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GIL-GIMENO, Javier. “Morir y matar.

Tensiones
macro-s ociales articuladas alrededor del suic idio”.
RBSE – Revista Brasileira de Sociologia da Em o-
ção, v. 15, n. 43, p. 113-126, abril de 2016. ISSN :
1676-8965.
DOSSIÊ
http://www.cchla.ufpb.br/rbse/Index.html

Morir y matar
Tensiones macro-sociales articuladas alrededor del suicidio como facto
social

Morrer e matar. Tensões macrossociais articuladas em torno do suic í-


dio como fato social

Die and kill. Macrossocial tensions articulated around the suicide as


social fact

Javier Gil-Gimeno

Resumo: O objetivo deste trabalho é analisar o fato social ‘suicídio’ como revelador de
uma das tensões fundamentais que se produzem em nossas sociedades. Mais concretamente
das tensões que acontecem entre coletivos que compreendem a existência social desde a
perspectiva de uma ‘visão imanente da autonomia’ e os outros, que o fazem a partir da
perspectiva de uma ‘visão transcendente da vida’. A partir de então, estudaremos esta ten-
são tendo em vista o horizonte conceitual da ‘sacralização da pessoa’, proposto recentemen-
te por Hans Joas. Palavras-chave: suicídio, visão imanente da autonomia, visão transcen-
dente da vida, fato social, corpo

El suicidio, más que plantearle un problema al individuo que se


mata, nos lo plantea a los demás. [J. ESTRUCH y S.
CARDÚS, Los suicidios].

Introducción debate. 2. La ‘valentía’ o ‘cobardía’ de


la acción suicida como elementos de
Seguramente todos nos hayamos
debate.
visto involucrados en una situación co-
El suicidio es una práctica que
mo la que vamos a relatar a continua-
se ha llevado a cabo en todas las socie-
ción: Estamos en el contexto de un de-
dades humanas y en todas las épocas de
bate informal –con la familia, con los
la Historia. Digamos que, independien-
amigos, etc.,- en el que se plantea si el
temente de lo que nos diferencia en
suicidio es un acto de valentía o de co-
términos étnicos, culturales, religiosos,
bardía.
de estilos de vida, etc., el suicidio es
Más allá de la posición que cada
uno de esos lugares comunes asociados
actor social adopte en este debate y de
al ser social.
las condiciones en las que se produzca,
Cuando hablamos de lugares
como analistas de la realidad social que
comunes estamos obligados a citar a
somos nos gustaría detenernos en dos
Gustave Flaubert, uno de los grandes
cuestiones asociadas directamente a la
compiladores de estos principios gene-
situación que acabamos de plantear: 1.
rales que sobrevuelan el imaginario co-
El suicidio como motivo universal de
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lectivo de las sociedades. En su obra como nos recuerda brillantemente Ge-


titulada Diccionario de los lugares co- org Simmel, “el ser humano es el ser
munes incluye el término suicidio, si- fronterizo sin fronteras.” (SIMMEL,
tuándolo irónica y mordazmente en una 1986, p. 34)
de las variables del debate con el que Si bien es un hecho que todos
hemos iniciado este escrito: “Suicidio. hemos aparecido en escena sin haberlo
Prueba de cobardía” (FLAUBERT, pedido previamente (hemos sido ‘arro-
2006, p. 64). jados al mundo’ en términos de Heideg-
Siguiendo con nuestra argumen- ger) y todos vamos a morir, alrededor
tación y con el breve análisis de la obra de esta segunda condición de nuestra
de Flaubert, en esta misma obra nos existencia se articulan una serie de op-
presenta un motto introductorio en el ciones que no existen alrededor de la
que cita a Nicolás Chamfort, moralista primera. Como diría el filósofo Séneca,
francés del siglo XVIII: “Parece cierto “Ninguna solución mejor ha encontrado
que toda idea pública, toda convención la ley eterna que la de habernos otorga-
recibida, es una tontería, porque la hace do una sola entrada en la vida y muchas
suya un número elevadísimo de perso- salidas” (SÉNECA, 1986, p.400)
nas” (CHAMFORT en FLAUBERT, Esta pluralidad real de opciones
2006, p.7) alrededor de la salida de la vida es la
Como sociólogos, de la cita de que habilita el espacio para la aparición
Chanfort nos interesa destacar la última del suicidio. La maniobrabilidad que
parte, la que se refiere a que esas ideas tiene el actor social en torno al cómo y
las hacen suyas “un número elevadísi- cuándo de la muerte es el caldo de cul-
mo de personas”. De este modo, si tivo en el que se articula el debate del
Flaubert bautiza el suicidio como una que queremos dejar constancia en el
prueba de cobardía es porque un núme- presente escrito. Pero no adelantemos
ro elevadísimo de personas lo considera acontecimientos.
así. A esta idea hay que añadirle
Pero, ¿por qué la sociedad de la también que sabemos también que “na-
época de Flaubert entendía el suicidio die es promiscuo en la muerte”
como un acto de cobardía?, ¿por qué en (ÁLVAREZ, 2003, p.271). No podemos
la actualidad en el debate en torno al “aprender a hacerlo bien la próxima vez,
suicidio seguimos contraponiendo la ya que se trata de un acontecimiento
idea de valentía a la de cobardía? ¿Qué que no volveremos a experimentar.”
transformaciones a nivel macro-social (Bauman, 2005, p.18) Ante la muerte no
se han producido para que se haya mo- hay segundas opciones. No nos pode-
dificado este debate? Gran parte de mos resarcir ante ella. Su inevitabilidad
nuestro propósito en el presente trabajo y su radicalidad la convierten en motivo
es ofrecer respuestas a estas preguntas. de preocupación y debate para los acto-
La filosofía de Martin Heidegger res y colectivos sociales independien-
nos recuerda que el ser humano es un temente del contexto espacio-temporal
ser-para-la-muerte (sein zum tode). que hayan habitado o habiten.
Nuestra condición finita, esto es, nues- Sin duda aquí re-aparece la pa-
tra aparición en un contexto espacio- radoja simmeliana a la que hacíamos
temporal concreto y nuestra segura des- alusión unos párrafos más arriba, la del
aparición, condicionan nuestro modo- ser fronterizo que, por el hecho de serlo,
de-ser-en-el-mundo. Cuestiones como la no tiene fronteras. Está obligado a morir
libertad, la imaginación, la creatividad o pero, a la vez, es capaz –y no solo eso,
el cambio social tienen su origen en sino que habitualmente lo hace- de bus-
nuestra naturaleza caduca. Y es que, car un significado a la muerte, esto es, a

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darle un sentido. Aunque esto no signi- definitiva entre suicidio y muerte a


fique que lo tenga. Ahora bien, en su través de una sencilla ecuación matemá-
quehacer histórico y cotidiano el ser tica: Si como hemos afirmado, la muer-
humano ha dado diferentes respuestas a te es, en sí misma, una generadora de
la pregunta por el sentido de la muerte tensiones sociales, el suicidio entendido
y, por lo tanto, de la vida, ya que como como un acto cuya consecuencia es la
nos recuerda Ángel Gabilondo “uno no muerte, también lo es. Hasta aquí las
muere por estar enfermo, muere por similitudes las similitudes entre la
estar vivo” (2004, p.50) muerte y el suicidio. Centrémonos ahora
Sociológicamente hablando, lo en las particularidades propias del se-
fundamental no es si la muerte tiene o gundo.
no un sentido, sino que las diferentes El término ‘suicidio’ es un neo-
sociedades la han entendido como una logismo que aparece por primera vez en
cuestión crucial de la existencia humana el siglo XVII en el texto de Sir Thomas
y, por lo tanto, social. Además, es fun- Browne Religio medici (1909, p. 40).
damental reconocer también que han Está conformado por los términos lati-
dado diferentes respuestas a dicha pre- nos sui –que podemos traducir como sí
gunta. Esto significa que, incluso detrás mismo- y cadere –que significa matar-.
de la idea común a las religiones mono- Por lo tanto, etimológicamente hablan-
teístas de la existencia entendida como do, suicidarse significa ‘matarse a sí
un ‘valle de lágrimas’ y la muerte como mismo’. Partiendo de su definición eti-
un tránsito doloroso pero necesario mológica, el matiz diferencial que apor-
hacia una existencia mejor, aparece de ta el suicidio con respecto a la muerte
fondo la acuciante pregunta por su sen- en general es el de la anticipación. El
tido. suicida ‘toma cartas en el asunto’, esto
Por lo tanto, y como resumen de es, no espera a que la muerte le sobre-
lo comentado hasta el momento diremos venga, sino que –por los motivos y las
que, en sí misma, la muerte es una gene- circunstancias que sea, en las que no
radora de tensiones sociales. Pero del entraremos en este escrito- la asalta. Sin
mismo modo que en el párrafo anterior duda, es un modo de rebelión, de trans-
decíamos que, sociológicamente gresión, contra los límites a los que está
hablando, lo crucial es el análisis de la sujeto el ser social. Por ello, la pregunta
relevancia social de la muerte -esto es, fundamental que nos hacemos en el
su capacidad para generar preguntas, presente escrito no es, ¿por qué las per-
debates y diferentes respuestas en los sonas se suicidan? -aunque quizás
individuos y colectivos-, ahora nos de- hallemos alguna respuesta a esta cues-
bemos centrar en analizar las respuestas tión en las páginas siguientes- sino ¿por
mayoritarias dadas a esas preguntas y en qué los individuos y colectivos sociales
investigar cómo inciden en el día a día responden de la manera en que lo hacen
de las personas y de los grupos sociales. a los actos suicidas, independientemente
Como sabemos, nuestro punto de que los lleven a cabo o no? Esta se-
de partida en este trabajo no es la muer- gunda cuestión nos dirige directamente
te en general, sino el suicidio. Este hacia las tensiones macro-sociales de
último aporta un matiz diferencial con las que hablamos en el título del presen-
respecto a la muerte en general y con te escrito. Para que exista tensión tiene
respecto a las preguntas, debates y res- que haber, por lo menos, dos modos de
puestas de las que hablábamos en el interpretar una misma realidad. Asi-
párrafo anterior. Pero antes de entrar en mismo, estas diferentes formas de inter-
este nuevo espacio de reflexión creemos pretar una misma realidad se articulan a
necesario establecer una alianza sólida y

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partir de una serie de valores o princi- inmanente de la autonomía aparece la


pios rectores de la acción. idea del suicidio como una forma de
En el contexto del presente es- morir, esto es, como una decisión, entre
crito, reducimos estos valores o princi- otras, que pueden tomar legítimamente
pios rectores a dos, los cuales conside- los seres sociales. David Daube (1972)
ramos básicos en la realidad social ac- resume estos dos posicionamientos de
tual: la ‘visión trascendente de la vida’ los sujetos y colectivos sociales en torno
y la ‘visión inmanente de la autonomía’. al suicidio a través de dos categorías:
Como podemos observar, la trascenden- ‘suicidio como arte de morir’ y ‘suicidio
cia y la inmanencia forman un par con- como arte de matar’
ceptual que juega un papel fundamental Si afinamos un poco más nues-
en la denominación de estos dos princi- tro análisis caeremos en la cuenta de
pios, y es que dependiendo de dónde se que estos dos modos de comprender el
sitúe el actor social en este debate, va a suicidio también esconden dos formas
entender el suicidio de un modo diferen- diferentes de comprender el papel asig-
te. Este ‘dependiendo’ al que hacemos nado a los sujetos y colectivos en la
referencia en términos de trascendencia realidad social y, por lo tanto, se revelan
y de inmanencia nos remite a espacios como dos valores básicos sobre los que
vedados o accesibles para la acción so- se articula nuestro-modo-de-ser-en-el-
cial. La visión trascendente adaptada a mundo. Además, estas dos posiciones
la realidad del suicidio nos va a ofrecer que coinciden en espacio y tiempo y
una respuesta condenatoria del acto, ya que buscan tener voz y reconocimiento
que desde esta perspectiva, la ‘anticipa- social en la realidad colectiva. Todo lo
ción’ de la que hablábamos anterior- dicho en el presente párrafo es la base a
mente no es un campo de acción legíti- partir de la que se articula la tensión que
mo para el sujeto; en cambio, la visión estamos analizando ya que es en este
inmanente de la autonomía del actor sentido en el que presentamos al suici-
social adaptada al suicidio va a entender dio como revelador de tensiones macro-
lo contrario, esto es, que, en principio, sociales.
el actor social tiene potestad para elegir Una vez presentadas las líneas
si quiere o no seguir viviendo y, en el de acción general del presente escrito y,
caso de que la respuesta a esta pregunta a partir de ellas, vamos a profundizar en
sea negativa, también puede decidir el análisis tanto de los dos valores o
cómo y cuándo morir. principios rectores por separado como
Siguiendo la lógica de la argu- en su confluencia en la sociedad en
mentación que estamos ofreciendo, términos de interacción y tensión. Como
detrás de los colectivos que entienden el ya hemos señalado, el hilo que nos va a
suicidio desde la perspectiva de la vi- permitir salir del laberinto será el suici-
sión trascendente de la vida aparece la dio.
idea del suicidio como una forma de A modo de conclusión de lo co-
matar, como un medio ilegítimo de lle- mentado anteriormente y orientando la
var a cabo una decisión que no nos co- presente reflexión hacia el contexto del
rresponde tomar. Así, a la ya de por sí Seminario de Investigación Avanzada
desestabilizadora cuestión de la muerte, sobre Estudios del Cuerpo (ESCUE) de
desde esta perspectiva se añade el tabú la UNAM, en el que se enmarca la
social del no matarás, mandamiento misma, analizaremos cómo afecta tanto
básico de las religiones monoteístas y al suicidio como a los dos valores o
de las sociedades modernas. Por el con- principios rectores con los que hemos
trario, desde la perspectiva de aquéllos trabajado, lo que Hans Joas (2014) ha
que entienden el suicidio desde la visión

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denominado ‘sacralización de la perso- vértigo derivada del hecho de que la


na’. última palabra –y, por lo tanto, las con-
secuencias derivadas de ella- debe ser
La visión inmanente de la autonomía
pronunciada por el sujeto. Ya no hay
y la visión trascendente de la vida
una tercera persona –llámesele dios,
como principios rectores de las socie-
estado o bandera- a la que responsabili-
dades caracterizadas por los procesos
zar de las decisiones y acciones ejecuta-
de individualización
das por los actores y colectivos sociales.
La Modernidad se inaugura con Nos dice Alberto Melucci que “elegir es
el giro cosmovisional que pone al actor el destino inescapable de nuestro tiem-
social en el centro de la sala de máqui- po” (2001, p.17). Con esta cita, el filó-
nas del imaginario colectivo (CASTO- sofo italiano hace referencia a los pro-
RIADIS, 2013). Más allá de los debates cesos de individualización y al papel
académicos en torno a los orígenes de que se le ha asignado al sujeto en el
este periodo socio-histórico -existe un contexto actual.
acuerdo generalizado acuerdo en situar Resumiendo lo dicho hasta el
el inicio de la Modernidad en el siglo momento, la Modernidad convierte al
XVIII y remontar sus orígenes más di- actor social en unidad básica de la exis-
rectos al Renacimiento-, de lo que no tencia social. Esto se traduce en una
existe duda es que la individualización ampliación de sus esferas o márgenes de
es el proceso central sobre el que se acción y, a la vez, en la adquisición de
articula. La individualización “consiste una serie de obligaciones, siendo una de
en transformar la identidad humana de ellas, como señala Melucci, la de elegir.
algo dado en una tarea, y en hacer res- Se podría pensar que el análisis
ponsables a los actores de la realización que estamos llevando a cabo nos desvía
de esta tarea y de las consecuencias (así de los objetivos que nos hemos marcado
como de los efectos colaterales) de su en la introducción del presente escrito.
desempeño” (BAUMAN, 2002, p.37). Si se tiene esa sensación es momento de
Si bien es cierto que durante los eliminarla. Sin lugar a dudas, los proce-
primeros siglos de andadura de la Mo- sos de individualización ponen el acento
dernidad, la tarea asignada al individuo en la inmanencia. La Modernidad signi-
se vio eclipsada o frenada por la fuerza fica el triunfo de la inmanencia sobre la
de una serie de instancias o instituciones trascendencia. La obligatoriedad de ele-
que actuaron como sus sustitutos técni- gir, elimina la posibilidad de que ‘otros’
cos -fundamentalmente el estado, el elijan por nosotros. Entonces, ¿por qué
ejército y la iglesia-, con la entrada en definimos la visión trascendente de la
crisis de éstos (por diferentes motivos vida como uno de los ejes sobre los que
que no son objeto de este escrito diluci- se articula tanto la tensión que estamos
dar) el actor social se vio obligado a analizando como el sentido de la exis-
tomar las riendas de su existencia, pro- tencia de los individuos en las socieda-
duciéndose lo que denominaremos ‘in- des actuales? Estamos obligados a ele-
tensificación de los procesos de indivi- gir, pero nada está escrito sobre la di-
dualización’. Es importante señalar que reccionalidad de nuestras decisiones.
una intensificación en un proceso pre- Así, por ejemplo, en nuestra existencia
supone la existencia de dicho proceso. cotidiana podemos optar creer que la
Ahora bien, no es hasta que se produce vida es un don otorgado por dios y que
dicha intensificación cuando los sujetos solo a él le corresponde darla y quitarla.
y colectivos experimentan lo que Erich Así, aunque en ocasiones el ac-
Fromm definió como ‘miedo a la liber- tor social pueda olvidar que es él en
tad’ (2000): esa sensación de angustia y primera persona el que ha tomado esa

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decisión, activando lo que Friedrich nivel del imaginario colectivo posibilita


Nietzsche denomina ‘principio de resen- la aparición de la visión inmanente de la
timiento’ (1990), no deja de estar obli- autonomía. Este es el sentido fundamen-
gado a tomar decisiones. Ahora bien, tal en el que los procesos de individua-
entre las múltiples opciones que se le lización la favorecen.
presentaban al actor social, ha elegido Como acabamos de comentar,
aquélla que sitúa en un afuera tanto la los procesos de individualización favo-
existencia humana como, por lo tanto, recen la idea de que el actor social sea el
las decisiones que tienen que ver con la responsable último de las cuestiones
finalización de dicha existencia. Algo que tienen que ver con su existencia.
para lo que, sin duda, dicho sujeto esta- Tirando del hilo de este argumento se
ba legitimado. podría fácilmente pensar que si el actor
Si bien es cierto que la Moder- social tiene no solo la capacidad, sino la
nidad ha supuesto el triunfo de la inma- obligación de elegir todas las cuestiones
nencia sobre la trascendencia, también que tienen que ver con su existencia,
lo es que, además de miedo, la indivi- una de ellas será la relativa a la finaliza-
dualización nos ofrece libertad, esto es, ción de la misma.
capacidad electiva y legitimidad para Por ello podemos afirmar que la
tomar decisiones. Y estas pueden remi- individualización posibilita que el actor
tirnos a horizontes cercanos o lejanos, social pueda tomar la decisión de suici-
conservadores o progresistas, inmanen- darse en un momento determinado de su
tes o trascendentes. vida. Ahora bien, la decisión depende
Volvemos a remarcar que la in- del propio sujeto y, como nos diría Dur-
dividualización como proceso carac- kheim (2003a) del contexto concreto en
terístico de la época en la que vivimos el que este desarrolla su existencia. Una
nos obliga a tomar decisiones, pero no simple mirada de la realidad social nos
determina la orientación de las mismas. devolverá una imagen de la realidad
Ahora bien, como vamos a analizar a fundamental para nuestro cometido: La
continuación, posibilita la adquisición posición favorable a que el individuo
de peso social de uno de los focos de la tenga capacidad de decisión sobre la
tensión que estamos estudiando: el de la finalización de su existencia es defendi-
visión inmanente de la autonomía. da por numerosos sujetos y colectivos
sociales. Esto es, la posibilidad, entre
Individualización y visión inmanente
otras, que articulaba los procesos de
de la autonomía
individualización, se convierte en reali-
Profundicemos en lo comentado dad cotidiana y en fuente del debate que
en el último párrafo del punto anterior. estamos analizando. Sin duda, esta es
Aunque los procesos de individualiza- una realidad que marca un hito diferen-
ción no orienten la dirección de nuestras cial de nuestra sociedad con respecto a
respuestas, el hecho de que el sujeto otras que han existido a lo largo de la
esté situado en el centro de mandos del Historia.
imaginario colectivo aporta heteroge- Pero aunque el debate actual en
neidad a un espacio previamente carac- torno al suicidio esté absolutamente
terizado por la homogeneidad. Y es que teñido por los procesos de individuali-
la naturaleza limitada, ambivalente y zación, no debemos confundir –o asimi-
contingente del actor social genera el lar directamente- estos procesos con los
espacio propicio para la aparición de objetivos de los colectivos que defien-
diferentes modos, formas, de interpretar den que es al actor social al que le co-
una misma problemática. Por lo tanto, la rresponde decidir si quiere seguir vi-
sustitución que se ha producido en el

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viendo o no, sería establecer una igual- como las interacciones sociales. A con-
dad errónea. tinuación vamos a analizar los efectos
Decíamos que el debate actual que el proceso básico de la Modernidad
alrededor del se establece en términos ha tenido sobre la visión trascendente de
de individualización. El ser humano la vida.
está, en este contexto, obligado a tomar La visión trascendente de la vida
las decisiones que tienen que ver con su se ve doblemente afectada por los pro-
existencia. Ahora bien, ¿qué es lo que cesos de individualización. Por un lado,
tiene que ver con su existencia? O como el giro cosmovisional que desplaza a la
decíamos unas líneas más arriba: divinidad del centro de mandos del
¿dónde establecemos los límites de esa imaginario colectivo, provoca el fin de
capacidad decisoria? Las respuestas a un modo concreto de entender y acer-
estas cuestiones son ya menos nítidas. carse a la realidad basado exclusiva-
Los colectivos que se agrupan en torno mente en los designios de unas fuerzas,
a una visión inmanente de la autonomía fundamentalmente sobrenaturales, que
y que entienden el suicidio como ‘arte nos gobernaban desde afuera. La solidez
de morir’ solicitan llevar al extremo los y homogeneidad de los dioses es susti-
procesos de individualización y, por tuida por la heterogeneidad y pluralidad
tanto, defienden que es el actor social el interpretativas de los agentes sociales.
que debe decidir en un momento deter- El punto de referencia cambia y la mi-
minado de su existencia si quiere morir rada se adapta a las características defi-
o seguir viviendo. En este caso concre- nitorias de ese punto de referencia. De
to, y esto es fundamental, valoran la este modo, la visión trascendente de la
decisión autónoma por encima de la vida en su vertiente clásica-religiosa,
conservación de la vida. En cambio, los pierde el monopolio interpretativo a
colectivos que se agrupan en torno a partir del cual la sociedad se piensa a sí
una visión trascendente de la vida y que misma; por otro lado, la conversión del
entienden el suicidio como ‘arte de ma- actor social en elemento referencial de
tar’ entienden que la conservación de la nuestro imaginario colectivo, a pesar de
vida –ya sea por motivos sagrados o que –como hemos dichos anteriormen-
profanos- es un valor superior a la toma te- no inhabilita al actor social para
autónoma de decisiones por parte de los comprender la realidad desde la pers-
sujetos. pectiva de una visión trascendente de la
Los argumentos de este segundo vida, provoca que estas formas de com-
colectivo se fundamentan y reciben su prender la realidad deban compartir
poder e influencia social de una tradi- espacio con otras que, por ejemplo y
ción de siglos y siglos de presencia en el entre otras opciones, pueden considerar
imaginario colectivo, como veremos a que todo lo relacionado con lo social y
continuación. humano nos remite a un horizonte pu-
ramente social y humano, esto es, inma-
Individualización y visión trascenden-
nente.
te de la vida
Por lo tanto, en el juego de fuer-
En el epígrafe anterior hemos zas que establecíamos en torno a la ten-
analizado cómo los procesos de indivi- sión que estamos analizando en el con-
dualización son claves en la aparición y texto de las sociedades caracterizadas
en la adquisición de peso social de los por los procesos de individualización, la
colectivos que defienden la perspectiva visión trascendente de la vida de raíz
de una visión inmanente de la autonom- religiosa ha perdido peso paulatinamen-
ía como el valor fundamental a partir te en la agenda social. Entre otras cosas
del que se debe articular tanto el orden ha perdido peso porque era imposible

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que tuviera más. Esta es sin duda una bemos remarcar que estas no solo no
idea importante que no debemos perder desaparecen, sino que se ven reforzadas
de vista. por nuevas formas ‘modernas’ que de-
Esta pérdida de peso se ha pro- fienden este punto de vista como el
ducido, fundamentalmente, en la co- básico a partir del cual articular el sen-
rriente de tipo religioso. Así, por un tido de la existencia y, por lo tanto, de
lado, y aunque muchas veces se inter- posicionarse ante la realidad social.
prete lo contrario, la visión trascendente
El suicidio en el contexto de la tensión
de la vida no se agota en su vertiente
entre valores.
religiosa tradicional, y es que la capaci-
dad sacralizadora humana es capaz de Robert Nisbet define el cambio
trascender sus formas clásicas- como “una sucesión de diferencias en el
sobrenaturales para instituir dinámicas tiempo en una identidad persistente”
de tipo trascendente en el aquí y ahora. (1982, p.294). Esto significa que para
Numerosos sociólogos han analizado comprender cualquier contexto social
estos procesos de re-sacralización que concreto tenemos que tener en cuenta el
trascienden la propia esencia del actor par conceptual diferencia-persistencia.
social y a los que estos les conceden De alguna manera es “Lo mismo siem-
estatuto de sujeto: las religiones públi- pre nuevo” al que hace referencia Wal-
cas (CASANOVA, 2012), la religión ter Benjamin (2005, p.561).
civil (BELLAH, 1967), los cultos revo- En términos sociales, el cambio
lucionarios (MATHIEZ, 2013), la per- nunca hace tabula rasa con respecto al
sona (DURKHEIM, 2003b; JOAS, pasado. Nuestra condición de sujetos
2014). A estos podemos añadir otros históricos, esto es, el hecho de ser here-
como la nación, la bandera o el equipo deros de formas pretéritas de compren-
de fútbol; Por otro lado, aunque la ver- der la realidad social y de actuar sobre
tiente religiosa tradicional haya entrado ella, condiciona el cambio en sí mismo.
en crisis, no significa que tienda a la Siempre hay algo de ‘lo mismo en lo
desaparición. La idea de la tendencia a nuevo’ y de la misma forma siempre
la desaparición de las creencias y hay algo ‘de nuevo en lo mismo’. Sin
prácticas religiosas con la llegada de la lugar a dudas, la paradoja que acabamos
Modernidad, sin duda, uno de los ejes de presentar nos va a ayudar a explicar
donde se apoyó la teoría primigenia de por qué hoy en día coexisten la visión
la secularización, se ha demostrado in- trascendente de la vida y la visión in-
consistente (CASANOVA, 2012) ya manente de la autonomía en la realidad
que, por un lado, las formas clásicas no social.
han desaparecido (a pesar de que, sobre Como hemos explicado en el
todo en Europa, hayan decaído nota- epígrafe anterior, la perspectiva de la
blemente) y, por otro lado, surgen con- visión trascendente de la vida podría
tinuamente nuevas visiones religiosas pensarse como un vestigio del pasado
basadas en eso que hemos denominado que llega de casualidad a la orilla de la
al comienzo del párrafo ‘clásico- Modernidad en general y, en concreto,
sobrenaturales´, es decir, religiosidades de aquélla que se desarrolla a comien-
centradas en la existencia de un ser su- zos del siglo XXI. Si observamos dete-
premo externo-ajeno a la realidad nidamente la realidad social nos dare-
humana, pero que la gestiona y domina. mos cuenta de que los colectivos que
Por lo tanto, a pesar de que se ha apuestan por la idea de la visión tras-
producido un debilitamiento en la posi- cendente de la vida no están en ella ‘por
ción de la ‘visión trascendente de la casualidad’ sino todo lo contrario, a
vida’ en su versiones más clásicas, de- pesar de que, como hemos señalado,

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hayan perdido peso y presencia social. nomía como las nuevas formas de la
Y es que, por un lado, las formas clási- visión trascendente de la vida se situar-
cas han llevado a cabo un proceso de ían en la orilla de ‘lo nuevo en lo mis-
especialización-diferenciación, como mo’. Este párrafo aclaratorio no debe
explica Niklas Luhmann (1990), que les velar lo esencial: que la realidad no se
ha permitido encontrar de algún modo, produce parcelariamente, sino que so-
un espacio propio desde el que buscar mos nosotros los que necesitamos par-
presencia pública; y por otro lado, han celarla, esto es, diferenciarla estable-
surgido nuevas formas (como las cita- ciendo categorías, para poder aprehen-
das anteriormente) de comprender la derla.
vida desde una posición trascendente. Así, antes de continuar con
Esto significa que la visión tras- nuestro análisis, debemos ser conscien-
cendente de la vida es una forma de tes de una cuestión fundamental –como
entender la existencia y el papel que diría Norbert Elías (1982)- asociada a
juega el actor social en ella que no solo nuestro campo de estudio: de la misma
encaja perfectamente en los engranajes forma que los procesos de cambio se
de la época moderna, sino que es uno de regulan por la fórmula que nos ofrecen
los valores de referencia de la misma y Benjamin y Nisbet, la complejidad aso-
que se haya en tensión con otros, en el ciada a la realidad social nos recuerda
caso que nos ocupa con la visión inma- que los tipos ideales o puros rara vez se
nente de la autonomía. encuentran en la misma. Ahora bien,
Sin duda, la visión trascendente independientemente de la orilla en la
de la autonomía es un claro ejemplo de que se sitúen, la explicación anterior
“lo mismo siempre nuevo” del que nos nos remite a que ambas concepciones
habla Benjamin. A partir de lo señalado son dos valores presentes en la realidad
con respecto a este valor, alguien podría social actual, legitimados, y que pugnan
pensar que la visión inmanente de la por obtener visibilidad y reconocimien-
autonomía queda fuera de esta ecuación. to público. La cuestión es que nos remi-
Para rebatir este pensamiento tenemos ten a horizontes de significado diferen-
la sociología de Max Weber y, en con- tes, siendo este el motivo principal por
creto, su obra maestra: Economía y so- el que se encuentran en tensión.
ciedad (1993). En ella analiza el progre- En este sentido, el suicidio se
sivo proceso de racionalización llevado convierte en un botón de muestra de
a cabo por las sociedades a lo largo de esta tensión ya que los principales deba-
la Historia. Reduciendo a su mínima tes en torno a este acto se articulan so-
expresión la complejidad de Economía bre la base de reconocer el suicidio co-
y sociedad, la Historia de la sociedad mo ‘arte de morir’ o como ‘arte de ma-
humana es la historia de su progresiva tar’. Detrás de estas posiciones late el
racionalización. Esto significa que la debate de fondo entre aquellos colecti-
idea de la vida como una realidad crea- vos que se agrupan en torno a una vi-
da y controlada por un poder ajeno a lo sión trascendente de la vida y aquellos
humano está inserta en ese proceso de otros que se agrupan en torno a la idea
racionalización y, por tanto, requiere de la visión inmanente de la autonomía.
racionalidad. Por ello, una vez que hemos pre-
La paradoja que genera lo sentado dos construcciones conceptua-
“mismo siempre nuevo” de la que habla les como son la visión trascendente de
Benjamin, la visión trascendente de la la vida y la visión inmanente de la auto-
vida en su versión más clásica se situar- nomía y que hemos dicho que se en-
ía en la orilla de ‘lo mismo en lo nuevo’ cuentran en permanente tensión, debe-
y tanto la visión inmanente de la auto- mos buscar primero y presentar después

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un hecho social que la ejemplifique y Así, que existan estos dos modos
que, a la vez, confirme nuestra precisión de posicionarse ante el suicidio y que
en el manejo del bisturí sociológico. ambos tengan fuerza, reconocimiento y
En primer lugar, como sabemos un nivel alto de implantación en la rea-
gracias a Durkheim (2003a), el suicidio lidad social nos remiten a una realidad
es un hecho social y, por lo tanto, sujeto más amplia -que es la del debate
a las circunstancias de la sociedad en la axiológico que estamos presentando-.
que se desarrolla; en segundo lugar, y Por lo tanto, y dependiendo del enfoque
derivado de esta primera consideración, metodológico que utilicemos para acer-
tanto el debate actual en torno al suici- carnos a la realidad social –inductivo o
dio, como la posición que toman actores deductivo- podemos afirmar que, tanto
y colectivos sociales en el mismo, se las tensiones a nivel macro-social como
articulan fundamentalmente en base al el propio suicidio nos pueden ofrecer
valor de fondo que abrazan. Y estos, claves para comprender tanto uno como
como ya hemos explicado son dos: una otro aspecto de la realidad. Esto es así
visión trascendente de la vida y una porque existe una interdependencia real
visión inmanente de la autonomía. de fondo entre todos los fenómenos
El suicidio visto desde la pers- sociales. De este modo, para compren-
pectiva de la visión trascendente de la der los fenómenos sociales debemos
vida es un acto punible y rechazable por añadir un ‘y viceversa’ a la siguiente
dos razones fundamentales: porque el afirmación que realizan los sociólogos
sujeto mata (a sí mismo en este caso), lo franceses Christian Baudelot y Roger
que es un tabú en las sociedades moder- Establet en su obra Suicide: l´envers de
nas y porque el sujeto se mata, algo para notre monde que “no es la sociedad la
lo que no tiene potestad. La potestad que arroja luz sobre el suicidio, sino el
sobre la vida y la muerte–según entien- suicidio el que arroja luz sobre la socie-
den los colectivos que defienden esta dad” (2006, p.16).
idea- viene de afuera. Pero como ya Para concluir el presente trabajo
hemos explicado, ese ‘afuera’ no tiene y como señalábamos en la introducción
por qué limitarse al clásico-divino. del mismo, vamos a tratar de acercar
Por el contrario, el suicidio en- tanto el suicidio como las tensiones a
tendido desde la perspectiva de la visión nivel macro-social que hemos analizado
inmanente de la autonomía es un acto al contexto del Seminario de Investiga-
legítimo llevado a cabo por los actores ción Avanzada sobre Estudios del
sociales, que se articula sobre un pilar Cuerpo (ESCUE) de la UNAM, que es
fundamental: la idea de que las decisio- donde se enmarca el mismo. Nuestro
nes sobre el final de la existencia tam- punto de partida será la idea de ‘sacrali-
bién son atributo humano. Para los suje- zación de la persona’. En primer lugar,
tos y colectivos que defienden esta idea explicaremos a qué hacemos referencia
no existen espacios vedados para la ac- con esta conceptualización para, poste-
ción social. Incluso la propia decisión riormente, analizar cómo dicha sacrali-
sobre el final de la vida, aquélla deci- zación puede llevarnos tanto a condenar
sión que te impide seguir tomando deci- como a defender los actos suicidas de-
siones, es una decisión que estamos pendiendo del hecho de que compren-
legitimados para tomar. Es preciso seña- damos la realidad desde la perspectiva
lar, que esta postura no implica que el de una visión trascendente de la vida o
sujeto tenga que suicidarse, sino que si desde una visión inmanente de la auto-
así lo decide, la sociedad le debe facili- nomía. Esto nos debe ofrecer una idea
tar esa tarea, ya que es legítima. final de lo actual del debate y de las

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posiciones –enmarcadas en esos valo- dose así en un ente trascendente. Como


res- que se defienden en él. decíamos más arriba, la sacralización de
la persona es una de esas formas actua-
El suicidio y la sacralización de la
les a través de las que se materializa la
persona
visión trascendente de la vida.
En su última obra, Hans Joas Así, desde esta perspectiva de la
(2014) afirma que, en las sociedades sacralización de la persona, no podemos
actuales, se ha llevado a cabo un proce- analizar al sujeto concreto como tal,
so de sacralización de la persona. Como esto es, en su inmanencia, ya que la
señala el propio Joas, esto es algo que propia sacralización significa elevar a
Durkheim ya había detectado en su épo- los altares una foto fija del mismo, to-
ca, pero que no pudo analizar evoluti- mada en un espacio y tiempo concretos.
vamente, por cuestión de tiempo, algo Significa pues, despojar al sujeto de su
que sí hace el sociólogo alemán. “Desde contexto de posibilidad. Utilizando la
esta perspectiva las reformas del dere- terminología de Simmel, el más que
cho penal y de la praxis penal exacta- vida imponiéndose al más vida. (SIM-
mente, como, por ejemplo, el surgi- MEL, 2000, p. 309)
miento de los derechos del hombre a Una vez centrado el discurso,
finales del siglo XVIII, son expresión surge una pregunta central para llevar a
de un profundo desplazamiento cultural, cabo el objetivo del presente epígrafe:
por el cual la persona humana se con- Entonces, ¿el sujeto convertido en obje-
vierte en objeto sagrado”. (JOAS, 2014, to tiene potestad para suicidarse? Para
p. 66). responder a esta pregunta debemos acu-
Rescatemos las ocho últimas pa- dir de nuevo a los dos focos de la ten-
labras de la cita: “la persona humana se sión que estamos analizando: la visión
convierte en objeto sagrado”. Según trascendente de la vida y la visión in-
Joas, el sujeto –la persona- se convierte manente de la autonomía.
en objeto sagrado. Antes de entrar a Desde la perspectiva de la visión
analizar esta conversión necesitamos trascendente de la vida –en este caso de
saber qué es lo sagrado. Para ello acu- la persona, - todo suicidio debe ser en-
dimos al clásico estudio de Rudolf Otto tendido como un sacrilegio. En este
en el que define lo santo –lo sagrado en sentido, el suicida llevaría a cabo un
su terminología- como un “sentimiento acto de profanación –de ahí la utiliza-
de dependencia” (OTTO, 2012, p. 18) ción del término sacrilegio- a todos los
con respecto a un “objeto –que se haya- niveles: del objeto sagrado, esto es, de
fuera de mí” (OTTO, 2012, p.19). La esa idea cristalizada de lo que es o debe
idea del ‘fuera de mí’ nos remite, sin ser la persona; de la persona sagrada, o
lugar a dudas, a un horizonte de tras- lo que es lo mismo del sujeto real que se
cendencia. suicida; y del espacio o templo sagrado,
Una vez definido lo sagrado, de- en este caso el cuerpo. Como el cuerpo
tengámonos ahora en la transformación es motivo de análisis en este seminario,
del sujeto en objeto, teniendo en cuenta nos gustaría abrir un breve paréntesis en
que la persona –en su vertiente concreta este momento para presentar la idea del
o particular- es el sujeto por excelencia. cuerpo como templo, y por lo tanto,
Siguiendo a Otto, la sacralización de la como espacio sagrado.
persona supone convertir al sujeto Señala Bauman en Modernidad
humano en un objeto con el que forjo un líquida que “El cuerpo se está convir-
sentimiento de dependencia y que se tiendo también en la última línea de
halla fuera de mí. En este sentido, la trincheras de la seguridad, expuesta al
persona humana se objetiva, convirtién- constante bombardeo del enemigo, o en

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el último oasis entre las arenas agitadas catedral que debemos construir con los
por el viento. De ahí la rabiosa y febril mejores materiales, que debemos enga-
preocupación por defender el cuerpo. El lanar y tener siempre limpia y purifica-
límite entre el cuerpo y el mundo exte- da o, como se dice en la actualidad, to-
rior es una de las fronteras contemporá- nificada. Esto es, porque es la catedral
neas más vigiladas” (2002, p. 194). Si el que nosotros hemos erigido y cuidado.
cuerpo se ha convertido en línea de trin- Si entendemos el cuerpo como
chera, en frontera, es porque tanto el un espacio sagrado, como un lugar que
individuo –recordemos los procesos de debemos cuidar y engalanar, el suicidio
individualización- como la persona –o como acción que agrede y transgrede
su sacralización- se han convertido en el tanto al objeto sacralizado como al es-
eje a partir del cual los actores y colec- pacio sacralizado, es considerado un
tivos interactúan en sociedad. acto punible que el sujeto no debe co-
Como ha ocurrido en todas las meter.
sociedades humanas, el soporte material Todos nos horrorizamos cuando
de lo que se considera valioso ha tendi- los talibanes –término que podemos
do a considerarse también valioso. Ten- traducir por estudiantes- destruyeron los
demos a tener dificultades para com- Budas de Mabiyán o cuando el Estado
prender cómo los medievales eran capa- Islámico destruyó una gran cantidad de
ces -en muchas ocasiones de forma vo- obras de arte del museo de Mosul. Des-
luntaria- de desprenderse de todos sus de la perspectiva de la visión trascen-
bienes, incluso de los más básicos, para dente de la vida –persona- y de aquellos
que se pudieran erigir las grandes cate- sujetos y colectivos que entienden la
drales románicas y góticas que presiden existencia social desde este punto de
gran parte de las ciudades de Europa. vista, un suicidio tiene el mismo efecto
De manera sorprendente, están consta- (si no superior), ya que provoca la des-
tados históricamente grandes periodos trucción de algo que no solo es valioso
de hambruna asociados a la construc- en sí mismo, sino que ha adquirido un
ción de las catedrales en los que no se estatus superior: el de sacralidad 1.
produjeron revueltas ciudadanas. Pode- Cerrando este breve paréntesis,
mos achacar esta realidad a los meca- volviendo al hilo de la relación entre
nismos de control social de la época. A suicidio y sacralización de la persona, y
pesar de que no estamos de acuerdo aunque hayamos establecido una aso-
totalmente con dicho argumento, no ciación sólida entre ésta y la visión tras-
debemos olvidar que el ‘temor a Dios’ cendente de la vida, también podríamos
era uno de esos mecanismos de control entender dicho proceso de sacralización
social y que, por lo tanto, hacían actuar desde una perspectiva más cercana a la
a los individuos más allá de las amena- visión inmanente de la autonomía.
zas concretas provenientes de los recto- Podríamos pensar en el suicidio
res circunstanciales de la sociedad. como el medio a través del cual el suje-
Ahora bien, no nos cuesta tanto to se objetiva, esto es, se sacraliza. Des-
entender cómo en las sociedades actua- de este punto de vista, la propia morta-
les han aparecido enfermedades como la lidad del sujeto –aspecto inmanente por
anorexia y la bulimia relacionadas con
1
nuestro estilo de vida, o cómo hay per- En este escrito hemos analizado el cuerpo co-
sonas capaces de endeudarse de por mo espacio sagrado. Ahora bien, como segura-
mente habrá pensado el lector, también podría
vida por someterse a una o varias ope- ser estudiado como objeto sagrado en sí mismo
raciones de cirugía estética. No nos por encima de la propia persona. Sin duda, al-
cuesta tanto entenderlo porque conside- gunos comportamientos contemporáneos reali-
ramos que nuestro cuerpo es hoy esa zados por sujetos y/o colectivos nos podrían
llevar a esta reflexión.

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formar parte de la esencia del ser- sería dio entendido de este modo no solo no
la base a partir de la cual se produce la supone la comunicación, sino que la
transformación del sujeto en objeto. Así imposibilita. Nos dice algo así como: lo
entendido, el suicidio no sería ya un inmanente y lo trascendente son cate-
sacrilegio, sino un sacrificio a través del gorías mutuamente excluyentes.
cual -aunque pueda resultar paradójico- En definitiva, la sacralización de
la inmanencia del sujeto se convierte en la persona nos remite a un horizonte de
trascendencia. complejidad en términos tanto del sui-
La diferencia con respecto a los cidio como de la tensión que hemos
sacrificios clásicos es que la trascen- analizado en el presente escrito. Según
dencia se crea en el propio proceso de pongamos el acento en la sacralización
eliminación de la inmanencia, no remi- o en la persona podemos ver en el suici-
tiendo a un escenario previamente con- dio un sacrificio, esto es, un acto libera-
cebido. Como nos explican autores co- dor para la persona -centrado en la idea
mo René Girard (2005), Marcel Mauss de una visión inmanente de la autonom-
y Henri Hubert (1964) o más reciente- ía- que accede a la trascendencia al
mente Marcel Hénaff (2010), en la era mismo tiempo que pierde su inmanen-
del sacrificio los elementos sagrado y cia; o por otro lado, podemos ver en
profano ya estaban presentes y lo que se dicho suicidio un sacrilegio, esto es, un
conseguía a partir de este ‘hacer sagra- acto de profanación del sujeto, del obje-
do’ eran comunicar (HÉNAFF, 2010, to y del espacio sagrado.
p.184) dos orillas pre-existentes.
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crificio el sujeto ya no conecta dos ori-
llas anteriormente incomunicadas, sino BAUMAN, Z. (2002). Modernidad
que lleva a cabo una acción creativa en líquida, México: FCE.
sí misma, esto es, habilita el espacio de BAUMAN, Z. (2005). Amor líquido.
la conversión del sujeto en objeto, de la Acerca de la fragilidad de los vínculos
inmanencia en trascendencia, a través humanos, Buenos Aires: Fondo Cultura
de su muerte. Desde este enfoque el Económica.
suicida sabe que la muerte es la única
forma de cerrar el espacio del devenir. BELLAH, Robert (1967), "Civil Reli-
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do sale fuera de sí –muriendo. Ahora
BROWNE, T. (1909). Religio medici,
bien, lo que no está tan claro es que
New York: Collier.
genere un sentimiento de dependencia
con ese ‘fuera de sí’ ya que la propia CASANOVA, J. (2012). Genealogías
desaparición del sujeto hace anular de la secularización, Anthropos: Barce-
cualquier tipo de dependencia. El suici- lona.

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Resumen: El objetivo de este trabajo es analizar el hecho social ‘suicidio’ como revelador
de una de las tensiones fundamentales que se producen en nuestras sociedades, más en con-
creto de las que acontecen entre aquellos colectivos que comprenden la existencia social
desde la perspectiva de una ‘visión inmanente de la autonomía’ y aquéllos otros que lo
hacen desde la perspectiva de una ‘visión trascendente de la vida’. Una vez analizado lo an-
terior, estudiaremos dicha tensión desde el horizonte conceptual de la ‘sacralización de la
persona’ propuesta recientemente por Hans Joas. Palabras clave: suicidio, visión inmanen-
te de la autonomía, visión trascendente de la vida, hecho social, cuerpo

Abstract: The aim of this paper is to analyze ‘suicide’ as a social fact that reveals one of
the basic tensions produced in our society – more specifically the tensions that occur be-
tween those collectives that understand social existence from the perspective of an ‘imma-
nent view of autonomy’ and others that understand it from the perspective of a ‘transcend-
ent view of life’. Having analyzed this, we will study this tension via the conceptual hori-
zon of the ‘sacralization of the person’, which was recently proposed by Hans Joas. Key-
words: suicide, immanent view of autonomy, transcendent view of life, social fact, body

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