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erokool Ediciones
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OTRAS VOCES DE PAZ
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O TRAS VOCES DE PAZ/
Compiladores: Diego Fernando Pérez Trujillo y Jorge Armando
Espinosa Pérez. Cerokool Ediciones, 2018. 120p.
ISBN 978-958-48-5062-1
1. La Educación: Factor de Convivencia en Colombia por Eileen Arelis Brand Pérez.
2. Convivencia Cotidiana: un aporte a la construcción de una sociedad con Cultura de
Paz por Blanca Rocío Pinilla y Yuly Vanessa Pinto González. 3. Lo Festivo como Pedagogía
para la paz por Vanessa Cuenca Rivas. 4. Reflexiones de Paz por Adriana Cabrera Tejada.
5. La Pedagogía Crítica como medio para la construcción de subjetividades en el mar-
co de la cultura de paz por Diego Fernando Pérez Trujillo y Jorge Armando Espinosa Perez.
6. Desarticular Violencias desde la Paz: Experiencia Educativa de Paz como Cultura
de Vida- Bachillerato Pacicultor por Beatriz Lorena Caicedo Guevara. 7. Economía de la
Educación en el posconflicto por Nicolás Herrera Cabrera. 8. La Vida de las Víctimas en
el Acuerdo de Paz por Juan Diego Viveros Arandia. 9. La Educación en América Latina:
Equidad y Calidad Educativa para la Construcción de Paz por Yulieth Farah Laiseca y
Camilo Cano Espinosa.
Titulo:
Otras Voces de Paz.
Compiladores:
Diego Fernando Pérez Trujillo. Jorge Armando Espinosa Pérez.
Autores:
Eileen Arelis Brand Pérez, Blanca Rocío Pinilla, Yuly Vanessa Pinto González, Vanessa Cuenca
Rivas, Adriana Cabrera Tejada, Beatriz Lorena Caicedo Guevara, Yullieth Farah Laiseca, Diego
Fernando Pérez Trujillo, Jorge Armando Espinosa, Nicolás Herrera Cabrera, Juan Diego Viveros
Arandia, Camilo Cano Espinosa.
Corrección de estilo:
Joel Bernal
Diseño y diagramación:
Cristian Camilo Castro Perdomo.
Impreso por:
OTI Editores.
Primera edición Neiva, Colombia, octubre de 2018.
200 ejemplares.
Reservados todos los derechos. Queda prohibida su reproducción total o parcial de esta obra por
cualquier medio reprográfico, fónico o informático, así como su transmisión por cualquier medio
mecánico o electrónico, fotocopias, microfilm, offset, mimeográfico u otros sin autorización previa
y escrita de los titulares del copyright. La violación de dichos derechos puede constituir un delito
contra la propiedad intelectual.
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OTRAS VOCES DE PAZ
I NDICE
Capitulo 1.
La Educación: Factor de Convivencia en Colombia
por Eileen Arelis Brand Pérez.
Capitulo 2.
Convivencia Cotidiana: un aporte a la construcción de una sociedad
con Cultura de Paz
por Blanca Rocío Pinilla Hermosa y Yuly Vanessa Pinto González.
Capitulo 3.
Lo Festivo como Pedagogía para la paz
por Vanessa Cuenca Rivas.
Capitulo 4.
Reflexiones de Paz
por Adriana Cabrera Tejada.
Capitulo 5.
La Pedagogía Crítica como medio para la construcción de subjetivida-
des en el marco de la cultura de paz
por Diego Fernando Pérez Trujillo y Jorge Armando Espinosa Perez.
Capitulo 6.
Desarticular Violencias desde la Paz: Experiencia Educativa de Paz
como Cultura de Vida- Bachillerato Pacicultor
por Beatriz Lorena Caicedo Guevara.
Capitulo 7.
Economía de la Educación en el posconflicto
por Nicolás Herrera Cabrera.
Capitulo 8.
La Vida de las Víctimas en el Acuerdo de Paz
por Juan Diego Viveros Arandia.
Capitulo 9.
La Educación en América Latina: Equidad y Calidad Educativa para la
Construcción de Paz
por Julieth Farah Laiseca y Camilo Cano Espinosa.
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ERFIL DE LOS AUTORES
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OTRAS VOCES DE PAZ
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de México – UNAM; Docente en los Programas de Adminis-
tración Comercial, Administración Bancaria y Financiera y
Administración Agropecuaria Universidad CORHUILA Nei-
va – Huila; directora del periódico MUNDO.
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OTRAS VOCES DE PAZ
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P rólogo
Hacer reflexiones sobre un tema como la paz desde los lugares de enuncia-
ción de cada sujeto es fundamental en la medida en que de esa forma se
avanza hacia la necesidad de comprender la importancia de la autocrítica,
teniendo en cuenta el contexto que rodea a cada persona. Como lo menciona
uno de los grandes teóricos de la paz, Vincen Fisas: “la filosofía y la diná-
mica que inspira a la investigación sobre la paz es aquella que va dirigida a
buscar o provocar cambios en los comportamientos de las sociedades, diri-
giéndolos en direcciones que hagan compatibles estos comportamientos con
los objetivos de paz y justicia social”.
Si bien la mayor parte de las reflexiones están relacionados con la educa-
ción como un factor fundamental para la construcción de paz, se pueden
encontrar reflexiones en torno a la economía, el trabajo comunitario, la
equidad y la religión; Es así que lo interdisciplinar también se encuentra
presente a lo largo de la obra, cuestión que también es relevante para Fisas
a la hora de hacer análisis sobre la paz y los conflictos.
Como se plantea en el texto denominado: “La educación: factor de conviven-
cia en Colombia”, a través de la historia todas las sociedades han buscado
la forma de transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones; desde
la antigüedad hasta el mundo contemporáneo la educación ha girado en
torno búsqueda de la felicidad y de la construcción de relaciones más es-
tables y armónicas. De acuerdo con el argumento de Eileen Arelis Brand
Pérez, la educación debe formar en valores éticos y humanos, que lleven a
forjar una sociedad menos violenta y más solidaria. Desde las primeras
edades se vuelve necesario trabajar la resolución de conflictos a través de
una educación integral donde se tenga en cuenta la complejidad individual,
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OTRAS VOCES DE PAZ
De acuerdo con una de las autoras de este libro, Vanessa Cuenca Rivas, las
festividades de los diferentes pueblos tienen una potencialidad para con-
vertirse en escenarios de construcción de paz. Además del ocio, las fiestas
populares son esenciales para la transmisión de valores culturales, étnicos,
históricos y artísticos, susceptibles de convertirse en insumos claves para la
generación de estrategias pedagógicas como apuestas para la construcción
de paz. Es importante mencionar que las fiestas populares también repro-
ducen una serie de prácticas violentas que también se inscriben dentro de
lo cultural. Teniendo en cuenta las complejidades sociales que se manifies-
tan en temporadas festivas, es posible que desde estos escenarios se pue-
da seguir procesos y proponer otros alrededor de la necesidad de generar
conciencia sobre la importancia de transformar prácticas que tengan como
horizonte la construcción de paz.
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La investigación sobre las fiestas de la Jagua es un claro reflejo de la posi-
bilidad de construir escenarios culturales y lúdicos a pesar de las diferen-
cias que existen en una comunidad. Si bien algunos sectores cercanos a la
iglesia le han querido dar otra denominación y otro carácter a las fiestas
llamadas: Las fiestas de las brujas, por considerarlas paganas, muchos
otros sectores de la población se han resistido ya que para ellos se perdería
la esencia histórica y el legado cultural de las mismas. En todo caso, al-
rededor de este evento folclórico convergen los actores más diversos de la
población; la participación en torno a la confrontación de perspectivas sobre
cómo deben ser las fiestas se ha dado, alentando efectivamente los procesos
de incidencia ciudadana.
Para Adriana Cabrera Tejada la paz es algo que se debe impulsar desde el
Estado a través de la garantía de los derechos fundamentales. La armonía
social es una búsqueda que se va encontrando en la medida en que la ciu-
dadanía sienta confianza en las instituciones públicas y sus acciones estén
mediadas por la responsabilidad frente a lo común como una condición im-
portante para el desarrollo individual.
Más allá de silenciar las armas, se debe propender hacia lo que se denomi-
na la paz positiva, esto es, la consolidación de las condiciones sociales que le
otorguen oportunidades a cada individuo. La garantía de la libertad para
todos los sectores de la sociedad tiene que ver con el aumento de la partici-
pación ciudadana en torno a las decisiones que se tomen tanto en el ámbito
de lo público; vale mencionar que para generar esto, es imprescindible que
el espacio de lo doméstico esté protegido por el Estado, ya que, lo privado y
lo público se determinan en sus lógicas, las cuales, en ciertas ocasiones, son
generadoras de violencia. Por ejemplo, la desigualdad de género tiene que
ver con una realidad que se reproduce tanto en los ámbitos de lo público
como de lo privado.
Diego Fernando Pérez y Jorge Armando Espinosa Pérez advierten que las
perspectivas de la pedagogía crítica son fundamentales para promover pro-
cesos de construcción de paz; ello es así porque estas toman en cuenta las
problemáticas del contexto tanto a nivel global como a nivel local, se trata
de una configuración analítico-crítica frente educación tradicional que pro-
mueve los valores implantados por modelo social hegemónico y sin miras
hacia la trasformación social e individual. Uno de los elementos fundamen-
tales de la pedagogía crítica es la comunicación entre los diversos actores
que participan en el sistema educativo con el objetivo de hacerlos parte ac-
tiva y en condiciones de igualdad. En ese sentido la interacción en torno a
la diversidad ideológica, sexual, de género, cognitiva, étnica, entre otras,
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OTRAS VOCES DE PAZ
Por su parte, la autora Beatriz Lorena Caicedo Guevara ofrece en este li-
bro la experiencia educativa que se llevó a cabo en la ciudad de Pasto en el
departamento de Nariño; allí, bajo el concepto de Pacicultura, que significa
paz como cultura, se desarrolló un proyecto de bachillerato para jóvenes
víctimas de la guerra y que se encuentran en condición de vulnerabilidad;
el objetivo de este proceso era desarticular las violencias del contexto de es-
tos sujetos. A partir de la utilización de diferentes metodologías, entre ellas
el arte, varios jóvenes han logrado culminar con éxito el bachillerato. La
apuesta fundamental tiene que ver con seguir desarrollando una educación
incluyente, contextualizada y humana, donde se dé la posibilidad de seguir
construyendo escenarios de paz.
El texto de Juan Diego Viveros Arandia expone que la paz tiene que ver
con un respaldo institucional decidido frente al proceso de paz que se llevó
a cabo entre el Gobierno colombiano y las Farc. Por su parte, las universi-
dades no deben ser ajenas a este momento de transición y, por el contrario,
están en la obligación ética de aportarle desde todas sus instancias a la
consecución y materialización del acuerdo. Los estudiantes, docentes y, en
general, todos los que habitan la academia, están llamados a incidir en la
construcción de escenarios de paz y de justicia, a partir del trabajo man-
comunado con todos los sectores de la sociedad. Los objetivos misionales
de las universidades –formación, investigación y proyección social –deben
estar en consonancia con los momentos históricos del país. Los diferentes
territorios, incluyendo los más olvidados, esperan de las instituciones edu-
cativas un compromiso decidido por la paz.
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Asimismo, el documento de Yulieth Farah Laiseca y Camilo Alfonso Cano
Espinosa, plantea un análisis de los problemas educativos, pensando la
construcción de un marco objetivo y comprometido con los fines sociales y
culturales establecidos, que forme una colectividad con identidad propia y
participación ciudadana, en aras de prosperar con democracia en la edu-
cación. Igualmente, proponen una profunda reflexión sobre la educación
para la diversidad, mayormente en las poblaciones indígenas y rurales,
ya que se presenta la maternidad temprana y la reproducción de las vidas
domesticas generacionales, de modo que se desvaloriza la educación formal
en el género femenino.
Finalmente, se espera que las reflexiones plasmadas en este libro sean la
puerta de entrada para seguir realizando análisis en torno a la búsqueda
de una sociedad donde los ambientes de paz sean una realidad para todos
los ciudadanos. Las teorías que se han construido alrededor de la paz deben
estar traspasadas por las apuestas individuales y comunitarias ya que, de
no ser así, los ríos de tinta que corran serán otro saludo más a la bandera.
Por Piero Emmanuel Silva Arce, investigador del grupo “Estudios Políti-
cos” adscrito al programa de Ciencia Política de la Facultad de Ciencia
Políticas y Jurídicas de la Universidad Surcolombiana.
Neiva, octubre de 2018.
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OTRAS VOCES DE PAZ
A VIZORAMIENTO
Renunciar al uso de la fuerza para solucionar los
conflictos, es primordial en una sociedad que quiere mirar hacia adelante.
Este libro está dirigido a todos aquellos que ansían la paz. A esos seres hu-
manos que le dicen ¡No más! a toda la escalada de dolor y muerte que por
muchos años ha azotado a Colombia. Estas personas que con la esperanza
intacta sueñan con un país mejor y que las pérdida de vidas humanas, de
familias enteras destruidas y de la inestabilidad social de las comunidades
llegue a su fin algún día; confiando en que desde el seno de la familia y la
escuela esencialmente, se inicie la construcción de la verdadera paz y se
valore lo más hermoso de este país; su gente y su territorio.
Los autores, todos ellos comprometidos con la cultura de la paz y la espe-
ranza de un país cada día más próspero, han asumido desde sus distintos
roles, una mirada crítica y constructiva sobre la realidad colombiana, y des-
de estos aportes significativos; nos enseñan a través de sus experiencias, y
recorridos por el mundo investigativo reflejados en artículos y ponencias,
una gran variedad de escenarios y perspectivas, que nos indican sin duda
alguna que la paz es viable.
Es posible, que a pesar de las desigualdades sociales que día tras día se
presencia a nuestro alrededor y que sin duda alguna se han convertido en
el punto clave de la confrontación diaria en la mayoría de los colombianos,
encontremos si tenemos la convicción de transformación social, ese camino
que lleve a nuestros niños desde sus hogares y centros educativos a cons-
truir verdaderos caminos y escenarios de paz y reconciliación, primando el
diálogo y normas de convivencia claras que beneficien a toda una comuni-
dad.
Si bien es cierto que en una lucha armada o de confrontaciones físicas siem-
pre va a ganar el más fuerte, esto no implica que este sea quien tenga la
razón y renunciar al uso de la fuerza para solucionar los conflictos, es pri-
mordial en una sociedad que quiere mirar hacia adelante. En este sentido
cabe mencionar que la paz es un estado del cuerpo y del alma (tranquili-
dad), que está libre de conflictos internos y externos, que nos puede llevar
a resolver bretes de la mejor forma, con altura, con posiciones válidas de
pensamiento, creencia, valores humanos y éticos, además de espirituales.
He allí la esencia de construcción social y cultural.
La paz solo es posible si entendemos el respeto que debemos tener por la
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vida, la naturaleza, por los seres vivos, por la libertad de pensamiento y
creencias. Es posible cuando hay justicia social, cuando desde nuestro inte-
rior podemos trabajar con actitud espiritual, moral y racional en pro de la
buena convivencia y el apoyo a nuestros semejantes, cuando prima el bien
común por encima del personal.
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Licenciado en Español y Comunicación Educativa, Universidad Surcolombiana.
Especialista en Español y Comunicación Educativa, Especialista en Comunica-
ción y Creatividad para la Docencia, Universidad Surcolombiana. Magister en
Educación para la Inclusión, Universidad Surcolombiana.
E-mail. espinoxxa1@gmail.com , @espinoxxa1.
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OTRAS VOCES DE PAZ
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OTRAS VOCES DE PAZ
CAPITULO 1
LA EDUCACIÓN:
FACTOR DE CONVIVENCIA
EN COLOMBIA
Eileen Arelis Brand Pérez.
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Eileen Arelis Brand Pérez.
A cerca de la educación
A lo largo del tiempo, de acuerdo con el contexto histórico, en el antiguo
Egipto, se advierte una educación que se caracteriza porque se transmitía
de generación en generación, oralmente, con énfasis en la enseñanza moral,
convenciones sociales y modos de vida; y memorística “Manacorda, 2006,
p.19”. Se buscaba probablemente la perfección del hombre para acceder a
una vida futura con merecimientos plenos. Un hombre perfecto merecía la
vida paradisíaca. Entre los chinos, la educación perseguía la virtud moral,
que se constituía en el fin del proceso educativo. Es que el conocimiento
de las causas aproxima al hombre a la perfección y el estudio enciende la
razón que se ha recibido del cielo, transformando la naturaleza humana y
haciendo que la perfección moral sea su destino “Viñao, 2005,p. 239”
Para los hebreos, la educación buscaba la perfección del hombre aquí en
la tierra, y el conocimiento de la verdad y de la ley divina “Abbagnano y
Visalberghi, 1992, p.17” Entre los griegos, la educación implicaba la forma-
ción integral del hombre, a nivel corporal y espiritual, lo cual conducía a
la perfección y a la felicidad. Allí, también la educación giraba en torno al
hombre “Havelock, 1996, p.6”.
Los romanos asumieron la tradición cultural y educativa griega casi en
su totalidad, de tal manera que entre ellos también tenía que ver con la
búsqueda de la perfección. Consideraban como la base de la educación, la
lectura, escritura, aritmética, música y los ejercicios físicos “Novillo, 2016,
p.126”. Esta finalidad - el hombre - no se pierde, ni siquiera durante la
Edad Media, cuando la práctica educativa griega fue asimilada para cris-
tianizarla adaptándola a las necesidades y situaciones del momento, como
lo propusieron personajes de la talla de Clemente de Alejandría, San Agus-
tín, y San Jerónimo, entre otros “Londoño, 2001, p.48”. Durante este pe-
ríodo se puso en práctica la educación cristiana, con un ideal de perfección,
que se reducía al aislamiento en comunidades religiosas; o a la vivencia de
las virtudes evangélicas “Abbagnano y Visalberghi, 1992, p.102”.
Durante el Renacimiento, la educación pretendía la formación del hombre
en el marco de la cultura antropocéntrica que se mantenía en vigencia
para la época. Fue un momento histórico en el que se conjugaron el pen-
samiento helénico y romano, el cristianismo y la tradición griega para dar
origen al ideal humanista “Delgado,1993”. Posteriormente hubo pensado-
res intensamente preocupados por la educación, que plantearon una serie
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De modo que la sociedad existe para las personas y las personas también
desempeñan en ella ciertas actividades con miras al bien común. De este
carácter influye la satisfacción de sus necesidades sociales.
El hombre se desenvuelve en el mundo gracias a la cultura. Y a que se vive
y se siente la virtud de aprender, convivir y actuar con diferentes personas,
compartiendo variedad de tradiciones, costumbres, y ancestros que evolu-
cionan y crecen con la experiencia, el avance y el aporte de nuevas genera-
ciones, alcanzando progresivamente el fortalecimiento social, la identidad
como pueblo. Es un espacio en el que las personas se forman y participan
de manera activa y armónica. Este es el objetivo principal en una sociedad.
Si hay cultura, hay respeto, hay convivencia, hay valoración, apreciación
por las cosas, por las personas. Y también, como ya se mencionó, violen-
cia. Es en este contexto de sociedad y cultura donde es posible entender la
educación. Muchas son las definiciones que sobre educación se han dado a
lo largo de la historia, de acuerdo al momento histórico, contexto sociocul-
tural e interés del pensador o pedagogo. Sin embargo, para los efectos del
presente estudio se tuvo en cuenta el aporte de la ley General de Educación:
“...es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se
fundamenta en una concepción integral de la persona humana” (Congreso
de la República, 1994, p. 2). De esta manera, se entiende que es un proceso
por medio del cual se instruye y forma al hombre como persona -como le
corresponde de acuerdo a su dignidad- de manera armoniosa e integral,
en todas sus dimensiones y potencialidades. Así las cosas, la educación
participa en la vida y crecimiento de la sociedad, en su estructura interna y
destino exterior y en su desarrollo espiritual. Y, sobre todo, en la formación
personal del hombre en todas sus dimensiones.
La educación es, no sólo el mejor legado que se puede dejar a los niños, sino
también la llave para un mejor futuro, como lo plantea Jacques Delors. En
realidad, la educación es la llave para alcanzar el triunfo en la vida, y lo que
sea que se pueda hacer para brindar una educación de calidad a los niños y
niñas y jóvenes es el mejor regalo que se les puede dar. Pero, en un mundo
cada vez más globalizado, más competitivo y lleno de incertidumbres, la
educación es necesaria para vivir todos en común, en sana convivencia, y
construyendo una sociedad para todos “Delors, 1997, p.11”.
E ducación y convivencia
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… el pleno desarrollo de la personalidad, dentro de un proceso de formación
integral, física, síquica, intelectual, moral, espiritual, social, afectiva, ética,
cívica y demás valores humanos. La formación en el respeto a la vida, a los
demás derechos humanos, a la paz, a los principios democráticos, de convi-
vencia, pluralismo, justicia, solidaridad y equidad, así como en el ejercicio
de la tolerancia y de la libertad. La formación para facilitar la participación
de todos en las decisiones que los afectan en la vida económica y política,
administrativa y cultural de la Nación. La formación en el respeto a la au-
toridad legítima y a la ley, a la cultura nacional. La adquisición y generación
de los conocimientos científicos y técnicos más avanzados, humanísticos,
históricos, sociales, geográficos y estéticos. El estudio y la comprensión crí-
tica de la cultura nacional. El acceso al conocimiento, la ciencia, la técnica
y demás bienes y valores de la cultura, el fomento de la investigación y el es-
tímulo a la creación artística en sus diversas manifestaciones. La creación
y fomento de una consciencia de la soberanía nacional. El desarrollo de la
capacidad crítica, reflexiva y analítica. La adquisición de una consciencia
para la conservación, protección y mejoramiento del medio ambiente, de
la calidad de la vida, del uso racional de los recursos naturales, de la pre-
vención de desastres, dentro de una cultura ecológica. La formación en la
práctica del trabajo mediante los conocimientos técnicos y habilidades, así
como en la valoración del mismo como fundamento del desarrollo indivi-
dual y social. La formación para la promoción y preservación de la salud y
la higiene, la prevención de problemas socialmente relevantes, la educación
física, la recreación. La promoción en la persona y en la sociedad de la
capacidad para crear, investigar, adoptar la tecnología que se requiere en
los procesos del desarrollo del país “Congreso de la República, 1994, p. 3”.
Ahora bien, existe una relación entre la educación y la formación personal,
parte esencial de la cual es la convivencia y otros comportamientos afines.
La educación actualmente se encuentra centrada en la concepción de per-
sona y busca el desarrollo armonioso e integral de la personalidad en un
horizonte de convivencia, tolerancia y participación.
Esta dimensión educativa engloba cuatro temas fundamentales:
1. El desarrollo de la persona como sujeto humano capaz de transformarse
y trascender históricamente, modificando su propia realidad.
2. La educación y formación del individuo para que construya su hogar y se
desenvuelva en él como sujeto de responsabilidad y derecho.
3. La convivencia y el impulso de las instituciones educativas como instru-
mentos que facilitan la armonía existencial. El entendimiento y la identifi-
cación de actitudes en la comunidad y el trabajo.
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la educación se tiene la opción, la posibilidad de influir en su comporta-
miento, hacia la sana convivencia. Ahora bien, ocurre con demasiada fre-
cuencia que en el marco de este proceso de formación, los alumnos incurren
en conductas que entran en franca contradicción con este noble propósito
– el de la sana convivencia -, como los conflictos al interior del aula y por fue-
ra de ella. Básicamente, los conflictos en el aula surgen cuando se presenta
alguna de estas situaciones: la reacción de un niño porque el otro piensa
u obra diferente o la reacción frente a la falta de claridad en la comuni-
cación. En definitiva, el conflicto surge cuando una o ambas partes están
predispuestas a la reacción agresiva, antes que a escuchar y comprender a
los demás. Frente a esta realidad, cada vez más frecuente, el docente debe
reunir herramientas o reglas que le permitan solucionar estas situaciones
de agresividad y de falta de convivencia. La solución de conflictos, ya sean
de tipo familiar, escolar o social, se presenta en una serie de etapas que es
preciso tener en cuenta.
Ahora bien, y regresando a una anterior cita, de las diez ideas básicas de
una buena cantidad de escuelas asociadas a la UNESCO “Spain, 2013, p.3”
en el marco de la convivencia y la solución pacífica de los conflictos, se re-
toman las siguientes por su concordancia con Galtung y las necesidades de
este estudio:
En primer lugar, el derecho a la vida es el más fundamental. ¿Cómo enten-
der esta idea en un país como Colombia? ¿Cómo entender que por encima
de la patria, del orden, de la propiedad, del dinero y de las tierras, está la
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Segunda idea básica. La bondad natural del hombre, que lo impulsa a bus-
car el desarrollo de su vida en paz con los demás. Así las cosas, corresponde
al docente mirar a sus alumnos como personas naturalmente pacíficas que
pueden construir un mundo mejor si se les proporcionan las herramientas
necesarias. Esta idea admite una postura que le permite a la persona, al
estudiante, abrirse: liberar su generosidad, lo que de sociable, lo que de
solidario tiene en su corazón con los demás. Lo importante es saber cómo
lograrlo, cómo poner al estudiante en una situación tal que pueda expresar
su natural bondad.
Tercera idea básica. Las personas son diferentes de sus ideas. por lo tanto,
no resulta sano ni razonable odiar a alguien por lo que piensa, aunque sea
diferente a lo que piensan los demás. Aunque sus ideas no gusten, aunque
no se acepten, sobre todo. Se requiere, entonces, escuchar a los demás, para
comprenderlos, Para abrirle paso a la libertad de expresión y a la diversi-
dad cultural y a su respeto, al diálogo y rechazando el fanatismo, el odio, el
rechazo al otro.
Cuarta idea. La violencia le da la victoria al más fuerte, pero no al que tie-
ne la razón, entonces de nada sirve, no tiene ninguna utilidad. Claro está
que podría tener ventajas a corto plazo, pero ventajas falsas, fundamenta-
das no en la razón o en la verdad, sino en la agresión, en el ataque.
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El sistema educativo colombiano tiene, entre otras finalidades, la de formar
en el respeto de los derechos, de la dignidad de los demás y en el ejercicio
de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de
convivencia, paz, cooperación y solidaridad. La legislación educativa colom-
biana es reiterativa en este sentido. Los currículos se definen y organizan
en torno a estas ideas, con un fin formativo del individuo y un fin social de
paz y convivencia. Para comprender la educación como factor de conviven-
cia, es necesario conocer las diversas experiencias tanto de práctica como
de investigación acerca de una educación para la convivencia desarrolladas
por personas, grupos y organizaciones a lo largo de toda la historia de la
humanidad, inspirada también en los valores fundacionales de las Nacio-
nes Unidas y UNESCO. Entender la educación para la convivencia es en-
tender que se puede contribuir con el logro, para las generaciones actuales
y las venideras, de una sociedad más justa y tolerante, respetuosa de la
vida y la dignidad de las personas, y favorable al diálogo. Y en este orden
de ideas la educación cumple un papel de primera importancia para el ple-
no desarrollo de la convivencia. Esta educación no es una idea nueva. Es
preciso entender que ha sido esbozada desde antes de Cristo, por diversos
pensadores, escritores y conductores de pueblos, bajo la forma del respeto
por los demás, de la abstención de toda forma de violencia contra el hom-
bre -y aún contra cualquier ser vivo-, de la benevolencia, de la solidaridad,
y de la ayuda para el desprotegido y débil, entre otras. Muchos filósofos la
plantearon como una necesidad del individuo y de la sociedad. Esta educa-
ción fue definida en 1989 en el Congreso Internacional de Yamoussoukro,
y adoptada ya como Programa de la UNESCO en 1995. Y se convirtió en
un movimiento mundial en el que comenzaron a participar numerosos sec-
tores de la sociedad en el mundo lo que llevó a que Naciones Unidas esta-
bleciera 2000 como Año Internacional de la Cultura de la Paz, y el Decenio
Internacional de la promoción de una Cultura de Paz y No violencia -de
2001 a 2010-, y como directos beneficiarios, a todos los niños y niñas del
mundo. El Manifiesto 2000 redactado por varios premios Nobel, y firmado
además por una numerosa cantidad de personas en el mundo, asumió el
compromiso de respetarlo en la vida diaria. Este Manifiesto plantea seis
principios claves definen y determinan la Cultura de Paz: a) respetar la
vida, b) rechazar la violencia, c) compartir con los demás, d) escuchar para
entender, e) conservar el planeta, y f) redescubrir la solidaridad.
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optar y decidir libremente por conocimientos, actitudes y comportamientos
de convivencia apoyados por manifestaciones verbales de apoyo y fortaleci-
miento.
El método de aprender a ser señala que el hombre genera su personalidad
que viene a ser el mayor obstáculo para conocerse a sí mismo. Sin embargo,
para lograrlo - y para alcanzar armonía emocional, adaptación al entorno,
y buen rendimiento de las propias capacidades - es decir para conocerse
a sí mismo se necesita desarrollar la conciencia, lo que depende de saber
entrar, de saber penetrar en un estado de atención total, para investigarse,
analizarse a sí mismo “Medina y Moya, 1999, p.55”.
El enfoque sistémico fenomenológico de Bert Hellinger, bastante revolu-
cionario en cuanto a la nueva percepción de la realidad que propicia, en
todos sus niveles: la conducta humana, el espacio espiritual, la familia, la
organización y la comunidad en general, donde se desenvuelve la persona
humana. La teoría de sistemas tiene como base tres ideas: a) los sistemas
existen dentro de sistemas, es decir, cada sistema existe dentro de otro más
grande; b) los sistemas son abiertos, porque están dentro de otros que for-
man su entorno; y c) afectan los demás sistemas. Este enfoque permite que
el hombre se vea a sí mismo como parte del sistema que con sus acciones
beneficia o perjudica. Plantea que los individuos, en un nivel subconsciente,
participan de la trama familiar y de su destino colectivo. Desde este punto
de vista, las relaciones con los hermanos, padres, abuelos, tías y tíos pueden
desencadenar fuerzas - afecto. En este sentido, muestra que se forma parte
de una gran familia. En éste orden de ideas la persona siente cuando ama a
sus padres, sirve a su familia y aún en su vida busca comprender la culpa o
la filiación de ascendientes. Entonces se puede entender que el respeto y el
amor familiar no son un sentimiento, sino una postura que se basa en prin-
cipios que en la mayoría de los casos no se asumen conscientemente: por tal
motivo, en muchos casos la persona difiere de las opiniones en cuanto a sus
acciones “Pedroza y Villalobos, 2012, p. 738”.
Y, para terminar, Galtung afirmaba que no había nada más práctico que
contar con una buena teoría que permita observar la violencia, y también
la posibilidad de la paz (Calderón, 2009, p. 6).w
R eferencias
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30
Jiménez, Jhonny. (s.f.). Educación para la paz y los DDHH. Quito: Servicio
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31
OTRAS VOCES DE PAZ
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33
OTRAS VOCES DE PAZ
CAPITULO 2
CONVIVENCIA COTIDIANA:
UN APORTE A LA CONSTRUCCIÓN DE UNA
SOCIEDAD CON CULTURA DE PAZ
Blanca Rocío Pinilla
Yuly Vanessa Pinto González
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Blanca Rocío Pinilla
Yuly Vanessa Pinto González
En la sociedad se tiene el imaginario de que la cultura de paz se adquiere
cuando ingresamos a una institución educativa. Sin embargo, estos am-
bientes realmente deben iniciarse en la familia, en el entorno diario de
cada persona. La cultura de la paz se inicia en las relaciones familiares,
entre sus miembros, viviendo el respeto, la confianza, la amabilidad y la
cortesía; factores importantes que se inculca a los infantes, lo que les ayu-
dará a relacionarse mejor con otras personas.
Se debe tener en cuenta que desde temprana edad se forman los hábitos
de gratitud en los niños hacia las personas que los cuidan y los protegen.
Desde la infancia aprenden a pedir el favor cuando requieren la ayuda de
los demás, a solicitar las cosas de la forma más adecuada y dar siempre las
gracias cuando se recibe algo.
Es importante entender que propiciar un ambiente cordial de comunicación
y afecto en el hogar, permite evitar situaciones de violencia intrafamiliar,
estimular el respeto, la cortesía en el trato con otras personas, y tener un
acto especial de consideración y cariño hacia los adultos mayores.
Así mismo, es primordial que dentro de la sociedad los niños entiendan
desde su infancia, la importancia de saludar con amabilidad a cada una de
las personas con quienes convive y es aquí donde los adultos comienzan a
jugar un papel fundamental en el desarrollo de este proceso, inculcándoles
buenos ejemplos a los pequeños y enseñarles que no pueden discriminar
a nadie por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, reli-
gión, opinión política o filosófica y que todas las personas tienen los mismos
derechos y oportunidades como lo establece la Constitución Política de Co-
lombia. La mejor manera para lograr construir espacios es respetando la
diversidad cultural y de más, en donde pueda vivenciarse una sociedad con
cultura de paz. Ya que todo conflicto confronta ideas, es el encuentro entre
dos posiciones que manejan criterios distintos frente a una misma proble-
mática. Es una tensión frente a la relación social e interpersonal generada
por una diferencia de intereses. Los encuentros entre dos o más personas
siempre estarán cargados de puntos de divergencia, los cuales son espacios
que implican salir de una zona de comodidad a una zona de riesgo, pero
casi siempre ofrecen una oportunidad excelente para la construcción de
nuevos aprendizajes.
Es pertinente mencionar un episodio que, además de convertirse en algo
trascendental para este proyecto desde la trayectoria profesional y perso-
nal, marca el papel como docente y madre de familia. Durante el desem-
35
OTRAS VOCES DE PAZ
36
opciones. Ésta se refiere a la capacidad de los miembros de nuestra familia
para s er creativos y p
ensar en diferentes alternativas sobre cómo resolver
un problema, cómo ayudar a alguien y cómo tomar una decisión. Esto ayu-
da a padres e hijos a pensar de diferentes formas para actuar ante los retos
de la vida cotidiana, lo cual hará que este proceso sea más sencillo.
Hablar desde vivencias propias y aceptar que todos nos enfrentamos a di-
ficultades: Muchas veces los problemas en casa surgen porque no entende-
mos bien lo que las otros miembros de nuestra familia piensan o sienten.
Una manera de ayudarle a nuestros hijos a entender la perspectiva de las
otras personas, es hablando desde nuestra propia experiencia. Contarles
historias sobre dificultades que pudimos tener en el pasado o miedos que
alguna vez sentimos les ayudará a los niños a reconocer las emociones y
pensamientos de los demás, y también a darse cuenta que todos, incluso los
padres, nos enfrentamos a situaciones que nos cuesta manejar.
Conocer realmente el problema: Otra de las herramientas que contribuye
a la construcción de paz en los hogares, es el pensamiento crítico a partir
del conocimiento del problema. Muchas veces obtenemos información o se
cuentan cosas que asumen como verdaderas, pero no nos preguntamos ¿de
dónde viene la información o qué tanto refleja lo que las otras personas
realmente pueden pensar o sentir frente a una situación?, cuando se pre-
gunta a los hijos: ¿por qué crees que esta persona te dijo eso?, se les está
ayudando a examinar los problemas o una situación y les permite entender
mejor la motivación de las personas.
37
OTRAS VOCES DE PAZ
38
con el medio dentro de un espacio escolar exclusivo y un ambiente social
protegido. Un mundo aparte.
Durante los años 80 y los 90, la educación para los niños con “necesidades
educativas especiales” dio un paso adelante. Se comenzó a hablar de “inte-
gración escolar”. Según este modelo, los niños compartían la vida escolar
con otros niños y jóvenes sin ningún tipo de discapacidad, participando
de la cotidianidad de la escuela. Sin embargo, los contenidos de las ma-
terias, así como las metodologías, permanecían igual para todos, siendo
los niños los que tenían que acomodarse al modelo educativo tradicional,
seguramente con algún tipo de apoyo extracurricular. De esta forma, no
era nada raro que al finalizar el proceso escolar no se desarrollaran todas
las capacidades cognitivas y el alumno hubiera pasado de un curso al otro
sin cumplir siquiera con los requisitos mínimos. El estudiante debía ajus-
tarse de alguna manera a la institución educativa y responder a los retos
planteados.
En los últimos años se ha empezado a hablar con más fuerza de la educa-
ción inclusiva, un modelo que vincula a todos los niños y niñas al proceso
de aprendizaje sin discriminación alguna.
Desafortunadamente en nuestro país son pocos los colegios, tanto públicos
como privados, que hacen una apuesta por este tipo de educación. No se
puede negar que muchas instituciones reciben en sus aulas a niños y niñas
con discapacidad, sin generar cambios significativos en la estructura y el
funcionamiento del proceso de aprendizaje y del quehacer pedagógico. Los
colegios no quieren arriesgarse, le temen al cambio e ingresar a un sistema
de educación como éste implica tener que romper varios paradigmas sobre
los cuales se ha construido la educación, como el de pensar que, si el niño
o la niña no se adaptan al colegio, la institución no es para él, o si un niño
con necesidades especiales está en un colegio, el rendimiento académico
del mismo va a bajar y, por ende, los resultados de las pruebas del ICFES
también.
No sólo las instituciones sienten miedo al enfrentar la posibilidad de brin-
dar una opción educativa diferente. Los maestros también temen tener en
sus aulas a niños con discapacidad cognitiva, porque no cuentan con las
herramientas necesarias para ayudarles en su proceso de aprendizaje y
creen que puedan interferir en el trabajo de los niños regulares. Así como
las instituciones y los docentes sienten miedo al enfrentarse con un modelo
de educación inclusiva, los padres de niños regulares de igual forma mani-
fiestan sus temores sobre las desventajas académicas, sociales y culturales
que puedan tener sus hijos al compartir con niños discapacitados, temores
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OTRAS VOCES DE PAZ
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De este modo, una tarea principal de la escuela es generar y sostener una
coherencia progresiva entre sus principios, propósitos educativos y prác-
ticas cotidianas. No es posible construir una cultura de paz si se produce
el fracaso escolar y la exclusión de ciertos estudiantes que no se ajustan a
los marcos académicos y comportamentales que la escuela establece. Asi-
mismo, no es posible educar en el respeto y la tolerancia sino se propician
modos de actuación en la escuela que favorezcan la manifestación de estos
valores.
El foco de la intervención para la formación en convivencia y cultura de
paz se debe abordar, entonces, al interior de los procesos educativos en su
conjunto: la organización y participación escolar, los procesos de enseñan-
za-aprendizaje, el clima y las normas de convivencia, es decir, debe abar-
car el plano programático, sus estructuras y formas de funcionamiento,
el desarrollo curricular y los roles e interacciones que se construyen en la
escuela. Al reconocer que somos diferentes y hacemos parte de una socie-
dad diversa, tenemos una gran oportunidad para enseñarles a nuestros
estudiantes la importancia de crecer en un entorno que incluya y valore a
todos sus miembros.
En el rol de padres, docentes y cuidadores, se puede crear las oportunida-
des que les permita a los menores desarrollar las competencias necesarias
para convivir de manera pacífica, participar responsablemente y resolver
conflictos de una manera asertiva. Desde la familia debemos trabajar en
los pocos conocimientos sobre los derechos y deberes que tenemos como ciu-
dadanos, promover actitudes en donde se dé a entender que todas las perso-
nas tienen los mismos derechos sin importar las características individua-
les de cada persona (raza, etnia orientación sexual o discapacidad). Estos
derechos se deben cumplir. Se debe enseñar habilidades para relacionarse
con los demás de manera positiva y, así, al desarrollar los conocimientos,
actitudes y habilidades, por cuanto los menores construyen principios que
se fundamentan en derechos, convirtiéndose a su vez en un horizonte para
actuar y reflexionar frente a algún suceso, y contribuyendo igualmente a
que se tenga una sociedad inclusiva libre de prejuicios, discriminación y
maltrato frente a las diferencias.
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OTRAS VOCES DE PAZ
R eferencias
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OTRAS VOCES DE PAZ
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CAPITULO 3
LO FESTIVO
COMO PEDAGOGÍA PARA LA PAZ
Vanessa Cuenca Rivas
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OTRAS VOCES DE PAZ
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la misma, se proyectó como escenario idóneo la escuela, teniendo en cuenta
que todo cambio o transformación social debe ir acompañado de un proceso
pedagógico, donde las nuevas generaciones hagan un proceso de memoria
sobre las realidades sociales del país y asuman un rol activo como sujetos
políticos que se piensan y tejen el país que han soñado. Es así que desde el
gobierno se propone el proyecto de la cátedra para la paz, un espacio que
se erige como una asignatura independiente y de obligatorio cumplimiento
para las instituciones educativas de todos los niveles.
Por consiguiente, se sigue pensando que los espacios idóneos para construir
paz son aquellos de carácter formal e institucionales, desconociéndose el va-
lor potencial que tienen otros escenarios como el caso de las fiestas popula-
res, invisibilización que tal vez se explique por las concepciones populares
que se tienen sobre lo festivo, como asociado al entretenimiento, al desor-
den, al licor y la violencia. Falta explorar más desde la academia la rique-
za que tienen las fiestas como escenarios donde se reflejan las costumbres,
valores, creencias y tradiciones de los pueblos, es decir, su cultura. Y la paz
es ante todo una apuesta por la trasformación de una cultura y es a través
de lo cultural que se legitiman las diferentes formas de violencias y, por lo
tanto, es por medio de lo cultural que se pueden tejer caminos para la paz.
La fiesta, según Lara (2015), fue definida de manera prematura como sinó-
nimo de ocio, descanso, juego y pereza, enfrentada casi de manera natural
al tiempo diario del trabajo. Esta vaga conceptualización de la fiesta como
hecho social contrasta y va mucho más allá de lo planteado; al examinar
algunas investigaciones de autores contemporáneos, la definición de fiestas
se interpretan de tal manera que se le descubre un valor desconocido y
mucho más apropiado.
De acuerdo con Zarama (2010) “La fiesta es una de las expresiones más re-
veladora de la cultura de un pueblo en la que se expresa la riqueza humana
de sus habitantes, las dinámicas artísticas, políticas, económicas y sociales
que integran su cultura”. (p.29). De esta forma, la fiesta se ha convertido en
una necesidad que está presente en la cotidianidad de todos los actores que
hacen parte de una sociedad y se llevan a cabo a través de eventos, rituales
y celebraciones que se desarrollan para el deleite de quienes en ella partici-
pan. Pizano, Zuleta, Jaramillo & Rey (2004) plantean que “las fiestas son
construcciones míticas simbólicas en las que se manifiestan las creencias,
los mitos, concepciones de la vida y el mundo, y los imaginarios colectivos”.
Las fiestas populares surgen como la ruptura de lo cotidiano en tiempo
y lugar en virtud de que la temporalidad cotidiana cambia y los lugares
se habitan de otras formas a raíz de lo festivo. Se heredan de generación
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OTRAS VOCES DE PAZ
Para Del Arco, González, Padilla, & Timón (1994), las fiestas pueden de-
nominarse como populares y distinguirse de otras celebraciones de índole
más privado cuando son celebraciones que representan a la mayoría de la
comunidad, quienes participan asumiendo un rol protagonista e identifi-
cándose con el proceso festivo. En ese sentido, sus acciones manifestantes
se pueden direccionar de una manera positiva o negativa. Esto hace parte
de las dinámicas de la conciencia que cada uno asume en las fiestas; se
exterioriza de manera comprensible las diferentes prácticas identitarias de
unión y asociación, así como de insubordinación e infracción. Según Ariño
(1992) se entienden como “...un producto social que expresa y refleja los va-
lores, creencias e incluso intereses del grupo o grupos que la protagonizan”.
Por otro lado, según Ocampo(2002), las fiestas son populares porque se con-
vierten en el patrimonio más querido de un pueblo; son funcionales porque
se identifican con la vida material, social y espiritual de la comunidad y son
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vigentes porque se manifiestan con todo vigor y fuerza en la sociedad que
las considera como frutos de la herencia del pasado.
De esta manera, las fiestas populares son escenarios con un valor peda-
gógico valioso donde, desde lo lúdico y artístico, se pueden deconstruir, los
elementos culturales que legitiman las violencias y construir formas de
relacionarnos desde el dialogo, la concertación, el reconocimiento de la di-
versidad. Además, desde lo festivo se pueden hacer procesos de memoria
histórica frente a lo que somos como colombianos, nuestras tradiciones, cos-
tumbres, valores y resistencias. Todos los aspectos culturales que pueden
movilizarse a través del espacio de lo festivo contribuyen a una cultura de
paz que es entendida como una serie de valores, actitudes y comportamien-
tos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar
sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negocia-
ción entre las personas, los grupos y las naciones, teniendo en cuenta un
punto muy importante que son los derechos humanos. (ONU, 1999).
Una experiencia personal de investigación que hizo que reafirmara el re-
conocimiento del valor de las fiestas populares en los territorios y como
escenario propicio para tejer cultura de paz, fue el acercamiento al Festival
de las Brujas; un festival que lleva más de quince años de vigencia y que
se desarrolla en la Jagua, Huila, uno de los 12 corregimientos de Garzón,
municipio conocido como la Capital Diocesana del Huila, ubicado a 113 Km
al sur de Neiva. La historia de La Jagua está enlazada a la de Garzón por
tratarse de una zona de fuerte presencia indígena en las épocas de la colo-
nia, lo que motivó la ubicación de un centro de adoctrinamiento; las lógicas
excluyentes motivaron el desplazamiento de las zonas comerciales y sus
dinámicas un poco más retiradas de La Jagua para distar ‘de los indios’ en
lo que hoy se conoce como Garzón. Así entonces, La Jagua es un territorio
que se bate entre la exclusión, las dinámicas de la globalización manifesta-
das en la presencia del proyecto hidroeléctrico El Quimbo y el olvido al que
están condenadas las zonas periféricas.
Es así que las fiestas populares en el departamento del Huila se originan
en las celebraciones indígenas para agradecer a la tierra por las cosechas
tal como se refleja en el Festival de las Brujas. Luego de la conquista estas
celebraciones vistas como paganas por los sacerdotes europeos se mezclan
con el culto religioso a los Santos. En 1790 el gobernador de la provincia
ordenó la celebración de la fiesta como acto de obediencia al rey de España.
De esta manera, el Festival de las Brujas de la Jagua es una fiesta donde se
hace evidente la tradición de la bruja y la identidad de los jagueños que se
construye en torno a este personaje. Es la bruja desde la postura religiosa
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OTRAS VOCES DE PAZ
50
festival por considerar que es una fiesta pagana y que se debe eliminar la
denominación de la bruja y reemplazarla por el rescate de la artesanía y el
fique. Sin embargo, los habitantes no están de acuerdo porque consideran
que la identidad de la jagua está dada por la tradición de las brujas y que el
pueblo pierde su esencia si se modifica el sentido de la fiesta. Esta situación
ejemplifica cómo los jagueños no solo han llevado a cabo un proceso de resis-
tencia ante el proyecto hidroeléctrico El Quimbo, sino cómo esa resistencia
se ha llevado al plano del territorio habitado desde lo festivo; lo que eviden-
cia este aspecto es que la paz también se construye desde los procesos de
resistencia que los habitantes de un territorio hacen para apropiarse del
mismo.
Ya el sociólogo francés Pierre Bourdieu (1971) había teorizado sobre el po-
der en campo religioso al mencionar que el poder está asociado a la lucha de
relaciones de fuerza que se contraponen y entran en juego en un campo del
poder, un poder que siempre es simbólico y que busca generar y legitimar
una visión del mundo. En el caso específico de las fiestas de la Jagua lo que
se identifica es la legitimación a través de la religión de un orden social
determinado y la apuesta por la consolidación de un pensamiento coloni-
zador, homogenizado y sagrado, que busca deslegitimar los saberes popu-
lares–ancestrales propios del legado indígena representado históricamente
en la sabiduría de la brujas, mujeres con saberes en el tratamiento de las
yerbas y profunda conexión con la naturaleza, relegando estas prácticas a
lo pagano, demoníaco, aspectos que deshumanizan y posibilitan conservar
el statu quo a través del conocimiento generado por la religión.
Sin embargo, al parecer el poder siempre va acompañado de una resisten-
cia y el arte carnavalesco simbolizado en el escenario de lo festivo ha sido
la lucha por rescatar y generar saberes y otras prácticas, donde se resig-
nifique al personaje de la bruja como esa tradición ancestral que permita
construir la identidad como habitantes del territorio de la Jagua. En tal
sentido, la resistencia y la identidad son dos elementos potencializadores
de construcción de cultura de paz, porque implica pensarse una concepción
de la paz ligada al territorio, a la memoria (de opresiones y resistencias), lo
cual posibilita reconocerse en un lugar de la historia y a partir de allí re-
construir otra historia desde lo local y nacional. En pocas palabras, la resis-
tencia hace parte de la construcción de cultura de paz como se evidencia en
el Festival de las Brujas. La paz no solo es buena convivencia y formación
de valores sino también disenso, debate y resistencia.
Por otro lado, lo que el Festival de las Brujas nos deja como enseñanza
es que las periferias en el país generan saberes y prácticas sobre la paz
ligadas a las realidades sociales y culturales de sus territorios, apuestas
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OTRAS VOCES DE PAZ
R eferencias
1
Psicóloga, Magister en Educación y Cultura de Paz. Docente de la Corpo-
ración Universitaria Minuto de Dios.
Correo: vanessacuenca1027@gmail.com
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OTRAS VOCES DE PAZ
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CAPITULO 4
REFLEXIONES DE PAZ
Adriana Cabrera Tejada
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OTRAS VOCES DE PAZ
“La persona que no está en paz consigo misma, será una persona
en guerra con el mundo entero”
Gandhi
Frente a los sucesos políticos, sociales y culturales que se han vivido du-
rante los últimos años en Colombia y gracias a las discusiones, debates
y demás espacios de diálogo presentados a través de los medios de comu-
nicación, uno de los logros más importantes ha sido que los ciudadanos
incluyan en su pensamiento el termino PAZ o sus sinónimos, como una
oportunidad de mitigar las acciones de violencia que se han generado des-
de todas las instancias de una comunidad y así lograr un entorno de mejor
convivencia ciudadana.
Sin embargo, cabe recordar que la paz no solo significa la ausencia de gue-
rra, ni pensar que se encuentra en lo externo del ser humano, si no que
implica tener un entorno libre de todo tipo de violencia, el reencuentro con
la armonía de nuestro interior y así espetar, aceptar y tolerar a los demás.
En ese orden de ideas se hace necesario sustituir mínimamente, el odio, la
venganza, la ira y el deseo de hacer daño; por la tolerancia, amor, bondad,
comprensión y respeto a la vida de los demás.
56
basados en: el respeto a la vida, el respeto y la promoción de todos los de-
rechos humanos, y el arreglo pacífico de los conflictos, respeto y fomento a
la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres, entre otros.
El orden, la paz y la seguridad es un anhelo natural de la persona humana
y por ende, sus comunidades; pretendiendo mantener, asegurar y garanti-
zar su propia persona, su felicidad y su bienestar, eliminando toda clase de
actos que amenacen la vida social. Así la Paz Social está relacionada con la
angustia de las personas afectadas por los actos de violencia, encaminadas
a superar las situaciones problemáticas de violencia, dentro de los procesos
de justicia en un Estado de Derecho; de tal manera la paz social vela por el
bienestar de la sociedad por medio de Estados organizados, desarrollando
avances, objetivos y metas para la prosperidad de sus Estados.
Existe una amplia gama de reflexiones y definiciones para la Paz, que sin
importar el género, nacionalidad, nivel académico o creencia coinciden y
expresan en un marco de derechos humanos y deberes ciudadanos; se pue-
den citar algunos que soportarán las reflexiones del presente documento, a
saber:
El jurista Hans Kelsen afirma “La Paz es una situación que se caracteriza
por la ausencia de fuerza. Dentro de una sociedad organizada, sin embargo,
la ausencia absoluta de fuerza la idea del anarquismo no es posible. El em-
pleo de la fuerza en las relaciones entre los individuos se evita reservándolo
para la comunidad”. Es perentorio lograr en los ciudadanos la confianza
y el desarrollo de la Nación, así como el compromiso a cabalidad del cum-
plimiento de sus deberes y derechos para hacer un Estado que supera sus
adversidades por medio de la Paz y no de la fuerza.
Por otro lado, El Papa Juan Pablo II “La Paz es obra de la justicia, por ello
es necesario mejorar la calidad de vida, pues la paz y la justicia caminan
juntas y juntas deben ser promovidas”.
La paz no se conseguirá si se arrebatan los Derechos Humanos propios
de las persona, el respeto a vivir en una sociedad en paz es un Derecho
inherente a toda persona desde su nacimiento, como indica Alfonso Banda
en su obra La Cultura de Paz “Paz es un concepto universal que expresa
la aspiración humana a vivir la propia vida, y la de las comunidades de
pertenencia, en una atmósfera de bienestar y tranquilidad razonables que
estimule y permita el libre desarrollo de las capacidades positivas de toda
índole de las personas de los grupos humanos a los que estas se sientan
adscritos”. Y el Padre Luís Bambaren “La paz exige el respeto de los dere-
chos inviolables del hombre. Donde estos no sean respetados no puede ha-
ber paz, porque la violación de la dignidad de la persona favorece el rencor
57
OTRAS VOCES DE PAZ
Dada su naturaleza, la paz se involucra a nivel mundial con todos los aspec-
tos sociales y culturales, de manera que la paz tiene influencia en todos los
medios de desarrollo social. Y según el Padre Luís Bambaren existen dos
clases de Paz “Hay una Paz Negativa, por la ausencia de violencia armada,
no hay guerra, subversión, ni terrorismo. Hay otra Paz Positiva, basada en
la justicia social como fundamento de nuevo orden social justo”.
Al mismo tiempo las acciones del Estado necesitan cumplir con sus funcio-
nes alrededor de garantizar una Paz Positiva, la cual está plasmada en la
Constitución Nacional y sus leyes reglamentarias. Atendiendo a la afir-
mación de Rolando Martel “el mantenimiento de la Paz Social en justicia
no se consigue haciendo que el Estado sea depositario de exclusividad de la
función jurisdiccional, o prohibiendo o sancionando punitivamente el ejerci-
cio de la auto defensa es necesario y fundamental que el estado sea capaz de
crear instrumentos adecuados y eficaces para satisfacer las pretensiones
de los justiciables que se formulan ante los órganos jurisdiccionales”.
Con base en la afirmación de Jesús Lazo “no se debe olvidar que la Paz
no se garantiza en una Política de Derecho cimentada en acciones de in-
justicia o sea el no dar a cada uno lo que en derecho le corresponde”. Se
puede establecer que los sentimientos de odio que se crean en los grupos
inferiores que reciben decisiones de injusticia van contra sus opresores. Así
mismo, el autor argumenta que la falta de libertad o el negarle los derechos
fundamentales a un grupo de personas, establece condiciones contrarias a
una Paz real, social y verdadera. El Estado debe garantizar la justicia, la
verdad y la convivencia como valores – base para ofrecer un bienestar a sus
sociedades, el mantener un criterio de gobernar en una paz por medio de la
fuerza es desfavorable para las sociedades organizadas, ya que generan un
sin número de fenómenos problemáticos a nivel social, económico, político
y administrativo.
Por otro lado, La paz vista desde el ciudadano como un actor activo y prota-
gónico de la sociedad, necesita de unos cambios sustanciales en su modelo
moderno como persona, como lo dice Rubio Castro “la construcción de la
58
paz exige una crítica profunda al individualismo moderno y demanda la
construcción de un nuevo modelo de sujeto, cuya identidad y desarrollo ín-
tegro se alcance en sus relaciones con los otros.
De la misma forma, la paz necesita fundamentarse en el derecho como un
garante para la consecución de la paz social (Fernández García E.). De ahí
que el Gobierno se basa para trazar sus políticas de desarrollo social; por
lo tanto, la paz y el derecho están profundamente relacionadas y deben
estar plasmadas en la libertad de cada persona respetando su igualdad y
discriminación, con el anhelo de consolidar nuevos valores en la sociedad.
No se puede olvidar que el hombre por naturaleza busca como reformar su
modo o estilo de vida y de los que lo rodean; en pro de lograr una calidad de
vida, este ideal lleva al hombre a faltar a sus deberes como ciudadano y a
irrumpir los derechos de las otras personas, acción que se denomina luchas
de clases (Marx) relacionadas entre las personas que luchan por sobrevivir
en un medio desfavorable, y la clase adinerada que se despilfarra los lujos
que se les atribuía. Se puede decir que la paz con desigualdad es voluble
y aparenta tener estabilidad social, sólo dilata problemas graves de gran
interés; la paz debe garantizar a todas las personas vivir con calidad, en la
libertad y sin prejuicios.
En tiempos que la justicia está permeada por el abuso del poder, ilegitimi-
dad y manipulación, la paz necesita re-tomar a la justicia como la princi-
pal promotora de una Cultura de Paz, cuya misión sea anular la violencia
y resolver conflictos con justicia y verdad, estableciendo parámetros para
mantener el bienestar de la sociedad, sin abusos, sin discriminación, con
un manejo pulcro, objetivo y transparente.
Hasta el momento es importante tener en cuenta que:
La Paz es el estado de bienestar de la persona, de acuerdo a su libre manera
de pensar, actuar y decidir.
La Cultura de Paz enseña al individuo a saber más sobre el derecho y ter-
minar con sus propias luchas de clases.
El desconocimiento de los derechos brinda a la sociedad las herramientas
para incumplir con una real justicia.
La paz se fundamenta en el ejercicio de convivir en sociedad con unos pará-
metros respetando sus deberes y derechos con su propia paz en su sociedad.
La paz no se alcanzará hasta que el Estado organice su justicia alrededor
de desarrollar garantías para todos sus ciudadanos, respetando sus dere-
chos y luchando contra la delincuencia.
59
OTRAS VOCES DE PAZ
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OTRAS VOCES DE PAZ
62
CAPITULO 5
LA PEDAGOGÍA CRÍTICA
COMO MEDIO PARA LA CONSTRUCCIÓN
DE SUBJETIVIDADES EN EL MARCO DE LA
CULTURA DE PAZ.
Diego Fernando Pérez Trujillo
Jorge Armando Espinosa Perez
63
OTRAS VOCES DE PAZ
1
Diego Fernando Pérez Trujillo
Jorge Armando Espinosa Perez
64
L a construcción de subjetividad en el individuo des-
de la pedagogía crítica
Como se mencionó anteriormente, desde la perspectiva de la pedagogía crí-
tica el tipo de construcción de persona encuentra su base en el desarrollo y
fortalecimiento de las interacciones sociales entre los individuos, que entre
más diversas y heterogéneas, más posibilidades de transformación de las
propias construcciones ofrece. El anterior planteamiento, sirve de soporte
para la conducción de un proceso transformador que requiere de la persona
y de su propia comunidad en el agenciamiento de sus intenciones educa-
tivas y sociales. Desde esta visión, es posible identificar el protagonismo
de la persona, tanto en la construcción de sí misma, como también de la
sociedad en que vive, permitiendo así, deslegitimar la dimensión exclusora,
fundada en la creencia de que la persona es un ser pasivo desde el punto de
vista social y que se construye por procesos internos inherentes a ella o psi-
cológicos relacionados con la adaptación. Estos fundamentos, esgrimidos
por visiones más tradicionales de la pedagogía dejan fuera de todo protago-
nismo al individuo en cualquier decisión escolar y educativa.
En consecuencia, el tipo de construcción de persona desde la perspectiva
de la pedagogía crítica, la dota de iniciativa y protagonismo, tanto en su
construcción como persona como frente a la sociedad a la que se inscribe, al
mismo tiempo que objeta que la persona humana sea un ser naturalmente
pasivo e incapaz de comprometerse en ningún cambio social.
65
OTRAS VOCES DE PAZ
66
de los actores del proceso, puesto que lo que se enseña lo deciden exclusiva-
mente los especialistas. Estos contenidos controlan el ambiente educativo,
de manera que el producto (estudiante) se ajuste a los objetivos predetermi-
nados. Esto hace que la escuela tradicional parta del supuesto de que todos
sus alumnos son iguales y se instalen prácticas curriculares homogéneas
en una realidad profundamente heterogénea, con escasísimos resultados
de igualdad educativa.
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OTRAS VOCES DE PAZ
R eferencias
1
Licenciado en Español y Comunicación Educativa, Universidad Sur-
colombiana. Magister en Docencia, Universidad de la Salle. E-mail.
diegofernandopereztrujillo@gmail.com, @diegoperexx.
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OTRAS VOCES DE PAZ
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CAPITULO 6
DESARTICULAR VIOLENCIAS
DESDE LA PAZ:
EXPERIENCIA EDUCATIVA DE PAZ COMO
CULTURA DE VIDA - BACHILLERATO
PACICULTOR PASTO, NARIÑO
AÑO LECTIVO: 2006 – 2009
Mg. Beatriz Lorena Caicedo Guevara
71
OTRAS VOCES DE PAZ
Gandhi.
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Desde esa mirada nace el proyecto Bachillerato Pacicultor. Es un progra-
ma educativo en construcción para jóvenes entre 14 y 25 años afectados
por la guerra, que viven en situación de desplazamiento y vulnerabilidad,
y se encuentran por fuera de cualquiera de las modalidades existentes en
el sistema educativo formal, con más edad de la requerida por éstas para
su graduación.
En efecto, en el año 2006 se inicia la travesía por el Bachillerato Pacicultor,
después de un conocimiento previo sobre cuál era la metodología y cuáles
serían las pautas a seguir. Entonces fue importante apropiarse y sentir
desde el alma la esencia fundamental del BACHIPAZ: “Desarticular vio-
lencias”.
Sin lugar a dudas, la realidad de los proyectos pedagógicos por ámbitos
de aprendizaje comenzó a fluir, saber que la enseñanza - aprendizaje se
encaminaría a la investigación fue lo más impactante para pisar terreno
firmemente. Cabe destacar que muchos fueron los terrenos pisados, que
permitieron entrar a estrechar manos con infinidad de familias: comunas,
líderes comunitarios y con la asistencia permanente de la alcaldía de Pasto,
Secretaría de Educación municipal, haciendo participe ciento por ciento a
la universidad de Nariño.
“Claro está que la gestión permanente tuvo auge en muchas partes. Llegó
alcanzar lugares lejanos de Pasto y Nariño, veredas, municipios aledaños,
con el solo hecho de hacer eco del bachipaz, evocando y estimulando a los
jóvenes a esa forma de aprender investigando, indagando, y por supues-
to, proyectándose a un futuro mejor, hacer partícipes de una sociedad del
cambio”.
Finalmente, sus risas, sueños, anhelos, lágrimas, esperanzas y metas fue
lo que alrededor se escuchaba y se lograba sentir, entonces se comienza a
empoderarse de sus vidas permitiendo conocer sus tropiezos y levantarse
con ellos, pero con la esperanza de hacer que se lograra dar repuesta.
T estimonio de vida
El día 1 de Noviembre del año 2007 la comunidad del barrio Las Cruces fue
beneficiada con sus viviendas gracias al apoyo de la entidad de padres ca-
puchinos y la gestión permanente y oportuna con Alcaldía y Gobernación
de Pasto, Nariño.
De manera que los jóvenes pacicultores y sus familias agradecieron el
acompañamiento permanente que se desarrolló en la comuna 10 del barrio
73
OTRAS VOCES DE PAZ
Hoy en Colombia se avanza de nuevo en una paz negociada. A esta paz hay
que sumarle un esfuerzo por desarmar la violencia en mentes y corazones.
Por reconocer la impotencia de la violencia y la fuerza de la paz como cultu-
ra y cambio. No hay paz sin cambios de mentalidad y eso implica una edu-
cación para saber tratar los conflictos, para reconciliarse con lo que somos,
para sabernos sujetos de cambio de la paz.
74
M odalidad de trabajo: Encuentro de saberes
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OTRAS VOCES DE PAZ
R EFERENCIAS
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convivencia y la paz. Integración escolar de jóvenes desplazados – desesco-
larizados. (Ediciones amaranta). Bogotá: Autor.
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OTRAS VOCES DE PAZ
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79
OTRAS VOCES DE PAZ
CAPITULO 7
ECONOMÍA DE LA EDUCACIÓN
EN EL POSCONFLICTO
Nicolás Herrera Cabrera
80
Nicolás Herrera Cabrera
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OTRAS VOCES DE PAZ
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pueden llegar a obstaculizar lo anterior como la pobreza y la inequidad en
la distribución de los recursos.
En lo que se refiere a este aspecto de la distribución, Márquez (2012) afirma
…todavía existen diversos problemas relacionados con los procedimientos
de asignación, distribución y uso de los recursos públicos que se destinan a
la educación, los cuales impiden que el Estado pueda asegurar el derecho
que tienen sus ciudadanos de recibir una educación de calidad.
En el caso del financiamiento de la educación, existe un rubro destinado a
dicho propósito, pero no se está haciendo una óptima distribución del mis-
mo, de tal forma, que se abarquen prioridades; hace falta claridad respecto
a la participación del gasto educativo de los diferentes entes estatales y
municipales, así como de la distribución que se hace del recurso económico
entre los diferentes estamentos y dependencias educativas. Los gobiernos
no pueden permitir un desvío en los dineros del sector educativo y menos
dejar de invertir en este sector, porque es innegable que invertir en educa-
ción redundará en beneficios para la sociedad.
En este orden de ideas, Gallardo (2014) expresa lo siguiente
Las naciones que han apostado a la educación de calidad, y la tecnología,
hoy están cosechando frutos en términos de desempeño económico y cali-
dad de vida. Irlanda apostó a favor de la educación vinculada con la socie-
dad del conocimiento. Hoy destaca en desarrollo tecnoló¬gico y es una de
las naciones con mayor pib per cápita, pasó de 11 mil a 44 mil dólares en
20 años. Hoy, el capital humano coreano atrae grandes flujos de inversión
generadora de crecimiento económico. En contraste, México se ha rezagado,
entre otras razones, por la falta de una estrategia que nos permita aprove-
char las oportunidades que ofrece la sociedad del conocimiento.
Al aparecer este factor monetario en la educación, la perspectiva de los be-
neficiarios de este proceso lo empezaron a ver como una inversión a futuro y
los primeros autores en referirse a este tema fueron Theodor Schultz, Gary
Becker y Adam Smith. Como resultado del análisis de la educación como
una inversión, aparecieron teorías aun actuales como la de la economía de
la educación, la del capital humano, la del filtro, la de actitudes, las cuales
afirmaban que la educación era uno de los factores que influye de manera
importante en el crecimiento económico por que ayuda a la calificación de
la fuerza de trabajo.
Al respecto Smith (1958) hizo la diferencia entre capital físico y humano,
resaltando el papel del trabajo humano en la creación de riqueza
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OTRAS VOCES DE PAZ
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y las dinámicas se han transformado significativamente. En este sentido,
hay quienes se remitieron a los conflictos agrarios de los años veinte, mien-
tras que otros se enfocaron en la etapa posterior al Frente Nacional, unos
más consideran la violencia bipartidista entre liberales y conservadores.
Lo cierto, es que Colombia a pesar de no haber participado en guerras in-
ternacionales, ni vivido dictaduras como Chile, Argentina, Cuba “el núme-
ro de personas muertas, mutiladas y expulsadas de sus casas se ha venido
contando por millares a lo largo de este último medio siglo” (Hobsbawn,
2007 citado por Pérez, 2014, p. 291). Llegado a este punto, es importante
subrayar de nuevo la importancia de una educación como herramienta o
medio para escalar socialmente, pero la cual es negada a muchos colombia-
nos por motivos como la pobreza, la violencia y el desplazamiento forzado.
La población colombiana debe comprender que las sociedades del futuro de-
ben apostar a la paz como un indicador de desarrollo y es necesario realizar
un “esfuerzo para pensar y obrar en términos de cultura de paz, y demos-
trar a nosotros y a los «otros» una confianza ciega por la especie humana,
para regular pacíficamente todos los conflictos. No existen conflictos sin
solución” (Bautista, 2004, p. 21).
Pero según Villa (2016) para alcanzar y mantener este dividendo de la paz
es vital que no prolifere el crimen organizado. Eso se llevaría las ganancias
de la paz y retrasaría el crecimiento de la economía y de nuevo, las grandes
inversiones irían a parar a las fuerzas armadas, para combatir la ilegali-
dad, marginando al sector educativo tan importante en el desarrollo del
capital humano y social del país.
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OTRAS VOCES DE PAZ
Por ende, la ciudadanía y el mismo gobierno en aras de las paz debe recor-
dar que la falta de recursos acarrea problema de inequidad, por ejemplo,
Martínez (2002) manifiesta que “casi todo niño tienen acceso a la escuela,
pero muchos la abandonan al poco tiempo; pero no basta que los alumnos
terminen determinado grado o nivel escolar, si lo hacen sin haber alcanza-
do el aprendizaje que estipulan los objetivos curriculares” (p.34).
86
población posible, porque es claro que a mayor educación en un país, mayor
desarrollo social, económico y cultural.
R EFERENCIAS
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OTRAS VOCES DE PAZ
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CAPITULO 8
LA VIDA DE LAS VICTIMAS
EN EL ACUERDO DE PAZ
Juan Diego Viveros Arandia
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OTRAS VOCES DE PAZ
R esumen:
A bstract:
92
chanism of manipulation that the people will give to show them that they do
not want them, but want the truth that both asked Colombia with this peace
process that has had several setbacks during its development.
I ntroducción
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OTRAS VOCES DE PAZ
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diferencia y establezca relaciones constructivas con el otro, con ese otro al
que durante más de medio siglo no ha querido o no ha podido escuchar. (p. 4)
No obstante es muy importante que haya más participación de la sociedad
civil, para mantener una sostenibilidad a futuro. Ya que las personas se
acercan a un acuerdo como forma de terminar el conflicto, pero al mismo
tiempo se abre una puerta nueva, que nos ayuda a transformar mentes y
corazones para al fin lograr la tal anhelada paz estable y duradera.
Desde esa perspectiva, se observan situaciones actuales en donde las víc-
timas del conflicto armado vislumbran en su mente el horror de vivir la
guerra, mediante el cual muestran una percepción del peligro, miedo, que
amenaza su tranquilidad; se convierte en una emoción paralizante y mor-
tificadora que impiden que algunas personas puedan realizar sus activida-
des cotidianas, como salir de sus viviendas y realizar actividades sociales.
El miedo se encuentra en constante movimiento, en el cual limita la reali-
zación de sus proyectos de vida.
Para profundizar en esto, Lina Marcela Ortiz (2012), víctima del conflicto
armado colombiano, nos cuenta su historia:
La discapacidad está en la mente. También el trauma que deja algo como
el que me ocurrió. Tenía 13 años, vivíamos en Salado Blanco, en el sur del
Huila. Eran las nueve de la noche del 25 de diciembre de 1998. Estábamos
pasando la Navidad con papi, que era policía. Yo no me enteré de mucho.
Más tarde, los periódicos informaron que unos milicianos de las Farc ha-
bían lanzado una granada desde una moto contra la estación de Policía.
Perdí mi pierna derecha. Me atendieron por ser hija de un oficial, pero justo
ahí comenzó el mayor martirio. Me pusieron una prótesis primitiva, y así
debía comenzar a vivir de nuevo. No me fue bien. No me adapté a la próte-
sis, que me produjo una artrosis que me afectó la columna. Me enfermé, y
aunque necesitaba apoyo psicológico, no lo recibí. Mi trauma siempre fue
mi prótesis, más aún durante mi adolescencia y como mujer en un país tan
superficial como Colombia.
Poco después del atentado me di cuenta que era una enemiga de inspirar
lástima. Para salir de ahí, necesitaba las herramientas. Nadie quiso ayu-
darme. Recuerdo que un mayor del Ejército un día me reprendió diciéndo-
me que las prótesis solo eran para los héroes. Toqué puertas buscando la
adecuada, que costaba miles de dólares. Mi suerte vino cuando un benefac-
tor llegó como caído del cielo y me la pagó. Estudié, sabiendo que de lo con-
trario mi destino sería un call center o un puesto de caridad en el Estado.
Hoy soy abogada de una compañía multinacional
95
OTRAS VOCES DE PAZ
Asimismo, existen miles de víctimas del conflicto armado que viven un cal-
vario similar a la de Lina, como por ejemplo el de Fransua García (2013),
quien nos cuenta:
“Uno lleva presente al hombre que le cambió la vida. A veces lo veo: él se
timbra, pero yo sigo mi camino. No lo miro para no pensar en el momento
en que sacó su changón y me voló una pierna. Para mí, los armados son
unos cobardes.
Pasé mi infancia en una flota, y a los 15 años volví a Bogotá, a Triángulo
Alto: terreno de las Águilas Negras. Los bandidos eran viejos amigos. Pero
en 2004 perdí la paciencia y les dije que porqué atacaban a la gente. No me
mataron porque al que disparó, el arma lo pateó y le dañó la puntería.
Tras esquivar la muerte, me pregunté: ¿Cómo hago para que la gente no
sienta compasión por mí? Me dije: ¡Necesito fortaleza! Comencé a vender
collares y lo hago hasta hoy. Y entendí que para llenar el vacío debía traba-
jar y entender que una discapacidad no es una incapacidad. Soy capitán del
equipo de voleibol sentado de Bogotá y bailo en una pierna… salsa, meren-
gue. Está en YouTube.
Desde esta visión, el conflicto armado ha dejado un sinnúmero de victimas
que han contado su historia al país para demostrar el impacto que ha de-
jado la guerra colombiana durante los últimos 60 años. Vislumbrando sus
dolores internos que ha dejado este flagelo que ha acongojado a las víctimas
que han perdido familias, amigos entre otros factores que ha incurrido la
guerra.
Desde el nuevo escenario del acuerdo de paz la Corporación Universitaria
Minuto de Dios se preocupa por la construcción de una paz estable y dura-
dera en el marco del acuerdo que ayuda a crear los pilares para una nueva
Colombia en paz mediante los principios humanos y espirituales creados
por esta prestigiosa universidad incluyente, que surge como una corriente
de cambio para poner fin al conflicto colombiano, dejando huellas importan-
tes en el perdón y la no repetición de los hechos más aberrantes cometidos
por los en el conflicto durante los últimos 60 años.
Pero al mismo tiempo resaltando la importancia de la investigación que
ayuda a tener una panorámica más específica de los problemas sociales,
políticos y económicos que dejó la guerra en nuestro país. Por esto, UNI-
MINUTO le apuesta a la paz desde la ayuda social que facilita entornos de
paz y no violencia.
Desde este punto la Corporación Universitaria Minuto de Dios, inspirado
en el Evangelio, el pensamiento social de la Iglesia, la espiritualidad Eu-
96
dista y el carisma de El Minuto de Dios, propone “Formar excelentes seres
humanos, profesionales competentes, éticamente orientados y comprometi-
dos con la transformación social y el desarrollo sostenible para contribuir,
con nuestro compromiso y nuestro testimonio, a la construcción de una so-
ciedad fraterna, justa, reconciliada y en paz”. (Visión UNIMINUTO, p. 28)
97
OTRAS VOCES DE PAZ
98
comunidades, adoptando diversas líneas de acción social, que responden
a las exigencias del mundo de hoy, siempre iluminados por la perspectiva
eudista de la misericordia, y concretadas en una propuesta de desarrollo
integral de las comunidades que ha sido modelo de gestión para Colombia y
el mundo, apalancada en el desarrollo de alianzas para la superación de la
pobreza y la creación de una paz estable y duradera desde una perspectiva
de amor y reconciliación entre los seres humanos que han vivido la violen-
cia desde los hechos de guerra.
D esafíos:
Transcurridos casi dos años de la firma del proceso de paz entre el gobier-
no nacional y las FARC-EP, se establecen grandes desafíos que enfrentan
tanto el pueblo colombiano como las FARC-EP
99
OTRAS VOCES DE PAZ
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101
OTRAS VOCES DE PAZ
102
103
OTRAS VOCES DE PAZ
CAPITULO 9
LA EDUCACION EN AMERICA
EQUIDAD Y CALIDAD EDUCATIVA PARA
LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ
Camilo Alfonso Cano Espinosa
Yullieth Farah Laiseca Farfán.
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1
Camilo Alfonso Cano Espinosa
2
Yullieth Farah Laiseca Farfán.
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colectivos. Desde una visión sociocultural y política, considera la valoración
de sí mismo y del otro, en diálogo y recreación de nuevos entornos y relacio-
nes entre grupos que detentan prácticas, cosmogonías y conocimientos he-
terogéneos. Evidentemente la construcción de interculturalidad (...) no está
exenta de los conflictos y tensiones que suponen esa diversidad, debido a las
situaciones de inequidad generalizadas que afectan a la población indígena,
lo que implica actitudes de discriminación desde la sociedad mayoritaria y,
desde la población indígena, procesos de desplazamiento lingüístico, des-
lealtad étnica y conflictos con los estados nación, en relación con demandas
territoriales y políticas”7.
Igualmente, se hace una connotación a la educación según género, se desta-
ca mayormente en las poblaciones indígenas y rurales, ya que se presenta
la maternidad temprana y la reproducción de las vidas domesticas gene-
racionales, de modo que se desvaloriza la educación formal en el género
femenino.
En efecto, ya la infancia afectada por desigualdades sociales y económicas
hace ingreso al sistema educativo, mediante una oferta definida por cir-
cunstancias opuestas al transcurso de acceso al conocimiento, esto quiere
decir que las evidencias que resultan en las evaluaciones estandarizadas
permiten sólo una aproximación a los aprendizajes adquiridos, pero no
muestran la excelencia en el desempeño todas las áreas, resaltando que los
resultados siempre son mejores en los estudiantes de las áreas urbanas que
las rurales. Todo ello, relacionado también con el Producto Interno Bruto
(PIB) que presenta cada país, aunque así se han presentado resultados in-
esperados independientes a este factor, sólo predice parcialmente la obten-
ción de resultados en niveles del sistema educativo.
Acerca del “acceso al conocimiento escolar es una temática que evidencia di-
ficultades importantes, la que se pone de manifiesto a partir de las evalua-
ciones de resultados académicos nacionales, regionales e internacionales
que se realizan en los países de la región; así esos estudios alertan sobre las
cuestiones más importantes sobre las que las políticas educativas vienen
interviniendo en los últimos años. No obstante ello, los esfuerzos deberán
multiplicarse para promover mejores aprendizajes tanto para el conjunto
de los alumnos como para aquellos que se encuentran en situaciones más
desventajosas, tanto por factores externos a los sistemas educativos como
por otros que les son propios.”8 Como menciona el documento, algunos me-
canismos de segregación social y educativa que contribuyen a la exclusión
de niños, niñas y jóvenes, son:
1. Ausencia de gratuidad en el acceso y permanencia en la educación obli-
gatoria.
107
OTRAS VOCES DE PAZ
108
El término identidad, incluso, remite cada vez más a las identidades, en
plural, si se reconocen las distintas filiaciones a grupos y colectivos que
caracterizan nuestras sociedades.
El principio irrenunciable que afirma que todos son iguales en tanto suje-
tos de derecho –siendo, en el tema que se ha ocupado este documento, el
derecho a la educación una cuestión central– supone explorar las relaciones
con otro principio que reconoce que todos son, a la vez, diversamente dife-
rentes.”10
Con tantos cambios surgen retos en la educación y es allí donde prima el
liderazgo intelectual y el espíritu humanista para afrontarlos lo más perti-
nentes posibles proyectando así, países con sistemas educativos inclusivos
y de calidad que contribuyan a mejorar las condiciones de vida en todo el
mundo.
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R EFERENCIAS
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