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EL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

Mt 18-25 (Vol. 111)

Ulrich Luz
EL EVANGELIO
SEGÚN SAN MATEO
Mt 18-25

111

ULRICHLUZ

EDICIONES SÍGUEME
SALAMANCA
2003
Cubierta diseñada por Chnstlan Hugo Martm

Tradujo Manuel ülasagastl Gaztelumendl


sobre el ongmal aleman Das Evangeüum nach Matthaus (Mt 18-25)

© Benzlger Verlag GmbH, Zunch und Braunschwetg 1997


© Neuklrchener Verlag des Erztehungsverems GmbH, Neuklrchen Vluyn 1997
iD Ediciones Slgueme S A V , 2003
CI Garcla Tejado, 23 27 - E 37007 Salamanca I España
Tlf (34) 923218203 Fax (34) 923 270 563
E mall edlclones@slgueme es
www slgueme es

ISBN 84-301-1497-1 (vol IlI)


ISBN 84-301 12146 (obra completa)
DepÓSito legal S 1 672 2003
Impreso en España I VE
Impnme Graficas Varona S A
Pohgono El Montalvo, Salamanca 2003
A la antigua Escuela superior de la Iglesia en Leipzig
ya la Facultad de teología de la Universidad Károly Gáspár
de Budapest, que me honraron por el comentario a «Mateo»
con el título de doctor «honoris causa»
antes de haberlo concluido
CONTENIDO

Prologo 11
ObservaclOn preltmmar sIglas 15
BlbllOgrafla 17

B) El du;curso sobre1a cOffiumón (18, 1-35) 21


Huml1dad y solidandad con los pequeños (18, 1-20) 25
a) El fundamento cambIar hacIa 10 pequeño (18, 1-5) 26
b) AdvertencIa sobre las «trampas» (18, 69) 36
c) La busqueda de los descarnados (18, 10-14) 45
d) De la correcclOn fraterna y de la oraclOn (18, 15-20) 61
2 El perdón (18, 21-35) 90
a) Perdon sm limItes (18, 21s) 90
b) El deudor Implacable (18, 23-35) 94
Resumen Pnnclplos baslcos del dIscurso sobre la comUlllon 111
El sentido actual del dIscurso sobre la comUlllon 114

C) Cammo de Jerusalen (19, 1-20,34) 123


l DIvorcIo y renuncIa al matnmolllO (19, 1-12) 124
2 Jesus y los lllños (19,13-15) 156
3 Jesus y el Joven nco (19 16-30) 162
4 Los Jornaleros de la vIña (20, 1-16) 187
5 Jesus anunCIa de nuevo su paslOn (20 17-19) 211
6 SufnmIento y serVICIO (20, 20-28) 213
7 Los dos CIegos (20, 29 34) 224

V Jesus en Jerusalen (21,1-25,46) 231

A) Ajuste de cuentas de Jesus con sus adversarIos (21, 1-24,2) 233


l El pnmerdIa de Jesus en Jerusalen (21, 117) 236
2 El segundo dIa de Jesus en Jerusalen las parabolas polemIcas
(21, 18-22, 14) 264
a) La hIguera seca (21, 18 22) 265
b) El «no» a Juan BautIsta (21, 23 32) 272
c) Un nuevo relato de la VIña Los vlñadores perversos
(21,33-46) 286
d) El banquete nupcial del hIJO del rey (22, 1-14) 304
3 Las controverSIas de Jerusalen (22, 15-46) 331
a) El tnbuto al Cesar (22, 15-22) 332
b) La resurreCClOn de los muertos (22, 23 33) 343
c) Los grandes preceptos (22, 34-40) 353
d) La cuestlOn del HIJo de DaVId (22, 41 46) 374
4 El discurso de las denuncias contra letrados y fanseos
(23, 1-24,2) 380
a) Contra la hIpocresla y la tItulomama (23, I 12) 385
b) Las siete denuncIas (23, 13 33) 412
1 La pnmera denuncIa (23, 13) 417
2 La segunda denuncia (23, 15) 421
3 La tercera denuncIa (23, 16-22) 423
4 La cuarta denuncia (23, 23s) 429
5 La qumta denuncia (23, 25s) 435
6 La sexta denuncIa (23, 27s) 442
7 La septIma denuncIa (23,29-33) 444
Excursus Los letrados y los fanseos 458
c) El JUICIO sobre Israel (23, 34-39) 475
I El JUICIO sobre esta generaclOn (23,3436) 475
2 El dIcho sobre Jerusalen (23, 37-39) 487
d) Jesus abandona el templo (24, 1s) 499
Resumen Ideas fundamentales del dI~curso de las denuncIas 501
El sentIdo del dIscurso de las denuncias hoy 512

B) El dISCurSO del JUICIO (24, 3-25,46) 519


1 El tiempo fmal y el fm (24, 3-31) 522
2 Las ultImas exhortaCIOnes a la comumdad (24, 32-25, 30) 568
a) La hora se aproXIma (24, 32-35) 568
b) NadIe conoce el momento del fm (24, 36-41) 574
c) Pnmera parabala de la VIgIlanCIa elladron (24, 4244) 582
d) Segunda parabola de la VigIlanCIa el mayordomo (24, 45 51) 590
e) Tercera parábola de la VigIlanCIa las muchachas (25, 1 13) 599
f) La parabola de los talentos (25, 14-30) 631
3 El JUICIO universal (25, 31-46) 659
Resumen y excursus La Idea del JUICIO en el evange]¡o de Mateo 696
Sobre el sentIdo del discurso del JUICIO hoy 705
PRÓLOGO

Ha tardado algo más de lo que había previsto y ha salido más


grueso de lo que quería, pero aquí está el tercer volumen. Sus lec-
tores observarán que sólo llega hasta el capítulo 25. Así que habrá
un cuarto volumen. No es ningún inconveniente: el tercer volumen
tiene ya su peso teológico propio en el debate con Israel y en la
idea del juicio. El cuarto volumen que seguirá, mucho más breve,
tendrá a su vez su peso especifico: tratará de tender un puente en-
tre exégesis e historia del arte, que es quizá la parte más impor-
tante en la historia de la influencia de la pasión de Jesús.
Al escribir este volumen he tenido que afrontar la experiencia,
no siempre grata, de identificarme con «mis» textos. En el sermón
de la montaña, el texto y el exegeta podían ser sin dificultad un so-
lo corazón y una sola alma. En el discurso de las denuncias del
capítulo 23 me siento desolado como exegeta ante el texto y desea-
ría a veces que ese capítulo no figurase en la Biblia. Muchos tex-
tos que abordan el juicio «según las obras» me producen un sen-
timiento de horror y una profunda resistencia a asociar el llanto y
rechinar de dientes con el Dios en quien creo; pero tengo a la vez
el presentimiento de que esta idea dolorosa y atroz del juicio pue-
de ser necesaria para que los hombres nos enteremos de que no
somos los amos del mundo. La historia de la influencia cobra es-
pecial importancia en esos textos, y a mí me ha ayudado a afron-
tar el problema que plantean y no evadirme en lafilología o la his-
toria. He sentido también constantemente el peligro de hacer más
fáciles y manejables unos textos «antipáticos» recurriendo a có-
modas soluciones exegéticas, y el deseo íntimo de hacer con ellos
una faena de aliño y salir por la tangente. Esto ocurre en la cele-
bración litúrgica y ocurre en las clases de religión; pero la histo-
ria de la influencia enseña que esos textos nos acompañan y nos
marcan aunque los silenciemos, eludamos o disculpemos. Debe-
mas afrontarlos y no esquivarlos. Es lo que he intentado. Los ata-
jos y las soluciones simples nunca dan resultado al final. Digan lo
que digan ustedes, lectores míos, sobre mis propuestas exegéticas
y hermenéuticas, espero que se percaten de que mi esfuerzo y el
suyo son necesarios en este punto.
El que se adentre en este tercer volumen verá que la palabra
«lectores» aparece más a menudo que en el segundo y, sobre todo,
que en el primer volumen. Esto tiene sus razones: he aprendido
con más claridad que antes que son los lectores los que van for-
mando el sentido de un texto, y que pueden hacerlo de diferentes
modos. La historia de la influencia de un texto no es sino la suce-
sión de nuevas y distintas lecturas, convertidas en historia. El tex-
to que desencadenó tales lecturas es una realidad que está ahí y se
puede describir, y su autor, «Mateo», intentó perfilar claramente
su texto antes de entregarlo a los lectores. No obstante, la capaci-
dad de influencia de su texto consiste muchas veces en que no es-
tá del todo perfilado, y sus lectores pueden añadirle algo suyo. Por
eso es también importante lo que en el texto queda abierto.
En el prólogo al segundo volumen invité a aquellos de mis lec-
tores que estudiaran a fondo todo el volumen, de la A a la Z, a es-
cribirme una carta o una tarjeta postal; yo les enviaría gratis el
tercer volumen. Esa invitación tenía un objetivo didáctico. Yo que-
ría dejar claro que un libro narrativo como es un evangelio debe
leerse de cabo a rabo, y que eso había que hacerlo también, al me-
nos como intento, con un libro tan grueso y pesado como es un co-
mentario. El éxito de la propuesta fue sorprendente para mí, y me
desbordó; ¡he recibido ya más de setenta cartas de personas que
han estudiado a fondo el segundo volumen! No contenían sólo
oportunas listas de erratas, sino también preguntas, impresiones,
críticas y experiencias en torno al comentario. ¡Muchas gracias!
¡Ahora sé, alfin, para quién escribo (y que escribo para alguien)!
Que ustedes me hayan escrito, y lo que me han escrito, ha sido
muy importante para mí, y le ha venido muy bien a mi trabajo
(aunque por razones de tiempo no he podido contestar a la mayo-
ría de las cartas). Me alegro de poder cumplir mi promesa. Para
este tercer volumen vale lo mismo: si lo han estudiado a fondo de
la A a la Z, me escriben, por favor (U. Luz, Marktgasse 21, CH-
3177 Laupen), y recibirán gratis el volumen final, espero que en
tres años.
Resta el capítulo de reconocimientos. El primero es, de nuevo,
para los colegas del grupo de trabajo sobre Mateo, aquí en Berna.
Hemos debatido a conciencia en nuestras sesiones todos los textos
del comentario, y los miembros del grupo los han desmenuzado en
los aspectos estilísticos, exegéticos, hermenéuticos y teológico-
fundamentales. Muchas ideas, materiales, rectificaciones y hasta
borradores de texto proceden de ellos. Yo soy de las personas que
apenas son capaces de escribir de un tirón textos coherentes y de
calidad. Sin Marianne Kappeler, Manuela Liechti-Genge, Moisés
Mayo rdomo-Marín, Pascal Mosli, Lukas Mühlethaler, Christian
Münch, Christian Riniker, Cicco Rossi y Olaf Wassmuth, el co-
mentario no sería lo que es. Debo agradecer de corazón, una vez
más, a los editores y colegas del «Evangelisch-katholischer Kom-
mentar zum Neuen Testament» (EKK) por su lectura crítica del
manuscrito: Pau! Hoffmann, Joachim Gnilka y RudolfSchnacken-
burgo Isabelle Noth y Clemens Thoma leyeron algunas partes del
manuscrito y las enriquecieron con observaciones críticas. Volker
Hampel, de Neukirchener Verlag, repasó el texto con increíble ri-
gor y lo dejó casi perfecto. Moisés Mayordomo-Marín se ocupó de
la corrección de pruebas. Isabelle Noth y Mischa Lurje reproduje-
ron montones de inaccesibles artículos de revista. Nuestros biblio-
tecarios han sido incansables en el acopio de bibliografía. El
Schweizerischer Nationalfonds puso a mi disposición la ayuda de
dos estudiantes, chico y chica. La editorial y la Breklumer Drucke-
rei Manfred Siegel cuidaron el libro ejemplarmente.
Por último, un triple reconocimiento especial, el mismo, en sus
dos terceras partes, que en el segundo volumen, lo que indica que
no se trata aquí de contingencias, sino de fundamentos de vida. El
primero es, de nuevo, a mi esposa y mis hijos ya adultos. ¿ Qué se-
ría de mí, qué sería de mi trabajo sin ellos? El segundo, a mis es-
tudiantes de Berna, que tuvieron que aguantar tanto mi presencia
como mi ausencia en un año largo de investigación. Sin sus estí-
mulos y preguntas, pero también sin su presencia puntual, mi vida
y mi trabajo quedarían sin contenido. El tercer reconocimiento fi-
gura en la dedicatoria. El hecho de que esos honores por un co-
mentario a Mateo aún inacabado llegasen de la ex República De-
mocrática Alemana y de Hungría, me alegró especialmente en mi
condición de viejo trabajador fronterizo.
Laupen, septiembre de 1995
OBSERVACIÓN PRELIMINAR
SIGLAS

1. Observación

En referencias a bibliografía y elencos bibliográficos al comienzo del


segundo volumen y del presente, se añade el número de volumen.
Ejemplos: Strecker, Weg: monografía mencionada en el elenco biblio-
gráfico de vol.l; Levine, Dirnensions (vol. I1): monografía mencionada en
el elenco bibliográfico del vol. I1; Davies-Allison II (vol. III): segundo
volumen del comentario a Mateo de Davies-Allison, mencionado en el
elenco bibliográfico del vol. III.

2. Siglas

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1 Puesto en el evangelIO El cuarto dISCurSO del evangelIo de


Mateo es el más breve ComIenza en forma ImperceptIble el dIá-
logo con los dIScípulos (v 1-4) es amplIado con aclaracIOnes adI-
cIOnales de Jesús a su dISCurSO I A dIferenCIa de los restantes dIS-
cursos precedIdos de mtroduccIOnes (cf 5, 1s, 10, 1 5a, 13, 1-3a,

1 Eso no autonza a conSiderar, con Thompson * 16, la pencopa del Impuesto


del templo (17, 24-27) como pnmera seCClOn del cap 18 El texto 18, 1 comienza
con una nueva mtroducclOn y nuevos mterlocutores los dlsclpulos
23, 1), los lectores no esperan un dISCurSO extenso de Jesús des-
pués de 18, 1-4 No es fácIl conocer lo que mOVIó al evangelIsta a
mtercalar aquí un dISCurSO La secuenCIa bellamente compensada
de los tres anuncIOS de la pasIón de Mc aparece perturbada con la
msercIón del dISCurSO A dIferencIa, Igualmente, de los restantes
dISCurSOS, el presente no está claramente conectado en la composI-
CIón con el relato que lo engloba Hay que decIr ante todo, aunque
es ObVIO, que Mateo qUIsO escnbIr cmco dIscursos de Jesús a eJem-
plo del Pentateuco, este es un pnncIpIo básIco de estructuracIón, al
que Mateo somete su refundICIón del evangelIo de Marcos Las
razones para mtercalarlo Justo en este lugar son qUIzá sobre todo
externas la seCCIón narratIva, que comenzó con 13, 53, es ya más
extensa que cualqUIer otra seCCIón narratIva antenor en el evange-
lIo de Mateo, ya es «hora» de ofrecer un dISCurSO Marcos había
añadIdo en este lugar a dos perícopas narratIvas (9, 33-40) una
compOSIcIón de sentencIas, la ocaSIón para mtercalar un dIscurso
era favorable El texto 19, 1 crea, además, una cesura narratIva Je-
sús va a abandonar GalIlea defIllltIvamente, la multItud del pueblo
estará de nuevo Junto a él

Mt omIte la perícopa del exorcIsta mdependIente (Me 9, 38 40) El


texto no encaja, por el tema, en un contexto que aborda las relaCIOnes m-
ternas de la comumdad Mt había recogIdo, además, Mc 9, 40 en 12,30,
en verSIón mversa Parece que la perícopa tampoco le encajaba en el con-
temdo, ya que Mateo había utIlIzado en 7, 22 el epIsodIO del exorCIsta m-
dependIente para descnbIr a los falsos profetas 2 La nOCIón de igleSia en
Mc 9, 38-40 es qUizá demaSiado abierta para Mt3 Mt pudo omitir el tex-
to Me 9, 41 porque había recogido ya elloglOn en 10,424 , además, el cap
18 no trata de la acogida a los radicales itmerantes, smo de las relaCIOnes
mternas de la comumdad ElloglOn de la sal (Me 9, 49s) es omitido por
Mt porque empleo ya en 5, 13 la verSión Q del mIsmo dicho

2 Estructura La estructura del dISCurSO es dIfíCIl de defmu


Son pOSIbles factores de artIculacIón a) la mterrupcIón narratIva

2 En Mt 7, 22 Y Mc 9, 38s son comunes tOO (aw) DVO[,lun (aol!) Om[,lOvlU


(EX~UAAELV), tOO DVO[,latl (Ol!VU[,llV, nOlElv)
3 Cf por eJempio Pesch* (Matthaus), 62 (Mc 9, 38-40 es «demasiado tole-
rante»), Schwelzer, Matthaus, 110 (Mt se defiende en 7, 22s, 24 11 s contra los fal
sos profetas y nunca habna Sido tan abierto con los extraños a la comumdad)
4 El v 5 no es, en cambIO un verdadero doble de 10, 40, ya que alh no se ha-
blaba de la acogida a los mños
en v 21s, b) la mención de ~aOlAELa 'tWV oUQavwv (v. 1.3s.23), c)
CIertas palabras clave que encadenan las perícopas, pero no deter-
mman todo el discurs0 5 : Jtm6Lov (v. 2-5), EV IlÉOQl (v. 2.20), ovo-
Ila (v. 5.20), EI¡; 'tWV IlLXQwv TO'Ú'tWV (v. 6.10.14), Ó Jta't~Q 1l01J Ó
EV oUQavoi:¡; (v. 10.14; cf. 19.35), Eáv (v. 12-19) (11 veces)6, aqJlr]-
IlL (v. 12.21.27.32.35), állaQ'távw (v. 15.21) y MEACPÓ¡; (v. 15.21.
35), así como d) los versículos afmes 6 y 10 (escándalo o despre-
CIO de los «pequeños»), 10 Y 14 (proximIdad de los pequeños al
Padre) y 14 Y 35 (segundo término de una comparación con el Pa-
dre celesttal). No hay ninguna división en la que se puedan mtegrar
todos los posIbles factores de arttculación.

Se han propuesto.
a) una dIvIsIón en dos partes. Cabe entonces colocar la cesura entre
los v 20 y 21 (relmcIO narrattvo)7 o entre el v. 14 y el v 15 (artIculacIón
de contemdo tras una seCCIón sobre los «pequeños» sIgue aIra sobre los
«hermanos» )8;
b) una dIVIsIón en tres partes. La pnmera trata entonces de la humll-
dad ante los pequeños (v 1-9), la segunda, del perdón (v. 10-22); la terce-
ra se trata de una parábola (v 23-35)9
En todas las dIvISIOnes queda claro que Mt no qmere unas cesuras ne-
tas, hay sIempre palabras clave que sobrepasan la seCCIón Versículos ex-
plíCHOS de tranSICIón son los v 21 s, que hacen referencIa a los v. 12-14 y
SIrven a la vez de mtroduccIón a los v. 23-35

El reIll1CIO narrattvo con la pregunta de Pedro (v. 21) es, a mI


JUICIO, el factor de diVIsión más claro: la parte de discurso que vie-

5 Las palabras clave han Sido lOvestlgadas con especial ngor por Vaganay* Él
ve detrás de Mt 18/ Mc 9 una versión aramea pnmlgema cuya correlación sólo
conservaron en parte las versIOnes gnegas La tesIs no se ha afianzado en el debate
6 Con correspondencias más acusadas aún, que muestran los numerosos pa-
raleh,mos YEvrJ1:m (v 12s), axouon (v 15s), nagaxouon (v 17 [2 veces]) y
lír¡orJ1:E / AUOr¡l:E (v 18)
7 Por ejemplo, Thompson*, 239s, 244 (parte diSCipular - parte petnna), Ra-
dermakers, 235s
8 Esta es la diVISión mas frecuente Ha Sido lOfluyente Pesch* (Matthaus),
15s, 50, que encontro en Mt 18 «dos fragmentos dldactlcos» «sobre el verdadero
valor de los mños y 'pequeños'» y sobre la «verdadera fraternidad» En forma SI-
milar dlVlden Gmlka 11 (vol 11), 119s, Palle, 247, 252, Davles-Alhson 11 (vol III),
750ss
9 DIfiere algo Tnllung, Hausordnung*, 19-65, Id, Israel, 106 tras la «exI-
gencia fundamental» siguen tres «exigencias sueltas» en v 6-1415-2021-35, al-
go similar Van Zyl*, 53s
ne a continuación, v. 22-35, Invita a los miembros de la comumdad
al perdón. Menos clara es la estructura de la primera parte del dis-
curso: a la escena introductona con el niño pequeño (v. 1-5) siguen
dos perícopas que tratan del comportamiento con otros miembros
de la comunidad: no hay que causarles el menor «escándalo» (v. 6-
9), Y es necesario el perdón (v. 10-14). La regla de excomunión
que sigue luego, v. 15-18, asume por una parte los v. 6-9, pero se
mantiene por otra, a la luz de los v. 12- 14, bajo el signo del perdón.
Los dos versículos finales (19 y 20) subrayan la dimensión «verti-
cal»: hablan de la relación de los discípulos con el Padre y con el
Señor exaltado, y ponen así un acento especial en este discurso
que, por lo demás, trata sobre todo de la dimensión «horizontal» de
la comunión. No son, sin embargo, meros apéndices: aquí no re-
suena sólo el tema fundamental del Enmanuel (cf. 1, 23)10, sino
también el tema básico del sermón de la montaña que es la escucha
de las oraciones (cf. 6, 7s; 7, 7-11). Los v. 19s son, pues, centra-
les ll . En mitad del discurso, la mirada se vuelve hacia «arriba»;
Mateo habla de la presencia de Dios prometida a la comunidad. La
función de los versículos clave 19s en este dIscurso es similar a la
de los versículos 24s en Mt 10.
Jesús se dirige a los discípulos (v. 1-3.1O.12.18s.35) o a Pedro,
que los representa l2 (v. 21s). La regla de excomunión formulada en
segunda persona de singular (v. 15-17) va incluida claramente en la
interpelación a todos los discípulos. Estos son los sujetos primarios
de identificación para los lectores. El discurso no sugiere que el
evangelista quisiera dirigirse a lectores especiales, como los diri-
gentes de la comunidad, por ejemplo13.

3. Fuentes. Mateo procede en el discurso lo mismo que en los


capítulos 10; 13; 23; 24s: a un segmento del evangelio de Marcos

10 Cf vol 1, l45s
11 Cf sobre todo Rossé* y Gmlka 11 (vol 11), 120 el v 20 es el «núcleo se·
creto» del diSCurso
12 Cf el excurso de vol 11, 6l2s
13 Para KIlpatnck, Orzgms, 79, y Jeremlas, Parábolas, 49s, Mt 18 es una
«amplIa mstrucclón para los dmgentes de la comumdad», tesIs rechazada, con ra-
zón, casI unámmemente No hay m en el contexto de la parte pnnclpal (16, 21-20,
34) m en el dIscurso mismo mdlclo alguno de que las palabras no vayan dmglda~ a
todos los mIembros de la comumdad MartÍnez* defiende la tesIs de que, desde 10,
1-4, los discípulos son los Doce y representan a los dmgentes de la comumdad Pe-
ro el lenguaje mateano es sIempre el mIsmo antes y después de 10, 1-4
(Mc 9,33-3742-47 = v 1-9) añade Q y su fondo especIal De la
fuente de los logza toma Q 17, 1-4 = v 6s 15 22 La parábola del
admmIstrador sm entrañas (v 23-35), y presumIblemente tambIén
la parábola de la oveja perdIda (v 12s), VIenen del fondo especIal,
el evangelIsta los conOCIÓ, a mI JUICIO, sólo por tradIcIón oral 14

4 Tema Los exegetas no se ponen de acuerdo sobre el tema


del dISCurSO Hablan generalmente de «dIscurso de la comum-
dad»15, con el «orden de la comumdad» por tema 16 Tnllmg* habla
de un «reglamento de la casa de DIOS»17 Gundry pone por título
«fratermdad en la IglesIa»18 A dIferencIa del pnmer dIscurso ecle-
slOlógIco en cap 10, donde el encargo mISlonal de la IglesIa, es de-
CIr, la relaclOn de la IglesIa con el mundo, constItuía la línea dIrec-
tnz, este segundo dISCurSO ecleslOlógICo trata de la solIdandad en
la cornumdad y de la salvaguarda de la comumón Por eso yo he
puesto por título «dISCurSO sobre la comumón»19, y espero haber
encontrado así el denomlllador común de las dos seCCIOnes pnnCI-
pales del capítulo

HumIldad y solzdarzdad con los pequeños (18, 1-20)

La estructura de esta pnmera seCCIón no es transparente Habla


pnmero de Jtmeha (v 2-5), luego de ¡lLXQOL (v 6-14) y flllalmente
de aOEAqJOL (desde v 15) La pnmera seCCIón, v 2-5, es una ense-
ñanza general, yo la conSIdero como una especie de declaracIón de
pnncIplOs que es Importante para todo el dIscurso Desde v 5 do-
mlllan las lllterpelaclOnes Pero las personas lllterpeladas parecen
cambIar los v 6s van dIrIgIdos a los tentadores, los v 8s a los que
están en pelIgro de tentaCIón y los v 10-14 al resto de la comum-
dad Mas dIfícIl aún es señalar la tendencIa báSIca de la seCCIón
los v 6-9 15-18 parecen tratar de la dIstancIa que debe guardarse
frente a los pecadores, los v 5 10-14, Yluego 21s, de su acogIda

14 Cf mira,46s 97s
15 Sand 363 Schnackenburg 11 (vol 11), 167 cf Fabns,381
16 Grundmann 411
17 TItulo de lIbro SIn embargo la Idea de la IglesIa como una casa o templo
-Importante en otros lugares del nuevo testamento- no figura en Mt, salvo 16 18
18 358 Cf Gmlka 11 (vol II) 119 «de los pequeños y los hermanos»
19 Algo pareCIdo Kahler* 142 Mmsch* (tItulo)
¿Cómo relacionar ambas cosas? ¿Hay en la sección una progresión
racional de ideas o hay simplemente dos líneas diferentes de pen-
samiento que se yuxtaponen? El texto da pocos puntos de apoyo
sobre la secuencia lógica de sus distintas secciones. Da la impre-
sión, más bien, de que su autor, Mateo, alinea distintos fragmentos
de las fuentes que tratan de la convivencia en la comunidad, lo que
hace algo insatisfactoria su interpretación. La cuestión del nexo de
la distancia y la exclusión con la acogida y el perdón es el proble-
ma más importante de la sección. Sólo la interpretación puede
aclararlo.

a) El fundamento: cambiar hacia lo pequeño (18, 1-5)

Bibliografía: Crossan, J. D., Kingdom and Children: A Study in the Apho-


ristic Tradition: Sem 29 (1983) 75-95; Dupont, Béatitudes Il, 161-215;
Id., 'Euv fl~ o'tQUq.¡ij'tE XUt yÉvTJm~'E w~ 'tu ;r¡;wbíu (Mt lB, 3), en Id., ElU-
des (Il), 940-950; Leivestad, R., TAIIEINO~ - TAIIEINO<l>PQN: NT 8
(1966) 36-47; Lindars, B., John and the Synoptic Gospels: A Test Case:
NTS 27 (1981) 287-294; Mül1er, P, In der Mitte der Gemeinde. Kinder im
Neuen Testament, Neukirchen-V1uyn 1992; Patte, D., Jesus' Pronounce-
ment about Entering the Kingdom like a Child: A Structural Exegesis:
Sem 29 (1983) 3-42; Pryor, J. w., John 3,3.5. A Study in the Relation of
John's Gospel to the Synoptic Tradition: JSNT 41 (1991) 71-95; Robbins,
V. K., Pronouncement Stories and Jesus' Blessing of the Children: Sem
29 (1983) 43-74; Schnackenburg, R., Grosssein im Gottesreich. Zu Mt 1B,
1-5, en Schenke, Studien (vol. Il), 269-282; Stegemann, W., Lasset die
Kinder zu mir kommen, en W. Schottroff-W. Stegemann (eds.), Traditio-
nen der Befreiung. Sozialgeschichtliche Bibelauslegungen 1, München
1980,114-144; Weber, H. R., Jesus and the Children, Geneve 1979; Wen-
ham, D., A Note on Mark 9, 33-42/Matt 18, 1-61 Luke 9, 46-50: JSNT 14
(1982) 113-118.
Más bibliografía** sobre el discurso de la comunidad, cf. supra, 21.

1 En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le


dijeron: «¿Quién es, pues, el mayor en el reino de los cielos?».
2 El llamó a un niño, lo puso en medio de ellos 3 y dijo: «Yo os
aseguro: si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en
el reino de los cielos. 4 Así, pues, quien se abaje como este niño,
ese es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y el que acoge a un
niño como este en mi nombre, me acoge a mí».
Análisis

l Estructura El discurso comienza con un apotegma los discípulos


formulan una pregunta (v 1), Jesús realIza pnmero una acción simbólIca
(v 2) y da una respuesta que amplía fmalmente en una alocución extensa
(v 3-20) La verdadera respuesta de Jesús está en el v 4, cuya frase fmal
contesta exactamente la pregunta del v l El v 3 aparece, por eso, como
preparación Jesús hace referencia a su aCCIón simbólIca y dice en una fra-
se «amén» algo que los discípulos no hablan preguntado Desde el v l
hasta el v 4 mcluslve, hay unajr/a formalmente muy completa' El v 5
sorprende un tanto, los mvestIgadores discuten SI forma parte de esta sec-
ClOn o ya de la sigUIente Pero con el v 6 comienza un tema nuevo el de
los «escandalos», tamblen es nueva la palabra clave ¡.tLXQOl La estructu-
ra del v 5 y del v 6 es simIlar, pero los dos versículos no son paralelos en
el contemdo Por eso es mejor, a mi JUICIO, asociar el v 5 a los v 1-4 y
considerarlo como un anexo a la respuesta de Jesús dada en v 4 Mt que-
da así en la distancia previa de Mc
2 Fuente La fuente es Mc 9, 33-37 Esta perícopa de Mc consta de
dos jr/as los v 33-35 son la pnmera, con mtroducclón complIcada, y for-
malmente con la respuesta de Jesús, que no corresponde exactamente a la
pregunta de los discípulos Los v 36s son una segundajría, no del todo
completa, que presupone a los discípulos como destmatanos, pero no los
nombra Consta de una acción simbólIca y un dicho gnómico Mt rehízo
totalmente el texto de Mc Fundió las dos jrías de Mc en un solo apoteg-
ma2 , sacnfIcando casI totalmente la pnmerajría (Mc 9, 33-35)3 La mtro-
ducclOn mateana es casI totalmente redacclOnal 4 Los discípulos formulan
en Mc sólo una pregunta general al maestro Jesús La mtroducclón de Mc
a la segunda}na, v 36, la adopta Mt casI IIteralmente5 Entre ella y el lo-
glOn de Jesus Mc 9, 37 (= v 5) mtercala los v 3s, que forman el verdade-
ro nucleo de su apotegma

I Yo defInO la XQLa con Crossan*, 77-80 y RobbIns*, 48-51, partiendo de la


retonca antigua (cf QUIntllIano, Inst Orat 1, 8, 4), como una sentencia (o acclOn)
formulada en forma expresiva, que e~ pronunciada por una persona hlstónca y era
utilIzada en la enseñanza Las]nas simples se podlan ampliar en la enseñanza de
dlferente~ modo~, como la modulaclOn dialogal o novelada Para deSignar una]na
ampliada utilizo aqUl la palabra «apotegma»
2 Mt 18, 1-5 no es, pues, hlstóncamente la amplIaCión de una ]na, SInO la
cOmbInaClOn de dos]nas
3 La IntroducclOn de Mc, presumiblemente redacclOnal, v 33s, es algo torpe
Mt reproduClra el lag IOn Mc 9, 35 dos veces más (20, 26s, 23, 11) en forma similar
4 Cf vol 1,57 sobre EXfLV1'] + wQa, JtQOOEQXOfWL, AEYrov, aQa, paOLAELa TWV
oUQavwv
5 Sobre JtQooxaAEOaflEvoc;, cf en forma redacclOnall0, 1, 15,32
Una comparación con Lc 9, 46-48 revela una sene de mznar agree-
ments llamativos la omisión de Mc 9, 33-34a 35 y de EvayxuALOUf-lEVO~
aUTO de Mc 9, 36b, así como la comcldenCla positiva ó~ EUV ()E~1']TaL
JtaL()LOV (Mt 18, 5 / Lc 9, 48) Para la explicación hay que señalar que el
breve apotegma Mc 9,33-35 podría ser una formación redacclOnal 6 , mien-
tras que para el segundo apotegma Mc 9, 36s hay que suponer más bien
una tradición previa a Mc Mt y Lc recordaban sm duda la tradición oral y
abreviaron el texto de Mc Mt suele omitir las mamfestaclOnes emotivas
de Jesús 7 Que detrás del ó~ Eav antepuesto slga mmedlatamente el verbo,
es normal en Mt y en Lc 8 También es una prueba de redaCCión mdepen-
diente en los dos grandes evangelistas el que tanto Mt como Lc salvaran
la pesadez de la doble iría de Mc, pero formulando la verdadera respues-
ta de Jesús al debate de los dlsclpulos en pasajes dlstmtos (Mt 18,4, Lc 9,
48c)9 La simple hipótesIs de las dos fuentes, sm recurnr a otra reelabora-
clón, es por tanto lo que mejor explica aquí el texto lO
El problema de crítica IIterana más difíCil que presenta la sección es
el de la procedencia de los v 3s Hay dos hipótesIs contrapuestas Una de
ellas" sostiene que el versículo es una asunción redacclOnal de Mc 10, 15,
versículo omitido más adelante por Mt La otra'2 sostiene que el versículo
representa la versión más antigua de un laglOn difundido en el cnstIamsmo
pnmltIvo 13 , y no depende de Mc En favor de la pnmera tesIs está la fuer-
te elaboraCión redacclOnal del lagIOn por Mt'4, también le cuadra la ver-
sión parenétlca del lagIOn En favor de la segunda hipótesIs cabe señalar
que las otras vanantes paleocnstIanas delloglOn no hablan, como Mc, de

6 Mc utilIzo elloglOn IradlclOnal 10, 43s para crear un apotegma breve, co


rrespondlente a su Idea baslca del segUimiento en la paSión, cf Gmlka, Marcos 11,
116, Luhrmann, Mk (1987, HNT 3), 16Ss
7 Cf Mc 1,4111 Mt 8,311 Lc 5, 13, Mc 3, 511 Mt 12, 131/ Lc 6, 10, Mt 7,
3411 Mt 15,30, Mc 10,2111 Mt 19, 211/ Lc 18,22
8 Mt, 21 veces, Le, 9 veces
9 Lc 9, 48c es Independiente de Mt 18,4 (frente a Wenham*, 113s, que pos-
tula una tradlclon comun
10 Cf U Luz, Korreferat zu W R Farmer, The Mmor Agreements of Mat
thew and Luke agamst Mark and the Two Gospel Hypothesls, en Strecker, Agree
ments (vol IlI), 217s, contra Ennulat, Agreements (vol IlI), 214 217 La utIlIza-
ClOn de Mt por Lc es Inveroslmll, porque Mt 18, 3s falta en Lc
11 Gundry, 360, TnllIng, Israel, 108, sobre todo Dupont, Beatitudes II, 168-
171
12 LIndars*, Schwelzer, 235, Davles-Alhson 11 (vol IlI), 756s
13 Cf In 3, 3 5, EvTom 10g 2246, Hermas slm 9, 29 = 106, 3
14 Cf vol 1,57, baJO Uf-LTlv [AEYúJ úf-L1v), EUV, YLVOf-LaL ÓJ~, dOEQX0f-LaL EL~ tTlv
~UOLAELUV tOOV oUQuvoov Nuestro verslculo esta formado sobre el modelo del v 5,
20, Igualmente redacclOnal Mas difICil es OtQuq.JiítE, que en Mt aparece otras 2 ve-
ces en forma redacclOnal (siempre aonsto paSIVO), pero no, como aqUl, con slg
mfIcado metafonco El plural ÓJ~ tU naLbLU se ajusta a la InterpelaCión a los dls-
clpulos
«aceptación del remo de DIOS», y en ese punto se aproximan más a Mt
que a Mc l ) En Mc la, 15, a diferencia de Mt 18, 3, no se advierte una ela-
boraCión redacclOnal; Mc se encontró probablemente con elloglOn en su
forma actual y lo msertó en su perícopa de la bendición de los mños (Mc
10, 13s 16) Resumiendo: Mt puede (no necesariamente) haber empleado,
en lugar de Mc la, 15, otra vanante delloglOn sobre «hacerse mños» co-
nocida por transmisión oraP6 Yo conjeturo aquí que Mc la, 15 represen-
ta en la hlstona de la tradición la versión más antigua delloglOn que ha
llegado a nosotros 17 •
Es relativamente fácil ponerse de acuerdo sobre el v 4 elloglOn es
una vanante abreviada de 23, 12 II Lc 14, 11 El v. 4b vuelve redacclOnal-
mente sobre la pregunta de los discípulos en v 2 18 •

Explicación

«En aquel momento» es uno de los enlaces temporales frecuen-


tes en Mateo, que sugieren el flujo ininterrumpido de la narraCión,
sin necesidad de un nexo directo con lo que antecede (cf. 3, 1; 12,
1; 14, 1) Como en 13,36; 24, 3, los discípulos se acercan a Jesús
y formulan una pregunta que se convierte en punto de partida de un
diSCurso bastante extenso. Mt omitió la descripción de Mc de la diS-
puta de los discípulos; no le interesa que la pregunta de los diScí-
pulos tenga una ocasión especial, y tampoco presentar a los dis-
cípulos como pecadores o marcados por una falsa vanaglona 19
Ellos formulan una pregunta general que se convierte para Jesús en

15 ASI P Jouon, Notes phllologlques sur les évanglles RSR 18 (\928) 347s
JeremIas, Teología, 185, sostIene que OTQUqJfjTE 1tUL YEVTjO'ÍtE se corresponden con
el IteratIvo hebreo :m¡¡ + verbo, y que podría ser un semItIsmo en el sentIdo de
«volver a ser mño» La concIenzuda crítIca de Dupont* (Etudes) ha mostrado, Slll
embargo, que e~ta tesIs es errónea casI con segundad, porque :::l,ilJ nunca es tradu-
CIdo en los LXX con OTQEqJW, y sus eqUIvalentes semítIcos nunca tIenen el slgm-
fIcado de «de nuevo»
16 La lllVeStIgaclón de Pryor* llega a una conclusIón sImIlar
17 Mt 18, 3 es claramente redaccIOnal, las dos verSIOnes Joámcas (¡,llldepen-
dIentes de Mt?) 3, 3 5 están marcadas por la teología del bautIsmo En Mc 10, 15
aparece la l3uOLAELU como puro don, lo que se ajusta a las bIenaventuranzas ongl-
nales (Lc 6, 20s) Mt, en cambIO, adoptó y reelaboró qUIzá una versIón ya etIzada
delloglOn, de nuevo en forma semejante a la de sus bIenaventuranzas (5, 5 7-9)
18 Sobre o'Úm¡; antepuesto, cf Schenk, Sprache, 386, sobre ÓOTL¡;, oiív, <Íl¡;,
vol 1, 57s 'Q¡; TO ltm6LOV mUTO une el dIcho tradICIonal con el contexto
19 La qJLA060l;LU de los apóstoles (TeofIlacto, 337) no es el problema pnncl-
pal de Mt Le preocupa menos aún la postenor pregunta de los exegetas de SI los
apostoles habían estado en pecado mortal (Maldonado, 359)
ocasión de un discurso fundamentaFo. No hay que buscar por tan-
to, a lo que parece, una situación concreta especial en la comuni-
dad que hubiera dado pie a Mateo para su cuarto discurso de Je-
22
SÚS 21 . Los discípulos preguntan básicamente quién es el mayor en
el reino de Dios. MÉyw; implica la idea de rango y dignidad; los
«grandes» de un reino son los gobernadores y ministros 23 . No sa-
bemos aún si la pregunta de los discípulos se refiere a su rango
presente (como en Marcos y Lucas) o a su rango en el reino de los
cielos venidero. Sólo la respuesta de Jesús en v. 3 pondrá en claro
que lo segundo está en primer plan024 .
Jesús no contesta la pregunta de momento. Hace algo sorpren-
dente: llama a un mño y lo coloca en medio de los discípulos. Lue-
go inicia una solemne declaración. Tampoco contesta con ella la
pregunta de los discípulos. Estos habían preguntado en términos
generales; pero la respuesta de Jesús es una interpelación directa:
«Si no cambiáis y os hacéis como niños...». Ahora está en cues-
tión, de pronto, su propia vida. La respuesta de Jesús tiene la for-
ma, especialmente grata a Mateo, de un dicho sobre «entrar en el
reino de los cielos». También esto es importante. La pregunta por
los mejores puestos en el cielo no está en debate de momento; el
mero «entrar en el reino de los cielos» presupone un cambiO radi-
cal en la vida corriente. La palabra «cambio» no es en Mt un tec-
nicismo por «conversión»25; pero tiene peso, porque es insólito en
su significado metafórico. Jesús exige de sus discípulos un «giro»
radical. «Hacerse como niños» es sin duda una forma de existencia
muy diferente de la normal. «Hacerse como niños» es una parado-
ja, pues el que ya no es niño, mal puede volver a serlo. Hay que ha-

20 "AQu puede figurar en una pregunta que denve lógicamente de lo antenor,


pero la partícula puede tener Igualmente la mera función de «hacer la pregunta más
Viva», cf Bauer, Wb 6 s V 2 Y24, 45.
21 Es una tesIs básica de Thompson* especialmente los v 5-9 muestran, a su
entender, que el evangelista se dmge a una «dJvlded commumty»
22 Comparativo en lugar de superlatiVO, dicho en lenguaje popular: BI-Debr-
Rehkopf §§ 60244
23 Cf Est !O, 3, I Mac 7, 8
24 Esto se corresponde con la acentuación del carácter futuro del remo de los
cielos en Mt, cf vol 11, 458s. La pregunta de los discípulos es la misma que hace
la madre de los Zebedeos en 20, 21 Yenlaza con la Idea comente en el Judaísmo
sobre la dIVersidad de rango en el más allá, cf BJlI 1, 249s, IV, 1131 s, 1138-1140,
Dalman, Worte, 92-94 Mt conoce esa misma Idea, cf 5, 19; 11, 11
25 Mt suele utilizar el radical f1E'tUVO- para refenrse a la conversión
cer, por tanto, algo ImposIble, totalmente contrano a lo que es po-
sIble por naturaleza 26 ¿Qué se qUlere slgmÍlcar?

Historia de la influencia

El texto no dIce lo que es especialmente caracterÍstlco de los


«mños» No es de extrañar por eso que, en gran medIda, cada épo-
ca haya aphcado a nuestro texto su propIa Idea de lo que es un m-
ño Sorprende que en caSI toda la hIstona de la exégesIs parezca
predommar una grave alteracIón del sentldo del texto Los exege-
tas no suelen preguntar cómo son los mños Generalmente leen el
texto como SI dIjera «Haceos como buenos mños» Los SIgUIentes
ejemplos mdIcan cómo han representado los dIversos tlempos al
mño «Ideal»

Es frecuente destacar la mocenCla27 , la dulzura 28 y la slmphcldad 29


Los mños -a diferencia de los apóstoles- «no son cunosos, no aspiran a la
glona efímera, no son orgullosos, están exentos de maldad y de nvahdad,
ambición, dlsenslOn y pasión voluntana»3o Según HIlano, «siguen al
padre, aman a la madre, no saben desear el mal al prÓJimo, no se afanan
por la nqueza, no son descarados, no odian, no mienten, creen lo que se
les dice y conSideran verdadero lo que oyen» 11 Los mños que no han he-
cho expenenclas sexuales se ven en gran medida hbres de «paSIOnes, fla
quezas y enfermedades del alma», dice el asceta Ongenes32 «No llevan la
contrana, no discuten con los maestros, antes bien aceptan la enseñanza
con ganas de aprender», dice BasIl10 33 Lutero señala que un mño acepta
los castigos de sus padres 34, Zwmgho, que los mños no guardan rencor
por mucho tiempo (,la venganza es propia de la autondad l )35 Calvmo su-
braya la modestia de los mños, que es precIso Imltar36 , Brenz, que los m-

26 S Klerkegaard, Emubung 1m Chnstentum I1I/4, trad por H Wmkler,


Koln Olten 1951, 250 «Ser mño , SI se es realmente, es muy facI1, pero volver a
serlo es lo decIsIvo»
27 Jerommo, 156s, Leon Magno, Sermo 37, 3 = BKV 1154,183
28 Leon Magno, Ibld
29 Juan Cnsostomo 58, 2 = PO 58, 568s, Erasmo (AdnotatLOnes), 94
30 EutImlo Zlgabeno, 497
31 Hllano, 18, 1 = SC 258, 74
32 13, 16 = OCS Ong X, 220
33 BaSIlio Reg Brev, n o 217 = trad por K S Frank, St OttIlIen 1981, 311
34 II 588 =sermon de 1533
35 334
36 II 91
ños confían en sus padres 37 , Olshausen, su falta de pretensIOnes 38 Para
Goethe, en los mños están «los gérmenes de todas las vIrtudes, de todas
las fuerzas»39 Zmzendorf señala que un mño qUIere tomar el pecho de su
madre y ser llevado por ella, Igualmente Cnsto lo tomará en brazos y des
trUIrá todo lo que en él es mdoblegable 40 Poetas líncos mVItan en cancIO-
nes a ser «pIadosos y alegre~ como mños», o amman a la comumdad
«Seamos mños, no nos peleemos en el cammo»41 Mt 18, 3s fue un texto
muy Importante para León TolstOl «Descubre en los mños la orIgmalIdad
humana del amor al prÓjImO tal como lo entIende Jesús», los mños son
-prevIamente a cualqUIer edu<::aclón- dechados de mocenCla y de amor
En ellos está la esperanza, ellos «no dlstmguen entre las personas propIas
y las aJenas»42 Para Franz Rosenzwelg, los mños encarnan la confIanza
en el futuro, la esperanza43
Alguno~ ejemplos, para tennmar, de la exégesIs del SIglo XX se tra-
ta de «no ser pretencIOsos, como no lo son los mños»44 Los mños buenos
son «docIles et confIants, lIs acceptent d'etre mstrUIts et d'obélr»45 El m-
ño «sabe» de «su pequeñez» y la acepta46 Un mño esta «abIerto a apren-
der nuevas cosas» y «agradece la proteccIón y amparo que los mayores
y más fuertes pueden ofrecerle»47 Los nIños son nIños modelo de sus pa-
dres en la hIstOrIa de la exégesIs, rara vez recuerdan los exegetas que los
mños reales pueden ser muy dlferentes48

37 596
38 557
39 DIe LeIden des Jungen Werther (Buch 1, Am 29 Jumus), en Id, Werke IV,
Frankfurt 1979, 28
40 11221129
41 EG 482,5 (M C1audlUs, Der Mond 1st aufgegangen), EG 393, 7 (G Ters
teegen, Kommt Kmder, lasst uns gehen)
42 Pnmera CIta, de una reseña de C Munch, segunda CIta, de L TolstOl, Abre
ge de l' Evanglle, trad yed por N Welsbem, Pans 1969, n° 844 En el tema de la
recepclOn de Mt 18 por To1stOl es fundamental, sobre todo, la novela ResurrecclOn,
cf mfra, 93 Para Mt 18, 3s son de especIal ImportancIa dos relatos que llevan co-
mo lema nuestro texto «Wer hat recht?», en L TolstOl, Spate Erzahlungen, trad
alem yed por J Hahn, Stuttgart, 1976, 195-216, Yel esplendIdo relato corto DIe
Kmder smd kluger als dIe Alten, sobre los adultos que se pelean y los mños que re
anudan el Juego mmedlatamente despues de un mCldente tonto, en L To1stOl, Sam-
thche Erzahlungen m 5 Banden, ed por G Drohla, Frankfurt 1990, vol III, 428
430
43 La estrella de la redenclon, Salamanca 1997, 339s
44 Klostermann, 148
45 Lagrange,347
46 Schmewmd, 196
47 Schwelzer,236
48 Muchos exegetas ven a los mños mas negatIvamente, pero por razones
dogmatIcas porque tampoco los mños estan lIbres del pecado ongmal (en Muscu-
lus, 442s, por ejemplo)
La hlstona de la lllterpretaclón muestra la facilIdad con que las
lllterpretaciOnes se dejan determlllar por las Ideas que los dIversos
autores tIenen de los mños, y en espeClalla frecuencia con que se
mfiltran en este texto los Ideales patnarcales en educacIón, Slll que
lo advIertan los exegetas Estos ven en la expresIón «como mños»
un espaciO en blanco que ellos gustan de llenar desde su relacIón
con los mños Hemos de preguntar, frente a ellos, SI el texto qUIe-
re eso realmente, o SI no presupone una nocIón muy clara del «m-
ño» Interesa, pues, conocer las connotaciOnes que el texto presu-
pone en los lectores de la época

Explicación

Hay que partIr del esclarecedor v 4 El punto de comparacIón


entre los mños y los dIscípulos se defllle con el verbo 'taJtELVOW
(abajar) La pnmera aSOCIaCIón que tIenen aquí los lectores es la de
la pequeñez de los mños 'tUJtELV0C; puede slgmflcar «pequeño»,
pero el slgmflcado pnnclpal de la raíz verbal 'tUJtELVO- es el de
«baja pOSIcIón» El «baJO» es el lllslgmflcante, carente de poder,
débil y que VIve en malas condIciOnes Hemos de partu del slgm-
flcado hteral para lanzar una muada al entorno de la época

Es Importante recordar aqUI la mala sItuaclOn socIal de los mños en la


antlguedad no eran hombres SUI genens, SInO unos seres Inmaduros (vYJ-
mOL) y por educar, es deCIr, aun-no-adultos 49 TambIén el JudaIsmo valo
raba a menudo negatIvamente a los mños, IncapacItados para el JUIClO
«DormIr por la mañana, VInO a medlOdIa, la charla con mños y pasar el
tiempo en las casas de los Ignorantes, embrutece a los hombres» (Ab 3,
11 )50 Las palabras :n:al¡; y :n:moLOv pueden sIgmfIcar tambIen, como se sa-
be, «esclavo», lo cual expresa algo de la posIclOn JurídIca de los mños,
que estaban baJO la autondad IlImitada de sus padres 51 El punto de com
paraClOn para nuestro loglOn es, pues, de entrada la pequeñez fIsIca, pero
luego tambIen la debIlIdad y la mala posIclOn SOCIal de los mños

Los dIscípulos que se parecen a los mños son, por tanto, pe-
queños, lllsIgmflcantes y débiles Algo de ello se expresa en lo que

49 Muller* 162
50 Cf en textos JUdlOS la frecuente tnada «sordomudos, defiCientes mentales,
menores de edad» ('Er 3,2 BQ 4 4 6,24) «mujeres esclavos menores de edad»
(Sch'q I 3 Suk 2 8, 3, 10)
51 A diferenCia de tEXVOV que qUita a los padres la educaclOn de los mños
sigue, cuando, según Mateo, los mIembros «pequeños» de la co-
munidad caen en una «trampa» (v. 6-9) o se extravían y quedan
desamparados como una oveja perdida (v. 12s). Ahora bien, Mateo
habla en v. 4 de una baja posición elegida libremente (TUJtELVÓJOEL
ÉmJTóv). ¿Qué quiere decir esto? El nuevo testamento suele tradu-
cir la raíz TUJtELVO- por «humildad». Esto no es adecuado en Ma-
te0 52 • La raíz TUJtELVO- expresa globalmente el estado de baja po-
sición, no sólo su afirmación interna, que es la humildad. El mero
TUJtELVÓ~ rara vez significa en el griego usado por los judíos de la
época y en el griego neotestamentario «humilde»53, sino «bajo».
Pero nuestro texto se refiere precisamente, como la frase gnómica
«a quien se abaja, lo encumbrarán» (23, 12), tanto a lo exterior co-
mo a lo interior54 • Hacerse voluntariamente bajo significa, en su-
ma, invertir los criterios anteriores mentalmente y en la práctica, y
orientarse hacia «otro orden» y nuevos criterios 55 • La «baja posi-
ción» de los discípulos abarca también la actitud interna de la «hu-
mildad», pero es mucho más que una actitud que permanece dentro:
la «baja posición» ha de practicarse56 • Se exterioriza, por ejemplo,
en la «acogida» amistosa de los niños (v. 5), en el amor fraterno a
los «pequeños» (v. 10-14), en la disposIción ilimitada al perdón (v.
21s), pero sobre todo en la renuncia a los honores jerárquicos (23,
8-10) Yen el servicio (20, 26-28; 23, lI). Ese género de vida es el
que tiene la promesa del reino de los cielos 57 •
El V. 5 presenta un enlace débil. "Ev JtmÓLov TOLOiiLo apunta al
v. 2 más que al v. 3s; hace referencia a la acogida de un niño real.

52 Lo que sigue, en enmienda parCial de vol n, 297s


53 Lelvestad*, 43, 46 mencIOna sólo TestG 5, 3 Yla glosa cnstlana TestD 6,
9 La «vertiente mterna» de la baja posIción, la humildad, la había caractenzado es-
pecialmente el evangelista (11, 29) con el añadido l:fi xUQ~ÍLq. La~ cartas del nue-
vo testamento lo sustituyen por l:UJtELVÓCPQúlV o l:UJtELVOCPQOoúvlj
54 Lc los refiere en 14, 11 al orden de rango en el banquete, en 18, 14, a la
humildad del recaudador ante DIOS Los documentos rabímcos LevR 1, 5 (105c =
BIII 1,774, de Hlllel), 'Er 13b, 35 (de la escuela de HIIlel), AbothRN 11, Derek
Erest Zuta 9 (todos en BIII 1, 921), destacan el aspecto mtenor del abaJamiento, la
modestia y la humildad
55 M Machovec, Jesus fur Athelsten, Stuttgart 1972, 119
56 Cuando Musculus señala que «humllItas non tolla offlcla», de suerte que
un dueño de esclavos sólo tiene que transfonnar su espíntu (ammum), eso está en
la perspectiva de la doctnna de la Refonna sobre los dos remos, mas no en la pers-
pectiva de Mt
57 El v 4b retoma la fonnulaclón comparatlvlsta del v 1 Eso mdlca que Mt
no rechaza la Idea Judía de los diferentes puestos en el Cielo Pero, a la mversa, el
A dIferencia de 10,40, donde el contexto hace pensar en la hospi-
talidad con los radicales Itinerantes, aquí queda sin decidir si se
pIensa en la hospitalidad con los niños desarraigados y huérfanos
o, en sentIdo figurado, en la «acogida», también, de aquellos niños
que tienen un hogar58 • El v. 5 es, de un lado, una primera concre-
ción parenética de lo que significa «abajarse», a saber, una llama-
da a la solidaridad y al amor. El que se hace «bajo» como un niño
se hace, por tanto, capaz de comunión. Pero el v. 5 es, de otro lado,
una promesa. Cnsto mismo sale al encuentro en los niños. El v. 20
hablará aún más claro de la presencia de Cristo en la comunidad,
y el pasaje 25, 31-46 desarrollará la idea de la presencia de Cristo
en las personas «pequeñas».

Resumen

El evangelista comienza su cuarto discurso como había comen-


zado ya el sermón de la montaña, concretamente las bienaventu-
ranzas, remodeladas por él en línea ética: con las «exigencias» del
ser cristIan059 • Tales exigencias incluyen un criterio de valoración
totalmente nuevo. Ser cristiano significa invertir los criterios mun-
danos: la grandeza a la que hay que aspirar no consiste en el poder,
la mf1uencia, el dinero, etc., smo en abrazar la baja posición, el
desprecio, la pobreza, la humildad y el servicio. Hay que orientar-
se en una dIrección diferente de la que rige entre los jefes de los pa-
ganos (20, 25) o entre los fariseos (23, 6S)60. Las concreciones de la
«baja posICIón» que dan los otros textos del capítulo muestran que,
para Mateo, están en primer plano la capacidad de comunión, el

paralelIsmo de «entrar en el reino de los cielos» (v 3) y «ser el mayor en el reino


de los cielos» (v 4) demuestra que eso no le Interesa mucho
58 Pero no se trata de la acogida de nIños «metafóncos», por ejemplo, de los
desatendldo~ en la comUnIdad, o de «'average' ChnstIans» (Bonnard, 268, Gundry,
261 [cita], France, 271) I1mlÍLa es en el NT mera interpelaCión, y nunca una de-
signación directa de miembros de la comUnIdad
59 TnllIng (Hausordnung)**, 19, Rossé**, 63 Kahler**, 142s subraya, con
razón, el carácter aXIOmátIco del v 4, pero no se trata ahí de la «autocomprensión»
de los cnstIanos
60 Los fanseos pasan a ser en Mt el tIpo negativo Exegetas postenores tIpi-
ficaron esto en fonna aún más negativa, por ejemplo cuando, según Schlatter, <<la
aspiraCión a ser 'grande' penetró toda la espmtualIdad palestina» (543) Esa gene-
ralIzaCión tendría que descalIfIcarse desde los propIOs documentos de Schlatter
(545)
perdón y el amor Se trata, para él, de que la comumdad VIva y en-
cuentre su fIgura a partIr de la «pequeñez» Los dIscípulos habían
preguntado en el v 1 por el más grande en el remo de los cIelos,
pero Jesús les señala, como mostrará todo el capítulo, la conducta
fraterna, desde la perspectIva de lo «baJo» Esa «baja posIcIón» lI-
bremente elegIda tIene luego la promesa del remo de los cIelos El
texto no dIce en qué consIste tal promesa, Mateo se lImIta a repe-
tIr en el v 4 la formulacIón de la pregunta de los dIscípulos

b) Advertencia sobre las «trampas» (18, 6-9)

BiblIOgrafía Humbert, A , Essaz d'une théologle du scandale dans les


Synoptlques Blb 35 (1954) 1-28, Mateas, J ,AnálisIs semantlco de los
lexemas LKANAAAIZQ/LKANAAAON FN 2 (1989) 57-92, Mlche1, O,
~LXQOC; XLA , en ThWNT IV, 650-661, Sch1osser, J , Lk 17, 2 und die Lo-
glenquelle SNTU A 8 (1983) 70-78, Stahhn, G, OXUVbUAOV XLA, en
ThWNT VII, 338-358
Más blbhografía** sobre el discurso de la comumdad, cf supra, 21

6 «En cambio, al que hace caer a uno de esos pequeños que


creen en mí, más le convendría
que le colgasen al cuello una piedra de molino
y lo sepultaran en el fondo del mar.
7 ¡Ay del mundo porllas 'trampas'!
[Es] irremediable que se den las 'trampas',
pero ¡ay de [aquellaF persona
por quien viene la 'trampa'!
8 Si tu mano o tu pie te pone en peligro,
córtatelo y tíralo;
más te vale 3 entrar manco o cojo en la vida
que ser echado al fuego eterno con dos manos o dos pies.
9 y si tu ojo te pone en peligro,
sácatelo y tíralo;
más te vale entrar tuerto en la vida
que ser echado con los dos ojos al horno de fuego».
l En lugar de gemtlvo causal, Mt adopta una formula semltlZante ( ~ ,'x
1~),
cf Ap 8, 13, los documentos, en Schlatter, 549 BI-Debr-Rehkopf § 176, l
2 Es muy dIfIcIl saber SI Ecrnv y EXELVúJ forman parte del texto
3 Es un semltJsmo suphr la ausencIa del comparatlvo con el adJetlvo + 1~ o
X~" cf Beyer, Syntax, 80, ni, Black, Muttersprache, JI 7
Análisis

1 Estructura El v 6 tIene la mIsma mtroducclón que e15 Parece ml-


CIar, no obstante, algo nuevo la nueva palabra guía que UnIfIca las cuatro
sentencIas sIgUIentes es OXUVbUALl;ELV (tres veces, además del tnple
oxuvbuAOV) En él se habla, además, de los «pequeños», ya no de los nI-
ños La seCClOn consta de cuatro sentencIas Los v 6 y 8s contIenen las
«lmprecaclOnes»4, mtroducldas con una oracIón de relatIvo o condICIonal,
segUIda de ImperatIvo Los v 8s se amplían con una frase comparatIva
Estos dos logw, que aparecían ya en 5, 29s, estan construIdos en estncto
paralelIsmo El v 7 carece de una estructura clara No es posIble estable-
cer un nexo lógICO entre las sentencIas de los v 6-9 No es flUIdo, sobre
todo, el tránSIto del v 7 al v 8s
2 Fuentes Aparecen al trasfondo Mc 9, 42s 4547 para los v 6 8s, y
Q 17, 1b para el v 7 La redaCCIón mateana no sIempre resulta clara El
texto de Mc aparece extremadamente abrevIado por Mt, que refundIó en
uno los dos logw sobre la mano y el pIe (Mc 9, 43 45) En el v 6 (= Mc
9, 42), XQElluo1'tñ Yxu'wJtovtLo1'tñ podrían ser redacclOnales 5 , esto no es
demostrable por vía lInguístIca para de:; EllE, nI para el smgular EV 1:0 JtE-
AUYEL6 Schlosser* dIO probabIlIdad, con un análISIS CUIdadoso, a la hIpó-
tesIs de una vanante Q para elloglOn Mc 9, 42, varIante que subyace en
Lc 17, 2, pero no hay nIngún mdlclO de su mfluencla en Mt La hIpóteSIs
explIcaría, con todo, el hecho de que el evangelIsta haga uso en el v 7 del
versículo Q 17, 1, que le antecede mmedIatamente La mvectIva semítIca
contra el mundo en el v 7a es obra, presumIblemente, de Me En el v 7c,
Mt amplIó el texto Q sIguIendo a Mc 14, 21 (cf Mt 26, 24) con 1:0
av1'tQffiJtep (EXELvep) Las otras deSVIaCIOnes respecto a Lc 17, lb son dIfí-
CIles de enJUICIar En los v 8s, la versIón Q de 5, 29s8 mfluye sobre todo
en las partes mtroductonas (EL bE 1Í XELQ oou OXUVbUALl;EL OE, EXXO'IjJOV
UlJt[O]V XaL ~UAE aJto 00'Ü) La redUCCIón de las tres sentencIas de Mc a
dos se corresponde tamblen con el texto Q Son mateanos uLffivLOe:; y 1:0'Ü

4 Sobre la forma, cf G F Snyder, The Tobspruch In the New Testament NTS


23 (1976-1977) 117-129 Las ImprecacIOnes comienzan en hebreo con ::,~ o n'~
La IntroducclOn condiCional y la comparaclOn no son parte constitutiva del genero
5 Cf 14,30,22,49
6 La expreslOn, umda al gemtIvo ,fje:; 1taAaoolle:;, ademas de ser SIngular en el
nuevo testamento, solo aparece dentro de la literatura antigua en eSCrItos depen
dientes de Mt Pero en textos JudlOs, donde t:mS'El es un prestamo usual, ofrece al-
gunos ejemplos de combInaclOn K~" O,~S'El: cf Jastrow, s v O,~S'El, y Krauss,
Lehnworter Il, 444 La expreslOn, pues, es afín en arameo y, por eso, plaUSible en
el SIrIO Mt
7 Tal hlpotesls, SIn embargo, es difícil de demostrar en el aspecto IIngUlstICO
solo xoo¡.¡oe:; es mateano, ano es frecuente en Mt, cf vol 1, 57s
8 Cf vol 1, 365
Jt1)(>0<;9 Mt abrevia, ademas, el texto de Mc el V Mc 9, 48, superfluo en
el contemdo, desaparece

Explicación

6-9 La seCCIón sIgUIente es sumamente dIfícIl Fue elaborada a fon-


do por Mateo, que no logró SIn embargo Insertarla SIn estrIdenCIas
en una suceSIón de Ideas EspeCIal dIficultad crea el aparente cam-
bIO de destInatarIos los v Ss van dmgIdos a personas que están
amenazadas por la tentacIón, por tanto, en la termInología del v 6,
a los «pequeños» El SIgUIente v 10 Interpela a personas que po-
drían menosprecIar a estos pequeños Los v 6s no contIenen una
InterpelacIón dIrecta, se deja a cuenta de los lectores IdentIfIcarse
con unos u otros ¡,Son de los «pequeños que creen en mí», de los
potencIalmente seducIdos? Entonces oyen los v 6s, prImarIamen-
te, como consuelo aquellos que qUIeran hacerlos caer, se exponen
a la InVectIva de DIOS e Irán al JUICIO 1,0 son de los potencIales se-
ductores? Entonces el texto es prImarIamente una advertencIa pe-
sa sobre ellos la amenaza del JUICIO Es dIfíCIl, además, el tránsIto
de los v 1-5 al v 6s ¡,son los «pequeños» los «mños» del v 5? En
el aspecto hnguístIco es perfectamente posIble 10 Pero ¡,por qué
cambIa entonces la expresIón? 1,0 el v 4s asume !1lXQOL de forma
que los «pequeños» son aquellos que se han abajado como un m-
ño? No está claro, de todos modos, por qué al comIenzo del «dIS-
curso de la comumón» haya que hablar de seduccIón ¡,Qué tIene
que ver eso con el «abaJarse»? El razonamIento es, pues, frágIl en
extremo Mateo no parece haber acertado a someter las tradICIOnes
recogIdas en esta seCCIón a un esquema propIO sufICIentemente
claro QUIzá por eso abrevIó tan radIcalmente Mc 9, 42-50
6 Las palabras fInales del versículo, el verbo axuvouALsElV y el
sustantIVO aXUVOUAOV, son dIfícIles de traducIr a nuestras lenguas

El slgmfIcado báSICO de OXUV6UAOV es «trampa» En el helemsmo


aparece rara vez en sentIdo figurado, pero es frecuente en los LXX El

9 AtwvwC; aparece sIempre en Mt asocIado a ~wT] o a JtuQ, sobre YEEvva tOU


cf 5, 22
JtlJQOC;,
10 «Pequeño» puede slgmfIcar «mño» tanto en gnego como en hebreo, cf
Bauer, Wb 6 s v fll'XQOC; I b, Jastrow, s v l~P, O Mlchel, fll'XQOC; 'XtA, en ThWNT
IV, 652, 37ss
verbo causal OXUVOUAL~W no consta fuera de los LXX A Mateo le gusta
la raíz oxuvOUA-, porque da un colondo bíblico a su lenguaje. Los testI-
momos veterotestamentanos evocan aún con relatIva frecuencIa el sIgm-
ficado básIco de «trampa» como Imagen; pero la estela de la Imagen se ha
desvanecIdo a veces totalmente Eso ocurre en el nuevo testamento cuan-
do oxáVOUAOV va lIgado a ntíQu, entonces es correcto tradUCIrlo por tro-
pIezo (escándalo), pero el radIcal contIene mucho más de lo que sugIere
esta traducCIón algo que destroza la VIda de una persona o del pueblo de
DIOS 1l A veces se opta por la traduccIón «seduCCIón», pero es mcorrecta,
porque el lenguaje popular evoca la Idea de la sedUCCIón sexual, que los
textos bíblIcos no contIenen en pnmer plano l2 Por eso yo he elegIdo la tra-
dUCCIón lIteral, «trampa» y la expreSIón afín «hacer caer», aunque la Ima-
gen de la trampa no aparezca explíCIta en mngún pasaje mateano y, Justo
por eso, esta tradUCCIón suene mucho más extraña para los lectores de hoy
que las palabras OXáVOUAOV y OXUVOUAL~W, famIlIares por la BIblIa a los
lectores del evangelIo de Mt.

Mateo aSOCIa a menudo el verbo axuv<'>uAL1;w con el «no» a Je-


sús (11, 6; 13,57; 15, 12; 26, 31.33) Yla deserCIón de la fe (13, 21;
24, 10) Parece obvio que incluya también aquí la indUCCIón a la
apostasía de la fe l3 , sobre todo cuando califica a los «pequeños»
como «los que creen en mí». La apostasía de la fe no es en Mateo,
simplemente, la adhesión a una doctrina errónea, sino que se ma-
nifiesta en hechos concretos que son contrarios a la voluntad de
Dios (cf. 7, 21-23)14.
Los lectores pensarán en la seducción al pecado, que tiene pa-
ra el seductor unas consecuencias tan desastrosas que le conven-
dría más ahogarse en alta mar con una gigantesca rueda de molIno
al cuello l5 La «piedra de molino mOVIda por un asno» es la piedra
supenor -generalmente de basalto- de un molino grecorromano tl-

11 Cf por ejemplo Jos 23, 12s, Jue 2, 3, Sal 105,36 LXX, Os 4, 17, Sab 14,
11
12 En este sentIdo, solo Eclo 9, 5, SalSal 16,7
13 Por ejemplo, Stahhn*, 351,15, Humbert*, 10, Grundmann, 416, Schnac-
kenburg 11 (vol 11), 169, cf Thompson**, 119 Cf L M WhIte, CriSIS Manage-
ment and Boundary Mamtenance, en Balch, HlStory (vol I1I),226 la palabra apa-
rece en Mt a propÓSito de las fronteras de la comumdad respecto al Judaísmo, o a
ProPÓSito de la apostasía
14 Por eso, los OXUV6UAU de 13,41 son los «facmerosos de la ImqUldad»
15 El proceso de Sócrates, Platón, Ap 24b c, ofrece una analogía real sm pos-
tular por ello una relaCión con Mt 18, 6ss Sócrates, condenado a muerte como fal-
so maestro que seduce (bwcpf}¡,LQW) (mdIcacIón de C Munch)
rada por un asno o caballo o, también, por un esclavo. TIene la for-
ma de un doble embudo: el embudo supenor recoge el grano; el m-
feriar se apoya en la pIedra comforme que hace de base; en la par-
te central suele ser más estrecho, y su forma evoca un reloJ de are-
na, o una gola o collar. La piedra supenor de un molino se llama en
griego OVO~J6. Ahogarse en lo profundo del mar con una piedra de
molino como peso es una Imagen hiperbóhca para expresar un fi-
nal espantoso, del cual no hay escapatona. La imagen es pertmen-
te porque, de un lado, la piedra de molino era corriente como me-
táfora para expresar una carga pesada ' ? y, de otro, la sumerSIón de
malhechores era una forma de ajusbciamIento que se practicaba en
algunas ocaslOnes l8 . La imagen apunta al juicio fmal: ¡ese destmo
cruel es todavía mejor de lo que le espera al «tramposo» el últImo
día!
No queda exphcada aún la expresión «uno de estos pequeños
que creen en mí». Mateo la encontró en Mc 9, 42; le parecIó tan
Importante que la reprodUJO varias veces en su evangelio (lO, 42;
18,6.10.14; cf. 25, 40.45). No era una expresión fija para referir-
se a los crisbanos1 9 • La pregunta más espinosa es si «estos peque-

16 HeslqUlo s v = Schmldt III, 209 Ó aVúlTfQo~ AL1'}O~ TO'Ü flUAOU, a diferen-


cia de la flUAT], la piedra de molino mfenor Pollux, Onom 7, 19, 10, 112 habla del
6vo~ aAf'túlV = asno = flUAOVLXO~ (P Lond, 335, 7 en Moult-Mill s v flUAO~) Hay
descnpclOnes de tales molinos en Dalman, Arbelt III, 230-235, con IlustraCión 52,
Krauss, Archaologle 1, 95 97, Marquardt, Pnvatleben II, 421-423
17 Lo más afín son Ap lS, 21 y Qld 29b = Bill 1, 77S «Una rueda de moli-
no al cuello [= luna mUjer']' /.,y se va a ocupar él de la torá?» Mas lb Id
lS El katapontlsmos aparece como castigo o venganza para tiranos (Plutarco,
Mor [II] 257D, PoliblO 2, 60, S), como pena espeCialmente cruel (Suetomo, Aug
67, DlOdoro Sículo 14, 112, Josefo, Ant 14,450) o pena por un delito grave (DIO-
doro Sículo 16, 35) El cadáver quedaba msepulto, de ahí que la pena fuese consI-
derada tanto por judíos como por gnegos como una suerte espeCialmente barbara
19 La expresión aparece como denommaclOn para los mIembros de una co-
mumdad en el Apocalplsls gnóstico de Pedro (NHC VIl) y en el segundo Apoca-
lipSIS de Santiago (NHC V) E Schwelzer, Chnstzanlty ofthe ClrcumcIsed and Ju
dmsm of the Unclrcumclsed, en R Hamerton-Kelly-R Scroggs (eds), Jews,
Greeks and Chnstwns FS W D Davles, Leiden 1976, 247s, y Stanton, Gospel
(vol III), 273s, parecen suponer una contInUidad SOCIOlógICa entre la comumdad de
Mt y la del ApPetr gnóstico también allí aparece una comumdad de los «peque-
ños», de onentaclón ascética y antIjerárqUlca Sm embargo, la contmUldad entre Mt
y ApPetr no es SOCIOlÓgica, SInO literana el autor gnóstico utiliza el evangelio ecle-
Sial Mt, arremete contra los dmgentes de la gran IgleSia y espera ganarse a los «pe-
queños» (NHC VII, 7S, 20, 79,19, SO, 1 11), es deCir, a los cnstIanos ecleslales en
gañados temporalmente por sus dmgentes (lbld , SO, 1-15) (K Koschorke, Die Po-
lemlk der Gnostlker gegen das klrchllche Chnstentum, 1975 [NHS 12], SO-S3) De
ños» son un grupo especial de la comunidad20 , o la expresión se re-
fiere a todos sus miembros 21 • En 10, 42, el sentido era antitético a
«profetas» y «justos»; los pequeños se distinguían de ellos, y no de-
signa un grupo especial de cristianos 22 • En este pasaje, los lectores
desentrañarán mejor el sentido a partir de los v. 3s: los «pequeños
que creen en mí» son los discípulos que se han «abajado» como un
niño y por eso son tan valiosos a los ojos de Dios que llegarán a ser
los más grandes en el reino de los cielos. La expresión es, pues,
una fórmula programática de lo que son y deben ser los cristianos.
Del mismo modo que, en su condición de «pobres de espíritu» (5,
3), los miembros de la comunidad son humildes y dichosos al mis-
mo tiemp0 23, en su condición de «pequeños» son insignificantes a
los ojos del mundo, pero, como mostrarán de nuevo los v. 10-14,
infinitamente relevantes a los ojos de Dios. De ahí deriva también
una respuesta a la cuestión de si «pequeños» designa aquí a todos
los cristianos o se refiere a un grupo especial: «pequeños» son to-
dos los cristianos de la comunidad en tanto que aceptan esa insig-
nificancia y la practican en forma de humildad y amor. No todos,
por tanto, son «pequeños», pero todos pueden llegar a serlo. Cuan-
do el evangelista repíte tres veces la expresión en este capítulo (v.
6.10.14), quiere recordar a los lectores que deben orientarse bási-
camente hacia abajo y no hacia arriba: no deben querer «ser gran-
des» como los profetas y los justos, por ejemplo (la, 41), ni como
los rabinos, padres y maestros (23, 8-10), sino pequeños como ni-
ños. Estos pequeños por libre elección son infinitamente impor-
tantes a los ojos de Dios. Por eso -no porque sean especialmente
lábiles como cristianos «ordinarios»- es tan perverso el intento de
seducirlos.

modo similar, 2 ApSant ve a los «pequeños» como gnóslicos potenciales (NHC V,


54,26ss)
20 Zahn, 568 habla de una especial «clase de discípulos», Légasse**, 83-85
aplIca el térmmo, a la luz de 10, 42, a los cnslianos ordmanos, que sólo creen en
Jesús, Roloff, Klrchenverstandms (vol I1I), 342, a <<los miembros simples, seden-
tanos, de la comumdad»
21 En el segundo caso, TOiv lWJTEUÓVTWV d~ E[tE es una adición atnbuliva que
aclara la expresión TOiv [tLxQOiv TOUTWV En el pnmer caso, mucho más difícil Im-
guíslicamente, habría que entender TOiv müTEUOVTWV d~ E[tE como gemlivo partl-
livo «estos pequeños entre los que creen en mí» Su slgmf¡cado en Mc 9, 42 es
muy difícil de establecer con segundad
22 Cf vol 11, 210
23 Cf vol 1, 288s Cf también v~mOL en 11, 25
7 Volvemos a la pregunta inicial: ¿quiénes son los destinatarios
del v. 6? No parece que la mayoría de los lectores del evangelio de
Mateo leyeran el versículo como una advertencia24 • ¿Quién de los
posibles lectores del evangelio que creen en Jesús y se dejaron
guiar por él hacia el camino de la «baja posición» podrá identi-
ficarse con la tdea de poner «trampas» a un fiel? Más bien, el
versículo habrá consolado a los lectores que se sienten «peque-
ños»: sus seductores acabarán mal el día del juici025 . El V. 7 pare-
ce confirmar esta interpretación. El evangelista refuerza lo dicho a
su comunidad con una doble invectiva26 • Los oxáv6ut...u van refe-
ridos siempre, en el evangelio de Mateo, a las personas. Mateo
piensa en aquellos que ponen en peligro al mundo que acogió la
semilla sembrada por el Hijo del hombre, ese mundo que es su rei-
no (13,38; 28, 18). La Iglesia es, para Mateo, parte del mundo, que
es a su vez el reino del Hijo del hombre: el mundo no es malo en
sí, pero hay en él malas personas que el Hijo del hombre apartará y
aniquilará un día (13, 40-43). El pasaje 24, 10-12 clarifica un po-
co el pensamiento de Mateo: se refiere a los falsos profetas cuya
venida anuncia Jesús y contra los que previno ya a la comunidad
en 7, 15-23 27 • Esas «trampas» llegan necesariamente porque en el

24 Así mterpreta J Roloff, DIe Klrche 1m Neuen Testament, 1993 (GNT 10),
147s. Mt adVierte a los radicales Itmerantes, cuya vIsión él mismo comparte am-
phamente, para que no e~candahcen a los cnstlanos sedentarIOs
25. En todo caso, el texto en su estructura profunda contiene una «trampa» no
detectada qUlzá por Mt No define cuándo la sedUCCión de otro cnstIano se con-
VIerte en «trampa» pehgrosa para su Vida Algunos lectores recordarían a la luz del
sermón de la montaña que una sola palabra ofenSiva contra el hermano puede lle-
var al horno de fuego (5, 21s) ¡Es fácil que un cnstlano ponga a otros en ese tran-
ce' En este sentido, los lectores cnstlanos sensibles y atentos pueden leer el texto
como una advertenCia Pero Mt no se refiere con el térmmo úxávl\uf.u a esos lec-
tores, smo a los pseudoprofetas que él nunca mterpela directamente, cf mfra n 27
26 Cf vol n, 453 (sobre 13,41) Y640 (sobre 16,23)
27 Se ajusta a esto el hecho de que los V 6s ~e formulan en tercera persona;
tampoco hay una mterpelaclón dlrecta a los seductores m a los profetas en 7,15-20
Y24, 11 Thompson**, 120 supone que, en tiempo de Mt, «the scandal was an ac-
tual problem» Schwelzer**, 110 estima que había en la comumdad mateana «gru-
pos progresistas y conservadores»' mcorpora al texto la SItuaclón de Rom 14s y 1
Cor 8-10 Pesch (Matthaus)**, 32 plensa en los pobres de una comumdad urbana
que se sienten cohIbidos en la Cena del Señor, como revela 1 Cor 11, 17ss Gundry,
362 sabe que la comumdad mateana tenía unos dmgentes «antmomístlcos». Sólo
sabemos, en reahdad, que las «trampas» no representaban para Mt una de las po-
Sibles actitudes cnstIanas, de suerte que él pudIera discutIr con sus defensores, co-
mo hacía Pablo con los «fuertes» Formaban parte de las fuerzas del mal en las pos-
tnmerías
tIempO flllal, preVIO a la vemda del HIJO del hombre, el mal se des-
bordará, según creenCia apocalíptica No sabemos más, por des-
gracIa, sobre la sItuacIón concreta a la que se refmó el text0 28 La
conclusIón del versículo remacha la advertencIa el «ay» delJUlclO
recaerá sobre los seductores

Historia de la influencia y resumen

Tomás de AqUino escnbló una bella quaestzo «de scandalo»29


que Sirve para poner de reheve lo pecuhar de nuestro texto Dlstm-
gue cUidadosamente entre las seducclOnes que llevan a un pecado
mortal y las que llevan a un pecado vemal, como tambIén entre se-
ducclOnes mtenclOnadas y las que provoca una persona sm culpa
suya No es casual que este texto de Mt sea prácticamente Irrele-
vante en ese escnto de santo Tomás Sorprende tambIén hasta qué
punto las reflexlOnes de exegetas postenores sobre la necesidad de
los axuv6uAU se alejan de Mateo argumentan, por ejemplo, en lí-
nea antropológIca dIcIendo que las fuerzas mahgnas forman parte
de la condiCIón humana, slmplemente30 , o hablan de lo mevltable,
al menos, de los pecados vemales, mcluso para los Justos RemIten
a la hbertad humana3l o a la pedagogía dlvma 32 Se preguntan có-
mo es pOSIble eVItar los escándalos SI resulta que son necesanos 33
Parece que Mateo no hace tales conslderaclOnes No dlstmgue
entre los UXUV6UAU y las seducclOnes menos graves Sólo le lllte-
resa prevemr a los dIscípulos contra cualqUler lllcltaclón al mal
Como en otros textos, tampoco aquí conoce mediaS tmtas Para él
no hay pecados vemales ante la voluntad del Padre, que es de va-
hdez mcondlclOnal, m seducclOnes vemales Su hbro rezuma una
gran senedad ética Esta senedad responde a una Idea radIcal de la
voluntad mcondlclOnal de DlOs, como ocurre en las antítesIs del
sermón de la montaña, por ejemplo La senedad va asoCiada a la
perspectiva del mmmente JUiClO del HIJO del hombre, en el que só-

28 Cf sobre los seudoprofetas, vol 1, 564s e mfra, 545s


29 STh II12 q 43
30 Ongenes 13,23 = OCS Ong X, 242s
31 LapIde 347
32 «Los escandalos nos hacen ser mas vIgJ!antes cautos, prevIsores» (Juan
Cnsostomo 59, 1 = PO 58, 575)
33 Id, 59, l = PO, 58, 574
lo habrá un sí o un no, la partIcIpaCIón en el banquete celestIal del
hIJO del rey o el llanto y rechmar de dIentes (cf 22, 11-13) La do-
ble mvectIva que Jesús lanza en v 7 tampoco es la mvectIva del fI-
lántropo celestial que llora sobre su mund0 34 , smo el «ay» antIcI-
pado del Juez umversal
Mateo qUiere, pues, sacudIr las conCIenCIas de los cnstIanos
con una senedad radIcal ¿No son las reflexIOnes antropológIcas y
pedagógIcas dlferencladoras de exegetas postenores más humanas
que su perspeCtiva en blanco y negro? Para Mateo hay en el mun-
do, por lo VIstO, un mal absoluto Pero ¿cabe defmlr y acotar tan
unívocamente ese mal como eXIge aquí Mateo?

Explicación

8s A la advertencIa sobre los seductores agrega Mateo, sIgUiendo


su fuente Mc, una advertencIa dIrecta a los mIembros de la comu-
mdad, los potenCialmente seduclbles ReItera los logla de la ampu-
tacIón de la mano y el oJo, que ya menCIOnó en 5, 29s, después de
la segunda antíteSIS Pero el uso que hace aquí de ellos dIfIere del
que hacía allí mIentras Mt 5, 29s, contmuando en la estela de la se-
gunda antíteSIS, preVIene contra la seduccIón sexual, parece que for-
mula aquí, más bIen, una mVltaclón a los «pequeños» para que se
aparten prudentemente de las personas que qUieren destruIr su fe 35
PrÓXImos a la aplIcacIón de Mt 5, 29s son los paralelIsmos rabím-
cos, que relacIOnan la mano y el oJo con los pecados sexuales 36 , pe-
ro nuestro pasaje tIene más aflmdad con los paralelIsmos helenís-
ticos que comparan el apartamIento radIcal de los malos amIgos, o
del mal en general, con un médIco que, a veces, tiene que amputar
mIembros del cuerp037 El hecho de que la hIpérbole de la amputa-

34 Cf TeofIlacto, 337
35 Es frecuente la mfluenCla de la mterpretaclOn de Ongenes, que en 13,24
= GCS Ong X, 245s combma nuestro pasaje con la Idea paulIna del cuerpo de Cns
to (1 Cor 12) Hay que pensar entonces en la excomumon de miembros de la co-
mumdad (asl Klostennann sobre el pasaje, Pesch [Matthaus**], 32, Sand, 368s)
36 Bln 1, 302s Matenal adiCIOnal en J D Derrett, Law In the New Testa
ment SI scandahzavent te manus tua abscmde Illam (Mk 9, 42) and Comparatlve
Legal Story, en Id, Studles m the New Testament 1, Leiden 1977,4-31
37 H Koester, Mark 9, 4347 and Qumtlhan 8, 3,75 HThR 71 (1978) 151-
153, remite al conocido slmll de Qumtlhano sobre el medico oblIgado a amputar
miembros enfermos del cuerpo QUlntlhano 10 aphca a los malos amIgos y panen-
Ción conecte con hechos reales --condena de adúlteros o dehncuen-
tes 38 , por una parte, la práctIca médica, por otra- mcrementa la
fuerza de las imágenes y la vehemencia de la exhortación
No es fácl1 mtegrar la seCCión en el conjunto del cap 18 ¿Qué
tIene que ver con el «abajamIento» de los v 3s, que VIene a ser el
programa del capítulo? ¿Cómo puede enlazar con lo que sigue? La
amputación de los mIembros se ajusta, más que nada, a la exco-
mumón del hermano impemtente de 18, 17, pero casa mal con la
búsqueda de la oveja perdida en los v 12-14, y peor aún con la m-
vitación a perdonar setenta veces siete en los v 21s Se diría que
hay en este capítulo dos melodías diferentes que no armOlllzan en-
tre sí Su relación segmrá ocupándonos aún

c) La búsqueda de los descamados (18, 10-14)

BlbllOgrafla Aral, S , Das Glelchnzs vom verlorenen Schaf - eme tradl-


tlOnsgeschlchtllche Untersuchung AJBI 2 (1976) 111-137, BIShop, E F
F, The Parable ofthe Lost or Wanderzng Sheep Mt 18, 10-14, Luke 15,
3-7 AThR 44 (1962) 44-57, Catchpole, D, Em Schaf, eme Drachme und
em Israellt Die Botschat Jesu m Q, en J Degenhardt (ed ), Die Freude an
Gott unsere Kraft FS O B Knoch, Stuttgart 1991, 89 101, Cramer, W,
Mt 19, 10b mfruhsyrzscher Deutung OrChr 59 (1975) 130-146, Derrett,
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1980) 3660, Dupont, J ,La parabole de la brebls perdue (Mt 18,12-14,
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tologlques de la parabole de la brebls perdue, en Ibld , 647 666, Gregg,
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41 (1976) 85-104, Henng, J , Un texte oublze Matthleu 18, 10, en Aux
sources de la tradltlOn chretlenne FS M Goguel, Neuchatel-Pans 1960,
55-102, Merklem, Gottesherrschaft, 186-192, Orbe, A, Parabolas evan-
gelzcas en san 1reneo 11, 1972 (BAC), 117-181, Petersen, W, The Parable
of the Lost Sheep m the Gospel of Thomas and the Synoptlcs NT 23
(1981) 128-147, Schmder, E, Das Glelchnzs vom ver/orenen Schafund
seme Redaktoren Kalros 29 (1977) 146 154, SlmonettI, M, Due note
sull'angelologla Orzgenzana 1 Mt 18, 10 nell'mterpretaZlOne di Orzgene
RCCM 4 (1962) 165 179
Más blbhografIa** sobre el diSCurso de la comumdad, cf supra, 21

tes En la tradlclOn socratIca se compara la amputaclOn de una parte del cuerpo por
el medico con la ehmmaclOn de lo IrracIOnal Jenofonte, Mem 1, 2, 55 Platon,
Symp 205c Anstoteles Eth Eud 1235a, cf Sexto Sen! 13, 273 (ed por H Chad-
Wlck 1959) Mas documentos para este slmll en vol 1,373, n 50
38 Cf vol 1 372, n 46
10 «Cuidado con mostrar desprecio a un pequeño de esos,
porque os digo que sus ángeles están viendo sienlpre en el cie-
lo el rostro de mi Padre celestial l
12 ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ove-
jas y que una se le extravía; ¿no deja las noventa y nueve en el
monte para ir en busca de la extraviada? 13 Y si llega a encon-
trarla, os aseguro que ésta le da más alegría que las noventa y
nueve que no se han extraviado.
14 Pues lo mismo: es voluntad de vuestr0 2 Padre del cielo
que no se pierda ni uno de esos pequeños».

Análisis

1 Estructura Los dos v 10 y 14, que hablan de «unO de esos peque-


ños» y del «Padre del Cielo», enmarcan la breve parábola de la oveja per-
dida Sobre esas dos expresIOnes clave se establece el en!¡lce de la sección
con su contexto (cf v 6 19 35) La parábola misma, a diferenCia de la pa-
rábola de Lc 15,4-7, no es un episodio narrado, smo un argumentatonum
Consta de dos oracIOnes condiCIOnales mtroducldas con la partícula euv
A la pnmera slgue en el v 12 una pregunta retónca que 10'& lectore1> tlenen
que contestar, a la segunda, en el v 13, una tesIs en forma de afIrmaclOn
solemne Al comienzo de la parábola figura una pregunta a los lectores
«¿Qué os parece?» La «parábola» es, pues, un diálogo del autor con sus
lectores ImplíCitos, cuyo asentimiento solicita3 La palabra guía es el tn-
pie Jtt..uvua1'tm Después de la afirmaCión solemne en el v 13, sorprende
la aplicaCión en el v 14 ya no habla de la alegría del pastor, el v 14 pa-
rece apuntar más a la conducta del pastor, descrIta en el v 12, que a su
alegría
2 Fuentes El dicho conclusIvo, v 14, es sm duda redacclOnal 4 Así lo
mdlca la dificultad del tránSito desde el v 13, que trata de la alegría del

1 El v 11, recogido en la IradlClOn OCCidental y blzantma ~«el HIJo del hom-


bre ha venIdo a salvar lo que estaba perdldo»- comclde aproxlJ¡1adamenle con Lc
19, 10 YarmOnIza en el conlenIdo con la parabola tradicIOnal de la oveja perdida,
pero es sm duda secundario a la luz de la cntlca textual El v 11 figura tamblen en
Mt heb (Howard, Gospel [vol 11], 89) un claro mdlclo de lo tardlO que es
2 ¿Hay que leer en el v 14 flOU o ÚflWV? Aunque la variante flOU está muy
bien atestiguada en B y e, los paralelos v 10 y 35, ambos coil flOU, sugieren la
adaptaclOn secundana de un úflWV ongmal
3 Tnlhng la cahfica de «mashal breve», que es formalmente afm a 5, 14b-16,
12, 11 33s, 15, 13s
4 Cf vol 1, 57 sobre OÚT(J)~, 1'tEAT]flU, ÉflJtQOO1'tEv JtUTT]Q Ó EV oUQuvoI~, flL-
XQOL 'AJtoAT]TaL tiene el precedente de Lc 15,46
pastor por la oveja rescatada, al v. 14, ya que este versículo fmal no hace
referencIa a la alegría, smo al esfuerzo del pastor Mucho menos claro es
el v 10 aunque algunos exegetas conjeturan aquí una redaccIón mateana5,
hay algunos elementos no mateanos 6 Por eso yo postulo, con la mayoría,
que Mt combmó elloglOn tradIcIOnal (v. lOb), a través del v lOa redac-
clOnal, con la seCCIón sobre los «pequeños»
La parábola de la oveja perdIda, v 12s, la recogen tambIén Lc 15,4-7
Y EvTom lag 107 ¿FIguraba en Q? Mt Y Lc tIenen en común lo funda-
mental de la exposIcIón (Mt IS, 12, Lc 15,4) Y la menCIón de la alegría
por la oveja encontrada, supenor a la alegría por las noventa y nueve (v
13, Lc en la aplIcacIón v 7) La peculIandad lucana más Importante es el
relato pormenonzado el pastor encuentra la oveja, se la carga en los hom-
bros, llega a su casa, reúne a amIgos y vecmos y los mVlta a compartIr su
alegría (Lc 15, 5s) La mItad real aparece en Lc formulada de modo total-
mente dlstmto de Mt IS, 14, pero es tambIén redacclOnal Lc hace del te-
ma de la alegría, que Mt sólo msmúa en el v 13, el tema central, y lo for-
mula en su estIlo personal, como alegría en el cIelo por un solo pecador
que se arreplente 7 Las peculIandades de Mt no son todas fácIles de JUZ-
gar además del v 14 conclusIvo, es redaccIOnalla mtroducclón -d úrJIv
boxe¡;8 Es mateano el verbo JtAaváo[laL (en lugar de UJtOAAV[laL) en el v
12s, que no sólo se ajusta en el contemdo a la remterpretaclón de Mt, smo
tambIén al lenguaje bíblIc09 Probablemente es mateana la formulacIón
del texto como argumentatonum, con las numerosas oracIOnes-Eav en IS,
12-17 QUIzá tambIén bü ta oQTJ es redacclonal, el gIro es frecuente en la
LXXIO Lo más dIfícIl es saber SI la VIva descnpClón de la conducta y la
alegna del pastor es un adorno lucano secundano o hay aquí un recorte de
Mt Yo me mclmo por la segunda tesIS las abrevIacIOnes de Mt son la
consecuenCIa de su reformulacIón del texto A dIferencIa de la mayoría de
los exegetas 11, yo opmo que es más ongmal la narraCIón pormenonzada

5 ASI Gundry, 364 Son redacclOnales ÓQUtE [.trI (9, 30, 24, 6, en los Papiros,
cf Moult MIli 455, BI-Debr-Rehkopf § 461, I Y n 2), EV OUQUVOLe; (cf 5,45, 12,
50,18,14,19,21), YUQ, AEYW ÚflLV, nQoawnov, naL1']Q, cf vol 1,57s
6 En Mt son smgulares la expreslOn Ola JtUVTOe; (1 105 veces I en los LXX) y
la Idea de los angeles personales que ven el rostro de DIOS (cf mfra, 51s) La vISión
del rostro de DIOS es una Idea bíblica, cf E Lohse, JtQoawJtov xú, en ThWNT
VI, 773, 35 774, 30
7 Son lucanos flETuvoew/flETuvOLU, áflUQTWAOe;, XQfLUV EX€LV
8 Cf 17,25,21,28,22, 17 42, 26, 66
9 Vol 1, 57s IIAuvua'itm aparece asocIado a JtQO~UTOV en los LXX
10 'EJtL TU OQ1'], 28x en los LXX refendo a ovejas, especIalmente Jer 27, 6
(JtQo~Utu UJtOAWAOTG EyeV1']1't1'] Ó AUOe; EJtL tU oQ1']), Ez 34, 610 13 16
II Por ejemplo Harnack, Spruche, 65s, Bultmann, HIstOria de la tradICIón SI
noptlca, 230, Schulz, Spruchquelle, 387s, Weder, Glelchmsse (vol I1I), 172 (el nú-
cleo mas antiguo abarca lo fundamental de Lc 15,4 + Mt 18, 13), N Pernn, Re-
de los v 5s, no típIcamente lucana en ellenguaje l2 Queda por saber SI la
parábola figuraba en Q Las cOIllCldenClas hnguístlcas entre Mt y Lc se
refIeren casI úmcamente a formulacIOnes que son necesarIas desde la es-
tructura báSIca de la narracIón No es posIble Illcardlllar Illequívocamen-
te el texto en Q, m desde Mt m desde Lc En Q habría figurado la parábo-
la, presumIblemente, junto con la de la dracma perdlda 13 , y Mt habría
omItido la segunda El argumento más usual, a saber, que la dracma, a dI-
ferencIa de la oveja, no se puede descamar y por eso Mt no podía aphcar
la parábola de la dracma a mIembros descamados de la comumdad l4 , tam-
poco es muy sóhdo a Mt le Illteresa sobre todo la busca de lo perdIdo, y
esto lo hubIera Ilustrado muy bellamente la mUjer de la parábola Resu-
mIendo, yo conjeturo que Mt y Lc deben este matenal parabóhco, con Ill-
dependencIa mutua, a la tradIcIón oral
3 HIstoria de la tradICIón y origen (,Ayuda el EvTom lag 107 a la
reconstruccIón del texto onglllano? Allí la parábola es una parábola del
remo de DIOS, la oveja que se extravIó es «la oveja más grande» El Ev-
Tom no descnbe la alegría del pastor y de los veclllos por la oveja resca-
tada (Lc 15, 6), la parábola concluye ponderando el esfuerzo y el gran
amor del pastor a la oveja Cabe refenr el pastor a Cnsto, que busca al
gnóstico extraVIado en el mundo de la matena l5 El EvTom omIte Lc 15,
6, esto permIte al narrador gnóstIco Ir derecho al corolarIO el amor del
Redentor al gnóstIco Pero, de corresponder esto a la forma onglllal de la
parábola, habría que buscar un nuevo argumento para ella (,Hablaría del
amor de DIOs a las ovejas perdIdas de su pueblo IsraePI6 Eso resulta

dlscovermg the Teachmg of Jesus, 1967 (NTL), 99, Dupont (Parabole)*, 638,
Merklem, Cottesherrschaft, 188, Jacobson, Cospel (vol I1I), 225s (pero Jacobson
contempla la poslblhdad de que el estllo de la pregunta retonca sea secundano) El
argumento más difundido en favor del caracter secundarIO de Lc 15, 6 es que el v
6 se ajusta a la parabola paralela de la dracma perdida, pero no a la de la ovep per
dlda, porque el pastor hubiera llevado pnmero la oveja al rebaño, y no a su vIvien-
da (así Légasse**, 57, Catchpole*, 93, Dupont [Parabole J, 637) Es un argumento
muy endeble, a mi JUICIO (,por qué no puede el pastor habitar cerca de su rebaño o
Ir pnmero a casa con la oveja?
12 Con Luhnnann, Redaktlon, 115, Lambrecht, Treasure (vol I1I),43s
13 Catchpole*, 91 s
14 Por ejemplo, Catchpole*, 91s, Jacobson, Cospel (vol I1I),227
15 O al gnostlco que busca su verdadero ser, oculto en el mundo, cf Schrage,
Verhaltms (vol I1I), 196
16 ASI Petersen* la oveja máXima es el pueblo de Israel, el más quendo de
DIOS Pero unos lectores famlhanzados con la Blbha, que en la palabra «ovejas»
evocan de IOmedlato a Israel, dlflcllmente pueden hacerse a la Idea de que las 99
ovejas sean los pueblos paganos (,Por qué, ademas, había de ser precisamente Is-
raella úmca oveja extraViada? AraJ*, 130s conjetura que el estrato más antlguo de
la parábola sólo abarcaba Lc 15,4, y entiende la parábola a partIr de la actIVIdad de
Jesus en Israel
comphcado, considero mas probable que la alegría del pastor, que marca
la segunda parte tanto del relato mateano como del lucano (Mt v 13, Lc v
5s), forme parte de la concluslOn ongmal de la parábola La verSlOn mas
antigua de la parabola esta, pues, qUizá mejor conservada en Lc 15,4-6
Es muy probable que se remonte hasta Jesús

Explicación

Jesus La exphcaclón de su sentldo ongmal tendrá que hacerse


en una doble reflexlón Pnmero, el símJ1 de las ovejas y de los bue-
nos y malos pastores procede del repertono de lmágenes bíbhcas,
que eran bien conocidas de todos los oyentes de Jesús Este utlhza
metáforas convenc1Onales, destmadas a formar unas aSOCiaC1Ones
muy determmadas las «ovejas» evocan a los miembros del pueblo
de D1Os, Israel 17 , los «pastores» son sus dmgentes polítlcos y reh-
glOsos18, o tamblén D10s mlsmo como guía del pueblo y de sus dlS-
tmtos mJembros 19 Ez 34, 1-16 presenta una especJal afmldad con
la parábola, habla ese pasaje de los malos pastores de Israel, que se
apaclentan a sí mlsmos mlentras las ovejas se extravían en los
montes y nadie las busca Frente a ellos promete D10s ser el pastor
de Israel, buscar a las ovejas descarnadas y hacerlas pastar en los
montes de IsraeFo Segundo, es dlfícJ1 entender la parábola de Je-
sús mdependlentemente de su envío al pueblo de IsraeF1 La pará-
bola no se hmltaba, desde luego, a enunClar una verdad general,
como «el reencuentro causa alegría», o una verdad teológlca, como

17 Cf por ejemplo I Re 22, 17, ls 13, 14,40, 11,53,6 Jer 31,30,50, 6s, Zac
11,4-17 13 7, Sal 79, 13,95,7,100,3 Yvol II, 131, n 21
18 Cf por eJemplo Is 44,28, Jer 3, 15,23,1, 50, 6, Mlq 5 4, Zac 10,2,11,5,
13,7
19 Del pueblo Gn 48, 15,49,24, ls 40, 11 Jer 31, 10, Ez 34 12, Sal 80, 2,
cf Sal 79 13 95, 7, 100,3, de mdlVlduos Sal 23, I 3, cf Sal 119, 176
20 Queda aun por saber hasta que punto pudo msplrarse tamblen Jesus, al ele
glr el tema concreto en relatos antenores es Importante, sobre todo, una leyenda
sobre MOlses que busca un cabnto extraviado del rebaño de Jetro (ExR 2 [68b] en
8111 II 209 cf Derrett*, 43, parece que la leyenda no es conocida aun por FIlon m
por Josefa) Cf ademas la parabola del ammal que escapa del rebaño de un boyero
al campamento de un propletano no IsraelIta (GnR 86 [55b] = 8111 1,785) Mas dls
tante es la parabola de las ovejas desaparecidas PesK 2, 8 = Thoma-Lauer, Glezeh
nzsse 1 (vol II), 115 No es posible fijar una cronologla exacta en todos los casos
21 Lo subraya, sobre todo, Dupont (Parabole)*, 638-646, Id (lmplzeatlOns)*,
665
la que enuncia «el amor de DIOS a cada uno de los pecadores»22.
Pretendía más bien hacer comprender a los oyentes la «significa-
tion du comportement de Jésus»23: detrás de la acción de Jesús es-
tá DIOS, el buen pastor que se alegra muy especialmente por los ex-
traviados de Israel cuando se dejan impresionar por el mensaje de
Jesús sobre el reino de Dios 24 . La pregunta «quién de vosotros»
busca el asentimiento de los oyentes: Jesús compara su conducta
con la de un pastor que, obviamente 25 , busca una oveja perdida... y
detrás es visible la imagen del Dios de Israel, al que la Biblia cali-
fica de buen pastor de su pueblo. La aplicación lucana en 15, 7 no
pierde, por tanto, la intención original de la parábola, y la situación
biográfica especial que Lc le atribuyó en 15, ls -Jesús defiende su
actividad frente a los fariseos- expresa correctamente la relación
entre la parábola y su narrador.

Mateo: La historia de la tradicIón y la historia de la interpreta-


ción son un ejemplo modélico de cómo los diferentes enfoques
permiten descubrir nuevas posibilidades de sentido. El evangelis-
ta Mateo acentúa la parábola en línea parenética: el subrayado no
está ya «en la alegría del pastor, sino en la ejemplaridad de su bús-
queda»26. La conducta de los miembros de la comunidad debe
ajustarse a la conducta del pastor. Al servicio de este nuevo acen-
to están el v. 10 introductorio, la pregunta retórica (v. 12) y la nue-
va aplicación en el v. 14.
10 «Cuidado con mostrar desprecio a un pequeño de esos»: xu'tu-
<pQoveLv, «despreciar», es un verbo relativamente abierto; puede

22 Juhcher, Glelchmsreden n, 331, cf. Manson, Saymgs, 284


23 Dupont, (ImpllcatlOns)*, 665
24. Cf Catchpole*, 99
25 La parábola no pretende, por tanto, descrIbIr la conducta «utter1y fooltsh»
de un pastor (así Pernn, Redlscovermg, 100 Hare [vol I1I),212) Esta ImpresIón
nace de que el texto no cuenta nada de lo que el pastor hIzo con las 99 ovejas res-
tantes, nI dIce que las llevase prImero a un redIl (cf Blshop*, 49s) o que hubIera
pedIdo su guarda a otros pastores (cf Jeremlas, Parábolas, 164) Pero no hay que
extrañarse de ello las parábolas narran en forma breve y ehmman los detalles m-
necesarIOS El pastor puede haber llevado sus ovejas a un redIl, obvIamente, Justo
entonces se observa la falta de una oveja Para los fmes de la parábola, sm embar-
go, ése es un detalle melevante Por lo demás, la pregunta mtroductorIa «¿qUIén de
vosotros ?» (Lc 15,4) deja sobreentender que todo pastor cabal se comporta co-
mo descrIbe la parábola
26 Jeremlas, Parábolas, 50
tener los matices de «tratar con menosprecio» o «despreocupar-
se»27. A dIferencIa del v. 6, los lectores no pueden identIficarse ya
con los «pequeños», sino que son interpelados como posibles me-
nospreciadores de los pequeños. ¿Son, pues, los «pequeños» -a di-
ferencIa del v. 6, pero como en 10, 42- un grupo especial entre los
cristianos 28 , a saber, los despreciados, los desconocidos, los incul-
tos, los no fortalecIdos en el espíritu 29 , los neófitos 30 , o la gente sen-
clIla, como el público al que interpeló Juan Crisóstomo, su público
urbano: «el herrero, el sastre, el agricultor» ?31. Sí Yno. La indeter-
minación de los personajes que encuentran los lectores forma par-
te de la estrategia del texto, que va dirigido a la comunidad. Entre
los lectores puede haber alguien que desprecie a otros miembros
de la comumdad si ocupa, por ejemplo, un puesto importante en
ella como dirigente. Otros carecen de prestancia en la comunidad
porque son «pequeños» socialmente o no ocupan un cargo relevan-
te, o han elegido la pequeñez (v. 3s); pueden sentirse despreciados.
Para ellos vale la promesa -aun sin ser mencionados directamente-
de que sus ángeles «ven el rostro» de Dios. «Ver el rostro de Dios»
es una expresión que procede quizá del lenguaje cortesan032 , pero
se introdUjO ya en el lenguaJe religioso y cultual de la Biblia33 • Ex-
presa una especial familiaridad con Dios, vetada normalmente a
los humanos. El v. IOb insiste así en la advertencia a los menos-
preciadores de los «pequeños» y es, a la vez, un consuelo para es-
tos, infinitamente más valiosos ante Dios.

27 No es SInónImo de o'XavoaAL~(J), SInO mucho menos fuerte


28 No pueden refenrse a nIños en el sentIdo del v 5 Tras el cambIO de naL-
ola a [tL'XQOL en los v 5s, no es pOSIble tal InterpretacIón, se puede contemplar, SI
acaso, como una versIón premateana (apenas reconstnllble) del v 10 Pero tal In-
terpretaCIón estuvo difundida, sobre todo, en época postenor a la Reforma Enton-
ces se entendIÓ el texto en el sentIdo de los ángeles custodIOS de los nIños Lutero
conSIdera bueno y necesano que se predIque sobre el ángel protector de la InfanCIa,
que vIste de blanco y se sIenta al borde de la camIta del nIño ([Evangehen-Ausle-
gung] n, 606s) Desde la pos-Refonna, el texto pasó a ser tambIén un argumento en
favor del bautIsmo de Infantes (así en BullInger, 175A, Brenz, 599, más reCIente,
Hénng*, IOls)
29 EpISCOpIUS, 112
30 Teodoro de Heraclea, n o 105 = Reuss 86
31 Juan Cnsóstomo, 59, 4 = PG 58, 579
32 Sobre la vIsIón del rostro del rey, cf 2 Re 25, 19 LXX, Est 1, 14, 4, 11
33 Cf por ejemplo Gn 32, 31 (Penuel); Ex 33, 20 23 (MOIsés no puede con-
templar el rostro de DIOS), Sa141, 3 LXX (en el templo), 104,4 (en sentIdo relI-
gIOSO general, con OLa navl:ó<;)
La Idea del ángel protector, que va aquí ImplíCita, tiene sus pecuhan-
dades frente al Judaísmo de la época La Idea de un ángel protector que
acompaña al ser humano en su vida evoca un conjunto de creencias muy
difundidas y es afm, por ejemplo, a la Idea persa de 10sfravashls'4, la Idea
romana del gemus 35 y la Idea gnega del OaLflWV que aSiste a la persona36
En el área cultural bíbhco-Judía es relativamente antigua la creencia en án-
geles protectores no aSignados a mdlvlduos, a menos que sean personajes
especiales e Ilustres 3? La Idea de un ángel protector mdlvldual para cada
persona se difundió pnmero en el Judaísmo rabímco, pero estos ángeles se
mueven normalmente en la tierra y no pertenecen precisamente a la Jerar-
quía angéhca supenor, la de los «ángeles de presencia» que, según la tra-
dición, son los umcos que ven a DlOs 38 El puente hacia la concepCión del
texto sobre los ángeles de cada persona que residen en el Cielo, es la Idea
de que estos ángeles suben ocaslOnalmente al Cielo para llevar a DlOs no-
ticias de sus protegidos o súphcas en su favor, o la Idea de que estarán
presentes en el último día 39 La concepCión del texto no es, por tanto, en
modo alguno una creenCia Judía cotidiana, pero tampoco hay que buscar
una oposIción expresa entre ella y el pensamiento Judí040

34 Cf G Wldengren, DIe RehglOnen [rans, 1965 (RM), 21 24


35 Cf K Latte, Romlsche RehglOnsgeschlchte, 21960 (HKAW V/4) 103-107
36 De especial Importancia Platon, Phaed 107d, Resp 617d-621b, Menan-
dro,fragm 550 (CAF III), el estOIco Marco Antomo, 5, 27, VlSlOn de conjunto M
P NI1sson, Geschlchte der grzechlschen RehglOn n, 21961 (HKAW), 210-213
37 Sal 91, 11-13, mas documentos en Gmlka n (vol n), 131, angeles de m-
dividuos concretos Gn 24, 740,48, 16 (Jacob), LlbAnt 59, 4 (David), Tob 5,
4ss 22 (Rafael en casa de Toblt), TestJos 6, 7 (Abrahan), TShab 17, 2s (136) = BllI
1,781 (angel protector del Justo en el viaJe)
38 Henet 100, 5 (guardianes de los Justos), Shab 119b, Tg J I sobre Gn 24, 7,
Chag 16a (dos angeles servidores acompañan al ser humano), Tanch 99a (exegesls
de Sa191, 11), Mldr Qoh 10,20 (49b) (]erarqUla de los angeles protectores queru
bm, serafm, solo el serafm esta ante DIOS, estos y otros documentos en BI11 1, 781-
783) Documentos segun los cuales los angeles servidores no ven a DIOS ofrece
BllI 1, 783s Sobre los oficIos de lo~ angeles protectores, cf BI11 III, 437-439 Tes-
tAd 4 establece la JerarqUla completa de los angeles los angeles protectores per
sonales son los m[¡mos, los «tronos, querubmes y serafmes», los que ven a DIOS
En el nuevo testamento, Hch 12, 15 YHeb 1, 14 presuponen la eXistencia de ange
les protectores
39 VltAd 33 (mientras los angeles de Adan y Eva estaban adorando a DIOS en
el Cielo, Satanas aprovecho la ocaslOn de ~u ausenCia), Bar gr 12s (los angeles traen
cestos en el JUICIO fmal con las obras de Justos e mJustos), Hen esl 19, 4, larga re-
cemlOn (1os angeles mdlvlduales anotan por escnto las obras de los humanos «en
presencia del Señor») Matenal rablmco en BI11 III, 439
40 Segun BI11 1,783 YO Mlchel, [1LXQO~ KtA ,en ThWNT IV, 653, n 15, esa
es una tesIs que aparece a menudo en los comentanos Le precede, por lo demas,
otra tesIs en la hlstona de la mterpretaclOn ya Calov, 344s polemiza con Grotms n,
83, que remltIa a Ideas Judla~ sobre los angeles
Historia de la influencia

El v 10 posee una hIstona de la mfluencIa mteresante Llegó a 10


ser un locus classlcus de la teología cnstIana sobre los ángeles, y
el argumento bíblIco en favor de la creenCIa cnstIana en el ángel
de la guarda personal

La ereenClQ en los angeles protectores estuvo tan difundida en la Igle-


sia antigua como entre los Judíos, gnegos Yromanos No surglO de textos
como Mt 18, 10 o Hch 12, 15, pero estos contnbuyeron a reforzarla y le-
gitimarla secundanamente La opmlón común, cuya base bíblica pnnClpal
fue probablemente Mt 18, 10, es que a cada mdlvlduo le acompaña desde
el nacimiento su ángel protector persona141 Más mfrecuente es la creen-
cia de que eso ocurre a partir del bautIsm042 , y de que los ángeles acom-
pañantes son dos, uno bueno y otro mal043 Es mteresante -y nada mate-
ana- la opmlón de Orígenes según la cual tan sólo los «pequeños», cuya
alma es aun Imperfecta, tienen un ángel CUStodIO, «a los más perfectos los
ayuda DIOS mlsmo»44 Las angelologías cláSicas de DlOmslO Areopagita y
Tomas de Aqumo no dan nmgún relieve, o sólo secundano, al texto San-
to Tomás se mteresa pnmordIalmente por los seres celestiales como tales,
su eXistencia y naturaleza, y sólo en segundo plano habla de sus ofiCIOS
con respecto a los humanos cree, como los rabmos, que los ángeles pro-
tectores pertenecen al orden de los ángeles mfenores45 El cuadro cambia
sólo con los reformadores Lutero no pone en duda la eXistencia de los án-
geles protectores, pero SI la creencia catolIca de que los ángeles supeno-
res no se ocupan de la gente humIlde46 Calvmo duda, en cambIO, de que
Mt 18, 10 permita conclUir que cada persona tiene su ángel de la guarda
proplO47 E~to hiZO que los reformados desecharan casI unámmemente, ya
en el Siglo XVII, la Idea del ángel de la guarda mdlvldua1 48 , los luteranos

41 Por ejemplo, Opus lmperfectum, hom 40 = 854, DlOmslO Cartujano, 205,


Maldonado 361, desde el naCImIento Jerómmo, 159, Tomás, STh 1, q 133, a 4
42 Ongenes 13, 27 = GCS Ong X, 254
43 Id Hom In Luc 35, 3 = GCS Ong IX, 197s, cf Henn mand 6, 2, 1 = 36,

44 Hom In Num 24,3 = GCS Ong VII, 231s


45 STh 1, q 113, a 3, ad 1
_ 46 «QUlza ven el rostro del Padre sm mterrupclOn y cUIdan no obstante del m-
no, que esta SUCIO y humedo, y del sIervo que emancIpa a Rebeca para Isaac Ca-
lentadores de habItacIOnes y baños y mñeras son los ángeles de DIOS» ([Evanghen
Auslegung] II, 609 = Predlgt von 1531), cf Loewemch, Luther, 241
47 II, 95, con envIo a otros pasajes bíblIcos, cf tamblen 1nst 1, 14,7 Pero
tamblen Cayetano se muestra esceptIco sobre los angeles de la guarda mdlvldua-
les (segun Knabenbauer II, 122)
48 Segun exponen Th Mahlmann (Marburg) y J Baur (Gottmgen), J J Hel-
la sigUieron mantemendo más tI emp0 49 Durante la IlustraclOn se Impuso
una mterpretaclOn slmbolIca del pasaje50 En el lenguaje actual, los «an
geles custodIOs» se han Ido desvaneciendo, al menos en el norte de Euro-
pa, de predommlO protestante, han pasado a ser una mera expresión para
hablar a los mños El Catecismo de la Iglesia católzca no solo afirma la
eXistencia de los ángeles como una «verdad de fe», smo también la del
ángel de la guarda mdlvlduaj5'
Cabe preguntar, en todo caso, SI no nos hallamos hoy, mcluso en la
Europa septentnonal, en los mlCIOS de un movimiento mverso Un mdlclO
de ello es el «boom» de la relIgIOsidad esoténca, que ha suscitado una
nueva atención a la Idea de los angeles y del ángel de la guarda «Los án-
geles representan un lazo de umón entre la realIdad humana y la dIVma
Aparecen caractenzados como seres espmtuales y lummosos, creados por
DIOs Los ángeles protectores ocupan un puesto especial Además de pro-
teger a la persona, fomentan su desarrollo espmtual y su capaCidad de co-
nocimiento, sm restnnglrle el lIbre albedrío»52

Queda claro que la Idea del ángel custOdIO mdlvldual cuenta


con un testImomo bíbhco en Mt 18, 10 Queda Igualmente claro
para mí que esa Idea hunde sus raíces en una Imagen del mundo
perteneclente al pasado Yo estImo que una mterpretaclón actual de
Mt 18, 10 debe hmltarse a tomar en seno el contemdo real expre-
sado en el lenguaJe de la época la especIal cercanía de DlOS a los
«pequeños», los de baja pOSICIón y los menosprecIados Una mter-
pretaclón actual debe renunCIar a Ideas concretas sobre los ángeles
protectores, porque esa Idea no es hoy congruente

degger y F TurettInllmpugnan la Idea en clara polemlca antlpapal, mlenlras el coc-


celano Ilustrado J Braun (Selecta Sacra 1,1770, § 141) ofrece ya una agna po-
lemlca contra los «superstllIos!»
49 La tesIs de los angeles protectores espeCiales fue defendida, segun Th
Mahlmann y J Baur, hasta mediados del Siglo XVIII, el pnmero en Impugnarla
claramente es J G Walch, Eznlellung zn dIe dogmatlsche Cottesgelehrthell, 21757,
VII § 21
50 Sobre los IniCIOS, cf supra, n 48 Paulus 11, 650 lo aplica a las personas
que se ocupan de los mños, cf tamblen de Wette, 108 Escntores SlflOS aplicaron
ya slmbolIcamente los angeles de Mt 18, 10, segun Cramer*, al Espmtu santo
(Afraates) o a las oracIOnes de los pequeños (Efren) En todo caso, lo que subyace
en esto no son las dificultades Inherentes a la Idea de los angeles, SInO el deseo de
tomar en seno la InvlSlbllIdad de DIOS
51 CateCIsmo, titulo del n° 328, sobre angeles protectores, n o 336, sobre Mt
18, 10, cf n° 329 337
52 De una relaclOn de Mananne Kappeler y Pascal Mosh Cf G Schlwy, Der
Celst des neuen Zeztalters, Munchen 1987, espec 56ss, T L Taylor, Warum Engel
fiegen konnen Lzchtvolle Kontakte mil unseren Schutzgelstem Munchen 1990
Mateo agrega otro argumento para prevenir contra el desprecio 12s
de los «pequeños»: su versión de la parábola de la oveja perdida.
El acento se desplaza: en lugar de los «pequeños» (v. 10), Mateo
habla de las ovejas «descarriadas». El verbo JtAuváo¡.taL aparece
claramente diferenciado de aJtóAAlJo'fraL. Este designa la pérdida
definitiva de la salvación; el primero, un mal comportamiento con
Dios 53 que puede acarrear esa pérdida, pero no necesariamente54 •
En el conjunto de todo el capítulo, los lectores pensarán con pre-
ferencia en las personas que han sucumbido al oxávOuAOV del pe-
cado (v. 6). La fórmula introductona ·d ú¡.t1v 00XE1 invita a los lec-
tores a dar una respuesta propia. La parábola consta en Mt de dos
oraciones argumentativas con la partícula Eáv, dotadas, cada una,
de su peso propio. La primera destaca el comportamiento del pas-
tor: este deja el resto -en correspondencia con el valor infinito de
los «pequeños»- y sale en busca de lo extraviado. La formulación
EO.V yÉVYI1:Ut 'tLVL av'frQwJt<p, con la pregunta retórica siguiente, in-
vita a los lectores a participar en el relato: ¿dónde y con quién han
de comportarse como el «hombre» con su rebaño? Nada indica que
sólo cIertos lectores, los dirigentes por ejemplo, puedan ser inter-
pelados 55 • Pero el texto mateano refuerza a la vez las asociaciones
con el texto bíblico de Ez 3456 • El pastor no es, pues, un simple
modelo humano de conducta recta en la comunidad, sino que de-
trás de él está Dios, que busca a los descarriados de su pueblo. La
segunda oración-Eáv, v. 13, deja traslucir a su vez las experiencias
de los lectores: la «recuperación» de un hermano descarriado es in-

53 La Blblta y el Judaísmo apltcan el verbo JtAUVUW con frecuencia, en sen-


tido figurado, a Israel en relaCión con Yahvé, la Idolatría o la veneraCión de las Imá-
genes (H Braun, úuváw XTA. , en ThWNT VI, 236, 11ss, 45ss, 239, 7ss), el JU-
daísmo, a menudo, en referenCia al período prevIO al fm (Ibld , 242, lOss, cf Mt
24,4s II 24)
54 Alberto Magno, 673 «Errans OVIS non est perdlta, sed est m vla perdltio-
llls»
55 Resulta seductora, obviamente, la Idea de que en la Imagen del pastor se
aluda especialmente a los «pastores» de la comullldad (cf. Brown**, 135) «Pas-
tor» fue en el cnstialllsmo pnmltlvo un nombre funCIOnal metafónco muy frecuen-
te para deSignar a los dmgentes de la comullldad, como los presbíteros (cf Hch 20,
28, Ef 4, 11, 1 Pe 5, 2) No sabemos SI en la comumdad mateana hubo dmgentes
que se Identificaran especialmente con la funCión del pastor. Lo úmco seguro es
que tanto la advertenCia formulada en térmmos generales, v 10, como la parábola
del pastor no Iban dmgldas sólo a eventuales responsables de la comumdad
56 'Ex~rl1;llow n1 Jtgo~U1:U f-lOU (v. 10); EJtL TU ogll 'Ioga1íA (v 13), ~IlTlloW
TO JtAUVWf-lEVOV (v 16), cf v 46
cierta; por eso la oración comienza con la condicional Eav yÉv'Y]-
'tm57 • La alegría del pastor es en realidad un elemento sobrante an-
te la aplicación parenética del v. 14. ¿Es una sobreinterpretación el
presumir que algunos lectores que conocían la versión tradicional
de la parábola y evocaban además, por la afinidad con Ez 34, al
Pastor celestial, pensaran también aquí en Dios, que se alegra de
los pecadores rescatados? La parábola no es, a mi juicio, unidi-
mensional en Mateo, sino que posee tonos concomitantes58 •
14 El vector dominante de la interpretación mateana es, sin em-
bargo, de tipo parenético. Esto salta a la vista en la aplicación re-
formulada, de fuerte sabor semita, del v. 14, donde Mateo no habla
de «beneplácito» del Padre celestial, como en 11, 26, Ycomo hu-
biera correspondido a una expresión judía frecuente 59 , sino de la
«voluntad» del Padre celestial 6o • Como el Padre del cielo no quie-
re que ninguno de esos «pequeños» pierdan su vida (cmó"''Y]'tm) en
el juicio final, los miembros de la comunidad son llamados al
amor, al perdón y a la recuperación de los perdidos. Y como los
«pequeños», en toda la sección (18, 6-14), no son un grupo de cris-
tianos especial, aislable sociológicamente, el texto implica también
la idea de que nadie está seguro, en principio, de no descarriarse
nunca. Pero también esta implicación forma parte de los tonos con-
comitantes de la sección, lo mismo que la idea del perdón divino.

Historia de la influencia

12-14 Esta parábola tuvo una variada historia de la influenCia en la


Iglesia antigua61 • Hay que mencionar toda la gnosis cristiana, para
la cual el pasaje fue un texto clave (a). La interpretación alegónca,
que se impuso posteriormente, surgió en el curso de la recepción y

57 Thompson**, 164
58. Por eso es demaSIado umhnealla posIcIón de Strecker, Weg, 149, cuando
afIrma que <<la eXIgencIa de Jesús tampoco se refIere aquí a un perdón antICIpado
de DIOS», cf tambIén ¡bid, n 2.
59 Cf vol. n, 277, n 57
60 La «voluntad» del Padre tIene sIempre en Mt un sentIdo étIco, en referen-
cIa a 10 que DIOS eXIge al hombre y no en referenCIa a lo que DIOS hará Este sen-
tIdo queda reforzado con la partícula Ef.tJtQoath:v, que Mt entIende muy claramen-
te con el slgmficado de JtQo
61 Gregg* ofrece una breve vIsIón panorámIca sobre la era premceana, Orbe*
anahza más amplIamente los pnmeros documentos
condena de la mterpretación gnóstIca (b). La mterpretación pare-
nética, cuyo pnmer representante es Mateo, desempeñó por lo ge-
neral un papel subordmado en la hermenéutIca eclesial (c).

a) La mterpretaClón gnóstlca Los padres de la Iglesia atnbuyeron ya


a Simón Mago, elevado más tarde a «hereSiarca», una mterpretaclón de
esia parábola Helena, aquella prostItuta de Tiro que era la encarnaCIón
de la Madre ongmana, del «pnmer pensamiento» caído en la matena, ha-
bía sido la oveja perdida y Simón Mago fue su salvador, el buen pastor62
Afín a esta mterpretaclón es la de los valentImanos, que vieron en la ove-
Ja perdida la Ajamot, es decir, la sabiduría caída desde el pleroma dlvmo
en la matena IllfenOf Ella es a su vez la madre de los gnósticos, y prefi-
gura su camm0 63 El gnóstico Marcos utIlIza los números de las parábolas
de la dracma perdida y la oveja perdida para hacer una compleja especu-
laCión numénca que tiene como premisa, a mi JUICIO, que las 99 ovejas re-
presenian el pleroma celestIal, y la oveja descarnada, el eón caído en la
matena64 El EvTom log 107 no conCIerta mal con esto SI se entIende por
la «oveja más grande» el gnóstico descarnado y conduCido por Cnsto al
conOCimiento Los gnósticos aplIcan así la parábola, en sentido alegónco,
a la suerte de la humamdad o al drama de la salvación, que es representa-
do por Cnsto, el redentor, de un lado, y por la parte del pleroma dlVIllO ca-
ído en la matena, de otro

b) La mterpretaClón alegÓrica de la 19lesla Algunos temas funda-


mentales de la mterpretaclón ortodoxa aparecen ya en Ireneo. el pastor es
el Lagos, su descenso de los montes es su encarnaCión, y la oveja perdi-
da, su propia cnatura, como dice Ireneo frente a los gnóstIcos 65 TertulIa-
no subraya, en línea antIdoceta, que la oveja descarnada y encontrada se
salva Juntamente con su cuerp066 En Orígenes aparecerán todos los ele-
mentos báSICOS de la mterpretaclón cláSica de la Iglesia el buen pastor es
el Redentor, las ovejas son toda la «creación raCIOnal», y las 99 dejadas
en el monte son los ángeles, la oveja salvada en el «valle de lágnmas» es
la humamdad descendiente de Adán La bajada del pastor desde los mon-
tes (<<ex Tnmtate descendIt») es la encarnaclón 67 Esta Illterpretaclón se

62 Ireneo, Haer I, 24, 2, Hlpóhto, Re! 6, 19


63 Ireneo, Haer 1,8,4
64 Haer 1, 16, 1 Difieren algo las especulacIOnes numéncas en Ireneo, Haer
2,24,6 Yen Ev Ver NHC I 31, 35-32,16 la oveja perdida es aquI el gnóstIco caí-
do, cuya recuperación hace que las 99 alcancen el número pleno y <<Justo» 100
65 Ireneo, Haer 3, 19,3, EPld, 33
66 De carms resurrectlOne, 34, ls = CSEL Tert nI, 73s
67 Ongenes, Hom In Gn 2,5 = GCS Ong VI, 34, cf Hom In Num 19,4=
GCS Ong VII, 184, Cels 4, 17
repIte, con pequeñas vanacIOnes, a través de toda la hlstona de la Inter-
pretaclón68 No dIfIere fundamentalmente de la InterpretacIón gnóstIca
En ambos casos, la parábola pasa a ser la expresIón del drama sotenoló-
gICO, en ambos, todo IndIVIduo puede conSIderarse oveja descarnada, de
suerte que la parábola se conVIerte para cada uno en el encuentro con el
Redentor que salva
c) La Interpretación parenétlca Su fundamento es una lectura que al-
gunos exegetas proponen como alternativa a la antenor las CIen ovejas no
hay que refenrlas a todas las «cnaturas raCIOnales», SInO a los humanos
el número 99 desIgna a los justos, y la oveja descarnada, a los Injustos 69
Esta InterpretaCIón permIte lueg(') las aplIcaCIOnes parenétIcas dIrectas
Orígenes, a los dmgentes de las comumdades «Tú eres pastor (pastor es),
ves la oveJIta Inocente del Señor exponerse a pelIgros y colgar sobre abIS-
mos (,no corres tras ella? (,No queremos segUIr el ejemplo del Maestro-
pastor?»?O La Dldaskalía se dmge a los ObISpOS, que están revestIdos
«del rostro de Cnsto», y los InVIta a preocuparse por todos, por los que no
han pecado y por los pecadores?! El texto Interpela a todos los mIembros
de la comumdad, según Juan Cnsóstomo, que lo utilIza tambIén contra la
codICIa, elemento determInante de la conductan Teodoreto resume toda
la pnmera parte del capítulo -hacerse como un mño, no dar escándalo a
nadie y buscar al débil y mlserable- en una frase «Nadie puede conten-
tarse con su propIa salvaclón»?3 En la dIsputa del SIglo III sobre la aco-
gIda de los lapsI, el texto cobró una relevancIa hlstónca CIpnano se re-
mIte a él para JustifIcar su deseo de readmItIr en la IgleSIa a los «caídos»
«MIentras el Señor abandonó las 99 sanas y buscó la descarnada y ex-
hausta y, al encontrarla, la cargó sobre sus hombros, (,vamos nosotros, no
sólo a dejar de buscar a los desfalleCIdos, SInO Incluso a rechazar a los que
vuelven?»?4 El montamsta TertulIano, que necesIta defenderse tambIén
contra InterpretacIOnes SImIlares, expenmenta, en cambIO, dIfIcultades
con el texto Sale del atolladero remItIendo a la SItuaCIón hlstónca en
tIempo de Jesús este sólo podía hablar de la acogIda de los paganos, no

68 Algunos ejemplos entre muchos Jerómmo, 160 (con referencIa a Flp 2,


6s), Apohnar de Laodlcea n o 89 = Reuss 28, Hllano, 18,6 = SC 258, 80, Grego-
no Magno, Hom 34,3 = PL 26, 1247s, Pedro de Laodlcea, 204 (¡Flp 2, 6 1), Pas-
casIO Radberto, 615s, CnstIán de Stave1ot, 1409, Anselmo de Laon, 1407 (F1p 2,
6s), DlOmslO bar SahbI, 299
69 Como vanante en Jerommo, 160, Tomas de Aqumo (Lectura), n o 1511,
Maldonado, 363, LapIde, 350, Jansemo, 164
70 Hom In Jos 7,6= GCS Ong VII, 333s
71 6 (= Achehs Flernrnmg, 27), 7 (= Achehs-F1ernmmg, 32s, cIta 33)
72 59, 7 = PG 58, 582, 584
73 En Cramer, 146
74 Ep 55, 15 = BKV 1160, 181s
de la readmlsIOn de los cnstlanos, porque en su tiempo no habla aún cns-
tlanos 75
d) Nuevos acentos La mterpretaclón moderna quedó fijada báSica-
mente en los carriles tradicIOnales Rara vez se reflejan los nuevos cono-
cimientos teologlcos en la mterpretaclón Esto queda patente en Lutero,
para el cual la parábola pasa a ser la expresión figurada de la doctnna so
la gratza «La oveja perdida somos nosotros La oveja no puede salvarse
sola La oveja no busca al dueño, smo que el dueño busca a la oveja El
cordero, Cnsto, se carga la oveja en los hombros aSI y no al reves El ha
de cargar con la oveja, que lo tiene así todo resuelto no camma sobre sus
patas, smo con los pies del pastor»76 Para la teología liberal, la parábola
es expresión del nucleo de la predicación de Jesús «El Padre-DIOs es eo
¡pso mlsencordIOso», para él, «el valor mfimto del alma tndlvldual cons-
tituye el punto de vista supremo»77

Resumen

Una vez más se ha desarrollado amplIamente el potencial de


sentido de un texto bíblico a lo largo de la hIstona de la mterpre-
tacIón ¿Es errónea alguna de estas exégeSIS? ¿Hay que deCIr «no»
a alguna aplIcaCIón en VIsta del sentido ongmal? La respuesta es
dIfícIl Ya el nuevo testamento muestra dIversas POSIbIlIdades de
matices en la parábola ongmana La parábola contenía ya en Jesús
una referencIa a su propIa actiVIdad, referencIa que tuvo más tarde
un desarrollo de gran nqueza en la mterpretacIón cnstológIca del
pastor El aspecto parenétIco, que fue de especIal ImportancIa pa-
ra Mateo, no se opone nI en Mateo nI en la hIstona postenor de la
mterpretacIón, a la Idea del amor de DIOS NI hay por qué desechar
totalmente las mterpretacIones gnósticas del texto Cierto que no
es neotestamentana la estncta dISOCiaCIÓn entre los «montes» del
pleroma celestial y el valle de lágnmas del mundo matenal, en el
que se extraVIó la ove]a78 , pero cabe señalar, por otra parte, que to-

75 Pud 7 = BKV 1/24, 396s De modo muy dlferenle habla mterpretado an-
tes el texto el catohco Tertuliano en De paemtentla, 8 = BKV 1/7,240
76 E Mulhaupt (ed), D Martm Luthers Evangehen Auslegung III, Gottm-
gen 41968 227s (sermon de 1524 sobre Lc 15)
77 Holtzmann, Theologle 1, 220s, 229s Citas 221, 230
78 La~ especulaCIOnes gnostIcas con los numeros tampoco encuentran mngun
~espaldo en el texto La contraposlclOn entre 1 y 99 es, en sentIdo JUdlO, una para-
raslS tIplca de lo «poco» y lo «mucho», cf Bill 1, 784s
da la interpretación eclesial que descubre el texto como una des-
cripción alegórica del misterio de la redención de la humanidad
adámica, descansa sobre los hombros de la gnosis. Precisamente,
la exégesis cristológica y alegórica de la Iglesia debe muchos de
sus conocimientos más importantes a la «herejía» gnóstica.
Se observa constantemente cómo fue interpretado el texto des-
de la idea de Cristo de que partía el exegeta respectivo y, a la vez,
desde la totalidad del testimonio bíblico. Mateo contempla a Cris-
to soberano del mundo que da a la comunidad los preceptos de
Dios. En la interpretación de la Iglesia antigua, sobre todo la orien-
tal, el punto de partida era el Cristo encamado de Flp 2, 6s 79; en
Lutero, el Redentor que lleva la oveja perdida a hombros sin con-
dición alguna80 . En esta línea, los comentaristas leyeron la parábo-
la de forma que ellos mismos quedaban implicados en ella, sea co-
mo parte de la humanidad adámica materializada en la oveja, o por
identificación directa con la oveja, como en Lutero. La parábola
llegó a expresar de ese modo la experiencia básica de la propia fe.
Se podría cuestionar, a lo sumo, la legitimidad de la interpreta-
ción parenética del propio Mateo. ¿No queda postergada en exceso
la referencia a la conducta de Jesús, hasta resultar la parábola de-
masiado normativa?81. No lo creo. La parénesis mateana lleva a
que los miembros «pequeños», «descarriados», puedan vivir real-
mente en la propia comunidad el amor de Dios que los busca. Y
lleva también a que los miembros de la comunidad que buscan a
los «pequeños» descarriados no puedan hacerlo con la secreta arro-
gancia de los «grandes», exentos de error, infalibles poseedores de
la verdad. Dentro de una Iglesia que fundamentalmente es corpus
permixtum, sólo puede haber «pequeños» y perpetuamente insegu-
ros. De tal conocimiento puede brotar el amor, que es el fruto de la
interpretación verdadera de un texto bíblic082 .
Otra cuestión es saber cómo se compagina la llamada mateana
al perdón y a la acogida con el carácter perfeccionista de su comu-
nidad (cf. 5, 20.48). Sorprende que el «perfeccionista» Mateo pa-
se a ser el mejor apoyo del «liberal» Cipriano y no del «perfeccio-
nista» Tertuliano. ¿Hay en Mateo dos tendencias contrapuestas?

79 Cf supra, n 675
80 Cf supra, n 76
81 Weder, Glelchmsse, 176
82 Cf Luz, Matthew In HlStory (vol I1I),91-96
La lOvitación a perdonar Viene a destrulf la senedad de la eXigen-
~ia moral? Estamos ante la pregunta teológica fundamental de es-
te capítulo mateano Se concretará ya en la sIgUiente perícopa ¿có-
mo puede Mateo, que encarece a los mIembros de su comumdad la
dISPOsicIón a perdonar SlO límItes, declf sí al castIgo eclesIal, del
que él mIsmo habla en los V 15-17?

d) De la correcclOnfraterna y de la oraClOn (18, 15-20)

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Brandenburg-H J Urban (eds ), Petrus und der Papst, Munster Aschen-
dorff 1977, 4-19
Mas blbhografía** sobre el discurso de la comumdad, cf supra, 21

15 «Pero si tu hermano peca contra tjl,


ve y házselo ver a solas entre los dos.
Si te hace caso,
has ganado a tu hermano.
16 Si no te hace caso,
toma contigo uno o dos,
para que 'cualquier asunto se resuelva
en presencia de dos o tres testigos'.
17 Si no les hace caso,
díselo a la comunidad.
y si no hace caso ni siquiera a la comunidad,
sea para ti como el pagano o el recaudador.
18 Os aseguro que
todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo,

1 EL<; Uf es omitido por los codlces egipciOs mas Importantes Yo abogo, con
Bover* y otros, por el texto mas extenso, porque 10 atestiguan todas las familias
textuales Mt adopta la formulaciOn de Q 17,4, la omlSiOn en muchos manuscntos
se produjo qUlza baJO la mfluencla de Lc 17,3 (segun la hlpotesls contraria, los ma-
nuscntos añadieron d<; Uf baJO la mfluencla del v 21) La deciSlon tiene notables
consecuencias para entender la seCClOn Lastima que haya de quedar aSI de mClerta
y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
19 Os lo digo otra vez 2 :
Si aquí en la tierra dos de vosotros se ponen de acuerd0 3
sobre cualquier cosa para pedirla,
les resultará por obra de mi Padre celestial,
20 pues donde están dos o tres reunidos en mi nombre,
allí, en medio de ellos, estoy yo».

Análisis

1 Estructura La seCCión se diVide en tres subsecclOnes, las dos últi-


mas imciadas con U[!T]V y rtUALV AEYm Ú[!i:v respectivamente (V 18 19) No
queda claro el nexo logico, y esto dificulta bastante la mterpretación Son
notas caractensticas las oraclOnes con EUV (v ISa b 16 17a b 19, cf
18a b) y el termmo numénco Duo (v 161920)4 Entre v 17 y 18 hay un
camblO de destmatanos, como ya en v 8s, los v 15-17 van dmgidos al
miembro mdividual de la comumdad
a) La regla comumtana v 15-17 consta de cmco oraclOnes compues
tas en el estilo de derecho casuístiCO No son totalmente paralelas el v
ISa es, a la vez, la exposiclOn, el v 15b es el úmco que contempla un re-
sultado POSitiVO, los V 16 17 forman una sene gradual ascendente 5 que
presupone cada vez un resultado negativo en el proceso de diálogo El V
16 se ampha con una Cita bíbhca
b) El doble loglOn de atar y desatar, v 18, enlaza bien con los V 15-
17 como los lectores van a refenr sm duda el «atar» y «desatar» a la con-
ducta de la comumdad con el pecador (v 15-17), el v 18 es fácIlmente
comprensible como una confirmaCión del Señor
c) Los v 19s parecen miCiar un tema nuevo Sm embargo, el v 19 en-
laza mediante la oraClOn condiclOnal mtroductona (EUV) con los v 15-17,
Ymediante la OpOSiCión EJtL Tfj¡; yfj¡; - EV OUQuvoi:¡;, con el v 18 Vemos aSi
los dos versículos en estrecha referenCia a los v 15-18, y no aparecen co-
mo una umdad textual específica El nexo del v 18 y el v 19 mediante
J'tUALV deja abierta, sm embargo, la naturaleza del nexo lógico entre ellos

2 A!lllv no esta apoyado por la cntica textual


3 El futuro de mdlcatlvo no solo aparece mejor atestiguado en cntica textual
que el aon~to subjuntivo, smo que es sm duda -tras el septuplo fav + subjuntivo en
los v 12 17- mas difiCil, cf Moulton (= Turner), Grammar III (vol 11), 116 Bl
Debr Rehkopf § 373,3
4 Notese la gradacIOn Eva f] líuo, líuo, líuo f] LQfÜ;
5 Son comparables formalmente con 5, 21s, cf 5, 34-36, 10,4042, 23, 8
102022
Una de las difIcultades mterpretatlvas del texto consiste en que los lecto-
res han de constrmr una coherenCia lógica entre los v 18 y 19, aunque el
texto no la ofrece La frase argumentativa fmal, v 20, se sale formalmen-
te del marco, porque no formula nmguna condiCión y está poco preparada
en su literalidad por los versículos precedentes Tiene peso Justamente por
eso y, además, por su pOSición fmal y la brevedad de su apódOSiS
2 Fuentes El paralelo lucano 17, 3s -un dicho sapiencial- se corres-
ponde con los v 15a y 22 Hay un amplio consenso en que el dicho fIgu-
raba en Q, el texto Q esta muy bien conservado en Lc Mt vuelve al texto
Q con el remiCiO redacclOnal v 21 Los versículos mtermedlOs se mterca-
lan en el texto Q Las preguntas básicas son ¡,QUlén es el responsable de
las llltercalaclOnes? ¡,Cuál es la parte de Mt en las fórmulas? La respues-
ta a ambas preguntas está cargada de notables lllcertldumbres, y esto di-
ficulta de nuevo la lllterpretación
a) Los v 15-17, según la mayoría de los exegetas, no son el texto Q
ongman0 6 , m tampoco redacción mateana 7 , m una tradiCión espeCial al
margen de Q8, smo una ampliaclOn premateana de Q, por ejemplo en QMt9
El formar parte del vocabulano preferenCial no basta, m mucho menos,
para conSiderar redacclOnales los tres versículos 10 Podría ser redacclOnal,
a lo más, la cita de Dt 19, 15 en el v 16b l'
b) Es muy importante para la mterpretación la pregunta de Si Mt se
encontró ya con el v 18 ligado a los v 15-17, o Si fue el qmen estableCiÓ
la contmmdad 'AflY)v A.EYúJ ÚflLV puede ser lo mismo tradiCional que re-
dacclOnal, por eso, el JmclO de los exegetas depende caSi totalmente de

6 Catchpole*
7 Gundry, 367 370
8 ASI, sobre iodo, los partldanos (fundamentalmente Ingleses) de una fuen-
ie «M», por ejemplo, Streeter, Gospels, 257s, 281, Manson, Saymgs, 209, Garcla
Martlnez*, 36 Brooks, Commumty, conSIdera los v 15-17 una amphaclOn de Q y
atnbuye solo los v 18-20 a Mt
9 Por ejemplo Luhrmarm, RedaktlOn, 112s, Bornkamm*, 280s, Zumstem**,
387s, Davles-Alhson 11 (vol I1I), 781 787
10 Cf vol 1, 57s sobre OE, imuYE, €UV, aOEAcpo~ (poco especifico), JtuQu-
AUflf3uvw (salvo 1, 18-2,23, apenas redacclOnal), Ek~, ouo, étlOJtEQ No son ma-
teanos €AEYXW, flETU~U XTA (en lugar de xm' tOLUV), ltUQUXOUW, €XXAfJOLU (aqUl,
a diferencia de 16, 18, en el sentido de asamblea) La yuxtaposlclOn de €{}VLXO~ y
TEAWVfJ~ es conocida por elloglOn tradiCional 5, 46s, su empleo viene a contrade-
Clr la apertura mateana a los paganos
11 ASI lo mdlca el hecho de que la cita este basada en el texto LXX, con es-
peCial proximidad a A, cf Stendahl, School, 138s Pero la cita es tan frecuente en
el nuevo testamento (2 Cor 13,1,1 Tlm 5,19) Yen la tradlClOnjudla (cf mIra, n
32) que podna haberse introdUCido en cualqUier etapa de la hlstona de la tradición
De todos modos, podna ser secundana dentro de esa hlstona deshace la sene de
CinCO frases EUV, y los dos o tres testigos no armomzan con En évu ~ OUO, ya que
el hermano mterpelado no es un testlgo
que mantengan como ongmana la verSión en smgular del dicho sobre atar
y desatar (16,19), o la verSlOn en plural (18,18) El que considere el v 18
como elaboraclOn redacclOnal de un dicho formulado ongmanamente en
slllgular, se mclinará por atnbUir tambien a Mt su mserción en el presen-
te texto 12 El que suponga, como yo mismo, que la versión en plural, trans-
mitIda también en Jn 20, 23, es la más antIgua l3 , puede asumIr 8m más
que los v 15-18 representan ya una umdad premateana 14 Entonces es mas
fácil admItIr que los v 15-18 parecen contrastar con los v 12-14 Y 21s,
que no sugieren precisamente la exclusión de los pecadores, una exclu-
Sión válida tambien en el cielo Pero apenas hay argumentos, aparte estas
reflexlOnes de contemdo, por eso hay que señalar honradamente que todo
resulta aquí hipotetico
c) Algo mas faclles de contestar son las preguntas sobre el v 19s Ca-
be suponer, de nuevo, en ambos versiculos algunas mtervenClOnes redac-
clOnales, sm ser por eso simple redacción 15 El v 20 fUe añadido ya POSi-
blemente (no podemos asegurarlo) por Mt, como fundamentaclOn, a la
promesa del l' 19 El térmmo preferenclal :na},.l v podría mdlcar que fue
Mt el que añadlO este doble loglOn al «reglamento de la comumdad» (v
15-18), pero tampoco esto es seguro en modo alguno lG
3 Origen La regla de la comumdad ampliada -v 15-17- procede
qUizá de una comumdad Judeocnstiana que se consideraba formando par-
te de Israel, no ~e había onentado aún hacia la miSión pagana y mnaba a
los «paganos y recaudadores» como exponentes de aquellas personas con
las que no se podía mantener la comumon l7 El v 18 no procede, qUizá, de

12 Por ejemplo, Zlmmermann*, 18, Lange, Erschemen, 131, Gnllka 11 (vol


11), 136, Davles Alhson 11 (vol I1I),787
13 Vol 1I,61Os
14 Algo pareCido Pesch (Matthaus)**, 42, Zumstem**, 388s El cambIO del
smgular al plural no es oblce, porque el v 18 no se refiere solo a «tI», smo a «uno
o dos hermanos» del v 16b o a la «comUnidad» del v 17, cf también 5, 33-37, Q
13, 34s, para Mt, cf 5,39,6, ls 22-24, 7, 1-6,23, 25s
15 Son preferenclales segun vol I,57s JtaALv, AEYúJ, Ú!-tlV, ouo, la contrapo
SICIon oUQavo~ yfi (EJtL Tfi~ Yfi~ 2-4x redacclOnal), o~ Eav, JtaTT]Q, EV oUQavol~,
yaQ, ouvayúJ ~,EXEl, EV /lEO<¡J, sobre E/lOV (¡vo/la cf 19,29 No son mateanos
OUJ.l~úJVEúJ el hapax legomenon JtQuYJ.la, YEVT]OETaL (en lugar de YEVT]1'tT]TúJ), la
atraeclOn del pronombre relatiVO, ouvayúJ (otros pasajes en tiempo perfecto solo
22,41,27,17) en referenCia a los dlSClpulos, oú en combmaclon con EXEl Tamblen
es llamatiVo que Mt no empleara, como en 1,23 Y 28,20, J.leTa + genitIvo (en lu
gar de EV J.lEOúJ)
16 Pesch (Gememdeordnung)**, 228 presume una combmaclón premateana
~n los V 15-20 Goulder, Mldrash, 400s, remite alCor 5, 4, donde se habla tam-
len, a PropOSlto del procedimiento para la excomUnión, de una asamblea (OlJ-
vayúJ) y del nombre y la presencia del Señor
t 17 Su enjUiciamiento en el V 17b no tIene nada de la tradlclOn de Jesus A dl-
erencla de 5, 46s, no se da aqUl un efecto sorpreSIVO, cf vol 1,429, n II
Jesús, smo de la comumdad, pero es muy antIguo/ 8 Más verosímIl es que
el v 19 -sm la fundamentacIón del v 20, añadIda, al parecer, secundarIa-
mente- pueda remontarse hasta Jesús 19 El v 20 encuentra su mterpreta-
cIón más sencIlla en la presencIa del Cnsto exaltado dentro de la comu-
mdad, es por tanto, presumIblemente, pospascual

Explicación

Los v 15-18 encajan con dIfIcultad en el texto. Los v 12-14 ha-


blaban del pastor que busca la oveja perdIda El texto que SIgue a
los v 15-18 afIrmará la necesIdad de perdonar setenta veces SIete
(v 21s) El texto presente, en cambIo, trata de la exclusIón de la
comumdad la excomumón Los v 19s parecen estar aIslados entre
los v 15-18 y 21s Los v 15-18 contrastan Igualmente con otros
textos del evangelIo de Mateo (,Qué relacIón guardan con la pro-
hIbICIón de Juzgar (7, 1s)? (, Y con la VISIón mateana según la cual
la IgleSIa, corpus permlxtum, es un lugar donde estarán Juntos el
bIen y el mal hasta elJUlclO (13, 37-43 49s, 22, 11-14)? No pocos
exegetas ven aquí una tenSIón dIfícIl de resolver20 En esto reSIde el
problema báSICO para comprender la seCCIón

Hay cuatro tipos fundamentales de pOSIbIlIdades explIcativas


1 Los v 15-18 no hablan de exclUSIón de la IgleSIa, smo de recupe-
ración de los perdidos Galot* es el más consecuente defensor de este tipO
de exégesIs, que yo denomInaré aquí modelo de la graClG El texto no ha-
bla de exclUSIón, a su JUICIO, smo tan sólo de «réconcIlIatlOn fratemelle»
Las tres conversaCIOnes con el pecador perSIguen ese obJetIVO 'EAEYXElv
no sIgmfIca, según Galot, reprender, smo «raIsonner» «pour le convam-
cre» Que el pecador «sea para ti como el pagano y el recaudador» no
qUIere deCIr que la comumdad deba romper con él-Jesús, al fin y al cabo,
trató con amor a los paganos y los recaudadores-21 Esta InterpretacIón lle-
ga aquí al absurdo Otros exegetas no van tan leJOS, pero subrayan que los
v 15-17 no tratan de procedImIentos de exclUSIón, SInO que abordan un
problema de relaCIón entre dos personas 22 Armomzan con esto la vanan-

18 Cf vol 11,602
19 Caba*, 620 supone que el v 19 denvó de 7, 7 + 21, 22
20 Cf Montefiore 11,681 (<<scarcely conslstent»), Spmetoh (vol 11),503 ("ol-
VIdó Mt el cap 13?), Barth*, 174s, Fabns (vol 11),391
21 Galot*, 1014 (Cita), 1018 (cita), 1023s
22 Por ejemplo, Gaechter, 599, Thompson**, 184201, Bonnard, 275, Catch-
pole*, 87, Gundry, 368
te probablemente ongmal, d~ Ol' del v 15 y el pronombre personal repe-
tidO (OO'lJ, OQL), no así la referencia a la asamblea comUnItaria en el v 17
2 El segundo mtento hermenéutico ve en la excomUnIón una «POSI-
bilidad extrema» que no smtOnIza con la verdadera «ley de vida que nge
globalmente a la comunIdad», y por eso sólo es posible como caso límlte 23
De ahí mi denommaclón de modelo «caso límIte» La verdadera ley de VI-
da de la comunIdad no es la ley de la exclusión, smo del perdón, eXigido
en los versículos marco 10-14 21 s Este tipo de solución sugiere una lla-
mada a los miembros o dlflgentes de la comunIdad para que sólo suspen-
dan excepcIOnalmente la ley de vida, que es el amor La excepción podría
ser, por ejemplo, aquellos pecados tan graves que no se pueden perdo-
nar24 A esta mterpretacIón se prestan los v 19s, SI cabe entender la InCO-
herencia lógIca entre los v 18 y 19 en el sentIdo de que «todos los actos
de correCCión se nutren de la oración común»25 Entonces, DIOS tendrá
la última palabra frente a la POsibIlidad límite de la excomUnIón Ofrece
dificultades, en cambIO, el v 18, porque sancIOna en el CIelo lo que los
exegetas sólo ven como una «posibilidad extrema»
3 G Rossé** hIZO una propuesta Interesante El v 20 es para él la
clave del problema Este verslculo, que habla de la presencia de Jesús en
la comunIdad, debe entenderse sobre el trasfondo de una teología de la
alianza veterotestamentana 26 , lo que me sugiere la denommaclón de mo-
delo de teología allanClsta Dentro de las relaCIOnes establecIdas por Cns-
to se promete a la comunIdad el perdón y la presenCIa de su Señor, pero
desde la Idea de alianza, las mfracclOnes a la «voluntad del Padre» son es-
pecialmente graves, porque atentan contra la relaCión establecIda27
4 La cuarta posIbIlIdad consIste en respetar las IncoherencIas y re-
nunciar a msuflarles una Idea teológica fundamental Mateo es, entonces,

23 Bornkamm*,281 Esle IIpO de solUCión es el más difundido Dice bella-


mente Gmlka II (vol II), 139 que Mt «desplaza el acento desde el pensamiento JU-
rídico a un esquema ec1eslOloglco-pastoral» Así pues, no hay que renunciar del to-
do al derecho eclesial
24 Kahler*, 140-144, que hace esa propuesta, señala que el verbo á!lUQ'tavw,
poco frecuente, aparece de nuevo en 27, 4 a propOSltO de la muerte de Judas Podna
abonar esta mterpretaclOn la advertenCia sobre a%av/)aAL~CLv en los v 6s Pero
(,que pasa con los v 21s, donde figura á¡.taQ'tavELv por tercera vez? Mateo msta
aqUl al perdon y da aSI una respuesta que contradice a Kahler Sería Importante,
aSimismo, evocar el pecado Imperdonable contra el Espmtu (12, 3Is), un loglOn,
por lo demas, apenas mterpretable en el contexto mateano, cf vol II, 355s
25 Tnlhng (Hausordnung)*, 56
26 EspeCialmente 93,109s, cf Lona*, 387s Rossé se apoya pnnclpalmente
en Frankemolle, Jahwebund, espec 24-37, que descubnó en el ¡.tE,'}' ú¡.twv de 1,23,
28, 20 el pnnclplO cnstologlco y teologlco fundamental del evangeho de Mt
27 Los preceptos de Jesús no son cualqUier cosa, smo «eslgenze del Regno»
(Rosse** 110)
un redactor orientado en la tradición que se sintió comprometido a incluir
en su evangelio el reglamento de excomunión de su comunidad, que para
él se remontaba también hasta Jesús, «in the least inhospitable context he
could find»28. Esta tesis significa, obviamente, la renuncia a una interpre-
tación conceptual del muestrario mateano de la tradición; por eso la deno-
mino modelo incoherencia. Este modelo viene a plantear un serio interro-
gante a un postulado metodológico (¡y también teológico!) de la exégesis:
Los exegetas suponen casi siempre, consciente o inconscientemente, que
cualquier texto posee una coherencia lógica asequible a nuestras catego-
rías actuales, para que ellos lo puedan interpretar. De ahí que muchas ve-
ces no estén prevenidos contra la tentación de insuflarle un sentido al tex-
to si es necesario. Yo no creo que haya que renunciar sin más, en tal caso,
a un sentido superior de todo el texto; pero la cuestión ante la que nos po-
ne este último tipo de exégesis es muy importante.
La exégesis mostrará hasta qué punto son acertadas las cuatro posibi-
lidades de comprensión.

15 'A¡.tuQ'távw es un verbo abierto, no definido hasta ahora en el


evangelio de Mateo de modo concreto. En el contexto, los lectores
lo asocian con OXUVOUA.l~W (v. 6.8s); saben entonces que el pecado
es algo grave. Lo asocian también con la oveja descarriada, y saben
que los pecados son perdonables. El texto habla con énfasis de pe-
cado del «hermano». El interpelado sufre directamente los efectos
del pecado del hermano (Et¡; oÉ); por eso, y no porque esté com-
prometido -en virtud de un ministerio, por ejemplo- a vigilar la
conducta de los miembros de la comunidad, debe tomar la inicia-
tiva. Se trata, en efecto, de un «pecado» que un miembro de la co-
munidad cometió contra otro; no es un mero asunto privado que no
afecte nada a la comunión. Es creencia bíblica, judía y paleocris-
tiana que cualquier pecado repercute en toda la comunidad. La con-
versación a solas entre dos ayudará probablemente al hermano; sin
testigos, no tiene por qué avergonzarse. 'EA,¿yxw significa aquí pri-
mordialmente «pedir explicaciones», porque está al fondo Lv 19,
17 con el «nifal» de n~~ (<<reprender» [contrapuesto a «odiar»]);
pero no queda lejos el significado básico de «corregir», como indi-
ca la mención de los «testigos». El texto Lv 19, 17 -que figura in-
mediatamente antes del precepto del amor al prójimo, Lv 19, 18-
tiene una larga tradición exegética en el judaísmo, cuya quinta-

28. C. 1. A. Hickling, Conflicting Motives in the Redaction ofMatthew, St. Ev.


VIII, 982 (TU 126),259.
esenCIa es la amonestacIón abIerta al hermano israelita como ex-
presIón de amor al prójimo y de solidaridad dentro del pueblo de
Dios 29 • Esa exhortación fraterna puede tener un desenlace positivo:
entonces «has ganado a tu hermano». Kq~baLv(¡) en sentido figura-
do, con «hombres» como complemento directo, es msólito en grie-
go y en la Bibha' °; consta, en cambio, dos veces como término mi-
sional paleocristiano (l Cor 9, 19-22; 1 Pe 3, 1). Mateo piensa qui-
zá, sobre todo, en la recuperación del pecador para el pueblo de
Dios y para la comunidad.
Sólo cuando la conversaCIón a solas entre dos no lleva a buen 16
fin, el SIgUIente paso será la conversación ante testigos. ¿Para qué
hay que llamar a testigos? No son testigos oculares del pecado del
hermano inculpado, sino testigos de la conversaCIón. Por eso, su
función tampoco puede ser la de testificar después, ante la asam-
blea comunitaria, la acción del inculpado. Dt 19, 15 no está citado
aquí, por tanto, de acuerdo con el sentido del texto bíbhco. Pero no
sólo el nuevo testament0 31 , sino también el judaísmo instituye los
dos testigos de modo funcionalmente distinto: en los textos rabíni-
cos, una tarea importante de los testigos es la de advertir al delin-
cuente de su mala acción 32 e impedIr así, si fuera posible, su con-
dena, ya que sólo algUIen ya advertido por varios testigos puede
luego ser condenado legalmente33 • Nuestro texto no aclara si los
testigos ejercen una función simtlar o si, como presumen otros, de-

29 Sobre la recepcIón Judía de Lv 19, 17, cf Kugel* Para la recepcIón sa-


pIenCIal e~ Importante Eclo 19, 13-17, pero sobre todo TestG 6,3-7 «SI hace pe-
mtencla y confiesa, perdónalo SI se mega, déJalo en paz y no lo declares culpable
(qUIzá haga pemtencla mtenorrnente) Pero SI no se arrepIente y persIste en la
maldad perdónalo tambIén» ¡MagnífICO texto' En Qumrán cf sobre todo CO 7,
2s, 9, 2s, 13, 18 BIll 1,787-790 cIta documentos rabímcos ImpresIonantes sobre la
hlstona postenor de Lv 19, 17, que en parte son verdaderos lugares paralelos a Lc
17,3s Los documentos neotestamentanos más Importantes (sm referenCIa a Lv 19,
17) que presentan la correccIón como señal de auténlIca fraternIdad, son Gal 6, 1,
1 Tes 5, 14,2 Tlm 2,25, cf Old 15, 3s
30 Oaube*, 355-361 presume como trasfondo el hebreo ,~W o el arameo
'J~, donde cabe detectar (escasamente) un uso figurado «Faut de mleux» es el
mejor mtento exphcalIvo
31 Cf Mt 26, 60, 2 Cor 13, 1, cf Jn 8, 17s
E 32 Sanh 5, 1,8,4,10,4, Mak 1, 8s, Sota 1, ls (todos en BIll 1,790), Mekh
x sobre 21,12 Más documentos en Vltet*, 54s
33 I QS 6, I dIce a propÓSIto de la exhortaCIón de Lv 19, 17 a la reprensIón
mdlvldual «Además, nadIe debe llevar una acusacIón contra su prójImo ante los
muchos (la asamblea comumtana) SI no ha habIdo antes la arnonestaclón ante tes-
lIgas» Esto se ajusta a Jos testlmomos rabímcos supra, n 32
ben reforzar el peso de la reprensión del hermano; Qi'i¡.tu no signi-
ficaría entonces «asunto» sino, literalmente, la «palabra» de la re-
prensión 34 .
17 La regla comunitaria no menciona ya un posible desenlace po-
sitivo de esa conversación. Si falla también el segundo intento, y el
pecador no hace cas0 35 , el asunto debe llevarse ante la asamblea co-
munitaria. Ella es la última instancia. Que alguien sea equiparado
al recaudador y al pagano no significa una condena definitiva, sino
que declara, desde la perspectiva del judeocristiano fiel a la ley, la
prohibición del trato con él. Esto significa de hecho la exclusión de
la comunidad, no sólo la ruptura de unas relaciones privadas entre
dos personas 36 . El texto no menciona la posibilidad de una readmi-
sión posterior o de la salvación del pecador en el juicio final, como
admite Pablo (l Cor 5, 5; 2 Cor 2, 7-10); pero esa posibilidad es
probable, a mi juici03? Tampoco indica nada sobre el modo de de-
cidir concretamente la exclusión. El hecho de no hacer referencia a
ningún responsable comunitario no permite conclUir, obviamente,
que no los hubiera en la comunidad mateana. Resulta, con todo,
significativo que el texto se dirija directamente al hermano ofendi-
do. La construcción de los v. 1-14, que hablan directamente a la
comunidad, tampoco deja lugar a ministros o responsables.

Se dan excluslOnes en grupos religiosos y en sectas, pero no en pue-


blos o en Iglesias que abarcan a toda la población. Por eso no hay lugares
paralelos a nuestros versículos en textos que tratan del pueblo de Israel: no

34 Thompson**, 183, Gmlka 11 (vol 11), 137 Schwelzer, 242 reflexlOna be-
llamente en línea pastoral, pero alejada del texto Deben «proteger al pecador; el
amonestador es qUIzá llljUStO, qUIzá algún otro haya reCibido la palabra justa»
35 IluQuKouúl (hacerse el desentendido, oír a medias, oír mal, oír de pasada)
cobra en algunos textos gnegos tardíos y en los LXX el slgmflcado de «no escu-
char, ser desobediente», cf Bauer, Wb 6 s v
36 Para Galot*, 1021-1028, la lllterpelaclón en segunda persona de slllgular
es un apoyo sustancial a su lllterpretaclón en el sentido del «tipo exegético de la
gracia». Pero, (,cómo se puede dictar en la asamblea una ruptura de relaclOnes pu-
ramente pnvada entre dos personas y ser ratificada luego en el Cielo? La lllterpela-
clón en segunda persona de smgular pertenece a la hlstona de la tradiCión, om tiene
la mera funCión de subrayar también en el v 17, de modo retónco, esa lllterpela-
clón general
37 ¿Cabe conclUIr eso, con Hunzlllger (Bann 11)*, 165, de la mención del
«desatar» en el v 18? Ya Dld 15, 3 «(,en referenCia a nuestro pasaje?) limita la ex-
clUSión Nadie debe hablar con algUIen que haya faltado contra otro «mientras el
culpable no se arrepienta»
uede darse una exclusión del pueblo de Israel para un Judío nativo Tam-
~oco consutuye un verdadero paralelIsmo la mstitución del anatema sma-
gogal, tesumomada en la época talmúdica38 Es una mstitución pedagógi-
ca -similar a la excomumón en la Iglesia catóhca- destmada a favorecer
la conversión del pecador e imponer la autondad de la smagoga al mismo
uempo Por eso, el anatema es condonable por naturaleza El Judaísmo
dlstmg ue desde el Siglo III entre la reprensión (i'T~'r~), el anatema leve de
tremta dias ("i~) y el anatema grave por tiempo mdeflmdo (C,i'T), no
consta tal distmción en época antenor3 9 Hoy se cuestiOna que eXistiera ya
en el SIglo I d e el anatema smagogal, como creyó aún Hunzmger*40 Los
rabmos conocían, sm embargo, un procedimiento SImIlar al de Mt 18, 15-
17 Si un pecador pide perdón a aquel contra el que ha pecado, debe ha-
cerlo pnmero a solas con él y luego, SI no obtiene el perdón, con tesU-
goS4! No eXIste aquí, obViamente, una asamblea comumtarw como terce-
ra mstancia
Hay, en cambiO, verdaderos paralelos a este procedimIento de exclu-
Sión en los grupos que, en la época antenor a la destruccIón del templo,
discutían entre sí sobre la defimcIón del verdadero Israel los fanseos y
los esemos Al menos los esemos son una «secta» para la SOCiOlogía de la
rehgIón -al igual que las comumdades Judeocnstwnas- porque eran gru-
pos mmontariOs excluyentes, a los que se accedía voluntanamente y que
regulaban con una autodefimcIón normativa la recepCión de nuevos
miembros y la expulSión de los mIembros mdIgnos42 La eXIstencIa de una
pOSibilidad de expulSIón en laJaburá (corporación) farisea podemos mfe-
nrla mdirectamente por las condiCiOnes que regían para la afIliación 43 Sa-
bemos más detalles sobre la comumdad de Qurnrán las complejas normas
sobre la expulSión temporal y defmltlva de la comumdad qurnrámca, que
conocemos por la Regla de la comumdad (l QS 6, 24-7, 25), no sugieren
un procedImIento gradual Pero qUizá fuese necesana una amonestacIón
preVIa ante testigos para poder acusar a algUien en la asamblea comumta-
na (lQS 6, 1, CD 9, 3S)44 En cualqUier caso, el contexto real de ambos

38 VIsIón panorámica del texto en BiH IV, 293-333


39 Cf Hunzmger (BannprwCls)*, 52-61, 66s
40 Los documentos CItados en Hunzmger (Bannpraxls)*, 24-33 y Forkman*,
93-97 son dudosos
41 PJoma 8, 45c, 19, Joma 87a en BiH 1,796
42 Cf M Weber, Wtrtschaft und Geselischaft, relmpr Tubmgen 51980, 721s
e mfra, 118s
43 Segun TDemaI 3,4, un recaudador no puede ser mIembro de la hermandad
fansea Mas documentos SImIlares en BIlI II 506 Según Hunzmger (Spuren, 153-
155, Bann II*, 163), el "i~ de la época postenor evolUCIOno a partIr de la exclu-
SIón fansea
44 CD 9, 2-8 se trata de una exegesls de Lv 19, 17s, en IQS 5, 24s hay ecos
deLv1917
pasajes difiere del contexto de Mt; lQS 5s parece tratar del ascenso o des-
censo en el orden JerárqUico de la comumdad, y CD 9, de un procedi-
miento Judicial. Hay, pues, qUizá en Qumrán un procedimiento de amo-
nestación que comprende dos o tres fases 45 ; no así en el caso de expulsión.
ResumIendo: no son probables los contactos o las dependencias directas
entre la comumdad mateana y Qumrán, a pesar de las comcldenclas en
detalles46 •
Hay, por último, procedimientos similares en el nuevo testamento.
Los paralelos más Importantes son los textos paulinos 1 Cor 5, 1-5 sobre
la expulsión del mcestuoso, pasaje especialmente afín al nuestro47 , y 2
Cor 2, 5-11 sobre la expulsión del ofensor. En 2 Tes 3, 14s se habla ex-
presamente de corrección. Los responsables facultados para excomulgar
sólo aparecen en las cartas pastorales tardías (l Tlm 1,20; Tlt 3, 10; cf. 1
Tlm 5,19-21; 3 Jn 10).

18 La tradición premateana añadía ya el dicho sobre atar y desatar,


v. 18. Interpretemos primero el texto en sí. ¿Qué signifIca el ver-
sículo con los verbos «atar» y «desatar»? Para una decisión exegé-
tica, conviene ponderar: 1) el lugar paralelo 16, 19, ya conocido de
los lectores; 2) el contexto inmediato; 3) los campos aSOCIatIvos de
ese concepto dual, tomados de la tradIción judía. Sobre 1: En 16,
19, el acento recaía en las decisiones doctrinales de los discípulos.
En apoyo de esta interpretación hemos POdIdo remItir a numerosos
textos judíos que recogían el doble concepto '~~/1~njj (en arameo
'~~M'W) en el sentido de «prohibir» y «permitir»48. Sobre 2: Ese
sigmfIcado no encaja en nuestro contexto. El dicho se refiere a ca-
da dIscípulo que perdona pecados o los «retiene», y a la asamblea
comunitaria. Confiere el máximo peso a las decisiones. «Atar y
desatar» no se refiere aquí a resoluciones doctrinales, sino más

45 Un método tnfáslco, con una amonestaCión a solas entre los dos como pn-
mer grado, otra con teslJgos como segundo grado y la querella ante <<los muchos»,
es decir, ante la asamblea comumtana como tercer grado, se advierte con especial
clandad en I QS 5, 25, 6, 1, mientras CD 9,3 sólo parece conocer la amonestación
ante teslJgos
46 García MartÍnez*, 37s mencIOna como diferenCias, sobre todo, el carácter
acentuadamente «pnvado» del pnmer grado de amonestación y el papel declSlvo
del mebaqqer en Qumrán Por lo demás, según Platón, Ap 26a, Sócrates hace re-
ferencia a una costumbre gnega pareCida antes de llevar a algUIen ante un tnbunal,
se le amonesta a solas (mdlcaclón de C Munch) Este lugar paralelo muestra Igual-
mente que no es necesano suponer una dependenCia directa y exclUSiva de 18, 15-
17 respecto a Qumrán
47 Cf supra, n 16
48 Cf vol 11,610, con n 91
bien a declSlones Judiciales, y el contexto le impone el sentido de
«retener los pecados» o «perdonarlos». Sobre 3: Los paralelos ju-
díos que apuntan en esa dirección son escasos 49 ; pero bastan, a mi
jUicIO, para poder interpretar el dicho. Los discípulos, al perdonar
o retener, atan al CIelo, es deCIr, a Dios, no sólo ahora sino tambIén
en sus sentencias del juicio finapo. Las decisiones de la comunidad
y de sus mIembros, de las que hablaban los v. 15-17, adquieren un
peso inaudIto, casi insuperable, a la luz del v. 18. La aplicación del
dicho difiere, pues, aquí de 16, 19, Yesto es perfectamente posible
en un principIO Jurídico muy general, que comienza con las partí-
culas oEáv o bIen oau Eáv; no habría que hablar de una oposición
de sentido. En mirada retrospectiva a los cuatro tipos de exégesis
del texto esbozados, resulta que el modelo de la gracia pura es im-
posible a la luz del v. 18.
ElloglOn del v. 18 queda así explicado desde él mismo; pero no
queda aún entendido en el contexto 18, 12-22. La pregunta es aquí:
¿Qué peso tIene este dicho, fuertemente Jurídico, que añade la con-
finnacIón del cielo cuando la comunidad no perdona, en un con-
texto que habla de la busca de lo perdido y del perdón sin límites?
¿Es realmente para Mateo un mero caso límite? La historia de la
influencia de este dicho en las grandes Iglesias muestra una ulte-
rior capacidad para superar esa tensión. Las Iglesias refieren Mt
18, 15-18 a la excomunión, y ponen esta al servicio de la pedago-
gía dIvilla con los pecadores, al servicio, si se qUIere, de la gracia
(¡aunque muy escondIda a menudo!). Se podría llamar modelo

49 Josefa, Bell 1,111 (meter en pnslón o sacar de la pnslón), MQ 16a en


BIlI 1, 739 (lanzar y levantar el anatema, SIglo III), Tg J n sobre Gn 4, 7 (condonar
y retener pecados ['~)l en el mundo futuro, pero este lugar paralelo, muy afín en
el contenIdo, no se fonnula con el verbo «atar») Un ejemplo bíblIco de combma-
clón perdonar/retener humano y dlvmo lo ofrece 1 Re 8, 31-34 En un sentido muy
remoto cabe señalar tambIén el uso del doble verbo en la magIa y en exorCismos,
cf vol n, 610, con n 88-90, Davles-AllIson n (vol III),635s Un SignIficado bá-
SICO del hebreo/arameo ,o~ es «arrestar» El arameo ~,tv tiene a menudo el sig-
nIficado de «perdonar» (Jastrow s v 2) También en gnego se pueden entender 6Éro
y 1-uro, metafóncamente, en diversos sentidos 6fro SignIfica también, según Lld-
dell-Scott s v , abolICión de leyes, refutaCIón de argumentos, transgresión de pres-
C?PClOnes, condonaCión de faltas y, obViamente, muy a menudo lIberaCión de la
ca~cel O Mlchel, Bznden und Losen, en RAe n, 374, señala el uso JurídiCO qUIzá
mas llnportante para la hlstona de la mfluencla entre los latmos oblzgatlO es el
arresto por una deuda contractual, solutlO, la lIberaCión de él
50 Esto se sigue de los futura dlvzna penfrástIcos, a los que se hace referen-
CIa, cf Davles-AllIson n (vol III),638
educatIvo al tipo exegético que late en la práctica de la excomu-
món o anatema eclesIal dentro de las grandes IglesIas, y que se ar-
ticula tambIén en la hIstona de la mterpretacIón

Historia de la influencia

15-18 1 En las comunIdades cnstIanas de la época primitiva topamos a ve-


ces con huellas mdlcadoras de que Mt 18, 15-18 fue utilizado como base
de una práctica de expulSión Similar a la de la comunIdad mateana51 En
los siglos postenores al gIro constantmlano se fueron sucediendo las mo-
dIficacIOnes en la hIstona de la IglesIa, modificaCIOnes que afectaron
Igualmente a la mterpretacIón de Mt 18, 15-18 Por una parte, la excomu-
nIón pasó a ser un mstrumento educatIvo dentro de las grandes IgleSIas'
SIrvlO para llevar a los pecadores al arrepentImIento y la penItencIa52 Es-
to va UnIdo al desglose de la excomUnIón en diversos grados, que duran-
te la Edad MedIa se consolidó en la dIferencIa entre excomUnIón mayor
(= anatema) y excomUnIón menor53 Por otra parte, la penItencIa pública
fue perdIendo relieve en la IgleSIa desde la antIguedad tardIa, sobre todo
baJO la mfluencIa de las IglesIas celtas la confeSión y la penItencIa pnva-
das ocuparon su puesto La excomUnIón «menor» pasa a formar parte de
la práctIca de la confeSIón y la penItencIa, la excomumón «mayor», mu-
cho menos frecuente, era en cambIO publica, mcluía la ruptura de la co-
mUnIón con el pecador y traía consecuenCIas más o menos graves para el
afectado en el ámbIto profano (destIerro de la corte, pérdIda de los dere-
chos cíVICOS, etc)
El dICho de atar y desatar (v 18) fue aplIcado muy pronto al sacra-
mento de la confesIón54 Al ser poco razonable una amonestacIón ante dos
o cuatro testIgos a pecadores públIcos, la «amonestacIón fraterna» de Mt
18, 15s se desplazó también al contexto, más amplIo, de la pastoral ecle-
SIal en la práctIca de la confesIón Se Impuso la creenCIa de que Mt 18, 15-
18 sólo era aplIcable a los pecados ocultos, no a los delitos públIcos 55 El

51 Dld 15,3 Ep Ap 48s = Schneemelcher P, 232s combIna Mt 18 15ss con


la advertenCia contra la admlSlon de calummas
52 Cf Juan Cnsostomo, 60, 1 = PO 58, 585 Jesus ordena «exclUirlos para
que recapaciten» El concilIO de Lyon (1245) lo formula aSI «MedlcInalIs Slt ex-
commumcatIo» (en May*, 176)
53 Cf May*, 170-176
54 Cf vol n, 628, n 183
55 Ongenes, 13, 30 = OCS Ong X, 263, DlOmSlO CartuJano, 208s, Tomas de
AqUInO, STh 2/I1, q 33, art 3 corpus, CalvIno n, 104, Id, Inst 4, 12,6 El pasaje
1 Tlm 5, 20 pasó a ser el texto bíblico fundamental para el procedimiento en caso
de pecados publIcos
4; aÉ, discutido en crítlca textual (v 15), se pudo entender como referen-
~Ia al carácter no público de los pecados en cuestlón56 Por eso, la discre-
CIón con que es tratado el pecador ha sido muy Importante para los mtér-
pretes del texto la conversaCión a solas entre los dos le ahorra al pecador
la verguenza pública57 El hermano que acude en ayuda del pecador no
puede COI\vertlrse en un «prodltor», algUien que proclama el pecado de su
hermano a los cuatro vlentos 58 De ese modo, Mt 18, 15-18 queda al mar-
gen de la excomumón pública Dado que, dentro de la gran Iglesia, la pas-
toral fue primordialmente una tarea de los sacerdotes y los mOllJes, se de-
batió SI la «correCCión» fraterna era un precepto para ellos o para todos los
cristianos La cuestión se resolvió en el sentido de que todos estaban obli-
gados a la correCCión fraterna, por ser una consecuencia del amor al pró-
JImo, en lo que respecta a la ImposIcIón de penas, en cambio, los laicos no
tenían nada que hacer59
2 La Reforma protestante generó una enérgica protesta contra la
amalgama de poder espmtual y poder profano que se produJo en la Edad
Media tardía Para Lutero, el anatema de la Iglesia católica, que Iba acom-
pañado muy a menudo de la confiscación de bienes, destlerro, dispensa
del juramento de fidelidad a los súbditos del excomulgado, etc, no era di-
ferente de la proscripCión Imperial Por eso admite el «anatema menor»,
es declf, la negación ecleSial de la comumón, pero rechaza tajantemente el
anatema «mayor» profan060 Los otros reformadores siguen su estela en
todas sus declaracIOnes de pnnclplO se adVierte una fuerte reserva ante
cualqUier confuSión de los dos remos 61 La tragedia de la Reforma consIs-
tió en que los reformadores no pudieron mantener la Idea -acorde con la
doctnna de los dos remOS- de la dlstmclón entre la autondad espmtual y
la secular Dado que los pecados «públicos», como el adulteno, la em-
bnaguez, el asesmato o la herejía, afectaban también y sobre todo al orden
público, surgieron casI por doqUier, en el área de las Iglesias reformadas,
conslstonos o consejos de ancianos para velar por las costumbres e Impo-
ner las sancIOnes ecleslales y profanas correspondientes Las sancIOnes
profanas eran establecidas prmclpalmente por el Estado, en las cIUdades,
generalmente, por el concejo La amonestación o corrección en el sentl-

56 DlOmslO CartuJano, 207


57 Ongenes, Hom In Lev 3,2 =SC 286, 126, Agustm, Sermo 82, 8 =PL 38,
~1l, Juan Cnsostomo, 60, 2 = PO 58, 586, Jerommo, 161, Beda, 84, Dlomslo bar
ahbl, 300, cf Wolzogen, 326
58 Agustm, Sermo 82, 7 = PL 38, 510
59 Tomas de Aqumo, STh 2/11, q 33, art 1, art 3 corpus
1I 60 M LUlero, Sermon von dem Bann (1520), WA6, 63-65, Id (WA47 = vol
1),281-283, cf Id, Schmalkaldlsche Artlkel = BSLK4, 456s
Leb 61 Calvmo, Inst 4, 11, 1 4, sobre Zwmgho, cf U Oabler, Huldrych Zwmgll
en und Werk, Munchen 1983, 96s
do de Mt 18, 15-17 tuvo entonces su puesto en el ámbito de la pastoral
personal, y quedó separada de la disciplina pública de la IgleSia
Así se explica que los rasgos fundamentales de la exegesls de Mt 18,
15-17 sean en buena medida Identicos en las dos confeSIOnes Su tradl¡
clOn hermenéutica prestó gran atención a los enfoques pastorales que al..
berga el texto hay que olVidar la mjUstIcIa cometida y pensar más bIen ell
la henda del herman0 62 No se trata de expiaCIón, smo de una reconven~
clOn amIstosa, no del propIO tnunfo, smo de la salvaCIón del herman0 63 •
Las dos confeSIOnes cOlllcIden en la neceSidad de la denunCIa mmediata
en caso de delitos públicos, sm la preVIa conversación fraterna El disen-
so surguá sólo en la IllterpretacIón de la Ex'XA.T)Otu No es extraño que los
comentanstas pre-reformlstas y los catolIcos postenores hablen aquí, ca-
SI exclUSIVamente, de los «mllllstros», lo extraño es, más bien, que haya
algunas excepcIOnes slgmficativas que rememoran la asamblea comumta..
na64 Más asombroso es que la mayoría de los comentanstas protestantes
entiendan por E'X.'X.A.T)OLU, como algo ObVIO, los pastores y altos cargos65 •
Muy pocos hacen notar que el v 17 habla en realIdad de la asamblea co-
mumtana66 Calvmo, tan bnllante en otras ocaSIOnes, confundiÓ esta Idea
al retrotraer el texto, en sentido «histónco», a la Vida de Jesús y aplicar el
térmlllo E'X.'X.A.T)OLU a la slllagoga67
3 La normativa mateana solo se practICÓ realmente con sentido evan-
gelIco en comumdades redUCIdas Entre ellas estuvieron las comumdades
monásticas Esa normativa tiene gran reievancla en la Regla de san BaSI-
lIo, la extensa y la breve68 Según la Regula Benedlctl, el hermano contu-
maz, desobediente o soberbIO debe ser amonestado dos veces por el supe-
nor en pnvado Sólo después tiene lugar una corrección publIca La pos-
tenor exclUSIón puede ser más o menos ngurosa, va acompañada, en todo

62 Jansemo, 265
63 Juan Cnsostomo, 60, 1 = PG 58, 583, Wolzogen, 329 ImpreSIOna espe-
Cialmente la fonnulacIOn de Agustm en Sermo 82, 3 = PL 38, 507 «SI amore tUi Id
facIs, mhll facIs SI amore lllius facIs, optlme facIs»
64 Hllano, 18, 7 = SC 258, 82, Jerommo, 161 (multz), Anselmo de Laón,
2408 (solo la verdadera excomumon es aplicada por el sacerdote), Erasmo (Pa-
raphr),100
65 Calvmo 11,106, Bucer, 149, Bulhnger, 175 (die praesldentlbus), Calov,
348 (los pastores), Beza, 81 (con polemlca contra la aplicaCión a toda la comum-
dad, la IgleSia debe ser, a su JUICIO, una arIstocracia)
66 EpISCOplUS, lIS, Wolzogen, 329
67 11, 106s, Beza, 81 (ambos aflnnan, basados en el judalsmo, que tamblen en
la IgleSia debe haber un «sanednn» para ejercer la potestad de las llaves)
68 Regla extensa, 36, Regla breve, 3, 9, 47, 261 Mt 18 ejerCIO una gran m-
fluencla en Baslho, que recomendo la amonestacIOn y la excluslOn, no solo en los
monastenos smo tamblen en las comumdades, cf K Koschorke, Spuren der alten
Llebe, 1991 (par 32), 158-181
easo , de una atención pastoral mtensa por parte del abad El castigo cor-
oral y la expulsión defmltlva de la orden son la medida extrema69
p Análoga Importancia tiene el texto para las Iglesias radicales de la
Reforma El punto de partida de los anabaptistas es Idéntico al de los re-
formadores la neta dlstmclón entre la potestad eclesial de las llaves y el
poder de la espada «La sanción reglamentada en la Iglesia de Cnsto y la
espada reglamentada en el mundo difieren ahora como la noche y el día,
son tan mconClhables como la muerte y la vida Por eso no se pueden Jun-
tar»70 Pero los anabaptistas, a diferencia de los reformadores, pudieron
mantener este pnnclplO Konrad Grebel eXige ya el año 1524, en carta a
Thomas Muntzer, no proteger el evangelio con la espada ni dar muerte a
los que se excluyen, conforme a la norma de Jesús 71 Los artículos de
Schlelthelm, de Mlchael Sattler, hablan en el art 2 del anatema que debe
pronunciarse de acuerdo con Mt 18, 15-17 no se trata de una cuestión de
vida o muerte, smo de qUién puede comulgar en la Cena72 Los dos escn-
tos de Balthasar HubmaIer, Sobre la pena fraterna y Sobre el anatema
Cristiano, de 1527, fueron decIsIvos para las Iglesias anabaptlstas 73 Son
Importantes porque establecen una clara relación entre la dlsclplma ecle-
siástica y el bautismo de adultos la sanción ecleSial cuelga en el vacío
cuando se trata de personas que fueron bautizadas sm conocimiento y no
han afirmado de modo consciente la autodefmlclón de la comumdad, en
Virtud de la cual son exclUidas 74 La dlsclplma ecleSial acorde con Mt 18
fue desde entonces una parte Importante de la vida ecleSial en las comu-
mdades anabaptlstas 75 , y más tarde también, por ejemplo, en comumdades
congregaclOnahstas, metodistas y pietistas76

69 Regula Benedlct!, 23-28 = H U v Balthasar (ed ), Die gmssen Ordensre-


geln, Emsledeln 41980,217-220
70 P Walpot, Artlkelbuch IV, 36 = QGT 12, 253
71 En H A Oberman (ed ), Die Klrche 1m Zeltalter der ReformatlOn, 1981
(KTGQ 3), 111
72 En ¡bid , 141
73 En B Hubmaler, Schriften (ed por G Westm-T Bergsten), en QGT 9,
337-346,366-378
74 «SI no hay bautismo de agua conforme al mandato de Cnsto, es Imposible
que algUien acepte bien la correCClOn fraterna del otro, tampoco sabe nadie qUien
esta en la Iglesia o fuera de ella» (Von der Bnederilchen straff, en Ibld ,346) Hub-
ma¡er VIO aSI algo deCISIVo la «disciplina eclesiástica» es un absurdo en una Igle-
sia cuyo fundamento no sea la partlclpaclOn voluntana
75 Sobre la hlstona del anatema en las comumdades baptlstas, cf C Neff,
Bann en MennLex 1 (1913),115-119
76 Para los congregaclOnalistas, cf la declaraclOn de Savoy, 19-22 = KW XI,
207 (la disciplina ecleslastlca es asunto de las comumdades, no de los smodos), pa-
ra los Brethren, cf D F Durnbaugh (ed), Die Klrche der Bruder 1971 (KW IX),
40, 58, 85, 90 Sobre la dlstmclón de Spener entre dlsclplma ecleslastlca y morali-
dad publica, cf P Grunberg, Phlilpp Jakob Spener II Spener als praktlscher Theo-
loge und klrchilcher Reformer, Gottmgen 1905, 122 127
4 Como se sabe, la disciplma ecleSiastica se fue diluyendo lenta-
mente durante la epoca moderna sobre todo en las Iglesias de la Reforma
La causa pnncipal estnba qUlza en que el Estado se seculanzo y las Igle-
SiaS no pudieron ya «atar» la conCienCia de unas personas adultas que só-
lo permanecían en ellas por tradición La excomumón perdió así relevan-
Cia y se fue desvaneciendo también en la exégesis de Mt 18, 15-18 A H.
Grotms no le gusta la idea de la excomumón, no cree que Cnsto qUlsiera
hablar de ella77 El armmiano Episcopms :-eñala «El atar es una funclOn
no de la Iglesia, smo de los mdividuos»78 Wolzogen, el raclOnahsta pre-
coz, afuma que la potestad de atar y desatar de la Iglesia se refiere a los
pecados que se han cometIdo, no contra DIOS, SIllO contra ella 79 Ellutera-
no Rudolph Sohm, que identifica la Iglesia verdadera y la IgleSia mViSi-
ble, dice sobre el texto «No hay una aCClOn de gobierno, un 'anatema', un
procedimiento de la asamblea (ekkleslQ), SIllO que compete a cada cnstia-
no ('a ti') el conSiderar exclUldo IpSO lure de la comumón cnstiana a
aquel que no qUlera Oir la voz de DlOS»80 Por eso, a su JUiCiO, el don de
atar y desatar sólo se puede refenr a la palabra de DlOS, en modo alguno
a deClslOnes Jundicas 81

Las referenCIas a la hIstona de la InterpretacIón y de la mfluen-


CIa muestran cómo la praxIs de la dlscIplma ecleSIástIca acorde
con Mt 18, 15-18 se da en una forma de IgleSia ajustada a la co-
mumdad mateana En comumdades pequeñas, de dImensIOnes re-
ducIdas, cuyos mIembros pertenecen a ellas voluntanamente, es
posIble esa práctIca Cuando esa comumdad de dImensIOnes redu-
CIdas se conVIerte en gran IgleSIa, a la que pertenecen sus mIem-
bros por naCImIento y que, a veces, comprende todo un pueblo, se
modIfIca esa praxIS Mt 18, 15-18 adqUIere entonces un nuevo Saz
1m Leben en la pedagogía ecleSial, o pIerde su Saz 1m Leben

77 «Quamquam ad eam (sc excommumcatlOnem) ex hoc loco non absur-


de argumentum ducI posse non negavenm» (ll, 92)
78 EPISCOPIO, 115
79 Wolzogen, 330 La potestad plena de atar y desatar solo fue confenda, se-
gun el, a los apostoles
80 R Sohm, Wesen und Ursprung des KathollZlsmus, relmpr Dannstadt 1967
(= 1912),42
81 R Sohm, Klrchenrecht 1, relmpr Munchen Lelpzlg 1923, 32s Con mayor
ngor exegetlco ve aqUl Holtzmann, 265, en la concepclOn mateana de la diSCipli-
na ecleslastIca y del poder de las llaves, «el momento auroral de la IgleSia católI-
l-a»
Explicación

Al principio general del v. 18 añade el evangelista (:rrá""LV) otro 19


prmcipio formulado con solemnidad. Si dos personas se ponen de
acuerd0 82 sobre cualquier cosa 83 por la que oran 84, les «resultará».
Lo que subraya el texto no es tanto la mayor eficacia de la oración
en común, frente a la oración individual, sino la importancia de
que los orantes coincidan en la intención de su oración. Dos perso-
nas son el número mínimo para que haya o no acuerdo. La escucha
de la oración depende, pues, del hermanamiento de los diversos
miembros de la comunidad; las oraciones puramente egocéntricas
no son escuchadas.
¿Por qué añade el evangelista este versículo, que trata de algo
nuevo, a los v. l5-l8? La estrecha relación lingüístIca con los v.
15-18 sugiere que el evangelista ve un nexo real entre ambas par-
tes del texto, v. 15-18 y v. 19s. ¿Considera que la escucha de las
oraCIOnes comunitarias es fundamento de la facultad de atar y desa-
tar, válida también para el cielo?85 ¿O quiere poner una salvedad al
poder absoluto prometido a la comunidad en el v. 18, en el sentido
de que la comunidad no posee tal poder en propiedad, sino condi-
cionado a la oración?86 Él no lo dice. Para él y sus lectores, todo lo
dicho desde el v. 12 tiene que ver, obviamente, con la oración: la
búsqueda del hermano descarriado, el intento de «ganarlo» y tam-
bién la ruptura de relaciones con él, todo lo que sea «atar» y «desa-
tan>, va acompañado de plegarias en la comunidad. En este senti-
do, la referencia a la oración no viene a restringir la facultad de
atar y desatar dada a la comunidad, sino que es su descripción y

82 El EvTom log 48 es más expresIvo aún: «SI dos hacen las paces .».
83 IlQuy¡,w es una expresIón general y en modo alguno un térmmo téCnICO
para signIficar «asunto Jurídico» SI se trata de un asunto Jurídico (como en 1 Cor
6, 1), tendrá que aclararse por el contexto
84 Ai't:ew sIgnIfica ante todo «pedlr», y sólo secundanamente «orar» Pero
los lectores tienen que admItir que en el contexto se trata de la oracIón, después de
6, 8, 7, 7, cf. 21, 22 Por eso es mv¡able la mterpretac¡ón de Derrett*, que qUiere
entender :rtQuy¡.¡a como accIón Jurídica, ai't:ew como petición humana de pago de
una deuda pecunIana y o1Jvayw (v 20) como encuentro entre dos querellantes. La
seccIón no trata del arreglo consensuado de Iguales en procesos JurídiCOS nI de la
bendICIón celestial sobre tales compromisos, smo de pecadores y de la escucha de
la~ oracIOnes
85 Entonces se esperaría un yáQ
86 Pero entonces se esperaría un 6É
fundamentación. El v. 19 mdica, pues, dónde se basa el poder pro-
metido a la comunidad en el v. 18. Ese poder emana de Dios, hun-
de las raíces en la oración y está ligado a Dios 87 • El v. 19 implica el
giro desde el «retener» al «perdonar», la preeminencia del «desa-
tar» sobre el «atar» y, en consecuencia, el acceso a los v. 21 s, pero
sólo en tanto que la comunidad ora, no por la destrucción, sino por
la salvación y el retomo de los hermanos descarriados. La referen-
cia a la oración deja en claro indirectamente, una vez más, que el
atar y desatar es, para Mateo, un asunto de la comunidad y no de
unos ministros individuales.
20 El v. 20 cierra la sección con un último razonamiento. La situa-
ción concreta del v. 19 aparece generalizada: la promesa de la pre-
sencia del Exaltado no vale sólo para los orantes, sino para los dos
o tres que se reúnan en memoria de Jesús. Dos o tres son, de nue-
vo, números mínimos; el número escaso de creyentes subraya re-
tóricamente la magnitud de la promesa de que el Señor resucitado
estará en medio. El v. 20 es el enunciado del texto que posee el ám-
bito de validez más extenso; de ahí que no sea un anexo superfluo,
sino el centro cristológico de todo el capítul088 • EL~ 'to E!!OV OVO!!U
se corresponde con el giro bíblico y judío l:liD" (<<en nombre de»,
«en referencia a» )89. Los lectores 10 asocian además, sin duda, al
nombre de Jesús, que ellos invocan y en el que oran. Eso y el ver-
bo «reunir» evocan también a los lectores los encuentros cultuales;
pero no hay por qué pensar exclusivamente en el culto divino 90 •
Los lectores recordarán además la presencia del Enmanuel en toda
su vida, presencia tan importante para la cristología del evangelio
de Mateo (1, 23), aunque la fórmula EV !!Éaq> no facilita demasia-
do ese recuerd0 91 • También son relevantes, presumiblemente, los
conocidos y relativamente antiguos dichos judíos sobre la presen-
cia de la shekiná entre los hombres: no sólo cuando diez personas

87 «C'est dans la pnere que dOlt étre tranché le désaccord avec le frere»
(Marguerat, Jugement, 434)
88. Frankemolle, Jahwebund, 29, Rossé**, 98, Gmlka 11 (vol. 11), 135
89. Un lugar paralelo muy próxImo es Abot 4, 11: «La umdad que se produce
en nombre del CIelo (C'~~ Ctz6), perdurará al final, pero la que no se produce en
nombre del CIelo, al final no perdurará».
90 Tal es la propuesta de Lona*, espec. 389s, 401s.
91. QUIzá EV ¡,tÉOlP qUIere remlllr al comIenzo de la seccIón pnnclpal18, 1-20'
al mño en medIO de los dIscípulos (v 2), que evoca tambIén mdlrectamente a Cns-
to (cf v 5)
constItuyen un minian formal y estudIan la torá92 , sino también
cuando son dos o incluso uno 93 , allí donde haya Justos, la shekiná
permanece entre ellos 94 • El dicho sobre la presencia de Jesús, el
Señor exaltado, en su comunidad, presencia fundamental para la
cnstología mateana, se basa en el pensamiento judío, y no hay que
buscar, medIante refinamientos teológicos de cualquier tipo, una
supenondad de estos postulados sobre Cristo frente a los postula-
dos rabímcos sobre la presencia de la shekmá95 •
El versículo forma parte de los axiomas cristológicos «mayestá-
ticos» del nuevo testamento. No identifica a Jesús, personal y onto-
lógIcamente, con DIOS; pero afirma su presencia funcional, opera-
tIva, allí donde actúa Dios mismo según creencia bíblica y judía96 •
En el último versículo del evangelio, 28, 20, Mateo volverá sobre
la afirmación del v. 20; allí se verá definitivamente la importancIa
de este versículo para su concepción de la Iglesia.

Historia de la influencia

Los v. 19s han SIdo muy Importantes en la histona de la inter- 19s


pretaclón 97 • Es difícil sIstematizar o sopesar las corrientes inter-
pretativas. En lo que sigue, hago una selección muy subjetIva.

1 La presencIa de Cnsto en su comumdad fue traducIda en la IgleSIa


antIgua al lenguaJe de la Cristología: El DIOS encarnado no sólo está pre-
sente en su cuerpo vlslble 98 • Cnsto no está sólo en el CIelo m sólo en la tie-

92 Abot 3, 6, Mekh Ex sobre 20, 24 (80b), cf Sanh 39a donde se reúnen


dIez, esta la shekzná
93 Abot 3, 2 6
94 Mldr Sal 90 § 10 (196a), todos los documentos de n 92-94 en Bill 1, 794s
95 J Welss, 352 celebra que «en lugar de la 'glona' Inefable que se emancipa
de DIOs en el Judaísmo, aparezca 'el propiO Señor celestIal'», <<la personalidad VI-
va de Jesús» Su alegría por la nueva religión, «más personal, más Intenor y más
gozosa», expresa mucho, pnnclpalmente, sobre él mismo Schwelzer, 244 contra-
pone los diez adultos que se necesitan para un serVICIO en la sinagoga (mzn]an) a
los «dos o tres» ¡Pero la shekzná, también según Abot 3, 2 6 (n 93), no perdura en
el mzn]an' En términOS parecidos argumenta Flusser*, 518
96 Esto vale globalmente para el Judeocnstlamsmo pnmltlVO, que aplicó a Je-
sús los enuncIados bíblicos sobre el XUQLO~ Sobre la cnstología mateana «mayes-
tática», cf Luz, Skizze (vol. I1I), tesIs 1.3 2, 4 3 1,43 3s
97 Sobre la hlstona de la interpretación antigua hasta Cipnano, cf Lona*,
390-400, sobre la hlstona de la interpretaCión del V 20, Marchand*
98 Orígenes, Cels 2, 9 = BKV l/52, 116
rra, smo que es ommpresente como Lagos de DIOS y actúa como tal en sus
fIeles 99 Dado que los fieles en oración forman el cuerpo de Cnsto, su pre-
senCia puede entenderse mcluso como una IdentifIcaCión con ellos 1oo El
tránsito desde la cnstología mateana del Enmanuel a la cnstología tnmta-
na de la Iglesia antigua es extraordlllanamente fácil, la cnstología de la
Iglesia antigua resultó ser un magnífIco recipiente para hacer mtehglble la
verdad cnstológlca fundamental de Mateo la Identidad del Terreno con el
Exaltado y la presencia duradera del Exaltado en la tierra
2 Que basten dos o tres fIeles para que Cnsto esté presente entre
ellos puede resultarles chocante a algunos de los que están famlhanzados
con las dimensIOnes de la gran Iglesia Un número tan eXiguo no satisfa-
cía a muchos acecha el pehgro de la formaCión de sectas «loCómo pue-
de comCidu con otro el que no muestra mnguna comcldencia con el
cuerpo de la Iglesia?», pregunta Clpnano lO1 Los mmlstros o responsables
se sentían pretendas IgnacIO de AntIOquía, que conoció presumiblemen-
te el pasaje, dice «SI ya la oración de uno o dos posee tal poder, ¡cuánto
más podrá la oración del obispo y de toda la IgleSia!» (IgnEf 5,2) Muy
dlstmta parece la actitud de Tertuhano dos o tres forman una comumdad,
aunque sean Simples lalcoslO2 Una lllterpretaclón espeCial que aflora a ve-
ces en la IgleSia antigua es la de los «dos o tres» del matnmomo cnstia-
no lO3 Exegetas postenores subrayan a menudo la Importancia de esa pro-
mesa para toda la IgleSia SI ya la oración unámme de dos es escuchada,
qué efIcaz será la oración unámme de muchos sacerdotes o de sínodos y
conclhos regIOnales lO4 Mateo no piensa para nada en eso, obviamente La
IgleSia Vive, para él, en la comumdad local, fraterna, de dimensIOnes re-
dUCidas, no está constitUida m por las Jerarquías m por el número de sus
miembros 105

3 loEn qué reuniones de dos o tres está Cnsto presente? La lllterpreta-


clón de la IgleSia catóhca remite pnmordlalmente a la celebraCión htúrgl-

99 Ongenes, Comm In Rom 8,2 = PG 14,1161-1163, Cmlo deAlejandna,


In Joh 9 sobre 13,33 = PG 74, 155-158 A partir de aquí las Imeas van haCia la
doctnna luterana tardla de la ubicUidad, pero no haCia los reformados
100 Marchand*,212s
101 De ecclesIGe un/tate, 12 = BKV 1/34, 145
102 Cast 7,3 = BKV 117, 337
103 Por ejemplo, Clemente de Alejandría, Strom 3, 10 (68, 1) = BKV 11/17,
297 «Tres» mcluye entonces al hijO de la pareja conyugal
104 Juan Cnsostomo, Contra Judaeov, 3, 3 = PG 48, 865, Cmlo de Alejan-
dna, EplSt 55 = PG 77,291-294 (en ambos, aphcaclOn al conclho de Nlcea), pa-
pa Celestmo, EplSt 18, 1 = PL 50,505 (aphcaclOn al conclho de Efeso), Gregono
Magno, Eplst 9,106 = PL 77,1031 (= 1032)
lOS Aretms, 164 «Dlsce Eccleslam veram non constltUl ex turba, multa seu
pauca»
ca 106 (,Vale la promesa del v 20 más allá del culto, para la vIda cnstIana
de una comumdad relIgIOsa, por eJemplo?J07 La hlstona de la mterpre-
taClÓn ofrece sIempre reflexIOnes en esta dIreccIón, así, cuando BasIlIo
condIcIOna en sus Reglas la presencIa del Exaltado a la obedlencla 108 ,
cuando la mterpretaClón alegónca refIere los «tres reumdos» a «fe, amor
y esperanza», o cuando NIcolás de Lyra, en Postlllae, complementa el
partIcIpIO «reumdos» con «umücados por el amof»109 Este pensamIento
aparece formulado del modo qUIzá más ImpresIOnante en la tercera estro-
fa del canto medIeval «UbI carItas est vera, Deus IbI est», que parafrasea
Mt 18, 20 110 Mateo amplIó el fondo del pasaje en el verslculo fmal de su
evangelIo, formulado más extensamente, 28, 20 De acuerdo con la ecle-
slOlogía mateana, que tanto subraya la mISIón, la comumón, el amor y el
sufnmlento como notas de la IglesIa, la promesa de la presencIa de Jesús
se extIende a todas las funcIOnes vItales de la IglesIa ejercIdas en nombre
de Jesús

4 El pasaje amma especIalmente a la oraCIón públIca y fraterna 1ll


Pero algunos comentanstas se mteresaron más por la oracIón mdlvldual,
personal de los cnstIanos perfectos Esto se observa claramente en la re-
cepcIón gnóstIca de Mt 18, 20 «Cuando hay dos o uno yo estoy con
el»112 A este Ideal SIrve más tarde la mterpretaclón alegónca, que desde
Ongenes aplIcó la comcldencla o acuerdo de los dos (o tres) al acuerdo de
cuerpo, espíntu y, a veces, alma l13 Aquí se pasa por alto la mtenclón de-
CISIva del texto

5 Como ya ocurnera con la mterpretaclón de 7, 7-11, tambIén en es-


te texto la promesa mcondlclOnal de la escucha de la oración ha creado
dIÍlcultades DIOs no escucha las oraCIOnes mcondlclOnalmente, smo a
condIcIón de que los orantes pIdan cosas convementes, sean dIgnos y no

106 Catecismo (vol I1I), n° 1088, OS36 n o 2297 = enclchca Mediator Del, de
1947, ConStltuclOn sobre la liturgia, del conCIlIo VatIcano JI, cap 1,7
107 Cf Chnstlan*
108 Regulafuslus, 5, Regula brevlUs, 225
109 OlOmslO bar Sahbl, 301, OlOmslO CartuJano, 210 (en amor y gracIa), NI-
cola~ de Lyra sm numeros laterales «<cantate umtl») Cf J Moltmann, La IgleSia
fuerza del Espmtu, Salamanca 1978, 156 (en apostolado, bautismo, cena y comu
nIOn fraterna)
110 Texto en Marchand*, 467-469 El canto ha recuperado su ImportancIa en
la hturgla de TalZe 40 Gesange aus Talze, Frelburg 41988, n o 36
111 Cf Calvmo JI, 109 Segun Inst IV, 1,9, Mt 18,20 es una promesa para la
IgleSIa vIsible
112 EvTom log 30 La presunta verSIOn ongmarla delloglOn en POxy 1, 23ss
(= Schneemelcher P 104) habla solo de «uno»
113 Ongenes, 14,3 = GCS Ong X, 278 280, cf Jerommo, 162s, Pedro de
Laodlcea, 206
oren para pedir venganza 1l4 Cabe lamentar, obviamente, la moralización
de una promesa mcondiclOnal de DIOs por efecto de tal mterpretación Pe-
ro habría que ver también de dónde viene el desplazamiento de sentido El
desplazamiento tiene que ver con la expenencla cotidiana de que DIOS,
muchas veces, no escucha las oraCIOnes, aunque no sean egoístas y estén
apoyadas por la comumdad Esta expenencla -apenas expresada explíCI-
tamente en la hlstona de la mterpretaclón- hay que tomarla en seno

Esto nos conduce a la pregunta más difícil del texto (,para


qUIén vale realmente la promesa de que Cnsto estará Junto a los
(dos o tres) que se reúnen en su nombre? Ya Clpnano señaló que la
promesa no podía valer para los cismáticos (,Promueve Cnsto los
conventículos pnvados al margen de la Iglesia? Cnsto no qUIere
con su promesa «separar a la gente de la IglesIa» que él fundó e
InStituyó 1l5 Teofilacto hace notar «TambIén Anás y CaIfás se pu-
SIeron de acuerdo»1l6 (,Qué pasa cuando las IglesIas oran Juntas en
nombre de Cnsto? (,Basta apelar con los evangélicos a la palabra
de DIOS, que es el fundamento de la verdadera comumdad cnstia-
na? Maldonado declara, no SIn razón, que esto no es suficIente, ya
que la palabra de DIOS es ambIgua y necesIta de InterpretacIón, lo
que hace necesarIOS los concilIOs, por eJemploll7 Es fácil para to-
dos los que se consIderan cnstianos apropiarse de la promesa de
Mt 18, 20, pero es dIfícil convemr en los cntenos (OU!!<pwvÉw!)
que ImpIdan los absolutIsmos de grupo o de confeslón 1l8 Hay que
recordar aquí sobre todo, a mI JUlCIO, que el v 20 debe entenderse
como una maravIllosa promesa dlvzna, pero las promesas dIVInaS
no se deben utilizar para fortalecer la propia legItimIdad

Resumen

15-20 Nuestra InterpretacIón partía de las fnccIOnes que parece haber


entre la dIscIplina eclesIástica (v 15-17) y la InVItacIón al perdón

114 Juan Cnsostomo, Hom In Act 37,3 = PG 60, 265s (mencIOna pleganas
por el mundo, la Iglesia, la paz, los necesitados), Eutlmlo Zlgabeno, 508 (hay que
ser Xa1:a TOUe; aJtooTOAOUe;), DlOmslO bar Sahbl, 301, Wolzogen, 331 (no pedir n-
queza, honra, poder humano)
115 De eccleslae umtate, 12 = BKV 1134, 146
116 Teofllacto 344
117 Maldonado, 369
118 K Barth, KD IV/2, 791-799, mencIOna algunos en su reflexlOn sobre el
texto, el dialogo de cara a una profeslOn de fe comun, el reconOCimiento mutuo co-
IlImItado y a la busca de lo perdIdo (v 12-1421s) Nmguna de las
poslblhdades de mterpretaclón mencIOnadas al pnnclplo ll9 parece
encajar del todo en el texto Hemos VIsto que Mateo entendIÓ la
norma de la excomumón realmente como tal No se hmltó a aco-
gerla en su texto como una tradIcIón, smo que la engranó en él a
conCIenCIa Esto VIene a desautonzar el «modelo de la gracIa» La
norma de la excomumón ocupa el centro de su capítulo sobre la
comumón, VIene preparada por los V 6s, es subrayada por el V 18
YprofundIzada por los V 19s Por eso es para Mateo algo más que
un «caso límIte», que él acogIera a regañadIentes, en contradIccIón
con la verdadera «ley de vIda» de la comumdad Contra el «mode-
lo educatIvo» que subyace en la excomumón de la gran IglesIa ca-
be alegar que el texto no habla de educacIón, apartarse de aquellos
que son ya como los recaudadores y paganos, por una parte, y bus-
car a los perdIdos, por otra, son propuestas mcompatIbles El «mo-
delo de la teología ahanclsta» podría tener una cIerta JuStIfICaCIón,
porque Mateo se nge en su cnstología del Enmanuel por la Idea bí-
bhca de la presencIa de DIOS Junto a su pueblo -que cabe sIgmfI-
car, en un sentIdo muy ampho, con la palabra «ahanza»- Pero la
eVIdencIa de que hay en la Blbha una yuxtaposIcIón slml1ar de gra-
CIa y JustICla 120 no resuelve la pregunta sobre las relacIón que guar-
dan ambas cosas entre sí
El problema es, por tanto, cómo se conjuga la norma de la con-
versaCIón fraterna, que posIblemente acabe en una exclusIón, con
la ley vItal de la búsqueda mcansable de los pecadores y del per-
don (,Hay que dejar ambos extremos sImplemente en su contraste
y defender así un «modelo de mcoherencla»? Me gustaría pnmero
relatIvIzar algo y, tambIén, precIsar la contradIccIón la exclusIón
solo es necesana cuando un pecador no pIde perdón, esto aparece
qUlza expresado tácItamente en los V 21s 121 Hay que precIsar tam-

mo bautIzados y como hermanos la posIbIlIdad de celebrar la cena del Señor y ha


cer la oraClOn en comun
119 Cf supra, 66s y 74
120 No excluslOn porque apenas es compatIble con la Idea de pueblo
121 Por eso Calvmo Il, 112 hace esta preclslon el mandato del perdon IlImi-
tado ~e refiere segun Lc 17, 3s, a los pecadores que muestran arrepentImiento A
los otros no es posible perdonar directamente, segun Calvmo, pero SI en el sentIdo
del amor a los enemigos y no odiar Eso da a entender en efecto, Lc 17,3 (Eav [lE
l:avol]ul]) Esto no aparece expresado en Mt 18, 21s, pero se vera que Mt 18 21s
debe entenderse como enlace con el v 15 y no como contraposlclOn al v 16s
bién el contraste entre Mt 18, 15-18 Yla idea mateana fundamental
de la comunidad como corpus permixtum (13, 37-43.47-50; 22, 11-
14): el hecho de que coexistan en la comunidad justos e injustos no
significa, a mi juicio, que ella deba renunciar a realizar en su seno
y en su figura la «ley de vida» del amor de Cristo 122 • Así, el inten-
to de establecer unos límites (v. 15-17) no se contradice con la idea
del corpus permixtum; pero la pretensión, expresada en el v. 18, de
comprometer al cielo con esos límites sí se contradice con la creen-
cia mateana de que el único juez es el Hijo del hombre (13, 40-43.
49s)123.
Mateo no superó esta tensión. No puede afirmar que la potestad
de atar otorgada a la comunidad sea irrelevante, ni que ponga tra-
bas al mandamiento del amor proclamado por Jesús. No puede
afirmar que la comunidad deba renunciar a atar y desatar, ni que
esto constriña la soberanía del Hijo del hombre y Juez universaP24.
Tampoco puede subordinar la acción de la comunidad a un plan
educativo divino que le hubiera permitido considerar toda atadura
y exclusión, en última instancia, como muestra del amor divino 125 •
Esto es comprensible a la luz de la historia genética: las normas de
los v. 15-17, surgidas en la comunidad primitiva, y el dicho de atar
y desatar (v. 18), que la corrobora, reflejan un estado de institucio-
nalización inicial de la comunidad de Jesús, abocada a diferenciar-
se de la mayoría del pueblo que no creía en él. Los v. 21s, y tam-
bién 12-14, vuelven en cambio a Jesús mismo y no están afectados
aún del problema de la institucionalización. Mateo no ofrece, pues,
un haz armónico de normas de acción para la comunidad, ni un
modelo conceptual sólido con el que ella pueda legitimar sus actos.
No hay en los v. 15-20 una integración sistemática de las diversas
líneas de pensamiento. Esto se podrá lamentar como una incapaci-
dad del evangelista; pero yo no creo que el simple lamento sea una

122 Cf vol 11, 454s, 461s sobre la interpretación ética de Mt 13,36-43


123 La incoherenCia latente en «el pagano y el recaudador» contrasta aSimis-
mo con el amor Ilimitado al enemigo (5, 43-48)
124 El v 18 se aproxIma, con todo, a esa tesIs y resulta una frase problemá-
tica, por eso es un tanto «Incoherente», al menos en el conjunto de la teología de
Mt.
125 QUizá habrá que estarle agradecido a Mt, a la luz de la hlstona de la in-
fluenCIa muchas veces, los dirigentes eclesIales han Justificado las excomulllones
y exclUSIOnes recumendo a ese concepto educativo, y de ese modo han podIdo dI-
simular y perpetuar sus ansias de poder
actitud justa ante el texto. Porque Mateo hace algo más: combina
el atar y desatar de los v. 19s con la oración, y pone así toda acción
humana bajo el poder, la promesa y la gracia de Dios. Estos dos
versículos son textos clave para todo el capítulo. Mateo insinúa
con ellos -sólo insinúa- que las tensiones en las que vive la comu-
nidad deben ser sobrellevadas orando a Dios, y vividas recordando
la promesa de la presencia de Cristo. Él es dueño y fundamento de
la comunidad.
Quisiera ir, a pesar de todo, más allá de Mateo y decir algo sobre
el rango de las diversas normas de acción que marcan el conjunto
de Mt 18, 1-20: Para Mateo son centrales el precepto fundamental
del amor (5, 43-48; 7, 12; 22, 34-40) Yel mandato de misión uni-
versal (28, 19s). La línea directriz del capítulo es la de «volverse
pequeños» (18, 3s) al servicio de la comunidad. Por eso, la bús-
queda de lo perdido, el «desatar» y el perdón (v. 5.10.10.12-
l4.l5.21s) tienen prioridad sobre el cercenar (v. 8s), atar y excluir
(v. 16s). Que uno llegue a ser para la comunidad «como el pagano
y el recaudador» será, cuando más, la consecuencia, nunca la fina-
lidad de su acción. Que la comunidad aplique a los «tramposos» e
inductores el «ay» de Jesús, juez universal, nunca puede ser un ac-
to definitivo, sino emanado del amor a los «pequeños» seducidos.
En este sentido se trata, a mi juicio, de «casos límite» en la acción
de la comunidad 126, y su «atar» debe estar presidido por la espe-
ranza de que un día sea «desatado» en el cielo.

El libro sirio de Los grados formuló así esta superioridad del perdón
en su modelo conceptual del segundo grado: «y así como el mamar la le-
che es una tortura para el adulto y el pan puede atragantársele a un lac-
tante, del mismo modo los preceptos menores difieren de la perfección.
En la eternidad de eternidades nadie será elevado por haber cumplido el
precepto 'pon a tu hermano en manos de la comunidad y considéralo co-
mo un pagano', y nadie alcanzará la perfección si no llega a esto: 'perdó-
nale setenta veces siete' y 'aprécialo más que a ti'»I27. El amor sin límites
es, pues, el camino más perfecto.

Mateo no maneja el modelo de los dos grados, sino más bien el


modelo de un camino de perfección que los discípulos han de re-
126. ef. supra, 67s (punto 2).
127. Liber Graduum, ed. por M. Kmosko, 1926 (PS I/3), 11,5 = 281ss; cf. 2,
6 =39s; 4, ls =83-90; 5,10 = 117s; 11,3 =277s; 19,23.25 =491s.495ss.
correr 128 • En él, todos son solidarios de todos hasta que llegue el
juicio del Hijo del hombre, al que todos estarán sometidos. En el
camino de perfección prima, para Mateo, la solidaridad de los ra-
dicales itinerantes con los sedentarios, y de los que carecen de bie-
nes con los que aún son propietariosl 29 , como también la solidari-
dad de los justos con los que caen en el error y con los seducidos.
Creo que, en este sentido, el perdonar setenta veces siete se apro-
xima más a la perfección que la regla disciplinar de la Iglesia en
los v. 15-17. Pablo pensó de modo similar cuando yuxtapuso en 1
Cor 6, 1-11 el tribunal de arbitraje comunitario y la renuncia judi-
cial como dos posibilidades cristianas de valor desigual, y cuando
sugiere en 1 Cor 5, 5 la salvación del excluido como última posi-
bilidad.

Sentido actual

Nuestras reflexiones no pueden detenerse aquí. La historia de la


influencia del texto ha mostrado cómo la institución de la excomu-
nión se fue modificando en las grandes Iglesias durante los prime-
ros siglos, muchas veces degeneró en un instrumento de dominio
eclesial o estatal y hoy ha desaparecido en amplios sectores del pro-
testantismo, mientras pierde relevancia en el catolicismo para la
mayoría de los miembros de la Iglesia, al menos en la Europa sep-
tentrional. Ahora bien, esto no significa que nuestras Iglesias ac-
tuales se hayan acercado más al camino mejor de Mt 18, 10-14.
21 s, el camino del perdón. La historia de la influencia enseña que
sólo en comunidades de dimensiones limitadas, no estructuradas
en línea jerárquico-autoritaria, se ha podido conjugar la amonesta-
ción fraterna (hasta llegar a la posibilidad del anatema eclesial)
con la experiencia del perdón de los pecados a través de la integra-
ción en la comunidad. Ambas cosas juntas se consideraron esen-
ciales para la vida de una comunidad cristiana viva. No es casual
que Lutero, en su visión de la comunidad que describió en el co-

128. Cf. Luz, Jesusgeschichte (vol. I1I), 67-69. También esto es, sin duda, un
intento de sistematización de los principios mateanos que está fonnulado desde fue-
ra y se limita a calcar la fonnulación del «camino de justicia», Mt 21,32. Quizá ese
intento sea la mejor expresión de lo que Mt persiguió, pero no llegó a fonnular.
129. Cf. vol. 11, 1I6s.
nacido prólogo a la Misa alemana -«Quieren ser cristianos en se-
no y confesar el evangelio con manos y boca»-le encontrara un si-
uo a la regla de Mt 18\3°. Hay voces parecidas de época posterior\31.
Dletrich Bonhoeffer se ocupó a fondo de la disciplina eclesiástica
durante la persecución religiosa del tercer Reich y reflexionó sobre
su necesidad teológica: «El perdón nunca puede anunciarse con
autoridad sin una predicación concreta de la penitencia y el jui-
cio». Afirma que se necesita la llave de desatar y la llave de atar,
pero la segunda subordinada a la primera. Lo santo debe ser prote-
gido de las rebajas, dice Bonhoeffer. «La protección del evangelio
es la predicación de la penitencia, que llama pecado al pecado y
declara culpable al pecador»132. Sólo una comunidad que denuncia
la mJusticia, la puede perdonar. La disciplina comunitaria «no sir-
ve para edificar una comunidad de hombres perfectos... Está al ser-
vicIO de la gracia cara de Dios» 133. En esa gracia de Dios, nada
«natural» y muy exigente, se funda la necesaria comunión que Ma-
teo explica en este capítulo. Esa comunidad viva incluye la verdad
que señala inequívocamente los límites (v. 15-17), el amor que
franquea siempre esos límites (v. 1O-14.21s) y también la oración
al Señor y Juez (v. 19s), que con su presencia pone a la comunidad
en movimiento hacia la verdad y el amor. Las tensiones que esto
genera deben soportarse con paciencia. Nivelarlas en una Iglesia
Institución sería funesto, tanto si es «Iglesia para todos» de signo
protestante en la que, siempre en nombre de la gracia (¡rebajada!),
todo amenaza volverse indiferente, como si es una «Iglesia verda-
dera» de signo católico, donde la gracia corre siempre el peligro de
convertirse en instrumento de una pedagogía administrada ecle-
slásticamente l34 • Pero, en esta tensión, la línea directriz debe ser el
amor, que a veces no puede cubrir sin más el pecado.

130 Deutsche Messe, BoA I1I, 296s


131 Cf por ejemplo A. Schwelzer, Pastoraltheologle oder dIe Lehre von der
Seelsorge, Lelpzlg 1875, 118, según el cual «a medida que las IgleSIas regIOnales
de masas se configuren en comumdades más pequeñas, deshgadas del nexo con el
Estado, y más hbres, es deCIr, más mdependlentes. volverá a crecer la dlsclphna
ecle~lástlca, hasta restaurar la excomumón, e Irá acompañada de la cura de almas,
pertenecIente a ella»
132 Schlusselgewalt und Gememdezucht, en Id , Gesammelte Schnften 11,
Munchen 1960,369-381, cItas 370s.
133 D. Bonhoeffer, El precIO de la gracza, Salamanca 1995,201.
134 MI colega catóhco P. Hoffmann pregunta SI en la hlstona de los mtentos
de superar la tensión entre el mensaje radIcal de Jesús sobre el amor, por una parte,
Cuando yo consIdero fundamental para la IglesIa, con Bonhoeffer y
otros, la clara denuncIa del pecado, la mentIra y la InjUstIcIa, no qUIero
sIgmfIcar que nuestras IglesIas populares deban mtroducIr hoy, de nuevo,
una dIscIplIna ecleSIástIca Las personas adultas se salen hoy de la IglesIa
por su cuenta, sm necesIdad de que las IgleSIas las expulsen Pero la cues-
tIón es saber por qué lo hacen SI se van porque en su «mcreenCIa cons-
cIente»135 conocen el límIte de la verdad testImomada por la IgleSIa, y tras-
pasan conSCIentemente ese límIte, entonces es legítImo Pero SI la verdad
es tan arbItrana y el derecho tan elástIco en las IglesIas como en otras par-
tes, entonces la gente no abandona la IgleSIa porque no pueda aceptar la
verdad representada por ella, smo porque unas IgleSIas carentes de IdentI-
dad son sencIllamente superfluas Entonces las IgleSIas no sólo han per-
dIdo la dIscIplma eclesIástIca, smo tambIén su esenCIa eclesIal. Pero SI la
IgleSIa defIende la verdad que la constItuye con la palabra y la obra, ape-
nas es necesarIa una excomumón, a mI JUICIO, ya que SUS propIOS mIem-
bros, alcanzada la mayoría de edad, proveen lo que antes estaba reserva-
do al mstrumento educatIvo de la «excomumón» Ellos se IdentIfIcan con
la IgleSIa o se salen de ella

2. El perdón (1B, 21-35)

a) Perdón sin límltes (lB, 2ls)

BiblIOgrafía. Abrahams, 1, God's Forglveness, en Id, Studles 1,139-149;


Id, Man's Forglveness, en Ibld , 150-167

21 Entonces se adelantó Pedro y le preguntó: «Señor,


¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí, y yo le tendré
que perdonar? ¿Siete veces?», 22 Jesús le contestó: «Siete ve·
ces no; setenta y siete veces»!,

y la InstItuclOnahzaclón ecleSIal, por otra, no ha habIdo SIempre, a la vez, Intentos


de domestIcacIón del mensaje radIcal de Jesús «La pregunta es (,puede vIvIr el
ethos de Jesús en una instItucIón? La afmnaclón de M Weber 'burocracIa y fra-
ternIdad se excluyen por esencIa' vale tambIén para la cuestIón del perdón» Cuan-
do el perdón «se adminIstra, no puede haber perdón La IgleSIa cae aquí en la
'trampa' que ella mIsma ha tendIdo>,
135 G Ebehng, Klrchenzucht, Stuttgart 1947,26
1 Se enfrentan dos poslblhdades de traduccIón 77 veces y 7 por 70 La po-
mera versIón no es del todo correcta hnguístlcamente, pues la desmencla -axt~ de
adverbIOS numéncos compuestos se halla SIempre en el últImo número, cf Kuhner-
Blass-Gerth, Grammatlk 1, 637 La segunda es aún menos correcta, pues detrás del
número cardinal multIphcado 70 x 7 = 490 falta un sustantIvo «<pecados», por
eJemplo), o se espera Igualmente, en respuesta al ÉJt1:aKt~ mterrogante, un verbo
Análisis

Una nota narratlva mtroduce la breve lría el dIscípulo Pedro formula


una pregunta La pregunta enlaza con el v ISa (áf.tuQtlJon d¡; m:) La res-
puesta de Jesús entra a fondo en ella La respuesta no se sostiene sola y no
es una máXIma de vahdez generaF Esta forma, poco frecuenta en laslrías
de Jesús, SurgIÓ de la nueva verSIón que Mt dlO al texto Q partIendo de Q
l7,3s Pero sólo algunos térmmos sueltos del texto Q aparecen asumIdos
en un pasaje dlstmto (á!!uQtuVW d¡; [m:], ó aOEAcpO¡; [oou], É:n:tmu¡;,
acp11ow) A base de esas palabras, Mt formó unalría propia con un loglOn
de Jesús 3, unalría que posee más fuerza aún que el texto Q Este texto Q
no se puede ya reconstrUlr con garantía en su hterahdad exacta4

Explicación

La pregunta de Pedro lleva al tema de toda la segunda parte del 21


dISCurSO. el perdón. (,Hay un límite máXimo para el perdón? Con la
expresIón á¡.tuQ't1Í<JU Et~ E¡.t€, Mateo no pretende ceñIr la pregunta,
pnmanamente, a los pecados mterhumanos 5 , smo adoptar la for-
mulaCIón de v. 15 y profundIzar en lo dIcho allí La propuesta de
Pedro, perdonar SIete veces, no es CIcatera «Siete» es el número
tradICIonal de la perfeccIón6 • Cuando Pedro propone perdonar Sie-
te veces, ello no sIgmfIca, por tanto, que sólo desee otorgar al her-

numenco La mIsma falta de clandad hay en Gn 4, 24 LXX, el pasaje al que se re


fIere qUlza el v 22 (hebr 77, no eXIsten adverbIos numencos en hebreo) Yo pre-
fIero con Bauer, s v É~oo¡.tT]xov'tu, Moult-How-Turner 1, 98, n, 175, la pnmera
clase de tradUCCIón, porque no me gusta atnbUlr a los LXX una traducclOn errónea
2 Incluso la frase esta abreVIada, porque presupone la pregunta
3 To'te, nQoaeQX0¡.taL, Pedro como portavoz de los dlSClpulos, ekev con da-
tIvo, XUQLe como tratamIento que dan los dISClpulos, Éúl~ como preposIclon, AeYeL
en dIchos de Jesús, son mateanos, cf vol 1, 57s y vol n, 612 sobre Pedro Sor-
prende la eVItacIón semItIzante de la frase condICIOnal en la pregunta del v 21 La
frase tendna que ser (,Cuantas veces debo perdonar SI mI hermano peca contra mI?
4 La eXIstencIa de un texto Q no se mfJere, pues, de las comcIdenclas en la b-
terahdad, smo de la secuenCIa Lc 17, ls =Mt 18, 6s, Lc 17, 3s =Mt 18, 15 21s, cf
Lc 17, 5s = Mt 17, 19s La construcclOn de las frases podna haberse conservado en
Lc en Q habla tres oracIOnes EUY con un ImperatIvo como oraCIón pnnclpal la ter-
cera oraCIón EUY era ya muy extensa en Q y fue complementada por Lc con XaL
ÉJTtUXL~ EnLU'tQe1j!n nQo~ ae AeyúlY ¡.te'tuvoóJ
5 Cf Teofllacto, 344 se trata solo de los pecados mterhumanos, ya que los
pecados contra DIOS solo puede perdonarlos el sacerdote
6 Cf K H Rengstorf, Én'tu X'tA, en ThWNT n, 624, 25ss, 628, Iss (espec
Lev 16, 19,2 Sam 12,6 LXX)
mano un perdón restringido 7 • Lo que pregunta Pedro lógIcamente
es SI está oblIgado al perdón perfecto.
22 Jesús habría podido contestar con un simple «sí». Pero su res-
puesta viene a extremar la perfeCCIón aún más: de Pedro se espera
un perdón perfecto-perfectísimo, ilimitado-infinito, reiterado innu-
merables veces 8 • La respuesta que Mateo hace dar a Jesús es insu-
perable. Es programática, no pragmática. Cabe presumir que el
evangelista aluda a Gn 4, 24; sólo así se puede explicar la peculiar
formulacIón del número 77 9 • Si se trataba allí de la venganza limi-
tada que pesa sobre los asesinatos de los descendientes de Caín y
Lamec, aquí se trata de su abolIción: en la comunidad vale la nor-
mativa de Jesús sobre el perdón sin límites.

Historia de la influencia

La respuesta de Jesús en el v. 22 está formulada de modo radi-


cal. Al igual que la prohibición de juzgar (Mt 7, 1s) o del juramen-
to (5, 33-37), esta respuesta apenas es rozada por las preguntas
prácticas que emanan de ella. El perdón incondicional y reiterado
al infinito, del que uno puede estar seguro en todo momento, ani-
ma sólo a los malos, según experiencia común 10. Por eso, la inter-
pretación de la Iglesia antigua y la mterpretación católica dejan
traslucir muchas veces la preocupación por un uso responsable del
sacramento de la pemtencia, que no puede administrarse «a la bue-
na de Dios»lI. El arrepentimiento es siempre necesario l2 ; de 10
contrano se otorgaría el perdón, incluso, a aquellos que no lo pi-

7 Cf Juan Cnsóstomo, 61, 1 = PG 58,587 (Pedro creyó hacer algo grande),


Olshausen 576 remite a la «postura aún sm madurar de Pedro»
8 Cf EutimlO Zlgabeno, 509 a[!ElQOV, OLTJVEXE~, aEL, Maldonado, 370:
«magls mfinItum», «mnumerablhter mnumerablhbus (vlclbus»>
9 Ya la exégeSIS de la IgleSia antigua no comcldía en SI hay que leer 77 (así
Tertuhano, Or 7 = BKV 117, 255, Orígenes, 14,5 = GCS Ong X, 282s, Agustín
[Cons Ev J, 2, 12 =94) o 490 (así Dzdaskalta, 11, JerónImo, 163, Hilano, 18, \O
= SC 258, 84, Y la mayoría)
10 Perdonar Siempre, según Ca1vmo n, 111, es perJudicial, Musculus, 451 te-
mía dar ahclentes al pecador con el perdón demaSiado frecuente, y no cumphr el
amor fraterno con el perdón demaSiado escaso La propuesta de Pedro es, a su JUI-
CIO, el mtento de una solUCión media
11 Maldonado, 370
12 Anselmo de Laón, 1410 no se nos ha encomendado «perdonar pecados de
vez en cuando, smo perdonarlos al que hace penItencia»
den" Agustín y muchos otros subrayan la necesIdad de la dISCIplI-
na eclesIástica «con palabras y, en su caso, tambIén con golpes»l4
En sus comumdades monásticas, BaSIlIo consIdera la obedIencIa al
abad, que otorga el perdón, como cnteno para la verdadera dISPO-
SICIón a perdonar l5 La tradIcIón mterpretatIva de la Reforma con-
cede aSImIsmo gran ImportancIa a las consIderacIOnes pastorales
«l,Debemos dar crédIto a cualqUIer mamfestacIón con la que uno
expresa su arrepentimIento?», pregunta Calvmo Su respuesta me-
quívoca es «no», «ya que la pemtencIa es un asunto sagrado»l6 con
el que no se debe Jugar Tales conSIderacIOnes, detrás de las cuales
hay expenencIas que deben tomarse en seno, parecen quedar leJos
del pnncIpIO del v 22 enuncIado en forma absoluta
La tradIcIón de la Reforma plantea otra pregunta la autondad
secular no puede perdonar pecados, smo castIgarlos l? l,Puede valer
el versículo para magIstrados o padres de famIlIa? Se suele restnn-
gIr el ámbIto de valIdez de Mt 18, 22 al remo de Cnsto, o contra-
poner a la «vocatIo generalIs» de todo cnstIano al perdón la «voca-
tIo specIalIs», restnCtIva, de un Juez o un padre l8 Lo mIsmo que en
muchos preceptos del sermón de la montaña, en la tradIcIón mter-
pretatIva de la Reforma acecha el pelIgro de que el perdonar 77 ve-
ces -cosa que no pueden hacer los Jueces, políticos, padres, etc - se
conVIerta en una actitud exclUSIvamente mtema La mayor protes-
ta que cabe Imagmar contra esa tradIcIón mterpretatIva es la actItud
de Leon TolstOl Puso como lema de su novela Resurrección el tex-
to Mt 18, 21 El héroe de la novela, NeJlIudov, llega a convencerse
de que, Justo en el ámbIto de la JustiCIa, el perdón IlImItado es la
úmca actitud veraz Sus expenencIas con la JuStiCIa rusa y las pn-
SlOnes rusas -l,y eran tan radIcalmente dIferentes de otras JuStiCIas
y otras pnslOnesLle llevaron a la conVICCIón de que aquí no nge
la JustiCIa smo, IrremedIablemente, la mJuStICIa la regla de Mt 18,
22 es la úmca posIble «porque no hay personas lIbres de culpa y
que estén facultadas para penalIzar o hacer mejores a otroS»l9

13 Tertuhano, Marc 4 35, es el pnmero en declarar que no es posIble perdo


nar a aquellos que no perdonan, pero mtenormente hay que olvIdar el pecado
14 Sermo 83 7 =PL 38, 518, Jansemo, 167, LapIde, 357
15 Regula brevlus (trad alem de K S Frank, St OttIhen 1981,205)
16 II 112s
17 Lutero (Evangehen Auslegung) II 628s
18 Brenz609s
19 L TolstOI ResurreCClOn Barcelona 1972 3 a parte, seccIón 28
Resumen

Mateo mtroduJo tambIén su cuarto dISCurSO como dISCurSO del


remo de DIOS (18, 1) Y formuló, qUIzá pensándolo mucho, la nor"!
ma de Jesús sobre el perdón IlImItado como norma fundamental.
sm restnccIón alguna y sm tener en cuenta la denommada «reah..
dad» En este sentIdo, TolstOl está más próxImo al texto que los re..
fonnadores o aquellos católIcos que dejan caSI IrreconocIble la
norma fundamental de Jesus sobre el perdón detrás de las nonnas
de la dIscIplIna pemtencIal Para Mateo, el perdón IlImItado en la
conVIvenCIa concreta de hermanas y hennanos es el verdadero ca4
mmo señalado por Jesús, el cammo perfecto, el meJor20 Pero él sa.,
be tambIén que la perfeccIón no es una ley, nI sIqUIera un cnteno
con el que se puedan medIr otros, smo la meta de un cammo, en el
que la comumdad está con su Señor En la práctIca se trata de no
perder de VIsta esta norma de la perfeccIón y, así, VIVIr en la co.-
mUnIdad sm que por ello lo bueno y lo malo resulten mdIscernl1
bIes, y la dIferencIa entre ambos se haga Irrelevante so pretexto de
que, al fm, todo se perdona No se trata de subordmar sImplemen.¡
te la nonna de Jesús sobre el perdón a la dIscIplma pemtencIal de
la IglesIa, nI de crear, más allá de la dIstmcIón ecleSIal entre el bIen
y el mal, un espacIO Ideal en el que todo se perdona y, por ende, to..
do se hace mdIferente, se trata de actuar en la IglesIa, que dIstmgue
entre el bIen y el mal, con arreglo a la nonna de Jesús del perdón,
No se trata de abolIr a posterIOr! los V 15-18, smo de mantener la
tensIón entre ellos y los V 21 S

b) El deudor Implacable (18,23-35)

BlbllOgrafia Boer, M e de, Ten Thousand Talents? Matthew s Interpre-


tatlOn and RedactlOn ofthe Parable ofthe Unforglvmg Servant (Matt 18,
2335) CBQ 50 (1988) 214-232, Breukelman, F H , Eme Erklarung des
Glelchmsses vom Schalksknecht, en PARRESIA FS K Barth, Zunch
1966,261-287, Broer, 1, Die Parabel vom Verz¡cht auf das PnnZlp von
Lelstung und Gegenlelstung (Mt 18, 23-35), en A cause de I'Evanglle FS
J Dupont, 1985 (LeDIv 123), 145-164, DeIdun, T, The Parable ofthe Un-
merclful Servant BTB 6 (1976) 203-224, Derrett, J D M, Law m the

20 Cf supra 87s
New Testament, London 1970, 32-47, DIetzfelbmger, e , Das Glelchms
von der erlassenen Schuld EvTh 32 (1972) 437-451, Erlemann, K, Das
Btld Gottes m den synoptlschen Glelchmssen, 1988 (BWANT 126), 76-
92, FIedler, P, Jesus und dIe Sunder, 1976 (BET 3), 195-204, Harmsch,
W, Las parábolas de Jesús, Salamanca 1989,222-237, Juhcher, Glelch-
nlsreden II, 302-314, Lmnemann, E, Glelchmsse Jesu, Gottmgen 1961,
111- 119 , 169-174, ReIser, M, DIe Genchtspredlgt Jesu, 1990 (NTA 23),
262-270, Scott, Hear (vol III), 267-280, SpICq, e, Dleu et l'homme,
1961 (LeDIV 29), 55-63, Sugranyes de Franch, R , Etudes sur le drolt Pa-
léstmlen a l' epoque Evangéltque, 1946 (AJSUF), Weber, B , Alltagswelt
und Gottesrelch BZ NF 37 (1993) 161-182, Id, Vergeltung oder Verge-
bung? Mt 18, 23-35 auf dem Hmtergrund des «ErlassJahres» ThZ 30
(1994) 124-151, Weder, Glelchmsse (vol III), 210-218, WeIser, A, DIe
Knechtsglelchmsse der synoptlschen Evangelten, 1971 (StANT 29), 75-
104
Más bIbhografía** sobre el dIscurso de la comumdad, cf supra, 21

23 Por eso, el reino de los cielos se parece a un rey que qui-


so saldar cuentas con sus esclavos. 24 Al comenzar a ajustarlas
le presentaron 1 a uno que le debía diez miF talentos. 25 Como
no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él,
con su mujer, sus hijos y todas sus posesiones, para pagar la
deuda. 26 El esclavo se echó a sus pies suplicándole: «Ten pa-
ciencia conmigo, que te lo pagaré todo». 27 El señor tuvo lásti-
ma de aquel esclavo y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
28 Pero, al salir, el esclavo encontró a un compañero suyo
que le debía cien denarios, lo agarró por el cuello y le decía
apretando: «Págame lo que me debes»J. 29 El compañero se
echó a sus pies suplicándole: «Ten paciencia conmigo, que te lo
pagaré». 30 Pero él no quiso, sino fue y lo metió en la cárcel
hasta que pagara lo que debía.
31 Al ver aquello sus compañeros, se indignaron y fueron a
contarle a su señor lo sucedido. 32 Entonces el señor lo llamó y
le dice: «Esclavo ruin, cuando me suplicaste, te perdoné toda
aquella deuda. 33 ¿No era tu deber tener también compasión

l El hapax legomenon JtQOOllX{}1l (B, D) podría ser, pese a la debilIdad testl-


momal más ongmano que JtQoOllvEX{}Il, típIcamente mateano
2 Las vanantes JtOAAGlv (~*, co) y «cien» (c) pretenden qUlza enmendar lo
absurdo de la cifra
3 Bauer, Wb 6 s v El VII Cabe traducir también «SI debes algo», supondna,
SIn embargo, que el pnmer esclavo no conoce exactamente las deudas pendientes
de tu compañero como yo la tuve de ti?». 34 Entonces su señor,
muy enfadado, lo entregó para que lo castigaran hasta que pa·
gase toda la deuda.
35 Pues lo mismo os tratará mi Padre del cielo si no perdo.
náis de corazón cada uno a su hermano\

Análisis

1 Estructura El nexo con 10 antenor es débil ()w. to'ÜtO es una tran-


SICIón reafJrmabva, como en otros lugares S El relato enlaza con el con-
texto, sobre todo, por el versículo final 35 (cf los v 10 14 1921) Está na-
rrado con preclslon y maestría La mtroducclOn, v 23, consta de la mitad
real y una expOSIción a modo de título Al fmal figura en el v 35 la con-
clUSión, que formula el corolano punto capital En el cuerpo del relato se
narran tres escenas 6 cuyo escenano 7 y protagomstas cambian La pnmera
escena transcurre entre el rey y su esclavo (v 24-27), la segunda entre el
esclavo y su colega (v 28-30), la tercera de nuevo entre el rey y su escla-
vo (v 31-34) Las tres escenas comienzan con una mtroducclón narratlva
(v 24s 28 31) En la pnmera y segunda escena habla pnmero el deudor
respecUvo con gestos y palabras caSI IdéntiCOS JtW'illV oiív AfYillV !ta-
xQOl(hJ!tljoov !ort' E!tOL, XaL CmO()illOill OOL (v 2629) En la tercera esce-
na, fmalmente, se narra lo que el acreedor hace con el deudor (v 2730.
34) En la pnmera y segunda escena, los versículos 27 y 34 se correspon-
den antltétlcamente entre sí XaL oJtAayxvLo1'tw; (OQYW1'tfLi;) Ó XlJQW¡;
UJtfAlJOl,V (JtaQf()illXfV) autov El señor elige, pues, en v 34 la POSibili-
dad de una acción negativa que él utilizó en v 27, para sorpresa de los lec-
tores Su conducta se corresponde con la del siervo con su compañero en'
v 30, aunque la formulaCión sólo comclda al fmal (Eill¡; uJtO()rp '1:0
0CPfLA0f1.fVOV) La hlstona aparece, pues, bien trabada La ImpreSión da
umdad se refuerza con las repebclOnes de palabras8 El relato suena tamo
blén redondo y artístico en el estllo está escnto en un lenguaje komé re-
fmado CasI todas las frases comienzan con una construcción partlclplal.
La excepción más Importante, en v 30a (ó ()f OUX i¡1't€A€V), llama la aten-
CIón desde ahí toma la narraCión, defJmtlvamente, un gua traglco Sólo

4 La mayona de los tesHgos textuales, sobre todo blZantmos, complementan


ta rcagantúl!!ata autwv y refuerzan aSI el eco de 6, l4s
5 Cf vol 11, 480
6 ASI ya Calvmo 11, 113, cf Breukelman*, 262s
7 V 28 EseA{}úlv, v 31 EA{}oVte,,;
8 EleAúl, OVVaLgúl, 6oüAo,,; (Exetvo,,;), ocpeLAúl, cm06L6úl!!L, XVgLO";, rcWúlV,
!!axgo{}v!!T]OOv En' E!!OL, acpLT]!!L, ovv60VAO";, ta yeVO!!fVa, rcagaxaAfúl
más adelante sorprende a los lectores que la palabra clave (f:3UatAEUt:; de v
23) no aparezca ya en lo que sIgue En el resto no hay deSnIveles nI frac-
turas
2 Fuentes El texto presenta un elevado número de térmmos prefe-
rencIales redaccIOnales 9 Las palabras no pertenecIentes al vocabulano
preferencIal mateano aparecen condICIOnadas en su mayoría por el mate-
nal narratIvo 10 Es mateana, además, la tendencIa a las construCCIOnes
partICIpIales, los aonstos y el dISCurSO duecto 11 Algunos exegetas han su-
puesto, por eso, que el relato es totalmente redaccIOnal 1z Frente a esa su-
pOsIcIón, el relato habla de un rey en la mtroduccIón, y del «señor» des-
de el v 25 Hay, además, unos pocos gIroS que no son mateanos 13 Por eso
yo Conjeturo que Mt escnbIó por pnmera vez un relato tradICIOnal que
hasta entonces se había transmItIdo oralmente Así ocurre tambIén en al-
gunas otras parábolas l4

9 Son claramente redacclOnales, segun vol 1, 57s, en v 23 OLa 'toii'W,


Ó¡WWW, f3aOLAna 'tWV oU(Javwv, uvtt(JWltO~ + atnbuto (en comparaCIOnes cf 13,
4552,20, 1,22,2), v 24 llE, EI~ como pronombre mdefinIdo, v 25 llE, XEAEUW,
ltav'ta óoa (cf 13,46), v 26 ltEOWV con lt(JOOXUVEW (cf 2, 11), oDV, AEYWV, v 27
llE, EXElvo~, v 28 E1;EAttwv, llE, EXElvo~, A€YWV, v 29 ltEOWV, ODv, AEYWV, v 30
llE, altEAttwv, EW~ conJunCIón, v 31 illwv, ODv, EAUltl]ttl]Oav ocpoll(Ja (cf 17,23,
26 22), EAttwv, llwoaljJEw (solo Mt, cf 13, 36), sobre el versículo entero, cf 28,
II v 32 'tO'tE, AEyn presente hlstonco, ltOVl](Jo~, EXEIVO~, v 33 EAEEW, xayw, v
34 EW~, 0'Ó, v 35 ou'tw~, lta'tl](J 1l0U Ó oU(JavLO~, allEAcpo~ Son pOSIblemente re
dacclOnales en v 23 ttEAw, ouvaL(Jw AOYOV ¡tETa (cf 25, 19), v 24 el mnecesa-
no gemtIvo absoluto (cf vol 1,56), u(JXOllaL (cf 20,8), OUVaL(JW, 'taAav'tov, v 25
altOllLllWIlL, el mnecesano genItIvo absoluto, ltLlt(Jaoxw (cf 13,46,26, 9), X1J(JLO~,
v 26 n¿¡~, nax(Jottvll€W EJtL (solo en gnego JUdIO 2 veces en los LXX, ApEsd,
Tesúob, no en Filón nI en Josefo), v 27 OltAayxvLottn~ (cf 20, 34), XV(JLO~, alto-
AVW, acpLljllL (palabra guía en 18, 12-35), v 28 E1J(JLOXW, d~ con genItIvo, ouvllou-
AO~ (cf 24, 49), x(JaTl]oa~ (cf 14,3,22,6,26,57 [redaccIOn partIcIplal]), ltVLYW
(cf 13, 7), altOllLllWIlL, v 29 OUV60UAO~, llax(JottullEW EJtL, cmollL6wllL, v 30
ttEAw, f3aAAw, ultollL6wllL, v 31 OUVllOUAO~, XU(JLO~, (ltaV'ta) 'ta YEvo¡tEva (cf 28,
11), v 32 n(JooxaAEOaIlEvo~ (5 veces redaccIOnal), v 33 Elln (cf 25,27), ouv-
OOUAO~, ÓJ~, v 34 o(JYLottn~ (cf 22, 7), XU(JLO~, lta(Ja6LowIlL, alt06L6w1lL, n¿¡~, v
35 nOLEW, Eav ¡tlj, aCPtljllt, bcaO'to~ (4 veces, de ellas ca tres redaccIOnal)
10 t.OiiAO~, OcpELAETlj~, IlU(JLOL, yuvl], 'tEXVOV, ocpnAw, Éxa'tov, lll]va(JLOv, cpu
AaXlj
11 Cf vol 1, 54ss
12 Goulder, Mldrash, 404, Breukelman*, 287, Gundry, 371s
13 V 24 Il(Jooayw es un hapax legomenon, v 25a EXW = ser capaz de, v 27
?avELov = hapax legomenon en el nuevo testamento, v 29 lta(JaxaAEw, v 30
ana, v 34 f3aoavL(J'tl]~ = hapax legomenon en el nuevo testamento, v 35 ano
'twv xa(JllLwv ÚIlWV (altO xa(JllLa~ es giro de los LXX, pero siempre sm articulo y
en smgular, también con pronombre posesIvo plural)
14 Cf, sobre 13,44-50, vol 11, 463s, 475s, sobre 20, 1-16, cf mfra, 190, so-
bre 22, I 14, cf mfra, 308-311, sobre 25,1-13, cf mfra, 602s, sobre 25,14-30, cf
mfra, 635s
3 Historia de la tradlclon Causa asombro que en un relato tan com-
pleto y elaborado por el evangehsta, algunos exegetas hayan ensayado
una drástIca de-composición ¡,Cuáles son sus razones? Cabe distmgUlr
sustancialmente dos tIpos de argumentos para mtentar la de-composición
a) La «gran» de-composición Según algunos exegetas, el relato on-
gmal concluía en el v 30 15 Trataría de hacer comprender a los oyentes lo
mconcebible de la conducta del esclavo, que tan gran amor ha recibido.
Lo que Sigue en v 32-34 podría «omitIrse, ya que Viene a relatIvizar la
mlsencordla de DlOS»16 Slll embargo, la sobreformulaclón redacclOnal,
completa y umforme, lmpide la supresión de algunos versículos Las pe-
queñas vanaClOnes de fórmula en los v 32s se pueden exphcar, a ml JUl-
ClO, en el plano slllcrómco de la narraCión mateana 17 , pero, sobre todo, los
lectores quedan expectantes después de v 28-30 sobre la reacClón del rey,
el «soberano de la acclón», ante el camblO de roles del esclavo lllmisen-
corde l8 La histona no acaba, pues, en el v 30
b) La «pequeña de-composlción» Otros exegetas conslderan secun-
dano o redacclOnal sólo el v 34, la descnpción de cómo el señor entrega
su deudor a los torturadores 19 La parábola concluye entonces con la pre-
gunta retónca, acorde con el estl10 20 , v 33 Pero en el v 31 tampoco con-
trasta el carácter lmguístlCO mateano con el texto restante Después de las
frases mequívocas del señor contra el mal esclavo se pregunta, además,
«cada oyente '¡,Qué pasará ahora con é}?'»l\ Pregunta tanto más lóglca
cuando la slmetría de las tres escenas eXlge una declaración concluslva
sobre la reaCCión del acreedor El relato tampoco acaba, por tanto, en el v.
33 Algunos exegetas pretenden conslderar como redacclOnal el v 31,
además del 3422 Pero este versículo tampoco es claramente redacclOnal y

15 F\ed1er*, 197-199 (que el señor pierda su antenor bondad esta en contra-


dicción con la parte figurada de la parábola), Weder, Glelchmsse (vol III), 211 (lo
refendo en los v 32-34 «no cuadra a un señor cuya palabra es fiable»)
16 Weder, Glelchmsse, 215 Con mas clandad aun valora E Fuchs, Das Zelt·
verstandms Jesu, en Id, Zur Frage nach dem hlstarlschen Jesus, Tubmgen 1960,
361 los v 32-34 «armomzan mal con la dlgmdad de qUIen es la Bondad misma»
17 Weder, Glelchmsse (vol III), 211 en lugar de OltAayxvL~o~m, oavELOv,
ltQOOXVVEW, aparecen en los v 32s EAEEW, OqJELAT], ltaQaxaAEw Cf los v 32s
18 Harmsch*, 224
19 N Pernn, Redlscavermg the Teachmg af Jesus, 1967 (NTL), 125, Har-
msch*, 228s (el v 34 lleva al protagomsta a la contradlcclon con su bondad), Bro-
er*, 156s (se trata de la conducta, no del destino del Siervo), Merklem, Gattes-
herrschaft, 132
20 Hanusch*, 228 Pero en los lugares paralelos, o bien se ha narrado ya la
aCClOn del protagomsta (Mt 20,13-15, Lc 15, 31s) o se narra, como en nuestro pa-
saJe, después de la pregunta retónca (Mt 25 26 28)
21 Welser*,91
22 Por ejemplo, Welser*, 85s, Merklem, Gattesherrschaft 237, Zumstem,
CandltlOn, 410
aparece eXigido en la tnple estructura de toda la parabola Es importante,
ademas, para la comumcación con los oyentes igual que los compañeros,
los oyentes deben reaCClOnar a las dos pnmeras escenas de la parábola
Los mtentos de reconstrucción a partu de la histona de la tradición
obligan a señalar algo declSlvo Estamos, a mi JUiCiO, ante un ejemplo Sig-
mficatlvo de cómo unas premisas teológicas pueden gUiar la reconstruc-
clOn histónca Parece que se qUiere elimmar la idea del JUiCiO en Jesús
(,Una crítica objetiva a traves de la histona de la tradición?
Volvamos a la de-composiclOn del texto la formulación redacclOnal,
completa y umforme, sólo permite declarar algo como mateano o como
secundano Si hay razones adiclOnales Esto ocurre en algunos pasajes el
v 35 queda asociado al conjunto del capítulo -los v 10 14 15 1921- por
las palabras clave Ó ltatTj(J Ó OU(JUVLO~, acpLTj¡.tL y aDEAcpo~ El v 35 po-
dna ser redacclOnal (a pesar de alto tWV XUQDLWV ú¡.twv) El v 33a no se
corresponde sólo en la letra con la mtroducClón de la parábola, igualmen-
te mateana, de Mt 22, 2a, smo que apunta a traves de ~UOLA.ELU tWV
oVQuvwv a los v 1-4 y podría ser aSImIsmo redacclOnal Yo estlmo, ade-
mas, que no sólo la palabra «rey» (una sola vez) del v 23, smo la CIfra
verdaderamente regia de los 10 000 talentos podría ser aporte de Mt23 Es-
to no se puede basar en las mcoherenclas de la narraCión es adecuado ca-
lificar a un rey como XU(JLO~24, y la suma fabulosa de los 10 000 talentos
es eficaz como contraste con los 100 denarlOs (v 28) Pero, en Mt 22, 2,
el uV'frQúmo~ tL~ de Lc 14, 16 paso a ser un <'iv{tQo):Jto~ ~UOLA.EU~ por obra
de Mt, y en Mt 25, 15ss es qUizá el evangelista el que conVirtiÓ las tradi-
clOnales «mmas» en talentos No es pOSIble saber con suflciente clandad
ha~ta qué punto otras peculiandades narratlvas, como la proskmesls del
deudor en v 26, son añadidos suyos
Tampoco sabemos más sobre etapas de la tradiCión premateana La hi-
potesIs más sencIlla es que el narrador Mt hubIera reCIbIdo malterado el
fondo de la parábola en la tradiCIón comumtana Que Jesús fue el pnmer
narrador de la parábola, es comúnmente admItldo, nada se opone a ello

Explicación

La parábola ofrece pocas dIfIcultades de comprensIón en su 2


parte fIgurada El remo de los CIelos es semejante a un rey25 Los

23 Cf Boer*, 218-230 Propone (Ibld, 228) como lectura ongmal, en lugar


de los dIez ml! talentos, diez ml! denanos Entonces, la hlstona podna tratar de un
«recaudadof», pequeño empresano local, que toma en arrIendo el cobro de Im-
puestos y tiene un subarrendador (asl Weber* [Alltagswelt], 162-169)
24 Documentos en Sugranyes de Franch*, 31s
25 Para la mtroducclOn a la parabola, cf vol II, 320, n 1 sobre 13, 24
oyentes y lectores judíos pensarían en DIOS ante la metáfora con-
sabIda del «rey»26. El «ajuste de cuentas»27 es también una metá-
fora corriente que sugiere la idea del JUIcio ante los tribunales 28 .
~oijA.O~ puede sigmficar cualqUIer clase de esclavos del rey, ya
que era frecuente la ocupacIón de esclavos en la gestIón de asuntos
económICOS. En el área hngüística bíblico-Judía, la Idea de unas
personas que «SIrven» a Dios suscItaba asociaciones rehgIOsas.
Conviene tener en cuenta tales aSOCIaCIOnes en la mente de los
oyentes de Jesús y lectores del evangelio de Mateo, para solventar
la antítesis absoluta entre parábolas y alegorías que preSIde la exé-
gesIs de las parábolas desde JÜlicher29 . Todo narrador judío de pa-
rábolas, tambIén Jesús, trabajaba con las lógicas asocIaciones de
sus oyentes al formular las parábolas.
24-27 El pnmer deudor debe al rey diez mil talentos. La suma con-
mocIOnaría a los oyentes30; muchos pensarían que el relato versaba
sobre un «gran personaje», como un mimstro o un arrendador ge-
neral de Impuestos 3!, lo que explicaría de algún modo la ingente
suma32 . El relato no deja traslucir más sobre este punto, que tam-
poco es relevante para la comprensIón del mIsmo. Lo importante
es que los oyentes difícIlmente se habrían identifIcado con una
persona de esa categoría. «Deudor» y «adeudar» son expresiones
que evocan fácilmente asociaciones rehgIOsas: para los oyentes
26 Erlemann*, 85s Cf mira, n 74
27 ~uvmQw AOYOV es una expresión frecuente en los papiros (SpICq*, 55 n 1,
Bauer, Wb 6 , s v OUVULQw)
28 Cf Abot 3, 1,4,2229, Relser*, 118-120,291 n 64, Erlemann*, 157s,
BJiI 1,640 (rendición de cuentas entendida metafóncamente), IV, 10 (1Jbro celes-
llal de deudas), Le 16, 1-8, 19, 12-27, es afín la metáfora del salano
29 Cf sobre las metáforas convenclOna1Jzadas vol 11, 487s
30 Thompson**,213 f!UQLOL es en gnego el número máXimo, TUAUVTOV, la
unidad monetana máXima En este senlldo dice Clemente de Alejandría, Paed 2,
10 (115, 4) = BKV 1U8, 121 un solo vestido por diez mJi talentos
31 Documentos para bOÜAO<; en este senlldo en Bauer, Wb 6 , s v bOÜAO<; 2,
SpICq*, 55, n 2
32 Datos comparallvos 2 Mac 5, 21 (Antíoco roba 1 800 talentos del tem-
plo), Josefo, Ant 12, 176 (el tobíade José qUiere arrendar los Impuestos de Celesl-
na y FeniCia por 16000 talentos), 14,72 (Pompeyo encuentra en el templo 2 000
talentos), 17,318-320 (los productos de los Impuestos de las tetrarquías de F11Jpo,
Herodes Anllpas y Arquelao suman 100,200 Y600 [según Josefo, Bell 2,97, sólo
400] talentos por año respecllvamente), Po1JblO, 21, 26 (el hombre más nco de
Grecia, Alejandro, posee más de 200 talentos), Plutarco, Antan 56 (Cleopatra lle-
va a Efeso 20 000 talentos para Antonio), Jerónimo, Dan 11, 5 = PL 25, 560 (los
mgresos anuales de Tolemeo FJiadelfo Importan 14800 talentos), según 3Q 15, los
esenios ocultaron en Israel más de 6 000 talentos (SpICq*, 55s, n 4)
arameoparlantes de Jesús, la palabra l(~'n slgmfIcaba dos cosas la
deuda pecumana Y el pecado Los lectores grecoparlantes del
evangeho de Mateo conocían el padrenuestro (cf 6, 12) El deudor
es Incapaz de pagar -lo que no sIgmfica obVIamente que fuese un
¡ndlgente33- El rey ordena ponerlo en venta Junto con su famlha
para cubnr con el producto, al menos, una pequeña parte del per-
JUICIO causad034

Hay un fuerte debate sobre las normas JurídIcas que estaban vIgentes
La venta de deudores como esclavos era lícIta en el derecho helenístico y
el romano, pero Iba sIendo restnnglda gradualmente35 Según Ex 22, 2, los
ladrones (l,sólo ellos?) podían ser vendIdos como esclavos 36 El derecho
JudlO prohIbía la venta de un Judío a paganos 37 La venta de mUjeres esta-
ba Igualmente prohlblda38 , y tambIén la venta de hIJOS según algunos tex-
tos 39 Más frecuente que la venta de deudores como esclavos era el arres-
to por Impago 40 Los parIentes y amIgos del deudor eran preSIOnados así
para el pago de la deuda41 En Onente, la pnslón era norma general para
los deudores msolventes, pero se adVierte desde el sIglo III, sobre todo en
Egipto, el esfuerzo por frenar el aumento de los arrestos por Impag042 El
derecho Judío, en cambIO, no contempla el arresto por deudas 4 3, lo cual no
slgmfIca que no eXistiera en la Palestma helenístIca Los lectores pensa-
nan, por tanto, ante el relalo sobre el rey, más que nada en un rey helems-

33 El rey puede vender aun, obViamente, sus bienes


34 Jeremlas, Parabolas, 255s, habla de venta de esclavos a precIOs entre 500
y 2 000 denanos
35 Sobre el derecho helemstIco, cf Sugranyes de Franch*, 61s, 119-124, W
L Westermann, Sklaverel, en PRE S VI, 931, H G Klppenberg, RellglOn und
Klassenblldung 1m antlken Judaa, 1978 (StUNT 14), 141s Sobre el derecho roma-
no antIguo, muy estncto, cf M Kaser, Das romlsche Zlvllprozessrecht, 1966
(HKAW X/3-4), 101-104 (el arresto pnvado por deudas es la pnmera medida, al
cabo de cierto tIempo, el deudor es vendido como esclavo SI no es rescatado)
36 La venta del deudor como esclavo es confIrmada por 2 Re 4, 1, Is 50, 1,
Am 2, 6, 8, 6, Neh 5, 2 5
37 Josefo, Ant 16,3 un ladron no podla ser vendido a no judlOS antes de la
epoca de Herodes
38 Sota 3, 8, TSota 2, 9 (295) = BIlI 1, 798 Pero l.que ocuma con las mUje-
res y mños cuyos hombres eran vendidos como esclavos?
39 Cf BIll 1, 798
40 Klppenberg, RellglOn, 142-144, Sugranyes de Franch*, 60-62, 113-118
41 Cf supra, n 35, tamblen Josefa, BeU 2,273 (sobre Albmo) En las carce-
les solo permaneclan los pobres que no podlan pagar
42 Documentos en Sugranyes de Franch*, 115-118 Lo mas avanzado es un
edicto de Tlbeno Alejandro, del 68 d C, que sólo permite el arresto por Impago en
caso de deudas al fiSCO (DItt , Or II n o 669 = 394)
43 Relser*, 264, n lO
ta, pero no para dIstancIarse, como Judíos, de las cosas descrItas en la pa-
rábola, smo sImplemente porque los reyes de su mundo empírIco eran en
su mayoría paganos 44

El deudor se postra ante el rey, ejecutando la proskinesis usual


en Oriente ante los soberanos, pero también ante los dioses 45 . Pide
un plazo, o pide paciencta46 . Los lectores habrían sonreído ante la
aseveraCIón de que lo devolvería todo. O pensarían que era una li·
cencia retórica ante tan ingente suma47 , o quedaban en expectativa
por saber las trapacerías con las que semejante «personaje» -un
arrendador de impuestos, por ejemplo- llegaría a hacerse con esa
fortuna. Pero el relato da ahora un giro sorprendente. El rey se
apIada de aquel esclavo, lo deja marchar y le condona la fabulosa
deuda48 . ¡Un esclavo nunca se hubiera atrevido a pedIr eso!49. La
suma condonada es para los lectores del evangelIo, como fue para
los oyentes de Jesús, un sueño. Hoy sólo puede traducirse en miles
de millones o en billones. El verbo aqJLruu es ambiguo y deja aso·
mar de nuevo la dimenSIón religiosa50 .

44 Yo no creo, por tanto (a dIferencIa de Scott, Rear, 271, 274-278), que el


contraste judío-pagano sea relevante en esta parábola No sabemos sIqUIera SI los
dos deudores eran judíos o paganos
45 Mt pretende con el uso del verbo nQooExuVEL onentar el pensamIento de
los lectores a DIOS
46 En los LXX, f.lUXQo{}Uf.lEW pasa a ser el comportamIento de DIOS refre-
nando su Ira (Ex 34, 6, Sal 7, 12 LXX, 85, 15 LXX Y paSSlm) Cabe pensar que esa
expresIón despertara Igualmente aSOCIaCIones teológIcas en los lectores de Mt
47 Una «promesa en trance apurado» (Klostermann, 153)
48 ll.uvELOv es sólo una vanante de O<:pELAT] que encaja aquí porque el v 27 es-
tá formulado desde la perspectIva del rey HeslqUlo s v (= 1, 460) presenta ÓUVEI.OV
y O<:pELI..T]f.lU como smónImos Pollux, Onom 3, 84 yuxtapone O<:pELI..ELV y óuvEí.-
~EO{}m La explIcacIón como mera vanante en la formulaCIón es mucho más sen-
CIlla que las complejas propuestas de Derrett* y Weber* (Alltagswelt) Derrett*,
39s supone que el rey conmutó pnmero la deuda del mmlstro prevancador en un
préstamo, y luego le condonó este Pero de ese modo se lee en el texto más de lo
que este qUIere contar Weber* (Vergeltung) ve en ÓUVELOV una alUSIón al texto de
la remISIón de Dt 15, donde el térmmo aparece a menudo Las restantes afInIdades
conceptuales entre Mt 18, 23ss y las leyes de remISIón del antIguo testamento son,
no obstante, muy mespecífIcas, por 10 que la tesIs no es sólIda, a mI JUICIO
49 Hubo SIempre, como es natural, condonaCIOnes, por ejemplo, de Impues-
tos, deudas, etc Pero los documentos recogIdos por Weber* (Alltagswelt), l77s m-
dlcan que eso ocurría generalmente en ocasIOnes bIen determmadas (como una en-
tronIzacIón) o ante cIertas personas (como recompensa de la lealtad, por ejemplo),
pero no, como en esta hlstona, por mera sItuacIón extrema del deudor, y desde lue-
go no se cancelaba una suma tan astronómIca
50 El verbo se usa tambIén para el perdón de los pecados, no sólo en el mun-
do bíblIco smo tambIén en el gnego (Bauer, Wb 6 s v 2)
SIgue una segunda escena El «gran personaje» condonado sa- 28-30
le Yse encuentra con un «compañero»51 que le debe una suma de
dmero muy modesta, un 11600.000 de lo que acaban de condonar-
le52 , una suma que hasta un agncultor pobre podría Juntar en el cur-
so de su vIda El «gran personaje» lo agarra y lo estrangula. Esto no
era Infrecuente, pero constItuía delIt0 53 El «gran personaje» que
agarra con sus manos al «pequeño» y va a estrangularlo parece es-
tar enfurecIdo y no presagIa nada bueno para el curso del relato El
«pequeño» hace ahora exactamente lo mIsmo que el «grande» ha-
bía hecho ante el rey54: pIde un plazo a su acreedor para poder res-
tltUIr. Su petICIón no carece de reahsmo, dado lo modesto de la su-
ma en cuestIón. Pero el «grande» se mega y manda arrestar al co-
esclavo... o lo lleva a pnsIón personalmente. No lo vende como es-
clavo, no por amIstad humana, SInO porque la suma que le adeuda
es mfenor al preCIO de un esclavo, y por eso no puede venderlo se-
gún el derecho Judí0 55 . El «grande» se comporta, pues, brutalmen-
te, pero en forma «comente». SIlos lectores reaCClOnan con espe-
CIal IndIgnacIón, es porque los v. 24-27 hablan de una Inmensa
condonacIón de deuda que antes se le había hecho. Este antece-
dente pone de reheve la usual brutalIdad de lo COtIdIano, esa bru-
tahdad aparece ahora como algo en verdad IndIgnante. El antece-
dente, v. 24-27, modIfIca así los oJos de los lectores Ahora queda
claro, Igualmente, por qué la suma adeudada por el «grande» tuvo
que ser tan InaUdItamente elevada, no porque el protagoOlsta fue-
ra mInIstro, arrendador de Impuestos o gran empresano, SInO para
que la condonacIón de lo Inmenso conVIerta en escándalo la nega-
CIón de lo mímm0 56 .

51 La expresión está elegida delIberadamente para slgmficar que ambos per-


tenecen a la misma clase SOCial y tendrían que ser solIdanos
52 Un talento átIco equlVale a 6000 dracmas = denanos
53 Cf Pollux, Onom 3, 116 (uYXOlV 't0'U~ XQTJa'ta~, a:n:OltVLYOlV 'tO'U~ OlpEL-
Aov'ta~), Luclano, Dial mort 2 (22), 1, P1auto, Poenulus, 789s, Anstófanes, Eq
775 (G'tQE~I..OlV, UYXOlV, ~E'taL't(i>v), BB 10,8 (algUIen estrangula a un deudor en la
calle y es censurado) CasI todos los documentos hacen una valoraCión negativa de
esa conducta
54 Sólo falta la proskmesls el «acreedor» es, esta vez, un ser humano
55 La venta de algUien como esclavo sólo era pOSible en el judalsmo cuando
la suma adeudada eqUivalía como mímmo al precIO de un esclavo (Mekh Ex 22, 2
[95b], Qld 18a = BIll 1,797, más documentos en B¡J1 lV,700s)
56 En la hlstona de la exégeSIS se suele contraponer la deuda Inmensa del
hombre con DIOS (= 10 000 talentos) a la pequeña deuda del hombre con su seme-
31-34 Los compañeros esclavos que lo ven, se indignan y sienten lo
que los oyentes debieron de sentir57 • Van y ponen a su señor al co-
rriente58 de lo sucedido. Así está preparada la tercera escena del pe-
queño drama. El señor ni siquiera deja hablar al esclavo, sino que
lo trata sin más de «esclavo ruin». Los lectores advierten que de
ese modo ya está dictado el juicio sobre él. El señor le recuerda en
forma retóricamente eficaz que le condonó «toda la deuda»: diez
mil talentos. Ahora volverá a reclamarle todo -:rrav -ro O<pELAÓflE-
VOV 59_. Que el rey rompa así la palabra dada antes al «grande» no
extrañaría a los lectores. En la estrategia de la narración, ellos es-
tán del lado del «pequeño» y aprueban que el rey se oriente ahora
por la conducta del esclavo con su co-esclavo60 y mida al «grande»
con la misma vara de medir que él usó (cf. 7, 2b)61. Tampoco se ex-
trañarían en exceso de que el rey mandase torturar al «grande», co-
mo era corriente en Israel desde Herodes 62 . La tortura de esclavos
endeudados era un modo de presionar a los parientes y amigos pa-
ra que rescatasen al torturado. Es posible que algunos de los lecto-
res de Mateo recordaran los tormentos del infierno que describían
los textos apocalípticos... quizá una asociación no del todo exenta
de intencionalidad en el narrador63 . De todos modos, queda claro

Jante (= 100 denarIOS) (desde Juan Cnsóstomo 61, 1 = PG 58, 589) Esto no se
ajusta a la Idea mateana, ya que para él es precIsamente la deuda no perdonada al
semejante 10 que deCIde la relaCIón del «grande» con DIOS
57 AuJtÉo!!aL puede ser más fuerte que «entrIstecerse», y expresar la combi-
nacIón de «trIstesse . mdlgnatlOn. et dégoilt» tanto en los LXX (traduccIón de
;"n = aIrarse) como en el gnego (ejemplos en SpICq*, 59 n. 2)
58 ~Laampe(J), verbo que aparece en textos tardíos de los LXX, slgmfIca ha-
blar sm rodeos, poner las cosas claras
59 nuaa ~ ÓlpIóLAT] Y Jtuv 't0 ÓlpELAó!!EVOV se corresponden. El señor, por tan-
to, retIra la condonacIón 'OlpELAT] es una palabra no usual en la Blbha, pero fre-
cuente en los papIros (Moult-MIlI s.v.).
60 Weder, Glelchmsse, 211, n 8
61 Yo no creo, por eso, que los lectores estén perplejos ante el desplome de
un orden moral básIco para ellos por la aparente falta de palabra del rey, corno su-
pone Scott, Hear (vol 11I), 277s «<lf a kmg can take back hls forglveness, who is
safe?» [278]) El «orden» se qUIebra sólo para el «grande» Los lectores sólo que-
darán perplejos SI se han IdentIfIcado de algún modo con el «grande». Pero es JUs-
tamente eso 10 que la estrategIa narratIva de la parábola ha eVItado.
62 Josefo, Bell 1,548, sobre torturas de eJecucIón personal, cf. Sugranyes de
Franch*, 62s, SplCq*, 60, n. 2, Relser*, 264 n 11
63 Baaav- aphcado a las penas del mfierno Ap 14, lOs, 20, lO, Le 16,23.28;
cf. Mt 8, 29. Documentos Judíos' 2 Mac 7, 17, Sab 3, 1; 4 Mac 9, 9; 12, 12, Hen gr
10,13; 22,11,25,6; TestAbr 12,18 (¡con ~aaaVLata['); cf 4 Esd 7,67; 9, 12s.
en el curso de la narraCIón que el «grande» con su Ingente deuda,
que ahora tIene que pagar, apenas goza ya de una oportumdad pa-
ra salIr de la cárcel, aunque la parábola no lo dIga expresamente
Los versículos más Importantes de toda la escena fInal son, SIn em-
bargo, los v 32s, porque aquí el narrador, por boca del rey, se dlfl- 32s
ge en CIerto modo, de puertas afuera, a los lectores Pone aqUI de
mamflesto la lógIca que subyace en toda la parábola El esclavo
hubIera debIdo ImItar la mlsencordla con que fue tratado TeológI-
camente late aquí, al fondo, la ImitatlO Del (cf 5, 48, Lc 6, 36)
Que el narrador sustItuya la palabra «profana» oJtAayxvt~o!lm por
la palabra bíblIca EAEEW, que puede evocar los dIchos bíblIcos so-
bre la mlsencordla de DIOS, es algo delIberado y SIrve de nuevo a
la onentaclón aSOCIatIva de los lectores El recuerdo de la qUInta
btenaventuranza, Mt 5, 7, tampoco está leJos para lectores atentos
del evangelIo
(,En qué conSIste el fondo de la parábola? Se puede formular, a
tientas, con IndependencIa del clímax mateano en v 35 Se trata de
la conducta del «grande»» frente al «pequeño», y de su enJUICIa-
mIento por el señor La conducta del «grande» les parecerá Incom-
prensIble a los oyentes o lectores64 (,Por qué? Lo que era comente
en la VIda COtIdIana resultaba Intolerable a la luz del perdón des-
bordante de DIOS En este sentIdo, la pnmera escena de la parábo-
la, que sugIere eso, es IndIspensable para la formulaCIón del punto
capItal el perdón desbordante de DIOS conVIerte en malvada la ac-
ctón del «grande» Esto parecerá ObVIO a los oyentes, ya que el
perdón de DIOS no es algo meramente extenor, SInO una fuerza que
qUIere apoderarse del hombre entero y transformarl0 65 Pero Justa-
mente por eso, la dura reaCCIón del rey no los preCIpItará en un
«caos»66, SInO que asentIrán a ella y la entenderán El JUICIO fInal,
que en la conclusIón de la parábola determIna las aSOCIaCIOnes de
los lectores, no funCIOna, pues, como una amenaza IncomprensI-
ble, se vuelve comprensIble Justo porque la conducta del «grande»
es IncomprensIble Ahora bIen, SI los oyentes trasladan este razo-
namIento a su propIa VIda, tendrá obVIamente unas consecuenCIas

64 Weder Glelchmsse (vol I1I),214


65 Formula bIen V¡a, Self DeceptlOn (vol IlI), 131 el perdon del reyes «a
power for a new kmd of IIfe», un «enablement» Por eso, la graCIa «no puede que
dar sm resultado» en la VIda de los oyentes (Gmlka 11 [vol 11] 147)
66 Scott, Hear (vol IlI), 278, cf supra, n 61
éticas: SI, en el encuentro con Jesús, han vIvido también el perdón
desbordante e mesperable de DIos, y desde esa experiencIa en~
cuentran mcomprensIble la conducta del «grande» y comprensible
el JUICIO de DIOS, deberán comportarse y se comportarán de otro
modo que el «grande».
Esta determmacIón del punto capital lleva consigo diversos acota.
mientas. No se trata de convertu el relato en una mera parábola «de la
deuda perdonada condonada»67 Lo importante de la histona son, sobre
todo, la segunda y la tercera escena No se trata ya de mdividuahzar la
gracia, que es la premisa meludible de esta parábola, y entenderla en tér·
mmos generales como el don de «un tiempo hberado radicalmente de la
presión del futuro»68. Se trata más bien, muy concretamente, del «ordeIÍ
de la misencordia»69 el perdón y la nueva relación con los semejantes.
Pero tampoco es una parábola del JUICIO fmal en el sentido de que pre"
tenda ser un simple «aViSO y advertencia» con Vistas a un acontecimlentq
todavía pendiente7o • La pnmera escena no carece de relevancia7 '. El fondo
de la parábola es sm duda ético, pero su ética tiene unos presupuestos72•
El <<JUiCiO fmal», es deCir, la «rendición de cuentas», comenzó desde mu.
cho antes Los oyentes que expenmentaron en el encuentro con Jesús al!
go de la mesperada condonación divma, están en medio del proceso dt
rendición de cuentas, cuyo desenlace será el JUiCiO fmal. Y la parábolaé
por último, tampoco trata, en una línea neoortodoxa, de la novedad de UJ
nueva alwnza73 CIerto que detrás de la parábola está la expenencla conJ
creta y comprometida de la gracia en el encuentro con Jesús Pero esa ex"
penencIa no se desarrolla en antagoOlsmo con las expenenclas judías do)
perdón 74 Es Mt, no Jesús, el que entendiÓ esta parábola como paráboh\

67 Dletzfelbmger* (título)
68 Harmsch*, 235, cf Dletzfelbmger*, 451 (<<tiempo otorgado») Hamlsch1
Dzetzfelbmger llegan a esta mterpretaclón, que desatiende el carácter concreto dt
la parábola, porque no tienen en cuenta sus «metáforas convencionales» por (falSQ)
temor a las mcorporaclOnes alegóncas
69 Lmnemann*,1I8
70 Cf Jeremlas, Parábolas, 258
71 Es relevante en el contemdo, y no un mero recurso retónco para despeI1a4'
«la mdlgnaclón de los compañeros» o de los lectores (Julzcher, Glelchmsreden n.
312)
72 En eso tienen razón los que señalan que sólo de la conjunción de las tnlt
escenas puede surgir la Idea capital, Merklezn, Gottesherrschaft, 239, por ejemplo.
73 Deldun*,215 «The concrete urgency and essentIal novelty ofthe new ms-
pensatlOn»
74 Una Ojeada a los paralelos judíos puede clanflcar la proXimidad RH 17b
= BJlI l, 425s (símJl el rey condona a su deudor la deuda y el agravIO, y le mvilll
a hacer lo mismo con su prójimo), ExR 31 (9Ib) = BIll l, 800s (símil el pre_
mista había cancelado la deuda), Tanch emur 178a =BIll 1, 798s (símil una CIU'
del remo de DIOS, y para Mt la voluntad del Padre, anuncIada ahora en el
mundo desde el remo de DIOS, no estaba en OposIcIón a la ley y los pro-
fetas

En el versículo final, el evangelista formula su idea central en- 35


lazando con el v. 34 y retomando terminológica y materialmente
Mt 6, l4s. Ahora queda claro que la parábola pretendía hablar de
DlOs y del perdón de los pecados. Mateo aplica, pues, en sentido
alegónco las metáforas convencionalizadas de la parábola, sin re-
ducIr por ello toda la parábola a alegoría75 • La parábola interpela a
los «hermanos», es decir, a la comunidad. Le anunCIa el juicio de
su Padre del cielo cuando no practica el perdón en su seno. La in-
terpelación llega por sorpresa: los lectores advierten de pronto que
están desempeñando quizá en su vida el papel del «grande» des-
pIadado, al que han aborrecido siempre al oír la parábola. Así pues,
un dISCurSO mateano finaliza, una vez más, con la amenaza del jui-
ClO (cf. 7, 26s; 13, 49s; 24, 37-25, 46). En línea con el modelo
ecleslOlógico del corpus permixtum (13, 37-43.49s; 22, 11-14),
también la comunidad, y especialmente ella, está de nuevo baJO el
JUlClO de Dios. Aunque el perdón divino precede al humano en la
parábola, el perdón humano es, según Mateo, la condición para que
el perdón divino sea efectivo en el juicio final. Lo mismo ocurría
en el padrenuestro (6, 12 [a<:p'lÍxal-uoV, ¡aoristo!].14s.) y en 5, 23s76 •
La formulación final, que pide literalmente perdonar «de corazón»,
sugiere que el perdón de los pecados no significa sólo una reanu-
daCión externa de las relaciones con los hermanos, sino una entre-

dad no puede pagar su Inmensa deuda de Impuestos, y el rey se la perdona), PesK


14,7 = Thoma-Lauer, Glezchmsse I (vol 11), 222 (símil del orfebre, cuya deuda es
pagada), SIfZ sobre Nm 27, 17 (cH en Fledler*, 203 DIOS sacó a Israel de EgIpto
con la condICIón de no reclamar su pecado, SInO perdonarlo, cf SDt § 210 sobre
21,8) Hay tambIén lugares paralelos en la tradIcIón parenétIca, como TestZab 72
(de lo que DIOS os da, sed compasIvos y dad más, algo sImilar Pseudo-Focíhdes,
29) Más ejemplos en Broer*, 162s
75 Aunque Mt agrega a veces esas metáforas «<rey», por ejemplo), permane-
ce fundamentalmente en el marco de la parábola de Jesús En esta parábola, la exé-
gesIs ecleSial tampoco se ha alejado sustancIalmente, por lo general, de su carácter
ongInano, sólo Interpretó algunas parábolas -rara vez todos sus rasgos- en sentido
alegónco Maldonado, 371 recoge esto en una teoría de la parábola Hay <<lleces-
sanae parabolae partes» que se pueden entender alegóncamente, y «emblemata
ad ornatum et expletlOnem adjecta», que no se pueden Interpretar en sentido ale-
gónco Por ejemplo, v 25 y 31 son «emblemátIcos», según él
76 Cf vol 1,487s
ga total a ellos77 . Quizá contenga también, a pesar del sorprenden..
te plural, una reminiscencia del precepto dado a Israel, el shemá Is-
rael (Dt 6,5; cf. Mt 22,37)78. El perdón de pecados fraternal no es
algo accesorio, y la falta de amor interhumano no es un pecado me-
nor, sino que afectan al núcleo de la relación con Dios.
Esta idea central ¿viene a «invertir» la dirección argumental
originaria de la parábola, haciendo de esta una mera advertencia79 ?,
El que no considere secundario el v. 34 tendrá que examinar es~
pregunta cuidadosamente. A mí no me gusta hablar de inversión,'
sino de una acentuación en el relato. El carácter ético de la parábo-
la no es, a mi juicio, algo nuevo en Mateo, sino que pertenece des-.
de el comienzo a esa historia que intentaba traducir a la vida la gra-
cia obtenida. En Mateo es nuevo, respecto a Jesús, la aplicación
contextual de la norma del perdón a los hermanos cristianos. Pero.
sobre todo, Mateo sólo acentúa con su interpretación el v. 34. Ese
acento refuerza la intensidad de la parénesis. Para Mateo, parece
haber en la acción futura del Padre -posiblemente amenazadora~
más peso que en la acción salvadora del pasado. ¿Se emancipa aquí
la idea del juicio? ¿La idea de juicio viene a invalidar la fiabilidad
de la gracia? ¿Dice aquí Mateo algo diferente y algo más que Eclo
28, 2: «Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pe-
cados cuando lo pidas», o más que Sant 2, 13: «El juicio será sin
corazón para quien no tuvo corazón»? ¿Ofrece el énfasis mateanq
algo más que una parénesis trivial: al que no perdona, no se le per-
dona? La pregunta teológica fundamental es si el «Padre» juez de
Mt 18, 35 puede ser vivenciado aún como ese Padre que perdona la
culpa humana, por medio de Cristo, con un amor infinito.

Historia de la influencia

Esa pregunta ha ocupado también a la historia de la interpreta-


ción, que abordó generalmente esta parábola con escasa simpatía.

77. Esto aparece glosado muy bellamente en el Catecismo de la IgleSia cató-


lica (vol I1I, n° 2843) «Todo depende del 'corazón íntegro' No está en muestro
poder dejar de senltr la deuda y así olvidarla, pero el corazón que se abre al Espí-
ntu santo hace que esa henda se convierta en compasión y punflque la memona,
haciendo que la culpa se transforme en súplica»
78 Berger, Gesetzesauslegung 1, 77.
79 Weder, GlelChmsse (vol I1I), 217s. Esta tesIs es defendida a menudo con
formulaCIOnes menos radicales, cf. Lmnemann*, 113, Zumstem, CondltlOn, 408.
El motivo de que los comentarlOs a esta parábola hayan sido general-
mente parcos es que la parábola parecía ser clara en su sentIdo hteral y no
necesitada de exphcaclOnes 8o , al tiempo que apenas se prestaba a una m-
terpretación alegónco-sotenológica Sólo en la Edad Media fue mterpre-
tada en sentido alegónco el pnmer siervo era el pueblo Judío, el segundo,
los paganos, los torturadores podían ser los ángeles del JUiClO fmal o m-
eluso los destructores de Jerusalén Vespasiano y Tit0 8l Pero ya en el me-
dievo tardío parece desvanecerse esta figura hennenéutica

Para algunos comentanstas, nuestra pregunta fundamental se


planteó en estos térmmos ¿Puede DIOS, que perdonó todos los pe-
cados a los hombres, anular este gran acto de graCIa? Para los po-
cos comentanstas de la IglesIa antIgua que se ocuparon de esto, no
había aquí mngún problema Apohnar de Laodlcea, antIguo antlO-
quena, puede remItIr a Rom 11, 29s (<<Los dones y la llamada de
DIOS son lITevocables») y decIr SImplemente « la maldad [huma-
na] pudo tanto, que llegó a mvahdar este dlcho»82 Algo parecIdo
podemos leer en Agustín «Los pecados perdonados vuelven cuan-
do no hay amor fraterno»83 Sólo en la Edad MedIa se refleXIOnó
más en profundIdad Que los pecados una vez perdonados vuelvan
«parece contradeCIr la JustICIa de DIOS, que no castIga más de lo
debIdo ('ultra condlgnum')>>, observa Alberto Magno Este reseña
luego la opmlón de los «antIguos», según la cual CIertos pecados
mortales anulan el perdón otorgado, y alega en contra, como teSIS,
que lo que lleva al JUICIO dlvmo no es el efecto duradero de peca-
dos antenores, smo la actual «deformltas mgratItudlms», es decIr,
la no permanenCIa en la gracIa84 . Tomás de Aqumo conjuga ambas
oplmones. «Así, con cada pecado mortal suceSIVO vuelven los pe-
cados cometIdos antenormente, a causa de la mgratItud ('ratlOne
mgratltudmls')>>85 La dogmátIca catóhca y protestante ortodoxa
postenor le SIgUIeron en esta tesls 86 De ese modo satIsfacían, al
menos formalmente, las eXIgenCIas de la JuStICIa dlvma

80 «Juxta htteram non est ahqua dlfflcultas» (DlOlllSIO Cartujano, 210)


81 Cf, con dIferente amphtud, Beda 84, Estrabon, 117, Rabano, 1013-1015,
Anselmo de Laon, 141Os, Diomsio Cartujano, 210-212 (alegona cnstologico-ecle-
slOlogiCO antropologica, pero no sotenologica)
82 N o 92 = Reuss 29
83 De Baptismo contra donatistas 1, 12, 20 = PL 43, 120
84 Alberto, 683s
85 8Th 3, q 88, art 2 corpus
86 Cf por ejemplo Maldonado, 372, Lapide, 358s, Jansemo, 169, B Hanng,
Tales consideraciones parecen alejarse de las exégesis de los re.
formadores; suponen que la gracia de Dios se puede perder de nue-
vo. Calvino rechaza la solución escolástica y dice: los duros ejecu.
tores del juicio, como el primer esclavo, son indignos de la mise·
ricordia de Dios 8? Lutero, en medio de un sermón impresionant~
cuya tesis es que el perdón de los pecados otorgado por Cristo va·
le también después del bautismo para toda la vida, puede decir a
continuación: «Así, debemos permanecer ahora junto a Cristo, el
Señor, contra el que hemos pecado, y no volverle la espalda; de
otro modo, perderemos el perdón del pecado»88. Los reformadores
no parecen admitir nada de la solución del problema en la escolás-
tica. Sus interpretaciones combinan la afirmación de que el perdón
divino precede a cualquier acción humana y es su fundamento ina·
movible 89 , con el reconocimiento de que Dios queda libre frente a
su propia gracia y puede retirarla. Ambas cosas pueden coexistir:
no es posible amarrar teológicamente la libertad de Dios.

Resumen

También Mateo postula claramente que el perdón de Dios pue-


de ser arruinado por el desamor humano, de suerte que la culpa an-
terior atrape de nuevo al hombre. «Si esto pudiera ocurrir, ese dis-
curso de Cristo no tendría ninguna fuerza persuasiva»90. ¿Qué re-
levancia tiene, pues, la gracia en Mateo? ¿Es la magnitud básica,
de suerte que su mensaje del juicio es un recordatorio de que el
don de la gracia no quita ni la libertad de Dios ni la libertad del
hombre? ¿ü resulta que, al final, ya no es la magnitud básica? En-
tonces, la parábola mateana deriva en la seria amenaza de que Dios
pueda retirar su gracia. ¿El juicio es en Mt una idea auxiliar que

La Ley de Cristo r, Barcelona 1965; por parte protestante, con pequeñas variacio-
nes, Calov, 251; Wolzogen, 333.
87. n, 114.
88. Lutero, Matth. 18-24 (vol. III), 310. Cf. su formulaCIón en un sermón de
1524 = (Evangelien-Auslegung) n, 627: «Si quieres ser indolente, quedas fuera de
este reino (de Cristo»>; ibid., 628: «Si uno abusa de la gracia recibida... , va a la
condenación eterna».
89. El perdón es «el fruto que sigue a nuestra fe, y no una obra por la que me-
rezcamos el perdón de los pecados» (Lutero, n [Evangelien-Auslegung], 640; ser-
món de 1528).
90. EpiscOPIUS, 116.
ayuda a ejercitar la vida en gracia?9l. ¿D es el pensamiento capItal,
porque el hombre nunca puede abandonarse del todo a la gracia?
Nuestra parábola, con su fuerte acento redaccional en la amenaza
del juicio, no permite ninguna posición inequívoca. El juicio se ha-
ce comprensible y esclarecedor con ese relato; pero queda, a pesar
de ello, una amenaza que pesa igualmente sobre los discípulos in-
terpelados en el discurso de la comunión. La pregunta sólo puede
tener respuesta en una exposición compendiada de la idea mateana
del juicio92 •

RESUMEN: Principios básicos del discurso sobre la comunión

En la estructura del evangelio de Mateo hay analogías entre el


dIscurso segundo y el cuarto. El discurso a los discípulos (cap. 10)
y el discurso sobre la comunión son, por fuera, el discurso más
breve y el segundo más breve respectivamente. Ambos -no sólo
ellos- van dirigidos exclusivamente a los discípulos. Ambos apare-
cen estructurados de modo similar: contienen en el fondo un prin-
CIpIO cristológico fundamental (lO, 24s; 18, 19s). Ambos tratan de
la Iglesia en términos generales. Pero las coincidencias se agotan
ahí, ya que cada cual aborda la Iglesia en un aspecto diferente: Si
el cap. 10 versaba sobre la misión, potestad, envío y destino de los
discípulos, el cap. 18 versa sobre las relaciones mutuas de los dis-
cípulos entre sí. Se podría decir, abreviando, que el cap. 10 habla
de la iglesia en el mundo, o del <<lado exterior» de la Iglesia; el cap.
18 habla de la vida de la Iglesia, es decir, de su «vertiente interior».
Nosotros intentamos de nuevo l compendiar el discurso al hilo de
algunos rasgos fundamentales que, según Mateo, hacen que la
Iglesia sea realmente Iglesia.

91. La espléndida «versión» que hace L. TolstOl de esta parábola en el celebé-


mmo relato corto CUidado con el fuego habla de dos agncultores. Su disputa, ba-
nal en un pnnclplO, lleva fmalmente a que media aldea acabe ardiendo Pero este
«JUICIO» no es lo último el «ardor» hace que el aldeano Iván diga a su padre «Per-
dóname, soy culpable ante ti y ante DIOS» Esto lleva a un remlCIO Eso, en Mateo,
parece ser el fmal Cf. L TolstOl, Auf Feuer habt acht, en Id., Sammtltche Erzah-
[ungen mfunfBanden III (ed. por G Drohla), Frankfurt 1990, 308-326.
92 Cf. el excursus sobre la Idea mateana del JUICIO mfra, 696-705
1 Cf vol 11,212-215
1 Un rasgo fundamental de la IglesIa es, según Mateo, la co-
mumón VIVIda y sentIda Todo el dIscurso gIra en tomo a esa co-
mUnIón, y no en tomo al «reglamento de la comumdad» Esto es
así, y no sólo en Mateo, el nuevo testamento defme caSI SIempre la
IglesIa como una comunIdad vIvIda y sentIda2 Pero al hablar de la
comulllón en un dIscurso especIal, Mateo hace que bnlle con clari.
dad ese rasgo básIco la IglesIa no es IglesIa SI no es comulllón.
2 Para Mateo, la baja pOSICIón es la línea duectnz de la vIda
comullltana (v 3s) Imphca un «gua» decIdIdo en la propIa onen-
taclón, renunCIa al eJerCICIO del poder, renunCIa a la grandeza y el
rango, renunCIa a la nqueza, renunCIa a la autoexhlbIclón, conoci-
mIento de la propIa msegundad y falIbIlIdad, tomar absolutamente
en seno a los hermanos, una entrega constante a ellos y una comu-
lllcaclón duecta La baja posICIón como línea dlrectnz de la vld¡l
comullltana sIglllfica un examen crítIco de todas las estructuras je-
rárqUIcas

Sorprende que en Mt 18 sean SIempre los dIscípulos los Interpelados,


y que éstos puedan adoptar dIversos papeles 3 Nunca aparecen en escena
los responsables de ofiCIO Pero de ahí no cabe Infenr que no hubIera en
la comumdad mateana «mInIstros» o responsables de OfiCIO, o mIembros
de la comumdad con una dlgmdad espeCIal, como los letrados (13, 52),
profetas (lO, 41, 23, 34), radIcales ItInerantes «<Justos», 10, 41) o anCla,
nos que se conSIderan «pastores» de la comumdad4 SI habla tales «fil·
mstros» en la comumdad, Mt 18 convIerte en programa la superaCIón d~
las consIgUIentes pretenSIOnes de poder o dOmInIO Eso es lo que qUIere
recordar la abreVIatura programátIca que es !.lLXQOL5 Pero la regla de la co-
mumdad, V 15-17, muestra tambIén que la fraternIdad y la comumón no
eran palabras vacías SI en la «correCCIón fraterna» del V 15 la Ill1Clatlva
partía del mIembro de la comumdad contra el que algUIen había pecado, y
en la «asamblea» que en el v 17 excluye al pecador no se menCIOnan los
mmlstros, eso no es mera teoría, SInO que debe corresponder a la realIdad

2 Cf por ejemplo 1 Cor 12-13, Rom 12,9-13,10, Ef 4,1-16, In 15, 1-17,1


In 4, 1621, o los sumanos Hch 2, 42-47,4,32-35 como glosas de la narracIón lu-
cana sobre la IgleSIa
3 A saber, el papel de los amenazados por los OXUVOUAU, los que despreCIan
a los "pequeños», las ovejas que se descaman, los hennanos que sufren IfiJustlCI8,
los que oran en comumón, los llamados al perdón y los amenazados por el JUICIO.
4 Cf sm embargo los frecuentes, acaso dIferentes 1tQEO~UTEQOL WÜ AUOÜ (26-
47,27, 1 Ypasslm) y supra, 55, n 55
5 Cf supra,40s Una mtenClón sImIlar persIgue 23, 8-10
eclesial de la comumdad mateana. En esa línea están las formulacIOnes
dblertas sobre la oración y la reumón de «dos o tres» en nombre de Jesús
(v 19s), que difieren claramente de lo que encontramos poco después, ya
en IgnacIO, sobre la necesidad de la presencia del obispo. En la comum-
dad mateana, por tanto, la superación de estructuras de dommlO mtraco-
mumtarlO a la luz del concepto de comumón es algo más que un postula-
do teónco

3. Hay, según Mt 18, una frontera en la pertenencia a la Igle-


sta (v. 6-9.15-18). Aparece marcada por unos pecados, en especial
la mducción a la apostasía de miembros de la comumdad (v. 6-9)
y la resistencIa al perdón (v. 31-35), y no por la doctrma errónea6 .
Esa frontera quedará patente en el juicIO final (v. 6s.34s). El apar-
tamiento de la comunión, que la comunidad mateana conoce, sir-
ve para recordar tal frontera y no trivializar o diluir el pecado, sino
darlo a conocer y nombrarlo como pecado. Mateo no dice cuándo
un pecado significa, a los oJos del Hijo del hombre y Juez univer-
sal, un «buscar la caída» (axavOaALSELv) de la que no cabe ya le-
vantarse.
4. En la perspectiva de Mt 18, una nota básica de la Iglesia
consiste en franquear constantemente las fronteras que ella misma
tiene que establecer. Por eso, la busca de lo perdido es más impor-
tante para la conducta de los miembros de la comunidad (v. 12-14)
que atajar los axávoaAa, y el perdón ilimitado (v. 2ls) es más pró-
XImo a la perfección exigida por el Padre que la «amonestación
fraterna» o la exclusión de la comunidad. Esto se manifiesta en que
sólo la busca y no la separación, sólo el perdón y no cualquier
«atadura» es acorde con la conducta de Dios?, que es el modelo de
la perfección8 •
5. Para descubrir la concepción mateana de la comunidad, es
fundamental tener en cuenta que, en la perspectiva de Mt 18, no
hay posibilidad alguna de distinguir entre el pecado contra un
hermano, el pecado contra la comunidad y el pecado contra Dios.

6 Cf 7,21-23,24,10-12 (odIO y desamor)


7 Cf supra, 55s la dimenSión leológIca ImplíCIta de la parábola del pastor y
el comportamIento fundamental del rey en v 23-27
8 Cf 5, 48 Sólo la actItud de «buscar» y de «perdonar» está en consonanCIa
con la prohIbICIón --expresada en los textos báSICOS 13,37-43 49s y 22, 11-14-- de
una separaCIón defimtIva antes del JUICIO final
Tampoco hay posibilidad, en consecuencia, de menospreciar las
relaciones humanas frente a la relación con Dios. Así como, según
Mt 5, 21-48, la perfección se manifiesta en el amor9 , del mismo
modo, según Mt 18, el desprecio de los pequeños y la negación del
perdón a los hermanos es lo que provoca el juicio de Dios.
6. En línea cristológica, Jesús aparece en Mt 18 como el maes-
tro que recuerda a sus discípulos el perdón que han recibido del
Padre y los invita, sobre todo, a reorientar radicalmente su vida ha-
cia los pequeños, hacia la comunión y el perdón. Jesús aparece en
el centro del capítulo como aquel que acompaña a su comunidad y
está presente en ella, aunque sólo sean dos o tres los reunidos en su
nombre (v. 19s). Aparece como Terreno y como Exaltado lO •
7. La conclusión del capítulo está determinada, como la con-
clusión del sermón de la montaña y del discurso parabólico, por la
idea del juicio. Esta idea sirve en nuestro capítulo para reforzar el
amor. La idea de juicio relativiza de forma indirecta el v. 19, tan in-
fluyente históricamente: Dios se sentará también para juzgar a sus
discípulos, es decir, a la Iglesia, y les preguntará por qué, después
de haber recibido un perdón infinito, han atado a otras personas en
lugar de desatarlas.

El sentido actual del discurso sobre la comunión

Mt 18 es -al igual que Mt 10- un texto eclesiológico funda-


mental. Cuando intento de nuevo, para concluir, destacar su sentido
de cara a la situación de hoy, aparece obviamente en primer plano
mi propia situación de protestante noreuropeo. Cualquier intento
de este género es contextual y está teñido lógicamente de subjeti-
vidad. Este intento se presenta como aporte a un diálogo sobre la
significación del evangelio de Mateo hoy. Para mí son importantes
dos extremos a la luz de Mt 18:
1. La comunión, rasgo fundamental de la Iglesia. El postulado
fundamental del nuevo testamento, un postulado casi obvio, es que

9. Cf. vol. 1, 349s, 437s, 443s. Cf. tambIén infra, 36ls, 37ls sobre la relación
entre amor a DIOS y amor al prójimo.
10. Para la cuestIón de la IdentIdad del Terreno y el Exaltado, sobre todo para
la cristología mateana, cf. vol. 1, 147 sobre Mt 1, 23 e mfra vol. IV sobre Mt 28,20.
la IglesIa es una comumón de personas cuyo centro es la comumón
con el Cnsto exaltado (cf 18,20). Ese postulado cobra una enor-
me fuerza explosIva frente a lo que son hoy de hecho nuestras Igle-
SIas en el norte de Europa Esta nota mateana fundamental no sólo
está en contradIccIón con lo que son nuestras IglesIas populares de
culto, SIllO tambIén con la Idea que nuestras IglesIas tIenen de sí
mIsmas en el aspecto ecleslOlóglco

Pocas veces estuvo presIdIda la «IglesIa», en la hlstona de la teología,


por la Idea de comumón Se entendIó la «comumón de los santos» -mvo-
cada en la ConfesIón de Augsburgo, por eJemplo- como una realIdad
constItUIda úmcamente por la palabra y el sacramento, y no se dIJO en qué
conSIstía propIamente la «comumón» de esos santos Los «santos» den-
varon en meros oyentes de la palabra y receptores de los sacramentos lI
Cuando la IgleSIa se presentó como una mstItuclón artIculada JerárquIca-
mente -en el concIlIo VatIcano 1- su ser ecleSIal tampoco dependía del
modo de sentIr y VIVIr la comumón en esa mstltuclón 12 La ConstituCIón
sobre la IgleSia, del concIlIo VatIcano 11, que defme a la IgleSIa como
«pueblo de DIOS», sólo tIene en cuenta de pasada, a lo sumo, la comum-
dad de dImenSIOnes redUCIdas, la úmca capaz de VIVlf y VIVenClar real-
mente la comumón La tradIcIón dogmátIca apenas habla de «comumón»
como rasgo esenCIal de la IgleSIa, por ejemplo, del amor como la nota ec-
cleszae más Importante A la luz del mOVImIento de Jesús y del nuevo tes-
tamento, este défICIt resulta chocante y sólo explIcable dICIendo que las
comumdades cnstlanas del tIempo neotestamentarIO denvaron en «Igle-
SIas», en el sentIdo socIOlógICO de la palabra, es deCIr, mstItucIOnes sote-
nológlcas, cultuales y educatIvas de toda la SOCIedad
Por eso no es de extrañar que el capítulo eclesIOlóglco fundamental,
Mt 18, ~ea uno de los textos que han llevado una eXistencia oscura en la
eclesIOlogía NI para la refleXión sobre lo que es la IgleSIa m para el de-
recho canómco ha desempeñado un papel relevante ese texto En las ór-
denes relIgIosas y en las IgleSIas lIbres, nacIdas frente a las grandes Igle-
sias de la Reforma, sólo han temdo ImportancIa, a lo que se me alcanza,
algunas seCCIOnes sueltas del texto, sobre todo los V 15-17, pero nunca
Mt 18 como capítulo entero

lI Cf CA VII YVIII =BSLK4 (1959), 611 De los pnnclplOs rudlmentanos


sobre la comumón de los santos en CA VII, CA VIII puede pasar de pronto a la va-
hdez de los sacramentos en una IgleSia que es, de hecho, una SOCiedad de no-santos
12 Esto lo muestra de modo ejemplar el borrador de la Constitución sobre la
IgleSia, del concIlIO Vaticano 1, que presenta, bajO la msplraClón de Ef 4, una Igle-
Sia de «amba abajO», y enuncia en el capítulo fmal 10 la tesIs frontalmente contra-
na a la mtenclón de Mt 18 la IgleSia «es una SOCiedad de deSiguales»
En tiempos mas reCientes vuelve a desempeñar la Idea de comumón
un papel mas relevante en ecleslOlogía Por parte protestante son valiosas
las sugerencias del escnto Sanctorum commumo de Bonhoeffer, que In,
tenta superar, además de la dlástasls típicamente protestante entre IglesIa
InvlSlble e IglesIa vIsIble, la alternativa formulada por Max Weber y Ernst
Troeltsch entre InstItucIón (= Iglesia) y asoclaclon (:::: secta)!3 Bonhoeffer
entendió la Iglesia como una «comumon SUl generzs, comumon esplntual,
comumon de amor», y trató de explorar y resolver desde su Idea de Igle-
SIa la dIstmclón socIOlógica entre Iglesia y secta l4 Sus mtUlclOnes han
movido a la teología a mdagar de nuevo el sentIdo ecleslOlóglco de la co-
mumón Los teólogos de la liberación han descubIerto el potencIal críti-
co de la Idea de comumón un mterrogante para las estructuras eclesIales
de poder!5 Los nuevos movimientos eclesIales consIderan la «vIda frater-
na» como una nota eccleszae decIsiva, y por parte protestante cabe decIr
expresamente que esa nota nunca puede convertirse en nota de la IglesIa
mstItucIón!6 H -J Kraus subraya con gran lucidez el carácter comumtano
de la IglesIa, en su deseo de eVitar que «la categoría de religión se apode-
re de la 'comensalIdad' cnstlano-pnmltIva», y que la fe «se convierta en
un cnstIamsmo pnvado, sancIOnado ecleslalmente»17 Por el lado católI·
co, M Kehl mtenta constrUir su ecleslOlogía desde la Idea de comumón l3•
Fuera de Europa, las expenenclas de las comumdades cnstIanas de base
en Sudaménca han actuado como detonante para replantear el tema de la
comumón

Mt 18 está por descubnr, en buena medIda, como texto ec1eslO-


lÓgICO fundamental Podría, sm embargo, dar referencIas sobre
aquello que hace que una IglesIa que qUIera sentIrse comumón sea
realmente IglesIa Porque de la expenenCIa de comumón depende

13 Cf mfra, 117-120
14 Sanctorum Commumo, 1986 (DBW 1), 185s
15 Cf L Boff, Iglesia, carisma y poder, Santander 2002, 212 «La comum-
dad en su conjunto se considera propletana del poden>, J Moltmann, La Iglesia,
fuerza del Espmtu, Salamanca 1978, 370 «El término fratermdad supera el len-
guaje de los señores y los pnvlleglados» E Schussler-Florenza ha dado a su recO'-
pllaclon de artlculos ecleslOloglcos el titulo programático-mateano de «Dlsclple-
shlp of Equals» (London 1993)
16 Cf F Schwarz C A Schwarz, Theologle des Gememdeaufbaus, Neulor-
chen-Vluyn 31987,117-148, cita 125
17 H -J Kraus, Relch Gottes Relch der Frelhelt, NeukIrchen-Vluyn 1975.
388-396, citas 388-390
18 La IgleSia, comumon de los creyentes, es el «sacramento de la comumón
de DIOS» (M Kehl, La IgleSia EcleslOlogla cato[¡ca, Salamanca 1996, 55) Tam-
bien ofrece Importantes sugerencias en esta dlrecclOn P Hoffmann, Das Erbe JesU
und dIe Macht m der Klrche, 1991 (TTB 213), especialmente 70ss, 92ss, 122ss
esencialmente, a mi juicio, una comprensión correcta de la gracia
y de la acción: en una comunión en la que las personas son acep-
tadas y el amor de Dios es perceptible en el amor humano, la gra-
cia es algo concreto y vivencia!. Y al mismo tiempo, en una comu-
mdad que actúa en común y apoya la acción del individuo, los pre-
ceptos de Jesús son algo diferente de los deberes cristianos para el
wdividuo, y esto significa que son algo distinto de las «leyes». Mt
18 arroja así luz sobre una dimensión de la Iglesia que debe entrar,
a mi Juicio, con igual rango junto a la palabra y el sacramento, y de
rango superior a cualquier estructura jurídica de la Iglesia.
2. La orientación de Mt 18 para una Iglesia popular en el trán-
sito hacia una nueva figura social. Nuestras Iglesias populares de
Europa septentrional se encuentran hoy inmersas en un proceso ge-
neral de tránsito hacia una sociedad poscristiana. En tal sociedad,
estas Iglesias populares representarán sin duda una minoría 19 • No
creo posible que puedan mantenerse separadas del Estado en esa
sociedad pluralista. Nuestras Iglesias ofrecen actualmente una ima-
gen difusa. Garantizan, por una parte (¡todavía!), la atención reli-
glOsa, ritual, de toda la población, y gozan socialmente de un ele-
vado y desproporcionado prestigio -producto en su mayor parte de
la tradición- y de la influencia correspondiente. Ofrecen ya, por
otra parte, la imagen de una serie de minorías, movimientos, comu-
nidades y grupos comprometidos en el ámbito de sus Iglesias, que
unas veces rivalizan entre sí y otras se complementan. En esta si-
tuación, yo preguntaría qué impulsos puede dar el discurso sobre la
comunión para el perfil de nuestras Iglesias de hoy y de mañana20 •
Elegiré como punto de partida la distinción entre «Iglesia» y
«secta», distinción corriente desde E. Troeltsch y M. Weber, y que

19 En Alemama y en SUIza se observa ya hoy (1993) este proceso en algunas


cIUdades como Bastlea o Hamburgo. Sobre todo, la situación en la antigua Repú-
blIca Democrática Alemana mdlca que no es posible atajar el movimiento de salI-
da de las Iglesias, promovido allí en tiempo del socialismo mediante una discreta
(no más, por lo general) presión, y restablecer la situación de las Iglesias populares
El hecho de que la política religIOsa de la antigua RepúblIca Democrática Alemana
haya ~Ido casI el umco ámbito en el que el mtermezzo socialista deja huellas dura-
deras en la hlstona, demuestra, a mi JUICIO, que el desmoronamiento de las IgleSias
populares en Europa del Norte y del Oeste puede ser un fenómeno mcontemble.
También el catolicIsmo, más estable por muchas razones, se halla probablemente
ante este proceso
20 Cf sobre el sermón de la montaña vol 1, 268-275, 584s
es fundamental, después de ellos, para la sociología de la rehglón.
La pregunta es SI nuestras Iglesias populares, que ya en su período
Imcial eran «sectas» en sentido soc101óglco, se hallan, al final de la
era constantimana, ante una época en la que pasan a ser de nuevo
«sectas» en sentido soc101óglco Y sobre todo, SI a la luz de su he~
rencla bíbhca -en nuestro caso, mateana- deben querer eso, o de-
ben mtentar eVitarlo Según E Troeltsch 21 , el nuevo testamento es.
como se sabe, la raíz legítIma de la forma sectana en las comum-
dades cnstianas, y es también la raíz legítima de las grandes Igle-
sias cnstianas Troeltsch subraya, sobre todo, las líneas que llevan
de Pablo a las «Iglesias» y las que llevan de Jesús o de los evange-
has smóptlcos a las «sectas» Por eso es Importante, ante un final
prev1Slble de las IgleSias populares, mdagar la onentaclón que de-
nva del evangeho de Mateo en esta cuestión

Utlhzo el térmmo «secta» sm JUlClOS de valor, como concepto de Id


soclOlogía de la relIgión Esto no es muy senCillo en la situación hlstórP
ca de las IgleSias y las culturas que Impera en el contmente europeo, ya'
que la palabra «secta» suele tener connotaclOnes negativas va asociada,;
de un lado, a una devaluaCión teológica la «secta», a diferenCia de 1.,
«Iglesia», tiene que ver con la fragmentaclOn y la hereJía22 Va asociada.
de otro lado, a una devaluaCión filosófico-ilustrada «secta» equivale a mi
toleranCia y fanatismo A diferenCia de los Estados Umdos y, en parte tam-
bién, de Inglaterra, donde resalta la vanedad de las «denommaclOnes», eI\
el contmente europeo, con sus estructuras de Igle<¡Ias populares, mtactas
en su mayor parte, es muy difícil aSImilar un concepto de secta abIerto;
defimdo por la soclOlogía de la relIgIón Esto tiene como consecuencia
que la teología aSimile en estos lares con mucha mayor dIfIcultad que en'
el área anglosajona, no sólo la herencIa de Emst Troeltsch en SOCIología
de la relIgIón, smo tambIén la del nuevo testamento cuando apunta en di-
rección a la secta
Voy a prescmdlr, pues, de un concepto teológIco de secta, que se em-
plea generalmente en sentido peyorativo, porque <¡Irve caSI siempre para
la autolegitImaCIón ecleSIal e Impide la escucha de los textos bíblIcos q~
se oponen a esa autoconfirmaclón

21 Die Sozwllehren der chnstilchen Klrchen und Gruppen, Tubmgen 31923.


375-377
22 Etlmologlcamente, sm embargo, «secta» viene de sequor o sector (segulf,
Ir detras de), y no de seco (cortar) (K E Georges, Ausfuhrilches Latemlsch-Deuts-
ches Handworterbuch 11, Hannover 81988, 2559, G Kehrer, Emfuhrung m die Re-
/lglOnssoZlOlogle, Darmstadt 1988, 158)
SigUIendo con cierta libertad la estela de M Weber, E Troeltsch, B
WIlson y R Scroggs 23 , señalaré los sigUIentes rasgos típIco-Ideales de una
secta, bien acreditados, a mi JUIClO, en la mvestigaclón del Judaísmo pn-
miUVO y del cnstiamsmo pnmltlvo 1) Las sectas son relativamente pe-
queñas y forman grupos de dlmenslOnes reducldas 24 2) Parten de una au-
todefmlclón constitutiVa y vmculante, y tienden, en consecuenCia, al ex-
clUSIVismo en la verdad defendida por ellos 25 3) La mcorporaclón a ellas
es voluntana, se mgresa en las sectas, y el mdlvlduo no es miembro de
ellas por nacimiento, como en las Iglesias 26 4) Las sectas suelen dotarse
de un procedimiento de excluslón 27 5) Las sectas son en su mayoría rela-
tivamente elitistas en lo étiCO, aspuan a la santidad etica de sus miembros
y mamflestan una tendencia al radicalismo y al perfecclOmsm028 6) EXI-
gen un compromiso total de sus miembros y forman una comumón mten-
slva 29 7) Como mmorías, se sitúan a una cierta distanCia de las capas su-
penores, dommantes, de una socledad30 Prefiero, con B WIlson, no de-

23 M Weber, Wmschaft und Gesellschaft, Tubmgen 51980, 688-726 (trad


casi Economla y SOCiedad, Madnd 1°2002), Troeltsch, Die SOZlallehren, 370-377,
B Wllson, RehglOse Sekten, Munchen 1970, R Scroggs, The Earhest Chnstlan
CommunJUes as Sectanan Movement, en J Neusner (ed ), ChnstlanJty, fudaJsm
and other Greco-roman Cults FS M Smuh n, 1975 (SJLA 12/2),1-23
24 Troeltsch, Die SOZlallehren, 362, Weber, Wmschaft und Gesellschaft, 721
subrayan, en cambIO, la esencial renuncia a la umversalIdad, renuncia que va 1m
phClta en la pertenencia voluntana
25 Weber, Wlrtschaft und Gesellschaft, 721, Troeltsch, Die SOZlallehren, 971
«<comumdades confesIOnales»), WIlson, RehglOse Sekten, 28 «<umca poseedora
de la doctnna verdadera, del ntual y de los CrIterIOS correctos»), 30s «<exclusIvI-
dad de la adheslón»), 31-33, 35s En relaclOn con estos signos dlstmtlvos está el
hecho de que las sectas sólo aparezcan en las relIgIOnes «de fundador», las umcas
que pOSibilItan a una comumdad relIgIOsa autodefimrse a base de la tradlclon como
elemento conStitutivo, cf K Rudolph, Wesen und Struktur der Sekte Kalros 21
(1979) 250s
26 Troeltsch, Die SOZlallehren, 372, WIlson, RehglOse Sekten, 30, Scroggs,
The Earhest Chnstlan Communltles, 6, 20 Por eso las sectas suelen inSistir en la
conversión
27 Weber, Wlrtschaft und Gesellschaft, 722s (la comumon como «aparato se-
lectiVO»), Wllson, RehglOse Sekten, 28s, 34 Los CrItenos son tendenclalmente se-
veros en las IgleSias, a diferenCia de las expulSIOnes, por lo general solo «educati-
vas»
28 Troeltsch, Die SOZlallehren, 370, 373 «<elIte de los llamados»), 967 973s
(Troeltsch subraya el caracter etlco de las sectas frente al «carácter de gracia» de
la~ IgleSias), Weber, Wmschaft und Gesellschaft, 721 «<formaclOn arlstocratlca»,
«aSOClaClOn de los plenamente cualIficados en lo relIgioso»), WIlson, RehglOse
Sekten, 29 «<vida eJemplar»), 31 «<dlgmdad»)
29 Troeltsch, Die SOZlallehren, 362, WIlson, RehglOse Sekten, 28 «<adheslOn
total y voluntarIa de sus miembros», «el 'nosotros' excluye a todos los otros»), 6,
14~ (sentimiento Intenso de familIa)
30 Troeltsch, DIe SOZlallehren, 967, 969, 971 Frente a eso, la IgleSia segun
Troeltsch, Ibld, 981, esta slempre alIada con el «brazo secular» Cf Wllson, RelJ-
fImr la relacIón de una secta con el mundo' hay vanedades muy dlver-
sas 3l A este propósIto, las sectas no tIenen por qué ser apocalíptIcas o mI-
lenanstas, esto no ocurnó desde luego, como regla general, en el cnstIa-
msmo pnmltIv0 32 • Tampoco voy a defImr la estructura dIrectIva de una
secta -tambIén aquí hay posIbIlIdades muy dIversas entre las formas au-
tontano-jerárqulcas y las formas fratemo-democrátIcas 33-. Una dIstInCIÓn
neta entre «sectas» y «denOmInaCIOnes» me parece ardua, porque la «de-
nOmInaCIón» suele ser la forma de eXIstencIa a largo plazo de una secta
que ha encontrado su estructura fija y su lugar en una socledad34 • Rasgos
dIStIntIVOS Importantes entre secta y denOmInaCIÓn son el fuerte carácter
mInontano de una secta, su mayor dIstancIa respecto al núcleo del poder
social y su tendencIa más acentuada al ngonsmo y la exclUSIVIdad No me
parece razonable, en fin, conSIderar la OpOSICIón a una mayoría (= IgleSIa)
o Incluso la separacIón de ella como elementos constItutIvos de una «sec-
ta», esto sólo es pOSIble cuando se da tal «IglesIa», hoy no, por ejemplo,
en los Estados Umdos, y en la antIguedad tampoco, por ejemplo, en el jU-
daísmo antes de la consolIdacIón del rabInato

En este sentido abIerto hay que cahficar la comunidad mateana,


Junto con todas las otras comumdades neotestamentanas y los ese-
mos 35 , como «secta». Algunos «rasgos sectanos» de la comunidad
mateana se corresponden con lo que esa comunidad era, mvolun-
tariamente, por su SItuación histónca; así, su relativa pequeñez o
su distanCIa del centro del poder social. En este sentIdo, esos ras-
gos no son teológicamente constitutIvos. Otros «rasgos sectarios»
de la comumdad mateana se corresponden más bien con lo que di-
cha comunidad quería ser por mandato de Jesús; por ejemplo, su

glOse Sekten, 232-234 «<formacIón de sectas como compensacIón socIa!»);


Scroggs, The Ear[¡est Christian Commumtles, 9ss (cnstIanIsmo pnmltIVo como
mOVImIento de protesta), 4s, l6s (repulsa de la vIsIón mundana del establishment)
31 Re[¡glOse Sekten, 39-42 los calIfica de conVerSIOnIstas (= mISIoneros), re-
VolucIOnanos (= espera de un remo de DIOS totalmente dlstmto), mtroverSIOmstas
(= retIrada del mundo), mampulatonos (= mampulaclón del mundo por medIOS
esoténcos u ocultos), taumatúrgIcos, reformIstas o utÓpICOS
32 En la estela de Troeltsch, Die SOZlallehren, 967, 969 Y paSSlm, Scroggs,
The Ear{¡est Christian Commumtles, 20s conSIdera el carácter apocalíptIco un ras-
go esenCIal de las sectas del cnstIamsmo pnmItIVo
33 Weber, Wlrtschaft und Gesellschaft, 724, subraya UnIlateralmente, a mI
JUICIO, la afimdad de la secta con la democraCIa
34 Para la dlstmclón entre sectas y denommacIOnes es fundamental H R
Nlebuhr, The SOCial Sources ofDenommotlOna[¡sm, New York 1929
35 Sobre la cuestIón de SI los fanseos pueden ser conSIderados como secta,
cf mfra, 463-465, 470s
autodefinición vinculante por inspiración de Jesús, el libre ingreso
en ella, el compromiso integral de sus miembros y la comunión in-
tensiva. Tales «rasgos sectarios» tienen, a mi juicio, una relevancia
orientativa permanente para nuestras Iglesias.
Intentemos ahora fertilizar el texto Mt 18 para nuestra indaga-
ción de lo que pueda ser una «secta» de base bíblica dentro de
nuestras Iglesias en una futura era posconstantiniana. Lo más inte-
resante aquí es, a mi juicio, la presencia en Mt 18 de unas poten-
cialidades que rebasan el carácter sectario de la comunidad matea-
na. La línea directriz de la «baja posición» implica que nadie -ni
siquiera los «pequeños»- pueda absolutizarse frente a los demás.
Lo válido es más bien acercarse siempre a los demás. El «perdón»
dice implícitamente que cada uno debe desconfiar siempre de su
tendencia a «atar». Junto a la tendencia a la exclusividad se pre-
senta, desde Mt 18, la invitación a la apertura, relacionada directa-
mente con la propia autodefinición, es decir, con los preceptos de
Jesús. Junto a las tendencias elitistas está la conciencia de estar
siempre en peligro y necesitar del perdón. El discurso sobre la co-
munión (Mt 18) contiene, pues, un dinamismo que supera el ca-
rácter sectario propio de una comunión cristiana, y al que esta in-
vita. Es, a mi juicio, la herencia del «único maestro», Jesús, lo que
libra a la comunidad mateana de convertirse en una secta elitista,
cerrada, segregadora. Mt 18 abre de ese modo, a mi juicio, una no-
table perspectiva para las Iglesias populares que, probablemente,
tendrán que pasar a ser algún día «sectas» en sentido sociológico,
aunque no lo quieran ni se lo propongan. Habrá que ver entonces si
logran mantener la orientación mateana de la «baja posición», la
conciencia del propio riesgo y la propia condición-no-absoluta.
C
CAMINO DE JERUSALÉN (19, 1-20,34)

BiblIOgrafía: Busemann, R., Die Jungergememde nach Markus 10, 1983


(BBB 57); Carter, W. C., Households and DIscipleshlp. A Study of Mat-
thew 19-20, 1994 (JSNT.S 103).

La última sección de la parte principal 16, 21-20, 34 (que trata


de la acción de Jesús en la comunidad) comienza con una indica-
Ción geográfica: Jesús abandona Galilea y camina hacia Judea (19,
1). Los lectores lo saben ya: Jesús tiene que subir a Jerusalén, la
cIUdad de la pasión (16, 21). Él Ylos suyos se han reunido en Gali-
lea para el viaje a la cIUdad santa (17, 22)1. Por eso saben que Jesús
abandona Galilea para siempre. La siguiente indicación geográfica
está en 20, 17, antes del próximo anuncio de la pasión: Jesús sube
a Jerusalén. El tercer anuncio se produce al final de esta sección:
Jesús ha abandonado Jericó (20, 29); Jerusalén está cerca. El anun-
cio de la pasión en 20, 18s se encuentra realmente, aunque no tex-
tualmente, en el centro de la sección. Las sombras se oscurecen so-
bre Jesús; la desgracia está cerca.
Sólo al comienzo (19, 2) Yal final (20, 29) se hace mención de
las masas de pueblo que siguen a Jesús. En la primera sección del
texto emergen de nuevo los adversarios más significados de Jesús,
los fariseos, para tentarle, como ya en 16, 1. También ellos anun-
cian a los lectores la gran controversia que se avecina en Jerusalén.
En el resto, toda la sección está bajo el signo de las instrucciones

l D Verseput, Jesus' PIIgnmage to Jerusalem and Encounter In the Temple


A Geographlcal Motive In Matthew's Gospel' NT 16 (1994) 109-114, hace notar,
sIgUiendo a Safral, Die Wallfahrt 1m Zettalterdes Zwetten Tempels, 1981 (FJCD 1),
121-127, que los peregnnos se dmgían normalmente a Jerusalén en grandes gru-
pos, y que el difícil ouo'tQfljJoflfVWV de 17, 22 podría refenrse a eso SI 17,22 in-
dIca realmente que los discípulos de Jesús fonnan ese grupo de peregnnos, los lec-
tores saben ya que el Viaje a la cIUdad de la muerte está decIdido defimtIvamente
a los discípulos Escenas en las que participan personas ajenas (cf.
19, 3-9 13 16-22, 20, 20s) dan ocasión Igualmente para esa ms-
trucclón No se observa, por lo demás, una estructura planeada de
las dlstmtas escenas de la seCCión, que son de extensión muy desI-
gual y también muy diversas formalmente, m un tema común a to-
da la secclón 2 Se perfilan, con todo, ciertos puntos de mayor peso:
La pnmera parte (cap 19) aborda dos cuestIOnes éticas Importan-
tes para la vida de la comumdad (matnmomo, nquezas) En la par-
te mtermedla mSlste Jesús en hablar de la recompensa que aguarda
a sus discípulos (20, 1-16, cf 19, 16-30) La parte final (desde 20,
17) está marcada claramente por la mmmencla de la pasión y sus
consecuencias para los dIscípulos

1 DlvorclO y renuncia al matrzmonlO (19, 1-12)

Blblwgrafía sobre v 3-9 y todo el texto Alhson, DA, Dlvoree, Celtbacy


and Joseph (Mt 1,18-25 and 19,1-12) JSNT 49 (1993) 3-10, Berger, K,
HartherZlgkezt und Gottes Gesetz DIe Vorgesehlchte des antljudlSehen
Vorwuifs m Me 10, 5 ZNW 61 (1970) 1-47, Blomberg, C L, Manage,
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Randbemerkungen FS R Schnackenburg, Wurzburg 21974, 218-230, La-

2 Patte, 263 ve en la cuestión del mal en el hombre (palabra clave dureza de


corazon) el tema de esta seCCIOn Este IOvestIgador tIene que encontrar sIempre un
«tema», cf vol n, 503, n 3 Carter* conSIdera Mt 19-20 una especIe de «tabla do-
mestIca" con los temas de matnmomo, mños, bIenes, esclavos (20, 17-28), que
vIenen a modIficar radIcalmente las tradIcIOnes JerarqUIcas de la famlha Pero
«bIenes» no es propIamente tema de una tabla domestIca, Mt 20,1-1629-34 no ca-
ben en e~e esquema
bosler, B C, Matthew S Exceptwn Clause m the LIght of Canonzcal Crz-
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Más blbltografía** en vol 1,374s
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Greg 53 (1972) 731-758, Gamba, G, La «eunuchza» per 11 Regno del
Clelz Annotazwne m margzne a Matteo 19, 10-12 Sal 42 (1980) 243-
287, García del Moral, A , Los eunucos que a SI mIsmos se hICIeron tales
por el remo de los CIelos (Mt 19, 12) ¿Para ocupar los puestos de res-
ponsabzlldad y servIcIO? CuBI 38 (1981) 171-198, McArthur, H , Cell-
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Exegetlcal Dlmenswns as Related to Celzbacy, Roma 1966 (Pontificia
StudlOrum Umversltas Officlum Llbn Catholtcl)

1 Cuando terminó estas palabras, pasó Jesús de Galilea al


territorio de Judea del otro lado del Jordán. 2 Lo siguió un
gran gentío y él se puso a curarlos allí.
3 Se le acercaron unos fariseos y le preguntaron para po~
nerlo a prueba: «¿Le está permitido a uno' repudiar a su mu~
jer por cualquier motivo?». 4 Él les contestó: «¿No habéis leí~
do que el Creador2 10s hizo varón y hembra?». 5 Y dijo: «'Por
eso dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a su mu~
jer, y serán los dos una sola carne'. 6 De modo que ya no son
dos, sino una carne; luego lo que Dios ha unido que no lo sepa~
re el hombre». 7 Ellos le dicen: «y entonces, ¿por qué prescri~
bió Moisés darle acta de divorcio cuando se la repudie?». 8 Él
les dijo: «Por lo incorregibles que sois, por eso os consinti6
Moisés repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no era
así. 9 Ahora os digo yo que si uno repudia a su mujer -no por
inmoralidad- y se casa con otra, comete adulterio»3.
10 Los discípulos le dijeron: «Si tal es la situación del hom~
bre con la mujer, no trae cuenta casarse». 11 Pero él les dijo:
«No todos entienden ese 4 dicho, (sino) sólo aquellos a quienes

1 ¡,Es ongmal aV{}QúlJtqJ, que falta en los pnnclpales representantes de las fa-
mlhas textuales (K*, B Yotros)? Aunque aV{}QúlJto,;, como sustantIvo mateano más
frecuente después de 'ITloo'Ü,; (Schenk, Spraehe, 29), bIen podría ser una mserclón,
forma parte del texto, a mI JUICIO, porque el texto breve es una vanante casI exclu-
sIvamente egIpcIa
2 Cabe elegIr entre xnoa,; y JtOLTloa,; Dado que la pnmera palabra es un ha-
pax legomenon mateano y la segunda puede ajustarse al EJtOLTlOEv sIgUIente, hay
que dar sm duda la preferencIa a la prImera
3 El texto del v 9 es dudoso Muchos testIgos antIguos son más afines a Mt 5,
32, en especIal casI todos los padres de la IgleSIa, como señala Crouzel* Pero las
formas de adaptaCIón a Mt 5, 32 son muy vanadas, el problema consIste en que la
serIe de adaptaCIOnes apenas dIbUJa realmente un texto estable En lugar del ÚnICO
verbo, ¡.tOLxU1:m, al fmal de todo el verslculo (así K, D, L Yuna parte de los latmos,
coptos y SInos), gran parte de los testIgos textuales presenta dos verbos pnnclpales:
JtOLEL aU1:Tlv rWLxEu{}fjvm y ¡.tOLxU1:aL (asl, entre otros, p25 y B), o dos veces
¡.tOLxU1:m (asl, una parte de los latInOS y SInos), en El y otros SlflOS, la varIante de
Mc y Mt 5, 32b se combInan casI completamente entre sí Cada uno de los cuatro
tIpos textuales se desglosa a su vez en subgrupos El fondo textual es, pues, muy
desonentador y comphcado Lo ÚnICO claro es que el ¡.tTl 10m JtoQVEL<;I es texto on-
gmal (con K, L, El, C*, muchos smos y otros) Me parece probable, tras las atIna-
das consIderacIOnes de Duplacy* y MaruccI* (Clausole), que el texto más breve,
representado por K, L y, con vanantes, tambIén por otros, con un solo verbo, sea el
más antIguo (comclden Nestle 26 y Metzger, Commentary, 47s, dIfIere Holmes*,
661-663) Es a la vez el más «marqUlano», sm IdentIfIcarse plenamente con Mc 10,
II Este texto fue adaptado a Mt 5, 32 o complementado con Mt 5, 32b, o ambas
cosas Las numerosas mejoras carecen de razones de contenIdo claramente reco-
nOCIbles, son adaptaCIOnes a los lugares paralelos
4 TO'Ü1:OV falta, entre otros, en B, fl yen unos pocos testIgos textuales ¡,Su
ausencIa es leetlO arduor porque sm 1:0'Ü1:0V quedaría totalmente oscuro de qué 1.0-
se les ha concedido. 12 Hay eunucos que salieron así del vientre
de su madre, a otros los hicieron los hombres y hay quienes se
castraron por el reino de los cielos. El que pueda entender, que
entienda».

Análisis
1 Estructura La seCCIón tIene tres partes Los v 1-2 forman una es-
cena recapItuladora Jesús está curando, cammo de GalIlea a Judea, ro-
deado de un gran gentIO La segunda escena, v 3-9, se desglosa en dos
apartados (v 3-67-9) que comIenzan con una pregunta de los fanseos En
los dos segmentos de la respuesta de Jesús hay una referencIa expresa al
«pnncIpIo», es decIr, a la creaCIón (cm:' &Q')(ii~, v 48b) Este «pnncIpIO»
es básICO para Mateo, porque lleva la respuesta a un plano que los mte-
rrogadores no tenían en cuenta Jesús remIte a la creaCIOn, que excluye ra-
dIcalmente el dIVorCIO En su pnmera respuesta habla solo de esto y no re-
coge la pregunta de los fanseos por los motIVOS legítImos de separacIón
De ahI que estos aleguen en el V 7 la legItImaCIón bíblIca del dIvorcIO La
segunda respuesta de Jesús evoca la tercera antítesIs 5, 31 s, y es trIpartIta
Jesus resta ImportancIa al pasaje de MOISés mencIOnado por los fanseos,
recuerda de nuevo el estado ongmal de la creaCIón y compendIa fmal-
mente en el V 9 la voluntad de DIOS en una sentenCIa A la pregunta por la
uL-nu, formulada por los fanseos en el V 9, contesta sólo de pasada (!!T]
10m 1toQVEL~) Jesús, con su modo de eludIr la pregunta farIsea, causa una
ImpresIón de soberanía
La escena final, v 10-12, consta de una pregunta de los dIscípulos que
enlaza débIlmente, medIante la palabra clave ul:nu, con la pregunta fan-
sea del v 3, y de la respuesta de Jesús Su contemdo sorprende a los lec-
tores, porque Jesús no había quendo desaconsejar el matnmomo en los v
3-9 Contesta con un loglOn, v 11, afirmacIón emgmátIca argumentada en
tres partes, que comIenzan sIempre por ELOLV (v 12a-c), y una advertencIa
(v 12d) La afIrmacIón emgmátIca v 12a-c aparece enmarcada en un do-
ble ')(OJQEOJ La estructura lógIca no es transparente a pnmera vIsta
2 Fuentes En los v 1-2, la pnmera escena, el evangelIsta emplea Mc
10, 1 En el resto, todo es redaccIOnal, y Mt adopta, Junto a la fórmula fi-
nal de sus dIscursos, formulacIOnes del sumarlO 4, 24s y de otros pasaJes s

yo~ habla Jesus? Pero TOÜTOV aparece tan atestIguado en los manuscntos (¡qUIzá ya
por Justmo') que debe conSIderarse ongmal Lo más probable es, a mI JUICIO, una
perdIda mecamca debIdo a un homolOteleuton (3 veces -ov) Tamblen esta vanan-
te de cntIca textual es de gran ImportancIa en el contemdo cf mfra, 147-150
5 De 4, 24s proceden E{tEgU:rtE'U<JEV, 'taL rptoAo'U1'l'T]<Juv uimii OXAOL :rtOAAOL,
Los v 3-9 son una reelaboraclón profunda de Mc 10, 2-9 Lo mas Impor-
tante son estas cuatro modifIcaciOnes 1) Mt mserta el fmal, Mc 10, 11,
en su mstrucclón púbhca, no comprende, al parecer, por qué Mc hizo d~
ese texto una mstrucclón para los dlsclpulos 2) Omite aSimismo Mc 10,
12, que da por supuesto, a tenor de la senslblhdad Jurídica helenístico-ro-
mana, que también la mUjer puede despedir al hombré 3) Mt formula de
modo diferente, en el v 3, la pregunta mtroductona de los fanseos, con
vistas a la cláusula de excepción del v 9 (,es hClto el dlvorclO por cual-
qUIer motlvo?7 4) Pero, sobre todo, Mt desplaza toda la controverSia y le
da aSI mayor clandad Jesús formula su tesIs capital ante la pregunta fan-
sea con un dicho tornado del relato de la creación (v 4s), e mflere de él la>
consecuencia (v 6a b) Responde luego a una objeCión fansea (v 7s) Al
final resume de nuevo su posIción (v 9), dando también, de paso, una res-
puesta a la pregunta Imclal de los fanseos (v 3) En el contemdo, Mt co-
mienza haciendo argumentar a Jesús con la Escntura, antes de ponerlo en
aparente contradicción con MOlsés Las otras modlficaclOnes, de menor
entidad, son redacclOnales con mayor o menor eVldencla8 Es superfluo
postular una fuente o parafuente aparte de Mc, como ha sido propuesto
reiteradamente SigUiendo a Streeter9
No es muy fácil enjUiCiar los v 10-12 Lmguístlcamente está claro que
el v l2a-c y la advertenCia del v 12d son tradlclOnales lO El v 10 es me-

raALAma, 'Iou/lma, JtfQav tOV 'loQ/lavou Cf lamblen 8, 1, 12, 15, 14, 13 Son
además claramente redacclOna1es ~ftijQfV (cf 13,53), uno, fXfI, la eVltaclOn de
JtaALv Sin retroaluslOn directa y la eVltaclOn de compuestos ouv- (cf vol 1, 56s,
vol 1, 56, n 92) Solo es dlfíclila omlSlon de xm antes de JtfQav tOV 'loQ/lavou
6 El debate entre B Brooten, E SchwelZer y H Weder sobre el derecho de
divorcIO en la mUjer judla (EvTh 42 [1982] 65-80294-300,43 [1983]175-178,
466-478) no aporta mucho a nuestro problema Da Igual cuantas mUjeres judías de
capas supenores relVmdlcaran este derecho en tiempo de Jesus, las mUjeres judías
no lo teman normalmente
7 LlngUlstlcamente no es demostrable con certeza el carácter mateano xu-
ta con acusatiVO, en el sentido de «en cOincidencia con», podna ser mateano (6 ve-
ces redacclOnal segun Sheret, Language, 143), Jtaf; es prefendo en Mt AhLa (Mt
3 veces I Mc 1 vez I Lc 1 vez) aparece solo en los V 10 Y27, 37
8 Sobre JtQOofQJ(o~m aUt<ji, AfYWV, uvaYLvwoxW, f&WV, ouv, AfYW + pre-
sente hlstonco, /lE, oútWf;, cf vol 1, 76s, Ó xtLoaf; (v 4) es mducldo por XtLOEWf;,
/lovvm (v 7) sustituye la cita de Dt 24, 1 LXX, pero es inflUido tamblen por el ffilS-
mo verslcu10 de la BlblJa El v 5 aparece complementado con Gn 2, 24 LXX (no
hteralmente) rEYOVEV (v 8b) es 4 veces redacclOnal en Mt, la frase Interpolada v
8b es central para la teologla mateana del matnmomo y se corresponde con 24, 21
La clausula de mmorahdad del v 9 es objetivamente, a mi entender, tradiCión de la
comumdad mateana (ef vol I, 375s), Ysu mserclOn con ~T] fJtL, mateana
9 Streeter, Gospels, 259 Cf de autores reCientes, por ejemplo, Isaksson**,
75-92, Tllborg, Leaders, 122s Para Dungan**, el texto es una demostraclOn en fa-
vor de la hipóteSIs de Gnesbach
10 Son redacclOnales yaQ, OÚtWf;, OOtLf;, aV~QwJtof;, ~aOLAELa tWV oUQavwv
(cf vol 1, 57ss), no, por tanto, los térmmos baslcos del v 12
qUlVOCamente redacclOnal en ellenguaje ll El v 11, que ocupa un puesto
clave para la reconstruCCión histónca, es lo mas difíCil de evaluar Yo con-
sidero todo el versiculo redaccional l2

3 HIstOria de la tradIcIón y origen En un comentano a Mateo no es


pOSible abordar los v 3-9 13 , anallzaremos aquí úmcamente los v lIs
Blmzler*, sobre todo, ha defendido la tesiS de que los v 11 s aparecen me-
Jor conservados en su texto ongma1 en Justmo, Apol 1, 15, 4 SostIene
que v lIa figuraba, en la forma de Justmo (rtAT]V ov
rtUVtEC; to'ÜtO xw-
QO'ÜOLV), detrás del v 12c l4 Esta tesiS no me convence, porque Justmo re-
coge en Apol 1,15, 1-3 los dichos de Jesús sobre el matnmomo en una se-
cuenCia mequívocamente mateana y en un lenguaje redacclOnal mateano
=
(Mt 5,282932 19, 9), Y también en 15,4 parece presuponer una re-
daCClOn mateana l5 Por tanto, solo pertenece alloglOn tradiclOnal, presu-
miblemente, el v 12a-c Este 10glOn es atnbUldo generalmente a Jesús, se
ajusta tanto a su estado cehbe como a la renunCia pasajera de sus segUl-
dores a la vida famihar y a la conVivenCia sexual

Explicación

Mateo concluye utIhzando su acostumbrada expresión final (cf ls


7,28,11,1,13,53,26, 1) Jesús abandona Gahlea defimtIvamente
y llega a la región de Judea Esto evoca a los lectores la mmmenCia
del gran conflIcto en Jerusalén La expresIón ImprecIsa rtEQav TQU
'IoQoavolJ es un mal presagIO como es muy poco probable que
Mateo pensara aquí en la procuraduría romana de Judea, a la que
pertenecía tambIén Perea desde la muerte de Agnpa p6, quedan
dos posIbIhdades o bIen entiende rtÉQav 'tOU 'IoQoavolJ como de-
termmacIón Itmerana de ~A{}EV (fue al otro lado del Jordán) o no
tenía una Idea clara en el plano hIstónco-geográfico l ? A dIferencia

II Podnan ser redaCClOnales AEYOUaLV utrr0 ol ftm'h]1:m (cf 9,28, 13,51,


15 33,20,2233), EL (Schenk, Sprache, 220), ÜVt}QOlJtO~, ftE1:U, aUftqJEQOl (cf vol
I 57ss) AL1:lU, ÜVt}QOlJtO~, YUVT] YYUftEOl son mducldos por el contexto
12 Son redacclOnales ó bE EIJtEV Ut!'wr~, Aoyo~ (cf vol 1, 57ss), sobre ov
J1U~ UAAU, cf 7,21 YSchenk, Sprache, 21, sobre or~ bEbo1:m cf 13,11 Es difi-
cil XOlQEOl (¿es mduclda la palabra desde el v 12d?)
13 Cf Gmlka, Marcos I1, 79ss, Pesch, Mk I1, 124s
14 * (ELIJLV EVVOÜXOL) 264-267, (Justmo) 51-55
15 BUaLAElU 1:WV OVQUVOlV Cf A Bellmzom, The Saymgs oi Jesus In the
Wmmgs oi]ustm Martyr, 1967 (NT S 17) 60s, Koh1er, RezeptlOn (vol JI), 230
16 I Pero tamblen Galilea'
17 Esto es mas probable, cf vol 1, 202, n 5, sobre 3, I En 4, 25 dlstmgue Mt
de lo narrado en Marcos, las masas ("gahleas?) siguen a Jesús;
ellas mIsmas son una IglesIa potenclaps. Como en 4, 23s; 8, 16; 9,
35; 12, 15; 14, 14; 15,30; cf 21, 14, Jesús reahza curaCIOnes en-
tre el pueblo. Este apunte es Importante para Mateo. dado que al fi-
nal de la seCCIón aparece de nuevo el segUImIento del pueblo aso-
cIado a un relato de curaCIón (20, 29-34), surge un marco en torno
a toda la seCCIón de los caps. 19-20. El mesías terapeuta, Jesús, es
fIel a su envío a todo el pueblo hasta el fmal.
3 Los fanseos se acercan a Jesús y le preguntan para ponerlo a
prueba Los lectores recuerdan Mt 16, 1 Yse temen algo malo. Ma-
teo precIsa la pregunta, a dIferencia de Marcos: «¿Puede uno repu-
dIar a su mujer por cualqUIer motIvo?»19. La pregunta está formu-
lada, qUIzá, tal como se debatía entonces entre los hIllehtas y los
shammaítas20 . Pero este extremo no es relevante para Mateo; él no
pregunta por las escuelas farlseas en tIempo de Jesús, smo que ca-
hfIca a «los» farIseos de mSldIOsoS. ¿Por qué? Tal vez qUIera msi-
nuar que la pregunta de los fanseos no es smcera, smo llena de ma-
la mtenclón (cf. 22, 18.35) Mateo además formuló la pregunta de
modo que la tesis «hberal» subyacente sobre la práctIca del dIvor-
CIO quedase netamente distanciada del cnteno nguroso de Jesús so-
bre el matnmom0 21 . La formulacIón de la pregunta y la cuahfIca-

correctamente entre Judea y TransJordama La dIferencIa mdlca que Mt se mtere-


so poco por cuestiones geográfIcas
18 Cf vol 1, 252s, sobre 4,25
19 Kata nuoav atnav puede slgmflcar hnguístlcamente dos cosas dlstmtas:
a) «por cualqUIer motIvo» (negacIón «no por cualqUIer motivo», así BI-Debr-Reh-
kopf § 275, n 2), b) «por algún motivo» (negaclOn «por nmgún motivo», así
Moult-How-Turner I1I, 199 con n 3) No cabe decIdIr desde el plano hnguístlCO,
pero la pnmera poslblhdad cuadra mejor a la cláusula de excepcIón en el v 9
20 Las escuelas de HIIlel y ShammaI dIscuten, según Glt 9, 10, Glt 90a, pGlt
9, 50d, 29, SDt 24, l § 269 (= BIlI 1, 313s), sobre la exegeSlS de i::li n'ili en Dt
a
24, l La escuela de HIIlel pone el énfaSIS en «algo» (i::li) y llega una-praxIs de
dIvorCIO hberal, por ejemplo, cuando a algUIen no le gu~ta ya la esposa (AqUlba,
SDt 24, l § 269 = BIll 1,313) La escuela de Shammal subraya lo «deshonesto»
(mili) y llega a una praxIs de dIvorcIO nglda, tal vez casI sólo en caso de adulte-
no Josefo repudIa a su mUjer !1l] aºEOx.O!1EVO~ al":fj~ l:O~ HtEOLV (Va 426), y se-
ñala en Ant 4, 253 lacómcamente que se pueden tener muchos motivos para el dI-
vorcIo FIlón se muestra cótlco con las separacIOnes prodUCIdas por puro capncho
de los mandos (Spec Leg 3, 79-82), pero sabe que hay muchos motivos de dIvor-
CIO (3, 30) Ambos dejan claro que a) era comente una praxIs de dIvorcIO hberal,
y que b) se dIscutía entonces sobre los motivos de separacIón Más mformaclón so-
bre el derecho Judío del dIvorcIO en Gmlka, Marcos 11, 88s
21 Los fameos no preguntan, por ejemplo, SI hay un motivo de separacIón le-
gítimo SI Mt se refIere ImplíCItamente a una dIsputa entre hIllehtas y shammaítas,
CIón mateana de «insidiosos» da entender, así, a los lectores que los
fanseos están muy alejados de la voluntad de DIOS, y son malos y
satámcos (cf. 4, 1.3). Abona esto el hecho de que Mateo apenas
dIstingue en otros pasajes entre los diversos grupos judíos, sino
que desautoriza a todos como adversarios de Jesús.
Jesús no aborda, pues, a fondo la pregunta de los fariseos, sino 4-6
que da una respuesta general. RemIte a la Escritura: «¿No habéis
leído?». Él quiere cumplirla con su misión y en su doctrina (5, 17).
Más aún, Jesús remite a Dios mismo y a la uQXtl de Gn 1, 122 • Con
la referencia a la palabra del Creador y la formulación un' uQxfj~,
subraya la autoridad especial de lo que sigue. A diferencia de la in-
terpretación rabínica 23 , pero al igual que la comunidad de Qumrán,
Jesús refiere Gn 1, 27 al matrimoni0 24 • Detrás de esta mterpreta-
cIón está, presumiblemente, la idea judía, atestiguada tanto en Fi-
lón como en los rabinos, de que Dios creó al primer hombre de Gn
I como andrógino 25 : la mujer y el hombre se pertenecen tan estre-
chamente porque sólo juntos forman el ser humano en el sentido
pleno de la palabra26 • Concuerda con esto la cita de Gn 2, 24, ca-
racterizada por una introducción especia]27: varón y mujer serán
«una sola carne». Se expresa aquí la unidad de varón y mUjer vivi-

lo hace pomendo en boca de <<los» fanseos la tesIs hillehta como pregunta, y su-
braya aSI su distancia de Jesús
22 Cf ls 48, 16, 63, 16, Hab 1, 12, Eclo 24, 9, Fragm Jub 4, 15, 12, 26,
As~Mos 1, 13, 12,4 Es frecuente que la Blbha refiera la expresión cm' aQXfj~ a la
creación o al comIenzo de la hlstona de la salvaCIón, pero muchas veces la expre-
~Ión es temporalmente mdetenmnada
23 Cf BIlI 1,80Is.
24 CD 4,21 (contra la pohgamJa y el dlVorcJO)
25 Esto lo han demostrado de modo convmcente, a mi JUICIO, Daube, New
Testament, 72-83, Schaller*, 94s, 153s, Derrett*, 372-380, cf FIlón, Leg All 2,13,
Op Mund 76, 134, Y los documentos de BIlI 1, 80ls Daube, New Testament, 83-
85 sólo admite esta mterpretaclón para Mc, pero sm aducir razones sufiCientes
26 Así lo fonnulan rabmos del siglo IlI, según Jeb 63a y GnR 17, lid = BIlI
1 802 Es Importante para la hlstona de la mfluencla la mterpretaclón de Agustín,
Czv Del 14,21-23 = BKV 1/16,344-350 Gn 1, 27s afirma que la procreacIón es
parte de la perfección paradisíaca del ser humano, y como tal no está baJO el peca-
=
do ongmal, sólo cuando se añade el «placer deshonesto» (23 347), el acto sexual
es pecammoso
27 El oscuro xaL e'Gtev hay que refenrlo más a Jesús que a OJOs, que sería el
«autor» de la cIta escnturana Lo segundo es posible en Mt, pero se hace efectivo
en otros pasajes (como 1, 22, 2, 15) En cualqUier caso, la mtroducclón añadida da
mayor peso a la cita escnturana la cita de Gn 1,27 no aparece alJora aJslada y co-
bra así mayor relteve, a tenor de la misma, los lectores han de empezar de nuevo
La cita de Gn 2, 24 es subrayada también con la propia mtroducclón
da en el trato sexuaFs. El v. 6 infiere una consecuencia recapitula-
dora de las cItas y concluye con un dicho de Jesús 29 : es Dios mis-
mo el que Juntó las parejas 30 ; por eso, el hombre no debe separar-
las.
7s Los fariseos objetan: ¡MOISés estableció el acta de repudio! Es-
tá claro hacia dónde apunta el evangelista: contra la obra del Crea-
dor (v. 4) está la palabra de Moisés. Los lectores del evangelio re-
cuerdan 15,2-4, donde se contraponía el precepto de Dios a la tra-
dición de los antepasados. TambIén en 22, 24.31 opondrá Mateo
enfáticamente la palabra de Dios a la palabra de Moisés. Los lec-
tores quedan expectantes: saben que para Jesús no puede haber
oposición entre la palabra de Moisés y la palabra del Creador (cf.
5, 17). ¿Cómo resolverá Jesús el problema? La solución la ofrece
el v. 8: mientras los fariseos remiten al precepto de MOISés (evE-
TelAU'tO), Jesús habla de una mera concesión de Moisés (btÉTQE-
'ljIEV), concesión en vista de 31 la desobediencia y la «dureza de co-
razón»32 del pueblo. Frente al texto de Marcos, donde Jesús habla
de un precepto de Moisés y los fanseos de una licencia, Mateo
trueca los verbos. Así no está en oposición directa a Dt 24, 1-4,
porque este texto sólo «ordena» o prohíbe las segundas nupcias de
un hombre con su ex-mujer divorcIada de nuevo; el verdadero pro-
cedimiento de separaCIón se presupone sImplemente 33 . Pero Mt se
opone a toda la exégesis judía, que interpreta ese reglamento de se-

28 Cf FIlón, Op Mund 152 como dos mItades de un ser Que Pablo en 1


Cor 6, 16 Yel autor de Ef 5, 31 relaCIOnen la CIta, mdlrecta o dIrectamente, con el
cuerpo cósmIco de Cnsto, mdlca tambIén que se afirma la umón real con una nue-
va totalidad En la exégeSIS rabímca, Gn 2, 24 SIrvIÓ de base para regular el matn-
momo de paganos = noeqUltas, cf Sanh 57b-58b
29 A ello alude qUIzá ICor 7, 10
30 ZevYVVf,ll y OVSEVYVVf,ll se refieren a menudo, en gnego, a amantes y cón-
yuges, cf Bauer, Wb 6 s v La Idea de que DIos mIsmo funda los matnmomos es co-
mente entre los rabmos, cf Bln 1, 803s
31 Ilºo~ con acusatIvo puede slgmficar aquí 1) contra (en actitud hostil), 2)
tendente a (efecto o mtenclón), 3) respecto a Sólo cabe deCIdIr desde el contexto y
el contemdo La pnmera pOSIbIlidad no arroja mngún sentIdo (el acta de dIvorcIo
no es un mstrumento para combatir la dureza de corazón) La segunda mterpreta-
clón, muy pOSIble IInguístlcamente (cf Schenk, Sprache 420) en el sentIdo de una
teoría de la obstmaclón, es Improbable a tenor de 13, 13 (cf vol 1I,418s)
32. ~x/.1']ºoxaºl\¡a es una expresIón bíblica de carácter sapIencIal que desIg-
na, en térmmos generales, el <<lado mtenOf» del pecado, sobre todo contra DIOs:
falta de dIsposIcIón a la converSIón, resIstencIa a DIOS, contumacIa Cf Berger*,
pass/m
33 ,Pero no es mera concesIón'
paraclón no sólo como ordenamIento jurídIco vigente, sino como
un pnvilegIO de Israel frente a las naciones 34 • Dentro de la concep-
CIón Judía, el divorcio puede convertirse incluso en un deber para
el marido, especialmente en caso de infidelidad sexual de la espo-
~a"; mas, para Mateo, la palabra de Moisés, como mera concesión,
no es equiparable a la palabra del Creador.
El v. 8b recurre de nuevo al v. 4 y confirma así la devaluación
de la torá mOSaica: junto a la contradIcción de contenido, que oblI-
ga a Mateo a relativizar el precepto de Moisés, aparece un princi-
pIO formal: Lo antiguo tiene fundamentalmente un a priori sobre
lo más reciente en materia de verdad. Este principio estaba enton-
ces muy difundido 36 ; es un presupuesto esencial para la <<jerarqui-
zaclón» dentro de la torá, inicIada en Mc 10, 2-9 par. Estamos aquí
en una encrucijada frente al Judaísmo; la corriente principal de la
mterpretación judía rechazaba de plano cualquier distinción entre
la voluntad del Creador y el precepto mosaico. Para los rabinos, to-
da la torá viene de Dios; el que atnbuya un artículo sólo a Moisés,
ha desprecIado la palabra de Dios 3? La torá -¡entera!- forma par-
te de las cosas preexistentes que estaban en Dios antes de haber SI-
do creado el mund038 • Lo mIsmo sostiene Filón: la naturaleza es la
«legislación más antigua» (Abr. 6), pero fue codificada por Moisés
de modo perfecto.

¿Hay argumentos Judíos para dIstingUIr entre la voluntad del Creador


y el precepto de MOIsés? Los hay, pero muchos no pasan de ser analogías
muy generales. En el pensamiento Judío se da el prinCIpio de que DlOS
agregó a la torá los «profetas» y los «escntos» a causa del pecado del
puebl0 39 • Pero ello no slgmfica que esas partes del TanaJ sean mfenores

34 Cf Bln 1, 312, 805


35 TSota 5, 9 (302), Glt 89a-90b, Ket 7,6, Jeb 6, 3b, 'Er 41b (todos en Bill
1,315-317), cf Tg J I Dt 22,26, IQGenApocr 20, 15 (Abrabán pide a DIOS que Sa-
ra no sea manchada por el faraón «en su ausencia»)
36 Sobre la época cláSIca, cf P PJihofer, IIPEIBYTEPON KPEITTON,
1990 (WUNT Il/39), sobre el Judaísmo palestmense, cf M Kuchler, Schwelgen,
Schmuck und Schleler, 1986 (NTOA 1),21-30
37 Sanh 99a = BJiI 1, 805
30 BJiI 11, 353-357
39 Cf especialmente Ned 22b SI Israel no hubiera pecado, se le hubIeran da-
do úmcamente la torá y el libro de Josué (Ideas tardías del sIglo IV) Algo llene que
ver también con esto la creencIa de que algunas partes de la torá, los profetas y los
ketublm serán superfluos en la era meslámca, porque no habrá ya pecado (BJiI 1,
246s)
en valor y, menos aún, falsas en el contemdo Es corrIente además entre
los Judíos la creenCIa de que DIOS sólo escnbló el decálogo de propIa ma·
n0 40 TambIén es Judía la aseveraCIón de que los ángeles partIcIparon en 11\
revelacIón de la torá en el Smaí (cf Gal 3, 19), pero esto sucedIó precI'
samente en honor a la torá41 , y no para devaluarla La creenCIa funda:
mental en la preexIstencIa de la torá fue un cerrojo de segundad contra
cualqUIer devaluacIón de la ley de MOISés Sólo hay, a mI JUICIO, cuatro
verdaderos «puentes» hacIa nuestro texto
1 El pnmer puente consIste en algunos pasajes profétICOS que abar·
dan crítIcamente CIertas puntos de la torá El más unportante de ellos es el
dIfíCIl pasaje de Ez 20, 25s sobre los malos preceptos que DIOS da al pue.
blo en respuesta a su pecad042 Ese pasaje, que yo sepa, apenas tuvo re·
perCUSIOnes en la exégeSIS Judla, el Targum lo suavlzó 43 Afmes a Ez 20,
25s son los dos pasajes Am 5, 25 y Jer 7,22-28, ambos sobre la época
pnmltIva de Israel, preVIa a la mstauracIOn del culto, la segunda mencIO-
na la contumaCIa de Israel (7, 26, EOXAl'lQVVUV wv l:QUX1')AOV u{mDv)
2 El segundo puente es un pnnClplO exegétICO Judío según el cual los
pasajes más pnmItlvos de la torá tIenen mayor peso que lo postenor« La
aplIcaCIón del pnnclpIO tampoco supone aquí mngún rechazo del conte J
mdo de la torá
3 El tercer puente es la dlstlllcIOn entre iT::l,n (deber) y n1tD1 (OpCIÓI1
lIbre) Pero tampoco se trata aquí de mlllusval~rar aquellas norm~s que no
son deberes 45
4 Hay que señalar, por últImo, una analogIa unportante HI1lellllSt¡-
tucIOnalIzó el prosbol, es deCIr, la POSIbIlIdad de una reserva frente a la re-
mISIón de la deuda el año sabático Esta reserva fue necesarIa para que la
gente SIgUIera prestandose dmero o, dICho con palabras de la Mlsná, por-
que la gente «transgredía lo que está escnto en la ley» (ShebI 'It 10, 3) El
mandato de separaCIón y el prosbol son, ambos, preceptos necesarIOS pa-

40 Bill IV, 437-443


41 PeslqR 21 (103b) = Bill III,554
42 Concretamente, Ez se refiere solo al precepto de mmolaclOn de los pnmo-
gemtos entendIdo lIteralmente, cf ZlmmerlI, Ez 1,1969 (BK 1311),449
43 En el Tg Jonathan sobre Ez 20, 25, no es DIOS slllO los IsraelItas rebeldes
lo~ que hacen las malas leyes, cf Berger*,45 El documentado artIculo de Berger"l
muestra (contra su mtenclón) que apenas hay relaclOn entre la Idea veterotesta-
mentana de la dureza de corazon de Israel y la cnt!ca a la ley en el JudaIsmo
44 El pnnclplO, no mcuestlOnado, de los rabmos rezaba ~':lP~::l C"PiT-'"
iTtD!1º:;.l. C,'P (lo que prescnbe el texto bíblIco esta ya prescnto en la realIdad) cl.
por ejemplo PesR 23, 4 = 116s (la clrcunClSlOn fIgura en Ex 19,5 antes del decá-
logo), mas ejemplos en Bacher, Termmologle 1, 112, Schoeps*, 272
45 Documentos en Bacher, Termmologle 1, 58s, Tilborg, Leaders, 121, Isaks. I
son**, 121 A la luz de esta dlst!nclOn queda patente la dIferenCIa respecto a Mt 19.
7-9 Jesus no cree que el acta de dIvorcIO sea algo arbltrano, SInO que lImIta sú
aplIcaclOn al caso de la JWQvfLa
ra el orden del mundo46 . Los dos preceptos son valorados positivamente
por los rabinos, porque son expresión de que Dios no pide al hombre co-
sas sobrehumanas. La torá fue algo vivo en tiempo de Moisés y en tiem-
po de HilIel, y debe ajustarse a las necesidades de los hombres. Al margen
de la valoración positiva de tales novedades en el judaísmo rabínico, la
principal diferencia reside en que, para los rabinos, HilIel no posee la au-
toridad de Moisés.

Estos «puentes» no pueden evitar que la distancia entre la pos-


tergación de la torá mosaica en nuestro texto y la corriente princi-
pal de la interpretación judía de la torá sea muy grande. Los pa-
ralelos reales con Mt 19, 7s no están en el judaísmo, sino en el
cristianismo: Pablo considera la ley, que llegó 430 años después,
menos fundamental que la promesa; la considera incluso como un
principio que se contradice de algún modo con el evangelio (Gal 3,
17). Para él es importante que a Abrahán le valió la fe, más que la
circuncisión, para rehabilitarse (Rom 4, 9s), porque de eso depen-
de su relevancia para los creyentes. Pablo dice de toda la torá lo
que Mateo dice sólo del precepto del divorcio. Esto significa, a la
vez, que la distinción entre la voluntad de Dios original y pura, de
un lado, la doble torá mosaica posterior, de otro, no se puede con-
siderar como un principio básico que ponga de manifiesto toda la
idea mateana de la ley. Lo fundamental para Mateo es, más bien,
que Jesús ha venido a cumplir la ley y los profetas (5, 17-19). Ma-
teo considera la idea de la distinción entre la voluntad del Dios
creador y la torá mosaica como una idea auxiliar tomada de la tra-
dición de Jesús, que le ayudó, en este caso especial, a conjugar la
voluntad pura del Creador, o de Jesús, con una torá veterotesta-
mentaria que la contradecía palmariamente. Así pudo también en-
tender la tercera antítesis como cumplimiento, y no abolición, de la
ley. Un pensamiento similar hay en la contraposición entre la vo-
luntad de Dios y la tradición de los antepasados en 15,2-9.

Otros paralelos cristianos pertenecen ya, en mi estimación, al ámbito


de la historia de la influencia del texto. Este fue el texto básico para la
idea de ley del gnóstico Tolomeo: apoyado en Mt 19,6.8 y Mt 15,4-9, pu-
do distinguir entre las leyes humanas, que incluyen la ley de Moisés y las
tradiciones de los antepasados, y la ley divina, que él desglosa en diversas

46. Glt4, 3.
partes47 • El judeocristianismo, especialmente las Pseudoclementinas, <id
fuerte inspiración mateana, entienden luego toda la ley sacrificial com~
una «concesión» de Moisés a causa del pecado del pueblo 48 • Algo pareci~
do estiman Justino e Ireneo49 • El texto sirvió, pues, de ayuda a la Iglesia
posterior para acabar radicalmente con el problema de la vigencia de la
ley mosaica.

9 A la palabra de Moisés, interpretada por Jesús, sigue la palabra


personal de este, introducida con Af'{ffi M ÚftlV (muy similar a 5,
32). Como en el sermón de la montaña, también aquí la prohibi-i
ción del divorcio pasa a ser la enseñanza pública de Jesús, que los
discípulos deberán dar a conocer un día a todos los pueblos. Jesús
enseña que el divorcio está prohibido, salvo en caso de JtOQVELa"
El término hace referencia a cualquier forma de conducta sexual
incorrecta de la mujer, sobre todo el adulteri0 5o • Que de pronto, tra~
la apelación incondicional al orden de la creación y tras la deva..
luación de Dt 24, 1-4 como mera concesión de Moisés al pecado
de Israel, quede una posibilidad de divorcio, no sintoniza con la
orientación del texto. Mateo parece haber puesto aquí simplemen..
te en boca de Jesús la práctica que regía en su comunidad. Pero in..
directamente aparece claro también un interés teológico personal
del evangelista (¡que él no hace explícito!): si queda un caso en el:
que es posible el divorcio y, en consecuencia, es necesaria el acta
de repudio, está claro que Jesús no abolió la ley mosaica, sino que
la refrendaba también en este caso. La comunidad de Mateo, por
tanto, tomó en serio incluso la regulación del divorcio de Dt 24, 1...
4, que venía a ser una «iota» de la ley en comparación con el orden
de la creación.
Hay dos cuestiones en el v. 9 que resultan difíciles y, tomadas
literalmente, insolubles en la exégesis:
1. ¿Significa la excepción f.t~ rJtL JtOQVELe;t que el marido, en
caso de unión ilegal de su esposa, puede renunciar a mantener su
matrimoni05l , o que debe repudiarla? Los lugares paralelos judíos

47. Epifanio, Pan. 23,4,3-14.


48. Pseudo Clemente, Rec. 1, 36: MOIsés «concessit» el sacrificIO por ser ofre-
cido a Dios.
49. Justino, Dial 18, 2; 46, 5-7; Ireneo, Haer. 4,15, Is.
50. Cf. vol. 1, 381-384.
51. Según Slgal**, 114, el dIVorcio no es una «obligación», smo que se pue-
de también renunciar a él, a tenor del pnncipio Judío «dentro de la línea jurídica».
que lllterpretan el divorcio en caso de adulterio como un precepto
oblIgatori052 , al igual que la historia cnstIana más antigua de re-
cepcIón de la cláusula mateana de excepción53 , sugIeren la segun-
da poslbilidad54 •
2. ¿Se refIere la excepción «no por inmoralidad» tan sólo a la
pnmera parte del mandato de Jesús -el dIvorcIo- o también a la se-
gunda, el nuevo casarrnento? En el primer caso hay una prohibicIón
general de las segundas nupcias; en el segundo, el v. 9 permite las
segundas nupcIas de un hombre que ha repudiado a su esposa por
adulterio. Estamos aquí ante la clásica alternativa de la historia de
la mterpretaclón que, de un lado, está constitUIda por la prohibición
católica de un segundo matrimonio y, de otro, por la posibilidad
ortodoxa y erasmiana o protestante de dICho matrimoni0 55 • La lite-
ralIdad del v. 9 no permite dar mnguna respuesta. Al menos pare-
ce abIerta la posIbIlidad de que un hombre que ha despedIdo líci-
tamente a su esposa por adulterio, pueda casarse con otra mujer. El
texto 5, 32 era más claro en este punto: de la prohibición expresa-
da allí de casarse con una divorciada derivaba al menos indirecta-
mente, por extensión a los hombres separados, la imposibilidad de
una segunda boda después del divorci0 56 • Hay muchos indiCIOS que
mchnan a no interpretar 19, 9 de modo diferente a 5, 32: 1) Si se
entiende xal ya!!1Íon aAAT]V como prohibición general de nuevo

Pero Mt 1, 18-25 mdlca lo contrano el «Justo» José, según 1, 19, no VIO «dentro de
la lInea JurídIca» la Ix)S)bllIdad de renuncIar a dIvorcIarse de María, smo úmca-
mente la de repudIarla en secreto Para renuncIar al dIvorcIo necesItó, según Mt, la
mtervenclón de un ángel Cf AllIson*
52 Cf los documentos supra, n 35 Bockmuehl* ha mostrado en forma plau-
Sible, a mI entender, la eXIstencIa de una halaká prerrabímca que oblIgaba al dI-
vorcIO en caso de adulteno Así lo mdlca tambIén Mt 1, 19 Según la concepcIón
rabínica, al esposo le está prohibIdo el trato sexual con su esposa SI ella ha come-
tIdo mmorahdad (SDt 24,1 § 269 =Blll 1,313, Sota 5,1 = Blll 1,321)
53 Herm m 4, 1,4-8 = 29, 4-8 (aquí, con la posibIlIdad de que la mUjer se
arrepIenta y vuelva luego con el mando), más documentos en vol r, 384s, n 47
54 'EJtfTQE'ljJEv no es necesanamente argumento en contra, porque SI bIen el
divorcIO es en general, según el v 8, una «lIcenCIa» de MOIsés, la cláusula de ex-
cepcIón del v 9 está dentro del mandato de Jesús
55 Cf vol 1,385-390 Allí se reseña la hlstona de la exégesl~ y de la mfluen-
cla
56 Cf vol 1, 385s Algunos testIgos textuales msertaron esa prohIbIcIón de
Mt 5, 32b en el v 9 (cf supra, n 3) Sobre todo, cuando algunos manuscntos omi-
ten '(al YUfllJoU aAAlJV, queda la posIbIlIdad (más no) de que permItan un segundo
matnmomo del hombre separado por adulteno de la mUjer con otra mUjer no sepa-
radada (así, con dIversos matIces, en f', p25, B YC*, por ejemplo)
casamiento para el hombre divorciado, 5, 32b Y 19,9 se comple-
mentan: a la prohibIcIón de 5,32 de casarse con una mUjer separa~
da corresponde en 19,9 la prohibición del nuevo casamiento del
hombre divorciad05? 2) La hIstoria de la mterpretación, casi uná-
nime, en la Iglesia antigua abona la interpretación «católica»58. 3)
Esta interpretación «dura» del v. 9, que altera totalmente el dere-
cho judío del divorcio, es la que mejor explica la reacción negativa
de los dIscípulos en el v. 10. De ser esto correcto, el «repudio» de
la mujer en caso de adulterio es, de hecho, una mera «separa-
ción»59. Algo parecido ocurre en Hermas, que prohíbe categórica-
mente las segundas nupcias y define como ClJtOAÚeLV60 la «separa-
ción» sin posibilIdad de nuevo casamient061 .
Queda así claro que la idea del matrimonio en la comunidad
mateana apenas difiere en lo sustancial de la idea de Jesús, a pesar
de la introduccIón de la cláusula de inmoralidad. Jesús declara el
divorcio radicalmente contrario a Dios; defiende el «matrimonio
único». Mateo y su comunidad no anulan este principio de Jesús;
establecen simplemente -en coincIdencia con una difundida hala-
ká judía- que hay un caso en el que el hombre no puede mantener
el matnmonio: el caso de inmoralidad o adulterio de la mujer. El
marido debe repudiar entonces a su esposa. Pero esta posibilidad
mateana de repudio difiere del divorcio judío, que tiene precisa-
mente la finalidad de posIbilitar el nuevo casamiento. También pa-
ra los judíos rigoristas de la escuela de Shammai, un matrimonio se

57 Así, sobre todo, Dupont**, 75-157


58 Cf vol 1, 386s, n 51-53
59 La conversación con mI colega católico P Hoffmann es aquí un diálogo
con frentes «Inversos» MIentras yo, el protestante, me Inclino exegétlcamente ha-
cia la pOSICión «católica», el católico P Hoffmann defiende, con muchos otros exe-
getas y teólogos morales católicos, la posIción contrarIa, «erasmiana» EscrIbe:
«La cláusula Invalida en ambas versIOnes la regla de Jesús, válida en otros pasajes,
segun la cual 'nuevo casamiento = adulterIo' Pero esto qUIere decir que, cuando
hay adulterIo, el nuevo casamiento no es adulterIo»
60 'AnoAuw no es comente, pero sí pOSible con el slgmficado de «repudiar»;
1 Esd 9, 36, Murab gr n° 115,4 = DJD n, 248 El uso de la palabra en Herm m 4,
1, 6s (= 29, 6s) al recoger nuestro loglOn, es el ml~mo 'AnoAuw slgmfIca en Her-
mas «separar» en el sentido de separatlO ton et mensae, no como palabra suelta, si-
no por el contexto
61 Wenham* argumenta en todas sus publicaciones a favor de esta tesIS, di-
CIendo que 19, 9 es un calco compendiado y abreviado de 5, 31 s Este argumento
no me convence mucho, porque 5, 32b trata de la mUjer divorciada, y 19, 9b va di-
rIgido, en cambIO, al hombre dIvorciado
destruye con el adulteno, y los cónyuges quedan lIbres para con-
traer nuevo matnmomo 62 Para Mateo y su comumdad, el matn-
momo como orden de la creaCIón y como ImItacIón de la eXIsten-
CIa prototípIca de «Adán» (Gn 1,27) no es lllvalIdable permane-
ce llltacto aunque un hombre tenga que repudIar a su mUjer por lll-
moralIdad

De ese modo, la Idea del matnmomo en Jesus y en la comumdad ma-


teana, Inspirada en él, resulta afín a la de los esenIOs Fuera de la comum-
dad esema sólo hay tendenCias aisladas que apuntan haCia el matnmomo
umco -el texto más Importante al respecto es Mal 2, 10-16- Probable-
mente, sólo los esemos eXigieron programátIcamente en el Judaísmo el
matnmomo úmco Lo argumentaron bíbhcamente con Gn 1, 27, Gn 7, 9 Y
Ot 17, 17 (CO 4, 20-5, 2)63 Esto es bastante seguro También 10 es que
hubo una cornente entre los esemos que conslderó obhgatono el matn-
momo para procrear hiJOS (Josefo, Bell 2, l60s) Se discute, en cambiO, SI
el grupo nuclear de los esemos era céhbe Josefo, testigo ocular, habla en
su ampho relato del menosprecIO ('ÚnEQo'ljnu) esemo haCia el matnmomo
(Bell 2, l20s), pero no de cehbato Esto 10 hace sólo en el relato, mucho
mas SUCInto, de Ant 18,21 64 La Investigación qumrámca actual ofrece
dos OpInlOneS encontradas Según unos, los moradores de Qurnrán se
comprometían en pnnclplO al cehbato, a diferenCia de los esemos que VI-
vlan fuera del monasteno en tierra de Israe1 65 Según los otros, es Impen-
~able que una comente Judía flel a la torá hubiera rechazado en pnnclplO
el precepto obhgatono del matnmomo Entienden el «desprecIO» del ma-
tnmomo por las gentes de Qumrán, señalado por Josefo, en el sentido de
que las severas normas de pureza hacían que las mUjeres de los esemos
qumrámcos tUVleran que vIvir fuera del «monasteno», y qUlzá la mayoría

62 SlgmfIcatIvamente, los rabmos desaconsejan un segundo matnmomo, no


por razones de pnnclplO, smo pragmatIcas, cf Bill 1, 320s
63 En CD 4,21 no se habla del tIempo de Vida de la esposa, smo de los ma-
ndos (I:I:-T"n~) (difiere vol 1,379, n 14, donde yo sospechana, con muchos, una
errata) En el rollo del templo prequmrámco se prohíbe, en cambIO, al rey solo la
polIgamia le esta perm1tldo el nuevo casamiento tras la muerte de su pnmera es-
posa (lIQTR 57, 17-19)
64 Las referenCias de FIlon (Apologza == EuseblO, Praep Ev VIII, 11, 14) Y
PlmlO el VIeJo (Nat HISt 5, 17), que parten del celIbato obhgatono de los esemos,
poseen menos valor por ser una reseña de testIgos no oculares
65 ASI ultImamente E Qlmron, Ce/¡bacy m the Dead Sea Scrolls and the Two
Kmds of Sectanans, en F Garcla Martmez-A van der Woude (eds ), The Madnd
Qumran Congress 1,1992 (StTDJ ll, 1) 287294 Los esemos de Qumrán consI-
deraron, segun el, su «campamento» como SI fuera Jerusalen, donde estaba prohi-
bido el trato sexual (cf CD 12, ls) Esta prohlblclOn no regía para los restantes em-
plazamientos esemos
de los hombres del monasteno eran celIbes o ya vIUdos o separados, sm
posibilIdad ultenor de casarse66 ComoqUiera que sea, una ojeada a los
esemos muestra que con su idea del matnmomo umco y su probable pro-
hibiclOn de nuevo casamiento constltuian una verdadera analogia con Mt
19,3-9 Es muy dudoso, en camblO, que los esemos de Qurnran hubieran
servIdo de analogía para un celIbato radIcal en la ¡mea de Mt 19, 12

Sentido actual

Yo me encuentro ante una SItuacIón dIfícIl como exegeta pro-


testante la exégesIs muestra que probablemente -no cabe deCIr
más- la praxIs catóhca de negacIón del dIvorcIO, aun otorgando la
separaCIón de lecho, mesa y hogar, es la más afín a lo dIcho por
Mateo Lamentablemente, qUlzá tampoco Jesús rechazó en este
punto el «ordenar con leyes las cuestIOnes del corazón»67, smo que
estableCIÓ muy deCIdIdamente un pnncIpI068 De este pnnCIpIO es-
tá muy alejada la praxIs ecleSIal protestante, en la que parece no
haber límIte alguno para las bodas eclesIástlcas repetldas Nuestro
texto está hoy notablemente antlcuado, y cruza unos paISajeS que
están marcados, de un lado, por la realIzacIón mdIvIdual y la ex-
penmentacIón con nuevas formas de conVIVenCia, y de otro, por
las dIfIcultades conyugales y las elevadas tasas de dIvorcIOs
¿Debo levantar el dedo acusador como CIentífIco de la BIbha y
teólogo, en nombre de los textos, y convertmne en abogado de una
vuelta-a-los-comIenzos? No puedo hacerlo sm señalar, pnmero,
que los tlempos han cambIado realmente y para largo En lugar del
casamIento en mmoría de edad, orgamzado por las famihas, ha
aparecIdo el matnmomo mdIvIdual de adultos por amor En lugar
de la vIda en el círculo de famIhas grandes, ha aparecIdo la famIha
pequeña, socialmente aIslada La duracIón medIa de vida de la po-
blaCIón humana se ha duphcado en comparaCIón con la antlguedad,
y tambIén, en consecuencia, la duracIón medIa de un matnmomo 69
La hIstona de la época moderna es una hIstona de mdIvIdualIza-

66 ASI ultlmamente H Stegemann Die Essener Qumran Johannes der Tau


fer und Jesus, Freiburg 1993 267-274
67 Frente a Drewermann, Mk II (vol IlI) 95
68 Cf vol 1, 378-383
69 Drewermann, Mt II, 461, 473, ha puesto de relieve, de forma drastlca e Im-
presIOnante, el cambIO hlstonco operado en ese «orden de la creaClOll» que es el
matnmomo
Clon progresIva que no podemos m debemos frenar Ella ha hecho
que las aSpIraClOneS que la gente lleva al matnmomo se hayan
vuelto mucho más dIferencIadas y mucho más altas A esto se aña-
de que en la hlstona judía, antIgua y cnstIano-europea el matnmo-
lllO ha sIdo una de las mstItuclOnes de poder -sutIl- del patnarca-
do Nuestra tarea actual es la de superar esto Por todas estas razo-
nes, el matnmomo ÚOlCO no es ya una mstltuclón obVia y eVidente
para muchas personas, sólo puede ser aceptable SI es elegido y
quendo por dos personas delIberadamente
Los textos mateanos tampoco pueden ayudar mucho en este
punto Presuponen una realIdad del matnmomo muy diferente de
nuestra realIdad actual Están formulados desde una perspectIva
masculIna, se orientan dIrectamente a oyentes masculInos y son,
por ello, umlaterales y partIdIstas Esto se comprueba en el hecho
de que no contemplan la situación de las mUjeres separadas 70, m di-
cen absolutamente nada de los adultenos del varón, en Mateo pa-
rece que sólo se dan adultenos de mUjeres y dlvorclOs de hombres
Slgmflcan también, sm duda, un paso en direccIón a una mayor
eqUidad, al endurecer notablemente las normas para los varones,
pero no es su ObjetIVO la eqUIdad para la mUjer y el hombre, m SI-
qUiera en el sentIdo helenístiCO de la época Las expenencIas y di-
fIcultades de los personas de hoy, mclUldos los pastores de almas,
afloran muy poco en los textos mateanos sobre el matnmomo
Con esto paso al segundo punto Yo no puedo levantar el dedo
acusador como exegeta en nombre de los textos sm dmgIr tambIén
unas preguntas crítIcas a los textos mIsmos ¿Toma Jesús realmen-
te en seno la situaCIón SOCIal y psíqUIca de los hombres de su tiem-
po? -pienso ante todo, aunque no sólo, en las mUjeres dIvorcIa-
das- ¿El mIedo a manCillar al antIguo esposo y al nuevo por el
contacto sexual extenor de una mUjer es algo más, en Mateo, que
un efecto reSIdual del pensamIento judea-sacerdotal de la pureza71 ?
¿Repensó Jesús efectIvamente el matnmomo desde aquello que
para él fue el centro, a saber, desde el amor de DlOS a todos los
hombres, mclUIdas las mUjeres perJudIcadas? La calIfIcacIón lega-
lIsta de toda separaCIón y de todo casamIento de dIvorcIados como

70 Cf vol 1, 384s
71 SLev 21, 7 (379a) = BI11 1 3 un sacerdote no debe casarse con~
das Jeb 6 4s = Ibld un sumo sacerdote tampoco debe casarse con uJ#íuda
adulterio puede derivar en una generalización peligrosa y corre el
riesgo de pasar por alto a la persona concreta.
Para que la prohibición del divorcio por parte de Jesús no que-
de como un residuo ascético o qumránico de su predicación, hay
que asociarla al conjunto de su actividad. No cabe hablar entonces
de prohibición del divorcio por parte de Jesús sin narrar, por ejem-
plo, el episodio de la adúltera (Jn 7,53-8, 11). Sólo de ese modo,
arropado de algún modo en el amor divino y humano, puede con-
vertirse el principio de Jesús en una buena ley. Pero hay que recor-
dar también que los cristianos más antiguos manejaron el principio
de Jesús con notable flexibilidad, lo adaptaron y modificaron: en-
tre esos cambios están, además de la cláusula mateana de excep-
ción, la regulación paulina de los matrimonios mixtos (l Cor 7, 12-
16) y, sobre todo, la posibilidad de retomo a la pareja, exigida por
Hermas, para mujeres y hombres (!) que han cometido adulterio, si
se arrepienten (Herm m 4, 1, 7s = 29, 7s). Este último cambio es el
más significativo, porque rezuma el espíritu de Jesús del perdón
ilimitado; está, pues, en clara tensión con Dt 24, 4 y acaso también
con Mateo.
En las prohibiciones del divorcio hay que partir, pues, a mi jui-
cio del centro y del conjunto del nuevo testamento, si se quiere for-
mular su orientación para el presente. Yo creo que el derecho de
separación católico, que ha quedado objetivamente muy afín a la
posición mateana, no sintoniza con el nuevo testamento en un pun-
to esencial: el nuevo testamento somete la prohibición de Jesús del
divorcio a un proceso sorprendente de adaptación y modificación,
proceso que en el último milenio tampoco se adapta ya a la nueva
situación de los humanos, donde los principios cristiano-primitivos
aparecen congelados en cláusulas jurídicas. Mas, por otra parte, el
nuevo testamento deja en claro que no todas las instituciones son
relativas y dependientes de la situación; hay «órdenes» buenos y
acordes con Dios, y entre ellos están el matrimonio y la familia. Si
yo intento repensar esto desde el núcleo del nuevo testamento, no
voy a distinguir simplemente entre los «órdenes de la creación» y
otras instituciones, sino indagar hasta qué punto una institución
puede ser recipiente del núcleo de la ética neotestamentaria, de la
«ley de Cristo» (Gal 6, 2), del amor72 • Desde el nuevo testamento

72 Por eso, yo no puedo fundamentar directamente la comente teológica de


no vaya proclamar, pues, el matrimonio como un pnncipio cristia-
no, smo entenderlo como instrumento destacado y sobresaliente
del amor?3. ¿Puede ser, o volver a ser, hoy la monogamia estricta?4,
de por vida -y esto significa sinceridad, autenticidad-, un mstru-
mento excelente del amor? Aquí está, a mi juicio, la pregunta críti-
ca que se formula desde el nuevo testamento a las Iglesias des-
onentadas -fieles a la tradición o dispuestas a la adaptación casi
11Imltada- en una socIedad ya plenamente abIerta.

Historia de la influencia

El diálogo que sigue con los discípulos en los v. 10-12 es im- 10-12
portante en la historia de las Iglesias por ser uno de los pasajes clá-
SICOS para el «consejo evangélico» del celibato, y tiene gran rele-
vanCIa en el debate sobre el celibato. Muchos exegetas católicos
actuales fundamentan con este pasaje una idea del celibato ajusta-
da al evangelio: «El celibato querido por Jesús tiene poco que ver
con el Ideal de la continencia... No es resultado de una devaluación
de la sexualidad o del matrimonio... Su objetivo es asegurar la apli-
cación de todas las fuerzas humanas a la obra del reino de Dios...
(Qmen desea vivir célibe) aprecia el valor del matrimonio... y re-
nunCIa voluntariamente a él cuando se deja atrapar por un Reino
que invita a abandonarlo todo para seguir a Cristo»?5. El celibato
debe ser un signo de la «dinámica eficiente» del reino de Dios; só-
lo entonces es auténtico; su presupuesto, «la presencia soberana

la mdlsolubllIdad de la monogamIa (como hace Mt 19,4/ Mc 10,6) en el orden de


la creaCIón, y soy reticente ante la Idea del matnmomo úmco como «orden de la
creacIón» (que defIenden en el área protestante, por ejemplo, E Brunner, Das Ce
bot und die Ordnungen, Tubmgen 1932,326-335, W Elert, Das chnstllche Ethos
red por E Kmder], Hamburg 21961, 126s, H ThlelIcke, Theologlsche Ethlk 111,
Tubmgen 1964, 591 s, 595s, yen el área católIca, por ejemplo, M Kaiser, en J Llstl
[ed], Handbuch des kathollschen Klrchenrechts, Regensburg 1983, 730s, CatecIs-
mo [vol 111], n° 1603-1605, 1660) Esa concepcIón remite sIempre (exegétlca-
mente con razón) a Mt 19,3-9 ¡Pero no se puede aIslar este texto de la totalIdad
del anuncIO neotestamentano'
73 De ese modo llego, en la cuestión del matnmomo, a una nocIón slmtlar a
la de Tomás de Aqumo en la cuestión de los consejos evangélIcos de celIbato y po-
breza, cf mfra, 181s, n. 97-99 Matnmomo y celIbato son en Igual medIda, a mI
JUICIO, «mstrumentos» de perfeccIón o cansmas
74 ¡No el matnmomo úmco', por tanto
75 Galot*, 756s (tradUCCIón mía)
del reinado de Dios»76. Los exegetas católicos actuales fundamen-
tan rara vez en este pasaje el estado célibe, la superación del ms-
tInto sexual o el alto rango del celibato «en la jerarquía de valores»
dentro del reino de Dios?? Y los exegetas evangélIcos muestran,
SIgnificativamente, escaso interés por este texto.
Mt 19, lIs tuvo poca relevancia en la IgleSia antigua, y única-
mente como base de la contmencia sexual. Sólo en la Edad MedIa
llegaron a ser estos textos el pasaje cardinal para el «consejo evan-
gélico» de la castidad (l). Los motivos para la reserva de la Igle-
sia antigua ante Mt 19, lIs están en su averSIón a los eunucos 78 y
en la necesidad de defenderse contra una interpretación literal del
texto. No sólo en el caso de Orígenes, sino también en otros hubo
autocastraciones inducidas por este pasaje79 . Un motivo más gene-
ral de la reserva eclesial fue la voluntad de frenar las tendencias as-
céticas excesivas ocasionadas por el texto Mt 19, lIs. Por 10 gene-
ral, los «vírgenes» no eran precisamente, para la Iglesia, unos seres
perfectos que tuvieran reservado en el cielo un mejor puesto que el
de los otros hijos e hijas de Dios so . La mterpretación espiritual del
pasaje fue también un intento de eVItar el sentido lIteral y prevenir
las tendencias ascéticas (2). El texto alcanzó un gran relieve poste-
riormente, en la época de la Reforma, cuando entró en el torbellino
de la polémica mterconfesional sobre el valor de los votos relIgio-
sos y del celibato (3).

l. La mayoría de los comentanstas eclesIales asumen de entrada el


hallazgo exegético moderno de que el tercer tipO de eunucos debe mter-
pretarse en sentido figurado Los tres tipos VIven en contmencIa, pero en
los dos pnmeros casos de modo más natural o más necesarIO; sólo el ter-
cer género de contmenCIa es producto de la gracia (per gratlam) o de la

76 Segalla*, 137, Moloney*, 53 (tradUCCión mía)


77 Gamba*, 262, 265 (cita), 283s
78 Los eunucos no pueden ser cléngos, tampoco hoy Esto nge, con apoyo en
Lv 21, 20s, Dt 23, 1, desde el conclho de Nlcea (DS26 n o 128a = 824) hasta nues-
tros días (CIC can 1041, n o 5)
79 Sobre Orígenes, cf EusebiO, Hlst Eccl VI, 8,1-3, sobre otras autocastra-
clOnes en la IgleSia antigua, cf Bauer*, 257s, sobre la reserva de la IgleSia antigua,
cf ¡bid , 261 s Mt 19, 12 fue mterpretado tambIén bteralmente desde el Siglo XVIII
por la secta rusa de los skoptsy, que vieron en la castración el úmco cammo para
llegar al remo de los Cielos
80 Así Pseudo-Clemente, Ad Vlrg 1,4, cf Pseudo-Cipnano, De habltu vlr-
gmum, 23 = PL 4, 475s
vIrtud (vlrtuosa)81 Porque un verdadero eunuco no es, según Clemente de
Alejandría, el mcapaz de ejercer la activIdad sexual, smo el que no qUIe-
re ejercerla82 La mterpretaclón más dIfundIda fue la basada en el sentIdo
figurado de ascesls sexual La encontramos, por ejemplo, en los gnósti-
cos, en los ascetas Itmerantes smos o en los «vírgenes» de las cartas Pseu-
doclementmas 83 Pero algunos representantes de la IgleSIa consIderan
tambIén que el texto Mt 19, 12 aconseja la abstmencla sexual 84 Para
Agustín, esta es la «perla» por la que los dIscípulos lo dIeron tod0 85 Los
críticos eclesJales son muchas veces reacIOs a poner límItes a la ascesls en
vIrtud de este pasaje, e mSlsten en que «no todos lo comprenden» Ade-
más de Clemente de Alejandría, su adversarIO gnóstico, Valentín, prevIe-
ne contra la ascesls sexual extrema apelando al text0 86 El monacato ofI-
CIal se mostró tambIén muy reservado ante una ascesls sexual vlOlenta 8?
Se dIJo claramente, ya a hora temprana, que la vlrgmldad no era un man-
dato para todos 88 En esta línea de reserva mterpretaron Mt 19, 12 como
un «conseja» sobre la vlrglmdad, no como precept0 89 En cualqUIer caso,
,010 en la alta Edad MedIa se convlftló el cebbato de Mt 19, 12 en uno de
lo~ tres «consejos evangébcos» que son mstrumentos para la perfeccIón
del amor90 Mt 19, 12 fue relaCIOnado tambIén, en ocaSIOnes, con la Idea
de recompensa y mént0 91 Resultó funesto apbcar la expresIón ~ÍLa tTlV

81 DlOmslo Cartujano 214, que en forma lacómca y expresIva defiende la


«InterpretaclOn normal» Cf Juan Cnsostomo, 62, 3 = PG 58, 599 se trata de ale-
Jar los malos pensamIentos
82 Paed 3,4 (26, 3) = BKV II/8, 160
83 Clemente de AleJandna, Strom 3, 1 (1, 4) =BKV 11117, 257 (basllidlanos),
Ibld 3, 13 (91, 2) = 313 (Julio Caslano), Pseudo-Clemente, Ep ad vlrgmes, 1, 1
84 Ejemplos caractenstIcos son Tertuliano, De monogamia, 3 = BKV 1124,
477s, Juan Cnsostomo, De vlrgmltate, 49, 7 = SC 125,280,282, AmbroSIO, De VI-
dUlS, 13 = 75 =PL 16, 257s
85 ConfesslOnes, 8,1 = BKV 1118, 161
86 Strom 3, 1 (12, 1) = BKV II/17, 258 (Valentm qUIen dla y noche lucha
con la tentacIón sexual y teme sIempre perder la contInenCIa, es mejor que deSIsta),
') 6 (45 52) = lbld 284-288 (Clemente) En este contexto mforma Clemente, ba-
,ado en F1p 4,2, que tambIén Pablo se habla casado (Strom 3,6 [53, Is] = lbld ,
288s), InformaCIón que postenormente, en la polemlca de la Reforma contra el ce-
libato, es utIlizada una y otra vez (cf mfra, 147, n 100) Mas documentos para la
polemlca contra una exégeSIS ascetIca de 19, 12, en Bauer*, 262
87 Mt 19, 12 no fIgura m en las reglas de BasJlIO m en la regla benedlctma,
cf BurchJll*, 248
88 Juan Cnsostomo, In Tu =PG 62, 666, Id, In 1 Cor 21,5 = PG 61,176,
Afraates, Hom 18,9 (trad de G Bert, 1888,297) Es frecuente cItar Mt 19, 12Jun-
to con Mt 19,21
89 Desde AmbrosIO Exhort Virg 3, 17s =PL 16, 341s, Id, De vldulS, 13,75
= PL 16, 257s, cf Jerommo, Adv ]ovlmanum 1, 12 (= 256s) = PL 23,238 Poste-
normente cobró Importancia el nexo con el consejo de Pablo en 1 Cor 7,25
90 Cf lnfra, 181s
91 Esto se hace generalmente con mucha cautela y retIcencIa Un ejemplo es
f:lumAElUV 'tÚlV OUQUVÚlV al remo de los cIelos escatológIco, después se
entendIó en sentido fmahsta la vugmIdad pasó a ser el medIo para alcan-
zar el remo de los clelos 92
2 La mterpretacIón alegónca fue aplicada a veces, sobre todo en la
exégeSIS gnega, a los tres tIpos de eunucos Esto permItIó la transpOSICIón
del texto a otros campos, más allá del matnmomo y la contmenCIa Ser
«eunuco» sIgmflca entonces, en general, «no poder ~er product1vo»93 Los
«eunucos» naturales pueden ser, por ejemplo, los buenos por naturaleza94
Los castrados por los hombres son, por ejemplo, los sedUCIdos por falsos
maestros y filósofos, pero tambIén, en sentIdo POSItIVO, los que a través de
maestros humanos han llegado al conOCImIento y a las buenas obras 95
Los que se han hecho «eunucos» por el remo de DlOs son, por ejemplo,
los que sólo han alcanzado el conOCImIento con la lectura de la palabra de
DlOS 96 El v 12, así entendIdo, pudo ser acogIdo mcluso en la exégeSIS
protestante, al darse tambIén a los casados las posIbIbdades para «cas-
trarse» espmtualmente y serVIr al evangel1097 La alegoría se conVIerte
aquí en subterfuglO exegétICO ante el texto
3 Desde la Reforma, la pregunta capItal de la exégeSIS pasa a ser có-
mo es tan valorado el celibato Las exégeSIS de confeSIón reformada son
muy cautas ante él, son realmente muy contadas las personas a las que
DlOs concedIó el don de la abstmencIa sexua1 98 Los reformadores preVIe-
nen sobre un pronunCIamIento apresurado de los votos rehglOsos 99 y po-
nen énfaSIS en la hbertad el celibato no es nmgún precepto, smo una me-

Cnstlan de Stavelot 1414 (los vlrgenes reCIben la eondlgna retrzbutlO, ademas de la


VIda eterna)
92 Maldonado, 387 «Ad regnum coelorum promerendum», remIte a Onge-
nes, HJlano, Cnsostomo, EutlmlO y el Opus Imperfeetum En dlrecclOn contrana
Interpreta LapIde, 366, «propter regnum coelorum», en el sentido de la exegesls
protestante usual «Vt expedltlOres Slnt ad praedlcandum Evangehum»
93 Clemente de AleJandna, Strom 3, 15 (99, 1) = BKV II117, 317 «Eunuco»
es el «mcapaz de dar testlmomo de la verdad»
94 Gregono NaCianceno, Or 37, 20 = PG 36,305, Pedro de Laodlcea, 213
(los razonables por naturaleza), Mt hebr = Howard, Gospel (vol lI), 95 (los que no
han pecado)
95 En sentido negatIvo, Ongenes, 15, 4 = GCS Ong X, 358, Jerommo ad
loe, difiere algo el gnostlco Basílides, en Clemente de AleJandna, Strom 3, 1 (1,
4) = BKV II117, 257 (los actores que practIcan la ascesls para exhlblfSe), en senti-
do POSItiVO, Gregoflo NaCIanceno, Or 20 = PG 36, 305, EutlmlO Zlgabeno, 520,
TeofIlacto, 353
96 Ongenes, 15, 4, EutlmlO Zlgabeno, 520, Teofllacto, 353 (los que se InS·
truyen a SI mismos)
97 Calov, 360
98 Lutero (Evanf?elzen Auslegung) II, 651 «Son muy pocos, no hay uno en-
tre mIl»
99 Calvmo II, 127~, Inst 4,13, 17
ra permls slOlOO Señalan también que la abstmencla sexual debe estar al
servICiO de la labor apostólica y por eso fue pensada pnmanamente para
los apostoles, no para los cnstlanos de todos los tlemposlOl Frente a esta
reserva evangélica polemizan duramente los católicos la castidad no es
simplemente un estado, smo una virtud y un valor mestlmable en sí lO2
Añaden obViamente que la mayor parte de las personas no poseen el don
de la abstmencIa sexual, tales dones de DIOs deben reCibirse, «ya que na-
die puede saber, sm previa expenencla, SI posee el don de la castidad» 103
Fue Importante hIstóncamente que el concIliO de Trento, a la luz de 1 Cor
7 y Mt 19, 12, declarase que el estado de vlrgImdad era «mejor» que el
matnmomo 104 En mediO de la polémica, sm embargo, la comcldencIa al
menos en un punto mdlca que no se trataba aquí tanto de posIcIOnes con-
trana~, smo de diferencias de acento también los católIcos sostienen que
la contmenCla es un don de DiOS, no un logro humano, y gustan de citar a
Agustm «Domme, da quod mbes, et mbe quod VIS Iubes contmentlam,
da contmentlam»IOS

Explicación

A la luz de la hIstona de la mterpretacIón, la pregunta capital


para la exégesIs es hasta qué punto y en qué sentido pueden ser los
v lIs un aval del cehbato rehglOso o sacerdotal Es un punto que
hoy se debate de nuevo Se enfrentan báSicamente dos tipOS de
exégesIs que msertan los v lIs en el contexto de modo muy diver-
so Su diferencia pnnclpal consiste en que refieren el AOYO¡;; OVW¡;;
de los v 11 s a cosas muy dIferentes ¿Qué palabra es esa que no to-
dos pueden comprender?

100 Bullmger, 180A, Brenz, 617 «Non est legem ponere, sed IIbertatem con
cedere»
101 Lo mas claro, en ZwmglIo, 316 los apostoles son cehbes porque tIenen
mucho trabajO con el remo de DIOS Pablo pasa a ser en Zwmgho el prototIpo (len
sentIdo totalmente POSItIVO') de ese parroco o profesor de teologla evangehco que,
demasiadas veces, «tot labonbus fatIgatus totque pencuhs exercltus, raro apud
uxorem erat», «tametsl uxorem haberel» (,No sobra ahl un «consejo evangelIco»
(¡no en el sentIdo de Mt 19, 12')'1
102 Maldonado, 387 Los calvmlstas dIcen que el cehbato, como el ayuno, no
es en ~I bueno m malo (,No habna que deCIr lo mIsmo de la desmesura, que es lo
contrano del ayuno? LapIde, 366, defme el cehbato como «vlrtus , smque VictO
na» y contmua «Mentem atlollIt ad celestIa medltanda ex homlll1bus faclt An-
gelos»
103 Maldonado, 387 (traducclOn mia)
104 DS1618IO
105 Lapide, 365, en la estela de AgUStlll, ConfesslOnes 6, 11
1 Los representantes de la exegesls tradICIOnal sobre el celIbato lO6
suelen refenr el v 11 alloglOn SigUiente, v 12a-c ASI pues, detras del v.
11 hay que poner dos puntos Los dos logia que hablan de «entender» (v.
11 l2d) forman un marco en torno alloglOn de los eunucos Los v 10-12
constituyen entonces una umdad textual relatIvamente completa que aho-
ra, conclUida la sección sobre el matnmoulO, trata de algo nuevo, de otro
cammo, el del celIbato El v 10 ejerce aquI una funCIón de tránSito Los
dIscípulos dIcen que SI la monogamIa «es tan estncta, más vale abstener-
se» Jesús, que en realIdad «debena IrrItarse ante la mgenua declaracIón
de los discípulos», «la pasa por alto» y la «utilIza como buena ocasión pa·
ra pronunciar una sentencia» que «se corresponde poco» con lo dICho en
los v 3_9 107 De todos modos, en este tipo de exégeSIS se puede dar tam·
blén mayor peso a la observacIón de los dISCIpulos en el v 10 Entonces,
esa observacIOn será el Aoyor; al que se refIere Jesús l08 Jesús afIrma en-
tonces la observacIOn al comentarla, lImIta su alcance, pero la eleva al
mismo tIempo con la alUSión al remo de los CIelos En ambas variantes
cobra un peso espeCIal el v l2c no sólo hay eunucos de naCimIento o por
mtervencIón humana, smo tambIén «eunucos» por el remo de DIOS, IY es-
to hay que saber «entenderlo»!
2 Los representantes de la «exégeSIS del matrImomo»109 refIeren el
Aoyor; o1í"tOr; al v 9 Sólo aquellos a qUienes DIOS se lo ha concedido, pue-
den «entender» ese dIcho de Jesús sobre el divorCIo ¿Por qué es tan duro
el v 9? Los representantes de esta exégeSIS contestan Porque la separa-
ción en caso de mmoralIdad no tIene, como entre los fanseos y en el JU-
daísmo en general, la fmalIdad de pOSIbIlItar un nuevo casamIento Los
separados deben permanecer célIbes en adelante Añaden que la conster-
naCIOn de los dISClpulos ante eso no es noble, pero comprendieron al me·
nos de qué se trataba Sólo pueden «acoger» ese dIcho -contesta Jesús-
aquellos a los que DIOS se lo concede El v 1210 razona (yuQ) ¡hayeu-
nucos por el remo de los Cielos' El v 12d mVlta luego de nuevo a acoger
la palabra de Jesús sobre la prohibiCIón del nuevo casamiento de los se-
parados En este tlpo de exegesls no hay en el v 12 un fondo mdepen-
dIente El anexo mateano, v 10-12, SIrve para reforzar el dIcho de Jesús
sobre la santIdad e mdlsolublhdad del matnmomo úmco

106 Su representante claslco es Blmzler* (ELOlv euvouxm), fue muy mflu-


yente Schmld, 279s Tamblen es vahosa la mvestlgaclOn espeCial de Trautman*
Por el lado protestante resulta particularmente esclarecedor Nlederwlrnmer*, 54-
58 Su defensor mas reCiente es Alhson*, 5s
107 Citas en Wellhausen, 96s
108 ASI Allen, 205, B Welss, 337, Gamba*, 257, Blomberg*, 184
109 Un precursor de esta exegesls es Th Zahn, 584, su «padre» mas Impor-
tante es Dupont**, 161 220 Tamblen son Importantes Quesnell* y Burchill*, 92-
134
Mateo

Tratamos de interpretar el texto sItuándonos en el plano de Ma- lOs


tea. El v. 10 parece indicar que los fariseos han desaparecido de la
escena 110; Jesús habla con los discípulos. Después de haber ponde-
rado en los v. 3-9 el gran valor del matrimonio, la observación que
ellos hacen sobre la ventaja de permanecer célibes parece incohe-
rente. No queda claro por qué prefieren no casarse. ¿Porque tras el
fracaso del primer matrimonio hay que permanecer célibe? ¿O por-
que la norma de Jesús es demasiado rigurosa para ellos? Está claro,
de nuevo, que no aparece aquí el punto de vista de las mujeres, al
igual que en toda la perícopalll. Ahta se interpreta normalmente en
el sentido de la causa latina: si tal es la situación del hombre con la
mUJer... lI2 . Jesús no censura la observación de los discípulos, sino
que dice: «No todos acogen ese dicho». XWQÉw (propiamente «dar
margen») puede significar la comprensión intelectual; pero en Ma-
teo, que emplea normalmente para eso el verbo <JvvtÉvm, podría
tener un sentido más amplio, que incluye el asentimiento y la obe-
diencia voluntaria 1l3 • Aóyov con el pronombre demostrativo
'tOu'tov, que figuraba ya quizá en el texto original, tiene sin duda
sentido remisivo 1l4 • ¿Hacia dónde? No se trata, a mi juicio, del di-
cho de los discípulos (v. 10), porque 1) en ningún otro pasaje del
evangelio de Mateo valora Jesús, de ese modo, un dicho de los dis-
cípulosl1 5 , porque 2) contrasta con las palabras de Jesús en los v. 3-
9, que trataban del verdadero matrimonio y no del celibato, y por-

110 El hecho de que Mt no mencione su desapanclón mdlca, una vez más, lo


poco que se mteresa por la coherencia superfiCial de su narraCión, cf vol n, 514s
1II Cf Lagrange, 373. «L'expresslOn respire la mauvalse humeur de I'hom-
me, habitué a tralter la femme a sa gUise» Lohmeyer, 282, señala que la observa-
ción cuadra por Igual a un don Juan y a un mlsógmo
112 No hay documentos reales para este latlmsmo, y el recurso al v 3 es pu-
ramente extenor, porque el sentido de U¡T[U se modifica No hay, sm embargo, una
verdadera alternativa a esta mterpretaclón
113 XlllQElll con mfimtlvo = ser capaz (eJemplos en Dupont*, 178); en medi-
das = aceptar, adoptar (ejemplos en LJddell-Scott s vIII).
114 El pronombre demostrativo o'ÜTO~, que remite a lo precedente, y que en
el nuevo testamento desplazó fuertemente a abE, de slgmficado prospectlvo, puede
refenrse en ocasIOnes a lo sigUiente Pero en Mt, y en nexo casI formularIO con AÓ-
yo~, O'ÜTO~ tiene siempre un slgmficado retrospectivo 7,242628; 19, 1.22; 26,1,
28,15
115 Eso ocurre, en cambIO, cuando se trata de dichos de Jesús; cf 13, 11, el
paralelo más próximo a 19, II
que 3) el dIcho de los dIScípulos justlfica la opcIón por la abstl-
nenCIa sexual con las dIfIcultades del matnmomo y no con el remo
de los cIelos, como será el caso en el v. 12. El Aóyor;, es, pues, pre-
sumIblemente el v. 9 o, en todo caso, el conjunto de los v. 3-9 En
una socIedad que veía el sentldo del dIVorcio básIcamente en POSI-
bIhtar el nuevo casamIento y entendía el dIvorcIO como un pnvIle-
gIO concedIdo a Israel (es decIr, i a sus varones'), y no a las nacIO-
nes, es muy comprensIble, a mI JUICIO, esa sombría reaCCIón de los
varones, sm necesIdad de conclUIr de la ausenCIa de una censura en
Jesús que el evangehsta o sus lectores ImplíCItos la hubIeran apro-
bado. Esa reaCCIón de los dIscípulos dIO ocaSIón a Jesús para pro-
fundIzar más en su AÓY0r;, (v. 9). EVIdentemente, como mdIca tam-
bIén la reaCCIón, tan humano-mascuhna de los dIscípulos, no todos
los varones son capaces de acoger en su VIda la halaká matnmo-
mal de Jesús. Se necesIta para ello una gracIa especIal de DlOS 116 •
Lo dIfíctl consIste, como mdIca el v. 12, en la contmenCIa que, tras
el pnmer matnmomo, se eXIge de los dIscípulos «por el remo de
DIOS» 117
12 Nuestra mterpretacIón ha apuntado claramente, hasta ahora, en
duecclón a la segunda de las alternatIVas hermenéutlcas esboza-
das. Pero sus dIficultades saltan a la VIsta cuando llegamos al v. 12,
que Mateo agrega como argumentacIón. No encaja mal a pnmera
VIsta. los «eunucos», antes del cnstlamsmo, no son sImplemente
céhbes 1l8 • Según textos rabímcos, los eunucos pueden ser tambIén
casados, pero sm capacIdad para procrear l19 En ese sentIdo, aque-
llos mIembros de la comunidad que han de repudIar a su mUjer por
adulteno, sm tener por eso la hbertad de contraer un nuevo matn-
momo y engendrar hIJOS con una nueva mUjer, pueden ser compa-
rados perfectamente con los eunucos. Aquellos que por graCIa son
obedIentes al mandato de Jesús y permanecen célIbes, son por tan-
to «eunucos por el remo de los CIelos». Pero está claro, al mIsmo

lI6 ~EI\01:aL es paSIVO, como en 13, 11 La conversaclOn con los dIscípulos


sobre la renuncIa a los bIenes (19, 23-26) transcurre en el fondo de modo pareCIdo,
cf la referenCIa a la gracIa de DIOS en el V 26
117 La pOSIble analogía de Qumrán (supra, n 66) podría mdlcar que tales ca-
sos no eran raros
lI8 Este slgmfIcado naCIÓ, más bIen, a traves de Mt 19, 12, desde Atenágo-
ras, Suppl 33, rraQfh:vLa YdJVOUXLa son smómmos
lI9 Jeb 8, 4 = BIII 1,806 Jeb 80b (= lbId ) pone en paralelo al eunuco de na-
cImIento y a la mUjer estenl
tIempo, que el v 12a-c no encaja bIen como JuStIfIcaClOn para el v
11 120 La OpOSICIón entre el «eunuco» voluntano «por el remo de
los CIelos» y el eunuco «normal» no es efectIva SI desde el v 9 se
hablaba ya del celIbato por el remo de DIOS, el v 12a b es super-
fluo en ese empleo delloglOn La graCIa de la que hablaba el v 11b
no es sugenda dIrectamente por Ola 't11V [)aolAElaV 'tÜlV oUQavÜlv,
smo muy veladamente, el v 12 apunta en otra dIreCCIón dIferente
del v 11b Además, Jesús no fundamentó la prohIbICIón del dIvor-
CIO en el remo de DIOS, smo en el orden de la creación Y, fmal-
mente, la sugerenCIa de Jesús de que «hay» (EtOlV) eunucos por el
remo de DIOS presenta la renunCIa a la Vida sexual conyugal, más
bIen, como una pOSibIlIdad general, pero Mateo qUIere hablar de lo
que un determmado grupo de personas, a saber, los cónyuges va-
rones que viven separados, deben hacer por la graCIa de DIOS Jus-
to por eso lo ratIfIca con el v 12d el que tenga que VIVIr en ade-
lante sm trato sexual, debe asumir tambIén esta pOSIbIlIdad
La mterpretacIón del texto como un anexo al precepto matn-
momal del v 9 (= tIpo mterpretatIvo b) podría armomzar con la
opmIón de Mateo, pero el 10glOn 12 contIene, frente a ella, un con-
temdo semántIco ultenor En esa línea está nuestro análISIS de las
fuentes el v 12 es un loglOn tradICIOnal, presumIblemente del mIS-
mo Jesús, que Mateo aplIcó de un modo muy determmado, proba-
blemente restnctIvo Pero (,cuá1 es su sentIdo ongmal? Para deter-
mmarlo, es ObVIO que debemos prescmdlr totalmente del contexto
actuaJl21

Jesús

El 10g1On yuxtapone tres grupos diferentes de eunucos Jesus


adopta aquí una diVISIón comente entre los Judíos El grupo de los

120 Tamblen Sand* ve que este tipO de exegesls toma en seno la secuencia de
los v 9 11, pero no se ajusta al v 12 Por eso el v 11 hace referenCia al v 9 segun
Sand pero este no Interpreta el v 12 como fundamentaclOn, SInO como superaclOn
10 «Intolerable» del precepto matnmomal estncto (v 10) remite «al desafiO aun
mayor de la renuncia al matnmomo» (54 58s cIta 59) No se tiene aqUl en cuenta
la conjunción YUQ, y la retroaluslOn al v 9 cuelga en el aire
121 Tamblen Moloney* 43 52 admite que los dos tipOS Interpretativos tienen
su razon de ser hlstonca en Jesus (InterpretaclOn a) yen Mateo (InterpretaclOn b)
respectivamente
eunucos «desde el vientre de la madre»122 corresponde a los ~O~'9
iI~n rabínicos (eunucos del sol) o a los O~~r¡j ~o~,o (eunucos del
ci~l~); el grupo de los castrados por los ho~bres, a los 0:r~ ~O~'9
rabínicos (eunucos del hombre)123. El primer grupo pone de mani-
fiesto que no sólo cabe calificar de «eunucos» a los castrados, si-
no también a los impotentes por naturaleza. Los eunucos son vili-
pendiados en todas partes, en el judaísmo especialmente, porque
no pueden cumplir el mandato de Dios de procrear hijosl24. Los
castrados por los hombres están, además, mal considerados en el
judaísmo, porque los cultos paganos (de Cibeles, Dea Syria, por
ejemplo) contaba con sacerdotes castrados, mientras el judaísmo
mantenía la prohibición estricta de la castración. Tras la enumera-
ción de estos dos grupos bien conocidos de eunucos, sigue ahora en
el tercer miembro dellogion una sorpresa: introduce un grupo nue-
vo, desconocido, de eunucos: aquellos que se han castrado por el
reino de Dios. ¿Qué clase de personas pueden ser en el entorno de
Jesús? Nada sabemos de una castración real en el movimiento de
Jesús; pero quizá Juan Bautista, el propio Jesús y también uno u
otro de sus discípulos eran solteros 125 • El resto de los discípulos no
llevaba una vida familiar, porque acompañaban a Jesús por los ca-
minos. No eran eunucos (O~O~'9) en sentido rabínico: los discípu-
los de Jesús que eran casados no vivían permanentemente sin sus
mujeres; Jesús y Juan Bautista vivían voluntariamente célibes sin
ser eunucos en sentido físico. La renuncia a la vida conyugal por
parte de los varones de la comunidad de Jesús era algo que llama-
ba la atención l26 . Es posible que adversarios malévolos los tacha-

122. ExpreSión bíblica: Jue 16, 17; Job 38, 8; Sal 21, 10 LXX; 70, 6 LXX; ls
49, 1.
123. BII\. 1, 805-807.
124. Según Dt 23, ls, los eunucos no son admitidos en la asamblea cultual;
pero según ls 56, 3-5 YSab 3, 14, en el futuro será diferente. Según Josefa, Ant. 4,
290s, hay que evitar a los eunucos, que no pueden cumplir el precepto de engendrar
hijos y tampoco poseen almas ni cuerpos femeninos. Sobre la irrISIón y el despre-
cio de los eunucos en el mundo romano, cf. Hug, Eunuchen, en PRE.S llI, 453s.
Un ejemplo de esa burla ofrece Luclano, Eun. 6: los eunucos debían ser expulsados
de los templos y los actos públicos; tales seres mixtos de hombre y mujer están 1:'1;00
'[ii~ (lv~ºooJtEla~ <pÚ(JEOO~.
125. Según el montanista Tertuliano, todos los apóstoles, excepto Pedro, son
célibes (De monogamia, 8 = BKV I/24, 494). Juan Bautista es calificado por Ter-
tuhano (zbid., 17 = BKV I/24, como «eunuco».
126. El engendrar hiJOS es un deber para los varones Judíos (Jeb 6, 6). El ma-
trimonio precoz (para varones a los 18 años, para mujeres con la madurez sexual)
ran de «eunucos», de gente tan despreciable como los sacerdotes
de CIbeles y los emasculados paganos de la corte 127 • Jesús adoptó
qUizá entonces esta palabra denigrante e incluso no formuló, por
esa, un logion sobre célibes (aya¡lOL, JWQ'frÉVOL), sino sobre «eu-
nucos»128. EUVOUXL~(¡) debe tomarse entonces, obviamente, en sen-
tido figurado, y sIgnifica optar por el celibato o por la ascesis se-
xua1 129 • Estos «eunucos» de nueva clase optaron por el reino de
DiOS. ~Lá puede significar «a causa de» o «por voluntad de»; el 10-
glOn deja abierto si los «eunucos» optaron por la renuncia a la se-
xuahdad para entrar en el remo de Dios o movidos por el reino de
DiOS. La formulación abIerta «hay eunucos», que no declara la re-
nunCIa al matrimonio y al trato sexual como condición para todos,
lllchna hacia la segunda mterpretación.
Sm embargo, también entonces queda sin decidir por qué unas
personas conquistadas por el reino de Dios renuncian a la vida
conyugal. ¿Sólo para poder caminar con Jesús y proclamar el rei-
no de Dios?130. ¿ü para no verse distraídos de su tarea con el reino
de DiOS por las preocupaciones de la familia?l3l. ¿ü porque al-
gUIen que está embargado de una «alegría mdescriptible» por el
remo de Dios no puede sujetar su corazón ni al «dinero y los bien-
es» m a la famlha y el matrimomo?132. No lo sabemos. Lo más per-
tmente me parece recordar que en el reino de Dios, según Jesús,

era lo normal McArthur*, 177-180, llega a la conclusIón de que los casamIentos


tardlOs de hombres de más de 25 años eran, al parecer, Infrecuentes Los rabInOS
solteros constItuían una absoluta excepcIón Aparte el tan cItado SImón ben Azzal
(Jeb 8, 7), sólo hay un documento, muy dudoso Hamnuna (Qld 29b) Parece, en
consecuenCIa, que personajes como Juan BautIsta, Bannus (Josefo, Vit 11), Jesús o
Pablo llamaban la atencIón SIn entrar en el caso de los esenIOS de Qumrán (cf su-
pra, 139s), las notIcIas de Josefo y FIlón muestran que su celIbato, presunto o real,
era algo llamatIvo, mIentras en los escntos esenIOS es totalmente margInal
127 Tal es la Interesante hIpótesIs de BlInzler* (Etalv fUVO'ÜXOL), 268s
128 SI la eleCCIón verbal de fUVO'ÜXO<;!EuvOUXL~(J) está determInada por una
palabra InJunosa, no cabe extraer de ello, obVIamente, conclusIOnes para la solIdez
del celIbato, los eunucos -¡del pnmer grupo y del segundo L son Incapaces de ma-
tnmonIo defInItIvamente, pero el caso puede ser dIferente en los «eunucos por el
reInO de DIOS», como demuestra el ejemplo de Pedro
129 El aonsto apunta a una decIsIón únIca Deja abIerto SI la decIsIón vale pa-
ra toda la VIda Se pueden comparar las hIpérboles 5, 29s y 18, 8s
130 1 Cor 9, 5 IndIca lo contrano
131 Esto se correspondería con 1 Cor 7,32-35
132 BlInzler* (EtOLv fUVO'ÜXOL), 263 La InterpretacIón es bella, pero InVIta a
una objeCIón realIsta ¡,por qué el amor y la sexualIdad no han de SIntOnIzar con el
gozo por el reInO de DIOs?
los resucitados «ni hombre ni mujeres se casarán» (Mc 12, 25),
una concepción que en el judaísmo de la época era posible, pero no
algo obvio 133 • ¿Fue, por tanto, una determinada idea del reino de
Dios profesada por Jesús lo que marcó su forma de vida celibataria
y la renuncia de sus discípulos a la familia? Jesús procedería en-
tonces de una rama del judaísmo de signo más bien ascético, al que
perteneció también Juan Bautlsta 134 • Hay una afmidad general con
la comunidad de Qumrán, que por una parte tenía un ideal muy es-
tricto del matrimonio, mas por otra sentía menosprecio hacia él.
Sabemos aquí, en total, muy poco; tampoco sabemos si esas ten-
dencias ascéticas de Jesús vienen de sus raíces en Juan Bautista,
que él superó más tarde, en buena medida, con el regreso al país de
Israel. Pero es importante, en todo caso, que Jesús -en similitud
con lo que hará Pablo posteriormente- no hubiera puesto como
condición su propio celibato a los seguidores. Su logion apunta en
sentido positivo a la vida de unas personas que han renunciado al
matnmonio por el reino de Dios; pero no invita a esa vida 135 •

Sentido actual

Ellogion de Jesús fue referido, por tanto, con razón por la Igle-
sia posterior al cansma del celibato. Pero esta exégesis no puede
apoyarse en el evangelista Mateo. Este restringió el antiguo dicho
de Jesús al aplicarlo a los separados sin culpa, que no pueden ca-
sarse por segunda vez. Y, a la luz de Jesús, cabe justificar también
un celibato voluntario entendido como carisma, mas no el celiba-
to sacerdotal prescrito ecleslásticamente. Tampoco me parece po-
sible concluir de este dicho la legitimación de un celibato de por
vida. Se aleja mucho de este logion el considerar el celibato como
el estado de superación plena del instinto sexual, y relacionarlo

133 Cf mfra, 347s, sobre 22, 30


134 Sabemos poco al respecto Los rabmos saben que MOISés, después del
encuentro con DIOS, VIViÓ en contmenCla permanente (Shab 87a, más documentos
en AllIson*, 6, n 18 y Brooks, Commumty, 108) Elías, de cuya familia no dice na-
da la Blbha, fue conSiderado céhbe (Gmzberg, Legends VI, 316, Tertuhano De mo-
nogamza, 8 = BKV I124, 495s)
135 Cf. Segalla*, 124 Jesús no encomia el cehbato, smo que «defIende una
situación» Sand*, 76 habla de un «dicho de legitimación» que protege a los céli-
bes
con el sacnficlO de la misa, o asociar el celibato sacerdotal a las
bodas escatológicas de Cristo con la Igles¡a116. Sobre todo, es lll-
congruente hacer de este logion un precepto vinculante para deter-
Ilunados colaboradores en el reino de Dios: los sacerdotes. En es-
te sentido emana de Mt 19, 12 un considerable potencial de crítica
a la praxIs católica actual del celibato sacerdotal obligatorio. Pero
la ¡nterpretación católica tiene básicamente razón en línea exegéti-
ca cuando, a la luz de Mt 19, 12, entiende el celibato libre como
una forma de vIda que está marcada de modo especial por el reino
de DIOS y goza también, en consecuenCIa, de su legitimidad y gra-
CIa específIcas 137.
Para los cristianos evangélicos, Mt 19, 12 plantea la cuestión de
por qué ellos están tan poco dispuestos a probar una experiencia
que, para Jesús y para muchos cnstianos después de él, fue buena
y provechosa, por simple temor a todo lo que sea católico. Kierke-
gaard, a propósito de este texto, condensó la realidad de su propia
IglesIa en la fórmula de la «honradez burguesa». A esa honradez
burguesa le añadIeron el elemento cristIano, según Kierkegaard, a
modo de condimento para refinar un poco el disfrute de lo secular.
Entonces no hace falta decir nada más sobre la «posibilidad del es-
cándalo» -posibihdad que va implícita asimismo, para Kierke-
gaard, en la alternativa a la «forma corriente de vida matrimonial»
propuesta por Mt 19, 12 118_.

136 Los reCientes documentos católtcos sobre el celtbato sacerdotal no dicen


ya lo primero, y con razón, consideran el celtbato como «don valtoso de DIOS a su
Igle~Ia» y «enriquecImIento POSItiVO del sacerdocIO» (Juan Pablo n, Pastores dabo
VOhlS [25 3 1992], n° 29) Pero ¡,por qué es «don valtoso», y este «ennquecImIen-
to del sacerdocIO» (¡ no se trata, obvJamente, de un rasgo esencIal del presbIterado 1)
ha pasado a ser la condición para el sacerdocIO de la IglesIa latma? «¡El que pue-
da entender, que 10 entienda'»
137 Quedan, sm embargo, algunas preguntas objetIvas a Jesús Las tenden-
CIas ascétIcas que hubo en el Judaísmo de la época no son un verdadero argumento
en favor del rango supenor del celtbato sobre el matnmomo La referenCIa a la au-
sencIa de casamientos en la resurreccIón (Mc 12,25) es algo condICIonado por la
epoca Las consIderaCIOnes destmadas a fundamentar el celtbato por la tarea espe-
cIal que plantea el remo de DIOS, dependen de la sItuaCión y pueden vanar en SI-
tuaCIOnes nuevas La conversaCIón que habría que sostener aquí con Jesús es dlfícJi,
POlque no podemos conocer, en últIma mstancJa, el motIvo que aconsejaba, para él,
renunciar al matnmomo por el remo de DIOS
138 Emubung 1m Chnstentum, en Ges. Werke, 26, Dusseldorf-Koln 1951,
106s
2. Jesús y los niños (19,13-15)

Bibliografía: Daube, New Testament, 224-246; Jeremias, J., Die Kinder-


taufe in der ersten vier Jahrhunderten, Gottingen 1958; Ludolphy, 1., Zur
Geschichte der Auslegung des Evangelium lnfantium, en E. Schott (ed.),
Taufe und neue Existenz, Berlin 1973,71-86; Krause, G. (ed.), Die Kinder
im Evangelium, Stuttgart-Gottingen 1973; Lindemann, A., Die Kinder und
die Gottesherrschaft: WuD NF 17 (1983) 77-104; Péter, R., L'imposition
des mains dans l'Ancien Testament: VT 27 (1977) 48-55; Stegemann, w.,
Lasset die Kinder zu mir kommen, en W. Schottroff-W. Stegemann (eds.),
Traditionen der Befreiung 1, München 1980, 114-144; Strobel, A., Siiu-
glings- und Kindertaufe in der iiltesten Kirche, en O. Pere1s (ed.), Be·
gründung und Gebrauch der heilígen Taufe, Berlin-Hamburg 1963,7-69.
Más bibliografía** en Mt 19-20, supra, 123.

13 Le acercaron entonces algunos niños para que les impu-


siera las manos y rezara (por ellos); los discípulos les regaña.
ban. 14 Pero Jesús dijo: «Dejad a los niños; no les impidáis que
se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el reino
de los cielos». 15 Y después de imponerles las manos, siguió su
camino.

Análisis

A las declaraciones sobre el matrimonio sigue una pequeña sección


sobre unos niños, sin que ambas secciones formen parte de un «catecis-
mo» o una «tabla doméstica» l. La breve perícopa es más concisa que Mc
10,13-16. Falta ellogion de Mt 10, 15, que está de más en Mc: Mt había
aportado ya una variante del mismo en 18,3. El breve relato está muy lo-
grado formalmente; lo enmarca el giro tete; X€LQUe; EJtdMvat (v. 13.15).
Narra al final, siguiendo Mc 10, 17, cómo se va Jesús. A diferencia de Mc,
Jesús no censura a los discípulos 2 ni abraza a los niños 3 • El éhjJr¡tat de Mc
lo sustituye Mt, en una recepción parcial de Mc 10, 16, por la imposición
de las manos y la oración, sin que estas formulaciones sean especialmen-
te típicas suyas. Los restantes cambios son lingüísticamente mateanos4 •

1. Jeremias*, 62 (<<catecismo»; sobre Mc 10, 1-31); Carter** (tabla domésti-


ca).
2. Cf. comentario a 19, 105.27; 20, 205.
3. Como Mc 9, 36 par. Cf. supra, 28, con n. 7.
4. Cf. vol. I, 575 sobre tÓtE, ltQO<JqJEQOl, ~U<Jl"Elu t&v oUQuv&v, ltOQE'Ú0I-lUl,
EXEI1'JEV
Explicación

Presentan unos niños a Jesús, quizá sus padres -no lo sabe- 13-15
mos-. Jesús los bendice y ora por ellos. Así escribe Mateo, e inter-
preta la petición de Mc de tocar a los niños. Ilmotu, a diferencia
de JtUlOEe;, son los niños pequeños; Hipócrates incluye entre ellos
a los que tienen menos de siete años 5 • La frase EJtL1:L1'tÉvm 'tae;
ZciQue; es bíblica; con ella expresan los LXX acciones rituales muy
diversas, como el «apoyar la mano sobre el animal sacrificial» (por
ejemplo, en Lv 1,4 Y passim) o en la «ordenación» de Josué (Dt
34, 9)6, o también el «imponer» la mano en la bendición paterna?
Quizá existía ya en el judaísmo, durante la época del nuevo testa-
mento, el uso de que los letrados bendijeran a los niños, con el que
pudo enlazar Mateo -pero esto no es nada seguros-o

El bautismo de niños en el nuevo testamento

Es muy controvertido si Mt conecta asimismo con una práctica cris-


tiana. La historia de la interpretación, y también el debate moderno, han
abordado sobre todo el bautismo infantil. El argumento exegético princi-
pal para hacerlo fue la formulación f1~ xWAúeTe (v. 14), que evoca la cues-
tión de los impedimentos para el bautismo (Hch 8, 36)9. Este puente, sin
embargo, es muy estrecho; la palabra lucana preferencial XWAÚW aparece
otras tres veces en los Hechos asociada al bautismo (8, 36; 10,47; 11, 17);
pero nunca se trata de impedimentos 10. El debate sobre el bautismo de ni-
ños, surgido con las publicaciones de J. Jeremias*, parece haber propicia-
do la conclusión de que el nuevo testamento no contiene ninguna referen-
cia probable al bautismo de infantes ". El texto 1 Cor 7, 14 es un claro in-

5. Según Filón, Op. Mund. 105.


6. Hebr l~O; cf. Daube, New Testament, 225-229; Péter*, 49-53. Subyace la
Idea de la fuerza de una persona que pasa a otra, que puede convertirse así en un
«sustituto».
7. El único documento es Gn 48,14-18, donde figura nSw o M'W.
8. Aparece documentado muy tardíamente: Soph 18,5 = BiII. 11, 138 (ben-
dICión por los letrados); Siddur Sephat Emeth 44 = BIII. 1, 808 (bendición por los
padres)
9. O. Cullmann, Spuren emer alten Taufformel im Neuen Testament, en Id.,
Vortrizge und Aufsatze 1925-1962, Tübingen 1966,525. Hch 8, 36 es, de todos mo-
d%. el único documento que emplea el verbo xwAúw en ese sentido.
10. En línea crítica contra Cullmann*, 525-528.
11. Cf. G. R. Beasley-Murray, Baptism in the New Testament, Exeter 1972 (=
1962), 306-359; K. Aland, Die Stellung der Kinder in den frilhen christlichen Ge-
dlclO en contra de esa concluslOn Las raíces hlstóncas del bautismo cns~
tIano en el bautismo de Juan hablan más bien contra el bautismo de mfan-
tes l2 , y mas claramente aún las analogías con el bautismo cnstIano en las
religIOnes mlstencas l1 En todo caso, los mños eran considerados en la an-
tIguedad como «maduros» en lo religIOso a una edad relativamente tem-
prana l4 Durante el siglo II parece haberse extendido el bautismo de mños
mayores, pero el bautismo de mfantes fue qUizá excepcIOnal hasta fmales
de slgl015 Probablemente, los lactantes eran considerados entonces como
exentos de pecado, y por eso no necesitaban aún ser bautIzadosl 6
Las formulacIOnes del texto, por tanto, difícilmente pueden estar de-
termmadas, a mi JUICIO, por el ntual del bautismo de mños Esto no slgm-
fica que no hubiera relaclOn alguna entre ese texto y un uso litúrgico Pero
no hay que pensar, a mi JUICIO, en el bautismo de mños smo en la bendl-
clOn de mños Lo que hace pensar en eso no es el verbo %WAUW, smo la
frase ErtLtdhovm ta~ XE¡:ºa~ reiterada por Mt los documentos bíblicos al
respecto sugieren muy a menudo un nto (no siempre el mismo), también
hay un ntual detrás de Hch 13, 3, donde se habla Igualmente de ¡mpOSI-
clón de manos y de oración ¿Se conoció en la comumdad mateana un n.

memden - und Ihre Taufe en Id, Neutestamentllche Entwuife, 1979 (TB 63),198-
232, G Barth, El bautismo en tiempo del crzstlanzsmo przmltlvo, Salamanca 1986.
157-168, F Hahn, Kmdersegnung und Klfldertau/e 1m altesten Chrzstentum, en H
Frankemolle y otros (eds), Vom Urchrzstentum zu Jesus FS J Gnzlka, Frelburg
etc 1989,497-507, y, sobre todo, la ngurosa mvestigaclOn de Strobe1* Sólo Lm-
demann*,97 101 postula que los debates en torno al bautismo de nIños fueron el
«Sltz 1m Leben» de Mc 10, 13-16
12 El bautismo de proselitos, en el que presuntamente eran bauti~ados tam-
bien nIños pequeños, no es precisamente la ran del bautismo cnstiano (¡ también
eran bautizados JudlOs creyentes en Jesus '), y tampoco parece haber mflUldo ape-
nas en el bautismo cnstiano
13 Consta la ImClaClOn mistenca para mños de 7 a 11 años (Strobel*, 26s),
mas documentos en W Burket, Antzke Mysterzen FunktlOnen und Gehalt, Mun-
chen '1994,54, n 114
14 Sobre el helenIsmo, cf supra, n 13, sobre el JudaIsmo, Strobel*, 27s y
Abot 5,21 los mños JudlOs comienzan a leer la Biblia a los 5 años y a los 10 la
MIsna En cuanto a la observancia de los preceptos, estan obligados desde la ma-
durez sexual (13 años), mas en Blll 11, 144 147
15 Solo Mart Pol 9,3, Justmo, Apol 1, 15 6 lreneo Haer 2,22,4, sugie-
ren un bautismo de nIños pequeños (no necesanamente lactantes) Solo en Hlpóli-
to y Ongenes parece comente el bautismno de lactantes (Strobel*, 13-15) Según
Anstides, Apol 15 6 hay bautismo de nIños mayores, con uso de razon, segun Cel-
so (Ongenes Cels I1I, 44 = BKY 1152, 255), muchos nm6uQLu fOrIllan parte de la
comunIdad Strobel*, 2343 supone que en el Siglo 11 era frecuente que pertene-
cieran a la comumdad nIños con capacidad de aprendizaje y dlscermmlento, sm un
limite de edad fiJO haCia abajO
16 Cf por ejemplo Anstides, Apol 15, lI, mas documento\ en Aland, Die
Stellung der Kznder zn denfruhen chrzstlzchen Gememde, 214s, Strobel*, 23 So-
bre el JudaIsmo, cf A Oepke, nULC:; XtA, en ThWNT Y, 645, 30ss
10 de bendlclon de lllños? No es demostrable, obviamente, pero me pare-
ce casI seguro que en el cnstlalllSmO pnmltivo los lllños aSlstian a las ce-
lebraciOnes ordmarlas de la comullldad SI el Jesus terreno los mvlto a
acercarse, las comullldades que transmitieron el texto dlflcllmente los ha
bnan tellldo alejados de la presencia del Exaltado 17

Los discípulos mtentan alejar a la gente que se acerca con sus


mños El porqué no mteresa a Mateo, que omite aSImIsmo la cen-
sura de Jesús Le Importa sólo la reaCCIón de Jesús «No se lo Im-
pIdáIS, que de esos es el remo de los CIelOS» Los lectores del evan-
gelIo de Mateo entienden este dIcho de Jesús a la luz de 18, 1-5
aqm, como en 18,25 YtambIén 21, 15s, están en pnmer plano, pa-
ra Mateo, los mños en el sentido real de la palabra Están cerca de
Jesús y pueden tener un SItIO Junto a él La atencIón a los mños fue,
presumIblemente, algo muy característico de Jesús, no eXIsten pre-
cedentes comparables en la hIstona de las relIglOnes 18 Esa aten-
CIón fue Importante para las comumdades Pero 'tOLOU'tWV sugIere
que no se trata sólo de los mños en sentido lIteral, smo de todos los
que son «pequeños», consIderados nada, mSIgmfIcantes, y tambIén
de los que acogen el orden mverso del remo de los cIelos y se ha-
cen pobres en el espíntu (5, 3) YbaJos como un mño (18, 3s) Tam-
bIén ellos recIben la bendIcIón de Jesús

Historia de la influencia

En la hIstona de la mfluencIa del texto mteresa hoy, general-


mente, sobre todo su funcIón como documento bíblIco en favor del
bautismo de mños La ImportancIa del texto ayer y hoy en este
punto no se advIerte desde las exégesIs, smo desde las lIturgIas
bautismales, donde aparece a menudo el texto o el paralelo Mc 10,
13-16 19 Frente a eso, la hIstona de la mterpretacIón atestigua un
empleo muy margmal del texto durante sIglos este valía como ar-
gumento en favor del bautismo mfantIl, pero era empleado con re-

17 Strobel*,58s
18 El llamado redescubrImiento del mño en el helemsmo (cf Oepke, Jtm~
639 39ss) tampoco lo es, a mi JUICIO
19 Ejemplos Agende fur dIe Evangellsche Klrche der UnlOn II DIe klrchlt
chen Amtshandlungen Wltten 1964 14s Agende fur Evangeltsch luthensche Klr
chen und Gememden HIII, Hannover 1988 26s Agende fur dIe Evangellsche Klr
latIva parquedad 20 Mucho más Importante fue la exégesIs parené-
tIca, la exhortacIón a los adultos a hacerse como mños, es declf,
sencIllos, modestos, humtldes, castos, no pendIentes de lo extenor,
etc 21 De los proplOS mños se habla muy poco en la hIstona de la
lllterpretacIón Sólo en casos aIslados forma parte de la lllterpreta-
cIón parenétIca la exhortacIón a los adultos para que dedIquen to-
do el cmdado a la educacIón de los mños, los prefendos de JesÚs 22 •
A veces se lllvIta a los padres a rezar por sus hIJOS y llevarlos a los
sacerdotes para que los bendIgan 23 Como argumento bíbhco del
bautIsmo lllfantIl, el texto sólo cobró ImportancIa con los reforma-
dores, cuando tUVIeron que polemIzar contra los anabaptIstas

Lutero no tlene necesidad aún, en su sermón de 1525 sobre el texto, de


defender el bautismo de ll1ños En él qmere mostrar, más bien, que los ni-
ños poseen ya su propia fe 24 Otra cosa son sus sermones sobre Mt 18-24
del año 1537, donde se pronuncia muy duramente contra los anabaptlslas:
frente al argumento de que los ll1ños podrían carecer aun de fe por faltar-
les el uso de razón, subliaya que esa es Justamente la ventaja de los mños;
la razon que «esgnme» la Blblla «va contra Babl1oma»25 Zwmgllo po-
lemlZa en sus comentarlOs a Mateo con los anabaptlstas, que olVidan que
Jesus pone a los ll1ños como ejemplo para los adultos 26 Calvmo argumen:
ta desde el núcleo de la fe reformada el bautismo de mños es un «refleJO»
especialmente elocuente «de la redención gratUlta de los pecadores»27 Pe-
ro su pnnclpal argumento exegetlco en favor del bautlsmo de los mños en
su larga dlsertaclOn lnst 4, 16 no es Mt 19, smo la circuncIsión del antlguo

che von Kurhessen Waldeck III Amtshandlungen, Kassel 1975, 203s (IndicacIOnes
de M Josuttls) Por el lado catohco la sItuaclOn es diferente, porque el Ruuale Ro-
manum, decISIVO hasta el conClho Vaticano n, no prevela mnguna lectura bíbhcll
para el bautismo de Infantes El Ordo BaptlSml Parvulorum de 1969 prevé para el
bautizo una celebraclOn de la palabra, propone Mc 10, 13-16 como texto elegible
(InfOrmaClOn de Th Egloff, Llturglsches Instltut, Zunch)
20 El pasaje mas antiguo es Tertuhano, Bapt 18, que presupone esta nOCión,
aunque el fue contrano al bautismo precoz En lo demas, Ludolphy* solo ha podi-
do IndIcar dos documentos de la IglesIa antigua Const Ap 6, 15,7 = Funk, 339 e
InocenclO 1, Ep 30,5 = DS'6 219
21 ApolInar de Laodlcea, n o 96 =Reuss 32, Juan Cnsostomo, 62,4 =PG 58,
600s, DlOlllSlO CartuJano, 215, Opus lmperfectum 22 = 805 Cf tamblen supra,
31-33
22 BaslilO, Reg brev, n o 292 (trad alem de K S Frank, 260s)
23 Opus lmperfectum 22 =805, cf Maldonado, 388
24 (Evangelten-Auslegung) n, 654-660
25 (WA 47, vol IlI), 326-337, cita 331
26 437
27 n, 130
testamento. Desde la Reforma aparece constantemente la referencia al
bautismo infantil, no sólo en los comentarios evangélicos 28 , sino también
en muchos católicos 29 • Frente a ellos subraya, por ejemplo, el anabaptista
P. Walpot que el bautismo no sirve de nada sin la fe. A los niños incapaces
aún de creer, Cristo les promete el reino de Dios sin fe y sin baulism0 30 • En
suma, el uso de este texto como prueba bíblica en favor del bautismo de
los niños en la interpretación de la Reforma y pos-Reforma es un caso clá-
sico de «legitimación secundaria», mediante un texto bíblico, de una ins-
titución que existía de tiempo atrás y sin base bíblica.
Sólo con la Ilustración perdió relieve la cuestión del bautismo infantil,
al menos en la exégesis de este texto 11. Durante el siglo XX desaparece
sustancialmente en la exégesis de Mt 19, 13-15 par. Cullmann y Jeremias,
los dos últimos defensores del bautismo infantil en la época neotestamen-
tana, señalan también que este texto no pretende hablar de él, aunque lo
presupone 32 • La exégesis ha avanzado, pues, en este punto.

Sentido actual

La historia de la influencia viene a ser, así, un ejemplo de lo po-


co que puede un texto bíblico -aun en las Iglesias protestantes de la
palabra- contra la omnipotencia de la tradición y la liturgia. Exe-
géticamente es seguro que no cabe justificar el bautismo infantil
con Mt 19,13-15, Yes muy probable que tampoco se puedajusti-
ficar con el nuevo testamento. Históricamente, el bautismo infantil
es más una consecuencia del cambio producido en la figura social
de la Iglesia durante la época posneotestamentaria y, a lo sumo, in-
directamente también una consecuencia de la proclamación de la
gracia en el nuevo testamento 33 • Yo pediría aquí, como exegeta, a
nuestras Iglesias una sinceridad mayor, y manifestada públicamen-
te, ante el texto bíblico. Que los sacerdotes y pastores utilicen el

28. Por ejemplo, en Bullinger, 181; Bucer, 156; Musculus, 456; Aretius, 170;
Brenz, 619; Wolzogen, 336.
29. Maldonado, 389; Valdés, 333s; S. Barradas en Ludolphy*, 83, n. 36; La-
pide, 367s.
30. Das Grosse Artlkelbuch (ca. 1577), QGT 12 (1967), 75s.
31. Visión panorámica en Ludolphy*, 77s.
32. Cullmann, Spuren ainer alten Taufformel, 529; Jeremias*, 61.
33. Una consecuencia ilegítima, a mi juicio. El argumento prinCipal contra esa
especie de «desarrollo» del nuevo testamento es, a mi jUicio, que el lactante bauti-
zado no puede sentir la gracIa dlvma, que es algo tan concreto como el agua que
mOJa y empapa. ¡Los bautizados, al fin y al cabo, no son los padres!
texto sin comentario, contra un mejor saber exegético, en los bau-
tizos de niños, y contribuyan así a la legitimación bíblica de un
bautismo probablemente no bíblico, y que las direcciones de las
Iglesias se lo exijan demasiado a menudo, es abusar de la Biblia.
Los textos bíblicos no pueden defenderse contra eso, y es tarea de
los exegetas hacerlo por ellos.
Pero ¿cuáles son las consecuencias positivas que resultan del
texto como orientación para el presente? No voy a romper aquí una
lanza en favor de una única bendición o presentación eclesial de
infantes, aunque existiera quizá incluso en la comunidad mateana.
Como acto singular -sobre todo en Iglesias que, por lo demás, no
son ya muy conscientes de la realidad de la bendición- no sería mu-
cho más que un sucedáneo del bautismo de niños. Pero yo aplau-
diría, en la perspectiva de nuestro texto, dar acogida a los niños en
nuestras Iglesias para participar, no sólo en espacios y actos espe-
ciales, sino también en nuestros servicios religiosos principales, y
no como asistentes pasivos, cortésmente callados, sino como per-
sonas que configuran en su calidad de niños nuestros servicios re-
ligiosos, y hacer que estos sean así más espontáneos, vwos y qui-
zá, en sentido positivo, más caóticos. Y animaría a nuestras Igle-
sias, en segundo lugar, a descubrir de nuevo la realidad de la ben-
dición, no sólo para niños, sino también para otros, y esto no sólo
en el servicio religioso.

3. Jesús y el joven rico (19,16-30)

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Más bibliografía** sobre Mt 19-20, supra, 123.

16 En esto se le acercó uno y le preguntó: «Maestro, ¿qué


tengo que hacer de bueno para conseguir vida eterna?». 17 Je-
sús le dijo: «¿Por qué me preguntas por lo bueno? El Bueno es
uno solo; y si quieres entrar en la vida, guarda los manda-
mientos». 18 Él le preguntó: «¿Cuáles?». Jesús le contestó:
«Estos: 'No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no
darás falso testimonio, 19 honra a tu padre y a tu madre y ama
a tu prójimo como a ti mismo'». 20 El joven le dijo: «Todo eso
lo he cumplido; ¿en qué l estoy rezagado?». 21 Jesús le declaró:
«Si quieres ser perfecto, vete a vender lo que tienes y da(lo) a
los pobres, y tendrás un tesoro en (los) cielos. Luego (ven) aquí
y sígueme». 22 Al oír aquell0 2 , el joven se fue entristecido, pues
tenía muchas posesiones.
23 Jesús dijo a sus discípulos: «Os aseguro que con dificul-
tad entrará un rico en el reino de los cielos. 24 Lo repito: más
fácil es que entre3 un camell04 por el ojo de una agujaS, que no
que entre un rico en el reino de Dios». 25 Al oír aquello, los dis-
cípulos se quedaron consternados y decían: «Entonces, ¿quién
podrá salvarse?». 26 Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Humanamente eso es imposible, pero para Dios todo es posi-
ble».
27 Intervino entonces Pedro y le dijo: «Pues mira: nosotros
ya lo hemos dejado todo y te hemos seguido. En vista de eso,
¿qué nos va a tocar?». 28 Jesús les dijo: «Os aseguro que voso-

I La traducción «Was geht mlr noch ab?» [«~qué me falta?»] (Bauer, ~6 s V.


Ú<JtEQEUl I c) es Inexacta o errónea, ya que ÚO'EQEUl se construye con genitivo Ti
es una especie de complemento duecto de relaCión, cf BI-Debr-Rehkopf § 154
2 ~Es 'oü,ov una concreción agregada por B y algunos otros testigos textua·
les egipcIOs y OCCidentales? ~O el ,ov f..oyov escueto (C, D, e, lat, sa, bo y otros)
es una adaptación a Mc?
3 Muchos testigos textuales sustituyen (sigUiendo a Lc) ÓlEf..'frdv por dad.-
'frdv, algunos omiten entonces el ELOEf..'frEiv sigUiente por razones estilísticas Cf la
VISión panorámica de O'Callaghan*, 402-404
4 La vanante XU¡.tlf..O':; (cable de barco) apenas figura en Mt (casI sólo en las
tradUCCIOnes armenia y georgiana), algo mejor documentado está en Lc 18, 25
(también por S y algunos códices minúsculos)
5 Cabe elegir tres palabras, casI slnónlmas, que Significan «onficlo» de modo
Inespecífico 'Qfi¡.tu (por ejemplo, agujero para los mangos de los remos en un bar-
co [Pollux, Onom 1,88] o el agujero taladrado en piedras para poder usarlas como
ornamento [Moult-MIII 641]), 'QVitTJ¡.tu (propiamente lo taladrado, por ejemplo, el
agujero de un tubo [Pollux, Onom 4, 70]) Y'QV¡.tUf..lU (la más Infrecuente de las
tres palabras, usada 5 veces en los LXX por «hendidura de roca», en nexo con itÉ-
,Qu) TQv¡.tuf..lU, testimoniado por C, K, e y muchos otros testigos, está tomado
qUizá de Mc, 'Qfi¡.tu, testimoniado por te y B, qUizá de Lc 'QvnTJ¡.tu podría ser un
texto onglnal mateano
tros, los que me habéis seguido, cuando todo se haga nuevo y el
Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis
también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
29 y todo aquel que por mí ha dejado casa, o hermanos o her-
manas, o padre o madreó, o hijos o tierras, recibirá cien veces
más? y heredará vida eterna. 30 Pero hay muchos primeros
que serán últimos, y muchos últimos que serán primeros».

Análisis

1 Estructura La delImItacIón del texto es relatIvamente arbItrarla al


fmal, porque los v 27-30 tIenen una funcIón de tránSIto a 20, 1-16 Por
una parte, los cuatro versículos se aSOCIan a los v 16-26 con las palabras
gUla axoAo'll1'h:w (v 21 27s) y ~Wll a¡'wvLO~ (v 1629) Además, Pedro y
los dlSCIpulos representan la contraImagen del Joven nco Por otra parte,
con la pregunta «(,qué nos va a tocar?» (v 27) se apunta el tema de la re-
compensa, cuyo tratamIento sólo tIene un final provIsIonal con 20, 16 La
seccIón 20, 1-16 enlaza con 19,27-30 SIn un reInICIO narratIvo La corre-
laclOn de ambas seccIOnes queda patente en el repetIdo v 30 =20, 16 El
segmento v 16-30 consta de tres partes 8 el encuentro mtroductono de Je-
sus con el Joven (v 16-22) aparece artIculado a su vez en tres partes me-
dIante sus tres preguntas (v 16b 18a 20) y se enmarca entre una mtroduc-
Clon y un desenlace (v 16a 22) SIgue una pnmera mstruccIón de Jesús,
los dIscípulos sobre la nqueza (v 23-26), que se mterrumpe con la reac-
ClOn consternada de los dIscípulos en el v 26 La pregunta de Pedro del v
27, que Introduce la tercera parte (v 27-30), resume lo que el Joven de-
biera haber hecho dejarlo todo y segUIr a Jesús Luego formula Pedro, en
nombre de los dIscípulos, la pregunta por la recompensa, pregunta que se
corresponde con la del Joven por la VIda eterna Jesús contesta con dos
frases refendas a la pregunta (v 28s) y una sentenCIa final cuya mterpre-
taclOn creará algunos problemas
2 Fuente La fuente del texto es Mc 10, 17-31 El texto de Mc tIene
una formulaCIón dIferente en Mt, y los cambIOS se ajustan caSI SIempre a

6 H YUVULXU aparece atestiguado preferencIalmente en 1(, C, W, El, ID, fI3,


lat sy, sa bo, mae, etc, pero VIene, al parecer, de Lc 18 29, cf Metzger, Com
mentary, 50
7 'EXUTOvTuJtAumovu (= Mc) esta mejor atestIguado que el JtoMuJtAumova
tomado de Le 18, 30
8 Este SImple hecho lo pasó por alto Coulot*, 249 en su propuesta de una es-
tructuraclOn en tomo al v 24a como centro
su propIa termmología9 Son de especIal ImportancIa el v 18 de Mc que-
da mejor mtegrado en el texto al no refenrse ya al Bueno, smo a lo bue.
no lO Mateo añade el precepto del amor al próJImo (v 19b) y el concepto
de perfeccIón (v. 21). El mterrogador se conVIerte en veavwxo~ (v.
20.22)11 Mt omIte el apunte de la mIrada canñosa de Jesús al Joven (Me
10, 21a) Desaparece el V 24 de Mc, algo desajustado, que habla de la dI-
fIcultad de llegar al remo de DIOS El v 28a~ b, loglOn de los doce tronos,
es nuevo respecto a Mc, salvo la mtroducclón «os aseguro» Son muy lla-
matlvas las «comcldenclas menores» con Lc La mayoría de ellas se pue-
den explIcar sm más como redaccIón mateana y lucana mdependlente 12•
Lo dIfícIl de expltcar es su gran número l3
3. ElloglOn de los tronos (v 28aj3 b) Este loglOn tIene un lugar pa-
ralelo en Lc 22, 28-30 Ambos logia dIfieren totalmente al comIenzo, pe-
ro comclden al fmal Frente a la OpInIÓn de la mayoría, yo no encuentro
motlvo sufICIente para atnbUlr el dIcho a la fuente de los logia, ya que
tanto en Mt como en Lc aparece totalmente aIslado de otros textos Q14;
sólo cabe hacer conjeturas sobre un posIble lugar del loglon en Q Hay
que suponer, más bIen, que Mt y Lc lo tomaron de la tradICIón oral en ver-
SIOnes dIferentes Su reconstruccIón a partIr de la crítIca ltterarla e hISto-
na de la tradIcIón no ha llevado a nIngún resultado claro, y yo me lImIto
aquí a ofrecer mI opmlón En Lc no se puede conjugar la Idea de Juzgar a
las doce trIbus con la del banquete en el remo de DIOS; Lc podría haber to-

9 Cf vol l, 57s sobre i&ou, ltQOOEI.1'twv Ull1:é¡> eIltEV (v 16), d + 1'tEI.W, dOEQ-
XO!!aL, 't11QEW (v 17), I.EYW + presente hlstónco, &10, CP11!!L (v 18), I.EYW + presente
hlstónco (v 20), d frEl.fLC; (v 21),010, Uflllv I.fYW VfltV, ~UOLl.fLa 'tWV oVQavwv (v.
23), ltUI.LV, &10 (v 24), uxououe; &10, !!ufrll'tlle;, I.EYWV, uQa (v 25),010 (v 26),1:O'tE,
cmoxQLfrne; eIltEV, UQU, Éo'taL (v 27), &10, axol.ou1'tEw (v 28), ltae; OO'tLe; (v 29) So-
bre EQw'tuw (v 17), cf 15,23,16,13,21,24 (sIempre redacclOna1), Én (v 20) es
redacclOnal otras 4 veces aproxImadamente, sobre 'tEI.ELOe; (v 21), cf 5,48, sobre
'ta VltuQxoV'ta (v 21), cf 25, 14, sobre ocpoilQa, cf comentano a 17,623, 18,31
10 Queda en v 17b, de todos modos, el «sólo uno es el Bueno» como reml-
mscencla de Mc lO, 18, Yahora aparece lllconexo
11 Neavwxoe; no fIgura en Mt, salvo en este pasaje, y falta en los lugares pa-
ralelos a Mc 14,51,16,5
12 Los sIgUientes agreements encajan en la redaccIón de ambos evangelIos o
se lllslllúan por las durezas del texto de Mc la omISIón del fl11 Ultoo'tEQ110UC; no ve-
terotestamentano (Mc lO, 19 par), la lllserclón de En (Mt 19,20/ Lc 18,22), la su-
preslón de las emocIOnes de Jesus (~YUlt110EV, o'tuyvuoae;) Mc lO, 21s par y del
texto Mc 10, 24 Me resultan más dIfíciles de entender la reducclón drástica de la
llltroducclón Mc 10, 17 par y la omlslón (muy lógIca en Mt, cf 8, 19) de /:lL&aa-
Xal.E Mc lO, 20 par
13 Ennulat, Agreements (vol II), 214-226, enumera 40 agreements
14 Cf vol l, 321, sobre 5, 18, vol 1, 376s, sobre 5,32, vol JI, 236s, sobre 11,
12s, supra, 46s, sobre 18, 12-14, mfra, 309s, sobre 22, 1-10, mfra, 635s, sobre 25,
14-30
mado el dicho en una verSlOn ya amphada En Mt, el OL axoA.o'lJ'l'}T]OUVtE¡;;
[tOL mtroductono puede considerarse (no necesanamente) redacclOnal El
hapax legomenon JtUA.LYYEVEOLU pertenece probablemente a la tradición 15
Muy difícil de enjUiCiar es OtUV xm(hon 6 ULO¡;; toií aV{}QwJtou EJtL {}Qo-
vou OOST]¡;; uutoií, porque la formulaclOn se repite casi hteralmente en 25,
31 ¿Son ambos pasajes redacclOnales o es 25, 31 una imitación redacclO-
nal del presente pasaje? Es caSi imposIble deCidIrlo, umcamente la POSI-
bilidad de que detrás de los «tronos» de los discípulos-Jueces pueda estar
Dn 7, 9 16, lllduce a consIderar elloglOn como un dIcho ongmal sobre el
HIJO del hombre La segunda parte delloglOn podría responder a la tradi-
ClOn en su verSión mateana, mc1mdos por tanto los «doce tronos»l? ¿Hay
una verSlOn pnmigema de este loglOn que se remonta a Jesús? Con toda
cautela -sólo conocemos con alguna segundad su segunda mitad- yo res-
pondería afirmativamente, sobre todo porque falta cualqmer referenCia a
la IgleSia, y los Doce quedan aSignados Simplemente al pueblo de IsraeP8
De ser así, este será el úmco pasaje que da una idea de la importancia del
circulo de los Doce para Jesús

Explicación

La verSIón mateana del epIsodIO del nco, que sólo en él es un


«Joven», contIene un térmInO que fue muy Importante para la hIS-
tona de la IglesIa el de «perfeccIón» (v 21) Este térmInO nos per-
mIte formular dos preguntas báSIcas que han de ser contestadas por
la exégesIs del texto 1) /.,Qué relacIón guarda la «perfeccIón» que
Jesús propone al nco en el v 21 con la observanCIa de los manda-
mIentos?, 2) /.,los «perfectos» son un grupo especIal de personas
que obtendrán una recompensa especIal (v 28 ')? 0, a la Inversa,
/.,hasta qué punto lo que Jesús dIce al nco (v 16-21) atañe a todos
los dIscípulos (v 23-30)?
AlgUIen se acerca a Jesús y le pregunta por el «bIen» que debe 16s
practIcar para alcanzar la futura VIda eterna Este tema se encuen-

15 Mt habna escnto -en un giro menos gnego-- EV t'ij aUvtE1.W;X toü utwvoc;
o EV 'tw UtwvL 'tw ¡.tE1.1.0V'tL (cf 12,32)
16 En TanchB Lev C'~'P § 1 (36a) = Bln IV, 1103 se colocan en el JUICIO
los tronos de Dan 7, 9, donde los grandes de Israel juzgan, junto con DIOS, a los pa-
ganos El pasaje Ap 20, 4 demuestra que tales Ideas pueden ser muy antiguas, cf
Dupont* 736s, Broer*, 157s
17 Es mayor la probabilidad de que Lc hubiera omitido 6w6E'XU por anun-
ciarse mmedlatamente antes, en 22, 21-23, la tratC10n de Judas
18 Con Hampel*, 148 151, Relser*, 249s, Rlmker*, 409-412 El paralelo de
jesus mas proxlmo es Mt 9 37s la colaboraclón de los dlSClpulos en la cosecha
tra en la tradICIón bíblica: el bIen es la voluntad de DlOS, que está
expresada sobre todo en la ley l9. Queda así mdIcado el tema de la
sección. Se trata de lo que es necesano para «entrar en el reino de
los cielos» (v. 23)20. Jesús enmienda la pregunta del rico: el bien, lo
bueno, ya se conoce. Dios, el único buen0 21 , lo formuló válida-
mente en su ley22. Jesús no es, por tanto, alguien que haya formu-
lado algo suplementano a lo que era conSIderado en el judaísmo
como ideal de lo bueno, smo que es aquel que cumple la ley y los
profetas (5, 17). Por eso reenvía al mterrogador a la torá.
18s La pregunta «¿cuáles?» permIte a Jesús enumerar algunos pre-
ceptos de la segunda tabla del decálogo. Mateo, en su formulación,
los adaptó ligeramente a la letra de su BIblia, los LXX23, pero no
en la secuencia, que corresponde a la de la Biblia hebrea y a sus
propias antítesis (5, 21-30). El precepto de honrar a los padres, que
Mateo, como Marcos, agrega a la serie de la segunda tabla, fue en-
tendido igualmente en el judaísmo como un precepto sociaF4; Ma-
teo lo expuso expresamente como tal en 15, 1-11. En estos precep-

19 Cf Dt 30, 15, Am 5, 14, Mlq 6, 8 YLuck*, 285-297 Para el judaísmo ra-


bímco, la pregunta por lo bueno eqUIvalía a la pregunta por la ley Abot 6, 3 nada
hay bueno fuera de la torá
20 Es frecuente suponer que Mt alteró el tratamIento de Mc de «Maestro bue-
no» por razones dogmátIcas porque le molestaba que Jesús hubIera recusado el
predIcado dIVmo de «bueno» (cf lrifra n 21) Podría ser verdad 10 contrano el que
Jesús recusara un predIcado que sólo corresponde a DIOs podría haber SIdo para el
judeocnstIano Mt una señal de su auténtIca relIgIOsIdad, cf 23, 9 Lo que parece
haber molestado a Mt es, más bIen, que un extraño que Barna a Jesús OLOUmw,A.e
asocIe dIcho predIcado dlvmo a esta palabra Pero, sobre todo, Mt pudo haber abre-
VIado la perícopa de Mc por eVItar un tema secundano
21 La hlstona de la mterpretaclón tuvo que resolver aquí prtblemas cnstoló-
glcos (generalmente con el texto de la Vulgata o el textus receptus, que sIgue a
Mc) El texto se prestaba fácIlmente como argumento contra los gnóstIcos el Pa-
dre, creador y legIslador, es esencIalmente bueno (Cf Pseudo-Clemente, Hom 18,
1-3, lreneo, Haer 4, 12,3), pero a los amanos les parecIó que el texto se ajustaba
al esquema para ellos, el Padre es esencIalmente «bueno», y el HIJo sólo per par-
tlClpatlOnem (Tomás de Aqumo [Lectura], n° 1581) Muchos autores dIscrepan;
entre otros, AmbrosIO, In Luc 8, 65-67 =BKW V21, 500-502, yel «amano» Opus
Imperfectum 33 = 806s Para la ortodOXIa, Cnsto como segunda persona de la Tn-
mdad era tambIén esencIalmente «bueno», obVIamente
22 Jesús, por tanto, no qUIere decIr debes preguntar a DIOs acerca de lo bue-
no, no a mí (así lo entIende Berger, Gesetzesauslegung l, 445) Eso no tIene sentI-
do, porque Jesús es aquel que cumple la ley y la mterpreta con plena autondad;
,hay que preguntarle a él'
23 Ou con futuro en lugar de I-lTJ con subjuntIvo, Mt omIte ell-lTJ a:rtooteQ1\-
OUt;, que no procede de la BIblIa
24 Berger, Gesetzesauslegung 1, 287-289
tos que afectan a la vida cotidiana se trata de honrar a Aquel que es
el único bueno. A los preceptos del decálogo agrega Mateo el pre-
cepto del amor al prójimo, de acuerdo con Lev 19, 18, que para él
es un precepto ~~princIpal» (22, 36-39)25, Sus lectores evocarán las
antítesis, que Jesús coronó con el amor a los enemigos, más allá
del amor al prójImo, y con la referencia a la perfección de DIOS (5,
43-48),
Sólo ahora califica Mateo al interrogador como ~<joven» (vw- 20
VlOXO~). NWVlOXO~ es un joven que tal vez no ha cumplido aún
los 30 años 26 • ¿Por qué lo presenta Mateo como VWVLOXO~? Por
una parte, podría ser una realidad hIstórica que fuesen pnncipal-
mente Jóvenes los que rompían con la familia y enajenaban sus
bIenes para hacerse radicales itinerantes en el seguimIento de Je-
SÚS 27 • Mateo, por otra parte, puede hacer así un juego lingüístIco
con las edades humanas: el joven ha de hacerse adulto, hombre
maduro (= 't€A.IOLO~)28; Ydeclara ahora a Jesús haber observado to-
dos los mandamientos. Mateo no presenta a Jesús comentando crí-
ticamente esa afirmación, a diferencia de la versión del episodio en
el Evangelio de los nazarenos, conservado en Orígenes29 , y de nu-
merosos comentaristas postenores 30 • ¿Qué pensó él o sus lectores

25 Cf la agrupacIón afín Dld Is, donde Lev 19, 18 es el precepto fundamen·


tal que presIde los demás preceptos
26 Según Dlógenes LaerclO, 8, lO, el varón es VEUVLOXo~ entre los 20 y los 40
años, según Filón, Op Mund 105, entre los 21 y los 28, antes era I1ELQUXlOV, des-
pués, aVT]Q Cher 114 enumera la sene (:lQÉcpo~, 1tut~, avt¡1tUL~, ~(:l&v, I1ElQáxlOv,
1tQ(j)mYÉvEto~ (¡oven de barba mClplente), V€aVlU~, 't€A€lO~ aV~Q
27 Cf vol n, 192, sobre 10,35 Cf tambIén los lugares paralelos mira, n 53
OlvJdamos fáCIlmente que el cnslJamsmo, al menos el pnmllJVO, parece haber SI-
do, más que nada, una «rehglónjuvemh>, cf G Thelssen, «Nosotros lo hemos de-
Jado todo» (Mc 10, 28), en Id , EstudIOS de SOCIOlogía del cnstzamsmo pnmztzvo,
Salamanca 1985,41-78
28 Cf FIlón, Cher 114 (supra, n 26) y Ef 4, 13, Yarnold*, 272s
29 jesús señala allí su nqueza y los muchos pobres y hambnentos que haya
su alrededor, a los que él no socorría (Orígenes, 15, 14 =GCS Ong X, 389) Klljn*
ha demostrado que esta versIón del relato depende de Mt
30 Los exegetas han estado dIVIdIdos en la pregunta de SI el joven guardaba
realmente la ley Algunos lo afirmaron, sobre todo porque, según Mc 10,21, Jesús
mJró complaCIdo al hombre nco Señalan que era avaro, pero no hlpócnta (Juan
Cn~o~tomo, 63, I = PG 58,603, Baslho, HomIlía contra los ncos, 1 = BKV I147,
240s), según EUlJmlo Zlgabeno, 524, cumplía los mandamIento externamente, no
haCIendo mal a nadIe Otros, con el evangelIo de los nazarenos (supra, n 29) y Je-
rommo 169s (<<mentltuf»), lo Juzgan más negatIvamente El JUICIO es totalmente
negaltvo cuando el Joven nco pasa a ser una representacIón alegónca del pueblo JU-
dío (por ejemplo, Hllano, 19,6 =SC 258, 96, Opus Imperfectum, 33 =808), yen
de la respuesta del joven? El que ha leído el sermón de la montaña
sabe que los preceptos de la segunda tabla, pero principalmente el
mandamiento del amor, son un reto infinito para el ser humano, de
suerte que no hay ninguna posibilidad de acercarse a ellos y darlos
por cumplidos. Parece, no obstante, que Mateo tomó en serio y po-
sitivamente a aquel hombre, ya que buscaba a su modo «lo mejor»
(cf. 5, 20)31. El joven pregunta a Jesús qué le resta en el cumpli-
miento de los preceptos; da por supuesto, como judío, que lo bue-
no se fragmenta en numerosos preceptos sueltos que es preciso ob-
21 servar. Jesús tampoco rechaza esta idea, sino que la pone de relie-
ve al mencionarle al joven un mandato adicional que debe cumplir
para ser «perfecto»: la venta de sus bienes. A ello va ligada la invi-
tación al seguimiento.

Perfección

¿En qué consiste la «perfección»? Detrás del juego superficia\


con las edades humanas se oculta algo más. La «perfección» es al~
go fundamental para Mateo. Este no se refiere, como los griegos, a
una perfección orientada en el sentido del conocimiento verdade-
ro y la virtud verdadera 32 • Mateo está inserto en la tradición lin-
güística bíblica y judía. En ella, 'tÉAELO~ es C'~~ y designa la abe..
diencia íntegra e indivisa a Dios. La exégesis cristiana, sobre todo·
protestante, suele coincidir de buen grado y sin más con el criteri~
de que la perfección mateana debe entenderse en sentido cualitati-
vo y no cuantitativo, a diferencia de la idea de los esenios de Qum-
rán, centrada en que los miembros de la secta observen la ley en-
tera y estricta con la ayuda de Dios. Así pues, perfecto en el sentí..

la mterpretaclón de la Reforma, donde encama el tipo del Justificado por las obras
(por ejemplo, Lutero [WA 47, vol I1I], 339s, 345 [aquí pasa a ser el fanseo]; Cal"
vmo n, 134-136) Lo más gracIOso es Brenz, 626' allí Jesús no ama ya al Joven, si.
no que se mofa de él por haber dado una respuesta tan puenl
31 A diferencia del evangelio de los nazarenos, los smóptIcos no dicen desdf
el pnnclplO que el hombre era nco (lo que haría dudar de su aseveración de haber
observado el precepto del amor)
32 En todo caso, la Idea de TfAELOC; ofrece también una perspectiva en la filo-
sofía gnega que qUizá sea Importante para la hlstona de la recepción, porque la
perfección se combma en ella con la cuestión del bien, cf Platón, Flleb 61a, 67a;
sobre el estOIcismo, R Hoppe, Der theologlsche Hmtergrund des Jakobusbnefes.
1977 (fzb 28), 29-31
do de Mateo no es aquel que recorre un cammo «que le lleva fmal-
mente a la perfeCCIón», smo «qUIen SIgue a Jesús, ese es el perfec-
tO»33 Para la comprenSIón de la palabra mateana 'tEAEW~ se utIlI-
zan, sobre todo, pasajes del antIguo testamento que subrayan lo m-
dIVISO de la obedIenCia a DIOS (l Re 11,4, por ejemplo) Pero eso
constItuye sólo una parte de la Idea mateana de perfeCCIón El tex-
to y el lugar paralelo 5, 48 34 muestran, a mI entender, que hay tres
aspectos Importantes para Mateo 1) La perfeccIón entraña sm du-
da un momento cualItatIvo que va SIempre ImplícIto en el amor
perfecto es qUIen entIende y luego practIca un precepto de DIOS en
la línea del amor a los enemIgos y al prÓJImo, como eXIgenCia IlI-
mItada e mdIvlSlble (cf 5,43-48) En este sentIdo, la renunCIa a los
bIenes, propuesta al Joven, es para Mt un énfasIs radIcal del pre-
cepto del amor, que para Jesús no conoce límites35 La perfeCCIón
conSiste, pues, pnmero en el amor 36 2) Pero a la perfeCCIón perte-
nece tambIén un momento cuantItatIVO llegar a ser perfecto sIgm-
fIca dar pasos más allá de lo normal y comente, ponerse en un ca-
mmo que refleje algo de la altendad de DIOS y de la radIcalIdad de
Jesus Esto fue sIgmftcado en Mt 5, 20 con nEQLoOEVOn nAElov,
y lo mIsmo expresa la Dlda]é, mflUIda por Mateo, con «todo el yu-
go del Señor» (6, 2) Ahí reSIde tambIén lo correcto de la pregunta
«cuantItatIva» del Joven sobre aquello que aún le falta 37 Por eso le
da Jesús un precepto smgular que hace del amor algo concreto y
radIcal La perfeCCIón conSIste, segundo, en la obedIenCIa total la
renunCia a los propIOS bIenes en favor de los pobres 38 3) A la per-
feCCIón pertenece, fmalmente, la adheSIón a Jesús, expresada en la
mVItacIón axoAou{}EL f10L y en la vocaCIón de los dIscípulos (4, 18-
22) preVIamente al sermón de la montaña (Mt 5) La perfeCCIón

33 Lohse* 134 140, cita 139 Sobre la Idea de c'~n en los textos qumram
cos cf G Delhng, TEAo~ x:[A , en ThWNT VIII, 73, 19ss:Du Plessls*, 104 115
34 Cf vol 1,437s
35 Tamblen Testlsac 5, 2 relaCIOna el precepto del amor al proJlmo con la en-
trega a los pobres Berakh 61 b = Bill 1, 817 entiende la renuncia a los bienes como
una consecuencia del shema Israel
36 C SplCq, Agape dans le Nouveau Testament, Pans 1958, 36s, Du Plessls*,
172s Sobre la mterpretaclOn ecleSial claslca, cf mfra, n 96-100
37 Estas dos facetas de la perfecclOn aparecen tamblen señaladas en Sant 1,
4 TEAELOL xm óAoxAt]QOL EV f!t]OEVL AELJ'tOf!EvOL
38 Así hacen constar todos los autores que mterpretan 19,21 en el sentido de
un consejo evangehco y de una doble moral, por ejemplo, Holtzmann, 268, Mon-
teflOre 11, 695s, E Bammel, JtT(j)Xo~ xTA en ThWNT VI, 903, 6ss
consIste, en tercer lugar -y esto es lo más Importante- en el segUI-
mIento de Jesús 39 Con la referencIa al segUImIento, que es en cIer-
to modo el núcleo de la perfeccIón, queda en claro a la vez otro ex-
tremo «perfeccIón» no sIgmflca en Mateo algo así como el grado
supremo de la carrera cnstlana, un estado al que están llamados
unos pocos cnstIanos, los «meJores»40 El segUImIento no es para
Mateo algo que esté reservado a unos pocos cnstIanos especIales,
SInO que es seña de IdentIdad de la condIcIón cnstIana41 El Joven
es llamado por Jesús, por tanto, a una perfeccIón que es meta de to-
dos Esa perfeCCIón no es la «alternatIva declslVa» a la <<JuStICIa
onentada en la ley del Judaísmo»42, SInO que es la CUlmInaCIÓn de
esa JustICIa por Aquel que ha vemdo a cumplIr la ley y los profetas
(5, 17)

Todos están llamados a la perfeCCIón EL {h::AEL~ no sIgmflca


aquí, como tampoco en el v 17, que el Joven nco sea lIbre de hacer
caso omISO de la propuesta que Jesús le hace La renunCIa a los
bIenes, de que habla ahora Jesús, es tan poco facultatIva como el
segUImIento o el amor a los enemlgos 43 En este sentIdo, los Inten-
tos católIcos de entender el v 21 como «conseJo» o como eXIgen-
CIa de una «obra que va más allá del deber» (opus supererogatlO-
ms)44, aparecen a la luz de Mateo como rebaja y adaptaCIón La
propuesta de la renunCIa a los bIenes es, según el evangelIsta, una
eXIgenCIa fundamental e Importante para todos45 Tampoco vale la
explIcaCIón, tan arbItrarla en la hlstona de la InterpretacIón -sobre
todo en el protestantIsmo- de que el Joven era un caso espeCIal su
problema espeCIal fue que tenía el corazón pegado al dInero46
Frente a tal explIcaCIón, la Imagen posItIva de los dIscípulos en el

39 Barth, Gesetzesverstandms, 93
40 ASI Klostermann, 158, remltlendo a los consllla evange[¡ca, Mt conduce,
en su opmlOn, a la «etlca del catolICIsmo germmal»
41 Cf vol 1, 246s
42 Frente a Hoppe*, cIta 159
43 Lo subraya con aCIerto Legasse*, 206s, 212s El contexto (v 1623 26) de-
Ja claro, md¡rectamente, que el hombre perdera ahora la VIda eterna
44 DlOllISIO CartuJano, 216
45 Sobre 6, 19-34 mmedlatamente después del centro del sermon de la mon-
taña, cf vol l, 507s, 5l9ss, sobre 8, 19s, cf vol n, 46s, sobre 10, 7s, cf vol n,
135 144, 213s, sobre 13,22, cf vol JI, 423, sobre 13,44-46, cf vol JI, 468s, so-
bre 16, 26, cf vol JI, 645
46 Cf mfra, n 102 125 127
v 27 pone de mamflesto que el segUimiento eXige el abandono de
todo, también casas y campos Pero en la comumdad mateana no
todos eran radicales ItInerantes, los miembros sedentanos que da-
ban hospitalIdad a los radicales ItInerantes (lO, 40-42) eran, SIn du-
da, la mayoría Mateo entiende, pues, qUizá el Imperativo de re-
nuncia a los bienes no como ley para todos, pero tampoco como
consejo para unos pocos, SInO como llamada a todos a Ir por ese
camInO en lo posible, porque la renuncia a los bIenes es un «punto
focal»47 del amor Esta culmInación del amor no la entiende Mateo,
en modo alguno, como algo InOCUO, como SI bastase con no atar el
corazón a la nqueza y apartar unas migajas de lo que le sobra a
uno Para él, el tesoro en el CielO y el tesoro en la tierra se excluyen
entre sí (cf 6, 19-21) «En la cuestión del dInero está en Juego la
condiCión humana»48 Esto lo entiende, en todo caso, el Joven nco, 22
y por eso se va entnstecld049

Mateo y la riqueza

La crítica del evangeho de Mateo a la nqueza tiene raíces Judías, con-


templada desde la historia de la tradiCión Son tradiCIOnes fundamentales
1) la creenCia veterotestamentana y Judía en la función social de la pro-
piedad, que es importante, por ejemplo, para muchos profetas y el Deute-
ronomiO, y que se expresa también, muchas veces, en el Judaísmo pnmi-
tlvo 50 2) Es fundamental, además, la valoraCión negativa de la nqueza
que se adVIerte claramente en grupos apocalíptICOS situados en el lado
sombno de la Vida, la nqueza forma parte de la maldad del presente eón 51
3) Es importante, en fm, una nOCión Judía de la converSión la entrega a la
tora y a la converSión lleva conSigo, según muchos textos Judíos, la re-
nunCia a los bienes52 Las analogías más notables son la renunCia perso-

47 Burchl1l*, 221-224, 230 (<<focal mstance»)


48 Cita tomada de vol 1, 503
49 Dice muy bellamente E Fromm, a proposlto del v 22, desde la oposlclon
entre «tener» y «ser» «En el nuevo testamento es recompensado con el gozo el que
renunCia al tener, mientras la tnsteza es el destmo de aquel que se detiene en su po-
seSlOn» (Haben oder Sem, en Id, Gesamtausgabe 11, Munchen 1989, 354s, trad
cast IJener o ser?, Madnd 1999)
50 Cf por ejemplo Job, amigo de los pobres (TestJob 9-15), Fllon, Fug 28s,
Hen esl 42, 8s, 50, 5 51,2 (renuncia a los bIenes en favor de los pobres con mlfas
al eon vemdero), 63,1-4, tamblen los textos rabmlcos de BJlI 1, 817s, IV, 537ss
51 Hen et 46, 4-7, 94-104 paSSlm
52 Cf 4 Esd 13, 54, Peslq 178b ::: BIII 1, 817, JosAs 12, 12, 13, 2-8
nal a los bIenes en la comumdad de Qumrán, observante de la ley (1 QS 6,
19s, 7, 6s 24s, 9, 8s), y la renunCIa a la nqueza en fIlósofos Itmerantes cí-
nICOS 53 Son posIbles, obvIamente, los contactos dIrectos o mdlrectos con
Qumrán, los contactos con los fIlósofos Itmerantes cínICOS nI son demos-
trables nI se pueden exclUIr Los motIvos para la renunCIa a los bIenes dI-
fIeren según los casos· en Qumrán se trata de mantener la pureza de ese
bIen que es la comUnIón entre aquellos que se han separado de los «hom-
bres del engaño» (lQS 9, 8) En los cínICOS se trata de la lIbertad del sa-
bI0 54 La renunCIa a los bIenes en los segUIdores de Jesús está determma-
da por el remo de DIOS y por el amor que emana de ese remo de DIOS 55 •
HIstÓricamente, la comUnIdad mateana está marcada por el radIcalIsmo
Itmerante y por la renunCIa radIcal de Jesús a los bIenes La IdentIfIcaCIón
básIca de la comUnIdad con estos segUIdores radIcales de Jesús 56 trajo
consIgo que sus tradIcIOnes cobrasen relevanCIa para la comUnIdad en el
cammo haCIa la «perfeCCIón» A ello se añade la expenencla acumulada
en la predIcaCIón mIsIOnal y en la VIda de las comUnIdades la expenencIa
de que el «engaño de la nqueza» era qUIzá el mayor obstáculo para la obe-
dIenCIa sm restnccIOnes a la palabra de Jesús (cf 13,22, 16,24-26) La
negatIva del hombre nco podría haber SIdo una expenenCla muy conOCI-
da en la comUnIdad

23-26 A la conversaCIón de Jesús con el nco se suma la conversaCIón


con los dIscípulos. Mateo la abreVIó respecto a su fuente de Me, so-
bre todo al omitir Me 10, 24, donde se habla de la dIficultad, para
los neos, de alcanzar el remo de DIOS. Nuestro texto habla, pues,
sólo del problema de la nqueza, y no ofrece mngún apoyo para am-
plIarlo en dIreccIón a un problema humano general. Los dIscípulos

53 Los paralelos más Importantes del texto son la renuncIa de Crates a sus
bIenes por conservar la hbertad mtenor (Dlógenes, Ep 9 =A J Malherbe [ed],
The Cymc EpIstles, 1977 [SBlbSt 12], 102, Dlógenes LaerclO, 6, 87) Yla conver-
sIón de un Joven (f.lELQUXLOV) en DlOgenes, Ep 38, 4s = lbld, 162 Cf ademas Eplc-
teto, DISS 2, 14, 18-24 (pero aquí sm renuncIa a los bIenes), FJióstrato, Vit Ap 6,
16 (el VEaVLaXO~ NeJios da sus bIenes a los panentes y se hace glmnosoflsta [brah-
mán desnudo] ), Luclano, Peregr Mort 15 (Peregnno, filósofo, se presenta como
un segundo Crates), FJión, Vit Cont 13 (hbertad de los «terapeutas» ante la pose-
sIón) Cf F G Downmg, Jesus and the Threat of Freedom, London 1987, 83-95
54 «Crates, hIJO de Crates, hace hbre a Crates» (Dlógenes, Ep 9 = Malherbe
[supra, n 53], 102)
55 Crates, en cambIO, no da su fortuna a los pobre~, smo a la CIUdad Y en la
hlstona de la mterpretaclón de Mt 19,21, la IgleSIa antigua subraya sIempre la
obhgaclón de dar el dmero a los pobres (y no a los parIentes o a los mños) (por
ejemplo, Jerómmo, Ep 130, 14 = BKV 11/16,263) Sólo postenormente, las órde-
nes monásticas y la IgleSIa «heredaron» a los pobres
56 Cf sobre Mt 10, vol 11, 116s, 212s
a los que Jesús interpela aquí y, con ellos, los lectores comprome-
tIdos de Mateo se encuentran en una situación ambivalente ante es-
te problema: por una parte, no pertenecen al estamento de los ri-
cos, como muestran la formulación «un rico» y, con toda eviden-
CIa, la pregunta de Pedro del v. 27. Por otra parte, se asustan con la
dura frase de Jesús sobre el camello y el ojo de la aguja. Hay, pues,
también para ellos una dificultad en este punto. Tal ambivalencia
parece surgir de la situación en la comunidad mateana: de un lado,
nunca tenemos la impresión, en el evangelio de Mateo, de que hu-
bIera ricos en el núcleo de su comunidad. De otro, probablemente
la mayoría de los miembros de la comunidad mateana no había re-
nunciado a todos sus bienes (cf. 13,22), Yentre los radicales itine-
rantes existía, al parecer, el problema de «pagar por anuncio y cu-
raciones» (lO, 8s). Por eso, quizá, tienen motivo también los lecto-
res para asustarse.
Por lo demás, la conversación con los discípulos se corresponde
en buena medida con la fuente. Lo que para Marcos es importante
es válido también para Mateo: el pensamiento básico es que hay un
antagonismo radical entre los bienes terrenos y el reino de Dios que
viene 5? El dicho de Jesús sobre el camello y el ojo de la aguja vale
también para Mateo en toda su crudeza; la contraposición es pro-
verbiaJ5s, y nombra el animal más grande y el orificio más peque-
ñ0 59 . Los v. 25s, que en la fuente de Mc subrayan, frente alojo de la

57 BamAELa 'tWV oUQavwv (v 23) y ~amAEla WÜ {}EOÜ (v 24) son obVIa-


mente vanantes de forrnulaclón, como mdlcan sm duda la secuenCla de 6UOXOAW<;
y EUX01tW'tEQOV y el doble ELOEQxw{}m El mtento de una dIferencIacIón en Wou-
ters, Wlllen (vol I1I), 60s, 91-101 (~amAEla WÜ {}EQÜ slgmfica en Mt el remo pre-
sente, ~amAEla 'twv oUQavwv, el remo futuro) es totalmente ImposIble El texto
muestra precIsamente que Mt, que suele segUIr, pero no SIempre, el uso hnguístI-
ca smagogal de su época (cf vol 1, 203), no lo relacIOna con mnguna concepcIón
teológIca nueva
58 Cf BIlI 1, 828
59 Gmlka, Marcos n, 102 La reeSCrItura de Xál!T]AO<; en XaI!LAO<; (cable de
barco), fonétIcamente Igual, que aparece en ocasIOnes desde Cmlo de Alejandría
n o 219 = Reuss 226, armomza los puntos de la hIpérbole, pero sm atenuar esta al
oJo de la agUja se contrapone ahora el «hIlo» más grueso de todos Es mucho más
conocIda hasta hoy la InterpretaCIón que trueca el OJO de la agUja por una puerta de
la CIUdad de Jerusalén, InterpretacIón que consta desde la alta edad medIa (en la
Glossa ex Anselmo, de Tomás de AquIno [Catena] n, 145, PascasIo Radberto, 665,
Anselmo de Laón, 1415) Nunca eXIstIó tal puerta de CIUdad en Jerusalén, esta In-
terpretacIón tIene SIn duda el fIn de hacer más tolerable la dura sentencIa de Jesús
I Más Interesante que la reInterpretaClón es la pregunta de por qué se hIzo tan po-
Pular'
aguja, la gracia divina de la que dependen todos los seres humanos,
quedan más bien rebajados en Mateo: falta G"A"A' ov
JtaQa 'frE0; de
ese modo no recibe ya todo el peso la frasecita final, formulada al
estilo bíblico, JtaQa bE 'frE0 Jtáv'ta (')'lJvU'tá, sino que ambas frases
paralelas «humanamente eso es imposible» y ~<para Dios todo es
posible» tienen un peso equiparable. Que para Dios todo es posi-
ble, no significa quizá en Mt, necesariamente, que Dios vaya a su-
perar efectivamente la regla del camello y el ojo de la aguja.
27-29 Con el v. 27 pasan los discípulos a primer plano. Su portavoz
Pedro pregunta, a diferencia de Marcos, por la recompensa celes-
tial de aquellos que, como los discípulos, lo han dejado todo y han
seguido a Jesús. La idea de una recompensa celestial es algo obvio
para el judío y discípulo de Jesús Mateo (cL 5,12.46; 6,1-18; 10,
41 s; 20, 1-16); por eso, la pregunta de Pedro no tiene por qué ser
censurada. La respuesta de Jesús se produce con dos dichos dife-
rentes cuya relación mutua es difícil determinar. El logion del v.
28af3.b intercalado en el texto de Marcos habla de los Doce que,
junto con el Hijo del hombre, desempeñan un papel especial como
co-jueces de las doce tribus. El v. 29 introducido con Jtac:; OO'tlC:; pa-
rece, en cambio, generalizar: habla de la recompensa que recibirán
todos. ¿Se trata de una recompensa especial de los apóstoles o de
los «perfectos» entre los discípulos, es decir, de los radicales itine-
rantes? Hay muchos indicios contrarios a esta tesis: Pedro es por-
tavoz de los discípulos, y no de un grupo especial de ellos60 . «Se-
guidores» son los cristianos conjuntamente, y no sólo algunos de
ellos. En el v. 29 omitió Mateo precisamente aquellas formulaci~
nes de Mc que se podían aplicar con especial facilidad a la nueva
vida en comunidades sedentarias61 • El logion redaccional del v.
28af3.b habla, obviamente, de un puesto especial de los Doce en el
juicio final; pero comoquiera que, para Mateo, los Doce «de enton-
ces» remiten a los actuales discípulos de Jesús 62 , el evangelista no
pone el énfasis, presumiblemente, en que los Doce apóstoles reci-
ban una recompensa diferente63 de la de todos los demás cristianos

60. Cf. vol. n, 612s.


61. «Casas... y campos bajo persecución».
62. Cf. Luz, Jünger, 142-146, lSls y vol. n, 116s.
63. Tampoco en la versión de prometer a los apóstoles un puesto especial s610
en el nuevo eón, y no ya aquí, como propone Bumett*, 64s para subsanar una con-
tradiCCIón (que Mt no reconoce en modo alguno) con 18, 1-5; 20, 20-28; 23, 8-12.
posteriores, sino que ve conjuntamente los v. 28 y 29: los Doce
sentados en los tronos es, para él, una figura especial del céntuplo
prometido a todos 64 •
El v. 28 ofrece algunas dIficultades exegéticas: no es fácil saber 28
lo que significó Mateo con el hapax legomenon JtUA.LYYEVEOLU. La
palabra griega65 no se refiere, obviamente, a la regeneracIón Indi-
vidual (como en Tit 3,5), sino al ésjaton; pero, más allá de eso, el
texto no indica la dirección en que cabe pensar. Lo más próximo
es, a mi Juicio, la resurrección de los muertos 66 , más que la restau-
raCión escatológica del pueblo de las doce tribus67 o la recreación
del mund068 • El «trono de gloria» parece evocar el trono de Dios69
en el que se sentará el Hijo del hombre. Los doce apóstoles <<Juz-
garán» a Israel en sus tronos juntamente con el Hijo del hombre.
Que XQLVW pueda significar «reinar» es un cuento filológico que
goza, por Cierto, de una difusIón umversal desde su primer presun-
to postulador, H. GrotlUS 70 ; pero es, Indudablemente, Un cuento fal-
so a pesar de ell071 • El evangelista no se Interesa concretamente

64 El pensamiento del v 28 es una de las representacIOnes judías y cnstIanas


previas a Mt, según las cuales los justos (Sab 3, 8, Hen et 38, 5, 91, 12,95,3, cf
1QpHab 5, 3), o todo el pueblo de Israel (Jub 24, 29, Hen et 90,19, cf Dan 7, 22),
o la comumdad cnstIana (1 Cor 6, 2s, Ap 20, 4 ?), participarán en el JUICIO final El
pa~aje 25, 40 45 mdlca que Mt conoce tales Ideas el Juez umversal remite a «es-
tos» hermanos más pequeños, se refiere a ellos, sm duda, como presentes
65 La palabra es usual entre los estoIcos para deSignar la regeneraCión del
mundo después de la fltJtÚQWOL~, se aplica también al destino del ,lima mdlvldual,
por ejemplo, en los mlstenos No hay eqUivalente hebreo o aramee¡ directo
66 Así se desprende de Filón, Poster C 124, Cher 114, Leg Gal 325, don-
de se usa la palabra, casI técmcamente, en este sentido Derrett*, 53, que defiende
esta mterpretaclón, adopta como eqUivalente hebreo j¡'nn, la expresión fanseo-ra-
bímca por resurrección de los muertos '
67 Así, por ejemplo, Vogtle, 165s Esta Idea va Implícita, obViamente, en Mt
19,28, pero es dudoso que pueda ser deSignada sm atnbuto, como mera lWA.Lyye-
VEma, cf con todo Josefo, Ant 11, 66 «<restauración» de Israel después del eXilio)
68 Así mterpretan la mayoría Slm*, 7-12 remite a Mt 5, 18,24,35 como
prueba de que Mt no Ignora esa esperanza conoCida desde el 111 haías Cf. FIlón,
Vit Mas 2,65 (recreación del mundo después del dilUVIO)
69 Como Jer 14, 21, 17, 12, Dan 3, 54 LXX, Sap 9, 10 etc La expresión se
ajusta a la preferenCia de Mt por el lenguaje bíblico No es demostrable la relaCión
hterana con los diSCursos figurados de Hen et, como propone Thelsohn*, 152-201
70 11, 125 GrotlUS, con todo, habla claramente de una «tralatIo» o transfe-
rencIa semántica
71 Se basa en una confUSión del hecho hIStóriCO de que en Israel los jueces
remaban y los reyes juzgaban, con el slgmfIcado semántiCO de XQLVW Nmguno de
los cuatro documentos que aporta Bauer, Wb 6 s v XQLVW 3 b /3, dice lo que se les
hace deCir
por la idea del juicio; esto se advierte en que puede evocar el ver-
sículo en 25,31, donde no están presente los doce apóstoles, sino
los «hermanos más pequeños» junto al tribunal del Hijo del hom-
bre, ni son juzgadas las doce tribus de Israel, sino Jtáv'ta 'ta f:!1'tVYI.
La nota polémica -presente quizá en estratos anteriores de la tradi-
ción- de que los Doce juzgarán a Israel y no a los paganos, queda
totalmente apagada en nuestro contexto72 • En el contexto mateano,
el logion es más bien un simple dicho promisorio: promete a los
Doce una exaltación increíble, totalmente desproporcionada a lo
que ahora tienen que abandonar en el seguimiento de Jesús. Esa
promesa se agrega a la del «céntuplo» del v. 29 sin solución de
continuidad.
29 Esta segunda promesa la tomó Mateo, en forma abreviada, del
evangelio de Marcos. No habla ya de la nueva comunión ni de los
bienes comunitarios que comparten ya en este eón todos los que
han renunciado a la vida familiar y a sus bienes 73. Por eso no trata
ya, como Marcos, de superar el afán de salvación individual en una
comunión solidaria74 • Mateo aborda únicamente la recompensa
eterna, que él no describe, pero cuyo carácter superador de todo
sufrimiento terreno quiere sugerir con el término bta'tov'taJtAaoL-
ova 75 , de matiz bíblico. Una pregunta difícil de contestar es por
qué falta la esposa (iY el marido!) entre los miembros de familia
por abandonar, a diferencia de la versión de Lucas: Mateo, que si-
gue aquí simplemente a Marcos, pudo haber pensado que la ruptu-
ra de los neoconversos, sobre todo, con los padres era relativamen-
te frecuente (cf. 10,35.37), mientras, a la inversa, la existencia de
parejas cristianas podía no haber sido nada insólito, incluso como
misioneras 76.
30 El logion sobre los muchos primeros que pasan a ser últimos y
viceversa, pone fin al tema provisionalmente. Está claro por el con-
texto que se trata del gran vuelco en el juicio final. Pero ¿a quiénes
hay que referir los primeros y los últimos? El contexto lleva a ba-
rruntar, sobre todo, que los «últimos» podrían ser los discípulos

72. Broer*, 159-16110 subraya en lo que respecta a la tradición.


73. Con el plural OLXLa<;, Mt deja claro que está pensando en el abandono de
los bienes muebles y no de la familia (como es quizá el caso de Mc).
74. Así la bella interpretación psicológica de Mc 10, 17-31 en Vogt*, 173-183.
75. Cf. 2 Sam 24, 3 LXX; 1 Crón 21, 3.
76. Cf. 1 Cor 9, 5.
que ahora lo han abandonado todo y un día juzgarán a Israel, y de
los «primeros» formaría parte, por ejemplo, el hombre rico de los
v. 16-22. Pero Mateo no dice esto, y el JtOAAOL restrictivo, en lugar
de un simple «los primeros», pone en guardia a los lectores. De ahí
que se haya propuesto muchas veces otra exégesis: Mateo quiso
advertir aquí, para concluir, a los cristianos que se sentían muy se-
guros de cara a su futuro puesto en el cielo. Pero Mateo tampoco
dice esto directamente. «Nosotros, los lectores, estamos inseguros
y no podemos cancelar la ambigüedad de este versículo»77.

Resumen

Intentamos dar una respuesta exegética a las dos preguntas bá-


sicas78 • 1) Para Mateo, la perfección que Jesús exige del rico no es
algo que esté más allá de los preceptos del antiguo testamento, sino
su cumplimiento perfecto en la línea de las antítesis del sermón de
la montaña y del precepto del amor. Jesús no vino, según Mateo, a
abolir la ley y los profetas, ni tampoco a agregarles algo suple-
mentario, sino a cumplirlos (5, 17). 2) Según eso, los «perfectos»
no son un grupo especial dentro de la comunidad, sino que todos
sus miembros están llamados a emprender el camino de la perfec-
ción. Al igual que las antítesis del sermón de la montaña, la llama-
da a la renuncia de los bienes en el seguimiento va dirigida a toda
la comunidad. Mateo sabe que no puede convertir a toda la comu-
nidad en radicales itinerantes. La llamada a la renuncia de los bie-
nes tampoco es, por tanto, para él una ley cristiana, sino una invi-
tación a este punto focal de la fe, en la medida de lo posible.

Historia de la influencia

El texto ha dado mucho que hacer a los comentaristas. Como


ocurría con las antítesis del sermón de la montaña, en la historia de
la interpretación son visibles las opciones teológicas fundamenta-
les de las épocas más importantes de la historia de la Iglesia, que
nos siguen marcando hasta hoy. Es lástima que sea válida para am-

77 Patte, 273 (tradUCCIón mía).


78 Cf supra, 167.
phos tramos de la hlstona de la mterpretaclón la frase de Ernst
Bloch «La Iglesia ha agrandado mucho el oJo de la aguJa» para
allanarles a los ncos el cammo del remo de los cielos y hacer más
cómodo el texto para ella mlsma79

1 Mt 19, 21 como precepto para todos Para los autores de la IgleSia


antIgua está claro que el mandato de Cnsto en el v 21 ha de entenderse lI-
teralmente y es válIdo para todos Orígenes recomIenda a los ncos hacer
partICIpar a los pobres de sus bIenes, y aprovecharse a cambIo de sus ora-
cIOnes 80 Juan Cnsóstomo dIce expresamente que no basta despreCiar mte-
normente la nqueza, smo que es precIso hacer algo y apoyar a los pobres81
El obiSpo y cenoblarca BasIlIO eXIge de todos, con espeCIal InSIstenCIa, la
entrega de sus bIenes Mt 19, 21 vale tambIén, a su JUICIO, para los padres
de familIa que tIenen hIJOS 1., van a ser los hIJOS el pretexto para no guar-
dar los mandamientos de DIOS?82 El dicho de Jesús al Joven es, según él,
un «precepto VInculante para todos los cnstIanos»83 Para BasIliO, la n-
queza entendIda como aquello que sobrepasa las cosas realmente necesa-
nas para la Vida se contradice con el precepto supremo del amor al próJI-
mo, que perSIgue la Igualdad económIca entre todos los hombres 84
Sm embargo, ya Orígenes y Juan Cnsóstomo muestran la tendenCia a
mItigar el precepto radIcal de Jesús, conVIrtIéndolo en un precepto menos
nguroso dar a los pobres SIqUiera algo de la propIa fortuna A medIda que
se Iba formando la gran IgleSia, no era pOSible mantener los vieJos Ideales
de los radIcales ItInerantes, carentes de bIenes85 Se tendIó a poner el
acento en la actitud correcta ante las nquezas Jesús no dice que los ncos
no entren en el reInO de los Cielos, SInO que lo tIenen más dlfíCIl 86 Hlla-
no recomIenda mesura en el uso de los bIenes la propiedad no es mala en
sí, lo malo es la propIedad que pefJudlca a otros87 Hay que eVItar en todos
los casos la avanCla, el amor a la nqueza88

79 E Bloch, Athelsmus 1m Chnstentum, Frankfurt 1968, 171 (trad cast El


atelsmo en el cnstlanlsmo, Madnd 1983)
80 15, 17 =GCS Ong X, 397
81 63, 2 = PG 58, 605 Algo pareCIdo Jerommo 170
82 Hom 7 (contra los ncos), 7 = BKV I147, 253s
83 K Koschorke, Spuren der alten Liebe, 1991 (par 32),77
84 A Perslc, Raslllo Una sola chlamata per tuttI I enstlanl, en Per fora-
men*,182
85 Esto queda claro en el sarcasmo del emperador Juhano, que recomendo a
los cnstlanos enajenar sus bIenes para faclhlarse el acceso al remo de los CIelos (Ep
115 [Bldez-CumonJ)
86 «Non lmposslblhtas sed rantas demonstratur» (Jerommo, 171), cf Efrén,
15, 5 =267, EutlmlO Zlgabeno, 525 (para un nco, dlflcJ!, para un avaro, ImposIble)
87 19,9 =SC 258, 98
88 Desde Ireneo, Haer 4, 12,5
2. La evolución hacia el consilium evangelicum. Pero se sabía tam-
bién que Jesús consideró como signo de perfección, no un uso modera-
do de los bienes, sino la renuncia total a eIlos89. En la Iglesia católica,
adaptada más y más a los católicos ricos, los eremitas o las comunidades
monásticas intentaron tomar en serio el mandato de la perfección, que
abarcaba la renuncia total a los bienes 90 . Los ejemplos más célebres de
abandono total de los bienes a la luz de Mt 19, 21 son el egipcio Antonio
en la Iglesia antigua y Pedro Valdés en la edad media91 . Igual relevancia
tuvo el texto para los franciscanos. En las dos versiones de la regla de san
Francisco, el primer texto bíblico citado es Mt 19,21 92 . Dentro de la coe-
xistencia, en la edad media, de la gran Iglesia y los eremitas, de órdenes
religiosas y movimientos de los pobres, se repitió de modo diferente la
coexistencia de los radicales itinerantes y los sedentarios en el cristianis-
mo primitivo.
Mt 19,21 pasó a ser, de ese modo, el consejo que sólo pueden cumplir
unos pocos. La noción de consilium afloró a hora temprana en relación
con Mt 19,21 93 , aunque la verdadera doctrina eclesial de los tres consilia
evangelica -pobreza (Mt 19,21), castidad (Mt 19, 12) yobediencia-se-
guimiento (Mt 19,21)- pertenece a la edad media. Hay, según eso, en la
Iglesia cristiana dos géneros distintos de vocación: una, a la perfección, y
otra, a la vida cotidiana94 • La interpretación medieval sugirió los dos «es-
tados» que ya se daban con Jesús: junto a los apóstoles, que lo dejaban to-
do, estaban Nicodemo, Gamaliel y José de Arimatea95 . Sobre los «perfec-
tos» que Dios llamaba a la vita apostolica de pobreza y castidad, derramó
generosamente su misericordia, como lo hizo sobre el hijo pródigo96 • To-
do aparece sistematizado de manera válida y eficaz en Tomás de Aquino:
la perfección consiste essentialiter en el amor a Dios y al ser humano, tal
como se formula en la ley divina; pero instrumentaliter se formula en el
consejo de pobreza y de celibato, porque ambos consejos ayudan a obviar
unos obstáculos graves para el amor97 • Es importante en Tomás de Aqui-
no que los perfectos no sean idénticos, simplemente, a los religiosi; todos
deben aspirar a la perfección, y los consejos evangélicos son una ayuda

89. Jerómmo, 170 con referencia a Ananías y Safira.


90. Cf. Liber Graduum (ed. M. Kmosko, PS 113, 1926), 14,2 =327s.
91. Atanasio, Vita Antonll, 2 = BKV 1131, 15; Anónimo de Laón, en K. V. Sel-
ge, Die ersten Waldenser 1, 967 (AKG 3711), 231 s.
92. Regula non bullata 1 y Regula bullata 2 en H. U. v. Balthasar, Die Gros-
.len Ordensregeln, Einsiedeln 41980,287,314.
93. Ambrosio, De vlduis, 12 = PL 16, 256; Agustín, Sermo 86, 2.8s.14 = PL
38,524,527,530; más documentos en Burchill*, 29-36.
94. Eusebio, Dem. Ev. 1,8,3 = GCS 23, 39.
95. Chnstian v. Stavelot, 1417.
96. Bernardo de Claraval, Sermo de divo 273 = PL 183,613.
97. STh 2111, q. 184, arto 3.
sustancial98 La pobreza voluntana no es per se la perfección, smo Vta y
praeambulum para el amor perfect099 Mateo y Tomás de Aqumo comCI-
den en hablar de un cammo haCIa la perfeccIón que es preCiSO recorrer
Algunos eXposItores -aunque no Tomás de Aqumo, que yo sepa- aso-
CIan a la Idea de los dos «estados» la Idea de una recompensa espeCIal pa-
ra los perfectos encontraron tal Idea en el tesoro celestIal del v 21 o, más
raramente, en el v 28 100
Este marco ha sIdo la doctrma católIca VIgente para la mterpretaclón
de Mt 19, 16-22 Exegetas postenores remItIeron Siempre a él el Cate-
CIsmo de la Iglesta católica lo ha confIrmado de nuevo 101

3 Clemente de Alejandría La homilía que Clemente* escnbló sobre


Mt 19 pretende mostrar que los ncos pueden salvarse, a pesar de todo Pa-
ra Clemente es una concepCIón superfICIal del texto aplIcarlo a la enaJena-
CIón externa de los bienes y no al alma, de la que es preciso conjurar el
amor a los bIenes terrenos, el afán y la preocupacIón por la vIda terre-
naP02 el verdadero obstáculo que aparta de la salvacIón no es la nqueza,
smo que son las paslOnes, pues la salvaCIón no estnba en las cosas exter-
nas LeJOS de la salvacIón puede estar el nco que es «esclavo de sus bIe-
nes y hace de ellos el fm y contemdo de su VIda», pero tambIén el pobre
que se deja llevar de sus paslOnes Lo deseable no es la pobreza, smo la
pobreza de espíntu según Mt 5, 3 103 Se trata, pues, de «abandonar los
bIenes extenores que están en tu alma, para que te vuelvas lImpIO de co-
razón y veas a OlOS»I04 Pero la nqueza es adtaphoron, no es m buena nI
mala en sí, no hay que desecharla, smo hacer de ella un lllstrumento de
Justlcla 105 Clemente expresa, obVIamente, unas tendenCIas que hay tam-
bién en otras lllterpretacIOnes de la IgleSia antlgua 106 , pero avanza más
que caSI todas las otras lllterpretaclOnes antIguas No Slll razón calIfIcó E

98 STh 2/11, q 186, art 2 «<non tenetur habere perfectam cantatem, sed te-
netur ad hoc tendere») La pobreza voluntana es un «efflcax exercltlum» para el
amor perfecto (tbtd art 3)
99 (Lectura) n o 1595
100 Por ejemplo, en DJOmsJO Cartujano, 217, DJOmsJO bar Sahbl, 309, Mal-
donado, 396, Lapide, 374 (sobre v 28), Jansemo, 180 (sobre el v 28s) Cf supra,
155,n 91
101 Cf por ejemplo F TIllmann, Dte Idee der Nachfolge Chnstl, 41953
(HKSL III), 199s, Cateclsmo (vol III), n o 2052-2054
102 2,2 = 229,11,2 = 239s
103 15,2 =244, 16,3 =246 (Cita), 18,5 = 248, 17,5 = 247
104 19,3 = 249
105 15,3 =245, 14,3 =243s
106 Cf espeCialmente 1 F Plzzolato, Una soeteta crcstlana al/e prese di un
testo radlcale l'esegesl del/a perccope nel/a Chlesa latlna post-eostantlmana, en
Per foramen*, 264 328
Troeltsch este sermón como el escrito de la Iglesia antigua «más favora-
ble a la riqueza y más comprensible económicamente»I07.
4. La exégesis alegórica del texto fue sugerida por Orígenes y lleva-
da a cabo programáticamente por Hilario, e influyó luego en la edad me-
dia. Efectuó una escisión, más radical aún, entre el texto y el problema de
la riqueza. Mientras Orígenes entendió por rico, simbólicamente, una per-
sona que tiene en su haber muchas malas obras 108 , Hilario promovió una
mterpretación alegórico-soteriológica: el rico encarna el judaísmo, que se
atiene sólo a la ley; Jesús se enfrenta a esta con la invitación a someter la
«sombra» a la verdad, y a dar también participación a los paganos (= los
pobres)I09. En la edad media, este tipo hermenéutico sólo fue cultivado
por algunos autores, con especial ahínco por el Opus imperfectum y por
Pascasio Radberto l'o . Para este, la esperanza de salvación para los judíos
estaba sólo en las obras y no en la fe IlI . Con esa tesis extrema, este tipo
hermenéutico es, junto al de Clemente, uno de los presupuestos de la po-
sición de la Reforma. Ese principio dio lugar a juegos hermenéuticos de
especial belleza para el v. 24: el camello solía ser aplicado a los paganos
por ser un animal salvaje ll2 ; el ojo de la aguja pudo significar, según los
casos, la puerta estrecha de Mt 7, 13s 113 , la confesión de la fe l14 o la pasión
de Cristo ll5 •
5. Las interpretaciones de la Reforma. Con la Reforma, el texto pasó
a ser objeto de una fuerte disputa confesional que determina casi todas las
posturas. Las interpretaciones de todos los reformadores son de una asom-
brosa similitud: atacan los «consejos evangélicos» porque encaman el in-
tento -realizado especialmente en el monacato, pero que impregna tam-
bién, a su entender, a toda la Iglesia papal- de alcanzar la vida mediante
las propias obras l16 • El mandato de Jesús al joven, vender sus bienes, lo
entendieron los reformadores como una concreción del precepto del amor,

107. E. Troeltsch, Die SOZlallehren der christlzchen Kirchen und Gruppen, Tu-
bmgen 31923,113.
108. 15, 18 = GCS Orig X, 399
109. 19,5-8 = SC 258, 94-98.
110. Opus imperfectum, 33 = 805-816: Pascasio Radberto, 658-667.
111. [bid., 659.
= =
112. Hilano, 19, 11 SC 258, lOO: Opus imperfectum, 33 810. PascasIo
Radberto, 665 piensa en los paganos a la luz de Is 60, 6.
113. Opus imperfectum, 33 =812.
114. Pascasio Radberto, 665.
115. Agustín (Quaestlones, vol. II), 112; Rabano, 1022; Pascasio Radberto,
666~.
116. Lutero (WA47, vol. I1I), 349; Calvino II, 133s. Análogamente, la ética de
los dos grados fue considerada por los reformadores -mjustamente- como la mter-
pretación catóbca del sermón de la montaña, sin más; cf. vol. 1, 270.
no como un consejo Pero el núcleo de la ley de DIOS válIda para todos los
hombres no es algo meramente externo, SInO el «amar sólo a DIOS sobre
todas las cosas», y al prÓjImO como a sí mIsmo ll7 En este sentido radIcal,
el hombre nco del texto mateano no es capaz, obvIamente, de guardar la
ley, nIngún ser humano es capaz de hacerlo La conversaCIón de Jesús con
él no pretendía IndUCIrlO a realIzar obras mentonas, era una «escuela pre-
paratona» para «gUiarlo a la JustICIa gratUita» en la línea del «usus elench-
tICUS legIs»118 Su avarICIa pone de manIfiesto la falsa autoestIma, el afán
de una JustIcIa por las obras 1l9 El nco resulta ser el prototipo del Impío 120
Está claro que la IntencIón últIma del texto no puede estar en la venta de
los bIenes, al contrano, semejante aCCIón sería una obra más y podría res-
ponder tambIén a la «pura vanIdad»121 Lutero lo formula con énfasIs dI-
cIendo que Cnsto no vendIó sus bIenes nI sus vestIdos, comIó y bebIó l22
En sus tesIS sobre Mt 19,21, Lutero llega a InVertIr el texto el mandato
de Cnsto no es abandonarlo todo y, como los monjes, VIVIr «de los bIenes
sagrados SIn preocupacIón alguna», SInO, en la línea de la segunda tabla
de la ley, «adqumr, mantener, cUidar y admInIstrar todo», para que el cns-
tIano no degenere en ladrón y atracador, Incluso «defender con vIOlenCIa
los bIenes propIOS, SI es preCIso, como cIUdadano de este mundo» CUidar
de los bIenes propIOs para los famIlIares es, por tanto, uno de los precep-
tos de la segunda tabla, precepto de fe, dejarlos es pecado Sólo hay, para
Lutero, un caso en el que se pueden postergar los preceptos de la segun-
da tabla, vender y enajenar todo cuando es Imperativo de la pnmera ta-
bla, de la confeSIón de Cnsto y la fe, concretamente, cuando una auton-
dad no evangélIca oblIga a los protestantes a renegar de la fe l23 Apenas
cabe malentender más radIcalmente el precepto de pobreza del texto La
teSIS de que Jesús no formuló un conseJo, SInO un precepto, ha denvado
aquí, de hecho, en una prohIbIcIón l24

117 Lutero (WA47, vol I1I),350


118 Calvmo 11, 133
119 Calvmo,lnst IV, 13, 13, Zwmglio, 349s
120 Lutero (WA 47, vol I1I),356
121 Calvmo 11, 135
122 Lutero (WA 47, vol I1I),353
123 Lutero *, Thesen, 8, 14 (cIta), 24 (CIta), 30 (cIta), 26s 21 = 39s, versión
alemana = 44-46 El fondo de la dIsputa es que ante la autondad hay que renunCIar
a la defensa de los propIOs bIenes, mas no ante el papa, que es un atracador y la-
drón, y no posee una autondad CIVIl legítIma Melanchthon, 193 dIce con lUCIdez
donar los bienes famIliares no es «supra legem», smo «mfra legem», es un «prae-
ceptum», en cambIO, ayudar a algUIen con los bIenes famIliares cuando es posIble
124 La mterpretacIón del español J de Valdes, 334-344, es SImIlar en muchos
aspectos a las líneas báSIcas de las mterpretacIOnes protestantes el nco es, tambIén
según él, el tIpO de la JustICIa propIa, al que Jesús qUIere llevar a la expenenCla de
la gracIa ¡,Hay aquí una mfluenCIa protestante?
6 Las mterpretaclOnes posteriores a la Reforma traen pocas noveda-
des La posIbIhdad de un cammo especIal, monástIco, quedó destruIda pa-
ra siempre, dommó la laIcIdad protestante El mteres por el texto mateano
se enfnó paralelamente El Ilustrado Olshausen convIerte el «usus elench-
tIcuS legIs» de la Reforma en ejemplo de admIrable pedagogía pastoral
con la que el Redentor trató a un Joven l25 El <<Joven presuntuoso» tendna
que haberse dejado llevar por Jesús «al conOCImIento de sí mIsmo y, de
ese modo, a la recta adhesIón» al Redentor l26 Se repIte mvanablemente
que su caso fue especIal, un precepto especIal para un avaro especIal, un
personale praeceptum con tan escasa vahdez umversal como el precepto
del sacnfIcIO de Isaac Impuesto a Abrahán l27 De ese modo, el texto no
plantea ya mnguna eXIgenCIa, pues (,qUIén será ya el mezqumo que tenga
que sentIrse aludIdo por él? Para Max Weber, en fin, el ImperatIvo de una
renunCIa radIcal a los bIenes en este texto -yen el sermón de la montaña-
VIene a ser el emblema de esa étIca de actItudes que úmcamente «se pue-
de segUIr totalmente o no segUIr en absoluto», una etIca para santos, cuyas
obras son «totalmente IrracIOnales» y sólo poseen un «valor eJemplar»,
porque no se pueden generahzar Como máxIma de un polítIco y como
ImperatIVO para cualqUIera, Mt 19,21 sería Irresponsable y absurdo, se-
gun Max Weber l28

Sentido actual

La hlstona de la mfluencIa del texto marca nuestro presente En


el protestantIsmo fue, casI exclUSIvamente, una hlstona de repre-
sIón y enmascaramIento Hay que tratar de volver a prestarle aten-
CIón Los protestantes tenemos que aprender de nuevo la eXIstencIa
y el porqué de una tensIón radIcal, para Jesús y el cnstlamsmo pn-
mltIvo, entre el remo de DIOS y la nqueza Es verdad que la renun-
cIa a los bIenes no es ya, en modo alguno, la necesana «obedIen-
CIa del segUImIento», smo, tal vez, la mera y «hbre decIsIón de un
estIlo de VIda propIo» (laltematlVo 1)129 8m embargo, hoy tenemos

125 734s, cf de Wette, 115 Jesús qUIere «despertar en un 'santo de las obras'
un mejor conoCImIento propIo y la conCIenCIa de su deblhdad moral»
126 Zahn, 590, 592
127 Desde Calvmo, Inst IV, 13, 13 (al fmal), Bucer, 157 (<<personale prae-
ceptum» ), Bulhnger, 182 (<<speclale expenmentum», referenCia a Abrahan), Mus
culus, 458, cf Dlckson, 259
128 M Weber, La palmea como profeslOn, en Id , El polmco y el científico,
Madnd 1997
129 D Bonhoeffer, El precIO de la graCia, Salamanca 1968, 48
que aprender pnoritariamente lo inverso: la obediencia del segui-
miento tiene que modificar sustancialmente la relación con el dine-
ro propio, porque el dinero rige el mundo y el seguimiento de Jesús
es una protesta del amor contra ese «régimen». Yo creo, además,
que los protestantes debemos indagar asimismo, en forma nueva, si
más allá de un cristianismo laico medio no tiene que haber unas
formas cristianas de amor y entrega muy radicales, que no se pue-
den eXIgir a todos, pero sí «aconsejar» a algunos, y que son impor-
tantes para todos porque recuerdan el reino de Dios anunciado por
Jesús y pone en cuestión todo el poder del dinero J30 . Cómo podrían
ser hoy tales modos de vida alternativos, hay que repensado creati·
va e imaginativamente a la luz del texto mateano. Pero yo estimo
que cualquier actualización que no lleve a un cambio en el ámbito
de las finanzas (¡privadas y eclesiásticas!) soslaya ese texto. Aquí
se ve con especial claridad que la comprensión actual de un texto
bíblico incluye el momento de la aplicación, y que una compren-
sión meramente abstracta y verbal, que no incluya la propia exis-
tencia en las propuestas del texto, no es una comprensión real.
A la Iglesia católica, en cambio, cuya interpretación «oficiah>
del texto ha reservado como «consejo evangélico» algunas de sus
potencialidades de sentido esenciales, habría que preguntarle cómo
conjura eficazmente el peligro de una división de los cristianos en
«ordinarios» y «especiales» (clérigos, monjes o monjas y las jerar-
quías)l3l. En su historia afloró siempre la tendencia a convertir los
«consejos evangélicos», instrumentos de perfección para todos, en
condiciones previas de perfección para unos pocos 132 • Así se con-
solidaron los dos grados de cristianos, y los consejos evangélicos
pasan a ser leyes para esos pocos. Pero Mateo no sugiere dos gra-
dos, sino un camino en el cual cada uno hace lo que es posible;
piensa, no disyuntivamente, sino conjuntamente, en los radicales

130 Cf F M DostOlevskl, Los hermanos Karamazov, Barcelona 1971, hbro


1, cap. 5 Ahosha Karamazov está delante de la IgleSia y refleXIOna. «(,Qué diJO él?
'Dlstnbuye tus bienes y sígueme, SI qUieres ser perfecto'. Y así se diJO también
Ahosha Yo no puedo dar dos rublos en lugar de todos mis bienes, nI Ir a la nusa
del alba en lugar del 'sígueme',>
131 MI colega catóhco Paul Hoffmann añade. y cómo resuelve la tensIón en-
tre la «pobreza de los mdlvlduos» y «los bienes de los monastenos y la IgleSia».
132 Por eso pregunta K Rahner, Sobre los ConsejOS evangélzcos, en Id., Es-
cntos de teología VII, Madnd 1969,442-468, por la vocación de todos, mcluidos
los casados, a la mIsma perfección
Itmerantes Yen los sedentanos, en los que no poseen bIenes y en
los que los poseen responsabIlIzándose con los pnmeros.

Permítanme señalar aquí una mterpretacIón evangélIca y otra católIca


del texto mateano, ambas del sIglo XX, comcldentes en nadar contra la co-
mente de la mterpretaclón que predomma en su IgleSIa respectIva La m-
terpretaCIón que propuso Karl Barth me parece Importante porque deja
claro cómo el remo de DIOS y la renunCIa a la poseSIón se corresponden
La renunCIa a los bIenes como acto de amor pone de mamfIesto que «po-
sees bIenes en lugar de que los bIenes te posean»133, y se conVIerte así en
testImomo de que DIOS «posee» al hombre, pero como persona lIbre y alIa-
do suyo La renuncia a los bIenes como acto de amor al prÓjImO no VIene
a ser entonces, como en Lutero, un caso especIal de obedIenCIa a la pnme-
ra tabla de los mandamIentos, smo un caso cruCIal La segunda mterpreta-
CIOn es la que propone Juan Pablo II en su encíclIca Ventatls splendor Es-
ta mterpretaclón deja de lado la dlstmclón entre «precepto» y «conseJo», o
entre pnncIpIantes y perfectos, y entIende la «InVItaCIón» de Mt 19, 21 co-
mo propuesta de amor al prÓjImO válIda para todos Todos están llamados
a la perfeCCIón del amor, «cuya medIda es sólo DIOS»134 La encíclIca su-
braya con notable clandad que esa mVItaCIón a todos mcluye la lIbertad (¡y
excluye tambIén, a mI JUICIO, toda legalIdad en los consejos evangélI-
cos 1)135 Ambas mterpretacIOnes convergen en señalar enérgIcamente el
poder de DIOS mvocado en el V 26, que es, según Barth, el «e]e»136 de to-
do el texto y permIte a nuestras IgleSIas recuperar el texto mateano y hacer
saltar las estructuras flJas que han surgIdo por medIO de él

4 LOSJornaleros de la vlña (20,1-16)

BzbllOgrafía Blllerbeck, P, Das Glelchms van den Arbeltem 1m Wemberg


Mt 20,1-16 und die altsynagogale Lohnlehre, en BIll IV, 484-500, Bom-
kamm, G , Der Lohngedanke 1m Neuen Testament, en Id , Studlen ZU An-
Me und Urchnstentum (Aufs I1), 1959 (BEvTh 28), 69-93, Broer, I , Die
Glelchmsexegese und die neuere Lzteraturwlhenschaft Em DIskusslOns-

133 Barth*,690
134 Juan Pablo n, Ventatzs sp/endor, n 18Q

135 [bId, n 13, 24 En todo caso, yo extraena del enfoque SIstemátICO de la


Q

enclclIca unas concluslOnes que no comclden con las del papa la ley (no el «con-
seJo») del celIbato para los sacerdotes choca, a mI JUlClO, con la llamada a la per-
fecclon en lIbertad para todos, llamada que el papa ve con ImpreslOnante clandad
en Mt 19, 16-22 ¿O hay para el una perfecclOn totalmente espeCIal y peculIar Jun-
to a la perfecclOn general?
136 Barth*, 695
beltrag zur Exegese von Mt 20,1-16: BN 5 (1978) 13-27; Cóbreces, 1. R.,
Los obreros de la víña. Elementos mídráshícos en la parábola de Mt 20,
1-16: Studium 30 (1990) 485-505; Derrett, 1. D. M., Workers ín the Vine-
yard: A Parable o[ Jesus: JJS 25 (1974) 64-91; Dietzfelbinger, c., Das
Gleíchnís von den Arbeítern ím Weínberg als Jesuswort: EvTh 43 (1983)
126-137; Duplacy, 1., Le maítre généreux et les ouvríers égoístes (Mt 20,
1-16): BVC 44 (1962) 16-30; Dupont, 1., La parabole des ouvríers de la
vigne (Mt 20,1-16): NRTh 79 (1957) 785-797; Id., Les ouvriers de la on-
zíeme heure, Mt 20,1-16: ASeign 56 (1974) 16-26; Elliott, 1. H., Mt 20, l-
IS: A Parable o[lnvidious Comparison and Evil Eye Accusation: BTB 22
(1992) 52-65; Erlemann, K., Das BUd Gottes ín den synoptíschen Gleích-
nissen, 1988 (BWANT 126), 93-114; Gragg, D. L., The Parable o[ the
Workers ín the Víneyard and íts 1nterpreters: A Text-Línguístíc Analysís,
disertación académica Emory 1990; Harnisch, W., Las parábolas de Je-
sús, Salamanca 1989,155-175; Haubeck, W., Zum Verstandnís der Para-
bel von den Arbeítern im Weinberg (Mt 20,1-15), en Id. y otros (eds.),
Wort ín der Zeít. FS K. H. Rengstorf, Leiden 1980,95-107; Heinemann,
H., The Conception o[ Reward in Mt 20, 1-16: JJS 1 (1948-1949) 85-89;
Heinemann, J. H., The Status o[the Labourer ín Jewísh Law and Socíety
ín the Tannaítíc Period: HUCA 25 (1954) 263-325; Hezser, c., Lohnme-
taphorík und Arbeítswelt ín Mt 20, 1-16, 1990 (NTOA 15); Jeremias, Pa-
rábolas, 42-49, 169-171; Jülicher, Gleichnísreden II, 459-471; Lam-
brecht, Treasure (vol. III), 69, 88; Mitton, C. L., The Workers ín the Vine-
yard: ET 77 (1965-1966) 307-311; Mühlenberg, E., Das Gleíchnís von den
Arbeítern ím Weínberg (Mt 20, 1-16) beí den Vatern, en H. Eisenberger
(ed.), EPMHNEYMATA. FS H. Homer, Heidelberg 1990, 11-26; Nützel,
J. M., «Darf ích mít dem Meínen nícht tun, was ích wíll?» (Mt 20, ISa),
en Oberlinner-Fiedler (eds.), Salz (vol. III), 267-284; Orbe, A., Parábolas
evangélicas en san Ireneo 1, Madrid 1972 (BAC), 411-460; Ru, G. de, The
Conceptíon o[ Reward ín the Teachíng o[ Jesus: NT 8 (1966) 202-222;
Schenke, L., Díe Interpretatíon der Parabel von den «Arbeítern ím Wein-
berg» (Mt 20, 1-15) durch Matthdus, en Schenke, Studíen (vol. II), 245-
268; Schlosser, J., El Díos de Jesús, Salamanca 1995,219-239; Schnider,
F., Von der Gerechtígkeít Gottes: Kairos 23 (1981) 88-95; Schottroff, L.,
Díe Güte Gottes und díe Solídarítiit von Menschen, en W. Schottroff y
otros (eds.), Der Gott der kleinen Leute II, München-Gelnhausen 1979,
71-93; Theobald, M., Die Arbeíter ím Weínberg (Mt 20, 1-16). Wahrneh-
mung sozíaler Wírklíchkeít und Rede von Gott, en D. Mieth (ed.) Chríst-
liche Sozíalethík ímAnspruch der Zukun[t, Freiburg etc. 1992, 107-127;
Weder, Gleíchnísse (vol. III), 218-230; Weiss, K., Díe Frohbotschaft Jesu
uber Lohn und Vollkommenheít. Zur evangelíschen Parabel von den Ar-
beítern ím Weinberg, 1927 (NTA XII 4-5); Zwick, B., Die Gleichniser-
ziihlung als Szenario. Dargestellt am Beispiel der «Arbeiter ím Weinberg»
(Mt 20,1-15): BN 64 (1992) 53-89.
1 Porque el reino de los cielos se parece a un propietario que
salió al amanecer a contratar jornaleros para su viña. 2 Des-
pués de contratar a los jornaleros por un denario al día, los
mandó a la viña. 3 Salió otra vez a la hora tercia, vio a otros
que estaban en la plaza sin trabajo 4 y les dijo: «Id también
vosotros a mi viña y os pagaré lo que es justo». 5 Ellos fueron.
Salió de nuevo a la hora sexta y a la nona, e hizo lo mismo. 6 Sa-
liendo a la hora undécima, encontró a otros parados y les dijo:
«¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajo?». 7 Le res-
pondieron: «Nadie nos ha cnntratado». Él les dijo: «Id también
vosotros a la viña».
8 Cuando oscureció, dijo el dueño de la viña a su adminis-
trador: «Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando
por los últimos y acabando con los primeros». 9 Llegaron los
del atardecer y cobraron un denario cada uno. 10 Al llegar los
primeros, pensaban que les darían más; pero también ellos co-
braron un denario cada uno. 11 Al recibirlo se pusieron a pro-
testar contra el propietario: 12 «Estos últimos han trabajado
sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos
cargado con el peso del día y el bochorno». 13 Él repuso a uno
de ellos: «Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No quedamos
en un denario? 14 Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este úl-
timo lo mismo que a ti. 15 ¿Es que l no tengo libertad para ha-
cer lo que quiera en mis asuntos? ¿Oves tú con malos ojos que
yo sea generoso?».
16 Así es como los últimos serán primeros, y los primeros,
últimos 2•

Análisis

l. Estructura. La parábola enlaza débilmente con lo anterior median-


te la partícula causal (yáQ). No se anuncia un tema. El texto menciona es-
cuetamente, en su lugar, al protagonista, el «dueño de casa» con el que es
"
l. La partícula ií, muy bIen atestIguada, pertenece en mi opinión al texto, y
qUll:á fue suprimida porque podía malentenderse fácilmente, junto con la ií si-
gUIente, como «o bien... o bien».
2 Muchos manuscritos del textus receptus posterior complementan aquí, con
escasa coherencia, a tenor de 22, 14: «Porque muchos son los llamados y pocos los
escogidos».
comparado el remo de los cIelos Luego comIenza mmedlatamente la na-
rraCIón El v lb arranca con la pnmera mdlcaclón temporal (áflu JtQmt),
que mtroduce la pnmera parte de la narraCIón Consta de cuatro secuen-
CIas de extensIón deslguaP, que desde la segunda comIenzan sIempre con
ESEA:{}mv + mdlcaclón temporal (v 3a 5b 6a) Dado que las dlstmtas esce-
nas se formulan con un estereotIpo muy mateano4, los lectores estarán
tanto más atentos a lo que dlstmgue las dIversas escenas entre sí sólo en
la pnmera llega el propIetarIo a un acuerdo (crufllpmvEw) sobre el Jornal
En la segunda, promete sólo «lo que es Justo» A los trabajadores contra-
tados a la hora undécIma no les habla sIqUIera de Jornal Los lectores que-
dan así expectantes sobre el Jornal que dará el propletano a los dlstmtos
grupos Los Jornaleros contratados en la hora sexta y en la nona son rese-
ñados muy sumarIamente (EJtOlTjOEV WOUUtW¡;) No son Importantes para
el relato, pero acreCIentan la tensIOn Son Importantes, en cambIO, los Jor-
naleros contratados en la hora undécIma por una parte, su contratacIón se
sale del esquema de las tres horas, dommante hasta ahora, por otra, apa-
recen especIalmente destacados por el breve dIálogo de los v 6s, de ahí
que los lectores esperen con especIal tensIón el resultado
Con una nueva mdlcaClón temporal (cl'Ijnu¡; OE YEvoflEVTj¡;, v 8) co-
mIenza la segunda parte de la narracIón 5 Consta de dos escenas En la
pnmera, mas breve (v 8s), el dueño hace llamar a los últImos Jornaleros
contratados y manda que se les pague6 Se narra brevemente y sm comen-
tano que recIben un denarIO cada uno Pero de ese modo sólo cesa en par-
te la expectatIva de los lectores ese pago salanal reqUIere un comentano.
La atencIón de los lectores se despIerta adIcIOnalmente con la frase, apa-
rentemente superflua, «empezando con los ultlmos y acabando con los
pnmeros», cuyo sentIdo no comprenden de mmedlato La segunda esce-
na, v 10-15, mucho más larga, lleva el peso del relato Se desarrolla en-
tre el propIetano y los «pnmeros», que se acercan ahora a cobrar y reCI-
ben Igualmente un denano (v 10) No quedan satIsfechos, obVIamente, y
extenonzan su protesta en dIscurso dIrecto (v lIs) La respuesta fmal del

3 ZWlck* compara toda la parabola con el tratamIento (treatment) del gUIón


de una pehcula, y las distIntas escenas, con las secuencias de Imagenes Esta com-
paraclOn descnbe la figura de la parabola mejor que la consabIda comparaclOn con
un drama que se divIde en actos y escenas
4 Tres veces e1;Et.:frwv, cuatro IndIcaCIOnes de la hora con ltEQL, cuatro veces
d~ 'tOV U!-LltEAGJvu, de las cuales dos veces con ÚltUYEl:E, dos veces É01:GJ1:U~, dos
veces fOn¡XEVaL con UQYOL, dos veces !-Lwfroo!-LaL
5 La dIVISIón tnpartIta, defendIda, entre otros, por Schmder* o Harmsch*,
156 (1-7 sltuaclOn, 8-10 cnSIS, 11 15 soluclOn), se onenta en el genero Itter¡mo del
drama y no en caractenstIcas externas del texto
6 El admInIstrador es un personaje meramente auxlltar que permite al dueño
llamar la atenclOn sobre el modo pecultar de pago No aparece como persona que
actue de modo autónomo
dueño (v. 13-15) se refiere, con la expresión cl]vaQLo'lJ O'lJVEcpwVl]Oa~, al
acuerdo inicial (v. 2) y recoge con OlJX aCLxw OE el tema de la justicia, ya
apuntado por cLxaLOV (v. 4). Esa respuesta parece larga en esta parábola,
que hasta ahora sólo contenía breves elementos de diálogo, y por eso es
importante. Consta de dos afirmaciones en primera persona (OlJX aCLxw,
v. 13b; (}ÉA.W, v. 14b), que argumentan con una pregunta retórica (v. l3c.
15a) y concluyen con una oración final (v. l4a.15b). Esta frase final es,
primero, una orden y luego una pregunta. Al dirigirse el propietario per-
sonalmente a uno del grupo, refuerza también ante los lectores el carácter
interpelante de su respuesta. Sobre todo la pregunta final, v. 15b, resulta
así muy incisiva. El texto no cuenta la reacción de los jornaleros; la «cri-
sis» desatada en el relato? queda sin resolver. Así, cada lector individual
ha de contestar la última pregunta (v. 15b), formulada en segunda perso-
na de singular. El versículo final, 16, trae la aplicación de la parábola, in-
troducida con el oihw~ estilístico. Es una variación del dicho sobre los úl-
timos y los primeros, conocido de los lectores por 19, 30. Conecta con la
segunda parte de la parábola, que menciona en v. 8, con nQwtOL YEoXa-
tOL, los dos grupos importantes de jornaleros.
La parábola es un todo armónico, salvo el versículo final 16, y está na-
rrada con gran maestría.
2. Fuente. Al igual que la mayor parte de los fondos especiales de
cierta extensión, la parábola contiene numerosos mateísmos 8 . Parece que
el evangelista tuvo una parte notable en la formulación escrita (¿por pri-
mera vez?) y en la construcción narrativa. La prueba de que no es una
creación redaccional es que la aplicación en v. 16 sólo recoge uno de sus
rasgos secundarios, a saber, la secuencia en el pago desde el v. 8b, pero no
directamente el tema principal: la igualdad del jornal y la justificación que
hace el propietario de su conducta.

7. Dletzfelbinger*, 128.
8. Son mateanos (según vol. 1, 57ss) en v. 1: Of-lOLO~, yáQ, ~aOLAEla 'twv
olJQavwv, éiv'frQullto~ + atributo, otxooEOnótrl~, OO'tL~, quizá uf-la (cf. 13, 29),
E1;EQXOf-lUL; v. 2: f-lE'tá, bE, T¡f-lEQa; sobre EX con indicaCión de precio, cf 27,7; v. 3:
E1;EA'frWV, wQa, éiAAO~, Eo'tT]xa, aQYó~ (cf. 12,36); sobre nEQl con determinación
temporal, cf. 27,46; v. 4: EX(¡VO~, únáyw, xal Úf-lEL~ (cf. Schenk, Sprache, 314), o~
Eáv; v. 5: bE, anEQX0f-lUL, náALv, E1;EA'frWV, wQa, <ÍJoaú'tw~ (cf. 21, 36); v. 6: M,
E1;EA'frWV, eÚQiaxw, aAAo~, Éa'tw~, woe, &QYó~; v. 7: únáyw, xal Ú/leL~; v. 8: 61pia~
bE YEVO/lEVT]~, XÚQLO~ wü af-lnEAWvO~ (cf. 21,40), xaAEw, anooibw/lL, /lLO'frÓ~,
CUtó - EW~; v. 9: EA'frWV, M, Aa/l~ávw; v. 10: EA'frWV, Aa/l~ávw, '!uizá nAELov; v. 11:
Aaf-l~ávw, xmá con genitivo, otxooEOnó'tT]~; v. 12: AEYWV, ouw~, wQa, nOLEw,
T¡f-lEQa; v. 13: Ó bE anoxQL'frd~ ... eInev, d~, haLQo~, ouXl (cf 5, 46s; 6, 25; 13, 55s;
18,12); v. 14: únáyw, 'frEAW, M, oÚ'tO~; v. 15: 'frEAW,~, noLÉw, ayaM9nOVT]Qó~, EV
mstrumental (Schenk, Sprache, 240s); sobre 6cp'fraf-l6~ novT]Qó~, cf. 6, 23; quizá
EYW No son mateanos los hapax legomenon f-lLO'frów, Eni'tQono~, roo~, ~áQo~, xaú-
owv (posiblemente mateano como palabra LXX), abLxEw.
3. Historia de la tradición. Como casi toda parábola mateana, este re-
lato tan bien construido resulta muy difícil de descomponer. Lo único in-
dudable es que el versículo final, 16, fue añadido por Mt; el versículo co-
necta la parábola con 19, 30, pero no encaja del todo. La introducción a la
parábola, v. la, es mateana 9, aportación, por tanto, del evangelista. Por eso
no sabemos si la parábola era ya una narración del reino de Dios antes de
Mt. Yo me inclino a creer que la parábola no comenzaba con un «tema»;
Jesús narró simplemente una historia. Por lo demás, tampoco aparecen in-
terpolaciones secundarias; los escasos intentos realizados en esta direc-
ción apenas se tienen en pieJO. Podemos partir, en consecuencia, del su-
puesto de que el armazón narrativo de esta parábola es muy antiguo. En el
contenido, armoniza bien con la entrega de Jesús a los marginados, pobres
y pecadores a la luz del reino de Dios. Por eso se atribuye casi unánime-
mente a Jesús ll .

Explicación

El relato parece, por usar una expresión muy citada de A. Jüli-


cher, un «evangelium in nuce»l2. Muestra una gran afinidad con
Pablo, pues se aborda en él el «límite de las obras ante la... bondad
de Dios»l3, la «intolerable alteración» que supone la gracia para «lo
establecido», ya que hace ver al hombre que es sospechoso de que-
rer asegurarse y afirmarse por sí mismo '4 . El «evangelium in nuce»
del relato es, obviamente, el evangelio entendido en sentido pro-
testante, no católico. G. Bomkamm lo expresa con especial clari-
dad en su notable artículo sobre la idea de recompensa en el nuevo
testamento: la parábola atestigua «a partir de conceptos humanos,
como salario justo y prestación laboral, el milagro de la justicia y la
bondad de Dios», y separa «definitivamente la idea de recompen-

9. Cf. especialmente 13,52 Ylas restantes parábolas-avt}QUl1to~ 13,24; 18,


23; 22, 2.11; 25,14.
10. Para J. D. Crossan, In Parables, New York 1973, 112-114, la parábola ori-
ginal fmaliza con el v. 13 (entre otras razones, porque el v. 15 sería una recapitula-
ción de [9, 17); para Scott, Hear (vol. I1I), 286s, que sigue a Vla, finaliza con el v.
14a.
11. Pasó con un resultado punta el test de votación US en la «Red-Letter-Edi-
tion», junto a las parábolas de la levadura y del buen samantano (The Parables 01
Jesus. Red Letter Edition. Sonoma 1988,104).
12. Gleichnisreden 11, 471. Cf. Jeremias, Parábolas, 171: el «evangelio puro»
de la bondad de Dios.
[3. Jüngel, Paulus, 164.
14. Hamisch*, 167.
sa de la Idea de ménto». Toda «pretensIón del hombre se estrella
contra la libertad y grandeza de la gracIa dlvma»15. H. J. Ho1tz-
mann había escrito antes: «Esta extraña parábola mata el concepto
de recompensa o salario en el momento de aplicarlo», y hace zozo-
brar conceptos como premio y rendimiento bajo el sobrepeso de un
Ideahsmo religioso que no considera ya el salario como retribución
Justa, sino don, gracia desbordante, recompensa gratuita l6 . Para J.
Jeremias, en fin, esta parábola dIsocia «dos mundos: aquí el méri-
to, allí la gracIa; aquí la ley, allí el evangeho»17. La exégesis catóh-
ca comclde hoy, en buena medIda, con esta versión protestante de
la parábola, aunque en términos cautelosos y menos exaltadosl8.

Historia de la influencia. Época moderna

Esta interpretación caracteriza hoya las dos grandes confesio-


nes occidentales. Hunde sus raíces en la Reforma y en la teología
hberal protestante, que estuvo marcada fuertemente por elldeahs-
mo alemán. Así se advierte evocando la histona de la interpreta-
cIón de esta parábola en la época moderna. La Reforma supuso el
comIenzo de una nueva interpretacIón de Mt 20, 1-16.

1 La mterpretaClón de la Reforma. Ya el año 1517 VIO Lutero en es-


ta parábola un antagonismo entre los «servIdores del salarIO» en la Igle-
SIa, como los sacerdotes y los monjes, y los humIldes de la hora undéCIma
que trabajarían gustosos «SI algUIen los encontrara dIgnos de ser contrata-
do~»'9. En sus comentarIOS posterIores, Lutero da cada vez mayor rele-

15 Bomkamm*,88
16 Holtzmann, Theologle l, 261
17 Parábolas, 171
18 Sobre la Idea de recompensa es Importante la matizada monografía de W
Pesch, Der Lohngedanke m der Lehre Jesu, 1955 (MThS 7), especIalmente 9-12,
sobre la Interpretación del texto, el comentano, muy lIbre, del pensamiento católI-
Co-dogmatlco de J Schmld de 1956, Ibld, 283-294 Desde entonces, las Interpre-
tacIones católIcas subrayan siempre el «orden de la gracia» frente a la «correspon-
denCIa entre prestación y recompensa», cf TnllIng 11, 178, Gmlka 11, 182 (<<lIbertad
de la eleCCión gratUIta» versus «vanaglona» [¡CalvIno, cf mfra. n 24']), Schnac
kenburg n, 188s
19 Sermón de 1517 (WA 1,132-134), cita según Lutero (Evangellen-Ausle-
gUng) 11, 674 Sugiere lo contrano un sermón de Taulero que contrapone a aquellos
que hacen el trabajO extenOf en la Viña frente a los otros que no buscan el halago m
la UtIlIdad, SInO el amor a DIOS (J Tauler, Pred¡gten l, EInsledeln 1979, 46s, n o 7)
vancia al v. 16: el que no presume de sí III cree merecer el jornal, ése lo re-
cibe todo. Pero si alguien se considera el primero y quiere ganar más, se-
rá el último y le faltará tod0 20 • Nadie es tan superior ante Dios que nada
deba temer, ni tan bajo que nada tenga que esperar; el principio válido pa-
ra todos es que «no hay que mirar el céntimo, sino la bondad del padre de
familia que es igual e idéntico para altos y bajos... para santos y pecado-
res»21. Confirma esto con la frase paulina de que el evangelio iguala a to-
dos (Rom 3, 23?2. Calvino señala también que Jesús no quiere hablar aquí
de precio por el trabajo humano, sino de la riqueza de la bondad de Dios
para las personas que carecen de obras 23 • Calvino concede especial im-
portancia a la idea de la libertad de Dios, que a nadie está obligado, sino
que acoge en su gracia a quien quiere 24 •
Las interpretaciones posteriores a la Reforma destacan siempre el con·
traste entre la gracia gratIs data a los que saben que nada han merecido,
y el salari0 25 . Bucer compara a los jornaleros de la hora undécima con el
buen ladrón de la cruz, que no podía hacer ya buenas obras y nada poseía
fuera del arrepentimient026 • Para J. Valdés, 10 peculiar de los jornaleros de
última hora consiste en que la fe se suma en ellos a las obras externas,
mientras los jornaleros que protestan obran por egoísm0 27 • Según Brenz,
la parábola tiene como fondo el contraste entre ley y evangelio: los hom-
bres de la ley, que trabajan desde el amanecer, «confían en su esfuerzo y
méritos, murmuran contra el dueño» y de ese modo pasan a ser los últi-
mos 28 . En la interpretación de la Reforma, la contraposición de jornaleros
contratados temprano y contratados tarde, para recibir el mismo jornal, se
convierte en una OposicIón absoluta entre los hombres de las obras, que
buscan el salario por su prestación personal, y los creyentes, que saben
que nada pueden exigir de Dios. Sólo estos encontrarán gracia en Dios. El
v. 16 es el versículo clave para entender el texto.
2. Del antagonismo entre evangelio y ley a la interpretación antijudra.
La antítesis protestante entre el «hombre de las obras» y el «hombre de la
fe» se combmó muy pronto con la interpretación tradicional basada en la
historia de la salvación 29 , según la cual los jornaleros contratados a prime-
ra hora son los judíos que vivieron en el período de tiempo entre Adán y

20. (Evangelzen-Auslegung) 11, 679 (sermón de 1523).


21. WA 1712,141 (Fastenpostllle 1525).
22. (Evangelzen-Auslegung) 11 677 (sermón de 1523).
23. Inst. IlI, 18, 3.
24. 11, 146.
25 Por ejemplo, Musculus, 468 (cIta); Calov, 376
26. 159.
27. 354.
28 Brenz, 642.
29. Cf. mira, 209s.
Jesús, y los Jornaleros de última hora son los paganos llamados por Jesús 30
Esta mterpretaclón tradICIOnal adqUIere así una tendencia antlJudía brutal
Tomo como ejemplo la exégesIs de Brenz el acuerdo sobre el denarIo es,
para él, el «pactum legls» Los Judíos trabajan todo el día por el Jornal, pe-
ro como nadIe es capaz de observar la ley, fracasan en el obJetIVO Por eso
DIOS no les otorga al atardecer el denarIo de la VIda eterna, smo la maldI-
CIón «Su Jornal es que ellos abandone en su ceguera»31 Ahora no recIben
Igual Jornal, smo que pasan a ser los últImos, es decIr, son condenados por
haber confIado en sus méntos y no en la gracIa de DIOS
Tal es el suelo donde germmó el antagonIsmo radIcal entre el evange-
ha «de la hberalIdad de DIOS» y la «arItmétIca Judía» o la «presuncIón del
mento farlseo»32, que marcó, de modo sutIl o grosero, una gran parte de la
mterpretaclón, sobre todo en lengua alemana Un ejemplo expresIvo es el
mfluyente excursus de BI1lerbeck a la «doctrma sInagogal del salarlO»,
esta doctnna combIna el contraste aXIOmátIco entre el evangeho de Jesús
y la doctnna Judía legalIsta de la recompensa con el esquema de la deca-
dencIa. propuesto por la escuela de Wellhausen La escuela Judía de la re-
compensa denva así en un producto de desecho, al degradarse la creenCIa
bíblIca ongInarla en la recompensa gratUIta, que la sInagoga no supo man-
tener33 El antIJudaísmo es aquí una consecuenCIa de la SIstematIzaCIón de
las doctnnas rabínIcas el que qUIera SIstematIzar la sene de afmnacIOnes
rabínIcas pronuncIadas en muy dIversas épocas, en SItuacIOnes totalmen-
te dIstIntas y para destInatanos totalmente dIspares, puede hacerlo, eVI-
dentemente, en caSI todos los regIstros posIbles De ahí que tales SIstema-
tIzacIOnes se lImIten caSI exclUSIvamente a expresar algo sobre sus auto-
res, en este caso, sobre BI1lerbeck34

3 La mterpretaClón liberal Parece que la InflUenCIa de Kant y de la


etlca del deber IdealIsta en la InterpretacIón del texto mateano predomI-
nante hoyes bastante conSIderable Yo no conozco nIngún pronuncIa-
mIento dIrecto de Kant sobre Mt 20, 1-15 La «fe mercenana y servIl»
«<fldes mercenarIa, fldes servI1Is») de las relIgIOnes posltlvas no fue vá-
lIda para la salvacIón, a su JUICIO, porque tal fe no es lIbre, no se funda-
menta en la actItud pura del corazón y, por tanto, no es moraP5 A la luz de
Kant, el mensaje deCISIVO de la parábola pasa a ser, durante el SIglo XIX,
la sUperacIón de la heteronomía, pnnclpIO basado en la Idea de la recom-

30 Cf mfra, 208, n 101


31 Brenz, 639s
32 Juhcher, Glelchmsreden n, 471, 466
33 Bl1l IV, 490-495 Sobre la cntlca, cf H Hememann*
34 Es mas matizada la exposlclon en Pesch, Der Lohngedanke m der Lehre
Jesu, 81 106, muy vahoso, a mi JUICIO, Moore, Judmsm n, 89ss
35 La reltglOn dentro de los ltmltes de la razon, Madnd 1969, 230s
pensa. F. C. Baur entiende el reino de Dios como una realización progre-
siva de la voluntad de Dios en la tierra, e infiere de la parábola de los jor-
naleros que «todo es un don libre de Dios en su reino, hasta el punto de
que el único comportamiento adecuado es la actitud receptiva»36. Según
H. Weisel, la parábola pretende anular la idea de recompensa y enseñar
que Dios no juzga al hombre por sus obras, sino «por sus ganas de traba-
jar» o su «opción por el bien»37. Con mayor énfasis aún señala H. J. Holtz-
mann que «esta extraña parábola mata el concepto de recompensa» con la
idea de la recompensa gratuita; es un texto que mira hacia delante en un
mundo «donde la autonomía y la teonomía compiten entre sí»38. La pará-
bola de los jornaleros anuncia «una visión superiof», mientras textos co-
mo Lc 14, 12-14 016,1-13.19-31 no responden «al estilo de Jesús», sino
«a la actitud de un discípulo judío que degrada al maestro»39. Para P. Bi-
llerbeck, los jornaleros de la hora undécima son personajes positivos, no
sólo por sintonizar con el tipo del creyente protestante, sino también por-
que obran moralmente; en efecto, «el trabajo es simplemente un deber del
ser humano que es preciso cumplir sin mirar la recompensa», «porque el
propietario necesita de ellos», y confían «el resto a su sentimiento de
equidad», mientras los otros demuestran con su murmuración que «no
han trabajado pensando en el propietario»40. Se combina aquí la imagen
ideal neoprotestante del cristiano que obra moralmente con la imagen ideal
burguesa del trabajador que cumple con su deber sin preguntar por la re-
compensa, una recompensa que se deslizó en el texto. G. Bornkamm re-
sume diciendo que «la influencia de la ética idealista y la confrontación
con la teología y la praxis católica... han hecho que la idea bíblica de la re-
compensa haya quedado ajena al protestantismo moderno... para nuestra
desgracia»41.
4. La interpretación católica de Mt 20, 1-16 mantuvo una posición
difícil. Desarrolló al principio la interpretación histórico-salvífica y pare-
nética de la Iglesia antigua 42 ; pero fue forzada progresivamente por los
protestantes a defender la doctrina católica tradicional de la recompensa.
Por eso, el problema de la idea de recompensa pasa en ella a primer pla-
no. Desde la Iglesia antigua, los comentaristas utilizaron la idea de un mé-
rito diferenciado y una recompensa escalonada -basándose en las «mu-

36. Vorlesungen uber neutestamentliehe Theologie, reimpr. Darmstadt 1973,


72; ef. 71.
37. H. Wemel, Bibllsehe Theologle des Neuen Testaments, 41928 (GThW III,
2), 119.
38. Holtzmann, Theologie, 21916, 69s.
39. Wernle, Jesus, Tübingen 21916, 69s.
40. BiII. IV, 485-487.
41. Bornkamm*,70.
42. ef. infra, 209s.
chas moradas» en el CIelO, de Jn 14, 2- a la hora de abordar la exposIcIón
de Mt 20, 1-1643 Tomás de Aqumo habla en su comentano de una «bIen-
aventuranza de todos», pero con dIferente partIcIpacIón en ella44 Resulta
difíCil conjugar tales dlstmcIOnes con el texto de Mt 20, 1-16 En la época
moderna, LapIde mtentó sortear la Idea de la recompensa homogénea se-
ñalando que hay diferentes denarIOs, los judíos aspIraban a un denarIO de
plata o de bronce, los cnstIanos, a un denarIO de oro4S ResolVIó el pro-
blema de la recompensa homogénea en la estela de Tomás de Aqumo, se-
ñalando que «genence et abstracte» todos son Iguales en la vIda eterna,
pero que hay en el CIelo grados muy dIferentes de proxImIdad a DIOS46 El
hecho de que en la parábola se remuneren Igual trabajOS deSIguales, cons-
tltuye tambIén un problema Ya Gregono NaCIanceno había señalado que
DIOS tIene en cuenta la voluntad deCIdIda y las buenas mtencIOnes, ade-
más, los llegados a última hora trabajaron sm promesa fIrme de jornal y
,m murmurar del dueño, y pudIeron compensar así la falta de obras con
una mayor fe 47 Un texto medIeval dIce que el «mtenor fervor» y la «rec-
ta mtentIO» encuentran recompensa48 Más tarde puede afIrmar Maldona-
do, por ejemplo, que muchos justos trabajan en poco tIempo tanto como
otros durante toda la vIda49 Un ensayo católIco moderno de eqUIlIbno en-
tre la doctnna del ménto y la recompensa homogénea recurre a Gregono
NaCIanceno DIOS no mIra la obra prestada, smo la voluntad mtenor de
trabaja y sacnfICIo que está detrás SO Todos estos ejemplos ponen de ma-
mfiesto la dIficultad de compagmar los pnncIpIOs báSICOS de Mt 20, 1-16
con las enseñanzas católIcas tradICIOnales sobre ménto y recompensa

El núcleo de la InterpretaCIón protestante de Mt 20, 1-16 se ha


Impuesto, pues, ampliamente y ha pasado a ser un patnmomo su-
praconfeslOnal. ExegétIcamente se basa, sobre todo, en v 16, y no
tanto en el conjunto de la parábola La hIstona de la InfluenCIa ha
permItIdo conocer hasta qué punto esta InterpretaCIón ha estado
SIempre condICIOnada por el tIempo' estuvo determInada por las
categorías teológIcas fundamentales de la Reforma del SIglo XVI y

43 La contraposIción de ambos textos se hace por pnmera vez en Tertuliano,


De monogamw, 10,9 (6) = CSEL Tert IV, 64, cf Muhlenberg*, 12s
44 (Lectura) n° 1540 Cf también su mtento de compagmar la JustiCia de
DlO~ con su gracia Mt 20, l se mclma aqm haCia el lado de la gracia (STh 1, q 23,
art 6, espeCIalmente ad 3)
45 LapIde, 380, cf 383
46 Lapide, 382
47 Gregono NaCianceno, OratlO, 40, 20 = SC 358, 240
48 DlOmslO Cartujano, 223 La exegesls liberal de H Wemel, cf supra, n 37
49 Maldonado, 407 La parábola judía del rabmo Bun, cf mIra, n 90
50 K WeIss*,75
por el espíritu del liberalismo burgués y del antijudaísmo. De ahí la
necesidad de una revisión exegética de este consenso en la mter-
pretación «protestante». Esa revisión tendrá que abordar como
puntos centrales dos cuestiones: 1) la idea de recompensa y 2) la
relación de esta parábola con el judaísmo.

Explicación

Jesús contó la hIstoria del propIetario de una viña que busca jor-
naleros en el mercado. La escena era familiar a los oyentes galileos
de Jesús por su vida cotidiana. Muchas haciendas de agricultores
grandes y medianos eran cultivadas en aquella época por jornale-
ros, que para un propietario resultaban más baratos que los escla-
vos, ya que no necesitaba gastar nada por un jornalero en caso de
enfermedad, ni sufrían una pérdida en caso de muerte, como con
los esclavos51 • La jornada laboral comenzaba temprano, al salir el
SOP2. Los oyentes entenderían por «dueño de casa» al propietario
de una hacIenda media, pues él mIsmo se ocupa de contratar a los
jornaleros; el propIetario de una gran hacienda, en cambio, solía
vivir en la ciudad y tenía sus encargados en la finca. Podría haber
muchos jornaleros; son escasos los testimonios directos sobre el
paro en el Israel de la época53 ; pero en este país de emigración,
donde estaba en marcha, además, un proceso de represión solapa-
da de los pequeños agncultores, el desempleo era, al parecer, en-
démico. Un denario era el jornal corriente S4 . Habida cuenta de que
la Misná calcula como mínimo vital 200 denanos al año por per-

51. TerencIO Varrón aconseja, por eso, tomar prefenblemente a jornaleros pa-
ra trabajar en zonas msalubres y en labores arduas (Res rustica, 1, 17, 2s) Sobre la
mala situación SOCial de los jornaleros, cf en general Hezser*, 57-91, Schottroff*,
74, 79, A ben DaVid, Talmudlsche Okonomle, HlIdeshelm 1974, 65·69, D A.
Flensy, The SOCIal Hlstory of Palestme m the Herodwn Perlad, Lewlston etc.
1991,85·90
52 BlII 1, 830
53 Josefo, Ant 20,219s desempleo en Jerusalén, una vez fmahzada la cons-
trucción del templo La presencia de gente desocupada en el mercado al atardecer
(Mt 20, 6) supone también la situación de paro
54 Tob 5, 15s, documentos rabímcos en A ben DaVId, Talmudlsche Okono-
mle, 376 n 338, BJlI 1,831, J H Hememann*, 275·277, Hezser*, 81 Se mcluía
a menudo la ahmentaclón Melr perCibía un salano supenor como amanuense, HI-
Hel, uno mfenor como jornalero (BJlI 1, 831)
sona55 , esos ingresos suponen que un jornalero encuentra trabajo al
menos durante 200 días al año, sin tener que preocuparse, además,
del sustento de una familia. Por un denario se podía comprar entre
10-12 panecillos; por 3-4 denarios, 12 litros de trigo (para 15 kilos
de pan aproxImadamente) o un cordero; por 30 denarios, un vesti-
do de esclavo; por 100 denarios, un buey56. Estos precios no esta-
ban pensados, por tanto, para jornaleros57 •
El agricultor cierra un convenio laboral -presumiblemente de 2-5
palabra- con los jornaleros58 y los envía a la viña. El hecho de que
vuelva a contratar nuevos jornaleros a la hora tercia, o sea, hacia
las nueve de la mañana59 , podría parecer normal a los oyentes; vol-
ver a hacerlo dos veces más es ya insólito y despierta su atención.
Se ha explicado esto con la vendimia, que debe acabar antes de las
lluvias otoñales 60 ; pero el texto no indica si los jornaleros recogían
la uva en otoño o tenían que escardar, por ejemplo, en la viña du-
rante la primavera. El texto no pretende hacer plausible económi-
camente el comportamiento peculiar del agricultor, sino lograr que
los oyentes se sorprendan de este agricultor que planifica tan mal.
Los oyentes quedan asimismo expectantes sobre el jornal que pa-
gará el agricultor: la frase «lo que sea justo» (v. 4) lo deja todo
abIerto y hace sospechar un posible conflicto.
Es sorprendente e insólito que el agricultor siga contratando 6s
Jornaleros a la hora undécima. La hora undécima se sale formal-
mente del esquema anterior de las tres horas. Semejante conducta
no compensa ni para el recorrido hasta la viña, que debe pagar el
agncultor61 . La narración se detiene un momento con estos últi-
mos: el dueño les pregunta por qué están ociosos62 . La respuesta es

55 A ben DavId (supra, n 51) 292s


56 Sh'bl'lt 8, 4; Sh'q 4, 9, M'n 13,8, 'Ar 6,5 Sobre tablas de precIos, F M
Helchelhelm, Roman Syna, en T Frank (ed), An Economlc Survey 01AnClent Ro-
me IV, New York 1975,121-257, especIalmente 183-188
57 Esto es ya proverbIal en la época de los profetas «El Jornalero echa en sa-
co roto» (Ag 1, 6)
58 BIIl 1, 830s, Hezser*, 67-71
59 El día estaba dIvIdIdo en doce horas, que comenzaban con la salIda del sol
y eran más o menos largas según la estacIón del año (Krauss, Archaologle n, 421)
60 Así Jeremlas, Parábolas, 168, y Flusser, Glelchmsse, 34.
61 Hezser*, 69
62 'Aºyo~ (= mactIvo) puede slgmficar «parado» o «perezoso» La narracIón
deja abIerto SI la pregunta del agncultor es un reproche mdlrecto y la respuesta de
los presentes una mera evasiva (así JeremJas, Parábolas, 168) o se trata de pre-
«banal»: nadie los ha contratado; ¡el agricultor ve, en efecto, que
están inactivos! El breve diálogo hace que los oyentes se fijen, un
momento, en estos parados. ¿Qué clase de personas son? ¿Parados
viejos o enfermos, que nadie quería? ¿Gente que se levantó tarde y
perdió su oportunidad? El narrador no aclara nada al respecto; só-
lo quiere que los oyentes reparen especialmente en estos últimos.
¿En qué deben pensar los oyentes si quieren mirar detrás de las
bambalinas de la ficción narrativa? La «viña» evocaría sin duda la
imagen de Israel a los que estaban familiarizados con la Biblia; la
continuación del relato no les permite, sin embargo, ahondar en es-
ta referencia. El recuerdo de Dios no está lejos del propietario, por
dos razones: Primero, porque la tradición bíblica se lo pone fáci1 63 •
Los lectores colocan, pues, el relato de Jesús en el horizonte de la
relación de Dios con su pueblo. Segundo, la parábola evoca una
imagen conocida: en la tradición rabínica hay muchas historias de
propietarios o agricultores que ocupan a jornaleros en sus huertos
y les pagan luego un jornal que da ocasión a preguntas críticas64 •
Pero los relatos paralelos judíos difieren de Mt 20, 1-15: no tratan
de una viña, ni cuentan que el agricultor contrate jornaleros en di-
versos momentos del día. Por lo tanto, aunque los oyentes cono-
cieran el repertorio del narrador Jesús, este relato es original; des-
pierta tensión y asombro, y no admite una transposición fácil de
sus metáforas.
Ss El pago del jornal se produce al caer la tarde, exactamente co-
mo era previsible en la Biblia y en la tradición judía65 • La palabra
«jornal» o salario hace pensar a los oyentes, de nuevo, en Dios,
que recompensará a los justos en la vida futura 66• El OLXOOW:JtÓ'tTJ~

gunta y respuesta «auténtIcas» Las respuestas de los exegetas que colman este va-
cío del texto de un modo u otro según la propia perspectIva SOCial, mdlcan cómo
el texto «compromete» a sus lectores
63 Is 5,1-7, Sal SO, 9-15, Jer 12,10, cf. Os 2, 15; Am 9, 13s, Cant 1,6
64 Hezser*, 30 l -310 ha recogido en vIsión panorámica las parábolas judías
(generalmente tardías) de tema afín Para el análiSIS de las comparaCIOnes, cf. mfra,
205s Sobresalen las dos sentencias antiguas de R. Tarfón en Abot 2, 15s «El día
es corto y el trabajO largo, los trabajadores son vagos y el salano alto, y el prople-
tano (n'~ij ~~:l) apremia SI has aprendido mucha torá, te darán un gran salano,
y tu amo es leal para remunerarte la obra » El pasaje mdlca que ya en época tan-
naíta, palabras como «propletano», «salano», «trabajO» y «trabajador» se enten-
dían con toda naturalidad en sentido metafónco
65. Lev 19, 13, Dt 24, 14s, numerosos documentos judíos en Hezser*, 76-S0.
66. Es creencia comente en el judaísmo rabímco que la recompensa sólo se
pasa a ser de pronto, en el v. 8, el 'X'ÚgLOC:; ,,[OÜ UflJtl':AOOVOC:;; también
esto facilita a los lectores el recuerdo de Dios. El narrador introdu-
ce aquí la figura del admimstrador, que no aparecía antes en la pa-
rábola. Ello es debido a la extraña orden, dada por el dueño, de
empezar el pago por los últimos 67 • Esta orden permite en el relato
a los pnmeros contratados ver lo que cobran los otros; sólo así ca-
be la disputa sobre la justicia, narrada en los v. 11-15. El relato es-
tImula así la atención de los oyentes: estos esperan que ocurra algo
extraordinario. Y ocurre efectivamente. Que los últimos, a los que
el propietario nada prometió, cobren el denario entero es totalmen-
te imprevlSlble68 y contradice la lógica de lo que se esperaría de un
patrón69 •
Sólo ahora llegan los primeros contratados a la fila 70 • Creían 10-15
que iban a cobrar más; el narrador expresa también aquí, quizá, las
expectativas de los lectores. Pero ellos cobran, igualmente, un de-

hara efectIva en el és]aton (Abot 2, 16 [fmal], más documentos en Bill IV, 491,
494'>, Weder, Glelchmsse [vol 111],223, n 70s)
67 Jeremlas, Parábolas, 44s, 169, mterpreta (móbo~ "COV !!L(J{}ÓV como «pá-
gales todo el salano», y aº~a!!€VO~ ano TWV f(JJ(áTúlV como «mclUldos los últI-
mo'>" IndIca lo contrano el aº~a!!€vo<; antepuesto enfátIcamente El sImple artícu-
lo "COv no slgmfica en modo alguno que se refiera al salano completo, después que
el agncultor dejÓ sm aclarar cuál sería ahora el salano <<Justo» Los oyentes sIguen,
pues, expectantes
68 DIfiere Derrett*, 75-77 En su oplmón, el agncultor se comporta de acuer-
do con lo esperado y con la ley al pagar a los jornaleros «como a un parado»
(["~::.] "Il'El:l BM 2, 9, 5, 4, Bekh 4,6, BM 31 b, 68ab, más documentos en Aben
DaVId, Talmudlsche Okonomle, 377, n 360, J H Hememann*,278-283) Pero no
sabemos exactamente qué salano era Sólo dos casos tIenen cIerta afImdad con la
conducta del agncultor bondadoso de Mt 20 cuando un trabaja era mterrumpldo
prematuramente sm culpa del empleado, o requmó menos tIempo del preVIsto, ha-
bía que pagar en detennmadas cIrcunstanCIas todo el salano (BM 76b, 77a), pero
no hay verdadera analogía con nuestro texto Más Importante es Josefa, Ant 20,
120 una vez acabado el templo, se pagó todo el jornal a los artesanos en paro, aun-
que solo hubIeran trabajado una hora Esto fue, sm embargo, una medIda especIal
para apacIguar a los artesanos en paro de Jerusalén y redUCIr el tesoro, demaSIado
elevado, del templo Al final queda lo que dIce el relato mIsmo el comportamIen-
to del agncultor fue totalmente ImpreVISIble y una sorpresa para todos
69 Esto lo Ilustra muy bellamente el paralelIsmo tomado de DlOdoro, 4, 20,
2s, recogIdo por Hezser*, 85 una jornalera embarazada da a luz un hIJO durante el
trabaja Lo coloca sobre los matorrales y sIgue trabajando para no perder el jornal
El capataz es alertado por los gntos del mño y pIde a la jornalera que cese en el tra-
bajO, pero ella se mega, porque necesita del jornal entero Sólo por su obstmaclón
se deja convencer el capataz y le da el jornal entero
70 Los empleados a la hora terCIa, sexta y nona no son ya menCIOnados El na-
rrador solo necesItó de ellos en la pnmera parte de la parábola para mcrementar la
tenslOn y destacar lo admIrable del comportamIento del agncultor con los últImos
nario cada uno 7J • Protestan; su protesta evoca a los lectores la nor~
ma consabida: el propietario ha quebrado arbitrariamente el prin-
cipio de la justicia72 al equiparar a los que sólo han trabajado una
hora con los que han soportado la carga y el sofoco73 del día. El na-
rrador deja hablar en detalle a los primeros. Lo que ellos digan, hay
que tomarlo en seno y no se trata de mero lllterés propi074 • Esto
apunta de manera muy especial a los oyentes, y quiere apartarlos
del rumbo que, presumiblemente, toman sus reflexiones 75 • Como
al final de la parábola del hijo pródigo (Lc 15, 25-32), se produce
también aquí, tras el final de la acción propiamente dicha, un diá-
logo detallado que aclara el punto central: el propietario interpela
directamente a un portavoz de los primeros y lo trata, entre amis-
toso y condescendiente, de b:ULQE 76 • Defiende su modo de proce-
der, primero, desde la perspectiva de la justicia formal, que el por-
tavoz ha invocado: él ha pagado lo convenido; no hay lugar a más
reclamación. Con ello ha satisfecho el principio de «igualdad» a su
manera: el salario debe corresponder al trabajo realizado (Abot 5,
23). El querellante puede tomar lo que le corresponde e irse a su
casan. El agricultor defiende luego su comportamiento alegando el

71 'Ava sustituye los números dlstnbutlVos que faltan en gnego y puede ir


también antes del sustantivo, cf Bauer, Wb6 s v ava 3 Sobre el artículo antes de
la preposIción cf BI-Debr-Rehkopf § 266, 1
72 'Ioo~/Lootr¡~ es en gnego una dimensión fundamental de la JuStiCia, cf R.
Hirzel, Themls, Dlke und Verwandtes, Lepzlg 1907,228-320,421-423 La protes-
ta de los pnmeros contra la «igualdad» en nombre de la justicia podría ser una iro-
nía mtenclOnada
73 Kauoruv es en los LXX el viento cábdo del desIerto soplando desde el este.
74 Esto se adVIerte en que los pnmeros no hacen SImplemente una reclama-
CIón, smo que ponen a debate la JusticIa del propIetarIO El narrador hubiera podi-
do poner en su boca una reclamaCión egoísta
75 Jesús se dmgló muy especialmente con esta parábola a los CrítiCOS poten-
cIales, y los tomó en seno al dar margen a <<1as valoraCIOnes de sus oyentes» (E.
Lmnemann, Glelchmsse Jesu, Gottmgen 1961,35) Pero es erróneo suponer que
esos críticos están callados y se encuentran exclUSIVamente en las filas de los fan-
seos (así Jubcher, Glelchmsreden n, 466s, Jeremzas, Parábolas, 48, de Ru*, 209s;
Haubeck*, 10Is y muchos), ¡como SI determmado concepto rutmano y formal de
la JusticIa dlvma hubiera SIdo un rasgo especial de la Imagen fansea de DIOs (IY no,
mucho más, un rasgo de la Imagen cnstiana de los fanseos l ), y cada uno y una no
hubIera podido expresarse como los pnmeros I
76 'EtaiQE es, por ejemplo, el tratamIento que da un general a sus soldados,
desIgnación de un dIScípulo, de un subordmado (documentos en K H Rengstorf,
ÉtaiQo~, en ThWNT n, 697, 9ss)
77 No se habla para nada de «arrOjar afuera» a los pnmeros, de nmguna ca-
tástrofe equIparable a 22, 11-13,25, lIs 26-28 El propletano hace la SImple cons-
derecho del propietario a hacer con78 sus bIenes lo que quiera 79 . El
narrador cuenta sin duda con la aquiescencia de los oyentes, no só-
lo para el primer principio, sino también para el segundo80. Sólo
muy al final formula el agricultor una pregunta personal que reve-
la el verdadero móvil de su acción: él es buen0 8!, aun sin estar obli-
gado a serlo. ¿Será la envidia lo que hace protestar al portavoz de
los primeros contratados? Es la demoledora pregunta retórica que
formula el agricultor con la metáfora corriente de los «malos
O]OS»82, y que quiere dIrigir también el narrador, de paso, a sus
oyentes.

Resumen

¿Cómo defimr el fondo de este relato? Los exegetas piensan


unánimemente, a la luz del v. 15, en la bondad de Dios, que tuvo su
correspondencia concreta en la vida de Jesús: igual que se portó el
agricultor con los últimos, se porta Jesús con aquellos que, en una
evaluación normal, no tienen derecho a recompensa alguna de
DIOS: Jesús se dirige en nombre de Dios a los pecadores que no ob-
servan la torá; a las mujeres y los pobres que no pueden observar-
la del todo, por diversas razones; a los enfermos que son excluidos
de la comunión del pueblo; y al 'am ha'arets inculto que nada sa-

tataclón de que el portavoz ha obtemdo la JustIcIa que demandaba y por eso puede
me (únayw, como en el v. 4) (frente a Vla, Die GlelnlSSe Jesu, 1970 [BEvTh 57],
142-145)
78 'Ev hay que entenderlo probablemente en sentIdo Instrumental
79 Cf Platón, Leg 922d, cf e «<SI lo mío me pertenece, ¿no puedo darlo a
qUien qUiera?» se trata de la lIbertad de un testador para dlstnbUlr sus bIenes a sus
descendIentes) La «plena potestad» del propletano, que Incluye el derecho, no só-
lo de dIsponer de la propIedad SInO de destruIrla, se corresponde con la vIsIón del
derecho romano (M Kaser, Das romlsche Pnvatrecht I 21971 [Haw X, 33 1],
125)
80 Para Schottroff, Volk, 184, el versículo es un ejemplo de cómo los humIl-
des hablan el lenguaJe de sus señores y adoptan su vIsIón del mundo, aquí, la tesIs
de la facultad absoluta de dIsposIcIón de su propIedad
81 Los lectores de Mt evocan obvIamente 19, 17, de suerte que aya'fro~ re-
fuerza la aplIcacIón alegónca del propletano a DIOs
82 Detrás de la metáfora de los «malos oJos» late, obvIamente, la Idea mágI-
ca del «mal de oJo», sobre la que EIlIott* aportó mucho matenal Pero en la tradI-
CIón bíblIco-Judía, los «malos oJos» se habían convertIdo en una metáfora estable
para expresar la «avancla» o la «envIdIa», cf vol 1, 505s, n 44 (sobre 6, 23) Al-
go parecIdo ocurre en latín, que desIgna la envIdIa con el térmIno mVld¡a
be de la torá. Como la parábola no se limita a contar la bondad de
Dios, sino que interpreta con la narración el comportamiento de Je-
sús, viene a ser una parte de la experiencia de la bondad divina que
los hombres hacen en JesÚs 83 • Por eso puede Mateo, posteriormen-
te, calificar esta histona, con razón, como una parábola del reino
de los cielos anunciado y personificado por Jesús.
Más difícil resulta determinar el fondo en términos negativos.
¿Hacia dónde apunta la parábola? La bondad y la justicia de Dios
no se contraponen antitéticamente. El relato habla, más bien, del
milagro de la bondad de un agncultor que cumple con todas las
exigencIas de la justicia84 • Tampoco se enfrentan entre sí la gracia
y la recompensa. ¡Al contrario! La gracia con respecto a los últi-
mos consiste precisamente en que han recibido su jornal por pura
gracia. La parábola va, sobre todo, contra los intentos humanos de
ligar justicia y bondad de Dios de tal manera que lo uno pasa a ser
la medida de lo otro: Entonces, o Dios no puede ser ya bondadoso,
porque eso no perrmte aplicar el pnncipio de la justicia, o tiene que
ser bondadoso para todos, porque todos pueden apelar a la bondad
por el principio de igualdad. La parábola apunta, así, a la libertad
de Dios para ser bondadoso. No sustituye el sistema de valores de
la justicia, que da a cada cual su merecido, por un nuevo sistema
de bondad inmerecida85 , sino que el sistema de valores vigente
queda «alterado» con la aparición del amor de Dios86 y pierde su
mortífera validez general. «No he venido a Jlamar a los justos, sino
a los pecadores» (Mc 2, 17)87. Este principio, con el que Jesús co-;
menta su obra, no niega la justicia de los justos ni la excluye; pero
lleva a Dios a aquellos que tienen necesidad de él: los pecadores.

83 Cf Weder, Glelchmsse (vol III), 227, 229 la parábola vIene a ser «la es>-
cemfIcaclón de la bondad de DIOs» y la «explIcacIón de su (de Jesús) conducta».
84 Por eso, Theobald*, 120 resume así «¡Más que Justo'»
85. Así Gragg*, 112-125.
86 FormulaCIOnes en la línea de Harmsch*, 155-164 Jungel, Paulus, 164,
afIrma por eso, acertadamente, que la parábola aborda «el límIte de las obras ante
la bondad de DIOs mamfestada», y no la sustItucIón del pnnClplO de la JustICIa de.
las obras por un nuevo pnnclplO De Ru*, 210s'la Idea de recompensa no desapa-
rece, pero la bondad de DIOS «surpasses aH calculatlOn» '
87 Un colofón pareCIdo tIene la parábola de los dos hIJOS en la vIña (Mt 21, '
28-31) «Los recaudadores y las prostItutas os precederán en el remo de DIOS» (21,
31) Sm embargo, en aquella narracIón el peso está en la obedIencIa del pnmer hi- ,
JO, en 20, 1-15, el hecho de que los últImos Jornaleros (¡lo mIsmo que todos 1011
otros') hubIeran Ido a la VIña no se destaca en absoluto. '
El fondo de la parábola incluye, en fin, una nueva actitud hacia
el semejante, actitud a la que quiere inducir la experiencia de la
bondad. El que haga de la justicia de Dios el principio todopode-
roso y no tolere su bondad, que se presenta junto a ella, se incapa-
cita para la solidaridad. El principio de la prestación laboral sólo
conduce al engreimiento ante aquellos que han ganado menos, y a
la envidia hacia aquellos que han ganado más o han sido preferidos
injustamente. Eso le recuerda el propietario de la viña al «porta-
voz» con su pregunta directa en el v. 15. Al fondo último de la pa-
rábola pertenece -no como conclusión de un conocimiento teórico,
sino como efecto práctico de una experiencia personal- una nueva
actitud de solidaridad con aquellos que no lo pasan bien, pero con
los que Dios se entiende bien 88 •
¿Qué relación guarda la parábola con la noción judía de la re-
compensa y la gracia? Se pueden encontrar en textos rabínicos mu-
chas frases que presuponen una aritmética de la recompensa dema-
siado afín a lo que la parábola pone en boca del portavoz de los
primeros contratados89 • La mayoría de las parábolas rabínicas com-
parables con Mt 20, 1-16 por el lenguaje figurado, o bien subrayan
que, contra toda apariencia externa, los trabajos aparentemente
desiguales que el propietario remuneró igual eran realmente igua-
les 90 , o hablan de un salario desigual por trabajo desigual91 • Pero,
frente a tales textos rabínicos, están otros según los cuales no se de-
be obedecer a la torá por la recompensa92 , y todo salario divino es

88. Subrayan, con razón, [a dimenSión parenétlca Lambrecht*, 78 (la com-


prensión de [a conducta del propletano imphca la plena conformidad con él), Du-
pont* (Ouvners), 25s «<1os pomeros tienen que conSiderar a los últimos como her-
manos») y Schottroff*. 82, 91 s (la parábola pretende enseñar la sohdarldad).
89. Documentos Jurídicos en BI11. IV, 490-495.
90. PBerakh 2, 5c, 15 y lugares paralelos = BI11. IV, 492: un jornalero que só-
lo trabajó breve tiempo y con el que el rey paseó largo rato, recibe el mismo sala-
no que los otros. La aphcaclón apunta a R. Bun, que en los 28 años de su Vida en-
~eñó más torá que otros en 100 años.
91. SLev 26, 9 (450a) = BI11. IV, 493: Israel se parece a un trabajador de con-
fIanza que perCibe más sa[arlo que [os demás; DtR 6 (203a) y paralelos = BI11. IV,
497s. los trabapdores no saben cuánto se paga por el trabajO bajO diversos árboles
y perCiben sa[arlos diferentes. La aphcaclón va a[ cumphmlento de dIversos pre-
ceptos, que es recompensado de diferentes modos; Mldrash Halle[ (en Erlemann*,
109): un rey paga a un vago el mIsmo salano que a un trabajador aphcado; pero
DIOS no es así.
92 Es fundamental [a sentencia de Antígono de Socho en Abot 1, 3: «No seáiS
como esclavos que sirven al señor con la mtenclón de recibIr el salano» Es casI
salario gratuit0 93 • Un lugar paralelo importante son también las nu-
merosas sentencIas sobre la penitencia, subrayando que esta es po-
sible en todo tiempo, hasta el últImo momento antes de morir, y
que tiene siempre la capacidad de salvar al hombre94 • La coexis-
tencia de una justicia distributiva de Dios y una gracia sorprenden-
te, imprevisible, coexistencia de la que habla Mt 20, 1-15, se co-
rresponde con la creencia rabínica sobre las dos n'i~ (medidas) de
juicio y misericordia que están en Dios y son el fundamento de la
esperanza, pero excluyen a la vez cualquier cálcul095 • Del entorno
de esa idea procede un texto judío que permite compendiar el tex-
to Mt 20, 1-15: Dios mostró a R. José ben Halafta los tesoros de las
recompensas para los Justos en el cielo; pero había también un gran
tesoro para los «sin bienes», tesoro del que Dios dIjO: «Al que po-
see, le doy de lo que posee; y al que no posee, le doy gratis». El
texto bíblico fundamental al que se refiere este pasaje es Ex 33, 19:
«Yo soy misericordioso con el que quiero serlo» (cf. Rom 9, 15)96.
También aquí, por tanto, la gracia de Dios depende de su libertad.
Mt 20, 1-15 no es, pues, un texto que supere en principio la
idea judía de recompensa e instaure un nuevo principio religioso
antitético, el de la sola gratia. Además, los testimomos judíos so-
bre la recompensa son múltiples y no se pueden uniformar.
Mt 20, 1-15 representa la acentuación extrema de un polo de la
imagen judía de Dios, imagen llena de tensión y de matices. Con la
parábola de los jornaleros de la viña, Jesús habla de la gracia de
Dios sin cambiar el axioma de su justicia. Ese cambio es sólo una
evolución posterior del anuncio de Jesús y está en la perspectiva
de nuestro texto, pero no coincide directamente con él. Tuvo éxito

proverbial la frase de que no hay que servir a la «corona» (= la torá) por el propiO
Interés (Abot 1, 13,4,5) Más documentos en Bill IV, 496s y Moore, Judmsm 11,
95-99
93 Entre las parábolas de género afín cabe mencIOnar aquí Mldr Sal 26, 3,
109a y paralelos = Hezser*, 307-309' elogiO de un rey que qUiere pagar a un sier-
vo perezoso el salano completo. Documentos para la noción de recompensa como
don gratUito en BIll IV, 489s
94. Simón bar lochal SI algUien ha Sido un bnbón a lo largo de su Vida y al fu-
nal se arrepiente, DIOS lo acepta (TQld 1, 14s [3371 y paralelos = Bill 1,166) Más
documentos en Moore, Judalsm 1, 520-534
95 Sobre las dos medidas, cf Urbach, Sages 1, 448-461, sobre el carácter
complementano de JustiCia y gracia en el Judaísmo rabímco, cf Moore, Judmsm 1,
392-398
96 Tanhuma B (sobre el Éxodo) 9, 3 §16 (trad. según Bletenhard 1, 413)
en Pablo y, desde luego, en la Reforma, y llevó, entre otras cosas,
a que el salario igual para todos los trabajadores derivase en el sa-
lario gratuito para los desposeídos y la pérdida de la salvación pa-
ra los primeros, los que contaban con sus obras y por su «egoísmo»
se vieron privados del reino de Dios 97 . La exégesis protestante, hoy
predominante, que hizo del v. 16 el punto angular del texto, no se
limita a acentuarlo, sino que le da otro acento. Si el salario gratui-
to se convierte en el único principio determinante, nace el peligro
de que los hombres lo exijan. «Pardonner, c'est son métier!» (Vol-
taire). La Reforma no quiso esta degradación de Dios, pero no
siempre la ha evitado.

Mateo

Esta parábola ha encontrado nuevos campos de aplicación en el 16


curso de la historia de la interpretación. Un primer ejemplo es la
aplicación que hace el propio evangelio de Mateo.
Con la parábola que intercaló aquí, Mateo quiso comentar más
de cerca la sentencia sobre los primeros y los últimos (19,30), que
pone fin a la perícopa anterior. Por eso la repite al final en forma li-
geramente distinta: «Así [es decir, como se narró en la parábola] es
como los98 últimos serán primeros, y los primeros, últimos». La se-
cuencia modificada respecto a 19, 30 se corresponde con la pará-
bola, que habla primero del «ascenso» de los últimos (v. 8s) y sólo
después del «descenso» de los primeros (v. 11-15). El v. 16 preten-
de, pues, compendiar la parábola. Pero ya Juan Crisóstomo se sor-
prendía al ver que el compendio no estaba bien hecho: «Allí (en v.
1-15) el dueño sugiere que todos cobrarán igual salario, no que
unos serán excluidos y otros admitidos»99. El v. 16 tendría que de-
cir, a tenor de la parábola, que los últimos serán como los prime-
ros\Oo. Al escribir el versículo final, Mateo no conecta con el pen-

97 Zwmgho, 353: «PhJlautla et SUI IpSIUS operumque propnorum aestl-


matlo».
98. aL en lugar de ltOf.f.OL (19,30), porque se trata de un pnnclplo de vahdez
general que se puede mfenr de 20,1-15
99. Juan Cnsóstomo, 64, 3 = PO 58, 612.
lOO. Así Tomás de AqUinO (Lectura) n.o 1648 como poslblhdad: «Novlsslml
pnmls aequabuntur».
samiento central del salario igual, sino con la descripción de la se-
cuencia en el pago del jornal: «Empezando por los últimos y aca-
bando con los primeros» (v. 8). ¿Malentendió, entonces, la parábo-
la? ¿Puso la idea de la inversión escatológica del rango en lugar de
la recompensa igual para todos los jornaleros?
Esta dificultad aparece relacionada con otra: ¿En quién piensa
el evangelista cuando habla de los «primeros» y los «últimos»? Es
frecuente proponer que piensa, al hilo de la historia de la salva-
ción, en judíos y paganos 101. Entonces quiere decir, quizá, que «los
primeros pasan a ser últimos» en el sentido de 21, 43: a Israel le
será arrebatado el reino de Dios. En favor de esta interpretación
habla, a lo sumo, la reaparición de la metáfora de la «viña» en 21,
28.33-41. Pero ni el contexto en 19,27-30; 20, 20-23, que trata de
la recompensa de los discípulos, ni la parábola misma, que no di-
ce precisamente que se quite el denario a los «primeros», apuntan
en esa dirección. Es más probable que «primeros» y «últimos» ha-
ga referencia a miembros de la comunidad. Inclina también a esta
interpretación la palabra eQyá'Wt = «trabajadores (cristianos) del
reino de Dios» (cf. 9, 37s; 10, 10), quizá una metáfora fija en el
lenguaje de Mateo. Pero entonces quedan aún dos posibilidades de
aplicación de 19, 30: ¿Quiere Mateo con la parábola, ante todo,
consolar a los «pequeños» (18, 1-14) -por ejemplo, los cristianos
de vocación tardía, los irrelevantes o los sedentarios de las comu-
nidades locales, frente a los notables de la comunidad: los apósto-
les, los letrados o los radicales itinerantes- y decirles que estos no
tendrán precedencia en el futuro reino de los cielos, que incluso se-
rán los últimos102 ? ¿O se dirige a los «grandes» para advertirles de
que en el reino de los cielos no habrá privilegios para ellos, aunque
en la viña de la Iglesia hayan trabajado más que los otros103 ? Esto
último no es improbable, ya que Mateo tiene una clara conciencia
de los problemas que nacen cuando los discípulos son demasiado

101. Por ejemplo Jühcher, Gleichmsreden 1, 470; Dupont* (Parabale), 790;


Scott, Hear (vol. IlI), 285 (fariseos/discípulos); Fabns, 421; Gundry, 399; Cóbre-
ces*, 487 (judeocristianos/paganocristianos).
102. Dupont* (Ouvners), 19; Patte, 278; Schenke*, 267s (los ricos son los úl-
timos y deben ser consolados); Niltzel*, 283 (palabras de aliento en la línea de 19,
25s).
103. La interpretación en el sentido de «crítica a la Iglesia» está representada,
entre otros, por Schweizer, 258; Schottroff*, 87; Hamisch*, 175 (anuncio de juicio
a la comunidad); Schmder*, 95; Lambrecht*, 83; Hezser*, 257s.
grandes y demasiado considerados (cf 18, 1-9, 23, 8-12)104 Yo
pienso, no obstante, que no cabe aquí una alternativa demasiado
férrea, que tampoco aparece en 19,30 la formulación es abierta y
la aplIcación depende de que los distIntos lectores se IdentifIquen
más con los pnmeros contratados o con los llegados más tarde Ma-
teo deja qUIzá delIberadamente un lugar vacío que sus lectores des-
peJarán en un sentido u otro según el grupo al que pertenezcan
En una aplIcación de los «pnmeros» y «últimos» a miembros
de la comumdad, estimo que no hay por qué reprochar a Mateo el
haber sustitUIdo la Idea del «recompensa Igual» por la Idea de una
InverSión de rango en 19, 1629 hablaba Mateo Simplemente de la
«Vida eterna» y del «céntuplo», y en 20, 20-23 rechazará expresa-
mente la Idea de un premIO especial para los apóstoles Esto hace
presumIr que conSideraba Importante, aSimismo, esa Idea báSica en
la parábola105 EntendiÓ probablemente el v 16 como mera adver-
tenCia retónca, a tenor de 18, 3s, 23, 12, SIn refenrse a una recom-
pensa celestial diferente, en el sentido de un rango Inverso en el és-
jaton

Historia de la influencia. Iglesia antigua

En la Iglesia antigua, la Interpretación se onentó, más allá de la


aplIcación mateana, haCia otras dos aplIcacIOnes de la parábola,
ambas se remontan a un período muy temprano y son conOCIdas
parCialmente en las comumdades hasta hoy

a) Desde Ireneo, Raer 4,36, 7, la parábola fue mterpretada en senti-


do alegónco dentro de la hlstorza de la salvacIón El día laboral pasó a ser
la Imagen de la hlstona unIversal, el agncultor representaba generalmen-
te al DIOS tnno, el denano, la vida eterna reservada a todos los fIeles, la
viña, la Iglesia, el mercado, el mundo, el calor del día, las tentacIOnes del
mundo, y el admllllstrador, en ocaSIOnes, a Cnsto Desde Orígenes lO6 se
asociaron las horas con las etapas en la hlstona de la salvación la hora de
amanecer corresponde a la época de Adán, la hora tercia es el tIempo de

104 El añadido al v 16 en e, D, w, Y, etc hace la misma mterpretaclOn, cf


supra, n 2
105 Marguerat, Jugement, 470-472, señala con especial enfasls que en el con-
texto de 19, 16-20,28 «l'egahte des salaIres» es el hilo conductor
106 15,32 =GCS Ong X, 446-448
Noe, la sexta, el de Abrahan, la nona, el de MOlses, y la undécIma, el de
Cnsto, que llama a los paganos a la vIña107 La relacIón de los últImos, los
cnstIanos, con los pnmeros, los judíos, no fue mterpretada generalmente
en el sentIdo de que los jUdlOS perdIeran la salvacIón, smo que «se salva-
nan en segundo orden, después de los paganos»108
b) Junto a esta mterpretacIón sotenologIco-alegónca aparecIó desde
Ongenes 109 una mterpretaclOn alegonca mdlvldual, que postenormente
fue transmItIda como mterpretaclOn moral el «día» es aqUl el tIempo de
vIda del mdIvIduo Hay cnstIanos de naCImIento, otros lo son desde la pn-
mera juventud o desde la edad madura, otros llegan a Cnsto en la anCIa-
mdad o antes de moru llO A esta mterpretacIón van asocIadas a menudo
otras muy dIrectas consuelo para los bautIzados tardíamente, llamada a la
opCIón para mdecIsos, exhortaclOn a los veteranos para no desfallecer en
el trabajO El texto aSI mterpretado SIrVlO tambIén, desde otro flanco, co-
mo argumento para dIlatar el bautIsmo hasta el lecho de muerte, Gregono
NaCIanceno tuvo que combatIr esta mterpretacIón JIl

NInguna de las dos aphcacIOnes es mateana La pnmera evoca


más bIen las parábolas de la vIña enmarcadas en la hIstona de la
salvaCIón (21, 28-43), la segunda no tIene raíces mateanas en ab-
soluto NInguna de las dos InterpretacIOnes puede JustIfIcarse, por
tanto, duectamente por la vía exegétIca La pnmera tenía como
trasfondo la necesIdad de una reflexIón teológIca fundamental so-
bre la relacIón de la IglesIa cnstIana con la hIstona de la salvacIón
precnstIana En la segunda aplIcacIón, una nueva expenencIa en la
hIstona de la IglesIa llevó a una nueva InterpretacIón, esa nueva
expenenCIa consIstIó en la coexIstencIa de neoconversos y «VIe-
jOs» mIembros en la comumdad, y de bautIsmo de mños, bautIsmo
de adultos y bautIsmo en el lecho de muerte Aunque estas dos nue-
vas InterpretacIOnes no se puedan JustIfIcar por vía bíblIca dIrecta,

107 ASI, por ejemplo, en Jerommo, 175, Cmlo de AleJandna, n° 226 =


Reuss, 228 230, Agustm, Sermo 87,4 (5) = PL 38,533, Hilano, 20, 6 = SC 258,
108 Gregono Magno, 19, 1 = PL 76,1154, Opus zmperfectum, 34 = 819, Beda, 88,
Chnstlan v Stavelot, 1422, Tomas de Aqumo (Lectura), n° 1626, Dlomslo Cartu-
Jano 221
108 Opus zmperfectum, 34 = 822
109 15 36 = GCS Ong X, 456 458
110 Por ejemplo, en Jerommo, 175, Gregono NaCianceno, Or 40, 20 =GCS
358 240-243 BasilIO, Regula brev n° 224, Juan Cnsostomo, 64, 3 =PG 58, 613
(consuelo para los bautizados tardlamente), Agustm, Sermo, 87, 5 (7) = PL 38,533,
Gregono Magno, 19,21 = PL 76, 1155s
111 OrattO 40, 20 = SC 358 240
~e produjo en ellas, simplemente, algo que el propio Mateo había
mtentado: ensamblar un texto antiguo, preexistente, con una nueva
sItuación, porque tales interpretaciones surgieron de la experiencia
básica de que el Cristo viviente, que habló a través de la parábola
bíblica, quería interpelar también a las personas de tiempos poste-
riores con su palabra. Así, las dos nuevas interpretaciones son po-
sibles a la luz del proceso de transmisión intrabíblico. Alumbraron
nuevas potencialidades de sentido en el viejo texto, que por eso de-
mostró ser no una palabra de Dios antigua y extraña, sino palabra
viva. Habrá que decidir en cada caso, desde su énfasis concreto, si
tales interpretaciones se ajustan a la orientación de las parábolas de
Jesús o al núcleo del testimonio neotestamentario.

5. Jesús anuncia de nuevo su pasión (20, 17-19)

17 Mientras iba subiendo! a Jerusalén, tomó Jesús aparte a


los Doce2 y les dijo por el camino: 18 «Mirad, estamos subien-
do a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los su-
mos sacerdotes y letrados; lo condenarán a muerte 19 y lo en-
tregarán a los paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo
crucifiquen, y al tercer día será resucitado».

Análisis

El texto es un anuncio breve, formulado en oraciones simples, de las


etapas del próximo camino de sufrimientos de Jesús. Los Doce aparecen
como meros oyentes. La fuente es Me 10, 32-34. Mt la abrevió 3 e intro-

I La frase, muy mateana, f-lÉf..AWV OE avu~mvfLv 'hIOOÜ~ está mal atestIguada


por B y unas pocas traduccIOnes para poder conSiderarla como texto onglOa!.
Metzger, Commentary, 51, especula con una enmienda topográfica. Jesús no habría
estado aún en Jencó; por eso, sólo estaba «a punto de» subir a Jerusalén. Cf., en
contra, mfra, n 5
2 El Simple OW('¡fX.U está mejor atestiguado que ('¡W('¡fX.U f-lul}1'J1;á~. Yo conJe-
turo que Mt adoptó aquí el texto de Mc y amanuenses postenores agregaron f-lul}r¡-
tUl, usual por lo demás en Mt (cf. lO, 1; 26, 20)
3 Falta la descnpclón de los sentimientos de los acompañantes y segUidores
de Jesús desde la introdUCCión narratIva Mc lO, 32, al Igual que el resumen anticI-
pado del anuncIo de la pasión en Mc 10,32 flO. En el anuncIO mismo falta la pala-
bra clave Ef-lJt1:UW (a diferenCia de 26, 67; 27, 30).
dUJo ligeras modIficacIOnes. Los cambIos respecto a Mc son fácIles de en-
tender como redaccIón mateana4 •

Explicación

El v 17 marca el comienzo de la parte final de Mt 19-20. Jesús


camina ya hacia Jerusalén 5 . Lo que en 16, 21 era aún anuncIO es
ahora realidad; el final está cerca. Jesús toma aparte a los Doce. Su
anuncio del próximo cammo del Hijo del hombré hacia la muerte
y la resurrección forma parte de la instrucción a los discípulos; sus
adversarios judíos y la gente del pueblo no saben nada?
A diferencIa de Mc 10, 32-34, el narrador se interesa sólo por
Jesús y no por los dIscípulos. El úmco tema es su próximo camino.
Este camino entra en el plan de DIOS; por eso sus etapas se enmar-
can en dos passll>a d,vina (naQaDof}~aEWt, 8YEQf}~aSTm). En me-
dIO están las dIstintas etapas de la paSión. El anuncIO las enumera
en detalle ahora que todo está tan próximo, y no sólo sumariamen-
te como en 16, 21 Y 17, 22. Los protagomstas humanos son -con
más claridad que en Mc- los sumos sacerdotes y los letrados ju-
díos 8 • Sus acciones sólo se anticipan en verbos finitos (xatm<'QL-
VOiíOLV 9 , JtaQaDWOO'lJOLV). Lo que hacen los romanos -mofarse,
flagelar y crucificar- aparece, a dIferencia de Mc, como mera con-
secuenCIa u objetivo de la acción malvada de los dirigentes judíos
(cL~ tó). Queda claro así, en este anunCIO, algo del concepto perso-

4 La expresión preferencial de Mc Xat' ¡<'ÍLuv [¡gura también en Mt 14, 23


red LTUUQOUJ es aún redacclOnal en 23, 34, 26, 2, 27, 35, en combmaclón con d~
TO consta en 26, 2, 27, 31 IIuALv es térmmo relegado de Mt en referencIa no dI-
recta, cf vol 1, 76 Tft TQLTll 1ÍllEQ<;l con EYELQUJ sustituye en los tres anuncIOs de la
pasión el llETU TQEL~ 1ÍllEQU~ avuoTfívm de Mc, cf vol 11, 685, n 1 sobre 17, 22s.
5 'Avu~mvUJ (= hebr i1"J)) es termmus techmcus para deSignar el viaje a Je-
rusalén, y no supone en modo alguno que Jesús estUVIera subiendo ya el tramo en-
tre Jencó y Jerusalén
6 Sobre la expresión ULO~ aV~QUJltOU en conexión con el cammo de Jesús, cf.
el excurso vol n, 654-657
7 Sobre el «mlsteno del HIJO del hombre» mateano, cf vol 11, 654s YU Luz,
The Son 01Man m Matthew Heavenly Judge or Human Chrzst JSNT n° 48 (1992)
12-16
8 De nuevo un ejemplo de enumeración de adversarIos Judíos en grupos de
dos, cf vol 1,207 Falta el artículo antes de YQullllatEiJOLv, así se aproximan más
los dos grupos hostiles a Jesús
9 El verbo XUTUXQLVUJ no [¡gura en la escena mateana ante el sanedrín, pero
sí en Mc 14,64 Mt tiene presente el relato de Mc de la paSIón
nal que tIene Mateo de la pasIón No le preocupa que los letrados,
a dIferencIa de los farIseos y los anCIanos, desempeñaran un papel
secundano lO Todos los grupos Judíos rechazan a Jesús, y así los
adversanos se vuelven IntercambIables A los lectores del evange-
ho, este anuncIO detallado de Jesús les evoca la hlstona de la pa-
SIón que ellos conocen por el evangeho de Marcos Rememoran la
entrega de Jesús a los sumos sacerdotes (cf Mc 14, lOs 18 41-44),
su proceso y condena a muerte (Mc 14,64), la entrega a los roma-
nos (Mc 15, 1), la mofa de que es objeto (Mc 15, 20), la flagela-
CIón (Mc 15, 15)11 Yla cruclflXlón (Mc 15, 20ss) Así, el anuncIO
de la pasIón no sólo pone de mamflesto que el lector ImplícIto del
evangeho de Mateo conoce ya su hlstona, SInO tambIén que el re-
lato mateano no está exento de tensIón Jesús y los lectores saben
cuál es su mISIón Así, Jesús puede Ir a padecer por obedIencIa a
DIOS, y los lectores del evangeho ahondarán en lo que ya conocen,
medItando al leer los capítulos 26s 12 Aparece por pnmera vez el
verbo «crucIfIcar» expresa el últImo objetIvo de la estrategIa mal-
vada de los dmgentes Judíos (cf 26, 2, 27, 26 31) Pero no es ésa
la meta del anuncIO de Jesús DIOS, que ha puesto en marcha todo
esto, Intervendrá de nuevo, él resucItará a Jesús el tercer día, como
creen las comumdades (cf 1 Cor 15,4) Y como será narrado por
Mateo (28, lss)
Se trata, pues, del HIJO del hombre, Jesús, de su InmInente des-
tmo y del plan de DIOS con él De los dIScípulos se trata sólo me-
dlatamente, porque tambIén ellos saben que un día serán Igual-
mente «entregados» (cf 10, 17-22) Y han de recorrer el cammo de
la cruz (cf 10,38, 16,24-26) De sus padecImIentos habla la sec-
ción sIgUiente

6 Sufrlmzento y servzclO (20,20-28)

BIblIOgrafía Clark, K W, The Meanmg of[KATA]KYPIEYEIN, en Id,


The Gentzle Bzas and other Essays, 1980 (NT S 54), 207-212, Brongers,
HA, Der Zomesbecher OTS 15 (1969) 177-192, Hampel, V, Men-

10 Solo 26, 57, 27, 41


11 I Solo aqUl dIfiere la secuencIa I
12 DIcho en termmologla de S Chatman, Story and Dlscourse NarratlVe
Structure In FlctlOn and Flim, Ithaca London 1978, los lectores conocen la story,
por eso pueden estar mas atentos al dlscourse
schensohn und hlstorlScher Jesus, Neulmchen-Vluyn 1990, 106-110,302-
342, Hoffmann-Eld, Jesus, 186-230; Le Déaut, R., Gouter le callee de la
mort: BIb. 43 (1962) 82-86; Légasse, S., Approche de l'éplsode préévan-
géllque desftls de Zébédée (Mare la, 35-45)· NTS 20 (1973-74) 161-177;
Roloff, J., Anfange der soterlOlaglsehen Deutung des Tades Jesu (Mk 10,
45 und Lk 22,27), en Id., Exegetlsehe Verantwortung m der Klrehe, Gbt-
tmgen 1990, 117-143; Seeley, D., Rulershlp and Servlee In Mark la, 41-
45: NT 35 (1992) 234-250; Stuhlmacher, P., EXlstenzstellvertretung fur
die Vzelen (Mk 10,45. Mt 20,28), en R. Albertz y otros (eds ), Werden und
Wlrken des Alten Testaments. FS C. Westermann, Gottingen-Neuklrchen-
Vluyn 1980,412-427.

20 Entonces se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con


sus hijos, haciéndole reverencias con intención de pedirle algo.
21 Él le preguntó: «¿Qué deseas?». Contestó ella: «Que estos
dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu iz-
quierda en tu reino». 22 Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que
pedís; ¿sois capaces de beber el cáliz que voy a beber yo?». Le
contestaron: «Sí, lo somos». 23 Él les dijo: «Mi cáliz lo bebe-
réis, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca
a mí concederlo; será para aquellos que mi Padre tiene desig-
nados».
24 Al oír aquello los otros diez, se indignaron contra los dos
hermanos.
25 Jesús los reunió y les dijo:
«Sabéis que los jefes de los paganos los tiranizan
y que los grandes los oprimen.
26 ¡No será l así entre vosotros!
Al contrario, el que quiera ser grande entre vosotros,
sea servidor vuestro,
27 y el que quiera ser primero,
sea esclavo vuestro,
28 igual que el Hijo del hombre no ha venido a que le sir-
van, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos»2.

1 A dIferencIa de Mc 10,43, en Mt hay que leer ya aquí faTal El futuro tIe-


ne sentIdo ImperatIVO, como los dos sIgUIentes (BI-Debr-Rehkopf § 362).
2 D Yunos pocos testIgos OCCIdentales más añaden aquí un extenso párrafo:
«DebéIs tratar de crecer desde lo pequeño, y desde lo más grande ser más peque-
ños SI llegáIS y os mVltan a comer, no os pongáIs en los puestos destacados, no sea
que llegue algUIen más notable que tú y entonces el anfltnón te dIga al acercarse
Análisis

1 Estructura La seCCIón se dIvIde en dos partes una, Imclada con la


pregunta de la madre de los Zebedeos (v 20-23), y la otra, con el enfado
de los otros dIez dIscípulos (v 24-28) La prImera subsecclón es un dIalo-
go que arranca con una pregunta de Jesus y concluye con su respuesta fI-
nal ContIene un sesgo extraño en el V 22 la madre de los Zebedeos habla
formulado un ruego, pero la respuesta de Jesús no va dmglda a ella smo
a sus dos hIJOS La segunda subsecclón consIste sólo en una breve ms-
trucclón de Jesús, el enfado de los dIscípulos no se artIcula en dIscurso dI-
recto Esa mstrucclón comIenza con dos frases sobre el dommIO de los
grandes entre los paganos (v 25-26a) SIguen dos frases antItétIcas a las
anterIores, ordenadas en forma semlqUlástIca3 y formuladas paralelamen-
te, acerca de lo dIferentes que han de ser las cosas «entre vosotros» (v
26b-27), y una comparacIón fmal de estas frases antItetlcas con la con-
ducta del HIJO del hombre, Jesus (v 28) Jesús tIene, pues, en esta seCClOn
la prImera palabra y la ultIma y, además, la mas Importante y extensa, él
e~ el personaje determmante de prInCIpIO a fm

2 Fuente La fuente es Mc 10, 35-45 Aparece poco modIfIcada Los


tres cambIOS mas Importantes son 1) En lugar de los Zebedeos, es la ma-
dre la que formula la petIcIOn de los mejores puestos en el cIelo (v 20)
Con este cambIO trata Mt de templar la dureza de la sItuaclOn, porque la
respuesta de Jesús en los v 22s va dmglda, no obstante, a los dos dISCI-
pulos 4 2) La madre calla de momento (v 20b), solo la pregunta de Jesús
la amma a hablar Así tIene Jesus la prImera y la últIma palabra en los v
20-28 3) Mt omIte las dos referencIas de Mc al prÓXImo bautIsmo de
muerte (v 38s)5 TambIén omItIó elloglOn, afín en el contemdo de Q 12,
49s Sobre el motIvo de las omISIones sólo cabe especular en ambos ca-
~OS6 Los cambIOS respecto a Mc no se entIenden muy bIen, y la tesIS de la

AbajO hay aun SitIO', y quedes avergonzado Pero SI te recuestas en un puesto mas
bdJo y llega algUien que es mfenor a ti, el anfntnon te dlra Sube mas amba', y
quedaras en buen lugar» El texto es una vanante secundana de Lc 14, 8-11 con
una nueva mtroducclOn que hace de transito a los v 26-28
3 En v 25c126b se corresponden f-lEYUAOL - f-lEYU~ y antltetlcamente xU1:E1;ou-
(JLU~O) - Etvm OLaXOVO~, en v 25b/27, UQXOV1:E~ - JtQGJ1:0~ y antltetlcamente xu
QLEUO) Etvm OOÜAO~
4 Segun Wamwnght Readmg (vol I1I), 256, la respuesta de Jesus (v 22s) se
dirige meqUlvocamente a la madre y a los hiJos Esto es mverosurul, porque el v 23
habla de sentarse a la IzqUierda y a la derecha y, en consecuenCia, del martmo de
los hiJos Mt sigue aqUl, qUlza, Simplemente el texto de Mc
5 El texto blZantmo y unos pocos testigos textuales de otras famlhas las aña-
den de nuevo a ambos pasajes, lo cual es claramente secundano
6 (,Resulta demasIado ambIgua la frase por haberse vuelto ya el verbo ~aJt
n~O) un termmus techmcus para expresar el bautismo cnstlano? Gmlka n, 189 su-
prIorIdad de Mc no es fácJi de mantener en esta perícopa Pero, como-
qUIera que los otros pequeños cambios son caSi todos perfectamente ma-
teanos 7 (lo que no ocumría en el caso de una prIorIdad Mt respecto a los
cambios de Mc), la pnorIdad podría corresponder también aquí a Mc.

Explicación

Los v. 20-28 vienen a ser, en gran medida, u¡1a repetición de te-


mas ya conocidos de los lectores, y relevantes para el evangelista.
Ya elloglOn de los doce tronos (19, 28) planteaba la cuestión de
una recompensa especIal en el cielo, y en 20, 1-16 la respuesta fue
negatIva. La metáfora del «cáliz» (v. 22s) evoca a los lectores el
anuncio de la pasión (v. 17-19). La norma de que los discípulos
han de ser «servidores» y «esclavos» (v. 26s) recuerda en el con-
tenido, no en el lenguaje, la introducción al discurso de la comuni-
dad (18, 1-4). Que al final, en el v. 28, siga un dIcho sobre el Hijo
del hombre, no tIene nada de sorprendente pani los lectores, pues
ya en el v. 18 se habló del Hijo del hombre. Así pues, estos ver-
'i.\c\l\{}'i. 'll\)mu'll\\ 'j 'lln{}\\u'll\\ ~'ll'i.\ e'Á.d\l'i.\'V'llme\\t~tema'i. <:!0l\OC\OO'i..
Lo cual sintoniza con el estIlo repetitivo del maestro Mateas. Co-
mo los lectores de la sección aportan de su lectura anterior del evan-
gelio mucha pre-comprensión y óptica propia, el evangelista pue-
de limitarse a unas pocas matIzaciones en el texto de Mc.
20-23 Por qué se acerca a Jesús la madre en lugar de los hijos, es un
enigma. La mayoría de los exegetas dicen que Mateo quiso exone-
rar a los dos apóstoles, Santiago y Juan, de uníl pregunta imposi-
ble. Esto es quizá correcto, pero Mt no hubIera SIdo muy conse-
cuente en ese caso: desde el v. 22, Jesús contesta a los dos hijos, y

pone que Mt qUIso eVitar una Imagen gnega, cosa que no ¡Ile convence mucho en
vista de los documentos en favor del uso figurado en las traduccIOnes de la Blbha
que recoge G Delhng, BU:lt'tLo[1U ~U:lt1;LG1'tfjVaL, en Id , StI1dlen zum Neuen Testa·
ment und zum hellemstlschen Judentum, Berlm 1970, 243s
7 Cf vol 1, 57s sobre WTE, :ltQooéQX0[1aL, [1ETa, :ltQOOXVVEW (v 20), OVWS
(v 21), U:ltOXQL1'tELC; OE ,[1EAAW (v 22), :ltUTT]Q [1011 (v 23), OE (v 25), &O:ltEQ (28).
Sobre la mtroducclón de la madre de los Zebedeos, cf 27,56, sobre la ~UOLA.ELU de
Jesús, cf 16,28, sobre el presente hlstónco de AcyW, cf vol 1,56s ' AQX0[1aL (Mc
10,41) es térrmno relegado según vol 1, 76
8 Cf vol 11,305 sobre 12,1-20 En 16,21-20,34 es ¡Ilamfiesta la técmca de
repetlclón en los anuncIos de la pasión, y en 16,21-26,64, en los dichos sobre el
HIJo del hombre
cabe presumu que éstos habían lanzado a la madre y estaban detrás
de ella como verdaderos tramoYlstas 9 Se comprueba aquí proba-
blemente, una vez más, que el narrador Mateo tenía escaso mterés
por la coherencia extenor ¿Hay otras exphcaclOnes? También en
27,56 es menCIOnada la madre de los Zebedeos, Mateo la Identi-
ficará allí con Salomé (Mc 15,40), o la mencIOnará en sustitución
de ésta lO SI combmamos los dos pasajes, éstos mdlcan que Mateo
conSideró a la mUjer del Zebedeo como segUIdora de Jesús en el
viaje a Jerusalén ll Mateo no la deja en mal lugar ella nnde home-
naJe a Jesús con reverencias y permanece callada al pnnclplO, es-
to la favorece frente a la petiCión de los dos hiJos, formulada con
descaro en Marcos, de algo que Jesús tiene que cumphr categón-
camente 12 Jesús la amma pnmero a que hable Su petiCión de los
puestos honoríficos para los dos hiJos en el remo celestial de Jesús
no es mcomprenslble, pues ellos forman parte del grupo más ínti-
mo de discípulos (17, 1, cf 26, 37)13 El puesto a la derecha es el
mejor, el puesto a la IzqUIerda se suele conSiderar como menos
honrosol 4 , pero eso no tiene la menor relevanCia en este pasaje Su
petición es a la vez, para los lectores, un ejemplo de la errónea as-
piración de los discípulos a la grandeza terrena (cf 18, ls), ellos
saben por 19,30-20, 16 que, según Jesús, no hay pnvtleglOs en el
remo de los Cielos
Jesús demega la petiCión, él no puede cumphrla Al pnnclplO
no dice por qué, smo que contesta con una réphca sorprendente
que trata de algo completamente dlstmto 15 «¿SOIS capaces de beber

9 ASI ya Agustm (Cons Ev) Il, 64 = 226 YJerommo, 177 (Jerommo atnbu-
ye a la mUjer affectus pletatls y error mulzebrzs ¡al mIsmo lJempo'), y despues de
ellos muchos autores medIevales y postenores Tamblen en onente se pIensa de es-
te modo (por ejemplo, Teofilacto, 364)
10 De la comparaClOn con 9, 9 II Mc 2, 13 donde Mt sustituye "Levl» por
«Mateo» (cf vol JI, 70), se puede mfenr que, al menos, no hay que exclUIr una
SU~lItuclOn en 27, 56 Entonces se constatana aqUl, como en 27, 56, un espeCIal m-
tere~ de Mt o de su comumdad por esa mUjer
II Cf Wamwnght, Readzng (vol I1I), 255
12 8ft..O¡.tfV lvu Ó EUV ut'tTlUW¡.tfV Uf JtüLTlUTlt; ~¡.tiv
13 Los lectores pIensan tamblen en 19,28
14 El puesto a la derecha es para el pnnclpe heredero (Josefo, Ant 6,235)
Por la calle, el maestro va en el centro el dlsclpulo mas antIguo a la derecha, el
rnas Joven a la IzqUIerda (Joma 37a =Blll 1, 835) Mas documentos en Pesch, Mk
n 156
15 Como en 18 3s, cf mpra 30
el cáhz que vaya beber yo?». Al Igual que después de la transfi~
guracIón (cf. 17, 9-13), Jesús conduce aquí a los Zebedeos, direc~
tamente, a la hondura de la vIda: lo suyo es el SUfrImIento, la muer-
te, lo que les amenaza y ellos habrán de soportar. «Cáhz» es una
metáfora que desIgna generalmente, desde los profetas, el JUicio de
DIOS 16 ; pero no queda en ese sIgmfIcado, y se puede refenr tam-
bIén al «destino» que toca a una persona o, muy especIalmente, a
la muerte 17 • Después de 20, 18s, los lectores entendIeron, caSI se-
guro, el cáhz en este último sentido. Los dos Zebedeos afirmaron,
pues, con atrevImIento y valor que eran muy capaces de padecer el
martmo con Jesús. Los lectores reaccIOnarían qUizá con escepti-
CIsmo a esta aseveraCIón categórIca; conocen la hIstOrIa de la pa-
SIón y saben que los dIscípulos huyeron entonces; conocen tam-
bIén la negaCIón de Pedro y sus antenores palabras en Marcos (Me
14,29-31), además, probablemente no saben nada de un martirio
posterIor de Juan 18 . Pero la dISposIcIón verbal al martmo no ayu-
da a los hIJOS del Zebedeo, pues no es asunto de Jesús conceder 109
puestos de honor a aquellos para los que DIOS mismo los preparó y
sólo él puede otorgarlos1 9 • No hay mterceSlOnes que valgan delan-
te de DIOS.

16 Cf especIalmente Brongers* y L Goppelt, mvúl KtA, en ThWNTVI, 149,


20-152,8
17 TestAbr A 16, Tg JI, T J II YTg Neofitl 1 sobre Gén 40, 23, Tg Neofltl r
sobre Dt 32, 1, cf Le Déaut*, 84s, Légasse*, 164, AscIs 5, 13, MartPol 14,2 (cá-
hz de Cnsto)
18 Sólo Tertuhano, Praescr Raer 36, sabe que Juan fue sumergIdo en aceIte
hIrVIendo sm sufnr daño, para monr a edad avanzada de muerte natural ~Por qué,
entonces, hace Mt (al Igual que Mc) que Jesús les confirme a ambos Zebedeos el
futuro martmo (tO flEV ltot1]QtOV flOlJ mwftE)? ~Conocían tambIén una tradICIón
sobre el martmo de Juan? ~O basta el recuerdo del martlflo de SantIago? ~O ello
afecta, retóncamente, sólo al segundo mIembro de la proposlclOn (1;0 010 xafttaw.
etc )? ~O hay mcluso Ironía?
19 La frase es más extensa que Mc 10,40, pero todavía mcompleta La tradI-
cIón latina la completó con el añadIdo de un «vobls» (cf It con excepcIón de d, q;
h aclara medIante transposIcIón «meum non est dare VObIS», cf Jubcher, ltala 1
sobre el pasaje) Entonces cabe mterpretar la proposIcIón así No es mISIón mía da-
ros los puestos de honor (porque hay otros mas dIgnos que vosotros), smo que rm
mISIón es darlos a aquellos para los que los preparó mI Padre (los más dIgnos) Es-
ta exphcaclón, además de mantener el pnnclplO de que la recompensa se da sIem-
pre según los méntos, sortea el molesto subordmaclOllIsmo «amano», cf la hlsto-
na de la mfluencla La exphcaclón es muy frecuente entre los padres, como Am-
brosIO, Def/de, 5,6,80-84 = CSEL 78, 246s, Beda, 89, DlOllIS10 CartuJano, 225;
Maldonado, 418
Historia de la influencia

El v 23, formulado en oracIón subordmada, le creó más tarde dIfIcul-


tades a la IgleSIa porque parecla ser una baza en mano de los arnanos 20
Agustín sólo puede defenderse contra ellos en térmmos dogmátIcos «Lo
que está determmado por el Padre, está Igualmente detenmnado por el
HIJO, porque éste y el Padre son uno»21 Otra SolucIón Igualmente dogma-
tlca de la dIfIcultad consIstIó en afIrmar que el v 23 se refería a la natu-
raleza humana de Cnsto 22 El avance hasta el sentIdo ongmal se prodUjO
sólo en la mClplente IlustracIón El cartesIano Wolzogen señala que en
nIngún lugar de la Escntura aparece Cnsto o el Espíntu santo predestI-
nando, smo únIcamente el Padre «De ahí se sIgue que Cnsto no es el
DIOS supremo»23 En realIdad Mateo, que IdentIfIco a Jesús con DIOS fun-
cIOnalmente (Enmanuel), mas no ontologlcamente, nunca hubIera llegado
a concluIr que la subordmaclón obvIa de Cnsto al Padre (cf tamblen 24,
36) afectase de algun modo a su dIVInIdad

Explicación

Los otros dIez dIscípulos se enfurecen contra los hIJOS del Zebe- 24-27
deo, a pesar de que éstos han recIbIdo calabazas de Jesús ¿Mues-
tran con sus celos que están cortados de la mIsma madera? El de-
seo de grandezas en la tIerra o, por compensacIón rehglOsa, en el
mas allá (18, 1) no es una pecuhandad de algunos, smo de todos
los dIscípulos de Jesús Jesús los conoce y los reúne les recuerda
lo que hacen los Jefes paganos y la ehte de los poderosos No que-
da despejada la cuestIón pnncIpal, la de SI Jesús, en los V 25-27,
contrapone el carácter servICIal de la comumdad, en sentIdo lato, al
señorío mundano en generala, en sentIdo más estrecho, al señorío
mundano malo y tIrámco El hecho de que el v 25 hable de Jefes
de los paganos 24 podría mdIcar la referencIa a señoríos «negatI-
vos» No está claro, en deftmtIva, SI los dos verbos XU'tUX'UQLE'UW
y xun:'i;o'UOLutw tIenen sentIdo neutral o bIen negatIvo, SI sIgmft-
can «mandar», «ejercer el poden>, o bIen «opnmIr», «aphcar la VlO-

20 Cf AmbroSIO, Defide 5,5,55,= CSEL 78,238


2[ De Trmztate 1,12 (25) '= BKV IlII3 38
22 Zwmgho, 354
23 Wolzogen, 346
24 Los lectores, despues del v 19, podnan haber entendido EtlVT], tamblen
aqUl en el slgmfIcado de «paganos»
lencia»25. Pero el argumento decIsivo en favor de la interpretación
lata es, a mi Juicio, que las normas que siguen, v. 26s, no pretenden
subsanar meros abusos de poder que puedan darse en los jefes pro-
fanos. Para Jesús no basta la ausencia, en la comunidad, de los ex-
cesos corrientes en el poder civil, como la opresión y el ejercicio in-
justifIcado de la violencIa; no debe haber en ella nada que signifi-
que «ser grande» o «ser el primero». Los v. 25-27 contraponen, por
tanto, muy radicalmente la estructura de dommacIón propia del
mundo y la estructura de servicIO propia de la comumdad26 • ~táx.o­
vo¡; aparece por primera vez en este pasaje. El radIcal falta casi to-
talmente en la BiblIa. En griego profano, ÓtUx.ovÉw sIgnifica, pro-
piamente, el servicio personal en la mesa, y el significado puede
luego ampliarse y generalizarse27 • ~o'DAO¡; designa, frente a 'X.'úQtO~,
esclavo, una posición subordinada y no libre. Los lectores conocen
ya la palabra, porque ellos son Óo'DAOL del Señor Jesús (lO, 24s);
pero ahora deben prestarse tambIén servicios de esclavo entre sí.
Todo esto significa, al igual que la invitación de 18, 1-4, hacerso
«pequeños» como los mños, una reorientacIón sustancial que pone
cabeza abajO las valoraciones normales 28 • Lo que se suele pensar
asoma aún en la formulación de las frases opuestas: «el que quiera
ser grande entre vosotros...». Pero no se trata de proponer un cami-

25 KaTa- en verbos compuestos puede aportar dIversos malices, entre otros


un maliz perfectIVO (hacer algo hasta el final) o tambIén negatIvo (hacer algo en
mal senlido), cf Moult-How-Tumer JI, 316 KaTa'XlJQLElJW es casI eqUIvalente del
SImple 'XlJQLElJW, y la LXX lo aplIca tanto a enemIgos con maliz negalivo como a
personas o Incluso DIOs en sentIdo POSItIVO La investIgacIón de Clark* prevIene
claramente, en todo caso, contra una interpretacIón negatIva El Infrecuente 'XaTE-
!;OlJOLa~W es traducIdo por Bauer, Wb 6 , negativamente «<abusar del poder Inslitu-
clOnal»), los pasajes ofreCIdos por Bauer acredItan el matIz negalivo, pero sólo en
parte La cuestIón es muy relevante en la interpretacIón postenor a la Reforma, cf.
mfra,22ls
26 Seeley*, 234-245 coloca Mc 10, 41ss entre las tradICIOnes heleníslicas so-
bre el buen Jefe, servIdor y benefactor de los subordinados (por ejemplo, en Mu-
somo Rufo o en DIón Cnsóstomo, Or 1,3), y las tradICIones címco-estOlcas sobre
el Jefe sabIO Pero la contraposIcIón global con «los» Jefes de los paganos en Mt
20, 25 parece mdlcar que el dIcho no presupone la eXIstencIa de tales Jefes buenos
y valora negatIvamente el dommlO mundano en térmmos generales Las tradICIO-
nes mencIOnadas por Seeley no eran conOCIdas, presumIblemente, en la tradICIón
de Jesús
27 Roloff*, 131
28 La valoraCIón «normal» aparece reflejada de modo paradIgmátIco en la
sentencIa del sofista CalIcles, Platón, Gorg 491e «(,Cómo puede ser felIz (eubal-
f!wv) algUIen que está sIrvIendo (bOlJAElJWV)?'>
no nuevo de grandeza, más noble que el del dominio y el poder, si-
no de renunciar a querer-ser-grande, pues aun el más sutil pensa-
miento de querer ser grande corrompe el auténtico servicio. Por eso
habla Jesús aquí en paradojas: «el que quiera ser grande», debe ha-
cerse pequeño y licenciar la idea de grandeza. Así, las dos oraciones
(v;-Eáv de los v. 26s no tratan de enseñar a la comunidad un nuevo
camino de grandeza, sino de acabar con su querer natural y trasto-
carlo con el segundo miembro de la proposición. Así, y sólo así, se
convierte la comunidad en la sociedad de contraste frente al mun-
do. Es ya la segunda vez que Mateo dice esto, después de 18, 1_429 •

Historia de la influencia

Los v. 24-27 fueron una «cruz» especial para los exegetas de la Refor-
ma y la post-Reforma. Estos versículos parecían expresar una diferencia
fundamental entre Estado e Iglesia, diferencia que llevó a los anabaptistas
a creer que «el cristiano no puede ser una persona de mando o gobiemo»30.
Los versículos crean dificultades a los exegetas inspirados en la Reforma.
Ellos pudieron proclamar muy alto -contra los obispos-príncipes católi-
cos- que «el ministerio de un pastor difiere tanto del de un príncipe» que
una misma persona no puede ejercer los dos 31 • Pero ya Lutero subraya que
nuestro texto no rechaza la autoridad civil, sino que la confirma 32 . Los
exegetas evangélicos y católicos coincidieron entonces en que el texto no
hablaba de príncipes cristianos, sino paganos, que ejercían un dominio ti-
ránico sobre los súbditos 33 . Según Bucer, los magistrados «sirven» de un
modo específic034 • Brenz admite que la misma persona puede ser príncipe
y obispo, «etsi dificillimum est»35. Pero ¿en qué difiere entonces el prín-
cIpe evangélico que ejerce a la vez el ministerio episcopal, de un obispo-
príncipe católico o incluso del soberano del Estado pontificio, el papa, a
qUIen Lapide califica de ejemplar en este aspecto por autodenominarse
«servus servorum Dei» ?36. El episcopado soberano que los exegetas pro-
te~tantes admitieron oscureció evidentemente su visión de este texto. La

29. La tercera vez lo dirá en 23, 8-12.


30. Schleitheimer Artzkel, 6 = KTCQ III 142.
31. Calvino, Inst. IV, 11, 8.
32. (Evangelien-Auslegung) II 685s.
33. Por ejemplo, Musculus, 473; LapIde, 390; Jansenio, 186, con referencia al
sentIdo negatIvo del prefijo /tatu.
34. Bucer, 161A.
35. Brenz, 671.
36 Lapide, 3908.
tesIS de la dIferencIa fundamental, que marca esa VISIón, entre las estruc-
turas de dOmInIO en el Estado y las estructuras de «no dOmInIo» en la
IglesIa, no pudo Imponerse en la exegesIs de la post-Reforma, condIcIo-
nada por la nueva sImbIOsIs de Estado e IglesIa En esta línea los protes-
tantes, en su penodo de IgleSIa domInante hasta el sIglo XX InclUSIVe, te-
nían la funesta tendencIa a adoptar en la IgleSIa caSI todas las formas de
dOmInIO estatal (estructura monárqUIca, parlamentana, hasta el «pnncIpIO
del Fuhren» Alegra ver expresado, frente a eso, SIqUIera en un «OPOSI-
CIOnIsta» como Wolzogen, exactamente lo que qUIere decIr el texto, a mI
JUICIO no solo hay una dIferenCIa radIcal entre dOmInIO Injusto, pervertI-
do por la arrogancIa y la ambIcIón, SInO entre dOmInIO CIVIl como tal y la
estructura de la comunIdad «Ejercer el poder sobre las naCIOnes eXIgIr-
les obedIenCIa, pertenece a la naturaleza y esenCIa del dOmInIO, pero lo
que Cnsto ordena aqUI a los apostoles, el abajamIento y la sumISIón, es to-
do lo contrano SI Cnsto ordena eso la consecuenCIa es que InvalIda el
dOmInIO»'7

28 El orden que debe remar en la comumdad se corresponde con


lo que (WOJtEQ) hIZO el HIJO del hombre Su aCCIón es el modelo
que ha de mspIrar a la comumdad Al margen del JUICIO que me-
rezcan las arduas cuestIOnes de hIstona de la tradICIón y los pro-
blemas hIstóncos concretos que plantea este dICho, queda claro en
el contexto mateano que las palabras sobre el HIJO del hombre en
el v 28 no son mngún cuerpo extraño añadIdo desde fuera, smo la
CIma de un pensamIento orgámco que comIenza (v 18) y conclu-
ye (v 28) con la pasIón del HIJO del hombre «HIJO del hombre» es
para Mateo un autocahfIcatIvo de Jesús que enCIerra toda su obra:
la actIvIdad terrena, la muerte y la exaltacIón futura 38 La actIvIdad
terrena del HIJO del hombre aparece descnta en el V 28b con el
verbo 6LUXOVEW Los lectores pIensan qUIzá, ante todo, en el Jesús
que «SIrve en la mesa» durante las comIdas o, más tarde, en la ce-
na, y en sentIdo más ampho, pIensan en sus curaCIOnes Aparte de
eso, Jesús «dará su VIda», en CIerto modo, como culmmacIón de su
serVICIO (V 28c) Esto lo había dICho ya Jesús vanas veces en el
evangeho a sus dIscípulos, y tambIén que la entrega de la VIda ha
de ser Igualmente para ellos la consecuenCIa del serVICIO (lO, 38s;
16, 24-26) Lo nuevo es aquí SImplemente que Jesús mterpreta,
además, su muerte esa muerte es t.:\.J'tQov para muchos

37 Wolzogen 347
38 Cf el excursus ~obre el HIJO del hombre vol II, 654-656
Este pasaje SUscIta hoy muchas preguntas sobre la naturaleza de la
muerte explatona de Jesus Es muy dIfICIl contestarlas a la luz de Mt El
v 28 es un verslculo aIslado en el contexto del evangelIo de Mt, que solo
tIene un CIerto paralelo en 26, 28 Yque Mt, ademas, toma lIteralmente de
Mc AUlQOV es una palabra que dentro del evangelIo de Mt solo fIgura en
este pasaje, sIgmflca «precIo de rescate», en el gnego profano, por eJem
plo, el precIO de rescate para los esclavos39, en los LXX, el rescate en lu
gar de una pena de muerte (Ex 21, 30 Y pass/m) Entre las numerosas
Ideas sobre eXpIaCIOn y redenCIOn del nuevo testamento, la nOClon de res-
cate de los fIeles por Cnsto (l Cor 6, 20, 7,23 [tLl!ll en lugar de AUlQOV])
es, IIngmstIcamente, lo mas afm a lo que puede expresar el texto matea-
n0 40 No parece que Mt se refIera a un pasaje bíblIco concreto, nI SIqUIera
a ls 53, 10-12, pasaje al que apenas hay puentes verbales y que para Mt
tampoco tIene una relevancIa fundamental en otros lugares 4' El sentIdo
exacto de la frase es, pues, relatIvamente mdetermmado Para Mt, la Idea
de rescate o de «SustltucIOn» es aqm, probablemente, menos Importante
que la radIcalIdad del serVICIO de Jesus Jesus tomo tan en seno el serVI
CIO a los demás, que dIO su VIda por «muchos»42

Resumen y sentido actual

Jesús habla a los Zebedeos sobre la muerte que les espera y no


sobre su pOSIcIón encumbrada en el CIelo Recuerda una vez más a
los dIscípulos el vuelco total de las estructuras de poder CIVIl en la
comumdad Da así una onentaclOn báSIca a la IglesIa, onentaclón
haCIa abajO, haCIa el serVIClO Es, en defmItlva, la onentaclón ha-
CIa su propIO camIllO como HIJO del hombre La estructura serVI-
CIal de la IgleSia slgmfIca para Mateo el abandono de cualqmer es-
tructura de domlmo en ella
¿Que sIgmfIca esto para la estructura jurídIca de la IglesIa? Pa-
saJes como 20, 24-28 o 18, 1-4 apenas se han entendIdo en la hlS-

39 SplCq, Notes III 432s


40 Cabe comparar tambIén 1 Tlm 2, 6 (avlú;uTQOV) Tlt 2 14 (AUTQOW) y 1
Pe 1 18 (AUTQOW), pero estos pasajes son muy ImprecIsos en el contemdo Mas m
deflmdo es aJtoAuTQW<JL<; que puede ser la expreslOn general por «redenclOn»
41 Sobre todo la palabra clave central AUTQOV no fIgura allI cf por ejemplo
Stuhlmacher*,417s,Hampel* 317 325 Cf vol 11 41 sobre 8 17 aproposItode
1s 53 en Mt No podemos abordar aqUl vestiglOs bíblIcos llamativos de formas pn
mltIvas y precedentes del lag IOn
42 IlOAAOL (,sm artIculo') no se puede mterpretar en Mt de modo mcluslvo en
el sentIdo de «todos» como se hace desde Jeremlas La ultlma cena palabras de
Jesus Madnd 1980, 194 197 247254 Ese plural hace referenCIa a la comumdad
toria de la Iglesia como principios básicos para el derecho canóni-
co. Apenas han sido efectivos fuera del ámbito individual. Ningu-
na de las grandes iglesias es, en su estructura, una Iglesia «de ser-
vicio» en el sentido mateano. Pero esto no puede explicarse, a mi
juicio, únicamente como una deserción del origen y como adapta-
ción a las formas de poder seculares. El problema es más hondo.
¿Puede haber estructuras, «superiores» y «súbditos», «sacerdotesl
pastores» y «laicos», en una Iglesia que se orienta, en la línea de
Mateo, fundamentalmente hacia abajo, en el servicio, y no hacia
arriba, en el poder? ¿Puede haber un «régimen» eclesial institucio-
nalizado? Alguna forma de dominio parece inevitable en una Igle-
sia institucionalizada. ¿No es cualquier «servicio» especial, sobre
todo si va ligado a competencia, saber o carisma, un ejercicio de
poder y una dominación? No es verdad que la Iglesia no haya in-
tentado nunca orientar realmente su derecho en esta linea mateana
(¡y de Jesús!). Con mucha mayor frecuencia se ha empleado nues-
tro texto para disfrazar y dar otro nombre (muchas veces, sin per-
catarse de ello) al dominio, que ha sido y sigue siendo muy real en
la Iglesia. Pero no se está a la altura del texto cuando aquellos que
llevan la voz cantante en las comunidades (muchas veces, sólo
eso) se llaman humildemente «ministros», o cuando el que es JtQw- '
"to~ en la Iglesia se autocalifica de «servus servorum Dei». ¿Es un~
utopía la línea de Jesús y de Mateo? Desarrollar un derecho de la
Iglesia como «derecho-servicio» es, en todo caso, una tarea que to-
das las confesiones deben tomar en serio 43 • '

7. Los dos ciegos (20, 29-34)

Bibliografía: Burger, Davidssohn, 72,74; Held, Matthaus, 207-211.


Más bibhografía** en vol. n, 93.

29 Cuando salieron de Jericó le siguió mucha gente. 30 Y he


aquí que dos ciegos que estaban sentados a la vera del camind
y oyeron que Jesús pasaba, se pusieron a gritar: «¡Ten compa.'
sión de nosotros, Hijo de David!»'. 31 La gente les regañaba

43. Cf.las Importantes consideracIOnes de 8arth, KD IV/2, 781-783.


l. El texto de las dos peticIOnes v. 30s es dudoso. En el v. 30 leo, con los ¡ro.,
portantes testigos ~, D, El, fl3 Yotros, la versión breve; XÚQLf fue deslizado, quizá"
para que se callaran; pero ellos gritaban más: «¡Ten compa-
sión de nosotros, Señor, Hijo de David!». 32 Jesús se detuvo, los
llamó y les dijo: «¿Qué queréis que haga por vosotros?». 33 Le
contestaron ellos: «¡Señor, que se nos abran los ojos!». 34 Jesús
sintió lástima y les tocó los ojos; al momento recobraron la vis-
ta y lo siguieron.

Análisis
1 Estructura El relato de la curaCIón de los dos cIegos pone fin a los
capítulos 19-20 la hlstona mateana de Jesús recorre ahora la última eta-
pa antes de Jerusalén Constituye a la vez el tránSito a la nueva parte prm-
Clpal (cap 21-25; en el capítulo que sigue, Mt conectará tanto con la cu-
raCión de los ciegos como con el título de «HIJo de David» (21, 9 14s) El
relato presenta una estructura clara El v 29 mdlca el lugar y el escenano.
En la exposIción, v. 30s, la mirada se fija en los dos ciegos que están sen-
tados al borde del cammo mientras pasa Jesús Aunque la gente trata de
Impedírselo, gntan dos veces (fXQUSUV I..EYOV'tE~ - !J.Et1;ov fXQUSUV 1..10-
YOV'tE~) y piden compasión a Jesús con palabras casI IdéntIcas (EI..ETIOOV
~!J.a~, uto~ óuutb, que la segunda vez se mcrementa con XÚQLE) En los v.
32s se produce la conversaCIón con Jesús, que ahora se detiene2 • El v 34
refiere la curaCIón que Jesús realiza en respuesta a la petición de los cie-
gos, movido de compasión (Ol'tl..uyxvLO{td~) Como la muchedumbre en
el v 29, los CIegos siguen también ahora a Jesús
2 Fuente. Mt había narrado ya este epIsodIO con CIerta libertad en v.
9,27-31. Esta vez se aproxima más a su fuente, Me 10,46-52 Como ocu-
rre a menudo en sus relatos de milagros, Mt omite algunos detalles narra-
tivos, sobre todo de Mc 10, 49s, porque Jesús llama directamente a los
ciegos sm mtermedlaclón de la gente 1 Mt Simplifica en el v. 29 las mdl-
caClOnes geográfIcas ImprecIsas de Me, que habla pnmero de la entrada
en Jencó y luego de la salida Jesús ha estado ya en Jeneó4 Sólo en esca-

de v 31 33 En el v 31 parece ongmalla secuenCia ft..ET]OOV lÍf!c'iS;, KUQLE, que no se


corresponde con el litúrgiCo KUQLE ft..ET]OOV, pero sí con el lenguaJe de los salmos
(Sal 122,3 LXX, cf 6,2 LXX, 9, 13 LXX, 30, 9 LXX, 85, 3 LXX), a pesar de los
deblles testimomos
2 ~::-tas; aparece contrapuesto a JtUQUYEL
3 Faltan, además, los dlsclpulos sm funclOn y la denommaclón de «mendi-
gos», de Mc 10,46, el térmmo Nu~uQT]voS;, no muy adecuado, después de 2,1-12,
para el Jesús betlemlta, de Mc 10,47, el manto y el salto, de Mc 10,50, Y la pala-
bra clave, «cammo (de paSión»>, Importante para Mc, de Mc 10,52
4 Lc las Simplifica tamblen, pero de otro modo según Lc 18,35, el eplsodlO
OCurre cuando Jesús se dmge a Jencó El pasaje muestra muy bien que Mt y Le no
sa medIda armomzó Mt sus dos verSlOnes del eplsodlO, lo más Importan-
te es que las dos veces habla de la curacIón de dos cIegos anómmos 5 Pe...
ro aprovecha en sus narraClOnes retocadas dos potenclahdades de sentIdo
dIferentes, contemdas en Mc lO,46-52 En 9, 27-31 cuenta el epIsodIo
como hlstona de fe, en 20, 29-34 omIte precIsamente el tema de la fe de
Mc 10,52, el relato culmma en la curacIón por contacto (éiJttw), sm que
Jesús dIga nada6 Smtomzaría con esto el suponer que, con el empleo lla-
matlvo de la palabra 0ltltu en el v 34, Mt qUIere evocar el relato om1tldo
Mc 8, 22-26 7 En conjunto, Mt 20, 29-34 queda más próxImo a su fuente
Mc que en 9, 27-31 8

Explicación

29-31 Jesús sale de Jencó 9 ; comIenza la últIma etapa, cammo de Je-


rusalén Va rodeado del pueblo que le sIgue, la IgleSIa potencIapo.
Aparecen allí dos cIegos. Los lectores recuerdan cómo Jesús había

se conocen Esta dIficultad condujo en la hlstona de la interpretacIón a un largo de-


bate de sIglos sobre SI Jesús curó a un cIego en Jenco una, dos o tres veces La te-
SIS normal, defendIda por la mayona de los padres de la IgleSIa, fue, según Agustín
(Cons Ev) 11, 65 (125s), que hubo dos curacIones, una al entrar en Jencó y otra al
sahr, la dIfIcultad de que fueron sanados dos cIegos según Mt, y uno, Bartlmeo, se·
gún Mc, se resolvía dIcIendo que Mc habló sólo del más conocIdo de los dos cIe-
gos Hay, ademas, la tesIs -relativamente Infrecuente- de tres curacIOnes de clegog
(Orígenes 16, 12 = GCS Ong X, 510, Orígenes Invoca para esta tesIs la ¡lnsplra-
clOn verbal ') La tesIs de que las tres narracIOnes se refIeren al mIsmo suceso la de-
fIenden, en hermosa unammldad, Calvlno 11,158 y su intimo enemIgo Maldonado
420s (que se apoya erroneamente en Teofllacto) Esta tesIs se Impuso después rá-
pIdamente, pero no en todas partes, ¡como mdlca hoy el comentano fundamenta-
hsta de G Maler 11, 139s, por ejemplo'
5 Cf vol 11, 90, con n 5s
6 Para Held, Matthaus, 213, que mterpreta en perspectiva paradIgmática los
relatos de milagros, la «hlstona de fe» (9, 27-31) es realmente mateana, mIentras
20, 29-34 sólo puede msmuar la mterpretaclón mateana de sus relatos taumatúrgI-
cos Nuestra mterpretaclón pretende mostrar el verdadero slgmflcado de 20, 29-34.
7 Son palabras comunes á:n:tw, Of.tf.tU, avu~t..e:n:w Sobre el «cesto de los pa-
peles» mateano, del que Mt toma constantemente formulaCIones y temas de textos
de Mc desechados, cf vol 11, 96, con n 3, e mfra, 333, n 8
8 El resto de los pequeños cambIOS es mateano en el lenguaJe Cf vol 1,57,
sobre axot..ouitew con OXt..o; (v 29), XUL tbou, t..eywv (v 30), be, t..eywv, XUQLe con
et..eew (v 31), XUQLe (en boca de suphcantes cf vol 11,29), avOLYw (como 9, 30)
(v 33), a:n:AuyxvL~O¡lOL, be, áJttw (corno 9,29), evitew; (v 34) ITuQuywv fue ID-
ducldo por Mc 2, 14 = Mt 9,9 o por 9,27 Sobre ¡lei~ov, cf Schenk, Sprache, 222.
'AvOLYw con OcpitUt..¡lOL es lengullJe LXX
9 InformaCIón sobre el Jencó de la época en Gmlka, Marcos 11, 127
10 Cf vol 1, 252s
curado ya antes a ciegos (9, 27-31; 12,22; 15, 30s; cf. 11,5). Re-
cuerdan asimismo lo que declaró Jesús sobre el pueblo que no ve
(13, 13s) y sobre sus guías ciegos (15, 14). Saben además, por su
tradición bíblico-judía, que no se da sólo una ceguera física, sino
también una ceguera del corazón y del pensamiento!l. Interpretarán
asimismo este episodio en sentido metafórico: ellos mismos son 12
personas que están sentadas al borde del camino y gritan compasión
a Jesús, que pasa a su lado l3 • Como estos ciegos, tampoco ellos se
dejarán detener por nadie para llamar a Jesús. Los ciegos invocan al
Hijo de David, el mesías de Israel que ayuda y sana. Con este títu-
lo sitúa Mateo la narración en su macrotexto: Jesús es el mesías es-
perado por Israel, que sana a los enfermos de su pueblo y entrará,
por eso, en la ciudad santa como rey en nombre del Señor (21, 9).
Pero encontrará allí un recibimiento ambiguo y, como sugería ya
13, 13s, será finalmente recusado por los «ciegos» fariseos y letra-
dos (cf. 23, 16-23)14. K'ÚgLE, en el segundo grito de auxilio, no só-
lo aumenta la intensidad de la oración, sino que facilita a los lecto-
res la identificación: así invocan también ellos al Jesús exaltado!5.
La segunda petición de los ciegos hace que Jesús, que pasaba 32-34
de largo, se detenga l6 . Llama a los ciegos. Ellos concretan su peti-
ción: ¡que Jesús les abra los ojos! Jesús lo hace, tocándolos. Este
gesto, subrayado por Mateo, demuestra que la curación no debe
entenderse en modo alguno en sentido puramente metafórico 1?
Los relatos mateanos de milagros son más bien reseñas de algo que
sucedió en vida de Jesús. Este texto pone de relieve precisamente
ese potencial de sentido de Mc 10, 46-52: señala que entonces dos

Jl. Documentos en W. Schrage, 'rv<pAó~ XtA., en ThWNT VIII, 276, 4-278, 6;


280,26-281,34; 284,32-286,24.
12. 'EAÉr¡aov (XVQLf) evoca el lenguaje de los salmos y quizá el lenguaje lI-
túrgICO; cf. vol. 1, 84; 11, 93s, 570.
13. Es más fácIl identIfIcarse con dos cIegos anómmos que con un mendIgo
cIego que tIene nombre y padre conocidos.
14. Cf. el excursus «Hijo de DaVId» en vol. 11,91-94.
15. YLO~ ~aul6 apunta, pues, al pasado; XVQLf, al presente. Cf. Roloff, Keryg-
ma,133s.
16. IIaQáYfL (v. 30) se contrapone a O1:á~. Cuando E. Lohmeyer, Und Jesus
gzng voruber, en Id., Urchristliche Mystzk, Darmstadt 21958, se afana por entender
a Jesús transeúnte desde textos veterotestamentanos (Ex 33, 19.22) como una «se-
ñal epifánica» (70-79, cita en 78), resulta más profundo que atinado.
17. TambIén en la comumdad mateana se producen curaCIOnes; cf. 10,8; 17,
19~, vol 11, 100s,682.
ciegos que invocaron al mesías de Israel recobraron físicamente la
luz ocular mediante el contacto de Jesús. Sólo como reseña de una
curación real se hace luego transparente 18 esta historia para las ex-
periencias personales de los lectores, que gracias a Jesús son ya vi~
dentes l9 • Jesús lo hizo por compasión, como dio pan a su pueblo
por compasión y le envió mensajeros por compasión (14, 14; 15,
32; 9, 36). Después de ser curados, los convertidos en videntes se
agregan al pueblo que sigue a Jesús.

Resumen

En el macrotexto de la historia de Mateo, nuestro texto vuelve


de la gran parte principal-pasando por la actividad de Jesús en la
comunidad surgida en Israel (16, 21ss)- al hilo principal de la na-
rración: la actividad del mesías de Israel en su pueblo. Con la últi-
ma de las numerosas curaciones de ciegos, evoca de nuevo la gran
luz que vio «el pueblo que habitaba en tinieblas» (4, 16), Yprepa-
ra a la vez la actuación final de Jesús, hijo de David, en Jerusalén
(cf. 21, 9.15s). Suscita así, indirectamente, la reacción hostil de los
jefes del pueblo, que son ciegos que guían a ciegos (15, 14; 23, 16-
26) Yvan a dar muerte a Jesús, que es la luz. Nuestro episodio vie-
ne a ser, de ese modo, una transición importante en el relato de
Mateo. Pero es a la vez un episodio básico para las experiencias
personales de los lectores, que piden la compasión de su Señor y le
dan gracias, en el seguimiento, por su «visión».

Historia de la influencia

En la Iglesia antigua y en la Edad Media, la curación de los dos


ciegos fue interpretada en sentido alegórico. Entendida alegórica-
mente, la narración no habla ya del Jesús de entonces que curó a
dos ciegos. Más bien se refiere al Jesús presente, Dios-hombre,
que salva de la ceguera del mundo. Jericó es el mund0 20 • Partien-

18. Sobre la transparencIa de los relatos mateanos de mIlagros cf vol n, 100s.


19 Por eso, desde la transparencIa del relato, complementa lógIcamente s}'", al
fmal de v 33 «y nosotros te vemos».
20 Por ejemplo, en Orígenes, 16,9 = GCS Ong X, 503, Agustín (Quaest. vol.
11), 1, 28 = 22, Ischodad v Merv, 79
do del hebreo, se decía a menudo que Jencó (1n,') era la cmdad de
la luna (O,~), que no recIbe la luz de sí mIsma, smo de fuera, del
SOPI El hombre Jesús, encarnado, «pasa», el «pasar» desIgna su
nacImIento, vIda y muerte, en suma, su humamdad Pero mteresa
que nosotros nos hagamos encontradIzos en el paso de la dIvIm-
dad, ésta es, al pasar, lo mmutable que «está qUleto»22 Jesús-DIOS,
deteméndose, hbra al mundo de su ceguera El texto VIene a ser así,
en cIerto modo, el receptáculo hnguístlco del encuentro con aquel
que es DIOS verdadero y, a la vez, hombre verdadero El «ver» es
entonces la fe, la ilummacIón mediante «la enseñanza de la predi-
cacIón»23 Los «cIegos» pueden ser objeto de diversas mterpreta-
ClOnes en este marco conceptual

a) A la luz de la hlstona de la salvación, los cIegos pueden ser Judá e


Israel que aguardan a su mesías, del que sólo saben que será descendIen-
te de Davld24 Otros contemplan en los dos cIegos a los dos grupos Judíos
más Importantes los saduceos y los fanseos 25 Otros más pensaron en los
paganos, los descendIentes de Cam y Jafet26 , o en las dos partes de la Igle-
Sia, Judíos y paganos, a los que el «pueblo» -es decIr, en tIempo de los
apostoles los Judíos, más tarde los «paganos que persIguen con saña a los
cnstIanos»- aparta de la fe 27
b) Pero el símIl de los dos cIegos fue aplIcado tambIén, con frecuen-
CIa, a determmadas personas Según el ImpresIOnante sermón de Gregono
Magno sobre Lc 18,31-43, los dos cIegos representan a los mIembros del
genero humano que recIbIeron la luz por la presencIa del Redentor para If
por el camlllo de la vlda28 La «multItud de los carnales» representa los

21 Por ejemplo, en Gregono Magno, 2, 2 = PL 76, 1082 Rabano, 1033


22 «Temporalia emm transeunt, aeterna stant» (Agustm [Quaest vol II], 1,
28 = 23, cf Id, Sermo, 88, lO [9]15 [14] = PL 38,544,547) Gregono Magno, 2,
6 = PL 76, 1084 «Segun su naturaleza tuvo que nacer, crecer, monr, resucitar Ir de
un lugar a otro», es deCir, pasar
23 Jerommo, 180, Agustm, Sermo, 88,4 = PL 38,54 (ver en el sentido de Mt
5 8) Gregono Magno, 2, 8 = PL 76, 1085 (ver a Jesus con los oJos del espmtu),
Alberto Magno, 710 (cita)
24 Por ejemplo, Ongenes, 16, 10 = GCS Ong X, 505 (no vieron al verdade
ro Logos en la ley y los profetas), 12 = Ibld ,511, Teofilacto, 368
25 Por ejemplo, Jerómmo, 180s (las multldudes son en el los paganos arro-
gante~) Seda, 89 y Rabano, 1033 como posibilidad
= =
26 HJ1ano, 20, 13 SC 258, 118, AmbrosIO, In Luc VIII, 80 BKV 1121,
511 Opus Imperfectum, 36 = 832 como posibilidad
27 Agustm, Sermo, 88, 11 (10) = PL 38, 544s, Seda, 89s (cita) como posibi-
lIdad
28 2, 1 = PL 76, 1082
placeres y apetitos que nos acosan en la oración 29 • El hombre debe cono.
cer que está ciego, y rogar a Cristo que le abra los ojos interiores 3o • El tex-
to describe así cómo Cristo «sana con su contacto el espíritu cegado por
las apetencias mundanas» y nos da luz «para que sigamos sus huellas»31.

Esta exégesis alegórica es impresionante, y hermenéuticamen·


te eficaz. Muestra cómo la idea del Cristo presente, en este caso la
doctrina de las dos naturalezas, puede convertirse en la clave de la
comprensión. El Cristo presente y vivo habla así a través del texto,
que ya no es una mera reseña de algo pasado. Descubre a los lec-
tores creyentes la situación en que se encuentran dentro de la his-
toria de la salvación. Y les descubre las experiencias personales
que han hecho con el Cristo viviente. Aquí, además, se hace visible
lo cerca que está la exégesis alegórica de aquello que el propio
evangelista hizo con el relato transmitido de la curación del ciegQ
Bartimeo. Él lo insertó en su historia de Jesús, que cuenta cómo Je-
sús, el mesías de Israel, fue la luz de los paganos. Y lo deja trans..,
parente para la experiencia de la visión recuperada, experiencia
que hace el creyente en el encuentro con Cristo. La exégesis ale-
górica de la Iglesia antigua no es, por tanto, una aberración exegé..
tica, sino que recoge mucho de lo que el texto dice. Tampoco es
simplemente una aberración cosmovisiva, una lamentable conce-
sión a la mentalidad griega de la época en la exégesis, sino, al me-
nos germinalmente, un intento de lectura cristológica de la Biblia,
un intento de descubrir la divinidad de Jesús en la historia huma-
na y en el texto humano de la Biblia32 • Esto lo muestra ejemplar-
mente la exégesis que la Iglesia antigua hace de los v. 29-34.

29. 2, 3s =PL 76, 1083s (cIta 3 =Ibld., 1083); Tomás de Aqumo (Lectura), n.o
1676; Alberto Magno, 711 (cIta).
30. Valdés, 362.
31. Erasmo (Paraphrasls), 110.
32 Cf. U Luz, Matthew In H1StOry, Mmneapohs 1994, cap. 5.
V
JESÚS EN JERUSALÉN
(21, 1-25,46)
A
AJUSTE DE CUENTAS DE JESÚS
CON SUS ADVERSARIOS (21,1-24,2)

Bibliografía: Grams, R., The Temple Conjlict Scene: A Rhetorical Analy-


sis ofMt 21-23, en D. F. Watson (ed.), Persuasive Artistry: Studies in New
Testament Rhetoríc. FS G. A. Kennedy, 1991 (JSNT.S 50), 41-65; Schwei-
zer, E., Matthiius 21-25, en Id., Matthiius 116-125; Villiers, P. G. R. de,
Configuratíon and Plot in Mt 19-22. Aspects ofthe Narratíve Character
of the Gospel ofMatthew: Neot. 16 (1982) 56-73.

Los capítulos que siguen ahora, con escenas que transcurren en


Jerusalén, están marcados por las controversias, como en 12, 1-16,
20. Cuentan el último gran ajuste de cuentas de Jesús con los diri-
gentes hostiles de Israel I . Dominan formalmente, junto a las dispu-
tas (21, 15-17.23-27; 22, 15-46), las parábolas polémicas (21,
28-22, 14), Yen el capítulo 23 las invectivas y amenazas de juicio.
A diferencia de las partes narrativas anteriores del evangelio, hay
ahora muy pocos textos narrativos (21, 1-19), Ya diferencia de 16,
21-20,34, apenas instrucciones a los discípulos (sólo 21, 20-22).
Los tonos de la narración cambian, pues, notablemente con la en-
trada de Jesús en Jerusalén.
No es fácil articular estos capítulos. Sólo el discurso de la de-
nuncia (cap. 23) es identificable claramente como una sección in-
dependiente. Pero la cuestión es saber si se integra, con los capítu-
los 21s, en una parte principal. Cabría también asociarlos a los ca-
pítulos 24-25 y entenderlos como primera parte del último de los

l. Grams*, 47: «The entire section has the character of an ad hac trial scene...
In the end (ch. 23) Jesus pronounces God's final verdict of condemnation on the re-
hglOus leaders of Judaism». Grams*, 51s entiende en sentIdo retórico los caps. 21-
23, por analogía con un discurso de juicIO: 21, 1-22 es la narratía, 21, 23-22, 4 es
la probatía, el cap. 23 es la peroratía. Resulta difícil, sin embargo, articular una
parte narrativa del evangelio por analogía con un discurso.
cinco grandes discursos de Jesús. Los capítulos 23-25 serían en-
tonces un discurso en dos partes que versaba sobre el juicio en un
doble sentido: el juicio intrahistórico a Israel y el juicio final. De
modo parecido a 13,36, una observación narrativa incidental inte-
rrumpiría el discurso en 24, ls.

Habría varias razones para ello: 1) La introducción del discurso en


23, 1 aparece subrayada 2• 2) A diferencia de 21, 23-22, 46, no hay en el
capítulo 23 ninguna interrupción narrativa; Jesús mantiene un monólogo
que es mucho más extenso que el de 11,7-19 Y 12,25-37, Ytan extenso
como todo el discurso de capítulo 18.3) Entre el dicho clave a los letra-
dos y el discurso escatológico figuraba en el evangelio de Marcos la pe-
queña perícopa de la viuda (Mc 12,41-44). Mt la omite, aunque le cua-
draría en el contenido. ¿Indica con ello que quiso conjuntar los capítulos
23 y 24s como un solo discurso? 4) El cambio de destinatarios y lugares
entre los capítulos 23 y 24s no tiene por qué afectar a la unidad de los ca-
pítulos 23-25, como demuestra la interrupción similar en el discurso en
parábolas (13,36).

Yo prefiero, no obstante, con muchos otros exegetas3, asignar el


capítulo 23 al anterior y limitar el quinto discurso de Jesús a los ca-
pítulos 24s. Las razones son, sobre todo, de contenido: el discurso
de la denuncia es la conclusión orgánica del gran ajuste de cuentas
de Jesús con Israel en los capítulos 21s, y enlaza bien con las con-
troversias mantenidas, sobre todo, frente a los fariseos en 22, 15-46.
Las referencias de contenido a los capítulos 24s son, en cambio,
más bien formales, pues el juicio de Dios sobre Israel, que el evan-
gelista ve consumado en la destrucción de Jerusalén, no es el juiciQ
final del Hijo del hombre a todas las naciones, juicio del que ha-
blan los capítulos 24s. Además, el capítulo 23 contradice la regla
fundamental según la cual los cinco discursos mateanos que inte-
rrumpen la narración del evangelio están pronunciados «de puertas
afuera» e interpelan directamente a los lectores del evangelio en la
comunidad4 • El discurso de la denuncia forma parte, en cambio, del

2. El lugar paralelo más semejante a 23, 1 es el comIenzo del discurso en Mt


13, (ls)3.
3. Así Zahn, 639, 651, Gaechter, 721; Meler, 260.276; Gmlka n, 269; Schnac-
kenburg 11,220; Sand, 451s, 476; Davles-Alhson 1 (vol. 11), 61, n. 31.
4. Cf vol. 1, 262; vol. 11, 116s, 212s, 390; supra, 111 s y U. Luz, DIe Junge-
rrede des Mt als Anfrage an die EkkleslOlogle, en K. Kertelge y otros (eds.), Chris-
tus bezeugen. FS W Trzllzng, Lelpzlg 1989,84-89.
gran ajuste de cuentas de Jesús con Israel. Tiene como destinata-
rios directos, en su mayor parte, a los letrados y fariseos, y sólo po-
see una relevancia indirecta para la vida de los lectores cristianos.
¿Cómo se pueden articular los capítulos 21s? Lo más común es
proponer una estructura tripartita y considerar como parte central
las tres parábolas soteriológicas, 21, 28-22, 14. Yo estimo que es-
ta división debe modificarse. Las tres parábolas de 21, 28-22, 14
están sin duda mutuamente relacionadas 5 ; pero no aparece claro
dónde comienza esa parte central. La controversia sobre la auto-
ridad de Jesús viene a ser la exposición de la parábola de los dos
hijos y forma una única sección textual con ella (21, 23-32)6. La
perícopa antecedente de la higuera pertenece más bien, por el con-
tenido, al bloque anterior: después de la descripción de cuatro ac-
ciones provocativas de Jesús (entrada, expulsión de los mercade-
res, curaciones en el templo, maldición de la higuera: 21, 1-22), los
dirigentes judíos formulan en 21, 23 la pregunta por la autoridad de
Jesús, pregunta que introduce la siguiente sección. Pero, desde la
cronología, la maldición de la higuera (21, 18-22) debe asignarse
ya a la siguiente sección. Comienza así el segundo día de Jesús en
Jerusalén. Transcurre paralelamente al primero: Jesús se dirige de
nuevo a la ciudad (21, 10.18), entra de nuevo, tras una pausa, en el
templo (21, 12.23) Y choca allí de nuevo con los dirigentes hosti-
les (21, 15.23). Pero este segundo día de Jesús no encuentra ya un
final narrativ0 7: Jesús permanece en el templo y ajusta cuentas con
sus adversarios, para dirigirse luego ampliamente (desde 24, 3),
por última vez, a los discípulos. Sólo con 26, 1 marca el narrador
un nuevo y claro corte temporal. El esquema temporal de la sema-
na de pasión en Mc no se da, pues, ya en el evangelio de Mateo;
observamos aquí, una vez más, cierta despreocupación del narrador
Mateo por la coherencia externa de su relat0 8 • Si damos la prefe-
rencia al punto de vista externo de la cronología, por ser inequívo-
ca, resulta la siguiente articulación: a) La exposición 21, 1-17 des-
cribe el primer día de Jesús en Jerusalén, con entrada, expulsión del

5. Cf. infra, 264s.


6. Cf. infra, 274s.
7. Según 26, 55, Mt parece contar con una duración bastante prolongada de la
enseñanza de Jesús en el templo.
8. Cf. también vol. II, 381s (sobre 12,46-50), 513s (sobre 14, 1ss), e infra,
244s (sobre 21, 6s).
templo y curaciones. b) La siguiente descripción del segundo día
contiene, tras una última acción simbólica de Jesús (21, 18-22), su
gran ajuste de cuentas con los adversarios en parábolas (21, 23-22,
14), Y las controversias mantenidas, sobre todo, con los fariseos
(22, 15-46). c) El largo discurso de denuncia contra los letrados y
fariseos (23, 1-39) cierra luego esta parte principal. Es una articu-
lación que no resulta, sin embargo, plenamente satisfactoria; queda
claro, una vez más, que en el evangelio de Mateo la conexión del
hilo narrativo suele ser más importante que los cortes o cesuras.
Así pues, Mateo presenta a Jesús iniciando su gran ajuste de
cuentas a los dirigentes de Israel con una serie de acciones provo-
cativas (21,1-17.18-22). Ellas hacen que los dirigentes judíos pre-
gunten por su autoridad. Pero se ve ya desde el comienzo que no
son los dirigentes de Israel los que piden cuentas a Jesús, el hijo de
David, sino él a ellos: una primera parábola desenmascara como
hipócrita su pregunta por la autoridad de Jesús (21, 23-32). Otras
dos parábolas desvelan a los lectores del evangelio la perspectiva
soteriológica en que se mueve la controversia de Jesús con los ad-
versarios (21, 33-22, 14). En las disputas siguientes, Jesús deja sin
argumentos a los adversarios (22, 15-40). En la última de estas dis-
putas no le interrogan ellos a él, sino él a ellos (22, 41-46). Esto
conduce luego al gran discurso del juicio contra los letrados y fari-
seos, y contra el pueblo que los escucha (23, 1-39). En esta sección
final sólo Jesús tiene la palabra.

1. El primer día de Jesús en Jerusalén (21,1-17)

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Más bibliografía** sobre Mt 21s, supra, 233.

1 Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé,


junto l al monte de los Olivos, Jesús mandó a dos discípulos 2
diciéndoles: «Id a esa aldea de enfrente y encontraréis en se-
guida una borrica atada, con un pollino; desatadla y traédme-
los. 3 Y si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los ne-
cesita, pero que los devolverá cuanto antes».
4 Est0 2 ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:
5 «Decid a la hija de Sión:
Mira a tu rey que llega,
humilde, montado en un asna
y en un pollino, cría de acémila».
6 Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado
Jesús. 7 (Le) trajeron la borrica y el pollino, y les pusieron en-
cima3 los mantos y Jesús se sentó sobre ellos. 8 La gente, muy

1. Hay que leer, con ~, D, W, e, m y otros, ltQó~ y no d~. rrQó~ con acusati-
vo puede contestar también, en Mt, a la pregunta «¿dónde?»; cf. 13,56; 26, 18 Y
BI-Debr-Rehkopf §239, l. rrQó~ tO oQo~ tWV EAULWV no sería entonces mdlcaclón
reiterada de la meta, sino una mayor concreción de «Betfagé junto al monte de los
Ohvos».
2. B, W, f' 13, m y otros añaden OAOV (como 1,22; 26, 56). Quizá sea el texto
ongma\.
3. Algunos testigos textuales (como e, fl3, D, <P, Mthebr) leen aquí un smgu-
lar para evitar la dificultad de que Jesús montase sobre dos cabalgaduras.
numerosa, se puso a alfombrar la calzada con sus mantos;
otros la alfombraban con ramas que cortaban de los árboles. 9
y los grupos que iban delante y detrás gritaban:
«Hosanna al Hijo de David,
¡bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!».
10 Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó:
«¿Quién es éste?». 11 La gente contestaba: «Este es el profeta,
Jesús, el de Nazaret de Galilea».
12 Jesús entró en el templ04 y se puso a echar a todos los
que vendían y compraban allí. Volcó las mesas de los cambistas
y los puestos de los que vendían palomas, 13 diciéndoles: «Es-
crito está:
'Mi casa será casa de oración',
pero vosotros la convertís en una cueva de bandidos».
14 En el templo se le acercaron ciegos y cojos, y él los curó.
15 Los sumos sacerdotes y los letrados, al ver los milagros
que hacía y a los niños que gritaban en el templo «hosanna al
Hijo de David», 16 le dijeron indignados: «¿Oyes lo que dicen
ésos?». Jesús les replicó: «Sí. ¿Nunca habéis leído aquello: 'De
la boca de los niños de pecho (te) has sacado una alabanza'?».
17 y dejándolos plantados, salió de la ciudad, se fue a Betania
y pasó la noche allí.

Análisis

1. Estructura. En nuestro tiempo se tiende, con razón, a considerar Mt


21, 1-17 como una perícopa aparte 5 . En Mt, la expulsión de los mercade-
res y cambistas del templo sigue inmediatamente a la entrada de Jesús en
la ciudad. El templo es su verdadera meta. Esto se corresponde con un es-
quema formal conocid0 6 • El relato aparece claramente estructurado, aun·
que no forma unidad en lo concerniente al lugar ni a las personas que par-

4. Algunos testigos, sobre todo OCCIdentales, y la famIlIa textual bIzantina leen


leQoy 1:OÜ fteoü, pero se trata qUIzá de una acentuacIón secundana, retóncamente
eficaz.
5. Cf. Trillmg*, Zarrella* y, sobre todo, Lohfmk*
6 Catchpole*, 319-321 demuestra que en las descnpcIOnes de la entrada de un
soberano en Jerusalén, el acto concluye a menudo en el templo (1 Mac 5, 54; Jose-
fo, Am. 11, 336; 13, 304; 16, 14; 17. 200).
ticipan en él. Está enmarcado en un apunte geográfico: Jesús se acerca a
Jerusalén o abandona la ciudad (v. 1a.17). La narración contiene tres eta-
pas geográficas: comienza delante de la ciudad (v. 1b-9), pasa a la ciudad
(v. lOs) y finaliza en el templo (v. 12-16). Formalmente, el texto aparece
bien trabado por la doble aclamación a Jesús como hijo de David (v. 9.15)
y las numerosas citas bíblicas. La primera, una cita de cumplimiento, fi-
gura en un comentario del narrador (v. 5); la segunda llega de la boca de la
multitud (v. 9); con la tercera y la cuarta, Jesús mismo interpreta su con-
ducta en el templo (v. 13) y la de los «niños» que 10 ensalzan (v. 16).
En la primera sección (v. lb-9), Jesús da una orden a los discípulos (v.
1b-3). Éstos la ejecutan (v. 6s). El narrador intercaló una observación in-
terpretativa que recurre a una cita de la Biblia, cita que anticipa lo que el
evangelista reseñará a continuación (v. 4s). Los v. 8s describen la entrada
del rey mesiánico montado sobre sus acémilas, vaticinada en el v. 5bc. La
cita de cumplimiento, v. 5, aparece por tanto antes de relatar aquello que
se vaticina, a diferencia de la mayoría de las citas de cumplimiento matea-
nas, e interrumpe la conexión de v. 3 y v. 6.
Los v. 10-16 cuentan cómo responde Jerusalén a esta noticia que, se-
gún el v. 5a, había que «decírsela». La segunda etapa geográfica de la na-
rración tiene lugar en la ciudad (v. lOs). Los jerosolimitanos formulan la
pregunta decisiva: «¿Quién es éste?». La pregunta es contestada por la
gente que ha aclamado a Jesús. Los Ü)(A.OL aparecen, pues, diferenciados
de los habitantes de la ciudad ('tÍ nÓA.LC;). Pero ¿cómo contestará Sión, la
ciudad misma, a Jesús? Esto se aclara, al menos indirectamente, en la ter-
cera parte de la narración, que refiere los sucesos del templo. Jesús tiene
que encontrarse en el templo, ante todo, con dos grupos humanos: a los
mercaderes y cambistas los echa del templo (v. 12s). Frente a ellos están
los ciegos y los cojos, a los que cura y que permanecen en el templo (v.
14). Por su causa entra Jesús en conflicto, por primera vez, con los sumos
sacerdotes y letrados, los verdaderos representantes de la autoridad en el
templo (v. 15s). Jesús presenta, frente a éstos, los enfermos curados y los
«niños» que le aclaman, al igual que los Ü)(A.OL en el v. 9, como Hijo de
David. De su boca sale la alabanza de Dios. Mateo no consigna la res-
puesta de los dirigentes de Israel. El hecho de que Jesús los deje plantados
y salga de la ciudad, no presagia nada bueno.

2. Fuentes. El texto de Mt ofrece numerosas modificaciones respec-


to a Mc 11, 1-17:
a) Visión panorámica. Junto a cambios menores, Mt ofrece cuatro
añadidos de importancia a Mc: la cita de cumplimiento de Zac 9, 9 en los
v. 4s, el diálogo entre la gente y «toda la ciudad» en los v. lOs, la curación
de los ciegos y cojos en el templo, v. 14, y la controversia subsiguiente con
los sumos sacerdotes y los letrados, v. 15s. Además, Mt deshizo el marco
de Mc de la «purificación del templo» con la perícopa de la maldición de
la higuera; es decir, pospuso Mc 11, 12-14. Esto se corresponde quizá con
la secuencia del antiguo relato de la pasión, un relato anterior a Mc? El
análisis de las fuentes es difícil, además, por el gran número de minor
agreements en esta sección. Abordamos ahora los puntos concretos.
b) Minor Agreements. La expresión EQel"tE OLL (v. 3 =Lc 19, 31)8 Y Ev
"tñ ó()ip (v. 8 =Lc 19, 36), varios cambios en Mc 11, 15-17 9 y, quizá, otras
pequeñas modificaciones 10 podrían pertenecer a una elaboración posterior
a Marcos de Mc 11, 1-17. Es muy difícil juzgar si ciertas omisiones co-
munes, como Mc 11, lOa, Mc 11, 16 o náOt'V "toi:¡; iHtVEOt'V (Mc 11, 17), se
deben a los grandes evangelistas o a una recensión déutero-Mc.
c) La cita de cumplimiento de Zac 9, 9 (= v. 5) fue descubierta ya, sin
duda, antes de Mt como vaticinio de la entrada de Jesús en Jerusalén ll . Así
lo indica el relato joánico de la entrada, donde figura igualmente la cita,
pero con otras palabras y en otro pasaje (Jn 12, 15)12. Sólo Mt lo insertó,
sin embargo, en el texto de Mc, ya que, como en las restantes citas de cum-
plimiento, la fórmula introductoria, v. 4, se ajusta al contexto y es total-
mente redaccionaP3. El texto citado se corresponde sólo parcialmente con
los LXX: el comienzo, EUtULE "tñ 'frvya"tQl Llffi'V, procede del pasaje afín Is
62, 11 (TM YLXX). En el medio está la cita abreviada; falta b[xmo¡; xai
(J<b~wv aU"tó¡;. La última línea de la cita (desde En[) se corresponde con el
TM, pero también con otras recensiones griegas 14, más que con los LXX,
cuya versión sólo es evocada por las palabras nipAO¡; e úno1;úYloV. Como
en las otras citas de cumplimiento, las peculiaridades del texto no se pue-
den explicar con la hipótesis de que Mt compusiera el presente texto mix-

7. El encadenamiento de Mc de los períodos podría ser redacción de Me


(Gnilka, Marcos n, 143s). Mt -y aún más Lc- deshace muchos encadenamientos
de Mc. Sólo quedan Mc 5, 21-43 Y 14, 1-11.53-72.
8. Ennulat, Agreements (vol. I1I), 247: OTL reiterativo es atípico en Mt y Le.
En lugar de EQfIl:f cabría esperar en Mt fLnal:f, con apoyo en la cita.
9. En Mc 11, 15-17 hay numerosos minoragreements: Mc 11, 15a (1); Me
11, 16 (2) Ynoow l:OI~ /!{rvfOLv (Me 11, 17b) (3) faltan en MúLc. Además, la pre-
gunta retónca que en Mc 11, 17 mtroduce la cita bíblica se transforma en un enun-
ciado (4). MúLc cambian de lugar mhóv en v. 13b II Lc 19, 46b (5). En (1) y (3) es
plausible una redacción de MtlLc independiente.
10. Por ejemplo, &.yá.Yfl:f o ~yayov en lugar de rpÉQfl:f o rpÉQOUOLV en v. 2.7 =
Lc 19, 30.35; el imperfecto (ún)E01;QwVVUOv (en Mt después del aoristo Ea-
l:Qwaav) en el v. 8 = Lc 19,36.
11. Pero, a diferencia de Gnilka, Marcos n, 136, yo no postulo que Zac 9, 9 in-
fluyera en el relato previo a Mc o del mismo Mc de la entrada en Jerusalén.
12. Esto indica que no existe una relación literana entre Mt y Jn. Cf. Men-
ken*, 577s.
13. Cf. vol. 1, 186s. El paralelo más próxImo es 1, 22: también allí figura la ci-
ta de cumplimiento antes de reseñar éste (1, 24s).
14. Cf. especialmente Stendhal, School, 119, n. 2 y Menken*, 573s.
to l5 • Sólo cabe atribuir a Mt la adaptación del inicio de cita a Is 62, 11
LXX, ya que es muy importante para la comprensión de los v. lOs.
d) Los v. 1-9, salvo el añadido de la cita de cumplimiento, muestran
una elaboración mateana, generalmente muy visible en ellenguaje l6 • Mt
ajusta el contexto a la cita que él agrega. A la cita formulada en términos
personales corresponde la aclamación personal por la multitud del pueblo
en el v. 9; no se habla ya del «reinado que llega, el de nuestro padre Da-
vid» (Mc 11, lOa). La omisión de los detalles sobre el encuentro de la acé-
mila por los discípulos (Mc 11, 4b-6) obedece también a la inserción de la
cita. Mt coloca en este lugar la «fórmula de cumplimiento», v. 6 17 , de cu-
ño bíblico, que él prefiere, y describe de inmediato aquello de que habla-
ba la cita: el camino de Jesús a Jerusalén montado sobre un asna (v. 7b).
La lectura mateana de la cita explica también la extravagancia de que Je-
sús monte sobre dos animales: el asna y su pollino (v. 7; cf. v. 2s). Como
el relato de Mc hablaba sólo de un pollino, pero Zac 9, 9 menciona, en un
parallelismus membrorum l8 , un asno (1i~l}, OVO¡;), y asno macho (1'.l!
n1Jr1~q~, ¡¡;WAOV víov 'Ú¡¡;O~vy[ov), era lógico para un autor interesado en
el cumplimiento literal de los vaticinios bíblicosl 9 hablar de dos animales.
No es posible saber si Mt desconocía el parallelismus membrorum o lo
puso deliberadamente al servicio de su propia idea de cumplimiento lite-
ral de un vaticinio escriturari0 20 . Que el asno del libro de Zacarías pase a
ser aquí un asna, es posible a partir del texto griego, donde OVOC; puede ser
masculino o femenino, y obvio en conexión con un pollino. Cabe pregun-
tar, por otra parte, si influyó la tradición de la vuelta de Moisés a Egipto
(Ex 4, 20), donde los LXX hablan también de varios 'Ú¡¡;0~'ÚYLa21. Los

15. Cf. vol. 1, 189-192. En el caso del final de cita es improbable porque Mt
ajusta siempre sus citas al texto de los LXX (cf. vol. 1, 190s). La omisión de la par-
te central olxaLOC; xTA. sería extraña, pues cuadra con la cristología mateana.
16. Son mateanos según vol. 1, 57s TÓTE y '!T¡OOUc; en el v. 1; AÉyoov y ¡WQEÚO-
llaL en el v. 2; JtoQEÚOllaL, oÉ y la «fórmula de cumplImiento» (cf. infra, n. 17) en
v. 6; eJttTlthjllt (cf. 19, 13; 23,4; 27, 29.37) Y eJtávoo en el v. 7; OÉ Y ÉavTwv en el
v. 8; OÉ, JtQoáyoo transitivo (en Mt siempre con complemento), 0XAOL, AÉyOOV, vioc;
óaulo en el v. 9.
17. Cf. Pesch* y vol. 1, 138s. La estructura de 21, 1-9 recuerda 1, 18-25.
18. Una analogía de «distribución» de un parallelismus membrarum ofrece Jn
19, 23s.
19. Subraya esto con razón Strecker, Weg, 74s. Son ejemplos 4, 13.15 (Zabu-
Ión y Nefatlí) o 27,7.10 (campo del alfarero).
20. Yo apuesto, con Goulder, Midrash, 22s, por un autor judeocristiano que
forma, él mismo, tantos paralelIsmos, más que por la segunda posibilidad. De todos
modos, no sólo aparece repetido xal en el texto, sino también la preposición {mL
21. Mt mismo conoce Ex 4, 19s; cf. vol. 1, 180 sobre 2, 19s. Fuentes judías tar-
días contraponen a veces Ex 4,20 y Zac 9, 9 (QohR sobre 1,9 = Freedman-~
VIII, 33). Hoyes sobre todo Allison, New Mases (vol. 111), 248-253, el q#émite
a Ex 4, 20, sm dar por cierta esta explIcación del plural.
otros Intentos de explicacIón suponen la eXIstenCia de una tradIcIón espe-
cIalmdependlente de Mc 11, 1-10, que InclUiría los dos ammales de mon-
tar22 , o tIenen que postular la InflUenCIa de otros textos bíblIcos 23 Ambas
hIpótesIs complIcan la cosa Innecesariamente
e) Los v lOs (conversacIón entre los peregrInos y los habItantes de la
cmdad) conectan con Mc 11, 11a y sustItuyen el texto de Mc, Insatlsfac-
tono, según el cual Jesús entró en la cmdad y en el templo, pero sm hacer
nada allí, aparte la sImple InSpeCCIón Por el lenguaJe, ambos versículos
pueden proceder de Mt 24
f) En los v 12s, Mt narra la expulsIón de los cambIstas y vendedores
del templo, sIgUIendo muy de cerca Mc 11, 15 17 Los numerosos mmor
agreements no permIten conocer las modlflcaclOnes atnbUlbles a él o a
una fuente déutero-Mc 25
g) El v 14 (la curaCIón de Ciegos y cOJos) es hnguístlcamente un aña-
dIdo matean0 26 que evoca 11, 5s, 15,30-32 Yel relato antenor 20,29-34.
h) Los v 15s (reaccIón de los sumos sacerdotes y letrados) conectan
débllmente con Mc 11, 18, versículo omItIdo en Mt y que sugIere ya la dl-
ferencla entre la reacclón del pueblo y la de los dmgentes ante Jesús Am-
bos versículos son mateanos en ellenguaJe 27 La cIta de Sal 8, 3 corres-

22 Conjeturan tradICIOnes especIales, entre otros, Stendahl, Shool, 119s, Nep-


per-Chnstensen, Matthausevangehum, 247s, y Gundry, Use, 199,
23 Derrett*, 181 supone, con mucha fantasía, que Mt no sólo tuvo presente el
asno de Judá (Gén 49, 11) smo tambIén el de Isacar (Gen 49, 14) Pero nI sIqUiera
pensó, probablemente, en el asno de Judá, ya que Gén 49, 11 habla de un asno ma-
cho (ó nWAo~ 'tfi~ ovov), no de una asna (bW¡'¡EVW, no bEW) Menken*, 574 evoca
a SIbá, que ofrece a DavId un par de burros aparejados (2 Sam 16, 1) La fantasía
de la CIenCIa bíblIca no tIene límItes
24 Son mas o menos claramente mateanos, según vol 1, 57s, OHW, nu~ ó (cf
Schenk, Sprache, 401s), AEYWV, 't~ oÚ'to~, bE, 0XAOL, oÚ'tO~ EO'tLV, ano La estruc-
tura de pregunta y respuesta y la formulaclOn de la pregunta se corresponden con
Sal 23, 8-10 LXX, el salmo que canta la entrada del «rey de la glona» en el «~mono
te del Señor» y en «su lugar santo» (v 3) (Gewalt*, 157)
25 A Mt se deben, en el v 12, la InSerCIÓn contextual de 'hlOOU~ y el nuv'tU~
generalIzador, en el v 13, el presente hIstónco AEYEL antes de un dICho de Jesús La
omISIón de nUOLV 'tOT~ E{}veoLv es un documento aIslado en favor de los defenso-
res de la hIpótesIs de Gnesbach (¡ImposIble en conjunto') el «epItomIsta» Mc
complementa aqUI la cIta bíbhca según los LXX Pero la omlSlón por MtJLc es
tamblen explIcable redacclOnalmente después de la destruCCIón del templo, éste no
podía ser ya casa de oracIón para los paganos
26 Cf vol 1, 57s sobre ltQOOEQXWt.aL + ulJ't<p, 'tuqJAm Uf XUlAm [11, S, 15,
30s)), ~EQuneuw 'leQoves palabra gUia en 21, 12·23 (5 veces)
27 Cf vol 1, 57s sobre ibUlv, be, aQXLeQeT~ en una pareja, AEYWV, aitOUUl, ov-
'tO~, be, AeYH (de Jesús) Sobre la cuestión del v 16, cf 27, 13 OubElto'te aveyvw-
'tE antes de una cIta bíblIca se corresponde con 21, 42, cf tambwn 12,5,19,4 So-
bre el itQU~ELV de enfermos y desamparados, cf 8,29,9,27, 14,30, 15, 22s, 20,
308 KQu~€LV y wouvvu 't0 u[0 dUUlb son recuperaCIOnes del v 9 Eluv¡.¡umu
nmeTv es una expreslOn LXX (13 veces)
ponde exactamente a los LXX ComoqUlera que el relato Joámco de la en-
trada contIene tambIén una contraposIcIón entre el pueblo y los fanseos (In
12, 17-19), podría haber una vanante premateana detrás de los v 14-17
1) El verslculo fmal 17 se corresponde con Mc 11, 11 b Yevoca ade-
más el versículo supnmldo Mc 11, 19 Los pocos cambIOs son explIcables
generalmente como redaccIón mateana28
En resumen fuera de Mc 11, 1-11 15-19 (en una versIón tal vez lIge-
ramente elaborada) y de la cIta de Zac 9, 9, transmItIda qUlzá en círculos
de letrados Junto con el relato de la entrada, Mt no utIlIza otras fuentes o
tradIcIones Él mIsmo ennquecló, por tanto, el epIsodIO tradIcIOnal al In-
sertar la respuesta dIstancIada de Jerusalén y, sobre todo, de sus dmgen-
tes, y contraponerles la respuesta posItIva de los «mños» en el templo DI-
cho de otro modo, Mt ajustó el relato tradIcIOnal de la entrada a su hlsto-
na de Jesús, que narra la escIsIón que Jesús provocó en Israel, la reaccIón
negatIva de los dmgentes Judíos y la respuesta posItIva de los grupos de
peregnnos, los enfermos y los «mños»

Explicación

Jesús y los suyos están ante Jerusalén, la meta de su Viaje La 1-3


cIUdad santa de Israel, a la vez cIUdad de su pasión (16, 21, 20,
17s), se encuentra delante de él La aldea de Betfagé está situada,
según la tradiCIón rabímca, dentro del dIstnto urbano, a un kIló-
metro aproxImadamente de la clUdad29 , en la ladera del monte de
los OlIvos Ahora, Jesús se hace cargo de todo lo que sigue se pro-
duce por orden suya Esta orden mdIca también que todo lo que va
a ocumr lo sabe de antemano, de modo mIlagroso obvIamente y no
por haber llegado a un acuerdo 30 con el dueño del asna, conocido
suy03l Jesús prevé mcluso una pOSIble -y comprensIble- objeCión

28 Sobre xm;at..lJtwv mJTou<; (E1;)fít..~EV, cf 16,4, sobre EXfL, vol 1, 57s s v


29 El lugar no es IdentIfIcable geográfIcamente con segundad, pero aparece
documentado a menudo en lIteratura rabímca (Dalman, Orte, 213-1219, documen-
to~ rabmlcos en BIll 1, 839s)
30 Ilwt..o<; slgmfica en gnego «ammal Joven» (de diversas especIes) o -sobre
todo en el uso postenor- Simplemente «caballo» (Bauer*) Solo en los LXX deslg
na, como térmmo de traducclOn de ,.¡¡, asno macho Mientras los lectores paga-
nocnstlanos de Mc pensaron qUlza en un caballo (asl Bauer*, discrepa Kuhn*), el
judeocnstIano Mateo, que lee el texto a la luz de Zac 9, 9, Imagma sm duda un as
no Joven
31 ASl en la hlstona de la mterpretaclon detennmada por el raCIOnalIsmo des-
de K H Ventunm, Naturliche Geschlchte des grossen Propheten von Nazareth III,
del dueño de los dos asnos. Para tranquilizarlo basta indicarle que
el 'X'úQW¡;, al que un día estarán sometidos el cielo y la tierra (28,
18), necesita los animales. El dueño enviará los animales 32 . Jesús
reclama, pues, aquí un bien ajeno, como un rey los bienes de sus
súbditos 33 . Para los lectores está claro que Jesús mostrará su ma-
jestad en el episodio que sigue.
4s El narrador Mateo interrumpe aquí su relato, porque quiere po-
ner el episodio bajo la idea de cumplimiento de la Escritura. En la
entrada de Jesús se cumple el vaticinio profético. Mateo no dice de
qué profeta procede la cita, quizá porque lo ignora34 . La palabra bí-
blica invita, con la voz de Is 62, 11 LXX, a cumplir el vaticinio de
la entrada del mesías en la ciudad santa de Jerusalén. La gente que
acompaña a Jesús dará cumplimiento a esto en los v. lOs. La pala-
bra bíblica describe luego con el versículo Zac 9, 9 35 -interpretado
también por los rabinos en sentido mesiánico- la entrada del me-
sías rey en la ciudad. El adjetivo ltQUU¡; figura «en el punto cen-
tral»36 de la cita. Ante esta palabra, muy rica en facetas, cuyo sig-
nificado básico es «apacible, amistoso, benigno», el contexto y el
pasaje profétic037 citado hacen pensar de inmediato en la paz y la
no violencia: el mesías de Zac 9, 9s no viene arrogante, a caballo;
él destruirá los carros de combate y las armas, y traerá la paz a las
naciones 38 . Al cumplir el vaticinio de esta cita, Jesús muestra tam-

Bethlehem [en Copenhague] 21806, 422s, y A Neander, Das Leben Jesu Chnsti,
Hamburg (1837) 41839, 596s
32 En Mc 11, 3, la frase correspondIente pertenece al encargo de Jesús a los
dIscípulos y slgmfica que él (Jesús) «devolverá» de mmedIato el asno a su lugar.
Mt supnmló elltut..Lv e mdependIzó la frase medIante la partícula 6É (en lugar de
xuO, pensó presumIblemente en el dueño del asno como sUjeto
33 Derrett*, 166-173 remIte a &yyuQElu (deber de prestaCIón personal, cf Mt
5,41)
34. Sólo Isaías y Jeremías son llamados por el nombre en las fórmulas mtro-
ductonas sobre las cItas de cumplImIento, no MIqueas (cf 2,5), Oseas (cf. 2, 15) o
el autor de los salmos (cL 13,35) Que Mt desconoce el lIbro de Zacarías se des-
prende tambIén de la falsa atnbucIón de la cIta Zac 11, 13 a Jeremías en 27, 9.
35 BIil. 1, 842-844
36. Barth, Gesetzesverstandms, 121
37 En la mterpretacIón rabímca tardía era frecuente, según BIlI. 1, 842, con-
traponer Dt 33, 17 YZac 9, 9 entre sí El pnmer pasaje habla del «toro» Efraín y se
refiere al mesías guerrero ben Efraín, que vendrá antes del mesías pacífico hIJO de
DaVId En textos meslámcos antenores, como SalSal 17, se combman, en cambIO,
los rasgos bélIcos (por ejemplo, 17,22-24 [frente a los paganos]) y los rasgos pa-
cífICOS (por ejemplo, 17,33)
38 Esto lo subrayan sobre todo Dupont, Bémudes III, 544, YLégasse, 249s.
bién su obediencia a la palabra de Dios (cf. 4, 1-11). Que Jesús
monte sobre un asna y el pollino de un asna 39 , debe entenderse co-
mo expresión de su afabilidad, pacifismo y dulzura. Desde el ante-
rior pasaje (11, 29), donde Jesús mismo se califica como JtQuiJ¡;...
xUL 'tUJtElVO¡; 'tñ XUQOL<;l, resuena el matiz del abajamiento y la
humildad. Mt 11,29 Yla tercera bienaventuranza, Mt 5, 5, dejan
claro, a la vez, que la caracterización de Jesús como JtQuiJ¡; tiene
indirectamente un aspecto parenético: hay que aprender de la «afa-
bIlidad» de Jesús (11, 29).
Mateo resume el pasaje de Mc 11,4-6 en lenguaje bíblico: los 6s
discípulos «hicieron lo que Jesús les había mandado». Sólo la obe-
diencia de los discípulos es importante para Mt, no, como para
Marcos, que lo encuentren todo tal como Jesús había predicho. Los
discípulos traen los dos asnos, ponen encima sus vestidos y Jesús
se sienta «sobre ellos». No es fácil saber si EJtávw UU't<DV se refie-
re a los vestidos o a los animales. Los «vestidos» son lingüística-
mente hablando la palabra de referencia más próxima40 ; los lecto-
res pensarán primero, lógicamente, en los animales. Como sea, es
difícil imaginar a Jesús sobre tal cabalgadura41 • En un autor como
Mateo, que descuida siempre los detalles concretos42 , tampoco hay
que intentar imaginarl043 •

Historia de la influencia

Las dificultades que crea a los exegetas el hecho de montar sobre dos
asnos hiCIeron que, en este pasaje, la exégesis espmtual se impUSIera por
doqmer en la hIstoria de la mterpretacIón 44 • SIgmendo a Justmo y Oríge-
nes, la mayoría de los exegetas aplicaron el asna a la smagoga, ligada a

39 'YJ'tO~ÚYLOV, en gnego pnmItIvo, desIgnacIón general de un ammal baJo el


yugo, pero en la komé pasa a ser el térmInO para slgmficar el «asno» Es el mIsmo
~Igmf¡cado que tenía la palabra en los LXX como vocablo de traduccIón de "~n
o l'l"1~.
40 Desde Orígenes 16, 18 = GCS Ong X, 536, la InterpretacIón ecleSIal aplI-
có generalmente EJ'távw uln;wv a los vestIdos.
41 TambIén en una referencIa de U1J1:wv a LJ1áTLu, ya que éstos se extIenden
sobre ambos ammales
42 Dupont*, 540: «MatthIeu ne 'VOIt' pas les scenes qu'II décnt».
43 Gmlka n, 202 estIma que Jesús «utIlIzó el pollIno como apoyo para los
p¡e~» I No me gustaría Intentarlo'
44 Jerómmo, 183 «Cum hlstona velImpOSSIb¡IItatem habeat vel turpItudI-
nem, ad altIora transmIttImur».
sus pecados, que se encuentra «baJo el yugo (IVJtO~lJYLOV') de la Ley», y
el pollIno a los paganos «mdómltos y salvaJes»45 Estos no llegaron nun-
ca a entrar en contacto con la voluntad de DIOS, y ahora tIenen le suerte de
que «el Lagos qUiere sentarse sobre ellos», para que ~~llevados por él de la
bnda lleguen a la Jerusalén de DIOS»46 El relato de la entrada descnbe,
pues, el cammo del hombre pagano desde el mundo (::: Jencó) a la IgleSIa
(monte de los OlIvos), y desde allí a la Jerusalén celestIal 47 Los dos dIS-
cípulos representaban a Pedro y FelIpe, los pnmeros mlSloneros de los pa-
ganos, o a Pedro y Pabl048 Los vestIdos que los dIscípulos extendIeron
sobre los ammales son la exégeSIS de la BIblIa o los dogmas ecleslales49
El asna, es deCIr, la smagoga, marcha al trote detrás de su pollIno, el úni-
co que Jesús monta según los otros tres evangelIstas, ella tambIén llegará
a la Jerusalén celestIal, pero después de los paganos 50 El humamsmo y la
Reforma supUSIeron dar la vuelta a la mterpretacIón hteral Se mterpretó
el v 7 en el sentIdo de que Jesús montó pnmero sobre el asna y luego so-
bre el pollm0 51 , o, más a menudo, como figura retónca '2 Calvmo es, que
yo sepa, el pnmero que descubre el parallelzsmus membrorum 53 •

8s Una gran muchedumbre del pueblo aclama a Jesús como rey.


Poner vestIdos en el suelo para eVItar el contacto con la tIerra es un
gesto de homenaje y honor ante un rey o un personaje Importan-
te 54 . Tampoco hay que Imagmar la escena en sentIdo demasiado

45 JustInO, Dwl 53, 1, Orígenes, 16, 15 = GCS Ong X, 523s, Jerómmo, 183,
Juan Cnsostomo, 66, 2 = PG 58, 628, HIlano, 21, 1 = SC 258, 120 (Cita), Apobnar
de Laodlcea, fr 105 = 35 (la sInagoga está hgada a la antigua ahanza)
46 Orígenes, 16, 17 = GCS Ong X, 534s
47 Esto se expresa de modo ImpreSIOnante en la Interpretación de PascasIo
Radberto, 699-706 Sobre Jencó =mundo, cf también supra, 228, n 20, sobre el
monte de los Olivos = IgleSia, cf PascasIO Radberto, 699 En esta ¡nterpretaclón
espmtual, los Jerosolimitanos hostIles a Jesús pasan a ser los ejércitos celestiales
que preguntan por Jesús (PascasIo Radberto, 706)
48 Lo pomero, por ejemplo, en Beda, 90, lo segundo, por ejemplo, en Oríge-
nes, 16, 17 = GCS Ong X, 533, AmbrosIO, 9, 7 = CSEL 32,440 conoce las dos ¡n-
terpretaclOnes
49 Orígenes, 16, 18 = GCS Ong X, 536, Jerómmo, 138, Beda, 91
50 Por ejemplo, Cmlo de Alejandría, fr 270 = 231, Beda, 90, EutlmlO Zlga-
beno, 548 (con remisión a Rom 11,25), Estrabón, 152
51 Esto se corresponde con el tipo hermenéutiCO alegónco-sotenológlco, se·
gún el cual Jesús montó pnmero sobre la smagoga, luego sobre las nacIOnes paga-
nas, así en Teofilacto, 169
52 Como SInécdoque en la que el plural se pone por el smgular, cf Lausberg,
Handbuch 1 (vol III), § 573, 3 (por ejemplo, Lutero [según Loewemch, Luther,
79], Igualmente Maldonado, 427)
53 11, In
54 2 Re 9, 13 (en la entromzaclón de Jehú), Ja1qut sobre Ex 2, 15 = Blll 1,
reahsta55 • Era cornente, aSImIsmo, en la visIta de reyes u otras al-
tas personalidades, alfombrar las calles con ramas o lanzar flores
a los vIsitantes56 • La descripción evoca el júbtlo en la entrada de
soberanos en una ciudad. Tales entradas incluían gntos, cantos y
aclamaciones 57 • La multItud grita su «hosanna» al Hijo de David.
'Qaavvá no puede combinar con datIvo, ya que es transcripcIón
del hebreo 1'9 iT,p'W,iT (= ¡ayuda!) en Sal 118, 25. Pero al no haber
un equivalente arameo duecto de esta palabra, muchas veces no se
entendía ya en el Judaísmo palestino posbíbhco, de habla aramea58 •
Algo parecIdo hay que decIr del cnstianismo primitiVo: waavvá
pasó a ser un clamor de alegría o de salvación59 •
Las gentes del pueblo aclaman, pues, al HiJO de David que en-
tra como mesías en la ciudad santa60 sobre una cabalgadura mesiá-
mca61 • Lo miran, pues, desde su Idea Judea-tradicIOnal del mesías.

844 (homenaje a MOIsés como rey), Plutarco, Cato Mmor, 12, 1 (los romanos acla-
man al general Catón), Acta Pltafl, 1 = Schneemelcher (vol I1I) 15 401 (Jesús ante
PIlato) Bill 1, 844s mencIOna otros documentos que tratan de un rabino nco y una
~eñora pnnclpal La extensión de los vestidos no es, pues, un ntual específico de
entromzaclón (frente a Gmlka II [vol IIJ,203) Un punto de comparaCión puede
ser hoy la «alfombra roJa» en vIsitas de Estado
55 ¿Se cubnó con vestidos la calzada en todo el trayecto desde Betfagé hasta
la cIUdad? ¿Tenían todas las personas dos piezas de ropa puestas para no quedar
desnudas? ¿Para qué se alfombra la calzada con vestidos SI Jesús va montado en
cabalgadura y no pone los pies en el suelo?
56 1 Mac 13, 51 descnbe la entrada de los secuaces de Simón Macabeo en el
templo con ramos de palma, gntos de Júbilo, salmos y cantos, 2 Mac 10,61, otra
entrada similar de Judas, en analogía con la fiesta de las Chozas En Tg Est 8, 15
= Bill 1, 845, esparcir ramas de mirto es parte de un homenaje a Mardoqueo He-
rodiano, Hlst 1,7,6,4,8,9, narra cómo los generales vlctonosos eran reCibidos
con flores al entrar en la cIUdad y en el templo Según TáCitO, Hlst 2, 70, a Vlteho
le arrojan laurel y rosas en Crémona «según costumbre regla» Según Filón, Leg
Cm 297, los Judíos esparcen ramas al paso de Agnpa en señal de agradeCimiento
57 Cf 1 Re 1,40 (aclamación de Salomón), 1 Mac 13,51 (supra, n 56), Jo-
sefo, Ant 12, 348s (Judas entra vlctonoso en Judea y en Jerusalén con acompaña-
miento de cantos)
58 Sólo así cabe exphcar que ~Jl1tzl'iT sirviera también para deSignar el sép-
timo día de la fiesta de las Chozas -en -el que se desfIlaba en solemne procesión
gntando siete veces hosanna alrededor del altar de los holocaustos- y el ramillete
festivo que se depositaba allí (E Lohse, maavva, en ThWNT IX, 682, 17s)
59 En el área Judía no hay documentos, en la cnstlana, cf, además de Mc 11,
9 par, Dld 10,6 (maavva 't(1J {}E<!> ~aUL6)
60 Cf B'rakh 56b = Bill 1, 843 «El que ve un burro en sueños, puede espe-
rar la salvación (meslámca)>
61 La interpretación Judía tardía aphca generalmente Zac 9, 9 al mesías hiJO
de David (a veces, a diferencia del mesías guerrero de Efraín, su precursor), cf por
ejemplo GnR 75 (48c), Tanch b'reschlt 2a = Bill 1,842s Cf también supra, n 37
Pero los lectores del evangelio de Mateo conocen ya mejor a este
Hijo de David. Saben que es aquel que sana a los enfermos del pue-
blo de Israel (9, 27; 15,22; 20, 30s) y muestra así al pueblo su ta-
lante «amistoso»62. De este modo volverá a actuar Jesús en el tem-
plo (21, 14). Las otras aclamaciones de la gente también van refe-
ridas totalmente a la persona de Jesús, y ya no, como en Mc 11, 10,
al reino que él trae. Saludan a Jesús con las palabras de Sal 117, 26
LXX, que servían antaño a los sacerdotes para recibir a los pere-
grinos a la puerta del templo: «Bendito sea el que viene en nombre
del Señor»63. La frase final «hosanna en las alturas» hay que enten-
derla, presumiblemente, en referencia a los que viven en los cielos,
los ángeles, que son invitados a sumarse al grito de hosanna64 •
lOs Jesús y las gentes que lo aclaman han llegado ya a la ciudad.
Los lectores están tensos: ¿cómo responderá la población de la ciu-
dad santa a Jesús? Que toda la ciudad se «sobresaltó» lo demuestra,
primero, el hecho de que la entrada de Jesús no fue, según Mateo,
un incidente que conmoviera, cuando más, a algunos peregrinos ga-
lileos que subieron con Jesús. LElw{}m evoca un terremoto; la pa-
labra no expresa una explosión de alegría, sino el sacudimiento pro-
ducido por el temor (cf. 28,4). Algo parecido ocurrió ya tiempo
atrás, cuando toda la ciudad de Jerusalén quedó consternada con la
noticia del nacimiento del niño mesías (2, 3). La pregunta, en sí
neutral, «¿quién es éste?» cobra por eso una resonancia negativa.
Las gentes del pueblo dieron su respuesta a los jerosolimitanos. Je-
sús es para ellos el profeta de Nazaret. La respuesta no aclara si las
multitudes piensan, a tenor de su aclamación del v. 9, en el profeta
escatológico esperado a la luz de Dt 18, 15 o, a tenor de 14,5; 16,
14 (cf. 21, 26.46), en un profeta ordinario: el conocido profeta de
Nazaret. En todo caso, no dan muestras de conocer quién es real-
mente Jesús; pero dicen algo positiv065 . El elevado concepto en que
lo tienen será un grave obstáculo para que los dirigentes judíos pue-
dan ejecutar de inmediato sus planes homicidas (cf. 21, 26.46). Los
v. lOs sugieren así la futura escisión de Israel: a un lado están, so-

62. La idea judía de hijo de DaVid (cf. 1, 2-16) es «modificada» en el evange-


lio de Mt por la narración sobre Jesús. Cf. el excursus vol. n, 90-94.
63. El salmo 118, 25s apenas fue interpretado en sentido mesiánico entre los
judíos; cf. sólo Mldr Ps 118 (§ 22) =244a en Bill. 1, 850.
64. Sal 148, 1-4 LXX.
65. Frente a Walker, Heilsgeschichte, 64.
bresaltados, los jerosolimitanos, que han traducido en terror la lle-
gada del mesías; al otro, las gentes del pueblo que aclaman a Jesús.
En el v. 12 Jesús alcanza su meta, el templo. Entra solo, como 12s
estará también solo, más adelante, en el momento decisivo. Allí
hace dos cosas: arroja fuera a los mercaderes y cambistas y cura a
los ciegos y cojos. Lo segundo es lo importante en la narración de
Mateo: está en consonancia con su idea del Hijo de David: el me-
sías sanador de Israel actúa en su centro religioso, el templo. Lo
que enciende la protesta de los sumos sacerdotes y letrados son las
curaciones y el hosanna subsiguiente de los niños, y no lo que hu-
biera sido mucho más obvio: su demostración de autoridad contra
el mercado del templo. Esta acción pierde peso en el evangelio de
Mateo; desempeña, sobre todo, la función de ser el reverso de lo
que Jesús hace en el templo, en cumplimiento de su tarea mesiáni-
ca: la curación de sus enfermos.

Jesús

Sobre el sentido de la expulsión de cambistas y mercaderes del templo


por Jesús hay un fuerte e interminable debate en la investigación. El de-
bate no se refiere al sentido de la expulsión del templo en Mateo o en otro
evangelio sinóptico, sino al sentido de este suceso en la vida de Jesús.
Hoy se admite generalmente que el pasaje reseña algo que marcó real-
mente la vida de Jesús; pero se discute cómo sucedió en concreto y la in-
tención de Jesús en su comportamiento. Hay dos opiniones encontradas:
1) Algunos consideran la expulsión del templo una acción política de gran
alcance que luego fue escamoteada por los evangelistas. 2) Otros conjetu-
ran una acción-señal profética de Jesús, cuyo sentido es objeto, a su vez,
de diferentes interpretaciones.

Ad 1: La tesis de que Jesús realizó una acción política en el atrio para


proclamar su reinado mesiánico en el templo y en la ciudad, fue defendi-
da por primera vez, que yo sepa, por Hermann Samuel Reimarus. Según
él, Jesús, después de su entrada mesiánica «organizada cuidadosamente»,
«deja de lado su mansedumbre, comienza con los actos violentos y la re-
vuelta», y se arroga un poder civil, todo lo cual «sólo podía apuntar hacia
el reino profano»66. Esta tesis ha sido defendida a menudo desde entonces

66. G. E. Lessing (ed.), Von dem Zwecke Jesu und seiner Jünger: Noch ein
Fragment des Wolfenbuttelschen Ungenannten, Braunschweig 1778,11 § 6s, citas
146s.
por mvestigadores margmales, entre los que cabe menCIOnar especIalmen-
te, en el siglo XX, a Karl Kautsky, Robert Elsler y S G F Brandon67 Je-
sús es, según ellos, un pretendiente a mesías, Igual que el «egipcIO» que,
según Josefo, reumó a 30000 seguidores en el monte de los Olivos para
apoderarse, en un golpe de mano, de la ciudad de Jerusalén (Bell 2,261).
Por el flanco teológico se ha protestado siempre enérgicamente contra es-
ta hipóteSIs Su pnnclpal dificultad consiste en que contradice totalmente
la Imagen de Jesús en los cuatro evangelios y presupone que, tras el fra-
caso de las accIOnes meslámcas de Jesús y su aJustiCiamiento, no sólo el
evangelio de Juan, smo también los SlllóptlCOS llevaron a cabo una tergi-
versaCión radical de la tradición de Jesús y un total encubnmlento del Je-
sús hlstónco

Ad 2 Esta es la razón de que la expulSión del templo se lllterprete hoy,


generalmente, como una acción-señal profética, producida en algún pun-
to del gigantesco atno de los paganos, de más de 10 hectáreas 68 A mí me
parece plaUSible hlstóncamente la conSideraCión de que sólo un suceso re-
latIVamente poco llamatiVo explica que m la polIcía del templo m la guar-
mClón romana hubieran mtervemdo En el atno de los paganos se alma-
cenaban las provISIones para los ammales destmados al sacnficlO, tenían
lugar las ventas de ammales puros para el sacnficlO y, al menos cuando la
contnbuclón de medIO sékel tuvo que pagarse en moneda tma, actuaban
tambIén los cambIstas Ambas cosas, tanto la venta de víctimas como el
cambIO de moneda, las realizaba en parte el templo, es deCir, los sumos
sacerdotes, en admmlstraclón propIa 69 No es tan clara la reconstruccIón
hlstónca de los relatos más antiguos sobre la expulSión Hoy eXiste, en to-
do caso, cierta unammldad en que el dicho de Jesús de Mc 11, 17, apoya-
do en Is 56, 7 YJer 7, 11, es secundan070 , pero la prohibiCión de transpor-
tar objetos por la plaza del templo (Mc 11, 16), que parece muy arCaica, es
ongmal

67 K Kaulsky, Orígenes y fundamento del cnsllamsmo, Salamanca 1974,


346, R Elsler, rm:on BA~rAEn oy BA~rAE~I1, 1930 (RWB 9),476-499,
S G F Brandon, Jesus and the Zealots, New York 1967, 332-340
68 El área del templo herodiano medía 450 o 480 m de largo y 270 o 300 m
de ancho (medida de longitud de los cuatro muros extenores) Haenchen, Weg,
384 «Un área tan grande como la cmdad vIeja de Chur» y, en consecuenCIa, dIfíCIl
de controlar
69 Cf los documentos en BJiI 1, 764 Y 1, 851 baJO a y b Según Scheq 1, 3, los
bancos estaban abIertos cada año en el templo para el cambIO de moneda con des-
tillO al Impuesto del templo desde el 25 de Adar (finales de febrero aproXImada-
mente)
70 La tradICIón Joámca conoce otro dIcho IllterpretatlVo de Jesús (2, 17) La
IlltroduccIOn del dicho en Mc 11, 17a parece ser redaccIOnal
Hay tres posIbIlIdades pnncIpales de InterpretacIón
a) La aCCIón SImbólIca de Jesús apunta a la restauraCión del verdade-
ro culto o de la santIdad de todo el templo71. Sólo en esta InterpretacIón es
correcta la expreSIón corrIente de «punfIcacIón del templo» SIn duda, Je-
~ús no estaba de acuerdo con el comercIO practIcado en el atno del tem-
plo 72 En favor de esta InterpretacIón está, sobre todo Mc ll, 16 Cabe
adUCIr Igualmente Zac 14,21 «<No habrá ya mercaderes en la casa del
Señor»), SI este texto Influyó realmente en el relato de la expulsIón del
templo73 Está en contra el hecho de que el atno de los paganos no era lu-
gar de culto, y la consIderacIón de que Jesús, al oponerse a la venta de
ammales para el sacnficIO en el atrIO del templo, ponía en pelIgro el cul-
to mIsmo Es muy dIfícIL, además, determInar la relacIón que guarda una
punfIcacIón del templo por Jesús, así entendIda, con su anuncIO de la des-
truCCIón del templo (Mc 14, 58 par)
b) La aCCIón SImbólIca de Jesús apunta a la destrUCCión de aquel tem-
plo74 El argumento más fuerte en favor de esta InterpretacIón es Mc 14,
58 El nexo de la expulSIón con este loglOn en la tradICIón Joámca (Jn 2,
19) Yel hecho de que la expulSIón aparezca en el evangelIo de Mt enmar-
cada dentro del epIsodIO de la hIguera seca IndICan, además, que la ex-
pulSIón se entendIÓ así en la tradICIón postenor del evangelIo En contra
de esta mterpretacIón cabe señalar Mc 11, 16, YtambIén la cIta de Mc 11,
17 = Mt 21, 13 Además, la señal sería poco clara, a mI JUICIO (,Por qué
una aCCIón muy específIca de Jesús contra los representantes del negocIO
monetarIO en el templo había de anunCIar el fIn del templo?
c) La aCCIón SImbólIca de Jesús se dmge contra el poder económico
de la anstocraCIa del templo, que hIZO del templo un negocIO y benefI-
7
C10 \ En favor de esta InterpretacIón cabe adUCIr, pnmero, la SItuaCIón

71 Por ejemplo Roloff, Kerygma, 96 Jesús «no entra para un culto SIn ofren-
das, SInO para preservar la santidad del área del templo, que él ve profanada por la
practica vigente»
72 Pero hay que evitar en esta Interpretación el conclUir de la venta de ani-
males para el sacnflclo en el templo que el lugar «sagrado» degenerase en un mer-
cado y centro anual de negocIos A diferenCia del negocIo de los objetos religIOSOS
y los recuerdos delante de las IgleSias cnstlanas y dentro de ellas, la venta de ani-
males sacnflclales en el templo era esencial para su auténtiCO destInO, el culto To-
da venta de ammales sacnficlales fuera del templo y el llevarlos a casa entrañaban
el peligro de su Impureza legal
73 Eso es Inverosímil, a mi JUICIO, para el área linguístlca gnega la traduc-
ClOn en los LXX de 'Jll~:I (<<mercader») por XUVUVULO¡; Indica que la tradlclOn
gnega no entendió ya el sentido ongInal del texto hebreo
74 Hoyes defendida esta pOSIClOn, con mucho éxito, por E P Sanders, Jesus
and Judmsm, Phlladelphla 1985, 61-71, espec 70s En el área linguístlca alemana,
cf por ejemplo Trautmann*, 125-129 y J Gmlka, Jesús de Nazarel, Barcelona
1993,179s
75 Jeremlas, Teología, 174s
hlstonca que el estamento supenor saduceo-sacerdotal sacaba enormes
ventajas económIcas del templo, esta amplIamente demostrad0 76 Así lo
mdlca un detalle del texto todos los evangelIos llaman a los cambIstas, no
aQyuQU!WL~OLo 'tQu:n:E1;L'taL, en sentIdo neutral, smo 'X.OA.AU~LO'taL, es de-
CIr, lIteralmente «comlsIOmstas»77 QUIzá sea Importante aSImIsmo que en
la tradIcIón de Mc la Ira de Jesús se descargue Justo contra los vendedores
de palomas, que eran las ofrendas de los pobres (Lev 5, 7 Y paSSlm) SI el
preCIO de la paloma era alto, resultaba especIalmente gravoso para los po-
bres del pueblo78 En favor de esta mterpretaclón cabe aducIr, segundo, la
formula Joamca oI'X.o~ €!-L:n:OQLOU (Jn 2, 16) Y el reproche de Mc O:n:TJAaLOV
ATI0't(tlV 79 El argumento en contra deCISIvo es Mc ll, 16, un versículo
muy dIfícIl de compagInar con esta InterpretacIón Es caSI ImposIble es-
tablecer la opCIón segura ante los datos que ofrece la tradIcIón A mI JUI-
CIO, los argumentos en favor de la tercera mterpretaclón son los más fuer-
tes (,Se puede conjugar esta InterpretacIón con la pnmera y la tercera?

Es muy dlfícll saber cómo entendIó Mateo el epIsodIO Que Je-


sús arrojase a todos los vendedores y compradores del templo m-
dlca que Mateo no qUISO mlmmlzar la aCCIón de Jesús y relegarla a
un nncón del atno de los paganos, smo, al Igual que en los v lOs,
amplIarla y subrayarla la entrada de Jesús afecta a toda la clUdad
de Jerusalén y a todo el templo Para Mateo, después del año 70 y
una vez separada su comumdad del Judaísmo ofiCIal, el templo de
Jerusalén no es ya el lugar de oraCIón para todas las naCIOnes -por
eso omIte JtuOtv 'toLe; i::{}vEOtV- Contrapone antltétlcamente los

76 Cf por ejemplo AssMos 7, 6 (polemlca con los sacerdotes aVldos de dIne-


ro), Josefo, Ant 20, 205s (el sumo sacerdote Anano, hombre de negocIos), TM"n
13,22 (533) = BIlI 1,937 (el segundo templo fue destruIdo por el deseo de Ma-
monas), Pes 57a (en la famIlIa de Ismael ben Phabl los padres fueron sumos sa-
cerdotes, los hIJOS, tesoreros) Mas documentos en C A Evans, Jesus ActlOn In the
Temple and EVldence 01 CorruptlOn In the Flrst Century Temple SBL SPS 28
(1989) 522 539
77 La palabra tardla KOAAU~O<; o KOAAU~OV slgmfica, segun SplCq, Notes 1,
431, «moneda pequeña» o «dInero suelto» en el cambIO de moneda, es deCIr, co-
mIsIón Se corresponde con el P::l"'P SemltIco, que sólo tIene este slgmficado La
comlSlOn en el cambIO de moneda estaba fIjada por los rabInOS, segun Sch'q 1, 7
(cf Krauss, Archaologle 11, 413), en 1/24 o 1/48 (4, 2%, 2, 1%)
78 Ker 1,7 = BIlI 1,851 refiere cómo Slmeon ben GamalIel redUJO el preCIO
de las palomas, que habla alcanzado un denano de oro
79 AnotaL son, a dIferenCIa de KAE1ttaL «<ladrones»), cnmmales y VIolentos
orgamzados en bandas, como los «bandIdos» (SpICq, Notes 1, 486), «saqueadores»
(Bauer, Wb 6 s V) o pIratas, en el lenguaJe actual, gangsters, mafIOSOS, terronstas,
bandIdos La expreslOn puede aplIcarse a los zelotas (Josefo, Ant 14, 421 tOU<; EV
O:rcrjAaLOL<; ArjOtU<; cf 415), pero no exclUSIvamente a ellos
cambistas y mercaderes a los cIegos y cojos en el templo y los
transfiere así, al menos mdIrectamente, alIado de los sumos sacer-
dotes y escribas, que combaten a Jesús. No se advIerte un interés
especIal del narrador por ellos; su mIrada descansa en Jesús, que
actúa con gran autoridad en el templo. Parece que Mt no se perca-
ta de la tensIón eXIstente entre esta accIón vIOlenta de Jesús y la
qumta antítesis sobre la no violencia (5,38-41).
Como ya ocurriera en Galilea (15, 30s), ciegos y cojos se acer- 14
can también ahora al Hijo de David, Jesús. El Hijo de David, Je-
sús, que ha curado sIempre a los enfermos del pueblo, los cura tam-
bién en el templo, centro de Israel. La presencia de ciegos y cojos
era normal en el templo; las normas rabínicas no les impedían an-
dar por el templo. El pasaje aducido a menudo, 2 Sam 5,8, que re-
produce un proverbio (<<ni ciego ni cojo entre en el templo»), nun-
ca ha sido en el judaísmo el fundamento de una regulación para la
entrada en el templo. No hay que construir, por tanto, aquí ningu-
na tlpología antitética, ni postular que Jesús diera acceso al templo
a los cojos y ciegos en contraste con el judaísmoso • Pero quizá sea
Importante que los curase: les devolvió la salud en el templo y pu-
so con ello una señal: la futura reunión del pueblo de Dios había
comenzadoS I .
Aparecen ahora los adversarios de Jesús, como de costumbre, 15s
en uno de los grupos duales que gustan a Mateo. Esta vez son los
sumos sacerdotes, que son responsables especialmente de Jerusa-
lén y el templo -y cuya hostilidad hacia Jesús ya fue anunciada en
16, 21; 20, 18- y los letrados, que siempre fueron enemigos de Je-
sús. Que no se irritaran por la expulsión del templo sino por los
milagros realizados con los cIegos y cojos, pone de manifiesto su

80 La hipótesIs se debe a H Wmdlsch, Kleme Beltrage zur evangeilschen


Uberheferung ZNW 18 (1917-1918) 81-83, que la propuso en forma muy caute-
losa, y ha Sido admitida a menudo desde entonces Pero téngase en cuenta que el
pasaje Lev 21, 16-23, que se suele adUCir Junto a 2 Sam 5,8, sólo dice que los de-
lIncuentes no pueden ser sacerdotes, no que se les prohíba el acceso al templo (cf
v 22) IQSa 2, 6-8, CD 15, 15-17 = 4QDb fr 17, 6-9 (= García M 54) hablan de la
presencia de ciegos y cOJos entre los miembros de la comumdad Sólo 11 QTem-
pelrolle 45, 12s, prohíbe a los ciegos (no a los cOJos) la entrada en el templo, pre-
sumiblemente porque no pueden eVitar contactos con lo Impuro 1QM 7, 4s exone-
ra, entre otros, a ciegos y cOJos del deber de peregnnaclón al templo, por la consI-
deraCión, muy humana, de que no están en condiCiones de viajar
81 Sobre la esperanza Judía de que en el nuevo eón o en el tiempo meslámco
no eXistan ya enfermedades y achaques en Israel cf vol 11, 232s
maldad: no quieren que los cojos y ciegos sean sanados en la casa
de Dios. Su ira se extiende a los «niños» que, como los grupos del
pueblo en el v. 9, gritan el hosanna por el sanador Jesús, Hijo de
David. El narrador Mateo procede aquí con mucha torpeza: no ha
reseñado aún la aclamación de los «niños»; la conocemos gracias a
la reacción de los adversarios. No está claro quiénes son estos «ni.
ños». El evangelista los necesita para poder agregar la cita de Sal 8,
3 en el v. 16. Para los lectores del evangelio podrían ser los mismos
que los VlptLOL, a los que, según 11,25-27, se revela el misterio del
Padre y del Hijo, y que son mencionados de nuevo en la cita si.
guiente. Estos v~mm son en el evangelio de Mateo, al igual que lOS
enfermos y, sobre todo, los ciegos, ejemplos de identificación pa~
ra la comunidad. Así, es probable que los lectores se sientan iden...
tificados con los ciegos y cojos del v. 14. No son los dirigentes de
Israel, sino sus enfermos, sus «niños» y pobres 82 , los que represen-
tan al verdadero Israel. Jesús responde a las objeciones de los diri-
gentes hostiles que le recusan, con un dicho de Sal 8, 3 83 que habla
de la alabanza a Dios en boca de los niños de pech084 , y que en la
exégesis judía va asociado sobre todo al canto de Israel junto al
mar Rojo (Ex 15, lss)85. A la palabra bíblica de Jesús no contestan
nada sus adversarios. No se sienten sólo en contradicción con leo;
sús, sino también con su propia Biblia86 .
17 Así comenzÓ el conflicto que se desarrollará en Jerusalén. Los
dirigentes judíos se han mostrado por primera vez como adversa.
rios fanáticos y contumaces de Jesús. Frente a ellos aflora en el
templo un nuevo Israel que se compone de los niños de pecho y los
ciegos y cojos que han vuelto a ver y andar por la acción de Jesús.
La ciudad de Jerusalén permanece sobresaltada y distante por la
entrada de su mesías; delata su proximidad a los sumos sacerdotes
y letrados, que 2, 3s había anticipado ya. Así toca a su fin el primer

82 Lohfmk*, 194, sobre todo a la luz de DeuterOlsaías, onenta el campo se·


mántlco nui:<;/nmoLOv a la espmtuahdad bíbhca de los 'anaw¡m
83 Sólo el texto de los LXX, que contiene la palabra ulvo~, es aprovechable
para el contexto mateano
84 EhlAU~oVTE~ como smómmo de vT]1tlo~ no es llamativo para los lectores
de entonces temendo en cuenta el largo período de tiempo que representa (2 Mac 7,
27 ¡tres años')
85 Cf Sab 10,21 Ylas mterpretaclOnes Judías postenores Tg J 11 Ex 15,2 Y
Mekh Ex 15, 1 (42a) = BIII 1,854 Más pasajes enAlhson, Mases (vol IlI),250s.
86 En 22, 41-46 Jesús pondrá fm a la controversIa con este dIagnóstico
día de Jesús en Jerusalén Jesús abandona a los sumos sacerdotes y
letrados, y la cIUdad hostIl Sale haCIa Betama para pernoctar allí87

Resumen

El sentIdo del relato mateano del pnmer día de Jesús en Jerusa-


lén ofrece dos dImensIOnes centrales
1 El relato debe leerse como parte de toda la hlstona mateana
de Jesús Jerusalén es el térmmo del VIaje que Jesús anunCIó varIas
veces (16,21,20, 17s) Es la CIUdad en la que el HIJO del hombre,
Jesús, va a padecer, monr y resucItar Los lectores saben que aho-
ra es el tIempo del rephegue de Jesús en la comumón dIscIpular,
ahora pIsa el terreno de sus enemIgos, el conflIcto con ellos alcan-
zará ahora su CIma El texto 21, 1-17 descnbe la pnmera etapa en
este últImo cammo La esclSlón en Israel se ahonda A un lado es-
tan los grupos del pueblo que han seguIdo a Jesús desde Gahlea y
lo han aclamado HIJO de DavId Su papel es asumIdo en la segun-
da parte del relato por los CIegos y cOJos Su aclamacIón es ala-
banza a DIOS Para los lectores, ellos se suman a la comumdad, que
se compone Igualmente de VrptLOL (cf 11,25-27) Representan al
verdadero pueblo de DIOS Al otro lado los Jerosohmltanos, sobre-
saltados, están a gran dIstancIa de aquel que entra en la CIUdad Los
lectores conocen ya esta dIstancIa por la hlstona de los magos, en
la que los sumos sacerdotes y letrados aparecían mcluso como cóm-
phces de Herodes (2, 3s) PreSIenten que Jerusalén será la CIUdad
de los enemIgos de Jesús, tales enemIgos no representan al verda-
dero pueblo de DIOS
2 El texto tIene mdlrectamente una dImensIón parenétIca pa-
ra los lectores Jesús es n:ºaiJ~, es el rey amIstoso, llano, no VIOlen-
to, pacífIco, no un zelota fanátIco, smo el mlsencordIOso que cura
en el templo a los enfermos de su pueblo Su conducta, que nues-
tro texto descnbe, no se puede ImItar dIrectamente, como tampo-
co en el relato de las tentacIOnes 88 A pesar de ello, la palabra n:ºaiJ~

87 La palabra LXX aUAL~O¡.Lm es un térnl1no muy general por «pernoctar» y


no tlene por qué expresar que Jesus hubIera pasado la noche al raso HesIquIO s v
nombra como smómmos, entre otros, %OL¡.Lao¡.Lm, %OLTa~O¡.Lm, ¡.LEVúl y EvbLUTQL~úl
88 Segun Juan Cnsostomo 66, 2 = PG 58, 628, los mIembros de la comum-
dad ¡no deben montar a caballo'
señala una dlfecclón básIca del comportamIento para el que Jesús
es modelo Los lectores no pueden mfenr del relato cómo puede
concretarse este modelo en la vIda de la comumdad, pero recorda-
rán, por ejemplo, el sermón de la montaña, donde se aclara esta dI-
reCCIón básIca en las bIenaventuranzas

Historia de la influencia

Los relatos evangéhcos de la entrada en Jerusalén han marca-


do menos la teología que la pIedad cnstIana Por una parte, Mt 21,
1ss ha sIdo texto de lectura el dommgo de Ramos, al comIenzo de
la semana santa, que concluye con la Pascua, y ha ejercIdo una no-
table mfluencIa en la configuracIón de la semana de pasIón (1). Por
otra parte, este pasaje ha sIdo texto de lectura al menos desde el si·
glo VII, en un dommgo de advIento, que fmalmente fue el pnme-
ro 89 El texto -Junto con Zac 9, 9- ha marcado la espmtuahdad de
advIento (2), sobre todo en el protestantIsmo.

1 La hIStOria de la entrada y la espmtualldad de la paslOn9Q La en-¡


trada de Jesús en Jerusalen fue fáCIl de adaptar en línea lItúrgIca y dramá-
tIca Lo mas Importante son las proceSIOnes del dommgo de Ramos, cu-
yos pnmeros testImomos son de Jerusalén La peregnna Egena descn~
cómo se celebraba el dommgo de Ramos en Jerusalén durante el SIglo M
1
el ObISpO Yla comumdad pasan la tarde antenor cantando en el monte de,
los OlIvos, haCIa las cmco se lee el relato de la entrada, luego mlCla ro
marcha toda la comumdad, los mños con ramos y palmas, el ObISPO mon,*
tado sobre un asno, cantando hImnos y antífonas y con los gntos de Mt 21,'
9, en dIreccIón a la IgleSIa de la Anástasls, para llegar a la hora de la ora·
clón y ellucernarl091
La costumbre de la proceSIón de Ramos se extendIO más tarde, desde,
Jerusalén y otras comumdades onentales, a occIdente, y desde finales de. ~

89 Según ellecclOnano comente durante la epoca de la Reforma en Alema-'


ma, documentable desde el Siglo VII en FranCia e Itaha, y durante el Siglo VIIlJ
tamblen en el homlhano de Carlomagno, cf S Belssel, Entstehung der Penkopen
des Romlschen Messbuchs, 1907 (StML E 96),71-79, G Rletschel-P Graff, Lehr-
buch der LltUrglk 1, GottIngen 1951, 194 El Mlssale Romanum de Trento, en cam-
bIO, presenta Lc 21, 25-33 como lectura del pnmer domIngo de advlCnto (IndICa"
clones de O Wassmuth) ¡
90 En esta secclOn debo mucho a la auxlhar von Pascal Mosh
91 Itmeranum Egerwe, 31 2 4 = CChr SL 175, 77
"Iglo se generahzó la costumbre 92 Esta proceslOn era muy ammada, por-
que la comumdad desempeñaba en ella un papel activo, como sólo ocurre
muy raras veces en otros actos ecleslales La reahzaclón concreta del epI-
~odlO de la entrada mcluía la presencia corporal de Cnsto Esto se hizo en
un pnnclplO mediante un emblema, por ejemplo, un evangehano o una
hostia sobre unas andas, o mediante una persona Viva, como el ObiSPO, un
sacerdote o un mñ0 93 Con el tIempo, qUIzá ya desde el siglo X, Cnsto era
representado por el «asno de Ramos» (cf IlustraCión 1 [mira, 258]), es-
cultura de un asno, a menudo transportable con ruedas, sobre el que mon-
taba Cnsto VieJos y Jovenes seguían el paso de la procesión con el asno
de Ramos, se esparclan ramas por el suelo y se cantaban los cantos co-
rrespondlentes 94 Algunos de estos asnos de Ramos resistieron los emba-
tes de la Reforma y de la Ilustraclón95 El sentimiento báSICo de esta pro-
ceslon era alegre entre el ayuno de cuaresma y el pensamiento de la
muerte de Jesús estaba el dommgo de Ramos, marcado por la vIsión del
tnunfo de Jesús
La modulación htúrglca de la procesión mfluyó también en las repre-
sentaciones de la pasión surgidas durante la Edad Media tardía Apare-
cieron además nuevos personajes que no constan en los textos bíbhcos
Cobraron Importancia los mños, luciendo sus vestidos delante de Jesús y
~aludándolo con el himno «Glona, laus»96 El auto de la pasión de Do-
naueschmg presenta a Marta, Lázaro, María Magdalena y Nlcodemo sa-
ludando al Señor97 Según el popular devoclOnano MeditacIOnes sobre la
vIda de Cristo, la madre de Jesús y María Magdalena mtentan, Junto con
lo~ discípulos, hbrar a Jesús de la muerte 98 Igual que las procesIOnes del
dommgo de Ramos, los autos de la pasión representan la entrada de Jesús
como ~uceso tnunfal, con gran alarde de salutacIOnes y cantos htúrglcos
Las representaciones artísticas de la entrada en cada época nos dan
aqmlsmo una Impresión de tales procesIOnes y representacIOnes escém-

92 Cf Drews, Woche, grosse, en RE3 21, 416s, más amplto Graf*, 10-83
93 Wlepen*, 7s, 19, E A Stuckelberg, DIe Palmsonntagsfeler 1m Mlttelalter,
en Festbuch zur Eroffnung des Hlstonschen Museums, Base11894, 18s
94 Por ejemplo, el himno «G10na, 1aus» y el responsono <<Ingrediente Domi-
no m sanctam Clvltatem» (Mlssale Ronumum = U Bomm, LatelnIsch deutsches
Volhmessbuch, Emslede1n Ko1n 1937,337 338s)
95 Sobre la procesión del asno de Ramos cf, aparte Wlepen* y Graf*, 128
110 tamblen E Llpsmeyer, Palmsonntag-Chnstus und Palmesel, Vo1kskunst 12,
Munchen 1989, 50-58
96 ASI entre los pnmeros benedlctmos de Beuron y en el auto de St Galen,
cf E Hartl (ed), Das Benedlktbeurer PasslOnssplel Das St Galler PasslOnssplel,
Halle 1952, 16, 87
97 A H Touber (ed ), Das Donaueschmger PasslOnssplel, Stuttgart 1985,
126s
98 (Pseudo-)Buenaventura, MedltatlOnes Vitae Chnst/, en Opera (ed A C
Peltler) XII, Pans 1868, cap 71 = 594
cas Ya en el siglo VI, la mlllIatura del codex Rossanensls presenta a un
grupo de personas saliendo de la cIUdad al encuentro gozoso de Jesús
Aparecen por prImera vez mños que cortan ramas de un olivo En la Edad
Media tardía, las representacIOnes de la entrada suelen ser parte de todo
un ciclo de la pasión La procesión de Jesús y sus discípulos se Junta ante
las puertas con un gran número de personas que vienen de la cIUdad y se
aglomeran para reclbule ImpresIOnan especialmente las obras de DucclO
(Maesta, museo de la catedral de Siena) y de GlOttO (Capella deglI Scro-
vegm, Padua)
En consonancia con el tono alegre de estas obras artIstIcas está la ten-
dencia teologlca que subyace en ellas la entrada de Cnsto en Jerusalén es
la entrada por la puerta tnunfal de pascua, superando el pecado y la muer-
te Las exposIcIOnes del texto destacan el tnunfo de Cnsto, la perspecti-
va de la pascua y la dlvlmdad de Jesús Las aclamaCIOnes con hosanna
'ilgmf¡can que Jesús es DIOS bajado del cielo De este w~ CPUOEL {}EO~ di-
ce Cmlo de Alejandría EUA.OYT]!-lEVO~. 'tüv't' EO'tLV OO~OA.OYOV!-lEVO~99
AmbrosIO encomia a la bornca, que «VIO en Jesús algo así como un ángel
de DIOS»IOO Según el Opus lmperfectum, éste es un día de «glona», según
DlOmslO CartuJano, un día de la «maIestas» de Cnsto lO1 En las liturgias,
el nuevo pueblo saluda a Cnsto como rey vlctonoso y redentor del mun-
do t02 Los ramos de palma, de verdor perenne, son un símbolo de la vida
e «Illslgma tnumphorum»I03. Son una señal del tnunfo de Jesús sobre el
diablo, príncipe de la muerte lO4 •
Palma tUl slgnum, magne, est, Rex Chnste, tnumphl
Palma docet nostram IpSOS nos vlllcere carnem
Palma est mercedls slgnum coeleste futurae
Escnbe Alculllo en hexámetros slmples lO5 Las ramas de palma sim-
bolizan la vlctona de Jesús sobre los príncipes de la muerte lO6 También
las representacIOnes artísticas de la antIguedad y la Edad Media visuali-
zan el tnunfo de Cnsto lO7 Así, el temple fundamental de estas proceslO-

99 Cmlo de Alejandría, fr 230 = 231


100 AmbrosIo (vol 111),9,14 = CSEL 32, 443
101 Opus lmperfectum, 37 = 834, DlOmslO CartuJano, 229
102 Graf*, 144-148
103 AmbrosIo (vol 111) 9, 13 = CSEL 32,442
104 ISidoro de Sevilla, De Eccleslast¡c¡S Officus 1, 28 = PL 83, 763
105 Lztane¡, PL 101,650, cf Id, De DlVIms Officus Llber 14 = PL 101, 1200,
e 1,¡doro de SevJlla, De Eccleslastlc15 OfflCllS 1, 28 = PL 83, 763
106 Latelmsch-deutsches Volksmessbuch, ed U Bomm, Ems¡edeln 1937, 333
(plegana para la bendlclOn de las palmas)
L07 ASI especialmente las representacIOnes más antIguas en relteves de sar
cofagos cf por ejemplo el fnso del sarcofago de la Adelphla, en S¡racusa, y el sar-
cofago romano de Bassus (SchJller, 1konograph¡e 11 [vol 11], 29)
nes es el temple pascual. No es el abajamiento, sino la victoria de Cristo
lo que define el domingo de Ramos.
Con la procesión de Ramos se asoció ya a hora temprana, en la Edad
Media, la bendición de las palmas; en zonas septentrionales se llevaban a
la Iglesia para ser bendecidas, en sustitución de las palmas, ramas de sau-
ce o de acebo, por ejemplo. A veces se cortaban árboles enteros que luego
se llevaban en la procesión. A las ramas y árboles bendecidos se atribuían
propiedades apotropaicas en las casas: protegían la vivienda y la salud de
sus moradores; su portador podía «superar todos los ataques del diablo»;
en la casa donde estén «desaparecerá cualquier fantasma diabólico»108.
Contra esto y contra la procesión del asno de Ramos se alzó la enérgi-
ca protesta de los reformadores. Consideraban al «dios tapado», cubierto
de ramas, es decir, al asno de Ramos, una «idolatría». El asno de Ramos de
Zúrich fue anegado en el río Limmat el año 1522 109. Lutero vertió sus mo-
fas sobre el culto a las reliquias del asno de Ramos: las patas del asno de
Ramos se vendían en Italia con tal celo, que el asno sobre el que montó
Jesús debió de tener cinco patas 110• También en territorios católicos per-
dieron relevancia las procesiones del asno de Ramos en el siglo XVI, has-
ta desaparecer en el ilustrado siglo XVIII lll . Actualmente perduran unas
pocas. Se ha mantenido, en cambio, la procesión del domingo de Ramos:
también hoy se reúnen en muchos lugares los fieles católicos fuera de la
iglesia, portando ramos; son saludados por el sacerdote, se lee el relato de
la entrada y van luego en procesión a la iglesia, donde se celebra la misa
(con toda la historia mateana de la pasión como lectura evangélica).

2. El relato de la entrada y la espiritualidad de adviento. La transfe-


rencia de este relato a la situación de adviento se explica por su aplicación
espiritual al individu0 1l2• Ambrosio, por ejemplo, define así el texto en su
comentario a Lucas: la entrada en Jerusalén no es algo meramente exte-
rior; se trata de que «el Jinete místico se asiente en lo más profundo de la
mente, en una sesión interior, fundido en una especie de cuerpo, dirigien-
do los pasos del espíritu y embridando el desenfreno de la carne»ll3. El
templo de Dios, del que Jesús expulsa a los mercaderes y cambistas, pue-

108. Sobre el ongen de la bendición de los ramos, cf. Drews (supra, n. 92),
416s; Pascher*, 117s; Moser*, 171-174. Sobre las funciones apotropaicas de las ra-
mas de «palma». ef. Marzell, Palm, en HWDA VI, 1987 (1935),1365-1381, espec.
1371-1381. La cita procede de A. OSlander; cf. ibid., 1368.
109. Moser*, 176; la cita de Sebastian Franck se encuentra allí.
110. WA DB 3, 668s, n. 2867.
111. José 11 de Austria las prohibiÓ: cf. Moser*, 177s.
112. Así lo ve Lutero, WA 411 619, 14-18: el asno es el hombre vieJO, el polli-
no es nuestra mente, sobre la que Cristo quiere montar; es un «corpus subiugale »
que sólo se hace hbre a través de Dios.
113. Ambrosio (vol. I1I), 9,8 =CSEL 440s.
de ser el indIVIduo humano (1 Cor 3, 16) del que es expulsada la COdI-
Cla 114 Este tIpO de interpretacIón caractenza tambIén a Lutero Cnsto VIe-
ne del monte de los OlIvos, el lugar de la gracIa, «no para amedrentar,
acosar u opnmIr al hombre, SinO para ayudarle a tomar y asumIr su car-
ga» El pnncIplO de la espmtualIdad es que «tu rey venga a tI y comIen-
ce a obrar en tI No le buscas tú, él te busca a tI»115 Este rey no VIene en
glona, SinO en pobreza, como dIce Zac 9, 9 ('JlJ), es tan pobre que no po-
~ee sIqUIera un asno propIO, SinO que necesIta alqUIlario 116 MIentras la in-
terpretacIón de las IglesIas onentales y de la IglesIa católIca subrayaba la
glona de Jesús, el protestantIsmo destacó su abajamIento «Hoy no mon-
ta (Jesús) sobre un asno, SInO que, más pobre aún, VIene medIante la pa
labra»ll7 ZWlnglIo Interpreta a la luz de 2 Cor 8, 9 «Se hIZO pobre por
nosotros, cuando es el más nco de todos»11 8 Mt 21, lss se convIerte así en
un texto básICO del evangelIo que cuenta cómo «ese rey tan apacIble dm-
ge» nuestros corazones «con la llegada de su gracIa», al derramar en noso-
tros su espíntu de lIbertad Mt 21,5 pasa a ser «totlOS evangelu summa
qu(a)edam» que anunCIa cómo Cnsto VIene ahora a nosotros y reina sobre
nosotros 11 9
Esta interpretacIón determina más tarde la predIcacIón protestante de
adVIento, que sabe anunCIar al rey «manso de corazón», deseoso de ofre-
cer la gracIa a los humanos, perdonar el pecado y eVItar el castIgo, «un
Justo que qUISO hacerse JustIcIa nuestra , un auxIlIador que no qUIere ve-
mr rodeado de majestad»120 Esa interpretacIón inSpIrÓ, sobre todo, los
cantos protestantes de advIento «Él es justo, auxIlIador InestImable, la
sencIllez es su compañía, su corona real, la santIdad, su cetro, la mIsen-
cordIa», dIce la segunda estrofa del conocIdo canto alemán que InVIta a
los fIeles, con Sal 24, 7-10, a alzar los dinteles del corazón y abnr las
compuertas al Señor de la glona 121 En lugar de esparcIr ramos, la pIedad
protestante responde con el canto «Tu SIón te esparce palmas y ramas

114 Tomás de Aqumo (Lectura), n o 1698, cf Beda, 91 (el alma), Teofllacto,


269 (el alma que es revestida de las vIrtudes)
115 Adventspastzlle de 1522 = Evangelten-Aus1egung 11, 689, 692
116 Lutero, Pa1msanntagspredlgt van 1538 = Evangelten Aus1egung Y, 107,
109 Calvmo 11, 171
117 Lutero (Evangelten Aus1egung) 11, 704 (= Predlgt van 1528) La pobre
za del rey montado sobre el asno encuentra su correspondencIa en la odIosa y VII fi-
gura de la «cruz» (Predlgt van 1537 = WA 45, 424s)
118 Zwmgho, 356
119 Sermon de adVIento de Lutero, año 1519 = WA 9,426,24 y 16
120 PhIhpp Jakob Spener, Predlgten uber dIe Evangelten 1686-1687, en Id,
SChnften 1111, ed por E Beyreuther, Hlldeshelm etc 1986, 12 Spener complemen
ta pues, el texto mateano con partes omItIdas de Zac 9, 9, que él mterpreta en el
sentIdo de la doctnna de la Justtflcac¡ón
121 Machthachdle Tur(EG 1, ls,RKG [SUIza] 101, ls,Gattes1ab 107,ls)
verdes, y yo qUiero alegrar mIS sentIdos, por tI, con salmo~ MI corazón
debe reverdecer por tI en perpetua alabanza y celebracIon »122 El canto
de advIento Alegraos todos los piadosos hace referencIa dlrecta a la en-
trada en Jerusalén, la segunda estrofa mterpreta el abajamiento de Jesús
en el sentIdo de su muerte VIcana «VIene a nosotros montado en un asno
y se coloca en medIO de nosotros para el sacnf!cIO»123 Peto el canto de
adVIento más conocIdo es Hlja de S¡ón, alégrate, mspIrado en Zac 9, 9 Y
Mt 21, 4s 9, del SIglo XIX (¡no del Judas Makkabaus de Haendel'), cuya
tercera estrofa recoge el hosanna mateano «¡Hosanna al HIJo de DaVId,
bendIto sea el rey humIlde,»124

Sentido actual

Se ve aquí una gama vanada de formas de rehglOsIdad cnstiana


que mspIró nuestro texto Su hlstona de la mfluertcla muestra
ejemplarmente lo Importante que puede ser la pmtura, la represen-
taCIón dramátIca, la celebracIón o el canto para la comprensIón de
un texto bíbhco Pero muestra tambIén cómo el núcleo respectIvo
de la espmtuahdad y el centro respectIvo de la Blbha determmm
la recepcIón de los textos, así, la expenencla de pascua y la espe4
ranza en el tnunfo de Cnsto en la IglesIa antIgua, o la ':ruz y la po-
breza del Cnsto de la graCIa en el protestantIsmo Poné tambIén de'
mamfiesto los dIferentes efectos que puede producIr un mIsmo tex-
to y lo ennquecedores que pueden ser los dIversos lÍlodos de m-
fluencla

Para mí, como cnstIano protestante, la pOSIbIlIdad que ofrecen las pro-
ceSIOnes católIcas del dommgo de Ramos es la de «realIzar» un texto bí-
blIco narratIvo y vIvencIarlo partIcIpatIvamente, un modo fascmante y
profundo de recepclOn Sólo en la bendICIón católIca de las palmas me pa-
rece msalvable la dIstancIa respecto a la BIblIa

En todas estas aphcaclOnes, lo nuevo se combmabl¡ con el tex-


to antIguo y modIfIcaba su comprensIón ¿Qué era es() nuevo que
hacía reVIVIr el texto antIguo en una SItuacIón dIferente? Era nue-
vo, por ejemplo, el centro respectIvo del evangeho tal como fue

122 Wle SOlllCh dlCh empfangen (EG 11,2, RKG [SUiza] 104,2)
123 EG 9, 2
124 Melodla de Handel, texto de F H Ranke, 1826 (EG 13, 3)
entendIdo en una determmada IglesIa y en un determmado tIempo,
pero tambIén las expenenclas rehgIOsas que hacían las personas al
acompañar las procesIOnes del dommgo de Ramos, en la contem-
placIón de las Imágenes o en los cantos de advIento Sólo entonces,
cuando al texto antlguo se suma algo nuevo, nace una comprensIón
nueva, vItal

D Salle Ilumllla esto con una plegana de Helder Camara «¡DéJame


~er tu asno, Cnsto P25 , oró Dom Helder Camara Eso no es una exégesIs
que se pueda examlllar y cntIcar baJO unas reglas de Juego hermenéuticas,
no es 'lllterpretaclón' de un texto dado, es mucho más Y de este 'más' se
trata exactamente, y es lo que hace tan difícil la predicacIón Es la apro-
piaCión de esta hlstona, es el simple gesto de un entendimiento nuevo del
papel propIO Así, eso es una oración y, por tanto, aquello que perSigue
una verdadera exégesIs Es una manera de sllltolllzar con el 'hosanna' en
lugar de hablar 'sobre' él Esta sllltonía no se puede alcanzar medIante la
relteraClOn, repetitivamente, los antIguos cantos sólo pueden cantarlos
aquellos que entonan los nuevos DéJame ser tu asno, Cnsto»126

La hlstona de la mfluenCla demuestra que la verdadera mter-


pretaclón es la apropIacIón nueva y personal de un texto La verda-
dera mterpretaclón de un texto es, pues, mucho más que su exph-
caclón Debe traer a colacIón el propIO «más» y, con él, la propIa
persona en conversacIón con el texto, y no puede hmItarse a repe-
tIr el texto La glosa hlstónca a un texto en el presente comentano
pretende ayudar a los predIcadores a tomar el texto en seno, y la
hlstona de la mfluencla pretende ampharles la vIsIón y ayudarlos
así mdlfectamente, con el espejo de otros, a descubnr ese «más»
personal en la confrontacIón con el texto El presente comentano
pretende ayudar a conjugar el texto y el «más» personal, y hacer
así la predIcacIón, no más dIfícIl, smo más fácIl

125 La IdentIflcaClOn del ser humano con el asno es una antigua IradlclOn en
lo; ~ermones, que cabe rastrear hasta Bernardo de Claraval, cf T Bell, Der Mensch
al5 Esel Chnstl Luther 65 (1994) lis Cf supra, n 112
126 D Salle, Fensterder Venvundbarkelt, Stuttgart 1987, 302s
2. El segundo día de Jesús en Jerusalén: Las parábolas polémicas
(21, 18-22, 14)

Bibliografía: Ogawa, A., Paraboles de l'lsrael véritable? Reconsidéra-


tion critique de Mt 21,28-22,14: NT 21 (1979) 121-149; Tilborg, Lea-
ders, 47-63.

Las tres parábolas sobre los dos hijos, los viñadores perversos
y el banquete de boda del hijo del rey (21, 23-22, 14) forman una
sección homogénea.

Esta homogeneidad deriva, primero, de su forma: Jesús cuenta tres pa-


rábolas. La primera y la segunda presentan una especial similitud formal:
el narrador formula cada vez una pregunta a sus oyentes hostiles (21,
3laAO); éstos pronuncian su propio veredicto en un «fallo jurídico para-
digmático»' (21, 31b.4l), que luego es asumido por Jesús en un dicho so-
lemne (21, 3lc-32.42-44).
La homogeneidad deriva, segundo, de las circunstancias de la fuente.
La primera y tercera de las tres parábolas (21, 28-32; 22,1-14) no apare-
cen en la fUente de Mc.
Tercero, las introducciones de 21, 33a (aA.A.T]v Jtaºa~oA.~v) y 22, 1
(ltáA.LV) aparecen correlacionadas.
Cuarto, las tres parábolas coinciden en el contenido: se refieren a los
dirigentes de Israel y les anuncian el juicio. Mientras la primera se cen-
tra en el «no» a Juan Bautista (21, 28-32), la segunda y la tercera extien-
den la perspectiva a toda la historia de la salvación. En este punto se com-
plementan: La segunda trata del destino de los profetas en Israel, destino
que culmina en la suerte final de! Hijo, Jesús (21, 33-41). La tercera se
ocupa del presente, del envío de misioneros cristianos a Israel, y amplía el
panorama a la misión pagana y hasta el juicio final (22, 2-14). En esta lí-
nea, la tercera parábola acrecienta el tono agudo y directo en comparación
con la primera y la segunda: La primera advierte, sólo alusivamente, de
que los destinatarios quedan rezagados en e! camino hacia el reino de
Dios (21, 31). La segunda sugiere que los destinatarios son excluidos del
reino y serán aniquilados (21, 41.43). La tercera habla claramente de la
destrucción de Jerusalén (22, 7). La primera parábola contrapone, sólo en
vaga alusión, los dirigentes de Israel a «los recaudadores y las prostitutas»
(21, 31s); la segunda habla, en futuro, de un E'frvO¡; (21, 43); la tercera, en
cambio, narra en aoristo el exitoso llamamiento a los paganos, que vienen
de los cruces de los caminos (22, 8-10).

1. Berger, Formgeschichte (vol. III), 52.


Qumto, la homogeneIdad aparece subrayada con numerosas palabras
clave comunes en las tres parábolas (av1'tQúlJtOe; [21,2833,22,2]), en la
pnmera y la segunda (U[tJtEAúlV [21, 28 33], womrcúle; [21, 3036], ÚOtE-
QOv [21, 29 32 37], AEYEL uvtole; ó 'IlJooue; como mtroducclOn a la frase
fmal [21, 31 42], ~UmAELU tOU 1'tEOU [21, 31 43]), en la pnmera y tercera
(ov 1'tEAúl [21, 29, 22, 3], cf [tEtU[tEAO[taL - U[tEAEúl [21,2932,22,5]),
yen la segunda y tercera (UJtEOtELAEV toue; 60UAOUe; uvtOU [21,34,22,
3], JtUALV UmOtELAEV aAAOUe; 60UAOUe; [21, 36, 22, 4], UJtOXtELVúl [21,
3539,22,6], ULOe; [21, 37s, 22, 2], UJtOAAU[tL [21, 41, 27, 7], JtuQu~oAm
[21,45,22, 1])

Las tres parábolas forman la pnmera parte del gran ajuste de


cuentas de Jesús con los adversarIos en el templo, el segundo día
de su estanCIa en Jerusalén Este ajuste se mtroduce con el breve
epIsodIO de la maldIcIón de la hIguera a pnmera hora de la maña-
na, cuando Jesús y sus dIscípulos suben de nuevo al templo desde
su retIro nocturno

a) La higuera seca (21,18-22)

BIblIOgrafía Derrett, J D M, Figtrees m the New Testament, en Id , Stu-


dles In the New Testament 11, LeIden 1978, 148-164, GIesen, H , Der ver-
dorrte Felgenbaum - eme symbollsche Aussage? Zu Mk 11, 12-14 20f
BZ NF 20 (1976) 95-111, Gemunden, P v, DIe Veifluchung des Felgen-
baums Mk 11, 13f20f WuD NF 22 (1993) 39-50, Hednck, e W, On Mo-
vmg Mountalns Forum 6 (1990) 219-237, KIenle, B v, Mk 11,12-1420-
25 Der verdorrte Felgenbaum BN 57 (1991) 17-25, Munderlem, G ,DIe
Veifluchung des Felgenbaumes (Mk 11, 12-14) NTS 10 (1963-1964) 89-
104, Telford, W R, The Barren Temple and the Wlthered Tree, 1980
(JSNT S 1), Id ,More FrUltfrom the Wuhered Tree Temple and Flgtree In
Markfrom a Graeco-Roman Perspectlve, en W Horbury (ed), Templum
Amlcltlae FS E Bammel, 1991 (JSNT S 48), 264-304

18 A la mañana siguiente, cuando volvía a la ciudad2 , sintió


hambre. 19 Viendo una higuera en el camino, se acercó, pero
no encontró nada más que hojas; entonces le dijo: «Nunca ja-
más des ya fruto»3. Y la higuera se secó de repente. 20 Al ver-

2 ~,B Yotros leen el participIO aonsto Ercavayaywv En esa vanante hay que
elegir, qUlza, el slgmf¡cado de «partir» (generalmente, en barco)
3 La vanante ou f!1']xeTL (B, L) entiende la frase como anuncIO de algo futuro
lo, los discípulos preguntaron asombrados: «¿Cómo es que la
higuera se ha secado de repente?». 21 Jesús les contestó: «Os
aseguro que si tuvierais una fe sin reservas, no sólo haríais es-
to de la higuera, incluso si le dijerais al monte ése: 'Quítate de
ahí y tírate al mar', lo haría. 22 Todo lo que le pidáis a Dios con
fe, lo recibiréis».

Análisis
El pnmer epIsodIO al comIenzo del segundo día en Jerusalén consta de
dos escenas relaclOnadas sólo mdlrectamente el ml1agro de la maldIcIón
(v 18s) y la subSIgUiente conversaCIón con los dIscípulos sobre la fe (v.
20-22) Mt modIfIca notablemente el texto de Mc Al antICIpar la expul-
SIón de los mercaderes y cambIstas, que en Mc fIgura entre la maldIcIón
de la hIguera y su cumphmlento, el ml1agro cobra reheve, ya que la hi-
guera se seca mmedlatamente después de la maldIcIón de Jesús Este fil-
lagro, ya espectacular, es superado aún por el «mIlagro de la fe», prome-
tldo en el v 21 4 Mt dISpuso, pues, la trama con más clandad que Mc.
TambIén abreVIó el texto de Mc Tuvo que componer el escueto versículo
Imclal 18 al modIfIcar el desarroll0 5 OmItIó Mc 11, 13c (<<porque no era
tIempo de hIgOS»)6 En el v 20 hablan los dIscípulos en conjunto y no só-
lo Pedro, como más adelante en 24, 3 El v 21 hace referencIa a 17, 20,
texto caSI paralelo, que Mt había ajustado antlCIpadamente a Mc 11, 22s1•
Mt omIte Mc 11, 25 porque ya transmItló el versículo en 6, 14s AbreVia,
además, omItlendo otros detalles 8 Los restantes cambIOs son comprensi~
bIes en su mayor parte, aunque no totalmente, como redaCCIón mateana9•

(Kuhner Blass-Gerth, Grammatlk 11I2, 221 s), mIentras la lectura ongmal, sm Oll, la
entiende como ImperatIVO
4 En el V 21b mtercalo Mt una contraposlclOn expliCIta de ambos (Oll tW-
VOy , aAAa xav)
5 Son mateanos be y nOAl~ (cf V 10 17) 'Enavayúl es hapax legomenon
6 6 Con~ldero la observaclOn fuera de lugar porque «sólo un loco busca hIgos
en mVlerno» (MAnt 11, 33)? 60 eso no le preocupaba, porque entendlO el epIsodIO
-con la mterpretaClón ecle~lal postenor- como slmbolico, por lo cual Mc 11, l3e
resultaba superfluo?
7 Cf vol n, 678s
8 En el v 19 omIte algunos detalles proliJo~ e mnecesanos En el v 20 puede
abreVIar gracIas a la transposIclOn efectuada respecto a Mc Smtetlza el loglOn del
v 21c antepone, con buen entena, XaL fal bWXQlfrijTf, omIte el resto de Me I}¡
23c En el v 22 omIte el prolijO 1m EAU~ETE XaL faTal ú~,üv de Mc
9 Son mateanos en el v 19, segun vol r, 57s, el d~ po,puesto (sobre de; en el
sentIdo de pronombre mdeflnIdo cf vol n, 44, n 4), EJtL con acusativo y f-lovo v.
IluQuXQijfta es hapax legomenon La nueva mtroducclón del v 20 es totalmente
mateana (tbúlv, ftufrllTll~, {}UUftU~úl, AEYúlV, naQuXQijftu del v 19) Mt no utiliza el
Historia de la influencia

La pnmera reacción de los lectores de hoya este cunoso episo-


dIO es de extrañeza Jesús obra aquí un mIlagro de castlgo, contra
~u costumbre LO ¡La higuera no puede hacer nada ante su IncapacI-
dad de dar frutos en esa estación del año' Este mIlagro contradice,
además, el espíntu amoroso de Jesús ll Pero sólo en la época mo-
derna ha produCido extrañeza este relato Antes había acuerdo en
que el relato no versaba sobre una higuera, SInO sobre Israel, y no
podía surgIr la sorpresa ante su sentldo hteral También hoy se In-
terpreta el relato, generalmente, en sentldo slmbóhco, como anun-
CIO del JUICIO sobre Israel Son raros los Intentos de no relaCIOnar la
higuera con Israel para eVitar una Interpretación antIJudía

a) La aplIcaclOn espmtual de la higuera a Israel consta desde el Siglo


III2 Se impuso baJO la mfluencia de Orígenes l3 y de Jerómmo l4 Israel se
volverá estenl hasta que en la parusía de Jesús «haya esperanza para el ár-
bol»IS El hambre de Jesús se mterpreta pnmordialmente como hambre
espmtual por la salvaCión de los hombres y como ira contra el Israel m-
credulo, el hecho de que smtiera hambre realmente en vlrtud de su huma-
llldad l6 , se hace cada vez más dudoso a medida de que avanza la histona

optatIvo a dIferenCIa de Mc La formulaclOn del V 21b como frase amen es una


adaptaclOn a 17,20 El v 21c y el V 22 aparecen en Mt estructurados casI parale-
lamente
10 EspeCIalmente enternecedora es la dIsculpa que ofrece E HIrsch, Fruh-
r;eschlchte des Evangelzums 1, Tubmgen 1941, 125, para el «acceso de Ira» de Je
,u~ Itodo el que entIende algo del alma humana comprendera que Jesús estUVIera
muy tenso en los ultImos dIas antes de la muerte I
11 Strauss, Leben 11,255 (el relato contradIce «el espmtu de su VOCaCIOll»),
de Wette 125 «<mdlgno»), Haenchen Weg 380 «<Este relato contradIce totalmen-
te el espmtu de Jesus, que m sIqUIera habla quendo que fuesen castIgados los sa
mantdnos»)
12 Por pnmera vez ApPetn 2 = Schneemelcher 11', 567, en una combmaclOn
de Mc 13, 28s y Lc 13, 6~s
13 Ongenes 16, 26 =GCS Ong X, 561 s la smagoga sera estenl hasta que el
eon presente (Mt de; l:OV aLwva) alcance la perfecclOn, despues nge Rom 11, 25s
14 Por ejemplo, en Apohnar de Laodlcea, fr 109 = 36, Hllano, 21, 6 = SC
258 128, 130 (HIlano refIere el pasaje al Cnsto de la paruSIa, por eso queda el ar-
bol e~tenl «para sIempre»), Tomas de Aqumo (Lectura), n° 1712, Erasmo (Para-
phram), 113, Zwmgho, 358, Maldonado, 432s, Bullmger, 193A, Brenz, 664, La-
Pide 403, Jansemo, 194, Wolzogen 354, Wettstem 1, 465, Bengel, 126, etc
15 Jerommo, 191 «Est arbon spes», porque la raIZ de Israel sIgue mtacta
aunque las ramas se sequen
16 ASI, todavla, Jerommo, 190 DIfIere luego Opus lmperfectum, 21 = 844
«Non quasl horno clbum, sed quasl Deus salutem humanam quaent» Mc 11, 13c
de la InterpretacIón ¡sólo aparentemente buscaba Jesús frutos en la hI-
guera verde 17 I Las hOjas verdes de la hIguera son las doctnnas y ceremo-
mas Judías que permanecen esténles l8 CalvIno no aplIca ya la maldIcIón
de la hIguera al JUICIO de DIOS sobre Israel, smo que la consIdera como un
mIlagro de exhIbICIón «La ObjeCIÓn de cómo Jesús se deJó engañar y
buscó frutos en un árbol vacío» la resuelve con la tesIS de que, para Jesús,
el hambre fUe sólo una ocaSIón para exhIbIr un mIlagro y alzar así una se-
ñal contra los hIpócntas y fanfarrones 19
b) La época moderna fue más senSIble a las dIfIcultades hIstóncas y
teológIcas del relato Se Intentó deslIgar a Jesús del epIsodIO con hIpóte-
SIS radIcales sobre su ongen. el relato es entonces o bIen un texto surgIdo
secundanamente sobre la base de la parábola de Lc 13,5-920 o una leyen-
da etIOlógIca que fue asocIada a un conocIdo árbol seco 21 Tales teSIS, sin
embargo, no despejaron las dIfIcultades surgIdas con la aplIcaCIón, pre-
domInante en la IgleSIa, al JUICIO contra Israel, ya que las dIfIcultades
afectan tambIén, y especIalmente, a los propIOS evangelIstas ¿Semejante
InterpretacIón no es antIJudía? Sólo la exégeSIS del SIglo XX trata de evi-
tar la IdentIfIcacIón de la hIguera con Israel o -lo que en realIdad es lo
mIsmo- con Jerusalén 22 Según algunos exegetas, por haber engañado a
Jesús con sus hOjas verdes, la hIguera es castIgada con la no partICIpación
en la fecundIdad SIn límItes del tIempo mesIámc0 23 Según otra exégesis,
el punto de coneXIón del relato no es la hIguera como símbolo de Israel,
SInO la hIguera como árbol de soberanos, según ~onsta sobre todo en la
antIguedad romana La hIguera, al secarse, anunCIa entonces, Junto con la
SIgUIente parábola de los vIñadores perversos, un «cambIO de poder»24.

tuvo gran relevanCia en la mterpretaclOn espmtual del hambre, «no ser tiempo de
higos» fue la IndicaCión textual decIsiva de que se requería una mterpretaclón más
profunda, espmtual (por ejemplo, en Juan Cnsóstomo, 67, 1 = PG 58, 634, Agus-
tm, Sermo, 98, 3 = PL 38, 592s)
17 Maldonado, 433
18 Por ejemplo, Estrabón, 153, TeofIlacto, 373 (la letra, a diferenCia del es·
píntu)
19 CalvIno n, 184 Asume aquí la aplicaCión ética de la IgleSia antigua a los
frutos de la fe, que defendlo sobre todo Orígenes, 16,27 = GCS Ong X, 564-469
de modo ImpreSIOnante La mterpretaclOn como milagro de pura exhibiCión apare-
ce tamblen más tarde ocaSIOnalmente, por ejemplo, en Fntzsche (vol n), 637, y
hoy en Pesch, Mk n, 195 (milagro de fe)
20 Desde Strauss, Leben n, 266
21 Desde E Schwartz, Der verfluchte Felgenbaum ZNW 5 (1904) 80-84
22 ASI Zahn, 616, Schlatter, 618
23 Así ya A Schweltzer, Geschlchte der Leben-Jesu-Forschung, Tubmgen
61951, 3 lOs (trad cast InveStlgaclOn sobre la VIda de Jesus, ValenCia 1990), algo
Similar Lohmeyer, 303 y Derrett*, 152 157
24 Así v Gemunden*, 49 para Mc, a tenor de los documentos reumdos por
Te1ford* (More Frutt), 289-300 De especial Importancia es para Telford la muer-
Queda así indicada la pregunta decisiva para la explicación:
¿anuncia Jesús con esta acción simbóhca el juicio de Dios?

Explicación

A la mañana siguiente, Jesús regresa a la ciudad. «En el cami- 18s


no», presumiblemente al borde de la calzada, ve una higuera. Pero
el árbol no lleva aún frutos con los que Jesús pueda saciar el ham-
bre. Al narrador Mateo, que desatiende lo externo, no le preocupa
que, con toda probabilidad, antes de pascua no sea posible comer
los primeros frutos y que las higueras ni siquiera hayan reverdeci-
d0 25 • Jesús maldice esta higuera con una sentencia severa: «Nunca
más 26 broten 'frutos' de ti». La higuera se seca al instante. Dado
que Mateo, a diferencia de Marcos, no intercaló la expulsión de los
cambistas y mercaderes, el milagro aparece de repente y queda así
potenciado.
¿Qué significa este relato? Un milagro de maldición en estado
puro no le cuadra al Jesús mateano, que acaba de curar a los enfer-
mos de su pueblo27 • Los lectores saben, además, que todos los mi-
lagros de Jesús son transparentes, es decir, sugieren algo, más allá
de su materialidad. Buscarán, por eso, una dimensión metafórica.
Tras la expulsión de los vendedores y cambistas del templo, tienen
que contar, además, con la posibilidad de otra acción simbólico-
profética de Jesús. La palabra xugJtÓ¡;, poco esperable (¡higos no,
desde luego!), la entenderán metafóricamente, a tenor de 7, 16-20;
12, 33; 13, 8.26, aplicada sobre todo a obras humanas 28 • Que los
árboles se sequen es una imagen corriente en la Biblia29, que sim-

te, el año 58 d C , del Flcus rummalts --el árbol sagrado baJo el cual fue amaman-
tado Rómulo- refenda por TácIto, Ann 13,58 (299s)
25 En onente se comían tambIén cIertos frutos mmaduros comestIbles, pero,
muy probablemente, sólo se dan en mayo La folIaclón de los árboles se produce
relatIvamente tarde, durante el mes de abnl (Dalman, Arbelt 112, 378-380)
26 El EL~ tov aLwva solemne no supone nmguna lImItacIón temporal Cf. so-
bre la hlstona de la exégesIs supra, n. 13 y 15
27 Telford* (Temple), 80-84 conjetura un mero relato mIlagroso sm mngún
elemento sImbólIco, relato destmado a una mstrucclón sobre la fe
28 Así P v Gemunden, VegetatlOnsmetaphorlk 1m Neuen Testament und sel
ner Umwelt, 1993 (NTOA 18), 141
29 Is 34, 4 (fronda marchIta en la hIguera), 40, 24, Jer 27,27 LXX (frutos),
O~ 9, 16, Job 18, 16; cf Am 2,9 (destruccIón de la raíz), Sal 105, 33
bollZa el JUICIO Menos mequívoca es la metáfora de la hIguera co-
mo tal aflora algunas veces en la BIblIa como Imagen de Israel, y
la palabra «hIgo» como Imagen de los Israebtas, pero generalmen-
te en coneXIón con la metáfora, más usual, de la vIña30 En textos
Judíos de la época no consta la metáfora, y en textos rabímcos tar-
díos es muy rara 31 No se puede, por tanto, hablar sm más de una
metáfora convenclOnal con sIgmfIcado fIJO Pero, no obstante, el
nexo con Israel es relatIvamente ObVlO desde la tradICIón profétIca,
y los v 12-16 onentan los pensamIentos de los lectores en esta dI-
reCCIón El texto deja sm aclarar, en todo caso, SI el objeto del pen-
samIento es Israel, Jerusalén o tan sólo los dmgentes de IsraeP2.
La parábola de los viñadores perversos (21, 33-44), que habla nue-
vamente de «frutos», y sobre todo su versículo fmal 43, podrán
aclarar más la señal del JUlClO, sugenda aquí muy veladamente El
epIsodlO de la hIguera prepara ese texto

La IllterpretaClón tradICIOnal que la Igles13 hIZO del texto como un


anuncIO simbóhco del JUICIO sobre Israel es, pues, báSIcamente correcta
La úmca salvedad pertlllente es que la señal del JUIClO queda aquí, toda-
VIa, abierta e IlldefImda, no lleva conSIgo un dIcho mterpretativo y qUIe-
re preparar a los lectores para algo que sólo se dIce más adelante Las In-
terpretacIOnes propuestas como alternativas no son convlllcentes Aquí no
se trata de la fecundIdad mesIámca33 , porque Jesús sólo espera encontrar
algo para comer, no una sobreabundancIa de frutos No trata Mt de la hI-
guera como símbolo de soberanos y anuncIO de un cambIO pOlítIco 34 El
conOCImIento de tales tradICIOnes es mucho menos probable en los lecto-
res Judeocnstianos de Mt en Sma -a diferenCIa, qUlza, de los lectores de
Mc en Roma- que el conOCImIento de tradIciones proféticas Además, el
nexo con la parábola de los vIñadores perversos (21, 33 44) mediante la

30 Jer 24, 1-10 (higos buenos y malos =' desterrados y JerosolimItanos con el
rey), Jer 29, 17 (higos malos = JerosolimItanos supervIvientes con el rey), Os 2, 14
(higueras de la prostItuta Israel), 9, 10 (Israel = brevas en la higuera Joven), Joell,
7 (Israel = higuera), MIq 7, 1 (higos =' piadosos), cf Jer 8, 13
31 Segun Telford* (Temple), 179 186 hay metafora~ en el sentIdo de hIgOS ='
piadosos e higos = frutos Consta, además, la comparacIOn de una higuera con Is-
rael (GnR 46, 1 = Freedman SImon 1,389) Ycon la futura Jerusalen (HLR 7, 5, 3 ='
Freedman-Slmon IX, 287), peslqR 41 2, l72b (= Braude n, 725) y PlrqeRE 61 =
Telford* (Temple), 185 comparan el fm del mundo y la nueva creaCIOn con la caí-
da de las hOjas y el reverdecer de una higuera
32 Lagrange 406 «L'explicatlon est vraJsemblable, maJs aucun mot du tex-
te ne le suggere»
33 Cf los mencIOnados supra, n 23
34 Frente a v Gemunde*, supra, n 24
palabra clave común, xaQJtos;, está contra esa teSIS La parábola de Jesús
mostrará cómo los dmgentes de Israel tampoco respondIeron al envío del
HIJO producIendo frutos, y cuál fue la consecuenCIa para ellos

La conversaCIón que SIgue con los dIscípulos no aborda la te- 20-22


mátIca del JUICIO. Jesús desvela ahora a los dIscípulos otra dImen-
SIón de su señal' los mIlagros son para Mateo el resultado de una fe
plena, no vacIlante. Se trata de una fe que ora (cf. 8, 10.13.25s, 9,
27-29; 14, 30s, 15,25.28)35. Por eso enlaza bIen aquí la promesa
del v 22 sobre la escucha mcondIcIOnal de la oraCIón TambIén es-
te pensamiento es Importante para Mateo, como deja claro la evo-
caCIón de 6, 7s; 7, 7-11 Y 18, 19s El texto de Mt 17,14-20 mdIca
que Mateo pIensa qUIzá, sobre todo, en los mIlagros terapéuticos
que Jesús prometió también a los dIscípulos. Este pasaje paralelo,
pero tambIén los pasajes que hablan, a propÓSIto de los mIlagros,
de «poca fe» y dudas de los dIscípulos (8, 26; 14, 31; 16, 8), mues-
tran que esta fe plena, no dubItante, capaz de hacer lo aparente-
mente ImpOSIble para los hombres, era más la excepcIón que lo co-
mún en la comuOldad36 . La conversaCIón con los dIscípulos, que el
evangelIsta expone SIgUIendo su fuente, no asume, pues, la onen-
taCIón del mIlagro de la hIguera. Se ve aquí, como en muchos otros
relatos de mIlagros, que su sentido no es uOlhneal. El mIlagro de la
hIguera es, a la vez, un anuncIO sImbóhco del JUIcio y un milagro
de fe. TIene aSImIsmo, como otros relatos de mIlagros, un sentido
«sotenológIcO» y otro «exIstenCial» ,7 Como en la seCCIón antenor
(21, 12-17), la aCCIón de Jesús tiene aquí una doble perspeCtiva:
para sus enemIgos y para los creyentes Todo esto cuadra bIen, al
menos formalmente, en la teología de Mateo. Pero los v. 20-22 en-
caJan hteranamente mal en este lugar ¿QUIén de los lectores de
entonces o de ahora rezaría para que unos árboles se sequen? En
Mt 17, 14-21 era muy pertmente el dICho sobre la omOlpotenCIa de
la oraCIón en el contexto de un relato terapéutico. La presente sec-
CIón, un tanto malograda contra su propÓSIto, me despIerta, como
lector actual, el deseo de que la fe sólo sea omOlpotente cuando
puede reahzar obras de amor (cf. Gál 5, 6).

15 Cf vol n, 36s, 53s, 93ss, 539s


36 Cf vol n, 683
37 Cf vol n, 100-103
b) El «no» a Juan Bautista (21,23-32)

BIbliografía: Derrett*, J. D. M., The Parable of the Two Sons: StTh 25


(1971) 109-116; Doignon, J., L'exégese Latine de la parabole des deux
fils (Mt 21,28-31): Hilaire de Poitlers devant le probleme de l'obéissan-
ce a Dleu: RHPhR 65 (1985) 55-59; Dupont, J., Les deuxfils dissembla-
bies / Mt 21,28-32: ASeign 57 (1971) 20-32; Id., Béatitudes IlI, 213-225;
Fiedler, P., Jesus und die Sünder, 1976 (BET 3), 233-238; Giesen, H.,
Christliches Handeln, 1982 (EHS.T 181),41-77; Jülicher, Gleichnisreden
I1, 365-385; Kretzer, Herrschaft, 150-186; Lambrecht, Treasure (vol. III),
93-1D4; Marguerat, Jugement, 284-302; Merke1, H., Das Gleichnis von
den ungleichen Sdhnen (Mt 21,28-32): NTS 20 (1973-1974) 254-261;
Michae1s, J. R., The Parable ofthe Regreiful Son: HThR 61 (1968) 15-26;
Póhlmann, w., Der verlorene Sohn und das Haus, 1993 (WUNT 68),147-
153; Riggenbach, E., Zur Exegese und Textkritik zweier Gleichnisse Jesu,
en Aus Schrift und Geschichte. FS A. Schlatter, Stuttgart 1922, 17-34;
Schlosser, l, Le regne de Dieu dans les dits de Jésus I1, 1980 (EtB), 451-
476; Schmid, l, Das textgeschichtliche Problem der Parabel von den
zwei Sohnen, Mt 21, 28-32, en N. Adler (ed.), Vom Wort des Lebens. FS M.
Meinertz, 1951 (NTA.E.), 68-84; Steck, Israel, 297-304; Weder, Gleich-
msse (vol. IlI), 230-238.
Más bibliografía** sobre Mt 21,18-22,14, supra, 264.

23 Llegó al templo, y mientras enseñaba, los sumos sacer·


dotes y los ancianos del pueblo se le acercaron preguntándole:
«¿Con qué autoridad actúas así? ¿Quién te ha dado esa auto-
ridad?». 24 Jesús les replicó: «Os voy a hacer también yo una
pregunta; si me respondéis, os diré yo también con qué autori·
dad actúo así. 25 El bautismo de Juan, ¿qué era: cosa del cielo
o de los hombres?». Ellos deliberaron entre sÍ, comentando:
«Si decimos 'del cielo', nos dirá: '¿Por qué, entonces, no le
creísteis?'. 26 Y si decimos 'de los hombres', nos da miedo de
la gente porque todos piensan que Juan era un profeta». 27 Y
respondieron a Jesús y dijeron: «No lo sabemos».
Entonces les declaró él: «Pues tampoco os digo yo con qué
autoridad actúo así. 28 A ver, ¿qué os parece? Un hombre tenía
dos niños. Se acercó al primero diciéndole: 'Hijo, ve hoya tra-
bajar en la viña'. 29 Le contestó: 'No quiero'; pero después re·
capacitó y fue. 30 Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Este
contestó: 'Por supuesto, señor', pero no fue. 31 ¿Cuál de los
dos cumplió la voluntad del padre?». Contestaron ellos: «El
primero».
Jesús les dijo: «Os aseguro que los recaudadores y las pros-
titutas llegan antes que vosotros al reino de Dios. 32 Porque vi-
no Juan a vosotros por camino de justicia, y no le creísteis,
mientras que los recaudadores y las prostitutas le creyeron.
¡Pero vosotros lo visteis, y no l os habéis arrepentido para creer
en él!».

Análisis

1 Crítlca textual El texto del v. 29-31 es dudoso (,Cuál de los dos


hIJOS es mencIOnado pnmero? Según K, C*, me, algunas verSIOnes egIp-
CIas, los testIgos occIdentales y otros, el hIJO que dIce «no» y luego cum-
ple la voluntad del padre (= vanante 1) Según B, e, fl3, arm y otras ver-
SIOnes, sobre todo egIpcIas, el hIJO que dIce «sí» y luego no obedece (va-
nante 2)2 La dIferencIa no deja de tener consecuenCIas para la exégesIs
Según la retónca, el hIJO mencIOnado en segundo térmmo es el más Im-
portante Según sea la respuesta, la parábola será una mVItacIón a la pe-
mtencIa3 o un aVISO contra la desobedIencIa4 Pero la SItuacIón se complI-
ca aún más por una vanante mIxta D, sy' y algunos manuscntos latmos
antIguos menCIOnan pnmero, como en la varIante 1, al hIJO que dIce «no»,
yen el v 31 no ponen en boca de los dmgentes Judíos la respuesta co-
mente, ó J'tQorwc:;, smo ó EoXm:oc:; (= vanante 3)5
La opCIón es extraordmarIamente complIcada La vanante 3 es sm du-
da la más dIfícIl, pero la respuesta de los dmgentes Judíos es absurda y
destruye la clandad de la parábola Jerómmo, que conOCIó la vanante 1
además de la 3, conjeturó que los Judíos, contumaces, dIeron mtencIOna-
damente una respuesta falsa a Jesús 6 ¡Pero entonces Jesús habría temdo

I Muchos manuscntos, sobre todo los que representan en los v 29 31 la va-


nante 2 (cf mfra), y Nestle-Aland26 leen OUOE en lugar de ou (así K, C, !ffi y otros)
Pero la vanante OU, peor atestIguada en crítIca textual, es más dIfIcIl ÜUOE slgm-
fIca m sIqUIera os habéIS arrepentIdo después, cuando veIs cómo los recaudadores
y la~ prostItutas van por delante en el remo de DIOS
2 ConsIderan la vanante 2 como el texto más antIguo Rlggenbach*, 26-34 y
Schmld*, entre otros
3 Cf por ejemplo Weder, Glelchmsse (vol I1I), 236s «La parábola mtenta
apdrtar al hombre de su 'no' a DIOS enseñandole a ver que su 'no' Imclal no debe
ser la ultIma palabra a DIOS» Se trata de «transformar el 'no' mlclal en un 'sí'»
4 Por ejemplo, Gmlka 11 (vol 11),221 «La postergacIón del desobedIente m
vlta a destacar el carácter admomtono de la parábola»
5 Los mIsmos testIgos textuales omIten en el v 32 la negacIón antes de ¡.tEl:E-
¡.tEAl]th]1:E, cf mfra, n 7
6 Jerómmo, 195, cf Estrabón, 154 Wellhausen, 107, que defIende Igualmen-
te la vanante 3, entIende en consecuencIa el v 31c, no como concluslOn de Jesús
que reconvemrles' La variante 3 se corresponde, qUizá, con la mterpreta-
ción de Ireneo, que considera mútil el arrepentimiento del hiJo negante,
por haber llegado tarde 7 Hay que decidir, por tanto, entre las dos Varian-
tes pnncipales 1 y 2 Ambas son pensables desde la parte figurada el se-
ñor se ViO defraudado, o bien por la respuesta o bien por la conducta de un
hiJo, y se dmgió al otro La vanante 2 podría ser una adaptaCión secunda-
na a la aphcación alegónca ecleSial del hiJo que dice «no» a los paganos,
y del hiJo que dice ~<sí» a Israel éste precede en la histona de la salvacIón.
De ser esto así, la variante 1, que además está mejor atestiguada por el pe-
so de los manuscntos, es la ongma1 8

2 Estructura La controverSia sobre la autondad de Jesús (v 23-27)


y la parábola de los dos hiJos (v 28-32) son, a mi JUiCiO, un úmco texto
cOllJunto Por una parte, la controverSia no tiene un fmal en el aspecto es-
tilístiCO, y falta el dicho conclUSiVO de Jesús, por otra, la parábola no tie-
ne una exposición narrativa, smo que comIenza dIrectamente con una pre-
gunta de Jesús a sus adversanos (v 28aa) La parábola figura en lugar del
loglOn de Jesús que ponga fm a la controversia, ésta Viene a ser, por su
parte, la exposición narratIva de la parábola Los v 23-32 deben conside-
rarse, pues, como una sola perícopa 9
La expOSICIón (v 23 27) mdica pnmero el lugar y los mterlocutores de
Jesús (v 23a) Éstos preguntan por la E~ouma de Jesús lO e miCian así un
diálogo que es llamativo en el aspecto formal, porque está determmado
sobre todo por una contrapregunta de Jesús (v 25a) La contrapregunta
hace que los adversariOs dehberen entre sí (v 25b 26) Los v 24 y 27 se
corresponden en el contemdo Jesús pone una condiCión para dar su res-
puesta (v 24) SI los adversarIOs no la cumplen, él tampoco responderá (v.
27) Con el v 27 se alcanza una conclUSión provlSlonal El diálogo, no

ante la respue~ta de los adversanos, SInO como una «exploslOn de Ira» Le han des-
pOjado a Jesus con su respuesta, de la base de la parabola, y el se enfada por ello
y los Increpa Pero una cosa aSI no tendna precedentes en toda la tradlclon de las
parabolas Ademas, un dicho-amen no hace esperar una repnmenda alrada, SIllO
una verdadera y bondadosa a[¡rmaclOn de Je~us Michaels*, 2ls vuelve absurda la
vanante 3 al Interpretar anfjAfrEv como desobedienCia «<Irse, escabullirse») PerO
eso es muy difícIl despues de 20, 5
7 Ireneo, Haer 4, 36, 8 Postenormente, los que dicen «no» y se convierten
demaSiado tarde representaran a los fanseos (por ejemplo, HIlano, 21, 13 = se
258,138, cf DOlgnon*, 56s) Entonces tendra que comcldlr su conducta en el v 29
y en el v 32c Por eso D, sy' y la Vetus Latma, que siguen la vanante 3, omiten la
negaclOn en el v 32, cf supra, n 5
8 A~I Metzger, Commentary, 56 Sobre la mterpretaclOn ecleSial a la luz de
la hlstona de la salvacIOn, cf mfra, 284 (baJO 1)
9 El hecho de que los v 2327 procedan de Mc, y los v 28-31 de una tradi-
CIOn espeCial, hace olVidar facilmente la correlacIOn de las dos seccIOnes
10 ¡Palabra clave' 4 veces en 21, 23s 27
obstante, sigue siendo llamativo no conluye, como es usual en los dialo-
go, escolares o en las disputas, con una respuesta general de Jesus, smo
con una negativa a responder Los lectores esperan que Jesús diga aun al-
go En realidad sigue hablando en el V 28 sm nIngun reinICIO narrativo
La estrecha relación eXistente entre V 23-27 Y V 28-32 aparece subrayada
por el evangelista con palabras clave comunes CIwuvvr¡¡;, OV% EmatEU-
aatE UVt0, V 25s 32) El verdadero loglOn conclusIvo de la controversia
con los ,urnas sacerdotes y ancianos es el V 32 Aqm son mterpelados de
nuevo directamente los adversarIOs de Jesus, y Jesus les dice sm rodeos lo
que habían expresado veladamente en el v 25 ¡no creen en Juan ill El di-
cho-amen (v 31c) viene a ser la transIción desde la parábola alloglOn fi-
nal, decIsIvo, de Jesus
La parábola (v 28-31) consta de proposIcIOnes formuladas parale-
lamente sobre los dos hiJos (v 28-30)12, una pregunta a los oyentes (v
3la)13 y una conclusión práctica del narrador (v 3lb) Esta estructura se
da ocasIOnalmente en las parábolas l4 ElloglOn del v 32 no encaja en es-
te esquema Hay en el fondo una tensión entre los v 28-31 b Yel v 32 los
dmgentes Judíos no son Identlcos nI al hiJo que dice «sí» nI al hiJo que di-
ce «no», smo que combman lo malo de ambos dicen «no» a Juan, pero
~m arrepentirse después Y los recaudadores y las prostitutas tampoco se
ajustan al que dice «sí» nI al que dice «no» Entre la parabola y el
verslculo fmal 32 sólo hay, pues, una relación superficial La frase ÚOLE-
gov flEtUflEAr¡{}EL¡; que pronuncia el v 29 sobre el pnmer hiJO, solo es re-
cogida en el v 32c por mor del énfasIs polémico El v 32 comenta for-
malmente el v 31c, pero el comentarlO resulta sorprendente, porque el v
11 c no sugiere la figura de Juan Bautista Y entre los v 28-31 b y el dlcho-
amén, v 3lc, hay también una notable diferencia de acento Lo abordare-
mos mas adelante l5
3 Fuentes
a) Los v 23-27 son una elaboración de Mc 11, 27-33 sm grandes
cambIOs Mc 11, 27a, «y vuelven a Jerusalen», verslculo mtroductono,
falta en Mt porque ya figuraba de hecho en el v 18 Llaman la atención al-
gunos menor agreements con Lc 20, 1-8 muchos se pueden explicar por
redacción, con mdependenCla mutua, de los grandes evangelIstas l6 En

11 13 veces mOl:ElJELV alr¡;w en el v 32'


12 Son paralelos rrQooEA1'twv el{¡ ElrrEv, Ó CE cmoXQL1'tEL~ ELrrEV, cmr¡A1'tEv El
mandato del señor en el v 29 se resume en el v 30 con ÓJoalJeW~
13 Berger, Formgeschlchte (vol IlI), 52
14 Cf yalaparaboladeNatan2Sam 12, 17, I Re 20, 35 43,4Esd4, 13-21
MaS documentos en BI11 1,866 En el nuevo testamento, cf, ademas de 21 33-43,
Lc 7, 41-44, 10,30-37
15 Cf mfra,28ls
16 Mt (segun vol 1, 57ss) y el vocabulano preferencial lucano se correspon
otros, la explIcaCIón podna deberse a una reelaboracIOn déutero-Mc del
texto de Mc 17 La dIferenCia más Importante entre la versIón mateana (¡y
lucana') y la verSIón de Mc del texto consIste en que la Idea de que el pue-
blo consIderó a Juan un profeta pasa a ser parte del comentano de los ad-
versarIOS de Jesús El resto de los pequeños cambIOS de Mt se correspon-
de generalmente con su fraseología redaccIOnaJl8
b) Toda la segunda seCCIón (v 28-32) tIene un fuerte tono redacclonal
en el lenguaJe Algunos lllvestlgadores la consIderan por eso totalmente re-
daccIOnal 19 Lo más claro son los elementos no redacclOnales del v 31c20
Aquí podría estar presente la tradICIón El v 32 tIene la explIcacIón más
fácIl como un vef';ículo redacclOnal que comenta el v 31c y, a la luz del v
25 y con ayuda del v 29, lo culmllla en tono polémIc0 2I Se dIce a menu-
do que Mt recurre aquí a un texto Q, reCIbIdo tambIén en Lc 7, 29s, pero
tal supuesto me parece demasIado hIPOtétICO, dadas las mímmas COlllCI-
denclas lIterales (¡sólo "CéAOWaL y 'IwuvvTjC;') Es muy dIfícIl deCIdIr SI de-
trás de la parábola mIsma, por tanto detrás de los v 28-31 b, hay una tra-
dICIón Nada permIte afIrmarlo con segundad a la luz del matenal llll-
guístIc0 22 Pero al ser el texto tan breve, demasIado breve para permItIr
una decIslOn clara, y puesto que Mt nunca lllventa parábolas, a mI JUICIO,

den v 23/ Lc 20 ls ~lLcaoxúlv (cf Lc 19,47), AEYúlV, Aaos v 24/ Lc 20, 3 aJto-
XQtfrfls CE, EQúl1:r¡Oúl (palabra preferencIal lucana, fJtEQúl1:aW es pdldbra relegada
en Mt, cf vol 1, 76ss), v 25/ Lc 20, 5 al CE, v 26/ Lc 20, 6 i'oav CE La~ omISIO
nes comunes de Mt y Lc son muy dI[¡cI!es de enJUIciar
17 Entre ellos estan v 24/ Lc 20" (úwxs) xayúl (AOYOV) (pOSIble redaccIón
mateana), ctJtr¡1:E / ctJtmE, v 26/ Lc 20 6 Mt YLc, cada uno a su modo señalan el
temor al pueblo, que tIene a Juan por un profeta, como un factor en la delIberaCIOn
de los adversanos de Jesus, v 25 / Lc 20, 7 JtOfrEv (en lugar dIferente) Cf sobre
el conjunto Ennulat Agreements (vol HI), 258 263
18 Cf vol 1 57ss sobre v 23 EAfrúlv (genItIVO absoluto por error cf vol 1,
56), JtgOOEAfrúlv + datIvo, adversanos de Jesús en grupos de dos (cf vol 1,207), v
24 ó 'lr¡ooüs con artIculo ÓV Eav (grecIzacIOn del Imperfecto condICIOnal semItI
zante), v 25 EV Éauw1 s (con CtaAoYt~Ollm, cf 16, 7s), v 26 Jtas, yag, ws, v 27
epr¡llt
19 Sobre todo, Merkel* y Gundry, 421-424 (Mt creo un contrapunto a Lc 15,
11-32 como IlustracIOn de Lc 7, 29s) Schlo%er*, 461 sostIene el caracter redac-
cIOnal de todo el texto salvo el v 31c
20 No son mateano~ oll:EAwvm xm al Jtogvm, ~amAfla wü {}coü, allr¡v
AEYúl úll1v + Ól:t Ilgoayúl aparece, SIn embargo, en 2, 9 como redaCCIOnal (~)
21 -HA{}EV yag 'lúlavvr¡s evoca 11, 18, oux EJtt01:EUOmE aU1:w, 21, 25 ME
1:EIlEAr¡frE Ú01:Egov y ol1:EAwvm xm al JtoQvm asumen los v 2931 'Ev ócw Ct-
xmoouvr¡s es parte del lenguaJe bíblIco, grato a Mt, cf mfra, n 52 Son mateanos
segun vol 1, 57ss, yag, CE, ÚIlE1s , tCúlv, OUCE Sobre wü + InfInItIvo en sentIdo fI-
nal, cf vol 1, 54
22 Son mateanos, segun vol 1, 57ss en el v 28 l:t + datIvo + coxE1, av{}gúl-
Jt0s, JtgOOEA{}úlV ELJtEV úJtaYE (con allJtEAúlv 20, 47), en el v 29 Ó CE aJtoxgl
{}fls ELJtEV, {}EA , ÚOl:Egov, CE, llEl:aIlEAr¡frfls (cf 27 3), aJtEgxollm, en el v 30
pero las escnbe a menudo por pnmera vez, basado en tradICIones orales,
ese postulado podría ser tambIén el mejor en el presente texto.

4 La hlstona de la tradIcIón de los v 28-32 Lo más debatldo es la


cuestIón de SI el dIcho-amén, v 31c, es la concluSIón ongmal de la pará-
bola 21 o fue agregado a ella secundanamente 24 En favor de lo pnmero ha-
bla el hecho de que, formalmente, tras el «fallo JurídIco paradlgmátlco»
de los oyentes, cabe esperar un dIcho conflrmatono fmal del narrador de
la parábola Pero, frente a eso, la aphcaclón que se hace en v 31c no en-
caJa en la parábola el contraste entre el oír y el hacer no se hace ya efec-
tIVO en la aphcaClón (v 31c) Además, el contraste entre los destmatarlOs
y los recaudadores y prostitutas en el v 31c es relatlvo -lOS precederán '-,
mIentras que el contraste entre los dos hIJOS de la parábola es absoluto so-
lo uno de ellos cumphó la voluntad del padre Aunque en las parábolas JU-
días tampoco armomzan plenamente, a veces, la aphcaclOn y la parábola,
esta aphcaclón me parece secundana, ya que no recoge el punto capital
El proplO Mt, al que debe atnbUlrse AEYEL aVtoLS; Ó 'ITloovS;25 y puede atn-
bume UflTlV AEYúJ 1JflLV, puso presumIblemente el dIcho tradlclOnal de Je-
sús (v 31c) en lugar de un dIcho de Jesús que ponía fm, ongmarlamente,
a la parabola, y lo contmuo luego con su proplO v 32

5 Ongen de v. 28-32 Apenas cabe aclarar nada sobre el ongen del


breve dIcho del v. 31c. puede remontar~e hasta Jesús, pero tambIén una
VISIón retrospectlva de su actIvIdad Igualmente mseguro es el ongen de
la parábola, v 28-31 b. Su aphcaClón y destmatarlOs ongmales no los co-
nocemos ya Tanto en la eleccIón de las Imágenes como en la temátlca
cuadra bIen a la tradIcIón Judla no son raras en el Judaísmo las parábolas
sobre dos hIJOS o dos esclavos, cuya conducta opuesta fuerza una opcIón
en los oyentes 26 La pnmacía del hacer sobre el mero decIr es un pnnclplO
Importante para los rabmos 27 Sólo de eso trata la parábola la contraposl-

JtQOOEA'ltwv EiJtEV, OE, ÚJOUUTW~ (cf 20,5,21,36, 25, 17),6 OE aJtoxQL'ltEl~ Ei-
JtEV, aJtEQX0f-LaL, en el v 31 ab EX en lugar de gemtIvo partItivo (Schenk, Sprache,
ni), JtOLEiv 1:0 'ltEA1']f-LU 1:OU JtmQo~ (cf 7,21,12,50) No son mateanos Ovo pos-
puesto, tEXVOV, 01']f-LEQOV sm artIculo, EYw en el sentido de «SI»
23 ASI con Bultmann, HIstoria, 237 «<qUizá»), Klostermann, 171, Jeremlas,
Paraba/as, 99, 155s (tamblen el V 32 es premateano), y muchos más
24 ASl Juhcher, Glelchmsreden 11, 382 (secundano, pero premateano), We-
der, Glelchmsse, 232s, Lambrecht, Treasure, 97 Fledler, 234-236 y Gmlka 11, 220
hablan de un fragmento tradicIOnal premateano, V 31 c 32
25 Cf 4, 10,8,420,15,34,21,42 (¡tamblen ahí, tras el fallojundlco para-
dlgmatIco de los dmgentesjudlOs'), 26, 3164,28,10
26 Documentos en Pohlmann, 122s, n 145,150-152
27 Cf, por ejemplo, Abot 1, 15 «1 Habla poco y haz mucho 1» BM 87a en
B¡Jl 1, 866 «Los justos dicen poco y hacen mucho Los ImplOs dicen mucho y no
hacen nada»
Clón de los dos hIJOS qmere mostrar que lo Importante es cumphr la vo-
luntad de DlOS El que dIJO «no», la cumphó contra lo ebperado, no, en
camblO, el que dIJO descarada y devotamente «~í» «La parabola es una de
las má~ claras y sImples, el tertlum comparatlOnts es sImplemente la va-
loraCIón de la dlscrepanCla entre el deClr y el hacer»28 No hay en el tema
de la parábola una referenCla a la activIdad de Jesús o una pecuhdndad
frente a textos JUdlOS, e~as referenCIas tendrían que haber estado en la
aphcaclón ongmal, que no ha llegado a nosotros 29 Sm embargo, el hecho
de que una parabola sea perfectamente Judía no es razon alguna para re-
husársela a Jesús, como tampoco lo es la afIrmaClón (acertada, a mI JUI-
ClO) de que la parábola es «msulsa» 10 ¡,Por qué no puede Jesús, por una
vez, contar una parábola que resulte msulsa para nue~tra senblblhdad?
¡,Por que todas ~m parábolas han de dlfenr de las parábolas Judías?

Explicación

23 Jesús vuelve (cf. v 12) al templo, del que había expulsado a los
mercaderes y cambIstas, y donde había curado CIegos y cOJOS, Allí,
en el centro de Israel, permanecerá hasta 24, 1 Yenseñará al pueblo
y a sus dmgentes, él, el maestro meslámco de Israel que hasta en-
tonces ha enseñado SIempre al pueblo en las smagogas (cf 4,23,9,
35; 13,54) Aquí tendrá lugar tambIén su ajuste de cuentas defInI-
tIvo con los dmgentes de Israel (cap 23) Ahora se acercan a Jesús
los sumos sacerdotes como representantes de las famIhas sumosa-
cerdotales, y los anCIanos, anstócratas de Jerusalén}!, como repre-
sentantes supremos del templo Encontramos de nuevo uno de los
muchos grupo'> duales en Mt de adversanos de Jesús' es esa com-
bmacIón de adversanos la que tIene la palabra en Jermalén y fra-
guará la paSIón de Jesús Despué'> de 16,21, los lectores están pre-

28 Juhcher Glelchmsreden n, 385, 38]


29 Son frecuente~ las exege~ls que mtentan descubnr en esta parabola un pro-
pllum de Je~u~, algo pecuhar ~uyo Weder, Glelchmsse (vol In), 237 (cf supra, n
3), no basa su mterpretaclOn en el contra,te entre los do~ hIJO~, ,100 en el [LEl:a-
[LEArJ1'lW:; del pnmero (para el, segundo), y cree que la pmabola de los v 28 31 b re-
pIte <do que Jesus ofrece en su llamada al segUImIento apartarse del 'no' a DIOS ,
deCIr con el 'SI' a Jesm un 'SI' a DIO," Para Lambrecht, Treasure (vol In) 99s, el
texto de los v 28 31 b aborda «the new order whlch God pre,ents m Je~u,,,, la pa-
rabola e~, a su JUICIO, «emmently chnstologlcal» y «completely permeated» por la
concienCIa meslamca de Jesú, Tales culmmaclOne, cnstologlcas no son demostra-
bles exegétlcamente, a mI entender
30 Poh]mann*, 153, cf Lohmeyer, 306
31 Cf G Bornkamm, JtQElJ~U~ XTA, en ThWNTVI, 658,16-659,3]
parados; saben que ahora comienza el debate definitivo que acaba-
rá en la pasión de Jesús. El hecho de llamar aquí a los ancianos
JtºE(J~lJ'tEºOL LOii Auoii lo entenderán los lectores como un bibli-
cisma propio del templo32. Sólo la repetición de este giro en el re-
lato de la pasión (26, 3.47; 27, 1) Y el desenlace final (cf. 27, 25)
los hará caer en la cuenta de que el evangelista quiere nombrar jun-
tos a los dirigentes hostiles y al pueblo sagrado seducido por ellos.
Los adversarios preguntan por la V;OUOLU de Jesús y concretan
la pregunta: se trata de saber quién ha dado esa autoridad a Je¡,ús 33 .
Ellos mismos tienen autoridad, en especial sobre el templ034, y se
consideran por eso justificados para formular la pregunta. TuiiTU
JtOLEl<; apenas hace pensar, al pronto, en la autoridad de la ense-
ñanza de Jesús 3 ', sino en lo que Jesús ha hecho, sobre todo la ex-
pulsión de los mercaderes y cambistas y las curaciones en el tem-
plo (21,12.14)36. Los lectores conocen ya la verdadera respuesta a
la pregunta de los dirigentes: saben que «todo le fue entregado» a
Jesús «por su Padre» (11, 27; cf. 28,18). Por eso consideran pre-
tenciosa la pregunta de los dirigentes. Jesús formula una contra- 24-
pregunta al estilo de las disputas, y hace depender su respuesta de 25a
la contestación que den ellos. Es la pregunta por el origen de la au-
toridad de Juan Bautista. Jesús pone a los adversarios ante la alter-
nativa: ¿esa autoridad viene de Dios o es meramente humana?37.
Los lectores del evangelio tienen clara también ahora la respuesta,
porque saben que Juan Bautista no es sólo el precursor de Jesús
que anunció su venida (3, lIs; 11,3), sino que forma parte de la
~UOLAELU (11, 12s), porque la anunció como Jesús mismo (3, 2; 4,
17) y sufrió el mismo destino que padeció Jesús (11, 18s; 14, 3-11;
17, 12). Juan y Jesús están referidos uno a otro en el evangelio de
Mate0 38 ; su autoridad tiene el mismo origen.

32. Ex 17,5,19,7, Núm 11,16.24; Rut 4,4; ls 3, 14, Jer 19, 1 LXX, 1 Mac 7,
33, 12,35
33 Como en 12,24-29 (cf 9,34), no se discute el poder e~pecla1 de Je~ús, pe-
ro la pregunta es si vIene de DIOS, del diablo o de hombres.
34 Calvmo n, 187: creen que la autondad ha de ~er legitimada por su voto.
35 Así la mayoría de los comentario~ Mt 7, 29 podría favorecer esta opmión
36. Así lo mdlcan, Junto a LfQÓV, que remite a los v 14s, sobre todo el verbo
pnnclpal JtOlfi:~ y el v 15, que hablaba de la «contumacia» de los adver~anos de Je-
~ús El ótóáoxovtl atnbutlvo no aparece, en cambio, de~tacado; cf. Schnackenburg
1I,201
37. Cf. Hech 5, 38s
38. Sobre la mterpretaClón mateana del Bautista cf. vol. 1,201-209; 1I, 245,
25b- La pregunta de Jesús deja perplejos a los sumos sacerdotes y
27a ancianos. No es sólo que no pueden dar la respuesta correcta, pues
Jesús diría entonces que su poder, como el de Juan, procedía de
Dios. La pregunta de Jesús desconcierta a los dirigentes, sobre to-
do, porque no pueden dar la respuesta correcta sin desenmascarar
la propia conducta. Ellos no accedieron a las exigencias de Juan;
éste los llamó, por eso, «camada de víboras» (3, 7; cf. 12,34). No
se dejaron bautizar por Juan, como Jesús y el pueblo. Este acto de
obediencia es significado aquí con el verbo «creer», procedente de
Mc 11, 31, que no responde a la idea mateana de la fe 39 ; pero los
lectores lo entienden inmediatamente por el contexto. La contra-
pregunta de Jesú~ no admite, pues, una respuesta meramente teóri-
ca; su quid está en que pone en cuestión la vida de sus adversarios.
Estos advierten en seguida que Jesús alude a su desobediencia. Co-
nocen la respuesta correcta a la pregunta de Jesús, pero no pueden
darla sin delatarse. La falsa respuesta40 «de los hombres» tampoco
pueden darla, porque temen a la gente del puebl04\, que tiene a
Juan por profeta. Los dirigentes maniobran y se envuelven en hi-
pocresía. No son mejores que el tetrarca Herodes (cf. 14, 5). Por
27b eso contestan fingiendo ignorancia: «No lo sabemos». También Je-
sús rehúsa contestar su pregunta42 .
28- Jesús cuenta, en cambio, una parábola que comienza y termina
3lb con una pregunta que ellos han de contestar: «Un hombre tenía dos
niños ...». La continuación mostrará que se refiere a hijos. Esta in-
troducción hace que los lectores familIarizados con las parábolas
judías esperen «un comportamiento antagónico de los herma-
nos»4'J. El orden de aparición de los dos hijos carece de relevancia;
sólo interesa, como se verá en la pregunta final (v. 3la), la contra-
posición entre ellos 44 . El padre envía a los dos hijos, que viven sin

252, 517, 669s y el notable artículo de W Tnlhng, DIe TaufertradltlOn bez Mat-
thaus, en Id, Studzen zur Jesusuberlreferung, 1988 (SBAB 1),45-65
39 Para Mt, «fe» e~ confianza en el poder de DIOS, y una fe orante, ct como
más próxImo el v 22, tambIén vol n, 36, 83s, 94s, 539s, 573s
40 El texto pre~upone que la autondad del Bautl~ta procede mdudablemente
de DIOS, y revela así Id óptlca de Jesús y la cmtlana
41. No se emplea aquí A.CW~, smo 6XA.o~, como en 14,5,21,46.
42. Km aUTó~ y tyÚJ subrayan la autondad de Jesús
43 Pohlmann*, 149
44 No cabe preguntar, por tanto, SI el padre envIó Igualmente al segundo hi-
JO a la vIña mducldo por la desobedIencIa verbal o -SI se preflere la otra vanante
textual- fáctica del pnmer hIJo Para la contraposIcIón es Irrelevante la secuenCIa
duda en su finca, a trabajar en la viña. Pero uno de ellos no obede-
ce, rehúsa la obediencia lisa y llanamente, sin disculparse; luego se
lo piensa mejor5 y va a la viña. El otro hijo, en cambio, reacciona
con ostentosa docilidad: trata al padre de «señor», cosa más propia
de un esclavo que de un hijo, y promete obediencia46 ; pero se que-
da en las buenas palabras y no va a la viña. La pregunta final de Je-
sús, quién de los dos ha hecho la voluntad del padre, está formula-
da de modo tan sugestivo que sólo es posible una respuesta: el hijo
que ha hecho algo. En esta línea va la respuesta de los dirigentes
judíos: «El primero». Pronuncian su juicio en un «fallo jurídico pa-
radigmático» 47.
Jesús se vuelve de nuevo directamente a los adversarios con un 31c
solemne dicho-amén y les aplica la parábola: los recaudadores y
las prostitutas son dos grupos humanos de ínfima categoría en el
sistema de valores religiosos y éticos, descalificados en lo religIO-
so y moral, a los que Jesús se dedicó especialmente48 • Ellos estarán
por delante de los dirigentes de Israel en el camino hacia el reino
de Dios. BaOLAEla 'tOU {}fOU es insólito en Mt y viene de la tradi-
ción; no hay una diferencia semántica con ~aOLAEla TWY oVQa-
YWy49 • El intransitivo :n:Qoáyú) supone lingüísticamente una venta-
ja relativa, no absoluta (<<ser anterior», «preceder», «ir por adelan-
te de»). Esto no cuadra, en sí, ni a la oposición absoluta entre los
dos hijos, v. 28-31a, ni al v. 32 subsiguiente. Para Mateo bastaba
qUlzá la inversión de rango, ligada a ese verbo, ante el reino de

de los dos hijoS Tampoco se puede -como hace Derrett* en su «exégesIs» más que
Imagmatlva- convertir al pnmer hijo en el mayor, y al segundo en el menor
45 MnU[!ÉAO[!aL puede expresar también un mero «deCidirse en otra dlrec-
CIÓn», pero slgmfJca aquí, qUizá como en el v 32 y 27, 3, «se arrepmtló» El ver-
bo no llene el peso teológiCO de flnUVOEW, cf Marguerat, Jugement, 288
46 'Eyw o EYWYE es «frecuente» en gnego como respuesta afirmativa (Lld-
dell-Scott s v) Esta afIrmaCión es aquí muy fuerte en comparaclón con otras po-
Sibilidades lmguísticas (por ejemplo, [!UALOTU, nGJ~ bE ou, únuyw) Mirando al slg-
mflcado, ~e podría tradUCir por «aquí me llenes» o «e~toy a tu dispOSIción» El tra-
tamiento de XUºLO~ al padre no es usual en gnego (mdlcaClón de M. Lurje) m bí-
blicamente (sólo Gén 31,35 al suegro)
47 Cf supra, n 13s
48 Cf Q 7,34; Mc 2,13-17, Lc 18,9-14, Lc 7,36-50, Jn 7,53-8,11
49 Los mtentos de una dl~tmclón son poco convmcentes Para Kretzer, Herr-
schaft, 171, PUOLAELU TOÜ TtEOÜ subraya siempre el aspecto mtrahlstónco y de hls-
tona de la salvaCión Para Wouters, Wlllen (vol 111), 92, PUOLAELa TOÜ TtEOÜ es el
remo de DIOS «tal como fue estableCido en y mediante Jesús», no el futuro remo de
los Cielos
DlOS Con el presente, JtQoayouOLv, pIensa qUIzá en el cammo de
los hombres, al térmmo del cual está la puerta por la que entran en
el remo de los CIelos Ccf 7, l3s)50 Los dmgentes JUdlOS deben
emItIr, por tanto, su JUIClO, pero no resulta faCIl refenr la parábola
a su propIa conducta Las dIferencIas son demasIado grandes
¿,Dónde queda el contraste entre decIr y hacer, constItutIvo para la
parábola'? ¿,DIJeron «sí», acaso, al anuncIO de Juan y de Jesús sobre
el remo de DlOS, cuya praxIs rechazaron'? ¿,Y lo rechazaron pnme-
ro de palabra los recaudadores y prostItutas que le obedecIeron'?
Más dIfícIl aún resulta aplIcar el dIcho-amén, v 31 c, al debate con-
creto en torno a la autondad de Jesús y al bautIsmo de Juan, v 23-
27 Parece que m la parábola m su aphcaclón en el v 31c tIenen
nada que ver con Juan BautI~ta Hay aquí una demanda de explI-
caCIón suplementana Por eso el evangehsta mtenta en el v 32
aclarar la aplIcacIón y establecer la referenCIa a los v 23-27

A dIferenCIa de otras parábolas con fallos Jundlcos paradlgmatlcos de


los oyentes, en Mt 21, 28-32 fracasa la transferencia de la parabola al
mundo vital de los destmatanos fICtlClOS Esto obedece a que la parabola
tema en su ongen una referenCIa dlstmta y fue onentada por Mt, de mo-
do secundano y artIfIcIal, a la sltuaclOn de 21, 23-27 Pero su sentIdo on
gmal -ante DlOS, lo Importante son las obras y no las palabras pladosas-
es una conVlCClon profunda, tamblen, de Mt (cf 7,21) Yo estImo que es-
ta vlrtuabdad de la parabola, perdIda en el contexto de hoy, quedó per
ceptlble tamblen para los lectores a traves del texto mateano, y que esto
no desagradaba al prOplO Mt La parabola tema para ellos, Junto al sentI-
do sotenologlco-polemlco, un sentIdo parenetlco, como corresponde a la
plundlmenslOnabdad del sentIdo en muchas parabolas mateanas 5 !

32 El versículo fmal refIere la parábola y su apllcaclón a la polé-


mIca antenor de Jesús con los sumos sacerdotes y anCIanos, v 23-
27 Je~us mtuye lo que aquéllos han dehberado entre sí (v 25)
Ahora da la respuesta a su propIa pregunta por Juan BautIsta, y dI-
ce a los adversanos abIertamente ¡Juan VIlla a vosotros «por el ca-
mmo de la Ju~tlcIa», pero vosotros no le creísteIS, es deCIr, no le es-
cuchasteIS m reconOCIsteIs su autondad' ¡No os arrepentIsteIS al fi-
nal, SOlS por tanto peores que los dos hIJOS de la parábola' 'Ev 660

50 Cf vol 1, 557~
51 Cf vol I1, 490-493
('JL)WLO(JÚV'll~ no es, literalmente, una fórmula bíblica, sino una ex-
presión que evoca el lenguaje bíblico s2 , un lenguaje que suele ex-
presar en la tradición bíblica y judía la conducta recta, acorde con
la voluntad de Dios. Así hay que entenderla también en este pasa-
je S3 • Esa expresión evocará a los lectores, por una parte, Mt 3, 15,
que habla de la justicia que Juan cumplió al bautizar a Jesús, y por
otra Mt 11, 18, donde una frase similar hablaba de la «venida» del
asceta Juan S4 • El v. 3lc recoge la idea de que «los recaudadores y
las prostitutas», a diferencia de los dirigentes judíos, «creyeron» a
Juan. El enunciado es un anacronismo, porque nunca oímos a Juan,
sino a Jesú~, decir que había encontrado especial audiencia entre
recaudadores y prostitutasss . Pero es importante la idea, tomada del
v. 31 c, de que el orden de rango de sumos sacerdotes y ancianos,
por una parte, y recaudadores y prostitutas por otra, se haya inver-
tido ante Dios. Sólo por el contexto, la «ventaja» relativa, v. 31 c,
pasa a ser un contraste absoluto: aquéllos creen, es decir, son obe-
dientes; los dirigentes judíos, en cambio, no. Los dirigentes judíos
vieron cómo la gente despreciada llegaba a la fe; pero ellos no se
dejaron encelar por eso'6, y «no se arrepintieron más tarde», como
el primer hijo. El «más tarde» alcanza, para Mateo, «hasta su pre-
sente»: él y su comunidad saben que ese «arrepentimiento» no ha
llegado aún a sazónS7 •

52 Lo más frecuente e, el plural ÓI'lOL I'lLxmooúvllC; (con EV, Prov 8, 20, 12,
28; 16,31, Hen gr 99, 10, cf. Hen et 92, 3, sm EV, Prov 16, 17, Tob 1, 3; cf tamblén
Hen et 94, 1, Jub 1, 20, 1QS 4, 2, IQH7, 14, CD 1, 16). El ,mgularconsta, con EV,
sólo en Bern 1, 4; ,m EV, en Prov 21,1621, Job 24,13, cf Jub 25,15; 2 Pe 2, 21.
Faltan documentos rabínIcos
53. Así, por ejemplo, Dupont, Béatuudes III, 222, 225 La alternatIva sería la
predIcacIón de Juan, así Strecker, Weg, 187 (la JustiCIa eXIgIda por el Bautista) La
InterpretacIón de la IgleSIa antigua propuso generalmente la conducta de Juan, des-
de la Reforma se pensó en su anuncIO (así ya Erasmo, Paraphrasis, 114, Zwmgho
361; Calvmo n, 190) Sand, Gesetz, 201, señala el puesto del Bautista en la era de
la ~amAELa Glesen*, 45, 62-77 postula un «genItIvo de dIreCCIón» (= cammo de
Jmtlcla) y aÍlrma que el Bautista, como precursor de Jesús, abnó el cammo de la
(nueva) JustiCIa de la fe cnstIana; pero eso contradIce la VISIón mateana del Bau-
tIsta, al que a,OCla con Jesú, y que es más que sImple precur,or; cf. supra, n 38
54. 'HHtEV yaQ 'IwávvllC; [tlll:E EofHwv [t~l:E Jt[vwv
55 Lohmeyer, 309 «La impreSIón es que se presenta aquí la mfluencla del
BautIsta a Imagen de la mfluencla de Jesús»
56. Cf Rom 11, 14.
57. Así Ogawa**, 126 La cIta se toma de Hummel, Ausemandersetzung, 24,
que pone otro acento al suponer que la comunIdad mateana evangehza aún dentro
de la federación sinagogal Judía. En su mterpretaclón, la fe del pecador es «eJem-
Historia de la influencia

En la hlstoria de la lllterpretaclón se enfrentan una lllterpreta-


clón soteriológica y una exégesls ética de la parábola de los dos hl-
JOs Es frecuente aSOCiarlas baJo la etiqueta de «sentido alegónco»
y «sentido moral».

1 La interpretación hlstónco-sotenológlca aparece ya en Orígenes 58


y está representada al unísono \9 por los exegetas de la IglesIa antIgua y la
Edad Medla60 El h1]o que dIce «no» slmbohza a los paganos, que no ob-
servaban la ley natural, que ellos conocían, «pero después, con la llegada
del Redentor, reahzaron obras de pemtenCla»61 El que dIce «sí» slmboh-
za a los Judíos, que afIrmaban la Ley, pero no la observaban Algunos co-
mentanstas recuerdan aquí la acusaCIón pauhna a los Judíos en Rom 2,
13 «No son Justos ante DlO~ los que oyen la ley, smo los que la cumplen
ésos serán JustlfIcados»62 La ObjeCIÓn de que el hIJO que dIce «no» -los
paganos- es menclOnado antes que el que dIce «sí» -Israel- la resuelven
muchos exegetas señalando que los paganos son hIJOS de Noé, los lsrae-
htas en cambIo son hIJOS de Abrahán, que VIVIÓ con postendad 63 En la lll-
terpretaclón protestante, determlllada por el humamsmo y la Reforma,
desaparece el tlpo de exégeSIS basado en la hl~tona de la salvaCIón La m-
terpretaclón catóhca, en camblO, mantlene aún largo tIempo este tIpO de
mterpretaclón, aunque sabe que la parábola no habla de dos pueblos, SlllO
de «duo hommum Iudaeorum genera» la plebs, de un lado, y los sacer-
dotes, fanseos y escnbas de otro Recurre a la ob~ervaClón de que los dos
tlpos humanos apuntan, al menos, a los dos pueblos, aunque «obscure et
obhque»64

2 Junto a la mterpretaClón hlstónco-sotenológlca surge en caSI todas


partes una interpretación parenétlca Ya Orígenes entendIÓ el texto en lí-
nea parenétlca, la aphcó concretamente a los ascetas que prometen mu-

plo Yseñal para el judaIsmo ofIclal», haCIa el que se orienta aún la IgleSia matea
na por entonces
58 Orígenes, 17,4 = OCS Ong X, 587
59 Maldonado, 434 «Mlrum quanto consensu vetere~ mterpretes duos flllOS
duos populos fUlsse dIXennt»
60 Por ejemplo, Jerommo, 194, Juan Cnsóstomo, 67, 2 = PO 58, 635, Opus
lmperfectum, 40 = 849 851, EullmlO Zlgabeno, 561, DlOmslO Cartujano, 234s
61 Jerómmo, 194
62 Por ejemplo, Juan Cnsóstomo, 67, 2 = PO 58, 635
63 Por ejemplo, Beda, 94, Opus lmperfectum, 40 = 849, Tomas de Aqumo
(Lectura), n o 1727, DlOmslO Cartujano, 235
64 Maldonado, 434s, cf Jansemo, 197
cho, pero no mantienen lo prometIdo, y a aquellos que reconocen que la
VIrgInIdad está por enCIma de sus fuerzas, pero SIn embargo la practlcan65
Para Juan Cnsóstomo es Importante la Idea de que no se debe desprecIar
a los pecadores, como los comedIantes y las prostitutas, que se conVIerten
realmente 66 Se tIende mucho a contraponer los cléngos a los laICOS; los
laicos e~tán a menudo por delante de los cléngos, monjes y sacerdotes,
que deberían servIrles de eJempl067 La InterpretacIón humamsta y refor-
mada utIlIza con frecuenCIa la contraposIcIón entre fanseos y recaudado-
res de Lc 18, 9-14; entonces, el que dIce «sí» representa «eos qm se ms-
tlfIcant, et mstI non sunt»68, y el que dIce «no», a los pecadores que se
conVIerten a DIOS y son acogIdos por él con mlsencordla.

Resumen

En el contexto de 21, 23-22, 14 aparece en primer plano, tam-


bién para Mateo, la dimensión sotenológica de la parábola de los
dos hijos. Queda postergada la dimensión parenética, que habría
correspondIdo al sentIdo origmal de este texto. ¿Sigmfica esto que
Mateo quiso decir, a tenor de la interpretacIón eclesial clásica, que
Israel, «el que dIce sí», perdió el reino de Dios por su incredulIdad,
y los paganos, «los que dIcen no», entran en él por su obedIencia?
¿Resulta que los recaudadores y las prostitutas, «a juicio del evan-
gelista, no pertenecen a 'Israel', sino que están próximos a... los
dIscípulos» y no son por tanto «ejemplo» sino «contrapunto» de
Israel?69. Esta interpretación es errónea, porque olvida en nuestro
texto lo que aparecerá destacado al fmal del evangelio de Mateo
(27, 25; 28, 11-20), Ylo que Jesús sugiere en la última de sus tres
parábolas, 22, 8-107°. El Jesús mateano sólo polemiza aquí con los
dirigentes de Israel, no con el pueblo que consIdera a Juan como su
profeta. Los recaudadores y prostItutas, que él contrapone a los di-

65 Orígenes, 17, 4 = OCS Ong X, 588s


66 67, 3s = PO 58,635-618
67 Ejemplos Opus Impeifectum, 40 = 851-853, Musculus, 487, Lapide, 405s
68 Faber StapulenSlS, 91B, cf Lutero (WA 47, vol I1I),411 EspecIalmente
ZWlngho compagina esta interpretacIón con Ideas báSicas de la Reforma, los dlfl-
gente~ Judíos pa~an a ser el protOtipo de aquellos «qUilUstltla ~UiS openbus fidunt»
y en realidad no tIenen obras que presentar (360) La polémica salta entonces, casI
necesanamente, contra los «sacerdotes papistas», que no son mejores m diferentes
que los sacerdotes Judío, (Ibld, Brenz, 667)
69 Walker, Hetlsgeschlchte, 104
70 La gente de la calle llenará la boda en lugar de los pnmeros invitados
ngentes, pertenecen al pueblo de Israel, lo mIsmo que los dIScípu-
los y la comumdad Jesús vuelve aquí la mIrada al comIenzo de la
eSCISIón de Israel, cuando Juan BautIsta anunCIó el remo de los CIe-
los Que su anuncIO a Israel era válIdo y trajo frutos tambIén en Is-
rael, no es Irrelevante para Mateo y sus lectores, que representan a
esa parte de Israel en el presente Pero ellos saben tambIén que el
remo de los cIelos sufnó vIOlencIa desde el prmCIpIO (11, l2s),
vIOlencIa a la que sucumbIeron el BautIsta y, después de él, Jesús y
sm mensajeros. De eso hablan las dos prÓXImas parábolas Ellos
saben, por tanto, que la eSCISIón de Israel contmúa y que la m-
creenCIa del que «dIJO sí», cuya hIpocresía se mamfestó ya ante
Juan BautIsta, no ha cambIado po~tenormente La hIstona desgra-
cIada de Israel, que empezó con la desobedIencIa de los dmgentes
Judíos a Juan BautIsta, contmúa en ese sentIdo

C) Un nuevo relato de la vIña' Los vlñadores perversos (21,33-46)

BIblIOgrafía ChIlds, B S, Theologle der emen Blbel I Grundstrukturen,


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scnpturalre de Mt 21,43 et son !len aVeL Mt 21,44 NTS 6 (1959-1960)
310-313, Tnllmg, lsrael, 55-65
Ma~ blb11Ografla*'" sobre Mt 21, 18-22, 14, supra, 264

33 «Escuchad otra parábola: Había un propietario que


plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar y edificó
una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. 34 Cuan-
do llegó el tiempo de los frutos, envió esclavos suyos para per-
cibir de los labradores los frutos que le correspondían. 35 Los
labradores agarraron a los esclavos, apalearon a uno, mataron
a otro y a otro lo apedrearon. 36 Envió entonces otros esclavos,
más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. 37 Más
tarde les envió a su hijo, diciéndose: 'A mi hijo lo respetarán'.
38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: 'Éste es el he-
redero: venga, lo matamos y nos quedamos con su herencia'.
39 Lo agarraron, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron 1•
40 Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos
labradores?». 41 Le contestaron: «Hará morir de mala muer-
te a esos malvados y arrendará su viña a otros que le entreguen
los frutos a su tiempo». 42 Jesús les dijo: «¿No habéis leído
nunca aquello de la Escritura:
'La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Eso ha ocurrido por el Señor2,
y es admirable a nuestros ojos'?
43 Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de
Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus 3 frutos.
44 El que caiga sobre esa piedra se destrozará,
y si ella cae sobre alguno, lo aplastará».
45 Al oír sus parábolas, los sumos sacerdotes y los fariseos
se dieron cuenta de que iban por ellos. 46 Y aunque estaban de-
seando echarle mano tuvieron miedo de la gente, que lo tenía
por profeta.

1 Algunos testigos OCCidentales (D, El, It [parcialmente]) ajustan el texto a la


secuencia de Mc de los verbos y hacen que el hiJO muera dentro de la Viña
2 Aunl en lugar de wuw y por tanto fememno en lugar de neutro de acuer-
do con el hebreo nKt, Cf Bl-Debr-Rehkopf § 4 n 3
3 Es deCir, los frutos de la BUOLAELU
Análisis

1 Estructura Tras un breve anuncIO (v 33a) comIenza la parábola (v


33b-44) Las dos frases temporales mtroductonas (v 34a y v 40a) la ar-
tIculan en dos partes la narraCIón propIamente dIcha (v 34-39) y el dIá-
logo fmal (v 40-44) Después de la expOSICIon (v 33b), el relato cuenta
cómo el señor envía a sus esclavos y como son tratados estos por los VI-
ñadores (v 34s) El relato paralelo del segundo envío aparece abrevIado
(v 36) Se narra, en cambIO, en detalle el envío del hIJO (v 37-39) este
envIO aparece destacado, no solo por una mdlcacIón temporal (veHEQov),
smo sobre todo porque sus dos partes contIenen la autorreflexIón corres-
pondIente, mtroduclda la pnmera por AEYúJV y la segunda por ii:Jtov EV
ÉU'lJw1:¡:; Con el v 40 comIenza la segunda parte Se corta la narraCIón, Je-
sús hace la pregunta decIsIva E~tá formulada de tal modo que los oyentes
se SIentan IdentIfIcados con el propIetano que regresa (v 40) Como en la
parábola antenor (v 3lab), el narrador utIllza el recurso estIlístICO de un
«fallo JUrídICO paradIgmátIco» y deja a sus adversanos pronuncIar su pro-
pIO JUlCIO S1l1 percatarse de ello (v 41) El narrador confmna e mterpreta
estIlístIcamente este JUlCIO, y lo hace con una fra~e bíbllca preparatona (v
42) y dos logia solemnes (v 43s) Tras una observacIón narratIva 1I1ter-
puesta (v 45s), el narrador pasa a la sIgUlente parábola

2 Fuente La umca fuente de la seCCIOn es Mc 12, 1-12 Las modIfI-


caCIOnes que Mt hIZO en el texto de Mc se pueden entender fácIlmente co-
mo peculIandades estllístIcas 4, adaptacIOnes narratIvas y meJoras 5, aco-

4 Son de Mt ImgUlstIcamente segun vol l 57s, en el v 33 axouw, oLx06w


rroT'ry:; Ó<J1:V; (en la IntroduCCIón de la parte fIgurada de una parabola en 13 52, 20,
1,22 2,25, 1), en el v 34 6E, XUQJWL (4 veces en esta parabola, 3 de ellas redac-
clOnal), en el v 35 ¡tEV - bE, en el v 36 JtAELWV, JtOLEW, ÚJau1Jl:we; (cf v 30), en el v
37 U<J1:EQOV, 6E, en el v 38 ev ÉUU"WLe;, en el v 40 oliv, eXELVOe;, en el v 41 el pre
sente hIstonco de ACYW (cf vol 1, 56s), oa'tLe;, ano6L6wI.U, XClQJtOC;, XaLQoC;, en el
v 42 el presente hIstonco de AEYW, oubEno'tE aVEyvw'tE (cf 12,35 19,4,21 16,
22,31), YQClCíJaL (en Mt sIempre plural), en el v 43 6LCl "Wi:í'to (con AEYW ú¡.tIv 6, 25
12,31), JtOLEW, XClQJtOC;, en el v 45 axoulú, aQXLEQEiC; 1/ <PClQLOClLOL (como 27, 62,
sobre las parejas mateana~ de los adversano~ de Jesus, cf vol l, 207 e mira, 473,
en el v 46 0XAOL (pIUla!) Sobre el v 33a, cf 13,2431 33, sobre el v 46, cf 21,
11 26 Sobre las coneXIOnes tran:,versale~ con 21 2832 Y22,1-14, et supra, 234s
5 Son mejoras narratIvas la mdIcacIOn temporal en el v 34a, la denommaclOn
del sUjeto como ol YElúQYOL en el v 35 (yen Lc 20, 10), el plural de los e~c1avos en-
VIados en los v 34 36 en lugar del versIculo estndente Mc 12, 5b, el uaTEQov an
tepuesto en el v 37 y la frase-óTuv antepuesta al v 40a, que menCIOna el hecho de-
CISIVO, sobreentendIdo en Mc, de que ahora VIene el dueño mIsmo TambIen es una
mejora narratIva el verbo UJtWTELAfoV, antepuesto en las tres accIOnes del dueño, la
narraClOn gana aSI en armoma, aunque pIerda en peso cnstologlco respecto a Me
l2,6a Es muy habIl aSImIsmo, narratIvamente hablando, que Mt en el v 41 pon-
modaclOnes a la BIbha gnega6 o cambIOs de contellldo explícItos7. Los
pocos pasajes que ofrecen dIfIcultades no son una base sufIcIente para
g
postular otra fuente o una fuente adicIonal • Son nuevos respecto a Mc lo~
v. 43 Y44. El v 43 no es demostrable como redacclOnal por ellenguaJe 9 ,
pero el versículo va hgado tan estrechamente al contexto y al macrotexto
del evangeho lO , que el supuesto de que Mt mIsmo sea su autor es el más
sencIllo. Presenta dIfIcultades el segundo dIcho sobre la «pIedra», V 44,
que sólo conecta débIlmente con el v. 43 Desde la crítica textual no es po-
sible ehmmar el versículo en lllngún ca~o\\ Está m~pirado, en el contelll-

ga en boca de los propIOS dmgentes hostiles el «fallo Jurídico paradigmático» La


abreviación del segundo envIO en el v 36 no es una mejora narrativa, pero sí muy
mateana, lcf 21, 30 1Ta~ naQaI301ca~ en el v 45 es necesano, porque en Mt han
precedido dos parábolas, y la supresión de Mc 12, 12 fm (xm C((pfyté~ auwv
cmfjt.frov), porque los adversanos tienen que e~tar pre~entes aun para la sigUiente
parábola Tras el largo discurso de Jesú~ en el v 45, la Imerclón del sUjeto (al
aQXlfQfT~ xm al <paQlOaTol) tiene sentido La reorgamzaclón de Mc 12, 12ab tie-
ne sentido, ya que Mc 12, 12b (Eyvwoav yaQ ) parece un anexo, mientras Mt 21,
45 46 ofrece la secuenCia «lógica»
6 El v 33 es algo mas afm en Is S, 2 LXX que en Me 12, 1 (añadido de EV
aut0 y colocaCión de las palabras), sm ~er una cita literal El v 41 b recuerda Sal 1,
3 LXX (o tOV xaQnov 6ÚJOfl EV lWlQ0 autoü) La adopción de Gen 37, 20 (Ofütf
anoXtflvW¡.tfV auwv) en el v 38 y la cita de Sal 117, 22s LXX (literalmente LXX)
en el v 42, se corresponden con el texto de Mc
7 Entre ellos, sobre todo, el plural de los esclavos enviados (v 3436), 1clfrO-
~OAfW (v 35). la repetida menClOn, casI como leztmotlv, de los «frutos» (v 3441
43), la tramposlclOn de arrojar fuera y matar al hiJo (v 39, como Lc), la agravación
del JUICIO sobre los vlñadores (v 41) y la mtroducClón del v 43
8 A pesar del matenal mcontestable (supra, n 3-6), se contempla sobre es-
te texto la hipótesIs de una fuente secundana de Mt, o mcluso de una mverSIOn en
la dependencia literana, cf por ejemplo Robmson"- (escnto bá~lco presmóptlco),
Grundmann, 461 (Mt posee la versión mas antigua en los v 37-39), Kretzer, Herr-
schaft, 163 (v 44 procede de Q), Hubaut*, 101-103, 131s (Mt utiliza una verSIOn
especial como segunda fuente Junto a Mc, a la que hay que a~lgnar el v 43, entre
otros) Puntos de apoyo para tales tesIs son la omisión de Mc 12, 6a, el v 43, con-
Siderado a menudo como prerredaccIOnal, y el v 44 Sobre el v 43, cf mfra, n 9
Sobre el v 44, cf mi mtento de explicaCión en el texto En favor de la omisión de
Mc 12, 6a por Mt no hay razones declS1va~, ~alvo la mdlcaclón general de que Mt
mejora a menudo el texto de Mc e mcluso supnme pasajes redaccIOnales de Mc
9 Son llamativos a) EfrvOC; en smgular, pero que se corresponde exactamen-
te con la voluntad aflrmatlva mateana (cf ExplicacIOn), y b) ~aOlt.fla toü frwü
(en lugar de tWV oUQavwv) Esto último es una retrorreferencla a 21, 11 Yobede-
ce a una tendenCia mateana hacia las repeticIOnes verbales poco distanCiadas (do-
CUmentos en Allen, LXXXVls)
la 21, 43 es una recuperación y contmuaclón de 13, 12 (aQfrl10Etm, /)o1'tllof-
tm), versículo que versaba también sobre I~rael (cf vol JI,417s) En el contexto
mmedlato, el v 43 es la conflrmaClón formalmente necesana y expliCltaclón del
«fallo JurídiCO paradlgmatlco» que los adversano~ de Jesús pronuncian en el v 41
11 La teStlflcaCIOn textual es excelente, de forma que es Impo~lble dejar de la-
do el versículo como una glosa tardía a partir de Lc 20, 18, ligeramente dlstmto
do y en el lenguaJe, por Is 8, 14 Y Dan 2, 44s Probablemente no es redac-
clOnal, es muy pensable que algunos letrados lo agregaran en una fase
déutero-Mc del texto\2 Sl se admite esto, Lc om1tió qUlza Sal 117, 23
LXX Y combmó su v 18 con el v 17 (= Sal 117, 22 LXX) en una bella
cuarteta sm nma m metnca Mt mtercaló con C1erta torpeza, entre v 42 y
v 44, ~u v 43, que era 1mportante para él preClsamente en este pasaje
quería poner de mamf1esto que el desechar la p1edra angular, Cnsto, tuvo
como consecuenCia la pnvaClón del remo de DIOS «<se os qUltará»)

3 HistOria de la tradlclOn y origen No es tarea de un comentano a


Mateo dlluc1dar la h1stona de su trad1c1ón y su ongen cuando se trata de
textos tomados de Mc Pero dada la 1mportanCla actual de esa h1stona y
ongen para enJUlC1ar el presente texto mateano l3 , me permito avanzar al-
gunas observacIOnes Se plantean dos preguntas pnnClpales
a) ¿Es la verS1ón del EvangelIO de Tomas (lag 65), que no contiene re-
ferenc1as al antiguo testamento m rasgos alegóncos, y transmite además el
d1cho de la p1edra, vahoso mcluso como loglOn a1slado (lag 66 = Mc 12,
lOs, Mt 21,42), la verslOn mas ongmaI? El debate ha llevado aquí a una
situaClón en tablas 14 Yo creo que las reflexIOnes sobre el sent1do de la pa-
rabola en la gnos1s cnstiana hacen, por lo menos, posible (¡no más 1) la te-
SlS de que el evangel10 de Tomás el1mllló tardíamente los rasgos alegón-
cos y las rem1mSCenCiaS del ant1guo testamento el lag 65 no aborda ya el
destlllo de los profetas y de Jesus en Israel, smo el destino del rayo pneu-
mát1co, gnóst1co, en el mundo perverso de la matena l5 La relllterpreta-
c1ón gnóstica V1ene a abohr la d1mens1ón de la h1stona de la salvac1ón De
todos modos, el hecho de que los elementos sotenológ1co-alegóncos fue-
ran om1tidos secundanamente en el EvTom lag 65 no slgmf1ca que d1-
chos elementos fuesen ongmales
b) ¿Hay detras de la alegoría de histOria de la salvación una pará-
bola no alegórica que se remonta qUlzá hasta Jesús? Juhcher lo negó re-
sueltamente un hombre que entrega un esclavo tras otro a la brutahdad de
los v1ñadore~ sm sacar consecuenCiaS de ello y que llega fmalmente a en-
tregarles a su h1JO, pero luego, «al regreso, posee de repente el poder de
acabar con los v1ñadores», es un «fenómeno 1mpos1ble» El envío y ase-

Esto ocurre, en todo caso, muy a menudo, aunque sólo D, sy" el D1atessaron, al-
gunos manuscntos Italos y alguno~ padres de la Iglesia lo omitan
12 Ennulat Agreements (vol III), 267~, considera este vers1culo la prueba ca-
SI meqUlvoca de una reelaboraclOn pOStenor a Mc
13 Cf mfra, 304
14 En favor de la ongmalIdad de EvTom log 65 abogan, por ejemplo, Jere-
mas, Parabalas, 86 111, J D Crossan, In Parables, New York etc 1973, 92-95,
en contra, Schrage, Verhaltms (vol III), 137 145
15 Fleger, Thamasevangellum (vol III), 188 194
sinato del hijo le suena a un vatlcinium ex eventu. Aunque no se pueda ex-
clUir que Jesús pudiera hablar alguna vez en términos alegóncos, a Juli-
cher le parece que «aquí tiene la palabra... el cristianismo pnmitivo y no
Jesús mismo»16. El debate suscitado por JülIcher se desarrolló en torno a
las circunstancias soclOhlstóricas que presupone la parábola. Los investi-
gadores han demostrado que la situación penosa de los trabajadores en los
latIfundIOs de la época podría ser un trasfondo real de la parábola 17 • Que
los labradores que trabajan en arrIendo se subleven contra el propietano e
intenten apoderarse de la hacienda es algo que ha ocurrido en la historia 18 .
Pero hay dos rasgos que son inverosímiles y narrativamente extravagan-
tes: Primero, los labradores proceden de un modo brutal en extremo con-
tra los esclavos, y especialmente contra el hlj 0 19. Es Improbable en extre-
mo que hubIeran alcanzado su objetivo de ese modo y se hubieran podido
apropiar la hacienda20 • Es extravagante narratlvamente hablando, en se-
gundo lugar, la conducta del propietario, que acoge al principio con extre-
ma reserva (por decirlo con mesura) el delito de asesinato de sus esclavos
y pone en pelIgro, con total irresponsabilidad, la vida de su hij 0 2\, cuando
tenía capacidad, como indIca la conclusión, de exterminar a los viñadores.

16. Juhcher, Clelchmsreden n, 402-406.


17 Sobre el latIfundIO en Gahlea, cf Hengel*, 20s y S Freyne, Calilee ¡mm
Alexander the Creat to Hadnan 323 B.c.E. to 135 e E, W¡)mmglon 1980 (Um-
verslty of NaIre Dame Center for the Study of Judalsm and ChnstIamty m AntI-
qUlty 5), 156-170
18. Hengel~, 26-28s remite al PapIro de Zenón n o 6 = CPJud l, l29s, y a do-
cumento~ rabímcos sobre la escasa fIablhdad de los arrendatanos. El que más ge-
nerahza la sItuacIón es Columela, Rel rustlcae lzbn, 1, 1, 20 (ed. W Rlchter, Mun-
chen 1981, 1, 38s) «El que compra terrenos alejados o de ultramar, renunCIa a su
fortuna... ya en vIda, a favor de sus esclavos, como SI éstos fuesen herederos»
19. Cf especIalmente la profanaCIón de 'u cadáver, que según Mc 12, 8 no e,
sepultado, sino arrOjado fuera de la vIña No se puede, pues, como hacen Schramm-
Lówenstem~, 35s o Hester*, 48, 55, convertIr a uno, arrendatanos perversos en
bueno<;, que luchan en una situaCIón revolUCIOnana por su sustento vItal. La pará-
bola no es una explIcaCIón de SImpatía hacIa unos arrendatanos revolUCIOnarios.
Así 10 mdlca tambIén la pregunta fmal de Jesús por la conducta del propIetario, que
hace IdentIflcar,e a los oyentes con él.
20. ¿Suponían lo, vlñadores que el padre había fallecIdo? A esta Idea fantás-
tIca llega Jeremlas, Parábolas, 93. ¿O querían apropIarse la VIña como terreno de
nadIe? Así se lo plantean E. Bammel, Das Clelchnis von den bosen Wmzern (Mk
12, 1-9) und das Judlsche Erbrecht: RIDA III/6 (1959) 14-16, YDerrett*, 300-302.
Pero los propletanos ausentes tIenen que ser aVIsados pnmero, según el derecho JU-
dío (BB 3, 2), Ylos arrendatanos son exclUIdos además expresamente del derecho
de asuncIón (BB 3, 3) En suma, «no hay la má, mímma pOSIbIlidad para el éxIto
de su proyecto» (Mell*, 130).
21. Que sólo el hIJO, no los esclavos, pueda representar al dueño ante los tn-
bunale, ,egún el derecho Judío (Derrett", 302s, Hengel*, 30), puede ser verdad y
hacer comprensIble el envío del hIJO. Pero ¿por qué envía el podero,o señor a su hI-
JO sm acompañamiento sufICIente? Cf. Mc 12,6
Pero las IllveroslmllItudes y extravagancIas forman parte de algunas pará-
bola~ de Jesús Por eso hoy la mayoría de los IllvestIgadores admIte un es-
trato básIco en Mc 12, 1-9a que se remonta a Jesús ¿Cuál es el sentIdo de
esa parábola onglllal? E~tá enfocada, a través de numerosas metáfora~ tra-
dIcIOnales, hacIa una Illterpretaclón determlllada las hlstonas de terrate-
mentes, especIalmente del rey y sus arrendatanos, pertenecen al reperto-
no de las parábolas Judías 22 Llevan ImplícIta una aplIcacIón a DIOs y a Is-
rael, sobre todo SI se tI ata de una vIña, que la BIblIa refIere tantas veces a
Israel El destlllo de los esclavos lo Illterpretarían los oyentes de Jesús,
desde el pnnclplO, a la luz de la tradIcIón deuteronomístIca refméndolo al
aseslllato de los profetas, que ellos conocían21 Pero ¿cómo Illterpretaron
la transIcIón de los «esclavos» al «hIJo»? Aquí hay algo más que un mero
ascenso, hay un verdadero salto cualItatIvo -destacado por la autorrefle-
xIón detallada del propletano y de los vlñadores en todas las versIOnes del
texto-, salto que llama Igualmente a una Illterpretaclón metafónca Sólo
cabe entender satIsfactonamente ese salto admItIendo que Jesús habló
aquí, en forma Illdlrecta, de su propIa mISIón, que trascendía la mIsIón de
los profetas 24 No es necesano suponer que él se IdentIfIcase dIrectamen-
te con «el hIJO»25, pero sí que entendIó su envío por parte de DIOs como
una últIma oportumdad, que se atnbuyó una posIcIón supenor a la de los
profetas y que contaba con su muerte vIOlenta Todo esto encaja con otros
dIchos de Jesús 26 Así, hoy admIten muchos una parábola de Jesús que
contenía ya cIertos rasgos alegóncos AdmIten que Jesús abordó ya en ella
su propIa mIsIón y advIrtIó a los adversanos, ante la lllmlllenCIa de su
muerte, sobre el JUICIO La parábola onglllana de Jesús no sería entonces
radIcalmente dlstlllta de la versIón de Mc La dIfIcultad de esta tesIs es,
sobre todo, que ésta ~ería la úmca parábola en que Jesú~ convIerte en tema
su propIa bIografía Por eso no hay que exclUIr deflllltIvamente, a mI JUI-
CIO, la posIbIlIdad de que la parábola sea un producto de la comumdad 27

22 Documentos en I Zlegler, DIe Konzgsglelchnzsse des Mldrasch, Breslau


1903,255-258 (n o VI, 75-84) Y 291-294 (n o VII, 56 61), Hengel*, 17s, BJiI I,
874s Mas parábolas del rey propletano de una vIña, en 1 Zlegler, DIe Konzgs-
glelchnzs~e des Mldra~ch, 296s (n o VII, 65s)
23 Cf mfra, n 53s
24 Esto suponen muchos, como Dodd, Parábolas, 128 «<La parabola ayu-
da a esclarecer las sentencla~ de Jesus en que él predIce su propIa muerte»), Jere-
mlas, Parabolas, 94 (( I TambIén al últImo mensajero de DIOS lo rechazaIs 1 I Se ha
colmado la medlda l »), Weder, Glelchnz~se (vol III), 157 (<<la parábola debe mos-
trar a los oyentes lo que esta en Juego en su conducta con Jesús»), Lambrecht, Trea
sure (vol III), 115 (<<Imp]¡cltly chnstologlcai>,)
25 Pero despues de quedar claro por los textos qumrámcos que «hIJo de
DIOS» era una de~lgnaclón del meslas en aquella época (4QFlor 1, 10-12), tampo-
co cabe exclUIr eso entre los oyente~ de Jesús
26 Cf Q 11, 31s, 12, 49s, 16, 16, Mc 10, 38s, Lc 13,31-33
27 Así por ejemplo Kummel*, Steck, Israel, 271, Gmlka, Marcos II, 174
Historia de la influencia

El obstáculo pnnclpal en la mterpretaclón de esta parábola es el


v 43, añadido por Mateo' «Se os qUItará a vosotros el remo de
DIOS » (,QUIere decir que «el judaísmo, después del año 70, está
juzgado defImtIvamente»?28 En combmaclón con este versículo
redaccIOnal, es también estremecedor el versículo tradICIOnal 44
(,Dlce que la piedra del v. 42, Cnsto, aplastará y destrozará a Is-
rael? Lancemos pnmero una ojeada a la hlstona de la mterpreta-
clón y tratemos luego, en la exégeSIS, de liummar esta pregunta.

Los comentanstas ecleslale~ Interpretaron la parábola, desde Ireneo y


Ongenes 29 , en sentido alegónco, a la luz de la hlstona de la salvaCión la
Viña es el pueblo de Israel, la cerca, la Ley o la providencia de DIOS, el la-
gar, el altar, la torre, el templo, los arrendatanos, los dmgentes del pue-
blo, espeCialmente los sacerdotes, los esclavos, los profetas antenores y
postenores 30 En esta línea, aplican generalmente el v 43 a la reprobación
de Israel y, como señalan muchos, de todo el pueblo, no sólo de sus dm-
gentes 3 ! En combInación COn esto puede aflorar en ocasIOnes la Idea de
que la destruCCión de Jerusalén por Tito o el destierro de los Judíos fuera
del terrltono de Israel son Imagen de esta reprobaCión 12 ZWInglIo, apo-

28 Steck, Israel, 299 La poslclOn contrarIa es defendIda por Saldanm Com-


munzty (vol 111),61 «The vmeyard, Israel, remams the same, subgroups wlthm Is-
rael are blamed or prelsed The EitvOC; thus IS a group of leaders, wlth thelr devo
ted followers, that can lead Israel well»
29 Ireneo, Haer 4, 36, 2, Ongenes, 17,6 = GCS Ong X, 591s
10 Este tIpO normdl de mterpretaclOn alegonca es defendido, segun Ongenes,
por ApolInar de Laodlcea, fr 110 = 37, Teodoro de Herac1ea, fr 112 = 88, Jerommo,
196 Beda, 94, Teofllacto, 380, DlOmslO bar SalIbl 111, 12, EutlmlO Zlgabeno, 561
563
31 Cf por ejemplo Ireneo, Haer 4,36,2 (con remlSlon a Jer 7, 29~), (Pseudo)
C1pnano, Adverrus Iudaeos, 3 = CSEL III/3, l35s (de~heredaclOnde Israel por ha-
ber dado muerte a Jesus), Beda, 95 Subrayan esto espeCialmente las mterpretaclO
nes en la época de la Reforma, Como ZwmglIo, 362 (21, 28 32 solo habla de los dl-
ngentes, 21, 33-44, en cambIO, de todo el pueblo de los JUdIOS), Calvmo 11, 198
(hasta el v 42, Cnsto habla de lo~ dmgentes, en el v 43 en cambIO de todo el pue
blo, que por sus pecado~ ~e ha mereCIdo a su~ pastores corruptos), Maldonado, 339
(el v 43 e~ la conc1uslOn de la parabola «Quae slgm[¡catur abolendam ~ynagogam
et Del Ecc1eslam quae regnum Del hlc appellatur ad gentes transferendam», La
pIde, 407 (todas estas parabolas hablan de la reprobaCión de los Judlos y la eleCCIón
de los paganos)
32 Cf por ejemplo Teodoro de Herac1ea, fr 112 = 88 (conqUista de Jerusalen),
(Pseudo )Clpnano, Adversus Iudaeos, 7 = CSEL III/3 (los JudlOs pierden el templo
y su patna celestial y terrena), Teofllacto, 381 (pérdIda de la tierra y dlsper~lOn de
los JudlOs)
yado en el v 38, afIrma que «los Judíos dieron muerte a Cnsto por su afán
de lucro» 13, pero desvía mmedlatamente su pensamiento, en línea parené-
tica, hacia una advertencia a la Iglesia Se muestran reservados ante la ale-
gonzaclón, por ejemplo, Erasmo, Calvmo, Maldonado o Grotms 34 Pero
encontramos precisamente en la exposIción que hace Grotms del v 43
unos tonos groseramente antlJudíos el conocimiento de la Ley «fue dls-
torslOnado por los Judíos hacia las más hedlOnadas fábulas, de las que es-
tá lleno el Talmud», fábulas que no sólo destruyen el espíntu de DlOS, SI-
no en gran parte también la sana razón humana 35 Los v 43s fueron, pues,
apl1cados unívocamente a la sustitución de Israel en la hlstona de la sal-
vaClón y al JUlCIO de DlOS contra él Ésta es una cara, la más eVidente, del
tema Pero en la otra cara hay que relativizar Mt 21,33-46 no ha mflUldo
en la hlstona de la mterpretaClón. Rara vez se ha predicado sobre este tex-
to, apenas tiene relevancia en la l1teratura adversus ludaeos El v 43 no
aparece subrayado en los comentanos, y apenas se recoge como conclu-
sw de la parábola'6 Un motivo de ello podría ser que la «piedra angular»
de v 42 es apl1cada muchas veces a Aquel que armomza entre sí los dos
muros de Judíos y paganos 37 Esto no cuadra a la reprobación de los JU-
díos El v 44 fue mterpretado generalmente como un logwn aislado, no
refendo especialmente a los Judíos Habla, entonces, del doble JUlCIO de
DlOS el v 44a, del JUlClO contra aquellos que «sólo desprecian» a Cnsto y
serán destrUldos por la piedra, pero «no perecen del todo», y el v 44b, del
JUlClO contra los mcreyentes, sobre los que cae la piedra y seran «como
polvo que el viento arroja de la tIerra»38
Sólo muy esporadlcamente hay mtentos de enfocar el texto, no hacia
la hlstona de la salvación, smo hacia la Iglesia y los mdlvlduos Orígenes
propone una mterpretaClón espmtual que entiende por viña el alma hu-
mana La viña es entonces la razón, los vlñadores, las fuerzas del mal, y
el eplsodlO de la viña, la blOgrafía humana, se trata de que maduren «los
racimos del amor, el gozo y la paz» 39 Calvmo ofrece un tipo muy dlfe-

33 ZWIngho 363
34 Erasmo (Paraphrasls), ll4 renuncia a una mterpretaclOn general del v 33
Tampoco CalVinO I1, 193 Interpreta el v 33 alegoncamente, se trata aqm, mas bien,
de subrayar la «ingratitud» de los arrendatanos hacia el dueño que tanto hizo por la
Viña Maldonado, un exegeta muy perspicaz en la interpretación de la parabola,
considera el v 33 como mero ornato de la exposlclOn (437) GroCIO I1, 153 estIma
que es totalmente mn.ecesano explicar el v 33 slgll/atlm
35 GroClO I1, 155s
36 ASI, tan solo Maldonado (supra, n 31)
37 Desde Ongenes, 17, 12 =: GCS Ong X, 615, Ctnlo de Alejandría, fr 244 =:
236
38 Agustín, Quaest (vol I1) 1, 30 =: 24s
39 Orígenes, 17, 8 =: GCS Ong X, 605-607, cita 607 Cf tamblen (Pseudo)
AtanaslO, Quaest In Ev 13 =: PL 28,714 (lagar =: bautIsmo)
rente de mterpretacIón parenétIca, que es muy afm a Mateo el reformador
de Gmebra subraya con enfasls maudIto que la parabola no fue escnta co-
mo enseñanza sobre la hlstona de la salvacIOn, smo «pen~ando en naso
tras» no debemos «pasamos de la raya con una vacla y falsa esperanza en
la carne», smo recordar que la elección de DIOS «no es una cesión segura
y perpetua de bIenes» Calvmo remite a Rom 11,21 SI DIOS no respeta
las ramas naturales, menos aún respetará a los paganocnstIanos, recién m-
Jertados 40

Explicación

Jesús cuenta una nueva hIstona a sus adversanos La hIstona <

trata, como en 20, 1-16, de un propIetano y su vIña Pero esta hIS-


tona lleva a los lectores a un paIsaje muy dIferente de la que ofre-
cía aquélla Esta hIstona cuenta pnmero, sIgUIendo lIbremente la
estela del «canto a la vIña» (Is 5, 1-7), cómo crea el propIetano su
huerto 4 ! Lo dota de una cerca que ofrece proteCCIón contra amma-
les salvajes y ladrones 42 , un lagar «cavado» en la roca, con dos PI-
las 43 , y una torre para VIgIlar pájaros y ladrones 44 Los lectores ten-
drán la ImpresIón de que ese propIetano ha hecho todo lo necesarIO
y razonable por una vIña El recuerdo del texto básIco, Is 5, y el co-
nOCImIento de la tradICIón bíblIca les permIte comprender que el
propIetano de la vIña representa a DIOS 45 La vIña les evocará, por
Is 5, a Israel Pero esta aSOCIaCIÓn aparece pronto como lllvIable,
porque en la narraCIón son los vIñadores los que adoptan el papel
de representantes de Israe146 La torre evocará qUIzá a muchos lec-

40 Calvmo 11, ] 99
41 La palabra «Viña» es ambigua para oldos actuales Rara vez hubo en el Is
rael de entonces viñas puras eran por lo general huertos mixtos, en los que creclan
tamblen Vides (Krauss, Archaologte 11 202 206, 228s)
42 Cf Sal 80 13s Un qJQay!!o¡; se podla construir de madera o de caña o te
ner la forma de seto o muro de piedra (Kraus, Archaologte 11, 184)
43 En el lagar pl~aban los raCimos, en las pilas flUla el zumo IIQOAl]VWV (Is
5 2 LXX) es aqUlla pnmera pIla, úrrOAfjVWv (Mc ]2, ]) la segunda, AfjVO¡;, el con
cepto genenco que abarca ambas DescnpclOnes amplIas en Krauss, Archaologte
11, 233-236, IlustracIOnes en Dalman, Arbelt IV II 95 ]] 2
44 Por lo general, los huertos estaban Vigilados (Dalmann, Arbelt IV, 332s,
Krauss, Archaologte 11, 203 con n 385) La torre esta en consonancia con un ]ardm
real ()Chag 2, ] =: nc, 67f), pero qUlza era tamb¡en frecuente una Simple atalaya
(cf las IlustracIOnes en Dalmann, Arbelt IV 1] 93s)
45 Cf supra, 200 con n 63
46 En muchas parabolas JudIas sobre un rey, un Jardm y arrendatanos, éstos
tares el templ047 El propIetano arnenda 48 esta vIña a unos labra-
dores y sale de vIaJe 49 Como pasan vanos años hasta que una VI-
ña nueva comIenza a rendIr fruto, los lectores suponen qUIzá una
ausenCIa bastante larga Frente a la antIgua hIstona de Is 5, Jesús
Impnme, ya al fmal del V 33, un nuevo gIrO a su relato. el antIguo
no hablaba de arrendador y arrendatanos. Jesús narra, así, una hIS-
tona nueva de la «antIgua» vIña'o
14-36 En el tIempo de la vendImIa, el propIetano ausente envía a sus
esclavos para percIbIr la palte de los frutos que le corresponden5l
por el convemo '2 Los vIñadores tratan brutalmente a los esclavos:
los agarran, golpean a uno, matan a otro y apedrean a un tercero A
dIferencIa de Marcos, en Mt son vanos los esclavos A los lectores
que VIven en la tradIcIón bíblIca, los bOUAOL les evocan qUIzá a los
profetas53 Los malos tratos que recIben, el asesmato y lapIdacIón,
les hacen recordar el destmo de los profetas en Israel, del que ha-
blan muchos textos bíblIcos, paleoJudíos y paleocnstIanos dentro
de la tradICIón deuteronomísttca de asesmato de los profetas54 La

desempeñan el papel de Israel o de representantess mdlvlduales de Israel, cf los


documentos en Zlegler (supra, n 22), n° YI 75s, 79, 81s, YII 60s
47 La ecuaclOn «torre == templo» se encuentra en Hen et 89 505456 67s 73
C A Evans, On the Vzneyard Parables of [salah 5 and Mark 12 BZ NF 28 (1984)
83, remite ademas a TSukka 3, 15, TMe'lla I 16 Y Bern 16, 4s Ya Tg ls 5, 2 re-
fiere la torre al templo (ed J F Stennmg, Oxford 1949, 16s)
48 'EXOLOW[tL se puede emplear como termmo tecmco por «arrendar», «al
qUllar», cf Llddell Scott s v 3
49 La partida del protagomsta es frecuente en la~ parabolas Judla, entre los
paralelismos mencIOnados supra, n 22, :.obre nuestro texto, tomados de ZJegler, cf
n °YI, 80 (== 257), YII, 53 (== 288) YII, 56 (== 291), mas paralelismos en Hengel*,
22, n 72 e ¡nfra, 637, n 25 El verbo emOOT][tfW no permite saber SI el propletano
viaja al extranjero (como a menudo el rey en los paralelos JudlOs) o va solo a la Clu
dad donde VlVlan a menudo los terratementes
50 Childs*, 400 «un relato totalmente dlstmto» En el antlguo testamento, ls
27, 2 5 fue un relato nuevo sobre el antiguo tema que trastoco el relato antIguo En
el cnstlam~mo pnmltivo, Herm s 5 == 55, 1-11 narra otra hlstona nueva de la Viña
51 TouC; XUQ1tOUC; aUlou no slgmflca, naturalmente, que «todos los frutos
pertenezcan al dueño» (asl Schwelzer, 270, Lagrange, 414s), ~mo tan solo lo~ que
le correspondan por contrato
52 Los arrendatarIOS tienen que entregar un porcentaje fiJo (25-50%), un vo-
lumen fiJo de frutos o una suma de dmero al propletano (Bill 1, 869) Ejemplos de
contrato de arrendamiento en Bill 1, 873 baJo d, K Beyer, DIe aramalschen Texte
vom Toten Meer, Gottmgen 1984,327, Id ,DIe aramalschen Texte vom Toten Me-
er Erganzungsband, Gottmgen 1994, 184~
53 Am 3, 7, Zac 1,6, Jer 7, 25s, 25, 4 Y paSSlm, pero tamblen MOlses (1os 14,
7) o DaVid (2 Sam 3, 18) ~on OOUAOL
54 Cf Steck Israel, paSSlm Son textos Importantes, por ejemplo I Re 19,
lapidación les evoca quizá el conocido episodio del apedreamien-
to de Zacarías ben Yoyadá (2 Crón 24, 21), que Mateo podrá recor-
dar de nuevo en 23,35. A pesar del trato escandaloso dado a los pri-
meros esclavos, el señor tiene paciencia y lo intenta de nuevo. Pe-
ro a un segundo grupo, aún más numeroso, de esclavos-profetas le
ocurre lo mismo. Estos recuerdos de la tradición sobre profetas ase-
sinados producirían la impresión, en los lectores, de que Israel ha-
bía tratado siempre así a los profetas. Lo que no sabemos es si el
evangelista pensó, al hablar de los dos grupos de esclavos, en los
profetas «anteriores» y «posteriores» del canon bíblico.
La narración se aproxima a su punto crucial. Se amplía y entra 37-39
en detalles. «Más tarde», es decir, después del envío de los profe-
tas, o también «por último», el propietario envía a su hijo. Sus re-
flexiones no son de tipo jurídico: no le interesa que sólo su hijo
pueda presentarse con una autoridad legaP5. Las reflexiones están
en un plano moral: quizá los viñadores respeten a su hijo. Así el
propietario, en su indescriptible paciencia, da a los viñadores otra
oportunidad más para ser honrados y cambiar de conducta. Pero
los viñadores perversos ven llegar al hijo y se confabulan contra él,
como los hijos de Jacob contra su hermano José en la Biblia: «¡Ve-
nid, vamos a matarlo!» (Gén 37, 20 LXX). ¡Son tan criminales co-
mo los hermanos de José! Les interesa sólo la heredad. Al narrador
no le importa que el plan de los viñadores sea más o menos realis-
ta, incluso más o menos justificable. Lo que se proponen los viña-
dores es abismalmente perverso y hasta puede ser contraproducen-
te, porque el propietario, al fin y al cabo, es el más fuerte. Esto es
tan evidente que Jesús puede presuponerlo en sus oyentes hostiles,
y lo confirma con la respuesta que dan en v. 41 56 . ¿Cómo saldrá el
complot de los viñadores? Los lectores cristianos del evangelio de
Mateo, que confiesan a Jesús como Hijo de Dios, 10 saben muy
bien: los perversos enemigos dieron muerte a Jesús. Es lo que
cuenta el v. 39: 10 sacan de la viña y 10 matan fuera. La viña, cuyo
significado metafórico era fluido hasta ahora, se convierte ahora en

10 14; Jer 7, 25s; Neh 9, 26, 2 Crón 24,19-22; 36,16; Jub 1, 12; Vua Proph. pas-
Slm; en el nuevo testamento, Q 11,49-51; 13, 34s = Mt 23, 34-39; 1 Tes 2, 15.
55 Así Derrett*, 3ü2s; Hengel*, 30.
56. Las ~UposlclOnes de Derrett*, 296-308 sobre el modo razonable y satIs-
faetona de actuar de los arrendatanos podrían destrUir la transparencia de la pará-
bola. "'J-!
Jerusalén Jesús munó fuera, en el Gólgota, delante de Jerusalén 57
El slgmfIcado metafónco de los vlñadores se hace deflllltIvamen-
te claro son los dmgentes de Israel hostIles a JesÚs, los sumos sa-
cerdotes, anClanos y fanseos, es declf, los destlllatanos de la pará-
bola De ese modo, Mateo da por supuesto muy ol)Vlamente (no en
sentIdo hlstónco, claro está) que fueron los dmsentes judíos los
que dIeron muerte a Jesús, y no los romanos
40s El v 40 comIenza con una nueva llldlcaclón temporal el pro-
pletano regresa, ahora se decIdIrá todo El narntdor se apoya de
nuevo en Is 5 58 e lllvIta con una pregunta a los lectores, como en la
parábola antenor (21, 31), a emItIr su JUICIO La respuesta no ofre-
ce dudas los vlñadores perversos merecen un castIgo ejemplar59
Les qUItarán la VIña para dársela a otros que -añacle Mateo frente a
su fuente, en lenguaje bíblIco, con palabras de Sal 1, 3- proporcIO-
nen al dueño los frutos a su tIempo Pero los lectOl es reparan en al-
go que los lllterlocutores de Jesús no adVIerten atÍn los dmgentes
perversos de Israel pronuncIan su propIa sentencIa ¿Cómo se eje-
cutará? El texto queda aquí abIerto La parábola SIgUIente, el ban-
quete de bodas del hIJO del rey, dará respuesta a esta pregunta Je-
rusalén será destruIda (22, 7)
42 La contllluaclón va por los cauces estIlístIcos el narrador, Je-
sús, confirma el JUICIO de sus oyentes Lo hace prImero con un dI-
cho de la BIblIa La expresIón mtroductona «¿nunca habéIS leí-
do?» tIene caracter polémICO ¡los adversanos tendrían que saber a
qué atenerse por la Escntura' La BIblIa pasa a ser la lllstanCla de
apelacIón en la controversIa con los dmgentes judíos Según tradI-
cIón cnstIana, la BIblIa da testImomo en favor de Jesus 60 La SI-
gUIente cIta, de Sal 117, 22s LXX, cOlllclde lIteralmente, como ya
en Mc, con los LXX Trata, en lenguaje fIgurado, de una pIedra
ésta, que los constructores desecharon por llladecuada, pasa a ser
«pIedra angular», presumIblemente una pIedra supenor, bIen VISI-
ble y bellamente labrada, en una de las esqulllas del edlfIclO 61 El

57 Cf 27,32, Jn 19, 17, Heb 13, 12


58 Tamblen en Is 5, 3s se mvlta a los oyentes a emItir su JUiCIO TL JtoLll0W ?
59 Kmw~ - xaxw~ es una paronomasia muy comente en gnego Lohmeyer,
313s reumo los documentos
60 Por eso ha Sido frecuente en la hlstona de la mterpretaclOn, desde Jerom-
mo, 198 entender por el «remo de DIOS» qUitado a los JudlOs (v 43) la Escntura
61 Dalman, Arbelt VII, 65-67 Segun J Jeremlas, YWVL(J. XTA en ThWNT 1,
versículo del salmo se refería qUIzá en su ongen a un orante que
estaba enfermo y ya había sido abandonado por los hombres, en la
mterpretaclón Judía fue refendo a Abrahán o a David, después del
cnstIamsmo, también al mesías 62 Para los pnmeros cnstIanos era
obvia su aphcaclón a Cnsto se le aphca, por una parte, en el anun-
CIO de la pasión (Mc 8, 31 )63, el cnstIamsmo pnmItIvo aSOCIó, por
otra parte, el texto Sal 118, 22 con los otros textos-«pledra» Is 28,
16 Y8, 14, mterpretados Igualmente en sentIdo cnstológlCo (cf 1
Pe 2, 4 6-8, Bern 6, 2-4) El pasaje era Importante para los trans-
misores cnstIanos, que lo añadieron ya, presumiblemente, antes de
Marcos a la parábola de los vlñadores perversos, porque veían en
el, tras la muerte de Jesús, una referencIa a su resurrección Los
«constructores» pueden representar a los dmgentes Judíos, no só-
lo por el contexto, smo también ya desde la lllterpretaclón Judía64
La Idea de «construcCión» haría pensar a muchos lectores en la
edifIcaCión del nuevo templo, la EXXAl]<JLa 65 Pero el evangehsta no
qUIere fijar aquí las aSOCiaCIOnes, ya que el V 42 no es para él la
meta de la argumentación, smo tan sólo la base para el dicho pro-
fétIco declSlvo de Jesús, v 43, y para el dicho sobre el JUICIO, v 44
Con los v 43 y 44 asume Jesús, de nuevo, la respuesta dada por 43
los dmgentes en el v 41, y la aclara La asume en forma qUIástIca
el v 43 afirma el v 41b, el v 44 aclara el V 41a66 El versículo re-
daccIOnal43 es un dicho de Jesús solemne, subrayado con el AEYúJ
Ú¡lLV, y por eso es Importante ~La 'tO'ÍJ'to lo conecta con el v 42
como los dmgentes de Israel desecharon la «piedra angular supre-
ma», Jesús, y le dieron muerte, les será qUItada la ~a<JLAELa 'Acp'
Ú¡lwv se refiere por tanto de mmedIato, en el contexto, a los dm-
gentes Judíos mterpelados, pero no queda muy leJos la referencia a
todo el pueblo de Israel Ya desde la tradición deuteronomístIca de
asesmato de los profetas, es todo Israel el que rechazó y dIO muer-
te a los profetas envIados a él Los lectores recuerdan aún que los
«hiJOS de la ~aoLAda» eran allí Israel, no sólo sus dmgentes Pero

792, 26s, se hace referencIa a la ultIma pIedra del portal Pero Jeremlas ~olo puede
apoyarse en TestSal 23, 3 El termInO YWVLU carece de sentIdo en un arco de portal
62 BIll 1, 875s
63 Gmlka, Marcos II 17s
64 Documentos en BIll 1,876, Snodgrass*, 96, n 102
65 As! Zahn 622 con remlSlon a 16, 18,26,61,27,40, cf Jn 2,19-21
66 Ogawa*, 138
les sorprende, sobre todo, que el texto no contraponga a los dlfl-
gentes Judíos otros dmgentes mejores, smo un i::'frvO¡; Eso es para
ellos un toque de atencIón, una señal que contiene un plus de sen-
tIdo que rebasa el context0 67 ¿No se trata, pues, sólo de los dlfl-
gentes de Israel, smo de todo el pueblo? Hasta ahora, en la hlsto-
na mateana de Jesús respondían positIvamente a Jesús, no sólo los
recaudadores y las prostitutas (2], 31 s), los enfermos y los «pe-
queños» de ISIael (21, 15), smo tambIén la gente del pueblo Pero
su fmal reseñará cómo logran los dlflgentes Judíos atraer a «todo el
pueblo santo» (27, 25) a su lado El pueblo entero queda ImplIcado
en la muerte de Jesús, de suerte que, desde el fmal del evangelIo, la
pérdIda del remo, que Jesús anunCIa a los dmgentes malvados de
Israel, tendrá consecuenCiaS para todo el pueblo
¿Qué sIgmfIca ~amAeLa «WU 'freou»? No sólo resulta llamati-
va la expleslón verbal, ~amAELa «WU 'freou», smo tambIén la co-
sa mIsma El «remo» no es aquí algo futuro o algo que sólo es pre-
sente desde Juan Bautista y Jesús (11, 12s), smo algo que los dlfl-
gentes de Israel han poseído y les es denegado ahora En la parte
fIgurada de la parábola, la VIña representa la ~amAELa Desde el
contexto mmedIato hay que pensar en la futura salvaCIón prometi-
da (v 31) En el contexto más ampho del evangeho de Mateo, la
expreSIón aparece con la máXIma clandad desde el vatlclmo de 8,
]] S Jesús anunCIó ahí que, en el Remo que VIene, los «hIJOS de la
~amAELa», es deCIr, Israel, quedarán «fuera», mientras los paganos
se sentarán a la mesa con los patnarcas de Israel Este pasaje no In-
VIta a postular un sentIdo espeCIal, presente o «temporal»68, de ~a­
mACLa, m un sIgmfIcado dIferente del que tIenen las expreSIOnes
~aOlAELa tOU 'freou y ~amAela t(Úv oUQav(úv 69 El sentido de ~a­
mACLa wu 'freou se aclara aquí por el contexto deSIgna la promesa
y la «expectatIva»70 del Remo Esa promesa y expectativa les será
qUItada a los dmgentes de Israel
Lo más Importante y dIfícIl es la InterpretaCIón de i::'frVO¡; No se
puede eqUIparar esta palabra con «los paganos»7] -éstos son to[;(;

67 Esto lo pasa por alto Saldanm Commumty (vol I1I), 58 63, cf supra, 293,
n 28
68 ASl Kretzer, Herrschaft, 171
69 ASl Wouters, W¡llen (vol I1I),90
70 Schmld, 306, ¡cf tamblen 25,14'
71 Walker, He¡[sgeschIChte, 82
e'frVEOlV- m con la «Iglesla»72 Mateo hubiera podido expresar esto
últImo con 'tñ EXXAEOU;X, directamente Pero no qUISO, por lo ViSto,
defImr e'frvoc; en sentido socIOlógico, smo con el añadido «que pro-
duzca sus frutos» La expectatIva del remo de DIOS va lIgada, por
tanto, al aporte de frutos -dicho sm rodeos a la obediencia a la vo-
luntad del Padre y al amor- Cuál es el «pueblo» al que se aplIca
esto, lo deja Mateo «en el aIre»T1 'E'frvEL apunta sólo aluslvamen-
te en una determmada dIrección no se trata sólo de otros dmgen-
tes, ésos no podrían ser calIfIcados de e'frvoc;74 Tampoco se trata
sólo de Israel, entonces cabría esperar la palabra AUÓC; Esta mde-
fmlclón se corresponde con la mateana «eclesIOlogía de los fru-
tos» no será la pertenencia a una mstltuCIón, m la recta profe'aón
de fe, smo que serán úmcamente las obras de amor las que clanfI-
quen en el JUICIO del Juez umversal qUién es «tngo» y qUién «ciza-
ña» (13, 37-43), o qUién formará parte, por los frutos, de su verda-
dera familIa (cf 7, 15-23, 12,46-50) No aparece, pues, la Iglesia
en lugar de Israel, lo que hay es una llamada a aquellos que no per-
tenecían hasta ahora a Israel para que produzcan frutos
El v 44 no es fácIl de mterpretar El nexo con el v 43 es débil 4
La Imagen del v 42 tampoco es congruente75 no es posible «caer»
sobre la piedra angular supenor de un edificIO, y un edificIO cons-
trUido por DIOS mismo deberá ser tan estable que la piedra angular
supenor no se caiga y aplaste a algUien Pero la Imagen no hay que
cotejarla con la realIdad física, al fondo está, qUizá, un ramillete de
aSOCIaCIOnes bíblIcas umdas por la parte objetIva del símIl Para el
v 44 son Importantes, por una parte, Is 8, 14, el pasaje de la «pie-
dra de tropiezo» sobre la que muchos «caen y se destrozan»76, y por
otra Dan 2, 34 44s, el pasaje de la piedra maravillosa que pulven-
zará los remos del mundo 77 Pero (,a qué se refiere concretamente?

72 ASI mas reCIentes, Schmld, 306, Tnllmg Israel, 61, Frankmolle Jahwe
bund, 249, Steck, Israel, 299, Stanton, People (vol III), 151s Stanton aplIea m
c1uso la «pIedra» del v 42 a la comumdad proscnta por los dmgentes JudlOs y aco
glda por DIOS
73 Mussner*,131 Marguerat Jugement, 322 Ogawa** 139 habla de «ec
c1e~la postulata» frente a la Igle~la factIea
74 Tamblen resulta dIfICIl a la luz de c{}vo<; la aphcaclOn obVIa en SI desde
21 31 s, a los recaudadore, y las prostItutas (como hace Mussner x 134)
75 Beare, 126 habla de «cunous mcongrmty»
76 Is 8,15 LXX JtEOOUYWL,{UL OUVl:QLBllOOVl:UL, cf Bern 6 2
77 Dan 2, 44 no dIce solo que DIOs aplastara los remos del mundo (El
ALX¡LllOEL), smo tamblen que la BUmAELU no sera confIada a nmgun otro pueblo
En el cnstIalll'>mo pnmltlVO estaba extendIda la Idea de que la pIe-
dra salvadora, Cnsto, era tambIén «pIedra de escándalo» que lle-
vaba a la perdIcIón (Rom 9, 33, 1 Pe 2, 7'i» El versículo sugIere,
pue'i>, que a los dmgentes Judíos (e mdlrectamente tambIén al pue-
blo ImplIcado con ellos) le esperaba un ternble destIno la pIedra,
Cnsto mIsmo, los destrozará y aplastará a ellos, no a los remos del
mund0 78 Lamentablemente, el v 44 no puede mterpretarse, a mI
JUICIO, de otro mod0 79
45s El evangelIsta deslIza una observacIón narratIva mCldental Los
dmgentes hostIles adVIerten ahora, por fm, que Jesús se refería a
ellos en las parábolas (21, 28-44) Ahora ya no aparecen los sumos
sacerdotes y los anCIanos del v 23, SIlla los sumos sacerdotes y los
fanseos (como en 27,62 8°). Los fanseos no aparecen en la pasIón
del evangelIo de Marcos, y consta hIstóncamente que no partIcIpa-
ron en la muerte de Jesús. Pues bIen, Mateo los mtroduce aquí en
lugar de los anCIanos porque para él son, en su tIempo, los adver-
sanos Judíos decIsIvoS, y porque los dIversos grupos Judíos eran en
realIdad, para él, mtercamblables 8! TambIén ellos oyen ahora por
pnmera vez deCIr a Jesús que es HIJO de DIOS (v 37s) En el pro-
ceso de Jesús será éste el verdadero motIVO del ajUstIcIamIento (26,
62 65s), y tambIén es elemento Importante en las burlas de que se-
rá objeto (27, 40 43)82 Los adversarIos qUIeren prender a Jesús El
pueblo, que lo tIene por profeta (cf 21, 26), es -¡de momento L el
úmco obstáculo que se Illterpone para la eJecucIón del plan

(LXX ano E1tVO<;) Adema~ de mflmr en la pnmera formulaclon del v 44, ante-
flor a Mt, 6mduJo Dan 2, 44s al evangelista a la «contraformulaclOn» del v 43?
Swaeles*, 311~ deftende esto ultImo
78 ALXftaW slgmflca propIamente «aventar, apalear», y desde ahl tamblen
«dIspersar», en los papIros, ademas, «pIsotean> (Moult-Mllhgan, 376, G Born-
kamm, ALxflaw, en ThWNT IV, 283s)
79 Como paralelo antag6mco es mteresante EstR 7 10 (Fnedman-Slmon IX
85) recoge Igualmente pasajes bíbhcos sobre la «pIedra» y la «roca». entre ellos
Sal 118,22 Y Dan 2, 45, Y lo~ refIere a I~rael, el pasaje va dmgldo contra los paga-
nos
80 Ya en 12, 14 los fanseos eran responsable, de la resolUClOn de dar muerte
a Jesus Tamblen Jn los mtroduce en el relato de la paslOn (18, 3) Y los asocIa a lo~
UQXLEQfi<; (5 veces)
81 Cf vol 1, 207 e mira, 473s
82 Cf Kmgsbury*, 652-655 Kmgsbury habla, por eso, de ~ecreto del hIJO de
DiOS en el evangeho de Mt La mayor dificultad para esta teSiS es 3, 17
Resumen

La explicación ha mostrado que la interpretación eclesial y el


texto mateano no están muy distanciados entre sí. Las alegorías de
éste fueron amplificadas con posterioridad, pero la orientación del
texto no quedó alterada en el fondo. También en el evangelio de
Mateo -hay que incluir aquí toda la narración de Mateo, incluido el
final- aflora detrás del v. 43, al menos subliminalmente, la idea de
que todo el pueblo pierde su elección. Con el v. 44, rara vez apli-
cado a Israel en la historia de la interpretación, el juicio se acentúa
en Mateo todavía más que en las interpretaciones posteriores. Ma-
teo es, pues, realmente uno de los padres de la posterior «teoría de
la sucesión» que dominará más tarde en la Iglesia, teoría según la
cual la Iglesia relevó a Israel como pueblo de salvación. En todo
caso, Mateo no imagina el reino de Dios como una posesión in-
alienable de la Iglesia; ésta fue llamada a producir frutos. Pero la
dimensión parenética del texto, la advertencia a la comunidad, no
es aquí la idea capital. No es verdad, pues, a la luz del presente tex-
to, que «el problema esencial del antisemitismo cristiano... no hay
que buscarlo... en el nuevo testamento..., sino en la ideología anti-
judía de la interpretación y la predicación, consolidada en los si-
glos siguientes»83. En el caso presente, las raíces del antijudaísm0 84
se encuentran en el propio texto bíblico. El v. 43 es una tesis polé-
mica, modulada en forma de principio, que formula su contenido a
partir de una dolorosa controversia en tomo a Israel y desde la se-
paración de su comunidad de la corriente principal del judaísmo 85 .
No podemos, por tanto, en este caso extirpar de la Biblia el «peca-
do antijudío» para trasladarlo a la historia de la Iglesia.

Sentido actual

La siembra hecha en este texto brotó en la historia europea y tu-


vo espantosas consecuencias para el Israel «desheredado». Mateo

83. C. Thoma, Das Messiasprojekt, Augsburg 1994,205.


84. EntIendo por antIjudaísmo una hostIbdad haCia los judíos por motIvos re-
bgIOSOS, y por antIsemItIsmo una hostlbdad por motIvos culturales, étmcos o ra-
cistas. En el judío Mt no cabe antIsemItIsmo, sino sólo con reservas antIjudaísmo.
85. Sobre la SItuaCIón de la comumdad mateana, cf. vol. J, 90-100, e mfra,
506-509. Sobre el conjunto cf. Luz, Antljudazsmus (vol. III)
no pudo imaginarlas y no es responsable de ellas. «Esta post-his-
toria es el trasfondo del que nosotros nos ocupamos, queramos o
no. Podemos desatenderlo... pero está ahí. Le rendimos tributo de
un modo u otro, ya sea fomentando más, indirectamente, esa histo-
ria de la influencia o intentando asumirla -conscientes de ella- y
elaborarla»86. ¿Cómo afrontamos hoy el texto? Creo que el proce-
dimiento no es retrotraernos simplemente de Mateo a Jesús y sub-
rayar, en tono apaciguador, que sólo se refería a los dirigentes ju-
díos de la época. Esto es correcto exegéticamente, pero no puede
ser un subterfugio para pasar de largo ante los v. 42-44 de la versión
textual mateana8? Tampoco debemos restar importancia al texto en
línea exegética, como hace el Evangelio de Tomás, excluyendo las
referencias a la historia de la salvación e interpretando así existen-
cialmente el «texto primigenio»88. Esa versión textual es cómoda
-quizá por eso, la tesis de que el evangelio de Tomás conserva la
versión original de la parábola se haya hecho tan popular89-. Y
también sería demasiado fácil apoyarnos sólo, o principalmente, en
las virtualidades de sentido parenético y crítico, que existen sin du-
da accesoriamente en el texto mateano. Debemos tomar en serio el
texto tal como figura actualmente en la Biblia. Debemos afrontar-
lo sin recortes, junto con aquello que ha surgido en nuestra historia
por la desheredación de Israel, influida por el texto entre otros fac-
tores. La culpa no deja de existir aunque sea reprimida.

d) El banquete nupcial del hijo del rey (22, 1-14)

BIblIOgrafía: Aarde, A. G. van, God-wzth-us, the Domina1J.t4ll!t.spective in


Matthew's Story and other Essays, 1994 (HTS.S 5), 229-247; Ballard, P.

86 P van der O~ten-Sacken*, 105


87 Esa ~a]¡da es de~cnta de modo paradigmátIco en Mussner*, 132-134, que
trata de InclUIr tambIén el v 43
88. Cf mpra, 290 Esa mterpretaclón eXIstenCIal ~obre la base de la versIón
del EvTom lag 65 es propuesta por D O VIa, DIe Glelchmsse Jesu, 1970 (BEvTh
57), 131 La Imagen de la VIña y la expulSIón de lo~ vlñadores sugIeren que «la In-
JustIcIa y la VIOlenCIa no sólo destruyen las relaclOne~ humanas, ~InO tambIén la re-
laCIón del hombre con la naturaleza»
89 Lo es, en todo caso, según la amencana Red Letter EdIlIon del Jesus-Se-
mInar, que resuelve por votaCIón la populandad (¡sólo eso') de las hIpóteSIs CIentí-
ficas. El pa~aJe EvTom lag 65 fue conSIderado como verSIón ongmal por el 77% de
los votantes (R W Funk y otros [ed~ J, The Parables 01Jesus, Sonoma 1988, 102).
H, Reasons for Refusmg the Great Supper JThS 23 (1972) 341-350,
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rungsgeschlchte des Glelchnzsses vom Hochzeltsmahl Mt 22, /-14 BZ
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124-127, 164-177, Vogtle, A, DIe Emladung zum grossen Gastmahl und
zum konzglzchen Hochzeltsmahl, en Id , Das Evangelzum und dIe Evange-
lzen, 1971 (KBANT), 171-218, Weder, Glelchnzsse (vol IJI), 177-193,
Welser, A , DIe Knechtsglelchnzsse der synoptlschen Evangelzen, 1971
(StANT 29), 58-71
Más blblIografía** sobre Mt 21, 18-22, 14, supra, 264
1 De nuevo tomó Jesús la palabra y les habló en parábolas:
2 «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la bo-
da de su hijo. 3 Envió esclavos para avisar a los que ya estaban
convidados a la boda, pero éstos no quisieron venir. 4 Volvió a
enviar esclavos, encargándoles que les dijeran: 'Tengo prepa-
rado el banquete, he matado terneros y cebones, y todo está a
punto. Venid a la boda'. 5 Pero los convidados no hicieron ca·
so: uno se marchó a su finca!, otro a sus negocios. 6 Los demás
echaron mano de los esclavos y los maltrataron hasta matarlos.
7 El rey montó en cólera 2 y envió tropas que acabaron con
aquellos asesinos y prendieron fuego a su ciudad.
8 Luego dijo a sus esclavos: 'La cena está preparada, pero
los que estaban convidados no se la merecían. 9 ¡Id ahora a las
salidas de los caminos, y a todos los que encontréis invitadlos
a la boda!'. 10 Los esclavos salieron a los caminos y reunieron a
todos los que encontraron, malos y buenos, y el festín nupciaP
se llenó de comensales. 11 Cuando entró el rey a echar un vis-
tazo a los comensales, reparó en uno que no iba vestido de fies-
ta 12 y le dijo: 'Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de
fiesta?'. El otro no despegó los labios. 13 Entonces el rey dijo a
(sus) criados: '¡Atadlo de pies y manos y arrojadlo afuera, a las
tinieblas! Allí será el llanto y el rechinar de dientes'.
14 Porque hay muchos invitados, pero pocos escogidos».

Análisis

1 Estructura El v 1, mtroductorIo, conecta la parábola con el versí-


culo anterIor, 46 La parábola consta sólo de los v 2-13, el versículo fmal,
14, se comldera generalmente como un comentarIO del narIador, Jesús 4

1 La mayor parte de los testigos textuales y autores latmo~ leen «m vlllam


suam»
2 Algunos manuscntos (entre otros, e, D, e, m, fl1 y la mayona de las ver-
sIOnes latma~ antiguas, smacas y coptas) mtercalan &xouoa~ en diferentes lugares
') NU~qJwv (~, B Yotros) no parece ser texto ongmal, smo una enmienda ale-
Jandnna ya~o~ slgmfIca <<fle~ta de boda» o «banquete de boda», pero no «sala
nupcial» (frente a Bauer, Wb ó s v), por eso, un ya~o~ no puede «llenarse»
4 Es msegura la aSlgnaclOn del v 13c «<alh sera el llanto y el rechmar de
dientes») "habla aqUl toda VI a el rey de la parabola, en qUIen los lectore~ ven ob-
viamente a DIOS? "O comenta aqUl ya el narrador Je~us? Sugiere 10 pnmero el tex-
to 25, 30, lo ~egundo, 13, 42 50, 24, 51 Es muy difícIl la opclOn
La parábola consta, aparte del tltulo del v 2, de las dos seCCIOnes v 3
7 Y8 13 5 Ambas comIenzan dIcIendo que el rey envía sus esclavos a lla-
mar a los mVltados a la boda La pnmera llamada fracasa, la segunda tie-
ne exlto Pero ambas acaban en desgraCIa, que en el pnmer caso afecta a
todos los mvltados y en el segundo solo a uno La desgraCia aparece des-
cnta en los dos casos de forma que el plano metafonco convIerte la hlStO-
na narrada en un mero constructo (cf mira) La segunda seCCIón, v 8-13,
consta de dos epIsodIOS dIferentes y poco relaCIOnados entre sí (v 8-10 y
11-13) La hlstona podría haber termmado después del v 10 sólo el ex-
traño JtovY)Q01J¡; TE ¡Wl &ym'}o1J¡;, que los lectores no pueden descIfrar
aun, permIte esperar una contmuaclOn El reyes la úmca persona deter-
mmante en todo el relato Sólo él habla, no hay dIálogo, salvo los v 5s y
10, el relato consta sólo de accIOnes y órdenes suyas El v 11 comIenza
con otros personajes secundanos (algo muy mfrecuente en las parábolas)
el huésped sm traje de fIesta y los OtUXOVot No hay, pues, personajes se-
cundarlOs que se mantengan durante todo el relato La umdad de la pará-
bola sólo se salva por el protagomsta, sIempre el mIsmo, y el dlscuITIr
cronológIco, no por algún hJ10 conductor de la aCCIón La parábola es,
pues, formalmente muy SUl genens y se parece en muchos puntos a 13,
24-30, tambIén muy artlflclal La umdad de aCCIón, que no eXIste en el
contemdo, queda SImulada por una sene de palabras clave repetldas 6
Sorprenden alguna, fracturas en la superflCle del relato despues de
mtroduclf en el v 5 con Ó¡; ¡.tEV - Ó¡; OE las respuestas negativas de los m
vltados, el colectivo aL OE AotJtot (v 6) se sale del marco lmguístlco En
cuanto al contemdo, es extraña la reaccIón de estos AotJtot, mIentras los m-
vltados del v 5 se despreocupan del aVIso y sIguen en sus negocIOs, «los
demás» atacan a los esclavos y los matan a golpes Hay otra fractura en el
v 7 el rey encuentra aquí tiempo para enviar sus ejércitos y conqUIstar la
CIUdad -no menCIOnada hasta ahora- de aquellos asesmos, mIentras los
terneros y cebones han SIdo sacnflcados y todo está a punto (v 4), y lo es-
tara de nuevo (v 8) SI prescmdlmos del v 6 y ummos dIrectamente el v
8 con el 7aa (6 OE ~aOtAE1J¡; WQYlO1'ty) [xm] AEYEl wI¡; 001JAot¡; avw'Ü),
parece que el relato toca a su fm Despues de los v 8-10 no es necesana la

5 Hay dlstmtas dlstnbuclOnes pOSIbles la dlvlslOn claslca de la parabola en


dos seccIOnes pnnclpales, v 2-10 y 11-13, se onenta en la cntlca hterana (a~1 G
Barbagho, La parabola del banchetto di nozze nella verSlOne dI Matteo, en Dupont
lParabola]*,82) De ahl denva una dlvlslOn, muy difundida, en tres seccIOnes v
2-7,8-10 Y II 13, por ejemplo, e Buzzetu, Ana[¡slletterana del racconto mattea
no en Ibld 35 La dlstnbuclOn elegida por mi se corresponde, por ejemplo, con la
de van Aarde~, 240-247
6 BacnAfu~ v 27 11, 1'l0üAOL v 3468 10, XEXATJflEVOL V 348, XUAE(j) tam-
bien v 3 9, tL~ TOU~ YUflou~ v 349, YUflOl solo tamblen v 2, YUlw~ tamblen v 8,
Ev6u flU YUflOU v 11 s, b;OLflO~ v 4 8, avm~fLflEvOL v lOs
contmuaClón Los v 11-13 son absurdos SI se toman en sentido real no se
puede reprochar a los mVltados elegidos de la calle el haber vemdo sm
traje de 6esta Los camareros (ClLUXOVOL) desempeñan funclOnes msólItas
se transforman en esbirros que arrojan al m6erno a un pobre condenado
El texto mateano, en suma, desconcierta a los lectores en su forma actual
éstos adVierten que el relato no encaja como narraCión, y las fracturas les
oblIgan a descodl6carlo y desentrañarlo? Los lectores que acaban de leer
21, 28-46 detectan en 22, 2-13 dos remmlscenclas de la parábola de los
malos vlñadores 'AJtEGl:ELAEV l:OlJe; i)OlJAOlJe; uiho'Ü y JtUALV CmWl:ELAEV
aAAOlJe; i)OlJAOlJe; (v 3s) se corresponden lIteralmente con 21, 3436 SI
ahondan un poco, descubnran toda una sene de comcldenClas verbales
con 21, 28-468 Conclmrán que las tres parábolas están correlaclOnadas y
se mterpretan unas a otras
El texto es formalmente una parabola que, como es proplO de las pa-
rábolas 9 , adqUlere una referenCia clara a su parte objetiva a través de las
alegorías Pero esta cualIdad formal no vale ya, al menos, para los v 11-
13 En la «parte 6gurada», los versículos son absurdos de pnnclplO a fm,
y sólo resultan comprensibles como codl6caClón alegónca de una parte
objetiva No se puede hablar, por tanto, aqUl de una parábola que se dllu-
Clda en su carácter referencial mediante unas alegorías, smo que hay un
texto enteramente alegónco que solo cobra sentido mediante su descifra-
mIento a la luz de la parte objetiva

2 Fuentes Los v 2-10 tienen un paralelo en Lc 14, 16-24, pero las


diferenCias entre ambas verSlOnes son tan grandes que la mayona de los
comentaristas de la IgleSia antigua, Edad Media y epoca de la Reforma las
consideraron dos parábolas diferentes, formuladas por Jesus en dlstmtas
ocaSlOnes 10 Aunque esta opmlón apenas es defendida hoy 11, las diferen-
CiaS entre las diversas verSlOnes -a las de Mt 22 YLc 14 se añade EvTom
log 64- nos plantean problemas hlstoncos y teologlcos
a) V 2-10 Es sumamente dudoso que detrás de estos verslculos haya
un texto Ql2 Las correspondencias verbales son Irrelevantes 13 No es po-

7 Harmsch*, 233
8 Cf supra, 265
9 Cf vol n, 487~
10 La cuestlOn se debate ya amphamente en Gregono Magno, 39, 1 '" PL 76,
1282 La mterpretaclOn de la Iglesia antIgua opta casI sIempre por la tesIs de las
dos parábolas dIferentes DIscrepan Calvmo 1, 430 (Mt tran~puso la parabola y de-
Ja de lado la ~ecuenCIa temporal en la VIda de Je~us) y Maldonado, 443, entre otros
11 Cf aun en Plummer, 300, Zahn, 626
12 La mayona de los autores optan por Q Se muestran esceptIcos Harnack,
Spruche 83s, Welser*, 59s, Lmnemann*, 247, Grundmann, 465, Sato, Q, 22, Po-
lag, Fragmenta, no menClOna qqmera el pasaje entre los «textos In~eguros»
13 La COInCIdenCIa verbal es en Mt Infenor al 10%, segun Sato, Q, 22
slble reconstrUIr un texto común a las dos versIOnes En nmgún pasaje de
Q hay parabolas extensas l4 No es fácIl fijar un lugar en la fuente para es-
ta parábola el emplazamiento mateano es redacclOnal, en Lc se halla en
un capítulo donde sólo cabe atnbUlr a Q, con cierta segundad, unos pocos
verslculos Lc 14, 26s 34 15 Por eso es mucho mas correcto ver en Lc 14,
16-24 una variante mdependlente en el aspecto lIterano
La versión mateana del texto fue elaborada mtensamente por el evan-
gelIsta en lo que respecta allenguaJe 1ó , pero tamblen en la verslOn lucana
hay mtervenclOnes redacclOnales 17 Mt 22, 1-10 apenas se dlstmgue en es-
te aspecto de otras grandes parabolas, como 13, 24-30, 18, 23-34, 20, 1-
16,25, 1-30 Por eso es muy dIfíCil dlstmgUlr la redaCCión de Mt de una
versión premateana Cabe atnbUlr, sm embargo, a la redaCCión mateana,
con una cierta probabilIdad, los sigUIentes extremos
1 La mtroducClOn narrativa del v 1, que presupone el contexto l8 ,
2 la estructura smtáctIca del tItulo en el v 2 19 ,
3 buena parte de las formulaCIOnes que conectan 22, 1-14 con las pa
rabolas antenores (21, 28-46) Las opCIones concretas son difícIles, en to-
do caso, Mt podría haber adaptado tamblen el cap 21 a nuestra parábola,
4 Los v 6s, salvo el v 7aa 20 Estos versículos se pueden deslIgar del
contexto sm mconvemente, y evocan además 21, 35 41 43 El v 6 encaja
muy mal, mcluso lmgUlstIcamente, después del v 5,

14 Lc 19, 12-27 // Mt 25, 1430 tampoco es texto Q, cf mfra,635s


15 La umca posibilIdad sena el conSiderar Lc 14, 16 24 como amplIaclOn de
los dichos wbre el JUICIO a Israel Q 13,22-35 Con Q 14, 26s comenzana entonce~
una nueva secclon Q que Incluye palabras dmgldas a los dlsclpulos
16 Sobre el v l,cf mfra, n 18, sobre el v 2,cf mfra, n 19,sobrelosv 6s,
cf mfra, n 20 sobre los v 11 13, ct mfra, n 21, sobre combInaCIOnes transver-
sales con 21, 28 46, cf supra, 264s Son mateanos con mayor o menor clandad, se
gun vol 1, 57ss, en el v 3 'frEf.úJ, en el v 4 JtClf.LV con remlSlOn Inmediata, f.qúJv,
[bou, bEUTE, en el v 5 ¡.tEV - bE, ¡bLOC;, en el v 8 TOTE, f.EYEL presente hlstonco, ¡.tEV
bE, Cl~LOC; (lO, 11 13 37s con ImplIcaclOn escatologlca), en el v 9 ouv, en el v 10
E~Ef.'frúJV, EXELVOC;, OUVClYúJ, Jtac;, E1JQLOXúJ, aVClXEL¡.tClL, sobre JtovT]QouC; TE XClL ayCl
'frouc;, cf 5,45, sobre JtL¡.tJtf.T]¡.tL, cf 27,48 El hapax legomenon bLE~oboC; (v 9) e~
una palabra LXX tIplca (mas de 25 veces)
17 Son lucanos Clv'frQúJJtOC; TIC;, ClQXw'frClL + InfImtIvo, avClYx-, EQúJTClúJ, ETE-
Q0C;, JtOQEUO¡.tClL, JtClQClYLVO¡.tClL, aJtClYYEnúJ, Jtf.ClTELCl, Qu¡.tT], T]YClYOV, EJtlTClOOúJ,
1m, TOJtOC;, ELJtEV JtQOC;, la secuencIa JtTúJxouC;/avClJtT]QouC;huqJf.ouC;/XúJf.OUC; se co-
rresponde con 14, 13 Los lucamsmos se acumulan en los v 2lb y 22
18 Cf 21,3345 Sobre aJtoxQL'frELC; ELJtEV, JtClf.LV (con remlSl0n InmedIata) y
f.EYúJV, cf vol 1, 57ss Sobre EV JtClQCl~Of.ClLC;, cf 13, 10 13 34s (sIempre frente a Is
rael) Tllborg, Leaders, 52s, conSIdera el v 1 como premateano, al Igual que la reu
mon de las tres parabolas 21, 28-22, 14
19 Cf espeCIalmente 7,2426,13,52,18,23,20,1,25 1 Son mateanos, se-
gun vol 1, 57ss, Ó¡.tOLOúJ, ~Cl(JJf.ELCl T<1JV OUQClV<1JV, Clv'frQúJJtOC; (+ atnbuto en Intro-
dUCCIOnes a parabolas 13,244552, 18,23,20, 1,25, 14), QOTlC;
20 En 10 puramente IIngUlstICO, el dIagnostIco no es muy claro Son redac
clOnales, segun vol 1, 57ss, solo bE, JtE¡.tJtúJ, aJtOnU¡.tL, ExeLvoc;, JtOf.LC; MEV va
5 JtovT]Q01Jt:; te xm &ya'fro1Jt:; en el v 10 Esta expreSIón Viene a pre-
parar los V 11-13
En tal supuesto, estamos ante una parábola premateana muy bIen tra-
bada que trata de un rey que preparó el banquete nupCIal de su hIJO como
corresponde a un rey, envía un gran número de esclavos para pedIr a los
mvltado~ la aSIstenCIa a la fIesta, qUlzá ya dos veces en la verSIón prema-
teana El segundo envío (v 4) lmphca una elevaCIón de tono El rey hace
anunCIar ahora a ~us mVltados, expreSIvamente, las dehcIa~ del banquete,
para el cual ha sacnflcado con generosIdad verdaderamente regla numero-
sos terneros y otros ammales Contrasta con esta generosIdad la descorte-
sía e mdlferencla de los mVltados, que sm una palabra de excusa se aphcan
a sus tareas agrícolas o a sus negoclOs (v 5) ¡No es modo de comportar-
se con un rey' Se comprende su cólera (v 7aa) contra los mVltados mdlg-
nos (v 8) ordena a ~us e~clavo, mvltar en su lugar a toda clase de gente
de la calle, hasta que se llena la fIesta nupCial A~í concluye la parábola
La verSIón premateana de la parabola del banquete nupCial es el presu-
puesto para agregar el fmal sobre elmvltado ~m traje de fIesta
b) Los v JJ-J4 no tIenen correspondencia en Lc y son muy mateanos
en ellenguaJe 21
El v 14 es un loglOn mdependlente que no encaja 111 en los v U-13,
donde sólo un mvltado es exclUldo, 111 en v 3-7, donde no aSIste nlllguno
de los lllvltados El supuesto más fácl! es que el evangehsta añadiÓ este
loglOn tradlclOnal como resultado de toda la parabola (cf 20, 16) En los
v JJ 13 hay dos cuestlOnes debatIdas 1) ¿Este añadIdo parenétlco fue su-
mado a los v 2-10 antes de Mateo o lo mcorporó el proplO Mt 22 ? El se-
gundo supuesto debe prefenrse por razones de contemdo yuxtaponer la
dImenSIón hlstónco-salvífIca y la dImenSIón parenéhca es típICO de las
parábolas mateanas 21 La dimenSIón parenétlca estaba ya ~ugenda en el
verslculo hlstónco-salvífIco 21, 43 2) ¿Pudo recurnr Mt a una parábola
completa dellllvltado sm traje nupclaj24 o sólo a temas tradlclOnales que

tamblen segUido de vanos CE en 13,4-823,25, 15 Sobre OlCE AOLJtoL, cf 27,49


<POVEU~ es hapax legomenon, pero qJ0V€uúJ es preferencial en Mt
21 Son mateanos, segun vol 1, 57ss, en el v II cLO€QXOfWL, {}WOfWL, ava-
XEL[!aL, EXcl, aV{}QúJJ[o~ + partiCIpiO, EVCU[!a, en el v 12 ACY€L (presente hlstonco),
ÉTaIQc, cLO€QXO[!aL, wbc, EVCU[!a en el v 13 totc, sobre Ex~anúJ cL~ to OXOto~ to
E~úJTcQOV, cf 8, 12,25,30, sobre !;x€I EOTaL XTA, cf 8, 12, 13,4250,24,51,25,
30
22 Defienden lo pnmero, sobre todo, Tnlling*, 265-264 y Odian"', lOs, lo se-
gundo, la mayona
23 Cf vol 11 490-493 Un argumento no valido para probar que Mt añadiO v
11 13 es el de Swaeles*, 680682, que ve detras de toda la parábola mateana la in-
fluencia de Sof 1, 7 9 LXX, pero ellexlco es muy diferente
24 ASI, por ejemplo, JeremJas, Parabolas, 80, 228, Vla*, 124s, Schwelzer*,
147 En favor de esta hlpotesls no cabe adUCir el cambiO de COUAOL a cLaxovOL (v
también mterVlenen en Ap 19, 7-9 y, parcialmente, en 2 Cor 11, 2 YMt 25,
1-13 2 \? No hay razones categóncas, a mi JUiCiO, que sugieran una parábo-
la mdependlente sobre el traje nupcial Pero es muy difícil resolver la
cuestión con segundad

3 HIstoria de la tradlclOn de los v 2-10 El examen de la hlstona de


la tradiCión se puede apoyar en la comparaCión de vanantes Aparte Lc 14,
16-24 YMt 22,2-10, hay una tercera vanante en EvTom lag 64, que pre-
senta numerosas Similitudes con Lc 14, 16-24 Habla en detalle de la& diS-
culpas de los que fueron mvitados por los esclavos en nombre del anfi-
tnon, y que alegan asuntos profanos, sobre todo economlcos 26 El EvTom
sólo menCiOna escuetamente la orden de mVltar, en su lugar, a gente de la
calle El meollo de la parabala en el EvTom reza así «El comprador y los
mercaderes no entrarán en los lugares de mi Padre» Dicho sm rodeos, las
personas mundanas no escuchan la llamada a la gnosls El EvTom lag 64
e~ una recepción gnóstica cláSica de la parábola del banquete 27 Pero esto
no slgmfica que esa ver~iOn no pueda contener rasgos antiguos, sobre to
do al estar poco mflUida por las dos verSiOnes smopticas 28 Cabe utilIzar,
pues, las tres variantes para la reconstrucCión de la hlstona de la tradiCión
La parábola orlgmal hablaba qUiza del banquete de un hombre pnva-
do (Lc, EvTom) que envía un solo esclavo para llamar a los mVltados (Lc,
EvTom) Cuando el banquete está lIsto (Lc, Mt, EvTom), lo enVIa para ha-
cer vemr a los huespedes previamente mvitados 29 Todos ellos se dlscul-

13) en el plano fIgurado tIene ,entldo dlstmgUlr los bOUJcOl de los OlUXOVOl que
atIenden a la mesa En el plano tematIco Mt pensara aqUl en los angeles del JUICIO,
no en lo, mISIoneros, cf 13,2730 Otros autore, contemplan una parabola tradl
clOnal ,obre la fIesta nupcIal que no solo mcluye los v 11 13, smo ya desde el v 2
la pecuhandad de la verslOn mateana, aSI T W Manson, The Teachmg 01 Jesus,
Cambndge (paperback) 1963, 83 86 Antenormente hubo qUIen aventuro hasta tres
parabalas la de la gran cena, la parabola sobre los enemIgos del rey y otra sobre el
mvltado sm traje de fIesta (asl Harndck, Spruche 83s, J Slckenberger, Die Zu-
sammenarbeltung verschledener Parabeln 1m Matthausevangehum [22 1 14J
ByZ 30 [1929-1930] 259, Gaechter 690)
25 ASI hoy, con Tnllmg~, 256s, la mayona de lo, mvestlgadore, Mt nunca
fundlO dos parabalas en una
26 El pnmero debe cobrar deudas, el segundo anda ocupado en la compra de
una casa, el tercero esta orgamzando a su vez una mVltaclOn, el cuarto debe cobrar
los mtere,es de arnendo en su aldea
27 Vla*, 1691a conSIdera, por el contrano, <da mas SImple y pnmltIva», pero
no encuentra eco, cf algo SImIlar Funck*, 166s (como poslblhdad)
28 La mvestIgaclOn alemana, SIgUIendo a Schrage, Verhaltnzs (vol I1), parte
generalmente de una dependencIa del EvTom de los smoptIcos Es aSI en general,
a mI JUICIO, pero esa dependencIa no es constItutIva para la forma de lag 64 Mt m
fluye sólo en la secuenCIa de lo, lag 64 67, Lc, a lo sumo, con cIertos termmos
29 Lc 14, 16, cf EvTom lag 64, lOs Parece que no era mfrecuente en la an-
tIguedad, cuando no había relOJes, aVIsar en el momento de empezar la comIda a
pan (Lc, EvTom), cosa que Ilustra la parábola con tres ejemplos tomados
del medIO rural (Lc)30 Las dIsculpas son plausIbles en concreto, pero que
todos los lllvltados se meguen es un dato llamatIvo. El esclavo lllforma de
todo a su señor (Lc, EvTom) Éste monta en cólera, como e~ natural (Lc,
Mt) Ahora hace algo sorprendente ordena a su esclavo salIr a los camI-
nos (Lc, Mt, EvTom) e lllvltar a todos los que encuentre allí (Mt, EvTom)
De ese modo se llena la casa (Lc, Mt) Mt YEvTom comclden en que el
esclavo, después de la negatIva de los mVltados, sólo es envIado una vez
a las calles Parece que conservaron en eso el relato ongmal, el segundo
envío, Lc 14,21-23, es por tanto, qUIzá, secundano, tambIén es posIble
que Lc, lo mIsmo que Mt, pensara en el envío de los mensajeros a los pa-
ganos Se tIene la ImpreSIón global de que Lc conservó muy bIen la pn-
mera parte de la parábola, mIentras la segunda está mejor conservada en
Mt El peso de la parábola recae, en las tres verSIOnes -tambIén en Lc an-
tes de la amplIaCIón con el segundo envío del esclavo, v 21-23- en la pn-
mera parte la negatIva de los pnmeros lllvItados
¿Pertenecía elloglOnfmal Le 14, 24 a la parábola onglnal? Se puede
mterpretar como un dIcho conclUSIVO del narrador, Jesús, que se dmge
aquí a sus oyentes (AfYW V¡.tLV) Tales palabras mterpretatlvas aparecen
ocasIOnalmente en antIguas parábolas de Jesús (ef Mt 18, 13, Lc 11,8,
16,9, 18, 8a 14) En favor del carácter ongmal cabe señalar que sólo es-
te comentano del narrador Jesús da un sentIdo unívoco a la parábola, y
que el evangelIo de Tomás pone flll a la parábola con un comentano ten-
denClalmente sImIlar3l Esa conclUSIón es eXIgIble narratIvamente, a mI
JUICIO, en la parábola La negatIva de los pnmeros mVltados, descnta y ra-
zonada en detalle, está pIdIendo una respuesta del protagollIsta Se ha ob-

las personas que desde mucho antes hablan Sido mVltadas y prometIeron aSIstIr, cf
Est 5, 8, 6, 14, Filón, Op mund 78, Schab 153a, Mldr Qoh 9, 8 (42a):= BI]] l878,
Apuleyo, Met 3, 12, Terenclo, Hautont l69s, el documento Mldr KL 4,2 (74a) :=
Bill l, 880s no hace al ca~o
30 Lc 14, 18-20 podría repre~entar báSicamente la verSlOn ongmal, Mt 22, 5
contiene una escueta remmlscencla de las disculpas ongmales, EvTom amplia las
tres disculpas con una cuarta En cuanto al contellldo, son ongmales ]a compra de
un campo (Lc 14, ]8, cf Mt 22, 5 d~ 'wv lOLOV ay(.JOv) y el ca~amlento (Lc ]4,20,
cf EvTom log 64, 23s) La compra de cmco yuntas de bueyes (Lc 14, ] 9) no tie-
ne un paralelo directo III en MI, que usa aqUl la palabra generCla Efl1WQLa, III en
EvTom, cuyos ejemplos están formulados mas bIen desde una perspectiva urbana
No hay, pues, nmguna razón hlstónco-tradlclOna1 para conSiderar secundana ]a ex-
cusa por el casamiento Lmnemann*, 252s, que propone esto, mcurre aquí en una
petltlO pnnclpll Como, según la autora, los mVltados no pueden negarse del todo y
qUieren velllr más tarde, a] anochecer, con ]0 que pierden el kmros, la tercera diS-
culpa (Lc ] 4, 2]) tiene que ser secundana, porque no se refiere a un trabajO que
pueda fmalizar antes de anochecer
3] En Mt, los v 11-13 habrían sustitUido entonces alloglOn fmal ongmano
Pero, despues del v 7, la antigua conclUSIón (Lc 14,24) no sería pertmente
Jetado contra esto que el comentano narrativo sólo cobra sentIdo en el pla-
no metafónco, y que, en la narraCIón, a mnguno de los mVItados le preo-
cupo el no poder partIcIpar en un banquete que deseaban eludIr «Sólo con
relacIón al banquete del tiempo de la salvacIón es el v 24 realmente una
amenaza»32 Pero este reparo no es de gran peso, porque los oyentes eran
conocedores desde el pnncIpIo, presumIblemente, de la referencIa meta-
fonca del banquete La observacIón fmal de Jesús qmere mculcar a los
oyentes que esta parábola trata de la pérdIda de DIOS y del banquete en su
remo

4 Ongen La parabola se remonta hasta Jesus, sobre este punto hay


bastante unammIdad 33 Esta en comonanCIa tanto con las comIdas en que
partIcIpaba Jesús, y que conocemos por los textos transmItidos, como
tambIén con la Idea del banquete en el remo de DlOS, prometldo por Jesús
(8, lls, Mc 14,25)

Explicación

La parábola del banquete parece que tenía como tema el reino


de DIOS, así lo indIcan las mtroduccIOnes secundarIas de los dos
evangelIos (Mt 22,2, Lc 14, 15) Los oyentes de Jesús entendIeron
probablemente el símIl del banquete como una metáfora conven-
CIOnal en la tradICIón Judía, el símIl del banquete va lIgado estre-
chamente al nuevo eón del futur0 34 Con la eleccIón del tema, por
tanto, las aSOCIaCIOnes se orIentan ya en la mente de los lectores
hacIa el remo de DIOS que Jesús les predICÓ y cuya proxImIdad hI-
zo sentIr en sus ágapes con los dIscípulos y con el pueblo Son dI-
fícIles de mterpretar 1) el fmal del relato, donde se cuenta que se
llenó la sala, y 2) el cambIO de mVItados que narra el relato

1 Elfmal del relato, «se llenó la casa» (Lc 14,23), puede llevar a dos
reaCCIOnes dIstmtas en los oyentes
a) SI el peso recae en el segundo envío del esclavo, la hIstona qUIere
narrar como la fIesta tIene un buen fmal a pesar de la negativa de los pn-

32 JeremIas, Parabolas, 217


33 Haenchen"', 151-155 es caSI el umco que se muestra esceptIco, le molesta
que en la fICCIOn narratIva (mterpretada por el alegoncamente) el amor de DIOS a
los mendigos sea una mera consecuencIa de que <dos pIadosos confIados en el me-
nto, no sepan que hacer con ese sermon de la graCIa» (¡bid, 154)
34 Cf vol n, 34, n 12
meros mVItados, gracIas a la sorprendente decIsIón del señor de invitar a
la gente de la calle 35 La parábola está defmIda entonces por el toDO fun-
damental de la alegría
b) Pero SI el peso de la narraCIón recae en la negatIva de los pnmeros
mvItados, su tono fundamental será sombrío «La casa se llena» sIgmfIca
entonces que los pnmeros mVltados han perdIdo su oportumdad defmItI-
vamente La parábola no habla entonces de la fIesta hecha realIdad, smo
del kmros perdIdo En favor de esta segunda mterpretaClón está que, a te-
nor de nuestras consIderacIOnes desde la hlstona de la tradIcIón, el peso
de la narraCIón ongmal recae efectIvamente en la negatIva de los pnme-
ros mVItados

2 1, Qué sentido tiene el cambIO de invitados? Se enfrentan aquí tres


propuestas mterpretatlvas dIferentes
a) Lo más morboso es ver en los pnmeros mVItados al establcshment
relIgIOso y, por tanto, la repulsa que encontró Jesús en la mayor parte de
los fanseos, letrados y sumos sacerdotes, y la acogIda general entre el
«pueblo campesmo» 16 Nuestra parábola cuadraría entonces, en el conte-
mdo, al dIcho de Jesus de Mc 2, 17 Jesús no llama a los Justos, smo a los
pecadores Cuadraría bIen a la conducta de Jesús, el «comIlón y borra-
cho» (Q 7, 34) que «come con pecadores y recaudadores» (Mc 2, 16) Je-
sús defendería entonces con la parábola su propIa conducta, apelando a la
conducta análoga de DIOS 37 Contra esta mterpretacIOn cabe señalar, sobre
todo, los motIvos de dIsculpa que alegan los pnmeros mVItados dIchos
motIvos no tienen nmgún caracter relIgIOSO, nada hace pensar en fanseos
o en letrados
b) 1,0 habrá que ver en los pnmeros mVItados a Israel y en las perso-
nas de la calle a los paganos? Jesús no habla, entonces, de su propIO envío,
smo del remo de DIOS vemdero, donde personas de orIente y OCCIdente se
sentarán a la mesa con Abrahán, mIentras los hIJOS del remo quedan fue-
ra (Mt 8, 11 s) La parabola sena una verSIOn narratIva de ese dICho sobre
el JUlCI0 38 Este loglOn de Jesús, que habla Igualmente del banquete en el
remo de DIOS, es un argumento sóhdo en favor de la tesIS Que la gente de

35 Kahler*, 117 titula «La fle~ta lograda, a pesar de todo»


36 Por ejemplo, Klostermann, 174, Jeremlas, Parabolas, 219 (Jesus defien-
de ~u dedlcaclOn a los desprecIados, porque los teologos y los pIadosos han hecho
Oldos sordos a la llamada de DIO~), Welser*, 64, Schulz, Q, 400 (contra la última
generaclOn de Israel, representada por lajaburoth fansea), Dupont*, 690, Schwel-
zer,273 Segun Hahn*, 69s, la parabola de Jesus mterpreta sus propIOs agapes con
los recaudadores y pecadores
37 Dupont*, 703
38 ASI Luhrmann, RedaktlOn, 87s, Vogtle*, 194s, Relser*, 229 231
la calle, mvItada al fmal, sea traída «de fuera»39, apoya aSImIsmo esta m-
terpretacIón Pero hablan, de nuevo, en contra de ella las razones de dIS-
culpa alegadas por los pnmeros mVItados, razones que no hacen pensar
para nada en Israel
c) ¿Hay que ver en los pnmeros mVItados a los ncos, y en la~ perso-
nas de la calle a los pobres?40 Se dan, en efecto, muchos mdIcIOs a favor
Un campo no puede comprarlo cualqUIera, m cmco yuntas de bueyes, ne-
cesana, para labrar una superfIcIe muy grande41 A la mversa, las personas
que están en la calle y junto a los cercados son los pobres andan vagando,
acaso están en paro, qUIzá tIenen que mendIgar, no se encuentran desde
luego en casas m son de los lllvItados a banquete, de grande, personaje,42
Tales son las aSOCIaCIOnes que más ,ugIere el relato, a mI JUICIO Lucas, el
úmco que habla expresamente de pobres, llSlados, CIegos y cOJos, paralí-
tICOS, desarrolló a,I una dImensIOn relevante del sentIdo ongmal Nuestra
parábola Ilu~tra entonces Lc 6, 20, la bIenaventuranza de los pobres, o
mas bIen Lc 6, 24, el «ay» contra los ncos que han perdIdo su consuelo
Lo más dIfícIl para esta mterpretacIón es Lc 14, 20 no parece plaUSIble
que el «casarse» tenga que ser algo especIalmente característIco de un n-
ca Hay aquí una lllcongruenCIa La parábola qUIere ser, en todo caso, mas
que una mera advertencIa a los ncos Hay tambIén otras pOSIbIlIdades de
perder el kalros del remo de DIOS, además del ajetreo y los negocIOS Las
dos sentencIas que comparan la vemda del HIJo del hombre con los días
de Noé y de Lot, las sugIeren «Comían, bebían, se casaban ellos y ellas
compraban, vendían »(Q 17,2728) La parábola contenía ya, qUIzá, en
la pnmera verSIón que conocemos la pOSIbIlIdad de dIversos enfoques

La pnmera conSIderacIón mostraba que nuestra parábola es, an-


te todo, una advertenCIa a los oyentes para no perderse la gran oca-
SIón, para que la fIesta del remo de DIOS no se celebre sm ellos. La
puerta de acceso al remo de DIOS no está aún cerrada, en todo caso

39 Cf Mt 22, 9 I)LE~OI)OL tUiv óIlUiv, v 10 E~EA{iOVTE<;, Lc 14, 23 E~EA{iE d<;


TU<; ól)ou<; XaL qJQuy[!ou<;, EvTom log 64, 32 «Sal fuera»
40 ASI ya Holtzmann, 382 (<<la burguesla Judla cede su pue~to al proletana-
do»), hoy, pnnclpalmente Schottroff*, 200s A dIferenCIa de esta (203s), yo en
tIendo que los InVItados tardIamente desempeñan sobre todo un «papel de relleno»,
y que esta parabola es mas una advertenCIa que una promesa Pero ambas cosas no
se pueden separar entre SI
41 Segun Dalman. Arbezt JI, 47s, con 5 yuntas de bueye~ se puede labrar co-
mo promedIO ca 45 hectareas de tIerra El que compra CInCO yuntas de bueyes con
ese objeto el> un gran propletano
42 Los pobres son parte de la Imagen de la calle en las CIUdades antIguas, cf
Schottroff*, 201, para Roma, L Fnedlander, Darstellung der Slttengeschlchte
Roms r, Aalen 1964 (= 1922), 160
al ser narrada la parábola desde la perspectiva del anfitrión, tam-
bién los oyentes son invitados a dar la prioridad a esa perspectiva:
¡la invitación no caduca! En este sentido, la parábo1<l cuenta con
una opción abierta y con «dos vertientes en el oyente mismo»4'.
Pero la advertencia está en primer plano: En el relato, la casa se
llena: el reino de Dios tiene su kairos; no se puede aplazar su aco-
gida. En este sentido, la parábola tiene un claro «aspecto judicial
para los renuentes». La segunda consideración ha mostrado que no
se trata, abstractamente, de que los oyentes, posiblemente, «no se
percaten del tiempo»44, sino de cosas muy concretaS. En primer
plano está la advertencia de que la riqueza se retrae aMe la invita-
ción al reino de Dios. Pero también otras ocupaciones mundanas,
como el casarse, pueden inducir a la pérdida del reino de Dios.

Mateo

1 Jesús se dirige de nuevo a sus adversarios «en parábolas». Que


sólo reste una parábola no preocupa a Mateo, como tampoco le
preocupó en 13, 10.13. Lo importante para él es el núcleo del len-
guaje parabólico de Jesús: los extraños -entre ellos, sobre todo, los
sumos sacerdotes y fariseos (21, 45)- no las entienden o no extraen
las debidas consecuencias45 . Las parábolas avivan más bien su hos-
tilidad hacia Jesús (21, 45s; 22, 15). Pero la comunidad aprende a
entender, mediante las parábolas, la verdad sobre los adversarios
judíos de Jesús y sobre sí misma.
~ El v. 2 constituye el título de la parábola del reino de los cielos
que sigue a continuación. Trata de un rey al que los lectores judeo-
cristianos de Mateo, por sus raíces judías y por el texto 18, 23,
identificarán inmediatamente con Dios. «Su hijo» es Jesús, según
21, 37s. Para comprender su fiesta nupcial, los lectores no pueden

43 Así Weder, Glelchmsse (vol II1), 187-189, cita 189, algo slmtlar Har-
lllsch*, 216-219 Éste no mterpreta la parábola, en todo caso, en el honzonte del
remo de DIOS, smo del tiempo «<Al 'perderse en sus ocupacIOnes', el hombre de la
cotldlallldad 'pierde' en ella 'su tiempo'» [lbld , 251]) porque olVida el slglllf¡ca-
do de la metáfora «convenclOnahzada» del «banquete». Interpreta así la parábola
en la perspectiva de Heidegger (cuya mfluencla se adVierte en esta Cita), y no en la
de Je~ús.
44 Contra Weder, Glelchmsse (vol IlI), 190, n 106; 188.
45 Cf. vol. n, 485s
recurrir a ninguna tradición judía. La esperanza escatológica judía
conoce el futuro banquete del nuevo eón, pero no es un festín nup-
cIal. La idea de Israel como nOVIa de DIOS rara vez tiene acento es-
catológico en la mentalIdad Judía, y apenas se relaciona nunca con
el mesías. Pero los lectores conocen a Jesús comO novio (9, 15) y,
presumiblemente, conocen tambIén las esperanzas cristianas sobre
Jesús, que vendrá como novio celestial (25, 1-13; 2 Cor 11, 2; Ap
19,7-9; 21, 2.9). Como en 9, 15, ellos no se Identifican con la no-
VIa, sino con los invItados a la boda46 • Ya el título de la parábola
aparece, pues, impregnado de tradICIOnes cristianas; aviva en los
lectores su propia esperanza en Cristo.
El rey envía a sus esclavos para llamar a la fIesta, como se ha-
ce con las personas importantes 47 , a unos huéspedes prevIamente
mVItados. Pero éstos se niegan a acudir, lo que no deja de ser una
desvergüenza en personas que ya han prometido en pnncipio la
aSIstencia48 ; pero cuando el anfitnón es un rey y los invitados súb-
dItOS suyos, es a la vez un escarni0 49 . El monarca reaCCIOna de mo-
do realmente enternecedor: envía de nuevo sus esclavos, y a través
de ellos descnbe con viveza a los mvitados, para atraerlos, las de-
lICIas del prÓXImo banquete5o • La respuesta de los mvitados a esta
solicitud del rey la da a conocer el narrador confirmando su ante-
flor «ellos no quisieron»: dejan plantados a los esclavos y se van

46 Algo pareCIdo en Mt 25, 1-13 TambIén en Ap 19, 9 los fIeles son los m-
vItados mdlvldualmente a la boda, y la IgleSIa en su conjunto, la novIa
47 Las mvItaclOnes a comIdas se hacen normalmente en forma oral (C H
Klm, The Papyrus InvltatlOn JBL 94 [1975] 391) Los grandes señores contaban
con esclavos especIalIzados para las mVltaclOnes (znvltatores, mOl1ltores, vocato-
rel), cf Marquardt, Pnvatleben 1, 150
48 PlImo, Ep 1, 15 echa en cara amargamente a un amIgo la no aSIstencIa
después de aceptar la lllvltaclón, cuando la comIda estaba ya preparada Le detalla
el menú (¡ vegetarIano ') y eXIge que el lllvItado descortés le pague los gastos
49 JulIcher, Glelchl1lsreden n, 422 «O bIen el reyes un lllsensato al mVltar
a esa clase de súbdItos, o los clUdadano~ de aquella CIUdad son los que provocan
tan descaradamente al rey»
50 ' AQWTOV es en grIego prImItIvo el desayuno, desde la era c1aslca, el al-
muerzo La palabra estaba muy dIfundIda como préstamo en el hebreo de la épo-
ca TambIén en los documentos rabímcos, el medIOdía es la hora dell'~O"~ (cf
Ber 7b = Sokoloff [vol III] s v , GnR 11,5 = Schlatter, 634) (,Por qué dIce Mt
UQLOtov y no liELJrVOV o yaflOL? Zahn, 628 cree que los Judíos eran llamados tem-
prano a la mesa, y los pagano~ más tarde, el rey necesIta, ademas, tIempo para con-
qUIstar la CIUdad (¡por la tarde') QUlza la explIcaCIón sea muy SImple cIertas ho-
ras del dla se pre~tan mejor a las excusas de los renuente~, al atardecer, y por la no-
che, no se va m al campo m a los negocIOs
sin pedir disculpa. El trabajo en el campo o los negocios son más
importantes para ellos que la invitación del rey. ¿En qué pensarán
los lectores? La parábola anterior podría sugerirles, obviamente, la
idea de los profetas bíblicos; en el segundo envío evocaron quizá a
los apóstoles y misioneros cristianos S1 • Así lo indican las fórmulas
similares de 21,34.36. Pero me parece más probable que sólo evo-
caran, en ambos envíos, a los apóstoles y misioneros en Israel, que
pusieron todo su empeño en que Israel escuchase la llamada de
Cristo s2 : Se trata en definitiva de la invitación al banquete nupcial
de Cristo. Como la parábola anterior describía el decurso cronoló-
gico que llevó hasta el asesinato, los lectores esperan ahora la con-
tinuación. El hecho de ser las formulaciones idénticas a las de del
envío de los profetas en 21, 34.36, no es argumento en contra: los
lectores conocen la tradición deuteronomística sobre el asesinato
de los profetas, y saben que Israel maltrató y asesinó, igual en épo-
ca vétero o neotestamentaria, a sus profetas y enviados (cf. 23,
34s). Es lo que pretenden recordar las fórmulas equivalentes de las
dos parábolas. ¿Quiénes son los invitados? Al ser los sumos sacer-
dotes y fariseos los destinatarios de las parábolas, pensarán ante to-
do en ellos. Pero esto no vale para los sumos sacerdotes y fariseos
exclusivamente: los lectores saben que los mensajeros de Jesús
fueron enviados a todo Israel (cf. 1O,5s.23).
La transición al v. 6 parece abrupta: después de o~ [lÉv - o~ OÉ,
no se espera un aL bE AOLJtoL ni, desde luego, una acción criminal
de la mayoría de los invitados, que a juzgar por el v. 5 es tan hete-
rogénea. La transición del v. 5 al v. 6 no les pareció quizá a aque-
llos lectores tan incoherente como a los lectores modernos, que

51 Lo más frecuente ha Sido aplicar el pnmer envío (v. 3) a los profetas del
antiguo testamento, y el ~egundo (v. 4-6) a los apóstoles (así, desde Ireneo, Haer.
IV, 36, 5, la mayoría de los comentanstas de la IgleSia antigua, Edad Media y Mo-
derna, por ejemplo, Julicher, Glelchmsreden II, 421; Lagrange 421s; Jeremlas, Pa-
rábolas, 85, Klo~termann, 174, Steck, I~rael, 301) La interpretación medieval de
OCCidente aplica los envíos oca~lOnalmente, sigUiendo la estela de Jerómmo, 200,
a MOisés y a los profetas antenores o pastenores.
52 Así Hilano, 22, 3 = se 258, 146 (los apóstoles y sus sucesores), EutlmlO
Zlgabeno, 569 (Pedro; Pablo y sus compañeros), Jamemo, 201 (Juan y Jesús; los
apóstoles después de pascua); Wellhausen, 110, Walker, Hezlsgeschlchte, 67, 91s;
Klauck, Allegone (vol. II), 312; Marguerat, Jugement, 336; Vogtle 204-206; Fa-
Á
,

bns (vol. II), 449 No es necesano aquí aplicar alegóncamente el doble envío; por
ejemplo, al envío prepascual de los discípulos por Jesús y a la mISIón pospascual
a Israel, como propone Hahn*, 79.,
han aprendIdo en Jubcher a dIstmgUlr entre alegoría y parábola
Los lectores que están famIhanzados con la tradICIón parabóhca JU-
día saben que la hlperbolaclón es un recurso cornente en las pará-
bolas Judías)" puede, pero no tIene que comcldlr necesanamente
con las hIpérboles alegóncas Tales lectores conocen por las tradI-
CIOnes bíbhcas y Judías el maltrato y hasta el extermmIO de men-
saJeros54 , eso era ya un tÓpICO en dIChas tradlcIOnes 55 Saben que se
habla aquí de sus propIOs m1S1oneros, que fueron persegUIdos en
Israel 10 mIsmo (lO, 16-23) que los profetas bíbhcos antes de ellos
(5, 12,21, 35s) La parábola mateana les habría pareCIdo más con-
gruente y atmada que a nosotros, que percIbImos el v 6 como una
mterpolaclón alegónca mqUIetante
El v 7, por el contrano, es llamatIvo para los propIOS lectores
que están famlhanzados con las parábolas Judías Parece esfumar-
se la Idea del banquete preparado y de los terneros y corderos sa-
cnfIcados El rey emprende una expedIcIón mIlItar que no puede
fmahzar en una tarde El texto generahza aún más que el v 6 pre-
senta ahora a los malos mvItados como «asesmos», y su castIgo
consIste en la destruccIón de toda su CIUdad, como SI la poblacIón
urbana estuvIera compuesta de asesmos TambIén es muy forzada
la tranSICIón al v 8 aparte de que los terneros asados no están ya
«hstos» tras esa expedIcIón mIlItar de castIgo, uno se pregunta
dónde se celebrará ahora la fIesta nupCIal del hIJO del rey GEn las
rumas humeantes? El sorprendente v 7 sólo es comprensIble, a mI
JUICIO, como texto msplrado en la destruCCIón de Jerusalén el año
70 No es pOSIble explIcarlo úmcamente como un tÓpICO tradICIO-
naP6 Además, los lectores asocIarán el v 7 con la «amqUIlaclón»

51 Cf en parabolas JudIas sobre banquetes GnR 9 9s = Thoma Lauer


Glelchmsse II (vol I1I), 121 (los conVIdados que no halagan al rey en el banquete
son decapItados), PesK 3B = Thoma-Lauer Glelchmsse l (vol II), 123 (los enemi-
gos InVItados por el rey sufren toda clase de vejamenes en el palacIO y son ahorca
dos) Ejemplos de ampliaCIOnes traducibles alegoncamente ofrecen las dos para-
bolas rabImcas Schab 153a y Mldr Qoh 9,8 (42a) = B¡]l l, 878s (los InVItados del
rey que no se prepararon tienen que mirar a los otros durante la comida, entre gran
des sufnmIentos) Cf mfra n 74
54 Cf 2 Sam 10, 4s, 2 Cron 30, I lOs, Jdt 1 11 s Josefo, Ant 9, 264s
55 Cf Steck, Israel, passlm, espec 77-80
56 Es CIerto que los reyes y los eJercItos suelen conquistar e Incendiar en oca-
SIOnes CIUdades enemIgas, por lo que no es de extrañar que hablen de ello textos no
bíblicos y bíblicos (cf los documentos, mas o menos congruentes, en Rengstorf*,
110 125), I pero los documentos sueltos no constituyen aun un topos tradICIOnal' La
de 21, 41' lo que los adversanos judíos de Jesús anuncIaron, SIn sa-
berlo, en la parábola de los vlñadores perversos -xuxo'U¡; XUXW¡;
aJtoAEOEL UllTO'Ú¡;- aparece aquí descnto El texto Interpreta la des-
truCCIón de Jerusalén como castlgo del repudIO, vejación y aseSI-
nato de los plOfetas y mensajeros de Jesús Esto se corresponde
con el modelo conceptual de la tradicIón deuteronomístlca de ase-
smato de los profetas, y hay textos judíos que enfatlzan y formulan
en térmmos parecidos la destruccIón de Jerusalén 57 La dIferencIa
respecto a los testlmOnIOS judíos está solo en el contexto después
de destrmr la cmdad de aquellos aseSInOS, el rey busca nuevos m-
vItados para la boda de su hijo La hIstona de la relaCIón de DIOS
con Israel parece haber tocado a su fm

Dada la vlrulenCla del texto, hay que precIsar CUIdadosamente lo que


Mt dIce y lo que no dIce O H Steck escnbe «Mt entIende la destruccIón
de Jerusalén como condena defInItIva, después son mVltadas gentes
que no forman parte de los XEXAY)flEVOl el esquema del cuadro hlstónco
deuteronomístlco es relevado por el esquema de la mlslon a las naclO-
nes»58 Esta tesIs no es errónea, pero hay que preClsarla 1) Aquí se ve con
más clandad que en 21, 43 que Mt pIensa en termmos colectIVOs no es
que haya SImplemente algunas malas personas en Israel, como los fanseos
y los sumos sacerdotes Ellos representan a un colectIVO la CIUdad de los
asesmos Esto armOnIza con la vIsIón de 23,34-36, donde se pedIrá cuen-
tas a «esta generacIón», y de 23, 37-39, donde Jerusalén es mterpelada en
representaclOn de Israel Que hubo gentes en Israel que no maltrataron nI
asesmaron a los mensajeros de Jesús, no lo negaría en modo alguno el JU-
deocnstIano Mt, que formaba parte de ellos con su comunIdad, como tam-
poco negaría que pudIera haberlas en el futuro La hlstona de la entrega
amorosa de DIOS toco a su fm para Israel en su conjunto, según Mt59 2) La

conexlOn entre envIO de mensajeros y destrucclOn de la CIUdad o del templo se da


tan solo en algunos textos procedentes de la tradlclOn sobre el asesmato de profe-
tas (2 Cron 36, 15 19 mas matenal en Steck, Israel, 220, n 6), textos que se ms-
piran en la de~trucclOn de Jerusalen producida el año 587
57 Schab 119s <<Jerusa1en fue destrUIda porque alh eran menospreuados los
letrados, como dice la Escntura 'y ellos ~e burlaban de los mensajeros del Señor '
(2 Crón 36,16)>>, QohR 3,16 §1 (= Freedman-Slmon VIlI, 101 la destrucclOn de
Jeru~alen es el castigo por el asesmato de Zacanas), ExR 31, 16 (sobre Ex 22, 27 =
Freedman-Slmon I1I, 398 los CIUdadanos de Jerusalen fueron extenmnados por ha-
ber despreciado a los profetas, con cita de 2 Cron 36, 16) Mas matenal en Steck,
Israel, 89, n I
58 Steck, Israel, 302
59 Cf Walker, Hezlsgeschlchte, 96
condena defmitIva no hay que entenderla en el sentIdo de un JUICIO fmal
antIcIpado, que segun Mt 25, 31-46 acontece para cada persona mdIvIdual,
smo como un JUICIO mtrahIstonco Concluyó una larga epoca de dedIca
Clan dIvma a Israel, que se había mamfestado en el envIO de los profetas
y culmmó en el envIO del HIJO y sus mensajeros Esa epoca hIstonca ha
tocado a su fin defmItIvamente despues del año 70 y es relevada por la era
de la mISIón pagana

Ahora60 envía el rey sus esclavos -huelga decIr que son, en par-
te, otros, a tenor del v 6- a otras personas que hasta ahora no for-
maban parte de los mVItados La palabra de los LXX 6u,1;0601:; SIg-
mfIca un punto fmal o un punto de partIda, como el confín de un
terntono, por eJempl06J Es errónea, en consecuenCIa, la verSIón
tradIcIOnal de 6u:1;06m 't(DV ó6wv por «cruces de cammos»62, se
trata de los puntos extremos donde cesan o comIenzan las calza-
das 63 Los esclavos, pue'>, deben «salIr» de la CIUdad y alcanzar las
fronteras del rem0 64 Deben mVItar a todos los que se encuentren
allí A dIferenCIa de Lc 14,21, Mt no dIce que se trate de mendIgos
y lISIados Pero qUIzá dIga «todos» en otro aspecto hay que mVItar
a «malos» y «buenos» Esta observacIón sorprende en el marco de
la parábola, los lectores no saben a qué atenerse y aguardan la con-
tmuacIón, que aclare lo que el autor mtenta deCIr con ella Mt no
resuelve la tensIón al pnnCIplO, pero msmúa que esta segunda m-
vItacIón, a dIferenCIa de la pnmera, ha temdo éXIto la fIesta, la bo-
da está llena de mVItados

60 Mt dice "tO"tE (v 8a) y entiende aSilos v 6-8 como una secuencia temporal
Por eso no se puede mterpretar el v 7, con Ogawa HlstOlre, 194s, como antlClpa-
ClOn de un suceso postenor que mterrumpe la ~ecuencJa temporal (cf 27,3 10)
61 Li.lEsooo~ puede slgmflcar en gnego «paso», ademas de «salida» HeslqulO
s v lo entiende en el sentido de «punto de partida» Ó{}EV EXJtoQEUov"tm La pala
bra se repite a menudo con este sIgmflcado en los LXX, unas 27 veces de ellas 18
en listas geograflcas «<punto extremo») y 6 en relaclOn con iJOúJQ «<fuente») Al
fondo esta caSI siempre el hebreo n1~~'n = salida, punto de partida, ongen, fmal
AqUl no es valido, por tanto el slgmflcado de «paso»
62 Se remonta ya a la mterpretaclOn de la IgleSIa antIgua y aparece, por eJem
plo en Juvenco (vol IlI) 3,758, Erasmo (Paraphrasls), 116
63 Muchos expositores concretan esto, ~lgUlendo a W Mlchaelis, óOo~ xü ,
ThWNT V, 112, l3s, como los puntos «en que la, calles de la CIUdad cesan y pa-
san a ser calzadas», es deCir, concretamente las puerta, de la CIUdad No esta muy
claro, sm embargo, por que ÓOOl han de ,er tan solo la, calles urbanas El rey plen
sa mas bien, a mI JUICIO, en los limItes de su terrltono
64 ACIertan LapIde, 410 «<nullus Slt flms vlarum, quem non penneetls»),
Jansemo 203 «<usque m fme, orbls terrae»)
(,En qUIén pIensan los lectores? Las señales del texto apuntan a
que estos nuevos InvItados tIenen otra procedencIa que los anteno-
res Ya 21, 43 había sugendo este dato cuando hablaba de otro I!'fr-
vos; que produzca los frutos del reInO de DIOS Los lectores han SI-
do preparados una y otra vez por su lectura antenor del evangelIo
para la mISIón pagana del futuro, y pensarán obVIamente en ella
Esa mISIón comenzó para ellos después de la destruccIón de la CIU-
dad y el templo, presumIblemente, por tanto, después del despla-
zamIento de la comumdad a Sma65 Algo parecIdo evocan las Pseu-
do Clementinas judeocnstIanas (Pseudo-Clemente, Rec 1,64)66
1-13 Pero la hIstona no ha alcanzado aquí su «happy end» (,Por qué
se dIce en el V 10 que los esclavos InvItaron a «buenos y malos»?
Los lectores esperan algo más Lo que VIene ahora habría SIdo nue-
vo y sorprendente para ellos, sobre todo SI el evangelIsta es res-
ponsable del añadIdo de los V 11-13 al relato del banquete nupcIal,
SIn duda bIen conocIdo de los lectores Se tIene una ImpresIón sor-
prendente, en este fInal recae el peso de la parábola El propIO rey
se presenta a los convIdados Como hace todo anfItnón dIStIngUI-
do, aparece cuando todos los InvItados están presentes 67 Pero no
VIene para partIcIpar en el banquete, SInO para «InSpeCcIOnar» a los
InvItados que están a la mesa Ya esto es extraño Ve a un InvItado
SIn traje de fIesta Esto es más extraño aún Fueron InvItados en ca-
mInOS rurales al banquete ya lIsto, aunque no sean mendIgos, no
cabe esperar de ellos que vengan en traje especIal Además, en las
bodas antIguas no era oblIgatono presentarse con traje especIal,
bastaba un vestIdo normal, lImpIO y festIv0 68 El sorprendente ves-
tIdo de boda mueve, pues, a los lectores a hacer una InterpretacIón
metafónca El rey, entre amIstoso y despectIvo, da al InvItado el
tratamIento de b:ULQOS;69, pero se muestra en realIdad duro e Infle-

65 Cf vol 1, 92
66 Cf vol 1,94, n 154
67 Cf la extravagante descnpclOn de Petromo, Cena TmnalchlOms, 23 2-33,
1 (ed por K Muller W Ehlers, Munchen 1978)
68 Anstofanes Av 1693 JosAs 20, 6, YAp 19 8 (cf Is 61 10) hablan del
vestido de novIO o de novia Los paralelos en B¡]I 1, 878 882 hablan solo de vesti-
dos limpIOS Jeremlas Parabalas, 228 Interpreta EVI\Uf-lU YUrtou correctamente, a
la luz de los usos de la epoca, «no» como «un traje especia!», SinO como «un ves-
tido limpIO» Pero no explica por que el narrador llama «traje nupcla!», sorpren-
dentemente, a ese «vestido limpiO»
69 Cf supra 202 con n 76
xIble hay eVIdentemente en este banquete de bodas especIal unas
condlClOnes extraordmanas de entrada (cf 25, 10-12) que el mVI-
tado no cumple Por eso tampoco se defIende -aunque tenía bue-
nas razones a su favor-, smo que «no despega los lablOs» El rey
hace llamar a los camareros 70 y les da orden de atar de pIes y ma-
nos a este mVItado, como un cnmmal, y arrojarlo «afuera» Lo que
slgmfIca «afuera», lo aclara el narrador con expreslOnes formales
que gusta de aphcar tambIén en otros textos «tImeblas» (cf Mt 8,
12,25,30), «llanto y rechmar de dIentes» (cf Mt 8, 12, 13,4250,
24, 51, 25, 30) Los lectores saben ya aquí, sm lugar a dudas, lo
que sIempre sospecharon que la parábola está constrUlda desde la
«cosa» mIsma que qUlere descnbIr, y habla en reahdad del JUlClO
fmal y del mfwrno
A la luz del fmal mtentarán los lectores descIfrar aSImIsmo
otras metáforas de la parábola El mVItado mdIgno, que forma par-
te de los «malos y buenos» mVItados a últIma hora, representa una
de las dos perspectIvas de futuro posIbles para los mIembros de la
comumdad En las parabolas de la cIzaña y de la red de pescar (13,
37-43 49s), Jesús les había aclarado que tambIen la comumdad era
parte del corpus permlxtum que es el mundo, el «campo» del HIJO
del hombre 7 ! Ellos mIsmos tIenen que cmdar, por tanto, de no ser
de los «malos» presentándose sm traje nupClal El hecho de que es-
to le suceda a un solo mVItado en la parábola no los tranqUlhzará,
porque ese extremo depende de la hbre fICCIón narratIva 72 ¿Qué
slgmfIca el extraño «traje de fIesta»? En textos bíbhcos y Judíos
hay una ampha gama de poslblhdades de uso metafónco para el
verbo «vestIr» y el sustantIVO «vestIdo»Tl Esta nqueza dIfIculta a

70 t.LmwvOL, a diferenCia de los bOUAOL ordmanos


71 A pesar de la aflllldad Imgmstlca del v 13 con Hen gr 10, 4, que señalan
M NeJie, 317 y Slm*, 4-13 yo no creo que ese texto mfluyera en Mt 22 11-13 Se
habla en el de que Azazel debe ser atado de ple~ y manos y arrOjado a las tlllIeblas
(61loov ltomv XaL XEQmv XaL ~UAE u{n;ov d~ 1:0 oxm;o~) Tanto el «atado de pies
y manos» (cf Josefo, Ant 19,294) como el «arroJar» fuera del mundo celeste (cf
los documentos en BIll 1, 882) son expresIOnes comentes La Idea mateana que
apunta a los dlstmtos miembros de la comumdad, no tiene nada que ver con una m
terpretaclOn satanologlca delmvltado
72 El YUQ cau~alllldJca que Mateo no tiene la menor llltenclOn de enmendar
Con el v 14 el malentendido de que :'.010 unos pocos (¡un solo lllvltado') son arro
Jados fuera Podna haberlo hecho facJimente con un 6E en lugar de YUQ
73 El verbo «revestir» se usa a menudo en la BiblIa en referenCia a Virtudes
y VIClO~ cf A Oepke, 6vw xú, en ThWNT II 320,7ss El contraste entre ves tI
los lectores interpretar la insólita metáfora del vestido nupcial a la
luz de su conocimiento de la tradición. Por eso, los lectores cons-
truyen quizá su sentido a partir de las dos parábolas paralelas: El
vestido nupcial representa la obediencia a la «voluntad del Padre»
(21,31) o los frutos (21, 43), significa por tanto las buenas obras
que hay que presentar en el juicio74 • Quizá conozcan también los
lectores tradiciones cristianas al estilo de Ap 19, 875 • La palabra
<:lLáXovOL no evocaría a los lectores, naturalmente, los diáconos
que colaboraban quizá en la Cena de las comunidades 76 , sino, a la
luz de 13, 41s.49s, los ángeles del juicio final.
Los v. 11-13 deben leerse en el marco del evangelio de Mateo
como principios fundamentales: ser llamado a la comunidad no
significa, ni de lejos, estar salvado. También la comunidad recibi-
rá la ~aOLAELa sólo en tanto que produzca frutos (21, 43). También
ella tendrá que pasar por el último juicio. El fin de la historia par-
ticular de la salvación de Israel no significa en modo alguno que la
comunidad no pueda perder ya la salvación. También a ella le ame-
naza la suerte de Israel como posibilidad propia. El último discur-
so del evangelio insistirá en esto detalladamente (24, 42-25, 30).
14 Debido a la importancia capital de los principios que aborda la
parábola, y que son aplicables tanto a Israel en toda su historia an-
terior como a la comunidad, el evangelista agrega como sentencia
final interpretativa ellogion del v. 14, procedente de la tradición
apocalíptica 77 • Esta sentencia recapitula toda la parábola: el prin-

dos SUCIOS o manchados y vestIdos hmplOs o blancos hace referencIa al perdón de


la culpa (por ejemplo, en Zac 3, 3-5; Ap 3, 4s 18) Textos apocalíptIcos hablan del
vestIdo mmortal de la VIda o de la glOrIa (Hen et 62,14-16 [en combmaclón con el
banquete del CIelo con el HIJO del hombre], Hen esl 22, 8, cf 2 Cor 5,3,5 Esd 2,
44) Son afmes a e~ta~ Ideas las referIdas a vestIdos especIales de los seres celes-
tIales (por ejemplo, el vestIdo de Azazel cuando aún estaba en el CIelo [ApAbr 13,
14], lo~ ve~tIdm de los santos que son guardado~ en el CIelo [AscIs 4, 16], los ves-
tIdos blancos de los ángeles [Hen et 71, 1 Ypasslm])
74 Emplean metáforas afmes las do~ parabolas paralelas Judías Schab 153a y
Mldr Qoh 9,8 (42a), que mterpretan los «vestIdo~ blanco~» y el perfume de Ecl 9,
8 Un rey mvIta a un banquete sm fIjar la fecha exacta Sólo una parte de los mVI-
tados se asea a tIempo (Schab 153a) o lava sm vestIdos y se unge (Mldr Qoh 9, 8)
Los otros mvItados sIguen con sus a~untos profeSIonales (Mldr Qoh 9,8) Yno pue-
den luego partIcIpar en el banquete La parábola se refIere a la pellltencla antes de
la hora mClerta de la muerte
75 En Ap 19, 8, el hno blanco representa las buenas obras de lo~ ~antos
76 Así Hasler x , 30 y Bmdemann*, 24s.
77 Cf 4 Esd 8, 3. «Muchos son creados, pero pocos salvados».
cipio de que todos son invitados, pero sólo unos pocos se salvan,
rige para la Iglesia de los paganos lo mismo que para Israel. El
contraste entre «muchos» y «pocos» quiere dar más gravedad a la
advertencia, como en 7, 13s78 • No se trata. pues, de un principio
teórico sobre la elección divina. Para el judío Mateo es evidente
que los humanos son libres en su voluntad y gozan de la posibili-
dad de acreditar con sus obras la llamada de Dios y trabajar para su
elección. A Mateo le preocupa que muchos no se comporten así,
como demuestra la historia de Israel y las experiencias de la co-
munidad hacen temer.

Historia de la influencia

En el nuevo testamento se produjeron ya unas modificaciones


decisivas de la parábola original de Jesús sobre el gran banquete.
La interpretación eclesial se limitó fundamentalmente a ahondar y
ampliar la alegorización mateana de la parábola. Así, la amplió con
el «campo» y el «negocio», y la aplicó también al trabajo desme-
dido y al afán de lucr0 79 • Ciertas interpretaciones influidas por la
Reforma puntualizaron que el texto sólo censuraba el trabajo y la
ganancia cuando no se hacían a mayor honra de Dios 8ü • Aplicaron
alegóricamente algunos rasgos adicionales de la parábola; las «ca-
lles» (v. 9s), por ejemplo, a los errores de los paganos 81 • Tuvo una
cierta relevancia la aplicación, muy frecuente, del «ejército» del
rey (v. 7) a los ángeles 82 : entonces ya no se vio en el v. 7 la des-
trucción de Jerusalén, sino cualquier juicio de Dios a personas des-

78 Meyer* señala que en las leyes semítIcas no hay adjetIvos comparatIvos e


Interpreta el v 14 comparatIvamente Todos son llamados, pero no todos (menos
que todos) son elegIdos Esto podría ~er correcto para un loglOn ongInal aI~lado;
pero en el texto gnego de Mt el qUId está precIsamente en el «pocos», que agrava
la advertencIa
79 Así Gregono Magno, 38, 5 = PL 76, 1284s
80 Por ejemplo, Lutero (Evangelzen-Auslegung) n, 728s (~ermón de 1531)
«El campo, el negocIO y el cargo de Juez no hacen de tI un pícaro, SInO que te haces
tú ConVIertes el campo en dIOs tuyo ». A H Francke, Predzgten 1, ed. E. Pesch-
ke, 1987 (TGP I1!9), 339, hace notar que el trabajo profeSIonal ha de tener una nue-
va fInalIdad debe realIzarse en honor de DIOs y onentarse a la utIlIdad del prÓJImo.
8l Por ejemplo, en 8eda, 96, Tomás de AquIno (Lectura), n° 1767
82 Por ejemplo, en Jerómmo, 200, Gregono Magno, 38, 5 = PL 76,1285; to-
davía en GroCIO, n 158; Wolzogen 359
obedIentes. Aquí resIde una de las causas de que nuestro texto ape-
nas fuera mterpretado en la IglesIa antIgua y en la Edad MedIa en
sentIdo antI]udío
Señalo a contmuacIón dos puntos de la hIstOrIa de la mterpreta-
cIón, porque plantean con partIcular clandad la cuestIón de los lí-
mItes de las mterpretaclOnes que «permIte» el texto.

1 La referencia escatológica del texto fue desaparecIendo gradual-


mente en la IgleSIa antIgua y en la Edad MedIa Rara vez tuVIeron claro
los exegetas que esta parábola trataba del futuro remo de DIOS y de la fu-
tura boda del HIJO La boda del HIJO se VIO más bIen en dos datos de la hIS-
tona de la salvaCIón dIferentes, pero relaCIonados entre sí la boda del HI-
jO es, pnmero, el aconteCImIento de la encarnaCión, en la que el Lagos se
umó a la naturaleza humana 83 , y segundo, la umón actual de Cristo con la
IgleSia en VIrtud de la encarnaclón84 Los comentanstas pudIeron apltcar
así el símIl de lo~ terneros y cebones, en sentIdo espmtual, a la enseñanza
y predIcaCIón de la IgleSIa, o a la eucanstía85 La fle~ta de la boda tIene lu-
gar por tanto, para los fleles, en la IgleSIa y en SUS celebraCIOnes lttúrgI-
cas, e mcluso el remo de los CIelos no es smo «la IgleSIa de los justos,,86
Otra forma de actualtzaclón del remo de los CIelos conSIste en su m-
dlvldualtzaCIón Orígenes, que la deflende con la máXIma clandad, cono-
ce la mterpretacIOn alegónca usual de la parábola como exponente de la
hlstona de la salvaCIón, pero esta mterpretaclón alegónca no es aún, para
él, la verdadera mterpretaclón espmtual A tenor de ésta, la parábola se re-
fIere a la «comumón, realtzada medIante la boda e~pmtual, del Lagos co-
mo nOVIO con el alma como nOVIa», que «reCIbe en cada encuentro con él
la mmortahdad»87 El banquete con los terneros sacnflcados no conSIste
entonces pnmanamente en la eucanstía, smo en la JtVf1J[tUtLXT] {}f(j)QLU
poslbIlttada por el Logos88 Pero esta mterpretaclón mVldualtsta del texto
no se contradIce con la apltcaclón comumtarla a la IgleSIa ya en Orígenes
ambas aparecen asoCladas 89

83 Agustm (Quaest, vol 11) 1, 31 = 25, Gregono Magno, 38, 3 = PL 76,1283,


DlOlllSlO Cartujano, 241 ChnstIan V Stavelot, 1439, Tomas de Aqumo (Lectura),
n° 1756
84 Por ejemplo, en Apohnar de Laodlcea, fr 111 = 37, Teodoro de Heraclea,
fr 113 = 88, Teofllacto, 384 y pass1m
85 Opus ¡mperfectum, 41 = 860 (doctrma ¡ustztzae), DlOlllSlO CartuJano, 241
(eucanstIa), DlOlllSlO bar Sahbl II1, 15 (eucanstla), LapIde, 410 (mstrucclón, ser-
món, oraClOn, medItaCIón y, sobre todo, recepcIón frecuente de la eucanstía)
86 Beda,95
87 Ongenes, 17,21 = GCS Ong X, 643
88 Ongenes, 17,21 =¡bid, 644
89 Cf Orígenes, fr 430 = GCS Ong XII, 179, Teofllacto, 394
2 La hlstona de la mterpretaclón presenta una gran vanedad en la
comprensIón del traje de fzesta La IglesIa antIgua aphco generalmente
este símIl a la «santIdad de la carne»90, a las buenas obras (espeCialmente
de los ascetas 91 ) o -desde Agustín, sobre tod092- al amor Pero se debatían
tambIén otras aphcaciOnes, por ejemplo, al bautism0 93 , al Espíntu sant0 94
o a Cnsto, del que se revI~ten los fieles en el bautism0 95 . La mterpretaclón
de la Reforma aphcó a menudo el traje de boda a la fe Zwmgho lo refi-
nó a la «fldes mterna», por la que entiende la fe actIva, que obra median-
te el amor y las buenas aCCiOnes, a diferencIa del cnstialll~mo puramente
nommal 96 Lutero, que recoge tambIén la aphcaciOn tomista del traje a
Cnsto, suele ver en el vestido la fe que opera mediante el amor97 Calvmo
consIderó absurda la alternativa entre fe y obras, argumentando que no
puede haber separaCión entre ambas 98 En la época post-Reforma se en-
dureCieron las pOSIcIones y la polémIca VOlVIÓ en este punto a las tesIs tra-
dlclonales 99 Pero ya Wolzogen diO la razón a los catóhcos el vestIdo de-
signa en la parábola las buenas obras, la fe se malllfiesta en que los lllVI-
tados aceptan la llamada y acuden a la boda lOo Una forma tardía, pecuhar
e lllfluyente de lllterpretacIón en la Reforma afloró en el SIglo XVIII
cuando se supo que en Onente se regalaban vestidos a los lllvItados en
ocaSIones solemnes lOl La teSIS de que el traje de boda era un vestido re-

90 Tertuhano, De carms resurrectlOne, 27, 2 = CChr SL 2, 956


91 Ireneo, Haer 4,36,6, Ongenes, 17, 16 = GCS Ong X, 632 (las virtudes
de Col 3, 12), Juan Cnsostomo, 69, 2s = PG 58, 649-653, Jerómmo, 201 (praecep
ta Dommz y opera). entre otros
92 Agustín, Sermo, 90, 6 8 9 = PL 38, 562 564s
93 Pseudo-Clemente, Hom 8, 22
94 HIlano, 22, 7 = SC 258, ]50
95 Agustín, Contra Faustum Mamchaeum, 22, 19 = PL 42, 41Os, Tomás de
Aqumo (Lectura), n° 1770
96 364 el mVltado ~m traje nupcial no esta desnudo, pero solo llevaba el
«nombre de Cnsto»
97 Cf la «Zlrkulans DlsputatlOn» sobre el vestido de boda, del 1561537,
tesIs 5 = WA 39/1, 265, cf tamblen su sermon de 1522 = WA lO/III, 413~ (vestIdo
de boda = fe, Cn~to) La aplIcaCión al amor la admIte Lutero mientras sus defenso-
re~ no afirmen que uno se Ju~tlflca por el amor «<Zlrkulans DlsputatlOn», tesIS 2)
98 l 434 Cf tamblen Bullmger 197 A el ve~tldo es la fe Junto con la «m-
nocentla VItae», de nada sirve el mero oír el sermon, rezar o reCIbIr la eucanstla
99 Cf por ejemplo Maldonado, 446 (para los calvmlstas todo es fe, aunque
ellos carecen de ella), Lapide, 411, Calov, 391 (el vestIdo e~ el don dIVIno de la JUs-
tificacIón)
lOO Wolzogen, 359
101 A H Francke hace referenCIa en su sermón sobre Mt 22,1-14 (Predzgten
l, 345) a una costumbre Judla segun la cual todos los mVltados a bodas entre faml-
has dlstmgUldas reclblan un ve~tldo blanco para poder diferenCIarse del resto Pau-
lus 225~ y Olshausen, 811 mvocan una costumbre oriental, Paulus, 226 refiere con
gran Imagmaclón que el mal mendIgo (ILc 14,21 ') había vendIdo ya el caftan que
le regalaron
galado, cuya aceptaclOn rehusaba el mVltado mdIgno, se ha mantemdo tej
nazmente, sobre todo en la mterpretaclOn protestante, hasta el SIglo XXI02.
cuadraba bIen al aXlOma protestante de la fe como don gratUIto, pero exe·
getIcamente es msostemblelO 3 VISto desde Mt, el traje de boda tIene que
ver con las obras, y no con la fe

Resumen y sentido actual

La parábola del banquete nupcIal lleva a su punto crítIco y fmal


el gran ajuste de cuentas con Israel que Jesús realIza en estas tres
parabolas (21, 28-22, 14) La parábola del banquete de bodas se
caractenza respecto a 21, 33-44, de un lado, por amplIar la pers-
pectIva temporal, más allá de Jesús, a la hIstona de la mISIón pos-
pascual y llevarla hasta el JUICIO fmal, y de otro, por dIctar ahora
más concretamente (22, 7) el JUlCIO sobre Israel, que en la parabo-
la antenor sólo quedaba msmuado (21, 41 43) Pero su pnncIpal
amplIaCIón de sentIdo respecto a 21,33-44 conSIste en el fmal, el
epI'>odIO delmvItado sm traje de fIesta (v 11 13) En este fmal m-
esperado para los lectores esta el centro de gravedad de la parábo-
la El JUICIO sobre Israel, que había rechazado y persegUIdo a los
mensajeros de Jesús, no puede ser motIVO de autocomplacencIa pa-
ra la comumdad que ocupa ahora su puesto Nada está aún deCIdI-
do con la acogIda de la mVItaClón, con el bautIsmo y elmgreso en
la comumdad ConVIven en ella buenos y malos Sus mIembros no
poseen, por tanto, la salvaCIón, smo que pueden volver a perderla
Han de acredItarla con las obras Para la comumdad no nge otro

102 Cf por ejemplo Lohmeyer 319 K Barth, KD IV/3 558 KD IV/4 7


(¡ b<lutlsmo') La defiende extensamente G R Castellmo L ablto dI nozze nel/a pa
rabola del convlto e una lettera dI Mar! (Mt 22 1 14) EE 34 (1960) 819824 K
Haacker Das hochzelthche Kleld von Mt 22 11 13 und em palastlmsches Mar
chen ZDPV 87 (1971) 95 97
103 Castellmo L ablto dI nozze remite a una carta del SIglo XVIII a C,
Haacker Das ho( hzelt!tehe Kleld a un cuento palestmo que fue tomado por escn
to haCIa 1900 d C (una mña pobre y atreVIda pIde al rey un vestIdo para poder
aparecer en la corte) Lohmeyer 319 remIte a Lc 15,22 (jel hIJO prodigo nece<;lta
un vestIdo nuevo por razones obVIas!), Ap 19 8 (¡el vestIdo son las obras de san-
tIdad') y 2 Re 10 22 (vestIdos de ceremOnIa para el culto a Baal en tIempo de Ye-
hu) Nmguno de estos textos puede acreditar la costumbre de ofrecer vestIdos de
boda a los mVltados Y, sobre todo ¡el texto mateano da a entender que 1m, propIOS
lllvltados responden de su traje nupCIal'
principio que el que regía ya para Israel: la invitación no es una cé-
dula de garantía. Muchos son invitados, pero pocos son escogidos.
La suerte de Israel debe ser, en este sentido, una advertencia para la
comunidad. El capítulo 23 y el discurso de los capítulos 24s mos-
trarán una conjunción similar de anuncio de juicio a Israel y ad-
vertencia a la comunidad. Esos capítulos ahondarán más en el pen-
samiento básico de esta parábola.

Lutero consideró este texto como un «evangelio terrible»104 que a él


no le gustaba predicar. ¿Qué Dios es ese que condena finalmente a las ti-
nieblas del infierno a aquellos que él mismo había invitado? ¿Es realmen-
te este Dios irascible el Padre de Jesucristo? Así se lo preguntaron ya, al
parecer, interlocutores gnósticos a Orígenes. Éste dio su respuesta afir-
mativa con reservas: las parábolas de Je~ús nos muestran a Dios de un
modo adaptado a la capacidad de comprensión humana, y «no tal como él
es» (cL 1 Jn 3, 2). Tal como es, lo veremos sólo al final de los tiempos, en
la restauración de todas las cosas 10'.

¿La imagen de Dios en esta parábola es, pues, una imagen cruel,
deficiente y, en el fondo, nada cristiana? Detrás de esta pregunta
late la cuestión básica que hay que plantear a la teología mateana:
¿la idea del juicio es capaz de anular la fuerza de la promesa de
salvación? Un indicio del déficit cristológico de esta parábola po-
dría ser que el «hijo», de cuya boda se habla, no aparece en ella pa-
ra nada. A diferencia de 25, 14-30, la alegorización de esta parábo-
la no es primariamente cristológica 106 • Pero el que predica sobre
esta parábola tendrá que decir sobre el hijo más de lo que consta en
ella, si quiere tomar en serio que la parábola forma parte de la his-
toria mateana del Enmanuel y no es simplemente un texto aislado.

A la luz de la historia del texto, la parábola pone de manifiesto


la asombrosa libertad con que los transmisores pospascuales y el
propio Mateo manejaron las parábolas de Jesús. Inocularon en
ellas sus propias experiencias. Modificaron y ampliaron las pará-
bolas, no sólo en detalles, sino en su pensamiento central. Esto de-
bería abrirles los ojos a las Iglesias que tienen como lema «sólo la

104. (Evangelzen-Auslegung) n, 719 (sermón de 1531).


105. Orígenes, 17, 18s = GCS Orig X, 636-640.
106. Cf. mfra, 652s.
Escntura» A la Escntura le es esencIal su condIcIón VIVIente La
BIblIa mcluye el cambIO de la tradIcIón, su renovaCIón vItal Una
fIdelIdad a la BIblIa que no se abra a esta dmámlca de cambIO, no
es fIel a la BIblIa

(,Dónde están los lzmltes más allá de los cuales el cambia se torna mfI-
delidad? Contemplando la histona de la mterpretación, miS mayores dudas
están allí donde la Iglesia se identifico con el remo de DiOs Una IgleSia
que se ve como esposa perfecta de Cnsto y considera sus ofertas terrenas
-anunciO, sacramentos, ntos, etc - como el manjar del banquete de bodas
en el remo de los cielos lO7 , no puede ya tomarse en seno como corpus per-
mzxtum No ella misma, smo solo sus miembros tIenen que contar enton-
ces con la posibilidad de no corresponder a la voluntad del Padre Mis du-
das son menores cuando se trata de la aplicaCión mdividual del texto a las
bodas del Lagos con el alma lo8 La fuerza de esta mterpretaCión ongems-
ta en la IgleSia residió en que nunca fue la umca, smo que SIempre estuvo
Junto a otras Estilizó el texto haCia la espmtualidad del mdividuo, pero en
general no lo aisló de sus dimenSiOnes histónco-salvifIcas, ecleslOlógicas
y escatologlcas Alumbro un nuevo potenCial de sentIdo en el texto, sm
absolutizarlo 109 Por ultimo, el cambiO de acento protestante, que pasa del
traje nupCial a la fe llO , lo entiendo yo como una ampliaCión del texto ma-
teano a la luz de otros testigos neotestamentanos, sobre todo a la luz de
Pablo Pero el cambiO protestante descubre también un potencial de senti
do que forma parte de la parábola ongmal de Jesús (Lc 14, 16-24) la lla-
mada mcondlclonal al festm Sm embargo, al hlpotetlco núcleo de la pa-
rábola ongmal de Jesús cuadra mejor la acentuaCión mateana de la paré-
neSIS El sentido mateano del texto y la tradiCión de la mterpretaCión pro-
testante se pueden entender, qUIzá, como acentuaclOnes complementanas
del evangelio, respaldadas ambas globalmente por la tradiCión de Jesus lll

107 Cf supra, n 84 86
108 Cf supra, n 87-89
109 El vigor del modelo hermeneutICo del cuadruple sentIdo de la Escntura
cqnslste tamblen, a mI JUICIO, en que cada sentIdo presupone, condICIOna y no ex
elhye el otro
110 Cf supra, n 96-98
III El pelIgro que acecha en la teologla mateana es que, al fmal, lo Impar
tante en el JUICIO sea umcamente la demostraclOn del rendImIento propIO El peh
gro latente en la tradlclOn protestante es el de redUCIr las obras a algo que no afec
ta ya a la IdentIdad de la persona
3 Las controversias de Jerusalén (22, 15-46)

BlbllOgrafta Mell, U , DIe «anderen» Wmzer Eme exegetlsche Studle zur


Vollmacht Jesu Chnstl nach Mk 11,27-12,34,1994 (WUNT 77),191-353,
MudlSO Mbit Mund1a, J G, Jesu~ und dIe Fuhrer Israels, 1984 (NTA 17),
WelsS, W, «Eme neue Lehre m Vollmacht», 1989 (BZNW 52),202-266

A la secClón parabóhca 21,23-22, 14 sIguen cuatro epIsodlOS


que cuentan cómo Jesús sahó vIctonoso en las dIsputas del templo
Se puede hablar formalmente de controverSIas, pero las cuatro se
dIstmguen por lo poco mteresante que resulta la pOSIcIón de los ad-
versanos de Jesús para el narrador QUIzá Mt no aclara esa pOSICIón
porque los adversanos sólo qUIeren tender una trampa a Jesús con
alguna pregunta mahntenclOnada (v 15-22), o darle ocaSIón, con
su pregunta, a una respuesta (v 34-40) O sólo la expone muy es-
cuetamente (v 23 42) por ser mdIspensable para el decurso de la
conversaCIón Mt descnbe, pues, a los adversanos de Jesús caSI ex-
clUSIvamente como unas fIguras decoratIvas perversas El genero
hterano de las cuatro narraCIOnes lleva tambIén, por tanto, rasgos
de dIsputa escolar, aunque no sean alumnos, smo adversanos de
Jesús, los que formulan preguntas al blbaoxaAos; (22, 162436)1
Los adversanos son, sobre todo, los fanseos A dIferencIa del
evangeho de Marcos, ellos domman toda la seCCIón (v 15 3441)
Ya el pnmer versículo refIere que los fanseos deCIden «cazar» a
Jesús (v 15) Como los lectores saben ya que ellos y los sumos sa-
cerdotes qUIeren arrestar a Jesús (21, 46), su estrategIa no les de-
bería resultar mofensIva Se habla dos veces de una «reumón de
los fanseos» (v 3441) Actúan, pues, como un grupo cerrado, pe-
ro en segundo plano Para la dIscusIón con Jesús mandan por de-
lante a algunos «dIscípulos» (v 16) y a uno de sus letrados (v 35)
Sólo faltan en el debate sobre la resurreccIón (v 23-33), el tema de
la «resurreCCIón» es tan tIpIcamente saduceo que el evangehsta no
pudo cambrar aquí la tradICIón La mtervencIón de los saduceos en
el conflIcto hace de mero zntermezzo Los v 34s dejan claro que el
evangehsta los ve como ahados de los fanseos, que llevan la Im-
CIatIva cuando no saben ya contestar nada más a Jesús, los fan-
seos convocan una reumón y envían a un nuevo entrevIstador

1 Berger, Formgeschlchte (vol I1I), 91s (cf 101-106) habla de <<jnas epi
delctlcas»
Los v 41-46 forman el chmax de la seCCIOn Ahora es Jesús el
que toma la ImcIatIva y no los adversano'> No se enfrenta ya a
cualqUier envIado, smo a los fanseos reumdos, Jesús los desa[¡a y
les da «mate» Ellos, que decIdIeron al pnncIpIO cazar EV Aoyq¡ a
Jesus (v 15), están ahora preSOi:> en la trampa y no pueden respon-
derle palabra (AOYOV) (v 46) Así queda preparado el terreno para
el último gran ajuste de cuentas de Jesús a sus adversanos fanseos
en el capítulo 23 En el presente seran reducIdos al sIlencIO, solo
Je<;us tendrá la palabra los desenmascara como «hIpocntas», se-
gún ha msmuado ya en el V 18 Toda la seCCIón da, pues, la Impre-
sIón de algo muy defImtIvo en Mateo los lectores percIben que to-
do empuJa hacIa la últIma gran controversIa

a) El tributo al Cesar (22, 15 22)

Blblzografza Bon, P C, «Date a Cesare quel che e dI Cesare »(Mt 22


21) Lmee dI stona del! mterpretaZlOne antlca, 1986 (CrSt 7), 451 464,
Bunker, M, «Gebt dem Kazser wa~ des Kelsers 1St'» Aber Was l.>f des
Kazsen?, en L Schottroff- W Sehottroff (eds ), Wer 1st unser Gott?, Mun-
ehen 1986, 153 172, Derrett, J D M, Law m the New Testament, London
1970,313 338, Glbltn, eH, «The Thmgs ofGod» m the Que~tlon Con
cernmg Tnbute to Caesar (Lk 20, 25, Mk 12 17, Mt 22, 21) CBQ 33
(1971) 510 527, Hart, H , The Com of «Render unto Caesar » A Note on
someAspectsofMk12 1317 Mt22 1522 Lk20 20 26,en E Bam
mel-C F D Maule (eds ), Jesus and the Polztlcs of Hls Day, Cambndge
1984,241 248, Klemm, H G, De Censu Caesans NT 24 (1982) 234-
254, Sehrage, W, DIe Chnsten und der Staat nach dem Neuen Testament,
Gutersloh 1971,29-39, Stauffer, W, Chnstus und dIe Caewren, Hamburg
1952, elt segun la relmpr Sleben,tern-Tasehenbueh 83 84, Munehen-
Hamburg 1966, 102-125
Mas blbhografla>l'* sobre Mt 22, 15-46, supra, 331

15 Se retiraron entonces los fariseos y resolvieron cazarlo


en alguna palabra. 16 Y le envían a sus discípulos, junto con los
herodianos, y dicen 2 : «Maestro, sabemos que eres sincero y que
enseñas el camino de Dios con verdad; además, no te importa
de nadie porque tú no miras la condición de las personas. 17 Di-
nos qué opinas, ¿está permitido pagar tributo al César o no?».

2 K B Y otros leen AEyov'ta~ y refieren el particIpIO a [tm'}YJ'tU~ Esta vanan


te esta bIen atestIguada, pero es sm duda una enmIenda
18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: 19 «¡Hipócritas!,
¿por qué intentáis comprometerme? Enseñadme la moneda
del tributo». Ellos le ofrecieron un denario. 20 Y él les pregun-
tó: «¿De quién son esta efigie y esta leyenda?». 21 Ellos [le]' di-
cen: «Del César». Entonces les dice: «¡Pues dad al César lo que
es del César, y a Dios lo que es de Diosl». 22 Sorprendidos al
oír aquello, lo dejaron y se marcharon.

Análisis
El v 15 con~tltuye el título para toda la sección pnnclpal (v 15-46)
Recoge, en cuanto al contemdo, la parte fmal de Mc 12, 13, pero es total-
mente redaccIOnal 4 Sólo con el v 16 comienza la verdadera controver-
Sial Consta de la exposIción, con captatlO benevolenttae, y la pregunta
decIsiva al Maestro (v 16~) La respuesta de Jesus contiene una acusaclOn
mtroductona que dejará claro su supenondad sobre lo~ adversanos malt-
ClOSOS (v 18), la «prueba vlsua!»6 mediante la «moneda del tnbuto», que
desenmascara a los adver~anos (v 19-2Ia), y el dicho flllal decIsIvo de
Jesu~ (v 21b) Mt sigue desde el v 16 a su fuente Mc con bastante exac-
titud, pero mejorándola en algunos extremos 7 La frase fmal (v 22) des-
cnbe, sigUiendo a Mc 12, 17fm, la reacción de los adversanos Mt toma,
además, de su «cesto de los papeles» una breve frase de Mc 12, 12 que
había omitidoS, para ganar una mejor tranSICIón a la SIgUiente controver-
SIa, en la que no partiCIpan ya lo~ fanseos

3 No consta SI al,.t(p fue complementado secundanamente por D, W, e, sm,


fll3, lau, sy"h y co conforme a Mc, o fue '>upnmldo secundanamente por a, B, syP
conforme a Lc
4 Son mateanos, segun vol 1 57ss, TOtE, lWQEU1tW; GUIl~OUALov Aall~avw,
¡)Jtw~ Ilayu)EUw es hapax legomenon en el nuevo testamento, pero figura en lo,
LXX
5 El paralelo de Ev Tom log 100 es una conversaClOn con los dlsclpulos Los
dlsclpulo'>, que preguntan a Jews '>m oca'>lOn nI fmalIdad, le muestran una pieza de
oro, por eso el logLOn es «difiCil de entender SIn conOCimiento de la pencopa Sl-
noptica sobre la moneda» (Fleger Thomasevangelzum [volIlI] 255), y es por tan-
to secundano EIlogLOn culmma en la InVltaclOn a dar a Jesu, lo que le pertenece,
es decir, en la mVltaclOn a la actitud del gnostlco
6 Mell**, 208 (tamblen paralelos rablnIcos formales)
7 Son mateanos en el lenguaJe, segun vol 1, 57ss, en el v 16 llEta + genItivo,
AEYWV (partlclplO), en el v 17 OUV, tL GOL líOXEL, en el v 18 yvou~, líE, UltOXQLtll~
y la ralz ltovllQ , en el v 19 E1tLlíELXVUIlL (cf vol n, 583, n 5), ltQOGlpEQW, en el v
21 TOtE, AtyW (presente hlstonco), ouv, en el v 22 aXOUGaVtE~ Frente a Mc 12,
14a d, Mt 22, 16 reajusta la captatLO benevolentwe y logra aSI un bello paralelismo
doble en los halagos Mt omite el superfluo líWIlEV ~ ll11líüillEV (Mc 12, 14)
8 Cf vol n, 28, n 6,96, n 3, supra, 226, n 7
Explicación

15- Los fariseos, que asistieron a la predicación de Jesús en pará-


l6a bolas, se van ahora. Toman una determinación contra Jesús, como
hicieran ya en 12, 14, con intención9 de sorprenderlo en alguna pa-
labra (AÓYO¡;;) que se conVIerta en «trampa» para él 10. Al comienzo
de toda la sección de Mt 22, 15-46 aparecen, pues, «los fariseos»
-OL <PUQWULOL sugiere a los lectores un grupo que se presenta en
bloque- como los enemigos pnncipales de Jesús, que planean su
aniquilación. Son los primeros en enviar a Jesús «discípulos» su-
yos junto con los herodianos, que el evangehsta conoce por la tra-
dición. Al evangelista no le preocupa que los fariseos no tengan
«discípulos»; piensa quizá en discípulos de los letrados, a los que
echa en el mismo saco que a los fariseos. Tampoco le preocupa la
cuestión, tan debatida en la historia de la mterpretación, de la iden-
tidad de los «herodianos»ll, ni lo que ellos y los fariseos piensan
sobre el problema del tributo l2 • Es difícil saber si para él y su co-
munidad de Sma era importante el problema del tributo, ya que
apenas elaboró el texto. Su mterés se refleja sobre todo en el ma-
crotexto: consiste en poner de mamfiesto cómo los fariseos adver-
sarios, en su maldad, tienden una trampa a Jesús y cómo fracasan
en el empeño. Los lectores actuales de la perícopa querrán saber, en
cambIO, qué significado tiene el texto para la cuestión de las rela-
ciones de la comunidad cristiana con el Estado.

9 No es correcto, por tanto, «tuvIeron un concIlIábulo sobre la manera de


(oJtm~) sorprender a Jesus» (así Bonnard, 321s) Mt no trata de la mala mtenclón
de los adversanos de Jesús Ellatmlsmo aUf!~OÚALOV Aaf!~aVELv «<conslllUrn ca-
pere,,) slgmfIca sIempre en Mt «deCIdIr, resolver>, (cf 27, l 7,28, 12), óJtm~ tIene
en Mt, casI SIempre, sentIdo fmal (Schenk, Sprache, 309s)
10 El raro térmmo LXX JtaYLIlEum (<<tender una trampa») podría subrayar, a
dIferenCIa del verbo más general aYQEúm (Mc 12, 13), la alevosía del proceder de
los adversanos de Jesús, cf 1 Sam 28, 9 LXX
11 Desde la IgleSIa antIgua (ApolInar de Laodlcea, fr 112 = 38, cf JerónImo,
203) CIrcula la tesIs de que los herodlano~ habían temdo a Herodes el Grande por
el mesías La tesIs ha SIdo asumIda de nuevo por A SchalIt, Komg Herodes Der
Mann und sezn Werk, 1969 (SJ 4),481 Otras hIpóteSIs antIguas ~on que los hero-
dIanos eran los segUIdores de Herodes o de sus hIJOS, o soldado~ de Herodes
12 PresumIblemente sobornaron a herodIanos, entre los fanseos hubo una mI-
noría celota que rehusaba el pago de Impuestos.
Historia de la influencia

Un breve repaso por la hIstona de la mterpretacIón mostrará las


posIbIhdades exegétIcas más Importantes a este respecto l3 MI Im-
presIón global es que el texto ha sIdo menos relevante que Rom 13,
1-7 para la cuestIón de las relaCIOnes entre la IglesIa y el Estado
La mterpretaClón de la IglesIa antIgua subrayó el carácter declSlvo
de la obedIencIa a DIOS El tema de las relaCIOnes con el Estado só-
lo cobró ImportancIa en la mterpretacIón catóhca durante la época
moderna (1) Mayor reheve tuvo el texto en la tradIcIón de la Re-
forma Sobre todo en los reformadores, la obedIencIa al Estado pa-
só a ser un capítulo especIal en la mterpretacIón del texto (2) La
mterpretacIón en lengua germana, sobre todo la tradIcIón protes-
tante, se muestra en cambIO, desde la segunda guerra mundIal, ca-
da vez más crítIca con el Estado El peso pnnClpal recae ahora de
nuevo, como en la IglesIa antIgua, en la exhortacIón a dar a DIOS lo
que le pertenece (3)

1 Desde Tertuhano se llltroduce en el texto la Idea del ser humano


como Imagen y semejanza de DIOS la moneda que ostenta la efIgIe del
Cesar pertenece al César, pero el hombre llltegral, Imagen y semejanza de
DIOS, pertenece a DIOS 14 Por eso, la conVICCIOn basIca de la IgleSIa anti-
gua fue que la obedienCia a DIOS e~taba muy por enCima de la obedienCIa
al Estado HIlano puede deCir que somo~ deudores de DIOS por el cuerpo,
el alma y la voluntad, es deCIr, por el hombre entero, al Cesar, en cambIO,
no le debemos nada SI hemos llegado a ser totalmente pobres 15 Solo en la
epoca moderna se desvlan los enfoques en la lllterpretacIOn catohca al
Cesar no le pertenece solo la moneda, le pertenecen las cosas temporales,
los «temporaha», a DIOS pertenecen los «~plfltuaha» el culto y lo reh-
gIOso 16 La enclchca de Lean XIII Immortale Del, de 1885, dIstlllgue aSI-
mismo entre la competenCIa del Estado y la competencia de la IgleSia to-
do lo relacIOnado con la salvaCIón del alma y el servIcIo de DIOS es com-

13 Hay que lamentar la mexlstencla de una hlstona de la mterpretaclOn del


texto Para la mterpretaclOn de la IgleSia antigua cf Bon*
14 Tertuhano, De ldolalna, 15 3s '" CChr SL 2, 1115s, cf Id, Adv Marc 4,
38 3", CChr SL 1, 648 Glbhn*, 523525 defiende hoy esta mterpretaclOn
15 Hilano, 23, 2 '" SC 258 154, cf Tomas de AqUInO (Lectura), n o 1788 del
Cesar tienen los hombres las cosa~ artifiCiales, «arteflclaha» entre las que se cuen-
ta el dmero de DIOS, las «dlvltlae naturales», Estrabon, 156 como el Cesar eXige
la ImpreslOn de su Imagen, «SIC Deus ammam lumme sU! vultus slgnatam»
16 Lapide, 413 (<<cultus, pletas»)
petencla de la IglesIa, todo lo extenor, «lo que pertenece a lo profano y a
lo POlítiCO, está sUjeto a la autondad CIVIl»17 Es tarea de la Iglesia «ser un
dIque de salvación contra el sometImiento de la conciencia al poder terre-
no»18 Hay pocos textos que consIderen la obedIencIa al Estado como la
onentaclón más Importante del v 21 el más antIguo es la Apologla de
Justmo, dmglda al emperador presenta a los cnstIanos, partiendo de Mt
22, 21, como buenos pagadores de Impuestos (l, 17)

2 La exégesIs de la Reforma mterpreta Mt 22, 15-21 a la luz de la


doctnna de los dos remos Cnsto dlstmgue claramente, según Calvmo,
«entre el régImen espmtual y el régImen POlítICO», y deja claro que «nm-
guna sUJeCIón externa puede Impedunos que nuestra conCienCIa sea lIbre
mtenormente ante DIOS» El núcleo de la mterpretaclón de Calvmo con-
siste en el pnnclplO de no separar la obedIenCia a la autondad estatal de la
obedIenCIa a DIOS «El que qUIera destrUIr el orden estatal, es también se-
diCIOSO ante DIOS»19 La mterpretaClón de ZwmgllO muestra una tenden-
cIa analoga y un acento claramente antI-anabaptlsta 20 Lutero habló a me-
nudo sobre el texto, porque era tema de predicaCión para el dommgo
XXIII después de la Tnmdad El comentano de las relacIOnes de los cns-
tlanos con la autorIdad CIvIl ocupa un espacIo creciente en sus sermones
tardíos 21 Es slgmflcatlvo que las mterpretaclOnes de la Reforma amplíen
el texto con toda naturalIdad Mt 22 no habla sólo de SI hay que pagar o
no Impuestos al emperador romano de la epoca, smo que se refiere «ad
omnes maglstratus», mcluso a todos los «ordmes caelestes et terrestres»22
Aunque subrayen Siempre, de acuerdo con Hech 5, 29, la necesIdad de
obedecer a DIOS antes que a los hombres, el tema dommante sIgue SIendo
la obedienCia a la autOrIdad Musculus afirma que los pastores tIenen es-
peCIal oblIgaCión de obedecer a la autondad 23 La mterpretaclón del pasa-
Je por los anabaptistas no es dIferente en el fondo, tambIén ellos subrayan
que la autOrIdad es soberana en las cosas exterIores (1 «no en la palabra y
en el espírItu» 1) y se le debe obedIenCia, la dIsparIdad respecto a los de-
fensores de la corriente prmcIpal de la Reforma conSIste SImplemente en

17 DS'6 1976, n o 3168


18 B Hanng, Das Gesetz Chrzstl III, Frelburg 1951, 194
19 Calvlllo II, 2035, cf Lutero (Evangelzen Auslegung) II, 735 737 Para la
exegesls de la pos-Reforma es Importante el «slmu¡" (Wolzogen 36 [) de la obe
dlencla a DIOS y al Estado
20 ZWlllgho, 365
21 G Hellllze, Luthers Predlgt van Gesetz und Evangelzum, 1958 (FGLP
XIll), 180s
22 Bulllllger, 199A (pnmera cita), Musculus 494 (segunda cita) cf ZWIll
gho, 39\ Ca1vIllo II, 204 (deberes para con los semejantes)
23 Muscu1us, 494
que los anabaptistas no participan en los asuntos de goblern0 24 El siglo
XIX aSiste a la adopción de la doctnna clásica de los dos remos en la m-
terpretaClón de nuestro texto «Podéis y debéis servir a DIOs con vuestra
conCienCia religIOso-moral, y no mezclar con sus serVICIOS lo que perte-
nece al remo del mundo»25 El mteres de la mterpretaclón germana, sobre
todo protestante, durante el siglo XIX y en parte también el XX se centra,
muchas veces unIlateralmente, en el precepto de otorgar al César lo que le
pertenece, mientras desatendw la frase fmal, «ya DIOs lo que es de DIOS»,
como un «anexo mcongruente»26 La «prestación de lo~ deberes de súbdi-
to» no sólo es licita, smo obligada, el pago del tnbuto al César es «el
aporte fIscal del pueblo de DIOS al mantemmlento dellmpeno» y el «cum-
plimiento de la voluntad de DIOS dentro de la hlstona del mundo»27 Una
lllterpretaclón expresamente «fIel al Estado» se da Igualmente en la Igle-
sia rusa ortodoxa, para la cual Mt 22, 21 es «una doctnna que confIrma la
UnIón entre Iglesia y Estado» Mt 22, 2la slgmflca que los fIeles están
obligados a «servir al zar con la diSposIción de sacnflcar por él la vida
hasta la última gota de su sangre»28
3 Junto a eso hubo en el Siglo XX otras voces en la mterpretaclón
prote,tante de lengua alemana A SchweItzer no admite, desde su enfoque
e<;catologlco, que el precepto fiscal sea el contemdo determmante del tex-
to El Estado -argumenta- es una de las cosas terrenas contranas a DIOS
que dejarán de eXistir con la llegada del remo de DIOS ¿Cómo Iba a me-
terse Jesús en esas cosas') Por eso SchweItzer, y muchos después de él,
entienden el precepto de pagar tnbuto al César en clave IrÓnIca 29 K
Wengst afirma que Jesús devolViÓ Simplemente la pregunta a los fanseos
La cuestión del tnbuto es problema vuestro, la mí, pobre radlcalltmeran-
te, no me afecta 13° Otros exegetas señalan que el xm conectivo entre el
precepto fIscal y el precepto de dar a DIOS lo que es suyo tiene sentido ad-
versatIV0 3 ! En lugar de la «Simultaneidad» paleoprotestante de serVICIO al

24 G A Benralh, DIe Lehre ausserhalb der KonfesslOnsklrchen, en HDTG II


(\980), 621s, P Walpot Das grosse Artlkelbuch 45, 1967 (QGT 12), 257 (cita)
25 De Wette 132
26 E Hlr<;ch, Fruhgeschlchte des Evangeilums 1 Das Werden Markusevan-
geilums, Tubmgen 1941, 131
27 Zahn, 633 (pnmera Cita), Stauffer*, 120 (segunda cita)
28 TrOlkle hstkl Tolkovame na evangeile ot Matfeja, Mo,kva 1994 (1) (=
relmpr de la edlclOn de 1896-1899),550,552 (el hbro es el comentano a Mt mas
mfluyente de la IgleSIa rusa)
29 Das Messwmtats- und Leldensgehelmms, en Gesammelte Werke V, Zunch
,f 243, algo pareCIdo M Dlbehus, Rom und dIe Chnsten 1m ersten Jahrhundert,
en Id , Botschaft und Geschlchte I1, Tubmgen 1956, 178, G Bornkamm, Jesus, 128
30 Pax Romana Anspruch und Wlrkilchkelt, Munchen 1986, 79s
31 Por ejemplo, Klemm*, 246, M Hengel, Chnstus und dIe Macht, Stuttgart
1974,20
Cesar y servIcIo a DIOS, aparece una clara devaluaclOn, mcluso repul~a,
del serVICIO al Cesar32 Algunos, que no consIderan el precepto de dar al
Cesar lo que es suyo como una sImple lroma o como descnpclOn de lo
que hacen de hecho los adver~anos de Jesus, hacen constar sm embargo la
desproporclOn entre las dos mItades del v 21 «Ante las eXIgenCIas de
DIOS, por tanto, las eXIgenCIas del Estado solo pueden tener un derecho h-
mltado y un alcance relatIvo» El v 21 «mantiene el termmo medIO en-
tre sedlclOn y revoluclOn, por un lado, y mltlf¡caclOn, apoteosIs y glon-
f¡caclOn del Cesar y dellmpeno, por otro»33 La~ expenenClas del tercer
mundo y las aponas de la doctnna de los dos remos han hecho mella en la
mterpretaclOn prote~tante germana de los ultImas tIempos Esa exegesls
se aproxIma aSI a la mterpretaclOn catohca, que habla señalado sIempre la
desproporclOn de las dos partes del V 21

La pregunta más Importante que cabe formular a la exégesIs a


la luz de la hlstona de la InterpretacIón es la pregunta por la rela-
CIón de las dos partes del v 21b ¿El precepto fIscal y el precepto
de dar a DiOs 10 que es '>uyo aparecen yuxta-puestos, dando lugar a
un «sImul» en la línea de la InterpretacIón paleoprotestante el que
presta al Estado 10 que le adeuda, está obedecIendo a DiOs? ¿O
guardan una relaCIón de jelarquía, de suerte que el precepto de dar
a DiOs 10 que es suyo abarca, supera y lImIta el precepto fIscal? ¿O
no hay que consIderar el pago del tnbuto al César como un pre-
cepto de Jesús en sentIdo estncto, SInO un énfasIS retónco contra
los fanseos, puesto que Jesús desenmascaró su pregunta como hI-
pocresía y les mandó IrónIcamente hacer 10 que hacían ya como
pnsIOneros del mundo y comprometIdos con el César?

Explicación

16b- Los dIscípulos de los fanseos comIenzan con una larga capta-
2la tLO benevolentrae. Los lectores saben que esos dIScípulos tIenen ra-
zón Jesús enseña «el camIllO de DIOS con verdad» Pero en boca
de los envIados de los fanseos hostIles, su exordIO suena hueco y

32 Bunker 171 s los fanseos enemIgos de Jesus olVIdan lo que es de DIOS,


Hare, 254 la segunda mItad del V 21 «prachcally annuls the [¡rst» Segun E
Bloch, Das PnnZlp Hoffnung, Frankfurt 1959 581, 1488 (trad cast El pnnClplO
esperanza Madnd 1975), el mandato de Jesus es expre~lOn del desprecIO al Esta-
do, que pronto se vIene abajO
31 Schrage~ 39
engañoso. Preguntan al «maestro»34 Jesús si está permitido por
Dios pagar impuestos 35 al César. Después de haber elogiado, en su
hipocresía, la independencia de Jesús frente a consideraciones hu-
manas, su pregunta parece una invitación solapada a expresarse en
contra del pago de impuestos. Si Jesús lo hace, podrán acusarlo an-
te el gobernador, pues desde la revuelta de Judas el Galileo el año
6 d. c., la resistencia fiscal era una señal de sedición36 . Si contesta
afirmativamente, se hará impopular ante la gente. Jesús se enfren-
ta a los adversarios con gran superioridad. «Conoce» sus intrigas
(cf. 12, 15; 16,8) Y contesta en consecuencia: denuncia desde el
principio la «malicia»37 de sus adversarios, reforzando la sentencia
negativa de la fuente Marcos, y deja claro que son «hipócritas». Su
pregunta no es verdadera pregunta, va encaminada a comprome-
terle. Entonces se dispone Jesús a hacer una «demostración». Pide
a los discípulos de los fariseos que le enseñen un denario romano.
Aunque no se empleaba sólo para el pago de impuestos, Mateo lo
llama «moneda del tributo». Al poseer ellos esa «moneda del tri-
buto», están demostrando que pagan impuestos y tienen contesta-
da para sí, hace tiempo, la pregunta que formulan a Jesús.
Después les pregunta por la efigie y la leyenda de la moneda.
El denario de Tiberio, conocido entonces también en Palestina38 ,
representaba delante la cabeza del emperador y detrás a su madre
Livia como diosa de la paz; la leyenda decía: «Ti(berius) Caesar
Divi Aug(usti) F(ilius) Augustus», y al reverso «Pontif(ex) Maxi-
m(us)>> 19. Los adversarios confirman esto ante la pregunta de Jesús.

34 Sobre el tratamiento de ~lLoáaxa1cE en boca de extraños cf. vol n, 46


35. El préstamo latmo xfjvaos suele refenrse al Impuesto personal, a diferen-
cia de la contnbuclón terntonal, así en Heslqmo s.v XLvaos, y en Mc 12, 14 D, e
y otro, (EltLxE(pá1cmov). Pero no es forzosamente así.
36. Sobre la reSIStencia [¡scal de Judas, cf. Josefo, Bell 2, 118, Ant 18,4, M
Hengel, Die Zeloten, 21976 (AGJU 1), 139-145.
37. IIovT]QóS es una palabra fuerte. «Malo» es el diablo (5, 39?; 6, 13?; 13,
1938) o «esta generación» (12, 45; 16,4). Como opuesto a oLxmos, aya1tÓS, etc.,
nov1']QóS se m~cnbe en el dualismo escatológICo (por ejemplo 5, 45, 12,35; 13,49;
22, 10)
38. Sobre el denano de Tlbeno, cf. Hart*, 243-248 (con IlustraCión) El tesoro
de Isfya encontrado el año 1960 en el monte Carmelo mdlca que tales denarios ya
estaban en curso en Palestina.
39. Las monedas Impenales no eran meros objetos de valor, smo que Implica-
ban sumisión y respeto al poder político y religIOso del emperador, así 10 pone de
maOl[¡esto el apunte de Suetonio, Tlberius, 58: era sancIOnable el llevar consigo
una moneda con la eÍlgle del Augusto dentro de un estuche de aseo o en un burdel
El quid de la demostración no está en hacer ver que ellos son unos
judíos renegados al utilizar monedas con figuras humanas -algo
que hacían entonces casi todos los judíos40- . Tampoco se trata de
incumplimiento, dentro del templo mIsmo, de la prohibición de las
imágenes: su moneda de Tiberio no habría sido la única en el atrio,
donde se hallaban los puestos de los cambistas41 • El quid está más
bien en que los adversarios, al utilizar una moneda con símbolos
políticos y religiosos del poder romano, han reconocido plenamen-
te su soberanía.
21b No tiene nada de extraño que Jesús los invite ahora en conse-
cuencia (ouv) a pagar los impuestos; los invita a hacer 10 que ya
hacen. No hay un razonamiento especial en favor de esta invita-
ción. La fórmula La KULOUQO¡; sugiere, eso sí, que el dinero proce-
dente de Lyon, lugar de acuñación de moneda imperial, y provisto
de los símbolos de poder del emperador, es de éste; pero esto que-
da sólo insinuad0 42. Falta cualquier afirmación de que el poder im-
perial sea instituido por Dios, como hace Rom 13, 1. Falta asimis-
mo cualquier argumento bíblico sobre el deber fisca1 43 • La primera
parte del dicho final de Jesús no tiene, pues, un peso decisivo, por-
que se limita a confirmar lo que sus adversarios hacen de tiempo
atrás.
Esto no significa que la invitación de Jesús a pagar impuesto al
César no fuese hecha en serio. Jesús no quiere decir que, al no po-
seer él un denario en su condición de radical itinerante, no tenga
problema fiscal ni le afecte la pregunta de los fariseos 44, ni que for-

40 Según T'AZ 5,1 = BJiI IV, 393, las Imágenes e,tán permItIdas en objetos
de poca monta, como baterías de cocma, paños, monedas, etc Pero los jUdIOS más
relIgIOSOS ponían reparos a esto, cf el matenal en Derrett*, 331 n 1
41 Frente a Gmlka, Marcos n, 179s
42 Esto se argumenta a menudo remItIendo al verbo (mOOLOW~LL que, al Igual
que ellatmo reddere, puede slgmfIcar tambIén «devolver» Es frecuente el uso téc-
mco de aJtooLowfH por «pagar una suma pecumarla» (salarlO o deudas, por ejem-
plo) (Llddell-Scott s vI, Mt 5, 26, 18,25-34,20,8), pero no se lImIta al slgmfIca-
do de «devolver» La mterpretaclón de aJtooLOOVaL como «devolver» un bIen que
pertenece legltlmamente al emperador ha desempeñado un papel notable en la m-
terpretaclón protestante, que mcuIcó la lealtad haCIa el Estado como un deber mo-
ral y teologal Cf ya Brenz, 683 dIce leddlte y no date, para que no venga algUIen
dICIendo «pecuma autem & alIa quae possldemus nostra sunt, & non Caesans»
43 Derrett*, en su docto artículo, qUIere entender el v. 21 a la luz de Ecl 8, 2
44. Así Wengst, Pax Romana, 78s En la p 80 entrevé en la mVltaclón de Je-
sús a la «devolUCIón de todos los denanos al emperador una renuncIa general a
todo lo que sea dmero y moneda». El que va más lejOS es qUIzá LapIde, Er predlg-
mule irónicamente el imperativo: como los fariseos se ocupan más
de los asuntos del emperador que de los de Dios, deben pagar im-
puestos 4). Pero tampoco significa que con el v. 21 b quede ya con-
testada la pregunta, y que el añadido v. 21c (no preguntado) sea un
mero «anexo incongruente»46. Jesús no habría calado la maldad de
la pregunta capciosa de sus adversarios si la hubiera contestado con
una simple respuesta positiva. El texto significa simplemente: pa-
gad los impuestos y no me hagáis preguntas capciosas; ¡tenéis ya
encima la moneda fiscal! Como Jesús no era un celota, habría con-
venido con sus adversarios en la necesidad de pagar las monedas
fiscales adeudadas al emperador; pero eso no es aquí lo decisivo.
Por eso Jesús no respalda teológicamente el deber de pagar im-
puestos, sino que señala sin más la «moneda del tributo». Su verda-
dera respuesta a la pregunta de los adversarios se produce en v. 21c.
La invitación a dar a Dios lo que le pertenece, la añade Jesús 21c
sin haber sido preguntado. En ella residía, pues, la verdadera sor-
presa del texto para los oyentes originales y los primeros lectores.
Está al final y es su diana. Este texto no es, por tanto, una norma-
tiva de las relaciones de Jesús o sus seguidores con el Estado. En
este sentido, el interés central que dedica la historia de la interpre-
tación a este texto choca con la intención del mismo. Apenas se ha
tomado en consideración la invitación de dar a Dios lo suyo; es,
por decirlo así, un «espacio en blanco». Los lectores tienen que lle-
narlo con la tradición bíblica y judía: Dios es el que «abate las na-
ciones y derriba a los reyes» (Is 41,2)47; a él pertenece «la tierra y
lo que contiene, el orbe y todos sus habitantes» (Sal 24, 1). Todo
pertenece a Dios: cielo y tierra, los humanos y, naturalmente, tam-
bién los reinos y los emperadores. Así queda también claro el sen-
tido del espacio en blanco: Jesús no trata de agregar al mandato del
pago fiscal un precepto suplementario -religioso, por ejemplo-o La
obediencia a Dios es el precepto de todos los preceptos, el que los

te In ihren Synagogen: Judische Evangellenauslegung, Gutersloh '1982 (GTB


1400), 41s: «¡Devolved al señor Impenal de las monedas su maldita plata... Negaos
a aceptar sus monedas contranas a la Blbha!». Jesús exige la ruptura radical con el
orden establecido, y el que no lo crea, «comete un menosprecio contra Jesús que
raya en la calumma, si no en el antiJudaísmo» (slcf).
45. Dlbehus, Das Messlanitats- und Leidensgehelmms, 178.
46. Hirsch, Fruhgeschlchte des Evangeltums 1, 131.
47. ef. además ls 44, 28; 45, 1; Dan 2, 21; Hen et 48,8-10; Yotros,
abarca, sustenta y sobrepasa. Dios plantea una exigencia sin lími-
tes a los hombres, que comprende todos los ámbitos de la vida. El
precepto del pago fiscal, por el contrario, se halla en una esfera pe-
núltima, totalmente distinta. Cierto que no hay en el aspecto lin-
güístico indicios que permitan entender el xaL en otro sIgnificado
que el más comente y extendido de «y»; pero razones de conteni-
do dicen que xaL no es aquí una partícula simplemente adItivo-se-
nal, porque combina en realidad unas exigencias totalmente incom-
parables entre sí.
22 Los lectores conocen a los fariseos y saben que su justicia es in-
suficiente (5, 20), Yhasta ahora sólo le han deseado y causado el
mal a Jesús. La frase final de Jesús a los fariseos, que sólo han pre-
guntado por el emperador y no por Dios, deja un eco amenazador
en sus oídos. Mateo refiere, en térmmos neutrales, que los fariseos
quedaron asombrados. Jesús los había calado y triunfó sobre ellos,
como demuestra el hecho de que lo «dejaron», como hubo de
abandonarlo el tentador diabólico en 4, 11. Con esta observación
fmal del v. 22, Mateo no se lImita a crear la transición a la siguien-
te perícopa, sino que sugiere, sobre todo, la victoria de Jesús sobre
sus enemigos, que nada pudieron hacer contra él.

Resumen

Je<;ús no dice, por tanto, que una mitad del ser humano perte-
nezca al César: la mitad material, o cultural, o exterior, relaciona-
da con el «reino del mundo»; y la otra a Dios: la mitad espiritual,
personal o interior. No quiere destacar siquiera el pago fiscal o la
obediencIa al Estado como un precepto especial de Dios. Lo que
quiere decir es: «Podéis dar dmero al César -es su territorio- pero
Dios es el Señor»48. Una teología cristiana del Estado no tiene nin-
gún fundamento en Mt 22, 16-21; la lectura protestante tradicional
del texto, inspirada en Rom 13, 1-7, es un camino desviad 0 49. Más

48 L Ragaz, DIe Blbel Eme Deutung V Jesus, Zunch 1949. 116


49 Sobre la hlstona de la InfluenCia de Rom 13, 1-7 en el protestantIsmo, cf
la amplIa expOSICión de U W¡]ckens, La Carta a lov romanos n, Salamanca 1992.
382-406 La lectura protestante se podría JustifIcar, por tanto, hermenéuticamente
como lectura «canómca», cuando más, a la luz de todo el nuevo testamento, pero
no de Mt 22, 16-21 SIn embargo, aun eso queda exclUido porque, pnmero, el nue-
afín al texto es la tradICIón católIca, que pone claramente la obe-
dIenCIa a DIOS por enCIma de la obedIenCIa al Estado. La mterpre-
tacIón católIca sólo se vuelve problemátIca cuando, en lugar de la
prImacía de DIOS, aparece la prImacía de la IglesIasü .

b) La resurreccIón de los muertos (22, 23-33)

BlbllOgrafia Dreyfus, F, L'argument ser/pturalre de Jesus en faveur de la


resurreetlOn des morts (Me 12, 26 27) RB 66 (1959) 213 224, Schwankl,
O, DIe Sadduzaerfrage (Mk 12,18-27 parr), 1987 (BBB 66)
Mas blbhografía** sobre Mt 22, 15-46, supra, 331

23 Ese día se le acercaron unos saduceos, dijeron 1 que no


hay resurrección y le formularon una pregunta: 24 «¡Maestro!
Moisés dijo: 'Si uno muere sin hijos, su hermano se casará con
la viuda para dar descendencia a su hermano'. 25 Pues había
entre nosotros siete hermanos; el primero se casó y, como mu-
rió sin hijos, le dejó la mujer a su hermano. 26 Lo mismo le pa-
só al segundo y al tercero, y así hasta el séptimo. 27 Finalmen-
te murió la mujer. 28 Pues bien, cuando llegue la resurrección,
¿de cuál de los siete va a ser mujer, si lo ha sido de todos?». 29
Jesús contestó y les dijo: «Estáis muy equivocados, por no
comprender las Escrituras ni el poder de Dios. 30 Porque
cuando llegue la resurrección, ni los hombres ni las mujeres se
casarán, serán como ángeles del ciel0 2 31 Y acerca de la resu-
rrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que dice Dios:
32 'Yo soy eP Dios de Abrahán y el Dios de Isaac

vo testamento contIene vmones contrapuestas del Estado, como la de Ap 13 YRom


13, segundo, precIsamente las afirmaCIOnes teologlcas de Rom 13, 1 son en gran
medida un patnmomo tradiCional delJudal~mo helemstIco, cf Wdckens, Romanos
II, 369s, Schrage*, 23 27
50 Cf supra, n 17

AfYOV'f~ (K, L, fl"


1 Algunos testIgos textuales, pero mnguno muy relevante leen aL delante de
lat, syh pal, bo y otro~) Para ellos la fra~e de que no hay resu
rreCClOn hace constar, como para Mc y Lc, la creencIa de los saduceo~, mIentras en
el texto pnmlgemo los saduceos expresan su conVlCClOn dlfectamente ante Jesus
2 El texto es mseguro Importantes testIgos textuales leen itcou detras de ay
YfAOL (~, L, flllJJ(, lat, ~yphpal, bo y otro~) E~ mas facd exphcar la amphaclOn co
mo añadIdo que el texto breve como omlSlOn El smgular oUQav{jJ, ~orprendente en
Mt, tampoco deja de ser discutIdo en cntIca textual
3 La mayor parte de los testIgos textuales (a excepclOn de ~ [en el v 32b D]
Yotros) leen cuatro veces Ó itco~ con artIculo en la cita de Ex 3, 6 Yen el segundo
y el Dios de Jacob'?
Él no es el Dios de muertos, sino de vivos». 33 Al oír esto, el
gentío quedó asombrado de su enseñanza.

Análisis

La controversIa consta de una exposIcIón que presenta a los saduceos


y su tesl~ fundamental, que mega la resurreccIón de los muertos (v 23),
un versículo fmal a modo de coro, donde los saduceos ya han desaparecI-
do (v 33), y la controversIa propIamente dIcha (v 24-32) Esta se dIvIde
en la pregunta de los saduceos (v 24-28) y la respuesta de Jesús (v 29-
32) Las dos partes son de extensIón sImIlar La segunda tIene a su vez dos
partes, aborda pnmero (v 29s) el caso concreto que los saduceos han pre-
sentado en v 25-28, Yrebate luego en v 31 s la tesIs fundamental formu-
lada en la exposIcIón Tanto la parte mterrogatlva como la de respuesta
contIenen una referencIa bíblIca Esta referencIa aparece al comIenzo de
la pregunta de los saduceos y constItuye el punto de partIda de su alambI-
cada argumentacIón En la respuesta de Jesús, la referencIa fIgura al fmal
y forma el núcleo de su respuesta concluslva El tema del debate es dado
por la palabra clave avam:amc;, que aparece cuatro veces (v 23 28 30s)
Entre Mt 22, 23-33 YLc 20, 27-40 hay algunos mmar agreements que
se pueden explIcar a veces con relatIva facIlIdad como redaccIón mateana
y lucana mdependlente4 La elaboracIón mateana' del texto de Mc 12, 18-

mIembro de la proposlclOn v 32b, a dIferencIa de Mc y la mayor parte de los ma-


nuscntos de los LXX, pero con LXX A
4 Los mas Importanters son en el v 23 I Lc 20, 27 Jl:(,lOOEQXOllaL (redacclOn
mateana, Lc Im,eguro) y el aonsto EltlJQúl'tlJOClV (en Mt sIempre aonsto, en Lc fre-
cuente en Mt frecuente Imperfecto), en el v 27 I Lc 20, 32 ÚO'tEQOV (redacclOn ma
teana probable, redacclOn lucana Improbable), en el v 29 I Lc 20, 34 cIltEV en lugar
de ElplJ (a pesar de la preferenCIa mateana por lplJllL, es probable la redacclOn ma-
teana, ya que cmoxQLttw:; + subjuntIvo + ELltEV es mateano, Lc evIta lplJllL y prefle
re xm etltEV), en el v 32 I Lc 20, 38 la omlSlOn de ltOA'lJ JtAavéio{}E, que suena re-
dundante En este texto se ofrece como mejor explIcaclOn alternatIva a la redacclOn
mateana/lucana IndependIente la pO~lbhdad de que Lc hubIera utIhzado Mt como
fuente ~ecundana Sobre la~ enmIendas estllístIca~ de Mt, cf Mudlso Mbá Mun
dla**,75-81
5 Según vol 1 57ss, son palabras mateanas preferenclales en el v 23 ltQo-
OEQXOllaL + ClUHJ), AEYúlV, en los v 24s posIblemente IllJ + partIcIpIO EXúlV (cf
Schenk, Sprache, 363), en el v 25 ClE ltClQCl + datIvo, 'tEAE'lJ'tClúl, en el v 26 ÓIlO
Lúl~, Eúl~, en el v 27 ÚO'tEQOV, ClE, en el v 28 ouv, Jtéi~, en el v 29 &JtOXQL{}EL~ Clé
+ subJuntIvo, en el v 30 YClQ, en el v 31 la formulaCIón 'tú QlJ{}EV 'ÚJto 'toD {}EOD AE-
yov'tú~, que recuerda la formula Introductona de las cItas de cumplImIento (cf es-
peCIalmente 1,22,2,15), en el v 33 &XO'lJOCl~ Tamblen es mateana la eVltaclOn de
ha en v 24 (/1 Mc 11, 19, cf vol 1, 76s) El v 33 no solo adopta Mc ll, 18, SInO
27 es relatIvamente eXIgua y, en general, fácIl de conocer como redaccIón
mateana Las cItas bíblIcas de Mt sIguen los LXX con gran IIbertad6

Explicación

Jesús contmúa aún en el templo «ese día» después del cual nin- 23
guno de sus adversanos Judíos se atreverá ya a preguntarle nada
(22, 46) Tras la desapanclón de los fanseos, algunos saduceos se
acercan a él Mateo los había hecho ya aparecer vanas veces en su
hlstona de Jesús en compañía de los farIseos (3, 7, 16, 1-12), yen
16, lIs hIZO una advertencIa sobre su doctnna y la de los farIseos
Mt deja que expresen dIrectamente, al comIenzo, su conVIccIón bá-
SIca contrana a la resurreCCIón La controversIa gana así en umdad,
su tema es claro desde el pnncIpI07 Que los saduceos excluyen una
futura resurreCCIón de los muertos parece haber sIdo algo «consa-
bIdo» en el cnstIamsmo pnmItIVO (cf Hech 4, ls, 23, 8) Pero los
saduceos aparecen en el contexto de Mt 22, 15-46 como una espe-
CIe de tropa aUXIlIar de los fanseos, y desempeñan un papel subor-
dmado respecto a éstos. Nmguno de los lectores del evangelIo de
Mateo puede hacerse a la Idea, que hoyes un common sense CIen-
tífICO, de que los saduceos puedan ser los aºXLEºE¡:~ que desempe-
ñarán el papel deCISIvo en la paSIón de Jesús (capítulos 26s).

Josefa, al que debemos caSI todas las mformacIOnes sobre los sadu-
ceos, no sabe mucho sobre ellos Habla de los saduceos caSI exclusIva-
mente en sus reseñas sobre las escuelas de fIlósofos Judíos (Bell 2, 164s,
Ant 13, 173, 18, 16s, cf Va 10) y sobre el cambIO de Juan HIrcano al pa-
sarse de los fanseos a los saduceos (Ant 13,293-298) ConsIdera como
notas sobresalIente~ de los saduceos la falta de fe en la resurreCCIón, la lll-

que se corresponde con 7, 28, cf 13,54 Mas dIfIcil resulta en el v 23 EV btELVTJ tij
~rtEQe;t, que solo tIene una correspondencIa lIngUiStICa exacta (¡pero no de contem-
do l ) en 7, 22, cf, 'im embargo, Ev Exl'LVt¡l1:OO XULQOO (tres veces redacclOnal), Mt,
ddemas, hace una mcluslOn en el v 46 (cm' btELVTJ~ tij~ ~rtEQU~) El smgular EV tqi
oUQuvqi del v 30 no es mateano y re;ulta totalmente mexplIcable como redacclOn
6 El v 24 tampoco es una cIta lIteral en Mt La mtroducclOn EUV cmo1'tuvn
evoca, como en Mc, Dt 25, 5, Mt refuerza con el verbo tecmco (Em)YUrt~QEUúJ la
remml'iCenCla de Gen 38, 8 (allI tamblen UVLOtTJrtL ortEQfW tOO U/)EAlpqi) En el v
32, el añadIdo de ELrtL se corresponde con el texto LXX de Ex 3 6
7 No se puede aflrmdr que Mt no tema la menor Idea de que e'ita fuese la dI-
ferenCIa doctrInal entre los saduceos y los farIseos (frente a Meler, VislOn 21)
slstencIa en el hbre albedrío y la observancIa de la torá escnta, pero no de
las tradlclOnes orales Josefa no dIce que meguen la eXIstenCIa de los án-
geles (Hech 23, 8)8 Presenta a los saduceos como un partIdo de los ncos
(Ant 13, 298), con un respaldo en el pueblo tan escaso que sólo obtenían
cargos y dlgmdades con ayuda de los fanseo, (Ant 18,17). ¡No era, por
tanto, según el proplO Josefa, la hostlhdad, lo que remaba entre ellos y los
fanseos 1 Sólo una vez cahflca Josefa de «saduceo» a uno de los podero-
sos representantes de las famlhas sumosacerdotale,9. Cuando Josefa re-
serva generalmente el nombre de «saduceo» para un partIdo rehglOso y no
llama «,aducea» a toda la anstocracla sacerdotal, comclde tanto con los
evangelios como con el postenor uso lmguístlco de los rabmos. No es po-
SIble debatir aquí el problema hlstónco de los saduceos y de la Imagen
que ofrecen de ellos Josefa, el nuevo testamento y los rabmos Sólo qUie-
ro prevemr contra la tendenCIa a Identiftcar a lo, saduceos con la an,to-
cracla sumosacerdotal, endosarles globalmente la culpa en la muerte de
Jesús y acusar, también globalmente, a los evangehstas, en espeCIal a Mt,
de falta de mformaClón lO

24-28 Los saduceos le recuerdan al «maestro» 11 Jesús el mandato de


Moisés sobre el matrimonio de cuñados. El muy raro térmmo téc-
nico (Em)yar!~ºEÚ(¡) evoca el texto de Dt 25, 5 y de Gén 38, 8 12,
sin haber una verdadera cita. Apoyados en lo dicho por Moisés l3 ,
cuentan una histona sagazmente tejida sobre siete hermanos 14 que
se casaron, uno tras otro, en levlfato con la VIUda del primer her-

8 Como los ángeles desempeñan también un notable papel en el Pentateuco,


esa IndICaCión de Hech re~ulta hIstóncamente mverosímil
9 Ant 20, 199 (el sumo sacerdote Anano el Joven)
10 El muy mfluyente artículo LaI\OO1JXaLO~ de R Meyer, en ThWNT VII, 35-
51, habla baJO esta voz de los sadoqUldas, boetosanos, esemos, «saduceos de Jeru-
salén» y «saduceísmo como fenómeno religIOSO» El artículo es en gran parte In-
serVIble, porque alInea en un comtructo general que él llama «saduceos» los más
dIversos datos ~obre grupos totalmente dIStIntOS La monografía estándar de J le
Moyne, Les Sadduceens 1972 (EB), so~tIene (aunque omite las IndiCaCIOnes de Jo-
~efo) que hubo una gran InflUenCIa política de los saduceos en el SIglo 1 d C (¡b¡d,
392-399), y admite su culpabIlidad en la muerte de Jesús (403s) E P Sanders, Ju-
dmsm Pract!¿e & Belief 63 BCE - 66 CE, London 1992, en su capítulo «Ansto-
erats and Sadducees» (1), estudia a unos y otros en eomún (317-340), a pesar de al-
gunas advertencias mtroductonas (318) Más cauto es A J Saldanm, Phan~ees,
Scnbes and Sadducees In Palestlman Soclety, EdInburgh 1988,298-308
II Sobre el tratamIento de tHoaoxaicoc; dado a Jesús por extraños, cf vol n,
46
12 Mt da por supuesto que sus lectores JudeocnstIanos lo entienden
13 Como en 19, 3-9, lo~ adversano~ de Jesús apelan a MOiSés, Jesús, a DIOS
14 Cf las SIete mUjeres (Is 4, 1), el epIsodIO de Sara con los ~Iete mandos
(Tob 3,8-15,6,14,7, 11) Y los SIete hermanos (2 Mac 7)
mano dIfunto y fueron munendo sm descendencIa La cuestIón es
ahora ¿,a qUIén pertenecerá la mUjer en el punto temporal de la re-
surreCCIón SI ella se caso con los SIete? La hIstona ~uena hoy como
una «auténtIca fantasía machIsta» 15, Yparece artIfICIal y traída por
los pelos No contIene una pregunta sena, smo que pretende sólo
llevar al absurdo la fe en una futura resurrecCIón El relato conte-
nía a la vez un matIZ burlesco para los lectores del evangelIo de
Mateo ¡de tan descabelladas cuestIOnes se ocupan, por lo VISto,
los adversano'> de Jesús' 16 Respecto al uso de la BIblIa por los sa-
duceos, los lectores cnstIanos tIenen la ImpreSIón de que la BIblIa
sólo es, para los adversanos de Jesús, la base para constrUIr sobre
ella sus argUCIas
La pnmera parte de la respuesta de Jesus aborda el caso de los 29s
saduceos Jesús no entra en su pseudopregunta, smo que comIen-
za con un ataque frontal ¡los adversanos no entIenden m las Es
cnturas m el poder de DIOS' El V 29 deja nacer en los lectores un
espacIO en blanco que genera tenSIón, ~ólo V 31 s les hará barrun-
tar de qué se trata El V 30 no resuelve la tenSIón, smo que pone de
relIeve los supuestos erróneos en el caso de los saduceos estos
parten de que la VIda de los resucItados es mera contmuaClón de la
VIda terrena Pero no es así, porque en el mundo de los resucItados
m los varones se casan (yaf!OUOlv) m las mUjeres son dadas en ma-
tnmomo por sus padres (yaf!Ltov'tm)17 Seran más bIen, según una
creenCIa Judía extendIda, «como ángeles del CIelo»18 alabarán a
DIOS, VIVIran en su presenCIa y no se casarán como varones y mu-
Jeres SI esta respuesta de Jesús pretende encontrar asemo en sus
oyentes ongmales y en los lectores del evangelIo de Mateo, y de
mostrar lo absurdo de la pregunta de los saduceos, se presupone
que aquéllos no sólo comparten la fe en una futura resurreCCIón, SI-

l5 Tal es la ImpreslOn de un mIembro (varon) de nuestro grupo de trabajO


16 Algo pareCIdo ocurre en 23 l6 22 (cf mfra 423s) Pero, como alh el sar
casmo no es del todo mfundado ASI lo mdlcan la, resolUCIOnes doctnnales de la
Mlsna sobre e] matnmOnIO de levIrato en Jeb 2 ]s (dos hermanos) 2 6s (dos her
manas), 3, I 3 (cuatro hermanO'> y do, hermanas), 3,4-9 (tres hermanos)
]7 Cf mfra 379 n 33
]8 Cf Dan ]2,3 (lo, sabIOS y Justos bnlldran como los astros del CIelo), Hen
et 39, 5 (estanCIa, de los Justos Junto a los angeles) cf ,9,26 104,4 LlbAnt 33
5 (la fIgura de los Justos ,era como las estrellas), 4 Esd 7 97s ] 25 (los Ju,tos bn
liaran como el sol y veran a DIOs) Bar s 5] 5 10 (los Justos se transformaran en
«el resplandor de los angeles» y seran «Igud]e,» a ellos) Mt ]3 43 Ma, docu
mentos en B¡]l 1,89]
no que creen, como él, que la vida resucitada es algo más que una
mera contmuaclón de la vida terrena l9

NadIe dIscute lo pnmero La fe en la futura resurrecclOn de los muer-


tos aparece atestIguada desde el sIglo II a C y no fue sólo una creenCIa
básIca que profesaron los fanseos como seña de IdentIdad, según Josefo,
smo ya parte de la fe general del puebl0 20 Lo segundo, en cambIo, es dIs-
cutIdo se aducen pasajes dIfícIles o fuera de lugar para demostrar que en
la smagoga «qUIzá se conSIderaba algo obvIO que la VIda conyugal se
practIcase entre los resucItados exactamente Igual que en el presente
eón»21 Pero hay textos Judíos en sentIdo claramente opuesto «En el mun-
do futuro m se come m se bebe, no hay generacIón m procreaclOn, m co-
mercIO m negocIo, m envIdIa, m enemIstad m pelea, SIllO que los Justos
están sentados con sus coronas en la cabeza y gozan al resplandor de la
shekma» (Ber 17a)22 La tendencIa que aflora detrás de la antítesIs es cla-
ra Jesús debIÓ ser el defensor y autor de una Idea de la resurreccIón más
profunda, más espmtual, contrana a las VISIOnes Judías nacIOnales, Idea
que luego encontrará su contllluaClón lógIca en los conceptos paullllos de
la resurreccIón como nueva creacIón y del (JQl¡.,tu JtVE'U¡.,tUtL'XOV, de 1 Cor
15,35-44 La Idea de resurreccIón en Mt 22,23-33 par y la de 1 Cor 15
son realmente muy afmes, pero ambas hunden sus raíces en una creencIa
Judía dIfundIda Sólo qUIen la compartIera podía salIr convencIdo de la
respuesta que Je~us dIO a esta controversIa23

19 Tampoco dIce el texto, naturalmente, que los re~ucItados, aunque no se ca-


sen en el cIelo, segUlran llevando su VIda conyugal como seres sexuados (según
sostIene B Wlthenngton III, Wamen In the Mlmstry afJesus, 1984 [MSSNTS 51],
34s, ¡sm duda para garantIzar, tamblen en el cIelo, la mdlsolubllIdad del matnmo-
mol De ~er aSI, la pregunta de los saduceos -a cual de los hennanos pertenecerá la
vlUda- ¡sena realmente un problema'
20 Sobre la genesls de la creencIa IsraelIta en la resurreCCión, cf Volz, Es
chatalagle, 229255, P Hoffmann, DIe Taten In Chnstus, '1969 (NTA NF 2), 26-
174 Los textos precnstIanos sobre re~urreCClOn ma~ Importantes son Is 26, 19,
Dan 12,3,2 Mac 7, Sab 2, 1 9 (polemIca con los «epICureos»), cf Hen et 22
21 BIll 1, 888 Pero los documentos, o son muy antIguos (Hen et 10, J 7 = ~I­
glo III a C [los Justo~ persegUIdos antaño tendrán 1000 hIJOS en el tIempo fmal]),
o se refIeren al tIempo meslamco no al nuevo eon (Bar sIr 73,7 [SIn dolor de par-
to] y los documentos de BIl1 III, 889 [baJO cl) o al tIempo (transfIgurado) de la
vuelta del destIerro (BIl III, 888 baJO b)
22 CItado en BIl1 1 890 Mas documentos afmes Hen et 15, 6s (los ange1es
del cIelo son espmtuales y no tIenen esposas), P'sIqR 43 (l79b) = BIll 1,891 (los
ángeles no comen, no beben, no se reproducen m mueren), Chag J6a (los demomos
se parecen a los ammale~, y no a los ángeles, en que se reproducen), Jalqut 1 § 111
= BIll 1,890 (en el mundo futuro no habra casamIentos m generaclOn de hIJOS)
23 J Klausner, Jesus van Nazareth, Jeru~a1em '1952,438 «Jesus da a los sa-
duceos una respue~ta que cualqUIer fanseo hubIera podIdo dar»
Después de despejar con talante soberano la pregunta capciosa 31 s
que le plantearon los saduceos con su casuística, Jesús vuelve a la
tesis saducea fundamental que niega la resurrección. Ahora es él
quien remite a sus adversarios a la Escritura; pero, a diferencia de
ellos, Jesús no utiliza la Biblia como mero punto de partida para su
propia y sutil argumentación, sino que es la palabra bíblica misma
la que atestigua la resurrección de los muertos. Y a diferencia de
los rabinos posteriores, que aducen también pruebas escriturarias
en favor de la resurrección de los muertos, Jesús se apoya en el tex-
to bíblico central Ex 3, 6 (cf. 3, 15), relacionado directamente con
la autorrevelación del nombre de Dios (Ex 3, 14)24. La afinidad con
las expresiones introductorias de las citas mateanas de cumpli-
miento y la solemne estilización del dicho bíblico siguiente como
palabra pronunciada por Dios mism0 25 , dan un gran peso a la cita.
Que Dios sea el Dios de los antepasados, Abrahán, Isaac y Jacob,
es una creencia fundamental de Israel. En esta base descansa la
alianza de Dios con el pueblo; por eso invocan tantas veces a Dios
con ese calificativo en las oraciones 26 . Especialmente expresiva fue
a este respecto la «Oración de las dieciocho bendiciones», cuya pri-
mera beraká va dirigida a «Yahvé, Dios de Abrahán, Dios de Isaac
y Dios de Jacob», y la segunda alaba a Yahvé, «que da vida a los
muertos»27. El Dios de los antepasados es para Israel el Dios de la
alianza que acompaña a Israel y lo rescatará 28 • La idea de la vitali-
dad del Dios aliado de Israel forma la línea continua entre el senti-
do original de Ex 3, 6 Y su aplicación en el nuevo testamento. Que
Dios resucitará a los muertos, es para el judío Jesús, como para la
«Oración de las dieciocho bendiciones», una creencia central que
emana directamente de la fe en el Dios viviente de los antepasados.
Por eso, el texto primordial de Ex 3, 6 es su base en la Biblia29 .

24. Los rabillOS no citaban Ex 3, 6 como prueba escnturana en favor de la re-


surrección. Sanh 90b-91b recoge báslcamente sus pruebas. Algunas de ellas (como
las tomadas de Ex 15,1; Núm 18,28; Dt 31,16; Sal 84, 5; Is 52, 8) argumentan con
formas futuras de Imperfecto del TM. Formalmente son similares a las de Mt 22,
32, lógIcamente más claras, pero menos centrales en el contenido.
25. Cf. 1,22; 2, 15.
26. Eclo 51, 12k-m; Oración de Manasés, 1; Jub 45, 3; más documentos sobre
el DIOs de los padre~ en Mudlso Mbit Mund1a x *, 98.
27. Texto según Bil], IV, 211.
28. A eso otorga un peso espeCial Dreyfus*, y después de él Mudl~o Mbit
Mundla**, 96-102 y Schwank1*, 393-396.
29 Los comentanos suelen hacer notar que los saduceos ~ólo se apoyan en la
La estructura lógIca de la prueba escnturana del v 32 es dIfícIl de en-
tender Se puede consIderar la frase fmal (v 32b «no es DIOs de muertos,
smo de VIVOS») como segunda premIsa (posIbIlIdad 1) o como conclUSIón
(posIbIlIdad 2) En la pnmera posIbIlIdad hay una demostraCIón lógIca-
mente mobJetable DIOS es a), como dIce Ex 3, 6, el DIOS de Abrahán,
Isaac y Jacob (v 32a), pero b) dado que no es un DIOS de muertos, smo de
Vlvm (v 32b)30, los patnarcas tIenen que VIVIr, es decIr, ser resucItados 31
En la segunda posIbIlIdad, la prueba escnturana obtIene su peso demos-
tratIvo excluSIvamente de Ex 3, 6 Entonces hay que mclUlr la creenCIa
-obvIa en el Judaísmo de la época- de que los patnarcas de Israel VIven
ahora con DIOS e mterceden en favor de IsraeP2 En suma el DIOS de los
padres es un DIOS de VIVOS que resucIta muertos (V 32b) No queda claro
en el plano conceptual el nexo entre la VIda de los antepasados, que gozan
ya de DIOS según creenCIa Judía, y la futura resurreCCIón de los muertos en
ambas posIbIlIdades 31 El V 32b no permIte nmguna opcIOn en el aspecto
ImgmstIco, porque no contIene nI XaL o CE (que correspondería a la POSI-
bIlIdad 1) nI uQu o oi'ív (que favorecería la posIbIlIdad 2) Ambas posIbI-
lIdades están formuladas, además, de modo mcompleto En la pnmera, los
propIOS lectores tIenen que extraer la conclusIón, en la segunda no aparece
explícIta la creenCIa de que los padres VIven con DIOS La pnmera posIbI-
lIdad es lógIcamente mejor, pero resulta dIfíCIl, porque la prueba escntu-
rana a base de Ex 3, 6 no demuestra nada por sí sola, smo que es parte del
argumento TambIen es mcomodo que la alusIón al «poder de DIOS» (v
29) quede sm objeto La segunda posIbIlIdad es retóncament.e mejor, por-
que la conclusIOn a la que todo converge se expresa realmente en el V 32b,
pero presupone que los lectores aportan a la CIta de Ex 3, 6 mucho de sus
propla~ conVICCIOnes de fe Judía, como la confIanza en que el DIOS de los
padres, al que InVOcan, es un DIOS poderoso14, Yla creenCIa de que los pa-

tora y que, por eso, hubIeran SIdo maproplados alguno, de los textos «claslcos» en
favor de la resurreccIOn, como Ez 37, Is 25, 8, 26, 19 o Dan 12, 3, o de los textos
empleados mas tarde por los rabillOS (cf supra, n 24) Esto e, superfIcIalmente co-
rrecto, pero no mvalIda el verdadero fundamento poszt¡vo del recurso al texto cen
tral Ex 3, 6
30 Tampoco esto es un buen pnnClplO bíblIco, ef , por ejemplo, Sal 6, 6, 30,
10, 88, 6 11 13, Is 38, l8s El antIguo testamento, en todo caso, aphca esta creen-
CIa baSIca en sentIdo mverso DIOS no tiene nada que ver con el remo de los muer-
tos
31 ASI por ejemplo Schwankl**, 404,
32 4 Mac 7,19,13,17,16,25, LIbAnt 4,11, TestBen 10,6 rresurreccIOn),
Slb 2, 246s, Mt 8, lIs, Lc 16, 23 Cf tamblen las expreslOne, «Ir a donde los pa-
dres», «en el seno de Abrahan» (BIll II, 225s) y el topos de la mterceslón de los pa-
tnarcas por Israel
33 Esto condUjO muchas veces, en la mterpretaclOn ecleSIal, a relaCIOnar la re-
,urrecclOn de los muertos y la mmortahdad del alma
34 Cf el v 29 y las mvocaClones supra, n 26s
tnarcas Viven con DlOs 35 Yo prefiero la segunda posibihdad El pasaje bi
bhco Ex 3, 6 hay que aphcarlo, pues, a la luz de la fe, al DlOS ViViente de
la ahanza36 Trata del «poder de DIOS», del que nada entIenden los sadu-
ceoS (cf V 29b)

En el versículo fmal no se habla ya de los saduceos Son tan 33


Irrelevantes para el evangelIsta que éste m siqUIera menCIOna su
desapancIón, y sólo después hace constar que Jesús los reduJo a SI-
lencIO con su respuesta (v 34) Más importante es para él la reac-
CIón del pueblo oyente, que descnbe con palabras de Mc 11, 18 La
multItud «se asombra de su enseñanza», como después del sermón
de la montaña (7,28) Yde su predicacIón en la smagoga de Naza-
ret (13, 54) Esto sigmfica para Mateo que la enseñanza de Jesús es
algo totalmente especIal, totalmente distInto de la de los letrados
Sm embargo, la multItud no se ha pronuncIado aún defImtIvamen-
te sobre ella37

Historia de la influencia y resumen

La controverSIa con los saduceos no ha temdo mucha resonan-


CIa en la hIstona de la mterpretación Esto obedece sobre todo a
que esa controversia no CImentó la esperanza de la futura resurrec-
CIón de los muertos en la resurrección de Jesús, como fue costum-
bre de'>de Pablo en la teología cnstiana Sobre todo en la época de
la Reforma, el mterés por dicha controversia fue muy escaso El
texto SirVIó, cuando más, para denostar a los adversanos confesIO-
nales 38 En la Igle~Ia antIgua fue, sobre todo, el v 30 el que des
pertó el mterés de los comentanstas

¿En que conSiste la esenCIa de los ángeles, a los que son eqmparados
los resucitados? En el pnmer plano del lllterés estaba caSi Siempre un as-

35 Solo en la segunda pOSibilIdad tiene sentido la referencia especlflw a lo~


patnarcas
36 La Idea del {}EO~ ~wv, expreslOn comente de los LXX es familiar a los
lectores de Mt (documentos en Mell*, 309, n 300)
37 Frente a Walker Hellsgeschlchte,44 Para Walker el pueblo esta del lado
de los saduceos que representan a Israel ¡No' Solo cabe afirmar eso, mutatIs mu
tandls despues de 27 24s
38 Calvmo 11, 206 como los fanseos con los saduceos, aSI se asocian tamblen
hoy los papistas con todos los eplcureos y lIbertmos Maldonado 450 los cal Vi-
mstas son como los saduceos que no creen nada que transcienda la naturaleza
pecto los ángeles han dejado atras los «mama corporum gaudia»39 «El
que se aparta totalmente del uso de la hbido, trasciende la naturaleza hu-
mana y pasa al modo de Vida de un angel ('condItlO angehca'»>40 Y a la
mversa «Las paslOnes que más embrutecen al ~er humano son las paslO-
nes eróticas, que se ejercitan en el matnmomo»41 Apenas hay comentarlO
que no haga una referenCia a la castidad al hablar de la esenCia de los án-
geles El texto denva con ello en el tema de la hostihdad ecleSial haCla el
cuerpo Esa hostlhdad alcanzó su Cima cuando se negó el sexo a los án-
geles o -a la luz de Ef 4, 13, por eJemplo- se les atnbuyo la condiCión
masculma «Para los que han alcanzado la mmortahdad, el sexo fememno
es totalmente superfluo», además, los ángeles no tlenen cuerp042 Pero la
mayoría de los padres de la IgleSia impugnó deCididamente tales opmlO-
nes y afIrmó la eXistencia corporal de los angeles como varones y mUJe-
res los resucitados, de los que se dice que m se casaran m serán dados en
matnmomo, son mUjeres y varones, porque no se hace tal afIrmaClOn de
«una piedra o un árbol y de las cosas que no tienen órganos sexuales»
«Lo úmco que nego el Señor es que haya casamientos en la resurreCCión,
pero no que haya mUJeres»43 Según la concepclOn ecleSial, los angeles
tienen un cuerpo y son mUJere~ o varones, pero no tlenen mstmto m Vida
sexual

Estas reflexlOnes prodUCidas en la histona de la mterpretaClón


suponen un desvío de las mtenclOnes del texto Éste habla de la fu-
tura resurrecc1ón exclus1vamente, no se pronunc1a en absoluto so-
bre matnmomo, ángeles y sexualtdad44 Tales cuestlOnes henen
que ver sólo con el caso presentado por los saduceos, que Jesús
qmere slmplemente reduc1r al absurdo D1Cho con más prec1s1ón,
el texto trata del «poder de DlOS» él es el V1v1ente. Sl DlOS se en-

39 Hllano, 23, 4 = se 258, 156


40 Opus lmperfectum, 42 = 870
41 Toma~ de Aqumo (Lectura), n° 1800
42 Teodoreto, Graecarum affectLOnum curatLO 3, 89 = se 57, 196s, cf La-
pIde, 416
43 Jerommo, 206, cf Agustm, elV Del 22, 17 = BKV 1/28, 477
44 La mtencIOn del texto tampoco es, por tanto, atacar el matnmomo de le-
VIrato como mstItucIOn Es, al menos en algunos rasgos, una mstItucIOn tIpICa del
patnarcado (se trata de mantener la descendenCIa del hermano dIfunto), pero ese
matnmomo aparece aqUI Simplemente en un ejemplo argumental que qUiere llevar
al absurdo la Idea de la resurreccIOn, y no es tema en SI La mtencIOn de Jesus no
es, pues, aqUI la de superar una mstItucIOn patnarcal Opman lo contrano, por
ejemplo, E Schussler FIOrenza, In Memory ofHer, New York 1984, 143-145 (trad
cast En memoria de ella, BIlbao 1989), y e Myers, Btndtng the Strong Man,
Maryknoll 1988, 314 317 en el mundo de DIOS, «patnarchal marnage IS no more»
(Schussler FIOrenza, In Memory of Her, 144)
trega a los hombres, éstos quedan acogIdos a su vIda y no pueden
permanecer en la muerte. El hombre al que DIOS se entrega pasa a
ser el «sIgnum promIssIOllls», no sólo como alma SIlla tambIén co-
mo cuerp045

c) Los grandes preceptos (22, 34-40)

BiblIOgrafía Abrahams, 1 , The Greatest Commandment, en Id , Studles 1,


18-29, Allison, De, Mk 12,2831 and the Decalogue, en e A Evans-W
R Stegner (eds ), The Gospels and the Scnptures ofIsrael, 1994 (JSNT S
104),270-278, Berger, K, Gesetzesauslegung 1, 56-257, Bornkamm, G,
El doble mandamiento del amor, en Id , EstudIOs sobre el nuevo testa-
mento, Salamanca 1983, 171-180, Burchard, e , Das doppelte Llebesge
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Der Ruf Jesu und die Antwort der Gememde FS J Jeremzas, Gottmgen
1970, 39-62, Ebersohn, M , Das Nachstenslzebegebot m der synoptischen
TradltlOn, 1993 (MThSt 37), Fuller, R H, Das Doppelgebot der Llebe,
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«And you shalllove your Nelghbor as Yourself 1 am the Lord» (Lev 19,
18) m JewIsh InterpretatlOn Blb 73 (1992) 496-517, NIssen, A, Gott
und der Nachste 1m antlken Judentum, 1974 (WUNT 15), Schnelder, G ,
Die Neuhezt der chnstlzchen Nachstenlzebe, en Id, Jesusuberlleferung
und Chnstologle, 1992 (NTS S 67),168-186, Schrage, W, Ética del nue-
vo testamento, Salamanca 1987, 88-109
Más bibliografía sobre Mt 22, 15-46, supra, 331

34 Los fariseos, al enterarse de que Jesús había tapado la


boca a los saduceos, se juntaron en el mismo lugar, 35 y uno
de ellos, que era letrado I , le preguntó para ponerle a prueba:

45 Bengel, 133
1 Muy pocos textIgos textuales (fl, e, sy" arm, geo, Or) omiten VO/lLXO'; Es
lllcomprenslble, por eso, que los editores de GNT y de Nestle 26 pongan vOfuxo,; en
tre [ J, y comprensible solo por las dIfIcultades de la separaclOn de fuentes
36 «Maestro, ¿qué mandamiento es grande en la Ley?». 37 Él
le contestó:
«' Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma
y con toda tu mente'.
38 Este es el mandamiento principal y el pIimero. 39 Pero el
segundo2 es igual de importante:
'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'.
40 ¡De estos dos mandamientos penden la LfJ:t y los profe-
tas!». '

Análisis

1 Estructura El texto comIenza con un versículo de transIclón (v 34)


que recuerda la conversaClOn con los saduceos y menClOna a la vez la reu-
món de los farIseos, que será el escenano del próxImo epIsodIO (cf v 41)
El dIálogo propIamente dICho consta de la exposICIón (v 35), la pregunta
(v 36) y una respuesta muy larga de Jesús (v 37-40) Aparte la anotacIón
de que el letrado «tIenta» a Jesús, el dIálogo no contiene mnguna nota po-
lemlca dlfecta, m subraya el éxito de Jesús frente a sus adversarIOS Es, en
la termmologla cláSIca de hlstona de las formas, un dIálogo escolar que só-
lo tIene aIre de controverSIa en la caractenzaclón negativa del mterroga-
dor3 La palabra clave vOflo'.; (v 3640, cf VOflLXO'.; en el v 35) engloba to-
do el dIálogo Así queda mclmdo tambIén el versículo fmal 40, que dIce
algo que el letrado no preguntó, y que por eso no encap bIen en el texto

2 Fuentes La mtroducClón (v 34)4 y la concluslOn (v 40)5 wn redac-


cIOnales La cuestión de las fuentes es muy debatida en 10 que respecta a
los v 35-39, porque son muy numerosos los mmar agreements con la m-
troducclón lucana al relato del buen samantano, Lc 10, 25-28 Estas com-
cldenClas son 1) El mterrogador es un VO[Uxo'.;, no un YQUf!f!UtEU'.;, como
en Mc (v 35, Lc 10,25),2) el VOflLXO'.; pregunta para poner a prueba a Je-
sus (JtELQU~WV UUtov [v 35], EXJtfLQU~WV UUtOV [Lc 10,25]),3) bLbuo-

2 Falta Oc en los mejores testigos aleJdndnno~, y es antes un añadido que una


omlSlOn
3 Algo pareCido Hummel, Auseznandersetzung, 52
4 El v 34 enlaza con los v 23 33 Ycon el v 41 Son redacclOnales ademas,
segun vol 1, 57ss, OE, axouoae;, ouvayúJ (5 veces ouvr¡xfhjoav, de ellas 4 en refe-
rencia a los adversanos de Jesus) 'Em 1:0 aireo es un giro LXX (56 veces), su pre-
sencia en Sal 2, 2 LXX en conexlOn con ouvr¡xitr¡oav puede ser casual
5 Son redacclOnales, segun vol 1, 57ss, OUtoe;, ouo, oAoe;, vo~oe;/JtQO<Pi'iWL
(cf 5,17,7,12)
xaAE (v 36; Lc 10,25),4) EV t<.!J VO[!(¡l (v 36, Lc 10,26),5) la cita del
precepto de amar a DIOS omite el versículo mtroductono Dt 6, 4 = Mc 12,
29, 6) en la cita de Dt 6, 5, Mt YLc sustituyeron casI totalmente, aunque
no de Igual modo, el EX de Mc por EV, y se desviaron con ello de los
LXX6, 7) Mc pone fm al diálogo con la respuesta del letrado y un elogIO
de Jesús (Mc 12,32-34), Mt/Lc omiten e,tos versículos Para explicarlo,
se han postulado una variante especial que sólo está detrás de Lc 10, 25-
28 7 , un texto Q u otra fuente especial conocida por Mt y Lc s o una recen-
Sión textual déutero-Mc 9 , o se ha recurndo a una hipótesIs ~obre la cues-
tión smóptIca que se desvía de la hipótesIs de las dos fuentes lD Diversos
autores han mSlstIdo más recientemente en que Marcos es, también aquí,
la únIca fuente de Mt y Lc ll
Los cambIOS que mtroduce el texto de Mt se pueden explicar fácil-
mente, en su mayoría, como redacción ~L6a(JxaAE como tratamiento da-
do a Jesús por los extraños (n o 3) e, redacción mateana l2 'Ev t<.!J VO[!(¡l (n o
4) se corresponde con el mterés mateano por el cumplimiento de la torá
(cf v 40) nELºa~(¡)v (n o 2)13 y la ausencia de Mc 12,32-34 (n 07) ,on
comprensibles en Mt porque el mterrogador es un adversano de Jesús al
~er enviado por los fanseos hostiles, por eso no puede formular el doble
precepto del amor, centro de la ética cnstlana, y reCibir por ello el elogio
de Jesús La ausencia de Dt 6, 4 (n o 5) es comprensible como enmienda de
estilo Hay que señalar ademas que muchos de los agreements entre Mt y
Lc no lo son del todo, difIeren algo en la fonnulaclón (n 02 6) y algo en la
posIción (n o 4) La omisión de Mc 12, 32-34 se produce en Mt y en Lc l4
de modo completamente dlstmto, y no habría que hablar de «comclden-

6 Lc mantiene EX en el pnmer miembro Mt, a diferencia de Lc, reduJo ade-


mas la sene de Mc de cuatro miembros a tres y la adapto aSI a Dt 6, 5
7 J Fltzmyer, Lucas IU, Madnd 1987,267, otros autores en KIIunen*, 17s
8 Bultmann, HIstoria, 82, Bornkamm, El doble mandamzento, 180 (fuente
especIal mas antigua, pOSIblemente proto-Marcos), Burchard*, 39-51 (tradlclOn es-
peCIal que es postenor a Mc), Fuller*, 317 324 (tradlclOn antigua de la comumdad
arameohablante), Haenchen, Weg, 413s (antIgua tradlclOn especial), SchwelZer x ,
277 (tradiCión oral), Strecker, Weg, 135s (Q), F Vouga, Jesus et la LOI, Geneve
1988, 146-152 (Q), Schrage, Etlca del nuevo testamento, 91 (Q), Lambrecht* (Q,
el texto Q fue también fuente de Mc 12,28-14)
9 Ennulat, Agreements (vol III), 284 287
10 Apenas hay una hlpotesls <;moptlca que no encuentre su defensor conven
cldo en este texto, cf la VISIón panorámIca en Ennulat, Agreements (vol III), 279
11 Mudlso Mbá Mundla"'*, 113-119, KIIunen*, 34 77, Ebersohn*, 144-155,
cf Gmlka U, 257s
12 Vol 1, 57ss, vol U, 46
13 Cf 16,1,19,3,22,18
14 En Lc plantea Jesús la pregunta, y el VOf,lIXO~ es el que contesta, el texto
omItido no es en realIdad Mc 12, 32s, smo Mc 12, 30s El elogIO de Jesús al letra-
do (Mc 12, 34a) se mantiene en Lc 10, 28a, pero formulado en línea lucana
Cla» Sólo n o lIS y qUlzá n o 6 16 son realmente dlfíClles para Mt El resto
de los pequeños cambIOs respecto a Mc son Igualmente redacclOnales 17
En Lc no es posIble explIcar todos estos cambIOs respecto a Mc como
redaccIOnales l8 El supuesto de una tradICión especial es más adecuado, a
mI JUICIO, para Lc Éste utIlIzo qUIzá para la IntroducClón a la parábola del
buen samantano una tradición especial del doble precepto y por eso elI-
mInó más adelante Mc 12,28-34 como doblete Así procediÓ tamblen en
otros pasajes 19 No parece que eXistiera esa tradIcIón especIal en la fuen-
te Q, no cabe fIjar ahí un espacIO lógico para ella Es muy posible que Mt
conOCIera también esa tradicIón especial (¿qulza por transmiSión oral?)
La cuestión de SI la tradlclOn especIal era más ongInal o más reciente que
la versión de Mc no se puede resolver en forma alternativa La versión de
Mc, con su enfasls en la confesión de la fe monoteísta (Mc 12, 29 = Dt 6,
4) Yde la dimensión Intelectual del amor a DIOs (Mc 12,30 Otuvmu, 12,
33 ouvEmc;), apunta a un Judeocnstlamsmo helenístlco 20 A la Inversa, la
anotación de que el letrado «tentó» a Jesús es, SIn duda, secundarla en la
tradición especial de Lc

Historia de la influencia

El dIálogo sobre el doble precepto del amor es un texto funda-


mental En sus dIversas lllterpretaclOnes se reflejan a menudo las
preguntas báSIcas de la fe. Reseñaré las más Importantes entre las
que se plantean hoy para la comprensIón del texto, entrelazadas
con algunas referencIas de hIstOrIa de la lllfluencIa, que son a ve-
ces las que hacen comprensIbles esas preguntas

15 NOfHXO~ es hapax legomenon en Mt, y en Lc sena explIcable, SI acaso,


como redacclOn
16 Sería ~mgular que Mt ajustase un texto LXX al TM, pero hay otros pasa-
Jes LXX que formulan senes pareCIdas afmes con EV 1 Re 2, 4 LXX, 8, 48 LXX,
2 Re 23, 3 25 LXX, 2 Cron 6, 38, 34, 3 J, 35, 19b, Eclo 7, 27 29s, etc
17 Sobre Ei:~ EX + gemtlvo (v 35), cf 10,29,18,12,26,21,27,48 sobre OE
<¡JTJfH (v 37), o{jto~ EOl:LV (v 38) y bftOLO~ (v 39), cf vol 1, 57ss
18 Son qUlza redacclOnales n° 1 y n° 3, con ba~tante probabIlIdad tamblen
n o 5 Son apenas redacclOnales n o 2 (hay un contraste entre la mala mtenclOn en
Lc 10,25 y el elogIO de Jesus Lc 10,28 [formulado redacclOnalmente]) y n o 6 'Ev
tOO vOfHú (n o 4) tampoco es lucano, al Igual que toda la doble pregunta EV ti¡¡ voft<¡l
l:L YEYQantm, nooc; avaYLvWaXEl~,
19 Cf Lc 4, 1630 (1/ Mc 6,1 6) 7,3639 (1/ Mc 14,39),11,1423 Q (1/ Mc
3,2227), Lc 13,6-9 (1/ Mc 11, 12-14 20s), 17,6 Q (1/ Mc 11, 22s)
20 ASI, sobre todo, Bornkamm, El doble mandamIento, cf tamblen Bur-
chard*, 39-51, 54s
1 ¿Qué hay que entender por «amar a DIOS»? (,Cómo se puede
«amar» a algUIen al que no es posIble comprender m ver?

En las dogmátIcas eclesIales clásIcas, el «amor a DIOs» no es una ex-


presIón central que defllla la relaCIón cnstIana con DIOs Domlllan las ex
presIOnes «Illtelectuales», como «conOCImIento de DIOs» y «fe»21 Las Ill-
terpretaclOnes de Dt 6, 5 o Mt 22, 37 son, a menudo, muy escuetas, no se
tIene la ImpresIón de que Mt 22, 37 haya ~Ido sIempre un «gran» texto en
la tradIcIón cnstlana Las IllterpretaclOnes de la Edad MedIa suelen en-
tender el amor a DIOS como conocImIento y obedlenCla22 Calvlllo habla
del amor a DIOs casI úlllcamente en relacIón con el cumplImIento de los
preceptos de la pnmera tabla del decálog0 21 Las IllterpretaclOnes IllSplra-
das en la Reforma subrayan tambIén la dImensIón cogllltIva el amor a
DIOs -dIce Bulllllger, por eJemplo- vIene de la fe, y fe es conocImIento de
DIOs «Nullum amatum lllSI cogllltum»24 Esto se traduce en la época mo-
derna como «amor» fIlosófIco a DIOS, en el panteísmo racIOnal de SpIllO-
za, por eJempl025 E Fromm estIma, con bastante aCIerto, que la tradICIón
OCCIdental entIende el amor a DIOS, «báSIcamente, como una VIvenCIa
conceptua1»26 CasI más Importante es, en la tradICIón, el momento étIco
del amor a DIOs amar a DIOs slglllfIca cumplIr sus mandamIentos Este
pensamIento fundamental perdura a través de las IllterpretaclOnes antI-
guas y modernas, sobre todo en la IgleSIa gnega y en el protestantIsm0 27
A veces se complementa ~eñalando que la gratItud por los dones reCIbIdos
de DIOs lleva al hombre a la obedlencla28 El amor a DIOs no tIene, pues,

21 La doctnna sobre DIOS expuesta por Tomas de AquIno abOIda la cognttco


Del (STh 1, q 12), su doctnna de las Virtudes aborda la fe, entendIda como acto In
telectual (y vohtlVo) (STh 111/1 q 1 3, q 4, art 1 28) Tomas de AquIno habla en
cambIO del amor a DIOS, casI exclUSivamente, en relaclOn con el amor al ser hu
mano (STh 111/1, q 25-27)
22 Beda, 98 «<cogmtIO atque confessIO dlvInae umtatIs, cum executlOne bo-
nae operatIoms»), algo SImilar, por ejemplo, ChnstIan v Stavelot, 1445, Anselmo
de Laon, 1441
23 lnst 11, 8, 51
24 Bulhnger, 200B, algo parecido Bucer, 168 (qUIen ama a DIOs debe tener
pnmero una fe fIrme)
25 B SpInoza, Etlca demo~trada segun el orden geometrzco, Madnd 2000, 5
parte, teoremas 15 y 36
26 E Fromm, El arte de amar, Barcelona 1998, 96
27 Ejemplos Eutlmlo Zlgabeno, 584 (el amor al proJlmo pasa a ser la expre
SlOn mas Importante del amor a DIOS), Teofllacto, 393, Pedro de Laodlcea, 256,
Calvmo (supra, n 23), Bulhnger, 200B, Brenz, 688 (obedIenCIa mtenor y totdl),
Wolzogen, 367, S Klerkegaard, Leben und Walten der Llebe, trad alem por A
Dorner C Schrempf, lena 1924,21 (obedIenCIa y adoracIón), R Bultmann, Jesús,
Buenos AIres 1968, 163, K Barth, KD 1/2, 41948, 429
28 Musculus, 499, Wolzogen, 367 y I
nada que ver con el sentimIento, smo que es cosa de la voluntad la «hbre
y alegre obedlenCla»29
Suele ser mas raro señalar aspectos emocIOnales en el amor a DIOS Pa-
ra Agustín, el amor lleva consIgo el «dIsfrute» de la comumón con la per-
sona amada SI esto ocurre con DIOS, es la dIcha suprema, que solo cabe
alcanzar por Vla comumtana «La maXlma recompensa consIste en poder
dIsfrutarlo y en que todos podamos dI~frutarlo, dIsfrutamos recíproca-
mente en el»3ü Para DIOmsIO CartuJano, el «Doctor ecstatlcus», el afecto
desempeña un papel Importante hay que amar a DIOS «tato desldeno et
affectu secundum VIres ammales et sensItIvas» y, fmalmente, tamblen
«toto mtellectu ac mtentIOne» 11 En Lutero perCIbe uno constantemente la
alegría de que el DIOS cuyos preceptos hay que observar, sea el «Deus pro
nobls» «'Est tuus deus, l1le umcus Et Ideo crede', que el se acepta como
tuyo y tú te aceptas como ~uYO»32 Los aspectos emocIOnales tIenen gran
Importancia en la mlstlca, como es ObVIO, por ejemplo, en Bernardo de
Claraval Para el maestro Eckhart, «amar a DIOS» sIgmflca en el fondo la
expenencIa de la umdad con el DIOS no esta alh y nosotros aqUl, más
bIen «DIOS y yo somos uno MedIante el conOCImIento acoJo a DIOS en
mí, medIante el amor, en cambIO, entro yo en DIOS DIOS Yyo somos uno
en ese obrar, él actua y yo llego a sen>33

2 (,QUlén es el «prÓJImo» y qué slgmfIca «amor» al prÓJImo?


En la mterpretacIón del precepto del amor al prÓJImo aflora otra
pregunta especIal (,qué sIgmfIca «como a sí mIsmo»? En el tIempo
presente, nuestro tIempo, cuando se cuestIOna crítIcamente el amor
al próJImo en nombre de un amor a sí mIsmo repnmIdo a menudo
en el cnstIamsmo, esta pregunta revIste partIcular ImportancIa

La mayona de los autores afuman que, en el contexto de Mt 22, 39,


«proJImo» es cualqmer semejante menesteroso Esto no sIgmflca, natu-
ralmente, que el cnstIamsmo haya entendIdo SIempre el «amor al prÓJI-
mo» en sentIdo umversahsta Ya el cnstIamsmo pnmItlvo, cuando se cons-
tituyo una comumdad cnstIana, subrayaba sobre todo el amor fraternal de
los cnstianos entre SI, Ga16, 10, In 13, 34s, 1 In 3, 10 tIenen su hlstona
de la mfluencla Pero en la tradlcIOn exegétIca de Mt 22, 39 par predomI-
na la tendencia umversahsta, porque nuestro texto conecta en Lc 10, 25-

29 P Wernle, Jesus, Tubmgen 1916, 132s


30 Agustm De Doctnna Chnstlana, 1,32 = BKV 1/49, 40
31 247, como exegesls de xUQ6La, \jJuxfi y 6LUVOL~
32 Lutero, WA 20, 485 (sermon de 1576)
33 Sermon 7 sobre Sab 5, 16, en Maestro Eckhart, Deutsche Predlgten und
Traktate, Munchen 1979 (1961), 186s
37 con el relato del buen samantano Este relato muestra que no puede ha-
ber fronteras para el amor al proJlmo Pero hay fronteras en otro sentido
«SICUt telpsum» slgmfIca, según muchos comentanstas occidentales, que
no hay que amar al prójimo «aequahter», silla tan solo «slmlhter» en re-
laCión con el amor a sí mismo cada uno es el más próximo a sí mlsm0 34
El amor al prójimo no se entiende aquí como sentimiento, silla como ac-
CIón, y va refendo tanto al apoyo extenor como a las cosas espmtuales,
como el amor al prójImo se basa en DIOS, Impllca el deber de llevar el
próJImo a DIOS
Más Importantes y práctiCOS fueron los debates sobre el amor a sí mis
mo suscItados por el WC:; oeuvtov La tradICión OCCidental y catollca ha te-
llldo sIempre claro que el amor a sí mismo es Importante, Illcluso obllga-
do, por ser la «forma et radiX» de la carltas 35 El amor a sí mIsmo no va
refendo al SImple ego, silla al yo agraciado por DIOS el amor a sí mIsmo
es pOSible, según Orígenes, porque somos amados por DIOS, «hemos SIdo
llamados al conocImIento de DIOS y reCibIdo sus beneficIOs y su gracJa»36
Agustín conoce una cuádruple Jerarquía del amor En la cima está el amor
a DIOS, sIgue el amor a sí mismo, en tercer lugar el amor al prójimo y fI-
nalmente, en cuarto lugar, el amor al propIO cuerpo El segundo y el Últi-
mo grado no necesitan ser Imperados desde fuera, porque se praCtican Slll
más TambIén ellos son voluntad de DIOS, para Agustín no son lo mismo,
en todo caso, el amor al propIO cuerpo y el apetito sexual contrano a
DIOS 3?
Esto desató la Ira de Calvlllo contra Agustín Calvilla sostiene «contra
la necIa charlatanería de los sofistas de la Sorbona» que MOlses qUlSO
«sanar» a los hombres del «Illmenso egoísmo», y por eso «pone al próJI-
mo al mIsmo lllvel que a nosotros mlsmos»38 Calvlllo ve, pues, en la ex-
presIón «como a sí mIsmo» una referenCIa al amor propIO pecamllloso,
que separa a los humanos entre sí TambIén Lutero se revuelve contra esa
tesIs de Agustín A su JUICIO, el «SIcut telpsum» no ordena como precepto
el amor a sí mismo, silla que muestra «el amor pecamlllo~o con que él (el
ser humano) se ama de hecho, es decIr, estás totalmente atroflado en ti
mIsmo y volcado al amor proPIO»39 El amor a SI mismo es por tanto, se-
gún los reformadores, la actJtud del hombre pecador, el colmo del pecado
Lutero y Calvilla encontraron dos segUldores de gran peso en la hlstona

34 Tomas de Aqumo, STh HIII, q 44, art 7


35 Tomas de AquIno, STh II1II, q 25, art 4
36 Ongenes, Ser 2 = GCS Ong XI, 6
37 AgUSIIn, De Doctrlna Chrzstlana, 1,22-27 = BKV 1/49,30-34
38 Calvmo II, 215
39 Lutero, Vorlesung uber den Romerbrzef 1515/16 II, Welmar 1960, 420s
(sobre Rom 15,2) «Ostendatur V¡tIosus amor, quo d¡hglt se de facto, q d curvus
es totus In te et versus In tUi amorem»
de la mfluencIa. Para Immanuel Kant, el amor al prÓjImO no es expreSIón
de una tendenCIa, smo de un deber que eXIge la «negacIón propIa», como
todo «lo que no se hace por gusto» Kant, como buen protestante, sólo pu-
do entender el amor a sí mIsmo, o bien como «un quererse uno por enCI-
ma de todo (phtlautla»> o como «complacencIa en sí mIsmo (arrogan-
tla»>, es deCIr, como «amor propIO» y «vanaglona»4o Soren KIerkegaard
entendIO el amor al prÓjImO como negacIón de sí mIsmo Al prÓjImO no se
le ama por su bondad o su belleza No es un objeto de admIraCIón y, en
consecuenCIa, de «predIleccIón» humana selectiva, smo que sólo me une
a él «la Igualdad de todos los humanos ante DIOS» Por eso, el verdadero
amor al prÓjImO no es la «predIleccIón pasIOnal», que para KIerkegaard
sólo es una forma de amor a sí mIsmo, smo ÚnIcamente el «amor de la au-
tonegacIón»41 Ambos, Kant y KIerkegaard, marcaron profundamente el
esceptIcIsmo protestante pnmIgenIO ante cualqUIer forma de amor a sí
mIsmo
La protesta contra esta autonegacIón protestante se prodUjO en el sIglo
XX, por un lado, desde la pSIcología, y por otro desde la teología femI-
nIsta Ench Fromm dIstmgUIó entre amor a sí mIsmo y egoísmo «La afIr-
maCIón de la VIda propIa, de la propIa felICIdad y expansIón y de la propIa
lIbertad forma parte de la capacIdad amorosa del ser humano, mIentras, a
la mversa, el egoísmo posesIvo (podna ser) la consecuenCIa de que le fal-
ta el amor a sí mIsmo»42 ElIsabeth Moltmann-Wendel parte de la expe-
nenCIa de muchas mUJeres, que pueden ver su pecado no en el orgullo, la
propIa JustIcIa o la desmesura de la autoconcIenCIa, smo más bIen en su
mcapaCIdad para poder decIrse «sí» a sí mIsmas Ella entIende la pOSIbIlI-
dad de amarse uno a sí mIsmo merced a la aceptacIón mcondIcIOnal de
que es objeto por parte de DIO'>, como una forma de JuStifICaCIÓn sola gra-
tla Las mUjeres «aceptadas» por DIOS pueden deCIrse «sí» a sí mIsmas y
sentIr Isoy buena', I soy íntegra', ¡ soy bella 143 Otra teóloga femmIsta, Do-
rothee Salle, formula una fuerte crítIca a tal enfoque esta nueva afIrma-
CIón del amor a SI mIsmo es expresIón de la mentalIdad actual, para la que
el «trabajo mtenor por el bIenestar de la pSique propIa» ostenta la pnma-
cía sobre el «trabajo extenor», que se preocupa de la cotidIanIdad de unos
semejantes que sufren, la mdIvIdualIdad, la pnmacía sobre la comunIdad,
y la autoaceptacIón, la pnmacía sobre la aceptacIón por otros44

40 1 Kant, Cnllca de la razón pracllca, Salamanca 1994, 96s


41 KIerkegaard, Leben und Wallen der Ltebe, 65, 58
42 E Fromm, El arle de amar, 66, cf Id, Psychoanalyse und Ethlk, en Ge-
samt aUIgabe n, 78-91 (trad cast Etlca y pSicoanálisIs, Madnd 1980)
43 E Moltmann-Wendel, Das Land, wo MIlch und Homgfllesst. 1985 (GTB
Slebenstern 486), 155-170
44 D Solle, Blbelarbelt uber Mt 25,31-46, en K v Bonm (ed), Deutscher
Evangeltscher Klrchentag 1993 Dokumente, Gutersloh 1993, 133-136, cita 133
Pero tambIén la teología tradICIOnal -y no sólo la catóhca- hace dIS
tmclOnes analogas a la de Fromm entre egoísmo y amor a sí mIsmo Ano-
to algunos ejemplos J A Bengel sabe que qUIen ama a DIO~ puede amar-
,e tamblen a SI mIsmo, «cltra phl1auham»45 B Hanng concIbe el amor a
sí mIsmo en estos térmmos «¡Amate como cnstIano con Cnsto en
DIOS,»46 El amor a SI mIsmo, a dIferencIa del egoísmo, sIempre egocén-
tnco, descansa en el amor de DIOS, que me ama a mI y al proJlmo Inclu-
so Klerkegaard puede deCIr una vez que el precepto del amor al prÓjImO
«bIen entendIdo dIce tambIén lo mverso 'Te amarás a tI mIsmo correc-
tamente'»47

3 ¿Qué relación guardan los dos preceptos supremos de amor


a DIOS y amor al próJImo? ¿Se trata de dos géneros de amor o son
Idénticos?
La mterpretaclón ecleSIal, que entendlO el amor a DIOS, entre otras co-
sas, como observancIa de los mandamIentos, recurnó SIempre a l Jn 4,
7s 20, pasajes donde el amor a DIOS y el amor al prÓjImO aparecen umdos
mdlsolublemente Para ella estaba claro que entre los dos preceptos su
premos habIa un «necessanus nexus»48 Para Agustín, el amor fraterno y
el amor a DIOS son caSI Idénhcos «NadIe puede decIr No sé qué debo
amar Debe amar al hermano, y así amará el Amor ¿Y de qué está lleno,
smo de DIOS, el que está lleno de amor?» El amor al hermano «no sólo
VIene de DIOS, smo que es DIOS»49 Lutero concIbIó tambIén muy estre-
chamente la relacIón entre ambos desde un enfoque encarnaClOmsta a la
persona que pregunta cómo va a amar ella, terrena, a DIOS en su majestad,
DIOS le otorga la poslblhdad de amarlo en sus cnaturas «DIOS dIce
'Hombre, soy demasIado alto para tI, no puedes comprenderme, me he
dado a tI en tu próJImo, SI le amas, me amas a mí»50
La teología hberal del sIglo XIX alumbró una nueva sImbIOSIS entre
los dos preceptos supremos Descubno «la umdad de lo moral con lo reh-
glOSO» como centro de la predIcacIón de Jesús 51 SI pensamos esta umdad

45 134 la contmuaCIOn dice «Deus amat me SICut te, et te SICut me Quare


ego debeo te, proxlmum, amare SICut me, et tu me SICut te»
46 La Ley de Cnsto II, Barcelona '1963, 656ss Compendia «El amor de
DIOS, con el que se ama a SI mismo y nos ama a nosotros, es el verdadero motivo
del amor sobrenatural a uno mIsmo y al proJlmo»
47 Leben und Walten der Llebe, 24
48 GroCIO II, 184
49 Agu~tm, De Trmltate VIII, 8 = BKV II 14,36-38
50 Lutero (Evangelzen-Auslegung) II, 756 (sermon de 1523) Cf Calvmo,
Inst II, 8, 53 DIOS no pide mngun serVICIO para SI
51 Holtzmann, Lehrbuch 1, 229, cf A Harnack, Das Wesen des Chnsten-
tums, relmpr LelpZlg 1908,47 (fmal de la leCCión 4)
hasta el fm, la rehglón se disuelve en la ética, ya que «el amor a DIOs no
tiene nmgún margen de acción fuera del amor a los hermanos>,s2 La coor-
dmaclón de los dos preceptos supremos pasa a ser entonces una «yuxtapo-
sIción aparente» DIOs contrapuesto al hombre, contradlstmto del mundo,
corre pehgro de desaparecer, y la fe cnstlana se encamma hacIa un huma-
msmo umdlmenslOnaP3 A mi JUICIO, el descubnmlento hberador del mun-
do como lugar de la rehglosldad, alcanzado en la teología hberal del siglo
XIX, amenaza a fmales del XX con denvar en una fatahdad La IdentIdad
de rehglón y morahdad ha llevado en muchas persona~ a la perdida de la
rehglón, y la5 ha mcapacltado para tener una relación con DIOS, y no diga-
mos para amar a DIOs La fundamentación de la morahdad en la expenen-
cla rehglOsa corre pehgro hoy de IrSe al garete La morahdad -o el hombre
que la admmlstra- se está volviendo autónoma, el DIOs repnmldo, o la re-
hglón repnmlda, retorna en diversas formas, no siempre deseables

4 ¿Qué slgmftca que de estos dos mandamientos «pendan» la


Ley y los profetas? ¿Los dos preceptos báSICOS son un pnnCIplO
crítIco para la mterpretaclón de la torá?

La exégesIs ecleSial precrítIca apenas se mteresó por estas preguntas


Sólo la mvestIgaclón reciente, onentada en la hlstona de la redacción, ha
prestado gran atención al v 40 Según muchos exegetas, sobre todo pro-
testantes, el doble mandamiento mateano del amor es el «canon de la m-
terpretaclón de toda la tora», mientras «lo propIO de la concepción Judía
de la Leyes precisamente la exclusión y abandono de un pnnclplO de la
Ley»54 La afImdad entre Mt y la Idea paulma de la Ley (Rom 13, 10, Ga1
5, 14) es aquí muy notable Mt pasa a ser el exponente del pnnClplO
paleoprotestante de «canon en el canon», la mterpretaclónJudía de la Ley
llega a las cercanías de la legahdad «catóhca», sm que los exegetas se ha-
yan percatado de ello

52 A Rllschl, Unterneht In der ehnstllehen RellglOn, Bonn 41890,4 (= § 6)


53 H Braun, Jesus el hombre de Nazaret y su tIempo, Salamanca 1975, 163
Tamblen e~ eqUIvoco, como mmlmo, mi articulo, surgido en dialogo con H Braun
Elnlge Erwagungen zur Auslegung Gottes In der ethlsehen Verkundlgung Jesu,
1970 (EKK V 2),126-129 (127 «El hombre menesteroso es el lugar' de DIOs en
el mundo») Hable en el de modo excesivamente umhneal sobre DIOs como «In-
terpretament» y como «vocablo» del lenguaJe humano Son muy utIles la~ matiza-
das reflexIOnes de Schrage, Etlea del nuevo te ~tamento, 88ss sobre la relaCión en-
tre amor a DIOs y amor al proJlmo en Jesus
54 Bornkamm, El doble mandamIento del amor, 180, 171s, cf Lohmeyer,
330 (Ley y profetas son algo penultlmo que no se admite ya mcondlclOnalmente),
Barth, Ge,etzesverstandms, 72s, Strecker, Weg, 136~ (el mandamiento del amor co-
mo centro no mvahda los preceptos particulares, pero lleva a la supreslOn de la ley
5 ¿Qué dIfusIón tuvo el doble precepto de Jesús del amor? y a
la Inversa ¿qué novedad representa, sobre todo en comparacIón
con el pensamIento Judío de la época?

Para Lutero, el doble precepto se corresponde con el derecho natural


«AhI compendIó (Cnsto) lo que se puede predIcar, enseñar, mantener, en-
tre paganos y Judíos»5' Para Klerkegaard, en cambIo, el amor cnstlano al
próJImo, radIcalmente dlstmto del amor y la amIstad naturales, es algo
que «no se encuentra nI por asomo en el paganIsmo» Por eso puede y de-
be ser objeto de un mandato, «el amor y la amIstad», por el contrano, no
ImplIcan «lllngún deber mora!», smo que son una «dIcha», sImplemente'6
El amor al próJImo como precepto es, en cambIO, un «deben>, y Justo por
e~o lIbra al hombre de la dependencIa de sus predIleCCIOnes y afectos
Kant VIene a ocupar una posICIón mtermedla entre ambos EntIende, de un
lado, el precepto del amor al próJImo como mandato de moralIdad Ulll-
versal «Aquella ley de todas las leyes presenta, pue~, como todo precep-
to moral del evangelIO, la dISposlcIOn moral de ánImo en toda su perfec-
CIón, así como tambIén, en cuanto un Ideal de santIdad maseqUIble para
toda cnatura, es sm embargo el protOtIpO hacIa el cual nosotros debemos
tender a aprOXImamos» Mas, de otro lado, el precepto de amar al prÓjImO
se opone a la naturaleza humana y a lo que uno hace espontáneamente y
con placer Justamente por eso se manda en el evangelIo y pasa a ser una
oblIgaclón 57
La exégesIs recIente no debate tanto esta pregunta fundamental como
la pregunta hlstónco-relIglOsa de SI el doble precepto de Jesús contIene al-
go nuevo respecto al Judaísmo de la época Las respuestas dependen, ob-
VIamente, de que la pencopa proceda de Jesús, al menos en sus rasgos
fundamentales Esto es más que dudoso a la luz de los conOCImIentos ac-
tuales,g Pero, aunque la pencopa procedIera de Jesús, la respuesta afIr-
matIva sería dIfíCIl, porque él se lImIta a CItar versículos de la BIblIa, y
porque la verSIón lucana del dIálogo presenta al letrado mterrogador, y no
a Jesús, formulando el doble precepto No obstante, los exegetas cnstIanos
han procurado SIempre encontrar en este texto de Jesús algo nuevo res-
pecto al Judaísmo Señalemos SIqUIera, aquí, dos tIpos de respuesta a) Es

ceremomal), Grundmann, 478, Bonnard 329, Gmlka 11,261 (el amor a DIOS y al
praJlmo es el cnteno para medIr los preceptos de la tora
55 Sermon de 1532, WA 36,338
56 Klerkegaard, Leben und Walten der Lzebe, 41, 48
57 1 Kant, CritIca de la razon practIca, 107 En relaclOn mmedIata con el do
ble mandamIento esta el celebre pasaje «¡Deber' Nombre sublIme y grande, tu que
no encIerras nada amable que lleve conSIgo msmuante lIsonja smo que pIdes su-
mmon »(Ibld, 110)
58 Cf Gmlka, Marcos 11, 190ss
frecuente la tesIS de que el establecimiento de una jerarquía cualitativa en
los mandamientos slgmflca adentrarse por una legalidad que coordma to-
dos ellos y «puede fijar así cuántos mandamientos cumple o quebrante el
hombre»59. b) Silo que Jesús enseña aquí no es nuevo, al menos el mar-
co general lo es; por ejemplo, «que el remo de DIOS, y no la torá, sea el
prInCipIO decIsIvo de acción para Jesús»60, o que «el amor a DIOs... (sea)
amor al Padre, que ama también al pecador»61

La exégeSIS que proponemos a continuación tendrá presentes


estas cinco preguntas básicas.

Explicación

14-36 Al enterarse del fracaso de los saduceos 62 , los fariseos se reú-


nen en un lugar y envían a uno de sus letrados a Jesús con mala in-
tención, como ocurría ya en el v. 15; cf. v. 18. Los lectores apenas
pueden saber, sin embargo, en qué consiste la malicia de la pre-
gunta. El letrado pregunta, en efecto, por un «precepto grande»63
de la torá. Esta pregunta es muy razonable, porque tambIén los ra-
bInoS distInguieron, con arreglo a diferentes perspectivas, entre
mandamientos «pequeños» y «grandes»64. DIstIngUIeron, por una
parte, los preceptos y prohIbicIOnes de la torá, hasta llegar a los cé-
lebres 248 preceptos y 365 prohibIcIOnes, y la severidad de las exi-
genCiaS de DIOS les hacía subrayar constantemente que también los

59 E Schwelzer, Mk (NTD 1, 4-1975), 138


60 Merklem, Gottesherrschaft, 105 ~Se puede probar eso en este texto?
" 61 R Pesch, Mk II (HThK II!2, 1977),247
62 jerónImo expone bien la relaCión de lo~ saduceos con lo~ fanseos según
Mt <<Inter se contrarn sunt, sed ad temptandum lesum pan mente consentmnt»
63 MfyuAl] puede -Ino «tiene que»'- encerrar un superlativo al estIlo semíti-
co, cf BI-Debr-Rehkopf § 245 A diferenCia de 5, 19, donde el SignIfIcado super-
lativo de [tfYU~ está claro por OposlclOn a EAUXLCn:O~, faltan aqUl referenCias Im-
guístlcas a dicho SignIfIcado Mt formula normalmente el superlativo mediante
comparativo con artículo, cf por ejemplo 11, 11, 18, 4
64 No hubo aquí nmguna Sistemática entre los rabmos Puntos de vl~ta decI-
SIVOS pudieron ser, por ejemplo, el esfuerzo necesano para una aCCión, la recom-
pensa prometida o, en general, la Importancia de un precepto, cf B¡]l 1, 900-905
Dan recompensa en este eón y en el futuro, ~egun ARN 40 (trad alem por J Gol-
dm, 1955, 163), el honrar a los padres, las obras de candad, el fomento de la paz y
el estudiO de la tora En el lado negativo pesan mucho la Idolatna, el asesmato, la
calumnIa, la mmoralidad, la profanaCión del sabado Según TPea 4, 19 (24) = B¡]l
IV, 537, la benefIcenCIa y la limosna ~on ~upenores a todos los demás preceptos
preceptos «pequeños» eran de máxImo pes065 Se veían oblIgados,
por otra parte, a estudIar los pnncIpIOs fundamentales de la torá
debían IndICar, por ejemplo, en qué transgresIOnes había que pre-
fenr el martm0 66, o determmar en la enseñanza dónde radIcaba lo
decIsIvo de la torá y cómo emanaban unos preceptos de otros Por
eso hablaban de un "7;:,
(generalIdad, pnncIpIO fundamental, su-
ma, título)67 y de un ,,~ (cuerpo, tema pnncIpal) en la torá68 , o for-
mulaban pnnCIpIOs «sobre los que se sostIene el mundo»69 De mo-
do parecIdo habrían entendIdo los lectores del evangelIo de Mateo
la pregunta del letrado No hay en la pregunta nada que sea «no JU-
dío»70, sobre todo cuando Mateo hace preguntar al mterrogador, no
por el «pnmer» mandamIento SInO por un «gran» mandamIento7!
Jesús cIta pnmero Dt 6,5, el precepto del amor a DIOS Como 37s
se lImIta a cItar el texto bíblIco, hay que avenguar por las Interpre-
tacIOnes Judías de la época las aSOCIaCIOnes que evocaba este tex-
to fundamental, recItado a dIana como parte del Shemá Israel El

65 El mento o demento de la observancia o mfracclOn es Igual en preceptos


pequeños y grandes 4 Mac 5, 20s (la transgreslOn de un precepto leve se hace tam
bIen por soberbia), Abot 2, I (no ,>e conoce la recompensa), Chag 5a (la Escntura
Imputa lo leve como lo grave) cf tamblen Gal 3,10 5,3
66 Cf el debate en Sanh 74a Una '>oluclOn era la Idolatna, la mmora!Jdad y
el asesmato tampoco son !JCltOS aunque uno se vea amenazado de muerte
67 La expreslOn se puede usar con 'Iglllflcado general y, en la Imea de la
qUinta regla exegetlca de Hlllel (= reglas 4 II de Ismael) tamblen en sentido exe-
getlco teclllCO Entonces SS~ es lo «general» frente a lo «particular» (~'5:l) Cf
Bacher, Termtnologle 1, 80 82, n, 83 85, J Bonsuven, Exegese Rabbzmqu~ et exe
gese paulzmenne 1939 (BTH) 106-115
68 Cf Bacher, Termtnologze 1, 11 s, n, 26 Segun Chag 1, 8, la admmlstraclOn
de la JustIcIa la'> leyes sacnflcales, las leyes sobre pureza ntual y el mcesto son
'5:l'~ de la tora
69 Abot 1,2 (tora, culto, obras de candad), 1, 18 (verdad, derecho paz)
70 Exegetas cnstIanos vIslumbran aqUI un ataque a la «dogmatIca Judla» ,e
gun la cual «todos los preceptos son de Igual peso como expreslOn de la voluntad
de DIO'>>> (Lohmeyer 329, n 1) No eXiste una dogmatlcaJudla, pero SI, por lo VIS
to, una dogmatIca cnstIana que prescnbe lo que tIene que ser el Judarsmo
71 Mt hace hablar alletrado «mas en JudlO» que Mc Solo Jesus pronunciara
el JtQWl:!] de Mc (v 38) Pero JtQWl:!] tampoco es simplemente nO-JudlO, SI repasa-
mos ciertos pasajes helelllstlco JudlOs Pseudo Focí!Jdes 8 (JtQiinu = honrar a DIOS
despues a los padres), EpAr 132 (JtQiinov JtUVl:WV = el monoteIsmo) Josefo, Ap 2
190 (JtQWl:!] es el precepto JtfQL 1tfOU), FIlon, Decal 65 (algo parecido), otros do-
cumentos en Bornkamm, El doble mandamIento del amor, 174, n 14 Tales textos
Ilustran el ambIente helelllstlCo-JudlO de la tradIclOn Mc 12,28-34 Al trasfondo es
ta el orden del decalogo cuya pnmera tabla trata de la relacIon con DIOS cf Fllon,
Decal 50s, 106 Segun Decal 19,154, los preceptos del decalogo son la xfcpuAmu
de los restantes preceptos partIculares
verbo hebreo ~~~ tiene un espectro semántico muy amplIo, que
alcanza desde el amor sexual, pasando por el amor a los mIembros
de la famIlIa, amIgos, relaClOnes de lealtad política, hasta la rela-
cIón con DlOS 72 La mterpretaclón judía de Dt 6, 5 ve mamfestado
el «amor a DlOS», ante todo, en los actos de obedIenCIa, pIedad y
fldehdad a la torá Amar a DlOS slgmflca dedIcar la vIda a sus
mandamlentos 73 «Con todo tu corazón» desIgna, en sentido judío,
la mdlvlSlblhdad de la obedlencla74 «Con toda tu vIda» evocaría a
los lectores judeocnstIanos el martm0 75 'Ev OAtl 'tñ OLUVOLQ. (Jou
(con toda tu capaCldad mental) es una vanante de traducClón para
Ev OAtl 'tñ XUgOLQ. (JOU, aparece en la franja de tradlclónjudeocns-
tlana de Dt 6, 5, asumIda por Mt en lugar de «con todas tus fuer-
zas»76 De ese modo asoma tambIén en el amor a DlOS un momen-
to mtelectual, como en la tradICIón del judaísmo helenístIco, que
está detrás de Mc 12,28-3477 «Amar a DlOS» no evoca, por tanto,
a los lectores un sentimIento, m oraClOnes, o una místIca que huye
del mundo, smo el conocImIento del úmco DlOS y la obedIenCIa a
él dentro del mundo Para ellos, el amor a DlOS y el amor al próji-
mo se mterrelaClOnan a prlOrz 78 En este sentIdo, el amor a DlOS es
un precepto fundamental y, como dIce ya ahora el texto, sIgUIendo
Mc 12, 29, el pnmer79 precepto
39 Jesús menClOna como segundo mandamIento báSICO el del amor
al próJImo, Lev 19, 18 Lo hace sm ser preguntado -por consI-
gUIente, el precepto tIene peso- Frente a Mc 12, 31, este peso apa-
rece destacado con el adjetivo ÓflOLU el segundo precepto es de
Igual rango que el pnmero El verbo «amar» debe llenarse nueva-
mente de contemdo a partH del texto bíblIco y de la mterpretaclón
judía de la época Es Importante el contexto de Lev 19, 11-18 tra-

72 Mathys* 1228, Ebersohn*, 4346


73 Documentos en NIssen*, 203 211 Mudlso Mbil Mundla**, 182-186
74 Tg J 1 sobre Dt 6, 5 en BJ11 1, 905 cf SDt 6 5 § 32 (73a) en BJ11 1,906
75 En hteratura Judla Ber 61 b = BJ11 1, 605s, SDt 6, 5 § 32 (73a) = lbId ,606,
cf Mt 6,25 10,2839, 16, 25s
76 Cf Filan, Decal 64
77 Cf Bornkamm, El doble mandamiento del amor 173ss
78 Incluso pueden aparecer IdentifIcados excepcIOnalmente Te~tBenJ 3 5 ha
bla de la persona piadosa que e~ ayudada uno 'tfíc; 'tOU xUQwu aYUJtT1C; ~c; EXEL nQoc;
'tOV nATJOWv Cf tamblen EpAr 229 y n 94s
79 IIQw'tTJ es hngUlstlcamente necesano para que Mt pueda anexIOnar en el v
39 OEU'tEQU, y no debella ser sobrevalorado en el contemdo
ta de los preceptos éticos fundamentales que DIOS Impone en rela-
CIón con el próJImo, mclmdo el socIalmente débIl o un adversano
en el JmclO Paralelamente a «amar» están no hurtar, no mentir, no
engañar, no Jurar en falso, no opnmlr, no tobar, no maldeclr, no
tratar mJustamente en los tnbunales, no calumlllar, no odiar Lev
19,34 añade respetar los derechos del extranjero La hIstona de la
mterpretaclónJudía apunta en la mIsma dIreCCIón «El amor Slglll-
flca un comportamIento práctico sohdano, acorde con los precep-
tos dados por DlOS a la comUllldad de Israel»80 En el texto funda-
mental Lev 19, 18, Yen casI toda la mterpretaclón palestmo-Judía
de Lev 19, 18, «próJImos» son úmcamente los Israehtas, para los
que DlOS dIctó sus cláusulas Jurídlcas 81 Sólo quedan mclmdos por
excepcIón los extranjeros que reSIdan en terntono Israehta, para
los que vale tambIén este derecho (Lev 19,34), Yen la mterpreta-
clón postenor, úmcamente los proséhtos 82 En textos helenístIco-
Judíos no fIgura Lev 19, 1083 DeclaraclOnes sobre un amor um-
versal a los hombres se dan tanto en el Judaísmo palestm084 como,
mucho más frecuentes aun, en el Judaísmo grecohablante, donde
<ptAUV&QúJJtlU es un concepto programático que compendIa la se-
gunda tabla del decálog0 85 , pero apenas van asocIadas a Lev 19, 18
o a la expresIón «el proJlmo»86 Esto cambIa sólo en el contexto de
la tradICIón de Jesús Mateo, Junto con toda la tradICIón de Jesús,
amplía "COV JtAl'jOLOV a todos los seres humanos Esto se desprende
claramente de la sexta antíteSIS sobre el amor a los enemIgos (Mt
5, 43-48), Yde la regla de oro formulada en térmmos umversales,
que compendIa el sermón de la montaña (7, 12) Mt puede CItar,
por eso, el precepto del amor al prÓjImO en sentido pOSItIVO sm res-
tncclOne" (19, 19), Y cuando 10 entiende en sentIdo restnctIvo,
usual en el Judaísmo, tiene que hacer un añadIdo (5, 43)

80 Mucho matenal en BIII 1,353-364 YNIssen~, 288 304


81 Sobre Ley 19, 18 cf Matthys*, 29-39, sobre la hIstona de la mterpreta
clOnJudJa, Neudecker*, 499503, NIssen* 284-286,304-308
82 La exegesls rabImca restnnglO el'~ con base en Ley 19, 34 a los prose
htos mtegrales, cf BIII 1, 355
83 Ley 19, 18 falta, que yo sepa, tanto en Josefa como en Filan La palabra ó
JtATj<JLOY la entIenden Filan y Josefa de modo diferente, a tenor de cada contexto
84 ¡Cf solo Abot 1,12'
85 Cf mfra, n 91
86 ASI lo mdlca el tan Citado «pnnClplO mayor y mas genera!» de Ben Az-
za¡ en SLy 19, 18 (= BI11 1, 358) que esta formulado en lmea contrana a Ley 19,
'Q~ OfalJTÓV debe interpretarse en el texto griego de Lev 19, 18
como complemento: ama a tu prójimo como te amas (de hecho) a
ti mismo. Lo mismo vale, presumiblemente, para el hebreo '9;~~,
no muy claro lingüísticamente 87 • En Lev 19, 18 se trata de compa-
ginar los derechos propios y los derechos de los otros en el con-
junto de la comunidad de Israel 88 . La tradición interpretativa de
Lev 19, 18 no pretende una valoración negativa del amor a sí mis-
m0 89 . En la tradición de Jesús parece, en cambio, romperse el equi-
librio entre amor a sí mismo y amor al prójimo. Pero esto no es de-
bido a que Lev 19, 18 se interprete de modo distinto, sino a otros
textos, sobre todo a la entrega radical de Jesús, renunciando a la
violencia y amando a los enemigos (5, 39-41.44s), y a su parénesis
sobre el martirio (lO, 37-39; 16,24-26). A diferencia de Mt 7, 12
Y 22, 39, en estas exigencias radicales no parece haber ya un
«equilibrio», determinado desde los intereses superiores de la co-
munidad, entre amor a sí mismo y amor al prójimo.
40 El evangelista compendia en el v. 40 su visión especial de los
dos grandes preceptos. La expresión ó VÓfto~ ... xaL oL JtQO<pfj'tal
remite a los dos pasajes centrales 5, 17 Y7,12. Allí se decía que
Jesús cumplió la Ley y los profetas, y que ambas cosas tenían su
centro en la regla de oro. El v. 40 incluye, por eso, la idea de ob-
servancia de la Ley y los profetas por Jesús. Para Mateo, los dos
grandes preceptos no son nada nuevo respecto a la Biblia de Israel,
sino que son su cumplimiento.
La interpretación judía no asocia Dt 6,5 con Lev 19, 18; pero tal aso-
ciación venía siendo preparada por otras tradiciones judías. La carta de

18. En TestZab 5,1, Yquizá también en GnR 24 (l6b) = Bill. r, 358s, podría haber,
en cambio, una interpretación universal de Lev 19, 18.
87. Algunos autores judíos interpretan li~f' desde la Edad Media (variante
marginal del targum Neofiti I [= ed. por A. Díez Macho IIl, 130sJ; más documen-
tos en Neudecker 505s) hasta hoy (M. Buber-F. Rosenzweig, Die fünf Bücher der
Weisung, Heidelberg 91976, 326), como «el que es como tú» -probablemente sin
fundamento (Mathys*, 7-9)-.
88. Tg J r interpreta «como a ti mismo» en el sentido de la regla de oro (Bill.
r, 353). Nissen*, 300 escribe sobre la inter,pretaciónjudía de Lev 19, 18: no se tra-
ta de «renunciar a lo propio», sino de superar las «malas relaciones e injusticias»
en la comunidad.
89. Prov 19, 8 declara que el amor a sí mismo consiste en la razón. En BM 62a
se debate el caso de dos personas que están en el desierto y sólo tienen un cántaro
de agua. Si ambos beben de él, no les alcanza y los dos morirán. R. Aquiba dice en
este caso: «Tu vida tiene prioridad sobre la vida de tu prójimo».
Ansteas 90 , FIlón91 y JO~efo92 pusieron las dos tablas del decálogo bajo los
conceptos clave de E1JOE~ELa o ómOTll!:; y qJLAav{}QúJma o ClLxmoovvll
E~tas parejas conceptuales son de ongen gnego 93 El amor a DlOS y el
amor al próJimo se coordman de vanos modos en los Testamentos de los
XII patnarcas 94 Esta coordmaclón no es, como se afirma a menudo, un
emparejamiento de dos preceptos cualesqUiera de la torá, se trata de dos
pnnClplOs bíbhcos fundamentales del obrar humano Pero tampoco es el
«núcleo de la Escntura», un «canon en el canon» con funCión regulado-
ra En otros escntos judíos hay sólo mdlclOs de una conexión entre amor
a DlOS y amor al próJlm0 95

El JUICIO sobre la novedad de la Idea mateana de la Ley depen-


de mucho de la InterpretacIón del verbo xQEl-tavvv!-u Ev.. Los co-
mentanos suelen remItIr aquí al térmIno rabímco ;,"n (pender) y a
, , 'e~ frecuente en
los dos textos rabímcos Ber 63a y Chag 1, 896 ;,"n
el hebreo rabímco, pero no es un térmIno técmco para expresar el
sentIdo de un pasaje de la BIblIa, SInO una expresión fIgurada ge-
neral con el sIgmfIcado de «depender (de un pnncIpIO supenor)>> o
«correlacIOnarse (con un pnnCIpIO supenor)>>97 El verbo gnego
xQEl-távvv!-u puede emplearse Igualmente en sentIdo fIgurado 98 La

90 EpAr 131
91 Spec Leg 2, 63 (euCJe~ELa amOTlI<; y qnAav{}Qwma-clLItaLoCJuvll son los
dos xC(paAma de los oOY~a1;a dIVmos), Vlrt 51 (MOlses aprecia la pIedad y el
amor a las personas por encIma de todo), 95 (euCJe~ELa y qnAav{}Qwma como T¡ye-
~ove<; de las vIrtudes) cf Spec Leg 4, 147 (pIedad = rema de las vIrtudes)
92 Documentos en Berger Gesetzesauslegung 1, 152 Cf en el nuevo testa
mento Hech 10, 22 35
93 Documentos en Berger, Gesetzesauslegung 1, 143-151
94 Te~tl~acar 5,2 (amor a DIOS y al proJlmo), 7, 6 (amor a DIOS y a los hom-
bres, Dt 6, 5), TestDan 5, 3 (amad a DIOS y amaos entre vosotros [Dt 6, 5]), TestJos
11, 1 (temer a DIOS y honrar a lo~ hermanos compendIO de la Ley) TestBenJ 3, 3s
(temor de DIOS y amor al proJlmo [Lev 19, 18]), TestBenJ 3 5 (supra, n 78)
95 Son afmes EpAr 229 (la fuerza de la eUCJe~eLa es la &ymtll), SDt 32, 29
§ 323 (1 38b) =BIlI 1, 176s (el yugo de la soberama de DIOS, el temor de DIOS y las
obras de candad son centro de la tora) Cf tamblen Jub 20, 27, 36,4 7s, Eclo 13,
14s, IQS 1, 1 3 (¡con mterpretaclOn muy estrecha del amor al proJlmo l )
96 = BIlI I 907s Segun Ber 63a, R Qappara busca la parashe, de la que
«penden» r,"n todos los «pnnclplOs» ('~m) de la tora Esa parashe es Prov 3, 6
En Chag 1, 8 se conSIdera que los preceptos sabatlcos y los precepto~ sobre cele
braclOnes festivas y sobre prevancaclOnes «~on como montañas que penden de un
cabello», pues apenas hay pasajes bíblIcos que los puedan fundamentar
97 Cf por ejemplo Mekh sobre Ex 12,25 (= trad alem de Wmter Wunsche,
33), Qld 1,9 (cIertos preceptos dependen de la tierra de Israel), SDt sobre Dt 11, 13
(= trad alem de Bletenhard, 129, la acclOn depende de la doctnna), mas docu-
mentos en Bacher Termmologle 1, 198
98 Documentos gnegos en Lohmeyer, 330, ni, Gmlka 11, 261, 1 La Imagen
formulación del v. 40 no permite, pues, saber con seguridad cómo
concibe Mt, en línea lógica y exegética, la relación entre preceptos
capitales y otros preceptos de la torá99 . Sólo puede ayudar aquí el
conjunto del evangelio de Mt: así, la estructura de 5, 21-48 mues-
tra que el precepto del amor, que enmarca las antítesis, es más im-
portante que todos los demás preceptos, pero en modo alguno que
se puedan «deducir» los demás preceptos, como la prohibición del
divorcio o del juramento, del precepto del amor. También 7,12 hay
que entenderlo en este sentido: la regla de oro es una directriz fun-
damental para la interpretación del sermón de la montaña y de la
Ley y los profetas; pero Mt no hace ningún intento de derivar exe-
géticamente todo lo «particular» de ese precepto general, o de me-
dirlo por él. El Mateo fiel a la Ley no defiende siquiera algo pare-
cido al agustiniano «dilige et quod vis fac»lOo. Se trata más bien, de
modo mucho más general e impreciso, de que todos los preceptos
estén en conexión con el amor a Dios y al prójimo, o se puedan or-
denar a él 101 • Para Mateo rige el principio de que es preciso cumplir
los preceptos capitales y no descuidar los preceptos menores (23,
23), o que por debajo de los preceptos capitales, pero junto a ellos,
están «estos preceptos mínimos», que no hay que abolir mientras
exista el mundo (5, l8s). I. Abrahams formuló, para los fariseos, el
principio de la armonía entre «punctiliousness as to detailed rules
and the prophetic appeal to great principles»lo2. Ese principio vale
análogamente para Mateo, aunque los fariseos y él sólo coincidan
parcialmente en qué son los preceptos «grandes» y los «pequeños».

subyacente no es, como sugIere Bauer, Wb 6 S.v 2 b, la de una puerta que «pende»
de sus goznes de un «qUIcIO» gnego ((Jl;ºOCPfU~) no «pende» mnguna puerta.
99. Gerhardsson"', 136-139 pretende entender la lógIca de Mt 22,37-40 a ba-
se de la regla exegétIca ~l~' ~7:l (<<10 general y lo partIcular», cf. supra, n. 67)
UtIlIza además la regla de la :1~9 i11tJ (= conclusIón analógIca a partIr de un con-
cepto Igual &yaJt~aEL~).
100. Agustín, Tract. In ep Joh. 1, VII, 8 = se 75, 328.
101 Algo SImIlar dIce R AqUlba, para el cual Lev 19, 18 es un ~'i~ ~?:l
:1¡,n::l (SLev 19, 18 = BIlI. 1, 357s), sm ~ubordmar por eso los dlstmtos precepto~
a esta -regla. Sm poder establecer una relaCIón exegétIca entre los dIversos precep-
tos, R. Ismael declara que los prmclplO~ (n1~~:l) de la torá mosaIca fueron reve-
lados en el Smaí, lo partIcular en cambIO sólo'en la tIenda de la alIanza Nissen*,
290-292 cIta documentos rabímcos en los que Lev 19, 18 apoya más débIlmente
otros preceptos, sm que eXIsta una relaCIón hermenéutIca demostrable entre Lev
19,18 Y los preceptos partIculares, y sm que Lev 19, 18 mfluya, que se sepa, en la
interpretación de los preceptos especIales.
102 Studles 1, 24.
Resumen

El texto es esqUIvo a las preguntas clave que nosotros plantea-


mos 103 ¡ Cómo Iba a ser de otro modo SI consta casI exclusIvamen-
te de pasajes bíblIcos' Sobre la prImera pregunta guía, la nOCIón
del amor a DIOS, hemos POdIdo avenguar, pnnclpalmente a la luz
de la mterpretaclón judía de Dt 6, 5, que los acentos puestos por la
mterpretaclón eclesIal en el conOCImIento de DIOS y en la obedIen-
CIa a sus mandamIentos se corresponden plenamente con la tradI-
CIón lOterpretatIvajudía de Dt 6, 5 Lo mIsmo vale para la segunda
pregunta guía, la lOterpretaClón del precepto del amor al próJImo
«amor al próJImo» sIgmfIca un comportamIento solIdano, refendo
a la comumdad, no un sentImIento La dlstlllcIón esencIal entre la
tradICIón cnstIana y la judía sobre Lev 19, 18 consIste en que el
cnstIamsmo consIdera «próJImos», umversalmente, a todos los se-
mejantes menesterosos, y entendIó el contellldo de ese térmlllo a la
luz del amor a los enemIgos, mientras que la tradICIón judía no
fundamentó con Lev 19, 18 la solIdandad humana más allá de las
fronteras de Israel Sólo tratamos aquí de la tradICIón lllterpretatI-
va prevalente sobre este texto bíblIco, no afIrmamos que el judaís-
mo en su conjunto lImItase el amor fraterno al propIO pueblo y el
cnstIamsmo le dIera un alcance umversal I04 En cuanto a la legItI-
mIdad del «amor a sí mIsmo», la tradICIón judía no llega SIqUIera a
plantearla, y para la IglesIa antIgua era algo ObVIO, y cnteno para
el amor al prÓJImo, no hay mdlclo alguno de que fuese valorado
negatIvamente Su negatIvlzacIón es un problema postenor, llltra-
cnstIano, que se relacIOna con la Idea protestante del pecado como
JustIcIa propIa
El texto es Igualmente esqUIVO a la tercera pregunta, la del nexo
entre amor a DIOS y amor al prÓJImo La afImdad entre amor a DIOS
y amor al prÓJImo en el plano étIco es algo eVIdente, tambIén para
el texto neotestamentano, a la luz de la tradICIón mterpretatIvajudía
de los dos preceptos 105 Que no hay que dIsocIar DIOS y prÓJImo,
que no es pOSIble amar a DIOS Slll amar al prójImo y que el amor a
DIOS se malllflesta sobre todo en la obedIenCia a sus mandatos, to-

103 Cf supra 356 364


104 Cf supra,358-361 Ya la denuncia de Mt 23 hace dolorosamente VISibles
los lImItes del precepto del amor al proJlffio en el evangelIo de Mt
105 Cf supra, n 78 94s
do eso parece ser un tema fundamental de toda la tradICIón bíblIca
Pero tambIén está claro que es precIso dIstmgUIr el amor a DIOS del
amor al prÓJImo, y que la relacIón con DIOS no se resuelve sImple-
mente en la relacIón con los semejantes, SIlla que aquélla VIene a
fundamentar y nutnr ésta TambIén aquí son esencIalmente las des-
VIaCIOnes posbíblIcas -pnnCIpIOS cnstIano-teológIcosI06 , etIzaClón
moderna de la fe cnstIana y conSIgUIente pérdIda de DIOS- las que
han agravado el problema apuntado con esa pregunta
La cuarta pregunta guía -SI el doble mandamIento del amor
constItuye un nuevo pnncIpIo crítIco para la mterpretacIón de la
Ley y los profetas- es tambIén una pregunta <<llueva» que presu-
mIblemente sólo pudo plantearse de este modo después de la Re-
forma Su mterés pnncIpal reSIde qUIzá en la dIstmcIón entre cns-
tIamsmo (entendIdo según la Reforma) y Judaísmo La respuesta
tIene que ser negatIva TambIén en Mateo se yuxtaponen, como en
el Judaísmo, los preceptos grandes y los más pequeños (cf 23,23),
y el doble mandamIento del amor no constItuye probablemente,
como qUIzá «la ley de Cnsto» (Gál 6, 2) en Pablo, un «canon» que
permIta abolIr determmados preceptos de la torá, como las leyes
ntuales ,07
Estamos así ante la qumta pregunta guía la novedad del doble
precepto del amor Tampoco aquí cabe dar una respuesta SI no es
con suma cautela, y más cuando la tradICIón helenístIco-Judeocns-
tIana de Mc 12,28-34 apenas se puede atnbUIr a Jesús como texto
La coeXIstencIa de Dt 6, 5 y Lev 19, 18 es nueva, pero está prepa-
rada de muchos modos por la tradICIón Judía Es nueva presumI-
blemente la aplIcacIón del «próJImo» de Lev 19, 18 a todos los
hombres, aplIcacIón que se prodUjO en el contexto de la tradICIón
de Jesús No es nueva en sí la mVItacIón a amar a todos los seme-
jantes, que tambIén para la tradICIón Judía es Importante, pero son
nuevos, al menos en parte, su puesto central y su radIcalIzaCIón a
partIr del amor a los enemIgos 108

106 Cf supra, n 52s


107 Sobre la nocJOn de ley en Mt cf vol 1, 95s, 335s, 338ss, vol Ir 312 e ¡n
Ira 392 395,430435 552s
108 No es tan claro que en la hlstona de la mterpretacJOn de Mt 22, 39 la de
flmcJOn del «proJlmo» quedase abIerta, sIgUIendo Lc 10 30-37, Yno se hubIera ce-
ñIdo solo a los cnstlano~, con apoyo en Jn 13, 34s o tamblen en Ga16, 10 (¡lo cual
cOlnCldma con la mterpretacJOnJudla de Lev 19 18 1)
Sentido actual

El resumen ha mostrado que muchas de las preguntas guía que


se hacen al texto y que son importantes hoy para nosotros «están
de moda», es decir, derivan de nuestro mundo, marcado por la Re-
forma y la época moderna. Por eso no pueden ser contestadas di-
rectamente desde el texto. Sugieren, en consecuencia, en qué pun-
tos nuestra comprensión actual del texto ha de ir más allá de éste.
Así, sobre la pregunta por el significado de «amar a Dios», noso-
tros, en nuestro mundo «ateo» y «autónomo», debemos decir más
que el texto, si queremos que se haga de nuevo realidad lo que el
texto presupone: el anclaje de una acción ética que es acción-co-
munión (es decir, el anclaje del amor al prójimo) en la relación con
Dios. Lo mismo vale para la cuestión del amor a sí mismo en una
sociedad que se caracteriza, de un lado, por la autoabsolutización
y, de otro, por la autonegación, extremos en los que el cristianismo
tiene su parte de responsabilidad. Nosotros debemos alcanzar aquí
la nueva noción de un amor a sí mismo que esté posibilitado por el
amor de Dios y que no lleve a la autoabsolutización ni a una nueva
interioridad, sino a un amor al prójimo más fuerte!09.
¿Qué puede ser este «más» que hemos de deCIr? Un comentario
no puede prescribirlo; sólo puede recordar algunos aspectos vela-
dos o reprimidos del texto o de la historia de la interpretación que
podrían ser «productivos»llo. Pero recordará también, y en primer
lugar, lo que era fundamental para el propio texto bíblico: la dife-
rencia y relación indisoluble del amor a Dios y el amor al próji-
mo!I!. Y puede recordar, sobre todo, lo que es el «primero» de to-
dos los «grandes» preceptos según testimonio de toda la Biblia: el
amor de Dios, que puede equilibrar todo el amor del ser humano,
ya sea a Dios, al prójimo o a sí mismo.

109. Cf. supra, n. 42-46.


110. Cf. supra, n. 30-33, 42-47
111 El texto, o la tradIcIón bíblIca global vlS1ble en él, es Importante para Im-
pedIr la disgregacIón de aquello que fue en defm1tIva el gran descubrImIento del si-
glo XIX el cruce de relIgión y cotldlamdad El enlace de amor a DIOs y amor al
próXImo persIgue eVItar un dIvorcIo de relIgIón y socIedad, de mtenorIdad y VIda
extenor
d) La cuestIón del Hl]o de DavId (22, 41-46)

BlbllOgrafza FItzmyer, J ,Die Davldssohn-Uberlleferung und Mt 22,41-


46 (und die Parallelstellen) Conc(D) 2 (1966) 780-786, Hay, D M,
Glory at the Rlght Hand Ps 110 In Early Chnstzanzty, NashvI11e 1973,
110-121
Mas blbhografía** sobre Mt 21-23, supra, 172

41 Estando reunidos los fariseos, les propuso Jesús esta


cuestión: 42 «¿Qué pensáis acerca deJ Cristo? ¿De Quién es hi·
jo?». Dícenle: «De David». 43 Díceles: «Pues ¿cómo David, mo·
vido por el Espíritu, le llama Señor cuando dice:
44 'Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos bajo tus pies'?
45 Si David le llama 'Señor', ¿cómo puede ser hijo suyo?».
46 Nadie era capaz de contestarle nada; y desde ese día nin-
guno se atrevió a hacerle más preguntas.

Análisis

El v 41 es la exposlclOn Jesus se dmge a los fanseos reumdos (cf v


34) El v 46 es la conclUSIón que certIfica el éXIto aplastante de Jesús y
pone fm a toda la sene de COntroversIas de los v 15-45 Los v 42-45 con-
tienen la dlsputa propIamente dIcha en dos tramos Jesus toma la mlclatl-
va y formula las preguntas A la pnmera pregunta de Jesús, mtroduclda
con tL y tLVO¡;, responden los fanseos (v 42) A la segunda pregunta, bas-
tante proltp, mtroduclda con un doble JtW¡;, no tienen ya nada que decIr
y permanecen callados (v 46) La controversIa sólo es tal en un sentido
mdlrecto, porque no hay verdadera dIsputa En comparacIón con Mc 12,
35-37a, el texto mateano resulta más VIVO porgue el monologo de Mc pa-
sa a ser un dlálogo l La eXpm;¡CIÓn, v 41, procede de Me, en su nueva fra-
se concluslva (v 46), elabora Mc 12, 34b' TambIén proceden de Mt4 10s

1 Cf 21, 40s con Mc 12,9


2 Sobre ovvuyúJ, bE aL <PC:(QwuTm, ó '!r¡OOÜS;, cf vol 1, 57ss 'EnEQúJl:uúJ es
palabra relegada por Mt, pero aparece tamblen redacclOnalmente en boca de ene
mIgas de Jesus 12, 10, 16, 1 E.1 verbo forma ademas una mc1uslOn con el v 46
Sobre todo el verslculo, cf 22, 34
3 Son termmos mateanos preferenclales cmoxQlvOllaL, AOY0S;, OUbE, EXElV'T] +
~IlEQU
4 KUAEl (v 45/ Lc 20, 44) no es explIcable nI como redacclOn mateana nI co-
mo redacclOn lucana
otros cambios, que son de escasa Importancia, con la excepClOn de un pe-
queño mmor agreement5

Explicación

Ahora se cambIan las tomas Jesús, no sus adversarios, toma la 41


miciatIva Se dmge a los fanseos, que siguen Juntos, y les formula
una pregunta La pregunta versa sobre el centro de todos los deba-
tes, su propia persona Los lectores perCiben que se alcanza ahora
la cota más alta y el fmal de los debates El proceso se mVierte
«Los reumdos para tentar a Jesús, dispuestos a cautIvar la verdad
con un mterrogatono fraudulento, han mostrado su perpleJldad»6
Estamos en el umbral del capítulo 23
El diálogo exegétIco que sigue ahora 7 «funcIOna» sobre el su- 42
puesto de que los lectores del evangelIo saben más que los fanseos
mterrogados Jesús pregunta por «el Cnsto» 'O XQL01:0S (con artí-
culo) hay que entenderlo como título en el lenguaJe mateano S Jesús
pregunta por el mesías Los lectores saben que Jesús es llamado
«Jesucnsto» (1, 1.18) o «Cnsto» (1,16), pregunta, así, por él miS-
mo, mientras para los fariseos la pregunta de Jesús es una pregun-
ta mesianológica general Jesús pregunta de qmén es descendiente
el Cnsto YtOs sIgmfica «hiJO» y «descendIente» Los fanseos, que
no saben qmén es el mesías, sólo pueden entender la palabra VtÓs
en el segundo sentIdo, los lectores saben, en cambIO, de qmén es
«hiJO» Jesús Los fanseos contestan «a la usanza escolar» y re-
cuerdan que el mesías, según la creenCia bíblIca y Judía general 9 ,
es hiJO de DaVid Los lectores están totalmente de acuerdo tam-
bién ellos saben desde el comienzo del evangelIo, «lIbro del ongen

5 Son redacclOnale~, segun vol 1,57ss AEYWV, l:L Ú[!LV OOXEL, ltEQL, l:LVO~ (so
lo 22, 20 28 42), AEYW (presente hlstonco), Jt(ii~, (Et) ouv (cf 6,23,7, 11)
6 Knabenbauer n, 276
7 Daube, New Testament 160, habla de una pregunta hagadlca en la que se
trata de compagmar dos pasajes bíblIcos aparentemente contradlctonos Esto es
verdad solo grosso modo Sm mencIOnar un «pa~aJe bíblIco», aparece en ~u lugar
la creencia general, acorde con la BiblIa, de que el meslas es hiJO de DaVId
8 1, 17,2,4, 11,2, 16, 1620 Cf vol 1, 165, con n 48 Yvol n,279s
9 2 Sam 7,12, ls 11, 1, Jer 23, 5s, 30, 9, 33, 15s, Ez 34, 23s, 37 24, Sal 89,
30-38, Sa1Sa117, 21-46, 4QpGen a 5 (4Q 252), 4QFlor 1,10-13 (= 4Q 174), 4Q
285 fr 5 (fragmento de un rollo de la guerra) Fltzmyer*, 781-784 ofrece una vIsión
recapltuladora
de Jesucnsto» (1, 1-25), que Jesús es descendIente de DavId Pero
saben más, porque conocen la hlstona de Jesús Recuerdan que Je-
sús había preguntado una vez a los dIscípulos qUIén era él (16, 15),
el representante de los dIscípulos, Pedro, había dado la respuesta,
váhda tambIén para ellos «Tú eres el Cnsto, el HIJO de DIOS VIVO»
(16, 16) Solamente los lectores pueden, por tanto, responder co-
rrectamente a la pregunta formulada por Jesús, los fanseos no tle-
nen nmguna poslblhdad 1ü
3-45 Jesús no entra en la respuesta de los fanseos, smo que plantea
otra pregunta el adverbIO JtWS;, que puede buscar una precIsIón
(<<0 en qué sentldo?») y sugenr la Imposlblhdad de algo (<<0 cómo es
posIble que ?»)I1, deja abIerto SI se trata de una contrapregunta re-
tónca o una pregunta adIcIOnal para precIsar La pregunta aduce un
pasaje bíblIco cuyo núcleo es antlclpado ya en el versículo mtro-
ductono (v 43) El salmIsta mspuado l2 , DavId, no llama al mesías
«hIJO» suyo, smo XU(HOS; Jesús cIta luego Sal 110, 1 -bIen cono-
cIdo en el cnstlamsmo pnmltlvo 13- con el mIsmo texto de Mc 12,
36, muy afín a los LXX, comente entre los cnstlanos e mflUIdo
qUIzá por Sal 8, 7 LXXI4 Se presupone aquí una mterpretaclón
meslámca del Sal 110
El Sal 110 procede, al parecer, de un profeta cultual y va dmgldo al
rey que esta en Jerusalen '5 No consta SI el salmo era mterpretado en sen-
tldo meslámco por el Judaísmo de la epoca o SI el autor cnstlano de nues
tro texto consideró que su mterpretaClón meslámco-cnstológlca del texto
bíblIco era la umca correcta, como sucede a menudo No se conserva mn-
guna mterpretaclOn meslamca de este salmo por parte del Judalsmo '6 Los

lOEn este sentIdo es falsa, lamentablemente la tesIs defendida por algunos


padres de la Igle~la, sigUiendo a Juan Cnsostomo, 71, Is = PO 58 663s, segun la
cual Jesus Intenta llevar a los fan~eos, con exqUisita pedagogla, a creer en su diVI
mdad
11 Bauer, Wb 6 s v I a d
12 'Ev nVE1J[!Un sugiere una VlSlOn, audlclOn (documentos en Pesch, Mk n,
253) u otra forma de InSplraClOn (cf 4 Esd 14, 22, Hech 1, 16, I Pe 1, Is, 2 Pe 1,
21, Heb 3, 7)
13 Cf Mc 14,62 par Hech 2,34, ICor 15 25, Ef 1, 20, Heb 1, 13, 10, 12s,
Bern 12 lOs (probablemente, independientes de Mt cf Kohler, Rezeptlon, 119s)
14 'YnoxuTúJ en lugar de únonocÍLov, como en Heb 2, 8 Sal 8, 7 y Sa111O, 1,
aparecen tamblen asociados en 1 Cor 15, 25-27 Y Ef 1, 2022
15 H J Kraus, Lo~ Salmos n, Salamanca 1995, 509511
16 Segun Hay*, 27-33 y V Hampel Menschensohn und hlstonscher Jesus,
Neuklrchen-Vluyn 1990, 183, n 590, es posible que hubiera eXistIdo alguna mter-
pretaclOn de ese tIpo
rabmos lo aplicaron más bien, desde el siglo II, a Abrahan o a David, y só-
lo tardíamente en sentido meslámco 17 Dada la extraordmarla Importancia
que tuvo el Sal 110 desde muy temprano para el cnstIamsmo pnmItlvo, en
especial para comprender la elevaclOn de Jesus y su «seslOn a la derecha
de DIOS»18, y dada su mfluencla como úmco texto cnstologlco de la Biblia
hasta la formulaclOn de los slmbolos de la fe en la IgleSia antigua, cabe
pensar -sm ser demostrable- que el proceso de la tradlclOn Judía hiCiera
desaparecer antiguas mterpretaclOnes meslámcas, al haber desempeñado
el Sal 110 tan gran papel en el cnstIamsmo 19

Los lectores cnstIanos saben que Jesús es «el Señor» que, des-
pués de su elevaCIón, «está sentado a la derecha de DIOS» Tampo-
co ellos podrían entender el pasaje del salmo SI no conOCIeran el
kengma cnstIano-pnmItIVO de la elevaCIón -nunca aparecIdo como
tal en los evangelIos (cf Hech 2,33,7, 55s, Rom 8, 34, Heb 1,3, 1
Pe 3, 22)- Habrían completado tambIén con el kengma de la ele-
vaCIón la segunda parte de la CIta, que trata del sometImIento de los
enemIgos y que, en ngor, no es necesana para la argumentaCIón de
Jesús (cf Flp 2, 10, 1 Cor 15, 25s) Ellos saben además, por su lec-
tura de pasajes precedentes del evangelIo de Mateo, que los enfer-
mos (8, 2 6, 9, 28,15,22-27,17,15,20,30-33) Ylos dIscípulos en
dIfIcultades (8, 25, 14, 28 30) mvocan a Jesús como «Señor», JUs-
to cuando suplIcan su mtervenclón salvadora y poderosa en SItua-
CIOnes límIte Saben tambIén que este «Señor» no es smo el hIJO de
DaVId, Jesús (cf 9,27,15.22,20, 30s), el mesías de Israel que sa-
na a los enfermos de su pueblo Por eso está claro para ellos que la
referenCIa de Jesús a Sal 110, 1 no va a exclUIr su fIlIaCIón davídl-
ca y que la segunda pregunta-Jtws de Jesús tIene carácter de preCI-
sIón 20 ¿De qUIén es hIJO este hIJO de DaVId espeCIalíSImO, Jesús, al
que el antepasado DaVId llama «su Señor» en el espíntu de DIOS?
La respuesta es clara para los lectores es el HIJO de DIOS, al que

17 BIll IV, 453ss (Abrahan), 456s (DaVid), 457s (meslas, tIempo meslamco)
18 Cf Hahn, Hoheltstltel 126-132, M Hengel, Ps 110 und dIe Erhohung des
Aujerstandenen zur Rechten Goues, en C Breytenbach H Paulsen (eds ), Anfan-
ge der Chnstologle FS F Hahn, Gottmgen 1991, 43-73
19 Tal es la tesIs de SIl IV 458 460
20 Cabe especular ~I la tradlclOn ongmal previa a Mc excluyo la fIhaclOn da-
vldlca de Jesus o qUIso defender ~u «meslamdad» no-davldlca Pero tal mterpreta-
ClOn es Impo~lble para Mt frente a Eber~ohn* (blbl en Mt 22, 34-40), 188-192 (se
gun Ebersohn, las ~uphcas de los enfermo~ o del pueblo al hiJO de DaVid que fIgu
ran en Mt se basan en un error)
ellos confiesan (14, 33; 16, 16). Mateo había hablado ya, al co-
mienzo, de la filiación divina del hijo de David (1, 18-25), Yla Es-
critura la había vaticinado (2, 15). Dios mismo la reveló (3, 17; 17,
5; cf. 16, 17) Yel diablo la puso a prueba (4, 3.6). Jesús había ha-
blado de ella a los discípulos (11, 25-27) YPedro la reconoció en
profesión de fe (16, 16)21.
46 Pero los fariseos no pueden saberlo. Por eso callan. Para aque-
llos que tampoco han entendido nada de los malos viñadores (cf.
21,37-44), esta pregunta de Jesús es un enigma, y el pasaje bíbli-
co citado es mudo. Tienen cerrada su propia Biblia, aunque 23, 2
dice que ellos se sientan en la xá{h:DQu de Moisés. Por eso con-
cluye Mateo con la observación de que nadie pudo contestar a Je-
sús. Mientras en el primer ataque a Jesús -la pregunta por su auto-
ridad, 21, 23-27- los adversarios callaron por razones tácticas,
ahora callan porque no tienen nada más que decir22 • Jesús salió vic-
torioso en las controversias de Jerusalén. El «diálogo» con sus ad-
versarios acaba aquí. Ahora es tiempo para su gran ajuste de cuen-
tas con los «letrados y fariseos hipócritas» en el templo (cap. 23).

Resumen e historia de la influencia

Para los lectores cristianos, este texto conclusivo tiene una do-
ble función: después de todos los debates de Jerusalén, ellos se
sienten apartados definitivamente de los fariseos adversarios. Sa-
ben que éstos son malintencionados y que no pueden ni quieren co-
nocer a Jesús. Entre ellos y los fariseos hay aún una base común de
tradiciones, la Biblia, pero ningún diálogo ya. La Biblia ha enmu-
decido para los fariseos. Sólo quien la lee desde Jesús puede enten-
derla23 . Pero nuestro texto evoca también a los lectores la totalidad
de la cristología mateana: Jesús es más que el mesías de Israel. En
sus enseñanzas a los discípulos les habló de su camino como Hijo
del hombre y se les reveló como Hijo de Dios 24 • A él, el Dios-con-

21 Sobre la cnstología del HIJO de DIOS de Mt, cf Luz, Sktzze (vol 1II),3l-34
22 Grams**, 59
23 Esta creencIa cnstIana llevó, en la hlstona de la IgleSIa, a buscar e Impo-
ner constantemente «dIálogo, relIgIOSOS» con los Judíos, pero tales diálogos no
fueron nunca francos y abIertos, porque una de las conVICCIOnes dogmátIcas de los
cnstlano~ era que había que demostrar en ellos la verdad de la fe cnstlana.
24 Rom 1, 3s ofrece una «cnstología de dos planos» SImIlar, en la que la fl-
nosotros, se lo entregó todo el Padre (11, 27; cf. 28, 18); él es el
Señor. El texto recuerda, pues, al Cristo integral y ayuda a enten-
der su filiación davídica en este horizonte más amplio. El texto
prepara lo que Jesús, el Hijo de Dios y futuro Juez del mundo, di-
rá públicamente en el tribunal ante su juez de este mundo (26,
63s). Entonces oirán también sus enemigos la respuesta correcta a
la pregunta formulada en el v. 42; pero será tarde para ellos, y de
nada les servirá el conocimiento de la respuesta correcta.
La interpretación de la Iglesia antigua no profundizó en el lado
polémico, sino en la faceta cristológica del texto. Interpretó en for-
ma nueva, a la luz de la doctrina de las dos naturalezas, la coexis-
tencia mateana de una cristología del hijo de David y una cristolo-
gía superior del Hijo de Dios. Llamar a Jesús simplemente hijo de
David significaba para ella «considerarlo como puro hombre». Eso
era verdad, pero no la única ni la principal: «Él se llama su hijo (de
David) porque brotó de su raíz en la parte humana, pero 'su Señor'
porque es su Dios»25. La intención del texto era, según la interpre-
tación de la Iglesia antigua, llevar a los judíos a la confesión de la
divinidad de JesÚs 26 . Son muy diferentes, obviamente, los presu-
puestos conceptuales de la cristología mateana, con el cruce de di-
mensión horizontal (el camino del Hijo del hombre desde su exis-
tencia como hijo de David en Israel hasta su elevación y hasta el
juicio universal) y dimensión vertical (la revelación divina del Hi-
jo de Dios), y los presupuestos conceptuales de la doctrina de la
Iglesia antigua sobre las dos naturalezas. Hay, sin embargo, una es-
trecha afinidad entre el Jesús Enmanuel mateano, que siendo terre-
no es a la vez el Exaltado y goza de todo poder en el cielo y en la
tierra (1, 23; 28, 16-20), y la doctrina de las dos naturalezas 27 .

haclón davídlca representa el pnmer grado. El modelo conceptual de Mt, sm em-


bargo, no es el de Rom 1, 3s' la fihaclón dIVIna no comIenza, como en Rom 1,4,
con la resurreccIón de Jesús, ~mo que 6te es en Mt HIjo de DIOS desde el comIen-
zo En este sentido, el predIcado «hIJO de DaVId» tampoco está al serVICIO de una
«presentacIón hIstoricIsta de la VIda de Jesús» (Strecker, Weg, 120)
25. EutimlO Zlgabeno 585, algo parecIdo, por ejemplo, Orígene~, Ser 6 =
OCS Ong XI, lOs = PO 58, 663, Cmlo de Alejandría, según Cramer, 184 (cIta);
Hllano, 23, 8 = SC 258, 162; Opus lmperjectum, 42 = 875; DlOmslO Cartujano,
249s; Alberto Magno n, 59, Lutero (Evangelten-Auslegung) n, 769; Zwmgho,
367; Calvmo n, 220, Maldonado, 455, Valdés, 397; LapIde, 419; etc.
26. Cf supra, n. 10.
27. Cf. vol n, 289, 656s y supra, 81s; tambIén Luz, Sk¡zze (vol. III), espec.
235
4 Las denuncias contra letrados y farzseos (23, 1-24, 2)

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gung Jesu, en Id, Gottes Releh (vol II) 65-152, Id, DIe RedekomposlllOn
wlder «dIeses Gesehleeht» und selne Fuhrung m der Redenquelle (ef Mt
23, 1 39 par Lk 11, 37-54) Bestand Akoluthle - KOmpOSltlOnsformen
SNTU A 11 (1986) 33-81, Steck, Israel, 26-58, 222-239, 280-297, Tll-
borg, Leaders, 17-24, Vaage, L , The Woes m Q (and Matthew and Luke)
Deelpherlng the Rhetone of CntlClsm SBL SPS 22 (1988) 582-607, VI-
vlano, B , Soezal World and Commumty Leadershlp The Case ofMatthew
23, 1-12 34 JSNT 39 (1990) 3-21, Wemfeld, M, The Charge of Hypo-
ensy In Matthew 23 and In Jewlsh Sourees Imm 24-25 (1990) 52-58
1 Estructura La artIculaCIón es sencilla y no se dIscute en
pnncIpIO La pnmera seCCIón es mtroductona v 1-12. La segun-
da, la más extensa, comprende las sIete denunciaS contra los letra-
dos y fanseos v 13-33 La seCCIón fmal, v 34-39, contiene los dos
dIChos condenatonos contra «esta generacIón» y contra Jerusalén
El apunte de que Jesús abandona con sus dIscípulos el templo co-
mo señal del JUICIO (24, 1s) CIerra el dISCurSO

El mtento de delzmltar la segunda seCCIón frente a la tercera plantea


un pequeño problema Para muchos comentanstas, la tercera seCCIón co-
mIenza ya con el v 29 1, para otros, con el v 33 2 , y hay qUIenes la pospo-
nen hasta el v 37 3 ComoqUIera que Mateo mtenta sIempre crear enlaces
y translclones4, las opcIOnes alternativas resultan aqUl dlfícJles Yo consI-
dero casI ImposIble desarticular la sene fiJa de las sIete denuncias y hacer
comenzar la ultima seccIón pnnclpal con el v 29 ó El v 34, en cambIO, es
un nuevo comIenzo con su dIscurso en pnmera persona, amplía el clrcu
lo de destmatanos, desde ahora, el blanco del dIscurso es todo el pueblo
El v 33 es, además, un añadIdo de Mt msplrado en el dIscurso del Bautis-
ta (3, 7), que marca un fmal ó y forma a la vez una transIcIón a los anun-
CIOS de JUlCIO que SIguen ahora Por eso, lo mas razonable es, a mI enten-
der, conSIderar el v 34 como IlllCIO de la seCCIón fmal

2 La cuestión de los destmatarlOs es Importante, así 10 mdIca


ya el cambIO de destmatanos en 24,3 Según 23, 1, el Jesús matea-
no dmge su dISCurSO a «la multItud y los dIscípulos» Pero, en lo
que SIgue, parecen cambIar los destmatanos, sm que se dIga explí-
CItamente los v 1-7 van dmgIdos a todos, y no dIrectamente a los
letrados y fanseos, de los que habla Jesús Los v 8-12 van dmgI-
dos a los dIscípulos Las denuncIas propIamente dIchas, v 13-33,

1 Cf las dIVISIOnes de B Welss, Garland*


2 Cf las dlVlslOnes de M'NeJie Gmlka (vol II), Robmson, Radermakers,
Spmetoh (vol II)
3 Cf las dIVISIOnes de Lohmeyer Grundmann, Goma CIVIl (vol III), Meler,
HJi1, Franee (vol 11) M Davle~ (vol I1I)
4 Esto aparece con espeCIal clandad en las senes de palabras clave, a veces
creadas por Mt, entre los v 29-31 y el v 34 61xmo~ (v 29 35), aI~a (v 3035),
'P0VEUW (en lugar de Q anOXl:ElVW, v 31 35) nQ0'Pr¡l:r¡~ (4 veces en lugar de ~olo
2 v 29 30 31 34)
5 En Q, los v 2930 = Q 11,4751 forman una sola denunCIa Tanto la dIVI-
Slon que conSIdera el v 29 como ImclO de la ultima secclOn como la que conSIde-
ra el v 37 como ImclO de la mIsma, se msplran en este texto Q o en Lc
6 fEEvva (v 1533) es la palabra clave que cIerra la secclOn
interpelan directamente a los letrados y fariseos. En el v. 34 se pro-
duce de nuevo un imperceptible cambio de destinatarios: Jesús en-
vió sus mensajeros a todo Israel, no sólo a los letrados y fariseos:
Úf!EL~ incluye desde aquí, nuevamente, al pueblo. Desde el v. 37,
Jesús interpela a Jerusalén. Todo esto es coherente con lo relatado:
cuando Jesús enseñó en el templo de Jerusalén, estaban presentes
el pueblo (22, 33), los discípulos (21, 20), los fariseos (21, 45; 22,
15.34.41) y los letrados (21, 15). Cabe reprochar al escritor Mateo,
cuando más, una cierta desatención.
Pero la «desatención» resulta ser finura si se busca orientar a
los lectores: Mateo piensa en los personajes de identificación para
los lectores, y tales personajes son, ante todo, los discípulos, pero
también el pueblo, que hasta ahora, en el evangelio, miraba a Jesús
con simpatía, pero sin distanciarse de los letrados y fariseos hosti-
les a éF. Ya en los v. 2-7, el pueblo interpelado parece apartarse de
los letrados y fariseos, presentados en términos totalmente negati-
vos. Como no puede estar de su lado, el pueblo se ve forzado por
el discurso de Jesús a ponerse del lado de los discípulos, que desde
el v. 8 son interpelados expresamente: no hay una tercera posibili-
dad, una posición intermedia. En todo caso, lectores aún indecisos
o inseguros se ven llevados por los v. 1-12 a solidarizarse con los
discípulos de Jesús. Si las denuncias contra letrados y fariseos co-
mienzan con el v. 13, a esos lectores apenas les queda ya la posi-
bilidad de ponerse de su lado. Simpatizarán también en los v. 34ss
con aquellos que son perseguidos, torturados, muertos y crucifica-
dos por «los otros», como les ocurriera ya a los profetas y justos
bíblicos (v. 29s). Los lectores entenderán el juicio condenatorio
con el que Jesús amenaza ahora, y les parecerá justo. El texto iden-
tifica, pues, a los lectores con los discípulos de Jesús. Éste induce,
en aquellos que aún no la han hecho, la ruptura con el falso Israel
llevada a cabo por Jesús en 24, ls, al abandonar el templo conde-
nado a la destrucción. Los lectores segUIrán a Jesús y a los discí-
pulos al monte de los Olívos. La posibilidad de ser neutrales entre
Jesús y sus adversarios no existe ya. En Mt 24-28 ya no es posible
una identificación de los lectores con el pueblo que está «entre»
Jesús y sus adversarios.

7. Cf. Howell, Story (vol IlI),229-236.


3 Fuentes La cuestlón de las fuentes de la denuncia es muy
compleja en los detalles, pero sImple globalmente la advertencIa
de Mc sobre los letrados (Mc 12,37-40) forma el cañamazo para
colocar el dISCurSO en el esquema de Mc que sIgue Mateo Como
hace en la mayoría de los grandes dIscursos, Mt pone al comIenzo,
aunque no en pnmerísImo lugar, 10 que ha tomado de Marcos 8 (v
6s) Insertó en este cañamazo, fundamentalmente, el matenal de
las sIete denuncIas de la fuente Q contra los fanseos y letrados (Q
11,39-52) Ya en la pnmera seCCIón de su dISCurSO (v 1-12) asu-
mIO, no obstante, dos denuncIas Q según el cómputo lucano, la
qumta (Q 11,46 = v 4) y la tercera, que se corresponde con Mc 12,
38bs (Q 11,43 =v 6S)9 Emplea, además, en esta seCCIón tradICIO-
nes especIales (v 8s 12) En la parte central (v 13-33) mtercala las
cmco denuncIas restantes de Q 11, 39-52 Con un fondo especIal
más breve (v 15) y otro más extenso (v 16-22) -fondo que, presu-
mIblemente, remodeló pnmero en forma de denuncIa- eleva de
nuevo a sIete el número de las denuncias La seCCIón fmal, v 34-
39, consta de dos pIezas totalmente dIstmtas Mateo la mtroduce
con el dICho amenazador que en Q 11,49-51 fIguraba al fmal de la
penúltlma denuncIa (v 34-36), sIgue el dICho sobre Jerusalén, que
el trasladó aquí de otro pasaje de la fuente de los logza (Q 13, 34s)
Con el mtermedIO narratlvo (24, ls), Mateo vuelve a Mc 13s La
VISIón panorámIca muestra que el evangelIsta retoco sobre todo la
pnmera y la últlma seCCIón del dISCurSO (v 1-12 34-39) Aquí cabe
esperar referencIas especIalmente claras a su propIa mtencIón

Señalemos ya las difIcultades del aná/zsls pormenorizado de las fuen-


tes Lc 11,39-52 Y Mt 23,2-36 difIeren notablemente, tanto en la estruc-
turaCIón como en el vocabulano Ya no es pOSible determmar con segun
dad el orden suceSIVO de las denunCias en Q En muchos casos tampoco es
pOSible constrUlr su texto ongmal En lo concermente al texto, la dlfIcul-

8 Cf 10,1-14,13,3 2331s, 18, 19,24336


9 Mt reelabora con mas aSIdUIdad que Lc dobletes tomados Q y Mc en un
un¡co texto nuevo, cf sobre todo el discurso 10, 1 42 vol 11, 115s, sobre 10, 18
20 vol 11, 150s (en esto~ casos Lc recoge la tradlclOn, como aqUl dos veces) So
bre 12 22-30 cf vol 11, 340s, sobre 13, 31 s, vol 11,435 sobre 18, 6s, supra, 37s,
sobre 24, 17s, mfra, 528 (en estos casos Lc omIte la verSlOn de Mc) Pero la dife-
rencIa respecto a Lc es solo relativa, tamblen Mt conoce dobletes que respeta deh-
beradamente, o Incluso los forma el Cf sobre el conjunto Schurmann, Untersu-
chungen, 111-125, 272 289
tad es parecIda a la del dISCurSO de la llanura 10, aunque el orden de suce-
SIón no planteó allí tan grandes problemas Ya el macrotexto de Lc y Mt
es un argumento claro en favor de la eXIstencIa de un texto Q Lc 11, 39-
52 son parte de la seCCIón Lc 11-12, que es el texto Q coherente más ex-
tenso en el evangelIo de Lc En Mt, todos los fragmentos Q, presentes aún
en el capítulo 24, proceden de seCCIOnes Q que VIenen después de Q 11,
39-52 A pesar de ello, las denunCIas no son pIezas demostratIvas de la hI-
pótesIs de una fuente Q escrIta, smo, después de los (a mI JUICIO, supues-
tos) fragmentos Q dIsemmados en Lc 14-16, la parte más dIfícIl de la
mIsma Solo porque la hIpótesIs Q es plaUSIble globalmente en los dos
grande~ evangelIstas, la tomo yo tambIén por ba~e en este análISIs

4 CuestIOnes de znterpretaclón Mt 23 es, con sus denunCIas y


sus JUICIOS globales InjUStIfIcados sobre letrados y fanseos, «the
unlovehest chapter In the Gospe1»ll, un capítulo que, como dIJO
MontefIOre l2 , es «antIpátIco y descortés» con el judaísmo, porque
olVIda totalmente los aspectos buenos de los fanseos Con la te-
rnble expenencIa del holocausto caímos en la cuenta de que este
capítulo ha contnbUIdo notablemente a la Imagen cnstIana dIstor-
SIOnada del judaísmo. SI la palabra «fanseo» ha llegado a ser smó-
mmo de «hIpócnta» y «beato» en muchos IdIOmas de los países
europeos cnstIanos l " Mt 23 es la raíz pnncIpal de estas «comCI-
denCIas» La mayoría de los exegetas ha perdIdo ya la afICIón a de-
mostrar con cualqUIer documento de la época que los fanseos y le-
trados eran realmente como los descnbe Mt 23 La verguenza por
lo que ha sucedIdo en la hIstona cnstIano-judía, que Incluye la hIS-
tona de la InflUenCIa de Mt 23, nos deja consternados.
Por eso hay que tratar de fIjar pnmero CUIdadosamente, sm una
falsa apologétIca, lo que está realmente en el texto y cuál es su In-

10 Cf vol r, 261, n 5
11 Vlvlano x , 3
12 MontefIOre n, 296
13 El Duden Smn und sachverwandte Worter, Mannhelm etc 21986,330, cf
589 Aparecen adema~ en e~ta obra «Frommler (beato), Mucker (santurron o tar-
tufo), Duckmauser (moscamuerla, hlpocnta), Lugner (embustero), Schmelchler
(adulador»> Para el mgles, cf Longman, DlctlOnary of Contemporary Engltsh,
Harlow 21987 s v «Phansee = a person who m a self-satIsfIed way values too
hIghly the outward form of somethmg» Para el frances, cf Nouveau Petlt Larous-
le, Pan~ 1969 ~ v phanslen = «hypocnte», «orgueI1leux», phansQlsme = «hypo-
creSle, duphclte, faussete, fourbene, papelardIse» Para el español, cf DICCIOnarIO
de la lengua española de la RAE, s v fanseo = «hombre hlpocnta, hombre alto, se-
co y de mala mtencIOn o catadura» ,•
tención Más allá de eso, se plantean las sigUientes preguntas hIS-
tórIcas y teológIcas para la mterpretacIón
1 (,Hasta qué punto es correcto hIstÓrICamente lo que dIce Ma-
teo de los farIseos y letrados, y hasta qué punto es una dIstorsIón?
2 (,Qué tal aparece Mt 23 en el marco de la polémIca antIgua,
especialmente la polémIca Judía? (,Corresponde al estIlo de la po-
lémIca de la época o la lleva más leJos?
3 (,Cuál es la sItuacIón hIstÓrICa en la que pudo llegarse a tal
polémIca? (,Qué reflexIOnes socIOlógIcas y SOCIOpsIcológIcas pue-
den ayudar a entenderla?
4 (,Qué relacIón guarda esta polémIca con la tradIcIón del
«úmco maestro», Jesús, con el que Mateo esta comprometIdo? (,Por
qué la tradIcIón de Jesús no ImpidIó tal polémIca? (,0 llegó mclu-
~o a posIbIlItarla?
5 (,Que se puede decIr sobre la hIstOrIa de la mfluencIa del
texto l4 ? (,Hasta qué punto se ajustó a] texto, hasta qué punto ]0 de-
formó?
6 y la últIma pregunta es (,cómo abordamos hoy este texto
(¡que no deja de ser canómco')?

a) Contra la hipocresía) la tltulomanía (23, 1-12)

BlbllOgrafw Barbour, R S, Status and Tales ET 82 (1970-1971) 137-


142, Becker, H J , Aufder Kathedra des Mose RabblnlSch-theologlsches
Denken und antlrabbmHche Polernlk In Mt 23, 1-12, 1990 (ANTZ 4),
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1901), 567-580, Kuhn, K G, Phylaktenen aus Hohle 4 von Qurnran,
Heidelberg 1957 (AHAWPH 1957 1), Legasse, S, Matthleu 23,23 Une
mcongruaé, en Gesu apostolo e sornrno sacerdote Studl blbllCI In rnern di

14 Para la hIstOrIa de Id mfluencla de Mt 23 uuhzo abundante materIal de un


trabajo de semmarIO de Andreas Muller, RezeptlOnen van Mt 23 In der Alten Klrche
(Bern 1989)
T Ballanm, Ca~a1e Monferrato 1984,63-72, LImbeck, M , «DIe mchts
bewegen liollen» Zum Gesetzesverstandms des Evangellsten Matthaus
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UlSy Charge (Mt 23,23) HThR 83 (1990) 363-381, Mlchaehs, J R,
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tle «Rabbl» AnachromstlL m the Gospels? JQR 53 (1962-1963) 337-345,
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m Matthew 23, 10 TynB 41 (1990) 152-157, ZeIt1m, S, Begmnmgs of
Chnstlamty and Judalsm JQR 27 (1936-1937) 385 398, Zlmmermann,
A F, DIe urchnstllchen Lehrer, 1984 (WUNT III12), 158-189
Mas blbhografía** sobre Mt 23, supra, 380

1 Entonces se dirigió Jesús a la multitud y a los discípulos,


2 y dijo:
«¡En la cátedra de Moisés han tomado asiento los letrados y
los fariseos!
3 Por tanto, todo lo que os digan, hacedlo y cumplidlo;
pero no imitéis sus obras,
porque ellos dicen, pero no hacen.
4 Lían fardos pesados e insoportables I
y los cargan en las espaldas de los demás;
pero ellos no quieren moverlos con su dedo.
5 Todo lo hacen
para llamar la atención de la gente.
Ensanchan sus amuletos;
agrandan las borlas;
6 les encantan los primeros puestos en los banquetes
y los asientos de honor en las sinagogas,

1 Umcamente ~aQEa (casI solo L, fI, algunas tradUCCIOnes y ~ con otro com-
plemento) aparece demasIado mal atestiguado para ser el texto pnmlgemo (frente
a Metzger, Commentary, 60, qUien supone que xm 61J(J~a01;m(Ta esta tomado de
Lc) La ver~lOn extensa de la gran mayona de los testigos textuales Indica que el
61J(J~am;m(Ta atestiguado tamblen en Lc 11,46 se corresponde con el texto Q del
loglOn (que qUlza era ya ongInanamente gnego, porque 61J(J~am;axl:OC; no tiene,
a mi JUICIO, una correspondencia exacta en arameo), mientras ~aQEa qUlza sea un
termInO redacclOnal mateano In~plrado por 11 30
7 Y que les hagan reverencias por la calle
y que la gente los llame 'rabbí'.
8 Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar 'rabbí',
pues vuestro maestr0 2 es uno solo
y vosotros todos sois hermanos.
9 y no llamaréis (a ninguno) de vosotros 'padre' en la tierra,
pues vuestro Padre es uno solo, el del cielo.
10 Tampoco dejaréis que os llamen 'directores',
porque vuestro director es uno solo, el Cristo.
11 El más grande de vosotros será servidor vuestro.
12 A quien se encumbra, lo abajarán,
y a quien se abaja, lo encumbrarán».

Análisis

1 Estructura Después del v 1, mtroductono, la sección se descom-


pone en dos partes Pnmero habla Jesús en los v 2 7 sobre los letrados y
fanseos, que son presentados en el v 2 Siguen dos senes de afirmaclOnes
sobre lo que ellos hacen, encabezadas con un Jtayra (v 3s 5-7) El Jtavra
globalizador pone alerta sobre una fncCIón que hay entre la~ do~ senes de
enunciados SI los fanseos y letrados se limitan a enseñar, sm obrar en
consecuenCIa (v 3c), es dIfiCIl de comprender cuáles pueden ser las obra~
que hacen para ser Vistos por la gente (v 5a) El v 7b, muy poco estruc
turado smtactIcamente, la frase «que la gente los llame 'rabi'» hace de
transIto a la segunda sección Esta -los v 8-12- va dmgIda expresamen-
te a los discípulos, en contraste con los fanseos y letrado~ Consta de una
parte pnnclpal, v 8-11, y otra subordmada, v 12 3 La parte pnnClpal cons-
ta a su vez de tres prohIbIclOnes mas o meno~ paralelas, con el verbo xu-
"'EW, a la~ que SIgue la fundamentación correspondIente con una frase
ELe; EGUV (dos veces con YUQ, una vez con óu) A la pnmera y tercera de
las tre~ frases causales sigue en v 8c 11 una fra~e subordmada La segun-
da prohibición es sólo bimembre, se sale del marco, porque está formula-
da en activa y no va dmglda a «maestros» potenciales, smo a cada mlem

2 t.LoaoxaAoc; (B y otro~), SIn embargo, apenas aparece mejor atestIguado


que xa1'tllyrp:llC; (K, D, e, f1 13, entre otros) que podna haber Sido Igualmente tex
to ongInal
3 El loglOn bimembre (v 12), con ~u VIS IOn e~catologlca, difiere totalmente
en su estructura del dlLho exhortatOrIo (v 11), que enlaza con los v 8 10 mediante
la segunda persona de plural La muy conocida recopllaclOn de solo los v 8 10 en
una seCClOn, se basa ma, en conSIderacIOnes dlacromcas que ~Incromcas
bro de la comumdad 4 , es, además, dlfíCll de traduClr5 Como oracIón su-
bordmada aparece, al fmal, elloglOn bImembre del v 12, que está formu-
lado en tercera persona Suena famlhar a los lectores (cf 18, 4)

2 Fuentes La ~ecclón lleva un claro sello redacclOnal Mt utJ1¡zó dls-


tmtos versículos de sus fuentes para conformar, frente a ellos, un texto to-
talmente nuevo Es mdudable el carácter redacclOnal de los v 1 26 Los v
3-7 no son fáClles de eIlJUlClar EXIste un paralelo a v 4 en la denunCla Q
11,46 que elaboro Me Los v 67a, los encontró Mt en dos versIOnes la
denunCla Q a los fanseos (Q 11,43) Yla advertenCIa de Mc, algo más ex-
tensa, a los letrados, Mc 12, 38b 39 Mt combmó ambos textos De Mc
procede el tY)v JtQwtoXAlOWV i':v tole; OElJtVOle; antepuesto, y de Q los ar-
tículos determmados y la posIcIón fmal de tOve; aoJtUO¡WVe; i':v tule; ayo-
Qul<=;, con lo que enlaza muy bIen el v 7b 8 El v 7b e~ qUIzá una transIcIón
redacClonal a v 89 El v 5a es tambIén, sm duda, redacclOnal, Mt qmso

4 LógIcamente, la secuenua de los v 8-10 se puede entender de dos maneras


a) yuxtaponiendo paralelamente las tres prohlblclone~, pero entonces hay que ad
mItlr que cambia el destmatano en el v 9 no son mterpelados lo, maestros, smo
miembros ordmanos de la comunidad, y en el v 10 de nuevo los maestros (asl la
mayona de lo~ exegeta~), b) conSiderando el v 9 como contmuaCiOn del v 8c da-
do que todos lo, miembros de la comunidad "on hermanos, a nadie deben llamar
padre (asl Mlchaels*, 306, Hoet*, 106-109) Que el v 9, aunque según esta tem
sea mera contmuaClon del v 8, ~e formule en paralelismo exacto con el v 8ab, ~e­
na en todo caso desonentador Por eso yo prefiero la POsibIlidad a)
5 Cabe a) refenr úrléúv a JtaTEQa y traducIr «no llaméis (a nadie) padre vues-
tro» Indica lo contrano, sobre todo, el orden, muy perturbador, de las palabras
ÚftCDV tendna que e~tar Junto a JtaTEQa, cf v 9b O cabe b) considerar ÚflWV como
genitivo partitiVO, sm el acusativo de complemento directo (asl mI traducclOn) E~­
to se da en textos bíblicos, cf Hech 21, 16, 2 Re 10, 23 LXX, Y Mayser, Gram-
matlk lI/2 (vol 1I), 195s Esta segunda POsibilidad es más sencilla en el aspecto
lmguístlCO, por eso la prefiero Re,ulta problematIco, en todo caso, que en otros lu-
gares del nuevo testamento el genitivo partitivo lleve generalmente, al uso semlti-
ca, la partlcula h
6 Cf vol l, 57ss sobre TO'tE, AaAEOJ, OXAoL, flattfJ'taL, AEYOJV, YQaflflaTEü;/<I>a
QLoai:oL, sobre xattL~OJ, cf 5, 1 Sobre xattEDQa de MOl~es cf mIra, 391s
7 El texto de la verSlOn Q no ~e puede reconstrUir ya con segundad Son ma-
teanos la formulaCión en tercera persona de plural, ttEAOJ (vol l, 57ss) y qUlza E1tL
'tLttfJflL (cf 19 1315,21,7,27,2937), sobre ~aQEa, cf mpra, n 1 La oración
subordmada lucana con JtQoo'\jJauOJ es más clara que la dl[¡cIl formulaclOn matea-
na con XLVEOJ, y es por eso, qUlza, secundana Acerca de SI los VOflLXOL como des-
tmatanos de las denunCias son lucanos, cf mIra,415s
8 Es difiCil qnAEOJ, que aparece tamblen en Lc 20, 46 (mmor agreement) Pue
de ser redacciOnal en Mt, tamblen en 6,5,10,37 Y26, 48 tlene connotaciOn nega-
tiva El texto 6, 5 es de espeCial Importancia, porque ya el v 5a hace alusiOn a 6,
lss Hay que explicarlo en Lc 20, 46 como redaCCIón lucana, pero es muy dIfícil
"Procede de una recenSiOn deutero-Mc de Mc 12,38 o del texto Q?
9 Sobre xaAEOJ y avttQOJJtOL cf vol l, 57ss 'Pa~~L procede del v 8
aquí evocar expresamente 6, 1]0 El v 5b es dIfícil de valorar A mI JUICIO,
este hemIstIqUIo es demasIado breve para ser una tradICIón mdependlente,
Mt recoge qUIzá aquí una crítIca corrIente de su propIO entorno y amplIa
el v 6 tradlclOnaIlI El más dIfíCIl de valorar es el v 3 EnJUIcIado desde
perspectIvas lInguíshcas, es sm duda redacclOnal en sus dos partes l2 Ano-
temos aquí, de paso, que Mt vIene a deCIr en él exactamente lo contrarIO,
no sólo de 16, lls]3, smo de todo el resto de nuestro capítulo, donde pre-
senta a CrIsto como úmco maestro (v 810), que censura severamente no
sólo la praXIS, smo tambIén la enseñanza de los letrados y farI~eos (cf v
16-22 23-26) E~te extremo debe esclarecerse en la mterpretaClón]4
V 8-12 Al no haber paralelos de los v 8-10, hay que dilUCIdar en la SI-
gUIente seccIón el problema crítIco-lIterarIo de la redaCCIón mateana, Jun-
to con el problema hIstÓrIco-tradIcIonal del OrIgen y proceso de los versí-
culos El v 11 es una duplIcaCIón redacclOnal de 20, 26 = Mc 10, 43s, que
recuerda, además, con la palabra ¡'!f:~swv el Mt 18,4 ElloglOn de Itme-
rantes]S que lleva ImplIclto aparece conservado en Lc 14, 11, 18, 14 en su
forma más antIgua Mt lo recogIÓ aquí de modo ba~tante lIteral, mIentras
en 18,410 adaptó más a su contexto 16 Ambos logza fueron colocados qUI-
zá por él en este lugar
3 Hlstona de la tradlclon y ongen
a) No es pOSIble precIsar ya, a mI JUICIO, SI el v 4 procede de Jesús o
de la polémIca de la comumdad
b) V 6 7a No es pOSIble ya determmar con certeza la relaCIón de la
denunCIa Q 11,43 con la varIante Mc 12,38-40 A mI JUICIO, el texto Mc
es má~ recIente en térmmos generales l ? son secundarIOS el cambIO de la

10 Sobre na~, bE, ÉQYov, nOLEoo, nQo~ + mf¡mtlvo, {}WOlWL y aV{}Qoonm, cf


vol 1, 57ss
11 En lo lmgUlstIco, el caracter redacclOnal ~olo e~ demo~trable parCIalmen-
te sobre yaQ, cf vol 1, 57ss, sobre xQaonEbov, 9, 20 (redacclOnal) Para Mateo,
Jesús es fIel a la Ley y lleva borlas
12 Son redacclOnales, segun vol 1, 57~s IlavTa ouv ooa (cf 7, 12,28,20
con T1']QEOO), nmEOO, T1']QEOO, EQYOV, yaQ Sobre el antagomsmo deCIr-hacer, cf 7,
21 Algo SImIlar opma Becker~, 87-91, 102
13 Cf vol Il,589
14 Es frecuente conSIderar 1m v 2s, por razones de contemdo, como tradl
clOnales, a~1 Strecker, Weg, 16, Mason*, 371-379 (dICho de Je~us) Schurmann**
(Redekomposltwn), 37-39 ve en los v 2s, sm razones sufICIentes, un fragmento Q
omItIdo por Lc
15 Es ImpOSIble, a mI JUICIO, aSIgnarlo a la fuente Q como 10glOn aI~lado, ya
que el contexto lucano (\4,1-14) no procede de Q, y 14, 15-24 probablemente tam-
poco (cf supra,308s)
16 Son mateanos, según vol 1, 57ss, OTL~, bE A dIferenCIa de 18,4, la mver
slon entre abajamIento y elevaclOn se produce aquí en el eSJaton
17 Con Gmlka, Marcos Il, 203 205, frente a Schurmann** (Redekomposl-
twn), 41, 46
denuncIa en un aVIso mtroduCldo con el ~AEJtE'tE redacclOnal y el añadIdo
de la acusaCIón (mdependIente en su ongen) de que los letrados explota-
ban a las vIUdas y haClan largos rezos, V 40 (= Mt 23, 14) No es posIble
ya saber SI la denuncIa Iba dmglda en su ongen a los fanseos (asl Q) o a
los letrados (así Mc) Tampoco cabe ya esclarecer el ongen de la denuncIa
c) V 8 10 La contraposIcIón Em 'tfíc; yfíC; - 6 oVQuvwc:; en el V 9 es,
posIblementel 8 , un añadIdo mateano, y el V Sc casI con segundad l9 Tam-
bIen es mateano, obviamente, el nexo del V 10 con la nueva formaclOn (v
11) El v lOes, segun la mayoría, una reelaboraclOn secundana del v S20
ASI lo mdIca (¡qUIzá ') la palabra xU'\'tTlYTl'tTlC:;, típIcamente helenístIca, y en
todo caso el termmo ab~oluto 6 XQL<J'tOC; El v 10 puede atnbUlrse -no ne-
cesanamente- a Mt 21 Los dos logta bImembres, v Sab y v 9, ~on enton-
ces la~ parte~ más antIguas de la tradlclon 22 La procedencIa comumtana
de los logta me parece, de todos modm, mas comprensIble que la proce-
dencIa del Jesús terreno 21
d) Es dIfICIl ,aber ~I elloglOn errátIco del v 12 = Lc 14, 11, IS, 14, de
corte sapIencIal, fue formulado por Je~ú~ o sólo adoptado por él La múl-
tIple testIfIcacIón y la frecuencIa de la Idea de encumbramIento e~catoló­
gICO de los hum¡Jde~ y pequeños en el nuevo testamento sugIeren, sm em-
bargo, que VIene de él

Explicación

1 El texto menCIOna expresamente como oyentes de Jesús al pue-


blo y a los dIscípulos, aunque ya le venían escuchando anterIor-
mente En eso conocen los lectores del evangelIo que comIenza
una seCCIón Importante En la hIstOrIa mateana de Jesús, la multI-

18 ASIlo mdlca la estadIstlca lexIcogIafIca, cf vol 1, 57,s S v ougavw~, yr¡,


y ,obre eJT:t ,íje; yíj~ (16, 19, 23, 35) IndIca 10 contrano la aSImetna de la contra
posIcIOn E1tL 'tíj~ Y11e; ougavwe;
19 Cf vol 1 57ss sobre Jtae;, bE, Ú!!EL<;, a6cACjJo<;
20 Por ejemplo, Bultmann, HIstOria, 203, Strecker, Weg, 217, MIchaels* 307
21 El lenguaje no permIte deCIdIr nada, ya que el versIculo es una ImItacIOn
del V 8 Kathlyr¡Tr]<; es hapax legomenon en el nuevo testamento
22 Para Freudenberg*, 62 71 Y Hoet*, 21 25, lo, V 8 10 son en buena parte
redaccIOnales
23 DefIende que proceden de lesus, por ejemplo, RIesner*, 264, matIza mas
ZImmermann*, 171 185 Pero (,como ,e Iban a tratar de 'Ji los dI'Clpulos del le
sus terreno, ca,1 todos gente Joven de capas medIas o bajaS, y mnguno «maestro»,
de forma que tuvIera sentIdo una advertencIa de lesus por ello~ Los logza cuadran
muy bIen, por lo dema" al proceso JUdIO y cnstIano de fmale, del SIglo 1, cf mfra,
399s
tud, que ha acogido a Jesús hasta ahora amistosamente (cf. 21, 46;
22,33), es el pueblo de Israel que no se ha separado aún de él. Los
lectores ven en ella a todas las personas que han sido llamadas a la
Iglesia. Discípulos y pueblo son personajes de identificación para
los lectores 24 . Mt no califica a los fariseos de oyentes de Jesús,
aunque estén presentes según 22, 15.34.41, Ysean interpelados di-
rectamente en los v. 13-33. Esto no es casual; ya el v. 2 habla de
ellos y de los letrados en tercera persona. Ellos son «lo!', otros» en
este discurso, a los que Jesús no intenta atraer ya y sobre los que
pronuncia su «ay». Jesús comienza ahora su discurso. La expresión 2
«los letrados y los fariseos», las dos veces con artículo determina-
do, indica que el evangelista los consIdera en su conjunto. No le
interesa saber si hay letrados y fanseos buenos, a los que no van
dirigidos los duros juicios de Jesús, sino que los coloca en un gru-
po doble típico de adversarios 2 '. Mientras Marcos sabe aún clara-
mente que hay letrados no fariseos (Mc 2, 16; cf. 7, 1), esta distin-
ción desaparece en Mateo. Éste no piensa, pues, en la parte de los
letrados de mentalidad farisea 26 , sino en los letrados y fariseos glo-
balmente, que encarnan en nuestro capítulo la animadversión ju-
día. La «cátedra» no es una metáfora abstracta, como se pensó
siempre en la interpretación eclesiaF7, sino que aparece atestigua-
da arqueológicamente en dIversas sinagogas antiguas 28 , aunque sin
la denominación de «cátedra de Moisés»29. Se trata de un sitIal de
mármol situado cerca del armario de la torá, donde el letrado to-
maba asiento y enseñaba al pueblo. Tales cátedras aparecieron,
qUIzá, precisamente en el sIglo I d.C. 30 • A la «cátedra» de la sina-

24 Cf supra, 38ls Difiere Mmear**, 78s la «multitud» hace referencia Im-


plíCitamente a los <<laicos» de la comumdad mateana, los «discípulos» son los mi-
sIOneros y responsables
25 Aparte las denunCias de lo) v 13-33, en ese emparejamiento también 5,
20, 12,38, 15, 1
26 Así Becker*, 20
27 Jerómmo,21O «Per cathedram doctrmam legls ostendlt»
28 La más antigua es la de Delos (Becker*, 47, E 1 Levme [ed], Anc¡ent
Synagogues Revealed, Jerusalem 1981,166 [Sktzze)), también en Hammat Tlbe-
rías, En Geddl, Corazaín y Dura Europos (Levme red J, AnClent Synagogues Re-
vealed, 117, 135, 174, E L Sukemk, AnClent Synagogues m Palestme and Greece,
London 1934,57-61)
29 K"np es préstamo rabímco (Krauss, Lehnworter n, 572) La expresión
«Silla de MOisés» aparece documentada muy tardíamente (peslq 7b = Bil 1,909), Y
para un tlpo de SItial noble, al estilo del que OJOs le hiZO a MOisés en el Smaí.
30 Becker*, 47-49.
gaga parece Ir hgada la Idea de la autondad de MOISés, que pasó
de él a los letrados a través de los anCIanos y los profetas (Abot 1,
1) El sIgmfIcado arqueológlco-reahsta y el sIgmflcado metafónco
de la expresIón aparecen correlaCIOnados El aonsto Exá1'hoav
puede entenderse en sentIdo lIteral los letrados y fanseos tomaban
aSIento en la sIlla de MOISés 31 , es deCIr, se habían arrogado la fa-
cultad docente en las slllagogas durante la época de referencIa de
Mateo 12 Las slllagogas estaban dommadas entonces por los letra-
dos y fanseos
3 La contmuaclón causa sorpresa que la multttud y los dIScípu-
los deban observar todo lo que dIcen los letrados y fanseos en la
cátedra de MOISés resulta lllesperado El propIO Jesús mateano to-
mó postura en 15, 1-9 contra la doctnna de los fanseos, onentada
en la «tradIcIón de los antIguos», repudIÓ su lllterpretaclón de los
preceptos de pureza ntual y los cahflcó a ellos de guías cIegos (15,
10-14). Mateo prevIene expresamente contra la doctnna de los sa-
duceos y fanseos (16, 12) En la contmuaclón, el dIscurso hablará
de Jesús como el úmco maestro (v. 8-10) Y cahfIcará de nuevo a
los letrados y fanseos de guías cIegos de cIegos, porque enseñan
cosas absurdas (v 16-22) (,Cómo puede ahora hacer deCIr a Jesús
que hay que observar todo lo que enseñan los letrados y fanseos?

Hay dIversas propue~tas de '>oluclón para esta crux mterpretum La m-


terpretaclón espmtual de Ongenes representa en CIerto modo un salto «VI-
tal» mas aBa de la dIfIcultad Ongenes pIensa desde el pnnclplO en los
maestros de la Igle'>Ia que se sIentan en la «cathedra eccleSIastlca»33 La
mterpretaclón de la IglesIa antIgua no le SigUIÓ en este punto, smo que lI-
mIto el alcance de JtUV1:U, en smtonía con la propIa nOCIón de la Ley el
texto se refería, obVIamente, a la ley moral y no a la ley ntual, cuyo cum-
plImiento lIteral queda abolIdo con la vellIda de Cnsto 14 «Todo» slgmfl-
caba «lo que es dIgno de la catedra de MOlSés»35 Se ha optado desde
SIempre, hasta hoy, por la lImItaclOn «Lo que no contradIce a MOlse~ y a

31 'Em con genItIvo puede dar tamblen una onentacJOn, cf BJuer Wb 6 s v


Em 1 1 (3, Schenk, Sprache, 243
32 No es necesano, por tanto, Interpretar bw{hoav en el sentIdo de un per-
fecto '>emltIcO, e, deCIr, en presente Davles, Settmg, 292, ve aqm una aluslOn di-
recta al denomInado slllodo de YamnIa, hlpotesls un tanto forzada, a mI entender
33 Ser 9 = GCS Ong XI, 17
34 Juan Cnsostomo, 72, 1 = PG 58, 667. EutImlO Zlgabeno 588, Tomas de
Aqulllo (Lectura) n° 1836, Maldonado, 458
35 FOCIO de ConstantInopla, fr 84 = 322
la Ley»36 Frente a tales mterpretaclOnes e~tá el énfasIs generalIzador de
nuv'tu Otro enfoque restnctIvo se basa en la hlstona de la salvacIón Je-
sús dIO este mandato para su tIempo, es decIr, para el tIempo precedente
a su muerte en cruz, medIante la cual fue abolIda la Ley 3?
Esta propuesta está hoy bIen vIsta en una vanaclón hlstónca moderna
Mt transmItIó aqUl -dIcen muchos- una tradIcIón procedente de la parte
JudeocnstIana de su comumdad, que él no podía omItIr como autor onen-
tado en la tradlclón 38 Esta explIcaClón se contempla tambIén para otros
pasajes, sobre todo 5, l8s, 10, Ss 23, 23, 23, 24, 20 Pero tales pasajes han
sIdo sIempre objeto de dISCUSIón 19, y nuestro pasaje ofrece especIal dlfl-
cultad no es sólo que el v 3 sea, con toda probabIlIdad, lmguístIcamente
redacclOnal, hay algo que pesa mas aún Mt sería un mal escntor SI hu-
bIera presentado a Jesús proclamando de entrada un precepto programá-
tICO, y formulado en térmmos generales, que ya no era váhdo Hay que
buscar, por tanto, otras exphcaclOnes
Pero la oferta es escasa Tagawa señala el doble arrdlgo de Mt en elJu-
dalsmo y en la comumdad cnstIana, que pudo llevarle a unas ahrmaclO-
nes contradlctonas 40 Pero, aunque la doctrlna de la Ley profe~ada por la
comumdad mateana pudIera haber SIdo contradlctona, al menos la práctI-
ca tendría que haber SIdo mequívoca. En la cuestIón de SI había que so-
meterse a las deCISIOnes haláklcas de los letrados o no, sólo hay en con-

36 LapIde, 422, algo SImIlar Bucer, 169D (no las tradICIOnes mventadas por
hombres, ¡cf Mt 15 1), en epoca mas reCIente, por ejemplo, B Wels~, 388, Allen,
244, Haenchen*"', 40
37 Valdes,400 Muchos autores de la Reforma se encontraron con el proble-
ma de que los catohcos les señalaban los v 2~ como argumento en fdVor de la obh
gaclOn de someterse en todo a los obl;pos Para neutrahzarlo recurneron a una ob-
;ervaClOn hecha ya por Erasmo (AnnotatlOnes), 117 Mt 23,3 no puede aphcar~e a
los obISpos que, con sus dIspOSIcIOnes, sólo bmcan el dmero y no se slCntan en la
«cathedra Evangehca», SInO en la «cathedra Slmoms Magl» Cf Lutero (WA 47,
vol III), 438 (<<cathedra pestJlentIae»), Beza, 102 (catedra de Satanás), Musculus,
506 (e~te pasaje es mUlpado por los catóhco~), Brenz, 691 (lo~ papIstas declaran
con este pa~aJe todas las resolUCIOnes de sus concJlIO~ «oraculum Spmtm SanctI»)
Ya LapIde, 422 había Infendo de este pasaje la mfahblhdad del papa
38 Por ejemplo, Strecker, Weg, 16, Pe~ch**, 287s, dIfIere algo Meler, Law,
119, n 189 desde la teología de la redaCCIón, Mt 21, 2~ remIte «to the sacred past
of Jesus' mlmstry»
39 Cf la~ exégeSIS ~obre 5, 18s (vol 1,330336), lO, 5s 23 (vol n,131-135,
160s, 163s) y 24, 20 (mfra, 552, n 126) Con excepclOn de lO, 5~ 23, todos estos
pasajes tratan de la observancIa de la Ley El mtento de negar a Mt, con el recurso
a la hlstona de las tradICIones, una observancIa estncta de la Ley, lo conSIdero ape-
nas VIable En la mayoría de los los pasajes menclOnado~, Mt pIensa realmente, a
mI JUICIO, lo que dIce Yo refenna ~ólo 10, 5s, y qUlza tamblen 10, 23, desde la op-
tlca del evangehsta, al pa~ado de Jesus
40 K Tagawa, People and Commumty m the G05pel of Matthew NTS 16
(1969-1970), espec 161 s
creto una disyuntlVa Otros estiman que la formulación de Mt es «táctica»
para evitar a su comumdad una ruptura con la smagoga dmglda por los
fanseos 41 Pero, aparte de que esta ruptura ya se había producido a mi JUl-
C10 42 , tal mtroducc1On «táctica» sena muy extraña en un discurso que lue-
go polemiza de modo tan «poco táctico» También es ImpOSIble, en fm,
Jugar con los destmatanos, dlClendo que el v 3 va dmgldo sólo al pueblo
y no a los dIScípulos 41 Desdichadamente, ¡Mt acaba de aSOCiar a ambos
como destmatanos del discurso de JesU';1 Lo que queda es una gran per-
pleJIdad

No es pOSIble suponer, a mI JUICiO, que Mateo lllvItara a su co-


mumdad a segUIr todas las enseñanzas de los letrados y fanseos
Lo que le Importa sobre todo es la segunda parte del loglOn los
oyentes de Jesús no deben Imitar las obras de los letrados y fan-
seos, porque éstos no hacen lo que dIcen44 Sólo esta segunda par-
te tiene contllluacIón en los SigUIentes versículos 4-7 y determllla
tambIén los v 13-33 con la palabra clave «hIpócntas» El v 3b se
ajusta además a un aXiOma teológICO de Mateo lo que Importa son
las obras, no la doctnna (ef 7,21-23) El HiJo del hombre Juzgará
un día :>olamente sobre las obras (ef 16, 27, 25, 31-46) Partiendo
de estas obras anunCIa tambIén Jesús el JUICiO a los fanseos y le-
trados Según Mateo, «toda teología queda cuestIOnada» por la
contradIcCión entre teoría y práctIca, apuntada en el v 3b45
El v 3a es, en cambIO, una mera preparaCión retónca a ese gran
«pero» del v 3b46 Los ImperatIvos de sigmfIcado conceSiVO son
frecuentes en las lenguas semítica:>, aparecen tambIén en gneg0 47

41 Por ejemplo Hummel, Au~emandersetzung, 31s, algo SImIlar Lohmeyer,


334 Gmlka Il, 274
42 Cf vol 1, 90-97 e mIra, 506-509
43 Freudenberg**,57
44 La contradlcclOn entre palabra y obra es un lugar comun en toda la antI-
guedad, cf Helhgenthal*, 5965 Y paSólm Una formulaCIón claslca es la de DIO
genes LaerclO 1 6, 28 QTltoQu<; AEYELV ¡tEV 'tu Ihxmu, rrQUttELV líE ¡tTllíU¡tW<; El
tOplW hace convmcente el v 3b para los lectore,
45 Cf H J Kraus, Relch Gottes Relch der Frelhelt, NeukIrchen-Vluyn
1975,78
46 Señalan la funclOn retonca del v 3a, por ejemplo, Guehch**, 106 (<<re-
thoncal overstatements»), Beare, 448 (<<no more than a fOIl» para el v 3bc), Gar-
land**, 54s, Legasse** 71 s, y R B Gardner, Matthel+, Scottdale, 1991, 334 (<<a
concesslve statement that paves the way for what follows»)
47 Bl-Debr-Rehkopf § 387, 2, Black, Muttersprache 90~, W Gesemus E
Kautzsch, Hebrmsche Grammatlk Lelpzlg 27 1902, 324s (= § 110) Kuhner Blass
Gerth, Grammatlk II11, 236s Ese ImperatIvo eXIste tamblen en otra~ lenguas, por
Cabe parafrasear, por tanto por mI, ya podels cumplIr todo lo que
0<; digan letrados y fanseos que no es tan malo, ¡lo Importante es
que no Imltels sus obras I Al evangelIsta se le faCilIta esta conceslOn
al opmar el que Jesus cumplIo la Ley y que «no hay que omitir» m
<;us lOtas y tIldes -como son los preceptos ntuales, por eJemplo-
(5,17-19,23,23d) Ouv parece msmuar, ademas, que el respeto a
la autondad de MOlses, cuya sIlla ocupaban los letrados y fanseos,
facIlItaba aSimIsmo su conceslOn Pero no hay que atender solo al
v 3, porque los letrados y fanseos Impoman tamblen la tradlclOn
de los antepasados», que Mateo excluye (15, 2-6 20b) El v 3 es,
pues, una formulaclOn retoncamente eficaz que prepara el v 4, pe-
ro envuelve al evangelIsta, un poco, en contradlcclOnes48
El v 4 clanflca el contraste entre doctnna y obra «Llar fardos» 4
hay que mterpretarlo en sentido figurado El verbo OEO[!EUCD evoca
el llar manoJos y haces, no el «atar» (OECD) en el sentido de la doc-
tnna o de las sentencias Jundlcas de los rabmo~, como en 16, 19,
18, 18 Los lectores de Mateo recuerdan ademas que la «carga» de
Jesus es «lIgera» (11, 30), porque el fue «sencIllo y humIlde de co-
razon», acoglO con amor a las personas agobiadas y VIVIO eJem-
plarmente lo que enseñ0 49 En cuanto al contemdo, Mateo qUIere
expresar qUlza con la palabra «fardos» las «tradiCIOnes de los an
tIguos» Impuestas por los fanseos (15, 2 11)50, pero qUIza tamblen
la ~aºuTEºa ·wu VO[!OU que ellos mIsmos «descUIdan» (23, 23)
Es sIgmflcatIvo que el v 4 deSigne como «fardo» la halaka fansea

ejemplo «¡Haz lo que qUieras pero deJame en paz') o (a un dehncuente) «¡Lle


vate todo lo que qUlera~ pero deJame la foto de mI abuela'»
48 Se ha contemplado tamblen la pO~lblhdad de que el v 3 deba Interpretar
~e en sentIdo lromco (asl Jeremlas Teologza 247) En retonca lroma es <la expre
slOn de algo mediante su contrano» (Lamberg Handbuch [vol III] n° 582) En
~entIdo lromco por tanto el ImperatIvo del v 3a slgmftcana lo contrano de lo que
dIce Pero no es procedente a mI JUICIO la Interpretaclon Iromca por dos razone~
1) Al comienzo de todo el diSCurso un Imperativo de sIgno Iromco no ~ena facd de
captar para los lectores 2) SI el v 3a dIjera que no hay que cumplIr lo que ensenan
lo~ letrados y fanseos quedana anulada la OposlclOn retonca al v 3b que e~ 1m
portante para Mt
49 Sobre II 29 cf vol II 297s~ La hl~tona de la InterpretaclOn ecleSIal sa
be de la ImportancIa del ejemplo y conSidera el v 4 como un pnnclplO pedagogl
camente Importante para «todos los maestros» (Jerommo 211) ZWIngho 368 CI
ta aqUl a Seneca «Longum est Iter per praecepta breve et efflcax per exempla»
50 Hare (vol I1I) 265 pIensa en la tendenCIa de 1m letrado~ a los detalles ca
~UlstIcos de la obedIenCIa a la Ley Cf Manson Saymgs 101 los letrados «mul
tlply the number of ways In whlch aman may offend God»
y letrada, y la torá entendIda a tenor de la mIsma, aflora aquí una
valoracIón de la torá que no se corresponde con la que era corrIen-
te en los textos Judíos

Esa valoracIOn se puede encontrar aSImIsmo en otros textos del nuevo


testamento El paralelo mas proxlmo y claro es Hech 15, 10, véase tam-
bIen Gál 3, lOs la Leyes considerada aquí como un «yugo» duro y pesa-
do No cabe esperar, naturalmente, tales valoracIOnes en textos Judíos, ya
que para un IsraelIta plado~o la Leyes mcluso objeto de gozo y gratItud 5 !
Sena demasIado fácIl, no obstante, desechar como JUIClO de extraños -de
pagano-cnstIanos postenores, por eJemplo- un enjUICIamIento tan negatI-
vo de la tora Hay documentos JudIOs que dan a entender que los IsraelI-
tas sllltIeron tambIén como carga la torá de la lllterpretacIOn fansea,
sacerdotal y letrada Sobre todo para las personas ordlllanas, lllcultas y
pobres, como los pequeños agncultores y los Jornaleros, que formaban
parte de los 'amme ha 'ares de GalIlea, parece que las numerosas pres-
cnpClOnes de los letrados y sacerdotes, además de ser apenas llltelIglbles,
no estaban al alcance de sus bolsIllos, especialmente lo'> preceptos sobre
ofrendas y dIezmos Tales personas sólo tIenen voz llldlrectamente, como
es natural, en las fuentes rabímcas 52 Pero Jesus fue portavoz, precisa-
mente, de esas capas del pueblo, y el mOVImiento «JudeocnstIano» de Je-
sús tendría un fuerte respaldo en ellos

Contranamente al Jesús «senCIllo y humIlde de corazón» (11,


29), que es el modelo de conducta para la comumdad, los letrados
y fanseos «no qUIeren mover los fardos con su dedo» La formu-
laCIón no es de fáCIl comprensIón, Justo porque no hay una expre-
SIón proverbIal detrás de ella53 y porque XLVEW es un verbo muy
polIvalente Pero el sentIdo de la metáfora queda claro por el con-
texto. no es que los letrados y fanseos, en su znterpretaclón de la
Ley, no faCIlItasen la voluntad de DIOS a favor de las personas ago-
bIadas, y no «mOVIeran» esa mterpretaCIón en este sentIdo 54 La

51 Cf los documento~ de la tora como «yugo» en BI11 1,6-8-610


52 Cf por ejemplo la VIUda pobre en Mldr Sal 1 S 15 (7b) en BI11 n, 728, o
los pasajes sobre el odIO de los amme ha are~ a los letrados en BIll n, 518s
53 De~de GroClo n, 195 se ha hablado mucho de una «proverblahs locutlo»
No hay tal la expreslOn gnega y latma, de caracter proverbial dIce «tocar algo con
la punta de los dedos (axQov 10 baX1UAov»>, cf Wett~tem 1, 480
54 A~I Llmbeck*, 304-307 Señala el nexo de XLVELV con vOfw~ o nOAL1ELa, y
pIensa en modlf¡caclOne~ de la ley o de la constltUClOn, es deCIr, en la falta de m-
terpretaclOnes favorables de la ley Indican lo contrano 1) K¡YELV va aSOCiado a
epOQ1LOY Y no abandona la parte fIgurada, a dIferencIa de esta propuesta exegetlca
expresión xtv'fíom utrtá queda, más bien, dentro de la metáfora de
llevar el fardo. «Mover el fardo» es lo que hace un portador; yeso
no lo quieren)5 hacer, por lo visto, los fariseos y letrados, aunque
animan a otros a hacerl0 56 . La imagen significa, por tanto: ¡ellos
mismos no practican lo que dicen!
Esta crítIca es global e injusta. Leyendo la multItud de docu-
mentos rabínicos que consideran mucho más importante la obser-
vancia de la torá que las meras doctrinas 57 , o los nada infrecuentes
ejemplos de rabinos que enseñaron sobre la Ley en línea flexibih-
zadora, pero se mantuvieron personalmente en la praxis más dIfí-
Clj58, queda claro que Mateo trata aquí muy injustamente a los le-
trados y fariseos en su gran mayoría. El hecho de que las palabras
no coincIdan con las obras entre los adversarios, es un tópico co-
rriente y extendido de la polémica59 , que no hace más auténtIco su
carácter convencIOnal.
El v. 5 emprende un nuevo curso de ideas que en realidad con- 5a
tradice lo anterior: no insiste ya en el contraste entre la palabra y la
obra, sino que da por supuesto que los letrados y fariseos hacen ex-
hibición de sus buenas obras. El reproche de que los fariseos y le-
trados practican todas sus obras por la mera apariencia externa
evoca a los lectores el texto de 6, 1-18. Allí, los «hipócritas» que
repartían limosnas a son de trompeta, rezaban en la calle y ayuna-
ban con ostentación «ante los hombres», «para llamar la atención»

2) En el contexto de v 4-7 se trata de obras, no de doctnnas de los fanseos y letra-


dos Lo, fanseos mtentaron hlstóncamente, por el contrano, adaptar la torá a la,
necesldade, de la Vida, y facilitarla También los rabmos se pronunciaron constan-
temente, más tarde, contra el endureCimiento de las leyes
55 Con {}EAOUOLV, la metáfora adqUiere un fondo moral Cf Juan Cnsóstomo,
72, 2 = PO 58, 668s con toda mtenclón, el Señor no dice «no puedell», ,mo «no
qUieren»
56 KLVEUl se puede entender de dos maneras a) en el ,entIdo de «alejar» y b)
en el ,entIdo de «empuJar» El pnmer sentido 'olglllfIca que los letrados y fanseos
no ayudan a las personas a las que Imponen cargas a deshacer,e luego de ellas La
segunda segunda lectura 'Iglllflca que los letrados y farIseos Imponen cargas a
otros, pero ellos no qUieren llevar nmguna El ,egundo sentido encaja mejor, por-
que a) Mt se mtere,a por el contraste entre la eXigencia y el propIO obrar, y porque
b) el símil resulta más forzado en la prImera mterpretaclón ,nadie impone un far-
do a un cargador para qUitárselo, compasIvo, de mmedlato'
57 Documentos en BIII. l, 469s, 91Os, Becker x , 105-121
58 Documentos en BIII 1,913s
59 Cf Sa1Sa14, 1-12, AssMos 7, 3-8, en el nuevo testamento, Rom 2,17-25
ofrece un ejemplo aplastante de este tÓpiCO
(6, 1), no tenían nombre, aquí se dIce claramente de qUIénes se tra-
ta La «hIpocresía» no es, pues, tan sólo la contradIccIón entre la
palabra y la obra, SIllO tambIén entre motIvo y obra, la autojustIfI-
cacIón, por tanto TambIén esta crítIca se puede encontrar en la po-
lémIca judía de la época 6ü
5b Mateo concreta la acusaCIón general del V 5a con algunos
ejemplos El prImero es que los letrados y fanseos «ensanchan sus
amuletos» La formulacIón es emgmátIca en sus dos expresIOnes

1 Los CPUAUXLl]Qla hacen referencIa a los tephlllm (tIras de pergamI-


no), que los Judíos pIado~o~ llevan en memona de los favores de DIOS y
como recordatono de la Ley, SIgUIendo Dt 6,8, 11, 18, Ex 13, 16 Se lla-
man en hebreo n'~~'~ (señales), en los textos rabínIcos, generalmente,
r"~n (oraCIOnes) Hay dos clases de tephlllm los de la cabeza, que se
llevan de modo VISIble en la frente y constan de una tIra de pergamInO y
uno o vanos pequeños estuche~ con textos centrales de la BIblIa (Ex 13,
1 10 11 16, Dt 6, 49, 11, 13-21, en el Judaísmo precnstIano tambIén el
decalog0 61 ), y los del brazo IzqUIerdo, debajo del vestIdo Los tephlllm
aparecen documentados ya en epoca precnstIana62 , debían llevarlos los va-
rones adultos en los momentos de oracIón, pero se permItIan durante todo
el día 6 ' Según un texto rabInIC0 64, los fanseos se dIstInguen de los 'am
ha'ares en que éstos no llevan tephlllm, es muy verosímIl, por tanto, que
los tephlllm fuesen uno de los dIStIntIVOS de los fanseos Todo esto es cla
ro Pero resulta dIfícrl entender por que los tephlllm son denomInados aqUI
CPUAUX'tl]QlU (amuletos), aunque los LXX nunca traduzca así m~~,~65
Esta cuestIOn se puede aclarar, porque tal desIgnacIon, algo despectI~a, no
deja de tener una base real Hay documentos rabInICOS que demue~tran la
frecuenCIa con que se abu~aba de los tephlllm como ~I fueran amuletos 66

60 Cf lQpHab 10, 11 (el profeta embaucador obra «para,u propIO honon),


Jn 5, 44 (lo~ JUdIOS obran oosuv JtuQu aAA.llAWV AU¡.tI3UVOVTE~)
61 Kuhn*, 26-29, Bowman* 528
62 EpAr 158~
63 BIJl IV 264s
64 B'rakh 47b = BJiI IV, 266, segun A Buchler Der gablalsche 'Am ha araz
des zwelten Jahrhundert~, relmpr Hllde,helm 1968, 23s, los tephlllm no tuvIeron
una dlfusIOn general antes del año 70
65 LXX 0l1flELOV aouAEuTOV JtQO 6qJ1'7UAflwv Nunca emplea cpuAmnllQLOv
para traducIrlo «Amuleto» ~e dIce en hebreo ~'~i?, los documentos de Bowman*,
529 IndIcan que lo~ escntos rabInlco~ dlstIngUlan claramente entre tephlllm y amu-
letos (en el ,entIdo de obJeto~ efIcaces como apotropaIcos, por eJemplo)
66 Tlgay~ 51, n 32 (por ejemplo, JSchab 6, 2, 8b para hacer dormIr a un m-
ño), otros documentos en Fox~, 376 (como proteccIOn contra los demomos, por
ejemplo)
Cuando Mateo los designa así, no sólo revela que conoce bien la relIgIO-
sidad popular Judía, silla qUIzá también que él mismo procede de un en-
torno Judío no fanseo, donde se acogía con cierto escepticismo el llevar
tephlllm

2 ¿Qué slgmfIca ensanchar los tephlllm? Los pnmeros exegetas tu-


vieron difIcultades con esto, porque el pequeño estuche de los tephlllm en
la frente tiene forma de dado, por lo que dlfIcIlmente se puede «ensan-
char»67 El hallazgo de tephlllm en la cueva 4 de Qumrán y en el Wadl
Murabba'at nos ha permitido avanzar en este punto Los tephlllm encon-
trados allí no tienen forma cúbica, silla rectangular, y constan de hasta
cuatro pequeños estuches yuxtapuestos 68 Mateo quená decir, pues, que
los letrados y fanseos gustaban de llevar en la frente tephlllm anchos, lla-
mativos, con vanos estuches, que fueran bien VISibles

El segundo ejemplo de apariencIa relIgIOsa de los fanseos y le- 5c


trados que trae Mateo se refIere a los xQaaneba, las borlas o cor-
dones ornamentales (n,~;;;~;;;)69 que llevan los Judíos, Igualmente
desde época precnstlana, sIgmendo Núm 15, 38-40; Dt 22, 12, en
recuerdo de los mandamIentos. n'~;;;~;;; son flecos de lana azul y
blanca en los cuatro ángulos del vestld0 70 Su tamaño no era fIJO, y
hay en este punto un debate entre las escuelas de Shammm y de
HIllel que no se llegó a resolver7 ! Así se comprende hIstóncamen-
te la observacIón de que los adversanos agrandaban los cordones
ornamentales, de modo que Mateo mterpreta de nuevo a los adver-
sanos «m malam partem».
Los ejemplos SIgUIentes son más fáclles de entender que 105 le- 6s
trados y fanseos busquen los puestos de honor en los banquetes y
la presIdencIa en las reumones de las smagogas es una acusaCIón
que probablemente tuvo, aSImIsmo, una base concreta. en los ban-
quetes regían unas normas estnctas sobre el orden de aSIento, la

67 Segun Abrahams, Studles n, 205, el «ensanchar» ~e refiere a la~ tiras de


pergammo Se reCUrrIO tamblen a la exphcaclOn metafonca de JtAa1:UVUl, que era
refendo, por ejemplo, a la «amphaclOn» de los tiempos para lIevarla~, aparte lo~
momentos de oraClOn (en Manson, Sayzng5, 230, por ejemplo)
68 Fotografla~ en DJD n, lamma XIV n o 4, DJD VI, lamma VI El ancho de
estos tephlllzn OSCila, segun Tlgay*, 49, entre 1,65 Y3, 2 cm
69 KiElO";' aparece como palabra gUla en los targumlm, cf Kraus, Lehn
worter n, 297
70 Bill IV,277s
71 Bill IV, 282 baJO t-u Un ejemplo de n1'~'~ muy largos de un hombre n-
ca, cf lb Id , baJO v Segun B'rakh 47b, el 'am ha 'ares no lleva hilos ornamentales
edad y la dignidad eran decisivas 72 • La acusación cuadra quizá me-
jor a los letrados, que gozaban generalmente de un elevado presti-
gio social 73 • Era costumbre otorgar la presidencia de la sinagoga a
un letrad074 . También la última acusación, el afán por el título de
rabbí, tiene un trasfondo histórico, porque justo alrededor del siglo
1d.C. el tratamiento respetuoso de ':JJ (algo así como «señor mío»)
derivó en título para los letrados (rabb{)75, con lo cual el sufijo per-
dió su sIgnificado. En suma, la denuncia premateana y el texto am-
pliado por Mateo no se formulan simplemente con arreglo a unos
modelos polémicos tradicionales, sino con un conocimiento exac-
to de la sltuación.
No obstante, estas acusaciones son muy injustas. Son injustas
porque Mateo 1) las generaliza con la expresión global aL YQall-
lla'tE1:s; xaL aL <l>aQwaLOL, y conVIerte a todos los letrados y fariseos
en ovejas negras, y 2) pone en juego, con CflLAoiímv, una dimensión
moral y atribuye a los adversarios unos hechos y sItuaciones de los
que no 1,0n responsables. Además, 3) la parénesis rabínica es muy
sensible a los peligros que Mateo envuelve en acusaciones globa-
les; pienso, por ejemplo, en la frecuente advertencia contra la ten-
tación de hacer de la torá una «corona» y ponerla al serVICIO del
propio honor76 • Por últImo, 4) hay que remitir a los impresionantes
documentos de autocrítIca rabínico-farisea que censuran duramen-
te la tendencia a exhibir la propIa religiosidad 77 • La autocrítica

72 BIll l, 914s, que mtenta demostrar la hl~toncldad de la~ acusacIOnes antl-


fanseas, afirma que el orden de rango en la mesa ,e establecía en tiempos remotos
por dlgmdad, más recientemente por edad En realidad se han dado amba~ co~as en
todos los tlempos En Qumrán, los sacerdote~ se sientan en la cabecera (lQS 6, 8~,
1QSa 2, 13-22) Sobre la colocación por dlgmdad, cf también el consejO contrano
en Lc 14,7-11
73 Cf ya Eclo 39, 4-11
74 Cf Eclo 38,33, Ylos documentos recogido, en Schurer (-Vermes) II (vol
II), 447s n 98 y en Bill l, 915s, sobre la apanclón de la «Silla de MOiSés» en las Sl-
nagoga~ cf supra, n 28
75 Sobre el proceso hl~tónco, cf mfra, n 80
76 Cf Abot 1, 13,4,5, también SDt 48 (113 sable 11,22 = Bletenhard, 181
no hay estudiar la torá por llegar a ~er un ~ablO letrado o por sentarse en la acade-
mia, smo por amor) Cf también los documentos supra, 205, n 92
77 Cf la enumeración de las d1Ver~as clases de fan~eo en pBerakh 9, 14b, 40
YSota 22b, con paralelos = Bil1 IV, 338s A la falsa piedad cntlcada en los v 5-7
corresponde el tlpo «fanseo del hombro» (que exhibe sus observancias legales) o
del «fan~eo de Slquem» (que per~lgue con su piedad fmes egoístas) Estm catálo-
gos rabímcm concluyen con tIpOS pOS¡(IVO~ el fanseo por temor o el fanseo por
constituye siempre la mejor crítica, ¡y es lástima para nosotros que
el nuevo testamento no haga expresamente una autocrítica cnstia-
na siml1ar!78.
Siguen tres exhortaCIOnes, válidas especialmente para los discí- 8a.
pulas. La pnmera (v. 8a) y la tercera (v. lOa) apuntan a los letrados 9a.
de la comunidad, que los hubo sm duda (13,52; 23, 34). También lOa
en la comumdad existió la tendencia a la jerarqmzaClón y la tltulo-
manía que Mateo fustiga en los fariseos y letrados 79 •

Mt, o elloglOn tradICIonal anterIor a él, pre,upone aquí unas cIrcuns-


tanCIas que cabe documentar en el Judaísmo de la época Durante el SIglo
1, el tratamIento honorífIco de ':lJ (señor mío) pasó a ser el térmmo téc-
mco rabbiflO TambIén cabe constatar desde medIados del s 1 el 'abba ho-
norífICO como epíteto fIJO, pero se aplIcó tambIén a otros varones «ho-
norables»81; apenas aparece, en todo caso, como tratamlent0 82 Los v 8s
cuadran por tanto, dentro de la hIstOrIa del lenguaJe, al Judaí~mo del SIglo

amor, por e~o cabe ~uponer que no representan la perspectiva externa de unos ra-
binOS cntlcos con los fanseos Sobre la cntlca a la exhibiCión de piedad mediante
los tephlllzn, cf Mldr Qoh 4, I (22a) = Bill 1,923 (un hlpócnta del estudiO de la to
rá «se envuelve en su manto y sostiene los tephlllzn ~obre su cabeza», y es en eso
un Impostor), P"lqR 22 (111 b) = Bill IV, 275 «<no llevarás tephlllzn ni te envol-
verás en el manto de oración para luego Ir y cometer transgresiones»)
78 Esa autocrítlca se presupone indirectamente en la parenesls de 23, 8-11
79 No deben entender~e de modo distinto ni la géneSIS de los v 8s, ni su ex-
temlón medIante el vIO, ni -en el propIO Mt- el peso de la exhortaclOn al «abaJa-
miento», que repite tre, veces (18,1-4,20,20-28,23, 8-12) A~í lo indica también
Id reflexlOn retónca de que sería absurdo hacer comenzar una sección programátl-
camente Importante con un mandamiento obsoleto
80 Son Importantes Dalman, Worte 1,272-276, YZeltlin*, 392-394 Shanks*
opina que ':::lJ se usó ya como titulo ante~ del año 70 Aunque esto ~ea dudoso, es
SIgnificatiVO que ~e haya encontrddo I'lLouoxuAOC; = ':::lJ como termina profeSIOnal
en vanas inscnpClOnes de osanos antenore~ al 70, cf Zlmmemann~, 69-75 E~
muy pOSible, en comecuenCla, que Jesús reCibIera el tratamiento honro~o de ':::lJ,
que no tenía, Sin embargo, el Significado de título de rabhl Esto último es Impro-
bable también para los dl~Clpulos, cf supra, n 23
81 Documentan el mo como epíteto para letrados, sobre todo desde medlado~
del Siglo 1, los numerosos rabinOS cuyo nombre lleva el epíteto fIJO de 'abha abba
Sha'ul ben BatnIth, abba Chalafta, abba Chilqua, abba Judan, abba Sha'ul, abba Jo-
sé ben Dos'ethal, abba Chanin (todos según BIll VI [índice] antes del año 150, cf
Kaufmann*, 570-579, que conSidera probable la tendenCia al uso de K:¡lK, espe-
Cialmente entre los «~antos») Cf también SDt 34 = Bietenhard 92 un maestro e~
denominado:::lK Esto sugiere, de nuevo, una cierta concentraclOn del apelativo res-
petuo~o de «padre» en letrados, aunque tambIén otras personas distingUIdas, en es-
peCial blenhechore~, podlan ~er «padres», cf 2 Mac 14,37 (un anciano Jerosolimi-
tano, «padre de los Judíos», Josefa, Ant 17,45 «<padre y bienhechor»)
82 Bill 1,919
I. Pero cuadran también a las tendencias de institucionalIzación en el cris-
tIanismo primitivo de la segunda y tercera generacIón. Aparecieron en-
tonces las dIferencias de rango en la comunidad y se formó también una
, cierta conciencIa de clase entre los maestros cnstianos, contra la que po-
lemiza quizá Sant 3, 181 .

Cuando el evangelista toma el título de ºa~~L de la polémica


contra los fariseos y lo repite (v. 7.8), sobreentiende que este títu-
lo tenía su relevancia en la comunidad judeocristiana (¿bilingüe?)
de Mateo 84 . La comunidad de Jesús no es, pues, un caso especial
dentro del proceso general en el judaísmo de la época. Al mismo
tiempo, la formulación «no os dejéis llamar» pone de manifiesto
que Mateo no combate la existencia de letrados cristianos, sino su
afán por el título y las consiguientes aspiraciones al honor y el po-
der 85 . Quedan para el debate su conducta en la comunidad y las
pretensiones de poder que plantean.
La segunda exhortación, v. 9a, va dirigida en cambio a los res-
tantes miembros de la comunidad. Es cierto que Mateo interpela
siempre, con la segunda persona de plural, a toda la comunidad;
pero puede tener en la mente algunos tipos de roles concretos 86 •
Los miembros ordinarios de la comunidad tampoco deben calificar
de «padre» a otro miembro de la comunidad87 • «Padres» en sentido
figurado son personas respetables de cierta edad, bienhechores,
maestros u otras personas relevantes en general, a las que se debe
algo, pero también ancestros y personajes decisivos del pasado. El
trasfondo inmediato de la advertencia de Jesús es la tendencia a es-

83. üvermann, Cospel (vol III), 122-124


84 QUIzá no sea casual que en el v. 8a figure Qul3l3[ como contemdo del dIS-
curso, y en el v. 8b, sm embargo, ClLIíUOXUAO<; como deSIgnacIón funcIOnal para
Cnsto.
85. No se trata, pues, de una polémIca fundamental de pneumátlcos contra un
rabmato cnstlano en cIernes (así Ka<;emann, Ensayos exegétlcos, Salamanca 1978,
194; algo SimIlar Kunzel, Studlen, 165) Ya Haenchen~, 45 expresó sus dudas so-
bre esa «presuncIón vacía»
86. Algo pareCIdo ocurre en 18, 1-20, cf. supra, 27
87 Sobre ÚWiJv como gemttvo partlttvo, cf. supra, n 5 A la luz de la traduc-
cIón elegIda no es nada fáCIl dar al versículo el ,enttdo de una crítICa al patnarca-
do de gran alcance, como propone G. Lohfmk partIendo de la tradUCCIón «no lla-
méiS a nadIe.. padre vue~tro» (Wle hat Jesus Gememde gewollt?, Frelburg etc
1982, 60s). Para él, elloglOn forma parte del ethos de segUImIento de lo, radlcale,
Ittnerantes, que rompían con sus padres y famIlIas terrenas, en el cnsttamsmo pn-
mlttvo
te apelativo, visible en los rabinos de la época88 . La última exhor-
tación, v. lOa, se refiere, de nuevo, especialmente a letrados cris-
tianos. Ka{}1']yrJ1;~e:; es un concepto abierto e inespecífico. Su signi-
ficado fundamental es el de «guía, director»89. La expresión pudo
aplicarse también a filósofos o maestros particulares. No aparece
documentado como tratamient0 90. Por eso, el v. lOa significa pro-
bablemente una generalización respecto a los v. 8a.9a91 : no sola-
mente los títulos específicos de Qa~~L y JtaL~º, sino cualquier de-
nominación que haga distinciones entre «director» y subordinados
debe excluirse de la comunidad.
Los principios cristológicos y teológicos de las tres adverten- 8b.
cias (v. 8b.9b.10b) dejan claro que el interés del evangelista no se 9b.
limita a una advertencia que puede ser oportuna en una situación lOb
muy concreta92 • La razón de sus advertencias está en la orientación
exclusiva a Dios, el único Padre del cielo, o a Cristo, el único
maestro. Las tres oraciones con de:; evocan a los lectores el shemá
Israel, la profesión de fe de Israel en un solo Dios. Es la confesión
de la comunidad de Jesús; pero a esta profesión de fe se asocia
aquí, como en 1 Cor 8, 6, la confesión de un solo Cristo, el mesías
de IsraeI93. Todo el honor le compete en la comunidad a uno solo,
a Dios; ante él, todos los hermanos son lo mismo: seres humanos.
Uno solo es al que la comunidad debe toda enseñanza: Jesús; ante
él, todos los miembros de la comunidad, incluidos los letrados y

88 Sobre el trasfondo hl ~tónco, cf. supra, n 81. Propuestas de mterpretaclón


como las de Zahn, 642 (no hay que mvocar la autondad de los padres de Israel) o
Townsend*, 59 (Jesús prohíbe conSiderar la ascendenCia patnarcal como un timbre
de glona) son mnece~anas.
89 Pollux 3, 95. 'Ooou ~YE[HÍJV.
90. Documentos en SplCq*, 390s, cf Id., Notes I, 389-391 En gnego blzantl-
no, xa{hlYTp:~,; pasó a ser la designación de un supenor y maestro espmtual, como
un abad, a diferenCIa del maestro profano, que es llamado <jJlAÓOO<jJO'; o QTP:WQ (m-
dlcaClón de B Bouvler, Gmebra). En gnego moderno, xa{hlY1']t~,; e, un título co-
mente dado a un profesor. Pero el plural xa1l'1']Y1']taL mdlca que no se trata aquí de
título Es superfluo ~uponer una alusión al «Maestro de justicia» (SpICq*, 392-396).
91 No creo, en consecuenCia, que el v 10 sea una «aplicaCión» helenística del
v 8, que habría perdido ya Importancia en la comullldad de Mt; frente a Mlchaels*,
307
92 Me refiero, obviamente, a la~ tendenCias mstltuclOnalizadoras y JerarqUl-
zadoras que eran VISibles en el cnstlalllsmo pnmltivo desde la ~egunda generación
93 El v 9 queda meluso enmarcado por lo~ versículos cnstológicos 8 y 10:
I un ejemplo de la cnstología mateana «desde amba» I Cf. también Ef 4, 5s; 1 Tes 1,
9s Sobre ó XQLOtÓ'; con artículo, cf vol. I, 122, 165; vol. n, 229s.
tamblen el evangehsta que transmIte a la comumdad la enseñanza
de Jesús, son ~u{hlTaL Aquí se mamf¡e~ta de nuevo cómo Mateo
traduce duectamente a la práctlca la profesIón de fe Lo que mte-
resa no es que se formule con palabras correctas la fe en el úmco
Padre del cIelo y el úmco maestro, Cnsto, smo cómo acredItarlo en
la vIda cotldIana de la comumdad En ella, cosas aparentemente
mesenClales, como el uso de títulos, pasan a ser concreClOnes de la
confesIón, que deben mostrar la dIferencia fundamental entre los
dIScípulos de Jesús y los letrados y fanseos Un maestro cnstlano
que se sabe comprometldo con la enseñanza de Jesús y no llega a
hacerse TUnELVO¡; como Jesús, es una ilgura ImpOSIble Por eso se
revuelve Mateo por prznclplO, es decIr, por razones cnstológlcas,
contra la querencia de los título~ y la apetencia de prestlglO mun-
dano en la comumdad
c.11 A la fundamentacIón cnstológlca y teológIca de la exhortaCIón
SIgue la fundamentacIón ecleslOlóglca, Igualmente de pnnClplO, en
las frases fmales (v 8c y 11) SI hay una sola mstancla Jerárqmca
en la comumdad, DlOS y el Cnsto exaltado, ello slgmilca que todos
los mIembros de la comumdad son Iguales ante DlOS y Cnsto her-
manos (v 8c) Con la palabra aOEAqJm, Mateo se orIenta en el mo-
delo de pueblo de DlOS, no en el modelo de una escuela donde hay
pnnclplantes y progredIentes, dIscípulos y maestros 'AOEAqJm lm-
phca la Igualdad de los mIembros de la comumdad entre sí, pero
tambIén la Idea de sohdandad Ambas cosas son constItutlvas pa-
ra la IgleSIa La aparentemente mocua prohIbICIón a los maestros
de la comumdad de «adornarse» de bellos títulos, pasa a ser la ex-
presIón de algo fundamental con ese «adorno» y con el afán hu-
mano de la propIa grandeza que está detrás de él, se destruma el
elemento fraterno de la comumdad de un Padre del CIelo y un
maestro, Jesús Al modlilcar 20,26 en el v 11, Mateo lleva la Idea
de Igualdad y sohdandad a su ápIce fraternIdad slgmilca renunCia
al proplO prestlglO y la propia ImpOSICIón Slgmilca, posltlvamen-
te, una VIda en favor de la comumdad Slgmilca -dIcho con las pa-
labras del texto- serVlClO, cuya medIda fIJÓ el úmco Mae"tro con
su VIda y muerte (20, 28)
12 Mateo pone fm a la seCCIón con una sentenCIa de Jesús, conOCI-
da sm duda en el cnstlamsmo pnmltlv094 el que se abaja, será en-

94 Mas aBa de Le 14, 11 18 14 ef San! 4 10,1 Pe 5, 6


cumbrado, y a la mversa El dICho evoca a los lectores la mversIón
total de todas las relacIOnes humanas de dommIO y poder -que
ellos conocen por su BIblIa95- , mversIón que DIOS llevará a cabo
cuando llegue su JUICIO y su remo 96 El dICho conclusIvo mtroduce
la dImenSIón escatológIca en la parénesIs, que será fundamental en
el dISCurSO del JUICIO de Mt 24s

Resumen

La seCCIón prelImmar del dIscurso contIene una parte polémI-


ca (v 2-7) y otra parenétIca (v 8-12) Los fanseos y letrados for-
man el modelo negatIvo del que la comumdad debe dIstancIarse
con su vIda La polémIca no es, pues, un fm en sí La polémIca en-
tre sectas y grupos relIgIOSOS contnbuye muchas veces a fortalecer,
por delImItacIón, la propIa IdentIdad97 Esto se produce de modo
especIal en la comumdad mateana La polémIca no SIrve dIrecta-
mente para la autoconfIrmaClón de aquellos que son conSCIentes de
ser dIferentes y mejores, smo que los mVlta a hacerse dIferentes y
mejores De ese modo se abre a los lectores, con los V 8-12, un
punto de VIsta selectIVO que será Importante para todo el dISCurSO,
aunque no contenga ya una parénesIs dIrecta Toda la polémIca de
Mt 23 tIene un reverso parenétIco, pero -esto hay que decIrlo cla-
ramente- ese reverso no es la mtencIón capItal del dISCurSO, smo
preCIsamente su reverso La mtenClón pnncIpal es la polémIca, el
aJu~te de cuentas con los adversanos, dmgentes de Israel Esto
quedará mamfIesto en la contmuacIón (v 13-39) y en el macrotex-
to de todo el evangelIo

Historia de la influencia

La hIstona de la mterpretacIón pone tambIén de mamfIesto las


dos mtencIOnes capItales de la seCCIón su mtencIón parenétIca (2 y
4) y su mtenClón polémIca (3) Hay que hacer tres constatacIOnes
1) En la hIstona de la mterpretacIón, la mtencIón parenétIca acce-

95 1 Sam 2 7s, Job 22, 29, Prov 29, 23, Is 10 33, Ez 17,24,21,31
96 TUJtfLVW{tr¡OfTaL y lJ'\jJW{}T]OfTaL son paSSlva dIVIna
97 Cf Luz, AntlJudalsmus (vol I1I), 322s
sana de Mt 23 aparece caSI SIempre en pnmer plano (cf 2), y la lll-
tencIón pnnClpal, polémIca, más bIen en segundo plano 2) Apenas
hay una polémICa dIrecta con los Judíos en la hIstona de la lllter-
pretacIón de Mt 23 (cf sólo 1) Pero es más frecuente que los JUI-
CIOS negatIvos del texto bíblIco sobre los fanseos se lean con gafas
«dogmátIcas», y el texto se conVIerta así en la fuente para el «tIpo
negatIvo» dogmátICO (3a) 3) Ha OCUrrIdo tambIén a menudo que
los exegetas transfIeren la polémIca de Mt 23 a nuevos adversanos
eclesIales, Mt 23 pasó a ser entonces el matenal lInguístIco para
una nueva polémIca El calIfIcatIvo de «fanseo» pudo convertIrse
en una etIqueta que <;e aplIcaba a los adversanos propIOS (3b)

1 Sólo en la época más antIgua slrvlO nuestro texto para la dlstznclón


frente al]udaísmo Dld 8, 1s enseña que la comumdad debe diferenCiarse
de «los hlpócntas» en su oraClOn y su práctica del ayuno «Los hlpocn-
tas» son, sm duda, los Judío<; Este uso lmgmst1co no hub1era s1do pos1ble
sm Mt 6,25 16 Y Mt 23 La globalIzaClón avanzo mas allá de Mt 23 SI
allí eran sólo los letrados y fanseos (1 todos ellos, eso sí') los «hlpocntas»,
en la Dlda]e lo son los Judíos en general (Ism neceSidad de explIcaCIón al-
guna')
Un de<;]¡nde más matizado y menos tajante respecto al Judalsmo que el
evangelIo de Mateo ofrecen las Pseudo Clementznas, que estan mas pró-
ximas a los Judíos que la IgleSia pagano-cnstlana de orIentación paulma
hacen notar que Jesús no censuró a todos los fan<;eos y letrados, smo a al-
gunos de ellos (Rec 6, 11,2, Hom 11,29, 1), fariseos y letrado<; tenían un
conocimiento del verdadero DIOS, aunque el Señor tuvo que cemurarlos
por pequeñeces (<<parva et mmlma» ), como la dilataCIón de las fIlactenas
o el afán por los mejores puestos (Ree 2, 46, 3-5) Por eso esta claro para
el autor que es precIso escuchar efectIvamente a esos que ocupan la cáte-
dra de MOIsés (Hom 1, 18, 2S)98
El Evangelw de Tomas polemiza dos veces con los letrados y fanseos
(lag 39, 102)99 Pero no hay aquí, presumiblemente, una polémica dlfec-
ta, smo ya una tIplfICaClOn de los fanseos estos pasan a ser los exponen-
tes de las personas mundanas, no gnostIcas, que ocultan la llave del cono-
cimiento y estan como un perro en el comedero, sm dejar comer a mngun
ammal

98 En Imea algo ma~ negativa formula Hom 3, 70 hay que escuchar en pn-
mer lugar al obiSpo, despues a aquello~ que ocupan la catedra de MOlses, aunque
sean pecadores
99 Log 102 es una nueva denunCia formada a partir de un dicho proverbial
antiguo
En la ultenor hlstona de la recepción de Mt 23 no es ya necesano de-
flmrse frente al Judaísmo, porque la Iglesia y el Judaísmo están muy se-
parados entre sí De este modo, ellllteres por la polémica con los Judíos
pasa a segundo plano, y ellllterés por la parénesIs, al pnmero

2 Ejemplos de znterpretaclOn parenétlca en los} 2 7 Fue una creen-


Cla extendida que Jesús dmgló su discurso contra los fanseos y letrados,
pero que detrás del discurso era VISible «una dolenCla general en todos los
mortales, que tiene diferentes e lllnumerables vanedades»JOO ¿En que
consistía esta dolenCia? Se diagnosticaron diversos males los v 2s trata-
ban de lllculcar la reverencia a la Ley frente a la depravación general de
las costumbres, y dlstlllgmr ~u autondad de la de los suplementos poste-
nores IOJ Juan Cnsóstomo y la tradición exegética oriental combaten la
brutalIdad (Wl!o't1']C;), vamdad (XEvooo~La) y ambiCión (oo~ol!avLa) a ba-
se de los v 4_7 102 Pero apal ecen también exhOl taclOnes específicas el v
5 ll1duJo, sobre todo en la antlguedad tardía, a protestar contra la práctica
de convertu textos de los evangelIos o letras hebreas en amuletos, o con-
tra la moda de llevar cruces como colgantes, algo muy ChiC, además de
piadoso Parece que los cléngos, en ocaSlOnes, ganaban dlllero comer-
Ciando con esas cosaslO3 En épocas postenores aparecIó el culto a las re-
lIqmas, en sustitución de tales amuletoslO4 Nuestro texto suele dar ocasión
a los comentanstas para clamar contra los pecados de los cléngos, perso-
nas tan contumaces que Jesus mismo tuvo que hacer una plática especial
a los apóstoles lO5 Mas, por otra parte, el hecho de que un documento tan
Importante como la ConfesslO Augustana cite Mt 23, 2 para declarar Irre-
levantes los pecados de los sacerdotes que admll1lstran el sacramento lO6 ,
es una burla a la ll1tenClón parenetIca del texto mateano I Como SI Mt no
hubiera escnto los v 3b-7 de~pués de los v 2-3a'
Los letrados y fanseos suelen desempeñar un papel modesto en todas
e~tas paréneSIS Son su necesano trasfondo negativo

lOO Musculus,508
101 Ireneo, Haer 4,12,4, cf Juan Cnsoslomo, 72,1 = PO 58, 667, Calvmo
II,223s
102 72,2 = PO 58, 669, cf EutlmlO Zlgabeno, 589
103 Juan Cnsostomo, 72, 2 = PO 58, 669, Jerommo, 212 Sobre el papel de
los clengos Opus lmperfectum, 43 = 878
104 Erasmo (AnnotatlOnes), 118, con enumeraclOn colonsta de los «amule-
tos» de su tIempo
lOS Este e~ un tema capItal de la Hom 43 de Opus lmperfectum «Clencl au-
tem, SI mah fuennt, memendabJ1es sunl» Hay muchos y poco~ sacerdote~ «multl
nomme, pauCl opere» (876) Su dureza contrasta con la bondad de DIO~ (878) Pe-
ro lo ml~mo vale para los prote~tantes el dISCurso e~ conSIderado «a beacon to an
mmlsters ofrehglOn no sms are so smful as thelr's» (Ryle [vol II],297)
106 CA 8 = BSLK4 62 (la tendenCIa es antJdonatJsta)
3 Negatlvlzaclón secundarza de los letrados y farzseos Hay dos cla-
ses de razones por las que la Imagen de los fanseos y letrados se ensom-
breCló aún más en la hIstona de la lllterpretaclón
a) Razone~ dogmátlcas El texto de Mt 23 se leyó, con el tIempo, des-
de una perspectiva dogmátIca, en la que los Judíos ocupaban un puesto
fundamentalmente negatIvo En la IglesIa antigua hay dos de esos mode-
los dogmátIcos 1) A la luz de la hlstorza de la salvacIón, antes de la ve-
mda de Cnsto los Judíos ~e encuentran baJo la presIón de la Idolatría Por
eso no pueden enseñar correctamente la Ley, y todas las cargas que Impo-
nen a los hombres son pura tImebla 107 La devaluacIón de lo~ Judíos en la
hIqtona de la salvacIón determllla, en especIal, la lllterpretaclón de HIla-
no los letrados y fanseos «Ignoran la Ley en su totalIdad», porque no
creen en Cnsto, del que la Ley da testImomo lOS Un ejemplo moderno de
este modelo conceptual es B Bossuet, según el cual los letrados y farIseos
ocupan la cátedra de MOIsés, deqtlllada a caducar, y no, como los doctores
de la IglesIa, la cátedra lllamovlble de Jesucnsto Por eso, «admIremos
cómo DlOS retiró la autondad a la IglesIa Judía con la destruccIón del
templo y del pueblo» 109 2) El otro modelo dIfundIdo es la dlstznclOn entre
lo espmtual y lo carnal Según Orígenes, los letrados y fanseos no pue-
den ser verdaderos maeqtros de la ley mosaIca porque la mterpretaClón es-
pmtual de la Escntura les resulta lllalcanzable a los Judíos Por eso son
«omnes vamloqUl»110 Un bomto ejemplo moderno de este tipO de ensom-
breCImIento de la Imagen de los fanseos lo encontramos en el luterano
Olshausen éste sabe lo lllJUStO de la globalIzaClón mateana, pero con to-
do el respeto a los fanseos buenos, como NIcodemo, Gamahel o Pablo,
toda su onentaClón «quedó deSVIada, baJo el ~Igno de lo espmtual, haCIa
lo carna!»lll
b) El texto, materzallznguístlCO de una nueva polémIca La lllterpre-
tacIón parenétIca de Mt 23 pudo utIlIzar a los fanseos como verSIón ne-
gativa del comportamIento correcto, ante la cual había que prevemr La
palabra «fanseo» pasó a ser una metáfora «Todo el que hace algo para ser
VISto por la gente es un escnba y un fanseo», puede escnbIr ya Jeróm-
mo l12 De ahí sólo hay un paso a la etIqueta de «fanseos» aplIcada a los
adversanos Para Dante, el papa BomfaclO VIII es «lo prmClpe de nUOVI
Fansel» 113 Lutero puede aplIcar la palabra «farIseos» a los adversanos

107 Clemente de Alejandría, Strom VI, 6 (44, 3) = BKV 11,19,267


108 24, I = SC 258, 164
109 B Bossuet, MedltatlOns sur l' Evanglle 1, Pans 1922, 252s
110 Ongenes, Ser 10 = GCS Ong XI, 19
111 Ol~hausen, 841
112 211 '"
113 lnferno, 27, 85 ' ¡J " ,
catohcos, y casI todos convendnan con Valdés en que <<nuestros escnbas
y fanseos son peores que los ,uyoS»114
Se observa a menudo que la Imagen de los letrados y fanseos ha sido
mas SInIestra aún cuando se ha utIhzado Mt 23 para la polémica personal
El mejor ejemplo de esto es la mterpretaclón de la Reforma Se hablaba
de los fanseos, pero se pensaba en los catóhcos Así, Lutero puede cahfI-
car a los fariseos, burdamente, de «asesmos alevosm» y «llenos de SUCle-
dad y malos deseos en el corazon» Al fondo esta el papa Todo, hasta los
ornamentos de la misa, lo han tomado los catóhcos «de los JUdlOS, mclu-
so el alba, la, estolas y las puntl!las»115 Maldades pareCidas dice Calvmo,
sm ser nada hostl! a los Judíos, con otro enfasls polémico le preocupaba
que se VInIera abajo el respeto a la ley, y temía ante el desenfreno de los
servidores de la ley en su tiempo (Los letrados de turno) «ardían en co-
dicia, rezumaban ambiCión codlCla crueldad mmensa», todo esto y
aún más dice Jesus, «no por despertar el OdlO haCla nadie smo para que
no se extienda el contaglO»1I6
4 V 8-12 La hlstona de la mterpretaclOn de estos versículos reqUle-
re algunas observaclOnes especiales porque aqUl, como en 18, 1-4 y en 20,
20 28, se dice algo muy Importante ,obre la IgleSia Es mteresante la hls-
tona del traspaso, en flagrante contradiCCión con Mt 23, 9, del apelativo
honorífIco a¡)¡)üs a los padres del deSierto y, más tarde, también a otros
dlgnatarlOs ecleSiástiCOS Parece que se Impuso pnmero en Egipto, no sm
cntIca ll7 Las exhortaclOnes a la humildad recorren toda la hlstona de la
mterpretaclOn Son muchas las críticas a dlgnatanos ecleslales de todos
los tiempos, amantes siempre de títulos y honores l18 Mucho mas rara fue
la mfluencla de la fundamentaclOn teológica y cnstológlca en la estructu-
ra Iguahtana de la IgleSia En esta línea argumenta Clemente de AleJan-
dría sabe que no puede haber, en ngor, maestros en la comUnIdad, porque
todo saber de DlO~ viene de la fe, que e~ -para todos- un don gratUlto l19

114 Lutero (WA 17 vol III), 440, Valdes, 401


115 Lutero (WA 47, vol III), 439~, 444
116 Il,224s
117 En Vlta Antonll de AtanaslO, la palabra «padre» no es aún directamente
un apelatiVO de honor, ~mo que e~ metafora En Apothegmata Patrum se Impuso
luego totalmente el uso hngmstlco eglpclO M George, al que debo este dato, se-
ñala tambIen al starz ruso NJI Sorskl (haCia 1500), que por humildad nunca se de-
Jaba lldmar padre, smo hermano, cf F V Llhenfeld, NII SOnkl] und sezne Schnften,
Berlm 1963, 148, 195
118 Por ejemplo, en Ongenes, Ser 12 = GCS Ong XI, 22s, Wolzogen, 372
«Domme Doctor, Domme Mdgl,ter» Es bOnIto el mventano de Barbour*, 141
« the Rev " 'the Very Rev ' 'the Rt Rev' My Lord' 'HIS Excellency', 'Pa-
naglOtatos' Are 'Pastor' and 'blshop' any better?» Habna que agregar algo del
ambHo academlco, como «Prof Dr Dr catedrahco», etc
119 Strom Il,4 (14, 3) = BKV Il, 17, 159s
Las interpretaciones marcadas por la Reforma ofrecen algunas lectu-
ras muy ajenas al texto: Lutero declara que no son las Jerarquías, sino la
soberbia lo que es preciso combatir l20 . Le espanta una socIedad rebelde en
la que ya no se saluda cortésmente, desaparecen todos los grados y que-
da abolida «toda autoridad en las IgleSiaS, en el ámbito civJ1 y en el ho-
gar». ¡A lo~ verdadero~ rabbí que predican a Cristo y también, sobre todo,
a los padres carnales hay que darles el honor que les correspondeP21. En
términos parecidos se pronuncian casi todas las interpretaciones marcadas
por la Reforma; Brenz declara que le parecen correctos todos los «patres
et magistri» humanos mientras se sometan al Padre del cielo y a Jesucris-
to, y en este sentido no son fariseos o papistas 122 • Son e,pecialmente las
Iglesias reformadas las que consideran sacrosanto el prinCIpio de que de-
be haber una Jerarquía, es decir, un orden de superiores e inferiores, no só-
lo en el mundo, sino tambIén en la IgleSIa.

Resumen y sentido actual

8-12 Una Iglesia sin un arriba y un abajo, una Iglesia del servicio,
una Iglesia de iguales, de hermanos solidarios... es lo que augura
Mateo. La paternidad única de Dios no sólo excluye en la Iglesia
otros dioses, sino también patri-arcas humanos; el magisterio úni-
co de Cristo excluye a otros maestros y señores humanos 123 • En la
Iglesia de Cristo no puede haber jerarquía ni, por tanto, un dominio
sagrado, una «arquía», dominio de unos hermanos sobre otros, si-
no únicamente el servicio recíproco. Lo contrario de este postula-
do son las cuatro características que establece el sociólogo Max
Weber como elemento constitutivo de una «iglesia»: 1) un esta-
mento «especial, reglamentado en sueldo, escalafón, deberes pro-
fesionales ... modo de vida específico»; 2) una «hierocracia» con
«pretensiones de dominio 'universalistas'»; 3) la racionalización,
sistematización y comentario de dogma y culto, que han de ser, por
tanto, objeto de instrucción por enseñantes; y 4) «una comunidad
corporativa», que requiere una institución y un ministerio l24 . Yo he
interpretado Mt 23, 8-12 como un intento de contrarrestar, en nom-

120. (WA 47, vol. III), 446


121. lbld., 447;,-451, cItas 448.
122 Cf. Brenz, 695
123. Los apartados que ~Iguen se refieren sólo a los v 8-12; la sección polé-
mIca de los v 2-7 será compendIada después de los v 13-33
124. M. Weber, Wlrtschaft und Gesellschaft, relmpr Tubmgen 51980, 692.
bre de la fe en el único Padre, el del cielo, y el único maestro, Cris-
to, las tendencias cristianas a la institucionalización y jerarquiza-
ción. ¿Ha sido un intento sin futuro? La descripción de las Iglesias
que hacen los sociólogos de la religión, inspirada tanto por la rea-
lidad de las Iglesias protestantes como de las católicas 125, podría
llevar a ese corolario.
Hay que aprender de Mateo que es inaceptable la contradicción
entre la realidad de las estructuras eclesiales y lo que la Iglesia de-
be ser: una comunión de iguales y de hermanos solidarios. Tal con-
tradicción es incompatible con la fe en el único Padre del cielo y en
el único Salvador, Jesucristo. Una Iglesia jerárquica de tipo cató-
lico o Igleslas corporativas de tipo protestante, con estructuras de
poder tomadas del mundo profano, son por tanto, a la luz de Mateo,
una contradicción radical a la fe. El primer paso para tomar esto en
serio tendría que consistir, quizá, en dejar de enmascarar este con-
traste profundo entre ideal y realidad con el lenguaje piadoso del
«servicio» o la «fraternidad» (¡en una Iglesia estructurada desde el
dominio!). ¡Como si se resolvieran los problemas tratando de «her-
mano» a un alto empleado! 126.
La cuestión es, vista desde Mateo, cómo una Iglesia en la que
hay profesores, profetas, administrativos, organizadores, pastores
y obispos, se puede convertir en una Iglesia de iguales, de herma-
nos. Los profesores, pastores, obispos, etc. ejercen siempre un po-
der y no son en modo alguno simples hermanos, sino unos herma-
nos muy especiales. Aquí es preciso pensar e ir más allá de Mateo
dentro de la línea propuesta por él. El poder de estos «hermanos
especiales» no se manifiesta sólo en que reclaman títulos y hono-
res, sino ya en la posesión de saber, autoridad y facultades. Al ha-
cerse «servidores» de otros con su saber especial, su autoridad es-
pecial y su carisma especial, ejercen siempre un poder, en razón

125 W. Huber, Klrche, Stuttgart 1979, 119 trata de entender el concepto de


IgleSia de M Weber, pnmordlalmente, desde el catolICIsmo La últ1ma sección de
nuestro «hlstona de la lllfluenc¡a» ha llltentado mostrar que no es tan clara esa po-
SibilIdad.
126. Sólo cuando se ha reconocido de verdad esta contradiCCión es lícito re-
cordar que también en la comumdad mateana hubo maestro, especiales que saca-
ban de sus arcas cosa, nuevas y antiguas como admlmstradore~ del «úmco Maes-
tro» (cf 13,52), qUizá, con Tomás de Aqulllo (Lectura), n.o 1848, «mlmstenalIter»,
o con Lutero (WA 47, vol. III), en tanto que «lllstrumentos y lenguas» del «predi-
cador pnnclpal», Cn~to . _11 1 "
del cual son objeto de honores PrecIsamente el «úmco Maestro»,
Cnsto, puede convertuse en fundamento del poder y prestIgIO de
los maestros cnstIanos que lo mterpretan 127 Por es qUIzá, para
nosotros, más Importante que la remIsIón de Mateo al úmco Maes-
tro, Cnsto, la referencIa al úmco Padre del CIelo, al que todos lo
debemos todo, y la referencIa paulma a la sabIduría dIvma de la
cruz, que pone en cuestIón toda sabIduría humana, I tambIén la de
la teología cnstIana' (l Cor 1, 18-25) Pero esto modIfIca sola-
mente, SI acaso, el trato personal con el poder, y no resuelve el pro-
blema de unas estructuras JurídIcas que se correspondan lo más po-
SIble con la «regla de la fratermdad» mateana Esta cuestIón se les
plantea con urgencIa a todas las IgleSIaS 128.

b) Las sIete denuncias (23, 13-33)

BlbllOgrafw Abrahams, Studles II, 29-32, Correns, D , Dze Verzehntung


der Raute (Lk 11,42 und MSchebl 9, 1) NT 6 (1963) 109-112, DavIson,
J E, 'AVO¡lLU and the QuestlOn of an Antlnomwn Polemlc In Matthew
JBL 104 (1985) 617-635, Derrett, J D M,« You bUlld the Tombs of the
Prophets» (Lk 11,47-51, Mt 23 2931), en Id, Studles In the New Testa-
ment II, LeIden 1978,6875, Id, Receptacles and Tombs (Mt 23,2430)
ZNW 77 (1986) 255 266, Glynn, LE, The Use and Meanmg ofEAEO¿
In Matthew, dIsertaclOn academlca Berkeley 1971, Parte V, Jeremlas, J ,
Jesu Verhelssungfurdle Volker, Stuttgart 1956,9-16 (trad cast Lapro
mesa de Jesus para los paganos, MadrId 1974), Id , Hellzgengraber m Je-
su Umwelt (Mt 23, 29 Lk 11, 47) Eme Untersuchung zur VolksrellglOn
der Zelt Jesu, Gottlllgen 1958, Kumme1, W G, DIe Weherufe uber dIe
Schnftgelehrten und Phansaer (Mt 23, 13-36), en Id, Hellsgeschehen II,
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Lleberman, S , Oaths and Vows, en Id , Greek m Jewlsh Palestme, New
York 1965, 115-141, Maccoby, H, Washmg ofCups JSNT 14 (1982) 3-
15, McKmght, S , A Llght among the Genttles Jewlsh MlsslOnary ActlVlty
m the Second Temple Penod, MlllneapolIs 1991, Neusner, J , «Flrst Clean
the Inslde» NTS 22 (1975-1976) 486-495, Sato, Q (vol II), 183-198,
Schlosser, J , Des choses sacrees au Dleu vlvant (Mt 23 1622), en Ober-

127 Entre la comumdad y el «umco Mae~tro» Cnsto aparecen hoy los mter
pretes del nuevo testamento, que ¡reconstruyen la enseñanza del umco Maestro'
128 ¿Cabe afIrmar que las estructuras democratlcas son mas afmes a una Igle
sla msplrada en la regla mateana de la fraternIdad que a las estructuras monarqUl
cas, aunque la democracIa formal tampoco eqUivale SImplemente a la fraternIdad?
ASI lo creo yo como protestante
lmner-FIedler (eds ), Salz (vol III), 285-298, Westerholm, S , Jesus and
ScrzbalAuthorzty, 1978 (CB NT 10),104-113
Más bIbhografía** sobre el discurso de las denuncias, supra, 380

Análisis

1 Estructura La parte central del discurso consta de siete denunciaS


de diferente extensión, encabezadas siempre con la «palabra bíblIca»
OUaL, casI desconocida en el gnego profano Senes de denuncias de este
estilo se conocen casI exclUSivamente en la tradiCión profétIca (ls 5, 8-24,
10, 1-11, Hab 2, 6-20, Hen et 94, 6-9, 95, 5-7, 96, 4-8, 98, 9-99, 2, 99,
11-15, cf 1s 28-33, Am 5, 16-6, 11, Ap 9, 12, 11, 14, 18, 10 16 19)] La
denunCia profétIca era una especie de ImprecaCIón que Iba siempre aso-
Ciada a anuncIos de JUICIO condenatono 2 Los lectores saben, por tanto,
que en este pasaje se hallan dentro de la tradición profética SI poseen al-
gún conOCimiento de ese trasfondo tradicIOnal, les habrá sorprendido m-
medIatamente un extremo en el a~pecto formal mnguna de las denunCias
que siguen ahora contiene un anuncIO de JUICIO, como ellos hubieran po-
dido esperar Esto mcrementa el peso de las mculpacIOnes que se hacen en
sucesión mmterrumplda contra lo~ letrados y fanseos 3 Los lectores se-
gUIrán leyendo con cierta tensión, porque desean saber lo que Jesús, o
DIOS, dice de esos «hIpócntas» Tras la séptima denunCia presienten que
es ya meludlble el JUICIO de DIOS Toda la sene está, a~í, enfocada al anun-
CIO del JUICIO v 34-39
Salvo la tercera (v 16), las denunCias comienzan con la Increpación
estereotIpada OUaL ú¡.üv, YQu¡.trwTE1c; XaL <I>uQwulm ÚJWXQLTaL A esta m-
crepaclón sigue un enunciado causal encabezado con bu, que descnbe la
conducta de los fanseos y letrados y contiene al menos dos frases Por lo
demás, las denunCias no presentan una construcción homogénea General-
mente aparece amplIada la forma básica mediante una observación adicIo-
nal (v 23c), una exclamaCión (v 2433), un mandato (v 26), una compa-
ración (v 27s) o una consecuenCia (v 31 s) La tercera denunCia, v 16-22,

1 Una breve, pero valIosa panorámica sobre el género IIterano «denuncIa»


puede verse en Sato, Q, 183-194 El autor señala como lo que en los orígenes era
«llanto fúnebre» cobro un caracter «profétiCO», y de este proceso se perfIló con cre-
CIente clandad el genero «denunCia»
2 Formalmente, lo mas afm a las denuncla~ Q son las denunCias del lIbro de
Henoc, que en gnego se estructuran del sigUIente modo oum úrtTv + destmatanos
(a menudo como partIcIpIO), con descnpclOn de sus crímenes + anuncIO de JUICIO
(encabezado a menudo con bu)
3 Solo 1s 5, 18-24 asocia de modo similar vanas denunCias en un umco anun
CIO de castIgo
se sale totalmente del marco Su mcrepaClón ÓOI)YOL l:VCPAOL (v 16) se re-
pite en la cuarta denuncIa (v 24), la acusaCIón de «ceguera» aparece en la
tercera, cuarta y qumta denuncia, en total cmco veces (v 16-26), forma
una especIe de «cantm, fIrmus» de estas tres denuncias
El orden de las denunClas está determmado en parte por puntos de VIS-
ta formales y en parte por el contemdo Formalmente, las denuncIas se
van hacIendo más extema&, y en e~to la tercera se ~ale nuevamente del
marco En la estructura son progresIvamente más complejas Algunas es-
tán lIgadas entre ~í por palabras clave 4 En el contenzdo, la pnmera de-
nunCla (v 13) slgmfIca un «ataque general» a los letrados y fanseos, que
no solo yerran en puntos concretos, smo que bloquean en absoluto a las
per~onas el remo de DlOS La ~egunda denuncIa (v 15) amplIa la pnme-
ra los mIsmos letrados y fanseo& que bloquean el remo de los cIelos, re-
corren el mundo entero para ganar a un solo prosélIto que luego se con-
VIerte en hIJO del mfIerno Ambas denunCias apuntan a la relacIón de los
letrados y fanseos con las otra~ personas y su salvacIón SIguen tres de-
nunCIas que atacan la halaka de los letrados y fanseos (v 16-2223s 25s)
Los aCU&aClOneS no &on aquí tan dura&, pues en los tres casos no se dISCU-
te la praXIS de los adversanos como tal, pero esa praXIS omIte lo que es
e&enClal La sexta y séptIma denunCIas (v 27s 29-31) contienen las acu-
saClOnes basIcas, que no dejan ya nmgun margen a los atacados éstos no
wn lo que aparentan ser La sexta denunCIa enlaza aquí con el antagoms-
mo del «fuera» y el «dentro» de la qumta, y lo culmma Ahora no les que-
da ya nada bueno a los letrados y fanseos, que &egún v 23-26 observaban
al meno~ el precepto de los dIezmos y las normas de pureza ntual La sép-
tima denunCia, Igualmente severa, mcluye el pa~ado la «IlegitImIdad» de
los letrados se mamfiesta en que son los verdaderos descendIentes de los
asesmos de 10& profetas Los lectores no saben aún por qué lo son el tex-
to presenta aqUl un espaclO en blanco que lo transcIende Lo llenará el dI-
cho amenazador de los v 34-36, que aparece lIgado a la septIma denunCia
con vanas palabras claveS
La sene de denunCIas ofrece, pues, desde el v 16 una progreSIva gra-
vedad en la& acusaClOnes y un creCIente ensombrecImIento de la Imagen
de los adversanos Los versículos fmales, 32s, llevan dIrectamente al
anunclO del JUlClO la medIda de los fan~eos y letrados está colmada, el
JUlClO es mevitable A ello &e ajusta Igualmente el número septenano de
las denunCIas SIete es el número de la perfecclOn y de la totalIdad Que la

4 TUcpAO~ 5 veces en los v 16-26, á611YOL l:UCPAOL v 16 24, É~W1'tEv - Éaw1'tEv


v 252728, yqloualv v 2527, tacpoc; v 27 29, OIXaLOC; (v 28s), sobre los enlaces
de palabras clave entre los v 29-33 y 34-36, cf mira n 5
5 I1QocplltaL v 29303134, OIXaLOC; v (28 )29 35, al[!a v 3035, CPOVEUW v
31 35
última palabra de la sección sea precisamente «mflerno» y, además, cierre
toda la sección a modo de mcluslón (v 15 33), revela un elevado arte li-
terano.

2 Fuentes Daremos aquí tan sólo una vIsión panorámica Apenas ca-
be reconstrUir, en algunos casos, un texto Q común de las dlstmtas de-
nunCias Sirve de poco, a mi JUiCiO, postular diversas verSiOnes Q en esta
seCCión (QMt, QLc) Dos de la~ siete denuncias proceden de tradiCiOnes es-
peCiales (v. 15 16-22). El evangelista se encontró ya, probablemente, con
la extensa denuncia tercera puesta por escnto. Las otras cmco proceden
de Q 11,39-52 Hay añadldos redacciOnales de Clerta entidad, sobre todo
al fmal, en v 28 30-33 6 El v 24 podría ser prerredacciOnal, y pertenecía
qUizá a QMt7
Una cuestlón muy ardua es la del orden de sucesIón en Q. La mvestI-
gaclón no ha alcanzado aquí nmgún consenso. Entre la tesIs de que Lc re-
cogió el orden ongmal de la~ denunclas 8 y la de que ese orden se conserva
en Me hay toda clase de vanantes lO . Lo que yo voy a proponer sólo tlene,
por tanto, el carácter de una hipóteSIs Partiré de dos supuestos báSICOS.
a) El dicho sobre Jerusalén, v 37-39, fue colocado por Mt en el lugar
actual, no era, por tanto, la conclUSión ongmal del dl~curso de las denun-
Cias en Qll
b) La diVISión del diSCurso en tres denunCias contra los fanseosl 2 y
otras tres contra los VOfUXOL se debe en parte a Lc l3 ; el emparejamiento de

6 Cf el análiSIS particular mfra, 442-444~


7 Cf mjra, 429s
8 Por ejemplo, Schulz, Q, 94, n 5, Polag, Fragmenta, 54-56, Rlmker~*,
105-108
9 DefIenden el orden mateano J D Crossan, In Fragment.l, San FranC1~co
1981, 172s, y ~obre todo Schurmann** (Redekompos!tLOn), 42-64, Id , Lk 11 (vol
I1I), 330s Schurmann supone que gran parte del fondo e~pecIaI mateano pertene-
Cla a Q y fue ~upnmldo por Lc (Mt 23, 2s 12 15)
10 En lo que sigue, numero las denunCIas mateanas de los v 13-33 como Mt
n 01_7, las dos denunCIas de los v 4 y 6s, Integradas en Mt 23, 1-12, como Mt n o
O1 Y Mt n o 02 Las denuncIa~ lucana~ de Lc 11, 39-42, las deSigno como Le n 01_
7 DefIenden práctIcamente la ongmalidad del orden lucano Kloppenborg, For-
matwn (vol 11) 140 (orden Q = Lc n° 2, 1,3,4,5,6,7), Kosch*, 84-104 (Lc n o 2,
1,3,4,5,7,6), W Schenk, Synop~e zur Redenquelle der Evangellen, Dusseldorf
1981,75-80 (Lc n 01,2,3,4,5,7,6) Están relativamente próxImos al orden ma-
teano Jacobson, Gospel (vol I1I), 174-176 (Q = Mt n o 01, 02?, 4, 5, 6, 7, el n° 1
es dudoso), Catchpole, Quest (vol I1I), 257-261 (Mt n° 1,01, 02, 4, 5, 6, 7) Y
Schurmann** (Zeugms), 130 (Mt n o 02, 01, 4,5,6,7, 1)
11 Cf mfra, 488s
12 Pero Lc 11,39-41 era en Q, casI con segundad, una denunCIa Lc podría
haberlo modIfIcado para adaptarlo a su escena redacclOnal del convIte (v 37s)
13 Lc 11,45 es redacclonal Lc usa redacclOnalmente. en general, no VOfllXO~
((,redacclOnal aun en 14, 3?), smo yºaflflm;Eu~, cf 6,7, 11, 53, 15,2,20,1939
letrados y fanseos en la mcrepaclón estereotipada YQa~~a'tE1:I; %aL <l>aQL-
oai:m v:rw%QL'tal se debe totalmente a Mt l4 Las denuncias de Q Iban dlfl-
gldas, por tanto, a los letrados o a los fanseos, en dos casos, qUIzá tam-
bIén a otros lS
Lc comerva generalmente en su evangelio el orden de Q con mayor
fIdelidad Mt, en el capítulo 23, combma en todo~ los ca~os las denuncias
Q con matenales que no provienen de Q, por eso es de presumir que Lc re-
produzca mejor el orden de Q En algunos pasajes cabe presentar motivos
redacclOnales para determmadas colocacIOnes (o para el mantemmlento
de colocacIOnes tradlclOnale~) Mt, que agregó el dicho sobre Jerusalén, Q
13, 34~, al dicho condenatono ,obre esta generación, Q 11, 49-51, tuvo
que desplazar Q 11, 52 a otro lugar Una colocaCión redacclOnal conclusl-
va de Q 11, 52 por parte de Lc apenas sería explicable, mientras que la co-
locacIón mlclal de Mt (1 a denuncia) es más comprenslble l6 No e~ mayor
dIficultad que, en la versión hnal de Q, el JUICIO condenatono contra «e~­
ta generación» hgure en penúltImo puesto (cf Q 7,31,11, 29s) Mt tiene,
además, en todos sus dlscur~os la tendenCia a poner el matenal de Mc al
comienzo, por eso colocó, qUIzá, la 3 a denuncIa de Lc (Q 11,43 = Mc 12,
38s) en su parte mlclal, v. 1-12 (v 6s) Como él remodeló e~ta parte mlClal
con mucha libertad, hay gran probabilidad de que Mt sea también el res-
ponsable de la transposIción de la 5 a denuncia de Lc (Q 11, 46) al co-
mienzo (v 4) Lc podría haber puesto la denuncia sobre la pureza ntual (la
denuncia n o 5 de Mt = 23, 25s) allmclO de su diSCurSO, ya que cuadraba
mejor a la escena redacClOnal del banquete (Lc 11, 38~) Por lo demá" do-
mma en buena medida una sltuac¡ón de tablas, los argumento~ se mvalI-
dan recíprocamente l ?

14 Cf vol 1,207 En Mt aparecen a menudo dmgente~ judlOS en grupos de


dos Las diferencias entre los dlver~os grupos judlOS quedan nIveladas porque to-
dos ellos son adversano~ de Jesús Sobre YQUf-lf-laTELC; II <l>uQLoulOL, cf 5, 20, 12,
18, 15, 1,23,2 Sobre únoxQLT11C;, cf vol 1, 57ss
15 La denunCia n o 3 '" Mt n o 02, dmglda a los fan~eo~, cuadra mejor a los le
trados, la denunCIa n o 4 '" Mt n o 6, sm de~tmatano en Lc, es totalmente mespecI-
flca, la denunCia n o 6 '" Mt n o 7, sm destmatano en Lc, podna haberse refendo a
los dmgentes del pueblo
16 El v 13 contiene remInISCenCIas de 6, 1-18 (ff-lnQOO{}EV l:UJV aV{}QUlnUlv,
únoxQL'tYIC;) y enlaza aSI bien con los v 5s
17 Los enlace~ de palabras clave, que hay ~obre todo en Mt n o 5-7, podnan
proceder de Q o de QMt, o tamblen ~er redacclOn mateana, Mt los reforzo en todo
caso, cf mira, 340 Tanto el orden mateano de la~ denunCias, con su tendenCia as-
cendente en las acu~aclOnes hasta las palabra, de condena (v 34-39), como el or-
den lucano con sus do, grupos de destmatanos, son lógiCamente redacclOnales Lc
no slgmo con tanto ngor su pnnclplO de dlvl~lOn como Mt la denunCia Lc n° 3
(11,43) en la pnmera parte de sus denunCias (dmglda a los fanseos), cuadraba per-
fectamente a lo, letrado~ Ademas, dos de sus denunCias (n o 4, 6) no contIenen nIn-
guna mterpelaclón
Hay grandes mcertldumbres en todos los casos NI siqUIera es seguro,
a mi entender, SI hubo alguna vez un orden comun en las siete denuncias,
y no diversas versIOnes desde el pnnclplO18 SI lo hubo realmente, consI-
dero más probable el sigUIente
Lc n o 2, 1,3*,4,5,6, 7 = Mt n 04,5,02*,6,01, 7, 119
El pnnClplO ordenador de Q es el de una cierta progresión en las acu-
saCIOnes desde el comienzo hasta el fmapo Al pnnclplO había dos denun-
cla~ que otorgaban aún un cierto valor, aunque muy relativo, a la doctn-
na y la práctlca de los fanseos (2 a y 1 a denuncias de Lc) Las sigUIentes
acusaCIOnes son más radicales y globales El probable resultado para Ma-
teo es que reordeno 1m, denuncias notablemente

1 La pnmera denuncIa (23, 13)

13 «¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas,


que les cerráis a los hombres el reino de los cielos!
¡Vosotros no entráis,
ya los que están entrando tampoco los dejáis!»21.

Análisis

No es faCll reconstrUIr un texto Q común, subyacente en Lc 11,52 y


Mt 23, 13 En Mt, casI todo podría ser redacclOnal en ellenguaJe 22 En Lc
es lenguaje redacclOnal XúJAUúJ, mas no XAELS; m YVWULS; Esto mdlca que
Lc con~ervo en buena medida el texto Q23 Tal supuesto se confirma con
la vanante EvTom lag 39 = Pap Oxy 655 Contra el texto lucano se ha
alegado siempre que Lc 11, 52b presupone una formulación con «remo de

18 1Solo en Lc n o 2, 4, 6 = Mt n o 4, 6, 7 cOIncide el orden relativo en ambos


evangeJ¡o~1
19 Sobre la numeraClOn, cf supra, n 10 Kloppenborg, FormatlOn (vol II),
140, llega al ml~mo resultado La colocaclOn de la denunCia señalada con * es e~
peclalmente mClerta de un lado, Mt n o 5 y 6 parecen ]¡gado~ ya prerredacclOnal-
mente por el antagomsmo «dentro/fuera» (cf mira,442) Pero, de otro lado, Mt n°
02 fue colocado redacclOnalmente caq seguro por Mt Non llquet'
20 Cf Sato, Q (vol II), 40, Y Kloppenborg, FormatlOn (vol II), 143
21 El texto mayontano mserta en e~te pasaje, como el v 14, una denunCia
adiCIOnal moldeada en Mc 12,40 «Pero ay de vo~otros, letrados y fanseos hipó
cntas, que devorál~ las haCiendas de las vIUdas, so capa de largas oraCIOnes, por
eso tendrels una sentencia mas ngurosa» El añadido esta muy mal atestiguado
22 Especialmente cLOEQXOI.WL con ~ucn"ELU tWV oUQuvwv, ¡'IWQOO{}EV tWv
aV{}Qw]wJV (cf 5, 16,6, 1), pero tamblen Ú¡.LEL~, OUDE, YUQ, a!jJLY]flL, cf vol 1, 57ss
23 Frente a la mayona de los exegetas, con Polag, Fragmenta 56
DIOS», puesto que no se puede «entrar en el conocImIento» Se puede en-
trar en cambIO, segun los evangelIos, en el «gozo» (Mt 25,21 23), en la
«vIda» (Mc 9, 43 45) o en la «glona» (Lc 24, 26), de forma que esta dIfI-
cultad no es msuperable 24 Sobre el ongen de la denuncIa no cabe afIrmar
nada seguro, pero, dado que la denuncIa presupone una clara ruptura en-
tre el orador y los letrados, que eran qUIzá los destmatanos ongmales, yo
conjeturo, con la mayoría, que la denuncia es una formaclOn comUnItaria
relativamente tardIa

Explicación

El «ay» profétIco que Jesús pronuncIa ahora, no es el «ay» del


lamento por una situacIón tnste 25 , smo el del anuncIO de castIgo, el
«ay» de la maldlclón 26 Esta maldIcIón cae sobre «vosotros, letra-
dos y fariseos hlpócntas» Así lo repite ahora el Jesús mateano seis
veces en ImpresIOnante monotonía Letrados y fanseos son para
Mateo los enemIgos de Jesús y, a la vez, los representantes pnncI-
pales de la mayoría del pueblo de Israel que no creyó en Jesús
Mateo, que tuvo que separarse con su comumdad de las smagogas,
cuyas cátedras ocupaban los letrados y fanseos 27 , presenta ahora a
Jesús Imclando el ajuste de cuentas deCISIVo a los malos dmgentes
de Israel
SeIs veces llama Mt «hlpocntas» a sus adversanos 'YJtOXQLtllC; signI-
fIca en gnego «actor» En el uso metafonco, la palabra adqUIere en oca-
SIOnes, y en los LXX Siempre, un sentido negativo Pero 'ÚJWXQLtll~ sig-
nIfIca en la tradlclon bíblIca, que Mateo comparte, no Simplemente el
«malhechor» o el «lmplO», como leemos a veces, smo sobre todo algUIen
que vive en contradicción entre lo que dice y lo que es o hace 28 Mt 6, 2-

24 Cf la formulacIOn, Igualmente difiCil, de lQH 4, 11 (¿en una polemlca


contra los fariseos?) «Rehusan la bebida del conOCimiento (nlJ') a los sedientos»
¿O se hablaba en una verSIOn pnmlgema delloglOn de la XAEL, tr¡, l3uOLAELU, que
es la YVWOL, (asl Pseudo-Clemente, Hom , 18,3, cf Rec 2,46, 3)?
25 Como 18, 7a y 24, 19
26 Aq Haenchen** 46 (<<ia palabra del JUICIO dlvmo») Garland**, 8290
(87 «a powerful Judgment akm to a curse»)
27 Cf supra 506~
28 Frente a U Wlickens 1JJWXQLVO¡'WL XtA, en ThWNT VIII 564 29ss, cf
vol 1 452, n 31 No se puede constrUIr el sentido de~de los pasajes (¡ solo dos 1)
donde aparece en los LXX 1JJtOXQLtr¡, como traduccIOn de :pn (ademas :p~ slg-
mf!ca en el hebreo tardIO no solo «malhechor» smo tamblen «adulador») Igual que
Wlickens opman Oakley*"', 130 134, Tliborg, Leaders 21 24, Garland**, 117
18 abordaba la contradicción entre la obra y la mtenClón subyacente 29 , en
7,5, entre el gran pecado proplO (mconfesado) y la crítica al pequeño pe-
cado del hermano, en 15, 7, entre las tradlclOnes humanas, que mvocan
los letrados y fanseos, y los mandamientos baslcos de DlOS, en 22, 18, en-
tre su hsonJa mendaz y su pregunta mahclOsa Una contradiCCión slml!ar
aparece en casI todas las denunCias que siguen ahora, pero se artlcula de
modos diferentes. como contraste entre el gran esfuerzo y el resultado ne-
gativo (v 15), entre la bagatela y el precepto fundamental (v 16-24), en-
tre ley ntual y ley moral (v 23-26), entre apanencIa externa y corrupción
mterna (v 25-28), o entre fachada piadosa y conducta real (v 29-32)

A dIferencIa del pnmer gran texto mateano sobre la hIpocresía,


Mt 6,2-18, las denunClas de Mt 23 no tratan de lo «oculto» en el
corazón, la llltenclón, SlllO de las obras concretas En este sentldo,
las obras están en el centro de la teología de un evangeho donde no
cuentan las palabras, SlllO úmcamente las obras (7, 21-23,12, 49s;
25, 31-46). Los fanseos y letrados, que contranamente a lo que
aparentan no hacen lo que DlOS les eXIge, son la «contraImagen»
exacta de lo que debe ser la Igle~la: la congregacIón de los dIScí-
pulos que observan lo que Jesús les mandó'o
¿Qué ocurnó para que los farlseo~ pasaran a ser en Mt 23 los hlpócn-
tas por excelenCia'? Estimo que contnbuyeron tres factores. 1) La «hipo-
cresía» e~ un topos cláSICO (aphcado a muchos) de la polemlca, que Mateo
utlhza aquí'l 2) La acusaClOn de hipocresía parece haber estado hgada a
los fanseos desde hora temprana ,2 Desempeña también un papel Impor-
tante en la postenor autocrítlca fanseo-rabímca" Cuando Mt tacha de hl-

29 Las referencias llleqU1voca~ a formulaCIOnes de 6, 2-18 en 23, 5-7 13 (E[l


JtQoo{}¡;V twv aV{}QúJJtúJv, cf 6, 1) evocan de nuevo este texto
30 Tnlhng, Israel, 202
31 Sa1Sa14, 6 22s (contra lo~ saduceos ['.1]), cf AssMos 7, 2s (contra la ans
tocracla sacerdotal, hombres ImplOs que emeñan lo Justos que son ellos), FIlon,
Leg Gar 162 (contra los aleJandnnos), Dan 11, 34 (contra los segU1dore~ de los
macabeos), mas documentos en lohnson*', 440
32 Sota 22b = BIlI IV, 336 refiere que el rey Alejandro lanneo advlrtlO a su
e~posa Alejandra contra los «desfIgurados» que aparecen como fanseo~ Sota 3, 4,
pSota 3, 19a, 27 = BIll IV, 336s cntIcan lo~ «golpes baJOS de los fariseos», e~ deCIr,
accIOnes desleales para la propia ventaja En lo~ textos de Qumrán, los fariseos son
los nip7n;, 'tZ)"" (aquellos que bm,can cosas facIles) Aparecen como gente que
se paga de las apanencla~ y JmtlfIca a los lllJUStO~ (CD 1, 18s), persigue a la co-
mumdad (CD 1,20-2,1, IQH 2, 32s) No tlenen conOCimiento e lllterpretan la Ley
Con falacia (lQH 4,9 11), Yhasta la despreCian (4Q 163 = 4QpIs 30, 15-18 fr 23)
Cf mfra, 466
31 Entre los tIpos de fanseo en Sota 22b y pB'rakh 9, 14b, 40 (cf supra. 400,
pocntas a los fanseos, esta ya, al menos parcIalmente, dentro de una tra-
dIcIón de cntIca llltrajudla referente a ellos 3) Mt adopta la crítIca a los
farIseos que hIZO Jesus, y que apunta en parte tambIen en la mIsma dlrec-
CIOn En el relato del fanseo y el publIcano, el fanseo hace Igualmente ex-
hlbIcIOn de su pIedad (Lc 18, lis) La denuncIa Mt 23, 23s, que se re-
monta presumIblemente a Jesús, muestra la contradIcCIón entre la pIedad
melamente ntual y la pIedad llltegral, que se orIenta en el mandamIento
del amor, y en este sentIdo cntIca la «hIpocresla» Ademas, Mt 6, 2 18 -la
mstruccIOn sobre la verdadera relIgIOsldad- podna remontarse a Jesús 34
Tamblen en Mc fueron ya condenados los fanseos como «hIpócntas» (7,
6, 12, 15)
Mateo bebe de esas tres corrIentes de tradIcIOn Está marcado ademas
por las expenencIas de su comullldad, en espeCIal de sus mlSloneros ItI-
nerantes, con los letrados y los fanseos, que cnstalIzaron en la~ denuncIas
«secundanas», surgIdas en la comullldad Son expenenclas de una cre-
CIente llvalIdad y alllmadverslón que alcanzó su cota cuando la corrIente
fansea se Impuso como fuerza pnnCIpal en el judaísm0 35 Mt hace así de
sus adversanos la «contralmagen» de aquellos que oyen las palabras de Je-
sus y las cumplen (cf 7,24-27) No es necesano lllsIstIr en que la etlque-
taCIón global de «los letrados y fanseos» como «hlpocntas» es realmente
llljUsta, precIsamente ante la autocrítlca fanseo-rabílllca% Aquí me lllte-
resaba hacer comprender un poco mejor como se llego a eso

El pnmer «ay» acusa a los «escnbas y fanseos» -hIstónca-


mente, según Q 11, 52, sólo a los letrados- de cerrar el paso al reI-
no de los CIelos En 16, 19a recIbIó Pedro las llaves del remo de los
CIelos como representante de la comumdad adhenda a la tradIcIón
de Jesús, para permltlf a los hombres en nombre de Jesús, con su
expOSIcIón preceptIva de la voluntad de DlOS, la entrada en ese reI-
no La contralmagen negatIva de Pedro son ahora los letrados y fa-
nseos ellos CIerran el remo de los CIelos en lugar de abnrl0 3?
Ellos mIsmos no alcanzan ese remo, porque su JustICla no basta pa-

n 77), algunos exhiben su Importancia a traves de la religIOsidad, entre otros, el


«fanseo de ple~ de plomo», que camma sm levantar los pieS para llamar la aten
clan y el «fanseo Jorobado», que anda SIempre encorvado, cf BJiI IV, 338
34 Cf vol 1 450
35 Cf mfra 470
36 Cf el pnnclplO en B'rakh 28a «Un dlsclpulo cuyo mtenor no sea como su
extenor no debe entrar en la escuela», y la cntlca rablmca a la hlpocresla en Blll 1,
922s y en Lachs (vol II) 373, n 31 S
37 Aqm no se reconoce, por supuesto, una autondad docente a los letrados y
fanseos (frente a Gmlka II [vol II] 285), elloglOn presupone solo que ellos eJer-
cen de hecho tal autondad en la catedra de MOlses
ra ello, como dejarán claro las otras denuncIas (cf 5,20), Y tam-
poco dejan entrar a otros, porque su mterpretaClón de la Ley -que
coloca en el centro la pureza externa y la mterpretaClón mmUCIOsa
del precepto de los dIezmos, mIentras deSCUIda el derecho, la mI-
serICOrdIa y la fIdelIdad (v 23-26)- no conduce a la JuStIcIa propIa
del remo de DIOS (6, 33) La ~ClmA.flCl ¡:&V OUQClV&V es aquí, como
SIempre en el evangelIo de Mateo, el espacIo escatológICO de la sal-
vaCIón de DIOS prometIda por Jesús al pueblo de Israel, y no la
IglesIa, por eJempl038 No se trata, pues, según Mateo, de la acusa-
CIón trIvIal de que los fanseos y letrados Impedían a los hombres la
entrada en la comumdad

2 La segunda denuncIa (23, 15)

15 «¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas,


que recorréis mar y tierra
para ganar un solo prosélito!
¡y cuando lo conseguís, lo hacéis digno del infierno
el doble que vosotros!»39.

Análisis

E/lenguaje de esta segunda denunCIa es el gnego JUd10 4o , sm que ello


permIta conclUIr necesanamente que su lengua pnmlgema fuese el ara
me041 Hay algunos mateísmos, pero no los sufiCientes para declarar a Mt
su pnmer autOl.42 ASI, el v 15 parece antenor al evangelista, pero no sa

38 Algunos exegetas sugieren, sIgUIendo a Wellhausen 117, que los adversa


nos ImpedIan a la gente entrar en la comumdad Para Mt la l3aOLAELa TWV oUQa-
VúJV no es la IgleSIa, smo una realIdad futura, escatologlca, para la que la IgleSIa
tiene la «llave» las enseñanzas de Jesus Cf 13,4043, 16, 19a, vol 1,242 vol n,
486s 609s
39 TraducclOn de Bauer, Wb 6 S v 6LltAO'Ü~ ~L1tAOTEQOV se entiende aqUl ca
mo adverbIO Tamblen sena pOSible IIngUl~tlcamente la traducclOn como adJetIVO,
entonce~ habna que partIr del sentIdo de «ambIguo», «falaz»
40 La pareja contrapuesta {}aAaooa/~l1Qa, msplrada en Gen 1 no es uso gne-
go smo bíblIco (Gen 1, 10 Jan 1,9, Sal 65, 6 LXX, Ag 2, 7 22, 1Mac 8, 23 32, do
cumentos rabmlcos en Schlatter 674) Ylo~ YEEvvll~ es tamblen obViamente ex
preslOn Judeohelemsta
41 ASI Jeremlas* (Verhmssung) 15 'Eva no es un aramelsmo no eqUIvale a
un 1n arameo rebajado, «un solo proselIto» es mas bien la Oposlclon enfatIca a
«mar y tierra»
42 ASl Gundry 460s, que remIte a m:QLuyúJ, ltOLEúJ, d~, YEEvva
bemos SI como denunCIa o no, SI en forma oral o escnta, si aIslado o como
parte de QMt o mcluso de Q43. Tampoco aparece nada en esta denunCIa que
sea especIalmente de Jesús. Hay que preguntar, por el contrario, si esta
denunCIa presuponía ya en la comumdad donde SurgIÓ un interés por la
mISIón pagana.

Explicación

La segunda denuncia amplía la primera. Los letrados y fariseos,


que no permiten entrar a las personas en el reino de los cielos, re-
corren no obstante el mundo entero para «hacer un solo proséli-
tO»44. No hay constancia de que los letrados o fariseos hicieran
grandes viajes de misión en aquella época, como los apóstoles del
cristIanismo primitiv045 . Por eso los lectores advertirán la exagera-
ción retórica, al menos en esta mdicación tendenciosa, y habrán in-
terpretado también la expresión bíblica «mar y tierra» como una
imagen de corte hiperbólico para expresar un enorme esfuerzo. Se
quiere significar que remueven cielo y tierra por un solo proséli-
t0 46 . rrQOolÍAU'tO~ es un concepto religioso fijo desde los LXX, y
deSIgna a un pagano que mediante el baño de inmersión y la cir-
cunCIsión llega a ser miembro pleno del pueblo de Dios, Israe1 47 , a
diferencia del círculo, relativamente difuso y heterogéneo, de sim-

43 Brooks, Commumty (vol II), 70, cuenta el v 15 entre los «M saymgs»,


Freudenberg**, 76~ lo aSIgna a Q
44 «Hacer prosélIto~», expreSIón de tono despectIvo, pasó a ~er en alemán,
sobre la base del V 15, una frase convencIOnal Duden Das grosse Worterbuch der
deutschen Sprache V, Mannhelm etc 1980,2055, defme «ganar adIctos [con mé-
todos ImpropIOS] para una relIgión, una Ideología etc, conveltlr a algUien rápida-
mente ['In convencerle]», cf lbld, XI, Mannhelm etc 1992, 557s
45 No está claro hasta qué punto el Judaísmo antiguo fue una relIgión miSIO-
nera activa Goodman* da una respuesta totalmente negativa, McKmght*, reticen-
te, frente a ello, está el JUICIO netamente pOSitiVO de la amplIa mVeStlgaClón de L
H Feldman, Jew and Gentlle In the Anclent World, Pnnceton 1993, espec 288-382
Dado que los documentos dIrectos de Viajes de auténtica misión son muy escasos
(¡Mt 23 es conSiderado como el pnnclpal l ), yo soy reservado Sólo cabe documen-
tar miSIOneros ltmerantes Crlstzanos, fieles a la Ley, que mtentan hacel prosélItos
entre los paganos (¡Gál') Pero Mt no cntlca a fanseos cnstlanos en el cap 23
46 Así H Kastmg, Dze Anfange der urchrlstllchen Mls~lOn, 1969 (BEv Th
55),21
47 K G Kuhn, JtQoollAUTOC;, en ThWNT VI, 730, 28-743, 14 Apenas cabe
afirmar, por tanto, sm una clara referenCia en el texto, que los letrados y fanseos
hagan de algUien un «afilIado» de su partido, como propone de nuevo Goodman~,
60-63
patizantes paganos del judaísmo que eran calificados con el térmi-
no colectivo de «temerosos de Dios»48. Es muy comprensible que
unos letrados de mentalidad farisea tuvieran tan gran interés en
que los paganos no quedaran en el estado indefinido de temerosos
de Dios, sino que mediante la circuncisión, el baño de inmersIón y
la adopción de la torá de la pureza ntual afirmasen lo específico de
Israel frente a las naciones 49 .
El v. 15b establece un contraste retóricamente eficaz: cuando se
ha ganado un prosélito, la labor de los letrados y fariseos hace de
él, no el utO¡; ~aOLAELa¡; (8, 12; 13,38), sino el «hIJO del infierno»,
peor que ellos mismos. La retónca se vuelve aquí sarcástica. Qui-
zá esté detrás la experiencia de que los conversos paganos que re-
solvían abrazar toda la Ley de la pureza ritual y restringir fuerte-
mente el trato con su entorno, hasta entonces no Judío, tomaban
con especial seriedad la ley rituapo, en total oposición a la comu-
mdad cristiana (cf. v. 23-26). Los letrados y fariseos consiguen,
pues, con un ingente esfuerzo lo contrario de lo que quieren. Con-
VIerten a los humanos en hijos del infierno.

3. La tercera denuncia (23, 16-22)

16 «¡Ay de vosotros, ¡guías ciegos!, que decís:


'¡Jurar por el santuario no es nada;
pero jurar por el oro del santuario obliga!'.
17 ¡Necios y ciegos!
¿Qué es más, el oro o el templo que hace sagrado el oro?
18 O también: '¡Jurar por el altar no es nada,

48 Sobre el estado actual de la investigacIón, cf McKmght*, 110-114, sobre


la bIbhografía, Ibld., 156, n 49
49 En Hech 15,5 son cnstianos fanseos los que eXIgen que los paganocns-
tianos se hagan proséhtos de pleno derecho Es Importante el epIsodIO, transmItI-
do por Josefo, de la conversIón del rey Izates de Adlabene, que se hIZO pnmero «te-
meroso de DIOs» por medIaCión de un mercader Judío de la dIáspora, y luego fue
indUCIdo por el Judío palestino Eleazar a la observancIa de la CIrcunCISIón (Josefo,
Ant 20,34-48, según 20, 43, Eleazar es nEQL TU nUTQLU C()tQL~1Ít;, qUIzá fanseo)
Schlatter 676 da ejemplos de proséhtos especIalmente celosos «In ntuahbus» Jos
As, por el contrano, representa la actitud mucho más abIerta de un sector, qUIzá
conSIderable, del Judaísmo helenístico La conversIón de Asenet lleva conSIgo la
pemtencla y la renuncIa a la Idolatría, no se mencIOnan las ablUCIOnes u otros ntos
50. De una expenencla análoga parte, al parecer, Justmo, Dial 122,2, que asu-
me nuestro pasaje los proséhtos blasfeman doblemente contra el nombre de Jesús
pero jurar por la ofrenda que está en el altar obliga!'.
19 ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda
o el altar que hace sagrada la ofrenda?
20 Quien jura por el altar,
jura al mismo tiempo por todo lo que está encima,
21 y quien jura por el santuario,
jura por él y por el que habita en él.
22 Y quien jura por el cielo,
jura por el trono de Dios y por el que estf¡~él».

Análisis

1. Estructura. La tercera denuncia sorprende, porque no aparece el


«ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas» anterior. Habla, en su lu-
gar, de «guías ciegos». Tras la increpación sigue una enseñanza muy be-
llamente construida sobre los juramentos (v. 16-21). La estructura con-
junta es quiástica: tras la polémica sobre jurar por el templo (A = v. 16s) y
por el altar (B = v. 18s), viene la conclusión encabezada con OlJV, que
aborda en orden inverso el juramento por el altar y por el templo (v. 20s).
La polémica consta de una cita de los adversarios (v. 16.18) y una contra-
pregunta retórica precedida de lllcrepación (v. 17.19). El resultado es la si-
gUIente estructura de los v. 16-21:
16s: A cita + A contrapregunta
18s: B cita + B contrapregunta
20s: B consecuencia final + A consecuencia final
El v. 22 es redundante. Se introduce aquí una nueva pareja de contra-
nos: el cielo como trono de Dios y Dios mismo que se sienta sobre él. Los
lectores estarán atentos porque entra aquí una nueva dimensión en el tex-
to, al parecer la decisiva. Pero quizá quedaron avisados ya en el v. 21,
donde se perfila lo nuevo, pues lo esperable era, en analogía con el v. 20:
«QUlen jura por el santuario, jura por él y por todo lo que hay en él». En
lugar de eso, se dice: «El que Jura por el santuario, jura por él y por el que
habita él». El texto contiene, pues, una sorprendente flexión que constitu-
ye su novedad.

2. Fuente y origen. La estilización de esta disputa en forma de de-


nuncia en el v. 16a podría ser mateana: es llamativa la desviación de la
forma normal de increpación a los adversarios, pero la calificación de los
fariseos y letrados como «ciegos» no es sorprendente para los lectores,
porque Mt ha tomado la expresión óbllYOL 't'UCjJAol de 15, 1451 • Las dos in-

51. Había allí una tradICIón; ef. vol. n, 551.


crepaciones de los v. 17.19 podrían ser entonces redaccionales. Es difícIl
enjuiciar el v. 22. Aunque la «flexión» del texto en el v. 21 parece delibe-
rada, cabe preguntar SI no ofrece un apoyo para separar fuente y redacción.
Esto es posible, en efecto: el v. 22 aparece como un recurso explícito a 5,
34 (EV np oUQuv0 [6[!v1JELv] ... 'frQóvos to'Ü 'frEO'Ü); las formulaciones que
van más allá son quizá mateanas en ellenguaje52 • Es muy posible, por tan-
to, que fuese Mateo el que llltroduJo la dimensión teológica del v.
2lfin.22 en la tradición. Queda así como tradición una disputa reformula-
da muy cUldadosamente con formas de juramento vlllculantes y no VlllCU-
lantes (v. 16-21), que establece la prevalencia del templo sobre el oro, y
del altar sobre la ofrenda. Esa disputa puede remontarse a debates judíos53 •

Explicación

«¡Ay de vosotros, guías ciegos!». Después de 15, 1.14 saben los 16


lectores de inmediato que la increpación se refiere a los letrados y
fariseos. El evangelista los había llamado así porque con sus nor-
mas sobre el voto a favor del tesoro del templo escamoteaban un
precepto del decálogo: el de honrar a los padres. Recuerdan, ade-
más, que Jesús convirtió muchas veces a los ciegos en videntes, y
que ello incluía la curación de la ceguera espiritual (9, 27-31; 11,
5; 12,22-24; 15,31; 20, 29-34; 21,14). Los fariseos reprobaron ya
dos veces estas curaciones de ciegos y las consideraron obra del
diablo (9, 34; 12,24; cf. 21, 15s). Mantenían a las personas en su
ceguera, contra lo que ellos pretendían: ser «guías» de ciegos, en
especial de los paganos 54 • Ellos mismos son «ciegos», como insis-
tirá Mateo en los v. 17.19.24.26. Son, por tanto, el polo opuesto del
único Maestro, Jesús, que libra de la ceguera.
Las dos tesis que Mateo pone en boca de los fariseos y letrados 16.18
en discurso directo conducen a aquellas controversias sobre el ju-

52 Sobre XU'WLXfúl (v 21), cf 2,23,4, 13; sobre la ~eslón en el trono, 25, 31;
sobre EJtUVúl, vol I, 57ss, sobre xu{}r¡~m EJtUVúl, 28, 2. Schlosser*, 288-291, 295-
298 YGmlka 11 (vol 11), 283, 287 no consideran sólo el v 22 un añadido redacclO-
nal, ~tnO los v 20-22 conjuntamente
53 La alternatlva (más Improbable, a mi JUICIO) es la tesIs de un fragmento
tradiCIOnal umtano, reforzado polémlcamente por Mt los v 16-22, cuya Idea bá-
~Ica habría qdo ya antes de Mt que todo Juramento era un Juramento por DIOS TII-
borg, Leaders, 105s, considera el v 22 un añadido premateano La dificultad de es-
te supuesto es que entonces, en lugar de una remlmscenCIa explíCIta de 5, 34, ha-
bría que admltlr un lenguaje bíbhco comcldente por azar.
54 Cf Rom 2, 19 Yvol 11, 560, n 63
ramento. Ya en el lenguaje, las tesis recurren a formulaciones ju-
días 55 . En el contemdo, no son fácIles de comprender para los lec-
tores de hoy. Parece que hubo entonces, en el judaísmo y en el
mundo helenístico (¡como en casi todas partes y casi siempre!), una
notable inflación de fórmulas de juramento y aseveración. Tales
fórmulas eran, entre otras, «por el templo», «por el altar». Se podía
prometer por el cordero sacnficial, por la leña para el sacnficio, por
el holocausto o por los utensihos del altar56 . Se juraba para reafir-
mar cualquier futihdad, para encarecer una intención o para ratifi-
car la inalterabilidad de los precios en el bazar57 . Cualquier renun-
cia podía adoptar la forma de vot0 58 . Eran frecuentes las fórmulas
sustitutorias del juramento, que servían para eVItar el pronuncIa-
miento del nombre de Dios y encarecer la verdad. Los rabinos in-
tentaron frenar el desmadre general señalando aquellas fórmulas
que obligaban realmente al sujeto, e impedir a la vez que la gente
pronunciase juramentos sin saberlo ni quererlo: «legalizaron» en
parte y prohibieron en parte algunos sucedáneos de jurament059 .
Establecieron, por ejemplo, que un voto obligaba con las palabras
1~'i? (l'>wQov) o 1~'i?~ (ws I'>WQOV)60. Es probable6! que tal regu-
lación esté detrás del «jurar por la ofrenda» (v. 18)62. Pero la cita

55 ' ÜIlVUIlL EV = J l'JtDJ , 6CPELAEL = J'n


56 BIlI r, 334s, seCCIones d e g, Ned C3 = BIlI r,931 Según Sch'bu 4, 13,
no «obligan» la~ fórmula~ «por el Cielo» o «por la tierra» Tampoco obliga, según
N'd 14b = BIlI r, 931s, la fórmula «por la torá» (¡cabe pem,ar en el simple papel'),
pero SI la fórmula precisa «por lo que está escnto en la torá»
57 Ejemplos de N'd 3, ls «¡O~ip (= 1;¡'!?) que no he comido'», «IO~ii' que
no comeré nada'» , «IO~ip que ella ha pegado a mi hiJO'», «IO~ip no reduClrte un
céntimo del precIO'» Filan, un adversano del Juramento, que cntIca a las personas
que acumulan las fórmulas con la esperanza de hacerse creer multlphcando los JU-
ramentos (Spec Leg 2, 8), admite SIn embargo las palabras «tierra, sol, e~trellas,
Cielo o el UnIverso entero» como fórmulas de refuerzo (Spec Leg 2, 5)
58 Los rabInOS dIstInguen entre el voto y el Juramento formalmente, las fór-
mulas del voto suelen ser reconocibles en el uso de:l ([esto sea para mí] como [una
ofrenda]), y las fórmulas de Juramento, en el uso de J ([jurar] por) Los votos ~on
declaraCión de renunCia, lo~ Juramentos pueden ~er declaraCión de mtenclOnes o
afirmaCIOnes reforzadas Pero de hecho se confunden a menudo, aparecen como
eqUlvalente~ y en ocasIOnes se mezclan
59 Los rabIno~ consIderan pOSIble la atenuación (O"iJ:l) YredUCCIón (ni': =
ajuste) de los votos (cf N'd 1,1, N'd 2b YLlebermann*, ]20)
60 N'd 1,4, pN'd 1,4, 37a (= trad Horowltz,20s) Wolzogen, 373 y Janse-
1ll0, 219 apuntaban ya aI1;¡'!?
61 No «seguro», porque esta explicaCión presupone que e] Juramento era con-
Siderado como un voto
62 Lwberman*, 134, SimIlar Garland**, 132-136, Westerho]m*, 109-112
del v. 18 no es neutral, sino tendenclOsa en el fondo. El sujeto que
enuncia el v. 18 no dice simplemente que un juramento EV 1:0
DWQCV q~'~:l) sea lícito, sino que añade: 1:0 EJtávCú auwü. El
texto prepara así la contrapregunta de Jesús en v. 19, destinada a
poner de relieve lo absurdo de la regulación jurídica. La ofrenda es
sólo un objeto que está en el altar; ¡el altar es superior a ella! Más
difícil es la comprensión del v. 16. ¿Hay que pensar aquí en el te-
soro del templo? El tesoro es denominado también 1~,~63, pero no
hay constancia de que el «oro» del templo se convirtiera en fórmu-
la de juramento sustltutona. Yo conjeturo, a pesar de ello, que de-
trás de XQuoó~ está el tesoro del templo. La cita del v. 16 aparece
formulada entonces, nuevamente, de forma que se manifieste el
absurdo de la regulación jurídica: ¡querer Jurar por el oro del teso-
ro del templo es una idea extravagante!
Jesús descalifica a estos «ciegos» y «necios» con dos preguntas 17.19
retóricas 64 . La lógica que subyace en la pregunta retónca es ya
convincente a primera vista: el templo o el altar es sin duda ,<más
grande», es decir, más importante que el oro que se guarda en el
templo o la ofrenda que está en el altar. La casuística legal incurre
de ese modo en el absurdo. Pero el argumento no es tan superficial
como parece. Detrás de la pregunta retórica hay más bIen una con-
cepción cultual de la santidad. Según la concepción judía, es el al-
tar el que santifica al animal sacrificial (profano en sí), como las
copas santifican las libaciones 65 , y naturalmente es el templo el que
hace intocable el dinero que se guarda allí y convierte su robo en
sacrileglO. La alternativa que se abre detrás de la pregunta retórica
es, pues, la alternativa entre el pensamiento jurídico y el pensa-
miento cultual 66 . Lo que fue característico de Jesús, la veracidad de
toda palabra humana, no aparece aquí.

63. Josefa, Bell 2, 175


64 Los exegetas censuran con razón que Jesús llame necIOs a los letrados y
farIseos, cuando eso no debe hacerse según el ~ermón de la montaña (¡S, 22 1) ¡Por
lo VISto, los fanseos no son verdaderos «hermanos»! MonteflOre n, 301 pregunta
con mtenclón SI un cnstIano hubIera dl~culpado semejante grosería en rabí Aqmba,
por ejemplo
65 Z'b 9,17, M'n 12, 1 = BIll 1,1932, mas documento~ en Schlatter, 677s
66 Así Schlosser*, 291-294 No fIgura precIsamente en el texto que sea DIOS,
en últIma mstanCla, el que hace sagrado el templo y es la fuente de toda santIdad
(así Hummel, Ausemandersetzung, 79, Patte [vol III], 325) E~o es una lectura ses-
gada a la luz de los V 21s
0-22 El v. 20 infiere una consecuencia lógica: el juramento por el al-
tar incluye el juramento por la ofrenda que está en él; debe ser, por
tanto, válido. Pero ¿qué sentido tiene este debate sobre la validez
de las fórmulas de juramento, debate sostenido por un maestro que
en el sermón de la montaña (5, 33-37) abolió el juramento y lo sus-
tituyó por la veracidad del sí y el no, que comprometen totalmen-
te a la persona? El v. 21 continúa el razonamiento: jurar por el tem-
plo no sólo sobrepasa lo menor, el juramento por el oro, sino que
apela al Mayor, al Más Grande, al que mora en el templo según la
concepción judía67 , Dios mismo. Dentro de la simetría formal de
los v. 20s se introduce, pues, incidentalmente una nueva idea. Su
importancia para Mateo lo pone de manifiesto el v. 22, formulado
con solemnidad bíblica, que la refuerza 68 : el que jura por el cielo,
jura por el trono de Dios y, con ello, por Dios mismo.
Todavía no queda transparente la intención última del dicho de
Jesús. ¿Quiere decir lo mismo que los esenios en CD 16, 7s: «Cual-
quier juramento al que uno se compromete debe cumplirlo aun al
precio de la muerte»? Con ello habría afirmado Jesús, lógicamen-
te, lo que figura en la tesis de la cuarta antítesis 5, 33-37: «No ju-
rarás en falso; y cumplirás tus votos al Señor». Pero Jesús quedaría
por detrás de su propia antítesis, que transciende el juramento, y
esto, aunque el v. final 22 se refiere claramente a 5, 34 Yalerta de
ese modo a los lectores sobre la contradicción. Sin embargo, me
parece apresurado construir una contradicción de contenido entre
23, 21s y 5,33-37. Lo que ponen de relieve los v. 21s, a saber, que
cualquier juramento compromete a Dios mismo, es también el fun-
damento de 5, 33-37. No se prohíbe el juramento porque Dios no
tenga nada que ver con él, sino justo porque el juramento compro-
mete realmente a Dios, todo juramento es un abuso de su nombre.
Por eso no hay que jurar en absoluto, según 5, 34. Esto no figura
en los v. 16-22". y ahí se comprueba lo poco que tiene esta denun-
cia de sentido parenético. Sólo muy indirectamente -por el hecho
de formular el v. 22 como referencia a 5,34- recuerda Mateo a sus
lectores lo que rige para ellos.

67. O. Michel, orxo~ xc}"., en ThWNT Y, 155,2888.


68 Cf. 18 66,1, 1 Re 8, 13.
4. La cuarta denuncia (23, 23s)

23 «¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas,


que pagáis el diezmo de la hierbabuena, del anís y del comino
y descuidáis lo más grave de la Ley:
el derecho, la misericordia y la fidelidad!
¡Esto había que practicar y aquello no dejarlo!
24 ¡Guías ciegos!
¡Filtráis el mosquito y os tragáis el camello!».

Análisis

1 Fuente La reconstrucCión del texto Q es difícIl En el v 23, apar-


te la lllcrepación del v 23au, no aparece nada que sea redacción mateana
La formulaCión TU ~UQ1JTEQU TuD vof!o1J, al igual que la tríada XQL(JL~,
E}..CO~, mOl:L~, es muy probablemente premateana<>g En Lc 11,42, la ge-
nera]¡zación xm Jtav "Auxuvov podría ser lucana 70 Para la formulaCión
TllV uYUJtllv wi} 1'tcoi}, úmca en Lc y que recuerda Dt 6, 5, es improbable
una redacción lucana Es caSi impOSible una opCión entre ucpLEvm (Mt) y
JtUQEQXEo1'tm/JtuQELvm (Lc)71 Algo SimIlar ocurre con la alternativa en-
tre uVll1'tov y Jtllyuvov72 En todos estos casos yo postulo, sobre todo, va-

69 Frente a Barth, Gesetzesverstandms, 74s, Sand, Gesetz, 40, Garland~*,


l37s, H Kleln, Das Glaubensverstandms 1m Matthausevangellum, en F Hahn H
Kleln (eds), Glaube 1m Neuen Testament FS H Bmder, 1982 (BThSt 7), 33s, en
tre otros Pero la formulaclOn TU ~UQVTEQU TOl) vOfWV no es mateana, aunque la
cuestlOn de lo central en la Ley lo sea plenamente, el otro pasaje de Mt donde apa-
rece ~uQv~ es 23, 3, con otro ~Igmflcado Sobre la tnada XQL<JL~ EAEO~, JWJtL~ KQL
<JL~ es termino redacclOnal preferencial de Mt, pero siempre en referencia al JUICIO
divino rrLon~ suele tener en Mt el sentido de la fe orante y confiada en Jesus
EAEO~ es Importante para Mt, pero solo aparece, aparte este pasaje en las dos CI
tas 9,13 Y 12 7 La enumeraClOn tnmembre de pequeñas plantas en Q indica tam-
bien el caracter tradiCIOnal de la tnada, a ella debe corresponder retoncamente otra
enumeraclOn tnmembre de preceptos Importantes
70 Cf generalizaCIOnes pareCidas con na~ en Lc 3,19,21 29 La generaliza
clOn detenora la contraposlclOn retonca de lo diminuto y lo Importante
71 'A\jlL'lf-\L podna ser redacclonal, cf vol l, 57ss, pero nUQEQX0f-\UL podna
ser tamblen redacclOn lucana, cf 15,29 con el mismo Significado La formulaclOn
lucana, que modifica el verbo con Igual prefiJO, e~ mas elegante
72 El uV'l{}ov (ams) esta sUjeto a diezmo, segun Ma'as 4, 5 = Blll 1933 No
aSila ruda (C~'~), segun Schebl'lth 9, 1= BIll n, 189, porque entonces crecla en
estado silvestre en Palestina (dIfiere 'Uqsln 1,2), cf l Low, DIe Flora der luden
III, relmpr Hllde~helm 1967, 317319 No hay un argumento plaUSible para expli-
car la SUStltuclOn, en Lc, de una planta tan comente como el uV'l{}ov Fue mas bIen
el Mt famlltanzado con las regulaCIOnes rabímcas el que hiZO la enmienda, pero
uV'l{}ov es hapax legomenon Para la hlstona de la investigación fue Importante la
nantes de tradICIón (QMt y QLc) Ellmpropeno proverbial del v 24 falta en
Lc, pero -salvo la mcrepaclOn ÓOT]YOL t1JqJAOL- es sm duda premateano,
tamblen eso podría remontarse a QMt

2 HIstoria de la tradlClOn y origen La breve frase mstructIva Mt 23,


23d / Lc 11, 42d taiha 010 Eoa nOLfíum xaxElva ~T] (JtaQ/aqJ)EIvm no
pertenece a la denunCIa, a tenor de la hIstona de las formas, y es, según
conVICCión general, un añadido ya en Q o antenor a Q Mt 23, 24 se on-
gmó en QMt La denunCIa ongmal (v 23bc) podría remontar~e (¿como de-
nuncia?) ha~ta Jesús Así lo mdIcan, sobre todo. razones objetIvas Refle-
Ja la pnondad fundamental del precepto moral en Jesus, al Igual que su
distanCIa respecto al precepto de los diezmos, Jesús pertenecIa al 'am
ha'ares galIleo y tamblen a la capa rural baja o medIa de esa parte de Is-
rael para la cual la carga de los dIezmos era demaSIado grande

El resultado del análISIS dIacrómco es de gran ImportancIa para


la hIstona de la nOCIón de la Ley en el cnstIamsmo pnmItIvo, aun-
que sea un resultado hIpótetIco en los detalles IndIca 1) que la pre-
gunta por el elemento central en la Ley, que Mateo contestó luego
con el precepto del amor (cf 5,21-2643-48,7,12,22,34-40), era
una cuestIón que había ocupado ya a las comumdades Q, de las
que procede qUlzá Mateo73 y que la habían resuelto en una línea SI-
mIlaI a la suya IndIca 2) que las comumdades Q cumplían la ley
de los dIezmos y la ley de pureza ntual (cf v 25s), aunque no re-
SIdía ahí el núcleo de la Ley IndIca, en fm, 3) que estas comumda-
des mantenían una contmUIdad real con Jesús, el cual tampoco
abohó programátIcamente, a mI jUlCIO, la~ leyes de culto y nto, las
calIfIcó, eso sí, retóncamente de secundanas respecto a la ley del
amor, y qUIzá sólo las transgredía en casos concretos 74 La contI-
nUIdad entre Jesús, Q y la comumdad mateana es, pues, grande

Explicación

El evangelIsta hace pronunCIar a Jesú~ por tercera vez su «ay»


sobre los «letrados y fanseos hIpócntas» Esta vez se trata del con-

propuesta de E Ne~tle (segun Black, Muttersplache, 194) de postular un cambIO


de traducclOn entre el ~li:::lll) arameo (ams) y el ~i:::lll) arameo De este modo se ha-
bna podido demostrar un texto ong1Oal (¡,escnto?)' delloglOn en arameo, cf Vlel
hauer, HIstorza, 133 Pero ~i:::ltV no e~ la ruda sma, s100 la candelana
73 Cf vol 1, 90-97 "
74 Cf vol II,558s~obreMc7, 15ffMt 15 11 '.
traste entre el diezmo mmucioso por hierbecillas de jardín, impor-
tante para los adversarios, y el descuido de lo principal en la Ley.
La regulación detallada de la Misná -véanse en especial los trata-
dos de la Misná sobre diezmos n"tL'li~ (impuesto de diezmos) y
,~tL' ,tL'~~ (segundo diezmo)- demuestra su refinamiento y dureza
en comparación con los preceptos bíblicos. La Biblia habla sólo del
diezmo de los frutos de suelo y árbol (Lev 27,30), o de la siembra,
cereales, vino y aceite (Dt 14, 22s). La Misná establece, en cam-
bio, la norma de que todo lo que se cultiva, se cosecha, se guarda y
luego se come debe ser diezmado (Ma'as 1, 1), incluidas por tanto
las plantas como el anís (Ma'as 4,5)15 Y el comino (Demai 2, 1)76.
Las tres hierbas mencionadas en el texto figuran como ejemplos de
plantas aromáticas, que estaban sujetas en general al impuesto del
diezmo, pero no son en absoluto especialmente diminutas 77 • El en-
durecimiento respecto a los preceptos bíblicos obedeció también a
que se añadieron diversos diezmos bíblicos: el diezmo de levitas y
sacerdotes (Núm 18,21-32; cf. Neh 10,37-39), el diezmo deutero-
nómico o segundo diezmo, que debían consumir o pagar los israe-
litas durante las fiestas de peregrinación en Jerusalén (Dt 14, 22-
27), Y el diezmo de los pobres, a tributar dos veces en un ciclo de
años sabáticos (Dt 14, 28s; 26, 12s)78. Los diezmos servían, así, pa-
ra el mantenimiento de los levitas y sacerdotes, y eran a la vez la
principal fuente de ingresos de la ciudad santa de Jerusalén. Detrás
del diezmo hay una doble creencia, importante para todos los is-

75. = BIll 1, 933. Según R. Ehezer, hay que pagar dIezmo por la SImIente, la
envoltura de las semIllas y las hOjas del anís
76. = BIll 1,933. Sobre moneda no hay una dlposlclón e,pecíflca en la Mlsná.
77. Frente a SchmewInd, 233, la hIerbabuena «<mentha oplpenta», «longlfo-
ha» o «vmdls», en gnego tambIén ~(\VOOI.w~ = fragancia) es una planta con hOjas
y flores muy olorosas que se empleó como condImento, pero tambIén como plan-
ta medIcInal, en Infusión, por ejemplo. El anís (<<anethum graveolens») es una
planta umbelífera cuyas ~emIllas y pétalos se usan como condImento El comInO
(palabra semítIca prestada en la mayoría de las lengua~ europeas: hebreo p~:;l, ara-
meo ~J'~;', gnego XV[llVOV, latín «cumInum») desIgna el comInO común afmo
(<<cuml~Ulñ cymmum»), no el commo negro (<<mgella satIva») Las semIllas de am-
bas plantas se man como condImento, por ejemplo, esparcIdas ~obre el pan. Para
¡Ju~traclOnes de planta, ef M Zohary, Pflanzen der Blbel, Stuttgart 1983, 88-91.
78 No se sabe SI el dIezmo de los pobres smtItuía el segundo dIezmo o se
agregaba a él Lm textos rabímcos sostIenen la pnmera InterpretacIón, Josefo la se-
gunda; cf. Bill IV, 680-682; E P Sanders, JewIsh Law¡rom Jesus to the MIshnah,
London 1990, 44-48. Sobre los dIezmos, cf. además Schurer- Vermes, HIstoria II
(vol 1I), 342ss y We~terholm*, 55-57. <. r •.
raelitas: la Ley, de un lado, y el templo y su culto, de otro, son fun-
damentales para todo Israel. Los diezmos eran algo Importante
también para los fariseos 79 ; pero éstos no eran, al parecer, maxima-
listas en este punt0 80 . Una cuestión muy dIstinta es, naturalmente,
hasta qué punto se pagaba realmente el dIezmo. Hay que tener pre-
sente un doble aspecto: 1) La copIOsa legIslación de la Misná sobre
el diezmo de lo «dudoso» en el tratado Demm, del siglo n, no hu-
biera SIdo necesaria si la gran masa del pueblo fuese un «buen» pa-
gador del dIezmo. 2) Los dIezmos -doce o catorce en siete años-
significaban para la población pobre de pequeños agncultores un
gasto tan elevado que muchos no podían cumphr este deber para
con el templo de la lejana Jerusalén, aunque estuvieran dispuestos
a cumplirlo.
La denuncIa opone a los preceptos del diezmo, en cruda antíte-
sis, -ca ~<J.QÚ"tfQ<J. -co1í VÓ¡WlI' derecho, mIsericordIa y fidelIdad. La
formulación de los preceptos «graves» se corresponde con los
m"~n nmm rabímcos, distmtos de los «preceptos leves» (nmm
m~i?)' Por preceptos «graves» se podían entender los dIfíciles de
cumphr y los «Importantes», como los de 22, 36 y éstos 81 . Tal for-
mulacIón es también comprensIble directamente en gneg082 • Los
preceptos Importantes se formulan con lenguaje bíblIco, sobre to-

79 En el nuevo testamento lo atestigua también Lc 18, 12 Los halakot ante-


nores al año 70, atnbilldos a los fanseos, mcluyen regulacIOnes e~enclales de lo~
diezmos (J Neusner, Day phansa¡sche und talmudlsche Judentum, 1984 [TSAJ
4], 46s, 62s) E~to se corrresponde con la tradiCión rabímca po~tenor, que hizo del
pago correcto de los diezmos un Importante cnteno de dlstlnclOn entre 'amme
ha'ares y los O'1::l1} (correhglOnanos), que eran ~elecclOnados entre «gente de
confianza» (O'JI?KJ) La ley sobre el pago adicIOnal de lo «dudoso» ('Kl?i) se ha-
ce remontar hasta Juan Hircano (Bln n, 500s) El lllterés de los fanseos por los
diezmos sólo resulta problemático SI se cuestIOna -como hace G Stemberger, Pha-
nsae/, Sadduzae/, Essener, 1991 (SBS 144), 78-S0-la IdentifIcaCIón de lo~ fan-
seos con los O'1::lQ, o al menos su pertenencia a ello~ Cf mfra,467
80 Sanders, Judarsm (vol IIl), 429-431. conSIdera la regulaClón, algo más be-
mgna, de la MI~ná (12 diezmos en 7 años, cf yupra, n 78) como regulaCIón fansea
(lo cual es pOSible, pero no demostrable) Los fanseos habrían representado enton-
ces una vía media al rechazar la eXigencia sacerdotal de 14 diezmos en 7 años (que
defiende Josefo, cf supra, n 78) y mantener. en cambIO, frente al «pueblo campe-
i>illO» esta observancIa «medIa» 11 QTR 60, 8-10 hace referenCia, por su parte, a
una lllterpretaClón sacerdotal «maxlmahsta» de la~ leyes de diezmos, donde se pre-
vén lllcluso diezmos sobre botín de caza, miel ~llvestre y palomas bravas
81 Cf vol 1,333 (sobre 5,19) Y supra, 363s
82 G Schrenk, ~((Quc xü., en ThWNT 1, 556, 20ss, manclOna documentos
en favor de ~aQu~ := Importante
do profétlc0 83 , en una tnple sene KQLaLS; eqUlvale al bíbhco ~::l\t)~
y desIgna algo más que el «jUlCIO justo»' lo que corresponde ~ ca-
da uno por derech0 84 Mateo no sIgue este uso hnguístIco en otros
pasajes 85 ' EAEOS;, una palabra que tomó dos veces de la cIta Os 6,
6 (9, 13, 12, 7), sIgmfIca aproxImadamente «obras de candad», co-
mo las mencIOnadas en la gran descnpclón delJUlcIO fmal (25, 35-
3942-44) Ya en 5, 7, Mateo había llamado bIenaventurados a los
mlsencordIOsos, y en 12, 1-8 contrapuso la mlsencordla a la ob-
servanCIa sabátlca de los fanseos, que descUldaba las mdlgenclas
humanas IlLa'tLS;, en fm, no puede sIgmfIcar aquí la fe en Jesús, m
la fe orante o la fe que hace obras de candad86 , pues la fe nunca es
para Mateo el prototIpO de las eXIgencIas de la Ley En la tradIcIón
hnguístlca de la Blbha, y tambIén para los gnegos, rrLa'tLS; se en-
tIende más bIen como «fIdehdad»87 Las tres expreSIOnes Juntas no
slgmflcan smo lo que Mateo había cahfIcado como mandamIento
supremo' el amor (22,34-40, cf 5,21-2643-48,7, 12) Nuestro
dICho contrapone, pues, en nombre de Jesús al precepto de los
dIezmos lo que es el prototIpo del mensaje profétlco Jesús repre-
senta la herenCIa profétlca de la Blbha, no la herenCIa cultual-sa-
cerdotal
Pero no hay todavía una antíteSIS entre lo cultual y lo profétICO, 23d
smo una ponderaCIón nueva La comumdad Q deja claro -con el
pequeño mClso de que es precIso hacer esto Importante y no omltlr
aquello, menos Importante, a pesar de todo- que no contempla la
abolIcIón del precepto de los dIezmos Esta cOnjUnCIÓn, sm em-
bargo, es cada vez más dIfícIl al asocIarse a la polémIca con los fa-
nseos Una muestra de esta polémIca la ofrece la hIpérbole del v
24, de estIlo proverbIal, que suena maudItamente duro los fanseos 24
fIltran el mosqUlto y se tragan el camello Se pIensa qUlzá en el VI-

83 Os 2, 21s (OLXaLOODVr¡, xQLfw, EACO~, otxLLQllO~, mm;L~) KQLf!a (XQLOL~)


Junto a €ACO~ (€ACOV) Mlq 6,8, Zac 7, 9, Os 12,7, Jer 9,23, Sal 88, 15 LXX, 100,
I , €ACO~ Junto a mOLL~, Prov 14, 22, cf 3, 3, XºLOL~ Is 1, 17, Jer 22, 3, €ACO~ Os 6,
6 Cf tamblen IQS 8, 2 ('On n:'ii~, ~~!l1~, iii;':rl:, n~~), 1,5,5,3
84 G Lledke, ~El!l1, en Jenm Westermann s v
85 Tamblen en la cita 12, 18 20 aparece la palabra con otro acento, cf vol n,
331s
86 ASI Klem (supra, n 69), 39
87 Cf Hab 2, 4, Eclo 1 27, 15, 15, Y los documentos supra, n 83, sobre la
tradlclOn lingUistica grIega, cf R Bultmann, mOTEDW XTA, en ThWNT VI, 177,
8s<;, 181 26ss
no, que en la antigüedad se filtraba generalmente con un tamiz o un
paño antes de beberl0 88 ; esto era de especial importancia para los
judíos, porque los insectos que sobrenadaban en el vino eran con-
siderados impuros (cf. Lev Il, 41). El dicho se fija, pues, en un
comportamiento real, establecido por la Ley, para contraponerlo a
algo totalmente extravagante: el camello es uno de los animales
más grandes (iY además impuro!); ¡semejante bocado se tragan los
letrados y fariseos, que evitan escrupulosamente que les entre el
mosquito en la garganta! La polémica está retóricamente depura-
da 89 y es hiperbólico-irónica, pero injusta: el texto no contempla
siquiera que pueda haber fariseos y letrados que paguen religiosa-
mente los diezmos por el templo y por la Ley sin desatender el de-
recho, la misericordia y la fidelidad.
Mateo sigue mostrándose inflexible: califica a sus adversarios
de «guías ciegos» y recuerda que siempre han rehusado la nueva
visión que les ofrecía Jesús. Mateo los califica de «hipócritas» y
señala así que se encuentran en contradicción consigo mismos, ya
que con su preocupación por las iotas y las tildes olvidan lo im-
portante en la Ley. Con esas dos etiquetas inserta igualmente la de-
nuncia en su serie de denuncias, a cuyo término está el anuncio del
juicio (v. 34-39). Aquí reside la diferencia entre Mateo y Jesús:
Mientras Jesús quiso sacudir e impresionar a sus adversarios para
llamarlos a la penitencia, en Mateo los letrados y fariseos pasan a
ser el caso irremediable al que sólo resta el juicio de Dios. Esta de-
nuncia sólo sacude ahora a la comunidad, que por eso puede apren-
der indirectamente a ejercitar el derecho, la misericordia y la fide-
lidad para que al menos su justicia sea en el juicio final mejor que
la de los letrados y fariseos (5, 20). Esta denuncia y toda la serie de
denuncias dejan meridianamente claro que con la justicia de los le-
trados y fariseos no se va lejos, en opinión de Mateo 90 • Sin embar-

88. H. Blumner, Die roml~chen Pnvataltertumer, 1911 (HKAW IV/2, 2), 402s.
El VIOO cría sIempre mosqUItos cuando se aceda, según fuentes antIguas (Wett,tein
1, 487) Sobre el colado del VIOO en el Judaísmo, cf. Schab 20, 2, Chul 67a = BIlI
1, 934. Según R Melr, los pIadoso<; vacían la copa cuando contiene una mosca, los
«tIbIOS» extraen la mosca y los malos beben el vino con la mosca (GJt 90a).
89. No conozco nlOgún otro texto con la oposIcIón mosqUIto-camello, pero sí
entre PIOJO y camello (Schab l2a = Blll 1,934) Y entre mosqUIto y elefante (LJba-
mo, Ep. ad Basll. quodfertur commerClum, 18 [ed. v. R Foerster, vol XI, Lelpzlg
1922,593), [Pseudo) Fa1ans, Ep 86, en WettstelO 1, 487).
90. Glynn*,l11.
go, tambIén Mateo permanece aún, a su modo, en el terreno del an-
tiguo testamento tambIén para él los dIezmos y el amor están re-
laCIOnados, tambIén para él nge el aXIOma de que se debe hacer lo
más Importante sm dejar lo menos Importante9! Pero el, cuya co-
mumdad se desgajó de la comumdad mayontana de Israel, regIda
por letrados fanseos, está convencIdo de que sólo su comumdad se
mantiene en ese terreno
El paso sIgUIente lo dará Lucas, para qUIen el precepto de los
dIezmos ha quedado, al parecer, obsoleto, lo mIsmo que los precep-
tos ntuales (cf Hech 10) Para sus lectores paganocnstIanos -y pa-
ra caSI todos los lectores paganocnstIanos de fInales de sIglo- el
precepto de los dIezmos por hIerbas aromáticas de cocma resulta
raro, extravagante, y los letrados y fanseos se han convertido en
representantes de esa& hIerbas Los lectores, para los que el pre-
cepto de los dIezmos ha pasado a ser un precepto cunoso y super-
fICIal de una relIgIOn que les resulta ya ajena, no pueden entender
ya, obVIamente, lo que para otros era tan Importante Lo ven sólo
como una «perversltas» que esos fanseos alejados de DIOS perSI-
guen «nervously anxIOus»92 Para ellos, los fanseos son ya los re-
presentantes de una relIgIón «extraña», concepcIón que ha estado
muy dIfundIda desde el SIglo XIX9, Los exponentes de esta Ima-
gen de los fanseos olVIdan fácIlmente que ese modo de ver moder-
no no sólo está alejado de Mateo, que mcluyó la lOta del dIezmo
entre los «preceptos mímmos», pero Importantes aún para el remo
de los CIelos (5, 18s), smo qUIzá tambIén del judío Jesús, que pos-
tergó el precepto de los dIezmos, pero no lo abolló

5 La qumta denuncIa (23, 25s)

25 «¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas,


que limpiáis por fuera la copa y el plato,
mientras dentro están llenos, gracias al robo y el desenfreno!
26 ¡Fariseo ciego!

91 Segun Walker Hellsgeschlchte, 137, el v 23 tiene, como el v 3, una fun-


clOn exclUSivamente retrospectiva y vale solo para Israel en el JUICIO no para la co-
mumdad
92 Knabenbauer II 296, Plummer, 319 (sobre los v 25s)
93 Cí mfra, 454s
¡Limpia primero la copa por dentro 94 ,
que así quedad también limpia por fuera!».

Análisis

1 Fuente La versión lucana en 11, 39-41 consta de a) la denuncia bi-


partita (aunque aquí ha perdido ya su carácter de denuncia), que subraya
un contraste (v 39), b) la lllcrepaclón acpQovEC;, segUida de una enseñan-
za (v 40), y c) una exhortación (v 41) En Mt falta b), a mi JUICIO, Lc 11,
40 podría ser redacclOnaJ95 En la denuncia propiamente dicha de Mt 23,
25s II Lc 11, 39 4 1, la diferenCia pnnclpal reside en que Lc 11, 39bc habla
de vasos metafoncamente, ya que el v 39c deja claro que se trata de los
fanseos (1:0 010 Eow1tEv «v¡twv») Armomza con esto la mVltaClón a la be-
neficenCIa que se hace directamente a los fanseos en el v 41 Mt 23, 25s
habla, en cambIO, de los vasos, ellos -y no los fanseos- están llenos E~
áQJtu'Yiic; 1-tUL aXQumuc;, y se hmplan en el v 26 En el contemdo, la ver-
sión mateana habla de hmpleza matenal, mientras en la versión lucana la
hmpleza es sólo un punto de partida hnguístIco para hablar de otra cosa
muy dlstmta Entre Lc 11, 39-41 Y los fariseos empeñados en la hmpleza
no hay, pue~, un suelo común, contranamente a Mt 23, 25s Cabe suponer,
por tanto, que la verslOn lucana es secundarla en el contemdo, pero en el
lenguaje no es posible demostrarlo En la versión lucana, aparte del v 40,
podría ser redacclOnal JtA1']V (1:U EVOV1:U) 001:10 EAE1']¡tOO'UV1']V 96 , y qUlza XaL
LOO'U JtUV1:U xu1tUQU 97 , en Mt 23, 26, la mcrepaclón <I>uQLouIE 1:'UCPAE y
probablemente JtQW1:OV 98 De las variantes de formulación JtUQO'\jJLC; y JtQL
vu~, o aXQumu y JtOV1']QLU, probablemente mnguna es redacclOnal, yo

94 La mayona de los manuscnlos, entre ellos X, B, fl1 Ylos paleosmos y pa-


leolatmos ma~ Importantes complementan l'tUl lile; ltaQo\jJL6oe; Pero el auLOu del
v 26, mucho mejor atestIguado, excluye ese complemento
95 Sobre acpQwv, cf Lc 12,20, sobre ltOLEW en el sentIdo de la creaclOn por
DlOs,Lc 1,49, Hech4, 24, 14, 15, 17,24
96 IlAr¡v puede ser redaCCIón lucana, sobre 6mE EAEr¡[Wauvr¡v, cf 12,33 Tu
EVOVlU es qUIzá adaptaclOn lucana de EVme; a su nuevo slmll para Lc, los va~os
pueden guardar dmero De ser aSI, resulta mnecesano el supuesto, muy extendido
desde Wellhausen, de una verslon erronea del arameo por el traductor de Lc 11, 41
«ser puro» se dIce en arameo X", «dar lImosnas», x:r (cf Dalman, Worte, 51)
Tamblen esta traducclOn vanant'e se ha hecho celebre yfue un pIlar en el edIfIcIO
de los que admItIeron un texlo ongmal de las palabras de Jesu~ escnto en arameo
cf supra, n 72
97 Km lbou e~ con frecuencIa lucano La formulaclOn ltaVlU l'ta'fragu se
ajusta al verslculo parcIal aIslado Rom 14, 20b Ya Tlt 1, 15 Podna haber aqm un
eslogan de los «fuertes» (C E B CranfIeld, Rom n, 1979 [ICC], 723) que tamblen
Lc conOCla
98 Cf sobre todo 6, 33
cuento de nuevo con la posibilIdad de diversas recensIOnes Q Mt ofrece,
pues, en conjunto el texto más antiguo Este resultado se confIrma con la
difIcultad del texto Mt 23, 25, por ser cunosamente aSlmétnco la OPOSI-
ción a «vosotros lImpiáis lo extenor »no es «no lImpiáis lo mtenor »,
smo «por dentro están (1os vasos) llenos »-se esperaría que «de mmun-
dlcla»- No es extraño que ese texto hubiera sido enmendado en la franja
de tradlclOn lucana

2 Historia de la tradlcwn y origen Al ser la versión mateana del v


25, como más difícil, más antigua, no es posible descomponerla y hay que
mtentar explIcarla Sólo la exhortación del fmal (v 26) es qUizá -sm se-
gundad- un añadido postenor en esta denunc¡a99 La mcrepaclón al «fa-
nseo» mdlca que esta denuncia sólo Iba dmglda en Q a los fanseos La
denuncia ongmal se ajusta a la mterpretaclOn global de Jesus y a la acen-
tuaclOn etlca del precepto de pureza ntual, pero la dlstmclón entre la ca-
ra mtenor y la extenor del vaso apunta qUlza, más bien, a un tiempo pos-
tenor 100

Explicación

La denunCIa acusa a los letrados y fanseos de limpiar copas y 25


platos 101 por fuera, mIentras por dentro están llenos, gracIas al 102
robo y el desenfreno. La dIstInCIÓn entre el Intenor y el extenor de
los vasos es algo conOCIdo para los famIliarIzados con las normas
hIgIémcas de los letrados de la época según textos más antiguos,
los vasos se volvían Impuros en su totalIdad 103 ; pero los rabInos
dIstInguían la cara Interna y la cara externa de los vasos, para que
en caso de Impureza externa no hubIera que desechar el contemdo

99 Podnan mdlcarlo aSI 1) la sorprendente mcrepaclOn en smgular «al» fa


nseo y 2) el hecho de que, a diferencia del v 25, en el v 26 ~ea mevltable una m
terpretaclOn metafonca del «dentro» y el «fuera», cf mIra, n 113
100 Cf mIra, n 105s J Neusner*, A HIstory oi the Mlshnazc Law oi Purltles
1II, 1974 (SJLA 6/3),374 381, conSidera como tiempo de composlclOn ma~ proba-
ble la segunda mitad del Siglo 1
101 rrUQ01¡Jl~ es, pnmero, la «guarmclOn» todo lo que se consume en la ca
mida ademas del pan, como salsa pastel, etc, en segundo termmo, el plato en que
se sirve la guarmclOn Este segundo slgmfIcado lo rechaza Phryn, 153 (de acuerdo
con Llddell-Scott s v) por no claslco, pero aparece documentado a menudo
102 rEfllú se construye generalmente con gemtlvo 'Ex debe tomarse, pues, al
pie de la letra no se dice de que e~tan llenos los platos, silla que su contemdo se
vertlo en ellos gracias a la áQJtuyr¡ y aXQucnu
103 Cf Lev 11,3335, Num 19,15 (solo recipientes que no esten bien cu-
biertos con una tapa), 11QTR 49, 8 10 19s, cf 4QMMT 57s
del vaso 1ü4 • Sabemos por textos tardíos que los hillelitas considera-
ban impura, por principio, la cara exterior de una copa y, en conse-
cuencia, cuidaban poco su limpieza lOs • ¿Sostiene, pues, el locutor
una posición hillelita, contraria a la de los shammaítas?106. No,
puesto que no afirma, como los hillelitas, que los manjares del in-
terior del plato sean ritualmente puros aunque éste sea impuro por
fuera. Parece, más bien, que la denuncia se burla de la sutil distin-
ción entre la cara interna y la cara externa de un recipiente; no fus-
tiga una práctica real de los fariseos, sino que bromea, con exage-
ración retórica, extrayendo una consecuencia, evidentemente irreal,
de la distinción entre la cara interna y la cara externa. Como en los
v. 15.16-22, también aquí se aplica la táctica de caricaturizar a los
adversarios.
El locutor de la denuncia no trata de la mera pureza ritual. La
denuncia del v. 25c hace un viraje muy característico: «Dentro es-
tán llenos, gracias al robo y el desenfreno». 'AQJruY1Í es el acto ex-
terno de robo o la cosa robada; muy rara vez designa la codicia en
sentido subjetivo. 'AXQUOlU, palabra helenística, es lo contrario de
EyxQáTELU: la falta de continencia y autocontrol. Se manifiesta ge-
neralmente en deseos sexuales, también en la glotonería 107 . La idea
es, por tanto, que las copas y los platos están sucios porque contie-
nen el bien robado a los pobres, lo mismo que sus propietarios, los
ricos, porque no pueden dominarse y en su desenfreno lo meten to-
do en sus barrigas (y sus bolsas). En eso -así hay que complemen-
tar a la luz del v. 25b- consiste la verdadera impureza de la «cara
interna». El v. 25c realiza un sorprendente giro, frente al v. 25b,

104 Cf. por ejemplo Kehm 25, 1 3-7. Sólo en recIpIentes que contlenen algo
«sagrado» (carne sacnflcada, etc.) se mantiene la antIgua regulaCIón y no nge la
dlstmclón entre la cara externa y la mterna (Chag 3, 1; Kehm 25, 9)
105. En eso se apoya qUIzá Kelim 2, l = BII!. 1, 934 (las partes superfICIales de
un recIpIente no pueden volverse impuras, sólo las parte~ hondas). Neusner"', 492s
remIte a Berakh 8, 2 (los hIllehta~ sólo ~e lavan las manos después de llenar un re-
cIpIente) y su anejo Gemara pB'rakh 8, 2 = trad. C Horowltz, 1975,201 (las asas
de un cántaro son ~ICmpre Impuras, pero no transmIten su Impureza al mtenor). Cf.
tambIén Neusner (supra, n. 100),374-381
106. Así Neusner*, 493-495; algo pareCIdo Westerholm*, 88s Esto me pare-
ce ImpOSIble Tampoco los ,hammaítas dan preferenCIa a la hmpleza de la cara ex-
terna, smo de toda la vajilla No es pOSIble una lImpIeza de sólo la cara externa;
Maccobyx, 5 señala con razón que, al hacer la hmpleza, se sumerge sIempre todo
el reCIpIente en un mlqveh
107 SplCq, Notes 1, 61-63.
hacia una nueva noción, de carácter ético, de la pureza. El frag-
mento de versículo está formulado -probablemente con intención-
de modo incompleto, para que los oyentes o lectores se detengan
un momento a reflexionar sobre la sorpresa que contiene el texto.
Están preparados por su conocimiento de la tradición: la tradición
bíblica y judía había subrayado siempre que la pureza tenía un
componente ético y que la impureza de los miembros del pueblo
era efecto de la conducta inhumana y contraria a la alianza más
que una impureza cultual 108 • La Biblia 109 y eljudaísmo llo contienen
abundante polémica con aquellos que estiman mucho la pureza ri-
tual y descuidan la impureza ética. Los lectores del evangelio de
Mateo recuerdan la bienaventuranza de los limpios de corazón, a
los que se promete que no serán apartados de Dios (5, 8). Evocarán
también las controversias con los fariseos y letrados en 15, 11.18-
20; la impureza de «dentro» consistía allí en los actos y pen-
samientos malos, que vienen del corazón. El principio de que la
pureza no se manifiesta básicamente en los vasos sino en el cora-
zón!11, es muy obvio para ellos; pero no aparece expresado. El v.
25 es, por eso, ambiguo: habla en primer plano de la suciedad de
los vasos, pero asoma de pronto la idea de la forma básica de «su-
ciedad»: la ético-social 112 •

108. Cf., por ejemplo, Is 1, 15-17, Jer 33, 8, Sal 51, 4 9 (punfIcaclón de la cul-
pa), CD 6, 15 17 (los bienes de los que mueren son Impuros por sus delitos contra
10<; pobres, las vIUdas y los huérfano,), I QS 3, 4-12 (el malhechor no puede puri-
fIcarse), IQS 5,14 (hay Impureza en todos los que Incumplen la palabra de DIOS);
Josefa, Ant. 18, 117 (el bautismo «ético» de Juan), cf documentos rabímcos para
un concepto de la pureza de carácter ético en R Meyer, xu{}uQo<; XTA., en ThWNT
I1I, 426, 26ss.
109. Prov 30, 12-14 (polémICa con una generación que se cree pura, pero no
está limpia de su cnmen; es orgullosa y devora a los pobres)
110. Cf. la polémica en As<;Mos 7, 9 (<<sus manos y sus pensamiento<; comete-
rán Impurezas... y dirán: 'No me toques, que me manchas'»), o la sección polémi-
ca TestAser 2, 8, (lo, «doble cara» de los que cometen adulteno, pero se abstienen
de los manjares, ayunan, pero obran mal) Filón, Cher 94-96 censura en términos
pareCidos las fiestas de los griegos (practican bendicIOnes Sin bendición, cultivan
una piedad postiza, lavan el cuerpo y no las pasIOnes del alma, buscan víctimas per-
fectas y no se apartan del VICIO, creen que el OJO de DIOS ve solamente lo extenor)
111. Cf. por ejemplo Jer 4, 14 (lava tu corazón de maldades); Sal 24, 4 (manos
limpIaS y corazón puro, ¡liturgia de entrada en el templo 1); Eclo 38, 10 (hmpla tus
manos, punfIca el corazón), Foc 228 (las punfIcaclOnes <;lgmfIcan santificaCión del
alma, no del cuerpo), más documentos sobre el «corazón puro» en vol 1,296, n. 90.
112. En el debate exegétiCO, la cuestión capital ha Sido generalmente SI Mt 23,
25 debe entender,e en sentido literal o metafónco. La interpretaCión ecleqal tendiÓ
a Interpretar la denunCia en <;entldo totalmente metafónco el texto no habla, en-
26 La denuncia enlaza con una increpación «al fariseo», que para
el autor no parece ser aún, como posteriormente para Mateo, tan
irremediablemente «ciego» que no le quede posibilidad de cambio.
La posibilidad consiste en que el fariseo limpie el «interior de la
copa». ¿Qué significa? Después de todas las insinuaciones del v.
25c es claro que este añadido se refiere al corazón y a las obras de
la personal 11. Si la persona se comporta bien con sus semejantes y
consigo misma, alcanzará ll4 también la correcta pureza ritual, una
limpieza integral que incluya la pureza del corazón y del compor-
tamiento. El JtQQ)TOV redaccional muestra que Mateo quiere esta-
blecer una clara prioridad, pero sin dejar de lado la pureza ritual.
Como en la denuncia anterior, aparece también aquí una ten-
sión que afectó a todo el judaísmo de la época. De un lado fue co-
brando importancia la idea de la pureza ritual: no la atestiguan só-
lo las rigurosas leyes del «Rollo del templo» y de 4QMMT, SIlla
también a su modo la Misná, que si bien mitiga en muchas de sus
prescripciones las reglas antiguas, las acentúa de nuevo con su
gran cantidad -¡la sección de las «purezas» es la más extensa de la
Misná!-. En tiempo de Jesús, la pureza era un ideal específico del
sacerdocio y de los esenios, pero también de los fariseos, cuyo in-
terés podría haber sido la aplicación de las normas de pureza en to-
do el territorio de Israel ll5 . De otro lado, hubo entonces en muchas
partes una tendencia al abandono de los preceptos rituales. Incluía
amplios círculos del judaísmo de la diáspora, que interpretaban las
normas de pureza en sentido alegórico y las eliminaban, como los
«alegoristas» de Filón, o, como el propio Filón, las interpretaban
alegóricamente, pero las cumplían. Incluía también a maestros co-
mo Yohanán ben Zakkai, no fariseo, según el cual ni el muerto
mancha ni el agua purifica, pero respetaba las normas de pureza
como una «prescripción del Rey de reyes» 116. A este lado pertene-

tonces, de copas, smo del extenor y del corazón humanos (por ejemplo, Juan Cn-
sóstomo, 73, 2 = PO 58, 675, Lutero (WA 40, vol III], 491, Calvmo Il, 238, Mal-
donado, 463) TambIén hoy se defiende la mterpretaCJón metafónca no ,ólo para
Lc 11,39-41 (donde es eVIdente), smo tambIén para Mt 23, 25; así Mamon, Sa-
ymgs, 236s, Haenchen**, 49; Strecker, Weg, 31s, Maccoby*, 12, Derrett*, 260
113 Sólo los v 26s deben mterpretarse, por tanto, metafóncamente, con Zahn,
645 y Hare, 270
114 "Iva no puede tener aquí un sentIdo fma1, smo consecutIvo
115 Cf vol n, 553ss e mfra, 470s.
116 pes1q 40b = B¡\l 1, 719
cen tambIén Jesús y sus segUIdores, a los que cabe consIderar co-
mo representantes del pueblo campesmo en GalIlea, que vIvía muy
lejos del templo Tampoco ellos megan la dIstmcIón entre puro e
Impuro, pero creen que no es pnmanamente la Impureza ntualla
que separa al hombre de DIOS, m son las punfIcacIOnes ntuales o
las ofrendas de culto las que remedIan esa separacIón Son afmes a
los alegonstas judíos, por últImo, el judeocnstIamsmo de la dIás-
pora, que se apoya en Jesús, pero va más lejos, y el paganocnstIa-
msmo, para ambos. como para Pablo y su sucesor Marcos (7, 19) o
Lucas, «todo es puro» (Lc 11,41, Rom 14, 20) Todos ellos son
afmes a un mOVImIento que por entonces, en el mundo helenístIco,
fue apoyado sobre todo por la fIlo,>ofía, pero tambIén por grupos
órfIcos y pItagóncos, movImIento que repudIÓ las normas de pure-
za y nto, que habían determmado aSImIsmo la relIgIOsIdad gnega
TambIén ellos defIenden la valIdez exclUSIva de la Idea étIca de PU-
reza del alma 117.
Esta línea de crítIca a los ntuales se Impuso en la hIstona euro-
pea de las Ideas y de la relIgIón Pero entre los derrotados no están
úmcamente los fanseos y letrados, smo tambIén FIlón, Yohanán
ben ZakkaI, Mateo y, en CIerto modo, qUIzá tambIén Jesús, mngu-
no de ellos dIO el últImo paso a la abolIcIón de la pureza ntual, y
todos mtentaron, en cambIO, Imponer la Idea bíblIca de la supeno-
rIdad del ethos sobre el ntual La mayoría de los lectores actuales
del evangelIo de Mateo son segUIdores de Pablo, de los alegonstas
o de EpIcteto Para ellos, la pureza ntual no es un precepto del Rey
de reyes, smo un asunto superado de tIempo atrás en la hIstona de
las relIgIOnes, cuya extravagancIa se mamfIesta de modo elocuen-
te en la punfIcacIón del lado extenor de la vajIlla 118 La hIstona de
la mfluencIa del texto mateano hace que letrados y fanseos sean
los representantes de esta humorada

117 Vmón panoramlca en R Meyer, xaftaQor; xcA, en ThWNT III, 418s Un


defensor especialmente caracten~tlco de este mOVimiento es Eplcteto, cf en espe
clal su Dwtnba 4, 11, JtEQL xaftaQLOTllTOr; «La pnmera y suprema limpieza con-
,Iste en la EIlJtOLllOLr; OLWV OEL oOYllaTwv» (4, 11. 8), mas documentos en Meyer,
xaftaQor; xcA, 419, n 9s
118 Ya el papiro OXIITlnCO 840 muestra lo pronto que el fariseo, que eXige la
observancia de la ley ntual, tiene contra Si la eVidencia de lo que salta a la Vista, y
lo pronto que puede exponerse aSI al ndlculo tamblen lo, perro~ y los cerdO' se ba-
ñan en el agua, que supuestamente punflca, y las prostitutas ~e bañan con~
ra embellecerse ante los hombres
6 La sexta denuncIa (23, 27s)

27 «¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas,


que os parecéis a los sepulcros blanqueados!
¡Por fuera tienen buena apariencia,
pero dentro están llenos de huesos muertos y podredumbre!
28 ¡Lo mismo vosotros: por fuera parecéis honrados,
pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad!».

Análisis

Esta denuncIa se expresa en forma comparatIva En Mt aparece expre-


sada la parte sIgmfIcada (v 28), no aSI en Lc El símIl es totalmente dIS-
tmto en ambas versIOnes. Lc 11, 44 trata del estado Irreconocible de los
sepulcros, Mt 23, 27, de su ornato extenor Ambas versIOnes son tan «ra-
dIcalmente dIstmtas» I 19 que nadie llegaría a la Idea de querer reconstrUlr
un texto Q SI Mt YLc no ofreCieran toda una sene de denunCias cuyo con-
temdo es, en buena parte, IdéntiCO Hay casI unammldad en la tesIs de que
Lc 11,44 es tradiCIOnal Sobre Mt 23, 27s hay menos consenso está rela-
tivamente claro que la parte sIgmfIcada (v 28) contiene numerosos ma-
teísmos y se remonta en su totalIdad, muy probablemente, al evangelIs-
ta l20 El v 27s ofrece, en cambIO, algunos hapax legomena que se ajustan
al carácter espeCial del símIl121 Es pOSible, por tanto, que ya antes de Mt
el qUId del símIl fuera el contraste entre la bella apariencia de los sepul-
cros y los huesos Impuros en su mtenor ObVIamente, el símil pudo aso-
ciarse con faCIlIdad, en esta verSión, a la Idea mateana de la «hipocresía»
Dado que la verslOn lucana del símIl refleja más fIelmente el sentimiento
Judío, podría ser la má" antlgua l22 Incluye una condena global de los fa-
nseos que sólo era pOSible, a mi JUlCIO, algún tiempo después de pascua

Explicación

El slmll lucano, mas antiguo, compara a los fanseos con sepulcros


meconoCIbles que estaban perdIdos en un Jardín o en un campo (Núm 19,

119 Sehu1z, Q, 105


120 Cf vol 1, 57 SS, baJO o{r[WC;, xm ÚflETC; (ef comentano a 20, 4), cpmvw,
aV\}QwJtoC;, oLxmoc;, ÚJtOXQL , avoflLu
121 rrUQOflOLU~W, XOVLUW, wQuToC; (luna palabra muy LXX'), oowí)v, axu-
\}UQOLU, flEOWC; Son mateano~ (cf vol 1,57ss) TUCPOC;, óonc;, cpmvw, OE fEflov-
OLV y la oposlelon E~w\}EvlEaw\}Ev pudo haberla tomado Mt de la denunCIa antenor
.; 122 Cf mfra la exphcaclón de Le 11, 44
16), presumiblemente cubiertos con una simple losa, y de ahlla difIcultad
de 10ca!Jzarios l21 Por eso eran encalados cada año antes de la fIesta de
passah, o la zona con vanos sepulcros era seña!Jzada de modo vIsible con
piedras verticales encaladas de blanco, para eVitar una Impureza Illadver
hda l24 Un cadáver, o los huesos de una tumba con urnas funeranas, eran
para los Judíos un verdadero foco (<<padre») de Impureza (cf Lev 21, 1-
4 11) Parece que la antigua denuncia compara a los fanseos con sepulcros
no blanqueados El fondo no consiste sólo en que precisamente los fan-
~eos, que presumen de pureza, sean una fuente de Impureza (¡entendida
etlcamente'), Silla, mas alla de eso, en que la gente no lo sepa, e~ decir, no
adVierta lo que ~on realmente los fanseos La acusaClOn es global ellocu
tar no necesita expiJcaria mas, puede confiar en que ~us oyentes cOIllCldan
con él Esto supone que el fo~o entre ello~ y los fan~eos e~ ya profundo

En la verSIón mateana, el símIl de los sepulcro~ se emplea exac- 27s


tamente en sentIdo Inverso los letrados y fanseos no se parecen l25
a los sepulcros no detectables, SInO a los sepulcros blanqueados
con empedrado calcáreo o con escayola l26 • Para los gnegos y los
Judíos era algo ObVIO que los sepulcros fuesen adornados para hon-
rar a los dIfuntos 127 La dIfIcultad conSIste en que los Judíos pIado-
sos nunca habrían llamado adorno el blanqueo de un sepulcro, la
losa o la pIedra blanqueada señalaban un lugar Impuro y eran, por
eso, todo menos «bellas» (,Cómo llegó, entonces, la denuncIa ma-
teana a calIfIcar de «bello» un sepulcro blanqueado? Sobre esta
cuestIón se ha escnto mucho 128 La mejor explIcaCIón es, qUIzá,
que el autor de este nuevo símIl era tan ajeno a la ley de la pureza

123 Krauss, Archaologle 11, 72 Los muertos eran ~epultados a menudo en la


propia fmca y ~uelo, y no en cementeno,
124 Sch'q 1,1, MQ 1, 2, MSch 5,1 = BIll 1, 936s, sobre la~ piedras pmtadas,
cf MQ 5ab, Kraus~ Archaolog¡e JI, 80 TOhalot 17, 4 = trad W Wmdfuhr, 319, y
BB 58a (comienzo) parecen presuponer que también los mausoleos eran «seña1J
zados»
125 Un ~Imll parecido emplea CD en la polemlca contra los fan~eo~ que
«wnstruyen un muro y lo blanquean» (CD 8, 12, 19, 24s), cf tambIen Hech 23, 3
(,Hay un topos comente, msplfado en Ez 13, lOs, dellmpropeno que hay detra~ de
la verSlOn mateana del ~Iml]?
126 KOVlUW e~ frecuente en gnego en combmaclOn con TOIxo~, y entonce~
~Igmf¡ca «blanquear»
127 Documentos gnegos en Wett~tem 1, 489, documento~ JUdlOS en B¡]I 1
937s
128 Abraham" Studles 11, 30, y Derrett~, 257s, 265s traen a la memona (ICO
mo ya Bullmger 206') Sal 5, 10 Lach~* prefiere hablar de urnas funeranas mas
que de tumbas, pero sm documentos plausIbles
ntual como el locutor del v 25s que cancatunzó las práctIcas de
punf1cac1ón fanseas, y como el proplO Mateo, que en el v 5 llamó
«amuletos» a los tephlllzn J29 Es lástIma que no podamos docu-
mentar d1rectamente la eX1stenc1a de Judíos que (mal)entendían co-
mo adorno el blanqueo anual de los sepulcros, pero no hay gran d1-
ferenc1a entre esos Judíos y aquellos otros que, como Yohanán Ben
Zakkat, sabían que nada era puro o 1mpuro en sí 130 y, Slll embargo,
querían cumphr las tIldes de la Ley, que tamb1én las mandó DlOS
En cualqmer caso, los sepulcros son hermosos por fuera, pero
por dentro están llenos de huesos 1mpuros La aphcac1ón del símtl
es mend1anamente clara para los lectores que conocen el v 5s y la
qUlllta denunc1a los letrados y fanseos son una cosa por fuera y
otra por dentro Qmeren parecer Justos ante los hombres (cf 6,
5 16 18), pero, como en los sepulcros, su extenor no se correspon-
de con su llltenor En eso cons1ste su «h1pocresía» En su llltenor
están llenos de «lmqmdad» Como en la trad1c1ón bíbhca y en 7,
23, 13,41, &VO!lLU es el compendlO de toda pervers1dad J31 Sl en 5,
20 se decía aún que la JUSt1C¡a de los letrados y fanseos no era su-
ftc1ente, éstos pasan a ser aquí los verdaderos portadores del mal

7 La séptIma denunCla (23,29-33)

29 «¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas,


que edificáis sepulcros a los profetas
y ornamentáis los mausoleos de los justos,
30 y decís:
'¡Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres,
no habríamos sido cómplices en la muerte de los profetas!'.
31 ¡Con esto atestiguáis, en contra vuestra:
también vosotrosl 32 sois hijos de los asesinos de los profetas!
32 ¡Pues colmad vosotros la medida de vuestros padres!
33 ¡Serpientes, camada de víboras!
¿Cómo evitaréis la condena al infierno?».

129 Cf supra, 398~


130 Cf supra, n 116
131 Cf vol 1, 570s y Davlson* 619626
132 Km ú[!Ei~ (v 32) hay que refenrlo a la frase antenor, porque esta expre-
Slon nunca aparece en otros pasajes de Mt al comIenzo de una oraClon, smo SIem-
pre despues del verbo, de un adverbIO o de un pronombre mterrogatlvo
Análisis

1 Estructura La denuncIa auténtIca, contemda en los v 29-31, des-


cnbe pnmero, en una oracIón doble (v 29bc), la conducta de los letrados
y fanseos, y presenta luego a éstos -como ocurre tambIén en otras denun-
CIas bíbltcas 133- comentando su propIa conducta en una autoaflrmaclón
que a los lectores les resulta mvoluntana e Irómca (v 30ab) El v 31 da
la vuelta al argumento la verdad es todo lo contrano de esa autoapreCla-
clón, la denuncIa no dIce por qué es así A dIferencIa de las denunCIas an-
tenores, no hace mnguna declaracIón negatIva sobre la conducta de los
adversanos Los v 32s contIenen dos anexos severos tras un ImperatIvo
a los adversanos (v 32), SIgue en el V 33 la últIma mcrepaClón, que antI-
CIpa ya la condena

2 Fuente El texto vuelve a dlfenr totalmente de la breve denunCIa en


cuatro mIembros de Lc 11, 47s, aunque la mtenclón de ambos es IdéntI-
ca Mt 23,30 no tIene paralelo en Lc, tambIén el v 29c sobre el adorno de
los mausoleos de los Justos es fondo especIal mateano En Lc, el v 48b
VIene a ser una expltcaclón tardía que falta en Mt Mt 23, 29b YLc 11, 47a
son paralelos, Mt 23, 31 encuentra una CIerta correspondencIa en los ver-
sIculos, muy elaborados, de Lc 11, 47b 48a 134 De ahí denva la tesIS de
que el fondo bá~Ico de la denuncIa abarcaba más o menos Lc 11,47 + Mt
23, 31 No se sabe SI el v 30 es redacclOnal l3l TambIén es msegura la
aSIgnacIón del v 29c En los dos casos cabe suponer una redaccIón matea-
na o un QMt136 Mayor es la certeza sobre los dos versículos fmales el v
33 es una asunCIón redacclOnal de Mt 3, 7 137 El ImperatIvo encabezado

133 Is 5, 18s, Jer 22, 13s, cf Hen et 97, 8s


134 Podnan ser mateano~ en el v 31 W01:E, CPOVEUUJ, pOSIblemente ÉuuwI~,
cf vol 1, 57ss En Lc 11, 48a son lucanos OUVEUClOXEUJ meqUlvocamente uQu y
f-lUQ,UQE~ EO,E qUlza PerteneCJan a Q, por tanto, presumIblemente OLXOClOf-ld,E,
f-lvr¡f-lElu ,éiiv nQocpr¡,éiiv, anox,nvUJ, nmEQE~ ~f-léiiv
135 ASIgnan a Q el v 30, por ejemplo Harnack, Spruche, 96, Steck, Israel,
28~, Schulz, Q 107s, Catchpole, Quest (vol I1I),269 La dIfIcultad de esta tesIs es-
ta en que apenas se puede explIcar como habna podIdo omItir Lc este versículo Pe
ro es dIfICIl, aunque no ImposIble, consIderar el v 30 como redacclon mateana po-
dna serlo EV ,uI~ ~f-lEQm~ + gemtlvo, cf 2, 1, 3, 1, 24, 38 Aif-lu ,éiiv nQocpr¡,éiiv
podna haberlo tomado Mt de Q 11,50 Mt tiende al dISCurso dIrecto (vol 1,55) Es
dIfIcIl el hapax legomenon XOLVUJVOL
136 Tamblen es muy frecuente, ante esta denunCIa, el recur~o a vanantes de
traducclOn del arameo l1nK rJ~ puede slgmfIcar «vo~otros SOIS hIJO'» (Mt 23,
31) y «vo~otros edlfIcaIs» (Lc 11, 47a 48b) (Black, Muttersprache, 12s) Pero Lc
11, 48b no aparece en Mt y es qUlza secundano, Mt 23, 31 se encuentra al fmal, Lc
11, 47a al comIenzo de la denunCIa Q 1Una propuesta dIfIcIl'
137 Sobre néii~ (antes de una pregunta acerca de algo ImposIble), XQLOL~ Y
YEEVVU, cf vol 1, 57ss
con J'tATJQÓúl puede ser también redaccional. Las dos frases finales de la
serie de denuncias, extremadamente dura~, que dan paso al dicho conde-
natorio (v. 34-36), proceden por tanto, al parecer, de Mt.

3. Origen. La denuncia no contenía en el origen ningún destinatario


expreso; no tiene que ver con los letrados, a los que la aplicó Lc sin nom-
brarlos. ¡Los letrados y fariseos no habían edifIcado sepulcros a profetas!
Me parece lo más probable que la denuncia tuviese como punto de mira
en el origen a los aristócratas de Jerusalén o a los pequeños príncipes de
Palestma. Entonces pudo haber sido pronunciada por cualquier profeta
cristiano pnmltlvo o por Jesús mismo (a propósito de la ~uerte del Bau-
tIsta, por ejemplo). También es posible que Jesús mismo conociera y hu-
biera utilizado la tradición deuteronomística sobre el a~esinato de los pro-
fetas por I~raell38.

Explicación

',9-31 La denuncia presupone la idea deuteronomística del asesinato


de los profetas: Israel persiguió siempre y dio muerte a sus profe-
tas. Esta idea aparece difundida en la tradición de Jesús (Mc 12, 1-
9; Lc 13,31-33), especialmente en la tradición Q (Q 6, 23s; 11,49-
51; 13, 34s)139. Las «Vidas de profetas» de la época dan numerosos
nombres de profetas que murieron mártires 140. La denuncia presu-
pone, además, que eran conocidos los sepulcros de estos profetas y
de otros personajes religiosos l41 , y que tales sepulcros mantenían,
para muchos, la memoria de los grandes profetas de Israel. Lo sa-
bemos por numerosos testimonios literarios y arqueológicos de la
época de los últimos macabeos y de la época herodiana l42 . Con la

138. Lc 13,31-33 y, posiblemente, Mc 12, 1-9 se remontan hasta Jesús.


139 ef. supra, 296, con n 54.
140. Va Proph. (vol II) mencIOna el martlflo y el lugar de la tumba en los ca-
sos de Isaías, Jeremías, EzeqUIel, Mlquea~, Amós y Zacarías ben Yoyadá, de los
restantes profetas fallecidos de muerte natural, generalmente también el lugar del
sepulcro Jeremtas" (Helltgengraber), 24-117 da una VISIón panorámica sobre las
tumbas de profetas hteranamente conoclda~ y veneradas
141 ~lXaLOl en comblllaclón con JtQOqJfí'taL deSigna, como en 13, 17, a perso-
naJes rehglOso~ de la hlstona de Israel. Una tumba de «Justos» bien conOCida fue la
de los mártIres en la época de los Macabeos (Jeremlas~ [Helltgengraber], 18-24).
142. 1 Mac 13,27-30 (sepulcro de los macabeos): 4 Mac 17, 8s (sepulcro de
los mártIres), 3Q 15, ll, 3 6-9 (DJD 111, 296s); Hech 2, 29 (sepulcro de DaVid); Jo-
sefo, Ant 16. 179-182 (Herodes embellece el ~epulcro de DaVid)
construcción de esos sepulcros, una aristocracia acomodada podía
demostrar fácilmente su religiosidad y su sentimiento nacionaF43.
A pesar de ello, la denuncia no acaba de convencer. El estadou-
nidense D. Hare protesta desde su experiencia: «¡Honrar la memo-
na de Lincoln, Kennedy y King significa precisamente condenar a
sus asesinos!»144. ¡La construcción de un sepulcro puede ser tam-
bIén un signo expiatorio! La lógica de la denuncia parece ser la de
un elemental «como el padre, así el hiJo»145 que cabe replicar, ya
que ¡los hijos pueden ser diferentes que sus padres y tienen dere-
cho a serlo! Y, además, los sepulcros de los profetas no fueron
construidos, quizá en ningún caso, por los fariseos y letradosl 46 .
Lucas, que parece haber VIsto la dIficultad, trató de obviarla con su
OUVEU()OXEL1;E redaccional: los adversarios aprueban los hechos de
sus padres. ¡Pero, en Mateo, los adversanos se distancian de ellos
(v. 30)! Steck, que ha abordado este problema con especial pro-
fundidad, hace notar la «resistencia a la conversión» a través del
mtento de evadirse «de la continuidad en la culpa», intento que se
expresa meridianamente en el discurso directo del v. 30 147 . Es ver-
dad que los lectores de Mateo no habrían considerado el v. 30 co-
mo verdadero distanciamiento de la culpa de los padres, sino como
encubrimiento hipócrita de la propia culpa. ¿Por qué? Porque, en
su opinión, los letrados y fariseos contribuyeron actIvamente a la
muerte del profeta Jesús, y persiguieron y dieron muerte a profetas
cristianos (5, lIs; 23, 34-39; cf. 10, 17-23). Por eso les parece el
discurso directo del v. 30 una hipocresía retóricamente deleznable.
La culpa de los letrados y fariseos consiste, pues, primariamente
en sus obras actuales y no en el modo de comportarse con el pasa-
do 148 . La denuncIa sólo se hace comprensible presuponiendo este
trasfondo de experiencias l49 .

143 Desde Herode~ el Grande hay auténtIcos mausoleos para profetas y JUS-
tos del tIempo bíblIco, cf Jeremlas~ (Hellrgengraber), 121s
144 (Vol I1I), 270
145 M Davles (vol I1I), 162
146 pSch'q 2, 47a8 = BJiI 1, 938 a los Justos no ~e les edifican monumentos
conmemoratiVOS, porque sus palabra~ son su memOrIa
147 Steck, I~rael, 281
148 Correcto Hoffmann, Studlen, 163s
149 Por eso Jacobson, Cospel (vol 111), 177s, po~tula una relaCión orIgmarIa
entre la denuncia Q 11, 47s, necesitada de explIcaCión, y Q 11,49-51 Pero hay que
dl~tmgU1r entre un saber de experIenCia que el texto presupone -y que también pue-
32s Con esto enlaza el imperativo del v. 32. El símil es el de una
medida de capacidad que se «colma». Detrás del símil se oculta, en
el plano metafórico, un abismal sarcasmo: los letrados y fariseos
deben colmar la medida de sus padres para que Dios tenga vía libre
a su condena IS0. Es cierto que ya no escuchan a Jesús; así lo indi-
can la historia mateana de Jesús y las experiencias de la comuni-
dad pospascual. Por eso les recomienda Jesús -en tono irónico lS1 -
hacer preCIsamente lo que no deben hacer: seguir adelante con los
pecados de sus padres. i Y -en el segundo grado de la ironía- jus-
tamente eso es lo que van a hacer! Esta vez, por tanto, harán caso a
Jesús: asesinarlo a él y a los suyos, y colmar realmente la medida
de sus padres. Sólo les queda luego el juicio aniquilador de Dios.
El locutor formula esta perspectiva de futuro en forma de pregunta
retórica que sólo tiene una respuesta: los letrados y fariseos no
pueden evitar ya la condena 152 • Ellos son las serpientes, la camada
de víboras, como los había calificado ya el asesinado Juan Bautis-
ta (3, 7). El juicio condenatorio que les amenaza es el juicio defi-
nitivo que lleva al infierno (cf. 5, 22.29s; 18, 9). Mateo regresa al
inicio de las denuncias: allí donde conducen los letrados y fariseos
a los prosélitos que han ganado (v. 15), irán a parar ellos mismos.
El círculo de las denuncias se ha cerrado.

Historia de la influencia

3-33 Al considerar la influencia de las denuncias, hay que distinguir


entre la Iglesia antigua y la Edad Media, de un lado, y la época mo-
derna, de otro. Hasta finales del siglo XV, durante todos los siglos
anteriores a la invención de la imprenta, cuando la posibilidad de
leer quedaba reservada a unas pocas personas, la influencia de las
denuncias fue más bien escasa. Las denuncias nunca fueron texto

de haber llevado a la mterpolaClón secundana de Q 11,49-51- Yla cuestIón hlstó-


nco-tradlclOnal de una relaCIón ongmana de ambos textos Cf. mfra, 477s
150. Sobre la Idea de medIda de los pecados, cf Steck**, 38s, n 4, R Stuhl-
mann, Das eschatologHche Ma5s 1m Neuen Testament, 1983 (FRLANT 132),103-
105
151 Ejemplos de ImperatIvos Irómcos en Impropenos profetlco~ Is 8,10, Jer
7,21, Am 4, 4, Nah 3, 14 (con anuncIO postenor de castIgo).
152 <Puyr]1:f es formalmente un subjuntIVo dehberatlvo; cf. BI-Debr-Rehkopf
§ 366, n 5 "jH
de lectura eclesIal y quedaron por eso relativamente desconocIdas
No se puede comparar la mfluenCIa de las denuncias con la m-
fluencIa, por ejemplo, de Mt 27,25, acrecentada por las Imágenes,
los autos de la pasIón, etc, nI con la mfluencIa de la sIgUIente sec-
CIón (v 34-39), que fue texto de lectura en la fIesta de san Esteban
ASImIsmo, los comentanos de la Iglesia antIgua y de la Edad Me-
dIa abordaron las denuncIas, caSI SIempre, con relativa parquedad
Muy pocas veces aparecen en los numerosos escntos polémIcos
con los Judíos durante la antiguedad tardía y en la edad medIa l51
Con esto va relaclOnado el hecho de que las mterpretaclOnes sólo
contengan en parte los conocIdos y estereotipados preJUIClOS con-
tra los Judíos

Lo mas Importante es la acusaclOn de que los letrados y fanseos son


avaros y COdiCIOSOS, acusaCIón que recorre como un hIlo conductor toda
la hIstona de la mterpretacIón, desde Orígenes ha~ta la época de la Refor-
ma Esa acusación pudo asociarse a dIversas denunClas 154 Es frecuente la
afIrmaclOn, a proPÓSItO del v 15, de que la labor miSIOnera con los prosé-
lItos se haCIa por el dmero que éstos debían aportar luego al templo En la
mterpretacIón de los v 16-22 asoma constantemente el reproche de que se
preflfle~en los Juramentos por el oro del templo y por la ofrenda a los JU-
ramentos por el templo y por el altar, porque aquí se eXigía el pago en ca-
~o de perJuno La cunosa Idea de que al Jurar en falso por el oro del tem-
plo y por la ofrenda del altar había que pagar una suma eqUivalente a los
~acerdotes, mIentras esto era Imposible, obVIamente, en caso de perJunos
por el templo y por el altar, se ha mantemdo hasta tIempos muy reClen-
tes 155 La codICia fansea y sacerdotal se oculta aSImIsmo, según muchos
comentanstas, en el Interés por el pago exacto de los diezmos (v 23) Mas
tarde, SIn embargo, se mcurre en una embarazosa difIcultad ante los dIez-
mos eclesIastIcos, frecuentes hasta el SIglo XVIII en la epoca de la post-

153 Cf el mdlce de la extensa monografla de H Schreckenberg, Die chnstlz-


chen Adversus Judaeos Texte und lhr lzteransches und hlstonsches Umfeld, vol I
(SIglos I-XI), 21990 (EHS T 172), vol 11 (SIglos XI-XIII), 1988 (EHS T 335)
154 Por ejemplo, Ongenes, Ser 14 = GCS Ong XI, 27 (denunCia n o 1) le
rommo, 214-216 (denunCias n o 2 3 4), Teodoro de Mopsue;,lia, n o lOO = 132 (de
nuncla n o 4), Opus lmpeifectum, 4445 = 881-884 (denunCIas n 01,2,3,4), Estra-
bon, 158 (denunCIa n 04), DlOlllSlO CartuJano, 253, 255 (denunCias n o 3, 4), Toma~
de Aqumo (Lectura), n° 1862s, 1876 (denunCIas n o 2,3,5), Teofllacto, 401 (de-
nuncia n o 3), Erasmo (Paraphrasls), 121s (denunCias n° 1, 3, 4), Lutero (WA40,
vol I1I), 464 466, 472, 480 (denunCias n° 2,3), Zwmgho, 371 (denunCIa n° 3),
Bullmger, 204s (denunCias n o 1,3,4), etc
155 Cf Gundry, 463
Reforma, los comental1stas -1 cunoso solo evangehcos L defIenden a me
nudo los dIezmos ecleSIastlcos dICIendo que Jesus mdICó sabIamente que
era precIso «no omItIr» los dIezmo, (1 V 23') Ipara que el magIstrado pue-
da pagar a los predIcadores 1156 La qumta denuncIa ofreclO tambIen oca-
SlOn, con la palabra clave CxQJtuyr¡, para censurar la codICIa de los farI
seos Son escasos, en cambIO, las a';QClaClOnes con las acusacIOnes antI-
semItas cornentes apenas se mencIOna la ceguera de los judlOS -un lugar
comun en la polemlca antIjUdIa de la antIguedad y de la edad medla-,
tampoco abunda mucho en los comentanos la acusaclOn a las autondades
rehglOsas de ,er unas «serpIentes» (v 33)157 En suma, la hostIlIdad haCIa
los judlOS fue muy grande en algunas epocas y algunas reglOnes de Euro-
pa durante la Edad MedIa, pero apenas fue ahmentada por el texto Mt 23,
13-33 Las mterpretaclOnes de las denunCIas no son, en conjunto, dIrecta-
mente antljudlas I58

Las mterpretacIones de las denunCIas ofrecen SIempre las mIS-


mas tendencIas báSIcas que hemos señalado ya en la hIstona de la
mterpretacIón de 23, 1_12 159 La Imagen de los Judíos se puede en-
sombrecer desde razones dogmátIcas, ya que ellos son en prznclplO
representantes de la mcreenCIa o de la «carne» (l) El texto se pue-
de utIlIzar como matenal ImguístIco para una polémIca nueva y
específIca, sobre todo con adversanos eclesIales Los letrados y fa-
nseos se conVIerten entonces en cabezas de turco, y hay que pm-
tarlos de colores sombríos, sm mtenCIón expresa de denIgrarlos
(2) Hay tambIén qUIenes mterpretan las denunCIas (v 13-33) en lí-
nea parenétIca (3) Recordamos sólo algunos ejemplos

1 EnsombreClmlento por razones dogmatlcas Ongenes ofrece un


bello ejemplo Interpreta el texto en tres planos carnal moral y espmtual
En el plano hlstonco carnal, el texto habla de los letrados y fanseos de la

156 Musculus 513 algo SImIlar Bucer 173, Brenz 700 Esto obedece sobre
todo a que el dIezmo fue cuestIOnado en parte desde los pnmeros anabaptlsta~ y en
las controverSIas con los campeslllos
157 Un raro ejemplo de esto ofrece Bruno da Segm 267 Cnsto es el esposo
de la slllagoga la cual es una víbora que lo mata Cf tamblen Schreckenberg DIe
chnstlzchen Adversus Judaeos Ter;te 1 ~50
158 Una excepclOn desagradable es Chnstlan v Stavelot 1449s, en el que los
Juramentos de los v 1622 se vuelven perJuno~ Recurre a Lc 10 3037 para de
mostrar que los JUdIOS no practIcan el derecho la ml~encordIa y la lealtad SIllO que
«son como ladrones» Afirma resumIendo, que DIOS tIene que odIar profunda-
mente a los hlpocntas cuando tantas veces lllcrepa a los JudlOs
159 Cf supra, 406-409
época y de su hostIlIdad hacIa Jesús En el plano moral señala, en tono ad-
momtono, a «aquellos que pecan entre nosotros»16ü En el plano espm-
tual, los letrados y fanseos son aquellos que se ~eparan radIcalmente de la
verdad de DIOS «En éstos no permanecerá mI Espíntu, porque son car-
ne» Sus mae~tros enseñan «las hIstonas corporales de la BIblIa y no su
sentIdo espmtual», y bloquean el remo de los cIelos 161 Muchos otros pa-
dres de la Iglesia presuponen igualmente la rectitud de su mterpretaClón
cnstiana propia, y por eso no pueden dar mnguna oportumdad a los maes-
tros Judíos La BiblIa habla, según ellos, clara e meqUlvocamente de Cns-
to, HiJo de DIOS, y del naCimiento virgmal Queda por tanto sólo la POSi-
bilIdad de que los letrados y fanseos oculten dellberadamente el cammo
que lleva a la vIda y Cierren mtenciOnadamente la puerta del remo de los
cielos 162 Por eso, tampoco admiten que el precepto de los diezmos, como
precepto ceremomal, es un mero tipo, es decir, Sirve para la «praeforma-
tIO futurorum»163 Los letrados y fanseos están apartados radicalmente de
la verdad
En la mterpretaclón de la Reforma, lo~ letrados y fanseos pueden
convertirse en prototipos de aquellos que conhan en las obras 164 La nue-
va ViSión dogmática les añade a&í una nueva faceta de perdiCión Los fa-
nseos pasan a ser aquí, una vez más, el exponente de aquello que uno no
querría ser, la sombra de la propia eXistencia ideal Este destino les ha to-
cado muchas veces en la histona de la mterpretaClón

2 Ensombrecimiento para reforzar la propia polémica El matenal


mas mteresante es aquí el de la mterpretaClón en la epoca de la Reforma
Se repitiÓ en parte lo que había ocumdo en la disputa de la comumdad
mateana con el Judaismo mayontano de Signo fanseo la «mmoría» evan-
gélIca, acosada y sometida en extemos temtonos, y expulsada de la Igle-
Sia, se defendió polémicamente contra los hermanos más poderosos y de
más edad, y fortaleció así su identidad Los católIcos no tenían tanta nece-

160 Ser 14 = GCS Ong XI, 26


161 20 = GCS Ong XI, 16, Ser 15 = 28 Los letrados y fanseos se aiIenen al
«sentido contemdo» en la BiblIa (= el oro) y desprecian «toda la Escntura dlvma
mente msplrada» (= el templo) (¡bid, 18 = 32) ¡No pueden hacer otra cosa porque
son carnales I
[62 Jerommo, 213, H¡]ano, 24, 3 = SC 258,166 Segun el Opus lmperfectum
44 = 881s, las Escntura~ (= el remo de los Cielos del v 13) son oscuras, pero han SI-
do los «sacerdotes» (= fanseos) los que han cerrado la puerta para acceder a su sen-
tido
163 Hilano, 24, 9 = SC 258, 172 Afraate~ lo dice con mas sevendad aún en
su sermon sobre los manpre~ no se enteraron de que las leyes ceremomale~ for
maban parte de los preceptos «no buenos» de Ez 20, 25s (Hom 15, 7s = trad P
Bruns, 1991 [FC 5/2], 403~)
164 Por ejemplo, en ZwmglIo, 370
sldad de polémicas En las mterpretaclOnes protestantes, por el contrario,
no falta casI nunca la referencia polemlca a los papistas y los monjes, fren-
te a los cuales «los Judíos son mofenslvos»165 Las denuncias mateanas
sirvieron aqUl de punto de conexión en líneas muy diversas Un ejemplo
sobre Mt 23, l6ss «SI tú das vemte gulden (flonnes) para la caja de DlOS,
haces más que los que construyen el templo Tú tamblen te has colocado
así baJo la tumba papal, con el dmero cobras tu salvaclón»166 Como Jesús
qUlso prevemr al pueblo mculto contra las manejos de los letrados, que
«destruyeron el culto dlvmo y corrompIeron la doctnna rellglOsa», así tie-
ne que actuar Calvmo contra los catóhcos, por eso emplea tonos fuertes en
su mterpretaclOn y acusa a los letrados y fanseos de «maldad», «engaño»,
«caza de lucro escandaloso», «comedia refmada», «vanos maqUlllaJes» y
«máscara engañosa», sólo qUleren «contentar a DlOS con el menor esfuer-
zo poslble»167 Es eVidente que la consecuenCia de tales mterpretaclOnes
podía ser el despreclO de la gente haCia los Judíos, como VlO muy bien
Brenz, entre otros Por eso previene a sus lectores contra declaraclOnes SI-
milares al v 30 «SI hubieran VIVido en aquellos tiempos, ellos habrían se-
gUldo a Cnsto» Con ello testlmomaban, como entonces los Judíos, su
propia vamdad 168

3 No es fácil separar netamente las mterpretaclOnes polémicas de las


mterpretaclOnes parenetlcas Veamos dos ejemplos que mdlcan la faClh-
dad con que una mterpretaclón parenétlca -¡ blemntenclOnada e Importan-
te'- puede combmarse con la demgraClón de los fanseos, ejemplos que
sirven de advertencia El pnmero llega del Opus lmperfectum Este escn-
to formula muy bellamente el pnnClplO de la mterpretaClón parenetlca
«Cuando el Señor fustiga a los Judíos, alecclOna a los cnstIanos Todo lo
que dice, no lo dice sólo a aquellos fanseos, smo a toda la po~tendad»169
Son vehementes en especial sus exhortaclOnes sobre la ultima denunCia
«¡,QUleres edificar una casa de DlOS? ¡SI das a los pobres de la comumdad
creyente algo para que tengan de que VIVir, has edificado una casa de DlOS
espmtual' En edlflclOs habitan los humanos, pero DlOS habita en las per-
sonas santas» Para deCIr e~to, el autor pmta la Imagen negativa de los le-
trados y fanseos «Ellos edifican monumentos a los mártires, y los pobres
que sufneron su vlOlencla protestan los mártires no se alegran cuando
son honrados con esos recursos pecumanos por culpa de los cuales lloran
los pobres»170 ¡,QUlén roba aquí a los pobres? ¡,Los dmgentes Judíos o los

165 Lutero (WA 40, vol III),492


166 Lutero (WA40,vol III) 472
167 Calvlllo I1, 231, 232s, 236, 239, 237
168 Brenz, 704
169 Opus zmperfectum, 45 = 886
170 Opus lmpeifectum 45 = 885s
adversanos ecleslales del autor? Tomo el segundo ejemplo de nuestro pre
sente En un escnto edificante que lleva el título de «Nosotros, fariseos»,
los autores, de tendenCia pietista, proyectan su propia Imagen negativa en
los fanseos de Mt 23, ya que «solo personas religiOsas y piadosas pueden
~er fanseas» Los acusan de «autoJustICia» (<<complacerse en la propia re-
ligiOSidad, no en DiOs»), hipocresía «<gusto »por Juzgar <<1os pecados de
otros»), especulaciOn «<el pecado fanseo del negociO religiOso») y «terror
piadoso» (los fanseos «se creían muy supenores a la masa del pue
blo» )171 Como autocntica de un piadoso, el texto es excelente, pero sus
autores no se percataron de que proyectaban este autorretrato crítiCO en
los fanseos, que son ajenos a las facetas sombnas de la espmtualidad cns-
t1ana

La recepcIón de las denunCias cambia con la apanClón de la Im-


prenta y con la Reforma Muchas personas leen la Biblia y el tex-
to produce mayor Impacto Sólo desde el SIglo XVI cunde el tÓPI-
co «fanseo = beato, hIpócnta» a base de Mt 23 (y Lc 18,9-14)172
Este tÓpICO se dIfundIÓ en todas las lenguas de los países cnstIa-
nos 173 En alemán alcanzó un auge espeCIal desde el SIglo XVIIIl74
Aparecen tambIén expreSIOnes que pueden guardar relaCIón con la
hIstona de la mfluencIa de Mt 23, por ejemplo «SIlos fanseos ala-
gan a algUien, es para embaucarlo» (¡Mt 23, 15,)175 El SIgUiente
ejemplo muestra cómo la palabra «fanseo» pasa a formar parte del
lenguaje COtidIano, muchas veces sm conocer muy bIen el sIgmf1-
cado de la palabra en Alemama se llama «fanseo» un café con li-
cor que está totalmente cubIerto de espuma batida, de forma que no
se huele lo que hay en la taza I Un café engañoso, «hlpócnta»' 176

171 W J Oehler E Lubahn, Wlr Phansaer Stuttgart 1971, 14, 15,21 26s
172 De epoca antenor solo he encontrado un documento, cf supra, 408, n
112,cf n 110
173 Cf supra, 384, n 13 Los documentos del Oxford Engllsh DlctlOnary XI,
Oxford 21989, 661s muestran bellamente la apanclOn de este uso ImgUlstico en m
gles desde el Siglo XVI
174 Segun W Pfelfer, Etymologlsches Worterbuch des Deutschen II Berhn
21993 1002 Spmoza parece haber mflUldo en la tipl[¡caclOn negativa de los «fan-
seos», para el los «fan~eos» abogaban por un <<judalsmo tradlclOnahsta» (F NJe
wohner, HWP 11 539s)
175 K F W Wander (ed), Deutsches Spnchworter Lexzkon III Darmstadt
1964 1340
176 Segun la leyenda, e~te cafe fue mventado en el Siglo XIX por unos cam
pesmos que pretendlan ocultar al pastor de ~us almas la a[¡clOn que sentian por el
alcohol ¡Pero el nombre del cafe se lo dIO el pastor' Un e~tableClmlento que sirve
este cafe en una Isla de Alemama septentnonal encomia «El Fanseo» en estos ter
En el aspecto teológico, los fariseos tienen asimismo un impor-
tante significado «antitípico» en la época moderna para expresar la
autoconciencia de los cristianos, como en tiempos pasados fueron
el prototipo de lo que uno no quiere ni debe ser. La diferencia res-
pecto al pasado consiste sólo en que la aparición del pensamiento
histórico hizo que este «antitipo» cristiano comenzase a marcar,
para un amplio público lector, la imagen del judaísmo antiguo y
también del contemporáneo: Mt 23 pasó a ser para los cristianos,
sobre todo desde el siglo XIX, una fuente histórica importante so-
bre los fariseos y sobre el judaísmo determinado por ellos 177 . La
imagen negativa del fariseo tiene especial relieve en la teología li-
beral: «Durante la segunda mitad del siglo XIX, los fariseos son...
para los protestantes liberales lo que ellos mismos no desean ser:
católicos, ortodoxos o pietistas»178. Pasaron a ser los exponentes de
una religión superficial que está pendiente de pequeñeces, obser-
vancias y ceremonias, y que impide una religión del corazón, libre,
espontánea y moral, y una relación directa con Dios. Es clásica la
formulación de E. Renan: los fariseos «étaient en général des hom-
mes d'un esprit étroit, donnant beaucoup a l'extérieur, d'une dévo-
tion dédaigneuse, officielle, satisfaite et assurée d' elle meme.
Leurs manieres étaient ridicules»179. J. Wellhausen lo dice en for-
ma más indiferenciada aún: «Los fariseo~ mataron la naturaleza a

mmos: «La receta de 'El Fanseo' es no ahorrar nada en él En una taza sm llenar
del todo ~e colocan dos o tres terrone~ de azúcar, se disuelven removiendo, se aña-
de luego un va~o de buen ron y se cubre todo con una capa muy espesa de nata ba-
tida, para eVitar el olor a ron» P van der Osten-Sacken, al que debo este texto, aña-
de «Cuando yo pregunté una vez a un chef de otro e~tableclmlento.. por qué ese
café ~e llamaba así, contestó con un aplomo ImpreslOnante' '¡Esto bebían siempre
los fanseos 1'» 1Así nacen las Imágenes de los fanseos'
177. De~pués de Lc 18,9-14, Mt 23 es lo más influyente. J Welss, 377 cahfi-
ca el diSCurso sobre los fanseos como «un testlmomo hlstónco de pnmer orden»
que «nos descnbe en forma expresiva e Impre,lOnante la esenCIa de los fanseos»
178 CIta de una carta de Roland Deme~ (Tubmga), que trabaja en un hbro ~o­
bre la Imagen de los fariseos en la teología alemana del SIglo XIX, lIbro que cabe
aguardar con expectacIón. Contmúa «Los pletlsta~ compartIeron. en camblO, con
los fanseos una cIerta tendenCIa a cosa" usos y costumbres extenores (el ntualis-
mo los pU'ü de nuevo en línea con lo~ católIcos), lo cual espantó Igualmente a los
protestantes hberales. Estos fenómeno~ de transferenCIa no han Sido aún elabora-
dos ha~ta ahora, que yo sepa, sufICIentemente PIenso que tale~ comparaclOne~ y
referenCIas eran mucho más fuertes aún en sermones, exposlclOne~ populares, pe-
nódlcos ecle'lástlcos, etc que en la hteratura propIamente CientífIca» Agradezco
a R. Demes su~ mdlcaclOnes sobre esto, puntos Importantes.
179 E. Renan, V/e de Jé!>us, Pans 62 1898,183
golpe de preceptos». El «terrorismo» de sus letrados alcanzaba
«hasta el cielo»180. ¡Todo gracias a Mt 23, 13.15.25-28! Por eso tu-
vieron que presentar el judaísmo rabínico, dentro de la historia de
las religiones, como una forma tardía de degeneración de la fe pro-
fético-veterotestamentaria; el antiguo testamento, en efecto, era
parte de la herencia cristiana, incompatible con los antitipos rabíni-
co-fariseos1 81 . Algunas exposiciones científicas sobre los fanseos
ofrecen también en el siglo XX abundantes ejemplos de cómo he-
nen que reflejar los fariseos lo que uno no quiere ser, de cómo son,
en cierto modo, la barrera de protección contra lo que uno rechaza
a nivel teológico 182 . El pensamiento histórico facilitó la transferen-
CIa de unas imágenes negativas, derivadas de Mt 23, a los fariseos
históricos, y de allí al judaísmo actual. Los fariseos fueron conSIde-
rados como «antepasados» del judaísmo actual, por lo que se pudo
combinar sin dificultad el antisemitismo cristiano-burgués propio
de los cristianos liberales con la imagen de los fariseos en Mt 23.

Durante el SIglo XIX se perfIla en el Judaísmo europeo, como res-


puesta, un proceso mverso. MIentras la Imagen de los fanseos en la Ilus-
traCIón, desde Spmoza, era predominantemente negativa, durante el Siglo
XIX comIenza a modificarse en el Judaísmo lIberal' «Fue Abraham Gei-
ger. .. el que forjó una Idea que presentaba a los fariseos como verdaderos
lIberales, modernos, antltradIcIOnales, reformadores, etc. Una consecuen-
Cia de ello fue que los saduceos pasaron a ser la oveja negra en el ámbito
mtrajudío: ellos son los que profesan una fe lIteralIsta (repudIO de la ha-

180 J Wellhausen, Die Phansaer und die Sadducaer (1874), relmpr Gottm-
gen '196719,21 En todo caso, el mismo Wellhausen, del que proceden las últimas
Citas, declara que qUIen entiende Simplemente como hlstona la magistral polémi-
ca de Mt 23, donde «la Ira mueve el pmcel» y que sm duda tiene algún apoyo en la
realIdad hlstónca, no lo hace por culpa del nuevo testamento, smo de su «propia
necedad» (Die Phansaer und die Sadducaer. 127)
181 Esta tesIS no la defiende sólo Wellhausen, smo ya Brenz. 698s en su co-
mentano a 23. 15 «Convertunt eum non ad verum IudaJsmum sed ad deprava-
tum Iudalsmum, hoc est, ad Phansalsmum, qUl est duplo pelOr Ethmclsmo»
182 Ofrece ejemplos la recopilación de citas de C Klem. Theologle und An-
tl-Judazsmus, Munchen 1975,71-92 Aunque las cilas aparezcan a veces sacadas
de contexto. proporCiOnan una sene abrumadora de palabras clave que teólogos de
pnmer orden de nuestro Siglo asociaron con la palabra «fanseo» la Idea de mén-
to, la ausenCia de amor, el contraste entre las enseñanzas y las obras, la segregación
de castas, la relIgiosidad técmf¡cada, la autocomplacencla relIgiOsa. la voluntad de
DiOS como estatuto JurídiCO, el precepto como mediO de afirmaCión propia K1em
señala. como compendIO, que «la Imagen de los fanseos y letrados está tomada ca-
,1 exclUSivamente del nuevo testamento» (Theologle und Antl-Judazsmus, 91).
laka), los duros de corazon (COdlgO penal más severo) y arrogantes (orgu-
llo de casta), mIentras los fanseos eran el partido democrata del pue-
blo»183 El hecho de que muchos JUdlOS tiendan hoya Identificarse con los
fanseos tiene aqm una Importante raIZ hIstonca

Resumen

3-33 Mt 23, 13-33 debe mscnblrse, ante todo, en el curso de toda la


narraCIón mateana sobre Jesús las Siete denunCias son un largo y
complejO dISCurSO acusatono, al que SIgue después, en 23, 34-39,
24, 1-2, el anunCIO del JUICIO propiamente dICho Tras el fracaso de
todas las controversIas, Jesús, que juzgará al mundo como HiJO del
hombre vemdero, hace el balance sobre sus adversanos El balan-
ce es demoledor los tonos se ensombrecen más y más, falta cual-
qUIer VISIón lummosa En lo lIterano, la concentracIón de denun-
CIas es ImpreSIonante, entre los pnmeros lectores judeocnstlanos
desatarían sentImIentos de dIstancIa, qUIzá de Ira La acumulación
de denuncIas crea la tenSIón ante tanta hIpocresía y maldad, DIOS
tIene que dar una respuesta Sólo queda abIerto un futuro los letra-
dos y fanseos «colman la medIda de sus padres» y dan muerte a Je-
sús, a cambIO les aguarda el castIgo del mfterno (v 33) Todo esta
ahora deCIdIdo, y el HIJO del hombre, Jesús, lo expresa antes de
que sus adversanos representen el últImo acto del drama y le den
muerte Luego, DIOS hará caer el telón sobre ellos deftmtIvamente
A tenor de la hlstona de las formas, hay que consIderar las de-
nunCIas, por lo pronto, en el marco de la polémIca judía Toda po-
lémIca mtenta persuadir a los lectores con fonnulacIOnes ngurosas
Las denunCias tIabajan con esquemas conocidos, como la acusa-
CIOn de hIpocresía, el olVIdo de la pureza étIca, el contraste entre el
ser y el parecer, o la tradICIón deuteronomísllca sobre el asesmato
de los profetas La polémIca suele utllIzar Imágenes desmesuradas
que a veces pueden convencer más de lo que deberían en buena ló-
gica La polémIca trabaja Siempre artesanalmente, al estIlo del Xi-
lógrafo o tallIsta en madera, sImplIftcando, cancatunzando y ge-

183 Roland Demes, carta del 18 4 1994 a el debo tamblen el sigUiente pasa-
Je de A Gelger, Urschrift und Ubersetzungen der E/bel (1857) Frankfurt 21928,
130 «Los fanseos procedlan de la clUdadama de mentalidad nacIOnalista y reli-
gIOsa, formaban la oposlclon a la anstocraCla», no eran pues, una secta
neralIzando l84 La polémIca de Mateo es, por desgracIa, de muy
buena calIdad lIterana, y por eso fue especIalmente corrOSIva Pe-
ro hay algo que sobrepasa, en el fondo, lo que observamos en otros
textos polémIcos Judíos y cnstIanos al ser Jesús -Juez umversal e
HIJO del hombre que ha de vemr- el que pronuncIa los SIete «ay»,
éstos tIenen un carácter defmItlvo
Hlstóncamente, las denuncIas deben entenderse en el contexto
de su SItuaCIón ongmana La conslderacIOn fmal sobre el cap 23
mostrará que Mateo y su comumdad tIenen que elaborar el trauma
de la separacIón mvoluntana de las smagogas, cuyas «cátedras»
han ocupado los fanseos y letrados Mateo y su comumdad, que se
sabían envIados sobre todo, y qUIzá exclusIvamente (¡10, Ss'), a Is-
rael, están ahora «fuera»185 La exegesls ha mostrado, en fm, que la
exhortacIón a la comumdad, tan Importante en la mterpretaclón
ecleSIal, es todo lo más una nota secundana de unas pocas denun-
CIaS La exhortacIón no es una mtenclón dIrecta del texto Hay de-
nunCIas que no se pueden utIlIzar en sentIdo parenétIco (v 14-
2228-33) Solo el pnnclplü fundamental de que Jesús condena a
los letrados y fanseos por sus hechos, expresa de modo mdIrecto
qué es lo Importante, pOSItIvamente, para la comumdad

Sentido actual

¡,Como podemos abordar hoy este texto? Voy a lImItarme aquí a


unas pocas referencIas que sólo se amplIfIcarán en la seCCIón fmal
de todo el capítulo l86 Nuestro trato actual con Mt 23 tIene que estar
preSIdIdo por la espantosa hlstona de la culpa cnstIana y europea
con los Judíos, que culmmó en el holocausto Las refleXIOnes sobre
la hlstona de la mfluencla han demostrado que la mterpretacIOn de
las denunCIas, muchas veces, no quería ser antIJudía 187, pero las de-
nunCIas han contnbUIdo de hecho sustancIalmente -sobre todo en

184 El que no sabe esto y conVIerte sm el menor reparo un texto como Mt 23


en fuente hlstonca pone realmente en eVIdenCIa -segun Wellhausen- la «propIa
necedad»,cf supra n 180
185 Cf vol 1 90 97 e mIra 506 509
186 Cf mIra 511 518
187 Esto es valido sobre todo para las mterpretaclOnes parenetIcas general-
mente blenmtenclOnadas, que utIlIzaron a lo~ letrados y fanseos como Imagen ne
gatlva y actuaban aSI -¡sm quererlo, pero con eflcacla'- en sentIdo antIJudlO
la época moderna- al antIJudaísmo europeo ¡Un mal pasado no se
remedIa sIlenCiándolo' Trazar un desvío en torno a las denuncIas,
no abordarlas en la predIcación y la enseñanza, sIgmúcaría sólo de-
Jar sobreVIVIr las Imágenes y los preJUiCiOS que éstas han contnbUi-
do a crear Este texto, como texto canómco, opera aunque lo SIlen-
Ciemos Tampoco SIrve de nada maqUillar y dar por lllocuas estas
denunCIas Con ello no se ayuda a nadIe a abordarlas con responsa-
bihdad personal, y el texto resulta ser al fmal más fuerte que todos
los arreglos Lo que procede, a mI JUiCiO. es deCIr abiertamente có-
mo este texto deforma la reahdad hlstónca y es lllJUSto con los le-
trados y fanseos Debemos deCir francamente los daños que se han
causado a su sombra, y tomar postura sobre su contemdo ¿Cómo?
Para mi, hay una contradiCción radIcal entre el precepto de Jesús
sobre el amor a los enemIgos y lo que ocurre en estas denunCIas con
los letrados y fanseos, contradIccIón que no es pOSIble resolver
«Por eso hay que deCir, con palabras de Martm Luther» -abIerta y
púbhcamente-, que de este texto «no germma Cnsto»188 En este
sentIdo, el estudiO de estas denuncias se conVleI te en un test de
comprensIón de la BIblIa pala cualqUIer teólogo

EXCURSUS Los letrados y fanseos

BlbllOgrafta sobre los letrados y fanseos Baumbaeh, G , Jesus und die


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188 Kummel*,38
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A , The Encounter bellieen Phansazc and Chnstlan Judazsm Some Early
Gospel EVldence NT 27 (1985) 105-124
Mas btbltografta** en Mt 23, supra, 380

1 DeCIr algo sobre los letrados del SIglo 1 d e es relatlvameW'l


te fácll, ya que eXIste un ampho consenso sobre su evolucIón de.,
de pnnClplOs de la época Judía pnmItlva

a) Para la época premacabea, Esd 7 y Eclo 38s son los dos tex-
tos-fuentes más Importantes Nos presentan a dos YQUflfWTELS; de
dIstmto perfIl, pero con rasgos esencIales comunes Esdras apare-
ce estrechamente relaclOnado, como 1El'O o YQuflfluTEUS; €v vo-
WP Múluai"i (Esd [= 2 Esd] 7, 6), con el templo y con el sacerdoclO
Es de noble prosapia y actúa por mandato del rey. El centro de su
actividad es el «estudio» (tLl") de la Ley y la «instrucción» (,~,,)
de Israel en «preceptos y normas» (~~tLl~i pn; Esd 7, 10). Ben Si-
rá, como '~io o YºU~~U1:EÚS;, aparece igualmente relacionado con
el templo, sobre todo con el sumo sacerdote Simón (cf. Eclo 45,6-
26; 50, 1-24). Con todo, él y su casa docente no parecen ya ser par-
te de la institución del templo; quizá había en su tiempo varias es-
cuelas de sabiduría en competencia (cf. 37, 19-26)l. El centro de su
interés es también la torá (38, 34b-39, 1), el signo bajo el que hizo
morada la sabiduría divina en Israel (Eclo 24, 10-12). Pero su ac-
tividad es más amplía que la exposición de la torá: el '~io cultiva
la ;-¡i?~l) (sabiduría; 38, 24; d. 39, 6), y como oficio principal, «li-
bre de ocupaciones» materiales (38, 24). Tiene experiencia y ha
viajado mucho (39, 9-13; 39, 4), se ocupa de la «sabiduría de todos
los antiguos ancianos», de la profecía, de las parábolas y dichos sa-
pienciales (39, 1-3). No cultiva su sabiduría para sí, sino como
Jtm6du, sobre la base de la «Ley de la alianza de Dios» (39, 8). Es
activo en política; le piden consejo para la ~01JA~ del pueblo en la
ExxAY]aLu y en el «sitial del juez» (38, 32s). Su prestigio social es
grande: presta servicio en medio de los poderosos, puede aparecer
ante los príncipes (39, 4), la comunidad se deshace en elogios (39,
10). En Esdras y en Ben Sirá, por tanto, la relación de los letrados
con la torá es decisiva; y junto a ella, la actividad docente, la res-
ponsabilidad política y el alto prestigio social. Aunque están aso-
ciados estrechamente al templo, su autoridad no es sacerdotal; aun-
que continúan la tarea de formulación de los preceptos y normas,
su autoridad no es profética2 .

b) La crisis macabea afectó igualmente a los letrados. Surgie-


ron los diversos grupos, tan importantes en el futuro, que contras-
taban entre sí por la diferente actitud ante el templo de Jerusalén y
ante el sumo sacerdote y la realeza macabea: los jasideos, más tar-
de los esenios, los saduceos y los fariseos. Parece que los letrados
se unieron a distintos grupos; hay letrados entre los jasideos 3 , los

1. Sobre la desvmculac¡ón de 1m O·,~,O del templo y la pmlclón de Ben Sl-


rá en este proceso, cf. Hengel, Judentum, 145-149,243-246.
2. Sobre el letrado como heredero de los profetas, cf. espec. Eclo 39, 1.
3 I Mac 7, 12~; cf. 2 Mac 6,18; Hen et 12, 3s; 15, 1; 92,1 (en gnego siem-
pre YQartrtaTE1J<;), Hengel, Judentum, 148.
fanseos 4 , los saduceos 5 , los esemos 6 y los celotas7 La relacIón de
los letrados con el templo fue debIlItándose a raíz de la cnSIS maca-
bea, con grandes dIferencIas en los dIversos grupos, en sacerdotes
y no sacerdotes Aparte los datos eXIstentes, una reflexIón general
sugIere que los letrados tuvIeron que ser muy Importantes para los
fanseos De ser CIerto que uno de los objetlvos de los fanseos era
el de conformar la vIda cotldIana de Israel -y no sólo el templo
(saduceos) o un espacIo muy reducIdo en el extremo de la tlerra de
Israel (esemos)- a la luz de la torá, en espeCIal de la pureza cul-
tual, los letrados, que tradIcIOnalmente cUIdaban la InstruCCIón de
Israel en preceptos y normas (cf Esd 7, 10), realIzaban entre ellos
una tarea de partIcular relevancIa

C) En la época posterzor al año 70 de, la VInCUlaCIÓn de los


letrados a determInadas corrIentes del judaísmo va cedIendo de
modo natural No eXIstía ya el templo, motlvo de dISCordIa entre
los dIversos partIdos judíos, en su lugar aparece la Ley que los um-
fIca, InclUIdas, y en lugar destacado, las leyes ntuales y cultuales,
que SIguen dando ocupacIón a la InterpretacIón La lIteratura tan-
naíta apenas da IndICaCIOnes sobre la comente que SIgUIÓ cada uno
de los antlguos letrados 8 , y esto tlene sus razones La «Ideología»
del judaísmo rabímco profesaba la «umdad del judaísmo», una
creenCIa fundamental del tlempo postenor a la pérdIda del templo
y a los desastres que afectaron al judaísmo de la dIáspora y de la
madre patna en tIempo de Trajano y de Adnano Esta creenCIa en
la «umdad del judaísmo» aparece bellamente Ilustrada al comIen-
zo del tratado Abot (1, 1) de la MIsná la tradICIón de la torá es re-
trotraída aqUI, en una cadena umlIneal de rabInOS, hasta la «Gran

4 Mc 2, 16, Hech 23 9, tambIen los documentos mfra, n 45 y en JeremIas x ,


268 270,281 No es documentab1e la extendIda hIpotesIs defendIda entre otros por
JeremIas*,269 n 2 de que los letrados que eran mIembros del sanednn de Jeru-
salen eran eo lpSO fanseos
5 Sobre los letrados saduceos, cf Josefa Ant 18,66 Y JeremIas*, 239ss So-
bre los saduceos, cf supra 346
6 1QS 3 13 9, 12 21 ("'~i!l~), 1QSa 1,28 2 16 (O~n)
7 Josefa, Bell 2, 433 '
8 Neusner* (FormatlOn), 23-35 conjetura con buenas razones que ElIezer ben
HIrcano habla SIdo fanseo pero no aSI Yohanan ben Zakkal Esto, sm embargo, no
se puede documentar dIrectamente con los textos, aparte una umca tradIcIon sobre
Yohanan ben ZakkaI (Jad 4,6) Segun Thoma* (MesslasproJekt), 259, este era afm
a los fanseos ¡\ 1 ' L .... '.Al" )\
Asamblea»9, y de allí, pasando por los profetas, antepasados y Jo-
sué, hasta MOisés A esta cadena suce<;ona pertenecen algunos sa-
bIOS, fanseos y no fanseos El últImo representante de la «Gran
Asamblea» es Simón el Justo, presumiblemente el sumo sacerdote
al que elogIa Eclo 50 A esta «asamblea» se remonta la sentencIa
«Sed prudentes al Juzgar, haced una valla 0:°) alrededor de la to-
rá» Esta sentencIa no descnbe sólo las tres actIvIdades más Im-
portantes de los letrados Juzgar, enseñar y exponer la torá, smo
que las defme probablemente en forma típIcamente fansea la De
ese modo, con Abot 1, 1, 1un Ideal de los letrados fanseos pasa a
ser la tradIcIón de MOisés, de lo'> profetas y de la «Gran Asam-
blea», cuyo últImo portavoz es un sumo sacerdote' Las tradIcIOnes
de fanseos-letrados, que adqUIeren una ImportancIa declSlva, a mI
JUICIO, en el Judaísmno rabímco, no tIenen aquí necesidad de ser
declaradas como fanseas pertenecen a la «umdad del Judaísmo»

d) Un problema especIfIco es el nombre de los letrados En la tradI-


ción hebrea sobresalen dos nombres O'1E:l10 y o'~:ln 1E:l10 no sIgmfIca
«letrado», smo que es un termmo profeSIOnal del «~scnba» o «funCIona
no» Esd 7, 6, Eclo 38, 2410 aplIcan a los letrados En los textos de Qum-
rán aparece por pnmera vez el termmo calIfIcatIVO mas general de O'~?n
en lugar de O'1E:l10 (lQSa 1, 28, 2, 16) Los textos rablmcos dlfundlelon
luego una dlstmcIOn entre o'~:ln y O'1E:l10 los pnmeros son los letrados
del presente, los segundos, del'pasado, como Esdras o todos los otros es-
cnbas o funcIOnanos 11 rQU¡.t¡.tU'tEVC; es en los LXX la traducclon de 1E:l10
E~ta palabra domma tamblen en la lIteratura mtertestamentana gnega 12 y
en los evangelIos smoptlcoS como deslgnacIOn de los letrados, 10<; escn
tos lucanos contIenen ademas otros nombres l 3, como C'lLouaxuAoc;, VO¡.tl

9 Una [¡cclOn de Abot 1, I que prestigIa al gremIO dlflgente deljudm'imo en


la epoca del segundo templo
10 Que los farIseos eran bemgnos en los JUICIOS lo atestigua jO'iefo Ant 13
294 La «valla» podna corresponderse con el «muro» de la polemlca esema con los
fanseos(CD4 19,81218)
11 U Wllckens OOcpLCX KtA, en ThWNT VII, 505, 35ss Saldanm*, 268 272
B¡]l 1 79 81 Ellntere'i de Saldanm va dlflgldo a la ublcaclOn soclOloglca de los le
trados Escnbe «Scnbe'i do not seem to be a coherent socIal group wJth a set mem
ber~hlp» (275) Dado que el «scnbe» Ingles no puede dIferenCIar entre «escnbas»
y <<letrados» y Saldanm en consecuenCIa InvestIga todos los pasajes donde 'ie ha
bla de e'icnbas, sablO'i letrados etc ese resultado es tan correcto como banal
12 Cf los documento'i supra, n 3 Tamblen en InSCnpClOne, greco Judlas de
la dIaspora es frecuente ygCXf!f!CXtELC; (Luhrmann*, 184, n 48s)
13 L'iLccxoxcxAOC; Lc 2, 46, VOf!LXOC; Mt 22,35, Lc 7,30,10,25,11,45-52,14,
3, VOf!OCL()CXOXCXAOC; Lc 5 17, Hech 5, 34
XOC:; o vOf!ol"JLOáOXUAOC:; En Josefa, como en los LXX, YQUf!f!U'tEUC:; es un
termmo que abarca cualqmer clase de «escnba» Josefa llama a los «le-
trados» LEQOYQUf!f!U'tELC:; o, con mas frecuencIa, OOqJLO'tUL LOqJW'tUL es,
Junto con OOqJOL de Mt 23,34 (= ¡texto Q'), la úmca huella que deJó el
nombre hebreo má~ recIente, Cl'~?n, en textos gnegos
Los evangehos smóptlcoS ofrecen, pues, un uso lmguístlco gnego que
parece ser anacrómco para el Judaísmo hebreoparlante de la época (,Por
qué? Yo barrunto que el térmmo profeslOnal de oOqJOC:; no pudo lmponer-
~e en toda el área Judía grecoparlante porque la tradIcIón lmguístlca gne-
ga de oOqJOC:; estaba baJo la mfluencla dIrecta o mdlrecta de la fIlosofía
LOqJOC:; es una denommaclón cuahtatlva, no profeslOnal 14

2 Es muy dlfícll escnblr hoy algo sobre los fanseos, porque el esta-
do del debate es extraordmanamente controvertldo Esto empIeza ya con
el nombre el eqmvalente hebreo o arameo más usual del <1>UQLOULOC:; gne-
go15 es r/Cl'tDi1~ Pero no sabemos con segundad lo que slgmfIca esta
expreslón 16 , m SI fue un autocahfIcatlvo

a) Estado de la InvestigacIón Durante muchos años hubo algo así co-


mo un consenso tradlclOnal, mflmdo decIdIdamente por Max Weber* És-
te consIderó a los fanseos como una secta cíVIco-plebeya que se extendIó
sobre todo en las clUdades y estaba dommada por mtelectuales, es deClr,
los letrados No se mteresaban m por el culto (como los sacerdotes) m por
las revelaclOnes (como los profetas), smo por la torá, su pensamIento era
raclOnaJl7 En la estela de Weber, se tendIó a consIderar a los farIseos co-
mo una hermandad no ~acerdotal de docto~ y laICOS que mterpretaba la to-
ra y cmdaba así la «exactltud»18 en la observancIa de la Ley La mvestl-

14 TambIén Josefa mdKa esto al llamar a lo~ letrado~ OOqJLOTaL y no OOcpOL


15 <PuQwuToC; corresponde al arameo qatl1 K:W'15:l, que mas tarde apenas es-
tuvo en uso
16 Cf Meyer* (<PuQwuToC;), 13, 23ss los «separatl~tas» (como denomma-
ClOn desde fuera) Tamblen sena pOSIble el apelativo de «segregados» (del pecado
o de la Impureza) como autodenommaclOn Baumgarten* defIende otra mterpreta-
clan los fanseos son los «exegeta~» (W,5:l = exp1Jcar)
17 Weber"', 401 411,430-433
18 Josefa ca1JfJca a los fanseo~ de aXQL~ETC; en la obedIenCIa a la Ley (Ant
17,41, Vzt 191, Bell 1,648),10 que puede slgmflcar, o bIen «precIsos» o bIen
«concIenzudos», «estnctos» La pregunta es SI todos los obedIentes a la Ley que
Josefa ca1JfJca de aXQL~ELC; eran fanseo~, por ejemplo, Judas y Matías, que lucha-
ron en tiempo de Herodes por la prohlblclon de las Imagenes (Bell 1,648), Slmon,
el adversano Jeroso1Jmltano de Agnpa 1 (Ant 19, 332), el ga1J1eo Eleazar, que hI-
zo cIrcunCIdar a Izates (Ant 20, 43), los que protestaron contra el ajustiCIamIento
de Santiago, hermano del Señor (Ant 20,201), etc Esta pregunta tiene respue~ta
posltlva en muchlSlmos casos Tamblen Lc ca1JfJca el fanselsmo como aXQL~Ea­
TUT!'] UlQEaLC; (Hech 26, 5)
gacIón cnstJana de los fanseos VlO lo esenCJal de su rehgIosIdad, sobre to-
do, en el mtento de extender a todo Israel la Idea sacerdotal de pureza en
el culto e Igualmente la Idea de la pureza ntual en la VIda cotldIana Los
«cofrades» fanseos respetaban la pureza y pagaban los dJezmos rehglOsa-
mente ParecIó fundamental, además, que los fanseos habían adaptado la
torá escnta al presente, SIempre con ayuda de la «tradIcIón» TambIén ha-
bía unammIdad en que los letrados desempeñaron un papel extraordma-
namente Importante entre los fanseos 19 Después de la destruccIón del
templo el año 70, los fanseos pasaron a ser la fuerza domlllante en el JU-
daísmo, fueron consIderados la célula germlllal y el núcleo del Judaísmo
rabímco postenor A esto se ajustaba el dato de que Josefa, sobre todo en
las Antlguedades, descnbía una y otra vez a los fanseos como la agrupa-
CIón de mayor respaldo en el pueblo 20 Por ocuparse pnncIpalmente de la
VIda cotldIana y no del templo, podía hacer más llevadera la pérdIda del
templo que otros grupos Judíos Algunos lllvestIgadores, sobre todo JU-
díos, han tendIdo a conSIderar a los farIseos no como «secta», smo como
un «mOVImIento del pueblo Judío»21, como un mOVImIento cmdadano no
sacerdotal de la clase medIa22 o como la «clase docta» al serVICIO de todo
el pueblo 23
Hoy se han esfumado rápIdamente nuestros conOCImIentos sobre los
fanseos En la hIstona de la lllvestIgacIón, el comenso quedó roto con un
breve estudlO de Morton Smlth y luego, ~IguIendo sus huellas, con la am-
pha obra cIentífrca de Jacob Neusner24 J Neusner partIó de las regla-
mentaclOnes halaqUlcas, que él pudo SItuar, a base de sus mvestIgaclOnes
de hIstona de las forma~, en la época antenor al año 70, y comprobó que
las reglamentacIOnes gIraban sobre todo en torno a cuestIOnes de manJa-
res, pureza y dIezmos Por eso defmIó a los fanseos como un «grupo cu-
yas reglas de conducta versaban pnncIpalmente sobre las comIdas en co-

19 Para Weber~, 407, «el ascenso al poder de los rabmos es un producto del
desarrollo fanseo-cmdadano en el Judaísmo», domInado por una «anstocracla edu-
cativa» Las Ideas de Weber han Sido desarrolladas por Fmkelstem r, espec 73 81
X

(los fanseos como laicos y plebeyos), y por RlVkm*, e~pec 211-295 (la clase sa-
cerdotal es sustitUIda por la clase culta fansea), cada uno con diferente acentuación
20 Josefa, Ant 13,298,400-402, 18, 15
21 Baeck*,51
22 Saldanm~, 281 sltua el lugar SOCIOlógiCO de los fanseos en la «retamer-
class», la clase Intermedia entre los campesInos y obreros y el estamento domInan-
te Lo que Saldanm qUIere slgmfJcar con eso en concreto es tan general y nebuloso
como la perpetua globahzaclOn «el» fanseo Adema" se apoya casI exclUSivamen-
te en el matenal de Josefo y apenas tiene en cuenta las restantes fuentes
23 RIVkill*, 176
24 M Smlth, Palestmzan Judmsm m the Flrst Century, en M Davls (ed ), Is-
rael Its Role m CtvlltzatlOn, New York 1956, 67-81 Sobre Neusner*, cf la blbho-
grafJa
mún, que se hacían en estado de pureza cultual»25, por tanto, como una
«table-fellowshlp sect»26 Su ObjetIvo era, según Neusner, transfenr las
Ideas sacerdotales de pureza a la vIda cotIdIana 27 . En la evolucIón hIStO-
nca se constata, a SU JUICIO, desde el tIempo de Herodes un VIraje de la po-
lítIca a la relIgIOsIdad pnvada y comumtana28 Neusner «despolItIZÓ» de
este modo a los fanseos y reduJo notablemente su ImportanCIa en el SIglo
1 d e y la InflUenCIa que ejerCIeron en la formaCIón del judaísmo rabím-
co Una dIfIcultad de la teSIS de Neuner consIste en que parte del matenal
haláqUIco global de la época tannaíta, y todo lo que resultaba entonces an-
tIgUO, lo calIfIca SIn más como farIseo Sus crítICOS han señalado que es-
te presupuesto es, en realIdad, un reSIduo del vIeJo consenso, según el
cual lo rabímco COInCIdía con lo fanseo Estos cntlcos admIten que la re-
lIgIOSIdad reconstruIda por Neusner eXistIó SIn duda en el Siglo 1, pero
conSIderan muy dudoso que fuese la relIgIOSidad de los fanseos 29
E P Sanders'" emprendIó un nuevo Intento, valIoso en muchos pun-
tos, para IdentIfIcar a los fanseos Entre el consenso claslco, que VIO en
ellos, antes y después del año 70, la fuerza domInante del judaísmo, y su
margInalIZaCIÓn en Neusner como «secta de comensales» relativamente
InSlgmflcante y apolítIca, Sanders trata de segUIr una vía medIa Los farI-
seos eran, a su JUICIO, el grupo más Importante entre los jUdIOS pIadosos,
pero no eran SImplemente los que, dIrecta o IndIrectamente, determmaban
toda la VIda relIgIOsa, como suelen suponer los defensores del consenso
clásIC030 Pone de relIeve su arraIgo en la práctIca y en las creenCIas del
«common Judalsm», y los conSIdera sustanCIalmente como representantes
de ese judaIsmo, pladosm y fIeles a la Ley Su Interés espeCIal por las le-
yes ntuales lo ve sólo en algunos puntos concretos La dIfIcultad en este
cuadro conSIste en que caSI no se entIende ya cómo los fanseos eran con-
SIderados como una alQEOLe; especzal que desató enérgIcas protestas en
otros grupos Judíos, como los esemos o los segUIdores de Jesús

25 Neusner* (Judentum), 107


26 Neusner* (Polltlcs), 80
27 Neusner* (FormatlOn), 22 «<Every Jew IS obhgated to do what the ehte
-the pnest~- are normally expected to accomphsh»), Id (Judmsm), 119 (<<A culuc
sect, a hohness arder, expressmg the asplratlOm of lay people to hve as If they be-
longed to the caste of pnest~, and of pnests to hve as If the whole country were the
Temple»), Id * (Phansaer), 65 (no se trata m de ntos espeCiales, como en el cns-
Uamsmo pnmItIVO, m del reUro a una comumdad monastlca, como entre los ese
mas, smo «Simplemente de la perpetua sanuf!caclOn de la VIda cotidiana mediante
lo~ ntos»)
28 Neusner x postula un gIro de los fanseos «from pohtlcs to plety», de un
partido pOhtICO a una «table fellow~hlp sect» (PolltlCS, titulo del hbro y p 80), mas
o menos desde la epoca herodiana
29 Cohen* (Slgmficance), 37, Schafer, 132, cf Stemberger*,passlm
30 Sanders*,388-404
b) Fuentes. Poseemos sobre los fariseos cuatro clases distintas
e independIentes de textos-fuentes,l; en orden temporal son: 1) las
declaraciones polémicas en los textos de Qumrán, sobre todo en
los pesharim y en el Documento de Damasco; 2) Josefa y los tex-
tos-fuentes elaborados por él (Nicolás de Damasco y los «informes
de grupo» sobre las tres o cuatro «escuelas de filosofía»'2); 3) el
nuevo testamento, en especial los evangelios; y finalmente 4) los
textos rabínicos 3'. La fuente más importante objetivamente es sin
duda Josefa, que informa con relatIva aSIdUIdad sobre los fariseos.
Cada una de estas clases de fuentes tIene sus perspectivas muy es-
pecíficas, en ocasiones no uniformes, de modo que la Imagen res-
pectiva de los fariseos es muy dIspar. EscrIbe Neusner: «Lo que
Josefo ve como propio de los fariseos apenas tiene importancia a
los ojos de Mc o Mt, y lo que rabinos posteriores ponen en boca de
los fariseos ... apenas roza los temas considerados por Josefa como
relevantes» '4. Es muy difícil, por tanto, conjuntar la imagen farisea
de las diversas fuentes en una Imagen integral de los fariseos antes
del año 70. Señalaré primero algunos problemas de las fuentes.

l. Los textos de Qumrán atacan a los renegados que «buscan las co-
sas superfICIales» y les gustan los «engaños» y las «fIsuras» 15 La Identl-
fIcaclón de estos adversanos con los fanseos es certIfIcada por 4QpNah 36 •
Sabemos por este texto, entre otras cosas, que los fanseos tlenen una
«asamblea» y ejercen una notable mfluencla con su «conseJo» entre los
«~enclllos de Efraín» (4QpNah 3, 4-9). La difIcultad en la mterpretaclón
de los textos no resIde sólo en que proceden de dIversos tIempos y se re-
fIeren a dIversos sucesos, smo sobre todo en que dan por supuesto que los
lectores conocen de qué están hablando, por lo que casI nos vemos obh-
gados a mterpretarlos con ayuda de otras fuentes.

31 Hablo aquí sólo de fuente~ sobre los fanseos, y deJO de lado el arduo pro-
blema de aquellos texto,-fuentes Judíos que no menCIOnan a los fanseos y podnan
proceder de círculos fanseos A mI JUICIO, habría que pensar aquí lo pnmero, tra-
tándose de fuentes prerrabmlcas, en los Salmos de Salomón
32 SeU 2, 119-166,Ant 13,171-173,18,11-22
33 Textos Importantes de fuentes de los grupos 2) y 4) son de fácIl acceso en
Schurer- Verme~, Hzstorla II (vol 1I), 497-524, los texto~ rabímco~, además, en
BIlI IV, 334-352, los textos de Josefo, en Schafer*, 133-165
34 Neusner'" (Phansaer), 58
15 Son texto~ Importantes CD 1, 12-2, 1,4,19-21,8,1-21, lQH 2, 14s 29-
34, IQpHab 2, 1-4,5,8-12. 10,9-13, 4QpNah 2, 2-3, 8, IQpMlq
36 4QpNah 1, 1-2,9 sugIere el penodo entre Alejandro Janneo y la conqUIs-
ta de Jermalén por Pompeyo
2 Josefa, en sus «mformes de grupo», descnbe a los fanseos, por una
parte, como una venerable escuela de fllosofla, y por otra como una agru-
pacIOn pohtIca mfluyente, sobre todo hasta el tIempo de Herodes, y luego
de nuevo en la msurrecClón Judla Sus mformes sobre ellos, que sIguen a
Nlcolas de Damasco, son a menudo muy negatIvos Se dIscute en espe
Clal 1) Como hay que enJUICiar las diferencias entre la Guerra ludza y las
Antlqultates, escntas con postenondad 37 Las dIferencias me parecen muy
relatIvas, algunos extremos se exphcan ya por el hecho de que Josefa no
puede mformar en AntlqUltates sobre la guerra Judla y sobre el papel de
los fanseos en ella, mientras en BeUum solo da una escueta panoramlca
sobre la epoca de los macabeos Ademas, Josefa encubre en BeUum la afl
mdad de algunos farIseos con los celotas mas que en las pastenores Antl
qultates (cf por ejemplo BeU 2,626631 con Vlt 189-198, BeU 2, 118
con Ant 18, 23), en el segundo escnto subraya, en cambIO, su populandad
(Ant 13,288298, 18, 15 17)38 Se dIscute 2) como presenta Josefa su pro-
pIa actItud ante los fanseos La mayona lo considera un fanseo, pero yo
opmo con Mason*39 que no era fanseo, smo que despues de sus «penados
de formacIOn» en los diversos grupos, abrazo su modo de vida y ~e onen
to hacia ellos en la conducta pohtlco-rehgIOsa personal (Va 12) No fue
un asceta m llego a ser miembro de la orden esema, smo que VIVIO en Je
rusalen con arreglo al Ideal rehgIOso, mas abierto, de los fanseos SI Jase
fa no fue fanseo, se entIende mejor que pueda Juzgar muy cntIcamente la
actIvIdad pohtIca de los fanseos baJO Alejandra Salome y baJO Herodes 40 ,
y que como comandante en Gahlea, hubiera estado a punto de ser desti-
tUIdo a ralZ de una mtnga comun de los fanseos Jerosohmltanos y Juan de
Glscala (Vlt 189-198) Pero, sobre todo, apenas sena exphcable que Jo-
sefa, en sus «mformes de grupo», se ocupase de los fariseos -que eran los
JtQúl'tr¡ alQEmc; (BeU 2, 162)- con mucha mas brevedad que de los ese
mas, haCia los que parece sentIr ~Impatla Informa muy parcamente ~obre

37 Cf ~obre todo Neusner (Josephus Phansees) 231 240 que sIgue la es


Y

tela de M Smlth* Neusner supone que la~ AnllqullaleS ofrecen en parte una Ima
gen nueva de los fanseos Jo~efo Illtenta aqUl hacer ver a los romano~ que los fan
~eos tnunfante~ son verdaderos exponentes del pueblo JudlO
38 ¿Se relacIOna esto con el hecho de que lo~ fanseos se hablan Impuesto ya
como la agrupaclOn mas Illfluyente durante el tiempo de redacclOn de Anl (des
pues del 90)?
39 Cf espec 325 341
40 Se aprovecharon de la debilIdad de unas mUjeres y ~e vengaron de los no
bIes con IllJusta dureza (Ant ]) 405-415 BeU 1 110 1]) [Alejandra Salome]
Ant 17 41 44 [Herodes]) Jo~efo adopta qUlza aqUlla~ valoraCIOnes de Nlcola~ de
Damasco pero eso presupone que estaba conforme fundamentalmente con ellas
Por lo demas el tiempo de Alejandra Salome es enJUICiado por la tradlclOn rabllll
ca (¡de SIgno fanseo') muy pOSitivamente, cf Meyer*, 25, 15ss El JUICIO de Jose-
fo sobre ella es muy ambIguo
sus creencIas rehglOsas No dice nada en absoluto de su actitud ante las
cuestIOnes ntuales A pesar de unas tendenCias que saltan a la vista, las re-
señas de Josefa sobre los fariseos tienen, a mi JUICIO, un alto valor
3 Es eVidente que las notiCiaS del nuevo testamento, sobre todo de
los evangelios, son tendenCIOsas y aparecen marcadas Igualmente por
unas determmadas expenenClas Los fanseos son los peor parados en los
evangelIOs de Mateo y de Juan En ambos son ellos los representantes
pnnclpales del Judalsmo que tomó postura contra Jesús y maqumo su con-
dena4! Los dos evangelios atnbuyen a los fanseos -sm apoyo alguno en
la reahdad hlstónca- haber partiCipado también en el ajusticIamiento de
Jesús 42 Lo más matizado ~e encuentra en las tradiCIOnes de Lucas, el
evangelista que mencIOna vanas veces a fanseos «pOSItlvOS»43, pero tam-
bien él hace de los fariseos en general unos tipOS demaSiado negatlvos 44 •
En cuanto al contemdo, sobresale en el nuevo testamento elmterés de los
fariseos parla pureza (Mc 2, 15-17 par, 7, 1-23 par, Q 11, 39-41 44 par ),
por la observancia exacta del sábado (Mc 2, 23-3, 6 par, Jn 9) y por el
precepto de los diezmos (Q 11, 42 par) Pero, Junto a eso, la disputa con
los fariseos aborda otras cuestIOnes, como el divorcIO (Mc 10, I 12 par),
la relación con el Estado (Mc 12, 13-17 par) o el mandamiento pnnCIpal
(Mt 22, 34-40) En estos puntos de controversia hay siempre paralelos ra-
bímcos, pero casI nunca podemos saber con segundad ~I esos textos re-
fleJan de verdad la actitud de los fanseos antes del 70 d C
4 Lo más difícIl de Juzgar son los textos rabmlws (,Cuáles deben
utIhzarse, cuáles no? SI partimos de las personas, sólo sabemos con cer-
teza que algunos rabmos -Importantes, eso sÍ- eran fariseos Pohon «(,Ab-
tahón?), Gamahel 1, Simón ben GamalIel, GamahellI y, qUlza, Judas el

41 La aflmdad entre Jn y Mt es grande en Mt, los fanseos ocupan la «catedra


de MOlses», e~ deCir, son maestros y jueces en las smagogas (23, 2) Ydictan reso
lUCIOnes sobre Jesus (21, 45s, cf 12,14,22,15,27,62) En Jn forman parte de los
uQxoVtfS;, toman declaraCIOnes (9, 13s), di,ponen de serVidores para arrestar a Je-
sus (7, 3245, 18,3), convocan el sanednn (11, 47) Yexpulsan de la sInagoga (12,
42) Los tanseos actuan en Jn con mas fuerza aun, como una espeCie de autondad
que tiene medIOS para condenar a Jesus (cf 11, 47s, 18,3) Son IdentifIcados prác-
ticamente con los <<los jUdIOS» (cf 9, 16 18) De los Ideales religIOSOS espeCifIcas
apenas cabe rastrear nada mas en Jn Por otra parte, Juan no da una Imagen nega-
tiva umlIneal de los fanseo~, conoce las diVISIOnes entre ellos, surgidas del debate
con Je~us (7, 50s [Nlcodemo], 9,16)
42 Mt 27, 62, Jn 18,3 Mc y Lc no dIcen nada al respecto Que los letrados
del ,anednn JerosolimItano eran todos fanseos, es un prejUICIO de InvestIgadores
cnstIanos que parece SImplemente mextlrpable
43 Lc 7, 36ss, 11, 37ss, 13, 3ls, 14, 1, Hech 5, 34
44 Por ejemplo, Lc 16, 14 los fanseos son COdICIOSOS Sobre la Imagen de los
fanseos en Lc, cf D B Gowler, Hast, Gue~t, Enemy and Frzend Partralts afthe
Phansee~ In Luke andActs, Bem 1991 (Emory Studles m Early Chnstlamty 2)
Galileo, fundador de la escuela celota HIllel y ShammaI sólo es probable
que fuesen fanseos, Yohanan ben ZakkaI, nI SIqUIera eso45 Tampoco po
demos partIr con segundad de posIbles denommacIOnes fanseas CI'tl)"t¡
aparece tambIén en textos rabínIcos que no hablan de los fam,eos 46 Otro
apelatIvo que está en lIza como autodenommacIón es CI',:m (<<cofra-
des»), pero había tambIén niii~n (cofradías) que nada tenían que ver con
los fanseos 47 Es muy dIfíCIl saber SI CI'i~n se refIere a los fanseos SI ex-
clUImos todos los textos que ofrecen tales mcertIdumbres, el matenal ra-
bínICO que habla Sin duda de los fan~eos de la época antenor al año 70 se
reduce caSI a cero Las afIrmacIOnes de Josefa sobre la fIlosofía y la polí-
tIca de los fanseos y las referencIas neotestamentanas sobre ellos apare-
cen entonces aIsladas y no se pueden confIrmar con textos rabmICOS Las
escasas mdIcacIOnes de los textos de Qumrán tampoco resultan ya apenas
mterpretables De ahí que los crítIcos radIcales que consIderan los textos
rabínIcos como fuente capItal sobre los farIseos lleguen hayal resultado
de que no sabemos caSI nada acerca de ellos48

Yo no comparto este esceptICIsmo radIcal, pero tengo que lImI-


tarme aquí a mdIcar algunos supuestos metodológIcos y de conte-
mdo que me han gUIado en el comentarIO del evangelIo de Mateo
para abordar las fuentes sobre los fanseos Me parece que la eXIS-
tenCIa de cuatro tIpos de fuentes dIversos e mdependIentes entre sí
no es un ImpedImento, smo una pOSIbilIdad para reconstrUIr una
Imagen de los fanseos antes del 70. Esto sIgmfIca en concreto que
allí donde dos o más de nuestros tIpOS de fuentes comclden en un
enunczado, es grande la poslbllzdad de encontrarnos con los fan-
seos «reales» Yo creo, además, que Josefa es nuestra fuente más
Importante, y que las Antlqultates tampoco se merecen el esceptI-
CIsmo con que son acogIdas por muchos 49 •

45 Pohon (y SemaJa) Josefa, Ant 15, 370, Gamahel I Hech 5, 34, Slmon
ben Gamahel 11 Josefa, VIt 191, sobre Gamahel 11, cf JeremJas*, 270 Sobre el
ooq:ll01:r¡C; Judas de Gahlea, cf Josefa, Bell 2, 117, Ant 18,23 Sobre Yohanan ben
Zakka!, cf supra, n 8 Mas nombres en Jeremlas*, 269ss
46 Por ejemplo, TBer 3, 25 = Bill IV, 209 YSot 3, 4 = Bill IV, 336 La expre
slOn puede deSignar en general a un «disidente» o a un «asceta» (Meyer* [<I>UQL
ouToC;], 13, 11 ss) Stemberger*, 42-46 no refiere ca~1 mnguno de los textos CI'tl)"El
a los fanseos
47 Stemberger*,95 también aSOCiaCIOnes benef¡cas y de ~epeho son m,,:m,
cí Bill IV, 607-610 Es Importante en esta cuestlon saber q los textos del tratado
Urna¡ que hablan de los diezmos pueden aphcarse a los fanseos (Dema! 2, 2s, 6, 6)
48 Cf el resultado «en gran parte negatlvo» de Schafer*, 170
49 Cf supra, n 37
C) TesIs fundamentales De estas reflexIOnes denvan, a mI JUI-
CIO, los SIgUIentes supuestos baslcos
1 Los fan~eos son, antes del año 70 de, el grupo ludIO mas
Importante Los mformes de Josefa, especIalmente en Antlqultates,
en el sentldo de que los fan~eos ejerClan una gran Illfluencla en to
do el puebl0 50 , son confIrmados para el pnmer SIglo precnstlano
por 4QpNah, y para el pnmer SIglo poscnstlano por los evangelIos
de Mateo y de Juan Los fanseos no son, por tanto, presumIble-
mente, como parece suponer Neusner entre otros, uno de tantos
grupos jUdIOS, pero tampoco el grupo que controlaba totalmente la
relIgIOsIdad judía, smo probablemente aquel grupo, entre vanos,
que -al menos en el entorno de Jerusalen- más mfluyo en la vIda
relIgIOsa del puebl0 5! Que en la tradlcIOn de los evangelIos alcan-
zase tanta ImportancIa el debate con los fanseos tlene aqUI su ra-
zon de ser, y no pnmanamente en las posIbles controverSIas con
los fanseos cnstlanos dentro de las comunIdades'2
2 El concepto soclOrrellglOso de secta no debe aplicarse a los
fanseos Josefa conSIdera a los fanseos como una escuela ftlosoft-
ca y como un grupo, los Hechos de los apostales, como una alQE-
CHi;53 SI son calIftcados como secta, pertenecen a un tlpO de secta
«reformlsta»54 no son nI explíCItamente elItIstas nI explIcltamente
perfeCCIOnIstas, y no se enCIerran en SI mIsmos frente al resto del
pueblo, smo que acceden a el Su Ideal de pureza no es maxlmalIs-

50 Ant 13 288 298 18 15 17 recogIdo en BIlI IV 336


5i Esto se corresponde ma, o meno, con la poslclon de Sanders* cf supra
n 30 Favorece e,ta tesIS el dato de que Josefo cIfra el numero de 'us mIembros en
6000 (por ejemplo Ant 17 42) que es mas elevado que el de los esenios aunque
sIempre relatIvamente modesto y los nombra sIempre en pnmel lugar en los «In
formes de grupo» A'llo IndIcan tamblen las conslderaclOne, souologlCas los fa
nseos eran pIado,os pero no IntrovertIdos (no se retIraban como lo, esemos) ni re
voluclOnanos (como lo, celotas) AtestIguan a'lmlsmo su mfluencla las tradICIOnes
postenores de la Mlsna sobre los <<leales» que pdgaban lm dIezmo, a la usanza de
los fameos (D'ma¡ 2 2s '" BIlI JI 500 502)
52 WIId* acentua mucho la proXImIdad de Jesu, a los fan,eos y explIca aSI el
realce que el nuevo te,tamento da a la controverSIa entre los d"clpulos de Jesus y
los fanseo, aun sIendo estos ultlmm muy poco Importantes ¡el nuevo testamento
aborda un debate mtrafanseo en el sentIdo mas amplIo de la palabra' Cf algo SI
mIldr en Stemberger" 3S
53 Representan una fIlo,o[¡a (Bell 2 119 Ant 18 9 11 Ypamm) Yson por
tanto una e,cuela son un oUVLUyftU (Bell 1 110) o una aLQEOL~ (Hech 15 5 cf
Josefo Bell 2 119)
54 Cf la tIpologla de B WIlson Re/lglose Sekten Munchen 1970 espec 39
42 Cohen* (Maceabees) 156 162 tampoco ve dIos fanseos como secta
ta, sino escalonado, y tIende más bien a una línea media entre la
pureza sacerdotal, que no es imponible a todo el pueblo55 , y la «im-
pureza» del pueblo ordinano'6. Pero yo no los calificaría de «sec-
ta». Hay que distmguir entre los n"'~C1 (comunidades) fariseos y
el ir:r~ (unión) esenio: la «unión» esenia aspira a ser el verdadero
Israel y es exclusiva en esto; pero los fariseos intentan inducir a to-
do el pueblo a vivir como verdadero Israel. Por eso prefiero hablar
de las comunidades fariseas como un mOVimiento reformista cuya
meta es la educación rehgiosa y la santificación de todo Israel.
3. El nuevo testamento confzrma la descnpción de los fariseos
que hace Neusner a partir de las fuentes rabínicas, como un grupo
interesado en defmir claramente y conservar la pureza ritual en la
vida cotidiana. Esto es, de nuevo, un indicio de que su calificación
de los antiguos halakot de la época anterior al 70 como fanseos, no
puede ser Simplemente falsa. Pero SI una gran parte del material
haláquico del tiempo anterior al 70 es fari&ea, ello sigmfica que los
fariseos desempeñaron (junto a los sacerdotes) un papel esencial
en la génesis del judaísmo normativo posterior al año 70.
4. Los fariseos, sin embargo, son mucho más que una comuni-
dad que se preocupaba de la pureza en la vida cotzdiana 57 • Josefa
los describe como escuela filosófica en sentido amplio. También el
nuevo testamento habla de debates con los fariseos sobre temas no
específicamente «fariseos» (Mc 10, 1-12 par.; 12, 13-17 par.).
5. Josefa y los textos de Qumrán atestzguan que los fariseos te-
nían asambleas y formaron comunidades 58 • Por eso es razonable
utilizar como fuentes para los fariseos de la época pnmitiva los

55 Exactamente en e~te punto radica una diferencia esenCial re~pecto a los


esemos, que nnpus¡eron la pureza sacerdotal sólo para sus asentamientos C Tho-
ma (Lucerna), al que debo algunas IlldlCaClOne~ ~obre e,te excursus, me e~cnbe en
todo caso «Yo estoy contra la Idea de que el Ideal de pureza fan~ea tendía a una lí-
nea Illtermedla entre las concepcIOnes ~acerdotales y el pueblo Yo los veo más
bien como nvales que querían deflmr el Ideal de pureza sacerdotal que ya ~e había
extendido al pueblo» Algunos sacerdotes, en efecto, obedeclan a los fanseos (10-
~efo, Vit 196s), pero e~o no slgmflca, a mi JUICIO, que los fanseo~ fuesen lo~ gUias
de los sacerdotes y determlllaran sus Illtereses
56 Cf Thoma* (Phansalsmus), 259-261, Sander~*, 429-440
57 E~to lo sabe también Neusner~ (RabblnlC TradltlOll 111), 318 «Then the
Phansees were (whatever e/se they were) pnmanly a ~oclety for table-fellowshlp»
(cur~lva mía) Cf Luz*, 238s, Sander~x, 413-428
58 Bell 2, 166, también el apunte de que los fameos habían temdo 6000
miembros (Allt 17,42) presupone unas formas fijas de afiliación Sobre Qumrán,
cf por ejemplo 4QpNah 2, 5, 3, 5, CD 1, 12
textos rabínicos que tratan de O"~l}, cuando su contenido cuadra
a los fariseos y se pueden demostrar como antiguos por la hi"tona
de las formas 59 • Yo propondría un método simIlar para los textos
que hablan de riD"::¡: cabe referirlos a los fariseos si son antIguos
y se confirman por otras fuentes No hay que minimizar, por tanto,
las noticias sobre las «comunidades» de fariseos 60 , aunque haya
que contar con una cierta pluralidad dentro del fariseísm0 61 •
6. Para los fariseos, a diferencia de los saduceos, la tradición
de los antiguos fue, junto a la torá, el fundamento sobre el que for-
mulaban la voluntad de Dios válida para el presente 62 • De esto dan
testimonio Josefa y el nuevo testamento. La doctnna de la «doble»
torá, oral y escnta, que unos y otros hacían remontar hasta Moisés,
es sin embargo, presumiblemente, un producto tannaíta posterior
que aguza y ahonda una Idea básica de los fariseos 63 •
7. Parece que los letrados desempeñaron un papel importante
en el movimiento fanseo. No son únicamente notiCIas sueltas las
que testifican esto; lo corrobora la reflexión general de que la ne-
cesidad de concretar la pureza en la vida cotidIana, fuera del tem-
plo, estaba pidiendo a voces una regulación por parte de los letra-
dos. Añádase la creciente independencIa de la Escntura frente al
templo, la (o<QL~ELa farisea frente a la torá y el hecho de que las
gentes de Qumrán calIficasen a los fariseos de O'iD"', «los ocu-
pados en el mldrash». Así pues, cuando la reflexión neotestamen-
taria empareja tantas veces a letrados y fanseos, y cuando aparecen
mcluso Identificados en Mateo, eso es una esquematIzaCIón global
detrás de la cual hay unos motIvos teológicos, pero que hIstórica-
mente no se sustenta en el aire.

59 Sobre la conducta de los fam,eos y los m"~n, lo mejor sigue Siendo, a mi


JUICIO, Meyer* (<paQL(Jalo~), 16, 19-19, 18 Hay que dlstmgUlr, según el, entre las
«cofradías» fanseas propiamente dichas (probablemente más de una) y el círculo,
más amplio, de los «pagadores de diezmo», que simpatizaban con los fanseos y
adoptaban su práctica Me han Sido útiles también las explicaCIOnes de Wester-
holm~, 13-15
60 Como hace, por ejemplo, Sander~*, 440-443
61 La noticia de Josefo sobre la «cuarta» escl1ela de filosofía de los celotas,
estrechamente afín a los fanseos, y ~obre su fundador, el fanseo Zadok (Ant 18,4,
cf 18, 23), puede Ilustrar esto
62 Ant 13,297, Mc 7, 1-23
63 Cf P Schafer, Das «Dogma» von der mundlzchen Torah 1m rabbmlschen
Judentum, en Id , Studten zur Geschlchte und Theologle des rabbmlschen Juden-
tums, 1978 (AGJU 15), 153-197, Y Jos documentos en BJiI. IV, 439-441
8 Los fanseos son un partldo polítlcamente actlvo En la épo-
ca pnmItIva los fanseos eran, más que nada, un partIdo antImonár-
qUIcO y antIanstocrátIco, contrano a la realeza sacerdotal de los
macabeos, al parecer con fuerte arraIgo en el pueblo Yo consIde-
ro dIfícIl dIstIngUIr una fase «polítIca» y otra «pIetIsta» en su hIS-
tona Josefa atestIgua que los fanseos sIgUIeron actuando después
de la era macabea64 Sanders ha señalado con razón que los fan-
seos, baJo el régImen de terror de Herodes (¡al que habían apoyado
de entrada como partIdano de HIrcano II'), apenas tenían posIbIlI-
dades de desarrollo polítIco, y más tarde los romanos se apoyaron
en los anstócratas y no en un «partIdo del pueblo»65 La abstencIón
polítIca (relatIva y pasajera) de los fanseos fue, por tanto, una abs-
tencIón Involuntana
Todas estas tesIS presentan una cIerta afImdad con el consenso
clásIco En realIdad yo estImo que ese consenso no era tan eqUIvo-
cado

3 El evangellO de Mateo se puede Insertar en este cuadro Re-


fleJa el conflIcto y la ruptura de la comumdad de Jesús Judeocns-
tIana, no fansea, con el Judaísmo mayontano marcado fuertemen-
te por los fanseos 66 Que el conflIcto fuese de especIal dureza con
los fanseos obedece, de un lado, a su gran relevancIa para el Israel
de la época, pero, de otro, a que los fanseos y los JudeocnstIanos
eran afInes en muchos puntos A ambos les Importaba todo el pue-
blo de Israel, ambos buscaban la VIda relIgIOsa en lo cotIdIano En
otros aspectos, los «hermanos» en pelea67 eran dIferentes sobre to-
do, los Judeocnstlanos tenían los rasgos de una secta en mayor me-
dIda que los fanseos, porque Intentaban ganar a todo Israel para el
anuncIO del «úmco maestro» Jesús, anuncIO que era constItutIVO

64 Cf supra n 40 y 62 Del nuevo testamento, cf, en todo caso, Mc 12, 13


17 par
65 Sanders*, 386s
66 Que dentro del Judalsmo normativo emergente habIa entonces otra~ op-
cIOnes ademas de la ruptura con los farIseos, puede aclararlo la fIgura de Yohanan
ben Zakkm, que qUlza sea el mas proxlmo a Mt y sus comumdades en el Judmsamo
rabllllco (cf vol 1, 99s) SI algo hay de hlstonco en la tradlclOn rabllllca postenor
de GIt 56b segun la cual la famlha de Gamahel I habla llltercedldo por Yohanan,
tras su fuga de Jerusalen, ante el general Vespaslano, es qUlza que Yohanan, no fa
nseo (cf supra, n 8), busco despue~ del 70 la conexlOn con los fanseos
67 Sobre el conflIcto entre Judeocnstlanos y fanseos como «conflIcto entre
hennanos», cf mfra,5l5s
para su propIa defmICIón 68 En el evangelIo de Mateo no hay mdI-
CIOS de la presencIa de fanseos dentro de la comumdad69 En el
tIempo de redaCCIón del evangeho, sm embargo, los fanseos se ha-
bían Impuesto en las smagogas como una agrupaClón pnnClpal en
el entorno de las comumdades mateanas Por eso pasan a ser tam-
bIén los adversanos más Importantes de Jesus en el evangeho de
Mateo
En Mateo, los letrados y los fanseos aparecen estrechamente
umdos Son los más representados en los esquemátlcos grupos que
Mateo suele utllIzar para presentar a los adversanos de Jesús 70 El
dIscurso de la~ denunCIas IdentlfIca a unos y otros hasta el punto de
que no sólo aparecen en común como aquellos que ejercen la auto-
ndad en las smagogas (23, 2), smo que las acusaCIOnes contra ellos
son mtercambIables La Identldad fáctica de letrados y farIseos no
es, obViamente, hlstónca, aunque eXIstió una espeCIal afImdad en-
tre ellos desde muy templan0 7 ! En el tIempo postenor al año 70,
sm embargo, resulta comprensible tal afmIdad al Igual que en la
géneSIS del judaísmo normativo desaparecen los dlstmtos grupos y
sus puntos de Vista, y el «judaísmo umtano», que hace remontar
sus tradicIOnes hasta la «Gran Asamblea» y a los sabIOS proceden-
tes de ellas (Abol), pasa a ser la concepción dommante, también en
el judeocnstlamsmo opnmldo aparece el judaísmo mayontano
tnunfante en una perspectlVa umtana Todos los grupos judíos son
adversanos del mesías y Enmanuel, Jesús Las diferencias entre las
«sectas» anterIores desaparecen tambIén aquí, la VISión rabímca y
la judeocnstlana son análogas en este punto En la propia perspec-
tlva de los letrados y sacerdotes de signo fanseo, que se Imponen
después del 70, no hay que menCIOnar ya al propIO grupo, trans-
formado en «judaísmo» Pero el evangehsta Mateo, como repre-
sentante de la mmona opnmlda, tlene que hacer menCIón del jU-
daísmo «umtano» hostIl a Jesús Lo hace en pnmer térmmo con
los nombres, ya meras etlqueta~ mtercamblables, de los grupos ad-

i 68 Cf la defimclOn de «secla» de~de la SOCIOlogIa de la rehglOn supra, 118ss


69 Eso cambIa en Hech 15,5 Yen la comumdad]oamca (¡Nlcodemo') Tam
bIen el antIguo fanseo Pablo merece aqUl una menClOn
70 10 veces, fanseos y saduceos 6 veces fanseos y letrados 2 veces sumos
sacerdotes y letrados 2 veces sumos sacerdotes y JtQEa~U'tEQOL (wu AUOU) 8 ve
ces (4 vece~) letrados y anc¡ano~ 2 veces No se cuentan los grupos de tres
71 Cf supra 472, parrafo 7
versanos vIctonosos los letrados y fanseos S6lo totalmente al
margen -él y sus comumdades son tambIén Judíos- ~lparece en el
evangeho de Mateo el nombre de <<Judíos», aphcado a esta mayo-
na del pueblo de DlOS, Israel, trocada en enemIga de Jesús 72

Queda abIerta la cuestlOn hlstónca del papel que desempeñaron los fa


n~eos en Sma, adonde pertenece la comumdad mateana No nos consta dI
rectamente la presencIa de fan~eos en la parte ~eptentnonal de la provm
cla de Sma73 (,EI confltcto entre la comumdad mateana y los fanseos se
produJo, aun, en Palestma? La ImportanCIa que alcanzo el confltcto para la
redacclOn del evangelto hace que eso sea Improbable Pero ciado que sabe
mas poco sobre la Sma JudIa, no es de extrañar la falta de wformaclOnes

c) El JUZCIO sobre Israel (23, 34-39)

BlbllOgrafla Burnett, F W, The Testament oflesus SOphICl, Wa~hmgton


1979, 51 80, Chnst, F, lesus sophla, 1970 (AThANT 57), 120 153,
Deutsch, C , Wlsdom zn Matthew TransformatlOn of a Symbol NT 32
(1990) 13 47, FnzzI, G, Carattere ongznale e nlevanza deglz «apo~toll
mvttatt» m Q Rl'IBlb 21 (1973) 4mA12, Mllkr, R J , Thc RCJcctwn of
the Prophets zn Q JBL 107 (1988) 225 240, Pregeant, R, The Wlsdom
Passages zn Matthew ~ Story SBL SPS 29 (1990) 469 493, Satake, A,
DIe Gemezndeordnung zn der lohannesapokalypse, 1966 (WMANT 21),
180-187, Sato, Q (vol I1) 151-161, Strauss, D F, lesa Weherufuberle
rusalem und dze aoepta W'Ü {}w'Ü ZWTh 6 (1863) 84-93, Suggs, Wlsdom,
1329,5871

1 El JUlClO sobre esta generaclón (23, 34-36)

BzbllOgrafla Baeck, L , Sacharja ben Berechja, en Id , Aus drez lahrtau-


senden, Tubmgen 1958,215-221, Blank, S, The Death ofZechanah zn
Rabbznzc Lzterature HUCA 12-13 (1937 1938) 327-346, Chapman, J,
Zachana~, slazn between the Temple and the Altar JThS 13 (1912) 398
410, Hare, Theme, 19-96, Hoffmann, Studzen, 164-180, Klem, G, DIe
Verfolgung der Aposte!, Luk 11 49, en H BaltensweIler B ReIcke (ed),
Neues Testament und Geschlchte FS O Cullmann, Zunch-Tubmgen
1972, 113-124, Kuhschelm, R, lungerverfolgung und Ge~chlck lesu,

72 Cf vol IV, ~obre 28, 15


73 TambIen fueron pocos los letrados de Slfla, a diferencia de BabIloma, cf
vol 1,102 n 186
1983 (OBS 5), 228-259, 293-307, Légasse, S ,L'oracle contre «cette gé-
nératlOn» (Mt 23, 34-36 par Lc 11, 49-51) et la polémlque ]udéo chré-
tlenne dans la source des Logza, en J Delobel (ed ), Logza, 1982 (BEThL
59),237-256, Sand, A, Propheten, Welse und Schnftkundlge In der Ge-
memde des Matthausevangelzums, en J Hamz (ed ), Klrche 1m Werden,
Munchen 1976, 167 184, Schoeps, H J , DIe ]udlsche Prophetenmorde,
en Id ,Aus fruhchnstllcher Zelt, Tubmgen 1950, 126-143
Más blbhografía** sobre Mt 23, supra, 380

34 «Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios


y letrados: (a unos) los mataréis y los crucificaréis y (a otros)
los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad
en ciudad, 35 para que caiga sobre vosotros toda la sangre ino-
cente derramada en la tierra, desde la sangre de Abel el justo
hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que matas-
teis entre el santuario y el altar. 36 Os aseguro: ¡todo esto re-
caerá sobre esta generación!».

Análisis

1 Estructura Los v 34-36 son un anuncIo profético de desgraCIas,


que consta de una mtroducclón (v 34a), un razonamIento (v 34bcd), una
amenaza de JUICIO encabezada con é>Jtwc; (v 35) y una ratifIcaCIón encabe-
zada con a¡.u]v AEYW v¡,.tIv (v 36) El razonamIento y la amenaza de JUICIO
son típlco~ de la palabra profetIca de desgraCIas I El enlace con la denun-
CIa antenor es muy estrecho a través del (ha taú'to causal, de las palabras
guía comunes 2 y del «tema» común, el ase~mato de profetas El puente
haCIa lo que sIgue, v 37-39, lo forman las palabras clave ltQOcpfí'tClL,
altOXl:ELVW, altocnEAAw ltQoC; y la forma común del anuncIO profétICO de
desgraCIas en pnmera persona de smgular, con un AEYW 1JfJIv fmal

2 Fuente El texto procede de Q 11,49 51 Yo admIto con la mayoría


que la forma ongmal aparece muy bIen transmitIda en Lc Pero creo con
algunos, frente a la mayoría de los exegetas actuales, que el oocp0'UC; ma-
teano (v 34) ofrece el texto Q esta palabra es Impensable como forma-
cIón redacclonal 3 , y no hay apoyo alguno en favor de la eXIstencIa de un

1 Sato, Q, 147s, 154, con n 132


2 Cf supra, 414, n 5
3 Aparte esle pasaje, Mt soJo contIene esta palabra en JI, 25, Ycon Slgmflca-
do negatJvo Lc podría haber conservado, en cambIO, lo ongmano en lo referente
al envIO de solo dos grupos de per~onas
grupo especIal de «sabIOs» Junto a los letrados en la comumdad mateana4
Postulo tambIén, frente a casI todos los Illvestlgadores 5 , que el dIfícIl ULoií
BaQaxLOu (v 35) fIguraba ya en Q dado que esta IlldlCaClón del padre no
se corresponde con los hechos hlstóncos ó , es Slll duda la vanante más dI-
fícIl frente a la omIsIón lucana -y las vanantes más dIfícIles, según las re-
glas del arte exegético, suelen ser onglllales (¡,por qué se eVIta aplIcar
aqUl esta regla?)- Aparte estas dos salvedades, el texto Q se corresponde
probablemente con el texto de Lc ll, 49-5F El dIcho onglllal Q era,
pues, un dIcho pronuncIado por la aoepta, con un comentano enfátIco de
Jesús en el v 51b Nm Aq(J) 1JflLV Mt lo mejoró notablemente al omItir
el pnmer ano tfic:; YEvEac:; tautr¡c:; (Q 11, 50) YeVItar aSI la acumulaCIón
de ano (14 veces ') y la repeticIón de Ex~lltll{}fivm ano tfic:; YEvEac:; tau-
tllC:; de Q 11, 51 b Lo amplIó y redondeó qm su macrotexto, entrelazando
remlmscenClas de 10, 17 23, 20, 19 8 , Ypudo antICIpar, medIante la doble
formulaCIón bíblIca de «la sangre (que cae) sobre »9, la solemne auto-
maldlclOn del pueblo en 27, 25 Mateo lo rHIrló a la sItuaclOn de su co-
mumdad, al hablar del envIO presente de mensajeros (anOatEAA(J)), ya no
por la Sablduna, silla por Jesús (EY(J)), y aMdlr los letrados a los profetas
y sabIOs Enfatizó el mensaje del JUlclO;11 formular el antIguo dIcho sa-
pIenCIal, dIrectamente, como Illterpela9Íón en segunda persona de plural,
enumerar en el v 34, con cuatro verb08, las accIOnes de «esta generacIón»
y compendlarlas luego retonca7e en la expresIón taiíta navta

3 HIstoria de la tradlcron y origen El enlace de Q ll, 49-51 con Q


ll, 47s es, casI seguro, sé"cundano vIene de la redaccIón de Q o de una
/

4 Esta tesIs era antes algo IndIscutIdo El «nuevo consenso», en sentIdo con
trano, surgIó por obra de Steck, Israel, 29s, que entendiO por arWm;OAOL a los
t:I'n1StLl = profetas JudiOs (Israel, 223), porque supoma, SIn razon, que Lc había h
mItado el «enviO» de los profetas y mensajeros por la Sablduna a la epoca vetero
te~tamentana (menciOnada sólo en la frase fInal)
5 ExcepciOnes Legasse 244s, RInlker*, 497 como poslblhdad
X
,

6 Cf la exegesls mfra, 482 484


7 Q I I, 49/ Mt 23, 34 ~on mateanos segun vol 1, 57ss U:\ou, EYW, yga[-l[-la-
TET~, Q Il, 50 5I a / Mt 23 35 son mateanos imw~, EgXO[-laL bu, na~ con ~Ingular
,In art, (ai[-la) chXaLOV (cf Joel4, 19, Jan 1, 14, Lam 4,13), CPOVEUW (cf v 31),
presumIblemente vao~ (4 veces en 23, 16-21) To ai[-la naVTWV TWV ngocp!]TWV
(Lc 11, 50) parece atestIguado por Mt 23, 30 como texto Q, ElLL Ti1~ Yi1~ es qUlza re
dacclón mateana (cf 6, 19,28, 18), ya que ano XaLa~oAi1~ XOO[-lOU no es lucano
Es dudoso EXXUVVO[-lEVOV / EXXEXU[-lEVOV Em Q I I 5 I / Mt 23 36 podnan ser re-
dacciOnale~ tanto a[-l!]V como Val
8 10, 17 EV TaT~ ouvaywyuT~ aUTwv [-laonywooumv, 10,23, OTav OLWXW-
OLV EV Tñ nOAEL TaUTn, CPEUYELE d~ T!]V ÉLEgav, 20, 19 de Jesus [-laonywoaL XaL
OTuUgwOaL
9 Cf Dt 28, 15,2 Sam 1, 16 LXX, 1 Re 2, 33 37 LXX, Jer 28,35 LXX, Ez
18,13,33, 4s, Os 12, 15, cf Dan 9,13 e
redacClón antenor Q 11, 49-51 es un anunCIO profetIco de desgraClas
completo, que contIene un Impropeno causal (v 49b-d) y un dIcho ame-
nazador (v 50s) Q 11, 47s no es, pues, el Impropeno pertenecIente a Q
11,49-51, smo que se dIstmgue formalmente de él Q, 11, 47s e~tá for-
mulado en dISCurSO dIrecto, Q 11, 49-51 habla de los mcrepados en terce-
ra persona Q 11, 47s Iba destmado qUIzá, en el ongen, a los dmgentes del
pueblo 1o , Q 11,49-51, a toda aquella generacIón presente, no sólo a un
grupo de ella En Q 11, 47s, por últImo, el locutor es el Jesús exaltado, en
Q 11, 49-51, la SabIduna ~La wiJw XaL ~ GOC¡lLa toiJ {h':oiJ dm:v (Q 11,
49a) no es, por tanto, la fórmula del mensajero que mtroduce, tras el Im-
propeno, el dIcho amenazador 11 , ya que faltan todos los rasgos formales
de la sentenCIa mensajera, que en su forma gnega, taDE "'EYEL X'\JQLOi:;,
~uele expresar no es DIO~ el que habla aquí, smo su SabIduría, la locu-
CIOn de la SabIduría se produjo en el pasado (ELJtEV), falta taDE Q 11, 49a
es más bIen el gIro mtlOductono secundano, de tranSICIón hacIa un «dI-
cho adICIOnal» de amplIacIón, añadIdo con postenondadl 2 Es dIfícIl sa-
ber por que, en ese gIro mtroductono, la SabIduría pa~ó a ser la locutora
de este dIcho de desgraCIas puramente profétIco l3 QUIza el envío de los
«sabIOs» daba ocaSIón a ello El gIro no permIte conclUIr, por tanto, que el
dIcho amenazador sea CIta de un escnto sapIencIal 14 La lengua ongmal
del dICho sapIenClal fue qUIzá el arameo l5 Queda mClerto SI fue de ongen
precnstIano, como suponen muchos, así lo mdIca, en todo caso (¡y úmca-
mente'), la sorprendente confIrmacIOn del dIcho por Jesus en el v 51b
TambIén al fmal del dIcho sapIenCial hay que contar, qUIzá, con aña-
dIdos secundanos Hay dIversas tesIs a este respecto en la mveStIgacIón,
expresaré aqUI mI parecer Llaman la atencIón a) el aval reIteratIvo Q 11,
51 b, Y b) la engorrosa acumulacIón de enunCIados con aJto, de dIverso

10 Cf supra, 193s
11 Después de Steck, Israel, 51 s , por ejemplo Chnst*, 121, Luhrmann, Re-
daktlOn, 46, Sato, Q, 152, Rmlker u , 498, Gm1ka 11 (vol 11),297, cf Jacob;,on,
Gospel,176
12 Schurmann, Lk I1!1 (vol III),327 Sugiere considerar un añadido sewn
darlO el XaL, rara vez señalado «Por eso diJo tambIén la sablduna de DIO~»
13 No ~olo el dicho amenazador, smo tamblen la Idea de envIO en ellmpro-
peno es puramente profetIca Cf por ejemplo Jer 7, 25, 25, 4, Jub 1, 12 E~ ~a­
plenclal que la Sablduna «clame» (por ejemplo en Prov 1, 20 27, 8, 1, OdSal 33,
5) o entre en las almas de los profetas (cf Sab 7,27, Eclo 24, 33)
14 La mve'tIgaClOn del pasado admltIa a menudo la hipóteSIs de la cita de un
escnto JUdlO, aSI Strauss*, 90, Harnack, Spruche, 72, Bultmann, HIstOria, 172s
Tamblen Steck, Israel, 222 227, postula un fragmento de tradlclOn paleoJudla El
uso de AEYW en aonsto o en perfecto para las citas es normal (Bauer, Wb 6 s v Elnov
4), pero generalmente en voz pasiva
15 Rlmker~*, 500, n 327 señala el gemtlvo partItIvo con i~ como comple-
mento, el anuncIO de JUICIO como oraclOn fma1 (cf Mlq 6, 16), EX~rJ1;Elv 1:0 alrW
ano, y OlXO~ por templo
slgmfJcado, en Q 11, 50fin.5!. Sobre a), yo estimo que el v. 51 b es un
añadido secundario al dicho sapienCial; hay cambio de locutor; el Jesús
exaltado confirma ahora con su peculiar (vaL) AEYW 'Útt1v lo que diJo la Sa-
biduría; sobre b), no creo que la concreción del v. 51 a (<<desde la sangre
de Abel hasta...») sea secundaria: «El que formuló ano xata~oAí'íc; xóo-
ttOU, quizá tenía ya en la mente el ejemplo de Abel»16. Es posible, todo lo
más, que en el v. 50 fuese agregado arro tí'íc; yrvEac; taútr¡c; Juntamen~
con el v. 51b 17 . Entonces el añadido habría aplicado el dicho sapiencial,
«esta generación». La frase del JUiCiO fue potenciada a la vez con las re-
peticiones surgidas entre los v. 50 y 51 b. En el contexto de Q cabe supo-
ner que estuviera presente el pensamiento del JUiCIO finaP8.

Explicación

Jesús emplea en el v. 34 un «yo» atico. Él envía profetas, sa- 34


bias y letrados. El presente ano ÉA.AW y las experiencias de per-
secución y sufrimiento descritas a continuación, dejan claro a los
lectores que Jesús no habla de cosas que acontecieron en el pasado
de la historia de Israel, sino de su tiempo y sus propias experien-
cias. Recuerdan el discurso a los discípulos, especialmente 10, 16:
'Eyw anOO"tlD"AW úfla.~. Ellos mismos, pues, son de los enviados.
El v. 34 da informaciones valiosas sobre el radicalismo itinerante
en el entorno de las comunidades mateanas. «Letrados» cristianos
que hay en ellas (13, 52; 23, 8.10) forman parte de los que van por
los caminos. No es fácil definir con mayor precisión a los «sa-
bios», que proceden quizá de la fuente de los logia, porque no
vuelven a aparecer en Mt. Mateo entendió probablemente la ex-
presión en el sentido, corriente ya en hebreo y en arameo l9 , de la

16. Rlmker**, 501.


17 En el úmco pasaje de los LXX donde el pasIvo de Extr]tÉw se combma
con allla (Gén 42, 22), falta la formulación correspondiente con a.rro.
18. No es posible conte~tar de modo concluyente para Q la muy debatida
cuestión de SI, despué~ de ese dicho sobre el JUICiO, la misión en Israel toca a su fm
(así, Luhrmann, RedaktlOn, 47, Légasse*, 249-256) o puede contmuar aún (así
Hoffmann, Studlen, 169-171) Sólo sabemos con segundad que determinados men-
saJeros Q no evangelizaron ya en determmadas CIUdades (Q 10, 10-12 13-15; 13,
34s) Pero yo creo que Q 11,49-51 señala en todo caso, con las denunCias, una pro-
funda cnsls de la misión en Israel Esto mdlCa, a 011 JUICIO, una redaCCión relativa-
mente tardía del dicho sapIenCIal, de las denunCias y de toda la fuente de los logta
(¿en los prelimmares de la guerra Judía?).
19. Cf. supra, 462s
palabra I:l'~~n, como «docto», y añadIó luego el sInómmo YQu~­
¡lu'teü;, vocablo usual en su comumdad grecohablante 20

Es dIfícIl saber cómo hay que mterpretar la sustItucIón de la GoqlLa (Q


11, 49) por Jesús Muchos encuentran aquí la base para una cnstología sa-
pIenCial mateana Jesus es IdentIfIcado por Mt con la Sablduna dlvma, es
la «Sablduna» preeXIstente y «encarnada»21 Yo soy aquí precavIdo Para
los lectores del evangelIo de Mateo, Mt 11, 19 Y 11, 28 30 sugerían una
IdentIfIcaClOn de Jesús con la Sablduría22 , IdentIfIcaCIón dIfundIda am-
plIamente en el cnstIalllsmo pnmltIvo Pero Mt 23,34 no es un apoyo lll-
dependIente de semejante tesIs, algunos lectores sabrían que detrás de Mt
23, 34 estaba un dIcho de la SabIduría en la fuente Q, otros, no De los
que 10 ~abían, unos habrían entendIdo el EYúJ mateano, más bIen, como
IdentIfIcacIón de Jesus con la Sablduna, los otros, más bIen como sustItu-
CIón de la Sablduna por Jesus El texto no pretende mclInar haCIa la lec-
tura en uno u otro sentIdo Además, no se trata en v 34 de un enuncIado
cnstologlco, smo de la conducta de los adversanos con los mensajeros
que Jesús enVIÓ Los textos mateanos que IdentIfIcan a Jesús mdlrecta-
mente con la sabIduría (11, 1928-30) son además tan escasos, tan vagos
y tan desperdIgados en el evangelIo, que detrás de ellos no se vIslumbra,
a mI JUICIO, lllngún esquema conceptual cnstológlco coherente Resu-
mIendo, el propIO Mt pudo haber IdentIfIcado de algún modo, como mu-
chos, a Jesús con la sabIduría dlvma pero no se mteresa por eso Jesus-
sophw no es, a mI JUICIO, un elemento báSICO de su cnstolog¡a23

Los profetas y sablOs enVIados cosechan unas experIenCIaS do-


lorosas en Israel No se sabe qUIén fue el causante de ellas Los In-
terpelados SIguen SIendo los letrados y farIseos, a los que Jesús
echa en cara sus crímenes dIrectamente, en segunda persona de
plural (v 34b). Por otra parte, los lectores no referIrían úmcamen-
te a ellos el JtQOS; ú¡ldS; del V 34a, pues los mensajeros fueron en-
VIados a las ovejas perdIdas de la casa de Israel (lO, 6), Yno sólo

20 Sand*, 176 179 pretende IdentIfIcar a los «sabIOS» con los «Justos» de 10,
41, a mI JUiCIO sm razones convmcentes
21 Suggs, WIsdom, 13 29,63-97 (cIta Ibld, 100), Deutsch*, paS~lm, espec
41, Burnett*, 51 56, cf Schwelzer, 291s, Gmlka n (vol 11),300
22 Cf vol n, 257 y 294
23 Yo comparto, pues, baslcamente el esceptIcIsmo de M D Johnson, Re-
flectlOns on a Wlsdom Approach to Matthew's ChYlstology CBQ 36 (1974) 4464,
Y no lfla tan leJOS como Pregeant* en su bello artIculo, escnto desde el punto de
VIsta de los lectores, cuando afIrma que el texto mateano no excluye la lectura des-
de una cnstologla sapIencIal
a los letrados y fariseos. El horizonte comienza, pues, a dilatarse;
los v. 36.38s no sólo anunciarán el juicio a los fariseos y letrados,
sino a todo Israel. El recuento de las tremendas experiencias de los
mensajeros en Israel está en la memoria de la tradición ,cleuterono-
mística sobre el asesinato de los profetas (cf. 21, 34-39 Y22, 3-6). \
Esa memoria asume los anuncios de Jesús en 10, 17 Y 10, 23 Y
evoca asimismo la pasión de Jesús, cuya suerte comparten los dis-
cípulos (la, 24s): también él fue flagelado y crucificado (20, 19).
Mateo se sobrepasa en este punto: las sinagogas judías castigaban
a sus miembros por transgresiones de la Ley con la sanción bíblica
de los 39 azotes 24 • Los judíos fueron responsables de la muerte de
cristianos en muy contados casos 25 ; y los letrados y fariseos, en
ningún caso que se haya demostrado hasta ahora26 • Pudo haber per-
secuciones de ciudad en ciudad, sobre todo cuando la guerra judía
estaba cerca, como puede ilustrar la leyenda de la sahda de la co-
munidad primitiva hacia Pella (Eusebio, Híst. Ecc!. III, 5, 3). Pero
nunca ocurrió quizá que cristianos de Judea fueran crucificados, ya
que la crucifixión era un castigo romano que los judíos ni querían
ni podían imponer27 • Parece que las persecuciones no afectaron
nunca a todos los miembros de la comunidad, sino sobre todo a los
radicales itinerantes en su labor misionera28 • No es, pues, un cua-
dro real, sino un cuadro parcialmente 29 axiomático el que pinta
aquí Mateo. Esos crímenes fueron atribuidos a los letrados y fari-
seos porque ellos eran, en el presente, los enemigos de Jesús y de
la comunidad. Este proceder es comprensible psicológicamente ,0:
¿quién puede condenar los contraataques verbales de personas que

24 Dt 25, 2s, 2 Cor 11,24; documentos Judíos en BIlI III,527-530


25 Esteban, SantIago (~egún Hech 12,2, por Herodes Agnpa) y SantIago, el
hermano del Señor (Josefa, Ant 20, 200s)
26. En el caso de SantIago, el hermano del Señor, Josefa refIere Incluso que
los %o:t<J. 1:0U'; "0f,l0u,; 6.%Q~~cl,; (probablemente fanseo<;) protestaron contra el
ajustIciamIento (Ant 20, 201)
27 Hare, PersecutlOn, 89s, admIte por eso un slgmftcado causatIvo para muu-
QOW El texto no da pIe para ello Yo conjeturo, má~ bIen, que se llegó a e~a con-
clUSIón desde el aXIOma de que el destInO de los dIscípulos no podía ser otro que
el del Maestro cruclftcado (lO, 24s) Hubo además, naturalmente, desde el Incen-
dIO de la crudad de Roma (TácIto, Ann. 15, 44) cruCIfIXIOnes de cnstlanos, mas no
por parte de Judíos
28. Así lo IndIca tambIén 10, 16-23 en el marco del dISCurso de mISIón.
29 Es slgmfIcatIvo el doble f~ uln;{jj" no globahzante no todo~ fueron per-
~egUldos y sacnflcados.
30. Cf. mfra, 509
han vIvIdo los sufrImIentos? A pesar de ello, tales ImputacIOnes no
son «correctas» desde la perspectlVa de un hIstOrIador moderno, m
son afectuosas desde la perspectlva de aquel que predIcó el amor a
los enemIgos
/., Qué relacIón guarda el V 34 con la denuncIa anterIor? En la
fuente Q, t!ul TOUTO encabezaba el SIgUIente dICho complemen-
tarIO «Por eso -es decIr, porque 'ellos' son los sucesores de los
aseSlllOS de los profetas- pronuncIó la SabIduría de DIOS, con toda
razón, el SIgUIente dICho» Eso no puede ser así en Mateo, donde
Jesús habla dlfectamente y no se llltroduce ya mngún dICho adI-
cIOnaP¡ El razonamIento mateano es muy claro, aunque no bello
Jesús ha lllvltado en los v 32s a los letrados y farIseos, que no pue-
den escapar ya a la condena dellllflemo, a colmar la medIda de sus
padres «Por eso», es declf, para que eso ocurra, Jesús les enVIará
sus profetas y mlSloneros, que ellos persegulfán, maltratarán y ase-
slllarán, de suerte que (oJt(j)~) el JUICIO sobrevenga ahora sobre
ellos El Jesús mateano sabe, pues, que el envío no tendrá éXIto y
sólo servIrá para colmar la medIda de los crímenes de sus adversa-
rIOS y hacer llleludIble el JUICIO sobre ellos
35 Los v 35s anunCIan este JUICIO Que la sangre de los Justos de-
rramada en la tlerra clama venganza YJUStICIa, es una Idea muy bí-
blIca «La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde el sue-
lo» (Gén 4, 10)'12, dIce DIOS a Caín de~pués del aseslllato de Abel
El texto de Gén 4 no dIce que la ofrenda de Abel fuese aceptada
por DIOS porque él era Justo Para toda la tradIcIón Judía, Slll em-
bargo, eso era ObVIO, Abel es el prImer Justo bíblIc033 En cualqUIer
caso, nI él nI Caín son Judíos, a pesar de ello, ya el texto Q no tu-
vo el menor reparo en conSIdera! el aseslllato de Abel como InICIO
de los aseslllato~ Judíos de profetas y Justos 34 Más dIfíCIl es la
cuestlón del personaje mencIOnado con el nombre de Zacarías

31 Schwelzer, 289 parafrasea «Por eso (es decir)>> , e mserta la argumenta


Clan de Lc 11, 49
32 'Ex l:ij~ yij~ Cf tamblen Job 16, 18 Y la leyenda de la sangre de Zacanas
mIra, n 37
33 Testlsacar 5, 4 (<<todos los santos, desde Abel hasta ahora»), TestAbr B 11,
2, Josefa Ant 1,53, Filan, Sacr AC 14 CA~EA = lXQEl:r¡ Kmv = KUXW), Tg J II (=
Tg Frag) Gen 4, lO, Heb 11,4, matenal rabmlco en BIll III,402s Mas documen
tos en K G Kuhn, 'APEA Kmv, en ThWNT 1,6, 17ss R le Deaut TradltlOns
Targumlques dans le Corpus Paulrmen? Blb 42 (1961) 3036
34 Solo la hlstona de la mterpretaclOn postenor VIO el problema, que ella re-
Sobre Zacanas ben Baraquzas se discute desde que hay exégesIs de la
Blbha El problema consiste en que tiene que haber un error en alguna
parte Hoy se barajan aun" tres opclOnes posibles
1) HIJOS de un tal BaraqUla~ fueron el profetas escntor Zacanas (Zac
1, 1) Y un tal Zacarías menclOnado en Is 8, 2 Pero ellos no fueron asesI-
nados Al contrano, al profeta escntor Zacanas atnbuye Va Proph 15,6
expresamente una muerte placlda en avanzada edad
2) 2 Crón 24, 20-22 menClOna al sacerdote Zacarías, que munó ape
dreado en el atno del templo por el rey Joás Pero su padre no se llamaba
BaraqUlas, smo Yoyada16 Sobre este Zacarías hay numerosas tradlclOnes
judla~ de epoca tardía 3?
3) Desde Zwmgho 18 hay un tercer candidato Josefo menClona en BeU
4, 334-344 a un noble jerosohmltano, prommente y justo, llamado Zaca-
nas, hijO de un tal Barels o Baruc, que fue asesmado por los celotas el año
66 d C «en medlO del templo»
Aunque este ultimo Zacarías ha sido promovido a veces con énfasIs y
es defendido todavla hoy19, la soluclOn sólo puede ser, a mi jUlClO, el se-
gundo Zacarías, Zacarías ben Yoyada40 De su muerte se ha ocupado slem-

solvlO con eleganCIa Cam no era padre de los JudlOs «natura», smo «lmltatlOne»
(Maldonado 465, cf LapIde, 430, Calvmo Il, 245 [los JudlOs y Cam son «panen
tes en la ImpIedad»]) Desde TertulIano, Adv Judaeos 5 (CSEL Tert Il, 266s), y
Agustm Contra Faustum, 12,9 (CSELAug VIIl, 337), Abel es tipo de los cnstla
nos, Cam, de lo~ JUdlO'
35 Ya no se contempla la te'ls, dIfundIda en el pasado, de que el perwnaJe de
referenCIa es Zacanas, el padre de Juan Bautista El ProtevangellO de Santzago, 23
= Schneemelcher JI 348 (,egunda mItad de sIglo) descnbe su asesmato con los ca
lore, de 2 Cron 24, 20 22 Ongenes, Ser 25 = GCS Ong XI, 42 conoce una tradl-
tlO al respecto que se transmIte luego a menudo Zacanas fue a~esmado en el tem-
plo por haber defendIdo la vlrgmldad de Mana
36 BaJO la mfluenCla de Jerommo, 220, Zacanas ben Yoyada es el ma~ repre
sentado en la tradlclOn ecleSIal Segun Jerommo 220 el EvangelIo de los nazarenos
enmendo el nombre del padre y leyo «hIJo de Yoyada», «fJllUm JOJadae»
37 En el amblto de Josefa, Ant 9, 168~ no se hace aun referencIa a las leyen
das po~tenores sobre Zacanas Va Proph 23, 2 habla de sIgnos que ocurren en el
templo despues de ~u muerte EXI~te la leyenda, presumIblemente desde el sIglo Il,
sobre la mancha de sangre que no cesa de bullIr en el suelo petreo del templo le
yenda msplrada en Ez 24, 7, cf Gmzberg, Legends IV, ,04, VI, 396s
38 ZwmglIo, 376, cf Bullmger 207B, Jansemo, 224
39 El enfasls tuvo do~ causas 1) Los defensore~ de esta mterpretaclOn obser-
vaban en los adver,anos el temor a un vatlClnlUm ex eventu -¡Zacanas Ben Barels
muna unos 35 años despues de Jesus L y ademas aSI eVItaban un dIcho de Jesus
«mautentlco» (por ejemplo, en Wel1hausen, 120s) 2) El a~erto de que el asesmato
de Zacana~ fue el ultimo asesmato de profetas parecla mas claro &1 se hablaba de
un suceso del año 66 d C , y no de un suceso que habla temdo lugar ya haCIa el ~I
glo IX aC
40 Contra la hlpotesls de Zacana~ Banes cabe objetar 1) Tampoco aqUJ es
correcto el nombre del padre 2) Este Zacana~ no fue sacerdote y por eso tampo
pre la tradición judía, al menos desde las guerras judías, porque le pareció
lllconceblble41 tal cnmen en medIO del templo, en el lugar santísimo, que
además era lugar de aSIl0 42 • Hay dlversa~ razones que recomIendan a este
Zacarías: 1) Al relato de 2 Crón 24, 20-22 precede en el v 19 una frase so-
bre el envío de profetas. 2) En el v. 22, el Zacarías monbundo pide expre-
samente a DlOS el castlgo del cnmen, lo que cuadra muy ben a Gén 4,
1041 3) En las V¡tae Prophetarum y en la tradición judía postenor, Zaca-
rías es califIcado como profeta44 4) Ya según las Vitae Prophetarum, pe-
ro también según la tradición rabílllca postenor, el sacerdote Zacarías fue
muerto en el atno de los sacerdotes, cerca del altar4'. 5 Que el dIcho sa-
pIenCIal Q 11, 49-51 confundiera al padre de este Zacarías con el del co-
nOCIdo profeta escritor, no tlene nada de extraño: aparecen tambIén en
textos judíos confUSIOnes de los diversos Zacarías, una vez mcluso en una
tradiCión atnbUlda al célebre AqUlba46 .

Abel es el primer justo asesinado en el canon del antiguo testa-


mento (Gén 4,8-10). Zacarías ben Yoyadá (2 Crón 24, 20-22), el
último. La precisión temporal quiere abarcar, así, todo el tiempo de
la BIblia. La argumentación de los v. 32-36 procede así: Puesto que
vosotros habéIS colmado ahora, con el maltrato, la perseCUCIón y
el asesmato de los profetas, sabios y letrados, la medIda de los pa-
dres en la era bíbhca, que asesmaron a los profetas y justos desde
Abel hasta Zacarías, toda la sangre -también la que ellos derrama-
ron- viene sobre vosotros, sobre «esta generación».
36 El solemne dIcho-amén del v. 36 incluye de nuevo el anuncIO
del juicio. 'H YEvEa aü"t'Yj es la generación de Israel que VIve aho-
ra 47 ; el SIgnificado de la expreSIón es tan fijo que no se puede hmi-

co fue a~esInado en el atno de los sacerdotes 3) Dado que, en mi opmlün, la hiS-


torIa de la tradICIón mdlca que Q 11, 51a no es una amplIaCión secundana del dI-
cho sapiencial, y ulou BCtQCtXLOU es un texto Q (cf supra, 368), ¡esa mterpretaclón
me oblIgaría a fechar la fuente de lo~ logza después de la guerra judía'
41 La tradiCIón judía sobre Zacarías subrayó el pecado de Joás y lo extendió
a «1os IsraelItas» é~tos mataron a un profeta, sacerdote y juez, vertIeron sangre
Inocente, cometIeron homICIdiO en el templo, y en sábado, y el día de la reconCI-
lIaCión, pTa'an 4, 69a, 56 = BIl1 1,940, más documentos en Blank*, 341
42 Cf 1 Re 1, 51-53
43 ¡,Se corresponde el hebreo ¡Z¡"" con el gnego bdhlTEW de Q 11, 50s?
44 Va Proph 23, pTa'an 4, 69a, 56, Tg Lam 2, 20 = BI11 1, 940s
45 Vet Proph 23, 1, pTa 'an 4, 69a, 56 =BI11 1, 940
46 Según Mak 24b, Aqmba confunde a Zacaría~ ben Baraquía~ de ls 8, 2 con
el profeta escntor En Tg Lam 2, 20 == Bll1 1, 941, el sacerdote Zacarías pasa a ser
hijO de 'lddo, el abuelo del profeta escntor Más documentos en Blank*, 329-334
47 Cf vol n, 255~ sobre 11, 16, ¡bid, 376 sobre 12,45
tar a los letrados y fanseos 48 El JUiCIO amenaza, pues, en un futu-
ro próxImo y vale para todo el pueblo que VIve ahora Que «todo
eso» -toda la sangre derramada de profetas y Justos en la hIstona y
en el presente- venga sobre esta generacIón, da al anuncIO del JUi-
CIO un carácter dehmtIvo y fmal No se dIce en qué consIste el JUi-
CIO Pero a la luz de 22, 6s, donde se trató tambIén del asesmato de
mensajeros de Jesús, los lectores pensarán en la destruccIón de Je-
rusalén El texto 23, 37-24, 2 confIrma esta VISIón Que el aseSI-
nato de Jesús es para Mateo el núcleo del pecado de Israel, se pre-
supone, pero no se dIce, como tampoco en 22, 6s m en 23,37-39 49
Sólo la tétnca automaldIcIón del pueblo santo en 27, 25, que apa-
rece formulada en clara referencIa a 23, 35s, dejará esto claro
TambIén queda abIerto cómo ve Mateo la relacIón entre la ruma de
Jerusalén y el JUiCIO fmal por una parte, la destruccIón de Jerusa-
len en la hIstona y el JUiCIO fmal, aún pendIente, del HIJO del hom-
bre son dos acontecImIentos totalmente dIstmtos, por otra, el JUiCIO
mtrahIstónco sobre «esta generacIón de Israel» tIene carácter defI-
mtIvo, porque es la respuesta de DIOS a la culpa de Israel durante
toda su hIstona Una vez colmada la «medIda de los padres» y con
la llegada del JUiCIO de DIOS, «toda la hIstona desgraCIada de Israel
ha tocado a su fm»5ü ¿Hay todavía una salvacIón para Israel más
allá de esa hIstona? La exégesIs de los V 37-39 tendrá que contes-
tar esta pregunta

Historia de la influencia y sentido actual

La hIstona de la mterpretacIón enseña que hay dos preguntas


crítIcas que no se han POdIdo sIlenCIar La pnmera es la de la cul-
pa colectIva el pecado de los padres de Israel o, más exactamente,
el pecado de algunos padres de Israel parece haber afectado aquí a
todo Israel Esta lógIca del castIgo colectIvo contradIce el buen
pnncipIO expuesto en textos bíbhcos tardíos, según el cual DIOS
sólo hace expiar a cada uno su propiO pecado (Jer 31, 29s, Ez 18)
Algunos Padres de la IgleSia mtentaron resolver este problema Se
perfilan dos tipOS de respuesta Unos, sigmendo a Jerómmo, señalaron

48 ASi Tilborg, Leaders 67, Gundry, 472


49 Cf, sm embargo, 21, 39-43
50 Wa1ker Hellsgeschlchte 26
que hay «dos generacIOnes», la de los buenos y la de los malos 5 !, en este
sentIdo, todos los Israehtas estan mterrelacIOnados y forman «un solo
cuerpo» que alguna vez es llamado «corpus dIaboh,,52 La otra respuesta
se fIja en la muerte de Cnsto, que deJo en la penumbra toda la antenor
culpa de sangre de los Israehtas, de suerte que basta ella sola como motI-
vo para el castIgo de Israel,3 Así, los Israehtas presentes expIan ~olo apa-
rentemente los pecados de otros

Desde la perspectlva actual, ambos tlpos de respuesta son Igual-


mente ImposIbles Frente a tales aberraclOnes teológlCas -entre
ellas, la teSIS de la culpa colectlva que sostlene este texto bíbhco-
cabe recordar la esperanza de Jeremías en que, «aquellos días», ca-
da cual «muera sólo en castIgo de su propIa culpa» (Jer 31, 30) Y
hay que recordar, sobre todo, a aquel que «fue entregado por nues-
tros dehtos y resucItado para nuestra JustlfIcacIón» (Rom 4, 25)
La otra pregunta que ha ocupado a la mterpretaClón es por qué
DlOS, en su ommpotencla, no ImpIdIó el mal que padecIeron los
memaJeros de Israel, mcluso por qué hIZO posIble e<;e mal enVIan-
do profetas, sablOs y letrados a Israel Ese DIOs que enVIó profetas
y sablOs a Israel, ¿ no qUIso con sufiCiente eficacw la salvaCión de
Israel? (,0 qUIzá no la qUISO en absoluto, smo que rechazó a IsraeP

La tradicIón escolastIca dIstmgUlo entre la autentIca voluntad de DIOS


(<<voluntas beneplacltI») y la voluntad de DIOS expresada medIante «~Ig­
nos», como las prohlblcIOne~ y lo~ preceptos (<<voluntas slgm»), que res
peta la hbertad del hombre;4 J Valdes confIesa que esta dlstmclón le S1fve
de poco, el VIVIO la gracIa de DIOS tan soberanamente que no pudo reSIS-
tIrse a ella55 El problema teonco de la hbertad humana frente a DIOS que-
daba en el sm resolver La tradIcIon reformada-ortodoxa dIstmgUlo entre
la voluntad dIvma secreta, m~ondable (<<voluntas arcana»), y la voluntad
dlvma gracIOsa, revelada y proclamada (<<voluntas revelata» )56 Es acorde

51 Jerommo 220s
52 Anselmo de Laon 1448 (<<corpu~ Dlaboh»), cf Lutero (WA 40, vol III)
528 (<<los tIranos y ase~InOS de 1m cnstIanos son tamblen mIembros de un ~olo
cuerpo») en el fondo, tamblen CalvIno Il 245 (todo el pueblo partICIpa en la «sa
ña Implacable» de los aseSInOS de profetas)
53 ASI por ejemplo, Ma1donado 466 cf ya Tomas de AqUInO (Lectura), n o
1896 (la «genelatlO» que dlO muerte a Cn~to se merece la «plemtudo malorum»)
54 Tomas de AqUInO STh 1 q 19, art 11 ~
55 Valdes, 413415
56 H Heppe-E Blzer, Reformlerte Dogmatlk NeukIrchen-V1uyn 1935, 50s,
7377
con la voluntad de DIOS revelada en la palabra -dIce Calvmo- que Israel
se ,alve, pero «nuestro entendImIento no puede penetrar en la profundI-
dad de una eleccIOn oculta»57 Mas provechosos que tales dlstmcIOnes te
ancas son, a mI JUICIO, los pnnclpIOs que establecen la Imposlblhdad de
que el ,er humano, que lo debe todo a DIOs, pueda pedIrle cuentas con
preguntas madecuadas «SI DIOS tIene el poder de salvar y perder, ¿qUien
le fuerza a condenar a algUIen contra SU voluntad SI El no lo qUiere?» ASI
hace hablar el Opus lmpeifectum a un mterrogador mdlscreto, y le da una
tajante respuesta «1 Tu, que no qUieres la ml~encordla de DIOs' »58 Lute-
ro contesta al que pregunta por que DIOS hace e,o «Quendo ¡deJate del
'quare', o acabaras descalabrado' Adan no se conformo con tener todos
los arboles del paralso, y el diablo le revelo la voluntad arcana de DIOS,
pregunto 'Quare?'» El «Quare Deus SIC?» hay que dejarlo, porque «el
me dIO a su HIJO, ah! tienes bastante que estudlar»59

A la pregunta por la permlsIOn dlvma de la perdida de Israel no


valen las respuestas abstractas El que qUIere hurgar en los decretos
de DIOS corre siempre el nesgo de buscar en la hlstona las huellas
de la realIzaCIOn de esos decretos, para confIrmar la propia teo-
logía Tampoco Mateo se lIbra de esa tentacIOn, aunque el no es-
pecula sobre el destmo de Israel desde la distanCIa, como JUdIO y
como segUIdor de Jesús, afectado directamente por el «no» de Is-
rael, trata de elaborar el dolor de ver a su comumdad separada de
las smagogas 6Ü

2 El dicho sobre Jerusalén (23, 37-39)

BiblIOgrafía Alhson, D C, Mt 23, 39 == Lk 11, 35b as a CondltlOnal Pro


phecy JSNT 18 (1983) 75-84, Kwaak, H van der, Die Klage uber Jeru-
salem (Mt 23,37-39) NT 8 (1966) 156-170, Vlrguhn, S , lllamento di
Gesu su Gerusalemme (Mt 23 37-39, Lc 13, 34 35), en L Provera (ed),
Gesu apostoto e sommo sacerdote FS T Ballarml, Casale Monferrato
1984, 73-82, Zeller, D , Entruckung zur Ankunft als Menschensohn (Lk
13 34f, 11, 29f), en A cause de l'Evangzle FS J Dupont, 1985 (LeDlv
123),513-530
Mas blbhografla* sobre las denunCia, en Mt 23, supra, 380
Mas blbhografla*** en Mt 23, 34 36, supra, 475s

57 II 249
58 46 = 895
59 (WA 40 vol III),5435
60 Cf supra, 4735
37 «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas yape-
drea a los que le! son enviados:
Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como el ave reú-
ne a sus crías bajo las alas, pero no habéis querido!
38 Pues bien, ¡vuestra casa se os quedará desierta 2 !
39 Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que di·
gáis: '¡Bendito el que viene en nombre del Señor!'».

Análisis

1 Estructura La sección de los v 37-39, ligada a los v 34-36 me-


diante las palabras clave JtQocpfí1:m, UJtOGtEAAúJ JtQO<; y uJtOXtELvúJ, «se
ajusta al tipo Ideal del anunciO de desgracias» 1 Consta de un Impropeno
(v 37) y un dicho amenazador (v 38~) Ambos son bipartitos, con un ra-
zonamiento general y otro especial (v 37ab), un anunciO de desgracias ge-
neral y otro especial (v 38 39) Los dos enunciados generales (v 37a 38)
aparecen formulados como oraCiOnes partiCipiales atnbutivas o en tercera
persona, y las dos enunCiados espeCiales (v 37b 39), en pnmera persona
2 Fuente El dicho procede de Q 13, 34s El texto es Idéntico, salvo
dIferenCias mímmas Cuando se expliCitan estas dIferencIas, queda claro
que Lc conservo el texto ongma14
Es difiCIl, pero muy ImpOltante para la redacClon de Mt, saber que lu-
gar ocupaba el dicho en Q Las opmlOnes se diVIden muchos mvestigado-
res opman que el orden mateano es el ongmaP otros conSIderan ongmal
la secuencia lucana6 , muchIslmos creen que ambos evangelistas colocaron
el dicho redacciOnalmente, por lo que no es pOSIble saber el lugar que
ocupaba en Q7 Yo conSidero redacclOnalla ubicaCión mateana Mt quena

1 TestIgos textuales OCCidentales sustituyen JtQO~ aUTllv por JtQO~ OE


2 EQl]~o~ (p77,~, D e, f13 y otros, difiere Lc) es sm duda ongmano a la luz
de la cntIca textual
3 Sato, Q (vol Ir), 158
4 E~ mateana la enmienda de la dificil elipsls lucana E(j)~ l]l;a me ELJtl]TE
ademas, e(j)~ con mdlcatlvo y OTe con subjuntIvo no son lucanos Tamblen es ma-
teano cm UQll (vol 1 57s~) Es probablemente mateana la mserClon de lómo1Jvuya
y de TU VOOOLa (las cnas de aves) en lugar de Tl]V VOOOLav (el mdo la mcubacIOn)
pue~ Mt los ajusta aTa tEXVa Es mateano aSimismo eQl]~ot; (aclaracIOn en estilo
bíblico, cf Ag 1, 9) rUQ puede ser mateano, y OE, lucano
5 Por ejemplo, Harnack, Spruche, 126 Bultmann, HlStona 173 Luhrmann,
RedaktlOn,48 Suggs, Wlsdom, 66, Nelrynck, Evange[¡ca II (vol III),446
6 Por ejemplo, Garland**, 193s Marguerat, Jugement, 356, Vlrgulm* 75, Sa
to, Q (vol Ir), 42 Kosch*x 102s, Rmlkel * 463s, Jacobson, Gospel (vol III) 210
7 Cf Steck, Israel, 45 48, Schulz Q 347 Hoffmann, Studlen, 172 Polag,
Fragmenta, 66, Kloppenborg FormatlOn (vol II),227s Gm1ka Ir (vol Ir), 298s
fmalizar la sene de las denunClas (v 13-33) con un anuncIO delJUlclo, que
tradICIonalmente pertenece al género denuncla 8 Le Importaba tambIén ex-
tender el anuncIo mas alla del círculo de los letrados y fanseo~ El enlace
con 24, ls aparece destacado después de predeCIr que el templo será aban-
donado por DIOS, Jesús mIsmo lo abandona y marcha con sus dIscípulos
al monte de los Olivos Por razón de este enlace omIte tamblen Mt la pe-
rícopa de Mc del abolo de la vIUda Lc, en cambIo, no colocó el lag IOn re-
dacClOnalmente, y esto por dos razones 1) Jesús mterpela a Jerusalén,
aunque se encuentra aún en Galilea, dIce «¡Cuántas veces he quendo reu-
mr a tus hIJos 1» cuando, según Lc, nunca había estado aún en Jerusalén
,-,Se hubIera creado Lc mIsmo esta dIficultad? 2) La salutacIón anuncIada
por Jesús, «¡BendIto el que vIene en nombre del Señor'» (Lc 19,38), fue
pronuncIada en el evangelio de Lc mIentras entraba Jesús en Jerusalen
Pero Jesús llora sobre la Jerusalén Impemtente y anuncIa su ruma (19, 41-
44)9 El texto 19, 38-44 no es, pues, precIsamente el cumplimIento del va-
tIclmo de 13, 35 Lc se hubIera creado, pues, notables dIfIcultades al co-
locar redacclOnalmente el dIcho contra Jerusalén en 13, 34s Yo supongo,
mas bIen, que Lc msertó los versículos 13, 31-33 sobre la base de la pa-
labra gancho 'IEQovouA:rl[t en un contexto Q cerrado, preexIstente Q 13,
23-29 34s lO Mt utIlIzó la mIsma seccIón Q y la fue explotando sucesIva-
mente como «cantera»
3 Hlstona de la tradIcIón La úmca cuestIón que se plantea es SI Q
13, 35b (desde Aqw [bE] Ú[tLV) es una amplIaCIón secundana, al Igual que
Q 11, 51b Así se admIte a menudo 11 porque esta frase fmal no encaja ya
en un presunto dIcho sapIencIal Q 13, 34-35a, smo que supone un nuevo
locutor Yo no creo que se pueda defender esta tesIs La slmetna de este
anuncIo de desgraCIas, perfecto en la forma, parece exclUlr sm más tales
mtentos de descomposIcIón
4 Ongen y sentIdo ongznal La cuestIón del ongen del dIcho y la
cuestIón de su sentIdo ongInal se correlaCIOnan La pregunta Importante
para la InterpretaCIón es qUlén es el locutor o la locutora que habla aqUl en
pnmera persona de SIngular Segun sea la respuesta, aparecen tres tIpOS
dIstIntos de InterpretacIón, que contIenen a su vez dIstIntas hIpóteSIs so-
bre el ongen de nuestro dIcho

8 Cf supra,4l3s
9 TambIén en Lc se refIere 13 35 a la parusla
10 Q 13, 23s = 7, l3s Q 13 25-27 = 7, 22s, Q 13, 28s = 8, lis, Q 13, 34s =
23,3739
11 Klostermann, 191 como pOSIbIlIdad, Kloppenborg, FormatlOn (vol 11),
228, cf Harnack, Spruche, 119, Hoffmann, Studlen, 177, Gmlka 11 (vol 11),307
Un argumento en favor de esta tesIs es el texto de los LXX de la cIta de Sal 117, 26,
pero no es concluyente, porque cada traductor o elaborador puede haber adaptado
el texto de los LXX
a) La locutora de Q 13, 34s es, según la pnmera hIpótesIs, la 5abldu.
na dIVma Ella evoca y lamenta la hIstona de Israel, reprocha a Israel, re.
presentado por Jeru~alén, su desobedIencIa permanente, y le anunCIa el
JUlClO Para muchos defensores de esta hIpotesIs, Q 13, 34s es un dIcho
]udío 12 La SabIduría, que hasta ahora moraba en IsraeJl3, lo va a abando-
nar Nuestro dIcho expresaría así, en forma de Impropeno contra Jerusa·
lén, el mIto cláSICO del descenso de la Sabiduría y su regreso desde un
mundo en el que no encontró mnguna audIencIa 14 Un flanco débIl de es-
ta hIpótesIs e~ que apenas hace comprensIble el texto Q 13, 35b Que Je-
rusalen «no vaya a ver más» la figura InVISIble de la SabIduría puede pa-
sar como expreSIón metafónca, pero (,qué decIr del fInal, que habla de un
retorno de la Sabiduría? No eXIste tal retorno en el Judaí~mo Habrá que
exclUIr, por tanto, Q 13, 35b como secundano, o aplIcarlo al HIJO del
hombre Pero el «yo» de Q 13, 34b y el de Q 13, 35b son el mIsmo Ade-
más, Q 13, 35b es un dIcho formulado en lenguaje típIcamente de Jesus,
que haría pensar de InmedIato a los oyente~ en Jesús 15 TambIén en Q 13,
34-35a hay razones Importantes que hablan contra un dicho sapIenCial El
símIl de la proteCCIón baJO las alas nunca va refendo en la tradICIón Judía
a la SabIduría 16 , pero sí es un símIl cornente para expresar la proteCCIón
de DlOS, que más tarde fue transfendo en textos Judíos a la sekmá 17
«Vuestra casa se os quedara desIerta» es un dIcho sobre DIOS en la tradI-
CIón bíblIca y JudIa él, no la sabIduría, abandonará el templo'8 DlOS, no

12 En el siglo XIX encontró esta tesl~ un defensor mfluyente en Straus***,


88-91, cf Bultmann, Hlstona, 173s Steck.lsrael, 227-239, da a esta hlpotesls la
forma hoy cla~lca y la mejor razonada cf tamblen U WIlckens, ooqJLa x"tA , en
ThWNTVII, 516, 7ss, Suggs, WIsdom, 63-70, Chnst**, 138-145, Schulz, Q, 351-
356, R Plper, WIsdom m the Q TradltlOn, 1989 (MSSNTS 61), 164s, Jacobson,
Go~pel (vol III), 212 Por 10 demas, la tesIs moderna sobre Mt 23, 37-39 como un
dicho de la sablduna no es nueva la mterpretaclOn ecleSIal cla~lca entendIO gene-
ralmente los v 37 39 como un dicho del PreexI~tente y de Jesm DIOS (cf mfra, n
36) En e~te sentido pudo mterpretarlo tamblen como palabra de la sablduna diVI-
na, ef por ejemplo Agustm (Quaest, vol II) 1, 36 = 28, Estrabon, 160
13 Cf Eclo 24, 10 12
14 Hen et 42, 2s, 91, 8, 94, 5, 4 E~d 5, 9s, Bar sir 48,36, ef Prov 1,28
15 'A/lfJv AEYW Ú/lLV + negación con al! ftfJ + oraclOn wbordmada con ÉW~ av
(5,26 par, 10, 23b, 16,28 par, 24, 34 par, ef 5, 18 par, 26, 29 par, Jn 13, 38b)
Algunos de estos logra se remontan hasta Je~us, otros son dichos pospascuales for
muladas en la «lengua materna de Jesus» No conozco paralelos JUdIOS de esta na-
turaleza De ser Q 13, 34s un dicho sapiencial Judío, 1Q 13, 35b tendna que ser un
añadido cnstJano I
16 Eclo 1, 15 habla solo de la morada (VOOOElJw) de la sablduna, y no e~ un
lugar paralelo
17 Cf Dt32, 11, Rut2, 12, Sal 17, 8, 36, 8, 57, 2~, 61, 5, 63, 8, 91, 4, Is 31,
5, Bar sir 41,4 La expreslOn rablmca «poner a algUien baJO las alas de la sekma»
slgmfIca ganar un proselIto (BIlI n, 315)
18 Cf los documentos mfra, 494s ,
la SabIduría, envía a los profetas en la tradICIón bíbhco-Judía l9 Así en-
tendIó ya el dIcho la paráfrasIs más antIgua que conocemos. 5 Esd 1,28-
34 En suma: es muy dIfícll que Q 13, 34b 35a hICIera pensar a los lecto-
re~ de la época en la SabIduría Habría que enterrar la tesIS de que Mt 23,
37-39 es un dIcho sapIencial Está mal razonada, aunque tenga una Im-
portante «galería de antepasados»20 De e~e modo cae otro soporte de la
denommada cnstología sapiencial mateana21
b) Según la segunda hIpótesIs, el dIcho es del Jesú~ terreno 22 Lo pro-
nunCIó al fmal de su actIVIdad en Jerusalén, cuando tenía claro que la ma-
yoría de Jerusalén lo rechazaba23 y su muerte era mevItable Q 13, 35b en-
caja exactamente en la espera del HIJO del hombre dentro de los dIchos
sobre su vellida, donde Jesús se IdentIfIca mdlrectamente con el HIJo del
hombre que vendrá como Juez del mundo, sm mencIOnar su muerte m su
exaltación Esta hIpótesl~ -lo nllsmo que la slgUIente- toma en ~eno que
no es Q 13, 34a, smo Q 13, 34b el que formula el reproche del locutor a
Jerusalén dIce en aonsto que Jesús qUISO muchas veces reumr a los hiJos
de Jerusalén, pero sm éxIto La fra~e partlClplal atnbutlva (Q 13, 34a)
qUIere, en cambIO, caractenzar simplemente a Jerusalén 24 A pesar de ello,
Q 13, 34s no procede, qUIza, del Je~ús terreno Yo apenas puedo Imagmar
que Jesús, cuyo ámbIto de aCCión no fue pnncIpalmente Jerusalén y que
qUizá sólo actuó allí una vez, dijera a «Jerusalén» «¡Cuántas veces he
quendo reumr a tus hiJos '» Resulta difíCil, luego, la Idea de que Jesús no
vea ya en este [oglOn nmguna esperanza para Jerusalén En consecuenCia,
Jesús sólo puede entender aquí su muerte como desapanclón y JUICIO, Yen
modo alguno como expresión del amor y la entrega 25 En suma, esta hi-
pótesIs no queda exclUIda, pero es Improbable 26

19 Cf supra,477s
20 Cf supra, n 12
21 Cf supra, 479s
22 ASI por ejemplo W Kumme1, Verhelssung und Eifullung, '1956 (AThANT
6),73-75, Garland**, 205, Gundry, 473, D Aune, Prophecy In Early Chnstwmty,
Grand Rapld, 1983, 175, Rlmker**, 485-490
23 En este caso es probable que el dIcho solo fue,e dmpdo a Jerusalén, pues
to que Jesús no fue rechazado de e,e modo en GalIlea
24 E,ta acu,aClOn en Lc 13, 34b no reqUIere nmgun locutor suprahlstonco,
como ,ue1en afIrmar lo, defensores de la tesIs ,apIencla1 no se refIere a toda la hl,-
tona
25 La comumdad pnmltIva de lo, ongenes habna trastocado entonces, con su
mterpretaclOn de la muerte de Je,us como muerte eXplatona, la mterpretaClón que
hace de la mIsma un lag IOn atnbUlble a Jesús Q 13, 35 SI Jesus hubIera entendI-
do su muerte como muerte expIatona, no sena compatIble con Q 13,35
26 SI rechazo esa teSIS, por tanto, no e, porque yo megue que Jesús se Iden-
tIfIque con el HIJO del hombre, o que Jesus conozca su muerte futura mcluso con-
'lIdero ambas cosas como probables hlstóncamente
c) SI suponemos que la genesIs de este anuncIo de desgracias está en
la comunzdad, el locutor podna ser un profeta Itmerante de la comumdad
Q, que habla en nombre del Señor exaltado 27 Tras los Illtentos frustrados
de anunCIar en Jerusalen el remo de DIOs en nombre de Jesus, ese profeta,
a tenor del mandato de Jesus, sacude qUlzá a las puertas de la cIUdad el
polvo de sus pIes y le anunCIa el JUlCIO (Q 10, 10-12) El yo del locutor es
el yo del Señor exaltado que sale al encuentro de los hombres en figura de
sus profetas (Q 10, 16, cf Mt 10,40-42, 25, 31-46) Iloomw; ~{}IJ.Y]oa
se refiere a los muchos esfuerzos mISIOneros que el Señor realIzo por me-
dIO de sus profetas oi! flY] flE tDY]'tE se refiere a la salIda de la CIUdad del
profeta, que representa al Exaltado La salutacIón en Q 13, 35b con las pa-
labras de Sal 118 vale para el HIJo del hombre en su parusía En esta m-
terpretaclOn se entIende aun mejor por qué no se habla de la muerte y ele-
vación del locutor, y por qué la IdentIdad entre aquel que ahora se va y el
HIJO del hombre vemdero es sólo mdIrecta28 Su dificultad consiste, a mI
JUICIO, en que el yo del profeta locutor y el yo del Señor que habla me-
dIante él se confunden Pero este es tambIén el caso en otros logra de Q,
donde profetas del cnstlamsmo pnmItIVO adoptan el «yo» del Señor exal
tad0 29 Este tercer modelo hermeneutlco ofrece, a mi JUICIO, las menores
dificultades
Hay vanos mdlcIOs que hacen presumIr que el dicho fuese formulado
ongmanamente en lengua hebrea o aramea 3ü Es una conjetura atrayente
que el dicho proceda del ultimo penado de mlSIOn de los mensajeros de
Jesus en Jerusalen, tiempo de alta tensIOn cuando, antes del estallIdo de la
guerra Judla, también otros profetas anunciaron que DIOS abandonaba el
templ031 Podría relacIOnarse entonces, como Q 11,49-51 y como el «pe-
queño apocalIpsIs» que hay detras de Mc 13 32 , con la salIda de Jerusalen
de los segUldores de Jesus, que nos reseña la tradIcIOn eclesial Pero esto
no tiene por que ser necesanamente aSI, elloglOn puede ser más antiguo

27 ASI por ejemplo M E Bonng, Saymgs afthe Rlsen Jesus, 1982 (MSSNTS
46),171-173 Sato Q (vol JI) 159s, MIller***, 238s
28 Rlmker**, 487s echa de menos una mterpretaclOn explIcita de la muerte
de Jesus que cabJa esperar en un lag IOn po~pascual ¡Pero SI una mterpretacJOn so
tenologIca de la muerte de Jesus no aparece por nmgun lado en Q'
29 Cf Q 6, 22s, 10, 13 15 YespeCIalmente 10,16
30 Son semltlcos el vocativo, con contmuaClOn en tercera persona (cf, por
ejemplo Neh 1,5, h 47,8 54 1 MIq 1 2 Wellhausen, 115), vocatIvo con duplI
cado (cf ls 29, 1, BIll 1,943 Bl Debr Rehkopf § 493, 2), ov tQoJtov (ldlOmatlco
en los LXX por '¡¡¡~:l) Ademas la presenCIa umca en Mt de IEQouoaAllf1 y el
paSSlvum dlVlnum aq>LEtal ElloglOn parece estar tradUCIdo muy lIteralmente de las
lenguas semltIcas
31 Tal es la tesIs de Steck, Israel, 237-239, el postula, en todo caso, un dIcho
sapIenCIal profetlco Sobre los documentos, cf mfra, 494s
32 Cf mira, 530
Explicación j'

El doble vocatIvo, no usual en gnego, ImpresIOna 33 Jesús -los 37


lectores no podían esperar otro locutor en el contexto del dISCurSO
de las denuncIas- se dmge ahora a toda la CIUdad Pnmero, dos fra-
ses de partIcIpIO alertan a los lectores sobre el trasfondo desde el
que hay que leer la sIgmente acusaCIón Jerusalén sacnfIcó siempre
a los profetas de DIOs y apedreó a sus envIados 34 Las dos frases en
partICIpIO son una descnpcIón de Jerusalén, no una denuncIa con-
creta35 Jesú<; no dIce, pues, como PreeXIstente, que hubIese enVia-
do los profetas a Israel durante el tIempo de la antIgua alIanza 36
Sólo dIce que mtentó «reumr»37 una y otra vez a la SIempre rebelde
Jerusalén Esto no es, obVIamente, un mero deseo que Jesús nunca
pudo realIzar, SImplemente por no haber estado nunca en Jerusa
lén 38 , entonces, el «no habéIS quendo» no denuncIaría una desobe-
dIenCia real de los JerosolimItanos Se trata más bIen de que Jesú¡"
tambIén como Señor exaltado, SOlICItó repetIdamente de los Jero-
solImItanos la converSIón a DIOS, tambIén después de pascua me-
diante sus profetas y mensajeros, que lo representaban, y aquéllos
respondIeron con flagrante desobedIencIa El sImIl del ave que
ofrece proteccIón a sus crías baJo sus alas adopta una Imagen bí-
blIca cornente de la conducta de DIOs 39 La tradUCCIón de Lutero,
que alcanzó celebndad y efIcacIa4ü , «como una gallIna reúne a sus

33 En gnego es raro un duplicado enfatlco de vocativos (Schwyzer, Gram-


matlk 11,60) En el nuevo testamento, cf Lc 10,41,22,31, Hech 9, 4
34 No hay paralelos JudlOs directos para Jerusalen como asesma de profetas,
pero no solo hay bastantes tradICIOnes sobre muerte cruenta de profetas en Jerusa
len (Steck Israel 228 n 1) smo tamblen ba<;tantes sepulcros de profetas en Jeru-
salen y sus alrededores (cf supra, 446s, n 140-143)
35 Cdlvmo habla, por eso, de un «sobrenombre» de Jerusalen (11, 247), otros
reescnben los pdrtlClplO<; <;ustantlvandolos «Hlerusalem mterfectncem et lapldatn-
cem prophetarum» (Ongenes Ser 28 = GCS Ong XI 53, algo parecIdo Beza, 106)
36 ASI lo ve generalmente la mterpretaclOn ecJe<;lal, que hace hablar aqUl a la
dIvInIdad de Jesus dIvInIdad que en e,a mterpretaclOn aparece ma<; reforzada aun
por el slmll del ave y sus ala<; refendo en la BIblia a DIOS, cf Ongenes, fr 461 =
GCS Ong XII, 191, Apolinar de Laodlcea fr 121 = 41 Tomas de Aqumo (Lec tu
ra), n° 1899 «<deslgnatur perpetUlta<; dlvmltatls elUs»), Calvmo 11,249
37 Cf 12,30 Y la Imagen de la cosecha (9 37)
38 ASI FItzmyer, Lk 11 (vol 11) 1036
39 Cf supra, n 17
40 Cf el conocIdo canto vespertmo de P Gerhard «<Nun ruhen alle Waldef»,
EG 477,8, RKG 86, 8) «Extiende las dos alas, Jesus gozo mIO, y acoge a tu po-
lluelo» Cf tamblen EG 351, 6 = RKG 259, 4 ,~nh<, 1
polluelos», no es mcorrecta, porque bQVL~ puede slglllf1car tambIén
gallo o gallma, pero no es lllnguna novedad, porque se lImIta a re-
producIr la Vulgata41 El «símIl tierno y amoroso» de la gallma que
«con el cacareo lastimero gnta contra el agUIlucho »y extIende
«tan voluntanosa sus alas»42, que tanto Impactó a los lectores de
Lutero, tampoco es lllnguna novedad, se remonta a la Iglesia anti-
gua y expresa su concepto de la gracIa43 Pero el sugestivo símIl no
pretende aquí presentar la graCia de Cnsto, smo que Sirve para ha-
cer así más mconceblble la reaCCión negativa de Jerusalén (<<no ha-
béIS quendo»)
38 Al Impropeno sigue el anuncIO del JUICIO, formulado en len-
guaJe bíblIco OlXO~ puede sugenr a los lectores la Idea del templo
o de la cIUdad44 A la luz de la tradiCión bíblIca resulta más prÓXI-
ma la Idea del templ045 De él ha hablado ya Mateo en el v 35, en
otros pasaje lo denomma LEQOV o vao~ Esta lectura será confIrma-
da por lo que sIgue Jesús anuncIará de lllmedIato la destrucción
del templo, y lo abandonará (24, ls), en 24, 15, el templo no será
ya el lugar de DIOS, smo el lugar de la «abommaClón de la desola-
clón»46 'AcpLE'taL es paSSlvum dlvznum En lugar de «casa de DIOS»,
el templo abandonado es ahora «vuestra casa» SI esta referenCia
es correcta, el dicho amenazador del v 38 recoge una Idea dIfundI-
da El texto bíblIco más Importante al respecto es Ez 9-11, donde el
profeta descnbe cómo la glona de Yahvé abandona el templo (10,
18s) y la CIUdad, para reposar de momento en el monte de los OlI-
vos (11, 23) La Idea fue adoptada más tarde en textos apocalíptI-
COS 47 una voz llama a los enemigos desde el templo «El que VIgI-

4] La Hala y la Vulgata tradUjeron OQVL~, no por «avIs» smo por «gallma»


42 (Evangeizen Auslegung) Ir 813 (Wezhnachtspostzlle de 1522)
43 Cf especIalmente Agustm Tractatus In Joh 15,7 = BKV 1/8, 255s, Id
(Quaest , vol Ir) 1, 36 = 28
44 Por ejemplo, Jer 12,7 «<he abandonado mi casa») 22,5, Hen et 89, 50-56
«<casa» = CIUdad, «torre» = templo) Bil] 1 944]0 aplica a todo Israe] porque «ca
sa» en el slgmflcado de «templo» lleva siempre consigo un sufiJO «<mi casa», etc)
refendo a DIOS Indican lo contrano no ~olo la ausencia ca~1 total de documentos
para o¡:1{o~ = comumdad, smo tamblen por ejemplo, el texto de Is 64, 10
45 Son numero~os los documentos al respecto, cf I Re 9, I 9, Is 64, 9s, Jer
33 6 LXX Jub 49, 19, tamblen O M1Chel oi:1{O~ KtA, en ThWNT V, 123, 33ss,
131,5ss La mayona de los autores antiguos y medievales lo mterpretan aSI
46 BOEAUYf!U l:fí~ EQr¡f!WOEW~ (24, 15) podna remitir a EQr¡f!O~
47 Ideas Similares Hen et 89, 56, Bar sir 64, 6, Vit Proph 2, ]2, como ple-
gana SalSal 7, I
la la casa, la ha abandonado» (Bar sir 8, 2). Josefa refiere, entre los
signos que se producen en Jerusalén antes de la guerra judía, que
los sacerdotes, durante la fiesta de pentecostés, oyeron en el inte-
rior del templo un estrépito y una voz que gritó: «Nos vamos de
aquí» (Bell. 6, 299)48. La destrucción del templo, privado de la pro-
tección divina, es la consecuencia inmediata. Esto es, naturalmen-
te, una señal divina para todo Israel.
El final del anuncio de desgracias es el vaticinio del v. 39: Je- 39
rusalén no volverá a ver a Jesús hasta su parusía. La historia de
Mateo narrará su cumplimiento: Jesús abandonará inmediatamen-
te el templo, nunca dirigirá ya la palabra a todo el pueblo y vivirá
sólo dos días más. 'An' aQ'tL indica en Mateo un giro temporal y
lanza el puente hacia la parusía: con la muerte de Jesús ha termi-
nado el tiempo de la presencia de Dios en Jesús; el reino de Dios y
el juicio están a las puertas (cf. 26, 29.64)49. La muerte de Jesús es,
por tanto, una señal de juicio: el hecho de que Dios haya abando-
nado su casa significa que tampoco el «Enmanuel» está visible 50 .
Este tiempo de in-videncia, sin embargo, es limitado, porque
vendrá el momento en que los jerosolimitanos saluden con las pa-
labras del Salmo Hallel 118 a aquel «que viene», el Hijo del hom-
bre descendido del cielo para la parusía51 : «Bendito el que viene en
nombre del Señor». Con estas palabras eran saludados por los sa-
cerdotes, en el antiguo Israel, los peregrinos que acudían a la fies-
ta 52 ; con ellas fue recibido también Jesús, al entrar en la ciudad
santa, por la multitud de peregrinos (21, 9)53. Si las palabras del
Salmo Hallel se convierten aquí en palabras de salutación para el

48. Lo ml~mo atestIgua TáCIto, Hlst. 5, 13 Ideas afInes Josefo, Bell. 2,539;
5, 19.412,6, 127; Ant. 20, 166. En Bell. 6,300-309 SIgue luego la reseña ~obre el
profeta de desgraCIas, Jesús ben Ananías, que durante vanos años vatiCInó la ruIna
del templo
49. TnllIng, Israel, 86, habla de una «pared de separacIón frente al pasado»
que se marca medIante an' UQl:L Es slgmficatlvo que an' uQl:L no Introduzca en
mnguno de lo~ tres pasaJe~ algo así como el tiempo de la IgleSIa, SInO que lance
SIempre el puente entre el tiempo de Jesús y el reInO de DIOS o la parusía.
50 Marguerat, Jugement, 371, y Garland*, 203 señalan la relaCIón entre 1m v
37-39 y la cnstología del Enmanuel
Si. ef. acerca de ó ¡'QXÓf-lEVO~, vol. 1, 208s (sobre 3, 11), vol. n, 230s (sobre
11,3).
52. H.-J. Kraus, Los Salmos n, Salamanca 1995,594
53. Sobre eso y una eventual InterpretacIón mesIámca de Sal 118, 26 en elJu-
daísmo, cf. supra, 248 con n 63.
Cnsto de la parusía, parecen tener un tono POSItIVO. ¿Se sIgnifIca,
por tanto, que el tIempo de la mcreenCla de Israel será lImItado y el
JUiCIO sobre Israel, que comIenza con la marcha de Jesús y la salI-
da de DIOS del templo, será tambIén un JUiCIO lImItado temporal-
mente? Hay tres tlpOS de mterpretacIón de este dIfícIl versículo, to-
dos ellos ya representados en la mterpretacIón ecleSIal.

1 (,Plensa Mateo en la promesa de que «todo Israel se salvara en la


parusía», como escnbe Pablo (Rom 11, 26)? Un defensor Ilustre de esta
mterpretaClón en la Iglesia antigua fue Ongenes, que la fundamentó ya en
Rom 11, 25s 54 Encontramos tamblen esta mterpretaclón en la Edad Me-
dia y, sobre todo, en la época de la Reforma 55 , lo mismo que en muchos
comentanos modernos 56
2 (,0 entIende Mateo la frase con Éw!:; av como condIcIón? Entonces
el v 39 hay que parafraseado así «Me volveréIs a ver SI decís 'Bendito
el que viene en nombre del Señor'», es decIr, SI os entregáis a Jesús 57
También esta mterpretaclOn fue defendida ya en la Iglesia antIgua58
3 Sm embargo, la mterpretaclOn del v 39 como un dIcho refendo al
JUICIO fue la mas extendida en la Iglesia antigua, en la Edad MedIa y en la
pnmera epoca moderna Los Judíos tendrán que saludar, aunque no qUIe-
ran (mvlt!), a Jesús en la parusía como aquel que viene en nombre del Se-
ñor El saludo no es entonces expresión de fe, ~mo un homenaje forzado a
la glona del Cnsto de la parusía 59 ElleconoclmIento de Jesús no les sir-
ve entonces de nada

54 Fr 464 = GCS Ong XII, 191s


55 Opus lmpelfeclum, 46 = 897, Erasmo (AnnotatlOnes), 124, Lutero (Evan-
gellen Auslegung) II 816 (Welhnachtspostdle de 1522), Id (WA 40, vol IlI),545
(mucho ma~ reservado, Lutero no qUIere contradeCir e~ta InterpretaclOn cornente),
Musculus, 516, LapIde, 432 (converslOn de lo~ JudlOs por obra de ElJas antes de la
parusía), Jansemo, 225
56 Por ejemplo, en J Welss, 377, Zahn 650, Schlatter, 691, SchmewInd, 238,
Goulder, Mldrash, 430, Mussner**, 96, Patte, 329s, Schwelzer, 290 «<qUlza»)
57 ASI van der Kwaak*, 167 169 YAIlJ~on*, 77-81 con documento~ Stan-
ton, Gospel (vol IlI),248 251 defiende aSimIsmo esta InterpretaclOn, remItiendo al
esquema «Sin exI!e return», frecuente en el Test XII Pero aqUl no se trata de des-
tIerro y regre~o
58 Entre otros, por Jerommo, 222 «<msl confessl fuentls non vldebItls»),
An~elmo de Laon, 1449, RemlglO de Auxerre, Hom 5 = PL 131, 894s
59 Maldonado, 467 explIca en forma tajante «Un rey dIce a algUIen que no
reconoce su soberama '¡Te ahorcare y entonces dlfas que soy reyl'» Algo parecI-
do Interpretan Juan Cnso~tomo 74, 3 = PG 58, 685, Htlano, 24 11 = SC 258, 178,
EutlmlO Zlgabeno, 600, Teofllacto, 408, DlOmslO bar Sahbl III, 29. DlOmSlO Car-
tUJano, 258, CalVinO II, 251, BullInger, 208A, Wolzogen, 377, Calov, 408, Lapide,
432
Las dos primeras propuestas de interpretación pueden alegar a
su favor el sentido positivo de Sal 118,26. En su contra está, sobre
todo, el contexto: después del rotundo discurso de las denuncias,
después del anuncio de juicio sobre «esta generación» (v. 35s),
después del anuncio de la salida de Dios del templo e inmediata-
mente antes de que Jesús lo abandone definitivamente, el anuncio
de una posibilidad, y no digamos realidad, de una futura conver-
sión de Israel sería sorprendente, retóricamente muy torpe, y rom-
pería el contexto. Tal idea sería además algo totalmente singular en
el evangelio de Mateo. No habría dónde encajarla dentro de las
ideas escatológicas de 24, 29-25, 26, ya que, según el evangelio de
Mateo, el Hijo del hombre no vendrá (como en muchos esquemas
judíos del mesías) cuando Israel se convierta60 , sino cuando la tri-
bulación y el confusionismo sean mayores, inesperada y súbita-
mente, como el relámpago del cielo (24, 27-31). Contra la segunda
interpretación condicional está, además, su incoherencia interna:
los jerosolimitanos sólo pueden saludar al Cristo de la parusía con
las palabras del Sal 118 si lo ven; por tanto, EW<; av no puede in-
troducir ninguna condición61 . Lingüísticamente es posible inter-
pretar EW<; av en sentido condicional; pero la interpretación tem-
poral es más próxima62 .
Yo prefiero, pues, la tercera interpretación de v. 39 como un di-
cho condenatorio: cuando el Hijo del hombre venga a pronunciar
la condena de los jerosolimitanos -ellos representan al Israel que
rechaza a Jesús- «se echarán a temblar a la vista de su tremenda
majestad... y reconocerán que es el Hijo de Dios»63. Esta interpre-
tación se ajusta a la espera judía del Hijo del hombre: en su venida,
«todos los reyes y potentados... verán a mi elegido cuando se sien-
te en el trono de mi gloria» (Hen et 55, 4). Entonces todos los seres
humanos de la tierra «se postrarán ante él, lo adorarán, ensalzarán,
alabarán, y le cantarán himnos» (Hen et 48, 5). Hasta los reyes y

60 Esas condicIOnes formulan los paralelos aducidos por Allison\ 79 para la


vemda del mesías
61 El texto no dIce' no me veréIs hasta que creáIs en mí o hasta que os con-
VIrtáis a mí
62 Según Beyer, Syntax, 132, ni, que da toda una serie de documentos JU-
díos, esa construccIón se corresponde con el hebreo ,~ . ~~ (sólo... cuando),
«donde el Interés del tiempo se centra en el punto temporallOdlcado por ,~, y no
en la condIcIón que debe cumplirse».
63 CalvIno 11, 251
potentados dllán «Alabado sea el Señor de los espíntus, el rey de
reyes, el señor de los poderosos, el señor de los que domman, el
señor de la glona y el señor de la sabIduría, ante el cual todo se-
creto queda patente» (Hen et 63, 3)64 Pero esto no les servIrá de
nada, porque DIOS los apartará y condenará (Ren et 62, 10) Igual
que a los poderosos en el JUICIO del HIJO del hombre, según los dIS-
cur~os fIgurados del lIbro de Henoc, les ocurnra por tanto a aque-
llos que Jesús mtento reumr y ellos no qUISIeron En la parusía sa-
ludarán al Juez umver<;al como aquel que VIene en nombre de
DIOS, pero entonces será demasIado tarde

Resumen e historia de la influencia

El dI~curso de las denunCIas acaba sm perspectIva No sólo los


letrados y fanseos, i>mo toda Jerusalén, y esto sIgmfIca qUIzá todo
Israel, son destmatanos del anuncIO del JUICIO por parte de Jesús
DIOS abandonará su templo Así concreta Jesús lo que ya habIa
anuncIado «El remo de DIOS 0<; será arrebatado» (21, 43) Mateo
no conoce la Idea de Pablo según la cual, con ese anunCIO de JUICIO
IrreversIble, las promesas de DIOS a su pueblo (Rom 9, 6), mcluso
la graCIa de DIOS mcondIcIOnal mstaurada por medIO de Cnsto.
caen por tIerra No hay futuro bueno para un Israel que rechaza a
Jesús, tampoco en el JUICIO ulllversal del HIJO del hombre, cuando
venga

Los comentan<;tas cnstIanos han expuesto generalmente e'>tos verSICU-


los contemendo el alIento, con parquedad y sm apenas algun brote de
tnunfalIsmo eclesIal Algunos, sm embargo, no reSIstIeron la tentacIOn de
reforzar aun md'> el JUICIO de DIO'> Lo Ilustrare con dos ejemplos Pnme-
ro, Bulhnger «Ahora habra otros enVIados el ejérCIto de los romanos,
que 0<; predIcaran con espadas, lanza~, proyectIles y torturas, y os trataran
en estncta correspondencIa con vuestros mentas Me Ire de vosotros, no
solo corporalmente al CIelo, '>lilO retIrandoos mI ayuda y mI conseJo» Y
cuando Cn~to venga en la parusIa, «mngún lIbertador vendra a vosotros,
perecereIs en vuestros pecados, sobre vosotros queda el castIgo por haber
desprecIado a vue~tro rey mesIas»65 Luego, Brenz «E<;te es el vatIcImo

64 Cf tamblen Hen et 61, 7 9 62,69 63 7 1I (reconocImIento de los peca


dos por parte de 10<; poderosos)
65 Bullmger 208A
sobre la destruccIón del remo Judío, sobre la reprobacIOn de los Judlos,
para que no sean ya pueblo de DIOS y perezcan en cuerpo y alma, y esto
para SIempre Vuestro pueblo se obcecara tanto, que aun hoy espera la
llegada del mesías, pero nunca vera mas m conocerá al verdadero meslas,
porque me rechaza a mI, el verdadero meSIas» Cuando llegue la parusía
y todos los buenos se alegren, «los malos Judíos se perderan para SIem
pre»66 Brenz SIgue mSlstlendo "Pero cuanto mas grave sea el castlgo de
los Judlos, más hemos de temblar los paganos, hasta vernos estimulados a
conservar la luz del evangelIO» (,Que luz sera esa, ah mentada con anun
CIOS de condena y deseos de extermmIO, que VIene a demostrar lo proble
matIco que resulta aprovechar el destmo de Israel como ejemplo negatI
va para una pareneSlS cnstIana?

Los dos ejemplos trazan unas líneas que no denvan del texto de
Mt 23, 37-39, dIcen más de lo que el texto dIce, pero el problema
es que no dIcen nada que a la luz de Mt 23,37-39 esté prohIbIdo
decIr El texto bíbhco que no prohíbe una teología del JUICIO sobre
Israel tan poco poco propIa de Jesús, smo que la poslbIhta en CIer-
to modo, está pIdIendo un debate teológIco radIcal Ese debate se
hará efectIvo en la consIderacIón smtetlzadora de este capítulo

d) Jesus abandona el templo (24, 1s)

BlbllOgrafza Dupont, J , Il n'en sera pas lalsse plerre sur plerre (Me 13,
2, Le 19,44), en Id, Etudes 1 (vol II),434-455

1 Jesús salió del templo y, cuando se iba, se le acercaron sus


discípulos para mostrarle las construcciones del templo. 2 Pe·
ro él les respondió: «¿Veis todo esto? Yo os aseguro: ¡no que-
dará aquí piedra sobre piedra que no sea derruida!».

Análisis

El mClSO narratIvo es formalmente un pequeño apotegma con exposI


Clan y «respuesta» de Jesus El loglOn mdependlente (v 2b)1, que en lo

66 Brenz, 707
1 Sobre los problemas de su hlstona genetlca, cf Dupont* Nada ImpIde
consIderar la frase de Mc 13,2 transmitIda en muchas vanantes (cf Mc 14 58 15
sustanCial se remonta presumIblemente a un dIcho auténtIco de Jesús, en-
laza vagamente con la mtroduccIOn (v l-2a) El fragmento ~e basa en Mc
13, ls Las modIfIcacIOnes son caSI todas mateanas en ellenguaje 2 El sor-
prendente mlnor agreement al fmal de Mc 13,2 par es muy dificIl de ex-
plIcar3

Explicación

Jesús abandona el templo con sus dIscípulos 4 • 'EnoQE'ÚELO VIe-


ne a subrayar que la salIda va hgada a un cambIO real de lugar. Mt
conVIerte el gemtIvo absoluto del evangeho de Marcos en una ora-
ción pnnCIpal, de ese modo da énfasIs al hecho de que Jesús salga
del temploS La escena de los dIscípulos mostrando a Jesús las
construccIOnes del complejo del templo VIene a resumIr lo que Mc
13, 1 narra con mayor VIveza En el texto mateano no hablan ya los
dIscípulos, su acercamIento prepara sImplemente el dICho de Jesús.
Por otra parte, ahora no es un dIscípulo, como en Marcos, Mt los
menCIOna a todos. La escena prepara lo que sIgue' desde 24, 3 ms-
trUIrá Jesús a todos los dIscípulos, y sólo a ellos. Mateo qUIere su-
genr además, qUIzá, que los dIscípulo¡, no entIenden Tras el anun-
CIO de Jesús de que DIOS abandonará el templo, el mterés de los
dIscípulos se centra en los edIfIcIOS Aunque ellos no han dICho na-
da, Jesús los dIsuade con un «¿, veIS todo esto?»6 La contmuacIón,
V 2b, deja claro que Jesús qUIere sIgmfIcar con «ver» lo que ahora
no se puede «ver» aún que mnguna de las grandes pIedras coloca-

29, Lc 19,44, Jn 2, 19s), como un vallclnIo autenllco de Jesus, no porque no se


cumplIera lIteralmente -constrUir un antagonIsmo entre ellllcendlO del templo y el
ou [ni xm:aAlJ{h'j de Mc 13, 2 ~ena arllflclal- silla porque encaja bien en una am-
plIa comente Judla de vallclnIos contra el templo
2 Son mateanos segun vol 1, 57ss E~EA{}úlv (partlclplum conzunctum), ano,
nOQcuo[lat, nQOOEQX0[lat, EJtLlínxvlJ[ll, ó líE anOXQl{}W; ElnEv, taina navta (cf
6,33, 13,34,23,36), a[lr¡v, WlíE Son termlllos relegados por Mt '¡líE (cf vol 1,
76s) y líllíaoxaAo~ como tratamIento dado por dl~cípulos
3 Mt YLc escnben ó~ ou XmaAlJ{}r¡Octat, Mc, ó~ ou [lr¡ xmaAlJ{}ñ
4 'Ano puede adoptar ya en el nuevo te~tamento, como en el gnego moderno,
el slgmfIcado de EX
5 ¡Escapa al narrador Mt, en todo caso, que Jesus habla salIdo ya del templo
cuando los dlsclpulos le quenan enseñar sus grande~ edificIOs' Sobre IllcoherenclaS
SImilares en la trama narrallva, cf por ejemplo 3, 1,9,6, 13, 1, 14, 12s 15 22, 16,
5 y 19, Is, cf vol 1, 201 s, vol n, 63, 397, 514s, 522, 586 , aSI como supra, 129s,
n I7
6 Cf n,14-17
das en el edIfIcIO del templo, que parecían estar hechas para la eter-
mdad?, quedará en pIe Tal es la consecuenCIa SI DIOS abandona el
templo (23, 38) TutÍ1:u Jtuv'tu es una expresIón delIberadamente
general y abIerta Los lectores que recuerdan 23, 36, sospechan que
con eso se sIgmfIca más de lo que dIcen los bellos edIfICIOS del
templo su destruccIón y el JUICIO sobre «esta generacIOn»8 Saben
tambIén, a dIferencia de aquellos dIscípulos, cómo se cumplIó es-
ta profecía de Jesus 9 Después del capítulo 23, mterpretan con to-
da obvIedad la destruccIón del templo como castIgo de DIOS por la
desobedIencIa de los dmgentes de Israel y la reSIstenCia de Israel
a la llamada de Jesús Con ello cobra tambIén un sIgmfIcado SIm-
bólIco profundo la salIda de Jesús del templo, que ahora está abo
cado a la ruma Con la lectura ulterIor del evangelIO notarán los
lectores que Jesús abandonó para sIempre, no sólo el templo, smo
tambIén la multItud que oyó a Jesús en «su casa» (23, 38) Jesús no
volverá a enseñar al pueblo Ellos «no lo verán más» (23, 39)

RESUMEN Ideas fundamentales del dIscurso de las denunczas

BebllOgrafza sobre la relaclOn de la comumdad mateana con el ]udacsmo


y sobre el cesma entre ]udaesmo y cnstzamsmo Alexander, P S «The Par
tmg of the Ways» from the Perspecteve of Rabbmec Judacsm, en Dunn
(ed ), Jews and Chmtzans (cf mfra) 1 26, Dunn, J D G, The Partmg of
the Ways, Landan 1991, Id, The QuestlOn of Ante-Semcte5m m the New
Testament Wntmgs ofthe Penod, en Id, (ed), Jews and Chnsteans, 1992
(WUNT 66), 177-211, Freyne, S , Velefymg the Other and Definmg the
Self Matthew's and John s Ante Jewesh Polemlc m Focus, en Neusner
Frenehs, «To see »(ef mfra), 117-143, Id, Unterdruckung von secten
der Juden Das Matthausevangelzum als eme fruhe chnstlzche Antwort
Cane (D) 24 (1988) 462-467, Katz, S T, Issues m the SeparatlOn of Ju
dacsm and Chnstzamty after 70 C E A ReconsederatlOn JBL 103 (1984)
43 76, Knmelman, R , Blrkat-ha Mmlm and the lack of EVldence for an
Ante Chnstzan Jewlsh Prayer m Late AntlqUlty, en E P Sanders (ed), Je-

7 El muro del templo herodIano que aun se conserva da esa ImpreslOn


8 Hummel Auseznandersetzung 86
9 El templo fue mcendiado en los combates del ano 70 d C y fue luego de-
molido por los romanos Autore~ ecleslales ~uelen recordar -no sm resabIOS antl
JudlOs- elmtento de reconstrucclOn del templo baJo el emperador Juliano cuando
un fenomeno natural ("terremoto?) destruyo los cimientos y llevo a ~uspender la
reedlflcaclOn «Ita Judaeo~ ~Ul~ mambus Chnstl praedlctlOnem complevlsse» (Mal
donado 471)
wlsh and ChrIStian Seif-DefmltlOn n, London 1981,226-244, Luz, U,
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mlC wlth Judmsm m Theologlcal Perspectlve, en C A Evan~-D Hagner
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ty's SeparatlOnfrom the Jewlsh Communztles, en Neusner Frenchs, «To
See »(cf mfra), 93-115, J Neusner-E Frenchs (eds), «To See Oursel-
ves as Others See Us» Chrzstlans, Jews, «Others» m Late Antlqulty, Chi-
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Chrzstzan RelatlOns, London 1993, 154-159, Stanton, People (vol III), es-
pec 113-191
Más blbllOgrafía**, supra, 380

Intentamos recoger algunas ldeas básIcas del dISCurSO de las


denuncIas Comenzamos con datos formales y exegétIcas sobre el
texto mIsmo y pasamos luego a cuestlOnes hIstóncas que van más
allá del hecho textual Enlazamos, en lo posIble, con las preguntas
formuladas al comIenzo de la exégeSIS]

1 La forma El dISCurso de las denuncias es una umdad cerra-


da, muy elaborada y conCisa Consta de una mtroducclón (v. 1-12),
las siete denuncias (v 13-33) y los anunclOS de JUlCiO (v 34-39),
con una acción slmbóhca fmal de Jesús (24, 1-2) Las dlstmtas de-
nuncias se desvían aparentemente del tIpO genénco veterotesta-
mentano y apocalíptico en el hecho de contener sólo un lmprope-
no, pero no un anunclO del JUlC10 2 Este anunclO, que forma parte
de las denunCias, figura sólo al fmal, en los v 34-39 Así, cabe afIr-
mar también que los v 13-39 son una compOSIción formal cerrada,
que se corresponde formalmente con el tipO genénco que consta de
lmpropeno y anunclO del JUlClO E1lmpropeno se desarrolla en for-
ma séptupla, y el anunclO del JUlClO en forma doble (v 13-33.34-

1 Cf supra, 385 " j

2 Cf supra, 412s
39) El conjunto es una mnovaClón lIterana msplfada en un géne-
ro bíblIco, y el resultado, una obra maestra El Impropeno cobra
extraordmano vIgor con las sIete vanaCIOnes de la denuncIa, y el
anuncIO del JUICIO se hace msoslayable con la duplIcacIón

2 La amplItud de los destmatarlOS del anuncIO del JUICIO


MIentras el dISCurSO de los Impropenos (v 13-33) va dmgIdo a los
«letrados y fanseos», el anuncIO del JUICIO (v 34-39) es para «esta
generacIón» o para «Jerusalén» Letrados y fanseos no son, pues,
para Mateo grupos aIslables de Israel, smo sus representantes Pa-
ra él, no es que el pueblo sea víctlma mocente de sus malos dm-
gentes, smo que «esta generacIón» de Israel partlcIpa en la culpa
HIstóncamente, la tradICIón deuteronomístlca sobre el asesmato de
profetas es el puente que hace esto plausIble 3 Esta VISIón se co-
rresponde con lo que el evangelIsta refenrá en la hIstona de la pa-
SIón (27, 25). Así, el dISCurSO de las denuncIas contra los letrados
y fanseos concluye en un anuncIO de castlgo a todo Israel No se
puede aIslar aquí «esta» generacIón, en el sentldo del evangelIsta,
de otras generacIOnes antenores de Israel ella no expía sólo por lo
que hIZO a Jesús y sus mensajeros, smo tambIén por lo que gene-
raCIOnes precedentes hICIeron a los profetas y JustOí., desde Abel
hasta Zacarías4 •

Sm embargo, en el capítulo 23 no da la ImpreSIón de que el JUICIO que


planea sobre Israel con la destrucclOn de Jermalén lo entIenda Mt como
JUICIO escatologICo antICIpado, de forma que luego, en el JUICIO fmal, Is
rael no neceSIte ya ser condenad0 5 Las formulas tradICIOnales 8, lIs, 11,
2224, 12, 41s hICIeron ~uponer a los lectores, con toda obvledad, que Is-
rael estaría en el JUICIO fmal alIado de los condenados El «ay» del que se-
rá Juez ulllversal Jesus contra los letrados y farI~eos apunta al JUICIO futu-
ro esta «camada de víboras» no podra lIbrarse de él (23, 33) Tamblen 23,
39 sugIere que «Jerusalén» estara presente en la parusla de Jesús, pero en-
tonces ya no hay salvaclón 6 El JUICIO que afecta a Israel en la destruCCIón
de Jerusalén es, para Mt, un JUICIO mtrahlstónco de DIOS, que constituye

3 Segun la tradlclOn deuteronomlstica ~obre el ase~mato de profetas, todo Is-


rael dIO muerte a los profetas con ~u desobedienCia, cf Neh 9, 26
4 Mateo, que no cuenta aqm con un fm proxlmo del mundo, piensa en gene-
raClOne~ postenores de Israel (cf mfra, 540s, 571, 702)
5 A eso tienden ciertas afIrmaCIOnes, por ejemplo, de Walker, Hellsgeschlch
te, 57-59 92, 105s
6 Cf supra, 494 498
la respuesta de DIOS a toda la hlstona malvada de Israel (cf 21,33-44,22,
2-7) El JUICIO fmal sellará este JUICIO mtrahlstónco de DIOs (23, 39) Des-
de esta noción no se excluye, naturalmente, la posibilidad y el deber de
ganar, en tiempo de Mateo, a personas de Israel para la causa del evange-
lio, pero tales mtentos apena& suscitan grandes esperanzas para Mt, en
mnguna parte de su evangelio sugiere algo así? La misión en Israel no es
ya tarea de su comumdad

3 Las malas obras Las obras de los letrados y fanseos no se


corresponden con sus palabras (v 3b) m con la voluntad de DIOS
expresada en la torá, y que ellos debían haber enseñado Mateo ca-
lIfIca esta no correspondencIa como «hIpocresía» Que las obras
serán declSlvas en el JUICIO, es un aXIOma mateano (cf 7,21-23,
12, 49s) A la doctnna de los letrados y fanseos, el evangelIsta tie-
ne que poner al menos este reparo (como llldIca todo el discurso de
las denuncIa'>, a dIferenCla de v 3a) ellos no saben dIstlllgUIr entre
lo pnnClpal y lo accesono en la voluntad de DIOS (v 23s), y falsean
esta voluntad con sus propias prescnpcIOnes (v. 16-22) Pero, en
particular, el mal que hICieron los dmgentes de Israel, y el pueblo
gUiado por ellos, consIste en haber qUitado la VIda, repetIdamente,
a los profetas y envIados de DIOS Mateo no dICe en el dISCurSO de
las denuncIas, expressls verbls, que este pecado culmlllará en la
matanza del HIJO, pero sus lectores lo saben ya (16,21,20,18,21,
37-39).

4 La parénesIs a la comunzdad no es el objetivo prznclpal del


dIscurso Los v 8-12 sólo dIcen expresamente que la comumdad
no debe ser como los letrados y farIseos Se contrapone aquí el es-
píntu fraterno de la comumdad al afán de notoriedad entre los le-
trados y fanseos Las seCCIOnes que SIguen en el capítulo no tienen
ya nlllgún sIgmfIcado parenétIco dIrectoS En todo caso, los lecto-
res que van leyendo todo el evangelIo están predIspuestos por su
lectura antenor a las derivacIOnes parenétIcas. Saben que la semI-
lla sembrada en Israel se habrá perdIdo (13, 3-9 con 10-17), pero

7 ¿CabrIa entender el arduo pasaje (10, 23) en el sentIdo de que Mt sabe que
tamblen en su tIempo hay mlSlOn en Israel, pero eso no le da mnguna esperanza,
porque lo, mensajeros de Jesus siguen Siendo persegUidos en las CIUdades de Is-
rael? Sirva para matizar y amplIar lo dicho en vol n, 163s
8 Esto es valido especialmente para los v 15-22 27 39
que ellos están llamados a producir fruto (13, 23; cf. 37-50). Saben
que la ~aOlAda ha sido arrebatada a los dirigentes de Israel, pero
que sólo será dada a aquellos que produzcan frutos (21, 43; cf. 22,
11-14). Están preparados para ser lo contrario de Israel y a pregun-
tarse, de rechazo, por los frutos que deben producir. Están prepara-
dos para sacar consecuencias parenéticas de las denuncias. Pueden
hacerlo concretamente en el v. 13 9 y en los v. 23-26 1°. La palabra
clave «hipócrita» ejerce también indirectamente una función pare-
nética y les recuerda la importancia de que sus obras respondan a la
enseñanza de Jesús. Tales potencialidades parenéticas, Implícitas
en algunas partes del discurso, no modifican, sin embargo, el hecho
de que el discurso en su conjunto no pretende ser una parénesis, si-
no un dISCurSO de acusación y condena. Una visión teológica del
discurso que lo empareje al sermón de la montaña y subraye en pri-
mer plano los aspectos parenéticos 11 olvida su objetivo principal.

5. La polémica. El discurso de las denuncias tiene analogías en


la polémica antigua, sobre todo en la polémica judía de la época l2 .
Sobrepasa, sin embargo, la polémica intrajudía, no tanto en sus fra-
ses sueltas como en el contenido global: está formulado por aquel
que juzgará como Hijo del hombre y Juez universal al mundo en-

9 I Saben ya desde 16, 19a que no reCibieron las llaves del remo de los cie-
los para cerrar'
10 Lo~ v 23s son una referenCia mdlrecta al precepto del amor Los v 25s
traen ala memona 15,15-19
II Un ejemplo de ese malentendido es el artículo de Frankemolle*'" descubre
(la veces demasiado sutilmente') muchos paralelos entre Mt 23 Yel sermón de la
montaña (cf especialmente el muestrano Frankemolle**, 172s) En la «acClOn ver-
bal apelativa» de Mt 23, los lectore~ «se ,entlrán motivados, emocIOnalmente afec-
tados por el rechazo de Israel, y motivados a una praxIs ética especial» (Frankemo-
lle", 189) Hay aquí una reponderaclón de Mt 23 el texto dmg1do polémlcamen-
te contra I~rael pasa a ser la IlustraCión negativa, retóncamente efIcaz y emoCio-
nalmente Impactante, de una paréneSIS Frankemolle puede llegar a esa conclUSión
porque conSidera el evangelIo de Mt -hJstóncamente sm razón, a mi jUlCIO- como
una hlstona kengmátlca, e~cnta mucho después de la dolorosa separación de la co-
mUnIdad de Israel, en un presente «paganocnstlano-unIversal» (Frankemolle, Jah-
webund, 386, cf 383s), hlstona que utilIza por Igual judaísmos y unIversalIsmos
como matenal redacclOnal, con los que el evangelIsta «qUIso resolver ~us proble-
ma~ teológiCOS» (Frankemolle, Jahwebund, 359) En la misma direCCión apunta
Freyne*, 137-140 143
12 Cf supra, 385 (2 a pregunta) En esta línea ha trabajado, espeCialmente,
Johnson** Lo más Importante ha Sido la polémica de los textos de Qumrán y
A~sMos 7
tero, mclmdo Israel Ese contemdo global cobra así un carácter de-
fImtIvo que falta en otras polémIcas sImIlares y comclde, sobre to-
do, con el dISCurSO profétIco de Impropeno y condena El carácter
deflmtlvo reqmere su mserclón en el macrotexto de la hlstona de
Jesús después del dISCurSO de las denuncIas abandona el templo el
mesías de Israel, que como HIJO del hombre remará sobre cIelo y
tIerra y Juzgara a todas las naCIones Nunca más enseñará a Israel

6 Mateo como Judeocnstrano La exégesIs de Mt 23 ha confIr-


mado por vía hlstónca nuestro supuesto básICO de que Mateo es un
Judeocnstlano que escnbe con conOCImIento exacto de las CIrcuns-
tancIas en el Judaísmo de su tIempo13 Pero Mateo apenas muestra
mnguna comprensIón hacIa los pnnclpIOs de sus adversarIos, se
muestra dIstante de la ley ntual, aunque su comumdad y él proba-
blemente la observan aún (v 2 3d 26)14 Su polémIca denva así fá-
cIlmente en la cancatura 15 Su comumdad VIve, al parecer, separa-
da de las smagogas «ofIciales», regIdas por los letrados y fanseos,
y cuenta con sus propiaS mstItucIOnes (cf v 8-12) El templo, des-
trmdo, no es ya casa para él, smo casa de los IsraelItas desobedIen-
tes (v 38)

7 La separacIón de los cammos Esta exégesIs de Mt 23 se


puede compagmar bIen con la hIpótesIs hlstónca defendIda en es-
te comentano l6 , según la cual la comumdad mateana JudeocnstIa-
na tuvo que separarse de la smagoga, separacIón que era aún bas-
tante reclente 17 La vIOlencIa de la polémIca es más comprensIble
SI se mscrIbe en la sItuacIón vlgente l8 , y, a la vez, el fmal del capí-

13 Cf vol 1 86-100, vol I1, 554~ supra, 398 402,425428,437-441 443s


446s
14 Cf supra 398s,425s 437-441 446s Queda por resolver hasta que punto
esta distancia refleja un determmado lipO de religiosidad Judla o es una conse-
cuencia de la predlcaclOn de Jesus
15 Cf espeCialmente los v 5151619 25s
16 Vol 1 90 100
17 Sobre los puntos 7s cf supra 385 (pregunta 3) Algo sImilar de nuevo,
Meeks'" 112s Przyby1ski*, 195 (las comumdade~ mateanas no pertenecen ya a las
smagoga~ pero el conflicto es un conflicto JudlO mterno) y Saldanm** 665s La
antltesls esta representada por Frankemolle Jahwebund (cf supra n 11), Tllborg,
Leaders 97s (Mt «rethmb the past») entre otros
18 ASIlo mdlcan tamblen la~ analoglas polemlcas Judlas, sobre todo AssMos
5 y 7 YSalSal 4 que se refieren a sucesos no muy lejanos en el liempo
tulo, con sus mvectIvas contra «esta generaCIón» y contra Jerusa-
lén, y la salIda de Jesús del templo, mdlcan que la comumdad se
ha separado ya de la mayoría de Israel Para Mateo, los letrados y
fanseos se han Impuesto como dlflgentes del pueblo; han ocupado
la cátedra de MOISés (23, 2). Mateo está baJo la Impresión de unos
segUIdores de Jesús que han perdido la batalla por Israel Por eso,
ellos no son simplemente una de tantas «sectas» en un pueblo
fIagmentado y dIVIdIdo, smo «a somewhat beleagured mmonty
'sect' cut off from lts rootS»19, mmoría sometIda y «underdog m the
struggle»2ü.

Cuando hace diez años propuse la hipótesIs de que la comumdad ma-


teana judeocnstlana no llevaba aun mucho tiempo ~eparada de las sma-
gogas, tuve que defenderla sobre todo frente a la contratesls de que Mt
podría haber ~Ido un paganocnstlan0 21 Esta contratesls ha perdido hoy
coml~tenCla22 Más Importante es en cambIO, de nuevo, la tesIs opuesta,
defendida antes, entre otros, por R Hummel y G Bornkamm23 , de que Mt
y sus comumdades se encontraban aun dentro de la federaCIón de smago-
gas, que la «diVISión de cammos» entre el judaísmo y el cnstlamsmo no
e~taba detrás, smo todavía delante de ellos 24 Yo considero errónea esta
opmlón, pero voy a exponerla brevemente
Los defensores de esta tesIs neo-antigua señalan con razon que la «di-
vIsión de cammos» fue un largo proces0 25 El proceso concluyó sólo
cuando hubo un judaísmo normativo que se había Impuesto en todas par-
te~, no sólo en Palestma, SIllO tamblen en la dIáspora E~to no ocurrIó en
el Siglo I1, smo en el III, la época del patnarcad0 2ó La época de los tan-
naítas es, en cambiO, el tiempo de formaCIón del judaí~mo rabmlco nor-
mativo La maldiCión de los «dlSldentes» (I:I'J'~) en la OracIón de las dle-

19 Stanton, People (vol I1I), 157


20 Overman, Cospel (vol I1I), 147
21 Cf los menCIOnados en vol 1,86, n 123
22 La poslclOn aparece representada (¡pero apenas argumentada') en tIempos
reCIentes por J T Sanders*, 156, 158s Mt e~, segun el, un paganocnstIano que ree-
dIta con pequeñas modIfIcaCIones un evangelIo JudeocnstIano completo de una co-
mumdad Judeocnstlana que perdlo la batalla contra el Judal,mo rabmlco
23 Ct vol 1,97, n l66
24 DefIende la te~ls con espeCIal vIgor Dunn* (Partrng), 152-156, cf Id *
(QuestlOn), 203 210 Su dIsyuntIva deldta ya, a mI JUICIO, su error «Are Matthew
and hls commumty outslde the walls of Judalsm, or dld they st¡]l regard themsel-
ves a~ mSlde?» (l52, la cursIva es mla) MI re,puesta ¡ambas cosas'
25 Por ejemplo, Dunn* (Partrng), 232 «We can be sure that the Yavnean au-
thontles dld not establIsh thelr authonty over the rest ot Judalsm ovemlght»
26 Alexander*, 20s
Clocho bendIcIOnes, que alcanzaba tamblen a los judeocnstlanos, no es
desde luego nmgún mstrumento de excomumón o de autoexcomumón, su
cronología es además mClerta27 Desde una perspectiva cnstIana pnmltIva
hay que decir que la separaclOn de cada comumdad se produce en mo-
mentos temporales muy dl~tmtos el fanseo Pablo perSigUIó a los segUI-
dores judíos de Jesus, las comumdades paganocnstlanas paulmas de la
diáspora estaban desde el pnnclplO separadas de las comumdades smago-
gales, en Roma se prodUJO qUIzá la separación como consecuencia del
edicto de ClaudlO Sm embargo, partes extemas del judeocnstlamsmo no
Vivían aún durante el Siglo II en el marco de la gran Iglesia, smo de mo-
do autónomo, o mcluso en estrecha umón con las comumdades judías 28
E~ posible que algunos, como los «cnptocnstIanos» joámcos, cuyo repre-
sentante es Nlcodemo, vIvieran en ellas
La pregunta es ahora SI de esta situación general cabe conclUIr que en
el caso especzal de las comumdades mateanas tampoco se había produCido
aun la separación Esto me parece casI Impensable Las frecuentes y acen-
tuadas mencIOnes de «sus» (o «vuestras») smagogas, «sus» letrados 29 y
«vuestra casa» (23, 38) son redacclOnalmente slgmf!catlvas y no explIca-
bles en un contexto de umón 10 Mateo subraya también, una y otra vez, la
umón que mantienen con el pueblo de Israel los letrados, fariseos, sumos
sacerdotes y ancianos hostIles (2, 4,21,23,26,347,27,1), amenaza con
el JUICIO a todo el Israel de su tIempo (23, 34-39, cf 27, 24s) y pone pun-
to fmal a su evangelIO con la contraposIción entre <<Judíos» y «paganos»
(28, 11-15 16-29) Esto no slgmf1ca, obVIamente, que la «separación de
los cammos» no hubiera sido un largo proceso, pero sí que para la comu-
nzdad mateana, a la que se contraponen en su localIdad las smagogas re-

27 A modo de consenso en las cuestIOnes debatIdas ~obre la brrkat hamrmm


parece perfIlarse lo sigUIente 1) t:l'J'~ ~on umcamente los Judíos «desvIados», no
lo~ paganos 2) No es demostrable que la menClOn de los t:l'1'nJ perteneciera ya al
texto ongmal de la bendlclOn 3) La «bendlclon de los herejes» no ImplIcaba la m
tenclOn de que los cnstlanos, por ejemplo, no pudieran desempeñar el papel de re-
cItadores en la smagoga, y quedaran exclUIdos de hecho Se trataba mas bIen de una
advertencIa general, «dentro de la smagoga», contra los «desvlado~», y de formar
una conCienCIa de los lImItes de la propia comumon 4) No es nada seguro que la
btrkat hamlmm se remonte ya al Siglo I Jn 9, 22, 12,42, 16, 2 pre~uponen que hu-
bo en el entorno de las comumdades Joamcas una exclmlOn formal de la smagoga,
pero qUlza no por la btrkat hamuum En el evangelIo de Mateo no consta en abso-
luto que los cn~tIanos estuvIeran exclUIdos formalmente de las smagogas Sobre la
blrkat hamlmm son Importantes y utIles Klmelman'" y Katz*, 63 76
28 Una prueba de esta estrecha umon podnan ser los escntos «mtertestamen-
tanos» glosados en lmea cnstIana (Test XII, 5 6 Esd, Slb MartIs, etc) SI no me
eqUIvoco, las glosas no se produjeron en general con mtenclOn polemlca
29 Vol I,97
30 ASI, con razon, Przybylskl*, 193 195, dIfIere Dunn* (Partrng), 154, Id *
(QuestlOn), 206s
gentadas por letrados fariseos, lo~ cammos están separados y la enemistad
sellada.

8. Mt 23 como elaboracIón del trauma de la separacIón. El fi-


nal del capítulo, la salida de Jesús y los discípulos del templo (24,
1-2) Yel hecho de que Jesús no se dirija ya más al pueblo en el ma-
crotexto del evangeho, se pueden entender como «etiología» que
explica por qué los seguidores de Jesús se han separado del Israel
desobediente 11. Mt 23 Viene a legitimar, en mi opilllón, como ine-
vitable que la comumdad se escindiera de las smagogas, y elabora
a la vez la crisis de identidad que ello provocó en la comunidad32 •
Parece que la expenenCia de las persecuciOnes menciOnadas en 23, 34
(cf. 5, lis, 10, 16-23) sólo contnbuyó al «trauma» en escasa medida Qm-
zá hubo tales per~ecuciOnes esporádicamente, en vísperas de la guerra JU-
día, pero estaban hmitadas localmente y afectaban sobre todo a los radica-
les itmerantes que anunCiaban a Jesús en IsraeP3. Que esas persecuciOnes
pasaran a ser expenencias clave en la conCienCia de Mt, tiene que rela-
CiOnarse con el «trauma mterno» de un grupo Judío que se considera, a la
luz de Jesús, como núcleo del nuevo Israel, y ahora tiene que reconocer
que su anunciO en Israel ha fracasado sustanCialmente '4 .

9. La concienclG de la comunidad. Todo esto no significa que


los miembros de la comunidad no se smtieran ya Judíos y judías, si-
no adeptos de una nueva religión: cristianos. Son conscientes de ser
los auténticos herederos de la Ley y los profetas, llamados por Je-
sús a una juStiCia mejor. Las comunidades mateanas habrían dicho
probablemente, con arreglo a su propia mentahdad, que eran «el
verdadero Israel», y no algo separado de Israeps, como el «cuerpo

31 Algo Similar Stanton, People (vol III), 138s, 148-157 (139 Mt 23 es par-
te del proceso en el que Mt se distanCia de sus adversanm fanseos)
32 Hare (vol III), 272 afirma que Mt 23 es «pnmanly apologetIc rather
than polemlc» Aunque la polémica mateana contra los letrados y fanseos, y con-
tra el Israel que lo~ ~eguía, desarrolló su mfluencJa pnmanamente dentro de la co-
mumdad, como autodefensa y autoconflrmaclón (,casI toda polémica es también
autoconflrmaClón, y qUIere [¡y puede'] sobre todo convencer a los adepto~') es
polémica a pesar de todo
33 Cf supra, 480s con n 28
34 Cf Luz, Antyudmsmus (vol III), 319s
35 En la estela de Tnlhng, Israel (,título del hbro'), mtenta R E Menmnger,
Israel and the Church In the Gospel 01 Matthew, 1994 (AmUSt TR 162), espec
135-166, reducir la ecleslOlogía mateana a la Idea de que la Iglesia es «el verdade-
ro Israel» y el «resto de Israel»
de Cristo» o una «tercera generación» más allá de Israel y de los
paganos '6 . Pero Mateo nunca habla tampoco de los discípulos co-
mo «verdadero Israel», y quizá esto no sea casual. La palabra
ExxA:rl<JLu en el sentido de «Iglesia total» sólo aparece en el dicho
tradicional 16, 18, y no en el sentido bíblico tradicional, como ape-
lativo del pueblo de Dios, EXxAY]<JLU LOU {h:ou (ii~ii~ ~::r¡;), sino
como EXXAY]<JLU de Jesús. Mateo aplica también con reticencia la
idea de «pueblo de Dios» a la comunidad, como promesa (l, 21) Y
como palabra bíblica (4, 16)37. ¿Qué es, entonces, esta comunión
que fue convocada por Jesús, el mesías de Israel, y se encuentra
ahora junto a Israel? ¿Cómo se va a llamar ahora, si no es Israel?
Esta falta, en el evangelio de Mateo, de un nombre inequívoco pa-
ra la comunión de Jesús, algún nombre sugerido por la idea de pue-
blo de Dios, es una señal indirecta, a mi entender, de la profunda
crisis de identidad que la separación de Israel había producido en
la comunidad.

10. El antijudaísmo de Mt 23. ¿Es «antijudío», «antisemita», el


evangelio de Mateo? La respuesta exige una definición conceptual
exacta. Si se entiende por «antisemita» una aversión al judaísmo
por motivos culturales o racistas, Mateo no tiene nada que ver con
el antisemitismo. i Mateo era judío! Si se entiende, en cambio, por
«antijudaísmo» la reprobación del judaísmo como religión desde
otro punto de vista religioso diferente, hay que distinguir. No se
puede excluir un «antijudaísmo» en Mateo con el argumento, de-
masiado simple, de que la Iglesia no es sino Israel, y consta de ju-
díos 38 • Al menos los dirigentes de la mayoría de Israel que no cree
en Jesús considerarían a las comunidades mateanas, cada vez más,
como C~j~~, es decir, como apóstatas y ex-judíos, y valorarían sus
reproches e inculpaciones contra ellos como antijudíos '9 . El «ver-

36. Kerygma Petn, en Clemente de Alejandría, Strom. 6, 5, 39-4 J = Schnee-


melcher JI', 40.
37. Hay que añadir el uso de tema~ del pueblo de DIOS, como la «viña» en al-
gunas parábolas, por ejemplo, 21, 33-43
38. Así McKll1ght*, 66-69
39. Un ejemplo de e~ta actitud es, a mi entender -mutatIs mutandls-la POSI-
ción de David Fiu>ser ~obre el evangelio de Mt: a diferencia de otros escntos neo-
testamentanos, Flussel encuentra en el evangeho de Mt verdaderos antIJudaísmos
Tales antIJudaísmos no pueden proceder -según él- de un Judío (cnstIano) que
transmite matenal judeocnstIano ,De modo que, en la formaCIón del evangelIO de
dadero Israel», cuya realización esperaba Mateo, está disociado del
Israel fáctico, y tambIén Mateo tiene que aceptar esto y elaborarlo.
Pero tampoco es Justo hacer de Mateo, sin el menor reparo, un
«antijudío»: aunque pertenezca a un grupo que está fuera de las si-
nagogas, y aunque su «no» al Israel mayoritano, pronunciado en
nombre del HIJO del hombre, sea más duro y defmitivo que el de
todos los profetas... Mateo permanece judío, no se considera re-
presentante de una nueva rehgión, smo israelita40 , y nunca hubiera
admitido la acusación de antljudaísmo. Él y su comunidad se ha-
llan hIstóricamente en tránsIto desde Israel a una IglesIa domina-
da ya en buena parte por la corriente paganocristiana, que pasó a
ser una realidad dIferente de Israel.
Hay que reconocer, sin embargo, que su evangelio, cuando es
leído y recibIdo por paganocristianos, deriva en un libro antijudío,
porque los paganocristlanos que no sean judíos lo leen inevitable-
mente como libro fundamental de su nueva religión no judía. La
canonización del evangelio de Mateo por la Iglesia paganocristia-
na hizo de él, definitivamente, el hbro antijudío. Pero Mateo no
puede hacer nada contra eso. El juicio sobre él, que se consideró
Israelita, que polemizó contra Israel y sus dirigentes en nombre del
mesías de Israel, a la vez Hijo del hombre y Juez universal, y por
eso ha SIdo considerado por otros judíos como apóstata, debe ser
mucho más complejo y matizad04 ! .

11. Mt 23 como fuente histórzca sobre los fariseos. Aunque el


texto proceda de un autor que escribe desde una gran cercanía a los
fariseos y letrados, debe usarse con gran cautela como fuente his-
tórica42 • La cautela es necesaria por una doble razón: Mateo tiene,
primero, su propio punto de vista muy marcado: juzga a los fari-

Mt, un redactor paganocnstIano antIJudío tuvo que reelaborar un estrato básIco JU-
deocnstIano' Así Id, Zwel Belsplele antlJUdlScher RedaktlOn bel Matthaus, en Id,
Entdeckungen 1m Neuen Testament l, Neukirchen-Vluyn 1987, espec 84-96 (lbld ,
79-81, ¡con el ejemplo de Mt 23,34-36 1), Y en Matthew's «Verus Israel», en Id,
Judarsm and the Orzgzns ofChrzstramty, Jerusalem 1988,561-174
40 Alexander~, 4 señala con razón que no es pOSible «salirse» del Judaísmo,
porque se es Judío por nacimiento o -como prosélito- por la Clrcuncmón ¡Perte-
necer al pueblo de DIOS e, un character zndelebllrs' Ya por eso, la comumdad ma-
teana no pudo dejar de conSiderarse Israel
41 RefleXIOnes análogas en Marguerat, Jugement, 21995, 575-580.
42 Cf supra, 385 (pregunta 1)
seos y letrados con el cnteno de su «ÚlllCO maestro» Jesús No de-
ja,pues, margen a sus propIas concepCIOnes Los ve de modo Ulll-
lmealmente negatIvo, porque son en su tIempo los adversanos más
mfluyentes de la comumdad de Jesús Mateo globalIza, cancatun-
za y hace desaparecer, en su Imagen negatIva, las dIferenCIas entre
dIversos grupos Judíos o entre los buenos y los malos de sus repre-
sentantes43 Tran&f1ere, en fm, el mal del que son responsables
otros a estos adversanos, para él deCISIvoS, de Jesús 44 ConVIene
señalar, segundo, que Mt 23 ha llegado a ser en la hI&tona de la m-
fluencIa una fuente prmcIpal para la Imagen cnstIana de los letra-
dos y fanseos en la época moderna, Imagen que nos marca a los
propIOS teólogos cnstIanos 45 De ahí que sólo podamos elaborar
una Imagen más Justa de los fanseos en un debate crítIco seno con
Mt 23, partIendo de la hIstona de la mfluencIa

El sentrdo del dlscurso de las denunclaS hoy

Mt 23 es para nosotros hoy, tras una larga hIstona de descono-


CImIento, exclUSIón y perseCUCIón cnstIana del Judaísmo en Euro-
pa, un capítulo dIfícIl y antIpátIco de la BIblIa ¿Cuál podría ser su
sentIdo hoy?

1 Después de todo lo que han hecho los cnstIanos contra los


Judíos en el curso de la hIstona, la parte cnstIana debe hacer una
elaboraCIón teológIca autocrÍtIca, que no se detenga ante las raíces
neotestamentanas del pecado cnstIano CIerto que nuestras refle-
XIOnes de hIstona de la mfluencIa han mostrado que Mt 23 desem-
peñó un papel relatIvamente modesto, durante SIglos, en la polé-
mIca cnstIana contra el Judaísmo, pero en la época moderna, Mt 23
pasó a ser un texto fundamental que marcó deCISIvamente la Ima-
gen cnstIana del Judaísmo Ante la estremecedora hIstona de sufn-
mIento del Judaísmo europeo hasta el holocausto, eso me mduce a
sentar estas dos teSIS
a) Un texto como Mt 23 no se puede domestlcar hasta el pun-
to de sdencwrlo Los textos canómcos mfluyen aunque nosotros

43 Cf supra, 397 400s, 418s, 425s, 434~, 437s, 443s


44 Cf supra, 447s
45 Cf supra, 454 456
los sIlencIemos Por eso hay que elaborar Mt 23 en la enseñanza de
la relIgIón y en la formacIón de adultos, y qUIzá tambIén predIcar
sobre el text0 46 pero ¡ crítIcamente'
b) Un texto como Mt 23 no hay que elaborarlo subrayando en
él sIgIlosamente nuevas potenczalzdades de sentIdo, una vez que
las antenares han llevado a un callejón sm salzda Las antiguas
potenCialIdades se mantienen, y desarrollan su aCCIón sm necesI-
dad de nuestro concurso Las acentuacIOnes, SI no hay un debate
cntIco expreso con el texto y sus efectos, no pasan de ser sImples
tentativas de salvamento

Aparecen nuevas potenCialIdades de sentldo, por ejemplo, con la ge-


neralIzacIOn teologlca E SchwelZer escnbe «Por todo el dISCurSO» pasa,
como un hIlo roJo, «la clara advertencia sobre la hmda ante DIOS» La ad
vertenCIa va dmglda a aquellos que, SI bIen «SIrven a DIOS con toda sene-
dad», «tratan de 'domestIcarlo'», contra aquellos que rntentan «hacer de
DIOS algo dlspomble, demostrable»47 Esto suena muy bornto como ad
vertenCla -rnspuada por la teologla dlalectlca- a la teologIa cnstlana pe-
ro lo que hay realmente en el texto Mt 23 es algo mucho menos bomto
OtrJJ reJJcentuJJcJOn, sJempre JJtrJJctJvJJ, es Ja mterpretJJcJon parenétJca
del texto, pero, aparte los v 8-12, este capItulo de Mt solo tiene «a peda-
goglcal functIOn» margmalmente48 La hIstona de la mterpretacIOn ha
mostrado, ademas, que la, parenesls que utllIzan a los letrados y fanseos
como lmagenes negatlva~ no han podIdo evltar que lo negatIvo quede ad-
hendo a ellos
Se tlende aSImIsmo a usar Mt 23 como «espejo de clengos»49 o, en lI-
nea autocntlca, como espejo de los «fanseos cnstlanos»50 Pero el texto
habla de los fanseos reales y de los «clengo,» que, supuestamente, no so-
mos nosotros, smo otros Se trata de una polemlca contra personas reales
que eXIsten realmente fuera de la comumdad, a las que el texto carlcatu

46 Hay muy pocos sermone, de tIempo reCIente sobre 23, 13 33 porque este
texto nunca ha Sido pencopa domlmcal o de dla fe~tlvo Hay en cambIO muchos
sermones sobre 23 34 39 porque estos verslculo~ fueron mclUldos en las agendas
mas antIguas de pencopas y lecclonanos, como texto para la fiesta de san Esteban
y a veces para otras fiestas de martlres (mdlcaclOn de O Wassmuth) Pero el lugar
mas propIO para la elaboraclOn cntIca de Mt 23 no es el sermon donde la comum
dad esta condenada al srlenclO smo la formaclOn de adultos
47 Schwelzer 291
48 Frente a Garland"'* 215
49 FormulaclOn de J Schmld en Pesch** 298
50 Cf el tItulo de libro «Wlr Pharlsaer» «<Nosotros, los fanseC)s») supra, 453,
n 171
nza y deja en mal lugar para facilitar a la comumdad el distanciamiento
de ellos Esto no hay que callarlo

2 En cualquier caso, el debate crítICO con Mt 23 lleva consigo,


a mi JUlClO, una crítIca teológIca explícIta y púbhca'l. Hay que
considerar aquí cuál es el cnteno para tal crítIca, es deCIr, dónde ve
ésta el centro del nuevo testamento Esta cuestIón eXige a su vez el
dIálogo con Mateo y con los restantes testigos neotestamentanos.

¿Podemos cnticar a Mt desde Mt? Se plantea aquí la cuestión del cen-


tro y de la umdad mterna de la teologla mateana Muchas de sus Ideas bá-
slca~ parecen vemrse abajo en Mt 23 pienso, por ejemplo, en el precepto
de amar a los enemigos, que parece no regir cuando se trata de los letra-
dos y fanseos '2, en la prohibiCión de Juzgar (7, 1s), o en la prohibición de
arrancar prematuramente la mala hierba del mundo, el campo del HIJo del
hombre, del que forman parte la comumdad y sus adversanos (13, 29s)
Según Mt 13, 40-43, el HIJo del hombre Juzgará sólo en el JUlClO fmal, pe-
ro en Mt 23 ¡Jesús parece Juzgar antes de tiempo' El capítulo 23 no se
contradice, en camblO, con otras dlmenslOnes de la teología mateana, I to-
do lo contrano' Mt 23 es sólo la culmmaClón de un debate crítico con Is-
rael y .;us dmgentes, culmmaclón que el evangelista ha Ido preparando
discretamente de tiempo atrás -pienso aquí, por ejemplo, en textos como
8,10-12,11,16-24,12,22-45,13,10-17 36,16,1-12, Y21, 28-22, 46-
A mve1 cnstológlco nace en Mt 23 una extraña tensión Jesús es aquel
que «salvará a su pueblo de sus pecados» y el «DlOS con nosotros» (1,
22s), y es, al mismo tiempo, el acusador de los letrados y fanseos, que por
lo VistO no necesitan ser salvados de sus pecados ¡El DlOS «con nosotros»
abandona el templo de ~u pueblo I El Cnsto mateano parece desdoblarse
en este capítulo para la comumdad, es el úmco maestro (23, 8 10) que se-
gUlrá mstruyendo a sus discípulos (cap 24-25) y permanecerá Junto a
ellos como Enmanuel hasta el fm del mundo (28, 20), para los letrados,
fanseos y <¡us segUldores, en camblO, pasa a ser el Juez que sólo pronun-
CIa «ayes» y los pnva de la presencia de DlOS ya antes del fm del mundo
(23, 38-24, 2)

Para el propIO Mateo es mequívoco el cnterio con el que debe


medirse su teología. los preceptos del Jesús vIViente, Cnsto, al que
se dIO todo poder en el Cielo yen la tIerra (28, 18s). Mateo perma-
nece formalmente fIel a este cnteno cuando hace hablar a Jesús,

51 Cf supra, 385 (pregunta 4)


52 «Orad por los que os persiguen» (Mt 5, 44)
también, en este capítul053 . Pero ¿qué decir del contenido? W. G.
Kümmel ha considerado el amor a los enemigos como centro de la
predicación ética de Jesús. Se pregunta este autor si la polémica y
el anuncio del juicio en Mt 23 «no hay que verlos... como una trai-
ción al precepto de Jesús sobre el amor a los enemigos». Contesta
«inequívocamente y sin restricciones con un sí»54. Yo le agradez-
co este claro reconocimiento: Mt 23 es una traición al precepto de
Jesús sobre el amor a los enemigos. Pero este capítulo es una trai-
ción, sobre todo, al anuncio de Jesús acerca del amor inmerecido e
ilImitado de Dios, que según Jesús iba dirigido -primaria y casi ex-
clusivamente- a Israel 55 .

¿Qué relación guarda este núcleo de la predicación de Jesús con su


anuncio del JUlcio a Israel? ¿Y con su conciencia de últImo mensajero de
DIOS en los albores de su reino, cuya negación hace que uno sea negado
ante los ángeles de DIOS (Lc 12, 8s)? Parece que ya las comunidades Q
reaccionaron ante la negativa, cada vez más clara, de Israel a Jesús con un
progresIvo endurecImIento de la predicación del JUlcio a [srael. Esto es
más claro aún en Mt. Este proceso no es mcomprenslble a la luz de Jesús.
El antagonismo entre el amor de Dios y la sentencIa condenatoria contra
Israel, palpable en la teología de Mt, ¿hunde sus raíces, por tanto, en una
tensión latente en la propIa predicaCIón de Jesús?

3. Mt 23 fue escrito en una situación de tránsito e incertidum-


bre, difícil para la comunidad, cuando ésta trataba de digerir el
«no» de Israel a Jesús y el dolor de verse separada de la mayoría de

53 Hoy tendemos a creer que la proporción de matenal auténtiCO de Je~ús en


Mt 23 es menor, y la proporción de matenal profétIco-cnstIanopnmltIvo mayor
que en otros diSCursos mateanos. pero el propio Mt no tenía poslblhdad de hacer
tales cálculos. En este sentido, la refleXión que sigue, y que argumenta desde el nú-
cleo de la predicaCión del Jesús hlstónco, sólo es pOSible en la época moderna.
54 Kummel**,38
55. También ejerce crítIca teológica Haenchen*X en su Importante e mfluyen-
te artículo sobre Mt 23. Censura, sobre todo, que Mt haga de la hipocresía, o con-
traste entre palabra y obra, el punto angular de su polémica, mientras Jesú~, como
demuestra el relato del fanseo y el pubhcano (Lc 18, 9-14), cntlca precisamente al
fan,eo realmente fIel, por tanto, no al «mmoral, smo al 'moral'" (59-63, clta 60)
Yo conSidero esta crítIca, típicamente protestante, como una distorSIón de la Idea
de Jesús NI la práctlca correspondIente al remo de DIOS fue Irrelevante para Jesús
(,cf. sólo Q 6, 20-49 1), m Mt fue mfiel a Jesú, en su SItuaCIón -dIferente de la de
Jesús- por el hecho de que, al cabo de varios decemos, el mensaje de graCIa pro-
clamado por su comumdad mSlstlera sobre todo en la Importancia de hacer lo or-
denado por Jesús Cf. vol. 1, 265ss, 304s.
Israel. El texto SUscIta preguntas pSIcológIcas, especwlmente so-
ClOpslcológlcas 56 .

Hemos lllterpretado Mt 23 hlstóncamente, como respuesta a un con-


flIcto dentro del Judaísmo en su llltento de ganar a Israel para Jesús, la
comumdad mateana quedó al margen de Israel y fue desplazada de las SI-
nagogas, cuya'> «cátedras» habían ocupado los letrados y fanseos Los fa-
nseos y los segUIdores de Jesús fueron grupos afllles en muchos aspec-
tos 57 , pero, a pesar de la herencIa común, se deflllían y defmían a Israel de
modo muy dIStlllto El socIólogo L A Coser ha señalado que los «con-
flIctos fraternos» entre grupos o sectas afmes son especIalmente duros 58
(,Cómo ~e elaboran las expenencIas de frustracIón, msegundad y dolor lI-
gadas a tale<; conflIctos? La p<;Icología social no<; ofrece modelos teóncos
Es Importante, de un lado, la delImItaCIón haCIa fuera y, de otro, la es-
tabIlIzaCIón hacia dentro mediante el refuerzo de la propia IdentIdad y la
cohesIón de grupo La comumdad mmontana de Mt, en su desarraIgo, en
una sItuacIón de cambIo radIcal y reonentaclón, necesItaba una gran esta-
bIlIdad de grupo La dIgestIón del mal resultado, de los fracasos y las ex-
penencIas doloro<;as, encuentra una ayuda en la agresIón verbal, que des-
vía la frustraCIón haCIa fuera 59 TambIén los preJUICIOS sobre aquellos que
no pertenecen al propIO grupo pueden elevar la estabIlIdad del grup060 Mt
23 muestra aSImIsmo aspectos del «conflIcto subsIgUIente a la deCISIón»
la separaCIón de la slllagoga genera las dIsonancIas, es deCIr, los lamentos
sobre lo que trae consIgo de negativo la deCISIón tomada De ahí la nece-
SIdad de presentar como mala la alternatIva desechada, para legItImar la
propIa opCIón Hay que dIbUJar, por tanto, en trazos negatIvos a los fa-
nseos y letrados, o las smagogas dmpdas por ellos están muy alejados
de DIOS y sus mensajeros, son mala gente y su destmo es sm duda el JUI-
CIO extermlllador de DIOS 6i SI esa descalIflcaCIón de la alternatIva recha-

56 Cf supra, 385 (pregunta 3) Sobre lo que sIgue, cf pnnClpalmente U Luz,


AntlJudmsmus (vol 1II),317-323
57 Cf supra, 473~
58 Theone soz¡aler Konj7zkte, NeuwIed-Berhn 1972,78-84
59 Sobre la hlpotesls de la frustraclón-agreslOn, cf J Dollard y otros. Frus-
tratlOn andAggresslOn, New Haven 1939,27-54
60 Los preJUIcIOs no son una SImple arma, smo que protegen al grupo «del
mIedo y la autocntIca, establhzan el sentimIento de autoe~tIma y permIten dar sa
hda a la agresIón en forma socIalmente aceptada» (U SIX, Vorurterle, en D Frey-
S Grelf [eds J, Soz¡alpsychologle Em Handbuch m Schlusselbegnffen, Munchen-
Wemhelm 21987,366)
61 Saldanm x * habla por eso, en conceptos de SOCIOlogía del saber, de «de~
legItImacIón» de los dmgentes JudlOs Cf sobre la legItImacIón en el proceso de
mstltuclOnalIzac¡ón P L Berger T Luckmann, DIe gesellschaftlzche KonstruktlOn
der Wlrkllchkelt, Frankfurt 1980, 98-103
zada permite redUCIr la disonancia surgida por la opCión, ésta puede Im-
ponerse meJor62
Pero fue necesarIO para la comumdad, sobre todo, hacer legitimar la
propia decIsión por aquel que fundaba su Identidad, por el umco maestro,
Jesús Por eso tenía que ser él mismo qUien anunciase a los letrados y fa-
nseos, y a «esta generaCión» que los escuchaba, el JUICIO del que la propia
comumdad quena escapar Por eso él mismo, Jesus mismo, tenía que aban-
donar el templo y preceder de ese modo a su comumdad en el camilla que
ella tuvo que recorrer Justamente los anuncIOs del JUICIO a los dIrIgentes
hostiles, con los que nada compartía ya la comumdad mateana, y Justa-
mente su salida del templo, fueron para la comumdad, que Iba a recorrer el
mismo camilla, una referenCia al Enmanuel que también en dlas dlf¡c¡]es
estaría con ella, hasta el fm del mundo Justamente el «no» de Jesús a «es-
ta generación» y a sus Jefes se convierte en consuelo para la comumdad

Lo que condUjO a la polémIca de Mt 23, hlstóncamente lllJusta


y teológIcamente contrana al mensaje de Jesús sobre el amor de
DIOS, es muy comprensIble desde la pSicología SOCIal. Y esto es, a
SU vez, teológIcamente Importante La relevancIa del texto de Mt
23 no resIde, a mI JUICIO, en que pueda ser normativo como texto
canómco, es decIr, pueda preSCrIbIr de algún modo a los cnstIanos
de hoy cómo deben pensar sobre los letrados, fanseos e Israel, y
cómo han de comportarse con ellos Mt 23 es un texto de espeCial
ImportanCIa porque enseña unas formas de respuesta y de conduc-
ta que pueden adoptar, y adoptan con frecuenCIa, llldIVIduos, gru-
pos o IgleSIaS en SItuaCIOnes análogas Algunos planteamIentos de
las CIenCIas humanas a propÓSItO de Mt 23 pueden alertarnos y
contnbUIr así a eVItar, en SItuaCIOnes análogas, una nueva «traICIÓn
al precepto de Jesús de amar a los enemIgo» (Kummel). DICho en
categorías teológicas tradICIOnales, Mt 23 es, también hoy, un tex-
to teológicamente Importante, no porque revele la verdad de DIOS,
SinO porque pone al descubierto la realidad humana, Incluso el pe-
cado humano

4. Mt 23 se conVIerte así en un precedente para la compren-


sión del canon bíblic0 63 El dISCurSO de las denunCIas es un texto

62 Cf sobre la disonancia en la fase pos deClslOn, W Herkner, Emfuhrung m


dIe Sozlalpsychologle, Bern-Stuttgart Toranto 1991, 90s Stanton, People (vol III),
157 habla por eso de «self JustI[¡catIom> mediante polemlca
63 Cf supra, 385 (pregunta 6)
muy condicionado por la situación. Es el resultado de la elabora-
ción de un conflicto por el grupo que sufre ese conflicto. Tal ela-
boración lo alejó mucho, teológicamente, de Jesús; pero facilitó la
supervivencia y la reorientación en un momento difícil de tránsito
de la comunidad judeocristiana de Mateo. Yo he calificado Mt 23
como un texto humano, y también como un documento del peca-
doMo Y este texto fue elevado a texto canónico. De ese modo, lo
que fue escrito para una comunidad judeocristiana sacudida y do-
liente pasó a ser el patrimonio teológico de otros que ni eran judíos
natos ni sufrientes. Justo por eso perdió algo de su humanidad y
fue ocasión para un pecado nuevo y peor. No se puede hacer res-
ponsable de eso a Mateo.
¿ Textos canónicos como documentos de la realidad humana,
incluso de pecado humano? No es esto todo lo que cabe decir so-
bre el canon; pero Mt 23 está en el canon y no puede ser extraído
de él por criterios de teólogos aislados ni por Iglesias cristianas
aisladas. El canon fue entendido por los padres de la Iglesia anti-
gua como un escrito divino-humano que participa tanto de la divi-
nidad como de la humanidad de Jesús. Cabría seguir tejiendo este
hilo y decir que Mt 23 es una de esas partes del canon que son hu-
manas en medida muy especial. De ese modo, Mt 23 es también
una de esas partes del canon que recuerdan a sus poseedores, cris-
tianos e Iglesias, su propia humanidad, y puede evitarles conver-
tirse en presuntos poseedores, vanos y arrogantes, de unas verda-
des eternas.

64. ¡El pecado es algo muy humano!


B
EL DISCURSO DEL JUICIO (24, 3-25, 46)

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37, Mt 24,1 36, Le 21,536) RSR 47 (1959) 481-514, Pesch, R, Eseha
tologle und Ethlk Eme Auslegung von Mt 24, 1 36 BILe 11 (1970) 223-
238, Punge, Endgeschehen, 40-70, Rohner, E, DIe eschatologlsche Re-
den der synoptlschen Evangelten m der Verkundlgung Eme Analyse der
katholtschen Predlgtllteratur des deutschen Sprachraums ZWIschen 1949
und 1970, dIsertaclOn academlca mecanografiada Munster 1971, Sabou-
nn, L , Il dlscorso sulla parousza e le parabole della vlgllanza (Matteo
24-25) BeO 20 (1978) 193-212, Schulz, Q, 268-298, SIm, D C, There
wlll be weepzng and gnashzng of teeth Apocalyptlc Eschatology zn the
Gospel ofMatthew, dIsertaclOn academIca mecanografIada London 1994,
Strecker, Weg, 236-242, Wenham, D , The Redlscovery ofJesus' Eschato-
loglcal Dlscourse, 1984 (GoPe 4), Wetzel, R, Das vlerundzwanZtgste Ka
pltel des Evangeltsten Matthaus m der Auslegung durch dIe gnechlschen
Vater Ongenes und Chrysostomus, dIsertaclOn académIca mecanografIa-
da Tublllgen 1972

Tras el debate de Jesús con Israel, y cuando Jesús ha abandona-


do el templo, VIene el últImo de los cmco dISCurSOS mateanos Es
el segundo más extenso despues del sermón de la montaña Su
puesto en el evangelIo e&tá prefIjado por el dIscurso escatológICo
del evangelIo de Marcos Después de él, sólo resta por contar la
hlstona de la pasIón

1 Estructura El dIscurso de Jesús, mtroducldo con la pregun-


ta de los dIscípulos (24, 3), está presIdIdo en su pnmera parte (24,
3-32) Yen su tercera (25, 31-46) por declaracIOnes sobre el curso
del tIempo 8 veces aparece en 24, 3-31 el adverbIO 'tO'tE, 6 veces
en 25, 31-46, pero sólo 3 veces en 24, 32-25, 30 Esto determma el
gran número de futuros narratIvos en tercera per'>ona 30 en 24, 3-
31 Y 11 en 25,31-46 1 En la parte central, 24, 32-25, 30, los futu-
ros de tercera persona aparecen caSI exclusIvamente en 24, 37-39
Domman aquí formalmente las comparacIOnes, analogías y pará-
bolas (24, 32b-33 38-39a 43s 45-51,25,1-1214-30), cuya exten-
SIón va en aumento Estas observacIOnes formales se corresponden
con una observacIón de contemdo 24,4-31 contempla el transcur-
so temporal, que desemboca en la vemda del HIJO del hombre des-
de el CIelo ComIenza luego la descnpclón El HIJO del hombre
VIene del CIelo con gran esplendor, pero aún no sabemos a qué Los
pueblos de la tierra se golpean el pecho de tnsteza, pero no sabe-
mos por qué La gran descnpclón de su JUICIO a todas las naCIOnes,
25,31-46, dará cumplIda explIcacIón y pondrá fm a lo Imclado en
24, 4-31 Pero entre ambas partes aparece, como mterrupcIón, la
parte central 24, 32-25, 30, que es el doble de extensa que la pre-
cedente y el tnple que la SIgUIente Sus parábolas se cortan o se
mIClan con ImpeIatlvos sobre el conOCImIento recto (24, 32 33 43)
Y la VIgIlanCia (24, 42, 25, 13) La mstrucClón sobre el conOCI-
mIento recto se acompaña de la reIterada mstrucClón sobre el des-

1 SIempre en la narraclOn general y nunca en los dlswrsos dIrectos


conoCImIento de la hora (24, 36 3942-4450, 25, 13) Las parábo-
las van enfocadas al conOCImIento recto o a la recta conducta

La dIvIsIOn tnpartIta de los capitulas 24-25 es admItIda hoy caSI uná-


mmemente 2 Sólo hay dIscrepanCIa acerca del punto de cesura entre la pn
mera y la segunda parte Se ha propuesto ese punto después del v 31 3 ,
después del v 35 4 , después del v 36" y después del v 41 6 La dIfIcultad
conSIste en que Mt suele eVItar las cesuras rígIdas? Los V 32 35 no son ya
vaUcmIO al estIlo narratIVO, smo un comentarlO aclaratono que, enlazan-
do con los V 29 31, vuelve a la descnpCIón antenor de la tnbulacIón y a
la pregunta de los dIscípulos (v 3), pero Jesús no la contesta En el V 36
SIgue un dIcho Importante de Jesús que mdIca el fundamento cnstológIco
para el desconOCImIento de la hora, tan subrayado en adelante (24, 39 42-
4450,25,13) Los V 32-35 son, pues, una transIcIon típIcamente mateana

2. Fuentes. El dISCurSO escatológICo presenta a grandes rasgos


un cuadro SImIlar al de la mayoría de los dISCursos mateanos com-
bIlla matenales de Marcos, de Q y del fondo espeCIal, por este or-
den aproXImadamente

El dISCurSO reproduce de Me 13,3-32, en 24, 3-36, solamente los V 9-


13 yen forma mcompleta Mt había empleado ya esta ~eCCIOn para el dIS-
curso a los dIscípulos (lO, 17-22), los versículos paralelos 24, 9-14 son un
doblete muy lIbre, pero basado en Mc 13,9-13 La comparaCIón del VIgI-
lante, Mc 13, 33-37, falta en Mt, presumIblemente porque estos versícu-
los aparecen en otros pasajes y formulaCIOnes análogos (cf 24,4245,25,
13 14), que la hacían superflua A los textos de Mc se agregan textos Q
(24,37-51) que determman la pnmera mItad de la parte central parenetI-
ca Proceden de las dos seCCIOnes escatológIcas Q 17,20-37 Y Q 12,35-
59 Do~ veces trae Mt secuenCIas en el orden de Q (24, 37-41 = Q 17,
26s 30 34s y 24, 43-51 = Q 12, 39-46) El resto del matenal Q 17 lo m-
sertó en pasajes apropIados de la pnmera parte del dISCurSO, con lo que el
orden Q aparece trastocado (24, 17s 23-28 = Q 17,31 23s 37) No es pro-
bable que la parábola de los talentos (25, 14-30) tenga ongen en la fuen-
te Q Los textos 25, 1 12 Y25, 31-46 proceden del fondo espeCIal

2 ExcepclOn Beare*, 118s diVide en dos partes (24,1-42,24,43-25,46)


3 Brown* 4s
4 Lambrecht*, 311
5 Pesch*, 228, Agbanou*, 39s
6 Dupont* (Reume)*, 263
7 Cf vol 1, 36s
3 Sobre la mterpretaclón. El último discurso tiene por tema el
JUICIO fmal del HIJo del hombre, Jesús En él desembocan casI to-
dos los discursos antenores (cf 7,15-27,10, 32s 39-42,13,36-43.
47-50, 18,23-35)8 Las Idea" mateanas sobre el HIJO del hombre
vemdero se concentran en estos dos capítulos9 , de forma que algu-
nos logIa antenores que hablaban de la vemda del HIJO del hombre
funcIOnan como «señales» que se exphcan ahora El JUICIO del HI-
JO del hombre, Jesús, tIene una enorme Importancia para el evange-
ha de Mateo Aquí se decide sobre salvaCIón y condenación Toda
la Vida de la comumdad con Jesús, el «Enmanuel», aparece desde
aquí como una preparación para esta prueba declSlva
Esto plantea una pregunta para la mterpretacIón teológica del
evangeho. ¿Cuál es el sIgmtIcado de la entrega de DIOS a los hom-
bres en Jesús, el «Enmanuel», SI al fmal sólo el JUICIO 5egún las
obras decide sobre la Vida eterna o el castIgo eterno? ¿En qué pue-
de confIar entonces el ser humano, smo en lo que haya hecho él
mismo? La mterpretacIón debe dar respuesta a esta pregunta

1 El tIempo fmal y el fin (24, 3-31)

BlbllOgrafia Altendorf, H D, Wlederkunft und Kreuz Zur Auslegung von


Mt 24, 30 In der Alten Klrche und zur Deutung elnlger Kreuzdantellun-
gen In der fruhchnstllchen Kunst, HabIl mecanografIada Tubmgen 1966,
Anolllmo, In Matthaeum 24 Fragmenta, PLS 1 (1958),655-668 (atnbUl-
do al AmbrosIaster, a un mIlenansta anOlllmo o a VIctonno de Pettau),
Aubmeau, M, Exegese patnstlque de Mt 24, 12 Quonwm abundavlt lnl-
quitas, refngescet chantas multorum, en StPatr 4, 1961 (TU 79),3-19,
Agustm, Eplstula 199 ad Hesychlum de fine saecult, 1911 (CSEL 57 =
CSEL Aug III4), 243-292, Ba1abanskl, V, Eschatology In the Makmg
Mark, Matthew and Dldache, disertación académica Me1bourne 1993,
128-168, BIl1erbeck IV, 977-1015, Beasley Murray, G R, JeSU\ and the
Last Days The InterpretatlOn of the Oltvet Dlscourse, Peabody 1993,
Black, M , The AramGlc DlmenslOn m Q wlth Notes on Lk 17,22 Mt 24,
26 (Lk 17, 23), JSNT 40 (1990) 33-41, Broer, 1 , RedaktlOnsgeschlchtltche
Aspekte von Mt 24, 1-28 NT 35 (1993) 209-233, Burnett, F W, The Tes-
tament of Jesus Sophw, Washmgton 1979, 183-360, Donaldson, Jesus
(vol Il), 157-169, Draper, J A, The Development ofthe «Slgn ofthe Son

8 Cf especialmente Bornkamm, Enderwartung, 13-21 Lo menos claro es el


JUICIO como objetIvo en el dISCurso a los dlsclpulos Mt 10
9 7 del total de 14logza
of Man», m the Jesus-TradltlOn NTS 39 (1993) 1-21, Dupont, J , La per-
secutlOn comme HtuatlOn mlsslOnazre (Me 13,9 JJ), en Id, Etudes 11 (vol
11), 456-473, Gwynn, J, Hlppolytus on St Matthew 24, 15 22 Her 7
(1989) 137-150, Hampe1, V, MensGhensohn und hlstorzscher Jesus, Neu
kIrchen-V1uyn 1990, 52-63, HIggms, A J B , The Slgn of the Son ofMan
(Mt 24, 30) NTS 9 (1962-1963) 380-382, HlPÓlIto, 1n Matthaeum 24
(fragmenta), 1897 (GeS 112), 197-208, K1oppenborg, J , Dldache 16, 6-8
and Speczal Matthean TradltlOn ZNW 70 (1979) 54-67, Laufen, Doppel-
uberlzeferungen 361-384, Legasse, S , Le refroldlssement de l'amour avant
lafm (Mt 24,12) SNTU A 8 (1983) 91 102, McNlco1, A J, The Compo
IltlOn of the Synoptlc Eschatologlcal Dlscourse, en D L Dungan (ed ),
The 1nterrelatlOns 01 the Cospel~, 1990 (BEThL 95), 157-200, Muñoz-
León, D , Jesús y la apocalíptIca pesImIsta (A proposlto de Lc 18, 8b Y Mt
24, 12) EstB 45 (1978) 457-495, Sant, e , The Commentary of St Tho
mas on Mt 24 The DestruetlOn of Jerusalem MTh 7 (1954) 1-16, Rml-
ker, e, DIe Cerzehtsverkundlgung Jesu, dIsertaCIón académIca Bern
1991,75 82, Splcq, e, L'amour de charzte se refroldera (Mt 24, 12), en
L Lucchesl-H D Saffrey, MemorzalA J Festuglere, Geneve 1984, 113-
117, Stanton, Cospel (vol I1I), 192-206, Tay1or, J, «The Love of Many
wlll Crow Cold» Mt 24, 9-13 and the Neronzan PersecutlOn RB 96
(1989) 352 357, Thompson, W G , A HIStOrzcal Perspeetlve m the Cospel
ofMatthew JBL 93 (1974) 243-262, Wenham, D , A Note on Matthew 24,
lO 12 TynB 31 (1980) 155-161, Wong, E K, The Matthean Understan-
dmg ofthe Sabbath A Re~ponse to C N Stanton JSNT 44 (1991) 3 18
Mas blb1lOgrafía*x sobre Mt 24-25, supra, 519s

3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, se acer-


caron a él en privado sus discípulos y le dijeron: «Dinos cuán-
do sucederá eso, y cuál será la señal de tu parusía y del fin del
mundo».
4 Jesús les respondió diciéndoles: «Mirad que no os engañe
nadie. 5 Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y di-
ciendo: 'Yo soy el Cristo', y engañarán a muchos.

6 Oiréis también hablar de guerras y de rumores de gue-


rras. ¡Cuidado, no os alarméis! Porque eso es necesario que su-
ceda; pero no es todavía el fin. 7 Pues se levantarán nación
contra nación y reino contra reino, y habrá en diversos lugares
hambre! y terremotos. 8 Todo esto será el comienzo de los do-
lores de alumbramiento.

1 Algunos manuscntos completan con AOLlWL (pe~te) de acuerdo con Lc, o


sustItuyen ALlWL por el homofono AOL[lOL
9 Entonces os entregarán a la tortura y seréis odiados de to-
dos los pueblos por causa de mi nombre. 10 Muchos se escan-
dalizarán entonces y se traicionarán y odiarán mutuamente.
11 Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos.
12 y al crecer cada vez más la maldad, el amor de la mayoría
se enfriará. 13 Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
14 Se proclamará este evangelio del reino en toda la tierra, pa-
ra dar testimonio a todos los pueblos, y entonces vendrá el fin.

15 Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación,


anunciada por el profeta Daniel, erigida en el lugar santo -el
que lea, que entienda-, 16 entonces, los que estén en Judea hu-
yan 2 a los montes; 17 el que esté en la azotea, no baje a recoger
(las cosas) de su casa; 18 y el que esté en el campo, no regrese
en busca de su manto. 19 ¡Ay de las que estén encinta o crian-
do en aquellos días! 20 Orad para que vuestra huida no suceda
en invierno ni en día de sábado.
21 Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la
hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni volverá
a haberla. 22 Y si aquellos días no se abreviasen, no se salvaría3
nadie; pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos
días.
23 Entonces, si alguno os dice: 'Mirad, el Cristo está aquí o
allí', no lo creáis. 24 Porque surgirán falsos cristos y falsos pro-
fetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de enga-
ñar, si fuera posible, a los mismos elegidos 4 25 ¡Mirad que os
lo he predicho! 26 Así que si os dicen: 'Está en el desierto', no
salgáis; 'está en los aposentos', no lo creáis. 27 Porque como el
relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la
venida del Hijo del hombre. 28 ¡Donde esté el cadáver, allí se
juntarán las águilas!

2 Presente de ImperatlVo helenístico, cf BI-Debr-Rehkopf § 84, 1


3 El aonsto meal señala el modo de aCClOn, no el tlempo (Bl-Debr-Rehkopf
§ 360, 3), se trata de una umca reducclOn y una umca salvaclOn El tlempo grama-
tlcal elegido para la tradUCClOn esta determmado por el v 22c
4 'QO'E se construye normalmente con a C 1 (<<accusatlvus cum mf1mtlvo»),
y no con Simple mf1mtlVo (solo otros dos casos, 10, 1,27, 1, con mf1mtlVo) Por
eso la vanante nAavfp'hjvm, algo peor atestlguada, es la más fácl! por ser la mas
correcta "
29 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos
días, el sol se oscurecerá,
la luna no dará su resplandor,
las estrellas caerán del cielo
y las fuerzas del cielo se tambalearán.
30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hom-
bre y entonces se entristecerán 5 todas las razas de la tierra, y
verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con
gran poder y gloria.
31 Él enviará a sus ángeles con sonora trompeta 6 , y reuni-
rán de los cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de
los cielos hasta el otro».

Análisis

1 Estructura En el v 3 formulan los discípulos dos pregunta& No


queda claro dónde está la respuesta En los v 4s sigue una pnmera adver
tenCla sobre falsos cnstos Desde el v 6 habla Jesus, en oracIOnes pnncI-
pales de futuro, sobre acontecimientos que están por vemr Ya en el v 6 se
mencIOna el «fm», los lectores esperan, pues, que Jesús los mforme sobre
el futuro El W'tE repetido (v 910 14 16212330) los confirma en que se
trata de un proceso temporal Sigue otra referenCia al fm en el v 13, y fI
nalmente anuncia el v 14 xm 'tO'tE ~l;El 'to 'tEAOt; La meta parece alcan-
zada Conviene entender los v 6-14 como pnmera sección pnnclpal, pero
lo que sigue es confuso, porque los v 15ss no hablan del fm, smo que
contmúan los anuncIos en futuro y del futuro Del fm tratan sólo los v 29
31, donde el fm llega E1J'frEúlt; Por eso es obVIO entender los v 15-28 co-
mo segunda secCión pnnClpal, a la que sigue aún una breve sección con-
elusiva que trata del fm (v 29-31) Las dos seccIOnes pnnclpales, v 6-14
y v 15 28, presentan una construcCión Similar Constan de dos subsecclO-
nes La pnmera subsección de cada sección pnnclpal trata de sucesos hls-
tóncos generales (v 6-8 15 22), la segunda, encabezada con una mterpe-
laclón?, habla de las expenenclas de la comumdad (v 9-1423-28) Los v
9-14 y 23-28 aparecen, además, como seccIOnes mterrelaclOnadas merced
a palabras clave que se repiten vanas veces 8

5 El uso ImgUlstIco absoluto XOlTtollm (golpearse [el pecho] = entristecerse)


e~frecuenle, cf Bauer, Wb 6 s v KO'\jJovTm y o'l/JovTm forman una bella nma mlC1al
6 <f>üJvi)~ (B, [D,] f13, sa, Iffi, entre otros) puede ser texto ongmal
7 Cf úlla~, ÚIlLV, v 9 23 25s
8 V 9-11 nana Ta idtvr¡ (2 veces), nagai'noüJllL (2 veces), IlLOEüJ (2 veces),
nOAAOL (4 veces), TEAO~ (2 veces), v 23-28 Eav cLn- u¡.tIv (2 veces), toou + m-
Hay otras correspondencIas entre las dos seCCIOnes pnnclpales cuan-
do, después de undS declaracIOnes generales, el dIscurSO se dmge a los
mIembros de la comumdad -en el v 9 y en la parte de transICIón (21s)-
aparece SIempre la palabra clave 1'tAI'ljJLi:; Pero lo má~ Importante es que
las dos subseccIOnes que tratan de la comumdad hablan SIempre de «fal-
sos profetas» ('ljJEui'íOJtQocpfitm v 11 24) que «seducen» (JtAUVUW v
11 24) a muchos PreCIsamente éste es tambIén el tema de los v 4s, que
mtroducen toda la composIcIón, donde surgen pseudocnstos (v 5 eyÓJ
d~u 6 XQLOt0i:;, cf v 24 'ljJEui'í0XQLOtm) que «seducen a muchos» (Jto-
AAO'Ui:; JtAUvl"loo'Umv v 5 11, cf v 4 24) Los lectores se percatan de que el
aVISO contra los pseudoprofetas y pseudocnstos es enormemente Impor-
tante para el autor, porque habla tres veces de ellos Pero sospechan sobre
todo, por las numerosas correspondencIas y enlaces transversales, que los
v 5s 11s y 23-25 hablan de las mIsmas personas Y entonces resulta dIfí-
CIl el supuesto, ObVIO en ~í, de que Mt 24, 3-28 descnbe un curso tempo-
ral umlmeal Nosotros sostendremos en la mterpretaclón, en lugar de eso,
la hIpóteSIS de que los v 6-14 y 15-18 anunCIan, en dos descnpclones pa-
ralelas, los mIsmos sucesos desde óptIcas dlferentes 9 en la pnmera sec-
CIón pnnCIpal, la perspectIva es «ecuméllIca», en la segunda, la mIrada se
dmge a Judea De ello resulta la SIgUIente propuesta para la estructura de
todo el texto
v 3 SItuaCIón y pregunta mtroductona de los dIscípulos
v 4s punto capItal antIcIpado pnmer aVIso sobre falsos profetas
v 6-14 ,;ucesos del tIempo fmal de cara al mundo
a) en general (v 6-8)
b) en la comUnIdad en medIO de los pueblos 10 (v 9- 14),
con un segundo aVISO sobre los falsos profetas (v 11)
v 15-28 sucesos del tIempo fmal de cara a Judea
a) Judea en generaPI (v 15-22)
b) en la comUnIdad (v 23-28)
con un tercer aVISO sobre los fabos profetas (v 23-26)
v 29-31 el fm la vellIda del HIJO del hombre
De ser correcta esta propuesta, resulta que la segunda pregunta de los
dIscípulos por la señal de la parusía y el flIl del mundo sólo es contestada
en los v 27-31 Así lo mdlca tambIén el que dos palabras clave de la pre-
gunta mtroductona de los dIscípulos reaparezcan al fmal 0YJ~EIov en el v
30 (¡cf V 24 1) Y JtuQoumu en el v 27

dlcaClOn de lugar (3 veces) I-<r¡ mOTEuor¡TE (2 veces) Los v 23 y 26 estan cons-


trUIdos paralelamente
9 Con Balabanskl*. 144-152
10 Cf naVTa Ta É1'tvr¡, v 9 14
11 Cf las referenCIas geografIcas y las palabras alUSIvas Tono~ áYLO~ (v 15),
'Iouoma (v 16), posIblemente aaPBaTOv (v 20)
El lenguaje de la seCCión tlene un tono de solemmdad Esto se rela-
Clona con el estrecho apoyo en el lenguaje de la BiblIa, como es comen-
te en textos apocalIpticoS Llama la atención, ademas, en los v 4-28 la
combmación de futuros de vaticimo en tercera persona (v 579-14 21s
24) e imperativos (V 4b 6b 20 23b 26)12 Bastantes veces los imperativos
están basados en una predicclOn (v 4b+5, 6b+7, 23b+24, 26b+27) Esto
mdica que el conOCimiento de lo que esta por vemr nunca es teoría, smo
que tiene una fmalIdad práctlca y apunta a la conducta correspondiente
Entre los vaticmlOS e imperatlvos hay breves frases de explIcaclOn o ca
mentano (v 6c 8 15fm 25), que facilItan la onentaclOn a los lectores Los
v 29-31 difIeren formalmente de las escenas antenores solo hay vatici-
mas en futuro -ocho en total- Faltan los imperativos y las mterpelaclO-
nes a los lectores Al mismo tiempo, el lenguaje mue~tra en estos verSiCU-
los fmales un acusado caracter bíblIco
2 Fuentes La fuente de toda la seCClOn e~ Mc 13,3 27 13 Mt adapta
esta larga seCCión, por lo general muy moderadamente, a su propia voca-
bulano 14 o a los LXX 1S , y la amplía algo en determmados pasajes Sólo
hay tres camblOs importantes respecto a Mc 13
a) Los v 9-14 se corresponden con Mc 13, 9-13, un texto utllIzado ya
en el discurso a los discipulos para la seCClOn 10, 17-22 En los V 9-14, Mt
se apoya aún, a pesar de ello, en Mc 13,9-13, de forma que emplea Mc
13, 9a en v 9a, Mc 13, l3a en v 9b y Mc 13, l3b en v 13 Coloca su ver-

12 Solo en los v 16 18 se formulan los Imperativos en tercera persona y van


dmgidos a SUjetos concretos de forma que los lectores no se SIenten mterpelados
dIrectamente por ellos Sm embargo, la construccIOn se rompe en los v 15 201m
v 16-18 aparecen enmarcados en una mterpe1acIOn (v 15a) y un ImperatIvo (v 20)
en segunda persona
13 McNIcol* busca mterpretar Mt 24 par a partIr de la hIpotesIs de Gnesbach
Perrot** y Wenham*~ suponen que los tres smoptlcos se basan en un texto preSl
noptlco No es pOSIble mtentar aqm el debate explICIto por razones de espacIO
14 Son termmos preferenciales mateanos (cf vol I,57ss) v 3 nQOOEQXO¡WL
+ uUtip, AEYWV, nUQouOLu, OUVtEAELU toU u¡wvo~, v 4 anO%QL'!tH~ (ELnEv), v 5
YUQ, v 6 flEAAW, ÓQdtE, YUQ, v 8 nuvtu tuUtu, i:\E, v 9 totE, nuvtu tu f'!tVr¡, v
la tOtE, O%Uvi:\UA- (cf Dan 11,41 LXX), nUQui:\Li:\wflL, flWEW que procede del V
9, v 11 cf v 4724, v 12 ~nu, aVOflLU (nAr¡'!tuvw y \(JuXOflaL son hapax legome
na), v 14 EUUYYEALOV ti'j~ ~UOLAELU~, nuvtU tU E'ltvr¡, tOtE, sobre r¡~H, cf 23,36
v 15 ouv, cf la formula mtroductona para la~ CItas de cumplImIento, v 21 totE,
pOSiblemente flCYu~ (cf V 2431), aME v 22 f%Elvo~, i:\E, v 24 YUQ, flEYU~ (cf V
21), WOtE, v 25 ¡i:\ou, v 26 EUV ouv, v 27 epaLVW, ano ÉW~, nUQOUOLU, sobre
ano avutoMiv (plural), cf 2 I (¿redaccIOnaJ?), v 29 EU'!tEW~ E%HVr¡ + r¡flEQU,
ano, v 30 totE, epaLVW, v 31 flEtU + gemtlvo Son enmIendas estllIstlcas las re
duccIOnes en los V 7 21s y el sUbjUntIvo aonsto en el V 23 Sobre las palabras te
matlcas repetlda~ que funCIOnan como referencIas transversales cf supra, n 8
15 V 10 (cf supra, n 14), 15 (cf mjra, n 21),29 (cf mira, n 161),30 (cf
mira, n I 63s), 31
slOn de Mc 13, 10 al fmal (= v 14) Los v 10-12 aparecen en nueva for-
mulaclOn, qmzá no se remontan a una fuente l6 , smo que proceden de Mt.
b) En los v 15-28 hay huellas o mfluenclas de Q 17, 20-37 El v 26,
paralelo al v 23 = Mc 13,21, se remonta presumlblemente a Q 17,23, la
verslón mateana es mucho más detallada, el elemento ImguístlCO es dlfí-
clI de enJUlclar 17 Es segura la correspondencJa entre v 27 y Q 17, 24 y en-
tre v 28 y Q 17, 37b En v 27, qUlzá la mayoría de los cambIOs son de
Mt I8 En v 28 es dlfíCll determmar, no tanto el texto, smo su lugar en QI9
La últlma de las tres seccIOnes sobre los falsos profetas es mucho mas am-
pha y, por ello, ma~ lmportante por los añadldos a base de Q Con los v
27s, la secclOn adqUlere una nueva mtenClón respecto a Mc Pero cabe de-
tectar aSlmlsmo una leve mfluencla de Q en v 17s, donde Mt fundló la
verslón Mc y la verSlOn Q del mlsmo logwn (Mc 13,15, Q 17,31)20
c) La descnpclón de la vemda del HlJO del hombre en v 29-31 apare-
ce amphada, sobre todo en el v 30, respecto a Mc La combmaclOn de
Dan 7, l3s con la clta de Zac 12, 10 12, conoclda en el cnstlamsmo pn-
mltlvo 21 , flgura en térmmos muy pareCldos 22 en Ap 1, 7 Aquí pudo recu-
rnr Mt de nuevo, presumlblemente23, a una elaboraClón del matenal Mc
reahzada por letrados de la comumdad De procedencla slmllar es qUlzá la
menclón de la trompeta, como en otlos pasajes que descnben la parusía 24
El resto de los camblOS de la secclón fmal se deben al evangellsta25

16 Wenham* postula para el v 12 una tradIclOn que se remonta a Dan 12,4


LXX Pero los contactos son poco especIfIcas De todo~ modos, las referenCIas 1m
gmsllcas no son concluyentes para el caracter redaCClOnal de los v 10-12 (supra n
14), solo son declS1va~ las correspondencias con el contexto (7,1523,18,6-9)
17 El texto de Mt podna ser globalmente mas antIguo, porque Lc adapta el
suyo a 17, 21
18 Son mateanos, ~egun vol 1, 57ss ano - Éúle; q¡aLYúl, nUQoumu, posIble
mente E~EQxoflaL,en cambIo, aOTQUJttúl podna ~er lucano La dIfICl! y pesada for-
mulaclOn Ex Tfíe; uno TOY oUQUYOV de; nlY uno TQV oUQUYOY se remonta, en mI
opmlOn, a Q
19 La mayona suponen que Mt conservo el lugar ongmal delloglOn Las ra-
zones adUCIdas desde Juhcher, Glelchnz ~reden n, 136 (la mtroducclOn redacclOnal
lucana Lc 17, 37a, la mserClOn redacclOnal de Lc 17,25, que habna llevado al des-
plazamiento de Q 17, 37) me convencen poco, en todo caso no esta claro en Lc el
senlJdo de una colocacJOn redacclOnal al fmal de la ~eCClOn, mIentras en Mt el 10-
glon encaja perfectamente en el pensamIento redacclOnal
20 Proceden de Q 17, 31 EY ('tw) aYQG,J y 'tu antes de EX Tfíe; OLXlUe;
21 Cf aunJn 19,17
22 Ap 1,7 YJn 19 37 hablan suplementanamente de la «transfIxlOn de aquel
al que ven» Esto encaja en la hlstona de la paslOn, pero no en Mt 24
23 Cf vol 1, 84s, 191s
24 Cf mfra, n 175
25 Kloppenborg* y Kohler, RezeptlOn (vol Il), 51-54, postulan que Mt y el
autor de Dld 16 beben de la mlsma tradlClOn Esta teslS slgmfJca, en cnlJca lltera-
Explicación

El contraste entre las preguntas que le plantea la gente de hoy y


las que contesta la exégesis es muy considerable en el presente tex-
to. La gente de hoy se encuentra ante el enigma de la interpretación
apocalíptica de la realidad. Las expresiones e imágenes del texto
son en parte ininteligibles y suenan a fantasía pura. Historia y «su-
prahistoria», realidad e imágenes, acción humana y sucesos que
vienen del más allá, mundo y Dios, parecen mezclarse en forma
enmarañada. La primera pregunta es, por eso, muy simple: ¿Qué
significan estas imágenes y vaticinios? ¿De qué hablan? La segun-
da es: ¿Qué representan para las personas que así hablan, y qué ex-
periencias laten detrás de su discurso? Esta pregunta es tan difícil
de contestar porque, en los textos apocalípticos, las experiencias de
los locutores están cifradas en un lenguaje tradicional. Los textos
apocalípticos no se limitan a reproducir simplemente unas expe-
riencias históricas, sino que las interpretan desde un punto de vis-
ta que está más allá de esas experiencias. El ángel intérprete o, en
nuestro texto, Jesús se sirve del lenguaje bíblico y de imágenes tra-
dicionales para interpretar y reinterpretar las expenencias de la co-
munidad desde una óptica divina. La cuestión de las experiencias
históricas que laten detrás de los textos apocalípticos ayuda a los
lectores de hoya descubrir su relevancia. ¿Tenemos hoy experien-
cias similares? En caso afirmativo, ¿cómo interpretarlas? ¿Qué
significaría para nosotros interpretar nuestras experiencias desde
un punto de vista que esté más allá de ellas mismas? ¿En qué len-
guaje, con qué tradiciones e imágenes podríamos hacerlo hoy?
Pero la exégesis parece ocuparse, en nuestro texto, de cuestio-
nes muy diferentes. Su pregunta capital ha sido en todos los tiem-
pos: ¿Hay que interpretar nuestro texto como historia temporal o
como historia final? ¿Habla de la destrucción de Jerusalén el año
70 d.C. y de otras experiencias ocurridas en su época de redac-

na, una complicaCIón lllnece~ana para la explicacIón de Mt 24, porque obliga a ad-
mItIr, Junto a Mc y Q, tradIcIOnes especIales en muchos pa~aJes que no lo reqUIe-
ren. Es mucho más senCIllo el supuesto de que el autor de Dld 16 conocía el evan-
gelio de Mt (algo que Kohler da por supuesto) y lo utIlizó en la redaccIón del cap
16 como matenal ImguístlCO (como los autores apocalíptICOS utIlizaron general-
mente textos tradlclOnale~ como matenal ImguístIco para sus propIOS textos) El
autor de la Dlda;é se atuvo ampliamente a Mt 24, hasta en su ordenacIón del ma-
tenal (BalabanskI *, 178-191) .u.
CIón? (,0 habla de las últImas tnbulacIOnes, del Antlcnsto y del re-
torno de Cnsto? (,0 de ambas cosas? En el últlmo supuesto, (,hay
en el texto una frontera defImda entre la hIstona pasada y la espe-
rada hIstona fmal, que lleva consIgo la mtervenClón defImtlva de
DIOS? (,0 hay todo eso Junto y entremezclado? Más en concreto la
destruccIón de Jerusalén y del templo, de la que se habla sm duda
en 23, 37-24, 2, (,guarda relacIón con el fm del mundo y con el re-
torno del HIJo del hombre, Jesús?

Estas preguntas son de especIal dIficultad para Mt 24, porque no se


trata aqm de un nuevo texto apocalíptico, smo de un texto apocalíptICO re-
producIdo, es decIr, un texto tradIcIonal que el autor ha modIficado y
adaptado En la producCIón de textos apocalIptIcoS, las propIas expenen-
CIas dololOsas suelen ser el factor decIsIvo La mIsena, opresIón y sufn-
mIento propIOS son objeto de una mterpretacIOn «a la contra», con ayuda
de un saber tradIcIOnal Cuando se trata, en cambIO, de reproducclOn de
textos apocalíptICOS por receptores suceSIVos, los textos están ahí, y son
actualIzados, glosados y amplIados a la luz de nuevas expenencIas En es-
te caso, muchas seCCIOnes textuales no se corresponden ya con las expe-
nenCIas de las per~onas que las reproducen en el pre~ente, smo que son
expenencIas del pasado Entonces, o bIen se hacen comprensIbles como
VISIOn retrospectIva o denvan en vatIcImos para nuevas expenenCIas fu-
turas, y pIerden su carácter de expenencIa duecta En otra~ seCCIOnes tex-
tuales, los receptores combman las nuevas expenencIa~ con los textos an-
tiguos, y releen o reescnben esto~ desde esas expenenCIas A menudo es
muy dIfíCIl determmar con que seCCIOnes textuales ocumo esto y qué re-
ceptores lo hICIeron
La fase de produccIón del presente texto apocalíptICO se halla en el
texto prevIo a Mc que ImCla la hIstona de nuestra seCCIón, y que la mves-
tigacIón suele llamar, no sm razon, «hoJa volante apocalíptIca» Para en-
tender este texto apocahptIco cnstiano, que aparecIó, a mI JUlCIO, antes de
la destruccIOn de Jerusalén, vaya recurnr, con Gmlka26 y otros, a Mc 13,
6 7s 12 14 (15s) 17-2022 24-27 30~, y pmtular una fuerte mfluenCla,
aunque no exclusIva, de Damel 27 Mt 24 representa entonces, después de
Mc 13, el segundo grado de la fase de reproducclOn textual Mt mterpre-
ta, pues, en forma nueva el texto de una fuente que pertenece ya a la fase
de reprodUCCIón Por eso resulta partIcularmente dIfícIl saber en que sec-
CIOnes del mIsmo ven los lectores referenCIas del pasado, expenenClas
propIas o vaticImos

26 Gmlka, Marcos n, 246,


27 Cf Hartmann x *, 208, 235s
Historia de la influencia

Ya en la Iglesia antIgua aparecen claramente deshndados los


dos tIpOS básIcos de mterpretacIón el basado en la hIstona fmal
(1) y el basado en la hIstona de la época (2) La «mterpretaclón ba-
sada en la hIstona fmal» es, en mI opmIón, un tIpo hermenéutico
que refiere todo el capítulo 24 a la hIstona fmal, antecedente m-
medIato de la parusía EntIendo por «mterpretaclón basada en la
hIstona de la época» un tIpO hermenéutIco que narra el tránsIto
desde los sucesos de la época de apanclón del texto a la mterven-
cIón defmltIva de DIOS, que da un gIrO a la hIstona, hasta desapa-
recer práctIcamente una hIstona fmal propIamente dIcha Junto a la
mterpretacIón basada en la hlstona de la época y la mterpretaclón
basada en la hIstona fmal aparecIó pronto un tIpO mIxto que com-
bma ambas Fue consIderado ya en la IglesIa antIgua como su tIpO
de lllterpretaclón propIO (3) Cuando algunos comentanstas poste-
nares extendIeron la lllterpretacIón basada en la hIstona de la épo-
ca a su propIO presente, o vIeron en ese presente la hIstona del
tIempo fmal vatIclllada por el texto, nacIó un tIpO de lllterpretaClón
hlstónco-ecleslal (4). De todos estos tIpos de mterpretaclón hay
que dlstmgUlr el mtento de transfenr los enuncIados del texto, dI-
rectamente, a la vIda del mdlvIduo, desatendIendo la hIstona Este
mtento se dIO en la IglesIa antIgua en forma de «mterpretacIón es-
pmtual», y se da hoy como «mterpretaClón pSIcológica» (5)

1 El tipo de mterpretacIOn de Mt 24 má~ antiguo e~ el basado en la


hlstona fmal Consta así pOI el últImo capitulo de la DldaJé, 16, 3-7 -el
texto que más temprano recogió el pasaje de Mt 24, menos de medIO SIglo
despues de su composIcIón- cuando habla expresamente de EOxatO¡; XaL-
QO¡; (16, 2)28 Incluye solo Mt 24,10-12152421 l3s 30s (y 25,13,16,
27) Un compendIO parecIdo, con mterpretacIon de la hIstona fmal, ofre-
ce el ApPetn et ls 6 (pnncIpIOs de ~ I1), donde Mt 24 se aplIca a la situa-
ción fictiCIa de un nuevo apocalIpsIs A fmales del SIglo I1, !reneo aplIca-
rá la «abommaclón de la desolación» al AntIcnsto (Raer 5, 25, 2) Fue

28 Cf 16,3 EV taTe; EOXUtme; ~[.l¡;ºme; La per~pectlva temporal, modIfIcada


respecto a Mt, es patente aSImIsmo cuando en Mt los falsos profetas que aparecen
en su comumdad (7, 15 23) son consIderados profetas escatologlcos (24, 10 14),
mIentra~ en la Dlda]e los profetas, muy numerosos en la comumdad a veces pro
fetas dudosos (cf 11,7-13,4), no tienen nada que ver con los profetas escatologI-
cos m con el XOO[.loJtAavoe; de 16, 3s
determmante para la hlstona de la mterpretaclón el comentano a Mt (per-
dido) de H1PÓl1tO Reflere los v 15-28 a los «días del Anticnsto», que imi-
tará a Cnsto y por eso irá pnmero, como Jesús, al desierto para ayunar
allí, ya las casa~ para orar en ellas (cf v 26f9 Hilano y Cmlo de Jeru-
salén son exponentes destacados de la mterpretaclón escatológica en la
IgleSia antigua 30 Su tema central es el AntlCnsto, la persomflcaclón esca-
tologlca de todo mal No lo Vieron sólo detrás de la «abommaclón de la
desolación» (v 15), smo también detrás de los falsos profetas de los v
4s 11 y 23-26 Aparecerá al fmal de la hlstona, «cuando se hayan cumpl1-
do los tiempos del Impeno romano y el fm del mundo esté próximo» 11
Este tipo de mterpretaClón mIlenansta es el que dejó huellas, caSi con
exclusividad, en la dogmática cláSica El locus «de nOV1SSlmlS» en las
dogmatlcas luterana y reformada acoge Siempre un comentarlO de las «se-
ñales» dlstmgmeron entre señales «generales», es deCir, mespecíflcas,
que se repiten en el curso de la hlstona, y señales «espeCiales» para el fl-
nal próximo del mundo A la~ pnmeras pertenecen las guerras, pestes, fe-
nómenos del Cielo, etc, a las segundas, la falsa certeza de salvaCión en el
tiempo fmal, la vemda del Antlcnsto y el fm de la BabIloma prostltUlda32
Las dogmaticas catól1cas tradlclOnales suelen dar menos reheve a Mt 24,
porque generalmente abordan solo la resurreCCión y el jUlC10 fmal, y no
propiamente el retorno de Cnst0 33 Sólo consideraron dogmáticamente re-
levante la mterpretaclón de Mt 24 basada en la hlstolla fmal, porque sólo
ella trata de verdades generales, sm caducidad hlstónca (cf tipo herme-
néutico 4) Trata de aconteClmlentos que transcienden cualqmer poslblh-
dad empínca, por situarse al fmal de la hlstona
El tipa hermenéutiCO basado en la hlstona fmal tiene su mayor dlfl-
cultad con los v 16 y 20, acentuadamente judíos y de carácter local Co-
mo este tipa de mterpretaclOn deshga radicalmente los vaticlmos de Jesus

29 HIpohto* 198204 (cIta 198, exegesls del v 26, ¡b¡d, 203) Segun el frag-
mento smaco ofrecIdo en Gwynn*, HIpohto rechaza expresamente la aphcaclOn de
los v 15-22 a la destrucclon de Jerusalen (lb Id , 138)
30 HJlano, 2\ 2-26, l = SC 258, 180 195, Cmlo de Jeru,alen, Cat 15 =
BKV I141, 260 285
31 Cmlo de Jerusalen, Cat 15, 12 = BKV I141 268
12 H Schmld, Die Dogmatlk des evangelisch-Iutherzschen Klrche, Frankfurt
EIlangen 31853, 502, H Heppe H BIzer, Reformlelte Dogmatlkt Neuklrchen
1935, 562 La hsta de lo, signa speualia o proprza reproduce la de J Wolleb,
C/1rzsttanae Theologtae CompendlUm, ed E BlZer, NeukJrchen 1935, 128
33 Cf el compendIO de la escatologJa en Tomas de Aqumo, Summa contra
Gentiles IV, 79 97, Id , STh Supl q 69-99 Q 73 habla de las señales del JUICIO, y
en art 2 consIdera los echpses del sol y la luna como mera, señales mtrahIstoncas
previas a la paru<;¡a La, dogmatlcas catol1cas tradiCIOnales mterpretan Mt 24, 6ss,
SI acaso, como sucesos de la hlstona fmal, cf por ejemplo B Barthmann, Lehrbuch
der Dogmatlk, Frelburg 71929, 499
de las expenencIas vIvIdas por la comullldad, apenas puede hacer com-
prensIbles las numerosas exhortacIones y palabras de consuelo entreteJI-
das por Mt en el texto (por ejemplo, V 46 13202325) Solo mdlrecta-
mente puede crear una relaCIón con el presente, al poder prevelllr contra
la falsa expectatIva de proxImIdad, dlstmgmendo entre hI~tona y tIempo
fmaP4 Se ajusta así al contellldo de los V 6 8, pero choca extrañamente
con el E1)'I}EúJ~ del fm en V 29

2 Una mterpretaclón de los V 4-28 basada en la hlstona de la epoca


fue defendIda sobre todo por el antIOqueno Juan Cnsostomo y los autores
mflmdos por eP5 las guerras (v 6s) son aquí las que llevaron al asedIo de
Jerusalén, los E1'tVYJ son los romanos y las tropas auxIlIares ImplIcadas
Los falsos cn~tos y falsos profetas son los mencIonados en el nuevo tes-
tamento, por enCIma de todos, SImon Mago, Junto a ellos, profetas me-
sIálllCOS Judíos, como Teudas Sobre la predIcacIón del evangelIo en el
mundo entero remIten a Pablo (prmclpalmente, Rom 1,8, 10, 18, 15, 19-
24), el «flll» que se anunCIa en el V 13s no es la «consummatIO orbls», SI-
no la «consummatIO urbls», es decIr, la destruccIón defIllltlva de Jerusa-
lén 36 Los V 15-20 se prestan especIalmente, como es ObVIO, a la lllterpre-
tacIOn hlstonco temporal los mtérpretes suelen cItar aquí a Josefa y se
msplran en él para propuestas concretas sobre el sIglllfIcado de la «abo-
mlllaClon de la desolacIón» una estatua (¡con cabeza de cerdo, según
Efrén 1) que Prlato llltroduJo supuestamente en el templo, una Imagen del
César, las profanacIones de los celotas 37 , el ejércIto romano y sus enseñas,
la estatua del emperador englda por TItO, y flllalmente, desbordando hol
gadamente el espacIO hlstónco-temporal, la Imagen de Zeus, que desde
Adnano presidirá el templo, ya pagano, de Aella Capltolllla La gran tn
bulaclón (v 21s) se suele mterpretar a~lmlsmo en sentido hlstónco-tem-
poral Jerusalén nunca había VIVIdo un desastre como el de los años 66-70
-algo que aparece sobradamente documentado por los ternbles hechos
que refIere Josef0 38- Esta mterpretacIOn basada en la hlstona de la epo-
ca apenas deja entrever un verdadero lllterés por lo ocurndo entonces,

34 Tal es el tema central de la mterpretaclón de Calvmo, cf n, 256s (sobre el


v 4) y 263s (sobre el v 14)
35 Juan Cnsostomo, 75s = PG 58,685-702, EutimlO ZIgabeno, 601 618 Tea
f¡jacto, 107-114 (como tiempo fmal desde el v 23)
36 ASI en Juan Cnsostomo 75,3 = PG 58, 689, Teofllacto 409, EutlmlO ZI
gabeno, 608, Tomas de Aqumo (Lectura), n° 1922, DlOmslO CartuJano, 622 Pero
tamblen mterpretan aSI Zwmglio, 381 s Musculus, 518, Wolzogen, 381, etc
37 Jansemo, 231, cf la exegesls mfra, 549s con n 114
38 Calvmo n, 267 269 tampoco aplica (¡el umco, que yo sepa') el apelativo
de EXAl'XWL a los judeocnstianos, ,mo a los judlOS la gracia de DIOs sIgue repo-
sando en el pueblo JudlO por e~o DIOs abrevIO el tiempo
son, más que nada, Clerto'> resentlmlentos antlJudíos lo~ que guían a veces
la lectura 39
Después de haber dommado en la Edad Media el «Upo hermenéutlco
mlxto» (3), el tlpo basado en la hlstona de la época volvió a cobrar lm-
portanCla en la mterpretaclón de la pos-Reforma40 Entre las causa'> de es-
to cabe enumerar el creClente mterés por la hl'itona baJO la mfluenCla del
humam'>mo, mientras menguaba el mteres por la escatología baJO la m-
fluencla de la Reforma La IlustraClón ~mtló la nece'ildad de hbrar a Jesús
de los mlstenos de la revelacIón ~obrenatural La mterpretaclOn ba'>ada en
la hl'>tona de la epoca era la más natural, porque ponía en boca de Jesús
unos dIChos que él pudo formular realmente a partIr de la'> ClrcunstanClas
hlstóncas de entonces y recurnendo a tradlclOnes hermenéutlcas del antl-
guo testament0 41 Al mIsmo uempo, Mt 24 se convertía en un texto del pa-
sado que apenas tenía lmportancla para el presente
La'> deblhdades más acmadas de este tlpo hermeneutlco estan en la
aphcaClón de los v 13s al tlempo antenor a la destruCClón de Jerusalen42 ,
yen el trámlto desde el tlempo (pasado) de la destrucCIón de Jerusalén al
és]aton aún mexlstente, y que sus defensores fijaban entre los v 22 y 23
o, más a menudo, entre los v 28 y 29 Aquí 'ie saltan 'ilglos en una «taCI-
ta transltlO»43, en el v 29. ¡mcluso con la palabnta Ell1'}EWC;' La gran
ventaja de e'>ta mterpretaClón reSIde en que puede contar (al Igual que la
mterpretaclón escatológIca) con un decurso cronológIco completo para
los v 4-31

3 La mterpretaclón mIxta, que combma las dos pnmeras, alcanzó m-


fluenCla, sobre todo, a través de una carta de Agustín a Heslqmo Agustín
escnblo esta larga carta a un hermano en el epl~copado que proclamaba
una parmía próxlma Agustín confiesa, frente a él, no saber nada sobre el

39 Cf Juan Cmostomo, 76, 1 = PG 58 695 (los horrores de los v 15 20 son


el castIgo de lo~ JudlOs por haber cruCificado a Cnsto), Efren, 18, 12 = 322 (la des-
trucClon de Jerm,alen el año 70 fue deflmtlVa)
40 Por ejemplo, en Bullinger, 209 213 (ha~ta el v 22), Brenz, 709-721 Cm
clmdo el v 29'), Musculus, 516 521, Wolzogen, 377-'\86, GroClo n, 218-242 (has-
ta el v 22), Calov, 409-419
41 Segun Straus~, Leben n, 367 s, la mterpretaclón basada en la hlstona de la
epoca es la del raCIOnalismo, la basada en la hlstona fmal, la del sobrenaturalismo
Strauss se suma a la tesIs raCIOnalista y no admite mngun re,to sobrenaturalista en
la hlstona fmal (, v 29ss 1) Subraya la expectatIva escatologlca en que VIVIO Je~ús
(cf mIra, n 159), y la ImportanCla de lo~ modelos mltologlcos bíblicos y JudlOs en
los vatlclmos de Jesus (¡bId, 387 '\90)
42 Cf, por ejemplo, la mterpretaclón de TEAO<:;, supra, n 36 El peso de la m
terpretaclOn basada en la hlstona de la epoca quedaba reforzado en los v 9-14 con
los paralelos 10, 17-23 (,se leyeron ambas seccIOnes en lmea armomzadora, ob-
viamente'), y en los v 15-22, con Lc 21, 20-24
43 GroCIO n, 242 (sobre el v 23)
momento temporal de la parmía44 El punto de partida es su constatacIón
de que los dl~cípulos preguntan a Jesús en el v. 3 por el momento y las se-
ñales de tres acontecImIentos dlstmtos la destruccIón de Jermalén, la pa-
rusía de Jesús en su cuerpo, que es la IglesIa, y su parusía en el fm del
mund 0 4' El arte hermenéutico consIste en dlstnbmr cmdadosamente las
dIversas señales entre el fm de Jerusalén, la presencIa de Cnsto en la Igle-
SIa y la parusía, «para que no pensemos que lo relatlVo a la destruccIón de
Jerusalén haya que refenrlo al fm del mundo, y vlceversa»46 Los defen-
,ores de este tIpO hermenéutlco hIcIeron la dlstnbuclón en formas dlfe-
rentes Durante la Edad MedIa ,e fue lmpomendo una vanante de este tI-
po que asocIaba, en el mayor número posIble de versículos, una mterpre-
taClón basada en la hlstona de la época y otra refenda al presente o a la
hlstona fmal Voy a l1ustrarlo con la mterpretaClón del Opus zmperfectum,
que aphcó, de modo consecuente, «las mIsmas señales» para «revelar la
destrucClón de Jerusalén» y el «fm del mundo»47 A~í, los v 4s no hablan
~ólo del falso cnsto SImón Mago, smo tambIén de las falsas doctnnas en
tiempo de Teodo~lO (901), los v 6" no sólo de las luchas por Jeru,alén, SI-
no tambIén de las luchas con los herejes en la Igle~la (903), no sólo de los
eJérCltos romanos, smo tambIén de los ejercItas del Antlcnsto (906), y el
v 15 no trata sólo de la tnbulaClón durante la conqm~ta de Jerusalén, smo
tambIén de la tnbulaClón del tiempo fmal, cuya «[¡gura» fue aquélla (913)
En el curso de la hlstona de este tipo de mterpretaClón, se fue abnendo
paso un postulado que e~ Importante aSImIsmo para la comprenSIón mo-
derna de la remterpretaclón de textO'> apocalíptico, aconteCImIentos an-
tenores pueden convertIrse en tipos de aconteCImIento, postenores.
«Aunque lo anunClado por Cnsto en la pnmera parte de la respuesta se re-
[¡era propIa y pnmanamente al tiempo que precede a la destrucClón de Je-
rusalén . puede ser refendo, sm embargo, en segunda línea y como con-
,ecuenCla, a la SltuaClón del tIempo que precede al últImo JUlClO, ya que la
destrucClón de Jerusalén fue el tipo de la destruCCIón umversal que afec-
tará a todo el orbe»48 Los «vatlclmos de la Escntura cumphdos parClal-

44 Agustín*, 54 = 292
45 Agustln*, 26 = 266 A este tipO pertenece tambIén la interpretacIón de Je-
rommo, 222-230, que encontro numerosos segUIdores en la Edad MedIa Se remI-
ten a Agustín las interpretacIOnes «mIxtas» de Maldonado, 472, LapIde, 435, Jan-
serna, 227, Lutero (Evangelzen-Au;legung) n, 826 (<<hlstoua» y «ejemplo») y de
ZWlngho,378
46 ¡bzd Maldonado, 472 declara que Cnsto no deshgó la erronea conexlOn
del fin de Jerusalen y el fin del mundo dehberadamente, para no dar a los dlsclpu-
los una falsa segundad con la clara dlstnbuclOn de las señales
47 Opus zmperfectum, 48 y 49, cIta en 48 = 901 Mas IndlCaClOnes de paginas
en el texto
48 J Gerhard, en H Schmld, Dze Dogmatzk der evangelzsch-luthenschen
Kzrche, Frankfurt-EI1angen 31853, 502
mente sIguen estando mcumplIdos» Así, los anuncIOS de JUICIO ya cum-
plIdos «no son meros anuncIos hlstóncos» de aquello que ya ha sucedIdo,
smo además «voces que llaman a pemtencIa»49 de cara al futuro de DIOS,
todavía abIerto La hlstona ~e convIerte en pIecUlsora del h]aton Enton-
ces vendrá defmltlvamente ese Ctlsto que ya ahora está sIempre a punto
de vemrso, y que por eso da tambIén su slgmflcaclón de futuro a la hlsto-
na pasada y pre~ente
La mterpretacIón «mIxta», surgIda qUIzá en Agustm de su debate con
la espera de una parusía mmlllente, fue evolucIOnando a 10 largo de la hls-
tona haCIa una forma de comprensIón muy Illteresante hermenéutIcamen-
te. SIendo Cnsto el mIsmo en la hlstona y en el és]aton, no puede haber en
defmltlva una fIsura entre hlstona y és]aton La debIlIdad de esta mter-
pretaclón es su carácter global allllcorporar en sí todas las IllterpretacIO-
nes eXIstentes, tampoco puede exclUIr nlllguna como Illadecuada

4 La mterpretaclón basada en la hIstOria de la Iglesla o del mundo


apenas ha &Ido conSIderada como un tIpO hermenéutIco propIamente dI-
cho, y aparece casI úmcamente en combmaclón con otras IllterpretacIO-
nes Las mterpretacIOnes basadas en la hlstona de la IgleSIa surgIeron
cuando la Illterpretaclón basada en la hlstotla de la época se extendIó al
presente A~í, Apolmar de LaodIcea pudo mc1mr entre los falsos maestros
y falsos profetas (v 4s 11 23-26) a Montano, que se hacía pasar por La-
gos, ParáclIto y PrometIdoS I A SImón Mago se asocIaron los gnóstICOS
del SIglo JI y otros herejes de la IgleSIa antigua ZWlllglIo menCIOna a los
anabaptistas, Lutero, a la «chusma», LapIde, a Lutero y Calvmos2 Gre-
gono Magno habla en sus sermones de los terremotos y pestes que pade-
cIeron en su tiempo los fIeles de la -a la sazón- pequeña CIUdad de Roma,
y de cambIOS clImáttcoss 3 Más grave que la tnbulaclón de Jerusalén es,
para Olshausen, la tnbulaclón de la revolucIón francesa s4 La «abomma-
clón de la desolaCIón» pudo aplIcarse tambIén en la hlstona de la IgleSIa
al papado, por eJemploS' La premIsa de que el evangelIO debía anunCIar-

49 Olshausen, 876
50 Cf Olshausen, 874
51 Fr 122=42
52 ZwmglIo, 379, Lutero (Evangellen Auslegung) n, 831 (sermón de 1531,
sIempre que DIOS construye la IgleSIa, construye el dIablo una cap111a a su lado),
LapIde, 436
53 Gregono Magno, 1, 1 = PL 76,1078,35,1 = PL 76,1260 (¡verano pasa-
do por agua 1)
54 886
55 P J Spener, Predlgten uber dIe Evangelzen 1686/1687, ed D Blautu%-E
Beyreuther, HJ!deshe!m etc 1986 (Schnften IlIIl 2), 1400-1404 La sIgUIente m-
terpretacIón del v 16 hace referenCIa al catolICIsmo «As! huye de la BIblIa qUIen
está dentro de ella» (1403)
se a todas las nacIOnes (v 14) fue refenda muchas veces al presente
Agustín señala que Áfnca no ha sido aún evangelizada, aparte las áreas
del Impeno romano ChnstIan v Stavelot la refmó a la misión búlgara en
su tiempo, Lapide, a la misión de Australia y Chma y a la evangelización
de Aménca, muy leJos aún de haber conclmd056
Por otra parte, el tipo de mterpretaClón basado en la hlstona fmal pa-
~ó a ser mterpretaclón basada en la hlstona de la IglesIa cuando cada uno
consideró su presente como tiempo fmal Lutero estuvo marcado por una
fuerte expectativa de la parusía y aplicó las señales del texto mateano a
expenenclas de su tiempo el descreimiento, la destrucción de la Iglesia,
también las guerras con los turcos y eclipses de SOP7 Muchos autores pie-
tistas sIgUieron sus huellas J Chr Blumhardt pudo afIrmar que sólo en el
tiempo novíSimo se predicaría el evangelio realmente a todos los pue-
blos 58 Un tema fundamental, latente baJO su mterpretaclón basada en la
hlstona de la Iglesia, reza aSI «Sí, ¡ahora presta atención' Ahora puedes
deCIr '¡El tiempo está cercal'»59 Este tipO hermenéutico aparece hoy di-
fundido en muchos grupos evangélicos, sobre todo de mentalidad «dls-
pensaclOnahsta»60 J F Walvoord, autor de un comentano a Mt, mterpre-
ta el texto «as an accurate statement of end-tIme events whlch wI111ead
up to a clImax m the second commg of Chnst to set up Hls mI11enmal
kmgdom on earth»61 Esta VlSlOn puede aplicar, por ejemplo, las guerras
de las nacIOnes a las guerras mundiales, los falsos profetas al ecumems-
m0 62 o el reverdecer de la higuera a la fundaCión del Estado de Israe1 63

56 Agustm*, 46 = 284, ChnsiIan v Stavelot, 1456, Lapide, 437


57 Loewemch, Luther, 202-205, cf, por ejemplo, un sermon sobre Lc 21,
25ss Impreso en E Mullhaupt (ed ), D Martm Luthers Evangelzen Auslegung IlI,
Gottmgen 1968,353-371, o Lutero (WA40, vol 1II),621
58 J Chr Blumhardt, Jesu Ausspruche von der Nahe semer Zukunft, en Id ,
Schnftauslegung, Zunch 1947, 130
59 Ibld
60 Comente teologlca mJ1enansta -mflUlda deCISIvamente por J N Darby-
que pariIendo de las diversas «dispensacIOnes» (epocas en la hIstona de la sal-
vaCIón), mterpreta lIteralmente los vaiIcmlOs bíblIcos ~obre el futuro y los aplIca
un/vocamente a determmados aconteclmlento~ de la hlstona fmal o del remo ml-
lenano
61 J F Walvoord, Matthew Thy Kmgdom Come, Chlcago 1974,181 Las m-
formaCIOnes de las n 61-63 se las debo a MOlses Mayordomo-Mann
62 Por ejemplo, S Klrban, DIe geplante Verwlrrung, Wetzlar 1972, 113 (so-
bre Mt 24,5)
63 H Lmd~ey, Alter Planet Erde, wohm? 1m Voifeld des dntten Weltkneges,
Wetzlar 1971, 61 s En este lIbro, cuya ediCión mundial alcanzó má~ de 20 mIllones
de ejemplares, se fijaba la destrucclOn del mundo para 1988, es deCir, cuarenta años
(= una generación, cf Mt 24, 34) después de la fundaclOn del Estado de Israel W
MaIgo, Der beschleumgte Aufmarsch Russlands na~h Israel, autor editor 1980, 57-
59, aplIca en cambIO Mt 24, 32 a la reconqUista de la aniIgua CIUdad de Jerusalén
por Israel el año 1967
5 Ongenes 64 combllla una mterpretaclón lIteral, ajustada en buena
medIda al tipo hermeneutIco basado en la hIstOrIa de la epoca, con una m-
terpretaclón espmtual que es mtere~ante, porque abandona el marco de la
hlstona ulllversal Busca un entendImIento e~pIrItual e llldnldual de la pa-
rusía esta, contemplada espIrItualmente, es la «llegada de li! Palabra al al-
ma» (32 =:: 58 y passlm) A partIr de aquí, Orígenes aplIca los dIStllltOS
enunCIados del texto a las expenencla~ que el espIrItualmente perfecto ha-
ce con el Cnsto-Palabra Cuando acontece la Palabra, se producen en el
alma las guerras contra las verdade~ fl1o~oflcas humanas (sobre v 6s, 35
=:: 65s) El que qUIere ver en su alma la llegada lummosa de Cnsto, ~Iente

hambre espmtual y padece enfermedades espIrItuales (~obre v 7, 38 :::


73) El que se abre a la perfeCCIón de la Palabra es como el atleta que su-
fre la dureza de las pruebas (sobre v 9, 19::: 76s) El Antlcnsto es la fal-
sa Palabra que ha ocupado el «lugar ~agrado» de la Escntura (sobre viS,
42 == 83) El v 16 mVlta a dejar la Judea de la letra y hUlr a lo~ montes de
la~ verdades espmtuales e mtellglbles (42 ::: 84s), y el que está sobre esa
azotea, o en el campo de la EscIltura (lcf Mt 13,44 1), no debe regresar a
su eXI~tencla antenor (43 ::: 87) Las embarazadas (') son los prosélltos
aun no bautIzados, los «nonatos», los lllños de pecho, los Imperfectos que
no pueden comer el manjar ~ólIdo de la verdad (sobre v 19,43::: 87s) El
v 26 habla de la lllmerSlOn sectana en eSCrItos esotencos (1 «desIerto» ')
(46 =:: 94), el v. 27, dellummoso «relampago de la verdad» (47 ::: 95)
Todo esto son lllterpretaclones de dlStllltO~ versículos, que reaparecen
en muchos otros exegeta<; po~tenores, sobre todo en el tipo «mIxto», a
propÓSItO de los v 16-20 26s, pero aparecen ahI como aphcaclOnes espI-
ntuales e mdlvlduale~ dentro del marco de un hOrIzonte hermenéutico ba-
sado en la hlstona ulllversal Orígenes habla dejado atrás ese maICO Para
él, el «amIgo de DIOS» es la persona que «cree que la verdad resIde sólo
en lo e~plf1tual» El amIgo de DIOS perdonará a los «pequeños en Cnsto»
que creen en una parusla escatologlca, entendIda lIteralmente, pero sólo
segUIra al Cn~to que «realIza dIarIamente su adVelllmIento en el alma
de cada creyente, sobre nubes profetIcas y apostóhcas» (50::: 112) Por-
que <<la verdad es Cnsto, la verdad engañosa, el Antlcnsto» (33 ::: 62)
El texto queda así radIcalmente desmltologlZado y de~apocahptIzado,
pero tambIén radIcalmente mdlvlduahzado y deshlstonzado Orígenes en-
tiende el texto de modo categorIalmente SImIlar al que ofrece hoy Dre-
wermann como «símbolo de la reahdad lllterna» del mdlvlduo 6" llltere-
sado menos en la superaCIón del temor y la amenaza que en la superaCIón
de lo terreno No queda claro, en la larga explIcaclOn de Orígenes, qué

64 Ser 32-52 = Ges Ong XI, 57-118 En lo que sigue se mdlcan en el texto
el capitulo y el numero de pagma
65 Mk II (vol lI) 390
función ejerce la lectura «literal» Junto a e~ta lectura espiritual. Orígenes
no construye mngún puente entre la mterpretaclón literal y la espiritual, si-
no que pasa de la una a la otra, y las deja aisladas sm superarlas del todo.

La exégesis tendrá que mostrar cómo se relaciona el sentido


original del texto con los diversos modelos hermenéuticos. Ha
quedado claro, al mismo tiempo, que todos estos modelos herme-
néuticos son expresión de una determinada distancia histórica res-
pecto al texto. Son siempre, también, reinterpretaciones del texto
que modifican su sentido, porque en una situación posterior no
puede hablar ya a los nuevos lectores como habló a la comunidad
mateana en el origen. En este sentido, los diversos modelos her-
menéuticos darán también indicaciones para una interpretación ac-
tual del texto.

Explicación

Jesús está sentado en el monte de los Olivos y los discípulos se


acercan a él. No son ya los cuatro, como en Mc 13, 3, sino todos,
los que reciben ahora su instrucción. Esto facilita la identificación
a los lectores de las comunidades: ahora son ellos, y sólo ellos
(xm' LClLCXV), los interpelados. Jesús sentado les evoca los pasajes
5, 1 Y 13, 2: advierten que el maestro Jesús va a decir algo funda-
mental. El «monte» desencadena la misma asociación 66 ; la escena
es casi idéntica a la del primer discurso fundamental de Jesús; ade-
más, el «monte» fue también un lugar de revelaciones divinas en
otros pasajes del evangeli067 • La pregunta introductoria que los
discípulos hacen a Jesús tiene dos partes68 ; Mt reformuló la segun-
da, insertando sus expresiones preferidas JtCXQOUOLCX y OUVTÉAELCX
TOU CXLWVOC;. Muchos extremos dependen de la interpretación de

66 Los comentanos suelen remItIr a Zac 14,4, donde el monte de los OlIvos
es el lugar del tnunfo el últImo díd Pero Mt 24, 3 no contIene nada para encauzar
las asoCIacIOnes en esta dIreccIón.
67 ef. espec 17, I Y 28,16 El pasaje mencIOnado en segundo lugar es Im-
portante porque Jesús hablará de nuevo en 28, 16-20 de la ouvTEAEÍa TOU a¡<ilVo~
y de ltáVTa TU ¡.{tv1') (Donaldson, Jesus [vol. III], 157s, 161s) Pero esto no lo saben
aún los lectores.
68. La mterpretaclón de la IgleSIa antIgua, SIgUIendo a Agustín*, 26 = 266 Ya
Jerómmo, 223, admIte a menudo tres preguntas dIferentes, al dlstmgUlr entre las se-
ñales de la parusía y las señale, del fin del mundo.
esta doble pregunta, porque, en opmlón mayontana de los exege-
tas, determma la mterpretaclón de todo el capítulo

Hay cuatro posibihdades de exege~is


Según la primera, JtaQovma y (JvVLlOAELa toU aLwvos; no se refIeren al
fm del mundo m a la parusía escatológICa, smo al final de la antlgua aban-
za tras la destrucción de Jerusalén y a la «ViSIOn (~imbóhca)>>, contra-
puesta a esa destrucCión, del «rey Cnsto» Ambas cosas aparecen mterre-
laclOnadas y aluden a acontecImientos hIstóncos Esta exégesIs lleva a
una mterpretacIón de todo el texto basada en la hIstona de la época 69
De acuerdo con la segunda pOSibilIdad exegeIlca, nOtE tauta E(JtaL
se refiere a la destruCCión de Jerusalen en la hIstona, y n 1:0 (JT)!llOlOV TfjS;
(Ji'ís; JtaQovmuc; a la parusía en el fmal de la hIstona mundIal Le corres-
ponde una VISIón de la estructura del dISCurSO segun la cual Jesus contes-
ta las dos preguntas SUce~Ivamente El dIscurso trata pnmero de la des-
truCCIón de Jerusalén y luego (desde V 23, V 27 o V 29) de la paru~ía Los
V 15-20 se pueden apbcar aquí, desde la hIstona de la época, a la des-
truCCIón de Jerusalen, o, desde la hIstona fmal, a los últImos aconteCi-
mIentos, aún por llegar, antes de la parusIa70
La tercera pOSIbIlIdad exegetlca entlende las preguntas de los dIscípu-
los como la segunda, pero se dIstmgue de ella por opmar que Jesús no con-
testa las dos preguntas de los dIscipulos las pasa por alto o las posterga7l
Esto puede mducIr (¡no necesanamente') a afirmar que Jesu~ extIende a la
hIstona fmalla pregunta de los dIscípulos sobre hIstona de la época
La cuarta posIbIhdad exegétIca, en fm, mterpreta, al Igual que la pn-
mera, las dos partes de la pregunta como una sola Sostiene que Jt01:lO
1:aV1:a E(J1:at no se refIere a la destruCCIón de Jerusalén, smo que el senIl-
do se completa en lmea epexegétIca con las cOnjUnCIOnes Xat la pregun-
ta por la paruSIa y por el fm del mundo desarrolla, por tanto, lo mentado
en la e<,cueta pnmera parte de la preguntan A dIferencIa de la pnmera po-
sibIhdad hermenéutica, las dos preguntas parCiales se refIeren aqUl al fm

69 FeUlllet** (Synthese), 353, cf Id ** (Sens), 263 269 (FeUlllet descubre es-


ta VISIón en los V 29 31), algo pareCido L Gastan, No Stone on another, 1970
(NTS 23), 484, Brown"'*, 12-14, France, 315s, 344
70 Meyer, 381 (translclOn al fID con el V 29), Lagrange, 462s (translclOn con
los v 2Is), J Wels~, 378, 380, Agbanou**, 39s, 91, Gmlka II (vol II) 312s,322,
Slm**, 157-167 (translclOn con el v 15), Lambrecht**, 318, n 22,323 (translclOn
con el v 23), Thompson* 250 (translclOn con el v 14), cf Schwelzer, 293
71 Pesch*\ 228 (la pnmera parte de la pregunta queda relegada), Patte, 334
(el diScurso de Je~us es una Impugnaclon polemlca de la pregunta de los dlsclpu-
los), algo pareCldo Broer* e,pec 231 (el diSCurso de Jesus elude las dos preguntas
de los dlsclpulos), Meler, 283 Hare (vol III),274s
72 Walker, Hezlsgeschlchte, 59 Bumett*", 100, Id *, 207s, cf tamblen Hare,
Theme, 177-179
del mundo, no a la hlstona Esto se corresponde con la mterpretaclón ba-
sada en la hlstona fmal
Hay que exclUIr, a mI JUICIO, la primera posibilIdad la expresión ovv-
tEAELU toiJ uLGJvoS;, consagrada por el lIbro de Damel y otros textos apo
calíptlcos 73 , sólo se puede aplIcar, después de 13, 39s 49, al fm del mundo,
el acontecImiento más Importante en el fm del mundo es el JUICIO umver-
sal del HIJO del hombre La palabra JtuQovenu, que en el lenguaJe relIgIO-
so del helemsmo desIgnaba la presenCIa o llegada de un dIOS o una perso-
nalIdad 74, pasó a ser desde Pablo, en el cnstIamsmo pnmItIVO, el térmmo
técmco para expresar la segunda vemda de Jesús como Juez celestlal del
mund0 75 Aunque la palabra no aparezca en mngún otro pasaje de los
evangelIos, no hay razón alguna para mterpretarla en sentIdo dIferente del
usual La cuarta posIbIlIdad es tamblen muy dIfícIl después de lo que Je-
sús dIJO e hIZO en 23, 37-24, 2, el lector sólo podrá aplIcar wiJw a la des-
trucCIón de Jerusalen y del templo La mterpretaCIón epexegétlca de XaL
tampoco es en sí la más obvIa, y no hay otros mdlclos en el texto que la
apoyen Los defensores de esta posIbIlIdad exegétlca suelen aducIr que
Mt omlt1ó el xutEVUVtL toiJ LEQOiJ de Mc e hIZO así un corte radIcal entre
24, 2 Y 376 Pero la~ omISIOnes menores nunca son mdlcIOs claros, y sólo
podían sorprender a aquellos lectores que conOCIeran muy bIen el evan-
gelIo de Marcos Sabían ademas todos ellos, por 21,1-12 (cf tambIén 26,
30), que el monte de los OlIvos dIstaba poco de Jerusalén Por eso, Mt
omItIó qUIzá XUtEVUVtL toiJ lEQOiJ como una mdlcaclón geográfIca super-
flua
Restan, por tanto, la segunda o la tercera posIbIlIdad exegétIca, a te-
nor de las cuales hay una dIferenCIa de contemdo entre las dos preguntas
A mI JUICIO, las dos preguntas formuladas por los dIScípulos, no sólo la
pnmera, fueron recusadas en CIerto modo por el dISCurSO de Jesús que SI-
gue ahora La pregunta por el momento temporal de la destruccIón de Je-
rusalen no la contesta Jesús con precISIón, aunque en los v 15-22 dIga
muchas cosas sobre la destruccIón de Jerusalén y abunde en las mdlca-
CIones temporales (17 veces tatE') La pregunta por la señal la contesta
sólo en el v 30, hablando de una señal que en realIdad no es mnguna

73 Cf los documentos en G Delhng, TEAOC; XTA, en ThWNT VIII, 66, 29ss,


ademas, TestJob 4,5, Bar SIr 69,4,83,7, Heb 9, 26
74 T Holtz,l Thess, 1986 (EKK XIII), 119s
75 1 Tes 2, 19,3, 13,4, 15,5,23 ICor 15, 23 mas tarde, en 2 Tes, Sant, I
Jn, 2 Pe Dan 7,13 LXX (naQijv, naQijoav) pudo haber faclhtado aljudeocnstJa
no Mt la adopclOn de la palabra El umco documento jUdlO con el termmo naQou-
OLa podna ser Bar sIr 30, I
76 ASI, por ejemplo, Strecker, Weg, 240, n 2, Walker, Hezlsgeschlchte-2J.,..
Dupont**,53
Las preguntas por el momento temporal y por las señales del
fm -generalmente se menClOnan muchas- son cornentes en la tra-
dlclón apocalíptlca77 Los lectores esperan, de acuerdo con la tradl-
clón que conocen, una declaraclón de Jesús sobre el tIempo fmal
Los lectores se mteresan deslgualmente por las preguntas de los
dlscípulos la plegunta por la «señal» de la parusía y por el fm del
mundo es tamblén su pregunta, pero ellos saben ya cuándo sucedló
la destrucClón de Jeru"alén, por eso no tendrán mngún mte1és d1-
recto por la pnmera parte de la pregunta, y la aSlgna1án al plano
hlstónco de Jesus y "us d1Scípulos
4s Jesú" no contesta de entrada mnguna de las dos preguntas de los
dlscípulos, smo que comlenza mesperadamente con una adverten-
Cia contra las personas que slembran el error en la comumdad Las
palabras nAavaw y JtOAAOL aparecen dos veces, una tras otra, se
pegan al oído con la m1sma letra lmclal e lmpreslOnan por el con-
temdo IIAavaw se refiere a la seducclón para apostatar de DlOS, lo
que lleva conslgo, poslblemente, la pérdlda de la salvaclOn78 Sm-
tomza con esto un tema conocldo de los lectores (cf 18, 12-14)
Pero no se d1ce qU1éne~ <;on los «muchos» que mduClran al error a
los miembros de la comumdad con todo, la expre<;lón Em 1'0 ovo-
flan [l0l! deja claro que se amparan en el nombre de Cnst0 79 Por
eso se mterpretará su EYW d~tL Ó XQW1'O¡;; como 1dentificaclón con
Jesús, el Cristo, y no como una pretens1ón meslámca general 8ü 01-
fíCllmente puede tratar<;e, pOi tanto, de pretend1entes Judíos a me-
sías como los que prohferaron en Palestma durante el slglo pI, son
gentes de la comumdad que pretenden ser el Cnsto El v 11 llama-
rá a las mlsmas personas «falsos profetas», el v 24, tamblén «fal-

77 Cf Dan 12,6 4 Esd 4 3351s 6,7 lis 8,63


78 Cf supra, 55, con n 53
79 Cf 18, 5 Mc 9, 39 Segun H Bletenhard OVO/lU XTA. en ThWNT V, 270
36ss, entre bu TCO oVO/lUTL Y EV TCO OVO/lUTL solo hay una pequeña diferencIa se
mantlca Sobre Em TCO oVO/lun /l011 en conexlOn con los falsos profetas, cf Jer 14
14s LXX, 23 25 LXX Zac 13,3
80 '0 XºLOTO~ puede slglllfJcar en Mt «meSlas», pero tamblen puede ser un
titulo cnstologlCo cf vol 1 122s 165, vol II 229s
81 Cf por ejemplo Josefa, Bell 2 261 263 (el egipcIo que se dlflge al mon
te de los Ohvo,), 6 285 287 (un profeta que aguarda 0r¡/ltLU Tr¡~ OCOTr¡ºLU~ en el
templo) 7 437 439 (el tejedor Jonatan promete señales y conduce al pueblo al de
slerto) Ant 18 85 87 (un samantano qUiere mostrar los objetos sagrados en el Ga-
nzm),20 97-99 (Teudas pretende separar de nuevo las aguas del Jordan) Cf ade
mas M Hengel, Dze Zeloten 21976 (AGJU 1),235 261 297104
sos cnstos» QUIzá hubo profetas que, como era usual en el cnstIa-
lllsmo pnmltIvo, hablaban en nombre del Señor exaltado y utIlIza-
ban su «YO»82 Pero qUIzá piense tambIén el evangelIsta en mdIvI-
duos como SImón Mago, que se presentaba como «el Gran Poder»
(cf Hech 8, 10)83 En los v 10-12 y 23-28 se vuelve a hablar de
ellos La tnple repetIcIón mdIca que estos falsos profetas represen-
taban un grave pelIgro para las comumdades
Sólo en el v 6 parece volver Jesús a la pregunta de los dlScípu- 6-8
los, pero (,a cuál? Guerras, hambre y terremotos formaban parte de
las señales que se esperaban en la tradIcIón judía antes del fma1 84 ,
por eso, los lectores pensarán pnmero en la segunda pregunta de
los dIscípulos, la pregunta por la «señal» Pero el v 6b mdIca que
de ese modo no queda contestada la pregunta de los dIscípulos es
verdad que las guerras se ajustan al «desIgmo» dIvmo, vendrán me-
xorablemente, según el texto, sIgUIendo Dan 2, 28 85 , pero ellas no
son aún el fm, es decIr, no son la «señal de la parusía» por la que
han preguntado los dIscípulos El v 7 sIgue hablando de guerras en
térmmos generales, en lenguaje bíblIco solemne 86 , y añade sItua-
CIOnes de hambre y terromotos locale~ Con ellos comIenzan los
«dolores de parto», es decIr, las tnbulacIOnes 87 del período fmal El
honzonte del texto es ecumélllco, abarca el mundo entero con sus
naCIOnes y remos Todo esto, por tanto, no es aún el fm, pero tIene
que ver con el comIenzo del fm (,Pensaron los lectores en expe-
nenClas hIstóncas sufndas por ellos? Es posIble el texto no les
prohíbe evocar, por ejemplo, las guerras del 68 -año de los tres
emperadores-, la guerra Judía en el 66-73 o los rumores de guerras

82 Cf 7,22 ni> 00 ÓVOrW'tL EnQo<¡JllTEUouru'v Cf tamblen supra 492


83 La mterpretaclOn de la Iglesla antlgua remlte aqul generalmente a el Un
fenomeno sImIlar es el profeta Judeocnstlano gnostIco, que aparece todo lo mas
dos decemos despue~ de Mt en la reglOn sma, conocIdo con el nombre de «Fuerza
Vlva» (Elkesal)
84 Cf Zac 11, 10, Hen et 99, 4, Jub 23, 13 (amplIa lIsta de todas las calaml
dades) 23 22~ (cautlveno, saqueo, guerra de los paganos contra l~rael), Slb 3,
695ss (baño de sangre), 4 Esd 6, 13 16 (terremotos), 9, 3 (guerras y agltaclOn po
IItIca), 13,31 «<clUdad contra clUdad, lugar contra lugar, pueblo contra pueblo rel-
no contra remo») Bar Slr 27 (espada, terremotos, sItuaClOn de hambre, etc), 70, 8
(guerras, terremoto~, fuego y hambre antes de la vemda del mesJas)
85 Dan 2, 28 LXX ll.EI YEvw'frm En EO'XaTWV TWV ~¡.tEQWV
86 Elv 7seapoyaen2Cron15,6 cf 1~19,2
87 El símIl de lo~ dolores de parto para expresar las tnbulaClOnes del tIempo
fmal se remonta a ls 26, 17s, cf tamblen Hen et 62 4, 1QH 3, 7-12 Los rabmos
hablan de los «dolore~ del meSlas», cf BIlI 1,950, Volz, Eschatologle 147
en la lejana Hlspama o en Bntanma Hubo frecuentes terremotos,
por ejemplo, en AntlOquía (37 a C ), en FngIa (53 d C ), en ASIa
(61? d C ) o en el valle de Llco (61? d C )88, tambIén problemas de
abastecImIento y sItuacIOnes de hambre Pero el texto no obhga en
modo alguno a los lectores a pensar en determmados acontecI-
mIentos No sabemos SI habla del futuro sólo desde la VISIón de Je-
sús o habla tambIén desde la VISIón de los lectores
9 Con el V 9 se transforma el carácter del texto El tema es aho-
ra el destmo de la comumdad TOLE puede sIgmfIcar «entonces»,
es decIr, «en aquel tIempo», o «luego», es deCIr, «en el tIempo SI-
gUIente», sólo el contexto permIte decIdIr Pero en un esquema
apocalíptIco de la hlstona fmal es más probable el sIgmfIcado de
«luego»89 Se habla de 1tAi:'tjW::; por pnmera vez la menCIón de los
dolores de parto en el V 8 deja claro que no se refIere a cualqUIer
sItuacIón apurada, smo a la últIma y gran tnbulaclón del tIempo fI-
nal que la apocalíptIca esperaba antes de aparecer el nuevo eón90
La palabra clave nUQu()(J)oovmv evoca 10, 17-21 allí se antICIpa-
ba que los dIscípulos serían entregados a los sanednnes y las sma-
gogas 'AnO%LEvoiJmv trae a la memona 10,28,21,35,22,6,23,
3437 tambIén en Israel fueron sacnficados algunos mensajeros de
Jesús Pero ahora se umversahzan las expenenclas de la comum-
dad en Israel como los mensajeros de Jesús fueron aborrecIdos en
Israel (lO, 22), así ocurnrá en todas las naCIOnes Los hechos acae-
CIdos en la mISIón IsraelIta de la comumdad (lO, 17-23) se repIten
ahora a escala mundIal Los mIembros de la comumdad padecen el
OdIO de los no cnstIanos «por causa de mI nombre», es decIr, por
ser cnstIanos 91 'E1'tv1'] desIgna a los paganos en la tradIcIón lm-

88 Ant10qUla Juan Malalas, Chronographza, 10 243, 10 15 = PO 97, 372,


Apamea de FngIa TacIto Ann 12, 58, 3, ASIa PlImo, Hlst Nat 2, 84 86, LaodI-
cea HierapolIs, Colo~a~ TacIto Ann 14 27, 1, Euseb1O, Chron 183, 1 20 = OCS
47 183, OrOS1O, Hlst 7 7 = CSEL 5 455
89 Cf Bauer, Wb 6 S v cOTE 1 y 2 Como paralelos apocalIpucos, cf el apoca
IIPSIS de las dIez semanas Hen et 93, 3 10 91, 12 17 (9 veces «despues») En nues-
tro pasaje es tambIen mas probable la segunda POsIbIlIdad por razones hIstoncas
el penodo entre los años 80 y 90 del que procede el evangelIo de Mt, y que ahora
descnbe, no fue un tIempo de guerras y terremotos (cf supra, n 88)
90 Cf Hab 3 16, Dan 12, 1 1 Mac 9, 27, Hen et 104,3 SIb 3,187, Bar SIr
25,3,26 1,48,30 Cf tambIen sobre el tema AssMos 8 4 Esd 5, 1 12 (la ultIma
calamIdad ~e entIende como «seña!») 6, 1824, Bar SIr 2770 Y el matenal de
Volz, Eschatologle 147 163
91 Lo mIsmo en Jn 15,21 {na W ovol.ta flOU Taclto, Ann 15 44 4 expresa
güística grecojudía -como el hebreo C"~- y también en la mayoría
de los pasajes anteriores del evangelio de Mateo; pero la transición
entre «paganos» (sin Israel) y «pueblos» (incluido Israel) es se-
mánticamente fluida. En el contexto inmediato, la dimensión do-
minante es la universal; no hay contrastes indicadores de que sólo
se haga referencia a los paganos, a diferencia de los israelitas92 • El
recuerdo de las experiencias que los mensajeros de Jesús cosecha-
ron antes en Israel (10, 17-23; cf. 5, 10-12; 13,21), servirá a los
lectores para entender el v. 9, sobre todo, como ampliación de ex-
periencias anteriores: en el tiempo final aparecerán en todas partes
las calamidades que ellos ya vivieron, aunque a nivel local. «Lo
que acontece luego, se refiere a toda la tierra»93.
¿Esto es un vaticmio del futuro o refleja las experiencias pre- 10-12
sentes de la comunidad? A esta pregunta pueden dar respuesta los
v. 10-12, reescritos por Mí. En el texto paralelo 10,21 se habla, co-
mo en la fuente Marcos, de divisiones en la familia, como las que
se producirán muchas veces al comienzo del cristianismo, cuando
la generación joven se oriente hacia la comunidad cristiana94 . Mas,
para Mateo, no es ésta la señal distintiva del tiempo final. Él no ha-
bla ya en el v. 10, como en el v. 9, de las relaciones tensas de la co-
munidad con el mundo exterior, sino de divisiones en el seno de la
comunidad. Las palabras clave (Jxav6aALO{}~(JoV'taL (cf. 13, 21;
18,6-9), 'l¡n:v60JlQocpi'j'taL (cf. 7, 15) y aVO~La (cf. 7, 23; 13,41)
evocan a los lectores exhortaciones y anuncios precedentes. Ellos
rememoran en especial las dos secciones sobre los falsos profetas
(7, 15-23) y sobre las «trampas» (18, 6-9). El evangelista destaca
por última vez, con tintes sombríos, la advertencia sobre la aposta-
sía. Esto indica que no se trata aquí simplemente de un lugar co-
mún apocalíptico 95 , sino de una experiencia muy real e inquietan-

lo que se opma desde fuera los cn~tlanos son objeto de «odmm humam genens»
TambIén Pltmo, Ep X, 96 consIdera un deltto el «nomen Ipsum», es deCIr, el me-
ro hecho de pertenecer a la~ sectas cnstlanas, aparte la eXIstencIa de crímenes con-
cretos
92 Bar sIr 24, 7 da a entender mcluso lo contrano, al Igual que el v 14, don-
de néiOLv taT<::; i!{}vEGlV se aclara con EV DAn Tñ obwuftEVn
93 Bar SIr 29, I sobre la zozobra del tiempo fmal
94. Cf vol n, 192s
95 Bar sIr 70, 3 habla de «odIO recíproco», pero en referencia al mundo Cf
tambIén Jub 23,16 (desavenencias entre generacIOnes), Hen et 93,9 (apostasía en
el tiempo fmal), 99, 5 (lucha en las tamlltas); TestL 16, 2 (odIO a los pIadosos), 4
Esd 6,24 (odIO entre amIgos)
te de las comunidades: lo que hasta ahora sólo hacía gente extraña,
lo van a hacer miembros de la comunidad: también ellos «entrega-
rán» a hermanos cristianos 96 • El odio, nota distintiva de la relación
del mundo con la comunidad, surgirá en la propia comunidad; den-
tro de ella se producirá una apostasía general. La comunidad es por
tanto, en una proporción realmente dramática, un corpus permix-
tum donde hay verdaderos discípulos de Jesús y hay oxavouAu
(cf. 13,37-43; 18,6-9; 22, 11_14)97. Mateo menciona a los falsos
profetas en el v. 11, por segunda vez en este discurso (cf. v. 4s).
Como en 7, 15-23, no se interesa por su doctrina. Sólo es signifi-
cativo para él el resultado de su actividad, sus «frutos» (cf. 7, 16):
la «maldad», es decir, todo obrar contrario a la Ley observada por
Jesús. Eso se preveía para el tiempo fina1 98 ; así precisamente son
visibles los falsos profetas como un fenómeno del tiempo final 99 .
El v. 12b deja claro en qué consiste concretamente la «maldad»: el
amor al prójimo dentro de la comunidad, simbolizado por el fuego
(como el amor en la antigüedad), se va enfriando lOO. Esto se co-
rresponde con la noción mateana de la Ley, para la cual el precep-
to del amor es el mandamiento principal, al que todos los otros han
de subordinarse 101 • Parece que Mateo ve la situación en su comu-
nidad muy dramáticamente: habla cuatro veces con énfasis de nOA-
AoL, del gran número de los caídos en la apostasía y el desamor. La
visión retrospectiva aclara por qué Mt había emplazado en 7,21-
23 a los falsos profetas ante el Juez universal y había pronunciado
su «ay» en 18, 7 a propósito de las «trampas»: no considera a los
falsos profetas como un fenómeno que aflora casi obviamente en
un movimiento entusiástico-profético, ni entiende el enfriamiento

96 Taylor*, 353 recoge la afIrmaCión sImilar de TáCIto, AmI. 15,44,4 Mu-


chos cn~tlanos fueron detemdo~ y condenados en la persecuCIón de Nerón por de-
nuncia de algunos «confessl» ya arrestados
97 Agustín usó Mt 24, 10-12 como argumento contra los donatIstas: es me-
vitable el mal en la IgleSIa (Aubmaeu*, 10-12)
98 Ct Hen et 93, 9 (apostasía), 4 Esd 5, 2 (mjUstIcIa), AssMos 5, 3-6 (mjus-
tIClaS, Idolatría), 2 Tes 2, 3 (av{}QwJto~ tí)~ avoftla~); ApE131. 16; 33, 12 Ypasslm
99. TambIén son un fenómeno del tIempo fmal en 1 Jn 2, 18s: Ap 19,20, Did
16,3-5. Dld 16, 3-5 e~ ejemplo de cómo un texto apocalíptico reproducIdo puede
perder su base empínca no hay relación, en ese texto, entre los fal~os profetas del
tIempo fmal y los profetas que la comumdad conoce (Dld 11, 7-12: 13, 1) La re-
lación entre el presente y la hlstona del tIempo fInal está ya aquí atenuada
100. Cf. lo~ documento~ en SpIcq*, 115s
101. Cf. vol. 1, 337s y supra, 366-371
del amor como un fenómeno que es muy natural después de medIO
sIglo aproxImadamente de hIstona cnstIana, smo como expresIón
de las calamIdades del tIempo fmal

Es mteresante la comparaclOn con Jn 15, 18-21 Parece que la comu-


mdad Joamca, procedente del Judeocnstlamsmo, comprobo que el odIo
padecIdo en Israel se repetla luego en el mundo Ella se consuela de un
modo sImIlar al de la comunIdad mateana en 10, 17-25 la persecuclOn y
el odIO de que son objeto lo~ slervo~ se corresponde con lo que su Señor,
Jesús, tuvo que padecer (Mt 10, 24s, Jn 15,20) Además, la comunIdad
JoanIca aprendlO del odIO del mundo la lecclOn de que ella no era del
mundo (15,19) Mt, que no conoce nIngún dualIsmo ontológlCo-cosmo
lógICO, no podría formularlo así La perspectIva hermeneutlca apocalIptl-
co-escatologlca de Mt 24 no tIene, en cambIO, mnguna correspondencIa
en Jn Falta Igualmente en Jn la expenencla mateana de la dIVISIón y la
apostasIa dentro de la comumdad

Con el v 13, Mt vuelve a su fuente, Marcos ante la ternble ex- 13s


penencIa de dIvISIón, apostasía y desamor, el consuelo está en el
próxImo fm del mundo, y con Marcos, pero tambIén con bastantes
apocalíptIcos\°2, exhorta a los suyos a perseverar hasta aquel mo-
mento 103 La perspectIva aquí, como en todo el capítulo, dIfIere to-
talmente de la del Rollo de la guerra de Qumrán 104 la comumdad
no partIcIpa actIvamente en las contIendas del tIempo fmal, ella es
la víctIma de las guerras y calamIdades (v 6-8), y huye atemonza-
da a los montes (v 15-20) Es la víctIma del OdIO del mundo (v. 9)
y padece la gran tnbulacIón (v 2h) tIene que «perseverar» hasta
el fm En el v 14, Mateo -sIgUIendo a Mc 13, 10- hace anunCIar a

102 Cf Dan 12, 12 e (\-Iuy.üQ~O'; Ó ÚJ1:0\-lc\lÚW ),4 Esd 6 2S (todo el que so


brevlva, sera salvado), 7, 28 9,8, 12,34, S\b 5 384s
103 La expreslOn TO TEAO<=;, en uso absoluto, no puede s\gmflcar, despues de
10,22,24,6, la destrucclOn detImtlva de Jerusalen como tIenen que suponer m-
terpretaclOnes antiguas y recIentes basadas en la hl,tona de la epoca (sobre la Igle
sla antigua, cf supra, n 16, de tiempo reCiente por ejemplo, Lagrange, 461 FeUl-
llet* [Synthese] 345, Blble de Jerusalem, Pans 1978, 1449) Pero, a la vista de los
paralelos apocahptlcos, no esta claro SI W TEAO'; deSigna el ultimo tramo de la hls
tona (aSIlos paralelos de G Dellmg, TEAO~ XTA , en ThWNT VIII 54, 2ss 21 ss) o,
como smommo de OUVTEAELU TOU u¡Cúvo~ (v 3), el punto fmal (cf Dellmg, TEAo~
XTA , en ThWNT VIII 54, 31 ss y ICor 1S, 24) El paralelo 19, 2223 mdlca mas
bIen lo segundo
104 Frente a Slm**, 95-97, 98 101 YpaSSlm, que destaca la aflmdad de Mt 24
no solo con Ap 19, silla tamblen con IQM ~ I
Jesús que «este evangelio del reino», es decIr, el mensaje de Jesús
recogIdo en el evangelio de Mateo lO5 , será proclamado a todas las
naciones, en el mundo entero 106 • El hecho de 'que Mateo coloque
este vaticimo al fmal de su pnmera seCCIón principal, como coloca
el mandato misIOnal al final de todo su evangelio, demuestra lo im-
portante que es para él la mIsión universal entre las naciones 107.
Esa misIón está ya en marcha, presumiblemente, en el entorno de
Mateo, como mdica el odio que padecen las comunidades «a cau-
sa del nombre de Jesús» (v. 9)108. El texto concluye con una última
mIrada que Mateo lanza al horizonte: ahora, cuando el evangelio
se anuncia en todas las partes del mundo, vendrá el fin (v. 14jJ)109.
Ante este anuncIO, los lectores suponen que el fin está pr' imo,
porque se han producido todos los acontecimientos previ 110
15 Los versículos siguientes, sm embargo, no hablan a' de la pa-
rusía, sino de la «abominacIón de la desolación»-. Mateo, que co-
noce bIen el lIbro de Damel] I J, se remIte, en un modo de citación
cuya fórmula introductoria recuerda las cItas de cumplimiento, a lo
vaticinado por el profeta Damel l12 . Por eso, el mciso «el que lea,
que entienda» parece ser una invitaCIón a estudIar el lIbro de Da-
mel l13 . Allí (9,27; ll, 31; 12, ll; cf. 1 Mac 1,54; 6, 7) esa expre-

105 Cf el excursus, vol l, 255s


106 'H OLXOU¡tEVf] (yij) = <<la (tIerra) habItada» es una expresIón comente
desde Herodoto, que aparece también como préstamo en el hebreo medIO (Krau~s,
Lehnworter n, 281)
107 MUQtuQov SignIfICa, como en 10, 18 (cf vol n. 157), el testImOnIO del
anuncIO. no un testImOnIO de cargo, cf Tnllmg, Israel, 128
108 Cf en vol 1, 92~s la hIpóteSIS según la cual Mt InVita a su comUnIdad JU-
deocnstIana. que se encuentra en un punto cruCial, a la evangelIzacIón de lo~ pa-
gano~ El texto 24, 9-14 IndICa que la comUnIdad VIve ya entre no Judíos y que la
mISIon pagana estaba en marcha, al menos en parte (,Fue esa mI~lón uno de los
puntos de dIscordIa que dIVIdIÓ a la comUnIdad? No es pOSIble mfenr esto dIrecta-
mente de 24, 9-14
109 Cf Rom 11,25 U)(Ql ou tO JtAf]QIO¡tU 'tGlv E'frVGlV ELoEA'frn
110 La perspectIva es la mIsma que en 10, 22s a proPÓSItO de la mISIón de Is-
rael Mt pIensa, en consecuenCia, exactamente 10 contrano de esa InterpretacIón
ecleSial según la cual la mISIón entre las nacIOnes está aún mconclusa cf por eJem-
plo Kell, 461 «Con ello VIene a deCIr a lo~ discípulos que no deben Imagmar de-
maSIado proxlma su futura venIda»
111 Cf sobre 13,42, vol n, 454 con n 29, sobre el V 30, mira, n 164, so-
bre 28, 18, vol IV
112 El ordenamIento del canon de los LXX, no del TM, presupone que Dan
era conSIderado como profeta Cf también 4QFlor 2, 3 Y Jo~efo, Ant 10, 249 266-
268
113 La alternatIva sería la InvitacIón a leer con ngor el texto mateano actual
slón designa el altar de Zeus engldo por los SlflOS sobre el altar de
los holocaustos en el templo El apocahpsls de Mc 13, en su for-
mulación previa a Mc y en el evangeho de Marcos, se refIere qUIzá
a la profanaCIón del templo por los celotas o, a tenor de una hipó-
tesIs plausible, a la consagración del sumo sacerdote mJusto Phan-
114
III a [males de otoño del año 67 Pero ¡,a qué se refmó Mateo?

Aquí se enfrentan de nuevo dos poslblhdades de mterpretaclón Según


la mterpretaclón basada en la «hlstona fmal», los v ISss pasan a ser de
nuevo, en Mt, un verdadero vatlclmo de futuro y no tienen nada que ver
con la destrucclOn de Jerusalen 1l5 La «abomlllaClón de la desolaclon» de
signa entonces una tnbulaclón proxlma, un Antlcnsto que Viene, qUizá
«sobrenatural», cuya acclOn es sugenda con los horrores de la destrucción
de Jerusalén Las llldlcaclOnes topograf¡cas de los v ISs deberan lllter-
pretarse entonces, qUlza, slmbo]¡camente 116 En favor de esta poslblhdad
hermeneutlca está, sobre todo, que Mt 24, 9-14 parece hablar del presen
te, por tanto -SI Mt 24 descnbe un umco proceso temporal- lo que sigue
tratará del futuro
Cabe suponer, Slll embargo, que los lectores del evangeho de Mateo
pensaran, al leer los v 15-20, en los aconteCimientos pasados de la gue
rraJudía 117 Mt 24 retrotraería entonces la mirada detras del presente y ha
blaría de sucesos pasados El cambIO de óptica no aparece marcado, en to-
do caso, claramente 118 Tamblen es desonentador que los destlllatanos
sean los mismos de antes «vosotros» (v 15, cf 20), solo los v 16-18 van
dmgldos a destlllatanos específicos «los de Judea» A pesar de estas dlf¡-
cultades, yo estimo que la mayona de los lectores de Mt relaCIOnaron el
texto con la guerra Judía y con la hUida de la comumdad de Judea al co-

114 ASI S Sowers, The C¡rcumstances and RecollectlOn of the Pella Flzght
ThZ 26 (1970) 318s Balabanski*, 121-127 combma esta hlpoteSlS con la reflexlOn
de que la hUida de Jerusalen -haCia Pella u otros lugares- era pOSible aun en el m
vlemo del 67 69 En Mc desde luego el partiCipIO masculIno ÉaujxoTa hace pen-
sar en una persona Mt ajusto gramatlcalmente el partiCipIO masculino a ~()EAuYf-la
115 Esa mterpretaclOn resulta espeCialmente obVia para aquellos que cuestIO-
nan la relaclOn entre la pregunta de los dlsclpulos del V 3a y la destrucclOn del tem
plo, cf supra, 531 536s (pOSibilIdades exegetlcas 1 y 4)
116 Por ejemplo, Marxsen**, 190ss, Strecker, Weg, 239 n 8 (Mt atenuo la
relaclOn con el templo), Pesch*, 231s, Bonnard, 351, Burnett*, 312, 315 (áyLO~ 1:0-
Jto~ = IgleSia), Broer*, 218s, Beare 469 (Judea como Cifra de cualqUier lugar de
persecuclOn), Gmlka 11 (vol 11), 322, Hare (vol I1I), 278
117 Aplican el pasaje a la destrucclOn de Jerusalen por ejemplo, Lagrange
462, Brown**, 10 «<fulfllled prophecy») Hahn**, 119, MeJer, 283 (la destrucclOn
de Jerusalen deja abierto un nuevo futuro), Balabanski*, 151s, cf supra, n 9
118 Oüv no mdlca aqUl una consecuencia loglca, smo «el transito haCia algo
nuevo» o la «reanudaclOn del tema despues de una mterrupclOll» (Bauer, Wb 6 s v)
mIenzo de la mIsma Así lo mdIca el sentIdo trad1ClOnal del texto no hay
mngún mdIclO de que ellos desconocIeran ya la mterpretacIón tradIclOnal
del texto Mt tampoco modIfIcó expresamente esa mterpretacIón, él no es-
ta en la mI~ma sItuacIón que Damel ante los setenta años de Jer 25, 11s,
o que el autor de la hOja volante apocalíptIca recogIda luego en Mc 13 an-
te el vatIcmIo de Damel sobre la «abommaclón de la desolacIón» no re-
curre a un tema apocalíptIco de un sIglo de antlguedad, smo que reprodu-
ce un texto apocalíptlco que ~urgiÓ poco antes en la misma comumdad
heImenéutica Este texto habla de algo que sus lectores recuerdan aún
bien, algunos qUizá como testigos oculares Así lo confirma su propia pre-
CiSión, mantemda estIlístIcamente en lenguaje bíbhco y entre sugerente y
oscuro la «abommación» está «en el lugar santo» E~ta expresión desig-
na caSi Siempre el templol19 (,Qué otra «abommación» en el templo pudo
haber Imagmado Mt cuando el templo estaba profanado y en rumas?120
Algunos lectores pueden relaCIOnar tambIén la hUida de Judea de los se-
gUIdores de Jesús (v 16ss) con su propIa histona los que proceden de la
tIerra de I~rael y huyeron de allí al comIenzo de la guerra Judía l21 Ade-
más, la destrucción del templo estaba aún fresca en la memona de los lec-
tores del evangelio por la seCCión 23, 37-24, 2, meluso la palabra EQT]f!úl-
ate:; les recordaría directamente que, ~egún el vatlcmIo de Jesús (23, 38), el
templo iba a quedar reducIdo a un EQT]flOe:; Esta mterpretacIón, en suma,
que deja como estaban tanto la «abommación de la desolaClón en el lugar
santo» como «los de Judea» en el texto precedente, hay que prefenrla sm
duda, a mI JUICIO Yo conjeturo, pues, con BalabanskI*I22, que para los
lectores comIenza con el v 15 una nueva predIcción que discurre parale-
la a los v 6-14 Esta teSIS ~e confIrma con los v 23-26, donde se habla de
nuevo -por tercera vez y paralelamente a v 11 s- de los falsos profetas y,
por ende, del tIempo presente de Mt Pero no creo que esto sea resultado
de una nueva esquematlZaClón teológica y hterana deliberada del evange-
lista Esta nueva lectura que hace Mt 13 llegó más bIen, por su propiO pe-
so, de la nueva situaCIón hlstónca de Mt y de sus lectores
La úmca difIcultad real de esta teSiS está, a mi JUlCIO, en el v 20, un
versículo que también es muy dIfíCIl de mterpretar a la luz de la hIstona
fmal Pero los lectores no conocían aún el v 20 con la lectura de v 15s

119 H Koster, 'tOJWC;, en ThWNT VIII, 197-199, espec 197, 32s, 198, 27s,
199, 11-20
120 El templo profanado, convertldo en rumas, ¡tendna que ,er reconstruIdo
y consagrado antes de que una nueva «abommacIOn de la desolacIOn» pudIera vol-
verlo a profanar!
121 Cf vol 1, 92ss y supra, 493 Una mterpletaclon basada en la hIstona fI-
nal tiene que suponer aqm una nueva «hmda de Sodoma» (cf Gen 19, 17, Hare
[vol III],278) Pero 6por qué sólo de los que estan en Judea?
122 144-152
Quedamos en que el texto evoca la «abominación de la desola- 16-19
ción» en el templo, vaticinada por Daniel y ocurrida antes del año
70, y la huida de las comunidades de Judea a los montes de los al-
rededores. Los montes fueron desde Lot (Gén 19, 17), pasando por
los macabeos Matatías y Judas (l Mac 2, 28; 2 Mac 5, 27; 10,6),
hasta los acontecimientos de la guerra judía (Josefa, Bell. 2, 504),
el primer lugar de huida tradicional de la población de Israel, inde-
pendientemente de cuál fuese la meta de la huida. La diferencia
con respecto a la primera lista de acontecimientos escatológicos en
el mundo entero, que comienza con el v. 6, consiste en que aquí se
trata de los acontecimientos locales en la tierra de Israel. Se trata
en ambos casos de acontecimientos del tiempo final que aún no
son el fin mismo, pero sí su comienzo (v. 8). En los v. 17-20 siguen
algunos impeJátivos que, en la fase de producción textual (la hoja
volante appéalíptica previa a Mc 13), invitan directamente a los
lectore~ /a la huida; pero cuando el texto fue reproducido en el
evangelio de Marcos, no tenían ya ningún carácter de invitación.
¿Cuál fue el significado para los lectores? Como todas las partes
del capítulo que contemplan retrospectivamente lo ya sucedido, es-
tos versículos reforzaban su confianza en el único maestro omnis-
ciente, Jesús: lo que ellos vivieron ya indirecta o directamente, Je-
sús lo había anunciado antes. Él es también, por tanto, digno de
confianza en lo que les diga sobre el futuro que aún falta.
Ellogion doble de los v. 17s subraya la urgencia de la huida:
los que estén en la azotea de su casa -un lugar de estancia preferi-
do hasta hoy en el área del Mediterráneo oriental- no bajen a la ca-
sa a recoger sus enseres 123 , sino huyan directamente por la escale-
ra exterior. El que se encuentre trabajando en el campo no vuelva a
casa ni para tomar lo más necesario: el manto con que cubrirse en
la noche. El lamento por las que están encinta o criando (v. 19)
muestra de nuevo lo espantoso de las circunstancias de la huida:
Mateo puede haber pensado en el peligro de aborto (cf. 4 Esd 6,
21) o en la dificultad de caminar con la suficiente rapidez para las
embarazadas, o en la pérdida de tiempo por tener que amamantar a
los lactantes. Algunos lectores habrían recordado en este texto su
propia huida de la tierra de Israel.

123. Tu EX 1:fj~ oix[a~. atracCIón reductora de &Qm 1:U EV 1:11 oix[q. EX 1:fj~
oixia~;cf. Q 17, 31.
20 El v 20 es difícIl porque, al Igual que en la fuente Mc 13, 18,
no habla ya de «otros», como antes se refería a los de Judea; aho-
ra los lectores son lllterpelados de nuevo dIrectamente, como en el
v. 15, en segunda persona de plural Pero, dado que el tema es el
mIsmo de los v 16-19 -la hUIda-, ellos tambIén segUIrían pensan-
do en los de Judea y en aquella hUIda, slllImaglllar otra nueva hUI-
da que estaba aún en el futuro l24 . XEL~túJv puede sIgmücar «lllVIer-
no» o «tIempo tempestuoso» Lo repentlllo de la partIda en los v
17s y las CIrCUnstanCIas clImátIcas de Israel -camlllar en un her-
moso y frío día de lllVIerno puede ser muy agradable, pero SI los
wadls están lllundados, la hUIda es ImposIble- reqUIeren el sIgm-
fIcado de «tIempo tempestuoso». El ~r¡OE auf3f3áLl:P, añadIdo qui-
zá por Mateo, presenta una especIal dIfIcultad
Los que suponen, como yo, que el v 20 forma parte de la VISIón re-
trospectIVa, han de tener en cuenta que este texto fue añadIdo cuando ya
se sabía el momento en que tuvo lugar la hUIda 125 El V 20 es dIfíCIl de
conCIlIar con la Idea mateana del sábado Han encontrado grandes dIfI-
cultades, en especIal, aquellos Intérpretes que conSIderan a Mt un paga-
nocnstlano de mentalIdad umversalIsta, y han de admltH ahora que mser-
tó en el V 20 una remImscenCla Judeocnstlana l26 (,Por qué Iba a hacer
eso? Pero el versículo crea tambIén problemas a los partldanos de una
procedencIa <<]udeocnstlana» de Mt parece que la comumdad mateana
observaba el sábado como Jesús, es decIr, con la salvedad de que el nes-
go para la vIda dIspensaba del precepto Ella subordmó qUIzá, como Je-
~ús, el precepto sabátIco a las necesIdades elementales del ser humano (cf.
12, 1-14) Una hUIda en sabado tenía que haberle sido pOSible sm más, y
no sólo a ella, SInO también, en aquellas Circunstancias, a una gran parte
de lo'> judíos'27 El añadido mateano del sábado es, pue,>, difícIlmente ex-
plIcable Esta perplejIdad IndUJO a algunos exegetas a proponer solUCIOnes
extravagantes ¡los segUIdores de Jesús que huyeran en sábado serían In-
medIatamente reconocIdos y apresados 1128 La profanacIón del sabado SIg-

124 Rabna que suponer entonces una OposlclOn entre ol EV Tij 'IoVOat<;t y ~
cpvYTJ ú¡.twv Pero e~to e~ muy poco probable se esperana entonces en el v 20 un
Ú¡.tEL~ o Ú~lWV antepuesto
125 Slm*, 156 «TIle addltlOn of the sabbath reference makes no sense at al!
If the fllght IS an event of the past»
126 Strecker Weg, 32 (v 20 = parte mtegrante de un esquema]udeocnstlano-
apocahptlco), Walker, He¡[sge~(hlchte, 86 (,un anacronIsmo Irrelevante'), Lam
brecht**,322 (,Por que un paganocnstlano unIversalIsta Iba a recordar a los lec-
tores un pasado totalmente obsoleto?
127 Cf tamblen Rengel, Zeloten (supra, n 81),293-296
128 Schlatter,706 (,Por que entre masas de fUgltlvO~ durante la guerra]udla?
mfIcaría un mcremento de los 'errores escatológICos 129 Una hUIda de los
JudeocnstIanos en sabado provdyaría una mayor hostlhdad de los dmgen-
tes Judíos que los perseguían l30 Es dIvertIdo el apunte de que una hUIda
en sábado era dIfIcIl por la «suspenslOn of servlces to travellers, and spe-
Clally mabIlIty to purchase supphes»111
La mvestIgaClón de hace bastantes años postuló aquí un añadIdo JU-
deocnstIano antenor a Mateo l32 La Idea es seductora, pero no pasa de ser
mera presuncIón SI no nos aferramos a ella como tabla de salvacIón, es
mevItable suponer que muchas personas, en las comumdades de la época,
no practIcaban el precepto sabátIco con la hbertad que dlstmgUló a Jesús
El v 20 no es comprensIble sm el supuesto de que la transgresIón del pre
cepto sabátIco en una hUIda que rebasaba amphamente todas las dIstanCIas
sabátIcas permItIdas, slgmficó para muchos mIembros de la comumdad un
grave conflIcto de conClencIa 133 Queda por aclarar SI hay que aphcar este
supuesto a las comumdades mateanas o a las comumdades JudeocnstIanas
que antes del conflIcto habrían msertado este añadIdo en el texto de Mc
Para mí es más compren~lble lo segundo -es decIr, la mdemostrable «ta-
bla de salvacIón» de un añadIdo premateano- que un requenmIento de
Mateo a su comumdad, ya que después de todo lo que Jesús -o Mateo-
enseñó a la comumdad muy explícItamente en 12, 1-14 sobre el sábado, la
comumdad no tenía por qué temer la transgresIón del precepto sabátIco en
tIempos de emergenCla114

El v. 21 mtroduce el topos apocalíptIco de la il'Altjnc:;135, y hace 21s


recordar así el v 9 «Entonces» llegará la mayor tnbulacIón que ha
habIdo desde el comIenzo del mundo La formulacIón de v 21 se
apoya en la BIblIa, lo más prÓXImo es Dan 12, 1 8 136 ¿Se refIere

129 E Lohse, aaf:lf:la-¡;ov XcA, en ThWNT VII, 30 13ss ¿Acaso tIene algo
que ver una transgre~IOn del sabado con el tIempo fmal?
130 Stanton *, 206 Pero tamblen los celotas, ante los cuales todos los Judeo-
cnstIanos hablan hUIdo qUlza, quebrantaban sm escrupulos el precepto sabatIco du
rante la guerra
131 Gundry, 183 ¡Naturalmente' En sabado, ¡las tIendas estan cerradas y los
autobuses no CIrculan'
132 LOIsy n, 422s B Welss, 413, cf Klostermann, 194
133 ASI Wellhausen, 125, Schwelzer, 295, Gmlka II, 323s, Wong*, 14-17
134 Algunos decemos despues, la comumdad de la Dlda¡e, muy mflulda por
el evangeho de Mt, no observaba (ya), casI seguro, el sabado (cf Dld 14, 1)
135 Cf supra, n 90
136 Dan 12, 1 e 'frAl'ljJL<; ola ou YEYOVEV aep' Éw<; , I Mac 'frAl'ljn<; flEYaAll,
~tL<; oux EYEVEtO aep' , A~sMos 8, 1 Venganza e Ira, como no se daban des-
de el comIenzo del mundo hasta entonces, lQM 4, l2s Tiempo de sufnmlento
entre todas las calamIdades no hubo nmguna como esta, Ez 4, 14 'Alto YEVEOEW<;
Éw<; -¡;oí} ví}v, algo SimIlar JI 2, 2 'Ew<; -¡;oí} ví}v e~ lenguaje de los LXX (12 veces)
a la tribulación producida por la ruina de Jerusalén o a una tribula-
ción «posterior», la última manifestación del mal antes del fin del
mundo? El texto es vago y no da una respuesta directa. El yáQ que
sigue inmediatamente indica lo primero; el trasfondo apocalíptico,
la alusión al presente (EWC; wu vuv) y las formulaciones generales,
en especial la panorámica de toda la historia del XÓO¡lOC; y la ex-
presión náoa. oáQ~, indican lo segundo. En este último supuesto,
que parece más plausible, Mateo piensa quizá, de nuevo, en el odio
del mundo y en la desmoralización de la comunidad (cf. v. 9-14).
Por suerte, y en atención a los elegidos, que serán salvados defini-
tivamente, Dios (passivum divinum) abreviará ese tiempo de emer-
gencia; de otro modo nadie sobreviviría. La reducción de los días
es un tema que los textos apocalípticos desarrollan en formas va-
riadas 137. En nuestro texto está al servicio del amor de Dios a su
comunidad atribulada. Se produce en los lectores la impresión de
que el fin tiene que estar próximo.
,-26 A la gran tribulación sigue la tercera y más larga advertencia
sobre los falsos profetas. Los v. 23 y 26 son netamente paralelos.
Nos informan, más allá de los v. 4s y 11, de que los falsos profetas
obran «señales y milagros», presumiblemente milagros de confir-
mación l38 . Esto parece ser histórico, ya que la noticia de que los
falsos profetas son taumaturgos se confirma con 7, 22. Es difícil,
por otra parte, saber lo que hay de información real en los v. 23 y
26 sobre los falsos profetas dentro de la comunidad mateana. Los
logia son tradicionales. Detrás del v. 26 se han conjeturado expec-
tativas judías sobre la aparición del mesías 139 en el desierto l40 o su

137 Hen et 80, 2s: redUCCión de los año~ y días como prueba del caos en el
cosmo~ del tlempo fmal, Bar sir 20, ls, cf. 83, 1: aceleración de los tiempos para
que llegue elJUlclO antes; cf 3 Esd 4,26 (el eón se apresura haCia el fm) y Volz, Es-
chatologte, 138
138 La 10cuClón es bíbhca, sobre todo deuteronómlco-deuteronomístlca, y
aflora, por una parte. a menudo, en relaCión con las señales de credlblhdad en la sa-
lida de EgIpto (Ex 7,3, Dt 4,34,6,22, Neh 9, 10 Ypasslm), y por otra, en relaCIón
con señales de refrendo profétiCO (Dt 13, 2s, 1s 8, 18, 20, 3). Josefo la uuhza para
refenrse a los prodigIOS prevIOs a la destruCCión del templo (Bell. 1,28, cf. 6, 288-
309) Ya los ml!agros de falsos profetas mesiámcos (Ant. 20, 168). ¿elleiov subra-
ya más el carácter referencial, ,egae; más el carácter milagroso de lo 1'taullao,óv.
139. Concebido en categorías tradicionales, el v. 26 polemiza, a partir de la es-
pera en un HIJO del hombre (celestial) (¡v. 27'), contra las expectativas que conta-
ban con la apanClón de un mesías terreno en algún lugar de la tierra.
140. PretendIentes meslámcos Judíos que llevaban al pueblo al deSierto: Jose-
fo, Bell. 2, 258-261: Hengel, Zeloten (supra, n. 81), 235-239.
ocultamIento en un hombre cualqUIera l41 Según los textos neotes-
tamentanos, los cnstIanos Imagmaban la parusía del HIJO del hom-
bre, Jesús, como descenso del Cn<;to desde el cIelo Parecen haber
eXIstIdo, no obstante, otras expectatIvas de retorno, que documen-
tan no sólo Mc 13,21-23 Y Q 17, 23s, smo qUIzá tambIén SImón
Mago y Elkesal La detallada composIcIón mateana de los v 23-28
sólo es comprensIble SI la predIcacIón de los falsos profetas, tan
pehgrosos para Mateo, tuvo un fuerte componente escatológIco
Mateo advIerte dos veces sobre los falsos profetas «¡No le&
deIs crédIto'» ¡No os deJéIs seducIr' Respecto a la pregunta de los
dIscípulos por la «señal» de la parusía de Jesús, Mateo dIce, al me-
nos mdIrectamente ¡las «señales y mIlagros» que escemücan los
falsos profetas nunca son esta señal' Frente a todos lo'> falsos pro-
fetas que subrayan el «ahora» del retorno, Mateo afIrma ¡ ahora no
es aún la parusía' Pero tampoco dIce que la pal usía vaya a tardar 27
aún un tIempo Él no entra en preguntas sobre el cuándo, smo que
dIce en el v 27, con el símIl del relámpago la parusía será tan Ulll-
versal, tan fulgurante, tan mequívoca como un relámpago que bn-
lla en el CIelo l42 No puede pasar madvertIda, y cuando está ahí, no
se puede dudar de ella Mateo lmagmó la parusía como un suceso
extenor y cósmICO Para él no hay poslblhdad alguna de hacer de
ella un aconteCImIento localmente hmltado, al uso de los falsos
profetas de entonces, o de mtenonzarla, a la manera de maestros
espmtuales del pasado o de exegetas pSIcológICOS de hoy14'

El v 27 no solo se opone, por tanto, a la mtenonzaClOn pSlcologlca de


la parusía, smo tamblen a una mterpretaclOn ecleSIal dIfundIda se solía
aphcar el símIl del relámpago al «evangellO» que «con maraVIllosa cele-
ndad» cruzó el mundo entero y ahora es «una señallummosa del poder
dlvmo»144 Maldonado consIdera esta mterpretaClón, gUlada, a su JUlClO,
por unos mtereses personales, como uno de los muchos errores de los cal-
vmlstas l45 , y aparece efectIVamente en autores evangéhcos 146 Pero es mu-

141 Cf Jn 1,26,7,27, Justmo, Dlal 8,3, Bl11 1,481, II, 339, III, 315, IV,
765s Volz, E~chatologle, 207s
142 El slmll del re1ampago suele expresar lo VISIble en la leJallIa, cf por
ejemplo Lucano, Bellum clvlle, 10,34 Como slmll del meslas cf Bar sIr 53, 8-10
143 Cf Drewermann Mk II (vol lI), 380-382, 387-389
144 Ca1vmo II, 271, cf Lutero (WA40, vol III),604
145 471
146 Teodoro de Beza 109, Calov, 418 (mencIOna tamblen a J Gerhard, Har
moma Evang 160 = 518), Spener (supra, n 55),1403 ,
cho más antIgua: pnmero, el «relámpago de la verdad» fue un elemento
de la lectura esplfltual ongemsta l47 ; más tarde, Agustín ecleslahzó la In-
terpretacIón y contrapuso la fe umversal de la IglesIa a las doctnnas ocul-
tas, predIcadas en el «desIerto» y en los «aposentos»148. ¡ExégesIs como
autolegitimacIón!

28 Lo mismo quiere expresar el proverbio '49 del cadáver y las


águilas. No está muy claro por qué se habla de «águilas» y no de
«bUItres» (yúnEs), como en los proverbios griegos afines. Según
Aristóteles, hay una especie de ágUIla que es más desprecIable que
los cuervos, porque come carroña 150. Dado que en la antigüedad se
sabía relativamente poco de los buitres y los confundían a menudo
con el ágUIla 151 , los bUItres están quizá al fondo. A los hombres no
les puede pasar madvertida la parusía de Cristo, ¡como un ammal
en descomposición a los bUItres carroñerosl 52 ! Así pues, en el di-
cho de Mateo sobre las águilas ¡apenas hay una imagen del Juicio!;
y tampoco cabe explicar el dIcho en sentido alegónco 153 • Aunque
el símil tenga poco que ver con el anterior del relámpago, va des-
tinado igualmente a ilustrar la imposibihdad de que la parusía pa-
se madvertida.
«InmedIatamente» 154 después de esta zozobra llegará el fin. Co-
moquiera que el evangelista describe en los v. 9-14 (donde anunció

147 Cf supra, 538, tamblen, por ejemplo, Teodoro de Heraclea, fr 124 = 91


148 Agustín (Quaest, vol II) J, 38 = 29s, cf JerónImo, 229, Estrabón, 162,
DlOnIslO CartuJano, 265 y paSSlm
149 A Ehrhardt, Creek Proverbs m the Cospel HThR 46 (1953) 68-72, dIO
probablhdad a esto con paralelos gnegos del v 28 y de Job 39, 30
150 HlSt an 618b-619a Anstóteles la denomma nEQKvontEQoc; o únUEtOC;
(cf yunuEtoc;? = «ágUila-bUitre») La mdlCaclón del pasaje en Bauer, Wb 6 , es tan
errónea como el dato de Llddell-Scott 1394 de que JtEQKVOJt'tEQOC; es «name of a
kmd of vulture»
151 W Speyer, Celer, en RAC JX (1976), 439s
152 La reterenCIa a la parusía en el v 27 es, en mI OpInIÓn, más verosímIl que
la referenCIa a los falsos profetas en los v 23-26 (propuesta de L Muhlethaler) En
este ca~o, el sentIdo del slmll sena ¡la futura parusía atrae mevltablemente al falso
profeta'
153 Desde Hlpóhto*, 205 suele aphcarse el ~ímIl de la carroña a Cnsto muer-
to las «ágUIlas» (Ongenes, fr 478 = GCS Ong XII, 197 ¡.tEYUAOCPUWC; Km ~UaL­
hKWC; Oto ou yünEC;, ou KOQUKEC;') son entonces, sobre todo, los elegIdos DIce
Lutero (WA 40, vol III), 607, extremando la Imagen I de esta carroña obtenemos
la VIda eterna 1 La formulacIón con UE'tOl mduJo tambIén a pensar en las tropas ro-
mana~ (sobre todo, desde Wettstem J, 502), pero eso no encaja en este contexto
154 EUttcwc; (en segUIda) tIene en gnego preferentemente, y en el nuevo tes-
tamento exclusIvamente, sentIdo temporal, y deSIgna el futuro que sIgue de mme-
ya el fin) y en los v. 21-28 su propiO presente entendido como
tiempo final, hay que suponer que él mismo vivió la expectativa de
la parusía y compartió la esperanza de las tradiciOnes de Jesús 1S5 • Y
esta constatación no se puede eludir, aunque para el evangelista la
cercanía cualitativa de la parusía -el JUIcio inminente determina
ahora la vida de la comunidad- era más importante aún que la cer-
canía temporaP56. Él se distingue, pues, de los falsos profetas que
contaban con la venida de Cnsto aquí y ahora en su tIempo (v.
23.26), no en no haber compartIdo su expectatIva, sino en la VIsión
de una parusía cósmica y un Cristo que VIene del cielo, visión que
le permitió dIscernir entre el verdadero Cnsto de la parusía y los
falsos cnstos humanos. ¡Lo cual mdica que las representaciOnes
apocalíptIcas no son en absoluto Irrelevantes! Esta «escatología
transcendental», que espera un cataclismo cósmico, un Cristo que
viene del cielo envuelto en gloria divma y el JUICiO ulllversal como
fm del mundo, ofrece para Mateo la posibilidad de narrar el fm,
consumado únicamente por DiOs y Cnsto, de tal forma que no ca-
be ninguna colaboración humana. Ahora que llega el fm, sólo Dios
tIene la palabra.

La espera de la parusía mmmente en Jesús desaparecIó a menudo en


la refleXIón de la IgleSIa antigua por la IllfluenCla de 2 Pe 3, 8. En el Siglo
XVIII, Olshausen, entre otros, redescubnó la IllmlllenCla de esa espera;
pero este redescubnmlento no slgmf!có mngún problema para su Idea de
la hlstona como precursora del és]aton I57 • La espera de la parusía Illml-
nente de Jesús fue detectada también correctamente por J. A. Bengel la
comparación que le ayudó a resolver el problema así surgido merece ser
recordada, porque llegó a ser muy Illfluyente: «Tú dirás: hay un gran sal-
to desde la destruCCión de Jerusalén hasta el flll del mundo, que le sigue

dlato El adverbIO tIene en Mt, caSI SIempre, un sIgnIficado mtenslvo (<<al mstante»,
«mmedlatamente despué~»), y no es un mero adorno IIterano
155 Así lo mdlcan tambIén 3, 2 (redacclOnal), 4,17,10,7,12, 41s 45,16,27;
24, 32s 35 Es signIfIcatIvo, Igualmente, que en 24, 48, 25, 5 el mal esclavo y las
jóvenes neCIas sean los que se confían con la demora de la parusía
156 En lo que se ha escnto sobre el tema hay opmlOnes vanadas en extremo
Ya Meyer, 394 declara que «una ma~a de extrañas fICCIOnes ha generado unos Im-
pedImentos dogmátIcos a la expectatIva de la parusía» Del SIglo XVIII procede,
por ejemplo, la afIrmaCIón (mdemostrada e mdemostrable) de que fU'frfúlC; eqUIva-
lía al hebreo CKn!:l y por eso debía sIgnIfIcar «de repente» Esa afIrmaCIón la re-
pIte, por ejemplo, Donaldson (vol II), Jesus, 165 Cf sobre la creencIa en la pro-
xImIdad de la parusía mfra, 569
157 871s Cf supra, n 49s.
de mmedzato [E1J1'h,lúC;] Respuesta esta profecía es como el cuadro de un
paISaje, que muestra claramente en pnmer plano casas, cammos y puen-
tes, y al fondo, contraldos en estrecho espaCIO, valles y montes que en rea-
lIdad se hallan muy lejos»158 El fm del mundo pertenece al fondo del
«cuadro», donde se puede contraer el tIempo, y ¡no hay que tomar los
enuncIados de tIempo como valor nommal I Solo DaVId Fnednch Strams
calIfIco de erroneo el enlace estableCIdo por Jesus entre la destruccIón de
Jerusalén y el fm del mundo, enlace, segun el, caractenstIco de Mt 24 159

)-3 l Estamos así en la mterpretacIón de los v 29-31 El fm comIen-


za con cataclIsmos cósmICOS, oscurecImIento del sol y de la luna y
convulsIón de las fuerzas astrales 160 El honzonte de la hIstona te-
rrena queda de~bordado, todo el cosmo~ aparece ahora mvolucrado
en el acontecer Mateo descnbe el fm del mundo, que se ImCla aho-
ra, con dIChos solemnes de Jesús y en estrecho nexo lIterano con Is
13, 40 Y 34, 4 161 El lenguaJe bíblIco es aquí fIel reflejO de la con-
VICCIón de que ahora es DIOS el que actúa Por eso no hay ya, aho-
ra, Imperativos o palabras de consuelo para los lectores, su tlempo
de aCCIón ha tocado a su fm «Entonces» -o «luego»- aparecerá en
el CIelo «la señal del HIJO del hombre», y todos los pueblos de la
tierra se darán golpes de pecho cuando vean vemr al HIJO del hom-
bre162 El v 30bc emplea un lenguaje tradICIOnal de color bíblIco,
en el v 30b, Zac 12, 10 guía al evangelIsta en el vocabulano, pre-
sente aSImIsmo en la tradICIón cnstIana de Ap 1, 7 163 El evange-
lIsta Mateo descnbe la vemda del HIJO del hombre, como Mc 13,
26 y Ap 1, 7, con palabras muy afmes a Dan 7, 13 LXX Mateo SI-
gue, pues, el texto cnstIano de la fuente Marcos y lo acerca al tex-
to bíblIco l64 ; 1 Tes 4, 16" tampoco aparece muy dIstante Pero Ma-

158 Bengel, 143


159 Leben Il, 366, 380
160 Se hace referenCia, probablemente, d las fuerzas astrales, cf 1s 34 4 B, L,
Dan 8, lOe
161 ls 13, 10 la base del texto son los LXX, con alguna remmISCenCIa del
TM (ó TJALO~), ls 34, 4 el texto mateano ~e aproxIma muy lIgeramente a los LXX
(nwouv'tm [LXX nWEüm], IiUVU[lEL~ 'tWV oVQuvwv = LXX B, L) Otros parale
los Ez 32, 7s, JI 2, 10 Ag 2 621, Hen et 80, 4 7, As~Mos 10 5, Ap 6 12s
162 Algo SImIlar en la apanclOn, Igualmente majestuosa, del HIJO del hombre
en los dIscursos fIgurados de Hen et 62 S
163 Ap 1, 7 YMt 24,30 tIenen en comun, frente a Zac 12, 10 LXX naam,
'tfj~ yfj~ xm 01jJ(E)(ov)'tm 01jJov'tm = Mc 13 26
164 Mt y Dan 7, 13 LXX pre~entan, frente a Mc 13, 26 (y Ap 1, 7) 10m (en lu-
gar de EV/[lE'tU) WU oVQUvou (adICIOnal)
teo hace algo más que transmItir simplemente textos de la tradI-
ción en un lenguaje solemne: su texto adicional, inspirado en Zac
12, 10, se corresponde exactamente con su propia teología: la ve-
nida del Hijo del hombre es un acontecimiento universal; afecta a
todos los pueblos de la tIerra, que él someterá a jUiCIO (cf. 25, 31-
46). No es para ellos un acontecimiento alegre: los pueblos que
ahora son convocados ante el Juez universal tienen motivo para el
lamento. El v. 30c destaca, en la estela de Mc 13, 26, el «poder» y
la «gloria»165 como distintivos del Hijo del hombre; reina, como
Yahvé, entronizado sobre las nubes (cf. Sal 104,3; ls 19, 1 Y pas-
sím). Su parusía deja atrás todas las fronteras de la historia mera-
mente humana.

Se debate mucho en torno a la señal del HIJo del hombre, expresión


añadida por el propio Mt en el v. 30a. Hoyl66 ~e enfrentan tres posibilida-
des de mterpretaClón:
La pnmera se corre~ponde con la tradiCIón hermenéutica de la IgleSia
antigua, pero hoyes la menos segUIda Según ella, la señal del Hijo del
hombre es una señal cósmica: la cruz que se aparece en el cielo Así lo en-
tendió ya, presumiblemente, el escnto más antiguo que reprodujo Mt 24,
30' Dld 16,6 167 , y numerosos autores antIguos y no tan antIguos después
de éJl68. No parece, ~Jn embargo, que Mateo entendiera así la señal, de
otro modo no habría omitido la frase «al que ellos traspasaron» (Ap 1, 7;
In 19,37), bien conocida de él por la tradiClón cristlano-pnmltlva de Zac
12,10.

165 Sobre el carácter dlVlno de OUVU[W; (Ismgular') en Mt, cf 22,29,26,64,


sobre la oo~u dlVlna del HIJo del hombre en su vellida, 16, 27, 19, 28: 25, 31 Apo-
Imar de Laodlcea, fr 127 = 43 formula correctamente {}EOV EOEL~E wv utov wu
aV{}Qw1tOU
166 Hoy ha desaparecIdo en buena medIda una exp]¡caClón frecuente en los
SIglos XVIlI y XIX la «señal del HIJo del hombre» era un resplandor No había ra-
zones para afIrmarlo, pero ¡tras el eclIp~e del sol y la luna (v 29) tal explIcaClón era
convmcente sm necesIdad de razones'
167 Dld 16,6 habla de tres «señales de la verdad», la pnmera de las cuales es
el 0TJllELOV b(JtE,[UOEW~ (apertura) Es probablemente, según Bern 12,4, üdSal42,
Is, una cruz cósmIca Cnsto en ~u retorno se aparece en el CIelo como cruCIfIcado
Las otras do~ señales de Dld 16,6 son la trompeta y la resurreccIón de los muertos
168 Por ejemplo, EpAp 16, ApPetr et 1, Slb 8, 244s, HlpólIto*, 206, Cmlo de
Jerusalen, Cat 15,22 = BKV 1/41,276, Juan Cnsóstomo, 76, 3 = PG 58, 698, Teo-
fllacto, 416, EutlmlO Zlgabeno, 620 (la tradICIón dependIente de Juan Cn~óstomo
subraya, en particular, que la cruz e, una señal englda contra los Judíos porque és-
tos cruCIfIcaron a Jesús), Jerómmo, 230, Bedd, 104, etc En tiempo más recIente
defIenden e,ta mterpretaclón, por ejemplo, Hlggms*, 381 ~ YSabounn**, 202s.
La segunda posIbIlIdad de mterpretacIOn entIende la señal dentro de la
tradICIón de la guerra santa, como «enseña mIlItar», estandarte 169 Así lo
mdIcan, sobre todo, algunos textos bíblIcos que hablan de 0YJ~EIov, en
combmacIón con oaAmy~ (1 v 31 1), con este sIgmfIcado l70
Frente a estas dos mterpretacIOnes aparece una tercera específIca-
mente moderna, que no admIte mnguna señal espeCIal fuera del HIJO del
hombre 'roíJ uloíJ 'toíJ aVllQcoJtou se entIende aquí como gemtIvo epexe-
gétICO la señal es el propIO HIJO del hombre l71
SI tomamos en seno el pnnCIpIO metodológico de que un texto debe
mterpretarse pnmanamente de~de él mismo, todo habla, a mi JUICIO, en
favor de la tercera mterpretaCIón, que no trata de entender el texto m des-
de textos postenores (mterpretacIOn 1) m desde textos y tradicIOnes ante-
nares (mterpretacIOn 2) Habla aparecido ya en el evangelIo de Mt la re-
ferenCIa de Jesús a la señal de Jonás (12, 39s), que remite a la «señal del
HIJo del hombre» la úmca señal prometIda por Jesús es el propiO HIJo del
hombre, que como Jonás será tragado por la tIerra, resucitará (12, 40) Y
luego Juzgará al mundo (cf 12,41s)172 En el contexto de Mt 24, la «señal
del HIJO del hombre» se dl~tmgue claramente de las «grandes señales y
milagros» de otros (v 24) El v 27 deja claro que la parusía es mequívo-
ca -VISIble a todos como el relámpago- y no necesita de una señal que la
acredite o la anunCIe El verbo <pmvco, que figura en los v 27 Y v 30, re-
fuerza esa mdIcaCIón la parusla es la «apanclón» del propIO HIJO del
hombre, no de una señal diferente de él NI SIqUIera los cataclIsmos cós-
micos del v 29 se llaman «señales»173 En suma el macrotexto y el con-
texto mdlcan claramente. a mi JUICIO. que la «señal» del HIJO del hombre
no sIgmflca smo el HIJO del hombre mismo La secuencia de los aconte-
cimientos en los v 30s es entonces la SIgUIente 1) El HIJO del hombre
aparece en el Cielo 2) Los pueblos de la tIerra se golpean el pecho, en-

169 Un antecedente de esta mterpretaclOn en la IgleSIa antigua es la mterpre


taclOn alternatIva de la señal como «vexlIlum (bandera) vlctonae», ofrecIda por Je
rommo, 230 y por la tradlclOn dependIente de el En tiempo po~tenor e~ defendIda
esta mterpretaclOn detalladamente. sobre todo, por GIas~on'" y Draper*, pero tam
bIen por NeIle. 352, Schwelzer, 298s, Gmlka JI (vol JI), 330. YSlm*, 98s
170 1s 18,3, Jer 6, 1, Jer 28.27 LXX
171 Despues de los precursore~ en la mterpretaclOn ecleSIal (por ejemplo,
Opus lmperfectum 39 = 919 [Cnsto mIsmo con los estigmas de la muerte en su
cuerpo], Calvmo JI, 274 [el HIJO del hombre ya glonflcado]. Valdes, 427 [la hu
mamdad glonfIcada de Jesus]), esta mterpretaclOn es qUlza la más dIfundIda hoy.
así lo encontramos, por ejemplo, en Altendorf*. 68, Pe~ch**. 229, Lambrecht*x,
324, Dupont**, 68, Gelst, Menschensohn (vol JI), 223, Broer". 231, Schnacken-
burg n, 238, Hare (vol III) 279
172 Cf vol JI, 367-371
173 Aunque es esto lo que hubIera correspondIdo a la tradlclOn apocahptlca,
cf 4 Esd 5, 4s, 6, 14 16
tnstecldos y llenos de terror (¡m una cruz celestial m una enseña mthtar
son algo tan terronflco como la vemda misma del HIJo del hombre y Juez
umversall) 3) Lo ven llegando a la tierra entre las nube~ del cielo 4) El
envla a los ángeles para reumr a los elegidos

La pregunta de los dIscípulos por las señales (v 3) es contesta


da por Jesús, probablemente, así no habrá más señales para poder
onentarse en el últImo mmuto, sólo los falsos profetas fmgen eso
(v 23s) La úmca «señal» es el propIO HIJO del hombre aparecerá
en el cIelo de pronto e mequívocamente, como un relámpago, y los
sorprendIdos pueblos de la tIerra se lamentarán cuando lo vean ve-
mr entre las nubes del CIelo
El v 31 redondea el gran vatIcImo el HIJO del hombre envía a
sus ángeles para poder dar comIenzo al JUICIO fmal (cf 13, 41
49)174 La referencIa a la «gran trompeta» deja claro ademas a los
lectores, por su conOCImIento de las tradICIones, de qué se trata
ahora La trompeta no es sólo, tradIcIOnalmente, una referencIa a la
guerra santa o a la teofanía 175, smo sobre todo al fm de este tIem-
po del mundo anunCIa el día de Yahvé (112, 1, Sof 1, 16)176, la reu-
món de los dIspersos (Is 27, 13, cf Zac 9, 14)177 Y el JUICIO (Ap
Mas = VltAd 22, Stb 8, 239ss) El cometIdo de los ángeles no con-
SIste aquí, como en 13, 41, en la reumón de los axuvOuAU los
pueblos del mundo entero, sumIdos en tnsteza y terror, están ya
ahí Deben reumr a los elegIdos del HIJO del hombre -los lectores
pensarán sobre todo en los adeptos de Jesús, pero no en todos (cf
20, 16,22, 14)- desde todos los puntos cardmales y «de un hon-
zonte a otro», es deCIr, desde los últImos confmes del mundo 178 La
Idea enlaza con la esperanza Judía de la reumón de las tnbus dIS-
persas de Israel, entendIda en forma nueva La formulacIón es, de
nuevo, muy tradICIOnal, a las remImscenCIas bíblIcas de Zac 2, 10

174 Por eso es mVlable la propuesta de Brown**, 13 y France 345 de pensar


dentro del marco de una lllterpretaclOn basada solo en la hlstona de la epoca, en la
mlSlOn umversal de los «mensaJeros»
175 G Fnednch, aaAmy~ XeA, en ThWNT VII 78, 24ss, 79, 36ss, 81, 29ss,
82,44ss
176 Cf tamb¡en 4 Esd 6 23 (enlazando con el terror de los hombres), 1 Tes
4, 16, 1 Cor 15 52, Ap 8 2
177 Cf ademas ApAbr 31, Sh'mone Esre 10 = BIII IV, 212 mas documen
tos en BIII 1, 959s
178 FormulaclOn en gnego bíblIco segun Dt 30, 4 el plural es mateano
AXQov es el extremo, el ultimo confm en referenCia al Cielo, el honzonte
y Dan 30, 4, que ya contenía Mc 13, 27, añade Mt la reminiscencia
de la «gran trompeta» de Is 27, 13. El Hijo del hombre sólo puede
hablar a los discípulos sobre el futuro definitivo del mundo en el
lenguaje de la Biblia.
En este punto se interrumpen 10Í> anuncIOS de JesúÍ>. Muchas
preguntaÍ> de los lectores quedan pendientes. ¿Qué hará el Hijo del
hombre a continuación?179. ¿Qué será de los reunidos de todo el
mundo? ¿Qué será de las «tribus de la tierra» en llanto? Los lecto-
res formularán estas preguntas, sobre todo porque la lectura del
evangelio los había preparado frecuentemente para el juicio del Hi-
jo del hombre (cf. especialmente 7,21-23; 13, 40-43.49s; 16,27;
19,28). El final de nuestro texto es, por decirlo así, un único y gran
espacio en blanco. Ahora tiene que seguir algo que, sin embargo,
falta en los versículos próximos.

Resumen

Cada uno de los modelos hermenéuticos presentados en la pa-


norámica sobre la historia de la influencia lleva en sí las huellas de
un tiempo posterior. La interpretación basada en la historia final es
una respuesta a la demora de la parusía, que llevó a la separación
entre el presente y el tiempo final. La interpretación basada en la
historia de la época que hace Juan Crisóstomo es, probablemente,
fruto de la vuelta a la historia en la exégesis antioquena. La inter-
pretación «mixta» de Agustín es un debate hermenéutico con la re-
novada expectativa de una parusía inminente. La interpretación ba-
sada en la historia de la Iglesia nace de la necesidad de interpretar
mediante el texto el tiempo intermedio transcurrido entre el texto y
la interpretación, de modo especial el presente. La interpretación
espiritual, en fin, refleja las dificultades especiales que surgen ya
en la Iglesia antigua para la recepción del pensamiento apocalípti-
co. En consecuencia, no será posible relacionar directamente con
Mateo ninguno de los esquemas hermenéuticos presentados. Hay
que decir, más bien, que en Mateo se entremezclan la interpreta-
ción basada en la hIstoria de la época, la basada en la historia de la

179. La re~puesta del Anómmo*, 8, 13 = 659-664 va en la línea de Ap 19ss:


I ahora
comIenza el remo de los mIl años I
Iglesia y la basada en la historia final: él habla del pasado próximo
y de su presente, y los considera tiempo final. Esto implica situar
su presente a una luz siniestra: como tiempo previo al fin, es el
tiempo de la última tribulación y de una última rebelión del mal.
Tanto las experiencias del pasado reciente -la guerra judía y el de-
sastre de Israel, que la comunidad mateana recuerda consternada-
como las experiencias del presente: falsos profetas, enfriamiento
del amor, incremento de la injusticia, son interpretadas por Mateo
en línea apocalíptica, con trazos sombríos. A ellos se contrapone la
gran esperanza en la parusía, desde el cielo, del Cristo glorificado.
Hay que relativizar, sin embargo, esta perspectiva en blanco y
negro desde el contexto del evangelio de Mateo, en un doble as-
pecto: Primero, conviene recordar que el cuadro esbozado por Mt
24, 3-31 a partir de la historia final sólo es la preparación para lo
que seguirá en la segunda parte del discurso sobre el juicio final
24, 32-25, 30, la más larga e importante: la parénesis. El vaticinio
sobre el tiempo final no es, pues, un objetivo en sí, sino que está al
servicio de la parénesis. A Mateo le interesa la práctica, no la es-
peculación sobre la historia. Las preguntas de los discípulos por el
tiempo y las señales no son contestadas de forma que se pueda es-
pecular a la manera apocalíptica ISO. Por eso, el propio Hijo del
hombre es la única «señal», y por eso la pregunta por el «cuándo»
es recusada al final en el v. 36 explícitamente. Pero la proximidad
de la parusía, en la que cree Mateo implícita (v. 14) y explícita-
mente (v. 29.32-35), sirve justamente para reforzar la parénesis. De
eso hablaremos al hilo de 24, 32-25, 30. Conviene recordar, segun-
do, que Mateo no escribe ningún apocalipsis, sino una historia cua-
si biográfica del Hijo del hombre, Jesús. Como los otros dos sinóp-
ticos, él integra un pequeño apocalipsis en su evangelio. «De ese
modo se modifica el horizonte escatológico del futuro». «El centro
de gravedad» del evangelio de Mateo «está en lo que... ya llegó»JSJ,
a saber, la historia de Jesús. La mirada de Mt 24 al tiempo final y
al fin es sólo el último anuncio de ese Jesús cuya biografía ha na-
rrado Mateo en todo su libro y que acompaña como Enmanuel a su
comunidad, también a través del tenebroso presente (cf. 1,23; 28,
20). Mt 24 es sólo el horizonte de «este evangelio del reino» que

180 «Jesús no contesta preguntas de cunosos» (PauJus I1I, 376).


181. G. Ebehng, Dogmatik des Lhnsltchen Glaubens I1I, Tubmgen 1979,444
Jesús anunció y que la comunidad sigue anunciando en tiempos
oscuros a todos los pueblos (v. 14), el horizonte, en todo caso, que
hace de este evangelio un mensaje decisivo para el mundo.

Sentido actual

Quedan dos cuestiones teológicas fundamentales¡ para lectores


de hoy:
l. La primera es cómo podemos abordar hoy, desde nuestra
concepción del mundo, las ideas apocalípticas sobre el futuro. Las
personas, al menos las actuales, no pueden seguir esperando una
intervención definitiva y transformadora de Dios, desde un cielo
transcendente, en nuestra sociedad cerrada por el espacio y el tiem-
po. Entendemos que unos textos apocalípticos codifiquen y subli-
men mitológicamente la realidad vivida mediante unos animales
del abismo o misteriosas «abominaciones de la desolación»; en
aquel entonces sólo se podía representar así lo espantoso del mo-
mento. Entendemos también que la gente vea detrás de ese cuadro
terrible el plan y la mano de Dios -para nosotros, eso son proposi-
ciones de fe que luchan contra una realidad atroz-o Pero, en el fon-
do, el anunciO de que Dios pondrá fin a esta realidad haciendo que
se apague el sol, caigan del cielo las estrellas y aparezca el Hijo del
hombre sobre las nubes como una nave espacial, resulta, para la
mayoría de la gente actual, un lenguaje «mitológico» que no se
puede reproducir en esos términos 182 •

Tales dificultades se entrevieron ya a hora temprana, antes de la Ilus-


tración. La interpretación espIritual de Orígenes, empeñada en desentra-
ñar el sentido espIritual de la parusía externa sin dañar la fe de los «pe-

182 Bultmann dIJO (119411) «La escatología mítIca queda exclUIda en el fon-
do por el Simple hecho de que la parusía de Cnsto no aconteCIó tan pronto como
esperaba el nuevo testamento, SInO que la hIstona del mundo contmúa y -como sa-
be toda persona razonable- va a contmuar El que está convencIdo de que el mun-
do tocará a su fm con el tIempo, se representa sm embargo el fm del mundo como
resultado del proceso natural, como un acabar en cataclIsmos naturales, y no como
el acontecer mítICO de que habla el nuevo testamento» (Nuevo testamento y mito-
logía, Buenos Aires 1998, 18) Cito este texto cláSICO porque -con la salvedad de
que algunos procesos «no naturales» (,no bíblIcos') son tambIén Imagmables hoy
como porvemr del mundo-- lo conSIdero plenamente válIdo.
queños», contiene un fondo que hoy nos suena a Ilustrado o raclOnahs-
ta 183 Esa lectura es también un llltento de obviar las dificultades de la
Imagen apocalíptica del mundo. Desde la Reforma se procuró, aquí y allá,
lllterpretar en sentido figurado las frases de los v 29-31 ... por el mismo
motivo l84
Desde la IlustraClón hay, fundamentalmente, tres pOslblhdades de
abordar el anunclO de una parusía escatológica y real de Cnsto.
a) El raclOnahsmo del siglo XVIII tendiÓ ya a relllterpretar el anunclO
de la parusía de Cnsto en una línea llltrahlstónca, aphcándola a la «vem-
da eterna (del Espíntu del Señor) para Juzgar al mundo en la hlstona»185
En el Siglo XIX se hizo popular, baJo diversas formas, la Idea de la paru-
sía como un proceso de hlstona umversa¡I86 Algunos exegetas, general-
mente conservadores, ~Iguen defendiendo hoy esa Idea 187 .
b) Muchos lllterpretaron las afirmaclOnes sobre la parusía en sentido
slmbóhco o metafónco, y se puso fm de ese modo a su problemática con-
creclón 188 Esta solución sigue temendo hoy muchos partldarlOs Según A
Vogtle, que la defiende, hoy sólo quedan (1 «todavía» ') «defensores aisla-
dos de una lllterpretaClón reahsta de estos versículos»189 I Yo me cuento
entre ellos'

183 Ongenes, Ser 50 =GCS Ong XI, 112 Como ejemplo del caracter «Ilus-
trado» de la crítIca de Orígenes a la mterpretaclón de la parusla hlstónco-ltteral, cf
Ser 70 = 164 sobre 25, 31 «Hay que ponderar, ademas, SI la vemda del Señor ten-
dra lugar espacialmente ('m loco') (,Que clase de lugar podna ser el que en VI-
sIón panorámIca ('m uno a~pectu') pudIera acoger a todos los angeles que llegasen
con Cnsto y a todos los pueblos allí reumdos?»
184 Zwmglto, 386 consIdera el V 29 «hyperbolae et hyperochae», algo
parecIdo Wolzogen, 187
185 La parusla pasa a ser entonces el «nombre fIgurado de la dIfusIón y tnun-
fo de su enseñanza» (Strauss, Leben 11, 368) Más documentos en O F Strauss, Die
Chnstlzche Glaubenslehre 11, relmpr Oarmstadt 1971, 663-672, cIta 671
186 Por ejemplo, KeI1, 486s (la úmca parusla tIene dIversas mamfestaclOnes,
comIenza ya con pascua y pentecostes), W Welffenbach (en Beasley-Murray*, 23)
aphca la parusía a la resurreCClOn, G Volkmar (en Beasley-Murray*, 24) entendIó
la parusía sobre las nubes del CIelo como expresIón de un fanatIsmo cnstlano, y el
remo de DIOS, como una teahdad presente en sus hIJOS
187 Cf supra, n 69 Ellos ya no conocen, sm embargo, sus propIas raíces
Ilustradas, smo que se remIten a Agustín*, 41 45 = 279-284, que en su «mterpre-
taclón mIxta» aphco los dIchos sobre la parusla de los v 30s a la vemda cotIdIana
de Cnsto a la IglesIa, sm negar por eso la parusía de Cnsto al fmal de los tIempos,
que el encontro en 25, 31
188 Cf por ejemplo, del SIglo XIX, el texto claslco de F C Baur, Vorlesun-
gen uber neutestamentlzche Theologle, Lelpzlg 1864, 110-112, del SIglo XX, R
Pesch, Naherwartungen, 1968 (KBANT), 165s, cuya mlstenosa contraposIcIón en-
tre acontecImIentos «hlstónco cósmIco-reales» y acontecImIentos «hlstónco-teo-
lógIco-reales» pone en eVIdenCIa la deblhdad de su tesIs
189 A Vogtle, Das Neue Testament und die Zukunft des Kosmos, 1970
(KBANT), 67-89, cIta 67
c) Unos explican esas afirmaciones sobre la parusía históricamente,
como adaptaciones de Jesús al lenguaje de su tiempo; otros, como inven-
to de los discípulos, decepcionados por el fracaso de Jesús 190; otros, como
malentendido de los «discípulos pertenecientes a clases incultas»191; otros
más, como producto de la comunidad l92 . La tesis de un producto de la co-
munidad se acreditaba históricamente con Mc 13 par. Es importante re-
cordar, sin embargo, que una de las raíces más fuertes de esa tesis fue el
bochorno que sentía la teología liberal ante las frases escatológicas con-
cretas y realistas de Jesús, bochorno del que ella quiso exonerarlo. Pero
tal exoneración no ayuda nada para la interpretación de los evangelios.

Mt 24, 29-31 no habla de una parusía intrahistórica y humana,


ni de una parusía suprahistórica en sentido figurado, sino que for-
mula proposiciones reales sobre el descenso desde el cielo de Cris-
to divinizado para celebrar el juicio universal, descenso acontecido
en el tiempo, al final de la historia, y en el espacio. El texto no ha-
ce estallar la categoría del «tiempo que pasa»193. En las categorías
de espacio y tiempo es donde el texto da a entender que la parusía
hace saltar las condiciones básicas de espacio y tiempo: cuando el
sol y la luna no emiten ya luz, cuando las estrellas que representan
el orden del mundo se precipitan y las mismas fuerzas del cielo que
sustentan la creación desfallecen, entonces faltan las condiciones
fundamentales para una historia humana estructurada en el tiempo
y el espacio. Por eso no es casual que Mateo sólo pueda formular
proposiciones reales sobre lo que va a pasar al final, casi exclusi-
vamente, con palabras de la Biblia. De ese modo insinúa quizá Ma-
teo que en los v. 29-31 quiere expresar cosas reales sobre algo que

190. H. S. Reimarus (en G. E. Lessing [ed.], Van dem Zwecke Jesu und seiner
JÜnger. Nach ein Fragment des Wolfenbütteler Ungenannten, Braunschweig 1771
[= § 32, 182s)): como los apóstoles habían fracasado con su fe en el mesías políti-
co, Jesús, lo sustituyeron «en adelante, al quedar su primer sistema, del gusto de la
mayoría, descalificado ante el desenlace», por el otro sistema judío del Hijo del
hombre transcendente, que viene del más allá; de ese modo, «10 que habían espe-
rado en vano, se cumpliría ahora, y sus fieles adeptos, después del juicio, hereda-
rían el reino».
191. Keil, 479. Esta tesis es la variante edulcorada de la tesis, más antigua, de
Reimarus sobre la impostura de los discípulos; cL supra, n. 190.
192. La tesis que propuso por primera vez T. Colani acerca de un apocalipsis
judeocristiano subyacente en Mc 13, pertenece también a este contexto. Según Co-
1ani, Mc 13, 5-31 es una interpolación, y Jesús había contestado en realidad a la pre-
gunta sobre el «cuándo» con el v. 32 (= Mt 24,36); cL Beasley-Murray*, 16, 19.
193. En posición crítica contra O. Weber, Grundlagen der Dogmatik, Neukir-
chen-Vluyn 1962, 751.
acontece en el espacIo y el tiempo, al menos mdIrectamente, y qUI-
zá desconoce él mIsmo el límIte de tales posibIlIdades de expre-
SIón Pero nosotros, que sabemos desde Kant que nuestras posIbI-
lIdades de pensamIento racIOnal, conceptual e mtUItIvo están lIga-
das a las condIcIOnes de espacIO y tI empo 194, conocemos con más
clandad que Mateo este límite radIcal de nuestra raCIOnalIdad
que no es un límIte de la realIdad m, mucho menos, de DIOS 195

2 La otra cuestión fundamental conCIerne a los enuncIados


apocalíptIcoS sobre el presente El presente es para un apocalíptico,
fundamentalmente, un tiempo malo, que él descnbe en tmtes som-
bríos ExpenencIas atroces que las personas hacen en su presente,
aparecen más atroces aún y más Simestras cuando se mterpretan
como «abommacIón de la desolaCión» o como última zozobra El
amor se enfría entonces en un sentIdo muy diferente del que sigm-
fIcó Mateo en el v 12 no es pOSible amar a los pueblos que sólo
causan OdIO y muerte (v 9), o la «abommaCIón de la desolaCión»,
smo sólo mtentar hUIr de ellos Mateo, como segUIdor de Jesús de
tendenCIa apocalIptIca, dIbUJa un presente de tmtes sombríos por-
que no ve un futuro para el mundo Este aspecto de la apocalíptica
mateana es extraordmanamente afín al de muchas personas de hoy,
que apenas pueden ver un futuro para nuestro mundo, amenazado
de creCIentes factores de nesgo para la VIda del hombre y la natu-
raleza Pero preCIsamente porque esta VisIón del mundo apocalíp-
tica, pesImIsta, nos es hoy tan afín y resulta tan seductora l96 , debe-
mos preguntar al Mateo apocalíptIco SI su pmtura negra, tal como
aparece en los V 4-28, es correcta desde su Imagen de Cnsto A
una ViSión exclusIvamente negatIva del mundo como calamidad
ante la que sólo cabe hUIr y esperar su fm, hay que oponer el pre-
sente del Enmanuel, Cnsto, en este mundo, un presente que asoma
poco en los v 4-28 El «DIOS con nosotros» se puede palpar en es
te mundo -tambIén en «Judea», a pesar de la «abommacIón de la
desolacIón»- Se puede obedecer a este «DIOS con nosotros» en
medIO de la «maldad» Podemos llevar su mensaje a todos los pue-

194 1 Kant CritIca de la razon pura Madnd 1998 Estetlca trascendental §


2-8
195 Cf las consideracIOnes mfra, 711
196 Rohner**, 160-358 pamm, espec 355s, Ilustra esto con el ejemplo de
los sermones catohcos de posguerra
blos -también mediante las obras en sentido mateano (5, 16)-. Hay
que exorcizar el pesimismo apocalíptico de Mateo a la luz del Cris-
to, Señor del mundo (28, 16-18). Ayuda también a ello, y particu-
larmente, la noción mateana de la Iglesia como un «corpus per-
mixtum» donde conviven «falsos profetas» y «malvados» con
«elegidos». Para Mateo, este corpus permixtum de los v. 10-12 es
ciertamente -a diferencia de 13,37-43- una muestra del poder es-
catológico del mal. Pero lo interesante es que, en Mateo, este reco-
nocimiento no genera la parálisis o la retirada al círculo de los real-
mente elegidos, sino que libera asombrosas potencialidades de ac-
ción. Esto lo dejará claro la sección parenética (24, 32-25, 30). El
texto mateano ofrece, pues, un margen para pasarle el cepillo y
limpiarlo de la pelusa apocalíptica.

2. Las últimas exhortaciones a la comunidad (24, 32-25, 30)

La gran parénesis que viene a continuación, 24, 32-25, 30,


consta de las tres secciones 24,32-41; 24,42-25, 13 Y25, 14-30.
La sección central, la más extensa, se enmarca en las dos exhorta-
ciones, casi idénticas, a la vigilancia: 24,42 Y25, 13. Contiene tres
parábolas de extensión progresiva, que glosan esa exhortación. La
sección final, 25, 14-30, contiene la parábola de los talentos, cuyo
tema difiere del de las tres parábolas 24, 43-25, 12. La sección ini-
cial, 24, 32-41, es heterogénea: trata al principio de la proximidad
de la parusía (v. 32-35), luego de la incertidumbre del momento (v.
36-41). Con esas parábolas puede enlazar sin solución de continui-
dad la parénesis que sigue sobre la vigilancia. Los v. 32ss se rela-
cionan estrechamente con los anteriores v. 27-31 a través de las pa-
labras clave ~fll.\la, nUQouaLu Y ó utÜ¡; Toil av1'tQwnou 1•

a) La hora se aproxima (24, 32-35)

Bibliografía: Dupant, J., La parabole du figuier qui bourgeonne (Me 13,


28-29 parr.), en J. Dupant, Études (vol. II), 474-497; Jülicher, Gleichnis-

1. 'Hfléga: 8 veces en 24,29-25, 13; nagovola: 3 veces en 24, 27-29; Ó VLO~


wü av{}gwnov: 6 veces en 24, 27-44.
reden 11, 3-11, KunzI, M , Das NaherwartungsloglOn Markus 9, 1 par,
1977 (BGBE 21), 213-224, Oberlmner, L, DIe Stellung der «Termmwor-
te» In der esehatologlsehen Verkundlgung des Neuen Testaments, en P
FIedler-D Zeller (eds ), Gegenwart und kommendes Releh FS A Vogtle,
1975 (SBB), 51-66
Más bIblIografía** sobre Mt 24-25, supra, 519s

32 «Aprended de esta comparación con la higuera:


Cuando la rama se pone tierna y crecen las hojas 2 ,
sabéis que el verano está cerca.
33 Así también vosotros,
cuando veáis todo est0 3,
¡sabed que está cerca, a la puerta!
34 ¡Yo os aseguro que no pasará esta generación
hasta que todo esto suceda!
35 ¡El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán!».

Análisis

La seCCIón consta de una comparacIón y dos logia de Jesús A la com-


paracIón propIamente dIcha (v 32) SIgue la aplIcacIón mmedIata (v 33)
Los dos logia de Jesús aparecen estrechamente asocIados por una palabra
clave común (3 veces [oil ~T] +] JtaºEºXEO~m) y la forma común (vatIcI-
mo) El dIcho-amén del v 34 es el nucleo del texto, y el v 35, una reafir-
macIón4 La seccIón tIene su ongen en Mc 13,28-31 Y fue mcorporada
por Mt caSI IIteralmente5

2 'ExqJUTJ, con Ta cpuAAa antepuesto, y Junto a YEVTJTaL con sUjeto ó xAa6o~


Igualmente antepuesto, debe leerse ExqlU'ñ (como subjuntivo aonsto de EXCPUOftaL =
nacer), y no EXcpUn (como subjuntivo presente de EXCPUW = producir) ASilo mdl-
ca el paralehsmo con ó xAa6o~ YEVTJTaL ánaAo~
3 Taiha naVTa (~, D, W, fl 13, entre otros) es vanante mas probable que nav-
Ta TauTa, peor atestiguado por B, e syh, entre otros, y pre~umlblemente adaptado
al v 34
4 ¿Fue el verslculo, en su ongen, un refuerzo estlhstlco fmal de la vahdez de
las palabras del apocahpsls prevIo a Mc, como presume con buenas razones R
Pesch, Mk n, 309?
5 Mt mserta en el v 33 un naVTa, desplaza elnaVTa TaUTa de Mc al v 34,
escobe ÉW~ av en lugar de ftEXºL~ ou (v 34) e mserta ftTJ en el v 35 (como en 5, 18
yen 1 c 21, 33) Todo esto puede ser mateano
Explicación

La primera de las dos preguntas de los discípulos en 24, 3


(<<¿Cuándo será eso?») no tiene contestación en los v. 4-28. Ahora
vuelve a hablar Jesús de la cuestión del tiempo; pero no se trata ya
de la destrucción de Jerusalén, sino del punto y hora del fin. La
respuesta que Jesús da en esta sección y en la siguiente, v. 36-41,
a la pregunta por el momento preciso parece ser ambigua y quizá
hasta incongruente. ¿Cómo se compagina el anuncio de la proxi-
midad de la parusía (v. 32-34) con el desconocimiento del momen-
to preciso (v. 36-39)?
32s El estilo cambia. Tras la larga serie de vaticinios en tercera per-
sona, el locutor se dirige directamente a los oyentes. La higuera, en
Palestina, es el más conocido de los árboles que pierden las hojas
en invierno. Se reviste de follaje relativamente tarde, en abril; en-
tonces no es ya de temer la reaparición de las inclemencias inver-
nales 6 ; el verano 7 está a las puertas. En hebreo sólo se distinguían,
entonces, dos estaciones del año: el verano y el inviernos; por eso,
la comparación VIene a significar que, cuando brotan las hojas de la
higuera, pronto será verano. La parte real de la parábola, v. 33, es
menos clara: ¿a qué se refiere 'taUTa rráv'ta? Puede incluir toda la
serie de acontecimientos descritos en los v. 4-31 -con una excep-
ción: algo tiene que llegar después de «todo esto»: lo que está a las
puertas-o "OTav '(OT]TE, que trae a la memoria 24, 15, invita a lll-
clUlr en «todo esto» la destrucción de Jerusalén. ¿Quién (o qué) es-
tá a las puertas?9. La mayoría de los lectores evocarán la parusía de

6 Opus lmperfectum, 49 == 920 Cf tambIén ~upra, 269


7 ecQo~ puede sIgmfIcar tambIén «fruta de verano» (LIddell-Scott s v , cf
Dupont*, 490, a menudo en plural), pero la comparaCIón tIene que refenrse aquí,
por razones fáctIcas, a la e~tacIón del año, porque 1) los rabmos calculan entre 80
y 100 días desde la apanCIón de las hOjas hasta hasta la maduracIón de los frutos, y
2) la temporada de recoleccIón de los hIgos no se puede determmar exactamente,
porque dura mucho tIempo hay hIgOS tempranos, tardíos y de lllVlerno (1 Low,
DIe FIOla der luden 1, reImpr Hl!deshelm 1967, 237s)
8 JulIcher, Glelchmsreden n, 10 El hebreo bíblIco carece de un térmlllo pa-
ra llldlcar «pnmavera» Jub 6, 23~, Hen et 82, lIs dlstmguen por pnmera vez las
cuatro estaCIones del año En el hebreo moderno, el vocablo bíblIco ::l'::l~ -«espI-
gas cuyos granos están aún tIernm»- ha pasado a slgmftcar «pnmavera» (debo es-
tas mdICaclOnes a OlafWassmuth)
9 En opmlón de la mayoría de los exegetas, la parábola se refería en el ongen
al remo de DIOS que aparece en la accIón de Jesús (como germma SImbólIcamente
en el grano de mostaza y en la levadura), y fue aplIcada secundanamente, mser-
Jesús descrita en v. 30s (cf. Sant 5,9; Ap 3, 20); pero el texto tam-
poco fija aquí las posibilidades asociatlvas.
Un solemne dicho-amén reafirma la proximidad de la parusía. 34
Como en 16,28 (cf. 10,23), se trata de un «dicho de plazo». La ge-
neración actual no pasará hasta que todo eso lO suceda. Mt aguarda,
pues, la parusía para un espacio de tiempo equivalente a la vida de
un ser humano como máximo ll . Esto armoniza con el adverbio
E1J1(}ÉúJ~ del v. 29. Parece que Mt se refiere aquí al tiempo dellocu-
tor Jesús. rEVEá significa aquí sin duda -como en los otros pasajes
en que figura la palabra- «generaCIón» 12; las remterpretaclOnes,
bastante numerosas hasta hoy, no tienen razón de ser 13 • Una so-
lemne sentencia conclusiva ratlfica la validez de todos los dichos
de Jesús, incluido este último, más allá del fm del mundo: los lec-
tores judíos recordarán aquí que los rabinos pudIeron hacer afir-
maciones parecidas sobre la torá l4 • Algunos lectores habrán VIsto
quizá también aquí una referencia -acaso intencionada- a 5, 18.
Como las palabras de la torá, también los dichos de Jesús, cuya es-
cucha y cumplImIento decide sobre la salvación en el juicio (7, 24-
27), poseen un valor perenne l5 . De ese modo se insIste en la im-
portancia de todo lo dicho por Jesús, especialmente en este último
discurso. Por eso es más sorprendente que también el Hijo ignore 35
el día y la hora.

tándola en el contexto de Mc 13, al retorno de Jesús o al JUICIO Es pOSIble, pero In-


demostrable
10 "Por qué la anteposIcIón de Jtuv'tu, frente al v 33? "Deben entender los
lectores que se mcluye Id parmía de Jesus (v 30s)?
11 Una YEVW comprende 30 años (Plutarco, Def Orac 11, 415E) 040 (Dt 1,
35 Y2, 7), pero el verbo JtUQEQxw1'tm hace que lo deCISIVo sea aquI el tiempo de
una VIda humana (cf 16,28) Es probable que algunos testIgos oculares de Jesús
vIvIeran aun en tiempo de Mt Sobre 16,28, cf vol n,647s
12 Cf vol n,255s
13. Cf por ejemplo Schmewmd, 246 y Schwelzer, 299 (el pueblo de Israel);
Pesch*x, 235 (Mt pIensa «SIn duda» en ~u generacIón), C E B Cranfleld, Mk,
1959 (CGTC), 409 (sobre Mc 13,30 el «todo esto» se refIere a las señales precur-
soras del fm, no al fIn mIsmo), Strecker, Weg, 43 (es acertado hablar de «otra ver-
~lOn» de YEVEU) Se trata sIempre de reSiduos de la mterpretaclón ecleSIal cláSIca;
cf mfra, 572 Juhcher, Glelchmsreden n, 8, hace notar atmadamente que en tales
remterpretaclOnes «el empeño clencal» atnbuye a Jesús una mamobra de dIver-
sIón ¡Jesús aparenta hablar de fIJaCión de la fecha'
14 Bar 4, 1, Sab 18,4,4 Esd 9,37, matenal rabímco en BIlI 1,244
15. Dado que en aquel pasaje la expre~lón «hasta que pasen el CIelo y la tie-
rra» slgmflca, sobre todo, «nunca» (cf vol 1, 331), dIfícIlmente se puede ver aquí
una superacIón explíCIta de la torá por las palabras de Jesús
Historia de la influencia

Hasta el siglo XVIII se enfrentaban básicamente dos tipOS de Inter-


pretación del v 34 16 El tipO más antIguo l ? entiende YEVEa como «genera-
ClOn», y aplica entonces el Jwvta tauta a la destrucción de Jerusalén Es-
te tipo hermeneutIco va perdiendo vigencia desde la antIguedad tardIa, y
sólo es mencIOnado ocasIOnalmente como posibilidad exegética Despues
de la Reforma, en cambIO, pasa a ser el tipo domInante, probablemente
baJo la Influencia de los humamstas, sabedores de que YEvEa sólo se pue-
de traducir por «generación» 18 El segundo tipo de InterpretaCIón refiere el
Jtavta tauta a la parusía, y entonces, para no atnbUlr a Jesús un vatICInIO
Incumplido, YEVEa tiene que deSignar otra cosa o bIen el pueblo Judío l9 , o
la Iglesla 2ü , o la humamdad 21 , o vanas de estas realidades a la vez Sólo
Relmarus admltlO a la vez que el texto se refería a la parusía y que, SIn
embargo, a'ÚtT] ~ YEvEa sIglllfIcaba «esta generacIón»22 Descubnó así
que Jesús aguardaba el fIn del mundo y que, en consecuenCIa, se eqUIvo-
có en este punto Su hallazgo ha pasado a ser hoy un patrlmOI1l0 común de
la InVestIgaCión neotestamentarIa

16 Resumen concIso de la hlstona de la mterpretaclOn en Kunzl*, 213-224


17 Pseudo-Clemente, Hom 3,15,2, Ongenes, Ser 52 = GCS Ong XI, 121
como mterpretaclon de «slmphces»
18 A1phonsus Tostatus VI, 309s (segun Kunzl*, 216) Erasmo (AdnotatlO
nes), 126, Calvmo n, 277, Bucer 182 (Cnsto lo sabe todo sobre el tiempo presen
te, solo del ultimo dla no tiene conOCimiento), Bullmger, 215A, Musculus, 522,
Brenz, 721s, Groclo n, 256, etc
19 Por ejemplo, Jerommo, 231, Chnstian v Stavelot, 1460, Anselmo de
Laon, 1454, Alberto Magno n, 105, DlOmslO CartuJano, 268, ZwmglIo, 387 El
pueblo JudlO pasa a ser de este modo una prueba de la verdad de la parusla, verdad
que la IgleSia debe mantener, como hace notar el mordaz y socarron fragmentl~ta
de Wolfenbuttel «Es Cierto, en el cnstlamsmo se CUIda con mimo a los JUdIOS, de-
maSiado, para que este pueblo tan Impoluto no desaparezca Y parece que tal pre
texto va a segUIr siendo nece~ano durante tantos ~Iglos como hasta ahora» (G E
Lessmg [ed], Von dem Zwecke Jesu und serner Junger Noch ern Fragment des
Wolfenbutteler Ungenannten, Braunschwelg 1772, 189 [= § 39])
20 Sobre todo en la tradlclOn herrneneutIca onental Juan Cnsostomo, 77, 1 =
PG 58, 702, Teofl1acto, 416, EutImlO Zlgabeno, 621, Tomás de Aqumo (Lectura),
n° 1979
21 Los autores mencIOnados supra, n 19s defienden también a menudo esta
mterpretaclOn como otra pOSibIlidad, ademas, Lutero (WA 40, vol IlI), 625, Mal-
donado, 482 «<totus mundus») Lapide, 447 En este tipo herrneneutlco es donde la
fljaclOn temporal degenera mas pa1manamente en Simple retonca Cf Lutero (WA
40, vol nI), 625 «Todo esto debe realIzarse aun en la memona humana»
22 G E Lessmg (ed), Von dem Zwecke Jesu und serner Junger Noch ern
Fragment des Wolfenbutteler Ungenannten, Braunschwelg 1772, 189 (= § 39 41)
Resumen y sentido actual

Mateo defiende la proximidad de la parusía. Adopta el texto del


evangelio de Marcos prácticamente sin modificaciones, señal de
que la espera de una parusía próxima no le creó problemas, aunque
desde la redacción del evangelio de Marcos podrían haber pasado
20 años. De todos modos, la proximidad de la parusía no es el pun-
to de partida decisivo de la parénesis mateana: lo más importante
no es la proximidad del momento, que en la línea de la «ética de
interinidad» obliga al sprint final, sino su incertidumbre, que lleva
a una «vigilancia» permanente (v. 42). Pero' la proximidad de la pa-
rusía no pierde relevancia por eso; el v. 35 viene a subrayar la im-
portancia del v. 34. ¿Por qué? Con la proximidad del retomo, Ma-
teo considera que el último día y la venida de Cristo constituyen
una «posibilidad actual en cada momento»23. No es como un la-
drón que vendrá alguna vez, pero muy probablemente no esta no-
che, o como el dueño de la casa que llegará algún día en el mo-
mento menos esperado, pero que probablemente aún tarde mucho.
Mateo cuenta con que Cristo vuelve; esto determina su vida y la de
sus comunidades.
Al cabo de más de mil novecientos años se plantean dos pro-
blemas. El uno es cristológico: Jesús, en su expectativa de la paru-
sía, se equivocó en cuanto al tiempo... y esto causa más de un que-
bradero de cabeza. Mientras la interpretación del pasado vio una
disonancia entre el v. 34 y el v. 36, hoy el v. 34 parece confirmar
inesperadamente el v. 36. El error de Jesús deja claro, en efecto,
que ¡«tampoco el Hijo» conoce el momento preciso! Ambos ver-
sículos juntos son una prueba concluyente de que Jesús era hom-
bre: ¡equivocarse es realmente humano! Las reflexiones que hizo
ya la Iglesia antigua a propósito del v. 36 sobre la humanidad de
Jesús 24 pueden servir de ayuda para profundizar este problema y
tomar la humanidad de Jesús realmente en serio. El otro problema,
de calado más hondo que el primero, son nuestras dificultades de
hoy para admitir la realidad de la parusía. Mientras para Mateo la
proximidad temporal de la parusía potenciaba su realidad, para la
gente de hoy dificulta la posibilidad de creer en su realidad: la es-

23 P Althaus, DIe letzten Dmge, Gutersloh 1933, 265


24 Cf la hlstona de la mterpretaclón del v 36, mfra, 577
peranza tradicional de que la parusía desde el más allá sea un acon-
tecimiento «próximo» en el tiempo lineal, es hoy un obstáculo pa-
ra creer en ella. La fe en el retorno de Jesús parece exigir una nue-
va noción del tiempo 25. El texto mateano no da pistas directas al
respecto, aunque el desconocimiento del Hijo, expresado progra-
mátlcamente en el v. 36, estimula la búsqueda en esa dirección.

b) Nadie conoce el momento del fin (24,36-41)

BIblIOgrafía: Gollmger, H., «Ihr WIsst n/eht, an welchem Tag der Herr
kommt». Auslegung von Mt 24,37-51: BILe 11 (1970) 238-247; Hampe1,
v., Mensehensohn und hlstonscher Jesus, NeukIrchen-V1uyn 1990, 63-
70; RIlllker, e., DIe Genchtsverkundlgung Jesu, disertación académica
Bern 1991,62-74,168-186; Sch1osser, J., Les Jours de Noé et de Lot. Ji
propos de Lue 17,26-30: RB 70 (1973) 13-36; Wmandy, l, Le loglOn de
l'ignoranee (Me 13,32; Mt 24,36): RB 74 (1968) 63-79; ZmlJewskl, J.,
Die Eschatologwreden des Lukas-Evangelwms, 1972 (BBB 40), 425-
464.497-505, Zumstem, Condltlon. 257-264.
Más blb11Ografía** sobre Mt 24-25, supra. 519s.

36 «Mas de aquel día y hora nadie sabe (nada),


ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
37 Como (fueron) los días de Noé,
así será la parusía del Hijo del hombre:
38 Porque como en 10Sl días que precedieron al diluvio
comían, bebían, casaban y se casaban
hasta el día en que entró Noé en el arca,
39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio
y se los llevó a todos,
así será también la venida del Hijo del hombre:
40 Entonces estarán dos en el campo:
uno será tomado y el otro dejado;
41 dos moliendo en el molino:
una será tomada y la otra dejada 2».

25 Cf la, reflexlOnes mfra, 702-715


1 'ExElvm~ (B, D Y otros) es más bien secundano, a mi JUlClO el nexo de
~Il¿ºm con EXELvm e, comente en Mt (cf v 19 22 29)
2 Texto, OCCidentales complementan de acuerdo con Lc 17, 34 «Estarán
d05 en un mismo lecho uno será tomado y el otro dejado»
Análisis

1 Estructura La seCCión forma una umdad temática, no una umdad


formal Con Y¡~EQa xm wQa se llltroduce un nuevo tema que es tratado
hasta 25, 13, donde se repiten las dos palabra~1 El diCho de Jesús (v 36)
es el «ver~ículo clave» de la secCIón 4 Contiene la tesIS fundamental el
dIa y la hora ~on lllconcretos y desconocidos para todos, excepto para
DIOS La comparación de los v 37-39 e~ una IlustracIOn demostrativa de
esta tesIS consta del título (v 37), que establece con Cierta torpeza estIlIs-
tIca la similItud entre un plural «<días de Noé») y un slllgular (<<parusIa»),
y el desarrollo de la comparaCIón, de Idéntica estructura (v 38s) El lo-
glOn doble de los v 40s es un desarrollo adiCIOnal del tema «parusIa», que
subraya su carácter estremecedor
2 Fuente La afIrmaCión del v 36 cOlllCIde, salvo pequeños camblOs 5,
con Mc 13,32 Los logza adiCIOnales de los v 37-41 proceden de Q 17,26-
35 Mt Y Lc presentan el mismo orden, pero el texto lucano es notable-
mente más extenso Es difícIl saber SI Mt abrevIó el texto Q o éste fue am-
plIado en QLC, o por el propIO Lc Hay cuatro puntos para el comentano
a) La comparaCIón de Lot (Lc 17, 28s) es, en opllllón de la mayoría
de los lllvestIgadores, una amplIaCIón secundana que se prodUjO proba-
blemente en QLc6, pero hay muy buenas razones, a mi JUICIO, para suponer
que Mt abrevIó aquí el texto Q7
b) Lc 17, 31 pertenece, en mi opllllón, al texto Q Mt omite elloglOn
porque lo utilIzó ya en 24, l7s
c) Lc 17, 33 lo traspasó Lc, presumiblemente, de otro contexto Q a
este lugar 8

3 Igualmente 24 50 'HflEQU es palabra guía en 24,19-25, 13 (JI veces) En


24, 364250, 25, 13 aparece en Singular, refendo al desconocimiento 'QQu apa-
rece en 24, 44 50, 25, 13 refendo tamblen al desconOCimIento
4 Hahn~*, 121
5 TGJv oUQuvGJv es Sin duda maleano, flovoC;, probablemente, cf vol 1, 57ss
S v Sobre xm en lugar de f] no se puede hacer ninguna observacIOn
6 Influyeron Bullmann, HIstoria, 176, y Luhrmann, RedaktlOn, 73, 82s Los
v 28s no pueden ser amphacIOn lucana redaccIOnal, porque el lenguaJe es caSI to-
talmente no lucano y porque Lc habna a~oC1ado el v 32, y no el v 31 -incoheren-
te con el ejemplo de Lot- a 10~ v 28-30 (frente a ZmIJew~ki~, 452-457)
7 ASI hoy, despue~ de Manson, Saymgs, 143, y Marshall, Lk (vol 11), 662, ~o­
bre todo Rlnlker*, 171 176 YCatchpole, Quest (vol III), 248s Mt recorta ocasIO-
nalmente textos Q cuando e~ necesano para mtegrarlos en un discurso En Lc 17
hay que aSignar tamblen a Q los v 20s, en Lc 12, los v 49s y probablemente v 35-
38 Mt omltIO a~lmlsmo Mc 13, 33 37 caSI totalmente Mt no parece haberse mte-
resada mucho por Q 17,26-30, ya que no aprovecha el texto en forma parenetlca
Ademas, Mt 24, 39b podna estar inspirado en Q 17, 30 Cf mfra, 583, n 5
8 Cf vol 11, 187, con n 5
d) No es posible aclarar qUien añadió la breve evocación previa de la
mUjer de Lot en Le 17, 32
La reconstrucción del texto Q ofrece tamblen dificultades Probable-
mente, en los v 37 39, el doble ÓJamQ (u ÓJ~) yaQ oin:úJ~ fatUL ~ JtaQov-
(}La tOU VLOU tOU aV1JQúJJtov se debe a Mt 9 A raíz de esta nueva construc-
Clan, Mt hizo tamblen la formulaClon del v 37 en nommatlvo (aL ~fteQm
tOU Nwe) En el v 38a tuvo que complementar con «en los dlas que pre-
cedieron al diluvIo» pala que su frase fuera comprensible 10 Se debe Igual-
mente a Mt el ovx EyvúJaav ÉúJ~ del v 39 Son dudosos ~a1JLOV y aJtúJAE-
aEV Jtavta~ll Los v 40s el v 40 y Lc 17,34 son paralelos en la forma,
pero dIfieren en el contemdo El ejemplo lucano de los dos que «aquella
noche» estaran acostados en una cama, ilustra en forma mas ImpresIO-
nante la cercanía de aquellos que luego separa la parusía, pero es mas dI-
fíCIl, porque los dos enunClados sobre hombres 12 y mUjeres no guardan
una relaClón dIrecta entre SI La versIón mateana confronta, en cambIO,
dos hombres que trabajan y dos mUjeres que trabajan, esta verSión podría
ser secundana, pero es qmza una variante premateana de la tradIcIón, por-
que no se advierten mdlclos redacclOnales 13
3 Ongen El v 36 procede qUIzá de la comumdad, ya que presupone
la filIaclOn dlvma de Jesús 14 Los v 37-39 se suelen considerar hoy, con
razón, como dIchos de Jesús Sólo la oplmón (apenas defendIda actual-
mente) de que Jesús no hablo nunca de la vemda del HIJO del hombre se-
ría un verdadero argumento contra ese ongen 15 Los v 40s no son faciles
de enjUICIar, a mi entender, el color semítlco 16 , la ausenCIa de paralelis-
mos jUdlOS directos, el trasfondo apocalíptIco real, pero sm desarrollar, y

9 Cf vol 1, 57s, sobre woJt€Q, me:;, YUQ, 01.Jl:we:; EOTaL, JtuQOVOLa, y 24, 27
La frase lucana EV TaLe:; ~~EQaLe:; TOU viou TOU aV1tQwJtov podna ser tradICIOnal,
porque tiene un sentIdo diferente de Lc 17, 22
10 Despues de la comparación con la parusla en el v 37, lo, lectores enten-
deran por «1os dIas» el tiempo del dIluvIO mas que el tIempo prevIO a el
11 TQwyw (mastIcar roer) es relatIvamente tardlO en el slgmfIcado general de
«comer» (LIddell Scott s v) (,EhglO Lc la palabra E01t¡W, mas comente?' AJtue:; es
lucano, y no vocablo preferencIal mateano, (,por que lo habna eVitado Lc?
12 Cabe pensar tamblen en una pareja conyugal, porque la frase e~tana Igual
mente formulada en masculmo
13 ¡El hecho de que «campo» aparezca tamblen en 24, 18 es un argumento
realmente flOJO 1
14 La procedenCia de Mc 13,321 Mt 24,36 es muy discutida Yo le atnbuyo,
con E Schwelzer, vioe:; XTA, en ThWNT VIII, 373, 16ss, entre otro" un ongen pos-
pascual, pero prevIO a Mc
15 P Vlelhauer, Jesus und der Menschensohn, en Id, Aufsatze zum Neuen
Testament, 1965 (TB 31),113, que sostuvo la no autentIcIdad de todos los dIchos
sobre el HIJO del hombre vemdero, no encontro argumento~ contra la autentlclddd
de Q 17, 26s, y postulo su mautentlcldad solo por razones de analogIa
16 Beyer Syntax 237s
la falta de cualquier referenCIa cristológica o eclesiológica sugieren que el
logion doble viene de Jesús!7. En ambos logia se observa, por otra parte,
que no cuadran con la imagen moderna de un Jesús sensible, humano y
abierto al mundo; por eso es tentador negárselos a Jesús en razón del con-
tenido. Justo por eso es necesaria una gran reserva ante declaraciones pre-
cipitadas de inautenticidad.

Explicación

El v. 36 no es, como podría sugerir el análisis de las fuentes, un 36


versículo final, al que sigue luego, en los v. 37ss, una nueva sección
procedente de Q. Es más bien un tema nuevo lo que se introduce
con «día y hora»: la ignorancia del momento exacto. Nadie conoce
el momento del fin, sino sólo el Padre 1s . Esto encaja en los v. 23-
28: no hay que dar crédito a los falsos profetas que anuncian la pa-
rusía, porque ésta vendrá en forma tan imprevisible como el re-
lámpago. Los ángeles que en la parusía del Hijo del hombre, Jesús,
serán sus servidores (13,41.49; 16,27; 24, 31; 25, 31), tampoco
conocen el momento exacto. Ni el propio Jesús lo sabe, aun siendo
«el Hijo» -y esto equivale para Mateo a Hijo de Dios-1 9 , que está
en una relación singular con el Padre, al que el Padre «entregó» to-
do y que es el único que lo «conoce» (11, 27). Mateo, pues, no mi-
nusvalora a Jesús en este pasaje, sino que recuerda con la fórmula
«el Hijo» su relación singular con Dios. Pero el hecho de que Je-
sús, exaltado como Señor del universo, pertenezca a la esfera de
los ángeles y del Padre, no empaña la divinidad única de Dios, que
es el único soberano del tiempo. Para Mateo, la ignorancia del mo-
mento exacto tampoco invalida su proximidad, anunciada en los v.
33s. La proximidad del momento y su desconocimiento aparecen
más bien correlacionados: el conocimiento de la proximidad de la

17. Cf. Rmlker*, 70-73.


18 Cf. frases parecidas en Zac 14,7; Bar sir 21,8; 54,1. Sobre la combina-
ción de expectativa y desconocimiento del momento exacto, cf. 4 Esd 4, 38 Y4,
50.52. Sobre el desconocimiento de los ángeles, cf. 4 Esd 4, 52. Con esta Idea -ex-
pectativa umda a desconocimIento de la hora- Mt está dentro del pensamiento apo-
calíptico y no en oposición a él, pues la nota dIstmtlva de la apocalíptica Judía no
es en modo alguno, como se suele afirmar desde posIciones cristianas por motivos
apologéticos, el especular sobre el momento del fm. Más documentos judíos sobre
la ignorancIa del momento exacto en Bill. IV, 1013-1015.
19. Cf. vol. 11, 28lss sobre 11,27.
parusía eVIta que el desconoCImIento del momento exacto se con-
VIerta en expresIón de una espera de lejanías que no determllla ya
en el fondo la vIda, y a la lllversa, el de~conoclmlento de su mo-
mento exacto preserva a los mIembros de la comumdad de la pre-
tensIón de conocer los planes de DIOS. Sólo ambos enuncIados en
conjunto pueden fomentar en la comumdad esa actItud de «VIgI-
lanCIa» (v 42) que el evangelIsta qUIere lllculcar en sus lectores

Historia de la influencia

El v 36 ha dado mucho que hacer a los dogmátIcos (,Cómo puede ser


Cnsto «DIOS supremo» SI no conoce el momento preCISO de su parusía?2Ü
En la hIstona de la InterpretaCIón se hace notar a menudo que Arno y los
suyos se regocIjaban con el v 36 21 por eso, la tradICIón manuscnta y la
InterpretaCIón suelen omItIr «U1 el HIJO»22 Pero los autores eclesIales con-
VIenen en que tambIén el HIJO sabe el momento del fIn 23 Los argumento,
pueden ser escnturístIcos CItan pasajes como Mt 11,27 «<Todo me ha SI-
do entregado por el Padre»), Jn 10, 15 «<Conozco al Padre») y 16, 15
«<Todo lo que posee el Padre es mío») o Hech 1, 7 «<A vosotros no os to-
ca conocer el tiempo y el momento» )24 Los argumentos pueden ser tam-
bIén de teología tnnItana la palabra «Padre» Incluye toda la TnnIdad,
tambIén al H IJ025 Las tres personas de la TnnIdad, además de tener una
únIca essentza y una únIca voluntas, poseen tambIén una únIca notltw 26
Una fe contradIctona sería Impía y absurda 27

20 Cf Wolzogen, 393
21 «GaudetAnus et EunomlUs et dlcunt Non potest aequalI~ esse qm novlt
et qm Ignorat» (Jerommo, 23l~) AmbrosIO, De fide, 5,6 = CSEL 78,289, sospe-
cha una mterpolaclOn arnana Para BaSIlIo, Ep 236, 2 = BKV I146, 290s, el 6
nunlQ ¡.tovo~ mdteano se contrapone sólo a los angeles ¡En Mc falta, en cambIO,
el adJetIVO ¡.tovos; I
22 Muchos testIgos textuales mas reCIentes, entre ellos ~ I, W, fI, m, co, omI-
ten OUClE 6 uto~, sm duda por motIvos dogmatIeos El texto mas extenso es el on-
gmal, aunque eomelde con Me OUClf 6 ulo~ no falta solo en la tradlclOn bIzantI-
na, smo tamblen en la Vulgata y en la Pesltta, cabe afIrmar, por eso, que este texto
mas breve ha determmado la hlstona de la mterpretaClón
23 Ya Orígenes fr 487 = GCS Ong XII, 200 (ello conoce en SI ml~mo), tam-
bien, entre otros, AtanaslO, Contra Ananos Or 3,42 =BKV 1/13, 298s, Beda, 104
«Patet quod Ip~e SCI!»
24 Cf, por ejemplo, BaSIlIo, Ep 236, 2 = BKV I146, 290s, HIlano, 26, 4 = SC
258, 196, Jerommo, 232 Sobre el pa~aJe aím Hech 1,7 dIce Jerommo, 232 «Os-
tendIt quod Ipse selat sed non expedIat nosse apostolIs»
25 Cmlo de AleJandna fr 274 = Reuss 247
26 DlOnISIO Cartujano, 268
27 B Bossuet, MedztatlOns sur 1 Evangzle 1, Pans 1922,270
Son Igualmente dlstorslOnantes los mtentos de neutralizar el v 36 Se
tiende a citar la explicaclOn de Agustm el texto qUIere slgmf¡car que, SI
bien Jesús conocía el momento del fm, no podía comumcarlo a los dlScí-
pulos 28 Orígenes sostiene que Cnsto sólo conoclO el momento preCiso de
la parusía después de su resurrecClón 29 La opmlOn más difundida es que
el HIJo conocla el momento en vlftud de su naturaleza dlvma, pero no en
virtud de ~u naturaleza humana10 Entonces resulta extraño; sm embargo,
que los comentanstas subrayen casI úmcamente el saber del HIJo dlvmo
Su naturaleza humana está, mas que nada, al servIcIo de la pedagogía y la
acomodaCión los discípulos aceptan mejor su IgnoranCia SI los ángeles y
el proplO HIJo desconocen tamblen el momento precIso Apenas hay au
tares que tomen en seno el v 36 como expresión de la humamdad de
Cnsto Citemos como uno de estos raros ejemplos a Bullmger «El que
asumió todos los otros elementos de la debilidad humana, asumió tamblen
el saber y la IgnoranCia, la razón y el espmtu realmente humanos, que au-
mentan y crecen o dlsmmuyen en el tlempo»3l La hlstona de la mterpre-
taClón muestra, sm embargo, en su conjunto que el «vere horno» quedó
siempre subordmado al «vere Deus» Así, el v 36 sólo pudo alcanzar un
sentido verdaderamente pOSitiVO en la época moderna, cuando el desco-
nocimiento del HIJo se entendlO como parte de la solidandad de Jesús con
la Impotencia humana12

La comparación con los días de Noé viene a acentuar lo expre- 37-39


sado con la Ignorancia del momento de la parusía La gente Vivía
su Vida cotidiana en los días prevIOs al diluvIO comían y bebían,
los Jóvenes varones se casaban y los padres casaban a sus h 1jaS31
No sospechaban nada Entonces cayó el diluvIO sobre ellos y los
extermmó La comparación sobreentiende que la parusía del HIJo
del hombre es una catástrofe, algo devastador como el diluvIO, no
sugiere que el comportamiento de los coetáneos de Noé hubiera Sl-

28 De Trmltate, 1, 12 1 = BKV IIIl3 36, cf tamblen Beda, 104, Estrabon,


162 el HIJo «omma scIt cum Patre, sed non faclt hommes sClre»
29 Ongenes, Ser 55 = GCS Ong XI, 125, apoyado en Hech 1 7 Antes de la
resurrecclOn de Jesm, DIOS no habla determmado aun el momento de la parusla
30 Ongene~, Ser 55 = GCS Ong XI, l24s, Atana~lO, Contra Ananos Or 3,
43s = BKV IIl3 300s
31 Bulhnger,215B
32 G Ebelmg, Dogmatlk des chnstlzchen Glaubem 11, 473 Jesus dice «SI» a
la ImpotencIa humana
33 A diferenCia de yaftEúJ, cuyo sUjeto son los propIOS contrayentes (general
mente los varones), los padres son el sUjeto del yaftl~úJ (mfrecuente) La perspec-
tIva es, pue~ en Mt puramente masculma, tIene en cuenta a los hiJOS y a los padres,
no a las mUjeres
do superfIcIal o mundano no pretende hacer una «acusaCIón encu-
bterta»34. Esto extraña má" SI se tlene en cuenta que los textos JU-
díos de la época se muestran muy severos con los contemporáneos
de Noé 35 . La comparacIón es, pues, una advertencIa en Mateo És-
te no formula una acusaCIón encubIerta36 , le preocupa la IrrupcIón
mesperada y catastrófIca de la parusía de Cnsto en el mundo No
responde a la pregunta por las maldades de la generacIón de Noé
para merecer aquello, y en consecuenCIa no ofrece nmgún aSIdero
a los lectores para saber cómo eVItar la catástrofe que se avecma
40s Los dos versículos ~lgUlentes no hacen smo reforzar el sentI-
mIento dIfuso de algo amenazador y oscuro Dos hombres que tra-
baJan en el mIsmo campo, presumIblemente mIembros de la mIS-
ma famIha, padre e hIJO o amo y esclavo, son separados el uno del
otro El verbo JtaºaAaf-t~avELm evoca a los lectores la reumón de
los elegIdos con el Señor -que acaban de leer (v 31) y conocen
tambIén por la tradIcIón Judía y cnstlana37- y el abandono de la
perdIcIón, que supone el apartamIento defImtlvo de DIOS Lo mIS-
mo vale, según el v 41, para las dos mUJeres, tambIén, al parecer,
de la mIsma famIha, que reahzan Juntas su labor doméstlca una es
tomada en el mohno 38 para Custo, la otra es dejada, y esto sIgmfI-
ca muerte y perdIcIón La gran separaCIón afecta a personas de la
mIsma famIha en medIO de sus ocupacIOnes cotldIanas, afecta a

34 Frente a R¡mker 182 Es sorprendente la frecuencIa con que los exegetas


Á

atnbuyen al texto una sutIl ,ubestIma de la generaclOn del diluvIO Hablan de ~u


«calda» en actiVIdades mundanas (Todt, Mensehensahn, 46), son «cIUdadanos hon-
rados que olVIdaron la realIdad de DIOS» (Schwelzer, 301), forman parte de la «hu
mamdad mundamzada» (Schurmann Gattes Releh [vol II], 171)
35 Schlosser*, 19-25 BIlI 1 961 964
36 El tiempo antenor al diluvIO es entendIdo a menudo en textos JudlOs como
un penado de contnclOn y pemtencla Josefa Ant 1 74, Filan, Quaest m Gen 1,
91,2, 13, documentos de los targumlm en Schlosser*, 18s
37 Hen et 62 13 15, \04 2, AssMos 10,810, Bar sIr 51 10 LJbAnt 33,5,
1 Tes 4, 17 cf Jn 14,3 (nuQut.uf!(3uvw)
38 La mterpretaclOn de la IgleSia antIgua occIdental y la mterpretaclOn me-
dIeval suelen aplIcar el slmbolo del molmo a la Ley del antIguo testamento De los
que muelen en este mohno, unos reCIben alImento que los conduce a Cnsto los
otros no (ya Jerommo, 233, AmbrosIO, In Le 8,48 = BKV I/21 489 [las dos mu
Jeres son la smagoga y la IgleSIa] Hllano,36 5 = SC 258 198, Opus lmpeifeetum,
50 = 924 Tomas de Aqumo (Lectura), n° 1991) Esto hace recordar las represen-
tacIOnes del «mohno mlstlco» en capltele~ romamcos de Vezelay, por ejemplo, pe
ro el molmero en ellos, es Pablo, que gira el molmo de la Ley Cf al respecto A
Thomas, Muhle mystlsche, en LCI III, 298s, Schlller, Ikanagraphle (vol II) IVIl
(1976) 61s
personas ordlllanas, no especIales 39 Los lectores pensarán Eso
nos podría tocar tambIén a tI y a mí El texto tIene, de nuevo, algo
de amenazador A los lectores que en lo'> v 30s se contaban entre
los elegIdos y no entre las tnbus de la tIerra que lloran su destlllo,
y en los v 37-39 se dIstancIaban de la mala gente que VIVIÓ en
tIempos de Noé, no les queda en los V 40s lllnguna posIbIlIdad de
evaSIón sospechan que la catástrofe les puede sobrevelllr Igual-
mente a ellos y en cualqUIer momento, lllesperada y súbItamente
El texto no dIce de qué son culpables los que serán abandonados
Por eso, los lectores no pueden ya sustraerse eXIstenCIalmente dIos
dos versículos, porque ellos mIsmos se cuentan entre los malos

Lm v 40s son SIme~tros SchleIermacher muestra esplendIdamente en


un sermón cómo abordarlos AlgUIen puede alegrarse «'Al menos yo,
graCias a DIOS, sere de los escogIdos y podre lavar mIS manos de mo
cente a la VIsta del reo de perdIcIOn' I Que nadIe pIense aSI' I Como no
'le le va a enfrIar el amor a ese mdIvIduo' No, todos hemos de escuchar
esa palabra de advertencIa»4o

Resumen

La lllcertIdumbre del momento es para Mateo un postulado


fundamental, porque con ella conecta, y no con la expectatIva for-
mulada en los V 33s, la parénesIs de la VIgIlanCIa que SIgue en los
v 42ss Sólo el que renunCIa al conOCImIento del día y la hora, y
cuenta en cada momento con la llltervencIón de DIOS, Slll pretender
malllpularla de lllnguna forma, puede estar «VIgIlante», como dan
a entender los textos sIgUIentes 41 Además, para una IgleSIa cuya
teología está determlllada por la dIvIllldad de Jesús, el V 36 pasa a
ser el recordatono de su humallldad, que no puede traspasar una
últIma barrera frente a DIOS.

39 Moler se conSIdera en el]udaIsmo una ocupaclOn de esclavas, cf Ex 11,5,


Is 47,2, BIll 1, 966
40 F SchleIermacher, Predlgten IV Slebte Sammlung, Reuthngen 1935,270
41 Cf Hare (vol 111), 282 toda especulaclOn, toda «spmtual arrogance» que
qUIera penetrar en los mIsterIOS de DIOS, resulta ImpOSIble a la luz de este texto
e) Primera parabola de vlgrlancra el ladron (24,42-44)

BlbllOgrafia Fleddermann, H , The Householder and the Servant Left In


Charge SBL SPS 25 (1986) 17 26, Flusser, Glelchmsse 86 90, Harmsch,
W, Eschatologlsche EXlstenz, 1973 (FRLANT 110), 84-98, JeremIas,
Glelchmsse, 4548 Jullcher, Glelchmsreden II, 137 145, Lovestam, E,
Spmtual Wakefulness In the New Testament 1963 (AUL T 55/3),95 108,
Marz, e P, Das Glelchms vom Dleb, en F van Saegbroeck y otros (eds ),
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e, Die Genchtsverkundlgung Jesu, dIsertacIOn academIca Bem 1991,
231 239, Sellew, P, ReconstructlOn of Q 12 3359 SBL SP 26 (1987)
617 668, SmItmans, A , Das Glelchms vom Dleb, en H Feld J Nolte
(eds ), Wort Gottes In der Zelt FS K H Schelkle, Dusseldorf 1973, 43 68
Ma, bIblIografIa** sobre Mt 24-25 supra,519s

42 «¡Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro


Señor!
43 Entendedlo bien: ¡si el dueño de casa supiera! a qué ho-
ra de la noche iba a venir el ladrón, se quedaría en vela y no
(le) dejaría abrir un boquete 2 en su casa! 44 Por eso, también
vosotros estad preparados, porque ¡en el momento que no pen-
séis vendrá el Hijo del hombre!».

Análisis

1 Estructura Del desconOCImIento de la hora de retomo de Jesus (v


36-39) mflere el v 42 la conclu,IOn parenetlca hay que estar en vela A
esta frase tItular en Imperatlvo sIgue una pnmera glosa en una breve pa
rabola (v 43s) A contmuacIOn, otras dos parabolas (v 45-51,25,1-12)
antes de repetIrse el ImperatIvo del V 42 (25, 13) La parabola propIa
mente dIcha (v 43) y la aplIcacIOn (v 44) parecen relaCIonadas estrecha-
mente, a los dIsclpulos se recomIenda esa dISposIclOn y VIgIlanCIa que fal-
to al dueño de casa de la parabola Pero en realIdad hay tenSIOnes entre la
parabola y la glosa en dos puntos 1) «De la parabola se desprende que

1 La, oracIOnes condICIOnales Irreales en gnego son neutras en cuanto a la 1ll-


dlcaclOn temporal de la aCClOn verbdl (BI Debr Rehkpf ~ 3604) El v 43 es un
«caso mIxto» SI el dueno de ca~a lo supIera (o hubIera sabIdo) (= estado plus
cuamperfecto con sentldo de Imperfecto) pondna atenclOn (o habna puesto aten
cIOn) (= acclOn umca aonsto) No es pOSIble ~aber desde el gnego SI hay que tra
duclr como presente o como pasado
2 No hay dIferencIa entre las do~ vanantes SImIlares OLOQUI'T]vm y OLO
Q1JxitT]vm este mas usual
debía haberse Impedido el boquete, y esto no es aphcable a la vemda del
HIJO del hombre»3 2) Segun la parábola, el dueño de casa no podza esta!
en vela porque Ignoraba la hora nocturna en que llegaría el ladrón, los dI~­
cípulos, en cambIo, deben vigilar justo porque no conocen el momento de
la parusía La aphcaclón InVIerte, por tanto, la parábola4
2 Fuentes El Imperatlvo del V 42 se corresponde con Mc 13, 35a
Mt omite la parabola del duel10 de casa ausente, perteneciente a Mc (Mc
13,33-36), porque hará un relato con un matenal parecIdo, en forma más
plastlca e InCISIVa, en la parábola de los talentos (25, 14-30) La parábola
del ladrón (v 43s) procede, con la parábola ~IgUIente del esclavo bueno y
el malo (v 45-51), de la parénesis escatológica Q 12, 35-59, que Mt re-
produce solo fragmentanamente en su evangeh0 5, y se corresponde con Q
12, 39s La cOInCldenCla en el texto es notable Parece que Lc conserva en
gran parte el texto Q El camblO más importante es la InSerCiÓn mateana
de EYQr¡YOQr¡OEV av6 Las restantes diferencias, pocas e irrelevantes, son
generalmente difíclles de enjUICiar?
3 Hlstorza de la tradICIón y orzgen ¿Se puede exphcar la tensión en-
tre Q 12,39 Y40 por la histona de la tradiCión? Hay tres hipótesis en hza
1) Según la pnmera, la parábola del ladrón Q 12, 39 Ysu aphcaClón Q 12,
40 están InterrelaclOnadas, ambas se remontan a Jesús 8 2) También según
la segunda hipóteSis se InterrelaclOnan Q 12, 39 Y Q 12, 40, pero ambas
proceden de la comumdad pospascual 9 3) Según la tercera hIpóteSis, la
aphcación Q 12,40 es secundana respecto a la parábola Q 12,39, enton-

3 Flusser, Glelchnzsse, 88
4 E Lmnemann, Glelchnzsse Jesu, Gottmgen 1961, 144 la parabola tiene su
sentido central en la ImpOSibilidad de tomar las precauCIOnes nece~anas, la aphca-
clOn del v 44 pretende lo contrano
5 Mt omite Q 12,35-38 Y lo ~ustJtuye por 25, 1-12, elloglOn Q 12, 49s, muy
antiguo, lo omite sm sustitución, Q 12,51 53 tiene su corre~pondenc¡a en Mt 10,
35~, Mt supnme Q C) 12,54-56 sm sustltuclOn En todos estos casos no se sabe
con segundad ~I los textos perteneClan a Q o eran antenores a Mt
6 fQfJYOQEW se ajusta a la formulacJón tematKa del v 42 y es qUlza, por eso,
un añadido mateano Aparece sugendo, de un lado, por Mc 13, 35 y, de otro, por Q
12,37 Cf tambJen 1 Tes 5, 4-8, Ap 3, 2s, 16, 15
7 lHU wu'to es mateano (vol 1, 57ss) Son dudosos EXELVO (termmo prefe-
renCial mateano, pero mfrecuente en referenCia a lo que Sigue, cf B1-Debr-Rehkopf
§ 291, 5), CPUAUXfJ (~es mateano como remllllscenCla de Q 12,38, o qUlza ÚlQU es
lucano como adaptaclOn a Q 12, 40?), EUW (hapax legomenon mateano, por eso
qUizá tradiCIOnal, pero ~por que Iba a eVitar Lc una palabra preferenCial propia?) y
el orden de las palabras en Q 12,40
8 Defiende esto, despues de Todt Menschensohn (vol 11), 307s, sobre todo
Rmlker*,232-237
9 Así P Vlelhauer, Gottesrelch und Menschensohn m der Verkundlgung Jesu,
en Id , Aufsatze zum Neuen Testament, 1965 (TE 31), 73s (Q 12, 39s es «cnstoló-
glco de ongell» [74, n 79]), E Gras~er, Das Problem der Parusleverzogerung m
ces, tan solo la parábola tIene su ongen en Jesús 10 Es muy dlfícJl decIdIr
la breve parabola delladron es un hueso exegétICO
La parabola Q 12, 39 es muy antIgua, a mI JUICIO, y viene probable-
mente de Jesús Así lo Illdlcan, sobre todo, las numerosas huellas que ha
dejado en textos del nuevo testamento y postenores (l Tes 5, 2 4, 2 Pe 3,
10, Ap 3, 3,16,15, EvTom lag 21 y 103), cumple por tanto, y eJemplar-
mente, el cnteno de la testificaCIón multlple 11 (,Es secundana la aplica-
cIón Q 12, 40? Se aduce en favor de esta tesIs 1) Lc 12,40 no es seguro
en cnUca textual, y procedIó de Mt 24, 44 12 2) EvTom lag 21 y 103 no
contienen la apllcaclón 11 3) 1 Tes 5, 24 Y2 Pe 3, 10 no tratan del HIJo del
hombre, silla del «día del Señor», la aplicaCIón al HIJo del hombre podna
ser, por tanto, secundarla 14 4) Los v 43s serían la Ulllca parábola que ha
blase, en su ongen, del HIJo del hombre 15 5) La aplicaCIón del v 40 no
cuadra a la parábola del v 39 16 Este ultImo argumento e&, a mI JUICIO, el
ÚlllCO que no es Impugnable
En favor de la ongmahdad de Q 12,40 se argumenta 1) Alguna glo-
sa tiene que haber pertenecIdo desde el pnnclplO al símJ1 delladrón 17 , la
parabola, en efecto, no será Illtellglble por sí sola y aislada, ya que el la-
drón nocturno no es lllnguna metáfora convenclOnallzada 18 El que consl-

den synoptlschen Ewngelzen und In der Apo~telgeschlchte, 1957 (BZNW 22), 93s
(el tema de la lllcertIdumbre refleja la expenencIa de la demora de la paru'Ia),
StreckeI, Weg 241
10 ASI, despue~ de JulIcheI Glelchmsreden Il 144 la mayona de los mvestI
gadore~, con rotundIdad Schurmann, Gotte~ Relch (vol Il), 169 (Q 12,40 = Q re-
daccIOnal), Harmsch*, 89-95 (al dICho exhortatono preexI,tente Q 12,40 le fue
añadIda a modo de ¡}ustracIOn la parabola Q 12, 39, que no le cuadrd bIen)
11 Marz*, 644-648 demuestra la probabIlIdad de que todo el contexto Q 12,
35-40, pOSIblemente tamblen Q 12,42-46, sean antenores a 1 Tes 5 de Pablo
12 F1usser, Glelchmsse 89 Pero el v 40 solo falta en f'
13 Kloppenborg, FormatlOn (vol Il), 149 Pero EvTom log 21 es una com-
posIcIOn secundana sobre la base de Mt 24, 43s y Mc 3, 27 RefIere la parabola a
la VIgIlanCIa mterna del gnostlco, que vela por la «casa de su remo», es declf, su
gnosls, frente al mundo Lag 101 es una remodelacIOn a partIr de Lc 12,35-38 39s
14 JeremIas, Parabolas 63s, mterpreta por eso la parabola ongmal como pa
rabola de JUlCIO Pero 'ÍJflfQU XUQIOU es en Pablo y en 2 Pe el dld del retomo de le
sus, no el dlade DIOS Cf I Tes 4, 17,2Pe3,4
15 Flusser, Glelchmsse 88, SmItmans*, 51 Cabe recordar con todo, el tex-
to umtarIO Q 7, 31 34a y la comparacIOn Q 17, 26 30
16 Cf prmClpalmente JulIcher, Glelchmsreden Il, l40s, Harmsch*, 90-92,
Flusser, Glelchmsse 88
17 Dodd, Parabalas 161, conSIdera un ejemplo lo que generalmente se con-
~Idera mterpretacIOn para el la parabola era en su ongen «un extIaordmano eJem
plo de falta de preparacIOn ante un hecho mesperado de la hlstona de entonces» La
parabola SIgue SIendo lOcomprenqble SI se afIrma, con SmItmans"', 55, que solo la
consIgna "¡estad preparados 1» perteneCla a la parabola ongmal
18 E~ CIerto que Abd 5 II Jer 30,3 LXX comparan el JUICIO de DIOS sobre
Edom con un ladran que VIene de noche, pero son pasajes aIslados
dere secundano el v 40 tIene que buscar otra aplIcacIón onglllal para la
parábola, aplIcacIón que luego habría sIdo sustItUIda o modIfIcada 2) En
favor de la onglllalIdad de la presente aplIcacIón al HIJo del hombre cabe
señalar que, retóncamente, la parábola formulada en térmlllos personales
funcIOna bIen cuando puede transfenrse a un suceso en el que hay Igual-
mente una persona, el HIJo del hombre, en pnmer plano l9 3) Es Illverosí-
mIl que los cnstIanos, después de pascua, hubIeran comparado a su Señor,
al que adoraban, con la fIgura degradante de un ladrón 4) En favor de la
onglllalIdad de una aplIcacIón personal habla Ap 3, 3, 16, 15 Hay, pues,
razones ~ólIdas en favor del supuesto de que Q 12, 40 fue la aplIcaCIón
onglllal de la parábola Q 12, 39 Las mayores dIfIcultades provIenen de la
dIfícIl relacIón lógIca entre Q 12, 39 y 40
Cabe determmar esta relacIón de un tnple modo
a) El dueño de casa es un «ejemplo antltétlco»2Ü SI el meollo de la
parábola está en la conducta del dueño de casa o de los destmatanos, la
relacIón entre la parábola y la aplIcacIón se puede entender antltétIca-
mente El dueño de casa «no sabía cuándo llegaba el ladrón, y por eso fue
sorprendIdo No procedáIs así ¡estad preparadosl»21 Pero xm delante de
ÚIlEÜ; no apunta a una aplIcaCIón antItétIca precIsamente Además, la Ig-
norancIa del momento exacto, que en la parábola explIca que el dueño de
casa no este preparado, en la aplIcaCIón pasaría a ser la razón (on) de que
deba estar preparado Yo no consIdero esto pOSIble
b) El dueño de casa es el punto de conexIón pOSItIVO para la conduc-
ta de los dIscípulos Habría debIdo permanecer en vela aquella noche fa-
tal Pero los oyentes no saben el momento de la llegada del HIJo del hom-
bre, por eso deben VIgIlar en todo momento El grupo de trabajO sobre Mt
que hIzo esta propuesta al analIzar el esquema del comentano, formuló el
sIgUIente ejemplo analógICO «SI el dueño de casa hubIera sabIdo que
aquella noche Iban a forzar su casa, la habría cerrado con llave Pero voso-
tro~ no sabéIS cuándo entrará el ladrón en vuestra casa Así que I tened
sIempre la casa cerrada con llave 1»22 La propuesta es retóncamente su-
gestIva23 El argumento más fuerte en favor de ella es que el evangelIsta
Mt pudo haber entendIdo la parábola en e~a línea, ya que para él vIene a
fundamentar (tila Toih:o) la necesIdad de que los lectores se comporten
(¡dos veces YQYJYOQEW') como se hubIera comportado el dueño de casa,

19 Marshall, Lk (vol II), 539


20 Klo~terrnann, 198
21 Srnltrnans*,49
22 Segun Manuela LJechtI-Genge
23 Pero sólo retóncarnente, pue~to que cerrar con llave una casa, algo factIble
cada noche, es dIferente de quedar en vela, ¡algo que no se puede hacer todas las
noches'
razonablemente, en otras Clrcunstanclas 24 Contra esta propuesta está la
formulación de la parábola en modo Irreal En gnego, un lrrealzs viene a
negar la «viabilIdad» de la condIción que él mismo «pone expresamen-
te»2' La vigilancia no era posible para el dueño de casa, porque descono-
cía el momento de la llegada del ladrón ¿Cómo puede entonces la pará-
bola eXigir de los lectores el comportamiento que para el dueño de casa
era Impo~lble y, enCima, con ese razonamiento que Impo&lbIlItaba al due-
ño el comportamiento deseado? SI las parábolas han de ser, ademas de su-
gestivas, convlllcente&, la disimilItud de un exemplum ~olo podrá ser par-
ClaI26

c) El momento desconocIdo como «tertlUm comparatlOllls» La úmca


analogía entre la parabola y ~u aplIcaCIón consiste, a mi JUICIO, en que m el
momento del robo m el de la vemda del HIJo del hombre son prevIsIbles
Aquí tIene que e~tar, a mi JUICIO, el tertlum comparatlO/7l ~ de la parabola
Su contemdo onglllal fue entonces, qUIzá, que «el HIJo del hombre es tan
reacIO como un ladrón a comumcar el momento de su llegada»27 El gran
Illconvemente de esta hipótesIs es el hecho Illnegable de que la aplIcación
onglllal de la parábola a la paI usía del HIJo del hombre fue reformulada
ya en la fuente Q en sentido parenétlco con el añadido de YLVW'frE ÉtOL!!OL
XtA 28 Mt habría mejorado entonces la parábola -ya reformulada en sen-
tIdo parenétIco antes de él- en línea retónca medIante el verbo Y(HlyoQEw,
Idéntico en la parábola y en la aplIcación Yo considero, no obstante, di-
cha hipóteSIs como la mejor de todas La parábola ongmal del ladrón ha-
blaba por tanto, a mi JUICIO, de la vemda Illesperada del HIJO del hombre,
pero no de la necesidad de estar preparado~

Explicación

42 Mateo antepone a la parábola la exhortacIón a la VIgilancIa (v


42) y prefIja de ese modo un nuevo objetIvo a la parábola. Es eVI-
dente que el evangelIsta no necesIta explIcar a los lectores lo que
sIgmf¡ca «vIgIlar»

24 Me parece dudoso, en cambIO, que haya que pre,uponer también esta «10-
glca» para Q, donde faltan el doble YQllyoQEúJ y tÍLa l:OUl:O
25 Kuhner-Blass-Gerth, Grammatlk Il/2, 469
26 Cf Lausberg, Handbuch (vol III) ~ 421
27 France (vol 1I), 349 (cIta), cf Zumstem, CondltlOn, 263s
28 Sorprende la frecuencia con que la blbhografla secundarIa olVida la dIfI-
cultad conceptual de la secuencIa Q 12,39/40 Uno tIene la Impre<;]on de que la ló-
gIca de una parabola se vuelve obVIa con el tiempo, cuando se ha convertIdo en el
texto famIlIar y conOCIdo de qempre
El verbo YQl1yoQELV usado en absoluto, sm complemento m determI-
nacIOnes adlclOnale~, como expresión metafónca de una actitud étlco-reh-
glOsa, es una novedad cnstIana 29 En el nuevo testamento aparece ya muy
temprano y esta documentado con bastante amphtud, aparte los escnto~
Joámcos Figura en tres grupos textuale~ diferentes 1) con slgmfIcado h-
teral, en el relato de Getsemaní (Mc 14, 34-38 par), 2) con slgmfIcado
traslaticIO, en el sentido de un comportamiento cnstIano ante el fm del
mundo y ante el JUlCIO, en la parénesIs escatológlCa (Mc 13, 34-37, Q 12,
37,1 Tes 5, 6, Hech 16, 15), Y3) también en sentido traslaticIO, como ex-
presión general de una actitud cn~tIana, sm matiz escatológIco, en otros
textos parenétlcos (l Cor 16, 13, Col 4, 2, 1 Pe 5, 8, Ap 3, 2s, Hech 20,
31) (,De dónde viene este u~o hnguístlCO cnstIano tan llamatIvo? Se po-
dría pensar en una ImpregnaclOn hngUlstlca por la parabola de Jesús re-
cogida en Mc sobre el portero encargado de la VigIlanCia, pero esa pará-
bola nos ha llegado en una forma bastante tardía dentro de la hlstona de la
tradiCión Se podna pensar también en el relato de Getsemaní como on-
gen de la evolUCIón del lenguaJe cnstIano, pero ese relato no constItuye en
SI un puente hacia la espera de la parusía m hacIa un lenguaje ético (,De
dónde vIene entonces el YQ1]YOQEW cnstIano-pnmltlvo en uso absoluto'!
Yo sólo puedo exphcarme su gran difUSión SI eXistieron ya a hora muy
temprana las vlglhas de oraclOn cnstIana, como eXistían en la comumdad
de Qumrán ,0, vlglhas que luego pasaron a ser la expreslOn lmgUlstIca de
una actItud vital más general Así lo mdlca el nexo relativamente frecuen-
te entre el «VigIlar» y el «oraD>, entre VigIlanCIa y sobnedad'] Constan
documentalmente las VigIlias cnstlanas de oración desde el Siglo II32 Y
nombres propIOS como «Gregonos» o «VlgIlantlUs» atestiguan el slgmfI-
cado que tenía el «velar» para la IgleSIa antigua

Los lectores del evangelio tienen que llenar de contemdo la lla-


mada a la VIgIlancIa recurnendo a su mformacIón cnstIana Evo-
carán pnmero las oraCIOnes, qUIzá el ayuno o las celebraCIOnes
cultuales. En el curso de su lectura ultenor del evangelIo profundI-

29 El verbo tardlO, formado del perfecto EYQ1JYOQu, aparece ocasIOnalmente


en los LXX en sentIdo fIgurado, como «velar por, preservar» (generalmente con
Em) En ~entldo etlco solo hay dos documento~ para aYQuJtvECú (Prov 8, 34, Eclo
33,36 [LXX])
30 Cf I QS 6, 7s VIgIlanCIa comun de los «muchos» para el estudIO de la Es-
cntura y para la alabanza dlvma
31 VIgIlar y orar Mc 14,3438 par, Col 4, 2, IgPol!, 3, 5 E~d 2, 13, cf Hech
20, 31s, VIgIlanCIa y sobnedad I Te~ 5, 6-8, I Pe 5,8
32 Según J A Jungmann, V¡gll, en LThK X (1966), 786, hay documentaclOn
de las vlglhas de pascua de~de el SIglo n (Epl~tula ApMtolorum, qUIzá tamblen Ph-
mO,Ep X, 96)
zarán en el sentido ético de la vigilancia: ésta abarca la responsa-
bilidad ante los semejantes (24, 45-51), la obediencia activa desde
los talentos recibidos (25, 15-23) y, sobre todo, el amor a los her-
manos más humildes (25, 31-4Ü?3. «Vigilar» implica una relación
con el Cristo viviente, que volverá como juez universal y emplaza-
rá a todos los humanos ante su tribunal. En el relato de Getsema-
ní, por último, los lectores recordarán que la vigilancia compren-
de la disposición al sufrimiento. «¡Estad en vela y orad conmigo!»,
les gntará el último pasaje del evangelio donde aparece la palabra
(26,41). Será la última palabra de Jesús a los discípulos.
43s Una parábola viene a explicar el imperativo: la vigilancia ante
la parusía es algo parecido a lo que hace un dueño de casa ante la
contmgencia de un robo: ¡estará en guardia, obviamente, si sabe en
qué momento de la noche se va a producir el robo! El texto presu-
pone un conocimiento general de lo que sucede en caso de robo, no
necesariamente el conocimiento de un robo concreto y rea1 34 . Tam-
poco necesita Mateo pensar en una casa palestina de adobe, cuyas
paredes se pueden «perforar» 35. La palabra griega 6LOQÚOOCú esta-
ba ya muy depurada, hasta convertirse en una expresión técnica
con el sIgnificado de «entrar por la fuerza» (en una casa)36. Los
lectores que acaban de leer el v. 42 se fijarán en eYQYJyóQYJOEV ay.
Se fijarán sobre todo en la conducta del dueño de casa. Mateo des-
pejó el objetivo de la parábola Q anteponiendo el v. 42 e insertán-
dolo en el texto Q: lo que habría hecho el dueño de casa si le hu-
biera sido posible, «vigilar», deben hacerlo tanto más los lectores,
porque no saben cuándo vendrá el HiJo del hombre. El ylVW1tE

33 Comentansta~ más tardío~ pudieron Identificar la vigilanCIa con las buenas


obra~, que están «en vela», aunque los hombres duerman físicamente (por ejemplo,
Teofllacto, 420, Chnstlan V Stavelot, 1461) Esto, Sin ser erróneo, no lo es todo en
el sentido de Mt
34 A~í Jeremlas, Parábolas, 61 Pero entonces ~e esperaría mas una parábo-
la en tiempo gramatical de pasado, no una oración condlClOnallrreal
35 La palabra OLOQUOOUl induce todavía hoya algunos exegetas a dar explJ-
caclOnes sobre las casas de adobe palestina~, cuyas paredes están hechas «de barro
y leña menuda», de suerte que un ladrón puede fáCIlmente hacer «un boquete con
la e~pada o con una daga» (Gmlka II [vol lIJ, 338)
36 ~LOQUOOUl no pre~upone casas de adobe, al Igual que el alemán «embre-
ehen» (forzar) no presupone casas de madera. Cf por ejemplo Herodoto, 9, 37,
Anstótanes, PI 565, Jenofonte, Symp 4,30 (obdav), Demóstenes, Or 25,56 (pa-
ra la evasión de una cárcel atemense, ¡no constrUida de adobe precisamente 1) ~LO­
QUOOUl (a menudo con WLXOV) es smómmo de TOlXUlQUXEW, <<ladrón que roba con
fuerza» ~e dice en gnego TOlXWQUX0C;
ELOl¡WL lo leerán, después del v. 42, como variación sinónima de
YQl1yoQEl1:e. «También vosotroS» es una abreviatura; la lógica es
clara: ¡debéis hacer lo que debería haber hecho el dueño de casa!
Que el dueño de casa no podía vigilar por desconocer la hora, es
sin duda una dificultad lógica; pero el texto mateano, donde prece-
de el v. 42, y el entorno cristiano primitivo, donde es familiar el de-
ber de vigilancia ante el desconocimiento de la hora de retomo de
Jesús (Mc 13,35; Ap 3, 3; cf. Lc 12, 37s; 1 Tes 5, 4-6), contribuyen
lo suyo a que los lectores no se percaten de esa dificultad lógica.

Historia de la influencia
En la historia de la interpretación, 10 más interesante es el frecuente
intento de referirlo a la vida del individuo. Así lo interpreta ya el gnósti-
co EvTom, lag. 21, que parece aludir a la vigilancia del gnóstico ante las
tentaciones del mundo. Ya la Pistis Sophia aplica la parábola a la muerte
individuaP7. La interpretación eclesial solía hablar de una «doble llegada»
de Crist0 38 : a la persona individual después de la muerte y al mundo ente-
ro en su parusía. Desde Orígenes, la parábola se puede aplicar al individuo
en sentido alegórico; la casa, o el dueño de casa, es el cuerpo del ser hu-
man0 39 o su alma40 ; las puertas y ventanas de la casa son los órganos de los
sentidos 41 . El ladrón es el diablo o la tentación que sobreviene a la perso-
na42 . Las interpretaciones pueden contener exhortaciones impresionantes
a no sacar la muerte, que nadie puede eludir, fuera del ámbito de la vida43 •

Resumen y sentido actual

Así pues, en el siglo II la experiencia del límite puesto a cada


ser humano por su muerte era ya más preocupante que el límite

37. 121 (ed. W. Till [GCS}, 200s). La interpretación eclesial asume esto: por
ejemplo, Juan Crisóstomo, 77, 3s = PG 58, 705 Ylos autores dependientes de él.
Orígenes, Ser. 60 = GCS Orig XI, 136s distribuye las diversas vigilias nocturnas en
las diversas etapas de una vida.
38. Tomás de Aquino (Lectura), n.o 1996.
39. Hilario, 26, 6 = SC 258, 200.
40. Orígenes, Ser. 59 = GCS Orig XI, 134, Opus imperfectum, 51 = 924; etc.
41. Opus imperfectum, 51 = 924s (puerta = boca y oídos; ventana = ojos).
42. Orígenes, Ser. 59 = GCS Orig XI, 134; Hilario 26, 6 = SC 258, 200; Opus
impeifectum, 51 = 924; Tomás de Aquino (Lectura), n.o 1997 (tentación). Rara vez
relacionan, por tanto, al ladrón con Cristo.
43. «Sic vive... quasi quotidie moriturus, sic stude tamquam semper victurus»
(Lapide, 450, siguiendo a Jerónimo).
puesto a toda la hIstona humana por el fm del mundo y el SUbSI-
gUIente retorno de Cnsto. Hoy hemos Ido más leJos en esa dIrec-
CIón, de suerte que el fmal de la hIstona y su corolano, el JUICIO del
mundo, apenas son ya Imagmables y pensables para muchas per-
sonas De ahí que la Idea del retorno de Cnsto para el JUICIO no de-
termme ya la vIda de esas personas Pero la Idea de la propIa muer-
te es una expenencIa análoga que nadIe puede eludIr. En la propIa
muerte puede aprender cada mdIvIduo que su tIempo tIene un fI-
nal, aunque el tIempo general contmúe Por eso, la expenencIa de
la propIa muerte, que la hIstona de la mterpretaCIón pone de relIe-
ve, es una analogía hermenéutIcamente mteresante de lo que el
texto qUIere deCIr Mateo habla sm duda del fm de la hIstona en
perspectIva apocalíptIca Su mensaje es que el Juez, Cnsto, que es-
tá al fmal de la hIstona, determma la VIda aquí y ahora, que cada
momento de la VIda es un momento prevIO al JUICIO La analogía de
la muerte puede ayudar hoya concebIr esto desde la dIstanCIa, y a
realIzarlo eXIstenCIalmente Sólo desde la dIstanCIa, porque el fm
de una VIda mdIvIdual es dIferente del fm del mundo y, sobre todo,
la muerte es algo totalmente dIstmto del retorno de Cnsto

d) Segunda parábola de vlgz/anCla el mayordomo (24, 45-51)

BiblIOgrafía Betz, O , The Dlchotomlzed Servant and the End of Judas


hcanot, en Id , Jesus Der MesslGs Israels Aufsatze zur blb!lschen Theo
logle, 1987 (WUNT 42) 169-184, Juhcher, Glelchmsreden II, 145-161,
Lambrecht, Treasure (vol III), 189-198, RImker, e, Die Genchtsverkun
dlgung Jesu, disertaCión academica Bem 1991,240-247, Sellew, Recons-
tructlOn of Q 12, 33 59 SBL SP 26 (1987) 617-668, Strobel, A , Unter-
suchungen zum eschatologlschen Verzogerunsproblem, 1961 (NT S 2),
215-233, Welser, A , Die Knechtsglelchm~se der synoptlschen Evange-
!len, 1971 (StANT 29), 178-225, Zumstem, Condltlon, 265-271
Más blbllOgrafía** sobre Mt 24-25, supra, 519s

45 «¿Quién es, pues, el esclavo fiel y prudente, encargado


por el amo de dar a su servidumbre la comida a sus horas?
46 ¡Dichoso aquel esclavo a quien su señor, al llegar, en-
cuentre haciéndolo así! 47 ¡Yo os aseguro que le pondrá al
frente de toda su hacienda!
48 Pero si ese mal esclavo se dice en su corazón: '¡Mi señor
tarda!', 49 Y se pone a golpear a sus compañeros, y come y be-
be con los borrachos, 50 vendrá el señor de aquel esclavo el día
que no espera y en el momento que no sabe, 51 lo despedazará
y le señalará su suerte entre los hipócritas; ¡allí será el llanto y
el rechinar de dientes!».

Análisis

I Estructura El texto aparece !Igado al antenor por el tema de la Ig


noranCla del día y la hora (v 42-4450)1 Consta de la pregunta mtroduc-
tona (v 45), una bienaventuranza abreviada del esclavo prudente y el
anuncIO de su recompensa (v 46s), y una parte más extensa que descnbe
con mayor detalle la conducta del mal e,clavo y su suerte futura (v 48-
51) El texto parece mcoherente en el aspecto formal la pregunta prehml-
nar (v 45) mVlta a los lectores a la IdentIfIcaClón con el buen esclavo
Queda mcompleta en el contemdo, porque no se sabe aún por que el es-
clavo es de confIanza y razonable, para que uno pueda IdentifIcarse con
él Los v 46s lo dan a entender solo mdlrectamente E,ta bienaventuranza
escatologlca presenta la misma forma que las bienaventuranzas de 5, 3 10
con su apodosls escatologlca Fundamenta la mVltaClón del v 45 a Iden-
tifIcarse con el esclavo fIel mdlcando la gran recompensa que le espera y,
ademas, haCiendo al menos una alu,IOn a su conducta Pero este esclavo
no es formalmente un personaje real, smo una fIgura IdeaF El v 48 pre-
senta a «ese esclavo» (parece ser el mismo), sm solucIOn de contmmdad,
con el cahfIcatlvo de «malo» ¡,Por qué? ¡,Se trata de otro esclavo? El ad-
jetivo XUXO¡; remite sm mas al hlstonal de su conducta, que se narra a con-
tmuaClón Los v 50s cuentan con relativo detalle el regreso del ,eñor y el
castigo brutal del esclavo Señala en concreto que el señor llega mespera-
damente, y esto contrasta con lo que fue el motivo del comportamiento
del mal esclavo, apuntado en el v 48 «¡MI señor tarda'» El v 5lb aban-
dona el plano narratiVO, el texto pasa a la ap!IcacIOn y habla del jmclo fI-
nal El texto es, pues, muy confuso Tamblen son dispares los genero, !I-
teranos que encuentran los exegetas «Mitad parábola, mitad alegoría»,
declaro Ju!Icher 3 Autores mas recientes parten de géneros parenetlcos y
hablan de «doctnna sapIencIal can~mátIca» o de «discurso exhortatono»4
Yo ca!IfIcana el texto como una doble parábola antltetIca -Irregular en la

1 Palabras clave YJftEQU (v 4250), ÓJQu (v 4450), YLVCúOXCú (v 4350), EQ


°
X0ftaL (v 42-4450) OOXECú nQooOoxuCú (v 4450)
2 La ausencIa del señor durante cIerto tIempo ha de ser tamblen una Inferen-
CIa de los lectores
3 Glelchmsreden II, 161
4 Sato, Q, 262, W Schenk, Synopse zur Redenquelle der Evangelzen, Dussel-
dorf 1981, 96
forma, desde luego- que es comparable a la parabola de los constructores
(7,2427)
2 Fuente Mt encontró el texto en Q 12, 42-46, enlazando con la pa-
rabola del ladrón El texto Q esta muy bIen conservado, mejor en Mt que
en Lc Este pIensa en una casa acomodada, con numerosa ~ervldumbre5
({hoQaJtElCt) y un OLXOVO¡"¡OS; encargado de dlstnbmr la raCIOn dIana (m-
1:0f-tE1:QlOV) a los Jtal6EC; y rcm6l0XCtl que estan baJo su dependencIa Por
eso llltroduce vanas modIfIcacIOnes mterrelacIOnadas Proceden de Mt
en el v 51b, 1Jn:OXQl1:Ctl, en el v SIc, el fmal sobre el llanto y rechlllar de
dIentes, la frase de Q 13, 28 que Mt gusta de repetIr, y qUIzá, en v 48, xet-
XOS;6 Los otros cambIos, de poca monta, podnan ser, en su mayor parte,
enmIendas estIlístIcas lucanas
3 Hlstorza de la tradlClOn YOrlgen Es dIfIcIl la hIstona de la tradI-
CIón de este texto alterado ya, al parecer. en Q Hay numerosas y muy dIS-
pares propuestas de explIcacIOn7 La más útIl es la de Beyer8 consIderar
la pregunta mtroductona «¿,qmen»?, del v 45, como verSlon lIteral de un
texto arameo que tema sentIdo condICIOnal La Idea ongmal era, por tan-
to «SI un cnado fue puesto por su señor para dI~tnbmr la comIda a la ser-
vidumbre en el momento debIdo, sera dichoso SI el señor, al llegar, lo en
cuentra haclendolo así Pero SI ese cnado maltrata a su~ compañeros »9
La doble parabola solo hablaba, pues, de un esclavo, que es nombrado ad-
nllll1strador y entonces puede comportarse de modo muy dIferente En la
tradUCCIón gnega, la frase condICIOnal fue entendIda como una pregunta
que lllvItaba a los oyentes a la IdentIfIcacIOn Y la verSlon Q añadIÓ, por
razones parenetlcas, los calIfIcatIVOS valoratlvos JtW1:0C; xm qJQOVlf-tOS;
SI se hace este pequeño cambIO, resulta lllnecesana, a mI JUICIO, otra des-
compOSIcIón, dado que el contraste de las dos POsIbIlIdades de conducta
del esclavo no denota ya huellas de tenSIOnes o amplIaCIOnes En espeCIal,
la referencIa a la demora en la llegada del señor, V 48, pertenecla al rela
to ongmal, porque hace comprensIble la conducta del e~clavo Impruden-
te lO Este extremo del relato no reqmere, por tanto, una referenCIa a la de-

5 Sellew*,638-642 «A well run household»


6 Acerca de xaxot; cf 21, 41 sena mas tlplcamente mateano Jtovl]QO¡; Ha
bra que consIderar mateano el complemento ~obre todo porque la omlSlOn por Lu
cas sena mas IncomprensIble aun
7 Se ha propuesto por ejemplo exclUIr los v 46s (W Schenk, Synopse zur
Redenquelle der Evangelzen, 95), o declarar secundadnos los v 48ss (Sato, Q, 81)
Estas propuestas ~on arbItranas
8 Beyer, S}ntax 287 293, con numero~os documentos
9 Beyer, Syntax 293
10 El que consIdera la parabola un producto comunItano, suele argumentar
dICIendo que el v 48 no se hubIera podIdo explIcar SIn la experIencIa de la demo
ra de la parusla, aSI Grasser, Parusleverzogerung, 91 s, Schulz Q 274, Luhrmann
mora de la parusía El v 51b tampoco tiene por qué ser secundano ll En
conclusIón, el texto más antIguo que conocemos es una parábola doble
que descnbe las poslbllIdade~ de comportamIento antagónIco de un es-
clavo, y qUIere llamar a los oyentes a la opclOn
(,La parábola tIene su ongen en Jesús? Es cuestIón muy dIscutIda Los
pros y los contra pesan más o menos Igual en la balanza de la lllvestlga
clón l2 El tema reIterado de modo SImIlar en vanas parábolas de Jesús l1 ,
las remInISCenCIas de un trasfondo semítIco en ellenguaJe l4 y tambIén re-
flexIones objetIvas (cf explIcaCIón) me lllclInan a afIrmar que no hay mn
guna razón que ImpIda atnbUIr la parábola a Jesús

Explicación

En la predIcaCIón de Jesús, esta parábola funcIOna sobre todo


como una llamada, ante la mmmenCIa del JUICIO ulllversa}!5, a ser
obedIentes, como el fIel esclavo, a los mandamIentos de DIOS Su
dImensIón escatológIca es eVIdente; se trata de algo más que la res-
ponsabIlIdad que cada ser humano tIene ante DIOS l6 El texto ofre-

RedaktlOn, 70, Lambrecht*, 194 Pero esto ~olo sena concluyente SI la conducta
del esclavo fuera ImposIble a nIvel ügurado Pero que un esclavo mayordomo se
deje arra~trar por la tardanza del señor a actos vlOlento~ y francachela~ no es 1m
posIble, a mI JUICIO, aunque sea «Imprudente», como deja entrever con razon el na-
rrador de Q
11 De modo ~lm¡Jar 18,34 o Lc 14,24, por ejemplo, hacen transparente la
aplIcaclOn
12 Atnbuyen la parabola a Jesus, por ejemplo, Jeremlas, Parabolas, 72ss,
Welser*,203 214 Rmlker*, 244s, Scott, Hear (vol IlI), 210 212
13 Cf Q ]2, 3538, Mc 13,3337 par Mt 25,1430 par Una parábola JudIa
afm es la del rey y ~us cnado~ en Semahot 3, 3 (cf Flusser, Glelchmsse, 24 los
cnados roban y expolIan durante la au~enCIa del rey)
14 Cf supra n 8s Son tambIen semItIsmos AEYELV EV Tií xaQ(JLa (cf Dt 8,
17, Is 47,8,49,21, J Behm, xaQ<ÍLa XtA, en ThWNT III, 6]5, lis), u1tEvm TO [-lE
QO<; llETa (cf J Schnelder, IlEQo<; en ThWNT IV 601, n 19, Bonnard 357, ni),
y la construcclOn paratactIca de lo, v 50s
15 FeUlllet* (Synthese), 63-71 y la Elblla de Jerusalen hacen tamblen aqUl
(cf n 69 y 103 sobre 24, 3ss) una mterpretaclOn IndIVIdual no se trata del JUICIO
unIversal en la parusla, SInO del JUICIO sobre el IndIVIduo en su muerte (67) Esta
dlstmclOn de dos JUICIOS en la predlcaclOn de Jesm no tIene nInguna base exegetl-
ca En Jesus solo hay un JUICIO el unIversal, que no afecta a un colectIVO, smo a In
dIVIduos, cf Rmlker*, 403-405
16 Segun JulIcher Glelchmsreden II, ] 61, Jesus pIde a los dlsclpulos el «fIel
cumplImIento de sus deberes para con DIOS», segun Flusser, Glelchmsse, 90, ~e
trata de «la responsabIlIdad del hombre ante DIOS» Pero el acento de la parabola
recae en el aconteCImIento del retorno del Señor, que tIene lugar en el tIempo, ca
ce, pues, el carácter de llamada que contiene una «promesa y una
amonestación» ante el juicio l7 . Aunque la parte figurada -un «su-
peresclavo» puesto al frente de otros esclavos y esclavas- podría
inducirnos a ver en esta doble parábola una interpelación especial
a los dirigentes del pueblo, los letrados, por ejemplol8, la «versati-
lidad» de la metáfora «esclavo»19 y los reproches inespecíficos al
mal esclavo -violencia y excesos en el comer y beber20- invitan a
no reducir su alcance. En Jesús, la parábola iba dirigida quizá a to-
dos. Un dicho alusivo no puede hacer plausible por sí solo que, ya
en Jesús, la venida del Señor encauzase las asociaciones en direc-
ción a la venida del Hijo del hombre, como en el caso de la pará-
bola del ladrón; pero tampoco hay nada que lo excluya.

La doble parábola fue entendida ya en lafuente de los logia en


sentido alegórico; así lo indica su inserción en el contexto Q 12,
35-46. Los «esclavos» son ahora, como en Q 12, 35-38, una ima-
gen de los seres humanos. La figura del señor evoca la parusía del
Hijo del hombre (12, 40); Y el «día» y la «hora» de Q 12, 39s, el
momento del juicio universal. El solemne dicho-amén del v. 47
apunta a una recompensa ya no humana, sino divina. La argumen-
tación del mal esclavo -«mi señor tarda»- se podría entender como
referencia al no-querer-contar-con el juicio, actitud difundida en el
entorno de la comunidad; pero no se trata aquí, como en 1 Tes 4,
13, de un «problema» de la comunidad, que la inquieta y ella tiene
que resolver, sino de una argumentación «imposible» que la comu-
nidad no puede hacer suya. No argumenta así el fiel esclavo, con el
que los lectores deben identificarse, sino que el mal esclavo em-
plea la presunta «demora de la parusía» como pretexto para su mal
comportamiento. Ya en Q queda confusa la distinción entre imagen

mo mdlcan la argumentacIón del mal e~clavo (v. 48), basada en la demora, y el én-
fasIs de la venIda mesperada del amo (v 50).
17. Welser*, 214.
18. Dodd, Parábolas, 153; (los saceldotes y los letrados); Jeremlas, Parábo-
las, 76 (los letrados); Lambrecht, Parables (vol HI), 195 (dIrIgentes de la comu-
nIdad cnstIana)
19. Welser*, 22-41, 208-21, cita 209.
20. Las acusacIOnes contenIdas en Q 12, 45s no tienen nada que ver con la ac-
tiVIdad especIal de lo~ sacerdotes o los letrado~ ¿Por qué Iban a pensar los oyentes
de Jesú~, al oír «francachela, borrachera y VIOlenCIa» ... en <<los letrados y fanse-
os»? (Welser~, 210). Así lo ve, en todo caso, Schlatter, 718' «Un rabmato VIOlento
y vlvldor».
y aplicación: el final original del texto -«él le dará su merecido en-
tre los descreídos»- habla directamente de la condena en el juicio.
Las comunidades Q conocen además la parábola afín de los cons-
tructores (Q 6, 47-49), Y quizá también la parábola de las minas
(Lc 19, 12-27), que requieren una interpretación similar.

Concentrándonos ya el texto de Mt, la pregunta inicial de la pa- 45


rábola invita a los lectores a la identificación y al examen propio:
¿son también ellos prudentes y fieles como ese esclavo del que Je-
sús va a hablar ahora 21 ? Los lectores deben examinar su vida a la
luz de la parábola. Recuerdan quizá la parábola del constructor
sensato, que pone fin al sermón de la montaña (7, 24). El relato
mismo les enseñará lo que ~ignifica ser «fiel» y «prudente», y los
relatos siguientes, que tratan de las jóvenes «prudentes» (25, 2-9)
Yde los dos esclavos «fieles» (25, 21.23), lo aclararán más. La bre-
ve exposición que sigue en una oración de relativo evoca la histo-
ria bíblica de José: también a José puso el faraón al frente de toda
su casa (Gén 39, 4; Sal 105,21)22. El cometido del esclavo consis-
tía en repartir la ración alimenticia a los demás esclavos 23 • El na- 46s
rrador da ahora un gran salto mental; no cuenta nada de la ausencia
del señor ni de la obediencia del esclavo fiel, sino que empieza sin
más a elogiarlo: fue obediente y será premiado por el señor con un
cargo de mayor responsabilidad. También aquí pueden recordar los
lectores a José, que vivió una experiencia afín cuando el faraón lo
nombró señor de todo Egipto (Gén 41,37-46). La forma solemne
de la bienaventuranza y del dicho-amén hace presumir que no se
trata aquí de una recompensa terrena sino, como en 5, 3-10, del rei-
no de los cielos.
Pero si ese esclavo fuese malo, podría comportarse de modo 48s
muy diferente. Podría creer que su señor ausente tardaría en lle-

21 Más Improbable es una mterpretaclón de la pregunta Imclal mmanente a la


parábola ~cuál (de los dos esclavos presentados en los v. 45-51) es el sen~ato y
[¡el? Se oponen a ella 1) ExeLvoc; del v 48 (se habla de Nn esclavo) y 2) xaxoc; del
v. 48, que antiCipa la respuesta. Cf. algo similar en Bultmann, HI5tona, 231, Zlms-
tem, CondltlOn, 266.
22. Ya Brenz, 726, había ~eñalado a José como modelo báSICO de e~ta doble
parábola.
23 La formulaCión se apoya en Sal 103,27 LXX Como los esclavos antiguos
no recibían un salano en moneda, smo la comida necesana para la «reproducción
de su fuerza de trabaJo» (N Brockmeyer, Antlke Sklaverel, 1979 [EdF 116], 127),
el esclavo mayordomo tenía pleno control ,obre todo 10 referente al bienestar.
gar24 • No sabemos hasta qué punto se exteriorizaba realmente ese
pensamiento en las comunidades mateanas, que aguardaban el re-
tomo de Jesús desde cincuenta años atrás. No es imposible, porque
el evangelista quiere amonestar a la comunidad en 24, 32-25, 30.
El texto de 2 Pe 3, 3s demuestra, para un tiempo posterior, que la
experiencia de la demora de la parusía puede llevar a la decadencia
del ethos de la disposición moral. Por otra parte, Mateo no parece
ver el mayor peligro para su comunidad en la duda sobre la pronta
llegada de la parusía, sino más bien en los falsos profetas que afir-
maban una parusía terrena aquí y ahora (v. 4s.23-26). En todo ca-
so, Mateo no tiene necesidad de defenderse en este pasaje con ar-
gumentos, a diferencia del autor de 2 Pe 3, sino que puede contar
con el asentimiento de sus lectores cuando descalifica a este tipo
de esclavo tachándolo de «malo». Lo que refiere de él se ajusta
tanto a la tradición narrativa judía25 como a las experiencias coti-
dianas: los pequeños señores son a menudo malos: los «superes-
clavos» se aprovechan del puesto en lugar del ser solidarios con
sus compañeros 26 . El esclavo constituido en administrador se vuel-
ve violento y organiza francachelas. Es posible que el verbo /lf-
{hJW generase posibilidades de transferencia, en muchos lectores, a
su propia vida: «borrachera» no significa sólo algo concreto, sino
que es también, en sentido figurado, la vida «nocturna» al margen
de Dios, a diferencia de la «sobriedad», el modo de vida de los
crIstianos «despiertos» (1 Tes 5, 6-8; cf. 1 Pe 1, 13; 5, 8). Pero la
¡Os alegría del superesclavo dura poco. Su cálculo de que el señor tar-
dará en volver no se cumple; la comunidad mateana sabe por Jesús

24 Strobel*, 218-222 entIende XQOVL~fLV como «estar ausente», no como «lle-


gar tarde», pero ~m aportar documentos
25 Según versIOnes árabe;, slríacas y armemas de la hIstOrIa de AJlcar, Nadán
maltrata a cnado~ y cnada~ que tIene a sus órdenes y orgamza una francachela (cf
R H Charles, APOT JI, 740~, 749) En la parábola del rey y sus esclavos. recogI-
da en Tanna Ehjahu, 12 (W Braude-I Kapstem, PhI1adelphIa 1981, 166s), los es-
clavos que prImero comIeron y bebIeron y luego descUIdaron los Jardme~ y las ca-
sas son torturados Un pa.a1e10 exacto de los v 48-51 ofrece tambIén Eplcteto,
D1SS 3, 22. 3, a propósIto de la mhabllItaclón de un hombre que qUIere hacerse cí-
nICO por deCISIón propIa en una casa ordenada nadIe se presenta «dIcIendo ' jYo
tengo que ser admInIstrador!' Cuando su amo se vuelve y observa la vIOlenCIa con
que da las órdenes, lo expulsa y lo manda despedazan> Co1umela, Re~ rustica, 1, 1
hace esta observacIón de los esclavos «Dommorum dlstantIa corrumpuntur»
26 jCf Mt 18,23-35' Lo mIsmo dIce Lucano, Tzm 23 de un lIberto que se ha-
ce nco «Le gusta torturar a sus ca-esclavos para demostrar que tambIén él puede
hacer eso»
mIsmo que él volverá pronto (v 29.32-34) Llega un día ya una
hora que 27 nadIe espera Los lectores pIensan, naturalmente, en «su
Señor» (v. 42), que «tampoco conoce el día y la hora» (v 36) y
vendrá como un ladrón, a una hora «con la que vosotros no con-
táIS» (v 42) Su castIgo es espantoso, como era costumbre entre los
dueños de esclavos. Los dueños podían destrUIr su propIedad hu-
mana msubordmada, a pesar de las prohIbIcIOnes legales 28 • Hay
muchos documentos de la antIguedad que dejan constancIa del
despedazamIento o serramIento de personas como un castIgo ho-
rnble 29 Por eso hay que entender CLXOTO[.tY]OEL en sentIdo hteraPO,
aunque hIera la senSIbIlIdad moderna el hecho de que el proceder
brutal del dueño de esclavos no represente mngún problema para
Jesús, y que la comumdad aplIque además alegóncamente a Jesús
la fIgura de este brutal dueño de esclavos Los mtentos de exonerar
al dueño de esclavos o a Jesús con un rodeo por el arameo o el he-
breo, son pura fantasía exegétIca, denvada de ese malestar31

27 El pnmer ñ se mterpretara como datlvum tempons, el ~egundo Igualo ca


mo atracclOn de w(;la en lugar de ~v complemento esperable antes de YLVúlOXfL
28 Segun el derecho JUdlO, esta prohibido dar muerte a esclavos «cananeos»
y tamb¡en a esclavos propIOS (BIll IV, 737~) Sm embargo, algunas parabalas rabi
mcas permiten conclUir que el dar muerte a los propiOS e~clavos era un mo real a
pesar de todo por ejemplo, LevR 12 (l13d) = BIll 1,968 (el rey da muerte a su ad-
mmlstrador porque lo VIO parado Junto a las cubas de vmo), ExR 15 (78b) = B¡Jl
IV, 239 (los esclavos rebeldes ~on liqUidados) En el derecho romano, la propiedad
sobre los esclavos era una potestad plena que mclUla el derecho a qUitar la Vida, ~o
lo hubo restncclOnes en la era Impenal (M Kaser, Das romlsche Pnvatrecht 1,
1955 [HAW III/3, 1], 99, 245s)
29 I Sam 15, 33 (asl muere Agag), Am 1, 3 LXX (las embarazadas de Ga
laad), Sus 55 59, Bar gr 16, 2 (los descreldos, OLxowflEúl), Heb 1], 37 (martlres),
Herodoto,2, 139, 3, 13, Suetomo, Caltgula, 27, mas documento~ en SplCq, Notes
III, 154-156, Ysupra, n 25 Sanh 52b conoce la espantosa muerte por «dlsecclOn»
(a diferenCIa de la SImple decapltaclOn) como muerte de esclavos
30 En la mterpretaclOn ecleSial nunca se entendlO realmente OLXOWflELV en
,entldo literal Lo ImpldlO, por una parte, la mterpretaclOn alegonca general de la
parabola, que haCIa preguntar mmedlatamente por un sentido del verbo a mvel te
matiCO, y por otra, ~u traducclOn latma por «dlvldere», un verbo muy mespeclflCO
que permltla diversos Slgmflcados Hubo dos mterpretaclOnes pnnclpales 1) Una
de ellas, representada pnmero por Ongenes Ser 62 = GCS Ong XI 144, ma~ tar
de por Cmlo de AleJandna, fr 278 = Reuss 249 y mucho~ otros, refena la Idea de
«cortar» a la separaclOn del espmtu dlvmo del cuerpo y el alma del sIervo malo,
que luego Iban al mflerno 2) Una mterpretaclOn «occidental», defendida pnmero,
a lo que ~e me dicanza, por Jerommo, 235, refmo la Idea a la «separaclOn» del cna
do malo de la verdadera comumon de los fieles
31 Welser*, 199s diseña cuatro POslb¡Jldade<; dlstmta<; para desactivar el Slg
mflcado de OLXOWflEúl retraduclendolo al arameo o al hebreo Goza aun de la me-
No es menos terrible lo que se oculta detrás del «despedaza-
miento»: es el juicio final, del que habla Mateo sin rodeos en la
conclusión, v. 51 b: la suerte de los hipócritas será la condena. Los
«hipócritas» son, como saben los lectores por 23, 13-33, los letra-
dos y fariseos, por ejemplo. La suerte de los miembros de la co-
munidad que eligen el camino del mal esclavo no será, desde lue-
go, mejor que la de ellos. Mateo la nombra al final, por quinta vez
en su evangeli0 32 : llanto y rechinar de dientes, un dolor infinito.

Resumen

La interpretación eclesial ha referido este texto, casi siempre, a


los ministros de la Iglesia, sobre todo a sus obispos y maestros, que
Dios puso al frente de sus «consiervos» y que deben darles el ali-
mento espiritual. Aparte el contenido metafórico de la doble pará-
bola, que posibilita esta interpretación, fue sobre todo la versión
lucana Lc 12, 42-46, obviamente, la que la exigía con su introduc-
ción en Lc 12,41. ¡Se leyeron los textos evangélicos en línea si-
nóptica y se partió de su sentido idéntico! Por eso es importante
aquí. primero, constatar que Mateo no parece establecer esa distin-
ción entre los ministros y los cristianos ordinarios. Jesús habla en
todo el discurso escatológico a todos los discípulos (cf. 24, 3). Nin-
guno de los textos anteriores y sucesivos va dirigido sólo a un gru-
po de la comunidad. En especial, la parábola afín de los esclavos
(25, 14-30) indica que los diversos esclavos tienen ofertas de roles
positivos o negativos a disposición de todos los miembros de la co-
munidad.
¿De qué roles se trata concretamente? Nuestro texto sugiere, al
menos indirectamente, que la relación con los semejantes es deci-
siva en la «vigilancia». Contar con el Cristo que vuelve significa
positivamente dar el alimento a los otros criados o criadas (cf. 25,
37). Contar con el Cristo que vuelve significa, negativamente, no

Jor acogida la interpretación fundamentada por O Betz*, 170-172, que recurre al


parale]¡~mo obJetivo IQS 2, 16' que el delincuente <,sea exterminado» (nJ~J), un
verbo que en tradUCCión literal pasó a ser bLXOW[lÉúJ. La frecuente aseveración (sin
documentar) de que ClLXOW[lEúJ es ya metafónco en la parte figurada, nace también
de ese malestar
32. Cf 8, 12; 13,4250,22, 13 (y 25, 30). Cf ~obre el tema vol n,37s.
emplear la vIOlenCla contra ellos y no abusar de lo que pertenece al
Señor o al semejante Son cosas elementales, caSI eVIdentes, los
pnmero\) pasos en el cammo de esa renunCIa radical a la vIOlencia
y de esa vIda totalmente dIstmta que Jesús había diseñado un día
en el sermón de la montaña (cf 5,38-42,6,25-34) Pero muestra
claramente la dIreccIón en la que el evangelIsta qUIere encauzar a
sus lectores vIgIlancIa sIgmfIca confratermdad, amor

e) Tercera pm ábola de vlgllancla. la~ muchachas (25, 1-13)

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(QVetChr 16), Memertz, M, Die Tragwelte des Glelchmsses von den
zehn Jungfrauen, en Synoptlsche Studlen FS A W1Á-enhausel, Munchen
1953,94-106, Pmg I Tarrech, A, La parabole des dlX vlerges, 1983 (An-
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359, Rllllker, C , DIe Genchtsverkundlgung Jesu, dlsertaclón académlca
Bem 1991, 288-307, Sachs, H , Jungfrauen, Muge und tonchte, en LCI 11,
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278-299, Staats, R , DIe tonchten Jungfrauen von Mt 25 zn gnastlscher
und antlgnostlscher Lzteratur, en W E1tester (ed ), Chnstentum und Gno-
SIS, 1969 (BZNW 37),98-115, Strobe1, A, Zum Verstandms van Mt 25, }-
13 NT 2 (1958) 199-227, Weder, Glelchmsse (vol I1I), 239-249, Zorell,
F, De lampadlbus decem Vlrgmum VD 10 (1930) 176-182, WI1pert, J ,
DIe gattgewelhten Jungfrauen m den elsten Jahrhunderten der KIrche,
Frelburg 1 Br 1892,65-80, Zumstem, Candaron, 271-280
Mas blbhografla** sobre Mt 24-25, supra, 519s

1 «Entonces el reino de los cielos será semejante a diez mu-


chachas que tomaron sus 1 antorchas y salieron al encuentr02
del novi0 3•
2 Cinco de ellas eran necias y cinco prudentes. 3 Las necias,
en efecto, al tomar sus antorchas, no se proveyeron de aceite.
4 Las prudentes, en camhio, junto con sus antorchas tomaron
aceite en las alcuzas. 5 Como el novio tardara, se adormilaron
todas y se durmieron.
6 En medio de la noche se oyó un grito: '¡Ya está aquí el no-
vio! ¡Salid a (su) encuentro!'. 7 Entonces todas aquellas mu-
chachas se levantaron a preparar sus antorchas. 8 Y las necias
dijeron a las prudentes: 'Dadnos de vuestro aceite, que nues-
tras antorchas se apagan'. 9 Pero las prudentes replicaron:
'¡Entonces apenas alcanzará 4 para nosotras y para vosotras!
¡Es mejor que vayáis donde los vendedores y lo compréis para
vosotras!' .

1 Hay oscllaclon entre U\n:rov (U\n:rov?) y Éamrov (v 1347) La cntKa tex-


tual tIene dlf¡cllla opclOn ~ y B tIenden caS1 siempre a la formulaclOn refleXiva
2 Algunos testigos textuale~, sobre todo occidentales, complementan con XaL
l:fíe; VUf,l\plje; (D, El, fr, latt, sy y otros) Este añadido ("del siglo II?) no es casI con
segundad texto pnmlgemo por razones de cntlca textual y de contemdo, nace de
la neceSidad de registrar tamblen en este texto la alegana v1Jw¡n¡ == comumdad, ca
nacida por otros textos del nuevo testamento (cf mfra,608)
3 'YnUVl:ljoLV (~, B fl Yotros) y anUVl:ljoLv (D, El, fl1, g]( Yotros) ~on dudo
sos segun la cntlca textual como en el v 6 En el v 6, anuvl:ljmv esta representa
do por una clara mayona de testIgos textuales, a1l1 es dudoso U1Jl:OU La vanante de
~ y B, elegida por Nestle Aland 26 en el v 1, no es nada segura en cntlca textual,
pero es la mas difiCil, porque encuentra formulaciones diferentes en los v 1 y v 6
4 La vanante oux en lugar de ou f,llj, representada por K A (Q), fl1 Yotros, es
más debll «QUiza no haya bastante» Cf Bauer, Wb 6 s v f,lljnOl:E 4
10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que esta-
ban preparadas fueron con él a la fiesta de bodas 5, y se cerró la
puerta. 11 Más tarde llegan también las otras muchachas y di-
cen: '¡Señor, señor, ábrenos!'. 12 Pero él contestó diciendo:
'¡En verdad os digo que no os conozco!'.
13 ¡Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora!».

Análisis

1 Estructura La tercera parábola de vlgl1ancla aparece lIgada a las


dos antenores por las palabras clave CPQOVt~OS; (cf 24, 45), XQOVt~W (cf
24, 48), É'tOt~os; (cf 24,44) Y X1JQtOS; (cf 24,4245-50) Yo considero todo
el v 1 como tltulo, es deCir, como «tema» del relato que ~e narra a contl-
nuaclOn 6 Dentro de este relato (<<rema») es ObVlO poner una cesura entre
el v 5 y el v 6, porque hay una nueva llldicaclOn temporal, e igualmente
entre el v 9 y el v 10, porque solo en el v 10 aparece el novlO en perso-
na La estructura Sigue, pues, como VlO ya Bullmger7 , el tnple paso clasI
ca de un relato dramatlco Los v 2 5 son la exposlclOn (JtQ01:ums;), que
faCIlIta a los lectore~ los antecedentes de la hlstona Desde v 6 comienza
el drama propIamente dicho, que transcurre en un breve espaclO de tlem-
po Contlene pnmero la parte central (v 6-9), la eJttwms;, que crea la ten-
SlOn y culmma en el breve diálogo entre las muchachas neCIas y las pru-
dentes cuando se acerca el novlO Al fmal, los lectore~ quedan expectan-
tes ¡,Irán las neCIas por aceite? Su suerte e~ lo que suscita ahora ellllteres
La llegada del novlO en el v 10 ImCla la JtEQtJtE'tEtu 8 ahora comIenza la
escena fmal (xm:ucJ'tQoCPT] [«conclusión»])9 que resuel ve la tenslOn y lle-
va el conflIcto a un nuevo estado de calma que no se esperaba (v 10 12)
La escena fmal transcurre basicamente en la casa de bodas y culmllla de
nuevo en un breve dIalogo, esta vez entle las muchachas neCIas y el no-
VIOlO La parábola no lleva consIgo una aplIcacIOn Concluye en el v 13 a

5 ra[lo~ (smgular o plural) slgmflca «fIesta de boda» y solo cuando el con-


texto lo deja claro, como en 22, 1-14, tambIen «banquete nupCIal»
6 Cf mfra, 610
7 Bullmger, 218A, cf Lausberg, Handbuch (vol III) 568s Esta tnpartlclon
claslca es mfrecuente en parabolas de Jesus Es Similar Mt 18 23 35
8 Lausberg Handbuch (vol III), 584s
9 Bullmger, 218A, Musculus 529
10 PUig I Tarrech* 47 50, dlstnbuye en 5 escenas, haCiendo del v 5 el «epl-
~ode mtermedlaJre» y conslderandolo verdadera escena Dlstmgue entre el v 10
«<denouement») y los v lis «<eplsode fmale») Esa dIvlSlon esta determmada su
bhmmalmente por sus mtereses dlacromcos los v 5 y 11 ~ ,on para el muy secun-
danos, cf mfra, n 32
modo de estnbIllo, con la llamada a la vIgIlanCia que los lectores conocen
ya de 24, 42
Una de las pecuhandades del relato es que el protagomsta, que es el
novIO, sólo aparece en la escena fmal De ese modo las fIgura, antltetlcas
secundanas, las muchachas prudentes y las neCias, pasan a ,er narratlva-
mente personaje, pnnCipales Su ImportanCIa resalta, además, en el hecho
de aparecer caractenzadas ya en la exposIcIón (v 3s) unas son «pruden-
tes» y otras <<neCIas» Estos cah[¡catlvos hacen que la tensIón creada en
lo, v 6-8 sea neutrahzada de entrada los lectores apenas pueden esperar
un buen desenlace para las muchachas neCIas Con esta caractenzaclón
preVIa, el relato alcanza dos obJetIVOs dmge la atencIón de los lectores
haCia el contraste de los dos grupo~ femenmos y evita que se Identl[¡quen
con las muchachas «neCias» La extravagancIa narratIva de la hlstona bn-
lla especialmente en los v 11 s el novIo reaccIOna de modo mesperado an-
te las muchachas neCias, que los lectores Imagmaron qmza como amIgas
de la novIa «¡No os conozco'», les dIce, cuando en el plano narrativo las
conoce sm duda Con esta des[¡guraclón queda mendlanamente claro el
carácter metafónco del relato Aparte de esta extravagancIa narrativa, el
relato no contIene qmebras o mcoherencla~, aunque tampoco tiene nada
de cotidIano
2 Fuente La parábola no cuenta con lugares paralelos, pertenece,
pues, al fondo espeCIal Como muchos textos de fondo espeCIal, ofrece
una proporción eqmhbrada y relatIvamente alta de vocablos preferenCla-
les mateanos" Mt podna haber SIdo, por tanto, el pnmero en ponerla por
escnto, pero, como relato, la parábola es tradlclOna]l2 Esto aparece claro,
sobre todo, en la tensIón que hay entre ella y el estnbIllo fmal tomado de
Mc 13, 35 mIentras ahí la comumdad es lllvltada a velar, en el relato se

11 Son mateanos (segun vol 1, 57~s) en el v 1 T01:e, órWWúl, ~aOLAna 1:GJv


OUQClVGJV, oan,;, Aa~úlv, sobre el'; únClvulOLv, cf 8, 34, sobre la mtroducclOn a las
parabolas, cf mfra, n 13, v 2 be, sobre la contraposIción de [túlQO'; y <¡JQOVI[tO';,
cf 7,24-27 Y vol 1,577, n 3, v 3 yaQ, Aa~úlv, [te1:a, Aa[l~aVúl, v 4 be, Aa[l-
~avúl, [te1:a, v 5 be, sobre XQOVI~úl cf 24, 48 (aunque al11 como pretexto del mal
esclavo), v 6 be, ¡bou (pero nunca redacclOnal con frase nommal), E~eQxo[tm, so
bre el gemtlvo de tlempo, mfrecuente en Mt, cf 2, 14, sobre el,; anaV1:Y/OLv, cf 27,
32, v 7 1:me, pOSiblemente nu,;, EXeLVO';, v 8 be, v 9 unoxQlvo[tm, be, ACYúlV,
JWQeuo[tm, [taAAov, v 10 uneQxo[tm, be, eloeQ)(o[tm, [te1:a, sobre [;1:01[tO';, cf 24,
44, sobre el,; TOU'; ya[lou,;, cf 22,39, v 11 Ú01:eQov, be, sobre Aeyúlv y sobre xu-
Qle, XUQle, cf 7, 21s, v 12 ó be unoxQd}n,; eí:nev, a[tT]v Acyúl Ú[tLV, sobre 01lX oí:
ba ú[tu,;, cf 7,23, sobre v 13, cf supra, 583, a propOSltO de 24, 42 Son hapax le
gomena ayyeLov, VU01:a~úl, xQuuYT], aQxeúl Son no mateanos, ademas, en el v 9
[tT]:n:01:e con oración pnnclpal (correspondiente al arameo ~~"'i '" qUlza), y en el
v 6 el perfecto narrativo '
12 Postulan un aporte redacclOnal, por ejemplo, Donfned*, espec 425, Goul-
der, Mzdrash, 438 440, Gundry, 497 502
duermen hasta las muchachas prudentes (v 5) Hay que suponer una m-
tensa elaboraclOn de Mt en el v 1, que hace de titulo y está estructurado
de modo simIlar al de otras mtroducclOnes de parabolas mateanas!3 Pero
también los v lOfm-12 aparecen elaborados en forma notablemente re-
dacclOnal los lectore~ advertirán mmedlatamente las remllllSCenCIaS del
fmal del sermón de la montaña 7,21 (AEyWV XUQLE, XUQLE) Y 7, 23 (ou-
()EJtO"tE E"{VWV {¡llar;) El pasaje 7, 22s procede de una sección de la fuen-
te de los logia, Q 13,22-29, que Mt va utilIzando y aquí sometió a fuerte
elaboraclón 14 ElloglOn Q 13,25 15 10 utilIza ahora en los v lOfm-12 y for-
ma así una remlSlón transversal a 7,21-23 Pero, a pesar de la mtensa ela-
boraClón mateana, late detrás de los v 11 ~ el fmal tradlClOnal de la pará-
bola de~pues de los v 8s, los lectores quedan expectantes ante la suerte
de las muchachas neCla~, la tensión no cesará SI no se relata ese destmo
El en]UlClamlento de la parábola a la luz de la hl~tona de la tradlclon
está relacIOnado con la cuestión general de los usos nupciales que presu-
pone, y con la cuestión particular de lo que se entiende por AUIlJtU()Er;

3 Usos nupciales Nuestro conocimiento de los usos nupciales en el


I~rael de la época es lImitado, aparte de su gran diversidad según los luga-
res La mayoría de los mvestlgadore~ tienden hoya creer que la presente
hlstona no contiene globalmente rasgos que «no se puedan dar en una bo-
da ordmana»!6 Como sltuaclOn más probable cabe suponer que el novlO,
antes de la fIesta nupcial propiamente dicha, que tiene lugar en su casa l7 ,
va por la novia a la casa de sus padres 18 La~ muchachas salen de la casa de
la nOVia para saludar al novIo en la calle, y acompañan luego con sus an-
torchas la lItera de la nOVia hasta la casa del novIo La gran difIcultad de
esta hipótesIs e~ que entre la salutaClón al novIo ante la casa de la novia y

13 Cf espec 7,24 (Ó¡.tüLúJftllOE'taL, bo'tl~, adema~, la contraposIción CPQOVL-


¡.to~ - ¡.túJQo~), 13,24, 18,23,20, 1 Y 22, 2, tamblen vol 1I,394s
14 Cf supra, 489, n 10
15 'AnoxAELOn 'tllV ftuQav , XUQLE, avüL~ov ~¡.tLV, XaL anoxQLftEL~ EQEL
ovx otoa ú¡.ta~
16 Frente a Grasser, Parusleverzogerung, 121
17 La fiesta de boda solo se celebraba en casa de la novIa excepcIOnalmente
(cf sobre todo Tob 8, 19-21), no se puede generalIzar
18 Cf 1 Mac 9, 37-42 (un novIo que va al encuentro de su novIa muere apa
leado), Pm¡.eREI41 = BIlI l, 970 (llega el novIO y pIde la mano de la novia), Mekh
Ex 19, 17 (72b) = BIlI l, 969 (Yahve vIene del Silla¡ para recIbir a Israel como un
novIO que sale al encuentro de la nOVIa), Berakh 59b (la bendlclOn para la lluvIa so-
lo se pronuncIa cuando el novIO sale al encuentro de la novIa) Mekh Slmeon bar
YOJaI Ex 12,37,26 = Buchler~, 102s (el novIo lleva la lItera a la casa de la novIa)
Que el novIO fuese hasta la casa de los padres de la novIa dependla qUlza de los
uws locales Los tres textos menclOnado~ sugieren, segun Buchler~, 102, una cos
tumbre galIlea Sobre mos nupciales en hrael en general, cf S Safral, Home and
Famz!y, en CRI 112, 754 760
el comienzo de la Üesta nupcial tiene lugar la marcha de la nOVia a la casa
del nOVIO, en la que toda~ las muchachas debían participar con sus antor-
chas De eso no habla la parábola l9 Como los oyentes ongmales estaban
faml1Ianzados con tales usos, la parábola puede lUllltarse a lo más sustan-
Cial de cara al extraño desenlace Para la hlstona de la tradiCión es Impor-
tante que sea pOSible (má~ no) msertar el relato en una boda de la época 20
4 AUIlJtUOl'c:; La mayoría de los exegetas Imagma, ante la palabra,
unas lámparas o unas lmternas cuya fuente de luz es una lampanta de
aceite Entienden a menudo el relato de forma que las muchachas abando-
nan pnmero la casa para sahr al encuentro del novlO (v 1) Al demorarse
la llegada de éste, dejan sus lámparas encendidas en el suelo y se duermen
(v 5) Tras algunas horas, las lámparas se han apagado, aquellas Jóvenes
que no tienen aceite consigo, son necias (v 7-9) ¡Esta hlstona es ImposI-
ble I Imagmemos que diez muchachas de clase acomodada en una CIUdad
oriental -o, peor aún, en pleno campo- se quedan dormidas al borde del
cammo, Junto a sus lampantas encendidas Parece que una escena tan ab-
surda obhga mcluso a suponer que se trata de una alegoría Yo defiendo
otra versión menos absurda de la hl~tona, que no obhga a wponer que se
trata de una alegoría ongmal Los dos supuestos necesarlOS para ello son
1) que el v 1, redacclOnal, no pertenezca a la hlstona, smo que sea su tí-
tulo 21 , y 2) que los AU¡..tJtUOEC:; no son lámpara~ de aceite -en gnego, A:ÚX-
VOL-, SlllO antorchas El segundo supuesto e~ lo que eXige aquí la prueba-
El slgmfIcado hteral de AUIlJtUC:; es lllequívoco mngún lector hubiera
pensado entonces, ante la palabra AUf1Jtuc:;, en una lámpara de aceIte, por-
que no hay mngún documento antiguo donde AU¡..tJtUC:; deSigne con ~egun­
dad, o siqUIera con probabtlldad, una lámpara de aceiten o bten una llll-

19 Tampoco donde y como compraron acelte las mUjeres neCIas


20 Hay olros esquema~ poslble~ en teoría, aunque no consten documental-
mente en la antlguedad A ~í, la nOVla podna aguardar ya con las Jóvenes en la ca-
sa del novIO y e~te permanecer aun fuera De e~e modo lo ve Klostermann 200 :"e-
gún A Musll, Arabla Petraea III relmpr HJ1deshelm 1989, 194~ Segun Blmzler*,
90s, las Jóvene, van a la ca~a del novIO en busca de este y de la novia (aunque és-
ta no es mencIOnada expresamente) No es convemente, sm embargo partir de usos
nupCIales que sólo constan en época moderna
21 Cf mfra,61O
22 Frente a Bauer, Wb ó , Llddell-Scott y Prelslgke, Wort n, siempre ~ v, que
señalan el doble SignIficado de «Lampe» Pero H Blumner, Die romlschen Pnva-
taltertumer, '1911 (HKAW IV, 212),133, n 4, hace constar que A(j.ftJta~llampas
«representa lo opuesto a AUXVO~, 'lucerna'», y las «glosa~» nunca lo aclaran con la
palabra <<lucerna» Es fal~o que AUftJtUC; deSigne ~Iempre «en los papiros la lámpa-
ra con recipiente de acelte y torCIda» (J Behm, AUftJtW XcA , en ThWNT IV, 17,
36s) lo~ documento~ adUCidos han re~ultado ser, sm excepcIOn, dudosos o mco-
rrectos Plutdrco, Quaest Rom n, 263F entiende por AUIlJt(j.~ una vela de cera, usa-
da entre lo~ romanos, que no tlene un termmo gnego ongmal correspondIente En
tema23 Las lámparas de aceIte son, por razones obvias, un objeto necesa-
no en las casas, se apagan al escasear el aire y dan poca luz, pero arden
durante mucho tiempo Las antorchas son menos apropiadas para Ilummar
habitacIOnes, también por razones obVias por el humo que arrojan y la fa-
Clhdad con que provocan mcendlOs Se utlhzaban para la sahda, para el
alumbrado de calles, para l1ummar salas grandes en palacIOs, para dlStll-
tos de templos y para ciertos ntos, como las procesIOnes de antorchas y
las danzas de antorchas24 Se usaban en las bodas, no sólo en Roma, don-
de eran obhgatonas para la marcha de la nOVia, smo también en Onente 25
Las antorchas aparecen también en las representacIOnes artísticas más an-
tiguas de esta parábola en catacumbas romanas y en el Codex Rossanen-
SIS (11 2 [mira, 626])26

POX XII, 1449, 19, un mventano de bienes del templo dlstmgue los A-Ul1:rtUOE<; de
plata de los AUXVOL de oro, ~e refiere qUIzá a las varas para «antorchas de vasIJa»
PLond 1159, 19 (Mlttels-WJlcken, Grundzuge 1, 493) mcluye los A-Ul1:rtaoE<; entre
los ornamento, necesanos cuando entra un alto funclOnano BGU III, 717, 12 no
permite pronunCIarse Jdt 10, 22 habla de Aal1:rtaoE<; de plata en la tIenda real Dan
5, 5 e hace referenCia a la sala de un palacIO que se Iluminaba, al parecer, con an-
torchas Esto podna darse tamblen en Hech 20,8 (el pasaje mas dIficIl) El presta-
mo arameo ';l~" (Tg Neofltl Ex 20, 2) no habla de una lamp (Sokoloff, DlctlOna
ry s v), SinO de"J, r'El~" = «antorchas de fuego» En gnego moderno, Aal1:rta
slgmflca <<lampara», y Aal1:rtaoa, «torzal de cera» y «antorcha» El ménto de haber
prestado atenclOn a e~tos errores compete ~obre todo a Zorell* y a Jeremlas*
23 Linterna nunca se dice en gnego Aal1:rta<;, SinO Aal1:rtTtlQ (lat lanterna) o
AUXVOUXo<;, una denomlnaclOn postenor, según Pollux, 6, 103, es ¡pavo<; (Jn 18,
3 1) Sobre lmternas antlgua~, cf H Blumner, DIe romlschen Pnvataltertumer, 142-
144 Las lmternas mc1man una lampara de aceite, tamblen un cmo (sobre todo en
OCCIdente) protegIdo detras de un cuerno, tela engrasada, vejIga ammal o cnstal
24 J Gage, Fackel, en RAC VII, l55s
25 En una boda romana era muy Importante la procesión de la~ antorchas, que
acompañaba a la novIa desde la casa de sus padre<; a la casa del novIO, porque con
la antorcha de e<;pmo blanco se transportaba el fuego del hogar desde la casa pa-
terna al nuevo hogar de la pareja, cf Blumner, DIe romlschen Pnvataltertumer,
358s Pero las antorcha~ estaban Igualmente presente~ durante las bodas en el área
hngmstlca gnega Son símbolo del amor (Hehodoro, 2, 29, 4, 17, 10, 41, Arteilll-
doro, On 2, 9, DlOdoro Sículo, 13, 84, 1-3) Para Palestma no hay documentos de
la epoca Mas Interesante que los documento~ modernos aportados por Jeremlas*,
197s e<; el comentano de Raschl a Kehm 2, 8 = BIll 1,969, que cahflca como cos-
tumbre en la tierra de Ismael el acompañar a una novia con dIez antorchas de va-
sIJa de,de la casa paterna a la casa del novIO
26 Sobre los frescos del Coemetenum Ostnanum y de la catacumba Cmaca,
cf mfra, 616 Hay antorchas en las repre<;entaclOne, de la IgleSia onental, segun la
VlSlOn panorámica de los monumentos de Lehmann*, 1220, hasta el año 1000
aprOXimadamente, mas tarde, las Jovenes suelen portar cmos En representacIOnes
artístIcas de Occidente dominan, desde la era carolIngia, las lamparas de aceite
Los textos IIteranos rara vez permIten determmar la Idea que se tIene de las lam-
padae Juvenco (vol III) IV, 201 habla sm duda de hnternas Hay documentos m-
dudables de lampara, de aceite en (Pseudo [?]) Agustín, Serma 76 = PL 39, 1892,
Las antorchas suelen ser unas estacas embadurnadas de resma o pez
Pero hay dos clases de «antorchas de aceIte» Se puede forrar una estaca
con paños empapados en aceIte y aplIcarle fueg0 27 , pero eXIsten tambIén
desde antIguo, y con abundante documentaCIón, las denommadas «antor-
chas-vasIJa» se adosaba a una estaca una vaSIJa, en la que ardían, al pa-
recer, paños empapados en aceIte 28 Las AU¡..tJtUCEC; de nuestro texto eran
qUIzá antorchas de este genero
Esto tIene consecuencIas para la comprensIón del relato las antorchas
tIenen una combustIón breve en comparacIón con las lámpara& de aceIte29
Es dIfíCIl que algUIen las coloque en el suelo, al lado, y se duerma Es
Imagmable que las muchachas salgan con antorchas al encuentro del no-
VIO y lo acompañen a la casa de la nOVIa, pero no que lo e~peren durante
horas con las antorchas encendIdas
5 Hlstorza de la tradición Hay dos tesIs opuestas a) Según la pn-
mera, el relato surgIó en la comumdad y abunda en alegorías El novIo es
sm duda Cn&to en su retomo Es báSIca la expenencla de una parusía que
se hace esperar Esta tesIs aduce como fundamentaCIón que la úmca cau-
sa de la «necedad» de las Jóvene~ que no llevan aceIte consIgo es la de-
mora del novIO La parabola narra una boda «ImposIble», por eso, la boda
es una fIccIón dIctada por la aplIcaCIón que está detras de las alegorías 30

Tomas de AqUino (Lectura), n o 2013 (<<vasa lummls») y Alberto Magno n, 118


(<<lucerna lucIda») Yo desconozco como llego la tradlclon oCCIdental a las lampa-
ras de aceIte De~de el humam,mo se ~abe tamblen en OccIdente, de nuevo, que en
la~ bodas antIguas se usaban Imterna5 y no lampdra~ (Zwmgho, 390, Bullmger,
218A, por ejemplo)
27 E~ta cla~e de antorcha, aparece documentada solo en epocd moderna le
remIaS'" 198 remIte a observaCIOnes de L Schneller y G Dalman
28 "tl" (antorcha) slgmfIca en Kehm 2, 8 la vasIJa-antorcha, que con su ca-
bo puntIagudo se mtroduce en un mango En ella drden matenales engrasados, el
mango y la vasIJa ~Irven Juntos como antorcha para Ilummar Sobre la~ antorchas
de vaSIJa, cf tamblen Krauss, Archaologle I, 401, n 199, y Pollack, Fackeln, PRE
VI (1909), 1948 1951, con numeroso, document05 arqueologlCo~
29 Nuestro grupo de trabajO exammo en una verbena todos los tIpos de an-
torchas SImples antorchas con paños arden poco rato y cau~an problemas, porque
el matenal quemado cae al suelo, a vece~ aun candente y fuhgmoso Las antorchas
de vasIJa (fácIles de fabncar con casqUillo de hOJalata) son ImpresIOnantes Los pa-
ños ardlan una o do~ horas, en proporclOn a la cantIdad de grasa
30 Bultmann, Hlstorza, 182,237, Bornkamm*, 184-191, Grasser, Parusle
verzogerung, 119-127, Hahn, Hoheltstltel, 98 100 (pnmer ongen pale~tmo) Seña-
lan e5pecIalmente la llegada del novIO a medIanoche, 10 que no cuadra a una boda.
pero sí a I Tes 5, 2ss, tamblen la «busqueda» del nOVIO, no documentable como mo
nupcIal, y el «gnto escatologlco» (Ap 14, 15, 18.2, por eJemplo) Un caso e~peClal
de mterpretaclOn aleganca recoge Strobel*, que qUiere mterpretar el texto desde las
tradICIOnes sobre la noche de la passah, pero sm tocar mas que algunos temas alS-
lado~
b) Según la segunda tesis, el relato tiene su ongen en una parábola de Je-
sús Algunos mvestigadores creen que esto sólo puede afirmarse de la for-
ma actual de la parábola Si se recupera todo lo que fue omitido en ella a
través de la histona de la tradición 3 ! Pero lo que admite hoy la mayoría es
que en los v 5-7 se dan amphaciOnes y reformulaclOnes más o menos no-
tables 32 Apenas hay ya nadie que defienda los mtentos de reconstruCCión
de gran alcance 33 Según esta segunda hipóteSis, la Situación que de~cnbe
el relato en su contemdo báSiCO es posible, aunque no sea algo cotidiano
La reconstruCCión a la luz de la histona de la tradiCión es extraordma-
namente difícl! No poseemos vanantes mdependientes del relato matea-
no Parece que Mt fue el pnmero en poner por escnto esta parábola, y que
la construyó «de una pIeza», por eso, tampoco podemos descubnr en ella
rupturas y tensiOnes De ahí que apenas podamos Ir más allá de las pre-
sunCiOnes razonadas
Yo no conSIdero concluyentes las refleXiOnes de los defensores de la
pnmera hIpóteSIS SI entendemos el v 1, redacciOnal, como título y no co-
mo comIenzo de la hIstona, desaparece el detalle ImpOSIble de que las Jó-
venes estUVIeron dormIdas durante horas en la calle mientras ardían las
antorchas Ellas se encuentran sm duda en la casa de la nOVIa y, cuando es
anunCIado el noviO, preparan sus antorchas para encenderlas -por pnme-
ra vez, obvIamente- Ahora salta a la VIsta la necedad de las «neCIas»,
pues sm aceIte se apagan los paños en las VaSIjaS mmedIatamente El re-
lato es Imagmable en el marco de los usos nupCIales palestmos que cono-
cemos, aunque, como cuadra a las parábolas, no sea algo cotIdIano El te-
ma de la demora, V 5-7, puede haber SIdo agregado secundanamente 14
por la expenencia de una parusía que tardaba en llegar Pero esta hIpote-
SiS tampoco es concluyente el tema de la demora podría ser un recurso de

31 Para W Kummel Verhelssung und Erfullung, 1957 (AThANT 6), 50-52,


la parabola se refiere a la próxima vemda del HIJO del hombre, algo Similar Mel-
nertz*, W Mlchaehs, DIe Glelchnzsse lesu, Hamburg 1956, espec 94, Lovestam*,
paSSlm, espec 110-112 La, mterpretaclOnes menCIOnadas mfra, n 39 y 41, de Je-
remlas, Juhcher, Flusser y Weder, parten Igualmente de una verSlOn mtegral de la
parabola, mclUldos los V 5s Se tiende a conSiderar la demora de los V 5s como un
recurso de dramatlzaclOn hterano, no sustancial al contemdo
32 Por ejemplo, Schwelzer, 304 (qUlza), PUlg y Tarrech*, 45s, 51-63, 168s,
180 (5 7a [y lIs] es suplemento redacclOnal), BalabanskJ*, 30-43 (los v 5-7a son
un añadIdo prerredacclOnal), Rlmker*, 297 (solo v 5b-6a [desde Evua,u~uv a vux-
WC;] son suplemento prerredacclOnal)
33 Una excepción es Schenk* (cf espec 294), que partiendo de lo~ v 1s 6s
y 10 mventa una nueva hlstona (,ongma!', segun el) son las Jovenes necias las que
se duermen, pero Itodas pueden partiCIpar, a pesar de ello, en la fiesta de bodas 1 Es-
to dIce mucho en favor del novIO, es bomto para las nUQ1'tevoL necla~ ,y es, por lo
demás, lo que uno qUisiera Olr por multlples razones teologlcas 1 Cf mfra, 625-631
34 Pero no solo por Mt, ya que ,el contraste entre el sueño de todas las Jove-
nes y la exhortaclOn mateana a la VigIlanCia en el v 13 ~ería excesIvo'
la narración misma 15 , que busca el elemento retardatano para elevar la
tensión.
6. Origen. La parábola original, cuyo texto no podemos reconstruir,
puede proceder de Jesús. Así podría indicarlo el hecho de ser original en el
tema y carecer de paralelos rabínicos. Así lo indica también el que Jesús
utilIzara igualmente en otros lugares el símil del nOVlO (Mc 2, 18s). Otro
argumento en favor de la atribución de la parábola origmal a Jesús es que
falta en ella la novia. En muchos textos del nuevo testamento que ven a
Cnsto como novio, la nOVla e~ la Iglesla (2 Cor 11,2; Ef 5,25-32; Ap 19,
7-9; 21, 2.9). Pero este argumento no es sólido, porque en los dos textos si-
nópticos paralelos, Mc 2, 18-20 par y Mt 22, 2-10, los invitados a la boda
son también los personajes centrales; allí tampoco se habla de la novia 36 •

Explicación

Así pues, Jesús contó quizá una historia de diez muchachas que
salieron a saludar al novio. Sólo cinco de ellas habían traído consi-
go aceite para encender sus antorchas. Cuando el novio llegó final-
mente y ellas quisieron encender sus antorchas, advirtieron las otras
que los paños de sus antorchas se iban a apagar muy pronto; por
eso pidieron aceite a sus compañeras. Pero éstas sólo tenían lo su-
ficiente para ellas mismas y tuvieron que enviarlas a los tenderos.
Así, las muchachas necias no estuvieron presentes en la marcha
festiva a la casa del novio. Las prudentes van a la fiesta de bodas...
y se cierra la puerta. Los oyentes tiemblan ante esta metáfora 37 :
una puerta cerrada no cuadra a una boda en una aldea judía u
oriental, donde participa toda la comunidad38 • Aquí comienza la in-
congruencia, que forma parte de muchas parábolas de Jesús.
¿A qué se refería la parábola original de Jesús? No era una pa-
rábola sobre la parusía; así lo indica la metáfora convencionaliza-

35. Jeremms. Parábolas, 212, cree con mucha fantasía que ¡no pudieron po-
nerse de acuerdo sobre el Importe de la escutura matrimomal!
36. En ambos textos, el Importante papel de los InvItados a la boda es atrIbUI-
ble a los núcleos de tradiCIón más antIguo~, que se remontan hasta Jesús (Mc 2.
18s; Lc 14, 16-24).
37. La puerta cerrada expresa una ocasión perdIda; cf. BQ 80b = BIB. 1, 970.
38. El úmco paralelo real es un uso, documentado, en las relaCIOnes ciudada-
nas de Jerusalén (TBer 4, 8s, BB 93b = BIII. IV, 617): en un banquete, después del
prImer plato, colgar una cortIna delante de la puerta como señal de que no ,e de-
sean ya más invitados.
da del «novio», que remite a Dios 39 • Tampoco era, quizá, una pará-
bola de juicio; así lo indica el símil de la boda, que difunde alegría
y no temo(l°. Se refería, lo más probable, a la participación en el
tIempo salvador, que es el tiempo de la presencia de Jesús, tiempo
que Jesús calIficó también en Mc 2, 18s como tiempo de alegría
nupcIal. La intención última es entonces, quizá, una advertencia:
¡el que no esté preparado se puede perder este kairos de alegría! La
parábola es comparable, en cierto modo, con las parábolas de la
construcción de la torre y de la guerra, Lc 14,28-32: el que quiera
seguir a Jesús en la alegría del reino de Dios tendrá que poner al-
go de su parte 41 •

La tradición comunitaria identificó al novio con Jesús, pero no


como Mc 2, 19b.2Ü, con el Jesús terreno, sino con el ausente, aún
por venir. La parábola daba pie a ello, porque narraba un episodio
anterior a la verdadera fiesta nupcial. En la demora del novio has-
ta la hora nocturna cnstalizó la experiencia de que el retorno de Je-
sús tardaba más de lo esperado. Pero el sueño no hay que interpre-
tarlo en sentido negatIvo, metafóricamente, como negligencia o
como olvido de Crist0 42 ; es un ornato narrativo. Aquellos que se
han preparado debidamente, pueden dormir tranquilos, porque tie-
nen aceIte consigo y están siempre dispuestos 43 •

39 Documentos en J Jeremlas, vúftCPT] XeA , en ThWNT IV, 1094,29-1095,8


De especlallmportdncld son, en lo bíblico, Os 2, 21s, Is 62, 5, Jer 2.2, en lo Judío,
la mterpretaClón alegónca del Cantar de los cantares Jeremlas, Parábolas, 65, n
112, sólo pudo aportar para la aphcaclón al mesías el documento tardío y aislado
Peslq 149a.
40 Frente a Jeremlas, Parábolas, 214, que entiende la parábola como parábo-
la de JUICIO «El tiempo de la prueba y de la divIsión vendrá tan repentmamente
como el esposo a medianoche»
41 Algo similar PUlg I T1mech*, 258-262, Rmlker*, 306s En un sentido ge-
neral, no refendo al envío de Jesús, mterpretan éticamente Juhcher, Glelchmsreden
n, 457 (la parabola va dmglda contra «la fatal necedad de una preparación a me-
dlas»), y Flusser, Glelchmsse, 186 (se trata de la «recomendación de hacer ahora el
bien») Según Agbanou**, 150s, la parábola aborda la aceptación del remo de DIOs
por unos y su recusación por otros, según Weder, Glelchmsse (vol. III), 245, va dl-
nglda «contra una actitud calculadora ante la llegada de DIOs» y contra cualqUier
«determmaclón temporal» de su cercanía
42 Como 1 Tes 5, 6, Ef 5, 14 (dormir, metáfora de una eXistencia mundana)
43 También es Improbable que el «dormIr» (v 5) se refiera a casos de falle-
Cimiento en la comumdad cnstIana, como en los «dormidos» de 1 Tes 4, 13. ¡Se
duermen todas I
El evange[¡sta Mateo entiende qUIzá el v. 1 como título e mdI-
caClón de contemdo en la parábola que sIgue, Jesús va a comparar
el remo de los cIelos con dIez muchachas que salen al encuentro
del novIO. Esta mdlcaclón de contemdo onenta sobre los persona-
Jes pnnclpales de la hlstona el novIO y las muchachas El v 1 no
es, por tanto, el comIenzo de la hlstona, aunque en sí sería POSI-
ble 44 Los lectores se percatan de ello en segUIda, porque los SI-
gUIentes v 2-4 no sIguen contando una hlstona ya Imclada, smo
que contmúan con la descnpclón de personajes del título En el v
6 queda totalmente claro que el v 1 era un título, pues aquí son m-
vltadas por pnmera vez las muchachas a hacer lo que se dIJO en v
1 «SalIr al encuentro del novIO» (,De dónde Iban a «salIr» en el v
6 SI ya en el v 1 habían «salIdo» a la calle?
Ante la palabra «novIO», la mayoría de los lectores del evange-
ha pensarían de mmedlato en Jesús, que ya en 9, 15 se había calIfI-
cado como novIO, y que lo fue tambIén en la parábola de las bodas
del hIJO del rey (22, 2-14) La fIesta o el banquete nupcIal forma-
ban parte del repertono de sus Imágenes para expresar el prÓXImo
tiempo de salvaclón41 'E~EQxw{}m dc; únaVtrlOlV o bIen d s cmav-
TYJOlV evoca el lenguaJe bíbhc0 46 Algunos lectores habrían pensa-
do tambIén aquí en el reCIbImIento festivo de un emperador o al-
guna alta personalIdad en una clUdad 47 En todo caso, se SIenten
prÓXImos a las dIez muchachas, porque tambIén ellos qUIeren estar
con el «novIO», es decIr, con Cnst0 48
2-4 Los v 2-4 sIguen mformando sobre los personajes Cmco de las
muchachas son «neCIas» y cmco «prudentes» Como en 7, 24-27,
los lectores se encuentran ante una oferta pOSItIva y otra negatIva

44 Alguna, parabolas mateanas tIenen tItulo, son Simples tItulas 13 31 a 33a,


son titulo, con determmaclOn adlclOnal 13 44a 45, 18, 23 Y32, 2 Carecen de tl
tulo 13,3-8,21, 33-43, 24, 32 43 45-51 25 1430 El verslculo mtroductono de 7,
2426, 13,24,20, 1 es a la vez comienzo del relato
45 J Jeremlas, VU¡HjJYJ xcA, en ThWNT IV, 1095, 6s, BII1 1, 517s, en el nue
va testamento 2 Cor 11, 2 Mt 22, 2 14 Ap 19,79,21,29 22,17
46 Heb nX'i'" X~' es tradUCIdo en los LXX por E~EQXEO{}m d~ ouvav'YJmv
(ca 32 veces), por E~EQ'x'w{}m d~ avanYJoLv (ca 16 veces) o por E~EQxw{}m d~
ú¡wv'YJmv (4 veces) Los tres sustantIvos son eqUivalentes y aparecen tamblen co-
mo vanante) ante la cntIca textual
47 E Peterson, Dze Eznholung des Kyrzos ZSTh 7 (1929 1930) 682-702, cf
T Holtz, Der erste Brzef an dze Thessalonzcher, 1986 (EKK XIII), 203
48 Cf 19,28,24, 40s (rapto en pos de Cnsto), 25, 31, Ylos documentos en
torno al «con Cnsto» pauhno y a las bodas del Cordero de Ap
de identificación. No sienten ninguna simpatía hacia las mucha-
chas caracterizadas como «necias», y barruntan ya que su caso no
tendrá un buen final. Nace a la vez una ambivalencia: todas las
muchachas, en la parábola, «saldrán al encuentro del novio». To-
das hacen algo que los miembros de la comunidad también quieren
hacer; pero no todas son «prudentes». Esto inquieta a los lectores.
¿Podrán perder también al novio? Entonces queda explicado en
qué consiste la prudencia o la necedad de las muchachas: las unas
llevan consigo aceite en la pequeña alcuza para sus antorchas, las
otras no piensan en eso. Queda por saber si «antorchas» y «aceite»
tienen significado metafórico; ninguna de las dos expresiones son
metáforas consagradas 49 .
El novio llega más tarde de lo que las muchachas pensaban. La 5
narración no aclara por qué. Las muchachas se duermen. No sabe-
mos dónde se encuentran; los lectores habrían pensado más que
nada, por su conocimiento de los usos nupciales de la época, en la
casa de la novia. Las que no tienen aceite no han aprovechado el
tiempo del que aún hubieran podido disponer. Detrás de la tardan-
za del novio está la experiencia de una parusía que no llega. Pare-
ce que esto no representa un problema decisivo para Mateo, porque
modifica poco la situación básica de los creyentes so : el que tiene
aceite consigo, no tiene por qué preocuparse. Las muchachas pru-
dentes pueden dormir tranquilas, porque están pertrechadas para
ese momento. No es posible ayudar a las que no tienen aceite, y la
causa de su preparación deficiente no es la demora de la parusía. El
dormir es también en Mateo un mero detalle vivo de la narración.
Para él, la llegada con retraso del novio y el sueño que invade a las
muchachas son importantes porque dan a entender que la parusía
vendrá en forma totalmente imprevisible.

49. Lovestam*, 116s evoca la mterpretacIón Judía de Prov 24, 20, donde se
habla de la lámpara del malvado Midr Sal 37 § 1 (l26b) (el aceIte se apaga pron-
to en la lámpara de los malvados). Pero no se trata aquí de «antorchas» El judaís-
mo rabímco puede calIfIcar como «luz» o <<lámpara» (¡no como antorchd o como
aceIte') a mdlVlduos, Israel, la torá, el templo y las obras (BIll l, 237-239). Don-
fned*, 427 señala NúmR 13, 15s sobre 7, 19 (Freedman-SImon n, 535), donde se
aplIca la mezcla de harma y aceIte a la torá y a las buenas obras El pasaje es aIS-
lado y no podemos hacer de él, como Donfned*, el punto angular de una mterpre-
taclón a1egónca de la parábola
50 Este dIagnóstIco negatIvo se corresponde con 24, 48, donde la demora de
la parusía aparece SImplemente como pretexto del mal esclavo. 'v•.,.. -
6s Ahora acaba la exposIcIón y comIenza la verdadera hIstona Es
plena noche51 Se oye un gnto52 el anunclO de la llegada del nOVIO.
La expresIón «en medIO de la noche» no determma las aSOCiacIO-
nes de los lectores. Algunos, como Orígenes y Jerómm0 53 , evocan
la noche de passah en Egipto, cuando a medtanoche DIOS hmó de
muerte a los pnmogémtos (Ex 12, 29) Otros, qUlzá baJO la m-
fluencta de la parábola del ladrón, habrían considerado la noche
como elemento de la parusías4 La parábola permite esas aSOCla-
ClOnes, pero no las Impone La mayoría de los lectores Imagmaría
las reaCCIOnes al ser anunCIado el novIO en el momento menos pre-
VIStO. Las muchachas son mVItadas a «sahr», sm duda a la calle, al
encuentro del novIO, como había antICipado ya el título de la pará-
bola (v 1) Ellas preparan sus antorchas
8s Ahora adVIerten las muchachas necIas que sus antorchas se
apagan ante la ImposlbIhdad de empapar los paños en aceIte Esta-
rán como tontas en la salutaCIón del novIO y en la procesIón subSI-
gUIente a su casa Por eso pIden aceIte a sus compañeras No hay
lugar a preguntar, pues, SI en la casa de la nOVIa no podían haber-
se procurado aceite de ohva Tampoco hay por qué mterpretar la
negatIva de las muchachas prudentes en sentIdo alegónco, refl-
néndola, por ejemplo, a la ImpOSibIlIdad de las obras vIcanas íS • El
narrador elIge en realIdad esta pOSibIlIdad de contmuar la hIstona
entre vanas otras, porque busca el desenlace trágiCO de su parábo-
la Las muchachas prudentes no pronuncIan el «no» porque el baI-
le de las antorchas dure mucho y vayan a necesItar todo el aceIteS6 ,
111 porque sean malvadas, se regodeen del mal ajeno o les pueda la
avancta, smo porque el relato lo pIde así Las neCIas tIenen que

51 Mccn]<; /lE VVX1:O<; no sIgnIfIca «a medIanoche», eíO sena xm;a 1:0 ~E(JO­
vVX'tlOV o xa:ta ~E(JOV l:f¡<; VUX1:O<; (Hech 16,25,27,27)
52 KQavYll es un gnto articulado o marticulado, o un gnteno Grasser* 124s,
en partIcular, lo aplica al «gnto escatologICO» que anunCIa el ocaso del mundo Los
documentos (1 Tes 4, 16, I Cor 15, 52, Jn 11,43, Ap 14, 15,4 Esd 6, 13-15, Hen et
71, 11) son dIspares y sIgnIfICan cosas muy dIferentes No eXIste «el» gnto esca
tologlco
53 Ongenes, fr 500 = GCS Ong XII, 204, JerónImo, 237 Sobre Strobel*,
que renueva esta teSIS, cf supra, n 30
54 La Idea de que la parusla tendra lugar de noche no es de dIfuslOn general,
smo que aparece solo en textos que hablan del <<ladron» No íe puede mferIr en
modo alguno del verbo YQllYOQEClJ
55 Derrett*, 137s
56 I Un uso nupcIal hermosamente mventado por JeremIas*, 200'
acudIr a los vendedores de aceIte ¿Que eso era ImposIble en me-
dIO de la noche? El narrador no parece ser de esa opmlón
MIentras van de cammo, llega el novIO y las muchachas pru- 10
dentes entran con él a celebrar la fIesta En este versículo se acu-
mulan las metáforas cnstIanas la fIesta nupCIal es para los lectores,
como en 22, 2-14, el banquete del remo de los cIelos, al que todos
son llamados, pero no todos son escogIdos (22, 14) El verbo «en-
trar» les recuerda la expreSIón consagrada «entrar en el remo de
los CIelos» En ~EL' u{rtou resuena el tema del Enmanuel (cf 1,
23,28,20) Luego se CIerra la puerta, y los lectores hacen cábalas
en esa fIesta nupCIal del CIelO no ocurre lo mIsmo que en una boda
terrena El protagomsta, que es el novIO, no ha mtervemdo aún dI- lIs
rectamente en la aCCIón Su apanCIón Impnme ahora el gIro deCI-
SIVO al relato Los lectores están expectantes desde el V 9 sobre la
suerte de las muchachas que no tenían aceIte La puerta cerrada
con llave no hace esperar nada bueno, lo mIsmo que el ÜOTEQOV m-
troductono del v 11 «Más tarde» llegan las muchachas después de
haber empezado la fIesta nupCIal y estar cerrada la puerta, dema-
siado tarde Ahora ya no mteresa a nadIe SI han obtemdo o no aceI-
te en las tIendas Llaman con las palabras de 7, 21 «Señor, señor»
No se habla así a un novIO, smo al HIJO del hombre y Juez del mun-
do PIden que les abran la puerta cerrada5? En una boda terrenal
hubIera sIdo ObVIO acceder al ruego, pero no en ésta El novIO pro-
nunCIa su «amén» Nmgún novIO terreno habla así, smo el HIJO del
hombre, Jesús 58 Con palabras semejantes a 7,23 rompe la comu-
món con las muchachas neclas 59 La parábola de la alegre boda co-
mo la que Imcló el relato ha denvado en una descnpclón tétnca del
JUICIO del HIJO del hombre El esperado encuentro con el novIO se
transmutó en una separaCIón de él
Los lectores saben que todas las muchachas eran llamadas a la 13
comumón con el novIO Están mqUIetos, porque comprueban aho-
ra que no todos los amIgos y amIgas del novIO pertenecerán fmal-
mente a él La comullldad es un «corpus permlxtum» ¿Qué es el

57 Los lectores evocan qUlza la puerta estrecha que da acceso al remo de los
cielos (7, 13s)
58 D O VIa, Die Glelchmsse Jesu, 1970 (BEvTh 57),120 'A¡ajv no apare-
ce en otros pasajes en boca de personajes de parabola
59 No solo pasajeramente, como en ja formula de excomumon slmllar de un
maestro JUdlO (MQ 16a = B1l1 1,469) Cf vol 1 569 con n 44s
aceite que ha faltado a las necias? A la antorcha hay que añadirle
algo más para que ilumine. En 5, 16, el evangelista dijo sin rodeos
que la luz de los discípulos luce mediante las buenas obras. Desde
la parábola anterior, los lectores pensarán en las relaciones inter-
humanas, en el amor60 . Mateo no lo explica aquí; se limita a hablar.
como en 24. 42, de la vigilancia. La hora de llegada del Hijo del
hombre es tan desconocida como la de la llegada del novio. Estar
preparado para ella significa tener aceite consigo desde el princi-
pio, porque el novio puede llegar en cualquier momento, y cerrar
la puerta.

Historia de la influencia

La parábola de las muchachas prudentes y necias ha marcado


fuertemente la espiritualidad cristiana, sobre todo en la antigüedad
y en la Edad Media. Sus posibilidades semánticas eran múltiples.
Ninguna parábola de Jesús ha sido pintada o representada en las
artes plásticas con tanta frecuencia como ésta61 • Influyó también
notablemente a través de los autos medievales de las vírgenes. Su
gran influencia se relaciona también con el hecho de ser uno de los
pocos textos del nuevo testamento que dan a las mujeres una posi-
bilidad directa de identificación. Al final de nuestra panorámica
sobre la historia de la influencia trataremos de profundizar en la re-
lación entre las nuevas posibilidades semánticas descubiertas y el
texto mateano.

l. La aplicación espIritual al individuo. Tertuliano refiere que los va-


lentinianos aplicaron las cinco muchachas neClas a los cinco sentidos cor-
porales, y las prudentes a las «vires intellectuales»: a'ÓvEmc;, yvwmc;, úJtu-
xo~, úJto¡.!ov~ y EAEOC;62. Es afín la aplicación de las muchachas prudentes
a las «almas gnóstIcas» en Clemente de Alejandría: ellas se abstienen del

60 DIfícilmente pensarán en la relaCIón comunitaria con el novIO, como Gie-


~en*, 213s, que qUIere evitar cualqUIer «JustIcIa por la~ obras» en Mt. Indican lo
contrano, no sólo 24, 45-51, 25,14-30, donde se trata de acto~ concretos, smo tam-
bIén la parábola mIsma' todas las muchachas van al encuentro del novIO
61. Los esquemas de lustona del arte en la qgUlente expo~lclón proceden de
Pascal Mosh
62 De anzma, 18,4 = CChr.SL n, 807. Sobre una mver~lón antlgnóstIca de
esta mterpretaclón en Eplstu/a apost%rum, 43 (54) = Schneemelcher 1',230 cf.
Hornschuh*, 1-6, Staats*, 98-100, 109~, 113. .).'
mal como «vírgenes», y encIenden su luz para contemplar la realidad dI-
vllla63 A la lllversa, las muchachas neCIas son las almas no I1umllladas, a
las que están cerradas las puertas de la luz 64 Orígenes elaboró esta lllter-
pretaClón como lllterpretaclOn espmtual alegónca las muchachas repre-
sentan los sentldos, el novlO es el HIJO de DiOS como Palabra que da un
carácter «vIrglllal» a los sentIdos humanos 65 La lllterpretacIón se refIere,
pues, alllldIvIduo, falta una perspectlva escatológICa, ~alvo la muerte de
la persona llldIvIdual 66
2 La mterpretaCión eclesial escatológica La mteIpretacIón gnóstIca
llldIvIdual mantuvo, en cambIO, la lllterpretacIón eclesIal en el honzonte
escatologIco de la parábola El novIO es el Cnsto en su retorno, la entra-
da en la sala de bodas y el CIerre de la puerta es una representaCIón del JUI-
ClO Este honzonte escatológIco puede adoptar e mtegrar aspectos de la
mterpretaClón mdIvIdual TambIén la lllterpretaClón alegónca eclesIal ten-
dIÓ a aplicar el número decenano de las vírgenes a los sentIdos humanos
Antes y SImultáneamente a la llegada del Cnsto de la parusía al cosmos,
puede presentarse la hora de la muerte delllldIvIduo 67 Muchas veces se
VIO descnta en los v 1-5 la vIda de los cnstIanos llldIvIduales Así, la pn-
mera salida de las muchachas en el v 1 es la salida de los bautIzados a la
peregnnacIón terrena68 , su adormeCImIento y sueño (en el v 5) SImboli-
zan la enfermedad y la muerte 69 , la preparacIón de las lámparas para la
llegada del novIO puede representar la resurreCCIón de los muertos 70 Pe-
ro el punto angular de la lllterpretaClón eclesIal es sIempre la vellida cós-
mIca del Cnsto de la parusía para el JUICIO

63 Strom VII, 12 (72, 5) = BKV II120, 76 Cf Strom V,3 (17,1-3) = BKV


11119, 131s en la noche de la Ignorancia, ellas de~plertan su esplfItu, conocen su
no-saber, buscan la verdad y aguardan la apanclOn del Maestro
64 ASl en p¡strs Sophza, 125 = GCS 45, 205s Cf Hornschuh~, 1 6, Staats*,
98-100, 109s, 113
65 Ongenes, Ser 6,3 = GCS Ong XI, 145, 147
66 ¿Uf,lJtEQUOrW TOÜ AOYOlJ r¡avn xmQ0 rruQEOXElJUo1'tm rrQo~ TrjV fl;ollov
(Orígenes, 289, 5 = ¡bid 151)
67 Por ejemplo, en Gregono Magno, 12,6 = PL 76, 1121s, Ta1aslO = Cramer
1,207, TeofJlacto, 125, Anselmo de Laón, 1459, Brenz, 729 (la parábola se refiere
«pnvatIm ad excessum ex hac vlta & publice ad tempus extremllUdlCll»)
68 Opus ¡mperfectum, 52 = 930 (el cnstIano como «peregnnu~»), ChnstIan v
Stave1ot, 1463 (la «salida» es el bautIsmo)
69 Por ejemplo, en Orígenes, fr 500 = GCS Ong XII, 205, Cm10 de A1eJan-
dna, fr 280 = 251, Hilano 27, 4 = SC 258, 206, Gregono Magno, 12,2 = PL 76,
1119, Beda, 107, DlOlllSIO CartuJano, 272, etc Es mas Illfrecuente la IllterpretaclOn
del ~ueño en ~entldo moral, por ejemplo, como «negligentIa» en la que pueden
caer tamblen los Justos (Opus ¡mperfectum, 52 = 931), como pecado que DIOS per-
dona (Lutero, Festpostzlle, WA 1712,268), o como negocIOs mundanos en los que
los fIeles se ven Illvo1ucrados necesanamente (Calvlllo 11, 291)
70 Desde Hl1ano, 274 = SC 258, 206
Las vírgenes dan pie, de diferentes modos, a que los cnstlanos se
Identlfiquen con ellas Sobresalen dos tipOS fundamentales
a) Las mUjeres prudentes fueron una posibilidad de IdentificaCIón po-
sitiva para lectores cnstlanos Las vírgenes prudentes fueron, en un pnn-
ClplO, personajes de Identlflcaclón Importantes para las ascetas cnstlanas,
sobre todo en la Iglesia oriental MetodlO de Ohmpo, SymposlOn, hace
cantar así a Tecla en la danza de las vírgenes
«Retumba en el Cielo, mñas,
la voz del despertador de los muertos
¡Salid al encuentro del novlO' ¡Arnba, todas a Onente,
ve~tidas de blanco, portando luces'
¡AtraViesa la puerta el Señor
demasiado temprano para vosotras'»
Sigue el estnblllo
«¡Pura soy para ti,
y hacia ti, con antorchas resplandeClentes,
me apresuro, Amado 1»71
Afmes a este testimomo de mística nupcial en la Iglesia antigua son
algunos textos litúrgiCos, sobre todo refendos a la consagración de vírge-
nes 72 También nos han llegado frescos de sepulcros, además de las ms-
cnpclOnes que aluden a Mt 25, 1-13 73 En el Coemetenum Ostnanum de
Roma (s IV), un fresco representa sólo a las vírgenes prudentes, pero en
dos escenas, en la pnmera van al encuentro del novlO con antorchas en-
cendidas La segunda escena las presenta en el banquete de bodas En la
catacumba Cynaca, de Vla Tlburtma, en Roma (s IV), aparecen repre-
sentadas por pnmera vez las vírgenes necias y las prudentes con antorchas
encendidas o apagadas respectivamente, Cnsto está en el centro La muer-
te es mterpretada aquí como acceso al NOV10 74 La frontera entre la propia
muerte y la parusía desaparece para aquellos que entran en el sueño de la
muerte para luego umrse con el NOVlO, el tiempo que transcurre entre la
propia muerte y la parusía cósmica pierde relevancia
En la Edad Media son Importantes, sobre todo, las representaclOnes
artísticas para la IdentificaCión de los piadosos con la vírgenes prudentes

71 MetodlO de OlImpo, SymposlOn, fmal = BKV l/2, 388 Otros ejemplos de


este tIpO Acta Andreae, Pap Utrecht 4 l6ss = Schneemelcher Ir', 1I5s «No en
vano, vIrgenes, habéIS conservado la pureza perseverado en la araClon mIentras
ardlan vuestras lamparas en medio de la noche», Macana, Ge!stlzche Hom!lten, 4,
6 = BKV l/lO, 23~, Id , Hom 28 = E Klostermann y otros (ed~ ), Neue Homtf!en
des Makanos Symeon, 1961 (TU 72), 165
72 Wl!pert~, 65s, Korbel Hmkfoth*, 3237
73 Cf WIlpert*, 76-80, Heyne*, 47-54
74 Segun WIlpert*, 69, el fresco del Coemetenum Ostnanum deja un puesto
vaClO entre las vIrgenes que se sientan en el banquete de boda
En los pnmeros manuscntos del Speculum vlrgmum -hbro medieval de
normas para la Instrucción de las monJas- se cuenta la parábola en dos es-
cenas sobre tres franjas superpuestas abaJo, las vírgenes dormidas son
despertadas por las trompetas de dos ángeles En la franja central se dlfl-
gen haCia una puerta abierta o cerrada respectIvamente En la franja supe-
nor esta Cnsto, flanqueado por María y la Ecclesza (11 3 [mfra, 627])
Queda claro en el contexto que la parábola se entIende como una referen-
cia a la virgInidad La IdentifIcaCión con las vlrgenes prudentes es también
Importante cuando las vírgenes prudentes y neCIas aparecen en portales de
IgleSias góticas formando parte de la comitIva de la Virgen María75 Los
fIeles de la escena son InvItados aquí a partIcipar en la veneración de Ma-
ría, como las vlrgenes prudentes Así, en el tímpano de la IgleSIa de Nues-
tra Señora del Amor en Bamberg se representa la coronaclOn de María por
Cnsto Cnsto y Mana se pueden Interpretar aquí como esposo y esposa
Las vírgenes participan en la coronaclOn, colocadas en la Jamba debajO
del baldaquIno En muchos testlmomos, la frontera entre las doncellas de
honor y la novia es Imprecisa Los propIOS fIeles, en figura de doncellas
representadas por la Ecclesza o por María, se transmutan a veces en la no-
via que esta a la espera del novIO celestIal, Cnsto 76 En todos estos testl-
momos, la llegada del novIO es una expenencla anhelada, posItIva Esta
expenencla ayuda a soportar la Vida y la muerte La meta de la nostalgia
es la comumon con el NovIO cuando venga defImtIvamente, más allá de
este mundo «SegUImos todos hasta la sala del gozo y compartimos Juntos
la cena»77
b) Cuando la parábola está al serVICIO de la predicaCión de penzten
cza78 , las vírgenes neCIas pasan a ser personajes de IdentificaCión negati-
vos Son ImpreSIOnantes aquí los autos o representacIOnes escémcas de
vírgenes en la Edad Media tardía El breve auto, cuasI oratono, Sponsus,
del monasteno St Martlal de Llmoges, escemfIca con gran reahsmo la
desesperación de las vírgenes neCias, su InútIl VISita a los tenderos y, fI-

75 Por ejemplo, en eharlres, Longpont, Samt Thlbault, Trevens y Bamberg


(IgleSIa de Nuestra Señora)
76 Esto lo atestlgua, en la epoca moderna, el canto de Phlhp Nlcolal «Wachet
auf, ruft uns die Stlmme» «<Despertad, la voz no~ llama») (RKG [SUIza] 380, EG
147, Gotteslob [dlOcesls de Hl1deshelm], 110) En su pnmera estrofa, la voz del VI-
gla llama desde el alto pmaculo a las vlrgenes prudentes, para que salgan con sus
lampara~ al encuentro del NovIO En la segunda estrofa, las vlrgenes pasan a ser
SlOn y, por tanto, la novia «SlOn oye cantar a lo~ vlglas, el corazon la hace saltar
de gozo, ella de~plerta y se levanta pre~urosa Su amigo viene esplendoroso del ele
lo, fuerte en gracias, poderoso en la verdad, su luz clarea, sale su estrella»
77 ¡bId (supra, n 76), estrofa 2
78 El tlempo de ausencia del novIO es, segun Hl1ano, 274 = se 258, 206,
«tempus paemtentlae» \ ,,
nalmente, su caída en el mfIerno ¡Ellas son culpables por haber malgas-
tado el aceite que habían recIbIdo 179 Se acusan de no haber podIdo estar
en vela «A f Mlsere I Nos hIC qUId faclmus? VIgIlare numqUId potUImus?»
(56s) Por eso son entregadas a los demolllos y preCIpItadas en el mfIerno
Mucho más extenso es el auto de las dIez vírgenes de Elsenach, del año
1321 s0 Tras un debate entre las mUjeres prudentes y las neCIas, el peso
pnnClpal recae en la escena de la sentencIa que el novIO dIcta sobre las
mUjeres neCIas Aunque mtelvlene María como mterce,ora, el novIo man-
tiene la dura sentencIa En el auto neerlandés tardío, de 1500, las vírgenes
aparecen IdentIfIcadas dIrectamente con las virtudes o los VICIOSS 1 Esto
smtolllza con la mterpretaclón parenetlca de muchas obras plásticas de la
épocas2
Más mfluyente aún fue la representación de las vírgenes prudentes y
neCIas en la escultura monumental de las catedrales góticas desde el SIglo
XII La escena de las vírgenes es aquí un tema permanente del JUICIO Ulll-
versal En las «puertas del JUICIO» de las catedrales francesas del SIglo XII
y de pnnclplos del XIII, las vírgenes adornan los arcos, por ejemplo en
Aulnay de Samtonge (FranCIa suroccldental), o aparecen representadas
en relIeves superpuestos de las Jambas de la puerta, por ejemplo en la fa-
chada oeste de la antIgua IgleSIa abaCIal de Sarnt Dellls, cerca de París La
VIrgen prudente y la VIrgen neCIa aparecen dIrectamente en la escena del
JUICIO ulllversal del relIeve supenor Están de pIe en el tímpano mIsmo, la
una delante de la puerta del paraíso y la otra a la entrada del mfIerno (11
4 [mfra, 628]) En las catedrales tardías alemanas, las vírgenes pasan de
los últImos rangos en puertas y arcos a las jambas de puertas o ventanas
«ConqUIstan aSI lugares que la escultura francesa de portales reservaba a
los varones personajes de la BIblIa, santos y reyes»83 En Magdeburgo
son, por pnmera vez, fIguras exentas de la fachada s4 Llama la atenCIón en
estas vírgenes, espeCIalmente. la total clarIdad en la expreSIón de las emo-

79 Llmoges,64s «Oleum nunc querere uemmus, neghgenler quod nosmet fu


dlmus» (texto en K Young, The Drama ofthe Medzeval Church II, Oxford 1933,
363)
80 Cf el texto en K Schnelder, Das Elsenacher Zehn}ungfrauensplel, 1964
(TSMA 17), nOVlSlma reseña en Korkel-Hmkfoth*, 123-128
81 En el auto neerlandes de las diez vlrgenes, de 1500, las vlrgenes llevan 10<;
nombres de «Paz, Esperanza Amor al projlmo, Fe, HumJldad», o «Perdida de
tJempo, Fnvohdad, Orgullo, Vamdad, Charlatana», respectivamente (Schnelder,
Das E15enacher Zehn}ungfrauensplel, 142)
82 Cf mfra, 620
83 Korkel-Hmkfoth*,43
84 Las vlrgenes de Magdeburgo estuvieron qUlza al pnnclplO en ellectonum
o doxale, el lugar del JUICIO, cf F Bellmann, Dze klugen und dIe tonchten Jung
frauen und der Lettner des Magderburger Doms, en H M V Erffa-E Herger
(eds ), FS Harald Keller, Darmstadt 1963, 87 110
CIones y afectos Las vírgenes prudentes muestran su alegría entre la son-
nsa y la nsa sarcástica, las neCias, su desesperación en vIOlentos sollozos,
llantos y muecas de dolor (11 5 [mfra, 629])85 Los sentimientos de las vír-
genes prudentes aparecen expresados generalmente con mucha menor
clandad que los de las vírgenes neCIas La atención del públIco se dmge
por eso pnnclpalmente a las vlrgenes neCIas como figuras de Identifica-
ción negativa Los paralelIsmos con las representacIOnes teatrales de vír-
genes en la ml~ma época son palmarIOs

3 InterpretacIOnes parenetlcas Pero la parábola se aplIcó general-


mente como parénesIs a la comumdad cnstIana En la hlstona de la lllter-
pretaclOn se pueden dlstlllgmr tres tipos pnnClpales
a) El pnmero se defllle por la relaCión entre fe y obras En la IgleSia
occidental es el tipo más difundido, se podría calIfIcar como el tIpO cató-
lIco daslco La metáfora de las vírgenes fue aplIcada generalmente 86 a to-
dos los cnstIanos bautizados, porque todas las vírgenes esperaban al novIO
La lámpara de las vírgenes evocaba a los comentanstas, o bien el cuerpo o
el alma de lo~ cn~tIanos87, o la fe o la gracia bautismal otorgada a todos 88
Pero el aceite son las buenas obras 89 Las vlrgenes prudentes tienen en-
tonces fe y obras, las neCIas confiesan al Señor, pero «descUidan las obras
de las vlrtude~»90 La parábola exhorta, por tanto, a sumar a la fe las obras
La fe no puede ser «desnuda», ha de estar lllformada, sobre todo, por el
amor actIvo 91

85 Algo parecido en Erfurt, Braunschwelg, Osnabruck y Hamburgo


86 E~ muy mfrecuente en la Edad Media la aphcaclOn de las vlrgenes a los re-
IlgWSI o a los conlemplatlvl, aphcaclOn que prolonga la mterpretaclOn ascetlca de
la IgleSia antIgua Un ejemplo de ello e~ Nlcolas de Lyra, sobre el pa,aJe (SIO pa-
gmaclón)
87 Piensan en el cuerpo, por ejemplo, MetodlO de Ohmpo, Symposwn, 6, 3 =
BKV 112, 334, Chnstlan v Stavelot, 1463 Es mas frecuente la aplIcaCión al alma,
por ejemplo en HIlano, 274 = SC 258, 206, Cesareo de Aries, De decem vlrglmbus,
PL 67, 1161, (Seudo-[?]) Agustín, Sermo 76, 4 = PL 39, 1893, Tomas de AqUIno
(Lectura), n o 2013
88 Piensan en la fe, por ejemplo, Cmlo de AleJandna ir 282 = 252, Jerom-
mo, 236, Opus lmpeifectum, 52 = 930, etc Las lamparas, es deCir, cuerpos o almas,
se encienden con la luz de la graCIa bautIsmal HIlano, 274 = SC 258, 206, Tomas
de AqUIno (Lectura), n o 2013, Musculus, 518, Brenz, 730 (tener lamparas sm acei-
te slgmfIca Olr el ~ermón, celebrar la cena, confesar el cnstIamsmo, pero sm el Es-
píntu santo)
89 Por ejemplo, Cmlo de AleJandna, fr 280, 282 = 250, 252, MetodlO de
Ohmpo, Symposwn, 6, 4 = 335, Jerommo, 236, Cesareo de Aries, De decem vlrgl-
mbus, PL 67, 1161, HIlano, 27, 4s = SC 258,206208, Opus lmperfectum, 52 =
930, Tomas de AqulOo (Lectura), n o 2017, Maldonado, 489s
90 Jerómmo, 236 Esto se corresponde con Sant 2, 17s
91 Nlcolas de Lyra sobre el pasaje «Fldem formatam cantate»
b) El segundo tipo de mterpretacJOn parenetica apunta a la recta m
tenclón de los creyentes Procede de Agustm 92 , por eso yo lo llamo el tI-
po agustmIGno Agustín no aplIcó la metáfora de las lámparas a la fe SIlla,
de acuerdo con Mt 5, 16, a las obras 93 Pero ¿que es entonces el aceIte?
Las explIcacJOnes de Agustín y sus segUIdores son un tanto confusas
Ellos hablan de la laetltlG Illtenor, de la buena conCIenCIa, pero tambIén
del amor y la verdadera fama 94 Se trata SIempre de la llltenclón con que se
hacen las buenas obras SI se practIcan úmcamente para agradar a las per-
sonas o para aparecer como buenos, carecen de «aceIte» Los tenderos a
los que acuden las vírgenes neCIas son, segun esta lllterpretacIón, adula-
dores y cobIstas El consejO de comprarles el aceIte es una áCIda lronía 95
c) Juan Cnsóstomo y sus segUIdores 96 defendIeron un tIpo especIal
de lllterpretaclón parenetIca el tlpO antIGScétlCO Juan Cnsóstomo tuvo
que dIscutIr con las lllterpretaclOnes que leían la palabra «vírgenes» en
sentIdo lIteral y velan en ella~ a mUjeres ascetas 97 TambIén él aphca lIte-
ralmente esa palabra a los que practIcan la contlllenCIa ~exual, pero se lll-
teresa Igualmente por una VIda rehglOsa en la cotIdlamdad, que es ase
qUIble a todos No basta la asceSIS los ascetas pueden ser vírgenes necias
SI, después de superar el deseo de amor carnal, no superan la codIcIa «El
aceIte es la solIdandad, la hmosna, la ayuda a los necesItados»98 Por eso,
los tenderos que pueden ayudar realmente a las mUjeres neCIas son los po-
bres De ellos tienen que preocuparse los avaros, mientras haya tIempo
d) Las mterpretaclOnes figuradas pueden servIr tambIén a la paréne-
SIS En la catedral de AmIens aparecen las vírgenes dIrectamente en la re-
presentacIón de la parabola del árbol bueno y el árbol malo En el pórtIco

92 Sermo 93 = PL 38,573-580 Ep 140,31 35 = CSEL 44,221-230 Sobre


interpretacIOnes de Agustln, cf Mann* El tipO de InterpretaclOn agustlmana apa-
rece mas tarde en forma especialmente pura en Gregono Magno, Beda, PascasIO
Radberto y Chnstlan v Stavelot Otros autores lo entremezclan con dIstintas inter-
pretaCIones o lo aducen como una poslbllldad hermeneutlca ma~
93 Agustln, De dnersls quaestlOmbus, LXXXII, 59, 3 = CChr SL 44A, 112s,
Sermo 93, 3 = PL 38 574, Ep 140, 31 = CSEL 44,221 224
=
94 Agustln, De dlversls quaestlOmbus, LXXXII, 59 3 113 «<Iaetltw>'), Ser-
mo 93, 5 = PL 38, 574 «<chantas»), 93, 10 = 577 «<secuntas consClentlae»), Gre
gno Magno, 12, 1 = PL 76, 118s (del resplandor de glona, que emana de DIOS y no
de las adulaCIOnes humanas), DlOmslO Cartujano, 272 «<smcentas conscJentlae»)
95 Agustm, Sermo 93, 11 = PL 38, 578 «Non consulentlUm, sed IrndentlUm
est Ista responslO» El Opus lmpeljectum, 52 = 933 señala aqUl a los sacerdotes que
son mercaderes Inutlle~ de aceite Sobre la Importancia de esta Iroma para la mter
pretaclOn de los refonnadores, cf mIra, n 112
96 Juan Cnsostomo, 78, Is = PG 58, 712s, Teofllacto, 424s, EutlmlO Zlgabe-
no, 629 633, cf Ischodad v Merv, 97s, DlOnlSlo bar Sallbl III, 41s
97 Cf supra, n 71
98 78, 1 = PG 58, 711
septentnonal de la catedral de Chartres, las vírgenes aparecen muy prÓXI-
mas a las vIrtudes y los VICIOS. A dIferencIa de las pnmeras representa-
CIOnes blZantmas 99 , en el gÓtICO es frecuente caractenzar a las vírgenes
neCIas por un atuendo muy a la moda 1oo La mterpretaClón parenétIca de la
parábola se mamfIesta de modo ImpresIOnante en la fIgura del «príncIpe
del mundo» tal como aparece en el portal suroccIdental de la catedral de
Estrasburgo (l! 6 [supra, 630])101 se trata de un varón dIstmgUIdo, vestI-
do a la moda, a su espalda, sapos y culebras Aliado hay una vIrgen ne-
cia que sucumbe a sus artes seductoras y comIenza a abnr el vestIdo La
culpa de las vírgenes consIste, pues, en su vIda mmoral TambIén aquí ve-
mos un claro paralelIsmo con los autos sobre las vírgenes que se repre-
sentaban en aquella época lO2
4 Intentos de aplicaCIOnes a la hlstona de la salvaCión Desde la an-
tIguedad tardía se conocen mterpretacIOnes que aplIcan el sIgmfIcado de
las vírgenes neCIas a la smagoga o a los Judíos, y el de las prudentes a la
IglesIa o a los cnstIanos Su punto de partIda hermenéutIco fue una pro-
puesta de mterpretacIón de las vírgenes en Jerómmo 103 y en la tradICIón de-
pendIente de él a tenor de la mIsma, las vírgenes neCiaS y las prudentes no
desIgnan sólo a los mIembros de la IgleSIa cnstIana que esperan al NOVIO,
smo a «todas las personas que parecen creer en DIOS mIembros de la Igle-
SIa, Judíos y herejes» SIgUIendo esta estela, en ocaSIOnes aplican la fIgu-
ra de las vírgenes neCIas a la smagoga o a los Judíos, y la fIgura de las pru-
dentes a la Ecclesla o a los cnstIanos104 Algunas representacIOnes artíStI-
cas clanfIcan aún más este tIpO hermenéutIco las vírgenes pueden ser do-
tadas de atnbutos de la Ecclesla o de la smagoga lOS , o la pnmera de las pru-

99 Sólo en el Codex RossanenS1S (mfra, 626, II 2) van la~ vlrgenes pruden-


tes vestIdas de blanco, las neCIas, de dIferentes colores
100 Un buen ejemplo ofrece tambIén la representacIón sobre el dIntel de la
Galluspforte en la catedral de BasIlea las vírgenes prudentes tIenen la cabeza y el
cuello velados al estIlo de las monjas, las necIas lucen vestIdos ajustados que dejan
resaltar claramente los pechos y el cabello suelto y colgante
101 La fIgura del «pnnclpe del mundo» en el CIclo de la~ vlrgenes es una «In
venclón» de Estrasburgo RepresentacIOnes postenore~ Indican ~u gran InfluenCIa,
por ejemplo, en la catedral de Fnburgo o en el portal oe~te de la catedral de Basllea
102 Cf lo~ ejemplos n 81 y 118
103 236
104 DefIende esta InterpretaclOn, como vanante, DlOmslO bar Sahbl 111, 42
(letrados y fanseos =vlrgenes necIas) Alberto Magno 11, 126 la combIna con la In-
terpretaclOn agustImana Las vIrgenes necIas son los letrados y fanseos, que care-
cen de la recta mtentlO y son hlpócntas Se mamfIestan polémlcamente contra esa
InterpretaclOn el Opus lmperfectum, 52 = 930 (los judlOS no esperan al NovIO) y
PascasIo Radberto, 838
105 En la «vldnera de las vírgenes» de la catedral de Naumburg, las vírgenes
prudentes llevan coronas, y a las vlrgenes neCIas las coronas se les caen de la ca-
beza, algo pareCido en la IgleSia de Nuestra Señora de Bamberg
dentes o de las neClas puede caractenzarse como Ecclesw o como smago-
ga respectlvamente 106 Pero las fIguras de la EccleslG y la smagoga pue-
den adoptar Igualmente, como en el portal oeste de la catedral de Erfurt,
rasgos de las vlrgenes prudentes y de las vírgenes necias Algo parecldo
cabe observar en los autos teatrales sobre vírgenes El autor de la pasión
de Alsfeld (1501) presenta el debate de las vírgenes prudentes y neClas a
base del auto de Elsenach, pero lo pone en boca de la EccleslG y la sma-
gaga respectIvamente lÜ7 La ~magoga desempeña, pues, aquí el papel de
las vlrgenes necias (mmorales y lIcenCiosas)
5 Mt 25,1-13 en la controverSlG confesIOnal Slgmendo la mterpre-
taClón agustllllana, los reformadores dplIcaron casI unálllmemente la me-
táfora del acelte a la fe 1ü8 o al Espíntu santo 1Ü9 De ese modo '>e mVlrtló el
sentIdo del texto frente a la mterpretaClón parenétIca clásico-católIca ya
no es Importante que la fe sm obras sea fe muerta, '>lilO Justo lo contrano,
que las obras Slil fe de nada sirven ante DIOS La antítesIs verbal e'> clanfI-
cadora para Maldonado, la parábola mdlca que «la fe sm la'> buenas obras
no sirve para la salvaClón»\\\l Para Brenz, en cambIO, «cualqmer obra que
realIces para expiar tu pecado con su mento, no bnlla ante DIOS porque le
falta el aceite de la fe» III En partIcular los polemistas prote~tantes, Sl-
gmendo a Agustm, dmgen sus cntlcas a la medlaclón ecleslal de la salva-
ción ¡es absurdo acudir a «vendedore,>>> para obtener el aceite de la fe' Lo
que venden los «pfaffl & monachl» misas de difuntos, mdulgencIas,
«menta sanctorum & nesclO qmd non»112, es superfluo e mútIl En realI-
dad, el contraste entre ambas mterpretaclOnes no era tan grande los pro-
testantes tampoco se recataban en afIrmar claramente de qué fe hablaban
Muchos explIcaron sm ambages que hablaban de la fe que fructifica en
buenas obras l13 Naturalmente, la mterpretaClón cláSlco-catolIca de este
pasaje es mucho mas próxima a Mt, que estaba mteresado en la obedien-
CIa a los preceptos de Jesus, donde se malllfIesta pnmanamente la «Vigi-
lanCIa» de los miembros de la comullldad

106 En St Martm de Braunschwelg


107 Schnelder (supra, n 80), 7
108 Lutero (Evangeüen Auslegung) JI, 846 (sermón de 1522), Zwmgho, 391,
Bucer, 184
109 Lutero, sermon de 1537, WA 45,387, Brenz, 730, Coccems, 39, GroclO
Il,266
110 489 «Solam fIdem sme boms openbus ad salutem non valere»
111 731
112 Bulhnger, 218B (CIta), Zwmgho, 392, Musculus, 529, Coccems, 19 (CI-
ta) Yd Cmlo de AleJandna, fr 280 =251 e HJ!ano, 275 =208 toman pIe de e~te pa-
saJe pard censurar a aquellos que qUIeren hacer~e ayudar con los mentos de otros
113 Zwmgho, 391 (<<Fldes quae fomentum dat openbus»), Muscu1us, 528
(<<Fldes bona opera glgmt»), Bulhnger, 218A (<<Fldes est chantate effIcax»), Dlck-
son, 340 (<<FaJth workmg by love»)
De nuevo un texto bíblico desarrolla un rico potencial semán-
tico al hilo de su influencia histórica. De especial interés e impor-
tancia es que su recepción en la espiritualidad mística, el arte, el
canto y el teatro fuera tan intensa. Imágenes, cantos y representa-
ciones escénicas transmiten experiencias. En eso coinciden con las
historias que Jesús narró. No son materiales para obtener conoci-
mientos intelectuales o teológicos, sino que involucran a los oyen-
tes: éstos acompañan, se identifican, expresan sentimientos, pro-
testan o se alegran. El canto (2a), la representación escénica (2b) Y
las artes plásticas (2a.2b.3dA) recuerdan que las experiencias son
más fundamentales para la fe que los conocimientos. No se puede
soslayar su importancia hermenéutica, ni excluirlas de la interpre-
tación y, por ende, del comentario como meras «aplicaciones».
¿Qué cabe decir, a la luz del sentido original del texto, sobre su
desarrollo posterior? Lo más alejado de ese sentido es quizá la in-
terpretación basada en la historia de la salvación (4). También es-
tá muy alejada del sentido original la interpretación individual (1),
y no sólo porque Mt 25, 1-13 contemple la parusía cósmica de
Cristo para el juicio universal, sino sobre todo porque no trata del
recto conocimiento ni de la transformación de los sentidos, sino de
la práctica cristiana, que es lo decisivo. Lo más próximo a Mateo
es el tipo «católico» de interpretación parenética (3a).
Los restantes tipos hermenéuticos hay que juzgarlos estable-
ciendo diferencias: En la mística nupcial cristiana (cf. 2b), el tex-
to mateano fue leído en línea «canónica» a la luz de otros textos bí-
blicos, como el Cantar de los cantares o 2 Cor 11, 2. Esto es, a mi
juicio, básicamente legítimo. ¿Se puede enjuiciar así la interpreta-
ción de la Reforma (5)? Ésta puede remitirse a Pablo, pero contra-
dice frontalmente la orientación del texto mateano. También yo
considero importante la plena libertad para destacar en determina-
das situaciones unos acentos muy concretos del potencial semán-
tico de un texto: Así lo hizo -en relativa proximidad a la intención
básica del texto mateano- Juan Crisóstomo cuando insistió en la
beneficencia «ordinaria», es decir, el amor, frente a los ascetas
(3c). La relevancia que Agustín atribuye al amor (3b) tampoco es
muy ajena al evangelista, para quien el amor es un precepto gran-
de. Pero ¿qué relación guarda con el evangelista el intento de refe-
rir el texto a la «virginidad» ascética (cf. 2a)? Para él, la perfección
no está en la ascesis, sino en el amor; pero conocía también el don
específIco de la contmenCIa sexual (cf 19, lIs) Lo más dIfícIl de
Juzgar son, para mí, las CIrcunstancIas en que el texto fue puesto al
serVICIO de la predIcacIón del JUICIO (2b) (,Es líCItO meter el mIe-
do en el cuerpo de extraños e mdIferentes con este tIpO de amena-
za a través de la gran dIsyuntIva aut aut ') Mateo lo hIZO ante
una comumdad que sabía mucho de la graCIa Pero en el contexto
de la IglesIa popular de la Edad MedIa y Moderna, que acogía a to-
dos, semejante predIcacIón del JUICIO es muy problemátIca

Resumen

La parábola mateana se orIenta haCIa la parénesIs y de cara a la


comumdad Los lectores aprenden así que no todos los que son lla-
mados a la fIesta nupCIal de Cnsto partIcIparán en ella En el JUICIO
fmal habrá una fIsura en la congregacIón de los fIeles, que separa-
rá a los escogIdos de los llamados (cf 22, 14) Lo Importante al fI-
nal no es la llamada, smo la respuesta, no la lámpara, smo el aceI-
te, no la pertenencIa a la comumdad, smo las obras La eleccIón
que se realIza en la parábola -todas las mUjeres esperan al novlO-
no deja a los lectores mnguna pOSIbIlIdad de proyectar las fIguras
negatIvas del relato a personas fuera de la comumdad Esto se co-
rresponde con la concepcIón mateana de la comumdad como un
«corpus permIxtum» (cf 13,36-4347-50,18,6-14,22,11-14,24,
9-14) La parénesIs cobra mayor peso por la IgnorancIa del mo-
mento del JUICIO (v 13, cf 24, 3642) I SIempre puede ser dema-
SIado tarde' Pero la paréneSIS no aparece fundamentada de ese mo-
do Mt no se mteresa por el sentIdo de la «VIgIlancIa» Este sentIdo
no es, para Mateo, que uno VIVa en permanente tenSIón para no lle-
gar tarde al momento exacto «VIgIlanCIa» sIgmfIca, más bIen,
cumplIr el encargo de Cnsto en una obedIenCia tan duradera, total
e mdIVIsa que -como dIce la parábola gráficamente- el momento
de la parusía no le qUIte a uno el sueño, porque está dIspuesto en
cualqUIer momento y no neceSIta cambIar en el últImo mmuto DI-
cho en fórmula extrema, el momento mCIerto de la parusía resulta,
en el fondo, totalmente mdIferente para aquellos que en todo mo-
mento hacen la voluntad del Padre 114

114 Esto lo ve muy claro J e B1umhardt, Schriftauslegung, Zunch 1947,


Con este resumen qUIero combmar una consIderaClón crítIca
Su punto de partIda es una observacIón sobre el presunto sentIdo
ongmal de esta parábola en Jesús y otra sobre la hIstona de la m-
fluencIa Una boda es un asunto alegre ¡ser mVItado a ella es her-
moso'

Jesús quería explIcar, qUlza, en esta parábola la partIcIpaclOn en la


fiesta del remo de DlOS orgamzada por él, y el esfuerzo que reqUIere En
Mateo es perceptible aún algo de esa alegna el novlO es Jesus, al que co-
nocen los miembros de la comumdad, el que actuó en su vida entre los
dIscípulos (9, 15) Y ahora no los hace esperar solos, smo que esta «con
ellos» como Enmanuel La espera del novlO de la parusía debIó de estar
asoCIada para la mayoría de los mIembros de la comunIdad a sentImIentos
de anhelo y gozo La hlstona de la mfluencla de la parábola, desde las ms-
cnpclOnes funeranas más antIguas hasta nuestros cantos de IglesIa, hace
sentIr Igualmente algo de esa alegría que qUIta a la propIa muerte su ca-
rácter SImestro Por eso pudIeron señalar tambIén, con razón, algunos co-
mentanstas antIguos que las mUjeres prudentes obran por amor (amor) y
no por temor (tImar) I 15

Pero Mt puso un nuevo acento, sobre todo con sus versículos


fmales. parece preponderar ahora la mcertIdumbre, mcluso la ame-
naza de la exclUSIón (,Destruye el desenlace de la parábola el tono
fundamental de alegría que late en ella? (,No debía Jesús, el men-
saJero del amor mfIlllto de DIOS, abnr la puerta a la fIesta de la ale-
gría, tambIén para aquellos que expulsaron a DIOS de sus VIdas?
Es, al menos, lo que SIente NIkos KazantzakIs, que narra nueva-
mente, y de otro modo, el fmal de la parábola de las vírgenes

«'(,Qué harías tu SI fueras el novlO, Natanae1?', preguntó Jesús, mI-


rándole con sus grandes oJos azules Natanael guardó stlenclO No veía
muy clara la opción Por una parte querría despacharlas, la puerta estaba
ya cerrada, así lo ordenaba la Ley, por otra, le daban lástIma y qUISIera
abnrles

152 «Pero nosotros no sabemos nada del dla o la hora De ello se sIgue que ar
momza bIen con el temple de urgencIa el contmuar en las cosas ordmanas como SI
ese dla u hora no fuese mmmente» DIcho en lenguaje mateano, estar lIsto slgmfl
ca hacer la voluntad del Padre y recorrer el cammo del amor totalmente al margen
de que la parmla tenga lugar hoyo mañana
115 DlOmslO CartuJano, 273, dIce de las vlrgenes neCIas «lngemmant Doml
num, non cantate, ~ed necessltate, non vero amore, sed naturalI affectIone et tImo
re Ideo mI merentur»
'Yo abnría ',dIjo en voz baja para que no le oyera el más vIeJo de la
aldea No podía resIstIr su mIrada
'BIen hecho, Natanael', dIJo Jesús nsueño, y le extendIó la mano co-
mo SI le bendIjera 'En este momento has entrado VIVO en el paraíso sm
pasar por la muerte'
Lo mIsmo hIzo el novIO GrIto a los cnados '¡Abnd la puerta, esto es
una boda, todo~ deben comer y beber, y estar alegres' Dejad entrar a las
vlrgenes dlstraldas y que se laven los pIes, que han Ido lejos'»116

TambIén a mí me gusta esta versIón de la hlstona más que la


del Jesús mateano A este Jesús hay que preguntarle SI, en su pará-
bola, el amor de DIOs sIgue temendo la últIma palabra Pero queda
tambIén la pregunta de SI una parábola del amor puro de DIOs co-
mo la que narra Kazantzakls no mduclfía a los hombres a hacer
cálculos propIOS con ese amor y, en consecuenCIa, a no tomar en
seno al DIOS santo l17 Es exactamente lo que hICIeron las mUjeres
neCIas 118

f) La parábola de los talentos (25, 14-30)

BlbllOgrafla Bogaert, L, Geld (Geldwlrtschaft) B I 1 e, en RAe IX,


1976,847-849, Derrett, J D M, Law In the New Testamen The Parable
of the Talents and Two Logia ZNW 56 (1965) 184 195, Dldler, M , La
parabole des talent~ et des mines, en I de la Pottene, De Jésus aux Evan-
gIles FS J Coppens, 1967 (BEThL 25),248-271, Dletzfelbmger, e, Das
Glelchms von den anvertrauten Geldern BThZ 6 (1989) 222-233, Dre-
wermann, E, Tzefenpsychologle und Exegese II, Olten 1985, 746-753,
Dupont, J , La parabole des talents ou des mlne~ (Mt 25, 14-30, Lc 19,
12 27), en Id, Etudes (vol II), 744-760, Erlemann, K ,Das Blld Gottes In
den synoptlschen Glelchmssen, 1988 (BWANT 126),196-221, FIedler, P,
DIe ubergebenen Talente BILe 11 (1970) 259-273, Foerster, W, Das
Glelchms von den anvertrauten Pfunden, en Id (ed), Verbum Del manet
In aeternum FS O Schmltz, WItten 1953,37-56, Kahler, e, Jesu Glelch
msse als Poesle und Theraple, 1995 (WUNT 78), 164 190, Kamlah, E,

116 N Kazantzakls, La ultIma tentaclOn (6 tE),.EUtaio~ JtELQa(J'w~), Madnd


1995,cap 15
117 Cf supra, 708s
118 En el auto de las dIez muchachas de Elsenach (supra, n 80), verslOn A
93 95, la segunda muchacha necIa dIce «DIsfrutaremos aun treInta años / Despues
nos hacemos cortar el cabello / y vamos a un monasteno»
Kntlk und [nterpretatlOn der Parabel von den anvertrauten Geldern
KuD 14 (1968) 28-38, Khngenberg, E, Das lsraelltlsche Zlnsverbot In
Torah, Mlschnah und Talmud, 1977 (AAWLM G 1977, n o 7), Lambrecht,
Treasure (vol III), 217-244, Lovestam, E Logza Studu'n 8tTh 4 (1951-
1952) 129-165 (sobre v 29), Manns, F, La parabole des talents Wzr-
kunsgeschzchte et raclnes Juzves RevSR 65 (1991) 343, 362, McGaughy,
L , The Fear of Yah'weh and the MzsslOn of Judazsm A Postexzlzc Maxlm
and zts Earlv Chnstzan Expanszon In the parable of the Talents JBL 94
(1975) 235-245, Mlegge, M , [talentz meSSI a profztto L'mterpretazzone
della parabola dez denarz affidatz az servz dalla Chzesa antlca a Calvmo,
Urbmo 1969, Orbe, A, Parabolas evangélIcas en san [reneo II, 1972
(BAC 332) 3-84, Pmg 1 Tarrech, A, La parabole des talents (Mt 25 14-
30) ou des mines (Le 19, [1 28), en A cause de l'Évangde FS J Dupont,
1985 (LD 123), 165-193, Resenhofft, R W, Jesu Glezchnzs von den Ta-
lenten, erganztdurch dIe Lukas-Fassung NTS 26 (1979-1980) 318-331,
Rmlker, e , Die Gerzchtsverkundzgung Jesu, dIsertaCIón académIca Bern
1991,272-287, Rohrbaugh, R L, A Peasant Readzng ofthe Parable of
the Talents/Pounds A Text ofTerror BTB 23 (1993) 32-39, Scott, Hear
(vol III), 217-235, Welser, A, DIe Knechtsglelchnzsse der synoptlschen
Evangelzen, 1971 (StANT 29),226-272, Zerwlck, M, DIe Parabel vorn
Thronanwarter Blb 40 (1959) 654-674
Más blb11Ografía** sobre Mt 24-25, supra, 519s

14 «(Es como) un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus


esclavos y les encomendó su hacienda: 15 a uno le dejó cinco
talentos, a otro dos, a otro uno, según sus capacidades; y se au-
sentó. En seguida ¡, 16 el que recibió cinco talentos fue a nego-
ciar con ellos y ganó otros cinco [talentosF 17 El de los dos ta-
lentos ganó también 3 otros dos; 18 en cambio, el que recibió
uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

1 Elr(}Eú)~ aparece refendo a UJtEOlJf1lJOEV en la tradlclon occidental (,mclUl


da la Vulgata') y en me La cuestIon es Irresoluble en la mayona de los manuscn-
tos gnegos por falta de sIgnos de puntuaclOn En favor de la puntuaclOn defendida
ocaSIOnalmente desde 1800 (entre otros, por Fntzsche [vol II], 737) Ysiempre por
las ediCIOnes modernas del nuevo testamento, con el fmal de frase antes de dr(}E(J)~,
cabe adUCir 1) que Mt coloca sIempre E1')'(}E(J)~, en otros pasajes, delante del verbo,
2) que solo aSI tiene sentido el adverbIO el pnmer esclavo obedece sm perdlda de
tIempo
2 TUf.UVTa, que falta en Nestle Aland26 , esta muy bien atestiguado por K, D,
W, f113, 'IR Yotros, y podna ser ongmal
3 Km es representado, entre otros, por B, D, fl 13, me, It, sy, sa, mae, bopt , y su
ausenCla, casI solo por K, El, vg y algunas transmlSlones del boha1f1co (¡y por Nes-
tle Aland 261 )
19 Al cabo de mucho tiempo vuelve el señor de aquellos es-
clavos y se pone a saldar cuentas con ellos. 20 Se acercó el que
había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco diciendo:
'Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco'.
21 Su señor le respondió: 'Muy bien, esclavo bueno y fiel. Has
sido fiel en lo poco, te pondré al frente de mucho; ¡entra en el
gozo de tu señor!'.
22 Per0 4 entonces llegó también el de los dos talentos y di-
jo: 'Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos'.
23 Su señor le dijo: 'Muy bien, esclavo bueno y fiel. Has sido
fiel en lo poco, te pondré al frente de mucho; ¡entra en el gozo
de tu señor!' .
24 Pero se acercó también el que tenía un talento y dijo: 'Se-
ñor, supe que eras un hombre duro, siegas donde no sembras-
te y recoges dondes no esparciste; 25 me asusté y fui a esconder
tu talento bajo tierra. ¡Mira, aquí tienes lo tuyo!'. 26 Pero su
señor contestó y le dijo: •¡Esclavo malo y miedoso! ¿Sabías que
yo siego donde no sembré y recojo donde no esparcí?6. 27 ¡Pues
entonces debías haber entregad07 mi dinero a los banqueros,
para que al volver yo pudiera recobrar lo mío con los intereses!
28 ¡Quitadle, pues, el talento y dádselo al que tiene diez!
29 ¡Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará!
¡Pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará! 30 Y al
esclavo inútil echadlo a las tinieblas de fuera; ¡allí será elllan-
to y el rechinar de dientes!'».

Análisis

1 Estructura La nueva parábola enlaza medIante el WanE!?, sm solu


clón de contmUldad, con la frase de advertencIa del v 13 En sus formu-
laclOne~ hace recordar a los lectores relatos antenores de Jesus el deudor
sm entrañas de 18, 23-35 (palabras y frases clave comunes -CUAUV'tOV,

4 dE falta en ~", B, sa
5 AtracclOn del adverbIo de lugar En realIdad tendna que fIgurar EXElftEV oi)
(Bl Debr Rehkopf § 437, 2)
6 El v 26b debe entenderse qUlza como pregunta y no como aflrmaclOn con
sentIdo conceslvo en el segundo caso cabna esperar en el v 27010 en lugar de ouv
7 BaAAúJ = xa,a~aAAúJ cf LIddel Scott s v II, 6d
(JuvmQm AOYOV) y, sobre todo, el relato del admIll1strador en 24, 45-51
(palabras y frases clave comunes m(Jtoe; OOUAOe;, Xa1(h(Jtr¡~L lom, Ó xu-
QLOe; tou OOUAOU loXELVOU, loXEI f(JtaL Ó XAUU{}~Oe; XaL Ó ~Quy~oe; twv
ol)ovtmv) Este úlbmo relato, todavía fresco en la memona, lo utIlIzarán
los lectores con toda naturalIdad para la mterpretaClón TambIén en los
versIculosfmales-v 29(cf 13, 12)yv 30(cf 8,12,22, 13,24,51)-re-
suenan algunas lOCUCIOnes conocIdas
La parabola consta de una exposIcIon narrada concIsamente, que re-
fIere la entrega de dmero que hace el señor antes del VIaje (v 14s), la pa-
norámIca de lo ocurndo entre la partIda y el regreso del señor (v 16-18) y
la larga escena fmal, que narra la rendIcIOn de cuenta~ de los tres esclavos
(v 19 30) En esta escena fmal sorprende la gran deSIgualdad en el tIem-
po dedIcado a los tres esclavos despues de los dos dIalogo~ lacomcos del
señor con los dos pnmeros (v 20s 22s), el dIálogo con el tercer esclavo
ocupa el maxlmo espacIO (v 24-30) dos qumtas partes de toda la parabo-
la La conclusIOn consIste, como en otra~ parábolas 8 , en un dISCurso muy
extenso del señor (v 26-30) El mterés pnnclpal reSIde, pues, en este ter-
cer esclavo y en lo que el señor le dIce
La narraCIOn es muy estereotIpada y contIene numerosas repetICIOnes
y corre~pondenClas Así, las dos escenas de saldo de cuentas con los es-
clavos «productIVOs» (v 20s 22s) son casI lIteralmente Iguales El hecho
de haber ganado Clnco o dos talentos se repIte pesadamente en los dIálogos
con el señor (v 16s 20 22) Lo mIsmo vale para Id ocultacIón del dmero
baJO tIerra por el tercer esclavo (v 1825) En el dIálogo entre el señor y el
tercer esclavo, el señor repIte la caractenzaClón en frase hecha {}EQL~mv
óJtou oux f(JJtELQUe; XaL (Juvuymv ó{}ev ou OLwxoQm(Jue; (v 24 26) Las
repetICIOnes se corresponden con un modo narratIvo popular y con el es-
tIlo matean0 9 El narrador las emplea SIempre con extrema habIlIdad Es
to vale sobre todo para la escena mtermedla, v 16-18 Aquí adVIerten los
lectores que en esta hIstona todo se Clfra en la gananCIa TambIén aquí fI-
Jan la atenClón en el tercer esclavo, porque su conducta se desvIa de la de
los otros dos y no aporta ganancia Por eso, ya en el v 18 se hacen la pre-
gunta declSlva para la parábola cómo Juzgara el señor este comporta-
mIento 10 Lo que SIgue ahora, el doble saldo de cuentas con los dos pn-
meros esclavos, repetIdo machaconamente (v 20-23), hace de elemento
ralentlZador que mcrementa la tensIOn que el señor alabe a los esclavos
productIVOS era de esperar, pero ¡los lectores qUIeren saber fmalmente
que le ocurrIrá al tercer esclavo I Al mismo tIempo, estas dos breves esce-
nas ejercen una funCIón Importante, porque atraen la atencIOn de los lec-

8 Cf 13, 29s, 20,1315, Le 14, 23s, 16,8-13


9 Hay repeticIOnes analogas en 18,23-35,20,1 15 Y 25,31 46.
10 J D Crossan, In Parables, New York etc 1973, 101
tares, por pnmera vez, hacia la hondura metafonca de la parábola «Entra
en el gozo de tu señor» Desde el v 24 comienza el punto capital de la pa-
rabola Aquí sorprenderá a los lectores la caractenzaclón del señor, pues
no podían esperarla Al repetirla el propIO señor en el v 26, se les queda
grabada en la memona En este pasaje mlClarán &u personal labor herme-
néutica
2 Fuente Lc 19, 12-27 conserva una vanante del relato la parabola
de las mmas (,EXIStIÓ un texto Q prevIO? Creo que hay más razones en
contra que a favor!! la comCldenCla verbal es muy eXigua, salvo el dis-
curso directo en las escenas de diálogo, y tamblen allí hay, dentro de la
comcldenCla, desviacIOnes que muchas veces apenas son exphcables por
la vía redacClona¡I2 Sólo es llamativa la pnmera comcldenCla relatIva-
mente grande v 29 = Lc 19, 26!1 NI en Mt nI en Lc aparece la parábola
dentro de un contexto de matenales Q Su puesto en Q tendría que estar
detras del dISCurSO escatologIco de Q 17, pero allí no hay ya nIngún tex-
to Q seguro Nuestro texto llama, ademas, la atenCIón por el género !Ite-
rano, Q no contiene en otras partes nInguna parábola extensa Yo postulo,
pues, que el texto procede de un fondo especIal y que Lc 19, 12-27 es una
vanante transmItida de modo mdependlente Como en otras grandes pa-
rabolas, los mateísmosl 4 dIstnbUldos umformemente por todo el texto, y

11 Hoy parece ganar terreno la te~!s de que no hay tal texto Q, cf , por eJem-
plo, WeIser*, 227-258, Sato, Q (vol II), 22, Agbanou~*, 157-167, Rmlker*, 277,
Jacobson, Cospel (vol III), 244, difieren, entre otros, Luhrmann, RedaktlOn, 71,
Schulz, Q, 288 29')
12 Por ejemplo, el diferente orden de los elementos de respue~ta del esclavo
medroso en los v 24s 11 Lc 19, 205, los dos hapax legomena OXVllQoe;/uuOl:llQoe; en
el v 2611 Lc 19, 215, la vanaClOn ouvuyw ÓftEV ou lílEOxoQmou y uiQwv Ó oux
Eftllxu, en puesto dIferente, v 242611 Lc 19, 2ls
13 A dIferencIa de Mc 4, 25 par elloglOn comIenza con partlclplO y JtUVtl en
datlvo Es redacclOn mateana XaL JtEQLOOEuftlloETaL (como 13, 12)
14 Son claros mateIsmos, ~egun vol 1, 57ss v 14 WOJtEQ YUQ, ilílOe;, v 15
[tEV, líE (ca 19 veces en OposlClOn a [tEV, en Mc ca 2 veces), EuftEwe;, v 16 JtO
QEuftEle;, AU~WV, v 17 WOUUTWe; (cf 20,5,21,3036), v 18 líE, AU~WV, am:Aftwv,
v 19 EXELVOe; (cf espec 18,27,24,50), OUVaLQw AOYOV [tETU (cf 18,23), v 20
JtQooüftwv, AU~WV, JtQom:pEQw, AEyrnv, v 21 qJll[t1 + dat + subJuntIvo, v 22s cf
v 205, v 24 JtQooEAftrnv líE, v 25 aJtEAftrnv, v 26 aJtoxQlftEle; líE + subJuntivo, v
27 oDV, aQyuQlu (plural), v 28 ouv, v 29 YUQ, XaL JtEQlOOEUftll0ETaL (cf 13,12),
>obre v 30, cf 8, 12,22, 13 Son pOSIbles como redacclOn mateana v 14 aJtolíll
[tErn (cf 21,33 YMc 13,34), JtUQulíllírn[tl, TU UJtUQXOVTU (cf 19,21, 24, 47), v
15 TUAUVWV (cf 18,24), ÉxUOl:W XaTU (cf 16 27), v 16 TUAUVWV, EQyu~O[taL,
UAAOe; + numero (cf 4,21), v 17 unoe; + numero v 18 xQuJtTrn, XUQIOe; con ge-
mtlvo posesIvo (Mt 19 veces 1 Mc 4 vece, 1 Lc 8 veces, sobre todo en parábolas),
v 20 Unoe; + número, tUAUVWV, JtuQulíllírn[tl, v 21 XUQIOe; con gemtlvo pose~I­
vo, dOEQXO[taL (cf dIChos-~UOlAEIU), mowe; (cf 24,45), XUftLOTll[t1 Em (cf 24,
4547), v 22s cf v 205, v 24 tUAUVWV, ouvuyrn/oxoQm~w (cf 12, 30), v 25
qJO~EO[taL, xQuJttrn, tUAUVWV, v 27 ElíEllrreal!s (cf 18,33), v 28 tUAUVWV Son
muy densos, Junto con el lenguaJe escogIdo y umtano, hacen cOllJeturar
que Mt fue el pnmero en poner por escnto esta verSIón de la parábola Só-
lo del últImo versículo (v 30) cabe afIrmar con certeza práctIca que no es
redacCIón de Mt Pero las comcldenclas, relatIvamente numerosas, con Lc
19, 12-27 en las partes de dIálogo, mdlcan que, ya en la transmIsIón oral,
el texto del relato era relatIvamente estable
3 Hlstona de la tradlClOn y ongen La base para la hlstona de la tra-
dIcIón es la comparacIOn con la vanante Lc 19, 12-27 La mvestIgaclón
ha alcanzado un consenso según el cual nI la verSIOn lucana nI la matea-
na se puede consIderar más antIgua en térmmos generales, smo que cada
una de ellas ha conservado CIertos rasgos antIguosl 5
Son Indudablemente secundanos en Lc todos los detalles relacIOnados
con el tema del aspIrante al trono que emprende VIaJe, dIspuesto a hacer-
se confIrmar su remo en un país lejano (1 Roma 1) contra la protesta de sus
propIOS súbdltOS1 6 -como fue el caso de Arquelao, hIJO de Herodes l7 - El
tema mcluye Lc 19, 1214 15a 27 y la recompensa de los esclavos dlh-
gente~ con gobIernos cIvIles en V 17 19, qUIzá tambIén el numero de los
esclavos (dIez) en el V 13 18 Pero no hay mngún mdlCIO de que Lc sea el
pnmero en msertar el tema del aspIrante al trono En Lc es probablemen-
te secundano el comportamIento del tercer esclavo que guarda el dmero
en un pañuelo su extrema mdolencla, por tanto 19 Esto se corresponde
con la tendencIa que observamos tambIén en la vanante tardía del Evan-
geho de los nazarenos el tercero derrocha allí el dmero de su señor con
prostItutas y flautlstas 2U , qUIen es condenado por DIOS, tIene que haber ac-

hapax legomena eli, ox1-.r¡Qo<:;, oxvr¡Qo<:;, l:QaJtE~l1;r¡<:;, XO¡.LI~úl, aXQElo<:; No son


maleanos, por otras razones OQUOOúl yfjv, uQyuQlov (smgular), ¡.Leca Jto1-.uv XQO-
vov, loe (cf vol I, 76s), et1-.r¡<púl<:; (parllclplO perfecto)
15 Schmld, 349s con~ldero aun la verSlOn lucana como meqUlvocamente mas
antIgua, por no contener rasgos alegoncos, pero olVIda su caracter no umtdno
Gundry, 502510 supone que Mt 25,14-30 es un relato modulado redacclOnalmen-
te por Mt sobre la ba~e de Mc 13,34 Yde la verslOn baslca de Lc 19, 12-27
16 La te~ls de una parabola autonoma sobre el pretendIente al trono e~ defen-
dIda sobre todo por Zerwlck*, aunque su parabola parece luego casI Igual que la
alegona del señor que parte de vIaje Pero una parabola autonoma sobre un preten-
dIente al trono no es reconstrUlble Por eso Weder, Glelchmsse (vol III) 194s, es
mas acertado cuando habla de «elementos de un pretendIente al trono»
17 Josefo,Ant 17,300316
18 Tamblen en Lc se habla a contmuaclOn solo de tres
19 El tercer esclavo de Lc es de~obedlente a la orden exphC1ta del señor (v
13) Por eso lo que dIce al señor suena a lromco e msolente el pañuelo no parece
expresar bIen el mIedo al amo severo Una rephca contra esta tesIs es que un ta-
lento es pe~ado y demaSIado grande (126 35 kgl) para poder guardarlo en un pa-
ñuelo, parece que, con el cambIO a talentos, Mt se VIO obhgado a renuncIar al p~­
ñuelo (asI, por ejemplo, Schmld, 349, Gmlka JI [vol JI], 358)
20 Fr 18, texto en Schneeme1cher 1', 135
tuado moralmente de modo reprobable TambIén es secundano, probable-
mente, el mandato explícIto del señor a sus esclavos de hacer negocIOs
(Lc 19, 13), no hay razón alguna para que ese mandato falte en Mt, que da
globalmente más relevancIa al comportamIento de los esclavos Es pro-
bablemente secundano, por últImo, Lc 19,25, un versículo que qUIzá fue
añadIdo tras la adICIón del loglOn del v 29 (cf mfra) como versículo de
tranSICIón
En Mt es secundarla, con muy alta probab¡lzdad, la sustItucIón de las
mmas por los talentos A Mt le atraen las ~umas elevadas de dmero 21 , y
eso de que los dos pnmeros esclavos hayan SIdo fIeles «en lo poco» (v
21 23) sobresalta un tanto Las mmas de Lc, en cambIo, tIenen que proce-
der de una tradIcIón antIgua, porque no se ajustan ya a las posIbIlIdades
económIcas de un pretendIente al tron0 22 Son Igualmente secundanas las
dos promesas escatológIcas de los v 21 23 a los esclavos dIlIgentes van a
«entrar en el gozo de su señor», ellas multIplIcan la cantIdad recIbIda y se
ajustan al versículo escatológIco 30, esos versículos pueden ser redaccIO-
nales, como lo es éste Es poslblemente secundarlO, en fin, que los escla-
vos recIban dIferentes sumas de dmero Esto responde a su t('na ClVvaftLl;
(v 15) y apunta probablemente en sentIdo alegónco a la dIversIdad de las
dotes humanas 23 En lo referente a la «escena mtermedla» mateana (v 16-
18), la cuestIón es muy dudom E~a escena tIene una funcIón Importante
en el relat024 , pero no es posIble explIcar por qué falta en Lc ME'W nOA:uv
XQOvov (v 19) suele entenderse como referencIa a la demora de la paru-
sía, y se tIende por eso a consIderarlo como secundano Pero esto es muy
dudoso, porque los dos e~clavos, que según Lc obtIenen en el período de
ausenCIa de su señor una ganancIa que ha multIplIcado por dIez o por cm-
ca la cantIdad confIada (Lc 19, 1618), han estado negocIando «mucho
tIempo»25 TambIén es muy dudoso el orden de los elementos de dIálogo
en la respuesta del tercer esclavo Mt 25, 24s // Lc 19, 20s

21 Cf 18,24 Un talento vale 60 millas, una milla 100 denanos, un denano el


Jornal de un trabajador La sustltuclOn de las millas por talentos puede ser redac-
clOna!, aunque no necesanamente
22 Cf la casI grotesca descnpclón de los v 24s, donde el esclavo que ahora
es gobernador de una decapohs reCIbe de nuevo una milla, de ahl que los cIrcuns-
tantes dIgan en son de reproche ,,¡TIene ya dIeZ millas'» ¡QUlza en aluslOn a las
dIez CIUdades 1
23 AntíteSIs en Lambrecht, Treasure (vol III), 225s Lc tIene querencIa por el
número 10 (,0 alegonzo tambIén Lc, slgmficando que alguna~ personas sacan mu-
cho partIdo de sus cuahdade" a dIferenCIa de otras (cf Mc 4,20 par)? Non [¡quet
24 Cf supra, 633
25 Igualmente, en la parabola Judía del rey que confIa su haCIenda al conve-
cilla (Peslq [K] 19,4 = Thoma Lauer, Glelchmsse I [vol II], 217), el rey esta au-
~ente «por cIerto tIempo» En la parabola de la fIel esposa que persevera (Peslq [K]
19,4 = Thomas-Lauer, Glerchmsse I [vol II], 245), el rey pasa «muchos años» fue-
Es secundano además, según la mayoría de los exegetas, ellogion fI-
nal Mt 25, 29 II Le 19, 26, transmItIdo casI umformemente La razón pnn-
clpal, probable a mI JUICIO, e, que elloglOn aparece transm1tJdo muchas
veces como sentenCla suelta26 Es un dlcho-comentano que aclara el cas-
tIgo del esclavo precavIdo, sm descubnr realmente el sentIdo de la pará-
bola 27 La parábola no pretende expresar que al que tIene poco se le qUIte
lo suyo, qno que se le qUIte al que hace poco La parabola ongmal m-
cluía, pues, el contemdo báSICO de Mt 25, 14-28 28 •
Esa parábola ongmal puede remontarse perfectamente a Jesús 29 Así
lo mdlcan los numeroso, paralelos Judíos Las parábolas en las que un rey
o un señor confía la haClenda a los esclavos antes de su partIda es muy
frecuente en la tradICIón Judía 30 EspeCialmente afmes son las parábolas
de los dos mmlstros 31 y la parábola del rey que entrega cereales y lana a
sus amlgos 32 , además de las numerosas parábola, sobre la guarda fiel del
depÓslt0 33 • Pero la narraClón de Jesús busca preClsamente que los esclavos
ganen y no se hmlten a conservar cUIdadosamente el capital Esto no qme-

ra del país En la parabola de los dos mlmstros (Jalqut Schlm'om 267a = Erle-
mann", 216), el rey e~ta «largo tiempo» ausente de 'u reiDO
26 13,12 = Mc 4,25, EvThom log 41
27 Así, con razon, Rmlker*, 275 frente a Foerster*, 50, Agbanou**, 165 y
Weder, Glezchmne, 200s, que comlderan elloglOl1 como aphcaclOn ongmal de la
parabola
28 El v 28 no es secundano (dSI Kamlah*, 33~) ante el traspaso de una ma-
yor responsabIlidad a los e,clavos diligente, (v 21 b 23b), la hlstona tiene que aca-
bar qUitando al e,clavo medrow el capital entregado
29 Po,tulan un producto comumtano Schulz, Q, 293s, 298, qUizá Grasser,
Problem, 111 (por la demora de la parusía), también Fledler*, 271s (ante la Impo-
Sibilidad de encontrar un 5ztz zm Leben convmcente de la parábola)
10 Ct, adema, de Peslq (K) 14,5 (supra, n 25), la parábola de los dos go-
bernadores en Mekh Bachode,ch 5 (WiDter-Wunsche, 208) (un rey nombrd a un lu-
gartemente admlm,trador de su paja, y a otro, admiDlstrador de 'u oro El pnmero
malver,a la pdja y por e,o no puede ascender a admlmstrddor del oro). y en Sema-
hot 3, 3 (Flusser, Glezchmsse, 24) (un rey entrega a su personal de serVICIO oro y
plata para que negocien La contmuaclón es diferente, cf n 13 sobre 24, 45-51)
31 Jdlqut Schlm'om 267a = Erlemann*, 216 un rey emprende viaje fuera del
país, uno de ws mml,tros lo qUiere, el otro lo teme, se olVida de él durante la au-
sencIa y de,cuida 'u deber El rey le pIde cuentas
32 Tana debe Elia 53 = Erlemann*, 216s Un señor regala tngo y lana a su,
do, amigo'> antes de emprender viaje El pnmero hace un pan y una tela, el ~egun­
do, nada El señor, a su regreso, alaba al pnmero
33 Entre las parábolas de depósito confIado a algUIen cabe recordar LevR 18
(117d) = BI]] 1, 205s (el sacerdote Chaber entrega a un 'am ha'ares un pan puro
ReferenCia el alma), AbothRN 14 =BI]] 1,971 (el depo'lto del rey ReferenCia el
hIJO de Yohanan ben Zakkm), Schab 152b = BI]] IV, 1045 (el rey dl,tnbuye ve,tl-
dos ReferenCia el alma), Pe'lq (K) 19, 4 =Thoma-Lauer, Glezchnzsse I (vol Il),
245 (el rey, al ausentmse, deja promesas y el documento de boda a su novia Refe-
renCia DIO, deja a Israel la tora)
re deClr que Jesus apruebe moralmente el capitalIsmo m los negoclOs de
los esclavos En la parabola del admmlstrador astuto (Lc 16, 1 8), Jesus
valora pOSitivamente a un bnbon que hace lo convemente para el, al mar
gen de la legalIdad, en un trance personal dlf¡cll, yen la parabola del Juez
Imcuo (Lc 18,2 8a), el magistrado pagano que nombra a DlOS tampoco es
nmgun personaje Slmpatlc0 34 La parabola del tesoro en el campo (Mt 13,
44) presenta Igualmente al que lo descubre como sagaz, pero no legal m
moraP5

Historia de la influencia

La parábola de Jesús sobre las mmas provoca hoy la protesta La


protesta va dmglda tanto contra el relato en sí como también contra
su aplIcaCIón a DIOS ¿La parábola JustIfIca la explotaCIón y ellu-
cro abUSIVO, y compromete así a DIOS? En la parte fmal de Novela
de cuatro cuartos habla Bertolt Brecht de un «sermón de abdica-
ción» pronunciado por un obiSpo tras el hundimiento de un buque
de guerra El buque se había Ido a pique con todo lo que llevaba
porque los propletanos, en su afán de lucro, lo hablan botado sm
estar en condiCIOnes para la navegacIOn El texto del sermón era
Mt 25, 14-30 La te&IS ultIma del sermón fue «Sí, amigos DIOS
es un amo severo y mira por sus mtereses, pero, amigos, es tam-
bién un Señor Justo No reclama los mismos mtereses a cada uno
de sus cnados EXige lo que reCibe Solo reprueba al mútI1 del ter-
cer cnado, el cnado gandul, cargante e mflel El sentido profundo
de esta parábola consiste en la frase sorprendente 'a cada cual se-
gún su fortuna' »36 Al serVICIO relIgIOSO aSisten, Impertérntos, los
propletanos del buque, que habían obtemdo su benefiCIO, «cada
cual según su fortuna» Pero los que pagaron el pato fueron los sol-
dados La parábola viene a JustIfIcar aquí cualqUier clase de bene-
fiCIO y de explotaCIón 37 Es comprensible la protesta de Brecht con-

34 A nIvel ]UdlO e5 comparable la parabola de los bandld05 capturados Peslq


(K) Anh III B = Thoma Lauer GlezchmS5e 1 (vol II), 326s el rey valora pOSltl
vamente la fuga de los bandIdos escapados de la pnslOn
35 Cf vol II,467s
36 B Brecht, Drezgroschenroman, en Id , Gesammelte Werke XIII, Frankfurt
1967, 1142s
37 Por eso protesta Rphrbaugh* 35, contra la parabola que lleva a conSIderar
a este señor como honorable y eXIge «a peasant readmg» (tItulo) de la parabala
Con ello fracasa exegetlcamente
tra la parábola así entendida38 . Si la codicia de un capitalista y los
métodos -presumiblemente poco amables- de sus agentes para
multiplicar por cinco o por diez las ganancias se convierten en pa-
rábola del reino de Dios, la consecuencia puede ser que estos mé-
todos y la idea de lucro subyacente quedan minimizados y justifi-
cados por ser el símil de la actuaCIón de Dios. Dios degenera así en
un Dios de los ricos y los avisados, porque hace como ellos.
Tras la escena del funeral, Brecht refiere el sueño del pobre sol-
dado Fewcoombey: se siente juez supremo y procesa al pequeño-
burgués Jesús de Nazaret por «haber construido una parábola que
ha sido aplicada durante dos mil años desde todos los púlpItos», y
eso, en su opinión, «constituye un delito especial». El soldado sue-
ña que lleva este proceso como abogado de pobres que no pueden
prosperar con sus nóminas por carecer de capital y por no ser gra-
nujas. Su pregunta básica es por qué multiplican los unos sus ta-
lentos y los otros su miseria. Acusa a Jesús de haber difundido la
mentira. «El reo (Jesús) niega indignado esa culpa. Es muy posible
obtener de un talento cinco o seis veces más con aplicación y una
gestión apropiada. A la pregunta de qué gestión, Jesús sólo supo
repetir: 'Con una gestión apropiada y corriente'. Ante la insIsten-
cia del juez supremo, Jesús reconoció que no sentía ningún interés
por las cosas económicas y sus detalles». La conclusión última que
infiere Fewcoombey del proceso es que, en realidad, «¡el hombre
es la 'libra' del hombre! ¡El que no tiene a nadie que explotar, se
explota a sí mismo!». El soldado juez condena al reo Jesús por co-
laboración: «Por haber ofrecido a tus gentes esta parábola, que es
también una libra. Con ella se prospera rápidamente»'9.
Vamos a investigar primero la parábola y luego su aplicación,
para finalmente enjuiciada. Comenzamos con su sentido original
en Jesús.

38 Cf también su Ballade vom Pland, en Kmderlzedern de 1934 = Id , Ge-


sammelte Werke IX, Frankfurt 1967, 507 «Cuando nuestro Señor en tierra f se ex-
presó en proverbIOS f nos hiZO valorar f no poco al usurero f Aconsejó a todos los
VISitantes I que acogiÓ en casa I multiplicar su libra, I así les iría bien. GY no se ve
a cada paso f en toda la faz de la tierra I que DIOS no perdona a aquel f que no prac-
llca la usura? I GY lo~ que no llenen una libra? I GQué hacen entonces ésos?» En
«Das Lled van eurem Pfund und unserem Pfund», el cléngo se aprovecha del evan-
gelio, el patrón, del trabajO de sus subordmados, el médiCO, de los cuerpos enfer-
mos, el funclOnano, de la leglslaclOn y «nosotros», de los puños (lbld., 590s).
39 Brecht, Drelgroschenroman, 1153, 1154, 1165
Explicación

La parábola de Jesús cuenta cómo un capItalIsta nco, antes de (14)


VIajar al extranjero, entrega a tres de sus esclavos la pequeña can-
tIdad de dIez mmas, que ellos deberán admmIstrar con provecho
Los oyentes de Jesús difícilmente hubIeran pensado aquí en la po-
sIbIlIdad, usual en Onente, de negOCIar con capItal ajeno 40 , porque
esa pOSIbIlIdad la tenían las personas lIbres, y aquí se habla expre-
samente de esclavos 41 Uno de los deberes del esclavo formal era,
en realIdad, hacer negocIOS con el dmero de su señor, de suerte que
el dmero y la gananCIa eran del dueño del esclavo 42 El derecho ro-
mano llamaba pecul!um al dmero confIado a esclavos con este
fm 4 , Un aumento que multIplIque por cmco o por dIez el dmero
era extraordmanamente alto, aunque la parábola no dIce en qué es-
pacIO de tIempo ocurnó eso No cabe adUCIr aquí los mtereses su-
puestamente elevados en la antIguedad, desde el helemsmo, esos
mtereses no eran extremadamente altos en general, salvo períodos
de cnSIS o de auténtIca explotacIón44 Los oyentes no pensaron
aquí en negocIOS con mtereses En la antIguedad, cuando se quería
alcanzar la gananCIa rápIda, los mejores medIOS eran el tráfIco de
mercancías y la especulacIón de la tlerra45 • El v 27 deja claro que

40 Derrett~, 187-190, entiende el texto a partir de la mstItuclOn de la ~pO!J


(negocIO = departamento de comercIO), cJ como texto pnnClpal BM 104b, tamblen
Klmgenberg*, 8798
41 Frente a Derrett* cabe alegar Igualmente que la parabola nunca habla de
una ganancia de los bOUAOL, smo de mcremento de su responsabilIdad El v 28
tampoco dIce que el prImer esclavo reCIba la mma del ultImo en propIedad
42 Qld 23b El esclavo no obtiene nada SI no es para su señor Mas documen
tos JudlOs en BI11 1, 971
43 Cf M Fmley, DIe Sklaverel In der Antlke, Munchen 1981, 122s TambIen
en el derecho romano eXlstlO sIempre el pecullum Fue sIempre parte de la fortuna
del señor, aunque el esclavo podla dIsponer en buena medIda de el (M Kaser, Das
romlsche Pnvatrecht 1,21971 [HAW X/3, 1], 287s)
44 En los comentarIOS se lee generalmente de otro modo Pero cf lo~ docu
mentas de M Fmley, Das antlke Wlrtschaft, Munchen 1977, 137 (SIglo IV a C
12%),54 (epoca de CJceron 6%),140 (pnnclplOs del SIglo n d C 9%) AIJoven
Bruto, que en ChIpre qUIere obtener el 48% de lus mtere~es, oblIga CJceron a re-
baJar hm,ta el 12% (lbld 55) El 20% de Muraba'at n 018 = DID n, 101, no son m
tereses, smo una penalIzaclOn contractual por demora Solo en el SIglo nI se elevan
los mtereses, debIdo a la mflaclOn Segun Kaser, Das romlsche Pnvatrecht 1 en
497 se estabIlIzaron, con el fmal de la republIca, unos mterese~ maxlmos del 12%
Intereses superIores se dan en EgIpto, ,egun Mlttels WI1cken, Grundzuge II (1912),
118, pero tampoco como caso normal
45 R McMullen, Roman Socwl RelatLOm New Haven 1974, 18 52
no se trata de intereses; sólo habla de réditos bancarios como una
posibilidad sustitutoria. El margen de ganancia, asombrosamente
elevado (y quizá exagerado en la narración), evocaría a más de un
oyente la falta de escrúpulos y la codicia. En todo caso, aquellos
esclavos fueron realmente productivos.
(18) El comportamiento del tercer esclavo es muy diferente. Él con-
sidera que la suma de dinero es un depósito cerrado que debe cus-
todiar6 • Guarda la mina cuidadosamente: ocultar dinero bajo tierra
es elogiado en las fuentes rabínicas como un modo seguro de con-
servación, en contraste con el burdo método del pañuelo 47 . Los
oyentes quedan expectantes: ¿Qué le pasará a este esclavo que, al
parecer, entendió su misión de otro modo que sus dos colegas?
¿Cómo lo juzgará el señor?
19- El dueño de los esclavos regresa al cabo de mucho tiempo y
23) salda cuentas con ellos. Elogia a los dos negociadores afortuna-
dos... y les confía una mayor responsabilidad. Probablemente pone
a su disposición cantidades superiores para negocios, una vez que
han pasado la prueba. Lo de «haber sido fieles en lo poco» puede
despertar en los oyentes algunos recuerdos de Moisés o David, a
los que Dios hizo pastorear rebaños antes de confiarles tareas su-
periores 48 . Pero la narración no añade aquí más, y pasa a la rendi-
ción de cuentas del tercer esclavo.
24- Éste se acerca y devuelve al señor su mina. El pequeño discur-
28) so que pronuncia pone atentos a los oyentes: califica a su señor de
«duro~>49; en Lc, de «severo». Las afirmaciones en frases hechas,
«siegas donde no sembraste» o «recoges donde no esparciste», pu-
dieron hacer pensar a los oyentes en negocios de dineroSO (al me-

46 Los rabmos dlstmguen (BM 3, JI) entre dmero confIado, que está «anu-
dado» (",~), es decIr, un «depósito cerrado», y el dmero «no atado» ('J"1~), es de-
cir, «depósI'to abIerto» Del pnmero no puede dIsponer el custodIO, pero tampoco
responde sustrtutonamente ~I se pIerde dentro de una custodIa correcta, sobre el se-
gundo trene facultad de dl~poslclón, pero es tambIén respomale sustItutono en ca-
so de pérdIda
47. BM 42a = BIlI 1, 971 s, BM 3, 10 establece que el dmero confIado que se
pueda colgar en un pañuelo a la espalda o no esté cerrado con llave ante mños pe-
queños, en caso de pérdIda debe ser repuesto.
48 ef. los documentos en BJll. 1, 972.
49 Las aSOCIaCIOnes que despIerta el OXAfJQÓC; son: áspero (cf. 1 Sam 25, 3
LXX), soberano duro de corazón (d. Is 14, 3, 19,4); impío (ls 48, 4; en gnego:
YLVúlOXúl tyw on OXAfJQOC; el)
50. LTIflQúl por gastar dmero· Ag 1, 6; {}cQl~úl por expolIo de una provmCla:
nos desde la versión textual gnega), el señor es, por lo VIsto, uno
de esos que obtienen ganancIas abusIvas, por eso hay que temerle,
y por eso el esclavo guardó su dmero para mayor segundad La
frase «mIra, aquí tienes lo que te pertenece» ("ro oov) suena mso-
lente Sl , como dICIendo: «¡Pero no más que eso!». El dISCurSO del
esclavo es desconcertante, oscIla entre la terquedad, la protesta y el
mIedo. No se sabe muy bIen cómo encasIllarlo El señor lo repren-
de por malo y «mIedoso», no por «perezoso»S2 «Por mIedo a fra-
casar, m SIqUIera mtentó tnunfar»s3.
El señor repIte de memona la caractenzacIón que ha hecho de
él su esclavo, sm protestar por ello Quedamos ~m saber lo que él
pIensa, y cuál es la realIdad. Pero el señor desenmascara con agu-
da Ironía la conducta del esclavo: SI me tiene'> por COdICIOSO y me
temes, debías haber llevado mI dmero al banco, donde lo que es
mío ("ro E[WV) hubIera producIdo SIqUIera algunos réditos Los
oyentes pensarán que ese señor que habla de mtere~e~ es un paga-
no S4 Pero eso no tiene nada de particular Los gobernantes, los te-
rratementes y los pudIentes de Palestma eran a menudo paganos en
aquella época, y por eso aparecen a veces en parábolas tanto Judías
como de Jesús en esa sItuaClónss . La frase hIpotética no aclara '>1 el

Plutarco, Mor 11, 182a, ouvayúl de dmero Job 20, 15, oxoQm~úl por repartlr di-
nero 2 Cor 9, 9 = Sal lll, 9 LXX Para dl~tmto~ enunciados metdfoncos cuasl-
proverbiales, con la poIandad «sembrar segan>, cf Bauer, Wb 6 ~ v OJl:ELQúl lb,
lbld ~ v 1tEQL~úl 2, Liddell Scott ~ v OJl:ELQúl 11, tambJen Jn 4, 37, Mt 13, 3-924
30 Un proverbio gnego analogo dice á flYJ Xal:E1tOU, flYJ &VEAll (documento~ en
Derrett*, 191, n 30)
51 Derrett*, 191, n 131, remite a la expreslOn despectiva ';p~S '9StV ,,¡, de
la MIsna y del Talmud, con la que algUien ;,e hacia cargo de una propiedad ajena no
deseada
52 'OxvYJQo~ tiene poco que ver con «perezoso» (asl se traduce aún con fre
cuenCla, por ejemplo en Dldler*, 255, Hill, 329, entre otros, sigUiendo la tradlclOn
exegetlca OCCIdental, que se orienta en la ver~lOn latma de 6xvYJQo~ por «pigen>), y
mucho con «mdecIso», «medroso» Cf Pollux, Onom 1,179 (de un general no ap
to), 5, 124 (smommo de CPO~EQO~) Documento~ en F Hauck, 6xvYJQo~, en ThWNT
V, 167, 28ss
53 J Meler, 300
54 En el JudaJsmo de la epoca ~e mantuvo en general la prohlblclOn de cobrar
mtereses por el prestamo (Kahler*, 176,) Los rabmos afmaron mucho la prohlbl
ClOn bíblica de los mtereses (Klmgenberg-", 57-63) Para la exegesls de Kahler-", la
cuestlOn de lo, mtereses es central, cf 168, (,Por que~ ¡El capitalista qUiere mte-
reses, a lo sumo, en caso urgente I
55 Cf supra, 101;, e 1 Zlegler, DIe Konzgsglelchnzsse des Mldrash, Breslau
1903,246-249 (del emperador)
señor es realmente una sanguijuela y un «pérfido usurero»56, ni si
la respuesta confirma la imagen que tiene de él su esclav057 , o si
esta imagen es falsa. Los oyentes pueden pensar lo que quieran.
Otra cosa es la imagen que éstos se han hecho del tercer esclavo.
Su primera impresión de una persona fiel, aunque algo medrosa, se
difumina. Se ve que es complejo en sus motivaciones, y el miedo a
su señor, que él indicó como razón de su conducta, podría ser me-
ro pretexto. En cualquier caso, este esclavo es «inútil» para asun-
tos económicos; el señor le reclama por eso la mina y se la entre-
ga al primer colega, para que negocie con ella.
Las parábolas están hechas para convencer a los oyentes y pa-
ra que éstos transfieran luego esa convicción a su vida. Hay dos in-
dicios de que esta parábola no alcanzó del todo el asentimiento de
29) sus oyentes. Quizá ellogion del v. 29 -proverbio de itinerantes-,
añadido muy tempranamente, y que enunciaba en un principio que
los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más
pobres 58 , comenzó siendo -antes de su reinterpretación escatológi-
ca59_ una resignada protesta de oyentes que simpatizaban con el
tercer esclavo. Así ocurre, de todos modos, en Lc 19,25, añadido
algo más tarde: «Señor, tiene ya diez minas». Esta objeción deja
traslucir una perspectiva de lectura «desde abajo». Hace ver que la
parábola de Jesús no fue formulada desde la óptica de la gente po-
bre, y que esto no es un hallazgo exclusivo de la época moderna.
Cierto que Jesús no quiso poner a ningún negociante malo como
modelo; pero el reproche de haber partido de una «gestión corrien-
te», sin cuestionarla. y de que «no debería interesarse... por las co-
sas económicas»6ü, es atinado. Ese reproche, sin embargo, habría
que hacerlo de igual modo a muchas parábolas de los rabinos, que
presuponen con toda naturalidad un orden de diferencias sociales y
hablan sin crítica de algo así como «reyes por la gracia de Dios».

56. Kahler"', 172, 183.


57. Así Kahler*, 173
58. Cf. vol. n, 417, n. 103
59. El v. 29 fue refendo qUIzá ya muy temprano alJUlclO fmal, y se hizo de la
parábola una «mstrucclón sobre los detalles de la revancha dIVma» (Jeremlas, Pa-
rábolas, 77). De otro modo mterpreta Dodd, Parábolas, 143' «El hombre que po-
see capaCidad espmtual puede aumentarla por medlO de la expenencla». La mter-
pretación de Dodd se corresponde con la de la mterpretaclón ecleSial, que nunca re-
finó este versículo al JUICIO fmal.
60. Brecht, Drelgroschenroman, 1154. l."
¡SUS parábolas y las de Jesús no <¡on subversivas en el aspecto so-
clal'
¿Qué qUISO decir Jesús con esta parábola? Las propuestas de
los exegetas son múltIples ComCIden en que la parábola habla de
la relación de los sere~ humanos con DIOS Las metáforas conven-
cIOnalIzadas, «señor» y «esclavo», apenas permiten otra mterpre-
taclón En casI todo lo demás, los exegetas discrepan entre sí Las
preguntas báSicas son
1 ¿La «rendiCión de cuentas» es una metáfora ordmana del
JUICIO fmal o sólo es un detalle narrativo para subrayar la Impor-
tancia de lo expresado en la parábola? En el segundo caso, los exe-
getas se mclInan a una mterpretaclón humana general de la pará-
bola, en el pnmero, la mterpretan como parábola del JUICIO
2 ¿Recae el peso tan sólo en el tercer esclavo o son también
Importantes los dos pnmeros como modelos de IdentIfIcación po-
SItIVOS? Según sea la respuesta, la parábola es mterpretada en sen-
tido polémiCO o en sentIdo parenetlco
3 ¿Recae el peso úmcamente en la rendiCión de cuentas al fI-
nal, o también en la entrega de dmero al comienzo? Según sea la
respuesta, la parábola es entendida como parábola de JUICIO o co-
mo parabola de la efIcaCia en el remo de DIOS Y por último
4 ¿Qué relación tIene esta parábola con la actIvidad de Jesús?

Ad 1 JulIcher es defensor cláSICO de una mterpretaclOn humana ge


neral La parabola tiene un fondo ético «La fidelIdad en todo lo que DIOS
nos ha confIado»61 Otra representante de esta mterpretaClón es Yla en su
ImpreSIOnante análISIS IIterano-exlstenClal, el tercer esclavo es el tipo de
esas personas que rehusan asumir la respomabllIdad y la cargan sobre los
otras 62 La mterpretaClón pSicológica de Drewermann pone el acento en el
miedo del tercer esclavo es de esa clase de personas que en su «paradó-
JICO afan de segundad», por temor a hacer algo mal, al fmal no emprenden
nada Jesús, segun Drewermann, trata de «atajar esta omnIpotencia del
mledo»63 SI se entiende, en cdmblO, el «saldo de las cuentas» como una
metáfora ordmana del JUICIO, la parábola es mterpretada como «parabola
de JUlC10»64 va de~tmada entonces a perwnas que estan ante el tnbunal de

61 Glelchmsreden II 481 La Idea de JUICIO queda traspue~ta en Juhcher, SIn


desaparecer
62 D Vla, DIe Glelchmsse Jesu, 1970 (BEvTh 57), 116s
63 Drewermann* 748,753
64 Jeremlas, Parabalas 249, hoy, en forma conCIsa, RInlker*, 283s
DIOS, Ylas mVlta a la opción En mi oplmón e~ muy ObVIO, a la luz de los
paralelos JUdIOS, entender la «rendlclOn de cuentas» como metáfora de
JUlClO, y la parábola como parábola de JUlCI0 65
Ad 2 La mterpretaclón polémIca tIende a ver, detrás del tercer escla-
vo que entIerra ~u dmero, a los letrados que ocultan egoístamente la pala-
bra de DlOS confIada a ellos, o a los fanseos que construyen una valla en
torno a la torá para protegerla, en lugar de dejarla actuar66 Hay qUlenes
evocan a las gente~ de Qumrán, que se retiran al desierto en lugar de ac-
tuar en Israel67 Pero lo que hace el tercer esclavo no es tan negativo en el
sentir de los oyentes de Je~ús, en contraste con las excusa~ fútiles de lo~
mVltados renuentes en Lc 14, 15-24, o con la reacción mcompremlble de
lo~ trdbaJadore~ de pnmera hora en 20, 1-15, o del hiJO mayO! en Lc 15,
11-31 Esto mdlca que la parábola qmere ganar'>e a las per'>onas má'> que
polemizar con ellas Pero esas personas difíCilmente pueden ser aquí los
fanseos y sus letrados a ellos, que actuaban en la tierra de Israel, que se
sablan respon~ables para todo Israel y que aSOCiaban la torá con la Vida
cotidiana, el símil del esclavo miedoso que entIerra su mma no les puede
cuadrar peor El tipO que e~tá detrá'> del tercer esclavo es, más bien, el de
la per~ona temero~a que busca la ~egundad, y que se dana entre los dls-
clpulos de Jesús Igual que entre todos ~us oyente, Jesus qUiere ganarse a
tales personas con la parábola, no zahenrlas 68
Ad 3 Aquellos que dan mayor relieve al comienzo de la parábola, han
podido entender ésta como hlstona de un don de DIOS que nunca puede
conSiderarse una poseslOn defImtlva 69 Según H Weder, las mmas plan-
tean ya «una eXigencia a la que hay que responder mcondlclOnalmente»,
la parábola no ~e refiere a la conducta del esclavo, smo a «su actitud ante
el dmero»7ü Se trataría del remo de DIOS como «don» que Impone a su
vez una «exigencia» Yo conSidero difíCil situar aquí la virtualidad del don
en pnmer plano, umlateralmente, y diSOCiarla de la conducta del esclavo

65 Cf supra, 100, n 28, sobre 18, 23-35


66 Dodd, Parábolas, 145s, JeremIas, Parabola~, 76s, algo parecIdo Dupone,
757, Kamlah x , 34s, Lambrecht, Treasure (vol III), 234, Scott, Hear(vol III),234
Las Imagenes de 105 fanseos y letrados que corren por la5 publIcaCIOnes son a ve-
ces tetncas He aqUl un ejemplo -muy 50corndo- de una publIcaclOn de 1989
«Con vuestra conducta y vuestra enseñanza (se refIere a los letIados de lmea fan-
5ea) olvldaIS la aventura de la VIda otorgada por DIOS, la realIdad del verdadero cul-
to a DIOS, el rIe5go de la relaclOn mterhumana Al hacer de la tora el tesoro de
una relIgIOSidad mmIa que e, precIso proteger estnctamente, a,f¡xlaIS lo que ,e os
ha entregado De e5e modo os volvels estenle5» (Dlet7felbmger*, 230s)
67 Grundmann, 521
68 Correcto, por ejemplo, PUlg I Tarrech*, 182-188
69 Schmewmd, 252, algo parecIdo Schwelzer, 308
70 Weder, Glelchmsse (vol 1II), 205, cf tamblen Welser*, 264, Kamlah*, 36
El dmero en SI es «mudo», se puede manejar lo mIsmo como depÓSIto ce
rrado ocultandolo baJo tierra, o como depo~ito abIerto, hacIendo negoclOs
con el La parabola se centra totalmente en la conducta de los esclavos, la
cual no se puede desligar de su actitud, concretamente de ~u actitud ante
el señor que puso a su dISposIclOn el capItal Se enfrentan la necesIdad an
gustlOsa de segundad, de un lado, y el obrar resuelto, emprendedor, con el
nesgo conSIgUiente, de otro?! Como en el caso de Lc 16, 1-8, la parabola
qUiere ganarse a los oyentes para un obrar ammoso y sm temor ante el JUi
ClO vemdero

Ad 4 No es pOSIble encontrar en el relato, como deseanamos, una ana-


logia con la actlVldad de Jesus El Jesus predIcador del remo de DlOs sm
bienes e Itmerante, y el capitalIsta con sus esclavos mmersos en los nego
ClOS, son dos mundos separados Se ha mtentado SIempre, no obstante,
aSOCiar la parabola a la ética del remo de DlOs espeCifica de Jesus o a sus
eXIgenCias de segUimiento Entonces, la parabola no va dmgIda a extra-
ños, smo en pnmer termmo a dISCIpulos No trata de un determmado obrar,
smo de como hay que VIVIr en el segUimIento actIvamente, preparados
para el nesgo, sm mIedos Esa actitud fundamental fue eXIgIda, en todo
caso, a esas personas desarralgadas que fueron los segUidores de Jesus 72
Todo esto suena plausIble, pero no cabe demostrarlo exegeticamente De
be quedar abIerta, por tanto, la cuestlOn de SI el coraje del nesgo ante
DlOs, que la parabola pretende alentar, es compatible con el segUimIento

Tomar la voluntad de DIOS en seno sIgmfIca onentarse con va-


lor haCIa las pOSIbIlIdades abIertas de su futuro, y no con mIedo a
la realIdad del presente Es lo que corresponde a la dmámIca del
remo de DIO'>, que es mmusculo como un grano de mostaza y se
hará grande como un arbol Dupont lo formula muy bellamente,
como Idea puntera, a la luz del remo de DIOS «L' amour, 1m, n' a
pas peur du nsque»73 Pero esta formulaCión permIte al mIsmo
tiempo clanfIcar algo las debIlIdades de la parábola hay tantas dI-
ferenCias entre el amor y la aCCIón resuelta, arnesgada, de los pe-
queñocapItalIstas, que el punto de contacto entre la parte fIgurada
y la VIda es meramente formal el valor, la dISposIcIón al nesgo, la

71 PUlg 1 Tarrech* 187 «Secunte 'iten1e» y «galll avec nsque»


72 Segun DldIer* 269, Jesus qUIere lllvltar a los dlsclpulo'i a la actiVidad an
te la cercama de la paslOn PUlg I Tarrech" 183 193 combma «gam dvec nsque»
con un abandono de segundade'i que forma parte del 'iegUIm¡ento de Jesus Segun
Rlll!ker* 286 se trata de la superaclOn de dificultades del segUimIento, como las
señaladas por Lc 14,28 32 o Mc 10 17 22
73 Dupont*, 759
visión del fruto posible. Tal es la primera debilidad de esta parábo-
la. Deja también sin resolver por qué el amor no debe tener miedo.
El coraje del amor consiste para Jesús en que uno no tiene por qué
asustarse de Dios y sabe que está sostenido por él, incluso en la
rendición de cuentas del juicio venidero. Pero la parábola deja pen-
diente la pregunta por la imagen de Dios. Deja al final sin resolver
si Dios no es un usurero y un duro, como piensa el tercer esclavo.
Esta es su segunda debilidad. Quizá esto no fue problema para los
oyentes de Jesús, porque conocían toda su predicación sobre el rei-
no de Dios y porque intuyeron en su persona la entrega de Dios
mismo al ser humano. Para ellos, el narrador Jesús era quizá, muy
obviamente, el comentario y la clave de la parábola; así pudieron
poner en el lugar debido el único punto que interesa en ella. Pero si
se toma la parábola aisladamente, resulta ambigua. Entonces que-
da sin resolver si Dios no será acaso el juez «duro» 74.

Esta ambigüedad aumenta precisamente en la interpretación


mateana 75 de la parábola. Aquí se interpreta la parábola alegórica-
mente. El señor de referencia es el Jesús-Cristo ausente y en retor-
no. Para la comunidad, por tanto, la parábola es verdadera no gené-
ricamente, sino como un relato sobre Jesús, el Cristo. Debe leerse
a la luz de ese Jesús. Él es la señal que está delante de esta historia.
A su luz interpreta la comunidad 10 que la parábola cuenta, suple lo
que no cuenta y endereza lo que está torcido en ella. La comunidad
lee el relato como expresión de su fe en Jesucristo. Para eIJa, la
aplicación aclara la parte figurada, no a la inversa. Lo que pueda
estar torcido en la parte figurada, queda «bautizado» desde la apli-
cación. Es lo que intentamos mostrar ahora en concreto.
4s La parábola enlaza directamente con la anterior mediante el wa-
JtEg. Su primera frase es un anacoluto. Sin haber indicado una apli-
cación defi.nida, los lectores saben que también aquí se trata del re-
tomo de Jesús, del juicio y, sobre todo, de la vida de la comunidad
bajo el signo de ese futuro. Conforme leen la parábola, descubrirán

74. Es lástima que no se hable, además, de otro esclavo que empezó a nego-
Ciar, pero con ~u capItal, y fraca~ó e hizo qUiebra. (,E! señor lo hubiera invitado a
«entrar en su gozo»? Esperemos que sí.
75. Por Simplificar, deJo de lado la tradiCión de la comumdad premateana El
análisis redacclOnal permIte conclUir que Mt SigUIÓ en buena medida sus huellas y,
pre~umiblemente, las acentuó con más clandad; pero no las mod,flcó radicalmente.
muy pronto en los esclavos, como en 24, 45-51, sus propIas POSI-
bIlIdades de eXIstencIa El slgmf¡cado de los talentos que recIben
los tres esclavos es más abIerto (,Deben pensar los lectores -según
la acepCIón actual de la palabra76- en los «talentos», es decIr, los
dones humanos naturales, o -según la mterpretaCIón eclesIal más
antlgua- en la palabra de DIOS?77 Contra esto últlmo está la cantl-
dad desIgual que recIben los esclavos, y contra lo pnmero, que /ta-
'ta 't11v U'lLav C'>1JVa[.tLv hace pensar qmza, más bIen, en las dIferentes
capacIdades humanas Acaso la parábola onenta el pensamIento
hacIa la dIversIdad de los cansmas, en el sentldo de 1 Cor 12 do
nes de curacIón, profecía, enseñanza, etc Cuadra Igualmente a Pa-
blo la mserclón de los talentos en la relacIón «señor-esclavo» los
dones no pertenecen a los esclavos, smo que son dones prestados
o, más exactamente, «tareas» que el Señor «encomIenda» a la co-
mumdad (cf 1 Cor 4, 7) La gran umdad monetana «talento» vIe-
ne a slgmf¡car que los mIembros de la comumdad han recIbIdo al-
go grande de Cnsto Ellos habrían entendIdo la frase «a cada uno
según su capaCIdad»78 como una referencIa a la mlsencordIa de su
maestro este los envía al cammo ancho de la JustIcIa, pero no
abrumará a nadIe, porque «su carga es lIgera» (11, 30)79 No se tra-
ta aqm, como en Brecht, del amo "evero que recompensa a cada
cual en el JUICIO «según su fortuna»8o, smo de la dlstnbuclón de ta-
reas que el Señor mlsencordIOso hace a sus dIscípulos
Los dos pnmeros esclavos comIenzan mmedlatamente a «tra- 16-18
bajar» con 8! sus talentos De ese modo se expresa su obedIencIa
sIempre, desde el pnnclpIO, deben estar dIspuestos para el señor
'Eºya~w{taL puede tener en gnego el matlz de «ganar (dmero)>>82,
pero la palabra evocará tambIén a los lectores del evangelIo el tra-
baJo por Cnsto (cf 9, 37s, la, 10) y las «buenas obras» (5, 16) que
los cnstlanos deben hacer Que los esclavos son los que realIzan el

76 La palabra «talento» (= «capacldade~»)no procede directamente de nues-


tra parabola Procede probablemente de la Vulgata, que tradujo TUAUVTOV por «ta
lentum» y aSI paso a la~ lenguas romamcas
77 Cf mfra, 654, n 99
78 Cf «Cada cual ~egun su fortuna» de Brecht (Drelgroschenroman, 1143)
79 Cf Bengel, 149 «Nemo urgetur ultra quam potest»
80 Brecht Dretgroschenroman 1143
81 'Ev podna ser semitismo por:l
82 Cf Bauer Wb 6 s v e Llddell Scott s v II 4 E(?yumu puede slgmflcar «ga
nanClapecumana» (Hech 16,1619 19,24)
«trabaJo», y no los talentos (,en Lc 19, 16 18 son, en cambIo, las
mmas '), es tan ObVIO para Mateo que apenas cabe ver aquí un én-
fa~Is especIa1 83 El tercer esclavo esconde su talento baJo tIerra por-
que lo conSIdera un depOSIto cerrado Los lectores saben ya de an-
tenores lllstrucclOnes de Jesús que para VIVIr con él hay que dar
frutos (7,15-20, 13, 18-23) Yque la luz de los dIscípulos eqUIvale
a las buenas obras, que mueven a las gentes a alabar al Padre (5,
14-16) Ellos conjeturan, pues, que el tercer esclavo va a desempe-
ñar el papel negatIvo en este relato ¿Habrían sospechado algo por
ser él qUIen reCIbIó la menor suma de dlllero? Apenas, pensarían
más bIen en una vanaCIón narratIva cornente
19 «Al cabo de mucho tIempo» regresa el señor Cuando Mateo
escnbe el evangelIo, los mIembros de la comumdad llevan ya mu-
cho tIempo esperando la parusía, pero saben que el Señor vendrá
pronto (cf 24,29) Yque la lllmmenCIa o el retraso en nada debe al-
terar su obedIenCIa y su dISPOSICIón
)-23 La «rendIcIOn de cuentas» les evoca el JUICIO fmal (cf 18, 23s)
Los esclavos que han trabajado comparecen ante el Juez Cnsto, su
señor Le muestran los frutos de su trabajO sus buenas obras 84
Como el esclavo fIel de 24, 45-47, Y en la lmea de un loglOn cns-
tIano dIfundido más tarde (cf Lc 16, 10,2 Clem 8, 5s), han SIdo
fIeles en lo poco y son recompensados La promesa es la misma
para ambos esclavos, no depende de la suma de dmero que han ne-
gOCIado Los lectores recuerdan el salano Igual de 19, 28-20, 16
La palabra «gozo» les trae a la memona qUIza, sobre todo después
de 25, 10, una comIda de fiesta 85 El verbo ElOEQxw{}m les evoca
el remo de los CIelos, donde tambIen ellos «entIaran» Mateo e1> la-
cómco en este punto no descnbe gozos celestIales o poder celes-
tIal para los Just01> como compensaCIón de los sufnmIentos terre-
nos, las palabras clave, «lo mucho» y «gozo», tIenen que bastar
aquí La cosa cambia al tratarse del destlllo de los condenados, pe-
ro de ello hablara la parábola SIgUIente
27 Aparece ahora el tercer esclavo y pone a los pIes del señor el ta-
lento mtacto Su explIcaCIón al señor les suena msolente e mJusta

83 ASI Weder, Glelchmsse (vol 1II) 208s


84 La Idea de los exltos mISIonero, (cf Luck [vol III] 271) no parece ser lo
prInCipal, aunque no deba exclUirse ya que para Mt la mlSlOn se reahu tamblen
y no en ultimo lugar (5 16, LO 8s) por la, obras
85 ;-¡\l~iV puede slgmfIcar «fIe,ta» cf Dalman Worte, 96 B¡]I r, 972s
a los lectores de las comumdades mateanas Ellos saben por la pro-
pIa experIenCIa de fe que su Señor no es nmgún «amo severo» que
mIra sólo por sus mtereses 86 , smo que es «amIstoso», y su «yugo,
suave» (11, 29s), y que los salva como Enmanuel cuando están a
punto de ahogarse (14, 28-31) Para ellos, el esclavo del dISCurSO
msolente se delata como hIpÓCrIta S7 Sm embargo, la Imagen del
tercer esclavo aporta a la Idea mateana del JUlClO algo nada desde-
ñable el mIedo al Señor del JUlClO e'l sm duda mal consejero El
mIedo no lIbera para la aCCIón orIentada haCIa adelante, smo que
mduce una actltud defensIva que no produce frutos
La medIda adoptada por el dueño contra el esclavo mútll, que 28-30
Jesús descrIbe escuetamente (v 28), es de'larrollada amphamente
en la tradICIón premateana (v 29) y por el proplO Mateo (v 30) En
éste, la escena no es ya parabólIca, y en el v 30 m slqUlera meta-
fÓrIca, smo que habla dIrectamente sobre el JUlClO fmal El JUlClO
no llega de sorpresa para los lectores, como en 25, 10-12, después
de 10'1 v 21 23 esperan un reverso negatIvo ElloglOn sobre los que
poseen y reCIbIrán aún más (v 29), lo emplea Mateo de dIferente
modo que en 13, 12 88 SI allí se trataba de la comprensIón de los
secretos dIvmos otorgada a Israel y a los dIscípulos, aquí se trata
de las obras humanas, que tendrán su sanCIón en el JUlClO Mateo
añade «y le sobrará», para dar a entender que la retrIbUCIÓn del JUl-
ClO fmal es un premlO que sobrepasa con mucho lo que los hombres
merecen por sus obras 89 En pura lógIca, mnguna de las dos partes
delloglOn se ajusta al lugar paralelo la VIda eterna no es SImple-
mente un extra por las obras, smo otra cosa, el tercer esclavo, en
camblO, sí tlene algo el talento, del que ahora es desposeído Pero
el sentldo es claro, a pesar de todo la mayoría de los lectores ha-
brán entendIdo el loglOn antes de descubrIr su mcongruenCla El v

86 Cf Brecht Drelgroschenroman 1142


87 El tercer esclavo es a menudo un hlpocnta en la hl~tona de la mterpreta
Clan, por ejemplo en Bullmger 220B Bengel, 149 formula muy bellamente esta
Idea a la luz del conocimiento de fe de la comumdad «Non novlt qUl durum putat
Deus est amor» Esto se expresa tamblen de modo Impre~lOnante en Opu~ lmper
fectum 53 = 937 «¡,Como que siega lo que no sembro cuando el te labro con el
arado espmtual que es la palabra de su cruzry»
88 Mt puede ofrecer algunos logw de Jesus o ¡guales a los de Jesus, dando
les un sentido diferente, comparese, por ejemplo, 7, 15 17 con 12, 33-35, 10, 17-22
con 24 9 14, Yen los relatos, 14, 13-21 con 15, 12 39
89 Cf 10,42 ,recompensa celestial por un va~o de agua'
30 habla luego con toda claridad, en frases ya familiares por 8, 12;
13, 42.50; 22, 13, de las tinieblas y del horrible tormento del in-
fiern0 90 • Se ve, una vez más, que Mateo, que habla del gozo del
cielo en lenguaje figurado, alusivo, es muy tajante en la referencia
al infierno, mucho más detallada. Él, que acaba de contar cómo el
miedo fingido o auténtico a su señor fue mal consejero para el ter-
cer esclavo, no quiere, por lo visto, dejar de amedrentar a sus lec-
tores. Esta tensión en su Idea del juicio y en su cristología nos ocu-
pará de nuevo más adelante.

Resumen

Mateo dio una interpretación nueva a la parábola tradicional


con el recurso hermenéutico de la alegoría 91 • Frente a la parábola
original de Jesús, la alegorización significa en este caso una ver-
dadera novedad. La alegorización ocupó, con un significado nue-
vo, la más importante de sus metáforas, la de «señor», refiriendo la
parábola, no ya a Dios, smo a Jesús. Sólo Jesús, el narrador y el
«comentario» original a la parábola, que ya no es posible, podía
preservar a la parábola del malentendido de hablar de un Dios «du-
ro» que exige «prestaciones». La alegonzación cnstológica aportó,
pues, algo que a la luz de la parábola origmal de Jesús era absolu-
tamente necesario 92 •
La alegorización mateana VIene a destacar tres dimenSIOnes de
sentido en la parábola. La más importante es su dimensión cristo-
lógica. Con ella deja asegurado el evangelista que los enuncIados
de la parábola no sean verdades generales sobre Dios y el hombre,
sino enuncIados que sólo son verdaderos en Cnsto. La alegoriza-
ción deja asegurado que el dueño de esclavos de la parábola no sea
un negociante malvado, sino un señor digno de confianza93 • La pa-
rábola habla del Cristo total que estuvo presente (v. 14), está au-

90 Cf vol n, 36s
91 Ct el excursus sobre la mterpretaClón mateana de las parábolas, vol n,
487-490
92 Cf el excursus ~obre la aplicaCión mateana de las parábolas, vol n,491s
93 Marguerat, Jugement, 545, tItula todo el texto como «la confJance du Selg-
neur» Para la comprensIón del relato e~ más Importante aún la confianza en el Se-
ñor, cosa que los lectores aportan como premIsa desde sus expenencJas de fe y des-
de ~u lectura de todo Mt
sente (v. 16-18) y regresará (v. 19-30), y anima a entenderlo todo
desde aquí. La segunda dimensión fundamental es la escatológica.
La fe de la comunidad y su práctica están en el horizonte del juicio
final a cargo del Hijo del hombre, Jesús, donde ella tiene que ren-
dir cuentas. Si la referencia al juicio, que también amenaza a la co-
munidad, anima a «trabajar» y no produce un bloqueo por angus-
tia, es por las cosas que el evangelio entero de Mateo dice sobre el
«señor» Jesús. Los lectores interpretan la parábola según la analo-
gía del amor, que ellos mismos, en su fe, aprendIeron de Cristo.
Pero si la parábola es desgajada de esta experiencia y del macro-
texto del evangelio, y es leída como mero texto aislado, resulta
«deficiente». Es importante, por último, que todo en esta parábola
esté narrado con miras a su dimensión parenética. El discurso del
juicio futuro trata del presente. El presente «no es el tiempo de una
ausencia vacía del Señor»94, sino la posibilidad de poner la luz en
el candelero e Iluminar con las obras para alabanza del Padre (Mt
5, 15s). SignifIca la pOSIbIlidad de arrie<;gar, no sólo los propios
bienes (cf. 19, 16-27), sino incluso la propIa vida (cf. 10,39; 16,
25). Pero todo esto no puede impedir que la parábola hable del jui-
cio futuro y acabe en un tono sombrío. Cristo no es sólo un Señor
de confianza, sino tambIén un temible juez univer<;al. El horizonte
escatológico de la parábola no infunde sólo a la comunidad coraje
para el riesgo, sino que le inspira también, acaso, miedo. Si los lec-
tores empiezan a trabajar, es quizá también porque temen el «llan-
to y el rechinar de dientes». El desenlace que Mateo dio a la pará-
bola (v. 30) alimenta la sospecha de que el señor sea realmente un
«hombre duro», y de que el mIedo del tercer esclavo no sea tan in-
fundado. Queda una ambivalencia última en esta parábola mateana
y, en general, en la idea mateana del juici095 .

Historia de la influencia

La parábola de los talentos es un ejemplo singular que indica


cómo la interpretación alegórica eclesial profundiza el sentido del
texto mateano y lo extiende a nuevos campos de aplicación, sin al-

94 Barth, KD HII2, 610


95 Cf mfra, 705-708
terarlo radIcalmente La contlllUldad entre el texto mateano y la lll-
terpretacIón eclesIal postenor es muy notable La Reforma tampo-
co trajo un enfoque hermenéutIco nuevo Podemos leer, por tanto,
las lllterpretaclOnes eclesIales, en buena medIda, como desarrollos,
reacentuaclOnes, enfatIzaclOnes y amphaclOne<; del enorme poten-
CIal semántIco del texto mateano, que pueden estImular su aphca-
CIón personal

1 Todos los exegetas refIeren la palabra ~eñor a Cristo, que con su


ascenSIón al CIelo abandonó la comumdad y sólo tras un tlempo prolon-
gado volverá en su parmía Pero Cnsto tampoco está del todo ausente pa-
ra la IgleSIa postenor Lo que Mateo expresó con su cnstología del En-
manuel, Slll lIgarlo dIrectamente a esta parábola, lo expresaron autores
postenores, ~Igmendo la estela de Orígenes, con la doctnna de la doble
naturaleza según su naturaleza humana, Cnsto está leJOS, «según la natu-
raleza de la dIvImdad», Cnsto e'>tá «en todas parte,»>96 Aunque el Señor
e'>te ausente, la comumdad no VIve en la oscundad de la leJama de DlOS
2 Los esclavos son los apóstoles, los maestro~, los doctores o los ml-
mstros de la IgleSIa, e'> deCIr, ObISPOS, sacerdotes, dIáconos, prelados, pre-
dIcadores 97 , etc Se suele dIstlllgmr entre la parábola de los talentos y la
parabola antenor de las muchachas, que hablaba de todos los cn~tlanos
E~ lllteresante que Justo las lllterpretaclOnes marcadas por la Reforma se
detUVIeran a menudo en e~ta IdentlfIcaClón, mIentras que los exegetas ca-
tólIcos de los SIglo XVI y XVII tendIeron mas a aplIcar la fIgura de los es-
clavo~ a todos los cnstlanos Su argumentacIón es que, cuando Jesús con-
tó la parábola, la Olan todos Se admitIÓ como pnnClplO hermenéutICO que
«no es líCItO re'>tnngIr el sentIdo de la Escntura Slll argumento sufIClen-
te»98 ¡Los autores católIcos '>ubrayan, pue,>, aquí el sacerdocIo común'
3 Los talentos fueron lllterpretados en múltlples sentIdos La mter-
pretaClón más antIgua los refmó a la palabra de DlOS99 Orígenes sobreen-

96 Ongenes, Ser 65 = GCS Ong XI, 152~ CIta 153


97 Jerommo, 239 y la mterpretaclOn dependIente de el evocan a los apóstoles
Juan Cnsostomo, 78, 3 = PG 58, 714, EutImlO ZIgabeno, 633 y otros pIensan en los
re~pomables de la palabra y la enseñanza, TeofJlacto, 425, en ObISpO', sacerdotes,
dIaconos, DlODlSlO Cartujano, 273, en los prelados como sucesore, de los aposto-
les, Bullmger, 219B y Melanchthon, 205, en los predIcadores Los banqueros del v
27 son, o bIen los mae~tros o todos los cnstIanos, cf la hIstona de la mterpretaclón
en Bogaert*
98 «Non est sme necessams argumentls Scnpturae sententIa restnngenda»
(Maldonado, 494, cf LapIde, 458)
99 Clemente de AleJandna, Strom 1,2, 1-4, 2 = BKV II117, 12s, Pseudo-Cle-
mente, Hom 3, 61, Ongenes, Ser 66 = GCS Ong XI, 154s (Blbha), Tertuhano,
Praescr Haer 26, 1 = BKV 1/24, 333 etc
tendIó en el dIverso número de talentos los dIversos grados de compren-
~Ión los de cmco talento~ reCIbIeron una comprensIón espmtual de la Es-
cntura, los de do~ talentos alcanzaron un poqUIto del sentido de la palabra
de DIOS, pero los de un talento se quedan en la mera letra que reCIbIeron al
pnnClplOlOO Ya la IglesIa antIgua VIO en los talentos, a la luz de 1 COI 12,
12ss, los cansmas o, en termmología escolástIca, la «gratla gratis data»lOl
Jerómmo y los autores mflUldos por él aphcaron los dos talento~ a la com-
prensIón de los mlstenos y a las obras; el talento del tercer esclavo, a la
razón l02 El número qumano de los talentos mduJo a aphcarlos a los cmco
sentIdos corporales 103 Así queda abIerta la puerta para contar entre 1m ta-
lento~ las dotes naturales que posee una persona lO4 Fmalmente se suma-
ron a los talentos los bIenes externos, como la posIcIón sOCIal, la mfluen-
Cla, etc. lOS. Una hermosa Idea que aparece en Bengel es la de consIderar el
tIempo dlspomble como un talento reClbldo 106 • En la mterpretaClón pos-
medIeval domma la tendenCIa a ver en los talentos, sImplemente, todo lo
que el ser humano es y posee, pues nada hay, al fm, que no haya recIbIdo
de DIOS lO7 Resultó dlfícl1, entonces, la dehmItaClón de los talentos frente
a los Lc>La Cí1Jva~uc; o, en tradUCCIón de la Vulgata, frente a la «propna vlr-
tus» del ser humano Esta vlrtus fue aphcada, o bIen a las cuahdade~ na-
turales o a la fe El catóhco Maldonado rechaza, por pehgrosa, la aphca-
clón tradICIOnal de «propna vlftus» a la fe, porque Justamente la fe «no la
tenemos por nosotros mlsmos»108
4 Los talentos se multlpltcaron más o menos al hl10 de su mterpreta-
clón: se llegó a entender por talento una comprensIón profunda de la Es-
cntura, una mayor erudICIón teológIca, la asceSlS, la práctIca de la pala-

100 Orígenes, Ser 66 = GCS Ong XI, 154, Id, fr 506 = GCS Ong XII, 208s
101 Por ejemplo, Cmlo de Alejandría, tr 283 = 253 (xuQLOfW nvcuf.LaUXOV),
Jerommo, 239 «<dlversae gratlae»), DlOmslO CartuJano, 274, Faber Stapulensls,
105
102 Jerómmo, 239
103 Jerómmo, 239~, tamblen Ambro~lO, In Lc 8, 92 = BKV 1121, 515, Gre-
gano Magno, 9, I = PL 76, 1106, en la Edad MedIa, casI toda la mterpretaClón oc-
CIdental
104 Por ejemplo, en DlOmslO Cartujano, 274 La mayona mcluye los «bona
naturalIa» entre las vlrtutes que el ~er humano ya po~ee, y en correspondencIa a las
cuales recIbe unos talentos, cf por ejemplo Toma, de Aqumo (Lectura), n o 2040
105 LapIde, 458, Bren?, 733
106 Benge1, 149 (sobre v 14)
107 Maldonado, 494 (<<naturalIs ratIO», «offIcla ecc\eslastlca», «~ensus»,
«verbum Del»), LapIde, 458 (<<quaelIbet dona Del», a saber, «gratla gratlam fa-
c¡ens, gratlae gratis datae» [= cansmas], «bona externa» [como cargos, honores CI-
vl1e~ y relIgIOSOS])
108 Maldonado, 495 Su propuesta e~ que esa expreslOn no pertenece al con-
temdo de la parabola, SIllO a ~u decoraclOn nanatlva
bra, las buenas obras o -slempre- el amor 109 Esconder el talento baja tIe-
rra puede ser, a la lllversa, que una persona, aunque no cometa pecado,
tampoco reabce lllnguna obra buena, que sólo pIense en sí mIsma y no en
los demás, o que ~lenta mIedo ante la JustICla radIcal de los «conslha evan-
gebca»l1O Pero, generalmente, se morabza a mansalva en esta matena la
superbza y la negllgentza 11l , la OCIosIdad y la comodldad l12 defmen el per-
f11 del tercer esclavo
5 Aunque la parábola de 1m talentos trate de la gracIa y las obras,
quedó muy al margen en la vorágme de la contlOversza confesIOnal del SI-
glo XVI Calvmo polemIza, de pasada, contra la «ndlcula» opllllón de los
papIstas que, partiendo del xaTa TY]V U:íLav 01JVa~HV, afirman que «DlOS
dlstnbuye a cada cual sus dones según la medIda de sus méntos»113 Qm-
zá tuvo aquí presente una mterpretaClón como la de NIcolás de Lyra,
qmen formula «SI horno faclt quod m se est, Deus mfundlt slbl gratIam
per quam potest praedlctum opus exercere»114 LapIde protesta contra es-
ta calumma l15 de Calvmo, no Slll razón, pues ya Tomas de Aqumo hace
notar, sobre 25, 24, que el DlOS bondadoso «mhll requmt ab homme lllSl
bonum quod lpse III nobls semmavlt»1I6 ¡La lllculpaclOn que el esclavo
perezoso hace contra DlOS es, por tanto, radlCalmente falsa lI17 Se advier-
te, en conjunto, el gran consenso que hubo en la mterpretaClón de esta pa-
rabola Tanto protestantes como catobcos sablan que la fe era un don, pe-
ro destmado a ser activado, y que una persona que ha recIbIdo la gracia,
pero «no la usa, pIerde totalmente la gracIa»1I8
6 Los autores se han ocupado a menudo, sobre todo en sermones, del
dIferente número de los talentos que reClbleron los esclavos, según Mt El
hecho de que el esclavo con menor suma de dmero pa~e a ser el persona-
Je negatIvo, hace qUlzá que los comentanstas abunden en conslderaclOnes
sobre los «pequeños» «Con un solo talento puedes ya practIcar el bIen»,
dIce Juan Cnsostomo «¡Seguro que no eres más pobre que aquella vmda
(de Mc 12,41-44), m más lllCUltO que Pedro y Juan l »119 RepIten constan-

109 ImpreSIOnante en Valdes, 443 Para el, el sentIdo de la parábola es ¡deja


el cammo del temor y bu,ca el cammo del amor'
110 Opus lmperfectum, 53 = 935, TeofJ1acto, 425, Maldonado, 496
111 Jerommo, 241, mas tarde con frecuencia
112 Calvmo n, 168,
113 n, 167
114 Sm pagmaclOn, sobre el v 24
115 LapIde, 459
116 STh 2/Il, q 62 art 4 ad 3
117 Cf tamblen DlOmslO CartuJano! 2'7.5.~ elV. 24. el mal esclavo repro-
cha a DIOS, sm razon, el eXIgIr «opera mentpna». pen;oMS que no pueden rendIr
«ex naturaltbm»
118 Bulltnger, 221 A
119 Juan Cnsostomo 78,3 = PO 58, 714.
temente que DIOs no premia la magmtud de la prestación, smo la buena
voluntad -por eso, el pnmero y el segundo son recompensados Igual, y
por eso un diacono no es mejor que un laiCO diligente 120_ Pablo, con su
fe, mstruyó publlcamente a toda la IgleSia, un pequeño agncultor guía en
casa a su familia por el cammo de la virtud el premIO es el mismo, y ca-
da cual debe estar contento con su vocaclón 121 Nadie posee todo~ los do
nes, pero nadie deja de tener alguno Y la pobreza puede convertirse en un
don mayor que la nqueza, la enfermedad, en un don mayor que la salud
Pablo, o FranCISco de A~IS, pueden ayudar a entender por qué es así122
7 Solo en el caso de ciertas mterpretaclOnes de hIstOria de la salva
Clón hablana yo no de un desarrollo, smo de un falseamiento del potenCial
semántico del texto El mejor ejemplo de esto lo ofrece HIlano Según el,
el e~clavo de los cmco talento~ representa a aquellos Israelitas que cum-
plen los preceptos de los cmco libros de MOIsés por la graCIa de la JUStl-
flcaclOn y a la luz del evangelio El de 1m dos talentos representa a los pa-
ganos, que sólo tienen fe y confe~lón, y las hacen fructificar Fmalmente,
el de un talento se reilere a los ]UdlOS que conslderan suflclente la ley de
MOIsés y ocultan la glona del evangel10 121 Son muy pocos los que de-
fienden esta mterpretaclón enfocada a la hlstona de la salvaclón 124 Se ale-
Ja mucho de las coordenadas del texto mateano, porque la IgleSia proyec-
ta a Israel el castigo que DIOS tiene reservado, como pOSibilidad, para ella
misma

La mterpretaclón de la parábola en la Reforma, partIcularmen-


te la de Calvmo, ponen un acento nuevo que fue relevante para el
futuro Según Calvmo, los talentos (Zentner) se dIstnbuyen para
promover «el mtercamblO entre los seres humanos» y la «utIlIdad
general» ProdUCimos «fruto y benefiCIO para DIOS mismo cuan-
do procuramos la mayor utIlIdad pOSible a nuestros hermanos»125
El lugar donde esto acontece es el Estado cnstIano, la repúblIca de
Gmebra, por ejemplo «Calvmo, pues, lIbera la vanedad IlImItada
de los dones de cualqmer subordmacIón de las obras profanas a
las espmtuales, de los laICOS al clero»126 Otros refonnadores miran
Igualmente más allá de la IgleSia no sólo los í,ervIdores de la pala-

120 Por ejemplo, Opus lmperfectum, 53 = 936


121 Brenz, 735s
122 Lapide, 458
123 Hilano, 27, 7-10 = SC 258, 210 215
124 Entre ellos, Pa~ca~lO Radberto, 851s, 856
125 Calvmo II, 168
126 Mlegge*,I11
bra, "lila tamblen «los demas mortales» se pueden comparar con
los esclavos que recIbIeron talentos «en los debere" de la VIda que
han de cumpl1f»127 Esto es consecuente SI se contempla desde la
Idea del mundo como lugar del culto dIVlilO en la Reforma l28 Aquí
se sentó la base, probablemente, de un proceso moderno que fue
dIsolvIendo sucesIvamente la vlilculaclOn de la parabola a Cnsto,
a la mISIón que de el recIbIeron los dIscípulos y a la IglesIa como
lugar donde esa mISIón es llevada a cabo

No es pO~Ible dIseñar aqUl en detalle este proceso, que va acompañado


de la crecIente mundamzaclOn, mdlvldualIzaclOn pnvatlzaclOn y fmal-
mente seculanzaclOn Baste un par de ejemplos del SIglo XIX La paraba
la paso a ser entonces el paradIgma del esfuerzo personal del CIUdadano
cnstIano en el mundo Segun Ewald, lo Importante con vIstas al JUICIO fl
nal es que «cada uno sea utü en el mundo segun su capacIdad, y obten
ga en el el benefIcIO correspondIente, sobre el cual fmalmente rendlra
cuentas»J29 La parabola vIene a decIr, <;egun JulIcher «El que nnde algo
es muy apreCIado, pero el que pasa mucho tIempo sm ser de provecho,
con cualqUIer excusa, tIene que pagar su necedad y pereza»130 Esto, trans
fendo a la relaclOn con DIOS, slgmflca que «el ser humano ~ea fIel y actI-
vo, que aporte algo que admmlstre los bIenes confIados, "Ida y salud,
talento y oportumdades, en el sentIdo de DIOS El que no realIza la tarea
encomendada por mdolenCla no tendra la aprobaclOn de DIOS»l31 Esto se
expresaba en Inglaterra del <;lgUlente modo «The parabel preaches the
duty of fIdelIty and of actIve work for the commumty For what helps the
commumty make<; also hlm who helps a better and a ncher man»\12 O en
lmea aun mas mdlvldualIsta y al margen de cntenos etlcos <,rnactIon
"pells loss He who does not go forward goes back»133 IEl exIto <;onne al
emprendedor' (y al falto de escrupulos) La parabola de los talentos, a<;1
mdlvldualIzada y seculanzada, se podla aplIcar a todo ¡La VIda de los ne-
goCIos puede servIr de parabala I ¿Para que? Desde la hlstona del lengua
Je cabe detectar perfectamente este proceso en frase<; hechas como «MIt
semen Pfunden wuchern» (aprovechar el talento) y «Sem Talent vergra-

127 Bulhnger 219B Brenz 733 hab1d de lo, dIferentes «dmeros» de reyes,
pnnclpe~ campe<;mos y artesanos
128 MJegge 126 hdbla con rdzon en referenCia a Calvmo de un paso haCia
la seculanzaclOn pero por motlvo<; teologlco<;
129 Ewald 339
130 Juhcher Gle¡chmsreden Il, 483, 480
131 J Welss 385
132 MonteílOre Il 319
133 ¡bId
ben» (enterrar el talento) El que emplea dotes, poslblhdades y recursos, y
tnunfa con ellos, «aprovecha su talento», el que permanece mdlferente y
no hace nada con sus capacIdades, «entIerra» su talento Lo que se hace o
se deja de hacer es lo de menos ASI, la parábola de los talentos se puede
utlhzar como autolegltlmaclOn espmtual de granujas y de hombres de ne-
gocIOs totalmente en la lmea de B Brecht

La exégesIs y la hIstona de la mfluenCla han dejado claro dón-


de está la raíz de tales abusos la parábola en SI se presta ya a mal-
entendIdos SI Jesús, con todo su mensaje y su DIOS, viene a ser el
polo opuesto de esta parabola, ese abuso no puede ocurnr Allí
donde Jesús no fue eso, ocurnó el abuso La parábola de los talen-
tos sólo es verdadera en sentIdo teológIco SI habla del DIOs de Je-
sucnsto, que ama tanto a los humanos que todo lo que son y pue-
den hacer se lo deben a él La parábola sólo es verdadera en sentI-
do teológIco ~I habla de su mandamIento del amor y de los talentos
que '>e emplean para cumplzrlo, y no para cualqUIer actIVIdad hu-
mana Solo es verdadera en sentIdo teológIco SI está refenda a la
comumdad de amor que qUISO Jesus SI no habla así, ha pasado a
ser y es una cáscara verbal con la que es pOSIble legitImar cual-
qUIer actIVIdad humana

3 El JUICIO unzversal (25, 31 46)

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senzoon Mt 25,31-46 als toegang tot de eschatologle van Matteus, Ams-
terdam 1979, Wlkenhauser, A , Die Llebeswerke zn dem Gerzchtsgemalde
Mt 25,31 46 BZ 20 (1932) 366-377, Wrlckens, U , Gottes gerzngste Bru-
der - zu Mt 25, 31 46, en E E Ellrs-E Grasser (eds ), Jesus und Paulus
FS W G Kummel, Gottlllgen 1975,363-383, Wlllandy, J ,La scene du]u-
gement dermer (Mt 25,31-46) ScEc 18 (1966) 169-186, Zumstelll, Con-
dztlOn,327-350
Más brblrografía** sobre Mt 24-25, supra, 519s

31 «Pero cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y


todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria. 32 Y
todos los pueblos se congregarán delante de él, y él separará a
los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los ca·
britos, 33 y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su
izquierda.
34 Entonces el rey dirá a los de su derecha: '¡Venid, bendi-
tos de mi Padre!, recibid la herencia del reino preparado para
vosotros desde el comienzo del mundo! 35 Porque tuve hambre,
y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era fo-
rastero, y me acogisteis; 36 estaba desnudo, y me vestisteis; en-
fermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme. 37 En-
tonces los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de be-
ber? 38 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo,
y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y
fuimos a verte?'. 40 Y el rey les dirá: 'En verdad os digo que
cuanto hicisteis a uno de estos hermanos 2 míos más pequeños,
a mí me lo hicisteis'.
41 Entonces dirá también a los de su izquierda: '¡Apartaos
de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles! 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve
sed, y no me disteis de beber; 43 era forastero, y no me acogis-
teis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel,
y no me visitasteis'. 44 Entonces dirán también éstos: 'Señor,
¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo
o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?'. 45 Y él entonces
les responderá: '¡En verdad os digo que cuanto dejasteis de ha-
cer con uno de éstos más pequeños, también conmigo dejasteis
de hacerlo!'.
46 Irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

Análisis

1 Estructura. Es el últImo texto antes de empezar el relato de la pa-


SIón, y a la vez la última Instrucción extensa de Jesús a los dIscípulos. Por

1 Sobre gemtIvo de autor con partiCIpIO pasado cf BI-Debr-Rehkopf § 183,3


2 B Yotros omiten l:WV &OEAcpWV ¡lov, que es qUIzá un ajuste ~ecundano al v
45 Unos pocos manuscntos (2.:, 067) añaden aquí, después de 10,42, l:WV ¡lLXQWV,
y aclaran así cómo entienden el texto
eso tIene gran ImportancIa. Los v 31 s enlazan, hacIa atras, con 24, 30,
salvando 24, 32-25, 30 ahora se narra lo que sucede cuando llega glorIo-
so el HIJo del hombre con sus ángeles
Lo~ v 31-33 forman la mtroducclón, que descrIbe el escenarIO del JUI-
CIO E~ relatIvamente detallada, porque llega a comparar en los v 32b-33
al Juez unIversal con un pa~tor El v 46 refIere muy brevemente, como
conclusIón, el destmo defInItIvo de los Justos y de los que carecen de
amor Entre la mtroducClón y la conclUSIón hay dos dIalogas entre lo~
exammados y el Juez unIversal, que ahora es calIfIcado como «rey» v
34-40 y 41-45 Esos dIálogos permItIrán comprender la sentencIa del Juez
unIversal Es frecuente en el Judaísmo mtroduclr tale~ dIálogos al descrI-
bIr el JUlClO 3 Los dIálogos contIenen en este caso la fundamentacIón del
JUICIO y la autodefen~a de los acusados Ambos dIálogos emplean un vo-
cabularIo muy SImIlar A la sentenCIa (v 34 y v 41 respectIvamente) sIgue
la tundamentaclOn elJuez unIversal enumera 3 x 24 obras de amor que los
unos practIcaron con él y los otros le rehusaron (v 35s y 42s respectIva-
mente) VIene a contmuaclón la pregunta-réplIca al Juez unIversal o la au-
todetensa de los condenados ambos grupos a~umen el elenco de las obras
de amor y lo repIten como pregunta con el adverbIO JtoTE antepuesto (v
37-39 y 44 respectIvamente) La enumeracIón de obras de amor se hace,
así, cuatro veces en total A medIda que avanza el texto, es más clara la
tendenCIa a condensar y abreVIar se elImman muy hábIlmente algunos
sustantivos y se compendIan grupos de verbo~, de suerte que algunos de-
talles de los v 34-39 no encuentran ya correspondencIa en los v 41-44 Al
fmal de cada dIálogo, en el v 40 o en el v 45, el Juez unIversal desestIma
la pregunta-réplIca con un solemne dIcho-amén que desvela su Identidad
con los más pequeños
Se sIgue dando aún al texto el título de «parabola del JUICIO fmal»5,
pero no e~ una parabola en el sentIdo cornente de la palabra6 Sólo los v
32bs son una breve parábola La parte pnnClpal del texto está constitUIda
por los dos grandes «dIalogas de JUICIO» (v 34-4041-45) Cabe defInIr Mt
25, 31-46, en una expreslOn de compromISO, como «deSCrIpCIón del JUI-
CIO»7 no es nI un apocahp~ls8, porque no hay VlSlOn, nI una «paréneSIS del
JUlCIO»9, porque no contIene nInguna mterpelaClón dIrecta a los lectores

3 Documenlos en BIlI IV, 1200, 1204, 1206, 1209s


4 IIavaw y IíL1jJaw, ~EVO~ y YU[tvo~, como tamblen aa1tEVtLV y EV <¡Ju1I.axfí Ei
Val, se mterrelaclOnan Los V 37-39 aclaran e,ta mterrelaclOn con un tnple nOTE
5 ¡Asl el titulo de pencopa en Aland, Synopse l
6 A lo más, en el sentIdo de los «dIscursos fIgurados» de Hen et
7 Berger, Formgeschlchte (vol III), 303s
8 Vla*, 8082
9 Brandenburger~, 110
2 Fuente Algunos exegetas sostienen que todo el texto es mateano 10 ,
pero la mayoría supone que el evangehsta lo tomó de una tradición espe-
Clal, para elaborarlo con mayor o menor llltensidad. En favor de esta hi-
pótesis está la d¡:>tnbuclOn, muy irregular, de los mateísmos
Son numerosos en los v 31 y 32a 11 y evocan además el lenguaJe bíbh-
12
C0 y esta llltroducClón no enlaza sólo con 24, 30S1 3 , SlllO que hace re-
cordar a,imismo 13,40-43 49s 14 , 16,27 y, ~obre todo, 19,28 1\ La afIm-
dad entre 19, 28 Y 25, 31 tiene qUlzá su exphcaClOll mas facll en que Mt
reelabora redacclOnalmente aquí su antenor loglOn 19, 28 La tranSiCión
desde «HiJO del hombre» (v 31) a «rey» (v 34) es abrupta, pero no llldica
que Mt hablase de «HiJO del hombre» y la tradiCión sólo de «rey» El títu-
lo de rey para el HiJO del hombre y Juez umversal es Slll duda una novedad
en la tradición Judía y cn~tlanaI6, pero el cahfIcativo de «rey» se ve vemr,
porque Mt habla ya de «trono» en el v 31 17 Tampoco es argumento para
di~tlllgUlr entre redaCCión y tradiCión el paso del colectlvo navm 'ta io1JvT]
(v 32a) a al!'touc; o a expre~lOnes que se refieren a personas llldividuale~
(al EX ()E~l{J)V, etc) «Todos los pueblos» subraya el honzonte ulllversal
del JUlCiO ahora descnto, pero el sUjeto del JUlClO son obViamente perso-
nas llldividuales 18 No es pOSible avenguar ya cómo era la llltroducclOn
premateana del texto No sabemos, pue" m qUién estaba ante el tnbunal
en la verSión onglllana m Si esa verSión hablaba de «HiJO del hombre»19

10 Cope*, 42-44, Haufe*, 486 (redacclOnal «en su mayor parte»), Weren*,


29-73, 240s, Kretzer, Herrschaft, 212-215, Gundry, 511-516 Gmlka II (vol lI),
367-370, Lambrecht, Treasure (vol III),271-275 Al margen de 10~ re~ultadm de
la mve~tlgaclOn lmgmstlca (cf mfra, n 20), e~ta hipóteSIs es problematIca porque
Mt nunca compuso por su cuenta un texto tan extenso
11 Cf vol 1, 57ss sobre bE, nac;, aYYEAoc;, WTE, auvayw, E¡..tnQoa1'tEv, E1'tvoc;,
sobre naVTa Ta E{}vYJ cf 24,9 14,28, 19, sobre CHPOQI~W, cf 13,49 Mt redacta,
en ocaSIOnes, dichos sobre la vemda del HIJO del hombre, cf vol lI,651s
J2 La~ aflmdades mas importantes son la~ de los v 31344146 con el fmal
del DeuteronomIO, cf Dt 30,16 (EUAOYEW, ltAYJQOVO¡.tEW), 30, 19 (~wYJ, EUAoYla
xmaQa) y 33, 1~ (EUAOYEW, aYYEAOL ¡.tEl:' auwu), que Mt reforzo qUlza redacclO-
nalmente Cf tambien Jl4, 211 (auvayw, nana Ta E1'tvYJ) Con Zac 14,5 LXX
apenas hay aflmdades verbales Tampoco eXI~te apenas dependenCia hterana de 25,
31s respecto a los discursos figurados de Hen et, las comcldenClas se limitan al gi-
ro bíblIco general de «sentarse en el trono de glona» (frente a Thelsohn*, 152
182), cf tamblen supra, 177, n 69
13 Palabras clave comunes 6 uto, wu av1'rQwnou, EQxco1'tm. bo~a, aYYEAol
14 Palabras clave comunes ó uto, wu av1'tQwnou, xoa¡.to" l3amAELa/l3am-
ACUC;, bWI30AO" aYYEAOL, nUQ, blxmo" naTYJQ
15 •ÜTav xa1'tlan ó u[o, wu av1'tQwnou 10m 1'tQovou bo~YJ' auwu
16 Cf mjra, n 29
17 El simil del pastor e~ aplicable también a un rey, cf Plkaza *, 168
18 Tampoco excluyen 24, 914,28,19 el anuncIO mmonero a personas mdl
VIduales
19 Razones de hlstona de la tradlclon me hacen creer que la expre~lOn Ó u[o,
Los mateísmos escasean má~ en los v 32b 4620 Sobre todo, la estruc-
tura smtáctIca parece forjada por Mt, mIentras que las palabras son tradI-
cIOnales en buena parte Esto vale en especIal para los hapax legomena xa-
'taºao~m (v 41), EmxxfJt'to~m (v 3643) Y xOAam~ (v 46) Luvayw (=
acoger amIstosamente [v 353843]) es usado en sentIdo no mateano Tam-
bIén es smgular la Idea de los «ángeles del dIablo» (v 41) BamAEu~21,
aDEA<¡JOL 22 y EAa)(w'to~23 tampoco ~on térmmos preferencIales claros en
Mt Habrá que postular, por tanto, que Mt adoptó un texto oral sobre el
JUICIO unIversal que los v 32b-46 conservan en sus elementos báSICOS
QUIzá lo ajustó a la conclusIón del DeuteronomlO 24
3 Hlstona de la tradICIón Las refleXIOnes sobre hIstona de la tradI-
CIón, y tambIén sobre el tema anexo de la autentICIdad, ofrecen una dIfI-
cultad especIal en el presente texto, las conclUSIOnes son muy hIpotétIcas
Hay dos preguntas relevantes
a) ¿Es unztarw el fragmento de tradICIón adoptado por Mt o hay dos
fragmentos tradICIOnales dIferentes en el ongen? Robmson* y otros sos-
tUVIeron la teSIS de que el sImII del pastor (v 32bs) y el dIalogo del JUICIO
(v 35-45), sm las mtroduccIOnes narratIva~, eran mdependIentes 25 Pero

LOU uV{}Qwnou e~ aqUl relatIvamente tardla textos ~moptIcos antiguos la ofrecen


solo en dichos ongmales alslado~ y en dlchos-comentano, pero no dentro de com-
pO~IClOnes de cIerta extenslOn, como ocurre en los discursos figurados de Hen et,
por eJemplo La~excepclOnes (Mc9, 9 12par, 13, 26 par, Mt 13, 37,16,13, Lc21,
36, 22, 48, 24, 7) son ~ecundarlas, a veces pasajes redacclOnale~
20 Cf vol 1, 57ss sobre tatE, EQW, OEUtE, natT]Q [-lOU (v 34), yaQ (v 35), LO
tE, unoXQLvo[-laL, ?lLXaLO';, AcyWV, XUQLE, ~ (v 37), OE, ~ (v 38s), unoxQLvO[-laL,
EQW, U[-lT]V ACYW U[-lLV, EL'; LOUtWV (v 40), tatE, EQW, nUQ aLúlVlOV, OLa~oAo,; (v
41), yaQ (v 42), LOtE, unoXQLVO[-laL, ACYWV, XUQLE,~, OLaXOVEW (cf 20,2628,23,
11) (v 44), LOtE, unoXQLVO[-laL, ACYWV, U[-lT]V ACYW U[-lLV, EL'; LOUtWv, OUliE (v 45),
unEQX0[-laL, OE, OLXaLOL (v 46) Todo~ estos térmmos sugieren el caracter redacclO-
nal del pasaje, aunque no totalmente
21 Algunos consideran el ~amAEu,; del v 34a redacclOnal (asl Robmson*,
230) Pero ~amAEu,; no es re1e\ante en Mt como apelatIVO de Cnsto, aparece solo
en 2, 2, 21, 5, 27, 11-42, en contextos muy diferentes y nunca escatologlcos La
preferenCia mateana por las parabolas-~aOlAEu,; (18, 23, 22, 2 7 11 13) descarta el
carácter redacclOnal, porque se refieren a DIOS, no a Cnsto Por otra parte, Mt ha-
bla de la ~amAELa del HIJo del hombre (13, 41,16,28,20,21), pero nunca cahfl-
ca al HIJo del hombre como «rey»
22 El mero UOEAcpOL es poco slgmflcatIvo, cf vol 1, 58 ~ v La expreslOn
«hermano~ de Jesus» aparece documentada tanto en la tradiCión (Mc 3, 35) como
en la redacclOn (Mt 28, 10)
23 Los otros do~ pa~aJe~ en que aparece (2, 6, 5, 19) pertenecen a otros con-
textos
24 Cf supra, n 12
25 Robmson*, espec 232-237, algo pareCido Legasse*, 86-93, ChnstIan*,
7s Robm~on*, 233 adorna el slmll del pastor con una mtroducclón «El remo de
lo~ Cielos se asemeja a un rebaño que el pastor recoge »A su JUICIO, esa compa-
Mt adoptó ya los v 32b-46 como una umdad, porque no es probable el
ongen mateano del v 34, que combllla los dos fragmentos, m del v 46
conc1uslv0 26 El argumento pnnCIpal frente a la tesIS de Roblllson es, Slll
embargo, que la renunCIa a las llltroduccIOnes puede hacer los dIálogos m-
comprensIbles no se sabría ya qUIénes eran los locutores Es posIble que
la comparaCIón del pastor fue~e en la tradIcIón premateana un desarrollo
~ecundarIO de la descnpCIón del JUICIO

b) La segunda pregunta, más dIfícIl aún, es SI el térmmo «rey» se re-


fería a Jesú" o a DIOS en el fragmento de tradICIón onglllano (,EI texto
onglllalldentlfIca a DIOS 27 o a Je~us con 10~ «hermanos más pequeños»')
Sólo conslderacIOne~ de contemdo pueden aportar una respuesta Enfavor
de Jesus esta la contmUldad en el desarrollo de la tradICIón Habría que
contar además con notables modIfIcaCIOnes en el texto, sobre todo en el v
34, donde el «rey» habla de DIOS como «Padre»28 Hay, en fm, paralelos
cnstlanos en favor de la IdentIfIcaCIón de Jesús con personas humanas
(Mc 9,37, Q 10, 16, Mt 10,42 IIMc 9, 41) En favor de DIOS está que la
palabra «rey» es un apelatIvo de DIOS frecuente en textos Judío~, mIentras
que la transferenCIa del predIcado de rey a Cnsto, Juez unIversal, resulta
dlfícIl29 En textos Judíos es caSI sIempre DIOS mIsmo el Juez del mundo
Habla tambIén en favor de DIOS la eXIstencIa de paralelos bíblIcos y JU-
díos que conSIderan las obras de amor en favor de los pobres un elemen-
to deCISIVO ante el tnbunal de DIOS, o las refIeren dIrectamente a DIOS 10

raclOn es afm a Mt 13, 47~, Y el dIálogo del JUICIO es un paralelo amphfIcado de Lc


12,8s
26 Cf supra, n 20 El dIctamen es mas dIfICIl en las mtroducclOne~ narratI-
vas los v 37aa 44aa podrían ~er redacclOnales
27 ASI, por ejemplo, Bultmann, H!stona, 182s, Robmson"', 230, Broer*,
287s, Schwelzer, 311, WIlckens*, 376 382, etc
28 Tamblen sena muy pecuhar un dIcho amen -que es una de las notas típI-
cas del lenguaje de Jesús- en boca de DIOS juez unIversal, cf v 4045
29 El apelatIvo de «rey» aphcado al meslas descendIente de DaVId e~ bastan-
te frecuente, cf Fnednch x , 180-182 El mesías de~cendlente de DaVId apenas apa
rece nunca como juez unIversal, Volz, Eschatolog!e 275, cIta UnIcamente Tg h 53,
9 y una aphcaclOn tardIa de Dan 7, 9 al mesías en Chag 14a, Sanh 38b Junto a
DIO~, el HIJO del hombre dpdrece solo como juez del mundo, y esto en lo~ dlscur-
~os fIgurados de Hen et Aunque dIchos dISCursos transfIeren algunos atnbutos de
DIO~ al HIJO del hombre (sobre todo, la seslOn en el «trono de glona», es deCIr, tro-
no de DIOS), y aunque el es alh el «UngIdo» (48, 10,52,4), no reCIbe dIrectamen-
te el tItulo de «rey» La espera del HIJO del hombre y la espera del meslas solo apa
recen emparejada~ en el judaIsmo, 4 Esd 13 (100 d C aproxlmddamente) La trans-
ferenCIa del atnbuto de rey al juez unIver~al meSlamco, en Jesus o en Id tradlclOn
pnmltIva sobre el, sena por tanto un anacromsmo, sm olVIdar que Jesus mIsmo se
presento probablemente como HIJO del hombre, pero no corno mesías descendlen
te de DaVId
30 Prov 14,31 «<QUIen oprIme al debIl ultraja a su Hacedor, mas el que se
apIada del pobre le da glorIa»), 19, 17 «<QUIen se apIada del debIl presta a Yahve,
La comparación con el pastor cuadra bien a DIOs en la tradición bíbhco-
Judía31 De todos modos, la tradlclon cnstlana pospascual aphca también
la Imagen del pasto! a Jesús (et Mc 6,34// Mt 9,36, Heb 13,20, I Pe 2,
25, Jn 10) Resumiendo es posible que el texto ongmal ~e refiera a DIOS,
pero esta hipóteSIs es sm duda la más comphcada
4 Origen La oplmon, defendida a veces en el pasado, de que el tex-
to es Judío en el ongen 32 , es hoy abandonada por muchos Tdmblén es m-
verosímil, a mi JUICIO, el supuesto de que el texto proceda del cnstlamsmo
helemstlc0 33 Se remonta o bIen a Jesús mlsm0 34 o a un autor pertenecIen-
te a una comumdad ]udeocnstlana pnmItlva '5 Indican lo segundo los se-
mitismos (¡escasos')36, el honzonte apocalíptico y los numerosos parale-
los Judíos 3?
Los mtentos de atnbUlr el texto a Jesús tienen una base dudosa ¿Ha-
bló Jesús, en el ongen, del «rey» DIOS como Juez del mundo? Interpreta-
do así, el texto se ajustaría perfectamente a los paralelos JUdlOS 38 Pero Je-
sús suele presentar «siempre a DIOS como el Padre, nunca como hermano
de los seres humanos»39, el entena de coherenCia habla, pues, contra esa

el cual le dara su recompensa»), Hen esl 44, 2, (<<QUIen ultraja el rostro de una per-
sona, ultraja el rostro del rey ») Tamblen es muy afm el pasaje Mldr Tann sobre
Dt 15, 9, cItado por Jeremlas, Parabalas, 251 «<SI habels dado de comer a los po
bre" 10 tengo en cuenta como SI me hubIeraIS dado de comer a m!») DIfIeren un
tanto los paralelos JudlOs que consIderan a DIOS como modelo en la practica de las
obras de candad e InVItan a segUIr su ejemplo, aSI, Sota l4a = BIll I, 561 (DIOS V1S-
tia a desnudos [1 Gen 3, 21 '], VISIto enfermos [Gen 18, 1], consola a tnstes y ente-
rro muertos [Dt 34, 6]) Sobre las obras de candad en el JUICIO, cf mfra, n 137
31 J JeremIas, JtOlflT]V x'tA, en ThWNTVI, 486,1-22,488,9-13,489,15-18,
490,28-491,21
32 En la estela de Bultmann, HIstOria, 182s
33 A'il Brandenburger*, 7686 sItúa el texto en una comumdadJudeo-he1e-
mstlca, porque la IdentlflcaClOn de Jesús con los mas debIles tiene sus paralelos
mas proxlmos en Rom 8, 29 YHeb 2, 11-18 Pero yo no puedo encontrar en Mt 25,
31-46 m una cnstologla de preexIstencIa m una cnstologla de encarnaclOn
34 Por ejemplo Jeremlas, Parabolas, 253, Maman, Saymgs, 249, Broer*,
288, Agbanou**, 193s, Fnednch~, 283-297, WIlckens*, 379-382
35 Postulan el ongen palestmo-Judeocnstlano, por ejemplo, Hahn, Hohelts-
tztel, 187, Legas,e, 93, Zumstem, CondltlOn, 333
36 Son sem1tIsmos, probablemente, las proposIcIOnes yuxtapuestas de senti-
do condICIOnal en los V 35-3942-44 (Beyer, Syntax, 279 «Cuando tuve hambre,
me dIsteIS de comer~), ouvayw = acoger amIstosamente (hebr lO~,_Oj:l) No es
un semItismo claro EL~ ='tL~ (dowmentos gnegos en Bauer, Wb 6 s v EL~ 3) No hay
por que entender como semItismo el wu'twv de los v 40 45, redundante solo en
apanencla (asl Dalman Grammatlk, 113 [= § 17 n o 9]) el Juez umversal puede re-
fenrse muy bIen a sus hermanos, que estan qUlza Junto a el
37 Cf supra, n 12,30, sobre las obras de candad cf mfra, n l32s, 135-137
38 Cf mpra, n 30
39 WIlckens*, 379 En cualqUIer caso, no utlhzo el argumento en la dlrecclOn
de WI1ckens, que lo emplea para conclUIr la ongmahdad de Jesús
hipótesis. Un dicho-amén en boca de Dios ~ería también extraño. ¿ü ha-
bló aquí Jesús de ~í mIsmo como futuro HiJo del hombre y juez umver-
sal40 ? Pero entonces habría que atribuirle tambIén los paralelos Q 10, 16;
Mc 9, 37; Mt 10, 42, lo cual me parece dIfícIl. También es dIfíCIl en e~ta
mterpretación el calificativo de «rey»: ¿Se habría aplicado Jesús un pre-
dicado del mesías davídico o hasta un predicado de Dios 41 ? En el aspecto
formal, este texto amplio sobre el Hijo del hombre tampoco se ajusta al
re~to de los dicho~ de Jesús 50bre el mismo tema, que son muy breves.
¿E~, por tanto, má~ razonable atribuir un texto tan espeCIal a algún discí-
pulo de Jesús judeocristiano, desconocido para nosotro~? Quizá sea la me-
jor hipóteSIS. Los muchos exegetas que atribuyen el texto a Jesús, en for-
ma a menudo muy problemática, tendrían que permitIrno~ preguntarles,
en todo caso, si lo hacen en parte porque el texto ha cobrado tal impor-
tancia para nosotros, hijos del siglo XX, que sólo a regañadientes se lo hu-
bieran negado a JesÚs 42 .

Historia de la influencia

Hay tres interpretaciones de este texto:


1. El tipo hermenéutico universal. «Cuando venga el Hijo del
hombre, juzgará a todos los pueblos. El juicio se sustancia en las
obras de amor y de misericordia con los marginados, los pobres y
los que sufren en el mundo, con los más pequeños entre los her-
manos y hermanas de Jesús»43. Los hermanos y hermanas del Hi-
jo del hombre son, pues, todas las personas necesitadas de la tie-
rra, tanto no cristianos como cristianos. En esta interpretación es
fundamental, muchas veces, el tema del desconocimiento: las per-
sonas no sabían antes del juicio final que hicieron una buena obra
a Cristo y que en los hermanos pequeños estaba presente en el
mundo el propio juez universal. En este tipo hermenéutico, el tex-
to es entendido como «compendio de la doctrina y las exigencias
de todo el evangelio»44, y como «chef-d'oeuvre de la littérature
évangélique»45. Pocos textos evangélicos ejercen hoy una fascina-

40. Así RImker*, 512-522


41 ef. supra, n. 29.
42. Es lo que sospecha Plkaza, que se pronuncIa en contra de la autentIcIdad.
43. Donahue*, 3
44 TnllIng II, 282
45. Légas5e, 85 Frahler* (1992) utIlIza el pasaje como texto fundamental pa-
ra una étIca cnstológIca general de base bíblIca
CIón tan grande como Mt 25, 31-46 dentro de esta interpretacIón.
Hay más dImensIOnes semántIcas que contnbuyen a la fascmaclón.
Intentaré dar una VISIón panorámIca
a) Mt 25, 31-46 e& un texto ejemplar para un cnstwmsmo no dogmá-
tICO y práctIco Sólo Importa el amor al próJImo, no la confesIón re!IglO-
sa m la fe «El amor a DIOs (o a Cnsto) es mterpretado aquí por mucho&
como amor al próJlmo»46 Esta concentracIón del amor a DIOS en el amor
al próJImo tIene qUlza su expre~lón más bella en el conocIdo relato de L
TolstOl Donde está el amor, está DlOS47 El zapatero Martm AvdeJlch la-
menta la muerte de su úmco hIJo Entonces oye la voz de Cnsto que le
promete Ir a vIsItarle al día sIgUIente Martm se pasa el dJa sIgUIente aso-
mado a la ventana y aguardando Pasan dlstmta~ personas pnmero llega
un ancIano que está agotado de qUItar la meve en la calle, luego llega la
esposa de un soldado con un mño pequeño, los dos atendo& de frío La
tercera vIsIta es de una ancIana que dIscute con un rapaz por haberle ro-
bado una manzana Martm habla con ellos y les da de beber y de comer
Estas tres personas eran Cnsto, pero Martm no 10 sabe Sólo la lectura, al
anochecer, de Mt 25,3540 se 10 enseña Para TobtOl, DIOs es el amor que
vIve en todo~ los humanos, y que une todo 10 que está separado 1 In 4, 7s
es para él uno de los texto~ bíb!Icos centrale~
b) No es extraño que Mt 25,31-46 haya SIdo un texto fundamental de
la dwkoma en todas las época& de la hlstona de la IgleSIa De él procede
la !Ista cláSIca de las sIete «obra~ de mlsencordla» LactanclO comple-
mentó, a la luz de Tob 1, 17 LXX, la !Ista de Mt 25, 35s con el entIerro de
los muerto&, esta lIsta se ha mantemdo desde la alta Edad MedJa48 «Para
la cantas medIeval, el dIcho sobre 10& hermanos más pequeños es lo
e~eDclah49 «La senteDCJa Mt 25, 40 ha sldo más lmportante para la
aSIstencIa a los pobres que todos los sIstemas msplrados en las reglas de
la prudenCla»50 Todos los textos Importantes, mcIUldo el nuevo Catecls-

46 H Braun, Dre Problematrk emer Theologre de~ Neuen Testaments, en Id ,


Gesammelte Studlen zum Neuen Testament und semer Umwelt, Tubmgen 21967,
337, en línea qmilar U Luz, Elmge Erwagungen zur Auslegung Gottes In der
ethlschen Verkundlgung Jesll EKK V 2 (1970) 127 «La persona mdlgente es ellu-
gar de DIOS en el mundo»
47 L Tol~tOl, Samtltche Erzahlungen In ¡unf Banden In, ed G Drohla,
Frankfurt 1990 327-341
48 LactanclO, Epa 65 = CSEL 19, 746, Toma~ de Aqumo, STh II/II, q 32,
art 2, en los comentanos, DlOmslO Cartujano, 277 y Tomás de Aqumo (Lectura),
2098 por ejemplo, e~ frecuente aSimismo escemflcar la~ obras de mlsencordla en
representacIOnes Iconográficas, desde el Siglo XII tamblen en autos teatrales del
JUICIO umversal (LCl l, 245-251)
49 Brandt*, 7, que recoge mscnpclOnes de fundaclOn de hospitales
50 W Lle~e, Geschlchte der Canta~ l, Frelburg 1922, 33 , ,
mo de la Iglesza católlca'l, cItan Mt 25 a la hora de promover la dzakonía
o de fundamentarla teologlcamente
c) Mt 25, 41-46 parece expresar de modo ejemplar que la bondad (el
amor, sobre todo) solo puede practlcarse de~de ella mIsma Las personas
de nuestro texto no saben que han demostrado su amor a Cnsto (v 37-39)
Esto es de especIal ImportanCIa en la mterpretaClón de Immanue1 Kant el
Juez umversal declaró que «los verdaderamente escogIdos en su remo
eran aquellos que prestaban ayuda a los necesItados sm percatarse de
que eso fuera dIgno de recompensa» Cuando la recompensa se convIerte
en resorte de la aCCIón, el obrar humano ya no es moral m responde a la
verdadera rehglón natural'2 Este pem.amlento de Kant determmo la m-
terpretaclOn lIberal del SIglo XIX 53 Pero es mas antIguo que Kant Lo ha-
bía formulado ya Pascal «Les élus Ignoreront leur vertus, et les reprouves
la grandeur de leur cnme»54
d) Mt 25, 31 46 desempeña un gran papel en la teologza de la libera
clOn G Gutlerrez aborda este pasaje en el contexto de la «vuelta al pró-
JImo» al margen del «sacramento del proJlmo» no hay cammo hacza
DIOS, «pues el amor a DIOS no puede expresarse smo en el amor al próJI-
mo»55 Fe es, entonces, tomar partIdo en favor de los pobres «Ponerse de
parte de los pobres slgmfIca ver la Imagen y semejanza de Cnsto en los
torturados y margmados, los humIllados y ofendIdos Este cammo sIgUIe-
ron Martm Luther Kmg y CamIlo Torres»56 Para los teólogos de la hbe
raCIón, Mt 25,31-46 no es pnmordlalmente un texto fundamental para la
etIca, smo para la ecleslO10gía y la cn~to10gIa J Moltmann formula este
pnnClplO ecleslOloglco «Los ma~ pequeños pueden decIrnos dónde está
la Iglesla»57 La dImensIón cnstológlCa se expresa de modo ImpreSIOnan
te en una pIeza teatral del poeta coreano Klm Chl-Ha, que lleva el tItulo
de El Cristo coronado de oro Ante una IglesIa de Corea se alza una esta
tua de cemento de Je~us con corona de oro MendIgos se sIentan a sus

51 CateCIsmo de la Iglesza catolzca, n 01501, 1932,2447 Gaudlum et spes,


27,2 propone Mt 25 40 como fundamento del amor umversal al proJlmo
52 1 Kant, La relzglOn dentro de 10\ [¡mlte~ de la mera razon, Madnd 2001,
IV,1I1
53 el por ejemplo F e Baur, Vorlesungen uber neutestamentlzchen Theolo
gle (1864), relmpr HIldeshelm 1973, 110s (<<El acto moral supremo solo puede
ser el que se realiza a la luz de la Idea pura de Blen»), Holtzmann, Theologle 1,
394 «<De haberlo hecho de modo consciente, el motivo de su obrar habna'l
do un motivo egOlsta»), J Welss, 389
54 B Pascal, PensamIentos, Madnd 41996, n o 515
55 G Gutlerrez, Teologza de la llberaClOn PerspectIvas, Salamanca 16 1999,
235 243, cf L Boff, Jesucrzsto el lIbertador, Santander 2000, 72s
56 W Jens, Traktat vom Frzeden, von der Gewalt und der RevolutlOn en H J
Schu1tz Polltlk ohne Gewalt?, Frankfurt 21980, 149
57 J Mo1tmann, La Iglesza fuerza del Espmtu, Salamanca 1978 161
pies Un sacerdote obeso y un hombre de negoclOs pa~an de largo Slll
prestar atenCión, un polIcía llltenta despachar a los mendigos Uno de los
mendIgos se enfurece contra la estatua de cemento «(,Qué parentesco
puede haber entre este pedazo de cemento y yo')>> QUIere robar la corona
de oro (auténtico) de la estatua de cemento La e~tatua comienza entonces
a llorar Dice al mendigo «¡Me has lIbrado de la pn~lónl Toma la corona
de oro ¡A mí me basta la corona de esplllas l ¡Toma el oro y repartelo l »
La pieza acaba en que el sacerdote, el hombre de negocIos y el polIcía re-
gresan, arrebatan la corona al mendIgo y lo arrestan Je~ús vuelve a ser
piedra rígldaSq Cnsto se hace hombre en los pobres, su encarnación con-
tlllua Aquí e~tá el núcleo de este enfoque de la teología de la lIberaClón 59
e) Mt 25, 31-46 es Importante aSimismo en el dIálogo judlO-cn mano
El punto de partida hermenéutico es aquí la posibilIdad de que la expre-
sión «hermano~ más pequeños» designe a todos los pobres de Israel, y de
que Jesús, por tanto, se refIera en el texto a ellos 60 Los hermanos de le
sucnsto wn, entonces, los Judíos La comecuencla es que Mt 25, 31-46
pasa a ser la declaraclOn de fracaso del cnstIamsmo, que es corresponsa-
ble de Auschwltz «Un mundo que se profesaba cnstIano miró llldlferen-
te como el pueblo de la alIanza era extermlllado sistemáticamente, Slll
considerar lo que diría el Cnsto Juez '1 Lo que hicisteis a uno de los mas
pequeños entre estos hermanos míos me lo hicisteis a mí l '»61 G van Nor-
den refIere un eplsodlO ImpreslOnante que publIcó un diana de SIlesIa en
1933 Después del denomlllado «slllodo pardo» de septiembre de 1933,
un cura alemán de SIlesIa, lllvocando el «artIculo ano», lllVltó tres veces
a los JUdlOS de su comumdad a abandonar el templo Algo ~e movió en-
tonces, precisamente en la cruz del altar El CruCIfIcado baja de la cruz y
abandona la IgleSIa pronunciando las palabras de Mt 25, 45 62
f) Mt 25, 3 bs desempeña tamblen un papel no desdeñable en lllten-
tos cnstIano~ de determlllar la relaCIón del cnstlantsmo con otras reltglO-
nes Siempre había fascmado la convergencIa del catálogo mateano de las
obras de amor (v 35s) con postulados de otras relIglOnes E~a lIsta de

58 Segun Ahn, Byung Mu, Jesus and People (Mllljung), en R S Suglrthara-


jah (ed), Aszan Faces of Jesus, London 1993, 163-165 TraducclOn Inglesa del
fragmento Klm, Chl-Ha, The Gold-Crowned Jesus and other Wntmgs, ed S K
Chong-S KI1len, Ann Arbor 1978
59 Este enfoque no es nuevo, cf mfra,674
60 Klappert*, 5~ E~ta InterpretacIón es probable en el supuesto de que el tex-
to ~e remonte ha~ta Jesus
61 Schalom ben Chonn, Freundesbnef an Ferdmand Hahn, en C Breyten
bach-H Paulsen (ed,), Anfange der Chnstologze FS F Hahn, Gottmgen 1991,11
62 G van Norden-G Schonborn-V WIttmutz (eds), Wlr verv.erfen dIe fal
sche Lehre Arbelts- und Le5ebuch zur Salmer Theologlschen Erklarung und zum
Klrchenkampf, Wuppertal 1994, 174
obras de amor no es específIcamente cnstlana, smo que aparece baJo for-
mas simIlares en otros textos relIglOsos 63 A ello se añade que los persona-
Jes de Mt 25, 31-46 ignoran su relaClón con Cnsto La norma con arreglo
a la cual el HiJo del hombre Juzga en 25, 31-46 a los hombres, no parece
tener nada que ver con una relIgIón concreta, es umversal El pasaje es
eqUIparable en esto al texto paulmo de Rom 2, 12-16, según el cual los
paganos son JustlfIcados con arreglo a la ley escnta en su corazón Fue
también mfluyente para la teología protestante que ya Lutero señalase en
un sermón que las obras de Mt 25, 35s eran practlcadas por turcos y pa-
ganos mejor que por los alemanes de su tlemp064 Desde la IlustraCIón se
añadIÓ la Idea de la relIgión natural de la razón y del amor. que debe ser el
cnteno últImo para todas la~ relIgIOnes de la hIstona y encontró una ex-
preSIón lmguístlca emmente en Mt 25,31-46 ¿Puede ser Mt 25, 31-46 el
texto báSICO de una teología cnstlana de las relIgIOnes? P TIllIch, al que
debemos el sIgmfIcatIvo concepto de «IgleSIa latente», donde caben tam-
bIén personas de relIgIOnes no cnstIanas 65 , VIO en Mt 25,31-46 un testI-
momo relevante en favor de una «exclUSIVIdad» del cnstIamsmo lImita-
da por la JustICia y, por tanto, «condICIOnada» Para él, Mt 25, 31-46 es un
texto que «/¡bera la Imagen de Jesus de un partlculansmo que hIZO de Je-
sús la propIedad de una determmada relIgIón»66 Para el japones TakIza-
wa, teólogo y filósofo de las relIgIOnes, que dIstmgue entre la palabra dl-
vma ongmana umversalmente válIda, pre~ente en todas las relIgIOnes, y
que él llamó «Enmanue!», y las encarnacIOnes hlstóncas de esa palabra,
como es Jesús, por ejemplo, Mt 25,31-46 hace referenCia a este «Enma-
nue!» y relatlvIza la creenCIa en el fundador de relIgión que es Jesús 67
g) Mt 25,31-46 puede cobrar Importancia teológIca (de teologíafun-
damental) en una socIedad moderna, poscnstlana y atea Ya Bultmann
calIfiCÓ el texto como el ejemplo bíblIco más impreSIOnante de las «meta-
morfOSIS» de DIOS en el nuevo testamento DIOS entra en la histona, nos

63 Se cita a menudo el LIbro egIpcIO de los muertos, cf mfra, n 137, iamblen


GmzaR 1, 105 = Lidzbarski, 18, 5ss (mlsencordla pdra con los hambnenios, se-
dientos, desnudos, pre~os), 2,42 = 36, 13ss (similar), OVldlO Metam 8,607-715
(F¡]emon y Baucls dan hosplialidad a los dimes en figura de pobres cammantes)
Más paralelos en Bultmann, HIstona, 182s El paralelo mas dfln es un texto del
Tnpuaka paleobudlsta, donde Buda dice a los monjes «El que qUiera serVirme,
monjes, que sirva al enfermo» (Ymayo Mahavaggo, 8, 26, Clt segun A J Ed
munds-M Anesaki, Buddhlst und Chnstwn Gospels, Tokyo 1905, 105)
64 Lutero (El angelzen-Auslegung) n, 853~, 857
65 P T¡]hch, Teologw 5lStematlca III, Salamanca 1984,190-194, espec 191
En línea SImilar K Rahner, Curso fundamental sobre lafe, Barcelona 1979, 364-
374 Je~us «Se deja encontrar de modo anommo» en los hermanos mdlgentes
66 P T¡]lich DIe Frage nach dem Unbedmgten, en Id, Werke Y, Stuttgart
1964,66s
67 K TaklZawa, Buddhlsmuv und Chnstentum, mecanografiado 1950, 117s
sale al encuentro en el aquende, en lo mmanente Este texto puede ayudar
a la humamdad moderna -para la que la palabra «DlOS» VIene a ser una
herencia de la tradlClOn vacía de sentIdo- no a alcanzar un nuevo concep-
to de DlOS, pero SI un nuevo encuentro con e1 68 D Salle ha desarrollado
esta Idea en dIalogo con el marXIsmo y entiende la humamzaClOn de DlOS
como un «proceso de autorrealIzaClón dlvma en la hlstona» que hace a
DlOS reconocIble y vlvenclable en los pobres 69 «Que DlOS fue y es ofen-
dIdo y maltratado en el mundo, quemado y gaseado, es la roca de la fe
cnstlana, cuya esperanza es que DlOS alcance su IdentIdad»70 Para el te-
ólogo Japonés del «dolor de DlOS», Kltamon, Mt 25, 31 46 es un texto
clave en forma dIferente, pero afín «DlOS se hace mmanente a la realIdad
hlstónca» «Amar la realIdad hlstónca es amar a DlOS» La realIdad es
una «realIdad de dolor hambre, sed, ser extranjero, desnudo, enfermo, en-
carcelado» DlOS padece el dolor del mundo, y este dolor, por ser dolor de
DlOS, pasa a ser el lugar donde se produce la expenenCla de transcenden-
Cia y de graCla 71

Esta mterpretaClón de Mt 25,31-46, hoy la más dlfundlda 72 y


caSI patnmonlO general, que tIene su punto nuclear en la IdentIfI-
caClón de los «hermanos más pequeños» con todos los humanos
necesItados, no es antIgua Sólo adqumó Importancia en el SIglo
XIX?3 Frente a lo que pretenden algunos 74 , en la IgleSia antIgua,

68 R Bullmann, Der Gottesgedanke und der moderne Mensch, en Id , Glau-


ben und Ventehen IV, Tubmgen 1965, 123-127
69 D Salle, Das Fensterder Verwundbarkeu, Stuttgart 1987,50
70 D Salle, Stellvertretung, Stuttgart 1965, 204
71 Cf K Kltamon, Teologza del dolor de DIOS, Salamanca 1975, 139 147, CI-
tas 98
72 Gray* el dIlIgente cromsta de la hlstona de la mterpretaclOn de nuestro
texto, regIstro (225-227) alrededor de 550 mterpretaclOnes en el SIglo XX De ellas,
440 defIenden la te~ls de que ¡ravea ea E{}vll debe mterpretarse en sentIdo umver-
sal y alrededor de 326, la mterpretaclOn umversal de la expre,lOn «hermanos mas
pequeños»
73 Esta mterpretaclOn fue defendIda pnmero, como pOSIbIlIdad, por Paulus
nI, 488, mas tarde, como exegesls, por Fntzsche, 747, de Wette, 152 (a tenor de
Heb 2,11), Ewald, 341 Es frecuente en la segunda mItad del SIglo XIX
74 Gray*, que reseña la hlstona de la mterpretaclOn casI exclUSIvamente des-
de este enfoque, ofrece en todo caso un cuadro algo dIferente A su JUICIO, son re-
latIvamente numerosos, sobre todo entre los años 325 y 750, los que defIenden la
mterpretaclOn «umver~a1» de la expreslOn «hermanos mas pequeños» Las mter
pretaclOnes que hace Gray* del texto son en parte de~onentadoras 1) No conSIde-
ra lo bastante que su per~pectIva es moderna y apenas pudo mteresar a los autores
antIguos 2) Tampoco conSIdera lo bastante que, desde el gIro constantlmano, los
paganos contaban cada vez menos en la optIca de los comentanstas y que cabla ha
blar por e~o, casI obVIamente, en el corpus chrzsttanum, de seres humanos = cns-
en la Edad Media y en la época de la Reforma fue defendida en
contadas ocasiones7 ". Es, por tanto, una rama joven -y, a mijUlcIO,
típIcamente moderna- en el árbol de la historia de la exégesis de
Mt 25,31-46.

2. El tIpO hermenéutico clásico. La mterpretación eclesial más


difundIda hasta 1800 aproximadamente VIO, en cambIO, en «mis
hermanos más pequeños» a los mIembros de la comunzdad crzstla-
na. La expresión era refenda generalmente a todos los miembros
de la comumdad; algunos señalaban expresamente el bautismo co-
mo señal dIstintiva76 • Son, en cambIO, relatIvamente escasas las in-
terpretaciones que restnngen aún más la palabra «hermanos», aplI-
cándola por ejemplo a los apóstoles o a los «cristianos perfec-
toS»77. La expresIón «todos los pueblos» fue entendida general-

tIanos 3) No deja suficientemente claro que la afirmaCión de las obras de mlsen-


cordla en favor de los no cn<;tIanos no Impide en modo alguno aplicar la expresión
«mIS hermanos ma<; pequeños» a los cnstIanos
75 Documentos meqUlvocos en favor de una mterpretaclOn umversal de «ios
hermanos má<; pequeños» son, por ejemplo, Casareo de Aries, Sermo 199, 3 =
CChrSL 104, 804s, y Sermo 29, 3s = CChrSL 103,127-129, de la Edad Media,
Teofilacto, 432 como posibilidad, To<;tado, q 393 (según Gray*, 193, es deCI<;lVa
la descendenCia de Adán) También Juan Cnsostomo tiende a una mterpretaclón
umver<;al, por ejemplo cuando rechaza cualqUier mspecclón previa de los huéspe-
des que llaman a la puerta (Brandle* [Matth 25, 31-46J, 248-250) Jerómmo,244
conoce una mterpretaclón umversal, pero la descarta
76 De la IgleSia antigua, por ejemplo, Clemente de Alejandría, QUIS dlves sal-
vetur, 30, I = BKV 11/8, 261, Tertuliano (cf Gray*, 25), Juan Cnsostomo, 79,1 =
PG 58, 718 (bautismo), Jerómmo, 244 (<<non generaliter»), Agustín (a menudo,
documentos en Gray"', 69s), AmbrosIO, De OffiCllS, 2, 28 = BKV 1132,197 (los cns-
tIanos pobres <;on los tesoros de la IgleSia), BasilIO (documentos en Gray*, 42s), de
la Edad Media, por ejemplo, PascasIO Radberto, 866 (no todos los pobres, smo los
«pauperes ChnstI»), ChnstIan v Stavelot, 1470, Tomás de Aqumo (Lectura), n°
2103, de la epoca de la Reforma, por ejemplo, Calvmo 11,297, MusculU'i, 539,
Wolzogen, 399, GroClO 11, 273, Lapide, 465 (el texto <;e refiere «propne» a los
apostoles y a los religlOso<;, «consequenter», a todos los cnstIanos bautIzados, de
limosna<; a no cnstIanos y a herejes no habla aquí Cn<;to, pero no está prohibida la
práctica) Sobre la Igle<;¡a antigua, cf también Puzlcha*, 17-22
77 Así Orígenes, Ser 73 = GCS Ong Xl, 174 Esto se ajusta a la mterpreta-
clón gnóstIco-mamquea, cf M Hutter, Mt 25,31-46 In der Deutung Mams NT 33
(1991) 276-282 En cambIO, Pseudo-Clemente, Vlrg 1,12 =ANFa VIII, 59s reco-
mienda a los radicales Itmerante<; la vIsita a los cnstIanos/as ordmanos Las reglas
monástIcas aplican el texto pnnClpalmente a la propia comumdad, por ejemplo,
BasilIO, Reg brev n° 284, Regula Benedlctl, n° 36, pero no de modo exclUSIVO
Lutero (Evangelten-Auslegung) 11, 854s, en su aplicaCión homiletIca, plema <;obre
todo en parrocos y maestros de escuela, mas no por ser una elite, smo porque en-
tonces lo pasaban francamente mal
mente por los comentanstas en sentIdo umversal; pero el papel de
los no cnstlanos en el JUICIO quedaba a menudo en la penumbra.
Hubo muchos, sm embargo, que lImItaron el nav'ta ta E1'tV1'j a «to-
dos los cnstlanos» 78 Esto tenía un sIgmflcado mequívoco' el cnte-
no en el JUICIO fmal es, para los cnstlanos, el de las obras de mlse-
ncordIa que han hecho o dejado de hacer a sus hermanos cnstlanos
pobles y necesItados La onentaClón de estas mterpretaclOnes sue-
le ser parenétlca el texto qUIere motlvar a la comumdad para las
obras de mlsencordla. La IgnorancIa de las personas respecto a la
persona de Cnsto no tenía una cabIda correcta en este modelo her-
menéutlco. Se solía entender esa IgnorancIa como expresIón de la
humIldad de los Justos, o de la ceguera de los mJustos 79.
EJemplo, e,pléndldos de mterpretaclón parenétlca ofrecen especIal-
mente los sermones de Juan Cnsóstomo, que CItó este texto 170 veces
aproxlmadamente8° En Hom 79 señala que los preceptos de mlsencordla
son fácIles de cumphr y tienen una promesa magnífIca, porque DIOs mis-
mo recibe la hmosna en la persona del mendigo Todos los bautizados son
aquí hermanos de Cnsto, no sólo los monjes y los anacoretas de lo, mon-
tes 81 Juan Cnsóstomo recuerda constantemente a los miembros de las co-
mumdades de AntlOquía y Constantmopla la situación de los pobres, que
eran muy numerosos en estas cmdades 82 ¡El perro faldero de la~ damas n-
cas lo pa~a mejor, muchas veces, que esos hermanos sm techo l83 No bas-
ta que las comumdade, tengan sEvoboXEla (hospederías), todos los cns-
tIanos propletanos de casas deberían ceder una habitación como XEA.A.lOV
X¡;HOtOU para acoger a los sm techo~4, donde Cnsto pueda hacer acto de

78 Ya para Ongenes tuvo meno, relevancia esta alternativa, cf Ser 70 = GCS


Ong XI, 164 De JUICIO a cnstlanos hablan, por ejemplo, LactanclO, Inst 7,20 =
CSEL 19, 647-650, Cesareo de Aries (en Gray*, 103s), Beda, 109, Valdes, 447,
GroclO n, 271 Generalmente no hay aqUl alternativas claras, el JUICIO a cnstlanos
es a menudo una consecuencia del enfasls homiletlco o parenetlco del texto Cuan-
do el texto es matizado a mvel cosmOVISIVO, como en la mterpretaclOn catobca
posmedleval, el JUICIO es 'ilempre umversal y engloba tamblen a los mños pequeños
(Maldonado, 500'i, Lapide, 462)
79 Cf Opus lmpeifectum, 54 = 944 «O humilitas I Vlr bonus etlam debl-
tam slbl laudem fuglt» La pregunta de los condenado'i en el v 44 es, en cambIO,
una expreslOn de su pecado permanente no qUIeren entender (¡b¡d = 946)
80 Cf la panoramlca de Brandle* (Matth 25,31 46), 16-42
81 79, I = PG 58, 718
82 Cf sobre la hlstona 'ioclal Brandle* (Matth 25,31 46),75 121
83 Ad Rom hom 11,6 = PG 60, 492
84 In Act Apost hom 45,4= PG 60, 319 También Musculus, 542, tiene en
cuenta la tendenCia, ya clara en OCCidente durante la época moderna, a deSViar a
los transeuntes haCia hospederías y eVitar aSI la hospitalidad
presencIa Juan Cn<;óstomo es de aquellos autores que eXIgen expresa-
mente que los JudlOs y pagano<; gocen tamblen de la hospItahdad y, en ca-
';o de duda, Illclu<;o los hereJes 85 Un documento ImpresIOnante es tambIén
el dISCurso XIV de Gregono NaCIanceno sobre el amor a los pobres, que
culmllla en Mt 25,31-46 86 Pero más que todos los ~ermones y comenta-
nos Illfluyó en el OCCIdente medIeval la leyenda del catecúmeno Martín
de Tours este soldado dIO a un pobre, Junto a la puerta de la CIUdad de
Amlens, la mItad de su capote de soldado, lo ultImo que tenía Aquella
noche se le aparecIó Cnsto vestIdo con aquella mItad del capote y le ex-
plIcó con las palabras de Mt 25, 40 que el mI~mo le habla salIdo al en-
cuentro en aquel pobre8 7

Algunas aplIcacIOnes de la mterpretaclón cláSIca son Importan-


tes y merecen una consIderacIón

a) En línea cnstológlca, el texto fue explIcado a luz de la doctnna de


la dos naturalezas Cnsto es ImpaSIble (cmu{}l1C;) en cuanto DIOS, pero su-
fre en <;u cuerpo, la Iglesla 88 Es verdadero DIOS y verdadero hombre, n-
ca en lo que es suyo, pobre en lo que tIene de los humanos 89 SI el Señor
se IdentIfIca con los pobres, su pasIón durará hasta el fID del mundo 90 La
humamdad y el sufnmlento de Cnsto no son, pues, un epl~odlO pasajero
El antIOqueno Juan Cnsóstomo conoce tambIén este pensamIento de una
'passlO contlllua' «y sufn entonces amarga necesIdad por tI, la sufro
tambIén ahora, para moverte a compasIón En la cruz padecí sed por tI,
ahora tengo sed en la persona de los pobres, para moverte al amor, por
tu propIa salvaclón»91
b) ¿ Qué obras se sIgmfIcan en lo~ v 35s'l Ha domlllado, general-
mente, la Illterpretaclón lIteral, se sabía que era cuestIón de obras reales
de mlsencordla para pobres reales Pero ya Orígenes había lllterpretado
las obras de mlsencordla en sentIdo espmtual y las aplIcó a la nutnCIón
con manjar espmtual, a estar vestIdo con el traje de la sabIduría, o refmó
la VISIta a la correCCIón o al consuelo espmtual de los hermanos 92 Má<;

85 Brandle* (Matth 25, 31 46), 248s


86 Gregono NaCianceno, Or 14 =BKV l/59, 27" 308, la ImphcaclOn con Mt
25, cf ¡bId 307s
87 SUlplCIO Severo, Vlta Martlm, 3 = BKV 1120, 22s
88 Orígene~, Ser 73 = GCS Ong XI, 172s
89 León Magno, Sermo 91, 3 = BKV l/55, 28 I
90 Leon Magno, Sermo 70, 5 = BKV l/55, 187
91 Ad Rom hom 15,6 = PG 60, 547s, cf Brandle* (Matth 25 31 46),56,
326s, 344
92 Ser 72 = GCS Ong XI, 168-172 Hay una bella mterpretaclOn espmtual en
Macano, Hom 30, 9 = BKV I/l O, 260s la ho<;pltahdad se refiere a la entrada de
tarde se entremezclaron a menudo las obras sOClales y las éspirituale~
también la oración o el ofrecimiento de sanas doctnnas pueden ser una
obra de mlsencordla 93
c) En la época de la Reforma, el carácter mentono de las obras de
mlsencordla pasó a ser el punto controvertido Calvmo anotó a propósito
del v 34 que la salvaClón de 105 bendlt05 con515te en la graCla que D105
de<;tmó libremente a lo'> JustifIcados, con antenondad a las obra~ huma-
nas La recompensa e<; una recompensa de gracia, yaí} (v 35) no slgmflca,
a su JUICIO, que las obras sean la causa real de la salvaClón 94 Los segUl-
dOles de Calvmo consideraron las obras de mlsencordla no como base de
la ~alvaClón, smo como «signa» de la elecClón 95 Los católicos Impugna-
ron la mterpretaclón de Calvmo yaí} (v 35) es causal y no debe enten-
derse en sentido consecutivo, la <;alvaClón se da <<non solum pmt laborem,
sed etIam propter laborem», es por tanto un verdadero mént0 96 La sínte-
SIS la formuló el joven lamemo, fundador del jansemsmo «El remo pre-
determmado para VOSOtlOS desde la etermdad lo debéiS poseer en realidad
ahora para responder ¡tia predestmaclón dlvma con buenas obras y cos-
tumbres»97

3 El tIpO hermenéutico excluyente. Desde el SIglo XVIII98 apa-


rece un nuevo tIpo de interpretacIón que fue defendIdo ocasIOnal-
mente en el SIglo XIX 99 , y desde 1960 aproxImadamente con fre-
cuenCia progreSIva 100, No traduce :n:áv'ta 't<l EitVy] por «todos los
pueblos», Silla por los paganos 10l • Ante el Juez ulllversal compare-

Cn.,to en las alma~ human.ls Jerómmo, In les 16 (sobre 58, 6s) = CChr SL 73A,
667, evoca el calor de la IgleSia, el vestido del bautismo y el manjar de la recta doc
tnna
93 Por ejemplo, Calvlllo n, 295, Musculus, 536, 538 ¡De modo que tam-
bién los profesores se pueden salvar'
94 Calvlllo n, 294s, cf Id ,Inst I1I, 18, 1-3
95 Coccems, 40, po"IclOn Similar del catóIJco Valdes, 449
96 Maldonado, 503. Lapide, 464, más defensores de esta InterpretaCión en
Gray*, 210-216
97 Jansemo, 250
98 Según Gray*, 241s, ~u pnmer defensor e, el Illglés John HeylIn en Thea-
laglcal Lectures at We~tmmster Abbey 1, 1749
99 Por ejemplo, von Olshausen, 931~, O pflelderer, Das Urchrmentum 1,
BerIJn 21902, 596, Holtzmann, 288, B Welss, 440, Zahn, 673s (consuelo a lo~ di s-
clpulos), Klostermann, 207, otros representantes en Keil, 497 y en Gray*, 251s
100 Por ejemplo, Wmandy*, 178-186 (184 «La mise en scene dramatlque
de» Mt 10,40-42), Haufe", Cope*, Ingelaere*, 32-56, Lambrecht*x, 329-340,
Broer*, 292-295 (para MI), Gewalt*, Fnednch*, 2'59-270 (para Mt), Stanton, Gas
pel (vol I1I), 207-231, Hare (vol I1I), 288-291, Watson*, 64-66
10 l Hay opInIOnes encontradas sobre la referenCia exclUSiva a los paganos o
extensiva tamblen a los JudlO~
cen sólo los no cnstIanos, los cnstlanos, a los que señala especIal-
mente el juez ulllversal (1 «estos» hermanos '), están a su lado y no
son juzgados Los «hermanos más pequeños» son aquí, general-
mente, los cnstlanos, en ocaSIOnes tan sólo los apóstoles y miSIO-
neros cnstlanos Son juzgados los no cnstlanos, por tanto, sobre su
comportamiento con los cnstlanos Así entendido, el texto no posee
pnmanamente una funCIón parenétlca, smo que es un consuelo pa-
ra los miSIOneros cnstlanos acosados y persegUIdos son tan Impor-
tantes, que el comportamiento con ellos deCide la salvación o con-
denación de los paganos Lo que caractenza a esta mterpretaclón
no es la gran amplItud del tlpO hermenéutlco ulllversal, que elImi-
na todo lo dogmátlco, smo un espíntu estrecho, casI sectano lü2
Aquí, Mt 25, 31-46 no es ya un testlmolllo de la relatlvlzaclón de
todos los dogmas y confeSIOnes, smo testlmolllo de la pretensión
de valor absoluto por parte del cnstlalllsmo Así entendido, Mt 25,
31-46 tampoco es ya la meta a la que apunta toda la paréneSIS de
Mt 24, 32-25, 30 Los defensores de esta mterpretaclón tIenen que
admitir, más bien, un doble plano en el JUICIO Después del JUICIO
sobre la comullldad, que ya fue aludido en 24, 45-25, 30, se ad-
junta ahora un texto sobre el JUICIO reservado a los no cnstlanos 103

En el Siglo XIX, cuando se mantellla activa la mlslon entre mfIeles y


se sabía que era muy difícil cnstIalllZar al mundo entero, era relevante la
mformaclOn sobre el destmo de los no cnstIanos en el JUICIO fmal los no
cnstlanos no se pIerden Slll más, silla que tIenen una oportullldad DIOS
no los Juzgara por su fe, smo por sus obras de amor, por un cnteno que
vale en todos los Ciclos culturales y puede aphcarse tambIén a los paga-
nos104 Esta Idea pudo ser acogIda como un Impulso pOSItIVO en el SIglo
XIX En la época actual, cuando el JUICIO fmalles resulta ajeno a la ma
yoría de las personas y la salvaCIón de los no cnstIanos es ya algo ObVIO,
este Impulso no es ya tan necesano A pe~ar de ello, este tIpo hermenéu-
tIco va telllendo cada vez mayor aceptaclOn, desde 1960 aproxImadamen-
te Pero el motIvo de ello no esta, a mi entender, en que esta mterpretaclOn

102 Cope* 44 «The ethlc IS a church1y sectanan one, It doe, not represent a
<;lgmfIcant advance m the ethlcal thmkmg over the ethlcs of JudaIsm of ItS days»
103 Esto se corresponde con TestBenJ 10 Ss (pnmero, el JUICIO a Israel lue
go, a las nacIOnes) El caracter acce,ono que tendna en ese caso 25, 31 46 lo ad-
vierte bien S Grossmann, Das Ende der Welt Wuppertal-Kassel1991 101 cuando
defme el texto como una especie de «campamento de acogida>, para no cnstlanos
104 La mterpretaclOn de Jeremlas, Paraba/as, 251, 254, responde en forma
claslca a esta demanda HJ..¡( " <"" J
responde a ciertas demandas del presente, sino simplemente en que es vi-
gorosa exegéticamente: tIene a su favor Mt 10, 11-15.40-42 Y el uso lin-
güístico judeohelenístlco normal de la palabra E{}vl1 = O',J. Esta interpre-
tación supone un giro radical frente a la interpretación universal, domi-
nante en el siglo XX: el texto Mt 25, 31-46, tan famIliar y «de actualIdad»
según la mterpretacIón universal, resulta de pronto extraño. Muchos exe-
getas han anunciado una dura crítica contra esta interpretación 105, aunque
la consideran meludIble exegéticamente. Aplicar en nuestro tiempo, de
forma defendible teológica y exegéticamente, el texto así entendido, les
parece difíCIl a la mayoría. E,te tIpO hermenéutico se va impomendo hoy
más y más, aunque apenas guste a nadie.

Hoy se enfrentan, pues, fundamentalmente el tipo hermenéutico


universal y el tipo excluyente. El tipo hermenéutico clásico arrastra
una existencia oscura en el debate actual. Pero voy a emplearme a
fondo precisamente en su favor.

Explicación

31- Los v. introductorios 31-32a, moldeados por el evangelista,


32a desarrollan la imagen de la venida del Hijo del hombre, Jesús, que
ya es familiar a los lectores por numerosas alusiones de pasajes an-
teriores 1oó . El texto realza claramente la majestad de Jesús: como
en 13,39.41.49; 24, 31 y también en la tradición cristiana primiti-
va l07 , llega acompañado de ángeles. Como en 16, 27; 24, 30, vie-
ne envuelto en gloria divina. Como en 19,28, se sienta en el «tro-
no de la gloria», es decir, dicho en el lenguaje bíblico solemne, en
el trono de Dios 1os • Como siempre en el nuevo testamento, el Hijo
del hombre, Jesús, es juez universal, y no, como en la tradición de
Daniel, mero secretario o testigo del juicio lo9 .

105 J WeIss, 388, habla de «arrogancIa cnstIana mtolerable». Gmlka II (va\.


II), 375, declara que e~ta VISIón parece poco cnstIana y poco mateana; según
Brown 178, el texto refuerza «the self-nghteousness of a c1osed, partIculanst
Y
,

commumty»
106. 10,23; 13, 40-43.49s; 16, 27s, 19,28,24, 30s. Cf. Luck (vol HI),275
«Esta cIrcumtanCla VIene proyectando sus sombras en Mt».
107 Mc 8, 38,13,27, Jn 1,51, cf 2 Tes 1,7; Lc 12, 8s
108 Cf supra, 177.
109. Ahí se encuentra el paralehsmo más Importante entre los dISCurSOS figu-
rados de Hen et y la tradICIón global del HIJO del hombre en el nuevo testamento:
éste va más allá de esos discursos. En ellos está presente y actIvo el «Señor de los
Delante de su trono se reúnen naV'w ta E'frV'll El relato habla
sólo de ellos El tercer grupo que partIcIpa publIcamente en el JUI-
CIO, «estos» hermanos, nunca aparece en la descnpcIón del mIsmo,
smo que es mencIOnado sólo en el v 40, en el dIscurso dnecto del
Juez Esto es fundamental para la comprensIón del texto los lecto-
res mtentarán reencontrarse en este texto, como en todos los ante-
nares Al IdentIfIcarse, llegan a comprender ¿Con qUIén se IdentI
fIcarán? Que se IdentIfIquen con «estos hermanos más pequeños»,
en la línea de la «mterpretacIón excluyente», queda descartado na-
rratológIcamente, por decIrlo así, porque de ellos sólo se habla en
el v 40, que es la respuesta del Juez, ellos no son actores en esta
descnpcIón del JUICIO umversal SI el narrador hubIese quendo la
IdentIfIcacIón de los lectores con «estos hermanos más pequeños»,
habría pOdIdo mtroducIrlos sm dIfIcultad ya al comIenzo de la des-
cnpcIón Junto con el Juez umversal ¿Se IdentIfIcan entonces con
nana ta E'frV'll? Eso cuadraría a los textos antenores de los dos es-
clavos, de las muchachas y de los esclavos del capItalIsta VIajerO
(24, 45-25, 30), pues aquí como allí aparece una doble oferta de
roles los lectores tIenen que decIdIr -no sólo en el acto de com-
prensIón, smo tambIén en la vIda real- SI están por las muchachas
prudentes o por las neCIas, por unos u otros esclavos, por los del la-
do derecho o los del IzqUIerdo
Sm embargo, esta IdentIfIcaCIÓn es dIfícIl en el aspecto semán-
tIco, porque el térmmo E'frV'll desIgna generalmente, en el ámbIto
de mfluencIa Judeohelemsta de la Septuagmta, y tambIén en el
evangelIo de Mateo, a los paganos no IsraelItas (y no cnstIanos)
¿Pueden IdentIfIcarse los lectores JudeocnstIano~ con ellos? Inter-
pretarán pnmero la expresIón a partn de su lectura antenor del
evangelIo, y recordarán 24, 30s, por una parte, y 24, 14 por otra
En 24, 30s, naom aL cpuAm tlíe:; Ylíe:; son testIgos de la llegada del
HIJO del hombre Se lamentan, y el HIJO del hombre envIará a con-
tmuaCIón sus ángeles para recoger de todas partes a sus «escogI-
dos» SI entendemos 25,31-46 como contmuaCIón de 24, 29-31 11 °,
sugIere un sIgmfIcado unIversal para nana La E'frv'll Pero ¿están
mclUIdos tambIén los «escogIdos» traídos de los cuatro puntos car-

espmtus» como soberano el es el que puso al «elegIdo» en el trono (cf 38-40,46


3,48,2,49,2,51,3,61,8,62,214)
110 Cf supra, 520
dinales? Esto queda abierto. Los lectores recordarán asimismo 24,
9.14, donde aparecía ya, temprano, la expresión náv'tu '«1 eftv'Y].
Los eftv'Y] eran allí los pueblos no cristianos. El contexto era misio-
nero: «Se proclamará este evangelio del remo en toda la tierra, pa-
ra dar testimonio a todos los pueblos, y entonces vendrá el fin»
(24, 14). Ahora está aquí el fin que allí fue anunciado. Esto signi-
fica que todos los pueblos han oído, entretanto, el «evangelio del
reino» y lo han acogido o rechazado. La creencia de Mateo en la
inminencia de la parusía no contradice el supuesto de que estuvie-
ra a la espera de esa proclamación del evangelio en toda la tierra 111.
No se podrá decir por tanto, partiendo de la idea mateana de mi-
sión, que nuestro pasaje sólo puede hablar de aquellos «paganos»
que no han tenido aún contacto con Cristo. I1áv'tu '«1 eftv'Y] son,
primariamente, «todos los pueblos», incluida la comunidad.
Otras cuatro consideraciones confirman esta propuesta de in-
terpretación:
a) Desde 24, 3, Jesús habla sólo a los discípulos; desde 24, 32
los previene con diferentes símiles ante el juicio, que también los
alcanzará a ellos. Toda la parénesis de 24, 32-25, 30 caería en el
vacío si no desembocase en una descripción del juicio que incluya
a la comunidad 112.
b) Sólo en esta interpretación se ajusta nuestro texto a la no-
ción mateana del juicio: el evangelista aclaró en 16, 27 que el Hi-
jo del hombre «pagará a cada uno (!) según su conducta»; en 13,
38.41, el reino del Hijo del hombre era el campo del mundo: en el
mundo recogieron los ángeles trigo y cizaña, es decir, a injustos y
justos. No había distinción entre comunidad y mundo, según 13,
37-43, en lo concerniente al juicio. La comunidad misma es un
«corpus permixtum»lI3. Un juicio especial del Hijo del hombre pa-
ra los no cristianos estaría en total contradicción con la idea matea-
na de la Iglesia.

111. La analogía de Pablo muestra que el empeño de «completar» el evange-


lIo en toda la ekumene, de~de Jerusalén a lima (Rom 15, 19), pudo Ir asociado a la
espera de la parusía mmmente
112 SI limitamos el nuv'tu 'ta efrv1'] a los no cnstlanos, Mt 25, 31-46 vendría
a ~er una especie de anexo sobre el problema específico de la suerte que correrán
en el JUICIO Mattill*, 107-114, que entiende así el texto, puede tran~ponerlo por
eso, con gran lIbertad, al fmal del diSCurso a los diScípulos, detrás de 10, 42
113 ef. vol n, 453-456
c) Mateo había flllahzado tres de sus discursos antenores con
textos que hablaban del JUICIO unIversal, el cuallllcluye a la comu-
nIdad (7, 21-27,13,37-4347-50, 18,23-35) El fmal del último
discurso de Jesus -y, a la vez, el flllal de sus mstruccIOnes a los
dlscípulos- (,va a denvar, precisamente ahora, haCia un tema que
no atañe directamente a la comunIdad el JUICIO a los «otros», los
no cnstIanos? Es casI Impensable
d) Los dos grupos tratan de X1JºLO~ al Juez unIversal, lo que es
Slll duda un lenguaje comumtano y hace recordar 7, 21s, 25, 11 20-
24 114 Los lectores se confirman, con este tratamiento, en su IdentI-
ficaCIón con los dos grupos a la derecha y a la IzqUIerda del HIJO
del hombre

El texto no aclara SI Israel queda mclUIdo en «todos los pueblos"I15 Al


Igual que en 24, 9-14, no se adVierte mngún mteres especial por Israel Es
CIerto que Mateo msmuo que Israel sena pnvado de su eleccIOn especial
y, a propOSlto de la destruCCión de Jerusalén, que la culpa de la persecu-
ción de los profetas y los mensajeros de Jesus reCala sobre «esta genera
clón» (21, 43, 23, 34-24, 2, cf 24, 15-20), pero nada había dicho Jesús,
hasta ahora, de un JUICIO defmltlvo del HIJO del hombre sobre Israel

El JUICIO del HIJO del hombre comienza con una comparación 32b
que aclara la verdadera acción JudiCial la separación (a.CPOºL~W) -33
El Juez unIversal segrega a los Justos de los lllJUStoS, y pone a
aquéllos al lado derecho, el «bueno», y a éstos al IzqUIerdo, el
«malo»116 Dicta la <;entenCIa desde el pnnCIpIO y no necesita, co-
mo un Juez profano, buscar la verdad mediante un mterrogatono
La separación previa viene a subrayar la soberanía del Juez umver-
sal El diálogo que se produce después con los dos grupos servirá
sólo para fundamentar la sentencia ya dictada con antenondad La
comparaCIón con el pastor viene a glosar este acto deCISIVo de se-

114 ObservaclOn de M Mayordomo Marm


115 Walker, Hellsgeschlchte, 108s, defIende con el mayor enfasl~ la exclu-
slon de Israel AfIrma que segun 21, 33-22 10, 23 1-24 2 «queda descolgado en
la hlstona de la llamada de DIOS», y el castIgo hlstonco que reCIbe -la destrucclOn
de Jerusalen- tIene, en su opmlOn, caracter escatologlco SIguen la misma dlrec
clon B WeI~s, 440, Lange Erschemen 298s
116 En la mentahdad JudIa y antIgua la IzqUIerda es el lado malo, la derecha,
el bueno y venturoso, cf B¡]l 1, 980s, Ingelaere*, 41, Court*, 225s, W Grund-
mann, /)F~IO~, en ThWNT 11,37 21ss, 38, 14ss La palabra FUúJVU'.w~ «<de buen
nombre», «dlstmgUIdo») es un eufemIsmo por &JtLOTFQO~
gregacIón 117 La comparación se refIere presumIblemente al mo-
mento de apartar los cabntos tIernos, destmados a la matanza, del
resto del rebaño

La parte fJgurada de la parábola es menos clara de lo que les parece a


la mayoría de los exegetas Éstos traducen EQUP0<; por «macho cabrío»,
por «cabra» o por «cabnto»118 SI se trata de «machos cabríos», es deCIr,
ammales machos, podría aludlrse a que el pastor tIene que separar las
hembras, para ordeñarlas, de los ammales machos Los machos cabríos
Irían entonces a la lzqmerda, alIado malo, por no dar leche 119 Los exege-
tas que optan por traduClr «cabras» slgmfJcan, en camblO, que en lo~ re-
baños mIxtos de Palestllla, las cabras son separadas al anochecer de las
ovejas, porque son más sensIbles que éstas y necesItan más calor Pero es-
ta hermosa costumbre de los pastores palestlllos sólo eXIste en el papel, y
naCIó de una transcnpClón lllexacta de la gran obra de Dalman sobre Ar-
belt und Sltte 1m Palastma 120 Queda, pues, el emgma de por qué un pas-
tor ha de separar las cabras de las ovejas
Slll embargo, todas e~tas conslderaclOnes son lllnecesanas porque EQt-
lpO<; no slgmfJca «macho cabrío» m «cabra» Constan estos slgmfJcados
en el dlcclonano de Bauer 121 , pero lo~ lexlcografos y escohasta~ antiguos
dan otra lllformaclOn aL o aL EQtlpOl son los cabntos tIernos, a dIferencIa

117 La comparación del pastor podría evocar a los lectores los pasajes de 9,
36, 14, 14, 18, 12-14, aunque el tema del pastor tiene en ellos un uso diferente No
hay, a mi JUICIO, en el evangelio de Mt una solida «cnstologla del pastoD>, como
pretende F Martm, The Image of the Shepherd In the Cospel 01 St Matthew ScEs
27 (1975) 261-301, m una «narratlve ~trategy» construida sobre el motivo del pas-
tor (J P Heil, Ezekzel 34 and the Narrat¡ve Strategy of the Shepherd and Sheep
Metaphors In Matthew CBQ 55 [1993] 698-708)
118 En aleman, donde «separar las ovejas de las cabras» e~ una frase hecha,
EºlcpO~ se ~ue1e tradUCir «Bocke» (machos cabrío~), ~lgUlendo a Lutero y la Zur-
cher Blbel de 1531 (cf Vulgata haedus = macho cabno, cabnto) En mgles predo-
mma «goat», en frances «bouc» (cabnto), en español «cabras» y «cabntos»
119 ASI, por ejemplo Gmlka 11 (vol TI), 372 Sobre la IdlO~mcraSla de los ca-
bntos se pueden leer cosas divertidas en teologm antiguos y modernos Un cabn-
to e~ «foetens» (hedIOndo), «a~per», «mmundus», «petulcus» (topador), «fervens
semper ad cortum», «1asclvus», «per praeClpltla mcedens», «nxosus» (pendencie-
ro) (por ejemplo, Jerommo, 243, Lapide, 462), los cabntos llevan cuernos como el
diablo (en Fnednch x , 144, con n 70), son gordos y VIOlentos (Holtzmann, 288),
etc
] 20 Dalman, Arbelt VI, 276, anota una referenCia segun la cual esto ocurría
en otoño, en la llanura costera Wengst*, 493-497 explica en forma sugestiva como
se paso de este apunte sobre un hecho limitado a un lugar y tiempo, haCia el año
1900, a través de unas citas erudltas, a un uso genera] de los pastores pa1estmos
121 Bauer, Wb 6 s v, afIrma que EºlcpO~, que el traduce erroneamente por «ma-
cho cabno», «ChiVO», slgmftca «Junto a Jtºo~cna Simplemente cabras» Wengst*,
497s, tras exammar los documentos pertmentes, demo~tro su mcorrecclOn
de los machos cabríos adultos (l:QUYOL) y de los cabntos <<Jóvenes» (Xl[W-
QQOL)122 "EQl<POC; tiene, en consecuenCIa, un sIgmflcado preCIso y no pue-
de ser la designacIón general de «cabra» m de ammales machos de dIver-
sas especIes (<<machos cabríos») ¿Por qué separa, entonces, el pastor a los
cabntos de las ovejas? QUlza los LXX ponga en la pIsta en casI todos los
pasajes donde aparecen EQl<POL, estos son sacnflcados, consumIdos u ofre-
cldosl 23 QUIzá sea ése el motivo de la separacIón de los cabntos tIernos
eran destmados a la matanza l24 Entonces sólo resta, como dIfIcultad, la
pregunta de por qué este rebaño consta preCIsamente de ovejas y cabras
¿Cabe ~uponer que en la lengua Judeohelem,ta de la época sIgUIera VI-
gente el antIguo 'Igmflcado de JtQo~m;u como «ganado menor»125? En los
LXX, la palabra es caSI SIempre vocablo de traduccIón de iN:':, que slgm-
flca «ganado menor» en general y, por tanto, oveps o cabras l26 El símJl
de la parabola sería entonce& restnctlvo el pastor separa los cabntos des-
tmados a la matanza del resto de su ganado menor, es decIr, de las otras
ovejas y cabras Esta hipóteSIs, de todos modos, no es demostrablel 27

La comparacIón toca a su fm, Jesús prosIgue en dISCurSO no fl- 34


gurado. En la cuestIón de la palabra «rey», cahflcatlvo extraordl-
nano para el HIJO del hombre, no es pOSIble saber SI los lectores
evocan el «remo» del HIJO del hombre, que aparecía en pasajes an-
tenores (16, 28; 20, 21, cf 13,41), o "1 a causa del «trono de glo-

122 Dan la hsta de dIversas denommaClOnes EustaclO, Comm In Hom Od 1,


33, 42,s (ed Stallbaum, 1825), y Pollux, Onom 1, 250 HeslqUIo, s v (ed M
Schmldt n, 191) defme fQlcpOC; como [-llXQOC; at~ naCIdo en pnmavera (del mIsmo
año) Otros documentos en Wettstem 1 511 En los LXX, EQlcpOC; suele ser traduc-
clan de ,¡~ (cabnto) y, una sola vez, de ¡¡nlJ (macho cabno) De 27 veces que em-
plea fQlcp0C;, los LXX 10 especIfica 10 veces con atyOív No hay mngun documen-
to para eQlcpOl (cabntos), pero la yuxtaposlclOn, no rara en el uso blbhco y gnego,
de uQvec; y fQlcpOl, mdlca que los segundos no pueden ser corderos 'O/~ fQlcpOC;
tampoco slgmfJca por tanto, como supone Wengst"', 498, «ammal Joven», smo,
más preCIsamente, «cabra Joven»
123 Gen 27 916,37,31, Ex 12,5, Lev 1, 10, Jue 6,19,13,1519,2 Crón 35,
7s Tob 2, 12s, Am 6, 4, Jer 28, 40 LXX, Ez 43, 22 25, 45, 23, cf Gen 38,
172023,1 Sam 16,20,1 Esd 1,7 LXX
124 De modo similar Wengst*, 499s, que percibe en la mas recIente hl~tona
de la mterpretaciOn mmlmlzante del slmll una ehmmaclOn de la Idea de JUICiO
125 Tamblen en los dialectos grecoonenta1es, Jomcos, la palabra sIgmf¡ca ge-
neralmente «ganado», y sólo asumiO el slgmf¡cado especial de «oveja» en el gne-
go átIco (Llddell-Scott, s v 1, H Prelsker-S Schulz, JtQo~awv XcA, en ThWNT
VI, 689, 6-13)
126 Mas de 200 veces IIQo~aLOV aparece, en cambiO, solo 9 veces como tra-
ducciOn de tVJ::J / :1tVJ::J (carnero/cordero)
127 De todos modo" en los textos 7, 15, 10,6, 15,24 de Mt hay que ,uponer
sm duda el slgmfJcado de «ovejas»
ria» donde Jesús se sienta, lo conectan más bien en sus asociacio-
nes con el «rey» Dios, que en la tradición bíblica se sienta en ese
trono 128. En cualquier caso, la palabra «rey» viene a subrayar la
majestad del juez universal y prepara a la vez con eficacia el con-
traste con la epifanía del «rey» en los «más pequeños». El juez uni-
versal invita a los bendecidos por su Padre al «reino» preparado
para ellos en los designios eternos de Dios. Los bienes de la salva-
ción, como el jardín del Edén, forman parte de las cosas preexis-
tentes, según la concepción judía l29 . «Benditos de mI Padre» im-
plica la idea de predestinación, algo obvio en el judaísmo de la
época 13o , sin necesidad de hacerla explícita. El versículo paralelo
(v. 41) dejará claro que Mateo muestra una cierta reserva ante la
idea de una doble predestinación. Quizá quiere Mateo en el v. 34
(yen los v. 41.46) evocar el final del Deuteronomio, donde Moisés
propuso al pueblo optar entre bendición y maldición 131.
5-39 Ahora comienza el verdadero diálogo del juicio. Sus asevera-
ciones y preguntas aparecen formuladas en aoristo, como referen-
cias a la vida presente de los lectores. Por esta descripción del jui-
cio, construida en futuro, los lectores se enteran de algo de su pre-
sente. El texto posee indirectamente un carácter parenético que se
refuerza con las repeticiones y el incisivo «¿cuándo?» (v. 37-39; cf.
v. 44). La lista de las buenas obras que el rey enumera para justifi-
car la invitación a los de su derecha, suena familiar a oídos judíos.

128 La tesIS de que el texto qUIere sugenr esa asocIacIón se contradIce con el
uso de ~aoLAfLa en el v 34 (a dlferemca de 13, 41, 16, 28, 20, 21) en el sentIdo de
patnmonlO sagrado, como en 21, 43 ~aOLAeLa wu {}cou Punge, Hezlsgeschehen,
186-205, mflere de los pasajes mateanos que hablan de Jesús como «rey» una cns-
tología general que abarca el abajamIento y la majestad de Jesús Esto es, qUIzá,
una sobremterpretaclón
129 Cf BIlI 1, 974s, 983 (son realIdades preexIstentes el Jardín del Edén y la
gehenna)
130 Cf BIll 1II,266-272
131 Cf supra, n 12 La alusIón se ajusta a 2,1-23,5, ls, 7, 28s, donde Jesús
aparece como nuevo MOIsés (cf vol 1, 158, 176,305, 582s) Sobre la tIpología de
MOIsés en Mt dIce AIlIson, New Moses (vol lII), 267, a mI JUICIO acertadamente
«The New Mo~es theme remams one of many thmgs, and ~ot the most Important».
B. Charette, The Theme of Recompense m Matthew's Gospel, 1992 (JSNT S 79),
158 YpaSSlm, ve una afImdad con Gén 12,3 (euAoYCOfl,aL, xa'wQao~laL), e mtenta
comprender toda la teología mateana de premIO y castIgo a la luz de la prome~a a
Abrahán y de la promesa bíblIca de la tIerra Pero ambos verbos aparecen a menu-
do como pareja antagómca, las afImdades son demasIado mespecíflcas para poder
~ustentar la carga demostratlVa en favor de esa tesIs
Listas parecidas se encuentran a menudo en textos bíblicos y paleo-
judíos 132. En las series judías es muy frecuente la combinación de
hambrientos y desnudos; rara vez figura la visita a presos. ¿Hay
aquí un rasgo situacional importante para el cristianismo primitivo?
Los misioneros cristianos tenían que contar, especialmente, con la
posibilidad de parar en la cárcel; pero no sólo ellosl 33 • La visita de
presos era importante, porque éstos no eran asistidos en las prisio-
nes l34 • Para misioneros cristianos itinerantes que no tenían familia-
res en el lugar, la ayuda de las comunidades era muy necesaria.
La teoría rabínica posterior distinguió entre estas obras buenas,
que llamó obras de amor (J:l~i9Q n'~~~~), y las limosnas (j¡i?:r~).
Eran «obras de amor» aquellas que, además de la prestación pecu-
niaria, exigían una entrega de toda la persona. Ambas cosas juntas
formaban parte, en la concepción rabínica, de las «buenas obras»
(J:l~~'~ J:l~tl)~~), que la torá no puede definir con la precisión con
que define los preceptos 135. Las obras de amor fueron muy impor-
tantes para los judíosl 36 , después de la destrucción del templo aún
más que antes. El hacer u omitir obras de amor puede ser decisivo,
según textos judíos, en el juicio 137. El diálogo suena, pues, familiar

132 Is 58, 7 (hambnentos, vagabundo~, desnudos), Ez 18, 7 16 (deudore~,


hambnentos, desnudos), Job 22, 6s (desnudos, hambnentos, sedientos), 31,1719
21 31s (huérfanos, desnudos, pobres, mocente~, extranJeros), Tob 1, 16s (ham-
bnentos, desnudos, muertos), 4, 16 (hambnento~, desnudos), Eclo 7, 34s (afligi-
dos, enfermos), Hen sir 9, 1 (hambnentos, desnudos, fracasados, ofendidos, huér-
fanos), 42,8,63, 1 (de~nudos, hambnentos) Puede verse una panorámica sobre el
matenal bíblico y paleoJudío en Wlkenhauser*, 366-369 y en Kornfeld* De los
documentos rabílllcos, son muy afmes a Mt 25 AbothRN 7 = Bill. IV, 567, Derek
erez rabba, 99 = Wlkenhauser*, 370, Derek erez zuta, 2 = Wlkenhauser\ 370s
(hambnentos, sedientos, desnudos)
133 Cf Q 12,4-12, Mc 13,9-13,2 Cor 6,5,11, 23
134 Solamente los presos ncos podían proveerse con medIOs pnvados Sobre
presos pobres, T Momm~en, Romlsches Strafrecht, Lelpzlg 1899 (Systematlsches
Handbuch der Deutschen Rechtswlssenschaft 1/4), 304, habla de «mlsena espanto-
sa» Sólo desde ConstantlIlo había aSistencia para los extremadamente pobles (1Il-
dlcaclOnes de H Herzlg) Luclano, Pergr Mort 12 descnbe cómo se podía vIvir
bien en pnslón' El cnstlano (1) Peregnno era visitado y mimado en la cárcel, hasta
deCIr basta, por todos los mIembros de la comumdad, mclmdos mños, vIUdas y dI-
ngentes ecle~lales Sobre la situación en las cárceles antiguas, cf también B Rap~­
ke, The Book ofActs and Paul In Roman Custody, Grand Rapld 1994, espec 209-
219,370-392
135 Bill IV, 559s.
136 Según Abot 1,2, el mundo descansa sobre la torá, el culto y las obras de
candad. Más documentos rabímcos en BIll IV, 562-565 Yen Fnednch*, 170s
137. MldrPs 118 § 17 = Bill.IV, 1212 (las obra~ de candad son la puerta de la
a los Judíos. A mí me re&ulta extraño que el HIJO del hombre celes-
tial y rey dIga' «Me dIsteIs de comer», etc Esta formulaClón es de-
hberadamente emgmátIca, y la pregunta-réphca que sIgue es com-
prensIble La repetIcIón hteral de todas las obras de amor en forma
mterrogatIva (v 37-39) tIene un efecto ralentizante y eleva la ten-
SIón (,cómo resolverá el Juez-rey el emgma que ha propuesto a los
salvados?

Los examInados no saben que sus obras de amor se las hIcieron a


Cnsto Este tema del desconocimiento ha temdo relevancia en la hlstona
de la InterpretaCión ¿Se refería Cnsto, en la línea de Kant y de la teología
lIberal, al bien que se practica como un fIn en sí? ¿Hay que entender, por
eso, el Jtana La /o1'tV'Y] en el sentido del tIpo hermenéutico «excluyente» y,
en parte, del tIpo «umversal», y refenrlo a los no cnstlanosl 38 ? Pero aquí
aparecen las difIcultades ¿No explIcaban los misioneros Itmerantes de Je-
SÚS l39 a qUIen representaban? ¿La acogida era disoCiable de la aceptaCión
de su mensaje? En realIdad los habnan apoyado con obras de amor, sobre
todo, aquella& personas que aceptaban el mensaje SI se qUIere mterpretar
el tema del desconocimiento partiendo del mundo real, preguntando qUIe-
nes son en realIdad las personas que se ven sorprendidas por los v 35s,
habrá que pensar mas bien en cnstIanos pospascuales, que están asom-
brados de haber prestado un serVICIO de amor a Jesús, porque despues de
su muerte no pueden encontrarse ya personalmente con él
Pero, probablemente, el tema del desconocimiento no se puede trans-
fenr desde los textos al mundo real, smo que debe mterpretarse como un
tema IIterano l4o Ello hace pOSible el toque cnstológlCo de la narración en
el v 40 El Juez umversal del texto no habna temdo neceSidad de deCir a
los exammados -m, por ende, a los oyentes y lectores- que se IdentifIca-
ba con los hermanos mas pequeños, SI las personas a su derecha y a su IZ-
qUIerda lo hubieran sabido ya en sus Vidas terrenas El tema del descono-
cimiento pOSibilIta literariamente la formulación del punto central Le
confiere el tono conmovedor e Impactante, porque los oyentes y lectores
comparten la sorpresa de los exammados La noción de recompensa que

etermdad), Sanh l03b = B¡JI IV, 567 (la hospitalIdad hace participar en el mundo
futuro), Ned 40a = B¡JI IV, 577 (la VIsita a los enfermos salva de la gehenna) Del
amblto extraJudlO cabe adUCir el pasaje del LIbro eglpclO de lo, muertos, 125 =
AüT 12, 12 (el difunto alImento a hambnentos, dIO agua a sedientos, ofreclO ropa
a desnudos)
138 Cf por ejemplo JeremIas, Parabolas 254, Haufe~, 490, Fnednch*, 276
(para la tradlclOn pospascual)
139 De ellos se trata, cf mIra, 688
140 Ya Calvmo n, 296 cree que el tema del desconOCimiento nos hace ver (1)
que Cnsto se Siente concermdo por el comportamiento reciproco de las personas
maneja el texto viene también a ilustrarlo: los justos no calcularon ni pre-
tendieron merecer una recompensa por su amor. El tema del desconoci-
miento, por tanto, no debe lllducir, en mi 0plllión, a buscar en el mundo
extratextual personas que nada sepan de Cristo, como si el texto sólo ver-
sara sobre ellas. Mt 25,31-46 no enseña un camino especial para ir a Dios
Slll conocer o reconocer a Cristo 141 .

En una solemne proposición-amén, el juez universal da en el v. 40


40 una respuesta que es el axioma decisivo de todo el texto: todo lo
que los benditos del Padre hayan hecho a «uno de estos hermanos
más pequeños»142, se lo hicieron a él. ¿Cómo entienden los lectores
esta fra¡,e? Todo hace creer que, en una comunidad, se piensa pri-
mero en sus miembros, los cuales se tratan mutuamente de «herma-
nas» y «hermanos». Los escasos documentos de la tradición comu-
nitaria que hablan de «hermanos de Jesús»143 apuntan en la misma
dirección. En el evangelio de Mateo son «hermanos de Jesús» aque-
llos que hacen la voluntad del Padre, y el propio Mateo aclara que
se refiere a los discípulos (12, 49s). El relato de pascua sigue em-
pleando la expresión «mis hermanos», y la refiere a los discípulos
(28, 10). Esto se ajusta a la idea cristiana de que los miembros de
la comunidad juzgarán un día al mundo alIado del juez universal
(cf. 1 Cor 6,2; Mt 19,28)144.
¿Los «hermanos más pequeños»145 forman un grupo especial
dentro de la comunidad cristiana? «Pequeños» es, en el texto, lo
opuesto al «gran» rey celestial y juez universal. La expresión sub-
raya retóricamente la enorme distancia entre los indigentes y el
juez universal, y realza eficazmente el prodigio de su identifica-

141. Así lo mdlca tambIén la slgmente consideraCIón: El que ha leído u oído


este relato, ~abe deflmtivamente que el Juez del mundo está presente en sus her-
manos más débl1es. El relato de~hace, pues, la mocencla de sus oyente~ y lectores
(cf Vla *, 99) Pero qmere abnr los OJos a oyentes y lectores sobre los hermanos
más débiles, y no destrmr la poslblhdad de esa salvaCIón que el relato está narran-
do. ¡En tal ca~o tendría que prohIbir a todo~ leer este texto I
142 'EA.axLO'W~ debe entender~e probablemente como un superlatIvo gastado,
con slgmflcado elativo, eqmvalente a muy, muy pequeño; cf BI-Debr-Rehkopf §
60,2
143 Mc 3, 34s; Jn 20,17, cf. también Rom 8, 29 y Heb 2,11-18.
144. Cf. supra, 177, n 64.
145 Resulta doloroso que el texto no hable de «hermanas». El evangehsta -de
mentahdad absolutamente patnarcal- se refiere sm duda, con el térmmo «herma-
no~», a CfJ~tIanas y cnstlanos, pero en su entorno cultural no cabía la Idea de des-
tacar esto expresamente
ción con ellos1 46 No habría que constrUir, pues, el sentido de EAU-
XLO'Wc; desde fuera del texto, desde la desIgnación de los cnstianos
como ~HXºOL (por ejemplo), aunque se hubiera empleado qUizá ese
cahfIcatlvo 147 Sólo desde el contemdo de los v 35-39 cabe dedu-
Cir en qUién pensaron pnncIpalmente los lectores

Muchos textos premateano~ cnstIano-pnm1tlvos permiten conclUir


que se hace referencia aquí, de modo especial, a los radicales Itinerantes
cnstlano-pnmltIVOS, los misioneros de Jesus Sabemos por el discurso de
misión Q que los mensajeros de Jesús eran pobres (Q 10,4) Iban de pa-
so, eran por tanto ~cvm, dependientes de otros en comida y bebida (Q 10,
7s, cf Mt 10,42) Sólo po~eían un vestido (Mc 6, 9), ~I se deshacía, eran
yU¡.tvm l48 Arnesgaban ~u vida (Q 12,4-7) Ytenían que responder ante las
autondades (Q 12, 8s lIs, cf Mc 13,9-13), que podían meterlos en pn-
slón (cf Q 12, lIs) De hambre y sed, cárceles, fno y desnudez hablan
también los catalogas de calamidades pauhnos (1 Cor 4, 11 s, 2 Cor 6, 4s,
11, 23-27) Pablo se refiere también a enfermedades (2 Cor 12, 7_9)149
Las obras de amor enumeradas en Mt 25, 35s cuadran perfectamente a la
situación de los misIOneros cnstIanos Itinerantes
Sabemos Igualmente que el Señor resuCItado se Identificó con estos
mensajeros ltmerantes .Y con ~u mensaje TambIén ellos ~abían que, para
aquellos que los rechazaran, ellUiCIO inminente sería peor que para Sodo-
ma y Gomorra (Q 10, 12, cf 6) De ellos dijO Jesus «QUien os escucha a
vosotros me escucha a mí, qUien os rechaza a vosotros me rechaza a mí»
(Q 10, 16) Este aXIOma del apostolado cnstlano pnmltlvo se corresponde
con el derecho judío de los mensajeros1 5ü y está qUizá detrá& de los enun-
CIados de Identificación de los v 40 y 45 El aXIOma está muy difundido
Pablo lo ahonda con su teología de la cruz (2 Cor 4, 10) Lucas presenta al
Señor exaltado diCiendo a Pablo, que perseguía a los segUidores de Jesú~

146 En lmea retonca funcIOna de modo similar NuR 14, 4 = Freedman-Slmon


Ir,581s SI algUien oye una expo~lclón de la tora acerca del «mas debJi de lsrael»,
debe entender la expOSlClOn como SI procediera del mas sabIO de Israel en ultima
mstancla de DIOS mismo
147 Cf supra, 40 Los defensores de una mterpretaclOn «umversal» señalan
con razan, a mi JUICIO, que ~LXQOt; no eqUivale simplemente a EAaXL(JTOt; (como su
pone, por ejemplo, SchwelZer, 313) Mt habna podido escnblr TWV abEA<¡Jwv f-lou
Tii)v ~LXQWV, SI hubiera quendo Elige EAUXLOTOt; en OposlclOn al «rey» celestial y
no por la cercanía a ~LXQOL
148 ru~VOt; puede slgmflcar tamblen «e~casamente vestido» (Llddell Scott
s v 5)
149 Cf tamblen la autocaractenzaClOn del apostol Tomas con las palabras de
Mt 25, 35s en ActThom 145
150 Cf vol Ir, 207s, n 8s
«(,Por qué me perSIgues?» (Hech 9, 4, 22, 7, 26, 14) Y todavía en la co-
mumdad de la DldaJé nge la norma de acoger a un maestro que llega, SI es
verdadero maestro, «como al Señor» (DId 11, 2, cf 4, 1)
Los lectores del evangeho de Mt poseen así una buena base de expe-
nenCIaS y un buen conOCImIento de la tradICIón, que les permIte descubnr
en los «hermanos mas pequeños» de Jesus, pnmordIalmente, a los radIca-
les Itmerantes La relaclOn de los sedentano~ con los radIcales ltmerantes
podría estar detrás de este texto en la etapa premateana En cualqmer ca-
so, la tradICIón premateana tampoco buscaba qmzá, ante todo, consolar a
los radIcales Itmerantes atnbuladosl'l Yo no creo que nuestro texto fun-
ClOnase nunca de forma que los «hermanos más pequeños» que aparecen
dIrectamente en él pudIeran convertirse en personajes de IdentIflcaclOn
para los destmatanos, smo SImplemente que el texto mterpelaba a los
mIembros sedentanos de la comumdad sobre su conducta con los radIca-
les ltmerantes El texto funclOnó SIempre, a mI JmclO, en línea parenétIca,
y no fue la autoaflrmacIón de unos mlSloneros cnstIanos vejados Sólo lll-
dIrectamente aflora en él algo de esa «pretenSIón absoluta» que fue ya una
nota característica en la predIcaClón de Jesús (cf por ejemplo Q 11, 31s,
12, Ss), y que marcó tambIen la predIcaCIón de ~us mensajeros después de
pascua (cf por ejemplo Q 10, 10-12, 12, 10)152

La lectura del evangeho de Mateo haría pensar tambIén a los


lectores, ante todo, en los radIcales Itmerantes Recordarían el dIS-
curso a los dIscípulos, que hablaba de la ItmeranCla y extranjería
de los dIscípulos (lO, Ss, cf 28,19), de su pobreza (lO, 9s), su de-
pendenCIa de la hospItalIdad (lO, 11-15) Y su VIda amenazada por
un entorno hostIl, procesos JudICIales y pelIgros de muerte (10, 17-
23 28s; cf 24,9) Pero les vendría a la memona, sobre todo, el fI-
nal del dISCurSO a los dIscípulos, donde son mvItados a acoger
amIstosamente a los hermanos Itmerantes (lO, 40-42) Mateo había
formulado allí el antIguo loglOn Q 10, 16, baJO la mfluencIa de Mc,
en una modalIdad que se ajusta exactamente a nuestro texto «El
que os reCIbe a vosotros me reCIbe a mí» (Mt 10, 40) Mt 10, 40-42
es, pues, el paralelo más afín al V 40

151 ASI, por ejemplo, Zahn, 674 Ingelaere*, 60, Stanton, Gospel (vol III),
222 Cf tamblen el «tIpo de InterpretaclOn excluyente», supra, 676 678
152 No ~e puede afIrmar, en mI OpInlOn, que Mt 25,31 46 denota una «arro-
gancIa cnstIana» y un «fanatIsmo» «Intolerables» (J Welss, 388), porque el texto
no buscaba la autolegltImaclOn Esto, en cualqUIer caso, no modIfIca en nada el he-
cho de que las pretensIOnes de Jesus y los radIcales Itmerantes cnstIano-pnmItlvo~
resulten extraños en la SOCIedad plurahsta actual
¿ Cabe pensar, má~ allá de los radicales itmerantes, en la iden-
tIficación de Jesús con otros «humildes» y «pequeños» entre los
cristIanos? A la luz de 18,5 no está prohibido, desde luego 153 . Sin
embargo, no se trata de una identifIcación de Jesús -en la línea del
tipo hermenéutico universal- con las personas más pobres en ge-
neral, ni de la Idea corriente de la imagen y semejanza de Dios 1)4,
tampoco del «abajamIento del Preexistente y de su presencIa como
'hermano' en la esfera de la misena humana tipificada»155. No se
trata de la idea paulina del cuerpo de Cristo 156 , ni en absoluto de un
Hijo del hombre como colectividad l57 (¡nunca existió eso!). En el
trasfondo está más bien, incluso en Mateo, el derecho judeocristia-
no primitivo del mensajero y, por tanto, la idea judeocristiana pri-
mItiva del 0~"~ o cmó01;oAo¡:; como epifanía del Hijo del hombre
celestial 158 •
La situación de los destinatarios es la misma que en 10, 40-42.
Ellos son los mterrogado¡" no son los reclamantes cuyas pretensio-
nes se confirman, por fin, ahora. Recordarán que el amor se enfría
en su propia comunidad, que ha cundido la «maldad» (24, 12; cf.
18, 6-9), que en medio de ellos se ha instalado el odio (24, 10) Y
acecha la «trampa» de las propias ambiciones, por lo cual Jesús tu-
vo que inculcarles constantemente el abajamIento (18, 1-5) y el
serVICIO (20, 20-28; 23, 8-11). No se identIficarán por tanto sola-
padamente, en la lectura del v. 40, con los «hermanos pequeños»,
como si ellos mismos, de pronto, no estuvieran bajo el juicio del
Hijo del hombre. Saben que la predicación de Jesús es un reto pa-

153 Según el dl)curso a los discípulos (cap 10), tampoco eran los radicales
Itmerantes simplemente un grupo aparte, )mo que los mismos diScípulos, cuya mi-
sión y facultad de juzgar ha explicado el discurso (10, 11-15), quedaban sometidos
al JUICIO y eran mterrogados críticamente )obre su comportamiento con los mensa-
jeros, cf e)pec 10, 32s 34-39 40-42 Yvol n, espec 116),212-215
154 Cf Chnstlan*,40s Sobre la conexión de Gén 1, 26s y Mt 25,35-40 en la
Igle)la antigua, cf Puzlcha~, 109-111
155 Brandenburger*,83 Brandenburger toma pie de la Idea paulina de la en-
carnaCión y legitima así su nOCión umversal de los «hermano)>>
156 A,í muy a menudo la mterpretaClón ecleSial, por ejemplo, Juan Cnsósto-
mo (cf Brandle*, 286-288), Agustín (cf Puzlcha*, 128-136, Frahler*, [L'mterpré-
tatLOn], 75, 79-81) Lutero (Evangelzen-Auslegung) n, 857 (sermon de 1537) pone
en boca de Cnsto «Estos pobre) son mi) pies y mis miembros»
157 Manson, Saymgs, 249s
158 En ese ,entldo no van tan de,cammado) algunos exegetas que apuntan a
los apóstoles, por ejemplo, Meyer, 417, Bornhauser"', 77-81, con énfaSIS MI-
chael)*,30-37
ra ellos lo mismo que para los otros, y que la propia comunidad
puede pertenecer al campo de cultivo del diablo como el resto del
mundo (cf. 13, 38s). También ellos forman parte de los Jtáv'ta 'tu
E{}Vl1 y son juzgados con el mismo criterio que las demás personas.
La categoría especialísima de los discípulos de Jesús en el evange-
lio de Mateo, que es innegable, no puede derivar en triunfalismo y
autoabsolutización. Los discípulos de Jesús son ciertamente -en
virtud de su mensaje sobre Cristo- las personas más importantes
de la historia universal; pero queda por saber si están a la altura de
las exigencias que esa importancia lleva consigo. Ellos son la «luz
del mundo»; pero está por ver si esa luz ilumina realmente, de for-
ma que las personas alaben al Padre por sus obras (5,14-16)159. En
la concepción de Mateo no existe el grupo especial de los «herma-
nos más pequeños» que ocupan un lugar privilegiado y no están
sujetos ajuicio. Siguiendo con el símil, los «más pequeños» están,
para Mateo, entremezclados con los otrosl 6Ü .
La segunda parte del texto, el diálogo del juez universal con los 41-45
de su izquierda, no contiene ya grandes sorpresas. En el v. 41, la si-
metría con el v. 34 se rompe en dos puntos: Mateo evita sutilmen-
te la formulación xa'tYJQa~lÉvOL wu JraTQó~ ~01J161, y tampoco di-
ce que el fuego eterno esté preparado para los malditos desde el
comienzo de la creación, porque Dios ~<ll0 creó a los hombres pa-
ra aniquilarlos»162. La segunda parte del diálogo fue abreviada por
Mateo: no pudo omitirla porque la condena en el juicio era para él
una posibilidad real y amenazadora. El diálogo deja claro, de mo-
do impresionante, que la relación con Jesús no puede disociarse de
las relaciones con personas concretas, en este caso los miembros
de la comunidad, que lo representan. Honrar a Jesús no significa

159 Ha quedado aislada la propuesta de Maddox* según [a cual el texto mVI-


ta especialmente a [os dmgentes de la comumdad a ocupar,e de los pobres. No son
Juzgados «todos los pueblos», ,mo «ellos», es decir. eso, dmgentes. Esta distinción
entre ltaV1:a 1:0. f'{}v1'j y aul:OÚC; (v 32) e, tan ,ut¡[ que ¡nmgún lector m lectora ha-
bía reparado en ella antes de Maddox I
160 En correspondencia con e;,to, los radicales ltmerante:.. de la comumdad
mateana no eran un grupo especial fiJO, dlstmto del resto de los discípulos; todos
son llamados a la perfeCCión del radicalismo itmerante y son, en ese sentido, «ra-
dicales Itmerantes potenCiales», cf vol. n, 117,.
l6I. Juan Cmóstomo, 79, 2 =o PG 58, 719s: no es el Padre qUien los maldice,
smo sus propias obras.
162 Orígenes, Ser. 72 =o GCS Xl, 172; cf. Tomás de Aqumo (Lectura), n.o
2094
sino practicar 10 que él mandó, comenzando por tomar en serio el
precepto del amor. En el v. 44, los condenados compendian, muy
mateanamente, las obras de amor en el OlUXOVÉW: ellos tendrían
que haber hecho lo que hizo el Hijo del hombre (cf. 20, 26.28; 23,
11). Tampoco esta segunda parte del texto se puede «universali-
zar», aunque &OEAqJOL no aparezca ya en el v. 45: la palabra fue sa-
crificada a las tendencias reductoras de la segunda parte del diálo-
go; pero los lectores entenderán obviamente el v. 45 a la luz del v.
40, y lo complementarán por su cuenta. Que Mateo omitiera justo
la palabra &bEAqJOL, cuya interpretación hoyes discutida, indica só-
lo que su sentido era patente para él y no requería más aclaración.
46 El texto concluye lacónicamente. El versículo final 46 demues-
tra que el peso principal no está en el informe sobre el futuro eter-
no de los salvados y los perdidos; el quid del texto está más bien en
los dos dichos-amén de los v. 40 y 45. Vida eterna y castigo eterno
son el resultado de la sentencia del juez universal. Está claro aquí,
una vez más, que Mateo presenta un doble desenlace en la historia
del mundo; no habla de reconciliación de todos. Aquí ha podido re-
nunciar a una descripción concreta de los horrores del infierno (cf.
24, 51; 25, 30): el tiempo de las advertencias ha pasado; el juicio
universal está ahí; el juez del mundo ha hablado; en eso no hay na-
da más que hacer.

Resumen

Este texto final del discurso escatológico se ajusta a la teología


mateana. Después de la gran parénesis 24, 32-25, 30, reanuda la
descripción del juicio del Hijo del hombre. Ese juicio es universal y
afecta a todos los seres humanos; pero Mateo tiene presente, sobre
todo, a la comunidad, que ha de responder ante el juez junto con
todos los otros. Esto armoniza con 13, 37-43.49s y también con] 6,
27: cada ser humano será juzgado por el Hijo del hombre con arre-
glo a su conducta. Sólo habrá por tanto, según Mateo, un juicio, el
juicio cósmico del Hijo del hombre y rey, ante el que todos deben
comparecer. El texto proporciona una dosis mínima de informa-
ciones sobre concepción del mundo; se limita a insinuar en un cua-
dro la escena del juicio propiamente dicho y luego, una vez reali-
zado éste, no añade la menor pincelada sobre el destino definitivo
de los salvados y los perdidos, o sobre el nuevo eón. Todo el acen-
to recae en los diálogos judiciales, que en cuatro repeticiones po-
nen de relieve el criterio que rige en el tribunal. Mt 25, 31-46 hace
recordar en esto el breve diálogo 7, 21-23. También allí se centra-
ba todo en las obras. El vehemente «Señor, Señor» sirvió allí de
poco, al igual que los milagros y las profecías. Importaban las
obras, no la profesión de fe o los carismas. El criterio en el juicio
será el amor. Se ajusta a la predicación de Jesús, que proclama el
amor como mandamiento supremo (5, 21-48; 22, 34-40; 23, 23).
En este criterio, que el juez universal aplica a los pueblos y a la co-
munidad, conocen los lectores lo que su maestro y Señor, Jesús, les
enseñó en su vida terrena. No interesa ahora si los lectores, en su
propia apreciación, se identifican con los de la derecha o con los de
la izquierda, porque el juicio consiste precisamente en que el Hijo
del hombre asigna lugares y no personas. La versión mateana del
texto prohíbe así cualquier absolutización cristiana 163 •
En el aspecto cristológico, este último texto doctrinal del evan-
gelio de Mateo es algo así como una recapitulación de su cristolo-
gía. Al fondo está la idea judía tradicional del «enviado» (cf. 10, 40-
42). Esa idea adquiere profundidad con la promesa del Enmanuel:
el Jesús resucitado estará con su comunidad, como «Enmanuel»,
hasta el fin del mundo (1, 23; 28, 20), identificado con los pobres
y con el sufrimiento de sus seguidores. Los lectores del evangelio
de Mateo saben también que Jesús fue un desarraigado en su vida
terrena (8, 20) Yque pasó hambre (21, 18; cf. 12, 1). Aprenderán
en el relato de la pasión, que sigue de inmediato, que le ocurrió al-
go peor que ir a la cárcel 164 . Cuando el Hijo del hombre se identifi-
que en el juicio final con sus hermanos pobres, también ellos re-
cordarán la vida terrena de Jesús. Este texto deja así traslucir algo
del camino integral que recorrió el Hijo del hombre 165 , algo de la
identidad entre el Jesús terreno y el Jesús exaltado, y algo del pre-
sente de Dios «con nosotros», que es fundamental en el Enmanuel

163. Mt no «cnstlamzó», por tanto, un texto abIerto, umversal en el ongen,


para ceñIrlo a la comunidad, como opma por ejemplo Fnednch*, 3ü2s (para la co-
mumdad pospascual y para Mt)
164. Cf. Todt, Menschensohn, 69: «Los cnteno~ que emplea este HIjo del
hombre, rey y juez, son el reflejO de la actlvldad meslámca de Jesús en la tlerra,
que descnbe Mt».
165. Cf. vol. 11, 655s, sobre el significado de «HIJO del hombre»
mateano l66 , En este sentido, el texto hace vislumbrar igualmente a
la comunidad algo del fundamento que la sostiene, y la sostendrá
también en el juicio, pero no hasta el punto de ahorrarle el juicio,

Sentido actual

Hemos hablado de la fascinación que ejerce la interpretación


universal del texto 167 , interpretación que para muchas personas es
básicamente evangélica -también para mí-, porque descubre ámbi-
tos fundamentales de la vida a la luz del evangelio de Jesús sobre
el amor sin restricciones, Esa interpretación no es defendible exe-
géticamente partiendo de Mateo: el evangelista no vio en los her-
manos indigentes de Jesús, con toda probabilidad, a cualquier per-
sona menesterosa, sino a los discípulos menesterosos, La pregunta
es, por tanto: ¿Es lícito, en buena teología, exponer un texto en
contra de su sentido original, si el sentido sobrevenido es central-
mente evangélico y provechoso para los receptores de hoy? Vaya
contestar la pregunta, en este caso, con un «sí», y señalaré en lo que
sigue, desde la Biblia, los fundamentos y los límites de este «sí».
l. Un punto de orientación básico para cualquier sentido actual
de un texto es la historia de Jesús, a la que deben ajustarse las nue-
vas interpretaciones de textos bíblicosl 68 . En nuestro caso hay di-
versos puntos de conexión positiva con esa historia: Jesús mismo
habló de amor sin límites no sólo a los amigos, sino hasta a los
enemigos (5, 43s). Mateo transmitió este material explosivo, aun-
que para él mismo, como para todo el cristianismo primitivo, el
amor a los miembros de la comunidad estaba en primer plano (cf.
Gá16, 10). Mateo contará luego cómo Jesús, en su pasión, recorrió
su camino de amor radical hasta el fin y cómo abrió de ese modo la
barrera para que sus discípulos pudieran dirigirse hacia los pue-
blos. Si tomamos de este modo a Jesús, «the crucified interpre-
ter»169, como línea directriz para el manejo de este texto suelto, ad-

166. Cf Luz, Sklzze (vol I1I), 222s y vol. IV, sobre Mt 28,20.
167 Cf supra, 667-673.
168. Cf Luz, Matthew (vol I1I),82-91
169. Así la lograda formulaCIón de Watson*, 72. Watson amma (lbld., 72-80)
a una «new dlsclosure» de base cn~tológlca, en correspondencJa con la onentaclón
del texto.
vertimos que la interpretación universal puede franquear hoy la li-
mitación del amor de una forma que responda a la historia de Jesús
atestiguada en todo el nuevo testamento 17ü •
2. La orientación del texto mateano coincide con el tipo her-
menéutico universal, al menos en un punto. Mateo quiere hacer ver
que la comunidad cristiana no gozará de una posición especial en
el juicio, sino que su Señor, el Hijo del hombre, le interrogará so-
bre sus obras de amor exactamente como a las otras personas. En
este sentido, el texto mateano significa una advertencia frente a la
absolutización cristiana o eclesial. Los defensores modernos de las
interpretaciones universales dan un paso más en la misma línea de
«desabsolutización» de la Iglesia cristiana. No recogen de ese mo-
do el sentido del texto, pero sí la dirección que éste indica.
3. Es fundamental-a la luz de Jesús precisamente- la pregun-
ta de si una nueva interpretación de un texto bíblico genera
amor l71 . Ahí se dirime hoy la verdad de las reinterpretaciones teo-
lógicas de ciertas tradiciones bíblicas. ¿Hace eso la interpretación
universal? ¡Sí! Presta ojos para descubrir a los pobres del mundo,
a los no cristianos, a Dios mismo, de un modo nuevo, de suerte que
emane de ahí el amor que preconiza el texto.
Pero es cierto, pese a todo, que una reactualización no puede
hacer superfluo el texto mismo. No digo esto únicamente en el sen-
tido formal de que cada reinterpretación debe tener un punto de
partida textual al que referirse. Lo digo también en un sentido fác-
tico: que en el «hermano más pequeño» de Jesús -sea o no miem-
bro de la comunidad- se oculte el Señor exaltado, o Dios, y sea po-
sible descubrirlo, no es una afirmación evidente, enunciable sin
más. Se trata aquí de una verdad paradójica, irreconocible a los

170 No hay que remitir, Slil embargo, a un sentido onglila1 de Jesús en este
texto e'peclal. Cabe pensar, obViamente, que Jesús -en el supuesto de que el texto
se remonte ha~ta él- no pudo haberse refendo con la expresión <<los hermanos más
pequeños» a todos los pobres y opnmldos de Israel (¡en vez de refenrse a todos los
seres humanos!) En tal caso, la tradición cn~tlana pnmltlva habría e~trechado e~­
te texto, al Igual que el sentido de «pobres», «hambnentos» y «afligidos» en las
bienaventuranzas (Q 6, 20~). Pero esta refleXión es tan vaga e InCierta como la po-
Sibilidad de una reconducción del texto a Jesús No se trata de una JustificaCión
exegética fIrme de la propia lilterpretaclón, basada en el deseo
171. Cf. Luz, Matthew (vol. IlI), 91-97, sobre el amor como criteno funCional
de la verdad.
OJOS humanos, sorprendente en un sentldo tan abIsmal, que sólo se
le puede comUnIcar al ser humano desde fuera 172 De ahí que el
texto que hace eso, o el Cnsto que habla a través de ese texto, sea
mucho más que un mero punto de partlda para remterpretacIOnes,
o que un maestro de una étlca unIversal que, al fmal, haga super-
fluo al maestro Jesús es, más bIen, aquel que ofrece oJos nuevos
para ver y sentIr de modo nuevo al pobre y a DIOS, y el texto es la
fuente de un dmamIsmo que da VIgenCia al JUICIO unIversaP73

RESUMEN y EXCURSUS La zdea de JUZCIO en el evangelIO de Mateo

BzbllOgrafza Bornkamm, Enderwartung, Charette, B , The Theme of Re-


compense zn Matthew's Gospel, 1992 (JSNT S 79), Greshake, G, Hezl
und Unhezl, en ThJb(L) 1986,49 72, Jungel, E , Gerzcht und Gnade, en
Deutscher Evangelzscher Kzrchentag Berlzn 1989 Dokumente, Stuttgart
1989, 222238, Lochman, J M, Das Glaubensbekenntnzs, Gutersloh
1982,142-145, Lohfmk, G, Zur Moglzchkezt chrzstlzcher Naherwartung,
en G Greshake-G Lohfmk, Naherwartung Auferstehung, Unsterblzch-
kezt, 31978 (QD 71),38 81, Marz, C P, Zum Verstandnzs der Gerzchts-
predlgt zn Q, en H -J Klauck (ed), Weltgerzcht und Weltvollendung, 1994
(QD 150), 128-148, Marguerat, Jugement, espec 11-62, Mohrlang, Mat-
thew, 48 71, Relser, M , Dze Gerzchtspredlgt Jesu, 1990 (NTA NF 23),
Vorgnmmler, H , Hoffnung auf Vollendung Aufrzss der Eschatologze,
1980 (QD 90)
Mas blblIografla** sobre Mt 24-25, supra, 402

No tIene sentIdo resumIr el dISCurSO del JUICIO fmal Mt 24-25 sm sa-


lir del texto Como no es un dISCurSO mas de Jesús sobre un determmado
tema, smo que recapItula lo apuntado en los restantes dIscursos, sólo es
pOSIble resumIrlo esbozando toda la concepCIón mateana del JUICIO Tra-
taremos, en consecuenCIa, de conjugar en lo que SIgue el resumen de Mt
24s con una expOSICIón de la Idea mateana del JUICIO

1 El JUZCIO fmal en el macrotexto del evangelIO de Mateo El


JUICIO fmal desempeña un papel muy Importante en el evangelIo de

172 P A1thaus, DIe lelzeren Dznge, Guters10h 41933, 193, afIrma que «el JUI
CIO descubnra la relevanCia que lo maparente y obVIO tiene ante DIOS» Para el des-
cubnmlento de esta verdad no se precIsa el JUICIO de DIOS o un texto sobre el
173 Watson*, 79 dIce algo SImIlar «The cruclfIed Jesus does not offer a me
re explanatlOn of the world , for he IS the source of hberatmg grace»
Mateo Lo anunCIa ya el BautIsta en 3, 7-12 Todos los dISCurSOS
del evangelIo acaban con anunCIOS del JUICIO para la comumdad el
sermón de la montaña (7, 13-27), el dISCurso en parábolas (13,37-
4347-50), el dISCurSO de la comumdad (18, 23-35) YtambIén, aun-
que menos claro, el dISCurSO a los dIscípulos (10, 32s 39-42)1 En
otros pasajes dentro de los dISCurSOS y en otros lugares del evan-
gelIo se habla tambIén del JUICIO fmal, de la recompensa o de la VI-
da eterna, del castIgo o del mfIerno Así, en la prImera parte del
evangelIo (5, 3-1222 25s 29s, 6, 2418,7, ls, 8, lIs, 9, 38, 10,
14s 28), pero tambIén en los dos capítulos sobre «separaCIón» 11 y
12, donde el vocablo XQWL~ pasa a ser la palabra guía (11, 6 20-24,
12,202733-37 4ls, cf 31s), en la parte prIncIpal sobre la comu-
mdad (16, 25-27, 18, 8s, 19, 162427-30,20,11-16) yen la parte
de Jerusalén (21, 18-20,22, 11-14,23,33, cf 23,34-24,2) El
anuncIO del JUICIO por el BautIsta al comIenzo del evangelIo es qUI-
zá el texto que más reaparece a lo largo del evangelI0 2 Así, el úl-
tImo dISCurSO que Jesús pronunCIa ante los dIscípulos en el monte
de los OlIvos y que contIene, en un marco apocalíptIco (24, 3-31,
cf 25, 31-46), las últImas advertencIas a la comumdad antes del
JUICIO pendIente (24, 32-25, 30), no es smo la culmmacIón de al-
go que fue SIempre el cantus flrmus, leitmotIv y meta de la predI-
caCIón de Jesús según Mateo

El «caracter de leitmotIv» del anuncIo del JUICIO se mamf¡esta eflcaz-


mente 3 en el lenguaJe formularlO mateano y en la repetIclOn de los lagca
Muchos de los logca repetIdos total o parCIalmente por Mt tratan del JUI-
CIO, Ylo Illculcan a los lectores 3, lOb = 7, 19, 7, 22s = 25, lIs, 10, 15 =
11,2224,10,39 = 16,25,13,12 = 25, 29,13,42 = 13,50,19,28 = 25,
31,19,30 = 20,16,24,42 = 25,13 Muchas de estas repetIcIOnes y va
nantes son redacclOn mateana Hay que añadIr los frecuentes dIchos, a ve-
ces formulano~, sobre la vemda del HIJO del hombre (lO, 23, 13,41, 16,
27, 19,28,24,27 30s 37 3944,25,31) EspecIalmente IllCISIVa es la ca
naCIda frase «alh sera el llanto y el rechlllar de dIentes», que Mt repIte
seIs veces (8,12,13,4250,22,13,24,51,25,30) Pero hay que recordar

1 Bornkamm, Enderwartung 1421


2 Sobre 3 7, cf 12,34 23 33, sobre 3 810 cf 7,16 19,12,33, sobre 3,11,
cf 11,3 sobre 3 12,cf 13,30404250
3 Ander~on, Narratlve Web (vol III), que mvestIga sobre lodo la funclOn de
la~ repetICIOnes en la narraclOn defme esta~ (¡b¡d , 44) como «to hlghlIght or draw
attentlOn, to flx m the mmd of the ImplIed reader, to emphaslze the Importance
to bmld patterns of assocIatIons»
también aquí otras frases y palabras gUla, como YEEvva 'tOU nUQo<; (5, 22,
18, 9, cf 5, 29s), f)aUw d<; .0 <J1W'tO<; .0 E~W'EQOV (8, 12,22, 13,25,
30), en la parte posItlVa, dOEQxw1'tm d<; n¡v (3cxOLAELaV .wv oUQavwv (5,
20,7,21,18,3,19, 23s, cf 23,13) Así, elJUlclO fmal aparece constan-
temente en el evangello de Mt y queda grabado en la cabeza y en el ámmo
de sus lectores

2 Mateo y lafuente Q Esta ommpresencia delJUlclO no es una


mvención mateana El evangehsta, onentado en la tradICIón, hun-
de sus raíce'l en el matenal de sus fuentes, más concretamente, en
el matenal de la fuente de los logza, Q4 Esta fuente contrasta con
el evangeho de Marcos, donde el JUlClO fmal no desempeña mngún
papel relevante El anunCiO del JUlClO marca el comienzo (Q 3, 7-
9) Yel fmal (Q 17,23-37) de Q Numerosos bloques de tradiCión
fmahzan ya en Q con el anunclO del JUlClO 5 , que Viene a ser el «ho-
nzonte teológico común»6 de la fuente
Mateo debe, pues, en buena medida sus dichos sobre el JUlClO,
aparte algunos matenales del fondo especial y sus aportes redac-
cionales, a la fuente de los logza Pero esto no ha de hacer olVidar
que entre el matenal Q y el evangeho de Mateo se había prodUCi-
do una modulaCión teológica declSlva Esta modulación se adVier-
te sobre todo en el ordenamiento compositivo y en la consigUlente
adaptaCión de los dichos de JUlClO a los destmatanos La fuente Q
ofrece numerosos dichos de JUlClO al hilo de la predicación a Israel
(Q 3, 7-9, 7, 33-35,10, 13-15, 11,29-3237-52, 12,8-10 [Icf 12,
lIs'], 13,25-35, Y probablemente 17,23-37 7) La fuente Viene a
reflejar el escaso éxito miSionero obtemdo por los mensajeros de
Jesús en Israel después de la muerte de Jesús, lo refleja en el gran
número de amenazas de JUlClO y en su colocaCión en lugar desta-
cado La sItuación se agravó notablemente respecto a la de Jesús
el anunclO del JUlClO, con el que Jesús, el JudlO gahleo, llamó a to-

4 Algo Similar Marguerat, lugement, 37


5 Cf Q 6 4649 para 6 20b 49 7 33 35 para 7, 1825, 10 13 15 para 9,
57-10 22,11 2932 para 11 1432,11,37-52 12,8-10 37-46 49s para los dichos
a dlSCIpulos de 12, 13 23-30 34s para 13, 18 35
6 Marz~ 136 Kloppenborg FormatlOn (vol Il), considera por eso, sIgUlen
do a Luhrmann, Studlen, que los anuncIOs de JUICIO, colocados tan a menudo al fl
nal son generalmente secundanos en la hl~tona de la tradlclOn, muchas veces sm
razon, a mI entender
7 Cf Q 17,26 30
do el pueblo a la converSIón, pasó a ser el anunclO hecho por una
pequeña mmoría margmal a la gran mayoría del pueblo, hostll ha-
Cla Jesús y reaclO a la pellltenCIa
En Mateo queda mucho de esa sltuaClón, ya que él mIra a tra-
vés del espejo de su hlstona de Jesús las expenenclas que su co-
mUllldad hIZO con el Israel que rechazó a Jesús Algo cambIa, en
todo caso, ya por el solo hecho de que la predIcacIón del JUlClO, dl-
nglda en Q dIrectamente al Israel hostll, aparezca mscnta en un re-
lato sobre Jesús que va destmado pnmanamente a determmar la
propIa sItuaClón de la comullldad Pero, sobre todo, Mt mcluyó en
sus cmco dISCurSOS una gran parte de la predlcaClón de Jesús sobre
el JUlClO Estos dISCurSOS mterrumpen la trama narratlva de su
evangeho, van dmgldos en reahdad a los lectores, es decIr, a la co-
mUllldad 8 De ese modo, las advertencIas de JUlClO que aparecen en
los dISCurSOS se convIerten en advertencIas para la comullldad ella
debe prepararse ahora para el JUlClO, ella tlene que responder ante
el HIJO del hombre Así se comprueba con especIal clandad en 13,
36-52 Y en los cap. 24s, porque ahí la predIcacIón del JUlClO va
acompañada de un camblO de destmatanos, del pueblo a los dIScí-
pulos El aporte teológIco de Mateo consIste, pue~, en haber hecho
de la comunzdad la destznatana przncIpal de la predIcacIón de Je-
sús sobre el JUICIO La acusaCIón a los otros ha denvado así en un
cuestlOnamlento de la propIa comumdad, fatlgada e mdolente 9

3 Las Ideas del evangelIO de Mateo sobre el JUICIO futuro


Esas Ideas son báSIcamente coherentes' el Juez será el HIJO del
hombre, Jesús, cuando aparezca con sus ángeles sobre las nubes
del CIelO El evangeho no dIce nada de una partIcIpaCIón de DlOS
en el JUlClO Antes del JUlClO, la estructura cósmIca se vendrá aba-
JO la velllda del HIJO del hombre «como un relámpago» supera las
hmltaclOnes del espaclO El JUlClO <;erá ulllversal y afectará a todos
los seres humanos No hay, por tanto, un JUlClO especIal para la co-
mUllldad 10 La hlstona mundIal acaba en un gran duahsmo la «VI-
da eterna» y el «fuego mextmgUlble» Más allá de eso, el evange-
ho no dIce nada

8 Para Mt 10, esto solo es valido en la mayor parte del capitulo (cf vol 11,
116~)
9 Cf vol r, 100s
10 Sobre el problema de un JUICIO especial a la comumdad, et supra 687s
Hay algunas IncoherenClas, pero no son esencIales Según 19,28, se-
rá juzgado Israel, según 25, 31-46, seran juzgados «todos los pueblos»
En 19, 28, alIado del juez umversal están los doce apóstoles, segun 25,
31-46, los «hermanos más pequeños» Aunque Mt hace referencIa en 25,
31-46 a 19, 28, no le Interesa despejar estas contradIcclOnes Según 24,
40s, los justos son rescatados del mundo, segun 13, 41s, los IllJUStOS son
expulsados del mundo Segun 13, 41, los Injustos son reumdos por los án-
geles del HIJO del hombre y expulsados, según 24, 31, los angeles reúnen
a los elegIdos, y segun 25, 31 s, el proplO HIJO del hombre hace la separa-
ClOn Segun 8, 11s, 11,2024,12, 4ls, 19,28,23,36, son juzgados sUje-
tos colectIvos Israel o algunas de sus clUdades, la mayona de los otros
textos presuponen que son juzgadas las personas mdIvlduales Las con-
tradIccIones no afectan nunca al nucleo de las Ideas mateanas sobre el jUl-
ClO Obedecen a la dIversIdad del matenal de las fuentes que acogIó Mt

Mucho más sIgmfIcatIvo es que Mateo desarrolle con verdadera


parquedad las Ideas apocalíptIcas Sólo una razón le mueve a sub
rayar y aclarar tales Ideas poner de reheve la categoría de maJes-
tad dIvllla del Juez umversal, Jesús (cf espec 16, 27s, 24, 30s, 25,
31 )11 En cuanto al género hterano, la gran mterpolacIón parenétIca
(24 32-25, 30) hace que los capítulos 24s se alejen más que Mc 13
del tIpO cláSICO de apocahpsIs Mt no tIene mngún reparo en recu-
mr a las Ideas apocalíptIcas, pero apenas SIente la necesIdad del to-
que o el detalle cosmOVISIVO Por eso no descnbe el acto del JUICIO
propIamente dICho, smo que lo parafrasea con una comparacIón y
lo amphfIca con un dIálogo (25, 31-46) Lo mIsmo se observa en
sus Ideas de la VIda eterna y del mfIerno se ha dIcho con CIerta ra-
zón que el evangehsta habla en térmlllos más concretos del mfIer-
no que de la VIda eterna 12 Pero en el fondo tampoco habla nunca
muy concretamente dellllfIerno el «llanto y rechlllar de dIentes»
formulan o se les queda grabado a los lectores, pero él nunca pasa
de ahí La frecuente menCIón del «fuego» (5, 22, 13,4250, 18, 8s,
25,41, cf 3, 11, en sentIdo fIgurado 3, 10, 7, 19, 13,3040)13 su-
gIere el tormento del mfIerno para prevemr a la comumdad, pero

11 La elaboraclOn redacclOnal de estos pasajes se produce, Sin embargo en


lazando con la tradlclOn y en lenguaje bíblico, cf vol II 646 e supra, 527~, 663
12 Mohrlang, Matthew, 50 Mt habla del infierno «most vlvldly»
13 Slm**, 133, 138 ve en el «fuego» del JUICIO un arraigo muy claro de Mt en
el pensamiento apocahptico JUdlO, no cnstiano A mI me parece esto exagerado na-
turalmente que el fuego es Importante ya en textos veterotestamentanos y luego
JUdIOS, sobre el JUICIO (F Lang, J1UQ Xl/.., en ThWNT VI, 935, 43ss, 937, 16ss 5lss,
no lo describe. Tales frases causan ya angustia sin necesidad de ma-
yor concreción. El evangelista apenas explica qué tal se estará en el
infierno o en la vida eterna!4. Lo único claro es que los injustos del
infierno estarán «fuera», alejados de Dios y de Cristo, y en tinieblas
(8, 12; 22, 13; 25, 12; cf. 25, lOs), mientras los justos gozan en el
banquete del cielo (S, lIs; 22,11; 25, 10.21.23; cf. 26, 29) Y vivi-
rán en la luz junto a Dios (13,43). Esto es muy vago, y queda muy
por detrás de la concreción de muchos textos judíos de la época!5.
¿Cómo se puede explicar esta reticencia de Mateo, el evange-
lista del juicio, ante las representaciones concretas? Guarda rela-
ción con su propósito de transmitir -sólo eso- el anuncio del juicio
que hizo Jesús. Jesús se había mostrado muy reservado ante las
ideas apocalípticas, aunque las compartía. El mensaje de Jesús so-
bre el juicio se produjo en unos logia concisos que presuponen ta-
les ideas, pero no las exponen, y en parábolas y semejanzas que no
dejan ningún margen al desarrollo conceptual. Mateo transmitió
textos de Jesús, o que él consideró como tales l6 . No es casual que
los añadidos redaccionales más extensos que se encuentran en tex-
tos sobre el juicio, sean repeticiones o variantes de dichos anterio-
res de Jesús!7, o -en el caso de 13, 37-43.49s- interpretación de
tradiciones de Jesús. Mateo es también un buen alumno de su
Maestro en la reserva ante las ideas apocalípticas l8 .

938,38%), pero su frecuenCia en Mt obedece qUIzá meno~ a su Impronta apocalíp-


tica que a la de su lenguaje formal
14 Ahí se ve también que Mt no está marcado por una espmtualidad de la
compensación No se trata de descnblr la hermma Vida futura de los ahora acosa-
dos y persegUIdos, o lo profundo de la caída de los actuales perseguidores
15 Cf Volz, Eschatologle, 272-331, 381-407 Yo no comparto, pues, la Im-
presión general de Slm**, espec 242-245, que atnbuye a Mt una gran af¡mdad con
la apocalíptica Judía y una respuesta SImilar a las múltIples amenaza~ del mundo
con un esquema apocalíptico-dualista y una estrechez sectana frente al mundo El
predommlO de la ética en Mt, vIsible por ejemplo en la parte central parenétlca del
diSCurso del JUICIO (24, 32-25, 30), es contrano a esa teSIS, al Igual que el dmamls-
mo de la Idea de miSión, y la ecleslOlogía del corpus permlxtum
16 ObViamente, Mt no pudo conocer los hipotétiCOS productos comumtanos
como tales Es un producto comumtartlO, sobre todo, el amplio texto apocalíptico
Mt 24, 3-31; aparece actualizado por Mt, pero no desarrollado en direCCión a un
apocalipSIS explícito AbreVia los textos de Q que msertó en Mt 24, cf supra, 574s,
583 Relser*, 294 da una panorámica útil sobre los textos mateanos del JUICIO que
podrían remontarse hasta Jesús
17 Cf supra, 696 (n 01)
18 El compendiO del mensaje de Jesús sobre el JUICIO en Relser*, 293-314 po-
ne de manif¡e~to la af¡mdad con MI.
4 La cuestIón del tIempo y momento del jm La apocalíptica
Judía Imagma el tlempo como una línea, y se representa el fm del
mundo básIcamente como el fmal del tlempo Mateo comparte es-
te pensamIento La parusIa hace saltar en pnnCIpIO los lImItes del
espacIO (24, 23-28, cf 29-31), pero no del tlempo 24,29-3lmdI-
ca que Mateo se representa la parusía y el JUICIO fmal fundamen-
talmente como un suceso en el tlempo l9, aunque con ella se mte-
rrumpa la secuenCIa temporal de los acontecImIentos referIdos en
el cap 24 (1 ton:: 1), Y no parezca haber después del JUICIO fmal
aconteCImIentos que tengan lugar en la línea temporaFo La trans-
cendencIa de DIOS, que el apocalíptlco VIve como ausencIa en el
presente y espera como presencIa en el futuro, no supera el tiempo
en el pensamIento apocalíptlco Por eso, el evangelIO de Mateo -al
Igual que otros escntos del nuevo testamento- nos coloca a los
contemporáneos ante la pregunta de SI podemos y debemo~ segUIr
asumIendo la Idea apocalíptlca del tIempo
La exége5I5 de 24, 2932-34 ha mostrado como probable que
Mateo creía en la llegada de la parusía en un punto temporal pró-
XImo, y que afIrmacIOnes antenores del evangelIO que hacían ba-
rruntar la creenCia en una parusía próxIma (3, 2, 4,17,10,723,
16, 28, 24, 22) no eran sImple lastre tradIcIOnal, smo que han de
tomarse en serI0 2l Por otra parte, la proxImIdad de la parusía no es
para Mateo la categoría deCISIva Lo detellllmante pala la paréne-
SIS es más bIen la mcertldumbre sobre el punto temporal de la pa-
rusía, que puede llegar en cualqUIer momento y no es posIble cal-
cular (24,3642 SO, 2S, 13, cf 24,23-28, 2S, 6) Lo lffiportante del
punto temporal de la parusía es que ésta puede acontecer en cual-
qUIer momento, por eso, los dISCIpulos deben estar proVIStoS de
aceIte o deben velar en todo momento El aXIOma de la proXImIdad
temporal de la parusía mtensIfIca esta «espera permanente» y pue-
de consolar además a la comumdad, que VIve en la persecucIón y
la aflIccIón22

S La escatologta al ~ervlclO de la etlca Como en JesÚ5, lo Im-


portante en Mateo no es tanto la mformacIón sobre el futuro como

19 Cf supra, 558 562


20 No ocurre 10 ml~mo en Hen et 91 17 Ap 21 1-22 5
21 Cf supra 557~, 571-574
22 Cf vol Il, 647 sobre 16,28 tamblen 24 21s y supra 573s
la conducta de los mIembros de la comumdad El JUlClO futuro e~ el
honzonte haCIa el que deben dmglr su conducta los lectores del
evangeho de Mateo El JUlClO mdlca de qué trata, en el fondo, el
mensaje étlco la alternatlva entre vIda y muerte, entre remo de los
CIelos e mflerno del fuego El JUlClO futuro deja patente la Impor-
tanCIa del obrar humano Muestra baJO qué promesa «sobredlmen-
Slona!» están las buenas aCClOnes humanas, aparentemente lfrele-
vantes, como la observancIa de un precepto mmlO (5, 19), un trago
de agua para un «pequeño» (10, 42), el abajarse como un mño (18,
4) o la hospItahdad con los hermanos «extraños» (25, 35) Esa pro-
mesa es el remo de los CIelos, la recompensa del cielo, la entrada
en el gozo celestlal o la comumón con Cnsto y muestra tambIén
baJO qué amenaza mortal, «sobredlmenslOnal», están el pecado y la
omISIón de la JustlCla, cosas aparentemente Irrelevantes, como Ir
por el cammo ancho, espaclOso, que tantos otros recorren (7, 13),
la negaClón del perdón (18, 30) Yde la sohdandad con el semeJan-
te (24, 49), el «olvIdo del aceIte» (25, 3), Yla negaCIón de la hos-
pItalIdad (25, 43) La amenaza es el tormento, el llanto y rechmar
de dIentes o la pnvaclón de Cnsto y el castlgo eterno Ello de-
muestra que ante DlOS no hay soluclOnes mtermedlas m neutrah-
dad étIca, ~mo un «sí» o un «no», la obedIenCia o la recusaCIón
Vaya recordar dos puntos más, que presentan con espeCIal clan-
dad la dImenSIón étlca del mensaje mateano del JUlClO

a) La estructura de Mt 24-25 23 En medIO del esquema apocahptlco


de un relato sobre el tiempo tmal, Mt mtercala una parte parenétIca muy
extensa, que abarca aproXImadamente la mitad de los dos capítulos (24,
32-25,30) InVita en ella a la comumdad, ante el JUICIO que Viene, a la VI-
gIlanCIa, es deCIr, la obedienCIa, el amor, la dispOSIción activa ante la pa-
rusía
b) En la parte parenétIca 24,32-25,30, pero también en otros otros
pasajes del mensaje mateano del JUICIO, domma el genero hterano de las
parábolas 24 Una gran parte de las parábolas mateanas guarda relación
con el JUICIO, y a la mversa, una gran parte de los enunCIados mateanos
sobre el JUICIO se expresa en parábolas (7, 24-27,11, 16s, 12,43-45,13,
24-3037-4347-50, 18,23-35,20,1-16,22,11-14,24,42-25,30) ¿De
dónde viene esta afImdad entre declaraCIOnes sobre el JUICIO y parábolas?

23 Cf supra, 520s
24 Cf vol II 494~
La afImdad mdlca, negativamente, que Mt no confIa en la deSCrIpCión y
conceptuahzaclOn cosmovlslva de las Ideas sobre el JUICIO Pero, POSiti-
vamente, las parabolas de Jesus afectan de lleno a la vida de los lectores
Muchas de ellas pretenden Impactar emOCIOnalmente y llevar a nuevas ac-
tItudes Vitales Mt mtenslfIca este rasgo de las parábolas de Jesus me
diante su mterpretaclOn parenétlca25 SI al hablar del JUICIO lo hace siem-
pre en parabolas, es que qUIere poner el JUICIO en el centro de la Vida de
sus lectores QUIere remover, alterar a las personas, llevarlas a una nueva
Vida Tamblen en esto es un buen alumno de Jesús 26

6 El JUICIO según las obras Para salvarse en el JUICIO son deCI-


SIvas las obras de las personas, la fe sola no es deCISIva, y la rela-
CIón con Jesús, sólo en un sentIdo muy determInado Esto resulta
claro SIempre que las Imágenes del cap 24 permIten una aSOCIa-
CIón con la realIdad concreta de la vlda27 Pero antenores pasajes
del evangelIo IndICan tambIén que Mateo habló de los «frutos» (3,
8-10,7,15-20,13,8 22s 26, 21,19344143), negatIvamente de la
«maldad» (7, 23, 13,41), Y que subraya el «hacer» (7, 21 2426,
13,41, 16, 27)28 Por eso, metáforas como «vestIdo de boda» o
«aceIte» remIten sobre todo a las obras 29 En el JUICIO no es lo de-
CISIVO, por tanto, la calIdad del árbol, smo sus frutos (7, 15-20), no
la escucha de la palabra, SInO su cumplImIento (7, 24-27), no las
lámparas, SInO el aceIte (25, 1-13), no la recepCIón de los talentos,
SInO la gananCIa obtemda (25, 14-30) Ya la mversa, Mateo nunca
habla de la fe en relaclOn con el JUICIO La InVOCaCIÓn del Señor y
la petICIón de su ayuda es Importante para Mateo en la VIda pre-
sente (cf por ejemplo 14,28-31, 17, 15,20, 30s), pero un día, en
el JUICIO, el mero «deCIr 'Señor, Señor'» no serVIrá de nada (7, 21s,
25, 11, cf 23, 39, 25, 44) La úmca relaCIón con el Señor que SIr-
ve en el JUICIO es, más bIen, la obedIencIa a los preceptos que dIO
el úmco maestro (23, 8) Por eso, no está en la línea de Mateo el

25 Cf vol II 491s
26 Ya Jesus qUIso comprometer emOCIOnalmente a sus oyentes con muchas
de ~us parabolas y semepnzas, llevarlos a la toma de partido en favor o en contra
de personajes del relato y ayudarlos a transfenr a su Vida las reaccIOnes y deseos
que hablan ,entldo en los relatos Las parabolas piden ser ap]¡cada~ (y no solo lll-
terpretadas) Cf vol II 493
27 24,4549 (obedienCia o francachelas y maltrato de los compañeros), 25,
20-23 (ganancia) cf las obras de amor en 25 31-46
28 Cf tamblen 5, 6 10,6 2 18, 10 14s 41s, 19, 16 21
29 Cf supra 323s 613s
que une la confesIón de CrIsto y las obras con la partícula «y», y
subraya que ambas cosas son necesarIas en el jUICI0 30 El ápIce de
la teología mateana está precIsamente en que una confesIón autén-
tIca del Señor no puede consIstIr smo en la obedIenCIa a sus pre-
ceptos SI las obras de una persona no están en orden, nada está en
orden, según Mateo De ese modo se nos plantea hoy con toda cru-
deza la pregunta de SI el mateano JUICIO según las obras no VIene a
degradar el don de la gracIa en una aSIstencIa pasajera que ayuda
sImplemente a los dIscípulos a prepararse correctamente en esta VI-
da para el JUICIO según las obras, se nos plantea mcluso la pregun-
ta de SI no se devalúa entonces totalmente el don de la graCIa De
ser así, la Idea del JUICIO podría realmente causar angustIa

Sobre el sentIdo del dzscurso del JUICIO hoy

1 JUICIO Y graeza ¿Destruye la teología mateana del JUICIO la


predIcacIón de la gracIa') SI Jesús, al fmal del evangelIo, se delata
como juez mexorable y neutral que de'>tma a los de su derecha al
gozo eterno y a los de su IzqUIerda al eterno llanto y rechmar de
dIentes, ¿hay que deCIr que la teología mateana del JUICIO conduce,
en lo que respecta a la salvaCIón, a una mcertIdumbre ante la que
las personas sólo pueden responder mtentando ponerse en el lado
bueno medIante sus obras buenas') ¿Conduce la teología mateana
del JUICIO a la JustIfIcacIón por las obras') La relaCIón de los cre-
yentes con la parusía del juez umversal parece extrañamente ambI-
valente en el evangelIo de Mateo Por una parte, la proXImIdad de
la parusía y la vemda del Señor son un consuelo y un motIvo de
gozo, ya que posIbIlIta a los elegIdos la entrada en el remo de los
clelos 31 • Por otra parte, Mateo puede amenazar brutalmente y ame-
drentar a sus lectores con el JUICIO amqUIlador y el tormento de los
condenados 32 • ¿No motIva a los creyentes con el temor en lugar de
hacerlo con el amor de DlO's?

30 ASI, por ejemplo, Agbanou* " 197s


31 Cf tambIén 16, 28, 24, 21s 34s 25,1 10 (¡slmll de la boda')
32 Aparte las fórmulas de «llanto y rechmar de dIentes» y del «fuego», es no
table que Mt transmIta sm pahatlvos la, referenCIas a la crueldad del JUICIO (cf por
ejemplo 5, 26, 18,34,24,51)
Mateo no duda en amedrentar a los creyentes ante el JUlCIO En eso ha
temdo exlto en la hlstona de la mfluenCla -Junto con otros textos del nue-
vo testamento, espeCIalmente el Apocahpsls de Juan- El temor al JUlCIO
ha formado parte de la fe cnstlana en la mayor parte de las épocas Los
cuadros medievales delJUlclo, que representan a menudo los tormentos de
los condenados mucho mas vIvamente que los gozos de los bIenaventura
dos, son un testlmomo de ello SI tomamos en seno lo que representan, se
convIerten en pesadJIlas terroríflcas MencIOno como ejemplo un texto
cláSICO de angustIa medIeval ante el JUlCIO, embebIdo en colores matea-
nos algunas estrofas del celebre Dtes trae de Tomás de Celano
Quantus tremor est futurus Qué terror
quando mdex est venturus cuando venga el Juez
cuncta stncte dlscussurus a escudnñarlo todo
El canto evoca Mt 25, 31-46:
Inter oves locum praesta I Hazme SItIO entre las ovejB&:' •
et ab haedls me sequestra, apártame de los cabntos,
statuens m parte dextra I colocame a tu derecha I
Le embarga la angustia
QUld sum mIser tunc dICtUruS, (,Qué le dIgO entonces, mísero,
quem patronum rogaturus, a qué santo me encomIendo,
cum VIX mstus Slt ~ecurus? SI m el Justo está seguro?11
Tampoco hoy esta hbre de la angustia del JUlCIO la espmtuahdad cns-
tlana El pSlcoanahsta TJIman Moser repasa en un célebre texto su bIO-
grafía rehglOsa, y formula sus antIguas pieganas con palabras de Mt 25
«Te suphqué entre sollozos colocarme alIado de las 'oveJas', pero yo sa-
bIa que era de los 'machos cabríos' Me parecía natural, de mño que el
mundo con~tase de salvado~ y condenados, lo pavoroso era que yo
colgaba siempre del abIsmo de la condenaCIón, sm saber nunca lo que Iba
a resIstIr el frágJI puentecJIlo que me sostema» El DIOS Juez, ommpre-
sente «con su rostro de btg brother controlándonos perpetuamente», ha-
ce enfermar al hombre, según Mo~er, al amenazarlo con la pnvaclón del
amor y la ruptura de relaCIOnes (,No convIerte la Idea de JUlCIO al ser hu-
mano en «ammal atrapado en un expenmento sm sahda»34? (,0 no con
VIerte, a la mversa, al bueno en un tnunfador que se regodea mhumano,
que se absolutlZa, sabedor de que Cnsto «me ha hbrado de toda maldl-
clOn (y) condena eternamente a todos sus enemIgos y a los míos, mlen

33 Texto en P Klopsch (ed ), Latemlsche Lynk des Mtttelalters, Stuttgart


1985,436-439
34 T Moser, Gottesvergzftung, 1976, 19, 14,29
tras a mí me toma consigo en el gozo y la glona del clelo»35 ? ¿ExIste,
entre el EscIla de la angustia y el Caribdis de la prepotencia reforzada por
el DIOS aterrador, un camInO de verdadero temor de DIOS?
Frente a semejante DIOS, fuente de angustia y alIenador del ser huma-
no, la Ilustración InVOCÓ el derecho de la razón autónoma Cabe docu-
mentar también esto con una reaCCIón -crítIca- al texto cláSICO de Mt 25
«' ¡ Machos cabríos a la IzqUIerda" -os dirá un día el Juez-
'¡ y vosotras, oveJltas, qUietas a mi derecha I ¡Perfecto l'
Pero algo más cabe esperar todavía de el, dice luego
'1 Vosotros, los de la razón, Justo frente a mí"» 16
Nuestro Siglo ha reaccIOnado ante el Juez unIversal que encumbra has-
ta el Cielo y hunde en el InfIerno, destItuyendo a este DIOS que esclaviza al
hombre 37 O lo lanza al no del olVido en la Imagen del mundo de la ma-
yoría de las personas de nuestra sociedad occidental IndividualIzada, un
Juez unIversal o un JUICIO ullIversal no fIguran para nada

(,Qué tiene que deCIr el mensaje de Mateo sobre el JUICIO en es-


ta SituacIón? (,Qué cabe decirle a ese mensaje? Me parecen Impor-
tantes las SigUIentes consideracIOnes
a) El mensaje mateano del JUICIO no conduce a una absolutl-
zaclón de la Iglesia, ya que somete la comumdad al JUICIO del HI-
JO del hombre Junto con el resto de los seres humanos Aquí está el
núcleo del mensaje mateano del JUICIO y su acento espeCIal, en
contraste con la predicaCión del JUICIO en Q En la perspectiva de
este mensaje del JUICIO hay una nueva actitud ante las obras pro-
pias, que hace lllnecesano cualqUIer tipO de autoJustl[¡caclón, por-

35 He¡delberger Katech¡srnus 52 = BSKORK 2, 161 Sena facl1, naturalmen


te, documentar este tipO de espmtualIdad con textos de grupos sectanos, pero yo
quena mostrar con e,ta clta de un texto fundamental de la Reforma (hubiera POdI-
do elegIr un texto catohco luterano u ortodoxo ¡pero no lo hago porque soy refor
mado') hasta que punto esta marcada nue~tra propIa espmtuahdad ecleSIal por ta
les ralces sIlenciadas u «olvldada~» pudorosamente en una socIedad plurahsta
36 J W v Goethe, Eplgrarnme, VeneZIa 1790, n 048 = Id , Werke I, Munchen
1987,320 (relmpr Welmar 1887)
37 ImpresIOna especIalmente lo que leemos en el relato Como el dIOS Mawr
perdw su trono, de Le~zek KolakowskI los bIenaventurados que guardaron los
mandamlento~ de DIOS se sublevan en el CIelo porque recuerdan a sus panentes y
amIgos condenados al mfIerno y qUIeren estar con ellos A este dIOs no le queda
otra sahda que la abdlcacIOn (en Id , Der H¡mmelsschlussel, Munchen 1963, 157
165)
que el juicio sobre nosotros queda reservado a Dios 38 . En la pers-
pectiva de este mensaje de juicio está igualmente la renuncia de in-
dividuos e Iglesias a apropiarse el juicio divino sobre otras perso-
nas, que sólo compete al Hijo del hombre (cf. Mt 7, ls?9. En la
perspectiva de este mensaje del juício podría estar incluso la «solí-
daridad con aquellos que no... están en el camino de salvación»40,
con los pertenecIentes a otras Iglesia'> y religiones o con los ateos,
porque todos comparecerán un día ante el Juez universal y están a
merced de su magnanimidad. Estas perspectivas, sin embargo, só-
lo son viSIbles parcialmente en Mateo: el mensaje del juicio con-
dujo en él a una solídaridad intracomunitaria: los miembros de la
comunidad no deben juzgarse unos a otros (7, 1-6); deben volver-
se pequeños y ponerse unos al servício de otros, buscar a los ex-
traviados y perdonar a los pecadores (cf. 18, 1-22). El mensaje del
juicio hizo posible que la Iglesia se viera como «corpus permix-
tum» y no como la corporación de los elegidos. Pero no condujo en
Mateo, por ejemplo, a una nueva sohdaridad con Israel, que tam-
bién será juzgado un día -como la Iglesia- por el juez universal.
b) El mensaje mateano del JUIcio del Hijo del hombre no pue-
de ser leído sólo desde el punto de vista individual. No se trata en
él simplemente de si yo seré aceptado o recusado por mis obras. El
pensamiento apocalíptico, que también marca a Mateo, atiende la
causa de Dios mismo: trata de que la verdad de Dios sea manifes-
tada y el poder de Dios se imponga. En este sentido, el Juicio de
Dios significa una esperanza para los creyentes. El juicio «revela
aquello que ahora queda oculto por lo contrario», «resuelve todas
las contradicciones» y «consuma la salvación»41. Para Mateo es
fundamental, además, el punto de vista cristológico: se trata del fu-
turo de Jesús, que precedió a los miembros de la comunidad en el
camino de la justicia, la persecución y el sufrimiento, hacia la vida

38 G Ebehng, Dogmatlk des chrzstltchen Glaubens III, Tubmgen 1979,470'


«El JUICIO según las obras lleva la JustlflcaClón por las obras al ab~urdo»
39 Jungel*, 237 escnbe «El JUICIO fmal hbera al ser humano del cargo de
Juez, en este sentido es un favor que se nos otorga. Hace bIen al ser humano no te-
ner que Juzgar ya, ni a otros ni a ,í mIsmo»
40. FormulaCIón en la línea de Greshake*, 71. Greshake refIere que el escntor
francés e Péguy se apartó de la IgleSIa por sohdandad con aquellos que, según la
IgleSIa, van almherno
41 EbeImg, Dogmatlk des chnstltchen Glaubens III. 469
y el remo de los CIelos Se trata de la verdad de la voluntad del Pa-
dre anuncIada por Jesús, y del futuro de la JustIcIa del remo de DIOS
VIvIda y padeCIda por los creyentes (6, 33) En este sentIdo, para
Mateo, Judío y dIscípulo de Jesús, el JUICIO umversal del HIJO del
hombre es expresIón de una esperanza Contemplar el JUICIO um-
versal solo desde el ángulo delmdIvIduo que lo sufre o no, es una
perspectIva nueva, resultado de la predIcacIón pemtencIal cnstIana
y de la mdIvIdualIzacIón moderna, no es perspectIva mateana
c) Para Mateo, el Juez universal es Jesús y no cualqUIer des-
conocIdo Esto se puede entender en dos sentIdos Cabe acentuarlo
dICIendo que Jesús, que anunCIa el evangelIo del remo a la comu-
mdad y acompaña a ésta en el cammo como «DIOs-can-nosotros»,
denva al fmal en un Juez Implacable que Juzgará severamente con
arreglo al cnteno de sus preceptos, es deCIr, dICho en lenguaje teo-
10glCo, según el cnteno de la «ley» Pero cabe acentuarlo tambIén
en sentIdo mverso la comumdad conoce al Juez umversal y no tIe-
ne por qué temer Conoce su mensaje del amor de DIOS Lo cono-
ce a él, porque es su úmco maestro, que le ha mostrado al Padre del
CIelo Lo mvoca todos los días como su Señor, él la salvó SIempre,
como «Enmanuel», en su poca fe, en la enfermedad y en la mdI-
genCIa Ella no sabe cual sera la sentencIa, porque no está en sus
manos, pero sabe que este «DIOs-can-nosotros» ha demostrado ser
un alIado fIel y amante Ante tal Juez no hay nada que temer (,Cuál
de las dos lecturas elegIrán los lectores?
No olVIdemos que hay rasgos en Mateo que pueden llevar a la
pnmera lectura Entre esos rasgos cuento yo, sobre todo, las ame-
nazas con el fuego delmfIerno y los tormentos eternos Mas, por el
otro lado, es eVIdente que el Enmanuel Jesús es el alfa y omega en
su lIbro Mateo no esboza SImplemente una teología del JUICIO, SI-
no que la mscnbe en una hIstona de Jesús que habla del presente
de «DIOS con nosotros», de su ayuda y enseñanza saludable Así
como el mensaje étIco del sermón de la montaña, leído como par-
te de la hIstona de Jesús, no es «ley»42, tampoco lo es el mensaje
mateano del JUICIO Por eso creo yo que el evangelIo de Mateo
qUIere llevar a sus lectores, fundamentalmente, a la segunda lectu-
ra La teSIS exegetIca que sostIene esta creenCIa es la conVICCIón de
que, en el evangelIo de Mateo, la hlstorza de Jesús, «DIOs-con-no-

42 Cf vol l, 304s, Luz, Jesusgeschlchte (vol III) 58 63


sotros», la predIcaCión de Jesús, enmarca y defme el fvuyyf'ALOV
tfis; BumAfLus;, cuya parte esencial es el mensaje del JUICIO
Pero entonces hay que dlflglr desde la hlstona mateana de Je-
sús unas preguntas crítIcas a las amenazas del JUICIO mateano A la
luz de esa hlstona, que narra cómo DIOS qUIere nuestra salvaCIón,
«no puede haber una sImetría entre salvaCIón y perdICIón, CIelo e
mfIerno»43 El evangelIo de Mateo no es claro en este punto, es
más, algunos de sus textos no sólo muestran esa sImetría mqUIe-
tante, smo que predomma en ellos el sobrepeso de la amenaza y los
tormentos del Infierno De ahí que la hlstona de su InflUenCIa ha-
ya SIdo una hlstona de angustIa e msegundad Hay aquí, a mI en-
tender, una contradIccIón con Jesús, que SI bIen habló tambIén del
JUICIO, no se quedó en ese «tamblén»44 ¡El que mtenta espabIlar a
los hombres con la amenaza de los tormentos del mfIerno, confía
poco en la fuerza de la gracIa y en la fecundIdad de la fe'
d) Hay que recordar, por últImo, la nocIón mateana de ley o de
voluntad de DIOS El JudeocnstIano Mateo no conoce la dlstmclón
estncta entre ley y evangelIo que la Reforma descubnó a través de
la InterpretacIón de Pablo La ley observada por Jesús no es, para
Mateo, ImpOSIble de cumplIr, no es un medIO o cnteno para el co-
nOCImIento del pecado mevItable, smo que es la «voluntad del Pa-
dre», del DIOS VIVO, voluntad que es pOSIble cumplIr La leyes un
ImperatIvo saludable, VIVIdo pnmero por Jesús y practIcado en la
comUnIdad, con la que Jesús qUIere estar hasta el fIn del mundo
(28, 20) La ley ayuda a los dIscípulos a segUIr un cammo que lle-
va, a través de la puerta estrecha, al remo de los CIelos La nOCIón
mateana de la voluntad del Padre se corresponde estructuralmente
con la torá de Israel, aunque algunos aspectos aparezcan a una
nueva luz Mateo no tuvo neceSidad de recorrer el cammo paulIlla
del fracaso de la torá y del gIro haCIa algo totalmente nuev045 Por

43 Greshake"', 69, cf Vorgnmmler* 160


44 Cf Relser*, 312 314 La contradlcclon queda clara en una formulaclOn de
Lochmann*,143 en la perspectiva de la fe, el]UlCIO umversal slgmflca el «fm de-
flmtlVo del terror», y no un «msondable terror Slll fm» ¡En Mt slgmf1ca tamblen,
lamentablemente, terror Slll fm'
45 Sobre la relaclOn complementana Mateo Pablo, cf Luz, Erfullung 431-
435 e Id Jesusge5chlchte (vol III), 163-170 Su propIO cammo peculiar enseño a
Pablo, entre otras co~as, a conocer la profundidad del pecado y -en radical aisla
miento ante DIOs-la profundidad de su gracia Pero el no fue ni es el camilla de to-
eso, el juicio según las obras no significa para él algo terrible 46 ; ser
evaluados con una norma en la que los humanos, al final, tienen
que fracasar. El juiCIO es más bien, para él, la pregunta de cómo
han de abordar los discípulos de Jesús el saludable imperativo del
Padre a lo largo del camino en el que Jesús les precedió y los
acompaña. Sobre esto serán interrogados en el juicio final, y con-
cretamente sobre su «Hermano», al que ellos conocen y que los
ama. A través de esta pregunta son tomados en serio por su Her-
mano como hermanos -no simplemente como «persona» indivi-
dual en la que no hay nada fuera de la gracia de Dios-, en sus
obras y, por tanto, como seres humanos integrales 47 .
¿El don de la gracia queda por tanto desvirtuado en Mateo por
la idea del juicio? Las consideraciones anteriores eran un intento de
hacer ver que, globalmente, no es este el caso. Eran el intento de un
exegeta -inquieto también e irritado por algunos textos de Mateo-
de ser solidario con «sus» textos dentro de lo posible y defenderlos
dentro de lo posible frente a objeciones y preguntas actuales. Aquí
debe quedar claro que no sólo estas objeciones y preguntas, sino
también mi intento -a favor de Mateo- de mantener la preeminen-
cia de la gracia mientras sea posible, es un intento moderno que cre-
ció en el suelo de la teología reformada. El judío Mateo, enraiza-
do en su comunidad y sostenido con ella por el Dios Padre de Jesús
y el Dios de la alianza de Israe1 48 , habría movido quizá la cabeza,
en señal de incomprensión, ante mi intento de guardar estricta-
mente el equilibrio entre la gracia y el juicio.

2. El pensamiento apocalíptico hoy. Mateo habla de la parusía


y del juicio final en el lenguaje y con las ideas de la apocalíptica de
su tiempo. Imagina la venida del Hijo del hombre y Juez universal

dos los cnstIanos, aunque precIsamente para la época moderna ha resultado espe-
CIalmente «fructífero» con su avanzada mdlvlduaclón
46 Sm poder entrar aquí en detalles, voy a señalar que para Pablo -¡en Cns-
to'- la parusía y el JUICIO según las obras (slc l ) tampoco slgmfIcan nada espeluz-
nante, smo el fm de la noche (Rom 13, 11-14), un «día» que le da alas y le sIrve de
consuelo La sItuacIón de Lutero es muy dIferente a este respecto
47 Cf Jungel*, 235 «Que DIOS vuelva sobre nuestra VIda VIVIda para JUZ-
garla, mdlca que no le somos mdlferentes El ser humano, al ser juzgado, es toma-
do en seno como persona»
48 Según Charette*, 166, Mt pIensa en las tradICIones del «nomlsmo ahan-
clsta» judío
como una venida en el espacIO y el tiempo, aunque le fallen en
pnncipIO las Ideas cornentes sobre el espac1049 Imagma su vemda
como temporalmente «próxIma»50, aunque esta proxImidad no po-
sea una relevancia esencial para su mensaje Imagma la trascen-
denCIa de DIOS como una trascendencia espacial, y la fImtud del
mundo, como lImItacIón temporal.

Los problemas que plantea el pensamiento apocalíptiCO son ancestra-


les, yen modo alguno resuelto~ aun por la teología La perple]1dad teoló-
gica se refleja en muchos textos dogmáticos de hoy sobre el tema de flll
del mundo, JUlClO y parusía Hay qUlenes llltentan domesticar la parusía y
el JUlClO conVirtiéndolos en algo mtramundano ó1 Aquí, el problema más
grave que plantea hoy el pensamiento apocalíptico no afecta a la cosmo-
logía smo a la teología Margaret DaVles lo ha sugendo aSI «Las personas
de fmales del siglo XX pueden Imagmar perfectamente la amenaza de
destrucción del mundo Pero los cnstlanos actuales no ven el pOSible fI-
nal del mundo como preludlO necesano para el remado escatológico de
DIOS al fmal de los tlempos»52 La peor difIcultad del pensamIento apoca-
líptico hoy no conSiste, a mi JUlCIO, en que seamos mcapaces de pensar un
fmal del espaclO y el tiempo No podemos pensar que acaben el espaclO
y el tIempo, pero sí que acaben aquellos que -según Kant- sólo pueden
pensar en categorías de espaclO y tiempo Podemos lmagmar hoy un fmal
de los seres humanos y, con ello, también un fmal del espaclO y el tiem-
po como categorías mentales báSicas de la representaclOn humana Pero
con ello no nos hemos aproximado más al núcleo del pensamiento apoca-
líptico La gran difIcultad que nos plantea hoy el pensamiento apocalípti-
co consiste más bien en que no puede apbcar hoy su pretensión teológIca
de hacer pensable y expresable el ocultamiento de DIOS, porque los pre-
supuestos de hoy son los de un mundo alejado de DlOS y ateo Para noso-
tros, detrás de un mundo humano que toca a su fm -algo que hoyes per-
fectamente pensable- no aparece Dios, smo nada

49 Cf supra, 702 (pUnlO 4) y 562s


50 Cf supra, 702 (punto 4) y 'í57s, 569 574,577-581
51 Cf la «mterpretaClón ¡ntrahlstonca» de la parusía en la hlstona de la ¡n-
terpretaclón de 24, 3-3 l, supra, 53 1s, 536s Un ejemplo de mterpretaclón mtrahls-
tónca del JUICIO, lo ofrece P Althaus, DIe letZlen Dmge, Gutersloh 41933, l66 «El
resultado es el JUICIO de DIOS» Lo que Althaus, DIe letzten Dmge, 189-200 desa-
rrolla sobre este afonsmo hace recordar la correlaCIón veterotestamentana acclón-
sanclOn Pero esa correlaclOn se refIere al JUICIO de la hlstona y al poder del peca-
do, no al JUICIO e~catolog1Co de DIOS
52 M DavJes (vol III), 176 (trad mía)
¿En qué puede ayudar la escatología apocalíptIca de Mateo en
esta sItuacIón? Me permIto hacer tres consIderacIOnes muy frag-
mentanas
a) Mateo deja claro, en forma ejemplar, cómo el pensamIento
apocalíptIco puede pOSIbIlItar la vIda aquí y ahora La reserva de
Mateo ante la concreCIón cosmoVISlva y representable llama la
atencIón SIgue en esto a Jesús, que en sus logza utIlIzó, pero no
desarrolló, las representaclOnes apocalíptIcas Mateo llegó mcluso
a modIficar en los capítulos 24s, en la amplIa parte centralmterca-
lada, el úmco texto extenso que contIene el marco de un esbozo
apocalíptIco de la hIstona, desde el presente hasta la parusía (Mc
13), de suerte que el texto se salIó del marco y cayó en la vIda, por
decIrlo así Su empeño fue ayudar a las personas, aquí y ahora, me-
dIante su marco apocalíptIco, en la opcIón fundamental La afmI-
dad de Mateo con el enfoque básICO de la escatología de Karl Rah-
ner es tan llamatIva que conVIene cItar las propIas palabras de éste

«La escatología cnstIana no es un reportaje antIcIpador de sucesos


que se prodUCIrán después (el objetIvo de la falsa apocalíptIca ), SIllO la
mIrada -necesana para los humanos en su opCIón por la lIbertad espm
tual- desde su sItuaclOn sotenológIca determIllada por el acontecImIento
de Cnsto a la consumaClOn defIllltIva para hacer pOSIble su opclOn lú-
CIda ante la oscundad de lo AbIerto»51

Esto es preCIsamente lo que se ha mantenIdo, de modo Impre-


slOnante, en Mateo él representa una escatología que no pretende
dar mformaclOnes, smo que está delmeada totalmente con VIstas a
la correcta actItud vItal en su momento presente 54 Pero representa

53 K Rahner, Eschatologle theologlsch wlssenschaftstheOletlch en LThK 2


III 1096 En otra formulaclOn «Eso futuro que cabe antICipar en Imagenes, pero
no repre~entar ya ahora en reportaje ~e le comumca al ser humano porque este so
lo puede soportar el presente SI ~abe que e~ta en mOVimiento haCia su futuro que
no es smo el DIOS mefable en su propia Vida» (Id Escatologza, en SM 1, s v)
54 De ahl que la escatologla apocaliptIca mateana aparezca en su estructura
baslca onentada al mundo, en la estela de Jesus, y no es un mtento de resolver la
expenencla de la lepma de DIOS de la maldad del mundo y de la propia soledad en
el mundo, cf supra, 701, n 15 El hecho de que el propiO Mt, mflmdo tamblen por
tradiCIOnes apocaliptlCo duah,tas, tIenda siempre a demomzar el mundo y a pm-
tarlo con los colores mas sombnos (cf por ejemplo 24, 921) no lo veo yo como
una consecuencia del enfoque cnstologlCo de su escatologla, smo como una en-
voltura apocahptIca que aun no ha Sido transformada desde Cnsto
a la vez una escatología que no se puede reducir al simple concep-
to de la existencia, sino que sabe que sin el esquema, siquiera ele-
mental, de un anuncIO de futuro con el que Cristo proclama su rei-
nado sobre el mundo, esa actitud vital correcta flotaría en el vacío
y no pasaría de ser un intento humano arbitrario. El ser humano no
puede sentar como base su propia finitud, porque en ese intento se-
ría de nuevo absoluto y arbitrario. Tampoco puede poner por su
cuenta un contrapeso al superpoder del mal que él experimenta en
el mundo, porque en tal empeño sería un titán o un ilusionista. El
pensamiento apocalíptico posibilita ambas cosas: los apocalípticos
pueden señalar desde fuera 5' la limitación del ser humano 56 , que
necesita de la responsabilidad para su obrar, y la limitación del po-
der del mal en el mundo, al que Dios pondrá fin, para que los hom-
bres, con alivio y coraje, puedan ser fieles a Dios en medio de la
maldad del mundo.
Pero el Mateo discípulo de Jesús es un apocalíptico muy espe-
cial. La peculiaridad más llamativa de la apocalíptica mateana con-
siste justamente en que está al servicIO sobre todo de la idea de jui-
cio. De ese modo se desplazan los acentos: en contraste con muchos
textos apocalípticos judíos y también cristianos, que asignan al len-
guaje apocalíptico, como función capital, el consuelo, el refuerzo
de la identidad y la confirmación de la fe de un grupo apocalípti-
C0 57 , en Mateo la idea apocalíptica del juicio (también sobre la co-
munidad) vuelve a cuestionar ese consuelo y esa confirmación de la
identidad. Mateo no los excluye... pero los dilata. No deja descan-
sar a la comunidad en sí misma y en su consuelo, sino que la pone
en movimiento. Dentro del marco conceptual apocalíptico, la idea

55 Para textos apocalíptlcos es fundamental que no se presenten corno pro-


ductos propIOS de sus locutores: por eso tlenen VISIOnes los Videntes, por eso hay
ángeles mtérpretes y reveladores, por eso es tan Importante que Jesús, el Enmanuel,
enseñe a los discípulos en el monte de los Ohvos
56. En este punto, la muerte propia que pende sobre cada uno es un analogon
del lenguaJe apocalíptlco, corno ha mostrado siempre la hlstona de la mterpreta-
clón y de la mfluenCla de los textos mateanos (cf por ejemplo supra, 589s, 615)
Este analogon es Importante porque la propia muerte como expenencla es msupe-
rabie y no se puede dejar de lado en la hlstona del pensamiento. Pero es un analo-
gon hmltado, porque sólo pone límite a la persona mdlvldual, no al mundo nI a la
humanIdad
57 Cf W A Meeks, Soetal FunetlOn of Apoealyptte Language m Paulme
Chnsttamty, en D Hellholm (ed), Apoealypttetsm tn the Medtterranean World and
the Near East, Tubmgen 21989,687-705
de juicio en Mateo, idea también apocalíptica, ejerce en cierto mo-
do una función subversiva, frente a lo que suele ser función princi-
pal del pensamiento apocalíptico. Ahí radica la peculiaridad del
pensamiento apocalíptico mateano.
b) La escatología apocalíptica mateana es saludable, porque
ella misma choca siempre con el límite de su saber y muestra su
fragilidad. El laconismo de las informaciones teóricas sobre el fu-
turo del nuevo mundo apunta en esta dirección. Una muestra de
esa fragilidad es el carácter inacabado de la idea mateana de tiem-
po. Las frases del evangelio sobre la cercanía temporal del futuro
de Dios no pretenden relativizar la total ignorancia humana del
punto temporaI5s, sino intensificarla. La aseveración de que no só-
lo los hombres, sino los ángeles y el Hijo lo ignoran (24, 36) es de
gran alcance, e indica también una diferencia respecto a la mayor
parte de los textos apocalípticos judíos, donde el ángel intérprete lo
sabe todo. La apocalíptica mateana sólo muestra algunos indicios
de los límites en el concepto lineal del tiempo; es patente, en cam-
bio, la quiebra de sus categorías espaciales: expresión de tal quie-
bra es, además de la «ubicuidad» de la parusía, procedente de la
tradición de Jesús (24, 23-28), la tradición apocalíptica del cata-
clismo del cosmos en la parusía (24, 29). A diferencia de muchos
textos apocalípticos, esto tiene como consecuencia en el evangelio
de Mateo la ausencia de aseveraciones sobre un «mundo nuevo»:
el mundo espacio-temporal presente constituye, a la vez, el límite
para todas las otras posibilidades enunciativas 59 • Y por último,
quiero señalar ya ahora60 que el marco apocalíptico general de Ma-
teo no preside su pensamiento teológico. También esto es expre-
sión de su límite. Yo creo, dicho sucintamente, que tales indicios
del carácter «inacabado» de la apocalíptica mateana pueden ser
importantes para personas que consideran inadmisible una imagen
apocalíptica cerrada del mundo.

58 En el sentido de un no-saber relatiVO el punto temporal de la parusía no lo


conoce nadie, salvo el Padre, pero el HlJo sabe al menos que ese momento no está
leJOS
59 Lohfmk*, 60 señala en su valIoso artículo que la teología cnstIana, en su
hlstona, «abandonó relatIvamente pronto las Imágenes espaCiales de la apocalípti-
ca», mientras que le resulta difícIl, hasta hoy, abandonar la Idea Imeal del tIempo
en la Imagen apocalíptIca de la hlstona
60 Cf la sigUiente secCión c
c) Esto conduce al punto más importante: La escatología ma-
teana es benéfica, a mi juicio, precisamente porque no es el funda-
mento que posibilita su teología. En el pensamiento apocalíptico
judío, la ampliacIón de la idea espacial a lo cósmico y la amplia-
ción de la idea temporal hasta el principio y fin de la historia per-
mitían hablar de Dios y esperar en él incluso durante épocas de au-
sencia de Dios y desacralización. Mateo no es un apocalíptico que
en tiempo oscuro y de lejanía de Dios sólo puede hablar de él en el
marco de la historia universal. En ese sentido, no resulta trágico
que, para nosotros, la recuperada idea del fin del mundo no haga
aflorar el reino de Dios61 • Mateo puede hablar de Dios en la oscu-
ridad de la última tribulación, no porque sea capaz de pensar una
trascendencia temporal y espacial más allá de este mundo, sino
porque puede contar cosas de Jesús, el «Dios-can-nosotros» en
medio del mundo. Este Jesús es el que, para Mateo, puede hacer
perceptible al Padre celestial en el mundo. La escatología apoca-
líptica no es para Mateo el fundamento que hace posible su teolo-
gía, sino que ese fundamento es Jesús, el «Dios-con nosotros» en
la historia. El único aporte de la dimensión apocalíptica de su es-
catología es dar a entender las consecuencias decisivas que tiene
para la vida y la muerte el «Dios-que-está-con-nosotros» en medio
del mundo, y su significación decisiva para el futuro del mundo
entero. ¡Nada más que eso!

61. Cf. supra, 712, n. 51.

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