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El Qumrán

La mayor parte de los estudiosos del judaísmo y el cristianismo del siglo I d.C.
consideran que en el yacimiento arqueológico de Khirbet Qumrán, en el desierto de Judea, al sur
de Jericó, en las faldas de la montaña que da al Mar Muerto, vivió una secta judía de
características monásticas. Este hecho ha sido trascendental para interpretar el hallazgo de los
rollos escondidos en vasijas en las cuevas cercanas al Qumrán como el hallazgo de una
biblioteca sectaria. Se creía que los hombres de Qumrán eran esenios, sin embargo, descartadas
las identificaciones sensacionalistas del grupo con los judeocristianos o los bautistas, sólo la
identificación con los celotes o con los saduceos ha merecido un debate serio. La datación de
muchos textos antes de Cristo ha supuesto el rechazo de la tesis celote. En cuanto al carácter
saduceo de la biblioteca sectaria, luego de muchos estudios y debates sobre los hallazgos
encontrados y especialmente el Rollo del Templo y la Carta Halákica, muchos autores han
defendido el carácter saduceo de los mismos.

Quizás sólo una docena de los líderes de la comunidad vivían permanentemente en


Qumrán. La mayoría de los miembros de la secta, que probablemente alcanzaba un total de
varios miles, vivían en pueblos y ciudades. Los miembros de la secta vivían por algunos períodos
de tiempo en el desierto cerca de Qumrán, y durante las festividades y eventos comunitarios
llegaban muchos más y vivían en las cercanías en carpas, cabañas y cuevas. En un estudio y
excavaciones efectuados recientemente en las cuevas en las laderas de marga al norte del lugar,
se encontraron vasijas de cerámica, lo que indicaría el uso de las cuevas para propósitos de
vivienda. Círculos de piedra en las cercanías indican además la existencia de un campamento de
tiendas.

Según se desprende del texto referido a la Regla de la Comunidad, los esenios eran un
grupo judío fuertemente estructurado, con su propia jerarquía y sus funcionarios, cuyos
miembros ponían en común todos sus bienes, participaban en comidas comunitarias, y se
hallaban sometidos a una disciplina muy estricta, con penas y castigos para cualquier
transgresión. En suma, un grupo de judíos conviviendo hace más de dos mil años bajo mismas
reglas que los kibutz del siglo XX.
¿Por qué se habían retirado al desierto, imitando al profeta Isaías? Según se desprende de
otro texto encontrado en Qumrán, (la Regla de la Guerra), se llamaban a sí mismos Los Hijos de
la Luz, se habían retirado para purificarse, y esperaban volver a Jerusalén "al final de los
tiempos", después de haber vencido a Los Hijos de las Tinieblas.

La ubicación del sitio y su diseño, los rollos hallados en las cercanías y las simples
vasijas de cerámica de los habitantes son testimonio, de un asentamiento de la secta esenia.
Sabemos además de la presencia de los esenios en el Desierto de Judea y cerca del Mar Muerto
por los escritos de Plinio el Viejo.

A fines del período del Primer Templo (siglos VIII - VII AEC) se estableció el primer
asentamiento en el lugar. Se hallaron restos diversos de una pequeña granja fortificada o un
fuerte judío. El sitio fue identificado por algunos como Secaca, o la Ciudad de la Sal, dos de las
seis ciudades en el desierto territorio de Judá. (Josué 15:61-62).

Cuando un pastor beduino penetró en 1947 una cueva en busca de una cabra perdida y
descubrió antiguos rollos encerrados en vasijas, se desató una de las historias palegrçaficas más
fascinantes de la historia.

Esos rollos contenían extractos o pasajes enteros de los libros de la Biblia. Se les
denominó los rollos del Mar Muerto. Muy pronto surgieron teorías curiosas sobre su contenido:
unos afirmaban que esos textos daban una vuelta a los Textos Sagrados, los cuales habían sido
deformados a lo largo de los siglos por la historiografía cristiana.

Otros, añadieron que la Iglesia no quería dar a conocer su contenido pues contenían
reveladoras contradicciones sobre Jesús. Los hubo que dijeron que era el mejor testimonio del
Nuevo Testamento, y hasta que Jesús formó parte de aquella comunidad que escribió y guardó
esos textos: los enigmáticos esenios. Nada de eso es verdad.

Los textos hallados en las cuevas de Qumrán, a orillas del Mar muerto por un pastor
beduino, son fragmentos procedentes de unos 800 manuscritos que, en su origen, se presentaron
en forma de rollos. Muchos de esos manuscritos son copias de copias, pues en la antigüedad, el
papiro era desgraciadamente, la forma más popular de transmitir el saber. Y el papiro se
deteriora fácilmente

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