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Luz-Ulrich. El Evangelio de San Mateo 3.
Luz-Ulrich. El Evangelio de San Mateo 3.
Ulrich Luz
EL EVANGELIO
SEGÚN SAN MATEO
Mt 18-25
111
ULRICHLUZ
EDICIONES SÍGUEME
SALAMANCA
2003
Cubierta diseñada por Chnstlan Hugo Martm
Prologo 11
ObservaclOn preltmmar sIglas 15
BlbllOgrafla 17
1. Observación
2. Siglas
d) Otros estudIOs
Se han propuesto.
a) una dIvIsIón en dos partes. Cabe entonces colocar la cesura entre
los v 20 y 21 (relmcIO narrattvo)7 o entre el v. 14 y el v 15 (artIculacIón
de contemdo tras una seCCIón sobre los «pequeños» sIgue aIra sobre los
«hermanos» )8;
b) una dIVIsIón en tres partes. La pnmera trata entonces de la humll-
dad ante los pequeños (v 1-9), la segunda, del perdón (v. 10-22); la terce-
ra se trata de una parábola (v 23-35)9
En todas las dIvISIOnes queda claro que Mt no qmere unas cesuras ne-
tas, hay sIempre palabras clave que sobrepasan la seCCIón Versículos ex-
plíCHOS de tranSICIón son los v 21 s, que hacen referencIa a los v. 12-14 y
SIrven a la vez de mtroduccIón a los v. 23-35
5 Las palabras clave han Sido lOvestlgadas con especial ngor por Vaganay* Él
ve detrás de Mt 18/ Mc 9 una versión aramea pnmlgema cuya correlación sólo
conservaron en parte las versIOnes gnegas La tesIs no se ha afianzado en el debate
6 Con correspondencias más acusadas aún, que muestran los numerosos pa-
raleh,mos YEvrJ1:m (v 12s), axouon (v 15s), nagaxouon (v 17 [2 veces]) y
lír¡orJ1:E / AUOr¡l:E (v 18)
7 Por ejemplo, Thompson*, 239s, 244 (parte diSCipular - parte petnna), Ra-
dermakers, 235s
8 Esta es la diVISión mas frecuente Ha Sido lOfluyente Pesch* (Matthaus),
15s, 50, que encontro en Mt 18 «dos fragmentos dldactlcos» «sobre el verdadero
valor de los mños y 'pequeños'» y sobre la «verdadera fraternidad» En forma SI-
milar dlVlden Gmlka 11 (vol 11), 119s, Palle, 247, 252, Davles-Alhson 11 (vol III),
750ss
9 DIfiere algo Tnllung, Hausordnung*, 19-65, Id, Israel, 106 tras la «exI-
gencia fundamental» siguen tres «exigencias sueltas» en v 6-1415-2021-35, al-
go similar Van Zyl*, 53s
ne a continuación, v. 22-35, Invita a los miembros de la comumdad
al perdón. Menos clara es la estructura de la primera parte del dis-
curso: a la escena introductona con el niño pequeño (v. 1-5) siguen
dos perícopas que tratan del comportamiento con otros miembros
de la comunidad: no hay que causarles el menor «escándalo» (v. 6-
9), Y es necesario el perdón (v. 10-14). La regla de excomunión
que sigue luego, v. 15-18, asume por una parte los v. 6-9, pero se
mantiene por otra, a la luz de los v. 12- 14, bajo el signo del perdón.
Los dos versículos finales (19 y 20) subrayan la dimensión «verti-
cal»: hablan de la relación de los discípulos con el Padre y con el
Señor exaltado, y ponen así un acento especial en este discurso
que, por lo demás, trata sobre todo de la dimensión «horizontal» de
la comunión. No son, sin embargo, meros apéndices: aquí no re-
suena sólo el tema fundamental del Enmanuel (cf. 1, 23)10, sino
también el tema básico del sermón de la montaña que es la escucha
de las oraciones (cf. 6, 7s; 7, 7-11). Los v. 19s son, pues, centra-
les ll . En mitad del discurso, la mirada se vuelve hacia «arriba»;
Mateo habla de la presencia de Dios prometida a la comunidad. La
función de los versículos clave 19s en este dIscurso es similar a la
de los versículos 24s en Mt 10.
Jesús se dirige a los discípulos (v. 1-3.1O.12.18s.35) o a Pedro,
que los representa l2 (v. 21s). La regla de excomunión formulada en
segunda persona de singular (v. 15-17) va incluida claramente en la
interpelación a todos los discípulos. Estos son los sujetos primarios
de identificación para los lectores. El discurso no sugiere que el
evangelista quisiera dirigirse a lectores especiales, como los diri-
gentes de la comunidad, por ejemplo13.
10 Cf vol 1, l45s
11 Cf sobre todo Rossé* y Gmlka 11 (vol 11), 120 el v 20 es el «núcleo se·
creto» del diSCurso
12 Cf el excurso de vol 11, 6l2s
13 Para KIlpatnck, Orzgms, 79, y Jeremlas, Parábolas, 49s, Mt 18 es una
«amplIa mstrucclón para los dmgentes de la comumdad», tesIs rechazada, con ra-
zón, casI unámmemente No hay m en el contexto de la parte pnnclpal (16, 21-20,
34) m en el dIscurso mismo mdlclo alguno de que las palabras no vayan dmglda~ a
todos los mIembros de la comumdad MartÍnez* defiende la tesIs de que, desde 10,
1-4, los discípulos son los Doce y representan a los dmgentes de la comumdad Pe-
ro el lenguaje mateano es sIempre el mIsmo antes y después de 10, 1-4
(Mc 9,33-3742-47 = v 1-9) añade Q y su fondo especIal De la
fuente de los logza toma Q 17, 1-4 = v 6s 15 22 La parábola del
admmIstrador sm entrañas (v 23-35), y presumIblemente tambIén
la parábola de la oveja perdIda (v 12s), VIenen del fondo especIal,
el evangelIsta los conOCIÓ, a mI JUICIO, sólo por tradIcIón oral 14
14 Cf mira,46s 97s
15 Sand 363 Schnackenburg 11 (vol 11), 167 cf Fabns,381
16 Grundmann 411
17 TItulo de lIbro SIn embargo la Idea de la IglesIa como una casa o templo
-Importante en otros lugares del nuevo testamento- no figura en Mt, salvo 16 18
18 358 Cf Gmlka 11 (vol II) 119 «de los pequeños y los hermanos»
19 Algo pareCIdo Kahler* 142 Mmsch* (tItulo)
¿Cómo relacionar ambas cosas? ¿Hay en la sección una progresión
racional de ideas o hay simplemente dos líneas diferentes de pen-
samiento que se yuxtaponen? El texto da pocos puntos de apoyo
sobre la secuencia lógica de sus distintas secciones. Da la impre-
sión, más bien, de que su autor, Mateo, alinea distintos fragmentos
de las fuentes que tratan de la convivencia en la comunidad, lo que
hace algo insatisfactoria su interpretación. La cuestión del nexo de
la distancia y la exclusión con la acogida y el perdón es el proble-
ma más importante de la sección. Sólo la interpretación puede
aclararlo.
Explicación
15 ASI P Jouon, Notes phllologlques sur les évanglles RSR 18 (\928) 347s
JeremIas, Teología, 185, sostIene que OTQUqJfjTE 1tUL YEVTjO'ÍtE se corresponden con
el IteratIvo hebreo :m¡¡ + verbo, y que podría ser un semItIsmo en el sentIdo de
«volver a ser mño» La concIenzuda crítIca de Dupont* (Etudes) ha mostrado, Slll
embargo, que e~ta tesIs es errónea casI con segundad, porque :::l,ilJ nunca es tradu-
CIdo en los LXX con OTQEqJW, y sus eqUIvalentes semítIcos nunca tIenen el slgm-
fIcado de «de nuevo»
16 La lllVeStIgaclón de Pryor* llega a una conclusIón sImIlar
17 Mt 18, 3 es claramente redaccIOnal, las dos verSIOnes Joámcas (¡,llldepen-
dIentes de Mt?) 3, 3 5 están marcadas por la teología del bautIsmo En Mc 10, 15
aparece la l3uOLAELU como puro don, lo que se ajusta a las bIenaventuranzas ongl-
nales (Lc 6, 20s) Mt, en cambIO, adoptó y reelaboró qUIzá una versIón ya etIzada
delloglOn, de nuevo en forma semejante a la de sus bIenaventuranzas (5, 5 7-9)
18 Sobre o'Úm¡; antepuesto, cf Schenk, Sprache, 386, sobre ÓOTL¡;, oiív, <Íl¡;,
vol 1, 57s 'Q¡; TO ltm6LOV mUTO une el dIcho tradICIonal con el contexto
19 La qJLA060l;LU de los apóstoles (TeofIlacto, 337) no es el problema pnncl-
pal de Mt Le preocupa menos aún la postenor pregunta de los exegetas de SI los
apostoles habían estado en pecado mortal (Maldonado, 359)
ocasión de un discurso fundamentaFo. No hay que buscar por tan-
to, a lo que parece, una situación concreta especial en la comuni-
dad que hubiera dado pie a Mateo para su cuarto discurso de Je-
22
SÚS 21 . Los discípulos preguntan básicamente quién es el mayor en
el reino de Dios. MÉyw; implica la idea de rango y dignidad; los
«grandes» de un reino son los gobernadores y ministros 23 . No sa-
bemos aún si la pregunta de los discípulos se refiere a su rango
presente (como en Marcos y Lucas) o a su rango en el reino de los
cielos venidero. Sólo la respuesta de Jesús en v. 3 pondrá en claro
que lo segundo está en primer plan024 .
Jesús no contesta la pregunta de momento. Hace algo sorpren-
dente: llama a un mño y lo coloca en medio de los discípulos. Lue-
go inicia una solemne declaración. Tampoco contesta con ella la
pregunta de los discípulos. Estos habían preguntado en términos
generales; pero la respuesta de Jesús es una interpelación directa:
«Si no cambiáis y os hacéis como niños...». Ahora está en cues-
tión, de pronto, su propia vida. La respuesta de Jesús tiene la for-
ma, especialmente grata a Mateo, de un dicho sobre «entrar en el
reino de los cielos». También esto es importante. La pregunta por
los mejores puestos en el cielo no está en debate de momento; el
mero «entrar en el reino de los cielos» presupone un cambiO radi-
cal en la vida corriente. La palabra «cambio» no es en Mt un tec-
nicismo por «conversión»25; pero tiene peso, porque es insólito en
su significado metafórico. Jesús exige de sus discípulos un «giro»
radical. «Hacerse como niños» es sin duda una forma de existencia
muy diferente de la normal. «Hacerse como niños» es una parado-
ja, pues el que ya no es niño, mal puede volver a serlo. Hay que ha-
Historia de la influencia
37 596
38 557
39 DIe LeIden des Jungen Werther (Buch 1, Am 29 Jumus), en Id, Werke IV,
Frankfurt 1979, 28
40 11221129
41 EG 482,5 (M C1audlUs, Der Mond 1st aufgegangen), EG 393, 7 (G Ters
teegen, Kommt Kmder, lasst uns gehen)
42 Pnmera CIta, de una reseña de C Munch, segunda CIta, de L TolstOl, Abre
ge de l' Evanglle, trad yed por N Welsbem, Pans 1969, n° 844 En el tema de la
recepclOn de Mt 18 por To1stOl es fundamental, sobre todo, la novela ResurrecclOn,
cf mfra, 93 Para Mt 18, 3s son de especIal ImportancIa dos relatos que llevan co-
mo lema nuestro texto «Wer hat recht?», en L TolstOl, Spate Erzahlungen, trad
alem yed por J Hahn, Stuttgart, 1976, 195-216, Yel esplendIdo relato corto DIe
Kmder smd kluger als dIe Alten, sobre los adultos que se pelean y los mños que re
anudan el Juego mmedlatamente despues de un mCldente tonto, en L To1stOl, Sam-
thche Erzahlungen m 5 Banden, ed por G Drohla, Frankfurt 1990, vol III, 428
430
43 La estrella de la redenclon, Salamanca 1997, 339s
44 Klostermann, 148
45 Lagrange,347
46 Schmewmd, 196
47 Schwelzer,236
48 Muchos exegetas ven a los mños mas negatIvamente, pero por razones
dogmatIcas porque tampoco los mños estan lIbres del pecado ongmal (en Muscu-
lus, 442s, por ejemplo)
La hlstona de la lllterpretaclón muestra la facilIdad con que las
lllterpretaciOnes se dejan determlllar por las Ideas que los dIversos
autores tIenen de los mños, y en espeClalla frecuencia con que se
mfiltran en este texto los Ideales patnarcales en educacIón, Slll que
lo advIertan los exegetas Estos ven en la expresIón «como mños»
un espaciO en blanco que ellos gustan de llenar desde su relacIón
con los mños Hemos de preguntar, frente a ellos, SI el texto qUIe-
re eso realmente, o SI no presupone una nocIón muy clara del «m-
ño» Interesa, pues, conocer las connotaciOnes que el texto presu-
pone en los lectores de la época
Explicación
Los dIscípulos que se parecen a los mños son, por tanto, pe-
queños, lllsIgmflcantes y débiles Algo de ello se expresa en lo que
49 Muller* 162
50 Cf en textos JUdlOS la frecuente tnada «sordomudos, defiCientes mentales,
menores de edad» ('Er 3,2 BQ 4 4 6,24) «mujeres esclavos menores de edad»
(Sch'q I 3 Suk 2 8, 3, 10)
51 A diferenCia de tEXVOV que qUita a los padres la educaclOn de los mños
sigue, cuando, según Mateo, los mIembros «pequeños» de la co-
munidad caen en una «trampa» (v. 6-9) o se extravían y quedan
desamparados como una oveja perdida (v. 12s). Ahora bien, Mateo
habla en v. 4 de una baja posición elegida libremente (TUJtELVÓJOEL
ÉmJTóv). ¿Qué quiere decir esto? El nuevo testamento suele tradu-
cir la raíz TUJtELVO- por «humildad». Esto no es adecuado en Ma-
te0 52 • La raíz TUJtELVO- expresa globalmente el estado de baja po-
sición, no sólo su afirmación interna, que es la humildad. El mero
TUJtELVÓ~ rara vez significa en el griego usado por los judíos de la
época y en el griego neotestamentario «humilde»53, sino «bajo».
Pero nuestro texto se refiere precisamente, como la frase gnómica
«a quien se abaja, lo encumbrarán» (23, 12), tanto a lo exterior co-
mo a lo interior54 • Hacerse voluntariamente bajo significa, en su-
ma, invertir los criterios anteriores mentalmente y en la práctica, y
orientarse hacia «otro orden» y nuevos criterios 55 • La «baja posi-
ción» de los discípulos abarca también la actitud interna de la «hu-
mildad», pero es mucho más que una actitud que permanece dentro:
la «baja posición» ha de practicarse56 • Se exterioriza, por ejemplo,
en la «acogida» amistosa de los niños (v. 5), en el amor fraterno a
los «pequeños» (v. 10-14), en la disposIción ilimitada al perdón (v.
21s), pero sobre todo en la renuncia a los honores jerárquicos (23,
8-10) Yen el servicio (20, 26-28; 23, lI). Ese género de vida es el
que tiene la promesa del reino de los cielos 57 •
El V. 5 presenta un enlace débil. "Ev JtmÓLov TOLOiiLo apunta al
v. 2 más que al v. 3s; hace referencia a la acogida de un niño real.
Resumen
Explicación
11 Cf por ejemplo Jos 23, 12s, Jue 2, 3, Sal 105,36 LXX, Os 4, 17, Sab 14,
11
12 En este sentIdo, solo Eclo 9, 5, SalSal 16,7
13 Por ejemplo, Stahhn*, 351,15, Humbert*, 10, Grundmann, 416, Schnac-
kenburg 11 (vol 11), 169, cf Thompson**, 119 Cf L M WhIte, CriSIS Manage-
ment and Boundary Mamtenance, en Balch, HlStory (vol I1I),226 la palabra apa-
rece en Mt a propÓSito de las fronteras de la comumdad respecto al Judaísmo, o a
ProPÓSito de la apostasía
14 Por eso, los OXUV6UAU de 13,41 son los «facmerosos de la ImqUldad»
15 El proceso de Sócrates, Platón, Ap 24b c, ofrece una analogía real sm pos-
tular por ello una relaCión con Mt 18, 6ss Sócrates, condenado a muerte como fal-
so maestro que seduce (bwcpf}¡,LQW) (mdIcacIón de C Munch)
rada por un asno o caballo o, también, por un esclavo. TIene la for-
ma de un doble embudo: el embudo supenor recoge el grano; el m-
feriar se apoya en la pIedra comforme que hace de base; en la par-
te central suele ser más estrecho, y su forma evoca un reloJ de are-
na, o una gola o collar. La piedra supenor de un molino se llama en
griego OVO~J6. Ahogarse en lo profundo del mar con una piedra de
molino como peso es una Imagen hiperbóhca para expresar un fi-
nal espantoso, del cual no hay escapatona. La imagen es pertmen-
te porque, de un lado, la piedra de molino era corriente como me-
táfora para expresar una carga pesada ' ? y, de otro, la sumerSIón de
malhechores era una forma de ajusbciamIento que se practicaba en
algunas ocaslOnes l8 . La imagen apunta al juicio fmal: ¡ese destmo
cruel es todavía mejor de lo que le espera al «tramposo» el últImo
día!
No queda exphcada aún la expresión «uno de estos pequeños
que creen en mí». Mateo la encontró en Mc 9, 42; le parecIó tan
Importante que la reprodUJO varias veces en su evangelio (lO, 42;
18,6.10.14; cf. 25, 40.45). No era una expresión fija para referir-
se a los crisbanos1 9 • La pregunta más espinosa es si «estos peque-
24 Así mterpreta J Roloff, DIe Klrche 1m Neuen Testament, 1993 (GNT 10),
147s. Mt adVierte a los radicales Itmerantes, cuya vIsión él mismo comparte am-
phamente, para que no e~candahcen a los cnstlanos sedentarIOs
25. En todo caso, el texto en su estructura profunda contiene una «trampa» no
detectada qUlzá por Mt No define cuándo la sedUCCión de otro cnstIano se con-
VIerte en «trampa» pehgrosa para su Vida Algunos lectores recordarían a la luz del
sermón de la montaña que una sola palabra ofenSiva contra el hermano puede lle-
var al horno de fuego (5, 21s) ¡Es fácil que un cnstlano ponga a otros en ese tran-
ce' En este sentido, los lectores cnstlanos sensibles y atentos pueden leer el texto
como una advertenCia Pero Mt no se refiere con el térmmo úxávl\uf.u a esos lec-
tores, smo a los pseudoprofetas que él nunca mterpela directamente, cf mfra n 27
26 Cf vol n, 453 (sobre 13,41) Y640 (sobre 16,23)
27 Se ajusta a esto el hecho de que los V 6s ~e formulan en tercera persona;
tampoco hay una mterpelaclón dlrecta a los seductores m a los profetas en 7,15-20
Y24, 11 Thompson**, 120 supone que, en tiempo de Mt, «the scandal was an ac-
tual problem» Schwelzer**, 110 estima que había en la comumdad mateana «gru-
pos progresistas y conservadores»' mcorpora al texto la SItuaclón de Rom 14s y 1
Cor 8-10 Pesch (Matthaus)**, 32 plensa en los pobres de una comumdad urbana
que se sienten cohIbidos en la Cena del Señor, como revela 1 Cor 11, 17ss Gundry,
362 sabe que la comumdad mateana tenía unos dmgentes «antmomístlcos». Sólo
sabemos, en reahdad, que las «trampas» no representaban para Mt una de las po-
Sibles actitudes cnstIanas, de suerte que él pudIera discutIr con sus defensores, co-
mo hacía Pablo con los «fuertes» Formaban parte de las fuerzas del mal en las pos-
tnmerías
tIempO flllal, preVIO a la vemda del HIJO del hombre, el mal se des-
bordará, según creenCia apocalíptica No sabemos más, por des-
gracIa, sobre la sItuacIón concreta a la que se refmó el text0 28 La
conclusIón del versículo remacha la advertencIa el «ay» delJUlclO
recaerá sobre los seductores
Explicación
34 Cf TeofIlacto, 337
35 Es frecuente la mfluenCla de la mterpretaclOn de Ongenes, que en 13,24
= GCS Ong X, 245s combma nuestro pasaje con la Idea paulIna del cuerpo de Cns
to (1 Cor 12) Hay que pensar entonces en la excomumon de miembros de la co-
mumdad (asl Klostennann sobre el pasaje, Pesch [Matthaus**], 32, Sand, 368s)
36 Bln 1, 302s Matenal adiCIOnal en J D Derrett, Law In the New Testa
ment SI scandahzavent te manus tua abscmde Illam (Mk 9, 42) and Comparatlve
Legal Story, en Id, Studles m the New Testament 1, Leiden 1977,4-31
37 H Koester, Mark 9, 4347 and Qumtlhan 8, 3,75 HThR 71 (1978) 151-
153, remite al conocido slmll de Qumtlhano sobre el medico oblIgado a amputar
miembros enfermos del cuerpo QUlntlhano 10 aphca a los malos amIgos y panen-
Ción conecte con hechos reales --condena de adúlteros o dehncuen-
tes 38 , por una parte, la práctIca médica, por otra- mcrementa la
fuerza de las imágenes y la vehemencia de la exhortación
No es fácl1 mtegrar la seCCión en el conjunto del cap 18 ¿Qué
tIene que ver con el «abajamIento» de los v 3s, que VIene a ser el
programa del capítulo? ¿Cómo puede enlazar con lo que sigue? La
amputación de los mIembros se ajusta, más que nada, a la exco-
mumón del hermano impemtente de 18, 17, pero casa mal con la
búsqueda de la oveja perdida en los v 12-14, y peor aún con la m-
vitación a perdonar setenta veces siete en los v 21s Se diría que
hay en este capítulo dos melodías diferentes que no armOlllzan en-
tre sí Su relación segmrá ocupándonos aún
tes En la tradlclOn socratIca se compara la amputaclOn de una parte del cuerpo por
el medico con la ehmmaclOn de lo IrracIOnal Jenofonte, Mem 1, 2, 55 Platon,
Symp 205c Anstoteles Eth Eud 1235a, cf Sexto Sen! 13, 273 (ed por H Chad-
Wlck 1959) Mas documentos para este slmll en vol 1,373, n 50
38 Cf vol 1 372, n 46
10 «Cuidado con mostrar desprecio a un pequeño de esos,
porque os digo que sus ángeles están viendo sienlpre en el cie-
lo el rostro de mi Padre celestial l
12 ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ove-
jas y que una se le extravía; ¿no deja las noventa y nueve en el
monte para ir en busca de la extraviada? 13 Y si llega a encon-
trarla, os aseguro que ésta le da más alegría que las noventa y
nueve que no se han extraviado.
14 Pues lo mismo: es voluntad de vuestr0 2 Padre del cielo
que no se pierda ni uno de esos pequeños».
Análisis
5 ASI Gundry, 364 Son redacclOnales ÓQUtE [.trI (9, 30, 24, 6, en los Papiros,
cf Moult MIli 455, BI-Debr-Rehkopf § 461, I Y n 2), EV OUQUVOLe; (cf 5,45, 12,
50,18,14,19,21), YUQ, AEYW ÚflLV, nQoawnov, naL1']Q, cf vol 1,57s
6 En Mt son smgulares la expreslOn Ola JtUVTOe; (1 105 veces I en los LXX) y
la Idea de los angeles personales que ven el rostro de DIOS (cf mfra, 51s) La vISión
del rostro de DIOS es una Idea bíblica, cf E Lohse, JtQoawJtov xú, en ThWNT
VI, 773, 35 774, 30
7 Son lucanos flETuvoew/flETuvOLU, áflUQTWAOe;, XQfLUV EX€LV
8 Cf 17,25,21,28,22, 17 42, 26, 66
9 Vol 1, 57s IIAuvua'itm aparece asocIado a JtQO~UTOV en los LXX
10 'EJtL TU OQ1'], 28x en los LXX refendo a ovejas, especIalmente Jer 27, 6
(JtQo~Utu UJtOAWAOTG EyeV1']1't1'] Ó AUOe; EJtL tU oQ1']), Ez 34, 610 13 16
II Por ejemplo Harnack, Spruche, 65s, Bultmann, HIstOria de la tradICIón SI
noptlca, 230, Schulz, Spruchquelle, 387s, Weder, Glelchmsse (vol I1I), 172 (el nú-
cleo mas antiguo abarca lo fundamental de Lc 15,4 + Mt 18, 13), N Pernn, Re-
de los v 5s, no típIcamente lucana en ellenguaje l2 Queda por saber SI la
parábola figuraba en Q Las cOIllCldenClas hnguístlcas entre Mt y Lc se
refIeren casI úmcamente a formulacIOnes que son necesarIas desde la es-
tructura báSIca de la narracIón No es posIble Illcardlllar Illequívocamen-
te el texto en Q, m desde Mt m desde Lc En Q habría figurado la parábo-
la, presumIblemente, junto con la de la dracma perdlda 13 , y Mt habría
omItido la segunda El argumento más usual, a saber, que la dracma, a dI-
ferencIa de la oveja, no se puede descamar y por eso Mt no podía aphcar
la parábola de la dracma a mIembros descamados de la comumdad l4 , tam-
poco es muy sóhdo a Mt le Illteresa sobre todo la busca de lo perdIdo, y
esto lo hubIera Ilustrado muy bellamente la mUjer de la parábola Resu-
mIendo, yo conjeturo que Mt y Lc deben este matenal parabóhco, con Ill-
dependencIa mutua, a la tradIcIón oral
3 HIstoria de la tradICIón y origen (,Ayuda el EvTom lag 107 a la
reconstruccIón del texto onglllano? Allí la parábola es una parábola del
remo de DIOS, la oveja que se extravIó es «la oveja más grande» El Ev-
Tom no descnbe la alegría del pastor y de los veclllos por la oveja resca-
tada (Lc 15, 6), la parábola concluye ponderando el esfuerzo y el gran
amor del pastor a la oveja Cabe refenr el pastor a Cnsto, que busca al
gnóstico extraVIado en el mundo de la matena l5 El EvTom omIte Lc 15,
6, esto permIte al narrador gnóstIco Ir derecho al corolarIO el amor del
Redentor al gnóstIco Pero, de corresponder esto a la forma onglllal de la
parábola, habría que buscar un nuevo argumento para ella (,Hablaría del
amor de DIOs a las ovejas perdIdas de su pueblo IsraePI6 Eso resulta
dlscovermg the Teachmg of Jesus, 1967 (NTL), 99, Dupont (Parabole)*, 638,
Merklem, Cottesherrschaft, 188, Jacobson, Cospel (vol I1I), 225s (pero Jacobson
contempla la poslblhdad de que el estllo de la pregunta retonca sea secundano) El
argumento más difundido en favor del caracter secundarIO de Lc 15, 6 es que el v
6 se ajusta a la parabola paralela de la dracma perdida, pero no a la de la ovep per
dlda, porque el pastor hubiera llevado pnmero la oveja al rebaño, y no a su vIvien-
da (así Légasse**, 57, Catchpole*, 93, Dupont [Parabole J, 637) Es un argumento
muy endeble, a mi JUICIO (,por qué no puede el pastor habitar cerca de su rebaño o
Ir pnmero a casa con la oveja?
12 Con Luhnnann, Redaktlon, 115, Lambrecht, Treasure (vol I1I),43s
13 Catchpole*, 91 s
14 Por ejemplo, Catchpole*, 91s, Jacobson, Cospel (vol I1I),227
15 O al gnostlco que busca su verdadero ser, oculto en el mundo, cf Schrage,
Verhaltms (vol I1I), 196
16 ASI Petersen* la oveja máXima es el pueblo de Israel, el más quendo de
DIOS Pero unos lectores famlhanzados con la Blbha, que en la palabra «ovejas»
evocan de IOmedlato a Israel, dlflcllmente pueden hacerse a la Idea de que las 99
ovejas sean los pueblos paganos (,Por qué, ademas, había de ser precisamente Is-
raella úmca oveja extraViada? AraJ*, 130s conjetura que el estrato más antlguo de
la parábola sólo abarcaba Lc 15,4, y entiende la parábola a partIr de la actIVIdad de
Jesus en Israel
comphcado, considero mas probable que la alegría del pastor, que marca
la segunda parte tanto del relato mateano como del lucano (Mt v 13, Lc v
5s), forme parte de la concluslOn ongmal de la parábola La verSlOn mas
antigua de la parabola esta, pues, qUizá mejor conservada en Lc 15,4-6
Es muy probable que se remonte hasta Jesús
Explicación
17 Cf por ejemplo I Re 22, 17, ls 13, 14,40, 11,53,6 Jer 31,30,50, 6s, Zac
11,4-17 13 7, Sal 79, 13,95,7,100,3 Yvol II, 131, n 21
18 Cf por eJemplo Is 44,28, Jer 3, 15,23,1, 50, 6, Mlq 5 4, Zac 10,2,11,5,
13,7
19 Del pueblo Gn 48, 15,49,24, ls 40, 11 Jer 31, 10, Ez 34 12, Sal 80, 2,
cf Sal 79 13 95, 7, 100,3, de mdlVlduos Sal 23, I 3, cf Sal 119, 176
20 Queda aun por saber hasta que punto pudo msplrarse tamblen Jesus, al ele
glr el tema concreto en relatos antenores es Importante, sobre todo, una leyenda
sobre MOlses que busca un cabnto extraviado del rebaño de Jetro (ExR 2 [68b] en
8111 II 209 cf Derrett*, 43, parece que la leyenda no es conocida aun por FIlon m
por Josefa) Cf ademas la parabola del ammal que escapa del rebaño de un boyero
al campamento de un propletano no IsraelIta (GnR 86 [55b] = 8111 1,785) Mas dls
tante es la parabola de las ovejas desaparecidas PesK 2, 8 = Thoma-Lauer, Glezeh
nzsse 1 (vol II), 115 No es posible fijar una cronologla exacta en todos los casos
21 Lo subraya, sobre todo, Dupont (Parabole)*, 638-646, Id (lmplzeatlOns)*,
665
la que enuncia «el amor de DIOS a cada uno de los pecadores»22.
Pretendía más bien hacer comprender a los oyentes la «significa-
tion du comportement de Jésus»23: detrás de la acción de Jesús es-
tá DIOS, el buen pastor que se alegra muy especialmente por los ex-
traviados de Israel cuando se dejan impresionar por el mensaje de
Jesús sobre el reino de Dios 24 . La pregunta «quién de vosotros»
busca el asentimiento de los oyentes: Jesús compara su conducta
con la de un pastor que, obviamente 25 , busca una oveja perdida... y
detrás es visible la imagen del Dios de Israel, al que la Biblia cali-
fica de buen pastor de su pueblo. La aplicación lucana en 15, 7 no
pierde, por tanto, la intención original de la parábola, y la situación
biográfica especial que Lc le atribuyó en 15, ls -Jesús defiende su
actividad frente a los fariseos- expresa correctamente la relación
entre la parábola y su narrador.
Historia de la influencia
57 Thompson**, 164
58. Por eso es demaSIado umhnealla posIcIón de Strecker, Weg, 149, cuando
afIrma que <<la eXIgencIa de Jesús tampoco se refIere aquí a un perdón antICIpado
de DIOS», cf tambIén ¡bid, n 2.
59 Cf vol. n, 277, n 57
60 La «voluntad» del Padre tIene sIempre en Mt un sentIdo étIco, en referen-
cIa a 10 que DIOS eXIge al hombre y no en referenCIa a lo que DIOS hará Este sen-
tIdo queda reforzado con la partícula Ef.tJtQoath:v, que Mt entIende muy claramen-
te con el slgmficado de JtQo
61 Gregg* ofrece una breve vIsIón panorámIca sobre la era premceana, Orbe*
anahza más amplIamente los pnmeros documentos
condena de la mterpretación gnóstIca (b). La mterpretación pare-
nética, cuyo pnmer representante es Mateo, desempeñó por lo ge-
neral un papel subordmado en la hermenéutIca eclesial (c).
Resumen
75 Pud 7 = BKV 1/24, 396s De modo muy dlferenle habla mterpretado an-
tes el texto el catohco Tertuliano en De paemtentla, 8 = BKV 1/7,240
76 E Mulhaupt (ed), D Martm Luthers Evangehen Auslegung III, Gottm-
gen 41968 227s (sermon de 1524 sobre Lc 15)
77 Holtzmann, Theologle 1, 220s, 229s Citas 221, 230
78 La~ especulaCIOnes gnostIcas con los numeros tampoco encuentran mngun
~espaldo en el texto La contraposlclOn entre 1 y 99 es, en sentIdo JUdlO, una para-
raslS tIplca de lo «poco» y lo «mucho», cf Bill 1, 784s
da la interpretación eclesial que descubre el texto como una des-
cripción alegórica del misterio de la redención de la humanidad
adámica, descansa sobre los hombros de la gnosis. Precisamente,
la exégesis cristológica y alegórica de la Iglesia debe muchos de
sus conocimientos más importantes a la «herejía» gnóstica.
Se observa constantemente cómo fue interpretado el texto des-
de la idea de Cristo de que partía el exegeta respectivo y, a la vez,
desde la totalidad del testimonio bíblico. Mateo contempla a Cris-
to soberano del mundo que da a la comunidad los preceptos de
Dios. En la interpretación de la Iglesia antigua, sobre todo la orien-
tal, el punto de partida era el Cristo encamado de Flp 2, 6s 79; en
Lutero, el Redentor que lleva la oveja perdida a hombros sin con-
dición alguna80 . En esta línea, los comentaristas leyeron la parábo-
la de forma que ellos mismos quedaban implicados en ella, sea co-
mo parte de la humanidad adámica materializada en la oveja, o por
identificación directa con la oveja, como en Lutero. La parábola
llegó a expresar de ese modo la experiencia básica de la propia fe.
Se podría cuestionar, a lo sumo, la legitimidad de la interpreta-
ción parenética del propio Mateo. ¿No queda postergada en exceso
la referencia a la conducta de Jesús, hasta resultar la parábola de-
masiado normativa?81. No lo creo. La parénesis mateana lleva a
que los miembros «pequeños», «descarriados», puedan vivir real-
mente en la propia comunidad el amor de Dios que los busca. Y
lleva también a que los miembros de la comunidad que buscan a
los «pequeños» descarriados no puedan hacerlo con la secreta arro-
gancia de los «grandes», exentos de error, infalibles poseedores de
la verdad. Dentro de una Iglesia que fundamentalmente es corpus
permixtum, sólo puede haber «pequeños» y perpetuamente insegu-
ros. De tal conocimiento puede brotar el amor, que es el fruto de la
interpretación verdadera de un texto bíblic082 .
Otra cuestión es saber cómo se compagina la llamada mateana
al perdón y a la acogida con el carácter perfeccionista de su comu-
nidad (cf. 5, 20.48). Sorprende que el «perfeccionista» Mateo pa-
se a ser el mejor apoyo del «liberal» Cipriano y no del «perfeccio-
nista» Tertuliano. ¿Hay en Mateo dos tendencias contrapuestas?
79 Cf supra, n 675
80 Cf supra, n 76
81 Weder, Glelchmsse, 176
82 Cf Luz, Matthew In HlStory (vol I1I),91-96
La lOvitación a perdonar Viene a destrulf la senedad de la eXigen-
~ia moral? Estamos ante la pregunta teológica fundamental de es-
te capítulo mateano Se concretará ya en la sIgUiente perícopa ¿có-
mo puede Mateo, que encarece a los mIembros de su comumdad la
dISPOsicIón a perdonar SlO límItes, declf sí al castIgo eclesIal, del
que él mIsmo habla en los V 15-17?
1 EL<; Uf es omitido por los codlces egipciOs mas Importantes Yo abogo, con
Bover* y otros, por el texto mas extenso, porque 10 atestiguan todas las familias
textuales Mt adopta la formulaciOn de Q 17,4, la omlSiOn en muchos manuscntos
se produjo qUlza baJO la mfluencla de Lc 17,3 (segun la hlpotesls contraria, los ma-
nuscntos añadieron d<; Uf baJO la mfluencla del v 21) La deciSlon tiene notables
consecuencias para entender la seCClOn Lastima que haya de quedar aSI de mClerta
y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
19 Os lo digo otra vez 2 :
Si aquí en la tierra dos de vosotros se ponen de acuerd0 3
sobre cualquier cosa para pedirla,
les resultará por obra de mi Padre celestial,
20 pues donde están dos o tres reunidos en mi nombre,
allí, en medio de ellos, estoy yo».
Análisis
6 Catchpole*
7 Gundry, 367 370
8 ASI, sobre iodo, los partldanos (fundamentalmente Ingleses) de una fuen-
ie «M», por ejemplo, Streeter, Gospels, 257s, 281, Manson, Saymgs, 209, Garcla
Martlnez*, 36 Brooks, Commumty, conSIdera los v 15-17 una amphaclOn de Q y
atnbuye solo los v 18-20 a Mt
9 Por ejemplo Luhrmarm, RedaktlOn, 112s, Bornkamm*, 280s, Zumstem**,
387s, Davles-Alhson 11 (vol I1I), 781 787
10 Cf vol 1, 57s sobre OE, imuYE, €UV, aOEAcpo~ (poco especifico), JtuQu-
AUflf3uvw (salvo 1, 18-2,23, apenas redacclOnal), Ek~, ouo, étlOJtEQ No son ma-
teanos €AEYXW, flETU~U XTA (en lugar de xm' tOLUV), ltUQUXOUW, €XXAfJOLU (aqUl,
a diferencia de 16, 18, en el sentido de asamblea) La yuxtaposlclOn de €{}VLXO~ y
TEAWVfJ~ es conocida por elloglOn tradiCional 5, 46s, su empleo viene a contrade-
Clr la apertura mateana a los paganos
11 ASI lo mdlca el hecho de que la cita este basada en el texto LXX, con es-
peCial proximidad a A, cf Stendahl, School, 138s Pero la cita es tan frecuente en
el nuevo testamento (2 Cor 13,1,1 Tlm 5,19) Yen la tradlClOnjudla (cf mIra, n
32) que podna haberse introdUCido en cualqUier etapa de la hlstona de la tradición
De todos modos, podna ser secundana dentro de esa hlstona deshace la sene de
CinCO frases EUV, y los dos o tres testigos no armomzan con En évu ~ OUO, ya que
el hermano mterpelado no es un testlgo
que mantengan como ongmana la verSión en smgular del dicho sobre atar
y desatar (16,19), o la verSlOn en plural (18,18) El que considere el v 18
como elaboraclOn redacclOnal de un dicho formulado ongmanamente en
slllgular, se mclinará por atnbUir tambien a Mt su mserción en el presen-
te texto 12 El que suponga, como yo mismo, que la versión en plural, trans-
mitIda también en Jn 20, 23, es la más antIgua l3 , puede asumIr 8m más
que los v 15-18 representan ya una umdad premateana 14 Entonces es mas
fácil admItIr que los v 15-18 parecen contrastar con los v 12-14 Y 21s,
que no sugieren precisamente la exclusión de los pecadores, una exclu-
Sión válida tambien en el cielo Pero apenas hay argumentos, aparte estas
reflexlOnes de contemdo, por eso hay que señalar honradamente que todo
resulta aquí hipotetico
c) Algo mas faclles de contestar son las preguntas sobre el v 19s Ca-
be suponer, de nuevo, en ambos versiculos algunas mtervenClOnes redac-
clOnales, sm ser por eso simple redacción 15 El v 20 fUe añadido ya POSi-
blemente (no podemos asegurarlo) por Mt, como fundamentaclOn, a la
promesa del l' 19 El térmmo preferenclal :na},.l v podría mdlcar que fue
Mt el que añadlO este doble loglOn al «reglamento de la comumdad» (v
15-18), pero tampoco esto es seguro en modo alguno lG
3 Origen La regla de la comumdad ampliada -v 15-17- procede
qUizá de una comumdad Judeocnstiana que se consideraba formando par-
te de Israel, no ~e había onentado aún hacia la miSión pagana y mnaba a
los «paganos y recaudadores» como exponentes de aquellas personas con
las que no se podía mantener la comumon l7 El v 18 no procede, qUizá, de
Explicación
18 Cf vol 11,602
19 Caba*, 620 supone que el v 19 denvó de 7, 7 + 21, 22
20 Cf Montefiore 11,681 (<<scarcely conslstent»), Spmetoh (vol 11),503 ("ol-
VIdó Mt el cap 13?), Barth*, 174s, Fabns (vol 11),391
21 Galot*, 1014 (Cita), 1018 (cita), 1023s
22 Por ejemplo, Gaechter, 599, Thompson**, 184201, Bonnard, 275, Catch-
pole*, 87, Gundry, 368
te probablemente ongmal, d~ Ol' del v 15 y el pronombre personal repe-
tidO (OO'lJ, OQL), no así la referencia a la asamblea comUnItaria en el v 17
2 El segundo mtento hermenéutico ve en la excomUnIón una «POSI-
bilidad extrema» que no smtOnIza con la verdadera «ley de vida que nge
globalmente a la comunIdad», y por eso sólo es posible como caso límlte 23
De ahí mi denommaclón de modelo «caso límIte» La verdadera ley de VI-
da de la comunIdad no es la ley de la exclusión, smo del perdón, eXigido
en los versículos marco 10-14 21 s Este tipo de solución sugiere una lla-
mada a los miembros o dlflgentes de la comunIdad para que sólo suspen-
dan excepcIOnalmente la ley de vida, que es el amor La excepción podría
ser, por ejemplo, aquellos pecados tan graves que no se pueden perdo-
nar24 A esta mterpretacIón se prestan los v 19s, SI cabe entender la InCO-
herencia lógIca entre los v 18 y 19 en el sentIdo de que «todos los actos
de correCCión se nutren de la oración común»25 Entonces, DIOS tendrá
la última palabra frente a la POsibIlidad límite de la excomUnIón Ofrece
dificultades, en cambIO, el v 18, porque sancIOna en el CIelo lo que los
exegetas sólo ven como una «posibilidad extrema»
3 G Rossé** hIZO una propuesta Interesante El v 20 es para él la
clave del problema Este verslculo, que habla de la presencia de Jesús en
la comunIdad, debe entenderse sobre el trasfondo de una teología de la
alianza veterotestamentana 26 , lo que me sugiere la denommaclón de mo-
delo de teología allanClsta Dentro de las relaCIOnes establecIdas por Cns-
to se promete a la comunIdad el perdón y la presenCIa de su Señor, pero
desde la Idea de alianza, las mfracclOnes a la «voluntad del Padre» son es-
pecialmente graves, porque atentan contra la relaCión establecIda27
4 La cuarta posIbIlIdad consIste en respetar las IncoherencIas y re-
nunciar a msuflarles una Idea teológica fundamental Mateo es, entonces,
34 Thompson**, 183, Gmlka 11 (vol 11), 137 Schwelzer, 242 reflexlOna be-
llamente en línea pastoral, pero alejada del texto Deben «proteger al pecador; el
amonestador es qUIzá llljUStO, qUIzá algún otro haya reCibido la palabra justa»
35 IluQuKouúl (hacerse el desentendido, oír a medias, oír mal, oír de pasada)
cobra en algunos textos gnegos tardíos y en los LXX el slgmflcado de «no escu-
char, ser desobediente», cf Bauer, Wb 6 s v
36 Para Galot*, 1021-1028, la lllterpelaclón en segunda persona de slllgular
es un apoyo sustancial a su lllterpretaclón en el sentido del «tipo exegético de la
gracia». Pero, (,cómo se puede dictar en la asamblea una ruptura de relaclOnes pu-
ramente pnvada entre dos personas y ser ratificada luego en el Cielo? La lllterpela-
clón en segunda persona de smgular pertenece a la hlstona de la tradiCión, om tiene
la mera funCión de subrayar también en el v 17, de modo retónco, esa lllterpela-
clón general
37 ¿Cabe conclUIr eso, con Hunzlllger (Bann 11)*, 165, de la mención del
«desatar» en el v 18? Ya Dld 15, 3 «(,en referenCia a nuestro pasaje?) limita la ex-
clUSión Nadie debe hablar con algUIen que haya faltado contra otro «mientras el
culpable no se arrepienta»
uede darse una exclusión del pueblo de Israel para un Judío nativo Tam-
~oco consutuye un verdadero paralelIsmo la mstitución del anatema sma-
gogal, tesumomada en la época talmúdica38 Es una mstitución pedagógi-
ca -similar a la excomumón en la Iglesia catóhca- destmada a favorecer
la conversión del pecador e imponer la autondad de la smagoga al mismo
uempo Por eso, el anatema es condonable por naturaleza El Judaísmo
dlstmg ue desde el Siglo III entre la reprensión (i'T~'r~), el anatema leve de
tremta dias ("i~) y el anatema grave por tiempo mdeflmdo (C,i'T), no
consta tal distmción en época antenor3 9 Hoy se cuestiOna que eXistiera ya
en el SIglo I d e el anatema smagogal, como creyó aún Hunzmger*40 Los
rabmos conocían, sm embargo, un procedimiento SImIlar al de Mt 18, 15-
17 Si un pecador pide perdón a aquel contra el que ha pecado, debe ha-
cerlo pnmero a solas con él y luego, SI no obtiene el perdón, con tesU-
goS4! No eXIste aquí, obViamente, una asamblea comumtarw como terce-
ra mstancia
Hay, en cambiO, verdaderos paralelos a este procedimIento de exclu-
Sión en los grupos que, en la época antenor a la destruccIón del templo,
discutían entre sí sobre la defimcIón del verdadero Israel los fanseos y
los esemos Al menos los esemos son una «secta» para la SOCiOlogía de la
rehgIón -al igual que las comumdades Judeocnstwnas- porque eran gru-
pos mmontariOs excluyentes, a los que se accedía voluntanamente y que
regulaban con una autodefimcIón normativa la recepCión de nuevos
miembros y la expulSión de los mIembros mdIgnos42 La eXIstencIa de una
pOSibilidad de expulSIón en laJaburá (corporación) farisea podemos mfe-
nrla mdirectamente por las condiCiOnes que regían para la afIliación 43 Sa-
bemos más detalles sobre la comumdad de Qurnrán las complejas normas
sobre la expulSión temporal y defmltlva de la comumdad qurnrámca, que
conocemos por la Regla de la comumdad (l QS 6, 24-7, 25), no sugieren
un procedImIento gradual Pero qUizá fuese necesana una amonestacIón
preVIa ante testigos para poder acusar a algUien en la asamblea comumta-
na (lQS 6, 1, CD 9, 3S)44 En cualqUier caso, el contexto real de ambos
45 Un método tnfáslco, con una amonestaCión a solas entre los dos como pn-
mer grado, otra con teslJgos como segundo grado y la querella ante <<los muchos»,
es decir, ante la asamblea comumtana como tercer grado, se advierte con especial
clandad en I QS 5, 25, 6, 1, mientras CD 9,3 sólo parece conocer la amonestación
ante teslJgos
46 García MartÍnez*, 37s mencIOna como diferenCias, sobre todo, el carácter
acentuadamente «pnvado» del pnmer grado de amonestación y el papel declSlvo
del mebaqqer en Qumrán Por lo demás, según Platón, Ap 26a, Sócrates hace re-
ferencia a una costumbre gnega pareCida antes de llevar a algUIen ante un tnbunal,
se le amonesta a solas (mdlcaclón de C Munch) Este lugar paralelo muestra Igual-
mente que no es necesano suponer una dependenCia directa y exclUSiva de 18, 15-
17 respecto a Qumrán
47 Cf supra, n 16
48 Cf vol 11,610, con n 91
bien a declSlones Judiciales, y el contexto le impone el sentido de
«retener los pecados» o «perdonarlos». Sobre 3: Los paralelos ju-
díos que apuntan en esa dirección son escasos 49 ; pero bastan, a mi
jUicIO, para poder interpretar el dicho. Los discípulos, al perdonar
o retener, atan al CIelo, es deCIr, a Dios, no sólo ahora sino tambIén
en sus sentencias del juicio finapo. Las decisiones de la comunidad
y de sus mIembros, de las que hablaban los v. 15-17, adquieren un
peso inaudIto, casi insuperable, a la luz del v. 18. La aplicación del
dicho difiere, pues, aquí de 16, 19, Yesto es perfectamente posible
en un principIO Jurídico muy general, que comienza con las partí-
culas oEáv o bIen oau Eáv; no habría que hablar de una oposición
de sentido. En mirada retrospectiva a los cuatro tipos de exégesis
del texto esbozados, resulta que el modelo de la gracia pura es im-
posible a la luz del v. 18.
ElloglOn del v. 18 queda así explicado desde él mismo; pero no
queda aún entendido en el contexto 18, 12-22. La pregunta es aquí:
¿Qué peso tIene este dicho, fuertemente Jurídico, que añade la con-
finnacIón del cielo cuando la comunidad no perdona, en un con-
texto que habla de la busca de lo perdido y del perdón sin límites?
¿Es realmente para Mateo un mero caso límite? La historia de la
influencia de este dicho en las grandes Iglesias muestra una ulte-
rior capacidad para superar esa tensión. Las Iglesias refieren Mt
18, 15-18 a la excomunión, y ponen esta al servicio de la pedago-
gía dIvilla con los pecadores, al servicio, si se qUIere, de la gracia
(¡aunque muy escondIda a menudo!). Se podría llamar modelo
Historia de la influencia
62 Jansemo, 265
63 Juan Cnsostomo, 60, 1 = PG 58, 583, Wolzogen, 329 ImpreSIOna espe-
Cialmente la fonnulacIOn de Agustm en Sermo 82, 3 = PL 38, 507 «SI amore tUi Id
facIs, mhll facIs SI amore lllius facIs, optlme facIs»
64 Hllano, 18, 7 = SC 258, 82, Jerommo, 161 (multz), Anselmo de Laón,
2408 (solo la verdadera excomumon es aplicada por el sacerdote), Erasmo (Pa-
raphr),100
65 Calvmo 11,106, Bucer, 149, Bulhnger, 175 (die praesldentlbus), Calov,
348 (los pastores), Beza, 81 (con polemlca contra la aplicaCión a toda la comum-
dad, la IgleSia debe ser, a su JUICIO, una arIstocracia)
66 EpISCOplUS, lIS, Wolzogen, 329
67 11, 106s, Beza, 81 (ambos aflnnan, basados en el judalsmo, que tamblen en
la IgleSia debe haber un «sanednn» para ejercer la potestad de las llaves)
68 Regla extensa, 36, Regla breve, 3, 9, 47, 261 Mt 18 ejerCIO una gran m-
fluencla en Baslho, que recomendo la amonestacIOn y la excluslOn, no solo en los
monastenos smo tamblen en las comumdades, cf K Koschorke, Spuren der alten
Llebe, 1991 (par 32), 158-181
easo , de una atención pastoral mtensa por parte del abad El castigo cor-
oral y la expulsión defmltlva de la orden son la medida extrema69
p Análoga Importancia tiene el texto para las Iglesias radicales de la
Reforma El punto de partida de los anabaptistas es Idéntico al de los re-
formadores la neta dlstmclón entre la potestad eclesial de las llaves y el
poder de la espada «La sanción reglamentada en la Iglesia de Cnsto y la
espada reglamentada en el mundo difieren ahora como la noche y el día,
son tan mconClhables como la muerte y la vida Por eso no se pueden Jun-
tar»70 Pero los anabaptistas, a diferencia de los reformadores, pudieron
mantener este pnnclplO Konrad Grebel eXige ya el año 1524, en carta a
Thomas Muntzer, no proteger el evangelio con la espada ni dar muerte a
los que se excluyen, conforme a la norma de Jesús 71 Los artículos de
Schlelthelm, de Mlchael Sattler, hablan en el art 2 del anatema que debe
pronunciarse de acuerdo con Mt 18, 15-17 no se trata de una cuestión de
vida o muerte, smo de qUién puede comulgar en la Cena72 Los dos escn-
tos de Balthasar HubmaIer, Sobre la pena fraterna y Sobre el anatema
Cristiano, de 1527, fueron decIsIvos para las Iglesias anabaptlstas 73 Son
Importantes porque establecen una clara relación entre la dlsclplma ecle-
siástica y el bautismo de adultos la sanción ecleSial cuelga en el vacío
cuando se trata de personas que fueron bautizadas sm conocimiento y no
han afirmado de modo consciente la autodefmlclón de la comumdad, en
Virtud de la cual son exclUidas 74 La dlsclplma ecleSial acorde con Mt 18
fue desde entonces una parte Importante de la vida ecleSial en las comu-
mdades anabaptlstas 75 , y más tarde también, por ejemplo, en comumdades
congregaclOnahstas, metodistas y pietistas76
82 El EvTom log 48 es más expresIvo aún: «SI dos hacen las paces .».
83 IlQuy¡,w es una expresIón general y en modo alguno un térmmo téCnICO
para signIficar «asunto Jurídico» SI se trata de un asunto Jurídico (como en 1 Cor
6, 1), tendrá que aclararse por el contexto
84 Ai't:ew sIgnIfica ante todo «pedlr», y sólo secundanamente «orar» Pero
los lectores tienen que admItir que en el contexto se trata de la oracIón, después de
6, 8, 7, 7, cf. 21, 22 Por eso es mv¡able la mterpretac¡ón de Derrett*, que qUiere
entender :rtQuy¡.¡a como accIón Jurídica, ai't:ew como petición humana de pago de
una deuda pecunIana y o1Jvayw (v 20) como encuentro entre dos querellantes. La
seccIón no trata del arreglo consensuado de Iguales en procesos JurídiCOS nI de la
bendICIón celestial sobre tales compromisos, smo de pecadores y de la escucha de
la~ oracIOnes
85 Entonces se esperaría un yáQ
86 Pero entonces se esperaría un 6É
fundamentación. El v. 19 mdica, pues, dónde se basa el poder pro-
metido a la comunidad en el v. 18. Ese poder emana de Dios, hun-
de las raíces en la oración y está ligado a Dios 87 • El v. 19 implica el
giro desde el «retener» al «perdonar», la preeminencia del «desa-
tar» sobre el «atar» y, en consecuencia, el acceso a los v. 21 s, pero
sólo en tanto que la comunidad ora, no por la destrucción, sino por
la salvación y el retomo de los hermanos descarriados. La referen-
cia a la oración deja en claro indirectamente, una vez más, que el
atar y desatar es, para Mateo, un asunto de la comunidad y no de
unos ministros individuales.
20 El v. 20 cierra la sección con un último razonamiento. La situa-
ción concreta del v. 19 aparece generalizada: la promesa de la pre-
sencia del Exaltado no vale sólo para los orantes, sino para los dos
o tres que se reúnan en memoria de Jesús. Dos o tres son, de nue-
vo, números mínimos; el número escaso de creyentes subraya re-
tóricamente la magnitud de la promesa de que el Señor resucitado
estará en medio. El v. 20 es el enunciado del texto que posee el ám-
bito de validez más extenso; de ahí que no sea un anexo superfluo,
sino el centro cristológico de todo el capítul088 • EL~ 'to E!!OV OVO!!U
se corresponde con el giro bíblico y judío l:liD" (<<en nombre de»,
«en referencia a» )89. Los lectores 10 asocian además, sin duda, al
nombre de Jesús, que ellos invocan y en el que oran. Eso y el ver-
bo «reunir» evocan también a los lectores los encuentros cultuales;
pero no hay por qué pensar exclusivamente en el culto divino 90 •
Los lectores recordarán además la presencia del Enmanuel en toda
su vida, presencia tan importante para la cristología del evangelio
de Mateo (1, 23), aunque la fórmula EV !!Éaq> no facilita demasia-
do ese recuerd0 91 • También son relevantes, presumiblemente, los
conocidos y relativamente antiguos dichos judíos sobre la presen-
cia de la shekiná entre los hombres: no sólo cuando diez personas
87 «C'est dans la pnere que dOlt étre tranché le désaccord avec le frere»
(Marguerat, Jugement, 434)
88. Frankemolle, Jahwebund, 29, Rossé**, 98, Gmlka 11 (vol. 11), 135
89. Un lugar paralelo muy próxImo es Abot 4, 11: «La umdad que se produce
en nombre del CIelo (C'~~ Ctz6), perdurará al final, pero la que no se produce en
nombre del CIelo, al final no perdurará».
90 Tal es la propuesta de Lona*, espec. 389s, 401s.
91. QUIzá EV ¡,tÉOlP qUIere remlllr al comIenzo de la seccIón pnnclpal18, 1-20'
al mño en medIO de los dIscípulos (v 2), que evoca tambIén mdlrectamente a Cns-
to (cf v 5)
constItuyen un minian formal y estudIan la torá92 , sino también
cuando son dos o incluso uno 93 , allí donde haya Justos, la shekiná
permanece entre ellos 94 • El dicho sobre la presencia de Jesús, el
Señor exaltado, en su comunidad, presencia fundamental para la
cnstología mateana, se basa en el pensamiento judío, y no hay que
buscar, medIante refinamientos teológicos de cualquier tipo, una
supenondad de estos postulados sobre Cristo frente a los postula-
dos rabímcos sobre la presencia de la shekmá95 •
El versículo forma parte de los axiomas cristológicos «mayestá-
ticos» del nuevo testamento. No identifica a Jesús, personal y onto-
lógIcamente, con DIOS; pero afirma su presencia funcional, opera-
tIva, allí donde actúa Dios mismo según creencia bíblica y judía96 •
En el último versículo del evangelio, 28, 20, Mateo volverá sobre
la afirmación del v. 20; allí se verá definitivamente la importancIa
de este versículo para su concepción de la Iglesia.
Historia de la influencia
106 Catecismo (vol I1I), n° 1088, OS36 n o 2297 = enclchca Mediator Del, de
1947, ConStltuclOn sobre la liturgia, del conCIlIo VatIcano JI, cap 1,7
107 Cf Chnstlan*
108 Regulafuslus, 5, Regula brevlUs, 225
109 OlOmslO bar Sahbl, 301, OlOmslO CartuJano, 210 (en amor y gracIa), NI-
cola~ de Lyra sm numeros laterales «<cantate umtl») Cf J Moltmann, La IgleSia
fuerza del Espmtu, Salamanca 1978, 156 (en apostolado, bautismo, cena y comu
nIOn fraterna)
110 Texto en Marchand*, 467-469 El canto ha recuperado su ImportancIa en
la hturgla de TalZe 40 Gesange aus Talze, Frelburg 41988, n o 36
111 Cf Calvmo JI, 109 Segun Inst IV, 1,9, Mt 18,20 es una promesa para la
IgleSIa vIsible
112 EvTom log 30 La presunta verSIOn ongmarla delloglOn en POxy 1, 23ss
(= Schneemelcher P 104) habla solo de «uno»
113 Ongenes, 14,3 = GCS Ong X, 278 280, cf Jerommo, 162s, Pedro de
Laodlcea, 206
oren para pedir venganza 1l4 Cabe lamentar, obviamente, la moralización
de una promesa mcondiclOnal de DIOs por efecto de tal mterpretación Pe-
ro habría que ver también de dónde viene el desplazamiento de sentido El
desplazamiento tiene que ver con la expenencla cotidiana de que DIOS,
muchas veces, no escucha las oraCIOnes, aunque no sean egoístas y estén
apoyadas por la comumdad Esta expenencla -apenas expresada explíCI-
tamente en la hlstona de la mterpretaclón- hay que tomarla en seno
Resumen
114 Juan Cnsostomo, Hom In Act 37,3 = PG 60, 265s (mencIOna pleganas
por el mundo, la Iglesia, la paz, los necesitados), Eutlmlo Zlgabeno, 508 (hay que
ser Xa1:a TOUe; aJtooTOAOUe;), DlOmslO bar Sahbl, 301, Wolzogen, 331 (no pedir n-
queza, honra, poder humano)
115 De eccleslae umtate, 12 = BKV 1134, 146
116 Teofllacto 344
117 Maldonado, 369
118 K Barth, KD IV/2, 791-799, mencIOna algunos en su reflexlOn sobre el
texto, el dialogo de cara a una profeslOn de fe comun, el reconOCimiento mutuo co-
IlImItado y a la busca de lo perdIdo (v 12-1421s) Nmguna de las
poslblhdades de mterpretaclón mencIOnadas al pnnclplo ll9 parece
encajar del todo en el texto Hemos VIsto que Mateo entendIÓ la
norma de la excomumón realmente como tal No se hmltó a aco-
gerla en su texto como una tradIcIón, smo que la engranó en él a
conCIenCIa Esto VIene a desautonzar el «modelo de la gracIa» La
norma de la excomumón ocupa el centro de su capítulo sobre la
comumón, VIene preparada por los V 6s, es subrayada por el V 18
YprofundIzada por los V 19s Por eso es para Mateo algo más que
un «caso límIte», que él acogIera a regañadIentes, en contradIccIón
con la verdadera «ley de vIda» de la comumdad Contra el «mode-
lo educatIvo» que subyace en la excomumón de la gran IglesIa ca-
be alegar que el texto no habla de educacIón, apartarse de aquellos
que son ya como los recaudadores y paganos, por una parte, y bus-
car a los perdIdos, por otra, son propuestas mcompatIbles El «mo-
delo de la teología ahanclsta» podría tener una cIerta JuStIfICaCIón,
porque Mateo se nge en su cnstología del Enmanuel por la Idea bí-
bhca de la presencIa de DIOS Junto a su pueblo -que cabe sIgmfI-
car, en un sentIdo muy ampho, con la palabra «ahanza»- Pero la
eVIdencIa de que hay en la Blbha una yuxtaposIcIón slml1ar de gra-
CIa y JustICla 120 no resuelve la pregunta sobre las relacIón que guar-
dan ambas cosas entre sí
El problema es, por tanto, cómo se conjuga la norma de la con-
versaCIón fraterna, que posIblemente acabe en una exclusIón, con
la ley vItal de la búsqueda mcansable de los pecadores y del per-
don (,Hay que dejar ambos extremos sImplemente en su contraste
y defender así un «modelo de mcoherencla»? Me gustaría pnmero
relatIvIzar algo y, tambIén, precIsar la contradIccIón la exclusIón
solo es necesana cuando un pecador no pIde perdón, esto aparece
qUlza expresado tácItamente en los V 21s 121 Hay que precIsar tam-
El libro sirio de Los grados formuló así esta superioridad del perdón
en su modelo conceptual del segundo grado: «y así como el mamar la le-
che es una tortura para el adulto y el pan puede atragantársele a un lac-
tante, del mismo modo los preceptos menores difieren de la perfección.
En la eternidad de eternidades nadie será elevado por haber cumplido el
precepto 'pon a tu hermano en manos de la comunidad y considéralo co-
mo un pagano', y nadie alcanzará la perfección si no llega a esto: 'perdó-
nale setenta veces siete' y 'aprécialo más que a ti'»I27. El amor sin límites
es, pues, el camino más perfecto.
Sentido actual
128. Cf. Luz, Jesusgeschichte (vol. I1I), 67-69. También esto es, sin duda, un
intento de sistematización de los principios mateanos que está fonnulado desde fue-
ra y se limita a calcar la fonnulación del «camino de justicia», Mt 21,32. Quizá ese
intento sea la mejor expresión de lo que Mt persiguió, pero no llegó a fonnular.
129. Cf. vol. 11, 1I6s.
nacido prólogo a la Misa alemana -«Quieren ser cristianos en se-
no y confesar el evangelio con manos y boca»-le encontrara un si-
uo a la regla de Mt 18\3°. Hay voces parecidas de época posterior\31.
Dletrich Bonhoeffer se ocupó a fondo de la disciplina eclesiástica
durante la persecución religiosa del tercer Reich y reflexionó sobre
su necesidad teológica: «El perdón nunca puede anunciarse con
autoridad sin una predicación concreta de la penitencia y el jui-
cio». Afirma que se necesita la llave de desatar y la llave de atar,
pero la segunda subordinada a la primera. Lo santo debe ser prote-
gido de las rebajas, dice Bonhoeffer. «La protección del evangelio
es la predicación de la penitencia, que llama pecado al pecado y
declara culpable al pecador»132. Sólo una comunidad que denuncia
la mJusticia, la puede perdonar. La disciplina comunitaria «no sir-
ve para edificar una comunidad de hombres perfectos... Está al ser-
vicIO de la gracia cara de Dios» 133. En esa gracia de Dios, nada
«natural» y muy exigente, se funda la necesaria comunión que Ma-
teo explica en este capítulo. Esa comunidad viva incluye la verdad
que señala inequívocamente los límites (v. 15-17), el amor que
franquea siempre esos límites (v. 1O-14.21s) y también la oración
al Señor y Juez (v. 19s), que con su presencia pone a la comunidad
en movimiento hacia la verdad y el amor. Las tensiones que esto
genera deben soportarse con paciencia. Nivelarlas en una Iglesia
Institución sería funesto, tanto si es «Iglesia para todos» de signo
protestante en la que, siempre en nombre de la gracia (¡rebajada!),
todo amenaza volverse indiferente, como si es una «Iglesia verda-
dera» de signo católico, donde la gracia corre siempre el peligro de
convertirse en instrumento de una pedagogía administrada ecle-
slásticamente l34 • Pero, en esta tensión, la línea directriz debe ser el
amor, que a veces no puede cubrir sin más el pecado.
Explicación
Historia de la influencia
20 Cf supra 87s
New Testament, London 1970, 32-47, DIetzfelbmger, e , Das Glelchms
von der erlassenen Schuld EvTh 32 (1972) 437-451, Erlemann, K, Das
Btld Gottes m den synoptlschen Glelchmssen, 1988 (BWANT 126), 76-
92, FIedler, P, Jesus und dIe Sunder, 1976 (BET 3), 195-204, Harmsch,
W, Las parábolas de Jesús, Salamanca 1989,222-237, Juhcher, Glelch-
nlsreden II, 302-314, Lmnemann, E, Glelchmsse Jesu, Gottmgen 1961,
111- 119 , 169-174, ReIser, M, DIe Genchtspredlgt Jesu, 1990 (NTA 23),
262-270, Scott, Hear (vol III), 267-280, SpICq, e, Dleu et l'homme,
1961 (LeDIV 29), 55-63, Sugranyes de Franch, R , Etudes sur le drolt Pa-
léstmlen a l' epoque Evangéltque, 1946 (AJSUF), Weber, B , Alltagswelt
und Gottesrelch BZ NF 37 (1993) 161-182, Id, Vergeltung oder Verge-
bung? Mt 18, 23-35 auf dem Hmtergrund des «ErlassJahres» ThZ 30
(1994) 124-151, Weder, Glelchmsse (vol III), 210-218, WeIser, A, DIe
Knechtsglelchmsse der synoptlschen Evangelten, 1971 (StANT 29), 75-
104
Más bIbhografía** sobre el dIscurso de la comumdad, cf supra, 21
Análisis
Explicación
Hay un fuerte debate sobre las normas JurídIcas que estaban vIgentes
La venta de deudores como esclavos era lícIta en el derecho helenístico y
el romano, pero Iba sIendo restnnglda gradualmente35 Según Ex 22, 2, los
ladrones (l,sólo ellos?) podían ser vendIdos como esclavos 36 El derecho
JudlO prohIbía la venta de un Judío a paganos 37 La venta de mUjeres esta-
ba Igualmente prohlblda38 , y tambIén la venta de hIJOS según algunos tex-
tos 39 Más frecuente que la venta de deudores como esclavos era el arres-
to por Impago 40 Los parIentes y amIgos del deudor eran preSIOnados así
para el pago de la deuda41 En Onente, la pnslón era norma general para
los deudores msolventes, pero se adVierte desde el sIglo III, sobre todo en
Egipto, el esfuerzo por frenar el aumento de los arrestos por Impag042 El
derecho Judío, en cambIO, no contempla el arresto por deudas 4 3, lo cual no
slgmfIca que no eXistiera en la Palestma helenístIca Los lectores pensa-
nan, por tanto, ante el relalo sobre el rey, más que nada en un rey helems-
Jante (= 100 denarIOS) (desde Juan Cnsóstomo 61, 1 = PG 58, 589) Esto no se
ajusta a la Idea mateana, ya que para él es precIsamente la deuda no perdonada al
semejante 10 que deCIde la relaCIón del «grande» con DIOS
57 AuJtÉo!!aL puede ser más fuerte que «entrIstecerse», y expresar la combi-
nacIón de «trIstesse . mdlgnatlOn. et dégoilt» tanto en los LXX (traduccIón de
;"n = aIrarse) como en el gnego (ejemplos en SpICq*, 59 n. 2)
58 ~Laampe(J), verbo que aparece en textos tardíos de los LXX, slgmfIca ha-
blar sm rodeos, poner las cosas claras
59 nuaa ~ ÓlpIóLAT] Y Jtuv 't0 ÓlpELAó!!EVOV se corresponden. El señor, por tan-
to, retIra la condonacIón 'OlpELAT] es una palabra no usual en la Blbha, pero fre-
cuente en los papIros (Moult-MIlI s.v.).
60 Weder, Glelchmsse, 211, n 8
61 Yo no creo, por eso, que los lectores estén perplejos ante el desplome de
un orden moral básIco para ellos por la aparente falta de palabra del rey, corno su-
pone Scott, Hear (vol 11I), 277s «<lf a kmg can take back hls forglveness, who is
safe?» [278]) El «orden» se qUIebra sólo para el «grande» Los lectores sólo que-
darán perplejos SI se han IdentIfIcado de algún modo con el «grande». Pero es JUs-
tamente eso 10 que la estrategIa narratIva de la parábola ha eVItado.
62 Josefo, Bell 1,548, sobre torturas de eJecucIón personal, cf. Sugranyes de
Franch*, 62s, SplCq*, 60, n. 2, Relser*, 264 n 11
63 Baaav- aphcado a las penas del mfierno Ap 14, lOs, 20, lO, Le 16,23.28;
cf. Mt 8, 29. Documentos Judíos' 2 Mac 7, 17, Sab 3, 1; 4 Mac 9, 9; 12, 12, Hen gr
10,13; 22,11,25,6; TestAbr 12,18 (¡con ~aaaVLata['); cf 4 Esd 7,67; 9, 12s.
en el curso de la narraCIón que el «grande» con su Ingente deuda,
que ahora tIene que pagar, apenas goza ya de una oportumdad pa-
ra salIr de la cárcel, aunque la parábola no lo dIga expresamente
Los versículos más Importantes de toda la escena fInal son, SIn em-
bargo, los v 32s, porque aquí el narrador, por boca del rey, se dlfl- 32s
ge en CIerto modo, de puertas afuera, a los lectores Pone aqUI de
mamflesto la lógIca que subyace en toda la parábola El esclavo
hubIera debIdo ImItar la mlsencordla con que fue tratado TeológI-
camente late aquí, al fondo, la ImitatlO Del (cf 5, 48, Lc 6, 36)
Que el narrador sustItuya la palabra «profana» oJtAayxvt~o!lm por
la palabra bíblIca EAEEW, que puede evocar los dIchos bíblIcos so-
bre la mlsencordla de DIOS, es algo delIberado y SIrve de nuevo a
la onentaclón aSOCIatIva de los lectores El recuerdo de la qUInta
btenaventuranza, Mt 5, 7, tampoco está leJos para lectores atentos
del evangelIo
(,En qué conSIste el fondo de la parábola? Se puede formular, a
tientas, con IndependencIa del clímax mateano en v 35 Se trata de
la conducta del «grande»» frente al «pequeño», y de su enJUICIa-
mIento por el señor La conducta del «grande» les parecerá Incom-
prensIble a los oyentes o lectores64 (,Por qué? Lo que era comente
en la VIda COtIdIana resultaba Intolerable a la luz del perdón des-
bordante de DIOS En este sentIdo, la pnmera escena de la parábo-
la, que sugIere eso, es IndIspensable para la formulaCIón del punto
capItal el perdón desbordante de DIOS conVIerte en malvada la ac-
ctón del «grande» Esto parecerá ObVIO a los oyentes, ya que el
perdón de DIOS no es algo meramente extenor, SInO una fuerza que
qUIere apoderarse del hombre entero y transformarl0 65 Pero Justa-
mente por eso, la dura reaCCIón del rey no los preCIpItará en un
«caos»66, SInO que asentIrán a ella y la entenderán El JUICIO fInal,
que en la conclusIón de la parábola determIna las aSOCIaCIOnes de
los lectores, no funCIOna, pues, como una amenaza IncomprensI-
ble, se vuelve comprensIble Justo porque la conducta del «grande»
es IncomprensIble Ahora bIen, SI los oyentes trasladan este razo-
namIento a su propIa VIda, tendrá obVIamente unas consecuenCIas
67 Dletzfelbmger* (título)
68 Harmsch*, 235, cf Dletzfelbmger*, 451 (<<tiempo otorgado») Hamlsch1
Dzetzfelbmger llegan a esta mterpretaclón, que desatiende el carácter concreto dt
la parábola, porque no tienen en cuenta sus «metáforas convencionales» por (falSQ)
temor a las mcorporaclOnes alegóncas
69 Lmnemann*,1I8
70 Cf Jeremlas, Parábolas, 258
71 Es relevante en el contemdo, y no un mero recurso retónco para despeI1a4'
«la mdlgnaclón de los compañeros» o de los lectores (Julzcher, Glelchmsreden n.
312)
72 En eso tienen razón los que señalan que sólo de la conjunción de las tnlt
escenas puede surgir la Idea capital, Merklezn, Gottesherrschaft, 239, por ejemplo.
73 Deldun*,215 «The concrete urgency and essentIal novelty ofthe new ms-
pensatlOn»
74 Una Ojeada a los paralelos judíos puede clanflcar la proXimidad RH 17b
= BJlI l, 425s (símJl el rey condona a su deudor la deuda y el agravIO, y le mvilll
a hacer lo mismo con su prójimo), ExR 31 (9Ib) = BIll l, 800s (símil el pre_
mista había cancelado la deuda), Tanch emur 178a =BIll 1, 798s (símil una CIU'
del remo de DIOS, y para Mt la voluntad del Padre, anuncIada ahora en el
mundo desde el remo de DIOS, no estaba en OposIcIón a la ley y los pro-
fetas
Historia de la influencia
Resumen
La Ley de Cristo r, Barcelona 1965; por parte protestante, con pequeñas variacio-
nes, Calov, 251; Wolzogen, 333.
87. n, 114.
88. Lutero, Matth. 18-24 (vol. III), 310. Cf. su formulaCIón en un sermón de
1524 = (Evangelien-Auslegung) n, 627: «Si quieres ser indolente, quedas fuera de
este reino (de Cristo»>; ibid., 628: «Si uno abusa de la gracia recibida... , va a la
condenación eterna».
89. El perdón es «el fruto que sigue a nuestra fe, y no una obra por la que me-
rezcamos el perdón de los pecados» (Lutero, n [Evangelien-Auslegung], 640; ser-
món de 1528).
90. EpiscOPIUS, 116.
ayuda a ejercitar la vida en gracia?9l. ¿D es el pensamiento capItal,
porque el hombre nunca puede abandonarse del todo a la gracia?
Nuestra parábola, con su fuerte acento redaccional en la amenaza
del juicio, no permite ninguna posición inequívoca. El juicio se ha-
ce comprensible y esclarecedor con ese relato; pero queda, a pesar
de ello, una amenaza que pesa igualmente sobre los discípulos in-
terpelados en el discurso de la comunión. La pregunta sólo puede
tener respuesta en una exposición compendiada de la idea mateana
del juicio92 •
9. Cf. vol. 1, 349s, 437s, 443s. Cf. tambIén infra, 36ls, 37ls sobre la relación
entre amor a DIOS y amor al prójimo.
10. Para la cuestIón de la IdentIdad del Terreno y el Exaltado, sobre todo para
la cristología mateana, cf. vol. 1, 147 sobre Mt 1, 23 e mfra vol. IV sobre Mt 28,20.
la IglesIa es una comumón de personas cuyo centro es la comumón
con el Cnsto exaltado (cf 18,20). Ese postulado cobra una enor-
me fuerza explosIva frente a lo que son hoy de hecho nuestras Igle-
SIas en el norte de Europa Esta nota mateana fundamental no sólo
está en contradIccIón con lo que son nuestras IglesIas populares de
culto, SIllO tambIén con la Idea que nuestras IglesIas tIenen de sí
mIsmas en el aspecto ecleslOlóglco
13 Cf mfra, 117-120
14 Sanctorum Commumo, 1986 (DBW 1), 185s
15 Cf L Boff, Iglesia, carisma y poder, Santander 2002, 212 «La comum-
dad en su conjunto se considera propletana del poden>, J Moltmann, La Iglesia,
fuerza del Espmtu, Salamanca 1978, 370 «El término fratermdad supera el len-
guaje de los señores y los pnvlleglados» E Schussler-Florenza ha dado a su recO'-
pllaclon de artlculos ecleslOloglcos el titulo programático-mateano de «Dlsclple-
shlp of Equals» (London 1993)
16 Cf F Schwarz C A Schwarz, Theologle des Gememdeaufbaus, Neulor-
chen-Vluyn 31987,117-148, cita 125
17 H -J Kraus, Relch Gottes Relch der Frelhelt, NeukIrchen-Vluyn 1975.
388-396, citas 388-390
18 La IgleSia, comumon de los creyentes, es el «sacramento de la comumón
de DIOS» (M Kehl, La IgleSia EcleslOlogla cato[¡ca, Salamanca 1996, 55) Tam-
bien ofrece Importantes sugerencias en esta dlrecclOn P Hoffmann, Das Erbe JesU
und dIe Macht m der Klrche, 1991 (TTB 213), especialmente 70ss, 92ss, 122ss
esencialmente, a mi juicio, una comprensión correcta de la gracia
y de la acción: en una comunión en la que las personas son acep-
tadas y el amor de Dios es perceptible en el amor humano, la gra-
cia es algo concreto y vivencia!. Y al mismo tiempo, en una comu-
mdad que actúa en común y apoya la acción del individuo, los pre-
ceptos de Jesús son algo diferente de los deberes cristianos para el
wdividuo, y esto significa que son algo distinto de las «leyes». Mt
18 arroja así luz sobre una dimensión de la Iglesia que debe entrar,
a mi Juicio, con igual rango junto a la palabra y el sacramento, y de
rango superior a cualquier estructura jurídica de la Iglesia.
2. La orientación de Mt 18 para una Iglesia popular en el trán-
sito hacia una nueva figura social. Nuestras Iglesias populares de
Europa septentrional se encuentran hoy inmersas en un proceso ge-
neral de tránsito hacia una sociedad poscristiana. En tal sociedad,
estas Iglesias populares representarán sin duda una minoría 19 • No
creo posible que puedan mantenerse separadas del Estado en esa
sociedad pluralista. Nuestras Iglesias ofrecen actualmente una ima-
gen difusa. Garantizan, por una parte (¡todavía!), la atención reli-
glOsa, ritual, de toda la población, y gozan socialmente de un ele-
vado y desproporcionado prestigio -producto en su mayor parte de
la tradición- y de la influencia correspondiente. Ofrecen ya, por
otra parte, la imagen de una serie de minorías, movimientos, comu-
nidades y grupos comprometidos en el ámbito de sus Iglesias, que
unas veces rivalizan entre sí y otras se complementan. En esta si-
tuación, yo preguntaría qué impulsos puede dar el discurso sobre la
comunión para el perfil de nuestras Iglesias de hoy y de mañana20 •
Elegiré como punto de partida la distinción entre «Iglesia» y
«secta», distinción corriente desde E. Troeltsch y M. Weber, y que
1 ¡,Es ongmal aV{}QúlJtqJ, que falta en los pnnclpales representantes de las fa-
mlhas textuales (K*, B Yotros)? Aunque aV{}QúlJto,;, como sustantIvo mateano más
frecuente después de 'ITloo'Ü,; (Schenk, Spraehe, 29), bIen podría ser una mserclón,
forma parte del texto, a mI JUICIO, porque el texto breve es una vanante casI exclu-
sIvamente egIpcIa
2 Cabe elegIr entre xnoa,; y JtOLTloa,; Dado que la pnmera palabra es un ha-
pax legomenon mateano y la segunda puede ajustarse al EJtOLTlOEv sIgUIente, hay
que dar sm duda la preferencIa a la prImera
3 El texto del v 9 es dudoso Muchos testIgos antIguos son más afines a Mt 5,
32, en especIal casI todos los padres de la IgleSIa, como señala Crouzel* Pero las
formas de adaptaCIón a Mt 5, 32 son muy vanadas, el problema consIste en que la
serIe de adaptaCIOnes apenas dIbUJa realmente un texto estable En lugar del ÚnICO
verbo, ¡.tOLxU1:m, al fmal de todo el verslculo (así K, D, L Yuna parte de los latmos,
coptos y SInos), gran parte de los testIgos textuales presenta dos verbos pnnclpales:
JtOLEL aU1:Tlv rWLxEu{}fjvm y ¡.tOLxU1:aL (asl, entre otros, p25 y B), o dos veces
¡.tOLxU1:m (asl, una parte de los latInOS y SInos), en El y otros SlflOS, la varIante de
Mc y Mt 5, 32b se combInan casI completamente entre sí Cada uno de los cuatro
tIpos textuales se desglosa a su vez en subgrupos El fondo textual es, pues, muy
desonentador y comphcado Lo ÚnICO claro es que el ¡.tTl 10m JtoQVEL<;I es texto on-
gmal (con K, L, El, C*, muchos smos y otros) Me parece probable, tras las atIna-
das consIderacIOnes de Duplacy* y MaruccI* (Clausole), que el texto más breve,
representado por K, L y, con vanantes, tambIén por otros, con un solo verbo, sea el
más antIguo (comclden Nestle 26 y Metzger, Commentary, 47s, dIfIere Holmes*,
661-663) Es a la vez el más «marqUlano», sm IdentIfIcarse plenamente con Mc 10,
II Este texto fue adaptado a Mt 5, 32 o complementado con Mt 5, 32b, o ambas
cosas Las numerosas mejoras carecen de razones de contenIdo claramente reco-
nOCIbles, son adaptaCIOnes a los lugares paralelos
4 TO'Ü1:OV falta, entre otros, en B, fl yen unos pocos testIgos textuales ¡,Su
ausencIa es leetlO arduor porque sm 1:0'Ü1:0V quedaría totalmente oscuro de qué 1.0-
se les ha concedido. 12 Hay eunucos que salieron así del vientre
de su madre, a otros los hicieron los hombres y hay quienes se
castraron por el reino de los cielos. El que pueda entender, que
entienda».
Análisis
1 Estructura La seCCIón tIene tres partes Los v 1-2 forman una es-
cena recapItuladora Jesús está curando, cammo de GalIlea a Judea, ro-
deado de un gran gentIO La segunda escena, v 3-9, se desglosa en dos
apartados (v 3-67-9) que comIenzan con una pregunta de los fanseos En
los dos segmentos de la respuesta de Jesús hay una referencIa expresa al
«pnncIpIo», es decIr, a la creaCIón (cm:' &Q')(ii~, v 48b) Este «pnncIpIO»
es básICO para Mateo, porque lleva la respuesta a un plano que los mte-
rrogadores no tenían en cuenta Jesús remIte a la creaCIOn, que excluye ra-
dIcalmente el dIVorCIO En su pnmera respuesta habla solo de esto y no re-
coge la pregunta de los fanseos por los motIVOS legítImos de separacIón
De ahI que estos aleguen en el V 7 la legItImaCIón bíblIca del dIvorcIO La
segunda respuesta de Jesús evoca la tercera antítesIs 5, 31 s, y es trIpartIta
Jesus resta ImportancIa al pasaje de MOISés mencIOnado por los fanseos,
recuerda de nuevo el estado ongmal de la creaCIón y compendIa fmal-
mente en el V 9 la voluntad de DIOS en una sentenCIa A la pregunta por la
uL-nu, formulada por los fanseos en el V 9, contesta sólo de pasada (!!T]
10m 1toQVEL~) Jesús, con su modo de eludIr la pregunta farIsea, causa una
ImpresIón de soberanía
La escena final, v 10-12, consta de una pregunta de los dIscípulos que
enlaza débIlmente, medIante la palabra clave ul:nu, con la pregunta fan-
sea del v 3, y de la respuesta de Jesús Su contemdo sorprende a los lec-
tores, porque Jesús no había quendo desaconsejar el matnmomo en los v
3-9 Contesta con un loglOn, v 11, afirmacIón emgmátIca argumentada en
tres partes, que comIenzan sIempre por ELOLV (v 12a-c), y una advertencIa
(v 12d) La afIrmacIón emgmátIca v 12a-c aparece enmarcada en un do-
ble ')(OJQEOJ La estructura lógIca no es transparente a pnmera vIsta
2 Fuentes En los v 1-2, la pnmera escena, el evangelIsta emplea Mc
10, 1 En el resto, todo es redaccIOnal, y Mt adopta, Junto a la fórmula fi-
nal de sus dIscursos, formulacIOnes del sumarlO 4, 24s y de otros pasaJes s
yo~ habla Jesus? Pero TOÜTOV aparece tan atestIguado en los manuscntos (¡qUIzá ya
por Justmo') que debe conSIderarse ongmal Lo más probable es, a mI JUICIO, una
perdIda mecamca debIdo a un homolOteleuton (3 veces -ov) Tamblen esta vanan-
te de cntIca textual es de gran ImportancIa en el contemdo cf mfra, 147-150
5 De 4, 24s proceden E{tEgU:rtE'U<JEV, 'taL rptoAo'U1'l'T]<Juv uimii OXAOL :rtOAAOL,
Los v 3-9 son una reelaboraclón profunda de Mc 10, 2-9 Lo mas Impor-
tante son estas cuatro modifIcaciOnes 1) Mt mserta el fmal, Mc 10, 11,
en su mstrucclón púbhca, no comprende, al parecer, por qué Mc hizo d~
ese texto una mstrucclón para los dlsclpulos 2) Omite aSimismo Mc 10,
12, que da por supuesto, a tenor de la senslblhdad Jurídica helenístico-ro-
mana, que también la mUjer puede despedir al hombré 3) Mt formula de
modo diferente, en el v 3, la pregunta mtroductona de los fanseos, con
vistas a la cláusula de excepción del v 9 (,es hClto el dlvorclO por cual-
qUIer motlvo?7 4) Pero, sobre todo, Mt desplaza toda la controverSia y le
da aSI mayor clandad Jesús formula su tesIs capital ante la pregunta fan-
sea con un dicho tornado del relato de la creación (v 4s), e mflere de él la>
consecuencia (v 6a b) Responde luego a una objeCión fansea (v 7s) Al
final resume de nuevo su posIción (v 9), dando también, de paso, una res-
puesta a la pregunta Imclal de los fanseos (v 3) En el contemdo, Mt co-
mienza haciendo argumentar a Jesús con la Escntura, antes de ponerlo en
aparente contradicción con MOlsés Las otras modlficaclOnes, de menor
entidad, son redacclOnales con mayor o menor eVldencla8 Es superfluo
postular una fuente o parafuente aparte de Mc, como ha sido propuesto
reiteradamente SigUiendo a Streeter9
No es muy fácil enjUiCiar los v 10-12 Lmguístlcamente está claro que
el v l2a-c y la advertenCia del v 12d son tradlclOnales lO El v 10 es me-
raALAma, 'Iou/lma, JtfQav tOV 'loQ/lavou Cf lamblen 8, 1, 12, 15, 14, 13 Son
además claramente redacclOna1es ~ftijQfV (cf 13,53), uno, fXfI, la eVltaclOn de
JtaALv Sin retroaluslOn directa y la eVltaclOn de compuestos ouv- (cf vol 1, 56s,
vol 1, 56, n 92) Solo es dlfíclila omlSlon de xm antes de JtfQav tOV 'loQ/lavou
6 El debate entre B Brooten, E SchwelZer y H Weder sobre el derecho de
divorcIO en la mUjer judla (EvTh 42 [1982] 65-80294-300,43 [1983]175-178,
466-478) no aporta mucho a nuestro problema Da Igual cuantas mUjeres judías de
capas supenores relVmdlcaran este derecho en tiempo de Jesus, las mUjeres judías
no lo teman normalmente
7 LlngUlstlcamente no es demostrable con certeza el carácter mateano xu-
ta con acusatiVO, en el sentido de «en cOincidencia con», podna ser mateano (6 ve-
ces redacclOnal segun Sheret, Language, 143), Jtaf; es prefendo en Mt AhLa (Mt
3 veces I Mc 1 vez I Lc 1 vez) aparece solo en los V 10 Y27, 37
8 Sobre JtQOofQJ(o~m aUt<ji, AfYWV, uvaYLvwoxW, f&WV, ouv, AfYW + pre-
sente hlstonco, /lE, oútWf;, cf vol 1, 76s, Ó xtLoaf; (v 4) es mducldo por XtLOEWf;,
/lovvm (v 7) sustituye la cita de Dt 24, 1 LXX, pero es inflUido tamblen por el ffilS-
mo verslcu10 de la BlblJa El v 5 aparece complementado con Gn 2, 24 LXX (no
hteralmente) rEYOVEV (v 8b) es 4 veces redacclOnal en Mt, la frase Interpolada v
8b es central para la teologla mateana del matnmomo y se corresponde con 24, 21
La clausula de mmorahdad del v 9 es objetivamente, a mi entender, tradiCión de la
comumdad mateana (ef vol I, 375s), Ysu mserclOn con ~T] fJtL, mateana
9 Streeter, Gospels, 259 Cf de autores reCientes, por ejemplo, Isaksson**,
75-92, Tllborg, Leaders, 122s Para Dungan**, el texto es una demostraclOn en fa-
vor de la hipóteSIs de Gnesbach
10 Son redacclOnales yaQ, OÚtWf;, OOtLf;, aV~QwJtof;, ~aOLAELa tWV oUQavwv
(cf vol 1, 57ss), no, por tanto, los térmmos baslcos del v 12
qUlVOCamente redacclOnal en ellenguaje ll El v 11, que ocupa un puesto
clave para la reconstruCCión histónca, es lo mas difíCil de evaluar Yo con-
sidero todo el versiculo redaccional l2
Explicación
lo hace pomendo en boca de <<los» fanseos la tesIs hillehta como pregunta, y su-
braya aSI su distancia de Jesús
22 Cf ls 48, 16, 63, 16, Hab 1, 12, Eclo 24, 9, Fragm Jub 4, 15, 12, 26,
As~Mos 1, 13, 12,4 Es frecuente que la Blbha refiera la expresión cm' aQXfj~ a la
creación o al comIenzo de la hlstona de la salvaCIón, pero muchas veces la expre-
~Ión es temporalmente mdetenmnada
23 Cf BIlI 1,80Is.
24 CD 4,21 (contra la pohgamJa y el dlVorcJO)
25 Esto lo han demostrado de modo convmcente, a mi JUICIO, Daube, New
Testament, 72-83, Schaller*, 94s, 153s, Derrett*, 372-380, cf FIlón, Leg All 2,13,
Op Mund 76, 134, Y los documentos de BIlI 1, 80ls Daube, New Testament, 83-
85 sólo admite esta mterpretaclón para Mc, pero sm aducir razones sufiCientes
26 Así lo fonnulan rabmos del siglo IlI, según Jeb 63a y GnR 17, lid = BIlI
1 802 Es Importante para la hlstona de la mfluencla la mterpretaclón de Agustín,
Czv Del 14,21-23 = BKV 1/16,344-350 Gn 1, 27s afirma que la procreacIón es
parte de la perfección paradisíaca del ser humano, y como tal no está baJO el peca-
=
do ongmal, sólo cuando se añade el «placer deshonesto» (23 347), el acto sexual
es pecammoso
27 El oscuro xaL e'Gtev hay que refenrlo más a Jesús que a OJOs, que sería el
«autor» de la cIta escnturana Lo segundo es posible en Mt, pero se hace efectivo
en otros pasajes (como 1, 22, 2, 15) En cualqUier caso, la mtroducclón añadida da
mayor peso a la cita escnturana la cita de Gn 1,27 no aparece alJora aJslada y co-
bra así mayor relteve, a tenor de la misma, los lectores han de empezar de nuevo
La cita de Gn 2, 24 es subrayada también con la propia mtroducclón
da en el trato sexuaFs. El v. 6 infiere una consecuencia recapitula-
dora de las cItas y concluye con un dicho de Jesús 29 : es Dios mis-
mo el que Juntó las parejas 30 ; por eso, el hombre no debe separar-
las.
7s Los fariseos objetan: ¡MOISés estableció el acta de repudio! Es-
tá claro hacia dónde apunta el evangelista: contra la obra del Crea-
dor (v. 4) está la palabra de Moisés. Los lectores del evangelio re-
cuerdan 15,2-4, donde se contraponía el precepto de Dios a la tra-
dición de los antepasados. TambIén en 22, 24.31 opondrá Mateo
enfáticamente la palabra de Dios a la palabra de Moisés. Los lec-
tores quedan expectantes: saben que para Jesús no puede haber
oposición entre la palabra de Moisés y la palabra del Creador (cf.
5, 17). ¿Cómo resolverá Jesús el problema? La solución la ofrece
el v. 8: mientras los fariseos remiten al precepto de MOISés (evE-
TelAU'tO), Jesús habla de una mera concesión de Moisés (btÉTQE-
'ljIEV), concesión en vista de 31 la desobediencia y la «dureza de co-
razón»32 del pueblo. Frente al texto de Marcos, donde Jesús habla
de un precepto de Moisés y los fanseos de una licencia, Mateo
trueca los verbos. Así no está en oposición directa a Dt 24, 1-4,
porque este texto sólo «ordena» o prohíbe las segundas nupcias de
un hombre con su ex-mujer divorcIada de nuevo; el verdadero pro-
cedimiento de separaCIón se presupone sImplemente 33 . Pero Mt se
opone a toda la exégesis judía, que interpreta ese reglamento de se-
46. Glt4, 3.
partes47 • El judeocristianismo, especialmente las Pseudoclementinas, <id
fuerte inspiración mateana, entienden luego toda la ley sacrificial com~
una «concesión» de Moisés a causa del pecado del pueblo 48 • Algo pareci~
do estiman Justino e Ireneo49 • El texto sirvió, pues, de ayuda a la Iglesia
posterior para acabar radicalmente con el problema de la vigencia de la
ley mosaica.
Pero Mt 1, 18-25 mdlca lo contrano el «Justo» José, según 1, 19, no VIO «dentro de
la lInea JurídIca» la Ix)S)bllIdad de renuncIar a dIvorcIarse de María, smo úmca-
mente la de repudIarla en secreto Para renuncIar al dIvorcIo necesItó, según Mt, la
mtervenclón de un ángel Cf AllIson*
52 Cf los documentos supra, n 35 Bockmuehl* ha mostrado en forma plau-
Sible, a mI entender, la eXIstencIa de una halaká prerrabímca que oblIgaba al dI-
vorcIO en caso de adulteno Así lo mdlca tambIén Mt 1, 19 Según la concepcIón
rabínica, al esposo le está prohibIdo el trato sexual con su esposa SI ella ha come-
tIdo mmorahdad (SDt 24,1 § 269 =Blll 1,313, Sota 5,1 = Blll 1,321)
53 Herm m 4, 1,4-8 = 29, 4-8 (aquí, con la posibIlIdad de que la mUjer se
arrepIenta y vuelva luego con el mando), más documentos en vol r, 384s, n 47
54 'EJtfTQE'ljJEv no es necesanamente argumento en contra, porque SI bIen el
divorcIO es en general, según el v 8, una «lIcenCIa» de MOIsés, la cláusula de ex-
cepcIón del v 9 está dentro del mandato de Jesús
55 Cf vol 1,385-390 Allí se reseña la hlstona de la exégesl~ y de la mfluen-
cla
56 Cf vol 1, 385s Algunos testIgos textuales msertaron esa prohIbIcIón de
Mt 5, 32b en el v 9 (cf supra, n 3) Sobre todo, cuando algunos manuscntos omi-
ten '(al YUfllJoU aAAlJV, queda la posIbIlIdad (más no) de que permItan un segundo
matnmomo del hombre separado por adulteno de la mUjer con otra mUjer no sepa-
radada (así, con dIversos matIces, en f', p25, B YC*, por ejemplo)
casamiento para el hombre divorciado, 5, 32b Y 19,9 se comple-
mentan: a la prohibIcIón de 5,32 de casarse con una mUjer separa~
da corresponde en 19,9 la prohibición del nuevo casamiento del
hombre divorciad05? 2) La hIstoria de la mterpretación, casi uná-
nime, en la Iglesia antigua abona la interpretación «católica»58. 3)
Esta interpretación «dura» del v. 9, que altera totalmente el dere-
cho judío del divorcio, es la que mejor explica la reacción negativa
de los dIscípulos en el v. 10. De ser esto correcto, el «repudio» de
la mujer en caso de adulterio es, de hecho, una mera «separa-
ción»59. Algo parecido ocurre en Hermas, que prohíbe categórica-
mente las segundas nupcias y define como ClJtOAÚeLV60 la «separa-
ción» sin posibilIdad de nuevo casamient061 .
Queda así claro que la idea del matrimonio en la comunidad
mateana apenas difiere en lo sustancial de la idea de Jesús, a pesar
de la introduccIón de la cláusula de inmoralidad. Jesús declara el
divorcio radicalmente contrario a Dios; defiende el «matrimonio
único». Mateo y su comunidad no anulan este principio de Jesús;
establecen simplemente -en coincIdencia con una difundida hala-
ká judía- que hay un caso en el que el hombre no puede mantener
el matnmonio: el caso de inmoralidad o adulterio de la mujer. El
marido debe repudiar entonces a su esposa. Pero esta posibilidad
mateana de repudio difiere del divorcio judío, que tiene precisa-
mente la finalidad de posIbilitar el nuevo casamiento. También pa-
ra los judíos rigoristas de la escuela de Shammai, un matrimonio se
Sentido actual
70 Cf vol 1, 384s
71 SLev 21, 7 (379a) = BI11 1 3 un sacerdote no debe casarse con~
das Jeb 6 4s = Ibld un sumo sacerdote tampoco debe casarse con uJ#íuda
adulterio puede derivar en una generalización peligrosa y corre el
riesgo de pasar por alto a la persona concreta.
Para que la prohibición del divorcio por parte de Jesús no que-
de como un residuo ascético o qumránico de su predicación, hay
que asociarla al conjunto de su actividad. No cabe hablar entonces
de prohibición del divorcio por parte de Jesús sin narrar, por ejem-
plo, el episodio de la adúltera (Jn 7,53-8, 11). Sólo de ese modo,
arropado de algún modo en el amor divino y humano, puede con-
vertirse el principio de Jesús en una buena ley. Pero hay que recor-
dar también que los cristianos más antiguos manejaron el principio
de Jesús con notable flexibilidad, lo adaptaron y modificaron: en-
tre esos cambios están, además de la cláusula mateana de excep-
ción, la regulación paulina de los matrimonios mixtos (l Cor 7, 12-
16) y, sobre todo, la posibilidad de retomo a la pareja, exigida por
Hermas, para mujeres y hombres (!) que han cometido adulterio, si
se arrepienten (Herm m 4, 1, 7s = 29, 7s). Este último cambio es el
más significativo, porque rezuma el espíritu de Jesús del perdón
ilimitado; está, pues, en clara tensión con Dt 24, 4 y acaso también
con Mateo.
En las prohibiciones del divorcio hay que partir, pues, a mi jui-
cio del centro y del conjunto del nuevo testamento, si se quiere for-
mular su orientación para el presente. Yo creo que el derecho de
separación católico, que ha quedado objetivamente muy afín a la
posición mateana, no sintoniza con el nuevo testamento en un pun-
to esencial: el nuevo testamento somete la prohibición de Jesús del
divorcio a un proceso sorprendente de adaptación y modificación,
proceso que en el último milenio tampoco se adapta ya a la nueva
situación de los humanos, donde los principios cristiano-primitivos
aparecen congelados en cláusulas jurídicas. Mas, por otra parte, el
nuevo testamento deja en claro que no todas las instituciones son
relativas y dependientes de la situación; hay «órdenes» buenos y
acordes con Dios, y entre ellos están el matrimonio y la familia. Si
yo intento repensar esto desde el núcleo del nuevo testamento, no
voy a distinguir simplemente entre los «órdenes de la creación» y
otras instituciones, sino indagar hasta qué punto una institución
puede ser recipiente del núcleo de la ética neotestamentaria, de la
«ley de Cristo» (Gal 6, 2), del amor72 • Desde el nuevo testamento
Historia de la influencia
El diálogo que sigue con los discípulos en los v. 10-12 es im- 10-12
portante en la historia de las Iglesias por ser uno de los pasajes clá-
SICOS para el «consejo evangélico» del celibato, y tiene gran rele-
vanCIa en el debate sobre el celibato. Muchos exegetas católicos
actuales fundamentan con este pasaje una idea del celibato ajusta-
da al evangelio: «El celibato querido por Jesús tiene poco que ver
con el Ideal de la continencia... No es resultado de una devaluación
de la sexualidad o del matrimonio... Su objetivo es asegurar la apli-
cación de todas las fuerzas humanas a la obra del reino de Dios...
(Qmen desea vivir célibe) aprecia el valor del matrimonio... y re-
nunCIa voluntariamente a él cuando se deja atrapar por un Reino
que invita a abandonarlo todo para seguir a Cristo»?5. El celibato
debe ser un signo de la «dinámica eficiente» del reino de Dios; só-
lo entonces es auténtico; su presupuesto, «la presencia soberana
Explicación
100 Bullmger, 180A, Brenz, 617 «Non est legem ponere, sed IIbertatem con
cedere»
101 Lo mas claro, en ZwmglIo, 316 los apostoles son cehbes porque tIenen
mucho trabajO con el remo de DIOS Pablo pasa a ser en Zwmgho el prototIpo (len
sentIdo totalmente POSItIVO') de ese parroco o profesor de teologla evangehco que,
demasiadas veces, «tot labonbus fatIgatus totque pencuhs exercltus, raro apud
uxorem erat», «tametsl uxorem haberel» (,No sobra ahl un «consejo evangelIco»
(¡no en el sentIdo de Mt 19, 12')'1
102 Maldonado, 387 Los calvmlstas dIcen que el cehbato, como el ayuno, no
es en ~I bueno m malo (,No habna que deCIr lo mIsmo de la desmesura, que es lo
contrano del ayuno? LapIde, 366, defme el cehbato como «vlrtus , smque VictO
na» y contmua «Mentem atlollIt ad celestIa medltanda ex homlll1bus faclt An-
gelos»
103 Maldonado, 387 (traducclOn mia)
104 DS1618IO
105 Lapide, 365, en la estela de AgUStlll, ConfesslOnes 6, 11
1 Los representantes de la exegesls tradICIOnal sobre el celIbato lO6
suelen refenr el v 11 alloglOn SigUiente, v 12a-c ASI pues, detras del v.
11 hay que poner dos puntos Los dos logia que hablan de «entender» (v.
11 l2d) forman un marco en torno alloglOn de los eunucos Los v 10-12
constituyen entonces una umdad textual relatIvamente completa que aho-
ra, conclUida la sección sobre el matnmoulO, trata de algo nuevo, de otro
cammo, el del celIbato El v 10 ejerce aquI una funCIón de tránSito Los
dIscípulos dIcen que SI la monogamIa «es tan estncta, más vale abstener-
se» Jesús, que en realIdad «debena IrrItarse ante la mgenua declaracIón
de los discípulos», «la pasa por alto» y la «utilIza como buena ocasión pa·
ra pronunciar una sentencia» que «se corresponde poco» con lo dICho en
los v 3_9 107 De todos modos, en este tipo de exégeSIS se puede dar tam·
blén mayor peso a la observacIón de los dISCIpulos en el v 10 Entonces,
esa observacIOn será el Aoyor; al que se refIere Jesús l08 Jesús afIrma en-
tonces la observacIOn al comentarla, lImIta su alcance, pero la eleva al
mismo tIempo con la alUSión al remo de los CIelos En ambas variantes
cobra un peso espeCIal el v l2c no sólo hay eunucos de naCimIento o por
mtervencIón humana, smo tambIén «eunucos» por el remo de DIOS, IY es-
to hay que saber «entenderlo»!
2 Los representantes de la «exégeSIS del matrImomo»109 refIeren el
Aoyor; o1í"tOr; al v 9 Sólo aquellos a qUienes DIOS se lo ha concedido, pue-
den «entender» ese dIcho de Jesús sobre el divorCIo ¿Por qué es tan duro
el v 9? Los representantes de esta exégeSIS contestan Porque la separa-
ción en caso de mmoralIdad no tIene, como entre los fanseos y en el JU-
daísmo en general, la fmalIdad de pOSIbIlItar un nuevo casamIento Los
separados deben permanecer célIbes en adelante Añaden que la conster-
naCIOn de los dISClpulos ante eso no es noble, pero comprendieron al me·
nos de qué se trataba Sólo pueden «acoger» ese dIcho -contesta Jesús-
aquellos a los que DIOS se lo concede El v 1210 razona (yuQ) ¡hayeu-
nucos por el remo de los Cielos' El v 12d mVlta luego de nuevo a acoger
la palabra de Jesús sobre la prohibiCIón del nuevo casamiento de los se-
parados En este tlpo de exegesls no hay en el v 12 un fondo mdepen-
dIente El anexo mateano, v 10-12, SIrve para reforzar el dIcho de Jesús
sobre la santIdad e mdlsolublhdad del matnmomo úmco
Jesús
120 Tamblen Sand* ve que este tipO de exegesls toma en seno la secuencia de
los v 9 11, pero no se ajusta al v 12 Por eso el v 11 hace referenCia al v 9 segun
Sand pero este no Interpreta el v 12 como fundamentaclOn, SInO como superaclOn
10 «Intolerable» del precepto matnmomal estncto (v 10) remite «al desafiO aun
mayor de la renuncia al matnmomo» (54 58s cIta 59) No se tiene aqUl en cuenta
la conjunción YUQ, y la retroaluslOn al v 9 cuelga en el aire
121 Tamblen Moloney* 43 52 admite que los dos tipOS Interpretativos tienen
su razon de ser hlstonca en Jesus (InterpretaclOn a) yen Mateo (InterpretaclOn b)
respectivamente
eunucos «desde el vientre de la madre»122 corresponde a los ~O~'9
iI~n rabínicos (eunucos del sol) o a los O~~r¡j ~o~,o (eunucos del
ci~l~); el grupo de los castrados por los ho~bres, a los 0:r~ ~O~'9
rabínicos (eunucos del hombre)123. El primer grupo pone de mani-
fiesto que no sólo cabe calificar de «eunucos» a los castrados, si-
no también a los impotentes por naturaleza. Los eunucos son vili-
pendiados en todas partes, en el judaísmo especialmente, porque
no pueden cumplir el mandato de Dios de procrear hijosl24. Los
castrados por los hombres están, además, mal considerados en el
judaísmo, porque los cultos paganos (de Cibeles, Dea Syria, por
ejemplo) contaba con sacerdotes castrados, mientras el judaísmo
mantenía la prohibición estricta de la castración. Tras la enumera-
ción de estos dos grupos bien conocidos de eunucos, sigue ahora en
el tercer miembro dellogion una sorpresa: introduce un grupo nue-
vo, desconocido, de eunucos: aquellos que se han castrado por el
reino de Dios. ¿Qué clase de personas pueden ser en el entorno de
Jesús? Nada sabemos de una castración real en el movimiento de
Jesús; pero quizá Juan Bautista, el propio Jesús y también uno u
otro de sus discípulos eran solteros 125 • El resto de los discípulos no
llevaba una vida familiar, porque acompañaban a Jesús por los ca-
minos. No eran eunucos (O~O~'9) en sentido rabínico: los discípu-
los de Jesús que eran casados no vivían permanentemente sin sus
mujeres; Jesús y Juan Bautista vivían voluntariamente célibes sin
ser eunucos en sentido físico. La renuncia a la vida conyugal por
parte de los varones de la comunidad de Jesús era algo que llama-
ba la atención l26 . Es posible que adversarios malévolos los tacha-
122. ExpreSión bíblica: Jue 16, 17; Job 38, 8; Sal 21, 10 LXX; 70, 6 LXX; ls
49, 1.
123. BII\. 1, 805-807.
124. Según Dt 23, ls, los eunucos no son admitidos en la asamblea cultual;
pero según ls 56, 3-5 YSab 3, 14, en el futuro será diferente. Según Josefa, Ant. 4,
290s, hay que evitar a los eunucos, que no pueden cumplir el precepto de engendrar
hijos y tampoco poseen almas ni cuerpos femeninos. Sobre la irrISIón y el despre-
cio de los eunucos en el mundo romano, cf. Hug, Eunuchen, en PRE.S llI, 453s.
Un ejemplo de esa burla ofrece Luclano, Eun. 6: los eunucos debían ser expulsados
de los templos y los actos públicos; tales seres mixtos de hombre y mujer están 1:'1;00
'[ii~ (lv~ºooJtEla~ <pÚ(JEOO~.
125. Según el montanista Tertuliano, todos los apóstoles, excepto Pedro, son
célibes (De monogamia, 8 = BKV I/24, 494). Juan Bautista es calificado por Ter-
tuhano (zbid., 17 = BKV I/24, como «eunuco».
126. El engendrar hiJOS es un deber para los varones Judíos (Jeb 6, 6). El ma-
trimonio precoz (para varones a los 18 años, para mujeres con la madurez sexual)
ran de «eunucos», de gente tan despreciable como los sacerdotes
de CIbeles y los emasculados paganos de la corte 127 • Jesús adoptó
qUizá entonces esta palabra denigrante e incluso no formuló, por
esa, un logion sobre célibes (aya¡lOL, JWQ'frÉVOL), sino sobre «eu-
nucos»128. EUVOUXL~(¡) debe tomarse entonces, obviamente, en sen-
tido figurado, y sIgnifica optar por el celibato o por la ascesis se-
xua1 129 • Estos «eunucos» de nueva clase optaron por el reino de
DiOS. ~Lá puede significar «a causa de» o «por voluntad de»; el 10-
glOn deja abierto si los «eunucos» optaron por la renuncia a la se-
xuahdad para entrar en el remo de Dios o movidos por el reino de
DiOS. La formulación abIerta «hay eunucos», que no declara la re-
nunCIa al matrimonio y al trato sexual como condición para todos,
lllchna hacia la segunda mterpretación.
Sm embargo, también entonces queda sin decidir por qué unas
personas conquistadas por el reino de Dios renuncian a la vida
conyugal. ¿Sólo para poder caminar con Jesús y proclamar el rei-
no de Dios?130. ¿ü para no verse distraídos de su tarea con el reino
de DiOS por las preocupaciones de la familia?l3l. ¿ü porque al-
gUIen que está embargado de una «alegría mdescriptible» por el
remo de Dios no puede sujetar su corazón ni al «dinero y los bien-
es» m a la famlha y el matrimomo?132. No lo sabemos. Lo más per-
tmente me parece recordar que en el reino de Dios, según Jesús,
Sentido actual
Ellogion de Jesús fue referido, por tanto, con razón por la Igle-
sia posterior al cansma del celibato. Pero esta exégesis no puede
apoyarse en el evangelista Mateo. Este restringió el antiguo dicho
de Jesús al aplicarlo a los separados sin culpa, que no pueden ca-
sarse por segunda vez. Y, a la luz de Jesús, cabe justificar también
un celibato voluntario entendido como carisma, mas no el celiba-
to sacerdotal prescrito ecleslásticamente. Tampoco me parece po-
sible concluir de este dicho la legitimación de un celibato de por
vida. Se aleja mucho de este logion el considerar el celibato como
el estado de superación plena del instinto sexual, y relacionarlo
Análisis
Presentan unos niños a Jesús, quizá sus padres -no lo sabe- 13-15
mos-. Jesús los bendice y ora por ellos. Así escribe Mateo, e inter-
preta la petición de Mc de tocar a los niños. Ilmotu, a diferencia
de JtUlOEe;, son los niños pequeños; Hipócrates incluye entre ellos
a los que tienen menos de siete años 5 • La frase EJtL1:L1'tÉvm 'tae;
ZciQue; es bíblica; con ella expresan los LXX acciones rituales muy
diversas, como el «apoyar la mano sobre el animal sacrificial» (por
ejemplo, en Lv 1,4 Y passim) o en la «ordenación» de Josué (Dt
34, 9)6, o también el «imponer» la mano en la bendición paterna?
Quizá existía ya en el judaísmo, durante la época del nuevo testa-
mento, el uso de que los letrados bendijeran a los niños, con el que
pudo enlazar Mateo -pero esto no es nada seguros-o
memden - und Ihre Taufe en Id, Neutestamentllche Entwuife, 1979 (TB 63),198-
232, G Barth, El bautismo en tiempo del crzstlanzsmo przmltlvo, Salamanca 1986.
157-168, F Hahn, Kmdersegnung und Klfldertau/e 1m altesten Chrzstentum, en H
Frankemolle y otros (eds), Vom Urchrzstentum zu Jesus FS J Gnzlka, Frelburg
etc 1989,497-507, y, sobre todo, la ngurosa mvestigaclOn de Strobe1* Sólo Lm-
demann*,97 101 postula que los debates en torno al bautismo de nIños fueron el
«Sltz 1m Leben» de Mc 10, 13-16
12 El bautismo de proselitos, en el que presuntamente eran bauti~ados tam-
bien nIños pequeños, no es precisamente la ran del bautismo cnstiano (¡ también
eran bautizados JudlOs creyentes en Jesus '), y tampoco parece haber mflUldo ape-
nas en el bautismo cnstiano
13 Consta la ImClaClOn mistenca para mños de 7 a 11 años (Strobel*, 26s),
mas documentos en W Burket, Antzke Mysterzen FunktlOnen und Gehalt, Mun-
chen '1994,54, n 114
14 Sobre el helenIsmo, cf supra, n 13, sobre el JudaIsmo, Strobel*, 27s y
Abot 5,21 los mños JudlOs comienzan a leer la Biblia a los 5 años y a los 10 la
MIsna En cuanto a la observancia de los preceptos, estan obligados desde la ma-
durez sexual (13 años), mas en Blll 11, 144 147
15 Solo Mart Pol 9,3, Justmo, Apol 1, 15 6 lreneo Haer 2,22,4, sugie-
ren un bautismo de nIños pequeños (no necesanamente lactantes) Solo en Hlpóli-
to y Ongenes parece comente el bautismno de lactantes (Strobel*, 13-15) Según
Anstides, Apol 15 6 hay bautismo de nIños mayores, con uso de razon, segun Cel-
so (Ongenes Cels I1I, 44 = BKY 1152, 255), muchos nm6uQLu fOrIllan parte de la
comunIdad Strobel*, 2343 supone que en el Siglo 11 era frecuente que pertene-
cieran a la comumdad nIños con capacidad de aprendizaje y dlscermmlento, sm un
limite de edad fiJO haCia abajO
16 Cf por ejemplo Anstides, Apol 15, lI, mas documento\ en Aland, Die
Stellung der Kznder zn denfruhen chrzstlzchen Gememde, 214s, Strobel*, 23 So-
bre el JudaIsmo, cf A Oepke, nULC:; XtA, en ThWNT Y, 645, 30ss
10 de bendlclon de lllños? No es demostrable, obviamente, pero me pare-
ce casI seguro que en el cnstlalllSmO pnmltivo los lllños aSlstian a las ce-
lebraciOnes ordmarlas de la comullldad SI el Jesus terreno los mvlto a
acercarse, las comullldades que transmitieron el texto dlflcllmente los ha
bnan tellldo alejados de la presencia del Exaltado 17
Historia de la influencia
17 Strobel*,58s
18 El llamado redescubrImiento del mño en el helemsmo (cf Oepke, Jtm~
639 39ss) tampoco lo es, a mi JUICIO
19 Ejemplos Agende fur dIe Evangellsche Klrche der UnlOn II DIe klrchlt
chen Amtshandlungen Wltten 1964 14s Agende fur Evangeltsch luthensche Klr
chen und Gememden HIII, Hannover 1988 26s Agende fur dIe Evangellsche Klr
latIva parquedad 20 Mucho más Importante fue la exégesIs parené-
tIca, la exhortacIón a los adultos a hacerse como mños, es declf,
sencIllos, modestos, humtldes, castos, no pendIentes de lo extenor,
etc 21 De los proplOS mños se habla muy poco en la hIstona de la
lllterpretacIón Sólo en casos aIslados forma parte de la lllterpreta-
cIón parenétIca la exhortacIón a los adultos para que dedIquen to-
do el cmdado a la educacIón de los mños, los prefendos de JesÚs 22 •
A veces se lllvIta a los padres a rezar por sus hIJOS y llevarlos a los
sacerdotes para que los bendIgan 23 Como argumento bíbhco del
bautIsmo lllfantIl, el texto sólo cobró ImportancIa con los reforma-
dores, cuando tUVIeron que polemIzar contra los anabaptIstas
che von Kurhessen Waldeck III Amtshandlungen, Kassel 1975, 203s (IndicacIOnes
de M Josuttls) Por el lado catohco la sItuaclOn es diferente, porque el Ruuale Ro-
manum, decISIVO hasta el conClho Vaticano n, no prevela mnguna lectura bíbhcll
para el bautismo de Infantes El Ordo BaptlSml Parvulorum de 1969 prevé para el
bautizo una celebraclOn de la palabra, propone Mc 10, 13-16 como texto elegible
(InfOrmaClOn de Th Egloff, Llturglsches Instltut, Zunch)
20 El pasaje mas antiguo es Tertuhano, Bapt 18, que presupone esta nOCión,
aunque el fue contrano al bautismo precoz En lo demas, Ludolphy* solo ha podi-
do IndIcar dos documentos de la IglesIa antigua Const Ap 6, 15,7 = Funk, 339 e
InocenclO 1, Ep 30,5 = DS'6 219
21 ApolInar de Laodlcea, n o 96 =Reuss 32, Juan Cnsostomo, 62,4 =PG 58,
600s, DlOlllSlO CartuJano, 215, Opus lmperfectum 22 = 805 Cf tamblen supra,
31-33
22 BaslilO, Reg brev, n o 292 (trad alem de K S Frank, 260s)
23 Opus lmperfectum 22 =805, cf Maldonado, 388
24 (Evangelten-Auslegung) n, 654-660
25 (WA 47, vol IlI), 326-337, cita 331
26 437
27 n, 130
testamento. Desde la Reforma aparece constantemente la referencia al
bautismo infantil, no sólo en los comentarios evangélicos 28 , sino también
en muchos católicos 29 • Frente a ellos subraya, por ejemplo, el anabaptista
P. Walpot que el bautismo no sirve de nada sin la fe. A los niños incapaces
aún de creer, Cristo les promete el reino de Dios sin fe y sin baulism0 30 • En
suma, el uso de este texto como prueba bíblica en favor del bautismo de
los niños en la interpretación de la Reforma y pos-Reforma es un caso clá-
sico de «legitimación secundaria», mediante un texto bíblico, de una ins-
titución que existía de tiempo atrás y sin base bíblica.
Sólo con la Ilustración perdió relieve la cuestión del bautismo infantil,
al menos en la exégesis de este texto 11. Durante el siglo XX desaparece
sustancialmente en la exégesis de Mt 19, 13-15 par. Cullmann y Jeremias,
los dos últimos defensores del bautismo infantil en la época neotestamen-
tana, señalan también que este texto no pretende hablar de él, aunque lo
presupone 32 • La exégesis ha avanzado, pues, en este punto.
Sentido actual
28. Por ejemplo, en Bullinger, 181; Bucer, 156; Musculus, 456; Aretius, 170;
Brenz, 619; Wolzogen, 336.
29. Maldonado, 389; Valdés, 333s; S. Barradas en Ludolphy*, 83, n. 36; La-
pide, 367s.
30. Das Grosse Artlkelbuch (ca. 1577), QGT 12 (1967), 75s.
31. Visión panorámica en Ludolphy*, 77s.
32. Cullmann, Spuren ainer alten Taufformel, 529; Jeremias*, 61.
33. Una consecuencia ilegítima, a mi juicio. El argumento prinCipal contra esa
especie de «desarrollo» del nuevo testamento es, a mi jUicio, que el lactante bauti-
zado no puede sentir la gracIa dlvma, que es algo tan concreto como el agua que
mOJa y empapa. ¡Los bautizados, al fin y al cabo, no son los padres!
texto sin comentario, contra un mejor saber exegético, en los bau-
tizos de niños, y contribuyan así a la legitimación bíblica de un
bautismo probablemente no bíblico, y que las direcciones de las
Iglesias se lo exijan demasiado a menudo, es abusar de la Biblia.
Los textos bíblicos no pueden defenderse contra eso, y es tarea de
los exegetas hacerlo por ellos.
Pero ¿cuáles son las consecuencias positivas que resultan del
texto como orientación para el presente? No voy a romper aquí una
lanza en favor de una única bendición o presentación eclesial de
infantes, aunque existiera quizá incluso en la comunidad mateana.
Como acto singular -sobre todo en Iglesias que, por lo demás, no
son ya muy conscientes de la realidad de la bendición- no sería mu-
cho más que un sucedáneo del bautismo de niños. Pero yo aplau-
diría, en la perspectiva de nuestro texto, dar acogida a los niños en
nuestras Iglesias para participar, no sólo en espacios y actos espe-
ciales, sino también en nuestros servicios religiosos principales, y
no como asistentes pasivos, cortésmente callados, sino como per-
sonas que configuran en su calidad de niños nuestros servicios re-
ligiosos, y hacer que estos sean así más espontáneos, vwos y qui-
zá, en sentido positivo, más caóticos. Y animaría a nuestras Igle-
sias, en segundo lugar, a descubrir de nuevo la realidad de la ben-
dición, no sólo para niños, sino también para otros, y esto no sólo
en el servicio religioso.
Bibliografía sobre 19, 28: Broer, 1., Das Ringen der Cemeinde um Israel.
Exegetiseher Versueh über Mt 19, 28, en R. Pesch y otros (eds.), Jesus
und der Mensehensohn. FS A. Vogtle, Freiburg 148-165; Burnett, F. W.,
I1ClALYY€V€OLCl: Matt 19, 28: A Window on the Matthean Community:
JSNT 17 (1983) 60-72; Derrett, J. D. M., Palingenesia (Matthew 19, 28):
JSNT 20 (1984) 51-58; Dupont, 1., Le logion des douze trones (Mt 19,28;
Le 22, 28-30), en Id., Etudes II (vol. 11), 706-743; Friedrich, J., Gott im
Bruder, 1977 (CThM.A 7),53-66; Geist, Menschensohn (vol II), 238-245;
Hampel, v., Mensehensohn und historiseher Jesus, Neukirchen-Vluyn
1990,140-151; Marguerat, Jugement, 460-472; Reiser, M., Die Geriehts-
predigt Jesu, 1990 (NTA 23) 246-250; Riniker, c., Die Geriehtsverkündi-
gung Jesu, disertación académica Bern 1991,406-417; Schürmann, H.,
JesuAbsehiedsrede Lk 22,21-38. I1I, 1957 (NTA 20/5),37-54; Sim, D. c.,
The Meaning OfrtClALYY€V€OLCl in Matthew 19,28: JSNT 50 (1993) 3-12;
Theisohn, 1., Der auserwiihlte Riehter, 1975 (SUNT 12), 153-174; Vog-
tle, A., Das Neue Testament und die Zukunft des Kosmos, 1970 (KBANT),
156-166.
Más bibliografía** sobre Mt 19-20, supra, 123.
Análisis
9 Cf vol l, 57s sobre i&ou, ltQOOEI.1'twv Ull1:é¡> eIltEV (v 16), d + 1'tEI.W, dOEQ-
XO!!aL, 't11QEW (v 17), I.EYW + presente hlstónco, &10, CP11!!L (v 18), I.EYW + presente
hlstónco (v 20), d frEl.fLC; (v 21),010, Uflllv I.fYW VfltV, ~UOLl.fLa 'tWV oVQavwv (v.
23), ltUI.LV, &10 (v 24), uxououe; &10, !!ufrll'tlle;, I.EYWV, uQa (v 25),010 (v 26),1:O'tE,
cmoxQLfrne; eIltEV, UQU, Éo'taL (v 27), &10, axol.ou1'tEw (v 28), ltae; OO'tLe; (v 29) So-
bre EQw'tuw (v 17), cf 15,23,16,13,21,24 (sIempre redacclOna1), Én (v 20) es
redacclOnal otras 4 veces aproxImadamente, sobre 'tEI.ELOe; (v 21), cf 5,48, sobre
'ta VltuQxoV'ta (v 21), cf 25, 14, sobre ocpoilQa, cf comentano a 17,623, 18,31
10 Queda en v 17b, de todos modos, el «sólo uno es el Bueno» como reml-
mscencla de Mc lO, 18, Yahora aparece lllconexo
11 Neavwxoe; no fIgura en Mt, salvo en este pasaje, y falta en los lugares pa-
ralelos a Mc 14,51,16,5
12 Los sIgUientes agreements encajan en la redaccIón de ambos evangelIos o
se lllslllúan por las durezas del texto de Mc la omISIón del fl11 Ultoo'tEQ110UC; no ve-
terotestamentano (Mc lO, 19 par), la lllserclón de En (Mt 19,20/ Lc 18,22), la su-
preslón de las emocIOnes de Jesus (~YUlt110EV, o'tuyvuoae;) Mc lO, 21s par y del
texto Mc 10, 24 Me resultan más dIfíciles de entender la reducclón drástica de la
llltroducclón Mc 10, 17 par y la omlslón (muy lógIca en Mt, cf 8, 19) de /:lL&aa-
Xal.E Mc lO, 20 par
13 Ennulat, Agreements (vol II), 214-226, enumera 40 agreements
14 Cf vol l, 321, sobre 5, 18, vol 1, 376s, sobre 5,32, vol JI, 236s, sobre 11,
12s, supra, 46s, sobre 18, 12-14, mfra, 309s, sobre 22, 1-10, mfra, 635s, sobre 25,
14-30
mado el dicho en una verSlOn ya amphada En Mt, el OL axoA.o'lJ'l'}T]OUVtE¡;;
[tOL mtroductono puede considerarse (no necesanamente) redacclOnal El
hapax legomenon JtUA.LYYEVEOLU pertenece probablemente a la tradición 15
Muy difícil de enjUiCiar es OtUV xm(hon 6 ULO¡;; toií aV{}QwJtou EJtL {}Qo-
vou OOST]¡;; uutoií, porque la formulaclOn se repite casi hteralmente en 25,
31 ¿Son ambos pasajes redacclOnales o es 25, 31 una imitación redacclO-
nal del presente pasaje? Es caSi imposIble deCidIrlo, umcamente la POSI-
bilidad de que detrás de los «tronos» de los discípulos-Jueces pueda estar
Dn 7, 9 16, lllduce a consIderar elloglOn como un dIcho ongmal sobre el
HIJO del hombre La segunda parte delloglOn podría responder a la tradi-
ClOn en su verSión mateana, mc1mdos por tanto los «doce tronos»l? ¿Hay
una verSlOn pnmigema de este loglOn que se remonta a Jesús? Con toda
cautela -sólo conocemos con alguna segundad su segunda mitad- yo res-
pondería afirmativamente, sobre todo porque falta cualqmer referenCia a
la IgleSia, y los Doce quedan aSignados Simplemente al pueblo de IsraeP8
De ser así, este será el úmco pasaje que da una idea de la importancia del
circulo de los Doce para Jesús
Explicación
15 Mt habna escnto -en un giro menos gnego-- EV t'ij aUvtE1.W;X toü utwvoc;
o EV 'tw UtwvL 'tw ¡.tE1.1.0V'tL (cf 12,32)
16 En TanchB Lev C'~'P § 1 (36a) = Bln IV, 1103 se colocan en el JUICIO
los tronos de Dan 7, 9, donde los grandes de Israel juzgan, junto con DIOS, a los pa-
ganos El pasaje Ap 20, 4 demuestra que tales Ideas pueden ser muy antiguas, cf
Dupont* 736s, Broer*, 157s
17 Es mayor la probabilidad de que Lc hubiera omitido 6w6E'XU por anun-
ciarse mmedlatamente antes, en 22, 21-23, la tratC10n de Judas
18 Con Hampel*, 148 151, Relser*, 249s, Rlmker*, 409-412 El paralelo de
jesus mas proxlmo es Mt 9 37s la colaboraclón de los dlSClpulos en la cosecha
tra en la tradICIón bíblica: el bIen es la voluntad de DlOS, que está
expresada sobre todo en la ley l9. Queda así mdIcado el tema de la
sección. Se trata de lo que es necesano para «entrar en el reino de
los cielos» (v. 23)20. Jesús enmienda la pregunta del rico: el bien, lo
bueno, ya se conoce. Dios, el único buen0 21 , lo formuló válida-
mente en su ley22. Jesús no es, por tanto, alguien que haya formu-
lado algo suplementano a lo que era conSIderado en el judaísmo
como ideal de lo bueno, smo que es aquel que cumple la ley y los
profetas (5, 17). Por eso reenvía al mterrogador a la torá.
18s La pregunta «¿cuáles?» permIte a Jesús enumerar algunos pre-
ceptos de la segunda tabla del decálogo. Mateo, en su formulación,
los adaptó ligeramente a la letra de su BIblia, los LXX23, pero no
en la secuencia, que corresponde a la de la Biblia hebrea y a sus
propias antítesis (5, 21-30). El precepto de honrar a los padres, que
Mateo, como Marcos, agrega a la serie de la segunda tabla, fue en-
tendido igualmente en el judaísmo como un precepto sociaF4; Ma-
teo lo expuso expresamente como tal en 15, 1-11. En estos precep-
Perfección
la mterpretaclón de la Reforma, donde encama el tipo del Justificado por las obras
(por ejemplo, Lutero [WA 47, vol I1I], 339s, 345 [aquí pasa a ser el fanseo]; Cal"
vmo n, 134-136) Lo más gracIOso es Brenz, 626' allí Jesús no ama ya al Joven, si.
no que se mofa de él por haber dado una respuesta tan puenl
31 A diferencia del evangelio de los nazarenos, los smóptIcos no dicen desdf
el pnnclplO que el hombre era nco (lo que haría dudar de su aseveración de haber
observado el precepto del amor)
32 En todo caso, la Idea de TfAELOC; ofrece también una perspectiva en la filo-
sofía gnega que qUizá sea Importante para la hlstona de la recepción, porque la
perfección se combma en ella con la cuestión del bien, cf Platón, Flleb 61a, 67a;
sobre el estOIcismo, R Hoppe, Der theologlsche Hmtergrund des Jakobusbnefes.
1977 (fzb 28), 29-31
do de Mateo no es aquel que recorre un cammo «que le lleva fmal-
mente a la perfeCCIón», smo «qUIen SIgue a Jesús, ese es el perfec-
tO»33 Para la comprenSIón de la palabra mateana 'tEAEW~ se utIlI-
zan, sobre todo, pasajes del antIguo testamento que subrayan lo m-
dIVISO de la obedIenCia a DIOS (l Re 11,4, por ejemplo) Pero eso
constItuye sólo una parte de la Idea mateana de perfeCCIón El tex-
to y el lugar paralelo 5, 48 34 muestran, a mI entender, que hay tres
aspectos Importantes para Mateo 1) La perfeccIón entraña sm du-
da un momento cualItatIvo que va SIempre ImplícIto en el amor
perfecto es qUIen entIende y luego practIca un precepto de DIOS en
la línea del amor a los enemIgos y al prÓJImo, como eXIgenCia IlI-
mItada e mdIvlSlble (cf 5,43-48) En este sentIdo, la renunCIa a los
bIenes, propuesta al Joven, es para Mt un énfasIs radIcal del pre-
cepto del amor, que para Jesús no conoce límites35 La perfeCCIón
conSiste, pues, pnmero en el amor 36 2) Pero a la perfeCCIón perte-
nece tambIén un momento cuantItatIVO llegar a ser perfecto sIgm-
fIca dar pasos más allá de lo normal y comente, ponerse en un ca-
mmo que refleje algo de la altendad de DIOS y de la radIcalIdad de
Jesus Esto fue sIgmftcado en Mt 5, 20 con nEQLoOEVOn nAElov,
y lo mIsmo expresa la Dlda]é, mflUIda por Mateo, con «todo el yu-
go del Señor» (6, 2) Ahí reSIde tambIén lo correcto de la pregunta
«cuantItatIva» del Joven sobre aquello que aún le falta 37 Por eso le
da Jesús un precepto smgular que hace del amor algo concreto y
radIcal La perfeCCIón conSIste, segundo, en la obedIenCIa total la
renunCia a los propIOS bIenes en favor de los pobres 38 3) A la per-
feCCIón pertenece, fmalmente, la adheSIón a Jesús, expresada en la
mVItacIón axoAou{}EL f10L y en la vocaCIón de los dIscípulos (4, 18-
22) preVIamente al sermón de la montaña (Mt 5) La perfeCCIón
33 Lohse* 134 140, cita 139 Sobre la Idea de c'~n en los textos qumram
cos cf G Delhng, TEAo~ x:[A , en ThWNT VIII, 73, 19ss:Du Plessls*, 104 115
34 Cf vol 1,437s
35 Tamblen Testlsac 5, 2 relaCIOna el precepto del amor al proJlmo con la en-
trega a los pobres Berakh 61 b = Bill 1, 817 entiende la renuncia a los bienes como
una consecuencia del shema Israel
36 C SplCq, Agape dans le Nouveau Testament, Pans 1958, 36s, Du Plessls*,
172s Sobre la mterpretaclOn ecleSial claslca, cf mfra, n 96-100
37 Estas dos facetas de la perfecclOn aparecen tamblen señaladas en Sant 1,
4 TEAELOL xm óAoxAt]QOL EV f!t]OEVL AELJ'tOf!EvOL
38 Así hacen constar todos los autores que mterpretan 19,21 en el sentido de
un consejo evangehco y de una doble moral, por ejemplo, Holtzmann, 268, Mon-
teflOre 11, 695s, E Bammel, JtT(j)Xo~ xTA en ThWNT VI, 903, 6ss
consIste, en tercer lugar -y esto es lo más Importante- en el segUI-
mIento de Jesús 39 Con la referencIa al segUImIento, que es en cIer-
to modo el núcleo de la perfeccIón, queda en claro a la vez otro ex-
tremo «perfeccIón» no sIgmflca en Mateo algo así como el grado
supremo de la carrera cnstlana, un estado al que están llamados
unos pocos cnstIanos, los «meJores»40 El segUImIento no es para
Mateo algo que esté reservado a unos pocos cnstIanos especIales,
SInO que es seña de IdentIdad de la condIcIón cnstIana41 El Joven
es llamado por Jesús, por tanto, a una perfeccIón que es meta de to-
dos Esa perfeCCIón no es la «alternatIva declslVa» a la <<JuStICIa
onentada en la ley del Judaísmo»42, SInO que es la CUlmInaCIÓn de
esa JustICIa por Aquel que ha vemdo a cumplIr la ley y los profetas
(5, 17)
39 Barth, Gesetzesverstandms, 93
40 ASI Klostermann, 158, remltlendo a los consllla evange[¡ca, Mt conduce,
en su opmlOn, a la «etlca del catolICIsmo germmal»
41 Cf vol 1, 246s
42 Frente a Hoppe*, cIta 159
43 Lo subraya con aCIerto Legasse*, 206s, 212s El contexto (v 1623 26) de-
Ja claro, md¡rectamente, que el hombre perdera ahora la VIda eterna
44 DlOllISIO CartuJano, 216
45 Sobre 6, 19-34 mmedlatamente después del centro del sermon de la mon-
taña, cf vol l, 507s, 5l9ss, sobre 8, 19s, cf vol n, 46s, sobre 10, 7s, cf vol n,
135 144, 213s, sobre 13,22, cf vol JI, 423, sobre 13,44-46, cf vol JI, 468s, so-
bre 16, 26, cf vol JI, 645
46 Cf mfra, n 102 125 127
v 27 pone de mamflesto que el segUimiento eXige el abandono de
todo, también casas y campos Pero en la comumdad mateana no
todos eran radicales ItInerantes, los miembros sedentanos que da-
ban hospitalIdad a los radicales ItInerantes (lO, 40-42) eran, SIn du-
da, la mayoría Mateo entiende, pues, qUizá el Imperativo de re-
nuncia a los bienes no como ley para todos, pero tampoco como
consejo para unos pocos, SInO como llamada a todos a Ir por ese
camInO en lo posible, porque la renuncia a los bIenes es un «punto
focal»47 del amor Esta culmInación del amor no la entiende Mateo,
en modo alguno, como algo InOCUO, como SI bastase con no atar el
corazón a la nqueza y apartar unas migajas de lo que le sobra a
uno Para él, el tesoro en el CielO y el tesoro en la tierra se excluyen
entre sí (cf 6, 19-21) «En la cuestión del dInero está en Juego la
condiCión humana»48 Esto lo entiende, en todo caso, el Joven nco, 22
y por eso se va entnstecld049
Mateo y la riqueza
53 Los paralelos más Importantes del texto son la renuncIa de Crates a sus
bIenes por conservar la hbertad mtenor (Dlógenes, Ep 9 =A J Malherbe [ed],
The Cymc EpIstles, 1977 [SBlbSt 12], 102, Dlógenes LaerclO, 6, 87) Yla conver-
sIón de un Joven (f.lELQUXLOV) en DlOgenes, Ep 38, 4s = lbld, 162 Cf ademas Eplc-
teto, DISS 2, 14, 18-24 (pero aquí sm renuncIa a los bIenes), FJióstrato, Vit Ap 6,
16 (el VEaVLaXO~ NeJios da sus bIenes a los panentes y se hace glmnosoflsta [brah-
mán desnudo] ), Luclano, Peregr Mort 15 (Peregnno, filósofo, se presenta como
un segundo Crates), FJión, Vit Cont 13 (hbertad de los «terapeutas» ante la pose-
sIón) Cf F G Downmg, Jesus and the Threat of Freedom, London 1987, 83-95
54 «Crates, hIJO de Crates, hace hbre a Crates» (Dlógenes, Ep 9 = Malherbe
[supra, n 53], 102)
55 Crates, en cambIO, no da su fortuna a los pobre~, smo a la CIUdad Y en la
hlstona de la mterpretaclón de Mt 19,21, la IgleSIa antigua subraya sIempre la
obhgaclón de dar el dmero a los pobres (y no a los parIentes o a los mños) (por
ejemplo, Jerómmo, Ep 130, 14 = BKV 11/16,263) Sólo postenormente, las órde-
nes monásticas y la IgleSIa «heredaron» a los pobres
56 Cf sobre Mt 10, vol 11, 116s, 212s
a los que Jesús interpela aquí y, con ellos, los lectores comprome-
tIdos de Mateo se encuentran en una situación ambivalente ante es-
te problema: por una parte, no pertenecen al estamento de los ri-
cos, como muestran la formulación «un rico» y, con toda eviden-
CIa, la pregunta de Pedro del v. 27. Por otra parte, se asustan con la
dura frase de Jesús sobre el camello y el ojo de la aguja. Hay, pues,
también para ellos una dificultad en este punto. Tal ambivalencia
parece surgir de la situación en la comunidad mateana: de un lado,
nunca tenemos la impresión, en el evangelio de Mateo, de que hu-
bIera ricos en el núcleo de su comunidad. De otro, probablemente
la mayoría de los miembros de la comunidad mateana no había re-
nunciado a todos sus bienes (cf. 13,22), Yentre los radicales itine-
rantes existía, al parecer, el problema de «pagar por anuncio y cu-
raciones» (lO, 8s). Por eso, quizá, tienen motivo también los lecto-
res para asustarse.
Por lo demás, la conversación con los discípulos se corresponde
en buena medida con la fuente. Lo que para Marcos es importante
es válido también para Mateo: el pensamiento básico es que hay un
antagonismo radical entre los bienes terrenos y el reino de Dios que
viene 5? El dicho de Jesús sobre el camello y el ojo de la aguja vale
también para Mateo en toda su crudeza; la contraposición es pro-
verbiaJ5s, y nombra el animal más grande y el orificio más peque-
ñ0 59 . Los v. 25s, que en la fuente de Mc subrayan, frente alojo de la
Resumen
Historia de la influencia
98 STh 2/11, q 186, art 2 «<non tenetur habere perfectam cantatem, sed te-
netur ad hoc tendere») La pobreza voluntana es un «efflcax exercltlum» para el
amor perfecto (tbtd art 3)
99 (Lectura) n o 1595
100 Por ejemplo, en DJOmsJO Cartujano, 217, DJOmsJO bar Sahbl, 309, Mal-
donado, 396, Lapide, 374 (sobre v 28), Jansemo, 180 (sobre el v 28s) Cf supra,
155,n 91
101 Cf por ejemplo F TIllmann, Dte Idee der Nachfolge Chnstl, 41953
(HKSL III), 199s, Cateclsmo (vol III), n o 2052-2054
102 2,2 = 229,11,2 = 239s
103 15,2 =244, 16,3 =246 (Cita), 18,5 = 248, 17,5 = 247
104 19,3 = 249
105 15,3 =245, 14,3 =243s
106 Cf espeCialmente 1 F Plzzolato, Una soeteta crcstlana al/e prese di un
testo radlcale l'esegesl del/a perccope nel/a Chlesa latlna post-eostantlmana, en
Per foramen*, 264 328
Troeltsch este sermón como el escrito de la Iglesia antigua «más favora-
ble a la riqueza y más comprensible económicamente»I07.
4. La exégesis alegórica del texto fue sugerida por Orígenes y lleva-
da a cabo programáticamente por Hilario, e influyó luego en la edad me-
dia. Efectuó una escisión, más radical aún, entre el texto y el problema de
la riqueza. Mientras Orígenes entendió por rico, simbólicamente, una per-
sona que tiene en su haber muchas malas obras 108 , Hilario promovió una
mterpretación alegórico-soteriológica: el rico encarna el judaísmo, que se
atiene sólo a la ley; Jesús se enfrenta a esta con la invitación a someter la
«sombra» a la verdad, y a dar también participación a los paganos (= los
pobres)I09. En la edad media, este tipo hermenéutico sólo fue cultivado
por algunos autores, con especial ahínco por el Opus imperfectum y por
Pascasio Radberto l'o . Para este, la esperanza de salvación para los judíos
estaba sólo en las obras y no en la fe IlI . Con esa tesis extrema, este tipo
hermenéutico es, junto al de Clemente, uno de los presupuestos de la po-
sición de la Reforma. Ese principio dio lugar a juegos hermenéuticos de
especial belleza para el v. 24: el camello solía ser aplicado a los paganos
por ser un animal salvaje ll2 ; el ojo de la aguja pudo significar, según los
casos, la puerta estrecha de Mt 7, 13s 113 , la confesión de la fe l14 o la pasión
de Cristo ll5 •
5. Las interpretaciones de la Reforma. Con la Reforma, el texto pasó
a ser objeto de una fuerte disputa confesional que determina casi todas las
posturas. Las interpretaciones de todos los reformadores son de una asom-
brosa similitud: atacan los «consejos evangélicos» porque encaman el in-
tento -realizado especialmente en el monacato, pero que impregna tam-
bién, a su entender, a toda la Iglesia papal- de alcanzar la vida mediante
las propias obras l16 • El mandato de Jesús al joven, vender sus bienes, lo
entendieron los reformadores como una concreción del precepto del amor,
107. E. Troeltsch, Die SOZlallehren der christlzchen Kirchen und Gruppen, Tu-
bmgen 31923,113.
108. 15, 18 = GCS Orig X, 399
109. 19,5-8 = SC 258, 94-98.
110. Opus imperfectum, 33 = 805-816: Pascasio Radberto, 658-667.
111. [bid., 659.
= =
112. Hilano, 19, 11 SC 258, lOO: Opus imperfectum, 33 810. PascasIo
Radberto, 665 piensa en los paganos a la luz de Is 60, 6.
113. Opus imperfectum, 33 =812.
114. Pascasio Radberto, 665.
115. Agustín (Quaestlones, vol. II), 112; Rabano, 1022; Pascasio Radberto,
666~.
116. Lutero (WA47, vol. I1I), 349; Calvino II, 133s. Análogamente, la ética de
los dos grados fue considerada por los reformadores -mjustamente- como la mter-
pretación catóbca del sermón de la montaña, sin más; cf. vol. 1, 270.
no como un consejo Pero el núcleo de la ley de DIOS válIda para todos los
hombres no es algo meramente externo, SInO el «amar sólo a DIOS sobre
todas las cosas», y al prÓjImO como a sí mIsmo ll7 En este sentido radIcal,
el hombre nco del texto mateano no es capaz, obvIamente, de guardar la
ley, nIngún ser humano es capaz de hacerlo La conversaCIón de Jesús con
él no pretendía IndUCIrlO a realIzar obras mentonas, era una «escuela pre-
paratona» para «gUiarlo a la JustICIa gratUita» en la línea del «usus elench-
tICUS legIs»118 Su avarICIa pone de manIfiesto la falsa autoestIma, el afán
de una JustIcIa por las obras 1l9 El nco resulta ser el prototipo del Impío 120
Está claro que la IntencIón últIma del texto no puede estar en la venta de
los bIenes, al contrano, semejante aCCIón sería una obra más y podría res-
ponder tambIén a la «pura vanIdad»121 Lutero lo formula con énfasIs dI-
cIendo que Cnsto no vendIó sus bIenes nI sus vestIdos, comIó y bebIó l22
En sus tesIS sobre Mt 19,21, Lutero llega a InVertIr el texto el mandato
de Cnsto no es abandonarlo todo y, como los monjes, VIVIr «de los bIenes
sagrados SIn preocupacIón alguna», SInO, en la línea de la segunda tabla
de la ley, «adqumr, mantener, cUidar y admInIstrar todo», para que el cns-
tIano no degenere en ladrón y atracador, Incluso «defender con vIOlenCIa
los bIenes propIOS, SI es preCIso, como cIUdadano de este mundo» CUidar
de los bIenes propIOs para los famIlIares es, por tanto, uno de los precep-
tos de la segunda tabla, precepto de fe, dejarlos es pecado Sólo hay, para
Lutero, un caso en el que se pueden postergar los preceptos de la segun-
da tabla, vender y enajenar todo cuando es Imperativo de la pnmera ta-
bla, de la confeSIón de Cnsto y la fe, concretamente, cuando una auton-
dad no evangélIca oblIga a los protestantes a renegar de la fe l23 Apenas
cabe malentender más radIcalmente el precepto de pobreza del texto La
teSIS de que Jesús no formuló un conseJo, SInO un precepto, ha denvado
aquí, de hecho, en una prohIbIcIón l24
Sentido actual
125 734s, cf de Wette, 115 Jesús qUIere «despertar en un 'santo de las obras'
un mejor conoCImIento propIo y la conCIenCIa de su deblhdad moral»
126 Zahn, 590, 592
127 Desde Calvmo, Inst IV, 13, 13 (al fmal), Bucer, 157 (<<personale prae-
ceptum» ), Bulhnger, 182 (<<speclale expenmentum», referenCia a Abrahan), Mus
culus, 458, cf Dlckson, 259
128 M Weber, La palmea como profeslOn, en Id , El polmco y el científico,
Madnd 1997
129 D Bonhoeffer, El precIO de la graCia, Salamanca 1968, 48
que aprender pnoritariamente lo inverso: la obediencia del segui-
miento tiene que modificar sustancialmente la relación con el dine-
ro propio, porque el dinero rige el mundo y el seguimiento de Jesús
es una protesta del amor contra ese «régimen». Yo creo, además,
que los protestantes debemos indagar asimismo, en forma nueva, si
más allá de un cristianismo laico medio no tiene que haber unas
formas cristianas de amor y entrega muy radicales, que no se pue-
den eXIgir a todos, pero sí «aconsejar» a algunos, y que son impor-
tantes para todos porque recuerdan el reino de Dios anunciado por
Jesús y pone en cuestión todo el poder del dinero J30 . Cómo podrían
ser hoy tales modos de vida alternativos, hay que repensado creati·
va e imaginativamente a la luz del texto mateano. Pero yo estimo
que cualquier actualización que no lleve a un cambio en el ámbito
de las finanzas (¡privadas y eclesiásticas!) soslaya ese texto. Aquí
se ve con especial claridad que la comprensión actual de un texto
bíblico incluye el momento de la aplicación, y que una compren-
sión meramente abstracta y verbal, que no incluya la propia exis-
tencia en las propuestas del texto, no es una comprensión real.
A la Iglesia católica, en cambio, cuya interpretación «oficiah>
del texto ha reservado como «consejo evangélico» algunas de sus
potencialidades de sentido esenciales, habría que preguntarle cómo
conjura eficazmente el peligro de una división de los cristianos en
«ordinarios» y «especiales» (clérigos, monjes o monjas y las jerar-
quías)l3l. En su historia afloró siempre la tendencia a convertir los
«consejos evangélicos», instrumentos de perfección para todos, en
condiciones previas de perfección para unos pocos 132 • Así se con-
solidaron los dos grados de cristianos, y los consejos evangélicos
pasan a ser leyes para esos pocos. Pero Mateo no sugiere dos gra-
dos, sino un camino en el cual cada uno hace lo que es posible;
piensa, no disyuntivamente, sino conjuntamente, en los radicales
133 Barth*,690
134 Juan Pablo n, Ventatzs sp/endor, n 18Q
enclclIca unas concluslOnes que no comclden con las del papa la ley (no el «con-
seJo») del celIbato para los sacerdotes choca, a mI JUlClO, con la llamada a la per-
fecclon en lIbertad para todos, llamada que el papa ve con ImpreslOnante clandad
en Mt 19, 16-22 ¿O hay para el una perfecclOn totalmente espeCIal y peculIar Jun-
to a la perfecclOn general?
136 Barth*, 695
beltrag zur Exegese von Mt 20,1-16: BN 5 (1978) 13-27; Cóbreces, 1. R.,
Los obreros de la víña. Elementos mídráshícos en la parábola de Mt 20,
1-16: Studium 30 (1990) 485-505; Derrett, 1. D. M., Workers ín the Vine-
yard: A Parable o[ Jesus: JJS 25 (1974) 64-91; Dietzfelbinger, c., Das
Gleíchnís von den Arbeítern ím Weínberg als Jesuswort: EvTh 43 (1983)
126-137; Duplacy, 1., Le maítre généreux et les ouvríers égoístes (Mt 20,
1-16): BVC 44 (1962) 16-30; Dupont, 1., La parabole des ouvríers de la
vigne (Mt 20,1-16): NRTh 79 (1957) 785-797; Id., Les ouvriers de la on-
zíeme heure, Mt 20,1-16: ASeign 56 (1974) 16-26; Elliott, 1. H., Mt 20, l-
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Weder, Gleíchnísse (vol. III), 218-230; Weiss, K., Díe Frohbotschaft Jesu
uber Lohn und Vollkommenheít. Zur evangelíschen Parabel von den Ar-
beítern ím Weinberg, 1927 (NTA XII 4-5); Zwick, B., Die Gleichniser-
ziihlung als Szenario. Dargestellt am Beispiel der «Arbeiter ím Weinberg»
(Mt 20,1-15): BN 64 (1992) 53-89.
1 Porque el reino de los cielos se parece a un propietario que
salió al amanecer a contratar jornaleros para su viña. 2 Des-
pués de contratar a los jornaleros por un denario al día, los
mandó a la viña. 3 Salió otra vez a la hora tercia, vio a otros
que estaban en la plaza sin trabajo 4 y les dijo: «Id también
vosotros a mi viña y os pagaré lo que es justo». 5 Ellos fueron.
Salió de nuevo a la hora sexta y a la nona, e hizo lo mismo. 6 Sa-
liendo a la hora undécima, encontró a otros parados y les dijo:
«¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajo?». 7 Le res-
pondieron: «Nadie nos ha cnntratado». Él les dijo: «Id también
vosotros a la viña».
8 Cuando oscureció, dijo el dueño de la viña a su adminis-
trador: «Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando
por los últimos y acabando con los primeros». 9 Llegaron los
del atardecer y cobraron un denario cada uno. 10 Al llegar los
primeros, pensaban que les darían más; pero también ellos co-
braron un denario cada uno. 11 Al recibirlo se pusieron a pro-
testar contra el propietario: 12 «Estos últimos han trabajado
sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos
cargado con el peso del día y el bochorno». 13 Él repuso a uno
de ellos: «Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No quedamos
en un denario? 14 Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este úl-
timo lo mismo que a ti. 15 ¿Es que l no tengo libertad para ha-
cer lo que quiera en mis asuntos? ¿Oves tú con malos ojos que
yo sea generoso?».
16 Así es como los últimos serán primeros, y los primeros,
últimos 2•
Análisis
7. Dletzfelbinger*, 128.
8. Son mateanos (según vol. 1, 57ss) en v. 1: Of-lOLO~, yáQ, ~aOLAEla 'twv
olJQavwv, éiv'frQullto~ + atributo, otxooEOnótrl~, OO'tL~, quizá uf-la (cf. 13, 29),
E1;EQXOf-lUL; v. 2: f-lE'tá, bE, T¡f-lEQa; sobre EX con indicaCión de precio, cf 27,7; v. 3:
E1;EA'frWV, wQa, éiAAO~, Eo'tT]xa, aQYó~ (cf. 12,36); sobre nEQl con determinación
temporal, cf. 27,46; v. 4: EX(¡VO~, únáyw, xal Úf-lEL~ (cf. Schenk, Sprache, 314), o~
Eáv; v. 5: bE, anEQX0f-lUL, náALv, E1;EA'frWV, wQa, <ÍJoaú'tw~ (cf. 21, 36); v. 6: M,
E1;EA'frWV, eÚQiaxw, aAAo~, Éa'tw~, woe, &QYó~; v. 7: únáyw, xal Ú/leL~; v. 8: 61pia~
bE YEVO/lEVT]~, XÚQLO~ wü af-lnEAWvO~ (cf. 21,40), xaAEw, anooibw/lL, /lLO'frÓ~,
CUtó - EW~; v. 9: EA'frWV, M, Aa/l~ávw; v. 10: EA'frWV, Aa/l~ávw, '!uizá nAELov; v. 11:
Aaf-l~ávw, xmá con genitivo, otxooEOnó'tT]~; v. 12: AEYWV, ouw~, wQa, nOLEw,
T¡f-lEQa; v. 13: Ó bE anoxQL'frd~ ... eInev, d~, haLQo~, ouXl (cf 5, 46s; 6, 25; 13, 55s;
18,12); v. 14: únáyw, 'frEAW, M, oÚ'tO~; v. 15: 'frEAW,~, noLÉw, ayaM9nOVT]Qó~, EV
mstrumental (Schenk, Sprache, 240s); sobre 6cp'fraf-l6~ novT]Qó~, cf. 6, 23; quizá
EYW No son mateanos los hapax legomenon f-lLO'frów, Eni'tQono~, roo~, ~áQo~, xaú-
owv (posiblemente mateano como palabra LXX), abLxEw.
3. Historia de la tradición. Como casi toda parábola mateana, este re-
lato tan bien construido resulta muy difícil de descomponer. Lo único in-
dudable es que el versículo final, 16, fue añadido por Mt; el versículo co-
necta la parábola con 19, 30, pero no encaja del todo. La introducción a la
parábola, v. la, es mateana 9, aportación, por tanto, del evangelista. Por eso
no sabemos si la parábola era ya una narración del reino de Dios antes de
Mt. Yo me inclino a creer que la parábola no comenzaba con un «tema»;
Jesús narró simplemente una historia. Por lo demás, tampoco aparecen in-
terpolaciones secundarias; los escasos intentos realizados en esta direc-
ción apenas se tienen en pieJO. Podemos partir, en consecuencia, del su-
puesto de que el armazón narrativo de esta parábola es muy antiguo. En el
contenido, armoniza bien con la entrega de Jesús a los marginados, pobres
y pecadores a la luz del reino de Dios. Por eso se atribuye casi unánime-
mente a Jesús ll .
Explicación
15 Bomkamm*,88
16 Holtzmann, Theologle l, 261
17 Parábolas, 171
18 Sobre la Idea de recompensa es Importante la matizada monografía de W
Pesch, Der Lohngedanke m der Lehre Jesu, 1955 (MThS 7), especIalmente 9-12,
sobre la Interpretación del texto, el comentano, muy lIbre, del pensamiento católI-
Co-dogmatlco de J Schmld de 1956, Ibld, 283-294 Desde entonces, las Interpre-
tacIones católIcas subrayan siempre el «orden de la gracia» frente a la «correspon-
denCIa entre prestación y recompensa», cf TnllIng 11, 178, Gmlka 11, 182 (<<lIbertad
de la eleCCión gratUIta» versus «vanaglona» [¡CalvIno, cf mfra. n 24']), Schnac
kenburg n, 188s
19 Sermón de 1517 (WA 1,132-134), cita según Lutero (Evangellen-Ausle-
gUng) 11, 674 Sugiere lo contrano un sermón de Taulero que contrapone a aquellos
que hacen el trabajO extenOf en la Viña frente a los otros que no buscan el halago m
la UtIlIdad, SInO el amor a DIOS (J Tauler, Pred¡gten l, EInsledeln 1979, 46s, n o 7)
vancia al v. 16: el que no presume de sí III cree merecer el jornal, ése lo re-
cibe todo. Pero si alguien se considera el primero y quiere ganar más, se-
rá el último y le faltará tod0 20 • Nadie es tan superior ante Dios que nada
deba temer, ni tan bajo que nada tenga que esperar; el principio válido pa-
ra todos es que «no hay que mirar el céntimo, sino la bondad del padre de
familia que es igual e idéntico para altos y bajos... para santos y pecado-
res»21. Confirma esto con la frase paulina de que el evangelio iguala a to-
dos (Rom 3, 23?2. Calvino señala también que Jesús no quiere hablar aquí
de precio por el trabajo humano, sino de la riqueza de la bondad de Dios
para las personas que carecen de obras 23 • Calvino concede especial im-
portancia a la idea de la libertad de Dios, que a nadie está obligado, sino
que acoge en su gracia a quien quiere 24 •
Las interpretaciones posteriores a la Reforma destacan siempre el con·
traste entre la gracia gratIs data a los que saben que nada han merecido,
y el salari0 25 . Bucer compara a los jornaleros de la hora undécima con el
buen ladrón de la cruz, que no podía hacer ya buenas obras y nada poseía
fuera del arrepentimient026 • Para J. Valdés, 10 peculiar de los jornaleros de
última hora consiste en que la fe se suma en ellos a las obras externas,
mientras los jornaleros que protestan obran por egoísm0 27 • Según Brenz,
la parábola tiene como fondo el contraste entre ley y evangelio: los hom-
bres de la ley, que trabajan desde el amanecer, «confían en su esfuerzo y
méritos, murmuran contra el dueño» y de ese modo pasan a ser los últi-
mos 28 . En la interpretación de la Reforma, la contraposición de jornaleros
contratados temprano y contratados tarde, para recibir el mismo jornal, se
convierte en una OposicIón absoluta entre los hombres de las obras, que
buscan el salario por su prestación personal, y los creyentes, que saben
que nada pueden exigir de Dios. Sólo estos encontrarán gracia en Dios. El
v. 16 es el versículo clave para entender el texto.
2. Del antagonismo entre evangelio y ley a la interpretación antijudra.
La antítesis protestante entre el «hombre de las obras» y el «hombre de la
fe» se combmó muy pronto con la interpretación tradicional basada en la
historia de la salvación 29 , según la cual los jornaleros contratados a prime-
ra hora son los judíos que vivieron en el período de tiempo entre Adán y
Explicación
Jesús contó la hIstoria del propIetario de una viña que busca jor-
naleros en el mercado. La escena era familiar a los oyentes galileos
de Jesús por su vida cotidiana. Muchas haciendas de agricultores
grandes y medianos eran cultivadas en aquella época por jornale-
ros, que para un propietario resultaban más baratos que los escla-
vos, ya que no necesitaba gastar nada por un jornalero en caso de
enfermedad, ni sufrían una pérdida en caso de muerte, como con
los esclavos51 • La jornada laboral comenzaba temprano, al salir el
SOP2. Los oyentes entenderían por «dueño de casa» al propietario
de una hacIenda media, pues él mIsmo se ocupa de contratar a los
jornaleros; el propIetario de una gran hacienda, en cambio, solía
vivir en la ciudad y tenía sus encargados en la finca. Podría haber
muchos jornaleros; son escasos los testimonios directos sobre el
paro en el Israel de la época53 ; pero en este país de emigración,
donde estaba en marcha, además, un proceso de represión solapa-
da de los pequeños agncultores, el desempleo era, al parecer, en-
démico. Un denario era el jornal corriente S4 . Habida cuenta de que
la Misná calcula como mínimo vital 200 denanos al año por per-
51. TerencIO Varrón aconseja, por eso, tomar prefenblemente a jornaleros pa-
ra trabajar en zonas msalubres y en labores arduas (Res rustica, 1, 17, 2s) Sobre la
mala situación SOCial de los jornaleros, cf en general Hezser*, 57-91, Schottroff*,
74, 79, A ben DaVid, Talmudlsche Okonomle, HlIdeshelm 1974, 65·69, D A.
Flensy, The SOCIal Hlstory of Palestme m the Herodwn Perlad, Lewlston etc.
1991,85·90
52 BlII 1, 830
53 Josefo, Ant 20,219s desempleo en Jerusalén, una vez fmahzada la cons-
trucción del templo La presencia de gente desocupada en el mercado al atardecer
(Mt 20, 6) supone también la situación de paro
54 Tob 5, 15s, documentos rabímcos en A ben DaVId, Talmudlsche Okono-
mle, 376 n 338, BJlI 1,831, J H Hememann*, 275·277, Hezser*, 81 Se mcluía
a menudo la ahmentaclón Melr perCibía un salano supenor como amanuense, HI-
Hel, uno mfenor como jornalero (BJlI 1, 831)
sona55 , esos ingresos suponen que un jornalero encuentra trabajo al
menos durante 200 días al año, sin tener que preocuparse, además,
del sustento de una familia. Por un denario se podía comprar entre
10-12 panecillos; por 3-4 denarios, 12 litros de trigo (para 15 kilos
de pan aproxImadamente) o un cordero; por 30 denarios, un vesti-
do de esclavo; por 100 denarios, un buey56. Estos precios no esta-
ban pensados, por tanto, para jornaleros57 •
El agricultor cierra un convenio laboral -presumiblemente de 2-5
palabra- con los jornaleros58 y los envía a la viña. El hecho de que
vuelva a contratar nuevos jornaleros a la hora tercia, o sea, hacia
las nueve de la mañana59 , podría parecer normal a los oyentes; vol-
ver a hacerlo dos veces más es ya insólito y despierta su atención.
Se ha explicado esto con la vendimia, que debe acabar antes de las
lluvias otoñales 60 ; pero el texto no indica si los jornaleros recogían
la uva en otoño o tenían que escardar, por ejemplo, en la viña du-
rante la primavera. El texto no pretende hacer plausible económi-
camente el comportamiento peculiar del agricultor, sino lograr que
los oyentes se sorprendan de este agricultor que planifica tan mal.
Los oyentes quedan asimismo expectantes sobre el jornal que pa-
gará el agricultor: la frase «lo que sea justo» (v. 4) lo deja todo
abIerto y hace sospechar un posible conflicto.
Es sorprendente e insólito que el agricultor siga contratando 6s
Jornaleros a la hora undécima. La hora undécima se sale formal-
mente del esquema anterior de las tres horas. Semejante conducta
no compensa ni para el recorrido hasta la viña, que debe pagar el
agncultor61 . La narración se detiene un momento con estos últi-
mos: el dueño les pregunta por qué están ociosos62 . La respuesta es
gunta y respuesta «auténtIcas» Las respuestas de los exegetas que colman este va-
cío del texto de un modo u otro según la propia perspectIva SOCial, mdlcan cómo
el texto «compromete» a sus lectores
63 Is 5,1-7, Sal SO, 9-15, Jer 12,10, cf. Os 2, 15; Am 9, 13s, Cant 1,6
64 Hezser*, 30 l -310 ha recogido en vIsión panorámica las parábolas judías
(generalmente tardías) de tema afín Para el análiSIS de las comparaCIOnes, cf. mfra,
205s Sobresalen las dos sentencias antiguas de R. Tarfón en Abot 2, 15s «El día
es corto y el trabajO largo, los trabajadores son vagos y el salano alto, y el prople-
tano (n'~ij ~~:l) apremia SI has aprendido mucha torá, te darán un gran salano,
y tu amo es leal para remunerarte la obra » El pasaje mdlca que ya en época tan-
naíta, palabras como «propletano», «salano», «trabajO» y «trabajador» se enten-
dían con toda naturalidad en sentido metafónco
65. Lev 19, 13, Dt 24, 14s, numerosos documentos judíos en Hezser*, 76-S0.
66. Es creencia comente en el judaísmo rabímco que la recompensa sólo se
pasa a ser de pronto, en el v. 8, el 'X'ÚgLOC:; ,,[OÜ UflJtl':AOOVOC:;; también
esto facilita a los lectores el recuerdo de Dios. El narrador introdu-
ce aquí la figura del admimstrador, que no aparecía antes en la pa-
rábola. Ello es debido a la extraña orden, dada por el dueño, de
empezar el pago por los últimos 67 • Esta orden permite en el relato
a los pnmeros contratados ver lo que cobran los otros; sólo así ca-
be la disputa sobre la justicia, narrada en los v. 11-15. El relato es-
tImula así la atención de los oyentes: estos esperan que ocurra algo
extraordinario. Y ocurre efectivamente. Que los últimos, a los que
el propietario nada prometió, cobren el denario entero es totalmen-
te imprevlSlble68 y contradice la lógica de lo que se esperaría de un
patrón69 •
Sólo ahora llegan los primeros contratados a la fila 70 • Creían 10-15
que iban a cobrar más; el narrador expresa también aquí, quizá, las
expectativas de los lectores. Pero ellos cobran, igualmente, un de-
hara efectIva en el és]aton (Abot 2, 16 [fmal], más documentos en Bill IV, 491,
494'>, Weder, Glelchmsse [vol 111],223, n 70s)
67 Jeremlas, Parábolas, 44s, 169, mterpreta (móbo~ "COV !!L(J{}ÓV como «pá-
gales todo el salano», y aº~a!!€VO~ ano TWV f(JJ(áTúlV como «mclUldos los últI-
mo'>" IndIca lo contrano el aº~a!!€vo<; antepuesto enfátIcamente El sImple artícu-
lo "COv no slgmfica en modo alguno que se refiera al salano completo, después que
el agncultor dejÓ sm aclarar cuál sería ahora el salano <<Justo» Los oyentes sIguen,
pues, expectantes
68 DIfiere Derrett*, 75-77 En su oplmón, el agncultor se comporta de acuer-
do con lo esperado y con la ley al pagar a los jornaleros «como a un parado»
(["~::.] "Il'El:l BM 2, 9, 5, 4, Bekh 4,6, BM 31 b, 68ab, más documentos en Aben
DaVId, Talmudlsche Okonomle, 377, n 360, J H Hememann*,278-283) Pero no
sabemos exactamente qué salano era Sólo dos casos tIenen cIerta afImdad con la
conducta del agncultor bondadoso de Mt 20 cuando un trabaja era mterrumpldo
prematuramente sm culpa del empleado, o requmó menos tIempo del preVIsto, ha-
bía que pagar en detennmadas cIrcunstanCIas todo el salano (BM 76b, 77a), pero
no hay verdadera analogía con nuestro texto Más Importante es Josefa, Ant 20,
120 una vez acabado el templo, se pagó todo el jornal a los artesanos en paro, aun-
que solo hubIeran trabajado una hora Esto fue, sm embargo, una medIda especIal
para apacIguar a los artesanos en paro de Jerusalén y redUCIr el tesoro, demaSIado
elevado, del templo Al final queda lo que dIce el relato mIsmo el comportamIen-
to del agncultor fue totalmente ImpreVISIble y una sorpresa para todos
69 Esto lo Ilustra muy bellamente el paralelIsmo tomado de DlOdoro, 4, 20,
2s, recogIdo por Hezser*, 85 una jornalera embarazada da a luz un hIJO durante el
trabaja Lo coloca sobre los matorrales y sIgue trabajando para no perder el jornal
El capataz es alertado por los gntos del mño y pIde a la jornalera que cese en el tra-
bajO, pero ella se mega, porque necesita del jornal entero Sólo por su obstmaclón
se deja convencer el capataz y le da el jornal entero
70 Los empleados a la hora terCIa, sexta y nona no son ya menCIOnados El na-
rrador solo necesItó de ellos en la pnmera parte de la parábola para mcrementar la
tenslOn y destacar lo admIrable del comportamIento del agncultor con los últImos
nario cada uno 7J • Protestan; su protesta evoca a los lectores la nor~
ma consabida: el propietario ha quebrado arbitrariamente el prin-
cipio de la justicia72 al equiparar a los que sólo han trabajado una
hora con los que han soportado la carga y el sofoco73 del día. El na-
rrador deja hablar en detalle a los primeros. Lo que ellos digan, hay
que tomarlo en seno y no se trata de mero lllterés propi074 • Esto
apunta de manera muy especial a los oyentes, y quiere apartarlos
del rumbo que, presumiblemente, toman sus reflexiones 75 • Como
al final de la parábola del hijo pródigo (Lc 15, 25-32), se produce
también aquí, tras el final de la acción propiamente dicha, un diá-
logo detallado que aclara el punto central: el propietario interpela
directamente a un portavoz de los primeros y lo trata, entre amis-
toso y condescendiente, de b:ULQE 76 • Defiende su modo de proce-
der, primero, desde la perspectiva de la justicia formal, que el por-
tavoz ha invocado: él ha pagado lo convenido; no hay lugar a más
reclamación. Con ello ha satisfecho el principio de «igualdad» a su
manera: el salario debe corresponder al trabajo realizado (Abot 5,
23). El querellante puede tomar lo que le corresponde e irse a su
casan. El agricultor defiende luego su comportamiento alegando el
Resumen
tataclón de que el portavoz ha obtemdo la JustIcIa que demandaba y por eso puede
me (únayw, como en el v. 4) (frente a Vla, Die GlelnlSSe Jesu, 1970 [BEvTh 57],
142-145)
78 'Ev hay que entenderlo probablemente en sentIdo Instrumental
79 Cf Platón, Leg 922d, cf e «<SI lo mío me pertenece, ¿no puedo darlo a
qUien qUiera?» se trata de la lIbertad de un testador para dlstnbUlr sus bIenes a sus
descendIentes) La «plena potestad» del propletano, que Incluye el derecho, no só-
lo de dIsponer de la propIedad SInO de destruIrla, se corresponde con la vIsIón del
derecho romano (M Kaser, Das romlsche Pnvatrecht I 21971 [Haw X, 33 1],
125)
80 Para Schottroff, Volk, 184, el versículo es un ejemplo de cómo los humIl-
des hablan el lenguaJe de sus señores y adoptan su vIsIón del mundo, aquí, la tesIs
de la facultad absoluta de dIsposIcIón de su propIedad
81 Los lectores de Mt evocan obvIamente 19, 17, de suerte que aya'fro~ re-
fuerza la aplIcacIón alegónca del propletano a DIOs
82 Detrás de la metáfora de los «malos oJos» late, obvIamente, la Idea mágI-
ca del «mal de oJo», sobre la que EIlIott* aportó mucho matenal Pero en la tradI-
CIón bíblIco-Judía, los «malos oJos» se habían convertIdo en una metáfora estable
para expresar la «avancla» o la «envIdIa», cf vol 1, 505s, n 44 (sobre 6, 23) Al-
go parecIdo ocurre en latín, que desIgna la envIdIa con el térmIno mVld¡a
be de la torá. Como la parábola no se limita a contar la bondad de
Dios, sino que interpreta con la narración el comportamiento de Je-
sús, viene a ser una parte de la experiencia de la bondad divina que
los hombres hacen en JesÚs 83 • Por eso puede Mateo, posteriormen-
te, calificar esta histona, con razón, como una parábola del reino
de los cielos anunciado y personificado por Jesús.
Más difícil resulta determinar el fondo en términos negativos.
¿Hacia dónde apunta la parábola? La bondad y la justicia de Dios
no se contraponen antitéticamente. El relato habla, más bien, del
milagro de la bondad de un agncultor que cumple con todas las
exigencIas de la justicia84 • Tampoco se enfrentan entre sí la gracia
y la recompensa. ¡Al contrario! La gracia con respecto a los últi-
mos consiste precisamente en que han recibido su jornal por pura
gracia. La parábola va, sobre todo, contra los intentos humanos de
ligar justicia y bondad de Dios de tal manera que lo uno pasa a ser
la medida de lo otro: Entonces, o Dios no puede ser ya bondadoso,
porque eso no perrmte aplicar el pnncipio de la justicia, o tiene que
ser bondadoso para todos, porque todos pueden apelar a la bondad
por el principio de igualdad. La parábola apunta, así, a la libertad
de Dios para ser bondadoso. No sustituye el sistema de valores de
la justicia, que da a cada cual su merecido, por un nuevo sistema
de bondad inmerecida85 , sino que el sistema de valores vigente
queda «alterado» con la aparición del amor de Dios86 y pierde su
mortífera validez general. «No he venido a Jlamar a los justos, sino
a los pecadores» (Mc 2, 17)87. Este principio, con el que Jesús co-;
menta su obra, no niega la justicia de los justos ni la excluye; pero
lleva a Dios a aquellos que tienen necesidad de él: los pecadores.
83 Cf Weder, Glelchmsse (vol III), 227, 229 la parábola vIene a ser «la es>-
cemfIcaclón de la bondad de DIOs» y la «explIcacIón de su (de Jesús) conducta».
84 Por eso, Theobald*, 120 resume así «¡Más que Justo'»
85. Así Gragg*, 112-125.
86 FormulaCIOnes en la línea de Harmsch*, 155-164 Jungel, Paulus, 164,
afIrma por eso, acertadamente, que la parábola aborda «el límIte de las obras ante
la bondad de DIOs mamfestada», y no la sustItucIón del pnnClplO de la JustICIa de.
las obras por un nuevo pnnclplO De Ru*, 210s'la Idea de recompensa no desapa-
rece, pero la bondad de DIOS «surpasses aH calculatlOn» '
87 Un colofón pareCIdo tIene la parábola de los dos hIJOS en la vIña (Mt 21, '
28-31) «Los recaudadores y las prostItutas os precederán en el remo de DIOS» (21,
31) Sm embargo, en aquella narracIón el peso está en la obedIencIa del pnmer hi- ,
JO, en 20, 1-15, el hecho de que los últImos Jornaleros (¡lo mIsmo que todos 1011
otros') hubIeran Ido a la VIña no se destaca en absoluto. '
El fondo de la parábola incluye, en fin, una nueva actitud hacia
el semejante, actitud a la que quiere inducir la experiencia de la
bondad. El que haga de la justicia de Dios el principio todopode-
roso y no tolere su bondad, que se presenta junto a ella, se incapa-
cita para la solidaridad. El principio de la prestación laboral sólo
conduce al engreimiento ante aquellos que han ganado menos, y a
la envidia hacia aquellos que han ganado más o han sido preferidos
injustamente. Eso le recuerda el propietario de la viña al «porta-
voz» con su pregunta directa en el v. 15. Al fondo último de la pa-
rábola pertenece -no como conclusión de un conocimiento teórico,
sino como efecto práctico de una experiencia personal- una nueva
actitud de solidaridad con aquellos que no lo pasan bien, pero con
los que Dios se entiende bien 88 •
¿Qué relación guarda la parábola con la noción judía de la re-
compensa y la gracia? Se pueden encontrar en textos rabínicos mu-
chas frases que presuponen una aritmética de la recompensa dema-
siado afín a lo que la parábola pone en boca del portavoz de los
primeros contratados89 • La mayoría de las parábolas rabínicas com-
parables con Mt 20, 1-16 por el lenguaje figurado, o bien subrayan
que, contra toda apariencia externa, los trabajos aparentemente
desiguales que el propietario remuneró igual eran realmente igua-
les 90 , o hablan de un salario desigual por trabajo desigual91 • Pero,
frente a tales textos rabínicos, están otros según los cuales no se de-
be obedecer a la torá por la recompensa92 , y todo salario divino es
proverbial la frase de que no hay que servir a la «corona» (= la torá) por el propiO
Interés (Abot 1, 13,4,5) Más documentos en Bill IV, 496s y Moore, Judmsm 11,
95-99
93 Entre las parábolas de género afín cabe mencIOnar aquí Mldr Sal 26, 3,
109a y paralelos = Hezser*, 307-309' elogiO de un rey que qUiere pagar a un sier-
vo perezoso el salano completo. Documentos para la noción de recompensa como
don gratUito en BIll IV, 489s
94. Simón bar lochal SI algUien ha Sido un bnbón a lo largo de su Vida y al fu-
nal se arrepiente, DIOS lo acepta (TQld 1, 14s [3371 y paralelos = Bill 1,166) Más
documentos en Moore, Judalsm 1, 520-534
95 Sobre las dos medidas, cf Urbach, Sages 1, 448-461, sobre el carácter
complementano de JustiCia y gracia en el Judaísmo rabímco, cf Moore, Judmsm 1,
392-398
96 Tanhuma B (sobre el Éxodo) 9, 3 §16 (trad. según Bletenhard 1, 413)
en Pablo y, desde luego, en la Reforma, y llevó, entre otras cosas,
a que el salario igual para todos los trabajadores derivase en el sa-
lario gratuito para los desposeídos y la pérdida de la salvación pa-
ra los primeros, los que contaban con sus obras y por su «egoísmo»
se vieron privados del reino de Dios 97 . La exégesis protestante, hoy
predominante, que hizo del v. 16 el punto angular del texto, no se
limita a acentuarlo, sino que le da otro acento. Si el salario gratui-
to se convierte en el único principio determinante, nace el peligro
de que los hombres lo exijan. «Pardonner, c'est son métier!» (Vol-
taire). La Reforma no quiso esta degradación de Dios, pero no
siempre la ha evitado.
Mateo
Análisis
Explicación
AbajO hay aun SitIO', y quedes avergonzado Pero SI te recuestas en un puesto mas
bdJo y llega algUien que es mfenor a ti, el anfntnon te dlra Sube mas amba', y
quedaras en buen lugar» El texto es una vanante secundana de Lc 14, 8-11 con
una nueva mtroducclOn que hace de transito a los v 26-28
3 En v 25c126b se corresponden f-lEYUAOL - f-lEYU~ y antltetlcamente xU1:E1;ou-
(JLU~O) - Etvm OLaXOVO~, en v 25b/27, UQXOV1:E~ - JtQGJ1:0~ y antltetlcamente xu
QLEUO) Etvm OOÜAO~
4 Segun Wamwnght Readmg (vol I1I), 256, la respuesta de Jesus (v 22s) se
dirige meqUlvocamente a la madre y a los hiJos Esto es mverosurul, porque el v 23
habla de sentarse a la IzqUierda y a la derecha y, en consecuenCia, del martmo de
los hiJos Mt sigue aqUl, qUlza, Simplemente el texto de Mc
5 El texto blZantmo y unos pocos testigos textuales de otras famlhas las aña-
den de nuevo a ambos pasajes, lo cual es claramente secundano
6 (,Resulta demasIado ambIgua la frase por haberse vuelto ya el verbo ~aJt
n~O) un termmus techmcus para expresar el bautismo cnstlano? Gmlka n, 189 su-
prIorIdad de Mc no es fácJi de mantener en esta perícopa Pero, como-
qUIera que los otros pequeños cambios son caSi todos perfectamente ma-
teanos 7 (lo que no ocumría en el caso de una prIorIdad Mt respecto a los
cambios de Mc), la pnorIdad podría corresponder también aquí a Mc.
Explicación
pone que Mt qUIso eVitar una Imagen gnega, cosa que no ¡Ile convence mucho en
vista de los documentos en favor del uso figurado en las traduccIOnes de la Blbha
que recoge G Delhng, BU:lt'tLo[1U ~U:lt1;LG1'tfjVaL, en Id , StI1dlen zum Neuen Testa·
ment und zum hellemstlschen Judentum, Berlm 1970, 243s
7 Cf vol 1, 57s sobre WTE, :ltQooéQX0[1aL, [1ETa, :ltQOOXVVEW (v 20), OVWS
(v 21), U:ltOXQL1'tELC; OE ,[1EAAW (v 22), :ltUTT]Q [1011 (v 23), OE (v 25), &O:ltEQ (28).
Sobre la mtroducclón de la madre de los Zebedeos, cf 27,56, sobre la ~UOLA.ELU de
Jesús, cf 16,28, sobre el presente hlstónco de AcyW, cf vol 1,56s ' AQX0[1aL (Mc
10,41) es térrmno relegado según vol 1, 76
8 Cf vol 11,305 sobre 12,1-20 En 16,21-20,34 es ¡Ilamfiesta la técmca de
repetlclón en los anuncIos de la pasión, y en 16,21-26,64, en los dichos sobre el
HIJo del hombre
cabe presumu que éstos habían lanzado a la madre y estaban detrás
de ella como verdaderos tramoYlstas 9 Se comprueba aquí proba-
blemente, una vez más, que el narrador Mateo tenía escaso mterés
por la coherencia extenor ¿Hay otras exphcaclOnes? También en
27,56 es menCIOnada la madre de los Zebedeos, Mateo la Identi-
ficará allí con Salomé (Mc 15,40), o la mencIOnará en sustitución
de ésta lO SI combmamos los dos pasajes, éstos mdlcan que Mateo
conSideró a la mUjer del Zebedeo como segUIdora de Jesús en el
viaje a Jerusalén ll Mateo no la deja en mal lugar ella nnde home-
naJe a Jesús con reverencias y permanece callada al pnnclplO, es-
to la favorece frente a la petiCión de los dos hiJos, formulada con
descaro en Marcos, de algo que Jesús tiene que cumphr categón-
camente 12 Jesús la amma pnmero a que hable Su petiCión de los
puestos honoríficos para los dos hiJos en el remo celestial de Jesús
no es mcomprenslble, pues ellos forman parte del grupo más ínti-
mo de discípulos (17, 1, cf 26, 37)13 El puesto a la derecha es el
mejor, el puesto a la IzqUIerda se suele conSiderar como menos
honrosol 4 , pero eso no tiene la menor relevanCia en este pasaje Su
petición es a la vez, para los lectores, un ejemplo de la errónea as-
piración de los discípulos a la grandeza terrena (cf 18, ls), ellos
saben por 19,30-20, 16 que, según Jesús, no hay pnvtleglOs en el
remo de los Cielos
Jesús demega la petiCión, él no puede cumphrla Al pnnclplO
no dice por qué, smo que contesta con una réphca sorprendente
que trata de algo completamente dlstmto 15 «¿SOIS capaces de beber
9 ASI ya Agustm (Cons Ev) Il, 64 = 226 YJerommo, 177 (Jerommo atnbu-
ye a la mUjer affectus pletatls y error mulzebrzs ¡al mIsmo lJempo'), y despues de
ellos muchos autores medIevales y postenores Tamblen en onente se pIensa de es-
te modo (por ejemplo, Teofilacto, 364)
10 De la comparaClOn con 9, 9 II Mc 2, 13 donde Mt sustituye "Levl» por
«Mateo» (cf vol JI, 70), se puede mfenr que, al menos, no hay que exclUIr una
SU~lItuclOn en 27, 56 Entonces se constatana aqUl, como en 27, 56, un espeCIal m-
tere~ de Mt o de su comumdad por esa mUjer
II Cf Wamwnght, Readzng (vol I1I), 255
12 8ft..O¡.tfV lvu Ó EUV ut'tTlUW¡.tfV Uf JtüLTlUTlt; ~¡.tiv
13 Los lectores pIensan tamblen en 19,28
14 El puesto a la derecha es para el pnnclpe heredero (Josefo, Ant 6,235)
Por la calle, el maestro va en el centro el dlsclpulo mas antIguo a la derecha, el
rnas Joven a la IzqUIerda (Joma 37a =Blll 1, 835) Mas documentos en Pesch, Mk
n 156
15 Como en 18 3s, cf mpra 30
el cáhz que vaya beber yo?». Al Igual que después de la transfi~
guracIón (cf. 17, 9-13), Jesús conduce aquí a los Zebedeos, direc~
tamente, a la hondura de la vIda: lo suyo es el SUfrImIento, la muer-
te, lo que les amenaza y ellos habrán de soportar. «Cáhz» es una
metáfora que desIgna generalmente, desde los profetas, el JUicio de
DIOS 16 ; pero no queda en ese sIgmfIcado, y se puede refenr tam-
bIén al «destino» que toca a una persona o, muy especIalmente, a
la muerte 17 • Después de 20, 18s, los lectores entendIeron, caSI se-
guro, el cáhz en este último sentido. Los dos Zebedeos afirmaron,
pues, con atrevImIento y valor que eran muy capaces de padecer el
martmo con Jesús. Los lectores reaccIOnarían qUizá con escepti-
CIsmo a esta aseveraCIón categórIca; conocen la hIstOrIa de la pa-
SIón y saben que los dIscípulos huyeron entonces; conocen tam-
bIén la negaCIón de Pedro y sus antenores palabras en Marcos (Me
14,29-31), además, probablemente no saben nada de un martirio
posterIor de Juan 18 . Pero la dISposIcIón verbal al martmo no ayu-
da a los hIJOS del Zebedeo, pues no es asunto de Jesús conceder 109
puestos de honor a aquellos para los que DIOS mismo los preparó y
sólo él puede otorgarlos1 9 • No hay mterceSlOnes que valgan delan-
te de DIOS.
Explicación
Los otros dIez dIscípulos se enfurecen contra los hIJOS del Zebe- 24-27
deo, a pesar de que éstos han recIbIdo calabazas de Jesús ¿Mues-
tran con sus celos que están cortados de la mIsma madera? El de-
seo de grandezas en la tIerra o, por compensacIón rehglOsa, en el
mas allá (18, 1) no es una pecuhandad de algunos, smo de todos
los dIscípulos de Jesús Jesús los conoce y los reúne les recuerda
lo que hacen los Jefes paganos y la ehte de los poderosos No que-
da despejada la cuestIón pnncIpal, la de SI Jesús, en los V 25-27,
contrapone el carácter servICIal de la comumdad, en sentIdo lato, al
señorío mundano en generala, en sentIdo más estrecho, al señorío
mundano malo y tIrámco El hecho de que el v 25 hable de Jefes
de los paganos 24 podría mdIcar la referencIa a señoríos «negatI-
vos» No está claro, en deftmtIva, SI los dos verbos XU'tUX'UQLE'UW
y xun:'i;o'UOLutw tIenen sentIdo neutral o bIen negatIvo, SI sIgmft-
can «mandar», «ejercer el poden>, o bIen «opnmIr», «aphcar la VlO-
Historia de la influencia
Los v. 24-27 fueron una «cruz» especial para los exegetas de la Refor-
ma y la post-Reforma. Estos versículos parecían expresar una diferencia
fundamental entre Estado e Iglesia, diferencia que llevó a los anabaptistas
a creer que «el cristiano no puede ser una persona de mando o gobiemo»30.
Los versículos crean dificultades a los exegetas inspirados en la Reforma.
Ellos pudieron proclamar muy alto -contra los obispos-príncipes católi-
cos- que «el ministerio de un pastor difiere tanto del de un príncipe» que
una misma persona no puede ejercer los dos 31 • Pero ya Lutero subraya que
nuestro texto no rechaza la autoridad civil, sino que la confirma 32 . Los
exegetas evangélicos y católicos coincidieron entonces en que el texto no
hablaba de príncipes cristianos, sino paganos, que ejercían un dominio ti-
ránico sobre los súbditos 33 . Según Bucer, los magistrados «sirven» de un
modo específic034 • Brenz admite que la misma persona puede ser príncipe
y obispo, «etsi dificillimum est»35. Pero ¿en qué difiere entonces el prín-
cIpe evangélico que ejerce a la vez el ministerio episcopal, de un obispo-
príncipe católico o incluso del soberano del Estado pontificio, el papa, a
qUIen Lapide califica de ejemplar en este aspecto por autodenominarse
«servus servorum Dei» ?36. El episcopado soberano que los exegetas pro-
te~tantes admitieron oscureció evidentemente su visión de este texto. La
37 Wolzogen 347
38 Cf el excursus ~obre el HIJO del hombre vol II, 654-656
Este pasaje SUscIta hoy muchas preguntas sobre la naturaleza de la
muerte explatona de Jesus Es muy dIfICIl contestarlas a la luz de Mt El
v 28 es un verslculo aIslado en el contexto del evangelIo de Mt, que solo
tIene un CIerto paralelo en 26, 28 Yque Mt, ademas, toma lIteralmente de
Mc AUlQOV es una palabra que dentro del evangelIo de Mt solo fIgura en
este pasaje, sIgmflca «precIo de rescate», en el gnego profano, por eJem
plo, el precIO de rescate para los esclavos39, en los LXX, el rescate en lu
gar de una pena de muerte (Ex 21, 30 Y pass/m) Entre las numerosas
Ideas sobre eXpIaCIOn y redenCIOn del nuevo testamento, la nOClon de res-
cate de los fIeles por Cnsto (l Cor 6, 20, 7,23 [tLl!ll en lugar de AUlQOV])
es, IIngmstIcamente, lo mas afm a lo que puede expresar el texto matea-
n0 40 No parece que Mt se refIera a un pasaje bíblIco concreto, nI SIqUIera
a ls 53, 10-12, pasaje al que apenas hay puentes verbales y que para Mt
tampoco tIene una relevancIa fundamental en otros lugares 4' El sentIdo
exacto de la frase es, pues, relatIvamente mdetermmado Para Mt, la Idea
de rescate o de «SustltucIOn» es aqm, probablemente, menos Importante
que la radIcalIdad del serVICIO de Jesus Jesus tomo tan en seno el serVI
CIO a los demás, que dIO su VIda por «muchos»42
Análisis
1 Estructura El relato de la curaCIón de los dos cIegos pone fin a los
capítulos 19-20 la hlstona mateana de Jesús recorre ahora la última eta-
pa antes de Jerusalén Constituye a la vez el tránSito a la nueva parte prm-
Clpal (cap 21-25; en el capítulo que sigue, Mt conectará tanto con la cu-
raCión de los ciegos como con el título de «HIJo de David» (21, 9 14s) El
relato presenta una estructura clara El v 29 mdlca el lugar y el escenano.
En la exposIción, v. 30s, la mirada se fija en los dos ciegos que están sen-
tados al borde del cammo mientras pasa Jesús Aunque la gente trata de
Impedírselo, gntan dos veces (fXQUSUV I..EYOV'tE~ - !J.Et1;ov fXQUSUV 1..10-
YOV'tE~) y piden compasión a Jesús con palabras casI IdéntIcas (EI..ETIOOV
~!J.a~, uto~ óuutb, que la segunda vez se mcrementa con XÚQLE) En los v.
32s se produce la conversaCIón con Jesús, que ahora se detiene2 • El v 34
refiere la curaCIón que Jesús realiza en respuesta a la petición de los cie-
gos, movido de compasión (Ol'tl..uyxvLO{td~) Como la muchedumbre en
el v 29, los CIegos siguen también ahora a Jesús
2 Fuente. Mt había narrado ya este epIsodIO con CIerta libertad en v.
9,27-31. Esta vez se aproxima más a su fuente, Me 10,46-52 Como ocu-
rre a menudo en sus relatos de milagros, Mt omite algunos detalles narra-
tivos, sobre todo de Mc 10, 49s, porque Jesús llama directamente a los
ciegos sm mtermedlaclón de la gente 1 Mt Simplifica en el v. 29 las mdl-
caClOnes geográfIcas ImprecIsas de Me, que habla pnmero de la entrada
en Jencó y luego de la salida Jesús ha estado ya en Jeneó4 Sólo en esca-
Explicación
Resumen
Historia de la influencia
29. 2, 3s =PL 76, 1083s (cIta 3 =Ibld., 1083); Tomás de Aqumo (Lectura), n.o
1676; Alberto Magno, 711 (cIta).
30. Valdés, 362.
31. Erasmo (Paraphrasls), 110.
32 Cf. U Luz, Matthew In H1StOry, Mmneapohs 1994, cap. 5.
V
JESÚS EN JERUSALÉN
(21, 1-25,46)
A
AJUSTE DE CUENTAS DE JESÚS
CON SUS ADVERSARIOS (21,1-24,2)
l. Grams*, 47: «The entire section has the character of an ad hac trial scene...
In the end (ch. 23) Jesus pronounces God's final verdict of condemnation on the re-
hglOus leaders of Judaism». Grams*, 51s entiende en sentIdo retórico los caps. 21-
23, por analogía con un discurso de juicIO: 21, 1-22 es la narratía, 21, 23-22, 4 es
la probatía, el cap. 23 es la peroratía. Resulta difícil, sin embargo, articular una
parte narrativa del evangelio por analogía con un discurso.
cinco grandes discursos de Jesús. Los capítulos 23-25 serían en-
tonces un discurso en dos partes que versaba sobre el juicio en un
doble sentido: el juicio intrahistórico a Israel y el juicio final. De
modo parecido a 13,36, una observación narrativa incidental inte-
rrumpiría el discurso en 24, ls.
1. Hay que leer, con ~, D, W, e, m y otros, ltQó~ y no d~. rrQó~ con acusati-
vo puede contestar también, en Mt, a la pregunta «¿dónde?»; cf. 13,56; 26, 18 Y
BI-Debr-Rehkopf §239, l. rrQó~ tO oQo~ tWV EAULWV no sería entonces mdlcaclón
reiterada de la meta, sino una mayor concreción de «Betfagé junto al monte de los
Ohvos».
2. B, W, f' 13, m y otros añaden OAOV (como 1,22; 26, 56). Quizá sea el texto
ongma\.
3. Algunos testigos textuales (como e, fl3, D, <P, Mthebr) leen aquí un smgu-
lar para evitar la dificultad de que Jesús montase sobre dos cabalgaduras.
numerosa, se puso a alfombrar la calzada con sus mantos;
otros la alfombraban con ramas que cortaban de los árboles. 9
y los grupos que iban delante y detrás gritaban:
«Hosanna al Hijo de David,
¡bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!».
10 Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó:
«¿Quién es éste?». 11 La gente contestaba: «Este es el profeta,
Jesús, el de Nazaret de Galilea».
12 Jesús entró en el templ04 y se puso a echar a todos los
que vendían y compraban allí. Volcó las mesas de los cambistas
y los puestos de los que vendían palomas, 13 diciéndoles: «Es-
crito está:
'Mi casa será casa de oración',
pero vosotros la convertís en una cueva de bandidos».
14 En el templo se le acercaron ciegos y cojos, y él los curó.
15 Los sumos sacerdotes y los letrados, al ver los milagros
que hacía y a los niños que gritaban en el templo «hosanna al
Hijo de David», 16 le dijeron indignados: «¿Oyes lo que dicen
ésos?». Jesús les replicó: «Sí. ¿Nunca habéis leído aquello: 'De
la boca de los niños de pecho (te) has sacado una alabanza'?».
17 y dejándolos plantados, salió de la ciudad, se fue a Betania
y pasó la noche allí.
Análisis
15. Cf. vol. 1, 189-192. En el caso del final de cita es improbable porque Mt
ajusta siempre sus citas al texto de los LXX (cf. vol. 1, 190s). La omisión de la par-
te central olxaLOC; xTA. sería extraña, pues cuadra con la cristología mateana.
16. Son mateanos según vol. 1, 57s TÓTE y '!T¡OOUc; en el v. 1; AÉyoov y ¡WQEÚO-
llaL en el v. 2; JtoQEÚOllaL, oÉ y la «fórmula de cumplImiento» (cf. infra, n. 17) en
v. 6; eJttTlthjllt (cf. 19, 13; 23,4; 27, 29.37) Y eJtávoo en el v. 7; OÉ Y ÉavTwv en el
v. 8; OÉ, JtQoáyoo transitivo (en Mt siempre con complemento), 0XAOL, AÉyOOV, vioc;
óaulo en el v. 9.
17. Cf. Pesch* y vol. 1, 138s. La estructura de 21, 1-9 recuerda 1, 18-25.
18. Una analogía de «distribución» de un parallelismus membrarum ofrece Jn
19, 23s.
19. Subraya esto con razón Strecker, Weg, 74s. Son ejemplos 4, 13.15 (Zabu-
Ión y Nefatlí) o 27,7.10 (campo del alfarero).
20. Yo apuesto, con Goulder, Midrash, 22s, por un autor judeocristiano que
forma, él mismo, tantos paralelIsmos, más que por la segunda posibilidad. De todos
modos, no sólo aparece repetido xal en el texto, sino también la preposición {mL
21. Mt mismo conoce Ex 4, 19s; cf. vol. 1, 180 sobre 2, 19s. Fuentes judías tar-
días contraponen a veces Ex 4,20 y Zac 9, 9 (QohR sobre 1,9 = Freedman-~
VIII, 33). Hoyes sobre todo Allison, New Mases (vol. 111), 248-253, el q#émite
a Ex 4, 20, sm dar por cierta esta explIcación del plural.
otros Intentos de explicacIón suponen la eXIstenCia de una tradIcIón espe-
cIalmdependlente de Mc 11, 1-10, que InclUiría los dos ammales de mon-
tar22 , o tIenen que postular la InflUenCIa de otros textos bíblIcos 23 Ambas
hIpótesIs complIcan la cosa Innecesariamente
e) Los v lOs (conversacIón entre los peregrInos y los habItantes de la
cmdad) conectan con Mc 11, 11a y sustItuyen el texto de Mc, Insatlsfac-
tono, según el cual Jesús entró en la cmdad y en el templo, pero sm hacer
nada allí, aparte la sImple InSpeCCIón Por el lenguaJe, ambos versículos
pueden proceder de Mt 24
f) En los v 12s, Mt narra la expulsIón de los cambIstas y vendedores
del templo, sIgUIendo muy de cerca Mc 11, 15 17 Los numerosos mmor
agreements no permIten conocer las modlflcaclOnes atnbUlbles a él o a
una fuente déutero-Mc 25
g) El v 14 (la curaCIón de Ciegos y cOJos) es hnguístlcamente un aña-
dIdo matean0 26 que evoca 11, 5s, 15,30-32 Yel relato antenor 20,29-34.
h) Los v 15s (reaccIón de los sumos sacerdotes y letrados) conectan
débllmente con Mc 11, 18, versículo omItIdo en Mt y que sugIere ya la dl-
ferencla entre la reacclón del pueblo y la de los dmgentes ante Jesús Am-
bos versículos son mateanos en ellenguaJe 27 La cIta de Sal 8, 3 corres-
Explicación
Bethlehem [en Copenhague] 21806, 422s, y A Neander, Das Leben Jesu Chnsti,
Hamburg (1837) 41839, 596s
32 En Mc 11, 3, la frase correspondIente pertenece al encargo de Jesús a los
dIscípulos y slgmfica que él (Jesús) «devolverá» de mmedIato el asno a su lugar.
Mt supnmló elltut..Lv e mdependIzó la frase medIante la partícula 6É (en lugar de
xuO, pensó presumIblemente en el dueño del asno como sUjeto
33 Derrett*, 166-173 remIte a &yyuQElu (deber de prestaCIón personal, cf Mt
5,41)
34. Sólo Isaías y Jeremías son llamados por el nombre en las fórmulas mtro-
ductonas sobre las cItas de cumplImIento, no MIqueas (cf 2,5), Oseas (cf. 2, 15) o
el autor de los salmos (cL 13,35) Que Mt desconoce el lIbro de Zacarías se des-
prende tambIén de la falsa atnbucIón de la cIta Zac 11, 13 a Jeremías en 27, 9.
35 BIil. 1, 842-844
36. Barth, Gesetzesverstandms, 121
37 En la mterpretacIón rabímca tardía era frecuente, según BIlI. 1, 842, con-
traponer Dt 33, 17 YZac 9, 9 entre sí El pnmer pasaje habla del «toro» Efraín y se
refiere al mesías guerrero ben Efraín, que vendrá antes del mesías pacífico hIJO de
DaVId En textos meslámcos antenores, como SalSal 17, se combman, en cambIO,
los rasgos bélIcos (por ejemplo, 17,22-24 [frente a los paganos]) y los rasgos pa-
cífICOS (por ejemplo, 17,33)
38 Esto lo subrayan sobre todo Dupont, Bémudes III, 544, YLégasse, 249s.
bién su obediencia a la palabra de Dios (cf. 4, 1-11). Que Jesús
monte sobre un asna y el pollino de un asna 39 , debe entenderse co-
mo expresión de su afabilidad, pacifismo y dulzura. Desde el ante-
rior pasaje (11, 29), donde Jesús mismo se califica como JtQuiJ¡;...
xUL 'tUJtElVO¡; 'tñ XUQOL<;l, resuena el matiz del abajamiento y la
humildad. Mt 11,29 Yla tercera bienaventuranza, Mt 5, 5, dejan
claro, a la vez, que la caracterización de Jesús como JtQuiJ¡; tiene
indirectamente un aspecto parenético: hay que aprender de la «afa-
bIlidad» de Jesús (11, 29).
Mateo resume el pasaje de Mc 11,4-6 en lenguaje bíblico: los 6s
discípulos «hicieron lo que Jesús les había mandado». Sólo la obe-
diencia de los discípulos es importante para Mt, no, como para
Marcos, que lo encuentren todo tal como Jesús había predicho. Los
discípulos traen los dos asnos, ponen encima sus vestidos y Jesús
se sienta «sobre ellos». No es fácil saber si EJtávw UU't<DV se refie-
re a los vestidos o a los animales. Los «vestidos» son lingüística-
mente hablando la palabra de referencia más próxima40 ; los lecto-
res pensarán primero, lógicamente, en los animales. Como sea, es
difícil imaginar a Jesús sobre tal cabalgadura41 • En un autor como
Mateo, que descuida siempre los detalles concretos42 , tampoco hay
que intentar imaginarl043 •
Historia de la influencia
Las dificultades que crea a los exegetas el hecho de montar sobre dos
asnos hiCIeron que, en este pasaje, la exégesis espmtual se impUSIera por
doqmer en la hIstoria de la mterpretacIón 44 • SIgmendo a Justmo y Oríge-
nes, la mayoría de los exegetas aplicaron el asna a la smagoga, ligada a
45 JustInO, Dwl 53, 1, Orígenes, 16, 15 = GCS Ong X, 523s, Jerómmo, 183,
Juan Cnsostomo, 66, 2 = PG 58, 628, HIlano, 21, 1 = SC 258, 120 (Cita), Apobnar
de Laodlcea, fr 105 = 35 (la sInagoga está hgada a la antigua ahanza)
46 Orígenes, 16, 17 = GCS Ong X, 534s
47 Esto se expresa de modo ImpreSIOnante en la Interpretación de PascasIo
Radberto, 699-706 Sobre Jencó =mundo, cf también supra, 228, n 20, sobre el
monte de los Olivos = IgleSia, cf PascasIO Radberto, 699 En esta ¡nterpretaclón
espmtual, los Jerosolimitanos hostIles a Jesús pasan a ser los ejércitos celestiales
que preguntan por Jesús (PascasIo Radberto, 706)
48 Lo pomero, por ejemplo, en Beda, 90, lo segundo, por ejemplo, en Oríge-
nes, 16, 17 = GCS Ong X, 533, AmbrosIO, 9, 7 = CSEL 32,440 conoce las dos ¡n-
terpretaclOnes
49 Orígenes, 16, 18 = GCS Ong X, 536, Jerómmo, 138, Beda, 91
50 Por ejemplo, Cmlo de Alejandría, fr 270 = 231, Beda, 90, EutlmlO Zlga-
beno, 548 (con remisión a Rom 11,25), Estrabón, 152
51 Esto se corresponde con el tipo hermenéutiCO alegónco-sotenológlco, se·
gún el cual Jesús montó pnmero sobre la smagoga, luego sobre las nacIOnes paga-
nas, así en Teofilacto, 169
52 Como SInécdoque en la que el plural se pone por el smgular, cf Lausberg,
Handbuch 1 (vol III), § 573, 3 (por ejemplo, Lutero [según Loewemch, Luther,
79], Igualmente Maldonado, 427)
53 11, In
54 2 Re 9, 13 (en la entromzaclón de Jehú), Ja1qut sobre Ex 2, 15 = Blll 1,
reahsta55 • Era cornente, aSImIsmo, en la visIta de reyes u otras al-
tas personalidades, alfombrar las calles con ramas o lanzar flores
a los vIsitantes56 • La descripción evoca el júbtlo en la entrada de
soberanos en una ciudad. Tales entradas incluían gntos, cantos y
aclamaciones 57 • La multItud grita su «hosanna» al Hijo de David.
'Qaavvá no puede combinar con datIvo, ya que es transcripcIón
del hebreo 1'9 iT,p'W,iT (= ¡ayuda!) en Sal 118, 25. Pero al no haber
un equivalente arameo duecto de esta palabra, muchas veces no se
entendía ya en el Judaísmo palestino posbíbhco, de habla aramea58 •
Algo parecIdo hay que decIr del cnstianismo primitiVo: waavvá
pasó a ser un clamor de alegría o de salvación59 •
Las gentes del pueblo aclaman, pues, al HiJO de David que en-
tra como mesías en la ciudad santa60 sobre una cabalgadura mesiá-
mca61 • Lo miran, pues, desde su Idea Judea-tradicIOnal del mesías.
844 (homenaje a MOIsés como rey), Plutarco, Cato Mmor, 12, 1 (los romanos acla-
man al general Catón), Acta Pltafl, 1 = Schneemelcher (vol I1I) 15 401 (Jesús ante
PIlato) Bill 1, 844s mencIOna otros documentos que tratan de un rabino nco y una
~eñora pnnclpal La extensión de los vestidos no es, pues, un ntual específico de
entromzaclón (frente a Gmlka II [vol IIJ,203) Un punto de comparaCión puede
ser hoy la «alfombra roJa» en vIsitas de Estado
55 ¿Se cubnó con vestidos la calzada en todo el trayecto desde Betfagé hasta
la cIUdad? ¿Tenían todas las personas dos piezas de ropa puestas para no quedar
desnudas? ¿Para qué se alfombra la calzada con vestidos SI Jesús va montado en
cabalgadura y no pone los pies en el suelo?
56 1 Mac 13, 51 descnbe la entrada de los secuaces de Simón Macabeo en el
templo con ramos de palma, gntos de Júbilo, salmos y cantos, 2 Mac 10,61, otra
entrada similar de Judas, en analogía con la fiesta de las Chozas En Tg Est 8, 15
= Bill 1, 845, esparcir ramas de mirto es parte de un homenaje a Mardoqueo He-
rodiano, Hlst 1,7,6,4,8,9, narra cómo los generales vlctonosos eran reCibidos
con flores al entrar en la cIUdad y en el templo Según TáCitO, Hlst 2, 70, a Vlteho
le arrojan laurel y rosas en Crémona «según costumbre regla» Según Filón, Leg
Cm 297, los Judíos esparcen ramas al paso de Agnpa en señal de agradeCimiento
57 Cf 1 Re 1,40 (aclamación de Salomón), 1 Mac 13,51 (supra, n 56), Jo-
sefo, Ant 12, 348s (Judas entra vlctonoso en Judea y en Jerusalén con acompaña-
miento de cantos)
58 Sólo así cabe exphcar que ~Jl1tzl'iT sirviera también para deSignar el sép-
timo día de la fiesta de las Chozas -en -el que se desfIlaba en solemne procesión
gntando siete veces hosanna alrededor del altar de los holocaustos- y el ramillete
festivo que se depositaba allí (E Lohse, maavva, en ThWNT IX, 682, 17s)
59 En el área Judía no hay documentos, en la cnstlana, cf, además de Mc 11,
9 par, Dld 10,6 (maavva 't(1J {}E<!> ~aUL6)
60 Cf B'rakh 56b = Bill 1, 843 «El que ve un burro en sueños, puede espe-
rar la salvación (meslámca)>
61 La interpretación Judía tardía aphca generalmente Zac 9, 9 al mesías hiJO
de David (a veces, a diferencia del mesías guerrero de Efraín, su precursor), cf por
ejemplo GnR 75 (48c), Tanch b'reschlt 2a = Bill 1,842s Cf también supra, n 37
Pero los lectores del evangelio de Mateo conocen ya mejor a este
Hijo de David. Saben que es aquel que sana a los enfermos del pue-
blo de Israel (9, 27; 15,22; 20, 30s) y muestra así al pueblo su ta-
lante «amistoso»62. De este modo volverá a actuar Jesús en el tem-
plo (21, 14). Las otras aclamaciones de la gente también van refe-
ridas totalmente a la persona de Jesús, y ya no, como en Mc 11, 10,
al reino que él trae. Saludan a Jesús con las palabras de Sal 117, 26
LXX, que servían antaño a los sacerdotes para recibir a los pere-
grinos a la puerta del templo: «Bendito sea el que viene en nombre
del Señor»63. La frase final «hosanna en las alturas» hay que enten-
derla, presumiblemente, en referencia a los que viven en los cielos,
los ángeles, que son invitados a sumarse al grito de hosanna64 •
lOs Jesús y las gentes que lo aclaman han llegado ya a la ciudad.
Los lectores están tensos: ¿cómo responderá la población de la ciu-
dad santa a Jesús? Que toda la ciudad se «sobresaltó» lo demuestra,
primero, el hecho de que la entrada de Jesús no fue, según Mateo,
un incidente que conmoviera, cuando más, a algunos peregrinos ga-
lileos que subieron con Jesús. LElw{}m evoca un terremoto; la pa-
labra no expresa una explosión de alegría, sino el sacudimiento pro-
ducido por el temor (cf. 28,4). Algo parecido ocurrió ya tiempo
atrás, cuando toda la ciudad de Jerusalén quedó consternada con la
noticia del nacimiento del niño mesías (2, 3). La pregunta, en sí
neutral, «¿quién es éste?» cobra por eso una resonancia negativa.
Las gentes del pueblo dieron su respuesta a los jerosolimitanos. Je-
sús es para ellos el profeta de Nazaret. La respuesta no aclara si las
multitudes piensan, a tenor de su aclamación del v. 9, en el profeta
escatológico esperado a la luz de Dt 18, 15 o, a tenor de 14,5; 16,
14 (cf. 21, 26.46), en un profeta ordinario: el conocido profeta de
Nazaret. En todo caso, no dan muestras de conocer quién es real-
mente Jesús; pero dicen algo positiv065 . El elevado concepto en que
lo tienen será un grave obstáculo para que los dirigentes judíos pue-
dan ejecutar de inmediato sus planes homicidas (cf. 21, 26.46). Los
v. lOs sugieren así la futura escisión de Israel: a un lado están, so-
Jesús
66. G. E. Lessing (ed.), Von dem Zwecke Jesu und seiner Jünger: Noch ein
Fragment des Wolfenbuttelschen Ungenannten, Braunschweig 1778,11 § 6s, citas
146s.
por mvestigadores margmales, entre los que cabe menCIOnar especIalmen-
te, en el siglo XX, a Karl Kautsky, Robert Elsler y S G F Brandon67 Je-
sús es, según ellos, un pretendiente a mesías, Igual que el «egipcIO» que,
según Josefo, reumó a 30000 seguidores en el monte de los Olivos para
apoderarse, en un golpe de mano, de la ciudad de Jerusalén (Bell 2,261).
Por el flanco teológico se ha protestado siempre enérgicamente contra es-
ta hipóteSIs Su pnnclpal dificultad consiste en que contradice totalmente
la Imagen de Jesús en los cuatro evangelios y presupone que, tras el fra-
caso de las accIOnes meslámcas de Jesús y su aJustiCiamiento, no sólo el
evangelio de Juan, smo también los SlllóptlCOS llevaron a cabo una tergi-
versaCión radical de la tradición de Jesús y un total encubnmlento del Je-
sús hlstónco
71 Por ejemplo Roloff, Kerygma, 96 Jesús «no entra para un culto SIn ofren-
das, SInO para preservar la santidad del área del templo, que él ve profanada por la
practica vigente»
72 Pero hay que evitar en esta Interpretación el conclUir de la venta de ani-
males para el sacnflclo en el templo que el lugar «sagrado» degenerase en un mer-
cado y centro anual de negocIos A diferenCia del negocIo de los objetos religIOSOS
y los recuerdos delante de las IgleSias cnstlanas y dentro de ellas, la venta de ani-
males sacnflclales en el templo era esencial para su auténtiCO destInO, el culto To-
da venta de ammales sacnficlales fuera del templo y el llevarlos a casa entrañaban
el peligro de su Impureza legal
73 Eso es Inverosímil, a mi JUICIO, para el área linguístlca gnega la traduc-
ClOn en los LXX de 'Jll~:I (<<mercader») por XUVUVULO¡; Indica que la tradlclOn
gnega no entendió ya el sentido ongInal del texto hebreo
74 Hoyes defendida esta pOSIClOn, con mucho éxito, por E P Sanders, Jesus
and Judmsm, Phlladelphla 1985, 61-71, espec 70s En el área linguístlca alemana,
cf por ejemplo Trautmann*, 125-129 y J Gmlka, Jesús de Nazarel, Barcelona
1993,179s
75 Jeremlas, Teología, 174s
hlstonca que el estamento supenor saduceo-sacerdotal sacaba enormes
ventajas económIcas del templo, esta amplIamente demostrad0 76 Así lo
mdlca un detalle del texto todos los evangelIos llaman a los cambIstas, no
aQyuQU!WL~OLo 'tQu:n:E1;L'taL, en sentIdo neutral, smo 'X.OA.AU~LO'taL, es de-
CIr, lIteralmente «comlsIOmstas»77 QUIzá sea Importante aSImIsmo que en
la tradIcIón de Mc la Ira de Jesús se descargue Justo contra los vendedores
de palomas, que eran las ofrendas de los pobres (Lev 5, 7 Y paSSlm) SI el
preCIO de la paloma era alto, resultaba especIalmente gravoso para los po-
bres del pueblo78 En favor de esta mterpretaclón cabe aducIr, segundo, la
formula Joamca oI'X.o~ €!-L:n:OQLOU (Jn 2, 16) Y el reproche de Mc O:n:TJAaLOV
ATI0't(tlV 79 El argumento en contra deCISIvo es Mc ll, 16, un versículo
muy dIfícIl de compagInar con esta InterpretacIón Es caSI ImposIble es-
tablecer la opCIón segura ante los datos que ofrece la tradIcIón A mI JUI-
CIO, los argumentos en favor de la tercera mterpretaclón son los más fuer-
tes (,Se puede conjugar esta InterpretacIón con la pnmera y la tercera?
Resumen
Historia de la influencia
92 Cf Drews, Woche, grosse, en RE3 21, 416s, más amplto Graf*, 10-83
93 Wlepen*, 7s, 19, E A Stuckelberg, DIe Palmsonntagsfeler 1m Mlttelalter,
en Festbuch zur Eroffnung des Hlstonschen Museums, Base11894, 18s
94 Por ejemplo, el himno «G10na, 1aus» y el responsono <<Ingrediente Domi-
no m sanctam Clvltatem» (Mlssale Ronumum = U Bomm, LatelnIsch deutsches
Volhmessbuch, Emslede1n Ko1n 1937,337 338s)
95 Sobre la procesión del asno de Ramos cf, aparte Wlepen* y Graf*, 128
110 tamblen E Llpsmeyer, Palmsonntag-Chnstus und Palmesel, Vo1kskunst 12,
Munchen 1989, 50-58
96 ASI entre los pnmeros benedlctmos de Beuron y en el auto de St Galen,
cf E Hartl (ed), Das Benedlktbeurer PasslOnssplel Das St Galler PasslOnssplel,
Halle 1952, 16, 87
97 A H Touber (ed ), Das Donaueschmger PasslOnssplel, Stuttgart 1985,
126s
98 (Pseudo-)Buenaventura, MedltatlOnes Vitae Chnst/, en Opera (ed A C
Peltler) XII, Pans 1868, cap 71 = 594
cas Ya en el siglo VI, la mlllIatura del codex Rossanensls presenta a un
grupo de personas saliendo de la cIUdad al encuentro gozoso de Jesús
Aparecen por prImera vez mños que cortan ramas de un olivo En la Edad
Media tardía, las representacIOnes de la entrada suelen ser parte de todo
un ciclo de la pasión La procesión de Jesús y sus discípulos se Junta ante
las puertas con un gran número de personas que vienen de la cIUdad y se
aglomeran para reclbule ImpresIOnan especialmente las obras de DucclO
(Maesta, museo de la catedral de Siena) y de GlOttO (Capella deglI Scro-
vegm, Padua)
En consonancia con el tono alegre de estas obras artIstIcas está la ten-
dencia teologlca que subyace en ellas la entrada de Cnsto en Jerusalén es
la entrada por la puerta tnunfal de pascua, superando el pecado y la muer-
te Las exposIcIOnes del texto destacan el tnunfo de Cnsto, la perspecti-
va de la pascua y la dlvlmdad de Jesús Las aclamaCIOnes con hosanna
'ilgmf¡can que Jesús es DIOS bajado del cielo De este w~ CPUOEL {}EO~ di-
ce Cmlo de Alejandría EUA.OYT]!-lEVO~. 'tüv't' EO'tLV OO~OA.OYOV!-lEVO~99
AmbrosIO encomia a la bornca, que «VIO en Jesús algo así como un ángel
de DIOS»IOO Según el Opus lmperfectum, éste es un día de «glona», según
DlOmslO CartuJano, un día de la «maIestas» de Cnsto lO1 En las liturgias,
el nuevo pueblo saluda a Cnsto como rey vlctonoso y redentor del mun-
do t02 Los ramos de palma, de verdor perenne, son un símbolo de la vida
e «Illslgma tnumphorum»I03. Son una señal del tnunfo de Jesús sobre el
diablo, príncipe de la muerte lO4 •
Palma tUl slgnum, magne, est, Rex Chnste, tnumphl
Palma docet nostram IpSOS nos vlllcere carnem
Palma est mercedls slgnum coeleste futurae
Escnbe Alculllo en hexámetros slmples lO5 Las ramas de palma sim-
bolizan la vlctona de Jesús sobre los príncipes de la muerte lO6 También
las representacIOnes artísticas de la antIguedad y la Edad Media visuali-
zan el tnunfo de Cnsto lO7 Así, el temple fundamental de estas proceslO-
108. Sobre el ongen de la bendición de los ramos, cf. Drews (supra, n. 92),
416s; Pascher*, 117s; Moser*, 171-174. Sobre las funciones apotropaicas de las ra-
mas de «palma». ef. Marzell, Palm, en HWDA VI, 1987 (1935),1365-1381, espec.
1371-1381. La cita procede de A. OSlander; cf. ibid., 1368.
109. Moser*, 176; la cita de Sebastian Franck se encuentra allí.
110. WA DB 3, 668s, n. 2867.
111. José 11 de Austria las prohibiÓ: cf. Moser*, 177s.
112. Así lo ve Lutero, WA 411 619, 14-18: el asno es el hombre vieJO, el polli-
no es nuestra mente, sobre la que Cristo quiere montar; es un «corpus subiugale »
que sólo se hace hbre a través de Dios.
113. Ambrosio (vol. I1I), 9,8 =CSEL 440s.
de ser el indIVIduo humano (1 Cor 3, 16) del que es expulsada la COdI-
Cla 114 Este tIpO de interpretacIón caractenza tambIén a Lutero Cnsto VIe-
ne del monte de los OlIvos, el lugar de la gracIa, «no para amedrentar,
acosar u opnmIr al hombre, SinO para ayudarle a tomar y asumIr su car-
ga» El pnncIplO de la espmtualIdad es que «tu rey venga a tI y comIen-
ce a obrar en tI No le buscas tú, él te busca a tI»115 Este rey no VIene en
glona, SinO en pobreza, como dIce Zac 9, 9 ('JlJ), es tan pobre que no po-
~ee sIqUIera un asno propIO, SinO que necesIta alqUIlario 116 MIentras la in-
terpretacIón de las IglesIas onentales y de la IglesIa católIca subrayaba la
glona de Jesús, el protestantIsmo destacó su abajamIento «Hoy no mon-
ta (Jesús) sobre un asno, SInO que, más pobre aún, VIene medIante la pa
labra»ll7 ZWlnglIo Interpreta a la luz de 2 Cor 8, 9 «Se hIZO pobre por
nosotros, cuando es el más nco de todos»11 8 Mt 21, lss se convIerte así en
un texto básICO del evangelIo que cuenta cómo «ese rey tan apacIble dm-
ge» nuestros corazones «con la llegada de su gracIa», al derramar en noso-
tros su espíntu de lIbertad Mt 21,5 pasa a ser «totlOS evangelu summa
qu(a)edam» que anunCIa cómo Cnsto VIene ahora a nosotros y reina sobre
nosotros 11 9
Esta interpretacIón determina más tarde la predIcacIón protestante de
adVIento, que sabe anunCIar al rey «manso de corazón», deseoso de ofre-
cer la gracIa a los humanos, perdonar el pecado y eVItar el castIgo, «un
Justo que qUISO hacerse JustIcIa nuestra , un auxIlIador que no qUIere ve-
mr rodeado de majestad»120 Esa interpretacIón inSpIrÓ, sobre todo, los
cantos protestantes de advIento «Él es justo, auxIlIador InestImable, la
sencIllez es su compañía, su corona real, la santIdad, su cetro, la mIsen-
cordIa», dIce la segunda estrofa del conocIdo canto alemán que InVIta a
los fIeles, con Sal 24, 7-10, a alzar los dinteles del corazón y abnr las
compuertas al Señor de la glona 121 En lugar de esparcIr ramos, la pIedad
protestante responde con el canto «Tu SIón te esparce palmas y ramas
Sentido actual
Para mí, como cnstIano protestante, la pOSIbIlIdad que ofrecen las pro-
ceSIOnes católIcas del dommgo de Ramos es la de «realIzar» un texto bí-
blIco narratIvo y vIvencIarlo partIcIpatIvamente, un modo fascmante y
profundo de recepclOn Sólo en la bendICIón católIca de las palmas me pa-
rece msalvable la dIstancIa respecto a la BIblIa
122 Wle SOlllCh dlCh empfangen (EG 11,2, RKG [SUiza] 104,2)
123 EG 9, 2
124 Melodla de Handel, texto de F H Ranke, 1826 (EG 13, 3)
entendIdo en una determmada IglesIa y en un determmado tIempo,
pero tambIén las expenenclas rehgIOsas que hacían las personas al
acompañar las procesIOnes del dommgo de Ramos, en la contem-
placIón de las Imágenes o en los cantos de advIento Sólo entonces,
cuando al texto antlguo se suma algo nuevo, nace una comprensIón
nueva, vItal
125 La IdentIflcaClOn del ser humano con el asno es una antigua IradlclOn en
lo; ~ermones, que cabe rastrear hasta Bernardo de Claraval, cf T Bell, Der Mensch
al5 Esel Chnstl Luther 65 (1994) lis Cf supra, n 112
126 D Salle, Fensterder Venvundbarkelt, Stuttgart 1987, 302s
2. El segundo día de Jesús en Jerusalén: Las parábolas polémicas
(21, 18-22, 14)
Las tres parábolas sobre los dos hijos, los viñadores perversos
y el banquete de boda del hijo del rey (21, 23-22, 14) forman una
sección homogénea.
2 ~,B Yotros leen el participIO aonsto Ercavayaywv En esa vanante hay que
elegir, qUlza, el slgmf¡cado de «partir» (generalmente, en barco)
3 La vanante ou f!1']xeTL (B, L) entiende la frase como anuncIO de algo futuro
lo, los discípulos preguntaron asombrados: «¿Cómo es que la
higuera se ha secado de repente?». 21 Jesús les contestó: «Os
aseguro que si tuvierais una fe sin reservas, no sólo haríais es-
to de la higuera, incluso si le dijerais al monte ése: 'Quítate de
ahí y tírate al mar', lo haría. 22 Todo lo que le pidáis a Dios con
fe, lo recibiréis».
Análisis
El pnmer epIsodIO al comIenzo del segundo día en Jerusalén consta de
dos escenas relaclOnadas sólo mdlrectamente el ml1agro de la maldIcIón
(v 18s) y la subSIgUiente conversaCIón con los dIscípulos sobre la fe (v.
20-22) Mt modIfIca notablemente el texto de Mc Al antICIpar la expul-
SIón de los mercaderes y cambIstas, que en Mc fIgura entre la maldIcIón
de la hIguera y su cumphmlento, el ml1agro cobra reheve, ya que la hi-
guera se seca mmedlatamente después de la maldIcIón de Jesús Este fil-
lagro, ya espectacular, es superado aún por el «mIlagro de la fe», prome-
tldo en el v 21 4 Mt dISpuso, pues, la trama con más clandad que Mc.
TambIén abreVIó el texto de Mc Tuvo que componer el escueto versículo
Imclal 18 al modIfIcar el desarroll0 5 OmItIó Mc 11, 13c (<<porque no era
tIempo de hIgOS»)6 En el v 20 hablan los dIscípulos en conjunto y no só-
lo Pedro, como más adelante en 24, 3 El v 21 hace referencIa a 17, 20,
texto caSI paralelo, que Mt había ajustado antlCIpadamente a Mc 11, 22s1•
Mt omIte Mc 11, 25 porque ya transmItló el versículo en 6, 14s AbreVia,
además, omItlendo otros detalles 8 Los restantes cambIOs son comprensi~
bIes en su mayor parte, aunque no totalmente, como redaCCIón mateana9•
(Kuhner Blass-Gerth, Grammatlk 11I2, 221 s), mIentras la lectura ongmal, sm Oll, la
entiende como ImperatIVO
4 En el V 21b mtercalo Mt una contraposlclOn expliCIta de ambos (Oll tW-
VOy , aAAa xav)
5 Son mateanos be y nOAl~ (cf V 10 17) 'Enavayúl es hapax legomenon
6 6 Con~ldero la observaclOn fuera de lugar porque «sólo un loco busca hIgos
en mVlerno» (MAnt 11, 33)? 60 eso no le preocupaba, porque entendlO el epIsodIO
-con la mterpretaClón ecle~lal postenor- como slmbolico, por lo cual Mc 11, l3e
resultaba superfluo?
7 Cf vol n, 678s
8 En el v 19 omIte algunos detalles proliJo~ e mnecesanos En el v 20 puede
abreVIar gracIas a la transposIclOn efectuada respecto a Mc Smtetlza el loglOn del
v 21c antepone, con buen entena, XaL fal bWXQlfrijTf, omIte el resto de Me I}¡
23c En el v 22 omIte el prolijO 1m EAU~ETE XaL faTal ú~,üv de Mc
9 Son mateanos en el v 19, segun vol r, 57s, el d~ po,puesto (sobre de; en el
sentIdo de pronombre mdeflnIdo cf vol n, 44, n 4), EJtL con acusativo y f-lovo v.
IluQuXQijfta es hapax legomenon La nueva mtroducclón del v 20 es totalmente
mateana (tbúlv, ftufrllTll~, {}UUftU~úl, AEYúlV, naQuXQijftu del v 19) Mt no utiliza el
Historia de la influencia
tuvo gran relevanCia en la mterpretaclOn espmtual del hambre, «no ser tiempo de
higos» fue la IndicaCión textual decIsiva de que se requería una mterpretaclón más
profunda, espmtual (por ejemplo, en Juan Cnsóstomo, 67, 1 = PG 58, 634, Agus-
tm, Sermo, 98, 3 = PL 38, 592s)
17 Maldonado, 433
18 Por ejemplo, Estrabón, 153, TeofIlacto, 373 (la letra, a diferenCia del es·
píntu)
19 CalvIno n, 184 Asume aquí la aplicaCión ética de la IgleSia antigua a los
frutos de la fe, que defendlo sobre todo Orígenes, 16,27 = GCS Ong X, 564-469
de modo ImpreSIOnante La mterpretaclOn como milagro de pura exhibiCión apare-
ce tamblen más tarde ocaSIOnalmente, por ejemplo, en Fntzsche (vol n), 637, y
hoy en Pesch, Mk n, 195 (milagro de fe)
20 Desde Strauss, Leben n, 266
21 Desde E Schwartz, Der verfluchte Felgenbaum ZNW 5 (1904) 80-84
22 ASI Zahn, 616, Schlatter, 618
23 Así ya A Schweltzer, Geschlchte der Leben-Jesu-Forschung, Tubmgen
61951, 3 lOs (trad cast InveStlgaclOn sobre la VIda de Jesus, ValenCia 1990), algo
Similar Lohmeyer, 303 y Derrett*, 152 157
24 Así v Gemunden*, 49 para Mc, a tenor de los documentos reumdos por
Te1ford* (More Frutt), 289-300 De especial Importancia es para Telford la muer-
Queda así indicada la pregunta decisiva para la explicación:
¿anuncia Jesús con esta acción simbóhca el juicio de Dios?
Explicación
te, el año 58 d C , del Flcus rummalts --el árbol sagrado baJo el cual fue amaman-
tado Rómulo- refenda por TácIto, Ann 13,58 (299s)
25 En onente se comían tambIén cIertos frutos mmaduros comestIbles, pero,
muy probablemente, sólo se dan en mayo La folIaclón de los árboles se produce
relatIvamente tarde, durante el mes de abnl (Dalman, Arbelt 112, 378-380)
26 El EL~ tov aLwva solemne no supone nmguna lImItacIón temporal Cf. so-
bre la hlstona de la exégesIs supra, n. 13 y 15
27 Telford* (Temple), 80-84 conjetura un mero relato mIlagroso sm mngún
elemento sImbólIco, relato destmado a una mstrucclón sobre la fe
28 Así P v Gemunden, VegetatlOnsmetaphorlk 1m Neuen Testament und sel
ner Umwelt, 1993 (NTOA 18), 141
29 Is 34, 4 (fronda marchIta en la hIguera), 40, 24, Jer 27,27 LXX (frutos),
O~ 9, 16, Job 18, 16; cf Am 2,9 (destruccIón de la raíz), Sal 105, 33
bollZa el JUICIO Menos mequívoca es la metáfora de la hIguera co-
mo tal aflora algunas veces en la BIblIa como Imagen de Israel, y
la palabra «hIgo» como Imagen de los Israebtas, pero generalmen-
te en coneXIón con la metáfora, más usual, de la vIña30 En textos
Judíos de la época no consta la metáfora, y en textos rabímcos tar-
díos es muy rara 31 No se puede, por tanto, hablar sm más de una
metáfora convenclOnal con sIgmfIcado fIJO Pero, no obstante, el
nexo con Israel es relatIvamente ObVlO desde la tradICIón profétIca,
y los v 12-16 onentan los pensamIentos de los lectores en esta dI-
reCCIón El texto deja sm aclarar, en todo caso, SI el objeto del pen-
samIento es Israel, Jerusalén o tan sólo los dmgentes de IsraeP2.
La parábola de los viñadores perversos (21, 33-44), que habla nue-
vamente de «frutos», y sobre todo su versículo fmal 43, podrán
aclarar más la señal del JUlClO, sugenda aquí muy veladamente El
epIsodlO de la hIguera prepara ese texto
30 Jer 24, 1-10 (higos buenos y malos =' desterrados y JerosolimItanos con el
rey), Jer 29, 17 (higos malos = JerosolimItanos supervIvientes con el rey), Os 2, 14
(higueras de la prostItuta Israel), 9, 10 (Israel = brevas en la higuera Joven), Joell,
7 (Israel = higuera), MIq 7, 1 (higos =' piadosos), cf Jer 8, 13
31 Segun Telford* (Temple), 179 186 hay metafora~ en el sentIdo de hIgOS ='
piadosos e higos = frutos Consta, además, la comparacIOn de una higuera con Is-
rael (GnR 46, 1 = Freedman SImon 1,389) Ycon la futura Jerusalen (HLR 7, 5, 3 ='
Freedman-Slmon IX, 287), peslqR 41 2, l72b (= Braude n, 725) y PlrqeRE 61 =
Telford* (Temple), 185 comparan el fm del mundo y la nueva creaCIOn con la caí-
da de las hOjas y el reverdecer de una higuera
32 Lagrange 406 «L'explicatlon est vraJsemblable, maJs aucun mot du tex-
te ne le suggere»
33 Cf los mencIOnados supra, n 23
34 Frente a v Gemunde*, supra, n 24
palabra clave común, xaQJtos;, está contra esa teSIS La parábola de Jesús
mostrará cómo los dmgentes de Israel tampoco respondIeron al envío del
HIJO producIendo frutos, y cuál fue la consecuenCIa para ellos
Análisis
ante la respue~ta de los adversanos, SInO como una «exploslOn de Ira» Le han des-
pOjado a Jesus con su respuesta, de la base de la parabola, y el se enfada por ello
y los Increpa Pero una cosa aSI no tendna precedentes en toda la tradlclon de las
parabolas Ademas, un dicho-amen no hace esperar una repnmenda alrada, SIllO
una verdadera y bondadosa a[¡rmaclOn de Je~us Michaels*, 2ls vuelve absurda la
vanante 3 al Interpretar anfjAfrEv como desobedienCia «<Irse, escabullirse») PerO
eso es muy difícIl despues de 20, 5
7 Ireneo, Haer 4, 36, 8 Postenormente, los que dicen «no» y se convierten
demaSiado tarde representaran a los fanseos (por ejemplo, HIlano, 21, 13 = se
258,138, cf DOlgnon*, 56s) Entonces tendra que comcldlr su conducta en el v 29
y en el v 32c Por eso D, sy' y la Vetus Latma, que siguen la vanante 3, omiten la
negaclOn en el v 32, cf supra, n 5
8 A~I Metzger, Commentary, 56 Sobre la mterpretaclOn ecleSial a la luz de
la hlstona de la salvacIOn, cf mfra, 284 (baJO 1)
9 El hecho de que los v 2327 procedan de Mc, y los v 28-31 de una tradi-
CIOn espeCial, hace olVidar facilmente la correlacIOn de las dos seccIOnes
10 ¡Palabra clave' 4 veces en 21, 23s 27
obstante, sigue siendo llamativo no conluye, como es usual en los dialo-
go, escolares o en las disputas, con una respuesta general de Jesus, smo
con una negativa a responder Los lectores esperan que Jesús diga aun al-
go En realidad sigue hablando en el V 28 sm nIngun reinICIO narrativo
La estrecha relación eXistente entre V 23-27 Y V 28-32 aparece subrayada
por el evangelista con palabras clave comunes CIwuvvr¡¡;, OV% EmatEU-
aatE UVt0, V 25s 32) El verdadero loglOn conclusIvo de la controversia
con los ,urnas sacerdotes y ancianos es el V 32 Aqm son mterpelados de
nuevo directamente los adversarIOs de Jesus, y Jesus les dice sm rodeos lo
que habían expresado veladamente en el v 25 ¡no creen en Juan ill El di-
cho-amen (v 31c) viene a ser la transIción desde la parábola alloglOn fi-
nal, decIsIvo, de Jesus
La parábola (v 28-31) consta de proposIcIOnes formuladas parale-
lamente sobre los dos hiJos (v 28-30)12, una pregunta a los oyentes (v
3la)13 y una conclusión práctica del narrador (v 3lb) Esta estructura se
da ocasIOnalmente en las parábolas l4 ElloglOn del v 32 no encaja en es-
te esquema Hay en el fondo una tensión entre los v 28-31 b Yel v 32 los
dmgentes Judíos no son Identlcos nI al hiJo que dice «sí» nI al hiJo que di-
ce «no», smo que combman lo malo de ambos dicen «no» a Juan, pero
~m arrepentirse después Y los recaudadores y las prostitutas tampoco se
ajustan al que dice «sí» nI al que dice «no» Entre la parabola y el
verslculo fmal 32 sólo hay, pues, una relación superficial La frase ÚOLE-
gov flEtUflEAr¡{}EL¡; que pronuncia el v 29 sobre el pnmer hiJO, solo es re-
cogida en el v 32c por mor del énfasIs polémico El v 32 comenta for-
malmente el v 31c, pero el comentarlO resulta sorprendente, porque el v
11 c no sugiere la figura de Juan Bautista Y entre los v 28-31 b y el dlcho-
amén, v 3lc, hay también una notable diferencia de acento Lo abordare-
mos mas adelante l5
3 Fuentes
a) Los v 23-27 son una elaboración de Mc 11, 27-33 sm grandes
cambIOs Mc 11, 27a, «y vuelven a Jerusalen», verslculo mtroductono,
falta en Mt porque ya figuraba de hecho en el v 18 Llaman la atención al-
gunos menor agreements con Lc 20, 1-8 muchos se pueden explicar por
redacción, con mdependenCla mutua, de los grandes evangelIstas l6 En
den v 23/ Lc 20 ls ~lLcaoxúlv (cf Lc 19,47), AEYúlV, Aaos v 24/ Lc 20, 3 aJto-
XQtfrfls CE, EQúl1:r¡Oúl (palabra preferencIal lucana, fJtEQúl1:aW es pdldbra relegada
en Mt, cf vol 1, 76ss), v 25/ Lc 20, 5 al CE, v 26/ Lc 20, 6 i'oav CE La~ omISIO
nes comunes de Mt y Lc son muy dI[¡cI!es de enJUIciar
17 Entre ellos estan v 24/ Lc 20" (úwxs) xayúl (AOYOV) (pOSIble redaccIón
mateana), ctJtr¡1:E / ctJtmE, v 26/ Lc 20 6 Mt YLc, cada uno a su modo señalan el
temor al pueblo, que tIene a Juan por un profeta, como un factor en la delIberaCIOn
de los adversanos de Jesus, v 25 / Lc 20, 7 JtOfrEv (en lugar dIferente) Cf sobre
el conjunto Ennulat Agreements (vol HI), 258 263
18 Cf vol 1 57ss sobre v 23 EAfrúlv (genItIVO absoluto por error cf vol 1,
56), JtgOOEAfrúlv + datIvo, adversanos de Jesús en grupos de dos (cf vol 1,207), v
24 ó 'lr¡ooüs con artIculo ÓV Eav (grecIzacIOn del Imperfecto condICIOnal semItI
zante), v 25 EV Éauw1 s (con CtaAoYt~Ollm, cf 16, 7s), v 26 Jtas, yag, ws, v 27
epr¡llt
19 Sobre todo, Merkel* y Gundry, 421-424 (Mt creo un contrapunto a Lc 15,
11-32 como IlustracIOn de Lc 7, 29s) Schlo%er*, 461 sostIene el caracter redac-
cIOnal de todo el texto salvo el v 31c
20 No son mateano~ oll:EAwvm xm al Jtogvm, ~amAfla wü {}coü, allr¡v
AEYúl úll1v + Ól:t Ilgoayúl aparece, SIn embargo, en 2, 9 como redaCCIOnal (~)
21 -HA{}EV yag 'lúlavvr¡s evoca 11, 18, oux EJtt01:EUOmE aU1:w, 21, 25 ME
1:EIlEAr¡frE Ú01:Egov y ol1:EAwvm xm al JtoQvm asumen los v 2931 'Ev ócw Ct-
xmoouvr¡s es parte del lenguaJe bíblIco, grato a Mt, cf mfra, n 52 Son mateanos
segun vol 1, 57ss, yag, CE, ÚIlE1s , tCúlv, OUCE Sobre wü + InfInItIvo en sentIdo fI-
nal, cf vol 1, 54
22 Son mateanos, segun vol 1, 57ss en el v 28 l:t + datIvo + coxE1, av{}gúl-
Jt0s, JtgOOEA{}úlV ELJtEV úJtaYE (con allJtEAúlv 20, 47), en el v 29 Ó CE aJtoxgl
{}fls ELJtEV, {}EA , ÚOl:Egov, CE, llEl:aIlEAr¡frfls (cf 27 3), aJtEgxollm, en el v 30
pero las escnbe a menudo por pnmera vez, basado en tradICIones orales,
ese postulado podría ser tambIén el mejor en el presente texto.
JtQOOEA'ltwv EiJtEV, OE, ÚJOUUTW~ (cf 20,5,21,36, 25, 17),6 OE aJtoxQL'ltEl~ Ei-
JtEV, aJtEQX0f-LaL, en el v 31 ab EX en lugar de gemtIvo partItivo (Schenk, Sprache,
ni), JtOLEiv 1:0 'ltEA1']f-LU 1:OU JtmQo~ (cf 7,21,12,50) No son mateanos Ovo pos-
puesto, tEXVOV, 01']f-LEQOV sm artIculo, EYw en el sentido de «SI»
23 ASI con Bultmann, HIstoria, 237 «<qUizá»), Klostermann, 171, Jeremlas,
Paraba/as, 99, 155s (tamblen el V 32 es premateano), y muchos más
24 ASl Juhcher, Glelchmsreden 11, 382 (secundano, pero premateano), We-
der, Glelchmsse, 232s, Lambrecht, Treasure, 97 Fledler, 234-236 y Gmlka 11, 220
hablan de un fragmento tradicIOnal premateano, V 31 c 32
25 Cf 4, 10,8,420,15,34,21,42 (¡tamblen ahí, tras el fallojundlco para-
dlgmatIco de los dmgentesjudlOs'), 26, 3164,28,10
26 Documentos en Pohlmann, 122s, n 145,150-152
27 Cf, por ejemplo, Abot 1, 15 «1 Habla poco y haz mucho 1» BM 87a en
B¡Jl 1, 866 «Los justos dicen poco y hacen mucho Los ImplOs dicen mucho y no
hacen nada»
Clón de los dos hIJOS qmere mostrar que lo Importante es cumphr la vo-
luntad de DlOS El que dIJO «no», la cumphó contra lo ebperado, no, en
camblO, el que dIJO descarada y devotamente «~í» «La parabola es una de
las má~ claras y sImples, el tertlum comparatlOnts es sImplemente la va-
loraCIón de la dlscrepanCla entre el deClr y el hacer»28 No hay en el tema
de la parábola una referenCla a la activIdad de Jesús o una pecuhdndad
frente a textos JUdlOS, e~as referenCIas tendrían que haber estado en la
aphcaclón ongmal, que no ha llegado a nosotros 29 Sm embargo, el hecho
de que una parabola sea perfectamente Judía no es razon alguna para re-
husársela a Jesús, como tampoco lo es la afIrmaClón (acertada, a mI JUI-
ClO) de que la parábola es «msulsa» 10 ¡,Por qué no puede Jesús, por una
vez, contar una parábola que resulte msulsa para nue~tra senblblhdad?
¡,Por que todas ~m parábolas han de dlfenr de las parábolas Judías?
Explicación
23 Jesús vuelve (cf. v 12) al templo, del que había expulsado a los
mercaderes y cambIstas, y donde había curado CIegos y cOJOS, Allí,
en el centro de Israel, permanecerá hasta 24, 1 Yenseñará al pueblo
y a sus dmgentes, él, el maestro meslámco de Israel que hasta en-
tonces ha enseñado SIempre al pueblo en las smagogas (cf 4,23,9,
35; 13,54) Aquí tendrá lugar tambIén su ajuste de cuentas defInI-
tIvo con los dmgentes de Israel (cap 23) Ahora se acercan a Jesús
los sumos sacerdotes como representantes de las famIhas sumosa-
cerdotales, y los anCIanos, anstócratas de Jerusalén}!, como repre-
sentantes supremos del templo Encontramos de nuevo uno de los
muchos grupo'> duales en Mt de adversanos de Jesús' es esa com-
bmacIón de adversanos la que tIene la palabra en Jermalén y fra-
guará la paSIón de Jesús Despué'> de 16,21, los lectores están pre-
32. Ex 17,5,19,7, Núm 11,16.24; Rut 4,4; ls 3, 14, Jer 19, 1 LXX, 1 Mac 7,
33, 12,35
33 Como en 12,24-29 (cf 9,34), no se discute el poder e~pecla1 de Je~ús, pe-
ro la pregunta es si vIene de DIOS, del diablo o de hombres.
34 Calvmo n, 187: creen que la autondad ha de ~er legitimada por su voto.
35 Así la mayoría de los comentario~ Mt 7, 29 podría favorecer esta opmión
36. Así lo mdlcan, Junto a LfQÓV, que remite a los v 14s, sobre todo el verbo
pnnclpal JtOlfi:~ y el v 15, que hablaba de la «contumacia» de los adver~anos de Je-
~ús El ótóáoxovtl atnbutlvo no aparece, en cambio, de~tacado; cf. Schnackenburg
1I,201
37. Cf. Hech 5, 38s
38. Sobre la mterpretaClón mateana del Bautista cf. vol. 1,201-209; 1I, 245,
25b- La pregunta de Jesús deja perplejos a los sumos sacerdotes y
27a ancianos. No es sólo que no pueden dar la respuesta correcta, pues
Jesús diría entonces que su poder, como el de Juan, procedía de
Dios. La pregunta de Jesús desconcierta a los dirigentes, sobre to-
do, porque no pueden dar la respuesta correcta sin desenmascarar
la propia conducta. Ellos no accedieron a las exigencias de Juan;
éste los llamó, por eso, «camada de víboras» (3, 7; cf. 12,34). No
se dejaron bautizar por Juan, como Jesús y el pueblo. Este acto de
obediencia es significado aquí con el verbo «creer», procedente de
Mc 11, 31, que no responde a la idea mateana de la fe 39 ; pero los
lectores lo entienden inmediatamente por el contexto. La contra-
pregunta de Jesú~ no admite, pues, una respuesta meramente teóri-
ca; su quid está en que pone en cuestión la vida de sus adversarios.
Estos advierten en seguida que Jesús alude a su desobediencia. Co-
nocen la respuesta correcta a la pregunta de Jesús, pero no pueden
darla sin delatarse. La falsa respuesta40 «de los hombres» tampoco
pueden darla, porque temen a la gente del puebl04\, que tiene a
Juan por profeta. Los dirigentes maniobran y se envuelven en hi-
pocresía. No son mejores que el tetrarca Herodes (cf. 14, 5). Por
27b eso contestan fingiendo ignorancia: «No lo sabemos». También Je-
sús rehúsa contestar su pregunta42 .
28- Jesús cuenta, en cambio, una parábola que comienza y termina
3lb con una pregunta que ellos han de contestar: «Un hombre tenía dos
niños ...». La continuación mostrará que se refiere a hijos. Esta in-
troducción hace que los lectores familIarizados con las parábolas
judías esperen «un comportamiento antagónico de los herma-
nos»4'J. El orden de aparición de los dos hijos carece de relevancia;
sólo interesa, como se verá en la pregunta final (v. 3la), la contra-
posición entre ellos 44 . El padre envía a los dos hijos, que viven sin
252, 517, 669s y el notable artículo de W Tnlhng, DIe TaufertradltlOn bez Mat-
thaus, en Id, Studzen zur Jesusuberlreferung, 1988 (SBAB 1),45-65
39 Para Mt, «fe» e~ confianza en el poder de DIOS, y una fe orante, ct como
más próxImo el v 22, tambIén vol n, 36, 83s, 94s, 539s, 573s
40 El texto pre~upone que la autondad del Bautl~ta procede mdudablemente
de DIOS, y revela así Id óptlca de Jesús y la cmtlana
41. No se emplea aquí A.CW~, smo 6XA.o~, como en 14,5,21,46.
42. Km aUTó~ y tyÚJ subrayan la autondad de Jesús
43 Pohlmann*, 149
44 No cabe preguntar, por tanto, SI el padre envIó Igualmente al segundo hi-
JO a la vIña mducldo por la desobedIencIa verbal o -SI se preflere la otra vanante
textual- fáctica del pnmer hIJo Para la contraposIcIón es Irrelevante la secuenCIa
duda en su finca, a trabajar en la viña. Pero uno de ellos no obede-
ce, rehúsa la obediencia lisa y llanamente, sin disculparse; luego se
lo piensa mejor5 y va a la viña. El otro hijo, en cambio, reacciona
con ostentosa docilidad: trata al padre de «señor», cosa más propia
de un esclavo que de un hijo, y promete obediencia46 ; pero se que-
da en las buenas palabras y no va a la viña. La pregunta final de Je-
sús, quién de los dos ha hecho la voluntad del padre, está formula-
da de modo tan sugestivo que sólo es posible una respuesta: el hijo
que ha hecho algo. En esta línea va la respuesta de los dirigentes
judíos: «El primero». Pronuncian su juicio en un «fallo jurídico pa-
radigmático» 47.
Jesús se vuelve de nuevo directamente a los adversarios con un 31c
solemne dicho-amén y les aplica la parábola: los recaudadores y
las prostitutas son dos grupos humanos de ínfima categoría en el
sistema de valores religiosos y éticos, descalificados en lo religIO-
so y moral, a los que Jesús se dedicó especialmente48 • Ellos estarán
por delante de los dirigentes de Israel en el camino hacia el reino
de Dios. BaOLAEla 'tOU {}fOU es insólito en Mt y viene de la tradi-
ción; no hay una diferencia semántica con ~aOLAEla TWY oVQa-
YWy49 • El intransitivo :n:Qoáyú) supone lingüísticamente una venta-
ja relativa, no absoluta (<<ser anterior», «preceder», «ir por adelan-
te de»). Esto no cuadra, en sí, ni a la oposición absoluta entre los
dos hijos, v. 28-31a, ni al v. 32 subsiguiente. Para Mateo bastaba
qUlzá la inversión de rango, ligada a ese verbo, ante el reino de
de los dos hijoS Tampoco se puede -como hace Derrett* en su «exégesIs» más que
Imagmatlva- convertir al pnmer hijo en el mayor, y al segundo en el menor
45 MnU[!ÉAO[!aL puede expresar también un mero «deCidirse en otra dlrec-
CIÓn», pero slgmfJca aquí, qUizá como en el v 32 y 27, 3, «se arrepmtló» El ver-
bo no llene el peso teológiCO de flnUVOEW, cf Marguerat, Jugement, 288
46 'Eyw o EYWYE es «frecuente» en gnego como respuesta afirmativa (Lld-
dell-Scott s v) Esta afIrmaCión es aquí muy fuerte en comparaclón con otras po-
Sibilidades lmguísticas (por ejemplo, [!UALOTU, nGJ~ bE ou, únuyw) Mirando al slg-
mflcado, ~e podría tradUCir por «aquí me llenes» o «e~toy a tu dispOSIción» El tra-
tamiento de XUºLO~ al padre no es usual en gnego (mdlcaClón de M. Lurje) m bí-
blicamente (sólo Gén 31,35 al suegro)
47 Cf supra, n 13s
48 Cf Q 7,34; Mc 2,13-17, Lc 18,9-14, Lc 7,36-50, Jn 7,53-8,11
49 Los mtentos de una dl~tmclón son poco convmcentes Para Kretzer, Herr-
schaft, 171, PUOLAELU TOÜ TtEOÜ subraya siempre el aspecto mtrahlstónco y de hls-
tona de la salvaCión Para Wouters, Wlllen (vol 111), 92, PUOLAELa TOÜ TtEOÜ es el
remo de DIOS «tal como fue estableCido en y mediante Jesús», no el futuro remo de
los Cielos
DlOS Con el presente, JtQoayouOLv, pIensa qUIzá en el cammo de
los hombres, al térmmo del cual está la puerta por la que entran en
el remo de los CIelos Ccf 7, l3s)50 Los dmgentes JUdlOS deben
emItIr, por tanto, su JUIClO, pero no resulta faCIl refenr la parábola
a su propIa conducta Las dIferencIas son demasIado grandes
¿,Dónde queda el contraste entre decIr y hacer, constItutIvo para la
parábola'? ¿,DIJeron «sí», acaso, al anuncIO de Juan y de Jesús sobre
el remo de DlOS, cuya praxIs rechazaron'? ¿,Y lo rechazaron pnme-
ro de palabra los recaudadores y prostItutas que le obedecIeron'?
Más dIfícIl aún resulta aplIcar el dIcho-amén, v 31 c, al debate con-
creto en torno a la autondad de Jesús y al bautIsmo de Juan, v 23-
27 Parece que m la parábola m su aphcaclón en el v 31c tIenen
nada que ver con Juan BautI~ta Hay aquí una demanda de explI-
caCIón suplementana Por eso el evangehsta mtenta en el v 32
aclarar la aplIcacIón y establecer la referenCIa a los v 23-27
50 Cf vol 1, 557~
51 Cf vol I1, 490-493
('JL)WLO(JÚV'll~ no es, literalmente, una fórmula bíblica, sino una ex-
presión que evoca el lenguaje bíblico s2 , un lenguaje que suele ex-
presar en la tradición bíblica y judía la conducta recta, acorde con
la voluntad de Dios. Así hay que entenderla también en este pasa-
je S3 • Esa expresión evocará a los lectores, por una parte, Mt 3, 15,
que habla de la justicia que Juan cumplió al bautizar a Jesús, y por
otra Mt 11, 18, donde una frase similar hablaba de la «venida» del
asceta Juan S4 • El v. 3lc recoge la idea de que «los recaudadores y
las prostitutas», a diferencia de los dirigentes judíos, «creyeron» a
Juan. El enunciado es un anacronismo, porque nunca oímos a Juan,
sino a Jesú~, decir que había encontrado especial audiencia entre
recaudadores y prostitutasss . Pero es importante la idea, tomada del
v. 31 c, de que el orden de rango de sumos sacerdotes y ancianos,
por una parte, y recaudadores y prostitutas por otra, se haya inver-
tido ante Dios. Sólo por el contexto, la «ventaja» relativa, v. 31 c,
pasa a ser un contraste absoluto: aquéllos creen, es decir, son obe-
dientes; los dirigentes judíos, en cambio, no. Los dirigentes judíos
vieron cómo la gente despreciada llegaba a la fe; pero ellos no se
dejaron encelar por eso'6, y «no se arrepintieron más tarde», como
el primer hijo. El «más tarde» alcanza, para Mateo, «hasta su pre-
sente»: él y su comunidad saben que ese «arrepentimiento» no ha
llegado aún a sazónS7 •
52 Lo más frecuente e, el plural ÓI'lOL I'lLxmooúvllC; (con EV, Prov 8, 20, 12,
28; 16,31, Hen gr 99, 10, cf. Hen et 92, 3, sm EV, Prov 16, 17, Tob 1, 3; cf tamblén
Hen et 94, 1, Jub 1, 20, 1QS 4, 2, IQH7, 14, CD 1, 16). El ,mgularconsta, con EV,
sólo en Bern 1, 4; ,m EV, en Prov 21,1621, Job 24,13, cf Jub 25,15; 2 Pe 2, 21.
Faltan documentos rabínIcos
53. Así, por ejemplo, Dupont, Béatuudes III, 222, 225 La alternatIva sería la
predIcacIón de Juan, así Strecker, Weg, 187 (la JustiCIa eXIgIda por el Bautista) La
InterpretacIón de la IgleSIa antigua propuso generalmente la conducta de Juan, des-
de la Reforma se pensó en su anuncIO (así ya Erasmo, Paraphrasis, 114, Zwmgho
361; Calvmo n, 190) Sand, Gesetz, 201, señala el puesto del Bautista en la era de
la ~amAELa Glesen*, 45, 62-77 postula un «genItIvo de dIreCCIón» (= cammo de
Jmtlcla) y aÍlrma que el Bautista, como precursor de Jesús, abnó el cammo de la
(nueva) JustiCIa de la fe cnstIana; pero eso contradIce la VISIón mateana del Bau-
tIsta, al que a,OCla con Jesú, y que es más que sImple precur,or; cf. supra, n 38
54. 'HHtEV yaQ 'IwávvllC; [tlll:E EofHwv [t~l:E Jt[vwv
55 Lohmeyer, 309 «La impreSIón es que se presenta aquí la mfluencla del
BautIsta a Imagen de la mfluencla de Jesús»
56. Cf Rom 11, 14.
57. Así Ogawa**, 126 La cIta se toma de Hummel, Ausemandersetzung, 24,
que pone otro acento al suponer que la comunIdad mateana evangehza aún dentro
de la federación sinagogal Judía. En su mterpretaclón, la fe del pecador es «eJem-
Historia de la influencia
plo Yseñal para el judaIsmo ofIclal», haCIa el que se orienta aún la IgleSia matea
na por entonces
58 Orígenes, 17,4 = OCS Ong X, 587
59 Maldonado, 434 «Mlrum quanto consensu vetere~ mterpretes duos flllOS
duos populos fUlsse dIXennt»
60 Por ejemplo, Jerommo, 194, Juan Cnsóstomo, 67, 2 = PO 58, 635, Opus
lmperfectum, 40 = 849 851, EullmlO Zlgabeno, 561, DlOmslO Cartujano, 234s
61 Jerómmo, 194
62 Por ejemplo, Juan Cnsóstomo, 67, 2 = PO 58, 635
63 Por ejemplo, Beda, 94, Opus lmperfectum, 40 = 849, Tomas de Aqumo
(Lectura), n o 1727, DlOmslO Cartujano, 235
64 Maldonado, 434s, cf Jansemo, 197
cho, pero no mantienen lo prometIdo, y a aquellos que reconocen que la
VIrgInIdad está por enCIma de sus fuerzas, pero SIn embargo la practlcan65
Para Juan Cnsóstomo es Importante la Idea de que no se debe desprecIar
a los pecadores, como los comedIantes y las prostitutas, que se conVIerten
realmente 66 Se tIende mucho a contraponer los cléngos a los laICOS; los
laicos e~tán a menudo por delante de los cléngos, monjes y sacerdotes,
que deberían servIrles de eJempl067 La InterpretacIón humamsta y refor-
mada utIlIza con frecuenCIa la contraposIcIón entre fanseos y recaudado-
res de Lc 18, 9-14; entonces, el que dIce «sí» representa «eos qm se ms-
tlfIcant, et mstI non sunt»68, y el que dIce «no», a los pecadores que se
conVIerten a DIOS y son acogIdos por él con mlsencordla.
Resumen
Esto ocurre, en todo caso, muy a menudo, aunque sólo D, sy" el D1atessaron, al-
gunos manuscntos Italos y alguno~ padres de la Iglesia lo omitan
12 Ennulat Agreements (vol III), 267~, considera este vers1culo la prueba ca-
SI meqUlvoca de una reelaboraclOn pOStenor a Mc
13 Cf mfra, 304
14 En favor de la ongmalIdad de EvTom log 65 abogan, por ejemplo, Jere-
mas, Parabalas, 86 111, J D Crossan, In Parables, New York etc 1973, 92-95,
en contra, Schrage, Verhaltms (vol III), 137 145
15 Fleger, Thamasevangellum (vol III), 188 194
sinato del hijo le suena a un vatlcinium ex eventu. Aunque no se pueda ex-
clUir que Jesús pudiera hablar alguna vez en términos alegóncos, a Juli-
cher le parece que «aquí tiene la palabra... el cristianismo pnmitivo y no
Jesús mismo»16. El debate suscitado por JülIcher se desarrolló en torno a
las circunstancias soclOhlstóricas que presupone la parábola. Los investi-
gadores han demostrado que la situación penosa de los trabajadores en los
latIfundIOs de la época podría ser un trasfondo real de la parábola 17 • Que
los labradores que trabajan en arrIendo se subleven contra el propietano e
intenten apoderarse de la hacienda es algo que ha ocurrido en la historia 18 .
Pero hay dos rasgos que son inverosímiles y narrativamente extravagan-
tes: Primero, los labradores proceden de un modo brutal en extremo con-
tra los esclavos, y especialmente contra el hlj 0 19. Es Improbable en extre-
mo que hubIeran alcanzado su objetivo de ese modo y se hubieran podido
apropiar la hacienda20 • Es extravagante narratlvamente hablando, en se-
gundo lugar, la conducta del propietario, que acoge al principio con extre-
ma reserva (por decirlo con mesura) el delito de asesinato de sus esclavos
y pone en pelIgro, con total irresponsabilidad, la vida de su hij 0 2\, cuando
tenía capacidad, como indIca la conclusión, de exterminar a los viñadores.
33 ZWIngho 363
34 Erasmo (Paraphrasls), ll4 renuncia a una mterpretaclOn general del v 33
Tampoco CalVinO I1, 193 Interpreta el v 33 alegoncamente, se trata aqm, mas bien,
de subrayar la «ingratitud» de los arrendatanos hacia el dueño que tanto hizo por la
Viña Maldonado, un exegeta muy perspicaz en la interpretación de la parabola,
considera el v 33 como mero ornato de la exposlclOn (437) GroCIO I1, 153 estIma
que es totalmente mn.ecesano explicar el v 33 slgll/atlm
35 GroClO I1, 155s
36 ASI, tan solo Maldonado (supra, n 31)
37 Desde Ongenes, 17, 12 =: GCS Ong X, 615, Ctnlo de Alejandría, fr 244 =:
236
38 Agustín, Quaest (vol I1) 1, 30 =: 24s
39 Orígenes, 17, 8 =: GCS Ong X, 605-607, cita 607 Cf tamblen (Pseudo)
AtanaslO, Quaest In Ev 13 =: PL 28,714 (lagar =: bautIsmo)
rente de mterpretacIón parenétIca, que es muy afm a Mateo el reformador
de Gmebra subraya con enfasls maudIto que la parabola no fue escnta co-
mo enseñanza sobre la hlstona de la salvacIOn, smo «pen~ando en naso
tras» no debemos «pasamos de la raya con una vacla y falsa esperanza en
la carne», smo recordar que la elección de DIOS «no es una cesión segura
y perpetua de bIenes» Calvmo remite a Rom 11,21 SI DIOS no respeta
las ramas naturales, menos aún respetará a los paganocnstIanos, recién m-
Jertados 40
Explicación
40 Calvmo 11, ] 99
41 La palabra «Viña» es ambigua para oldos actuales Rara vez hubo en el Is
rael de entonces viñas puras eran por lo general huertos mixtos, en los que creclan
tamblen Vides (Krauss, Archaologte 11 202 206, 228s)
42 Cf Sal 80 13s Un qJQay!!o¡; se podla construir de madera o de caña o te
ner la forma de seto o muro de piedra (Kraus, Archaologte 11, 184)
43 En el lagar pl~aban los raCimos, en las pilas flUla el zumo IIQOAl]VWV (Is
5 2 LXX) es aqUlla pnmera pIla, úrrOAfjVWv (Mc ]2, ]) la segunda, AfjVO¡;, el con
cepto genenco que abarca ambas DescnpclOnes amplIas en Krauss, Archaologte
11, 233-236, IlustracIOnes en Dalman, Arbelt IV II 95 ]] 2
44 Por lo general, los huertos estaban Vigilados (Dalmann, Arbelt IV, 332s,
Krauss, Archaologte 11, 203 con n 385) La torre esta en consonancia con un ]ardm
real ()Chag 2, ] =: nc, 67f), pero qUlza era tamb¡en frecuente una Simple atalaya
(cf las IlustracIOnes en Dalmann, Arbelt IV 1] 93s)
45 Cf supra, 200 con n 63
46 En muchas parabolas JudIas sobre un rey, un Jardm y arrendatanos, éstos
tares el templ047 El propIetano arnenda 48 esta vIña a unos labra-
dores y sale de vIaJe 49 Como pasan vanos años hasta que una VI-
ña nueva comIenza a rendIr fruto, los lectores suponen qUIzá una
ausenCIa bastante larga Frente a la antIgua hIstona de Is 5, Jesús
Impnme, ya al fmal del V 33, un nuevo gIrO a su relato. el antIguo
no hablaba de arrendador y arrendatanos. Jesús narra, así, una hIS-
tona nueva de la «antIgua» vIña'o
14-36 En el tIempo de la vendImIa, el propIetano ausente envía a sus
esclavos para percIbIr la palte de los frutos que le corresponden5l
por el convemo '2 Los vIñadores tratan brutalmente a los esclavos:
los agarran, golpean a uno, matan a otro y apedrean a un tercero A
dIferencIa de Marcos, en Mt son vanos los esclavos A los lectores
que VIven en la tradIcIón bíblIca, los bOUAOL les evocan qUIzá a los
profetas53 Los malos tratos que recIben, el asesmato y lapIdacIón,
les hacen recordar el destmo de los profetas en Israel, del que ha-
blan muchos textos bíblIcos, paleoJudíos y paleocnstIanos dentro
de la tradICIón deuteronomísttca de asesmato de los profetas54 La
10 14; Jer 7, 25s; Neh 9, 26, 2 Crón 24,19-22; 36,16; Jub 1, 12; Vua Proph. pas-
Slm; en el nuevo testamento, Q 11,49-51; 13, 34s = Mt 23, 34-39; 1 Tes 2, 15.
55 Así Derrett*, 3ü2s; Hengel*, 30.
56. Las ~UposlclOnes de Derrett*, 296-308 sobre el modo razonable y satIs-
faetona de actuar de los arrendatanos podrían destrUir la transparencia de la pará-
bola. "'J-!
Jerusalén Jesús munó fuera, en el Gólgota, delante de Jerusalén 57
El slgmfIcado metafónco de los vlñadores se hace deflllltIvamen-
te claro son los dmgentes de Israel hostIles a JesÚs, los sumos sa-
cerdotes, anClanos y fanseos, es declf, los destlllatanos de la pará-
bola De ese modo, Mateo da por supuesto muy ol)Vlamente (no en
sentIdo hlstónco, claro está) que fueron los dmsentes judíos los
que dIeron muerte a Jesús, y no los romanos
40s El v 40 comIenza con una nueva llldlcaclón temporal el pro-
pletano regresa, ahora se decIdIrá todo El narntdor se apoya de
nuevo en Is 5 58 e lllvIta con una pregunta a los lectores, como en la
parábola antenor (21, 31), a emItIr su JUICIO La respuesta no ofre-
ce dudas los vlñadores perversos merecen un castIgo ejemplar59
Les qUItarán la VIña para dársela a otros que -añacle Mateo frente a
su fuente, en lenguaje bíblIco, con palabras de Sal 1, 3- proporcIO-
nen al dueño los frutos a su tIempo Pero los lectOl es reparan en al-
go que los lllterlocutores de Jesús no adVIerten atÍn los dmgentes
perversos de Israel pronuncIan su propIa sentencIa ¿Cómo se eje-
cutará? El texto queda aquí abIerto La parábola SIgUIente, el ban-
quete de bodas del hIJO del rey, dará respuesta a esta pregunta Je-
rusalén será destruIda (22, 7)
42 La contllluaclón va por los cauces estIlístIcos el narrador, Je-
sús, confirma el JUICIO de sus oyentes Lo hace prImero con un dI-
cho de la BIblIa La expresIón mtroductona «¿nunca habéIS leí-
do?» tIene caracter polémICO ¡los adversanos tendrían que saber a
qué atenerse por la Escntura' La BIblIa pasa a ser la lllstanCla de
apelacIón en la controversIa con los dmgentes judíos Según tradI-
cIón cnstIana, la BIblIa da testImomo en favor de Jesus 60 La SI-
gUIente cIta, de Sal 117, 22s LXX, cOlllclde lIteralmente, como ya
en Mc, con los LXX Trata, en lenguaje fIgurado, de una pIedra
ésta, que los constructores desecharon por llladecuada, pasa a ser
«pIedra angular», presumIblemente una pIedra supenor, bIen VISI-
ble y bellamente labrada, en una de las esqulllas del edlfIclO 61 El
792, 26s, se hace referencIa a la ultIma pIedra del portal Pero Jeremlas ~olo puede
apoyarse en TestSal 23, 3 El termInO YWVLU carece de sentIdo en un arco de portal
62 BIll 1, 875s
63 Gmlka, Marcos II 17s
64 Documentos en BIll 1,876, Snodgrass*, 96, n 102
65 As! Zahn 622 con remlSlon a 16, 18,26,61,27,40, cf Jn 2,19-21
66 Ogawa*, 138
les sorprende, sobre todo, que el texto no contraponga a los dlfl-
gentes Judíos otros dmgentes mejores, smo un i::'frvO¡; Eso es para
ellos un toque de atencIón, una señal que contiene un plus de sen-
tIdo que rebasa el context0 67 ¿No se trata, pues, sólo de los dlfl-
gentes de Israel, smo de todo el pueblo? Hasta ahora, en la hlsto-
na mateana de Jesús respondían positIvamente a Jesús, no sólo los
recaudadores y las prostitutas (2], 31 s), los enfermos y los «pe-
queños» de ISIael (21, 15), smo tambIén la gente del pueblo Pero
su fmal reseñará cómo logran los dlflgentes Judíos atraer a «todo el
pueblo santo» (27, 25) a su lado El pueblo entero queda ImplIcado
en la muerte de Jesús, de suerte que, desde el fmal del evangelIo, la
pérdIda del remo, que Jesús anunCIa a los dmgentes malvados de
Israel, tendrá consecuenCiaS para todo el pueblo
¿Qué sIgmfIca ~amAeLa «WU 'freou»? No sólo resulta llamati-
va la expleslón verbal, ~amAELa «WU 'freou», smo tambIén la co-
sa mIsma El «remo» no es aquí algo futuro o algo que sólo es pre-
sente desde Juan Bautista y Jesús (11, 12s), smo algo que los dlfl-
gentes de Israel han poseído y les es denegado ahora En la parte
fIgurada de la parábola, la VIña representa la ~amAELa Desde el
contexto mmedIato hay que pensar en la futura salvaCIón prometi-
da (v 31) En el contexto más ampho del evangeho de Mateo, la
expreSIón aparece con la máXIma clandad desde el vatlclmo de 8,
]] S Jesús anunCIó ahí que, en el Remo que VIene, los «hIJOS de la
~amAELa», es deCIr, Israel, quedarán «fuera», mientras los paganos
se sentarán a la mesa con los patnarcas de Israel Este pasaje no In-
VIta a postular un sentIdo espeCIal, presente o «temporal»68, de ~a
mACLa, m un sIgmfIcado dIferente del que tIenen las expreSIOnes
~aOlAELa tOU 'freou y ~amAela t(Úv oUQav(úv 69 El sentido de ~a
mACLa wu 'freou se aclara aquí por el contexto deSIgna la promesa
y la «expectatIva»70 del Remo Esa promesa y expectativa les será
qUItada a los dmgentes de Israel
Lo más Importante y dIfícIl es la InterpretaCIón de i::'frVO¡; No se
puede eqUIparar esta palabra con «los paganos»7] -éstos son to[;(;
67 Esto lo pasa por alto Saldanm Commumty (vol I1I), 58 63, cf supra, 293,
n 28
68 ASl Kretzer, Herrschaft, 171
69 ASl Wouters, W¡llen (vol I1I),90
70 Schmld, 306, ¡cf tamblen 25,14'
71 Walker, He¡[sgeschIChte, 82
e'frVEOlV- m con la «Iglesla»72 Mateo hubiera podido expresar esto
últImo con 'tñ EXXAEOU;X, directamente Pero no qUISO, por lo ViSto,
defImr e'frvoc; en sentido socIOlógico, smo con el añadido «que pro-
duzca sus frutos» La expectatIva del remo de DIOS va lIgada, por
tanto, al aporte de frutos -dicho sm rodeos a la obediencia a la vo-
luntad del Padre y al amor- Cuál es el «pueblo» al que se aplIca
esto, lo deja Mateo «en el aIre»T1 'E'frvEL apunta sólo aluslvamen-
te en una determmada dIrección no se trata sólo de otros dmgen-
tes, ésos no podrían ser calIfIcados de e'frvoc;74 Tampoco se trata
sólo de Israel, entonces cabría esperar la palabra AUÓC; Esta mde-
fmlclón se corresponde con la mateana «eclesIOlogía de los fru-
tos» no será la pertenencia a una mstltuCIón, m la recta profe'aón
de fe, smo que serán úmcamente las obras de amor las que clanfI-
quen en el JUICIO del Juez umversal qUién es «tngo» y qUién «ciza-
ña» (13, 37-43), o qUién formará parte, por los frutos, de su verda-
dera familIa (cf 7, 15-23, 12,46-50) No aparece, pues, la Iglesia
en lugar de Israel, lo que hay es una llamada a aquellos que no per-
tenecían hasta ahora a Israel para que produzcan frutos
El v 44 no es fácIl de mterpretar El nexo con el v 43 es débil 4
La Imagen del v 42 tampoco es congruente75 no es posible «caer»
sobre la piedra angular supenor de un edificIO, y un edificIO cons-
trUido por DIOS mismo deberá ser tan estable que la piedra angular
supenor no se caiga y aplaste a algUien Pero la Imagen no hay que
cotejarla con la realIdad física, al fondo está, qUizá, un ramillete de
aSOCIaCIOnes bíblIcas umdas por la parte objetIva del símIl Para el
v 44 son Importantes, por una parte, Is 8, 14, el pasaje de la «pie-
dra de tropiezo» sobre la que muchos «caen y se destrozan»76, y por
otra Dan 2, 34 44s, el pasaje de la piedra maravillosa que pulven-
zará los remos del mundo 77 Pero (,a qué se refiere concretamente?
72 ASI mas reCIentes, Schmld, 306, Tnllmg Israel, 61, Frankmolle Jahwe
bund, 249, Steck, Israel, 299, Stanton, People (vol III), 151s Stanton aplIea m
c1uso la «pIedra» del v 42 a la comumdad proscnta por los dmgentes JudlOs y aco
glda por DIOS
73 Mussner*,131 Marguerat Jugement, 322 Ogawa** 139 habla de «ec
c1e~la postulata» frente a la Igle~la factIea
74 Tamblen resulta dIfICIl a la luz de c{}vo<; la aphcaclOn obVIa en SI desde
21 31 s, a los recaudadore, y las prostItutas (como hace Mussner x 134)
75 Beare, 126 habla de «cunous mcongrmty»
76 Is 8,15 LXX JtEOOUYWL,{UL OUVl:QLBllOOVl:UL, cf Bern 6 2
77 Dan 2, 44 no dIce solo que DIOs aplastara los remos del mundo (El
ALX¡LllOEL), smo tamblen que la BUmAELU no sera confIada a nmgun otro pueblo
En el cnstIalll'>mo pnmltlVO estaba extendIda la Idea de que la pIe-
dra salvadora, Cnsto, era tambIén «pIedra de escándalo» que lle-
vaba a la perdIcIón (Rom 9, 33, 1 Pe 2, 7'i» El versículo sugIere,
pue'i>, que a los dmgentes Judíos (e mdlrectamente tambIén al pue-
blo ImplIcado con ellos) le esperaba un ternble destIno la pIedra,
Cnsto mIsmo, los destrozará y aplastará a ellos, no a los remos del
mund0 78 Lamentablemente, el v 44 no puede mterpretarse, a mI
JUICIO, de otro mod0 79
45s El evangelIsta deslIza una observacIón narratIva mCldental Los
dmgentes hostIles adVIerten ahora, por fm, que Jesús se refería a
ellos en las parábolas (21, 28-44) Ahora ya no aparecen los sumos
sacerdotes y los anCIanos del v 23, SIlla los sumos sacerdotes y los
fanseos (como en 27,62 8°). Los fanseos no aparecen en la pasIón
del evangelIo de Marcos, y consta hIstóncamente que no partIcIpa-
ron en la muerte de Jesús. Pues bIen, Mateo los mtroduce aquí en
lugar de los anCIanos porque para él son, en su tIempo, los adver-
sanos Judíos decIsIvoS, y porque los dIversos grupos Judíos eran en
realIdad, para él, mtercamblables 8! TambIén ellos oyen ahora por
pnmera vez deCIr a Jesús que es HIJO de DIOS (v 37s) En el pro-
ceso de Jesús será éste el verdadero motIVO del ajUstIcIamIento (26,
62 65s), y tambIén es elemento Importante en las burlas de que se-
rá objeto (27, 40 43)82 Los adversarIos qUIeren prender a Jesús El
pueblo, que lo tIene por profeta (cf 21, 26), es -¡de momento L el
úmco obstáculo que se Illterpone para la eJecucIón del plan
(LXX ano E1tVO<;) Adema~ de mflmr en la pnmera formulaclon del v 44, ante-
flor a Mt, 6mduJo Dan 2, 44s al evangelista a la «contraformulaclOn» del v 43?
Swaeles*, 311~ deftende esto ultImo
78 ALXftaW slgmflca propIamente «aventar, apalear», y desde ahl tamblen
«dIspersar», en los papIros, ademas, «pIsotean> (Moult-Mllhgan, 376, G Born-
kamm, ALxflaw, en ThWNT IV, 283s)
79 Como paralelo antag6mco es mteresante EstR 7 10 (Fnedman-Slmon IX
85) recoge Igualmente pasajes bíbhcos sobre la «pIedra» y la «roca». entre ellos
Sal 118,22 Y Dan 2, 45, Y lo~ refIere a I~rael, el pasaje va dmgldo contra los paga-
nos
80 Ya en 12, 14 los fanseos eran responsable, de la resolUClOn de dar muerte
a Jesus Tamblen Jn los mtroduce en el relato de la paslOn (18, 3) Y los asocIa a lo~
UQXLEQfi<; (5 veces)
81 Cf vol 1, 207 e mira, 473s
82 Cf Kmgsbury*, 652-655 Kmgsbury habla, por eso, de ~ecreto del hIJO de
DiOS en el evangeho de Mt La mayor dificultad para esta teSiS es 3, 17
Resumen
Sentido actual
Análisis
7 Harmsch*, 233
8 Cf supra, 265
9 Cf vol n, 487~
10 La cuestlOn se debate ya amphamente en Gregono Magno, 39, 1 '" PL 76,
1282 La mterpretaclOn de la Iglesia antIgua opta casI sIempre por la tesIs de las
dos parábolas dIferentes DIscrepan Calvmo 1, 430 (Mt tran~puso la parabola y de-
Ja de lado la ~ecuenCIa temporal en la VIda de Je~us) y Maldonado, 443, entre otros
11 Cf aun en Plummer, 300, Zahn, 626
12 La mayona de los autores optan por Q Se muestran esceptIcos Harnack,
Spruche 83s, Welser*, 59s, Lmnemann*, 247, Grundmann, 465, Sato, Q, 22, Po-
lag, Fragmenta, no menClOna qqmera el pasaje entre los «textos In~eguros»
13 La COInCIdenCIa verbal es en Mt Infenor al 10%, segun Sato, Q, 22
slble reconstrUIr un texto común a las dos versIOnes En nmgún pasaje de
Q hay parabolas extensas l4 No es fácIl fijar un lugar en la fuente para es-
ta parábola el emplazamiento mateano es redacclOnal, en Lc se halla en
un capítulo donde sólo cabe atnbUlr a Q, con cierta segundad, unos pocos
verslculos Lc 14, 26s 34 15 Por eso es mucho mas correcto ver en Lc 14,
16-24 una variante mdependlente en el aspecto lIterano
La versión mateana del texto fue elaborada mtensamente por el evan-
gelIsta en lo que respecta allenguaJe 1ó , pero tamblen en la verslOn lucana
hay mtervenclOnes redacclOnales 17 Mt 22, 1-10 apenas se dlstmgue en es-
te aspecto de otras grandes parabolas, como 13, 24-30, 18, 23-34, 20, 1-
16,25, 1-30 Por eso es muy dIfíCil dlstmgUlr la redaCCión de Mt de una
versión premateana Cabe atnbUlr, sm embargo, a la redaCCión mateana,
con una cierta probabilIdad, los sigUIentes extremos
1 La mtroducClOn narrativa del v 1, que presupone el contexto l8 ,
2 la estructura smtáctIca del tItulo en el v 2 19 ,
3 buena parte de las formulaCIOnes que conectan 22, 1-14 con las pa
rabolas antenores (21, 28-46) Las opCIones concretas son difícIles, en to-
do caso, Mt podría haber adaptado tamblen el cap 21 a nuestra parábola,
4 Los v 6s, salvo el v 7aa 20 Estos versículos se pueden deslIgar del
contexto sm mconvemente, y evocan además 21, 35 41 43 El v 6 encaja
muy mal, mcluso lmgUlstIcamente, después del v 5,
13) en el plano fIgurado tIene ,entldo dlstmgUlr los bOUJcOl de los OlUXOVOl que
atIenden a la mesa En el plano tematIco Mt pensara aqUl en los angeles del JUICIO,
no en lo, mISIoneros, cf 13,2730 Otros autore, contemplan una parabola tradl
clOnal ,obre la fIesta nupcIal que no solo mcluye los v 11 13, smo ya desde el v 2
la pecuhandad de la verslOn mateana, aSI T W Manson, The Teachmg 01 Jesus,
Cambndge (paperback) 1963, 83 86 Antenormente hubo qUIen aventuro hasta tres
parabalas la de la gran cena, la parabola sobre los enemIgos del rey y otra sobre el
mvltado sm traje de fIesta (asl Harndck, Spruche 83s, J Slckenberger, Die Zu-
sammenarbeltung verschledener Parabeln 1m Matthausevangehum [22 1 14J
ByZ 30 [1929-1930] 259, Gaechter 690)
25 ASI hoy, con Tnllmg~, 256s, la mayona de lo, mvestlgadore, Mt nunca
fundlO dos parabalas en una
26 El pnmero debe cobrar deudas, el segundo anda ocupado en la compra de
una casa, el tercero esta orgamzando a su vez una mVltaclOn, el cuarto debe cobrar
los mtere,es de arnendo en su aldea
27 Vla*, 1691a conSIdera, por el contrano, <da mas SImple y pnmltIva», pero
no encuentra eco, cf algo SImIlar Funck*, 166s (como poslblhdad)
28 La mvestIgaclOn alemana, SIgUIendo a Schrage, Verhaltnzs (vol I1), parte
generalmente de una dependencIa del EvTom de los smoptIcos Es aSI en general,
a mI JUICIO, pero esa dependencIa no es constItutIva para la forma de lag 64 Mt m
fluye sólo en la secuenCIa de lo, lag 64 67, Lc, a lo sumo, con cIertos termmos
29 Lc 14, 16, cf EvTom lag 64, lOs Parece que no era mfrecuente en la an-
tIguedad, cuando no había relOJes, aVIsar en el momento de empezar la comIda a
pan (Lc, EvTom), cosa que Ilustra la parábola con tres ejemplos tomados
del medIO rural (Lc)30 Las dIsculpas son plausIbles en concreto, pero que
todos los lllvltados se meguen es un dato llamatIvo. El esclavo lllforma de
todo a su señor (Lc, EvTom) Éste monta en cólera, como e~ natural (Lc,
Mt) Ahora hace algo sorprendente ordena a su esclavo salIr a los camI-
nos (Lc, Mt, EvTom) e lllvltar a todos los que encuentre allí (Mt, EvTom)
De ese modo se llena la casa (Lc, Mt) Mt YEvTom comclden en que el
esclavo, después de la negatIva de los mVltados, sólo es envIado una vez
a las calles Parece que conservaron en eso el relato ongmal, el segundo
envío, Lc 14,21-23, es por tanto, qUIzá, secundano, tambIén es posIble
que Lc, lo mIsmo que Mt, pensara en el envío de los mensajeros a los pa-
ganos Se tIene la ImpreSIón global de que Lc conservó muy bIen la pn-
mera parte de la parábola, mIentras la segunda está mejor conservada en
Mt El peso de la parábola recae, en las tres verSIOnes -tambIén en Lc an-
tes de la amplIaCIón con el segundo envío del esclavo, v 21-23- en la pn-
mera parte la negatIva de los pnmeros lllvItados
¿Pertenecía elloglOnfmal Le 14, 24 a la parábola onglnal? Se puede
mterpretar como un dIcho conclUSIVO del narrador, Jesús, que se dmge
aquí a sus oyentes (AfYW V¡.tLV) Tales palabras mterpretatlvas aparecen
ocasIOnalmente en antIguas parábolas de Jesús (ef Mt 18, 13, Lc 11,8,
16,9, 18, 8a 14) En favor del carácter ongmal cabe señalar que sólo es-
te comentano del narrador Jesús da un sentIdo unívoco a la parábola, y
que el evangelIo de Tomás pone flll a la parábola con un comentano ten-
denClalmente sImIlar3l Esa conclUSIón es eXIgIble narratIvamente, a mI
JUICIO, en la parábola La negatIva de los pnmeros mVltados, descnta y ra-
zonada en detalle, está pIdIendo una respuesta del protagollIsta Se ha ob-
las personas que desde mucho antes hablan Sido mVltadas y prometIeron aSIstIr, cf
Est 5, 8, 6, 14, Filón, Op mund 78, Schab 153a, Mldr Qoh 9, 8 (42a):= BI]] l878,
Apuleyo, Met 3, 12, Terenclo, Hautont l69s, el documento Mldr KL 4,2 (74a) :=
Bill l, 880s no hace al ca~o
30 Lc 14, 18-20 podría repre~entar báSicamente la verSlOn ongmal, Mt 22, 5
contiene una escueta remmlscencla de las disculpas ongmales, EvTom amplia las
tres disculpas con una cuarta En cuanto al contellldo, son ongmales ]a compra de
un campo (Lc 14, ]8, cf Mt 22, 5 d~ 'wv lOLOV ay(.JOv) y el ca~amlento (Lc ]4,20,
cf EvTom log 64, 23s) La compra de cmco yuntas de bueyes (Lc 14, ] 9) no tie-
ne un paralelo directo III en MI, que usa aqUl la palabra generCla Efl1WQLa, III en
EvTom, cuyos ejemplos están formulados mas bIen desde una perspectiva urbana
No hay, pues, nmguna razón hlstónco-tradlclOna1 para conSiderar secundana ]a ex-
cusa por el casamiento Lmnemann*, 252s, que propone esto, mcurre aquí en una
petltlO pnnclpll Como, según la autora, los mVltados no pueden negarse del todo y
qUieren velllr más tarde, a] anochecer, con ]0 que pierden el kmros, la tercera diS-
culpa (Lc ] 4, 2]) tiene que ser secundana, porque no se refiere a un trabajO que
pueda fmalizar antes de anochecer
3] En Mt, los v 11-13 habrían sustitUido entonces alloglOn fmal ongmano
Pero, despues del v 7, la antigua conclUSIón (Lc 14,24) no sería pertmente
Jetado contra esto que el comentano narrativo sólo cobra sentIdo en el pla-
no metafónco, y que, en la narraCIón, a mnguno de los mVItados le preo-
cupo el no poder partIcIpar en un banquete que deseaban eludIr «Sólo con
relacIón al banquete del tiempo de la salvacIón es el v 24 realmente una
amenaza»32 Pero este reparo no es de gran peso, porque los oyentes eran
conocedores desde el pnncIpIo, presumIblemente, de la referencIa meta-
fonca del banquete La observacIón fmal de Jesús qmere mculcar a los
oyentes que esta parábola trata de la pérdIda de DIOS y del banquete en su
remo
Explicación
1 Elfmal del relato, «se llenó la casa» (Lc 14,23), puede llevar a dos
reaCCIOnes dIstmtas en los oyentes
a) SI el peso recae en el segundo envío del esclavo, la hIstona qUIere
narrar como la fIesta tIene un buen fmal a pesar de la negativa de los pn-
Mateo
43 Así Weder, Glelchmsse (vol II1), 187-189, cita 189, algo slmtlar Har-
lllsch*, 216-219 Éste no mterpreta la parábola, en todo caso, en el honzonte del
remo de DIOS, smo del tiempo «<Al 'perderse en sus ocupacIOnes', el hombre de la
cotldlallldad 'pierde' en ella 'su tiempo'» [lbld , 251]) porque olVida el slglllf¡ca-
do de la metáfora «convenclOnahzada» del «banquete». Interpreta así la parábola
en la perspectiva de Heidegger (cuya mfluencla se adVierte en esta Cita), y no en la
de Je~ús.
44 Contra Weder, Glelchmsse (vol IlI), 190, n 106; 188.
45 Cf. vol. n, 485s
recurrir a ninguna tradición judía. La esperanza escatológica judía
conoce el futuro banquete del nuevo eón, pero no es un festín nup-
cIal. La idea de Israel como nOVIa de DIOS rara vez tiene acento es-
catológico en la mentalIdad Judía, y apenas se relaciona nunca con
el mesías. Pero los lectores conocen a Jesús comO novio (9, 15) y,
presumiblemente, conocen tambIén las esperanzas cristianas sobre
Jesús, que vendrá como novio celestial (25, 1-13; 2 Cor 11, 2; Ap
19,7-9; 21, 2.9). Como en 9, 15, ellos no se Identifican con la no-
VIa, sino con los invItados a la boda46 • Ya el título de la parábola
aparece, pues, impregnado de tradICIOnes cristianas; aviva en los
lectores su propia esperanza en Cristo.
El rey envía a sus esclavos para llamar a la fIesta, como se ha-
ce con las personas importantes 47 , a unos huéspedes prevIamente
mVItados. Pero éstos se niegan a acudir, lo que no deja de ser una
desvergüenza en personas que ya han prometido en pnncipio la
aSIstencia48 ; pero cuando el anfitnón es un rey y los invitados súb-
dItOS suyos, es a la vez un escarni0 49 . El monarca reaCCIOna de mo-
do realmente enternecedor: envía de nuevo sus esclavos, y a través
de ellos descnbe con viveza a los mvitados, para atraerlos, las de-
lICIas del prÓXImo banquete5o • La respuesta de los mvitados a esta
solicitud del rey la da a conocer el narrador confirmando su ante-
flor «ellos no quisieron»: dejan plantados a los esclavos y se van
46 Algo pareCIdo en Mt 25, 1-13 TambIén en Ap 19, 9 los fIeles son los m-
vItados mdlvldualmente a la boda, y la IgleSIa en su conjunto, la novIa
47 Las mvItaclOnes a comIdas se hacen normalmente en forma oral (C H
Klm, The Papyrus InvltatlOn JBL 94 [1975] 391) Los grandes señores contaban
con esclavos especIalIzados para las mVltaclOnes (znvltatores, mOl1ltores, vocato-
rel), cf Marquardt, Pnvatleben 1, 150
48 PlImo, Ep 1, 15 echa en cara amargamente a un amIgo la no aSIstencIa
después de aceptar la lllvltaclón, cuando la comIda estaba ya preparada Le detalla
el menú (¡ vegetarIano ') y eXIge que el lllvItado descortés le pague los gastos
49 JulIcher, Glelchl1lsreden n, 422 «O bIen el reyes un lllsensato al mVltar
a esa clase de súbdItos, o los clUdadano~ de aquella CIUdad son los que provocan
tan descaradamente al rey»
50 ' AQWTOV es en grIego prImItIvo el desayuno, desde la era c1aslca, el al-
muerzo La palabra estaba muy dIfundIda como préstamo en el hebreo de la épo-
ca TambIén en los documentos rabímcos, el medIOdía es la hora dell'~O"~ (cf
Ber 7b = Sokoloff [vol III] s v , GnR 11,5 = Schlatter, 634) (,Por qué dIce Mt
UQLOtov y no liELJrVOV o yaflOL? Zahn, 628 cree que los Judíos eran llamados tem-
prano a la mesa, y los pagano~ más tarde, el rey necesIta, ademas, tIempo para con-
qUIstar la CIUdad (¡por la tarde') QUlza la explIcaCIón sea muy SImple cIertas ho-
ras del dla se pre~tan mejor a las excusas de los renuente~, al atardecer, y por la no-
che, no se va m al campo m a los negocIOs
sin pedir disculpa. El trabajo en el campo o los negocios son más
importantes para ellos que la invitación del rey. ¿En qué pensarán
los lectores? La parábola anterior podría sugerirles, obviamente, la
idea de los profetas bíblicos; en el segundo envío evocaron quizá a
los apóstoles y misioneros cristianos S1 • Así lo indican las fórmulas
similares de 21,34.36. Pero me parece más probable que sólo evo-
caran, en ambos envíos, a los apóstoles y misioneros en Israel, que
pusieron todo su empeño en que Israel escuchase la llamada de
Cristo s2 : Se trata en definitiva de la invitación al banquete nupcial
de Cristo. Como la parábola anterior describía el decurso cronoló-
gico que llevó hasta el asesinato, los lectores esperan ahora la con-
tinuación. El hecho de ser las formulaciones idénticas a las de del
envío de los profetas en 21, 34.36, no es argumento en contra: los
lectores conocen la tradición deuteronomística sobre el asesinato
de los profetas, y saben que Israel maltrató y asesinó, igual en épo-
ca vétero o neotestamentaria, a sus profetas y enviados (cf. 23,
34s). Es lo que pretenden recordar las fórmulas equivalentes de las
dos parábolas. ¿Quiénes son los invitados? Al ser los sumos sacer-
dotes y fariseos los destinatarios de las parábolas, pensarán ante to-
do en ellos. Pero esto no vale para los sumos sacerdotes y fariseos
exclusivamente: los lectores saben que los mensajeros de Jesús
fueron enviados a todo Israel (cf. 1O,5s.23).
La transición al v. 6 parece abrupta: después de o~ [lÉv - o~ OÉ,
no se espera un aL bE AOLJtoL ni, desde luego, una acción criminal
de la mayoría de los invitados, que a juzgar por el v. 5 es tan hete-
rogénea. La transición del v. 5 al v. 6 no les pareció quizá a aque-
llos lectores tan incoherente como a los lectores modernos, que
51 Lo más frecuente ha Sido aplicar el pnmer envío (v. 3) a los profetas del
antiguo testamento, y el ~egundo (v. 4-6) a los apóstoles (así, desde Ireneo, Haer.
IV, 36, 5, la mayoría de los comentanstas de la IgleSia antigua, Edad Media y Mo-
derna, por ejemplo, Julicher, Glelchmsreden II, 421; Lagrange 421s; Jeremlas, Pa-
rábolas, 85, Klo~termann, 174, Steck, I~rael, 301) La interpretación medieval de
OCCidente aplica los envíos oca~lOnalmente, sigUiendo la estela de Jerómmo, 200,
a MOisés y a los profetas antenores o pastenores.
52 Así Hilano, 22, 3 = se 258, 146 (los apóstoles y sus sucesores), EutlmlO
Zlgabeno, 569 (Pedro; Pablo y sus compañeros), Jamemo, 201 (Juan y Jesús; los
apóstoles después de pascua); Wellhausen, 110, Walker, Hezlsgeschlchte, 67, 91s;
Klauck, Allegone (vol. II), 312; Marguerat, Jugement, 336; Vogtle 204-206; Fa-
Á
,
bns (vol. II), 449 No es necesano aquí aplicar alegóncamente el doble envío; por
ejemplo, al envío prepascual de los discípulos por Jesús y a la mISIón pospascual
a Israel, como propone Hahn*, 79.,
han aprendIdo en Jubcher a dIstmgUlr entre alegoría y parábola
Los lectores que están famIhanzados con la tradICIón parabóhca JU-
día saben que la hlperbolaclón es un recurso cornente en las pará-
bolas Judías)" puede, pero no tIene que comcldlr necesanamente
con las hIpérboles alegóncas Tales lectores conocen por las tradI-
CIOnes bíbhcas y Judías el maltrato y hasta el extermmIO de men-
saJeros54 , eso era ya un tÓpICO en dIChas tradlcIOnes 55 Saben que se
habla aquí de sus propIOs m1S1oneros, que fueron persegUIdos en
Israel 10 mIsmo (lO, 16-23) que los profetas bíbhcos antes de ellos
(5, 12,21, 35s) La parábola mateana les habría pareCIdo más con-
gruente y atmada que a nosotros, que percIbImos el v 6 como una
mterpolaclón alegónca mqUIetante
El v 7, por el contrano, es llamatIvo para los propIOS lectores
que están famlhanzados con las parábolas Judías Parece esfumar-
se la Idea del banquete preparado y de los terneros y corderos sa-
cnfIcados El rey emprende una expedIcIón mIlItar que no puede
fmahzar en una tarde El texto generahza aún más que el v 6 pre-
senta ahora a los malos mvItados como «asesmos», y su castIgo
consIste en la destruccIón de toda su CIUdad, como SI la poblacIón
urbana estuvIera compuesta de asesmos TambIén es muy forzada
la tranSICIón al v 8 aparte de que los terneros asados no están ya
«hstos» tras esa expedIcIón mIlItar de castIgo, uno se pregunta
dónde se celebrará ahora la fIesta nupCIal del hIJO del rey GEn las
rumas humeantes? El sorprendente v 7 sólo es comprensIble, a mI
JUICIO, como texto msplrado en la destruCCIón de Jerusalén el año
70 No es pOSIble explIcarlo úmcamente como un tÓpICO tradICIO-
naP6 Además, los lectores asocIarán el v 7 con la «amqUIlaclón»
Ahora60 envía el rey sus esclavos -huelga decIr que son, en par-
te, otros, a tenor del v 6- a otras personas que hasta ahora no for-
maban parte de los mVItados La palabra de los LXX 6u,1;0601:; SIg-
mfIca un punto fmal o un punto de partIda, como el confín de un
terntono, por eJempl06J Es errónea, en consecuenCIa, la verSIón
tradIcIOnal de 6u:1;06m 't(DV ó6wv por «cruces de cammos»62, se
trata de los puntos extremos donde cesan o comIenzan las calza-
das 63 Los esclavos, pue'>, deben «salIr» de la CIUdad y alcanzar las
fronteras del rem0 64 Deben mVItar a todos los que se encuentren
allí A dIferenCIa de Lc 14,21, Mt no dIce que se trate de mendIgos
y lISIados Pero qUIzá dIga «todos» en otro aspecto hay que mVItar
a «malos» y «buenos» Esta observacIón sorprende en el marco de
la parábola, los lectores no saben a qué atenerse y aguardan la con-
tmuacIón, que aclare lo que el autor mtenta deCIr con ella Mt no
resuelve la tensIón al pnnCIplO, pero msmúa que esta segunda m-
vItacIón, a dIferenCIa de la pnmera, ha temdo éXIto la fIesta, la bo-
da está llena de mVItados
60 Mt dice "tO"tE (v 8a) y entiende aSilos v 6-8 como una secuencia temporal
Por eso no se puede mterpretar el v 7, con Ogawa HlstOlre, 194s, como antlClpa-
ClOn de un suceso postenor que mterrumpe la ~ecuencJa temporal (cf 27,3 10)
61 Li.lEsooo~ puede slgmflcar en gnego «paso», ademas de «salida» HeslqulO
s v lo entiende en el sentido de «punto de partida» Ó{}EV EXJtoQEUov"tm La pala
bra se repite a menudo con este sIgmflcado en los LXX, unas 27 veces de ellas 18
en listas geograflcas «<punto extremo») y 6 en relaclOn con iJOúJQ «<fuente») Al
fondo esta caSI siempre el hebreo n1~~'n = salida, punto de partida, ongen, fmal
AqUl no es valido, por tanto el slgmflcado de «paso»
62 Se remonta ya a la mterpretaclOn de la IgleSIa antIgua y aparece, por eJem
plo en Juvenco (vol IlI) 3,758, Erasmo (Paraphrasls), 116
63 Muchos expositores concretan esto, ~lgUlendo a W Mlchaelis, óOo~ xü ,
ThWNT V, 112, l3s, como los puntos «en que la, calles de la CIUdad cesan y pa-
san a ser calzadas», es deCir, concretamente las puerta, de la CIUdad No esta muy
claro, sm embargo, por que ÓOOl han de ,er tan solo la, calles urbanas El rey plen
sa mas bien, a mI JUICIO, en los limItes de su terrltono
64 ACIertan LapIde, 410 «<nullus Slt flms vlarum, quem non penneetls»),
Jansemo 203 «<usque m fme, orbls terrae»)
(,En qUIén pIensan los lectores? Las señales del texto apuntan a
que estos nuevos InvItados tIenen otra procedencIa que los anteno-
res Ya 21, 43 había sugendo este dato cuando hablaba de otro I!'fr-
vos; que produzca los frutos del reInO de DIOS Los lectores han SI-
do preparados una y otra vez por su lectura antenor del evangelIo
para la mISIón pagana del futuro, y pensarán obVIamente en ella
Esa mISIón comenzó para ellos después de la destruccIón de la CIU-
dad y el templo, presumIblemente, por tanto, después del despla-
zamIento de la comumdad a Sma65 Algo parecIdo evocan las Pseu-
do Clementinas judeocnstIanas (Pseudo-Clemente, Rec 1,64)66
1-13 Pero la hIstona no ha alcanzado aquí su «happy end» (,Por qué
se dIce en el V 10 que los esclavos InvItaron a «buenos y malos»?
Los lectores esperan algo más Lo que VIene ahora habría SIdo nue-
vo y sorprendente para ellos, sobre todo SI el evangelIsta es res-
ponsable del añadIdo de los V 11-13 al relato del banquete nupcIal,
SIn duda bIen conocIdo de los lectores Se tIene una ImpresIón sor-
prendente, en este fInal recae el peso de la parábola El propIO rey
se presenta a los convIdados Como hace todo anfItnón dIStIngUI-
do, aparece cuando todos los InvItados están presentes 67 Pero no
VIene para partIcIpar en el banquete, SInO para «InSpeCcIOnar» a los
InvItados que están a la mesa Ya esto es extraño Ve a un InvItado
SIn traje de fIesta Esto es más extraño aún Fueron InvItados en ca-
mInOS rurales al banquete ya lIsto, aunque no sean mendIgos, no
cabe esperar de ellos que vengan en traje especIal Además, en las
bodas antIguas no era oblIgatono presentarse con traje especIal,
bastaba un vestIdo normal, lImpIO y festIv0 68 El sorprendente ves-
tIdo de boda mueve, pues, a los lectores a hacer una InterpretacIón
metafónca El rey, entre amIstoso y despectIvo, da al InvItado el
tratamIento de b:ULQOS;69, pero se muestra en realIdad duro e Infle-
65 Cf vol 1, 92
66 Cf vol 1,94, n 154
67 Cf la extravagante descnpclOn de Petromo, Cena TmnalchlOms, 23 2-33,
1 (ed por K Muller W Ehlers, Munchen 1978)
68 Anstofanes Av 1693 JosAs 20, 6, YAp 19 8 (cf Is 61 10) hablan del
vestido de novIO o de novia Los paralelos en B¡]I 1, 878 882 hablan solo de vesti-
dos limpIOS Jeremlas Parabalas, 228 Interpreta EVI\Uf-lU YUrtou correctamente, a
la luz de los usos de la epoca, «no» como «un traje especia!», SinO como «un ves-
tido limpIO» Pero no explica por que el narrador llama «traje nupcla!», sorpren-
dentemente, a ese «vestido limpiO»
69 Cf supra 202 con n 76
xIble hay eVIdentemente en este banquete de bodas especIal unas
condlClOnes extraordmanas de entrada (cf 25, 10-12) que el mVI-
tado no cumple Por eso tampoco se defIende -aunque tenía bue-
nas razones a su favor-, smo que «no despega los lablOs» El rey
hace llamar a los camareros 70 y les da orden de atar de pIes y ma-
nos a este mVItado, como un cnmmal, y arrojarlo «afuera» Lo que
slgmfIca «afuera», lo aclara el narrador con expreslOnes formales
que gusta de aphcar tambIén en otros textos «tImeblas» (cf Mt 8,
12,25,30), «llanto y rechmar de dIentes» (cf Mt 8, 12, 13,4250,
24, 51, 25, 30) Los lectores saben ya aquí, sm lugar a dudas, lo
que sIempre sospecharon que la parábola está constrUlda desde la
«cosa» mIsma que qUlere descnbIr, y habla en reahdad del JUlClO
fmal y del mfwrno
A la luz del fmal mtentarán los lectores descIfrar aSImIsmo
otras metáforas de la parábola El mVItado mdIgno, que forma par-
te de los «malos y buenos» mVItados a últIma hora, representa una
de las dos perspectIvas de futuro posIbles para los mIembros de la
comumdad En las parabolas de la cIzaña y de la red de pescar (13,
37-43 49s), Jesús les había aclarado que tambIen la comumdad era
parte del corpus permlxtum que es el mundo, el «campo» del HIJO
del hombre 7 ! Ellos mIsmos tIenen que cmdar, por tanto, de no ser
de los «malos» presentándose sm traje nupClal El hecho de que es-
to le suceda a un solo mVItado en la parábola no los tranqUlhzará,
porque ese extremo depende de la hbre fICCIón narratIva 72 ¿Qué
slgmfIca el extraño «traje de fIesta»? En textos bíbhcos y Judíos
hay una ampha gama de poslblhdades de uso metafónco para el
verbo «vestIr» y el sustantIVO «vestIdo»Tl Esta nqueza dIfIculta a
Historia de la influencia
¿La imagen de Dios en esta parábola es, pues, una imagen cruel,
deficiente y, en el fondo, nada cristiana? Detrás de esta pregunta
late la cuestión básica que hay que plantear a la teología mateana:
¿la idea del juicio es capaz de anular la fuerza de la promesa de
salvación? Un indicio del déficit cristológico de esta parábola po-
dría ser que el «hijo», de cuya boda se habla, no aparece en ella pa-
ra nada. A diferencia de 25, 14-30, la alegorización de esta parábo-
la no es primariamente cristológica 106 • Pero el que predica sobre
esta parábola tendrá que decir sobre el hijo más de lo que consta en
ella, si quiere tomar en serio que la parábola forma parte de la his-
toria mateana del Enmanuel y no es simplemente un texto aislado.
(,Dónde están los lzmltes más allá de los cuales el cambia se torna mfI-
delidad? Contemplando la histona de la mterpretación, miS mayores dudas
están allí donde la Iglesia se identifico con el remo de DiOs Una IgleSia
que se ve como esposa perfecta de Cnsto y considera sus ofertas terrenas
-anunciO, sacramentos, ntos, etc - como el manjar del banquete de bodas
en el remo de los cielos lO7 , no puede ya tomarse en seno como corpus per-
mzxtum No ella misma, smo solo sus miembros tIenen que contar enton-
ces con la posibilidad de no corresponder a la voluntad del Padre Mis du-
das son menores cuando se trata de la aplicaCión mdividual del texto a las
bodas del Lagos con el alma lo8 La fuerza de esta mterpretaCión ongems-
ta en la IgleSia residió en que nunca fue la umca, smo que SIempre estuvo
Junto a otras Estilizó el texto haCia la espmtualidad del mdividuo, pero en
general no lo aisló de sus dimenSiOnes histónco-salvifIcas, ecleslOlógicas
y escatologlcas Alumbro un nuevo potenCial de sentIdo en el texto, sm
absolutizarlo 109 Por ultimo, el cambiO de acento protestante, que pasa del
traje nupCial a la fe llO , lo entiendo yo como una ampliaCión del texto ma-
teano a la luz de otros testigos neotestamentanos, sobre todo a la luz de
Pablo Pero el cambiO protestante descubre también un potencial de senti
do que forma parte de la parábola ongmal de Jesús (Lc 14, 16-24) la lla-
mada mcondlclonal al festm Sm embargo, al hlpotetlco núcleo de la pa-
rábola ongmal de Jesús cuadra mejor la acentuaCión mateana de la paré-
neSIS El sentido mateano del texto y la tradiCión de la mterpretaCión pro-
testante se pueden entender, qUIzá, como acentuaclOnes complementanas
del evangelio, respaldadas ambas globalmente por la tradiCión de Jesus lll
107 Cf supra, n 84 86
108 Cf supra, n 87-89
109 El vigor del modelo hermeneutICo del cuadruple sentIdo de la Escntura
cqnslste tamblen, a mI JUICIO, en que cada sentIdo presupone, condICIOna y no ex
elhye el otro
110 Cf supra, n 96-98
III El pelIgro que acecha en la teologla mateana es que, al fmal, lo Impar
tante en el JUICIO sea umcamente la demostraclOn del rendImIento propIO El peh
gro latente en la tradlclOn protestante es el de redUCIr las obras a algo que no afec
ta ya a la IdentIdad de la persona
3 Las controversias de Jerusalén (22, 15-46)
1 Berger, Formgeschlchte (vol I1I), 91s (cf 101-106) habla de <<jnas epi
delctlcas»
Los v 41-46 forman el chmax de la seCCIOn Ahora es Jesús el
que toma la ImcIatIva y no los adversano'> No se enfrenta ya a
cualqUier envIado, smo a los fanseos reumdos, Jesús los desa[¡a y
les da «mate» Ellos, que decIdIeron al pnncIpIO cazar EV Aoyq¡ a
Jesus (v 15), están ahora preSOi:> en la trampa y no pueden respon-
derle palabra (AOYOV) (v 46) Así queda preparado el terreno para
el último gran ajuste de cuentas de Jesús a sus adversanos fanseos
en el capítulo 23 En el presente seran reducIdos al sIlencIO, solo
Je<;us tendrá la palabra los desenmascara como «hIpocntas», se-
gún ha msmuado ya en el V 18 Toda la seCCIón da, pues, la Impre-
sIón de algo muy defImtIvo en Mateo los lectores percIben que to-
do empuJa hacIa la últIma gran controversIa
Análisis
El v 15 con~tltuye el título para toda la sección pnnclpal (v 15-46)
Recoge, en cuanto al contemdo, la parte fmal de Mc 12, 13, pero es total-
mente redaccIOnal 4 Sólo con el v 16 comienza la verdadera controver-
Sial Consta de la exposIción, con captatlO benevolenttae, y la pregunta
decIsiva al Maestro (v 16~) La respuesta de Jesus contiene una acusaclOn
mtroductona que dejará claro su supenondad sobre lo~ adversanos malt-
ClOSOS (v 18), la «prueba vlsua!»6 mediante la «moneda del tnbuto», que
desenmascara a los adver~anos (v 19-2Ia), y el dicho flllal decIsIvo de
Jesu~ (v 21b) Mt sigue desde el v 16 a su fuente Mc con bastante exac-
titud, pero mejorándola en algunos extremos 7 La frase fmal (v 22) des-
cnbe, sigUiendo a Mc 12, 17fm, la reacción de los adversanos Mt toma,
además, de su «cesto de los papeles» una breve frase de Mc 12, 12 que
había omitidoS, para ganar una mejor tranSICIón a la SIgUiente controver-
SIa, en la que no partiCIpan ya lo~ fanseos
Explicación
16b- Los dIscípulos de los fanseos comIenzan con una larga capta-
2la tLO benevolentrae. Los lectores saben que esos dIScípulos tIenen ra-
zón Jesús enseña «el camIllO de DIOS con verdad» Pero en boca
de los envIados de los fanseos hostIles, su exordIO suena hueco y
40 Según T'AZ 5,1 = BJiI IV, 393, las Imágenes e,tán permItIdas en objetos
de poca monta, como baterías de cocma, paños, monedas, etc Pero los jUdIOS más
relIgIOSOS ponían reparos a esto, cf el matenal en Derrett*, 331 n 1
41 Frente a Gmlka, Marcos n, 179s
42 Esto se argumenta a menudo remItIendo al verbo (mOOLOW~LL que, al Igual
que ellatmo reddere, puede slgmfIcar tambIén «devolver» Es frecuente el uso téc-
mco de aJtooLowfH por «pagar una suma pecumarla» (salarlO o deudas, por ejem-
plo) (Llddell-Scott s vI, Mt 5, 26, 18,25-34,20,8), pero no se lImIta al slgmfIca-
do de «devolver» La mterpretaclón de aJtooLOOVaL como «devolver» un bIen que
pertenece legltlmamente al emperador ha desempeñado un papel notable en la m-
terpretaclón protestante, que mcuIcó la lealtad haCIa el Estado como un deber mo-
ral y teologal Cf ya Brenz, 683 dIce leddlte y no date, para que no venga algUIen
dICIendo «pecuma autem & alIa quae possldemus nostra sunt, & non Caesans»
43 Derrett*, en su docto artículo, qUIere entender el v. 21 a la luz de Ecl 8, 2
44. Así Wengst, Pax Romana, 78s En la p 80 entrevé en la mVltaclón de Je-
sús a la «devolUCIón de todos los denanos al emperador una renuncIa general a
todo lo que sea dmero y moneda». El que va más lejOS es qUIzá LapIde, Er predlg-
mule irónicamente el imperativo: como los fariseos se ocupan más
de los asuntos del emperador que de los de Dios, deben pagar im-
puestos 4). Pero tampoco significa que con el v. 21 b quede ya con-
testada la pregunta, y que el añadido v. 21c (no preguntado) sea un
mero «anexo incongruente»46. Jesús no habría calado la maldad de
la pregunta capciosa de sus adversarios si la hubiera contestado con
una simple respuesta positiva. El texto significa simplemente: pa-
gad los impuestos y no me hagáis preguntas capciosas; ¡tenéis ya
encima la moneda fiscal! Como Jesús no era un celota, habría con-
venido con sus adversarios en la necesidad de pagar las monedas
fiscales adeudadas al emperador; pero eso no es aquí lo decisivo.
Por eso Jesús no respalda teológicamente el deber de pagar im-
puestos, sino que señala sin más la «moneda del tributo». Su verda-
dera respuesta a la pregunta de los adversarios se produce en v. 21c.
La invitación a dar a Dios lo que le pertenece, la añade Jesús 21c
sin haber sido preguntado. En ella residía, pues, la verdadera sor-
presa del texto para los oyentes originales y los primeros lectores.
Está al final y es su diana. Este texto no es, por tanto, una norma-
tiva de las relaciones de Jesús o sus seguidores con el Estado. En
este sentido, el interés central que dedica la historia de la interpre-
tación a este texto choca con la intención del mismo. Apenas se ha
tomado en consideración la invitación de dar a Dios lo suyo; es,
por decirlo así, un «espacio en blanco». Los lectores tienen que lle-
narlo con la tradición bíblica y judía: Dios es el que «abate las na-
ciones y derriba a los reyes» (Is 41,2)47; a él pertenece «la tierra y
lo que contiene, el orbe y todos sus habitantes» (Sal 24, 1). Todo
pertenece a Dios: cielo y tierra, los humanos y, naturalmente, tam-
bién los reinos y los emperadores. Así queda también claro el sen-
tido del espacio en blanco: Jesús no trata de agregar al mandato del
pago fiscal un precepto suplementario -religioso, por ejemplo-o La
obediencia a Dios es el precepto de todos los preceptos, el que los
Resumen
Je<;ús no dice, por tanto, que una mitad del ser humano perte-
nezca al César: la mitad material, o cultural, o exterior, relaciona-
da con el «reino del mundo»; y la otra a Dios: la mitad espiritual,
personal o interior. No quiere destacar siquiera el pago fiscal o la
obediencIa al Estado como un precepto especial de Dios. Lo que
quiere decir es: «Podéis dar dmero al César -es su territorio- pero
Dios es el Señor»48. Una teología cristiana del Estado no tiene nin-
gún fundamento en Mt 22, 16-21; la lectura protestante tradicional
del texto, inspirada en Rom 13, 1-7, es un camino desviad 0 49. Más
Análisis
Explicación
Jesús contmúa aún en el templo «ese día» después del cual nin- 23
guno de sus adversanos Judíos se atreverá ya a preguntarle nada
(22, 46) Tras la desapanclón de los fanseos, algunos saduceos se
acercan a él Mateo los había hecho ya aparecer vanas veces en su
hlstona de Jesús en compañía de los farIseos (3, 7, 16, 1-12), yen
16, lIs hIZO una advertencIa sobre su doctnna y la de los farIseos
Mt deja que expresen dIrectamente, al comIenzo, su conVIccIón bá-
SIca contrana a la resurreCCIón La controversIa gana así en umdad,
su tema es claro desde el pnncIpI07 Que los saduceos excluyen una
futura resurreCCIón de los muertos parece haber sIdo algo «consa-
bIdo» en el cnstIamsmo pnmItIVO (cf Hech 4, ls, 23, 8) Pero los
saduceos aparecen en el contexto de Mt 22, 15-46 como una espe-
CIe de tropa aUXIlIar de los fanseos, y desempeñan un papel subor-
dmado respecto a éstos. Nmguno de los lectores del evangelIo de
Mateo puede hacerse a la Idea, que hoyes un common sense CIen-
tífICO, de que los saduceos puedan ser los aºXLEºE¡:~ que desempe-
ñarán el papel deCISIvo en la paSIón de Jesús (capítulos 26s).
Josefa, al que debemos caSI todas las mformacIOnes sobre los sadu-
ceos, no sabe mucho sobre ellos Habla de los saduceos caSI exclusIva-
mente en sus reseñas sobre las escuelas de fIlósofos Judíos (Bell 2, 164s,
Ant 13, 173, 18, 16s, cf Va 10) y sobre el cambIO de Juan HIrcano al pa-
sarse de los fanseos a los saduceos (Ant 13,293-298) ConsIdera como
notas sobresalIente~ de los saduceos la falta de fe en la resurreCCIón, la lll-
que se corresponde con 7, 28, cf 13,54 Mas dIfIcil resulta en el v 23 EV btELVTJ tij
~rtEQe;t, que solo tIene una correspondencIa lIngUiStICa exacta (¡pero no de contem-
do l ) en 7, 22, cf, 'im embargo, Ev Exl'LVt¡l1:OO XULQOO (tres veces redacclOnal), Mt,
ddemas, hace una mcluslOn en el v 46 (cm' btELVTJ~ tij~ ~rtEQU~) El smgular EV tqi
oUQuvqi del v 30 no es mateano y re;ulta totalmente mexplIcable como redacclOn
6 El v 24 tampoco es una cIta lIteral en Mt La mtroducclOn EUV cmo1'tuvn
evoca, como en Mc, Dt 25, 5, Mt refuerza con el verbo tecmco (Em)YUrt~QEUúJ la
remml'iCenCla de Gen 38, 8 (allI tamblen UVLOtTJrtL ortEQfW tOO U/)EAlpqi) En el v
32, el añadIdo de ELrtL se corresponde con el texto LXX de Ex 3 6
7 No se puede aflrmdr que Mt no tema la menor Idea de que e'ita fuese la dI-
ferenCIa doctrInal entre los saduceos y los farIseos (frente a Meler, VislOn 21)
slstencIa en el hbre albedrío y la observancIa de la torá escnta, pero no de
las tradlclOnes orales Josefa no dIce que meguen la eXIstenCIa de los án-
geles (Hech 23, 8)8 Presenta a los saduceos como un partIdo de los ncos
(Ant 13, 298), con un respaldo en el pueblo tan escaso que sólo obtenían
cargos y dlgmdades con ayuda de los fanseo, (Ant 18,17). ¡No era, por
tanto, según el proplO Josefa, la hostlhdad, lo que remaba entre ellos y los
fanseos 1 Sólo una vez cahflca Josefa de «saduceo» a uno de los podero-
sos representantes de las famlhas sumosacerdotale,9. Cuando Josefa re-
serva generalmente el nombre de «saduceo» para un partIdo rehglOso y no
llama «,aducea» a toda la anstocracla sacerdotal, comclde tanto con los
evangelios como con el postenor uso lmguístlco de los rabmos. No es po-
SIble debatir aquí el problema hlstónco de los saduceos y de la Imagen
que ofrecen de ellos Josefa, el nuevo testamento y los rabmos Sólo qUie-
ro prevemr contra la tendenCIa a Identiftcar a lo, saduceos con la an,to-
cracla sumosacerdotal, endosarles globalmente la culpa en la muerte de
Jesús y acusar, también globalmente, a los evangehstas, en espeCIal a Mt,
de falta de mformaClón lO
tora y que, por eso, hubIeran SIdo maproplados alguno, de los textos «claslcos» en
favor de la resurreccIOn, como Ez 37, Is 25, 8, 26, 19 o Dan 12, 3, o de los textos
empleados mas tarde por los rabillOS (cf supra, n 24) Esto e, superfIcIalmente co-
rrecto, pero no mvalIda el verdadero fundamento poszt¡vo del recurso al texto cen
tral Ex 3, 6
30 Tampoco esto es un buen pnnClplO bíblIco, ef , por ejemplo, Sal 6, 6, 30,
10, 88, 6 11 13, Is 38, l8s El antIguo testamento, en todo caso, aphca esta creen-
CIa baSIca en sentIdo mverso DIOS no tiene nada que ver con el remo de los muer-
tos
31 ASI por ejemplo Schwankl**, 404,
32 4 Mac 7,19,13,17,16,25, LIbAnt 4,11, TestBen 10,6 rresurreccIOn),
Slb 2, 246s, Mt 8, lIs, Lc 16, 23 Cf tamblen las expreslOne, «Ir a donde los pa-
dres», «en el seno de Abrahan» (BIll II, 225s) y el topos de la mterceslón de los pa-
tnarcas por Israel
33 Esto condUjO muchas veces, en la mterpretaclOn ecleSIal, a relaCIOnar la re-
,urrecclOn de los muertos y la mmortahdad del alma
34 Cf el v 29 y las mvocaClones supra, n 26s
tnarcas Viven con DlOs 35 Yo prefiero la segunda posibihdad El pasaje bi
bhco Ex 3, 6 hay que aphcarlo, pues, a la luz de la fe, al DlOS ViViente de
la ahanza36 Trata del «poder de DIOS», del que nada entIenden los sadu-
ceoS (cf V 29b)
¿En que conSiste la esenCIa de los ángeles, a los que son eqmparados
los resucitados? En el pnmer plano del lllterés estaba caSi Siempre un as-
45 Bengel, 133
1 Muy pocos textIgos textuales (fl, e, sy" arm, geo, Or) omiten VO/lLXO'; Es
lllcomprenslble, por eso, que los editores de GNT y de Nestle 26 pongan vOfuxo,; en
tre [ J, y comprensible solo por las dIfIcultades de la separaclOn de fuentes
36 «Maestro, ¿qué mandamiento es grande en la Ley?». 37 Él
le contestó:
«' Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma
y con toda tu mente'.
38 Este es el mandamiento principal y el pIimero. 39 Pero el
segundo2 es igual de importante:
'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'.
40 ¡De estos dos mandamientos penden la LfJ:t y los profe-
tas!». '
Análisis
Historia de la influencia
ceremomal), Grundmann, 478, Bonnard 329, Gmlka 11,261 (el amor a DIOS y al
praJlmo es el cnteno para medIr los preceptos de la tora
55 Sermon de 1532, WA 36,338
56 Klerkegaard, Leben und Walten der Lzebe, 41, 48
57 1 Kant, CritIca de la razon practIca, 107 En relaclOn mmedIata con el do
ble mandamIento esta el celebre pasaje «¡Deber' Nombre sublIme y grande, tu que
no encIerras nada amable que lleve conSIgo msmuante lIsonja smo que pIdes su-
mmon »(Ibld, 110)
58 Cf Gmlka, Marcos 11, 190ss
frecuente la tesIS de que el establecimiento de una jerarquía cualitativa en
los mandamientos slgmflca adentrarse por una legalidad que coordma to-
dos ellos y «puede fijar así cuántos mandamientos cumple o quebrante el
hombre»59. b) Silo que Jesús enseña aquí no es nuevo, al menos el mar-
co general lo es; por ejemplo, «que el remo de DIOS, y no la torá, sea el
prInCipIO decIsIvo de acción para Jesús»60, o que «el amor a DIOs... (sea)
amor al Padre, que ama también al pecador»61
Explicación
18. En TestZab 5,1, Yquizá también en GnR 24 (l6b) = Bill. r, 358s, podría haber,
en cambio, una interpretación universal de Lev 19, 18.
87. Algunos autores judíos interpretan li~f' desde la Edad Media (variante
marginal del targum Neofiti I [= ed. por A. Díez Macho IIl, 130sJ; más documen-
tos en Neudecker 505s) hasta hoy (M. Buber-F. Rosenzweig, Die fünf Bücher der
Weisung, Heidelberg 91976, 326), como «el que es como tú» -probablemente sin
fundamento (Mathys*, 7-9)-.
88. Tg J r interpreta «como a ti mismo» en el sentido de la regla de oro (Bill.
r, 353). Nissen*, 300 escribe sobre la inter,pretaciónjudía de Lev 19, 18: no se tra-
ta de «renunciar a lo propio», sino de superar las «malas relaciones e injusticias»
en la comunidad.
89. Prov 19, 8 declara que el amor a sí mismo consiste en la razón. En BM 62a
se debate el caso de dos personas que están en el desierto y sólo tienen un cántaro
de agua. Si ambos beben de él, no les alcanza y los dos morirán. R. Aquiba dice en
este caso: «Tu vida tiene prioridad sobre la vida de tu prójimo».
Ansteas 90 , FIlón91 y JO~efo92 pusieron las dos tablas del decálogo bajo los
conceptos clave de E1JOE~ELa o ómOTll!:; y qJLAav{}QúJma o ClLxmoovvll
E~tas parejas conceptuales son de ongen gnego 93 El amor a DlOS y el
amor al próJimo se coordman de vanos modos en los Testamentos de los
XII patnarcas 94 Esta coordmaclón no es, como se afirma a menudo, un
emparejamiento de dos preceptos cualesqUiera de la torá, se trata de dos
pnnClplOs bíbhcos fundamentales del obrar humano Pero tampoco es el
«núcleo de la Escntura», un «canon en el canon» con funCión regulado-
ra En otros escntos judíos hay sólo mdlclOs de una conexión entre amor
a DlOS y amor al próJlm0 95
90 EpAr 131
91 Spec Leg 2, 63 (euCJe~ELa amOTlI<; y qnAav{}Qwma-clLItaLoCJuvll son los
dos xC(paAma de los oOY~a1;a dIVmos), Vlrt 51 (MOlses aprecia la pIedad y el
amor a las personas por encIma de todo), 95 (euCJe~ELa y qnAav{}Qwma como T¡ye-
~ove<; de las vIrtudes) cf Spec Leg 4, 147 (pIedad = rema de las vIrtudes)
92 Documentos en Berger Gesetzesauslegung 1, 152 Cf en el nuevo testa
mento Hech 10, 22 35
93 Documentos en Berger, Gesetzesauslegung 1, 143-151
94 Te~tl~acar 5,2 (amor a DIOS y al proJlmo), 7, 6 (amor a DIOS y a los hom-
bres, Dt 6, 5), TestDan 5, 3 (amad a DIOS y amaos entre vosotros [Dt 6, 5]), TestJos
11, 1 (temer a DIOS y honrar a lo~ hermanos compendIO de la Ley) TestBenJ 3, 3s
(temor de DIOS y amor al proJlmo [Lev 19, 18]), TestBenJ 3 5 (supra, n 78)
95 Son afmes EpAr 229 (la fuerza de la eUCJe~eLa es la &ymtll), SDt 32, 29
§ 323 (1 38b) =BIlI 1, 176s (el yugo de la soberama de DIOS, el temor de DIOS y las
obras de candad son centro de la tora) Cf tamblen Jub 20, 27, 36,4 7s, Eclo 13,
14s, IQS 1, 1 3 (¡con mterpretaclOn muy estrecha del amor al proJlmo l )
96 = BIlI I 907s Segun Ber 63a, R Qappara busca la parashe, de la que
«penden» r,"n todos los «pnnclplOs» ('~m) de la tora Esa parashe es Prov 3, 6
En Chag 1, 8 se conSIdera que los preceptos sabatlcos y los precepto~ sobre cele
braclOnes festivas y sobre prevancaclOnes «~on como montañas que penden de un
cabello», pues apenas hay pasajes bíblIcos que los puedan fundamentar
97 Cf por ejemplo Mekh sobre Ex 12,25 (= trad alem de Wmter Wunsche,
33), Qld 1,9 (cIertos preceptos dependen de la tierra de Israel), SDt sobre Dt 11, 13
(= trad alem de Bletenhard, 129, la acclOn depende de la doctnna), mas docu-
mentos en Bacher Termmologle 1, 198
98 Documentos gnegos en Lohmeyer, 330, ni, Gmlka 11, 261, 1 La Imagen
formulación del v. 40 no permite, pues, saber con seguridad cómo
concibe Mt, en línea lógica y exegética, la relación entre preceptos
capitales y otros preceptos de la torá99 . Sólo puede ayudar aquí el
conjunto del evangelio de Mt: así, la estructura de 5, 21-48 mues-
tra que el precepto del amor, que enmarca las antítesis, es más im-
portante que todos los demás preceptos, pero en modo alguno que
se puedan «deducir» los demás preceptos, como la prohibición del
divorcio o del juramento, del precepto del amor. También 7,12 hay
que entenderlo en este sentido: la regla de oro es una directriz fun-
damental para la interpretación del sermón de la montaña y de la
Ley y los profetas; pero Mt no hace ningún intento de derivar exe-
géticamente todo lo «particular» de ese precepto general, o de me-
dirlo por él. El Mateo fiel a la Ley no defiende siquiera algo pare-
cido al agustiniano «dilige et quod vis fac»lOo. Se trata más bien, de
modo mucho más general e impreciso, de que todos los preceptos
estén en conexión con el amor a Dios y al prójimo, o se puedan or-
denar a él 101 • Para Mateo rige el principio de que es preciso cumplir
los preceptos capitales y no descuidar los preceptos menores (23,
23), o que por debajo de los preceptos capitales, pero junto a ellos,
están «estos preceptos mínimos», que no hay que abolir mientras
exista el mundo (5, l8s). I. Abrahams formuló, para los fariseos, el
principio de la armonía entre «punctiliousness as to detailed rules
and the prophetic appeal to great principles»lo2. Ese principio vale
análogamente para Mateo, aunque los fariseos y él sólo coincidan
parcialmente en qué son los preceptos «grandes» y los «pequeños».
subyacente no es, como sugIere Bauer, Wb 6 S.v 2 b, la de una puerta que «pende»
de sus goznes de un «qUIcIO» gnego ((Jl;ºOCPfU~) no «pende» mnguna puerta.
99. Gerhardsson"', 136-139 pretende entender la lógIca de Mt 22,37-40 a ba-
se de la regla exegétIca ~l~' ~7:l (<<10 general y lo partIcular», cf. supra, n. 67)
UtIlIza además la regla de la :1~9 i11tJ (= conclusIón analógIca a partIr de un con-
cepto Igual &yaJt~aEL~).
100. Agustín, Tract. In ep Joh. 1, VII, 8 = se 75, 328.
101 Algo SImIlar dIce R AqUlba, para el cual Lev 19, 18 es un ~'i~ ~?:l
:1¡,n::l (SLev 19, 18 = BIlI. 1, 357s), sm ~ubordmar por eso los dlstmtos precepto~
a esta -regla. Sm poder establecer una relaCIón exegétIca entre los dIversos precep-
tos, R. Ismael declara que los prmclplO~ (n1~~:l) de la torá mosaIca fueron reve-
lados en el Smaí, lo partIcular en cambIO sólo'en la tIenda de la alIanza Nissen*,
290-292 cIta documentos rabímcos en los que Lev 19, 18 apoya más débIlmente
otros preceptos, sm que eXIsta una relaCIón hermenéutIca demostrable entre Lev
19,18 Y los preceptos partIculares, y sm que Lev 19, 18 mfluya, que se sepa, en la
interpretación de los preceptos especIales.
102 Studles 1, 24.
Resumen
Análisis
Explicación
5 Son redacclOnale~, segun vol 1,57ss AEYWV, l:L Ú[!LV OOXEL, ltEQL, l:LVO~ (so
lo 22, 20 28 42), AEYW (presente hlstonco), Jt(ii~, (Et) ouv (cf 6,23,7, 11)
6 Knabenbauer n, 276
7 Daube, New Testament 160, habla de una pregunta hagadlca en la que se
trata de compagmar dos pasajes bíblIcos aparentemente contradlctonos Esto es
verdad solo grosso modo Sm mencIOnar un «pa~aJe bíblIco», aparece en ~u lugar
la creencia general, acorde con la BiblIa, de que el meslas es hiJO de DaVId
8 1, 17,2,4, 11,2, 16, 1620 Cf vol 1, 165, con n 48 Yvol n,279s
9 2 Sam 7,12, ls 11, 1, Jer 23, 5s, 30, 9, 33, 15s, Ez 34, 23s, 37 24, Sal 89,
30-38, Sa1Sa117, 21-46, 4QpGen a 5 (4Q 252), 4QFlor 1,10-13 (= 4Q 174), 4Q
285 fr 5 (fragmento de un rollo de la guerra) Fltzmyer*, 781-784 ofrece una vIsión
recapltuladora
de Jesucnsto» (1, 1-25), que Jesús es descendIente de DavId Pero
saben más, porque conocen la hlstona de Jesús Recuerdan que Je-
sús había preguntado una vez a los dIscípulos qUIén era él (16, 15),
el representante de los dIscípulos, Pedro, había dado la respuesta,
váhda tambIén para ellos «Tú eres el Cnsto, el HIJO de DIOS VIVO»
(16, 16) Solamente los lectores pueden, por tanto, responder co-
rrectamente a la pregunta formulada por Jesús, los fanseos no tle-
nen nmguna poslblhdad 1ü
3-45 Jesús no entra en la respuesta de los fanseos, smo que plantea
otra pregunta el adverbIO JtWS;, que puede buscar una precIsIón
(<<0 en qué sentldo?») y sugenr la Imposlblhdad de algo (<<0 cómo es
posIble que ?»)I1, deja abIerto SI se trata de una contrapregunta re-
tónca o una pregunta adIcIOnal para precIsar La pregunta aduce un
pasaje bíblIco cuyo núcleo es antlclpado ya en el versículo mtro-
ductono (v 43) El salmIsta mspuado l2 , DavId, no llama al mesías
«hIJO» suyo, smo XU(HOS; Jesús cIta luego Sal 110, 1 -bIen cono-
cIdo en el cnstlamsmo pnmltlvo 13- con el mIsmo texto de Mc 12,
36, muy afín a los LXX, comente entre los cnstlanos e mflUIdo
qUIzá por Sal 8, 7 LXXI4 Se presupone aquí una mterpretaclón
meslámca del Sal 110
El Sal 110 procede, al parecer, de un profeta cultual y va dmgldo al
rey que esta en Jerusalen '5 No consta SI el salmo era mterpretado en sen-
tldo meslámco por el Judaísmo de la epoca o SI el autor cnstlano de nues
tro texto consideró que su mterpretaClón meslámco-cnstológlca del texto
bíblIco era la umca correcta, como sucede a menudo No se conserva mn-
guna mterpretaclOn meslamca de este salmo por parte del Judalsmo '6 Los
Los lectores cnstIanos saben que Jesús es «el Señor» que, des-
pués de su elevaCIón, «está sentado a la derecha de DIOS» Tampo-
co ellos podrían entender el pasaje del salmo SI no conOCIeran el
kengma cnstIano-pnmItIVO de la elevaCIón -nunca aparecIdo como
tal en los evangelIos (cf Hech 2,33,7, 55s, Rom 8, 34, Heb 1,3, 1
Pe 3, 22)- Habrían completado tambIén con el kengma de la ele-
vaCIón la segunda parte de la CIta, que trata del sometImIento de los
enemIgos y que, en ngor, no es necesana para la argumentaCIón de
Jesús (cf Flp 2, 10, 1 Cor 15, 25s) Ellos saben además, por su lec-
tura de pasajes precedentes del evangelIo de Mateo, que los enfer-
mos (8, 2 6, 9, 28,15,22-27,17,15,20,30-33) Ylos dIscípulos en
dIfIcultades (8, 25, 14, 28 30) mvocan a Jesús como «Señor», JUs-
to cuando suplIcan su mtervenclón salvadora y poderosa en SItua-
CIOnes límIte Saben tambIén que este «Señor» no es smo el hIJO de
DaVId, Jesús (cf 9,27,15.22,20, 30s), el mesías de Israel que sa-
na a los enfermos de su pueblo Por eso está claro para ellos que la
referenCIa de Jesús a Sal 110, 1 no va a exclUIr su fIlIaCIón davídl-
ca y que la segunda pregunta-Jtws de Jesús tIene carácter de preCI-
sIón 20 ¿De qUIén es hIJO este hIJO de DaVId espeCIalíSImO, Jesús, al
que el antepasado DaVId llama «su Señor» en el espíntu de DIOS?
La respuesta es clara para los lectores es el HIJO de DIOS, al que
17 BIll IV, 453ss (Abrahan), 456s (DaVid), 457s (meslas, tIempo meslamco)
18 Cf Hahn, Hoheltstltel 126-132, M Hengel, Ps 110 und dIe Erhohung des
Aujerstandenen zur Rechten Goues, en C Breytenbach H Paulsen (eds ), Anfan-
ge der Chnstologle FS F Hahn, Gottmgen 1991, 43-73
19 Tal es la tesIs de SIl IV 458 460
20 Cabe especular ~I la tradlclOn ongmal previa a Mc excluyo la fIhaclOn da-
vldlca de Jesus o qUIso defender ~u «meslamdad» no-davldlca Pero tal mterpreta-
ClOn es Impo~lble para Mt frente a Eber~ohn* (blbl en Mt 22, 34-40), 188-192 (se
gun Ebersohn, las ~uphcas de los enfermo~ o del pueblo al hiJO de DaVid que fIgu
ran en Mt se basan en un error)
ellos confiesan (14, 33; 16, 16). Mateo había hablado ya, al co-
mienzo, de la filiación divina del hijo de David (1, 18-25), Yla Es-
critura la había vaticinado (2, 15). Dios mismo la reveló (3, 17; 17,
5; cf. 16, 17) Yel diablo la puso a prueba (4, 3.6). Jesús había ha-
blado de ella a los discípulos (11, 25-27) YPedro la reconoció en
profesión de fe (16, 16)21.
46 Pero los fariseos no pueden saberlo. Por eso callan. Para aque-
llos que tampoco han entendido nada de los malos viñadores (cf.
21,37-44), esta pregunta de Jesús es un enigma, y el pasaje bíbli-
co citado es mudo. Tienen cerrada su propia Biblia, aunque 23, 2
dice que ellos se sientan en la xá{h:DQu de Moisés. Por eso con-
cluye Mateo con la observación de que nadie pudo contestar a Je-
sús. Mientras en el primer ataque a Jesús -la pregunta por su auto-
ridad, 21, 23-27- los adversarios callaron por razones tácticas,
ahora callan porque no tienen nada más que decir22 • Jesús salió vic-
torioso en las controversias de Jerusalén. El «diálogo» con sus ad-
versarios acaba aquí. Ahora es tiempo para su gran ajuste de cuen-
tas con los «letrados y fariseos hipócritas» en el templo (cap. 23).
Para los lectores cristianos, este texto conclusivo tiene una do-
ble función: después de todos los debates de Jerusalén, ellos se
sienten apartados definitivamente de los fariseos adversarios. Sa-
ben que éstos son malintencionados y que no pueden ni quieren co-
nocer a Jesús. Entre ellos y los fariseos hay aún una base común de
tradiciones, la Biblia, pero ningún diálogo ya. La Biblia ha enmu-
decido para los fariseos. Sólo quien la lee desde Jesús puede enten-
derla23 . Pero nuestro texto evoca también a los lectores la totalidad
de la cristología mateana: Jesús es más que el mesías de Israel. En
sus enseñanzas a los discípulos les habló de su camino como Hijo
del hombre y se les reveló como Hijo de Dios 24 • A él, el Dios-con-
21 Sobre la cnstología del HIJO de DIOS de Mt, cf Luz, Sktzze (vol 1II),3l-34
22 Grams**, 59
23 Esta creencIa cnstIana llevó, en la hlstona de la IgleSIa, a buscar e Impo-
ner constantemente «dIálogo, relIgIOSOS» con los Judíos, pero tales diálogos no
fueron nunca francos y abIertos, porque una de las conVICCIOnes dogmátIcas de los
cnstlano~ era que había que demostrar en ellos la verdad de la fe cnstlana.
24 Rom 1, 3s ofrece una «cnstología de dos planos» SImIlar, en la que la fl-
nosotros, se lo entregó todo el Padre (11, 27; cf. 28, 18); él es el
Señor. El texto recuerda, pues, al Cristo integral y ayuda a enten-
der su filiación davídica en este horizonte más amplio. El texto
prepara lo que Jesús, el Hijo de Dios y futuro Juez del mundo, di-
rá públicamente en el tribunal ante su juez de este mundo (26,
63s). Entonces oirán también sus enemigos la respuesta correcta a
la pregunta formulada en el v. 42; pero será tarde para ellos, y de
nada les servirá el conocimiento de la respuesta correcta.
La interpretación de la Iglesia antigua no profundizó en el lado
polémico, sino en la faceta cristológica del texto. Interpretó en for-
ma nueva, a la luz de la doctrina de las dos naturalezas, la coexis-
tencia mateana de una cristología del hijo de David y una cristolo-
gía superior del Hijo de Dios. Llamar a Jesús simplemente hijo de
David significaba para ella «considerarlo como puro hombre». Eso
era verdad, pero no la única ni la principal: «Él se llama su hijo (de
David) porque brotó de su raíz en la parte humana, pero 'su Señor'
porque es su Dios»25. La intención del texto era, según la interpre-
tación de la Iglesia antigua, llevar a los judíos a la confesión de la
divinidad de JesÚs 26 . Son muy diferentes, obviamente, los presu-
puestos conceptuales de la cristología mateana, con el cruce de di-
mensión horizontal (el camino del Hijo del hombre desde su exis-
tencia como hijo de David en Israel hasta su elevación y hasta el
juicio universal) y dimensión vertical (la revelación divina del Hi-
jo de Dios), y los presupuestos conceptuales de la doctrina de la
Iglesia antigua sobre las dos naturalezas. Hay, sin embargo, una es-
trecha afinidad entre el Jesús Enmanuel mateano, que siendo terre-
no es a la vez el Exaltado y goza de todo poder en el cielo y en la
tierra (1, 23; 28, 16-20), y la doctrina de las dos naturalezas 27 .
10 Cf vol r, 261, n 5
11 Vlvlano x , 3
12 MontefIOre n, 296
13 El Duden Smn und sachverwandte Worter, Mannhelm etc 21986,330, cf
589 Aparecen adema~ en e~ta obra «Frommler (beato), Mucker (santurron o tar-
tufo), Duckmauser (moscamuerla, hlpocnta), Lugner (embustero), Schmelchler
(adulador»> Para el mgles, cf Longman, DlctlOnary of Contemporary Engltsh,
Harlow 21987 s v «Phansee = a person who m a self-satIsfIed way values too
hIghly the outward form of somethmg» Para el frances, cf Nouveau Petlt Larous-
le, Pan~ 1969 ~ v phanslen = «hypocnte», «orgueI1leux», phansQlsme = «hypo-
creSle, duphclte, faussete, fourbene, papelardIse» Para el español, cf DICCIOnarIO
de la lengua española de la RAE, s v fanseo = «hombre hlpocnta, hombre alto, se-
co y de mala mtencIOn o catadura» ,•
tención Más allá de eso, se plantean las sigUientes preguntas hIS-
tórIcas y teológIcas para la mterpretacIón
1 (,Hasta qué punto es correcto hIstÓrICamente lo que dIce Ma-
teo de los farIseos y letrados, y hasta qué punto es una dIstorsIón?
2 (,Qué tal aparece Mt 23 en el marco de la polémIca antIgua,
especialmente la polémIca Judía? (,Corresponde al estIlo de la po-
lémIca de la época o la lleva más leJos?
3 (,Cuál es la sItuacIón hIstÓrICa en la que pudo llegarse a tal
polémIca? (,Qué reflexIOnes socIOlógIcas y SOCIOpsIcológIcas pue-
den ayudar a entenderla?
4 (,Qué relacIón guarda esta polémIca con la tradIcIón del
«úmco maestro», Jesús, con el que Mateo esta comprometIdo? (,Por
qué la tradIcIón de Jesús no ImpidIó tal polémIca? (,0 llegó mclu-
~o a posIbIlItarla?
5 (,Que se puede decIr sobre la hIstOrIa de la mfluencIa del
texto l4 ? (,Hasta qué punto se ajustó a] texto, hasta qué punto ]0 de-
formó?
6 y la últIma pregunta es (,cómo abordamos hoy este texto
(¡que no deja de ser canómco')?
1 Umcamente ~aQEa (casI solo L, fI, algunas tradUCCIOnes y ~ con otro com-
plemento) aparece demasIado mal atestiguado para ser el texto pnmlgemo (frente
a Metzger, Commentary, 60, qUien supone que xm 61J(J~a01;m(Ta esta tomado de
Lc) La ver~lOn extensa de la gran mayona de los testigos textuales Indica que el
61J(J~am;m(Ta atestiguado tamblen en Lc 11,46 se corresponde con el texto Q del
loglOn (que qUlza era ya ongInanamente gnego, porque 61J(J~am;axl:OC; no tiene,
a mi JUICIO, una correspondencia exacta en arameo), mientras ~aQEa qUlza sea un
termInO redacclOnal mateano In~plrado por 11 30
7 Y que les hagan reverencias por la calle
y que la gente los llame 'rabbí'.
8 Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar 'rabbí',
pues vuestro maestr0 2 es uno solo
y vosotros todos sois hermanos.
9 y no llamaréis (a ninguno) de vosotros 'padre' en la tierra,
pues vuestro Padre es uno solo, el del cielo.
10 Tampoco dejaréis que os llamen 'directores',
porque vuestro director es uno solo, el Cristo.
11 El más grande de vosotros será servidor vuestro.
12 A quien se encumbra, lo abajarán,
y a quien se abaja, lo encumbrarán».
Análisis
Explicación
36 LapIde, 422, algo SImIlar Bucer, 169D (no las tradICIOnes mventadas por
hombres, ¡cf Mt 15 1), en epoca mas reCIente, por ejemplo, B Wels~, 388, Allen,
244, Haenchen*"', 40
37 Valdes,400 Muchos autores de la Reforma se encontraron con el proble-
ma de que los catohcos les señalaban los v 2~ como argumento en fdVor de la obh
gaclOn de someterse en todo a los obl;pos Para neutrahzarlo recurneron a una ob-
;ervaClOn hecha ya por Erasmo (AnnotatlOnes), 117 Mt 23,3 no puede aphcar~e a
los obISpos que, con sus dIspOSIcIOnes, sólo bmcan el dmero y no se slCntan en la
«cathedra Evangehca», SInO en la «cathedra Slmoms Magl» Cf Lutero (WA 47,
vol III), 438 (<<cathedra pestJlentIae»), Beza, 102 (catedra de Satanás), Musculus,
506 (e~te pasaje es mUlpado por los catóhco~), Brenz, 691 (lo~ papIstas declaran
con este pa~aJe todas las resolUCIOnes de sus concJlIO~ «oraculum Spmtm SanctI»)
Ya LapIde, 422 había Infendo de este pasaje la mfahblhdad del papa
38 Por ejemplo, Strecker, Weg, 16, Pe~ch**, 287s, dIfIere algo Meler, Law,
119, n 189 desde la teología de la redaCCIón, Mt 21, 2~ remIte «to the sacred past
of Jesus' mlmstry»
39 Cf la~ exégeSIS ~obre 5, 18s (vol 1,330336), lO, 5s 23 (vol n,131-135,
160s, 163s) y 24, 20 (mfra, 552, n 126) Con excepclOn de lO, 5~ 23, todos estos
pasajes tratan de la observancIa de la Ley El mtento de negar a Mt, con el recurso
a la hlstona de las tradICIones, una observancIa estncta de la Ley, lo conSIdero ape-
nas VIable En la mayoría de los los pasajes menclOnado~, Mt pIensa realmente, a
mI JUICIO, lo que dIce Yo refenna ~ólo 10, 5s, y qUlza tamblen 10, 23, desde la op-
tlca del evangehsta, al pa~ado de Jesus
40 K Tagawa, People and Commumty m the G05pel of Matthew NTS 16
(1969-1970), espec 161 s
creto una disyuntlVa Otros estiman que la formulación de Mt es «táctica»
para evitar a su comumdad una ruptura con la smagoga dmglda por los
fanseos 41 Pero, aparte de que esta ruptura ya se había producido a mi JUl-
C10 42 , tal mtroducc1On «táctica» sena muy extraña en un discurso que lue-
go polemiza de modo tan «poco táctico» También es ImpOSIble, en fm,
Jugar con los destmatanos, dlClendo que el v 3 va dmgldo sólo al pueblo
y no a los dIScípulos 41 Desdichadamente, ¡Mt acaba de aSOCiar a ambos
como destmatanos del discurso de JesU';1 Lo que queda es una gran per-
pleJIdad
amor, por e~o cabe ~uponer que no representan la perspectiva externa de unos ra-
binOS cntlcos con los fanseos Sobre la cntlca a la exhibiCión de piedad mediante
los tephlllzn, cf Mldr Qoh 4, I (22a) = Bill 1,923 (un hlpócnta del estudiO de la to
rá «se envuelve en su manto y sostiene los tephlllzn ~obre su cabeza», y es en eso
un Impostor), P"lqR 22 (111 b) = Bill IV, 275 «<no llevarás tephlllzn ni te envol-
verás en el manto de oración para luego Ir y cometer transgresiones»)
78 Esa autocrítlca se presupone indirectamente en la parenesls de 23, 8-11
79 No deben entender~e de modo distinto ni la géneSIS de los v 8s, ni su ex-
temlón medIante el vIO, ni -en el propIO Mt- el peso de la exhortaclOn al «abaJa-
miento», que repite tre, veces (18,1-4,20,20-28,23, 8-12) A~í lo indica también
Id reflexlOn retónca de que sería absurdo hacer comenzar una sección programátl-
camente Importante con un mandamiento obsoleto
80 Son Importantes Dalman, Worte 1,272-276, YZeltlin*, 392-394 Shanks*
opina que ':::lJ se usó ya como titulo ante~ del año 70 Aunque esto ~ea dudoso, es
SIgnificatiVO que ~e haya encontrddo I'lLouoxuAOC; = ':::lJ como termina profeSIOnal
en vanas inscnpClOnes de osanos antenore~ al 70, cf Zlmmemann~, 69-75 E~
muy pOSible, en comecuenCla, que Jesús reCibIera el tratamiento honro~o de ':::lJ,
que no tenía, Sin embargo, el Significado de título de rabhl Esto último es Impro-
bable también para los dl~Clpulos, cf supra, n 23
81 Documentan el mo como epíteto para letrados, sobre todo desde medlado~
del Siglo 1, los numerosos rabinOS cuyo nombre lleva el epíteto fIJO de 'abha abba
Sha'ul ben BatnIth, abba Chalafta, abba Chilqua, abba Judan, abba Sha'ul, abba Jo-
sé ben Dos'ethal, abba Chanin (todos según BIll VI [índice] antes del año 150, cf
Kaufmann*, 570-579, que conSidera probable la tendenCia al uso de K:¡lK, espe-
Cialmente entre los «~antos») Cf también SDt 34 = Bietenhard 92 un maestro e~
denominado:::lK Esto sugiere, de nuevo, una cierta concentraclOn del apelativo res-
petuo~o de «padre» en letrados, aunque tambIén otras personas distingUIdas, en es-
peCial blenhechore~, podlan ~er «padres», cf 2 Mac 14,37 (un anciano Jerosolimi-
tano, «padre de los Judíos», Josefa, Ant 17,45 «<padre y bienhechor»)
82 Bill 1,919
I. Pero cuadran también a las tendencias de institucionalIzación en el cris-
tIanismo primitivo de la segunda y tercera generacIón. Aparecieron en-
tonces las dIferencias de rango en la comunidad y se formó también una
, cierta conciencIa de clase entre los maestros cnstianos, contra la que po-
lemiza quizá Sant 3, 181 .
Resumen
Historia de la influencia
95 1 Sam 2 7s, Job 22, 29, Prov 29, 23, Is 10 33, Ez 17,24,21,31
96 TUJtfLVW{tr¡OfTaL y lJ'\jJW{}T]OfTaL son paSSlva dIVIna
97 Cf Luz, AntlJudalsmus (vol I1I), 322s
sana de Mt 23 aparece caSI SIempre en pnmer plano (cf 2), y la lll-
tencIón pnnClpal, polémIca, más bIen en segundo plano 2) Apenas
hay una polémICa dIrecta con los Judíos en la hIstona de la lllter-
pretacIón de Mt 23 (cf sólo 1) Pero es más frecuente que los JUI-
CIOS negatIvos del texto bíblIco sobre los fanseos se lean con gafas
«dogmátIcas», y el texto se conVIerta así en la fuente para el «tIpo
negatIvo» dogmátICO (3a) 3) Ha OCUrrIdo tambIén a menudo que
los exegetas transfIeren la polémIca de Mt 23 a nuevos adversanos
eclesIales, Mt 23 pasó a ser entonces el matenal lInguístIco para
una nueva polémIca El calIfIcatIvo de «fanseo» pudo convertIrse
en una etIqueta que <;e aplIcaba a los adversanos propIOS (3b)
98 En Imea algo ma~ negativa formula Hom 3, 70 hay que escuchar en pn-
mer lugar al obiSpo, despues a aquello~ que ocupan la catedra de MOlses, aunque
sean pecadores
99 Log 102 es una nueva denunCia formada a partir de un dicho proverbial
antiguo
En la ultenor hlstona de la recepción de Mt 23 no es ya necesano de-
flmrse frente al Judaísmo, porque la Iglesia y el Judaísmo están muy se-
parados entre sí De este modo, ellllteres por la polémica con los Judíos
pasa a segundo plano, y ellllterés por la parénesIs, al pnmero
lOO Musculus,508
101 Ireneo, Haer 4,12,4, cf Juan Cnsoslomo, 72,1 = PO 58, 667, Calvmo
II,223s
102 72,2 = PO 58, 669, cf EutlmlO Zlgabeno, 589
103 Juan Cnsostomo, 72, 2 = PO 58, 669, Jerommo, 212 Sobre el papel de
los clengos Opus lmperfectum, 43 = 878
104 Erasmo (AnnotatlOnes), 118, con enumeraclOn colonsta de los «amule-
tos» de su tIempo
lOS Este e~ un tema capItal de la Hom 43 de Opus lmperfectum «Clencl au-
tem, SI mah fuennt, memendabJ1es sunl» Hay muchos y poco~ sacerdote~ «multl
nomme, pauCl opere» (876) Su dureza contrasta con la bondad de DIO~ (878) Pe-
ro lo ml~mo vale para los prote~tantes el dISCurso e~ conSIderado «a beacon to an
mmlsters ofrehglOn no sms are so smful as thelr's» (Ryle [vol II],297)
106 CA 8 = BSLK4 62 (la tendenCIa es antJdonatJsta)
3 Negatlvlzaclón secundarza de los letrados y farzseos Hay dos cla-
ses de razones por las que la Imagen de los fanseos y letrados se ensom-
breCló aún más en la hIstona de la lllterpretaclón
a) Razone~ dogmátlcas El texto de Mt 23 se leyó, con el tIempo, des-
de una perspectiva dogmátIca, en la que los Judíos ocupaban un puesto
fundamentalmente negatIvo En la IglesIa antigua hay dos de esos mode-
los dogmátIcos 1) A la luz de la hlstorza de la salvacIón, antes de la ve-
mda de Cnsto los Judíos ~e encuentran baJo la presIón de la Idolatría Por
eso no pueden enseñar correctamente la Ley, y todas las cargas que Impo-
nen a los hombres son pura tImebla 107 La devaluacIón de lo~ Judíos en la
hIqtona de la salvacIón determllla, en especIal, la lllterpretaclón de HIla-
no los letrados y fanseos «Ignoran la Ley en su totalIdad», porque no
creen en Cnsto, del que la Ley da testImomo lOS Un ejemplo moderno de
este modelo conceptual es B Bossuet, según el cual los letrados y farIseos
ocupan la cátedra de MOIsés, deqtlllada a caducar, y no, como los doctores
de la IglesIa, la cátedra lllamovlble de Jesucnsto Por eso, «admIremos
cómo DlOS retiró la autondad a la IglesIa Judía con la destruccIón del
templo y del pueblo» 109 2) El otro modelo dIfundIdo es la dlstznclOn entre
lo espmtual y lo carnal Según Orígenes, los letrados y fanseos no pue-
den ser verdaderos maeqtros de la ley mosaIca porque la mterpretaClón es-
pmtual de la Escntura les resulta lllalcanzable a los Judíos Por eso son
«omnes vamloqUl»110 Un bomto ejemplo moderno de este tipO de ensom-
breCImIento de la Imagen de los fanseos lo encontramos en el luterano
Olshausen éste sabe lo lllJUStO de la globalIzaClón mateana, pero con to-
do el respeto a los fanseos buenos, como NIcodemo, Gamahel o Pablo,
toda su onentaClón «quedó deSVIada, baJo el ~Igno de lo espmtual, haCIa
lo carna!»lll
b) El texto, materzallznguístlCO de una nueva polémIca La lllterpre-
tacIón parenétIca de Mt 23 pudo utIlIzar a los fanseos como verSIón ne-
gativa del comportamIento correcto, ante la cual había que prevemr La
palabra «fanseo» pasó a ser una metáfora «Todo el que hace algo para ser
VISto por la gente es un escnba y un fanseo», puede escnbIr ya Jeróm-
mo l12 De ahí sólo hay un paso a la etIqueta de «fanseos» aplIcada a los
adversanos Para Dante, el papa BomfaclO VIII es «lo prmClpe de nUOVI
Fansel» 113 Lutero puede aplIcar la palabra «farIseos» a los adversanos
8-12 Una Iglesia sin un arriba y un abajo, una Iglesia del servicio,
una Iglesia de iguales, de hermanos solidarios... es lo que augura
Mateo. La paternidad única de Dios no sólo excluye en la Iglesia
otros dioses, sino también patri-arcas humanos; el magisterio úni-
co de Cristo excluye a otros maestros y señores humanos 123 • En la
Iglesia de Cristo no puede haber jerarquía ni, por tanto, un dominio
sagrado, una «arquía», dominio de unos hermanos sobre otros, si-
no únicamente el servicio recíproco. Lo contrario de este postula-
do son las cuatro características que establece el sociólogo Max
Weber como elemento constitutivo de una «iglesia»: 1) un esta-
mento «especial, reglamentado en sueldo, escalafón, deberes pro-
fesionales ... modo de vida específico»; 2) una «hierocracia» con
«pretensiones de dominio 'universalistas'»; 3) la racionalización,
sistematización y comentario de dogma y culto, que han de ser, por
tanto, objeto de instrucción por enseñantes; y 4) «una comunidad
corporativa», que requiere una institución y un ministerio l24 . Yo he
interpretado Mt 23, 8-12 como un intento de contrarrestar, en nom-
127 Entre la comumdad y el «umco Mae~tro» Cnsto aparecen hoy los mter
pretes del nuevo testamento, que ¡reconstruyen la enseñanza del umco Maestro'
128 ¿Cabe afIrmar que las estructuras democratlcas son mas afmes a una Igle
sla msplrada en la regla mateana de la fraternIdad que a las estructuras monarqUl
cas, aunque la democracIa formal tampoco eqUivale SImplemente a la fraternIdad?
ASI lo creo yo como protestante
lmner-FIedler (eds ), Salz (vol III), 285-298, Westerholm, S , Jesus and
ScrzbalAuthorzty, 1978 (CB NT 10),104-113
Más bIbhografía** sobre el discurso de las denuncias, supra, 380
Análisis
2 Fuentes Daremos aquí tan sólo una vIsión panorámica Apenas ca-
be reconstrUir, en algunos casos, un texto Q común de las dlstmtas de-
nunCias Sirve de poco, a mi JUiCiO, postular diversas verSiOnes Q en esta
seCCión (QMt, QLc) Dos de la~ siete denuncias proceden de tradiCiOnes es-
peCiales (v. 15 16-22). El evangelista se encontró ya, probablemente, con
la extensa denuncia tercera puesta por escnto. Las otras cmco proceden
de Q 11,39-52 Hay añadldos redacciOnales de Clerta entidad, sobre todo
al fmal, en v 28 30-33 6 El v 24 podría ser prerredacciOnal, y pertenecía
qUizá a QMt7
Una cuestlón muy ardua es la del orden de sucesIón en Q. La mvestI-
gaclón no ha alcanzado aquí nmgún consenso. Entre la tesIs de que Lc re-
cogió el orden ongmal de la~ denunclas 8 y la de que ese orden se conserva
en Me hay toda clase de vanantes lO . Lo que yo voy a proponer sólo tlene,
por tanto, el carácter de una hipóteSIs Partiré de dos supuestos báSICOS.
a) El dicho sobre Jerusalén, v 37-39, fue colocado por Mt en el lugar
actual, no era, por tanto, la conclUSión ongmal del dl~curso de las denun-
Cias en Qll
b) La diVISión del diSCurso en tres denunCias contra los fanseosl 2 y
otras tres contra los VOfUXOL se debe en parte a Lc l3 ; el emparejamiento de
Análisis
Explicación
Análisis
Explicación
Análisis
Explicación
52 Sobre XU'WLXfúl (v 21), cf 2,23,4, 13; sobre la ~eslón en el trono, 25, 31;
sobre EJtUVúl, vol I, 57ss, sobre xu{}r¡~m EJtUVúl, 28, 2. Schlosser*, 288-291, 295-
298 YGmlka 11 (vol 11), 283, 287 no consideran sólo el v 22 un añadido redacclO-
nal, ~tnO los v 20-22 conjuntamente
53 La alternatlva (más Improbable, a mi JUICIO) es la tesIs de un fragmento
tradiCIOnal umtano, reforzado polémlcamente por Mt los v 16-22, cuya Idea bá-
~Ica habría qdo ya antes de Mt que todo Juramento era un Juramento por DIOS TII-
borg, Leaders, 105s, considera el v 22 un añadido premateano La dificultad de es-
te supuesto es que entonces, en lugar de una remlmscenCIa explíCIta de 5, 34, ha-
bría que admltlr un lenguaje bíbhco comcldente por azar.
54 Cf Rom 2, 19 Yvol 11, 560, n 63
ramento. Ya en el lenguaje, las tesis recurren a formulaciones ju-
días 55 . En el contemdo, no son fácIles de comprender para los lec-
tores de hoy. Parece que hubo entonces, en el judaísmo y en el
mundo helenístico (¡como en casi todas partes y casi siempre!), una
notable inflación de fórmulas de juramento y aseveración. Tales
fórmulas eran, entre otras, «por el templo», «por el altar». Se podía
prometer por el cordero sacnficial, por la leña para el sacnficio, por
el holocausto o por los utensihos del altar56 . Se juraba para reafir-
mar cualquier futihdad, para encarecer una intención o para ratifi-
car la inalterabilidad de los precios en el bazar57 . Cualquier renun-
cia podía adoptar la forma de vot0 58 . Eran frecuentes las fórmulas
sustitutorias del juramento, que servían para eVItar el pronuncIa-
miento del nombre de Dios y encarecer la verdad. Los rabinos in-
tentaron frenar el desmadre general señalando aquellas fórmulas
que obligaban realmente al sujeto, e impedir a la vez que la gente
pronunciase juramentos sin saberlo ni quererlo: «legalizaron» en
parte y prohibieron en parte algunos sucedáneos de jurament059 .
Establecieron, por ejemplo, que un voto obligaba con las palabras
1~'i? (l'>wQov) o 1~'i?~ (ws I'>WQOV)60. Es probable6! que tal regu-
lación esté detrás del «jurar por la ofrenda» (v. 18)62. Pero la cita
Análisis
Explicación
75. = BIll 1, 933. Según R. Ehezer, hay que pagar dIezmo por la SImIente, la
envoltura de las semIllas y las hOjas del anís
76. = BIll 1,933. Sobre moneda no hay una dlposlclón e,pecíflca en la Mlsná.
77. Frente a SchmewInd, 233, la hIerbabuena «<mentha oplpenta», «longlfo-
ha» o «vmdls», en gnego tambIén ~(\VOOI.w~ = fragancia) es una planta con hOjas
y flores muy olorosas que se empleó como condImento, pero tambIén como plan-
ta medIcInal, en Infusión, por ejemplo. El anís (<<anethum graveolens») es una
planta umbelífera cuyas ~emIllas y pétalos se usan como condImento El comInO
(palabra semítIca prestada en la mayoría de las lengua~ europeas: hebreo p~:;l, ara-
meo ~J'~;', gnego XV[llVOV, latín «cumInum») desIgna el comInO común afmo
(<<cuml~Ulñ cymmum»), no el commo negro (<<mgella satIva») Las semIllas de am-
bas plantas se man como condImento, por ejemplo, esparcIdas ~obre el pan. Para
¡Ju~traclOnes de planta, ef M Zohary, Pflanzen der Blbel, Stuttgart 1983, 88-91.
78 No se sabe SI el dIezmo de los pobres smtItuía el segundo dIezmo o se
agregaba a él Lm textos rabímcos sostIenen la pnmera InterpretacIón, Josefo la se-
gunda; cf. Bill IV, 680-682; E P Sanders, JewIsh Law¡rom Jesus to the MIshnah,
London 1990, 44-48. Sobre los dIezmos, cf. además Schurer- Vermes, HIstoria II
(vol 1I), 342ss y We~terholm*, 55-57. <. r •.
raelitas: la Ley, de un lado, y el templo y su culto, de otro, son fun-
damentales para todo Israel. Los diezmos eran algo Importante
también para los fariseos 79 ; pero éstos no eran, al parecer, maxima-
listas en este punt0 80 . Una cuestión muy dIstinta es, naturalmente,
hasta qué punto se pagaba realmente el dIezmo. Hay que tener pre-
sente un doble aspecto: 1) La copIOsa legIslación de la Misná sobre
el diezmo de lo «dudoso» en el tratado Demm, del siglo n, no hu-
biera SIdo necesaria si la gran masa del pueblo fuese un «buen» pa-
gador del dIezmo. 2) Los dIezmos -doce o catorce en siete años-
significaban para la población pobre de pequeños agncultores un
gasto tan elevado que muchos no podían cumphr este deber para
con el templo de la lejana Jerusalén, aunque estuvieran dispuestos
a cumplirlo.
La denuncIa opone a los preceptos del diezmo, en cruda antíte-
sis, -ca ~<J.QÚ"tfQ<J. -co1í VÓ¡WlI' derecho, mIsericordIa y fidelIdad. La
formulación de los preceptos «graves» se corresponde con los
m"~n nmm rabímcos, distmtos de los «preceptos leves» (nmm
m~i?)' Por preceptos «graves» se podían entender los dIfíciles de
cumphr y los «Importantes», como los de 22, 36 y éstos 81 . Tal for-
mulacIón es también comprensIble directamente en gneg082 • Los
preceptos Importantes se formulan con lenguaje bíblIco, sobre to-
88. H. Blumner, Die roml~chen Pnvataltertumer, 1911 (HKAW IV/2, 2), 402s.
El VIOO cría sIempre mosqUItos cuando se aceda, según fuentes antIguas (Wett,tein
1, 487) Sobre el colado del VIOO en el Judaísmo, cf. Schab 20, 2, Chul 67a = BIlI
1, 934. Según R Melr, los pIadoso<; vacían la copa cuando contiene una mosca, los
«tIbIOS» extraen la mosca y los malos beben el vino con la mosca (GJt 90a).
89. No conozco nlOgún otro texto con la oposIcIón mosqUIto-camello, pero sí
entre PIOJO y camello (Schab l2a = Blll 1,934) Y entre mosqUIto y elefante (LJba-
mo, Ep. ad Basll. quodfertur commerClum, 18 [ed. v. R Foerster, vol XI, Lelpzlg
1922,593), [Pseudo) Fa1ans, Ep 86, en WettstelO 1, 487).
90. Glynn*,l11.
go, tambIén Mateo permanece aún, a su modo, en el terreno del an-
tiguo testamento tambIén para él los dIezmos y el amor están re-
laCIOnados, tambIén para él nge el aXIOma de que se debe hacer lo
más Importante sm dejar lo menos Importante9! Pero el, cuya co-
mumdad se desgajó de la comumdad mayontana de Israel, regIda
por letrados fanseos, está convencIdo de que sólo su comumdad se
mantiene en ese terreno
El paso sIgUIente lo dará Lucas, para qUIen el precepto de los
dIezmos ha quedado, al parecer, obsoleto, lo mIsmo que los precep-
tos ntuales (cf Hech 10) Para sus lectores paganocnstIanos -y pa-
ra caSI todos los lectores paganocnstIanos de fInales de sIglo- el
precepto de los dIezmos por hIerbas aromáticas de cocma resulta
raro, extravagante, y los letrados y fanseos se han convertido en
representantes de esa& hIerbas Los lectores, para los que el pre-
cepto de los dIezmos ha pasado a ser un precepto cunoso y super-
fICIal de una relIgIOn que les resulta ya ajena, no pueden entender
ya, obVIamente, lo que para otros era tan Importante Lo ven sólo
como una «perversltas» que esos fanseos alejados de DIOS perSI-
guen «nervously anxIOus»92 Para ellos, los fanseos son ya los re-
presentantes de una relIgIón «extraña», concepcIón que ha estado
muy dIfundIda desde el SIglo XIX9, Los exponentes de esta Ima-
gen de los fanseos olVIdan fácIlmente que ese modo de ver moder-
no no sólo está alejado de Mateo, que mcluyó la lOta del dIezmo
entre los «preceptos mímmos», pero Importantes aún para el remo
de los CIelos (5, 18s), smo qUIzá tambIén del judío Jesús, que pos-
tergó el precepto de los dIezmos, pero no lo abolló
Análisis
Explicación
104 Cf. por ejemplo Kehm 25, 1 3-7. Sólo en recIpIentes que contlenen algo
«sagrado» (carne sacnflcada, etc.) se mantiene la antIgua regulaCIón y no nge la
dlstmclón entre la cara externa y la mterna (Chag 3, 1; Kehm 25, 9)
105. En eso se apoya qUIzá Kelim 2, l = BII!. 1, 934 (las partes superfICIales de
un recIpIente no pueden volverse impuras, sólo las parte~ hondas). Neusner"', 492s
remIte a Berakh 8, 2 (los hIllehta~ sólo ~e lavan las manos después de llenar un re-
cIpIente) y su anejo Gemara pB'rakh 8, 2 = trad. C Horowltz, 1975,201 (las asas
de un cántaro son ~ICmpre Impuras, pero no transmIten su Impureza al mtenor). Cf.
tambIén Neusner (supra, n. 100),374-381
106. Así Neusner*, 493-495; algo pareCIdo Westerholm*, 88s Esto me pare-
ce ImpOSIble Tampoco los ,hammaítas dan preferenCIa a la hmpleza de la cara ex-
terna, smo de toda la vajilla No es pOSIble una lImpIeza de sólo la cara externa;
Maccobyx, 5 señala con razón que, al hacer la hmpleza, se sumerge sIempre todo
el reCIpIente en un mlqveh
107 SplCq, Notes 1, 61-63.
hacia una nueva noción, de carácter ético, de la pureza. El frag-
mento de versículo está formulado -probablemente con intención-
de modo incompleto, para que los oyentes o lectores se detengan
un momento a reflexionar sobre la sorpresa que contiene el texto.
Están preparados por su conocimiento de la tradición: la tradición
bíblica y judía había subrayado siempre que la pureza tenía un
componente ético y que la impureza de los miembros del pueblo
era efecto de la conducta inhumana y contraria a la alianza más
que una impureza cultual 108 • La Biblia 109 y eljudaísmo llo contienen
abundante polémica con aquellos que estiman mucho la pureza ri-
tual y descuidan la impureza ética. Los lectores del evangelio de
Mateo recuerdan la bienaventuranza de los limpios de corazón, a
los que se promete que no serán apartados de Dios (5, 8). Evocarán
también las controversias con los fariseos y letrados en 15, 11.18-
20; la impureza de «dentro» consistía allí en los actos y pen-
samientos malos, que vienen del corazón. El principio de que la
pureza no se manifiesta básicamente en los vasos sino en el cora-
zón!11, es muy obvio para ellos; pero no aparece expresado. El v.
25 es, por eso, ambiguo: habla en primer plano de la suciedad de
los vasos, pero asoma de pronto la idea de la forma básica de «su-
ciedad»: la ético-social 112 •
108. Cf., por ejemplo, Is 1, 15-17, Jer 33, 8, Sal 51, 4 9 (punfIcaclón de la cul-
pa), CD 6, 15 17 (los bienes de los que mueren son Impuros por sus delitos contra
10<; pobres, las vIUdas y los huérfano,), I QS 3, 4-12 (el malhechor no puede puri-
fIcarse), IQS 5,14 (hay Impureza en todos los que Incumplen la palabra de DIOS);
Josefa, Ant. 18, 117 (el bautismo «ético» de Juan), cf documentos rabímcos para
un concepto de la pureza de carácter ético en R Meyer, xu{}uQo<; XTA., en ThWNT
I1I, 426, 26ss.
109. Prov 30, 12-14 (polémICa con una generación que se cree pura, pero no
está limpia de su cnmen; es orgullosa y devora a los pobres)
110. Cf. la polémica en As<;Mos 7, 9 (<<sus manos y sus pensamiento<; comete-
rán Impurezas... y dirán: 'No me toques, que me manchas'»), o la sección polémi-
ca TestAser 2, 8, (lo, «doble cara» de los que cometen adulteno, pero se abstienen
de los manjares, ayunan, pero obran mal) Filón, Cher 94-96 censura en términos
pareCidos las fiestas de los griegos (practican bendicIOnes Sin bendición, cultivan
una piedad postiza, lavan el cuerpo y no las pasIOnes del alma, buscan víctimas per-
fectas y no se apartan del VICIO, creen que el OJO de DIOS ve solamente lo extenor)
111. Cf. por ejemplo Jer 4, 14 (lava tu corazón de maldades); Sal 24, 4 (manos
limpIaS y corazón puro, ¡liturgia de entrada en el templo 1); Eclo 38, 10 (hmpla tus
manos, punfIca el corazón), Foc 228 (las punfIcaclOnes <;lgmfIcan santificaCión del
alma, no del cuerpo), más documentos sobre el «corazón puro» en vol 1,296, n. 90.
112. En el debate exegétiCO, la cuestión capital ha Sido generalmente SI Mt 23,
25 debe entender,e en sentido literal o metafónco. La interpretaCión ecleqal tendiÓ
a Interpretar la denunCia en <;entldo totalmente metafónco el texto no habla, en-
26 La denuncia enlaza con una increpación «al fariseo», que para
el autor no parece ser aún, como posteriormente para Mateo, tan
irremediablemente «ciego» que no le quede posibilidad de cambio.
La posibilidad consiste en que el fariseo limpie el «interior de la
copa». ¿Qué significa? Después de todas las insinuaciones del v.
25c es claro que este añadido se refiere al corazón y a las obras de
la personal 11. Si la persona se comporta bien con sus semejantes y
consigo misma, alcanzará ll4 también la correcta pureza ritual, una
limpieza integral que incluya la pureza del corazón y del compor-
tamiento. El JtQQ)TOV redaccional muestra que Mateo quiere esta-
blecer una clara prioridad, pero sin dejar de lado la pureza ritual.
Como en la denuncia anterior, aparece también aquí una ten-
sión que afectó a todo el judaísmo de la época. De un lado fue co-
brando importancia la idea de la pureza ritual: no la atestiguan só-
lo las rigurosas leyes del «Rollo del templo» y de 4QMMT, SIlla
también a su modo la Misná, que si bien mitiga en muchas de sus
prescripciones las reglas antiguas, las acentúa de nuevo con su
gran cantidad -¡la sección de las «purezas» es la más extensa de la
Misná!-. En tiempo de Jesús, la pureza era un ideal específico del
sacerdocio y de los esenios, pero también de los fariseos, cuyo in-
terés podría haber sido la aplicación de las normas de pureza en to-
do el territorio de Israel ll5 . De otro lado, hubo entonces en muchas
partes una tendencia al abandono de los preceptos rituales. Incluía
amplios círculos del judaísmo de la diáspora, que interpretaban las
normas de pureza en sentido alegórico y las eliminaban, como los
«alegoristas» de Filón, o, como el propio Filón, las interpretaban
alegóricamente, pero las cumplían. Incluía también a maestros co-
mo Yohanán ben Zakkai, no fariseo, según el cual ni el muerto
mancha ni el agua purifica, pero respetaba las normas de pureza
como una «prescripción del Rey de reyes» 116. A este lado pertene-
tonces, de copas, smo del extenor y del corazón humanos (por ejemplo, Juan Cn-
sóstomo, 73, 2 = PO 58, 675, Lutero (WA 40, vol III], 491, Calvmo Il, 238, Mal-
donado, 463) TambIén hoy se defiende la mterpretaCJón metafónca no ,ólo para
Lc 11,39-41 (donde es eVIdente), smo tambIén para Mt 23, 25; así Mamon, Sa-
ymgs, 236s, Haenchen**, 49; Strecker, Weg, 31s, Maccoby*, 12, Derrett*, 260
113 Sólo los v 26s deben mterpretarse, por tanto, metafóncamente, con Zahn,
645 y Hare, 270
114 "Iva no puede tener aquí un sentIdo fma1, smo consecutIvo
115 Cf vol n, 553ss e mfra, 470s.
116 pes1q 40b = B¡\l 1, 719
cen tambIén Jesús y sus segUIdores, a los que cabe consIderar co-
mo representantes del pueblo campesmo en GalIlea, que vIvía muy
lejos del templo Tampoco ellos megan la dIstmcIón entre puro e
Impuro, pero creen que no es pnmanamente la Impureza ntualla
que separa al hombre de DIOS, m son las punfIcacIOnes ntuales o
las ofrendas de culto las que remedIan esa separacIón Son afmes a
los alegonstas judíos, por últImo, el judeocnstIamsmo de la dIás-
pora, que se apoya en Jesús, pero va más lejos, y el paganocnstIa-
msmo, para ambos. como para Pablo y su sucesor Marcos (7, 19) o
Lucas, «todo es puro» (Lc 11,41, Rom 14, 20) Todos ellos son
afmes a un mOVImIento que por entonces, en el mundo helenístIco,
fue apoyado sobre todo por la fIlo,>ofía, pero tambIén por grupos
órfIcos y pItagóncos, movImIento que repudIÓ las normas de pure-
za y nto, que habían determmado aSImIsmo la relIgIOsIdad gnega
TambIén ellos defIenden la valIdez exclUSIva de la Idea étIca de PU-
reza del alma 117.
Esta línea de crítIca a los ntuales se Impuso en la hIstona euro-
pea de las Ideas y de la relIgIón Pero entre los derrotados no están
úmcamente los fanseos y letrados, smo tambIén FIlón, Yohanán
ben ZakkaI, Mateo y, en CIerto modo, qUIzá tambIén Jesús, mngu-
no de ellos dIO el últImo paso a la abolIcIón de la pureza ntual, y
todos mtentaron, en cambIO, Imponer la Idea bíblIca de la supeno-
rIdad del ethos sobre el ntual La mayoría de los lectores actuales
del evangelIo de Mateo son segUIdores de Pablo, de los alegonstas
o de EpIcteto Para ellos, la pureza ntual no es un precepto del Rey
de reyes, smo un asunto superado de tIempo atrás en la hIstona de
las relIgIOnes, cuya extravagancIa se mamfIesta de modo elocuen-
te en la punfIcacIón del lado extenor de la vajIlla 118 La hIstona de
la mfluencIa del texto mateano hace que letrados y fanseos sean
los representantes de esta humorada
Análisis
Explicación
Explicación
143 Desde Herode~ el Grande hay auténtIcos mausoleos para profetas y JUS-
tos del tIempo bíblIco, cf Jeremlas~ (Hellrgengraber), 121s
144 (Vol I1I), 270
145 M Davles (vol I1I), 162
146 pSch'q 2, 47a8 = BJiI 1, 938 a los Justos no ~e les edifican monumentos
conmemoratiVOS, porque sus palabra~ son su memOrIa
147 Steck, I~rael, 281
148 Correcto Hoffmann, Studlen, 163s
149 Por eso Jacobson, Cospel (vol 111), 177s, po~tula una relaCión orIgmarIa
entre la denuncia Q 11, 47s, necesitada de explIcaCión, y Q 11,49-51 Pero hay que
dl~tmgU1r entre un saber de experIenCia que el texto presupone -y que también pue-
32s Con esto enlaza el imperativo del v. 32. El símil es el de una
medida de capacidad que se «colma». Detrás del símil se oculta, en
el plano metafórico, un abismal sarcasmo: los letrados y fariseos
deben colmar la medida de sus padres para que Dios tenga vía libre
a su condena IS0. Es cierto que ya no escuchan a Jesús; así lo indi-
can la historia mateana de Jesús y las experiencias de la comuni-
dad pospascual. Por eso les recomienda Jesús -en tono irónico lS1 -
hacer preCIsamente lo que no deben hacer: seguir adelante con los
pecados de sus padres. i Y -en el segundo grado de la ironía- jus-
tamente eso es lo que van a hacer! Esta vez, por tanto, harán caso a
Jesús: asesinarlo a él y a los suyos, y colmar realmente la medida
de sus padres. Sólo les queda luego el juicio aniquilador de Dios.
El locutor formula esta perspectiva de futuro en forma de pregunta
retórica que sólo tiene una respuesta: los letrados y fariseos no
pueden evitar ya la condena 152 • Ellos son las serpientes, la camada
de víboras, como los había calificado ya el asesinado Juan Bautis-
ta (3, 7). El juicio condenatorio que les amenaza es el juicio defi-
nitivo que lleva al infierno (cf. 5, 22.29s; 18, 9). Mateo regresa al
inicio de las denuncias: allí donde conducen los letrados y fariseos
a los prosélitos que han ganado (v. 15), irán a parar ellos mismos.
El círculo de las denuncias se ha cerrado.
Historia de la influencia
156 Musculus 513 algo SImIlar Bucer 173, Brenz 700 Esto obedece sobre
todo a que el dIezmo fue cuestIOnado en parte desde los pnmeros anabaptlsta~ y en
las controverSIas con los campeslllos
157 Un raro ejemplo de esto ofrece Bruno da Segm 267 Cnsto es el esposo
de la slllagoga la cual es una víbora que lo mata Cf tamblen Schreckenberg DIe
chnstlzchen Adversus Judaeos Ter;te 1 ~50
158 Una excepclOn desagradable es Chnstlan v Stavelot 1449s, en el que los
Juramentos de los v 1622 se vuelven perJuno~ Recurre a Lc 10 3037 para de
mostrar que los JUdIOS no practIcan el derecho la ml~encordIa y la lealtad SIllO que
«son como ladrones» Afirma resumIendo, que DIOS tIene que odIar profunda-
mente a los hlpocntas cuando tantas veces lllcrepa a los JudlOs
159 Cf supra, 406-409
época y de su hostIlIdad hacIa Jesús En el plano moral señala, en tono ad-
momtono, a «aquellos que pecan entre nosotros»16ü En el plano espm-
tual, los letrados y fanseos son aquellos que se ~eparan radIcalmente de la
verdad de DIOS «En éstos no permanecerá mI Espíntu, porque son car-
ne» Sus mae~tros enseñan «las hIstonas corporales de la BIblIa y no su
sentIdo espmtual», y bloquean el remo de los cIelos 161 Muchos otros pa-
dres de la Iglesia presuponen igualmente la rectitud de su mterpretaClón
cnstiana propia, y por eso no pueden dar mnguna oportumdad a los maes-
tros Judíos La BiblIa habla, según ellos, clara e meqUlvocamente de Cns-
to, HiJo de DIOS, y del naCimiento virgmal Queda por tanto sólo la POSi-
bilIdad de que los letrados y fanseos oculten dellberadamente el cammo
que lleva a la vIda y Cierren mtenciOnadamente la puerta del remo de los
cielos 162 Por eso, tampoco admiten que el precepto de los diezmos, como
precepto ceremomal, es un mero tipo, es decir, Sirve para la «praeforma-
tIO futurorum»163 Los letrados y fanseos están apartados radicalmente de
la verdad
En la mterpretaclón de la Reforma, lo~ letrados y fanseos pueden
convertirse en prototipos de aquellos que conhan en las obras 164 La nue-
va ViSión dogmática les añade a&í una nueva faceta de perdiCión Los fa-
nseos pasan a ser aquí, una vez más, el exponente de aquello que uno no
querría ser, la sombra de la propia eXistencia ideal Este destino les ha to-
cado muchas veces en la histona de la mterpretaClón
171 W J Oehler E Lubahn, Wlr Phansaer Stuttgart 1971, 14, 15,21 26s
172 De epoca antenor solo he encontrado un documento, cf supra, 408, n
112,cf n 110
173 Cf supra, 384, n 13 Los documentos del Oxford Engllsh DlctlOnary XI,
Oxford 21989, 661s muestran bellamente la apanclOn de este uso ImgUlstico en m
gles desde el Siglo XVI
174 Segun W Pfelfer, Etymologlsches Worterbuch des Deutschen II Berhn
21993 1002 Spmoza parece haber mflUldo en la tipl[¡caclOn negativa de los «fan-
seos», para el los «fan~eos» abogaban por un <<judalsmo tradlclOnahsta» (F NJe
wohner, HWP 11 539s)
175 K F W Wander (ed), Deutsches Spnchworter Lexzkon III Darmstadt
1964 1340
176 Segun la leyenda, e~te cafe fue mventado en el Siglo XIX por unos cam
pesmos que pretendlan ocultar al pastor de ~us almas la a[¡clOn que sentian por el
alcohol ¡Pero el nombre del cafe se lo dIO el pastor' Un e~tableClmlento que sirve
este cafe en una Isla de Alemama septentnonal encomia «El Fanseo» en estos ter
En el aspecto teológico, los fariseos tienen asimismo un impor-
tante significado «antitípico» en la época moderna para expresar la
autoconciencia de los cristianos, como en tiempos pasados fueron
el prototipo de lo que uno no quiere ni debe ser. La diferencia res-
pecto al pasado consiste sólo en que la aparición del pensamiento
histórico hizo que este «antitipo» cristiano comenzase a marcar,
para un amplio público lector, la imagen del judaísmo antiguo y
también del contemporáneo: Mt 23 pasó a ser para los cristianos,
sobre todo desde el siglo XIX, una fuente histórica importante so-
bre los fariseos y sobre el judaísmo determinado por ellos 177 . La
imagen negativa del fariseo tiene especial relieve en la teología li-
beral: «Durante la segunda mitad del siglo XIX, los fariseos son...
para los protestantes liberales lo que ellos mismos no desean ser:
católicos, ortodoxos o pietistas»178. Pasaron a ser los exponentes de
una religión superficial que está pendiente de pequeñeces, obser-
vancias y ceremonias, y que impide una religión del corazón, libre,
espontánea y moral, y una relación directa con Dios. Es clásica la
formulación de E. Renan: los fariseos «étaient en général des hom-
mes d'un esprit étroit, donnant beaucoup a l'extérieur, d'une dévo-
tion dédaigneuse, officielle, satisfaite et assurée d' elle meme.
Leurs manieres étaient ridicules»179. J. Wellhausen lo dice en for-
ma más indiferenciada aún: «Los fariseo~ mataron la naturaleza a
mmos: «La receta de 'El Fanseo' es no ahorrar nada en él En una taza sm llenar
del todo ~e colocan dos o tres terrone~ de azúcar, se disuelven removiendo, se aña-
de luego un va~o de buen ron y se cubre todo con una capa muy espesa de nata ba-
tida, para eVitar el olor a ron» P van der Osten-Sacken, al que debo este texto, aña-
de «Cuando yo pregunté una vez a un chef de otro e~tableclmlento.. por qué ese
café ~e llamaba así, contestó con un aplomo ImpreslOnante' '¡Esto bebían siempre
los fanseos 1'» 1Así nacen las Imágenes de los fanseos'
177. De~pués de Lc 18,9-14, Mt 23 es lo más influyente. J Welss, 377 cahfi-
ca el diSCurso sobre los fanseos como «un testlmomo hlstónco de pnmer orden»
que «nos descnbe en forma expresiva e Impre,lOnante la esenCIa de los fanseos»
178 CIta de una carta de Roland Deme~ (Tubmga), que trabaja en un hbro ~o
bre la Imagen de los fariseos en la teología alemana del SIglo XIX, lIbro que cabe
aguardar con expectacIón. Contmúa «Los pletlsta~ compartIeron. en camblO, con
los fanseos una cIerta tendenCIa a cosa" usos y costumbres extenores (el ntualis-
mo los pU'ü de nuevo en línea con lo~ católIcos), lo cual espantó Igualmente a los
protestantes hberales. Estos fenómeno~ de transferenCIa no han Sido aún elabora-
dos ha~ta ahora, que yo sepa, sufICIentemente PIenso que tale~ comparaclOne~ y
referenCIas eran mucho más fuertes aún en sermones, exposlclOne~ populares, pe-
nódlcos ecle'lástlcos, etc que en la hteratura propIamente CientífIca» Agradezco
a R. Demes su~ mdlcaclOnes sobre esto, puntos Importantes.
179 E. Renan, V/e de Jé!>us, Pans 62 1898,183
golpe de preceptos». El «terrorismo» de sus letrados alcanzaba
«hasta el cielo»180. ¡Todo gracias a Mt 23, 13.15.25-28! Por eso tu-
vieron que presentar el judaísmo rabínico, dentro de la historia de
las religiones, como una forma tardía de degeneración de la fe pro-
fético-veterotestamentaria; el antiguo testamento, en efecto, era
parte de la herencia cristiana, incompatible con los antitipos rabíni-
co-fariseos1 81 . Algunas exposiciones científicas sobre los fanseos
ofrecen también en el siglo XX abundantes ejemplos de cómo he-
nen que reflejar los fariseos lo que uno no quiere ser, de cómo son,
en cierto modo, la barrera de protección contra lo que uno rechaza
a nivel teológico 182 . El pensamiento histórico facilitó la transferen-
CIa de unas imágenes negativas, derivadas de Mt 23, a los fariseos
históricos, y de allí al judaísmo actual. Los fariseos fueron conSIde-
rados como «antepasados» del judaísmo actual, por lo que se pudo
combinar sin dificultad el antisemitismo cristiano-burgués propio
de los cristianos liberales con la imagen de los fariseos en Mt 23.
180 J Wellhausen, Die Phansaer und die Sadducaer (1874), relmpr Gottm-
gen '196719,21 En todo caso, el mismo Wellhausen, del que proceden las últimas
Citas, declara que qUIen entiende Simplemente como hlstona la magistral polémi-
ca de Mt 23, donde «la Ira mueve el pmcel» y que sm duda tiene algún apoyo en la
realIdad hlstónca, no lo hace por culpa del nuevo testamento, smo de su «propia
necedad» (Die Phansaer und die Sadducaer. 127)
181 Esta tesIS no la defiende sólo Wellhausen, smo ya Brenz. 698s en su co-
mentano a 23. 15 «Convertunt eum non ad verum IudaJsmum sed ad deprava-
tum Iudalsmum, hoc est, ad Phansalsmum, qUl est duplo pelOr Ethmclsmo»
182 Ofrece ejemplos la recopilación de citas de C Klem. Theologle und An-
tl-Judazsmus, Munchen 1975,71-92 Aunque las cilas aparezcan a veces sacadas
de contexto. proporCiOnan una sene abrumadora de palabras clave que teólogos de
pnmer orden de nuestro Siglo asociaron con la palabra «fanseo» la Idea de mén-
to, la ausenCia de amor, el contraste entre las enseñanzas y las obras, la segregación
de castas, la relIgiosidad técmf¡cada, la autocomplacencla relIgiOsa. la voluntad de
DiOS como estatuto JurídiCO, el precepto como mediO de afirmaCión propia K1em
señala. como compendIO, que «la Imagen de los fanseos y letrados está tomada ca-
,1 exclUSivamente del nuevo testamento» (Theologle und Antl-Judazsmus, 91).
laka), los duros de corazon (COdlgO penal más severo) y arrogantes (orgu-
llo de casta), mIentras los fanseos eran el partido democrata del pue-
blo»183 El hecho de que muchos JUdlOS tiendan hoya Identificarse con los
fanseos tiene aqm una Importante raIZ hIstonca
Resumen
183 Roland Demes, carta del 18 4 1994 a el debo tamblen el sigUiente pasa-
Je de A Gelger, Urschrift und Ubersetzungen der E/bel (1857) Frankfurt 21928,
130 «Los fanseos procedlan de la clUdadama de mentalidad nacIOnalista y reli-
gIOsa, formaban la oposlclon a la anstocraCla», no eran pues, una secta
neralIzando l84 La polémIca de Mateo es, por desgracIa, de muy
buena calIdad lIterana, y por eso fue especIalmente corrOSIva Pe-
ro hay algo que sobrepasa, en el fondo, lo que observamos en otros
textos polémIcos Judíos y cnstIanos al ser Jesús -Juez umversal e
HIJO del hombre que ha de vemr- el que pronuncIa los SIete «ay»,
éstos tIenen un carácter defmItlvo
Hlstóncamente, las denuncIas deben entenderse en el contexto
de su SItuaCIón ongmana La conslderacIOn fmal sobre el cap 23
mostrará que Mateo y su comumdad tIenen que elaborar el trauma
de la separacIón mvoluntana de las smagogas, cuyas «cátedras»
han ocupado los fanseos y letrados Mateo y su comumdad, que se
sabían envIados sobre todo, y qUIzá exclusIvamente (¡10, Ss'), a Is-
rael, están ahora «fuera»185 La exegesls ha mostrado, en fm, que la
exhortacIón a la comumdad, tan Importante en la mterpretaclón
ecleSIal, es todo lo más una nota secundana de unas pocas denun-
CIaS La exhortacIón no es una mtenclón dIrecta del texto Hay de-
nunCIas que no se pueden utIlIzar en sentIdo parenétIco (v 14-
2228-33) Solo el pnnclplü fundamental de que Jesús condena a
los letrados y fanseos por sus hechos, expresa de modo mdIrecto
qué es lo Importante, pOSItIvamente, para la comumdad
Sentido actual
188 Kummel*,38
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A , The Encounter bellieen Phansazc and Chnstlan Judazsm Some Early
Gospel EVldence NT 27 (1985) 105-124
Mas btbltografta** en Mt 23, supra, 380
a) Para la época premacabea, Esd 7 y Eclo 38s son los dos tex-
tos-fuentes más Importantes Nos presentan a dos YQUflfWTELS; de
dIstmto perfIl, pero con rasgos esencIales comunes Esdras apare-
ce estrechamente relaclOnado, como 1El'O o YQuflfluTEUS; €v vo-
WP Múluai"i (Esd [= 2 Esd] 7, 6), con el templo y con el sacerdoclO
Es de noble prosapia y actúa por mandato del rey. El centro de su
actividad es el «estudio» (tLl") de la Ley y la «instrucción» (,~,,)
de Israel en «preceptos y normas» (~~tLl~i pn; Esd 7, 10). Ben Si-
rá, como '~io o YºU~~U1:EÚS;, aparece igualmente relacionado con
el templo, sobre todo con el sumo sacerdote Simón (cf. Eclo 45,6-
26; 50, 1-24). Con todo, él y su casa docente no parecen ya ser par-
te de la institución del templo; quizá había en su tiempo varias es-
cuelas de sabiduría en competencia (cf. 37, 19-26)l. El centro de su
interés es también la torá (38, 34b-39, 1), el signo bajo el que hizo
morada la sabiduría divina en Israel (Eclo 24, 10-12). Pero su ac-
tividad es más amplía que la exposición de la torá: el '~io cultiva
la ;-¡i?~l) (sabiduría; 38, 24; d. 39, 6), y como oficio principal, «li-
bre de ocupaciones» materiales (38, 24). Tiene experiencia y ha
viajado mucho (39, 9-13; 39, 4), se ocupa de la «sabiduría de todos
los antiguos ancianos», de la profecía, de las parábolas y dichos sa-
pienciales (39, 1-3). No cultiva su sabiduría para sí, sino como
Jtm6du, sobre la base de la «Ley de la alianza de Dios» (39, 8). Es
activo en política; le piden consejo para la ~01JA~ del pueblo en la
ExxAY]aLu y en el «sitial del juez» (38, 32s). Su prestigio social es
grande: presta servicio en medio de los poderosos, puede aparecer
ante los príncipes (39, 4), la comunidad se deshace en elogios (39,
10). En Esdras y en Ben Sirá, por tanto, la relación de los letrados
con la torá es decisiva; y junto a ella, la actividad docente, la res-
ponsabilidad política y el alto prestigio social. Aunque están aso-
ciados estrechamente al templo, su autoridad no es sacerdotal; aun-
que continúan la tarea de formulación de los preceptos y normas,
su autoridad no es profética2 .
2 Es muy dlfícll escnblr hoy algo sobre los fanseos, porque el esta-
do del debate es extraordmanamente controvertldo Esto empIeza ya con
el nombre el eqmvalente hebreo o arameo más usual del <1>UQLOULOC:; gne-
go15 es r/Cl'tDi1~ Pero no sabemos con segundad lo que slgmfIca esta
expreslón 16 , m SI fue un autocahfIcatlvo
19 Para Weber~, 407, «el ascenso al poder de los rabmos es un producto del
desarrollo fanseo-cmdadano en el Judaísmo», domInado por una «anstocracla edu-
cativa» Las Ideas de Weber han Sido desarrolladas por Fmkelstem r, espec 73 81
X
(los fanseos como laicos y plebeyos), y por RlVkm*, e~pec 211-295 (la clase sa-
cerdotal es sustitUIda por la clase culta fansea), cada uno con diferente acentuación
20 Josefa, Ant 13,298,400-402, 18, 15
21 Baeck*,51
22 Saldanm~, 281 sltua el lugar SOCIOlógiCO de los fanseos en la «retamer-
class», la clase Intermedia entre los campesInos y obreros y el estamento domInan-
te Lo que Saldanm qUIere slgmfJcar con eso en concreto es tan general y nebuloso
como la perpetua globahzaclOn «el» fanseo Adema" se apoya casI exclUSivamen-
te en el matenal de Josefo y apenas tiene en cuenta las restantes fuentes
23 RIVkill*, 176
24 M Smlth, Palestmzan Judmsm m the Flrst Century, en M Davls (ed ), Is-
rael Its Role m CtvlltzatlOn, New York 1956, 67-81 Sobre Neusner*, cf la blbho-
grafJa
mún, que se hacían en estado de pureza cultual»25, por tanto, como una
«table-fellowshlp sect»26 Su ObjetIvo era, según Neusner, transfenr las
Ideas sacerdotales de pureza a la vIda cotIdIana 27 . En la evolucIón hIStO-
nca se constata, a SU JUICIO, desde el tIempo de Herodes un VIraje de la po-
lítIca a la relIgIOsIdad pnvada y comumtana28 Neusner «despolItIZÓ» de
este modo a los fanseos y reduJo notablemente su ImportanCIa en el SIglo
1 d e y la InflUenCIa que ejerCIeron en la formaCIón del judaísmo rabím-
co Una dIfIcultad de la teSIS de Neuner consIste en que parte del matenal
haláqUIco global de la época tannaíta, y todo lo que resultaba entonces an-
tIgUO, lo calIfIca SIn más como farIseo Sus crítICOS han señalado que es-
te presupuesto es, en realIdad, un reSIduo del vIeJo consenso, según el
cual lo rabímco COInCIdía con lo fanseo Estos cntlcos admIten que la re-
lIgIOSIdad reconstruIda por Neusner eXistIó SIn duda en el Siglo 1, pero
conSIderan muy dudoso que fuese la relIgIOSidad de los fanseos 29
E P Sanders'" emprendIó un nuevo Intento, valIoso en muchos pun-
tos, para IdentIfIcar a los fanseos Entre el consenso claslco, que VIO en
ellos, antes y después del año 70, la fuerza domInante del judaísmo, y su
margInalIZaCIÓn en Neusner como «secta de comensales» relativamente
InSlgmflcante y apolítIca, Sanders trata de segUIr una vía medIa Los farI-
seos eran, a su JUICIO, el grupo más Importante entre los jUdIOS pIadosos,
pero no eran SImplemente los que, dIrecta o IndIrectamente, determmaban
toda la VIda relIgIOsa, como suelen suponer los defensores del consenso
clásIC030 Pone de relIeve su arraIgo en la práctIca y en las creenCIas del
«common Judalsm», y los conSIdera sustanCIalmente como representantes
de ese judaIsmo, pladosm y fIeles a la Ley Su Interés espeCIal por las le-
yes ntuales lo ve sólo en algunos puntos concretos La dIfIcultad en este
cuadro conSIste en que caSI no se entIende ya cómo los fanseos eran con-
SIderados como una alQEOLe; especzal que desató enérgIcas protestas en
otros grupos Judíos, como los esemos o los segUIdores de Jesús
l. Los textos de Qumrán atacan a los renegados que «buscan las co-
sas superfICIales» y les gustan los «engaños» y las «fIsuras» 15 La Identl-
fIcaclón de estos adversanos con los fanseos es certIfIcada por 4QpNah 36 •
Sabemos por este texto, entre otras cosas, que los fanseos tlenen una
«asamblea» y ejercen una notable mfluencla con su «conseJo» entre los
«~enclllos de Efraín» (4QpNah 3, 4-9). La difIcultad en la mterpretaclón
de los textos no resIde sólo en que proceden de dIversos tIempos y se re-
fIeren a dIversos sucesos, smo sobre todo en que dan por supuesto que los
lectores conocen de qué están hablando, por lo que casI nos vemos obh-
gados a mterpretarlos con ayuda de otras fuentes.
31 Hablo aquí sólo de fuente~ sobre los fanseos, y deJO de lado el arduo pro-
blema de aquellos texto,-fuentes Judíos que no menCIOnan a los fanseos y podnan
proceder de círculos fanseos A mI JUICIO, habría que pensar aquí lo pnmero, tra-
tándose de fuentes prerrabmlcas, en los Salmos de Salomón
32 SeU 2, 119-166,Ant 13,171-173,18,11-22
33 Textos Importantes de fuentes de los grupos 2) y 4) son de fácIl acceso en
Schurer- Verme~, Hzstorla II (vol 1I), 497-524, los texto~ rabímco~, además, en
BIlI IV, 334-352, los textos de Josefo, en Schafer*, 133-165
34 Neusner'" (Phansaer), 58
15 Son texto~ Importantes CD 1, 12-2, 1,4,19-21,8,1-21, lQH 2, 14s 29-
34, IQpHab 2, 1-4,5,8-12. 10,9-13, 4QpNah 2, 2-3, 8, IQpMlq
36 4QpNah 1, 1-2,9 sugIere el penodo entre Alejandro Janneo y la conqUIs-
ta de Jermalén por Pompeyo
2 Josefa, en sus «mformes de grupo», descnbe a los fanseos, por una
parte, como una venerable escuela de fllosofla, y por otra como una agru-
pacIOn pohtIca mfluyente, sobre todo hasta el tIempo de Herodes, y luego
de nuevo en la msurrecClón Judla Sus mformes sobre ellos, que sIguen a
Nlcolas de Damasco, son a menudo muy negatIvos Se dIscute en espe
Clal 1) Como hay que enJUICiar las diferencias entre la Guerra ludza y las
Antlqultates, escntas con postenondad 37 Las dIferencias me parecen muy
relatIvas, algunos extremos se exphcan ya por el hecho de que Josefa no
puede mformar en AntlqUltates sobre la guerra Judla y sobre el papel de
los fanseos en ella, mientras en BeUum solo da una escueta panoramlca
sobre la epoca de los macabeos Ademas, Josefa encubre en BeUum la afl
mdad de algunos farIseos con los celotas mas que en las pastenores Antl
qultates (cf por ejemplo BeU 2,626631 con Vlt 189-198, BeU 2, 118
con Ant 18, 23), en el segundo escnto subraya, en cambIO, su populandad
(Ant 13,288298, 18, 15 17)38 Se dIscute 2) como presenta Josefa su pro-
pIa actItud ante los fanseos La mayona lo considera un fanseo, pero yo
opmo con Mason*39 que no era fanseo, smo que despues de sus «penados
de formacIOn» en los diversos grupos, abrazo su modo de vida y ~e onen
to hacia ellos en la conducta pohtlco-rehgIOsa personal (Va 12) No fue
un asceta m llego a ser miembro de la orden esema, smo que VIVIO en Je
rusalen con arreglo al Ideal rehgIOso, mas abierto, de los fanseos SI Jase
fa no fue fanseo, se entIende mejor que pueda Juzgar muy cntIcamente la
actIvIdad pohtIca de los fanseos baJO Alejandra Salome y baJO Herodes 40 ,
y que como comandante en Gahlea, hubiera estado a punto de ser desti-
tUIdo a ralZ de una mtnga comun de los fanseos Jerosohmltanos y Juan de
Glscala (Vlt 189-198) Pero, sobre todo, apenas sena exphcable que Jo-
sefa, en sus «mformes de grupo», se ocupase de los fariseos -que eran los
JtQúl'tr¡ alQEmc; (BeU 2, 162)- con mucha mas brevedad que de los ese
mas, haCia los que parece sentIr ~Impatla Informa muy parcamente ~obre
tela de M Smlth* Neusner supone que la~ AnllqullaleS ofrecen en parte una Ima
gen nueva de los fanseos Jo~efo Illtenta aqUl hacer ver a los romano~ que los fan
~eos tnunfante~ son verdaderos exponentes del pueblo JudlO
38 ¿Se relacIOna esto con el hecho de que lo~ fanseos se hablan Impuesto ya
como la agrupaclOn mas Illfluyente durante el tiempo de redacclOn de Anl (des
pues del 90)?
39 Cf espec 325 341
40 Se aprovecharon de la debilIdad de unas mUjeres y ~e vengaron de los no
bIes con IllJusta dureza (Ant ]) 405-415 BeU 1 110 1]) [Alejandra Salome]
Ant 17 41 44 [Herodes]) Jo~efo adopta qUlza aqUlla~ valoraCIOnes de Nlcola~ de
Damasco pero eso presupone que estaba conforme fundamentalmente con ellas
Por lo demas el tiempo de Alejandra Salome es enJUICiado por la tradlclOn rabllll
ca (¡de SIgno fanseo') muy pOSitivamente, cf Meyer*, 25, 15ss El JUICIO de Jose-
fo sobre ella es muy ambIguo
sus creencIas rehglOsas No dice nada en absoluto de su actitud ante las
cuestIOnes ntuales A pesar de unas tendenCias que saltan a la vista, las re-
señas de Josefa sobre los fariseos tienen, a mi JUICIO, un alto valor
3 Es eVidente que las notiCiaS del nuevo testamento, sobre todo de
los evangelios, son tendenCIOsas y aparecen marcadas Igualmente por
unas determmadas expenenClas Los fanseos son los peor parados en los
evangelIOs de Mateo y de Juan En ambos son ellos los representantes
pnnclpales del Judalsmo que tomó postura contra Jesús y maqumo su con-
dena4! Los dos evangelios atnbuyen a los fanseos -sm apoyo alguno en
la reahdad hlstónca- haber partiCipado también en el ajusticIamiento de
Jesús 42 Lo más matizado ~e encuentra en las tradiCIOnes de Lucas, el
evangelista que mencIOna vanas veces a fanseos «pOSItlvOS»43, pero tam-
bien él hace de los fariseos en general unos tipOS demaSiado negatlvos 44 •
En cuanto al contemdo, sobresale en el nuevo testamento elmterés de los
fariseos parla pureza (Mc 2, 15-17 par, 7, 1-23 par, Q 11, 39-41 44 par ),
por la observancia exacta del sábado (Mc 2, 23-3, 6 par, Jn 9) y por el
precepto de los diezmos (Q 11, 42 par) Pero, Junto a eso, la disputa con
los fariseos aborda otras cuestIOnes, como el divorcIO (Mc 10, I 12 par),
la relación con el Estado (Mc 12, 13-17 par) o el mandamiento pnnCIpal
(Mt 22, 34-40) En estos puntos de controversia hay siempre paralelos ra-
bímcos, pero casI nunca podemos saber con segundad ~I esos textos re-
fleJan de verdad la actitud de los fanseos antes del 70 d C
4 Lo más difícIl de Juzgar son los textos rabmlws (,Cuáles deben
utIhzarse, cuáles no? SI partimos de las personas, sólo sabemos con cer-
teza que algunos rabmos -Importantes, eso sÍ- eran fariseos Pohon «(,Ab-
tahón?), Gamahel 1, Simón ben GamalIel, GamahellI y, qUlza, Judas el
45 Pohon (y SemaJa) Josefa, Ant 15, 370, Gamahel I Hech 5, 34, Slmon
ben Gamahel 11 Josefa, VIt 191, sobre Gamahel 11, cf JeremJas*, 270 Sobre el
ooq:ll01:r¡C; Judas de Gahlea, cf Josefa, Bell 2, 117, Ant 18,23 Sobre Yohanan ben
Zakka!, cf supra, n 8 Mas nombres en Jeremlas*, 269ss
46 Por ejemplo, TBer 3, 25 = Bill IV, 209 YSot 3, 4 = Bill IV, 336 La expre
slOn puede deSignar en general a un «disidente» o a un «asceta» (Meyer* [<I>UQL
ouToC;], 13, 11 ss) Stemberger*, 42-46 no refiere ca~1 mnguno de los textos CI'tl)"El
a los fanseos
47 Stemberger*,95 también aSOCiaCIOnes benef¡cas y de ~epeho son m,,:m,
cí Bill IV, 607-610 Es Importante en esta cuestlon saber q los textos del tratado
Urna¡ que hablan de los diezmos pueden aphcarse a los fanseos (Dema! 2, 2s, 6, 6)
48 Cf el resultado «en gran parte negatlvo» de Schafer*, 170
49 Cf supra, n 37
C) TesIs fundamentales De estas reflexIOnes denvan, a mI JUI-
CIO, los SIgUIentes supuestos baslcos
1 Los fan~eos son, antes del año 70 de, el grupo ludIO mas
Importante Los mformes de Josefa, especIalmente en Antlqultates,
en el sentldo de que los fan~eos ejerClan una gran Illfluencla en to
do el puebl0 50 , son confIrmados para el pnmer SIglo precnstlano
por 4QpNah, y para el pnmer SIglo poscnstlano por los evangelIos
de Mateo y de Juan Los fanseos no son, por tanto, presumIble-
mente, como parece suponer Neusner entre otros, uno de tantos
grupos jUdIOS, pero tampoco el grupo que controlaba totalmente la
relIgIOsIdad judía, smo probablemente aquel grupo, entre vanos,
que -al menos en el entorno de Jerusalen- más mfluyo en la vIda
relIgIOsa del puebl0 5! Que en la tradlcIOn de los evangelIos alcan-
zase tanta ImportancIa el debate con los fanseos tlene aqUI su ra-
zon de ser, y no pnmanamente en las posIbles controverSIas con
los fanseos cnstlanos dentro de las comunIdades'2
2 El concepto soclOrrellglOso de secta no debe aplicarse a los
fanseos Josefa conSIdera a los fanseos como una escuela ftlosoft-
ca y como un grupo, los Hechos de los apostales, como una alQE-
CHi;53 SI son calIftcados como secta, pertenecen a un tlpO de secta
«reformlsta»54 no son nI explíCItamente elItIstas nI explIcltamente
perfeCCIOnIstas, y no se enCIerran en SI mIsmos frente al resto del
pueblo, smo que acceden a el Su Ideal de pureza no es maxlmalIs-
Análisis
4 Esta tesIs era antes algo IndIscutIdo El «nuevo consenso», en sentIdo con
trano, surgIó por obra de Steck, Israel, 29s, que entendiO por arWm;OAOL a los
t:I'n1StLl = profetas JudiOs (Israel, 223), porque supoma, SIn razon, que Lc había h
mItado el «enviO» de los profetas y mensajeros por la Sablduna a la epoca vetero
te~tamentana (menciOnada sólo en la frase fInal)
5 ExcepciOnes Legasse 244s, RInlker*, 497 como poslblhdad
X
,
10 Cf supra, 193s
11 Después de Steck, Israel, 51 s , por ejemplo Chnst*, 121, Luhrmann, Re-
daktlOn, 46, Sato, Q, 152, Rmlker u , 498, Gm1ka 11 (vol 11),297, cf Jacob;,on,
Gospel,176
12 Schurmann, Lk I1!1 (vol III),327 Sugiere considerar un añadido sewn
darlO el XaL, rara vez señalado «Por eso diJo tambIén la sablduna de DIO~»
13 No ~olo el dicho amenazador, smo tamblen la Idea de envIO en ellmpro-
peno es puramente profetIca Cf por ejemplo Jer 7, 25, 25, 4, Jub 1, 12 E~ ~a
plenclal que la Sablduna «clame» (por ejemplo en Prov 1, 20 27, 8, 1, OdSal 33,
5) o entre en las almas de los profetas (cf Sab 7,27, Eclo 24, 33)
14 La mve'tIgaClOn del pasado admltIa a menudo la hipóteSIs de la cita de un
escnto JUdlO, aSI Strauss*, 90, Harnack, Spruche, 72, Bultmann, HIstOria, 172s
Tamblen Steck, Israel, 222 227, postula un fragmento de tradlclOn paleoJudla El
uso de AEYW en aonsto o en perfecto para las citas es normal (Bauer, Wb 6 s v Elnov
4), pero generalmente en voz pasiva
15 Rlmker~*, 500, n 327 señala el gemtlvo partItIvo con i~ como comple-
mento, el anuncIO de JUICIO como oraclOn fma1 (cf Mlq 6, 16), EX~rJ1;Elv 1:0 alrW
ano, y OlXO~ por templo
slgmfJcado, en Q 11, 50fin.5!. Sobre a), yo estimo que el v. 51 b es un
añadido secundario al dicho sapienCial; hay cambio de locutor; el Jesús
exaltado confirma ahora con su peculiar (vaL) AEYW 'Útt1v lo que diJo la Sa-
biduría; sobre b), no creo que la concreción del v. 51 a (<<desde la sangre
de Abel hasta...») sea secundaria: «El que formuló ano xata~oAí'íc; xóo-
ttOU, quizá tenía ya en la mente el ejemplo de Abel»16. Es posible, todo lo
más, que en el v. 50 fuese agregado arro tí'íc; yrvEac; taútr¡c; Juntamen~
con el v. 51b 17 . Entonces el añadido habría aplicado el dicho sapiencial,
«esta generación». La frase del JUiCiO fue potenciada a la vez con las re-
peticiones surgidas entre los v. 50 y 51 b. En el contexto de Q cabe supo-
ner que estuviera presente el pensamiento del JUiCIO finaP8.
Explicación
20 Sand*, 176 179 pretende IdentIfIcar a los «sabIOS» con los «Justos» de 10,
41, a mI JUiCIO sm razones convmcentes
21 Suggs, WIsdom, 13 29,63-97 (cIta Ibld, 100), Deutsch*, paS~lm, espec
41, Burnett*, 51 56, cf Schwelzer, 291s, Gmlka n (vol 11),300
22 Cf vol n, 257 y 294
23 Yo comparto, pues, baslcamente el esceptIcIsmo de M D Johnson, Re-
flectlOns on a Wlsdom Approach to Matthew's ChYlstology CBQ 36 (1974) 4464,
Y no lfla tan leJOS como Pregeant* en su bello artIculo, escnto desde el punto de
VIsta de los lectores, cuando afIrma que el texto mateano no excluye la lectura des-
de una cnstologla sapIencIal
a los letrados y fariseos. El horizonte comienza, pues, a dilatarse;
los v. 36.38s no sólo anunciarán el juicio a los fariseos y letrados,
sino a todo Israel. El recuento de las tremendas experiencias de los
mensajeros en Israel está en la memoria de la tradición ,cleuterono-
mística sobre el asesinato de los profetas (cf. 21, 34-39 Y22, 3-6). \
Esa memoria asume los anuncios de Jesús en 10, 17 Y 10, 23 Y
evoca asimismo la pasión de Jesús, cuya suerte comparten los dis-
cípulos (la, 24s): también él fue flagelado y crucificado (20, 19).
Mateo se sobrepasa en este punto: las sinagogas judías castigaban
a sus miembros por transgresiones de la Ley con la sanción bíblica
de los 39 azotes 24 • Los judíos fueron responsables de la muerte de
cristianos en muy contados casos 25 ; y los letrados y fariseos, en
ningún caso que se haya demostrado hasta ahora26 • Pudo haber per-
secuciones de ciudad en ciudad, sobre todo cuando la guerra judía
estaba cerca, como puede ilustrar la leyenda de la sahda de la co-
munidad primitiva hacia Pella (Eusebio, Híst. Ecc!. III, 5, 3). Pero
nunca ocurrió quizá que cristianos de Judea fueran crucificados, ya
que la crucifixión era un castigo romano que los judíos ni querían
ni podían imponer27 • Parece que las persecuciones no afectaron
nunca a todos los miembros de la comunidad, sino sobre todo a los
radicales itinerantes en su labor misionera28 • No es, pues, un cua-
dro real, sino un cuadro parcialmente 29 axiomático el que pinta
aquí Mateo. Esos crímenes fueron atribuidos a los letrados y fari-
seos porque ellos eran, en el presente, los enemigos de Jesús y de
la comunidad. Este proceder es comprensible psicológicamente ,0:
¿quién puede condenar los contraataques verbales de personas que
solvlO con eleganCIa Cam no era padre de los JudlOs «natura», smo «lmltatlOne»
(Maldonado 465, cf LapIde, 430, Calvmo Il, 245 [los JudlOs y Cam son «panen
tes en la ImpIedad»]) Desde TertulIano, Adv Judaeos 5 (CSEL Tert Il, 266s), y
Agustm Contra Faustum, 12,9 (CSELAug VIIl, 337), Abel es tipo de los cnstla
nos, Cam, de lo~ JUdlO'
35 Ya no se contempla la te'ls, dIfundIda en el pasado, de que el perwnaJe de
referenCIa es Zacanas, el padre de Juan Bautista El ProtevangellO de Santzago, 23
= Schneemelcher JI 348 (,egunda mItad de sIglo) descnbe su asesmato con los ca
lore, de 2 Cron 24, 20 22 Ongenes, Ser 25 = GCS Ong XI, 42 conoce una tradl-
tlO al respecto que se transmIte luego a menudo Zacanas fue a~esmado en el tem-
plo por haber defendIdo la vlrgmldad de Mana
36 BaJO la mfluenCla de Jerommo, 220, Zacanas ben Yoyada es el ma~ repre
sentado en la tradlclOn ecleSIal Segun Jerommo 220 el EvangelIo de los nazarenos
enmendo el nombre del padre y leyo «hIJo de Yoyada», «fJllUm JOJadae»
37 En el amblto de Josefa, Ant 9, 168~ no se hace aun referencIa a las leyen
das po~tenores sobre Zacanas Va Proph 23, 2 habla de sIgnos que ocurren en el
templo despues de ~u muerte EXI~te la leyenda, presumIblemente desde el sIglo Il,
sobre la mancha de sangre que no cesa de bullIr en el suelo petreo del templo le
yenda msplrada en Ez 24, 7, cf Gmzberg, Legends IV, ,04, VI, 396s
38 ZwmglIo, 376, cf Bullmger 207B, Jansemo, 224
39 El enfasls tuvo do~ causas 1) Los defensore~ de esta mterpretaclOn obser-
vaban en los adver,anos el temor a un vatlClnlUm ex eventu -¡Zacanas Ben Barels
muna unos 35 años despues de Jesus L y ademas aSI eVItaban un dIcho de Jesus
«mautentlco» (por ejemplo, en Wel1hausen, 120s) 2) El a~erto de que el asesmato
de Zacana~ fue el ultimo asesmato de profetas parecla mas claro &1 se hablaba de
un suceso del año 66 d C , y no de un suceso que habla temdo lugar ya haCIa el ~I
glo IX aC
40 Contra la hlpotesls de Zacana~ Banes cabe objetar 1) Tampoco aqUJ es
correcto el nombre del padre 2) Este Zacana~ no fue sacerdote y por eso tampo
pre la tradición judía, al menos desde las guerras judías, porque le pareció
lllconceblble41 tal cnmen en medIO del templo, en el lugar santísimo, que
además era lugar de aSIl0 42 • Hay dlversa~ razones que recomIendan a este
Zacarías: 1) Al relato de 2 Crón 24, 20-22 precede en el v 19 una frase so-
bre el envío de profetas. 2) En el v. 22, el Zacarías monbundo pide expre-
samente a DlOS el castlgo del cnmen, lo que cuadra muy ben a Gén 4,
1041 3) En las V¡tae Prophetarum y en la tradición judía postenor, Zaca-
rías es califIcado como profeta44 4) Ya según las Vitae Prophetarum, pe-
ro también según la tradición rabílllca postenor, el sacerdote Zacarías fue
muerto en el atno de los sacerdotes, cerca del altar4'. 5 Que el dIcho sa-
pIenCIal Q 11, 49-51 confundiera al padre de este Zacarías con el del co-
nOCIdo profeta escritor, no tlene nada de extraño: aparecen tambIén en
textos judíos confUSIOnes de los diversos Zacarías, una vez mcluso en una
tradiCión atnbUlda al célebre AqUlba46 .
51 Jerommo 220s
52 Anselmo de Laon 1448 (<<corpu~ Dlaboh»), cf Lutero (WA 40, vol III)
528 (<<los tIranos y ase~InOS de 1m cnstIanos son tamblen mIembros de un ~olo
cuerpo») en el fondo, tamblen CalvIno Il 245 (todo el pueblo partICIpa en la «sa
ña Implacable» de los aseSInOS de profetas)
53 ASI por ejemplo, Ma1donado 466 cf ya Tomas de AqUInO (Lectura), n o
1896 (la «genelatlO» que dlO muerte a Cn~to se merece la «plemtudo malorum»)
54 Tomas de AqUInO STh 1 q 19, art 11 ~
55 Valdes, 413415
56 H Heppe-E Blzer, Reformlerte Dogmatlk NeukIrchen-V1uyn 1935, 50s,
7377
con la voluntad de DIOS revelada en la palabra -dIce Calvmo- que Israel
se ,alve, pero «nuestro entendImIento no puede penetrar en la profundI-
dad de una eleccIOn oculta»57 Mas provechosos que tales dlstmcIOnes te
ancas son, a mI JUICIO, los pnnclpIOs que establecen la Imposlblhdad de
que el ,er humano, que lo debe todo a DIOs, pueda pedIrle cuentas con
preguntas madecuadas «SI DIOS tIene el poder de salvar y perder, ¿qUien
le fuerza a condenar a algUIen contra SU voluntad SI El no lo qUiere?» ASI
hace hablar el Opus lmpeifectum a un mterrogador mdlscreto, y le da una
tajante respuesta «1 Tu, que no qUieres la ml~encordla de DIOs' »58 Lute-
ro contesta al que pregunta por que DIOS hace e,o «Quendo ¡deJate del
'quare', o acabaras descalabrado' Adan no se conformo con tener todos
los arboles del paralso, y el diablo le revelo la voluntad arcana de DIOS,
pregunto 'Quare?'» El «Quare Deus SIC?» hay que dejarlo, porque «el
me dIO a su HIJO, ah! tienes bastante que estudlar»59
57 II 249
58 46 = 895
59 (WA 40 vol III),5435
60 Cf supra, 4735
37 «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas yape-
drea a los que le! son enviados:
Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como el ave reú-
ne a sus crías bajo las alas, pero no habéis querido!
38 Pues bien, ¡vuestra casa se os quedará desierta 2 !
39 Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que di·
gáis: '¡Bendito el que viene en nombre del Señor!'».
Análisis
8 Cf supra,4l3s
9 TambIén en Lc se refIere 13 35 a la parusla
10 Q 13, 23s = 7, l3s Q 13 25-27 = 7, 22s, Q 13, 28s = 8, lis, Q 13, 34s =
23,3739
11 Klostermann, 191 como pOSIbIlIdad, Kloppenborg, FormatlOn (vol 11),
228, cf Harnack, Spruche, 119, Hoffmann, Studlen, 177, Gmlka 11 (vol 11),307
Un argumento en favor de esta tesIs es el texto de los LXX de la cIta de Sal 117, 26,
pero no es concluyente, porque cada traductor o elaborador puede haber adaptado
el texto de los LXX
a) La locutora de Q 13, 34s es, según la pnmera hIpótesIs, la 5abldu.
na dIVma Ella evoca y lamenta la hIstona de Israel, reprocha a Israel, re.
presentado por Jeru~alén, su desobedIencIa permanente, y le anunCIa el
JUlClO Para muchos defensores de esta hIpotesIs, Q 13, 34s es un dIcho
]udío 12 La SabIduría, que hasta ahora moraba en IsraeJl3, lo va a abando-
nar Nuestro dIcho expresaría así, en forma de Impropeno contra Jerusa·
lén, el mIto cláSICO del descenso de la Sabiduría y su regreso desde un
mundo en el que no encontró mnguna audIencIa 14 Un flanco débIl de es-
ta hIpótesIs e~ que apenas hace comprensIble el texto Q 13, 35b Que Je-
rusalen «no vaya a ver más» la figura InVISIble de la SabIduría puede pa-
sar como expreSIón metafónca, pero (,qué decIr del fInal, que habla de un
retorno de la Sabiduría? No eXIste tal retorno en el Judaí~mo Habrá que
exclUIr, por tanto, Q 13, 35b como secundano, o aplIcarlo al HIJO del
hombre Pero el «yo» de Q 13, 34b y el de Q 13, 35b son el mIsmo Ade-
más, Q 13, 35b es un dIcho formulado en lenguaje típIcamente de Jesus,
que haría pensar de InmedIato a los oyente~ en Jesús 15 TambIén en Q 13,
34-35a hay razones Importantes que hablan contra un dicho sapIenCial El
símIl de la proteCCIón baJO las alas nunca va refendo en la tradICIón Judía
a la SabIduría 16 , pero sí es un símIl cornente para expresar la proteCCIón
de DlOS, que más tarde fue transfendo en textos Judíos a la sekmá 17
«Vuestra casa se os quedara desIerta» es un dIcho sobre DIOS en la tradI-
CIón bíblIca y JudIa él, no la sabIduría, abandonará el templo'8 DlOS, no
19 Cf supra,477s
20 Cf supra, n 12
21 Cf supra, 479s
22 ASI por ejemplo W Kumme1, Verhelssung und Eifullung, '1956 (AThANT
6),73-75, Garland**, 205, Gundry, 473, D Aune, Prophecy In Early Chnstwmty,
Grand Rapld, 1983, 175, Rlmker**, 485-490
23 En este caso es probable que el dIcho solo fue,e dmpdo a Jerusalén, pues
to que Jesús no fue rechazado de e,e modo en GalIlea
24 E,ta acu,aClOn en Lc 13, 34b no reqUIere nmgun locutor suprahlstonco,
como ,ue1en afIrmar lo, defensores de la tesIs ,apIencla1 no se refIere a toda la hl,-
tona
25 La comumdad pnmltIva de lo, ongenes habna trastocado entonces, con su
mterpretaclOn de la muerte de Je,us como muerte eXplatona, la mterpretaClón que
hace de la mIsma un lag IOn atnbUlble a Jesús Q 13, 35 SI Jesus hubIera entendI-
do su muerte como muerte expIatona, no sena compatIble con Q 13,35
26 SI rechazo esa teSIS, por tanto, no e, porque yo megue que Jesús se Iden-
tIfIque con el HIJO del hombre, o que Jesus conozca su muerte futura mcluso con-
'lIdero ambas cosas como probables hlstóncamente
c) SI suponemos que la genesIs de este anuncIo de desgracias está en
la comunzdad, el locutor podna ser un profeta Itmerante de la comumdad
Q, que habla en nombre del Señor exaltado 27 Tras los Illtentos frustrados
de anunCIar en Jerusalen el remo de DIOs en nombre de Jesus, ese profeta,
a tenor del mandato de Jesus, sacude qUlzá a las puertas de la cIUdad el
polvo de sus pIes y le anunCIa el JUlCIO (Q 10, 10-12) El yo del locutor es
el yo del Señor exaltado que sale al encuentro de los hombres en figura de
sus profetas (Q 10, 16, cf Mt 10,40-42, 25, 31-46) Iloomw; ~{}IJ.Y]oa
se refiere a los muchos esfuerzos mISIOneros que el Señor realIzo por me-
dIO de sus profetas oi! flY] flE tDY]'tE se refiere a la salIda de la CIUdad del
profeta, que representa al Exaltado La salutacIón en Q 13, 35b con las pa-
labras de Sal 118 vale para el HIJo del hombre en su parusía En esta m-
terpretaclOn se entIende aun mejor por qué no se habla de la muerte y ele-
vación del locutor, y por qué la IdentIdad entre aquel que ahora se va y el
HIJO del hombre vemdero es sólo mdIrecta28 Su dificultad consiste, a mI
JUICIO, en que el yo del profeta locutor y el yo del Señor que habla me-
dIante él se confunden Pero este es tambIén el caso en otros logra de Q,
donde profetas del cnstlamsmo pnmItIVO adoptan el «yo» del Señor exal
tad0 29 Este tercer modelo hermeneutlco ofrece, a mi JUICIO, las menores
dificultades
Hay vanos mdlcIOs que hacen presumIr que el dicho fuese formulado
ongmanamente en lengua hebrea o aramea 3ü Es una conjetura atrayente
que el dicho proceda del ultimo penado de mlSIOn de los mensajeros de
Jesus en Jerusalen, tiempo de alta tensIOn cuando, antes del estallIdo de la
guerra Judla, también otros profetas anunciaron que DIOS abandonaba el
templ031 Podría relacIOnarse entonces, como Q 11,49-51 y como el «pe-
queño apocalIpsIs» que hay detras de Mc 13 32 , con la salIda de Jerusalen
de los segUldores de Jesus, que nos reseña la tradIcIOn eclesial Pero esto
no tiene por que ser necesanamente aSI, elloglOn puede ser más antiguo
27 ASI por ejemplo M E Bonng, Saymgs afthe Rlsen Jesus, 1982 (MSSNTS
46),171-173 Sato Q (vol JI) 159s, MIller***, 238s
28 Rlmker**, 487s echa de menos una mterpretaclOn explIcita de la muerte
de Jesus que cabJa esperar en un lag IOn po~pascual ¡Pero SI una mterpretacJOn so
tenologIca de la muerte de Jesus no aparece por nmgun lado en Q'
29 Cf Q 6, 22s, 10, 13 15 YespeCIalmente 10,16
30 Son semltlcos el vocativo, con contmuaClOn en tercera persona (cf, por
ejemplo Neh 1,5, h 47,8 54 1 MIq 1 2 Wellhausen, 115), vocatIvo con duplI
cado (cf ls 29, 1, BIll 1,943 Bl Debr Rehkopf § 493, 2), ov tQoJtov (ldlOmatlco
en los LXX por '¡¡¡~:l) Ademas la presenCIa umca en Mt de IEQouoaAllf1 y el
paSSlvum dlVlnum aq>LEtal ElloglOn parece estar tradUCIdo muy lIteralmente de las
lenguas semltIcas
31 Tal es la tesIs de Steck, Israel, 237-239, el postula, en todo caso, un dIcho
sapIenCIal profetlco Sobre los documentos, cf mfra, 494s
32 Cf mira, 530
Explicación j'
48. Lo ml~mo atestIgua TáCIto, Hlst. 5, 13 Ideas afInes Josefo, Bell. 2,539;
5, 19.412,6, 127; Ant. 20, 166. En Bell. 6,300-309 SIgue luego la reseña ~obre el
profeta de desgraCIas, Jesús ben Ananías, que durante vanos años vatiCInó la ruIna
del templo
49. TnllIng, Israel, 86, habla de una «pared de separacIón frente al pasado»
que se marca medIante an' UQl:L Es slgmficatlvo que an' uQl:L no Introduzca en
mnguno de lo~ tres pasaJe~ algo así como el tiempo de la IgleSIa, SInO que lance
SIempre el puente entre el tiempo de Jesús y el reInO de DIOS o la parusía.
50 Marguerat, Jugement, 371, y Garland*, 203 señalan la relaCIón entre 1m v
37-39 y la cnstología del Enmanuel
Si. ef. acerca de ó ¡'QXÓf-lEVO~, vol. 1, 208s (sobre 3, 11), vol. n, 230s (sobre
11,3).
52. H.-J. Kraus, Los Salmos n, Salamanca 1995,594
53. Sobre eso y una eventual InterpretacIón mesIámca de Sal 118, 26 en elJu-
daísmo, cf. supra, 248 con n 63.
Cnsto de la parusía, parecen tener un tono POSItIVO. ¿Se sIgnifIca,
por tanto, que el tIempo de la mcreenCla de Israel será lImItado y el
JUiCIO sobre Israel, que comIenza con la marcha de Jesús y la salI-
da de DIOS del templo, será tambIén un JUiCIO lImItado temporal-
mente? Hay tres tlpOS de mterpretacIón de este dIfícIl versículo, to-
dos ellos ya representados en la mterpretacIón ecleSIal.
Los dos ejemplos trazan unas líneas que no denvan del texto de
Mt 23, 37-39, dIcen más de lo que el texto dIce, pero el problema
es que no dIcen nada que a la luz de Mt 23,37-39 esté prohIbIdo
decIr El texto bíbhco que no prohíbe una teología del JUICIO sobre
Israel tan poco poco propIa de Jesús, smo que la poslbIhta en CIer-
to modo, está pIdIendo un debate teológIco radIcal Ese debate se
hará efectIvo en la consIderacIón smtetlzadora de este capítulo
BlbllOgrafza Dupont, J , Il n'en sera pas lalsse plerre sur plerre (Me 13,
2, Le 19,44), en Id, Etudes 1 (vol II),434-455
Análisis
66 Brenz, 707
1 Sobre los problemas de su hlstona genetlca, cf Dupont* Nada ImpIde
consIderar la frase de Mc 13,2 transmitIda en muchas vanantes (cf Mc 14 58 15
sustanCial se remonta presumIblemente a un dIcho auténtIco de Jesús, en-
laza vagamente con la mtroduccIOn (v l-2a) El fragmento ~e basa en Mc
13, ls Las modIfIcacIOnes son caSI todas mateanas en ellenguaje 2 El sor-
prendente mlnor agreement al fmal de Mc 13,2 par es muy dificIl de ex-
plIcar3
Explicación
2 Cf supra, 412s
39) El conjunto es una mnovaClón lIterana msplfada en un géne-
ro bíblIco, y el resultado, una obra maestra El Impropeno cobra
extraordmano vIgor con las sIete vanaCIOnes de la denuncIa, y el
anuncIO del JUICIO se hace msoslayable con la duplIcacIón
7 ¿CabrIa entender el arduo pasaje (10, 23) en el sentIdo de que Mt sabe que
tamblen en su tIempo hay mlSlOn en Israel, pero eso no le da mnguna esperanza,
porque lo, mensajeros de Jesus siguen Siendo persegUidos en las CIUdades de Is-
rael? Sirva para matizar y amplIar lo dicho en vol n, 163s
8 Esto es valido especialmente para los v 15-22 27 39
que ellos están llamados a producir fruto (13, 23; cf. 37-50). Saben
que la ~aOlAda ha sido arrebatada a los dirigentes de Israel, pero
que sólo será dada a aquellos que produzcan frutos (21, 43; cf. 22,
11-14). Están preparados para ser lo contrario de Israel y a pregun-
tarse, de rechazo, por los frutos que deben producir. Están prepara-
dos para sacar consecuencias parenéticas de las denuncias. Pueden
hacerlo concretamente en el v. 13 9 y en los v. 23-26 1°. La palabra
clave «hipócrita» ejerce también indirectamente una función pare-
nética y les recuerda la importancia de que sus obras respondan a la
enseñanza de Jesús. Tales potencialidades parenéticas, Implícitas
en algunas partes del discurso, no modifican, sin embargo, el hecho
de que el discurso en su conjunto no pretende ser una parénesis, si-
no un dISCurSO de acusación y condena. Una visión teológica del
discurso que lo empareje al sermón de la montaña y subraye en pri-
mer plano los aspectos parenéticos 11 olvida su objetivo principal.
9 I Saben ya desde 16, 19a que no reCibieron las llaves del remo de los cie-
los para cerrar'
10 Lo~ v 23s son una referenCia mdlrecta al precepto del amor Los v 25s
traen ala memona 15,15-19
II Un ejemplo de ese malentendido es el artículo de Frankemolle*'" descubre
(la veces demasiado sutilmente') muchos paralelos entre Mt 23 Yel sermón de la
montaña (cf especialmente el muestrano Frankemolle**, 172s) En la «acClOn ver-
bal apelativa» de Mt 23, los lectore~ «se ,entlrán motivados, emocIOnalmente afec-
tados por el rechazo de Israel, y motivados a una praxIs ética especial» (Frankemo-
lle", 189) Hay aquí una reponderaclón de Mt 23 el texto dmg1do polémlcamen-
te contra I~rael pasa a ser la IlustraCión negativa, retóncamente efIcaz y emoCio-
nalmente Impactante, de una paréneSIS Frankemolle puede llegar a esa conclUSión
porque conSidera el evangelIo de Mt -hJstóncamente sm razón, a mi jUlCIO- como
una hlstona kengmátlca, e~cnta mucho después de la dolorosa separación de la co-
mUnIdad de Israel, en un presente «paganocnstlano-unIversal» (Frankemolle, Jah-
webund, 386, cf 383s), hlstona que utilIza por Igual judaísmos y unIversalIsmos
como matenal redacclOnal, con los que el evangelIsta «qUIso resolver ~us proble-
ma~ teológiCOS» (Frankemolle, Jahwebund, 359) En la misma direCCión apunta
Freyne*, 137-140 143
12 Cf supra, 385 (2 a pregunta) En esta línea ha trabajado, espeCialmente,
Johnson** Lo más Importante ha Sido la polémica de los textos de Qumrán y
A~sMos 7
tero, mclmdo Israel Ese contemdo global cobra así un carácter de-
fImtIvo que falta en otras polémIcas sImIlares y comclde, sobre to-
do, con el dISCurSO profétIco de Impropeno y condena El carácter
deflmtlvo reqmere su mserclón en el macrotexto de la hlstona de
Jesús después del dISCurSO de las denuncIas abandona el templo el
mesías de Israel, que como HIJO del hombre remará sobre cIelo y
tIerra y Juzgara a todas las naCIones Nunca más enseñará a Israel
31 Algo Similar Stanton, People (vol III), 138s, 148-157 (139 Mt 23 es par-
te del proceso en el que Mt se distanCia de sus adversanm fanseos)
32 Hare (vol III), 272 afirma que Mt 23 es «pnmanly apologetIc rather
than polemlc» Aunque la polémica mateana contra los letrados y fanseos, y con-
tra el Israel que lo~ ~eguía, desarrolló su mfluencJa pnmanamente dentro de la co-
mumdad, como autodefensa y autoconflrmaclón (,casI toda polémica es también
autoconflrmaClón, y qUIere [¡y puede'] sobre todo convencer a los adepto~') es
polémica a pesar de todo
33 Cf supra, 480s con n 28
34 Cf Luz, Antyudmsmus (vol III), 319s
35 En la estela de Tnlhng, Israel (,título del hbro'), mtenta R E Menmnger,
Israel and the Church In the Gospel 01 Matthew, 1994 (AmUSt TR 162), espec
135-166, reducir la ecleslOlogía mateana a la Idea de que la Iglesia es «el verdade-
ro Israel» y el «resto de Israel»
de Cristo» o una «tercera generación» más allá de Israel y de los
paganos '6 . Pero Mateo nunca habla tampoco de los discípulos co-
mo «verdadero Israel», y quizá esto no sea casual. La palabra
ExxA:rl<JLu en el sentido de «Iglesia total» sólo aparece en el dicho
tradicional 16, 18, y no en el sentido bíblico tradicional, como ape-
lativo del pueblo de Dios, EXxAY]<JLU LOU {h:ou (ii~ii~ ~::r¡;), sino
como EXXAY]<JLU de Jesús. Mateo aplica también con reticencia la
idea de «pueblo de Dios» a la comunidad, como promesa (l, 21) Y
como palabra bíblica (4, 16)37. ¿Qué es, entonces, esta comunión
que fue convocada por Jesús, el mesías de Israel, y se encuentra
ahora junto a Israel? ¿Cómo se va a llamar ahora, si no es Israel?
Esta falta, en el evangelio de Mateo, de un nombre inequívoco pa-
ra la comunión de Jesús, algún nombre sugerido por la idea de pue-
blo de Dios, es una señal indirecta, a mi entender, de la profunda
crisis de identidad que la separación de Israel había producido en
la comunidad.
Mt, un redactor paganocnstIano antIJudío tuvo que reelaborar un estrato básIco JU-
deocnstIano' Así Id, Zwel Belsplele antlJUdlScher RedaktlOn bel Matthaus, en Id,
Entdeckungen 1m Neuen Testament l, Neukirchen-Vluyn 1987, espec 84-96 (lbld ,
79-81, ¡con el ejemplo de Mt 23,34-36 1), Y en Matthew's «Verus Israel», en Id,
Judarsm and the Orzgzns ofChrzstramty, Jerusalem 1988,561-174
40 Alexander~, 4 señala con razón que no es pOSible «salirse» del Judaísmo,
porque se es Judío por nacimiento o -como prosélito- por la Clrcuncmón ¡Perte-
necer al pueblo de DIOS e, un character zndelebllrs' Ya por eso, la comumdad ma-
teana no pudo dejar de conSiderarse Israel
41 RefleXIOnes análogas en Marguerat, Jugement, 21995, 575-580.
42 Cf supra, 385 (pregunta 1)
seos y letrados con el cnteno de su «ÚlllCO maestro» Jesús No de-
ja,pues, margen a sus propIas concepCIOnes Los ve de modo Ulll-
lmealmente negatIvo, porque son en su tIempo los adversanos más
mfluyentes de la comumdad de Jesús Mateo globalIza, cancatun-
za y hace desaparecer, en su Imagen negatIva, las dIferenCIas entre
dIversos grupos Judíos o entre los buenos y los malos de sus repre-
sentantes43 Tran&f1ere, en fm, el mal del que son responsables
otros a estos adversanos, para él deCISIvoS, de Jesús 44 ConVIene
señalar, segundo, que Mt 23 ha llegado a ser en la hI&tona de la m-
fluencIa una fuente prmcIpal para la Imagen cnstIana de los letra-
dos y fanseos en la época moderna, Imagen que nos marca a los
propIOS teólogos cnstIanos 45 De ahí que sólo podamos elaborar
una Imagen más Justa de los fanseos en un debate crítIco seno con
Mt 23, partIendo de la hIstona de la mfluencIa
46 Hay muy pocos sermone, de tIempo reCIente sobre 23, 13 33 porque este
texto nunca ha Sido pencopa domlmcal o de dla fe~tlvo Hay en cambIO muchos
sermones sobre 23 34 39 porque estos verslculo~ fueron mclUldos en las agendas
mas antIguas de pencopas y lecclonanos, como texto para la fiesta de san Esteban
y a veces para otras fiestas de martlres (mdlcaclOn de O Wassmuth) Pero el lugar
mas propIO para la elaboraclOn cntIca de Mt 23 no es el sermon donde la comum
dad esta condenada al srlenclO smo la formaclOn de adultos
47 Schwelzer 291
48 Frente a Garland"'* 215
49 FormulaclOn de J Schmld en Pesch** 298
50 Cf el tItulo de libro «Wlr Pharlsaer» «<Nosotros, los fanseC)s») supra, 453,
n 171
nza y deja en mal lugar para facilitar a la comumdad el distanciamiento
de ellos Esto no hay que callarlo
Análisis
na, una complicaCIón lllnece~ana para la explicacIón de Mt 24, porque obliga a ad-
mItIr, Junto a Mc y Q, tradIcIOnes especIales en muchos pa~aJes que no lo reqUIe-
ren. Es mucho más senCIllo el supuesto de que el autor de Dld 16 conocía el evan-
gelio de Mt (algo que Kohler da por supuesto) y lo utIlizó en la redaccIón del cap
16 como matenal ImguístlCO (como los autores apocalíptICOS utIlizaron general-
mente textos tradlclOnale~ como matenal ImguístIco para sus propIOS textos) El
autor de la Dlda;é se atuvo ampliamente a Mt 24, hasta en su ordenacIón del ma-
tenal (BalabanskI *, 178-191) .u.
CIón? (,0 habla de las últImas tnbulacIOnes, del Antlcnsto y del re-
torno de Cnsto? (,0 de ambas cosas? En el últlmo supuesto, (,hay
en el texto una frontera defImda entre la hIstona pasada y la espe-
rada hIstona fmal, que lleva consIgo la mtervenClón defImtlva de
DIOS? (,0 hay todo eso Junto y entremezclado? Más en concreto la
destruccIón de Jerusalén y del templo, de la que se habla sm duda
en 23, 37-24, 2, (,guarda relacIón con el fm del mundo y con el re-
torno del HIJo del hombre, Jesús?
29 HIpohto* 198204 (cIta 198, exegesls del v 26, ¡b¡d, 203) Segun el frag-
mento smaco ofrecIdo en Gwynn*, HIpohto rechaza expresamente la aphcaclOn de
los v 15-22 a la destrucclon de Jerusalen (lb Id , 138)
30 HJlano, 2\ 2-26, l = SC 258, 180 195, Cmlo de Jeru,alen, Cat 15 =
BKV I141, 260 285
31 Cmlo de Jerusalen, Cat 15, 12 = BKV I141 268
12 H Schmld, Die Dogmatlk des evangelisch-Iutherzschen Klrche, Frankfurt
EIlangen 31853, 502, H Heppe H BIzer, Reformlelte Dogmatlkt Neuklrchen
1935, 562 La hsta de lo, signa speualia o proprza reproduce la de J Wolleb,
C/1rzsttanae Theologtae CompendlUm, ed E BlZer, NeukJrchen 1935, 128
33 Cf el compendIO de la escatologJa en Tomas de Aqumo, Summa contra
Gentiles IV, 79 97, Id , STh Supl q 69-99 Q 73 habla de las señales del JUICIO, y
en art 2 consIdera los echpses del sol y la luna como mera, señales mtrahIstoncas
previas a la paru<;¡a La, dogmatlcas catol1cas tradiCIOnales mterpretan Mt 24, 6ss,
SI acaso, como sucesos de la hlstona fmal, cf por ejemplo B Barthmann, Lehrbuch
der Dogmatlk, Frelburg 71929, 499
de las expenencIas vIvIdas por la comullldad, apenas puede hacer com-
prensIbles las numerosas exhortacIones y palabras de consuelo entreteJI-
das por Mt en el texto (por ejemplo, V 46 13202325) Solo mdlrecta-
mente puede crear una relaCIón con el presente, al poder prevelllr contra
la falsa expectatIva de proxImIdad, dlstmgmendo entre hI~tona y tIempo
fmaP4 Se ajusta así al contellldo de los V 6 8, pero choca extrañamente
con el E1)'I}EúJ~ del fm en V 29
44 Agustín*, 54 = 292
45 Agustln*, 26 = 266 A este tipO pertenece tambIén la interpretacIón de Je-
rommo, 222-230, que encontro numerosos segUIdores en la Edad MedIa Se remI-
ten a Agustín las interpretacIOnes «mIxtas» de Maldonado, 472, LapIde, 435, Jan-
serna, 227, Lutero (Evangelzen-Au;legung) n, 826 (<<hlstoua» y «ejemplo») y de
ZWlngho,378
46 ¡bzd Maldonado, 472 declara que Cnsto no deshgó la erronea conexlOn
del fin de Jerusalen y el fin del mundo dehberadamente, para no dar a los dlsclpu-
los una falsa segundad con la clara dlstnbuclOn de las señales
47 Opus zmperfectum, 48 y 49, cIta en 48 = 901 Mas IndlCaClOnes de paginas
en el texto
48 J Gerhard, en H Schmld, Dze Dogmatzk der evangelzsch-luthenschen
Kzrche, Frankfurt-EI1angen 31853, 502
mente sIguen estando mcumplIdos» Así, los anuncIOS de JUICIO ya cum-
plIdos «no son meros anuncIos hlstóncos» de aquello que ya ha sucedIdo,
smo además «voces que llaman a pemtencIa»49 de cara al futuro de DIOS,
todavía abIerto La hlstona ~e convIerte en pIecUlsora del h]aton Enton-
ces vendrá defmltlvamente ese Ctlsto que ya ahora está sIempre a punto
de vemrso, y que por eso da tambIén su slgmflcaclón de futuro a la hlsto-
na pasada y pre~ente
La mterpretacIón «mIxta», surgIda qUIzá en Agustm de su debate con
la espera de una parusía mmlllente, fue evolucIOnando a 10 largo de la hls-
tona haCIa una forma de comprensIón muy Illteresante hermenéutIcamen-
te. SIendo Cnsto el mIsmo en la hlstona y en el és]aton, no puede haber en
defmltlva una fIsura entre hlstona y és]aton La debIlIdad de esta mter-
pretaclón es su carácter global allllcorporar en sí todas las IllterpretacIO-
nes eXIstentes, tampoco puede exclUIr nlllguna como Illadecuada
49 Olshausen, 876
50 Cf Olshausen, 874
51 Fr 122=42
52 ZwmglIo, 379, Lutero (Evangellen Auslegung) n, 831 (sermón de 1531,
sIempre que DIOS construye la IgleSIa, construye el dIablo una cap111a a su lado),
LapIde, 436
53 Gregono Magno, 1, 1 = PL 76,1078,35,1 = PL 76,1260 (¡verano pasa-
do por agua 1)
54 886
55 P J Spener, Predlgten uber dIe Evangelzen 1686/1687, ed D Blautu%-E
Beyreuther, HJ!deshe!m etc 1986 (Schnften IlIIl 2), 1400-1404 La sIgUIente m-
terpretacIón del v 16 hace referenCIa al catolICIsmo «As! huye de la BIblIa qUIen
está dentro de ella» (1403)
se a todas las nacIOnes (v 14) fue refenda muchas veces al presente
Agustín señala que Áfnca no ha sido aún evangelizada, aparte las áreas
del Impeno romano ChnstIan v Stavelot la refmó a la misión búlgara en
su tiempo, Lapide, a la misión de Australia y Chma y a la evangelización
de Aménca, muy leJos aún de haber conclmd056
Por otra parte, el tipo de mterpretaClón basado en la hlstona fmal pa-
~ó a ser mterpretaclón basada en la hlstona de la IglesIa cuando cada uno
consideró su presente como tiempo fmal Lutero estuvo marcado por una
fuerte expectativa de la parusía y aplicó las señales del texto mateano a
expenenclas de su tiempo el descreimiento, la destrucción de la Iglesia,
también las guerras con los turcos y eclipses de SOP7 Muchos autores pie-
tistas sIgUieron sus huellas J Chr Blumhardt pudo afIrmar que sólo en el
tiempo novíSimo se predicaría el evangelio realmente a todos los pue-
blos 58 Un tema fundamental, latente baJO su mterpretaclón basada en la
hlstona de la Iglesia, reza aSI «Sí, ¡ahora presta atención' Ahora puedes
deCIr '¡El tiempo está cercal'»59 Este tipO hermenéutico aparece hoy di-
fundido en muchos grupos evangélicos, sobre todo de mentalidad «dls-
pensaclOnahsta»60 J F Walvoord, autor de un comentano a Mt, mterpre-
ta el texto «as an accurate statement of end-tIme events whlch wI111ead
up to a clImax m the second commg of Chnst to set up Hls mI11enmal
kmgdom on earth»61 Esta VlSlOn puede aplicar, por ejemplo, las guerras
de las nacIOnes a las guerras mundiales, los falsos profetas al ecumems-
m0 62 o el reverdecer de la higuera a la fundaCión del Estado de Israe1 63
64 Ser 32-52 = Ges Ong XI, 57-118 En lo que sigue se mdlcan en el texto
el capitulo y el numero de pagma
65 Mk II (vol lI) 390
función ejerce la lectura «literal» Junto a e~ta lectura espiritual. Orígenes
no construye mngún puente entre la mterpretaclón literal y la espiritual, si-
no que pasa de la una a la otra, y las deja aisladas sm superarlas del todo.
Explicación
66 Los comentanos suelen remItIr a Zac 14,4, donde el monte de los OlIvos
es el lugar del tnunfo el últImo díd Pero Mt 24, 3 no contIene nada para encauzar
las asoCIacIOnes en esta dIreccIón.
67 ef. espec 17, I Y 28,16 El pasaje mencIOnado en segundo lugar es Im-
portante porque Jesús hablará de nuevo en 28, 16-20 de la ouvTEAEÍa TOU a¡<ilVo~
y de ltáVTa TU ¡.{tv1') (Donaldson, Jesus [vol. III], 157s, 161s) Pero esto no lo saben
aún los lectores.
68. La mterpretaclón de la IgleSIa antIgua, SIgUIendo a Agustín*, 26 = 266 Ya
Jerómmo, 223, admIte a menudo tres preguntas dIferentes, al dlstmgUlr entre las se-
ñales de la parusía y las señale, del fin del mundo.
esta doble pregunta, porque, en opmlón mayontana de los exege-
tas, determma la mterpretaclón de todo el capítulo
lo que se opma desde fuera los cn~tlanos son objeto de «odmm humam genens»
TambIén Pltmo, Ep X, 96 consIdera un deltto el «nomen Ipsum», es deCIr, el me-
ro hecho de pertenecer a la~ sectas cnstlanas, aparte la eXIstencIa de crímenes con-
cretos
92 Bar sIr 24, 7 da a entender mcluso lo contrano, al Igual que el v 14, don-
de néiOLv taT<::; i!{}vEGlV se aclara con EV DAn Tñ obwuftEVn
93 Bar SIr 29, I sobre la zozobra del tiempo fmal
94. Cf vol n, 192s
95 Bar sIr 70, 3 habla de «odIO recíproco», pero en referencia al mundo Cf
tambIén Jub 23,16 (desavenencias entre generacIOnes), Hen et 93,9 (apostasía en
el tiempo fmal), 99, 5 (lucha en las tamlltas); TestL 16, 2 (odIO a los pIadosos), 4
Esd 6,24 (odIO entre amIgos)
te de las comunidades: lo que hasta ahora sólo hacía gente extraña,
lo van a hacer miembros de la comunidad: también ellos «entrega-
rán» a hermanos cristianos 96 • El odio, nota distintiva de la relación
del mundo con la comunidad, surgirá en la propia comunidad; den-
tro de ella se producirá una apostasía general. La comunidad es por
tanto, en una proporción realmente dramática, un corpus permix-
tum donde hay verdaderos discípulos de Jesús y hay oxavouAu
(cf. 13,37-43; 18,6-9; 22, 11_14)97. Mateo menciona a los falsos
profetas en el v. 11, por segunda vez en este discurso (cf. v. 4s).
Como en 7, 15-23, no se interesa por su doctrina. Sólo es signifi-
cativo para él el resultado de su actividad, sus «frutos» (cf. 7, 16):
la «maldad», es decir, todo obrar contrario a la Ley observada por
Jesús. Eso se preveía para el tiempo fina1 98 ; así precisamente son
visibles los falsos profetas como un fenómeno del tiempo final 99 .
El v. 12b deja claro en qué consiste concretamente la «maldad»: el
amor al prójimo dentro de la comunidad, simbolizado por el fuego
(como el amor en la antigüedad), se va enfriando lOO. Esto se co-
rresponde con la noción mateana de la Ley, para la cual el precep-
to del amor es el mandamiento principal, al que todos los otros han
de subordinarse 101 • Parece que Mateo ve la situación en su comu-
nidad muy dramáticamente: habla cuatro veces con énfasis de nOA-
AoL, del gran número de los caídos en la apostasía y el desamor. La
visión retrospectiva aclara por qué Mt había emplazado en 7,21-
23 a los falsos profetas ante el Juez universal y había pronunciado
su «ay» en 18, 7 a propósito de las «trampas»: no considera a los
falsos profetas como un fenómeno que aflora casi obviamente en
un movimiento entusiástico-profético, ni entiende el enfriamiento
114 ASI S Sowers, The C¡rcumstances and RecollectlOn of the Pella Flzght
ThZ 26 (1970) 318s Balabanski*, 121-127 combma esta hlpoteSlS con la reflexlOn
de que la hUida de Jerusalen -haCia Pella u otros lugares- era pOSible aun en el m
vlemo del 67 69 En Mc desde luego el partiCipIO masculIno ÉaujxoTa hace pen-
sar en una persona Mt ajusto gramatlcalmente el partiCipIO masculino a ~()EAuYf-la
115 Esa mterpretaclOn resulta espeCialmente obVia para aquellos que cuestIO-
nan la relaclOn entre la pregunta de los dlsclpulos del V 3a y la destrucclOn del tem
plo, cf supra, 531 536s (pOSibilIdades exegetlcas 1 y 4)
116 Por ejemplo, Marxsen**, 190ss, Strecker, Weg, 239 n 8 (Mt atenuo la
relaclOn con el templo), Pesch*, 231s, Bonnard, 351, Burnett*, 312, 315 (áyLO~ 1:0-
Jto~ = IgleSia), Broer*, 218s, Beare 469 (Judea como Cifra de cualqUier lugar de
persecuclOn), Gmlka 11 (vol 11), 322, Hare (vol I1I), 278
117 Aplican el pasaje a la destrucclOn de Jerusalen por ejemplo, Lagrange
462, Brown**, 10 «<fulfllled prophecy») Hahn**, 119, MeJer, 283 (la destrucclOn
de Jerusalen deja abierto un nuevo futuro), Balabanski*, 151s, cf supra, n 9
118 Oüv no mdlca aqUl una consecuencia loglca, smo «el transito haCia algo
nuevo» o la «reanudaclOn del tema despues de una mterrupclOll» (Bauer, Wb 6 s v)
mIenzo de la mIsma Así lo mdIca el sentIdo trad1ClOnal del texto no hay
mngún mdIclO de que ellos desconocIeran ya la mterpretacIón tradIclOnal
del texto Mt tampoco modIfIcó expresamente esa mterpretacIón, él no es-
ta en la mI~ma sItuacIón que Damel ante los setenta años de Jer 25, 11s,
o que el autor de la hOja volante apocalíptIca recogIda luego en Mc 13 an-
te el vatIcmIo de Damel sobre la «abommaclón de la desolacIón» no re-
curre a un tema apocalíptIco de un sIglo de antlguedad, smo que reprodu-
ce un texto apocalíptlco que ~urgiÓ poco antes en la misma comumdad
heImenéutica Este texto habla de algo que sus lectores recuerdan aún
bien, algunos qUizá como testigos oculares Así lo confirma su propia pre-
CiSión, mantemda estIlístIcamente en lenguaje bíbhco y entre sugerente y
oscuro la «abommación» está «en el lugar santo» E~ta expresión desig-
na caSi Siempre el templol19 (,Qué otra «abommación» en el templo pudo
haber Imagmado Mt cuando el templo estaba profanado y en rumas?120
Algunos lectores pueden relaCIOnar tambIén la hUida de Judea de los se-
gUIdores de Jesús (v 16ss) con su propIa histona los que proceden de la
tIerra de I~rael y huyeron de allí al comIenzo de la guerra Judía l21 Ade-
más, la destrucción del templo estaba aún fresca en la memona de los lec-
tores del evangelio por la seCCión 23, 37-24, 2, meluso la palabra EQT]f!úl-
ate:; les recordaría directamente que, ~egún el vatlcmIo de Jesús (23, 38), el
templo iba a quedar reducIdo a un EQT]flOe:; Esta mterpretacIón, en suma,
que deja como estaban tanto la «abommación de la desolaClón en el lugar
santo» como «los de Judea» en el texto precedente, hay que prefenrla sm
duda, a mI JUICIO Yo conjeturo, pues, con BalabanskI*I22, que para los
lectores comIenza con el v 15 una nueva predIcción que discurre parale-
la a los v 6-14 Esta teSIS ~e confIrma con los v 23-26, donde se habla de
nuevo -por tercera vez y paralelamente a v 11 s- de los falsos profetas y,
por ende, del tIempo presente de Mt Pero no creo que esto sea resultado
de una nueva esquematlZaClón teológica y hterana deliberada del evange-
lista Esta nueva lectura que hace Mt 13 llegó más bIen, por su propiO pe-
so, de la nueva situaCIón hlstónca de Mt y de sus lectores
La úmca difIcultad real de esta teSiS está, a mi JUlCIO, en el v 20, un
versículo que también es muy dIfíCIl de mterpretar a la luz de la hIstona
fmal Pero los lectores no conocían aún el v 20 con la lectura de v 15s
119 H Koster, 'tOJWC;, en ThWNT VIII, 197-199, espec 197, 32s, 198, 27s,
199, 11-20
120 El templo profanado, convertldo en rumas, ¡tendna que ,er reconstruIdo
y consagrado antes de que una nueva «abommacIOn de la desolacIOn» pudIera vol-
verlo a profanar!
121 Cf vol 1, 92ss y supra, 493 Una mterpletaclon basada en la hIstona fI-
nal tiene que suponer aqm una nueva «hmda de Sodoma» (cf Gen 19, 17, Hare
[vol III],278) Pero 6por qué sólo de los que estan en Judea?
122 144-152
Quedamos en que el texto evoca la «abominación de la desola- 16-19
ción» en el templo, vaticinada por Daniel y ocurrida antes del año
70, y la huida de las comunidades de Judea a los montes de los al-
rededores. Los montes fueron desde Lot (Gén 19, 17), pasando por
los macabeos Matatías y Judas (l Mac 2, 28; 2 Mac 5, 27; 10,6),
hasta los acontecimientos de la guerra judía (Josefa, Bell. 2, 504),
el primer lugar de huida tradicional de la población de Israel, inde-
pendientemente de cuál fuese la meta de la huida. La diferencia
con respecto a la primera lista de acontecimientos escatológicos en
el mundo entero, que comienza con el v. 6, consiste en que aquí se
trata de los acontecimientos locales en la tierra de Israel. Se trata
en ambos casos de acontecimientos del tiempo final que aún no
son el fin mismo, pero sí su comienzo (v. 8). En los v. 17-20 siguen
algunos impeJátivos que, en la fase de producción textual (la hoja
volante appéalíptica previa a Mc 13), invitan directamente a los
lectore~ /a la huida; pero cuando el texto fue reproducido en el
evangelio de Marcos, no tenían ya ningún carácter de invitación.
¿Cuál fue el significado para los lectores? Como todas las partes
del capítulo que contemplan retrospectivamente lo ya sucedido, es-
tos versículos reforzaban su confianza en el único maestro omnis-
ciente, Jesús: lo que ellos vivieron ya indirecta o directamente, Je-
sús lo había anunciado antes. Él es también, por tanto, digno de
confianza en lo que les diga sobre el futuro que aún falta.
Ellogion doble de los v. 17s subraya la urgencia de la huida:
los que estén en la azotea de su casa -un lugar de estancia preferi-
do hasta hoy en el área del Mediterráneo oriental- no bajen a la ca-
sa a recoger sus enseres 123 , sino huyan directamente por la escale-
ra exterior. El que se encuentre trabajando en el campo no vuelva a
casa ni para tomar lo más necesario: el manto con que cubrirse en
la noche. El lamento por las que están encinta o criando (v. 19)
muestra de nuevo lo espantoso de las circunstancias de la huida:
Mateo puede haber pensado en el peligro de aborto (cf. 4 Esd 6,
21) o en la dificultad de caminar con la suficiente rapidez para las
embarazadas, o en la pérdida de tiempo por tener que amamantar a
los lactantes. Algunos lectores habrían recordado en este texto su
propia huida de la tierra de Israel.
123. Tu EX 1:fj~ oix[a~. atracCIón reductora de &Qm 1:U EV 1:11 oix[q. EX 1:fj~
oixia~;cf. Q 17, 31.
20 El v 20 es difícIl porque, al Igual que en la fuente Mc 13, 18,
no habla ya de «otros», como antes se refería a los de Judea; aho-
ra los lectores son lllterpelados de nuevo dIrectamente, como en el
v. 15, en segunda persona de plural Pero, dado que el tema es el
mIsmo de los v 16-19 -la hUIda-, ellos tambIén segUIrían pensan-
do en los de Judea y en aquella hUIda, slllImaglllar otra nueva hUI-
da que estaba aún en el futuro l24 . XEL~túJv puede sIgmücar «lllVIer-
no» o «tIempo tempestuoso» Lo repentlllo de la partIda en los v
17s y las CIrCUnstanCIas clImátIcas de Israel -camlllar en un her-
moso y frío día de lllVIerno puede ser muy agradable, pero SI los
wadls están lllundados, la hUIda es ImposIble- reqUIeren el sIgm-
fIcado de «tIempo tempestuoso». El ~r¡OE auf3f3áLl:P, añadIdo qui-
zá por Mateo, presenta una especIal dIfIcultad
Los que suponen, como yo, que el v 20 forma parte de la VISIón re-
trospectIVa, han de tener en cuenta que este texto fue añadIdo cuando ya
se sabía el momento en que tuvo lugar la hUIda 125 El V 20 es dIfíCIl de
conCIlIar con la Idea mateana del sábado Han encontrado grandes dIfI-
cultades, en especIal, aquellos Intérpretes que conSIderan a Mt un paga-
nocnstlano de mentalIdad umversalIsta, y han de admltH ahora que mser-
tó en el V 20 una remImscenCla Judeocnstlana l26 (,Por qué Iba a hacer
eso? Pero el versículo crea tambIén problemas a los partldanos de una
procedencIa <<]udeocnstlana» de Mt parece que la comumdad mateana
observaba el sábado como Jesús, es decIr, con la salvedad de que el nes-
go para la vIda dIspensaba del precepto Ella subordmó qUIzá, como Je-
~ús, el precepto sabátIco a las necesIdades elementales del ser humano (cf.
12, 1-14) Una hUIda en sabado tenía que haberle sido pOSible sm más, y
no sólo a ella, SInO también, en aquellas Circunstancias, a una gran parte
de lo'> judíos'27 El añadido mateano del sábado es, pue,>, difícIlmente ex-
plIcable Esta perplejIdad IndUJO a algunos exegetas a proponer solUCIOnes
extravagantes ¡los segUIdores de Jesús que huyeran en sábado serían In-
medIatamente reconocIdos y apresados 1128 La profanacIón del sabado SIg-
124 Rabna que suponer entonces una OposlclOn entre ol EV Tij 'IoVOat<;t y ~
cpvYTJ ú¡.twv Pero e~to e~ muy poco probable se esperana entonces en el v 20 un
Ú¡.tEL~ o Ú~lWV antepuesto
125 Slm*, 156 «TIle addltlOn of the sabbath reference makes no sense at al!
If the fllght IS an event of the past»
126 Strecker Weg, 32 (v 20 = parte mtegrante de un esquema]udeocnstlano-
apocahptlco), Walker, He¡[sge~(hlchte, 86 (,un anacronIsmo Irrelevante'), Lam
brecht**,322 (,Por que un paganocnstlano unIversalIsta Iba a recordar a los lec-
tores un pasado totalmente obsoleto?
127 Cf tamblen Rengel, Zeloten (supra, n 81),293-296
128 Schlatter,706 (,Por que entre masas de fUgltlvO~ durante la guerra]udla?
mfIcaría un mcremento de los 'errores escatológICos 129 Una hUIda de los
JudeocnstIanos en sabado provdyaría una mayor hostlhdad de los dmgen-
tes Judíos que los perseguían l30 Es dIvertIdo el apunte de que una hUIda
en sábado era dIfIcIl por la «suspenslOn of servlces to travellers, and spe-
Clally mabIlIty to purchase supphes»111
La mvestIgaClón de hace bastantes años postuló aquí un añadIdo JU-
deocnstIano antenor a Mateo l32 La Idea es seductora, pero no pasa de ser
mera presuncIón SI no nos aferramos a ella como tabla de salvacIón, es
mevItable suponer que muchas personas, en las comumdades de la época,
no practIcaban el precepto sabátIco con la hbertad que dlstmgUló a Jesús
El v 20 no es comprensIble sm el supuesto de que la transgresIón del pre
cepto sabátIco en una hUIda que rebasaba amphamente todas las dIstanCIas
sabátIcas permItIdas, slgmficó para muchos mIembros de la comumdad un
grave conflIcto de conClencIa 133 Queda por aclarar SI hay que aphcar este
supuesto a las comumdades mateanas o a las comumdades JudeocnstIanas
que antes del conflIcto habrían msertado este añadIdo en el texto de Mc
Para mí es más compren~lble lo segundo -es decIr, la mdemostrable «ta-
bla de salvacIón» de un añadIdo premateano- que un requenmIento de
Mateo a su comumdad, ya que después de todo lo que Jesús -o Mateo-
enseñó a la comumdad muy explícItamente en 12, 1-14 sobre el sábado, la
comumdad no tenía por qué temer la transgresIón del precepto sabátIco en
tIempos de emergenCla114
129 E Lohse, aaf:lf:la-¡;ov XcA, en ThWNT VII, 30 13ss ¿Acaso tIene algo
que ver una transgre~IOn del sabado con el tIempo fmal?
130 Stanton *, 206 Pero tamblen los celotas, ante los cuales todos los Judeo-
cnstIanos hablan hUIdo qUlza, quebrantaban sm escrupulos el precepto sabatIco du
rante la guerra
131 Gundry, 183 ¡Naturalmente' En sabado, ¡las tIendas estan cerradas y los
autobuses no CIrculan'
132 LOIsy n, 422s B Welss, 413, cf Klostermann, 194
133 ASI Wellhausen, 125, Schwelzer, 295, Gmlka II, 323s, Wong*, 14-17
134 Algunos decemos despues, la comumdad de la Dlda¡e, muy mflulda por
el evangeho de Mt, no observaba (ya), casI seguro, el sabado (cf Dld 14, 1)
135 Cf supra, n 90
136 Dan 12, 1 e 'frAl'ljJL<; ola ou YEYOVEV aep' Éw<; , I Mac 'frAl'ljn<; flEYaAll,
~tL<; oux EYEVEtO aep' , A~sMos 8, 1 Venganza e Ira, como no se daban des-
de el comIenzo del mundo hasta entonces, lQM 4, l2s Tiempo de sufnmlento
entre todas las calamIdades no hubo nmguna como esta, Ez 4, 14 'Alto YEVEOEW<;
Éw<; -¡;oí} ví}v, algo SimIlar JI 2, 2 'Ew<; -¡;oí} ví}v e~ lenguaje de los LXX (12 veces)
a la tribulación producida por la ruina de Jerusalén o a una tribula-
ción «posterior», la última manifestación del mal antes del fin del
mundo? El texto es vago y no da una respuesta directa. El yáQ que
sigue inmediatamente indica lo primero; el trasfondo apocalíptico,
la alusión al presente (EWC; wu vuv) y las formulaciones generales,
en especial la panorámica de toda la historia del XÓO¡lOC; y la ex-
presión náoa. oáQ~, indican lo segundo. En este último supuesto,
que parece más plausible, Mateo piensa quizá, de nuevo, en el odio
del mundo y en la desmoralización de la comunidad (cf. v. 9-14).
Por suerte, y en atención a los elegidos, que serán salvados defini-
tivamente, Dios (passivum divinum) abreviará ese tiempo de emer-
gencia; de otro modo nadie sobreviviría. La reducción de los días
es un tema que los textos apocalípticos desarrollan en formas va-
riadas 137. En nuestro texto está al servicio del amor de Dios a su
comunidad atribulada. Se produce en los lectores la impresión de
que el fin tiene que estar próximo.
,-26 A la gran tribulación sigue la tercera y más larga advertencia
sobre los falsos profetas. Los v. 23 y 26 son netamente paralelos.
Nos informan, más allá de los v. 4s y 11, de que los falsos profetas
obran «señales y milagros», presumiblemente milagros de confir-
mación l38 . Esto parece ser histórico, ya que la noticia de que los
falsos profetas son taumaturgos se confirma con 7, 22. Es difícil,
por otra parte, saber lo que hay de información real en los v. 23 y
26 sobre los falsos profetas dentro de la comunidad mateana. Los
logia son tradicionales. Detrás del v. 26 se han conjeturado expec-
tativas judías sobre la aparición del mesías 139 en el desierto l40 o su
137 Hen et 80, 2s: redUCCión de los año~ y días como prueba del caos en el
cosmo~ del tlempo fmal, Bar sir 20, ls, cf. 83, 1: aceleración de los tiempos para
que llegue elJUlclO antes; cf 3 Esd 4,26 (el eón se apresura haCia el fm) y Volz, Es-
chatologte, 138
138 La 10cuClón es bíbhca, sobre todo deuteronómlco-deuteronomístlca, y
aflora, por una parte. a menudo, en relaCión con las señales de credlblhdad en la sa-
lida de EgIpto (Ex 7,3, Dt 4,34,6,22, Neh 9, 10 Ypasslm), y por otra, en relaCIón
con señales de refrendo profétiCO (Dt 13, 2s, 1s 8, 18, 20, 3). Josefo la uuhza para
refenrse a los prodigIOS prevIOs a la destruCCión del templo (Bell. 1,28, cf. 6, 288-
309) Ya los ml!agros de falsos profetas mesiámcos (Ant. 20, 168). ¿elleiov subra-
ya más el carácter referencial, ,egae; más el carácter milagroso de lo 1'taullao,óv.
139. Concebido en categorías tradicionales, el v. 26 polemiza, a partir de la es-
pera en un HIJO del hombre (celestial) (¡v. 27'), contra las expectativas que conta-
ban con la apanClón de un mesías terreno en algún lugar de la tierra.
140. PretendIentes meslámcos Judíos que llevaban al pueblo al deSierto: Jose-
fo, Bell. 2, 258-261: Hengel, Zeloten (supra, n. 81), 235-239.
ocultamIento en un hombre cualqUIera l41 Según los textos neotes-
tamentanos, los cnstIanos Imagmaban la parusía del HIJO del hom-
bre, Jesús, como descenso del Cn<;to desde el cIelo Parecen haber
eXIstIdo, no obstante, otras expectatIvas de retorno, que documen-
tan no sólo Mc 13,21-23 Y Q 17, 23s, smo qUIzá tambIén SImón
Mago y Elkesal La detallada composIcIón mateana de los v 23-28
sólo es comprensIble SI la predIcacIón de los falsos profetas, tan
pehgrosos para Mateo, tuvo un fuerte componente escatológIco
Mateo advIerte dos veces sobre los falsos profetas «¡No le&
deIs crédIto'» ¡No os deJéIs seducIr' Respecto a la pregunta de los
dIscípulos por la «señal» de la parusía de Jesús, Mateo dIce, al me-
nos mdIrectamente ¡las «señales y mIlagros» que escemücan los
falsos profetas nunca son esta señal' Frente a todos lo'> falsos pro-
fetas que subrayan el «ahora» del retorno, Mateo afIrma ¡ ahora no
es aún la parusía' Pero tampoco dIce que la pal usía vaya a tardar 27
aún un tIempo Él no entra en preguntas sobre el cuándo, smo que
dIce en el v 27, con el símIl del relámpago la parusía será tan Ulll-
versal, tan fulgurante, tan mequívoca como un relámpago que bn-
lla en el CIelo l42 No puede pasar madvertIda, y cuando está ahí, no
se puede dudar de ella Mateo lmagmó la parusía como un suceso
extenor y cósmICO Para él no hay poslblhdad alguna de hacer de
ella un aconteCImIento localmente hmltado, al uso de los falsos
profetas de entonces, o de mtenonzarla, a la manera de maestros
espmtuales del pasado o de exegetas pSIcológICOS de hoy14'
141 Cf Jn 1,26,7,27, Justmo, Dlal 8,3, Bl11 1,481, II, 339, III, 315, IV,
765s Volz, E~chatologle, 207s
142 El slmll del re1ampago suele expresar lo VISIble en la leJallIa, cf por
ejemplo Lucano, Bellum clvlle, 10,34 Como slmll del meslas cf Bar sIr 53, 8-10
143 Cf Drewermann Mk II (vol lI), 380-382, 387-389
144 Ca1vmo II, 271, cf Lutero (WA40, vol III),604
145 471
146 Teodoro de Beza 109, Calov, 418 (mencIOna tamblen a J Gerhard, Har
moma Evang 160 = 518), Spener (supra, n 55),1403 ,
cho más antIgua: pnmero, el «relámpago de la verdad» fue un elemento
de la lectura esplfltual ongemsta l47 ; más tarde, Agustín ecleslahzó la In-
terpretacIón y contrapuso la fe umversal de la IglesIa a las doctnnas ocul-
tas, predIcadas en el «desIerto» y en los «aposentos»148. ¡ExégesIs como
autolegitimacIón!
dlato El adverbIO tIene en Mt, caSI SIempre, un sIgnIficado mtenslvo (<<al mstante»,
«mmedlatamente despué~»), y no es un mero adorno IIterano
155 Así lo mdlcan tambIén 3, 2 (redacclOnal), 4,17,10,7,12, 41s 45,16,27;
24, 32s 35 Es signIfIcatIvo, Igualmente, que en 24, 48, 25, 5 el mal esclavo y las
jóvenes neCIas sean los que se confían con la demora de la parusía
156 En lo que se ha escnto sobre el tema hay opmlOnes vanadas en extremo
Ya Meyer, 394 declara que «una ma~a de extrañas fICCIOnes ha generado unos Im-
pedImentos dogmátIcos a la expectatIva de la parusía» Del SIglo XVIII procede,
por ejemplo, la afIrmaCIón (mdemostrada e mdemostrable) de que fU'frfúlC; eqUIva-
lía al hebreo CKn!:l y por eso debía sIgnIfIcar «de repente» Esa afIrmaCIón la re-
pIte, por ejemplo, Donaldson (vol II), Jesus, 165 Cf sobre la creencIa en la pro-
xImIdad de la parusía mfra, 569
157 871s Cf supra, n 49s.
de mmedzato [E1J1'h,lúC;] Respuesta esta profecía es como el cuadro de un
paISaje, que muestra claramente en pnmer plano casas, cammos y puen-
tes, y al fondo, contraldos en estrecho espaCIO, valles y montes que en rea-
lIdad se hallan muy lejos»158 El fm del mundo pertenece al fondo del
«cuadro», donde se puede contraer el tIempo, y ¡no hay que tomar los
enuncIados de tIempo como valor nommal I Solo DaVId Fnednch Strams
calIfIco de erroneo el enlace estableCIdo por Jesus entre la destruccIón de
Jerusalén y el fm del mundo, enlace, segun el, caractenstIco de Mt 24 159
Resumen
Sentido actual
182 Bultmann dIJO (119411) «La escatología mítIca queda exclUIda en el fon-
do por el Simple hecho de que la parusía de Cnsto no aconteCIó tan pronto como
esperaba el nuevo testamento, SInO que la hIstona del mundo contmúa y -como sa-
be toda persona razonable- va a contmuar El que está convencIdo de que el mun-
do tocará a su fm con el tIempo, se representa sm embargo el fm del mundo como
resultado del proceso natural, como un acabar en cataclIsmos naturales, y no como
el acontecer mítICO de que habla el nuevo testamento» (Nuevo testamento y mito-
logía, Buenos Aires 1998, 18) Cito este texto cláSICO porque -con la salvedad de
que algunos procesos «no naturales» (,no bíblIcos') son tambIén Imagmables hoy
como porvemr del mundo-- lo conSIdero plenamente válIdo.
queños», contiene un fondo que hoy nos suena a Ilustrado o raclOnahs-
ta 183 Esa lectura es también un llltento de obviar las dificultades de la
Imagen apocalíptica del mundo. Desde la Reforma se procuró, aquí y allá,
lllterpretar en sentido figurado las frases de los v 29-31 ... por el mismo
motivo l84
Desde la IlustraClón hay, fundamentalmente, tres pOslblhdades de
abordar el anunclO de una parusía escatológica y real de Cnsto.
a) El raclOnahsmo del siglo XVIII tendiÓ ya a relllterpretar el anunclO
de la parusía de Cnsto en una línea llltrahlstónca, aphcándola a la «vem-
da eterna (del Espíntu del Señor) para Juzgar al mundo en la hlstona»185
En el Siglo XIX se hizo popular, baJo diversas formas, la Idea de la paru-
sía como un proceso de hlstona umversa¡I86 Algunos exegetas, general-
mente conservadores, ~Iguen defendiendo hoy esa Idea 187 .
b) Muchos lllterpretaron las afirmaclOnes sobre la parusía en sentido
slmbóhco o metafónco, y se puso fm de ese modo a su problemática con-
creclón 188 Esta solución sigue temendo hoy muchos partldarlOs Según A
Vogtle, que la defiende, hoy sólo quedan (1 «todavía» ') «defensores aisla-
dos de una lllterpretaClón reahsta de estos versículos»189 I Yo me cuento
entre ellos'
183 Ongenes, Ser 50 =GCS Ong XI, 112 Como ejemplo del caracter «Ilus-
trado» de la crítIca de Orígenes a la mterpretaclón de la parusla hlstónco-ltteral, cf
Ser 70 = 164 sobre 25, 31 «Hay que ponderar, ademas, SI la vemda del Señor ten-
dra lugar espacialmente ('m loco') (,Que clase de lugar podna ser el que en VI-
sIón panorámIca ('m uno a~pectu') pudIera acoger a todos los angeles que llegasen
con Cnsto y a todos los pueblos allí reumdos?»
184 Zwmglto, 386 consIdera el V 29 «hyperbolae et hyperochae», algo
parecIdo Wolzogen, 187
185 La parusla pasa a ser entonces el «nombre fIgurado de la dIfusIón y tnun-
fo de su enseñanza» (Strauss, Leben 11, 368) Más documentos en O F Strauss, Die
Chnstlzche Glaubenslehre 11, relmpr Oarmstadt 1971, 663-672, cIta 671
186 Por ejemplo, KeI1, 486s (la úmca parusla tIene dIversas mamfestaclOnes,
comIenza ya con pascua y pentecostes), W Welffenbach (en Beasley-Murray*, 23)
aphca la parusía a la resurreCClOn, G Volkmar (en Beasley-Murray*, 24) entendIó
la parusía sobre las nubes del CIelo como expresIón de un fanatIsmo cnstlano, y el
remo de DIOS, como una teahdad presente en sus hIJOS
187 Cf supra, n 69 Ellos ya no conocen, sm embargo, sus propIas raíces
Ilustradas, smo que se remIten a Agustín*, 41 45 = 279-284, que en su «mterpre-
taclón mIxta» aphco los dIchos sobre la parusla de los v 30s a la vemda cotIdIana
de Cnsto a la IglesIa, sm negar por eso la parusía de Cnsto al fmal de los tIempos,
que el encontro en 25, 31
188 Cf por ejemplo, del SIglo XIX, el texto claslco de F C Baur, Vorlesun-
gen uber neutestamentlzche Theologle, Lelpzlg 1864, 110-112, del SIglo XX, R
Pesch, Naherwartungen, 1968 (KBANT), 165s, cuya mlstenosa contraposIcIón en-
tre acontecImIentos «hlstónco cósmIco-reales» y acontecImIentos «hlstónco-teo-
lógIco-reales» pone en eVIdenCIa la deblhdad de su tesIs
189 A Vogtle, Das Neue Testament und die Zukunft des Kosmos, 1970
(KBANT), 67-89, cIta 67
c) Unos explican esas afirmaciones sobre la parusía históricamente,
como adaptaciones de Jesús al lenguaje de su tiempo; otros, como inven-
to de los discípulos, decepcionados por el fracaso de Jesús 190; otros, como
malentendido de los «discípulos pertenecientes a clases incultas»191; otros
más, como producto de la comunidad l92 . La tesis de un producto de la co-
munidad se acreditaba históricamente con Mc 13 par. Es importante re-
cordar, sin embargo, que una de las raíces más fuertes de esa tesis fue el
bochorno que sentía la teología liberal ante las frases escatológicas con-
cretas y realistas de Jesús, bochorno del que ella quiso exonerarlo. Pero
tal exoneración no ayuda nada para la interpretación de los evangelios.
190. H. S. Reimarus (en G. E. Lessing [ed.], Van dem Zwecke Jesu und seiner
JÜnger. Nach ein Fragment des Wolfenbütteler Ungenannten, Braunschweig 1771
[= § 32, 182s)): como los apóstoles habían fracasado con su fe en el mesías políti-
co, Jesús, lo sustituyeron «en adelante, al quedar su primer sistema, del gusto de la
mayoría, descalificado ante el desenlace», por el otro sistema judío del Hijo del
hombre transcendente, que viene del más allá; de ese modo, «10 que habían espe-
rado en vano, se cumpliría ahora, y sus fieles adeptos, después del juicio, hereda-
rían el reino».
191. Keil, 479. Esta tesis es la variante edulcorada de la tesis, más antigua, de
Reimarus sobre la impostura de los discípulos; cL supra, n. 190.
192. La tesis que propuso por primera vez T. Colani acerca de un apocalipsis
judeocristiano subyacente en Mc 13, pertenece también a este contexto. Según Co-
1ani, Mc 13, 5-31 es una interpolación, y Jesús había contestado en realidad a la pre-
gunta sobre el «cuándo» con el v. 32 (= Mt 24,36); cL Beasley-Murray*, 16, 19.
193. En posición crítica contra O. Weber, Grundlagen der Dogmatik, Neukir-
chen-Vluyn 1962, 751.
acontece en el espacIo y el tiempo, al menos mdIrectamente, y qUI-
zá desconoce él mIsmo el límIte de tales posibIlIdades de expre-
SIón Pero nosotros, que sabemos desde Kant que nuestras posIbI-
lIdades de pensamIento racIOnal, conceptual e mtUItIvo están lIga-
das a las condIcIOnes de espacIO y tI empo 194, conocemos con más
clandad que Mateo este límite radIcal de nuestra raCIOnalIdad
que no es un límIte de la realIdad m, mucho menos, de DIOS 195
Análisis
BIblIOgrafía: Gollmger, H., «Ihr WIsst n/eht, an welchem Tag der Herr
kommt». Auslegung von Mt 24,37-51: BILe 11 (1970) 238-247; Hampe1,
v., Mensehensohn und hlstonscher Jesus, NeukIrchen-V1uyn 1990, 63-
70; RIlllker, e., DIe Genchtsverkundlgung Jesu, disertación académica
Bern 1991,62-74,168-186; Sch1osser, J., Les Jours de Noé et de Lot. Ji
propos de Lue 17,26-30: RB 70 (1973) 13-36; Wmandy, l, Le loglOn de
l'ignoranee (Me 13,32; Mt 24,36): RB 74 (1968) 63-79; ZmlJewskl, J.,
Die Eschatologwreden des Lukas-Evangelwms, 1972 (BBB 40), 425-
464.497-505, Zumstem, Condltlon. 257-264.
Más blb11Ografía** sobre Mt 24-25, supra. 519s.
9 Cf vol 1, 57s, sobre woJt€Q, me:;, YUQ, 01.Jl:we:; EOTaL, JtuQOVOLa, y 24, 27
La frase lucana EV TaLe:; ~~EQaLe:; TOU viou TOU aV1tQwJtov podna ser tradICIOnal,
porque tiene un sentIdo diferente de Lc 17, 22
10 Despues de la comparación con la parusla en el v 37, lo, lectores enten-
deran por «1os dIas» el tiempo del dIluvIO mas que el tIempo prevIO a el
11 TQwyw (mastIcar roer) es relatIvamente tardlO en el slgmfIcado general de
«comer» (LIddell Scott s v) (,EhglO Lc la palabra E01t¡W, mas comente?' AJtue:; es
lucano, y no vocablo preferencIal mateano, (,por que lo habna eVitado Lc?
12 Cabe pensar tamblen en una pareja conyugal, porque la frase e~tana Igual
mente formulada en masculmo
13 ¡El hecho de que «campo» aparezca tamblen en 24, 18 es un argumento
realmente flOJO 1
14 La procedenCia de Mc 13,321 Mt 24,36 es muy discutida Yo le atnbuyo,
con E Schwelzer, vioe:; XTA, en ThWNT VIII, 373, 16ss, entre otro" un ongen pos-
pascual, pero prevIO a Mc
15 P Vlelhauer, Jesus und der Menschensohn, en Id, Aufsatze zum Neuen
Testament, 1965 (TB 31),113, que sostuvo la no autentIcIdad de todos los dIchos
sobre el HIJO del hombre vemdero, no encontro argumento~ contra la autentlclddd
de Q 17, 26s, y postulo su mautentlcldad solo por razones de analogIa
16 Beyer Syntax 237s
la falta de cualquier referenCIa cristológica o eclesiológica sugieren que el
logion doble viene de Jesús!7. En ambos logia se observa, por otra parte,
que no cuadran con la imagen moderna de un Jesús sensible, humano y
abierto al mundo; por eso es tentador negárselos a Jesús en razón del con-
tenido. Justo por eso es necesaria una gran reserva ante declaraciones pre-
cipitadas de inautenticidad.
Explicación
Historia de la influencia
20 Cf Wolzogen, 393
21 «GaudetAnus et EunomlUs et dlcunt Non potest aequalI~ esse qm novlt
et qm Ignorat» (Jerommo, 23l~) AmbrosIO, De fide, 5,6 = CSEL 78,289, sospe-
cha una mterpolaclOn arnana Para BaSIlIo, Ep 236, 2 = BKV I146, 290s, el 6
nunlQ ¡.tovo~ mdteano se contrapone sólo a los angeles ¡En Mc falta, en cambIO,
el adJetIVO ¡.tovos; I
22 Muchos testIgos textuales mas reCIentes, entre ellos ~ I, W, fI, m, co, omI-
ten OUClE 6 uto~, sm duda por motIvos dogmatIeos El texto mas extenso es el on-
gmal, aunque eomelde con Me OUClf 6 ulo~ no falta solo en la tradlclOn bIzantI-
na, smo tamblen en la Vulgata y en la Pesltta, cabe afIrmar, por eso, que este texto
mas breve ha determmado la hlstona de la mterpretaClón
23 Ya Orígenes fr 487 = GCS Ong XII, 200 (ello conoce en SI ml~mo), tam-
bien, entre otros, AtanaslO, Contra Ananos Or 3,42 =BKV 1/13, 298s, Beda, 104
«Patet quod Ip~e SCI!»
24 Cf, por ejemplo, BaSIlIo, Ep 236, 2 = BKV I146, 290s, HIlano, 26, 4 = SC
258, 196, Jerommo, 232 Sobre el pa~aJe aím Hech 1,7 dIce Jerommo, 232 «Os-
tendIt quod Ipse selat sed non expedIat nosse apostolIs»
25 Cmlo de AleJandna fr 274 = Reuss 247
26 DlOnISIO Cartujano, 268
27 B Bossuet, MedztatlOns sur 1 Evangzle 1, Pans 1922,270
Son Igualmente dlstorslOnantes los mtentos de neutralizar el v 36 Se
tiende a citar la explicaclOn de Agustm el texto qUIere slgmf¡car que, SI
bien Jesús conocía el momento del fm, no podía comumcarlo a los dlScí-
pulos 28 Orígenes sostiene que Cnsto sólo conoclO el momento preCiso de
la parusía después de su resurrecClón 29 La opmlOn más difundida es que
el HIJo conocla el momento en vlftud de su naturaleza dlvma, pero no en
virtud de ~u naturaleza humana10 Entonces resulta extraño; sm embargo,
que los comentanstas subrayen casI úmcamente el saber del HIJo dlvmo
Su naturaleza humana está, mas que nada, al servIcIo de la pedagogía y la
acomodaCión los discípulos aceptan mejor su IgnoranCia SI los ángeles y
el proplO HIJo desconocen tamblen el momento precIso Apenas hay au
tares que tomen en seno el v 36 como expresión de la humamdad de
Cnsto Citemos como uno de estos raros ejemplos a Bullmger «El que
asumió todos los otros elementos de la debilidad humana, asumió tamblen
el saber y la IgnoranCia, la razón y el espmtu realmente humanos, que au-
mentan y crecen o dlsmmuyen en el tlempo»3l La hlstona de la mterpre-
taClón muestra, sm embargo, en su conjunto que el «vere horno» quedó
siempre subordmado al «vere Deus» Así, el v 36 sólo pudo alcanzar un
sentido verdaderamente pOSitiVO en la época moderna, cuando el desco-
nocimiento del HIJo se entendlO como parte de la solidandad de Jesús con
la Impotencia humana12
Resumen
Análisis
3 Flusser, Glelchnzsse, 88
4 E Lmnemann, Glelchnzsse Jesu, Gottmgen 1961, 144 la parabola tiene su
sentido central en la ImpOSibilidad de tomar las precauCIOnes nece~anas, la aphca-
clOn del v 44 pretende lo contrano
5 Mt omite Q 12,35-38 Y lo ~ustJtuye por 25, 1-12, elloglOn Q 12, 49s, muy
antiguo, lo omite sm sustitución, Q 12,51 53 tiene su corre~pondenc¡a en Mt 10,
35~, Mt supnme Q C) 12,54-56 sm sustltuclOn En todos estos casos no se sabe
con segundad ~I los textos perteneClan a Q o eran antenores a Mt
6 fQfJYOQEW se ajusta a la formulacJón tematKa del v 42 y es qUlza, por eso,
un añadido mateano Aparece sugendo, de un lado, por Mc 13, 35 y, de otro, por Q
12,37 Cf tambJen 1 Tes 5, 4-8, Ap 3, 2s, 16, 15
7 lHU wu'to es mateano (vol 1, 57ss) Son dudosos EXELVO (termmo prefe-
renCial mateano, pero mfrecuente en referenCia a lo que Sigue, cf B1-Debr-Rehkopf
§ 291, 5), CPUAUXfJ (~es mateano como remllllscenCla de Q 12,38, o qUlza ÚlQU es
lucano como adaptaclOn a Q 12, 40?), EUW (hapax legomenon mateano, por eso
qUizá tradiCIOnal, pero ~por que Iba a eVitar Lc una palabra preferenCial propia?) y
el orden de las palabras en Q 12,40
8 Defiende esto, despues de Todt Menschensohn (vol 11), 307s, sobre todo
Rmlker*,232-237
9 Así P Vlelhauer, Gottesrelch und Menschensohn m der Verkundlgung Jesu,
en Id , Aufsatze zum Neuen Testament, 1965 (TE 31), 73s (Q 12, 39s es «cnstoló-
glco de ongell» [74, n 79]), E Gras~er, Das Problem der Parusleverzogerung m
ces, tan solo la parábola tIene su ongen en Jesús 10 Es muy dlfícJl decIdIr
la breve parabola delladron es un hueso exegétICO
La parabola Q 12, 39 es muy antIgua, a mI JUICIO, y viene probable-
mente de Jesús Así lo Illdlcan, sobre todo, las numerosas huellas que ha
dejado en textos del nuevo testamento y postenores (l Tes 5, 2 4, 2 Pe 3,
10, Ap 3, 3,16,15, EvTom lag 21 y 103), cumple por tanto, y eJemplar-
mente, el cnteno de la testificaCIón multlple 11 (,Es secundana la aplica-
cIón Q 12, 40? Se aduce en favor de esta tesIs 1) Lc 12,40 no es seguro
en cnUca textual, y procedIó de Mt 24, 44 12 2) EvTom lag 21 y 103 no
contienen la apllcaclón 11 3) 1 Tes 5, 24 Y2 Pe 3, 10 no tratan del HIJo del
hombre, silla del «día del Señor», la aplicaCIón al HIJo del hombre podna
ser, por tanto, secundarla 14 4) Los v 43s serían la Ulllca parábola que ha
blase, en su ongen, del HIJo del hombre 15 5) La aplicaCIón del v 40 no
cuadra a la parábola del v 39 16 Este ultImo argumento e&, a mI JUICIO, el
ÚlllCO que no es Impugnable
En favor de la ongmahdad de Q 12,40 se argumenta 1) Alguna glo-
sa tiene que haber pertenecIdo desde el pnnclplO al símJ1 delladrón 17 , la
parabola, en efecto, no será Illtellglble por sí sola y aislada, ya que el la-
drón nocturno no es lllnguna metáfora convenclOnallzada 18 El que consl-
den synoptlschen Ewngelzen und In der Apo~telgeschlchte, 1957 (BZNW 22), 93s
(el tema de la lllcertIdumbre refleja la expenencIa de la demora de la paru'Ia),
StreckeI, Weg 241
10 ASI, despue~ de JulIcheI Glelchmsreden Il 144 la mayona de los mvestI
gadore~, con rotundIdad Schurmann, Gotte~ Relch (vol Il), 169 (Q 12,40 = Q re-
daccIOnal), Harmsch*, 89-95 (al dICho exhortatono preexI,tente Q 12,40 le fue
añadIda a modo de ¡}ustracIOn la parabola Q 12, 39, que no le cuadrd bIen)
11 Marz*, 644-648 demuestra la probabIlIdad de que todo el contexto Q 12,
35-40, pOSIblemente tamblen Q 12,42-46, sean antenores a 1 Tes 5 de Pablo
12 F1usser, Glelchmsse 89 Pero el v 40 solo falta en f'
13 Kloppenborg, FormatlOn (vol Il), 149 Pero EvTom log 21 es una com-
posIcIOn secundana sobre la base de Mt 24, 43s y Mc 3, 27 RefIere la parabola a
la VIgIlanCIa mterna del gnostlco, que vela por la «casa de su remo», es declf, su
gnosls, frente al mundo Lag 101 es una remodelacIOn a partIr de Lc 12,35-38 39s
14 JeremIas, Parabolas 63s, mterpreta por eso la parabola ongmal como pa
rabola de JUlCIO Pero 'ÍJflfQU XUQIOU es en Pablo y en 2 Pe el dld del retomo de le
sus, no el dlade DIOS Cf I Tes 4, 17,2Pe3,4
15 Flusser, Glelchmsse 88, SmItmans*, 51 Cabe recordar con todo, el tex-
to umtarIO Q 7, 31 34a y la comparacIOn Q 17, 26 30
16 Cf prmClpalmente JulIcher, Glelchmsreden Il, l40s, Harmsch*, 90-92,
Flusser, Glelchmsse 88
17 Dodd, Parabalas 161, conSIdera un ejemplo lo que generalmente se con-
~Idera mterpretacIOn para el la parabola era en su ongen «un extIaordmano eJem
plo de falta de preparacIOn ante un hecho mesperado de la hlstona de entonces» La
parabola SIgue SIendo lOcomprenqble SI se afIrma, con SmItmans"', 55, que solo la
consIgna "¡estad preparados 1» perteneCla a la parabola ongmal
18 E~ CIerto que Abd 5 II Jer 30,3 LXX comparan el JUICIO de DIOS sobre
Edom con un ladran que VIene de noche, pero son pasajes aIslados
dere secundano el v 40 tIene que buscar otra aplIcacIón onglllal para la
parábola, aplIcacIón que luego habría sIdo sustItUIda o modIfIcada 2) En
favor de la onglllalIdad de la presente aplIcacIón al HIJo del hombre cabe
señalar que, retóncamente, la parábola formulada en térmlllos personales
funcIOna bIen cuando puede transfenrse a un suceso en el que hay Igual-
mente una persona, el HIJo del hombre, en pnmer plano l9 3) Es Illverosí-
mIl que los cnstIanos, después de pascua, hubIeran comparado a su Señor,
al que adoraban, con la fIgura degradante de un ladrón 4) En favor de la
onglllalIdad de una aplIcacIón personal habla Ap 3, 3, 16, 15 Hay, pues,
razones ~ólIdas en favor del supuesto de que Q 12, 40 fue la aplIcaCIón
onglllal de la parábola Q 12, 39 Las mayores dIfIcultades provIenen de la
dIfícIl relacIón lógIca entre Q 12, 39 y 40
Cabe determmar esta relacIón de un tnple modo
a) El dueño de casa es un «ejemplo antltétlco»2Ü SI el meollo de la
parábola está en la conducta del dueño de casa o de los destmatanos, la
relacIón entre la parábola y la aplIcacIón se puede entender antltétIca-
mente El dueño de casa «no sabía cuándo llegaba el ladrón, y por eso fue
sorprendIdo No procedáIs así ¡estad preparadosl»21 Pero xm delante de
ÚIlEÜ; no apunta a una aplIcaCIón antItétIca precIsamente Además, la Ig-
norancIa del momento exacto, que en la parábola explIca que el dueño de
casa no este preparado, en la aplIcaCIón pasaría a ser la razón (on) de que
deba estar preparado Yo no consIdero esto pOSIble
b) El dueño de casa es el punto de conexIón pOSItIVO para la conduc-
ta de los dIscípulos Habría debIdo permanecer en vela aquella noche fa-
tal Pero los oyentes no saben el momento de la llegada del HIJo del hom-
bre, por eso deben VIgIlar en todo momento El grupo de trabajO sobre Mt
que hIzo esta propuesta al analIzar el esquema del comentano, formuló el
sIgUIente ejemplo analógICO «SI el dueño de casa hubIera sabIdo que
aquella noche Iban a forzar su casa, la habría cerrado con llave Pero voso-
tro~ no sabéIS cuándo entrará el ladrón en vuestra casa Así que I tened
sIempre la casa cerrada con llave 1»22 La propuesta es retóncamente su-
gestIva23 El argumento más fuerte en favor de ella es que el evangelIsta
Mt pudo haber entendIdo la parábola en e~a línea, ya que para él vIene a
fundamentar (tila Toih:o) la necesIdad de que los lectores se comporten
(¡dos veces YQYJYOQEW') como se hubIera comportado el dueño de casa,
Explicación
24 Me parece dudoso, en cambIO, que haya que pre,uponer también esta «10-
glca» para Q, donde faltan el doble YQllyoQEúJ y tÍLa l:OUl:O
25 Kuhner-Blass-Gerth, Grammatlk Il/2, 469
26 Cf Lausberg, Handbuch (vol III) ~ 421
27 France (vol 1I), 349 (cIta), cf Zumstem, CondltlOn, 263s
28 Sorprende la frecuencia con que la blbhografla secundarIa olVida la dIfI-
cultad conceptual de la secuencIa Q 12,39/40 Uno tIene la Impre<;]on de que la ló-
gIca de una parabola se vuelve obVIa con el tiempo, cuando se ha convertIdo en el
texto famIlIar y conOCIdo de qempre
El verbo YQl1yoQELV usado en absoluto, sm complemento m determI-
nacIOnes adlclOnale~, como expresión metafónca de una actitud étlco-reh-
glOsa, es una novedad cnstIana 29 En el nuevo testamento aparece ya muy
temprano y esta documentado con bastante amphtud, aparte los escnto~
Joámcos Figura en tres grupos textuale~ diferentes 1) con slgmfIcado h-
teral, en el relato de Getsemaní (Mc 14, 34-38 par), 2) con slgmfIcado
traslaticIO, en el sentido de un comportamiento cnstIano ante el fm del
mundo y ante el JUlCIO, en la parénesIs escatológlCa (Mc 13, 34-37, Q 12,
37,1 Tes 5, 6, Hech 16, 15), Y3) también en sentido traslaticIO, como ex-
presión general de una actitud cn~tIana, sm matiz escatológIco, en otros
textos parenétlcos (l Cor 16, 13, Col 4, 2, 1 Pe 5, 8, Ap 3, 2s, Hech 20,
31) (,De dónde viene este u~o hnguístlCO cnstIano tan llamatIvo? Se po-
dría pensar en una ImpregnaclOn hngUlstlca por la parabola de Jesús re-
cogida en Mc sobre el portero encargado de la VigIlanCia, pero esa pará-
bola nos ha llegado en una forma bastante tardía dentro de la hlstona de la
tradiCión Se podna pensar también en el relato de Getsemaní como on-
gen de la evolUCIón del lenguaJe cnstIano, pero ese relato no constItuye en
SI un puente hacia la espera de la parusía m hacIa un lenguaje ético (,De
dónde vIene entonces el YQ1]YOQEW cnstIano-pnmltlvo en uso absoluto'!
Yo sólo puedo exphcarme su gran difUSión SI eXistieron ya a hora muy
temprana las vlglhas de oraclOn cnstIana, como eXistían en la comumdad
de Qumrán ,0, vlglhas que luego pasaron a ser la expreslOn lmgUlstIca de
una actItud vital más general Así lo mdlca el nexo relativamente frecuen-
te entre el «VigIlar» y el «oraD>, entre VigIlanCIa y sobnedad'] Constan
documentalmente las VigIlias cnstlanas de oración desde el Siglo II32 Y
nombres propIOS como «Gregonos» o «VlgIlantlUs» atestiguan el slgmfI-
cado que tenía el «velar» para la IgleSIa antigua
Historia de la influencia
En la historia de la interpretación, 10 más interesante es el frecuente
intento de referirlo a la vida del individuo. Así lo interpreta ya el gnósti-
co EvTom, lag. 21, que parece aludir a la vigilancia del gnóstico ante las
tentaciones del mundo. Ya la Pistis Sophia aplica la parábola a la muerte
individuaP7. La interpretación eclesial solía hablar de una «doble llegada»
de Crist0 38 : a la persona individual después de la muerte y al mundo ente-
ro en su parusía. Desde Orígenes, la parábola se puede aplicar al individuo
en sentido alegórico; la casa, o el dueño de casa, es el cuerpo del ser hu-
man0 39 o su alma40 ; las puertas y ventanas de la casa son los órganos de los
sentidos 41 . El ladrón es el diablo o la tentación que sobreviene a la perso-
na42 . Las interpretaciones pueden contener exhortaciones impresionantes
a no sacar la muerte, que nadie puede eludir, fuera del ámbito de la vida43 •
37. 121 (ed. W. Till [GCS}, 200s). La interpretación eclesial asume esto: por
ejemplo, Juan Crisóstomo, 77, 3s = PG 58, 705 Ylos autores dependientes de él.
Orígenes, Ser. 60 = GCS Orig XI, 136s distribuye las diversas vigilias nocturnas en
las diversas etapas de una vida.
38. Tomás de Aquino (Lectura), n.o 1996.
39. Hilario, 26, 6 = SC 258, 200.
40. Orígenes, Ser. 59 = GCS Orig XI, 134, Opus imperfectum, 51 = 924; etc.
41. Opus imperfectum, 51 = 924s (puerta = boca y oídos; ventana = ojos).
42. Orígenes, Ser. 59 = GCS Orig XI, 134; Hilario 26, 6 = SC 258, 200; Opus
impeifectum, 51 = 924; Tomás de Aquino (Lectura), n.o 1997 (tentación). Rara vez
relacionan, por tanto, al ladrón con Cristo.
43. «Sic vive... quasi quotidie moriturus, sic stude tamquam semper victurus»
(Lapide, 450, siguiendo a Jerónimo).
puesto a toda la hIstona humana por el fm del mundo y el SUbSI-
gUIente retorno de Cnsto. Hoy hemos Ido más leJos en esa dIrec-
CIón, de suerte que el fmal de la hIstona y su corolano, el JUICIO del
mundo, apenas son ya Imagmables y pensables para muchas per-
sonas De ahí que la Idea del retorno de Cnsto para el JUICIO no de-
termme ya la vIda de esas personas Pero la Idea de la propIa muer-
te es una expenencIa análoga que nadIe puede eludIr. En la propIa
muerte puede aprender cada mdIvIduo que su tIempo tIene un fI-
nal, aunque el tIempo general contmúe Por eso, la expenencIa de
la propIa muerte, que la hIstona de la mterpretaCIón pone de relIe-
ve, es una analogía hermenéutIcamente mteresante de lo que el
texto qUIere deCIr Mateo habla sm duda del fm de la hIstona en
perspectIva apocalíptIca Su mensaje es que el Juez, Cnsto, que es-
tá al fmal de la hIstona, determma la VIda aquí y ahora, que cada
momento de la VIda es un momento prevIO al JUICIO La analogía de
la muerte puede ayudar hoya concebIr esto desde la dIstanCIa, y a
realIzarlo eXIstenCIalmente Sólo desde la dIstanCIa, porque el fm
de una VIda mdIvIdual es dIferente del fm del mundo y, sobre todo,
la muerte es algo totalmente dIstmto del retorno de Cnsto
Análisis
Explicación
RedaktlOn, 70, Lambrecht*, 194 Pero esto ~olo sena concluyente SI la conducta
del esclavo fuera ImposIble a nIvel ügurado Pero que un esclavo mayordomo se
deje arra~trar por la tardanza del señor a actos vlOlento~ y francachela~ no es 1m
posIble, a mI JUICIO, aunque sea «Imprudente», como deja entrever con razon el na-
rrador de Q
11 De modo ~lm¡Jar 18,34 o Lc 14,24, por ejemplo, hacen transparente la
aplIcaclOn
12 Atnbuyen la parabola a Jesus, por ejemplo, Jeremlas, Parabolas, 72ss,
Welser*,203 214 Rmlker*, 244s, Scott, Hear (vol IlI), 210 212
13 Cf Q ]2, 3538, Mc 13,3337 par Mt 25,1430 par Una parábola JudIa
afm es la del rey y ~us cnado~ en Semahot 3, 3 (cf Flusser, Glelchmsse, 24 los
cnados roban y expolIan durante la au~enCIa del rey)
14 Cf supra n 8s Son tambIen semItIsmos AEYELV EV Tií xaQ(JLa (cf Dt 8,
17, Is 47,8,49,21, J Behm, xaQ<ÍLa XtA, en ThWNT III, 6]5, lis), u1tEvm TO [-lE
QO<; llETa (cf J Schnelder, IlEQo<; en ThWNT IV 601, n 19, Bonnard 357, ni),
y la construcclOn paratactIca de lo, v 50s
15 FeUlllet* (Synthese), 63-71 y la Elblla de Jerusalen hacen tamblen aqUl
(cf n 69 y 103 sobre 24, 3ss) una mterpretaclOn IndIVIdual no se trata del JUICIO
unIversal en la parusla, SInO del JUICIO sobre el IndIVIduo en su muerte (67) Esta
dlstmclOn de dos JUICIOS en la predlcaclOn de Jesm no tIene nInguna base exegetl-
ca En Jesus solo hay un JUICIO el unIversal, que no afecta a un colectIVO, smo a In
dIVIduos, cf Rmlker*, 403-405
16 Segun JulIcher Glelchmsreden II, ] 61, Jesus pIde a los dlsclpulos el «fIel
cumplImIento de sus deberes para con DIOS», segun Flusser, Glelchmsse, 90, ~e
trata de «la responsabIlIdad del hombre ante DIOS» Pero el acento de la parabola
recae en el aconteCImIento del retorno del Señor, que tIene lugar en el tIempo, ca
ce, pues, el carácter de llamada que contiene una «promesa y una
amonestación» ante el juicio l7 . Aunque la parte figurada -un «su-
peresclavo» puesto al frente de otros esclavos y esclavas- podría
inducirnos a ver en esta doble parábola una interpelación especial
a los dirigentes del pueblo, los letrados, por ejemplol8, la «versati-
lidad» de la metáfora «esclavo»19 y los reproches inespecíficos al
mal esclavo -violencia y excesos en el comer y beber20- invitan a
no reducir su alcance. En Jesús, la parábola iba dirigida quizá a to-
dos. Un dicho alusivo no puede hacer plausible por sí solo que, ya
en Jesús, la venida del Señor encauzase las asociaciones en direc-
ción a la venida del Hijo del hombre, como en el caso de la pará-
bola del ladrón; pero tampoco hay nada que lo excluya.
mo mdlcan la argumentacIón del mal e~clavo (v. 48), basada en la demora, y el én-
fasIs de la venIda mesperada del amo (v 50).
17. Welser*, 214.
18. Dodd, Parábolas, 153; (los saceldotes y los letrados); Jeremlas, Parábo-
las, 76 (los letrados); Lambrecht, Parables (vol HI), 195 (dIrIgentes de la comu-
nIdad cnstIana)
19. Welser*, 22-41, 208-21, cita 209.
20. Las acusacIOnes contenIdas en Q 12, 45s no tienen nada que ver con la ac-
tiVIdad especIal de lo~ sacerdotes o los letrado~ ¿Por qué Iban a pensar los oyentes
de Jesú~, al oír «francachela, borrachera y VIOlenCIa» ... en <<los letrados y fanse-
os»? (Welser~, 210). Así lo ve, en todo caso, Schlatter, 718' «Un rabmato VIOlento
y vlvldor».
y aplicación: el final original del texto -«él le dará su merecido en-
tre los descreídos»- habla directamente de la condena en el juicio.
Las comunidades Q conocen además la parábola afín de los cons-
tructores (Q 6, 47-49), Y quizá también la parábola de las minas
(Lc 19, 12-27), que requieren una interpretación similar.
Resumen
Análisis
POX XII, 1449, 19, un mventano de bienes del templo dlstmgue los A-Ul1:rtUOE<; de
plata de los AUXVOL de oro, ~e refiere qUIzá a las varas para «antorchas de vasIJa»
PLond 1159, 19 (Mlttels-WJlcken, Grundzuge 1, 493) mcluye los A-Ul1:rtaoE<; entre
los ornamento, necesanos cuando entra un alto funclOnano BGU III, 717, 12 no
permite pronunCIarse Jdt 10, 22 habla de Aal1:rtaoE<; de plata en la tIenda real Dan
5, 5 e hace referenCia a la sala de un palacIO que se Iluminaba, al parecer, con an-
torchas Esto podna darse tamblen en Hech 20,8 (el pasaje mas dIficIl) El presta-
mo arameo ';l~" (Tg Neofltl Ex 20, 2) no habla de una lamp (Sokoloff, DlctlOna
ry s v), SinO de"J, r'El~" = «antorchas de fuego» En gnego moderno, Aal1:rta
slgmflca <<lampara», y Aal1:rtaoa, «torzal de cera» y «antorcha» El ménto de haber
prestado atenclOn a e~tos errores compete ~obre todo a Zorell* y a Jeremlas*
23 Linterna nunca se dice en gnego Aal1:rta<;, SinO Aal1:rtTtlQ (lat lanterna) o
AUXVOUXo<;, una denomlnaclOn postenor, según Pollux, 6, 103, es ¡pavo<; (Jn 18,
3 1) Sobre lmternas antlgua~, cf H Blumner, DIe romlschen Pnvataltertumer, 142-
144 Las lmternas mc1man una lampara de aceite, tamblen un cmo (sobre todo en
OCCIdente) protegIdo detras de un cuerno, tela engrasada, vejIga ammal o cnstal
24 J Gage, Fackel, en RAC VII, l55s
25 En una boda romana era muy Importante la procesión de la~ antorchas, que
acompañaba a la novIa desde la casa de sus padre<; a la casa del novIO, porque con
la antorcha de e<;pmo blanco se transportaba el fuego del hogar desde la casa pa-
terna al nuevo hogar de la pareja, cf Blumner, DIe romlschen Pnvataltertumer,
358s Pero las antorcha~ estaban Igualmente presente~ durante las bodas en el área
hngmstlca gnega Son símbolo del amor (Hehodoro, 2, 29, 4, 17, 10, 41, Arteilll-
doro, On 2, 9, DlOdoro Sículo, 13, 84, 1-3) Para Palestma no hay documentos de
la epoca Mas Interesante que los documento~ modernos aportados por Jeremlas*,
197s e<; el comentano de Raschl a Kehm 2, 8 = BIll 1,969, que cahflca como cos-
tumbre en la tierra de Ismael el acompañar a una novia con dIez antorchas de va-
sIJa de,de la casa paterna a la casa del novIO
26 Sobre los frescos del Coemetenum Ostnanum y de la catacumba Cmaca,
cf mfra, 616 Hay antorchas en las repre<;entaclOne, de la IgleSia onental, segun la
VlSlOn panorámica de los monumentos de Lehmann*, 1220, hasta el año 1000
aprOXimadamente, mas tarde, las Jovenes suelen portar cmos En representacIOnes
artístIcas de Occidente dominan, desde la era carolIngia, las lamparas de aceite
Los textos IIteranos rara vez permIten determmar la Idea que se tIene de las lam-
padae Juvenco (vol III) IV, 201 habla sm duda de hnternas Hay documentos m-
dudables de lampara, de aceite en (Pseudo [?]) Agustín, Serma 76 = PL 39, 1892,
Las antorchas suelen ser unas estacas embadurnadas de resma o pez
Pero hay dos clases de «antorchas de aceIte» Se puede forrar una estaca
con paños empapados en aceIte y aplIcarle fueg0 27 , pero eXIsten tambIén
desde antIguo, y con abundante documentaCIón, las denommadas «antor-
chas-vasIJa» se adosaba a una estaca una vaSIJa, en la que ardían, al pa-
recer, paños empapados en aceIte 28 Las AU¡..tJtUCEC; de nuestro texto eran
qUIzá antorchas de este genero
Esto tIene consecuencIas para la comprensIón del relato las antorchas
tIenen una combustIón breve en comparacIón con las lámpara& de aceIte29
Es dIfíCIl que algUIen las coloque en el suelo, al lado, y se duerma Es
Imagmable que las muchachas salgan con antorchas al encuentro del no-
VIO y lo acompañen a la casa de la nOVIa, pero no que lo e~peren durante
horas con las antorchas encendIdas
5 Hlstorza de la tradición Hay dos tesIs opuestas a) Según la pn-
mera, el relato surgIó en la comumdad y abunda en alegorías El novIo es
sm duda Cn&to en su retomo Es báSIca la expenencla de una parusía que
se hace esperar Esta tesIs aduce como fundamentaCIón que la úmca cau-
sa de la «necedad» de las Jóvene~ que no llevan aceIte consIgo es la de-
mora del novIO La parabola narra una boda «ImposIble», por eso, la boda
es una fIccIón dIctada por la aplIcaCIón que está detras de las alegorías 30
Explicación
Así pues, Jesús contó quizá una historia de diez muchachas que
salieron a saludar al novio. Sólo cinco de ellas habían traído consi-
go aceite para encender sus antorchas. Cuando el novio llegó final-
mente y ellas quisieron encender sus antorchas, advirtieron las otras
que los paños de sus antorchas se iban a apagar muy pronto; por
eso pidieron aceite a sus compañeras. Pero éstas sólo tenían lo su-
ficiente para ellas mismas y tuvieron que enviarlas a los tenderos.
Así, las muchachas necias no estuvieron presentes en la marcha
festiva a la casa del novio. Las prudentes van a la fiesta de bodas...
y se cierra la puerta. Los oyentes tiemblan ante esta metáfora 37 :
una puerta cerrada no cuadra a una boda en una aldea judía u
oriental, donde participa toda la comunidad38 • Aquí comienza la in-
congruencia, que forma parte de muchas parábolas de Jesús.
¿A qué se refería la parábola original de Jesús? No era una pa-
rábola sobre la parusía; así lo indica la metáfora convencionaliza-
35. Jeremms. Parábolas, 212, cree con mucha fantasía que ¡no pudieron po-
nerse de acuerdo sobre el Importe de la escutura matrimomal!
36. En ambos textos, el Importante papel de los InvItados a la boda es atrIbUI-
ble a los núcleos de tradiCIón más antIguo~, que se remontan hasta Jesús (Mc 2.
18s; Lc 14, 16-24).
37. La puerta cerrada expresa una ocasión perdIda; cf. BQ 80b = BIB. 1, 970.
38. El úmco paralelo real es un uso, documentado, en las relaCIOnes ciudada-
nas de Jerusalén (TBer 4, 8s, BB 93b = BIII. IV, 617): en un banquete, después del
prImer plato, colgar una cortIna delante de la puerta como señal de que no ,e de-
sean ya más invitados.
da del «novio», que remite a Dios 39 • Tampoco era, quizá, una pará-
bola de juicio; así lo indica el símil de la boda, que difunde alegría
y no temo(l°. Se refería, lo más probable, a la participación en el
tIempo salvador, que es el tiempo de la presencia de Jesús, tiempo
que Jesús calIficó también en Mc 2, 18s como tiempo de alegría
nupcIal. La intención última es entonces, quizá, una advertencia:
¡el que no esté preparado se puede perder este kairos de alegría! La
parábola es comparable, en cierto modo, con las parábolas de la
construcción de la torre y de la guerra, Lc 14,28-32: el que quiera
seguir a Jesús en la alegría del reino de Dios tendrá que poner al-
go de su parte 41 •
49. Lovestam*, 116s evoca la mterpretacIón Judía de Prov 24, 20, donde se
habla de la lámpara del malvado Midr Sal 37 § 1 (l26b) (el aceIte se apaga pron-
to en la lámpara de los malvados). Pero no se trata aquí de «antorchas» El judaís-
mo rabímco puede calIfIcar como «luz» o <<lámpara» (¡no como antorchd o como
aceIte') a mdlVlduos, Israel, la torá, el templo y las obras (BIll l, 237-239). Don-
fned*, 427 señala NúmR 13, 15s sobre 7, 19 (Freedman-SImon n, 535), donde se
aplIca la mezcla de harma y aceIte a la torá y a las buenas obras El pasaje es aIS-
lado y no podemos hacer de él, como Donfned*, el punto angular de una mterpre-
taclón a1egónca de la parábola
50 Este dIagnóstIco negatIvo se corresponde con 24, 48, donde la demora de
la parusía aparece SImplemente como pretexto del mal esclavo. 'v•.,.. -
6s Ahora acaba la exposIcIón y comIenza la verdadera hIstona Es
plena noche51 Se oye un gnto52 el anunclO de la llegada del nOVIO.
La expresIón «en medIO de la noche» no determma las aSOCiacIO-
nes de los lectores. Algunos, como Orígenes y Jerómm0 53 , evocan
la noche de passah en Egipto, cuando a medtanoche DIOS hmó de
muerte a los pnmogémtos (Ex 12, 29) Otros, qUlzá baJO la m-
fluencta de la parábola del ladrón, habrían considerado la noche
como elemento de la parusías4 La parábola permite esas aSOCla-
ClOnes, pero no las Impone La mayoría de los lectores Imagmaría
las reaCCIOnes al ser anunCIado el novIO en el momento menos pre-
VIStO. Las muchachas son mVItadas a «sahr», sm duda a la calle, al
encuentro del novIO, como había antICipado ya el título de la pará-
bola (v 1) Ellas preparan sus antorchas
8s Ahora adVIerten las muchachas necIas que sus antorchas se
apagan ante la ImposlbIhdad de empapar los paños en aceIte Esta-
rán como tontas en la salutaCIón del novIO y en la procesIón subSI-
gUIente a su casa Por eso pIden aceIte a sus compañeras No hay
lugar a preguntar, pues, SI en la casa de la nOVIa no podían haber-
se procurado aceite de ohva Tampoco hay por qué mterpretar la
negatIva de las muchachas prudentes en sentIdo alegónco, refl-
néndola, por ejemplo, a la ImpOSibIlIdad de las obras vIcanas íS • El
narrador elIge en realIdad esta pOSibIlIdad de contmuar la hIstona
entre vanas otras, porque busca el desenlace trágiCO de su parábo-
la Las muchachas prudentes no pronuncIan el «no» porque el baI-
le de las antorchas dure mucho y vayan a necesItar todo el aceIteS6 ,
111 porque sean malvadas, se regodeen del mal ajeno o les pueda la
avancta, smo porque el relato lo pIde así Las neCIas tIenen que
51 Mccn]<; /lE VVX1:O<; no sIgnIfIca «a medIanoche», eíO sena xm;a 1:0 ~E(JO
vVX'tlOV o xa:ta ~E(JOV l:f¡<; VUX1:O<; (Hech 16,25,27,27)
52 KQavYll es un gnto articulado o marticulado, o un gnteno Grasser* 124s,
en partIcular, lo aplica al «gnto escatologICO» que anunCIa el ocaso del mundo Los
documentos (1 Tes 4, 16, I Cor 15, 52, Jn 11,43, Ap 14, 15,4 Esd 6, 13-15, Hen et
71, 11) son dIspares y sIgnIfICan cosas muy dIferentes No eXIste «el» gnto esca
tologlco
53 Ongenes, fr 500 = GCS Ong XII, 204, JerónImo, 237 Sobre Strobel*,
que renueva esta teSIS, cf supra, n 30
54 La Idea de que la parusla tendra lugar de noche no es de dIfuslOn general,
smo que aparece solo en textos que hablan del <<ladron» No íe puede mferIr en
modo alguno del verbo YQllYOQEClJ
55 Derrett*, 137s
56 I Un uso nupcIal hermosamente mventado por JeremIas*, 200'
acudIr a los vendedores de aceIte ¿Que eso era ImposIble en me-
dIO de la noche? El narrador no parece ser de esa opmlón
MIentras van de cammo, llega el novIO y las muchachas pru- 10
dentes entran con él a celebrar la fIesta En este versículo se acu-
mulan las metáforas cnstIanas la fIesta nupCIal es para los lectores,
como en 22, 2-14, el banquete del remo de los cIelos, al que todos
son llamados, pero no todos son escogIdos (22, 14) El verbo «en-
trar» les recuerda la expreSIón consagrada «entrar en el remo de
los CIelos» En ~EL' u{rtou resuena el tema del Enmanuel (cf 1,
23,28,20) Luego se CIerra la puerta, y los lectores hacen cábalas
en esa fIesta nupCIal del CIelO no ocurre lo mIsmo que en una boda
terrena El protagomsta, que es el novIO, no ha mtervemdo aún dI- lIs
rectamente en la aCCIón Su apanCIón Impnme ahora el gIro deCI-
SIVO al relato Los lectores están expectantes desde el V 9 sobre la
suerte de las muchachas que no tenían aceIte La puerta cerrada
con llave no hace esperar nada bueno, lo mIsmo que el ÜOTEQOV m-
troductono del v 11 «Más tarde» llegan las muchachas después de
haber empezado la fIesta nupCIal y estar cerrada la puerta, dema-
siado tarde Ahora ya no mteresa a nadIe SI han obtemdo o no aceI-
te en las tIendas Llaman con las palabras de 7, 21 «Señor, señor»
No se habla así a un novIO, smo al HIJO del hombre y Juez del mun-
do PIden que les abran la puerta cerrada5? En una boda terrenal
hubIera sIdo ObVIO acceder al ruego, pero no en ésta El novIO pro-
nunCIa su «amén» Nmgún novIO terreno habla así, smo el HIJO del
hombre, Jesús 58 Con palabras semejantes a 7,23 rompe la comu-
món con las muchachas neclas 59 La parábola de la alegre boda co-
mo la que Imcló el relato ha denvado en una descnpclón tétnca del
JUICIO del HIJO del hombre El esperado encuentro con el novIO se
transmutó en una separaCIón de él
Los lectores saben que todas las muchachas eran llamadas a la 13
comumón con el novIO Están mqUIetos, porque comprueban aho-
ra que no todos los amIgos y amIgas del novIO pertenecerán fmal-
mente a él La comullldad es un «corpus permlxtum» ¿Qué es el
57 Los lectores evocan qUlza la puerta estrecha que da acceso al remo de los
cielos (7, 13s)
58 D O VIa, Die Glelchmsse Jesu, 1970 (BEvTh 57),120 'A¡ajv no apare-
ce en otros pasajes en boca de personajes de parabola
59 No solo pasajeramente, como en ja formula de excomumon slmllar de un
maestro JUdlO (MQ 16a = B1l1 1,469) Cf vol 1 569 con n 44s
aceite que ha faltado a las necias? A la antorcha hay que añadirle
algo más para que ilumine. En 5, 16, el evangelista dijo sin rodeos
que la luz de los discípulos luce mediante las buenas obras. Desde
la parábola anterior, los lectores pensarán en las relaciones inter-
humanas, en el amor60 . Mateo no lo explica aquí; se limita a hablar.
como en 24. 42, de la vigilancia. La hora de llegada del Hijo del
hombre es tan desconocida como la de la llegada del novio. Estar
preparado para ella significa tener aceite consigo desde el princi-
pio, porque el novio puede llegar en cualquier momento, y cerrar
la puerta.
Historia de la influencia
Resumen
152 «Pero nosotros no sabemos nada del dla o la hora De ello se sIgue que ar
momza bIen con el temple de urgencIa el contmuar en las cosas ordmanas como SI
ese dla u hora no fuese mmmente» DIcho en lenguaje mateano, estar lIsto slgmfl
ca hacer la voluntad del Padre y recorrer el cammo del amor totalmente al margen
de que la parmla tenga lugar hoyo mañana
115 DlOmslO CartuJano, 273, dIce de las vlrgenes neCIas «lngemmant Doml
num, non cantate, ~ed necessltate, non vero amore, sed naturalI affectIone et tImo
re Ideo mI merentur»
'Yo abnría ',dIjo en voz baja para que no le oyera el más vIeJo de la
aldea No podía resIstIr su mIrada
'BIen hecho, Natanael', dIJo Jesús nsueño, y le extendIó la mano co-
mo SI le bendIjera 'En este momento has entrado VIVO en el paraíso sm
pasar por la muerte'
Lo mIsmo hIzo el novIO GrIto a los cnados '¡Abnd la puerta, esto es
una boda, todo~ deben comer y beber, y estar alegres' Dejad entrar a las
vlrgenes dlstraldas y que se laven los pIes, que han Ido lejos'»116
Análisis
4 dE falta en ~", B, sa
5 AtracclOn del adverbIo de lugar En realIdad tendna que fIgurar EXElftEV oi)
(Bl Debr Rehkopf § 437, 2)
6 El v 26b debe entenderse qUlza como pregunta y no como aflrmaclOn con
sentIdo conceslvo en el segundo caso cabna esperar en el v 27010 en lugar de ouv
7 BaAAúJ = xa,a~aAAúJ cf LIddel Scott s v II, 6d
(JuvmQm AOYOV) y, sobre todo, el relato del admIll1strador en 24, 45-51
(palabras y frases clave comunes m(Jtoe; OOUAOe;, Xa1(h(Jtr¡~L lom, Ó xu-
QLOe; tou OOUAOU loXELVOU, loXEI f(JtaL Ó XAUU{}~Oe; XaL Ó ~Quy~oe; twv
ol)ovtmv) Este úlbmo relato, todavía fresco en la memona, lo utIlIzarán
los lectores con toda naturalIdad para la mterpretaClón TambIén en los
versIculosfmales-v 29(cf 13, 12)yv 30(cf 8,12,22, 13,24,51)-re-
suenan algunas lOCUCIOnes conocIdas
La parabola consta de una exposIcIon narrada concIsamente, que re-
fIere la entrega de dmero que hace el señor antes del VIaje (v 14s), la pa-
norámIca de lo ocurndo entre la partIda y el regreso del señor (v 16-18) y
la larga escena fmal, que narra la rendIcIOn de cuenta~ de los tres esclavos
(v 19 30) En esta escena fmal sorprende la gran deSIgualdad en el tIem-
po dedIcado a los tres esclavos despues de los dos dIalogo~ lacomcos del
señor con los dos pnmeros (v 20s 22s), el dIálogo con el tercer esclavo
ocupa el maxlmo espacIO (v 24-30) dos qumtas partes de toda la parabo-
la La conclusIOn consIste, como en otra~ parábolas 8 , en un dISCurso muy
extenso del señor (v 26-30) El mterés pnnclpal reSIde, pues, en este ter-
cer esclavo y en lo que el señor le dIce
La narraCIOn es muy estereotIpada y contIene numerosas repetICIOnes
y corre~pondenClas Así, las dos escenas de saldo de cuentas con los es-
clavos «productIVOs» (v 20s 22s) son casI lIteralmente Iguales El hecho
de haber ganado Clnco o dos talentos se repIte pesadamente en los dIálogos
con el señor (v 16s 20 22) Lo mIsmo vale para Id ocultacIón del dmero
baJO tIerra por el tercer esclavo (v 1825) En el dIálogo entre el señor y el
tercer esclavo, el señor repIte la caractenzaClón en frase hecha {}EQL~mv
óJtou oux f(JJtELQUe; XaL (Juvuymv ó{}ev ou OLwxoQm(Jue; (v 24 26) Las
repetICIOnes se corresponden con un modo narratIvo popular y con el es-
tIlo matean0 9 El narrador las emplea SIempre con extrema habIlIdad Es
to vale sobre todo para la escena mtermedla, v 16-18 Aquí adVIerten los
lectores que en esta hIstona todo se Clfra en la gananCIa TambIén aquí fI-
Jan la atenClón en el tercer esclavo, porque su conducta se desvIa de la de
los otros dos y no aporta ganancia Por eso, ya en el v 18 se hacen la pre-
gunta declSlva para la parábola cómo Juzgara el señor este comporta-
mIento 10 Lo que SIgue ahora, el doble saldo de cuentas con los dos pn-
meros esclavos, repetIdo machaconamente (v 20-23), hace de elemento
ralentlZador que mcrementa la tensIOn que el señor alabe a los esclavos
productIVOS era de esperar, pero ¡los lectores qUIeren saber fmalmente
que le ocurrIrá al tercer esclavo I Al mismo tIempo, estas dos breves esce-
nas ejercen una funCIón Importante, porque atraen la atencIOn de los lec-
11 Hoy parece ganar terreno la te~!s de que no hay tal texto Q, cf , por eJem-
plo, WeIser*, 227-258, Sato, Q (vol II), 22, Agbanou~*, 157-167, Rmlker*, 277,
Jacobson, Cospel (vol III), 244, difieren, entre otros, Luhrmann, RedaktlOn, 71,
Schulz, Q, 288 29')
12 Por ejemplo, el diferente orden de los elementos de respue~ta del esclavo
medroso en los v 24s 11 Lc 19, 205, los dos hapax legomena OXVllQoe;/uuOl:llQoe; en
el v 2611 Lc 19, 215, la vanaClOn ouvuyw ÓftEV ou lílEOxoQmou y uiQwv Ó oux
Eftllxu, en puesto dIferente, v 242611 Lc 19, 2ls
13 A dIferencIa de Mc 4, 25 par elloglOn comIenza con partlclplO y JtUVtl en
datlvo Es redacclOn mateana XaL JtEQLOOEuftlloETaL (como 13, 12)
14 Son claros mateIsmos, ~egun vol 1, 57ss v 14 WOJtEQ YUQ, ilílOe;, v 15
[tEV, líE (ca 19 veces en OposlClOn a [tEV, en Mc ca 2 veces), EuftEwe;, v 16 JtO
QEuftEle;, AU~WV, v 17 WOUUTWe; (cf 20,5,21,3036), v 18 líE, AU~WV, am:Aftwv,
v 19 EXELVOe; (cf espec 18,27,24,50), OUVaLQw AOYOV [tETU (cf 18,23), v 20
JtQooüftwv, AU~WV, JtQom:pEQw, AEyrnv, v 21 qJll[t1 + dat + subJuntIvo, v 22s cf
v 205, v 24 JtQooEAftrnv líE, v 25 aJtEAftrnv, v 26 aJtoxQlftEle; líE + subJuntivo, v
27 oDV, aQyuQlu (plural), v 28 ouv, v 29 YUQ, XaL JtEQlOOEUftll0ETaL (cf 13,12),
>obre v 30, cf 8, 12,22, 13 Son pOSIbles como redacclOn mateana v 14 aJtolíll
[tErn (cf 21,33 YMc 13,34), JtUQulíllírn[tl, TU UJtUQXOVTU (cf 19,21, 24, 47), v
15 TUAUVWV (cf 18,24), ÉxUOl:W XaTU (cf 16 27), v 16 TUAUVWV, EQyu~O[taL,
UAAOe; + numero (cf 4,21), v 17 unoe; + numero v 18 xQuJtTrn, XUQIOe; con ge-
mtlvo posesIvo (Mt 19 veces 1 Mc 4 vece, 1 Lc 8 veces, sobre todo en parábolas),
v 20 Unoe; + número, tUAUVWV, JtuQulíllírn[tl, v 21 XUQIOe; con gemtlvo pose~I
vo, dOEQXO[taL (cf dIChos-~UOlAEIU), mowe; (cf 24,45), XUftLOTll[t1 Em (cf 24,
4547), v 22s cf v 205, v 24 tUAUVWV, ouvuyrn/oxoQm~w (cf 12, 30), v 25
qJO~EO[taL, xQuJttrn, tUAUVWV, v 27 ElíEllrreal!s (cf 18,33), v 28 tUAUVWV Son
muy densos, Junto con el lenguaJe escogIdo y umtano, hacen cOllJeturar
que Mt fue el pnmero en poner por escnto esta verSIón de la parábola Só-
lo del últImo versículo (v 30) cabe afIrmar con certeza práctIca que no es
redacCIón de Mt Pero las comcldenclas, relatIvamente numerosas, con Lc
19, 12-27 en las partes de dIálogo, mdlcan que, ya en la transmIsIón oral,
el texto del relato era relatIvamente estable
3 Hlstona de la tradlClOn y ongen La base para la hlstona de la tra-
dIcIón es la comparacIOn con la vanante Lc 19, 12-27 La mvestIgaclón
ha alcanzado un consenso según el cual nI la verSIOn lucana nI la matea-
na se puede consIderar más antIgua en térmmos generales, smo que cada
una de ellas ha conservado CIertos rasgos antIguosl 5
Son Indudablemente secundanos en Lc todos los detalles relacIOnados
con el tema del aspIrante al trono que emprende VIaJe, dIspuesto a hacer-
se confIrmar su remo en un país lejano (1 Roma 1) contra la protesta de sus
propIOS súbdltOS1 6 -como fue el caso de Arquelao, hIJO de Herodes l7 - El
tema mcluye Lc 19, 1214 15a 27 y la recompensa de los esclavos dlh-
gente~ con gobIernos cIvIles en V 17 19, qUIzá tambIén el numero de los
esclavos (dIez) en el V 13 18 Pero no hay mngún mdlCIO de que Lc sea el
pnmero en msertar el tema del aspIrante al trono En Lc es probablemen-
te secundano el comportamIento del tercer esclavo que guarda el dmero
en un pañuelo su extrema mdolencla, por tanto 19 Esto se corresponde
con la tendencIa que observamos tambIén en la vanante tardía del Evan-
geho de los nazarenos el tercero derrocha allí el dmero de su señor con
prostItutas y flautlstas 2U , qUIen es condenado por DIOS, tIene que haber ac-
ra del país En la parabola de los dos mlmstros (Jalqut Schlm'om 267a = Erle-
mann", 216), el rey e~ta «largo tiempo» ausente de 'u reiDO
26 13,12 = Mc 4,25, EvThom log 41
27 Así, con razon, Rmlker*, 275 frente a Foerster*, 50, Agbanou**, 165 y
Weder, Glezchmne, 200s, que comlderan elloglOl1 como aphcaclOn ongmal de la
parabola
28 El v 28 no es secundano (dSI Kamlah*, 33~) ante el traspaso de una ma-
yor responsabIlidad a los e,clavos diligente, (v 21 b 23b), la hlstona tiene que aca-
bar qUitando al e,clavo medrow el capital entregado
29 Po,tulan un producto comumtano Schulz, Q, 293s, 298, qUizá Grasser,
Problem, 111 (por la demora de la parusía), también Fledler*, 271s (ante la Impo-
Sibilidad de encontrar un 5ztz zm Leben convmcente de la parábola)
10 Ct, adema, de Peslq (K) 14,5 (supra, n 25), la parábola de los dos go-
bernadores en Mekh Bachode,ch 5 (WiDter-Wunsche, 208) (un rey nombrd a un lu-
gartemente admlm,trador de su paja, y a otro, admiDlstrador de 'u oro El pnmero
malver,a la pdja y por e,o no puede ascender a admlmstrddor del oro). y en Sema-
hot 3, 3 (Flusser, Glezchmsse, 24) (un rey entrega a su personal de serVICIO oro y
plata para que negocien La contmuaclón es diferente, cf n 13 sobre 24, 45-51)
31 Jdlqut Schlm'om 267a = Erlemann*, 216 un rey emprende viaje fuera del
país, uno de ws mml,tros lo qUiere, el otro lo teme, se olVida de él durante la au-
sencIa y de,cuida 'u deber El rey le pIde cuentas
32 Tana debe Elia 53 = Erlemann*, 216s Un señor regala tngo y lana a su,
do, amigo'> antes de emprender viaje El pnmero hace un pan y una tela, el ~egun
do, nada El señor, a su regreso, alaba al pnmero
33 Entre las parábolas de depósito confIado a algUIen cabe recordar LevR 18
(117d) = BI]] 1, 205s (el sacerdote Chaber entrega a un 'am ha'ares un pan puro
ReferenCia el alma), AbothRN 14 =BI]] 1,971 (el depo'lto del rey ReferenCia el
hIJO de Yohanan ben Zakkm), Schab 152b = BI]] IV, 1045 (el rey dl,tnbuye ve,tl-
dos ReferenCia el alma), Pe'lq (K) 19, 4 =Thoma-Lauer, Glezchnzsse I (vol Il),
245 (el rey, al ausentmse, deja promesas y el documento de boda a su novia Refe-
renCia DIO, deja a Israel la tora)
re deClr que Jesus apruebe moralmente el capitalIsmo m los negoclOs de
los esclavos En la parabola del admmlstrador astuto (Lc 16, 1 8), Jesus
valora pOSitivamente a un bnbon que hace lo convemente para el, al mar
gen de la legalIdad, en un trance personal dlf¡cll, yen la parabola del Juez
Imcuo (Lc 18,2 8a), el magistrado pagano que nombra a DlOS tampoco es
nmgun personaje Slmpatlc0 34 La parabola del tesoro en el campo (Mt 13,
44) presenta Igualmente al que lo descubre como sagaz, pero no legal m
moraP5
Historia de la influencia
46 Los rabmos dlstmguen (BM 3, JI) entre dmero confIado, que está «anu-
dado» (",~), es decIr, un «depósito cerrado», y el dmero «no atado» ('J"1~), es de-
cir, «depósI'to abIerto» Del pnmero no puede dIsponer el custodIO, pero tampoco
responde sustrtutonamente ~I se pIerde dentro de una custodIa correcta, sobre el se-
gundo trene facultad de dl~poslclón, pero es tambIén respomale sustItutono en ca-
so de pérdIda
47. BM 42a = BIlI 1, 971 s, BM 3, 10 establece que el dmero confIado que se
pueda colgar en un pañuelo a la espalda o no esté cerrado con llave ante mños pe-
queños, en caso de pérdIda debe ser repuesto.
48 ef. los documentos en BJll. 1, 972.
49 Las aSOCIaCIOnes que despIerta el OXAfJQÓC; son: áspero (cf. 1 Sam 25, 3
LXX), soberano duro de corazón (d. Is 14, 3, 19,4); impío (ls 48, 4; en gnego:
YLVúlOXúl tyw on OXAfJQOC; el)
50. LTIflQúl por gastar dmero· Ag 1, 6; {}cQl~úl por expolIo de una provmCla:
nos desde la versión textual gnega), el señor es, por lo VIsto, uno
de esos que obtienen ganancIas abusIvas, por eso hay que temerle,
y por eso el esclavo guardó su dmero para mayor segundad La
frase «mIra, aquí tienes lo que te pertenece» ("ro oov) suena mso-
lente Sl , como dICIendo: «¡Pero no más que eso!». El dISCurSO del
esclavo es desconcertante, oscIla entre la terquedad, la protesta y el
mIedo. No se sabe muy bIen cómo encasIllarlo El señor lo repren-
de por malo y «mIedoso», no por «perezoso»S2 «Por mIedo a fra-
casar, m SIqUIera mtentó tnunfar»s3.
El señor repIte de memona la caractenzacIón que ha hecho de
él su esclavo, sm protestar por ello Quedamos ~m saber lo que él
pIensa, y cuál es la realIdad. Pero el señor desenmascara con agu-
da Ironía la conducta del esclavo: SI me tiene'> por COdICIOSO y me
temes, debías haber llevado mI dmero al banco, donde lo que es
mío ("ro E[WV) hubIera producIdo SIqUIera algunos réditos Los
oyentes pensarán que ese señor que habla de mtere~e~ es un paga-
no S4 Pero eso no tiene nada de particular Los gobernantes, los te-
rratementes y los pudIentes de Palestma eran a menudo paganos en
aquella época, y por eso aparecen a veces en parábolas tanto Judías
como de Jesús en esa sItuaClónss . La frase hIpotética no aclara '>1 el
Plutarco, Mor 11, 182a, ouvayúl de dmero Job 20, 15, oxoQm~úl por repartlr di-
nero 2 Cor 9, 9 = Sal lll, 9 LXX Para dl~tmto~ enunciados metdfoncos cuasl-
proverbiales, con la poIandad «sembrar segan>, cf Bauer, Wb 6 ~ v OJl:ELQúl lb,
lbld ~ v 1tEQL~úl 2, Liddell Scott ~ v OJl:ELQúl 11, tambJen Jn 4, 37, Mt 13, 3-924
30 Un proverbio gnego analogo dice á flYJ Xal:E1tOU, flYJ &VEAll (documento~ en
Derrett*, 191, n 30)
51 Derrett*, 191, n 131, remite a la expreslOn despectiva ';p~S '9StV ,,¡, de
la MIsna y del Talmud, con la que algUien ;,e hacia cargo de una propiedad ajena no
deseada
52 'OxvYJQo~ tiene poco que ver con «perezoso» (asl se traduce aún con fre
cuenCla, por ejemplo en Dldler*, 255, Hill, 329, entre otros, sigUiendo la tradlclOn
exegetlca OCCIdental, que se orienta en la ver~lOn latma de 6xvYJQo~ por «pigen>), y
mucho con «mdecIso», «medroso» Cf Pollux, Onom 1,179 (de un general no ap
to), 5, 124 (smommo de CPO~EQO~) Documento~ en F Hauck, 6xvYJQo~, en ThWNT
V, 167, 28ss
53 J Meler, 300
54 En el JudaJsmo de la epoca ~e mantuvo en general la prohlblclOn de cobrar
mtereses por el prestamo (Kahler*, 176,) Los rabmos afmaron mucho la prohlbl
ClOn bíblica de los mtereses (Klmgenberg-", 57-63) Para la exegesls de Kahler-", la
cuestlOn de lo, mtereses es central, cf 168, (,Por que~ ¡El capitalista qUiere mte-
reses, a lo sumo, en caso urgente I
55 Cf supra, 101;, e 1 Zlegler, DIe Konzgsglelchnzsse des Mldrash, Breslau
1903,246-249 (del emperador)
señor es realmente una sanguijuela y un «pérfido usurero»56, ni si
la respuesta confirma la imagen que tiene de él su esclav057 , o si
esta imagen es falsa. Los oyentes pueden pensar lo que quieran.
Otra cosa es la imagen que éstos se han hecho del tercer esclavo.
Su primera impresión de una persona fiel, aunque algo medrosa, se
difumina. Se ve que es complejo en sus motivaciones, y el miedo a
su señor, que él indicó como razón de su conducta, podría ser me-
ro pretexto. En cualquier caso, este esclavo es «inútil» para asun-
tos económicos; el señor le reclama por eso la mina y se la entre-
ga al primer colega, para que negocie con ella.
Las parábolas están hechas para convencer a los oyentes y pa-
ra que éstos transfieran luego esa convicción a su vida. Hay dos in-
dicios de que esta parábola no alcanzó del todo el asentimiento de
29) sus oyentes. Quizá ellogion del v. 29 -proverbio de itinerantes-,
añadido muy tempranamente, y que enunciaba en un principio que
los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más
pobres 58 , comenzó siendo -antes de su reinterpretación escatológi-
ca59_ una resignada protesta de oyentes que simpatizaban con el
tercer esclavo. Así ocurre, de todos modos, en Lc 19,25, añadido
algo más tarde: «Señor, tiene ya diez minas». Esta objeción deja
traslucir una perspectiva de lectura «desde abajo». Hace ver que la
parábola de Jesús no fue formulada desde la óptica de la gente po-
bre, y que esto no es un hallazgo exclusivo de la época moderna.
Cierto que Jesús no quiso poner a ningún negociante malo como
modelo; pero el reproche de haber partido de una «gestión corrien-
te», sin cuestionarla. y de que «no debería interesarse... por las co-
sas económicas»6ü, es atinado. Ese reproche, sin embargo, habría
que hacerlo de igual modo a muchas parábolas de los rabinos, que
presuponen con toda naturalidad un orden de diferencias sociales y
hablan sin crítica de algo así como «reyes por la gracia de Dios».
74. Es lástima que no se hable, además, de otro esclavo que empezó a nego-
Ciar, pero con ~u capItal, y fraca~ó e hizo qUiebra. (,E! señor lo hubiera invitado a
«entrar en su gozo»? Esperemos que sí.
75. Por Simplificar, deJo de lado la tradiCión de la comumdad premateana El
análisis redacclOnal permIte conclUir que Mt SigUIÓ en buena medida sus huellas y,
pre~umiblemente, las acentuó con más clandad; pero no las mod,flcó radicalmente.
muy pronto en los esclavos, como en 24, 45-51, sus propIas POSI-
bIlIdades de eXIstencIa El slgmf¡cado de los talentos que recIben
los tres esclavos es más abIerto (,Deben pensar los lectores -según
la acepCIón actual de la palabra76- en los «talentos», es decIr, los
dones humanos naturales, o -según la mterpretaCIón eclesIal más
antlgua- en la palabra de DIOS?77 Contra esto últlmo está la cantl-
dad desIgual que recIben los esclavos, y contra lo pnmero, que /ta-
'ta 't11v U'lLav C'>1JVa[.tLv hace pensar qmza, más bIen, en las dIferentes
capacIdades humanas Acaso la parábola onenta el pensamIento
hacIa la dIversIdad de los cansmas, en el sentldo de 1 Cor 12 do
nes de curacIón, profecía, enseñanza, etc Cuadra Igualmente a Pa-
blo la mserclón de los talentos en la relacIón «señor-esclavo» los
dones no pertenecen a los esclavos, smo que son dones prestados
o, más exactamente, «tareas» que el Señor «encomIenda» a la co-
mumdad (cf 1 Cor 4, 7) La gran umdad monetana «talento» vIe-
ne a slgmf¡car que los mIembros de la comumdad han recIbIdo al-
go grande de Cnsto Ellos habrían entendIdo la frase «a cada uno
según su capaCIdad»78 como una referencIa a la mlsencordIa de su
maestro este los envía al cammo ancho de la JustIcIa, pero no
abrumará a nadIe, porque «su carga es lIgera» (11, 30)79 No se tra-
ta aqm, como en Brecht, del amo "evero que recompensa a cada
cual en el JUICIO «según su fortuna»8o, smo de la dlstnbuclón de ta-
reas que el Señor mlsencordIOso hace a sus dIscípulos
Los dos pnmeros esclavos comIenzan mmedlatamente a «tra- 16-18
bajar» con 8! sus talentos De ese modo se expresa su obedIencIa
sIempre, desde el pnnclpIO, deben estar dIspuestos para el señor
'Eºya~w{taL puede tener en gnego el matlz de «ganar (dmero)>>82,
pero la palabra evocará tambIén a los lectores del evangelIo el tra-
baJo por Cnsto (cf 9, 37s, la, 10) y las «buenas obras» (5, 16) que
los cnstlanos deben hacer Que los esclavos son los que realIzan el
Resumen
90 Cf vol n, 36s
91 Ct el excursus sobre la mterpretaClón mateana de las parábolas, vol n,
487-490
92 Cf el excursus ~obre la aplicaCión mateana de las parábolas, vol n,491s
93 Marguerat, Jugement, 545, tItula todo el texto como «la confJance du Selg-
neur» Para la comprensIón del relato e~ más Importante aún la confianza en el Se-
ñor, cosa que los lectores aportan como premIsa desde sus expenencJas de fe y des-
de ~u lectura de todo Mt
sente (v. 16-18) y regresará (v. 19-30), y anima a entenderlo todo
desde aquí. La segunda dimensión fundamental es la escatológica.
La fe de la comunidad y su práctica están en el horizonte del juicio
final a cargo del Hijo del hombre, Jesús, donde ella tiene que ren-
dir cuentas. Si la referencia al juicio, que también amenaza a la co-
munidad, anima a «trabajar» y no produce un bloqueo por angus-
tia, es por las cosas que el evangelio entero de Mateo dice sobre el
«señor» Jesús. Los lectores interpretan la parábola según la analo-
gía del amor, que ellos mismos, en su fe, aprendIeron de Cristo.
Pero si la parábola es desgajada de esta experiencia y del macro-
texto del evangelio, y es leída como mero texto aislado, resulta
«deficiente». Es importante, por último, que todo en esta parábola
esté narrado con miras a su dimensión parenética. El discurso del
juicio futuro trata del presente. El presente «no es el tiempo de una
ausencia vacía del Señor»94, sino la posibilidad de poner la luz en
el candelero e Iluminar con las obras para alabanza del Padre (Mt
5, 15s). SignifIca la pOSIbIlidad de arrie<;gar, no sólo los propios
bienes (cf. 19, 16-27), sino incluso la propIa vida (cf. 10,39; 16,
25). Pero todo esto no puede impedir que la parábola hable del jui-
cio futuro y acabe en un tono sombrío. Cristo no es sólo un Señor
de confianza, sino tambIén un temible juez univer<;al. El horizonte
escatológico de la parábola no infunde sólo a la comunidad coraje
para el riesgo, sino que le inspira también, acaso, miedo. Si los lec-
tores empiezan a trabajar, es quizá también porque temen el «llan-
to y el rechinar de dientes». El desenlace que Mateo dio a la pará-
bola (v. 30) alimenta la sospecha de que el señor sea realmente un
«hombre duro», y de que el mIedo del tercer esclavo no sea tan in-
fundado. Queda una ambivalencia última en esta parábola mateana
y, en general, en la idea mateana del juici095 .
Historia de la influencia
100 Orígenes, Ser 66 = GCS Ong XI, 154, Id, fr 506 = GCS Ong XII, 208s
101 Por ejemplo, Cmlo de Alejandría, tr 283 = 253 (xuQLOfW nvcuf.LaUXOV),
Jerommo, 239 «<dlversae gratlae»), DlOmslO CartuJano, 274, Faber Stapulensls,
105
102 Jerómmo, 239
103 Jerómmo, 239~, tamblen Ambro~lO, In Lc 8, 92 = BKV 1121, 515, Gre-
gano Magno, 9, I = PL 76, 1106, en la Edad MedIa, casI toda la mterpretaClón oc-
CIdental
104 Por ejemplo, en DlOmslO Cartujano, 274 La mayona mcluye los «bona
naturalIa» entre las vlrtutes que el ~er humano ya po~ee, y en correspondencIa a las
cuales recIbe unos talentos, cf por ejemplo Toma, de Aqumo (Lectura), n o 2040
105 LapIde, 458, Bren?, 733
106 Benge1, 149 (sobre v 14)
107 Maldonado, 494 (<<naturalIs ratIO», «offIcla ecc\eslastlca», «~ensus»,
«verbum Del»), LapIde, 458 (<<quaelIbet dona Del», a saber, «gratla gratlam fa-
c¡ens, gratlae gratis datae» [= cansmas], «bona externa» [como cargos, honores CI-
vl1e~ y relIgIOSOS])
108 Maldonado, 495 Su propuesta e~ que esa expreslOn no pertenece al con-
temdo de la parabola, SIllO a ~u decoraclOn nanatlva
bra, las buenas obras o -slempre- el amor 109 Esconder el talento baja tIe-
rra puede ser, a la lllversa, que una persona, aunque no cometa pecado,
tampoco reabce lllnguna obra buena, que sólo pIense en sí mIsma y no en
los demás, o que ~lenta mIedo ante la JustICla radIcal de los «conslha evan-
gebca»l1O Pero, generalmente, se morabza a mansalva en esta matena la
superbza y la negllgentza 11l , la OCIosIdad y la comodldad l12 defmen el per-
f11 del tercer esclavo
5 Aunque la parábola de 1m talentos trate de la gracIa y las obras,
quedó muy al margen en la vorágme de la contlOversza confesIOnal del SI-
glo XVI Calvmo polemIza, de pasada, contra la «ndlcula» opllllón de los
papIstas que, partiendo del xaTa TY]V U:íLav 01JVa~HV, afirman que «DlOS
dlstnbuye a cada cual sus dones según la medIda de sus méntos»113 Qm-
zá tuvo aquí presente una mterpretaClón como la de NIcolás de Lyra,
qmen formula «SI horno faclt quod m se est, Deus mfundlt slbl gratIam
per quam potest praedlctum opus exercere»114 LapIde protesta contra es-
ta calumma l15 de Calvmo, no Slll razón, pues ya Tomas de Aqumo hace
notar, sobre 25, 24, que el DlOS bondadoso «mhll requmt ab homme lllSl
bonum quod lpse III nobls semmavlt»1I6 ¡La lllculpaclOn que el esclavo
perezoso hace contra DlOS es, por tanto, radlCalmente falsa lI17 Se advier-
te, en conjunto, el gran consenso que hubo en la mterpretaClón de esta pa-
rabola Tanto protestantes como catobcos sablan que la fe era un don, pe-
ro destmado a ser activado, y que una persona que ha recIbIdo la gracia,
pero «no la usa, pIerde totalmente la gracIa»1I8
6 Los autores se han ocupado a menudo, sobre todo en sermones, del
dIferente número de los talentos que reClbleron los esclavos, según Mt El
hecho de que el esclavo con menor suma de dmero pa~e a ser el persona-
Je negatIvo, hace qUlzá que los comentanstas abunden en conslderaclOnes
sobre los «pequeños» «Con un solo talento puedes ya practIcar el bIen»,
dIce Juan Cnsostomo «¡Seguro que no eres más pobre que aquella vmda
(de Mc 12,41-44), m más lllCUltO que Pedro y Juan l »119 RepIten constan-
127 Bulhnger 219B Brenz 733 hab1d de lo, dIferentes «dmeros» de reyes,
pnnclpe~ campe<;mos y artesanos
128 MJegge 126 hdbla con rdzon en referenCia a Calvmo de un paso haCia
la seculanzaclOn pero por motlvo<; teologlco<;
129 Ewald 339
130 Juhcher Gle¡chmsreden Il, 483, 480
131 J Welss 385
132 MonteílOre Il 319
133 ¡bId
ben» (enterrar el talento) El que emplea dotes, poslblhdades y recursos, y
tnunfa con ellos, «aprovecha su talento», el que permanece mdlferente y
no hace nada con sus capacIdades, «entIerra» su talento Lo que se hace o
se deja de hacer es lo de menos ASI, la parábola de los talentos se puede
utlhzar como autolegltlmaclOn espmtual de granujas y de hombres de ne-
gocIOs totalmente en la lmea de B Brecht
Análisis
el cual le dara su recompensa»), Hen esl 44, 2, (<<QUIen ultraja el rostro de una per-
sona, ultraja el rostro del rey ») Tamblen es muy afm el pasaje Mldr Tann sobre
Dt 15, 9, cItado por Jeremlas, Parabalas, 251 «<SI habels dado de comer a los po
bre" 10 tengo en cuenta como SI me hubIeraIS dado de comer a m!») DIfIeren un
tanto los paralelos JudlOs que consIderan a DIOS como modelo en la practica de las
obras de candad e InVItan a segUIr su ejemplo, aSI, Sota l4a = BIll I, 561 (DIOS V1S-
tia a desnudos [1 Gen 3, 21 '], VISIto enfermos [Gen 18, 1], consola a tnstes y ente-
rro muertos [Dt 34, 6]) Sobre las obras de candad en el JUICIO, cf mfra, n 137
31 J JeremIas, JtOlflT]V x'tA, en ThWNTVI, 486,1-22,488,9-13,489,15-18,
490,28-491,21
32 En la estela de Bultmann, HIstOria, 182s
33 A'il Brandenburger*, 7686 sItúa el texto en una comumdadJudeo-he1e-
mstlca, porque la IdentlflcaClOn de Jesús con los mas debIles tiene sus paralelos
mas proxlmos en Rom 8, 29 YHeb 2, 11-18 Pero yo no puedo encontrar en Mt 25,
31-46 m una cnstologla de preexIstencIa m una cnstologla de encarnaclOn
34 Por ejemplo Jeremlas, Parabolas, 253, Maman, Saymgs, 249, Broer*,
288, Agbanou**, 193s, Fnednch~, 283-297, WIlckens*, 379-382
35 Postulan el ongen palestmo-Judeocnstlano, por ejemplo, Hahn, Hohelts-
tztel, 187, Legas,e, 93, Zumstem, CondltlOn, 333
36 Son sem1tIsmos, probablemente, las proposIcIOnes yuxtapuestas de senti-
do condICIOnal en los V 35-3942-44 (Beyer, Syntax, 279 «Cuando tuve hambre,
me dIsteIS de comer~), ouvayw = acoger amIstosamente (hebr lO~,_Oj:l) No es
un semItismo claro EL~ ='tL~ (dowmentos gnegos en Bauer, Wb 6 s v EL~ 3) No hay
por que entender como semItismo el wu'twv de los v 40 45, redundante solo en
apanencla (asl Dalman Grammatlk, 113 [= § 17 n o 9]) el Juez umversal puede re-
fenrse muy bIen a sus hermanos, que estan qUlza Junto a el
37 Cf supra, n 12,30, sobre las obras de candad cf mfra, n l32s, 135-137
38 Cf mpra, n 30
39 WIlckens*, 379 En cualqUIer caso, no utlhzo el argumento en la dlrecclOn
de WI1ckens, que lo emplea para conclUIr la ongmahdad de Jesús
hipótesis. Un dicho-amén en boca de Dios ~ería también extraño. ¿ü ha-
bló aquí Jesús de ~í mIsmo como futuro HiJo del hombre y juez umver-
sal40 ? Pero entonces habría que atribuirle tambIén los paralelos Q 10, 16;
Mc 9, 37; Mt 10, 42, lo cual me parece dIfícIl. También es dIfíCIl en e~ta
mterpretación el calificativo de «rey»: ¿Se habría aplicado Jesús un pre-
dicado del mesías davídico o hasta un predicado de Dios 41 ? En el aspecto
formal, este texto amplio sobre el Hijo del hombre tampoco se ajusta al
re~to de los dicho~ de Jesús 50bre el mismo tema, que son muy breves.
¿E~, por tanto, má~ razonable atribuir un texto tan espeCIal a algún discí-
pulo de Jesús judeocristiano, desconocido para nosotro~? Quizá sea la me-
jor hipóteSIS. Los muchos exegetas que atribuyen el texto a Jesús, en for-
ma a menudo muy problemática, tendrían que permitIrno~ preguntarles,
en todo caso, si lo hacen en parte porque el texto ha cobrado tal impor-
tancia para nosotros, hijos del siglo XX, que sólo a regañadientes se lo hu-
bieran negado a JesÚs 42 .
Historia de la influencia
Cn.,to en las alma~ human.ls Jerómmo, In les 16 (sobre 58, 6s) = CChr SL 73A,
667, evoca el calor de la IgleSia, el vestido del bautismo y el manjar de la recta doc
tnna
93 Por ejemplo, Calvlllo n, 295, Musculus, 536, 538 ¡De modo que tam-
bién los profesores se pueden salvar'
94 Calvlllo n, 294s, cf Id ,Inst I1I, 18, 1-3
95 Coccems, 40, po"IclOn Similar del catóIJco Valdes, 449
96 Maldonado, 503. Lapide, 464, más defensores de esta InterpretaCión en
Gray*, 210-216
97 Jansemo, 250
98 Según Gray*, 241s, ~u pnmer defensor e, el Illglés John HeylIn en Thea-
laglcal Lectures at We~tmmster Abbey 1, 1749
99 Por ejemplo, von Olshausen, 931~, O pflelderer, Das Urchrmentum 1,
BerIJn 21902, 596, Holtzmann, 288, B Welss, 440, Zahn, 673s (consuelo a lo~ di s-
clpulos), Klostermann, 207, otros representantes en Keil, 497 y en Gray*, 251s
100 Por ejemplo, Wmandy*, 178-186 (184 «La mise en scene dramatlque
de» Mt 10,40-42), Haufe", Cope*, Ingelaere*, 32-56, Lambrecht*x, 329-340,
Broer*, 292-295 (para MI), Gewalt*, Fnednch*, 2'59-270 (para Mt), Stanton, Gas
pel (vol I1I), 207-231, Hare (vol I1I), 288-291, Watson*, 64-66
10 l Hay opInIOnes encontradas sobre la referenCia exclUSiva a los paganos o
extensiva tamblen a los JudlO~
cen sólo los no cnstIanos, los cnstlanos, a los que señala especIal-
mente el juez ulllversal (1 «estos» hermanos '), están a su lado y no
son juzgados Los «hermanos más pequeños» son aquí, general-
mente, los cnstlanos, en ocaSIOnes tan sólo los apóstoles y miSIO-
neros cnstlanos Son juzgados los no cnstlanos, por tanto, sobre su
comportamiento con los cnstlanos Así entendido, el texto no posee
pnmanamente una funCIón parenétlca, smo que es un consuelo pa-
ra los miSIOneros cnstlanos acosados y persegUIdos son tan Impor-
tantes, que el comportamiento con ellos deCide la salvación o con-
denación de los paganos Lo que caractenza a esta mterpretaclón
no es la gran amplItud del tlpO hermenéutlco ulllversal, que elImi-
na todo lo dogmátlco, smo un espíntu estrecho, casI sectano lü2
Aquí, Mt 25, 31-46 no es ya un testlmolllo de la relatlvlzaclón de
todos los dogmas y confeSIOnes, smo testlmolllo de la pretensión
de valor absoluto por parte del cnstlalllsmo Así entendido, Mt 25,
31-46 tampoco es ya la meta a la que apunta toda la paréneSIS de
Mt 24, 32-25, 30 Los defensores de esta mterpretaclón tIenen que
admitir, más bien, un doble plano en el JUICIO Después del JUICIO
sobre la comullldad, que ya fue aludido en 24, 45-25, 30, se ad-
junta ahora un texto sobre el JUICIO reservado a los no cnstlanos 103
102 Cope* 44 «The ethlc IS a church1y sectanan one, It doe, not represent a
<;lgmfIcant advance m the ethlcal thmkmg over the ethlcs of JudaIsm of ItS days»
103 Esto se corresponde con TestBenJ 10 Ss (pnmero, el JUICIO a Israel lue
go, a las nacIOnes) El caracter acce,ono que tendna en ese caso 25, 31 46 lo ad-
vierte bien S Grossmann, Das Ende der Welt Wuppertal-Kassel1991 101 cuando
defme el texto como una especie de «campamento de acogida>, para no cnstlanos
104 La mterpretaclOn de Jeremlas, Paraba/as, 251, 254, responde en forma
claslca a esta demanda HJ..¡( " <"" J
responde a ciertas demandas del presente, sino simplemente en que es vi-
gorosa exegéticamente: tIene a su favor Mt 10, 11-15.40-42 Y el uso lin-
güístico judeohelenístlco normal de la palabra E{}vl1 = O',J. Esta interpre-
tación supone un giro radical frente a la interpretación universal, domi-
nante en el siglo XX: el texto Mt 25, 31-46, tan famIliar y «de actualIdad»
según la mterpretacIón universal, resulta de pronto extraño. Muchos exe-
getas han anunciado una dura crítica contra esta interpretación 105, aunque
la consideran meludIble exegéticamente. Aplicar en nuestro tiempo, de
forma defendible teológica y exegéticamente, el texto así entendido, les
parece difíCIl a la mayoría. E,te tIpO hermenéutico se va impomendo hoy
más y más, aunque apenas guste a nadie.
Explicación
commumty»
106. 10,23; 13, 40-43.49s; 16, 27s, 19,28,24, 30s. Cf. Luck (vol HI),275
«Esta cIrcumtanCla VIene proyectando sus sombras en Mt».
107 Mc 8, 38,13,27, Jn 1,51, cf 2 Tes 1,7; Lc 12, 8s
108 Cf supra, 177.
109. Ahí se encuentra el paralehsmo más Importante entre los dISCurSOS figu-
rados de Hen et y la tradICIón global del HIJO del hombre en el nuevo testamento:
éste va más allá de esos discursos. En ellos está presente y actIvo el «Señor de los
Delante de su trono se reúnen naV'w ta E'frV'll El relato habla
sólo de ellos El tercer grupo que partIcIpa publIcamente en el JUI-
CIO, «estos» hermanos, nunca aparece en la descnpcIón del mIsmo,
smo que es mencIOnado sólo en el v 40, en el dIscurso dnecto del
Juez Esto es fundamental para la comprensIón del texto los lecto-
res mtentarán reencontrarse en este texto, como en todos los ante-
nares Al IdentIfIcarse, llegan a comprender ¿Con qUIén se IdentI
fIcarán? Que se IdentIfIquen con «estos hermanos más pequeños»,
en la línea de la «mterpretacIón excluyente», queda descartado na-
rratológIcamente, por decIrlo así, porque de ellos sólo se habla en
el v 40, que es la respuesta del Juez, ellos no son actores en esta
descnpcIón del JUICIO umversal SI el narrador hubIese quendo la
IdentIfIcacIón de los lectores con «estos hermanos más pequeños»,
habría pOdIdo mtroducIrlos sm dIfIcultad ya al comIenzo de la des-
cnpcIón Junto con el Juez umversal ¿Se IdentIfIcan entonces con
nana ta E'frV'll? Eso cuadraría a los textos antenores de los dos es-
clavos, de las muchachas y de los esclavos del capItalIsta VIajerO
(24, 45-25, 30), pues aquí como allí aparece una doble oferta de
roles los lectores tIenen que decIdIr -no sólo en el acto de com-
prensIón, smo tambIén en la vIda real- SI están por las muchachas
prudentes o por las neCIas, por unos u otros esclavos, por los del la-
do derecho o los del IzqUIerdo
Sm embargo, esta IdentIfIcaCIÓn es dIfícIl en el aspecto semán-
tIco, porque el térmmo E'frV'll desIgna generalmente, en el ámbIto
de mfluencIa Judeohelemsta de la Septuagmta, y tambIén en el
evangelIo de Mateo, a los paganos no IsraelItas (y no cnstIanos)
¿Pueden IdentIfIcarse los lectores JudeocnstIano~ con ellos? Inter-
pretarán pnmero la expresIón a partn de su lectura antenor del
evangelIo, y recordarán 24, 30s, por una parte, y 24, 14 por otra
En 24, 30s, naom aL cpuAm tlíe:; Ylíe:; son testIgos de la llegada del
HIJO del hombre Se lamentan, y el HIJO del hombre envIará a con-
tmuaCIón sus ángeles para recoger de todas partes a sus «escogI-
dos» SI entendemos 25,31-46 como contmuaCIón de 24, 29-31 11 °,
sugIere un sIgmfIcado unIversal para nana La E'frv'll Pero ¿están
mclUIdos tambIén los «escogIdos» traídos de los cuatro puntos car-
El JUICIO del HIJO del hombre comienza con una comparación 32b
que aclara la verdadera acción JudiCial la separación (a.CPOºL~W) -33
El Juez unIversal segrega a los Justos de los lllJUStoS, y pone a
aquéllos al lado derecho, el «bueno», y a éstos al IzqUIerdo, el
«malo»116 Dicta la <;entenCIa desde el pnnCIpIO y no necesita, co-
mo un Juez profano, buscar la verdad mediante un mterrogatono
La separación previa viene a subrayar la soberanía del Juez umver-
sal El diálogo que se produce después con los dos grupos servirá
sólo para fundamentar la sentencia ya dictada con antenondad La
comparaCIón con el pastor viene a glosar este acto deCISIVo de se-
117 La comparación del pastor podría evocar a los lectores los pasajes de 9,
36, 14, 14, 18, 12-14, aunque el tema del pastor tiene en ellos un uso diferente No
hay, a mi JUICIO, en el evangelio de Mt una solida «cnstologla del pastoD>, como
pretende F Martm, The Image of the Shepherd In the Cospel 01 St Matthew ScEs
27 (1975) 261-301, m una «narratlve ~trategy» construida sobre el motivo del pas-
tor (J P Heil, Ezekzel 34 and the Narrat¡ve Strategy of the Shepherd and Sheep
Metaphors In Matthew CBQ 55 [1993] 698-708)
118 En aleman, donde «separar las ovejas de las cabras» e~ una frase hecha,
EºlcpO~ se ~ue1e tradUCir «Bocke» (machos cabrío~), ~lgUlendo a Lutero y la Zur-
cher Blbel de 1531 (cf Vulgata haedus = macho cabno, cabnto) En mgles predo-
mma «goat», en frances «bouc» (cabnto), en español «cabras» y «cabntos»
119 ASI, por ejemplo Gmlka 11 (vol TI), 372 Sobre la IdlO~mcraSla de los ca-
bntos se pueden leer cosas divertidas en teologm antiguos y modernos Un cabn-
to e~ «foetens» (hedIOndo), «a~per», «mmundus», «petulcus» (topador), «fervens
semper ad cortum», «1asclvus», «per praeClpltla mcedens», «nxosus» (pendencie-
ro) (por ejemplo, Jerommo, 243, Lapide, 462), los cabntos llevan cuernos como el
diablo (en Fnednch x , 144, con n 70), son gordos y VIOlentos (Holtzmann, 288),
etc
] 20 Dalman, Arbelt VI, 276, anota una referenCia segun la cual esto ocurría
en otoño, en la llanura costera Wengst*, 493-497 explica en forma sugestiva como
se paso de este apunte sobre un hecho limitado a un lugar y tiempo, haCia el año
1900, a través de unas citas erudltas, a un uso genera] de los pastores pa1estmos
121 Bauer, Wb 6 s v, afIrma que EºlcpO~, que el traduce erroneamente por «ma-
cho cabno», «ChiVO», slgmftca «Junto a Jtºo~cna Simplemente cabras» Wengst*,
497s, tras exammar los documentos pertmentes, demo~tro su mcorrecclOn
de los machos cabríos adultos (l:QUYOL) y de los cabntos <<Jóvenes» (Xl[W-
QQOL)122 "EQl<POC; tiene, en consecuenCIa, un sIgmflcado preCIso y no pue-
de ser la designacIón general de «cabra» m de ammales machos de dIver-
sas especIes (<<machos cabríos») ¿Por qué separa, entonces, el pastor a los
cabntos de las ovejas? QUlza los LXX ponga en la pIsta en casI todos los
pasajes donde aparecen EQl<POL, estos son sacnflcados, consumIdos u ofre-
cldosl 23 QUIzá sea ése el motivo de la separacIón de los cabntos tIernos
eran destmados a la matanza l24 Entonces sólo resta, como dIfIcultad, la
pregunta de por qué este rebaño consta preCIsamente de ovejas y cabras
¿Cabe ~uponer que en la lengua Judeohelem,ta de la época sIgUIera VI-
gente el antIguo 'Igmflcado de JtQo~m;u como «ganado menor»125? En los
LXX, la palabra es caSI SIempre vocablo de traduccIón de iN:':, que slgm-
flca «ganado menor» en general y, por tanto, oveps o cabras l26 El símJl
de la parabola sería entonce& restnctlvo el pastor separa los cabntos des-
tmados a la matanza del resto de su ganado menor, es decIr, de las otras
ovejas y cabras Esta hipóteSIs, de todos modos, no es demostrablel 27
128 La tesIS de que el texto qUIere sugenr esa asocIacIón se contradIce con el
uso de ~aoLAfLa en el v 34 (a dlferemca de 13, 41, 16, 28, 20, 21) en el sentIdo de
patnmonlO sagrado, como en 21, 43 ~aOLAeLa wu {}cou Punge, Hezlsgeschehen,
186-205, mflere de los pasajes mateanos que hablan de Jesús como «rey» una cns-
tología general que abarca el abajamIento y la majestad de Jesús Esto es, qUIzá,
una sobremterpretaclón
129 Cf BIlI 1, 974s, 983 (son realIdades preexIstentes el Jardín del Edén y la
gehenna)
130 Cf BIll 1II,266-272
131 Cf supra, n 12 La alusIón se ajusta a 2,1-23,5, ls, 7, 28s, donde Jesús
aparece como nuevo MOIsés (cf vol 1, 158, 176,305, 582s) Sobre la tIpología de
MOIsés en Mt dIce AIlIson, New Moses (vol lII), 267, a mI JUICIO acertadamente
«The New Mo~es theme remams one of many thmgs, and ~ot the most Important».
B. Charette, The Theme of Recompense m Matthew's Gospel, 1992 (JSNT S 79),
158 YpaSSlm, ve una afImdad con Gén 12,3 (euAoYCOfl,aL, xa'wQao~laL), e mtenta
comprender toda la teología mateana de premIO y castIgo a la luz de la prome~a a
Abrahán y de la promesa bíblIca de la tIerra Pero ambos verbos aparecen a menu-
do como pareja antagómca, las afImdades son demasIado mespecíflcas para poder
~ustentar la carga demostratlVa en favor de esa tesIs
Listas parecidas se encuentran a menudo en textos bíblicos y paleo-
judíos 132. En las series judías es muy frecuente la combinación de
hambrientos y desnudos; rara vez figura la visita a presos. ¿Hay
aquí un rasgo situacional importante para el cristianismo primitivo?
Los misioneros cristianos tenían que contar, especialmente, con la
posibilidad de parar en la cárcel; pero no sólo ellosl 33 • La visita de
presos era importante, porque éstos no eran asistidos en las prisio-
nes l34 • Para misioneros cristianos itinerantes que no tenían familia-
res en el lugar, la ayuda de las comunidades era muy necesaria.
La teoría rabínica posterior distinguió entre estas obras buenas,
que llamó obras de amor (J:l~i9Q n'~~~~), y las limosnas (j¡i?:r~).
Eran «obras de amor» aquellas que, además de la prestación pecu-
niaria, exigían una entrega de toda la persona. Ambas cosas juntas
formaban parte, en la concepción rabínica, de las «buenas obras»
(J:l~~'~ J:l~tl)~~), que la torá no puede definir con la precisión con
que define los preceptos 135. Las obras de amor fueron muy impor-
tantes para los judíosl 36 , después de la destrucción del templo aún
más que antes. El hacer u omitir obras de amor puede ser decisivo,
según textos judíos, en el juicio 137. El diálogo suena, pues, familiar
etermdad), Sanh l03b = B¡JI IV, 567 (la hospitalIdad hace participar en el mundo
futuro), Ned 40a = B¡JI IV, 577 (la VIsita a los enfermos salva de la gehenna) Del
amblto extraJudlO cabe adUCir el pasaje del LIbro eglpclO de lo, muertos, 125 =
AüT 12, 12 (el difunto alImento a hambnentos, dIO agua a sedientos, ofreclO ropa
a desnudos)
138 Cf por ejemplo JeremIas, Parabolas 254, Haufe~, 490, Fnednch*, 276
(para la tradlclOn pospascual)
139 De ellos se trata, cf mIra, 688
140 Ya Calvmo n, 296 cree que el tema del desconOCimiento nos hace ver (1)
que Cnsto se Siente concermdo por el comportamiento reciproco de las personas
maneja el texto viene también a ilustrarlo: los justos no calcularon ni pre-
tendieron merecer una recompensa por su amor. El tema del desconoci-
miento, por tanto, no debe lllducir, en mi 0plllión, a buscar en el mundo
extratextual personas que nada sepan de Cristo, como si el texto sólo ver-
sara sobre ellas. Mt 25,31-46 no enseña un camino especial para ir a Dios
Slll conocer o reconocer a Cristo 141 .
151 ASI, por ejemplo, Zahn, 674 Ingelaere*, 60, Stanton, Gospel (vol III),
222 Cf tamblen el «tIpo de InterpretaclOn excluyente», supra, 676 678
152 No ~e puede afIrmar, en mI OpInlOn, que Mt 25,31 46 denota una «arro-
gancIa cnstIana» y un «fanatIsmo» «Intolerables» (J Welss, 388), porque el texto
no buscaba la autolegltImaclOn Esto, en cualqUIer caso, no modIfIca en nada el he-
cho de que las pretensIOnes de Jesus y los radIcales Itmerantes cnstIano-pnmItlvo~
resulten extraños en la SOCIedad plurahsta actual
¿ Cabe pensar, má~ allá de los radicales itmerantes, en la iden-
tIficación de Jesús con otros «humildes» y «pequeños» entre los
cristIanos? A la luz de 18,5 no está prohibido, desde luego 153 . Sin
embargo, no se trata de una identifIcación de Jesús -en la línea del
tipo hermenéutico universal- con las personas más pobres en ge-
neral, ni de la Idea corriente de la imagen y semejanza de Dios 1)4,
tampoco del «abajamIento del Preexistente y de su presencIa como
'hermano' en la esfera de la misena humana tipificada»155. No se
trata de la idea paulina del cuerpo de Cristo 156 , ni en absoluto de un
Hijo del hombre como colectividad l57 (¡nunca existió eso!). En el
trasfondo está más bien, incluso en Mateo, el derecho judeocristia-
no primitivo del mensajero y, por tanto, la idea judeocristiana pri-
mItiva del 0~"~ o cmó01;oAo¡:; como epifanía del Hijo del hombre
celestial 158 •
La situación de los destinatarios es la misma que en 10, 40-42.
Ellos son los mterrogado¡" no son los reclamantes cuyas pretensio-
nes se confirman, por fin, ahora. Recordarán que el amor se enfría
en su propia comunidad, que ha cundido la «maldad» (24, 12; cf.
18, 6-9), que en medio de ellos se ha instalado el odio (24, 10) Y
acecha la «trampa» de las propias ambiciones, por lo cual Jesús tu-
vo que inculcarles constantemente el abajamIento (18, 1-5) y el
serVICIO (20, 20-28; 23, 8-11). No se identIficarán por tanto sola-
padamente, en la lectura del v. 40, con los «hermanos pequeños»,
como si ellos mismos, de pronto, no estuvieran bajo el juicio del
Hijo del hombre. Saben que la predicación de Jesús es un reto pa-
153 Según el dl)curso a los discípulos (cap 10), tampoco eran los radicales
Itmerantes simplemente un grupo aparte, )mo que los mismos diScípulos, cuya mi-
sión y facultad de juzgar ha explicado el discurso (10, 11-15), quedaban sometidos
al JUICIO y eran mterrogados críticamente )obre su comportamiento con los mensa-
jeros, cf e)pec 10, 32s 34-39 40-42 Yvol n, espec 116),212-215
154 Cf Chnstlan*,40s Sobre la conexión de Gén 1, 26s y Mt 25,35-40 en la
Igle)la antigua, cf Puzlcha~, 109-111
155 Brandenburger*,83 Brandenburger toma pie de la Idea paulina de la en-
carnaCión y legitima así su nOCión umversal de los «hermano)>>
156 A,í muy a menudo la mterpretaClón ecleSial, por ejemplo, Juan Cnsósto-
mo (cf Brandle*, 286-288), Agustín (cf Puzlcha*, 128-136, Frahler*, [L'mterpré-
tatLOn], 75, 79-81) Lutero (Evangelzen-Auslegung) n, 857 (sermon de 1537) pone
en boca de Cnsto «Estos pobre) son mi) pies y mis miembros»
157 Manson, Saymgs, 249s
158 En ese ,entldo no van tan de,cammado) algunos exegetas que apuntan a
los apóstoles, por ejemplo, Meyer, 417, Bornhauser"', 77-81, con énfaSIS MI-
chael)*,30-37
ra ellos lo mismo que para los otros, y que la propia comunidad
puede pertenecer al campo de cultivo del diablo como el resto del
mundo (cf. 13, 38s). También ellos forman parte de los Jtáv'ta 'tu
E{}Vl1 y son juzgados con el mismo criterio que las demás personas.
La categoría especialísima de los discípulos de Jesús en el evange-
lio de Mateo, que es innegable, no puede derivar en triunfalismo y
autoabsolutización. Los discípulos de Jesús son ciertamente -en
virtud de su mensaje sobre Cristo- las personas más importantes
de la historia universal; pero queda por saber si están a la altura de
las exigencias que esa importancia lleva consigo. Ellos son la «luz
del mundo»; pero está por ver si esa luz ilumina realmente, de for-
ma que las personas alaben al Padre por sus obras (5,14-16)159. En
la concepción de Mateo no existe el grupo especial de los «herma-
nos más pequeños» que ocupan un lugar privilegiado y no están
sujetos ajuicio. Siguiendo con el símil, los «más pequeños» están,
para Mateo, entremezclados con los otrosl 6Ü .
La segunda parte del texto, el diálogo del juez universal con los 41-45
de su izquierda, no contiene ya grandes sorpresas. En el v. 41, la si-
metría con el v. 34 se rompe en dos puntos: Mateo evita sutilmen-
te la formulación xa'tYJQa~lÉvOL wu JraTQó~ ~01J161, y tampoco di-
ce que el fuego eterno esté preparado para los malditos desde el
comienzo de la creación, porque Dios ~<ll0 creó a los hombres pa-
ra aniquilarlos»162. La segunda parte del diálogo fue abreviada por
Mateo: no pudo omitirla porque la condena en el juicio era para él
una posibilidad real y amenazadora. El diálogo deja claro, de mo-
do impresionante, que la relación con Jesús no puede disociarse de
las relaciones con personas concretas, en este caso los miembros
de la comunidad, que lo representan. Honrar a Jesús no significa
Resumen
Sentido actual
166. Cf Luz, Sklzze (vol I1I), 222s y vol. IV, sobre Mt 28,20.
167 Cf supra, 667-673.
168. Cf Luz, Matthew (vol I1I),82-91
169. Así la lograda formulaCIón de Watson*, 72. Watson amma (lbld., 72-80)
a una «new dlsclosure» de base cn~tológlca, en correspondencJa con la onentaclón
del texto.
vertimos que la interpretación universal puede franquear hoy la li-
mitación del amor de una forma que responda a la historia de Jesús
atestiguada en todo el nuevo testamento 17ü •
2. La orientación del texto mateano coincide con el tipo her-
menéutico universal, al menos en un punto. Mateo quiere hacer ver
que la comunidad cristiana no gozará de una posición especial en
el juicio, sino que su Señor, el Hijo del hombre, le interrogará so-
bre sus obras de amor exactamente como a las otras personas. En
este sentido, el texto mateano significa una advertencia frente a la
absolutización cristiana o eclesial. Los defensores modernos de las
interpretaciones universales dan un paso más en la misma línea de
«desabsolutización» de la Iglesia cristiana. No recogen de ese mo-
do el sentido del texto, pero sí la dirección que éste indica.
3. Es fundamental-a la luz de Jesús precisamente- la pregun-
ta de si una nueva interpretación de un texto bíblico genera
amor l71 . Ahí se dirime hoy la verdad de las reinterpretaciones teo-
lógicas de ciertas tradiciones bíblicas. ¿Hace eso la interpretación
universal? ¡Sí! Presta ojos para descubrir a los pobres del mundo,
a los no cristianos, a Dios mismo, de un modo nuevo, de suerte que
emane de ahí el amor que preconiza el texto.
Pero es cierto, pese a todo, que una reactualización no puede
hacer superfluo el texto mismo. No digo esto únicamente en el sen-
tido formal de que cada reinterpretación debe tener un punto de
partida textual al que referirse. Lo digo también en un sentido fác-
tico: que en el «hermano más pequeño» de Jesús -sea o no miem-
bro de la comunidad- se oculte el Señor exaltado, o Dios, y sea po-
sible descubrirlo, no es una afirmación evidente, enunciable sin
más. Se trata aquí de una verdad paradójica, irreconocible a los
170 No hay que remitir, Slil embargo, a un sentido onglila1 de Jesús en este
texto e'peclal. Cabe pensar, obViamente, que Jesús -en el supuesto de que el texto
se remonte ha~ta él- no pudo haberse refendo con la expresión <<los hermanos más
pequeños» a todos los pobres y opnmldos de Israel (¡en vez de refenrse a todos los
seres humanos!) En tal caso, la tradición cn~tlana pnmltlva habría e~trechado e~
te texto, al Igual que el sentido de «pobres», «hambnentos» y «afligidos» en las
bienaventuranzas (Q 6, 20~). Pero esta refleXión es tan vaga e InCierta como la po-
Sibilidad de una reconducción del texto a Jesús No se trata de una JustificaCión
exegética fIrme de la propia lilterpretaclón, basada en el deseo
171. Cf. Luz, Matthew (vol. IlI), 91-97, sobre el amor como criteno funCional
de la verdad.
OJOS humanos, sorprendente en un sentldo tan abIsmal, que sólo se
le puede comUnIcar al ser humano desde fuera 172 De ahí que el
texto que hace eso, o el Cnsto que habla a través de ese texto, sea
mucho más que un mero punto de partlda para remterpretacIOnes,
o que un maestro de una étlca unIversal que, al fmal, haga super-
fluo al maestro Jesús es, más bIen, aquel que ofrece oJos nuevos
para ver y sentIr de modo nuevo al pobre y a DIOS, y el texto es la
fuente de un dmamIsmo que da VIgenCia al JUICIO unIversaP73
172 P A1thaus, DIe lelzeren Dznge, Guters10h 41933, 193, afIrma que «el JUI
CIO descubnra la relevanCia que lo maparente y obVIO tiene ante DIOS» Para el des-
cubnmlento de esta verdad no se precIsa el JUICIO de DIOS o un texto sobre el
173 Watson*, 79 dIce algo SImIlar «The cruclfIed Jesus does not offer a me
re explanatlOn of the world , for he IS the source of hberatmg grace»
Mateo Lo anunCIa ya el BautIsta en 3, 7-12 Todos los dISCurSOS
del evangelIo acaban con anunCIOS del JUICIO para la comumdad el
sermón de la montaña (7, 13-27), el dISCurso en parábolas (13,37-
4347-50), el dISCurSO de la comumdad (18, 23-35) YtambIén, aun-
que menos claro, el dISCurSO a los dIscípulos (10, 32s 39-42)1 En
otros pasajes dentro de los dISCurSOS y en otros lugares del evan-
gelIo se habla tambIén del JUICIO fmal, de la recompensa o de la VI-
da eterna, del castIgo o del mfIerno Así, en la prImera parte del
evangelIo (5, 3-1222 25s 29s, 6, 2418,7, ls, 8, lIs, 9, 38, 10,
14s 28), pero tambIén en los dos capítulos sobre «separaCIón» 11 y
12, donde el vocablo XQWL~ pasa a ser la palabra guía (11, 6 20-24,
12,202733-37 4ls, cf 31s), en la parte prIncIpal sobre la comu-
mdad (16, 25-27, 18, 8s, 19, 162427-30,20,11-16) yen la parte
de Jerusalén (21, 18-20,22, 11-14,23,33, cf 23,34-24,2) El
anuncIO del JUICIO por el BautIsta al comIenzo del evangelIo es qUI-
zá el texto que más reaparece a lo largo del evangelI0 2 Así, el úl-
tImo dISCurSO que Jesús pronunCIa ante los dIscípulos en el monte
de los OlIvos y que contIene, en un marco apocalíptIco (24, 3-31,
cf 25, 31-46), las últImas advertencIas a la comumdad antes del
JUICIO pendIente (24, 32-25, 30), no es smo la culmmacIón de al-
go que fue SIempre el cantus flrmus, leitmotIv y meta de la predI-
caCIón de Jesús según Mateo
8 Para Mt 10, esto solo es valido en la mayor parte del capitulo (cf vol 11,
116~)
9 Cf vol r, 100s
10 Sobre el problema de un JUICIO especial a la comumdad, et supra 687s
Hay algunas IncoherenClas, pero no son esencIales Según 19,28, se-
rá juzgado Israel, según 25, 31-46, seran juzgados «todos los pueblos»
En 19, 28, alIado del juez umversal están los doce apóstoles, segun 25,
31-46, los «hermanos más pequeños» Aunque Mt hace referencIa en 25,
31-46 a 19, 28, no le Interesa despejar estas contradIcclOnes Según 24,
40s, los justos son rescatados del mundo, segun 13, 41s, los IllJUStOS son
expulsados del mundo Segun 13, 41, los Injustos son reumdos por los án-
geles del HIJO del hombre y expulsados, según 24, 31, los angeles reúnen
a los elegIdos, y segun 25, 31 s, el proplO HIJO del hombre hace la separa-
ClOn Segun 8, 11s, 11,2024,12, 4ls, 19,28,23,36, son juzgados sUje-
tos colectIvos Israel o algunas de sus clUdades, la mayona de los otros
textos presuponen que son juzgadas las personas mdIvlduales Las con-
tradIccIones no afectan nunca al nucleo de las Ideas mateanas sobre el jUl-
ClO Obedecen a la dIversIdad del matenal de las fuentes que acogIó Mt
23 Cf supra, 520s
24 Cf vol II 494~
La afImdad mdlca, negativamente, que Mt no confIa en la deSCrIpCión y
conceptuahzaclOn cosmovlslva de las Ideas sobre el JUICIO Pero, POSiti-
vamente, las parabolas de Jesus afectan de lleno a la vida de los lectores
Muchas de ellas pretenden Impactar emOCIOnalmente y llevar a nuevas ac-
tItudes Vitales Mt mtenslfIca este rasgo de las parábolas de Jesus me
diante su mterpretaclOn parenétlca25 SI al hablar del JUICIO lo hace siem-
pre en parabolas, es que qUIere poner el JUICIO en el centro de la Vida de
sus lectores QUIere remover, alterar a las personas, llevarlas a una nueva
Vida Tamblen en esto es un buen alumno de Jesús 26
25 Cf vol II 491s
26 Ya Jesus qUIso comprometer emOCIOnalmente a sus oyentes con muchas
de ~us parabolas y semepnzas, llevarlos a la toma de partido en favor o en contra
de personajes del relato y ayudarlos a transfenr a su Vida las reaccIOnes y deseos
que hablan ,entldo en los relatos Las parabolas piden ser ap]¡cada~ (y no solo lll-
terpretadas) Cf vol II 493
27 24,4549 (obedienCia o francachelas y maltrato de los compañeros), 25,
20-23 (ganancia) cf las obras de amor en 25 31-46
28 Cf tamblen 5, 6 10,6 2 18, 10 14s 41s, 19, 16 21
29 Cf supra 323s 613s
que une la confesIón de CrIsto y las obras con la partícula «y», y
subraya que ambas cosas son necesarIas en el jUICI0 30 El ápIce de
la teología mateana está precIsamente en que una confesIón autén-
tIca del Señor no puede consIstIr smo en la obedIenCIa a sus pre-
ceptos SI las obras de una persona no están en orden, nada está en
orden, según Mateo De ese modo se nos plantea hoy con toda cru-
deza la pregunta de SI el mateano JUICIO según las obras no VIene a
degradar el don de la gracIa en una aSIstencIa pasajera que ayuda
sImplemente a los dIscípulos a prepararse correctamente en esta VI-
da para el JUICIO según las obras, se nos plantea mcluso la pregun-
ta de SI no se devalúa entonces totalmente el don de la graCIa De
ser así, la Idea del JUICIO podría realmente causar angustIa
dos los cnstIanos, aunque precIsamente para la época moderna ha resultado espe-
CIalmente «fructífero» con su avanzada mdlvlduaclón
46 Sm poder entrar aquí en detalles, voy a señalar que para Pablo -¡en Cns-
to'- la parusía y el JUICIO según las obras (slc l ) tampoco slgmfIcan nada espeluz-
nante, smo el fm de la noche (Rom 13, 11-14), un «día» que le da alas y le sIrve de
consuelo La sItuacIón de Lutero es muy dIferente a este respecto
47 Cf Jungel*, 235 «Que DIOS vuelva sobre nuestra VIda VIVIda para JUZ-
garla, mdlca que no le somos mdlferentes El ser humano, al ser juzgado, es toma-
do en seno como persona»
48 Según Charette*, 166, Mt pIensa en las tradICIones del «nomlsmo ahan-
clsta» judío
como una venida en el espacIO y el tiempo, aunque le fallen en
pnncipIO las Ideas cornentes sobre el espac1049 Imagma su vemda
como temporalmente «próxIma»50, aunque esta proxImidad no po-
sea una relevancia esencial para su mensaje Imagma la trascen-
denCIa de DIOS como una trascendencia espacial, y la fImtud del
mundo, como lImItacIón temporal.