato nada, y a veces ni agua bebe (f. 131).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: una simple
constatación indirecta de un hecho banal mal estructurado e introducido por un "dicen". Una variante de este
refrán circula más profusamente: "hay veces que nada el pato, y hay otras que ni agua bebe"; se usa, en
cambio, para indicar que los tiempos son diferentes y que dependiendo de ellos suceden a veces unas
cosas y a veces otras.
pato
el que es buen pato, hasta en el aire nada (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen rural que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: que el competente hace
bien las cosas donde sea y como sea y no se escuda en las circunstancias. Es de los refranes "el que es
buen X", que viene seguida por una apódosis que describe una circunstancia colmo. Así: "el que es buen
gallo en cualquier gallinero canta"; "el que es buen juez, por su casa empieza"; "el que es buen músico, con
una cuerda toca".
pato
graznar, sólo los patos (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen rural que en forma exclamativa significa lo que enuncia. Se usa para sancionar
situaciones conflictivas.
payo
más vale payo parado que payo aplastado (f. 90 y 116).
Refrán "más vale" de índole popular y origen rural que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Rubio
lo explica como una disculpa de payos, al llegar a la ciudad de México, por su torpeza al cruzar las calles.
Tiene rima consonante entre sus hemistiquios.
pecar
peca más el que pierde que el que roba (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Según Rubio, "se usa tomándolo desde el
punto de vista moral, por los juicios que hace el robado pensando en quién pueda ser el ladrón".
pecho
el que tiene pecho mama, y el que no, se cría sanchito (f. 12).
Refrán popular de origen rural que en forma declarativa significa lo que enuncia: unos en la vida tienen
medios para vivir en tanto que otros viven como y de lo que pueden.
pedidor
para un buen pedidor, un buen ofrecedor (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma de receta significa lo que enuncia: expresa un principio del regateo. Ya hemos
señalado que el tipo de refranes a que pertenece "a o para un X , un Y" tienen la estructura de la secuencia
mal-remedio, en que hay paralelismo entre sus dos miembros. Tienen todos ellos el mismo sentido
paremiológico. Así sucede en refranes como "para un burro, un indio; para un indio, un fraile"; "para un
corazón contrito, un Cristo crucificado" que, entre otros, pertenecen a la misma clase. Variante:"para el que
es buen pedidor, otro buen ofrecedor" (f. 37).
pedir
de pedir nadie está pobre (f. 122).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: que pedir no perjudica a nadie; el
problema está en lo que sigue. Por tratarse de algo que forma parte de nuestra cultura, el Refranero
mexicano aconseja actitudes útiles en esas ocasiones: "a la hora de pedir, reír; a la de pagar,
pujar".Variante: "por pedir nadie está pobre" (f. 122).
pedir
el pedir es fuerza, el dar es voluntad (f. 90 y 116).
Frase moralizante de índole didáctica perteneciente al campo nocional de las frases célebres y tiene la
forma de una máxima o consejo. Significa lo que enuncia. Se basa en la contraposición entre fuerza y
voluntad. Otros refranes mexicanos rezan, en cambio, "a la arrogancia en el pedir, la virtud de no dar"; y
"amigo que me pediste de mi amistad te despediste".
pedir
quien pide prestado, tiene que lamentarse (f. 37).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: que pedir prestado es malo.
pedir
si pides y no te dan, por lo menos te agradecen (f. 90).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Se aplica a requerimientos amorosos.
Según Rubio, "da a entender que si una mujer, o porque no puede o porque no quiere, se niega a
corresponder al amor de algún hombre, en medio de su negativa, sea una u otra la causa, conserva un
cierto sentimiento de gratitud en vista del interés que por ella se manifiesta". Variante: "si pides y no te dan,
cuando menos te agradecen" (f. 116).
pedir
unos de pedir se cansan, y otros sin pedir les dan (f. 37).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: la desigual suerte en el pedir y
alcanzar lo pedido. Se basa en una contrastación, mediante un juego de palabras, entre las dos situaciones.
pedo
un pedo y un enojo, duran poco (f. 66).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Tiene rima asonante entre sus dos
miembros.
Pedro
entre Pedro, Juan y varios, se perdieron los caballos (f. 12).
Refrán popular de origen ranchero que en forma declarativa significa lo que enuncia. Se usa para protestar
por el robo de alguna cosa cuando hay muchos sospechosos y ningún culpable. Hay rima asonante entre
sus dos partes.
peine
el peine que más raspa, es el mejor para quitar la caspa (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Se usa para defender una crítica
impugnada: las más duras críticas son las más eficaces para corregir lo que critican. Hay rima consonante
entre sus dos partes.
pelado
pelado que se ha encumbrado, no deja de ser pelado (f. 35, 66, 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: que la mala educación no se
disfraza ni con buena ropa, ni con altas posiciones sociales. El individuo ramplón y ordinario seguirá así no
importa el puesto que ocupe. Sus dos partes están unidas por rima consonante.
pelar
lo que se ha de pelar, que se vaya remojando (f. 12, 35, 66, 90, 116, 122 y 132).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Se usa para indicar que hay que irse
preparando para lo que ya no tiene remedio. Tiene el mismo sentido paremiológico que el viejo refrán
español "cuando la barba de tu vecino vieres pelar, echa la tuya a remojar".
peligro
antes del peligro, piensa y reflexiona; una vez en él, desprécialo y obra (f. 105).
Frase moralizante de índole didáctica perteneciente al campo nocional de las frases célebres que, tiene la
forma de una máxima o consejo. Significa lo que enuncia. Su carácter paremiológico es casi nulo.
pellejo
jugarse el pellejo, es de pendejos (f. 90).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: que es una estupidez jugarse la
vida a lo tonto. El refrán tiene una forma apodíctica: siempre "es de pendejos" jugarse el pellejo. No ofrece
ninguna circunstancia. Se atiene al tópico ancestral "la vida es sagrada". Hay rima consonante entre los dos
hemistiquios del refrán. Variante: "jugarse el pellejo, es de pendejo" (f. 66).
pellejo
para dejar el pellejo, lo mismo es hoy que mañana (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia: ante la certidumbre de la muerte, no
importa el cuándo.
pelo
de este pelo, sólo san Juan fue bueno (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Se usa para declarar malas a las personas
güeras. Forma parte de los prejuicios que las sociedades van cultivando hacia las personas que de alguna
manera son diferentes, como hemos visto que sucede con los caballos. El refranero español, por ejemplo,
se lanza contra los pelirrojos. La variante adjunta supone en el enunciador una actitud radical: "ni san Juan
fue bueno". Sus dos partes están unidas por rima asonante. Variante: "de este pelo, ni san Juan fue bueno"
(f. 116).
pelo
es bueno cortar el pelo, pero no raparse tanto (f. 116).
Refrán popular de la serie "es bueno" que, como hemos dicho, se sustenta en el tópico consejo: "no hay que
abusar de lo bueno". Como hemos visto, en el refranero mexicano aparecen otros refranes de este tipo que
se atienen al "es bueno X; pero no Y", donde Y es un abuso de X. Un refrán del grupo interpreta el tópico,
que le subyace, en estos términos: "es bueno el uso, pero no el abuso". La estructura de estos refranes es a
dos columnas: la primera de ellas es la columna de lo que "es bueno"; la segunda, en cambio, señala el
abuso. Los refranes de esta clase, por tanto, tienen el mismo sentido paremiológico.Variante: "no es muy
malo ser corrientes, pero no pelarse tanto" (f. 60).
pelo
nunca faltan pelos en el caldo (f. 24).
Refrán popular que, en forma exclamativa, significa que nunca faltan los inconvenientes. Tiene el mismo
sentido paremiológico que refranes como "nunca falta un pelo en la sopa"; "nunca falta un negrito en el
arroz". O, en su forma conjunta, "nunca falta un pelo en la sopa ni un prietito en el arroz".
pelo
si quieres tener el pelo lacio, lávalo mucho y péinalo despacio (f. 90 y 116).
Frase popular de índole didáctica que pertenece al cercano campo nocional de las frases célebres y tiene la
forma de una máxima o consejo relativo al cuidado del pelo. Posiblemente se originó entre la población de
algún origen africano. Significa lo que enuncia. Su carácter paremiológico es casi nulo.
pelona
ni qué espulgarle a la que es pelona (f. 66).
Dicho popular exclamativo que, por una parte, significa lo que enuncia y, por otra, se usa
paremiológicamente como expresión de resignación ante las, por lo demás, ya conocidas dificultades que en
una determinada actividad se han de enfrentar. Equivale a un "ni modo, hay que entrarle".
pena
contra las muchas penas, las copas llenas; contra las penas pocas, llenas las copas (f. 70, 90 y 116).
Dicho popular exclamativo, de borrachos, que se usa para justificar los excesos en la bebida: significa lo que
enuncia. Sus dos partes están unidas por rima consonante. Variante: "para no sentir las penas, buenas son
las copas llenas" (f. 37).
pena
cuéntale tus penas a quien te las pueda remediar (f. 116).
Refrán popular que, en forma de consejo, significa lo que enuncia. A saber, no hay que andar contando a
todos sus propias penas; aconseja contárselas sólo a quien puede aportar algún remedio. Sin embargo, en
el mismo Refranero mexicano, el refrán "las penas comunicadas, cuando no sanan se alivian" (f. 60) opina lo
contrario.
pena
si no quieres pasar penas, no te comprometas a lo que no puedas (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de consejo, significa lo que enuncia. A saber, no hay que establecer
compromisos que no se puedan cumplir más tarde. Otro refrán, del mismo Refranero mexicano, da el mismo
consejo en forma de un juego de palabras: "no te compro tunas porque están muy caras, no te compro limas
porque están muy verdes, no te comprometas a lo que no puedes". Sus dos partes están unidas por rima
consonante.
pena
unos vienen a la pena, y otros van a la pepena (f. 70).
Dicho popular que se usa para censurar la concurrencia a los velorios y situaciones análogas. Es más un
juego de palabras con rima consonante entre sus partes. Variantes: "unos a la pena, y otros a la pepena"
(f. 21, 64, 109, 116, 119 y 122); "unos vienen a la pena, y otros a la pepena" (f. 66, 90 y 132).
penca
no hay que buscarle pencas al quiote (f. 48 y 90).
Refrán popular de la serie "no hay que buscarle" que, como todos los de la serie, significa que no hay que
buscarse dificultades sin necesidad. Tiene la estructura siguiente: "no hay que buscarle X a Y", cuando X es
un imposible de Y. Tienen el mismo sentido paremiológico, pues, refranes como "no hay que buscarle
mangas al chaleco"; "no hay que buscarle pencas al quiote"; "no hay que buscarle ruido al chicharrón"; "no
hay que buscarle tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro"; "no hay que buscarles chichis a las culebras";
"no hay que buscarle ruido al cacahuate".
pendejo
con pendejos, ni a bañarse, porque hasta el jabón se pierde (f. 5, 70, 90 y 116).
Refrán popular de la serie "con pendejos" o "con los pendejos". Significa que con ese tipo de personas no
hay que hacer nada por más sencillo y santo que sea porque se meten en líos. Tiene la estructura siguiente:
"con (los) pendejos ni X porque Y". Las variantes no hay que buscarle X a Y", cuando X es un imposible de
Y. Todos los refranes de la serie tienen el mismo sentido paremiológico. Variantes: "con los pendejos, ni al
baño, porque tiran el jabón" (f. 20 y 83); "con pendejos ni a misa, porque se hincan en los gargajos"
(f. 66 y 90); "con pendejos, ni a bañarse, porque pierden el jabón" (f. 5, 66, 90, 116 y 132); "con los tontos, ni
a bañarse, porque hasta el jabón se pierde" (f. 106).
pendejo
los pendejos y la de malas, siempre andan juntos (f. 116).
Refrán popular del abundante refranero de la pendejez que en forma exclamativa significa lo que enuncia. A
saber: que con personas de esas condiciones no hay que juntarse porque siempre causan
problemas.Variante: "los pendejos y las de malas, andan siempre juntos" (f. 66 y 90).
pendejo
sólo a los pendejos les va mal (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular del nutrido refranero de la pendejez que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Suele
funcionar como respuesta altanera a la pregunta-saludo de "¿cómo te va?".
pendejo
sólo los pendejos escriben bien (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular del ya referido refranero de la pendejez que en forma exclamativa significa lo que enuncia.
Suele funcionar como valoración por gente que con ello acredita muy bien su pertenencia al gremio. Rubio
conjetura si ello se debe a una "mal contenida envidia o injustificado menosprecio para mortificar a quienes
tienen dotes de calígrafo".
pendejo
unos son pendejos viejos, y otros son viejos pendejos (f. 90 y 116).
Refrán popular del acervo relacionado con el pendejo que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: por
lo que sea y como sea, todos los viejos son pendejos.
pendejo
un pendejo callado es oro molido (f. 90 y 116).
Refrán popular del acervo relacionado con el pendejo que en forma sentenciosa significa lo que enuncia:
que un tonto es doblemente valioso por lo tonto y por lo callado.
penitencia
el que no se ha confesado, no sabe de penitencias (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Sólo el que las ha experimentado sabe de
esas cosas. Tiene la estructura siguiente: "sólo el que es o hace X conoce Y", cuando Y forma parte de X.
Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el
muerto", "sólo la cuchara sabe de los ayes de la olla", "sólo el que carga el costal sabe lo que trae adentro" o
"sólo el que se ha muerto sabe lo que son responsos". Todos los refranes de la serie tienen el mismo
sentido paremiológico.
pensamiento
los más grandes pensamientos culinarios, proceden del corazón (f. 110).
Frase popular de índole didáctica que pertenece al cercano campo nocional de las frases célebres por lo
bien acuñadas; tiene la forma de una máxima que relaciona la cocina con el corazón. Significa lo que
enuncia. Su carácter paremiológico es casi nulo.
pensar
es necesario pensar para hablar, y no hablar para pensar (f. 37).
Frase popular de tipo didáctico que pertenece al cercano campo nocional de las frases célebres. Tiene la
forma de un juego de palabras en estructura de retruécano o quiasmo con la secuencia "pensar + hablar ...
hablar + pensar". Significa lo que enuncia, aunque vaya en contra de la corriente lingüística que considera al
lenguaje como ropaje del pensamiento. Su carácter paremiológico es casi nulo.
peña
en una peña hace mella una poca de agua cayendo con continuación (f. 60).
Frase popular de índole didáctica que, en forma declarativo-constatativa, funciona como máxima que
significa lo que enuncia: la paciencia en cosas pequeñas si es constante es capaz de grandes cosas: todo lo
vence. Pertenece al cercano campo nocional de las frases célebres. Su carácter paremiológico es casi nulo.
peón
el que tiene peones y no los ve, se queda en cueros y no lo cree (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular de principios del siglo XX, de tiempos de las haciendas, que en forma sentenciosa asienta
que quien no cuida sus intereses sin sentirlo va derecho a su ruina. Tiene rima consonante entre sus dos
hemistiquios.
peón
puede el peón mudar de dueño, pero no de condición (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia. Su sentido
paremiológico se basa en el tópico de que lo que se es permanece pese a las apariencias. Tiene el mismo
sentido paremiológico, por tanto, que el viejo refrán "aunque la mona se vista de seda, mona se queda", en
sentido de que la cultura que se mama permanece. Está estructurado en dos hemistiquios octosílabos que,
teniendo el verbo "mudar" como eje, contraponen "mudar de dueño" y "mudar de condición". La índole o
condición, según el refranero, permanece.
pequeño
lo pequeño de la cocina hace que la casa se vea más grande (f. 110).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia.
pera
quien habla de peras, comer quiere de ellas (f. 86).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. A saber: que quien habla mucho de una
cosa es porque la desea según aquel dicho: "de la abundancia del corazón habla la boca". Tiene rima
asonante entre sus dos hemistiquios.
perder
el que es cobarde, dondequiera pierde (f. 113).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. A saber: que el cobarde siempre pierde
por el hecho de que siempre huye de las peleas y disputas, pues "el cobarde y el ladrón van siempre con
precaución" y "para el que es cobarde, el miedo es puritita prudencia".
perder
unos pierden lo que quieren, y otros quieren lo que pierden (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Tiene estructura quiástica o de
retruécano. De hecho, por decir mucho, no dice nada, según aquello de que "el que mucho abarca, poco
aprieta". Tiene rima asonante entre sus dos hemistiquios.
perdido
de lo perdido, lo que parezca (f. 12, 35 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. A saber: es una expresión de
conformidad cuando se ha perdido algo, de que cualquier cosa que se recupere es buena. En la actualidad
circula con más frecuencia bajo la forma "de lo perdido, lo que aparezca" (f. 90).
perdido
el perdido a todas va (f. 37, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. A saber, que por la desesperación quien
nada tiene lo intenta todo. "Perdido" designa aquí al individuo que no tiene sobre qué colocar su
esperanza. Variante: "un perdido se avienta a todas" (f. 66 y 90).
perdón
ganar uno y gastar dos, no tiene perdón de Dios (f. 90 y 116).
Refrán popular relativo a la buena economía que en forma declarativa sanciona a quienes sin juicio ni
sensatez gastan más de lo que tienen. Tiene rima asonante entre sus dos hemistiquios.
perdón
más vale pedir perdón que pedir permiso (f. 12).
Refrán popular de la serie "más vale" que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Descansa sobre el
verbo "pedir" que es la base de dos frases usuales en el habla popular: "pedir perdón" y "pedir permiso". El
refrán sanciona situaciones en donde el pedir permiso maniata y obstaculiza; recomienda actuar
inmediatamente y sin barreras: ya tendrá tiempo de pedir disculpas si llegara a excederse.
perdonar
el que la perdona, la lleva (f. 132).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. En la lucha por la vida y en los negocios
hay que ser inmisericorde si no se quiere sufrir las consecuencias.
perezoso
el perezoso es hermano del que despilfarra (f. 37).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: no trabajar es derrochar. Se
atiene al tópico de que el trabajo obliga a todos.
perico
cada perico a su estaca, cada chango a su mecate (f. 35 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: cada quien debe ocupar el lugar que le
corresponde. Se basa en la contraposición entre perico y chango: cada quien debe estar en su lugar. Como
dice un refrán: "siempre hay un tiempo y un lugar para cada cosa". Variante: "cada perico a su estaca, y
cada chango a su mecate" (f. 66, 70 y 132).
perico
el que es perico, dondequiera es verde, y el que es tarugo, dondequiera pierde (f. 70 y 105).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia: el que vale lo demuestra siempre y
dondequiera sin importar las circunstancias adversas. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes
como "el que es buen gallo en cualquier gallinero canta". Tiene rima consonante que une sus dos
partes. Variantes: "el que es perico, dondequiera es verde; el tarugo, dondequiera pierde" (f. 106); "el que es
perico, dondequiera es verde" (f. 12, 90, 113, 122, 132 y 133); "el que es perico, dondequiera es verde, y el
que es pendejo, dondequiera pierde" (f. 35, 66 y 116).
perico
muerto el perico, ¿para qué quiero la jaula? (f. 66, 90, 116 y 132).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia: acabada la causa se acaba el efecto.
Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "muerto el perro se acabó la rabia"; "muerta
Jacinta, que se mueran los guajolotes"; "muerta Jacinta, se acabaron los dolientes"; "muerto el ahijado, se
acabó el compadrazgo".
perra
de que la perra es brava, hasta a los de la casa muerde (f. 131).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia: cuando alguien es violento no reconoce
parentescos. Su forma es la de una sentencia circunstanciada por la expresión "de que", muy propia de la
paremiología mexicana en que "de que" equivale a un "cuando", y cuya consecuencia es expresada en el
segundo hemistiquio de manera apodíctica: tendrá lugar irremediablemente. Por lo general, dicha
consecuencia expresa un absurdo en relación con la experiencia cotidiana, como en nuestro refrán o en los
demás refranes "de que" como "de que es malo el escribiente culpa a la pluma fuente"; "de que hay hambre,
hasta el sancho muere"; "de que la burra es pedorra, aunque la carguen de santos"; "de que la desgracia
llega, se trae a sus cuatitas"; "de que la mula se amacha, no hay espuelas que la muevan". En el presente
refrán, el "hasta" con que inicia el segundo miembro indica que se trata de un colmo. Variante: "cuando el
perro es bravo, hasta a los de casa muerde" (f. 12).
perrito
perrito que encuentra caca, o se la huele o se la come (f. 5).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Tiene el mismo sentido paremiológico que
el refrán "gallina que come huevo, aunque le quemen el pico", quien tiene costumbres inveteradas las
seguirá irremediablemente. Variantes: "el perro que come caca, si no la come, la huele" (f. 90 y 116); "el
perro que come cuitla, si no la come, la huele" (f. 116); "el perro que come huevo, si no lo come, lo huele"
(f. 64).
perro
cada perro tiene su tramojo (f. 90 y 122).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: que cada uno tiene sus propios
obstáculos. Se usa para sancionar situaciones en que alguien se queja o descubre que no puede hacer lo
que querría. Las variantes del refrán ilustran no sólo sobre su sentido paremiológico sino sobre las
diferentes formas en que circula. Variantes: "para cada perro cría Dios un palo" (f. 66, 90 y 132); "para cada
perro ha creado Dios un palo" (f. 88); "para cada perro hay su garrote" (f. 37); "para cada perro hay su
tramojo" (f. 12, 64, 90, 113, 116 y 122); "para cada perro hay un tramojo" (f. 48 y 49).
perro
cuando a uno le va mal, hasta los perros lo mean (f. 122).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: que cuando alguien está de
malas le suceden hasta las cosas más absurdas. Variantes: "cuando a uno le va mal, hasta los perros le
mean" (f. 90).
perro
cuando los perros ladran mucho, siempre se ausenta el venado (f. 41).
Refrán popular de origen ranchero que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber: cuando para
todo se hace mucho ruido se ahuyentan las oportunidades.
perro
cuando mucho lambe el perro, acaba por sacar sangre (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que en forma declarativa significa lo que enuncia. A saber, los muchos
cariños a la postre perjudican. Variantes: "cuando mucho lame el perro, acaba por sacar sangre" (f. 116);
"mucho lamber saca sangre" (f. 66 y 90).
perro
el perro le manda al gato, y el gato a su cola (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma irónica significa lo que enuncia. A saber: siempre se quisiera tener a alguien a
quien mandar aunque sea algo irrisorio. Se usa para sancionar las pretensiones de mando de los
insignificantes.
perro
infeliz es el perro que de la cola se deja agarrar (f. 66 y 90).
Refrán popular de origen ranchero que en forma exclamativa significa lo que enuncia. A saber, que son
infelices los individuos que permiten que los vejen.
perro
más vale querer a un perro, y no a una ingrata mujer (f. 90 y 116).
Refrán popular de la serie "más vale" que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Suena como
lamento del enamorado que ha sido despreciado. No es infrecuente, en el Refranero mexicano, la
asociación de la mujer con el perro. Por ejemplo: "a cualquier hora, el perro mea y la mujer llora" o "en
cojera de perro y en lágrimas de mujer no hay que creer"; "de puerta abierta, perro guzgo y mujer
descuidada, líbrenos Dios". En este caso, se trata de preferencias a favor del perro y en contra de una mujer
ingrata.
perro
más vale ser perro de rico que santo de pobre (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: el dinero todo lo dignifica. Además del
sentido común, hay otros refranes que explican el sentido de este refrán: "perro de rico, rico perro; perro de
pobre, pobre perro"; "perro adinerado, se le llama don Perro". Según el Refranero mexicano, el dinero lo
redime todo y la falta de dinero lo envilece todo según aquello de: "cuando yo tenía dinero, / me llamaba don
Tomás; / ahora que no tengo nada, / me llamo Tomás nomás".
perro
perro guzgo y hombre flojo, son dos perros y dos flojos (f. 90).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: ambos comen sin
provecho ni beneficio. Variante: "perro guzgo y hombre flojo, son dos perros y dos flojos" (f. 116).
perro
perro menos, gorda más (f. 106).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Tiene el mismo
sentido paremiológico que el refrán "entre menos burros más olotes". Se usa para comentar la ausencia de
un invitado a comer que no llegó o quien pide que se le excuse por no asistir. Variante: "perro menos, torta
más" (f. 66, 90, 116, 122 y 132).
perseguir
cuando te persigan, brinca (f. 116).
Refrán popular que aconseja lo que enuncia: huir de los problemas. De hecho, es un dicho de tahúres que
aconseja dejar la casa de juego cuando la policía anda tras ellos.
persona
persona muy lunareja, o muy sabia o muy pendeja (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa el prejuicio de que una persona llena de lunares es lo que
de ella se dice. Hay rima consonante entre las dos partes del refrán.
pésame
pésames y días, hasta los nueve días (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa la forma cortés y correcta ya de dar el pésame, ya de
felicitar por onomásticos o cumpleaños: es correcto hacerlo dentro de los nueve días. Rubio comenta al
respecto: "me parece que es una invención para disculpar olvidos". Hay rima consonante entre las dos
partes del refrán. Variante: "pésame y días, dentro de los nueve días son buenos" (f. 116).
pescado
cerca del pescado podrido, olerás mal; cerca de una rosa, el aroma será fragante (f. 110).
Frase sapiencial del campo de las frases célebres que metafóricamente se refiere al bueno y malo
comportamientos. Tiene todas las trazas y usos de una máxima didáctica. Tiene pocas funciones y rasgos
discursivos de los refranes.
pescador
pescador, a pescar (f. 45).
Refrán popular que en forma conminativa significa lo que expresa: que cada quien debe dedicarse a sus
cosas. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "zapatero, a tus zapatos".
pesebre
es bueno comer, pero no patear el pesebre (f. 90 y 116).
Refrán popular de la serie "es bueno". Como ya se ha dicho, estos refranes se atienen al "es bueno X; pero
no Y", bajo el tópico "es bueno el uso, pero no el abuso". La estructura de estos refranes es a dos columnas:
la primera de ellas es la columna de lo que "es bueno"; la segunda, en cambio, señala el abuso. Los
refranes de esta clase, por tanto, tienen el mismo sentido paremiológico.
pesebre
estando lleno el pesebre, no hay que brincar las trancas (f. 49).
Refrán popular de origen ranchero que en forma conminativa significa lo que expresa: que no hay que
realizar acciones extraordinarias sin necesidad. La forma "no hay que" del segundo miembro tiene el sentido
de un consejo perentorio.
pesebre
para el pesebre no hay burro flojo (f. 90 , 106 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que expresa: "cuando va a la casa
no hay burro flojo". Se usa en situaciones en que se regresa a casa para comentar lo fácil que ello
resulta. Variante: "para el pesebre no hay cuaco flojo" (f. 105).
peso
a todos nos gustan los pesos a cuatro reales (f. 116).
Refrán popular de origen ranchero que en forma declarativa significa lo que expresa: que a todos nos gusta
obtener los mayores beneficios con el menor esfuerzo.
peso
ni cambies peso ni partas queso, ni tengas cajero gachupín (f. 5).
Refrán popular que refleja aún las pugnas interétnicas del siglo XIX. En forma de consejo significa lo que
enuncia: no hay que hacer ninguna de las cosas enunciadas. Tiene rima consonante entre las dos mitades
de la primera parte.
peso
peso en mano, chivo fuera (f. 7, 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que en forma exclamativa expresa la condición de una transacción:
"dando y dando" según aquel refrán que tiene el mismo sentido paremiológico: "chivo brincado, chivo
pagado".
peso
por el peso se conoce la calidad de la panocha (f. 49).
Refrán popular, de probable origen ranchero en el ámbito de la vieja panadería, que en forma sentenciosa
exclamativa expresa lo que enuncia.
peso
un peso salva a diez (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa que un esfuerzo pequeño puede arrojar grandes
resultados. Tiene el rasgo de la concisión característico del estilo paremiológico.
peso
un peso vale más que cien consejos (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa que un peso en la mano vale más que mil razones. Es un
refrán típico del realismo que caracteriza al Refranero mexicano: lo que se tiene en la mano y se puede
palpar es mejor que cualquier paraíso construido sólo con palabras. Varios refranes asientan lo que vale
disponer de un peso: "no hay mejor amigo que un peso en el bolsillo"; "no hay más amigo ni mejor amistad,
que un peso en la bolsa en cualquier necesidad"; "el mejor pariente, un peso", "no hay más pariente ni más
hermano que un peso en la mano". Finalmente, "no hay más amigo que Dios, ni más pariente que un peso".
peso
unos con sus pesos duros, y otros con su feriecita (f. 90 y 116).
Frase gnómica popular que, en forma sentenciosa, significa que unos con su riqueza y otros con sus
centavos, pero que todos van abriéndose paso en la vida según sus posibilidades. Se usa para documentar
situaciones de comparación entre el vivir de un rico con su riqueza y el de un pobre con su pobre cambio.
petate
el que ha nacido en petate, siempre anda apestando a tule (f. 49, 64, 90, 119 y 122).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa que el nacimiento determina la manera de ser y las
posibilidades de todo mundo. Es un refrán predestinacionista que supone que la suerte del nacimiento es
una mancha que con nada se puede quitar. Rubio cita un refrán español recogido por Sbarbi que dice: "el
que nace en cuadras, siempre huele". Variantes: "el que ha de morir en petate, siempre anda apestando a
tule" (f. 109); "el que ha nacido en petate, siempre anda eructando a tule" (f. 21, 66, 90, 116 y132); "el que
ha nacido en petate, siempre eructa a tule" (f. 133).
petate
más vale petate honrado que colchón recriminado (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa, bajo la comparación de un petate con un colchón, es
preferible pobreza honrada a riqueza sospechosa. El colchón y el petate hacen que las recriminaciones se
orienten en dirección de las costumbres sexuales. Es de los refranes "más vale". Se usa para documentar
situaciones en que se compara un rico pero sospechoso con un vivir pobre pero honrado.
picar
al que le pican, se bulle (f. 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: no hay que provocar a nadie aunque se le
vea inofensivo.
pícaro
más vale ser un pícaro bien vestido, que un hombre de bien trapiento (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa, bajo la comparación de un pícaro bien vestido con un
hombre de bien harapiento, que es mejor andar bien vestido porque "como te ven te tratan". Otros refranes
insisten en el buen vestir. Por ejemplo: "viste bien en la ciudad; en tu pueblo, como quieras", pues según el
vestido es el trato excepto en su propio pueblo: "en tu pueblo, por tu nombre; en la ciudad, por tu ropa". Es
de los refranes "más vale".
pícaro
más vale tratar con pícaros que con pendejos (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa, bajo la comparación entre pícaros y pendejos, aconseja como
preferible el trato con los primeros. Es de los refranes "más vale"; y también es de los refranes que hablan
sobre la conducta que se ha de tener con los pendejos.
pico
en teniendo cuatro picos, cualquier trapo es pañolón (f. 90 y 122).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Tiene el mismo sentido paremiológico
que el refrán "cualquier hilacha es jorongo, abriéndole bocamanga". Variante: "en teniendo cuatro picos,
cualquier chilango es mantón" (f. 90 y 122).
pico
no sólo el que corre pierde, también el que clava el pico (f. 90, 116 y 126).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia refiriéndolo a los
gallos. Se refiere a las formas en las peleas de gallos en que se determina al perdedor. Se usa para
sancionar situaciones en que de alguien se puede decir que "clavó el pico" en el sentido de que ya está
vencido.
picón
el que picones da, picado está (f. 66, 90, 132 y 133).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se aplica a la persona enamorada que
para despertar celos en su pareja se deja ver con otra.
pie
al que le barren los pies, suele casarse con viuda (f. 35, 90 y 116).
Dicho popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Es una superstición que, aunque muy
tradicional en la paremiología hispánica, carece de sustento.
pie
es mejor a pie que en ancas (f. 12).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia.
pie
hay que estirar los pies hasta donde abarque la cobija (f. 90 y 132).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se usa para aconsejar que lo que se
tiene debe ser estirado hasta donde alcance. Variante: "hay que estirar los pies hasta donde tape la cobija"
(f. 66 y 90).
pie
no es igual a pie que en ancas (f. 12).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: es mejor ir en cabalgadura, aunque sea
en ancas, que tener que ir a pie.
pie
quien va a pie y tiene burro, más bruto es que su burro (f. 66).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: el burro es para cabalgar en él no para
que sea simple compañero de viaje y mucho menos para llevarlo a cuestas como dice una conocida historia.
piedra
con una piedra se matan muchos pájaros (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. En sentido paremiológico matar varios
pájaros de un tiro es hacer algo que sirve para remediar varias cosas a la vez.
piedra
hasta de una piedra necesita uno para darse un hocicazo (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma exclamativo-declarativa significa lo que enuncia. Se usa para sentenciar que
todo mundo tiene siempre necesidad de los demás y que, por tanto, no se debe menospreciar a nadie. Por
tanto, es mejor hacerse amigos que enemigos.
piedra
las piedras rodando se encuentran (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa y declarativa significa lo que enuncia. Tiene el mismo sentido
paremiológico que el refrán "arrieros somos, en el camino andamos y a cada paso que damos nos
encontramos". Por tanto, hay que tratar bien a todos porque la vida ofrece siempre la posibilidad de
desquitarse. Variante: "las piedras se encuentran rodando" (f. 12).
piensuco
el piensuco hace caballuco, el piensón hace caballón (f. 105).
Refrán popular que en forma sentenciosa y declarativa significa lo que enuncia. A saber: una buena comida
hace una buena figura.
pila
en la mejor pila falta el agua (f. 98).
Refrán popular que en forma sentenciosa y declarativa significa lo que enuncia. A saber: que en
dondequiera y en el momento menos inesperado surge la necesidad, hasta en las mejores
casas.Variante: "en la mejor pila llega a faltar el agua" (f. 90 y 116).
pillador
para un pillador, un picador (f. 116).
Dicho de maleantes que significa que para un tahúr, un ladrón. Tiene la forma de los refranes receta de la
forma "para un X, un Y", de los cuales ya hemos hablado.
piloto
del piloto, por donde te lleve (f. 116).
Dicho de maleantes que aconseja seguir al guía de los ladrones por donde vaya.
pinacate
no hay pinacate que suba media pared (f. 35, 64, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: el individuo haragán, vago, vicioso y lleno
de defectos no subirá muy arriba en la escala social. Se usa para profetizar el futuro de esa clase de
individuos.
pinole
no se puede chiflar y comer pinole (f. 21, 51, 66, 80, 90, 110, 119, 122, 131 y 132).
Refrán popular, de la serie "no se puede", que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Estos refranes,
como se ha dicho, están construidos en forma de una sentencia que asienta la exclusión de una de las dos
cosas mencionadas en sendas partes del refrán que, de por sí, se excluyen: repicar y andar en la procesión,
mamar y comer zacate o, como en este caso, chiflar y comer pinole. Variantes: "no se puede chiflar y tragar
pinole" (f. 119); "no se puede hablar y tragar pinole" (f. 131); "no se puede silbar y comer pinole"
(f. 90 y 119); "no se puede silbar y tragar pinole" (f. 119 y 122); "no se puede soplar y comer pinole"
(f. 89 y 116).
pinto
el pinto es color (f. 5).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, indica que quien tiene arrojo y bravura tal es
un valiente.
pinto
el que no es pinto, no es galán (f. 5).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, significa que quien no tiene arrojo y bravura
no sirve para galán.
pinto
tan malo es el pinto como el colorado (f. 90 y 122).
Expresión gnómica del mundo de las peleas de gallos que en forma exclamativa significa lo que
enuncia.Variante: "tan penco es el pinto como el colorado" (f. 126); "tan pendejo el pinto como el colorado"
(f. 133).
pinto
uno al pinto, mil al retinto (f. 35, 48, 49, 50, 90, 105 y 116).
Expresión gnómica del mundo de las carreras de caballos que en forma exclamativa significa lo que
enuncia. El enunciador le va al retinto.
piojo
no hay que dar el piojo, aunque nos esté picando (f. 90 y 116).
Refrán popular de la serie "no hay que" que en forma exclamativa aconseja no "enseñar el cobre" bajo
ninguna situación.
piojo
piojos que en España mueren, en México resucitan (f. 66, 90 y 116).
Refrán popular originado en las pugnas interétnicas novohispanas que en forma satírica se burla de los
españoles que, de ser muertos de hambre en España, al llegar a México se convierten en personajes
importantes que viven ostentando algún título de nobleza hechizo.
piquete
vale más piquete de alacrán que piquete de médico (f. 5).
Refrán popular del tipo "más vale" que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. En uso en el siglo XIX;
denota un estado muy poco adelantado de la medicina.
pisar
no todo el que pisa chueco, cojea (f. 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia.
pistola
las pistolas se manejan con los dedos y se disparan con los huevos (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Aunque el refrán alude al hecho de que
se necesita valor para disparar una pistola sobre un ser humano, la experiencia dice que son más bien los
cobardes los que las disparan.
pitar
el que pita, grita (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo mismo que la frase gnómica "el que paga, manda".
Tiene rima consonante entre sus dos partes.
pitito
pititos de Nochebuena, sólo cuando traen agua pitan (f. 35).
Dicho popular de tipo exclamativo que funciona como una interjección para negar rotundamente algo. Como
las frases gnómicas de tipo acústico, lo que la enlaza con el contexto discursivo en el que funciona es la
palabra "pititos".
pizca
más mejor es mala pizca que buena cosecha en pie (f. 64, 90, 116 y 119).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: es mejor algo malo
que ya se tiene en mano que lo que sólo es una promesa futura, aunque sea muy buena. Forma parte del
realismo ya mencionado del refranero: es mejor lo que ya se tiene que lo que sólo es algo que se puede
tener. Se atiene, pues, al tópico: "es mejor lo real que lo posible". Variante: "mejor es mala pixca que buena
milpa" (f. 49).
plal
nunca soples al plal (f. 116).
Dicho de personajes del bajo mundo que significa "nunca descubras (soples) al compañero de profesión"
(plal).
plátano
el plátano es plátano mientras no se lo coman (f. 41).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia.
platicar
platicar con el que sepa, y jugar con el que tenga (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa aconseja lo que enuncia.
plato
plato de segunda mesa, ni en la otra vida, menos en ésta (f. 90, 110 y 116).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia. Se usa, en general, para expresar una
rotunda negativa a casarse con una mujer que ha sido de otro y viceversa, en boca de la
mujer. Variante:"platos de segunda mesa, sólo hechos de tapaderas" (f. 90 y 116).
pleito
aunque veas pleito ganado, vete con cuidado (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma de consejo recomienda lo que enuncia: en cualquier pleito, aunque ya se le
considere ganado, hay que irse con cuidado. Se atiene al tópico muy frecuente en el Refranero mexicanode
que el pleito, del tipo que sea, debe ser la última opción. Aparece en refranes como: "más vale un mal
arreglo que un buen pleito" o "a enemigo que huye, puente de plata".
pleito
pleitos con todos, menos con la cocinera (f. 90 y 116).
Refrán popular, muy práctico, que en forma de consejo recomienda lo que enuncia: si se recomienda evitar
a toda costa los pleitos, con quien se encarga de la comida de ninguna manera hay que pelearse, por obvias
razones. Variantes: "con todos pleito, menos con la cocinera" (f. 37); "pleito con todos, menos con la
cocinera" (f. 66, 122 y 132).
pluma
la poca pluma hace corriente al gallo (f. 131).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se aplica a los individuos de poca pluma.
poblano
poblano: chicharronero, cortabolsas y embustero (f. 5, 90 y 116).
Dicho popular que, como otros dichos del género, se refiere de manera insultante al poblano.
Probablemente forma parte de la lucha folclórica entre las diferentes regiones del país. Tiene forma
exclamativa. Significa lo que enuncia. En el refranero han quedado huellas, como ya hemos señalado, de
pugnas entre grupos étnicos, habitantes de distintas poblaciones con el afán de afirmar su identidad, que
tuvieron lugar desde el siglo XVI y en las que el siglo XVII fue muy rico. El refranero, en efecto, recoge las
pullas e insultos de pleitos que aún persisten. Tiene rima consonante entre sus dos partes.
pobre
cuando al pobre le va mal, hasta los perros lo mean (f. 122).
Refrán popular que en forma de sentencia significa lo que enuncia. Este dicho, según cuenta Darío Rubio,
se encuentra al final de una quintilla, tomada de la contestación de El jarocho veracruzano en una famosa
polémica hace mucho tiempo habida entre escritores mexicanos y españoles: "hombres, por antonomasia, /
para que ustedes lo vean, / bien dice doña Pancracia: / Cuando uno está de desgracia / hasta los perros lo
mean. Otro refrán dice, en cambio: "cuando la de malas llega, la de buenas no dilata". Forma parte del
refranero de la pobreza.
pobre
cuando al pobre le va mal, ni presa le halla al tamal (f. 24, 90 y 122).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: cuando alguien está en desgracia y de
malas todo le sale mal. Tiene rima consonante entre sus dos partes. Forma parte del refranero de la
pobreza.
pobre
cuando el pobre come gallina, seña es de que no hay lanita (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: cuando el pobre, para poder comer, tiene
que echar mano hasta de sus gallinas, que dentro de su economía complementaria le funcionan como
dinero en efectivo, es indicio de que las cosas andan indudablemente mal en lo económico. Tiene rima
asonante entre sus dos partes. Forma parte del refranero de la pobreza.
pobre
cuando el pobre tiene para carne, es vigilia (f. 12, 89 y 90).
Refrán popular que, en forma irónica, significa lo que enuncia: cuando el pobre tiene algún motivo para
festejar, no le faltan penas que se lo amarguen. También circula en otras formas, además de la mencionada
como variante, de las cuales cito: "cuando hay para carne es viernes"; "cuando el indio tiene para carne, es
vigilia". Es parte también del refranero de la pobreza. Variantes: "cuando el pobre tiene medio para carne, es
vigilia" (f. 116 y 122); "cuando el pobre tiene para carne, resulta que es vigilia" (f. 10 y70); "cuando hay
medio pa' carne, es vigilia" (f. 110 y 132); "cuando hay medio para carne, nos salen con que es vigilia"
(f. 66); "de que hay medio para carne, es vigilia" (f. 116).
pobre
cuando un pobre se halla un medio, es de cobre o no tiene cruz (f. 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Forma parte del refranero de la pobreza;
tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán anterior: cuando el pobre tiene fiesta siempre hay algo
que se la echa a perder. Variante: "cuando un pobre se halla medio, es de cobre o no tiene cruz" (f. 116).
pobre
el pobre se estira hasta donde la cobija le alcanza (f. 90 y 122).
Refrán popular, parte del refranero de la pobreza, que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: el
pobre echa mano de todo lo que tiene para poder sobrevivir, hasta donde ello le alcanza.
pobre
el que nació para pobre, aunque sea un Salomón (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular, de la serie "el que" y parte del refranero de la pobreza, que en forma exclamativa significa
que cuando se es pobre no importa ninguna de las demás virtudes o cualidades: aunque tenga la sabiduría
de Salomón siempre tendrá el estigma de la pobreza. Se atiene al tópico de que la pobreza es una mancha
que sólo el dinero quita.
pobre
lo que en el pobre es borrachera, en el rico es alegría (f. 89).
Refrán popular que forma parte del refranero de la pobreza y se atiene al referido tópico de que la pobreza
es una mancha que sólo el dinero quita. Se usa para criticar la manera tan desigual como la sociedad trata
al rico y al pobre en una misma acción: la borrachera; si es de rico se dice que anda alegre, si es de pobre
se le llama borracho. Variantes: "en el pobre es borrachera, en el rico es alegría" (f. 12 y 132); "en el pobre
es borrachera, y en el rico es alegría" (f. 24, 35, 90 y 116).
pobre
los pobres, ni bulto hacen (f. 90 y 116).
Refrán popular, monumento al laconismo paremiológico sobre la pobreza, que en forma declarativa significa,
ni más ni menos, lo que dice.
pobre
nada es fácil cuando se nace pobre (f. 12).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que dice: el que nace pobre está condenado a una vida
difícil.
pobre
no hay pobre de malas intenciones (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que dice: el pobre sueña un mundo de bienes, no de
males.
pobre
pobre del pobre que al cielo no va: lo friegan aquí y lo friegan allá (f. 90).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que dice. Tiene rima consonante entre sus hemistiquios.
Según la escatología judeocristiana, los males que se padecen en esta vida se convierten, bien llevados, en
méritos para gozar de una vida de felicidad en el más allá. Variantes: "pobre del pobre que al cielo no va: lo
friegan aquí, lo friegan allá" (f. 66); "pobre del pobre que al cielo no va: lo muelen aquí y lo muelen allá"
(f. 37).
pobre
pobre y tecolotero, no te irás con dinero (f. 90 y 116).
Dicho popular que en forma interpelativa se aplica al jugador pobre de baraja que, en palabras de Rubio,
"tiene poco para apostar y que lo hace al 'tecolote', uno de los lances más difíciles de acertar en el juego de
albures".
pobre
quien pobre anocheció y rico amaneció, ¿de dónde lo cogió? (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que dice: ¿de dónde se hace rico alguien de la noche a
la mañana? Tiene el mismo sentido paremiológico y la misma estructura enunciativa que el refrán: "sacristán
que vende cera y no tiene cerería, ¿de dónde la sacaría?". La interpretación sobreentendida en ambos
casos es dada por otros refranes: "sacristán que vende cera, y no tiene colmenar, o la saca del oído, o la
roba del altar"; "sacristán que ceras vende, que son robadas bien se entiende". Tiene rima consonante entre
sus dos partes.
pócar
si quieres al pócar ganar, no te canses de pasar (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que dice. Tiene rima consonante entre sus dos partes.
pocillo
quien ha bebido en pocillo, no vuelve a beber en taza (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que dice. A saber: "quien se acostumbra a lo bueno
desprecia lo regular", como dice otro refrán. Tal es, según nuestro refrán, la jerarquización entre "pocillo" y
"taza". Agustín Yánez, en Las tierras flacas, recoge esta otra forma: "quien ha bebido en pocillo no vuelve a
beber en jarro", en donde la jerarquización está a favor del "pocillo" contra el "jarro", lo cual parece más
lógico.
poco
lo poco asusta y lo mucho amansa (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que dice: que los problemas cuando son pocos
molestan y si son muchos atarantan. Se basa en una contraposición entre "lo poco" y "lo mucho".
poder
para poder chinar, ondear (f. 90).
Dicho de ladrones que significa, según Rubio, que para poder robar hay que tantear primero a la víctima y
sus circunstancias.
poder
si no puedes vivir con lo que ganas, haz por poder ganar para que vivas (f. 116).
Ingeniosa frase moralizante que en forma quiástica dice lo que enuncia. No tiene los rasgos de los refranes.
Tiene forma de consejo.
poder
vale más llorarse sola, que no en ajeno poder (f. 90 y 116).
Dicho popular que en forma de soliloquio significa lo que dice. El cuadro que le subyace y el sujeto de la
enunciación es una solterona. La función es la de un desahogo.
polilla
nada le hace la polilla al gorgojo (f. 37).
Refrán popular de la región de Durango que en forma declarativa significa lo que dice. Tiene el mismo
sentido paremiológico que refranes como: "dos agujas no se pueden punzar" y "dos aleznas no se pican". O
como frases paremiológicas del tipo de "darse piedra con cocoyol".
político
político que se quema, quemado se queda (f. 66 y 90).
Dicho popular del mundo de la política que, poco a poco, va ingresando al acervo del habla popular y a ese
título se va convirtiendo en refrán. Significa lo que enuncia. Tiene forma sentenciosa y rima asonante entre
sus hemistiquios.
pollo
cuando más pobre, eructa a pollo (f. 132).
Refrán popular que en forma expresiva significa que entre más pobre más se anda ostentando lo que no se
es. En el Refranero mexicano existe una tipología clasista de las comidas. En las categorías más bajas
están los tacos y los frijoles. Por tanto, se reclama a quienes no tienen para comer sino este tipo de
alimentos y, sin embargo, se las dan de potentados. Nuestro refrán tiene, pues, el mismo sentido
paremiológico que refranes que suenan a reproche a quienes "comen frijoles y eructan pollo" o bien "comen
frijoles y eructan jamón", por lo que claramente aconseja: "si comes frijoles no eructes jamón". Ello equivale
a la expresión paremiológica: "tener sueños de monarca en lecho de pordiosero".
pollo
los pollos crecen en el campo, pero en la ciudad se los comen (f. 110).
Frase gnómica que significa lo que enuncia. Tiene poco valor paremiológico.
pólvora
ni la pólvora arde en manos de pendejos (f. 66).
Refrán popular perteneciente a la paremiología de la pendejez que significa que el pendejo no puede hacer
nada bien, ni las cosas que funcionan por sí mismas: como el arder de la pólvora. Los refranes de esta serie,
como se ha dicho, argumentan a partir de acciones estúpidas que se llevan a cabo al intentar realizar algo
que todo mundo hace sin problemas. El colmo del pendejo, pues, es que le pasen ese tipo de cosas
mientras intenta realizar cosas inocentes. Por eso: "con pendejos ni a bañarse, porque hasta el jabón se
pierde"; "con pendejos ni a misa, porque se hincan en gargajos".
poquito
cada uno sabe un poquito, y entre todos un muchito (f. 66 y 90).
Frase gnómica ingeniosa que significa lo que enuncia. Tiene escaso valor paremiológico porque está poco
arraigada en el habla popular como cabeza de entimema. Hay rima consonante entre sus partes.
portada
para portada de golpe, bestia de mucho brío (f. 41).
Refrán popular de origen arriero que significa lo que enuncia. Pertenece a la serie de los refranes receta que
se atienen a la estructura "a o para X, Y". Tiene como tópico el supuesto de que para cada mal o problema
siempre hay un antídoto o remedio.
potrero
es bueno entrar al potrero, pero no arrancar el pasto (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que significa lo que enuncia. Pertenece a la serie de los refranes "es
bueno X, pero no Y", en que cada X es una cosa declarada buena por el enunciador. El segundo miembro,
Y, indica un abuso de X. Como se ha señalado, el tópico que subyace a estos refranes es expresado en
términos de que "es bueno el uso, pero no el abuso". Todos los refranes de esta clase, por tanto, tienen el
mismo sentido paremiológico. Variante: "es bueno entrar al potrero, pero no quemar el pasto" (f. 49).
potrillo
nunca se ha visto al potrillo apartarse de la yegua (f. 41).
Refrán popular, de origen ranchero, que significa lo que enuncia. Se usa paremiológicamente para
sentenciar que el hijo sigue a la madre. Tiene una forma declarativa.
potro
el potro que relincha, es porque le aprieta la cincha (f. 90).
Refrán popular, de origen ranchero, que significa lo que enuncia. Se usa paremiológicamente para sancionar
el hecho de que cuando alguien se lamenta es porque algo le pasa. Tiene una forma declarativo-
sentenciosa y rima consonante entre sus dos hemistiquios.
potro
hay potros que saltan las trancas, aunque se les claven las púas (f. 41).
Refrán popular, de origen ranchero, que significa lo que enuncia: hay quienes por la libertad pueden soportar
lo que sea. Se usa paremiológicamente para sancionar mejores condiciones de vida y luchas por la libertad.
Tiene una forma sentenciosa.
potro
no hay que tratar potro en barriga de yegua (f. 12 y 106).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma de consejo, significa lo que enuncia: no hay que negociar
cosas sólo posibles o sólo futuras. Para el Refranero mexicano, y más para la mentalidad ranchera, más
vale lo que ya se tiene en mano, aunque sea pequeño o defectuoso, que lo que sólo es una promesa futura,
aunque sea mejor. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "más mejor es mala pizca que buena
cosecha en pie". Forma parte del referido realismo sustentado por el refranero. Se atiene, pues, al tópico:
"es mejor lo real que lo posible". Variante: "no compres potro en barriga de yegua" (f. 12).
pozole
a todos nos gusta el pozole con trompita (f. 90 y 116).
Dicho popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: a todos nos gusta obtener los mayores
beneficios con los menores esfuerzos. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "a todos nos
gustan los pesos a cuatro reales". Tiene una forma exclamativa.
preguntar
pregunta lo que no sepas, que el preguntar no te ofende (f. 116).
Rubio lo comenta así: "una inocentada que no necesita explicación".
premio
los premios no son al principio, son al final (f. 12).
Frase que en forma declarativa significa lo que enuncia. Se entiende sola.
prestar
ni prestes lo que te sirve, ni admitas lo que te estorbe (f. 90 y 116).
Frase popular que, en forma de consejo, significa lo que enuncia. Tiene poco valor paremiológico.
pretendiente
si eso hace de pretendiente, ¿qué no hará de arrepentido? (f. 90 y 116).
Frase popular que, en forma exclamativa, significa lo que enuncia. Se usa para sancionar las relaciones
entre novios. Tiene poco valor paremiológico.
pretexto
con pretexto de primo, a mi prima me arrimo (f. 90).
Frase pícara que, en forma expresiva, significa lo que enuncia. Variante: "con pretexto de primo, a mi primita
me arrimo" (f. 66).
pretexto
pretextos quiere la muerte, para llevarse al enfermo (f. 89, 90 y 116).
Refrán popular que, en forma exclamativa, significa lo que enuncia. Se inserta en el discurso en el cual
funciona mediante la exclamación "¡pretextos!" que, de hecho, es el sentido que el refrán tiene y en el que
se usa argumentativamente. Es, pues, un refrán que funciona como los otros refranes acústicos: el resto de
la frase tiene poco valor paremiológico y sirve sólo de ornato.
profeta
nadie lleva un profeta en ancas (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa que nadie puede predecir el futuro.
provocativo
no hay provocativo que salga con bien (f. 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa que la provocación es mala y a los provocadores les va
mal. Es de la serie de refranes que utiliza la forma "no hay" como mecanismo de universalización.
prudente
el prudente es muy decente, y el que no es dejado es muy malcriado (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que ironiza sobre las relaciones de subordinación: quien acepta todo sin protestar es
declarada persona ejemplar; quien, en cambio, replica a las observaciones que se le hacen es declarada
persona no grata y se le achacan todos los defectos.
pucuy
el pucuy se encuentra andando caminos largos (f. 41).
Refrán popular tabasqueño que, en forma declarativa, significa lo que enuncia: para obtener lo que vale la
pena hay que andar mucho, como el pucuy, ese pájaro que se aparece en los caminos al caminante.
pueblo
en tu pueblo, por tu nombre, en la ciudad, por tu ropa (f. 116).
Refrán posiblemente de origen urbano sobre la indumentaria que significa lo que aconseja. El refranero, en
general, aconseja vestir bien, según el refrán ya comentado "más vale ser un pícaro bien vestido, que un
hombre de bien trapiento". La razón la da otro refrán: "como te ven te tratan". El presente refrán insiste que
en los lugares pequeños en donde se es conocido no importa la indumentaria: en la ciudad sí.
puerco
de los puercos, el que colee; de los caballos, el que puntee (f. 49).
Refrán ranchero que aconseja cómo escoger puercos y caballos. Significa lo que enuncia.
puerco
el puerco más trompudo se lleva siempre la mejor mazorca (f. 49).
Refrán ranchero que en forma exclamativa significa que la persona menos dotada es la que alcanza la mejor
posición. Variantes: "el puerco más flaco es el que se lleva la mejor mazorca" (f. 35, 90 y 116); "el puerco
más trompudo se lleva la mejor mazorca" (f. 122); "el puerco más flaco es el que rompe el chiquero" (f. 49).
puerco
es bueno ser puerco, pero no tan trompudo (f. 48).
Refrán popular de la variante "es bueno", que se sustenta en el tópico consejo del "no hay que abusar de lo
bueno". Como se ha dicho, se atiene al "es bueno X; pero no Y". De hecho, un refrán del grupo interpreta el
tópico en estos términos: "no hay que usar de lo bueno con exceso". Variantes: "es bueno ser puercos, pero
no tan trompudos" (f. 90); "hay que ser puercos, pero no tan trompudos" (f. 90).
puerco
más vale que digan "ahí va el puerco", que "ahí va el cuerpo" (f. 89).
Refrán popular de la variedad "más vale", que se sustenta en el tópico "todo, menos la muerte". Tiene el
mismo sentido paremiológico que el refrán "más vale que digan aquí corrió que aquí quedó": ambos se
basan en dichos que expresan el sentir de la gente. Su sentido se entiende solo.
puerco
para puerco viejo, calabaza tierna (f. 116).
Refrán popular de la serie "para X, Y", que tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "a gato
viejo, ratón tierno" o "a acocote nuevo, tlachiquero viejo". Tiene la forma de una receta.
puerco
qué va a saber el puerco de silla (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que en forma exclamativa significa lo que enuncia. Se usa como sátira
contra quien sin saber ni entender nada expresa pretensiones injustificadas. Tiene el mismo sentido
paremiológico que el refrán "qué sabe el burro de freno ni el caballo de aparejo".
puerco
tratándose de puercos, todo es dinero; tratándose de dinero, todos son puercos (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa una convicción sobre el negocio de los
porcicultores.Variante: "en el puerco todo es dinero, pero tratándose de dinero, todo es puerco" (f. 12).
puerquito
donde se encuentra el puerquito, se le suelta el mecatito (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que cada quien puede recoger lo que se le ha perdido cuando lo encuentra, sin
más trámites.
puerta
de puerta abierta, perro guzgo y mujer descuidada, líbrenos Dios (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que dice. Tiene la forma de una plegaria de la letanía.
puerta
no le baraje tan alto, porque se le ve la puerta (f. 48 y 90).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que dice: no hay que exponerse a que se le vean sus
propias miserias.
pujanza
la pujanza del dinero, hace al indio barrigón (f. 66 y 90).
Refrán popular sobre indios que en forma sentenciosa significa lo que dice: el dinero corrompe y degrada.
pulga
para pulgas, frailes y miseria, Morelia (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular perteneciente al folclor localista que, en forma de pugnas interurbanas, intenta afianzar su
propia identidad con caracterizaciones ofensivas de los habitantes de las ciudades o lugares
contrarios.Variantes: "pulgas, coquetas y miseria, Morelia" (f. 35 y 90); "pulgas, putas y miseria, Morelia"
(f. 116).
pulque
el que no conoce lo que es pulque, con el tlachique se saborea (f. 49).
Refrán popular del tipo "el que", que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se usa para criticar
situaciones en que alguien tiene muy alto cosas o personas de baja condición. Tiene el mismo sentido
paremiológico que refranes como "el que no conoce a Dios donde quiera se anda hincando"; "el que no
conoce a Dios, a cualquier burro se le hinca"; "el que no conoce a Dios ante un mono se arrodilla"; "el que
no conoce a Dios, a cualquier mono se le hinca"; "el que no conoce a Dios, a cualquier barbón se le hinca".
pulque
sólo toma pulque puro quien bebe en el tinacal (f. 106).
Refrán de pulqueros que significa lo que enuncia en forma sentenciosa. El tinacal es el lugar en donde se
guardan las tinas en que se fermenta el aguamiel hasta convertirse en pulque. Variantes: "sólo toma buen
pulque quien lo bebe en el tinacal" (f. 49); "para tomar pulque puro, beberlo en el tinacal" (f. 85, 90 y116);
"sólo tomar pulque bebiendo en el tinacal" (f. 85); "sólo tomar pulque puro bebiendo en el tinacal" (f.109).
pulquería
a quien te hable en pulquería, saludos a la familia (f. 90).
Refrán del ámbito pulquero que significa, según Rubio, "que cuando una persona dice lo contrario de lo que
quiere decir y lo dicho puede ser o una burla o algo que se presta a una interpretación torcida, a esa
persona hay que insultarla en forma verdaderamente cruel". Es decir, hay que "mentarle la madre", dice el
dicho. Variante: "a quien te hable en pulquería, recuerdos a la familia" (f. 116 y 122).
pulquero
el pulquero que lo entiende, más agua que pulque vende (f. 66 y 132).
Refrán de pulqueros que significa lo que enuncia en forma sentenciosa. No necesita explicación.Variante: "el
pulquero que lo entiende, más agua que vino vende" (f. 90).
puñalada
dadas, ni las puñaladas hacen daño (f. 66, 70, 90 y 132).
Refrán popular que significa lo que enuncia en forma sentenciosa: todo lo regalado es bueno.
puro
no a todos les queda el puro, nomás a los hocicones (f. 12, 66 y 90).
Refrán popular que funciona como insulto para llamar a alguien "hocicón". Variante: "no a todos les está el
puro, nomás a los hocicones" (f. 37, 116, 122 y 132).
puro
un puro bien revoleado, disimula la arranquera (f. 64, 90 y 116).
Refrán popular que significa que mover el puro de un lado a otro en la boca, o sea, revolear el puro, disimula
la falta de dinero o arranquera.

Q
quebrado
hay muchos quebrados que valen más que un entero (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma de una declaración sentenciosa expresa lo que dice. Se refiere a los individuos
o empresas que fraudulentamente se declaran en quiebra para resolver sus deudas. El refrán consiste en un
ingenioso juego de palabras que toma el vocablo "quebrado" tanto en el sentido aritmético del número, que
expresa una fracción decimal y que se representa mediante dos cantidades separadas por una raya, como
del empresario en quiebra. El refrán empieza refiriéndose a estos últimos quebrados y termina hablando de
los otros, de los números quebrados que se oponen a los enteros.
quelite
quelites y calabacitas, en las primeras agüitas (f. 48, 49, 90, 109 y 122).
Refrán ranchero que expresa la regla conocida por los agricultores de que los quelites y las calabacitas se
dan en las primeras lluvias, las de primavera. Tiene la forma de una norma a la que hay que atender.
Variante: "quelites, calabacitas, en las primeras agüitas" (f. 116).
querencia
no hay mejor querencia que tu corral (f. 41).
Refrán popular, de índole ranchera, que significa lo que dice. "Querencia", en el habla popular mexicana,
significa el lugar donde alguien se cría: el lugar de sus recuerdos, sus afectos, sus cosas queridas y, por
tanto, el lugar donde alguien se siente seguro. El sentido de ese cúmulo de afectos que es la querencia
aparece explicado en esta estrofa: "dicen que me han de quitar / las veredas por donde ando: / las veredas
quitarán / pero la querencia cuándo". El corral no sólo es el espacio que rodea la casa y en que están todas
las cosas que se quieren sino que es, en resumidas cuentas, el patio del hogar.
querencia
para la querencia, no hay burro flojo (f. 90 y 122).
Refrán popular que, en forma de una declaración sentenciosa, significa lo que expresa. Una variante suya
que puede ayudar a explicar el sentido del refrán dice: "pa' casa no hay burro flojo". Como se ha explicado,
la querencia es la casa, el hogar donde se tiene todo lo que se ama y, en el caso de los animales, su apego.
querer
dos, para quererse, deben parecerse (f. 90 y 116).
Refrán que, en forma de advertencia, recomienda a los enamorados que para llegar a quererse hay que
amoldarse recíprocamente de tal manera que lleguen a parecerse. Tiene una enunciación sentenciosa con
rimas consonantes entre los hexasílabos que lo constituyen.
querer
el que quiere, facilita (f. 90 y 116).
Refrán que en forma sentenciosa esboza la regla fundamental en toda negociación: facilitar el acuerdo.
Varios refranes tienen ese mismo sentido paremiológico. Por ejemplo: "a enemigo que huye, puente de
plata". Rubio lo interpreta así: "el que desea lograr lo que pretende, pone cuanto es necesario para
conseguirlo".
querer
¿las quieres enamoradas?; Que se sientan despreciadas (f. 90 y 116).
Dicho de tenorios baratos que aconseja enamorar mujeres despreciándolas.
querer
todos quieren para sí, y ninguno para todos (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma de una máxima expresa el egoísmo que prevalece sobre el altruismo en la
mayor parte de los seres humanos.
queretano
¿queretano camotero?; falso, hipócrita y frailero (f. 35, 90 y 116).
Dicho folclorístico surgido de las pugnas interurbanas en que se describe con una serie de atributos,
presentados como defectos, a los habitantes de un lugar determinado: en este caso es Querétaro. Tiene una
enunciación interrogativo-exclamativa y se usa en sentido satírico.
Querétaro
en Querétaro, al poblano bien puedes darle la mano (f. 35, 90 y 116).
Como el anterior, es un dicho folclorístico producto de las pugnas interurbanas en que se describe con una
serie de atributos, presentados como defectos, a los habitantes de un lugar determinado: aquí se trata de
una equiparación entre queretanos y poblanos, tan maltratados, estos últimos, por el refranero. Tiene una
enunciación sentenciosa. Es ofensivo.
queso
el que quiera queso, que lo cuaje (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que significa lo que dice. Tiene el mismo sentido paremiológico que "el
que quiera azul celeste, que le cueste". Forma parte de la categoría de refranes "el que quiera", como el
refrán "el que quiera tener becerro, que compre vaca".
quince
a los quince no valiente, a los veinte no casado y a los treinta no rico, este gallo clavó el pico (f. 12).
Dicho popular que en forma sentenciosa, y en enunciación exclamativa puesta en boca de la mujer, divide la
vida del hombre en tres etapas a las que da plazos para lograr ser valiente (a los 15), estar casado (a los
veinte) y ser rico (a los treinta). Si no sucede, hay que buscarse otro candidato.

R
rabia
la rabia de la tamalera: que otra se le ponga enfrente (f. 90 y 122).
Refrán popular que significa lo que dice. Las variantes de este refrán dejan en claro su amplia presencia y
arraigo en el habla popular mexicana al paso que explican su sentido paremiológico: toda competencia
molesta. Lo bien estructuradas formalmente de algunas variantes muestran la antigüedad del refrán en el
seno de la tradición oral. Variantes: "nada siente una tamalera como el que se le siente otra enfrente"
(f. 109); "nada siente una tamalera como que se le siente otra enfrente" (f. 89); "siente una tamalera que otra
se le siente enfrente" (f. 5); "una tamalera no quiere que otra se le ponga enfrente" (f. 110 y 132); "una
tamalera siente que otra se le ponga enfrente" (f. 48, 66, 90 y 116).
rama
cuando una rama se seca, otra está reverdeciendo (f. 90 y 116).
Refrán popular, de fuerte raigambre en la paremiología hispánica, cuyo sentido paremiológico asienta que
cuando una puerta se cierra otra se abre. Se utiliza para consolar ante los fracasos ya amorosos, ya de
otros. El refrán toma como referente imaginario la naturaleza; en concreto, los árboles en los que se da con
más frecuencia la imagen que sirve de ejemplo al refrán: mientras unas ramas se secan, otras están
reverdeciendo.
rama
no hay que andarse por las ramas, estando tan grueso el tronco (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo acústico cuyo uso argumentativo y sentido paremiológico está dado por la expresión
"no hay que andarse por las ramas" que, enunciada en un estilo exclamativo, suena a interjección
admonitoria: "¡no hay que andarse por las ramas!". Como en los demás casos de refranes acústicos, el resto
del refrán, aun perteneciendo a la misma imagen de la metáfora, sólo tiene función de ornato.
ramera
a la ramera y a la ballena, todo les cabe y nada les llena (f. 66).
Refrán que significa lo que enuncia. Es una sentencia exclamativa contra la prostituta. La ballena entra en el
texto sólo por exigencias de rima y, claro, por el tamaño.
rana
la rana más aplastada es la que más recio grita (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa, por una parte, que quien más se queja es quien más padece. Las quejas del
aplastado funcionarían, entonces, como síntomas de la opresión. También se suele entender en el sentido
de quien menos sirve es quien más lata da. Se utiliza, en este último caso, para comentar situaciones en
que alguien está haciendo mucho argüende por algo. Variantes: "la rana más aplastada es la que más grita"
(f. 70); "la rana más enlodada es la más chillona" (f. 90 y 116).
ranchero
el buen ranchero, hasta el lindero (f. 48, 49, 90, 105 y 106).
Refrán popular de origen ranchero que establece en forma sentenciosa una regla de buena vecindad entre
rancheros. Hay rima consonante entre los hemistiquios pentasílabos del refrán.
ranchero
ranchero que olvidó las cabañuelas, ranchero que perdió el dinero en siembras (f. 116).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. Las cabañuelas, como se llama generalmente a los doce
primeros días del mes de enero, eran usadas –"vanamente", advierte Santamaría– por los viejos rancheros,
entre quienes se originó el refrán, para pronosticar cómo iba a ser el año y poder así planear
adecuadamente las siembras. A eso se refiere el refrán. Variantes: "quién llora sobre sus siembras, olvidó
las cabañuelas" (f. 116); "si te interesan tus siembras, fíjate en las cabañuelas" (f. 35, 90 y 116).
rancho
el que vende barato, hasta en un rancho vende (f. 90 y 116).
Refrán popular que no hay necesidad de explicar. El refrán tiene una estructura tal que la palabra "vende",
que inicia y cierra el refrán, enmarca el colmo que emplea para argumentar: lo barato hasta en el rancho.
rascar
nadie se rasca para afuera (f. 35).
Refrán popular que se usa para expresar en forma sentenciosa que todo mundo busca su propio provecho.
rata
para la rata, el ratón (f. 116).
Dicho de ladrones que, a guisa de norma, recomienda que la función de carterista debe asumirla sólo el que
sea especialista.
ratero
ratero que se vuelve ojo de hormiga, que Dios lo bendiga (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Según otro refrán, "vergüenza es robar y que le caigan a uno".
rato
todo el rato que está uno enojado, pierde de estar contento (f. 116).
Dicho que de manera simple expresa los inconvenientes de enojarse.
rato
un rato de Cristo y otro de pisto (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa aconseja alternar los momentos de seriedad y reflexión con los de
diversión.
raya
como muera yo en la raya, aunque me maten la víspera (f. 35, 49, 90 y 116).
Refrán popular que suena como un grito que exalta la valentía, por encima de todo, hasta de la misma
muerte. Morir en la raya es una expresión traída de las peleas de gallos que significa morir valientemente.
Morir en la raya tiene, además, el sentido de morir el día que el destino le ha fijado a alguien. A ello se
refiere el refrán; con el mismo sentido paremiológico se dice: "hay quien se salve del rayo, pero no hay quien
se salve de la raya". Tiene la forma de una exclamación expresiva.
rayo
del rayo se salva uno, pero de la raya, no (f. 35, 66, 90 y 132).
Entendida la "raya" como el momento en que el destino determinó la muerte de alguien, este refrán popular,
de tipo reflexivo, significa lo que dice. En palabras de otro refrán: "luchar contra el destino no se puede; lo
que ha de suceder siempre sucede". Variantes: "del rayo podemos escapar, pero de la raya, no" (f. 89); "hay
quien se salva del rayo, pero no hay quien se salve de la raya" (f. 116).
raza
si quieres cuidar tu raza, a la india con indio casa; no te parezca mejor casarla con
español (f. 35, 90 y116).
Dicho gnómico, de probable origen indio, que significa lo que enuncia. Está contra el matrimonio de una
india con un español, como sucedió frecuentemente durante el siglo XVI, al inicio de la Conquista. La
argumentación del refrán es que ello atenta contra la raza india.
razón
no hay que darle la razón al indio, aunque la tenga (f. 35, 90 y 116).
Dicho gnómico que significa lo que enuncia. Procede de la discriminación al indio que quedó incubada en la
cultura mexicana desde el siglo XVI. Fue originado en las pugnas interétnicas; tiene como posible
enunciador original el español, el criollo o el mestizo. Es uno de los subtipos de los refranes "no hay que".
razón
quien da razón del camino, es porque andado lo tiene (f. 90 y 116).
Refrán popular que expresa, en forma sentenciosa, que cuando alguien habla de alguna realidad es porque
tiene experiencia de ella. Se usa como una recriminación hacia alguien que quiere estar previniendo o
dando consejos a fin de que su interlocutor no caiga en un vicio o, en general, en tal o cual situación
mala. Variante: "el que da razón del camino, es porque andado lo tiene" (f. 12 y 116).
real
el que nació para real, nunca llega ni a peseta (f. 24).
Refrán popular de tiempos de la Nueva España que expresa el predestinacionismo vigente en lo más
profundo de la conciencia popular mexicana; se atiene al tópico: "el que nace para algo, eso será, haga lo
que haga". Como en los casos anteriormente explicados, tiene el mismo sentido paremiológico que el resto
de los refranes "el que nace" o "el que nació".
reata
el que reseca la reata, pronto la revienta (f. 48, 49, 50 y 90).
Refrán popular de origen ranchero que, mediante la metáfora de una reata seca que se revienta, expresa la
advertencia de que no hay que deteriorar las situaciones tensas de la vida. Tiene forma de una declaración
sentenciosa.
reata
estar con la reata ahorcada, es peor que tener la criatura atravesada (f. 49).
Refrán ranchero que significa lo que expresa mediante la comparación entre dos situaciones: la una del
jaripeo y la otra de un parto difícil; declara peor tener la soga al cuello que estar en un parto con la criatura
atravesada. La reata que se revienta y la mujer que muere de parto son comparadas por el Refranero
mexicano más adelante.
reata
la reata se revienta por lo más delgado (f. 66, 70, 90, 116 y 132).
Refrán popular de origen ranchero que expresa una verdad ancestral: en los problemas de un pueblo o de
un grupo humano los que sufren las consecuencias son siempre los más débiles. El tópico que subyace a
este refrán "es mejor que sufra uno a que sufran muchos", que con frecuencia ha sido empleado en la
política para asuntos tenebrosos. Otras formas de este refrán no utilizan la imagen ranchera de una reata
sino una imagen urbana de un hilo o de una pita que se revientan por lo más delgado.
reata
reata que se revienta y mujer que muere de parto, ni quien las sienta (f. 49).
Refrán de origen ranchero que significa lo que enuncia. La comparación, desde luego, es bruta e inhumana.
reata
sólo aquella es reata buena, la que nunca se revienta (f. 105).
Refrán popular que significa que sólo quien accede a todas las invitaciones de diversión y juerga sin
importar los riesgos y el grado de honestidad que conllevan, quien es "buena reata", no se echa para atrás a
la hora de la hora, no se revienta. Ser buena reata y nunca reventarse, pues, equivalen a la expresión
también del habla popular mexicana "jalar parejo".
rebozo
jala más un rebozo que un caballo brioso (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que la fuerza de atracción que ejerce una mujer sobre un hombre es
poderosísima. Es una de las constantes del refranero mexicano que transforma los refranes españoles del
mismo sentido: "más arrastran tetas que carretas" a partir de una gran variedad de metáforas: "jala más un
par de tetas que dos carretas"; "jala más un pelo de mujer que una yunta de bueyes"; "jala más un rebozo
que un caballo brioso"; "jalan más dos tetas que cien carretas"; "jalan más las cintas de unas enaguas que
una yunta de bueyes"; "más tiran tetas que carretas"; "jala más un par de chiches que una yunta de bueyes",
"jalan más dos chiches de mujer que una yunta de bueyes" (DDR 147), "jalan más un par de tetas que un
par de carretas" (DEM 53), "jalan más dos chiches que una junta de bueyes". Además, "siempre estira más
un pelo, que una reata de Chavinda"; "jalan más las mujeres que los coches"; "jala más un pelo de mujer
que una reata de Chavinda".
rebozo
si se atora en mi rebozo, la culpa es del rapacejo (f. 90 y 116).
Frase gnómica que se usa en enunciación femenina a manera de excusa para aceptar los amoríos de
alguien. Rubio lo explica así: "gracejada de alguna mujer guapa para dar a entender que es atractiva y
seductora. Es decir: si me sigue usted, si me busca, si me enamora, es porque me lo merezco, porque soy
bonita".
recaída
cuida de la recaída, que es peor que la enfermedad (f. 116).
Refrán popular que en forma de consejo previene contra las recaídas, que suelen ser frutos del descuido y
del exceso de confianza en el contexto de convalecencia de una enfermedad de la que apenas se ha
sanado. También este refrán está construido sobre un tópico paremiológico español. Un refrán de Sbarbi,
citado por Rubio, dice por ejemplo: "peor es la recaída que el primer adolecer". Variante: "cuidado con la
recaída, que es peor que la enfermedad" (f. 89).
recaudo
recaudo hace cocina, no Catarina (f. 5).
Refrán popular que sentencia que lo que hace una buena cocina es una despensa bien provista a
disposición de la cocinera y no ella. Está dentro de la tradición paremiológica española. Un par de refranes
españoles, con el mismo sentido paremiológico, por ejemplo, dicen: "la mejor cocinera es la aceitera"; o bien
"no hay mala cocinera con tomates a la vera". Variantes: "recaudo hace cocina, y no Catalina" (f. 110);
"recaudo hace cocina, y no señá Catalina" (f. 37).
refrán
los refranes son los arcaduces de las verdades (f. 60).
Refrán popular que, fiel a una antiquísima tradición paremiológica española, asienta que los refranes son
acequias por donde se conducen y vierten verdades. Esta tradición contiene refranes como: "refrán de los
abuelos es probado y verdadero"; o bien "tantos refranes, tantas verdades".
regalo
para regalo de boda, manda lo que en tu casa estorba (f. 66 y 90).
Dicho vulgar que en forma de consejo recomienda comportarse, en las bodas, de la forma corriente que
enuncia.
registro
en el registro civil y en la aduana, lo que no se apunta, se gana (f. 90 y 116).
Refrán popular de tipo urbano que significa lo que expresa y su aplicación se suele extender a la
administración gubernamental. Como señala muy bien Rubio, circula también esta sentencia consejo, en
sentido contrario, en el mundo de la empresa y del comercio en donde lo que no se apunta se pierde.
regla
no violes las reglas en el vestir y comer (f. 110).
Refrán consejo muy cercano a las frases célebres. Tiene poco valor paremiológico.
religión
entre la religión y el hacha, nos han dejado sin una hilacha (f. 5).
Refrán popular del siglo XIX que, en forma de una queja popular, expone la situación de la gente de ese
siglo, expoliada por las guerras y las obligaciones de la religión.
reloj
reloj, caballo y mujer, tener bueno o no tener (f. 66).
Refrán popular que significa lo que dice: el reloj, el caballo y la mujer o son buenos o mejor no tenerlos. El
refranero acerca, con frecuencia, el caballo a la mujer: por ejemplo en refranes como: "el caballo y la mujer,
al ojo se han de tener"; "el caballo y la mujer, de pecho y de anca se han de escoger"; "el caballo y la mujer,
a nadie se ha de prestar"; "el caballo y la mujer, a naiden has de ofrecer"; "el caballo y la mujer, por raza has
de escoger". Este acercamiento proviene del mundo ranchero. El presente refrán introduce también el reloj:
un objeto que va más con la cultura urbana.
reloj
reloj, coche y mujer, nunca se acaban de componer (f. 66).
Refrán popular que significa lo que dice en forma de una queja: el reloj, el coche y la mujer se descomponen
frecuentemente. Como se ve, este refrán es una transformación del anterior que responde a los cambios
culturales: sustituye el caballo por el coche, dejando los otros dos. Sin embargo, no se adapta mucho a la
nueva situación y reniega del hecho de que el coche se descompone más que el caballo. Es, pues, un refrán
de un ranchero inadaptado. En cierta medida coincide con el sentido paremiológico del anterior: para que no
se descompongan deben ser buenos o mejor no tenerlos.
remedio
más remedio tiene un muerto (f. 12).
Frase exclamativa irónica que expresa que algo o alguien ya no tiene remedio.
remedio
no hay mejor remedio que el tiempo (f. 12).
Refrán que en forma sentenciosa expresa lo que enuncia. A saber: el tópico de que el tiempo lo cura todo.
remolino
sólo cuando hay remolino, logra subir la basura (f. 116).
Refrán popular que significa, en forma sentenciosa, que cuando las cosas andan revueltas los individuos de
poca valía suelen ascender a puestos altos. El refrán tiene otras formas: "cuando hace aire, hasta la basura
sube". Este refrán –dice Rubio– se emplea para zaherir a quien no habiendo sido nadie por su condición
siempre humilde, logra escalar un puesto de importancia por efecto de algún desorden, de alguna alteración
en la marcha normal de la vida".
respeto
el respeto a la comadre sólo obliga de la cintura pa'rriba (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma de una declaración sentenciosa expresa lo que ya otros refranes mexicanos
habían expresado. A saber: que las relaciones entre compadre y comadre, para que sean efectivas, deben
implicar ciertos tipos de relaciones sexuales, según aquello de que: "compadre que a la comadre no le anda
por las caderas, no es compadre de deveras"; "compadre que a la comadre no le llega a las caderas, no es
compadre de a deveras"; "compadre que no mueve las caderas a su comadre, no es compadre". De allí el
sentido de este refrán.
responso
sólo el que se ha muerto sabe lo que son responsos (f. 90, 116 y 122).
Refrán popular, de corte sentencioso exclamativo, que se atiene al tópico de que sólo quien las ha
experimentado conoce el calibre de las penas. Tiene el mismo sentido paremiológico que todos los refranes
"sólo el que" o "sólo el" y análogos que en una gran variedad de imágenes expresan dicho tópico. He aquí
algunos ejemplos: "sólo el que carga el costal, sabe lo que lleva dentro"; "sólo el dueño de la petaca sabe lo
que trae en ella"; "sólo la cuchara sabe lo que hay dentro de la olla"; "sólo el que carga el morral, sabe lo
que lleva dentro". En este caso, la experiencia es la de estar muerto y escuchar los responsos del cura.
resuello
aunque le falte el resuello, no te asustes porque es chata (f. 35, 90 y 116).
Dicho popular que en sentido literal significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se suele usar como
un consejo a no poner reparos a algo a simple vista defectuoso.
rico
en el rico es alegría, y en el pobre, borrachera (f. 66 y 90).
Dicho popular que en estilo exclamativo satiriza a las clases altas, que suelen disfrazar sus vicios con
palabras maquilladas. En este caso, satiriza a quienes llaman alegría, si el alegre es un rico, a una
borrachera.
rico
¿no te busca un rico?, Malo; ¿te busca un pobre?, Peor (f. 116).
Dicho popular que significa lo que expresa. Está construido como una secuencia doble de pregunta-
respuesta. El sentido es obvio en ambos casos.
rienda
la que al toser entienda, es que tiene buena rienda (f. 89).
Refrán popular de la serie de refranes "la que", que delinean la idea que el refranero mexicano profesa de la
mujer. En este caso, se trata de un refrán semiótico cuyo primer hemistiquio expresa un significante, en
tanto que el segundo recoge su significado. De nuevo, como hemos observado en refranes anteriores, hay
una comparación entre la mujer y el caballo. Variante: "la que al toser te entienda, tiene buena rienda"
(f. 90 y 116).
riesgo
en lo más seguro hay riesgo (f. 90 y 116).
Refrán popular de corte sentencioso que expresa lo que dice: en todo hay riesgo, hasta en lo que se
considera más seguro. Por tanto, el refrán aconseja al oyente, implícitamente, a vivir siempre alerta.
rincón
de rincón a rincón, todo es colchón (f. 12, 66, 90, 116 y 132).
Frase que, simplemente, significa lo que dice. No parece tener un uso paremiológico.
río
al pasar el río, "¡ay, santito mío!"; pero ya pasado, santo olvidado (f. 66 y 90).
Refrán popular que censura mediante la ironía a quienes sólo cuando apremia el peligro y la necesidad
acuden a la oración y a lo sobrenatural; pero que, una vez pasada la urgencia, vuelven a lo de siempre.
Tiene el mismo sentido que el refrán "nomás cuando relampaguea se acuerdan de santa Bárbara".
robado
lo robado no luce, pero mantiene (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que tiene la forma de un refrán comentado. La primera parte, en efecto, es un viejo refrán
cuya función es desanimar el robo: "lo robado no luce". La segunda parte, en cambio, es una especie de
comentario ya del ladrón ya de simpatizantes suyos: "pero mantiene".
robo
en robo y en quemazón, no hay pagazón (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de máxima salida de ámbitos jurídicos, estipula que el negocio o institución
que tuviere en depósito algún objeto o valor en el momento de un incendio o un robo en su establecimiento
no está obligado a pagar el importe de ello. Eso es lo que dice este refrán. "Pagazón" no es más que estirar
la lengua a que dé rima consonante entre los dos hemistiquios de este texto.
rodilla
más vale morir parado que vivir de rodillas (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que en forma sentenciosa enuncia. Se atiene al tópico de que es mejor ser
señor de sí mismo, por más pequeño que se sea, que dependiente de alguien, aunque sea muy poderoso.
ropa
ropa limpia, no necesita jabón (f. 122).
Refrán popular que en sentido literal significa lo que enuncia y que, en cambio, en sentido paremiológico se
usa para sancionar situaciones en que alguien da explicaciones u ofrece excusas que no le han sido
requeridas. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "explicación no pedida, acusación
manifiesta". Variante: "la ropa limpia no necesita jabón" (f. 12, 90 y 116).
roto
si el roto te mira mucho, es porque va con mujer (f. 98).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una sentencia estructurada en prótasis y
apódosis. "Roto", en el habla popular mexicana, significa el individuo vago y tramposo, aunque bien vestido,
cuyo único quehacer es, según parece, ir por el mundo presumiendo su figura.
ruido
el que no quiera ruido, que no críe puercos (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que el que no quiera algo no lo propicie. Tiene el mismo sentido paremiológico
que refranes como "el que no quiera vientos, que no se meta a marinero"; "el que no quiera empolvarse, que
no se meta a la era". Variante: "el que no quiera ruido, que no críe cochinos" (f.37).
ruido
no hay que buscarle ruido al chicharrón (f. 90).
Refrán popular de la serie "no hay que". Funciona, a medio camino entre el consejo y la amenaza, contra los
provocadores, a quienes insta a no provocar. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "no
hay que meterse en Honduras ni yendo pa' Guatemala". También circula de estas maneras: "no hay que
buscarle ruido al cacahuate" (f. 90); "no hay que buscarle ruido al moscón" (f. 90); "no hay que hacerle ruido
al cacahuate" (f. 90); "no hay que hacerle ruido al chicharrón" (f. 90 y 116); "no hay que hacerle ruido al
moscón" (f. 90).

S
sábado
en sábado, saca tu cuerito y lávalo (f. 66 y 132).
Refrán popular que en forma de consejo significa que hay que bañarse los sábados. Hay rima asonante
entre los dos hemistiquios.
sábado
no hay sábado sin sol, ni domingo sin ranchero (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Pertenece a los refranes "no hay". Se
refiere a la costumbre que había, en el México en que fue acuñado el refrán, de ir los domingos al pueblo a
misa y a comprar el mandado. Es una transformación mexicana del refrán español "no hay sábado sin sol, ni
doncella sin arrebol, ni callejuela sin revuelta, ni vieja que no sea alcahueta".
saber
al que no le saben, le inventan (f. 90 y 116).
Dicho popular que en forma declarativa significa lo que dice. No requiere explicación.
saber
cuesta mucho el saber, pero cuesta más el no saber (f. 12).
Dicho popular que en forma de una máxima didáctica significa lo que dice. Tiene poco valor paremiológico.
saber
el que sabe hablar, sabe también cuándo callar (f. 12).
Expresión gnómica que en forma de una frase didáctica significa lo que dice. Tiene poco valor
paremiológico.
saber
el saber no te lo roban (f. 12).
Como la anterior, es una expresión gnómica que en forma de una máxima didáctica significa lo que dice: el
saber es un tesoro a prueba de ladrones. Tiene poco valor paremiológico.
saber
lo que se sabe sentir, se sabe decir (f. 12).
Como la anterior, es una expresión gnómica que en forma de una máxima didáctica significa lo que dice: el
saber es un tesoro a prueba de ladrones. Tiene poco valor paremiológico.
saber
para saber mandar, saber hacerlo (f. 116).
Refrán popular que en forma de sentencia significa lo que dice: el que nunca ha hecho lo que manda comete
excesos en sus mandatos porque no sabe lo que implican.
saber
unos como saben y otros como pueden (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa que todo mundo obra según sus posibilidades.
saco
saco y pantalón, son prendas de varón (f. 66).
Refrán popular que en forma de sentencia significa lo que dice: el saco y el pantalón no deben ponérselos
las mujeres.
sal
la sal no se adhiere a un dedo seco (f. 110).
Frase gnómica que en forma de sentencia significa lo que dice. No requiere de mayor explicación y es
escaso su uso paremiológico.
sal
más fácilmente se añade la sal que falta, que se quita la que sobra (f. 110).
Frase gnómica que en forma constatativa suena a principio culinario tomado de la experiencia; significa lo
que dice y no requiere de mayor explicación.
sal
porque se vierta la sal, no temas futuro mal (f. 37).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que enuncia. Combate la extendida superstición según
la cual la sal derramada es señal de mala suerte. En el habla popular mexicana "estar salado" es tener mala
suerte; lo mismo que "echar la sal" o salar algo es darle mala suerte, desgracia, fatalidad. La sal es señal de
todo eso: mala suerte, fatalidad o desgracia. El refrán combate esas creencias.
salir
por uno que salga chueco, no todos están torcidos (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma de una secuencia argumentativa sanciona las generalizaciones abusivas. Es
de notar el empleo de los vocablos "chueco" y "torcido" en el mismo sentido como una muestra de cuidado
verbal.
saliva
el que tiene más saliva, traga más pinole (f. 21, 35, 37, 48, 49, 66, 89, 90, 98, 110, 116, 122, 131 y 132).
Refrán popular que en forma de sentencia significa, bajo la imagen de la saliva y el pinole, que quien es más
listo saca mayores ventajas de las cosas y sus circunstancias. Variantes: "el que tiene más saliva, come
más pinole" (f. 12); "el que tiene más saliva, ése traga más pinole" (f. 64, 113 y 119); "el que tiene más
saliva, traga más pinol" (f. 15, 41 y 122); "quien tiene más saliva, traga más pinole" (f. 56).
salsa
no prepares la salsa hasta que tengas el pescado (f. 110).
Frase gnómica que en forma de consejo significa que no hay que adelantarse a los acontecimientos.
salud
en tu salud lo hallarás: si mal haces, mal tendrás (f. 90 y 116).
Frase gnómica que en forma de amenaza previene a quien comete algún exceso en la comida, bebida o
cualquier otra cosa de la vida. Variante: "en tu salud lo hallarás" (f. 89 y 116).
sangre
la sangre no duele mientras sale (f. 37).
Frase gnómica que en forma declarativa significa lo que enuncia. Tiene poco valor paremiológico.
san Javier
si fueres a san Javier, pasando por san Pioquinto, no enamores mujer casada ni montes caballo
pinto(f. 90).
Frase gnómica que en forma de estrofa en octosílabos aconseja no enamorar mujer casada ni montar
caballo pinto. Como ya se ha dicho, el refranero asimila con frecuencia la mujer y muestra ciertos prejuicios
sobre los caballos de algún color: en este caso el caballo pinto. Otra forma del refrán agrega otras
prohibiciones: "no allanes nunca morada, ni te metas en laberinto; no enamores mujer casada, ni montes
caballo pinto".
san Juan
si malo es san Juan de Dios, peor es Jesús Nazareno (f. 5, 35, 90, 116 y 122).
Frase gnómica que sentencia que, entre dos, tan mala es una persona o cosa como la otra. Tiene el mismo
sentido paremiológico que refranes como "como la yunta de Silao, tan malo el pinto como el colorao", que
acepta variantes como: "como la yunta del tío Silao: tan pendejo el pinto como el colorao"; "como la yunta de
Silao: tan bueno es el pinto como el colorado"; "como la yunta de Silao: tan pendejo el pinto como el
colorao"; "como la yunta de Juan Delgado: tan marrajo el pinto como el colorado". Según Rubio, el origen del
dicho fue la pugna entre dos hospitales de México; la expresión significaba, entonces, que los dos eran igual
de malos.
san Juan
también en san Juan hace aire, con todo y que está en el llano (f. 90 y 116).
Frase gnómica que funciona como grito de júbilo por el éxito obtenido por algún paisano o coterráneo. La
expresión que cumple con esa función está conformada por las palabras "también en san Juan hace aire"; lo
demás funciona sólo como complemento expresivo. Variantes: "también en san Juan hace aire"
(f. 66 y 132); "también en san Juan hace aire, y uno que otro ventarrón" (f. 90 y 116).
san Miguel
para dejar de llover, por san Miguel (f. 90 y 116).
Refrán meteorológico, de origen ranchero, que indica el fin de las aguas: el 29 de septiembre, el día de san
Miguel. Tiene forma sentenciosa.
san Sebastián
¿qué ha de dar san Sebastián, cuando ni calzones tiene? (f. 90 y 116).
Frase gnómica exclamativa que funciona como burla a quien ofrece sin tener.
santa
la santa que no comía, es la santa economía (f. 37).
Frase gnómica cuya virtud está en su ingenio que en forma de respuesta de adivinanza significa lo que
enuncia. Tiene poco valor paremiológico.
santo
al santo que está de moda, van las mujeres todas; para los cristos viejos, oscuridad y silencio (f. 66).
Refrán de uso popular que, en un acto de cruel realismo, declara que las modas son las que establecen la
popularidad de las personas y personajes. El ejemplo tomado de la religión es sumamente expresivo desde
su potencial argumentativo. Se atiene el tópico: la moda manda.
santo
a santo chico, velitas (f. 66 y 90).
Refrán de uso popular que, en un alarde de concisión y laconismo, aconseja que las atenciones a las
personas sean según su categoría: si el personaje es de rango inferior no hay por qué molestarse tanto.
Otro refrán dice: "la vela se le enciende al santo que la merece".
santo
atente al santo y no te agarres del guayabo (f. 41, 64 y 119).
Refrán de uso popular que funciona como una advertencia a quien está demasiado confiado. Subir al
guayabo tiene sentido sexual. De hecho, existe una variante tabasqueña que dice: "atenéte al santo y no te
trepés al guayabo" (f. 24). Hay otra forma de este refrán muy extendida: "aténte al santo y no le reces"
(f.90 y 116).
santo
cada santo elogia su parroquia (f. 116).
Refrán de uso popular que significa que cada quien alaba sus cosas. Tiene el mismo sentido paremiológico
que "cada viejo alaba su bordón". Estos refranes se basan en un molde paremiológico español de vieja
tradición, como se ve en refranes como "cada buhonero alaba sus agujas" o "cada ollero alaba su puchero".
Este último, ha aceptado un parche mexicano en la forma "cada ollero alaba su olla, y más si la trae
quebrada", que tiene como escenario supuesto un ollero en acto de vender su olla.
santo
cada uno para su santo, y Dios con todos (f. 90).
Frase gnómica que en forma de una profesión de fe significa que cada quien trabaja para sí mismo. Tiene
poco valor paremiológico.
santo
el que de santo resbala, hasta demonio no para (f. 35, 90 y 116).
Refrán de uso popular que en forma sentenciosa afirma que cuando alguien pierde la virtud se desliza
siempre hacia lo peor: hasta demonio. Una variante dice: "el que de santo resbala hasta el infierno no para".
De hecho, el refranero supone que quien cae de una posición de altura se desliza hasta lo más bajo. En el
caso del universo religioso, lo más bajo es el infierno. Por eso: "chismes de viejas, hasta el infierno no
paran".
santo
hasta el santo desconfía cuando la limosna es grande (f. 66, 70 y 90).
Refrán popular de uso muy frecuente en el habla ranchera que en forma declarativo-sentenciosa expresa
que ofrecimientos de dádivas inusuales y desproporcionadas son sospechosas. Una variante del refrán dice:
"cuando son tantas las limosnas hasta los santos se alborotan".
santo
santo que almorzar desea, santo que se lo crea (f. 37).
Refrán popular que en forma sentenciosa declara como falsa la santidad de un individuo amante de la buena
vida. De hecho, hay en el Refranero mexicano una serie de refranes que tienen el mismo sentido
paremiológico: "santo que mea, maldito sea"; "santo y santa que mean, en ellos no crean"; "enfermo que
come y mea, el diablo que se lo crea". Tiene rima consonante entre sus dos hemistiquios.
santo
santo que no es visto, no es adorado (f. 12, 60, 66, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa que si se quiere ser tenido en cuenta para lo que sea hay
que estar presente pues, como dice otro refrán: "el que se fue a bailar perdió su lugar". Rubio cita un refrán
español recogido por Sbarbi, con el mismo sentido paremiológico: "santo que no está presente no tiene
vela". Es del amplísimo acervo de los refranes "que" del Refranero mexicano.
santo
siempre al peor santo se le cuelgan los peores milagros (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativo-sentenciosa expresa que a las peores personas siempre se les
atribuyen los peores hechos, aunque no sea cierto.
sapo
según el sapo es la pedrada (f. 12, 66, 90 y 122).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa que según sea la obra que se quiere realizar y los frutos
que se quieren obtener así deben ser los medios que se pongan en lo que se hace. Este refrán es un
modelo de concisión y laconismo. Le subyace el tópico: "las causas deben ser proporcionadas a los
fines". Variantes: "arreglada al sapo es la pedrada" (f. 12); "arreglado al bodegón son las moscas" (f.116);
"arreglado al sapo es la pedrada" (f. 122); "como es el sapo, es la pedrada" (f. 116); "conforme al sapo es la
pedrada" (f. 90 y 122); "según el bodegón es el mosquero" (f. 98); "según es el sapo, así es la pedrada"
(f. 24 y 116).
sarape
no hay que dejar el sarape en casa, aunque esté el sol como brasa (f. 49, 51, 90 y 116).
Refrán popular de índole rural que aconseja estar siempre prevenidos en tiempo de aguas de la manera
dicha por el refrán. El sentido paremiológico general, por lo demás, suena como una recomendación de
actuar con prudencia con las personas aunque haya con ellas de momento relaciones muy cálidas. Tiene
antecedentes en la tradición paremiológica española. Hay rima consonante entre sus
hemistiquios. Variantes: "no hay que dejar el sarape en casa, aunque esté el sol como brasa" (f. 131); "no
hay que dejarse el sarape en casa, aunque esté el sol como brasa" (f. 48); "tu sarape nunca dejes, aunque
el sol sea como brasa" (f. 105); "aunque veas el sol como brasa, no dejes la cobija en casa" (f.12).
sarna
mientras más se rasca la sarna, más picazón se siente (f. 41).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia.
satisfacción
lo que se gana duramente, se come con satisfacción (f. 110).
Frase gnómica de índole moralizante que en forma declarativa significa lo que enuncia. No hay indicios de
su uso en el habla popular mexicana con funciones paremiológicas.
seda
sedas y brocados, pueden apagar el fuego en la cocina (f. 110).
Frase gnómica que en forma declarativa significa lo que enuncia. No suele usarse con funciones
paremiológicas en el habla popular mexicana.
semana
mal empieza la semana para el que ahorcan el lunes (f. 12).
Refrán popular que en forma exclamativo-declarativa significa lo que enuncia. Se usa para comentar
situaciones catastróficas para alguien en el mismo sentido que la expresión paremiológica "se levantó con el
pie izquierdo".
semilla
la semilla manteada, bien regada (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que en forma de consejo significa lo que dice: la siembra manteada debe ser bien regada.
Como señalamos arriba, "sembrar manteado" es sembrar aventando puños de semilla al aire, esparciéndola
en forma de manto, para que caiga en la tierra así esparcida. Según un refrán ya comentado, hay que
hacerlo con mucho cuidado. Hay rima consonante entre los dos hemistiquios.Variante: "a semilla manteada,
bien regada" (f. 49).
sencillez
la sencillez es la credencial de los inteligentes (f. 12).
Frase gnómica de índole didáctico-moralizante que en forma declarativa significa lo que enuncia. Pertenece
al campo nocional de las frases célebres. No hay indicios de su uso en el habla popular mexicana con
funciones paremiológicas.
sentir
más se siente lo que se cría que lo que se pare (f. 60, 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa que la maternidad se adquiere más por criar al hijo que por
parirlo: "más se siente". Se usa para ponderar los deberes y los vínculos de la crianza y educación.
señal
el que da las señales del camino, andado lo tiene (f. 106).
Refrán popular que en forma declarativa significa que quien cita una experiencia es porque la ha tenido. Se
suele usar en situaciones en que alguien opina con escándalo de fechorías y maldades.
señal
suspiras cerca de mí; es señal que no es por mí (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Rubio, al respecto, comenta: "que los
suspiros son generalmente por los ausentes". Hay consonancia entre las dos partes del texto.
ser
el que es pendejo, dondequiera pierde (f. 132).
Refrán popular que funciona como segunda parte del refrán "el que es perico, dondequiera es verde, y el
que es pendejo, dondequiera pierde". Pertenece al refranero de la pendejez. Tiene el mismo sentido
paremiológico que refranes como "el que es buen gallo en cualquier gallinero canta".
ser
el que es trompudo, come más (f. 90).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Una variante suya dice: "el puerco más
trompudo se lleva la mejor mazorca". Como allí, también este refrán significa que los individuos más
avorazados, abusivos y que se pasan de listos son los que sacan mayor provecho de las cosas y
situaciones. Tal es su sentido paremiológico. Variante: "el que es trompudo, come mucho" (f. 132).
ser
es bueno ser algo feo, pero no tan cacarizo (f. 90 y 116).
Refrán popular de la serie "es bueno" que se sustenta en el tópico consejo del "no hay que abusar de lo
bueno". Estos refranes se atienen al esquema "es bueno X; pero no Y" y les subyace el tópico "es bueno el
uso, pero no el abuso" que determina la estructura a dos columnas de estos refranes: la del uso y la del
abuso. Como todos los refranes de esta serie, el presente refrán tiene el mismo sentido paremiológico que
ellos. El tema aquí es de orden estético. Variantes: "es bueno ser feo, pero no tan cacarizo" (f. 89); "no es
malo ser algo feo, lo malo es ser cacarizo" (f. 116).
ser
hay que ser franco, pero no tanto (f. 66 y 90).
Refrán popular que, como el anterior y otros de la serie "es bueno", se sustenta en el tópico consejo del "no
hay que abusar de lo bueno". Se atiene, como los refranes de la serie, al esquema "es bueno X; pero no Y".
El tópico subyacente es, en cambio, "es bueno el uso, pero no el abuso" que determina la estructura a dos
columnas de estos refranes: la columna del uso y la del abuso. Como todos los refranes de esta serie, tiene
un mismo sentido paremiológico aplicado a un tema específico que sirve de ejemplo. El asunto aquí es la
franqueza.
ser
lo que es para sí, no es para nadie (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: lo personal no se comparte o, como dice
Rubio, "lo que es para nosotros, para nosotros debe ser únicamente".
ser
lo que es parejo, no es chipotudo (f. 12, 21, 66 y 90).
Refrán popular que en forma declarativo-exclamativa significa lo que enuncia: lo que es para todos igual no
admite excepciones. Se usa en forma de protesta por injusticias y tratos desiguales. Variantes: "lo que es
liso, no es chipotudo" (f. 30); "lo que es parejo, no es chiboludo" (f. 24, 90 y 122).
ser
mientras más semos, menos nos entendemos (f. 66 y 90).
Refrán popular de origen ranchero que expresa en términos rústicos lo que enuncia: entre más personas,
más difícil es ponerse de acuerdo y más problemático es que todo mundo esté satisfecho.
ser
nadie es malo por otro (f. 37).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: las maldades son siempre acciones que
se cometen en disfrute y beneficio personal.
ser
si es por fuera, lo que sea (f. 89).
Frase gnómica de origen y uso médicos que en forma exclamativa significa lo que enuncia. Pertenece al
campo nocional de las frases célebres. Y, como en el caso de este tipo de expresiones o máximas
didácticas, no tiene funciones paremiológicas en el habla popular mexicana.
serda
la serda en la culebra (f. 116).
Dicho de ladrones que significa que la navaja (serda) debe ir en el cinturón que se suele emplear para el
dinero. Obviamente, tampoco tiene funciones paremiológicas, como todas las formas de habla privadas.
servicio
después de un buen servicio, un mal pago (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma exclamativa esboza, a manera de queja, un cuadro de ingratitud.
servicio
no hagas servicio que no te nombren, ni guardia que no te toque (f. 116).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que dice: no te metas en lo que no te importa. Hay rima
asonante entre los dos hemistiquios.
servir
para un bien servido, un mal pagado (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa utiliza el esquema paremiológico mal-remedio para ironizar una
situación de ingratitud. Es la estructura paremiológica de la forma receta cuyo esquema es el ya mencionado
"para X, Y" como en el refrán "para uno que madruga, otro que no se acuesta". El presente refrán, desde
luego, está construido sobre la contraposición entre "un bien servido" y "un mal pagado".
servir
servir, es ser vil (f. 116).
Refrán popular que en forma de un juego de palabras expresa un punto de vista sobre el servir: envilece.
sierra
a la sierra, aunque sea en burro (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que se usa como exclamación descarada que significaría lo mismo que el grito "¡a la gorra!".
Según Rubio, la frase "echar a la sierra" se emplea, dice, "para indicar, con bien poca vergüenza, casi nada,
que vamos a comer a casa ajena, a costa de alguno, que es al que se echa la sierra, y para ir a tan
importante acto que no se aviene a espera alguna, nada importa la forma moral o material en que se vaya".
sierra
aquel que anda por la sierra, cualquier día se desbarranca (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa expresa lo que dice. Tiene el mismo sentido paremiológico que el
refrán: "tanto va el cántaro al agua, hasta que se quiebra" o "el que ama el peligro en él perece".
soberbio
lo que los soberbios tiran, los humildes lo recogen (f. 116).
Refrán popular que funciona en forma de censura a los ricos y queja contra la desigualdad
social.Variantes: "lo que los soberbios tiran, los humildes lo utilizan" (f. 66); "lo que los soberbios tiran, los
humildes recogen" (f. 35); "lo que soberbios tiran, humildes recogen" (f. 116).
sobernal
echa sobernal en dos hojas, y llenarás las trojas (f. 48, 49 y 90).
Refrán ranchero que en forma de consejo indica cómo debe realizarse la escarda para que la cosecha sea
ubérrima: en el lomo del surco o en dos hojas.
sobrar
si lo que te sobra das, de poco te ufanarás (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que en forma de reclamación significa lo que enuncia: no hay que dar sólo las sobras.
sobrepaso
sólo el sobrepaso es paso; lo demás es mondinga (f. 90).
Refrán ranchero que en forma exclamativa indica cuál es el verdadero paso de un caballo. Mondinga es la
caballería que avanza a pasitos cortos y rápidos moviendo mucho los cuartos traseros al
andar. Variante:"sólo el sobrepaso es paso; lo demás todo es mondinga" (f. 105 y 116).
solazo
a solazo, capotazo (f. 90 y 122).
Refrán ranchero de origen tabasqueño que en cuanto a forma se atiene a la estructura mal-remedio
reducida a su máxima expresión: es un modelo de concisión y laconismo. Tiene rima consonante entre sus
hemistiquios. Variante: "a buen solazo, buen mangazo" (f. 90 y 122).
soltera
limpia y bonita soltera, sucia y fea después (f. 12).
Refrán popular sobre los cambios de una mujer cuando pasa de soltera a casada. Otro refrán se refiere a
ese hecho en estos términos: "refajo salido, señal de marido". Variante: "bonita y hacendosa soltera, casada
lo contrario" (f. 12).
sombra
vale más la sombra que el mismísimo cacao (f. 41).
Refrán popular de corte sentencioso, usado en Tabasco, que significa lo que enuncia. Pertenece al grupo de
los refranes "más vale".
sombra
vale más una mala sombra que un campo raso (f. 37).
Refrán popular de corte sentencioso, proveniente de tierras soleadas como Durango, que significa lo que
enuncia. Pertenece al grupo de los refranes "más vale".
sombrero
sombrero que no da sombra, no es ni sombra de sombrero (f. 90 y 116).
Refrán popular de corte sentencioso que, mediante un juego de palabras, significa lo que enuncia: un
sombrero que no da sombra no sirve y no debe llamarse sombrero.
sombrita
el que pita, grita, y el que no, se va por la sombrita (f. 90 y 132).
Refrán popular que mediante un juego de palabras dice, en forma declarativa, que quien tiene dinero y, en
general, con qué, no sólo manda sino que establece las reglas: grita; el pobretón, en cambio, tiene que
hacerla de segundón y no le queda más que escurrirse sin abrir la boca.
sonador
sonador y sonaja, la misma alhaja (f. 90 y 116).
Dicho de maleantes que significa lo que dice.
soniche
picol acarabear y bute soniche (f. 116).
Dicho de maleantes que significa, en forma de consejo, poco hablar y mucho silencio.
sopa
después de la sopa, copa (f. 48).
Refrán popular de corte sentencioso que recomienda tomar una copa después de comer. Tiene rima
consonante entre sus dos partes. Variante: "tras de la sopa, la copa" (f. 90 y 116).
sopa
muchas sopas buenas se logran en ollas viejas (f. 110).
Frase gnómica de corte declarativo que significa simplemente lo que dice. Un posible uso paremiológico
sería la aplicación a situaciones en que de causas viles resultan efectos nobles.
sopa
sopa de muchas cocineras, sale quemada (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Su sentido paremiológico es ya
expresado por otros refranes como: "entre muchos meneadores se quema la cola" o bien, "entre muchos
meneadores se quema la miel".
sope
no hay que confundir los sopes con las garnachas (f. 48, 49 y 90).
Refrán popular que en forma exclamativa y siguiendo la técnica de los refranes acústicos equivale,
simplemente, a la frase: "¡no hay que confundir!". Por tanto, como "no hay que confundir los sopes con las
garnachas", así "no hay que confundir la espumilla con el carbonato".
sordo
hazte sordo, y ponte gordo (f. 35).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que enuncia. Su sentido paremiológico es el mismo que
el de refranes como "con un poquito de lomo y otro de resbaladillo, se vive siempre tranquilo". No hay que
hacer caso a las contrariedades de la vida. Tiene rima consonante entre sus dos hemistiquios.
suegra
como hoy a tu suegra ves, mañana verás a tu mujer (f. 66).
Dicho popular no muy usado que en forma de pronóstico significa lo que enuncia.
suerte
la suerte del ratón la desea el león (f. 12).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: la suerte de los débiles la desean los
fuertes. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como "la suerte de la fea la bonita la desea" o "la
suerte del pendejo el abusado la desea".
suerte
la suerte no es como la preñez, que dura nueve meses (f. 70, 90 y 132).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: la suerte se presenta en raras y contadas
ocasiones y hay que aprovechar el momento en que llega. Tiene el mismo sentido paremiológico que el
refrán: "a la ocasión la pintan calva". Variante: "la suerte no es como el embarazo, que dura nueve meses"
(f. 66 y 90).
suerte
más vale suerte que dinero (f. 66).
Refrán popular del tipo "más vale" que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: la buena suerte vale
más que el dinero. En el Refranero mexicano hay dos actitudes ante la suerte: una fatalista, según la cual la
suerte es algo que depara el destino a cada quien. Esta suerte puede ser buena o mala; este refrán se
refiere a la buena suerte. Según otros refranes del Refranero mexicano, en cambio, la suerte no es fortuita:
se obtiene con saber, diligencia y trabajo. Por ejemplo: "el cuidado y la diligencia atraen a la suerte"; "al
saber le llaman suerte".
suerte
si yo supiera mi suerte, me reiría hasta de la muerte (f. 89, 90 y 116).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia: es una queja ante la incertidumbre del
futuro. Tiene rima consonante entre sus dos partes.
sufrir
si quieres hacer reír, desembucha tu sufrir (f. 116).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia: a nadie le interesan los sufrimientos
ajenos. Tiene rima consonante entre sus dos partes.
sufrir
sufre mucho por saber y trabaja por tener (f. 37).
Frase gnómica en forma de consejo que significa lo que dice: esfuérzate más por saber que por tener. Tiene
rima consonante entre sus hemistiquios. Un refrán chiapaneco dice: "más vale saber que haber".
suyo
el que da lo que tiene, harto hace con dar lo suyo (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que dice: dar lo suyo es gran cosa. Se usa, por tanto,
como una no aceptación de las reclamaciones de quien hubiera querido que le dieran más.

T
ta'
a nadie le apesta su ta' (f. 9).
talón
cuando tocan a correr, no hay más que apretar los talones (f. 89).
Refrán popular predestinacionista que significa lo que enuncia: cuando hay que huir no hay más que
hacerlo. Forma parte de los refranes "cuando X, Y" o "de que X, Y". Tiene el mismo sentido paremiológico y
la misma estructura que refranes como: "de que Dios dice 'a fregar', del cielo caen escobetas"; "de que Dios
dice 'a dar', hasta las árganas presta, y de que quita, hasta rasguña"; "de que Dios dice a comer, hasta
llueven chicharrones". Variante: "cuando tocan a correr, no hay más que apretar talones" (f. 35, 90 y116).
tamal
al que nace pa' tamal, del cielo le caen las hojas (f. 12, 35, 64, 66, 70, 89, 90, 110, 116, 119, 130 y 131).
Refrán popular predestinacionista que significa que el que nace para algo le vendrán espontáneamente
todos los medios para ello. Pertenece a la serie de refranes "el que nace" o "al que nace" y tiene su mismo
sentido paremiológico. Variantes: "al que ha nacido para tamal, del cielo le caen las hojas" (f. 48 y49); "al
que nace para tamal, del cielo le caen las hojas" (f. 24 y 132); "al que nació pa' tamal, del cielo le caen las
hojas" (f. 122); "al que nació para tamal, del cielo le caen las hojas" (f. 80 y 122).
tando
tando y tandero, un veraniego (f. 90 y 116).
Dicho de maleantes con nulo valor paremiológico que constituye un juego de palabras que significan
sombrero.
tarro
lazado por un tarro, lazado por los dos (f. 90 y 122).
Refrán popular de origen tabasqueño que significa que es necesario continuar o poner más empeño en una
obra ya emprendida.
tarugo
el que nació pa' tarugo, nunca llega ni a vaqueta (f. 90).
Refrán popular predestinacionista que significa lo que enuncia. Es de los refranes "el que nace para X... todo
le sucederá de acuerdo con ello". Tiene su mismo sentido paremiológico. Variante: "el que nació para
tarugo, nunca llega ni a la baqueta" (f. 24).
tarugo
para los tarugos siempre es día de san Bartolo (f. 66 y 90).
Refrán popular de tipo exclamativo que significa que para los tarugos siempre es su día.
tarugo
quien solo se enseña, buen tarugo tiene por maestro (f. 66 y 90).
Refrán popular de tipo sentencioso que significa lo que enuncia: la autoenseñanza es una forma de hacerse
tarugo.
tasa
para no emborracharse, hay que beber con tasa y medida (f. 49).
Frase gnómica de corte moralizante que significa lo que enuncia. No tiene las condiciones discursivas
necesarias para ser considerado como refrán.
tata
para quien es mi tata, buena está mi nana (f. 90 y 116).
Frase gnómica de corte sentencioso que, dice Rubio, "se emplea cuando dos personas, con iguales
defectos, se unen para un mismo fin".
tatáculas
ni tatáculas, ni tata culas, sino tata culás (f. 5).
tecla
no muevas todas las teclas, por si te falta algún son (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de consejo, significa que no hay que agotar todos los recursos en lo que has
emprendido: hay que guardar algo por si hiciera falta.
tecolote
cuando el tecolote canta, el indio muere; no es cierto, pero sucede (f. 66).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia. Parte de la creencia de los antiguos
mexicanos de que el canto del búho es señal de mal agüero. De allí se formó la creencia que subyace al
refrán. Variantes: "cuando el tecolote canta, el indio muere" (f. 8, 12, 48, 89, 90 y 122); "cuando el tecolote
canta, el indio muere; dicen que esto no es cierto, pero sucede" (f. 89); "cuando el tecolote canta, el indio
muere; ello no es cierto, pero sucede" (f. 132); "el tecolote canta, el indio muere; yo no lo creo, pero sucede"
(f. 5); "si el tecolote canta, el indio muere" (f. 119 y 122); "si el tecolote canta, el indio muere; ello no es
cierto, pero sucede" (f. 37 y 64); "si el tecolote canta, el indio muere; esto no será cierto, pero sucede"
(f. 35 y 116).
tejón
no le cuadra al tejón el maiz, y hasta a pixcarlo se anima (f. 48 y 49).
Refrán popular que, en forma exclamativa, expresa una sátira burlesca dirigida a quien se anda con
indiferencias aparentes como táctica de enamoramiento. También circula de la siguiente manera cuyo
sentido paremiológico es, por supuesto, el mismo: "no quiere la puerca el maiz y hasta a pizcarlo se anima";
"no quiere la puerca el maiz, nomás los olotes deja"; "no quiere la puerca el maiz, nomás lo hoza y lo deja".
temporal
cuando el temporal es bueno, hasta los vaqueros paren (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que en forma exclamativa dice que cuando se está de buenas todo se da bien. Tiene el
mismo sentido paremiológico que refranes como "cuando el tiempo nos ayuda, los secos troncos retoñan" o
bien, "cuando el garañón es bueno, hasta los vaqueros se ubran". Tiene la forma de una exclamación
sentenciosa. Variante: "de que el temporal es bueno, hasta las trancas retoñan"(f. 49).
tendajón
arreglado al tendajón son las moscas (f. 35).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa que una vez asegurados unos buenos ingresos, el
tendajón, se dejan venir nubes de pedigüeños y lambiscones, las moscas. Expresa la convicción, en efecto,
de que el dinero atrae honores y caridades según aquello de: "cuando yo tenía dinero, / me llamaba don
Tomás; / ahora que no tengo nada, / me llamo Tomás nomás". Variante: "arreglado al tendejón son las
moscas" (f. 90 y 116).
tenejal
picar más los tenejales que la cal (f. 49 y 131).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Su sentido
paremiológico es el de que cuesta más lo accesorio que lo principal. Es, por tanto, el mismo del refrán:
"cuesta más caro el caldo que las albóndigas". Tenejal es una palabra de origen náhuatl y es la cal sin
apagar que se usa para cocer el nixtamal. Variantes: "mandar más los tenejales que la cal" (f. 8 y 90); "ser
más bravos los tenejales que la cal" (f. 30, 90 y 122); "ser más fuertes los tenejales que la cal"
(f. 48, 64,90, 116 y 131).
tener
el que lo tiene, lo luce (f. 122).
Refrán popular referido al dinero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia.
tener
el que poco tiene que rezar, pronto ofrece (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: que en un regateo pronto se rinde quien
no tiene los recursos verbales acostumbrados.
tener
el que tiene qué comer, se olvida del que no tiene (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia.
tener
nadie es caro mientras no tiene qué vender (f. 37).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia.
tener
quien poco tiene, pronto lo suena (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa que quien poco dinero tiene se muere por presumirlo. Se
aplica a todas las situaciones en que alguien muestra ostentosamente algo; es señal de que tiene poco de
ello, dice el refrán.
tener
si la tenemos, nos choca, si se nos va, la extrañamos (f. 90 y 116).
Refrán popular referido a la mujer que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Rubio cita en la
explicación del refrán una estrofa del Hombres necios que acusáis de Sor Juana: "pues como ha de estar
templada / la que vuestro amor pretende, / si la que es ingrata ofende / y la que es fácil enfada".
tener
ten presente lo que te hacen, y piensa en lo que has de hacer (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que enuncia: que lo que proyectas hacer a los demás
sea proporcionado a lo que han hecho contigo. Es el principio básico de la justicia primitiva condensada en
la ley del talión.
tepalcate
el que nace tepalcate, ni a comal tiznado llega (f. 35, 51, 64, 66, 90, 110, 116, 119 y 132).
Refrán popular que, arraigado en la paremiología tradicional mexicana, dice que el destino de cada quien
está decidido desde su nacimiento, según la suerte que el destino le haya deparado. En este refrán, el que
ha nacido para cosas miserables tendrá una vida de ese tamaño y calidad. Pertenece a los refranes "el
que".
tepetate
el que siembra en tepetate, ni la semilla levanta (f. 8, 90 y 116).
Refrán tradicional mexicano que dice que el tepetate no sirve para sembrar. El tepetate de que habla el
refrán es una capa de tierra caliza y dura que recubre de manera natural ciertos terrenos del altiplano
mexicano que, obviamente, no sirven para sembrar: quien allí siembra pierde el tiempo y el grano que
sembró. De allí el sentido de la variante: "el que siembra en tepetate, se queda en un petate" (f. 48, 49 y90).
Tiene el carácter sentencioso de los refranes "el que".
tequis
si vas a trabajar, túmbate al tequis (f. 90 y 116).
Dicho de maleantes que, en forma de consejo, dice que si se va a robar hay que hacer, mediante engaños,
que el policía se aleje del lugar de donde se va a realizar el robo.
tercio
entre dos no pesa un tercio (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma sentenciosa, significa que entre varios todas las tareas y deberes se hacen
menos pesadas.
terrateniente
si eres terrateniente, madrugar y cambiar gente (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular de origen ranchero que, en forma sentenciosa, significa que quien vive de trabajar y hacer
trabajar la tierra tiene dos tareas inmediatas: madrugar y cambiar gente.
terreno
mejor saber el terreno que ser el mejor vaquero (f. 105).
Refrán ranchero que, en forma sentenciosa, pondera la importancia de conocer el terreno antes que las
artes de los quehaceres vaqueros. Variantes: "más vale ser conocedor del terreno que buen vaquero" (f.49);
"vale más conocer el terreno que ser buen vaquero" (f. 5).
tía
a la tía se apalea; a la prima se le arrima; a la hermana, con más ganas (f. 66 y 90).
Refrán popular que, en forma de norma, establece el trato que ha de darse a las mujeres de la familia bajo
criterios machistas. Tiene un uso paremiológico más en broma que en serio y se basa en el juego de
palabras mediante el uso de la rima al mezzo.
tianguis
ni tianguis sin ratas, ni libro sin erratas (f. 66).
Refrán popular que, en forma de sentencia, establece que todos los libros tienen erratas. De hecho, es una
adaptación del refrán que dice: "no hay cuartel sin ratas, ni libro sin erratas". La rima consonante que
relaciona los dos hemistiquios sirve de estructura al refrán contraponiendo acústicamente "ratas" con
"erratas". Variante: "ni tianguis sin ratas, ni libros sin erratas" (f. 90).
Tianguistengo
más vale Tianguistengo que tianguistuve (f. 70, 90 y 132).
Refrán popular que, en forma de sentencia, establece el primado de la realidad sobre los vestigios del
pasado: el refrán es una declaración de que lo que vale es lo que ahora "tengo" y no lo que antes "tuve".
Tianguistengo es el nombre de un pueblo del estado de Hidalgo. Tianguistuve es, por el contrario, una voz
construida sobre la anterior para rescatar de ella el "tuve". Variante: "nada vale tianguistuve, sólo vale
Tianguistengo" (f. 116); "no se vale tianguistuve, sino Tianguistengo" (f. 66, 90 y 132).
tiempo
al que tiempo agarra, tiempo le sobra (f. 37).
Refrán popular que, en forma de sentencia, significa lo que enuncia: establece, en efecto, la importancia de
prepararse con tiempo a las cosas para no improvisar ni llegar tarde a ellas. De hecho, se basa en el mismo
tópico que el refrán: "el pájaro que no vuela, que agarre ventaja".
tiempo
con el tiempo y un ganchito, hasta las de arriba bajan (f. 5, 12 y 48).
Refrán popular que, en forma exclamativa, significa que todo se logra con paciencia y dándole tiempo a las
cosas. Nuestro refrán está construido sobre una sólida tradición paremiológica española. Otra forma de este
refrán expone su sentido paremiológico: "con paciencia y un ganchito, hasta las de arriba
bajan".Variante: "con el tiempo y un ganchito, hasta los de arriba bajan" (f. 66 y 132).
tiempo
cuando el tiempo nos ayuda, los secos troncos retoñan (f. 105).
Refrán ranchero que en forma exclamativa dice que cuando se está de buenas todo se da bien. Para
expresar su sentido paremiológico este refrán y los que como él están estructurados con la misma lógica
argumentativa emplean la figura de un colmo para indicar que en buenos tiempos todo funciona bien y
tienen lugar cosas fantásticas que no deberían de ocurrir. Tiene el mismo sentido paremiológico, pues, que
refranes como "cuando el temporal es bueno, hasta los vaqueros paren" o bien, "cuando el garañón es
bueno, hasta los vaqueros se ubran". Variante: "cuando el tiempo ayuda, hasta los troncos secos retoñan"
(f. 90, 116 y 122).
tiempo
el que temprano se moja, tiempo tiene de secarse (f. 12, 66 y 106).
Refrán popular que, en forma exclamativa, no sólo significa lo que enuncia sino lo mismo que el refrán: "al
mal paso, darle prisa". Según el principio que le subyace, si se da cauce a todo lo que, pese a sus
inconvenientes, hay que hacer, temprano se podrán curar sus consecuencias. Se usa en forma de excusa
cínica para justificar borracheras matutinas y cosas así.
tiempo
el tiempo es buen consejero, y sabe desengañar (f. 90 y 116).
Refrán popular que, en forma exclamativa, significa lo que enuncia: el tiempo enseña, hace sabias a las
personas y desengaña. Variante: "el tiempo es muy buen amigo, y sabe desengañar" (f. 90 y 116).
tiempo
en tiempo de remolinos, la basura se levanta (f. 49).
Refrán popular que, en forma exclamativa, significa que en tiempos revueltos suelen colocarse en sitios
privilegiados individuos indignos. Se utiliza, en efecto, para comentar situaciones resultantes de esas
borrascas. Rubio comenta así este refrán: "se emplea para zaherir a quien no habiendo sido nadie por su
condición siempre humilde, logra escalar un puesto de importancia por efecto de algún desorden, de alguna
alteración en la marcha normal de la vida". Variantes: "en tiempo de remolino, hasta la basura sube"
(f. 66, 90 y 132); "en tiempo de remolino, se levanta la basura" (f. 116); "en tiempo de remolinos, la mera
basura sube" (f. 105).
tiempo
hay tiempos de tirar cohetes, y tiempos de recoger varas (f. 66 y 90).
Refrán popular de origen bíblico que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia: que, como dice el libro
bíblico del Qohelet, "todo tiene su tiempo, todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo".
Una variante dice: "hay tiempos de tronar los 'cuetes' y tiempos de juntar varitas". Nuestra versión se basa
en una contraposición entre "tirar cohetes" y "recoger varas".
tiempo
lo que al tiempo se deja, al tiempo se queda (f. 122).
Refrán popular de origen bíblico que, en forma sentenciosa, significa lo que enuncia: que las cosas dejadas
al tiempo terminan por no hacerse nunca. Por eso otro refrán aconseja: "no dejes para mañana lo que
puedas hacer hoy". Hay rima asonante entre los dos hemistiquios. Variante: "lo que al tiempo se deja, al
tiempo queda" (f. 90).
tiempo
no hay que fiar en tiempo de aguas (f. 90 y 116).
Refrán popular, de origen ranchero, que expresa la desconfianza típica de los refranes rancheros. Pertenece
a la serie de refranes "no hay que"; tiene forma de consejo y enunciación exclamativa, y significa lo que
enuncia: hay que estar siempre prevenidos. El sentido paremiológico del refrán, en efecto, está dado por las
palabras "no hay que fiar" en el sentido de "no hay que confiarse".
tiempo
para todo alcanza el tiempo, sabiéndolo aprovechar (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: para todo hay tiempo o, como se dice,
"hay más tiempo que vida". Este principio es metido en una estructura paremiológica que ya utilizan otros
refranes. Por ejemplo: "todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar" o bien, "¡todo cabe en un costal en
sabiéndolo acomodar!".
tiempo
si te buscan para apañarte, a tiempo pírate (f. 116).
Dicho de maleantes con nulo valor paremiológico que en forma de consejo significa: si te buscan para
aprehenderte (apañar) huye (pírate).
tienda
el que tiene que abrir tienda, buenas anclas, clisos vivos (f. 116).
Dicho de maleantes con nulo valor paremiológico que en forma sentenciosa significa: el que quiera abrir una
casa de juego debe estar muy atento (clisos vivos) y tener manos muy rápidas (buenas anclas).
tierra
a las tierras más remotas, manda Dios un aguacero (f. 37).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se usa para festejar algún acontecimiento
grato acaecido en algún lugar de poca monta.
tierra
¿dónde es tu tierra?; Donde la pases, no donde naces (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia; no necesita mayor explicación. Un refrán
español sentencia: "no con quien naces, sino con quien paces". También el nuestro tiene rima consonante
entre sus dos partes.
tierra
el que es corto en tierra ajena, toda la vida anda flaco (f. 89, 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: en tierra extraña no hay que acobardarse.
tierra
en la tierra de los calvos, los pelones son trenzudos (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que, en forma de una ironía declarativo-exclamativa, significa que en lugares donde reina lo
mediocre cualquiera, con apenas medianas cualidades, puede erigirse en la persona más admirada del
lugar. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán "en tierra de ciegos, el tuerto es rey". Las figuras
con que expresa eso el refranero son, respectivamente, la de un pelón en tierra de calvos y de la de un
tuerto en tierra de ciegos. Se trata, pues, de individuos que viviendo donde impera el defecto X, los
individuos Y que sólo lo tienen a la mitad, son vistos como dioses. Estos refranes tienen el mismo sentido
paremiológico y se construyen sobre la estructura: "en tierra de X, Y sobresale".
tierra
más vale tierra en cuerpo que cuerpo en tierra (f. 89, 90 y 122).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: es mejor tener un poco de tierra en el
cuerpo que estar sepultado. Se usa para disculpar un poco de desaliño y suciedad. Es de la serie de
refranes "más vale" y está estructurado en forma de quiasmo o retruécano. Variante: "más vale tierra en el
cuerpo que cuerpo en la tierra" (f. 37).
tinaja
quien de joven fue tinaja, es de vieja tapadera (f. 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: quien de joven fue una mujer de vida
ligera, de vieja se convierte en alcahueta. Así se dice en otra de las variantes del refrán: "la mujer que fue
tinaja se convierte en tapadera". En el habla popular mexicana la mujer "tapadera" es la celestina, la
encubridora y propiciadora de amores ajenos. La imagen de una tinaja con su tapadera también tiene sus
antecedentes en refranes como "a la ramera y a la ballena, todo les cabe y nada les llena", que hacen que
una "olla", en un refrán español recogido por Sbarbi, se vuelva una "tinaja" en el nuestro.
tlachiquero
el que no sabe raspar, no puede ser tlachiquero (f. 49).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Un "tlachiquero", en efecto, es quien tras
extraer el tlachique o aguamiel –como se llama al pulque sin fermentar– del cajete del maguey raspa la
cavidad para que brote nuevo tlachique. De allí el refrán. Se usa para sancionar situaciones en que a
alguien le falta energía y carácter.
tlaco
el que nació para tlaco, aunque se halle entre tostones (f. 51, 64 y 119).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. El "tlaco" era una moneda de ínfimo valor
que circulaba en la Nueva España. El refrán es parte de la serie de los refranes fatalistas "el que nace" que,
como ya se ha dicho, se basan en el tópico de que la fortuna, buena o mala, marca el destino de las
personas desde su nacimiento, sin importar lo que hagan en la vida. El tlaco siempre será tlaco aunque
ande revuelto entre los tostones, como se llamaba a las monedas de plata de cuatro reales en el mismo
régimen monetario novohispano. Variante: "el que nació siendo tlaco, aunque ande entre tostones"
(f. 35, 90 y 116).
Toluca
Toluca la bella: jardín sin flores, ríos sin agua, mujer sin vergüenza y hombre sin palabra (f. 116).
Dicho popular, del género de los refranes localistas, que describe a Toluca y a los toluqueños de una
manera muy negativa. Tiene la forma de una exclamación descriptiva. Significa, pues, lo que enuncia.
Hemos dicho ya, más arriba, que hay en el Refranero mexicano de estos dichos productos del afán
mexicano por el apodo y la sátira contra los habitantes de alguna ciudad o región como Puebla, Zacatlán,
Querétaro, Guanajuato, Silao, Tabasco y otros. Variante: "Toluca: río sin agua, monte sin leña, hombre sin
palabra, mujer sin vergüenza" (f. 5).
tomador
al buen tomador, no le agrada el trago revuelto (f. 41).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Es un dicho de bebedores. Se usa también
para sancionar situaciones de diversa índole en que lo que se ofrece a alguien no parece genuino.
tomador
tomador sin muleta, baile con chancleta (f. 90 y 116).
Dicho de ladrones que en forma sentenciosa significa que un ladrón (tomador) sin algo en la mano para
disimular el robo (chancleta) es un ladrón cobarde (baile) e indeciso (chancleta). Como todos los dichos
privados, no es refrán.
tonto
el más tonto es el más necio (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: el tonto es necio. "Tonto" se usa en el
habla popular mexicana como un sinónimo estricto de pendejo: es su forma fina. Es parte, pues, del
refranero de la pendejez. Otro refrán reza: "a los pendejos no se les puede convencer".
tonto
no hay tonto que no sea útil en su oportunidad (f. 12).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: el tonto es útil. De hecho, "un pendejo
callado es oro molido", dice otro refrán. Forma también parte del refranero de la pendejez.
tonto
no hay tonto que no sepa tragar camote (f. 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: que aun los tontos saben tragar camote sin
atragantarse y que los pendejos "tragan camote", es decir, tartamudean al hablar, al leer, al preguntar y al
contestar. Variante: "no hay tonto que no trague camote" (f. 90).
tordillo
de los tordillos, el más completo es el tordillo cuero prieto (f. 49).
Refrán popular que en forma declarativo-sentenciosa expresa la opinión que el enunciador tiene de los
caballos de ese color. Ya se ha dicho lo caprichosos e infundados que son los gustos sobre los colores de
los caballos. Variantes: "de los tordillos, el más completo es el tordillo de cuero prieto" (90 y 116); "de los
tordos, el cuero prieto" (f. 106).
tordillo
los tordillos y los tarugos, desde lejos se conocen (f. 105).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: que los caballos tordillos y los tarugos,
forma ranchera para designar al pendejo, se hacen notar desde lejos. Forma parte, desde luego, del
refranero de la pendejez.
torero
el mejor torero es el de la barrera (f. 116).
Refrán popular que en forma satírica significa lo que enuncia: que estando en las tribunas todo mundo se
cree un experto.
torna
si no llueve, ¿para qué son tornas?; y si llueve mucho, ¿para qué son tornas? (f. 49).
Refrán popular de origen ranchero que en forma exclamativa significa lo que enuncia: que la torna, o bordo
de tierra que se pone para controlar el agua en un regadío, no sirven de nada ni cuando no hay agua, ni
cuando hay demasiada agua.
toro
con toro que ya han toreado, vete con mucho cuidado (f. 116).
Refrán popular que en forma de consejo significa lo que enuncia. Proviene del mundo de la fiesta de toros.
Se usa para prevenirse de las personas mañosas, a quienes se equipara a un toro ya toreado o a una
venada muy lampareada. Variante: "con toro jugado, mucho cuidado" (f. 49, 90, 106 y 116).
toro
del toro bravo, resulta el mejor novillo (f. 49).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia.
toro
desde lejos se miran los toros (f. 106).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia puesto que, como se ha visto, "el mejor
torero es el de la barrera" y que en las tribunas se sientan los expertos. El refrán, sin embargo, suena a
consejo que recomienda ver desde lejos las cosas que traen problemas. Variante: "desde lejos se ven los
toros" (f. 122).
toro
el que con toros sueña, que no se case (f. 37, 90 y 122).
Refrán popular que en forma de consejo recomienda al celoso, al propenso a pensar que su novia le "pone
los cuernos", mejor no casarse.
toro
el que torea al toro tiene que aguantar la cornada (f. 49).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: quien hace algo que sabe riesgoso debe
afrontar las consecuencias.
toro
el toro molinero, o bravo o traicionero (f. 49).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Otro refrán dice por qué: "el buey más
manso nos da la mejor patada".
toro
llamar al toro desde la barrera, lo hace cualquiera (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: cualquiera puede ser bravucón cuando se
sabe al resguardo y bien protegido.
toro
no hay toro valiente para tanta garrocha (f. 12).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: que hasta el más valiente se achica
cuando el peligro es grande, y no ofrece una lucha leal como el picador que usa una garrocha larga para
mantener lejos al toro.
toro
pa' los toros de El Jaral, los caballos de allá mesmo (f. 5, 48, 64, 66, 70, 90, 105, 116 y 132).
Refrán popular que en forma exclamativa significa que, según el principio de la homeopatía, "no hay mejor
cuña que la de la misma madera", como reza otro refrán. Variantes: "pa' los toros de Tecuán, los caballos
que allí dan" (f. 90); "pa' los toros del Tecuán, los caballos de allá mesmo" (f. 5); "para los toros de El Jaral,
los caballos de allá mismo" (f. 37 y 122); "para los toros de El Jaral, los caballos del mismo corral" (f. 98);
"para los toros del Tecuán, los caballos de allá mismo" (f. 122).
tortilla
la tortilla y la mujer, se han de comer en caliente, pues si las dejas enfriar, ni el diablo les mete el
diente (f. 66).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. La estrofa, en efecto, expresa muy bien no
sólo el qué sino el por qué del dicho que, de hecho circula en una forma breve: "la tortilla y la mujer, se han
de comer en caliente". Variante: "la tortilla y la mujer, se han de comer en caliente" (f. 90).
tortilla
más vale pura tortilla que hambre pura (f. 35 y 116).
Refrán popular que en forma declarativa significa lo que enuncia: que la tortilla, el alimento ínfimo en la
escala de alimentos del Refranero mexicano, es mejor que nada. Es de los refranes "más
vale".Variantes: "más vale tortilla dura que hambre pura" (f. 49, 70 y 90); "más vale tortillita dura que hambre
pura" (f. 66 y 90).
tortilla
tortilla de dos caras, cara de dos tortillas (f. 24).
tortilla
vale más tortilla con amor que gallina con dolor (f. 37).
Refrán popular del tipo "más vale" que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: vale más una comida
humilde en medio de la armonía y el amor que un banquete entre sufrimientos, pleitos y discordias.
tos
la que con tos entienda, tiene buena rienda (f. 89).
Refrán popular, de origen ranchero, que en forma declarativa significa lo que enuncia. El refrán parte de una
asociación muy frecuente en el Refranero mexicano, ya señalada, entre la mujer y el caballo. Aquí se
compara la avenencia femenina con su cónyuge a un caballo montado por un jinete que lo guía mediante
una rienda. "Gallo, caballo y mujer, por su raza has de escoger", dice, por ejemplo, otro refrán.
totopo
no se hicieron los totopos para los dientes postizos (f. 49).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se usa para sancionar situaciones en que
alguien trata de emprender algo para lo que no tiene cualidades o recursos.
trabajo
cuesta más trabajo guardarlo que ganarlo (f. 90 y 116).
Se refiere al dinero y al hecho de que se escurre de las manos en menos de un suspiro. Es, pues, un refrán
popular que en forma declarativa significa lo que enuncia. Un refrán español dice: "el dinero tiene más de un
gozar: saberlo ganar y saberlo gastar".
trabajo
de que los hay, los hay; el trabajo es dar con ellos (f. 66, 90 y 132).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia: se refiere a los pendejos. Forma parte,
por tanto, del refranero de la pendejez. De hecho, funciona discursivamente como los refranes acústicos: su
sentido paremiológico es dado por la primera parte enunciada en forma exclamativa y como una queja: "¡de
que los hay, los hay!". La segunda parte, en cambio, "el trabajo es dar con ellos" no tiene valor
paremiológico y sólo sirve de complemento menos áspero a la exclamación que le precede. De hecho, es
convicción del Refranero mexicano, expresada en muchos refranes, que no es difícil dar con los pendejos:
se les puede distinguir desde muy lejos, por ejemplo. Variante: "si de que los hay, los hay; el trabajo es dar
con ellos" (f. 116).
trabajo
el trabajo es la virtud de los que no tienen mérito para vivir sin trabajar (f. 35, 90 y 116).
Frase gnómica de corte moralizante y didáctico que significa lo que enuncia. Tiene pocos rasgos de refrán.
trabajo
el trabajo no es entrar, sino encontrar la salida (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa expresa las dificultades para salir dignamente de una empresa en
la que se ha metido.
trabajo
el trabajo te ennoblece, pero también te envejece (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Tiene rima consonante entre sus dos
hemistiquios octosílabos.
trabajo
los trabajos se hicieron para los hombres (f. 60).
Refrán popular de corte machista que en forma sentenciosa significa lo que enuncia.
trabajo
no da trabajo tocar la tambora, el trabajo es cargarla (f. 12).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se usa para sancionar situaciones en que
no se quieren afrontar las implicaciones de lo que se hace.
trabajo
si el trabajo no cansara, no habría putas en las esquinas (f. 66).
Refrán popular que en forma exclamativa significa lo que enuncia: el trabajo cansa.
trabajo
todo lo que sirve es lo que da más trabajo (f. 131).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: "lo que vale, cuesta", dice otro refrán al
respecto.
trabajo
trabajo acabado, marchante aguarda (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Referido al trabajo artesanal que se hace
para vender los productos. Tiene una muy elegante construcción de ablativo absoluto y puede servir de
modelo del laconismo y concisión paremiológicos.
trabajo
trabajo es sacar un puerco de un chicalotal cuando está lloviendo (f. 49).
Refrán popular de origen ranchero que en forma sentenciosa significa lo que enuncia.
trago
unos son los de los tragos, y otros los de los estragos (f. 37, 90 y 122).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Unos disfrutan de la bebida y son otros
los que la vienen pagando. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán: "unos llevan la fama y otros
la lana". Variante: "unos son los del trabajo, y otros son los del provecho" (f. 37).
tragón
a buen tragón, buen taco (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Forma parte de los refranes receta que,
como hemos dicho, se atienen a la estructura "a o para X, Y". Hay un paralelismo entre el primero y el
segundo hemistiquios con su fórmula "buen tragón" y "buen taco".
trapiche
si al trapiche le falta una rueda, no puede exprimir la caña (f. 41).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se usa para sancionar situaciones en que
los medios para algo están incompletos.
trapo
trapo limpio, no necesita jabón (f. 122).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Variante: "trapo limpio, ropa limpia, no
necesita jabón" (90).
traste
donde ha habido trastes, tepalcates quedan (f. 48 y 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: que tanto en lo físico como en lo moral
las cosas dejan sus huellas. Tiene el mismo sentido paremiológico que refranes como: "donde lumbre ha
habido, rescoldo queda".
trato
trato hecho, jamás deshecho; cuando lo busques, ya está en el techo (f. 66 y 90).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: es una fórmula de trato en los juegos
infantiles cuyo principal sentido es dado por la expresión "trato hecho". Una consonancia construida sobre la
palabra "hecho" recorre todo el texto.
tristeza
la tristeza llega tras la alegría (f. 60).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Las tristezas y las alegrías se suceden: "a
la noche arreboles, a la mañana habrá soles" y "después de la tempestad viene la calma".
trompada
donde no hay trompadas, no hay cariño (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. Se refiere a las relaciones matrimoniales.
Según Rubio, es un dicho más de mujeres que de hombres para definir la autenticidad del amor matrimonial.
Cuenta que en Guanajuato, una noche, al tratar de defender a una mujer golpeada por su marido, ella le
gritó: "Y usted, ¿qué se mete en lo que no le importa?, déjelo que me pegue, para eso es mi marido". Así,
pues, sin comentarios.
tronco
quien quiere al tronco, quiere a las ramas (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma sentenciosa significa lo que enuncia: quien quiere una cosa quiere todo lo que
ésta implica. Tiene el mismo sentido paremiológico que el refrán español: "el que quiere la col, quiere las
hojas del derredor".
trotón
tranqueando se alcanza a los trotones (f. 48, 49 y 50).
Refrán ranchero que en forma de consejo significa lo que enuncia. Se refiere a los caballos.
tuerto
nadie sea tuerto y nadie se lo dirá (f. 37).
Refrán popular usual en Durango que en forma exclamativa significa lo que enuncia: que no sea lo que no
quiera que le llamen. Pues, como dice otro refrán, "al que mata un perro le dicen mataperros" y al que es
tuerto le dicen tuerto.
tufo
por el tufo se conoce el petate (f. 90 y 132).
Refrán ranchero que en forma de sentencia significa lo que enuncia. El tópico en que se basa, "por los
efectos se saca la causa" está muy bien expresado en el Refranero mexicano pues: "por el hilo se saca el
ovillo"; "por el sobrescrito se saca la carta"; "por el tule se conoce el petate"; "por el estornudo se conocen
los pulmones"; "por las hojas se conoce el tamal que es de manteca" y "por la pluma se saca el pájaro".
Tiene enunciación exclamativa. Variante: "por el tule se conoce el petate" (f. 51, 64, 90, 116 y 119).
tule
el que se acuesta con tules, amanece con dolores (f. 49, 64, 90, 109, 116, 119 y 132).
Refrán ranchero que en forma de sentencia significa en su sentido literal que el que se acuesta en petate,
con tules, amanece todo adolorido. Sin embargo, se usa como un juego de palabras en el que se diría que
quien se acuesta con Gertrudes (tules) amanece con Dolores (dolores). Aunque este acto de ingenio no
parezca muy coherente, el uso más frecuente no es el que la toma contra los petates sino el uso pícaro que
enfrenta a Gertrudes con Dolores.
tumbar
el que tumba, arrea (f. 106).
Refrán ranchero que en forma de sentencia significa que quien desmonta tendrá ganado que arrear.
tuna
como comiste el tuna, cagaste el pepita (f. 90 y 132).
Refrán ranchero que en forma interpelativa significa lo que expresa: que quien hace algo tiene que afrontar
las consecuencias. Variante: "comiste el tuna, arrojarás el pepa" (f. 89, 90 y 116).
tuna
de las tunas come una o dos; que si muchas, ¡válgame Dios! (f. 66 y 90).
Refrán ranchero que en forma de consejo significa lo que expresa: no hay que comer muchas tunas porque
se tapa la persona y no puede expulsar lo comido. De hecho, una de las variedades de tuna es la "tuna
tapona".
tuna
no te compro tunas, porque están muy caras; no te compro limas, porque están muy verdes; no te
compro... metas a lo que no puedes (f. 66, 90, 110 y 132).
Frase paremiológica fincada en la repetición de estructuras, frases ("no te compro...") y sonidos cuyo
contenido principal es el último verso: "no te comprometas a lo que no puedes", cuya forma correcta debería
ser "no te comprometas a lo que no puedas" que, obviamente, no requiere explicación alguna.
tupé
bueno es hacerse el tupé, pero no pelarse tanto (f. 60).
Refrán popular de la serie "es bueno" basado en el tópico "no hay que abusar". Se atiene, por tanto, a la
estructura "es bueno X, pero no Y que es un abuso de X". Por tanto, tiene el mismo sentido paremiológico
que los demás refranes de la serie como: "es bueno cortarse el pelo, pero no raparse tanto"; "es bueno el
cilantro, pero no tanto"; "es bueno el encaje, pero no tan ancho"; "es bueno entrar al potrero, pero no
arrancar el pasto", y todos los demás que hemos consignado en este refranero. Variantes: "bueno es hacer
el tupé, pero sin pelárselo tanto" (f. 98); "es bueno hacerse el tupé, pero no pelarse tanto" (f. 116); "no es
muy malo ser corrientes, pero no pelarse tanto" (f. 60).

U
unalbo
unalbo es bueno; de dos, mejor; de tres es malo, y de cuatro es peor (f. 105).
"Unalbo" es el "caballo que tiene un pie {blanco }", dice Santamaría. El dicho expresa las creencias y
supersticiones que, sobre ese punto y en relación con los caballos, están vigentes en el medio de la
charrería. Variantes: "unalbo, bueno; dosalbo, mejor; tresalbo, malo, cuatralbo, peor" (f. 116); y "unoalbo,
bueno; dosalbo, mejor; tresalbo, malo, cuatroalbo, peor" (f. 117).
uno
uno es uno, y otros son los soldados del uno (f. 90 y 116).
Refrán popular que, según Rubio, "se emplea cuando alguna persona pretende abusar, para darle a
entender la diferencia que hay entre lo conveniente y lo inconveniente".
uña
cada quien se rasca con sus uñas (f. 35, 89, 113 y 116).
Refrán popular que, en forma declarativa en esta versión o conativa en algunas de sus variantes, expresa la
necesidad o convicción de valerse con sus propios medios. Variantes: "cada cual se agarra con sus uñas"
(f. 122); "cada quien que se rasque con sus uñas" (f. 12 y 122); y "cada uno se rasque con sus uñas" (f. 60).
uña
es bonito rasguñar, pero es feo clavar las uñas (f. 116).
Refrán popular de la variante "es bueno" que se basa en el tópico consejo del "no hay que abusar". Los
refranes de este tipo presentan una estructura de doble columna con la secuencia "es bueno X; pero no hay
que abusar". Como dice un refrán del grupo: "es bueno el uso, pero no el abuso". En la primera de las
columnas expresa lo que "es bueno", en tanto que en la segunda se señala el abuso. Son refranes de esta
clase, con el mismo sentido paremiológico: "es bueno cortarse el pelo, pero no raparse tanto"; "es bueno el
cilantro, pero no tanto"; "es bueno el encaje, pero no tan ancho"; "es bueno entrar al potrero, pero no
arrancar el pasto". Variante: "es bueno rasguñar, pero no clavar las uñas" (f. 116).
uña
lo que con las uñas se gana, tierra se vuelve (f. 66 y 90).
Refrán popular que significa que lo que se gana robando se vuelve nada. La vida real nos dice que ello vale
sólo para los ladrones de poco, ya que los ladrones institucionales son tenidos como grandes señores de los
negocios.

V
vaca
cuando la vaca es novillona, no se sabe si es lechera (f. 41).
Dicho ranchero que expresa lo que se dice de la vaca cuando es aún joven y anda entre el año y medio y los
cuatro años y no se sabe aún si será lechera.
vaca
cuando la vaca se enoja, ni aunque le mamanten (f. 49).
Refrán ranchero que dice lo mala que es una vaca enojada. Tiene la forma de una sentencia.
vaca
no es posible vender la vaca y ordeñarle leche (f. 110).
Refrán ranchero que expresa la imposibilidad de llevar a cabo dos cosas contradictorias. Es de la familia de
refranes "no se puede" del Refranero mexicano como: "no se puede sopear con gordas, ni hacer tacos con
tostadas"; como "no se puede mamar y tragar zacate" y "no se puede agarrar dos liebres al mismo tiempo".
vaca
nunca falta una vaca en la carretera (f. 24).
Refrán de tipo rural que, por una parte, significa lo que enuncia y, por otra, se usa para censurar un
obstáculo inesperado e impertinente. Tiene la forma de una constatación. Variante: "nunca falta una vaca
que se atraviese en el camino" (f. 24).
vaca
para donde mira la vaca, está el becerro (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia. En sentido paremiológico se usa para comentar situaciones en
que alguien, en una reunión, está con la atención puesta en otra parte. Se atiene al tópico: donde está tu
mirada allí está tu corazón. Aunque formalmente tiene forma conativa, prevalecen en él los rasgos de una
sentencia declarativa.
vaca
por eso se come toda la vaca: uno come rodilla, otro espaldilla (f. 110).
Dicho gastronómico mexicano que funciona como justificación: significa lo que enuncia.
vaca
tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata (f. 90 y 122).
Refrán popular que se usa paremiológicamente para señalar la responsabilidad de alguien en cualquier
hecho culposo en que haya tenido alguna participación. Variantes: "tanto peca el que mata la vaca como el
que le detiene la pata" (f. 12); "tanto peca el que mata la vaca como el que le tiene la pata" (f. 90 y 116);
"tanto peca el que mata la vaca como el que tiene la pata" (f. 37).
vaca
vaca que cambia querencia, se atrasa en la parición (f. 49, 90, 105, 116 y 122).
Refrán ranchero que significa lo que enuncia: tiene la forma de una sentencia conformada por dos
hemistiquios octosílabos. Variante: "vaca que cambia de querencia, se atrasa en la parición" (f. 80).
valedor
te lo dije, valedor: cuando uno no tiene cuerdas, no se mete a cargador (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma conativa dice al interlocutor que no debe emprender algo si no tiene las
cualidades, los medios y la herramienta necesarios. Hay rima consonante entre valedor y cargador.
valer
más vale acostarse sin cenar que amanecer sin almorzar (f. 110).
Refrán popular de corte tradicional del tipo "más vale". Su sentido es expresado por una variante suya: "vale
más acostarse sin cena, que levantarse con deudas" (f. 37). El refrán alude a que una buena cena equivale
a dilapidar los recursos necesarios para el día siguiente. Tiene la forma de una sentencia.
valer
más vale bien quedada que mal casada (f. 90 y 116).
Refrán que como todos los refranes "más vale" escoge, al comparar dos escalas axiológicas, la primera de
ellas, la que está bajo la expresión "más vale", que la segunda, la del término de comparación con "que". El
refrán da preferencia a la mujer "quedada", la que no se casa o, como se dice coloquialmente, la que "se
queda a vestir santos". El refrán dice que es mejor que una mujer se quede sin casarse a casarse mal. El
refrán se basa en la contraposición y juego verbal entre "bien" y "mal".
valer
más vale dar que prestar (f. 66).
Refrán popular que significa lo que enuncia. El refranero es muy desconfiado con respecto a prestar dinero o
lo que sea. Dentro de este principio está este refrán que, por lo demás, funciona como un tópico cultural al
cual se atienen refranes como "es mejor dar un centavo que prestar un peso" o bien, "que les cuadre o no
les cuadre, prestar libros ni a tu padre", y otros.
valer
más vale estar bien parado que mal sentado (f. 66 y 90).
Refrán popular que, en primera instancia, significa lo que enuncia y, a ese título, es uno más de los refranes
"más vale" del Refranero mexicano, formulado a manera de una sentencia a hemistiquios rimados
consonánticamente y cifrado en la contraposición entre "bien parado" y "mal sentado"; paremiológicamente,
sin embargo, se usa para comparar una situación en que un individuo tiene buenos contactos y relaciones
(está bien parado) con otra en la que si bien está instalado ("sentado") no tiene mayores conexiones. El
refrán dice que vale más lo primero que lo segundo.
valer
más vale estar mal sentado que bien parado (f. 116).
Refrán popular que expresa, paremiológicamente, la posición opuesta al refrán anterior: "más vale estar bien
parado que mal sentado". Tiene exactamente los mismos rasgos formales que él y, mutatis mutandis, valen
las mismas cosas dichas a propósito de él. Variante: "más vale mal sentado que bien parado" (f. 12).
valer
vale más algo que nada (f. 37).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Expresa un principio universal de la cultura. Tiene la forma de
una sentencia. Forma parte de los refranes "más vale". Como tópico, constituye uno de los presupuestos de
la conciencia popular mexicana: más vale lo que se tiene a lo que sólo es posible tener, aunque sea mucho
más.
valer
vale más morir aprendiendo que vivir ignorando (f. 90 y 116).
Refrán popular del tipo "más vale" que contrapone y prefiere el aprendizaje a la ignorancia, aunque sea a
costa de la propia vida. Los gerundios "aprendiendo" e "ignorando" no sólo constituyen los puntos de la
contrastación paremiológica, sino que son la base de la rima entre los dos hemistiquios de que consta el
texto.
valer
vale más morir de lleno y no de vacío (f. 37).
Refrán popular del tipo "más vale" que expresa, contra el hambre crónica de los pueblos del refranero, que
más vale morir bien comido que sin comer.
valer
vale más perder que dejar de jugar (f. 90 y 116).
Dicho popular que se sustenta en el mismo viejo postulado mexicano de que lo importante es competir y
aunque, a primera vista, parezca expresar el punto de vista del jugador mártir o masoquista, este texto
gnómico tiene, más bien, su ambiente vital entre los tahúres que tienen el vicio de jugar.
valer
vale más uno que cuarenta y uno (f. 90 y 116).
Dicho popular que confronta el ser alguien con un personaje afeminado: escoge lo primero sobre lo
segundo.
valiente
de valientes y glotones, están llenos los panteones (f. 89).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una declaración que parece recomendar la
frugalidad frente a la glotonería. Otra forma de este refrán, "de golosos y tragones están llenos los
panteones", elimina del cuadro a los valientes. Esta última versión, por lo demás, acerca el refrán a la
tradición de refranes hispánicos que quiere que la cena sea frugal. Como: "de comidas y cenas, las fosas
están llenas"; "desayuna bien; come más, / cena poco y vivirás; / porque de muinas y cenas / están las
sepulturas llenas"; o, en fin, "de grandes cenas están las sepulturas llenas". Un refrán aparecido enEl
Monitor Republicano del siglo XIX decía: "de hambre a nadie vi morir, de mucho comer a cien mil".
valiente
los valientes, a la plancha (f. 89, 90 y 116).
Dicho exclamativo que, a decir de Rubio, significa que "los provocativos, los pendencieros, los buscapleitos,
deben morir"; es decir, ir a parar a la plancha como el lenguaje coloquial llama a la mesa de disección en los
anfiteatros en que se practican autopsias.
valiente
no hay valiente que llegue a maestro (f. 90 y 116).
Es decir, los valientes mueren jóvenes. Tiene la forma de una sentencia.
valor
si quieres saber el valor de un peso, pídelo prestado (f. 90 y 116).
Refrán tradicional que expresa lo rudo que es el mundo de la usura y las finanzas. Se basa en refranes
españoles como "¿quieres saber el valor de un real, mándale buscar" o bien, "¿quieres saber lo que vale un
ducado?, pídelo prestado". Tiene la forma de una estructura de prótasis y apódosis.
valor
tener más valor que el que se comió el primer zapote prieto (f. 5, 13 y 116).
Dicho popular que se usa en forma conjugada a manera de ejemplo para ponderar el valor de alguien. El
"zapote prieto" es una fruta de color negro que produce el árbol del mismo nombre. Variantes: "tener más
valor que el primero que comió zapote prieto" (f. 90 y 116); "tener más valor que el que se comió el primer
zapote" (f. 109).
vanidad
la vanidad es de los tontos (f. 12).
Frase gnómica que significa lo que enuncia.
vara
por mucho que haga la vara, no podrá llegar a metro (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que una cosa no puede llegar más allá de lo que su naturaleza le permite por
más que se esfuerce. Se usa para sancionar situaciones en que alguien asume metas más allá de sus
posibilidades.
vasío
antes vasío que bajilado (f. 90 y 116).
Dicho de ladrones que significa "antes muerto (vasío) que pendejeado (bajilado)".
veinte
quien a los veinte se casa, de veinte y medio no pasa (f. 90 y 116).
Refrán popular que dice que quien se casa a los veinte años no llega a ser gran cosa.
vela
la vela se le enciende al santo que la merece (f. 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico, expresado en lenguaje popular, quiere decir que sólo hay que
rendir honores a quien los merece. O, como dice Rubio, "nuestra conducta debe estar sujeta, para con
determinadas personas, a sus merecimientos".
vela
si una vela se te apaga, que otra te quede encendida (f. 90 y 116).
Refrán popular que en sentido literal expresa lo que dice y que en sentido paremiológico se usa para
apuntalar consejos de previsión. Es, de hecho, el argumento para aconsejar ser prevenido. Según Rubio, le
subyace un sentido satírico que se aplica a la mujer coqueta en esta estrofa: "la mujer que quiere a dos / es
muy lista y entendida, / si una vela se te apaga / otra te queda encendida". Tiene la forma de una
exhortación. Variante: "si una vela se me apaga, la otra me queda encendida" (f. 12).
velería
el que ha de morir oscuro, aunque viva en velería (f. 64).
Refrán popular, de corte sentencioso, que expresa que contra lo ya predeterminado por el destino no hay
circunstancia que se oponga. El refrán tiene la forma argumentativa de un ejemplo que contrapone "morir
oscuro" y "velería". Por supuesto, desde el punto de vista argumentativo la secuencia del refrán está
incompleta: tiene sólo la predestinación y la circunstancia, falta la muerte a oscuras. Su forma completa,
desde este punto de vista, sería: el que ha de morir a oscuras, morirá así, aunque viva en una
velería.Variante: "el que ha de morir a oscuras, aunque muera en velería" (f. 35, 66, 90, 116 y 132).
venado
el venado que se espera, se convierte en calzonera (f. 90 y 116).
Vale lo mismo que refranes como "el que ama el peligro en él perece". Aunque el simbolismo del refrán
querría decir más bien: "quien no se aleja del peligro en él perece". La imagen que usa el refrán es la de
convertir al venado en calzonera: especie de pantalón de cuero.
venganza
no es buena la venganza, pero sí la desquitanza (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que acepta a regañadientes o finge aceptar el postulado ético de que la venganza es mala y
lo pretende atenuar con el término "desquite" que, prácticamente, es lo mismo. No pasa de ser un juego de
palabras basado en un gran ripio de rima obtenido mediante un barbarismo. En todo caso se usa
paremiológicamente para justificar actos de venganza.
ver
el que adelante no ve, atrás se queda (f. 37).
Refrán popular que significa lo que enuncia en forma sentenciosa.
ver
el que no ve, no compra (f. 66, 90 y 132).
Refrán del ámbito del comercio que se basa en una antiquísima convicción expresada en el refranero en
refranes como éstos: "la que no enseña no vende y la que enseña se mosquea" o bien, "si lo que enseña es
la muestra ya no destape el guacal". Tiene la forma de una sentencia.
ver
lo que no se ve, no se vende (f. 35, 90 y 116).
Refrán de la misma índole que "el que no ve, no compra" y parte de la misma tradición de una paremiología
del comercio: tiene la forma de una sentencia.
ver
lo que se ve, no se juzga (f. 12).
Refrán que significa lo que enuncia. A saber: lo evidente no es motivo de juicio; hay que asumirlo sin más.
ver
lo que se ve, no se pregunta (f. 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber: no hay que andar preguntando lo evidente; o, más
bien, en la acepción del habla popular mexicana, que lo que se ve no se puede ocultar.
ver
por lo que se ve, se juzga (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que significa que el juicio que se hace uno de las cosas depende de lo que ve de ellas. En
cierta medida contradice al refrán ya comentado de que "lo que se ve, no se juzga".
ver
quien no ve chiquito, no ve grande (f. 90 y 116).
Refrán popular de corte sentencioso que Rubio suele aplicar tanto a la educación de los hijos censurando a
quienes ven a sus hijos pequeños cual si fueran grandes, como en general a ver en las cosas pequeñas y
cercanas gérmenes de las grandes y lejanas.
veras
el que de veras es hombre, no le busca pico al jarro (f. 35, 90 y 116).
"No buscarle pico al jarro" es no andar con delicadezas. Según Rubio, entonces, este refrán popular de
enunciación exclamativa significa "que al hombre valiente, resuelto, atrevido, nada le preocupa, ni nada le
intimida, y hace lo que se le antoja o lo que tiene que hacer, como le da su gana, sin importarle nada que
pueda haber pocas o muchas dificultades para conseguir lo que se propone".
veras
si quieres servir de veras, da el consejo y el tostón (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que si se da a alguien un consejo, hay que hacerlo de tal manera que el
aconsejado tenga la posibilidad de seguir el consejo; es decir, que el consejo debe ir completo. El texto tiene
la forma de una interlocución cuya primera parte expresa la condición en forma conativa, en tanto que la
segunda tiene la forma de una recomendación.
vereda
las veredas quitarán, pero la querencia, ¿cuándo? (f. 35, 90, 106 y 116).
Dicho ranchero, que en forma de una pregunta retórica, dice que las querencias o vínculos del corazón son
indelebles. Es parte de la estrofa de una canción: "dicen que me han de quitar / las veredas por donde ando,
/ las veredas quitarán, / pero la querencia, cuándo". Varios refranes tienen orígenes en el cancionero y
viceversa: hay varias canciones que funcionan como glosa de un refrán.
vereda
por la vereda se llega al rancho (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que expresa no sólo lo que enuncia, sino que según la importancia de la vereda es la
importancia del rancho. Tiene la misma estructura y sentido paremiológicos que refranes del tipo de "por el
hilo se saca el ovillo"; "por el sobrescrito se saca la carta"; "por el sobrescrito se conoce la carta"; "por el tule
se conoce el petate"; "por el estornudo se conocen los pulmones"; "por las hojas se conoce el tamal que es
de manteca"; "por la pluma se saca el pájaro".
verga
verga parada, no cree en Dios; culo caliente, no tiene pariente (f. 10).
Refrán popular que expresa que el instinto está, en este caso el sexual, por encima de cualquier
consideración, sea ésta religiosa o de parentesco.
vergüenza
la vergüenza en la mujer se conoce en el vestido (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia y pondera el recato en la mujer. Tener vergüenza es, en la
mentalidad popular mexicana, sinónimo de los principios de decencia ancestrales y vivir de acuerdo con
ellos. En el refrán el vestir decorosamente es signo de que se tiene esa vergüenza.
vergüenza
vergüenza es robar y que le caigan a uno (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular que en forma de una sentencia exclamativa profesa que el único tipo de vergüenza
aceptable es que lo encuentren a uno mientras está robando.
vestido
al que le venga el vestido, bien haya en ponerse el saco (f. 60).
Refrán popular, arraigado en la tradición hispánica, que exhorta a tomar para sí las recomendaciones,
correcciones o consejos que, en forma de ejemplos, se hacen a alguien más, si le son aplicables. Todo ello
bajo el principio de que hay que escarmentar en cabeza ajena. El ejemplo propuesto por el refrán se basa
en la contraposición entre "venir el vestido" y "ponerse el saco".
vez
¡cuántas veces sollozando se está riendo una mujer! (f. 35 y 116).
Refrán exclamativo que, en primera instancia, significa lo que enuncia en tanto que, paremiológicamente, su
sentido apunta hacia el consejo de no hay que creer en el llanto de mujer según aquel otro refrán: "en cojera
de perro y en lágrimas de mujer, no hay que creer".
vez
el que toma una vez pulque, su casa es el tinacal (f. 64, 85, 90, 116 y 119).
Refrán popular de aficionados al pulque que en forma sentenciosa significa lo que enuncia. El tinacal es el
lugar en la casa del pulquero, como lo era en las haciendas pulqueras, en donde están las tinas en que se
fermenta el aguamiel hasta convertirse en pulque.
vez
hay veces que nada el pato, y hay otras que ni agua bebe (f. 116).
Aunque formalmente parece pertenecer a los refranes "hay veces", este refrán, de índole popular, que
funciona argumentativamente como un exemplum, significa simplemente lo que enuncia. Es de tipo
constatativo factual. Se usa paremiológicamente para comentar situaciones de escasez con el sentido de un
resignado: "así es la vida". Tiene la forma de una sentencia; el juego argumentativo del refrán está en la
contraposición entre "hay veces", del primer hemistiquio, y "hay otras", elidido "veces", del
segundo.Variantes: "hay veces que el pato nada, y veces que ni agua bebe" (f. 66 y 90); "hay veces que
nada el pato, y hay veces que ni agua bebe (f. 12); "hay veces que el pato nada, y hay veces que ni agua
bebe" (f.126).
vez
hay veces que un ocotito culpa es de que no haya lumbre (f. 90 y 116).
Visto como variante de "hay veces que un ocotito provoca una quemazón", este refrán al paso que combate,
como él, el principio de que el efecto es proporcional a la causa, lo hace mediante la paradoja de que algo
muy inflamable –un ocotito– provoca la carencia absoluta de inflamabilidad. Tiene también la forma de una
sentencia.
vez
hay veces que un ocotito provoca una quemazón (f. 64, 80, 116 y 119).
Se trata de un refrán caso o refrán ejemplo que, desde el punto de vista argumentativo, corrige una dirección
argumentativa que estaría dada por un postulado del tipo "a causas pequeñas, efectos pequeños, a causas
grandes, grandes efectos" o, mejor, "el efecto es proporcional a la causa" que se ha conservado en
formulaciones como "causa cessante, cessat effectus" –cesando la causa, cesa el efecto– o, el
inverso, "effectus durat, durante causa".
Como en otros refranes, la fuerza de éste se basa en su carácter de exemplum retórico que finca en la
excepción su necesario aspecto universalizante: "no siempre el efecto es proporcional a la causa". Todo
esto tiene una base empírica manifiesta que intenta contradecir el referido tópico de causa aequat effectum.
De esta lógica participan los refranes "hay veces" del Refranero mexicano. Variante: "a veces un ocotito
provoca una quemazón" (f. 90 y 132).
vez
más vale una vez de león que cien de ratón (f. 122).
Refrán tradicional del tipo "más vale" que significa que más vale una acción de grandeza que cien
pequeñeces. La relación entre el león y el ratón como símbolos de dos magnitudes opuestas también
aparece en el refrán de origen bíblico "más vale ser cabeza de ratón que cola de león".
vez
quien calla y obedece, se jode dos veces (f. 66).
Especie de contrarrefrán que significa lo que enuncia. Parece una sátira contra cierto tipo de principios
vigentes en ámbitos autoritarios que inculcan la obediencia ciega y muda al estilo de las viejas reglas
monacales. Dichas normas son del tipo de "el que obedece no se equivoca".
vez
ser loco una vez al año, es de provecho y no hace daño (f. 66).
Refrán popular que dice lo que enuncia. Se basa en los mismos principios que la fiesta: hay que distenderse
de vez en cuando para poder rendir más.
vez
una vez en el macho, pocas son cinco (f. 90 y 122).
Refrán popular de origen ranchero que significa que una vez que alguien está realizando algo que ha
emprendido tiene que llevarlo a cabo y superar las dificultades y peligros que se le presenten. Santamaría
completa la segunda parte del refrán así: "...pocas son cinco respingadas". Tiene una enunciación
exclamativo-sentenciosa. Variantes con el mismo sentido paremiológico: "una vez en el macho, pocos son
los doscientos" (f. 90); "una vez montado en la mula, pocos son los reparos" (f. 49); "una vez puestos en el
macho, pocos son los doscientos" (f. 116).
vez
una vez es chiste, dos es gracia, pero la tercera es una chingadera (f. 66 y 90).
Dicho popular que significa lo que enuncia. Se usa en sentido paremiológico para sancionar un error
reiterado. Tiene forma exclamativa. De hecho, en el uso de este dicho predomina el uso de ornato sobre sus
posibles funciones argumentativas que, sin embargo, sigue conservando. La tercera parte del dicho, por lo
demás, tiene rima al mezzo que es posible gracias a que "pero" rompe el ritmo sentencioso de las dos
primeras.
vez
una vez montado en la mula, no perderle las orejas (f. 49).
Refrán popular en forma de consejo que significa lo que enuncia. La primera parte tiene la forma de un
enunciado absoluto; la segunda, en cambio, lleva consigo el consejo. Variante: "una vez sobre la mula, no le
pierdas las orejas" (f. 90, 105 y 116).
víbora
las víboras de viejas ya no pican (f. 49).
Refrán ranchero de tipo declarativo que en sentido literal significa lo que enuncia y cuyo sentido
paremiológico es de que aun los seres más agresivos y violentos se hacen inofensivos y mansos con la
edad. El Refranero mexicano tiene, a ese respecto, refranes como: "buey viejo camina en firme y no
tropieza"; "buey viejo no pisa mata, y si la pisa, no la maltrata"; "buey viejo, surco derecho"; "cuando el
diablo viejo se ve, se hace hombre de bien" o, en fin, "perro viejo no ladra en vano".
vicio
comer hasta reventar, beber hasta emborracharse, que lo demás es vicio (f. 66, 90 y 116).
Dicho popular de índole burlesca que se usa para motejar a los tragones y a los borrachos.
vicio
deja el vicio del cigarro, que es mejor que chupes puro (f. 90 y 116).
Albur del que dice Rubio: "dicho de léperos que hacen uso del maleante sentido que le dan a la voz puro,
para indicar una grosería que no es para (ser) escrita".
vicio
puede más el vicio que la razón (f. 116).
Refrán que suena a queja moralizante; significa lo que enuncia.
vida
como la vida dure, lugar tiene la esperanza (f. 116).
Refrán que en forma conativa expresa el tópico de que: "la esperanza muere al último".
vida
de las vidas arrastradas, la del coche es la mejor (f. 66, 89, 90 y 116).
Dicho, que no refrán, que juega con el doble sentido de la expresión "vidas arrastradas". El coche tuvo en la
época en que se formó el refranero el privilegio de ser símbolo de una buena vida.
vida
en la vida falta todo, en la muerte sobra todo (f. 12).
Refrán popular que confronta la vida y la muerte: significa lo que dice. Se basa en la contraposición entre
falta y sobra. Funciona como una especie de frase sapiencial sobre la vida y la muerte.
vida
esta vida es un camote, agarre su derecha (f. 66).
Dicho popular que funciona en forma de broma: dice, simplemente, lo complicada que es la vida,
comparable al gran tráfico.
vida
esta vida es un camote, y el que no lo traga se ahoga (f. 66, 90 y 132).
Bajo la metáfora de un camote la vida es concebida como algo difícil de "tragar". De allí la invitación a vivir
las cosas de la vida como vienen. Variantes: "esta vida es un camote, y el que no la goza es raíz" (f. 116);
"esta vida es un camote, y el que no la traga se ahoga" (f. 110); "esta vida es un camote, y el que no lo come
es raíz" (f. 90 y 116).
vida
la vida es corta y no retoña (f. 66).
Refrán popular que en forma de una declaración sentenciosa significa lo que dice. Expresa la brevedad y,
con la metáfora de la vegetación, la irrepetibilidad de la vida. Variante: "la vida no retoña" (f. 90 y 116).
vida
la vida nos cobra lo que hacemos (f. 12).
Especie de frase reflexiva y moralizante que significa lo que enuncia. Tiene muy escasos rasgos
paremiológicos.
vida
la vida que guarda Dios, no hay dolencia que la quite (f. 35, 90 y 116).
Refrán popular de corte determinista que expresa la creencia de que la vida humana es un don que sólo
Dios puede quitar. Se suele usar para inculcar que cualquier enfermedad cae bajo la administración de la
voluntad creadora de Dios.
vida
no se alcanza la vida buena dándose buena vida (f. 35, 90 y 116).
Juego de palabras poco paremiológico que previene a quienes tras llevar una vida poco edificante –se dan
la buena vida– tienen la esperanza de obtener el cielo –alcanzar la vida buena–.
vida
si te das muy buena vida, temerás más la caída (f. 37).
Refrán popular de corte moralizante que, a partir del supuesto de que tarde o temprano se llegará a caer,
moraliza contra la "buena vida" como una forma de que la inevitable caída sea menos dura y, por tanto, se
viva con menos temor. En el Refranero mexicano hay muchos refranes con este tópico: "de la subida más
alta es la caída más lastimosa"; "de gran subida, gran caída"; "entre más alto se esté, más dura es la caída";
"entre más alto trepas, más dura es la caída"; "de la subida más alta lastiman más las caídas"; "la subida
más alta es la caída más estruendosa".
vieja
bailar con una vieja es lo mismo que andar en burro (f. 90 y 116).
Dicho popular, prosaico, que significa lo que enuncia.
vieja
cortan más las viejas que las tijeras (f. 66 y 90).
Dicho de corte declarativo con que se sanciona el chisme que en el ámbito popular se achaca como atributo
a las "viejas". Desde el punto de vista de su sentido literal, este dicho significa metafóricamente lo que
enuncia.
vieja
¿tu vieja es un celo eterno?; Ya conoces el infierno (f. 90 y 116).
Refrán popular que en forma de pregunta-respuesta expresa lo que es el infierno de los celos. Variante:"¿tu
vieja es un celo eterno?; Mucha risa y poco infierno" (f. 90 y 116) que a decir de Rubio, es un buen consejo.
viejita
como dijo la viejita: a la antigüita (f. 66, 90 y 132).
Típico dicho popular cuya función discursiva es predominantemente de ornato. Consta de dos partes: la
fórmula introductoria –"como dijo la viejita"– y el dicho propiamente tal –"a la antigüita"–.
viejo
al viejo, un potro; pero al muchacho, caballo viejo (f. 105).
Refrán ranchero proveniente del mundo de la charrería que propone que al viejo, experto, se le asigne un
potro, peligroso por brioso y poco domado, en tanto que al muchacho inexperto se le asigne un caballo viejo
y, por ello, no peligroso.
viejo
el que va para viejo, va para pendejo (f. 80, 90, 122 y 132).
Refrán popular que se basa en el tópico "viejo es igual a pendejo". Tiene la forma de una sentencia con rima
consonante entre los dos hemistiquios. A ese mismo tópico se atiene el dicho paremiológico "entre más
viejo, más pendejo".
viejo
la que con viejo se casa, viejo se la pasa (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que enuncia. A saber: que la mujer que entra como ama en una casa donde
todo tiene el ritmo y proyección de la vejez hace girar su vida en torno a la vejez.
viejo
mientras más viejo, más pendejo (f. 90 y 132).
Dicho popular que dice lo que enuncia. Se usa en enunciación exclamativa y, por tanto, en forma
independiente con respecto al contexto discursivo. Variantes: "entre más viejo, más pe... lón de la frente"
(f. 66); "mientras más viejo, más pe... lón de la frente" (f. 90).
viga
a quien se come las vigas, se le atoran los popotes (f. 51, 64, 116 y 119).
Refrán popular que, en sentido paremiológico, se usa para sancionar situaciones en que alguien hace
argüende por nimiedades a la par que hace cosas mucho peores. Se basa en la contraposición entre
comerse las vigas y hacerlo con los popotes. Sin embargo, ni vigas ni popotes son comestibles. La imagen
probablemente viene de la contraposición del texto evangélico (Mt. 7: 3 ss. y Lc. 6: 41 ss.), con el mismo
sentido que en el refrán, entre la viga en el propio ojo y la paja en el ajeno. Variante: "al que se come las
vigas, se le atoran los popotes" (f. 90 y 122).
vigiata
contra vigiata no hay regla (f. 60).
Refrán popular que significa lo que enuncia. Tiene la forma de una sentencia.
Villa
el que se va, o se fue, a la Villa, pierde, o perdió, su silla (f. 12, 66, 90, 116, 122 y 132).
Refrán popular que significa paremiológicamente que quien se aleja del puesto que ocupa o de las
responsabilidades que tiene no espere encontrarlos a su regreso: los pierde al alejarse. Tiene la forma de
una sentencia y su enunciación es de tipo exclamativo-jocosa. Variantes: "el que va, o fue, a la Villa, pierde,
o perdió, su silla" (f. 113 y 122); "el que se va, o se fue, para la Villa, pierde, o perdió, su silla" (f.37).
vino
el vino anima, pero no ayuda (f. 116).
Refrán popular que significa lo que dice. La palabra "vino" es aquí, como en el habla popular mexicana, el
nombre genérico que se da a las bebidas alcohólicas.
vino
si el vino te tiene loco, déjalo poquito a poco (f. 89 y 116).
Refrán que significa lo que dice y funciona como un consejo para borrachos. La palabra "vino" es también
aquí y, en general en el habla popular mexicana, el nombre genérico que se da a las bebidas alcohólicas.
vino
toma vino, mas no dejes que el vino te tome a ti (f. 90 y 116).
Refrán consejo que significa lo que dice.
violín
a donde va el violín, va la bolsa (f. 116).
Refrán popular que funciona como una declaración sentenciosa que Rubio pone en boca de las madres
hablando a sus hijas "para dar a entender que a donde van éstas tienen que ir aquéllas, a fin de que no les
falte ni el cuidado ni la vigilancia que son indispensables en medio de los innumerables peligros a que se
ven expuestas las mujeres". Tanto el refrán como la explicación de Rubio son productos de un medio social
mexicano hoy ya muy distante.
Virgen
si se alivió, fue la Virgen; si se murió, fue el doctor (f. 89, 90 y 116).
Refrán popular que refleja el modo de reaccionar de los creyentes ante la enfermedad. Tiene el mismo
sentido paremiológico que refranes como: "¿se alivió?, fue san Benito: ¿se murió?, doctor maldito"; "si se
alivia el enfermo, ¡bendito san Alejo!; y si se muere, ¡ah, qué médico tan pendejo!". Está estructurado en
forma de una bifurcación casuística.
virrey
no es lo mismo virrey que se va, que virrey que llega (f. 90 y 116).
Refrán popular de origen novohispano que expresa un principio de conducta interesada hacia quien detenta
el poder. Tiene la forma de una declaración constatativa negativa. Variantes: "no es lo mismo virrey que te
vas, que virrey que te vienes" (f. 101); "no es lo mismo virrey que te vienes, como virrey que te vas" (f. 5).
visión
el que no quiera ver visiones, que no ande de noche (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa que quien no quiera padecer daños, que no se exponga a ellos. Tiene la forma
de un consejo y se atiene al tópico de que hay que alejarse de lo que no se quiere. Variantes: "el que no
quiera ver visiones, que no salga de noche" (f. 12 y 24); "el que no quiera ver visiones, que no vaya a la
guerra" (f. 113).
víspera
nadie muere la víspera, sólo los guajolotes (f. 35).
Refrán popular, de índole predestinacionista, que se atiene al principio de que la vida de una persona está
predeterminada por el destino o los dioses desde siempre. Variantes: "nadie se muere en la víspera, sólo los
guajolotes" (f. 12); "nadie se muere la víspera, excepto los guajolotes" (f. 90 y 122).
víspera
quien vísperas adelante, que empuje, cumpla y se aguante (f. 66).
Refrán popular que dice que quien se avoraza en el sexo matrimonial –eso es "adelantar vísperas"– debe
hacerse responsable y afrontar la situación. El refrán se refiere a un contexto en el que, en cosas del
matrimonio y del amor, el comportamiento "correcto" consistía en que el novio se casara con la embarazada
e hiciera frente a todo lo que de ello derivara. Tiene la forma de una sentencia. Hay rima consonante entre el
primero y el segundo hemistiquios. Variantes: "quien vísperas adelante, que puje, cumpla y aguante" (f. 89);
"quien vísperas adelante, que puje, cumpla y se aguante" (f. 64, 90 y 116).
víspera
vísperas adelantadas, buscan puras cuchilladas (f. 90 y 116).
Refrán popular que expresa las desgracias que vienen de embarazar a la novia antes de casarse: "puras
cuchilladas". La variante que dice que las "vísperas adelantadas son puras sinvergüenzadas" es una
condena hecha y derecha. Variante: "vísperas adelantadas, son puras sinvergüenzadas" (f. 90 y 116).
viuda
el que se casa con viuda, tiene que sufrir muertazos (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa, según Rubio, "que el marido de una viuda tiene que oír hablar forzosamente de
su antecesor; eso es lo que se llama entre nosotros dar muertazos". Variante: "el que se casa con viuda,
que espere los muertazos" (f. 116).
viuda
viuda y fea, pero platuda, es siempre una hermosa viuda (f. 90 y 116).
Refrán popular que significa lo que dice. En todo caso, está dentro del sentido paremiológico de refranes
que se atienen al tópico de que el dinero todo lo hace bello; como: "cuando yo tenía dinero, / me llamaba
don Tomás; / ahora que no tengo nada, / me llamo Tomás nomás". O bien: "a quien tiene buenos dineros, le
huelen bien hasta los pedos".
viveza
no hay que tener vivezas de pendejo (f. 116).
Dicho popular de la serie "no hay que". En forma performativa, aconseja al pendejo o tonto no querer
hacerse el listo por las graves consecuencias a que ello conlleva.
vivir
mientras más se vive, más se ve (f. 116).
Refrán sentencioso de índole popular que, en forma declarativa, dice lo que enuncia.
vivo
al más vivo se le va la porra (f. 35).
Refrán popular que paremiológicamente significa que hasta el más listo tiene descuidos. Tiene el mismo
sentido paremiológico que los refranes como "a la mejor cocinera se le va un garbanzo entero"; "a la mejor
chimolera se le va un tomate entero"; "a la mejor cocinera se le va un chile entero"; "a la mejor cocinera se le
va un tomate entero"; "a la mejor cocinera se le va una papa entera"; "a la mejor cocinera se le queman los
frijoles"; "al mejor cazador se le va la liebre".
vivo
al vivo todo le falta, y al muerto todo le sobra (f. 66 y 90).
Disquisición filosófica en forma de una declaración sobre la vida y la muerte. No necesita
explicación.Variante: "viviendo falta todo, muriendo sobra todo" (f. 12).
vivo
los vivos comen de los tontos, y los tontos nomás de su trabajo (f. 35, 90 y 116).
Frase gnómica que declara no sólo la división del mundo en tontos y listos sino que éstos viven del trabajo
de aquéllos.
vivo
valen más vivos barbones que muertos rasurados (f. 37).
Refrán popular de la serie "más vale" que declara sin rodeos que vale más un vivo como sea que un muerto
muy arreglado.
voluntad
donde hay una voluntad, hay un camino (f. 37).
Refrán popular que expresa el tópico de que querer es poder: cualquiera que se propone algo lo logra,
aunque para ello tenga que abrir un camino nuevo.
voluntad
donde no hay voluntad, no hay fuerza (f. 90 y 116).
Al revés del refrán "donde hay una voluntad, hay un camino". Este refrán expresa también a su modo el
tópico de que la voluntad es una fuerza que todo lo puede y viceversa; si no se quiere, no se puede.
voluntad
lo que no es por voluntad, no es por fuerza (f. 116).
Bajo el supuesto de que la voluntad es la fuerza del obrar humano, este refrán popular, de corte
sentencioso, expresa en forma negativa el mismo tópico: no hay ninguna fuerza que valga ante la voluntad.
vuelta
no hay que darle vueltas al malacate, porque se enredan las pitas (f. 90 y 116).
Refrán popular cuyo sentido literal es el enunciado. Se usa en sentido paremiológico para recomendar, con
la metáfora del malacate y las pitas, que en todo es preferible ir al grano en vez de complicar las cosas que
corren el riego de enredarse. Variante: "no hay que darle vueltas al malacate, porque se enredan los hilos"
(f. 49).
vuelta
sácale la vuelta a un cojo, y ponle la cruz a un calvo (f. 35 y 116).
Refrán popular que significa lo que, en forma de consejo, dice. Según Rubio, tal consejo se debe a la
creencia popular de que el cojo y el calvo son de mal agüero. En cambio, el jorobado es de buena suerte.

Y
yegua
la yegua debe tener barriga de doncella, pechos de casada y ancas de viuda (f. 90 y 116).
Dicho de rancheros que en forma normativa expresa las características somáticas de una yegua a partir de
las características físicas de la mujer en sendos estados de doncella, casada y viuda.
yegua
ni montes yegua parida, ni lleves perro en la vida (f. 105).
Refrán ranchero usual en la charrería que en la estructura "ni... ni" aconseja lo enunciado por el texto. Hay
rima consonántica entre los octosílabos de cada uno de los hemistiquios.
yegua
no hay que comprar yegua madre, sin la cría muerta al pie (f. 41).
Refrán consejo del mundo de la charrería que significa lo que enuncia. Una yegua con cría no sirve para los
quehaceres de la charrería.
yegua
quien compra yegua, quiere potranca (f. 49).
Refrán ranchero que, en forma sentenciosa, expresa lo enunciado.
yegua
si no te presto la yegua, mucho menos la potranca (f. 90 y 116).
Refrán ranchero que, en forma interlocutiva, expresa en sentido literal lo que enuncia. En sentido
paremiológico expresa el principio de que la mujer no se presta. La relación caballo-mujer es muy frecuente
en el Refranero mexicano en refranes como: "el que presta a la mujer para bailar o el caballo para torear, no
tiene qué reclamar".
yegua
yegua estirada, ni en lienzo pasa (f. 106).
Dicho de charros que en forma de una sentencia expresa un principio vigente en el mundo de la
charrería. Variante: "yegua jalada, ni en lienzo pasa" (f. 90 y 116).
yegua
yegua matrera, ni en el lienzo corre (f. 49).
Refrán ranchero del mundo de la charrería que dice que una yegua mañosa no sirve para correr ni en las
mejores condiciones como las de un lienzo.
yerba
para la yerba, la contrayerba (f. 48, 49 y 116).
Refrán popular que parte del tópico de que todo mal tiene su antídoto o remedio.
yerno
para tener cien yernos no es necesario tener cien hijas; basta con una que salga coqueta (f. 66 y 90).
Dicho, que no refrán, popular que significa lo que enuncia.
yerro
los yerros del mediero la tierra los cubre (f. 49).
Refrán ranchero que, en forma sentenciosa, dice lo que enuncia. El mediero es el que recibe en renta una
tierra con el compromiso de dividir, a medias, la cosecha. Como el mediero no suele ser un profesional de la
agricultura, son fáciles las equivocaciones en él. El refrán sentencia que eso no importa: la tierra suple su
inexperiencia.
yucateco
al yucateco se le ve y se le oye (f. 10).
Dicho yucateco que significa lo que enuncia.

Z
zahúrda
quien se ha criado en zahúrda, siempre que puede gruñe (f. 49).
Refrán popular que parte del tópico, frecuente en el Refranero mexicano, de que lo que se vive es lo que se
aprende. Tiene, por tanto, el mismo sentido que refranes como: "el que con lobos anda, a aullar se enseña"
o "el que con coyotes anda, a aullar se enseña".
zalea
el que ha nacido en zalea, siempre anda oliendo a borrego (f. 90 y 116).
Refrán popular de corte tradicional que significa que los orígenes de una persona la acompañan a lo largo
de la vida y siempre están manifiestos en sus actos. Tiene la forma de una sentencia.
zalea
es bueno acostarse en la zalea, pero no arrancar la lana (f. 116).
Refrán tradicional de la serie "es bueno" que se basa en el tópico consejo del "no hay que abusar". Los
refranes de este tipo presentan una estructura de doble columna en que la primera de ellas expresa lo que
"es bueno", en tanto que la segunda señala el abuso. Son refranes de esta clase, con el mismo sentido
paremiológico: "es buena la libertad, pero no cagar el gorro"; "es bueno comer, pero no patear el pesebre";
"es bueno cortarse el pelo, pero no raparse tanto"; "es bueno entrar al potrero, pero no arrancar el pasto".
zalea
no hay zalea sin garra (f. 48).
En sentido paremiológico, este refrán popular significa lo mismo que el refrán "no hay rosa sin espinas". Se
basan en el tópico dialéctico de que todo lo bueno conlleva alguna penalidad.
zapato
siempre hay un zapato roto para un pie podrido (f. 132).
Refrán popular cuyo sentido paremiológico indica que cada situación tiene su correspondiente. Tiene la
forma de una sentencia exclamativa.
zorra
la zorra nunca se ve su cola (f. 37).
Refrán popular que en forma de una sentencia declarativa no sólo expresa lo que enuncia sino que significa,
paremiológicamente, que los defectos propios están ocultos a nuestra vista.

BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía de las 138 listas

1. ACUÑA, René (ed.): Relaciones geográficas del siglo XVI. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Antropológicas, 1982. 10 v.
Registros en el Índice: 182, de los cuales 82 no están en otras listas.
Breve colección de mexicanismos, señalados por el editor en documentos del siglo en que nacieron los mexicanismos. Las listas
aparecen al final de cada volumen.
2. ALATORRE, Antonio: "El idioma de los mexicanos". En Universidad de México. México, v. X, n. 2, octubre de 1955, pp. 1-2, 11-
15; n. 3, noviembre de 1955, pp. 7-13.
Registros en el Índice: 207, de los cuales 54 no están en otras listas.
Se trata de un artículo en dos partes. Los mexicanismos están señalados en cursiva dentro de un texto ameno, que ofrece
consideraciones generales sobre el español de México.

3. —————: "El mexicano y su lengua: algunas consideraciones antimetafísicas". En Universidad de México. México, v. XXII, n.
10, junio de 1968, pp. 1-8.
Registros en el Índice: 77, de los cuales 25 no están en otras listas.
Consideraciones generales sobre el español de México, con mexicanismos señalados en cursiva.

4. ALCOCER, Ignacio: El español que se habla en México. México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1936. 93 pp.
Registros en el Índice: 499, de los cuales 38 no están en otras listas.
Valiosa lista de "voces de origen mexicano, adoptadas en el uso común", sobre todo indigenismos de origen náhuatl, aunque
también incluye listas del tarasco, del maya y del tarahumara.

5. ALTAMIRANO, Ignacio Manuel: Proverbios mexicanos. Facsímile del manuscrito original. México, Miguel Ángel Porrúa, 1997. 97
pp.
Registros en el Índice: 243, de los cuales 183 no están en otras listas.
Florilegio que fue coleccionando el autor, de su puño y letra, en la segunda mitad del siglo XIX. Raro documento transcrito y
anotado por Andrés Henestrosa.

6. ALVAR, Manuel: Americanismos en la Historia de Bernal Díaz del Castillo. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1990. 121 pp.
Registros en el Índice: 110, de los cuales 45 no están en otras listas.
Estudio serio, detallado y bien documentado. Al final, presenta una lista de americanismos, con su procedencia lingüística.

7. —————: Léxico del mestizaje en Hispanoamérica. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, Centro Iberoamericano de
Cooperación, 1987. 223 pp.
Registros en el Índice: 58, de los cuales 21 no están en otras listas.
Trabajo que aprovechó los ficheros de la Real Academia Española para una especie de diccionario histórico de cada voz. La lis ta
indica con claridad los mexicanismos.

8. AMADOR, Elías: Nombres indígenas todavía en uso en el estado de Zacatecas. Zacatecas, Tipografía del Hospicio de Niños en
Guadalupe, 1897. 66 pp.
Registros en el Índice: 545, de los cuales 104 no están en otras listas.
Trabajo muy útil sobre el habla local zacatecana de finales del siglo XIX y sus indigenismos.

9. AMARO GAMBOA, Jesús: Hibridismos en el habla del yucateco. Mérida, Yuc., Universidad Autónoma de Yucatán, 1985. 140 pp.
Registros en el Índice: 304, de los cuales 235 no están en otras listas.
Culminación de una trilogía sobre la cultura maya de Yucatán. Es la lista con el mayor porcentaje de registros no consignados en
otras fuentes: 79%

10. —————: Vocabulario del uayeísmo en la cultura de Yucatán. Mérida, Yuc., Universidad Autónoma de Yucatán, 1987. 2 v.
412 + 141 pp.
Registros en el Índice: 958, de los cuales 449 no están en otras listas.
Vocabulario de los uayés, nombre con que son conocidos despectivamente los mayas yucatecos que llegan al mundo de habla
española.

11. ARTES DE MÉXICO: "Términos del tequila". En Artes de México. México, n. 27 (nov.-dic. 1994), pp. 70-71.
Registros en el Índice: 52, de los cuales 18 no están en otras listas.
Lista breve de voces usadas en la industria tequilera.

12. BALLESTEROS GARCÍA, Francisco: Paremiología, dichos y refranes. Pachuca, Hgo., [s. e.], 1993. 40 pp.
Registros en el Índice: 736, de los cuales 493 no están en otras listas.
Opúsculo que ofrece escuetamente refranes, dichos y expresiones, sin definir, recogidos por el autor en Atotonilco el Grande,
Pachuca y la ciudad de México.

13. BARRERA VÁSQUEZ, Alfredo: "El idioma español en Yucatán". En Enciclopedia yucatanense. Mérida, Edición Oficial del
Gobierno de Yucatán, 1945. t. VI, pp. 341-375.
Registros en el Índice: 362, de los cuales 197 no están en otras listas.
Investigación seria de los mayismos en el español de Yucatán, con etimologías.

14. BECERRA, Marcos E.: "Algunas anotaciones al Vocabulario agrícola nacional". En Investigaciones Lingüísticas. México, v. 3
(1935), pp. 311-319.
Registros en el Índice: 211, de los cuales 16 no están en otras listas.
Obra de rectificación, breve, útil y bien intencionada, sobre el trabajo de la Dirección General de Estadística (fuente 28).

15. —————: Rectificaciones i adiciones al Diccionario de la Real Academia Española. 3ª ed. México, Secretaría de Educación
Pública, 1984. 782 pp. más índice de palabras y bibliografía del autor.
Registros en el Índice: 2,308, de los cuales 274 no están en otras listas.
La obra más importante y conocida del autor, donde es fácil entresacar los mexicanismos. Terminada en 1933, permaneció inédita
hasta 1954.

16. BERUMEN DE CUESTA, Esperanza: Selección de mexicanismos. Uso latente en el medio familiar, comercial y escolar.México,
Escuela Comercial Administrativa, 1996. 45 pp.
Registros en el Índice: 97, de los cuales 10 no están en otras listas.
Trabajo loable de una maestra del Distrito Federal, ilustrado por sus alumnos. Señala que "va dirigido hacia la ortografía" y que son
"vocablos nacidos de nuestra mexicanidad".

17. BOLIO O., Edmundo: Mayismos, barbarismos y provincialismos yucatecos. Mérida de Yucatán, Imprenta El Porvenir, 1931. 55
pp.
Registros en el Índice: 390, de los cuales 23 no están en otras listas.
Valiosa lista de mexicanismos. Excluimos la parte que se refiere a incorrecciones, pero no las voces mayas usadas en el español
de Yucatán.

18. BONIFAZ, Óscar: Arcaísmos, regionalismos y modismos de Comitán, Chiapas... Tuxtla Gutiérrez, Chis., Universidad Nacional
Autónoma de Chiapas, 1976. 51 pp.
Registros en el Índice: 560, de los cuales 332 no están en otras listas.
Lista de voces para "recobrar un tesoro de nuestro folklore", con definiciones escuetas, pero eficaces.

19. BOYD-BOWMAN, Peter: El habla de Guanajuato. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Estudios
Literarios, 1960. 411 pp.
Registros en el Índice: 1,296, de los cuales 312 no están en otras listas.
Ejemplar estudio realizado en 1948 y 1952, para investigar las características fonéticas, morfológicas, sintácticas y léxicas de una
región mexicana. Aprovechamos la lexicografía final y la terminología minera del apéndice.

20. BRAMBILA PELAYO, Alberto Magno, y Luis PÁEZ BROTCHIE: Lenguaje popular de Jalisco. Guadalajara, Jal., [s. e.], 1957.
291 pp.
Registros en el Índice: 4,455, de los cuales 1,435 no están en otras listas.
Importante trabajo desarrollado a lo largo de un cuarto de siglo, que va más allá de su título, porque registra vocablos util izados en
todo el país.

21. CABRERA, Luis: Diccionario de aztequismos. México, Oasis, 1974. 166 pp.
Registros en el Índice: 3,816, de los cuales 676 no están en otras listas.
Publicado veinte años después de la muerte del autor. Registra mexicanismos de origen náhuatl, con definición y etimología. Para
las plantas y los animales, indica además el nombre científico.

22. CÁRDENAS, Daniel N.: El español de Jalisco. Contribución a la geografía lingüística hispanoamericana. Madrid, Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, 1967. 201 pp.
Registros en el Índice: 282, de los cuales 124 no están en otras listas.
Excelente estudio de la lengua popular de Jalisco, de donde entresacamos los mexicanismos señalados por el autor.

23. CARREÑO, Alberto M.: "La lengua castellana en México". En Memorias de la Academia Mexicana. México, v. X (1954), pp. 80-
184.
Registros en el Índice: 39, de los cuales 16 no están en otras listas.
Es un estudio sobre el desarrollo de la lengua castellana en México, más centrado en la obra de las grandes figuras que en el
aspecto lexicográfico. En las citas de algunos autores aparecen mexicanismos muy interesantes desde el punto de vista histórico.

24. CARRERA, Óscar G.: Así hablan en mi tierra. 2ª ed. México, Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, 1981. 256
pp.
Registros en el Índice: 939, de los cuales 467 no están en otras listas.
Aunque centrado en los "refranes y dicharachos" de Villahermosa, Tabasco, hay un buen número de voces propias de México
señaladas como tales en cursiva dentro del texto, ameno y anecdótico. La primera edición es de 1951.

25. CARVALLO, Nicanor: "Voces antiguas de fiestas regionales". En Investigaciones Lingüísticas. México, v. 4 (1937), pp. 95-98.
Registros en el Índice: 41, de los cuales 25 no están en otras listas.
Vocabulario de las antiguas fiestas y costumbres de Altotonga, Veracruz. Los mexicanismos están señalados en cursiva.

26. CERVANTES AHUMADA, Raúl: Sinaloa. Raíz y proyección de su historia. México, Loera Chávez Hermanos, 1988. 98 pp. "El
lenguaje", pp. 19-29.
Registros en el Índice: 108, de los cuales 30 no están en otras listas.
Buena recopilación de voces de Sinaloa, escrita en forma de carta y posdata. Los vocablos aparecen en cursiva al comienzo de
cada párrafo.

27. CORZO ESPINOSA, César: Palabras de origen indígena en el español de Chiapas. México, Costa Amic, 1978. 326 pp.
Registros en el Índice: 884, de los cuales 263 no están en otras listas.
Obra excelente, por el número de voces locales que recoge y por el estudio que hace de cada una de ellas. Cada vocablo viene
con su etimología.

28. DIRECCIÓN GENERAL DE ESTADÍSTICA: Vocabulario agrícola nacional. México, Instituto de Investigaciones Lingüísticas,
1935. 62 pp.
Registros en el Índice: 1,749, de los cuales 216 no están en otras listas.
Recopilación de voces del campo, realizada por un grupo de personas bien intencionadas, con especial interés en los
mexicanismos. La selección es buena, pero abundan las erratas, omisiones y errores señalados en las fuentes 14, 49 y 59.

29. ELIZONDO ELIZONDO, Ricardo: Lexicón del Noreste de México. México, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey, Fondo de Cultura Económica, 1996. 310 pp.
Registros en el Índice: 2,031, de los cuales 688 no están en otras listas.
Recopilación de voces y otras formas léxicas de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas.

30. ESQUEDA, Carlos: Lexicón de Sinaloa; ensayo etimológico sobre el habla popular del Noroeste. 2ª ed. Culiacán, Sin., Editorial
Culiacán, 1989. 269 pp.
Registros en el Índice: 1,537, de los cuales 695 no están en otras listas.
Investigación sobre el lenguaje peculiar del noroeste de México, sobre todo Sinaloa y Sonora. Incluye lo mismo voces castizas que
usos regionales y pochismos, con etimologías, a veces dudosas, y anécdotas alusivas. La primera edición es de 1981.

31. —————: Lexicón de Sinaloa II; ensayo etimológico sobre el habla popular del Noroeste. Culiacán, Sin., Editorial Culiacán,
1982. 211 pp.
Registros en el Índice: 8, de los cuales 3 no están en otras listas.
Es la continuación del Lexicón de Sinaloa, primera parte. Las dos partes se reeditaron en un solo volumen en 1989, excluyendo
estos ocho registros.

32. FERNÁNDEZ DE LIZARDI, José Joaquín: El Periquillo sarniento, edición de Jefferson Rea Spell. México, Porrúa, 1949. 3 t.
"Pequeño vocabulario de las voces provinciales o de origen mexicano usadas en esta obra, a más de las tomadas de sus
respectivos lugares", t. 3, pp. 281-287.
Registros en el Índice: 64, de los cuales 5 no están en otras listas.
La primera edición completa es póstuma, en cinco volúmenes, 1830-1831. El vocabulario aparece en el volumen final, en 1831, y
no está claro si es del autor o del editor, pero es la segunda lista más antigua localizada.

33. FRANCIS, Susana: Habla y literatura popular en la antigua capital chiapaneca. 2ª ed. Tuxtla Gutiérrez, Chis., Talleres Gráficos
del Estado, 1992. 127 pp. "Vocabulario", pp. 107-123.
Registros en el Índice: 356, de los cuales 102 no están en otras listas.
Trabajo ameno, con un vocabulario final excelente, sobre San Cristóbal de las Casas, población secularmente aislada del resto del
país, cuyo léxico se explica por el contacto con Guatemala. La primera edición es de 1960.

34. FRENK, Margit: "Designaciones de rasgos físicos personales en el habla de la ciudad de México". En Nueva Revista de
Filología Hispánica. Homenaje a Amado Alonso. v. I, año VII, n. 1-2 (ene.-jun. 1953), pp. 134-156.
Registros en el Índice: 623, de los cuales 373 no están en otras listas.
Excelente lista de vocablos de sabor popular, con un índice al final.

35. GAARDER, Alfred Bruce: El habla popular y la conciencia colectiva. México, Universidad Nacional Autónoma de México,
Facultad de Filosofía y Letras, 1954. 305 pp. Tesis.
Registros en el Índice: 1,552, de los cuales 365 no están en otras listas.
Ensayo de aplicación de una teoría lingüística al lenguaje popular de la ciudad de México, con una excelente selección de
mexicanismos.

36. GAMBOA, Francisco Javier: Comentarios a las ordenanzas de minas. Madrid, Oficina de Joachin Ibarra, 1761. 534 pp. México,
Miguel Ángel Porrúa, 1987 (edición facsimilar). Capítulo 27, "De la significación de algunas voces obscuras, usadas en los
minerales de Nueva España", pp. 321-330.
Registros en el Índice: 172, de los cuales 72 no están en otras listas.
Es la lista más antigua de mexicanismos hasta hoy localizada. Aunque se presenta como un capítulo de los
célebresComentarios del ilustre jurista novohispano, tiene la forma de un pequeño diccionario, con sus letras capitulares.

37. GÁMIZ, E.: "Colección de refranes, proverbios y otras expresiones que se usan en el estado de Durango". En Investigaciones
Lingüísticas. México, v. 4, n. 1 y 2 (1937), pp. 73-94.
Registros en el Índice: 607, de los cuales 381 no están en otras listas.
Colección de expresiones recogidas por el autor, buen número de ellas traen una brevísima explicación.

38. GARCÍA ICAZBALCETA, Joaquín: Vocabulario de mexicanismos, comprobado con ejemplos y comparado con los de otros
países hispano-americanos. Propónense además algunas adiciones y enmiendas a la última edición (12ª) del Diccionario de la
Academia. Obra póstuma publicada por su hijo Luis García Pimentel. México, Tipografía y Litografía "La Europea", 1899. México,
Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana (edición facsimilar), 1975. 241 pp.
Registros en el Índice: 2,375, de los cuales 60 no están en otras listas.
Primer intento serio de un diccionario de mexicanismos, desgraciadamente inconcluso por la muerte del autor. Imprescindible por
su autoridad, aunque no pasa de la letra G.

39. GUERRERO GUERRERO, Raúl: El pulque. México, Joaquín Mortiz, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1985. 299
pp. "Glosario. Términos indígenas de México y de expresiones populares que se emplean en el texto, en relación con el maguey, el
pulque, las pulquerías, etc. ", pp. 261-279.
Registros en el Índice: 365, de los cuales 85 no están en otras listas.
Repertorio muy cuidado de voces y expresiones que de alguna manera se relacionan con el pulque. Encontramos algunos
términos mitológicos y botánicos. Definiciones breves y precisas.

40. GUTIÉRREZ ÁVILA, Miguel Ángel: Léxico del trabajo agrícola en San Nicolás, municipio de Cuajinicuilapa, Costa Chica de
Guerrero. México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 1986. 150 pp. Tesis.
Registros en el Índice: 295, de los cuales 166 no están en otras listas.
Trabajo de campo que describe los aspectos fonológicos y morfológicos del español hablado en esa zona afromestiza.

41. GUTIÉRREZ ESKILDSEN, Rosario Ma.: Cómo hablamos en Tabasco y otros trabajos. México, Consejo Editorial del Gobierno
del Estado de Tabasco, 1981. 192 pp. También en Investigaciones Lingüísticas. México, v. 1 (1933), pp. 265-312.
Registros en el Índice: 596, de los cuales 116 no están en otras listas.
Estudios con observaciones comparativas y varias listas: mexicanismos usados en Tabasco, palabras españolas modificadas en
su significado, mayismos, extranjerismos, paremiología y expresiones tabasqueñas más comunes.

42. —————: "Dos estudios del español de México". En Investigaciones Lingüísticas. México, v. 4 (1937), pp. 51-55.
Registros en el Índice: 60, de los cuales 13 no están en otras listas.
Observaciones sobre el habla de cuatro pueblitos del estado de México y "Sugestiones para un vocabulario usado por choferes".

43. HEREDIA, Carmen: "Dialectología del español de Méjico. Apunte sobre algunas formas particulares que dan a nuestra lengua,
personas de Ometepec, Gro. Vocabulario usado en esta región y comparación de algunos vocablos con los empleados en otros
lugares". En Investigaciones Lingüísticas. México, v. 3 (1935), pp. 182-189.
Registros en el Índice: 114, de los cuales 18 no están en otras listas.
Estudio y recopilación del habla de un pueblo de Guerrero, donde convergen el sustrato aborigen, el español y el habla de los
negros.

44. HOYO, Eugenio del: La ciudad en estampas. Monterrey, N. L., Secretaría de Servicios Sociales y Culturales del Fondo
Nacional para Actividades Sociales, Ediciones Sierra Madre, 1979. 124 pp.
Registros en el Índice: 225, de los cuales 80 no están en otras listas.
Estampas de la ciudad de Zacatecas. Catorce capítulos que profundizan en el conocimiento de la cultura y el vivir diario de las
épocas pretéritas. Mexicanismos entreverados en la obra, destacados por el autor.

45. IBARRA RIVERA, Gilberto: El habla popular en Baja California Sur. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, H. VI
Ayuntamiento de La Paz, B. C. S., 1989. 221 pp.
Registros en el Índice: 908, de los cuales 473 no están en otras listas.
Regionalismos exclusivos, según el autor: "si el lector encuentra términos iguales o conocidos en otras regiones, es muy seguro
que difieran en la acepción".

46. IGLESIAS, Sonia: Los nombres del pan en la ciudad de México. México, Museo Nacional de Culturas Populares, Secretaría de
Educación Pública, 1983. 223 pp.
Registros en el Índice: 405, de los cuales 69 no están en otras listas.
Cientos de nombres de panes y dulces, buenas definiciones, etimologías y "Dichos y refranes acerca del pan".

47. INSTITUTO NACIONAL PARA EL DESARROLLO DE LA COMUNIDAD RURAL Y DE LA VIVIENDA POPULAR: Diccionario
técnico de arquitectura y urbanismo. México, Centro de Investigación, Documentación e Información sobre la Vivienda, 1976. 345
pp.
Registros en el Índice: 42, de los cuales 11 no están en otras listas.
La obra contiene cuatro listas de palabras, en inglés-español, francés-español, alemán-español e italiano-español. Los
mexicanismos vienen señalados con un asterisco.

48. ISLAS ESCÁRCEGA, Leovigildo: Diccionario rural de México. México, Comaval, 1961. 281 pp.
Registros en el Índice: 7,427, de los cuales 557 no están en otras listas.
Excelente lista de mexicanismos, con los términos más usuales en el campo y refranero rural. Obra en la que culmina un trabajo de
más de veinte años.

49. —————: Vocabulario campesino nacional. Objeciones y ampliaciones al Vocabulario agrícola nacional publicado por el
Instituto Mexicano de Investigaciones Lingüísticas en 1935. México, Ed. B. de Silva, 1945. 287 pp.
Registros en el Índice: 3,493, de los cuales 617 no están en otras listas.
Es una obra de revisión y ampliación de la fuente 28.

50. —————: y Rodolfo García-Bravo y Olivera: Diccionario y refranero charro. 2ª ed. México, Porrúa, 1984. 132 pp.
Registros en el Índice: 1,505, de los cuales 80 no están en otras listas.
Buena lista de voces de la charrería mexicana. Además de las que encabezan cada artículo, hay otras en cursiva a lo largo del
texto. También refranes. La primera edición es de 1969.

51. KANY, Charles E.: Semántica hispanoamericana. Madrid, Aguilar, 1962. 298 pp.
Registros en el Índice: 793, de los cuales 78 no están en otras listas.
Obra científica con ejemplos de las tendencias semánticas en los diversos niveles del español en Hispanoamérica. Abundantes
mexicanismos, claramente señalados por el autor con su correspondiente significado.

52. LANGLE, Arturo: Vocabulario, apodos, seudónimos, sobrenombres y hemerografía de la Revolución. México, Universidad
Nacional Autónoma de México, 1966. 153 pp.
Registros en el Índice: 578, de los cuales 132 no están en otras listas.
Investigación amplia y bien hecha, con una parte aprovechable.

53. LEÓN, Nicolás: "Glosario de voces castellanas derivadas del idioma tarasco o de Michoacán. (Contribución para el diccionario
de provincialismos)". En Anales del Museo Michoacano. Año I, Morelia, Imprenta y Litografía del Gobierno en la Escuela de Artes,
1888, pp. 97-104.
Registros en el Índice: 73, de los cuales 8 no están en otras listas.
Acertada selección de tarasquismos realizada hace más de un siglo. Casi todos parecen vigentes.

54. LOMELÍ, Arturo: El chile y otros picantes. 2ª ed. México, Prometeo Libre, 1987. 258 pp.
Registros en el Índice: 188, de los cuales 107 no están en otras listas.
Investigación de campo, con muchas recetas, pero también dos capítulos de mexicanismos y un valioso diccionario final de los
chiles y otros picantes.

55. LOPE BLANCH, Juan M.: "El léxico de la zona maya en el marco de la dialectología mexicana". En Nueva Revista de Filología
Hispánica. México, v. XX, n. 1 (1971-1972), pp. 1-63.
Registros en el Índice: 230, de los cuales 72 no están en otras listas.
Breve selección de los resultados de un estudio lingüístico realizado por el autor. Cerca de treinta mapas ilustran los grupos de
voces estudiadas.

56. —————: El léxico indígena en el español de México. México, El Colegio de México, 1969. 75 pp.
Registros en el Índice: 371, de los cuales 17 no están en otras listas.
Excelente estudio lingüístico con lista de indigenismos.

57. —————: "Indigenismos en la norma lingüística culta de México". En Homenaje a Ángel Rosenblat en sus 70 años. Estudios
filológicos y lingüísticos. (Separata). Caracas, Venezuela, Instituto Pedagógico, 1974, pp. 323-336.
Registros en el Índice: 58, de los cuales 8 no están en otras listas.
Trabajo de campo del "Proyecto de estudio de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Iberoamérica y de la
Península Ibérica", con lista de nahuatlismos.

58. —————: "Influencia de las lenguas indígenas en el léxico del español hablado en México". En Lenguas en contacto: el
español frente a las lenguas indígenas de México. México, Comisión para la Defensa del Idioma Español, 1982, pp. 67-82.
Registros en el Índice: 168, de los cuales 2 no están en otras listas.
Lista de indigenismos señalados por el autor en grabaciones de hablantes mexicanos, anotando su frecuencia.

59. LÓPEZ, Héctor F.: "Adiciones al Vocabulario agrícola nacional". En Investigaciones Lingüísticas. México, v. 5 (1938), pp. 67-73.
Registros en el Índice: 239, de los cuales 35 no están en otras listas.
Otro trabajo en torno al Vocabulario agrícola nacional (fuente 28), con apuntes tomados por el autor en las regiones de la Costa
Grande y Tierracaliente, en el estado de Guerrero.

60. LÓPEZ SUÁREZ, Horacio: La paremiología en la obra de José Joaquín Fernández de Lizardi. México, Universidad Nacional
Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 1970. 302 pp. Tesis.
Registros en el Índice: 180, de los cuales 153 no están en otras listas.
Investiga el refrán como elemento lingüístico-literario y señala un buen número como mexicanismos, al cotejarlos con otras obras
generales.
61. LUNA CÁRDENAS, Juan: Aztequismos en el español de México. México, Secretaría de Educación Pública, 1964. 158 pp.
"Principales aztequismos e interpretación etnológica", pp. 89-158.
Registros en el Índice: 376, de los cuales 70 no están en otras listas.
Trabajo derivado de los esfuerzos iniciados en 1920 por establecer el náhuatl como una lengua escrita viva.

62. LUNA TRAILL, Elizabeth: "Influencia de las lenguas indígenas en el léxico del español de América". En Lenguas en contacto: el
español frente a las lenguas indígenas de México. México, Comisión para la Defensa del Idioma Español, 1982, pp. 61-66.
Registros en el Índice: 95, de los cuales todos están en otras listas.
Breve artículo en que la autora sostiene que la aportación léxica indígena al español de América no es tan grande en el
vocabulario activo. Incluye una lista de 95 mexicanismos como los únicos que constituyen un vocabulario indígena activo.

63. MACAZAGA ORDOÑO, César: Los nahuatlismos de la Academia. Textos y enmiendas. México, Innovación, 1987. 101 pp.
Registros en el Índice: 319, de los cuales 8 no están en otras listas.
Trabajo serio que corrige los nahuatlismos y las etimologías del Diccionario de la Real Academia Española, vigésima edición.

64. MALARET, Augusto: Diccionario de americanismos. 3ª ed. 2 v. Buenos Aires, Emecé Editores, c. 1946. 835 pp.
Registros en el Índice: 3,448, de los cuales 190 no están en otras listas.
Obra cumbre del autor, llamado por algunos "El diccionarista de América". En la lista de voces, señala claramente buen número de
mexicanismos.

65. —————: "Otros 469 errores del Diccionario de Madrid". En Investigaciones Lingüísticas. México, v. 2 (1934), pp. 200-227.
Registros en el Índice: 156, de los cuales 3 no están en otras listas.
Obra que corrige los americanismos del DRAE y sus definiciones, añade nuevas formas, etc. Los mexicanismos vienen marcados
por el autor.

66. MARTÍNEZ PÉREZ, José: Dichos, dicharachos y refranes mexicanos. México, Editores Mexicanos Unidos, 1977. 272 pp.
Registros en el Índice: 2,314, de los cuales 567 no están en otras listas.
El autor explica en el prólogo el origen popular de su repertorio. Es una obra de valor, por el conjunto recopilado y por su sabor.

67. MATA NAVARRETE, Natalia: Léxico agrícola de San José de Ramos, Durango. México, Universidad Nacional Autónoma de
México, Facultad de Filosofía y Letras, 1985. 267 pp. Tesis.
Registros en el Índice: 317, de los cuales 134 no están en otras listas.
Excelente trabajo de campo con lista al final.

68. MEDINA, Samuel Walter: Repostería (el pan mexicano) barroca. Xalapa, Ver., Universidad Veracruzana, 1987. 37 pp.
Registros en el Índice: 38, de los cuales 9 no están en otras listas.
Breve, pero elocuente, lista de nombres de pan blanco y de pan dulce.

69. MÉDIZ BOLIO, Antonio: "Interinfluencia del maya con el español de Yucatán". En Memorias de la Academia Mexicana. México,
v. XIV (1956), pp. 29-41.
Registros en el Índice: 49, de los cuales 10 no están en otras listas.
Discurso de ingreso en la Academia Mexicana. Marca, en letra cursiva, una lista de palabras mayas integradas al español.

70. MEJÍA PRIETO, Jorge: Albures y refranes de México. México, Panorama Editorial, 1990. 157 pp.
Registros en el Índice: 418, de los cuales 86 no están en otras listas.
Interesantes observaciones sobre el albur como fenómeno lingüístico, más una colección alfabética de dichos, dicharachos y
refranes de México, con definiciones y explicaciones.

71. —————: Así habla el mexicano. Diccionario básico de mexicanismos. México, Panorama Editorial, 1984. 142 pp.
Registros en el Índice: 903, de los cuales 48 no están en otras listas.
Trabajo de gran utilidad práctica, con una respetable lista de vocablos frecuentes en el habla familiar de las clases medias.

72. MEJÍAS, Hugo A.: Préstamos de lenguas indígenas en el español americano del siglo XVII. México, Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, 1980. 182 pp.
Registros en el Índice: 181, de los cuales 27 no están en otras listas.
Excelente trabajo científico que analiza diacrónicamente los principales vocablos de las lenguas indígenas de América.
Aprovechamos los mexicanismos del maya, náhuatl y tarasco.

73. MENDOZA, Eufemio: Apuntes para un catálogo razonado de las palabras mexicanas introducidas al castellano. México,
Imprenta del Gobierno, en Palacio, 1872. Guadalajara, Jal., Colegio Internacional (edición facsimilar), 1974. 85 pp.
Registros en el Índice: 531, de los cuales 110 no están en otras listas.
Lista cuidada de mexicanismos, con las voces indígenas correspondientes a cada vocablo y etimologías. El autor dedica la primera
parte al náhuatl y la segunda al maya. Incluye estudios sobre la ortografía de los nahuatlismos, la aritmética náhuatl y la lengua
maya.

74. MOLINA MOLINA, Flavio: Nombres indígenas de Sonora y su traducción al español. Hermosillo, Son., [s. e.], 1972. 167 pp.
"Palabras indígenas que se han adaptado en Sonora", pp. 155-163.
Registros en el Índice: 123, de los cuales 38 no están en otras listas.
Se trata de voces indígenas integradas al español de Sonora.

75. MORENO, Roberto: Nahuatlismos en el español de México. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987. 51 pp.
Registros en el Índice: 60, de los cuales 8 no están en otras listas.
Discurso de ingreso en la Academia Mexicana, de este ilustre nahuatlato, historiador de la ciencia en México y animador del
proyecto de un nuevo diccionario de mexicanismos. Analiza una selección de nahuatlismos significativos.

76. MORENO DE ALBA, José G.: Diferencias léxicas entre España y América. Madrid, Mapfre, 1992. 291 pp.
Registros en el Índice: 219, de los cuales 31 no están en otras listas.
Estudios de lexicografía comparada, con selección de mexicanismos.

77. —————: Minucias del lenguaje. México, Fondo de Cultura Económica, 1992. 556 pp.
Registros en el Índice: 706, de los cuales 101 no están en otras listas.
Libro excelente para resolver dudas léxicas. Se han tomado las voces que, por el contexto, el autor considera mexicanismos.

78. —————: Nuevas minucias del lenguaje. México, Fondo de Cultura Económica, 1996. 435 pp.
Registros en el Índice: 162, de los cuales 48 no están en otras listas.
Libro que sigue la línea y el método del anterior. Señala voces que son consideradas mexicanismos.

79. MORENO VILLA, José: Cornucopia de México y Nueva cornucopia de México. México, Fondo de Cultura Económica, 1985.
404 pp.
Registros en el Índice: 34, de los cuales 19 no están en otras listas.
Aprovechamos las palabras señaladas en los capítulos "Notas para un léxico de la embriaguez", "Locuciones mexicanas" y "Las
chivas y otras voces", del ilustre poeta español estudioso de México.

80. MORÍNIGO, Marcos A.: Diccionario de americanismos. 2ª ed. 2 v. Barcelona, Muchnik Editores, 1985. 738 pp.
Registros en el Índice: 5,220, de los cuales 370 no están en otras listas.
Obra sin par que pretende superar a las anteriores, de Malaret y Santamaría. Mexicanismos perfectamente señalados en cada una
de sus acepciones.

81. MUÑOZ, Manuel: Tata Vasco (libreto de un drama sinfónico en cinco cuadros). Pátzcuaro, Mich., [s. e.], 1941. 50 pp.
Registros en el Índice: 11, de los cuales 8 no están en otras listas.
Lista reducidísima, pero significativa, de voces de origen tarasco, que aparecen en la obra integradas al castellano.

82. MUÑOZ-LEDO Y MENA, Manuel: "Dialectología del español de Méjico. Formas usadas en el Estado de Querétaro".
EnInvestigaciones Lingüísticas. México, v. 2 (1934), pp. 105-143.
Registros en el Índice: 1,349, de los cuales 271 no están en otras listas.
Incluye también vocablos del español general, barbarismos y nombres propios, que no se capturaron.

83. NEAVES URIBE, Ernesto, et al.: Palabras, modismos y expresiones del Sur de Jalisco. Ciudad Guzmán, Jal., Benemérita
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Capítulo Sur, 1994. 139 pp.
Registros en el Índice: 1,048, de los cuales 230 no están en otras listas.
Buen trabajo colectivo en dos partes, una de palabras y otra de modismos y expresiones. En el apéndice vienen frases de Juan
Rulfo y otros ejemplos literarios que no se tomaron en cuenta, porque no señalan los mexicanismos.

84. NERVO, Amado: "El castellano en México. Filosofía comparativa". En Obras completas. 4ª ed. Madrid, Aguilar, t. II, 1972, pp.
101-103.
Registros en el Índice: 43, de los cuales 20 no están en otras listas.
Es uno de los artículos sobre la lengua y literatura que publicó en el Boletín de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes
de 1907 a 1911. Incluye una lista de mexicanismos y señala muchos como arcaísmos.

85. OBESO ORENDÁIN, Carlos de: La lexicografía del maguey y el pulque en Zontecomate, estado de Hidalgo. México,
Universidad Iberoamericana, 1962. 240 pp. Tesis. "Vocabulario", pp. 79-170.
Registros en el Índice: 507, de los cuales 153 no están en otras listas.
La parte vertebral de la obra es el "Vocabulario". Viene precedido por un extenso y bien documentado trabajo sobre el maguey y el
pulque.

86. OCAMPO, Melchor: "Idiotismos hispano mejicanos". En Obras completas de D. Melchor Ocampo. Morelia, Mich., Gobierno de
Michoacán, 1985, t. 1 pp. 320-375.
Registros en el Índice: 907, de los cuales 242 no están en otras listas.
Esta lista de mexicanismos es la tercera más antigua que hemos localizado. La realizó el autor hacia 1844, durante una larga
travesía por mar. Muchos de los vocablos registrados todavía se usan.

87. OCHOA, Arnulfo: "Regionalismos de uso más frecuente en la parte sureste del Estado de Guanajuato..." En Investigaciones
Lingüísticas. México, v. 4 (1937), pp. 70-72.
Registros en el Índice: 120, de los cuales 31 no están en otras listas.
Lista formada principalmente por voces campesinas, muchas de origen tarasco.

88. ORTEGA, Raquel: "Estudio estilístico de Astucia, de Luis Inclán. El lenguaje del charro mejicano". En Investigaciones
Lingüísticas. México, v. 1 (1933), pp. 10-20.
Registros en el Índice: 41, de los cuales 23 no están en otras listas.
Selección de voces y expresiones tomadas de la novela de Luis G. Inclán, Astucia, el jefe de los Hermanos de la Hoja, o los
charros contrabandistas de la Rama, 1865. La lista viene respaldada por una cita textual de cada voz o expresión.

89. PADRÓN, Francisco: El médico y el folklore. San Luis Potosí, S. L. P., Talleres Gráficos de la Editorial Universitaria, 1956. 342
pp.
Registros en el Índice: 3,198, de los cuales 1,470 no están en otras listas.
Excelente lista de los mexicanismos del habla popular relacionados con la medicina y las enfermedades, que fue acumulando un
médico.

90. PALOMAR DE MIGUEL, Juan: Diccionario de México. México, Panorama Editorial, 1991. 4 v. XII + 1,852 pp.
Registros en el Índice: 33,217, de los cuales 8,588 no están en otras listas.
Obra de consulta general sobre México, con un enorme caudal de mexicanismos, a partir del Diccionario de Santamaría, pero con
muchos más. Incluye la lista más amplia de mexicanismos hasta hoy publicada.

91. —————: Diccionario para juristas. México, Mayo Ediciones, 1981. 1,438 pp.
Registros en el Índice: 4,683, de los cuales 75 no están en otras listas.
Vocablos que el jurista debe conocer, aunque no todos sean jurídicos, con un buen cúmulo de mexicanismos, señalados por el
autor.

92. PATRÓN PENICHE, Prudencio: Léxico yucateco. Barbarismos, provincialismos y mayismos. México, Talleres Tipográficos
"Tenoxtitlán", 1932. 176 pp.
Registros en el Índice: 453, de los cuales 90 no están en otras listas.
Se excluye la primera lista, que es de barbarismos, y queda un conjunto muy valioso de voces de origen maya.
93. PAYNO, Manuel: Los bandidos de Río Frío. 2ª ed. Barcelona, Juan de la Fuente Parres, c. 1892-1893. 2 t. "Nota de algunas
palabras y locuciones que no han sido todavía adoptadas por la Real Academia Española y que por ser conocidas y de uso común
en México, se encuentran en esta obra". t. I, pp. 5-8.
Registros en el Índice: 66, de los cuales 4 no están en otras listas.
Lista breve e interesante, que no aparece en las demás ediciones de esta novela. La incluyó el autor para guía de sus lectores
españoles.

94. POZAS, Ricardo: Juan Pérez Jolote. Biografía de un tzotzil. 2ª ed. México, Fondo de Cultura Económica, Secretaría de
Educación Pública, 1992. 117 pp.
Registros en el Índice: 58, de los cuales 27 no están en otras listas.
Breve aportación de mexicanismos, con explicaciones al final de esta obra representativa de la literatura indigenista.

95. QUIJANO LARRINAGA, José Antonio, y Luis PIZÁ BUENO: Diccionario taurino. Vocablos, términos y frases. México, Editorial
y Litográfica ELMAR, 1969. 516 pp.
Registros en el Índice: 56, de los cuales 24 no están en otras listas.
Libro muy completo en su género, que recoge, casi exhaustivamente, todo el léxico taurino que se emplea en México. La mayoría
de las voces son compartidas con los países taurinos, pero hay algunas señaladas como propias.

96. QUIRARTE, Clotilde Evelia: "Estudio sobre el lenguaje usado en Nochistlán, Zac." En Investigaciones Lingüísticas. México, v.
1, n. 2 (1933), pp. 68-102.
Registros en el Índice: 755, de los cuales 60 no están en otras listas.
Incluye tres vocabularios: uno de regionalismos, otro de mexicanismos y americanismos usados en Nochistlán y otro de
aztequismos.

97. RALUY POUDEVIDA, Antonio: Diccionario Porrúa de la lengua española. 35ª ed. México, Porrúa, 1993. 849 pp.
Registros en el Índice: 1,713, de los cuales 80 no están en otras listas.
Abundantes mexicanismos, convenientemente marcados a lo largo de la obra.

98. RAMOS I DUARTE, Feliz: Diccionario de mejicanismos. Colección de locuciones i frases viciosas con sus correspondientes
críticas i correcciones fundadas en autoridades de la lengua; máximas, refranes, provincialismos i remoques populares de todos
los estados de la República Mejicana. Méjico, Imprenta de Eduardo Dublán, 1895. 544 pp.
Registros en el Índice: 4,200, de los cuales 1,152 no están en otras listas.
Obra muy criticada (por Darío Rubio y por Alfonso Reyes), pero de interés histórico, porque es el primer diccionario de
mexicanismos, aunque se presenta como una colección de locuciones y frases viciosas.

99. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española. 21ª ed. Madrid, Espasa Calpe, 1992. XXXIV + 1,515 pp.
Registros en el Índice: 1,176, de los cuales 47 no están en otras listas.
Se toman únicamente los mexicanismos señalados como tales.

100. REINERI, Eduardo G.: "Pequeña aportación al estudio de algunas peculiaridades del habla de Nuevo León". EnTradiciones y
costumbres de Monterrey. Monterrey, N. L., Subsecretaría de Cultura de Nuevo León, 1995, pp. 71-77.
Registros en el Índice: 39, de los cuales 5 no están en otras listas.
Aunque muy breve, esta lista tiene el mérito de incluir explicaciones sobre la extensión del uso de cada vocablo.

101. REVILLA, Manuel G.: "Provincialismos de expresión en México. Cuáles son los aceptables y cuáles los viciosos". EnMemorias
de la Academia Mexicana. México, v. VI (1910), pp. 352-367. Pasó a En pro del casticismo. México, Andrés Botas e Hijos Editores,
1917. 320 pp.
Registros en el Índice: 272, de los cuales 23 no están en otras listas.
Presenta siete grupos de "provincialismos de expresión", que no son otra cosa que mexicanismos.

102. REYES, Juan Carlos: Ticús. Diccionario de colimotismos. Colima, Universidad de Colima, Dirección General de Culturas
Populares, 1991. 206 pp.
Registros en el Índice: 887, de los cuales 359 no están en otras listas.
Diccionario ejemplar, bajo el nombre de un pájaro típico de la región, con definiciones precisas, etimologías, algunos nombres
científicos para fauna y flora, y en algunos casos el nombre de la población o zona donde se emplea cada término.

103. REYNOSO NOVERÓN, Jeanett: Los indigenismos léxicos en el español del Altiplano mexicano durante la época colonial
(1525-1816). México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 1994. 70 pp. Tesis.
Registros en el Índice: 99, de los cuales 13 no están en otras listas.
Esta tesis organiza vocablos indígenas compilados anteriormente por la doctora Concepción Company, todos respaldados por
citas y textos literarios fechados desde 1525.

104. RINCÓN GALLARDO, Carlos, Duque de Regla: Diccionario ecuestre en el que se da claro conocimiento del cabal sentido de
las voces caballeriles y caballunas, de su naturaleza y calidad, con frases y modos de hablar y los adagios o refranes o sentencias,
y otras muchas cosas convenibles a los caballeros. México, Talleres Gráficos de la Penitenciaría del Distrito Federal, 1945. 338 pp.
Registros en el Índice: 302, de los cuales 27 no están en otras listas.
El libro es de interés general para todos los países de habla española, pero señala los mexicanismos.

105. —————: El libro del charro mexicano. 3ª ed. México, Porrúa, 1960. 335 pp.
Registros en el Índice: 869, de los cuales 318 no están en otras listas.
A diferencia de la obra anterior, se restringe a la charrería mexicana. Todas las voces definidas o explicadas son mexicanismos. La
primera edición es de 1939.

106. —————: Manganas y peales a la XVI edición del Diccionario de la Academia Española. México, Papelería Ángel Pola,
1939. 67 pp.
Registros en el Índice: 270, de los cuales 72 no están en otras listas.
Obra de rectificación y adición en la que el autor va enmendando las voces charras que le parecen erróneas en el DRAE. Hemos
tomado estas voces, ya enmendadas, así como las listas de "Voces ignoradas" y los "Decires y refranes del charro mexicano".

107. RÍOS MENESES, Míriam Beatriz: "Análisis dialectológico del español yucateco, con notas filológicas de algunas voces mayas
y mayismos". En Revista de la Universidad de Yucatán. v. 9 (ene.-feb. 1955), pp. 37-70.
Registros en el Índice: 221, de los cuales 92 no están en otras listas.
Incluye tres listas de gran interés: vocablos de origen maya que se emplean en el español de Yucatán y "Jerga estudiantil", que
recogemos, así como "Hipocorísticos, apodos y sobrenombres", que excluimos.

108. RIVAS LARRAURI, Carlos: Del arrabal. 7ª ed. México, Editores Mexicanos Unidos, 1983. 180 pp. "Glosario y diccionario de
nombres propios", pp. 173-178.
Registros en el Índice: 106, de los cuales 10 no están en otras listas.
El poeta se presenta como intérprete del alma popular, y aporta una lista de vocablos al final de su libro, para la mejor comprensión
de su poesía.

109. ROBELO, Cecilio Agustín: Diccionario de aztequismos; o sea, catálogo de las palabras del idioma náhuatl, azteca o
mexicano, introducidas al idioma castellano bajo diversas formas. 3ª ed. aumentada. México, Ediciones Fuente Cultural, c. 1915.
548 pp.
Registros en el Índice: 1,783, de los cuales 221 no están en otras listas.
Uno de los libros más acreditados en materia de mexicanismos. No es realmente un diccionario, sino un conjunto de lecciones bajo
el siguiente esquema: mexicanismos con su etimología y su significado, ejercicios (didácticos), derivados, refranes y locuciones
familiares, notas. Incluye muchos términos geográficos, que excluimos. La primera edición es de 1904.

110. ROMERO, Héctor Manuel: "El comal le dijo a la olla..." Refranero gastronómico mexicano. México, Coordinación General de
Abasto y Distribución del Distrito Federal, 1991. 79 pp.
Registros en el Índice: 412, de los cuales 212 no están en otras listas.
Preciosa colección de refranes referentes a la comida. Se han eliminado los que el autor señala como del refranero castellano o
como citas de autores.

111. ROSALDO, Renato: "El léxico como reflejo de la psicología del mexicano". En Hispania. Wallingford, CT, The American
Association of Teachers of Spanish and Portuguese, v. 36 (1953), pp. 67-70.
Registros en el Índice: 52, de los cuales 10 no están en otras listas.
Curioso trabajo que aborda el léxico como exponente psicológico de "ciertas características del mexicano".

112. ROSENBLAT, Ángel: "Un turista en México". En Ábside, revista de cultura mexicana. México, v. XXXVI, n. 3 (1972), pp. 292-
296.
Registros en el Índice: 41, de los cuales 9 no están en otras listas.
Artículo breve del distinguido lingüista venezolano, que presenta sus observaciones con el asombro de un turista hispanohablante
que visita México por primera vez.

113. RUBIO, Darío: Estudios lexicográficos. La anarquía del lenguaje en la América Española. México, 1925. 2 v. 350 + 350 pp.
Registros en el Índice: 2,478, de los cuales 493 no están en otras listas.
El título de este libro es inadecuado. Se trata de un valioso diccionario de americanismos con "refranes, locuciones y modos
adverbiales", después de cada letra. Tomamos los mexicanismos.

114. —————: Estudios lexicográficos. Los llamados mexicanismos de la Academia Española. México, Imprenta Franco
Mexicana, 1917. 191 pp.
Registros en el Índice: 112, de los cuales 2 no están en otras listas.
Obra seria de rectificación a la decimocuarta edición del DRAE, vocablo por vocablo. También censura el Diccionario de Ramos i
Duarte (fuente 98).

115. —————: Estudios lexicográficos. Nahuatlismos y barbarismos. México, Talleres Gráficos de la Nación, 1919. xv + 232 pp.
Registros en el Índice: 337, de los cuales 25 no están en otras listas.
Otro buen trabajo de rectificación, esta vez sobre el Suplemento de todos los diccionarios enciclopédicos españoles, de Renato de
Alba.

116. —————: Estudios paremiológicos. Refranes, proverbios y dichos y dicharachos mexicanos. 2ª ed. 2 v. México, A. P.
Márquez, 1940. XXXII + 338 + VIII + 283 pp.
Registros en el Índice: 3,242, de los cuales 785 no están en otras listas.
El autor habla de "minuciosas revisiones", y efectivamente se trasluce aquí una cuidadosa preocupación depuradora y crítica que
exalta toda la obra. La explicación de los refranes señala un buen número de voces como mexicanismos.

117. RUBIO, Horacio: "Vocablos y modismos oídos en el Estado de Hidalgo". En Investigaciones Lingüísticas. México, v. 4, n. 1 y 2
(1937), pp. 35-48.
Registros en el Índice: 378, de los cuales 63 no están en otras listas.
Lista de voces y expresiones usadas en El Mezquital, con "palabras otomíes empleadas aun por quienes hablan castellano" y
algunos aztequismos y barbarismos.

118. RUIZ CORTINES, Adolfo, et al.: "Sinonimias populares mexicanas de las enfermedades". Suplemento de la Revista del
Bloque Nacional de Médicos. México, octubre de 1954. 16 pp.
Registros en el Índice: 830, de los cuales 58 no están en otras listas.
Este trabajo de 1931 nació de un problema de clasificación, al resumir boletas de defunción, por iniciativa de un funcionario del
Departamento de Estadística que luego fue presidente de México.

119. SALA, Marius, et al.: El léxico indígena del español americano; apreciación sobre su vitalidad. México, Academia Mexicana;
Bucarest, Academiei Romane, 1977. 196 pp.
Registros en el Índice: 772, de los cuales 33 no están en otras listas.
Trabajo hecho con rigor por el departamento de lenguas romances del Instituto de Lingüística de Bucarest. Remite a otras obras y
no se ocupa de las etimologías. Marca los países en cada caso.

120. SÁNCHEZ SOMOANO, José: Modismos, locuciones y términos mexicanos. Madrid, Manuel Minuesa de los Ríos, 1892. 95
pp. Reimpresión: Miguel Ángel Porrúa, México, 1992.
Registros en el Índice: 107, de los cuales 14 no están en otras listas.
Obra de un español que estuvo en México en el siglo XIX. Los mexicanismos aparecen incluidos en pequeños poemas de arte
menor, en letra cursiva. Al final, hay notas explicativas sobre el uso y significado de los modismos y locuciones.

121. SANTAMARÍA, Francisco J.: Americanismo y barbarismo. México, Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco
(edición facsimilar), 1980. 273 pp.
Registros en el Índice: 317, de los cuales 32 no están en otras listas.
Obra elaborada, según su propio autor, "al correr de la pluma" y con premura. Señala en cada vocablo si es mexicanismo o no. La
primera edición es de 1921.

122. —————: Diccionario de mejicanismos, razonado, comprobado con citas de autoridades; comparado con el de
americanismos y con los vocabularios provinciales de los más distinguidos diccionaristas hispanoamericanos. 2ª ed. México,
Porrúa, 1974. XXIV + 1,207 pp.
Registros en el Índice: 30,414, de los cuales 7,140 no están en otras listas.
El libro fundamental de consulta en materia de mexicanismos y el punto de referencia para todo trabajo relacionado con esta
materia. Fue su "discurso de ingreso" en la Academia Mexicana. Continúa, de la H a la Z, el Vocabulario que García Icazbalceta
(fuente 38) dejó inconcluso, y acrecienta la parte A a G del mismo. Para los indigenismos que se encuentran con varias grafías, da
la forma castellanizada que considera más correcta, y remite a las otras. Ejemplifica el uso con citas de libros y periódicos. La
primera edición es de 1959.

123. —————: El provincialismo tabasqueño. México, Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco (edición facsimilar),
1981. 442 pp.
Registros en el Índice: 2,002, de los cuales 221 no están en otras listas.
Obra que el autor abandonó en la C, en 1921, antes de emprender sus dos grandes libros, el de mexicanismos y el de
americanismos. Más de la mitad de los vocablos pasaron al Diccionario de mejicanismos.

124. SCHARRER TAMM, Beatriz: Cambios tecnológicos en los ingenios azucareros. Siglos XVII-XVIII. México, Universidad
Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 1994. 208 pp. Tesis. "Glosario", pp. 202-208.
Registros en el Índice: 79, de los cuales 20 no están en otras listas.
Lista de mexicanismos usados en la industria azucarera de la Nueva España.

125. SECRETARÍA DE ECONOMÍA. DEPARTAMENTO DE ESTADÍSTICA SOCIAL: Catálogo alfabético de las sinonimias
populares mexicanas de las enfermedades y su clasificación conforme a la clave internacional detallada. México, 1956. 76 pp.
Registros en el Índice: 1,080, de los cuales 263 no están en otras listas.
Este libro es casi idéntico a Sinonimias populares mexicanas de las enfermedades (fuente 118). Casi no hace más que presentar
alfabéticamente el material e incluir en cada término la clasificación numérica según la clave internacional.

126. SOBARZO, Horacio: Vocabulario sonorense. México, Porrúa, 1984. 261 pp.
Registros en el Índice: 2,675, de los cuales 640 no están en otras listas.
Obra póstuma, por el afán perfeccionista del autor, cuyos originales fueron organizados alfabéticamente. Es un trabajo serio y bien
cuidado, rico en referencias y consideraciones.

127. SOLER DE LA CUEVA, María Ángeles: "Glosario. Voces y construcciones regionales y de cultura rural". En Cancionero
folklórico de México. Antología, glosario, índices. México, El Colegio de México, 1985. t. 5, pp. 55-83.
Registros en el Índice: 1,207, de los cuales 213 no están en otras listas.
Recoge "las palabras y construcciones que aparecen en el Cancionero folklórico de México y que no pertenecen al español
general", como una clave para la comprensión del lector.

128. SOTO OLIVER, Nicolás: Pachuca, narraciones fantásticas. Pachuca, Hgo., Instituto Hidalguense de la Cultura, 1993. 69 pp.
"Vocabulario", pp. 67-68.
Registros en el Índice: 14, de los cuales 3 no están en otras listas.
Exigua lista de vocablos, aunque muy significativa, sobre términos empleados en las minas hidalguenses.

129. SUÁREZ, Víctor M.: El español que se habla en Yucatán; apuntamientos filológicos. 2ª ed. corregida y aumentada. Mérida,
Universidad de Yucatán, 1979. 194 pp.
Registros en el Índice: 547, de los cuales 125 no están en otras listas.
Uno de los trabajos más citados sobre el español de Yucatán, con un "Índice de las principales palabras de uso regional citadas en
esta obra". La primera edición es de 1945.

130. TAIBO I, Paco Ignacio: Breviario del mole poblano. México, Terra Nova, 1981. 134 pp.
Registros en el Índice: 214, de los cuales 44 no están en otras listas.
Incluimos dos secciones de la obra: "Refranes y dicharajos" y "Para hablar en la cocina mexicana", con una selección de voces
aceptable y buenas definiciones.

131. VARGAS V., Jesús, et al.: Chihuahuismos. Dimes y diretes, modismos y malarazones [sic] de uso regional. Chihuahua, Chih.,
Centro de Información del Estado de Chihuahua, 1995. 192 pp.
Registros en el Índice: 2,770, de los cuales 1,030 no están en otras listas.
Amplia recolección del habla popular. La obra está seccionada en doce temas, entre los que se incluyen un vocabulario rarámuri y
chihuahuismos de la prisión.

132. VELASCO VALDÉS, Miguel: Refranero popular mexicano. México, Costa-Amic, 1967. 173 pp.
Registros en el Índice: 1,351, de los cuales 230 no están en otras listas.
Selección de expresiones y refranes señalados como propios de México.

133. —————: Repertorio de voces populares en México. México, Costa-Amic, 1967. 199 pp.
Registros en el Índice: 2,979, de los cuales 435 no están en otras listas.
Buena lista de mexicanismos, escogidos por su sabor popular.

134. VILLARELLO VÉLEZ, Ildefonso: El habla de Coahuila. Saltillo, Coah., Ediciones Mástil, 1970. 74 pp.
Registros en el Índice: 937, de los cuales 195 no están en otras listas.
Un preámbulo erudito presenta una lista de "voces y expresiones populares", interesante y con breve definición de cada término.

135. WILLIAMSON, Rodney: El habla de Tabasco. Estudio lingüístico. México, El Colegio de México, 1986. 272 pp. Capítulo 4,
"Vocabulario", pp. 143-171.
Registros en el Índice: 248, de los cuales 86 no están en otras listas.
Estudio riguroso, del que aprovechamos el "Vocabulario". El autor divide el capítulo en 40 apartados, cada uno en torno a una voz
o expresión hispánicas, de la cual señala el área de uso y la voz o expresión diferenciales con que es conocida.

136. ZAMORA MUNNÉ, Juan Clemente: Indigenismos en la lengua de los conquistadores. Barcelona, Universidad de Puerto Rico,
1976. 131 pp.
Registros en el Índice: 86, de los cuales 2 no están en otras listas.
Estudio de las palabras de origen indoamericano usadas en el siglo XVI en el español de América y, además, documentadas en
algún escrito. Muy valioso trabajo, del que extraemos los mexicanismos.

137. ZOLLA, Carlos (dir.): Diccionario enciclopédico de la medicina tradicional mexicana. 2 v. México, Instituto Nacional
Indigenista, 1974. 920 pp.
Registros en el Índice: 1,272, de los cuales 744 no están en otras listas.
Ambicioso proyecto de investigación, enfocado a las diversas culturas de México. Incluye abundantes voces y conceptos sobre
medicina tradicional mexicana, ausentes en otras fuentes.

138. ZORRILLA, Leopoldo: El maguey: "árbol de las maravillas". México, Gobierno del Estado de Hidalgo—Museo Nacional de
Culturas Populares, INI-SEP-DGCP, 1988. 178 pp. "Glosario", pp. 175-178.
Registros en el Índice: 149, de los cuales 38 no están en otras listas.
El autor redactó este trabajo a partir de una investigación de Leonor Batanero. Es una lista completa, con definiciones del
vocabulario relacionado con el maguey.

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