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¿Qué es la memoria?
La capacidad del cerebro de retener información y recuperarla
voluntariamente. Es decir, esta capacidad es la que nos permite recordar
hechos, ideas, sensaciones, relaciones entre conceptos y todo tipo de
estímulos que ocurrieron en el pasado. El cerebro humano es capaz de
almacenar 100 terabytes de memoria
Tipos de memoria
1. Memoria episódica (Hechos personales)
La utilizas para responder preguntas como “¿Qué hiciste el fin de semana?”,
o para acordarte de la primera vez que viste nieve o nadaste en el mar.
Mientras más dramático un recuerdo, más fácil será recuperarlo.
2. Memoria a corto plazo (Funcional o de trabajo)
Esta es temporal. Su característica principal es la baja capacidad: se satura
rápidamente. Podemos retener un promedio de siete cosas no relacionadas entre
sí (como letras, palabras o números) durante unos minutos.
Memoria sensorial
La memoria sensorial, que nos llega a través de los sentidos, es una
memoria muy breve (dura entre 200 y 300 milisegundos) e
inmediatamente desaparece o se transmite a la memoria a corto plazo.
Memoria implícita
La memoria implícita (también llamada procedimental) se almacena
de manera inconsciente. Está implicada en el aprendizaje de diversas
habilidades y se activa de modo automático. Montar en bicicleta o
conducir un automóvil, no sería posible sin este tipo de memoria.
Memoria explícita
La memoria explícita o declarativa, está asociada a la consciencia o, al menos, a
la percepción consciente. Incluye el conocimiento objetivo de las personas, los
lugares y las cosas y lo que ello significa.
La amnesia y otros trastornos asociados a la memoria
La memoria puede alterarse a causa de una enfermedad neurodegenerativa (como las demencias y
Alzheimer), por daño cerebral adquirido (traumatismos
craneoencefálicos, ictus, infecciones y otras enfermedades), por
problemas congénitos (como parálisis cerebral o distintos
síndromes), por trastornos psicológicos y del estado de ánimo
(como la esquizofrenia, o la depresión y la ansiedad), por el
consumo de sustancias (drogas y medicamentos), etc. Además,
también pueden encontrarse dificultades en algunos tipos de
memoria en trastornos del aprendizaje como el TDAH, la dislexia
o la discalculia.
El tipo de alteración de memoria más habitual consiste en la pérdida de memoria, como ocurre en el
Alzheimer. Esta pérdida la capacidad de recordar es lo que se conoce
como amnesia. Las amnesias pueden ser anterógradas (incapacidad de
incorporar nuevos recuerdos) y las amnesias retrógradas (incapacidad
de acceder a los recuerdos pasados). No obstante, también puede darse
una alteración en el contenido los recuerdos (confabulaciones o
fabulaciones) o, incluso, hipermnesias. Las confabulaciones,
características del Síndrome de Korsakoff, consisten en la invención
involuntaria de recuerdos, rellenando con información incorrecta
aquello que no recuerdan. Las hipermnesias, por su parte, consisten en el acceso involuntario a vívidos y
detallados recuerdos, como ocurre en los flashbacks del trastorno de estrés postraumático
¿Por qué olvidamos las cosas?
Un factor muy relacionado sobre todo con la recuperación de los recuerdos es el olvido, el cuál podremos
definir como la imposibilidad de acceder a una información que se supone almacenada en la memoria. El
olvido constituye para nuestro cerebro algo similar a una limpieza de disco duro. Se eliminan todos esos
datos que no se consideran relevantes y se mantienen los que son necesarios o importantes.
El olvido puede producirse por:
Caducidad: Los datos almacenados se pueden ir perdiendo a lo largo del tiempo esto sobre todo
tiene sentido en la memoria sensorial y a corto plazo que al ser de
capacidad limitada tienen que intentar optimizar sus recursos. Este
fenómeno también ocurre en la memoria a largo plazo, pero las
investigaciones no han sido capaces aún de esclarecer porqué se
produce. Algunas teorías defienden que la información se guarda de
forma permanente en la memoria a largo plazo, pero lo que se pierde
es el acceso a ella.
Problemas de acceso: En ocasiones no podemos acceder a la
información almacenada en nuestra memoria sobre todo si el estrés
nos lleva a producir hormonas que bloquean ese acceso.
Eliminación: Puede darse con recuerdos y vivencias traumáticas o extremadamente dolorosas.
¿Cómo trabajar la memoria?
Hay una gran cantidad de actividades que ayudan a mejorar o mantener el estado de nuestras funciones
cognitivas. Se suelen señalar las siguientes:
Lóbulo frontal: Participa en la capacidad para realizar actividades como la planificación del día,
la organización del trabajo, escribir una carta, prestar atención a los detalles o controlar los
movimientos de brazos y piernas. También influye sobre
la conducta y la personalidad.
Lóbulo temporal: Esta zona de la corteza cerebral
está más estrechamente asociada con la memoria,
concretamente con la memoria autobiográfica. Los
lóbulos temporales también están implicados en la
memoria de reconocimiento. Esta consiste en la
capacidad para identificar un elemento que ha sido
percibido con anterioridad.
Lóbulo parietal: Permite la capacidad para
prestar atención a diferentes estímulos al mismo tiempo.
Además, este lóbulo participa en la memoria verbal a corto plazo
Lóbulo occipital: Está considerado el centro del sistema de percepción visual, siendo esta su
función principal.
La Memoria y el recuerdo
La memoria es el archivo o almacén de nuestras vivencias y conocimientos; el recuerdo es el
estímulo que activa la memoria para revivir el pasado que tenemos
olvidado. Por eso se dice que recordar es volver a vivir.
La memoria y el recuerdo tienen en común que combaten el olvido,
pero se diferencian en que la memoria también la tienen los
animales; en cambio, el recuerdo es propio y exclusivo de las
personas.
El recuerdo depende de la voluntad; la memoria es una facultad
que se tiene, manifiesta y ejercita con el hábito.