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EL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

Mt 26-28 (Vol. IV)

Ulrich Luz
EL EVANGELIO
SEGÚN SAN MATEO
Mt 26-28

IV

ULRICHLUZ

EDICIONES SÍGUEME
SALAMANCA
2005
Cubierta diseñada por Chnstian Hugo Martlll

Tradujo Manuel ülasagasli Gaztelumendl


sobre el onglllal aleman Das Evangeilum nach Matthaus (M126 28)

© 200 l Palmos Verlag GmbH & Co KG I Benzlger Verlag GmbH, Dusseldorf-Zunch I


Neuktrchener Verlag des Erzlehungsverellls GmbH, Neuklrchen-Vluyn
© EdICIOnes Slgueme S A U , Salamanca 2005
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Tlf (34) 923 218 203 - Fax (34) 923 270563
e-mail edlclOnes@slgueme es
www slgueme es

ISBN 84-301-1557-9 (vol IV)


ISBN 84-301-1214-6 (obra completa)
Deposito legal S l 142-2005
FotocomposlclOn RIco Adrados S L , Burgos
Impreso en España I Umon Europea
Impnme GrafICas Varona S A
Pohgono El Montalvo, Salamanca 2005
EÚAoyrrtO~ Ó E>EÓ~
CONTENIDO

Prologo 13
Abreviaturas y blbllOgrafia 17
VI PaslOn y pascua (26, 1-28, 20) 41

A) IntroducclOn 43
Bibliografía 43
El texto 46
a) Estructura 46
b) Fuentes 50
I MaterIales suplementarIos 50
2 Contactos con la paslOn de Lucas 52
3 Contactos con la paslOn de Juan 52
4 Contactos con el evangelio de Pedro 54
c) Sobre la prehistorIa de las tradiciones de la pasIon y la
pascua 56
2 La hIstOrIa de la mfluenCIa 56
a) Tres modelos basIcos de espmtualidad de la paslOn 58
1 La espmtualidad pascual de la paslOn en la IglesIa
antIgua 59
2 La espmtualidad de la paslOn en la alta Edad Me-
dIa y en la Edad MedIa tardIa 61
3 Espmtualidad de la paslOn en la Reforma 67
b) La paslOn de Jesus en la mUSlCa 69
1 La Edad MedIa 70
2 La epoca de la Reforma y la Contrarreforma 71
3 El sIglo XVII 72
4 Los sIglos XVIII y XIX 73
5 El sIglo XX 75
6 Sobre la relevancia hermeneutlca de las PasIOnes
musIcales 76
C) RepresentacIOnes de la paslOn y la pascua 77
1 CelebracIOnes y representacIOnes de pascua 77
2 Los mlstenos de paslon 79
3 La mtenclOnahdad de los mlstenos 81
3 l Los mlstenos al servIcIo de la pedagogla de la
salvaclOn 81
32 Los mlstenos como recurso de espmtuahdad
llamada a la pemtencIa y a la VIda pIadosa 81
33 Los mlstenos de paslOn como recurso de espI-
ntuahdad llamada a la «compasslO» 82
34 Los mlstenos de paSlOn como entretenI-
mIento 83
4 La Imagen de los JudlOs en los mlstenos de la pas-
cua y la paslOn 83
5 Sobre la relevanCIa hermeneutIca de los mlstenos
de paslOn 84
d) La hlstona de la paslOn en el arte 85
1 RepresentacIOnes de la paslOn como profeslOn
de fe 86
2 RepresentacIOnes de la paslOn como recurso
dldactIco 89
3 RepresentacIOnes de la paslOn como fuente de es-
pmtuahdad 90
4 RepresentacIOnes de la paslOn como testImomo de
una rehglOsldad mdlvldual 93
5 ConsIderacIOnes henneneutlcas Imagen y texto 94

B) Comentano 99
ComIenza la paslOn (26, 1-16) 99
a) El decreto de muerte (26, 1-5) lOO
b) La unclOn en Betama (26,6-13) 107
c) La tralclOn de Judas (26, 14-16) 122
2 La ultIma pascua de Jesus (26, 17-29) 132
a) PreparatIvos para la pascua (26, 17-19) 133
b) Jesus desenmascara a Judas (26, 20-25) 143
c) La cena del Señor (26, 26-29) 152
3 En Getsemam (26, 30-56) 185
a) La mrmnente defecclOn de los dlsclpulos (26, 30-35) 186
b) OraclOn de Jesus en el monte de los Ohvos (26, 36-46) 194
c) El prendImIento de Jesus (26, 47-56) 222
4 En el palaCIO del sumo sacerdote (26, 57-27, lO) 241
a) Jesus y Pedro llegan al palacIO del sumo sacerdote
(26, 57s) 242
b) El mterrogatono ante el sumo sacerdote (26, 59-66) 244
Excursus El proceso de Jesus ante el sanednn 266
c) El pnmer escarnIO (26, 67s) 281
d) La negaclOn de Pedro (26, 69-75) 290
e) La sentenCia de muerte (27, Is) 305
t) Las tremta monedas de plata (27, 3-10) 309
Excursus Judas 329
5 Jesus es condenado por los romanos (27, 11-31) 351
a) El proceso ante Pllato (27,11-26) 351
b) Los malos tratos y la burla de los soldados (27, 27-31) 384
6 Jesus es crucIfIcado (27, 32-61) 403
a) El cammo hacIa la cruz y la cruclflxlOn (27,32-38) 405
b) EscarnIO al HIJo de DIOS (27, 39-44) 422
c) Muerte de Jesus (27, 45-50) 430
d) Respuesta de DIOS a la muerte de Jesus (27, 51-54) 460
e) Las mUjeres mIrando a la cruz (27, 55s) 480
t) Sepultura de Jesus (27, 57-61) 485
7 La resurrecclOn de Jesus y el doble fmal del evangelto de
Mateo (27, 62-28,20) 499
a) La custodIa del sepulcro (27, 62-66) 501
b) El sepulcro vaclO (28, 1-8) 508
c) La apanclOn de Jesus a las mUjeres (28, 9s) 534
d) La Impostura con la compltcldad de los soldados
(28,11-15) 538
e) El mandato mISIonal del Señor del mundo para todos
los pueblos (28, 16-20) 547

MIrada retrospecttva 589


I Resumen Ideas fundamentales en la hlstona de Jesus segun
M~ro 5~
2 La slgmflcaclOn actual de la hlstona de Jesus segun Mateo 598

Indlces de los volumenes I-IV 605


lndlce de cItas blbhcas 607
lndlce de materias 613
lndlce de palabras griegas 619
ProcedenclQ de las IlustraCIOnes 621
PRÓLOGO

Por fin sale a la luz el cuarto y último volumen del «Mateo».


¡Quince años han transcurrido desde la aparición del primer volu-
men! Mateo me ha tenido ocupado mucho más tiempo del que yo
imaginaba. El comentario es ya media obra de mi vida. Para mí, co-
mo teólogo, el texto bíblico es más importante que todos los hallaz-
gos y exposiciones que nosotros podamos hacer. Por eso estoy con-
tento de haber podido escribir un comentario que deja en claro, por
su misma naturaleza, que vivimos de los textos bíblicos, y no son
estos los que viven de nosotros. Siento gratitud por lo que he llega-
do a aprender en el texto bíblico, mediante el texto bíblico y, a ve-
ces, frente el texto bíblico.
Como ciudadano suizo vivo en un país secularizado, multicultu-
ral y poscristiano. Para la mayoría de las personas con las que con-
vivo, la historia de la pasión resulta algo exótico y anticuado. Las
iglesias están cada vez más vacías, incluso en ocasiones como el
Viernes santo y la Pascua. La mayoría de la gente se encuentra con
la pasión de Jesús en un museo de arte, en los templos orientados al
turismo y, acaso, en el concierto vespertino de Viernes santo. Nues-
tra vida cotidiana -la política, la ciencia, la escuela, en el campo
económico la lucha competitiva que todo lo domina- transcurre co-
mo si no existiera Dios, como si se hubiera desentendido del mun-
do. Esto ha tenido repercusiones en la historia exegética de la pa-
sión de Jesús durante el siglo XX: Jesús pasa a ser el prototipo de la
persona doliente, que parece dejada de la mano de Dios y que sen-
timos tan cercana a nosotros precisamente porque Dios parece estar
tan alejado de ella (Mt 27, 46). La experiencia de la lejanía de Dios
y del abandono del hombre por parte de Dios es una de las expe-
riencias profundas de finales del siglo Xx. Es la situación que a mí
más me conmociona.
Qué diferente es el lenguaje de los textos de la pasión. Y qué di-
ferentes las voces que la historia de la pasión ha suscitado a través
de los siglos. Dentro de la historia de la pasión y la Pascua, resulta
particularmente atractiva la historia de su influencia. Abre un in-
menso panorama de historia de la espiritualidad cristiana. Ese pa-
norama comienza con la espiritualidad pascual de la Iglesia antigua,
que casi reduce a la nada la pasión y muerte de Jesús; muestra des-
pués la espiritualidad de la pasión en la Edad Media tardía, que ayu-
dó a la gente, en tiempos oscuros, a vivir desde Cristo sus expe-
riencias de sufrimiento; y pasando por el nuevo descubrimiento de
la gracia de Dios en la Reforma, y por la idealización del hombre
bueno (incluido el Jesús bueno) en la Ilustración, conduce a una
considerable pérdida de Dios en el siglo Xx. Mi experiencia bási-
ca al abordar la historia de la exégesis y de la influencia que han
ejercido los textos de la pasión ha sido la necesidad de recoger los
tesoros de vivencias acumuladas con los textos bíblicos, unos textos
que podrían volver a ser importantes de nuevo para nosotros. En
particular ha sido importante para mí el tomar en serio lo aparente-
mente exótico y muy superado; por ejemplo, para mí como exegeta
moderno, la interpretación alegórica de los textos bíblicos o, para mí
como protestante, la espiritualidad medieval de la pasión, descalifi-
cada tantas veces con el reparo de la (~ustificación por las obras».
La experiencia de la riqueza contenida en la historia efectual (o
historia de la influencia) me llevó también a bucear en la riqueza de
los propios textos bíblicos, que con su potencial de sentido, su aper-
tura y su fuerza abrieron y determinaron esa historia efectual. Los
lectores descubrirán que la cuestión de la exégesis «verdadera» y la
exégesis «falsa» del texto desempeña un papel modesto en el pre-
sente comentario. ¿Quién ha dicho que los textos bíblicos son ante
todo norma y no fuente de vida? Lo que me importaba era sacar a la
luz sus propuestas, aperturas y potencial semántico, y posicionar
con cautela su orientación, en diálogo con la historia efectual y te-
niendo a la vista -muchas veces sólo implícitamente- la situación
actual. Mi esperanza es que el comentario pueda ser de ese modo
una ayuda indirecta para experimentar de nuevo, mediante la Biblia,
lo que en buena parte hemos perdido: la proximidad de Dios y la
fuerza de su resurrección en medio de nuestra lejanía de él.
Espero haber dejado claro que este comentario aspira a ser un
comentario contextual. Pretende ayudamos a los europeos del nor-
te y del oeste, ya seculares, a nutrimos otra vez de nuestra historia,
que nos sigue marcando, y a que nos dejemos inspirar por las expe-
nenCIas hlstóncas que otros han hecho con los textos Qmere ayu-
darnos a saltar las barreras de confeslOnahdades desfasadas y a vol-
vernos «rehglOsos» en nuestro mundo seculanzado Lo he escnto
para mi contexto -SUlZO, noreuropeo, posconfeslOnal y poscnstla-
no- SI VIViera en Sudaménca, Áfnca o ASia, o en un paIS de Euro-
pa onental o mendlOnal, que lleva aun muy grabado el sello cnstIa-
no, como Rumanía, Poloma o Itaha, habna temdo que escnblrlo de
modo muy diferente, sobre todo en las seCClOnes de hlstona de la
mfluencIa
Al esbozar la hlstona de la mfluenCla he procurado eludir la hls-
tona exegética en sentIdo estncto más resueltamente que antes, e
mclmr matenales de hlstona del arte y de la espmtuahdad, pero
también las representaclOnes musicales y teatrales de la paSlOn MI
mtenclOn pnmana no ha Sido la de presentar los vestIglOS de Vida
cnstIana que el hombre actual puede encontrar en un museo o en
una sala de conciertos, m he persegmdo directamente, con las I1us-
traclOnes del comentano, guIar a los promotores de actos o medlta-
ClOnes de la pasión Lo que me mteresaba era mostrar, a traves de
estos otros «medIOs» hermenéutIcos, que la verdadera comprensión
de textos como los refendos a la pasión es de carácter global, que
Imphca una relaCión personal con su contemdo Hay cosas que se
entIenden mejor cantando, meditando, orando, pIntando, mirando o
haciendo teatro, Incluso mejor que en un semInano exegétIco Por
eso era tamblen Importante para mí no exclmr algunas referenCIas a
las poslblhdades hermeneutIcas de otros «mediOS», como las Ima-
genes, la música o el teatro l

Nada de esto habría Sido pOSible SIn la colaboraclOn de otros


MenclOno en pnmer lugar a los miembros del grupo de trabajO
«Matthaus», que debatIeron a fondo mis textos, los mejoraron y a
veces los sometIeron a dura crítica Son Sarah Aerbersold, Dorothee
Bertschmann, Stephan Boslger, Renate Ham, Luc Herren, ZenJI Ka-
to, Manuela LlechtI-Genge, MOisés Mayordomo-Mann y Klyoshl
Mmeshlge 1SIn ellos, el comentano no sena lo que es' Algunos es-
tudIantes, miembros del grupo de trabaJO, se emplearon particular-
mente en determInadas áreas la hlstona de la espmtuahdad (Doro-
thee Bertschmann), la hlstona de la música (Luc Herren), la hlstona

1 Cf, por ejemplo, mfra 76s 84s 96s


del arte (Stephan Boslger), las representacIOnes teatrales de la pa-
SlOn (Manuela LlechtI-Genge) y la hIstOrIa de la mfluencla de la fI-
gura de Judas (Renate Ham) Además del acoplO de materIales, pro-
ceden de ellos los borradores de las seCCIOnes del comentarIO
correspomente2 ¡MI gratItud especIalmente cordIal a ellos' ¡No so-
lo fue para mí un experImento dIdáctIco logrado, smo una colabo-
raClon hermosa en extremo'
Tengo, además, mucho que agradecer en otras dIreccIOnes meno
Clono pnmero a mI esposa Salomé, que me sostIene y soporta, cosa
nada fácIl, sobre todo las semanas que pasé postrado con fractura de
un pIe y escnbla el comentano acostado Pascal Mosh contrIbuyo
mucho a mi ImClaclón en la hIstOria del arte durante una primera fa-
se del trabajo Jeannette VUIllemm, Isabelle Noth, Damel Wleder-
kehr y Ueh Dallenbach revisaron total o parcialmente el comenta·
no Sarah Aebersold confeCCIOnó el mdlce de toda la obra Con mi
colega de historIa del arte, Ellen Beer, pude llevar un semmano so-
bre la paSlOn en la hlstona del arte, con Andreas Martl, otro sobre la
pasión en la hlstona de la mUSlca De ambos he aprendido mucho
Agradezco a Joachlm Gmlka y a Paul Hoffmann, mi ov¡~;uyo~ cató-
hco, sus vahosas observaclOnes al manuscnto Agradezco a mis es-
tudIantes y a la Facultad de Berna la hcencla de mvestIgaclón y
«compensación» que me otorgaron por un año entero Al Schwel-
zenscher NatlOnalfonds debo reconOCimIento por haberme abona-
do el pago de ayudantes de ambos sexos Y a la editonal, Benzlger
Verlag, partIcularmente al lector Hans-Joachlm Pagel, por su aten-
to examen del manUSCrito
Huelga decir a qUien debo agradecer, por enCIma de todos, el
haber podIdo escnblr y fmahzar este comentano Pero como eso no
es nada ObVIO en nuestra época alejada de DlOs, lo he estampado
expresamente en lugar de dedlcatona

Laupen, febrero de 2002

2 ReferenCIas en p 58-97, 334-351


ABREVIATURAS

Para coleccIOnes, revIstas, obras colectIvas, escntos del ]UdaISmo pn-


mItIvo, etc, cf S Schwertner, InternatlOnales Abkurzungsverzelchms fur
Theologle und Grenzgeblete, 21994 (TRE)
Ademas, para la hteratura antIgua, entre otras obras, cf ThWNT X, 53-
85 (ante todo para autores y escntos antIguos) Para la hteratura rabImca,
cf BIll 1, Vlls (ante todo para los textos que son cItados segun BIller-
beck) Las abrevIaturas para los escntos de los santos padres aparecen de-
talladas en los lugares correspondIentes

Se Introducen ademas las sIguIentes abrevzaturas de tIpO general

El BIbhcal InterpretatlOn, LeIden 1ss (1993ss)


BIS BIbhcal InterpretatIon Senes, LeIden 1993ss
BP BergpredIgt (=Sermon de la Montaña)
EG Evangelzsches Gesangbuch (= Cantoral evangehco),
edIclOn para las IglesIas evangehco-Iuteranas de BavIe-
ra y TunngIa, 1995
Introd IntroducclOn a este comentano
EKG Evangelzsches Klrchengesanbuch (Cantoral evangeh-
co), Alemama 1950
Gotteslob LIbro de oracIOnes y cantoral catolzco, obIspado de HIl-
desheIm, 1975
GS Cantoral de las IglesIas evangehcas reformadas de IdIO-
ma aleman de SUIza, 1998
MS,MSS Manuscnto(s)
NHC Nag Hammadl Codex
OLD P G W Glare (ed), Oxford Latm DlctlOnary, Oxford
1994
Red (red) RedacclOn (redacclOnal)
RKG Cantoral de las IglesIas evangehcas reformadas de los
cantones SUIZOS de lengua alemana, 1998
SemeIa Semeza, MIssoula, num lss (l974ss)
Trad (trad) TradIclOn (tradIcIOnal)
XtA xm 'W AOIJtU (para abrevIaturas de obras gnegas)
Modo de citación de la bibliografía en las notas
Lohmeyer, 27 Así citamos la p. 27 del comentario a Mateo
de Lohmeyer, según la edición que aparece
en la bibliografia (p. 25)
Erasmo (Adnotationes), 480 Así citamos la p. 480 de un comentario a Ma-
teo de Erasmo mencionado en la bibliografia
(p. 20), precisándolo con una palabra clave.
Strecker, Weg, 130 Así citamos la p. 130 de un escrito de Strec-
ker mencionado en la bibliografia (p. 32),
tomando un término significativo del título.
Gnilka, Mk 1, 21 Así citamos las p. 21 del vol. 1de un comen-
tario a un libro bíblico, distinto a Mateo, ci-
tado en la bibliografia (p. 35).
Hoffmann*, 129 Así citamos la p. 129 de un escrito de Hoff-
mann mencionado en la «Bibliografia» que
aparece al comienzo de la sección corres-
pondiente.
Klauck**(*), 120 Así citamos la p. 120 de un escrito de
Klauck mencionado en otro lugar del co-
mentario; el lugar se indica después de las
referencias bibliográficas dadas al comienzo
de la sección correspondiente.
Betz (Sermon)*, 510 Así citamos la p. 510 de un escrito de Betz
mencionado en la «Bibliografia» que apare-
ce al comienzo de la sección correspondien-
te, precisado con una palabra clave.
19,5'= 536 En fuentes y Padres de la Iglesia: capítulo +
versículo, y página de la edición que se cita.
En ediciones que constan de varios volúme-
nes se indica, cuando es posible, la pagina-
ción corriente.
19, 5 (48) En citas de los Padres de la Iglesia, se refie-
re a dos tipos distintos de numeración.
En algunos casos ha sido necesario prescindir de esta forma de realizar
las citas. En ese caso, las abreviaturas empleadas se encuentran -lo mismo
que otras abreviaturas- en la bibliografia particular que se ofrece para las
obras correspondientes.
Aquí no se incluyen las abreviaturas que son fácilmente comprensibles.
Las citas de otros volúmenes del presente comentario a Mateo se indi-
can con el número del volumen y las páginas; por ejemplo: vol. III, 392-
394. Advertencia: el vol. 1 se cita según la última edición alemana, corre-
gida y ampliada (52002). Cuando es posible, citamos entre paréntesis el
equivalente de la edición castellana eZOOl), abreviado: Mateo 1.
BIBLIOGRAFÍA

1. Comentarios hasta 1800


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VI
PASIÓN Y PASCUA
(26, 1-28, 20)
A

INTRODUCCIÓN

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Das ist: Spiegel des bitteren Leydens und Sterbens Jesu Christi... von einem
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den Jesu Christi im Olgarten, 1988; vol. II: Das Leiden Jesu Christi vor dem
geistlichen Gericht der Juden, 1989; vol. III: Das Leiden Jesu Christi vor dem
weltichen Gericht des Pilatus und Herodes, 1991; vol. IV: Das Leiden Jesu
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Kreuz, 1988; Thomas Hemerken a Kempis, Orationes et Meditationes de Vita
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l. El texto

a) Estructura

Es vano intento el de establecer una estructura sistemática en la


historia mateana de la pasión. Ni siquiera es posible distinguir con
claridad entre la historia de la pasión y la historia de la pascua: las
mUJeres, protagomstas en 28, 1-10, aparecen ya como personajes en
27, 55s 61 Antes del comIenzo de su paSIón, Jesús no sólo predIce
a los dIscípulos, y en partIcular a Pedro, su hUIda (26, 31.33-35);
anunCIa además que Irá delante de ellos a GalIlea (26, 32) La par-
te pnnclpal de la hlstona de la pasIón y la pascua consta de un re-
lato artIculado en IndICaCIOnes exactas de calendano que alcanzan
desde el «pnmer día de los panes áZImos» (26, 17), esto es, desde el
Jueves, hasta la mañana de pascua (28, 1) El evangelIsta descnbe
una úmca secuenCIa bIen trabada. Así, Jesús había predIcho ya en
sus anunCIOS de la pasIón y la resurreCCIón los acontecImIentos de
Jerusalén(l6,21, 17,22s;20, 18s).
No consIdero pOSIble dIvidIr este relato conjuntado sIgUIendo
unos pnnclpIOs puramente formales

Es frecuente artIcular la paSIón de Mateo en un esquema tnpartlto Hell


dIVIde la hIstona de la paSIón y la pascua en tres partes pnncIpales (26, 1-
56,26,57-27,54,27,55-28,20), cada una con tres apartados, que se pue-
den desglosar aun en tres breves subsecclOnes 1 Como cabía esperar, tal dI-
VISión encaja en algunos puntos, pero resulta forzada en otros 2 Fledler
diVide la hlstona de la paSIón 26, 1-27, 66 en seis partes pnncIpales, con
tres subsecclOnes cada una La perícopa Intermedia de cada sección ejerce
una funclOn centraP Fledler debe cargar con algunas IncoherenCias, como
el aSignar 26, 17-19 a la sección sobre la unción de Betama, mientras que
26, 30-35 forma parte de la sección pnnclpal «celebración de la cena»
Basten los dos ejemplos para mostrar que cualqUier Intento de constrUir un
esquematismo formal crea dIficultades.

La dIVISIón más obVia es la que se basa en cntenos geográfIcos y


cronológICOS. Nosotros consIderamos pnmero la hlstona de la pa-
SIón. el texto 26, 1-16 parece ser una especIe de IntrodUCCIón con es-
cenano cambIante y todavía SIn un marco cronológICO fIJO. La sec-
CIón SIguIente, 26, 17-29, reseña la cena pascual de Jesús en tres
breves escenas (v 7-19.20-25.26-29). El texto 26,36-56 contrapone
dos escenas de Getsemaní: la oraCIón de Jesús, solo, en el huerto
(26,36-46) Yla escena tumultuosa del prendImIento (26, 47-56). La

1 HeI1*,2s
2 Con 27,15 (1) comienza, segun Hell*, un apartado nuevo, que consta de las
tres subsecclOnes 27,15-2627-4445-54 El episodIO del descubnmlento del sepul-
cro vaclO aparece fraCCIOnado, con 28, 5 comienza un nuevo apartado, la secclOn
antenor, 27, 62-28, 4, abarca las tres pencopas 27, 62-66, 28, 1(') 2-4
3 El esquema de Fledler*, 300 ya mdlca que hay excepcIOnes en la slmetna
sigUIente seCCión, el proceso JudiO de Jesus (26, 57-27, 2), transcu-
rre en el palaciO de Cmfás Consta de cmco escenas de extensión
desigual (26, 57s 59-66 67s 69-75, 27, 1s) Aquí se contraponen so-
bre todo la fmneza de Jesús (26,59-68) Yla negación de Pedro (26,
69-75) Lo que sigue de la histona de la pasión tiene lugar en el pre-
tono de Pl1ato (27, 11-31) consta de una escena mas larga, que com-
pendIa el proceso (27, 11-26), Yotra más breve, sobre el escarniO de
que es objeto Jesús (27, 27-31) La siguiente seCCión narra la CruCI-
f1Xlón y acontece pnnclpalmente en el Golgota (27, 32-61) La dIS-
tnbuyo en seIS epIsodiOS 27,32-3839-4445-5051-54 55s 57-61

Algunos versiculos o seCClOnes Sirven de tranSiClOn 26,30 57s, 27, 2


31 b-32 57-59 marcan el paso de un escenano a otro, narran los desplaza-
mientos En estos «camblOs de escena»4 el relato fluye de un escenano al
sigUlente La seCClOn 26, 31-35 tiene una funclOn importante en el aspec-
to compositivo el protagomsta, Jesus, anuncia aqUl los aconteCimientos
proximos, mc1Ulda la resurrecclOn El texto 27, 3-10 abandona el marco e
mterrumpe el nexo geograflco y cronologlCo del relato Es obvlO que el en-
lace de los versiculos de tranSiClOn y seCClOnes espeCiales con las secclO-
nes pnncIpales, mas extensas, tiene algo de arbItrano EspeCIalmente dIfi-
cultosa resulta la coordmaclOn de 26, 30-35, 27, 3-10 Y 27,57-61

Resumen DiVIdo la hlstona de la pasIón en seIS seCCiOnes 26,


1-16,26,17-29,26,30-56,26,57-27,10,27,11-31,27,32-61 5
Esta dlstnbuciOn no tIene caracter esquematIco, porque el evange-
lIsta no separa los grandes «bloques» entre sí, smo que los conecta
medIante seCCiOnes de tranSiCiOn Es ImpOSIble, a mi JUICiO, enten-
der la hlstona mateana de la paSiOn como una obra hterana artIcu-
lada en epIsodiOS homogéneos con arreglo a cntenos formales
SeCCiOnes de muy dIferente artIculacIón alternan con escenas de ex-
tensIón deSIgual sm un pnnClpiO composItIvO vlSlble Esto no SIg-
mflca, sm embargo, que a la hlstona mateana de la pasIón le falte
cahdad hterana Creo que Justamente la renunCIa a un pnnClplO de
compOSICIón umhneal responde a la mtenclón expresa del narrador
Este qUISO contar un argumento coherente en el espaciO y el tIempo,
y ajustar plenamente su relato a los aconteCImIentos refendos De
ahí que se detenga mas tIempo en un lugar y menos en otro, y narre

4 FormulaclOn de MOlses Mayordomo-Mann


5 Sobre el fundamento de la dIvlslon, cf la expOSIClOn de las dlstmtas seccIO-
nes, espeCialmente mfra, 404s y 499-501
unas veces con amplitud y otras con sobriedad. Por eso no forma
episodios acotados, sino que pasa de uno a otro deliberadamente.
Su relato, al igual que el de Marcos, está totalmente al servicio de
lo que narra. Y vale en particular para la historia de la pasión la
norma que rige para todo el evangelio de Mateo: debe leerse como
un todo continuo.
Queda aún la parte final, 27, 62~28, 20. La estructuración se-
gún criterios cronológicos y geográficos sólo es posible hasta 28,
15: los v. 27, 62 Y 28, 1 contienen indicaciones temporales. El v.
28, 11 deja constancia de que el segundo episodio de los guardias
coincide en el tiempo con la marcha de las mujeres al encuentro de
los discípulos, todavía en la mañana de pascua. El escenario es, en
28, 1-10, el sepulcro y sus alrededores; en 27,62-66, quizá el pa-
lacio de Pilato; y en 28, 11-15, el innominado lugar de reunión de
los sumos sacerdotes. En 28, 16-20 nos encontramos, en cambio,
muy lejos de Jerusalén: en Galilea, después de pascua, sin saber
exactamente cuándo. Esta última sección tiene un rango especial6 •
Su principio compositivo parece ser el de la alternancia de las esce-
nas de los guardias del sepulcro -que son como piezas de ajedrez en
el juego de los dirigentes judíos y de Pilato, enemigos de Jesús- con
las escenas de mujeres, que vienen a ser, a la inversa, las piezas de
ajedrez en el juego de Dios (27, 62-66; 28, 11-15 con 27, 61; 28,
9s). El relato del descubrimiento del sepulcro vacío, 28, 1-8, es cen-
tral, porque entran en juego unos y otros, las mujeres y los guardias.

En los capítulos 26-28 hay varios pasajes que dan especial realce a de-
terminados temas. Por ejemplo, los tres anuncios que Jesús hace de su pa-
sión como Hijo del hombre en la primera parte de la historia de la pasión,
26,2.24.45, los tres testigos en favor de la inocencia de Jesús, 27, 3s.19.24,
o los tres pasajes sobre el Hijo de Dios, 27, 40.43.54. Los anuncios de fu-
turo, que incluyen 26, 31-35, sustentan literariamente la narración y reve-
lan a Jesús como protagonista omnisciente. Una vez que Jesús calla en la
cruz, el ángel del sepulcro desempeña este papel, remitiendo a las palabras
de Jesús y señalando el rumbo que tomarán ahora los acontecimientos (28,
6s). En el bando de los adversarios de Jesús, el dinero (UQYÚQLU) cobra im-
portancia en tres pasajes significativos de la historia de la pasión y de la
pascua (26,15; 27, 3-10; 28,12.15); es, en todo caso, un instrumento en la
estrategia de los enemigos de Jesús.

6. Cf. infm, 501.


La histona de la paSión y la pascua aparece umda estrechamente al res-
to del evangeho Basta recordar los anunciOS de la paSión en la cuarta par-
te (16, 21, 17, 22s, 20, 18s), donde Jesús predice su cammo futuro como
HiJo del hombre Pero ya antes (9, 15b, 12, 14, cf 12, 18-21) el narrador
Mateo, o Jesús, anunCió la suerte que le esperaba Recuérdense además las
«señales» que afloran, sobre todo, en el prolog0 7 He cahf¡cado como tales
los pasajes que resultaban llamativos y quedaban aislados en el contexto
narrativo, y no eran plenamente mterpretables porque rebasaban el hon-
zonte de sentido de su propiO contexto Entre esas señales están las cuatro
mUjeres del árbol genealógico de Jesús en 1,2-16, el nombre de Enmanuel
aphcado a Jesús (1, 23s), la sorprendente comcidencia de Herodes con to-
da Jerusalén y con todos los sumos sacerdotes y letrados del pueblo en 2,
3s, la «Gahlea de los paganos» en 4, 15 y, más adelante, la referenCia a los
paganos en 10, 18 Están aSimismo, en Cierto modo, las tres escenas ante-
nores donde aparecen paganas y paganos que son destacados especial-
mente por el narrador o por Jesús (2, 1-12,8,5-13, 15,21-28) Vanas Citas
bíbhcas 8 y anunciOS de Jesús 9 contenían también una dimenSión semántica
que sólo se comprende desde la histona de la paSión y la pascua Esta hiS-
tona aparece, pues, como la conclusiOn, bien planeada e implícita desde el
pnncipiO, de la histona íntegra de Jesús

b) Fuentes

La cuestIón de las fuentes apenas es hoy objeto de debate. La


histona marqUlana de la pasIón y la pascua es la úOlca fuente escn-
ta general de Mt 26-28 10 • Sólo cabe debatIr problemas concretos.

l. Matenales suplementarios
a) Elfinal del evangelIO, 28, 9-20' la histona marqUlana de la pasión
se mterrumpe en 16, 8 Mateo enmienda la última frase de Marcos, 16, 8c
En la verSión de Mateo las mUjeres no callan, smo que marchan a mformar
a los discípulos (cf Lc 24, 9b) Sigue la apanción a las mUJeres, Jesús les
encarga comumcar la notiCia a los discípulos (28, 9s) La tradiCión especial
que Viene a contmuación acerca del soborno a los guardias del sepulcro,

7 Vol 1, 31s (Mateo 1, 41s)


8 Cf -aparte de 1, 23b, 2, 6b, 4, 15c-Ia menClOn de Raquel, antepasada de
Israel, en 2, 18, la Cita de cumphmiento 12, 18-21, que liumma todo el honzonte de
la actlVldad de Jesus, tambien 13, 14s y 21, 42
9 Por ejemplo, 8, lis, 21, 37-39 43
lO DiSiente, por ejemplo, Sand, 572, que remite, sm fundamento, a Dahl* Mt
«sigue una tradlclOn smóptJca» DISienten aSimismo, como es natural, los defenso-
res de la teona de los dos evangehos
28, 11-1 S, enlaza con la anterior tradición sobre los guardias, 27,62-66, Y
con 28, 4. La escena final, 28, 16-20, que narra la aparición en el monte de
Galilea, pertenece a los materiales propios de Mateo. El análisis mostrará
que todas estas tradiciones están impregnadas, en buena medida, de len-
guaje mateano. Aunque Mateo suele seguir tradiciones más antiguas en el
contenido, quizá fue él mismo el primero en ponerlas por escrito.

b) Añadidos a Mc 14s: a Mc 14, 1-16, 8 se añaden los siguientes ma-


teriales:
1. Dos episodios completos: el relato sobre la muerte de Judas y las
monedas de plata, en 27, 3-10, Yla primera parte del relato sobre los guar-
dias del sepulcro, en 27,62-66 11 •
2. Añadidos más breves: los logia de Jesús 26, 52s (sobre la espada y
sobre los ángeles), el episodio del sueño de la mujer de Pilato (27, 19), la
alusión bíblica 27, 43 yel rasgarse de la cortina del templo (27, 51b-53).
Con excepción de la sentencia 26, 52b, en todos estos casos se trata de
complementos que presuponían el material de la historia marquiana de la
pasión; por lo general, lo razonable es que se transmitieran en el punto
donde los coloca Mateo. Aunque todos ellos evidencian un lenguaje ma-
teano, yo doy por supuesto que Mateo recurrió en estos textos a tradício-
nes orales previas.
3. Material narrativo adicional en 26, 1.3.25.44; 27, 24s.29b; 28, 2-4.
Estos suplementos proceden, a mi juicio, del evangelista.
4. De la pasión de Marcos, Mateo omitió el episodio de la huida del jo-
ven desnudo (Mc 14, 51 s). Abrevió notablemente episodios marquianos
como Mc 14, 12-16 o Mc 15,42-47. Esto responde a la tendencia general
que se observa en el evangelio de Mateo.

e) Evocaciones históricas: apenas hay en Mateo referencias históricas


de la pasión de Jesús que añadan algo a lo que narra Marcos. Señalo, con
todo, dos detalles: a diferencia de Marcos, pero en coincidencia con Lc 3,
2 YJn 18, 13, Mateo registra el nombre de Caifás (26, 3.57). Sabe que él
-¡sólo él!- es sumo sacerdote. Dada la larga permanencia de Caifás en su
cargo, que la gente recordaba sin duda l2 , no tiene nada de extraño que Ma-
teo recordara su nombre. Más extraño es que Mateo, y sólo él, supiera que
el nombre del «Hijo de Abba», al que Pilato soltó en lugar de Jesús, fuera
también «Jesús» (27, 15s). Esto supone, en todo caso, que la palabra 'Ir¡-
oou~, poco testificada, que figura en estos dos versículos, es original en
buena crítica textual. De ser así, Mateo contó con una información más
precisa que su fuente Marcos: ¡un caso rarop3.

11. Sobre el origen de estos episodios cf. infra, 315s y 502s.


12. ef. infra, 104 sobre 26, 2.
13. Algo similar ocurre con ~aQLWVa¡; en 16, 17.
2 Contactos con la paslOn de Lucas
La hlstona lucana de la paslOn contIene un fondo especIal extraordma-
namente amplIo En comparaclOn con el, los contactos especIales entre
Mateo y Lucas son escasos Para elljUlclarlos hay que tener en cuenta que
Lucas y Mateo sIguen Vlas muy dIferentes en sus hlstonas de pascua 14 una
vez agotada su fuente comun, que es el evangelIo de Marcos Las dos tra-
dIcIOnes sobre la muerte de Judas en Mt 27,3-5 YHch 1, 18-20, dIferen-
tes en caSI todo, excluyen tamblen claramente un contacto dIrecto entre
Mateo y Lucas La explIcaclOn de las escasas comcldenclas hay que bus-
carla, por eso, en el contexto del problema global de los mlnor agreements
entre Mateo y Lucas No hay, en mI opmlOn, una soluclOn general que ex-
plIque todos los casos, por lo que es necesano exammar las posIbles solu-
CIOnes caso por caso

3 Contactos con la paSIón de Juan


Los contactos especIales entre la hlstona de la paslOn y la pascua ma-
teana y la Joalllca son muy escasos a pnmera VIsta Se dan muy pocas
comcldenclas en formulacIOnes sueltas 15 Tales comcldenclas admIten dI-
ferentes explIcacIOnes y en parte, qUlza, hasta casuahdades Algo mas
llamatIvas son determmadas mformaclOnes hlstoflcas comunes a ambos
evangehstas 16
Solo Mateo y Juan enlazan la apanClOn de Jesus a todos los dISCIpulos
con el envIO m1Slonal (Mt 28, 16-20, Jn 20, 19-23)17 Este enVIO, sm em-
bargo, va lIgado en Juan a una mfuslOn del Espmtu, que falta en Mt 28, 16-
20 Esto se ajusta a la relaclOn entre Mt 28, 20 YJn 14, 16-18 Juan cono-
ce la presencIa del ParaclIto o Espmtu en la comullldad hasta el fm del
mundo, la formula LVU fle1'f 1JflWV di:; "COV ULWVU Tí en Jn 14, 16 recuerda
dIrectamente Mt 28, 20 TambIen Mateo conoce la presencIa del Espmtu
en la comullldad (lO, 19s), pero en su verslculo fmal habla con enfasls de
la presencIa de Jesus fle1'f 1JflWV La afImdad y la dIferencIa entre ambos se
hacen VISIbles aqUl con clandad

14 Salvo la sorprendente comcldencla Mt 28, 8b II Lc 24, 9b


15 Mt 26, II II Jn 12,8 Mt 27, 19a II Jn 19, 13, Mt 27, 29 II Jn 19,2, Mt 27,
60 II Jn 19,41, Mt 28,10 II Jn 20,17
16 A proposlto de la reumon de los dmgentes JudlOs para decretar la muerte
de Jesus, ambos evangelIos registran el nombre de CaIfas (Mt 26, 3, Jn 11,4749)
Jose de Anmatea aparece en ambos como un dISClpulo (Mt 27, 57, Jn 19, 38) Solo
Mt 16, 17 YJn 21, 15 dan a conocer el nombre del padre de Pedro, y solo Mt 16, 18s
y Jn 27, 15-17 hablan del pnmado de Pedro Solo Mt y Jn consideran la hberaclOn
de un preso por PI1ato como una «costumbre» (Jn 18, 39, Mt 27, 15)
17 Jn 20, 23 se corresponde aqm con Mt 18, 18 En la vanante lucana 24, 36-
49 aparece, en lugar de un envIO, un anuncIo de futuro por parte de Jesus
Otro grupo de contactos llamatIvos atañe a la vIsIón del Judaísmo En
Mateo y en Juan son los fanseos los pnncipales representantes de los dm-
gentes judíos hostIles a Jesus Los dos evangehstas los mencIOnan pronto
como mstIgadores en el proposlto de ehmmar a Jesús (Mt 12, 14, Jn 11,57)
Mateo, sm embargo, resta importancia a los fanseos en la histona de la pa-
slOn, igual que ocurre en los otros smoptlcos Por eso extraña más el hecho
de que el evangehsta los haga mtervemr en el último plan Simestro de los
otros dmgentes judíos (27, 62) Solo en Mateo y en Juan acusan los judlOS
a Jesús de ser un «impostan> (:n:Aávo~) (Mt 27,63, cf. Jn 7, 12.47) Mateo
y Juan emplean la denommación colectIva 'IolJ6atOL, sm embargo, mientras
que Juan, en toda su histona de la pasión, pero especialmente en la audien-
Cia de Pdato, cahf¡ca a «los judíos» colectIVamente como enemigos de Je-
sús o -lo que redunda en lo mismo- llama Simplemente «los judíos» a los
dmgentes que eXigen la condena de Jesús (18, 313638,19,714), Mateo
usa el térrnmo «judíos» como deSignación negatIva muy al fmal, en Cierto
modo como resultado de la histona de la pasión y resurrecclOn de Jesús, en
28, 15 «Por eso corre esta verSión entre los judíos hasta el día de hoy»
Todos estos contactos están relaCIOnados con el hecho de que los dos
evangehos narran la histona de Jesus como un «two-Ievel drama»18 la his-
tona del fracaso de Jesus en Israel es la «histona subterránea» del fracaso
de su comumdad en Israel después de pascua 19 Los dos evangehstas con-
templan la separación entre la comumdad y las smagogas dommadas por
los fanseos 20 , y tratan de aSimdarla De ese modo, la pasión de Jesús pasa
a ser en ambos evangehos el gran debate de Jesús con los dmgentes hostI-
les de Israel y con todo el pueblo
Hay que menCIOnar, por último, los contactos en Cristología En la his-
tonajoámca de la pasión llama la atenCión a cada paso la soberanía del Je-
sús divmo, que sufre y afronta con plena conCienCia su pasión, de suerte
que ésta no es smo el «tnunfo secreto» -y al fmal manifiesto en la pascua-
«del Revelador sobre el mundo», representado por los judíos 21 Observare-
mos tendenCias Similares en la paSión de Mateo Con más Vigor que en
Marcos, el Enmanuel Jesús es aquél que no sólo sabe de antemano lo que
sucederá, smo que lo dmge, y cumple el plan de DIOS de modo soberano
Con más Vigor que en Marcos, el Hija del hombre, Jesús, es el juez dIVmo
del mundo que revela su JUICIO futuro preCisamente cuando está ante sus
jueces humanos. Con más Vigor que en Marcos se manifIesta en Mateo al-
go de la aCCión pascual de DIOS, ya mmedJatamente después de la crucifl-

18 La expreslOn procede de J L Martyn, Hlstory and Theology In the Fourth


Gospel, Nashville 21979,129
19 Cf vol 1, 36s, vol 11, 100s, e mdlce la palabra «transparencia»
20 Jn 9, 22, 12,42, 16,2, vol 1,94-98, vol I1I,506-509
21 FormulaclOn segun R Bultmann, Das EvangellUm des Johannes (KEK 11),
15
1957,298
xlon de Jesus (27,51-53) Todo esto se expresa en un lenguaje y unas re-
presentacIOnes muy diferentes de las del evangelio de Juan Y sm embargo,
las dos Imagenes de Cnsto presentan unos rasgos afmes, Mateo se enca-
mma, a su modo, hacia la cnsto10gla Joamca

Así, los contactos entre Mateo y Juan son muy vanados, y a ve-
ces profundos Su profundIdad no les VIene tanto del hecho de con-
servar ambos evangehos unas tradICIOnes muy antlguas 22 , smo de su
arraIgo en un trasfondo judeocnstlano afin, y de estar marcados por
unas expenencIas hIstoncas afmes Ambos desarrollan un esquema
lIterano analogo de una hlstona que «transparenta» el presente, a
veces con tendencias teologIcas sImI1ares 23 Yo no doy por supues-
to, en cambIO, que el autor del evangeho de Juan tuvIera un cono-
CImIento dIrecto de la hIstona mateana de Jesus

4 Contactos con el evangeho de Pedro


Se discute mucho la relaclOn que pueda eXistir entre el fragmento con-
servado de la hlstona de la paslOn del evangelio de Pedro con los evange-
lios smoptIcos Las hlpotesls abarcan desde la dependenCia IIterana del
evangelio de Pedro respecto a los evangelios canomcos24 , pasando por el
ongen del evangelio de Pedro en la tradlclOn comumtana, Junto con el co-
nocimiento de los smoptIcos25 , hasta el postulado de una total mdependen-
cla del evangelio de Pedro respecto a los smoptIcos 26 Al margen de estas
pOSICIOnes, algunos mvestlgadores amencanos ven en el evangelio de Pe-
dro una tradlclOn muy antigua, de ellos, unos reconstruyen a partIr del
evangelio de Pedro un «evangelio de la cruz» antIqUlslmo27 , otros suponen

22 ASI G Maler, Johannes und Matthaus ZWlespalt oder Vlergestalt des


Evangehum, en R T France-D Wenham (eds), Gospel Perspectlves JI, Sheffleld
1981,267-291
23 Cf vol 1, 39-42 Flscher* pregunta, sobre todo a partir de la teologla ma-
yestatIca y de la concepclOn sotenologlca Similar de Mt y Jn, «SI Mateo no tiene en
Juan su panente espmtual mas proxlmo»
24 ASI, sobre todo, Th Zahn, Das Evangellum des Petrus, Lelpzlg 1893,38-
56, G Marx, Evanglle de Plerre (SC 201), 1973, 2l3s
25 P Vlelhauer, HIstoria de la hteratura cnstlana pnmltlva, Salamanca 22003,
672-675, R Brown, The Gospel ofPeter and CanOn/cal Gospel Pnonty NTS 33
(1987) 333-338 (el evangelio de Pedro es un documento de religIOSidad popular que
presupone el conOCimiento mdlrecto de los evangelios smoptlcoS, sobre todo de Mt,
por las lecturas de las celebraCIOnes y la transmlslon catequetIca, R Brown llama
a esto «second orality», Ibld, 335)
26 J Denker, DIe theologlegeschlchtllche Stellung des Petrusevangehums
(EHS T 36),1975,31-57
27 Crossan*, espeCialmente 16-30
que la gran escena de epifanía 8, 28-11, 49 podría haber Sido fundamento
de una tradlciOn, tamblen para los evangelios canómcos 28
Yo considero que el evangelio de Pedro en su conjunto es postenor a
los evangelios canomcos Su hlstona de la pasión es mdependlente, aunque
se observan contactos con todos los evangelios canómcos Estos contactos
se basan parcialmente en el conocimiento de los matenales transmitidos en
los evangelios, en el caso de Mateo y de Marcos, también en el conocI-
miento de textos evangélicos 29 Pero el autor, al escnbir, probablemente no
tuvo ante SI el texto de Mateo m el de Marcos, smo que los conocía, por
ejemplo, por la celebraCión litúrglCa30 Los contactos entre el evangelio de
Pedro y el evangelio de Mateo son muy estrechos el pnmero conoce vanas
tradiCiOnes mateanas espeCiales, sobre todo la de los guardiaS del sepulcro
en una versión afin a Mt 27, 62-66 (8, 28-9, 34), pero mtercala entre el
«destello del dla del Señor» (9, 35, cf Mt 28, la) y la llegada de las mUJe-
res al sepulcro (12,50 = Mt 28, lb) una gran epifanía que descnbe el acto
mismo de la resurrección (9,35-11,44) Sus testigos son los guardiaS del
sepulcro, no las mUjeres A contmuaclón se Impone el silenciO a los solda-
dos, a petición de los dmgentes Judíos (11, 45-49, cf Mt 28, 11-15)31 El
evangelio de Pedro parece presuponer, por tanto, el esquema de Mt 27,
45-28,8 (= EvPe 5, 15-13,57), pero lo amplió con la escena eplfámca y
lo modifiCÓ msertando la segunda parte del episodiO de los guardias (11,
45-49) antes del eplsodto de las mUjeres Junto al sepulcro, que comienza
solo en 12, 50 Del resto de las tradiCiOnes mateanas espeCiales, el evange-
lio de Pedro conoce el lavado de manos de PIlato (1, 1-2, cf 11,46) Y el
temblor de tierra después de la muerte de Jesús (6, 21)
La tendenCia del evangelio de Pedro es antiJudía En esta lmea, el evan-
gelio de Pedro conoce precisamente las tradiCiOnes antiJudías espeCiales de
Mateo Exonera a PIlato de toda culpa por la muerte de Jesús, los sacerdo-
tes, fanseos, letrados y anCianos, dmgldos por el «rey Herodes», cargan
con toda la responsabilidad ConSidera expresamente la destruCCión de Je-
rusalén como un castigo por el pecado de los dmgentes Judíos (7, 25)
Dlstmgue, sm embargo, con más clandad que Mateo entre los dmgentes
Judíos y el pueblo sedUCido por ellos (cf espeCialmente 11, 48) Pero la SI-
tuación hlstónca del evangelio de Pedro difiere mucho de la de Mateo Se

28 Sobre todo Koester, Gospels, espeCialmente 231-238


29 ASI lo mdlcan dos textos EvPe 8, 30 = Mt 27, 64 I-lTJTW'tTJ EA{}oV'n:~ Ol
l-lu{}TJ'taL mhoü XAE\jJ(J)OIV uu'tOv XaL , EvPe 12, 53s = Me 16, 3s 'tl~ UltOXUAIOE!
úl-liv 'tOV AI{}OV 'tfj~ {}uQu~ WÜ I-lVTJI-lEWU I-lEYU~ YUQ ~v óQW<JlV VEaVI<J
XOV XU{}E~OI-lEVOV El texto del EvPe esta notablemente amphado respecto a Mc
16, 3s y es, por tanto, secundano
30 Algo slmJ1ar propone Brown 11*, 1334s para Mt, mas cauto Kohler, Rezep-
tlOn,437-448
31 Cf mas mformaclOn mfra, 502s
encuentra ya a gran distancia del judaísmo. El autor desconoce sin duda las
fiestas judías de la época; conoce, en cambio, instituciones cristianas como
el domingo (9, 35; 12, 50)32.

c) Sobre la prehistoria de las tradiciones de la pasión y la pascua

No es tarea de un comentario a Mateo que trabaja con el su-


puesto de las dos fuentes como hipótesis fundamental, el abordar
ampliamente los antecedentes de la historia de la pasión y la pas-
cua. Por eso me limito aquí a mencionar, a modo de tesis, los dos
supuestos básicos con los que trabajo.

1. Doy por supuesto que hubo tres relatos escritos de la pasión


y la pascua, bastante antiguos: uno premarquiano, otro prejoánico,
y un tercero prelucano, que utilizó como fuente el tercer evangelis-
ta junto a la pasión de Marcos.

1.1. La historia lucana de la pasión presenta numerosísimas desviacio-


nes de la historia marquiana. Además, en algunas secciones no se inspira pri-
mariamente en el esquema ni en el material de Marcos. Yo sólo puedo expli-
carme esto, a diferencia de la mayor parte de los estudiosos del Nuevo
Testamento de lengua alemana, con la hipótesis de una segunda fuente de la
pasión, independiente de Marcos33 . Las tradiciones especiales de la historia
prelucana de la pasión incluyen una lamentación sobre Jerusalén, las palabras
pronunciadas por Jesús en los discursos de despedida durante la cena pas-
cual, la audiencia ante Herodes, el episodio de las mujeres en la vía crucis y
la escena del buen ladrón. Quizá no contenía algunos episodios de la histo-
ria premarquiana (y prejoánica) de la pasión, como la unción, la huida de los
discípulos, los escarnios de los soldados a Jesús y la escena en tomo a Elías
bajo la cruz. Diversos indicios hacen suponer que la historia prelucana de la
pasión representa una etapa de tradición más reciente que las otras dos.
1.2. La historia premarquiana y la historia prejoánica de la pasión te-
nían quizá un formato similar. Ambas comenzaban con la entrada de Jesús
en Jerusalén. Continuaban probablemente con la purificación del templo,
la pregunta a Jesús por su autoridad y la resolución de morir, la unción, una
cena última de Jesús y una escena en Getsemaní. Narraban después el
prendimiento de Jesús, una audiencia ante sumos sacerdotes y notables ju-
díos en conexión con la negación de Pedro, el proceso ante Pilato, la cru-
cifixión, la sepultura y el descubrimiento del sepulcro vacío.

32. Brown II*, 1340s.


33. Defensores clásicos de esta hipótesis son Taylor* y Green*.
2 Las hIstorIas de la pasIón aun reconstrUlbles, que los evan-
gehstas utIhzaron como fuentes, son relatIvamente extensas, en mI
opmlOn Son mterpretaclOnes teológIcas de la pasIón de Jesus, y no
mformes neutrales EstImo que ya no es posIble reconstrUlr narra-
CIOnes de la pasIón anterIores en el tIempo, «las más antIguas»

2 1 ConsIdero IrrealIzables los mtentos, muy dIversos, emprendIdos en


los ultImas decemos de reconstrUIr medIante la de-composlclon hlstonco-
tradIcIOnal de la hlstona de las tradIcIOnes, una forma antIqUlSlma, la mas
antIgua, de un relato escnto de la paslOn La heterogeneIdad de los ensayos
de reconstrucclOn llevados a cabo aconseja la cautela34 En partIcular, creo
que no es posIble desandar el cammo que eXIste detras de los relatos que
mterpretan la paslOn de Jesus a la luz de la BIblIa, y reconstrUIr un breve
relato «neutral»35
2 2 Esto no excluye, a mI entender, que la secuencIa de la paslOn de
Jesus estuvIera ya fIjada desde antIguo La comcldencla de los tres relatos
de la paslOn mdependIentes mas antIguos es notable en lmeas generales
Hay ademas muchos mdIclOs de que, detras de estas hlstonas de la paSlOn,
habla unas comumdades narratIvas que conoclan de cerca a las personas y
localIdades de la hlstona de la paslOn36 Ellas hablan contado ya, muy tem-
pranamente, la trama de la hlstona de la paslOn Pero esto habla ocurndo
en la tradIclOn oral Lo que no podemos preCIsar es la cronologIa y la for-
ma en que la tradlclon oral fue puesta por escnto

2 La historia de la influencia

QUlzá mnguna otra seccIón de la Blbha ha marcado la espmtua-


hdad CrIstIana tan hondamente como lo han hecho las hIstOrIas de
pasIón y pascua de los evangehos Junto a los textos bíbhcos escu-
chados y leídos, han mflUldo en la espmtuahdad CrIstIana los devo-
CIOnarIOS, las pasIOnes mUSIcales, las representacIOnes escémcas,

34 Schenk* dIstmgue entre un relato antiguo, caractenzado por el presente


hIstonco, y una amphaclOn de SIgno apocahptIco (cf, especIalmente, 272-276)
Dormeyer* (cf espec 258-268) ve un redactor premarqUIano que ampha sus pn-
mItIvas actas de martIres (cf znfra, nota 35) con un estilo dIalogal Schenke*, 135-
145 reconstruye un relato premarqUIano de la muerte en cruz del MesIas Jesus
Rembold*, 92-215 recontruye el relato mas antIguo de la paSlOn a partIr de la tra-
dIclOn comun al relato premarqUIano y al prejoamco
35 Lo mtentan, por ejemplo, Dormeyer*, 238-258, comparaclOn de textos cf
Ibld, 297-301 (breves actas de martIres), MyllykoskI 11*, 138-162, textos Ibld,
138s (breve relato sobre el ajUstiCIamIento del «Rey de los jUdIOS»)
36 G TheIssen, Colondo local y contexto hlstonco en los evangelIOS Una
contnbuclOn a la hlstona de la tradlclOn sznoptlca, Salamanca 1997,211-222
los vía crucis, los crucifijos y, sobre todo, las imágenes. Rara vez
cabe hablar de la influencia de un evangelio particular. Las historias
de la pasión se han leído en forma «sinóptica», como es natural,
complementando y solapando sus relatos sobre el mismo episodio,
insertando los fondos especiales de cada evangelio en el lugar ade-
cuado dentro de «la» historia de la pasión37 • Y antes de la época de
la Ilustración, apenas cabe señalar la historia específica de su influ-
jo como evangelio particular38 • La historia de la exégesis en senti-
do estricto muestra igualmente que, hasta la Ilustración, la interpre-
tación se hacía también de una forma «sinóptica», aunque fuese un
evangelio particular el objeto de comentario o de predicación. Dada
la enorme importancia de la pasión en la historia de la espirituali-
dad, abordaré la «historia de la influencia» en esta parte del comen-
tario con la mayor amplitud posible, y no daré preferencia, como en
tomos anteriores, a la exégesis en sentido estricto; utilizaré el mayor
número posible de medios hermenéuticos, incluidos los no textua-
les, como las imágenes. Tampoco puedo ni deseo ceñirme a la in-
fluencia especial de la pasión de Mateo sino, cuando sea oportuno,
de «toda» la historia de la pasión. La historia de la influencia debe
tener, por tanto, un rango elevado en este tomo (¡y exigirá mucho
espacio, en consecuencia!).

a) Tres modelos básicos de espiritualidad de la pasión

No es posible esbozar una historia de la espiritualidad de la pa-


sión en poco espacio39 • Pero hay que perfilar siquiera algunos tipos
clásicos de espiritualidad cristiana de la pasión para hacer com-
prensibles en su propio contexto las siguientes secciones de la In-
troducción y los ejemplos dados en el comentario a los diferentes

37. La «lectura» sInóptica de la hlstona de la pasión no tiene su base pnmana


en la Influencia de las numerosas «armonías de los evangelios»: además de las In-
numerables elaboraCIOnes de que fue objeto la obra de Taclano, se escnbleron otras
muchas armonías evangélicas, especialmente en el siglo XVI (cf O Wunsch, Evan-
gehenharmome, en TRE 10, 1982,631-635). Mucho más Importante es la lectura
«canómca» de los textos bíblicos en la IgleSia Cada texto o cada evangelio era leí-
do siempre a la luz del testlmomo global de la Biblia
38. Esto es posible, casI exclUSivamente, en textos de fondos especiales, y tam-
bién en ellos la comprensión de los antiguos no es tanto el resultado de un determi-
nado texto, SInO de un determInado episodIO de la pasión de Jesús que, casualmen-
te, sólo transmite un evangelio.
39. Cf. especialmente Kopf'"
textos SeleccIOno como modelos la espmtuahdad de la paSIón mar-
cada por la pascua, propIa de la Iglesia antIgua (y de las Iglesias
onentales hasta hoy), la de la Edad Media tardía, que mfluyó espe-
cialmente en la Iglesia romana catóhca, y la mspIrada en la Refor-
ma40 DedIcaré especIal atenCIón, aquí y en el comentano, a la espI-
ntuahdad «catóhca» del medIevo tardío, porque en mI cahdad de
colaborador protestante del «Comentano Evangéhco-Catóhco», en-
tIendo que nosotros, los protestantes, debemos ser especialmente
abIertos y atentos, y podemos descubnr muchas cosas

La espmtuahdad pascual de la paSIón en la IgleSia antIgua41


PaSIón y pascua Iban estrechamente umdas en la IgleSia antIgua
La mejor IlustracIOn de esto puede ser el anáhsIs del vocablo :n:ao-
xa Aunque esta palabra gnega, que traduce la fIesta Judía de la
passah, evoca fonétIcamente el verbo :n:aOXElV (padecer)42, no hacía
referenCIa a la paSIón de Jesús CaSI todos los teólogos de la epoca
pnmItIva mterpretaron el :n:éwXa como <'llál3aoll;, como «tránsI-
tO»43 Lo aphcaron al paso de la IgnoranCia al saber, del VICIO a la
VIrtud y, sobre todo, de la muerte a la VIda Es el sIgmfIcado que
tIene la celebraCIón cnstIana del :n:aoxa en la noche de pascua
abarca las últImas horas del tIempo de cuaresma, con vIgIha de ora-
CIOn y lecturas bíbhcas, SIgue el gran «tránsIto» a la eucanstía o ce-
na comumtana Muy pronto se agregaron la celebraCIón de la luz
pascual y, sobre todo, el bautIsmo de los catecúmenos, que morían
y reSUCItaban con Cnst0 44 Todo transcurría baJO el SIgno de la ale-
gría pascual no es un azar que en caSI todas las lenguas europeas
(salvo el mglés y el alemán) la palabra gnega :n:áoXa o la palabra

40 RenuncIO al mtento de ofrecer una caractenzaclOn general de la espmtua-


hdad de la paslOn durante la I1ustraclOn (cf mfra, 73-75 215s 441s y 530s) y en el
Siglo XX, que no admite aun una vIslon de conjunto
41 El borrador de las sigUientes seccIOnes 1-3 (p 59-69) es de Dorothee
Bertschmann
42 ASI mterpreta, por ejemplo, Mehton, Pascha 46 Cf W Huber, Passa und
Ostern (BZNW 35), 1969, 112-120
43 Ongenes, C Cels 8, 22 = BKV l/53, 325, Ycon frecuencia desde entonces
Ongenes tomo esta mterpretaclOn del Judalsmo helemstIco, sobre todo de fllon Cf
Huber, Passa und Ostern, 120-129
44 Acerca de la celebraclOn pascual en la IgleSia antigua cf H Auf der Maur,
Felern 1m Rythmus der Zelt I Herrenfeste m Woche und Jahr (Handbuch der LItur-
glewIssenschaft 5), Regensburg 1983, 63-83, M Klockener,Ostern Osterfeler Os-
tertnduum 11 Llturglsch-Theologlsch, en LThK3 VII, 1998, 1177-1181
latma «pascha» sea la ralz para desIgnar la fIesta de pascua4S La
mIrada se centra, pues, en el ResucItado La cruz es señal de su
tnunf0 46 , los fIeles mIran al Golgota desde la pascua En vIrtud de
su dlvmldad, Cnsto es <'ma{hl~, y a medIda que esto va ocupando el
centro de la espmtuahdad, la paslon pasa a segundo termm047 La
espmtuahdad de la IglesIa antIgua tardo en atnbmr un peso propIO
a la pasIOn de Jesus ¿Como sucede esto?

a) Hay que señalar pnmero los cambIOs llturglcos que cabe observar
desde pnnclpIOs del sIglo IV En lugar del umco serVICIO hturglco de la
pascua, donde los cnstIanos celebraban el naoxa de Cnsto como un todo,
aparecIO pnmero el tnduum, los tres dlas señalados de culto desde el VIer-
nes santo hasta el dommgo de pascua48 , y pronto la «gran semana»49 Era
mevItable que, de ese modo, atrajera mas la atencIOn la hlstona de la pa-
SIOn, la paSIOn de Jesus como suceso hlstonco SO La celebracIOn de la se-
mana dedIcada a la paslon y la sucesIva prolongacIOn del tIempo de ayuno
dIeron a la paSIOn un mayor realce
b) Otro factor que mfluyo en estos cambIOS hturglcos fue el descu-
bnmlento del sepulcro y de la cruz en tIempo de Constantmo Comenzó
la era de las peregrmacIOnes a Jerusalen El relato mas antIguo de pere-
gnnos es el de Egena, contIene Importantes notIcIas sobre las celebra-
CIOnes de la paSIOn en el sIglo IV que eran habItuales alh S \ La paSIOn de
Jesus se conmemoraba y revlvla con grandes procesIones y numerosos
actos hturglcos en los lugares de los hechos Los relatos de los peregrI-
nos estImularon celebraCIOnes SImIlares fuera de Jerusalen Los fIeles
demandaron la representacIOn exacta de los lugares y SurgIO un gran m-
teres por los «hechos» Esto es Importante como germen de la esplrItua-
hdad medlevaJ52

45 Cf Lampe, Lexlkon, 1048s, A Blalse, DlctlOnnmre latzn franrms des au-


teurs chretlens, Turnhout 1954,597 Por ejemplo, en frances paques, en Itahano
pasqua, en español pascua, en rumano pastl, etc
46 Tal como muestra el sarcofago de la paslon en el Vaticano, Infra 86 (Ji 2)
47 Esto aparece con especial clandad en la gnosls cnstlana, donde el Reden-
tor es un personaje totalmente dlvmo que viene del cielo (Troger*, 302s) Sobre la
Idea de la paslOn en los gnostlcos segun los padres de la Iglesia, cf Orbe*
48 Cf AmbrosIO, Ep 23,12 = PL 16, 1030, Agustm, Ep 55,14,24 = PL 33, 315
49 Cf Egena, ftznerarlUm 30,1 = FC 20 (1995), 256 (verslOn cast Peregrz-
naClOn de Egerza, Salamanca 1994, 70), Const Ap 8, 33, 3 = SC 336, 241
50 Klockener, Ostern, Osterfeler Ostertrzduum, 1178, habla de un «proceso
de hlstonzaclOn y dramatlzaclOn en la hturgIa»
51 Egena, ftmerarlUm, 30-39 = Peregrmaclon de Egerza, 70-79
52 En la Edad Media avanzo aun mas el conocimiento de los lugares de la pa-
slon a traves de los cruzados Esto fue Importante para el realismo de la paslOn en
la espmtuahdad de la compasslO, cf mfra, 63-65
c) Los fIeles entraron en contacto permanente con la hlstona de la
paslOn a traves de la frecuente lectura llturglca A medIados del sIglo V,
el papa Leon Magno prescnblo la lectura de la paslOn segun san Mateo el
dommgo de Ramos, y la lectura de la paslOn segun san Juan el VIernes
santo Desde el sIglo VII se Impuso ademas la costumbre de la lectura de
la paslOn segun san Lucas para el mlercoles y segun san Marcos para el
martes de la semana santa En esta semana se predIcaba tamblen sobre la
paslOn 53
d) Fue Importante, en fm, para la pIedad popular el auge en laforma-
ClOn de leyendas, mlclada ya en los evangelIos El evangelIo de Nlcodemo
(SIglo IV)54 y mas tarde el evangelIo de GamalIel (SIglo VI)55, que comIen-
za con el lamento de Mana, qUlza el mas antIguo, son los documentos mas
Importantes al respecto Es dIfíCIl sobrevalorar la ImportancIa del evange-
lIo de Nlcodemo, concretamente para la pIedad y el arte populares

2 La espmtuahdad de la pasIón en la alta Edad MedIa y en la


Edad Media tardía
Todos estos procesos hacen que, desde el sIglo XII aproxImada-
mente, la pasIOn de Jesús se vaya conVIrtIendo en el verdadero cen-
tro de la espmtuahdad El Interés no se dmge tanto ahora al Hom-
bre-DIOs que tnunfa, SInO al hombre Jesus que sufre No sólo la
alabanza a la aCCIón salvadora de DIOS forma parte de la respuesta
humana a la paSIOn de Cnsto, SInO aún más la compasslO amorosa
Las tranSICIOnes desde el Cnsto tnunfante al Cristus patlens son
aquí flUldas 56 Bernardo de Claraval es uno de los representantes
mas destacados de esta nueva espmtuahdad57 ASOCIÓ como nmgun
otro la espmtuahdad de la pasIón con un íntImo «amor a Jesús»
Leyó el Cantar de los cantares como texto de la pasIón, e mterpre-
to esta a partIr del Cantar de los cantares El CruCIfIcado es el no-
VIO, el alma creyente, la nOVia TambIén se remontan al sIglo XII los

53 Por ejemplo, Agustm, Sermones de tempore (De passlOne domlnl I-IV) =


PL 39, 2036-2055, Leon Magno*
54 Schneemelcher P, 395-424
55 Cf Ibld, 44ls
56 Lo mdJca bellamente una descnpclOn del CruCIfIcado por Matdde de Mag-
deburgo el CruCIfIcado tIene «oJos Impenales», pero de estos OJOS brotan lagnmas
(Zmgel*,32)
57 U Kopf, DIe PasslOn ChrzstI In der latelnlschen re[¡glOsen und theologl-
schen Lueratur, en Haug-Wachmger*, 21-41, habla de un «giro en relaclOn con la
paSlOn de Cnsto, del que Bernardo de Claraval fue, SI no ellmclador, SI el que lo
llevo a cabo de forma Irreversible» la «Ioglca mclUSlOn del sUjeto rehglOso en el
acontecer de la paSlOfl» (41)
InIcios de la devoción al Corazón de Jesús, el culto a las cinco lla-
gas y a los instrumentos de suplicio (<<arma Christi»). Muchas de
estas nuevas formas de espiritualidad aparecen primero en las ora-
ciones de las horas monásticas dedicadas a la pasión de Cnst0 58 , y
pasan después a los devocionarios y libros de meditación para lai-
cos. Si se entiende la historia de la espiritualidad europea moderna
como historia de una individuación progresiva, hay que decir que
las bases deciSIvas se sientan en la espiritualidad de la pasión du-
rante el medIevo tardío.
Las órdenes mendicantes llevaron la paSIón de Cristo a amplias
capas populares. Francisco de Asís no encierra su pensamiento de la
pasión en la vida interior, sino que lo exterioriza en acciones sim-
bólicas 59 , gestos (como la postura orante en forma de cruz) y estilo
de vida radIcal, que mcluye tanto la pobreza absoluta como la peni-
tencia. El ápice de esta identificación visible con el CrucIfIcado es
la estigmatización. La anhelada y vivida conformttas con el Cristo
paciente se hIZO aquí realidad, hasta envolver la eXIstencia fislca.
Los siglos XIV y XV son siglos de crisIs en Europa. Hambre,
peste, caída de la producción agrícola y descenso de la población
marcan la época. Nacen nuevas formas de devoción pública a la pa-
sión. Se levantan calvanos y vía crucis; las representacIOnes escé-
nicas de la pasión ganan en duración y dramatismo, y marcan a ve-
ces durante varios días la vida de las ciudades. Los SIglos XIV y
XV son auténticos «tIempos de plenitud» en la espintualidad de la
pasión.

En la Edad MedIa tardía nace una ampha literatura sobre la paSIón de


Jesús, con numerosos géneros nuevos, que es relevante para una mterpre-
tacIón de la hIstona de la paSIón onentada en la hIstona de su mf1uencIa.
Junto a las revelaCIOnes y vIsiones 60 , las horas canómcas 61 y los textos mís-

58 Cf J Stadlhuber, Das Lmenstundengebet vom Leiden Chnstl m semem


mlttelalterhchen Fortleben ZkTh 72 (1950) 282-325
59 Recuerdese el gesto dramático de FranCISco al desnudarse ante el obiSpo de
Asís para «segUir a Cnsto desnudo» (O v Rleden, Das LeIden Chnsf¡ 1m Leben des
Hl Franzlskus vonASSISI PasslOnsfrommlgkelt CFr 30 [1960]5-30 129 145241-
263353-397, aquí 356, cf tamblen Kopf, DIe PasslOn Chnsf¡ ,31)
60 El presente comentano tiene en cuenta la obra de Anómmo* (Chnstl Lei-
den m emer VislOn geschaut) Las vIsiones de Bríglda de Suecia ejerCieron una no-
table mfluencJa
61. Por ejemplo, Pseudo Beda, De medltatlOne paSSlOnlS Domml per septem
dlel horas, PL 94, 561-568
tIcos 62 , yo señalana espeCialmente los grandes hbros medievales de medi-
tación sobre la vida de Jesús, o también exclUSivamente sobre su paslón63 •
ReVisten espeCial Importancia en el aspecto hermenéutico, porque combi-
nan la exégeSIS con la aphcaclón. por ejemplo, la magna obra de Ludolfo
de SaJoma contiene una suma de la exégeSIS CientífiCa de la hlstona de la
pasión en la Edad Media, y también oraCiOnes y consejOS para la medita-
ción y la Vida práctica Tales escntos fomentan una comprensión mtegral y
personal de los textos que rara vez, y sólo germmalmente, se encuentra en
exégeSIS postenores 64 • La exégeSIS clentIfIca lleva aqUl directamente a la
meditaCión, y ésta a la oración y la práctIca65

Destacaré espeCIalmente tres aspectos de la espmtuahdad de la


pasIón en el medievo tardío, los cuales en parte se complementan y
combman:

a) CompasslO Una condición para acompañar con la condolenCia la


paSIón de Jesús es que uno pueda representarse exactamente los sufn-
mlentos ¿Qué expenmentó Jesús durante la noche que pasó a solas en la
pnslón? ¿Qué no tilvo que soportar en la flagelaCión? ¿Cómo se reahzó
exactamente la crucIfixión? Una figura clave para la Identificación con el
Cnsto paciente fue María, la madre de DiOS ¿Cómo VIViÓ ella el ternble
acontecimiento? Desde el Siglo XII aparecen escntos destmados a contes-
tar estas preguntas, por ejemplo, revelaCiOnes pnvadas, como el diálogo
del pseudo Anselmo con la virgen Maria66 , o las VISiOnes de santa Briglda
de Suecla Se nos dice, por ejemplo, que Jesús fue azotado vanas veces con
diferentes «mstrumentos», y cuando, empapado en sangre, se ViStiÓ de
nuevo la túmca, ésta le quedó adhenda a la carne, y se la arrancaron bru-
talmente antes de la cruCifiXión. Los escntos refieren el número de azotes,
la magmtild de las hendas, el modo de enclavamiento en la cruz Uno aSIs-
te al pausado descendimiento de la cruz, al macabable llanto y a las can-
ClaS que su madre, María, prodiga a Jesús

62 Mechthl1d v Magdeburg, Das fllej3ende Lleht der Gotthelt (ChnstlIche


Mystik 11), ed por M Schtmdt, Stuttgart-Bad CalUlstatt 1995
63 EjerCieron notable mf1uencla Pseudo Buenaventura (MedltatlOnes), lIbro
de msplraClOn franCiscana, Ludolfo de SaJoma*, Tomas de Kempls* (OratlOnes) y
Ulnch Pmder* (Speeulum)
64 Esto vale tamblen, en menor medida, para el gran comentano a Mt, en lI-
nea reformada, de W Musculus, y a muy otro mvel, y sm una exegesls clentifIca es-
tncta, para los lIbros pietistas de la paslOn, sobre todo Rambach*
65 Sobre la metodologJa de la medltaclOn medieval de la paSlOn, cf el exce-
lente articulo de F O SchuppIsser, Sehauen mlt den Augen des Herzens, en Raug-
Waschmger*, 169-210
66 (Pseudo) Anselmo*
IlustraclOn 1

Pero el reahsmo de la paslOn que encontramos en aquella epoca no es


un fm en SI, smo que sirve para despertar la compasslO Ese reahsmo m-
troduce a los contemplativos en la paSlOn de Cnsto, deben arder en amor
y compaslOn, y saber agradecer lo que Cnsto hizo por ellos No se busca
aquí la distancia smo la cercama, no el conOCimiento teónco smo la expe-
nenCia y las emOCIOnes, no la doctnna ecleSial smo la devoción personal
Esto lo expresa muy bellamente, por ejemplo, un cuadro de Margantone di
Arezzo en la basíhca de san Francisco, de Arezzo (l1ustraclOn 1)67 Fran-
CiSCO de Asís, ese gran personaje de identIficación para la espmtuahdad
del tardomedievo, abraza y besa el pie del Crucificado, la sangre redento-
ra fluye sobre él

b) ImltatlO y conformltas La mterpretación parenétIca de los textos de


la paslOn fue cultivada en la antIgüedad, sobre todo, por la tradiCión exe-
gétIca mspirada en Juan Cnsóstomo Lo nuevo en la Edad Media tardía es
la fuerte adheSión a la persona de Cnsto Su paslOn no es un mero ejemplo,
la adheSión a él poslblllta la ImltatlO Este rasgo sobresale en la tradlClOn
franciscana, por una parte, y en la «devotIo moderna», por otra El francis-
cano David de Augsburgo ve la paSión como una escuela de Virtud, donde
los fieles pueden aprender en el ejemplo perfecto de Jesús el amor, la hu-
mildad, la obediencia, la templanza y la paClenCia En esta conformltas étI-
co-práctIca, «no es la imagen del Salvador ensangrentado lo pnmero que
despierta la compaSión e mCita al segmmiento; es más bien la huml1dad y
la paCienCia del Señor lo que mueve a la imitación»68 También mterpretan
en sentido moral algunos detalles del relato de la paSión Al medltar en Je-
sús despojado de sus vestIdos, el fiel debe orar «Te doy graCias, Señor, por
el amor con que te dejaste sUjetar a la cruz Te pido que sUjetes mi cora-
zón en el amom 69 El mOVimiento laico de la devotlO moderna buscó igual-
mente la enseñanza moral al contemplar la paSión Su nOCion de la confor-
mitas es Simple se trata de segmr el cammo de sufnmiento de Cnsto en
una conducta Virtuosa y de hmda del mundo, y en la lucha diana contra los
propIOS pecados El tratado de la paSión de Tomás de Kempis exhorta rei-
teradamente a los lectores a sobrellevar con paCienCia y humildad las ad-
verSidades de la Vida En el Cnsto paCiente se pueden conocer todas las
Virtudes y los remediOS contra todos los ViCIOS El tema de la paslOn mue-
ve, sobre todo, a practIcar las «Virtudes paSivas», como la paCienCia

C) Mística de la pasión La místIca ahonda y radicahza la idea de la


compaslOn Pone la VIa mystlca, con sus grados de purgatlO, lllummatlO
y unlO, en analogía con la paSión de Jesús Parece que fue MatIlde de

67 Foto de Flscher*, 19
68 e Rlchstaetter, Chnstusfrommlgkelt In Ihrer hlstonschen Entfaltung, Ko1n
1949,112
69 Johann v Paltz, Clt segun SChupplsser, Schauen mlt den Augen des Her-
zens,194
Magdeburgo la que se anticIpo en esto La beguma no se lImIta a recordar
la paslOn en actitud compasIva mtenor, «tamblen le parece poco el esfor-
zarse, a ejemplo de Cnsto, por alcanzar el amor y la umon con DIOs a tra-
ves del sufnmlento y la tentaclOn la vIda de la persona que busca a DIOS
debe aspIrar a convertirse ella mIsma en una replIca de la passlO doml-
nl»70 Por medIO del sufnmlento, el alma amante renuncIa a las cosas te-
rrenas y extenores, y se hace semejante al Amado hasta alcanzar la UnlO,
donde el contemplador y e! contemplado se vuelven uno Para Juan Tau-
lero, la paslOn de Jesus es ejemplo y prototipo de la propIa negaclOn, de la
amqUllaclOn del yo «El desnudamIento de Cnsto antes de la cruclfIxlOn,
cuando los soldados echan a suertes sus vestidos, es para Taulero el para-
dIgma de lo que debe suceder en el hombre»7' En este gran abIsmo de
«abandono de DIOS», el ser humano se abre totalmente a el, el cammo
queda expedIto para la acclOn dIVma, para el nacImIento de DIOS en el al-
ma 72 «Aunque el hombre no lo sIenta, en tal estado se encuentra lo mas
proxlmo a Cnsto, su padecImIento es una ImItaclOn del abandono del HI-
JO de DIOS»73 La profundIdad es la altura
Pero solo Ennque Suso merece ser llamado mlstico de la paslOn en
sentido estncto, porque solo en sus textos, sobre todo en el Libro de la sa-
bldurla eterna, la paslOn de Cnsto pasa a ser e! tema central Encontramos
aqUl una descnpclOn pormenonzada (aunque no propIamente narrativa)
de la paslOn de Cnsto, desde e! monte de los OlIvos hasta la muerte en
cruz El peso recae en el sufnmlento mterno, ammlCO, de Jesus Nmguna
espIrItualIdad, por profunda que sea, puede saltarse, segun Suso, la con-
templaclOn de la humamdad dolIente de Cnsto y, en consecuenCIa, el ca-
mmo de! sufnmlento «NadIe puede alcanzar la altura dlvma m la dulzu-
ra suprema SI no es atraIdo antes por la Imagen de mI amargura humana»,
dIce Jesus a Suso en el Libro de la Sabldurla eterna 74 La paslOn de CrIS-
to mueve el corazon petnfIcado de! hombre al amor, y luego al sufn-
mIento Porque la paslOn de Jesus es mclusIVa solo qUIen particIpa en
ella, partIcIpa tamblen en la redenclOn La mlstIca mtUltIva y grafIca de
Suso, nupcIal y paslOnana, eJerclO gran mfluencla en la hlstona posterIOr
de la espmtualIdad

70 Zmgel*,36 Cf tamblen el ImpresiOnante pasaje de Das Filej3ende Llcht


der Gotthelt, donde Jesus dice a Matilde «Debes ser torturada conmigo, traicIo-
nada por envIdia, atacada por la perfIdia, arrestada por OdiO desnudada por
abandono, flagelada por la pobreza, coronada con la tentaciOn, escupida por Ig-
nommla» (cil segun A M Haas, Gottlelden Zur Volkssprachilchen Mystlk 1m
Matelalter, Frankfurt 1989, 131)
71 Haas, Ibld , 140
72 Cf el aXiOma de Taulero «also vil entwerdendes, also vil gewerdendes» (a
mayor despoJo, mayor delflcaciOn»), en Haas, ¡bid, 143
73 Zmgel*,57
74 Segun Zmgel*, 84
Las profundidades de la espiritualidad de la pasión no dejan en
un segundo término la visión que la Iglesia antigua tuvo de la pa-
sión de Cristo como obra salvadora de Jesús, el hombre divino, y
como triunfo pascual. Al contrario, toda la labor de profundización
que realiza esa espiritualidad en la Edad Media se basa en la espi-
ritualidad de la Iglesia antigua y le da un nuevo énfasis. Frente a
unos malententidos muy corrientes, yo diría que la compassio no
es simplemente un ejercicio de piedad, sino apropiación viva y pro-
funda de la gracia divina. La imitatio tampoco es la justificación
por las obras de un sujeto religioso independiente, sino un vivir el
sufrimiento de Jesús en unión con él. Y la mística de la pasión no
es la ascensión gradual a Dios llevada a cabo por un sujeto religio-
so autónomo, sino la apropiación del anonadamiento de Dios en
Jesucristo.

3. Espiritualidad de la pasión en la Reforma


Es bien conocido el cambio que la Reforma introdujo en el ám-
bito puramente externo: las procesiones y las funciones religiosas
de la pasión, la veneración de reliquias y de instrumentos del su-
plicio de Cristo, y en parte también las representaciones escénicas
de la pasión, desaparecen en los territorios de la Reforma. Lo que
resta es la lectura de la pasión en el servicio religioso y la predica-
ción. La Reforma está, pues, en la línea de una crítica severa a la
religiosidad medieval de la pasión. Combate especialmente el ca-
rácter mercantilista y superficial de muchas formas de religiosi-
dad. La pasión de Jesús no debe ser un espectáculo contemplado
desde fuera, como ocurría sobre todo en las representaciones tea-
trales y en la imaginería de la época, sino que debe ser un espejo
para las personas.
Lo decisivo teológicamente no es la compasión ante Jesús tortu-
rado, sino el conocimiento de la obra salvífica que Cristo realiza
pro me en la pasión. La conformitas rectamente entendida signifi-
ca padecer los dolores de Cristo en la propia conciencia y aceptar
con fe el juicio de Dios y su promesa de gracia. Los teólogos de la
Reforma describen los sufrimientos externos de Cristo con mucha
mayor reserva; subrayan, en cambio, cómo Cristo padeció bajo el
peso de los pecados del hombre y bajo la ira del Padre. Lutero no
echa de menos en los evangelistas los pequeños detalles de la «his-
toria», pero sí lamenta la parquedad de la interpretación teológica,
a dIferencIa de las cartas neotestamentanas. Cntlca a los evangelis-
tas el «quedarse en los sImples hechos», contranamente a lo que ha-
cen Pedro, Pablo, los Hechos de los apóstoles e mcluso los profetas
que anunCIaron la muerte de Jesús por nosotros 75 • Se pone aquí de
mamfIesto que no todo es contraste entre la espmtuahdad de la pa-
Sión en el medievo tardío y en la Reforma. Al igual que en el me-
dIevo tardío, tampoco en Lutero aparece en pnmer plano la consi-
deración teológIca abstracta, smo el uso (usus) de la pasIón76 • Sólo
que Lutero lo acentúa de modo muy dIferente

Según G Hemtze, Lutero hace un tnple usus de la pasión


1 La pasión de Jesús mueve al hombre a horrorizarse de sí mismo.
«Cuando mires la Imagen del CrucIfIcado mírala como una Imagen que
te haga espantarte de ti mismo Entonces dirá tu corazón ¡Ay, qué grande
es mi pecado y qué grande la Ira de DIOS sobre míl»77
2 El usus más Importante de la pasión de Jesús es el de la redención:
«'lnsplce autem non solum' las torturas, smo su gran bondad, qué grande y
generoso es, qué gran corazón tuvo para 'quod corpus suum pro nobis
dedit'»78
3 La paslOn de Jesús, en fm, tuvo un slgmfICado de ejemplaridad en
la tradlclOn hermeneutICa de la Reforma Es paradlgna del sufnmlento Im-
puesto a todas las Cristianas y cristianos, y exhortación a la paciencia y la
perseverancia79
La ortodoxia post-Reforma fiJÓ en línea didáctica este triple uso de la
pasión, pero sm olVidar nunca la aplicaCión práctica a la Vida personal80

Desde medIados del sIglo XVI y durante el XVII, el protestantis-


mo se abre más a mfluencIas místlcas antenores a la Reforma. Esto
va asocIado a nuevas expenencIaS de sufrimIento· guerras, trastor-

75 La cita completa dice «'Quamquam taceant hoc EvangelIstae' y se lImiten


a narrar, 'tamen prophetae, Petrus, Paulus et Acta non tacent'» (Sermon en la tarde
de viernes santo 1528 = Predzgten des Jahres 1528, nO 29, WA 27, 104,9-11
76 Hemtze*,223
77 «'Quando Vides cruclfIxl fIguram msplce ut Imagmem' que te estreme-
ce con razon, 'ut dlcat cor ' ¡Ay, que grande es mi pecado y la Ira dIVma sobre mil»
(Sermon de viernes santo = Predlgten des Jahres 1538, n° 27, WA 46, 286, 11, cf
Hemtze*, 224-231
78 Segundo sermon de paSión, de 1518, WA 37, 22, 34-36, cf Hemtze*, 213-
245
79 Hemtze*, 245-256
80 Axmacher*, 31-52 pone esto de relIeve, en su libro fundamental, con la tri-
ple exégeSIS de la hlstona de la paSlOn como satzsfactlO, merztum y monztum que ha-
ce Hemnch Muller*, supenntendente de Rostock, cuyos sermones Impresos mflu-
yeron deCISivamente en muchos, J S Bach entre otros
nos clImátIcos y hambresl Mantemendo los pnncIpIOs básIcos de la
Reforma, cobran fuerza las notas de la contemplacIón, la condolen-
CIa y la mtenondad SI los reformadores habían acentuado la exclu-
sIvIdad de la pasIón expIatona de Cnsto, un sIglo después vuelve la
mSIstenCIa en el valor de la expenencIa personal y en el segUImIento
doloroso (¡precIsamente durante las atrocIdades de la Guerra de los
Tremta Años') Se recogen y adaptan muchos poemas medIevales
mspIrados en la mIstIca de san Bernardo, y las metáforas de la san-
gre y las llagas vuelven al vocabulano relIgIOso S2 , alcanzando más
tarde un amplIo desarrollo, especIalmente en el pIetIsmo Se publI-
can numerosos lIbros relIgIosos, sermonanos, matenal de predIca-
CIón y de medItacIón, todo en torno a la paSIón de Cnsto Sólo a me-
dIados de SIglo decrece esta tendencIa
Paralelamente al mcremento de la lIteratura pIadosa, el canto de
la paSIón alcanza su época de esplendor en la IgleSIa evangélIca
Durante la pnmera mItad del SIglo XVII aparecen los pnncIpales
cantos (Lzeder) evangélIcos de la paSIón, de Paul Gerhardt 83 y Jo-
hann Heermann, por ejemplo Combman elementos de la Reforma
y elementos místIcos antenores Acentúan, por una parte, el propter
me de la Reforma «Ay, mIS pecados te lastImaron»s4 Acentúan
tambIén, por otra, la progresIva mdIvIduaCIón e mtenonzaCIOn
frente al canto comumtano en pnmera persona de plural, domman-
te hasta entonces, aparece el canto en pnmera persona de smgular85

b) La paszón de Jesús en la múszca 86

Las PaSIOnes mUSIcales son, Junto a las artes plástIcas, huellas


que la Europa poscnstIana actual conserva todavía de la hIstona de

81 Cf M Jakobuwskl-Tlessen (ed), Knsen des 17 Jahrhunderts 1nterdlszl-


plmare Perspektlven, Gottmgen 1999 El editor, p 7, califIca el penodo desde 1580
a 1720 como «una epoca llena de tensIOnes y conflictos})
82 Cf, por ejemplo, Paul Gerhardt, O Haupt vol! Blut und Wunden (EG 85,
G S 445, Gotteslob 179)
83 Cf T Koch, Drel PasslOnslzeder Paul Gerhardts - und das luthensche fér-
standms der PasslOn KuD 37 (1991) 2-23
84 J Heermann, «Herzlzebster Jesu» EG 81, 3, G S 440, 3, Gotteslob 180, 3,
cf P Gerhardt, «O Welt sleh hler dem Leben», EG 84, 2-3, G S 441, 2-3
85 Cf G Hahn, DIe PasslOn Chnstl 1m gelstlzchen Lled, en Haug-Wachm-
ger*, 297-319, sobre todo, 309, Axmacher*, 202, v Flscher*, 80, e mfra, n 101
86 El pnmer esquema de esta secclOn fue redactado por Luc Herren La mejor
panoramlca la ofrece v Flscher*, al que la presente expOSIClOn debe mucho
la pasión. Muchas personas sólo se encuentran hoy con la pasión de
Cristo en la sala de conciertos o en el museo. De ahí la importancia
de abordar en particular ambas esferas de su historia efectual. Pero
en lo que respecta a las Pasiones musicales, este comentario sólo
puedo hacerlo con limitaciones: únicamente podemos utilizar los
textos de los libretos, no la música87 .

l. La Edad Media
Hasta el siglo XII, el texto del relato de la pasión era cantado en
la misa romana por un solo liturgo y en los tonos de la recitación
tradicional. Hay que suponer que ya la Iglesia antigua hacía las lec-
turas de la pasión solemniter, probablemente en estilo recitativ0 88 .
Esto se corresponde con la concepción agustiniana de los relatos de
la pasión como textos didácticos 89 .
Desde el siglo XII comienza un cambio de la pasión didáctica
a la pasión condoliente. La ejecución del canto se vuelve más ex-
presiva. La lectura se distribuye entre varios recitantes, cada uno
con altura de tono diferente. Desde el siglo XV hay composicio-
nes de la pasión a varias voces. El deseo de participar en la pasión
de Jesús, manifestado por algunos sectores, se refleja musical-
mente en el coro (pequeño, en un principio), que canta el texto de
la «turba»90.
Con el tiempo se van formando los siguientes tlpos de PasIOnes po/¡-
jómcas 91 :

87 También la base textual es limItada SI el texto cantado es IdéntIco al texto


bíblico, como ocurría generalmente en la prImera época, no se puede emplear SI no
mterpreta dIrectamente el texto bíblico, smo que lo glosa, como en la mayoría de los
oratOrIOS de la pasIón durante los SIglos XVIII YXIX, sólo es utIlizable con cIertas
condICIOnes. De ahí que la seleCCIón textual del presente comentarIO sea muy limI-
tada Esta seccIón de la mtroducclón sIrve para encuadrar los ejemplos elegIdos en
un hOrIzonte más amplio
88 V. Flscher*, 14 Cf Agustín, Serma 218 = PL 38, 1084
89. Agustín, Serma 234 = PL 38, 1116. «Crux lila, schola erat. Ibl docUlt Ma-
glster latronem. LIgnum pendentIs cathedra factum est docens».
90 Las turbas de las PasIOnes hacen Juego con los «calvanos multItudmanos»
en las representacIOnes plástIcas de aquella época, cuando no sólo aparecen Junto a
la cruz los personajes bíblicos, smo gentes contemporáneas Cf E Roth, Der valk-
relche Kalvanenberg In Llteratur und Kunst des Spatmlttelalters (Phllologlsche
Studlen IIlld Quellen 2), Berlm 1958,21967 Según Roth, 128s, se observa un pro-
ceso SImilar en los mIsterIOS de pasIón El número de actores aumentó notablemen-
te en las representacIOnes de los SIglos XV y XVI
91 Según v. Flscher*, 31 s
Pasiones responsor/ales Las recltaclOnes umsonas de las palabras del
evangehsta y otras personas mdlvlduales se hacen alternando con las par-
tes pohfomcas de los dIscursos dIrectos de vanos sUjetos (como el pueblo,
los dlSClpulos, los falsos testIgos, o tamblen vanos mdlvlduos)
PasIOnes con toda la letra puesta en muslca (= motetes de paslOn) Es
toda la paSlOn en muslca pohfomca Se emplea el texto de uno de los cua-
tro evangehstas (generalmente en verSlOn abrevIada) o una «summa pas-
SlOms» compuesta de textos de los cuatro evangehos, mcluyendo sIempre
las sIete palabras de Jesus en la cruz
Desde el sIglo XVII se añadIeron las PasIOnes-oratorIO, con elementos
estIhstIcos de los oratonos comunes (anas, recItatIvos, con uso de mstru-
mentas), pero mantemendo el texto blbhco, y los oratorIOs de paSlOn, don-
de los textos blbhcos no son ya el elemento baslco

2 La epoca de la Reforma y la Contrarreforma


La Reforma acoge las PaslOnes musIcales con una reserva de
pnnClplO lo que enseñan los textos es mucho mas Importante que
los afectos despertados por la muslca La comprenslOn del texto pa-
sa a ser la eXIgencIa pnncIpal ASI, Bugenhagen hace leer en voz
alta, en vIernes santo, una «summa paSSlOnIS», argumentando que
«esto es mas provechoso al pueblo que cuando se cantaba la paSlOn
y los laICOS no se enteraban»92
A pesar de esta reserva, la representacIon de las PaSIOnes musIca-
les vuelve a Imponerse pronto en el protestantIsmo Esto armOnIza
con una tendenCIa que se observa tambIen en la hIstona de la espm-
tuahdad la predIcacIOn de la obra salvadora de Cnsto pro nobzs no
podIa sustItuIr la profunda necesIdad de una experzencza sensIble de lo
predIcado Pronto se vuelve a poner el texto bIbhco en mUSIca pohfo-
mca, aunque eso no favorezca preCIsamente la percepcIOn de la letra93

Fueron muy bIen acogIdas, ante todo, las muslcahzaclones del evange-
ha de Juan, por la especIal afmldad de este evangeho con la tealogIa lute-
rano-paulma Tamblen se puso en muslca el evangeho de Mateo, pero con

92 J Bugenhagen, Der Ehrbaren Stadt Hamburg Chnsthche Ordnung 1529


(Arbelten zur KIrchengeschlchte Hamburgs 13), ed por H Wenn, Hamburg 1976,91
93 Encontramos una pohfoma de especIal nqueza en una PaslOn responsonal
alemana del converso, emIgrado de Itaha, Antomo Scandello (PaslOn segun san
Juan, antenor a 1561, cf MassenkeI1 1*, 60s) Junto a compOSICIOnes de gran for
mato, habIa tamblen PasIOnes cantadas muy SImples cf M Jenny, Geschlchte des
deutschschwelzerzschen evangehschen Gesangbuches zm 16 Jahrhundert, Basel
1962, 224s
menor frecuenc¡a94 Obras sobresalientes del género responsonal serán,
posterionnente, las PasIOnes de Hemnch Schütz95 .

El concilio de Trento se mostró reticente ante las Pasiones musi-


cales excesivamente «coloristas»96, o en lengua vernácula. La iglesia
católica ha preferido, por eso, las composiciones de tipo responsorial
hasta el siglo XX. La composición responsorial de la pasión alcanzó
una cima en la segunda mitad del sIglo XVI. Aparecen obras valiosas,
como la Pasión según san Juan de Paolo Aretino (1583) Yla Pasión
según san Mateo de Orlando di Lasso (primera edición, 1575).

3. El siglo XVII
Desde el siglo XVII el repertorio de las Pasiones evoluciona se-
paradamente en las dos grandes confesiones cristianas. La expan-
sión se frena en el área católIca, debIdo a la norma que sólo permi-
tía representar la pasión de Jesús en las celebraciones litúrgicas
sobre la base de los textos bíblicos, y excluía las musicalizaciones
de «sumas» de la pasión o de pasiones-oratorio.
En el área evangélica germanoparlante 97 , la tendencia se de-
canta hacia la pasión-oratorio. Hay aquí dos novedades de gran
importancia98 :
l. Los compositores complementan sus Pasiones con los cora-
les comunitarios. Se acentúa de ese modo el carácter cultual de la
pasión. La comunidad queda implIcada en la pasión musical, sea de
modo pasivo, escuchando sus propios corales, bIen conocidos, o ac-
tivamente, participando en el cant099 .

94 Johann Walter creó hacia 1530 un formato de pasión según san Mateo y
otro según san Juan, que sirvieron de modelo durante mucho tiempo
95 LukaspasslOn (SWV 480) 1663, JohannespasslOn (SWV 481) 1665, Mat-
thauspasslOn (SWV 479) 1666 Cf M Gregor-DellIn, Hemrzch Schutz Sem Leben,
sem Werk, seme Zelt, Mimchen 1984, especialmente 352-364
96 La música sagrada no debe contener nada lIcencIOSo o Impuro (sesión
XXII del 17 de septiembre de 1562, Decretum de observandls et evltandls m cele-
bratlOne mlssarum, Concllum Tndentmum, Dzarorum, actorum, epIstularum, trac-
tatuum nova collectlO, vol. 8, ed por la Socletas Goerreslana, Frelburg 1919,963)
La música polIfómca «no se debe componer para regalar los oídos, smo de forma
que todos puedan perCibir las palabras» (sesión de la comisión sobre los abusos en
la celebraCión de la santa misa, del 10 de septiembre de 1562 = Ibld, 927)
97 La composIción de PasIOnes pasó a ser en buena medida, durante el Siglo
XVII, una especialIdad de compositores alemanes luteranos
98 Cf v Flscher*, 79
99 No está claro SI la comumdad participaba realmente en el canto de los co-
rales La respuesta mayontana es negativa, cf A Schweltzer, J S Bach, Lelpzlg
2 Los composItores añaden a los textos bIbhcos anas y, más
tarde, recItatIvos, que proceden formalmente de la ópera 100 ContIe-
nen elementos de medItacIón, mterpretacIOnes y respuestas a lo que
va sucedIendo, muchas veces en pnmera persona de smgular 101
Forman parte de la tendencIa a la mdIvIduahzacIón en la hIstona de
la espmtuahdad, que se Impone durante el penodo que va de la Re-
forma al pietIsmo

La apanclOn de la paslOn-oratono tiene lugar en el protestantismo a fi-


nales del SIglo XVII, paralelamente al redescubnmlento y revalonzaclOn
de la espmtualIdad medieval de la compasslO, una espmtualIdad basada en
la vivencia del sufrImiento de Jesus lO2 El tema de la vivencia de la paslOn
es de Importancia central para los compositores de la epoca postenor a la
Guerra de los Tremta Años A esto obedece Igualmente, en parte, que des-
de la segunda mitad del Siglo XVII sea el evangelIo de Mateo el prefendo
para la muslcalIzaclOn En el evangelIo de Juan falta la escena de Getse-
mam, que parece especialmente adecuada para fomentar la expenencla
personal de la paslOn 103

4 Los SIglos XVIII y XIX


En la época de la IlustracIón llega la ruptura deCISIva con la tra-
dIcIOn de la mÚSIca htúrgIca de la paSIón Aparece el oratono de pa-
SIón, que al cabo de poco tIempo no se representará ya en la IglesIa,
smo en la sala de conCIertos El texto más musIcahzado en Alema-
ma para una paSIOn no htúrgIca es del hamburgués Barthold Hm-
nch Brockes, y lleva el título de Jesus torturado y muerto por los
pecados del mundo l04 Presenta el texto bíbhco en verso y acentúa
el dramatIsmo de los acontecimientos Trata de mover a contncIón

1908, 31920, 35, Yv Flscber*, 106 ((No mteresa tanto una partlclpaclOn real de la
wmumdad en el canto, silla su partlclpaclOn IlltenOf» La respuesta de otros, como
Smallman*, 71, es mas pOSItiva, cf 119
100 Lo hace por pnmera vez, en La paslOn segun san Mateo, Johann TheI1e,
dlsclpulo de Schutz (Lubeck, 1673) (v Flscher*, 88s)
101 Hay un paralehsmo con esto en los cantos rehglOsos de la Reforma a
los cantos en pnmera persona de plural (<<Creemos todos en un solo DIOS», «Te
damos gracIas, Señor Jesucnsto») se suman con redoblada frecuencIa los cantos
en pnmera persona (<<Te canto con el corazon y la boca», «Cuando el pecado me
remuerde»)
102 Cf supra, 68s
103 Cf mfra, 21 1-215s
104 Su hbreto fue muslcahzado, entre otros, por Relllhard Kelser (1712), G F
Handel(1716)yG Ph Telemann(I719)
a los oyentes e iniciarlos a una experiencia de redención. La recon-
cilIación con Dios acontecida extra nos cede terreno; la doctrina
eclesial de la satisfacción es relegada a lo subjetivo 105 . La mayoría
de los lIbretos de oratorios de paSIón son de composición libre, ba-
sada en la tradicIón bíblica; la parte del evangelIsta pIerde relevan-
cia o desaparece. Ofrecen una notable afinidad en el lenguaje con
textos operísticos de la época.
Se siguen escribiendo, no obstante, pasiones-oratorio. Obras des-
tacadas posteriores de este género son La Pasión según san Juan y
La Pasión según san Mateo de 1. S. Bach (primeras versiones, 1724
y 1729 respectivamente). Frente a la PaSIón de Brocke, los libretos
de Christian Friedrich Henrici (alias PIcander), utilizados por Bach,
contrastan con la corriente de la época, al reproducir totalmente el
texto bíblico y emplearlo como «armazón» de la PasIón l06 . Henrici
y Bach lograron satisfacer la demanda de una expresión del senti-
miento indzvidual de la fe con recitativos y arias, y exteriorizar al
mismo tiempo, medIante los corales comunitarios, el vínculo de la
comunión eclesial. La religiosidad de Bach responde a una ortodo-
XIa luterana inmersa en una mística protestante. Sus Pasiones son
extraordmanamente fecundas en el aspecto hermenéutico: distm-
guen claramente entre el texto bíblIco y su recepción por el indivi-
duo y la comunidad, y queda a salvo el nexo de las Pasiones con la
celebración comumtaria 107 .
Los libretos de los oratorios de paSIón no litúrgicos se desligan,
en cambio, del texto bíblico. Obtuvo un enorme éxito el oratorio
Der Tod Jesu (La muerte de Jesús), de Carl Heinnch Graun. La
obra fue estrenada el año 1755 en la Ópera de Berlín. En los toques

105 Esto se comprueba especIalmente en los numerosos sohloqulOs que ex-


presan los sentimientos y refleXIOnes de las personas que mtervlenen en la hlstona
de la pasión Sobre la mterpretaclón teológIca del texto por parte de Brocke, cfAx-
macher*, 116-148, especialmente BIs y 147s
106 En su autógrafo de la pasión según san Mateo, Bach marcaba el texto
bíbhco con tmta rOJa, cf v Flscher*, 72 105 Sobre los hbretos, cfAxmacher* ,
149-203
107 Sobre la onentaclón teológica de Bach son Importantes, Junto al excelen-
te hbro de Axmacher* A Martl, « dIe Lehre des Lebens zu horem> Eme Analyse
der drel Kantaten zum 17 Sonntag nach Trznztatls von Johann Sebastzan Bach un-
ter muslkahsch-rhetorzschen und theologlschen Geslchtspunkten, 1981 (BSHST
46), M Petzoldt (ed ), Bach als Ausleger der Blbel Theologlsche und muslkalwls-
senschaflhche Studlen zum Werk Johann Sebastzan Bachs, Gottmgen 1985, L Ha-
selbock, Du hast mlr mem Herz genommen Smnbllder und MYStlk 1m Vocalwerk
von Johann Sebasflan Bach, W¡en 1989
Ilustrados del lIbreto de Cad WIlhelm Ramler, esa obra responde en
parte a las nuevas demandas de la relIgIOsIdad burguesa de la pa-
SIOn Jesús es el buen amIgo de los humanos, el noble y el Justo que
padece una muerte cruel a manos de Judíos asesmos La obra de
Graun se mantuvo en los escenanos alemanes cuando las pasIOnes-
oratono, mclUIdas las de J S Bach, pertenecían ya al pasado Jun-
to a Graun son relevantes, por ejemplo, Der Fremdlmg auf Golgo-
tha (El extraño del Gólgota), de Johann Chnstoph Bach (1776), en
el sIglo XIX, Chnstus am Olberg (Cnsto en el monte de los Olz-
vos), de LudWIg van Beethoven (1803), o Der Hellands letzte Stun-
den (Las últimas horas del Salvador), de LOUIS Spohr (1835) La
fmalIdad de la PaSIón representada VIene a ser, cada vez más, la
empatía con Jesús, el hombre agonIzante, en la línea de la teología
lIberal lOS
A fmales del SIglo XVIII, la PaSIOn como género musIcal había
desaparecIdo en gran medIda de las IgleSiaS protestantes, para tras-
ladarse a las salas de concIertos y a los teatros de la ópera Sólo en
el SIglo XX regresó parcIalmente a ellas, pero más como conCIerto
vespertmo del VIernes santo que como celebracIón cultual En la
IgleSIa catóhca, por el contrano, la paSIón responsonal en latín se
mantuvo hasta el concIlIO VatIcano 11

El acontecImIento deCISIVO en la recepclOn de la PaslOn musical du-


rante el Siglo XIX fue, en Alemama, el reestreno de La PaslOn segun san
Mateo de Bach, baJO la dlrecclOn de FelIx Mendelssohn Bartholdy, el año
1829 La obra alcanzo paulatmamente la categona de patnmomo cultural,
pero queda fuera de su contexto IIturglCo es conSiderada como una pie-
za de conCierto, tanto SI se representa en la sala de conciertos como en la
IgleSia

5 El SIglo XX
Llama la atenclOn el auge que expenmentan las composICIOnes de la
PaslOn despues de las dos guerras mundiales El optimismo del Siglo XIX
quebro en Europa, el tema del sufrImiento pasa a pnmer plano Una carac-
tenstIca de muchas PasIOnes del SIglo XX es el regreso desde la verslOn lI-
bre a los textos «c1aslcos», sea el texto blblIco o de otro tipo Se otorga aSI-
mismo gran Importancia a la comprensibilIdad textual'°9 Aparecen como

108 CfAxmacher*, 208s


109 Cf Hugo Dlstler, Choral PaSSlOn op 7, 1932, Max Baumann, PasslOn
nach Texten der helilgen Schnft und der Llturgle, 1959 Pero hay tamblen textos la-
texto los relatos blbhcos de la paslOn, otros textos de la Blbha 110 , textos de
Agustm 111 o de la hturgla (credo, antIfona, himno, Stabat Mater)ll2, y al fI-
nal tamblen del Talmud y de la lmca moderna JudIa y cnstIano-pletIsta l13
A veces se establece una relaclOn con acontecimientos de la hlstona re-
Ciente, por ejemplo, en La PaslOn segun san Lucas, de Pendereckl, con la
hlstona de Poloma en los años 40 (holocausto, fosas de Katyn) 114 Se ob-
serva aSI un cierto retomo a la tradlclOn blbhca, ecleSial y hturglca en mu-
chos compositores modernos

De todos modos, nInguna de sus obras se ha Impuesto hasta con-


vertirse en la «PaSIón de nuestro tiempo», como sucedIó a pnncI-
PIOS del SIglo XVIII con las PaSIOnes de Brocke y luego con la Pa-
SIón de Graun Las PaSIOnes que sobresalen en nuestro SIglo son,
más bIen, las de Juan SebastIán Bach Para muchas personas son
hoy el ÚnICO contacto que mantienen con el texto de la hIstona bí-
blIca de la pasIOn 115 Esto mdIca que la hIstona de la paSIón está
presente en la Europa OccIdental, más que nada, como herenCIa
cultural de un tiempo pasado, herencia que se ha deslIgado de la es-
pIrItualIdad, al menos parcialmente, hasta mdependIzarse en forma
de «arte»

6 Sobre la relevancIa hermeneutIca de las PaSIOnes mUSIcales


En el curso de los SIglos, la mÚSIca, que comenzó SIendo un ms-
trumento para el esclareCImIento del texto, y fue más tarde un ac-
compagnamento, se conVIrtIó en un medIO mterpretatIvo autonomo,
de Igual rango, al menos, que el texto Las PaSIOnes mUSIcales, al
Igual que las Imágenes, pueden hacer sentir y VIVIr la paSIOn de Je-
sús Ensamblan texto y SOnIdo, y abren aSI el texto a una recepCIón
mtegral que abarca la dImenSIón de los sentimIentos

tmos, por ejemplo en Krzysztof Pendereckl, PasslO secundum Lucam, 1963-1966,


yen Arvo Part, PasslO Domlm nostrz Jesu Chrzstl secundum Johannem, 1982-1985
110 Ernst Peppmg compuso entre 1949-1950 una PaslOn segun san Mateo de-
signada como «hlstona», cuya base textual es completada con otros lugares de la
BiblIa, como 18 53, Jn I y ICor 11, Ypalabras del Credo
111 Frank Martm, Golgotha, 1945-1948
112 Cf supra, nota 109s, las obras de Baumann, Pendereckl y Peppmg
113 Oskar GottlIeb Blarr, JesuspasslOn, 1985, cf v Flscher*, 130
114 Cf mfra, 93 (paralelIsmo en las artes plasticas)
115 Cf las refleXIOnes que esto sugIere a H H Blumenberg, Matthauspas-
SlOn, Frankfurt 1988 El tema de este lIbro no es la paslOn biblIca segun san Mateo,
smo la paSlOn bachiana segun san Mateo y su anacromsmo en nuestro tiempo
Las Pasiones musicales estuvieron asociadas al culto durante más
tiempo que las imágenes. Sólo muy posteriormente -y no del todo
hasta hoy- se emanciparon, como «arte», de la celebración cultuaFl6.
Subyace ahí una indicación hermenéutica Importante: la historia
de la pasión tuvo su centro, durante siglos, en el culto divino, y la
comunidad la vivió allí escuchando, meditando y orando. La músi-
ca como medio interpretativo facilita una vivencia emocional de la
pasión que engloba la mente, los sentidos y el sentimiento. El Sitz
im Leben, o arraigo en el culto, hace que la comprensión de la his-
toria de la pasión se realice teológicamente en el contexto de pasión
y resurrección como base del culto cristiano, dependa a nivel re-
ceptivo de la fe y la oración, y vaya asociada en el aspecto socioló-
gico a la comunidad.

c) Representaczones de la paSIón y la pascual 17

Otro ámbito importante de la historia de la influencia de la pa-


sIón son los misterios o representaciones de la pasión. Como en la
música de Pasión, sobresale aquí una época en la que las represen-
taciones alcanzaron su esplendor: si en música fueron los siglos
XVIII y XIX, aquí es la Edad Media tardía. La Reforma hizo que la
tradición de los misterios de pasión se interrumpiera en los territo-
rios de su influencia; en los territorios católicos, por el contrario, tu-
vieron un florecimiento tardío durante la época del barroco, al que
puso fin la Ilustración. De ahí que los misterios de la pasión hayan
desaparecido hoy en buena medida, aparte de reSIduos aislados y
los ensayos de nueva escenificación. No existe aún una forma mo-
derna de representaciones escénicas de la pasión y la pascua. Sin
embargo, entendemos que no son simplemente un fenómeno pasa-
Jero, sino que poseen una significación hermenéutica relevante.

1. Celebraciones y representaCIOnes de pascua


Los pnmeros tanteos hacia las celebraciones escénicas de pas-
cua se dan en el siglo X. Tienen su origen en la liturgia de la maña-

116 Esto se relaCIOna con el hecho de que el dIstanCIamIento crítico pasajero


de la PasIón mUSIcal que se prodUjO en la Reforma no llevó consIgo nunca una aver-
sIón radIcal de la mÚSIca, comparable a la IconoclasIa
117 El texto de esta seccIón c es de Manuela LlechtI-Genge, y yo me lImIté a
redUCIrlo
na de pascua, nacen, más exactamente, de la necesIdad de dramati-
zar la lectura de la escena, con las mUjeres Junto al sepulcro vacío,
para poder revIVIda más mtensamente. Su célula germmal son la
pregunta del ángel en la resurreCCIón: «Quem quentIs m sepulchro,
ChnstIcole?» (¿A qUIén buscáIS en el sepulcro, adoradores de Cns-
to?), y la antífona que sIgue l18 • Esta antífona era cantada en los orí-
genes, probablemente, por dos coros dIferentes, pero pronto queda-
ron reservadas estas funCIOnes a dIstmtos cléngos revestIdos de los
ornamentos y dotados de los objetos sagrados correspondIentes. Se
puede comprobar que en todas las áreas cnstIamzadas de Europa
central y OCCIdental aparecIeron caSI al mIsmo tIempo tales cele-
braCIOnes de pascua, que eran cantadas en latín.

Con el tiempo, estas celebraCIOnes y los misterIOS posterIores van ad-


qUIrIendo su propia fIsonomía según el país, la lengua y el trasfondo cultu-
ral, aun mantemendo una cierta afImdad por razón de la temática común Al
abandonar el marco estrictamente liturgICo, queda espacIO para las tradiCIO-
nes específicas del pueblo\\9 ASI, aparecen en FranCia unos «misterIOs» es-
pectaculares y entretemdos que pueden durar hasta un mes entero l20 En In-
glaterra se ofrecían representacIOnes de milagros y misterIOS en carromatos
teatrales que Circulaban de bamo en bamo 121 En Italia proliferan los «Lau-
de» y las «Sacre RappresentazlOnm 122 , por mencIOnar algunos ejemplos
Dado que todas estas mamfestaclOnes siguen sus propias leyes, los eJem-
plos ofreCidos en el comentarIo, y tamblen las explicaCIOnes que añadimos,
se refieren generalmente a su despliegue en el área germanohablante

En dIcha área, la lengua vernácula tuvo acceso desde el SIglo


XII a las celebraCIones de pascua, que en un pnnclpIO usaban el la-
tín. Ya una celebraCIón que data aprOXImadamente de 1160 contIe-
ne el canto alemán «Chnst 1st erstanden» (Cnsto ha resucitado),
enteramente a cargo del populus 123 Este canto comumtano hace

118 La antlfona mas antigua (entre 933 y 936) viene de Llmoges, St Mart¡al
(Llpphardt 1*,61, n° 52) Sobre su ongen, cf Young 1*, 201-222 Y Lmke*, 93s
119 Kmdermann (Theatergeschlchte 1)*, 207-392
120 ¡bld,* 261-266 Y H EI1ert, PasslOnssplele n, en W lens (ed), Kmdlers
Neues Llteraturlexlkon 19, Berhn 1992,257-262
121 Cf Kmdermann (Theatergeschlchte 1)*,351-368 Y H Cralg, Eng!lsh Re-
!lgIOUS Drama ofthe Mlddle Ages, Oxford 1955
122 Cf F Delbono, «Laude» und «Sacre RappresentazlOnw Eme Uberschau
mlt ausgewahlten Textbelsplelen, en Sll\er*, 51-89, y Kmdermann (Theaterge-
schlchte 1)*,322-338
123 Llpphardt IV*, 1263-1266, n° 694
partIcIpar al pubhco dIrectamente en la fIesta En los sIglos SI-
gUIentes, el «Cnsto ha resucItado» se canta en muchas celebracIO-
nes y mIstenos de pascua, generalmente al fmal, como respuesta
gozosa del pueblo a lo que ha Oldo y VISto
La evolucIOn postenor se podna concretar baJo el lema «de la
celebracIón pascual a la representacIOn pascual» Dos amphacIOnes
de contemdo determman el transIto desde la celebracIón de pas-
cua l24 en la IglesIa a la representacIón de sus mIstenos en la plaza
mayor l25 la «escena de los tenderos» y el epIsodIO de los guardIas
La escena de los tenderos desarrolla los mCIdentes de las tres Ma-
nas que van a comprar balsamo en el mercado para ungIr el cadáver
de Jesús El mIsteno de los guardIas es una adaptacIón escémca de
los pasajes de Mt 27,62-66 YMt 28, 4 11_15 126 Estas dos escenas
serVIran más tarde con preferencIa en los mIstenos de pascua como
base para pIezas cómIcas de dIversIón popular Es natural que estos
epIsodIOS, de carácter profano, no se escnban ya generalmente en
latín smo en la lengua vernacula ASÍ, encontramos el IdIOma ale-
mán en las representacIOnes -que antes se hacían en lengua mIxta-
desde el sIglo XIII, y postenormente será la lengua dommante

2 Los mIstenos de paslOn


No es posIble deslIndar estnctamente los mIstenos de paslOn y los mIS-
tenas de pascua, porque los pnmeros suelen mclUlr la mañana de pas-
cua 127 Los mlstenos de paSlOn tIenen como nucleo todo el VIa CruCIS de
Jesus Es frecuente, sobre todo en representaCIOnes de epoca tardIa, esce-
mfIcar preVIamente episodIOS de la vIda terrenal de Jesus En algunos mIS-
tenas se recurre a pasajes del AntIguo Testamento a modo de prefIgura-
CIOnes, o en un mIsteno de profetas, como preludIO de los verdaderos

124 Lmke*, 93 da una defmlclOn utIl de las celebracIOnes de pascua «Cele-


braCIOnes de pascua son textos presentados en forma escemco-dramatIca, aSOCIa-
dos a la liturgia y cantados en latm, que se mtercalaban en los maltmes de pascua,
generalmente entre el tercer (hoy segundo) responsono (Dum translsset sab-
batum) y el Te Deum Sobre la diferenCia respecto a los mlstenos de pascua, cf
¡bld,99s
125 En todo caso, las celebraciones ecleslales de pascua no fueron sustItUidas
por las representacIOnes escemcas pastenores PerSisten con y Junto a estas hasta
bien entrado el Siglo XYII1
126 Por pnmera vez, en el mlsteno de pascua de Tours, durante el Siglo XII1,
cf Llpphardt Y*, 1669-1681, n° 824 El episodIO de los guardias se escemflca mas
tarde, en muchos mlstenos de pascua, como preludiO de la representaclOn
127 «En pnnclplO, toda la acclOn de los mlstenos de pascua alemanes se mte-
gra en los mlstenos de paSlOn, y suelen ser su concluslOn» (Lmke*, 136)
acontecimientos de la pasión. A veces comienza el misterio con la creación
del mundo y la caida en pecado. Se pone en juego así, literalmente, toda la
hIstoria de la salvación.

Los misterios de pasión nacen, con y junto a los misterios de pas-


cua, durante los siglos XIII y XIV Su génesis histórica aún está en
buena medida sin esclarecer 128 • Tienen su periodo de esplendor du-
rante los siglos XIV y XV Son de esa época, en todo caso, la mayor
parte de los misterios que nos han llegado. Su evolucíón sigue un pro-
ceso análogo al de los misterios de pascua. Con el tiempo, muchos de
estos misterios no se representan ya en el recinto eclesial, sino en la
plaza que se abre delante de la iglesia y, finalmente, en la plaza ma-
yor, sobre un «escenario simultáneo», típico de la Edad Media.

Hay que imaginar este escenario montado circularmente en la plaza


mayor. Todos los espectadores han de verlo todo al mismo tiempo, pues
cada personaje importante tiene su «casa» (generalmente, cuatro postes
unidos por el tejado). El público distribuido en la plaza mayor tiene, por
tanto, todo el escenario a su vista. Un personaje sólo abandona su casa
cuando ha de actuar. En el centro de la plaza se encuentra el patio común,
donde se representan las acciones que no van asociadas a un determina-
do lugar. A un lado aparecen, estrictamente separadas, las «casas» de los
adictos a Jesús (discípulos, ángeles, etc.), y al otro las de sus adversarios
(diablo, judíos, etc.).

En época posterior se puede observar también una creciente se-


cularización en lo concerniente a los sujetos o titulares de los mis-
terios. Es cada vez más frecuente que no sean solamente los cléri-
gos los responsables de los mismos, sino que ese cometido puedan
realizarlo también los laicos; por ejemplo, los gremios o las cofra-
días fundadas con ese fin. Además, los misterios pueden distan-
ciarse en el tiempo del lugar que les corresponde en el calendario
eclesiástico; ya no es preceptivo que los misterios de pasión se re-
presenten sólo en semana santa o en los días de pascua; a veces
pueden escenificarse ya antes del tiempo de pasión o en tiempo de
pentecostés.

128. Cf. R. Bergmann, Studlen zur Entstehung und Geschichte der deutschen
Passionsspiele des 13. und 14. Jahrhunderts, München 1972, especIalmente las p.
250-259.
3 La mtencIOnalIdad de los mlstenos
3 1 Los mlstenos al servIcIO de la pedagogía de la salvacIón
Callad y postraos en tIerra
os vamos a enseñar
como resurglO nuestro Señor
de los lazos de la amarga muerte
para consuelo de todo el genero humano,
porque el redlmlO a todos 129

SI era sIgmfIcatlvo el Sztz zm Leben u ongen dIdáctIco de las Imá-


genes en la IgleSIa occldentaP3ü, tambIén lo es el de los mlstenos de
pascua y paSIón, escemflcados en lengua vernácula Se puede hablar
perfectamente de una «pedagogía de la salvaclón»l31 como mtenclón
baslca de las representacIOnes o mlstenos Esta mtenclón la da a co-
nocer muchas veces expresamente el dIrector de escena al comIen-
zo de la funcIOn o en tranSICIones Importantes 132 SI se tIene en
cuenta, además, que la mayoría de estas representacIOnes son ante-
nores al descubnmIento de la Imprenta, cuando el medIO del len-
guaJe escnto sólo era accesIble a las personas cultas, queda patente
la gran mfluencla que ejercían en la relIgIosIdad del pueblo Tales
representacIOnes fueron en gran medIda, Junto con las artes plástI-
cas, la BIblIa del pueblo El teatro fue, paralelo a la predIcacIón, el
«medIO de masas» más Importante del tIempo antenor a la Impren-
ta133 Habla tal afluencIa de públIco a los actos, que fue necesano
mstItIur en las grandes CIUdades VIgIlantes especIales para ImpedIr
robos e mcendIOs en las casas que quedaban vacías

32 Los mlstenos como recurso de espIrItualIdad llamada a la


pemtencla y a la VIda pIadosa
Ay de mI, amadlslmo Maestro, perdona mI pecado,
qUIero servIrte postrada a tus pIes Inflama tu mI corazon 134

129 Innsbrucker OsternsplelV, 5-10 = Meler*, 4


130 Cf mfra, 89s
131 Cf Lmke*, 131 (la funclOn de las escem[¡caclOnes rehglOsas en la Edad
Media es «parenetIco-pedagoglca»)
132 El dIrector de escena --en algunos mlstenos ejerce este papel Agustm, el
padre de la IglesIa- gUla al pubhco a traves de la representaclOn con mdICaclOnes de
contemdo, con llamadas y comentanos
133 Cf R H Schmld, Raum Zelt und Pubilkum des gelstilchen Splels Aussa-
ge undAbslcht emes mlttelalterilchen MassenmedlUms, Munchen 1975
134 Mana Magdalena en el Wiener PasslOnssplel V, 434-435 = Henmg*, 39
Así implora María Magdalena a Jesús cuando decide apartarse
de su vida mundana. Esa vida consta de toda clase de placeres: mú-
sica instrumental, baile y canto, cosméticos y atavíos; sobre todo,
muchas historias amorosas en las que ella maneja los hombres a su
capricho. Sensualidad y pasatiempo 135, juego y diversión: de eso vi-
ve María Magdalena. Pero el encuentro con Jesús la conduce final-
mente a un cambio radical. No sólo a través de la figura de María
Magdalena: también por otros medios pueden aleccionar las repre-
sentaciones escénicas contra la vida «disipada»; por ejemplo, mos-
trando al público el infierno en toda su crudeza y plasticidad 136 •

3.3. Los misterios de pasión como recurso de espiritualidad:


llamada a la compassio
Del gran dolor se me parte el corazón.
Cuchillas en el cuerpo tierno
de la más amante de las mUJeres...
Tened piedad de la gran desgracia [del Hijo].
Ayudadme a llorar su muerte... 137.

El creciente interés que muestra la religiosidad popular de la


Edad Media tardía por la pasión de Cristo, también cristaliza en sus
representaciones escénicas. Estas tratan de conmover al público an-
te lo que está viendo. La escena fundamental de estas llamadas a la
compassio es el lamento de María, que puede figurar en diversos
momentos en tomo a la crucifixión 138. Pero no sólo es la Madre de
Jesús la que llama a la compasión; puede hacerlo también la Veró-
nica, o el director de escena. En el misterio de la pasión de Alsfeld,
hasta la luna y las estrellas compadecen 139 •

135. Donaueschmger PasslOnssp¡elV, 83-91 = Touber*, 88s, Wiener PasslOns-


splel V, 318 = Henmg*, 35 Sobre la ImportancIa de María Magdalena en la histOria
de la espIrItualIdad, cf mfra, 482s
136. Así, en el Wiener PasslOnssplel, poco después del pecado de Adán y Eva,
otras almas de personas que han pecado son llevadas al mfIerno el alma de un usu-
rero sm entrañas, el de un monje, el de una bruja y el de un bandido, V, 189-278 =
Henmg*, 31-33
137 LamentacIón de María al pIe de la cruz, en el Donaueschmger PasslOns-
sp¡el V, 3559-3565 = Touber*, 222s.
138 Lamentos de María no fIguran sólo en los mIsteriOS de paSión, han llega-
do también como textos mdependlentes en un gran número de versIOnes Esta cir-
cunstancIa mdlca la mfluencla que tuvieron en la espIrItualIdad popular
139. Alsfelder PasslOnssplel V, 5456-5495, especIalmente V, 5481ss = Fronmg
11*, 763s; Luzerner Ostersplel V, 8893-8895 = Wyss*, 185. La compasión de la lu-
na y las estrellas Alsfelder PasslOnssp¡e1 V, 6320-6351 = Fronmg II*, 795
3 4 Los mIstenos de paSIOn como entretemmIento
El publIco medIeval no se conforma con la enseñanza y la edI-
fIcacIOn, qUIere tambIen solazarse Se prestan a ello especIalmente
las escenas de los guardIas, donde podían dIvertIrse con la prosopo-
peya y las fanfarronadas de los encargados de la VIgIlancIa por los
dIrIgentes Judíos, o con la escena, no bIblIca, de los tenderos, en la
que no sólo se representaba la compra de bálsamo por las mUJeres,
SIllO todo el trajín del medICO, del vendedor de unguentos, de su es-
posa y su ofICIal RelIgIOsIdad y vIda cotIdIana, pesadumbre y en-
tretemmIento se entremezclan en los mIstenos de paSIón y pascua

4 La Imagen de los JUdIOS en los mIstenos de la pascua y la


paSIón
No podemos ocultar una págma sombría de los mIstenos de pa-
SIón y pascua la Imagen negatIva de los Judíos 140 En el curso del
tIempo, la amplIfIcacIOn de los epIsodIOS bíblIcos hIZO que se dIera
especIal relIeve a aquellas escenas que podían ensombrecer la Ima-
gen de los Judíos Se Idearon además nuevas escenas para poner de
mamfIesto su perversIdad

PrevalecIO la tendenCIa a reiterar los pasajes evangelIcos de burla y es-


carmo que sIguen a la condena de Jesus por el gobernador PI1ato Los mls-
tenas mas antiguos, de los Siglos XIII y XIV -los de Sankt Gallen y Bene-
dlkbeuern- son todavla muy sobnos en este aspecto, pero la escena de las
burlas y escarnIOS se amplIfica en epocas postenores El papel de malos se
aSigna siempre a los JUdIOS, aunque los evangelIstas lo atnbuyan a otros
ASI, el mlsteno de Francfort, 1493, aunque es fIel a los evangelIos cuando
presenta a los soldados de PI1ato maltratando a Jesus, les atnbuye rasgos
JUdIOS y viene a IdentIfICarlos con ellos 141 De ahl a presentar a los tortura-
dores de Jesus como JUdIOS, segun ocurre en el mlsteno de Heidelberg, so-
lo hay un paso l42

Sobre todo, los JUdIOS son los adversanos de Jesús, descreídos y


al fmal sus asesmos Esto sIgmfIca, en la Edad MedIa, que los JU-

140 Cf espeCialmente Bremer*


141 Bremer*, 151, cf ¡b¡d , 154 Wenze1*, 91 «Pero en la escena pierden es-
tos soldados su Identidad pnmana, pues hablan y actuan como judlOs, y aparece su-
genda la IdentiflcaclOn de los crueles torturadores con los judlOs»
142 Heidelberg PasslOnssp¡elY, 4733 hasta 4751 = Milchsack*, 209s, aSI co-
mo y, 4945 hasta 4970 = ¡b¡d , 220s Mas ejemplos ¡nfra, 402s
diOS son mstrumento del mal Quedan así demomzados en el sentl-
do estncto de la palabra, por ejemplo, en el mIsteno de Alsfeld,
donde el dIablo y su SéqUIto maquman con astuCIa qUIén de ellos to-
mará posesIón de algún Judío para mduclrlo al maP43 La úmca sal-
vaCIón posIble de los Judíos, su converSIón, es contemplada sólo por
el dIrector escénICO de Francfort 144 El ÚnICO rayo de luz en este cua-
dro tenebroso es que, SIguIendo los evangelIos, aparecen de vez en
cuando personajes Judíos de SIgno POSItIvO, como Nlcodemo o Jo-
sé de Anmatea

5 Sobre la relevancIa hermenéutlca de los mlstenos de paSIón


La novela PaSlOn grIega, de Nlkos Kazantzakls l45 , descnbe de forma
ImpreSIOnante y casI angustIosa hasta que punto -segun el autor- los dIs-
tIntos papeles de un mlsteno de paslOn mfluyen en el caracter y la VIda de
los actores o actnces Tanto es así que a Manohos, que representa el papel
de Jesus, su trabajO escemco le cuesta la VIda

Este ejemplo arrOja luz sobre la posIble ImportancIa hermenéu-


tlca de los mlstenos de paSIón VIenen a condensar e mtenslfIcar el
efecto de esa hlstona narrada o leída No son «realIdad» únIcamen-
te las hlstonas que el destmo trama con nosotros, tambIén las hIStO-
nas que nos cuentan o nos eSCenIfICan, y en mayor medIda aún las
hlstonas que nosotros mIsmos escenIfIcamos y representamos, VIe-
nen a ser para nosotros un fragmento de la realIdad, en el sentldo de
que SIguen mfluyendo en nosotros La realIdad no es SImplemente
algo ya dado, smo que se puede escenIfIcar hasta CIerto punto La
ImportancIa hermeneutlca de los mlstenos de paSIón reSIde en que
ayudan a los actores o actnces -yen menor medIda tamblen a los
espectadores- a IdentIfIcarse más estrechamente con sus personajes

Esta hlpotesls tIene mucho que ver con lo que dIce Fulbert Steffensky,
en otro contexto, acerca del gesto de bendlclon las fIguras y formas que el
ser humano representa contnbuyen a modelar esenCIalmente su mtenor
«El ser humano no se construye solo de dentro a fuera Se construye tam-
bIén de fuera a dentro Con la forma que ejecutamos externamente esta-
mos construyendo en nuestro mtenor construImos nuestra fe, nuestros de-

143 Alsfelder PasslOnssp¡el V, 133-463 (especIalmente V, 209 220 236) = Fro-


nmg II*, 571-581
144 Franlifurter Dlrlg¡errolle V, 368s = Janota*, 52
145 Ongmal O XQLOTOi; 1;avam:auQwvETaL, A1'hjva 71960
seos y anhelos No somos umcamente lo que somos en el corazon somos
tamblen lo que hacemos de nosotros con nuestros gestos»146

A mí me seduce aphcar esta Idea a los mlstenos de pasión y pas-


cua, y afirmar que la escenIficación de la fe puede signIfIcar tam-
bién constrUir mternamente esta fe La fe no se transmite sólo por la
palabra, smo también mediante formas y gestos El teatro es, SI se
qUiere, la más mtegral de todas las formas de arte, porque unIfica
en sí todos sus ámbitos parciales artes plásticas, mÚSica, danza y
también la palabra Las artes plásticas se dmgen a la Vista, la músI-
ca al oído, la danza al cuerpo, la palabra al entendimiento En el tea-
tro, la persona se siente Imphcada y movida en su mtegndad Pe-
ro esto hace preguntar SI no es verdad que los mlstenos de pasión y
pascua cumpheron con su misión en una época en que la Blbha no
era accesible, por diversas razones, a la mayoría de la gente Sien-
do la hlstona de la paslOn una hlstona partiCipada por sus lectores,
estos podrían ser, también hoy, un medIO Importante para descubnr
la fuerza que late en ella para ser compartida por sus lectores

d) La hIstoria de la paSlOn en el arte l47

La pasión de Jesús es qUizá el relato bíbhco que más se ha re-


producido en la pmtura y la escultura Las artes plásticas reflejan la
teología y la religIOsidad de una época y, a la vez, las dlstmtas re-
cepcIOnes que ha tenIdo la hlstona de la pasión Pmtar unos textos
es un mtento, muy mteresante en el aspecto hermenéutico, de tra-
ducir esos textos a un medIO no lInguístIco Por eso vamos a otorgar
un puesto central en el presente comentano a la hlstona del arte,
dentro del marco de la hlstona de la mfluencIa l48
En lo que sigue trataremos de articular esa hlstona efectual en
las artes plásticas, con arreglo a cuatro Saz 1m Leben o referenCias
vitales que, por supuesto, se solapan entre sí Aunque cada una de
estas referenCiaS vitales tuvo su momento dentro de la secuenCia m-
dlcada, en épocas postenores han estado presentes, por lo general,

146 F Steffensky, Segnen PTh 82 (1993) 9


147 El borrador del texto es de Stephan Boslger
148 Las Imagenes se pueden reprodUCir en un ltbro, a diferenCia de los som-
dos Pero ello es pOSible solo selecttvamente Por eso hemos mtentado en el co-
mentano presentar los tipos baslcos de mterpretaclOn artlstlca de la paslOn en eJem-
plos slgmf¡cattvos
simultáneamente l49 • La escena elegida es, sobre todo, la crucifixión,
que para el arte es la más importante en la historia de la pasión.

l. Representaciones de la pasión como profesión de fe


Las primeras representaciones de escenas de la pasión de Cris-
to se encuentran en la plástica del sarcófago. Pero en estas repre-
sentaciones paleocristianas no se concibe la pasión como un cami-
no de sufrimiento sino, a la luz de la pascua, como triunfo. Esto
queda especialmente claro en uno de los sarcófagos triunfales de
Roma (alrededor del 340) (iI. 2)150.

IlustraCión 2

El relieve comienza por la derecha, con la presentación de Jesús ante


Pilato; éste se lava las manos. Jesús es la figura de mayor tamaño, con di-
ferencia, y domina la escena. Pilato desvía la vista, indiferente; Jesús se-
ñala con la mano derecha la guirnalda colgante del triunfo. En el lado iz-
quierdo se representa la coronación de espinas: Jesús es también aquí el
personaje de mayor tamaño, y aparece señorialmente de pie; no se trata de
sufrimiento, sino de una coronación como rey, de la que el soldado no pa-
rece ser consciente, porque mantiene la espada desenvainada. En el margen
izquierdo es representado Simón de Cirene llevando la cruz; no aparece Je-
sús, sino solamente la cruz, con una guirnalda como señal de triunfo. El
centro del relieve lo ocupa la cruz, sobre la que un ágUlla con las alas ex-
tendidas deposita una corona de triunfo con el monograma de Cristo. En el
brazo horizontal de la cruz posan dos aves alegóricas que picotean la co-

149. Para introducir en la hlstona del arte, hemos utilizado como guía valioso
J. Engemann, Deutung und Bedeutungfrühchristhcher Bildwerke, Darmstadt 1997;
y luego, especialmente, Beltmg*, que estudia la imagen en su funCión e indaga pa-
ra qué fueron utilizadas las Imágenes
150. Foto' Schlller, Ikonographle Il, 298, n° 1; descnpclón en Effenberger*, 58.
Sobre el flanco derecho de la ilustraCión, cf mfra, 374s.
rana y comparten aSI el tnunfo de Cnsto, expresan la esperanza de que los
difuntos partIcipen en la resurrecclOn de Cnsto Bajo la cruz, sentados, los
guardias del sepulcro

Las representacIOnes de la cruCIfIXIón son muy raras en la antI-


guedad, porque parecían ser mcompatIbles con la dlV1mdad de Je-
151
SUS En OCCIdente, las mas antIguas son del sIglo V en un reheve de
marfIl de Lombardla, entre los años 420-430, yen otro reheve xIlo-
gráfIco sobre la puerta de Santa Sabma de Roma, del año 432 apro-
XImadamente VIenen a ser un testImomo de fe en la resurreCCIOn

El relleve de marfil (JI 3)152 representa a Jesus en la cruz, sm mas ro-


pa que las enagUlllas, con los OJos muy abiertos, clavado solo por las ma-
nos, ha padecido la muerte, pero Cnsto tnunfa en la cruz En Santa Sabi-
na (JI 4)153 encontramos por pnmera vez una cruclflxlOn en publIco Cnsto
aparece erguido, en actitud orante, y sobresale muy por encima de los dos
ladrones que lo flanquean Los tres estan baJO frontispicIOs Jesus solo tIe-
ne clavadas las manos a la cruz (apenas vlSlble), reducida a dos maderos
Los pies sueltos, los OJOS, muy abiertos No hay huella de sufrImIento

Desde la era carohngIa se multIphcan las representaCIOnes de la


crucIfIxIOn Ahora se entIende la pasIón corno un sacnfIcIO de Cns-
to por los pecados de los hombres, y se representa de esa forma
Cobra ImportancIa el epIsodIO de la transfIXlOn con la lanza, que
hace brotar la sangre redentora de Cnsto, y el cahz hace referencIa
al sacnfIcIO de la mIsa Desde el SIglo IX, sobre todo en el arte del
marfIl, la crucIfIxIOn mcluye la Imagen de la IgleSIa, presentada co-
rno rema con estandarte de trIunfo y el cahz que recoge la sangre de
la llaga del costado 154 Es frecuente el contraste de la smagoga, que
vuelve el rostro con los oJos vendados
En la pmtura de la Reforma, poco frecuente, la cruCIfIXIón es
objeto de predIcaCIón y de profeslOn de fe El celebre cuadro de La

151 NI la hpsanteca o rehcano de Brescla m el CIclo de mosaIcos de San Apo-


lmar Nuevo en Ravena mc1Ulan nmguna cruclflxlon A fmales del SIglo VI habla
Gregono de Tours de una Imagen de la cruclflxlon en Narbona que provoco escan-
dalo publIco (Llber mlraculorum 1, 23 = PL 71, 724s)
152 Foto en SchI1ler, Ikonographle Il, 438, n° 323
153 InterpretaclOn de Imagenes en G JeremIas, Dze Holztur der Baszlzka S
Sabzna zn Rom (BIlderhefte des deutschen archaologlschen InstItuts Rom 7), Tu-
bmgen 1980, 60-63, foto Ibld , lamma 52
154 Schlller, Ikonographle II, 122-124
crucifixión, obra de Lucas Cranach el VieJo, sobre la predela del re-
tablo de la iglesia municIpal de Wittenberg, viene a ser una predi-
cación de la cruz 155 • Como ejemplo de la reforma católica del siglo
XVI podemos evocar la representación de La última cena de Tinto-
retto, que traspuso a imagen la teología católica de la Cena l56 •

2. RepresentacIOnes de la pasión como recurso didáctico


Son principalmente los grandes ciclos de imágenes y los pro-
gramas en las portadas de las iglesias, durante la antigüedad tardía
y la Edad Media, lo que debe considerarse como un material de en-
señanza para explicar la historia de la pasión a los laicos. La fun-
ción didáctica de las imágenes fue importante sobre todo para la
Iglesia occidental. El célebre fragmento de una carta de Gregorio I
dice que «la imagen... se emplea en la iglesia para que los que no
saben leer puedan leer al menos en los muros, mirando, lo que no pue-
den leer en los lIbros...». No se trata de culto a las imágenes, sino de
instruir al pueblo mediante ellas para que sepa a quién debe ado-
rar 157 • Los fieles pueden reconocer en los muros de las iglesias lo
que han oído en la celebración litúrgica. En particular, la estrecha
relación entre los misterios de pasión y las imágenes de la pasión
durante el medievo tardío pone de manifiesto que las personas re-
conocían de inmediato en las imágenes las escenas representadas en
los misterios.

Sabemos, además, que los cléngos estaban oblIgados a explIcar a los


fieles los ciclos representados en las vldrieras 158 • Otros programas de imá-
genes requerían la explIcación de los teólogos Así ocurre en el ciclo de
frescos de Sant' Angelo m Fonms l59 , que mterpreta las distintas escenas de

155 Cf mira, 456 (11 52)


156 Cf mfra, 161 (11 14)
157 GregorIo Magno, Ep 9, 208 = CChr SL CXL, A, 768, cf también 873s
Cf además la doctrina sobre el tnple valor de las Imágenes, que se remonta a Tomás
de Aqumo «1 ad mstructlOnem rudlUm», 2 para ayudar a la memOria y 3 «ad ex-
cItandum devotIoms affectum», en v Campenhausen*, 364
158 Según W SchlInck, Der Beau-Dleu vonAmlens, Frankfurt-Lelpzlg 1991,
80, hubo guías ecleSiástIcoS, por lo menos antes de la época de los ciclos de Imáge-
nes con abundantes personajes y escenas en las vIdrIeras cuando se Juntaba un gru-
po de fieles, un dIácono tenía la misión de explicar la Imagmería de las Vidrieras y
su sentido espmtual Cabe suponer que eXistió este mismo serVICIO para otros Ciclos
de Imágenes
159 Cf mfra, 157s
la pasión mediante una coordinación tipológica de las Imágenes; por ejem-
plo, debajo de la escena en que Pilato se lava las manos aparece represen-
tado el rey Salomón, en conexión con la cita de Sab 2, 20: «morte turplssi-
ma condemnemus eum». También reqmeren explicación las denommadas
«biblias de los pobres»16o y los «espejos de salvaclón»161, que comparaban
tlpológicamente Imágenes de la vida de Jesús con imágenes del Antiguo
Testamento y personajes proféticos. Tienen aSimismo carácter didáctico
numerosas imágenes sueltas, como la «cruz vlviente»162: toda actividad di-
mana aquí de la cruz; con los brazos de la cruz es coronada la ecclesia y
apuñalada la smagoga; con el pie de la cruz es abierto el mundo subterrá-
neo; y con el extremo superior, el cielo. Es frecuente adornar las Imágenes
con cintas de textos en latín, que adoctrinan sobre la slgmflcación de los
distintos elementos de la Imagen.

La imprenta permitirá una amplia difusión de la imagen como


«recurso didáctico». Cobran importancia, sobre todo, las xilogra-
flas, los grabados y el aguafuerte. Los devocionarios ilustrados y las
biblias con imágenes se multiplican desde el siglo XVI y pasan a
ser libros populares 163 .

3. Representaciones de la pasión como fuente de espiritualidad


Hay que hablar aquí, lo primero, de los iconos. Muchos iconos
representan temas de la pasión, incluidos los iconostasios en la se-
rie festival 64. Los iconos son, según la Iglesia oriental, reproduc-
ción de los arquetipos celestiales, que están presentes y actúan en
ellos; por eso, «los que los contemplan hacen memoria de los ar-
quetipos; los anhelan, saludan y veneran»165. Al igual que el cuer-
po humano, el icono es soporte del espíritu. La imagen induce a la
veneración, pero no de la «materia, sino de Aquel que creó la ma-
teria y se transformó en materia por amor a nosotros»166. Los ico-

160 Biblias Ilustradas procedentes del siglo XlII, que explican hechos salvífl-
cos del Nuevo Testamento por comparación con dos símbolos o figuras del Antiguo
y con cuatro Imágenes de profetas Comprenden hlstonas de la pasión y de pascua,
mitad y mitad
161. VersIOnes más amplias de la «Biblia pauperum», procedentes del Siglo XIV
162. Cf. además mfra, 158-160, con II 12
163. K. A. Knappe, BlbehllustratlOn, en TRE VI, 1980, 146-158
164. Aparecen representados la cena y ellavatono de los pies, la traición de Ju-
das, la flagelación, cruclf¡xlón y descendimiento, bajada a los mf¡ernos (que es de-
nommada, slgmflcatlvamente, anástasls) y las mUjeres Junto al sepulcro.
165 Conc. Oecumemcum VII (Nlcaenum II), ActlO VII = DS36 601
166 Juan Damasceno, Orat de sacns lmaglmbus II, 114 = PO 94, 1300
nos, por tanto, no están hechos para adoctrinar, ni tampoco pri-
mordialmente para profesar la fe ni para expresar la devoción mdI-
vIdual, smo que son un trasunto eficaz del arquetipo divino en una
reproduccIón pictórica. En consecuencia, las representaciones de
la pasión en los iconos no son terrenales y realistas, sino que trans-
parentan una realidad divina y la gloria pascuaF67. Los iconos son
Imágenes de culto.
Los iconos fueron llegando a occidente, a Italia sobre todo, des-
de la época de las cruzadas l68 , y sIrvieron de modelo o, cuando me-
nos, de sugerencIa para los cuadros pmtados sobre madera. En este
entorno cultural surgIeron los crucifijoS en forma de pintura sobre
madera. Representan al Crucificado, asistido por María y Juan. Es-
tos dos personajes hacen de intermediarios con los fieles y les ayu-
dan a compenetrarse en la oraCIón con el CrucifIcado.
SI los cuadros del siglo XII representan todavía a Cristo como
tnunfador de la muerte, acompañado de coros de ángeles, en el si-
glo XIII los ángeles ceden el puesto progresivamente a una tabla
de INRI, y Cristo es representado como Jesús dolIente o ya muer-
to en la cruz. Ojos cerrados o vidriosos, la cabeza inclinada con
rasgos de sufrimiento, cuerpo doblado y hundido, los pies super-
puestos, clavados con un solo clavo 169 , y la corona de espinas, son
expresión dIrecta de este cambio. El Crucifixus en el atril del co-
ro oeste de Naumburg es un ejemplo particularmente expresivo de
esta nueva tendencIa 170. La imagen del Crucificado acompaña y
sustenta las nuevas formas de espiritualidad de la paSIón que ad-
qUIeren relevancia desde el siglo XII: compassio, conformitas,
lmitatio y mística de la paSIón. La imagen cultual que es el icono
fue denvando en occidente, durante la Edad Media tardía, hacia la
Imagen piadosa.

167 La naturaleza dlvma de CrIsto no es representable de modo realista, sólo


cabe msmuarla en forma SImbólica y colOrIsta «A la hora de descrIbIr tu cuerpo,
que padeCIÓ, declaro que no es pOSIble descrIbIr tu naturaleza dlvma» (epIgrama del
patrIarca MetodIO, del año 843, clt según M Zlbawl, Die Ikone Bedeutung und
Geschlchte, Solothum-Dusseldorf 1993,20)
168 Sobre elltmerarIo del Icono haCIa OCCIdente cf espec Beltmg*, 208-509
169 En la alta Edad MedIa va SIendo más frecuente el «CrIsto de los tres cla-
vos» en lugar del «CrIsto de los cuatro clavos» El fIjar cada pIe de CrIsto en la cruz
con el clavo correspondIente permIte al artIsta representarlo con las pIernas parale-
las y extendIdas SI se taladran los dos pIes Juntos con el mIsmo clavo, las pIernas
del cruCIfIcado se doblan y no están ya paralelas
170 Cf mira, 455s
Se dan cuatro procesos interrelacionados, que sugerimos breve-
mente: 1) Otras escenas de la historia de la pasión adquieren relie-
ve desde el siglo XIII. Son, junto a la crucifixión, la flagelación, el
Ecce-Homo, Jesús llevando la cruz, Jesús en el momento de ser cla-
vado en la cruz, el descendimiento, el lamento, la Pieta y la sepul-
tura. Se complementan con «el descanso del Señor», que presenta
exclusivamente a Cristo l71 , y con el tipo icónico del «Cristo en es-
tado deplorable»172. 2) Se va imponiendo la imagen aislada. Es fre-
cuente que las Imágenes no sean ya parte de un ciclo entero de la
pasión, sino que vayan destinadas a emocionar en su singularidad al
que las contempla. El escenario desaparece a veces totalmente:
«Cristo en estado deplorable», la Pieta, el «descanso del Señor», el
crucifijo solo o también la cabeza-retrato del Cristo martirizado,
aparecen sin escenario. Tales representaciones sirven a la devoción
personal y la inmersión mística. 3) Los personajes de identificación
adquieren una creciente importancia para el que contempla. En los
cuadros de la crucifixión, esos personajes son María dolorosa y el
discípulo amado. Ante el lamento por Cristo, que en la Edad Media
tardía pasa a ser la escena clave, los contempladores se pueden
identificar en su propia tristeza con la Madre de Dios dolorosa 173 •
Otra posibilidad de identificación la ofrecen los «calvarios popula-
res»l74, frecuentes en la Edad Media tardía: la crucifixión de Jesús
es trasladada a las afueras de una ciUdad, y sus habitantes están así
presentes en el Gólgota. 4) La imagen piadosa no se encuentra só-
lo en las iglesias; también en celdas de monjes y monjas, y cada vez
más -como ocurre con las biblias- en las casas particulares. De ese
modo, la espiritualidad se va individualizando. Tal proceso incre-
menta notablemente el interés por la imagen piadosa.
Esto introduce una orientación que la Reforma vendrá a reforzar
y sellar. Las imágenes aparecen en las casas particulares y abando-
nan las iglesias protestantes. La Reforma las aleja de los templos

171 Las representaCIOnes, generalmente escultóncas, del «descanso del Se-


ñon) muestran a Jesús sentado, solo, con corona de espmas y otros sIgnos de es-
carnIO La soledad de Jesús es un elemento decIsIvo Cf SchIller, Ikonographle 11,
83-85
172. Las representacIOnes escultóncas de «Cnsto en estado deplorable» vIenen
a ser el últImo descanso de Jesús cammo del Gólgota Su úmca prenda de vestir son
las enagüIllas; tiene la mIrada hundIda No bnlla aquí la majestad del «descanso del
Señor» Cf SchIller, lkonographle 11, 95s, e mira, 396s con Il 39
173 Cf mira, 496s
174 Cf Roth, Kalvanenberg (cf supra, nota 90)
(Zwinglio, Calvino), o las deja allí, pero despojándolas de su cate-
goría religIOsa (Lutero )175. En los siglos siguientes, las imágenes se
concentran en las colecciones de arte, grandes o pequeñas, de prín-
cIpes y ciudadanos y, fmalmente, en los museos. El «arte» se esta-
blece como territorio autónomo frente a la religión. La imagen pia-
dosa se convierte, al final, en obra de arte.

4. Representaciones de la pasión como testimonio de una reli-


giosidad individual
Desde el medievo tardío aparecen progresivamente los artistas
como personalidades. Esto obedece a que, junto al orden del seño-
río feudal, se va estableciendo un orden de vida ciudadana, y junto
a un arte eclesiástico, un arte civil; con ello se impone en el arte un
naturalismo que favorece también el individualismo 176 • La burgue-
sía ascendente favorece además, desde finales del siglo XlV, el de-
sarrollo de un verdadero comercio del arte, que acelera el proceso.
Ahora no son tan sólo las iglesias las que encargan obras de arte y
favorecen de ese modo una iconografia unitaria. Yeso implica la
evolución de la imagen de culto 177 hacia la imagen piadosa indi-
vidual. En la imagen piadosa se relacionan directamente la expe-
riencia personal de la pasión y la religiosidad personal 178 • Con la es-
piritualidad de la imitatio, con la mística y, en otro ámbito, con la
escisión del mundo cristiano en Europa, desencadenada por la Re-
forma, la religiosidad del individuo se hace más inconfundible. Co-
mienzan así los artistas a expresar con más fuerza su propia espiri-
tualidad y su estilo en las imágenes.

175 V Campenhausen*, espeCialmente, 380-383 392-407, ve en una lectura


retrospectiva una diferenCia báSica entre la tradiCión de la Reforma y la tradiCión lu-
terana mientras que Zwmgho y Calvmo acentúan la dlstmclón fundamental entre
el hombre y DIOS, que es espíntu y no puede ser representado en absoluto (cf Cal-
vmo, Inst 1, 11, 1s), Lutero se abre más y más, desde su Idea de la encarnaCión, al
pensamiento platómco-cnstiano-onental de una analogía entre lenguaje reproducti-
vo e Imagen SI Campenhausen está en lo Cierto, sólo Zwmgho y Calvmo pueden
ser conSiderados como precursores de la seculanzaclón moderna del arte
176 Cf A Hauser, Sozwlgeschzchte der Kunst und Lzteratur, Munchen 1990,
242-256, espeCialmente, 245s
177 «Los Iconos como Imágenes de culto, cuya fmahdad es hacer presente a
qUIen es objeto de veneración o adoraCión, y no 'sólo' despertar la devoción de la per-
sona que los contempla, no mamflestan los rasgos estilísticos del artista, precisamen-
te por esa fmahdad El que pmta el cuadro se retira al fondo La Iconografía estereo-
tipada garantiza el reconOCimiento» (Th Ranger-Schlffers, Thesen, WS 1992/1993)
178 Cf Hauser, Sozzalgeschzchte der Kunst und Lzteratur, 278s
Solo puedo refenrme aqUl a algunos ejemplos ImpresIOna especIal-
mente, a fmales del sIglo XVI, el Greco, que trabajo en un pnnClplO al
modo de la pmtura tardIa del Icono, pero despues, baJo la mfluencIa de Tl-
Zlano, Tmtoretto y otros, desarrollo un estl10 nuevo y personal, y creo mas
tarde en España unos cuadros rehgIOsos muy mtenonzados, profunda-
mente emotIVOS Sus cuadros se caractenzan por la expresIOn extatlca y el
tono dramatIco l79 Baste Igualmente una breve referenCIa a Rembrandt, que
en sus estampas y grabados representa escenas de la pasIOn y, en marcado
contraste, crea una mlstIca sobrenatural de la luz Como artIsta [¡el a la Re-
forma, tIene que dIstanCIarse un tanto de la lConografía medIeval claslca,
y compone escenas blbhcas como cuadros de hlstona, lo mIsmo que hace
con las representacIOnes mltologlcas La verdad es que sabemos poco so-
bre el uso de estos cuadros rehgIOsos en la Holanda calvmlsta y hostIl a las
lmagenes
En el SIglo XX encontramos a menudo representacIOnes de la pasIOn
que son una elaboracIOn de VIVenCIas personales o respuesta a aconteCI-
mIentos de la epoca Entre los artIstas recordados en el presente comenta-
no hay que menCIOnar a Otto DIX, que abordo con creCIente aSIdUIdad te-
mas blbhcos en la posguerra y elaboro con ellos algunas expenenCIaS de
las dos guerras mundlales 180 QUIero señalar tamblen a W111y Fnes, cuyo
CIclo de la pasIOn aparece repetIdas veces en el presente comentano l81 pre-
senta el relato blbhco de la pasIOn en una aldea de hoy, que podna ubIcar-
se en su patna, el Toggenburg SUIZO La IgleSIa, el Estado y el EjerCIto par-
tICIpan de algun modo en la VIOlenCIa contra Jesus

5 ConslderaclOnes hermeneutlcas Imagen y texto


Las Imágenes desempeñan un papel destacado en la hlstona de
la recepCIón de la paSlOn Dado que en nuestras mterpretaclOnes las
tradUCImos a palabras, y dado que las llustraclOnes que acompañan
el presente volumen, al ser meros dXÓVIO¡; 'twv dxovwv, sólo pue-
den restltmr a las Imagenes su propIa VIrtualIdad de modo muy m-
sufICIente, vaya mdIcar pnmero, en forma de teSIS, algunas POSI-
bIlIdades espeCIales que ofrece este medlO mterpretatlvo que es la
«Imagen» frente al medlO mterpretatlvo que es el «texto»
- Las Imágenes poseen su propIa VIrtualIdad A traves de sus
colores y formas mtluyen en aquel que las contempla Le acercan
los personajes representados, él se SIente atraído o repelIdo por

179 Cf su cuadro del monte de los OlIvos (mira, 208-211 con ¡J 18)
180 Cf mira, 299
181 Cf mira, 217s, Ji 20, 261s, 11 25,3978,11 41
ellos Las Imágenes potencian su efecto al servir de apoyo a las Ima-
genes mtenores que se forjan los oyentes de la hlstona de la paSión,
y fundirse con ellas
- Las Imágenes son recibidas por los oJos y el corazón, y sólo
después por la cabeza Expresan una recepción mtegral de los tex-
tos bíblIcos, y la promueven Nos emOCIOnan, y muchas veces m-
terpelan directamente al que las contempla ¡ Sólo un Cnsto repro-
ducido en Imagen puede mirarnos I
- Las Imágenes hacen que lo asmcrómco se vuelva smcrómco
y, sobre todo, hacen que algo que sólo puede deCirse sucesivamen-
te, pueda contemplarse Simultáneamente Un cuadro de la crucIfI-
xión puede presentar de modo Simultáneo a los soldados repartlén-
dose las ropas de Jesús, las hendas sangrantes de Jesús, a María
dolorosa y a los angeles que acogen a Jesús Un retablo muestra a la
vez, en sus diversas tablas, la crucIfIxión y la resurreCCión, o el na-
cimiento de Jesús Los oJos pueden pasar de una representacIOn a
otra y relaCIOnarlas entre sí
- Las Imágenes hacen contemporánea la hlstona pasada de Je-
sús para los que las contemplan Por ejemplo, mcluyendo a funda-
dores o donantes, o a otras personas contemporáneas del pmtor, o re-
presentando la últlma cena de Jesús como una mlsa l82 Hacen esto,
en todos los casos, por el hecho de ser parte del ámbito de una Igle-
Sia donde unas personas oran al Cnsto vIviente y celebran el culto
- Las Imágenes detlenen el tlempo en cierto modo, estacIOnán-
dolo en un espacIO e mmovllIzándolo Uno puede estar mirando las
Imagenes todo el tlempo que qUiera, mientras que los textos se des-
vanecen una vez leídos De ahl la afImdad especial que tienen las
Imagenes con la qUietud y la meditaCión
- Las Imágenes son más dIf1cI1es de tradUCir aún que los textos
narratlvos a un lenguaje raCIOnal y defmltono «Demuestran que el
slgmfIcante posee siempre más de un slgmfIcado» (Th Ranger-
SchIffers)
- Las Imágenes ofrecen, teológicamente, una cercanía espeCial a
la encamación Pueden representar la realIdad y corporeidad de la en-
carnaCión, y sugenr a la vez la trascendenCia de esa corporeldad 183

182 Cf el tIpo de Imagen en la comlffilon de los apostoles, mfra, 155s


183 Por ejemplo, a traves de los OJOS abIertos de Cnsto crucIficado (cf el co-
dIce Rabula, mfra, 454), de Iffi fondo dorado, del IconostasIO con los cuadros, de un
sImbolo, de un efecto lummlco (asl, en Tmtoretto, mfra, 161), mcluso a traves de un
crepusculo (C O Fnednch, mfra, 452s)
Espero haber dejado claro con estas referencIaS que la palabra y
la Imagen son medIOs complementanos, y que no cabe constrUir una
antItesls, de cualqUier SignO que sea, entre ellas La Reforma, con su
veto a las Imagenes, perdió seguramente una gran fuerza 184 , que es
expresión de la fuerza operatIva de los textos bíbhcosl 85

Con todo, podemos 186 constatar en la Iconografia 187 , qUlza a fuer de


protestantes, una cIerta preemInenCIa relatIva de la letra sobre la Imagen la
hlstona en la que DIOS trato con los humanos hubo de ser narrada antes de
poder ser pIntada En las IgleSIas, las Imagenes de la paSIOn van aSOCIadas
al texto y remIten a la palabra son Interpretadas por una lIturgIa, por una
medltacIOn InterpretatIVa, o tamblen ya por el hecho de fonnar parte del re-
CInto eclesIal donde se anunCIa la pasIOn Solo aSI cobran las Imagenes esa
concreCIOn semantIca que es necesana para poder ser base de comumca-
CIOn en la comumdad de la Iglesla 188 Pero con esta «preemInenCIa relatI-
va» de la palabra no queremos sIgmfICar en modo alguno que las Imagenes
de la pasIOn deban ser pnmero «defImdas» o «explIcadas» a traves de la
hlstona blblIca de la paSIOn o por la enseñanza cnstIana para que «nos dI-
gan algo» ¡No' Las Imagenes de la paSIOn, aunque VIven de la hzstorla de
la paSIOn, tIenen su propIa VIrtualIdad, poseen un «plus» lComco l89 Inclu-
so frente al lenguaJe, del que proceden

184 Campenhausen*, 403 señala que la resIstenCIa de Lutero no es tanto a la


concepclOn de las Imagenes en la IgleSIa onental como reflejO de los arquetIpos ce-
lestIales, smo a una Idea tardomedleval de las Imagenes como soportes de fuerzas
sagradas, y a la Idea de conSIderar la veneraClOn de las Imagenes una obra mento-
na, como en las mdulgenclas
185 En el efecto que producen las Imagenes queda ejemplarmente claro que
no basta hablar de una hlstona de la recepclOn o de la mterpretaclOn, smo que de-
be hablarse de una hlstona efectual o de la mfluencla
186 Stephan Boslger y U Luz
187 ¡ Solo aqUl' Esto no es valIdo nI para otros ambItos del arte nI para la co-
mUnICaClOn en general AllI, el «lenguaje» de los gestos, por ejemplo, es tan mde-
pendIente como el lenguaje de las formas y los colores en el arte (¡sobre todo en el
arte moderno, no objetIvable') Nosotros hablamos aqUl de Iconografia, esto es, de
las Imagenes que vIven de la hlstona blblIca, y de esa comUnICaClOn espeCIal que
constItuye la verdadera realIdad de la IgleSIa
188 Los mIembros del «Grupo de trabajO sobre Mt» subrayaban energlca-
mente, en el dIalogo sobre este texto, que tal «preemmencla relatIva de la palabra
sobre la Imagen» solo era valIda para la Iconografia segun la pSlcologla evolutIva,
la comUnICaClOn no verbal se produce antes de la comUnICaClOn verbal Esto lo sa-
ben tanto una madre que se comUnIca con su lactante como el Pastor o la Pastora
protestantes que se comUnIcan con monbundos La comUnICaClOn verbal es solo un
subconjunto de la comUnICaClOn
189 G Bohm, Zu ezner Hermeneutlk des Blldes, en H G Gadamer y otros
(eds ), Semznar Die Hermeneutlk und die Wissenschaften, Frankfurt 1978, 462
Una consideración, por último, sobre el proceso de autonomía
de las imágenes de la pasión como simple «arte» durante la época
moderna. Nosotros creemos que la emigración de las imágenes de
la pasión hacia el museo es una pérdida semejante a la emigración
de las Pasiones musicales hacia la sala de conciertos. Las imágenes
de la pasión que se han evadido del contexto religioso global al que
pertenecían -el texto bíblico, el culto, la oración, la referencia a la
propia fe- pierden una parte esencial de la virtualidad que les es
propia y corren peligro de convertirse en objetos meramente estéti-
cos. Por otra parte hemos de reconocer hoy, con gratitud, que la his-
toria de la pasión y otros materiales bíblicos fundamentales, en una
sociedad secularizada donde la Iglesia, la Biblia y el culto divino
han sufrido una enorme pérdida de relevancia, por lo menos siguen
estando presentes en el museo.
B

COMENTARIO

1. Comienza la pasión (26,1-16)

La historia de la pasión comienza con un preámbulo narrativo. El


narrador --eomparémoslo aquí con un filmador- enfoca su cámara a
los protagonistas del drama que se va a desarrollar a continuación:
Jesús y sus discígulos (26, 1-2); luego, sus enemigos: los sumos
sacerdotes y los ancianos (v. 3-5). La cuarta escena de este preám-
bulo pondrá la acción en movimiento. Cuando uno de los discípulos,
Judas, toma contacto con la parte contraria (26, 14-16), el narrador
intercala, sin conexión hacia adelante ni hacia atrás, la unción de la
mujer de Betania (26,6-13). Este episodio hace de elemento dilato-
no y, a la vez, de contraste: las nubes se despejan momentáneamen-
te antes de empezar de modo definitivo la tragedia de la muerte de
Jesús. La mujer hace de contrafigura frente a los discípulos que de-
sertarán de Jesús. El resultado es una trama narrativa que transcurre
entre la luz (26, ls.6-13) y la oscuridad (26,3-5.14-16).
Los cuatro episodios del preámbulo no forman una secuencia
espacial y temporal cerrada. Tienen lugar en diferentes escenarios.
Sólo hay en toda la sección una indicación temporal que, además,
no pertenece al relato, sino que forma parte de un discurso directo
de Jesús (26, 2). Sólo en 26, 17 comienza la secuencia temporal es-
tricta, con las indicaciones temporales correspondientes en la na-
rración, secuencia que alcanzará hasta 28, 10 1• La sección final del
evangelio (28, 11-20) parece corresponderse con ella. Tampoco allí
sabemos con precisión cuándo tuvo lugar cada episodio; tampoco
allí hay ya unidad de escenario. La estructura del preámbulo 26, 1-

1 ef. mfra, 132.


16 armomza, sIqUIera a modo de qUIasmo, con la estructura de ese
fmal SI Jesús tIene la pnmera palabra (26, 2) al comIenzo de la hIS-
tona de la pasIón, allí tIene la últIma (28, 18-20) En los dos pasajes
Jesús predIce el futuro a los dIscípulos SIlos adversanos de Jesús,
al comIenzo de la hlstona de la pasIón, forjaban su plan perverso en
segundo lugar (26, 3-5), allí se reseña el fracaso defmltIvo de ese
plan en penúltImo lugar (28, 11-15) SI mclUImos la seCCIón SI-
gUIente o la antenor, constatamos que fIgura en tercer lugar (26, 6-
13) o en antepenúltImo lugar (28, 1-10), respectIvamente, un texto
que destaca el papel POSItIVO de unas mUjeres ante Jesús2 Mateo
VIO perfectamente una relacIón entre 26, 6-13 Y 28, 1, esto se des-
prende de lo que hace la mUjer desconocIda en Betama, según 26,
12, Y que las mUjeres del sepulcro no necesItarán ya hacer ungIr el
cuerpo de Jesús 3 Cabe afIrmar, pues, que Mateo relacIOnó la mtro-
ducclón de su hlstona de la pasIón con el fmal de su evangeho, en
una tnple mcluslón ordenada de modo qUIástICO Tales estructuras
se dan Igualmente en otros pasajes del Evangeh0 4 Sólo se adver-
tían, como es natural, al oír o leer el evangeho en seCCIOnes de CIer-
ta extensIón o repetIdas veces Que así ocurnera efectIvamente, en
nmgún caso es tan probable como en la hlstona de la paslón5

a) El decreto de muerte (26, 1-5)

1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús todos estos discursos,


dijo a sus discípulos: 2 «Ya sabéis que dentro de dos días será la
fiesta de pascua, y el Hijo del hombre es entregado6 para ser
crucificado».

2 Cf Wamwnght, Towards, 259, Patte, 354s Por supuesto que el qUlasmo no


es perfecto, porque al fmal del relato de la paslOn se habla, ya en 27, 55s 61, del pa-
pel POSlttVO de las mUJeres, y porque 28, 1-8 figura aun dentro del proceso tempo-
ral de la hlstona de la paslOn
3 Mt omite en 28, 1 lo referente a la mtenclOn de las mUjeres de ungir a Jesús,
que trae Mc 16, 1
4 1,23 Y 28,20, [,1ft}' Ú[,IWV, 3, 13--4, 11 Y 27, 43 54 revelaclOn del HIJo de
DIOs obediente, cf vol 1, 149s 215s (Mateo 1, 145s 219s) Hay que comparar, ade-
mas, las mcluslOnes en diferentes diSCurSOS, como el sermon de la montaña (vol 1,
244s 253-255, Mateo 1, 249s 259-261) y el discurso del JUICIO (vol I1I, 520 526), Y
en diferentes partes de discurso
5 Cf supra, 46-50 56s
6 Cabe tradUCir tamblen «Sabels que dentro de dos dlas sera la fiesta de pas-
cua y (que) el HIJo del hombre es entregado » Esta traducclOn destaca mas el co-
3 Entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se
reunieron en el palacio del sumo sacerdote, llamado Caifás; 4 y
deliberaron para prender a Jesús con mala intención y darle
muerte. 5 Decían sin embargo: «Durante la fiesta no, para que
no haya alboroto en el pueblo».

Análisis

1 Estructura La sección tiene dos partes Pnmero, Jesus toma la pa-


labra y anuncia a los dlsclpulos lo que va a suceder (v lb-2) Sólo después
salen a escena los adversanos y resuelven dar muerte a Jesus (v 3-5) Las
dos partes concluyen con un discurso directo

2 Fuente La fuente Mc 14, 1s aparece ampliada de modo muy lla-


mativo, concretamente 1) con la fórmula mateana para conclUir los discur-
sos (v la), 2) con un anuncIO de la muerte de Jesús en discurso directo,
que recoge la mdlcaclón temporal marqUlana (v lb-2), y 3) con un apunte
sobre la reumón formal de los adversanos de Jesús en el palacIo del sumo
sacerdote (v 3) Los cambIOs de lenguaje son comprensibles como estilo
matean0 7 El nombre de Calfás falta en Mc, pero no sólo figura en Lc (3,
2, Hch 4,6), smo tamblen en Jn (11, 49, 18, 13-28) Forma parte aSimismo
del conocimiento que la comullldad mateana tiene de la tradición El lugar
de la reumón del sanedrm, el palacIO del sumo sacerdote, podna haberlo
tomado Mt de Mc 14, 54

Explicación

La observacIón fmal, que es cornente en los dIscursos matea- la


nos, aparece ampltada Jesús ha conclmdo todos estos dISCurSOS 8 El
o

noclmlento de los dlsclpulos Apenas hay razones fllologlcas en favor de una u otra
pOSibilIdad La traducclOn que hemos dado se ajusta a la lectura de los padres grIe-
gos, cf mfra, n 29
7 Son mateanos la locUClOn fmal de los discursos, y segun vol 1, Introd 4 2
(Mateo 1, 57ss), en v 1 AEYW con dativo, en v 2 d~ '1:0 con mf, a'tauQow, en v
3 W'tE, auvayw (muchas veces en pasiva), aQXLEQEi:~ con JtQEO~U'tEQOL, JtQEO~U­
'tEQOL mü Aaoü, AEYOf!EVO~, en v 4 aUf!~OUAEUOf!aL es hapax legomenon, pero
cf el aUf!~ouALOV redacclOnal
8 La mserclOn de Jtav'ta~ acentua la proximidad a Dt 31, I 24, 32, 45s La sm-
toma con el fmal del DeuteronomIO es ademas aqm -antes de la muerte de Jesus y
de MOlses respectivamente- casI perfecta "La referencia es explIcita, hasta presen-
narrador contempla el conjunto de la actividad docente de Jesús, no
sólo el dIscurso anterior, cap. 24s. Los lectores saben que ahora co-
mienza el fin. Jesús apenas va a enseñar ya en el transcurso de la
pasión. Sólo dirá algo, muy poco, a los discípulos. La nota caracte-
rística en el relato de la pasIón no es el Jesús docente, que calla an-
te sus adversarios.
b-2 Al comienzo de la historia de la pasIón es Jesús el que toma la
palabra, no sus adversarios. Recuerda a los discípulos lo que ya sa-
ben9 : varias veces había hablado en su Instrucción a los discípulos
sobre la próxima pasión del HiJo del hombre (16, 21; 17, l2.22s); la
formulación es más detallada en 20, 18. La «passah>} o pascua judía
comienza «dentro de dos días», o sea, probablemente el día siguien-
te lO ; este es el punto temporal en el que Jesús «es entregado»I!. Ya
aquí queda claro que Mateo no computa el tiempo conforme a la le-
gIslación Judía del culto, que hace comenzar el día con el anoche-
cer l2 . Ahora surge la dIficultad: lo que Jesús anunció con alguna fre-
cuencia, se hace realidad. Es entregado -jahora!- a los hombres, a
los dirigentes judíos y paganos (20, l8s)13. Ilugu0l60o{}m es un

tar al maestro Jesus en sus discursos como el nuevo MOlses (asl Alhson, Mases,
192-194)? La presencIa antenor de lalocuclónfmal (7,28, 11, 1, 13,53, 19, I)no
aconseja una conclusión posItiva (cf vol 1, 539s, Mateo 1,582) Entonces no habrá
que suponer tampoco nmguna referencIa en esta ultima 10cuclOn, habra que leerla a
la luz de las lOCUCIOnes fmales antenores
9 Ot<SaTE no es Imperativo (así Lohmeyer, 347, Gmlka II, 383), ya que 1) Mt
no presenta nunca este verbo en Imperativo (tampoco en 20, 25), Y2) es absurdo co-
mumcar a los dIscípulos algo que ellos ya saben, pues conocen la fecha y lo que Je-
sus les enseñó
10 Como mdlca 27,63, se mcluyen los dias amanecidos
11 Documentos sobre la mdlcaclOn de la hora con parataxIS, muy frecuente en
gnego, en Kuhner-BlaJ3-Gerth II/2, 231
12 Ilaoxa slgmflca aquí, o bien a) el día de sacnflClO del cordero, o b) la no-
che de la celebracIón pascual (que segun el calendano Judío forma parte del dIa SI-
gUiente), o c) ambas cosas, pero entonces se presupone que la noche, según el uso
popular helenístico y romano, se adjudIca al día antenor En la ~oluclón a), la mdl-
caclón de Jesús es mexacta ~Jesús sólo es entregado el día sIgUiente al sacnflclO del
cordero pascual- En la soluclOn b), la mdlcaclón es erronea, pu~s la celebracIón de
la pascua y el prendimiento de Jesus tienen lugar durante la noche, que pertenece ya
al día sIgUiente La solucIón c) presupone que, para Mateo, el s<tcnflclo de los cor-
deros y la celebracIón de la pascua tienen lugar el mismo día, ~s deCir, en la tarde
y en la noche correspondIente Presupone, pues, que el Judío Mateo no ordenó el
curso noche-día conforme a la ley del calendano Judío Esta soll¡clOn es la más pro-
bable, y aparece confIrmada por 26, 17, 28, I Cf mfra, 132s y 516
13 A diferencia de 17, 22, 20, 18s, aquí y en 26, 45 el verbo «entregar» no se
formula ya en futuro
verbo de gran contemdo cnstologIco, que recuerda a los lectores el
plan de DIOS, la Idea de la muerte expIatona de Jesús no debe sobre-
entenderse en el nUQuClLClo'taL de los evangelIos, a dIferencIa de lo
que ocurre en las cartas paulInas 14 Lo que recordarán los lectores
del evangelIo de Mateo es que tambIén Juan BautIsta fue «entrega-
do» (4, 12) Judas es el que «entregará» a Jesus (lO, 4) TambIén los
dIscípulos, que para aquellos son los pnncIpales personajes de Iden-
tIfIcaCIón, son «entregados» a los sanednnes (lO, 17-21, cf 24, 9s)
El cammo de Juan, el cammo de Jesús y el cammo de los dIscípulos
será, por tanto, el mIsmo Los lectores saben que Jesús recorre aho-
ra «nuestro» cammo, es deCIr, ellos mIsmos han de recorrer el camI-
no de Jesús Como Jesús, tambIén ellos están en manos de DIOS En
esta IdentIdad de destmo radIca el consuelo que proporcIOna la hIS-
tona de la paSIón En la etapa más oscura de Jesús en su cammo ha-
CIa la cruz, tampoco ocurnrá otra cosa que lo acorde con la voluntad
de DIOS y con lo que Jesus mIsmo anunCIó Pero los dIscípulos (y los
lectores) recordarán a la vez, mdIrectamente, que la cruCIfIXIón del
HIJO del hombre no será lo últImo, pues Jesús habló tambIén de la
resurreCCIón al tercer día en sus anunCIOS de la pasIOn
Sólo con el v 3 aparecen los «actores de segundo orden»15 en la 3-5
hIstona de la paSIón los sumos sacerdotes y los anCIanos del pue-
blo (cf 26,47,27, 1 3 1220) Los letrados, Importantes en Marcos,
quedan más bIen en la penumbra, los anCIanos, en cambIO, cobran
mayor relevancIa l6 Es dIficIl saber hasta qué punto está detrás el re-
cuerdo de que las famIlIas sumosacerdotales y la anstocraCIa Jero-
solImItana desempeñaron un papel especIal para deshacerse de Je-
sus, o hasta qué punto es Importante para Mateo su pnncIpIO formal
de dIstnbUIr a los adversanos de Jesús en grupos de dos, ambas co-
sas no se excluyen l ? Entre los adversanos de Jesús, los dmgentes
son para Mateo aQXLEQE¡:~, los nombra SIempre en pnmer térmmo,
y sólo ellos aparecen sm otros SOCIOS 18 Auó~, a dIferencIa de OXAO~

14 Cf, por ejemplo, Rom 4,25,8,32, Ga12, 20


15 Gmlka n, 384
16 fQu[![!u'tEiC; desaparecen tres mencIOnes marqmanas, JtQEO~U'tEQOL 5 ve-
ces redacclOnal en la hlstona mateana de la paslOn
17 Su e1aboraclOn de Mc es mconsecuente en 26,57 Y en 27, 41 contmuan los
YQU[![!aTELC; Ya los textos 16, 21, 20, 18 mdlcan que Mateo no quena exonerar a los
letrados de la colaboraclOn en la muerte de Jesus El grupo ternano de Mc se man-
tIene, al menos mdlrectamente, en 27, 41
18 Sm SOCIOS 26,14,27,6,28,11 Con otros SOCIOS 26,59 CtQXLEQELC; + OU
VEl\QLOV, 27, 62 CtQXLEQELC; + et>UQUJULOL
(gentío), es el pueblo santo. Llama la atención que la palabra figu-
re dos veces en v. 3-5. La actitud del pueblo es aún abierta. Mateo
señala por una parte, con la expresión estereotipada «los ancianos
del pueblo» (también 26, 47; 27, 1), el vínculo de los ancianos con
el pueblo; por otra parte, el v. 5 deja claro el temor a que el pueblo
pueda seguir estando del lado de Jesús.
Los adversarios de Jesús se reunieron en el palacio 19 del sumo
sacerdote José, de sobrenombre Caifás20 • Mateo se refiere quizá a
una sesión formal del sanedrín21 • Desde luego que esto es histórica-
mente incorrecto; el sanedrín no se reunía en el palacio del sumo
sacerdote22 • klJll/30lJAf'ÚW significa «aconsejar», en la voz media
«deliberar»; la traducción, casi corriente, por «decidir» no queda
del todo excluida23 , pero no expresa el significado principal de la
palabra. LlóA.o~ es un término jurídico y no designa la «astucia»
(por ejemplo, la del prendimiento sigiloso de Jesús en el huerto de
Getsemaní), sino la «mala intención» del homicidio deliberado (cf.
Ex 21, 14; Dt 17,24; Josefa, Ant. 10,164; 13,8)24. Según Ex 21,
14, los crímenes que se cometen con mala intención (6óA.Ql) son in-
excusables. ¡Todo el sanedrín resuelve, pues, cometer un crimen
merecedor de la pena capital! El v. 5 aparece probablemente en con-
traposición expresa al v. 2: Jesús sabe que es «entregado» en la pas-
cua. A los dirigentes judíos, en cambio, la fiesta 25 como momento

19. AUAlÍ -como la palabra alemana Hof- puede slgmf1car tambIén el edIfIcIO
que rodea un palacIO, cf Bauer, Wb", s v 4
20. Sumo sacerdote de los años 18 al 37 Tras la destItUCIón de PI1ato fue de-
puesto Igualmente por el gobernador de Sma, VIteho (Josefa Ant 18, 95) No se co-
noce el slgmf1cado del sobrenombre (o apellIdo) Su tumba famI1Jar fue descubIerta
en 1990 al sur de la CIUdad antIgua de Jerusalén Más mformaclOnes en Brown I**,
409·411
21 Lo mIsmo que Jn 11,47-53
22 El lugar de reumón del sanedrín es, según la Mlsná, el denommado atno de
sI1lería, en el patIO mtenor del templo, segun Josefo, el ~OUAEUTlÍQLOV, en el límIte
entre la plaza del templo y la CIUdad alta (Blll 1, 998s, Blmzler*, 166-170; Brown
I**, 349s), pero en modo alguno el palaCIO del sumo sacerdote La mdlcaclón de-
muestra que Mt solo supo del lugar de reumón del sanedrín por Mc 14, 53s, y que
no poseía por tanto conOCimIentos dIrectos acerca de las mstItucIOnes de Jerusalén
Sobre los problemas hlstóncos del proceso de Jesús, cf mira, 266-281
23 En la voz medIa, el verbo puede deSIgnar tambIén el resultado de un con-
seJo' «to agree» (cf Llddell-Scott, s v JI, 3), «comcldm> Pero el slgmf1cado báSI-
co, tambIén en la voz medIa, es «to dehberate» (cf Llddell-Scott, s v), «dehberar».
24 Igualmente en las pleganas de venganza de las estelas de Bucarest y Ate-
nas, Citadas en Deissmann, L/eht, 352 354
25 'EoQTl] no puede slgmflcar «multItud festIva», aunque expresaría bien la
consIgna de un prendimIento nocturno y secreto de Jesús en el huerto de Getsema-
para arrestar a Jesús les parece peligrosa por las masas de peregri-
nos favorables a él; quieren sin duda dejar que pase la fiesta. Sólo la
llegada de Judas les da ocasión para prender a Jesús sin llamar la
atención. A diferencia de Jesús, que sabe lo venidero y se manifes-
tará de ese modo como dueño de los acontecimientos, sus adversa-
rios no sólo actúan con mala voluntad, sino que tampoco mantienen
su propio plan26 •

Historia de la influencia

Jesús accede a su pasión con plena conciencia, decidido a


cumplir el plan de Dios. La Iglesia antigua -y las iglesias ortodo-
xas de oriente hasta nuestros días- leyó siempre la historia de la
pasión a la luz de la pascua: Jesús no es primordialmente el varón
de dolores, sino, incluso como doliente, el Señor, el triunfador pas-
cual, el hombre Dios. La tradición de la Iglesia antigua y de orien-
te adopta así un rasgo fundamental de las historias bíblicas de la
pasión, rasgo que resalta especialmente en el evangelio de Juan,
pero que también es ya claramente visible en Mateo. Sólo desde la
alta Edad Media, y sobre todo en el medievo tardío, se introdujo el
gran cambio en la Iglesia occidental (visible, por ejemplo, en la
espiritualidad de los franciscanos y en la devotio moderna), que
puso la pasión de Cristo en el centro de la piedad cristiana y mar-
ginó la pascua27 •

Puedo ilustrarlo con algunas referencias a la exégesis de Mt 26, 1s:


«Deberían sonrojarse los que creen que el Redentor tuvo miedo a la muer-
te...». Con esta frase característica comienza Jerónimo su exégesis de la
historia mateana de la pasión28 • Orígenes hace notar que la palabra náCJxa
no significa la antigua «passah» de la ley mosaica, sino la nueva, y eso es
lo que náCJxa significa teológicamente, y más tarde también verbalmente.

ní; tal sígnifícado sólo consta en Plotino (cf. Liddell-Scott, s.v. 4). Los documentos
de Epicteto, Diss. 1,21,21; 4, 4, 26 mencionados por C. Burchard, Fuj3noten zurn
neutestarnentlichen Griechisch: ZNW 61 (1970) 157, no prueban esto, sino que ha-
blan de valorar una aglomeración positivamente, como «fiesta».
26. Así, ya Juan Crisóstomo 79, 3 = PO 58, 721: tan pronto como han encon-
trado al traidor, los dirigentes judíos modifican su resolución anterior y dan muer-
te a Jesús precisamente durante la fiesta.
27. Cf. supra, 61-67.
28. Jerónimo, 244.
Ongenes mterpreta, pues, el anuncIO de Jesus en el v 2 como un anuncIO
de pascua, que aboho la «passah» Judla La frase SIgUIente, «y el HIJo del
hombre es entregado para ser crucIfIcado», es entonces un añadIdo que ex-
presa la condlclon preVIa de la nueva «passah»29 Al ser el vocablo Jta<J)(a
la ralz de «pascua», en la IglesIa antIgua y en la mayor parte de las lenguas
europeas la mayona de los lectores de la Blbha entendIeron durante SIglos
el anunCIO de Jesus en el v 2 como una referenCIa a la pascua cnstIana30
Esto armomza con la espmtuahdad de la IglesIa antIgua y la IglesIa onen-
tal, y en CIerto modo, tamblen con el mvel semantIco del texto mateano la
paslOn es el preludIO de la pascua, el sufnmlento de Jesus, preludIO de su
tnunfo Los que sablan (como en la tradlclon exegetIca OCCIdental mspI-
rada en Jerommo) que pascha desIgnaba en reahdad la «passah» Judla, so-
han recordar que la palabra hebrea no~ no tema nada que ver con «paSSlO»,
smo que slgmflcaba «pasan> no~31, una etImologla desde luego fllologlca-
mente problematIca, pero teologlcamente muy efIcaz

Resumen

El comIenzo de la hlstona mateana de la pasIOn es programatI-


co Jesus es dueño y señor de los acontecImIentos que se producen,
no la vIctIma del poder de sus adversanos Ha llegado su hora, no la
de los adversanos Ahora acontece lo que DIOS qUiere y Jesus sabe
El preambulo a la paSIOn segun san Mateo sugIere una Imagen de
Jesus que trae a la memona en muchos puntos el evangelio de Juan
Esta tendenCIa se corresponde con la lectura que el cnstlamsmo ha
hecho de los evangelios durante SIglos Nuestra exegesls de toda la
hlstona de la paSIOn tendra que preguntar reIteradamente SI el Jesús
paCIente de Mateo no esta Inmerso en la luz del tnunfo pascual
Tendra que preguntar SI la hIstona de la paSIOn no es una hIstona
paradoJIca que habla de la muerte de Aquel que, al monr, tnunfa de
sus Jueces y ayuda al desbordamIento de la vIda, de suerte que la
oscundad de la pasIOn es, paradoJIcamente, la luz de DIOS, y SI no
hay que ver ambas cosas consecutIvamente Entonces, a la oscun-

29 Ongenes 75 = GCS Ong XI 176 Algo SImIlar defIende Juan Cnsostomo


79,3 = PG 58, no «No diJo 'Dentro de dos dias soy entregado' smo 'Sabels
que dentro de dos dias sera pascua', y luego añadlO que el es entregado para ser
cruCIfIcado»
30 Cf supra 59-61 Tamblen Lutero tradUjO «Sabels que dentro de dos dlas
sera pascua»
31 Jerommo 245
dad últIma, Imposible ya de clanflcar, de la muerte de Jesús segUl-
ría como nueva respuesta de DiOS la mañana de pascua, la vida dl-
vma después de la muerte

b) La unClOn en Betama (26, 6-13)

Blbhografia Derrett, J D M, The Anomtmg at Bethany, en F J Cross


(ed), Studw Evangehca Il (TU 87), 1964, 174-182, Jeromrno, E, Tracta-
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107-115, Id Markus 14, 9, en lbld, 115-120, Marz, C P, Zur TradltlOns-
geschlchte von Mk 14, 3-9 und Parallelen SNTU A 6/7 (1981-1982), 89-
112, Moltmann-Wendel, E , Em elgener Mensch werden Frauen um Jesus,
Gutersloh 51985, 97-108 (verslOn cast Hablar de DIOS como mUjer y co-
mo hombre, Madnd 1994), Roloff, Kerygma, 210-223, Schottroff, L,
«Was Sle tun konnte, hat Sle getan» Die Salbung m Bethamen (Mk 14, 3-
9), en Id -D Solle, HannasAujbruch, Gutersloh 1990, 142-154, Schussler-
FlOrenza, E , In Memory 01Her, New York 1983, XIIIs 152s (verslOn cast
En memona de ella, Bilbao 1988), Storch, R, «Was soll diese Verschwen-
dung?» Bemerkungen zur Auslegunsgeschlchte von Mk 14, 4s, en E Loh-
se (ed), Der RulJesu und dleAntwort der Gememde (FS J Jerernlas), Got-
tmgen 1970,247-258, Wamwnght, Towards, 124-137257-284, Weder, H,
KntIkam Verdacht ZThK 93 (1996) 59-83
Mas bibliografía sobre la hlstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, 43-46

6 Se encontraba Jesús en Betania, en casa de Simón el Le-


proso,7 cuando se acercó a él una mujer con un frasco de ala-
bastro lleno de perfume muy caro, y lo derramó sobre su cabe-
za mientras estaba sentado a la mesa. 8 Al ver esto los discípulos
se indignaron y dijeron: «¿Para qué este despilfarro?
9 Se podía haber vendido a buen precio y habérselo dado a
los pobres».
lOMas Jesús, dándose cuenta, les dijo:
«¿Por qué molestáis a esta mujer?
¡Ha hecho una buena obra conmigo!
11 Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí
no me tendréis siempre.
12 y al derramar ella este ungüento sobre mi cuerpo, en vis-
ta de mi sepultura lo ha hecho.
13 Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta buena
noticia, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta
ha hecho para memoria suya».

Análisis

1 Estructura El narrador detiene pnmero la mirada en Jesús, que es-


tá ahora en Betama Tras la escueta compOSiCión de lugar, v 6, aparece en
el v 7 una mUjer que unge a Jesús Ella y su aCCión constituyen el punto
central de ese versículo Lo subraya el versículo último, 13, donde Jesús
atrae de nuevo la atención de los lectores hacia ella con su frase fmal Los
versículos mtermediOs, 8-12, contienen un «dialogo de hombres» entre Je-
sús y los discípulos Las dos partes del diálogo tienen idéntica construc-
Ción. los mterlocutores son mtroducidos con un participiO acentuado ad-
versatIvamente (tbOV'tE<; bE, yvou<; M) La pregunta de los dIscípulos y la
contrapregunta de Jesús comienzan con 'tl Se agregan frases argumentati-
vas con yag, «porque», en el caso de los dIscípulos, una sola, en el caso de
Jesús, que además de tener la última palabra -algo comente en los apoteg-
mas- es la mas extensa, tres frases consecutivas El «diálogo de hombres»
sobre la mUjer se centra, pues, en Jesús los lectores se Identificaran con su
punto de vIsta Su identificación con la mUjer anómma se produce sólo m-
directamente, a través de Jesús No deja de ser Importante, sm embargo,
que al comIenzo de la histona de la paSión una mUjer desempeñe un papel
tan destacado Sorprenderá a las lectoras y lectores que ella, a diferenCia de
los discípulos, obtenga una valoración mequívocamente positiva Jesús cen-
sura a los dIscípulos, los lectores saben de sobra que no son personajes Idea-
les, claudicaron, especialmente en la pasión de Jesus (16, 22s, 20,20-23).
En cambiO, Jesús destaca positIvamente la aCCIón de la mUjer (v 13) Tal
aCCión se les quedará grabada en la memona y la recordarán al fma1 de la
histona de la pasión, cuando las mUjeres desempeñen de nuevo un papel
POSItiVO (27, 55s; 28, 1-10) Las mUjeres como personajes POSItiVOS for-
man parte del marco mateano de la hIstona de la paSiOn y la pascua'

2 Fuente El episodiO se ha transmitido en tres vanantes (Mc/Mt, Lc


7,36-50, Jn 12, 1-8), de las que al menos la pnmera y la última se mspi-
ran en la misma tradición2 • No cabe suponer, sm embargo, una relaCión h-

1 Cf supra, 99s
2 Un comentano a Mateo no tiene por que dIlucidar la cuestlOn, controverti-
da hasta hoy, de Si los tres relatos se refieren al mismo episodio, o el relato mar-
qUlano/mateano y Joamco, de un lado, y el lucano de otro, se refieren a dos epiSO-
dIOS diferentes, entre los cuales se mtercamblaron luego algunos detalles (como el
terana entre Mt y Jn a pesar de la gran proxImIdad de Mt 26, II con Jn 12,
8, como tampoco entre Mc y Jn3 La úmca fuente de Mt 26, 6-13 es Mc 14,
3-9 Mateo abrevIa el texto marqmano OmIte detalles narratIVOS, como el
de quebrar el frasco de alabastro (Mc 14,3), o los treSCIentos denanos (Mc
14,5) Supnme expreSIOnes superfluas, como JtQoC; Éutrtouc;4, 'tolí !J,UQOU
(Mc 14,4), LO !J,uQov, fvE~QL!J,WVLO (Mc 14,5) Las tres omISIones del V
lOs (a<pE'tE UULr\V, 'Xm o,;av dí Jtmiíom, o EOXEV EJtOLT]OT]V) contnbuyen
a hacer mas clara la estructura de la respuesta de Jesus, en espeCIal el pa-
ralelIsmo del V 11 En algunos casos la elaboracIOn mateana sIgmfIca una
mejora estIlIstIca del text0 5 Las nuevas formulaCIOnes se corresponden ca-
SI totalmente con el vocabulano preferencIal del evangelIsta6

Explicación

Este breve relato ha sIdo objeto de mterpretacIOnes muy vana-


das en el curso de la hIstona exegétIca Un pnmer grupo de exege-
tas VIO en el una unCIón de Jesús como Mesías-rey 7 Otros partían
del v 12 la mUjer antICIpó la unCIón fúnebre de Jesús, que no po-
dría hacerse despues, por la premura de dar sepelIo a Jesús antes del
sabado y a causa de la resurreCCIón La mUjer rmdIó honores a Je-
sús porque Iba a la muerteS Una tercera mterpretacIón parte de los
v lOs, y entIende la unCIón funebre de la mUJer, en tennmologIa ra-

nombre de Slmon) Habla en favor de la pnmera teSIS, sobre todo, el hecho de que
Lc parece haber conSiderado Mc 14,3-9 como un doblete, y en favor de la segunda,
las muy notables diferencias del relato lucano respecto a los otros
3 Cf espeCialmente Mc 14,3 YJn 12, 3 (f!uQou vaQ60u mo'tLxfj~ JtOAU ), Mc
14,5 Y Jn 12,5 (wuw W f!UQOV 6l]vaQLwv 'tQLaxoOLwv), y Mc 14,68 Y Jn 12,7
(acpE'tE alhl]v, EV'tacpLaOf!O~)
4 'Eauwu es un vocablo que Mateo evita, cf vol 1, Introd 43 (Mateo 1, 76)
5 Mt eVita en el v 6 el doble gellltlvo absoluto de Mc 14, 3, pero construye,
una vez mas, un gellltlvo absoluto mcorrecto (cf vol 1,55, Mateo 1,56) El v 10
presenta la mejora E~ Ef!E en lugar de EV Ef!OL de Mc 14, 6 Muchos de los semitis-
mos marqUlanos señalados por Jeremlas (Salbungsgeschlchte)*, 108s y por Gundry,
Mk, 810s, desaparecen en Mt (Mc v 4 conJugaclOn penfrastlca, v 5 articulo de-
lante de mwxoi~, v 6 EQya~EO{}aL EV, v 8 o EOXEV, V 9 JtQoEAa~Ev + verbo)
6 Cf vol I,Introd 42 (Mateo 1, 57ss) sobre 610, YLVOf!aL en lugar de ElVaL, que
Mt nunca usa en un gellltlvo absoluto (v 6), JtQOOEQX0f!aL + al.l'tw, CtvaxELf!aL (xa-
'taXELf!aL es vocablo de eVltaclOn) (v 7), t6wv, 610, AEYWV (v 8), yvou~, DE, yaQ (v 10),
~aAAw, yaQ, JtOLEW (v 12) Solo es llamativo el hapax legornenon ~aQu'tLf!o~ (v 7)
7 Schlllewmd, 257 «El rey de todos los reyes es ungido y coronado rey precI-
samente cuando va a la paslOn», en termmos pareCidos Schussler-FlOrenza*, 152s y
los Citados en Schottroff*, 152, n 10
8 Schlatter, 737 «Ante la cruz de Jesus, ella renuncia al lUJo y al placer, y en-
salza el amor que afronta la muerte»
bínica, como «obra de amor» (c'i9n n''''~~) dIferente de la simple
lImosna (ni?1l»9. Jesús da una <<norma discipular» a su comunidadlO •
A tenor de la misma, las obras de amor, que comprometen integral-
mente a la persona, tienen preeminencia sobre la limosna, que sólo
atañe al dinero 1l. Un cuarto tipo hermenéutlco subraya que la un-
ción de la mujer es una unción muy especIal de Jesús: en esta inter-
pretacIón, el relato es una defensa del derecho a tnbutar una vene-
ración «cultual» a Jesús, frente a un mero servIcio práctico a Cristo
en forma de atención a los pobres l2 • Las exegetas feministas han in-
terpretado el episodio de diferentes modos: E. Wainwright lo en-
tiende como hIstoria de una mujer animosa que aporta «the touch of
mercy and compassion» a la pasión l3 ; E. Schüssler-Fiorenza, como
acción-señal profética de una mujer que unge a Jesús como Me-
sías l4 . El episodio muestra a la vez cómo esta histona de mUjer fue
«despolitizada» en la tradición del cristianismo primitivo: la mujer
pierde su nombre propio, y su acto es interpretado exclusivamente
por varones l5 • La exégesis deberá mostrar el grado de solidez de es-
tas interpretaciones.

6s El relato viene precedido de una breve indicación escénica. Je-


sús llega a la casa de un tal Simón en Betania, que en la tradición
marquiana/mateana era conocido como el Leproso, y en la lucana
(Lc 7, 36.39s) como fariseo. El nombre mdica qUIzá que el relato
tiene un punto de apoyo histórico; en las comunidades posteriores,
por lo visto, no se sabe ya nada de Simón. Una mujer accede a Je-
sús mientras él está recostado a la mesa. No sabemos nada de ella,
ni el nombre ni sus cIrcunstancias. El laconismo de la descripción

9 JeremIas (Salbungsgeschzchte)*, 109-115 Sobre la preemmencla de las


obras de amor sobre la hmosna, cf Bl11 IV, 562 El térrnmo o'''9n m"":ll aparece en
la Mlsná (por ejemplo, Pea 1, 1) Es muy d¡f1cll precIsar la antlguedad de la dlstm-
clón sIstemática entre obras de amor y hmosna
10 Sand, 520
11 TPea 4, 19 24 = Blll IV, 536
12 Bertram**,16s Según Weder*, 68, se trata del «conf1Jcto entre el lUJo de
la cnstología y la raclOnahdad de la beneficenCIa» Cf tambIén Bonnard*, 372, que
pone esta hlstona en paralelo con la de María y Marta (Lc 10, 38-42)
13 Wamwnght, Towards, 136
14 Schussler-FlOrenza*, XIV «It was a pohtlca11y dangerous story», algo Sl-
mllar Moltmann-Wendel*, 101
15 Wamwnght, Towards, 136 Cf Schottroffl', 143 «Su anommato ha pasado así
a ser hoy el símbolo de la msegundad y represIón de la mUjer en la socIedad patriarcal».
apenas pone límItes a la fantasía de los mtérpretes 16 La mUjer lle-
va consIgo un frasco l7 de perfume !WQOV es una mezcla olorosa de
dIversos aceItes nobles, que se empleaba como perfume l8 La mUjer
derrama este perfume, muy caro, sobre la cabeza de Jesús, que está
recostado a la mesa ¿Qué aSOClaClOneS despierta esta aCCIón en las
lectoras y lectores? Es verdad que las unClOnes eran un uso exten-
dIdo con ocaSIón de los banquetes, aunque sólo antes del banquete,
no durante éJl9, pero les sorprendería que el narrador no emplease

16 Derrett* hace de ella una prostItuta, remItIendo a Lc 7, 36-50 Haenschen,


Weg, 466, la mscnbe entre las segUidoras pudIentes de Jesus (cf Lc 8, 2s), por su
capacIdad para gastar un perfume tan caro Pero el relato no se mteresa por el on-
gen m la personahdad de la mUJer, m por los motIvos de su acclOn
17 'AAa~aatQov, propIamente «concreclOn calcarea de msaclOnes amanllen-
tas» (G Fohrer, Glas, en BHH l, 574), es una denommaclOn gnega comente para
deSIgnar una vasIJa sm asa (asl SUld, 1051), destmada preferentemente a guardar
perfumes Hesych, s v, señala por eso como smommo ~uQ01'hp(l] Phn, Hlst Nat
13,3 «Unguenta optIme servantur m alabastns» Un aAa~aatQov podla constar de
otros matenales dIferentes del alabastro, como el oro o, sobre todo, el vldno Cf
Eplfamo, De mensuns et pondenbus (E Moutsoulas [ed], ElEOAoYLa 44 [1973]
157-198) lmea 751 aAa~aatQov ~uQou ~LXWV (frasco) ~EV ÚEALVOV (de cnstal o
vldno) EatLV XúlQOÜV ALtQav EAaLOU Se llama aAa~aatQov por su entIdad quebra-
dIza La mdlcaclOn de medIda se ajusta a Jn 12, 3 YtambIen al precIO mdlcado en
Jn 12,5 YMc 14,5
18 SUld, 1450 La mezcla de esencIas dIferentes da como resultado el olor
agradable Po1ux 6, 104 enumera las dIferentes clases de ~uQa eXIstentes, entre
ellas vaQ60,; Ba~uAúlvLaXl] XaL Atyulttw,; y la homenca esencIa de rosas PhnlO,
Hlst Nat 13,2, 17s descnbe un perfume que solo puede fabncarse en Sma y es co-
nOCIdo como perfume exqUisIto que usan en los partos «cumulus dehcIarum» La
palabra gnega ~UQOV no tIene nada que ver (frente a Schwelzer, 318, por ejemplo)
con el prestamo semItlco «mlffa» (= a~uQva, ~uQQa, cf Mt 2,11) La Septuagm-
ta dlstmgue exactamente entre el mfrecuente ~uQov, que se corresponde general-
mente con el hebreo P'"' y a~uQva = ~,~ Sobre las numerosas confUSIOnes en la m-
vestIgaclOn, cf W Mlchaehs, MUQov XtA, en ThWNT IV, 807, n 2s Sobre los
«unguenta» en la antIguedad, cf Marquardt, Pnvatleben n, 784-786
19 Mt 6, 17 habla de perfumar la cabeza como un toque alegre y festIvo para
sentarse a la mesa Lc 7, 46 Y Polux 6, 104 relaCIOnan el f-luQov con los banquetes,
algo SImIlar dIce Josefo, Ant 19,358 en tono cntlco Hay pocos documentos refe-
ndos al uso de perfumes durante un convIte Asaradon, rey de Asma, da esa alegna
a sus magnates en un banquete (E Kutsch, Salbung als Rechtsakt [BZAW 87],
1863,5, mdlcaclOn de M LlechtI-Genge) Como ejemplo de lUJO censurable men-
cIOna Clceron, Verr 3, 25 la unclOn en la cabeza durante un banquete, y Plutarco,
Galba 19 el uso mmoderado del perfume mas caro, otros documentos a este res-
pecto en W H Gross, Salben, en KP IV, 1508s Reprueba el cabello perfumado
Marc 3, 63, 4 Joma 8, 1 (= BI11 1,426) enumera algunas accIOnes prohIbIdas el dla
de la reconClhaclOn comer, beber, lavar, perfumar Para Phmo, H¡s! Na! 13, 4, 3,
el perfume es el paradIgma de lUJO superfluo (<<matena luxus e cunctIs maxume su-
pervacuJ»), otros artIculos de lUJO, como las perlas y pIedras preCIosas, poseen al
menos un valor, los perfumes «se dISIpan rapldamente» (<<Ihco explrant»)
el verbo normal, aAELcpw, y hablase de «derramar» el frasco. De
modo que la mujer vació el frasco lleno de la costosa esencia sobre
la cabeza de Jesús. Ella podría asociar ese acto con la idea de una
veneraCIón muy especial a Jesús20 ; pero no sabemos por qué lo hi-
zo: el relato no le da ocasión para explicar su gesto. Los lectores ha-
brían reaccionado, en todo caso, como los discípulos en el v. 8: ¡eso
es un despilfarro que no tiene sentido!21 Marcos lo destaca de modo
mucho más gráfIco, hablando de los tresCIentos denarios: ¡el salario
anual de un trabajador, que ahora perfuma la cabeza de Jesús!

Mucho menos eVidente resulta la Idea de la unción regia. en la tradi-


ción bíblica, los ungidos eran especialmente los reyes (1 Sm 10,1; 1 Re 1,
39,2 Re 9, 12; Ypasslm)22. A Juzgar por la descnpclón de la entrada de Je-
sús en Jerusalén, la Idea de una unción de Jesús como Mesías rey no es del
todo descabellada. Pero hay muchos detalles en contra: la escena del ban-
quete, la palabra ¡..túQov23 , el frasco de alabastro correspondiente, la reac-
ción de los discípulos, que entonces estaría fuera de lugar. Por atractiva que
pueda ser la Idea, al menos la narración en su forma actual no sugiere en
modo alguno que la desconocida mUjer hubiera ungido a Jesús como rey
meslámco24 • Suponer que narradores tardíos dejaron tan Irreconocible ese
sentido ongmal de la unción es una hipóteSIs demasiado arnesgada.

8s La protesta contra la acción de la mujer VIene, en Mateo, de los


discípulos. Estos no son en él unos personajes modélicos, sino que
representan a los cristianos y cristianas, como son realmente, de po-
ca fe (8, 26; 16, 8), llenos de ambición (18, 1), de miedo al sufri-
miento (16, 22s), de dudas (28, 17), Y(no por vez primera) en acti-

20 Así en Platón, Resp 3, 398a, con leve Ironía frente al poeta, cf Josefa, Ap
2,256
21 La lectura de Mc refuerza esta ImpreSión, no sólo por mencIOnar la esencia
de nardo, perfume caro, smo también por el detalle de «quebrar el frasco», que Mt
omite Igualmente, Impresión JustIfIcada al margen del doble slgmflcado que pue-
de tener la expresión «quebrar el frasco» que la mUjer rompe el cuello del frasco
(algo msóhto, frente a lo que se ha afirmado con frecuencia) y se ve forzada a em-
plear todo el contemdo, o que abre un frasco nuevo para Jesús, refmendo auvTQL~lll
al cierre sellado (así Blmzler**, 408s) ¡En ambos casos es un dispendIO madmlsl-
ble l Mt supnme estos detalles, narratIvamente Importantes, pero logra prodUCir la
misma Impresión con sus frases escuetas
22 Matenal en F Hesse, XQllll, en ThWNT IX, 487-489
23 Los LXX nunca traducen 1~::I por rtúQov cuando se refiere a la uncIón de
reyes ' EAaLOV es el vocablo usual para tradUCir p::l
24 Frente a Schussler-FlOrenza* (supra, 110, n 14), tambIén frente a Schwel-
zer, 318, Davles-Alhson III, 444s 448 (que remiten a la uncIón de la cabeza [no re-
servada a los reyes])
tud defensiva ante una mujer (cf. 15,23). Sobre todo durante la pa-
sión, los discípulos quedarán en muy mal lugar: abandonan a Jesús,
y la traición de Pedro es lo último que sabemos de ellos antes de la
mañana de pascua. En tal perspectiva es importante la contraposi-
ción entre los discípulos y las mujeres --esta mujer... y más tarde las
mujeres al pie de la cruz y junto al sepulcro de JesÚs-25 • ¿Hay un
denominador común para su conducta? Quizá éste: permanecen
junto a Jesús justamente en su pasión. Actúan unidas a la persona de
Jesús, que las defiende por encima de todo y al cual ellas tampoco
abandonan en su muerte. Si leemos el relato a la luz de lo que viene
todavía en la historia de la pasión, la conducta de esta mujer es re-
levante en un sentido radical, y significa algo más: que en la situa-
ción especial previa a la muerte de Jesús hay, excepcionalmente,
otras prioridades que la asistencia social. Es cierto que Mateo no
quiere descalificar la idea de la atención a los pobres; eso queda
descartado para los lectores que conocen 19,21 (cf. 6, 19-24). Pe-
ro Mateo insinúa en el presente pasaje y en toda la historia de la pa-
sión que el seguimiento de Jesús no es una determinada praxis éti-
ca; significa, ante todo, la fidelidad a la persona de Jesús.
Jesús «se da cuenta» de lo que están diciendo los discípulos. A 10-12
diferencia de 16, 7s, Mateo no dice aquí que los discípulos habla-
ran «entre sí» (Mc 14,4); de ahí que yvo'Ú~ signifique algo pecu-
liar: ¡para oír lo que los discípulos dicen abiertamente no se re-
quiere un conocimiento especial! Mateo se muestra aquí, una vez
más, como un narrador que no busca la coherencia de la superficie
narrativa. Sin precisar de qué «se da cuenta» Jesús, lo que le inte-
resa es presentarlo como alguien que sabe, que conoce a fondo las
cosas (cf. 12, 15; 16,8; 22, 18). Su saber sobrenatural se manifes-
tará ahora en la respuesta: esta es muy unitaria26 y consta de unjui-
cio básico, con una aclaración negativa y otra positiva. Él es, por

25 No se puede afirmar, a mi JUICIO, que falte «cualqUIer mdlclO narrativo» de


que «el acento deCISIVo recae en la condiCión fememna de esta persona» (como sos-
tiene Weder*, 66). Es verdad que Jesús mterpreta pnmanamente la acción de esta
mUJer, y no su persona: ahí recae el acento deCISIVo, pero la contraposIción entre los
discípulos dlscrepantes (varones todos ellos) y las mUjeres desempeña un papel en
el macrotexto del evangelio de Mt (como en el de Mc).
26. La respuesta no se puede entender, en la línea de Mt, a la manera de Mc 14,
6-9, que qUIzá haya que descomponer, a la luz de la hlstona de la tradiCión, como
conjunto de diferentes respuestas de Jesús (reumdas secundanamente) a la protes-
ta por el comportamiento de la mUJer. En la línea de Mt, la respuesta de Jesús es
umtana se refiere al v. 12
tanto, qUIen interpreta la acción de la mujer; lo que ella misma pen-
saba y sigmficaba no interesa al narrador. La mujer -dice Jesús- ha
hecho una «buena obra» con él. Esta expresión se corresponde con
el :m~ ;-¡tL'!7~ rabímco, expresión general que abarca tanto la obra de
beneficencia como las obras de amor2? Es dificil suponer, por tan-
to, que Jesús contraponga en lo que sigue dos géneros distintos de
«buenas obras»: la limosna y las obras de amor2 8 • En su declaración
aborda primero la propuesta de los discípulos: él asume Dt 15, 11:
nunca faltarán pobres en la tierra de Israel. La segunda parte del v.
11 contiene un anunciO mdirecto de su muerte: los discípulos no
tendrán siempre a Jesús consigo. Los lectores del evangelio enten-
derán ese anuncio a la luz del v. 2, donde Jesús predijo su muerte
próxima. Hay que aclarar esta predicción: ¿Qué tiene que ver la
muerte inminente de Jesús con la acción de la mUJer? Lo explica el
v. 12: al derramar el perfume sobre el cuerpo de Jesús, la mujer
cumplió un acto relaciOnado con la sepultura29 • Su unción fue, y así
lo vio Jesús y después la comunidad pospascual que lo formula
aquí, una unción fúnebre 30 • La explicación de Jesús tiene algo de
sorprendente, porque la mujer sólo ungió la cabeza de JesÚs 31 • Los
lectores advertirán quizá que Jesús, conocedor de su futuro, da aquí
un sentido nuevo a la acción de la mujer, sentido que ella quizá no
tuvo presente32 • No sabemos la intención de la mUjer al ungir la ca-
beza de Jesús. ¡Los varones se lanzaron a interpretar la acción anti-
cipándose a Jesús!
13 Jesús concluye su declaración con un solemne dicho-Amén. De-
claración que centra de nuevo la atención en la mujer anónima. La

27 BIlI IV, 536


28 Cabría esperar una formulacIón de este tenor ella ha realIzado una buena
obra que es supenor a la lImosna O algo sImIlar
29 Lavar y ungIr los cadáveres con agwI.Wl:U (Mc 16, 1) para prevemr la des-
compOSICIón es un uso Judío y helenístIco, cf Krauss, Archaologle 11, 55s, Davles-
AIlIson I1I, 447, n 39, H Blumner, DIe romlschen Prlvataltertumer (HKAW
IV12 2), 1911, 484 con sal, mIel, esencIa de cedro, mIrra y amomo
30 Para Mt es sm duda, más que antICIpo, una uncIón fúnebre (cf Mc 14,8:
JtgOÉAU~EV) Él no habla de nmguna otra uncIón Mt 28, I omite el epIsodIO de las
mUjeres que salen a embalsamar el cuerpo de Jesus Para Schottroff*, 146-148, lo
que aparece en pnmer plano es la honra especIal que trIbuta al martIr esta mUjer
Eso no se puede exclUIr como lectura pOSIble, pero el v 12 vIene a «actIvar» otra re-
laCIón entre la uncIón y la muerte de Jesús, y se confmna con la ausencIa de un em-
balsamamIento fúnebre de Jesús en Mt 28, 1
31 ~Wf.lU (en lugar de XElpUAl]) se ajusta al embalsamamIento del cadáver
32 Así Hare, 293
frase con oJt01J denota una perspectIva unIversal Se presupone
aqUI, como ya en 24, 14, que el Evangeho se anunCia en el mundo
entero, tambIén entre los paganos Es dIficl1 de Interpretar la expre-
SIón LO EUUYYEALOV 'tO'Ü'tO Mateo había hablado hasta ahora de
EUUYYEALOV Lije:; ~UOlAElue:;, refméndose al anuncIO de Jesús 33 Pero
«este» evangeho no puede SIgnIfIcar el anuncIO de Jesus, SInO que
debe refenrse a una notICia sobre Jesús Km EJtOlllOEV parece IndI-
car que «este evangeho» abarca más que la mera hIstona de esa mu-
Jer EuuyyÉALOV LO'Ü'tO podría dar a entender que no se trata del
anuncIO ecleSIal SImplemente, SInO de un anuncIO especial preCIsa-
mente «este» ¿A que se refIere? No esta descamInado suponer que
lo apuntado fuese la hIstona de la pasIOn34 Según Mateo, por tanto,
la hIstona de la paSIOn de Jesus forma parte del Evangeho, el hecho
de que postenormente (¡ya en la Dldajé') el hbro de Mateo sobre la
doctnna e hIstona de Jesús fuese desIgnado como EUUYYEALOV ex-
presaría perfectamente su IntencIón Al «evangeho» pertenece, pues,
tambIén el apunte sobre esta mUjer Ella aparece destacada entre to-
das las personas que están alrededor de Jesús Ella, la anÓnIma, se-
rá recordada en todas partes35 ¿Por qué? Porque para ella Jesús, que
esperaba la muerte, era mas Importante que todo lo demás El he-
cho de que su nombre no se conservara en la tradICIón pnmItIva es
realmente llamatIvo y, qUIzá, ya una señal del caracter patriarcal de
esa tradIcIón 36

Historia de la influencia

El problema capItal en los comentanos es, desde Ongenes, compagmar


las dIversas vanantes de la hIstona de la unCIon ¿Fue Jesus ungIdo tres ve-
ces, una vez en Gahlea, en casa de un fanseo llamado SImon, por una pe-
cadora (Lc 7, 36-50), Ydos veces en Betama, una antes de la entrada en Je-

33 Cf vol 1, 248s (Mateo 1, 254s)


34 Strecker, Weg, 129, Roloff, Kerygma, 220, Semor (PasslOn Narratlve)**, 40
35 JeremIas (Mc 14, 9)* propuso, sigUiendo a Lohmeyer y basado en tradiCIO-
nes blblIcas, aplIcar d~ f.lvl][WOUVOV U1J1;ij~ al JUICIO fmal alli se dlra lo que ella hi-
zo, y DIOS se acordara de ella Esta mterpretaclOn, muy citada, es ya ImpOSible en el
texto actual de Mc 14, 9 ' Onou EUV es Iterativo, el lugar del recuerdo es el anuncIO
del EvangelIo
36 Schussler-FlOrenza* empleo por eso, con razon, Mc 14, 9/lMt 26, 13 para
el titulo de su Importante lIbro In Memory o/Her Tamblen este libro forma parte de
la hlstona efectual de nuestro texto
rusalen, por Mana, la hermana de Lazaro, en los pies (Jn 12, 3-8), Y otra
despues de la entrada, en casa de Slmon el Leproso, por una mUjer desco-
nocida, en la cabeza (Mc/Mt)?3? (,0 solo dos veces, por lo cual la vanante
Joamca quedo generalmente asociada a la de Marcos/Mateo?38 (,0 hubo
una sola unClOn, como sostienen pnnclpalmente los exegetas modernos ba-
JO la mfluencIa, entre otros, de Grotms?39 Los exegetas antiguos utIllzan
casI siempre, para la mterpretaclOn del texto mateano, no solo a Marcos SI-
no tamblen a Juan y, en menor medida, a Lucas La mUjer anomma reclblO
aSI un nombre fue Mana, la hermana de Lazaro, es frecuente aSimismo
nombrar a Mana Magdalena40 HIcieron de ella una pecadora, la que se
acerco a Jesus para buscar la «mejora de su alma»41, o la que, despues de
haber acudido a Jesus un dla en Galilea como pecadora, era ya una adepta
suya Desde la Edad Media temprana, en la IgleSia occidental la pecadora
de Lc 7, 36s, la mUjer anomma de Betanla y Mana Magdalena son la mis-
ma persona42 Estos preambulos son Importantes para comprender las exe-
gesls que vienen a contmuaClOn

La protesta de los dISCIpulos, o de Judas (Jn 12,4-6), fue objeto


de una honda reflexIOn, centrada en el problema de la relaclOn en-
tre serVICIO a Cnsto y serVICIO a los pobres

La pregunta en su forma superfiCial era que conexlOn habla entre Jn


12,4-6 YMt 26,8 (,Qmen protesto contra la acclOn de la mUJer? (,Judas o
los dlsclpulos? La respuesta generalmente aceptada desde Agustm y Jero-
mmo decla que Judas mtervmo como portavoz de todos los dlSClpulos43 Se
sumo a eso una segunda conslderaclOn los motivos no son Iguales en el
traidor y en el resto de los dlSClpulos, aquel, el admlll1strador de la caja, ar-
gumentaba desde el afan de lucro y era un ladron (cf Jn 12,6), a los res-
tantes dlsclpulos les mteresaba el bien de los pobres44

37 Ongenes 77 = GCS Ong XI, 180


38 Agustm (Consensu) 2, 79 (154s) = 260-262 Supone que esta mUjer (Ma-
na) unglo dos veces a Jesus, una vez en Galilea y otra en Betama Siguen a Agus-
tm la mayona de los exegetas occidentales Slmon el Leproso pasa a ser entonces un
amigo o panente de la familia de Lazaro
39 GrotlUs n, 281 s, Strauss, Leben 1, 773-787
40 Beda, 111 es uno de los que defienden la Identidad con Mana Magdalena
41 Juan Cnsostomo 80, I = PG 58, 723 La mUjer se anno de valor porque VIO
que Jesus habla curado a Slmon de su lepra Esto ultimo es algo que dan por su-
puesto casI todos los padres de la IgleSia
42 Cf mfra, 482.
43 Agustm (Consensu) 2, 79 (156), Jerommo, 246 (conforme al tropo retonco
de la smecdoque, cf Lausberg, Handbuch 1, 296s)
44 Jerommo, 247 Las dos consideraCIOnes aparecen en casI todos los comen-
tanstas OCCidentales
Muchos exegetas añaden otra sene de reflexIOnes ¿No es correcto lo
que opman los dISClpulos? ¿Lo Importante para Jesus no eran Igualmente
los pobres? ¿No habla dICho el que quena mlsencordla y no sacnflcIOs?
Sobre todo Juan Cnsostomo y los exegetas mflUIdos por el pusIeron el en-
fasls en esto la obJecIOn de los dISClpulos era blenmtencIOnada45, pero no
tuvIeron en cuenta que la mUjer era aun debIl, ellos fueron duros en el JUI-
CIO YolvIdaron que no hay que eXIgIr de mmedIato lo mas perfect046 , hay
que tomar en conslderacIOn a la persona «Porque todo procedla de una m-
tencIOn piadosa, de una fe ardIente y un ammo contnto»47 Juan Cnsosto-
mo aconseja un comportamIento pastoral cuando la gente qUIere hacer un
donatIvo a la Iglesia SI vemos que algUIen ofrece objetos sagrados o hace
donacIOn de algo para decorar el pavImento o los muros de la IglesIa, no
hay que destrUIr lo ya donado y desaIrar con ello la buena voluntad del do-
nante Eso no sIrve ya de nada, como la censura de los dISClpulos llego tar-
de una vez derramado el perfume «Pero SI algUIen pregunta antes, aconse-
Jale dar el dmero a los pobres»48 El cnteno de su sucesor, Teofl1acto, es
muy dIferente cuando unos orfebres preguntan SI deben fundIr el objeto
sagrado y dar el Importe a los pobres, «hay que decIrles que deben recor-
dar como Cnsto prefmo la atencIOn con el a la atencIOn con los pobres El
cuerpo de Cnsto es exactamente lo que esta en la patena dorada, y su san-
gre lo que esta en el cahz Por eso, el que desecha la patena vahosa y hace
que el cuerpo de Cnsto sea colocado sobre una patena mas barata, pomen-
do a los pobres como pretexto, ¡debe saber de que lado esta'»49 En la epo-
ca de la Refonna hubo controverSIas parecIdas Los calvmlstas, sobre todo,
opmaban en la lmea de Juan Cnsostomo Calvmo mSlste en que la sItua-
CIOn habla SIdo excepcIOnal en aquellos tIempos MatIza que «Jesus no dI-
JO que la mUjer obrase correctamente, como SI el qUIsIera que aquello ocu-
rnese todos los dlas» Jesus da a entender -exphca Calvmo- «que, en
adelante, el no aprobana en modo alguno lo que en aquel momento le
agrado por una vez», en la sltuacIOn especIal antes de su partldaSO Al fon-
do estaba la polemlca de los refonnadores contra el culto costoso, con sa-
humenos, cmos, ornamentos esplendIdos y grandes dIspendIOs en las Igle-
SIas M Bucer consIdera por eso «sane plauslblhs» la obJecIOn de Judas s1
W Musculus declara que lo perverso es que Judas fonnulase la obJecIOn
«con espmtu msmcero» «Pero el reparo en SI es totalmente correcto y

45 Se movieron 'ÚJto qJLAuv{}Qillmu~ (EutlmlO Zlgabeno, 648)


46 Teofl1acto, 437 ~EL YUQ fU] TU 'Ú1jJ1']AU aJtULTELV JtUQU TWV UQtL JtQO
GLOVTillV
47 Juan Cnsostomo 80, 2 = PG 58, 726
48 ¡b,d
49 Teofllacto, EnarratlO In Evg MarcI, PG 123, 645 648
50 Calvmo Il, 302s
51 Bucer, 187C
hay que mantenerlo siempre en la Iglesla»52 Los catohcos defendieron,
por el contrano, sus celebraclOnes suntuosas lo Importante no son «los
vasos de plata y oro en las Iglesias, y otros objetos valiosos», smo Cnsto
mismo «A los pobres los tenemos siempre con nosotros, no hay que des-
cmdarlos, pero deben ser tratados con menos esplendidez y honor que
Cnsto»53 Lapide puede conclmr su polemlca con Calvmo en tono tnunfal
«Realmente, ¿qmen no ve que es el mismo espmtu el que rema en Judas y
en Calvmo?»54

Ahora bIen, el tema de la relacIon entre serVICIO a Cnsto y ser-


VICIO a los pobres tiene ademas una dlmenslOn mterna Los exege-
tas comcIden en hablar no solo del elevado precIO del perfume, smo
del amor de aquella mUjer a Cnsto, de su amor, fruto de la fe 55 Es-
ta dImenslOn mterna del relato queda patente SI exammamos ahora
su exégesIs alegonca

Los exegetas ven slmbohzada en la mUjer a la Iglesia de los paganos


«Esta mUjer prefigura la multitud de paganos que honra a DlOs en la pa-
SlOn de Cnstü»56 Ongenes parte de una mterpretaclOn de Betama como
«casa de la obediencia», y aplIca el texto a la Iglesia Las diversas esencias
y unguentos son las diferentes clases de obras SI el oleo ordmano sIgm-
flca una obra buena en general, el perfume con que la mUjer unge los pieS
de Jesus en Jn 12, 3 es la obra especifica de mlsencordla que los pemten-
tes ejercitan por amor a DlOs Pero solo el perfume con que la mUjer de Mt
26 unge la cabeza de Jesus es la obra perfecta, asociada a la fe, la castidad,
el ayuno, la oraclon y la paclenc¡a57 A Ongenes le mteresa, pues, la obra
que brota de la espmtuahdad mtegral, a diferencia de la obra meramente
extenor La tradlclOn exegetIca de occidente aplico el perfume pnmana-
mente a la fe, en parte porque el adjetIvo mOTLXO¡; sugiere esto en Mc 14,
358 La unclon de los pies de Jesus slmbohza entonces la entrega a su hu-

52 Musculus, 545 «In se tamen omnmo bona est et perpetuo m Ecclesla retI-
nenda» Lo que censura es el lUJo de los dmgentes eclesIales (mclmdos los protes-
tantes), que retIenen de los mgresos de la Iglesia lo que pertenece a los pobres
53 Maldonado, 526s (cita 527 «Pauperes qm neghgendl non sunt, sed ml-
nus dehcate et hononfIce tractandl sunt quam Chnstus»)
54 Lapide, 472
55 Por ejemplo, Lutero (Evangellenauslegung) V, 194 (obras de amor), Valdes,
454s (amor que nace de la fe) y otros
56 HIlano, 29, 2 = SC 258, 2 I 8 Algo Similar, por ejemplo, EutImlO Zlgabeno,
649 «Esa mUjer prefiguraba a la Iglesia, que antes fue pecadora», ChnstIan von
Stavelot, 1472
57 Ongenes, 77 = GCS Ong XI, 185s
58 jerommo*, 498, ChnstIan von Stavelot, 1473, Estrabon, 167, tamblen Teo-
fllacto, 440
manIdad, la de la cabeza, la entrega a su dIvInIdad 59 QUIen conoce la dI-
vInIdad de Jesús, ha ungIdo la cabeza de Jesús con óleo fragante y se con-
vIerte en «teologo»60
El texto fue Importante en la místIca medIeval DlOnIslO Cartujano
habla de veneracIón de las dos naturalezas medIante una vIda ejemplar,
para expenmentar aSI los gozos de Cnsto Lo expresa con las palabras del
Cantar de los cantares 1, 12· «MIentras el rey estaba en su dIván, mI nar-
do despedía su fragancla»61 La InterpretacIón alegonca lleva, pues, a en-
tender el acto de la mUjer como expresIón de una profunda entrega mís-
tIca a Cnsto, que Impregna e! cuerpo y el alma de la persona Bernardo
de Claraval dIstIngue entre la «uncIón de contnCIOll», con la que María
unge los pIes de Jesús (Jn 12, 3), Y la «uncIón de deVOCIón», con la que
según Mt 26, 7 es ungIda la cabeza de Cnsto «SI algUIen vIve íntegra-
mente para DIOS y tIene el fervor y la gracIa sufIcIentes para perseverar
en santo reposo y gratItud, y en gozoso recogImIento dIVInO, como SI es-
tuvIera ungIendo la cabeza de Cnsto», eso no es nIngún despIlfarro, aun-
que muchos lo sIgan pensando así hasta hoy Pero hay que dIstIngUIr un
tercer perfume e! que según Mc 16, 1 llevan consIgo las mUjeres para un-
gIr el cadáver de Jesús, pero no lo encuentran ya, y reCIben e! encargo de
dedIcar su perfume a los VIVOS, los mIembros del cuerpo de Cnsto Este
tercer perfume, el más valIoso de todos, es el perfume de la verdadera es-
pmtualIdad de! amor62
En uno de los escasos cuadros medIevales de la uncIón que no se lImI-
tan a representar, sIgUIendo Jn 12, la uncIón de los pIes de Jesús, aparecen
dos mUjeres la pnmera enjuga los pIes de Jesús con sus cabellos (Jn 12,
3), la segunda derrama e! contenIdo de! frasco sobre la cabeza de Jesús (Mt
26, 7) La pnmera mUjer es la pecadora arrepentIda, la otra lleva habIto de
monja El cuadro procede de un salteno de Bensan~on que fue escnto pa-
ra una abadía de monjas cIstercIenses Esta mUjer representa, pues, el ser-
VICIO que las monjas nnden a Cnsto A la derecha del cuadro aparece Judas
protestando, con la boca abIerta (I! 5)63
Para la espmtualIdad protestante, la fIgura de IdentIfIcaCIón pnnclpal
es, de nuevo, la pecadora de Lc 7, 38s, que baña con sus lágnmas los pIes
de Jesús Al rebufo de la tradUCCIón luterana de ¡.túQov por «agua fragan-
te», La PasIón según san Mateo de Bach puede yuxtaponer la humIlde pe-
cadora a la mUjer de la uncIón

59 Teofllacto, 438, Estrabon, 167


60 Teofilacto, 438
61 DlOmslO Cartujano, 284 Tamblen PascasIO Radberto, 882 remite al Cantar
de los cantares
62 Bernardo de Claraval, Mlszellen Ansprachen uber verschledene Gegen-
stande, Wltthch 1936,258-262
63 En Schiller, Ikonographle 11, 314, n° 27
Tú, amado Salvador,
cuando tus dIscípulos neCIamente dIscuten,
permíteme sólo, de paso,
del raudal de lágrImas de mIS oJos
derramar un agua sobre tu cabeza64 •

Resumen

La unción de la mujer, entendida como un acto de entrega total e


ilimitada a la persona de Cristo, que en algunas de estas interpretacio-
nes constituía el centro del relato, parece cobrar un potencial de senti-
do que en el texto queda latente. ¿Cuál es la trascendencia de la acción
de esta mujer, tan grande como para ser recordada siempre que se
anuncie el Evangelio? No se trata, en esta historia, de una «unción me-
siánica»; Jesús es ya, desde el nacimiento y desde el bautismo, hijo re-
gio de Dios. Sólo externamente se trata de un anuncio de la muerte
próxima de Jesús, anticipando un rito de sepultura. Tampoco se trata
de la contraposición rabínica entre la limosna y las obras de amor,
aunque la entrega integral de la mujer tiene mucho en común con lo
que los rabinos llamaron Cl'i9n n1"'~J (obras de amor). Se trata, más
bien, de la relación de esta mujer con Jesús, de una entrega total a
Aquel que va a la muerte. Frente a una mera praxis de las buenas
obras, la mujer preconiza el derecho a un amor integral a Cristo, del
que emanan luego las buenas acciones65 • Por eso, lo que ella hizo no es
algo que Jesús hubiera admitido excepcionalmente antes de su muer-
te. Tampoco es un despilfarro espectacular de una neoconversa que Je-
sús, pastor de almas comprensivo, hubiera acogido amablemente. No
era eso lo que había que recordar en todas partes al anunciar el Evan-
gelio. Se trata, más bien, de la relación con Cristo, y no simplemente
del conocimiento de su identidad66 , sino de la entrega a é167 • Que haya

64 Bach**, Rezltatlv, 5 (9)


65 Zmzendorf I1I, 1398. «El Salvador qUIere poseer el corazón y nada más»
El relato muestra como uno <<puede entregarse al Salvador con verdadera simplicI-
dad» (1402) Entonces basta hacer lo que uno puede (cf Mc 14, 8a)
66 ASI Weder*, 68
67 Esto lo ve con clandad A Vmet, Le vase de parfurns, en Id , Nouveaux dls-
cours sur quelques sUJets rehgleux, Lausanne 1938,317-336, Ibld ,321 «Cet hom-
mage, quOl qu'on veUllle dlre de sa forme, expnme tout ce qu'une ame chrétienne
dOlt ressentir pour Jésus-Chnst» K Barth, KD IV/2, 903-905, aplica el texto al
propIO derecho del amor a DIOS y a Cnsto frente a una espmtualidad meramente éti-
que pensar tambIen en una mUjer anomma a propOSItO de este acto de
entrega es qUIzá un detalle Importante de esta hIstona

c) La trazc¡ón de Judas (26,14-16)

B¡bhografia Colella, P, Trenta denan RlvBlb 21 (1973) 325-327


Mas bIbhografia** sobre la hlstona de la pasIOn y de la pascua en Mt
26-28, supra, 43-46
Cf tambIen bIbhografia*** en el excursus sobre Judas, mfra, 329s

14 Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue


donde los sumos sacerdotes 15 y les dijo: ¿Qué queréis darme,
yl yo os lo entregaré? Ellos le pagaron treinta monedas de pla-
ta 2 • 16 Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad
para entregarle.

1 Estructura Tras el episodIO de la uncIOn, la seCCIOn vuelve al co-


mIenz03, 26, 1-5, Ylanza el puente entre sus dos partes Uno de los doce dIS-
cIpulos (cf vI), Judas, va a ver a los adversanos de Jesus, los sumos sacer-
dotes (cf v 3-5) De ese modo se ponen en marcha los aconteCImientos
anunCiados por Jesus en el v 2 No hay, en cambIO, nmguna referencia na-

ca, cuyo representante es, para el, el «espasmo» del puntamsmo «SI los vieJos
'amigos de DIOS' se evadieron mdudablemente, alguna vez, haCia el amblto del ero-
tismo religIOSO ,no deben Imitar esto Pero de ahl no se sigue que se pueda Ig-
norar, y hasta escamotear, lo que ellos pensaron y qUISIeron atestiguar la realidad
de ese nucleo donde el acto de amor cnstlano es, con Igual ongmalidad, amor di-
recto a DIOS y amor a Jesus» (Cita P 90S) Barth remite a Lc 10, 38-42 como texto
paralelo, cf supra, 110, n 12
1 Mt pone su (XUL) EYW prefendo en lugar del ha marqUlano, poco frecuente
en el (cf vol 1,lntrod 43, Mateo 1, 76-78) El slgmf¡cado es el mismo XUL debe
entenderse sm duda en sentido consecutivo (BI-Debr-Rehkopf § 442, n° 2 con n 9)
2 'IG1:1'][!L se puede tradUCir por «detener» o por «sopesar, pagar» La segunda
traduCCIOl1 hay que prefenrla por dos razones 1) Annomza con los LXX (Zac 11,
12, cf Is 46,6, Jr 39,9,2 Esd 8, 2Ss, etc) 2) Se ajusta al contexto mateano Judas
tiene que haber reCibido las monedas de plata para poder devolverlas en 27, 3 La
Vulgata traduce por «constltuerunt» De ahl que predomme en la tradlClOn de la
exégeSIS OCCidental, SigUiendo a Jerommo, 248, la opmlOn de que Judas se limito a
pedlT dmero y deJO la [¡JaclOn de la cantidad al cnteno de los sumos sacerdotes Pe-
ro en la tradlclOn exegetlca de las IgleSias onentales no se olVida del todo que 100-
l:1']oav slgmf¡ca «pagaron», por ejemplo, en EutlmlO Zigabeno, 6S2 Desde Teodo-
ro de Beza, 116, reaparece esta mterpretaclOn en la exegesls OCCidental
3 Algunos exegetas antiguos vieron esto, sobre todo, porque antiCiparon en el
tiempo la unclOn de Betama, de acuerdo con Jn ASI escnbe, por ejemplo, Anselmo
de Laon, 1466, despues de 26, I-S «Nota qUla mterruptus est tractatus»
rratIva dIrecta al epIsodIO de la unClon Nuestra seCCIOn esta aSImIsmo bIen
conectada con 10 que sIgue en 26, 47-50 Judas llevara a cabo su plan En 26,
21-25 desempeñara de nuevo un pape! deCISIvo En 27,3 devolvera a los su-
mos sacerdotes las tremta monedas de plata El pasaje 26, 14-16 es, pues, un
mlCIO que tIene contmuacIOnes En este breve relato Judas es el protagoms-
ta Los sumos sacerdotes se hmltan a responder en e! V 15b a su propuesta

2 Fuente Mateo rehIZO Mc 14, lOs en ellenguaJe4, e! estIl0 5 y e! con-


temdo El cambIO mas Importante consIste en que Mateo narra el convemo
de las tremta monedas de plata con palabras de Zac 11, 12 LXX (v 15b)
La pregunta de Judas por el pago, formulada al comIenzo en dISCurSO di-
recto (v 15a), subraya aun mas el asunto del dmero El evangehsta Mateo,
onentado en la tradlcIOn, no se mvento estas modIfIcacIOnes, que lmgms-
tlcamente son suyas e! pasaje de Zacanas 10 conOCla por 27,3-10, donde
Iba asocIado, ya antes de Mateo, al matenal tradICIonal sobre el arrepenti-
mIento de Judas 6 En 27,9 parece que Mateo IdentifIca erroneamente e!
pasaje blbhco y 10 cIta en verSIOn que difIere de los LXX, por eso cabe su-
poner que 10 reproduce de memona, sm poder IdentifIcarlo textualmente
Mateo es, pues, un buen conocedor de la Blbha, mas no un blbhsta La co-
diCia de Judas es atestiguada tamblen por e! evangeho de Juan (12, 6), es-
ta acentuacIOn, tan funesta en la hlstona de la mfluencla, tampoco parece
ser, por tanto, mvenCIOn de Mateo Este no conoce, en cambIO, la tradlclon
de Lc 22,3 YJn 13,227, segun la cual Satanas entro en Judas Podna tra-
tarse, tamblen aqm, de una tradlcIOn surgida en la comumdad, que Juan y
Lucas transmiten con mdependencla uno de otro Todo esto mdlca que la
tradlclon comumtana se ocupo mtensamente de la figura de Judas y que su
Imagen comenzo muy pronto a ensombrecerse

Explicación

Aparece un nuevo personaje, uno de los Doce Judas Iscanote 14


Entre él y la mUjer del perfume hay un fuerte contraste Judas sale a
hablar con los sumos sacerdotes, que según 26, 4 hablan deCidido la

4 Son mateanos, segun vol I,Introd 42 (Mateo 1, 57ss), en v 14 TOtE ltO


QEuofwL, Ó AEYOIlEVO<; 'IaxaQLwtTJ<; (cf 10,4), en v 15 ELltEV tL<; ftEAw, xayw, en
v 16 altO TOtE El sorprendente mmor agreement EUXaLQLa es hapax legomenon en
Mt como en Lc, pero resulta obvIO a la luz del EUXaLQW<; marqmano Dado que tan-
to Mt como Lc evitan el ~TJtEW Jt(i)<; + con] marqmano (Mt Oveces / Mc 3 veces /
Lc l vez con art ), yo contemplo una redacclOn que ambos evangelIstas hacen in-
dependIentemente uno de otro
5 Mt tiende al diSCurso directo (cf vol 1,55, Mateo 1, 55s)
6 Cf mfra,311
muerte de Jesús? Mateo hace constar desde el pnncIpIO que Judas
pertenece al grupo más íntImo de Jesus, subraya aSI lo InCOnCebI-
ble, lo ternble de la traICIón
15s Judas qUIere saber cuanto le pagarán los sumos sacerdotes por en-
tregarles a Jesús Su pregunta IndICa, SIn más, que qUIere hacer de-
pender su aCCIOn de la cantIdad que recIba por ella Pero Mateo no
pretende descnbIr un regateo Lo Importante para él es que Judas va
a traICIOnar a Jesús porque es voluntad de DIOS La pregunta sIrve pa-
ra poner de relIeve la COdICIa de Judas Ademas, al evangelIsta le In-
teresa IntroducIr el detalle de las treInta monedas de plata8 , que más
adelante tendrán ImportancIa en su evangelIo (27,3-9, cf 28, 12 15)

No sabemos cuanto dmero supone esa cantidad, porque todas las mo-
nedas, desde el denano para arnba, son de plata Tremta denanos repre-
sentan aproxImadamente el salano mensual de un Jornalero (cf 20,2) El
doble, o sea, tremta dracmas dobles, eqUIvale al preCIO por la manumISIon
de un esclavo, segun Ex 21, 32 LXX SI contamos en sIclos, la moneda del
templo, el Importe sena el cuadrupl09 El texto no se mteresa, en cualqUIer
caso, por el valor exacto A la mayona de las lectoras y lectores el Importe
le parecera muy pequeño Los que conozcan la hIstona de la unCIon en la
verSIOn marqUIana tradICIOnal pensaran ¡Jesus fue vendIdo por la decIma
parte de lo que la mUjer gasto para su perfume, segun Mc 14,5' Los lec-
tores que recuerden Zac 11, 12s habran evocado la «esplendIdez» que ese
texto Iromza lO , consternados ante el ndlculo precIO al que fue vendIdo Je-
sus Muchos lectores recuerdan qUIza Igualmente alguno de los dIChos de
Jesus sobre los bIenes, como 6, 24, 10,9, 19,21, saben entonces que Ju-
das, en su codICIa, fue mfIel a la causa de Jesus
En la hlstorza de la exegesls se ha dIscutIdo repetIdamente el valor de
las tremta monedas de plata La solucIOn mas extendIda es que eqUIvale a
tremta sIclos, que son 120 dracmas ll Otros exegetas hablan de tremta de-
nanos, la declma parte de la suma que habla costado el perfume de la mu-

7 El narrador no explica de donde sabe Judas esto Los lectores lo saben por
26, 3-6, Ypor eso no caen en la cuenta de esta laguna en el curso de la narraCIOn
8 Que Mt dIga UQ)'UQlU y no, como Zac 11, 12, uQ),uQo\í~, no tIene nada que
ver, obviamente, con que de ese modo se demostrase «more accurately and vlvldly
the 'countmg out' ofthe mdlvldual pleces of sI1ver to Judas» (asl Semor [PasslOn
Narratlve]**, 47) -ambas expreSIOnes son acusatIvo de plural, y ambas palabras
son eqUlvalentes-, es SImplemente una recepCIOn de Mc 14, ll
9 Un Sido (= OTatT]Q) eqUIvale a 4 dracmas, cf 17,27
10 La hlstona textual de la cita 27, 9s (cf mfra, 312) mdlca la pOSIble eXIS-
tencia de tales lectores en la comumdad mateana
ll ASI ya Ongenes 78 = GCS Ong XI, 188 en la tradlcIOn textual O, una par-
te de la Hala, fl y otros, de mvestIgadores mas reCientes, Colella*, por ejemplo
jer, según Mc 14,5 12 • Esa cantIdad se estima generalmente como irrisoria.
Un exegeta lamenta: «Así de barato fue estimado Aquel que nos estimó
tanto que derramó su preciosísima sangre por nuestra salvacióu»13. Pero
hay también exegetas que calculan una suma superior; en la tradición siria,
por ejemplo, 600 dracmas l4 •

Mateo emplea una fórmula «bíblica». Conocía el texto Zac 11,


12s por la tradición comunitaria sobre Judas. Pero al desconocer el
lugar del pasaje, yo supongo que quiso establecer una correspon-
dencia entre el pastor de Zac 11 y Judas. Intentó quizá simplemen-
te entender aquel comienzo pavoroso como el camino de Jesús,
querido por Dios y atestiguado en la Escritura. Eso mismo logra
mediante el doble uso del verbo JtaQuolOWf.lL. No significa «trai-
cionar», y el calificativo de Judas como «traidor» (JtQoMl''f)<;) sólo
aparece una vez en el Nuevo Testamento (Lc 6, 16). Ese verbo tiene
una connotación religiosa más que nada, en virtud de los anuncios
de Jesús sobre su pasión: el Hijo del hombre es «entregado» para
ser crucificado; así había dicho Jesús varias veces (17, 22; 20, 18),
Yúltimamente en 26, 2. El texto enlaza con este pasaje: aunque Ju-
das destaca su propio papel con el EYÓJ enfático, no pasa de ser el
instrumento de la voluntad de Diosl 5 , que Jesús mismo había anun-
ciado al comienzo de su pasión. Pero esto no quita, para Mateo, la
iniciativa personal de Judas y, por ende, su culpa.
Continúa Mateo en tono solemne: la expresión «desde entonces» 16
recuerda los grandes cortes del evangelio de Mateo en 4, 17 y 16,
21 16 • El último gran tramo en la historia de Jesús ha comenzado aho-
ra: el tiempo de su pasión. Judas busca una «oportunidad». Los lec-
tores recordarán aquí el cuidado de los jerarcas por arrestar a Jesús
sin llamar la atención (cf. v. 5). Pensarán, sobre todo, que Judas les
«descubre» ese momento favorable. Lc 22, 6 lo dice expresamente.
Los lectores quedan en tensión, preguntándose cuándo será esa
oportunidad en que Judas y los sumos sacerdotes den el golpe.

12 Cf mIra, n 36.
13. Wolzogen,406 Bruno di Segm, 289 conSidera una Ironía la indicaCión del
precIO ¡era Imposible que el Salvador del mundo fuese vendido por esa suma!
14. DlOmslO bar Sahbl I1I, 55; Ishodad de Merv, 102; pero también AmbrosIO,
Splr 3, 17= 125 (= PL 16,806)' monedas de oro, no de plata
ISLa acción de Dios es sugenda con la voz pasiva (passlvum dlvmum), que
Jesús emplea siempre en los anuncIOs de su pasión.
16. Semor (PasslOn Narratlve)**, 49: «Alto '¡;ÓtE pomts to an Important pomt
of departure wlthm the gospel».
Resumen

La mayoría de los exegetas destacan dos cosas en el relato: 1) Su


finalidad parenética: la conducta de Judas aparece contrapuesta a la
de la mujer de los v. 6.13. A él le mueve la codicia; a ella, la entre-
ga absoluta. La entrega creyente de la mujer a Jesús es lo contrario
del pecado mortal de la apostasía 17. 2) Se trata de «mostrar en este
suceso enigmático de la traición el poder de la palabra de Dios (pro-
nunciada en el Antiguo Testamento) y su cumplimiento»18. Ambas
cosas son verdad, pero no son 10 principal.

Es verdad que el contraste entre la mujer y Judas es narratIvamente efi-


caz; pero el punto de vista parenétlco no aparece subrayado expresamente
por Mateo. La renuncia a la posesión es un tema importante en él y, en
consecuencia, la codicia de Judas puede leerse también, obviamente, des-
de esa óptica. La apostasía de la fe no es, en cambio, un tema central en la
comunidad mateana; además, en el Evangelio es Pedro, no Judas, el tipo
primario de discípulo que claudica y se arrepiente. La referencia al Anti-
guo Testamento tampoco aparece destacada por Mateo, que no cita expre-
samente Zac 11, 12. Esa referencia es una posibilidad semántica del texto
que puede ser activada en la lectura, aunque el texto no induzca directa-
mente a ella. Se podría hablar más bien, a la luz de 26, 2, de cwnplimien-
to de la palabra de Jesús.

El significado capital del texto se desprende, a mi entender, de


su inserción en el macrotexto. El texto no pretende primordialmen-
te invitar a algo o enseñar algo, sino narrarlo: con la traición de Ju-
das, que pertenecía al grupo de los Doce, comienza la atroz oscuri-
dad en la historia de la pasión de Jesús, que en el fondo no puede
despejarse con ninguna iluminación teológica en línea de historia
de la salvación o en línea parenética. Los lectores saben únicamen-
te que todo 10 que viene ahora fue predicho por Jesús y sucede, en
consecuencia, por voluntad de Dios (26, ls). Conocen también la
luz de la resurrección, que estará al final de la oscuridad (16, 21;
17,23; 20, 19). Pero no hay en Mateo un desenlace sobreentendido
en medio de la oscuridad de la pasión. Lo que va a narrar ahora re-
sulta en el fondo enigmático, espantoso y nunca dominable del todo
mediante elucubraciones teológicas. Esto se comprueba en que la

17. Cf Gmlka II, 392: Dormeyer** 85 (para Me).


18. Lohmeyer, 350; ef. Bonnard, 372; Gundry, 522; Sand, 522.
narraClOn que hace Mateo de la paSlOn de Jesus esta SIempre por
enCIma de su mterpretaclón teológIco-conceptual
Lo cual sIgmfIca tambIén que la fIgura de Jesús ocupa el centro
de la narraCIón Él padece, él sabe el sentIdo de la paSIón, el Impulsa
SIempre los acontecImIentos y los lllterpreta al mIsmo tIempo Rara
vez se apartará ya de Jesús la cámara del narrador (26,69-75,27,3-
10) En este Jesucentnsmo de la hIstona de la paSIón late una lllter-
pretacIón los lectores deben entenderla como hIstona de Jesús, y no
como hIstona de sus enemIgos En cuanto a la fIgura de Judas, esto
sIgmfIca que es un personaje secundano, surgIdo epIsódIcamente
DICho en lenguaje semIótIco, «'el traIdor' es, en la estructura, un
mero personaJe»19 Slll embargo, en la hIstona de la lllfluencIa este
personaje se emancIpó y pasó a ser una espeCIe de «estructura»

Historia de la influencia

Esta pencopa no despertó gran lllterés en la hIstona de la exé-


geSIS y en la predIcacIón Judas fue lllterpretado generalmente con
grandes reservas Pero la perícopa ha SIdo mucho más lllfluyente
para la leyenda y en la reltglOsIdad popular

a) InterpretaclOnes parenetlcas Nuestro texto SIrvlO pnmordIalmen-


te como advertenCIa contra la codICIa Ha SIdo muy frecuente CItar 1 TIm 6,
10 «La raIZ de todo mal es la qJLAUQYVQLU» Juan Cnsostomo aclara en su
predIcaclOn lo que esto sIgmfIca «El daño no VIene de la pobreza, smo de
nosotros mIsmos»20 La Calena adVIerte a todos los COdICIOSOS que caeran
en lo mas profundo delmfIerno, mucho mas aun que Judas, el SOCIO mtImo
de Jesus 21 Otros exegetas recuerdan que en su propIO entorno hay muchas
personas que se horronzan del cnmen de Judas, pero en realIdad hacen lo
mIsmo «Por dmero dan falso testImomo contra cualqUIera, y al negar la
verdad por dmero, venden a DIOS por dmero»22 Judas no es, pues, un caso
UlllCO Para ChnstIan von Stavelot, obra como Judas el que «opnme mJus-
tamente a un miembro (del cuerpo) de Cnsto a cambIO de recompensas»23

19 Mann**, 164
20 Juan Cnsostomo 80, 4 = PG 58, 730
21 Cramer,217
22 Rabano Mauro, 1103, en tennmos parecidos Anselmo de Laon, 1468,010-
mSIO CartuJano, 285, que añade «Avarus non solum Chnstum, sed et ammam
suam habet venalem»
23 Chnstlan von Stavelot, 1474
Pero Judas puede ser también el representante de la cupldltas, de la prae-
sumptlO (obstmaclón o rebeldIa)24 o de los falsos amIgos, que son peores
que los enemigos declarados25
b) Judas y los Judíos Agustín propone una mterpretaclOn del número
30 que hizo fortuna 30 resulta de multIplIcar el número 5, que representa
los cmco sentIdos corporales, por el número 6, la edad del mundo en que
los Judíos crucIfIcaron a Jesús Así, «Judas simbolIza a los Judíos, que SI-
gUIeron lo camal y temporal y no qUIsIeron tener a Cnsto»26 El patnar-
ca Judá pasó a ser muy pronto el tIpo de Judas por haber vendido como es-
clavo a su hermano José (Gn 37, 26-28)Z7 Junto a el aparece tambIén como
tIpo la traiCión de Absalón a David (2 Sm 15, 1_6)28 Pero, en sentIdo di-
recto, las mvectIVas o Insultos antIJudlOs son escasos en los comentanos
Uno de estos pocos ejemplos es el de Ruperto de Deutz Encontramos en
él un Impropeno contra «ese Israel» que SIempre fue traidor y que con el
cnmen de Judas no hizo smo colmar la medida de los antepasados (cf Mt
23,32) Concluye sus dlatnbas con tremta maldICIOnes sobre Judas, que
corresponden a las tremta monedas de plata29 Más cruel aún resulta la re-
vancha «dIVma» por medIO de Tito, descnta en una «Vida de Jesús» en
francés, del siglo XV «Entregaron tremta Judíos por un denano Vendieron
92 000 Judíos . en perpetlla esclavItuID>3o Mucho más frecuente es, en cam-
bIO, la ecuación Judas = Judíos en la relIgIOsidad popular, donde los mlste-
nos de pasión y las representacIOnes plástIcas de Judas con rasgos Judíos
contribuyeron lo suyo a esta IdentIfIcaclón 31 Es muy peculIar el proceso de
la tradiCión sobre las tremta monedas de plata en el suplemento sobre Jesús
que ofrece el Josefo eslavo los letrados Judíos pagan a PIlato 30 talentos (1)
con el fm de obtener de él el permiso para arrestar y cruCificar a Jesús 32

24 Tomás de Aqumo (Lectura) nO 2146s


25 Bulhnger, 230
26 Agustm (QuaestlOnes) 1, 46 = 32 Como contmuacIOn los JUdIOS que enten-
dieron la Ley en sentIdo camal rechazaron al Señor y -en la fIgura de los denanos de
plata con la nnagen del emperador- «tamquam m argento Impressam saeculans pnn-
Clpatus Imagmem tenuenrnt» Algo SImIlar Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2148
27 Rabano Mauro, 1102, PascasIO Radberto, 885 Ruperto de Deutz, 1539s,
Tomas de Aqumo (Catena) n, 357 QUlza por eso un añadIdo cnstIano a Test G 2,
3, que trata de la venta de Jose, elevo a tremta el preCIO de vemte SIC!OS de plata por
José (Gn 37, 28)
28 Agustín, Contra GaudentlUm 1,22 = PL 43, 720 Ambos tipos son fre-
cuentes en las blbhas de los pobres
29 Ruperto de Deutz, 1540s
30 Vie de Jesus (atnbUlda a Ludolfo CartuJano), Clt segun L Pohakov, Ge-
schlchte des Antlsemltlsmus 1I Das Zeltalter der Verteufelung und des Ghettos,
Frankfurt 1989,83
31 Cf mfra, 337s
32 Josefo, esl Bell 2, 9 (172) = A Berendts-K Grass (eds ), FlavlUs Josephus,
Vom Judlschen Kr¡ege l-IV, Dorpat 1924 (= Impr HIldeshlem 1979),270
c) Judas como modelo para la polémzca El Judas COdlClOSO se presta,
especialmente desde la Reforma, como modelo para la polémica La Re-
forma había comenzado con la lucha de los alemanes contra la codiCia de
la IgleSia romana Por eso Judas representa para Lutero al papa <<Est zgztur
proprze el papa, éste se apoderó también de la bolsa»33 Erasmo, en cam-
bIO, polemlzó en Paraphraszs (1524) con aquellos dmgentes eclesIales que
«tralClOnan la doctnna de Jesús con una falsa mterpretaclón, como magls-
trados Impíos y mundanos». Se refiere sm duda a los reformadores 34
d) El móvzl de la trazczón. SlgUlendo la estela de Jn 12, 4-6, es fre-
cuente señalar el escándalo de Judas por el despilfarro de María como mó-
vil de su tralclón35 AmplIfIcan el apunte de que Judas era un ladrón (Jn 12,
6). Judas, el cajero del grupo de discípulos, apartaba para SI la décima par-
te de todos los mgresos Despechado por no haberlo consegUldo en el ca-
so de María, fiJÓ el mismo el preclO y vendiÓ a Jesús por la décima parte
del Importe de trescientos denanos que se le habían escapado de las ma-
nos 36 Algunas representaclOnes escélllcas de la paslOn expresan la codiCia
de Judas con gran eficacia en el mlsteno de Alsfeld, por ejemplo, Judas
paga un «penlllgk» a cada uno, y controla estnctamente el dmero una mo-
neda está roja, otra rajada, la tercera es falsa, la cuarta aparece ennegrecI-
da, etc 37 Cabe observar aquí, con especial sorpresa, cómo «llenan» las le-
yendas las «lagunas» de los textos blblIcos En textos coptos tardíos,
pertenecientes qUlzá a un evangelio segun san Barto10mé, es la esposa la
que sugiere a Judas la Idea de la tralclón38
e) <<1JemonzzaClOn» de Judas Contnbuyó mucho al ensombrecimien-
to de la Imagen de Judas que el diablo, a tenor de Lc 22, 3 y Jn 13, 2 27, to-
mara posesión de él Esto no debe entenderse, según los padres de la Igle-
Sia, en sentido corporal smo en sentido moral Pero hubo, desde luego,
representaciones corpóreas menClOno como ejemplo la «BiblIa de los po-
bres» de Heidelberg, que pmta esta escena con el diablo «cabalgando» lI-
teralmente sobre Judas (11 6)39 Judas, vestido de tulllca amanlla, negocia
con el sumo sacerdote Ambos sostienen una bolsa de dmero Las monedas

33 Tlschreden, nO 605 = WA TR 1, 285, n° 3749 = WA TR 5, 588s Cf tamblen


Musculus, 543
34 Erasmo (Paraphrasls) 132
35 Sobre Mt cf supra, 123
36 Por ejemplo, PascasIO Radberto, 885, la epopeya La redenclOn, v 4757-
4787 (prmclplOs del Siglo XIV, ed por F Maurer, Lelpzlg 1934), y, todavla en ese
Siglo, Knabenbauer, 404
37 Fronmg II**, 683s
38 Cf Schneemelcher P, 483, M R James, The Apokrzphal New Testament,
Oxford 1924,149 Mas mformaclOn mfra, 335s
39 ManUSCrIto Cpg 148, Umversltatsblbhothek Heidelberg Sobre la mterpre-
taclOn cf M Berve, Dze Armenblbel Herkunft Gestalt Typologle, Beuron 21989,
59s (11 lbld, P 64)
Ilustración 6

de plata vuelan ante sus oJos El demomo posa sobre el hombro de Judas.
La representacIón más conocIda en esta modahdad es qmzá la de GI0t10 en
la capIlla Arena de Padua, donde la negra fIgura del dIablo aparece ergui-
da detrás de Judas, con cabello roJO, barba en punta, nanz prommente, «au-
reola» negra, vestIdo amanllo y una bolsa de dmero en la mano, una figu-
ra realmente fea. La maldad salta a la vIsta.

Sentido actual

La historia de la influencia de la tradIcIón neotestamentaria so-


bre Judas es desoladora40 . Lo primero que llama la atención es la di-
ferencia extrema entre las exégesIs y las leyendas. La exégesis bí-
blica se ha mteresado poco o nada por esta perícopa. Prohferaron,
en cambio, las leyendas. Si en las exégesis y en la predicacIón pre-
domma la exposicIón tropológIca, y la traición de Judas se convier-
te en modelo negativo de una conducta que en pnncIpio se puede
reproducIr en todos los humanos, incluidos los creyentes, la leyen-

40 Cf la expOSIClOn global en el excursus, mfra, 334-351


IlustraclOn 7

da ve a Judas como un caso especIal, como prototIpo del mal, como


poseSIOn de Satanás, como la figura mítIca abommable por antono-
maSIa Históncamente, la leyenda muchas veces ha sido mas efi-
ciente que la predicación
La epoca moderna comenzo a humamzar al Judas satamzado A
veces ha creado nuevas leyendas y mitos, y trata de remterpretar al
Judas, antaño satamzado, como un héroe rehgIOs041 Yo propongo
mirarlo como ser humano, dentro de lo que penmten los textos bi-
bhcos fragmentanos que nos han llegado Podemos así desmitolo-
gizar los mitos surgidos de la figura de Judas o entenderlos como
resultado de nuestras proyeccIOnes

Un ejemplo de mI propuesta es la representaclOn artIstIca mas es-


plendIda de la escena que yo conozco la del coro alto occIdental de la
catedral de Naumburg (año 1260 aprox ) (I1 7)42 G SchI1ler descrIbe aSI
la escena «El grupo mantIene una gran umdad gracIas a los dos perso-
naJes laterales que se InclInan hacIa adelante El sumo sacerdote escucha

41 Cf mfra, 329ss en el excursus sobre Judas, seccIOnes 4 a y 4 d


42 ReproducclOn en E Schubert, Der Naumburger Dom, Halle/S 1996, 143
pensatIvo al personaje que le susurra algo al Oldo, mIentras deja caer,
uno por uno, los denarIos en el paño sostemdo por Judas No mIra al
traIdor, cuyo gesto y expreslOn rezuman angustIa, duda y remordImIen-
to Una mqUletud Igualmente angustIosa se expresa en todo el grupo, a
traves de los gestos de sIgIlo y escucha atenta»43 Los rasgos JudlOs que
aSImIsmo ofrecen estos personajes dejan traslucIr la vertIente humana.
el sumo sacerdote esta pensatIvo, Judas aparece mclmado En esta esce-
na no se representa precIsamente la maldad persomfIcada, smo el suce-
so en toda su tragedIa

2 La últIma pascua de Jesús (26, 17-29)

Con el v 16 fmahza el preambulo o exposIcIón, en v 17 co-


mIenza el núcleo de la hIstona de la paSIón Esto se comprueba
en una sene de mdIcaclOnes que crean de ahora en adelante una
trama temporal sm fIsuras al encuadre general «el pnmer día de
los ÁZImos» (v 17) sIguen mdIcaclOnes que se refIeren a mo-
mentos del día «al atardecer» (v 20), «esta noche» (v 31), <<lle-
gada la mañana» (27,1), «al atardecer» (27, 57) Mas adelante se
mdIca de nuevo el dIa «al otro dIa, el slgUlente a la PreparaCIón»
(27,62), «pasado el sabado, al alborear el pnmer día de la sema-
na» (28, 1) Algunas de estas mdIcaclOnes temporales nos crean
problemas de mterpretacIón l Muestran en defmltlva, a mIJUlcIo,
que Mateo conCIbe el comIenzo del día a la manera popular, con
la sahda del sol por la mañana2 , y no a la usanza de la ley cultual
Judía, con la puesta del sol al atardecer 3 Es otro mdIclO de que

43 SchJiler, Ikonographle n, 34
1 Cf mfra, 136 la exegesls sobre v 17, Y la exegesls sobre 28, 1, mfra, 515s
2 Entre los romanos, el dla de vemtJcuatro horas comenzaba a medianoche,
entre los atemenses, probablemente al atardecer (asl Sonthelmer, Tageszelten, en
PRE II14, 1932,2012-2017) Pero a11ado de la norma oflclal eXlstla tamblen una
norma popular, determmada generalmente por tradicIOnes sacrales, que haCia co-
menzar el dIa con la mañana «Volgus omne a luce ad tenebras» (PlmlO, Hlst Nat
2,79), Sonthelmer, Tageszelten, 2012s
3 El argumento prmclpal es 28, 1, cf mfra, 515s, un mdlclO Importante ofre-
CIa aSimismo 26, 2, cf supra, n 12 sobre 26,1-5 Algo similar ocurre en In 20,19,
donde el anochecer que sigue al sabado es deSignado como OIjJLU 'rfj ~f!EQe;t EXELVO,
y qUlza tamblen siempre que encontramos la secuencia ~f!EQU vus, P eJ en Mc 5,
5, Lc 18,7, a diferencia de Mc 4, 27, Lc 2,37, cf 23,54 Mt 14,25 conoce, al mo-
do romano, una dlvlslon de la noche en cuatro vlgJiIaS Ya Teodoro de Beza, 116 se-
ñalo que Mt defIma los dIas «Romanorum modo»
Mateo, Judío de la dIáspora, no practIcaba la relIgIOsIdad cultual,
SInO la del pueblo llano o «pueblo de la tIerra»4 Desde ahora, por
tanto, el evangelIsta narrará los sucesos en una secuenCIa tempo-
ral InInterrumpIda
El v 16 hablaba de la oportumdad o «momento favorable»
Los lectores quedan expectantes sobre el modo que encontrará
Judas de realIzar su propósIto Pero en la sIgUIente seccIón deben
aguardar con pacIencIa, la tensIón creada con los v 14-16 no se
resolverá aún Una vez más, la cámara del narrador enfoca a Je-
sús, se trata de contar su hIstona SIgue el relato de la últIma ce-
na pascual, con tres epIsodIOS el pnmero narra lo que sucede an-
tes de la cena (v 17-19), los dos sIgUIentes, tras la IntroduccIón
de v 20, versan sobre la «passah» mIsma (v 21-25 26-29) Sólo
en los v 21-25 se habla nuevamente de Judas El desenmascara-
mIento del traIdor por Jesús en v 21-25 muestra que la desgracIa
es InevItable

a) Preparatlvospara lapascua (26,17-19)

Bibhografia Gabler, J P, Uber die Anordnung des letzten Pasehamahls


Jesu Neues TheologIsches Journal13 (Nurnberg 1799) 441-472, Jacob,
R, Les peneopes de l'entree a Jerusalem et la preparatlOn de la Cene
(ENEA, Etudes Blbhques), Pans 1970, Pesch, R , Eme alttestamenthehe
AusjUhrungsformelim Matthausevangehum BZ NF 10 (1966) 220-245,
NF II (1967) 79-95
Mas blbhografia** sobre la hlstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46

17 El primer día (de la fiesta) de los Ázimos, los discípulos se


acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos
los preparativos para comer el cordero de pascua?». 18 Él les
dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: 'El Maestro di-
ce: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la pascua con
mis discípulos'». 19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les ha-
bía mandado y prepararon la pascua.

4 Cf tamblen vol III, 398s sobre 23, 5, vol III, 438s sobre 23, 25, vol III,
443s sobre 23, 27, vol III, 505s e Ibld, n 14
Análisis

1 Estructura La estructura de v 17-19 es sImple tras la mdlcaclOn


cronologlca, los dlsclpulos formulan una pregunta mtroductona (v 17) Je-
sus contesta con una doble orden (v 18) El v 19 refIere la eJecuclOn de la
orden 'Etoq_wt;;w tO Jtaaxa (v 17b 19b) enmarca la pencopa e mdlca
su tema

2 Fuente El epIsodIO es transmItIdo solo en la hlstona de la paslOn pre-


marqUlana, no en la prelucana nI en la preJoamca La fuente para Mateo es
UnIcamente Mc 14, 12-16 5 Mateo abrevIO el texto de Marcos en mas de un
tercIo Las reduccIOnes denvan de un cnteno Mateo omIte todo lo que no sea
el mandato de Jesus y su eJecuclOn Nada queda del pmtoresco aVIso mar-
qUlano sobre el encuentro con el hombre del cantaro de agua (Mc 14, 13b), Y
de la descnpclOn de la sala (Mc 14, 15) SIguen otras reduccIOnes menores,
porque Mateo qUIso elImmar las formulas exuberantes de Marcos6 Agregó
muy pocas cosas La mayor parte de los añadIdos y pequeñas modIfIcaCIOnes
al texto marqUlano se pueden entender bIen como redacclOn mateana7, solo
unos pocos no son mateanos, o meqUlvocamente mateanos, en ellenguaJe8
Las «comcldenclas menores» con Lucas no son slgmfIcatIvas en este text09

Historia de la influencia: época moderna

La verSlOn mateana de esta pertcopa gusta mucho a los exegetas


modernos No da esa ImpreSlOn tan legendana como el paralelo
marqUIano o lucano, y parece aproXImarse a los sucesos reales Los

5 Jacob*, 4-18 28-35 87-90, Annex XIV-XVI, aventura --en hlpotesls mnece-
sanamente comphcada e mdemostrable que Mc 14, 12-16 es una amalgama de dos
vanantes distintas, y que Mt se basa en una de estas dos fuentes de Mc
6 De Mc 14, 12 ~¡tEQa, cmEA1'toVTE~ y, presumiblemente, tamblen ó1:E 1:0
Jmoxa {o1'tuov, de Mc 14, 16 XaL !,\A1'tov d~ L!,\V JWALV
7 Mt mserta, como de costumbre (cf vol 1,lntrod 42, Mateo 1, 57ss), el
a
nombre hlooi}~ al comienzo y al fmal de la pencopa (v 17 19), Y muestra así
qUien esta en el punto central Ademas, en el plano hngUlstlco son mateanos, según
vol 1, Introd 4 2 Y4 3 (Mateo 1, 76ss), en v 17 bE nQooEQX0¡taL AEYOVLE~, oml-
SlOn de Lva, en v 18 abE ELnEV, en v 19 nOLEW, ouvLaoow, la «formula eJecutIva»
mateana (cf Pesch*) nOLElv (xa1't)w~ (ouv)(nQoo)ELa~EV (1, 24, 21, 6, con SUbSI-
gUiente reseña de la eJecuclOn) IlOLElv LO naoxa es una locuclOn LXX (11 veces)
8 No es mateano el hapax legomenon a bElva (v 18) En v 18, a xaLQo~ ¡tou
{oYYu~ {oOLLV nQo~ OE no es meqUlvocamente mateano en el aspecto hngUlstlco, pe-
ro el nQo~ bastante mfrecuente, solo aparece en Mt con acusativo
a
9 ~E (v 17, Lc 22, 7) Y bE Ei:nEv (v 18, Lc 22, lO) pueden ser redacclon
mateana y lucana mdependlente
exegetas modernos estIman que Mateo elImmo todo lo «adIVmato-
no», para contar sImplemente que «Jesus se apalabro con un Je-
rosolImItano cuyo nombre desconocIa el narradom lo

ASI ve H E G Paulus lo sucedIdo el propletano de la casa, amIgo de Je-


sus, «habla ordenado a un sIrviente esperar a la puerta de la casa para, preVia
una contraseña, mtroduclr a los dlSClpulos en la VIVIenda mmedlatamente y
sm llamar la atenCIOn» 11 Pero ¿por que no contaron entonces los evangelIs-
tas este epIsodIO tan obVIamente como transcurno en realIdad? SI no se qUIe-
re aceptar que los dISClpulos no adVIrtIeron el juego de Jesus, la respuesta 10-
glca es que Jesus qUISO mantener en secreto el nombre del propletano, o su
VIVienda Esta tesIs se remonta ya a la IgleSia antigua, en el curso del tiempo
cambIaron umcamente los argumentos para el mantemmlento del secreto En
la IgleSia antigua se pensaba que Jesus qUISO mantener en secreto el lugar
donde Iba a celebrar la cena de despedida para no dar una pOSibilIdad a Judas
de hacerlo arrestar ya en la ultima cena 12, en la epoca moderna SurgIO ademas
la Idea de que el propletano, amIgo de Jesus, perteneCIese despues a la co-
mumdad cnstIana y esta hubiese quendo protegerlo de represalIas judlas
ocultando su nombre 13 El Ó 6etva mateano fue un detalle Importante muchas
veces para suscitar tales hlpotesls, se tendIO a mterpretarlo, sobre una base bl-
bhca, como expreSIOn destmada a ocultar con lenguaje anommo la Identidad
de una persona conoclda 14 SI todo se basaba en un prevIO acuerdo, resulta
comprensible aSimismo que la orden de Jesus a los dlsclpulos fuese tan bre-
ve y lacomca 15 El peculIar «mi tiempo esta cerca» se ha podido entender m-
cluso como una contraseña que comumcaba al propletano de la casa, uno de
los adeptos de Jesus, el momento exacto de la cena 16 En comentanos de cor-

10 Wellhausen, 137, en termmos pareCIdos ya Strauss, Leben II, 428 (la ver-
slOn mateana es la mas fIable)
11 Paulus 1lI, 524
12 Cmlo de AleJandna, Comm m Luc, PO 72, 704, EutImlO Zlgabeno, 653,
DlOmslO bar Sahbl 1lI, 55s, Oabler*, 466-468, Ho1tzmann, 172
13 Zahn, 681 Zahn sabe tamblen qUien era realmente el propletano de la ca-
sa el padre de Juan Marcos SIgue conjeturas ya bastante antIguas, cf mfra, n 48
14 A este supuesto mduce 1 Sm 21, 3, pasaje CItado a menudo, donde el texto
hebreo n° 1 = LXX Év 'tw 'tOltW 'tw AEyoflEVOl, cf 2 Re 6, 8 LXX (E¡~ 'tOV 'tOltOV 'tt
va EAflOlVL) deSIgna un determmado lugar que debe mantenerse en secreto En Rut
4 1 pasaje que los comentanstas suelen adUCIr desde Jerommo, 248, los LXX tam-
poco traducen el texto hebreo nO 2 por Ó 6ETva (salvo AquIla)
15 Meyer, 429s
16 ABen, 270 Detras esta la Idea, dIfundIda en el pasado, de que Jesus antIcI-
po su pascua ante su dIficIl sltuaclOn, cf mfra, 139 ASI P eJ Schmewmd, 258 y
France, 365, ambos con la tesIs de que Jesus, el maestro de la ley del MesIas y de la
«trasgreslOn del precepto sabatIco», tampoco necesIto observar hteralmente el pre-
cepto de la pascua «Jesus was not one to be bound by formal regulatIons m an
emergency sItuatlOn» (France, 365)
te conservador, tales Ideas de la exegesIs Ilustrada y lIberal de los dos ultImos
sIglos se han mantemdo hasta hoy, en una extraña lllverslOn de frentes l ?

La narraCIón mateana encontró, pues, buena acogIda en la exé-


gesIs de la época moderna, porque probablemente es la que más se
acerca a la realIdad hIstónca y parece ser por eso relatiVamente
plausIble Nosotros mostraremos, por el contrano, que esa narra-
CIón fue construIda por el evangelIsta a partIr del texto marqUIano y
en una línea plenamente teológIca, y que la aspIracIón a una plau-
sIbIlIdad hIstónca le es totalmente ajena

Explicación

17 La seCCIón comIenza con una nueva mdIcacIón del calendano:


es el pnmer día de la fiesta de los panes áZImosl 8 El cómputo es
popular, como aseguran con razón la mayoría de los exegetas: la
fIesta de los ÁZImos comIenza en realIdad después de la fIesta de
pascua, pero Mateo, lo mIsmo que Josefo, por eJemplol9, desIgna
todo el tIempo festIvo que ImCIa la pascua con el nombre de «panes
áZImos»2o Los dIscípulos se acercan a Jesús y le preguntan dónde
deben preparar para él la pascua El T0 'Il](JOü añadIdo subraya, al
Igual que el (JOL añadIdo, que se trata de Jesús y de su pascua
18 Jesús envía a sus dIscípulos -no sólo a dos, como en Marcos- a
la cIUdad de Jerusalén, pues allí es donde se puede celebrar la pas-
cua (Dt 16, 16) Se encontrarán con un hombre cuya IdentIdad no
mteresa ya al evangelIsta La expreslOn Ó CElVU, muy frecuente en
el gnego profano2l , que aparece sIempre con artículo, no sIgmfica
«algUIen», como SI los dIscípulos debIeran hablar con cualquIer
persona de la cIUdad22 , m sIgmfIca, en lenguaje esoténco, una per-

17 Cf por ejemplo Pesch, Mk n, 344, que las utIhza como base para su hIpó-
tesIS de que la hlstona premarqUlana de la paSIon es un relato muy antIguo, hlstón-
camente fiable, Lohmeyer, 352 con n 3, Hagner n, 764
18 El neutro plural es frecuente como deslgnaclOn festIva, cf p eJ TU .6.LOVÚ-
aLU, TU IIuvu-&r]vmu, TU YEVEOLU (14, 6), TU EyxmvLu (Jn 10,22)
19 Josefo, BeU 5,99, Ant 2,317 (el octavano de los panes aZlmos), 17,213,
18,29,20, 106 (a~uf.tu = rruaxu)
20 Como nosotros celebramos las «navIdades» en la Vlspera, 24 de dICiembre,
21 De ahl que sea totalmente mnecesana la hlpotesls del semitismo
22 Cf Agustm (Consensu) 2, 80 (157) = 264s, Estrabon, 167 (<<non ad quem-
hbet, sed ad ahquem certum»), cf Maldonado, 531
sana cuya identidad, por determinadas razones, sólo puede ser co-
nocida por los iniciados23; Ó ()Elva designa en griego, en analogía
con el latino «quidam», a algUIen determinado, sin llamarlo por el
nombre, como «un tal», «fulano», a veces también «N. N.»24. La ex-
presión se emplea a menudo cuando no interesa la identidad de una
persona25 . De este pasaje no se sigue, por tanto, que los lectores del
evangelio de Mateo tengan que conocer el relato marquiano para
entender el texto «abreviado» de Mate0 26 , sino simplemente que
Mateo no se interesa por ese hombre destacado por Marcos27 .
Pero ¿dónde se centra el interés de Mateo? Le interesa mostrar
que Jesús da una orden. Jesús no es alguien que sabe de antemano,
de modo milagroso, las más extrañas circunstancias, sino que or-
dena y después sucede lo que él dice. Por eso, el «fulano» recibe
también simplemente una orden del Maestro, y es indudable que se
somete a ella. Mucho más allá de lo que podía exigir legalmente de
unjerosolimitan028 , Jesús dispone en forma soberana de la propie-
dad de un anónimo. El fundamento de la soberanía no es que se
aproxima la pascua y Jesús, forastero en Jerusalén, tiene que bus-
car un espacio para la celebración. Jesús hubiera podido justificar
su mandato con la dificil situación de un forastero ante la pascua
mminente. Pero él dice: «Mi tiempo está cerca». Los lectores en-
tenderán seguramente esta frase de Jesús a la luz de 26, 2: el kairós
de Jesús es el punto temporal de su pasión. La palabra xmQó~ sig-
mfica primariamente cualquier punto temporal en la «línea del

23 Cf supra, n 14
24 Documentos de los papiros mágicos en Moulton-Mllligan, Vocabulary, 138.
Con sentIdo análogo se emplea también el hebreo ('l11;>0:), cf p eJ Sanh 6, 1 el pre-
gonero debe decir «N. N , hiJo de N. N , es conducido para ser lapidado» ('l11;>0: V'K
'l1-"0: p) El nombre de la persona en cuestIón puede ser consignado después
25 Cf P eJ Luclano de Samosata, Soloec 5,6 (las habladurías de la gente so-
bre «éste o aquél»), Id , RevIVlscentes, 38 Segun Luclano, Indoct 4, el paleto co-
leccIOnador de libros nunca renunciará a decir «Éste y aquél fueron mis maestros,
y con éste y aquel Iba yo a clase» Cf también Demóstenes, Or 13, 5 'O oEiva tOÜ
bELVO~ toV OEiv' dOl]YYELAEV Es frecuente duplicar la palabra 'o oELva xal Ó OEiva
= «éste o aquél»
26 Así Dahl**, 208, Bonnard, 374 Es muy pOSible, con todo, que el relato
marqUlano del aguador y su amo, que Mt conSideró qUIzá poco relevante, le mspl-
rase la expresión Ó oEiva
27 Pesch*, 237 «La expresión mdetermmada no pretende ofrecer Ull emgma,
Slllo deSViar el mterés por esta persona que luego resulta Irrelevante»
28 Jerusalén es conSiderada como posesión de todo Israel, por eso sus casas
debían quedar a diSposIción de los peregnnos festiVOs, sm alqUiler en metálico
(Blil 1, 988s)
tiempo»29; pero la frase de Jesús significa más que eso. Aquí no son
tan importantes para el sentido, a mi juicio, las connotaciones esca-
tológicas, muy accidentales, de la palabra XaLQÓC;30, sino las conno-
taciones cristológicas a la luz de toda la historia de la pasión. Jesús,
el Hijo del hombre, que anunció que dentro de dos días lo entrega-
rían para ser crucificado (26, 2), Y asegura después haber llegado
«la hora» (26, 45s), habla de «su tiempo». Habla como quien cono-
ce el tiempo, es dueño de él y colabora en el plan de Dios -que se
cumplirá en ese tiempo- no sólo padeciendo sino actuando. Habla
como «Hijo del hombre» (26, 2) que «se va» (26, 24) según está es-
crito de él. Análogamente, pero de modo más incisivo, el Jesús joá-
nico calificará la pasión como Ó E~6C; XaLQÓC; (7, 8; cf. 6) y ~ wQu
~ou (2, 4; cf. 7, 30; 8,20; cf. 12,23; 13, 1; 17, 1). En Mateo se pre-
anuncia el lenguaje y la teología del evangelio de Juan.
19 Los discípulos cumplen lo ordenado por Jesús: Mateo se apoya
aquí, para el lenguaje, en un amplio esquema de expresiones bíbli-
cas que R. Pesch ha calificado gráficamente como fórmulas ejecu-
tivas. Esto ocurre varias veces en Mateo (1, 20-25; 21,2-7; cf. 28,
15)31. La obediencia ejemplar de los discípulos se ajusta exacta-
mente al mandato recibido de su Señor. Ser discípulo significa pa-
ra Mateo pertenecer a la familia de aquellos hermanos de Jesús que
hacen la voluntad del Padre celestial (12, 50). A partir de ahí se
comprende también por qué sería ilógico para Mateo que solamen-
te dos discípulos hubieran cumplido la orden de Jesús, quedando
exceptuados los otros. Su narración pretende mostrar la obediencia
ejemplar de todos los discípulos al mandato de su Señor; por eso
Mateo tuvo que modificar el texto marquiano.

Historia de la influencia: época más antigua

Los exegetas antiguos intentan en todos los textos armonizar en-


tre sí los diversos evangelios.
4

29. Cf. Strecker, Wég,87s. 1,


30. Cf el debate completo p. eJ. en Semor (PasslOn narratlve)**, 57-62, con 1)
remiSión sobre todo a 21, 34 (~YYLaEv) •
31. Consta, según Pesch*, 223s, de tres partes' l. el mandato (generalmente de •
Moisés o de Dios), 2. la «fórmula ejecutiva» expresada en estereotipo (flWLWEV .. ,
w~ auvÉ"ta~Ev y passim), y 3. la descripción del cumplimiento del mandato. cr.
también vol. 1, 143 (Mateo 1, l38s) y vol. III, 240.
a) Las pencopas smoptIcas aparecen conectadas con el evan-
geho segun san Juan Esta seCClOn no figura en dIcho evangeho,
pero la coneXlOn con la hIstona Joamca de la pasIón ofrece matIces
decIsIvos para la comprensIón global del texto La cuestlOn pnncI-
pal fue cuándo sucedlO lo que aqm se narra, o cómo cabe mterpre-
tar «el pnmer dIa de los AZImos» Como se sabe, la ultIma cena de
Jesus y el proceso ante PIlato tuvIeron lugar, segun el evangeho de
Juan -que preSIde la exegesIs ecleSIal en esta cuestlOn-, antes de la
pascua (cf Jn 13, 1, 18,28) Jesus muno el dIa de la PreparaclOn
de la pascua, cuando eran sacnficados los corderos pascuales (Jn
19, 14, cf 19, 31 42) La pregunta capItal en la hIstona de la exe-
gesIs ha SIdo ¿Celebro Jesus la pascua, como parece desprenderse
de Mt 26, 17-19? Según sea la respuesta a esta pregunta, la lectura
del texto puede ser muy dIferente Un presupuesto comun a todas
las lecturas es la necesIdad de armomzar los smoptIcos y el evan-
geho de Juan

a) En las IgleSiaS orIentales se dIJo muchas veces que Jesus no cele-


bro la pascua Se partIa obvIamente, al hacer esta afIrmaclOn, de la crono-
logIa Joamca Ongenes polemIza con aquellos que celebran corporalmen-
te la eucanstIa, a la manera eblOmta, y olVIdan que Cnsto vmo en la
plemtud del tIempo para lIbrar de la Ley a las personas que estaban sUJe-
tas a ella Ongenes sabe que Jesus no celebro la pascua more}Udazco32 , pe-
ro esto no tIene ImportancIa, pues el qUIso lIbrar de la letra de la Ley a los
que estaban baJO su yugo Apolmar de Laodlcea señala que la ultIma cena
de Jesus fue una «comIda vespertma» y no «la comIda de pascua»
(Cklnvov XaL ouno toV naoxa ~ºGJ¡la)33 La mIsma opmlOn se trasluce
en los TLVE~ cuyo parecer refIeren los exegetas gnegos postenores «El Se-
ñor no comlo la pascua aquel añm>34 Esta soluclOn resultaba exegetIca-
mente dudosa, porque no era compatIble con los textos smoptIcos De ahl
que la tradlclOn exegetIca gUIada por Juan Cnsostomo llegase a afIrmar
que Jesus antIcIpo su pascua y la celebro ya en la noche antenor al 14 de

32 Ongenes 79 = GCS Ong XI, 189


33 Apolmar, fr 131 = Reuss 45, con el argumento extraño -pero mas tarde mu-
chas veces reahsta- de que, al comer el cordero de pascua, no habla que recostarse
smo estar de pIe, por la pnsa (Ex 12, 11) Cf tambJen Id , fr 130 = Reuss 44s
34 ASI en TeofIlacto, 441 Semejante hlpotesls solo es defendIble, a lo sumo,
en la verslOn propuesta por H GroCIO n, 290s Jesus no celebro nmguna naaxa fru
aq.wv (sacnflclo «passah»), smo una naaxa [!VTJfWVcU"tLXOV, es deCIr, una cena sus-
titutIVa que recordaba la «passah» o pascua JudIa tal como era celebrada qUlza en
Ilempo de Jesus por los JudlOs que no podIan Ir a Jerusalen y, despues de la des-
trucclOn del templo, por todos los JudlOs
Nlsán, y no en la noche antenor all5 de Nlsán35 Jesús qUIso resueltamen-
te celebrar su pascua, y cumplir así la Ley36 Pero SI celebró la pascua el día
antenor con sus discípulos, no pudo comer con pan aZlmo, porque ese día
no se retiraba aún la levadura en Israel Esto mdlca que esa pascua «legal»
que Jesús celebro en la noche antenor al día de pascua no era la verdadera
«passah» o pascua JudIa Era un mero tIpo del verdadero Cordero pascual,
que fue él mismo al ser mmolado el día de pascua
Las IgleSiaS ortodoxas emplean en la eucanstía pan fermentado y no
pan áZimo, como las occidentales Esta diferenCia fue una de las razones
capitales que llevaron al cisma con occidente En la hlstona exegétIca de
nuestro pasaje queda patente algo de las razones exegéticas para esta pra-
XIS EutImlo Zlgabeno dice «Ahora, el está presente y es dlstnbUldo como
pan (aQ'W~, no a~1Jf..lOv)37 DlOmslO Cartujano refiere los gnegos «dicen
que Jesús celebró la pascua con pan fermentado (mfermentato confeczt),
y así la celebran ellos, haciendo constar que observan el mandato de Cns-
tO»38 Las IgleSias onentales conSideran que el uso de pan sm fermentar en
occidente es señal de que la cena del Señor se celebra allí ~(¡)amxw~, al es-
tIlo Judío, pero la verdadera pascua es Cnsto, que es el pan de vlda39 En
onente, pues, se hace hmcaplé en que Jesús «puso térmmo» a la pascuaJu-
día, es decir, la trascendió
~) La tradiCión exegetlca occidental SiguiÓ también, generalmente, la
cronología Joámca En la Edad Media se adoptó la tradiCión encabezada por
Juan Cnsostomo, y no la de Orígenes Jesús, que celebro anticipadamente su
pascua, qUIso mostrar que no era adversano de la Ley «El Señor no mcum-
plió las ceremomas»40 Pero se hizo constar que Jesús celebro el 14 de Nlsán
una pascua real Por eso no tuvo dificultad la IgleSia occidental para celebrar
su eucanstía con pan ázimo Los tres pnmeros evangelios, escntos bíblicos
msplrados, no pueden haberse eqUivocado Además, la IgleSia latma se limi-
tó a permanecer en el uso ecleSial antiguo de los panes sm fermentar4 1 En al-

35 Juan Cnsostomo 81, 1 = PG 58, 729s y EutImlo Zlgabeno, 653 entienden


que era mmmente el pnmer dla de la fiesta de los panes aZlmos, por tanto, no era
aun el dla (EutImlO ~A{}ev [Lc 22, 7] = EJtAljOLuoe, los evangelistas hablan, en con-
secuenCia, del13 de Nlsan
36 ASI P ej Juan Cnsostomo 81, 1 = PG 58, 730 EutImlo Zlgabeno, 654 658
(asl cumplio Cnsto la «passah» prescnta en la Ley, y transmltlO a la IgleSia la «pas-
sah» espIrItual), Teofllacto, 441
37 EutImlO Zlgabeno, 657
38 DlOlllSlO Cartujano, 285 Cf las expreSlOnes polemlcas en Maldonado,
509s y en Lapide, 475 (<<m pane, non aZlmo»)
39 Cf la relaCión de K Wessel en Andressen, Handbuch 1, 352-358, sobre las
Importantes obras de controversIa teologlca en torno a los á~v!!u, escntas por León
de Ohnd (arzobispo de Bulgana, 1037-1056) y por Nlcetas Estetato (t hacia 1080),
dlsclpulo de Slmeon el Nuevo Teologo
40 Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2151
41 DlOnlSlo Cartujano, 286, cf Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2151
gunas partes se llegaba a decIr que hablan sIdo los jUdIOS los que aplazaron
la pascua por mallcla, para poder dar muerte a Jesus42 Desde el sIglo XVI
cobro populandad entre catollcos y protestantes una tesIS ya antIgua, apoya-
da presuntamente en fuentes jUdlaS, segun la cual, desde el exl1IO, hubo una
halaka que retardaba la pascua en unajomada cuando cala en dIa preparato-
no del sabad043 , pero Jesus SlgulO la regulacIOn antIgua, y por eso fue real-
mente fIel a la Ley 44 No consta, SIn embargo, a mI entender, la eXIstencIa de
esta halaka pecullar AqUl tIenen su ongen hlstonco-teologlCo las dIversas
hlpotesls «hlstoncas», mas reCIentes, sobre las dIferentes fechas de la pascua
judIa, IndependIentemente de que se Invoque a los fanseos45 o a los esemos46
en favor del punto temporal elegIdo por Jesus

b) El texto mateano ha SIdo tamblen objeto de una lectura «SI-


nóptIca» más estncta, «encajando» en el todas las pecuhandades del
texto marqmano y lucano En este sentIdo, el aguador (Mc 14, 13) Yla
sala preparada para los dIscípulos de Jesus (Mc 14, 15) desempeñan
aSImISmo un papel Importante en la lllterpretaclOn de Mateo

a) En el plano de la znterpretaclOn !lteral se Indago la IdentIdad del


propletano anommo Empezaron muy pronto a buscarlo entre los amIgos y
los «dlSClpulos secretos» de Jesus Como candIdatos, se dIeron los nom-
bres de Nlcodemo, Lazaro, Slmon de Clrene, Jose de Anmatea47 y, mas tar-
de, el padre de Juan Marcos, cuya casa llego a ser Importante para la co-
mumdad pnmltIva (Hch 12, 12)48 Cornello a LapIde es, que yo sepa, el
pnmer exegeta que relacIOna esta casa con una IglesIa constrUlda mas tar-
de en el monte SIOn49 El lugar, por tanto, donde se muestra aun hoy la sa-
la de la cena en Jerusalen

42 Maldonado, 517 se apoya en Jerolllllio y en Agustm sm pruebas


43 El argumento que dan los exegetas ecleslales en favor de este «constltu-
tum» JudlO es, en todo caso, confuso Segun Maldonado, 518, dos dlas de [¡esta
consecutivos hubieran Sido mveroslmlles porque entonces, por ejemplo, no se po-
dnan sepultar muertos
44 Esta hlpotesls aparece por pnmera vez en Ruperto de Deutz, 1533 Maldo-
nado, 517s conSidera ImpOSIble que el Jesus [¡el a la Ley pudiera haber celebrado la
pascua Judla antes de la fecha estableCIda, y por eso apoya esta hipotesIs La misma
hlpotesls defIende Calvmo n, 307, argumentando que Jesus no se desvlO una lOta de
la Ley
45 ASI P eJ Bill n, 845-853, slgUlendo a D Chwolson, Das letzte Passamahl
Chrzstl und der Tag semes Tades, Lelpzlg 1908 Jesus se sumo a la opmlOn fansea,
frente a la opmlOn de los betuslanos y saduceos
46 A Jaubert, Le date de la Cene Calendrzer blbilque et ilturgze chretlenne
(EtB), Pans 1957
47 DlOlllSIO bar Sahbl III, 56, Ishodad de Merv, 102, cf DlOlllSIO Cartujano, 286
48 Teodoro de Beza, 117, Lapide, 476
49 ¡bid
~) La exegesls espmtual del relato se remonta, en todos los rasgos
esencIales, a Ongenes50 Arranca del postulado henneneutlco fundamental
segun el cual la hlstona pasada es mero ropaje hlstonco de lo que sucede
hoy por obra del Señor resucItado para los fIeles ASI, el propletano de la
casa es el entendImIento humano que acoge a Cnsto, deseoso de entrar en
ePi La sala es refenda al conocImIento mlstIco de Cnsto o a la IglesIa52 El
portador de agua es, o bIen MOlses, que prepara la vemda de Cnst053 , o el
predIcador del evangelIoS4 El agua se puede relacIOnar con el agua bautIs-
maps, el cantaro, con la fragIlIdad humanas6 Esta mterpretaclOn espmtual
muestra en conjunto muy bellamente, una vez mas, donde radIca la esenCIa
de la exegesls alegonca de la BIblIa es una aplIcaclOn del texto a la perso-
na mdlvldual, en cuyo corazon «entra la dlvlmdad del Umgemtm>57 Sena
teologlcamente mgenuo elImmarla como un pasatIempo exegetIcoS8

Resumen

Es un hecho que muy pocas veces se ha detectado la verdadera


fmahdad del texto mateano Mateo se mteresa en pnmer lugar por
la majestad de Cnsto, que da órdenes a sus dIscípulos y al anómmo
propIetano de una casa, y se comporta como dueño y señor de lo
que acontece en la pasIón59 Y se mteresa, en segundo lugar, por la
obedzencla de los dIscípulos, que «cumplen con fe sencIlla el man-
dato de Cnsto»60

50 Ongenes 79 = GCS Ong XI, 189-191


51 ¡bId, 190, EutlmlO Zlgabeno, 657, dIfIere un tanto HIlano 30, I = SC 258,
222, que piensa en cada cnstlano
52 Anselmo de Laon, 1468 (IgleSia), difieren Jerommo, 249 y Beda, 112, que
pIensan en la ley espmtual, supenor a la estrechez de la letra EutlmlO Zlgabeno,
656 ve SimbolIzado en la CIUdad, por vla anagoglca, el ato{}T]no<; xooflo<;, y en la
sala, la VlSlOn mlstlca de Cnsto, que vIene sIendo preparada por la teona (= Juan)
y la practica (= Pedro)
53 Ongenes 79 = GCS Ong XI, 191
54 Beda, 112, Anselmo de Laon, 1468
55 Cmlo de Alejandna, fr 285 = Reuss 254, EutlmlO Zlgabeno, 656, Chnstlan
von Stavelot, 1175
56 Chnstlan von Stavelot, 1175 , Anselmo de Laon, 1468
57 Ongenes 79 = GCS Ong XI, 191
58 Cf U Luz, DIe Bedeutung der Klrchenvater fur dIe Auslegung der Blbel,
en J D G Dunn y otros (eds), Auslegung der Blbel In orthodoxer und westlzcher
Perspekt1ve (WUNT 130),2000,37-50
59 Cf Ca1vIllo n, 308 sobre la verslOn de Marcos Cnsto qUIso revelarse en su
dlvlmdad antes de la paslOn, para que los dlSClpulos supIeran que no fue oblIgado
por la fuerza, SIllO que muno voluntanamente
60 Areclo, 210
b) Jesus desenmascara a Judas (26,20-25)

BlbllOgrafia Mees, M , DIe Bezeugung von Mt 26 20-40 aufPapyrus (p64


p53 p45 p37) und Ihre Bedeutung Aug 11 (1971) 409-421
Mas bIblIografia** sobre la hIstona de la pasIOn y la pascua en Mt 26 28
supra, p 43-46
Mas bIblIografia*** en el excursus sobre Judas, mfra, p 329

20 Al atardecer se puso a la mesa con los Doce l • 21 Y mien-


tras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entre-
gará». 22 Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por un0 2 :
«¿Acaso soy yo, Señor?». 23 Él respondió: «El que moja conmi-
go en el plat0 3, ése me entregará. 24 El Hijo del hombre se va,
como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del
hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber
nacido!». 25 Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle:
«¿Acaso soy yo, Rabbí?». Dícele: «Sí, tú lo has dicho».

Análisis

1 Estructura A las mdIcacIOnes de tiempo y sltuacIOn (v 20) sIgue


un dIalogo constrUIdo bellamente Jesus anunCia en general que uno de los
dlSCIpulos le entregara (v 21) Los dlSCIpulos reaCCIOnan consternados y
preguntan Mrp:l EYlú) EL~tl, XlJQlE? (v 22) Como respuesta, Jesus anunCia
con preclslOn que el que mOJa con el en el plato es el que le va a entregar
(v 23), y refuerza su predlCCIOn en v 24 con un nuevo anunCIO de la pasIOn
y una nueva denuncIa contra el traidor El v 25 reItera el v 22, ahora pre-
gunta Judas, con las mIsmas palabras ~r]1:l EYlW d~l?, pero no le da a Je-
sus tratamIento de señor, smo de rabbl Jesus dIce la ultima palabra con el
OlJ Ei:Jta~ conflrmatono El tiene, pues, la pnmera y la ultima palabra en

l Cf vol III, 211, n 2


2 'Ex autúJv no es seguro en el texto Aparece en la mayona de las famIlias
textuales Como excepCIOn caSI umca hay que señalar la famIlia egIpCIa (sobre to-
do, enK y B)
3 El partICIpIO aonsto expresa la clase de aCCIOn smgular, puntual, y no necesa-
namente la antIcIpacIOn, cf Kuhner-Blass-Gerth IIIl, 199s, BI-Debr-Rehkopf, 3391
Porter Aspect,377-385 No es pOSIble saber, por tanto, SI Judas mOJa en el plato Jun-
tamente con Jesus, o acaba de hacerlo Frente al partICIpIO de presente marqmano, el
partICIpIO aonsto mateano sIgmfIca una mejora ImguIStIca pues no se trata en modo
alguno de una acclOn repetida o duradera, como SI en Mc todo el que, en el curso de
la cena mOjaba alguna vez en el plato Junto con Jesus apareCIese como el traIdor
esta secclOn Su frase mtermedla en v 23s es la mas extensa con diferencia
El formato de la secclOn muestra claramente como es Jesus, y no los dls-
clpulos o Judas, el que determma el curso de los acontecimientos

2 Fuente La fuente es Mc 14, 17-21 Hay ademas otras dos vanantes


del mismo episodIO Jn 13,21-30 YLc 22, 21-23 La descnpclOnjoamca
de la entrada del diablo en Judas es sm duda la mas tardIa de las tres tradi-
cIOnes El pasaje Lc 23, 21-23 figura despues de la mstltuclOn de la euca-
nstIa El verslculo mtroductono Lc 22, 21 difiere sustancialmente de Mar-
cos y procede, a mi JUICIO, de la tradlclOn especial lucana Lc 22, 22s
podnan msplrarse en Mc, auque no necesanamente4
El verslculo mtroductono Mc 14, 17 = Mt 26, 20 pertenecla en Marcos
a la secclOn antenor Mateo anticipo de Mc 14, 18 el verbo aVUXELftaL, y
en su v 20 dIO una mdlcaclOn escemca general de la cena De ella cuenta
luego en v 21-25 y 26-29 dos escenas concretas El cambIO mas Importan-
te respecto a Marcos es el v 25, nuevo y totalmente redacclOnaJ5 En los
verslcu10s antenores solo hay pequeñas modIfIcacIOnes, o mnguna, como
en v 24 Los cambIOs de v 21 s son meqUlvocamente mateanos en el len-
guaJe6 Esto vale solo parcialmente para el v 237, porque hay aqUl un doble
y extraño minar agreement (XELQ y 1taQUOLowflL) con la tradlclOn especial
lucana 22, 21 Parece, a mi JUICIO, que la comumdad mateana conocla tam-
bien el calificativo de «el que lo entrego» en mas de una verslOn A dife-
rencia del episodIO antenor, este y con ella tradlclon sobre la tralclon de
Judas- pertenece qUlza al nucleo antiguo de la hlstona de la paSlOn, que
fue transmitido en tres versIOnes mdependIentes entre SI

Explicación

20 Una nueva mdIcaclOn temporal determma las dos seCClOnes Si-


gUientes es el «atardecer», como corresponde, pues la cena pascual

4 La fuente especial lucana determma luego el texto lucano hasta 22, 38 El v


21, antIguo, que comienza sm mtroducclOn narratIva, no se basa en Mc Lc 22, 22
es una reducclOn lucana, elaborada redaCClOnalmente, de Mc 14,21 Lc 22, 23 po-
dna ser un resumen lucano de Mc 14, 19
5 Son mateanos, segun vol I,Introd 42 (Mateo 1, 57ss) CtJtoxQLtia,; bE, cI-
JtEV, segun vol I,Introd 4 1 (Mateo 1, 54ss) AEya en el presente hlstonco de los di-
chos de Jesus 'O JtuQubu)ou,; ulJ'toV es formalista, cf 10,4,27,3 Sobre QuBBL, cf
26,49, sobre ov aJtUI:;, 26, 64, 27, 11 Mrrn EYúl cLf!L procede del v 21
6 Sobre Ó 'Ir¡oou,; y oqJooQu, cf vol 1, Introd 42 (Mateo 1, 57ss) Sobre
EXUOlO';, cf 26,27,18,35,25,15 El tratamiento XUQLE se ajusta al lenguaJe de los
dlsclpulos en Mt
7 Son redacclOnales, segun vol 1, Introd 42 (Mateo 1, 57 ss) ó bE CtJtOXQL
l'tEL'; aJtEV outO,; despues de casus pendens (vol 1, 56, n 155, Mateo 1, 56, n 93)
hay que celebrarla a 10 largo de la noche 8 TambIén Jesús se en-
cuentra ahora en la cIUdad, Mateo no ha narrado su llegada allí Se
recuesta para la cena, como es preceptIvo en la pascua JudIa9 El he-
cho de que en caSI todas las representacIOnes de la últIma cena, des-
de la alta Edad MedIa, Jesús y los dIscípulos aparezcan sentados, es
uno de los ejemplos c1aslcos de OlVIdo de la hlstona (yen este caso,
tambIen de olVIdo de los textos) en épocas postenores 10 Mateo na-
rrará a contInuacIón dos epIsodIOS ocurndos durante esta cena (eo-
1twv'tCúv aV'tlDV, V 21 26)
Jesús anunCIa que uno de sus dIscípulos 10 va a entregar Falta la 21 s
referenCIa al Sal 41, 10 qUIza Mateo no la reconOCIó como tal! 1, o
la consIdero superflua despues del V 2la (eo1twv'tCúv aV'tlDv) y an-
tes de V 23 (IlE't' ello'U) Subraya la tnsteza de los dISClpulos (m:pó-
DQa') Todos estan consternados y preguntan uno por uno al Señor
«¿Acaso soy YO?»12 A nIvel del relato, los dIScípulos aparecen In-
seguros no conocen su comportamIento futuro, aunque nunca han
pensado en traIcIOnar a Jesús, y por eso esperan una respuesta ne-
gatIVa, de alIvIo, por parte de Jesus En el plano de la lectura, los
lectores, que se IdentIfIcan con los dISClpulos, se SIenten ImplIcados
con estos TambIén ellos se preguntarán, mIentras leen ¿Cómo es
mI relacIOn con Jesús? ¿Soy de los que podrían traiCIOnarle? Saben
que Judas fue entonces el delator de Jesús No se ven reflejados en
esa fIgura que les ofrece el texto, pero qUIzá sí en el resto de los dIS-
cípulos, que en ese momento se SIenten Inseguros y cavIlan sobre sí
mIsmos
La IdentlflcacIOn del traIdor es, pues, una total IncógnIta para 23
los dISClpulos Por eso Jesús qUIere precIsar mas su anuncIO el trai-
dor es el que mete su mano Junto con el en el plato común El plato
contenía, probablemente, la no"n, mermelada espesa compuesta de
hIgOS majados, manzanas, dátIles, almendras, nueces, canela, VInO
o vInagre, en la que untaban la lechuga y otras verduras después de

8 Ex 12,8, Pes 10, l (no antes de oscurecer) Blll IV, 54s segun la halaka, la
cena pascual debe conclUIr antes de medIanoche
9 Blll IV, 42 56s
10 Cf mfra, 154
11 La referenCIa no tiene nada de hteral Ó Eo{hwv aQTOu~ J-Lou (Sal 40, 10
LXX)
12 Mrrn, como todas las preguntas 1lllcladas con J-LT], hace esperar una res-
puesta negatiVa, cf 7, 16 Pero algunas preguntas 1lllCladas con J-LT)"tl pueden ser
abIertas, como por ejemplo en 12,23 Entonces habna que tradUCIr «(,Sere yo aca-
so, Señor?»
la pnmera copa 13 El acto de untar lo formula Mateo, a dIferenCIa de
Marcos, con partIcIpIo aonsto El anuncIO queda así claro se refIe-
re al que mete su mano con Jesus -ahora o mmedIatamente- en el
plato comun 14 «Les dIscIples ne peuvent donc plus aVOlr le mom-
dre doute sur l'IdentIte de l'accusé»15

Los padres de la IgleSia, y tamblen la mayona de los exegetas antes del


siglo XX, se muestran mucho mas reservados el gesto descnto en v 23 no
es nada claro No solo Judas, smo tamblen otros apostoles metlan con Je-
sus la mano en el plato, por esas palabras «no podlan conocer con segun-
dad» al traldor l6 La razon fundamental de la reserva no esta en el texto
mismo, smo en la lectura smoptIca que haclan de los textos SI los aposto-
les hubieran sabido con certeza a qUien se refena Jesus, habna Sido mne-
cesano que Pedro preguntase por su cuenta al dlsclpulo amado (Jn 13, 23-
27) El cuarto evangelista dice ademas expresamente que nmguno de los
presentes habla entendido la conversaClOn (Jn 13,28)

24 La sentencIa sobre el HIJO del hombre, v 24, la recoge Mateo


de Marcos, sm modIfIcarla Consta de tres partes El v 24a con-
tIene un nuevo anuncIO de la muerte del HIJO del hombre, que
contmúa lo dIcho en 26, 2 'YnuYELv no tIene en los smóptIcos,
como vocablo suelto, el sentIdo fIgurado de «monr», tampoco en
la lIteratura gnega o Judía Sólo el contexto actual le confIere ese
matIz semántIco, con el que luego Jugará el cuarto evangelIsta (8,
1421, cf 7,33, 13,3)17 La referenCIa bIblIca en xm'tú)~ YEYQun-
Tal es más general mas allá de los pasajes bIbhcos concretos,
lo Importante para el cnstIamsmo pnmItIvo es que la muerte de
Jesús aparece atestIguada en la Escntura (cf 1 Cor 15, 3s) Sólo
este testImomo báSICO permIte, entre los pnmeros cnstIanos, en-
contrar en la Escntura tantos pasajes sueltos que hablaban sobre la
muerte de Jesus El v 24b contIene una denuncIa que eqUivale a la

13 BI\l IV; 63 65s, Krause Archaologze IJI, 58


14 AreclO, 210, observa con razon «Hoc non omnes facere poterant» Un ao-
nsto gnomlco queda exclUIdo por el segundo mIembro de la proposlclOn, en futuro
oú "co~ JtaQUOWOEL
15 LOIsy JI, 517
16 Laplde,478 Mt hebr (= Howard, Cospel, 135) dIce con especIal clandad
«They dld not recogmzed hlm, because Ifthey had recogmzed hlm, they would ha-
ve destroyed hlm»
17 El hebreo l", que puede tener ese slgmfIcado, suele traduclfSe en los
LXX de otro modo, generalmente JWQEUO[tal o IlJtEQXO[tal ¿Es este verbo, dentro
de la hlstona de la tradlclon, la fuente del uso ]oamco?
de 18, 7 18 . Queda claro, como allí, que el plan dIvino no excluye la
culpa del hombre, del traIdor. El v. 24c es formalmente una «sen-
tencia sapiencial» reiteratIva, al estilo semítIco (cf. 5, 29s; 18, 8S)19.
Subraya al máximo la culpa de Judas: lo que este va a hacer es lite-
ralmente un «pecado mortal». Los lectores recordarán la misma se-
cuencia de imprecacIón y sentencia sapiencial en 18,7-9, Yconsi-
derarán a Judas como ejemplo flagrante de lo que Jesús advertía
allí. Aunque el v. 24bc no habla explícItamente de una eventual con-
denación eterna de Judas, eso queda flotando en el aire: 18, 8s ha-
blaba de la yÉEvva y del «fuego eterno».
Después de esta Imprecación de Jesús, el v. 25 añadido por Ma- 25
tea resulta siniestro. ¡Como si Judas, que acababa de meter su ma-
no en el plato junto con Jesús, no hubiera sabido exactamente a
quién se refería! Judas, a pesar de todo, formula la misma pregunta
que los restantes discípulos: «¿Acaso soy YO?»20. Sólo que no trata
a Jesús de XÚQLO\;, sino de gaBBL. Mateo distingue con precisión en-
tre los tratamientos dados a Jesús: el tratamiento de gaBBL no equi-
vale al tratamiento de otOÚOxaAE, típico para personas extrañas, si-
no que le está reservado a Judas (de nuevo en 26, 49). Los lectores
recordarán 23, 8, donde gaBBL aparece como tratamiento preferido
por los letrados judíos, hostiles a Jesús. ¡Judas se comporta, pues,
ante Jesús lo mismo que ante un letrado Judío! Para la comumdad
que lee y debe evitar este tratamIento (23, 8), le suena esto a «boun-
dary markem: Judas está «fuera», con él no hay nada que hacer21 .
Judas cobra aquí, al menos Implícitamente, un «rasgo judío» nega-
tIvo. Tales enfoques del Nuevo Testamento han resultado fatales en
la histona de la influencIa22 • ¿Qué pensarán los lectores de seme-
Jante reacción de Judas? Este se atreve «todavía a hacerse el distraí-
do», lo cual «arroja una luz tétrica sobre su caráctem, según H. 1.
Klauck23 . Antes de este hablaron ya B. Weiss y 1. Schmid de «increí-

18 Ambas ImprecacIOnes van ullldas en 1 Clem 46, 8


19 Sobre la forma de la «sentencia sapiencial» y sobre la perífraSIS, a falta de
comparativo, mediante :11~ = xaAov, cf vol IJI, 37, n 4 Sobre el contellldo de es-
ta frase, ya proverbial entre los Judíos, cf Hen et, 38, 2, Chag 2, 1, Ylos restantes
paralelos mencIOnados en BIll 1, 989s
20 Para subrayar lo cílllCO de la pregunta, Mt formula expreSS1S verbls Ó na-
Qa~lL60uc; autQv
21 Cf Llmbeck***, 61s «Judas Iscanote está, para Mateo, fuera de la comu-
mdad de los discípulos»
22 Cf mIra, 337
23 Klauck (Judas)***, 60
ble desfachatez»24 Contrasta con la tnsteza de los restantes dIScí-
pulos, señalada por Mateo (v 22)25 ¿Y qué dIce Jesús a eso? Con-
fIrma lacómcamente «SI, tu lo has dICho» Esta expresIón puede
tener dIversos acentos según sea el contexto, en el sentIdo de «tú lo
has dIcho» (<<eso lo dIces tu») o en el sentIdo de la plena confmna-
cIón de lo preguntado por el otro (<<tu lo has dzcho» )26 En nuestro
contexto queda claro lo que qUIere sIgmfIcar Jesús confmna sm re-
servas que Judas será el que lo entregue El oil EtJtas; establece a la
vez una dIstanCIa entre él y Judas este asume con sus palabras la
responsabIhdad de lo que dIce Así concluye el epIsodIO

La narraclOn queda Illcompleta en el plano externo ¿,Abandona Judas


la estancia despues de ser desenmascarado? Mateo no lo dice Los lectores
advierten, al menos desde el V 47, que tiene que haberse Ido La narración
mateana tampoco contiene aqUl un espacIO en blanco que hayan de llenar
los lectores, SIllO Simplemente una laguna No sabemos, por ejemplo, SI se-
gun Mt (y Mc) Judas estuvo presente o no en la cena del Señor Es una
cuestlOn Importante desde la perspectiva dogmatIca y de hlstona de la exe-
gesls La cuestlOn ha sido siempre controvertida, y resuelta generalmente
en sentido afmnatIvo27 Lucas da una respuesta clara para el, Judas estilvo
presente en la ultima cena, porque solo despues de ella es señalado el trai-
dor (22, 21-23) El Dzatessaron da una respuesta clara en sentido contrano
Judas no esta presente en la cena, esta annoma de los cuatro evangelios na-
rra Mt 26,26-29 despues de Jn 13,30-32 28

Historia de la influencia

Estamos así ante la hIstona de la mfluencIa del texto En gene-


ral, los exegetas eclesIales no se han alejado mucho del texto, se h-
mItan a destacar y acentuar algunas de sus característIcas ActIva-
ron aSI CIertas posIbIhdades o potencIas de sentIdo que laten en el
texto Es muy dIfícIl preCIsar hasta qué punto los acentos de las

24 Welss, 453, Schmld, 360


25 Vogler***,62
26 Cf las explIcaCIOnes mfra, 251s, sobre 26, 64
27 Vease una panoramlca sobre las opInIOnes de los padres de la IgleSia en D
Haugg, Judas IskarlOth m den neutestarnenthchen Berlchten, dlsertaclOn academl-
ca, Munchen 1930 = Frelburg 1930, 138-141
28 E Preuschen, Tatzans Dzatessaron aus dern Arablschen Ubersetzt, Heidel-
berg 1926,45,9-16 = 206
exegesIs han podIdo dIstorsIOnar el texto Trataré de señalar algu-
nos puntos Importantes

a) CaSI todos los exegetas ponderan el respeto con que Jesus trato a
Judas, como buen pastor de almas «No averguenza al dlSClpulo pecador
con una censura aspera y dIrecta, no, se aprOXIma a el con suave y callada
amonestacIOn para que se arrepIenta, en lugar de llenarlo de OprobIO con la
expulsIOn»29 Los exegetas hacen notar generalmente que Jesus qUISO m-
duclr a Judas al arrepentimiento y la pemtencla30 Tampoco conSideran que
el v 25 Identifique claramente al que va a entregar a Jesus31 Este no qUie-
re poner en eVidencia a Judas y SIgue esperando su converslOn Los exege-
tas entienden el Ol! dJtac; conflrmatono como un reproche mdulgente Je-
sus renuncia a cualqUier expreSIOn agresiva contra Judas 32
b) Esto no se contradice con la denunCia meqUIvoca del pecado de Ju-
das A este respecto es Importante sobre todo el v 25 A la tralcIOn se suma
la desverguenza Judas cree que podra ocultar hlpocntamente su tralclon
formulando la misma pregunta que los otros dlSClpulos 33 Acerca del v 23
suponen muchos exegetas que los otros dISClpulos hablan depdo de comer,
por la tnsteza, despues de v 21 (cf Mc 14, 18), Y que Judas aprovecho la
circunstancia para mOjar en el plato Junto con Jesus, SImulando una con-
ciencia pura34 Segun Musculus, la presenCIa de Judas en la cena pascual
de Jesus despues de su complot con los sumos sacerdotes es ya una «Im-
pudentla»35 Solo Wolzogen piensa mas humanamente es la verguenza lo
que Impulsa la hlpocresla de Judas en v 25 36
c) Los exegetas suelen declarar tamblen, a propOSltO de v 24, que la
necesidad dlvma del plan de salvacIOn no borra la culpa de Judas «Aun-
que Cnsto estaba destmado (JtQOúJQLO'tO, cf Lc 22, 22) a padecer por la
salvacIOn del mundo», Judas no traiCIOno a Jesus por eso «No lo hiZO pa-
ra colaborar con la voluntad de DIOS, smo que ejercito su propia maldad»37
Los exegetas antiguos pueden hablar aqUI, casI mdlstmtamente, de predes-
tmacIOn y de preSCIencia dlvma 38 Solo en la epoca de la Reforma se pro-

29 Leon Magno**, 58(= 7), 2 = 112


30 Juan Cnsostomo 81, 1 = PO 58, 731s, Jerommo, 249, y con ellos, casI toda
la tradlclOn exegetIca OCCidental y oriental
31 Cf supra, 147s
32 Juan Cnsostomo 81, 2 = PO 58, 732 Bucer, 188B el ejemplo de Jesus
muestra que tamblen nosotros debemos tolerar a los malos dentro de la IgleSia
33 EutImlO Zlgabeno, 664 (uvmoxuv'tLU), Cramer, 220
34 Jerommo, 250, Beda, 112, Leon Magno**, 58(= 7), 2 = 113, Anselmo de
Laon, 1469, TeofIlacto, 444, Tomas de AqUInO (Lectura) n° 2163, etc
35 Musculus, 546, cf 549
36 Wolzogen, 407
37 TeofI1acto, 444, cf Juan Cnsostomo 81, 2 = PO 58, 732
38 Cf por ejemplo EutImlO Zlgabeno, 661 JTQOWQLOTO TOÜ ttfOU JTQoa1:\oTOC:;
dUJo un debate sobre este punto para Calvmo, el v 24 es un ejemplo mo-
dehco de como Cnsto conclha la predestmaclOn dlVma con la hbertad hu-
mana «Que DlOS qmso rescatar al mundo de su culpa no se contradice en
modo alguno con que Judas fuese un sacrílego traldor»39 Esto es absurdo
para su adversano catohco Maldonado Calvmo qmso salvar la ommpo-
tencla de DlOS, pero hace a DlOS autor del pecad0 40
d) El v 24 habna podido dar ocaSlOn a los exegetas para extenderse en
conslderaclOnes sobre la condenaclOn de Judas Llama la atenclOn que no
lo hiCieran, por lo general 41 , aunque en su mayona estuvieran convencidos
de ello La parafrasls de DlOmslo Cartujano sobre el v 24 es una excep-
ClOn «Es mejor no haber eXistido que reahzar tan grandes mfamlas y que-
dar pnvado para siempre de la gracia y la glona SI, es mas deseable para
el hombre no eXistir que ser condenado a desgraCia eterna, castigo del pe-
cado No hay duda de que los desgraciados del mfIerno deseanan no
eXistir» 42

Todos estos argumentos son amphfIcacIOnes del texto que acen-


túan y ahondan su sentido, pero lo rebasan (,Hasta qué punto se
ajustan a la onentación del texto de Mateo? Smtléndolo mucho, ten-
go que deCir que, a mi entender, las tiernas reflexiOnes de los padres
de la IglesIa sobre Jesús, pastor SOlíCIto (= a), no se ajustan lo más
mímmo a dicha onentaclón Mateo, que enfatizó especIalmente el
pecado de Judas en v 25 (= b), así como en v 24b (cf c), no parece
haber Imagmado que Judas pudiera arrepentirse Lo que no dIce ex-
presamente es SI da por supuesto el castigo eterno del mfIerno para
él (cf. d)
Además de perfIlar la maldad del traidor, el texto mateano tiene
un segundo plano semántico contiene mduectamente, a mI JUiCIO,
una poslbihdad de sentido parenético, Si los lectores se IdentifIcan
con la pregunta de los dIScípulos en v 21 ellos mIsmos deben pre-
guntarse en qué relaCIón están con Jesus Esta dImensión semántica
resalta igualmente en la histona de la exégeSiS

e) La pregunta [tllTL EYúJ es para los exegetas el momento de ponerse en


el lugar de los dlsclpulos y preguntarse por que ellos -los mocentes- reac-

39 Calvmo I1, 311


40 Maldonado, 539
41 Hay obViamente, aparte de los comentanos, numerosas consideracIOnes al
respecto Ejemplos (Pseudo) Juan Cnsostomo, In prodltlOnem Judae, PO 49, 373,
EusebIO, OratlO de prodltlOne Judae, PO 86, 533 (mdlcaclOnes de Renate Ham)
42 DlOmslO Cartujano, 288s
ClOnan con esa consternación y tristeza. Los exegetas de la Iglesia antigua
dan una doble respuesta. Señalan primero que los discípulos dieron más
crédito a la prediCCión de Cristo que a su buena conCienCia, que también
puede errar en el conocimiento del pecad0 43 La segunda respuesta tiene
que ver con la primera: los discípulos aprenden con el anuncIO de Jesús al-
go de lo mestable y frágil que es la naturaleza humana44
En la espIrItualidad protestante, con su honda conciencia del pecado,
los lectores no reaccIOnan al anuncIO sobre el traidor y a la pregunta del v.
22 con actitud msegura y defensiva, smo pOSItivamente, dentro del «usus
elenchtlcus legls»: el anuncIO de Jesús sobre la traiCión de Judas les hace
tomar conciencia del propIO pecado Un testimOnIO ImpresIOnante de ello
es la PasIón según san Mateo, de Bach, donde el coro responde a la pre-
gunta de los discípulos, v 22, con un verso de Paul Gerhardi:
¡Yo soy! ¡Yo debo expiar,
atado de pies y manos,
en el mf¡erno!45

Subyace aquí, como eco de numerosas exégesIs protestantes de la perí-


copa, la conciencia de que la Iglesia es un corpus perrnlxturn y no está pro-
tegida de los traidores al Evangelio que tiene en su sen046 .

Frente a tales tendenCiaS, hay que atenerse a la orientación del


texto: Judas puede ser en Mateo un caso típico a nivel moral: la ava-
ricia, incluso la traIción a Jesús, son pelIgros que pueden correr to-
das las cristianas y cnstianos. Pero Judas es un tipo negativo en Ma-
teo. ¡La comunidad no debe ser así! La comunidad de Mateo no es
una comunidad de pecadores empedernidos, sino de personas que
han de esforzarse por la justicia. El modelo teórico de la IgleSia co-
mo corpus permixtum ofrece en él una orientación diferente de la
que ofrecerán con el tiempo las iglesias reformadas47 •

43 BasilIO, Reg brev n° 301 (trad de K S Frank, St OttIlIen 1981) «SI uno
no ve el pecado debe fIarse de aquellos que pueden conocerlo mejor», Jerómmo,
249, Estrabón, 168, etc
44 Orígenes 81 = GCS Ong XI, 192, León Magno**, 58(=7), 2 = 112 (están
preocupados ante la pOSIbilIdad de que su conOCImiento propIO no se corresponda
con la verdad)
45 Bach*, Chor 10 (16) = EG 84, 4, G S 441, 4
46 BullInger, 232 «Typus est Judas ommum hypocntarum mserentlUm sese m
socletatem ecclesIae» Cf también mfra, 339, seccIón c
47 Cf vol 1I,454-456
e) La cena del Señor (26,26-29)

Blblwgrafía Alhson, Moses 256-261, Betz, J , Euchanstle als zentrales


Mystenum MySa1 IV/2, 1973, 185-313, Blank, J, Der «eschatologlsche
Ausblzck» Mk 14 25 und seme Bedeutung, en P G Muller-W Stenger
(eds), KontmUltat und Emhelt (FS F Mussner), Frelburg-Base1-Wlen
1981,508-518, Braumann, G, Mlt euch Mt 26 29 ThZ 21 (1965) 161-
169, Dellmg, Abendmahl II Urchrzstlzches Mahl-Verstandms, en TRE I,
1977,47-58, Fe1d, H, Das Verstandms des Abendmahls (EdF 50),1976, Ir-
wm, K W, The Supper Text m the Gospel of Samt Matthew DunR 11
(1970) 170-184, Jeremlas, J, Die Abendmahlsworte Jesu Gottmgen 31960,
Kretschmer, D -Iserloh, E -Peters, A , Abendmahl III Das Abendmahls-
verstandms m der Geschlchte der chrzstllchen Klrchen, en TRE I, 1977,
59-145, Lebeau, P, Le vm nouveau du royaume Etude exegetlque et pa-
trlstlque sur la parole eschatologlque de Jesus a la Cene (ML B 5), 1966,
Id , La parole eschatologlque de Jesus a la Cene (Mt 26 29) dans 1 exege-
se patrzstlque, en F L Cross (ed ), Studza Patrlstlca VII (TU 92), 1966,
516-523, Leroy, H , «Mem Blut zur Vergebung der Sunden» (Mt 26,28),
en O Knoch y otros (eds ), Das Evangelzum aufdem Weg zum Menschen
(FS H Kah1efeld), Frankfurt a M 1973,43-53, Patsch H , Abendmahl und
hlstonscher Jesus (CThM BW 1), 1972, Reau, Ikonographle lI/2, 406-426,
Schiller, Ikonographle II, 35-51, Stemberger, G, Pesachhaggada und
Abendmahlsberzchte des Neuen Testaments Kalros 29 (1987) 147-158,
Strecker, Weg,221s
Mas blbhografia** sobre la hlstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46

26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y pronunció


la bendición, lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: «To-
mad, comed, este es mi cuerpo». 27 Tomó luego una copa I y,
pronunciada la acción de gracias, se la dio diciendo: «Bebed de
ella todos, 28 porque esta es mi sangre de la alianza2, que es de-
rramada por muchos para perdón de los pecados. 29 Y os digo:

1 p45, A, C, O, f'3 Y !!TI Insertan el articulo 1:0 Es una lectura mejor testificada,
pero su mayor obvledad como lenguaje lIturglco (la copa de la cena ya preparada)
Inclina a considerarla como secundana Cf tamblen Lc 22, 20, 1 Cor 11,25
2 Testigos textuales occidentales y el texto mayontano leen tT]<; xmvij<; liLa-
'frJ¡xT]<;, qUlza por la InfluenCia de 1 Cor 11,25, Lc 22, 20 La Vulgata, Lutero (ed
1545), la Biblia de Zunch (ed 1531) Yotros traducen por «testamento», no solo por
InfluenCia del lenguaJe tradiCional de la IgleSia, SInO tamblen porque entienden las
palabras InstitucIOnales como «extrema voluntas montun» (Musculus, 552) La tra-
ducclOn por «alianza», cornente hoy, toma en seno la referenCia a Ex 24, 8
N 0 3, desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el
día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el reino de mi
Padre».

Análisis

1 Estructura El segundo epIsodlO de la ultIma pascua de Jesus que


descnbe el evangelIsta comIenza, como en el v 21, con la referencIa a una
sItuaclOn convIval, en gemtIvo absoluto (v 26aa) En lo demas, los v 26 y
27-28a, seCClOn del pan y de la copa, son caSI exactamente paralelos

26 Aa~mv aQTOV XaL E'ÚAoyr¡oa~ EXAaoEv XaL 1'>ou~ TO¡~ lla{}r¡Tal~

27 Aa~mv lWTr¡QlOV XaL EuxaQloTr¡oa~ EOmxEv auTO¡~

dltEV Aa~ETE epaYETE TOÜTO Eonv TO oGJlla 1l0U

AEymv mETE E~ auTOU ltaVTE~ 28 TOÜTO Eonv TO aTila 1l0U Tií~ 1'>la{}r¡xr¡~

Solo al fmal de la palabra sobre el calIz, en el v 28b, se rompe la SI-


metna Todo el texto es, formalmente, un «relato» muy peculIar Narra um-
camente lo que Jesus hace y dIce No cuenta que los dISCIpulos comIeron
del pan y bebIeron de la copa, m su reaCClOn a las palabras de Jesus Esto
faCIlIta a lectoras y lectores la referencIa dIrecta de los mandatos de Jesus
a su propIa practIca comumtana Aunque el texto no contIene el mandato
de repetIclOn, hay que clasIfIcarlo, dentro de la hIstona de las formas, co-
mo etlOlogIa cultual 4

2 Fuente La mstItuclOn de la eucanstIa VIene narrada, como se sabe,


en tres vanantes mdependIentes entre sIl) Mc 14,22-25 (= Mt 26, 26-29),
2) 1 Cor 11,23-25 (=Lc 22, 19s), y 3) Lc 22,15-18 Esta ultIma vanante es
la mas llamatIva, porque no contIene palabras mstItuclOnales y SI dos VI-
SlOnes escatologIcas, y es la umca que habla meqUlvocamente de una cena
de pascua Procede qUlza de la hIstona prelucana de la paslOn, su antIgue-
dad es muy dIficIl de preCIsar

3 «No no» como mtento de tradUCIr la negaclOn enfatlca ou Ilr¡ Esta nega-
ClOn es mucho mas frecuente en los LXX que en la Kome, y suele fIgurar alh como
traduCClOn dell(" antepuesto enfatlcamente en enunCIados profetIcos de futuro En
Mt es frecuente cuando se trata de dIChos de Jesus y de CItas bIbhcas (18 veces, unas
5 veces redaccIOnal) Sobre este uso ImgUIstlco cf Moult-How-Turner 1,187-192
4 Cf Berger, Formgeschlchte, 330s
Mateo reproduce la verslOn marqUlana con leves modIfIcacIOnes No
es nada facIl saber -Igual que ocurre con el padrenuestro- hasta que pun-
to altera el texto de Marcos por su cuenta, o sIgue la lIturgIa de la Cena ha-
bItual en su comumdad Entre los cambIOs mflUldos por la lIturgIa comu-
mtana podnan estar el ImperatIvo CPUYE'tE y el J'tLE'tE paralelo reformulado
en ImperatIvo El lIturgo mvIta a la comumdad a comer y beber5 El 1:(1)1:01)
del v 29 podna tener aSImIsmo caracter lIturglco, en la lIturgIa cabe refe-
nrlo a la copa Tamblen es dIficIl explIcar como mateana la omlSlOn del
a[t!']v del v 29, vocablo comente en Mateo Resulta muy dIficIl enJUiCIar el
di:; acpEOLv á[tUQ'tLWV del v 28 El añadIdo se ajusta perfectamente a la no-
clOn mateana de perdon de los pecados como potestad de Cnsto y de la co-
mumdad 6 , pero tamblen es pensable, a la Inversa, que las frases mateanas
sobre el perdon de los pecados se InspIren en la lIturgIa de la Cena emplea-
da en su comumdad No parece relevante el cambIo del ÚJtEQ marqUlano
por JtEQL en el v 28, cambIO que podna deberse a Mateo? El resto de las dI-
ferencIas, generalmente menores, respecto a Mc 14, 22-25 pueden atn-
bUlrse a redacclOn mateana8

Preguntas guía e historia de la influencia

La mstItuclón de la eucanstía es uno de los textos bíblIcos que


más debate han provocado desde la Edad MedIa y en la época mo-
derna Pero los textos de la eucanstIa sólo prodUjeron CIsmas cuando
se mterpretaron en un plano conceptual y defImtono, y en IglesIas
que hacían depender su IdentIdad fundamentalmente de las defIm-
ClOnes conceptuales Los textos bíblIcos suelen contener, en cam-
bIO, un gran potencIal de sentIdos que no se excluyen entre sí

5 Semor (Narratlve)**, 76-86 supone que solo hay modIfIcaCIOnes hteranas


Cf algo Similar en Sand, 526s
6 Cf 1,21,9,68,18, 15-18, e mfra, laexphcaclOn, 179s
7 Se ha ViSto aqUl muchas veces una aclaraclOn de la referenCIa a la Idea bl-
bhca de sacnflclO Los textos blbhcos pueden refenrse con ltEQL a aquel que se be-
nefiCia de la expIaclOn cultual (por ejemplo, Lev 1,4,4,20,5, 16,9,7, 10,7, ge-
neralmente con LAuoxw-&m) De todos modos, ltEQL (9 veces aproximadamente
redacclOnal en Mt) encaja aSImismo, sm mas, en el lenguaJe mateano mejor que ÚltEQ
8 Son mateanos, segun vol I,Introd 42 (Mateo 1, 57ss), en v 26 líE, Ó 'IE-
oou~, [tm'}l]"tm, en v 27 AEYOOV, en v 28 YUQ, en v 29 líE, (alt') UQ"tL (cf 23,39),
[tE-&' ú[tWV (cf 1,23, 18,20,28,20), ltaLl]Q [tOU ÜUXELL (Mc 14,25) es un vocablo
que Mt suele evitar, cf vol I,Introd 43 (Mateo 1, 76ss) Los mmor agreements lla-
mativos entre el v 29 y el v lucano 18, perteneciente qUlza a la fuente especIal
(omlslon de a[tl]v y OUXELL, alto), son por tanto exphcables sobre todo como re-
dacclOn mateana
La últIma cena de Jesús, o la mstItuclón de la eucanstía cnstIa-
na, ha sIdo representada en las artes plástIcas con una profusIón só-
lo Igualada qUlzá, dentro de la hlstona de la pasIón, por la escena de
la crucIfIxIón de Jesús Las Imágenes son medlOs excelentes para
exphcttar las poslblhdades de sentIdo que laten en los textos Las
Imágenes, por su obJetIvIdad, fIjan las extenondades en mayor me-
dIda que los textos, por ejemplo, la forma de la mesa en la Cena o
los vestIdos de los dIscípulos Pero, en contraste con las mterpreta-
ClOnes teológIcas, las Imágenes son muy abIertas SugIeren un sen-
tIdo teológIco, qUlzá medIante símbolos o la composIcIón, pero no
lo defmen, como hacen muchas mterpretaclOnes teológIco-concep-
tuales En el caso de la cena del Señor, las mterpretaclOnes teológI-
co-conceptuales se excluyen a menudo entre sí y han vemdo a con-
vertIrse de ese modo en rasgos de IdentIdad confeslOnal de las
dlstmtas IglesIas A dIferencIa de ellas, la mayor parte de las repre-
sentaclOnes plástIcas de la cena del Señor en las dIversas IglesIas y
épocas, al Igual que los proplOS textos bíbllcos, han sIdo un patn-
momo común de todas las confeslOnes, mcluso cuando no compar-
tían la comumón eucarístIca Por eso antepongo a mI exégesIs algu-
nas referencIas a cuadros de la Cena para señalar otras poslbllldades
mterpretatIvas, dIferentes de las teológIco-conceptuales Combma-
ré estas referencIas con las preguntas guía que consIdero Importan-
tes para la mterpretaclón9 Sólo cuando se trate de mterpretar aque-
llos pasajes que han sIdo verdaderos puntos controvertIdos entre las
confeslOnes, utIhzaré en la seleccIón la amplísIma hlstona de la
exégesIs teológIco-conceptual

la) ¿Hasta qué punto hay que entender el texto como relato de una
cena smgular, preténta, que Jesús celebró en el círculo de los Doce?

Esta y la proxlma pregunta gUla se pueden Ilustrar comparando dos ti-


pos baslcos de representaclOn de la Cena eucanstIa en la Edad Media
mientras que las Iglesias onentales conceblan la cena del Señor, mas que
nada, como la comunión de los apóstoles, en Occidente domma la cena de
Jesus como despedida Este segundo tipo de Imagen constituye un hecho
pasado Hasta la alta Edad Media, los partiCipantes eran presentados al es-
tilo antiguo, reclmados a la mesa, y solo postenonnente aparecen sentados

9 Stephan Boslger preparo abundante matenal para esta secclOn y compuso


los esbozos para la descnpclOn de la mayor parte de los cuadros seleccIOnados
Ilustración 8

El cuadro de la Maesta de Duccio di Buoninsegna, que reproduce la il. 8 10,


muestra claramente que se trata de un verdadero ágape. Hay varios platos,
uno de ellos con el cordero pascual, un cántaro y varios vasos (¡sólo un cá-
liz!); además cuchillos, muchos mazzen y frutos sobre la mesa. Jesús alar-
ga el bocado a Judas, que se sienta frente a él. A Judas se dirigen todas las
miradas de los discípulos. El ambiente de ágape comunitario indica que la
liturgia de la misa no influye para nada en la representación.

1b) ¿Hasta qué punto viene a ser el texto un relato institucional


de la eucaristía cristiana y se orienta, por ende, a la celebración co-
munitaria, en ese momento, de la cena del Señor?

Eso es lo que expresan claramente las representaciones de la comunión


de los apóstoles en las iglesias orientales. Son frecuentes tales escenas en
el muro del ábside oriental de las iglesias, es decir, en el espacio mismo del
altar; de ese modo, la referencia a la liturgia se da ya en lo puramente es-
pacial. También el cuadro está determinado por la liturgia: Cristo aparece

10. Il.: C. Jannella, DUCCIO di Buomnsegna, Flrenze 1991, n° 56, p. 47.


Ilustración 10

de pie en el centro; muchas veces no junto a una mesa, sino junto a un al-
tar. Su figura aparece en ocasiones duplicada. De la izquierda y la derecha
se acercan los apóstoles, de seis en seis, a comulgar; de la derecha, a la re-
cepción de la ostia; de la izquierda, a la recepción del cáliz. A este tipo de
cuadro pertenece la representación del iconostasio en la iglesia de la Tri-
nidad, obra de Sergiev Posad, de la escuela de Andrei Rublev (il. 9 Y 10)11.
La imagen izquierda escenifica la administración del pan a seis apóstoles;
la derecha, la administración del cáliz. Cristo está presentado aquí como
sacerdote; los apóstoles, como comulgantes. Es la comunión con el Resu-
citado, que la Iglesia celebra en la liturgia.

2. ¿Hasta qué punto se entiende la última cena de Jesús como


una cena pascual o como algo nuevo: eucaristía cristiana? ¿Qué re-
lación hay entre una y otra?

En muchas representaciones medievales de la cena de despedida de Je-


sús hay una fuente con el cordero sobre la mesa. Pongo como ejemplo el
fresco de la Cena en el muro meridional de la iglesia de S. Angelo in For-
mis (cerca de Caserta, posterior a 1070) (il. 11)12. Los discípulos se re-
cuestan a la mesa, según usanza bizantina. Jesús es presentado en su ma-

11. Il: V. N. Lazarev, Die RUsslsche Ikone, Düsseldorf 1996, 300s.


12. Il.: SchJ11er, Ikonographie I1, n° 72.
Ilustración 11

jestad, con aureola y gran tamaño. En la mesa hay doce Mazzen y frutos.
En el centro está la fuente con el cordero pascual. Judas, que tiene la ma-
no metida en la fuente, es acusado de traición por Jesús\}. El cordero su-
giere probablemente que Cristo es el Cordero pascual (cf. 1 Cor 5,7; Jn 1,
29). Bajo el cuadro de la cena, entre las arquivo1tas, aparece pmtado Moi-
sés; su figura evoca la relación tipológica con la pascua de Israel; pero la
cena de Jesús es algo nuevo.

3. ¿Qué relación guarda la última cena de Jesús con su muerte


inminente? ¿Aparece interpretada esta muerte como muerte expia-
toria o sacrificial? ¿El rito de la fracción del pan y el rito de la co-
pa representaban la muerte de Jesús?

Algunos cuadros medievales de la Cena, en S. Angelo in Forrnis (il. 11)


Yen Duccio (il. 8) por ejemplo, relacionan el cordero, en el sentido de ls
53,7 YJn 1,29, con la crucifiXión y, por tanto, con la muerte expiatoria de
Jesús. La tipología tardomedieval de la «cruz viviente» considera la Cena
directamente como una dádiva que brota de la cruz. En la Cena, los brazos
de la cruz tienen continuidad en las manos, que sugieren la eficacia de la
cruz. La xilografía bávara o austríaca (segunda mitad del siglo XV) repro-

13. Exactamente enfrente, en el muro septentnonal, se representa el beso de


Judas en Getsemaní
IlustraclOn 12

duclda en la 11 12 14 presenta en el lado IzqUierdo la figura de la «Ekkle-


Sla», que recoge directamente en su calIz la sangre de la henda del costado
de Cnsto Frente a ella, la smagoga cabalga con los oJos vendados sobre un

14 Il SchI11er, Ikonographle 11, n° 529


Ilustración 13

asno que se desploma. La espada sostenida por una mano que sale de la
cruz da muerte a la sinagoga. Cintas explicativas glosan la múltiple efica-
cia de la cruz. Este tipo de representación está al servicio de las enseñan-
zas dogmáticas; de ahí la necesidad del texto que explique 10 representado.

4. ¿Qué papel desempeña la idea de comunidad en el texto?


¿Hasta qué punto se entiende la eucaristía como cena comunitaria?

La idea de comunidad no aparece como punto central en las imágenes


antiguas de la Cena ni en la exégesis tradícional de la Iglesia; sí aparece,
por el contrario, en las imágenes modernas. Lo más impresionante para mí
es la representación de la Cena por Emil Nolde (il. 13), del año 1909 15 • In-
terpreta el pasaje Mt 26, 27s al estilo expresionista. Los discípulos apare-
cen muy juntos, apiñados alrededor de la mesa; dos de ellos se abrazan,
dos se dan la mano. Sus caras reflejan tristeza y perplejidad, que son tam-
bién una expresión de las preguntas y la angustia personal del pintor. El

15. 11.: Henze*, 185. Otros cuadros Similares, presididos por la Idea de comu-
nión, proceden de atto DlX (ilustración en Henze**, 182) y de César Klem (ilus-
tración ibid., 183).
IlustraclOn 14

grupo se abre hacia el extenor y vemos a Jesus con un calIz azul en las ma-
nos En su rostro habla ya el sufrImIento que el anuncIa No es posIble sa-
ber que dlSClpulo podna ser el Judas que destruye la comumon

5 ¿Cabe decIr algo, a la luz del texto, sobre la dIsputa entre las
confesIOnes en torno a la cena del Señor a partir del sIglo XVI?
¿Hasta qué punto se alejaba esa disputa de los textos bíbhcos? ¿Has-
ta qué punto los rebasaba? ¿Hasta que punto los pasaba por alto?

Las representaclOnes artlsticas revelan tamblen a veces, desde el sIglo


XVI, diferentes acentos confeslOnales Las representaclOnes catolIcas del
sIglo XVI aSIgnan un rango Importante al sacramento eclesIal ASI Tmto-
retto, en su cuadro de la ultima cena de S GlOrglO MagglOre, en VenecIa,
presenta el momento de la transubstanclaclOn (ti 14Y6 El cuadro se en-
cuentra en la pared mendlOnal del coro, solo se puede contemplar desde el
cancel, al soslayo, esta compuesto en funclOn de esta CircunstancIa En pn-
mer plano aparece una doncella que mtroduce a los espectadores en el cua-
dro Sostiene una fuente, alusIva al cuadro frontal, que representa el hastlO
del pueblo de Israel ante el manjar del mana La doncella, con su postura,
enfoca la mIrada de los espectadores hacia la lzqmerda, dIrectamente hacIa
las manos de Jesus Estas manos constituyen el verdadero punto central del

16 Para la mterpretaclOn del cuadro cf tamblen N Huse-W Wolters, Vened¡g


D¡e Kunst der Renazssance Archltektur Skulptur Malerel 1460-1590, Munchen
1986, 386s, IlustraclOn ¡bid, 386
Ilustración 15

cuadro. En ese momento acontece la transubstanciación y la administra-


ción de la eucaristía, a la luz, natural y mística a la vez, que irradia la lám-
para de aceIte. Una danza de ángeles los envuelve, simbolizando la pre-
sencia de lo divino. Debajo de las manos de Jesús hay, sobre una mesa, un
copón para guardar las ostias y una pila de agua bendita con hisopo. Sim-
bolizan a la Iglesia como administradora legítima de los sacramentos.
Las representaciones de la última cena son más raras en la tradición
evangélica. El cuadro de la Cena sobre el altar de Penig, en Sajonia, que he
elegido como ejemplo, interpreta la comunión de un [¡el contemporáneo;
pero no es un pastor, smo Cnsto mismo el que dlstnbuye la eucaristía (11.
15)17. Esto se ajusta a la fe luterana en la presencia real. Sobre el altar, al
fondo, hay una Blbha abierta y un cruCifiJO. Ponen de mamfiesto cuál es,
para la fe de la Reforma, el fundamento de la salvaCión: el CruCIfIcado y la
palabra de DlOS.

Explicación: cena del Señor y pascua judía

Hasta ahora los lectores del evangelio sabían poco sobre el decur-
so o desarrollo de la cena pascual que Jesús hizo preparar a sus discí-
pulos (v. 17-19). El pnmer episodio, el desenmascaramiento del trai-
dor (v. 20-25), no tenía nada que ver directamente con la «passah» o
pascua judía. Otro tanto hay que deCir de lo que sigue: Jesús toma pan
(¡no un <'il;1Jf!ov!) y una copa. Cumple un nuevo rito: nada se dice del
cordero pascual, de las hierbas aIllargas y de los mazzen, nada de la
haggadá pascual, nada del primer halle/. No sabemos en qué momen-
to, al celebrar la pascuajudía l8 , interpreta Jesús el sentido del pan y de
la copa 19. Especialmente llaIllatIvo es para lectores judeocristianos que
el narrador, de las cuatro copas que según Pes 10, 1 incluye la cena
pascual, mencIOne sólo una. Tendrán la impresión de que Mateo, o Je-
sús, cuyos actos narra Mateo, se interesan asombrosamente poco por
la secuenCia de una cena de pascua. Lo mismo se puede decir de la in-
terpretación: ni directa m indirectamente se msinúa nada del signifi-
cado especial de la pascua judía. Rabbí Gamaliel parece haber afir-
mado alguna vez que quien no pronuncie las tres fónnulas sobre el

17 ReproducclOn Foto-Lobel, D-09322 Pemg


18 Sobre la secuencia de la pascua Judía sólo sabemos algo relatIvo a la epo-
ca de la Mlsná No es nada seguro, según Stemberger*, que en la época antenor al
año 70 la cena pascual transcurnese como 10 establece la Mlsná post festum
19 Son tamblen hIpotétIcos, en consecuenCIa, los Intentos de algunos exege-
tas modernos de sItuar las palabras sobre el pan y sobre la copa en el decurso de
la cena pascual SigUiendo prInCIpalmente la monografia cláSIca de J Jeremlas*
(78-82), se suelen enlazar las palabras sobre el pan con la fónnula de bendiCión so-
bre los mazzen antes de comenzar la comida prInCipal, y las palabras sobre la co-
pa con la denomInada copa de bendiCión, tercera de la cena de pascua, tomada des-
pués de la comIda prInCipal Pero esto no es nada seguro se ha comido pan ya con
el pnmer plato, las palabras InterpretatIvas cuadrarían mejor con la segunda copa,
la llamada copa de la haggada, ya que la explIcaCión de la pascua tenía lugar an-
tes, no despues de la cena El v 29 presupone además que la copa del v 27 es la úl-
tIma que tomó Jesús, eso cuadrana sobre todo con la cuarta copa, la del Hallel (así
Meyer,437)
sacnfIcIo pascual, sobre el pan sm fermentar y sobre las hIerbas amar-
gas, no ha cumphdo con su deber (Pes 19,5) Hay que decIr, frente a
eso, que el judeocnstIano Mateo no se mteresa por el hecho de que el
judío Jesús cumphera su deber para con la Torá Los lectores judeo-
cnstIanos tendrían más bIen la llupresIón de que Jesús utIhzó el mar-
co de la cena pascual para hacer algo totalmente dIstmto

Historia de la influencia: cena del Señor y pascua judía

En la exegesls tradICIOnal de la IgleSia hay bastante comcldencIa en ver


la mstltuclon de la eucanstía como mstItuclOn de un nto autónomo que tuvo
lugar después de la celebración de la pascua Judía 'E01'hoVLWV allTwv
«una vez tenmnada la cena y antes de levantarse, antes de retirar las mesas
y recoger los restos de la comlda»20 Los mtereses dogmáticos que subyacen
en esta tesIs son eVIdentes «Por eso, tampoco mstItuyó Jesús el mlsteno an-
tes, smo cuando debían cesar las cosas de la Ley Deroga la fiesta pnnclpal
de los JudlOs al colocar a los apóstoles en otra mesa, llenos de santo estre-
meclmlento»21 «Después de celebrar la típica pascua Judla y consumir los
trozos de carne del cordero con los apostoles, Jesús toma el pan que consue-
la el corazon del hombre y pasa a la verdadera pascua»22 La eucanstía ms-
tItulda por Jesus no es, pues, mnguna pascua Judía, smo que la sustituye Es-
ta Idea se va reforzando con el tiempo la exégeSIS catóhca en la época de la
Refonna habla de tres pasos en la Cena a) la cena pascual Judla, b) un ága-
pe para satisfacer la necesidad numclOnal, y solo después c) la mstItuclón de
la eucanstIa23 ASI, ademas de quedar la eucanstIa claramente diferenCiada
de la pascua JudIa, se obtenía un argumento contra los herejes de la Refonna,
que llamaban a la eucanstía, erróneamente, Cena vespertma o nocturna

Explicación

Los lectores de la comumdad mateana no habrán leído los v 26-


29 pnmordIalmente como un relato sobre aquella pascua judía de
Jesús con sus dIscípulos Cabe suponer que recuerden su propIa ce-

20 Maldonado, 540, mterpretaclOn Similar en Calvmo II, 513 (remitiendo a la


secuenCia de Lc 22,15-18 19s) y en el Tndentmo ses XXII, 1 = DS36, n° 1741
21 Juan Cnsostomo 82,1 = PG 58, 738
22 Jerommo, 251, cf Heda, 113
23 Maldonado, 541s, Lapide, 479, cf Jansemo, 262
lebración de la eucaristía, aunque apenas sabemos nada sobre dicha
celebración en las comunidades mateanas 24 • En este texto, Jesús or-
dena o explica, no sólo a sus discípulos, sino también a los miem-
bros de la comunidad, lo que deben hacer. Como ocurre siempre en
Mateo, este mandato de Jesús vale para el presente y, también aquí,
una histOrIa sobre Jesús hace transparente el momento actual de los
lectores. Lo que la comunidad realiza en sus celebraciones eucaris-
ticas es el «cumplimiento del mandato de su Señom25 •
Jesús toma el pan y pronuncia la bendIción. ¿A qué se refiere 26
EVAoy~aac;? ¿A Dios o al pan?

Historia de la influencia: EUAO"f\Íoac;

Desde la época de la Reforma se debate en las exégeSIS SI EUAOyríUW;


sIgmfIca unas palabras de alabanza y aCCIón de graCIas, o la bendICIón del
pan. Exegetas de la Reforma lo mterpretan como palabras de alabanza. De
ahí que Calvmo desapruebe la señal de la cruz sobre los elementos, por ser
una «fórmula de conjuro»26. Los católIcos, en cambio, refIeren el EUAoy~ua~
a la bendICIón de los elementos27 • Se planteó aquí, lógicamente, la relaCIón
que guarda esta bendIción con las auténtIcas palabras de la mstitucIón en el
canon de la mIsa, medíante las cuales acontece la transubstanCIaCIón. To-

24 De 9, 8 podemos mfenr que el perdón de los pecados se practIcaba en el se-


no de la comumdad. La referencIa a los dos relatos de multIplicaCIón de los panes,
14, 13-21 Y 15,32-39, resulta más plaUSIble conjerurando que 14, 19 Y 15,36 no só-
lo evocaba a los lectores la últIma pascua de Jesús, smo tambIén sus propIas cele-
braCIOnes de la cena del Señor, cf vol I1, 529 531s 579s En todo caso, SI vale ex-
traer conclUSIOnes de la DldaJé, detrás de la cual hay una comumdad mspIrada en el
evangelio de Mateo (cf vol 1, 103, Mateo 1, 104), de 14, l se desprende que la co-
mumdad celebraba cada dommgo la cena del Señor, y no la cena pascual judía una
vez al año Que la comumdad confesara sus trasgresIOnes antes de la cena del Señor
armomza perfectamente con el d~ ¿ilPEOLV á!-lUQTLWV de Mt 26,28 De las oracIOnes
de mesa en Dld 9s yo no conclUiría nada, pues estImo con K Nlederwlmmer, DIe
Dldache (KAV 1), Gottmgen 1989, 179s, que se rezaban antes y después del ágape
ordmano que precedía a la auténtIca cena del Señor. Dld 10, 6 viene a ser entonces
el tránsito a la celebraCión de esa Cena
25 Strecker, Wég, 222
26 Calvmo 1, 314 (Jesús qUIso dar gracias a DIOS por la salvaCión eterna otor-
gada a los hombres en la cena del Señor), cf algo Similar en Bucer, 188D, Bullm-
ger, 232 Calov, 438, da una mterpretaclón mtermedia El'XUQLOTlu se refiere a DIOS,
EUAoylu a los elementos
27 Maldonado, 542-544, remitiendo a Justmo, Ap 1, 66, 2 (EUXUQlo{}Ei:oa
TQ0<PT]), Lapide, 480, remitiendo alCor 10, 16, Jansemo, 263, con referenCia al
complemento directo UQTOV, antes menCIOnado Jansemo parece IdentIficar la ben-
diCión con la consagración
más de Aquino entendIÓ que VIene a cancelar la maldIcIón pnmIgema de
Gn 3, 17 sobre la tIerra28 • DIOlllSIO Cartujano y después de él Salmerón
IdentIfIcaron esa bendIcIón con las palabras mstItucIOnales formuladas a
contmuacIón 29 • La exégesIs catóbca postenor mterpretó la bendIción como
un acto preparatono de los elementos para ser consagrados 30

Explicación

Partiendo del sentido literal, ElJAoY1Íoa~ se puede referir tanto a


Dios como al pan3l • Si aQws; es complemento directo de Aa~wv y
también, tácItamente, de EXAaoEv y oo'Ú~, parece que ocurrirá lo
mismo con EVAoY1Íoas;. Pero la analogía más afín al pasaje es la
bendICIón de Jesús en el pnmer relato de la multiplicación de los
panes 14, 19, que va refenda sin duda a DIOS y ni siquiera se rela-
CIOna dIrectamente con el pan. Los textos judíos paralelos que co-
nocemos tlenen Igualmente la forma de bendIción o glorificación
de Dios32 , aunque son pronuncIados obviamente «sobre» el man-
jar33 . El fondo judío de la bendición deja asimismo en claro que es-
te pan en modo alguno debe diferenciarse de otros manjares: en el
Judaísmo se pronunCIa una bendición sobre cualquier manjar.
Jesús parte el pan y lo dIstribuye a los discípulos. Los lectores
evocan qUizá, antes que nada, las dos multlphcaciones de pan acon-
tecIdas en Galilea, en las cuales Jesús ya había hecho esto una vez
(14, 19; 15,36). Entonces Jesús dio de comer de modo milagroso a
muchas personas, judías y paganas. Recordarán también lo que ha-
ce el padre de famiha o el anfitnónjudío al comIenzo de una comi-
da: parte el pan de tngo, sirve los trozos a los invitados y funda así
una comunidad reunida en tomo a la mesa34 • DICho en términos ne-

28 Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2176


29 DlOlllSIO Cartujano, 289 (Jesus pronunCIO las palabras Interpretativas antes
de la fraccIón del cuerpo (1]), algo slmJiar Salmerón, 9, 12 (segun Knabenbauer,
434) Discrepa Cayetano, 71A «benedlctlO laudls, non benedlctlO consecratlOlllS»
30 Knabenbauer, 434
31 Cf Bauer, Wb6, s v
32 El texto mas Importante es Ber 6, l «(Alabado seas, Yahve, nuestro DIOS,
rey del mundo), que produces el manjar de las entrañas de la hena», cf tambIén
BJlI 1, 685s, IV, 620-625
33 Las accIOnes de gracias por la copa y el pan en Dld 9, de fuerte Impronta
judla, asociadas a una alabanza, apuntan Igualmente en esta direCCIón
34 Blll IV, 71 623 La diferenCia entre el nto del pan y el de la copa parece ha-
ber Sido, por tanto, que la fraCCIón y dlstnbuclón de un pan a los mVltados era co-
gatIvos, los lectores dIt1cl1mente pueden haber entendIdo la «frac-
CIÓn» del pan como una metáfora de la muerte vIOlenta de Jesús 35
la referencIa a esa muerte VIene sólo con las frases mterpretatIvas
que Jesús pronuncIa después, un tanto vagas en las palabras sobre el
pan, ya claras en las palabras sobre la copa.
Estamos así ante la mterpretacIón de las palabras sobre el pan.
«Esto es mI cuerpo». ¿,Cuál es el sIgmfIcado de la cópula EO'tlV? Tal
es la cuestIón más dIscutIda en las controversIas confesIOnales en
torno a la eucarIstía desde el sIglo XVI.

Historia de la influencia: EcnLV

«iCuántos procesos, OdIOS, luchas y CIsmas han provocado estas


pocas palabras entre los crIstIanos!», exclama Wolzogen 36 No cabe
exponer aquí, naturalmente, m sIqUIera en líneas generales la dISPU-
ta anterIor al sIglo XVI y a partIr de él. Me CIño a los argumentos
exegétIcos que se esgrImIeron en favor de cuatro posIcIOnes cláSI-
cas, enfrentadas entre sí desde la época de la Reforma

a) La IgleSia católzca ratifIco su Idea de la presenCia real de Cnsto en


el pan y el vmo, y su Idea de la transubstanclaclon, en las sesIOnes XIII y
XXI del concilIO de Trento Y en la sesión XXII, 1s aclaro la relaclOn del
sacnflclo de la misa con la muerte sacn[¡clal de Cnsto La presencia real
no necesitaba en realidad de mnguna base blblIca, porque desde muy anti-
guo paso a ser, a traves de la tradIclon, la creenCIa remante en la IglesIa37
Esto mismo vale para la transubstanciación desde el concIlio IV de Letrán,
año 1215 Numerosos comentanos antenores a la Reforma rechazan ya ex-
presamente la mterpretaclOn slmbolIca de las palabras de la mstItuclón 38

rnente en la mesa judla, mientras que el beber de la misma copa, como en este n-
to, era msohto y por eso eXIgIa una mterpretaclOn
35 Los exegetas ecleslales vieron a menudo en la fracclOn un slmbolo de la
muerte cruenta, por ejemplo, Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2177 (<<qUla m pass 10-
ne perforata sunt membra»), Chnstlan von Stavelot, 1476, Estrabon, 169, AreclO,
210 (<<fractlO mortlflcatlOllls est symbolum»)
36 Wolzogen, 409
37 De los numerosos textos patnstlcos que suelen adUCir los exegetas catohcos
(cf p ej Maldonado, 556-560) mencIOnamos como fonnula ImpreSIOnante la cuar-
ta catequesIs mlstagoglca de Cmlo de Jerusalen (BKV 1/41, 378-381) con la re-
cepclon de la eucanstla, la carne y la sangre de Cnsto se convierten en miembros
nuestros, y nos hacemos portadores de Cnsto
38 Cf por ejemplo Teodoro de MopsuestIa, fr 106 = Reuss 133 (oux ELJtEV
l:ODl:O fonv OUfl~OAOV l:OD OW,Wl:O<;), EutlmlO Zlgabeno, 668, Teofllacto, 444, Pas-
En los comentanos de los siglos XVI y XVII, la «fundamentación» exegé-
tica se hmIta en buena medida a la polémica con las Iglesias reformadas.
Se reprueba una lllterpretaclOn slmbóhca o figurada de las palabras de la
lllstltuclón, al estilo de los zWlllghanos, como algo exegetlca y obJetiva-
mente Imposible estamos ante un lenguaje propIO, no metafónco esto «no
'aparece', nI 'SignIfIca', smo que 'es' mI cuerpo, y no es 'cuerpo' del pan»39.
«No hay nmgún IdIOma en el que 'es' tenga otro slgmfIcado que el de 'ser'».
«No es lafigura de un cuerpo lo que se entrega por vosotros, nI en la cena
nI en la cruZ»40 La exégeSIS catóhca tampoco suele fundamentar la tran-
substanCiación en térmlllos propiamente exegétIcos 41 Ya Tomás de Aqulllo
había señalado que los «verba sacramentaha» son, más que «SignIfIcativa»
(palabras SignIfIcantes), «factlva» (palabras operantes); es deCir, no se h-
mltan a SignIfIcar, silla a crear la reahdad deSignada por ellas42 Cayetano
y Maldonado argumentan de forma mteresante, a partu del toiíto en v 26,
en favor de la transubstanCiación este neutro no puede refenrse al mascu-
lillO aQTo~ Illterpretándolo como pronombre de ese sustantivo; debe en-
tenderse como adJetiVO, y se refiere a (JÓ)'.w Jesús no qUiere expresar lo
que el pan «es» en reahdad, qUiere deCir que «lo que aún no es, llega a ser
al pronunciar esas palabras» (per Ipsam oratlOnem). Maldonado señala en
tono tnunfal que «todos los luteranos y calVInIstas refmeron el pronombre
hoc al pam> y por eso mterpretaron «erróneamente el texto desde el pnn-
ClplO»43 Los comentanstas suelen recurnr también a las analoglas, como
la de las bodas de Caná y, sobre todo, la de los relatos de la multlphcaclón
de los panes, donde las palabras de Jesús producen un cambIO real44 Sm

casIO Radberto, 890s (sobre v 27s «Necdum erat fusus, et tamen Ipse porngetur
m cahce sanguIs, qUl fundendus erat Erat qUldem lam m cahce»
39 «Non apparet, non slgmfIcat, sed est Corpus meum non corpus pams»
(Cayetano,7IA)
40 Jansemo, 264s, cf Maldonado, 552-555 (slgmfIcatIvo 550 que 'est' pueda
eqUIvaler a 'slgmfIcat' «non haeret m verbo 'est', sed aut m subJecto aut m praedl-
cato») Con otras palabras no es la exegesls, smo su opmlOn preconcebida sobre el
sUjeto y el predIcado lo que llevo a los calvlmstas a la exegesls «erronea»
41 La transubstanclaclon aparece ya difundIda en la IgleSIa antIgua, en forma
no precIsada aun dogmatIcamente, cf los comentanos de Cmlo de Alejandría, ft
289 = Reuss 255, Teodoro de Heraclea, ft 129 = Reuss 93 Conceptualmente no
aparece aún fIjada en la tradlclon patnstIca gnega, son bastante frecuentes los tér-
mmos ftE·ta~aAAill - ftEl:a~oAll, ftETaJtoLEill - ftEl:aJtoLllm~ (documentos en Betz*,
300), pero no eXIste un enlace exclUSIVO de la transubstancIación con el canon de
la mIsa en la tradlclOn gnega, la transubstanclaclOn ocurre mas bIen -cuando se de-
fme aSI- medIante la eplclesls (cf U Kuhn, Abendmahl IV Das Abendmahlsge-
sprach In der okumenzschen Theologle der Gegenwart, en TRE 1, 1977, 183-185).
42 Tomás de Aqumo (Lectura) n° 2184 «Pnma faclt, secundo slgmfIcat», cf
Id , STh I1I, q 78 art 5 corpus
43 Cayetano 7IA-B, Maldonado, 547-551, cita 550
44 Jansemo, 263 (multIphcaclOn de los panes), Maldonado, 550, Lapide, 479s
(bodas de Cana)
embargo, SI TOUTO se refena a oW!J,u resultaba dIficIl ver en las palabras de
la mstItuclOn algo mas que una mera tautologIa45 NadIe ha debatIdo, que yo
sepa, la cuestIon, formulada ya por Tomás de Aqumo, de SI fit no sena mas
acorde que est con la doctnna de la transubstancIaclOn46 Apenas se debate,
aSImIsmo, la correcclOn de la eommunlo sub una el «bebed todos de el» (v
27) parece Incluso eXIgIrla47 ResumIendo la conclusIOn es, a mI entender,
que segun los exegetas catolIcos su posIcIOn tema un fIrme apoyo en la doc-
tnna de la IglesIa y en la tradIcIOn No requena mngun respaldo bIblIco, y
ellos apenas lo buscaron La BIblia SlfVIO sobre todo para la polemIca

b) La posIcIOn de Lutero se caractenza, frente a todas las demas que


vamos a reseñar aqUl, por la tesIS de que el sentIdo hteral de las palabras de
la InstItucIOn desempeña el papel decIsIvo Ya en su escnto temprano De
eaptlvltate Baby/onlea, de 1520, cuando consIderaba aun la doctnna to-
mIsta de la transubstancIaclOn como «una OPInIOfi», reclamaba el sentIdo
hteral de las palabras de la mstItuclOn, las unleas que pueden prescnbIr lo
que es necesano creer «SI los evangelIstas dIcen claramente que Cnsto to-
mo el pan y pronuncIo la bendIcIon hay que entender que se trata de ver-
dadero pan» El texto bIblIco debe leerse con total «sImplIcIdad» no habla
de sustancIa y accIdentes, m de otras «extravagancIas metafisIcas»48 Las
palabras de la BIblIa estan ahI, ¡ay de aquel que las Interprete de otro mo-
do que como suenan l49 No se puede desatender el «es», m tampoco el «es-
to», que se refIere expresamente a los elementos 50 «Estos cmco pobres y
mIseros vocablos» son para Lutero palabra de DIOS, «el que despreCIa una
sola palabra de DIOS», las desprecIa todas 51 Las palabras de la Escntura
son «claras e meqUlvocas», de forma que pueden entenderlas cnstIanos,]u-
dIOS y paganos 52 Hollaz formulara mas tarde, en total smtoma con Lute-

45 Cf Maldonado, 549
46 Tomas de AqUInO, STh n, q 75 art 2, 1
47 LapIde, 482 es qUIza el umco que la aborda brevemente IIuV'tf<:; se refIe-
re a los apostoles, Jesus los consagra como sacerdotes en la ultIma cena Lapide
adopta con ello la Idea, SIn duda amphfIcada, de que Jesus en la ultima cena cons-
tituyo a los apostoles como sacerdotes, cf por ejemplo la epopeya espmtual DIe Er-
losung (La redenclOn) (pnnclplOs del Siglo XIV) V, 4805-4809 (ed por F Maurer,
Lelpzlg 1934, 205)
48 Lutero, De captlVltate Baby/omca, CItaS WA 6, 509 511 518, Clt segun ed
de Mumch IP, 168 171 181
49 Cf el escnto «Dass diese Wort Chnstl 'Das 1St meIn Lelb' noch fest stehen,
wlder die Schwanngelster», de 1527 (WA 23, 64-283)
50 Touto es un pronombre demostrativo que da especIal enfasls al pan y al VI-
no, que señala algo con el dedo, y no un Simple artIculo (Lutero, Vom Abendmahl
Chnstl Bekenntms [1528], WA 26,365)
51 Lutero, VomAbendmah/ Chnstl Bekenntms, WA 26, 449s (contra ZWIngho)
52 Bekenntms (supra, n 51) BoA 3,438
ro «La norma de toda la doctnna sobre el sacramento de la eucanstía son
las palabras lllstltuclOnales sobre la sagrada cena»53 Lutero rechaza cual-
qUier exphcaclOn flloso[¡ca de estas palabras prometedoras 54 que convIer-
ten el pan y el VlllO en sacramento «SI vIenen cIen mIl dIablos Junto con
todos los fanatIcos y objetan cómo pueden el pan y el VlllO ser el cuerpo y
la sangre de Cnsto, etc, yo se que todos los espmtus y doctos Juntos no
son tan sablOs como la dlvllla Majestad en su dedo meñlque»55 A mI en-
tender, la exegesls que hace Lutero del E<J'tLV hay que cah[¡carla, en su nú-
cleo, como [¡el a la Blbha, lllcluso como blbhclsta Parece, Slll embargo,
que los llltentos de una fundamentaclOn fIlológIca exacta de la doctnna de
la consubstanCIacIón a base del texto blbhc0 56 lllteresaron a Lutero tan po-
co como los llltentos de precIsarla en el plano teologlco-conceptual VlO
muy pronto, en camblO, una analogla entre la Cena y la cnstología La lll-
manenCIa y coexIstencIa del pan y el VlllO con el cuerpo y la sangre de
Cnsto se corresponden con la lllmanenCIa y coexIstencIa de las dos natu-
ralezas en Cnsto «Ambas naturalezas son perfectas», por eso, cualqUIer
forma de transformaCIón de lo humano en lo dlVlllO es un lllvento de la [¡-
losofia57 Lutero emplea un símIl para exphcar la mmanencla de las dos na-
turalezas perfectas el hIerro candente une en SI de modo perfecto las dos
«sustancIas» del hIerro y el fueg0 58 Recordare, por últImo, que la pnmera
de las tres «cautIvIdades» de la IgleSIa fue, según Lutero, la negacIón del
cáhz a los laICOS -algo nada marglllal para él-, pues tambIén aquí está en
Juego la obedIenCIa al sentIdo «SImple» de la palabra de DlOS «¿' Por mu-
chos'? Esos muchos no pueden ser los sacerdotes»59

c) A dIferenCIa de Lutero, Calvlno argumenta en forma slstematIca más


que exegétIca Argumenta exegetIcamente contra otras poslclOnes, como la
transubstanCIacIón a tenor de las palabras sobre el cálIz, habna que «trans-
formar tambIén el matenal de que está hecho el cálIz en sangre de Cnsto»60

53 D HollazlUs, Examen theologlcum acroamatlcum, 1707 = relmpr Darm-


stadt 1971, vol 2, parte III, 185 «Norma tOtlUS doctrmae de sacramento euchans-
tIae sunt verba mstItuclOlllS s coenae»
54 Los reformadores repIten sIempre ¡como palabra de promesa, el canon de la
misa debe pronuncIarse en voz alta y perceptible para todos, y que todos puedan oír'
55 Lutero, Grosser Kathechlsmus, BSLK, 41959, 710
56 FlaclO Ihnco, a proposHo de 26, 26, da la sigUiente fundamentaclOn fIlolo-
glca a la doctnna de la consubstanClaClOn Jesus no necesIta deCir expresamente que
da pan El «est» se refiere, por tanto, a lo que hay «ademas», y que no es VISible dI-
rectamente «Non puros palllS est, sed constat re terrena & coelestI»
57 Lutero, De captlvltate Babylomca, WA 6, 511, Citado segun la edlclOn de
MUlllCh IP, 171
58 [bid, WA 6,510, Clt segun ed de MUlllCh W, 169
59 [bid, WA 6, 504, cH segun ed MUlllCh IP, 162
60 Calvmo II, 316
Argumenta exegetlcamente, a partir de los mandatos «tomad, comed»,
contra las misas pnvadas es <<una mvenclOn del diablo que algUien se des-
taque del resto de la comumdad y comulgue para el so10»61 Pero Calvmo
no fundamenta su poslclon exegetIcamente, smo slstematIcamente (,Cual
es esa poSICIOn? En perspectiva cnstologlca, Calvmo qUiere dejar su plena
mtegndad a las dos naturalezas, la dIVma y la humana no qUiere despojar
a la naturaleza dlvma de su glona, trayendo a Cnsto «entre los elementos
perecederos de este mundo, o atandolo a cnaturas terrenas» Tampoco qUie-
re atnbUlr al cuerpo humano de Cnsto nada «que no corresponda a la natu-
raleza humana», por ejemplo, la mmensldad o la ublcUldad62 Por eso dis-
tmgue Calvmo muy CUidadosamente en otros pasajes cuando Jesus dice
que no siempre estara en el mundo (Mt 26, 11), lo dICe en referenCia a su
naturaleza humana, cuando dice «estare con vosotros todos los dlas hasta
el fm del mundo» (Mt 28, 20), se refiere a su naturaleza dlvma Pero (,co-
mo puede Cnsto, como cuerpo y sangre -no solo segun la naturaleza divI-
na umrse a los elementos de pan y vmo? La umca respuesta posible es ob-
via «El vmculo de esta umon es el Espmtu de Cnsto»63 «(,En que
consiste la umon sacramental de signo y cosa? (,Acaso no consiste en que
DIOs cumple, con la fuerza oculta de su Espmtu, 10 que promete?»64 Todo
estnba, para Calvmo, en que la presencia de Cnsto en la eucanstIa es una
presencia real, pero no matenal Calvmo presenta su doctnna de la Cena
como una soluclOn media no qUiere, como Zwmgho y los suyos, empe-
queñecer los signos, pero tampoco, como Lutero y los catohcos, magmf¡-
carlos y oscurecer aSI los mlstenos dlvmos, a los que aquellos remlten 65
La ConfesslO Helvetzana Posterior formula un slmll para esta Idea de la
presencia en la Cena de ese Cnsto que rema en el Cielo «Tamblen el sol
esta lejos en el Cielo y, sm embargo, esta con su fuerza entre nosotros»66
Se adVierte aqUl una cierta afmldad de Calvmo con la doctrma del signo
propuesta por Agustm, a qUien cita con frecuencia como autondad67 Por
supuesto que tamblen Calvmo mterpreta la copula EGttV «f¡gurate»68 Pe-
ro no necesita adUCir, como Zwmgho, otros muchos pasajes blbhcos para
mostrar que esto es aSI exegetlcamente, se sigue forzosamente de la cosa
misma

61 Ibld, 316 314


62 Id ,Inst IV, 17, 19
63 Ibld, 17, 12
64 CalVilla, n, 317
65 Calvlllo, Inst IV, 17, 5
66 H Bulhnger, Das Zwelte Helvetlsche Bekenntms, trad R Zlmmermann y
W HJ1debrandt, Zunch 1936, 91 = texto latIno en BSRK, 212
67 Pero los «signos» pan y villa no son para Calvlllo SImples señales, silla
«sIgnos» que ofrecen lo señalado Musculus, 552 habla de «sIgna exhlbltIva»
68 Ca1vmo, Inst IV, 17, 21
d) Voy a exponer aqUi expresamente la posIción no sacramental de
ZwmgllO y sus sucesores, porque entiendo que Lutero tenía razón sobrada,
obJetivamente, al ver en ella una posIción mcompatIble con la suya69 El
Consensus Tlgurmus encubnó por mucho tiempo, a mi JUICIO, algunas te-
SIS de Zwmgho muy mdependlentes Zwmgho parte, con toda consecuen-
Cia, de que la muerte sacnflclal de Jesús es el fundamento úmco de la sal-
vación Dice acerca de las palabras sobre el pan «SI aíslas la frase 'que es
partido o entregado por vosotros', se apaga totalmente la luz de la com-
prensión», pues el sentido de esa frase consiste en que «esto, o el pan, es
un memonal o recuerdo del cadáver de Cnsto, que es entregado por no-
sotroS»70 La muerte de Cnsto en la cruz se puede recordar, mas no repe-
tir Desde tal presupuesto es comprensible que para Zwmgho sea tan Im-
portante el concepto agustImano de «slgnum», que señala, más allá de sí,
algo dlferente 71 Por eso Zwmgho reúne cUidadoso, como exegeta, pasajes
bíbhcos en los que «est» eqUivale a «slgmflcat»72 La cena del Señor tiene
así más el caracter de un símil que de un sacrament0 73 Todo depende, pa-
ra Zwmgho, de la fe, y no de «comer» el «signo» «Comer sacramental-
mente el cuerpo de Cnsto no es smo -sigUiendo el espírItu y el sentido-
apoyarse en la mlsencordIa y la bondad de DIOS por medIO de Cristo
que se hiZO totalmente nuestro y, sacnfIcado por nosotros, nos puso a bien
con la Justicia dlvma»74
Esta noción de la Cena sufnó una lógica mutación por obra de los ana-
baptlstas de Zúnch, que ya antes de Zwmgho, en enero de 1525, celebra-
ron en Zolhkon la pnmera Cena evangéhca de SUiza Para Konrad Grebel,
«La Cena es símbolo de la conclhaclón, no misa m sacramento»75 Es un

69 Digamos aqUl expresamente que la polemlca de Lutero, sobre todo en su


escnto tardío de 1544 «Kurzes Bekenntms vom helhgen Sakrament» (WA 54, 141-
167), rebasa toda mesura No va a la zaga de sus escntos antisemitas tardlOs
70 Dass dIese Worte «Das 1st mem Lelb» usw eWIglzch den alten Smn haben
werden usw (1527), en Zwmgho, CR 92 (= Zwmgho, Samtlzche Werke V), 1934,
855 Consecuentemente se dice en su hturgla que el pan y el cah2' deben usarse «pa-
ra el recuerdo, para alabanza y aCClOn de gracias por haber padecido la muerte por
nosotros y haber derramado su sangre para lavar nuestro pecado» (AktlOn oder
Brauch des Nachtmahls [1525], CR 91 [= Zwmgho, Samtlzche %rkeV], 1927,21)
71 Agustm, De Doctrma Chrzstwna 2, l = BKV 1/49, 49
72 Por ejemplo en De vera acfalsa relzglOne commentarzu5 (1525), CR 90 (=
Zwmgh, Samtlzche Werke II1), 1914,795-799
73 Cf tamblen Bulhnger, 236B «Cuando ellos (los dlsclpulos) ven (VIdentes)
que se parte el pan y se vierte el vmo, piensan (cogltant) que el cuerpo del Señor
fue destrUido, y su sangre derramada en favor de ellos»
74 Zwmgho, Chnstwnaefidel expOSltlO (1531), CR 93N (= Zwmgho,
Samtllche Werke VI, 5" parte), 1991, 147
75 K Grebel, Brzefan Thomas Muntzer (1524), en QGTS 1,1952,15 Debo
a MOlses Mayordomo-Mann las referencias sobre la concepClOn anabaptista de la
Cena
agape «para conmemorar el cuerpo desgarrado de Cnsto»76, y no mas que
eso Es un ágape convlvlal de los hermanos cnstIanos, participan en el, pa-
ra su propia condenaclOn, aquellos «que ultrajan el amor, el vmculo mter-
no» La cuestlOn de qUien dlstnbuye la Cena es aqUl, consecuentemente,
del todo secundana 77
En el Siglo XVII, el SOCInIano holandes J L Wolzogen, por ejemplo,
defiende este tipo de mterpretaclOn frente a la tesIs calvInIsta de la presen-
cia espmtual de Cnsto en los signos de pan y vmo La fe en cualqUier for-
ma de presencla de Cnsto es, segun el, «maglae cUldam slmIlls»78 Las pa-
labras mstItuclOnales solo hablan del cuerpo de Cnsto «desgarrado y
entregado a la muerte en la cruz por nosotros», y de la sangre de Cnsto de-
rramada en la cruz por nosotros Wolzogen glosa las palabras mstltuclona-
les en estos termmos «De Igual modo que me veIS partir el pan, verels en
breve que mi cuerpo es desgarrado, y como veIS que VIerto vmo en la co-
pa, verels derramarse mi sangre»79 Tamblen Wolzogen dlsolvlO la Idea c1a-
Slca de sacramento
No es casualidad que esta tesIs se fuera Impomendo en el debate exege-
tIco desde la epoca de la IlustraclOn80 La tesIs de J JeremIas, muy mfluyen-
te todavla hoy, de que las palabras mstItuclOnales son una «doble parabala»
de Jesus 81 , se sltua en esta tradlclOn de la exegesls zwmglIana e Ilustrada

Explicación: EO'tív

El texto no aclara dIrectamente el eG-rlv Frente a la IdentIf¡ca-


ClOn dIrecta del pan y el VIlla con la carne y la sangre de Jesus, hay
que deCIr pnmero que Jesús habla, en los relatos evangehcos de la
Cena, estando presente entre los dlSClpulos, y m desgarra su cuerpo
m derrama su sangre82 Las palabras paralelas sobre la copa, en las
que es la copa, y no el VIllO, la sangre de Jesús, contradIce aSImIS-
mo una IdentifIcacIón dIrecta de ambos 83 Contra talldentIflcaclOn

76 Schlelfhelmer Bekenntms, 1527, art 3, Clt segun H Fast, QGTS 2,1974,29


77 K Grebel, Bne!an Thomas Muntzer (n 75) ¡Grebel eSCrIbe a Muntzer dl-
clendole que no debe adImmstrar la cena del Señor'
78 Wolzogen, 410
79 Ibld, 414
80 Cf por ejemplo FrItzsche, 768, Paulus III, 576 Wettstem 1, 518, Lightfoot
11,350 (en analogla con las palabras mterpretatIvas de la pascuaJudIa), Ewald, 158,
Meyer, 434, KeIl, 536, etc
81 Jeremlas*,215 Sobre la prehistOrIa de esta tesIs en la exegesls hberal del
Siglo XIX, cf Patsch*,48s
82 Esto es ya un argumento de Calvmo, Inst IV, 17 23
83 ASI ya Calvmo, cf supra, n 60
habla, en tercer lugar, el extraño neutro TOVTO. SU género no está
determmado por el masculino aQTo~84. Dado que en Mateo el 0'Ú-
TÓ~ Eonv deíctIca aparece a menudo y va referido siempre, correc-
tamente, al género del sustantivo correspondiente (3,3; 13, 19s.22s;
cf. 15,20), habrá que refenr también el neutro TOVLO, no al pan, si-
no a todo el proceso de partir el pan, tomarlo y comerl0 85 • Si esto es
correcto, no cabe imagmar ninguna clase de identidad entre el pan
y el cuerpo; sólo cabe pensar que el proceso de partir el pan, distri-
buirlo y comerlo se refiere al cuerpo de Jesús. Contra una identifi-
cación directa entre el pan y el cuerpo de Cristo está, finalmente, el
detalle de que los lectores del evangelio de Mateo daban por su-
puesto, presumIblemente, que Jesús mIsmo comió del pan y bebió
de la copa86 •

Los lectores esperan, a tenor de 26,18, que Jesús, puesto a la mesa (26,
20), comerá. En los v. 21 26 se dIce expresamente que «ellos» comen. Se-
gún v. 23, tambIén Jesús moja en el plato. Además, la Idea de comumdad,
fuertemente subrayada (fLEta tWV ~m(hIEtWV, v. 18, cf. v. 20; ~EW Ú~WV, v.
29), Impide exclUir a Jesús de la mesa compartIda. SI Jesús no hubIera co-
mIdo precisamente este trozo de pan m hubiera bebIdo de esta copa con los
dIscípulos, Mateo tendría que haberlo hecho saber a los lectores. Mateo
emplea tambIén la expresIón an:' aQtt en el v 29, al Igual que en 23, 39 Y
26, 64, en referenCia al mtervalo de tiempo que sólo comienza después del

84 Esta dificultad del texto gnego queda encubierta en muchos IdIOmas, como
el alemán y el mglés, donde «pan» y «esto» tienen el mismo genero Que el género
de tüum se nge por aWlla o por aIlla lo supo ya Jerómmo, sigUiendo a una parte de
los antIguos latImstas, la Vulgata traduce en el pasaje sobre la copa «H¡c est emm
sangUis meus» El anáhsls de Maldonado (supra, n 43), que encuentra ahí una le-
gitImación exegétIca de la transubstanciación, es entonces, en lodo caso, un típiCO
ejemplo de legitImación exegética secundana de un pnnclplO dogmátIco a base de
una observaCión exegétIca que, aun Siendo mteresante, en modo alguno puede sos-
tener el peso de esta mterpretaclón postenor
85 Este argumento vale también para las restantes formas del texto gnego Las
palabras sobre la copa en la versión lucana/paulma revelan mdlrectamente que mUTO
se nge en su género por los sustantIvos SigUientes, aWlla Y aIlla respectIvamente.
Como en las palabras sobre la copa el predicado era aquí Ihath¡xr¡, hubo que mser-
tar un TO nO"tlÍQLOv detras de TOUTO para que TOUTO sigUiera concertando Esta ob-
servación no es váhda, en cambIO, para eventuales textos ongmales en arameo
86 (Pseudo) Hlpóhto, Chromcon paschale, PO 92, 80B-C, defIende que Jesús
no partIcipó en la últIma pascua (Cnsto no comió el cordero pascual, porque «el
Cordero» era él mismo), y hoy, por ejemplo, Zahn, 684, JeremIas*, 203s, Schnac-
kenburg 11, 256 Pero la mayoría de los padres supone, desde Ireneo 5, 33,1 = BKV
1/4,238 y Juan Cnsóstomo 82, I = PO 58, 739, que partIcipó en la comida y bebi-
da común
acontecImIento actual, sugIere mdlrectamente, por tanto, que Jesus com-
partIo el pan y la copa, de los que antes habla hecho menclOn87

Resumiendo parece que la Idea de una IdentIdad substancIal de


los «elementos» de pan y vmo con el cuerpo y la sangre de Jesús le
era bastante ajena a Mateo QUIzá este texto no le planteaba a él el
problema de «beber sangre», algo Impensable para los Judíos Pero
no basta, por otra parte, hablar de una «parábola» explIcatIva, pues
el pan, que «sIgm[¡ca» el cuerpo de Jesús, va asocIado al rito de
partIr, dIstnbUIr, tomar y comer El pan no es sólo mterpretado, SI-
no sobre todo partIdo, dIstnbUIdo y comIdo Para el JudeocnstIano
Mateo, el punto de arranque ObVIO para la comprenSIón es, más que
nada, la accIOn-señal profétIca88 Hay, sm embargo, dos dIferencIas
básIcas respecto a las accIOnes-señales profétIcas de la BIblIa 1)
Esta accIón-señal de Jesus no se realIza una sola vez, smo que es re-
petIda por la comumdad 2) Se trata de una accIón-señal en la que
los presentes -la comumdad- partIcIpan por el hecho de comer el
pan y beber de la copa

¿Qué sIgmfIca el predIcado oW!la? En los pasajes del evangelIo


de Mateo donde fIguraba el vocablo hasta ahora, no deSIgnaba SIm-
plemente el «yo» general, smo concretamente el cuerpo, que se pue-
de vestIr (6, 25) o ungIr (26, 12) ¿Incluye dIrectamente para los
oyentes del texto mateano --en la fraccIón del pan- una referencIa a la
muerte de Jesús? Esto sólo cabe afInnarlo con certeza desde las fra-
ses paulInas o lucanas sobre el pan, donde el «cuerpo» se defme más
concretamente como 1:0 úm,º Ú!lWV (6t60!lEVOV) (1 Cor 11,24, Lc
22, 19) Pero esto es aSImIsmo válIdo, probablemente, para las frases
marqUIanas o mateanas, más breves, pronuncIadas sobre el pan Ca-
be presumIrlo preCIsamente porque lo sIgm[¡catIvo no es el «ele-
mento» pan, smo el proceso de partIr, dIstnbUIr y comer Nmgún
oyente o lector del evangelIo de Mateo podrá prescmdIr, además, de

87 Cf Tnllmg, Israel, 86s


88 H SchuflllaIm, El destmo de Jesus su Vida y su muerte, Salamanca 2003,
238-240, habla de un «sIgno de cumplImIento escatologlco» Creo que este con-
cepto es valIoso de cara a la mterpretaclOn, sobre todo, de la copa Nada expresa, en
cambIO, para la comprenslOn del nto
la situaciOn en la que Jesús pronuncia esas palabras Es la ultima ce-
na con sus discípulos, mmediatamente antes de su muerte Y por úl-
timo, la frase sobre la copa que sigue en v 27 hace eVidente esta re-
ferenCia se habla ahí de la sangre «derramada», lo que sugiere ya la
Idea de una muerte cruenta Estamos así ante la mterpretaclón del
versículo 27
27s Al nto del pan sigue mmedlatamente el nto de la copa Nada m-
dlca que pueda mediar toda una cena pascual entre ambos ntos 89
Jesús toma una copa en las manos, pronuncia la aCCIón de gracIas90
y la pasa a los dIscípulos Hay que decIr que todos beben de ella,
porque sólo es una copa la que debe cIrcular, tratándose del pan
partido en trozos, era mnecesano el mandato correspondiente. Es
importante, en consecuenCia, para Jesús que todos los dIscípulos
beban de la misma copa A dIferencIa de la copa mdIvIdual, co-
rnente en las comIdas Judías, esta peculIandad reqUIere una mter-
pretacIón91 ¿Por qué beben todos los discípulos de una sola copa?
La mterpretacIón de Jesús sólo es paralela a las palabras sobre el
pan al comIenzo, después es mucho más detallada que esas palabras
Hace referencia a la muerte de Jesús, en la que su sangre es derra-
mada como «sangre de la alIanza» La «efusión» de sangre sugIere
mequívocamente, a la luz del lenguaJe bíblIco y tambIén de Mt 23,
35, una muerte viOlenta92 La expresión «sangre de la alIanza» re-
cuerda Ex 24, 8, donde MOisés rOCió al pueblo con la sangre de los
ammales sacnficados Hay, pues, una remImSCenCia de la idea de sa-
cnfIclO, qUIzá de sacnfIciO expiatono, que fIgura en los targumlm

89 JeremIas*, 81 defendlO la tesIS de que la cena de la pascua JudIa tuvo lugar


entre las dos frases mterpretatlvas Ha sIdo muy frecuente, ademas, remItir aqUl al
f!ELCt LO OELnvi'jom paulmo (1 Cor I 1, 25)
90 EUXCtQLOLfW, a dIferencIa de EUAOYEW, no es vocablo LXX, smo «profa-
no» Ambos se usan a menudo como eqUIvalentes, cf 14, 19 con 15, 36, Mc 8, 6 Y
7, Jn 6, 11 Y23, tamblen H Conzelmann, XCtQL~ XLA., en ThWNT, IX, 399-405, es-
peCIalmente 40 1, 4ss
91 La copa mdlvldual parece haber sIdo comente en la pascua JudIa y en otros
agapes, cf Blll IV, 58s Cf H Schurrmann, Das Paschamahlbencht Lk 22, (7-14)
15-18 (NTA XIX, 5), 1953, 60ss Id, Jesu urelgener Tod, Frelburg 2 I975, 76-78,
utlhza esto como argumento en favor de la hlstoncldad de las palabras mterpretatl-
vas un nto tan sorprendente tema que ser mterpretado
92 Sm embargo, los LXX traducen sIempre el hebreo I:i í>l-ll (mas de 40 ve-
ces), en el radIcal de presente, por EXXE-, y nunca, como Mt, por el tardlO y no cla-
SICO EXXUV- La expreslOn blbhca EXXEW Ctlf!Ct se puede aSOCIar tamblen con la Idea
de sacnflclO, cf por ejemplo Lv 4,718253034,8,15,9,9, YpaSSlm, pero no es
esta expreSlOn en SI, smo el contexto correspondIente, lo que permite connotar la
Idea de sacnflclO
sobre Ex 24, 893 . Pero todo esto vale únicamente para la muerte de
Jesús, a la que se refiere exclusivamente aI""ú ""OlJ, no para el rito
eucarístico desligado de ella94 • La única copa que circula entre los
discípulos viene a subrayar la referencia a Jesús: en su muerte se
funda la alianza; de su muerte participan todos los que beben de es-
ta copa; su muerte los une a todos. Así pues, cuando protestantes re-
formados e iglesias libres optan una y otra vez por el rito del cáliz
mdividual, apenas justlficable desde una visión neotestamentaria, y
subrayan por otra parte, en su doctnna de la Cena -inspirada en
Zwinglio-, que el sacrificio único de Jesucristo en la cruz trae con-
sigo el perdón de los pecados y funda la comunión de la Iglesia, sur-
ge una extraña incoherencia entre rito y teología: precisamente la co-
pa común es lo específico y constitutivo del rito neotestamentari095 .
Tratándose de la sangre de Jesús, está claro implícitamente que
la alusión a Ex 24, 8 tiene carácter tipológico y hace referencia a
una alianza distinta de la sellada en el Sinaí. Entre nuestro texto y la
formulación explícita XalviJ OLU1'}~XT] de Lc 22, 20 Y 1 Cor 11, 25
no hay, por tanto, una diferencia de principio. La cuestión de si la ti-
pología del Éxodo significa también que Jesús es visto aquí como
nuevo Moisés 96 , resulta bastante ardua. Es posible, aunque el evan-
gelista no subraye esa idea. Es pensable, en fin, que los lectores del
evangelio de Mateo evocasen en aI""a... ÉXXlJVVÓ""EVOV el texto 23,
35 y asociaran la muerte de Jesús a la de los muchos profetas ase-
smados por Israel 97 • El peso de lo enunciado en v. 28 recae, sin em-
bargo, en JtEQL JtOAAWV; en virtud del valor expiatorio de su muerte
por muchos, Jesús se distingue de los profetas asesinados en Israel.
Detrás de JtOAAOL numerosos exegetas ven ya una alusión a Is 53,
lIs (cf. 52, 14), Ytienden luego a interpretar :TtOAAOL en el sentido

93 Tg Onkelos yTg Ps Jonathan, cf AIlIson, Mases, 258, y BIll 1,991 De Ex


24, 8 no se desprende una alUSión especial al sacnflclO pascual Judío, aunque algu-
nas mterpretaclOnes rabímcas atribuían a éste un efecto explatono, cf Jeremlas*,
216s, N Fughster, Die Hellsbedeutung des Pascha (StANT 8), 1963, 256s
94 En cualqUIer caso, la cena del Señor celebrada en los dommgos es deSig-
nada ya por Dld 14 como &vola
95 Naturalmente que se puede modificar un nto bíblIco por razones de peso
(¡,tamblén por razones hlglémcas?), como han hecho los católIcos en su hlstona con
el uso de la «commumo sub una» Pero ¡uno tiene que saber lo que hace' Y enton-
ces qUizá sería mejor renunciar a condenar, como no bíblico, el uso lItúrgiCo de la
«cornmumo sub una»
96 Así Heb 9, 19s, 10,29, Y AIlIson, Mases, 258-261
97 Así Knowles, Jeremzah, 207s
de «la totalidad»98. A mí me parece la referencia a Is 53, como en
20, 28 99 , muy problemática, porque apenas cabe constatar coinci-
dencias verbales 100. Por eso hay que interpretar JtOAAOL primaria-
mente desde el contexto inmediato: la copa única pasa de mano en
mano entre los muchos discípulos que están a la mesa; y de ese mo-
do, el valor expiatorio de la muerte sacrificial del único Cristo be-
neficia a muchos: con los discípulos que beben de la úmca copa se
identifica la comunidad que celebra la cena del Señor y que se apli-
cará a sí misma prioritariamente el JtfQl JtOAAWV. Parece así que el
sentido de JtfQVÍJJtÉQ JtOAAWV (Mt/Mc) no es básicamente distinto
del de ÍJJtÉQ ÍJ¡,¡.wv (Lc/Pablo).
Examinemos desde aquí retrospectivamente la cuestión del sen-
tido de ECJ'tLV: Decíamos, a propósito de las palabras sobre el pan,
que 'WU'W venía a interpretar ante todo el rito entero de la fracción
del pan y no el elemento específico del pan. Esto mismo vale para
las palabras sobre la copa. Lo indica ya externamente el hecho de
que el objeto de interpretación sea la «copa»; su contenido, el vino,
no se menciona lOl • También aquí se trata del proceso que es objeto
de interpretación: Jesús ofrece la copa, que pasa por todos los pre-
sentes, y todos beben de ella. Yeso es precisamente lo que sugiere
que la muerte sacrificial de Jesús, su muerte cruenta en favor de mu-
chos, beneficia a toda la comunidad que participa en esta acción-se-

98 ef. sobre todo Jeremlas*, 219-223, que partIendo de la mterpretaclónJu-


día del pasaje, favorable a veces, aunque muy raramente, a esa tendenCIa, concluye
que Jesús pensó tambIén en los paganos
99. Cf vol III,222s
100 Hay que dlstmgUlr netamente, a mI JUICIO, entre las referencIas a mtertex-
tos bíblIcos que el texto mIsmo sugIere a lectoras y lectores con formaCIón bíblIca,
y aquellas otras referencIas que estos hacen por su competencIa bíblIca, hay que
dlstmgUlr, por tanto, entre referencIas mtenclOnadas y referencIas sólo permItIdas
Estas últImas no son IlegítImas, smo que denvan de la lIbertad que casI todo texto
ofrece a sus lectores de amplIfIcar el sentIdo textual dado en VIrtud de su propIa
competencIa. No se puede descalIfIcar o prohIbIr en modo alguno, en nombre de
una Idea estrecha y defmItona del sentIdo textual, esa lIbertad que tambIén las tra-
dICIOnes de Jesús ofrecen a sus receptores; ¡casI todas las «pruebas escnturanas»
del Nuevo Testamento han sIdo descubIertas de este modo! El caso es dIferente, a
mI entender, SI se trata de referencIas que aparecen explícItas en el texto. Entonces
debe haber en él unas señales claras para postular esa referencIa, por ejemplo, una
fórmula de cItacIón o un mínImo de comcldencIas en la lIteralIdad, que hagan Iden-
tIfIcable mequívocamente el mtertexto blblIco Aquí no se da esto, y por eso no es
correcto, a mI entender, mterpretar el texto SImplemente desde ls 53
101 Podemos leer con frecuencIa la observaCIón de que «la copa» eqUIvale, «por
metOnImIa, a lo contenIdo en ella» (Bauer, Wb6, 1393). Esto es problemátIco, pues
¡sólo cabe hablar de la «copa» porque no Importa pnmanamente lo que contenga'
ñal. Lo que importa no es, pues, el elemento vino ni las característi-
cas comunes entre los elementos vino y sangre (el color rojo, por
ejemplo )l02. Sólo así se puede comprender que la verSIón paulina-lu-
cana de las palabras sobre la copa (1 Cor 11,25; Lc 22, 20), que no
aplican la «copa» a la «sangre», smo directamente a la «nueva alian-
za», pueda haberse transmitldo alIado de la versión marqmano-ma-
teana: apenas difieren, tampoco aquí, sustancIalmente en su sentldo.
Es importante la expresión «para el perdón de los pecados» al
final de las palabras sobre la copa. El perdón de los pecados es, pa-
ra Mateo, el centro de la misión de Jesús. Ya su nombre daba a en-
tender que estaba destmado a salvar a su pueblo de los pecados (1,
21). El relato de la curacIón del paralítlco Mt 9, 2-8 mterpretaba la
facultad de perdonar pecados como una EsolJoLa dIvina del Hijo del
hombre (9, 6), que DIOS otorga a «los humanos» (9, 8). La cena del
Señor hace ver ahora cómo sucede eso: la comunidad, al celebrar la
cena del Señor, participa en el valor salvífica de la muerte de Jesús.
Se advierte aquí, una vez más, que las palabras sobre la fracción del
pan y sobre la copa no son meras parábolas explicativas, sino una
promesa que permite a la comuOldad, en el rito de comer y beber,
beneficiarse de la fuerza redentora de la muerte de Jesús. Los pasa-
Jes del evangelio de Mateo que mvitan al perdón de los pecados (18,
2ls.23-35; cf. 6, 12) alcanzan su profundidad con la cena del Señor:
perdonar a otros su deuda sigOlfIca compartir la mIsión de Jesús y
corresponder al don recibido de él 103 •
En el v. 29 Jesús habla del futuro en lenguaje solemne 104, de to- 29
no bíblico. El versículo tiene un gran peso: es la última palabra de

102 A la luz de la dlstmclón que eso supone entre rasgos constitutivos y no


constltutlVos del nto, habría que afIrmar por tanto lo sIgUIente desde una vIsIón ne-
otestamentana es relativamente mdlferente que, en otras culturas y para las ocasIO-
nes solemnes, se tome en la eucanstía vmo, zumo de uva o una bebIda cornente,
por ejemplo, aguardIente de arroz en Japón o Chma ¡La copa común, en cambIO, es
un rasgo constitutivo del rIto y, por ende, Importante'
103 Los exegetas señalan con frecuencIa, a propÓSIto de este pasaje, que el
perdón de los pecados pasa a ser en Mt la obra de salvaCIón exclUSIva de Jesús, por-
que en 3, 2 omItIó del relato marqUlano sobre el bautismo de Juan la expresIón E¡~
Ct<¡JEOLV ár,lUgnGlv (Mc 1,4) Yo estimo que tal omlSlon es sImplemente una conse-
cuencIa de la reformulaCIón del anuncIO del Bautlsta en 3, 2, Y que Mt, que suele
conSIderar eqUIvalentes la efIcaCIa del Bautlsta y la de Jesus en otros aspectos, no
qUIso establecer dIferenCIas precIsamente en este punto Cf tambIén 3, 6 (recono-
CImIento del pecado en el bautlsmo de Juan) y vol 1,205 (Mateo 1, 205s)
104 Ou fU] + ÉW~ es frecuente en la BIblIa, en votos de abstenCIón (p eJ Gn
24,33, Tob 7, 12 BA) o de otro género (p eJ Nm 32, 18), o en anuncIOs (p eJ l Sm
Jesús sobre la ~aOLA.cLa, y remite al comienzo de su predicación, a su
mensaje sobre la inminencia del reino de los cielos (4, 17; cf. 3, 2).
Este versículo contiene una segunda evocación: el ~E{}' ú~wv añadi-
do recuerda el tema cristológico fundamental del evangelio: Jesús,
que salva de los pecados (1, 21), es el Enmanuel, el ~E{t' úflWV Ó
{tEÓ~ (1, 23). ¡Dos veces consecutivas se evoca Mt 1, l8-25! «Reino
de mI Padre» significa obviamente la consumaCIón escatológica, que
falta aún, y no los ágapes del Resucitado con sus discípulos después
de pascua105 o la presencia del Resucitado en la Iglesia lo6 • Frente a
muchas tendencIas posteriores dentro de la Iglesia, el texto no iden-
tifica la consumación escatológica con la reahdad de la resurrección
o con la liturgia eclesial.
El v. 29 es interpretado por los exegetas a) como anuncio de la
próxima muerte de Jesús y de la inminente consumación del remo
de Dios107, o b) como un voto de abstención 108, o c) como un anun-
cio optimista de la inminente consumación lo9 • Según sea el supues-
to, el peso recaerá en toda la frase (= a), en la oración principal v.
29a (= b) o en la oración temporal v. 29b (= c). Hay muchos indi-
cios, a mi juicio, para interpretar el versículo, en el contexto matea-
no, principalmente como un anuncio optimista de cumplimiento de
la comumón de Jesús con los dIscípulos en el futuro reino de Dios.
Precisamente en virtud de este anuncio optimista de Jesús, la cena

9, 13 LXX, Is 55, II LXX) En Mt hay otros anuncIOs solemnes de Jesús con es-
tructura smtáctlca SImIlar (5, 18, 10,23, 16,28,23,39,24, 34) n~VTlI-La U[!JtEAOU
es lenguaje bíblico (Is 32, 12, cf Dt 22,9, Hab 3, 17), lo mIsmo que ~[!ÉQa ibtELVTj
105 Juan Cnsóstomo 82, 2 = PG 58, 739, Teofllacto, 445, EutlmlO Zlgabeno,
669, Estrabón, 169, Wolzogen, 417 Lebeau (Le vm)*, 187-294 da una exposIcIón
amplia de la exégeSIS patrística
106 Jerórtlmo, Ep 120,2 = PL 22, 986, Tomás de Aqumo (Lectura) n° 2203
«Regnum slgnat praesentem Eccleslam», Melanchthon, 207, más documentos en
Lebeau (La parole)*, 521s
107 Esto se corresponde con la mterpretaclón ecleSIal más dIfundIda, cf Cal-
vmo n, 318 Hoy lo defIenden, por ejemplo, H Schürmann, Der Paschamahlbe-
rlcht (Lk 22, [7-14J 15-18) (NTA XIX 54), 1953, 65 (profecía de la muerte, umda
a la esperanza cIerta de la resurreccIón), F Hahn, DIe alttestament/¡chen MotIve m
der urchrlst/¡chen Abendmahlsuber/¡eferung. EvTh 27 (1967) 340 (<<anuncIO de la
muerte» y «promesa de plemtud»), H F Bayer, Jesus' PredlctlOns ofVmdlcatlOn
and ResurrectlOn (WUNT II120), 1986, 44
108 JeremJas*, 201-210
109. Ya Tomás de Aqumo (Lectura) n° 2203 «ConsolattQ>} Cf además, por
ejemplo, Blank*, 514s (<<palabra de promesa y de segundad}», D ZelIer, Prophe-
tlsches Wzssen um dIe Zukunft In synoptlschen Jesusworten ThPh 52 (1977) 266
(profecía de la muerte como «garantía» de la verdad de lo añadIdo en proposIcIón
secundana) El tránsito entre las mterpretaclOnes a) y c) es flUIdo
del Señor es lo contrano de un banquete fúnebre La Idea del ban-
quete escatologico con Jesús en el futuro remo de DIOS está preVIS-
ta en Mateo (22, 2 lIs, 25, 10-12, cf 8, lIs, 20, 20-33, 25, 21 23)
Tanto la frase de Igual estructura, 23, 39, como la mclusIón con el
pnmer dICho sobre la ~aOlA.ELa, 4, 17, mdICan que el acento debe
recaer en el segundo mIembro de la propOSICIón Una promesa de
abstencIón en una persona que acaba de anunCiar su muerte prÓXI-
ma no parece tener mucho sentldo 11O , al tlempo que el V 29a subra-
ya por otra parte, con eficaCia retónca, la cercanía y la certeza del
remo del Padre Este versiculo subraya también la idea de comu-
món Jesús, el Enmanuel, celebra «con» sus discípulos No hay que
acentuar aquí el f!d}' 'Úf!WV, reduciendo la comumón con Jesús al
éSjaton y haCiendo del mtervalo que comienza «desde ahora» un
tlempo de abandono por parte de DIOS lil El f!E,'}' 'Úf!WV es más bien
el hilo roJO que cruza todos los tlempos Mateo sabe Ciertamente
que llega un tlempo en el que Jesús no esté ya con los discípulos (9,
15,26, 11), pero sabe igualmente que el Enmanuel terreno, que ha
celebrado su ultlma cena como ágape comumtano «con» los disci-
pulos (26, 18 20), como Resucitado estará «con» su comumdad <<to-
dos los días» hasta el fm del mundo (28, 20), es deCir, también cuan-
do ella celebre la cena del Señor En el remo del Padre, por tanto, se
consumara defmitivamente lo que la comumdad Vive ya ahora

Resumen

Volvamos a las preguntas guía formuladas de entrada 112


1 (,Es Mt 26, 26-29 pnmanamente el relato sobre un suceso pre-
ténto de la paSión de Jesús o el relato mstltuciOnal de la cena del Se-
ñor que la comumdad celebra en el presente? Es ObVIO que los ver-
sículos narran un episodIO de la histona de la paSIOn de Jesus, pero la

110 Jeremlas*, 208s, basandose en el ayuno de los cuartodeclmanos y en


Const Ap 5,13, 3s, 14,20 (F X Funk, Dldascalla et ConstltutlOnes apostolorurn
1, Paderborn 1905,271279), pIensa en un ayuno para Israel ¡Una exegesls atrevIda'
III ASI Braumann*, 167 «La presencIa de Jesus no se realIza en la cele-
braclOn de la cena por la comumdad, smo mas tarde, de nuevo, en el remo de DIOS»
Acentua en sentIdo mverso, con razon, Frankemolle, Jahwehbund, 39s Irwm*,183
se muestra mas reservado en el JUICIO la cena del Señor es un «provlSlonary slgn»
de la presencIa de Jesus
112 Cf supra, 154-163
hlstona mateana de Jesús transparenta básIcamente el presente Así lo
muestra con especIal clandad este texto, al poner todo el peso en las
palabras de Jesús: los elementos del relato ofrecen caSI ÚnIcamente
aquella SItuaCIón en la que Jesús pronunCIa unas palabras esencIales
para toda celebracIón de la cena del Señor en la comUnIdad

2. El texto mateano ¿versa sobre la últIma pascua Judía de Jesús


o sobre algo nuevo? Fue asombroso que hasta la comUnIdad Judeo-
cnsllana del evangelIo de Mateo, fIel a la Ley, se hubIera deslIgado
un tanto de la pascua Judía. La coordmaclón de este últImo epIsodIO
con la cena pascual Judía y sus usos resultó tan confusa que la co-
mUnIdad no pudo haber entendIdo el mandato del Señor al fmal de
su últIma pascua como mera mVItacIón a modIfIcar su pascua Judía
en una línea «cnstIana» La cena del Señor ordenada por Jesús tam-
poco es para la comUnIdad la pascua Judía, al Igual que la alIanza
sellada con la muerte de Jesús dIfIere tambIén para ella de la alIan-
za del Smaí.

Esto constituye una referenCIa Importante para la nOClOn que la comu-


mdad mateana tiene de la ley mosaIca No sabemos SI aquella, tras la des-
truccIón del templo el año 70, y leJOS de Jerusalén, celebraba anualmente,
como otras comumdades Judías, la conmemoraclOn de la pascua JudIa y, en
caso afmnatIvo, de qué forma lo hacía Pero no hay mdlclos de que la co-
mumdad mateana, o cualqUIer comumdad cnstIana, no celebrase la cena
del Señor cada dommgo (o mcluso dlanamente), y 10 hICIera sólo anual-
mente ll3 Esto no se contradIce con su fIdelIdad al mandato de Jesús de ob-
servar la Torá hasta la ultIma lOta y tilde (Mt 5, l7ss), porque despues de la
destruCCIón del templo nmgún Judío podía celebrar su pascua La celebra-
CIón de su pascua resulto ImpOSIble para todos los JUdIOS Ahora bIen, SI la
comumdad mateana JudeocnstIana tampoco celebraba ya la cena del Señor
como pascua Judía, smo como otras comumdades, mclmdas las pagano-
cnstIanas, entonces esta celebraCIón slgmflcó para la comumdad de Ma-
teo, que se encontraba en la encrucIjada entre Judaísmo y cnstIamsmo ll4 ,
un Importante «puente» ecumémco que le faCIlIto la mtegraclón en la gran
IgleSIa

113 Tamblen los cuartodeclmanos postenores celebraban la cena del Señor to-
dos los dommgos, y la sustrajeron aSI del CIclo anual que los dlstmgUIa de los cns-
hanos romanos
114 Cf U Luz, L evangelzste Matthzeu Un judeochretzen a la crO/ssee des
chemzns RejlexlOns sur le plan narratifdu premler Evanglle, en D Marguerat-J
Zumstem (eds), La memO/re et le temps (fS P Bonnard), Geneve 1991,77-92
3. ¿Qué relación guardan la fracción del pan y la copa con la
muerte de Jesús? Hemos visto que en la forma mateana de la cena
del Señor lo decisivo es la muerte sacrificial de Jesús en favor de
muchos. Las palabras interpretativas refieren a esa muerte el rito de
partir y comer el pan y el rito de beber de la copa. No hay posibili-
dad alguna de comprender el significado salvífica de este rito inde-
pendientemente de la muerte de Jesús, diciendo por ejemplo que, ya
en el rito, el pan se convierte en el cuerpo de Cristo, y el vino, en su
sangre. En ese sentido no hay para Mateo una presencia real de
Cristo en los elementos; pero tampoco la hay si se afirma que el ri-
to, o incluso los elementos de pan y vino, pasan a ser simple pará-
bola o una acción-señal con significado meramente cognitivo. La
verdad es que los discípulos, o la comunidad, participan en esa «pa-
rábola»; comen el pan partido y beben de la copa común. Participan
así de la fuerza salvadora de la muerte de Jesús. Esto adquiere la
mayor claridad para la comunidad mateana en la experiencia y la
práctica del perdón de los pecados, que le otorga la fuerza benéfi-
ca l15 de la muerte de Jesús y la hace participar en ella activamente.

4. Los dos acentos interpretativos mateanos más importantes


de los v. 26-29 son la referencia al perdón de los pecados y el énfa-
sis puesto en la comunión de Jesús con sus discípulos. Detrás del
primer acento está el pasaje 1, 21: Jesús, el Enmanuel, salvará a su
pueblo de los pecados (cf. 9, 6.8). Detrás del segundo acento late 1,
23: Jesús, el Enmanuel, en su actividad terrena, después de pascua
en la comunidad y finalmente en el reino de los cielos, estará «con»
sus discípulos (cf. 28, 20). Esto incluye la comunión de los discípu-
los entre sí, como quedó claro sobre todo en 18, 20 y en el discurso
de la comunión Mt 18. Para Mateo, por tanto, la inclusión del texto
cristológico fundamental 1, 18-25 y el texto eucarístico 26, 26-29 es
algo constitutivo: la fundación de la cena del Señor viene a conden-
sar dos rasgos básicos de la misión de Jesús.

A partir de aquí es tnste comprobar el escaso papel que la idea de co-


munión ha desempeñado en la exégesis eclesial. Esta se ha concentrado
progresivamente en la cuestión del signifícado de los elementos. Hoy em-

115 Con la expresión «fuerza benéfica» qUiero descnblr en lenguaje nada téc-
mco la energía creadora de las palabras de Jesús que «lllterpretan» el nto. Hay que
eVitar el hacer de estas palabras, por una parte, una mera «explicación», y por otra,
una «defllllClón» de los acontecimientos
pieza a cambiar la tendencia, como indica por ejemplo la interpretación
global de la eucaristía en el Catecismo de la Iglesia Católica de 1993. La
idea de comunión, fruto de la eucaristía, recupera también su puesto en ese
catecismo 116 • El gradual debilitamiento de la idea de comunión fundada
por la cena del Señor (cf. 1 Cor 10, 16s\17) hizo que esta Cena -prisionera
en sus interpretaciones teológico-conceptuales- pudiera convertirse, con-
tra su sentido bíblico, en barrera de separación entre las iglesias. Cuando
las definiciones e interpretaciones eclesiales de la cena del Señor se consi-
deran la condición básica de la comunidad eucaristica, y cuando ellas ocu-
pan el lugar de la invitación de Cristo a la cena del Señor, se tergiversa el
sentido de todos los textos bíblicos sobre dicha Cena.

5. ¿Qué hay que decir, a la luz de los textos bíblicos (Mt 26,26-
29, por ejemplo), sobre las disputas en tomo a la eucaristía, princi-
palmente desde el siglo XVI? En mi opinión, lo más importante es
que los textos bíblicos, aunque hablan de la fuerza benéfica de la
muerte de Jesús en el pan y el vino de la cena del Señor, no definen
conceptualmente lo que los teólogos e iglesias de siglos posteriores
han creído tener que definir. Justamente por eso, a mi entender, la
cuestión de quién tiene razón en este asunto a la luz de los textos bí-
blicos, está mal planteada.

Hay que considerar también en este punto la variedad y el colorido de


los diversos textos del Nuevo Testamento sobre la cena del Señor. Yo estimo
(quizá con los prejuicios de un suizo que profesa la Reforma) que Zwinglio,
el más consecuente en subrayar que la expiación y el perdón se fundan úni-
camente en la muerte de Jesús, y que la cena del Señor tiene sobre todo el
sentido de «rememorar» el significado del «cuerpo de Cristo muerto» y de
su «sangre» derramada en la cruz, se aproxima en muchos extremos al pen-
samiento de los evangelios sinópticos. Si se contemplan, en cambio, a la luz
de Jn 6, 51 b-58 las ideas confesionales de la cena del Señor, entonces la idea
más próxima a la Biblia es la luterana o la católica de la presencia real, siem-
pre que no sea declarada, en línea biblicista, como la única interpretación
posible de todos los textos bíblicos, o no sea constreñida con otras defini-
ciones que van más allá de todos los textos bíblicos. Por complementar la
gama de las confesiones, cabe afirmar quizá lo siguiente: la concepción cal-
vinista de la presencia espiritual de Cristo no está probablemente tan aleja-

116. Sobre el aspecto de comunión cf. ¡b,d., por ejemplo los números 1391.
1396.1398-1401.
117. P. Hoffinann hace notar (en carta) con razón la sorprendente coincidencia
entre la mterpretación paulina de la cena del Señor en ICor lO, 16s y la de Mí.
da de lo que Pablo -no necesariamente sus interlocutores de Connto-- en-
tiende en ICor 10, 3s por nVE1J¡ta'tLx6v ~Qw¡ta o nó¡ta, aunque el trasfon-
do cristológico del pensamiento de Calvmo difiera mucho del de Pablo. En
cualqUler caso, no está de más recordar a todos los controversistas de con-
feslOnes ecleslales que todos ellos tienen que habérselas con el canon bíbh-
co entero, y no sólo con los textos que les resultan especialmente afmes.

La pregunta más importante a la luz de la Biblia es, a mi juicio,


cómo volver de 10 definido como «válido» por iglesias, concilios y
teólogos, a 10 que es indefinible por naturaleza. A diferencia de las
experiencias e interpretaciones, las definiciones exc1uyen la cena bí-
blica del Señor1l8 y están, por tanto, en radical contradicción con ella,
con esa Cena que hace comunión y no quiere separar. A la cena del
Señor invita Cristo, el Señor, ¡no sus representantes ec1esiales!, el
Cristo que murió por muchos y que, por medio de sus palabras, con-
vierte el rito de partir el pan y beber de la copa en fuerza salvadoral19 •

3. En Getsemaní (26, 30-56)

Las dos escenas v. 36-46 y v. 47-56 están estrechamente relacio-


nadas porque transcurren en el mismo lugar: el huerto de Getsema-
ní. El narrador Mateo las enlaza en inmediatez temporal (cf. v. 47a).
En el contenido, el contraste entre los dos episodios no podría ser
mayor: al primer episodio, en el que Jesús ora a solas, sigue la ten-
sa escena del prendimiento, donde participa Judas con una gran
multitud de pueblo. Los v. 45s engarzan las dos escenas narrativa-
mente: Jesús anuncia 10 que ahora va a suceder.
Les precede el breve episodio v. 30-35 que sirve de tránsito des-
de la cena pascual a las escenas de Getsemaní. Teniendo en cuenta
que el epIsodio indicaba al comienzo, en v. 30, como meta el nuevo

118 Escnbe BuIlmger, 235 «Coeptum est emm contra naturam slgnorum dIS-
putan de transsubstantIatlOne , de accldentlbus sme sublecto subslstentlbus, de
corporah corpons praesentla, de mdlgne manducantlbus Instltuerat dommus
hanc Coenam, ut esset symbolum umtatls et concordIae omnIum mter se fratrum et
ecclesIarum» Y exclama luego retóncamente, en la estela de Tertuhano «QUId au-
tem AthenIs cum Hlerosolymls? QUId academlae cum ecclesIa?»
119 Por eso la mtercomumón es, en mI oplmón, algo ObVlO, más aún es la dó-
CIl obedIenCIa a la mVltaclón de Cnsto La mtercomumón no depende, para mí, de
nmguna autondad ecleSial, queda restnnglda, todo lo más, en la comUnIón acoge-
dora por la conSideraCión debIda al «hermano débIl» (1 Cor 8, 13)
escenario, el monte de los Olivos, me parece lógico integrarlo con
las dos escenas siguientes en una sección más amplia. La breve sec-
ción es importante para el conjunto de la historia de la pasión: Jesús
anuncia a los discípulos lo que les va a ocurrir. Con ello se traza un
puente, no sólo hacia el versículo final de la sección, v. 56, sino tam-
bién hacia los v. 69-75. El v. 32 anticipa lo que se narrará en el cap.
28. Esta breve sección introductoria ejerce así la importante función
composicional de ensamblar toda la historia de la pasión.

a) La inminente defección de los discípulos (26, 30-35)

Bibliografia: Muñoz León, D., «Iré delante de vosotros a Galilea» (Mt 26,
32 Y par). Sentido mesiánico y posible sustrato arameo dellogion: EstE 48
(1990) 215-241.
Más bibliografia** sobre la historia de la pasión y la pascua en Mt 26-28,
supra, p. 43-46.

30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Oli-


vos.
31 Entonces les dice Jesús: «Todos vosotros vais a fallar esta
noche por mi causa, porque está escrito:
'Heriré al pastor
y se dispersarán las ovejas del rebaño'.
32 Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a
Galilea».
33 Pedro intervino y le dijo: «Aunque todos se escandalicen
de ti,yo nunca me escandalizaré. 34 Jesús le dijo: «Yo te asegu-
ro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás nega-
do tres veces». 35 Dícele Pedro: «No, aunque tenga que morir
contigo, yo no 1 te negaré».
y lo mismo dijeron todos los discípulos.

Análisis

1. Estructura. El v. 30 es un apunte de transición. Los v. 31-35 forman


un diálogo bien definido que consta de dos anuncios de Jesús (v. 31s.34) y

1. er. supra, 153, n. 3 sobre 26,26-29.


dos protestas de Pedro (v 33 35ab) Los prImeros aparecen enlazados con la
formulaclOn mtroductorIa EV T'ñ V'tnm TU1JTtl (v 31 34) La prImera protes-
ta de Pedro toma del anuncIO de Jesus el verbo o'XUVOUA.L~E(Jt}m (v 31 33
dos veces), la segunda, el verbo (muQvElot}m (v 34s) Una protesta general
de todos los dlsclpulos repite en forma qUlastIca el v 31 2 y pone fm a la sec-
clOn (v 35c) Las dos profeclas anuncian acontecimientos que se narran
mas adelante (v 5669-75) Para lectores que conocen ya la histOrIa de la
paslOn, queda mas acentuado aun el fracaso de sus personajes de IdentIf¡-
caClOn, los dlsclpulos El anuncIo central de la apanclOn del Resucitado en
Galilea, v 32, aparece extrañamente aislado, al fmal del anuncIo de Jesus
Pedro no hace referenCia a esto en su respuesta Los dlsclpulos pasaron por
alto esta parte del anuncIO de Jesus, los lectores no lo pasaran por alto

2 Fuente Mateo sigue aqUl de nuevo el texto de Marcos (14, 26-31),


mientras que Lucas, en su diSCurso de despedida de Jesus, toma de su tra-
dlclon espeCial una verslOn del anuncIO de la negaclOn de Pedro muy dife-
rente (22, 31-34), que en su segunda parte presenta muchas comcldenclas
con Jn 13, 37s El anuncIo de la hUida de los dlsclpulos lo transmite Juan
de modo fuertemente <<Joamzado» en el segundo discurso de despedida
(16, 32) La verslOn mateana es una elaboraclOn de la marqUlana aSI se
aprecia, no solo en muchos pequeños detalles mateanos 3 , smo tamblen en
las palabras gUia EV T'ñ vU'XTL TUUTtl4, o'XuvOuA.i:~E(Jt}m5 y uJtuQvElot}m m-
tercaladas a veces adiCionalmente El texto adqUiere aSI una mayor tenslOn
Son pocas las omisiones de Mateo en esta seccIOn6 La forma textual de la
cita blblIca de Zac 13,7 en v 31b plantea problemas dIficIles su segunda
lmea se ajusta literalmente a los LXX A, mas no la prImera, que los LXX
y el texto hebreo formulan en ImperatIv0 7 Mt adapto qUlza la cita trans-
mitida en Mc a la verslOn Septuagmta, que el conocla8

2 V 31 35c ltaVTEC;
3 Son mateanos, segun vol I,Introd 42 (Mateo 1, 57ss) TOTE, ÚflEIC;, yaQ (v
31),01' (v 32), altOxQL{}nc; 01' ( ElltEV), OUOE1tOTE, GXaVOaAL~OflCtL (v 33), rpE[U
(v 34), ÓflOLlllC;, fla{}IlTCtL (v 35) Es mateano el dIscurso directo (v 31, cf vol 1, In-
trod 41, Mateo 1, 54ss)
4 V 31 (redacclOnal), v 34
5 V 31 33a 33b (redacclOnal) 'Ev EflOL o EV GOL es redacclOnallas dos veces
6 Ante todo la segunda anotaclOn temporal que es «mnecesana», GllflEQOV y el
hapax legomenon de Mc, ExltEQLOGmc; del v 35 Sobre el 1\ OLC;, cf mfra, n 27
7 Cf la VISlOn panoramlca sobre las versIOnes del texto de Zac 13, 7 LXX en
Stendahl, School, 80 Hay dos verSIOnes del texto LXX, representadas una por A (y
modIficada por K Q), Y la otra, sobre todo, por B El texto masoretIco es mas afin en
la pnmera verSlOn, pero mas breve que ella El texto de LXX B dIfIere totalmente
de Mc/Mt
8 ASI Stendahl, School, 81 Tamblen es pOSIble, naturalmente, que LXX A sea
una verslOn cnstIana del texto, mflUlda por Mt Es lo que defIenden, por ejemplo,
Explicación

30 El v. 30 es el tránsito de la cena pascual al escenario del monte


de los Olivos9. No está claro SI ú!-tv~aav'tES; hace referencia a la se-
gunda parte del Hallel (Sal 115-118)10 o a otro himno nuevo de ac-
ción de gracias ll . Lo primero responde a la lectura «histórica» del
relato como conclusión de la última fiesta de pascua de Jesús; lo se-
gundo, a su transparencIa para el presente, como etiología cultual
de la cena del Señor cristiana. Es muy dificil saber ya en cuál de las
dos posibilidades piensa Mateo. Jesús y sus discípulos se levantan
ahora y caminan hacia el monte de los Olivosl 2 •
31 Jesús hace, presumiblemente en el camino, un anuncio impactan-
te: todos sus discípulos van a fallar por su causa. El contraste con v.
26-29 no podría ser mayor: había celebrado la pascua judía «con sus

Rothfuchs, Erjüllungszltate, 84, y Selllor (PasslOn)**, 93s Pero no es probable, da-


do que todas las versIOnes del texto veterotestamentano, InclUIda LXX A, formulan
el verbo Introductono como ImperatIvo (LXX A. ltáTa1;ov), dado tambIén que
LXX A Yel texto masorétICO son relatIvamente afInes, y dado que ltOLfJ.VTJ es un ha-
pax legomenon mateano Que Mt añadIera algo a un texto bíblIco sería además In-
sólIto, no lo sería, en cambIO, que adaptase sus cItas bíblIcas tomadas de Mc al tex-
to LXX, que él conoce Mees* (blbl sobre 26, 20, P 143),423, asume la hlpotesls
de un testImolllo tomado de Zac 13,7, que se utIlIza tamblen en Bern 5, 12, en el
fragmento Fayum (= Schneeme1cher 1', 87) Y en JustInO, Dzal 53, 5 ¡Es un su-
puesto Innecesano que se lImIta a postular una mcóglllta adIcIOnal'
9 La coordmaclón del versículo con la perícopa antenor o la sIgUIente debe
quedar abIerta E Barnrnel, [>64(67) and the Last Supper JThS 24 (1973) 189, seña-
la que p64 dIVIde la seccIón y aSIgna el v 30 a la pencopa antenor
lO. BIlI IV, 76 La lIteratura rabílllca recurre tambIén muchas veces al présta-
mo l'l~'i La pOSIbIlIdad de que úfJ.viJoavTE~ se refIera al Hallel fue reconocIda por
el ex judío Pablo de Burgos, convertIdo al cnstIalllsmo haCIa 1400 Desde el SIglo
XVI se va Impolllendo su autondad entre los católIcos (Maldonado, 570, LapIde,
486), al tIempo que los evangélIcos adoptaron su tesIs SIn cItarlo; cf B BullInger,
238, Bucer, 19lD, Musculus, 562
II Los exegetas eclesIales antenores a 1500 suelen mterpretar úfJ.VTJOaVTE~ en
referenCIa a un hImno cnstlano de accIón de gracIas que fIgura a menudo en la mI-
sa, en combmaclón con las oracIOnes fmales después de la comulllón, cf Juan Cn-
sóstomo 82, 2 = PG 58,740 (como ejemplo para nuestras oracIOnes de accIón de
gracIas después de la mIsa), Beda, 113, Teofllacto, 445, Tomás de AqUInO (Lectu-
ra) n° 2205 (lo que se dIce en la mIsa después de la comunIón «repraesentat Istum
hymnum»), DlOlllSIO Cartujano, 290 (<<gratIas pro mstItutlOne Sacramentm) Ha-
bIda cuenta de que el texto mateano no se mteresa por los detalles de la celebraCIón
de la pascua judía, es muy pOSIble que Mateo fuese tambIén de esta opmlón, cf
Brown (Death)** 1, 123
12 EL~ TO oQo~ no tIene por qué slglllfIcar que llegasen hasta el monte de los
OlIvos, ya que Et~ puede IndIcar SImplemente la dIreCCIón (Bauer, Wb ó , s v Et~ 1
d) Esto es Incluso probable, al estar Getsemaní en el camInO haCIa el monte de los
OlIvos
discípulos» (v. 18.20); con ellos volverá a la celebración en el remo
de su Padre (v. 29) ... y ahora viene el anuncio de que todos ellos van
a claudicar «por su causa». «Esta noche» subraya, ante todo, la in-
minencIa de algo terrible; la posible asociación de un significado
simbólIco de la noche es dudosa, a mi juicio13 • LxavcaAil;wttm sue-
le tener en Mateo un sIgnificado muy fuerte 14 : los lectores pensarán
que los discípulos van a desertar de Jesús, lo que lleva a la pérdida de
la salvación. La traducción de Lutero, «todos os escandalizaréis de
mí», es insuficiente. ¿En qué consiste el «fallo» de los discípulos?
Jesús lo formula con una cita tomada de Zac 13, 7 15 • En ella Dios
anuncia que «herirá» al pastor. El verbo de la Septuaginta, Jta-
Táoow, sIgnifica a menudo, como traducción corriente del hifil ;,~;"
dar un golpe que puede ser mortal, más que el simple «repartir gol-
pes». Dios mismo es el que actúa en el pastor: los lectores de la his-
toria de la pasión sabían ya que Dios estaba al fondo; ahora lo dice
directamente Jesús, o Dios mediante la Escritura l6 • En la palabra
«pastor» evocan los lectores, obviamente, a Jesús, a tenor de 9, 36;
yen las «ovejas del rebaño», a los discípulos, pero no sólo a ellos si-
no también al pueblo entero, cuyo pastor es Jesús (cf. 10, Ss).
En el v. 32 prosigue Jesús con sus propias palabras, pero en estric- 32
to paralelismo con v. 31 c.d: habla primero, de nuevo, de una acción de
Dios en él (v. 32a; cf. v. 31c), y luego de los discípulos (v. 32b; cf. v.
31d). En este sentido, el v. 32 enlaza bien con v. 31c.d17 • No es posible
saber desde el lenguaje mismo si el verbo JtQoáyw, acaso un «verbo
pastonl», sIgnifica que Jesús «irá delante» de los discípulos a Galilea,

13 Así Lohmeyer, 357 (título de sección «In die Nacht» [Hacia la noche]),
Sand, 529 Pero no se puede mterpretar esa expresión a la luz de Jn 13, 30
14 En 5, 29s, 13,21,18,6-9 Y24,10, esa palabra aparece relaCIOnada directa
o mdlrectamente con el JUICIO fmal Cf también vol I1I,38s
15 No hay armonía entre el sentIdo ongmal de la cita y su contexto, parece
que Mt sólo conoce la cita en su mterpretaclón cnstIana Esto se corresponde con lo
dicho supra, 123s, sobre 26, 15
16 El hablante Jesús y el hablante DIOS, «mterpretado» por él, aparecen así es-
trechamente umdos el «golpe» de DIOS no qUIta la acción propia de Jesús en la pa-
sión Cmlo de Alejandría, fr 292 = Reuss 257s, lo formula así ~uvexa{kto (esta-
ba de acuerdo) Ó lWT~Q T0 u[0 mUTO lw{}eLV ÉAO¡tÉVe¡>
17 La mcoherencIa Mc 14,28 = Mt 26,32, que se ha utIhzado a menudo co-
mo argumento para conSiderar el texto, desde la crítIca hterana, como redaCCión
marqUlana, no eXiste, a mi JUICIO, en el contexto, SI se lee smcrómcamente Los v
32 y 33 (= Mc 14,28 Y29) resultan mcoherentes porque Pedro sólo responde a v 31
(= Mc 14,27). Eso tIene sentIdo en el marco del esquema marqUlano y mateano de
la mcomprenslón de los discípulos Con esto no se resuelve aún la cuestIón de un
posible carácter redacclOnal de Mc 14,28
como el pastor va delante de las ovejas, que le sIguen detrás l8 , o si VIe-
ne a expresar que Jesús resucitado irá a Galilea antes que los discípu-
los y se encontrará ya allí cuando lleguen estos. Por la secuencia y por
28, 10 parece más probable lo segundo, de forma que el v. 32 no con-
tmúa ya con la imagen del pastor y el rebaño 19. «GalIlea» despIerta el
recuerdo de la actlVldad micial de Jesús en su pueblo (4, 12-25), Y
quizá en muchas lectoras y lectores evoca también la cita de cumpli-
mIento 4, 15, donde se hablaba de «Galilea de los paganos»20. En su-
ma, Jesús formula en v. 3ls una profecía doble, cuya pnmera mItad
atemorizará a los dIscípulos y la otra les infundirá confianza 21 .
13 Pero Jesús no alcanza este objetivo de sus palabras. Los discípu-
los, comenzando por su portavoz Pedro, al oír la pnmera mitad reac-
cionan sólo a ella; la segunda tendrá que repetírsela más tarde un án-
gel, por medIación de las mujeres (28, 7.10). También los lectores se
inquietan con el fracaso de sus personajes de identIficación, los dis-
cípulos; pero oyen el anuncio que hace Jesús de su resurrección, y no
perderán el ánimo. Pedro sale en escena como portavoz de los discí-
pulos 22 . Rompe, sin embargo, la solidandad de grupo: aunque todos
claudIquen a causa de Jesús, él nunca; ¡él será la gran excepción!
14 Jesús le ataja duramente con una solemne frase-amén. 'Ev 'w'Ú-
'tu 'tu VUX'tl establece un contraste retórico efIcaz con el presuntuo-

18 La tesIS de que el v 32 prolonga el símil del pastor es antIgua Jesús es el


pastor bonus (Jerómmo, 252, Beda, 114, y otros) Tomás de Aqumo (Lectura) n°
2210 lo exphca «Oves emm sequntur pastorem, unde pastor congregat vocando eas
nommatIm, Ideo dlclt 'praecedam'» Los exegetas recogen esta tesIs hasta el mlCIO
de la I\ustraclon (por ejemplo, GrotlUs Il, 313) Bengel, 156 habla por pnmera vez
de lenguaje pastonl (156 «verbum pastorale») R Pesch, Mk II, 381, llega a con-
vertIr elnQoayw en «terrnmus techmcus del lenguaJe pastonl» y remIte para ello
a Jn 10, aunque resulta que ahí no aparece la palabra Así, una mterpretaclón que en
los orígenes fue teológIca ¡pasó a ser mterpretaclon fIlológIca' No conozco nmgún
documento donde nQoayw haga referenCIa a un pastor Por lo demás, los pastores
palestmos Iban normalmente detrás del rebaño, apremlándolo, sólo pastores meta-
fóncos preceden al rebaño (MOIsés al pueblo, por eJemplo), cf Dalman, Arbett VI,
253-255
19 TambIén se msplra en la tradICIón (cf Tomás de Aqumo, supra, n 17) la m-
terpretaclón de Muñoz León*, 224-230, que mvocando el targum a Ex 12,42, m-
terpreta nQoayw como reumón meslámca Pero (,por qué buscar tan leJOS cuando el
sentIdo emana claramente del contexto mmedlato?
20 Así ya Orígenes 87 = GCS Ong XI, 20 I
21 Los exegetas señalan, especIalmente desde la Reforma, que el v 32, y el
anuncIO entero de v 31s, pretende «mfundlr ámmo» (Calvmo II, 323) la dIsperSIón
de las ovejas no es algo defmItlvo Cf por ejemplo Bulhnger, 238B (<<consolatIo»),
Musculus, 561
22 Cf el excursus, vol 1I,612s
so OU6ÉrtOTE de Pedro 23 • Lo mismo cabe decir de TQL<;. Esa misma
noche, ¡Pedro negará a Jesús no menos de tres veces! La respuesta
de Jesús realza también a Pedro por encima de los restantes discí-
pulos, pero en sentido negativo. Pedro no sólo va a huir, sino que
negará directamente a Jesús, ¡y tres veces! Eso significa una doble
progresión respecto a la huida de los discípulos anunciada por Jesús
en v. 31 24 . 'ArtaQvELo{}m se refiere, o bien a una cosa previa que
persiste, o a una persona con autoridad, y significa entonces «dis-
cutir, contradecir, desmentir, decir no, rechazar, renegar»25. Los lec-
tores evocan quizá 10, 32s, y saben así las consecuencias que tiene
el renegar de Jesús para el juicio final. El canto del gallo era para
los antiguos un posible y corriente indicador de la hora en la noche;
los relojes de agua o clepsidras26 -la única altemativa- eran muy es-
casos. Se consideraba como tiempo para el canto del gallo el tramo
que sigue inmediatamente a la medianoche y dura hasta el amane-
cer27 • De modo que los acontecimientos se precipitan. Finalizada la
cena, pronto es medianoche; faltan tres o cuatro horas hasta la ne-
gación de Pedro.
Con la misma solemnidad contradice Pedro a su Señor: ¡nunca 35
renegará de él! «Aunque tenga que morir contigo» les suena sin du-
da irónico a los lectores: en 16, 21-24, un pasaje donde aparecen
igualmente los radicales oxav6aA.- y cmaQvELo{}m, Pedro había
querido disuadir a Jesús de la idea de la pasión con un angustioso ou

23. Pero, naturalmente, no en el sentido Irrelevante que supone Patte, 366. que
la negaclón no dura etemamente, smo sólo \\esa noche»
24 Esta progresión del v 31 al 34 es señalada por Lapide, 488, Jansemo, 269
25 Palabras de Slgmflcado afín son, por ejemplo, (mObOXLflá~w, f~OU{}EVEW,
pero no \j!wbOflaL, lo opuesto es ófloAoyÉW (W Schenk, aQvÉoflaL xÜ., en EWNT
1,369s)
26 Se basan en el prmclplO de que un vaso se vaya llenando lentamente, lo que
permite conocer la hora por el mvel del líqUido, análogamente a lo que ocurre con
el relOj de arena.
27 Cf. Pólux, Onom 1,70 (el canto del gallo, mdlcador de la hora) MacroblO,
Saturnalzs 1,3,12 (ed. por 1 Wl1hs, Lelpzlg 1970), da la sigUiente dlstnhuclón del
horano nocturno a partir de medianoche' medlae noctls znc!znatlO, galhcznlum, con-
tlcuum (el tiempo de silencIO de los gallos), dlluculum (pnmeras luces), algo simi-
lar Censonno, De die natah 24 (ed por N Sallman, BITeu, 1983) Otra dlstnbuclón
ofrece Phmo, Nat Hlst 10,21 = 46, donde los gallos (sólo) llaman al trabajO en la
cuarta vlgilIa nocturna y se ponen a dormir al salir el sol El pnmer alborear es tam-
bién el momento de cantar el gallo para Joma 1,8 y otras fuentes rabímcas (BIII 1,
993), aunque hablan a veces del segundo y tercer canto (cf Mc 14,30) Lo que no
cabe precisar es SI Mt, que omite el b[~ marqUlano, pretendió sólo simplificar o
«compnmm> el tiempo
fllJ E01:m OOL 'tOv'tO. Jesús lo calificó entonces como su oxáv6aAov,
y le invitó a él y a todos los discípulos al a:n:aQvEL01tm de sí mismos.
Ahora parece que Pedro ha aprendido la lección: está dispuesto a
morir con Jesús; pero las próximas horas demostrarán que se trata-
ba de bellas palabras y que, en lugar de negarse a sí mismo, negará
a Jesús. En eso no es un caso especial. La observación final del v.
35c deja claro que Pedro es considerado aquí en realidad como por-
tavoz de los discípulos. Así, las grandes frases atribuidas personal-
mente a él no son una excepción; los demás hablan igual.

Resumen e historia de la influencia

Literariamente la sección aÚlla la historia de la pasión y la histo-


ria de la pascua. Anticipa 26, 56.69-75; 28, 6s.1 0.16-20. Reduce la
tensión en los lectores: estos saben de antemano 10 que va a pasar.
La historia de la pasión no vive, como la novela o el relato corto, de
la previa ignorancia de los lectores sobre el desenlace del conflicto.
Jesús lo sabe y (él o Mateo) lo hace saber. En perspectiva teológica,
la presciencia de Jesús es, por tanto, lo decisivo: Jesús va al destino
que Dios le depara con plena conciencia: no es una víctima abatida,
sino consciente, que afirma y asume su pasión deliberadamente. Por
eso es casi siempre el actor más importante en la historia de la pa-
sión. Detrás de él está la acción de Dios, con la que se sabe en sin-
tonía. Por eso cita la Biblia y deja hablar en ella al sujeto «último» de
la acción, Dios mismo. De esto deriva para los lectores el consuelo
de que sobre todo lo que ahora vendrá está la mano de Dios, y él
guiará a Jesús y a los suyos hasta la resurrección y hasta Galilea.
En flagrante contraste con Jesús están los discípulos, que en su
respuesta sólo se ocupan de la pasión, y no de lo que sucederá en la
pascua. No es casual, a tenor de 16, 21-24; 18, 1-4; 20, 20-28, que
los anuncios de Jesús pongan en evidencia el fracaso de los discí-
pulos en la pasión. El tono del evangelio de Mateo no es precisa-
mente apaciguador y complaciente. La defección de los discípulos
no es un mero episodio irrelevante y para olvidar ~<porque va a du-
rar poco tiempo»28, sino algo serio, sobre lo que Jesús alerta muy
especialmente. ¿Cómo la interpreta la exégesis eclesial?

28. Musculus, 561.


La exegesls eclesIal se ocupo sobre todo de la reaCClOn de Pe-
dro, que entendlO como algo tlplCO para toda la comumdad Se pue-
den observar dos acentos mterpretatlvos, uno onental y otro OCCI-
dental, aunque ambos fueron transmItIdos en occIdente

a) Para Juan Cnsostomo, Pedro es un paradIgma negativo Este padre


de la IglesIa cIfra el pecado de Pedro en tres cosas pnmero, Pedro con-
tradIJo lo dIcho por su Señor, segundo, se elevo por encIma de los otros
dlSClpulos, y tercero, canto sIempre con sus propIas fuerzas 29 Ongenes
acentua especIalmente el pnmer pecado Pedro fue el umco de los dlscl-
pulas que «se comprometlO a desmentir a su Señom 30 Para los reforma-
dores, el tercer pecado de Pedro es el decIsIvo «ConfIando en SI mIsmo,
rebaso las fronteras de la fe», sentencIa Calvlll031 Algo parecIdo dICe Lu-
tero de los dlsclpulos «Cada cual confia en su (propIa) paslOn»32 Mus-
culus, en cambIo, ve el pecado especlflco de Pedro en su presunclOn fren-
te a los otros 33
(,Que debena haber hecho Pedro? Ya Ongenes le da un consejo que fue
muy repetIdo postenormente debena haber orado «¡Estate en mi para que
no me escandalIce' »34 Calvlllo señala la vla medIa enseñada por Flp 2, 12,
entre la ansIedad exacerbada y la exagerada confIanza en SI mIsmo «Tra-
baJad con temor y temblor por vuestra salvaclOn»35
b) La otra tradlclOn exegetlca Illtenta defender a Pedro hasta cIerto
punto, de suerte que es un modelo POSItiVO por una parte, y negativo por
otra Elllllclador es qUlza Jerommo, que pondera precIsamente la fe de Pe-
dro «No es m la JactancIa m la mentira lo que dlstlllgue al apostol Pedro,
SIllO la fe y una adheslOn ardiente al Señor»36 Pero (,en que consiste en-
tonces su pecado? Solo despues de Jerommo se reflexIOno sobre esto, y la
tendenCIa general fue la de mlmmlzarlo todo lo posIble Segun HI1ano, Pe-
dro, llevado de su gran entrega y amor a Cnsto, no advlrtlO la debIlIdad de
su carne y la fIabilIdad de las palabras de Jesus 37 Para DlomslO Cartujano,
Pedro fue (<IrreflexIvo» y no tuvo en cuenta su «fragllItas»38 ChnstIan van

29 Juan Cnsostomo 82, 3 = PG 58, 741


30 Ongenes 88 = GCS Ong XI, 201
31 Calvmo n, 325
32 Lutero (Evangelzen-Auslegung) V; 83 (sermon de viernes santo de 1529)
33« smgulanter deslplt Ita ut et caetens ommbus sese praeferat, unde el
Chnstus smgulanter praedlclt quod ter sil negaturus» (Musculus, 562)
34 Ongenes 88 = GCS Ong XI, 202
35 Calvmo n, 325
36 Jerommo, 253, algo similar Beda, 114, Estrabon, 109 y muchos otros La-
pide, 487 argumenta, con una larga sene de citas de padres de la Iglesia, que Pedro
no perdlO su fe
37 HIlano 30, 2 = SC 258, 224
38 DlOmslO Cartujano, 291
Stavelot señala que Pedro no tema aun el Espmtu santo, Ruperto de Deutz
recuerda su valor y su angustia en la tempestad del lago (Mt 14, 28-31)39
Juan de Valdes subraya su humildad lo que el y nosotros debemos apren-
der es a «pensar baJamente de nosotros mismos», y «no prometer nada
cuyo cumphmlento no este en nuestra mano»40 Se opma, en general, que
Cnsto qUIere mculcar a los apostoles y a su Iglesia la huml1dad4!
Los exegetas eclesIales, con su mterpretacIón parenétIca de la
protesta de Pedro, supIeron ver una fmalIdad Importante del texto
los lectores, que conocen la hIstona de la paSIón, deben dIstancIar-
se de Pedro y preguntarse cómo se comportarían ellos en las CIr-
cunstancIas de la paSIOn Dado que Pedro dIce la verdad con sus pa-
labras (cf 16, 24), su falta tIene que estar en otro plano que el de las
palabras Por eso, todas las reflexIOnes que se hIcIeron los padres de
la IglesIa sobre la postura eqmvocada de Pedro apuntan a aquello
que el texto qUIere mculcar a los lectores Sm embargo, el texto no
tomó a la lIgera nI dIsculpó, desde luego, lo que el dIScípulo Pedro
dIce ahora y lo que hará después

b) OraCión de Jesús en el monte de los Olzvos (26, 36-46)

Blbllografia Barbour, R S, Gethsemane In the TradltlOn 01 the PaSSlOn


NTS 16 (1969-1970) 231-251, Bartmuss, M , Die Entwlcklung der Geth-
semane-Darstellung bIS um 1400, Halle s a (dlsertaclOn academlca, Ha-
lle-WIttenberg 1935), Dlbehus, M , Gethsemane, en Id , Botschaft und
Geschlchte 1, Tubmgen 1953, 158-271, feldmeler, R, Die Knsls des
Gottessohnes (WUNDT II, 21), 1987, feUlllet, A, L'agome de Geth-
semam, Pans 1977, Gahzzl, M, Gesu nel Getsemam (BSRel[B] LS 4),
1972, Hermg, J, Zwel exegetlsche Probleme In der Penkope von Jesus In
Gethsemane, en Neotestamentlca et Patnstlca (fS O Cullmann) (NT S
6),196264-69, Holleran, J W, The Synoptlc Gethsemane (AnGr 191),
1973, Kelber, W, Mark 14,32-42 Gethsemane ZNW 63 (1972) 166-
187, Kenny, A , The TransfiguratlOn and the Agony In the Garden CBQ
19 (1957) 444-452, Kuhn, K G, IlELQu0I-t0¡; - ál-tUQtLU - oUQ~ 1m Neuen
Testament und dIe damlt zusammenhangenden Vorstellungen ZThK 49
(1952) 200-222, Id, Jesus In Gethsemane EvTh 12 (1952-1953) 260-
285, Lescow, T, Jesus In Gethsemane EvTh 26 (1966) 141-159, Orbe,
A , Cnstologw gnostlca II (BAC 385), 1976, 174-224, Stanley, D M,

39 Chnstlan von Stavelot, 1478, Ruperto de Deutz, 1554


40 Valdes, 460s, cf tamblen Calvmo JI, 325
41 Lapide, 488
Jesus In Gethsemane, New York 1980, 155-187, Thuner, J, Olberg, en
LeI III, 341-349, WI1d, E , HIstOlre de 1'exegese de la peneope de Geth-
semam (Mt 26, 36-46, Me 14,32-42, Le 22, 39-46) Les trOls premlers
slec!es, disertación mecanografIada, Estrasburgo (Fac de Teo1 Protes-
tante) 1975
Mas biblIografia** sobre la histOria de la paSlOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, 43-46

36 Entonces va Jesús con ellos a un lugar llamado Getsema-


ní, y dice a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras i yo me voy
allí a orar». 37Y tomando (consigo) a Pedro y a los dos hijos de
Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. 38 Entonces les
dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí
y velad conmigo».
39 y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y suplica-
ba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí ese cáliz; pero
no sea como yo quiero, sino como quieres tÚ»2. 40 Viene enton-
ces donde los discípulos, y los encuentra dormidos; y dice a Pe-
dro: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? 41
Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu es
animoso, pero la carne es débil».
42 y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre
mío, si este cáliz no puede pasar3 sin que yo lo beba, hágase tu
voluntad». 43 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus
ojos estaban cargados. 44 Los dejó y se fue a orar por tercera
vez, repitiendo las mismas palabras. 45 Viene después donde los
discípulos y les dice: «¿Seguís durmiendo y descansando?4.
Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de pecadores. 46 ¡Levantaos!, ¡vámonos!
Mirad que el que me va a entregar está cerca».

1 La transmlSlOn textual oscIla entre el simple ÉWC; (1(, C*), la mserClOn de oii
(p eJ B, m), de áv (p eJ D, e, f 113) O de ambas partIculas (p eJ p53) Los añadI-
dos podnan ser una adaptaclOn al lenguaJe mateano (cf vol I,Introd 42, Mateo 1,
57ss), su omlSlon, una adaptaclOn a Mc 14,32 Non {¡quet
2 El añadido aqUl de Lc 22, 43s en algunos manuscntos tardlOs (entre otros,
fl3) obedece qUlza a la crecIente preferencIa por el tema del angel desde la Edad
MedIa, cf mfra, n 72s
3 La adaptaclOn al v 39 en la transmlSlOn textual fue mas leJos en muchos ma-
nuscntos, con la adlclOn de lO ¡WlTJQLOV cm' E[!OÜ
4 Tambien cabe traducIr la frase como una constataclOn en tono de reproche
Análisis

1. Estructura. El relato de la oración de Jesús en el huerto de Getse-


maní es muy completo. Los v. 36-38 contienen la exposición, con el man-
dato de Jesús a los tres discípulos de velar con él. Llama la atención el do-
ble plano del relato: Jesús deja a los otros discípulos y toma consigo a
Pedro y los Zebedeos, para abandonarlos también muy pronto. Sin embar-
go, la distinción entre los dos grupos de dIscípulos carece ya de relevancia
en la continuación. Siguen tres episodios de igual construcción sintáctica y
de formulación muy semejante (v. 39-41.42s.44-45a):

39-41 42s 44-45a


xai JtQOEA{}WV JtáALV EX <'iEV1:ÉQOV xaL .. JtáALV
~LXQÓV ... UJtEA{}WV UJtEA{}WV
JtQOOEVXÓ~EVOS;xai JtQOOfJ'Ú~aLO AÉywv JtQoofJ'Ú~a1:o EX
Aéywv 1:QLWV
Jtá1:EQ ~OV Jtá1:EQ ~OV 1:0V aV1:ov AÓYOV
d <'ivva1:óv EOl:LV dov<'i'ÚvaLm dJtwv JtáALV
JtaQEA{}á1:w cm' E~o'lí 1:0'lí1:0 JtaQEA{}ELv
1:0 Jt01:~QLOV w'líw EaV ~~ aiíLó JtLW
JtA~V ovx ros; EYw YEVfJ{}~1:W 1:0 {}ÉAfJ~á
{}ÉAW ... oov
xai EQXELm JtQOS; xai EA{}wv JtáALV 1:Ó1:E EQXE1:m JtQOS;
WVS; ~m'hl1:ás; 1:0'ÚS; ~a{}fJ1:ás;
xai E'ÚQLOXEL avwvs; Ei';QEV avwvs; xai AÉYEL a'ÚLOLS;
xa{}E'Ú<'iovWS;... xa{}E'Ú<'ioV1:as;... xa{}E'Ú<'iE1:E

En el v. 41, al final del primer episodio de oración, Jesús reitera el


mandato que dio a los tres discípulos en el v. 38b de velar con él, y lo am-
plía (v. 38.41: YQfJYOQEL1:E). En los v. 45b-46 concluye su reproche con un
fuerte contraste: mientras los discípulos duermen y descansan, ha llegado
la hora y se acerca el traidor (2 veces t<'iov ~YYLXEV ... en v. 45b.46b). La
frase final sobre la entrega del Hijo del hombre en el v. 45 recoge lo dicho
en los v. 2 y 24; es el último de los tres anuncios, literalmente similares,
pronunciado antes de llegar el «traidor». Aparte de las palabras guía más
importantes, YQfJYOQELV (3 veces) y JtQOoE'Úxw{}m (5 veces), sorprenden
sobre todo las numerosas formulaciones con ~ELá que recorren la sección
(v. 36.38.40).
Esta sección despierta recuerdos en las lectoras y lectores que oyen o le-
en en forma continuada el evangelio de Mateo: el relato de la transfigura-
ción en el monte (17, 1; cf. 26, 30), cuando Jesús tomó consigo (JtaQaAa~-
~aVELv) a esos mismos tres dlSClpulos, aunque en circunstancias bien dlfe-
rentes 5 Les hace recordar tamblen la conversaClOn de Jesus con la madre de
los Zebedeos, donde se hablaba ya de beber del cahz de Jesus (20, 22) Pe-
ro les recuerda sobre todo la oraclOn del padrenuestro enseñada por Jesus

2 Fuente Lc 22, 39-46 transmlte el relato de Getsemam en una va-


nante que, a mi entender, es en parte mdependlente de Marcos 6 Esa va-
nante descnbe, en su texto larg0 7 , como un angel conforta a Jesus en la
agoma Este eplsodlO falta en Juan, pero hay remmlscenclas de el en dl-
versos pasajes de ese evangelio (12, 23 27s, 14,31 18, 1 11) Heb 5, 7 pre-
supone una tradlClon mdependlCnte de los smoptIcos Pohcarpo, Flp 7, 2
presupone probablemente Mateo y Lucas, o Mateo y Juan, y los presupo-
nen con segundad8 Justmo, Dial 99,2, 103,8 Yel fragmento de evange-
hos en lengua capta, de Estrasburg0 9
Mt 26,36-46 depende solo de Mc 14,32-42 La elaboraclOn mateana
abarca los sigUientes puntos 1 Ehmmo tres disonancias del texto de Mar-
cos que han constitUido tamblen un problema para la dlstmclOn moderna
de las fuentes y para la cntIca hterana lO , a saber a) la doble transmlSl0n

5 Mas expresIOnes paralelas JtLJtno EJtL JtQoowJtov (v 39, 17,6)


6 De ahl que sea dificil enJUiCiar los mmor agreements de Lc v 42 // Mt v 39
(AEYWV JtaTEQ JtAr¡V), de Lc v 45// Mt v 40 (JtQor; 'tOur; [!ul'tr¡tUr;) y de Lc v 46
// Mt v 41 (dOEAl'tr¡tE) En casI todos los casos, la redacclOn mateana/lucana del
texto de Mc en forma mdependlente es, a mi JUICIO, una hlpotesls posible
7 Aparece ya testificado por Justmo, Dial 103,8 En mi opmlOn, el angel del
texto largo se presupone tamblen en la tradlclOn que subyace en Jn 12, 28s La on-
gmahdad del texto largo es muy discutida en cntlca textual, estlhstlcamente, el tex-
to puede ser lucano Cf Fltzmyer, Lk, 1443s (en contra), Marshall, Lk, 831s, Brown
1**, 180-186 (a favor) Para unos, su adlclOn postenor se debe a tendenCias antl-
gnostlcas, para otros, su omlSlOn obedece a tendenCias antIarnanas de la ortodOXia
postenor, cf mira, n 51
8 Schneemelcher ¡S, 87-89
9 Algo mas cauto Koh1er, RezeptlOn, 103 237 456
10 Queda por menCIOnar, entre las disonanCias de Mt, la yuxtaposlclon de v
36 (= Mc 14,32 Jesus abandona a los dlsclpu10s para orar) y v 37s (= Mc 14, 33s
Jesus toma consigo a los tres dlsclpulos y los abandona para orar) Las exphcaclO-
nes de las diversas disonancIas del relato marqUlano a partir de la hlstona de las tra-
dICIOnes se reducen a tres hlpotesls baslcas a) Mc compendio dos relatos tradicIo-
nales de Getsemam (asl Kuhn [Jesus]*, 261-267, Lescow*, 244-253, Barbour*,
232-234, Schenk [PasslOnsbencht]**, 193-206, Holleran*, 141-145), b) un unlCO
relato, breve en su ongen, fue amphado antes de Mc con añadidos secundanos (p
eJ Bultmann, HIstorza de la tradlclOn smoptlca, 327s, Lmnemann [Studlen]**, 27-
32, Dormeyer [PasslOn]**, 298s), c) un umco relato, breve en su ongen, fue am-
phado por el propiO Mc (p eJ Dlbehus*, 264-267, Keller*, 169-176) Las pro-
puestas de soluclOn se pueden combmar Muy diferente es la opmlOn de Pesch, Mk
11, 385s 395 el relato es unltano e hlstonco Resumen la «de-composlclOn es ex-
tremadamente dificil» (Gmlka, Mk 11,256)
de las pnmeras suphcas de Jesus, tanto en eshlo dlIecto como mdlIecto,
en Mc 14, 35s, b) la ausencia de toda descnpclOn en la tercera suphca
Mateo compendIO Mc 14, 35s en una sola suphca ll , completo una des-
cnpclOn de la tercera suphca en v 44 con Mc 14,39 Y dIO nueva formu-
laclOn a la segunda suphca en v 42b con arreglo a la pnmera y la tercera
petlclon del padrenuestro Por ultimo, c) Mateo eVita el UJtEXEL marqUlano
(Mc 14,41), muy difíCil de mterpretar 2 Mateo reforzo el paralehsmo
entre los tres momentos de oraClOn, y tamblen en v 45s (cf supra, Es-
tructura) 3 Reforzo las aluSIOnes al padrenuestro, presentes qUlza ya en
Marcos, al sustitUIr en v 39 u~~a Ó JtatllQ por el mero JtatllQ !l0U (cf v
42) y adaptar!ll1 doúd}l1l:E de:; JtELQa0!l0V (v 41) y YEvll{}l1l:úl 1:0 {}EAE!la
oou (v 42) a Mt 6, 13 10, o formularlos a parhr de aquel texto 4 AñadlO
!lEt' autwv (v 36) y !lEt' E!loii (2 veces, v 3840), Y contmuo aSI las for-
mulaCIOnes !lELa, numerosas ya en seccIOnes antenores (v 18 2023 29,
cf v 35) Estos y los restantes pequeños cambIOs son en su mayor parte
mateanos en lenguaje y estl10 12 Ademas de las supresIOnes menores ya
mencIOnadas, Mateo ehmmo la pregunta superflua LL!lúlV xa{}EUOELe:; (Mc
14,37) Y el oux floELoav tL UJtoxQL{}wmv de Mc 14, 40c, comcldente con
Mc 9, 6 13

Explicación

Para la IgleSIa antigua el epIsodiO de Getsemalll fue uno de los


más espInOSOS en la hlstona de Jesús Celso, el enemIgo de los cns-
tlanos, argumenta «SI Jesús tomo esa deCISión , el sufnmlento In-
herente a ella no pudo resultarle doloroso III atormentador, porque
era DiOS y él lo qUISO Entonces ¿por qué se queja amargamente

11 Desaparecen aSI el wQu y el JtUVtU CUVUtU OOL marqUlanos


12 Son mateanos en el lenguaje, segun vol I,Introd 42 (Mateo 1, 57ss) v 36
totE, flEtU, Ó 'hjoouc:;, A¡:Y0flEVOC:;, áJtEXOflUl, EX.EL, v 37 AUJtEOflUl, v 38 tOtE, flE-
tU, v 39 JtQoowJtov AEYWV, JtUtEQ floU JtAYJV (cf 26,64), Óle:;, la eVltaclOn de hu
(Mc 14,3, cf vol 1, mtrod 43, Mateo 1, 76ss), v 40 UÚtwe:;, ¡.tEtU, v41 ELOEQXO-
¡.tUl, v 42 AEYWV, JtUtEQ ¡.tou, JtUQEQX0¡.tUl EUV ¡.tYJ, YEVYJ'frYJtW, 'frEAYJ¡.tU, v 44 acpw;
(cf 13,36), UJtEQX0¡.tUl, v 45 tatE JtQoc:;, ¡.tU'frYJtUl icou IlIJttW Em JtQoooJtOV (v
39) es expreslOn LXX (9 veces aproximadamente) El discurso directo (redacclOnal
v 39s 42) y la evltaclOn de participIOS se ajustan al estilo mateano 'Ex. CEUtEQOU es
un giro que Mt omltlra en Mc 14,72 No son mateanos ulJtou (v 36), l3uQEw (v 43)
y JtUAIV (v 44)
13 Para esta omlSlOn hay dos explicacIOnes posibles 1) Dado que esta frase
breve de Mc 9, 6 no solo fue omitida por Mt, smo tamblen por Lc, cabe suponer que
pertenece a una redacclOn deuteromarqUlana y no figuraba en los dos pasajes que
utl]¡zo Mt, cf vol n, 661, n II 2) La supreslOn se puede entender como «omiSión
sustltutona» para la mserclOn de v 44
y desea eludir la angustia de la muerte?»14. El emperador Juliano
opina algo parecido: «Pero Jesús suplica, según dicen, como supli-
ca una persona desgraciada que no puede soportar fácilmente su
destino, y fue confortado por un ángel, ¡aun siendo Dios!»15. Para
Celso y el emperador Juliano, Jesús no es un Sócrates precisamen-
te, y mucho menos un dios. En esta perícopa estaba en juego la
cuestión más dificil para la Iglesia antigua: cómo era compatible tal
episodio con la divinidad de Jesús.
El problema es diferente para la mentalidad de hoy: el episodio
de Getsemaní fascina a muchos, porque la humanidad de Jesús que-
da aquí patente como en ningún otro pasaje de la Biblia: Jesús no
padece sólo externamente; se estremece también en su interior ante
el sufrimiento. Quiso evitar la muerte; ora a su Padre, pero la peti-
ción no es escuchada. Aparece aquí un Jesús que no es un «God's
robot», sino «free to rebel against God's will»16. Getsemaní describe
«el último combate de Jesús con su Dios en plena y honesta huma-
nidad. Es un combate -dice Paul Wernle- que excluye cualquier
dogma sobre la necesidad de su muerte y sobre el sentido soterioló-
gico de la misma». Jesús es hombre: «Cuanto más humano conci-
bamos a Jesús, más fácil de entender resultará todo»l7. En la época
moderna, la perícopa sinóptica de Getsemaní suele interpretarse
desde la humanidad de Jesús. Aquí se vio precisamente la diferencia
entre la pasión mateana y la pasiónjoánica: el cuarto evangelista no
relata el episodio de Getsemaní, que su fuente quizá contenía. La in-
terpretación que he ofrecido hasta ahora de la historia de la pasión
según Mateo, aproxima la imagen mateana de Cristo a la imagen

14. Celso en Orígenes, C Cels. n, 23s = BKV l/52, 137s En térmmos parecI-
dos se expresa el escnto polémiCO del Siglo III, conservado en Macano de Magne-
sia: «No son palabras dignas de un hiJO de DIOS, m siqUiera de una persona sabia
que despreCia la muerte» (A. Hamack, Kntlk des Neuen Testaments von emem gne-
chlschen Phllosophen des 3. Jh s [TU 37, 4], 1911,33 = IJI, 2) (mdlcaclón de MOI-
sés Mayordomo-MarÍn).
15. Fr 1 = Teodoro de Mopsuestla, In Ev Lucae Comm fragmenta, PG 66, 724.
PosIción análoga en Porfmo, Contra christwnos, fr 62 (ed. por A. v. Harnack,
APAWPH 1916, n° 1): «Estas palabras no son dignas de un hiJO de DIOS, m siqUie-
ra de un sabIO que despreCia la muerte».
16. Hare, 300.
17. P Wemle, Jesus, Tübmgen 1916, 360. Wernle ve el episodIO así: «La muer-
te, la separación, el horror, es lo que está ante su alma... Jesús se aferra en su an-
gustia a los discípulos Pero tiene que apurar toda la soledad, porque nmguno de sus
Íntimos y familiares puede ayudarle realmente. Y su lucha con DIOS se hace así to-
talmente personal» (Ibld., 361)
Joamca ¿Hay que enmendar tal mterpretacIón a la luz de Getsema-
m? ¿Hay que leer nuestro texto «desde arnba» o «desde abaJo»?

36 Jesús llega con sus dIscípulos a una fmca llamada Getsemaní El


toponímICO hebreo sIgmfIca «trujal» -parece que ese trujal fue ha-
llado en la fmca- 18 Jesús es el úmco sUJeto, ocupa el centro desde
el pnncIplO Se dmge a los dIscípulos con un mandato «Sentaos
aquí» El adverbIo de lugar au'tOv, que modIfIca Mc 14,32 y es m-
sóhto en Mateo, evoca a algunos exegetas l9 el pasaje Gn 22,5, don-
de Abrahán ordena lo mIsmo a su esclavo para alejarse con el hIJO
a adorar a DIOS Pero la analogía no cuadra a la luz de Gn 22, Jesús
habría asumIdo el papel de Abrahan y no el de Isaac
37s Deja a los otros dIscípulos, sm darles mngún encargo espeCIal, y
toma conSIgo a Pedro y a los dos Zebedeos La escena trae a la me-
mona el relato de la transfIguracIón 17, 2_8 20 Estos tres dIscípulos
le VIeron alh dIvmamente transformado, aquí presenCIan su tnste-
za humana Aquí, como allí, Jesús les eXIge algo muy especIal, y las
dos veces ellos fracasan Lo que se narra ahora de Jesus es muy dI-
ferente de lo que se suele leer normalmente en las leyendas de már-
tIres 21 Jesús empIeza a sentIr tnsteza y angustIa22 Expresa su esta-
do con frases lacerantes, las de los salmos de lamentaCIón Sal 41,
6 12, 42, 5 LXX rrEQLAlJJtO~ tIene ya de por sí un sIgmfIcado su-
perlatIVO «tnsteza extrema», que aparece reforzada con la expre-
SIón E(¡)~ f}avá'tOlJ Es muy dIficIl preCIsar SI se trata de una mten-
sIfIcacIón retónco-hIperbóhca de la tnsteza o, mas concretamente,

18 Dalman, Orte, 255-261 El lugar que se mdlca esta junto al cammo antIguo
del monte de los OlIvos, y no es mveroslmll hlstoncamente La peregnna Egena co-
noce ya a fmales del SIglo IV una IgleSIa en «Eleona» (ltmerarlUm 35 = SC 21,226
[verslOn cast La peregrmaclOn de Egerza, Salamanca 1994, 73s])
19 Ya Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2218 remIte a Gn 22,5 Cf espec Schlat-
ter, 750, Gundry, 531s, Davles-AllIson I1I, 494, Lescow*, 153, Brown 11**, 1441s
20 Creo que Kenny* mostro de modo convmcente la probabIlIdad de que Mt
se percatara de la afmldad ASIlo mdlcan los termmos oQo,; (v 30), JtaQaAafl~avw,
EltElJEV EJtL JtQoawJtov (cf 17, 6), Y el remlCIO del sIgUIente epIsodIO con la expre-
slOn ETL atn:oü AaAoüvTO'; icou (v 47, cf 17, 5)
21 Un bello ejemplo al respecto ofrece Josefo en su relato sobre los slcanos
despues de la toma de Masada (SeU 7, 417-419) son torturados avmath¡TOL';
aWflaaL xmQouaTj Tí'j '\jJuxí'j, y dommaron aSI la a01'tEvELa TWV aWflaTWV (cf v
41b)
22 Los dlcclOnanos antIguos señalan como smommos de la palabra aCTjflo-
VEW, relatIvamente rara ayovLaw, aXTjCLaW (en el sentIdo de «estar depnmldo»)
(Hesych, sobre el pasaje), aJtoQEw, cuaXEQmvw, a1'tuflEw (SUld, 1427) Cf tamblen
~aQu{}uflEW (EutImlO Zlgabeno, 68), aAuw aflTjxaVEw (Wettstem 1, 521)
de una tristeza que lleva a Jesús a las puertas de la muerte 23 • Tam-
bIén este giro es bíblic0 24 . En tal situación extrema pIde Jesús, que
hasta ahora ha estado SIempre «con» los discípulos (v. 36; cf. 26,
18.20.29), que por una vez ellos, los tres discípulos más íntimos, no
le dejen solo y velen «con él». No es mucho pedir después de que
Pedro acaba de declararse dispuesto a morir «con» Jesús (v. 35).
Jesús se adelanta un poco para orar a solas --como él mismo había 39
prescnto (cf. 6,4-6) Ypracticado (cf. 14,23)-. Cae rostro en tierra,
no en señal de la más profunda desesperación25 , sino como hizo ya
Abrahán cuando hablaba con Dios (Gn 17, 3.17; cf. Nm 22, 31; 1 Re
18, 39; Dn 8, 17). Jesús, pues, está desesperado y se muestra a la vez
piadoso. Ora, aun después de haber anunciado varias veces que el Hi-
JO del hombre tiene que morir. Tales peticiones no carecen de sentido
según la creencia bíblica, porque Dios no es un Hado determinante,
SIllO libre y dispuesto a modificar sus decisiones26 . Jesús, de entrada,
pone bajo reserva su ruego al Padre: eL Ovvm:óv. El significado de es-
to lo aclara la proposición siguiente: «pero»27 no debe hacerse la vo-
luntad de Jesús, sino la voluntad de Dios. Además del tratamiento
«mi Padre», esta reserva hace recordar a los lectores el padrenuestro
(6, 9s). Jesús pide que pase «este cálIz». ¿Qué quiere significar? Par-
tiendo del uso profético de la metáfora de la «copa»28, muchos exe-
getas evocan el juicio de la ira de Dios, que Jesús tiene que asumIr en
representación vicaria, o incluso los castigos mesiánicos 29 . Pero los

23 Brown 1**,155 mencIOna las sigUientes POsibilidades de mterpretaclón a)


sImple expresión hlperbohca «trIsteza de muerte», b) sentIdo consecutIvo «trIste
hasta sentIrme mOrIr», c) sentido fmal «trIste hasta deseanne la muerte», d) sentI-
do temporal «trIste para sIempre, hasta la muerte». Entre las posIbilIdades a) y b)
no es posIble dlstmgUlr con precIsión La posibilidad d) carece de sentIdo en el con-
texto Yo dIría lo mIsmo sobre la posIbIlidad c), y que la trIsteza de Jesús nace pre-
cisamente de tener que mOrIr (frente a HérIng* , 68s)
24 Jon 4,9 LXX, Eclo 37, 2 LXX, cf 4 Mac 1,9, Eclo 51, 6 LXX, I QH
16[=81,32
25 Para KeIl, 569, «caer rostro en tIerra» es «señal del mas profundo abati-
mIento del alma en la máXima angustIa mterIor»
26 Cf por ejemplo 2 Re 20,1-11, Jr 18,5-11, Jon 3s
27 M Thrall, Greek Partlcles In the New Testament (NTTS 3), 1962, 69s,
dlstmgue entre una pOSibIlidad de mterpretaclón adversatIva de ltAllV (= «never-
theless») y otra condicIOnal (= «under condJtlOn that») Aquí domma el sentIdo
adversatIvo
28 Cf vol III, 218, n 16
29 Por ejemplo, Feldmeler*, 176-185 (Mt tiene presente el contexto bíblIco-
tradicIOnal del JUICIO condenatorIo de DIOS), Davles-AllIson III, 497 (<<the cruclfI-
xlOn belongs to the messlamc woes»)
lectores del evangelIo de Mateo -guIados por las palabras u[ov~ ZE-
~E<')mou de v 37- entenderán la expresIón sobre todo desde 20, 20-
23, donde Jesús, Igualmente ante los «hIJOS de Zebedeo», habla de su
muerte como calIz que ha de apurar -tambIén esto, en la estela de un
uso lmguístlCO Judío-30 Yo consIdero, por eso, la aplIcacIón de Jto-
'tTJQLOV al cálIz del JUICIO condenatono de DIOS como una sobremter-
pretaclón sotenológlca, a la que se llego no sm mfluencla de la exé-
geSIS protestante del text0 3!
-4la Jesús vuelve donde los tres dIscípulos y los encuentra dormIdos
Se dmge a Pedro en tono de reproche, no sólo por ser el portavoz ha-
bItual de los dIscípulos, smo sobre todo porque ha declarado hace
poco, con bastante presuncIón, estar dIspuesto a monr con él (v 35)
Que Pedro tambIén duerma muestra lo que la práctIca dIsta de la
buena mtenclón Todos los dIscípulos son mterpelados, de ahI el plu-
ral «vosotros» El reproche de Jesús vuelve al «velad conmIgo» de v
38 En la superfIcIe narratIva, el sueño de los dIscípulos es un corte
de la comumón con Jesús ,No pudIeron reSIstIr una sola hora en pIe
la comumón de sufnmlento con Jesús P2 Pero en el aspecto pragmá-
tIco de la narraCIOn hay algo más Así lo demuestra el ImperatIvo que
VIene a contmuaclón «Velad y orad, para que no CaIgáIS en tenta-
clón»33 Los lectores pIensan aquí de mmedIato en la petICIón del pa-
drenuestro Mt 6, 13, totalmente en la línea de Mateo Lo que Jesús
dIce (presente hlstónco) vale tambIén para la vIda de los lectores
«TentacIón» no es pnmanamente la defeccIón de la fe o la tnbula-
clón escatológIca, Mateo pIensa más bIen en las mduccIOnes dIanas
al pecado, como en la séptIma petICIón del padrenuestro34 Lo que
Jesús mIsmo soportó al comIenzo de su actIvIdad (4, 1-12), deben
soportarlo una y otra vez los dIscípulos en su propIa vIda

30 Cf vol III, 218, n 17 Tamblen se muestra cauto en la referencia al JUICIO


de DIOS Brown 1**,170 (no parece posible la referencia al JUICIO de DIOS en Mc 10,
38s II Mt 20, 22s)
31 Cf mfra, n 87 89 Esta relaclOn queda bellamente expresada en el hbreto
del oratono «Los ultimas sufnmlentos del Redentor», de C Ph E Bach, n° 1 Re-
citativo soprano «¿Por que has bebido del cahz amargo, del cahz que DIOS reserva
al ImplO que se atreve a entregar su corazon al pecado?» (texto de Anna LOUlsa
Karsch, 1759) (mdlcaclOn de MOlses Mayordomo-Mann)
32 Cf Frankemolle, Jahwebund, 40-42
33 Afirmar que el texto decla en el ongmal «para que yo no caiga en tenta-
clOn» (Lolsy n, 568, Hermg*, 64s), es pura «cienCia conjetural»
34 Cf vol 1,453-455 (Mateo 1, 487-489) Como en Mt 6, 13, falta tamblen
aqUl el articulo determmado
La pareja conceptual «velar y orar» transparenta Igualmente una
actItud fundamental en la espmtualIdad cnstIana Los lectores pIen-
san seguramente, lo pnmero de todo, en 24, 42 Y25, 13, yen las pa-
rábolas de la parusía enmarcadas por estos versículos Se trataba
allí de la aCCIón cnstIana responsable, en obedIencIa a Cnsto, Juez
del mundo En nuestro pasaje se suma, por el contexto, la dISPOSI-
CIón al sufnmIento El texto 1 Cor 16, 13 empareja el «velar» con el
«permanecer en la fe», Col 4, 2s (cf Hch 16,25), con la oraCIón,
PolIcarpo, Flp 7, 2 -probablemente la pnmera exégesIs del pasaJe-
con la oraCIón, el ayuno y la perseverancIa en la fe transmItIda35 De
cualqUIer forma, nuestro texto combma el pasado de la hIstona de
Jesús con una actItud cnstIana VIvIda en el presente, o un sIgmfIca-
do lIteral de YQ'YJYOQELV con otro fIgurado SI eXIstía ya el nto de la
VIgIlIa de oraCIón -lo que es, cuando menos, posIble 36- , ese nto es
a la vez la expresIón sImbólIca de una actItud vItal de pnnCIpIO
Jesús CIerra su exhortacIón en el V 4lb con una sentenCIa Los 41b
lectores la entenderán al trasluz de la conducta de Pedro y de los
restantes dIScípulos 3 ? Su espíntu es voluntanoso, como se VIO en
los V 33 35, pero son mcapaces de llevar a la práctIca las buenas m-
tencIOnes La antropología que subyace en este loglOn contrapone el
querer del hombre (JtvEu~a) a su realIzacIón (aúQs), en una fórmu-
la de sabor dualIsta Desde el nguroso análIsIs de K G Kuhn 38 , se
suele relacIOnar esa formulacIón con los textos de Qumrán, sobre
todo con los enuncIados afmes de los Hodayot y de la Regla comu-
mtana, y muchas veces tambIén con Sal 51, 14

Pero Kuhn puso ya de relIeve las pecuhandades 39 1 Los textos qum-


ramcos son mas dualIstas que Mt 26, 41 Yno hablan, a tenor de ,v~, de de-
bIlIdad, SIllO de pecado y maldad, aunque conocen perfectamente la Idea de

35 Cf tamblen Lc 2, 37
36 Cf vol III,588s Egena, Itmerarzum, 35s = SC 21, 226-232 (Peregrma-
ClOn, 73s) descnbe la Vigilia de la comumdadJerosohmltana en Getsemam con sus
oraCIOnes, lecturas, himnos y antlfonas en el Siglo IV
37 Hilano 31, 9 = SC 258, 236, señala el contexto con precIslOn el V 41 b no
se refiere a Jesus, smo a los apostoles mterpelados ASI suelen mterpretar los cato-
hcos, porque hacen hmcaple en que el sufnmlento ammlco de Jesus difiere del su-
fnmlento de una persona ordmana Muchos protestantes, desde Lutero y Calvmo
(cf mira, n 88), tienden en cambiO a refenr el V 41b a Jesus y a los dlsclpulos por
Igual, porque acentuan mas la humamdad de Jesus y la profundidad de su sufn-
miento Cf por ejemplo Zahn, 692
38 Kuhn (IlELQUOI.W<;)*, espec 204-212
39 Cf tamblen Braun, Qumran 1, 54s
la deblhdad humana, expresada con otra termmología. 2. TIveu!tu debe en-
tenderse por el contexto, y en comcldencla con los textos de Qumrán, en
sentido netamente antropológico, y no slgmflca, como en Sal 51, 14 o en
Pablo, el Espíntu santo otorgado por DIOS4 o, silla el querer humano. El 10-
glOn no afirma m mega que el «espíntu voluntanoso» pueda ser otorgado
por DIOS (cf. Sal 51, 14).

42s Jesús se aparta a orar por segunda vez. La literalidad de su ora-


ción va más allá del v. 39 en dos puntos: l. Jesús reconoce ahora
que no puede eludir el cáliz de su muerte, sino que debe apurarlo.
Por eso pide únicamente el cumplimiento de la voluntad de Dios.
Queda más patente su obediencIa. 2. El «no como yo quiero, sino
como quieres tú» se formula ahora exactamente en los términos de
la tercera petición del padrenuestro Mt 6, lOb. Jesús ora, dando
ejemplo, como había enseñado a sus discípulos.
Jesús vuelve, y otra vez encuentra dormIdos a los tres discípu-
los. También la palabra xu{h:úow deja entrever ahora -después del
v. 41- un trasfondo metafórico: el «dormir» es ese estado de cris-
tianas y cristianos que desentona con el Señor y con su mandat0 41 •
Lo de los ojos «cargados» de los dIscípulos puede tener una prime-
ra disculpa en el cansancio tras la larga jornada; pero puede indicar
además su estado de confusión42 •
ASa Jesús se aparta por tercera vez a orar. Orar tres veces consecuti-
vas expresa en la tradición bíblica la intensIdad y fuerza de la ora-
ción43 • Jesús vuelve de nuevo donde los discípulos. No hace falta
repetir que los encuentra dormidos. Jesús deja caer una frase iróni-
ca44 que cabe entender como pregunta (<<¿Aún seguís 45 durmiendo y

40 DIsiente E Schwelzer, rrVEü~a XeA , en ThWNT VI, 394 23ss


41 Cf 25,5,1 Tes 5, 6s
42 Filón, Ebr, 131, asocia «OJOS cargados» con la embrIaguez, Id ,Leg Gm,
269, con el desvanecimiento
43 Cf 2 Cor 12, 8 Ylos documentos en Davles-AllIson I1I, 500 Lapide, 495:
Jesús pide tres veces para enseñamos que DIOS, en ocaSIOnes, no escucha la prIme-
ra suplIca
44 La exégeSIS grIega de Teofllacto, 452 hizo que muchos exegetas posterIo-
res, desde el humamsmo, mterpretasen la frase en sentIdo Irómco (cf Erasmo [An-
not J, 136, Beza, 121, Musculus, 567s)
45 AoLJtov slgmflca propiamente «para el futuro» o «para el resto del tIem-
po» Pero el adverbIO se va debilItando en la kome hasta perder el Significado, cf
Mayser, Grammatlk 1/3, 145s Llddel-Scott, AOLJtÓ<:;, n° 5, traducen por «well then»
En el grIego moderno, AOLJtOV es un adverbiO muy genérICO que puede slgmf¡car
«por tanto» o «por lo demás»
descansando?»), como ImperatIvo (<<SegUId durmIendo y descan-
sando [sm preocuparos ya de mi llamada a la oracIOn]») o como
constatacIOn (<< ¡Y vosotros, mIentras tanto, segUIs durmiendo y des-
cansando,»)46 Apenas es comprensible, en cambIO, como un Impe-
ratIvo permlSlVO pronuncIado en seno (<<Ahora podéiS descansar un
pOqUIto más») -que es como fue entendida generalmente esta breve
frase en la exégesIs ec1esIaI 47-, porque Jesús anuncia segUIdamente
la mmmencla de su entrega
Así conc1uye la «pausa» que representa el episodIO de Getse- 45b-46
mam Los acontecimientos se precipitan El narrador empieza a
contarlos en unas palabras de Jesus, que habla con pleno dommIO
sobre todo 10 que sucede No se observa ya la menor señal de de-
bilIdad y temor en él Como al comienzo de la perícopa en el v 36,
Jesús es también aquí, al fmal, el umco soberano de la acción Por
tercera vez después de 26, 2 24, anuncia la entrega del HIJO del
hombre Su hora ha llegado ya Este fmal, con el LClOV YtyytXEV an-
tepuesto dos veces, parece mucho más defmItlvo que en Marcos
10 que anuncia Jesús es ya mmmente El pnmer anuncIO engloba
al segundo la entrega del HIJO del hombre en manos de los «peca-
dores», Judíos y luego romanos, es el contemdo de todo 10 que SI-
gue en la hlstona de la pasIOn, se trata de la llegada del traidor en
la proxlma seCCión, v 47-56 ASI, los v 45s son un puente para 10
que sigue, y subrayan que el Jesus ommsclente contmúa Siendo el
dueño de los acontecimientos Por eso da una ultIma orden a los
dlsclpulos «¡Levantaos'» Ellos, que dormían hasta ahora, tIenen
que ser despertados y estar dispuestos a 10 que venga El «vámo-
nos» no es, obVIamente, una últIma llamada a la hUIda48 , smo a sa-
lIr al encuentro de los enemigos El narrador qUIere mostrar la
«malestas», la «provldentla» y la «potestas»49 de Jesús, que no su-
cumbirá ante los aconteCimientos, smo que les hace frente con
gesto soberano

46 La exegesls gnega mas antigua esta diVidida en este punto Ongenes 96 =


GCS Ong XI, 215 mterpreta como Imperativo (sm lroma), Juan Cnsostomo 83,1 =
PG 58, 747 YEutlmlo Zlgabeno, 685, como constataclOn reprobatona
47 Desde Agustm (Consensu) 3, 4 (11) = 282s En favor de esta mterpretaclOn
habla el slgmf1cado baslco de AOLJtOV Zahn, 692, n 65 entiende que los dlsclpulos
«deben aprovechar la media hora o el cuarto de hora que resta para descansar» Pe-
ro el texto, con la frase ¡DOD i¡YYL%EV ~ wQu, tampoco da margen a tal mterpretaclOn
con ese breve espacIo de tiempo
48 ASI Meyer, 442
49 Lapide, 496
Historia de la influencia

El epIsodIO de Jesus en el monte de los Ohvos, como soha lla-


marlo la IgleSia antlgua y la tradIcIOn catohca, ha llegado a ser un
texto clave para la fe cnstlana, pero sIgnIficatIvamente solo desde la
alta Edad Media y en la epoca moderna Antes, el epIsodIO había te-
nIdo un tratamtento mas bIen esqulVo en la hIstona de la mterpreta-
cIón y en la hIstona del arte
1 La conVICCIón báSIca de la Iglesza antlgua y de los cnstlanos
y cnstIanas ortodoxos hasta la epoca moderna, fue que Jesus no ha-
bía SIdo una persona temerosa, como nosotros, smo muy fuerte 50 , y
que, por ser DIOS, padeCIó como un hombre DIOS El relato de Get-
semaní pudo crear ya entonces algunas dIfIcultades Este texto no
solo fue Importante para Celso y para el emperador JulIano, proba-
blemente fue tambIén para los amanos un testlmOnIO bIbhco en fa-
vor de su creenCia fundamental de que Jesus había SIdo hombre y no
DlOS 51 Los ortodoxos, en cambIO, tuVIeron que concIhar el texto con
la dIVInIdad de Cnsto y la doctrIna de las dos naturalezas PredomI-
nan así en las exégesIs las cuestIOnes cnstológIcas (= a) Sólo en se-
gundo térmmo se desarrollan las posIbIhdades parenetlcas (= b)

a) La pencopa del monte de los OlIvos solo se puede entender desde la


dIvIllldad de Jesus Escnbe HIlano «¿Que esperanza vas a tener sllllegas la
dIvlllIdad de Cnsto y le atrIbuyes la angustIa ante la paslOn?»52 Ya antes de
el habla señalado Ongenes que la tnsteza de Jesus era achaque de su natu-
raleza humana, sUjeta como estaba a las paSIOnes, y no de su naturaleza dI-
Vllla, «que es Imnune a cualqUier rcU{}09>53 Cmlo de AleJandna habla de la
«Inefable e lllexplIcable fVúJCJL~», que hace pOSible que el arcm'hl~ este triS-
te «como un ser humano la umon (a'lJvooo~) del Logos con la carne forta-
lecera nuestro convenCimiento del mlsteno de la encarnaclon»54 Tamblen

50 Jansemo, 270, cf Maldonado, 574


51 Una mdlcaclOn de eso podna ser el EvangelIO de Nlcodemo, donde el dia-
blo sabe, en el cap 20 (= Schneemelcher P, 415), que Jesus es SImple hombre, por-
que le ha Oldo deCir «MI alma esta tnste hasta la muerte» Interesante aSimismo el
apunte de Eplfamo, Haer 69, 19,61 = PG 42,232 muchos ortodoxos omiten los
verslculos Lc 22, 43s en el texto de su Biblia, porque se habla en el -muy humana-
mente del sudor de Jesus
52 Hllano, De Tren 10, 27 = BKV Il/6, 183
53 Ongenes 90 = GCS Ong XI, 206 Ya el hace notar que Jn pasa por alto el
episodIO de Getsemam porque el Logos dlvmo (¡Jn 1') no puede ser tentado (92 =
GCS Ong XI, 210)
54 Cmlo de AleJandna, fr 294 = Reuss 258
para muchos otros exegetas, ya desde el siglo II, el texto fue una confIrma-
clOn de que Jesus era verdadero hombre 55 En las disputas en tomo a la na-
turaleza de la ÉVWCJLS;, ese texto confIrmaba que Jesus tenía dos voluntades
en virtud de sus dos naturalezas Por su voluntad humana, Jesús pide a DIOS
que pase de él el cáliz de la muerte, por su voluntad dlvma, comclde con la
voluntad del Padre Por medIO de la oraCión, el hombre DIOS, Jesús, alcanza
aSI la umdad con la voluntad del Padre56 Los exegetas ortodoxos suelen po-
lemizar con el monotelismo Frente a ellos subraya el monofisita DlOmslO
bar SalIbl que Jesús actuaba plenamente como DIos «Está claro que no su-
plicó como una persona debll o menesterosa, pues él mismo es la fuerza
(vlrtus) y la sabIduría del Padre, y no menesteroso, smo nco»57
La tnsteza de Jesus planteo problemas de prmclplO, porque la AU:rtE es
un :rtú{}OS;, y Jesús no estuvo sUjeto en modo alguno a las pasIOnes huma-
nas Los exegetas recurneron a la explicaCión de que Jesús padeCiÓ gran
trIsteza no por él mismo, smo por Judas y por el pueblo de Israel, que per-
día su salvacIOn 58 O partiendo del i¡QSaTO (v 37), señalaron que Jesús só-
lo sucumbió a un amago de trIsteza, y dlstIgUleron entre «passlO» y la me-
ra «propasslo», el preámbulo de una paslón59 Postenormente se Impuso la
opmlón de que la trIsteza de Cnsto fue un acto libre y racIOnal de su propia
voluntad, y no una pasión uracIOna1 6o
En suma, el texto creo difIcultades a la IgleSia antigua, que concibió a
CrIsto como trIunfador pascual y como DIOS Se procuró mmlmlzar su pa-
slon y relatiVizarlo en cierto modo Muy bellamente se expresa esta diS-
tanCia en una de las pocas representacIOnes artlstlcas de la escena de Get-
semaní durante los pnmeros Siglos un mosaico del Ciclo de San Apolmar
Nuevo, en Rávena (haCia el año 520) (11 16)61 CrIsto aparece de pie (') en
el centro del mosaiCO, elevado sobre el monte, en actitud clasICa de oran-
te Nmgun mdlclO de sufrImiento yamargura Esta sobre una roca y sobre-
sale por encima del paisaJe, el mmbo de su cruz corta el marco que encua-

55 JustInO, Dial 99, 2, Ireneo, Haer 3, 22, 2, Tertuhano, Fuga 8, AmbrosIO


10,56 = CSEL 32, 477, Juan Cnsostomo 83,1 = PG 58, 746, Jerommo, 253
56 Ongenes, C Cels 2,25 = BKV 1/52, 140, atribuye la pnmera petIclOn de
Jesus sobre el cahz a la deblhdad de la carne, y la petIClOn sigUiente sobre el cum-
plimiento de la voluntad de DIOS, a la dlsposlclon de su espIrltu, algo Similar Leon
Magno**,5 (= 56), 2 = 102 De voluntad diVIna y voluntad humana hablan, por
ejemplo, AmbrosIO 10,60 = CSEL 32, 478 (la voluntad humana es superada como
«voluntas temporahs»), Beda, 115, Juan Damasceno, Defide Ortodoxa 3, 24 = BKV
1144, 181
57 DlOmslO bar Sahbl III (CSCO S 49), 71 Tomas de AqUInO se defiende de
los monoflSltas y los arrIanos señalando que no fue el Verbo dlvmo el que sucum-
blO a la tnsteza, smo el «amma passlblhs» de Jesus, (Lectura) n° 2223s
58 Ongenes, C Cels 2, 25 = BKV 1152, 141, Jerommo, 253s, EusebIO, OratlO
de prodltlOne Judae, PG 86, 535, frecuente desde entonces
59 Jerommo, 253, a menudo, a partIr de aqUl
60 Lapide, 491 «ex ratlOms dlsposltlOne et hbera voluntatIs electlOne»
61 Foto Schlller, Ikonographle n, n° 141
Ilustración 16

dra la representación. Es el Exaltado, el Señor pascual. A sus pies, en la la-


dera, aparecen sentados los discípulos, en ademán contemdo que expresa
desconcierto, desánimo, fatiga y estupefacción.
b) Interpretaciones parenéticas. Desde la Iglesia antigua se mantiene,
como cornente secundana, la exégesis parenétlCa del texto. Ya Orígenes
adVirtió una mtención pedagógica en Jesús, que se lleva consigo precisa-
mente al presuntuoso Pedro y a otros perfectos que pueden incurrir en so-
berbia, para que vean cómo cae rostro en tierra y suplica a Dios con humil-
dad62 . La petición de Jesús, «hágase tu voluntad», es modélica, y expresión
de verdadera virtud y filosofia 63 . Según DionislO Cartujano, debemos imi-
tar la oración de Jesús, arrojándonos a sus pies 64 . Tres veces hizo Jesús la
misma petición, lo cual indica que «la oraCión debe ser perseverante»65. La
invitación a «velaD> hace referenCia a las buenas obras66 . Las dimensiones
parenéticas perduran a través de toda la histona de la exégesis 67 .

62 Orígenes 91 = GCS Ong XI, 207.


63. Juan Cnsóstomo 83, 1 = PG 58, 746
64. Dlomslo CartuJano, 293
65. Ludolfo de SaJoma**, 59, 7 = 17 (<<quod orabo debet esse contmua»).
66. Desde Orígenes 93 = GCS Ong XI, 211.
67 Así lo mamf¡estan los devoclOnanos de ambas confesIOnes; por el lado
protestante, 1. J Rambach** I,passlm, por el catóbco, U. Pmder**, 96s Para Pm-
2 El epIsodIO de Getsemaní se convIrtIó en una pIeza funda-
mental desde la alta Edad Media, cuando la paSIón de Jesus fue avan-
zando hacIa el centro de la espmtuahdad68 El cambIo se hace muy
poco VISIble en los comentanos, que se hmItan caSI exclusIvamente a
transmItIr las tradIcIOnes exegétIcas de la IglesIa antIgua, tampoco
aparece con clandad en los tratados dogmátIcos, pero SI en las artes
plástIcas y en los escntos pIadosos y de medltacIOn y devocIón

Lo mas Importante no es la ref1exIOn conceptual sobre la paSIOn de Je-


sus, smo la expenenCla, la empatIa, la medltacIOn, el recogImIento, el
ahondamIento y la aprOpIaCIOn de la mlsma69 El autor de MedltatlOnes VI-
tae Chrzstl augura a aquellos que medItan la pasIOn de Jesus «desde lo m-
tImo del corazon», «una nueva compaSIOn, nuevo amor, nuevas consola-
CIOnes y, en consecuenCIa, una especie de nuevo estado»70 Sobre la escena
del monte de los Olivos observa Jesus «parece haber olVIdado que es
DIOS, y ora como un ser humano Es como cualqUier hombreCIllo del pue-
blo, y ora al Señom 71 Expone luego detemdamente la oraCIOn de Jesus en
pnmera persona de smgular Tres veces tuvo Jesus que suplicar antes de re-
Cibir una respuesta de DIOS 72 En el tratado anommo de mlstlca sobre la pa-
SIOn de Cnsto, del SIglo XlV, Getsemam pasa a ser la pasIOn mtenor que
antIcipa ya todo el sufnmlento postenor de Jesus, su cruz y su resurrec-
cIOn73 Bernardo de Claraval aplica el sueño de los dlsclpulos a la Vida del
cnstIano «¡Cuantas veces te vuelves a nosotros y nos encuentras dur-
mlendo,»74 En los EJerCICIOs de IgnacIO de Loyola, cuya tercera semana
esta dedIcada a la paSIOn, se representan con realismo los detalles de la na-

der, el texto es una «enseñanza sobre la recta oraClOn, especialmente en SituaCIOnes


de sufnmlento»
68 Cf supra, IntroducclOn, 61-65
69 Ludolfo de SaJoma II**, 58, 11 = 9-11, en el capitulo mtroductono de la
parte de su Vita Jesu -de onentaclOn casI totalmente tradiCional en lo exegetico-
dedicada a la paslOn, enumera como pasos Importantes Imltatio, compasslO, mlra-
tlO (quae et pro qmbus passus est), exsultatlo, resolutlO cordlUm m Chnstum, qmes
dulcons
70 (Pseudo) Buenaventura 74 = 599 (<<novam compasslOnem, novum amorem,
novas consolationes et per se consequens novum quemdam statum»)
71 ¡bid, 75 = 600
72 El angel mencIOnado en Lc es conSiderado aqm -como suele serlo en las
representacIOnes plasticas, donde el angel es habitual desde el Siglo XV (Thuner*,
347)-- como señal de la ayuda de DIOS
73 Al lesus postrado en tierra «le acosaron todas las angustias y torturas que
Iba a padecer», «estiro sus brazos sobre el suelo en fonna de cruZ», y despues de ser
consolado por el angel, se levanto «con el Jubilo de un hombre que ha reSUCitado de
la muerte» (Anonymus**, 63s)
74 Bernardo de Claraval, MedltatlO In paSSlOnern et resurrectlOnern Dornlm,
PL 184,743
rración y del escenario, para despertar la compassio: «pena interior por tan
gran tribulación que Cnsto padeció por mí»75. Sólo algunos comentarios
logran expresar la importancia de revivir el sufrimiento de Cristo; por
ejemplo, cuando 1. Valdés aconseja a sus lectores y lectoras «entrar en el
huerto junto a Cristo y ... orar a Dios»; de ese modo abrirán su ojo interior
y «quizá verán lo que Cristo sintió allí»76. Teresa de Jesús, la mística espa-
ñola, se siente especialmente cercana al Jesús solitario del huerto; le pare-
ce que Jesús la soportará mejor a su lado porque él mismo, solo y afligido,
está necesitado de consuelo 77 • Comelio a Lapide subraya, frente a Jeróni-
mo y otros, que la tristeza de Cristo en modo alguno era por los judíos o
por Judas, sino que fue «vera tristítía»: su alma previó en ese momento to-
do lo que le sucedería hasta la crucifixión, y todos los horribles pecados de
los humanos, en favor de los cuales el Hijo de Dios fue crucificad078 . Son
nuevos matices dentro de una exégesis fundamentalmente tradicional.
Un medio sobresaliente para vivir la pasión de forma nueva y expre-
sar esta nueva vivencia, fueron las imágenes de la escena de Getsemaní,
que prolíferaron desde el siglo XIV. Menciono como primer ejemplo la
representación del «Monte de los Olivos» en la estampa de Alberto Du-
rero, de 1508 (il. 17?9. Estampas y grabados sirvieron entonces para «la
producción de imágenes devotas a módico precio»80, permitiendo a per-
sonas menos acomodadas vivir la pasión de Cristo individualmente y en
sus habitaciones privadas. Al mismo tiempo, el artista se siente menos
atado a lo convencional en la creación de estampas y grabados; puede re-
presentar a Cristo y a los discípulos como individuos 81 . La escena de Du-
rero es dramática y llena de patetismo: el ángel, que se aparece a Cristo
con la cruz en la mano, emite una «radiación explosiva», y «la figura de
Cristo aparece iluminada por el rayo cegador de una luz dlfusa»82. Los
brazos de Cristo arrodillado se alzan desnudos hacia el cielo; su rostro
expresa tensión y desesperanza. En la mitad inferior de la estampa apare-
cen los tres discípulos durmiendo pacíficamente en el suelo. Un cuadro
que expresa un dramatismo parecido de modo muy diferente es el del
Greco (il. 18)83. El monte de los Olivos aparece aquí como paisaje grisá-

75. IgnacIO de Loyola, Die ExerCltien, trad. alem. de H. U. v. Balthasar, Emsle-


deln 1954,52 (versión cast.: Ejercicios Espirituales, Santander 2004).
76. Valdés, 466.
77. Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida 9, 4, en Obras completas, Salaman-
ca 1997, 80s (mdlcaclón de MOIsés Mayordomo-Marín).
78. Lapíde, 490
79. Foto: K. A. Knape, Dürer - Das graphzsche Werk, Wlen-München 1964.
80. H. Beltmg, Bzld und Kult, München 1990,458; cf 474.
81. Ibld., 475.
82. E. Panofsky, Das Leben und die KunstA lbrecht Dürers, Munchen 1977, 194.
83. Foto: J. Álvarez Lopera, El Greco Identlta e trasformazlOne Creta. Ita Ita,
Spagna, Milano 1999,297. El borrador del texto es de Stephan BOslger.
ceo, mítico y primigenio. Los discípulos duermen a la izquierda del cua-
dro, en una cueva cerrada; por la derecha se acerca Judas con su gente. En
el centro aparece Jesús arrodillado, en figura de gran tamaño y vestimen-
ta roja. Tiene el rostro vuelto hacia el ángel, que le trae el cáliz, símbolo
de la pasión y de la presencia eucarística de Dios al mismo tiempo. La es-
cena no es iluminada por la luna-oculta entre nubes-, sino por un rayo de
luz que irrumpe de arriba y envuelve a Jesús en su resplandor. El paisaje
parece desencajado, en frenético movimiento. El cuadro invita al que lo
contempla a entrar «dentro de sí» e introducir la pasión de Cristo en lo
más profundo del alma.
Especialmente desde el siglo Xv, los grupos representados en el mon-
te de los Olivos, a veces en figuras de gran tamaño, invitan a la compasión.
Como en un escenario de teatro, las figuras del ejemplo que reproducimos,
de Veit Wagner (1498), se emplazan en el cementerio de santo Tomás, de
Estrasburgo (iI. 19)84. En el centro ora Jesús arrodillado; el ángel se le apa-
rece con la cruz y el cáliz. En primer plano duermen Juan y Santiago. Pe-
dro vuelve la cabeza, aterrado, viendo entrar por la puerta a Judas con una
horda de soldados. La intención de la escena está clara por el contraste en-
tre el terror de Pedro y la serenidad de Jesús: esta serenidad a la vista de su
muerte dará también seguridad y consuelo a los fieles.

3. La Reforma trajo nuevos acentos. No da prioridad a la exé-


gesis del relato de Getsemaní, sino a la comprensión profunda de la
pasión de Jesús y a la espiritualidad que encierra: la pasión de Cris-
to sigue siendo el núcleo de la fe, como en la Edad Media tardía;
pero los reformadores no se limitan a revivirla en la propia com-
passio, y ponen el énfasis en el mensaje alegre de Jesús, que pade-
ce y muere pro nobis, una vez por todas 85 . «Así que el monte de los
Olivos te sirve de consuelo, al saber que Cristo cargó con tu peca-
do y pagó por él; pues ¿de dónde procede, si no, ese temor y angus-
tia que le embarga?»86.

Calvino interpreta el texto, como los padres de la Iglesia, desde la doc-


trina de las dos naturalezas, y subraya la encamación; pero lo hace por ra-
zones soteriológicas. Puesto que Cristo se hizo realmente hombre, no tene-
mos ninguna necesidad de empeñarnos en alejar de él la tristeza y el temor.
Cristo padeció la muerte «no sólo para ir de la tierra al cielo», sino para to-
mar sobre sí, mediante su muerte, «la maldición que pesaba sobre nosotros,

84. Foto y borrador del texto de Stephan B6siger.


85. Cf.Axmacher**, 15-17.
86. Lutero (WA 52)**, 738
y libramos de ella»87. También Lutero declara que Cristo se mostró real-
mente débil en Getsemaní; señala que el v. 41 b se refiere también a él 88 .
Destaca la importancia del pro nobis: «Por nosotros él es débil; nuestros pe-
cados le agobian, no los suyos». Esto significa que la compassio sólo pue-
de consistir en el reconocimiento del propio pecado: si ves cómo Cristo llo-
ra y se queja, «piensa que es por tu pecado»89. Bullínger analiza e! sentído
soteriológico de! sufrimiento interior de Cristo: «Cada vez que nos asalta y
sacude la angustia y temor a la muerte, hemos de mirar a la Cabeza, Cris-
to, que también fue presa de la tristeza y el miedo a la muerte por nuestra
causa»90. Musculus lee el texto desde Heb 5; es fundamental en su inter-
pretación la idea de que sólo el Cristo paciente es «summus sacerdos»91.
Los supuestos básicos de la Reforma se mantuvieron posteriormente
con diversos matices. A veces se acentuó la pasión interior de Cristo en una
línea dramática. Valga como ejemplo la escena de Getsemaní en la Pasión
de B. H. Brockes. Este libreto, muy apreciado, de la primera mitad del si-
glo XVIII presenta a Jesús expresando su tristeza:
Me oprime e! peso de los pecados.
Me angustia el horror del abismo ...
Me abrasa el fuego atroz del infierno
en huesos y venas, en médula y sangre;
y como, a más de todos los suplIcios,
debo, Padre, soportar tu ira,
ante la cual cualquier tormento palidece,
no hay dolor semejante al mío.

La Hija de Sión comenta este dolor de una forma muy viva:


Mirad, pecadores, con temor y temblor
la monstruosidad de vuestros pecados,
pues su castigo y suplicio
apenas soportar puede el Hijo de Dios 92 .

La Pasión de Picander, musicalizada por Bach, hace también del sufri-


miento interior de Jesús una verdadera pasión interior93 , y la comunidad

87. Calvmo n, 330s, cIta 331.


88. Algo parecido, Musculus, 565: las dos voluntades de CrIsto, el hombre
Dios, en la exégeSIS de la IgleSIa antIgua (cf. supra, 206-208), pasan a ser ahora la
«voluntas carnis» y la «voluntas spmtus» del hombre Jesús.
89. Lutero (Evangeltenauslegung) V, 84s (sermón de 1529)
90. Musculus, 239B.
91. Musculus, 564.
92. Brockes**, 95s; para la mterpretaclón cfAxmacher**, 124-132.
93. «jOh dolor! ¡Aquí se estremece el corazón atormentado! / ¡Cómo se hun-
responde con una estrofa de Johann Heermann «¿Cual es la causa de tales
castIgos? MIs pecados, ay, te lastImaron»94
Lo mismo vale basICamente para el pietIsmo Zmzendorf entIende el su-
fnmlento mterno de Jesus en Getsemam como una «agoma explatona» de
Jesus, pero esta agoma fue «por nuestros pecados»95 Para J J Rambach, el
«sufnmlento mterno de Cnsto en el huerto de los Olivos» es tan Importante
como su sufnmlento extenor En ese sufrImiento mterno soporta el pecado
del mundo y la Ira de DIOs en lugar nuestro»96 Tal es la doctnna capital

4 En la epoca de la IlustraclOn se observan dos acentos nue-


vos Por una parte, el sufnmIento mterno de Jesus es contemplado
en perspectIva humana y natural Por otra, ese sufnmIento es Idea-
lIzado Jesus es el valeroso, el heroe de la paslOn y, en su dedIcaclOn
a los dISCIpulos, el gran amIgo de los humanos

Es ImpreSIOnante la fmura pSIcologlCa con que descnbe H E G Pau-


lus la oraclOn de Jesus en Getsemam En una sltuaclOn como la de Jesus
es perfectamente natural, a su JUICIO, que «muchas personas no qUieran
saber nada con los demas», pero «tampoco qUieran estar solas» Por eso
volvlO Jesus reIteradamente a los dlSCIpulos, para alejarse mmedIatamen-
te despues Es muy natural que el estado de ammo sea «tremendamente
vanable» en una sItuaclOn como la suya «Una vez llegado el peligro, Je-
sus vuelve a ser el mas ammoso, el mas sensato»97 El texto de la PaslOn
de C W Ramler, que en su musICalIzaclOn por Carl Hemnch Graun (1755)
fue la mas representada durante un SIglo en Alemama, descnbe a los dls-
cIpulos dormIdos, y a Jesus, el gran amigo de los humanos, cUIdandolos
amorosamente
El sueño abate a los dISClpulos,
aqUI yacen rendIdos con tnste semblante
El HIJo del hombre los contempla y dice,
vuelto hacia ellos el dulce rostro
«El espmtu esta pronto, pero el cuerpo es debll»
y se abaja a tocar la mano de Pedro delicadamente

de, como palIdece su rostro' / Todos los tormentos del mfIerno sufre, / por robo aJe-
no tIene que pagan> (Bach**, ReCItativo + coro n° 19 [25])
94 ¡bId = EG 81, 3, Gotteslob, 180,3
95 ZmzendorfIII, 1432s
96 Rambach 3, 2 = 1, 33 Rambach, por lo demas, refiere el calIz Ulllcamente
al sufrImIento mterno Jesus pide que su temor a la muerte pase lo antes posIble (5,
3 = 1 51) Con esta mterpretaclon exegetlcamente ImpOSible, Rambach se evita
muchos problemas dogmatlcos
97 Paulus III, 605
«¿Tampoco tú estabas ya en vela?
¡Velad y orad, hermanos míos!»98.

En La Mesíada de Klopstock, el mesías heroico de la Ilustración co-


mienza ya a transformarse en el Dios heroico del romanticismo. El sufri-
miento interno de Jesús es rebasado en línea mítica. La escena del monte
de los Olivos, celebrada en el primer canto (¡ya antes de la Cena!), pasa a
ser el capítulo final para toda la Pasión. Es un acontecimiento cósmico de
dimensiones mítico-celestes, que Klopstock canta aquí con un gran des-
pliegue de ángeles y demonios. El Jesús divino está en la cima del monte
de los Olivos, servido por el arcángel Gabriel. Allí toma la decisión de re-
dimir a la descendencia de Adán, y ora al Padre:
¡Aún soy libre, aún puedo pedirte, Padre, que se abra el cielo
con miriadas de serafines y me lleven jubilosos,
en triunfo, a tu trono sublime!
Pero yo quiero sufrir lo que ningún serafin comprende,
lo que ningún querubín pensante
en profundas meditaciones conoce.
¡Sufrir quiero, sufrir -yo, eterno-la muerte más cruel!
Aún dijo más: ¡Alzo mi cabeza al cielo,
mis manos a las nubes, y te juro por mí mismo,
Dios como tú, que quiero redimir a los humanos!99

5. Para muchas personas del siglo XX, el sufrimiento de Jesús-


hombre sigue estando en el primer plano del interés. Pero Jesús no
aparece ya como el héroe animoso, sino como hombre que padece
y ora. Es novedad que Dios no dé respuesta a su oración.

Los tratados teológicos no son, tampoco ahora, lo más importante; ni


siquiera los comentarios, que en este siglo no transmiten prioritariamente
el conocimiento de la tradición (¡en perspectiva histórico-crítica!). En el
poema de Christian Morgenstem El Cristo solitario (1898) no aparece ya
Dios, sino la soledad:
Solo estoy
entre durmientes,
solitario llevo a cabo
la obra de mi hora más ardua.
¡Velad y orad conmigo!

98. Graun (Rarnler)**, ReCItativo nO 6.


99. Klopstock** 1, 129-137.
(,Es que no sabéis orar?
Todos vosotros estáis en mi,
pero yo (,en qUien estoy?100

En el poema de Ramer Mana RIlke El huerto del o[¡vo (1906), el su-


fnmIento mterno de Jesús se confunde con la perdida de DlOS
Al cabo, esto Y este era el fmal
Ahora debo mne, mientras sigo encegueclendo
(,y por qué qUieres que dIga
que Tú eXistes SI ya no te encuentro?
No te encuentro ya En mi, desde luego, no
NI en los otros NI en esta pIedra
No te encuentro ya Estoy solo
Solo estoy con la amargura de todos los humanos,
que yo me propuse aliviar por medlO de TI
que, por lo VISto, no eXIstes lO1

También los teólogos descubren ahora el abandono de Jesús por parte


de DlOS en Getsemaní «Jesus no obtiene en realidad mnguna respuesta,
mnguna señal de DlOS» La «respuesta» de DlOS a Jesús se parece, según
Karl Barth, a la señal de Jonás consistió en que Jesús tuvo que mom real-
mente, en que el HIJO del hombre pasase «tres días y tres noches en el se-
no de la tIerra»102 Hasta un exegeta avengua en este texto que Jesús «co-
noce por el fallo de los discípulos que DlOS se le ha rehusado a él»lo3 Tales
voces reflejan la expenencla de la pérdida de DlOS, que en Europa marca
en buena medida el siglo XX
En el CIclo de la paSIón de WIlly Fnes, aparecIdo durante la Segunda
Guerra Mundial, el cuadro de Getsemaní expresa qUizá algo parecido
(11 20)104 Los tonos fundamentales son oscuros pardo azulado con azul
El paisaje es esténl, los árboles no tienen hOjas Los discípulos se acurru-
can en pnmer plano a la sombra de una roca Jesús está arrodIllado al fon-

lOO Chr Morgenstern, Gesammelte Werke In elnem Band, Munchen 19 1993, 29


101 R M Rilke, Werke Kommentlerte Ausgabe In Vler Banden, Frankfurt
1996, 1, 459s La sigUIente estrofa del poema se refiere a Lc 22, 43s «Se diJO, con
el tIempo, que un angel llego I "Por que un angel? Llego, ay, la noche I y se desfle-
co mdlferente en los arboles I Los dlsclpulos se agitaban en sus sueños I "Por que
un angel? Llego, ay, la noche»
102 K Barth, KD IVIl , 295, similar W Hollenweger, Erfahrungen der Lelb-
haftlgkelt, Munchen 1979,213
103 Grundmann, 540
104 El CIclo de la pasJOn de Willy Fnes (1907-1980) aparecJO entre los años
1936-1944 y se encuentra en la IgleSia-fortaleza de Manenburg en ColoUla Foto
W Fnes, PasslOn, Zunch 1976,27
do, de espaldas al espectador. No se ve nmgún ángel en este cuadro de Get-
semaní. A la derecha de Jesús, las rocas dejan un espacio abierto. Asoma
un poco de horizonte, un trozo de CIelO. ¿Pequeña señal de esperanza?
Esperanza en medio de la oscuridad deja entrever también un breve
texto del político y místico Dag HammarskJold: «En una noche oscura.
Noche de la fe, tan oscura que 111 siquiera podemos buscar la fe. En la no-
che de Getsemaní, cuando los últimos amigos duermen, todos los otros
buscan tu fracaso y Dios calla, resulta que se cumple la unión»105. Ham-
marskjold habla de la unión de Dios con el alma.
Junto al enfoque teológico hay un enfoque antropológico en la exégesis
del texto, y también esto es típico del siglo XX. A diferencia de las exégesis
en la Iglesia antigua, cuando prevalecía la dimensión parenética, hoy prima
la dimensión psicológica. Jesús no es ya modelo, sino prototipo. Pongo co-
mo ejemplo la interpretación de Yonck Spiegel, que ve a Jesús como proto-
tipo del protestante: «Es esta lucha interior de la oración lo que ayuda al
hombre protestante a alcanzar un yo autónomo. Pero el hecho de que los
tres discípulos elegidos sucumban al poder del sueño, indica al protestante
el abandono últImo que ha de asumir para llegar a una identidad interioD>106.
Aunque esto sólo puede realizarse, según Spiegel, en armonía con la vo-
luntad de Dios, tal posibilidad de sentido, que a la luz del texto quizá haya
que nombrar en último lugar, pasa a ser aquí la primera.

Getsemaní llegó a ser el texto clave para la espiritualidad huma-


na. La historia de la influencia bimilenaria de este texto, que viene
a reflejar la variedad de las experiencias básicas del hombre con
Dios, traza un amplio arco. Abarca desde la hegemonía de Dios en
la Iglesia antigua, que marginó casi totalmente la pasión de Jesús,
hasta la pérdida casi total de Dios en nuestro tiempo. Y en la época
moderna, con la nueva experiencia y descubrimiento de la pasión
del hombre Jesús, el arco alcanza desde la apoteosis del hombre en
la Ilustración hasta su profunda caída hoy.

Resumen

La historia de la exégesis y de la influencia nos ha mostrado có-


mo este texto reflejó siempre las nuevas experiencias y quedó «en-
marcado» en los nuevos esquemas teológicos. Volvamos ahora al

105. D. HammarskJold, Zelchen am J10g, München-Zünch 1965,88.


106. Y. Splegel, en Y. Spiegel-P. Kutter, Kreuzwege Theologlsche und psycho-
analytlsche Zugange zur PasslOn Jesu, Stuttgart 1997, 142.
texto y avenguemos su propIO «marco» teológIco, es deCIr, el nu-
cleo cnstológlco desde el cual se ha de mterpretar
Hago memona pnmero de la cnstología mateana Mateo narra
la hlstona de Jesús, el «DIOs con nosotros» (1, 24) Por eso, el nun-
ca habría llegado seguramente a la Idea moderna de concebIr el re-
lato de Getsemaní como hlstona de una persona partIcular que no
obtIene respuesta a su oraCIón y desespera de DIOS en la oscundad
de la noche ¿En qué manIfIesta el texto que DIOS está con Jesús?
Jesus descnbe su tnsteza con las palabras consabIdas de un salmo
de lamentacIón Ora con las palabras consabIdas del padrenuestro
Su oraCIón, su caer rostro en tIerra, hasta su tnsteza, no son actos de
desesperaclOn, smo que brotan de una actItud que VIVe del lengua-
Je relIgIOso convencIOnal El que confía en que «vuestro Padre sa-
be lo que os hace falta antes de que se lo pIdáIS» (Mt 6, 8, como
preámbulo del padrenuestro) no necesIta de respuestas espectacula-
res a su oraCIón, nI de ángeles para consolar a un orante desespera-
do La oraCIón de Jesús es un acto de relIgIOsIdad, obedIenCIa a
DIOs y confIanza, y no un acto de desesperacIón De ahí que Mateo
no necesIte hablar de una conmOCIón mtenor nI de un acto de reso-
lucIón de Jesús antes de aparecer de nuevo, en v 45s, sereno, decI-
dIdo y «sabedor» ante sus dIscípulos La tnsteza, la angustIa y la
desesperacIón de Jesús se apoyaron tambIén en DIOS, según Mateo
Jesús nunca fue abandonado por DIOS, nI estuvo sm DIOs
Hago memona, en segundo lugar, del fundamento de la étIca
mateana Jesús, como «DIOS con nosotros», es el hIJO de DIOs JUs-
to l07 , un modelo de lo que deben ser los humanos Las tradICIOnes
bíblIcas del Justo pacIente muestran, como la hlstona de Jesús en
Getsemaní, que la relIgIOSIdad VIva del Justo comporta SIempre el
lamento y la confIanza, la petICIón y la entrega a la voluntad de
DIOs No es pOSIble separar ambas cosas, porque DIOS es un SOCIO
VIVIente del hombre y no una mstanCIa supenor perfecta que mol-
dea a la persona con su perfeccIón y así no le permIte ya ser huma-
na los Tnsteza, angustIa, súplIca y lamento no son componentes de
la debIlIdad de la carne que haya que superar, smo que forman par-

107 Cf vol 1, 215s (Mateo 1, 219s) e mfra, 428


108 Es lo que hiZO con Jesus la exegesls paleoecleslal y medieval, cuando ill-
tento dlstillgUlr su tnsteza, frente a la tnsteza humana, como una tnsteza que en
modo alguno fue JtUQU <jJVOLV EX JtQObOOLU~ AOYLO[HÚV (EutImlO Zlgabeno, 681), o
que no nace de la «necessltas», SillO «a voluntate» (Tomas de AqUillO [Lectura)
n° 2226)
te de la justicia vivida ante Dios. Los sentimientos de Jesús no son
una parte negativa del ser humano que, en una cristología «correc-
ta», lo mejor sería eliminar, y en la vida humana, lo más aconseja-
ble superar. En este modelo de justo hay sitio para la angustia, y en
este modelo de creyente hay sitio para la desesperación ante Dios.

La historia de la exégesis y de la influencia del texto muestra cómo las


nuevas experiencias y nuevas preguntas han dado lugar a nuevas «enmar-
caciones» del texto que alumbran nuevos potenciales de sentido. ¿Son co-
rrectos o equivocados? El exegeta no puede decretar esto simplemente
desde sus reconstrucciones del sentido original, porque las nuevas expe-
riencias y preguntas son ineludibles, y porque el fogonazo de nuevos po-
tenciales de sentido forma parte de la comprensión viva de los textos. En
particular, una narración no da licencias ni confecciona unas tablas de
prohibiciones a aquellos que quieren interpretarla. Pero el exegeta puede
ayudar a reflexionar sobre la relación entre antiguos y nuevos potenciales
de sentido, y entre los «marcos» originales y los posteriores. Sólo distin-
guiendo unos y otros cuidadosamente puede ocurrir que resplandezca de
pronto, nuevamente en forma nueva, el antiguo potencial de sentido de un
texto, en su rareza característica. Las siguientes precisiones tratan de ayu-
dar a eso justamente.
Yo estimo que la visión moderna de Getsemaní como expresión del que
desespera de Dios en la oscuridad de la noche, se aleja del texto tanto co-
mo la expresión de un Jesús heroico -en Klopstock, del Mesías divino-
que en medio de la oscuridad de la noche se decide por la redención o
adopta una firme resolución a través de la oscuridad de sus angustias. Tam-
bién está relativamente lejos de aquello que el texto quiso decir la inter-
pretación protestante de Getsemaní a la luz del sufrimiento vicario de Je-
sús en favor del mundo, pro nobis. Es posible que esa interpretación esté
justificada desde el Nuevo Testamento en su conjunto; pero no desde la
perspectiva de Mateo, para el cual la muerte expiatoria y la idea de repre-
sentación no desempeñan un papel central. Muy alejado del texto está
igualmente el intento de actualizarlo mediante la compassio, entendida co-
mo una vivencia personal e intensa de todas las etapas del sufrimiento in-
terior y exterior de Jesús. El mensaje del texto es un mensaje positivo: en
el sufrimiento podemos suplicar confiadamente a Dios, que en todo mo-
mento está «con nosotros»; no es un mensaje negativo, como si se tratara
de experimentar con Jesús todos los grados de angustia y sufrimiento. Muy
alejados del texto están asimismo, en mi opinión, los intentos de la Igle-
sia antigua de relacionarlo con la «divinidad» y la «humanidad» de Cris-
to. Son estos conceptos teológicos abstractos los que originan, acaso, los
problemas que la exégesis de la Iglesia antigua resolvió luego con tanta
sutI1eza lO9 Elmtento de relacIOnar la tnsteza y desesperación de Jesus con
un concepto de DIOs resulta, caSI necesanamente, teonco y abstracto Se
podran resolver aSI qUlza, conceptualmente, las dIfIcultades del texto, pe-
ro yo consIdero problemátIco que sea pOSIble abnr por tal Vla un acceso a
esa vida real con DIOS, de que nos habla el texto Son, en cambIO, relatIva-
mente afmes al texto las mterpretaclOnes parenetIcas, Justo porque estas
nunca se reducIan a meras mstrucclOnes sobre como hay que orar y ser
bueno, smo que trataban de formular expenencIas de vIda «con» DIOs

e) El prendzmzento de Jesus (26, 47-56)

Blbhografia Alhson, D C , Antlclpatmg the PaSSlOn The Literary Reach of


Mt 25,42-27,56 CBQ 56 (1994) 701-714, Black, M, TheArrestandTnal
ofJesus and the Date ofthe Last Supper, en A J B Hzggms (ed ), New Tes-
tament Essays (FS T W Manson), Manchester 1959,19-33, Crossan, J D,
Mt 26, 47-56 Jesus Arrested, en F O FrancIs y otros (eds), TradltlOn as
Openness to the Future (FS W W FIsher), Lanham 1984, 175-190, DeIss-
mann, A, Licht vom Osten, Tubmgen 41923,100-105, DIbehus, M, Judas
und der Judaskuss, en Id ,Botschaft und Geschlchte 1, Tubmgen 1953,272-
277, Eltester, W, ((Freund, wozu du gekommen blstJJ (Mt 26 50), en Neo-
testamentlca und Patnstlca (FS O Cullmann) (NT S 6), 1962, 70-91, Klas-
sen, W, The Sacred KIss m the New Testament An Example ofBoundary
Lmes NTS 39 (1993) 122-135, Kosmala, H, Mt 26,52 -A QuotatlOnfrom
the Targum NT 4 (1960) 3-5, Pen, J, Der Weggefi¡hrte ZNW 78 (1987)
127-131, Rehkopf, F, Mt 26, 50 ETAIPE, E<I> O llAPEI ZNW 52
(1961), 109-115, Soares-Prabhu, Formula QuotatlOns 26-31, Stahlm, W,
qJLAEW XtA , en ThWNT IX, 112-144, Suhl, A , Die FunktlOn des Schwert-
strelch bel der Gefangennahme Jesu, en F van Segbroeck y otros (eds ), The
Four Gospels 1 (FS F NeIrynck) (BEThL lOO), 1992,295-323, VlV1ano, B ,
The HIgh Pnest's Servants 's Ear Mk 14, 47 RB 96 (1989) 71-80
Mas bIbhografía** sobre la hlstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, 43-46
Mas blbhografía*** sobre Judas, en el excursus, mfra, p 329s

47 Todavía estaba hablando cuando llegó Judas, uno de los


Doce, acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos,
de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. 48 El

109 Cf Hollenweger, Erfahrungen der Lelbhafllgkelt (supra, n 102),212s


«Esta cuestIOn solo se puede plantear sustituyendo las narracIOnes de la Bibha por
los esquemas de 'f¡hacIOn divma' y 'humamdad de Jesus'» (subrayados mIOS)
que lo iba a entregar les había dado esta señal: «Aquel a quien
yo dé un beso, ése es; arrestadlo». 49 Y al instante se acercó a
Jesús y le dijo: «¡Salve, Rabbí!», y le dio un beso. 50 Jesús le di-
jo: «Amigo, ¡a lo que has venido!». Entonces aquellos se acerca-
ron, echaron mano a Jesús y lo arrestaron.
51 En esto, uno de los que estaban con Jesús alargó la mano,
sacó su espada y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo
sacerdote. 52 Entonces le dice Jesús: «Vuelve tu espada a su si-
tio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán.
53 ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría a
mi disposición en seguida más l de doce legiones de ángeles? 54
Pero ¿cómo se cumplirían las Escrituras, según las cuales tiene
que suceder así?».
55 En aquel momento dijo Jesús a la gente: «¡Habéis salido
a prenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido! To-
dos los días me sentaba en el templo para enseñar, y no me
apresasteis!». 56 Pero todo esto sucedió para que se cumplieran
las Escrituras de los profetas.
Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

Análisis

1 Estructura La escena del prendImIento enlaza dIrectamente con lo


antenor (XaL 1m u{rwií AUAOÜV'W~) Consta de tres epIsodIOS el apresa-
mIento de Jesus, con el beso de Judas (v 47-50), el lance de la oreja corta-
da al cnado del sumo sacerdote (v 51-54), y el dISCurSO de Jesus al pueblo,
con la observacIOn fmal (v 55-56a) Los dos pnmeros se mtroducen con
tbou, el tercero, con la mdIcacIOn del tIempo EV EXELVtl Tfí wQ<;X El segun-
do y el tercer epIsodIO concluyen haCIendo referencIa al cumplImIento de
las Escnturas (v 54 56a) y culmman en un dIcho de Jesus (v 52-5455),
tambIen el pnmero contIene al fmal un dICho de Jesus (v 50a) El v 55 en-
laza con el v 47 (mterpelacIOn de Jesus al pueblo fl-ETU ¡.tuXaLQwv XaL
~UAWV), de forma que el pnmer epIsodIO y el tercero enmarcan el mterme-
dIO Numerosas palabras clave reIteradas contnbuyen a la fuerte umdad de
toda la pencopa2 Esta enlaza tambIen con el contexto mas amplIo el tro-

1 Antes de la mdlcaclOn del numero falta TI (BI-Debr-Rehkopf § 185,4)


2 Sobre todo, tbou (v 4751), Ele; 'tGJv (v 4751), [-ln' Ulhou I [-lELa 'ITloOU
(v 4751), 0XAOe; (v 47 55), [-lELa [-laXaLQúlv XaL ~UAúlV (v 47 55, cf [-laXaLQa como
palabra gUla v 51s, 3 veces), XQa'tEúl (v 485055), ¡'tAEQúl{}úlOW al YQalpm (v
5456)
pel de gente mandado por los aQ'XLEQEI~ XaL JtQElJ~'lJTEQOLLOiJ A.uoiJ (v 47)
y la palabra clave XQUTEW (v 4850) remiten al comienzo de la hlstona de
la paslOn en 26, 3s Judas habla dado ya a su maestro el tratamiento de
ºU~~L en el ultimo episodIO donde estuvo presente (26, 25) Jesus habla
predicho Igualmente que los adversanos le echanan «mano» (17, 22, cf
26,45) El escueto apunte sobre la hUida de los dlsclpulos (v 56b) tras las
palabras fmales de Jesus queda en el aire Viene a ser en cierto modo un
puente hacia lo que se narra a contmuaclOn, al establecer un fuerte con-
traste con Pedro, que todavla sigue a Jesus, siqUiera de leJos (v 58) Se
comprueba que el dividir la narraclOn contmuada de Mateo en seccIOnes
solo es valido condiCIOnalmente Pero SI cada una de las seccIOnes pnncI-
pales propuestas en el presente comentano para la hlstona de la paslOn tie-
ne su propIO entorno geograf¡c0 3, conviene tenerlo en cuenta para la esce-
na del prendimiento

2 Fuente Comparada con la fuente Mc, la verslOn mateana presenta


una omlslon Importante Falta el episodio del Joven desnudo (Mc 14, 5ls),
lo mismo que en Lucas4 El texto mateano contiene tamblen algunos aña-
didos a Marcos, y son casI siempre palabras de Jesus Los añadidos son 1)
la respuesta de Jesus al beso de Judas (v 50a), 2) su extensa respuesta a la
acclOn de uno de los dlSClpulos, que corta la oreja al cnado del sumo sacer-
doteS (v 52s), 3) la referencia al cumplimiento de las Escnturas en v 54
Este verslculo es probablemente un anticipo remodelado de Mc 14, 49bó
Mc 14, 49b aparece, pues, reduplicado por Mateo en v 54 y v 56a Llama
la atenclOn que la vanante lucana, que utiliza qUlza (no hay certeza en ab-
soluto) otros matenales ademas de Marcos, complemente el texto mar-
qUlano en los mismos puntos que Mateo, pero de modo muy diferente un
mdlclO claro de que Lucas no conoce el evangelio de Mateo Se deJO sen-

3 Cf supra, 47-50
4 Es difiCil dar con el motivo de la omlSlOn (,Se trata de un detalle narrativo
aparentemente superfluo? (,No conoclan ya en las comumdades mateana y lucana al
Joven desnudo (como son desconocidos Alejandro y Rufo en Mt 27, 32 YLc 23,
26)? (,0 causaba escandalo su desnudez (cosa menos probable, a mi JUICIO)? (,0 es
qUlza Mc 14, 5ls un añadido posmateano en el evangelio de Marcos (partiendo de
la hlpotesls de los dos evangelios, un mdlclO de que Mc es el evangelio mas tardlO)?
Esto es lo mas Improbable, en mi opmlOn El episodIO da la Impreslon, mas bIen, de
ser fragmento de una antigua tradlclOn antes que un añadido narrativo, pues resulta
muy difiCil de mterpretar en tal supuesto
5 La comparaclOn de vanantes pone de mamf¡esto un proceso claro «uno de
los presentes», desconocido (Mc 14,47), pasa a ser algUien que esta «con Jesus»
(Mt), y en Jn 18, lOs tiene ya nombre Pedro
6 Mc 14, 49b es Importante para Mt qUlza sea el verslculo que le mueve a for-
mular la frase mtroductona en sus citas de cumplimiento, cf vol 1, 192 (Mateo 1,
l88s)
tIr, sm duda, la necesIdad de que el relato marqmano fuese completado de
algún modo ¡Jesus tema que reaCCIOnar al beso de Judas y a la aCCIOn VIO-
lenta de «uno de los presentes» (Mc 14,47)'
Es dIfícIl saber hasta que punto han de atnbmrse estos añadIdos exclu-
SIvamente al evangelIsta, o hasta qué punto fue este el pnmero en poner
por escnto unas tradIcIOnes que cIrculaban oralmente en la comunIdad So-
bre todo en el caso de v 52s, esto ultImo es una posIbIlIdad que debe pon-
derarse senamente En lo que respecta al lenguaJe, tanto la respuesta de Je-
sus en v 50a7 como sus dos dIChos en v 52s 8, aSI como las dos referencIas
a las Escnturas v 54 y v 56a9 , son perfectamente mateanos en térmmos ge-
nerales lO Los argumentos ImguístIcos no bastan aqm, sm embargo v 52b
es una sentencIa que se puede entender aparte del contexto actual El v 53
es un dIcho de Jesús dependIente del contexto, pero que puede proceder ya
de la tradIcIon comunItana
Los restantes cambIos ImguístIcoS menores respecto a Marcos se pue-
den entender bIen, generalmente, como redaccIOn mateana 11 Con Lucas 12 ,

7 Son mateanos, segun vol 1,lntrod 42 (Mateo 1, 57ss) (ó) 'l1']ooü~, bE, d-
nov, ÉTaLQE, EnL con acusativo, TOTE, nQooEA~úlV
8 Son mateanos segun vol 1,lntrod 42 (Mateo 1, 57ss) en v 52 TOTE, AEYúl
en presente hlstonco (TOTE AEYEL almo ó 'I1']ooü~ tamblen en 4, 10,26,3 1,28, 10, cf
27, 13), Tono~ (pero generalmente con otro sIgnIficado), nii~ yaQ, Aa~úlv, unoAAu
[U, en v 53 bOXEúl en oraclOn mterrogatlva, naT1']Q flOU, aQTL, nAELúlV Sobre bu-
vao1'taL refendo al poder de Jesus, cf 26, 61 No son mateanos en v 53 el hapax le-
gomenon naQLOT1']flL, rraQaxaAEúl YAEYLúlV La parataxls buVaflaL naQaxaAWaL
XaL naQwT1']OEL, que fIgura en lugar de una frase con lva o ¡múl~ (lo usual en Mt), es
semltIzante, la segunda frase expresa el contenIdo de la petIclOn
9 V 54 son redacclOnales segun vol l,lntrod 42 (Mateo 1, 57ss) nÜl~ ouv
(cf 12,26,22, 43), O'ÍJTúl~, sobre bEL YEVW1'taL cf 24,6 V 56 son redacclOnales
OUTO~, bE, OAO~, YLVOflaL TOÜTO bE OAOV YEYOVEV lva nA1']Qo1't- figura tambIen an-
tes de la pnmera cIta de cumplImIento en 1, 22
10 Cf sobre todo SenIor (Narratlve)**, 130-142
11 Cf vol 1,lntrod 42 (Mateo 1, 57ss) Son mateanos en v 47 ibou, OXAO~
nOAu~ (pospuesto, a dIferenCia de Mc, cf 4,25,8, 1, 13,2, 15,30, 19,2,20,29),
uno, en v 48 los adversanos de Jesus en grupos de dos (cf supra, 103 sobre Mt
26,1) Yel añadIdo wü Aaoü a nQw[3uTEQOL (como 21, 23, 26, 3, 27,1, cf 2,4), en
v 49 EU1'tEúl~, ó 'I1']ooü~, XaLQúl, en v 50b EnL con acusativo, ó 'l1']ooü~, en v 51
Lbou, d~ (en lugar de d~ TL~), flETa 'I1']oOÜ (cf v 23384069 71), ÉXTELva~ T1']V
XELQa (12, 49, 14, 31 redacclOnal, unas 75 veces en LXX), naTaOOúl (¡palabra
LXX'), en v 55 EXELV1'] + ÓJQa, aL 0XAOL No son mateanos 01']flELOV en lugar del
ouoo1']floV marqUlano (raro) (v 48), y los hapax legomena unoonaúl (v 51) Yxa1'tL-
~OflaL (v 55)
12 Aparte la omlSlOn comun de Mc 14,51, lo mas llamatIvo es naTaOOúl (v 51
II Lc 27, 49s) Esta palabra, frecuente en gnego y en los LXX, podna ser redacclOnal
en Lc Mt recordaba qUlza aun el v 31 Sorprende que Mt y Lc sustItuyan un OE mar-
qUlano por un XaL en v 51 II Lc 22, 50 "Lo leyeron aSI en Mc? Por lo demas, resulta
dIfiCIl enJUIciar los «mmor agreements» de este texto, porque Lc abreVia mucho y
ademas posIblemente utIlIzo una fuente suplementana, cf Ennulat, Agreements, 353
pero tamblen con Juan 13 , hay algunas cOlllcldenclas menores slgmf¡catlVas
Su explicaclOn mas facIl es, a mi entender, por la tradlclOn oral o por una re-
dacclOn Illdependlente, es decir, sm recurso a fuentes escntas adicionales

Explicación

47s Los acontecImIentos se superponen Aún esta Jesús hablando


cuando aparece Judas -uno de los Doce, como repIte Mateo 14- con
un tropel de gente envIado por los sumos sacerdotes y los anCIanos
del pueblo Los adversanos de Jesús son desIgnados como en 26,3,
a ese pasaje parece remItIr el texto El complot urdIdo allí contra Je-
sús debe llevarse ahora a la practIca con ayuda de Judas, en la fIes-
ta mIsma, pero leJos de la agItaclOn festIva Judas ha acordado una
señal con su gente para eVItar confUSIOnes Los lectores pIensan
qUIza que las confusIOnes son muy posIbles en la oscundad QUIzá
pIensan tambIen que la gente envIada por los sumos sacerdotes y
los anCIanos acaso no conoce al galIleo Jesús personalmente 15 La
señal acordada es un beso

Historia de la influencia: el beso de Judas

El beso de Judas pasó a ser en la hIstona de la exegesIs y de la


mfluenCla el sImbolo de una traIClOn VII e hIpocnta, que ha dado
que hablar a los humanos mInterrumpIdamente a lo largo de todos
estos sIglos Ya el evangelIo de Lucas pone en boca de Jesús «Ju-
das, (,con un beso entregas al HIJO del hombre?» (Lc 22, 48)

Ongenes es casI el umco exegeta de la IgleSia antigua que atnbuye a Ju-


das siqUiera unos sentimientos encontrados m aborrecla de todo corazon a
Jesus m mantuvo de todo corazon la reverencia obligada al Maestro 16 En el
resto de los exegetas predomlllan las declaraCIOnes totalmente negativas,
hasta las expresIOnes de horror «¡Oh beso manchado de sangre' ¡Oh be-

13 Llama espeCIalmente la atenclOn la comcIdenCIa entre v 52 y Jn 18, 11


14 Cf 26, 14
15 Ambas observaCIOnes, en TeofIlacto, 452 y DlOlllSIO CartuJano, 295, por
ejemplo Con el tIempo se llega a saber mas exactamente que Jesus tIene un aspec-
to pareCIdo al de SantIago el Menor (Pmder**, 103)
16 Ongenes, C Cels 2,11 = BKV 1152, 119
so tornado en mordedura letal,»17 Cmlo de Alejandna recuerda, en la ex-
phcaclOn del beso, que Judas tema al «Mendaz», es deCir, al diablo dentro
(cf Jn 13,27)18 AmbrosIO pregunta «¡,Con la prenda de amor produces una
henda? ¡,Con el acto de amor derramas sangre? ¡,Con el mstrumento de paz
generas muerte?»19 En la religiOsidad popular de la Edad Media el jUlCIO es
meqUlvoco el beso de Judas es una de las «arma Chnstl» que lo torturaron
y le dieron muerte20 En las representacIOnes de la pasiOn, Judas es un per-
sonaje capital En el mlsteno de Francfort, 1493, Judas habla dicho antes,
en la mesa «Nadie se SIenta en esta mesa que te ame como YO»2!, el beso
traidor resalta tanto mas en estas palabras grandllocuentes 22 Segun la Le-
genda Aurea, la boca de Judas quedo santificada por haber tocado a Jesus
Por eso, despues de la muerte, su alma abommable no pudo sahr por la bo-
ca y tuvo que escapar a traves del cuerpo reventado (cf Hch 1, 18)23
Los exegetas no se ponen de acuerdo sobre el sentido que tiene la res-
puesta de Jesus al beso de Judas Muchos entienden el tratamiento de
E'tuTQE como acerba lroma24, otros ven en el una señal de amor Jesus acep-
ta el beso de Judas porque mantiene hasta el ultimo momento el amor que
le profesa25
La epoca moderna volvlO a descubnr la ambiValenCia del beso de Judas
Este descubnmlento va aSOCiado a los mtentos de rehablhtar a Judas frente a
la enseñanza ecleSial predommante26 Para Leomd Andrelev, Judas es un
hombre contradlctono que amaba a Jesus, pero no encontro en el y en los
otros dlsclpulos el reconocimiento que buscaba Su beso afectuoso es una ex-
preslOn de amor y nostalgia lacerantes, y un acto de tralClOn al mismo tiem-
p027 Segun Gabne1a Mistral, la poetisa chilena, Judas duerme en Getsema-
m y sueña con Jesus, «pues uno sueña con aquellos que ama, o con los que
mata» Jesus pregunta «¡,Por que me besas? Nmguna madre querra ya besar

17 (Pseudo) AtanasIO, Serma m prodltlOnem Judae, PG 28, 1031


18 Cmlo de AleJandna, fr 297 = Reuss 259
19 AmbrosIO 10, 63 = CSEL 32, 480
20 Schiller, Ikanagraphle II, 6015 (11 667 Y668)
21 Das Frankfurter PasslOnssplel, 205755, en Janota 1**, 227 Algo Similar en
el mlsteno de la paSIOn de Eger, cf Dmzelbacher***, 385
22 «Salve, maestro mIO, I soy Judas, tu dlSClpulo, I qUiero besarte en la boca,
I y lo hago, Maestro, para demostrarte I de todo corazon I el respeto y la amistad
que te profeso» (2351-2356 = Janota 1** 257)
23 DIe Legenda Aurea, trad alem por R Benz, Heidelberg 91979,216, cf
tamblen Dmzelbacher***, 50
24 Jerommo, 257 Calvmo II, 340, y otros
25 Ongenes, fr 533 = GCS Ong XII, 218, Similar Juan Cnsostomo 83, 2 = PG
58,748, EutlmIO Zlgabeno, 689 (ElJGltA.ayxvLa aVfxlhr¡YETOf;), PascasIO Radberto,
914s, y otros
26 Cf mfra, 341-350
27 L Andrelev, Judas Ischanath und dIe anderen, trad por O Buck, Berhn
s a (1908?) 72
Ilustración 21

a su hijo, por haberlo hecho tú... En verdad te digo: pecaste contra la con-
fianza del mundo ... En tiempos existió la hoguera, pero no existía el beso»28.
Walter Jens presenta al padre Berthold explicando que ese beso es señal de
un acuerdo entre Judas y Jesús, que realizan juntos la obra redentora: «En lu-
gar de la contraseña secreta... el abrazo; en lugar de la señal discreta... ¡el
beso! La prueba de amor de una persona que tenía la misión de negarse a sí
misma... El siervo besa al señor, el señor llama al siervo 'amigo mío'»29.
También son ambivalentes muchas representaciones plásticas del beso
de Judas: desde la época más antigua se esculpieron en relieves de sarcó-
fagos el beso de Judas y el prendimiento de JesÚs 30 • Más tarde hay dife-
rentes tipos de imagen. Sobre todo en las representaciones más antiguas,

28. G. Mistral (premio Nobel 1945) publicó el breve poema en prosa El beso,
en su volumen lírico Desolación, Madnd 51979 (1922), trad. a1em. en Id., Spürst du
meme Ziirtlichkelt?, Zürich 51988, 63s, cIta 63.
29. Jens***, 12s. Cf. mfra, 347.
30. Hay cuatro representaciones del beso de Judas en sarcófagos teodosianos
que, por lo general, sólo muestran a Judas y a Jesús de perfil, en plena Igualdad de
tratamIento y sin rasgos negatIvos de Judas. Cf. el bello ejemplo del sarcófago de S.
GlOvanm en Verona, l!ustraclOnes en Schiller, Ikonographle Il, 299, 11. 4, Y en
Jursch***, CCLXXXV, 11. 1.
IlustraclOn 22

ludas aparece sorprendentemente en una perspectiva «neutral» Señalo co-


mo ejemplo el mosaICO «TradItIo DommI» en la nave transversal de la ca-
tedral de Monreale (hacIa 1180-1190) (I1 21 )31 lesus y ludas ocupan el
centro Alrededor, todos se vuelven hacIa ellos, mclUIdo Pedro, que le cor-
ta la oreja a Maleo Al mIsmo tiempo comIenza a dIsgregarse la escena a
partIr de los margenes un dISCIpulo trata de hUIr y es retemdo, al otro lado,
un soldado tira del brazo de lesus Ya en el momento del beso, lesus es lle-
vado haCIa la derecha, mIentras el trata de dIsuadIr a Pedro (en la IzqUIer-
da) de su aCCIOn El beso de ludas ya no sena necesano como señal de re-
conOCImIento No se adVIerte nmgun «rasgo JUdIO» en ludas, y el tamaño
de su Imagen es solo levemente mfenor al de la Imagen de lesus

31 Texto de Stephan BosIger Foto S ChIenchettI, Der Dam van Manreale,


MIlano s a , 36s
IlustraclOn 23

Desde el arte gotIco, Judas va apareclendo con sus rasgos convenclO-


nales Segun el mlsteno de pascua de Lucerna, Judas tIene las slgmentes
caractenstIcas «Cabello y barba de color roJ032, tumca amanlla, un gran
Slc!O roJO al cuello, desnudo y descalzo de plernas y ples»33 De estas ca-

32 El cabello rOJo se conSidera popularmente como señal de doblez No solo


Judas, tamblen el diablo lleva barba rOJa, cf Mengls, Rol, en HWDA 7, 1936, 802s
33 InstrUCCIOnes escemcas del registro de Lucerna, de 1545, Clt segun Wrede,
Judas, en HWDA 4, 1931 80 l
IlustraclOn 24

ractenstIcas no encontramos aun casI nada en el celebre fresco de GlOttO


sobre el beso de Judas, en la capilla Arena de Padua (ti 22)34 tan solo el
manto amanllo, en el que Judas envuelve a Jesus, y el perfil del rostro, na-
da parecido al de Jesus, se pueden mterpretar en esa dlrecclOn AqUl la es-
cena del beso ocupa Igualmente el centro Jesus aparece rodeado de solda-
dos con casco, que se acercan tamblen en gran numero desde la derecha
Un sacerdote Judlo dIrIge la operaClOn con un movimiento de la mano De
los dlSClpulos, solo Pedro es plenamente VISible en el margen IzqUierdo del
cuadro Como ejemplo de una representaclOn de Judas extremadamente
antisemita, propongo el beso de Judas de la Blbha tlustrada, y muy difun-
dida, de Gustavo Dore, de 1865 (11 23)35 es noche cerrada Jesus, alum-

34 Foto L Bellosl, GlOtto Das malensche Gesamtwerk, Flrenze 1981,47


35 Foto en Dleckmann***, 241 K Farner, Gustav Dore der ¡ndustnaltszerte
Romantlker, Dresden s a (1963), 177s, defme a Dore como un «romantIco del pal-
brado por su propia aureola, está de pie y en el centro. Judas se acerca des-
de la parte IzqUierda, encorvado y en actitud servil; le saluda y pone la ma-
no Izquierda, en falsa familiaridad, sobre su hombro. Tiene un perfil «típi-
camente Judío» y va descalzo.
Una representación ImpreSIOnante en el siglo XX del beso de Judas la
pmtó Oskar Kokoschka, el año 1916 (il. 24)36. Jesús es también aquí el
centro del cuadro, pero ya no en su majestad, sino delgado, pálido y des-
calzo. Tiene las manos superpuestas, como si estuviera ya encadenado, y
mira a Judas triste, interrogante y perplejo. Judas es corpulento y lleva un
vestido moderno, de color oscuro, pareCido al de Pedro (a la izquierda). Su
rostro es mquietante. Toma a Jesús del brazo para besarle, y da la impre-
sión de estar arrestándolo. Detrás aparece Pedro con la espada desenvaina-
da, hostil y agresivo. Del lado izqUierdo sale un perro ladrando. Todo el
trasfondo se arquea como una sombra oscura sobre la escena. Jesús tiene la
figura de una persona agotada y sm esperanza; no hay rastro de ese poder
descnto en los v. 52-54.

Explicación

No nos interesa aquí primordialmente averiguar si el beso de Ju-


das fue un hecho histórico o forma parte de las primeras amplifica-
ciones en el relato del prendimiento. Podría ser un indicio contra la
historicidad la gran difusión que tenía en la tradición bíblico-judía el
tema de los besos traidores3 ? En cambio, no tiene por qué ser un in-
dicio en contra su ausencia en Jn 18, 1-11: la soberanía de Jesús, que
determina toda la escena, no deja margen a una acción autónoma de
Judas. En cualquier caso, podemos señalar con cierta claridad las
connotaciones que el beso de Judas tuvo para el evangelista y sus

saje y del pueblo» que Ilustró la BiblIa menos por motivación relIgIOsa que como
obra maestra de la lIteratura universal Su BiblIa de Imágenes ha Sido pubhcada en
mnumerables ediCIOnes y unos 15 IdIOmas
36 Parte de un Ciclo de dibUJOS a lápiZ aparecieron en Der Bledermann Stem-
zelchnungen.fur das deutsche Va/k, ed por P Casslrer, 1916 La descnpclón del cua-
dro es de Stephan Boslger Foto en Henze**, 190
37 Prov 27,6 habla de «besos efusIVOS del enemigO)}, en 2 Sm 20, 9s, Joab be-
sa a Amasá y le clava la espada El beso de Jacob en Gn 33, 4 fue mterpretado por
muchos rabmos en la línea de Gn 27, 26, como «beso de perfidia» (Bill 1, 996).
También son besos hlpócntas los de Absalón 2 Sm 15, 5s, cf además Prov 7, 13;
Eclo 29,5 Filón señala expresamente en Rer DIV Her 41s la diferenCia entre «be-
sar» y «amar» Los pasajes bíblIcos mencIOnados no fonnan parte, sm embargo, de
aquellos textos de la BiblIa que fueron conSiderados muy pronto como testimomos
sobre la pasión de Jesús
lectores. Aparte el beso de los amantes, los besos eran un uso exten-
dido en la sociedad judía como señal de pertenencia entre miembros
de una familia 38 , o de respeto a los superiores, como los reyes o los
rabinos 39 , también con ocasión de una despedida o un regreso, o co-
mo señal de reconciliaciÓn40 • Además del beso en la boca u otras
partes del cuerpo, consta el uso de besar las manos o los pies. Hubo
rabinos que se mostraron reticentes sobre el bes041 . Es muy aventu-
rado afirmar que el beso de salutación fuese un rito cotIdiano y, en
consecuencia, irrelevante en la sociedad judía de la época. El saludo
a Jesús con un beso era, por tanto, una clara señal de reverencia y de
familiaridad. En la narración mateana, Judas abusó de é1 42 •
Es la impresión que tendrian especialmente las lectoras y lecto-
res cristianos. No sólo consideraban a Jesús digno de la suprema
veneración -la «proskynesis»- por ser el HiJo de Dios resucitado y
el KÚQLO~; existía además en muchas comunidades la costumbre del
«ósculo santo» como signo ritual hacia dentro (Rom 16, 16; 1 Cor
16,20; 2 Cor 13,12; 1 Tes 5, 26; 1 Pe 5,14; Justino, Apol. 1,65,2)
Y a la vez signo de diferenciación hacia fuera43 • Verían sin duda en
el beso traidor de Judas el colmo de la perfidia y la deslealtad.
Esta lectura se confirma con los versículos siguientes. Judas se 49-50a
acerca a Jesús, le besa44 y le saluda. El saludo no es el Xa1QE ambiva-
lente45 , sino el tratamiento «judío» Qa~~L, que Judas había usado ya

38 Stahlm*, 118, 16ss, 124, 14ss


39 ¡bId, 124, 2lss, sobre el beso de rabmos cf Blll 1,996
40 Documentos en Stahlm*, 121, 5ss, 125, 13ss, Lc 15,20
41 GnR 70 (45b) = BI11 1,995 permIte solo el beso reverencIal, el de despe-
dIda y el de regreso tras larga separaCIón, tambIén los besos entre famIlIares (cf
además Josefo, As 8,6 Y Klassen*, 124) Roma ponía reparos al beso en públIco
(Klassen*, 126). Otros documentos antIguos sobre actItud retIcente ante el beso, en
StahlIn*, 121, 17ss
42 Cf el JUICIO atmado de Crossan**, 72 «What It (el beso de Judas) does IS
pamt judas m the most shameful colors posslble For If, In that anclent MedIterra-
nean world, to betray after a klss was shameful, to betray wlth a kIss was mfamous»
43 Hay en el judaísmo antecedentes del beso como «boundary marker» de una
comunIdad Josefo, As mdlca que los judíos no besaban a personas no judías (8, 4-
7) Lo mIsmo ocurre entre los egIpcIOs (Herodoto 2, 41) Klassen*, 127 recoge
ejemplos de besos «m-group» entre esclavos o bandIdos QuIzá se da tambIén el be-
so como «boundary marker» de comumón relIgIOsa en aSOCIaCIOnes mlsténcas (cf
H J Klauck, Herrenmah/ und hellemstlscher Ku/t [NTA 15], 1982,353), Y como
señal de comunIón con el Redentor dlvmo y, a la vez, entre los mIembros de comu-
mdades cnstIano-gnóstIcas (EvPhI1log 31 55)
44 KUTUcpLAEí:V no constItuye una SImple vanaclón estIlístIca frente a CPLAELV,
smo una mtenslfIcaclón, cf los documentos en Llddell-Scott, s v
45 27,29 es un saludo hlpócnta, 28, 9, un saludo smcero
en v 25 y que sólo él pronuncIó, lo que delata a Judas como algUIen
que está fuera y no tIene ya nada en común con los dIscípulos fIeles
a Jesús 46 Jesús le trata de haLQos;47, palabra que oscIla en su sIgm-
fIcado desde «colega» a «amIgo», y no se corresponde, desde lue-
go, con el tratamIento &OEA<pE, cornente en las comumdades cns-
tIanas Mateo había utIlIzado la palabra haLQos; en 20, 13 Y 22, 12,
en el pnmer pasaje, como tratamIento condescendIente y dIstante, en
el segundo, con un matIz amenazador4 8 Muy leJos de ser amIstos0 49 ,
ese tratamIento no promete aquí nada bueno, es Irómco El resto de
la respuesta de Jesus es breve y emgmátIco 'E<p' Ó JtaQEl La escue-
ta frase es una VIeja «crux lllterpretum», para la que tampoco yo pue-
do hacer nlllguna propuesta de lllterpretacIón plausIble

Se debaten tres tipos de soluclOn muy dIferentes entre SI


a) 'EqJ' ó debe entenderse como mtroducClOn a una pregunta el pro-
nombre relativo aparece en lugar del mterrogatlvo «¿A que has vemdo?»50
ASIlo entIenden muchas traducclOnes antiguas, como SySl", la Vulgata (<<ad
qUId»), la mayor parte de las traducclOnes postenores hasta el sIglo XX y
muchos padres de la IglesIa, como Ongenes, EusebIo y Juan ensostomo 51
Pero el resto de tradUCClOnes blblIcas antiguas son verSlOnes lIterales del
gnego y, como tales, tan oscuras como el texto ongmaP2 Una dIfIcultad de
esta soluclOn es que no consta aun que el pronombre relativo no se pudIera
usar en aquella epoca con el slgmflcado de un pronombre mterrogatlvo 53

46 Cf supra, 147s la exegesls de 26, 25


47 Vanos autores señalan Ec10 37, 2 como trasfondo blbhco OVXL AUJtT¡ EVL
EO~ 1'tuvuwu (cf v 38) É1;ui:Qo~ XaL <:pLAO~ tQElto[lEVO~ d~ EX1'tQUV
48 Cf vol IlI, 202, n 76
49 Frente a Vogler***, 65, segun el cual Jesus se sentIa aun umdo a Judas
50 ASI sobre todo Delssmann*
51 Ongenes 100 = GCS Ong XI, 220 (probablemente), EuseblO, Dem Ev 10,
3,9 = GCS 23, 458 ('E<:p' ti)), Juan Cnsostomo, De prad Judae = PG 50, 718
52 Cf W Splegelberg, Der Smn van 'Ecp' ó :rw(}e¡ m Mt 26 50 ZNW 28
(1929) 342s para el copto, Eltester*, 73 para el latm y el smaco
53 Los documentos mas antIguos proceden, al parecer, solo del sIglo III o IV,
cf Delssmann*, 101, n 4 Pero tIene su peso el testImomo del gramatIco Heslqmo,
que en II, 245 modifica la vanante del texto blzantmo 'E<:p' ti) JtUQEL en EJtL JtOLl¡>
oxoJti¡i JtUQEL Antenormente, consta el uso frecuente del pronombre relatIvo en
oraClOnes de mterrogaclOn mdlrecta, cf Moult-How-Tumer III, 49s, Mayser, Gram-
matlk Il/I, 79s De todos modos, tamblen sena pOSIble en algunos casos, sobre to-
do con el neutro del pronombre relatIvo general ó n, la lectura como pregunta dI-
recta, lo cual favorece a Delssmann, cf p eJ Mc 2, 16,9, II La mayona de los
f¡]ologos sIguen a EutImlO Zlgabeno, 689 y leen la escueta frase, no como pregun-
ta smo cmo<:puvtLxéii~, como enuncIado, cf Bauer, Wb6, s v ó~ 9b = 1184 DISIente
A N Jannans, An Hlstarzca/ Greek Grammar, London 1897, n° 2038, A T Ro-
bertson, A Grammar ofthe Greek New Testament m the Llght ofHlstorzca/ Research,
New York 1914,725, le sIgue con cautela
Ademas, la traducclOn como pregunta no arrojaba un sentIdo correcto se-
na un tanto «mgenuo» presentar a Jesus reaccIOnando al beso de Judas con
una pregunta tan sImple
b) La escueta frase debe entenderse como ehpsls Pero esto obhgaba a
completar la oraClOn, algo que mcumbIa dIrectamente al lector de la epoca
Pero completar (,como? Una propuesta fue YEVE~TJ1;W, es decIr, «(Eso) a lo
que has vemdo», va a suceder54 Otras propuestas «¡Haz (eso) a lo que has
vemdo'»5S, o «Sabes bien a lo que has vemdo»56 Hay una propuesta muy
dIferente que recurre a xcnu<plf..ElV «(,Me besas (para) eso a lo que, como
se ve, has vemdo?»57 La vanedad de las propuestas mdICa ya que ese com-
plemento no esta nada claro En todos los casos, Mateo habna podIdo es-
cnblr sm reparo los complementos de sus exegetas
c) 'E<p' b debe entenderse como un enlace relativo, y la breve frase de-
be leerse como oraclOn prmclpal Entonces, la frase se puede leer a) como
pregunta o b) como constataclOn «(,A esto has vemdo? o «¡(AsI que) has
vemdo a esto,»58 Tal construcclOn es la que menos dIfIcultades crea en lo
lmgUlstlco Solo resta un pequeño problema no hay en el texto mnguna
palabra de referenCIa para b (,Se refIere al beso? (,0 a lo que se oculta de-
tras del beso la tralclOn? La mterpretaclOn como constataclOn (= b) es, a
mI JUICIO, mas sencIlla, porque rara vez se dan preguntas mtroducIdas con
enlace relatIvo Jesus, por tanto, constata en tono de reproche A esto has
vemdo, la consumar la tralclon'

La breve escena concluye con el arresto de Jesus Sólo después 50b


de sus palabras se acercan los que han acompañado a Judas, le
echan mano y lo apresan La palabra clave XElQ evoca qUlza a los
lectores el anuncIO de Jesus sobre la paSlOn en 17,22 Y26, 45
SIgue una segunda escena uno de los dISCIpulos de Jesus -en la 51
hIstona de la exégesIs es SImon Pedro, a tenor de Jn 18, 10- desen-
vama la espada corta59 , ejerce la reSIstencIa VIolenta y corta una ore-
Ja60 al crIado del sumo sacerdote Mateo no se mteresa por la IdentI-

54 Elterster*, 84
55 ASI ya un texto de la Vulgata Irlandesa, cf W Thlele en Eltester*, 90s y
Crossan*, 179, mterpretaclOn SImIlar en EutImlO Zlgabeno, 689 y en PascasIO Rad-
berto,915
56 Strecker, Weg, 182
57 Wellhausen, 140
58 ASI sobre todo Rehkopf* (como pregunta), Semor (Narratlve)**, 125-127
(como enuncIado)
59 Cf vol II, 191, n 38
60 'Q1:LOV (en lugar de wtUQLOV) es una palabra usual desde el helemsmo, que
va sustItuyendo al claslco oi'í-; Mt eVIta a menudo los dlmmutIvos, muy frecuentes
en Mc (Allen 95)
dad de este cnado, pero sí se han mteresado los exegetas Lo han
convert1do (para glona de Pedro) en un aguerndo luchador, hasta en
Jefe de la horda hosti161 Que los hombres portasen una espada en día
festivo no era nada extraordmano en la época la espada formaba
parte de la mdumentana, la autodefensa estaba permit1da también en
sábado desde el tiempo de los macabeos 62 Lo extraño para los lec-
tores cnstianos será más bien que d1scípulos de Jesús hagan eso, ya
que, como mensajeros de la paz de DlOS, no llevan cons1go m Sl-
qUiera un bastón, mucho menos una espada (Mt 10, 10 13)63 Jesús
debe dar, por tanto, una respuesta a las lectoras y lectores sobre el
uso de la espada por parte del d1Scípulo, y así lo hace en los v 52-54
52 La respuesta consta de cuatro partes PrImero, Jesús ordena al d1S-
cípulo categórIcamente volver la espada a la vama Segundo, Justifica
esto con una sentencm64 La sentenc1a aparece expresada al estllo del
tahón formulado en Gn 9,6, Yenuncm el pnnc1p1o Judío de «med1da
por medida» la medida que use1S la usaran con vosotros (Mt 7, 2)65
En el Nuevo Testamento, concretamente en Pablo, Gal 6, 7, hay un
pnnc1plO simllar, pero más desarrollado De igual contemdo, y desa-
rrollado además en termmos parec1dos, es Ap 13, 10 La sentenc1a no
contiene algo específicamente Jesuámco, pero la aphcaclOn está den-
tro del espíntu de Jesús la consecuenC1a que se desprende para Jesús
de esta máx1ma es la mdefens1ón y la renuncm absoluta a la vlOlenc1a
Él m1smo no opuso res1stencm en su arresto, y la prohib1ó tamb1én a
sus discipulos Con la sentencm del v 52b, agregada como fundamen-
to, la conducta de Jesús pasa a ser la regla general para cnstmnas y
cnstianos El v 52 trae a la memona la qumta antites1S del sermón de
la montaña Mlj aV'wJTí'jvaL 'tép JtovljQép (5, 39) Jesús da ejemplo, con
su comportam1ento, del sentido de esa antites1S un pac1fismo rad1cal,
sm componendas, que tampoco deja nmgun margen a la autodefensa

61 Ya Maldonado, 581 dIce en loor de Pedro que este «mlmstem del sumo
sacerdote habla Sido «audaclor caetens» Lo consideran cabecIlla, por ejemplo, Oa-
vles-Alhson III, 51 (como poslblhdad), Gmlka II, 419 Vlvlano* sabe que era el
ayudante del sumo sacerdote
62 Oalman, Jesus, 89s, Brown 1**,268-271
63 Juan Cnsostomo 84, I = PG 58, 751s remIte a Lc 22, 38, donde hay dos
¡.taXULQUL, y recuerda los cuchIllos que eran necesanos para descuartIzar el corde-
ro pascual ¡,Llevaba Pedro uno como medIda de precauclOn?
64 «SententIa proverbIahs» (Bucer, 193C)
65 Cf tamblenAv 2, 6 (por haber ahogado, te ahogaran),JBer 3c (en Schlatter,
755 «Al que mata, lo mataran») y BIlI 1,444-446 Un proverbio Judlo dice «En el
puchero donde uno cuece, lo coceran» (BIII 1, 445)
Historia de la influencia: el dicho sobre la espada

La exegesIs eclesIal restnnglO muchas veces el v 52 y lo entendIÓ como


prohIbIcIón del uso pnvado de la vIOlencIa 66 Desde la Reforma, estas res-
tncclOnes presIden la exégesIs protestante Lutero declara que el dIcho sobre
la espada va dmgIdo sólo contra aquellos que usan el arma «sm tener facul-
tad para ello», «Cnsto, pues, confIrma la espada»67 El texto muestra, a su
entender, que DIOS sólo da la espada a aquellos que están llamados a ejercer
la autondad CIVIl, pero no a la IglesIa, ya que Pedro es «un predIcador o per-
sona de IglesIa», y tampoco a mdIvIduos partIculares, pues aquellos que to-
man venganza por su cuenta o se conVIerten en sedICIOSOS, perecen baJo la
espada68 W von Loewemch resume la exégesIs de Lutero. «Transformó una
sentencIa general sobre la ley trágIca que presIde toda VIOlencIa en un JUl-
CIO pOSItIVO sobre la JustIfIcaCIón de la VIolenCIa ejercIda por la autondad 69
Calvmo dIstmgue entre «la mstancIa CIVil y la de la conCIenCIa» (<<CIvtle et
consCIentIae forum») La defensa personal está permItIda ante la ley CIVIl en
todas las clTcunstanc1as, ante la conC1enCIa, esa defensa sólo es hC1ta S1 se
ejerce con «purus affectlts» Esta prohIbIcIón de Jesús no afecta a las auto-
ndades y sus órganos, como servIdores que son de DlOS 7o Hay claras dIS-
crepancIas entre los reformadores y los anabaptIstas en este punto Se ponen
de mamfIesto, por ejemplo, en el dIálogo reltglOso de Zofmgen, de 1532,
donde los anabaptIstas declaran que la espada es mcompatIble con el amor,
a la luz de Mt 26, 52 «SI agredIr a uno de ese modo fuese amor Cnsto no
se lo habría prohIbIdo a Pedro severamente, en Mt 26» Frente a ellos, los
«PradIkanten» o predIcadores auxIltares de la IgleSIa evangeltca hacen cons-
tar «El Señor no aboltó con esas palabras el uso ordenado de la espada, SI-
no que desaprobó el abuso que Pedro hIZO de ella»71 MatIzacIOnes pareCI-
das, generalmente algo más moderadas, hay en caSI todas las exégesIs
postenores a la Reforman El Ilustrado H E G Paulus resume de forma
diáfana el V 52 «Jesús nunca aprobo la resistenCIa del tndIvlduo a los man-
datos de la autondad constltltlda»73 Una tendenCia hermeneutIca que, como
se sabe, marcó fuertemente al protestantIsmo len pelJUlclO suyo'

66 P eJ en Alberto Magno I1, 180s, DlOmslO Cartujano, 296 (<<qUl pnvata ac


propna auctontate arrtplt ensem»), maestro Eckart, EXposltlO ltbn Exodl (ed por
H Flscher y otros), Stuttgart, etc 1992,31
67 Lutero, WA DB 6,121 (glosa margmal a Mt 26,52)
68 Lutero (WA 52)**, espec 751s
69 Loewemch, Luther, 231
70 Calvlllo I1, 343
71 CItas de M Haas (ed), QGTS IV, 77 190 (mdlcaclon de MOlses Mayordo-
mo-Mann) Mas matenal en C Baumann, Gewaltloslgkelt 1m Taufertum, Leiden
1968, 166
72 Cf por ejemplo Bulltnger, 242B, Musculus, 571, Calov, 444
73 Paulus I1I, 620
Los exegetas no se pusieron de acuerdo sobre el sentido de la expreslOn
EV ¡,tUXaLQTI urcoAolivlaL Muchos, siguiendo a Ongenes, la entIenden lIte-
ralmente la guerra lleva a la guerra74 Pero la expenencla enseña que la
JustIcia compensatona de v 52b no siempre se hace realIdad Por eso hay
otra mterpretaclOn desde Jerommo, que confiere a esa espada el simbolIs-
mo de la espada celestial «delante del paralSO», que es el JUICIO dlvm0 75
Fmalmente, algunos han aplIcado la expreslOn -en Occidente, por lo gene-
ral, enlazando con las doce legIOnes de v 53- a Israel y a las legIOnes ro-
manas que destruyeron Jerusalen el año 70 76

Explicación

53 En tercer lugar, Jesús agrega un argumento complementano, a


modo de pregunta retónca Esa pregunta viene a realzar la majestad
de Jesús en medlO de su arresto 77 Jesus es contemplado como omm-
potente, que lo puede «todo» a través de su Padre del CIelo, algo SI-
mIlar a 26, 61 Podría pedIrle el envío de mas de doce leglOnes de án-
geles 78 Una legIón comprendía entonces un efectivo teónco de 5600
hombres, todo el ejércIto del emperador Augusto llegó a contar 25 le-
glOnes 79 Jesús podría llamar en su ayuda, por tanto, un contmgente
de caSI 70 000 ángeles 80 Pero no lo hace, renunCIa a exhIbIr su po-
derío Esto trae a la memona la segunda tentaCIón de 4, 5-7, cuando
Jesús ya renunció una vez al apoyo de los ángeles, no se preCIpItó
desde el pmáculo del templo y no hiZO ostentación de su poder Por
obedienCia a la voluntad del Padre, el HIJO de DlOS, al que se dará to-
do poder en el Cielo y en la tierra, no qUiere mamfestar ese poder81
54 En cuarto lugar, Jesús alecclOna brevemente a los discípulos
con una referenCia al cumplImiento de las Escnturas rrw~ ovv m-

74 Ongenes 102 = GCS Ong XI, 222 Ongenes mcluye expresamente el ser-
VICIO milItar
75 Jerommo, 258, Similar Estrabon, 171, Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2260
76 Por ejemplo Estrabon, 171, DlOmslo bar SalIbl I1I, 75s, Tomas de Aqumo
(Lectura) n° 2262
77 K M flscher*, 109
78 Cf sobre los ejercltos celestiales 2 Mac 5, 2s, 10, 29s, 15, 22s, IQM 12,
8s, Sepher ha-razlm 2, Iss, 6, 3, Bill 1,997
79 A Neumann, LeglO, en KP I1I, 541s
80 Segun 2 Re 19,35 Y2 Mac 15,22, un solo angel extennmo 185 000 hom-
bres del ejercito aSlflo Los padres de la IgleSia evocan a menudo estos pasajes
81 Cf Leon Magno**, 1(= 52), 4 = 82 «El Señor no mSlstlO en hacer sen-
tir su poder Permltlo a los enemigos llevar a cabo su sacnlego plan»
troduce una pregunta, como en 12,26 Yen 22, 43, que han de con-
testar los propios oyentes. El subjuntivo aoristo que figura a veces
después de tales preguntas 82 es un deliberativ0 83 que exige ser com-
pletado: «¿Cómo pueden cumplirse las Escrituras si él, desoyendo
la voluntad de Dios, convoca las fuerzas angélicas?». "Ü'n oihw~
bEL YEvÉo'frm designa el plan de Dios, sin referencia a ningún pasa-
je concreto de la Escritura84 . El sentido es, por tanto: si Jesús no
obedece el mandato de su Padre y hace ostentación de poder divino,
no se pueden cumplir las Escrituras que revelan el plan de Dios.
La tercera sección del texto, la más breve, vuelve al inicio del 55s
arco, en v. 47. Jesús interpela al tropel de gente que ha salido «con
espadas y palos» (v. 47), como si él fuese un zelote o un bandido. El
«sentarse» xa-&' ~flÉQav en el templo para enseñar -enseñar senta-
do es propio del maestro judí0 85- significa que estaba allí accesible
«día a día». El texto evoca la sección Mt 21,23-24, 1, donde Mateo
recogió la enseñanza de Jesús en el templo. Ka-&' ~flÉQav hace pen-
sar en un espacio de tiempo indeterminado, pero más amplio que
unos pocos días. En esta misma línea, el evangelista tampoco se
atuvo con claridad al esquema del día en su sección de Jerusalén,
21, 1-25,46 86 • Jesús, el que enseña día a día públicamente en el
templo sin ser molestado, está ante la gente enviada por sus enemi-
gos, que viene armada en medio de la noche para detenerlo.
El evangelista cierra la sección con una nota narrativa8? «Todo es- 56a
to» -es decir, los hechos en relación con el arresto de Jesús- sucedió
para que se cumplieran las Escrituras. La formulación se corresponde
literalmente con la frase introductoria de la primera cita de cumpli-
miento, 1,22, Yforma con ese pasaje un marco para toda la historia de
Jesús, historia que ha de concebirse de principio a fin como cumpli-

82 Cf 23,23, Rom lO, 14s El futuro de mdlcatlvo en Mt 12,26 viene a ser


eqUivalente
83 BI-Debr-Rehkopf § 366 con n 5
84 Se ha pensado en Dn 2, 28s LXX; Dan 2, 45 e, y Mt 24, 6 Lo más onen-
tador es la referenCia al Dei de 16, 21
85 Cf 5, 1 (y vol 1,267, Mateo 1, 277); 13, 1; 23, 2. Gundry, 539 Mt «IS por-
traymg Jesus as the one legltlmate rabbm
86. Cf vol III,237
87 Cf Soares-Prabhu, Formula QuotatlOns, 30; Semor (Narratlve)**, 152-
154, difiere Brown 1**, 287 n 2. Que el v. 56a no es un dicho de Jesús, es mde-
mostrable categóncamente, pero así lo mdlca, a mi JUICIO, el paralelismo con el v
54 una vez que Jesús mismo remitió allí a la Escntura, el evangelista resume aho-
ra el conjunto
miento de las Escrituras. Twv JtQOCfJl]E'tWV hace referencia a aquellas
citas de cumplimiento donde Mateo evoca exclusivamente pasajes
proféticos. Tampoco aquí se piensa en un pasaje profético especial88 •
56b Sigue el breve apunte de que todos los discípulos abandonaron a
Jesús y huyeron. El lacónico enunciado suena extraño en su aisla-
miento. Marcos agrega aquí el episodio del joven desnudo (Mc 14,
51 s), que ilustra en forma dramática la huida de los discípulos y el
espanto de aquella noche89 • Mateo no es amigo de esos detalles na-
rrativos, y los omite. Con ello pierde peso la huida de los discípulos;
pero esa huida no deja de tener importancia porque apunta, invir-
tiendo el arco, a la primera secuencia narrativa en la parte de Getse-
maní: el texto 26, 31 había preparado a los lectores para la escena de
la huida de los discípulos. El golpe contra el pastor surte efecto aho-
ra; la anunciada dispersión de las ovejas es su consecuencia natural.

Resumen

Volvemos al conjunto del relato sobre el prendimiento de Jesús


para sintetizar de nuevo algunos rasgos importantes. 1) Jesús es due-
ño de los acontecimientos de principio a fin. Responde como sobe-
rano a Judas (v. 50a), al discípulo vehemente (v. 52-54) y a la gente
armada que lo arresta (v. 55). Manifiesta su poder divino, que no uti-
liza por su libre decisión de obedecer a su Padre (v. 53). A diferencia
de Marcos, aquí se exalta la majestad de Cristo. La narración matea-
na forma así «el puente hacia la descripción joánica» del prendi-
miento en Jn 18, 1-11 9°.2) El evangelista enfoca el relato como una
lección sobre la renuncia total a la violencia, enseñada por Jesús en
el sermón de la montaña (v. 51s). Esa renuncia vale sin ninguna re-
serva, incluidas las situaciones extremas. A ella responde la cristolo-
gía mateana: Mateo presentó a Jesús en 3, 13-4, 11 como el Hijo de
Dios obediente9 !, y lo seguirá presentando así en el resto de la histo-
ria de la pasión (cf. 27,43). 3) Todo lo que sucede en la pasión de Je-
sús es cumplimIento del vaticinio de la Escritura. Como la historia

88. Se han propuesto, entre otros pasajes, Sa141, 10 (Dlbehus*, 273) y Zac 13,
7 (Brown 1**,289)
89. La función narrativa del episodIO fue qUizá exactamente la de quedar gra-
bado en la memona de los lectores y subrayar aSI la hUida de los discípulos.
90. Wlefel, 456
91. Cf vol. 1, 215s 226-228 230s (Mateo 1, 219s 229s 233s).
de la pasión no contenía ninguna cita de cumplimiento hasta ahora,
Mateo no sólo presenta a Jesús haciendo constar eso (v. 54), sino que
lo subraya también él (v. 56). Recuerda así una clave de comprensión
que es válida para toda la historia de Jesús desde 1, 22 hasta el final.

4. En el palacio del sumo sacerdote (26, 57-27, 10)

BlbllOgrafia: Gerhardsson, B., ConfesslOn and Denial before Men: Obser-


vations on Mt 26,57-27,2: JSNT n° 13 (1981) 46-66.

La siguiente sección es objeto de articulaciones diferentes l . Yo


reúno 26, 57-27, 2 en una sección principal, porque geográfica-
mente, todas las escenas transcurren en el palacio del sumo sacer-
dote. Dos escenas principales se contraponen: el interrogatorio de
Jesús por el sumo sacerdote ante el sanedrín (v. 59-66) y la nega-
ción de Pedro fuera, en el patio (v. 69-75). En medio está la breve
escena del primer escarnio a Jesús (v. 67s). Las dos escenas se in-
troducen con una exposición que presenta a sus dos protagonistas,
Jesús y Pedro, en el lugar de los sucesos, que es el palacio del sumo
sacerdote (v. 57s). La primera escena principal finaliza con 27, ls:
aquí, y sólo aquí, toca a su fin el interrogatorio de Jesús ante el sa-
nedrín2 • Sus miembros toman ahora, al amanecer, la decisión for-
mal de dar muerte a Jesús, y lo entregan al gobernador. Han alcan-
zado así el objetivo que se fijaron en 26, 3s.
Sigue de nuevo una breve escena que interrumpe la acción prin-
cipal y representa una prolepsis en el tiempo (27, 3-10). Versa sobre
un personaje secundario, pero importante: el traidor Judas, y se de-
sarrolla entre él y los dirigentes judíos. La escena enlaza por una
parte con la condena de Jesús referida en 26,59-66; 27, ls, yanti-
cipa, por otra, 27, 19.24 al atestiguar Judas la inocencia de Jesús. La
escena forma así un puente entre dos secciones principales. Esto

1 SIgo en gran parte la diVIsión y distrIbUCIón de Gerhardsson*


2 No cabe hablar por tanto, a mI JUICIO, según es frecuente sobre todo a pro-
pósIto de Mc, de un simple «sandwich» (cf. Gmlka, Mk n, 275), y conSiderar la ne-
gación de Pedro como marco (v. 58.69-75) del mterrogatono ante el sumo sacerdo-
te La composIción es más compleja los v. 57s mtroducen las dos escenas, y 27, ls,
tras el relato de la negación de Pedro, que tiene lugar al mismo tiempo, pone fm a
la escena del mterrogatono.
queda objetIvamente mas claro, a mI JUICIO, aSIgnando la prolepsIs
a la secclOn antenor Judas no desempeña ya nmgun papel para la
narraclOn Los enemIgos JudlOs de Jesus lo utIhzaron como mstru-
mento y han alcanzado su objetIvo Judas resulta ahora superfluo y
es abandonado a su suerte

a) Jesús y Pedro llegan al palacIO del sumo sacerdote (26, 57s)

57 Los que detuvieron a Jesús (lo) condujeron ante el sumo


sacerdote Caifás, donde se habían reunido los letrados y los an-
cianos. 58 Pedro lo fue siguiendo de lejos hasta el palacio del sumo
sacerdote, entró en él y se sentó con los criados para ver el final.

Análisis

Esta breve secclOn mtroductona conecta mediante la palabra clave xQa


'tEÚ) con los v 48 SO SS, Yevoca 26, 3s, que daba ya cuenta de una reumon
(ouv7JX{}7Joav) de los dmgentes del pueblo en el palaclO del sumo sacerdo-
te (avAl] WV aQXLEºEú)~) CaIfas El v 57 prepara los v 59-66, el v 58, los v
69-75 Mateo se atiene sm excesIvo ngor a su modelo Marcos eVita en v 57
la parataxls marqUlana mediante una oraclOn subordmada con oJtou, no
usual en el, e mtroduce de nuevo un grupo dual de adversanos de Jesus, tl-
piCO en eP En el v 58 mserta dOEA{}ú)v y desplaza EOú) ¡,Modlflca aSI el
gUlon, y omite tamblen la Imagen pmtoresca de Pedro en el patio, calentan-
dose al fuego en la fria noche, porque para el Pedro esta dentro del palacIO?
No es seguro, ya que Mateo podna haber omitido Simplemente tamblen
aqUl un detalle de la narraClOn pmtoresco, pero superfluo a su ]UlClO, como
hace a menud0 4 En el lengua] e, las formulaCIOnes son solo parcialmente
mateanas 5 Sorprenden dos mmar agreements con Lc 22, 54s, que solo ca-
be explicar en parte como redacclOn mateana y lucana mdependlenté

3 Los aQXLEQEi~ de Mc 14,53 desaparecen, qUlza porque Mateo acaba de cali-


ficar a CaIfas de aQXLEQEU~, pero vuelve la denommacIOn en v 59 La escasa Im-
portancIa que tiene la composIcIon concreta del grupo dual se adVierte comparan-
do con 26, 3s aunque los v 57s apuntan a ese pasaje, allI se habla de los aQXLEQEi~,
aquldelosYQa~~a,8~
4 El ejemplo mas claro es Mt 9, 2b, cf Mc 2, 3-5a
5 Es mateano segun vol I,Introd 42 (Mateo 1, 57ss), ademas de ouvayú) (v
57), en v 58 EtoEQxo~m, no lo es ,EAO~
6 La presencia de Exa{}llco en v 58 II Lc 22, 55 se puede explicar como re-
daccIOn mateanallucana en lugar de la conJugacIOn penfrastIca a base del verbo
Explicación

Los que apresaron a Jesús lo conducen a casa del sumo sacerdo- 57


te Caifás. Este es mencionado en primer lugar porque va a ser el pro-
tagonista de los enemigos de Jesús en el interrogatorio que viene a
continuación. No sabemos ya la ubicación de su palacio. Desde el si-
glo IV se enseñaba un emplazamiento cerca de la puerta de Sión, en
el solar del monasterio armenio de Sión7 • Hoy se apuesta más bien
por el palacio de los asmoneos, sobre la colina occidental de Jerusa-
lén, más arriba de la plaza de los deportes (;V(J'tóv), cerca del puen-
te que conduce a la plaza del templos. Este palacio no era, en todo
caso, el lugar de reunión oficial del sanedrin que nos es familiar por
Josefo o por la literatura rabínica9 • Quizá sea esto un indicio más de
que la tradicIón más antigua no hablaba de una sede oficial del sa-
nedrin. Se habían reunido 1o los letrados y los representantes de la no-
blezajerosolimitana. En v. 59 (= Mc 14,55) el evangelista volverá a
mencionar a los sumos sacerdotes y dejará así en claro que entiende
este encuentro como una reunión oficial «de todo el sanedrín».
La cámara del narrador abandona ahora a Jesús y gira hacia Pe- 58
dro. Este sigue a Jesús «de lejos». La distancia, que se combina
aquí de modo insólito con el verbo aXüAoufrÉW, generalmente de
connotación eclesiológica, prepara a los lectores para los v. 69-75.
También Pedro va al aUA~ del sumo sacerdote, y «entra». A tenor
de 26, 3, los lectores tenderán a pensar, ante la palabra aUA~, en el
«palacio»; pero constatan luego en v. 69 que Pedro se sienta «fuera»
EV Tií aUA~, que normalmente se traduce por «patio». ¿Cambió Pe-

compuesto auyxa{hUlaL + ¡Lftá, bastante frecuente con el participIO pasado. Más


dificultades crea en v 58!! Lc 22, 54 ó OE IktQo<; ~XOA.OÚ{}EL ¡LaxQo{}Ev, qUizá
sea redacclOnal 6É en lugar de xal, pero dlficilmente el Imperfecto ~XOA.OÚ{}EL, bas-
tante raro en Mt y Lc, y la mverslón de verbo y adverbIO Hay que suponer aquí, a
mi JUICIO, otra recensión de Mc (<<deuteroMc»)
7. El pnmero en atestiguarlo es «el peregnno de Burdeos» 16, en H Donner,
Ptlgerfahrten ms Hetl¡ge Land, Stuttgart 1979,57 Postenormente hubo en el lugar
diversas Iglesias dedicadas a Pedro, cf Kopp, Statten, 403s
8 Cf Josefo, BeU 2,344, Brown 1**, 404.
9 Cf supra, 104, n. 22 sobre 26,1-5.
10. No cabe mfenr del aonsto auv~X{}llaav la anticipación, es deCir, que el sa-
nedrín estuviera ya reumdo cuando llegaron Jesús y los que le habían prendido Es-
to se ha supuesto muchas veces en la exégesIs antigua y en la actual (desde Juan
Cnsóstomo 84, 2 = PO 58, 754, hoy, por ejemplo, en Semor [PasslOn]**, 159), pa-
ra subrayar lo plamf¡cado del procedimiento de los adversanos de Jesús, que espe-
raban ya al recién detemdo para poder hqUldarlo rápidamente
dro de lugar durante el mterrogatono de Jesús? ¡No' CambIa el
punto de vista del narrador, que mira desde Getsemaní y por eso ha-
ce «entrar» a Pedro, pero en v 69 mira desde la sala de sesIOnes del
sanedrín, y por eso hace sentarse a Pedro «fuera» Ahora bien, ¿dón-
de se sento realmente Pedro según Mateo? Como aUAlÍ puede de-
signar tanto el patIO como el complejo de edificIOs construidos a su
alrededor, conjeturo que Mateo no prestó nmguna atenclOn a la m-
coherencIa de su relato En v 58 qmere aproximar a Pedro todo lo
posible a lo que sucede en el sanedrín, qmzá para tener un testigo
ocular ll En v 69, por el contrano, Pedro tIene que estar fuera, don-
de permanecen la :n:m6íox'll y demás personal de serVICIO, y desde
donde puede evadirse con faCilidad

Historia de la influencia

La Imagen de Pedro que dibujan los exegetas ecleslales es vanada, pe-


ro baslcamente positIVa Mientras que Ongenes subrayo aun la ambivalen-
l2
Cia de Pedro , Juan Cnsostomo pondera su celo ({h:Qf.iOTrjS;), Pedro no hu-
yo como todos Jos demas!3 Para Beda, Pedro es dIgno de elOgIO porque no
abandono al Señor a pesar de su miedo, humanamente comprensIble De
ese modo Pedro, que SIgue a Cnsto de leJos, puede ser alegoncamente Ima-
gen de la IglesIa, que tambIen SIgue a Cnsto de leJos y comparte su paSlOn
en medio del temor l4

b) El Interrogatono ante el sumo sacerdote (26,59-66)

Blbltografia BenOlt, P, Jesus vor dem Synhednum, en Id , Exegese und


Theologle (KBANT), 1965, 133-148, Bock, D L , Blasphemy and Exalta-
tlOn m Judalsm and the Fmal ExammatlOn 01Jesus (WUNT II, 106), 1998,

II Pedro es en Mt y en el cnstIamsmo pnmltIvo un garante de la tradlclon so-


bre Jesus, cf vol II, 613s 616 Sorprende que los otros dos evangelIos tardlOs cuen-
ten Igualmente con un testIgo ocular para el proceso ante el sanednn En Jn es el
dlsclpulo prefendo el que tiene a Jesus al alcance de su vIsta (cf Jn 18, 15), en Lc,
Pedro (Lc 22, 61)
12 Ongenes 106 = GCS Ong XI, 225
13 Juan Cnsostomo 84, 2 = PG 58, 754
14 Heda, 117s, SImIlar ya Agustm (Quaest) 1, 46 = 35 Cf Tomas de Aqumo
(Lectura) n° 2270 la llegada de Pedro mdlca su «fervor», el segUImIento «de leJOS»,
su «tImor» «Dnde slgmf¡cabatur quod m [¡de Petrl fundata Ecclesla secutura erat
Chnstum, tamen a longe»
Broer, I , Der Prozej3 gegen Jesus nach Matthaus, en K Kertelge (ed ), Der
Prozej3 gegen Jesus (QD 112),21989,84-110, Catchpole, D, TheAnswer
ofJesus to Cajaphas (Mt 26, 64) NTS 17 (1970-1971) 213-226, Evans,
C , Jesus and hls Contemporanes (AOJU 25), 1995,407-434, Oelst, Men-
schensohn, 333-340, Ooldberg, A M, Sazend zur Rechten der Krafl BZ
NF 8 (1964) 284-293, Hengel, M, «Setze dlch zu memer Rechten/» Die
InthromsatlOn Chnstl zur Rechten Gottes und Psalm JJ 0, J, en M Phl1o-
nenko (ed ), Le trone de Dleu (WUNT 69), 1993, 108-194, Lamarche, P,
Le «blaspheme» de Jesus devant le Sanhedrm RSR 50 (1962) 74-85,
Luhrmann, D, Markus 14 55-65 Chnstologle und Zerstorung des Tem-
pe/s 1m Markusevangellum NTS 27 (1980-1981) 457-474, Sanders, E P,
JewIsh Law from Jesus to the MIshna, London-Phl1adelphw 1990,57-67,
Schnelder, O , Gab es eme vorsynoptlsche Szene «Jesus vor dem Syne-
dnum»? NT 12 (1970) 22-39, Thelssen, O, Die TempelwelssagungJesu,
en Id , Studlen zur SozlOlogle der Urchnstentums (WUNT 19), 1979, 142-
159, Tl1borg, Leaders, 77-83
Mas blbhografia** sobre la hlstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46
Mas blbhografia*** mfra, p 266, excursus «El proceso de Jesus»

59 Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un


falso testimonio contra Jesús para darle muerte; 60 pero no lo
encontraron a pesar de los muchos falsos testigos que compare-
cían.
Finalmente comparecieron dos 61 que declararon: «Este di-
jo: 'Yo puedo destruir el santuario de Dios y reconstruir l en tres
días'». 62 Entonces se levantó el sumo sacerdote y le dijo: «¿No
respondes nada? ¿Qué es lo que estos atestiguan contra ti?».
63 Pero Jesús seguía callado. El sumo sacerdote le dijo: «Yo te
conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo
de Dios». 64 Jesús le dice: «Tú lo has dicho. Y yo os declaro que
a partir de ahora veréis al Hijo del hombre tomar asiento a la
derecha del Poder y venir sobre las nubes del cielo».
65 Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras y dijo:
«¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Aca-
báis de oír la blasfemia. 66 ¿Qué os parece?». Respondieron
ellos diciendo: «¡Es reo de muerte!».

l La breve varIante, sm el complemento dIrecto auTOv antepuesto o pospues-


to, esta relativamente mal atestIguada, pero es sm duda la mas dIficIl
Análisis

1 Estructura El relato sobre el proceso ante el sanednn aparece en-


marcado por el radical {}UVU1;- (v 5966) Consta de cuatro seCClOnes 1 El
sanedrm busca sm eXlto testIgos falsos contra Jesus (v 59-60a) 2 Decla-
ran dos testigos, y Jesus calla (v 60b-63a) 3 La seCClOn siguiente, v 63b-
64, es e! punto culmmante, porque habla Jesus Su respuesta va mas alla de
la pregunta apremIante del sumo sacerdote Jesus se presenta como HIJo
del hombre 4 La seCClOn fmal descnbe la reaCClOn del sumo sacerdote
denuncIa una blasfemia merecedora de la pena de muerte (v 65s) Las di-
versas seCClOnes forman un todo coherente Los actores pnnclpales son e!
sumo sacerdote y Jesus, los restantes miembros del sanednn aparecen solo
al pnnclplo y al fmal como comparsa El dicho central de Jesus en v 64 es
un pasaje clave de todo el Evangeho, que viene preparado por Mt 16,
13 16 20s Tamblen llaman la atenclOn las afImdades del texto con el Im-
ClO del proceso marqUlano ante Pllato (Mc 15,2-4)2, son mayores aun que
con el texto mateano de 27, 11-14, texto que e! evangehsta no habla escn-
to aun cuando redacto la escena del proceso ante el sanednn3

2 Fuente A diferenCia de Lc 22, 54-714, Marcos es la umca fuente


para Mt 26,59-66 Las Importantes modificacIOnes respecto a Mc 14,55-
64 son 1 Los dmgentes JUdlOS buscan un falso testImomo contra Jesus,
pero sm exlto (v 59) 2 ElloglOn del templo, abreviado en el contraste
«hecho con manos - no hecho con manos», aparece formulado en Mateo
de suerte que Jesus puede destrUIr el templo y reconstruirlo en tres dlas (cf
26,53) 3 En su segunda pregunta, el sumo sacerdote conjura (E~OQXL~W)
a Jesus -con remmlscenCla de 16, 16- «por DlOS VIVO» (v 63c)5 4 En la
respuesta de Jesus v 64, el EYW d~L marqUlano es sustItuido por Ol! lOinw;
(como en 26, 25), elloglOn sigUIente sobre el HIJO del hombre aparece su-
brayado por nAr¡v AlOYW ú¡iCv y se mtroduce con partIcula adversatIva (co-
mo 11,2224, cf tamblen 26,39 [redacclOnal]) Su anunclO queda deslm-
dado de! momento presente por un un' <lQ'tL6 redacclOnal 5 La seCClOn

2 Cf v 62 con Mc 15,4 cmoxQLV11ou6Ev aou xm:(1JyoQoümv), Mt 27,


12s difIere globalmente mas Las dos veces calla Jesus Cf ademas v 63d 64a con
Mc 15,2 = Mt 27, 11 au EL (ó ~amAEu<; l:WV 'Iou6mwv), au Aqn<; La respuesta de
Jesus a la pregunta por el Mestas solo concuerda con Mc 15, 2 = Mt 27, 11 (au AE
YEL<;) en Mt 26, 64a (y Lc 22, 70, cf mfra, n 8s), no en Mc 14,62
3 De la misma manera, Mt 13,44 era mas afin a Mc 10,21 que a Mt 19,21,
cf vol JI, 468s
4 Cf lnfra, 273, excursus, seCClOn 2 2
5 Tamblen ULO<; WÜ {}EOÜ (en lugar de l:OÜ EUAOY1JWU de Mc) establece un
nexo con 16, 16
6 Cf 23, 39, 26, 29
fmal enfatiza mediante repetIclOn el hecho de la blasfemia 6 En particu-
lar, Mateo abrevia notablemente el texto marqmano en la secClOn sobre los
testigos Omite la observaclOn duphcada de que los testImomos de los fal-
sos testigos no comclden (Mc 14, 56b 59), algo Irrelevante para el curso de
la narraclOn Las modifIcacIOnes lmgmstIcas son casI siempre redacclOna-
les? La secclOn contiene en v 64a II Lc 22, 70 un minar agreement muy
llamatlvo8 Mateo y Lucas hacen dar a Jesus la misma respuesta --dIferen-
ciada según contexto- a la pregunta del sumo sacerdote ou Elnw; (Mt) I
vr-tEI<; Afy€tf (Lc) Me parece lo mas probable que Mateo y Lucas adapta-
ran su texto al mterrogatono marqmano ante PI1ato Alh, la formulaclOn
correspondiente queda anclada en la tradlclon 9

Explicación

El evangelista menCIOna una vez más a «los sumos sacerdotes», 59-60a


el grupo domInante en el ConseJo 10, y «el sanedrín en pleno» El
Consejo supremo, que probablemente contaba ya entonces con 71
mIembros!!, celebra seSIón ofICIal, según Mateo Los adversanos
están predIspuestos al falso testimomo contra Jesús Esto los des-
acredIta a los OJos de los lectores cnstianos y multlphca su culpa 12
No les Interesa un proceso limpIO, SInO la muerte de Jesús, a tenor

7 Son redaCClOnales en el lenguaJe, segun vol 1, Inlrod 42 (Mateo 1, 57ss)


en v 50 líE, Órtúl~, en v 60 rtQOOEA'ltúlv (2 veces), ÚOtEQOV, líE, líuo, en v 61 El
rtav, o{jtO~, qJTJ[1L, líuva[1aL (cf 26,53), en v 62 AEYúl + datiVO, en v 63 'ITJoou~,
EinEv + datiVO, xatu + gemtIvo, en v 64 AEYfL presente hlstonco en un dicho de Je-
sus, la cita de Dn 7, 13 + Sal \09, I LXX se ajusta ligeramente a la literalidad de los
LXX, al contrano de Mc, en v 65 totE, IíLUQQTJYVU[1L tU L[1UtLU es lenguaje LXX
(mas de 40 veces), en v 66 1í0XEúl, Ó líE artOXQL'ltEVtE~ ElrtUV Tamblen es matea-
no el discurso directo (v 61) No son mateanos en el lenguaJe en v 61 (vuo~) toU
'ltfQU, en V 63 É~OQXL~úl (hapax legomenon en el Nuevo Testamento), en V 65 LIíE
8 Yo no contana entre los mlnor agreements el «pseudo-agreement» an' UQtL
(Mt V 64) o arto tOU vuv (Lc 22, 69) Las dos formulacIOnes son diferentes, y ambas
redacclOnales, en Lc, ademas, precede un fondo especial Tamblen parece un «pseu-
do-agreement» el El mtercalado en v 63 II Lc 22, 67 antes de ou El, que en Mt pro-
bablemente hay que traducir por «SI» completIvo, y en Lc por «SI» condiCIOnal
9 No solo en todos los smoptIcos (Mc 15,2, Mt 27, 11, Lc 23, 3), smo tam-
bien en Jn 18, 37 contesta Jesus a la pregunta formulada por PI1ato con ou AEYEL~
\O Al enumerar los grupos representatIvos en el sanednn, tanto Josefa como
el Nuevo Testamento suelen nombrar pnmero a los aQXLfQEL~ (E Lohse,ouvEIíQLOV,
en ThWNT VII, 862, 8-31)
11 Lohse, ¡bId , 861, 7ss
12 TI1borg, Leaders, 77 Gaechter, 879 opma «La mtenclOn de esta reumon
estaba dmglda a la eJecuclOn de una sentencia de muerte» Esto es Cierto, pero na-
turalmente solo como descnpclOn de la mtenclOn por parte del narrador de Mt
del plan trazado ya al comienzo (cf. 26, 4). Por eso buscan un falso
testimonio. La imagen del justo doliente lleva consigo, ya desde los
Salmos, el acoso de testigos injustos (Sal 27, 12; 35, 11; 109, 2s).
Aunque se presentan numerosos testigos falsos, los adversarios de
Jesús no logran alcanzar con ellos su objetivo.
·61 La continuación no es muy transparente. «Finalmente»13 se pre-
sentan otros dos testigos. ¿Hay que pensar de nuevo, como indican
algunos manuscritos tardíos1 4 de v. 60a, y a la luz de Marcos, en
'll'ElJDOf.táQ'tlJQt¡;?15. Depende, sobre todo, de cómo se juzgue el 10-
gion sobre la destruccIón del templo, notablemente modificado res-
pecto a Mc 14,58. Ambos testigosl 6 declaran que Jesús aseguró po-
der destruir el santuano de DIOS y reconstruirlo en tres días. La
perplejidad en el cristianismo primitivo ante el dicho sobre el tem-
plo, probablemente auténtico!?, fue muy grande, como es sabido. El
10gion, por una parte, fue declarado falso testimonio, como en Mar-
cos; y por otra, la pareja verbal XELQonoLr¡'tOc:; - aXfLQonoLr¡'tOC:; abría
la posibilidad de aplicarlo simbólicamente al «templo» de la comu-
nidad cristiana o al cuerpo de Jesús resucitado a los tres días l8 . Ma-
teo no considera ya su versión del dicho de Jesús sobre el templo co-
mo falso testimonio, y elimina también la observación de Mc 14,59,
descalificadora, sobre la no coincidencia de los dos testimomos. Los
lectores no conocen ese dicho de Jesús; la pregunta es, por tanto, si
ellos, a la luz de su precomprensión de Jesús, darían crédito a tal dI-
cho. Por una parte, la frase «yo puedo destruir el santuario de Dios»
es algo bastante inaudito como enunciado de un Jesús fiel a la Ley19.

13 Empleado a veces en sentIdo superlativo; cf 21,37,22,27.


14 C, D, f 13, m, latt (sy) y otros
15 Los exegetas eclesJales cOlllclden desde Orígenes 108 = GCS Ong XI,
226ss en admItIr que los dos testigos son falsos, porque deforman lo que Jesús dIJO
hteralmente Suponen que la frase pronunCIada realmente por Jesús es Jn 2, 19 Aú-
OatE tOV vaóv toihov «Jesús no prometlO, por tanto, cometer el sacnleglO de
destrUIr el templo» (Orígenes 108 = GCS Ong XI, 227), eso lo dejÓ a los romanos,
y él se hmJtó a hablar de la reconstrucclOn del templo No se refería, según ellos, al
templo de Jerusalén, SIllO al templo de su cuerpo
16 Dos es el número mímmo de testigos eXIgIbles en un proceso jurídIcamen-
te váhdo (Dt 17, 6,19,15, Nm 35, 30)
17 Así Thelssen*, 143
18 En Hch 6, 14 figura, en lugar de la reconstruccIón del templo, la abohclón
de la ley cultual Jn aphca todo elloglOn a la muerte y resurreccIón de Jesús, al tem-
plo de su cuerpo, por tanto (2, 19-21)
19 La fórmula redacclOnal «santuano de DIOS», atestIguada ya ocasionalmen-
te enjudeo-gnego, refuerza el carácter «Irreverente» del dIcho mateano de Jesús
Por otra, el bÍlvUflaL introductorio hace recordar 26,53: el que pue-
de pedir a su Padre doce legiones de ángeles, ¿cómo no va a poder
destruir el templo de Dios y reconstruirlo? Que Jesús, como Hijo de
Dios, tiene fuerzas sobrenaturales y puede hacer muchas cosas, es
algo que se da por supuesto desde el relato de las tentaciones (4,
3.6). Esta línea de pensamiento culminará en la invitación al Hijo
de Dios a bajar de la cruz y salvarse a sí mismo (27, 40-42). En to-
dos estos pasajes, la idea es que Jesús podría hacerlo, pero no lo
hace por obediencia a Dios (cf. 27, 43). Yo me inclino, con la ma-
yoría de los exegetas, a interpretar el texto en este sentido. Jesús
habla aquí únicamente del templo de Jerusalén20 . Él no lo destruyó,
como saben los lectores; fueron los romanos. Él se limitó a anun-
ciar la destrucción (23,38; 24, 2; cf. 24, 15). Jesús, como Mesías
fiel a la Ley, no tiene nada contra el templo; su misión no es ni des-
truirlo ni reconstruirlo. Pero él es «mayor que el templo» (12, 6).
Los dos declarantes de última hora son por tanto, a mi juicio, testi-
gos auténticos, a los que se sumaron al final los sumos sacerdotes,
contra lo esperado y pese a su empeño con los testigos falsos. Pero
el evangelista no expresó esto con mucha claridad.
El sumo sacerdote apremia ahora a Jesús a tomar postura frente 62-63a
a ese testimonio. El v. 62 hay que leerlo formalmente como dos pre-
guntas (no como una sola21 ), aunque la segunda sólo sea un refuer-
zo retórico de la primera. La pregunta «¿No contestas nada?» anti-
cipa con eficacia retórica lo que Jesús hace de hecho: él calla. Las
lectoras y lectores evocarán de nuevo al orante justo de los salmos,
cuyos enemigos traman su perdición, y que no abre la boca ante los
ataques (Sal 38, 14s; 39, 10; Is 53, 7)22. Quizá recuerden también
aquella cita de cumplimiento que figura en medio del Evangelio y

20 La aplicaCión simbólica a su propIO cuerpo (así Jn 2, 21) o a la IgleSIa (cf


Mt 16, 18) queda casI exclUIda, no sólo por la falta de referenCias concretas en el
texto, smo también por la formulación búvaf!aL Jesús ha resucitado y edificará su
IgleSia
21 Esto propone ya Beza, 122s, SigUIendo a Erasmo Pero la tesIs es Improba-
ble cierto que eL se puede leer como pronombre relatIVO, y una frase de mterroga-
clón mdlrecta se puede leer como oración de relatiVO (Bl-Debr-Rehkopf § 298,4),
pero entonces habría que completar con un nQO\; «6No contestas a lo que estos de-
claran contra ti?»
22 Cf TestB 5,4 «El piadoso se compadece del que msulta, y calla» También
calló el profeta de desgraCias, Jesús ben Ananías, tanto en el mterrogatono ante las
autondades JudiCIales como ante el gobernador (Josefo, Bell 6, 302 305) Este ras-
go aparece con nuevo énfaSIS en 1 Pe 2, 23, donde se habla del Jesús paciente O\;
AOLboQoUf!EVO\; oux avcEAOLboQEL, náO)(wv oux ~ndAEL
engloba toda la historia de Jesús23 : «No altercará, no gritará; y na-
die oirá su voz en las calles» (12, 19 = Is 42, 2). Los lectores de for-
mación griega quizá se extrañaron de que Jesús no hubiese intenta-
do, como Apolonio, «aleccionar y enmendar a jueces y oyentes
hablando francamente»24. Pero acaso pensaron también que el si-
lencio puede ser la defensa más digna en muchas ocasiones: 'H yaQ
CJLú.>Jt~ TOi:~ aocpoi:ow aJtóxQlCJL~25. Jesús calla, sin embargo, no en
virtud de una fuerza anímica, sino porque, como justo, sólo debe
rendir cuentas a Dios, no a sus enemigos.
El sumo sacerdote, pues, no avanza en su propósito. Por eso em-
pieza de nuevo, intensifica la pregunta y «conjura» a Jesús. ¿Pro-
nuncia un juramento el propio sumo sacerdote o se lo exige a Je-
SÚS?26 La invocación de «Dios vivo» trae a la memoria de los lectores
la tradición bíblica27 , donde óQxL1;ú.> 'tlVa xm:á 'tlVO~ puede signifi-
car «hacer que alguien jure por alguien» (1 Re 2, 42 LXX; 2 Cr 36,
13; cf. Gn 24, 3). El conjuro del sumo sacerdote es, pues, probable-
mente invitación a pronunciar un juramento28 . Los lectores cristia-
nos pensarán en 5, 33-37: jurar es contrario a la voluntad de Dios.
El sumo sacerdote piensa ante el dicho de Jesús sobre el templo: es-
te podría ser el Mesías, el Hijo de Dios; e invita a Jesús a decir la
verdad bajo juramento. Su pregunta es plausible para los lectores
cristianos: en el evangelio de Mateo precisamente, el título de Hijo

23. Cf. vol. n, 335s.


24 Así Macano de MagnesIa III, 1, según A Harnack, Kntlk des Neuen Testa-
ments van einem gnechlschen Schriftsteller des 3. Jh s (TU 37, 4), 1911,33 (mdl-
caclón de MOisés Mayordomo-Marín)
25. Eurípldes, fr 977 (= A. Nauck [ed.], Traglcarum graecarum Fragmenta,
Leipzlg 1889,675). Filón, Leg 360: cuando el Juez es acusador, y el acusador Juez,
aváyxT] OL(JJnav Eon yáQ Jt(m:; xaL ~)L' ~oux[a~ anoAoyELo-frm. Del retónco MáXI-
mo Tmo (s. n d.C.) se conserva un discurso: EL xaAGJ~ i:nolT]oc L(¡)xQál:T]~ fli¡ ano-
AOYT]oáflcvo~; también aquí se enunCIa la tesIs de que un mal tnbunal no puede so-
portar una defensa que esté a la altura de la filosofía. Por eso es mejor para el sabio
callar y no mendigar su Vida de malos Jueces (7 = Maxlmus Tynus Phzlasaphume-
na, ed. por H. Hobem, Lelpzlg 1910, 38).
26. Así Barth, Gesetzesverstiindms, 135.
27 En los LXX aparece aproximadamente 15 veces; sobre la tradición Judia,
cf. vol. n, 604, n. 57.
28. Esto se corresponde también con la normatIva que regulaba el Juramento
de los testIgos, según Scheb 4,13 SI algUIen dice «Os Juro» (:)'::l::;~) y pronunCIa un
sustItutIvo del nombre de DIOS, la declaraCión de ese testigo debe ser aceptada por
la mstancla competente Otro punto de vista encontramos en G Stahhn, Zum Ge-
brauch van Beschworungsfarmeln 1m Neuen Testament NT 5 (1962) 125' el dere-
cho procesal Judío no contempla que el reo sea InvItado a Jurar en su propIa causa;
xma l:OÜ {tcoü evoca fórmulas helenístIcas de Juramento.
de Dios va unido siempre, y especialmente ante los extraños, a la
idea del poder sobrenatural de Jesús. No les extraña que el sumo
sacerdote, ante el poder de Jesús para destruir el templo y reedifi-
carla, tenga la misma ocurrencia que el diablo (4, 3.6), el demonio
(8,29), los discípulos en la barca sobre el lago agitado (14, 33) o los
que bromean bajo la cruz (27, 40-43). Pero saben también que Jesús
no aceptó nunca tal requerimiento a hablar con claridad, a actuar
directamente 29 •
La pregunta del sumo sacerdote evoca también a los lectores la
confesión de Pedro: LV EL Ó XQLG"tas; ó utas; wü 1tEO'Ü "t0'Ü ~&V"tOS;,
confesó Pedro a la pregunta de Jesús (16,16). ¡Lo que el sumo sacer-
dote pregunta conjurando es, pues, muy correcto! Exactamente co-
mo en el cap. 16, Jesús enmendará también aquí la idea cristológica
de su interlocutor con una declaración sobre su persona como Hijo
del hombre: allí sobre su futura pasión (16, 21; cf. 16, 13), aquí so-
bre su venida para juzgar al mundo. Las dos escenas clave del
Evangelio se corresponden, por tanto. Pero los lectores advierten a
la vez que la correspondencia sólo es de primer plano: allí se trata-
ba del conocimiento de Cristo que el discípulo alcanza por inspira-
ción de Dios y se prepara así para el camino del seguimiento; aquí
se trata de una sentencia razonable, dictada por un juez humano que
Ignora estar ante el Juez universal. Quien examina a Jesús de este
modo, no logra lo que pide (cf. 12,38-40). Pero llega ya la respues-
ta que Jesús da al sumo sacerdote.
La respuesta consta de dos partes. La primera es un lacónico 64a ov
ELJtUS;. ¿Jesús da así una respuesta afirmativa?, ¿hace una salve-
dad?, ¿o se niega quizá a responder? Estos interrogantes no se pue-
den despejar recurriendo a los muy escasos paralelos judíos30, sino
desde los lugares paralelos Mt 26, 25 Y27, 11. Ambos dejan claro
que Jesús afirma el contenido de la pregunta formulada. Pero en los

29 Esta memona «mtracnstIana» me parece más Importante para la compren-


sIón del enlace entre el dIcho sobre el templo y la pregunta del sumo sacerdote que
el dato correcto (bastante cItado) de que el Mesías davídlco, dentro del Judaísmo y
en la tradiCIón de 2 Sm 7, 13s, es «HIJo de DIOs» (4Q 174 = 4Q Flor III, ll s, 4Q
246 col II [un texto dIficIl], 4 Esd 7, 28 [¿añadIdo cnstIano?]) De ese modo, y con
el supuesto de que el relato del proceso es fIable hlstóncamente, cabe el mtento de
explIcar por qué aquel sumo sacerdote mterrogó a Jesús en tales tennmos (así p eJ
O Betz***, 625-628), esto dIce poco sobre la plaUSIbIlIdad que tenía la narracIón
para los lectores cnstIanos
30 Los escasos documentos Judíos recogIdos por Abrahams, Studles II, 1-3, Y
Catchpole*, 215-220 deben mterpretarse Igualmente desde su propIO contexto
tres pasajes se observa también una distancia entre Jesús y los inte-
rrogadores, distancia sugerida por el «tú lo has dicho» de Jesús. En
nuestro pasaje, la distancia es patente por el hecho de que Jesús no
accede en modo alguno a la pretensión del juramenr031 , y contesta
la pregunta del sumo sacerdote escueta y fríamente. Añade, sin em-
bargo, algo que el sumo sacerdote no había preguntado. Esto es lo
realmente decisivo.
bc Jesús introduce esta novedad con la frase JtAr']V A!!YW 'ÚIlLV. Ya el
comienzo en primera persona, Myw 'ÚIlLV, revela un cierto contraste:
después de lo que el sumo sacerdote ha dicho, viene ahora lo que
dice Jesús mismo. IlAr']v acentúa lo que sigue. La partícula puede
tener tanto un matiz adversativ0 32 (= «pero») como extensiv0 33 (=
«además», «muy especialmente»). Ambos matices pueden combi-
narse. Sólo el contexto puede decidir sobre el sentido. Sigue primero
una ampliación de la respuesta a la pregunta planteada. Jesús quiere
decir por añadidura algo decisivo sobre su futuro. Usa la expresión
«Hijo del hombre», que es frecuente en dichos de Jesús sobre su ca-
mino en el presente y en el futuro 34 • Para los lectores cristianos, lo
que viene a continuación no es nuevo: ya en 22, 44 recurrió Jesús, en
su disputa con los fariseos, al Sal 109, 1 LXX para dejar claro quién
era realmente el Mesías, el hijo de David: el señor y soberano que se
sienta ya ahora a la derecha de Dios. La palabra xcdt1jllaL, en combi-
nación con «Hijo del hombre», quizá evoca también los pasajes 19,
28 Y25, 31: el Hijo del hombre se «sienta» en el trolla divino de la
gloria. La segunda parte del dicho asume Dn 7, 13 LXX. Los lecto-
res lo completan a la luz de 24, 29-31, el texto que trata de la venida
escatológica del Hijo del hombre para el juicio universal. Jesús dice
así cosas que los lectores conocen ya y pertenecen al depósito del
«saber bíblico» cristiano primitivo. Estamos ante U1las referencias
que dejan abiertos muchos interrogantes (por ejemplo, qué relación
hay exactamente entre «tomar asiento» y «venim35).

31. En la edad de la burguesía protestante se tendiÓ a mfenr de la respuesta de


Jesús una aprobaCión del Juramento: B Welss, 469 (Jesús aceptó el Juramento);
Bill 1, 1006 (Jesús reconoció el Juramento eXigido por la autondad como una ms-
tItuclón legal).
32. Así en 26, 39 Yen los dichos sobre el JUICIO 11, 22 24
33. Así en 18,7. Catchpole*, 223: IIAlÍV «mtroduces an expanslOn or a quah-
fIcatlOn.. sometImes .. a contrast».
34. Cf. el excursus «El HIJO del hombre en el evangelio de MtI>, vol. 11, 650-657.
35 Los lectores de mentalIdad cnstlana pensarán espontáneamente en una su-
cesión temporal. Pero esto no se msmúa para nada en el texto. Caben otras asocla-
Para el sumo sacerdote y los miembros del Consejo, en cambio,
eso constituye algo nuevo. Es la primera vez que Jesús habla públi-
camente sobre su venida como Hijo del hombre. Había hablado de
ella a menudo con los discípulos, pero nunca hasta ahora en públi-
co. Jesús airea por primera vez el «secreto del Hijo del hombre»36.
Ahora, acusado, desvela ante los jueces su futuro como juez uni-
versal. El cm'uQ'tL siguiente evoca 23, 39. Jesús había dicho allí a
los jerosolimitanos que no le verían ya «desde ahora» hasta la pa-
rusía, cuando viniese como Señor que juzga37 . Análogamente, Mt
26, 64 parece ser «no sólo una afirmación mayestática, sino a la vez
un anuncio de juicio del acusado contra sus acusadores»38. Los
frentes se invierten, porque el Jesús acusado habla a sus jueces hu-
manos como Hijo del hombre, futuro señor del mundo y juez uni-
versal. Ellos no son conscientes de lo que hacen. ¡La escena es de
verdadera paradoja joánica! Aquí, en esta inversión, reside el matiz
adversativo que también se contiene en la conjunción JtA:/Ív.
La indicación temporal «a partir de ahora» ha causado perple-
jidad a los exegetas 39 . El sumo sacerdote y los suyos no «ven» nada
fuera de un acusado que extrañamente hace discursos extravagan-
tes. ¿Se refiere Jesús a la parusía? Pero la parusía no se ve aún,
aunque para Mateo esté próxima 40 . Al Señor exaltado, que recibe
todo poder en el cielo y en la tierra, lo verán los discípulos (28, 18-
20)41. Los dirigentes judíos verán sólo algunas señales inquietantes,
como el rasgarse de la cortina del templo, el temblor de tierra, la
aparición de difuntos (27, 51-53) y la desaparición del cuerpo de
Jesús (28, 11-15). Si no queremos refugiarnos en artificios filoló-

ClOnes; por ejemplo, con el trono-carroza de DIOS, que permite «venIr sentado»
(Evans*, 419s, 1. Schaberg, Mk 14,61 Ear/y Chnstlan Merkabah Imagery?, en 1.
Marcus y otros [eds.], Apoca/yptlc and the New Testament [FS 1. L Martyn]
[JSNT S 24], 1989,72)
36 CIta de vol. n, 655. Cf. el excursus sobre el HIJo del hombre lbid., espe-
Cialmente 654-656.
37 TambIén los discursos fIgurados del lIbro de Henoc contienen dichos pare-
Cidos, donde se habla de los poderosos del mundo que «verán» al HIJo de hombre
elegido sentarse en el trono de la glona (Hen et 55, 4, 62,3 5; cf 69, 26-29)
38. Hengel*, 163
39 Orígenes III = GCS Ong XI, 232s, EutImlO Zlgabeno, 698 y gran parte de
la exégeSIS gnega refIeren el «ven> al presente. «Verán» cuando el Cnsto exaltado
venga como Logos al hombre y lo lleve al conOCimiento En la exégeSIS OCCidental,
el v. 64b es refendo nonnalmente a la parusía de Cnsto, Juez UnIversal.
40 Cf. vol. III, 556s.
41 Eso entiende Grundmann, 546.
gicos imposibles, resta sólo el dato de que el v. 64 no debe leerse
tan sólo como una frase abordable empíricamente, sino a la vez co-
mo un principio cristológico fundamental: «A partir de ahora», la
perspectiva será diferente para el mundo entero. Aunque el Hijo del
hombre, Jesús, aparezca aún, por poco tiempo, maltratado, conde-
nado y crucificad042 , «a partir de ahora» queda inequívocamente
claro quién es en realidad: el Juez universal, exaltado a la derecha
de Dios. «A partir de ahora» significa: no hay para los jueces de Je-
sús, que son ciegos para la verdad, otra perspectiva que el futuro del
juicio universal 43 •
5a A este punto culminante de la escena del interrogatorio sigue la
reacción del sumo sacerdote: declara que Jesús ha «blasfemado».
Como todos los miembros del sanedrín pueden dar fe de lo ocurri-
do, no hay necesidad de más testigos. Testigo directo, auricular, de
una blasfemia contra Dios, el sumo sacerdote, cumpliendo la To-
rá 44 , se rasga las vestiduras 45 . La cuestión principal es saber en qué
consistió propiamente la blasfemia de Jesús. Hay dos posibilidades:
o no hay blasfemia, y el evangelista quiere hacer creer con su expo-
sición que el sumo sacerdote y el sanedrín lo sabían muy bien y fa-
bricaron perversamente la blasfemia46 • O había también en aquella

42 TambIén en 23, 39 tenía cm' aQn un caracter programático y no simple-


mente empínco ¡los JerosolimItanos, que «ya no volverán a ver» a Jesús, lo tuVIe-
ron durante algunos días más en su CIUdad'
43 En este sentido, la perspectiva es la misma que en 23, 39, aunque los enun-
cIados se contradIcen aparentemente. Allí, los JerosolimItanos «no volverán a ver»
a Jesús -físIcamente- hasta que lo vean como Juez unIversal en la parusía Aquí, lo
verán «a partIr de ahora» como Juez unIversal exaltado, no fíSIcamente SIllO espIrI-
tualmente, cuando comprendan la «perspectiva» de la verdad que Jesús les revela
ahora
44 Sanh 7, 5 prescnbe que, al oír una blasfemIa contra DIOS, se levanten los
Jueces y se rasguen las vestIduras para no volver a coserlas nunca, SI el pnmer tes-
tigo la pronunCIa en la sala del JUICIO En la BIblia, también el rey Ezequías y sus
serVIdores se rasgan las vestIduras en respuesta a los dISCurSOS satíncos del copero
mayor, SI bIen tales dISCurSOS no son blasfemia contra DIOS en el sentido de la MIS-
ná (2 Re 18,37, 19, 1)
45. Tu Lf-lU"tLU (en lugar del marqUIano tOU~ XLt('Ovu~) no sIgmflca un cambIO
real, porque es un concepto genénco por «vestido» (Bauer, Wb 6, s.v 1) Mt no pre-
tende, pues, sIgmfIcar con el cambIO que el sumo sacerdote llevase la mdumenta-
na ofICIal (lo cual es Importante para la postenor exégeSIS ecleSial, cf mIra, 262)
Cf además supra, n 7
46 Tal es la teSIS de LIihrmann*, 460 sobre Mc «El conSIderar la respuesta de
Jesus una f3AumpTlEf-líu ,revela al lector una vez más el fondo nada lImpIO de es-
te proceso La sentencIa de muerte, que ya era fIrme de antemano, es dIctada aho-
ra sm demostracIón de culpa»
epoca otra nOCIón mas amplIa de blasfemIa sancIOnable con la
muerte, que hace comprensIble su reaccIOn47 Yo estImo que esta se-
gunda posIbIlIdad es correcta

Blasfemia contra Dios

Segun el pasaje bIbhco fundamental Lv 24, 16, «el que blasfeme el


nombre del Señor» (.,1"'-1:"",, ~i'l LXX 6voftuswV tO bvoftu xvgtOv)
«es reo de muerte, toda la asamblea lo apedreara» Segun Sanh 7, 5, una
blasfemIa ("'-J~") solo es culpable SI se pronuncIa claramente el nombre de
DIOS48 A tenor de esta norma entendIda en sus termmos estnctos, es eVI-
dente que Jesus no blasfemo contra DIOS, ya que eludIO su nombre, sustI-
tuyendolo por 'tÍ OVVUftL¡;49
La defmIcIOn de «blasfemIa» era, sm embargo, extremadamente Im-
preCIsa en tIempo de la MIsna Esto se constata ya consultando la mvestI-
gacIOn fllologlca no habla entonces, m en hebreo m en gnego, un nombre
umvoco para designar la «blasfemia contra DIos» En la era blbhca, el uso
ImgUlstIco era abIerto, Junto a ~pJ (Lv 24, 11 16 = «traspasar», «marcar») y
'¡-J (Nm 15,30), encontramos tamblen '?"i' (Ex 22, 27, Lv 24, 11 = «mal-
declf») Algo pareCido ocurre con el gnego en los pasajes blbhcos men-
CIOnados encontramos XUXOAOYEW, (EJt)OVOftUsW, xUtuguoftm, Jtugo-
SVVW, mas no f3Aua'ltr¡[tl::w Este verbo, que en gnego slgmfJca cualqUier
forma de «hablar mal» contra humanos y dIOses, es muy raro en los LXX
y se refiere lo mismo a DIOS que a los hombres 50 Tamblen en el Judeo-
gnego posblbhco contmua abierto el slgmfJcado del radical puede expre-
sar tanto el «hablar mal» contra personas (p eJ Fllon, Mlgr Abr 115 117,
Con! Ltng 154, Leg Gal 169, Josefo, Ant 13, 13, Ap 1,59223) como
contra DIOS (p eJ Filon, Decal 63, Va Mos 2,206, Leg Gal 368, Test
f;ob 16,7, Josefo, Ant 4,202 [en referenCIa a Lv 24],6, 183) SI tIene slg-
mflcado rehgIOso, puede ser un «hablar mal» muy general contra la tora (2

47 Son utiles para lo que sigue las consideracIOnes de Brown 1**, 520-523,
Sanders*, 57-60 y Bock*, 51-66
48 En la exegesls postenor se endureCieron las condiCIOnes un blasfemo solo
es culpable SI maldice el nombre de DIOS en favor de un nombre Idolatnco, o reme-
ga de el (Sanh 56a), o es amonestado con acompañamiento de azotes para evitar que
blasfeme sm darse cuenta (pSanh 7, 25a, 41, ambos pasajes en Bill 1,1014-1016)
49 Goldberg*, 287s hace notar que la mayor parte de los documentos rabml-
cos para "~1:::J como SUStitutiVO de DIOS son de caracter formulano, y hablan de olr
o aprender «por boca de los geburah» Pero no es este el caso precisamente en los
documentos mas antiguos de la Mekhilta sobre el Exodo, Goldberg*, 288s
50 Refendo a DIOS, sobre todo en 2 Re 19,4622 (el copero mayor se burla de
DIOS) e ls 52, 5
Mac 10, 34 AÓYOL Cd}¿~L'tm; Josefa, Ap. 2, 143), no sólo contra Dios en
sentido estricto. En palabras de R. Brown, «One is hard pressed to find
even a single example ofa word ofthe stem 'blasphem-' used precisely and
specifically for naming the divine name»5J. Algo similar se observa en el
Nuevo Testamento: el radical ~Aa(J<p1']~- designa, entre otras cosas, la re-
probación de las palabras de Jesús sobre el perdón de los pecados (Mt 9,
3), las frases injuriosas de los transeúntes al Crucificado (Mt 27, 39), la
«blasfemia» contra el Espíritu (Q 12, 10), las supuestas palabras de Este-
ban contra Moisés y contra Dios (Hch 6, 11), el enfrentamiento de los ju-
díos con Pablo y Bernabé (Hch 13, 45), la «blasfemia» contra el nombre de
Dios (l Tim 6,1; Ap 16,9) Yel de Artemisa de Éfeso (Hch 19,37), la opo-
sición a los cristianos (Rom 3, 8) Y a la palabra de Dios (Tit 2, 5). Resu-
miendo: cuando el sumo sacerdote habla de una ~Aa(J<p1']~La de Jesús, no es
nada claro que se trate de blasfemia contra Dios.
¿Hubo, pues, en el judaísmo de la época una definición de la blasfemia
contra Dios, sancionable con la pena capital, más amplia que la de la Mis-
ná? La pregunta es muy dificil de contestar, ante la falta de una definición
lingüística clara de ese acto. Nm 15,30 considera blasfemia contra Dios
cualquier trasgresión deliberada de la Ley. 2 Mac 9, 28 declara que la
muerte dolorosa de Antíoco IV es un castigo por sus asesinatos y blasfe-
mias. En línea semejante interpreta Josefo la muerte de Baltasar (Ant. 10,
242s). La muerte de Nicanor se entendió igualmente como castigo a un
blasfemo del templo y de Dios (2 Mac 15, espec. 3-6.32; Josefa, Ant. 12,
406). Para Filón, pronunciar el nombre de Dios -no digamos maldecir de
Dios- es motivo para la pena de muerte (Vit. Mas. 2,206). Un documento
de especial interés, aunque muy dificil de fechar, es el debate transmitido
en Sanh 38b sobre el significado de los tronos en Dn 7, 9. ¿Para quién son,
sino para Dios? Según R. Akiba, David ocupa un puesto junto a Dios.
Otros rabinos le censuran severamente por eso, y lo consideran un sacrile-
gio. No es motivo, sin embargo, para condenarlo a muerte por «blasfemo».
Resumen: los documentos inducen a resolver afirmativamente, con caute-
la, la cuestión de un concepto menos estrecho de blasfemia contra Dios en
época anterior a la Misná. Se puede considerar blasfemia contra Dios, no
sólo una maldición o execración del nombre de Dios, sino también la con-
ducta de una persona que menosprecia deliberadamente a Dios y, en sus
pretensiones de poder, se pone en su lugar. Apenas había, sin embargo, de-
finiciones jurídicas.
Los documentos del Nuevo Testamento encajan también en este cua-
dro. En Mc 2,7 (cf. Mt 9,3) los letrados consideran «blasfemia» -aunque
no justiciable- que Jesús haga algo que sólo a Dios incumbe hacer. De es-
pecial interés resulta Jn 10, 33: los judíos quieren lapidar a Jesús porque

51. Brown**, 522.


consideran blasfemia «que tu, siendo hombre, te hagas DIOs» El Jesus Joa-
mco puntualiza Vosotros conslderals blasfemia que yo me presente como
el HIJo de DIOS enViado al mundo por el Padre En la misma Imea va el pa-
saJe 8, 58s por haber hablado de su preeXistencia, los JudlOs qUieren ape-
drear a Jesus

¿ Que hay de blasfemo en la respuesta de Jesús, a JUICIO del na-


rrador Mateo o de sus lectores? Del curso de la narraCIón se des-
prende claramente que el dICho de Jesús sobre el HIJO del hombre
en v 64 no es lo mIsmo que elloglOn sobre el templo en v 61 Tam-
bIén esta claro que, para Mateo, la acusaclOn de blasfemia no fue
sImplemente una acusaCIón absurda e Irreal, una mera demostra-
CIón del modo perverso e llltolerable en que fue tratado Jesús por
sus adversanos JudlOs Otros pasajes neotestamentanos ponen de
mamflesto, más bIen, que detrás de estos reproches habla unas ex-
penenClas reales Lucas habla de «palabras blasfemas contra MOl-
ses y contra DIOS» que se atnbuyeron a Esteban (Hch 6, 11), Y de
su VISIón del HIJO del hombre elevado a la derecha de DIOS, lllme-
dlatamente antes de ser lapIdado (Hch 7, 56) En el evangelio de
Juan se especIfIca la acusaCIón de blasfemIa consIste en la delfI-
caclOn del hombre Jesús (Jn 10,33) Segun el testImomo del evan-
gelio de Mateo, tambIén los dISClpulos serán entregados a los sane-
dnnes y conduCIdos ante el gobernador «por mI causa» (lO, 17s, cf
24s 32s) Tales pasajes llldlcan que la descnpclón del proceso de
Jesús ante el sanednn es reflejO de unas expenenClas reales de cns-
tIanas y cnstIanos la pretenSIón de Jesús de sentarse en el trono a
la derecha de DIOS y de Juzgar al mundo como HIJO del hombre, era
para los Judíos una lllvaslón de las prerrogatIvas de DIOS y un cues-
tIOnamlento de su umcldad Al confesar esta pretenSIón de Jesus,
los cnstIanos tuVieron que chocar con la repulsa Judía Para Judlas
y Judíos, la autorrevelaclón de Jesús fue precIsamente un ataque a
la umcldad de DIOS y, por eso, una blasfemia Para los segUidores
de Jesús, su confesIón de DIOS sIgmflcaba precIsamente confesar a
este Jesús, a qUien DIOS había colocado a su derecha Y así, la acu-
saCIón Judía de blasfemia fue para ellos una profunda lfonía Ten-
dremos que llldagar en el SIgUiente excursus SI este debate pudo ha-
berse desarrollado en estos térmlllos Pero es probable, en todo
caso, que cnstIanas y cnstIanos, después de pascua, aSIstIeran a ta-
les debates y estuvIeran marcados por ellos a la hora de contar el
proceso de Jesús ante el sanedrín
66b Los mIembros del sanedrín aSIenten a las palabras pronuncIadas
por el sumo sacerdote Para ellos, Jesús es reo de muerte "Evoxo<;
{}uvm;ov es una expreSIón del lenguaJe procesaP2 Mateo, sm em-
bargo, no habla aún de una condena formaP3 El sanedrín sólo pro-
nuncIará formalmente el decreto de muerte al fmal de la seSIón, en
la madrugada (27, 1)

Historia de la influencia

El sentIdo de este texto, que es central para Mateo, ha sIdo po-


lIvalente en la hIstona de la mfluencIa ConsIderemos pnmero el
proceso global y tratemos de analIzar después dos versículos con-
cretos En el plano de la hIstona pasada se observa una vanedad de
razones por las que Jesús fue condenado El proceso mIsmo es tam-
bIén objeto de amplIfIcaCIón (= seCCIón a) Pero el texto ha resulta-
do aSImIsmo transparente para las expenencIas del presente hIstón-
co (= seCCIón b)

a) Amplificacwnes de la escena del proceso


¿Cual es el motivo de que Jesus fuera condenado a muerte? El nume-
ro de falsos testigos y, en consecuenCia, de las acusacIOnes se multiplica
en los libros devotos de la Edad Media tardla el autor anommo de unas
meditaCIOnes de la paslOn presenta a testigos falsos declarando que Jesús
es «un hombre que vuelve el mundo del reves y un mentiroso y destruc-
tor de lo que es bueno un hombre mflel, un hombre que corrompe a
la gente y destruye las leyes del matnmomo»54 En los mlstenos de pa-
SlOn, los falsos testigos suplementanos alegan, por ejemplo, la cuestión
del tnbuto (Mt 22, 15-22), la mfracclOn del precepto sabátIc0 55 o los mI-
lagros y bruJenas de Jesus, realizados en perJUIcIO de los JudlOs (cf Mt
11,5s)56 Que Jesús salia secretamente, «sedUCIendo herederas») y «esta-
fandolas sus propiedades)), que era un «samantano», (<Impostor y falso
profetm)57

52 Bauer, Wb6 , s v 2b
53 KatExQLvav avtov (Me 14,62) falta en Mt La palabra xaWXQLVúl solo fI-
gura en 27, 3
54 Anommo**, 67
55 Frankfurter PasslOnssplel, v 2508-2525 = Janota 1**, 271
56 Donaueschmger PasslOnssptel, v 2341 hasta 2348 = Touber**, 165, H
Saehs**, v 730-737 = 353
57 H Saehs**,v 7518756-758=3548
Pero no fueron esos los verdaderos motivos de la condena de Jesús, SI-
no su pretensión de ser HIJo de DIOS 58 CamelIa a Lapide detecta unos mo-
tiVOS de política eclesial muy concretos detrás de la condena de Jesús por
las autondades Judías Jesús era un «hombre del pueblo» (plebelUs ho-
rno) que afIrmaba ser HIJo de DIOS, y por eso «predicaba Slll su permiso
(sine eorum hcentla) y menospreciaba sus tradlclOnes»59.
No sólo la escena de los falsos testigos silla también las delIberacIOnes
del sanedrín fueron objeto de amplIfICación desde la Edad Media De un
lado, se oyen ahora voces de miembros del Consejo favorables a Jesús, so-
bre todo las de NICodemo y José de Anmatea60 Es ImpresIOnante la de-
fensa de Jesús en el oratono de viernes santo de LOUlS Spohr, de los años
1834-1835 Nlcodemo y Jase de Anmatea se enfrentan aquí, como defen-
sores de Jesús, a Filón, el Judío «malo» Nlcodemo resume su actitud Acu-
sáis a Jesús úmcamente por su hablar oscuro y su «audacia en las obras de
candad. Perdonádselo, considerad el conjunto de su actividad. ¡Jesús vive
en DIOS y su vida fue dlvma!»61. En el lado opuesto, la persona del sumo
sacerdote queda malparada: CaIfás habla «rechmándole los dientes de fu-
ror». él, «el obispo de la gente», es <<una mala persona»62 Pero, sobre todo,
se da a entender de mil modos que es todo el pueblo de los Judíos el que
condena a Jesús en ese proceso. En HelIand, «todo el pueblo de los Judíos»
contesta la pregunta de Calfás formulada en v. 66 63 . En el mlsteno de Do-
naueschmg, «todos los JudlOs se ponen a gntar 'Hay que matarlo, hay que
matarlo'»64. El mlsteno de Francfort mtroduce el personaje «Smagoga»,
cuyas declaracIOnes son especialmente pérfidas durante toda la represen-
tación Los mlstenos de pasión mtroducen también en ocasIOnes a los «fa-
nseos» como asesores de CaIfás, que aseguran en Hans Sachs haber espia-
do ya secretamente a Jesús «durante tres años y medlo»65 El mlsteno de la
paslón de Admont (slg10 XVI) sltúa el proceso en la «Escuela de los JU-
díos», que al comienzo y al fmal del proceso canta el «hlmno Shorbls» y el
«Cadosh» en un hornble galImatías que suena a hebre066 .

58 Cf mfra, 262, seCClOn d


59 Lapide, 505
60 Especialmente divertido es el texto del misterIO de Zunch, de Jacob Rueff"'*,
49v-5Ir, donde tras un VIVO debate, en el que el sumo sacerdote choca con bastante
resistencia, se Impone fmalmente la loable propuesta de compromiso (<<muy Jura-
mentado-confederado») de Irse a dormir por lo pronto y dejar que al dla sigUiente
deCida el Landvogt (admmlstrador real)
61 L Spohr, Des Hellands letzte Stunden, fmal de la prImera parte
62 luvencus, 4,550, Hehand, 169
63 Hehand, 170
64 Donaueschmger PasslOnssplel, v 2387 = Touber**, 167
65 H Sachs**, v 693s = 350 Algo Similar en Donaueschmger PasslOnssplel,
v 2300ss=Touber**, 163s
66 Polhelm**, 29 48
b) Transparencia para experzenclas del presente

u) La Idea de conformltas con la vida de Jesús fue Importante en la


Edad Media Se reitera que Cnsto nos enseña la paciencia ante las calum-
mas y los escarmos 67 Con sIngular maestría, Matllde de Magdeburgo pro-
yecta toda la pasión de Jesús a expenenclas del alma humana
La arrastran al tnbunal de DIOS, temerosa y humillada,
por la mancha del pecado que tantas veces la alejó de su DIOs
Contesta a todo relIgIOsamente
y es Incapaz
de atacar a nadie con mfamla
Es abofeteada ante el tnbunal
cuando el diablo la atonnenta en el espíntu68

~) En la época de la Refonna predomInan los tonos polémicos, sobre


todo entre los protestantes En Hans Sachs, el representante de la auton-
dad relIgIOsa es el sumo sacerdote Jesús es para éste «el hombre malo»
que «causó un daño Irreparable con su enseñanza evangélIca»69 BullInger
pone en paralelo al sanedrín Judío con el papa, los cardenales, ObiSPOS, etc
de su tIempo7Ü Un canto narratIvo de la pasión, Los sufnmlentos de nues-
tro Señor Jesucnsto, de 1547, presenta a CaJfas, cahflcado de «ObiSPO»,
diciendo
(,Vas a amqmlar nuestra Iglesia?
¡Haces mofa de nuestro culto en el templo,
qUieres fundar nueva secta 171

y) Sólo en la época moderna hay ejemplos de actualIzaclOn de la es-


cena del proceso en una línea de cntIca a la Iglesia, sobre todo por auto-
res que se saben al margen de la Iglesia InstItucIón El proceso de Jesús
deja transparentar entonces la expenencla de que los testIgos de la ver-
dad son condenados precIsamente por la Iglesia El Gran InquISIdor de
Dostoyevskl se topa en la celda de la pnslón con Jesús mIsmo, que ha ve-
llido a lllcomodar a la Iglesia ofiCial Habla y habla, y Jesús lo trasciende
con su sIlencIo y su amor72 En La paSlOn gnega de Nlkos Kazantzakls,
el proceso de Jesús es representado en una aldea gnega de ASia Menor,

67 Por ejemplo Ludolfo de SaJoma 11**,60,3 = 37s


68 MatI1de de Magdeburgo, Das jJ¡essende Lleht der Gotthelt (MyGG 1, 11),
ed por M SchImdt, 1995,3 10 = 95
69 H Sachs** V; 670-672 = 349
70 Bullmger, 243B
71 Wackemagel, Klrehenhed, 210
72 Dostoyevskl, Los hermanos Karamazov, lIbro 5 cap 5
11
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IlustraclOn 25

Con el cura Gngons en el papel de Calfás Un ejemplo artistico Impre-


SIOnante de esa mterpretaclón del proceso ante el sanedrín es el cuadro
de Wl1ly Fnes (11 25) dentro de su ciclo de la paslón?3 el mterrogatono
de Jesús tiene lugar a la puerta de la Iglesia, en la plaza mayor de un pue-
blo de la SUiza onental El obispo y su séqUito se han colocado delante

73 Cf supra, 217, n 104 sobre Mt 26, 36-46 Foto W Fnes, PasslOn, Zunch
1976,43
de la puerta Estan frente a Jesus, que es conducldo a su presencla, ves-
tido de blanco, por dos soldados Hay transeuntes cunosos a su alrede.
dor, pero la mayona de las personas se muestran mdlferentes a lo que
ocurre Un Joven bien vestido enclende un clgarnllo El HIJO del hombre
sera condenado a muerte por la IgleSia, el mundo permanece mdlferente
y apenas se entera
Destacaré especialmente algunas exégeSIS de dos versículos
centrales, porque se aproximan de algún modo a la onentación del
texto mateano la mterpretaclón sotenológica de v 65 en la IgleSia
antigua (= sección c) y la profundización cnstológica de la parado~
]U del Juez terreno condenando al Juez ulllversal (= seCCión d)

c) V 65 El sumo sacerdote se rasga las vestiduras

Los exegetas de la IgleSia antigua suponen que Calfas llevaba durante


el proceso las vestiduras de sumo sacerdote El proceso de Jesús, que ya
Marcos descnbe como sesión oflclal del sanednn, pasa a ser aSI, con más
clandad aun, el proceso ofIclal que mstruye el sumo sacerdote contra Jesús
en el eJercIcIo de sus funClOnes De este modo, el sumo sacerdote se rasga
las vestiduras sacrales, transgrediendo la torá en opmlOn de muchos exe-
getas74 Es, a JUlCIO de ellos, una señal tan Importante como postenonnen-
te el rasgarse la cortma del templo Ha llegado el fmal del culto en el tem-
plo, y de la antigua ahanza en generaF5

d) La profundización del enunclGdo crlstológlco de v 64

Los exegetas entendleron el v 64 obViamente a la luz de la doctnna de


las dos naturalezas Sirva de ejemplo Cmlo de AleJandna Verels a aquel que
naclO en fIgura humana, pero «en su propia naturaleza y en reahdad de ver-
dad» (tfi qJlJOEL XaL aArj'l'}(j)s;) es «HIJO de DlOS, del Padre» Después de su
muerte ascendera mmediatamente a su glona antenor y «se sentara Junto a
DlOS (OlJVEOQOS; t0 il'E0)>>, «tamblen con su carne»76 Bullmger aflnna
19ualmente que el v 64 es un testImomo en favor de la doctnna de las dos

74 RemIten a Lv 21, lO, pero este pasaje solo prescnbe que el sumo sacerdo-
te no pueda rasgar su vestIdo legal en caso de luto dentro de la famIlIa
75 Ongenes 112 = GCS Ong XI, 233, Leon Magno**, 6 (= 57), 2 = 105s, Je-
rommo,261 HIlano 32, 3 = SC 258, 242 mterpreta la vestIdura del sumo sacerdo-
te como «velamentum legls» con el que se habla cubIerto hasta entonces
76 Cmlo de AleJandna, fr 300 = Reuss 260s Alberto Magno 11, 185 encuen-
tra, en cambIO, en v 63 la doctnna de las dos naturalezas «Cnsto» hace referenCia
a la humamdad de Jesus, «HIJO de DIOS», a su dlvlllldad
naturalezas, para sonrojo no solo de los JUdlOS, smo tamblen de Arno, cuyos
SOCIOS son los JUdlOS 77 A la luz de la doctnna de las dos naturalezas, la pa-
radoja mateana se refuerza aun mas DlOS mIsmo emplaza aqUl a los huma-
nos ante su tnbunal ASI mterpreta el hbreto de la paSlOn de B H Brockes,
en un ana, el acontecImIento
ConsIdera, chusma lrntada,
lo que tu furor y tu sed de venganza estan hacIendo
al Creador pretende destrUlr un gusano
A DlOS condena un hombre
Negals la vIda a la VIda
lA manos vuestras va a monr
el que es muerte de la muerte f78

La hondura mas abIsmal del pecado humano es lo que se mamf1esta


aqm Por eso muchos exegetas, en plena comcldencla con Mateo, ad-
VIerten en este punto la lroma de que no es Jesus el que esta sIendo JUz-
gado, smo su Juez Expresan abIertamente a menudo lo que el texto so-
lo dIce lmphcltamente para Ludolfo de SaJoma, en reahdad no es Jesus
el acusado, smo el sumo sacerdote que blasfema, porque esta acusando
al HIJO de DlOS 79 Calvmo hace notar que Jesus recuerda a sus enemIgos,
en v 64, «el ternble JUlClO que no pueden eludIr con su ceguera»80 De
ahl a afIrmar, con DlOmslO CartuJano, que el sumo sacerdote y los suyos
veran a Cnsto desde el mflerno cuando vuelva sobre las nubes del Cle-
10 81 , no hay gran dIstancIa Es eVIdente el pehgro de que tales declara-
ClOnes fomenten actItudes tnunfahstas en la IglesIa Aparecen, por eJem-
plo, en PascaslO Radberto, que llega a presentar a la IglesIa sentandose
con Cnsto a la derecha de DlOS 82 El reheve hermeneutIco de la mter-
pretaclOn cntIca, segun la cual la IglesIa ha segUldo los pasos de aque-
llos que Juzgaron a Jesus 83 , resalta mas a la luz de esta poslblhdad total-
mente dlstmta, muy problematIca, de mclUlr a la IglesIa en el sentIdo
actual del texto

77 Bulhnger, 245s
78 Brockes**, 102
79 Ludolfo de SaJoma**, 60, 7 = 40 «Tu Ipse blasphemas, qUl quod Del est,
Deo non attnbUlS, sed Fllmm Del puram creaturam credls, et Ideo blasphemla tua
tecum est m perdillOnem» La blasfemia del sumo sacerdote consiste, pues, en su
I here] la «arnana» I
80 Calvmo Il, 352
81 DlOmslO CartuJano, 298
82 PascaslO Radberto, 925 Veran a Cnsto «praesldentem a dextns VlrtUtlS
Del, Id est Eccleslae suae, quae VlrtutlS Del m dextns Del est collocata»
83 Cf supra 260 (secclOll b y)
Resumen

El texto mateano culmina en una profunda ironía: «Le reverse-


ment de la situation est patent»84. «Mateo se acerca aquí a la cristo-
logía joánica de la exaltación»85. ¡Lo que los dirigentes judíos to-
maron por blasfemia, es verdad!86 La disyuntiva, contemplada a
menudo en los comentarios, de si el texto debe interpretarse prima-
riamente en sentido cristológico, como testimonio en favor del Hijo
de Dios y del hombre, o primariamente en línea soteriológica, en
sentido antijudío, como petición de cuentas aljudaísm0 87 , se desva-
nece, a mi entender: no hay aquí disyuntiva. Justo porque el texto es
un testimonio en favor del Hijo de Dios exaltado y juez del mundo,
deriva en el ajuste de cuentas con el judaísmo. Es una prueba de que
la cristología puede llegar a ser realmente la causa fundamental de
una orientación antijudía de la fe cristiana. La historia de la exége-
sis y de la influencia del v. 6488 demuestra además, a mi juicio, que
es extremadamente dificil distinguir claramente entre aquellas ac-
tualizaciones del texto que responden a su orientación y aquellas
otras que se desvían. El tránsito de unas interpretaciones que ape-
nas alteran el sentido del texto mateano a otras que, al menos indi-
rectamente, pueden servir como legitimación de una condena glo-
bal de los judíos y del judaísmo por parte de la Iglesia, es a mi
juicio fluido. Infiero de ahí que, ya en la cristología formulada en el
v. 63s sobre el Hijo de Dios exaltado y el Hijo del hombre-Juez uni-
versal, laten potencias de sentido que resultan problemáticas. Creo
que toda teología de la exaltación y la divinidad de Cristo que no
esté determinada en el contenido por el principio y fundamento del
amor ilimitado y de la gracia89 , puede resultar peligrosa. En par-
ticular, toda cristología del Juez universal que no pueda hacer com-
prensible el «no» del Juez universal como un aspecto del amor es
peligrosa, especialmente si no coloca también a la Iglesia ante el
tribunal del Juez universal. Mateo hace precisamente esto, y de mo-

84. Légasse**, 202s.


85. Wiefel,462.
86. Patte, 374.
87. Cf. p. ej. Senior (?asslOn)**, 179-183 (interpretacióncristológica). La con·
traposición se encuentra, por ejemplo, en Trilling, Israel, 85-87.
88. Cf. supra, especialmente la sección d.
89. Recuerdo el núcleo de la predicación de Jesús, tal como lo ve Mt: ¡el amor
a los enemigos!
do ejemplar90 Espero dejar claro así que he aprendIdo del propIO
Mateo las líneas básIcas de mI cntIca a Mateo
ConvIene exammar otra perspectIva mas Los exegetas eclesIa-
les, hasta el sIglo XIX, estaban convencIdos de que nuestro texto,
como testImOnIO de Cnsto, era a la vez un relato de hechos hlstón-
cos Hoy pensamos dIferente A mI entender, este relato del proceso
tIene una base en la hlstona parece que hubo hlstóncamente un
pre-mterrogatono judío no ofIcIal, sobre cuyo contenIdo sólo pode-
mos formular conjeturas91 , pero las expenenCIaS de cnstIanas y
cnstIanos postenores, en sus dIsputas con un judaIsmo mayontano
cada vez más hostIl a Jesus, desempeñaron un papel esencIal a la
hora de contar la hlstona del proceso de Jesus ante el sanedrín Es-
te relato del proceso es, al menos en parte, una retro-proyeccIón m-
serta en la hlstona de Jesús otras hlstonas postenores ,Jesús fue
ajustIcIado por blasfemo, al presentarse como el Cnsto' ¡Todo elju-
dalsmo 10 repudIó en la fIgura de sus representantes oflcIales/ Sa-
bemos hoy que esto no encaja hlstóncamente El judaIsmo en su
conjunto nunca condenó ofIcIalmente a Jesús Una gran parte del
enfasls cnstológlco que pone nuestro texto, en polémIca con «el»
Judaísmo, descansa en flccIOnes narrativas, no en hechos Esto, a mI
JUICIO, habría que deCIrlo con clandad y tambIén tratar de entender-
lo hlstóncamente
Ahora bIen, lo que dIgO aquí, e mtento fundamentar a modo
de sugerencIa en el SIgUIente excursus, no es desde luego un con-
senso general de la mvestIgaclón hlstónco-cntIca, smo una OPI-
nIón mayontana en el mejor de los casos Hay lIbros muy doctos
del pasado 92 , y tambIén muchos reclentes 93 , que mtentan salvar
hlstóncamente caSI todo o absolutamente todo lo que narran los
relatos smóptIcos del proceso Como en todos los trabajOS hIStÓ-
ncos, hay que tratar de someter sus teSIS a examen con la mayor
ImparcIalIdad posIble QUIero hacer constar, a la vez, que tales
mtentos no favorecen los mtereses de la fe cnstIana tal como yo
la entIendo

90 Cf vol III, espec 705-716


91 Cf mfra, excursus, «El proceso de lesas ante el Sanednn», 266
92 Sigue siendo Importante, sobre todo, Bhnzler**
93 Cf especialmente los mencIOnados en el excursus «El proceso de lesus»,
n 18 (p 271)
Excursus: El proceso de Jesús ante el sanedrín

Bibliografía: Bammel, E., Die Blutgerichtsbarkeit in der romischen Pro-


vinz Judiia vor dem erstenjüdischenAujstand, en Id., Judaica (WUNT 37),
1986, 59-72; Id., The Trial before Pilate, en E. Bammel-C. F. D. Moule
(eds.), Jesus and the Politics ofHis Day, Cambridge 1984,415-451; Betz,
O., Probleme des Prozesses Jesu: ANRW 25/1 (1982) 565-647; Brandon,
S. G. F., The Trial ofJesus ofNazareth, London 1968; Catchpole, D., The
Problem ofthe Historicity ofthe Sanhedrin Trial, en E. Bammel (ed.), The
Trial ofJesus (SBT 2, 13), 1970,47-65; Id., The Trial ofJesus (StPB 22),
1971; Egger, P., «Crucifixus sub Pontio Pilato» (NTA 32), 1997; Gnilka, 1.,
Der Prozess Jesu nach den Berichten des Markus und Matthiius mit einer
Rekonstruktion des historischen Verlaujs, en K. Kertelge (ed.), Der Prozefi
gegen Jesus. Historische Rückfrage und theologische Deutung (QD 112),
21989,11-40; Jeremias, J., Zur Geschichtlichkeit des Verhors Jesu vor dem
Hohen Rat, en Id., Abba, Gottingen 1966, 139-144; Kilpatrick, G. D., The
Trial ofJesus, Oxford 1952; Lietzmann, H., Der Prozess Jesu, en Id., Klei-
ne Schriflen 11, Berlin 1958, 251-268; Lohse, E., Der Prozess Jesu Christi,
en Id., Die Einheit des Neuen Testaments, Gottingen 1973,88-103; Müller,
K., Moglichkeit und Vollzug jüdischer Kapitalgerichtsbarkeit im Prozefi
gegen Jesus von Nazaret, en K. Kertelge (ed.), Der Prozefi, 41-83; Pesch,
R., Mk 11, 404-424; Strobel, A., Die Stunde der Wahrheit (WUNT 21),
1980; Vogler, w., Jüdische Jesusinterpretationen in christlicher Sicht, Wei-
mar 1988,112-137.
Más bibliografia** sobre la historia de la pasión y la pascua en Mt 26-28,
supra, p. 43-46.
Más bibliografia*** supra, p. 244s, sobre Mt 26,59-66.

La tarea de un comentario de Mateo no es, en rigor, esclarecer


problemas históricos. Sin embargo, la cuestión de los hechos histó-
ricos que puede haber detrás del relato evangélico sobre el proceso
de Jesús ante el Consejo supremo tiene mucha trascendencia. Las
convicciones cristianas sobre la culpa o, al menos, complicidad de
los judíos en la muerte de Jesús se han basado parcialmente, duran-
te siglos, en este relato. Las escasas fuentes extracristianas se con-
tradicen en este punto: la fuente no cristiana más antigua sobre el
ajusticiamiento de Jesús, que son los Anales de Tácito, refieren en
15,44 que Jesús fue ajusticiado por orden de Pilato. Según el Tal-
mud, en cambio, Jesús fue lapidado por los judíos y a continuación
ahorcado (Sanh 43a).
Los mtentos de descargo por parte Judía comenzaron precisa-
mente con el proceso ante el sanedrín l El más importante y efecti-
vo es probablemente el de Chalm Cohn Su tesiS es que el sanedrín,
en la seSión nocturna, trató de salvar a Jesús antes del JUiClO del go-
bernador roman0 2 También fue mfluyente y efectivo el hbro de Paul
Wmter Hubo, a tenor del mismo, una breve mvestigación en la casa
del sumo sacerdote, pero el sUjeto determmante en el apresamiento
y condena de Jesús fue, desde el pnnciplO hasta el fmal, el goberna-
dor roman0 3 Wmter se muestra muy escéptico sobre la fiabihdad
histónca de todo el relato evangéhco del proceso, y comcide en es-
to con muchos mvestigadores cnstianos, Cohn admite, en camblO,
que hay en los evangehos un gran número de mformaclOnes fiables,
pero él las mterpreta a su manera SurgiÓ así una «manzana de la dis-
cordia» en tomo a la mocenCia Judía en la muerte de Jesús, de un la-
do, y la fiabilldad de los evangehos como fuentes históncas, de otro
Por eso me permito un breve excursus sobre esta cuestión

1 El estado de la InvestzgaClón

También hoy son muy encontrados los JUiClOS de la mvestiga-


Ción sobre el relato smóptico del proceso Hay dos posiclOnes ex-
tremas y una ampha gama de propuestas mtermedias unos sostie-
nen que el relato es totalmente ahistónco y mera fIccIón cnstiana (=
seCCIón a) Otros tratan de entenderlo como hIstónco en su mayor
parte (= seCCIón b) Muchos lo conSideran fICtiClO en muchos pun-
tos, pero a pesar de ello pretenden salvar un núcleo hIstónco (= sec-
Ción c) Dónde se halla ese núcleo, es también cuestión debatida

a) Para Hans Lletzmann, padre mtelectual de la pnmera teSIS, el mte-


rrogatono nocturno es un «cuerpo extraño» añadIdo por Marcos a la hIStO-
na de la pasIOn, hIstona cuya fuente pnnClpal son, a su JUICIO, algunas no-
tICIas que proceden de Pedro 4 Sm embargo, desde Martm DIbehus no se
conSIdera ya al evangelIsta Marcos como ongen de este relato, smo a la tra-
dIcIon de la comumdad premarqUIana, o a un escntor desconocIdo al que se
atrIbuye la hIstona premarqUIana de la pasIOn, perdura el esceptIcIsmo hIS-

1 Cf la mformaclOn en Vog1er*, 115-130


2 Cohn**, 154-183
3 Wmter**, espec 20-3044-50
4 Lletzmann*,254
tónc0 5 SIgUIendo a RudolfBultmann, se defIende a menudo la oplmón de
que todo el relato premarqUIano del proceso es un desarrollo del breve
apunte Mc 15, 16 • La comparacIón con el relato preJoámco de la pasIón vIe-
ne a aumentar las dIfIcultades, ya que la decIsIón ofIcIal de dar muerte a Je-
sús se tomó, según Jn, mucho antes de la entrada en Jerusalen (11, 47-53)7.
No tIene por qué haber ya en Jn un verdadero proceso JudIcIal
b) La tesIs opuesta, según la cual el relato marqUIano/mateano del
proceso es hlstónco en buena medida, se sigue defendiendo todavía hoy.
Según JosefBlmzler, el proceso de Jesús tuvo lugar con arreglo al derecho
saduceo, no al derecho postenor de la Mlsná Así se exphca, a su JUICIO, la
mcompatlbllIdad del proceso de Jesús con el orden procesal de la Mlsnás.
Rufolf Pesch recurre a otros supuestos. la hlstona premarqUIana de la pa-
Sión, que es Idéntica en gran parte al EvMc actual y comienza con Mc 8,
viene del relato, muy antIguo, de un testIgo ocular de Jerusalén. R Pesch
elude las eVidentes contradiccIOnes entre el proceder del sanedrín y el de-
recho Judío, alegando que la autondad Judía no tuvo otra alternatIva en
aquella situación «hlstónco-polítIca»9 Otto Betz estIma que Mc 14,55-65
es un relato hlstóncamente fiable, de colondo muy bíbhco, salvo el dicho
sobre el HIJo del hombre (Mc 14, 62b) SostIene que el sumo sacerdote lle-
vó a cabo el mterrogatono correctamente Añade que su pregunta sobre la
filiación dlvma de Jesús estuvo detennmada por la mterpretaclón meslám-
ca que se hacía entonces de 2 Sm 7, 13-15 10 , Yque el sumo sacerdote qUI-
so dar una oportumdad a Jesús de quedar hbre"
c) Son muy numerosos los mvestIgadores que consideran el relato
marqUIano/mateano del proceso como un texto conformado en sentido cns-
tlano, pero que ofrece puntos de apoyo para conocer de qué se trató en el m-
terrogatono de Jesús ante el sanedrín. La mayoría supone, en la estela de Jn
18, 19-23, que hubo durante la noche un pre-mterrogatono a cargo del su-
mo sacerdote y algunos notables, mas no una sesión fonnal del sanedrín l2 •

5 Dlbelms** Se muestran muy esceptlcos p eJ Cohn**, 187s (el relato del


proceso fue remterpretado en sentIdo antIJudío), Brandon*, 85-92 (Mc 14,55-64 es
una apologla de los cnstIanos Jerosolimitanos), Rembold**, 248s (sólo a condiCión
de otorgar una base hlstonca a la negaclOn de Pedro cabe admitIr que Jesus compa-
reciese alguna vez ante el sumo sacerdote)
6 Bultmann, Historia de la tradlclOn smoptlca, 329, cf también p eJ Wm-
ter**, 25, Légasse 1**,79 La tesIS es en todo caso problematIca, porque Mc 15, 1
aparece conformado en gran parte como redacclOnal
7 Cf sobre todo Brown 1 **, 556-560
8 B1mz1er**, espec 216-229
9 Pesch, Mk 11, 416
10 Cf 4Q 174 = 4Q Flor III, lis
11 Betz*, 625-640, espec 634
12 Legasse 1**, 83-85 contempla dos reUnIones, entonces, el pre-mterrogato-
no nocturno no ofICial en casa de Anás, Jn 18, 19-23, se corresponde con el proce-
so nocturno ante el sanedrín en los smoptIcos, y el envIO a Calfás, Jn 18,24, con la
La pregunta es, entonces, si ese pre-interrogatorio fue una inicIa-
tiva más o menos privada de algunos aristócratas, o hay que admitir
el carácter oficial del mismo. Consideraciones generales sobre la po-
testad policial y el mantenimiento de la paz y el orden inclinan a
pensar esto último. En el Imperio romano no sólo existía la jurisdic-
ción infenor, sino que muchas tareas que hoy llamaríamos «policia-
les» se adjudicaban a las mstancias locales, sobre todo en las cmda-
des l3 • No había polIcía romana en las provincias, y las ciudades eran
responsables del orden y la seguridad en sus territorios. Sólo en ca-
sos extremos entraban en acción tropas romanas l4 • En Judea las «au-
toridades» Judías, como representantes del judaísmo, no sólo estaban
mteresadas por el mantenimiento de la tranquilidad y el orden, sino
que probablemente tenían la obligación de procurarlo l5 • Podemos su-
poner, a mi juicio, que los responsables judíos dIfícilmente pudieron

sesión matmal del sanedrín en Mc 15, I s par Nada dice Jn 18, 24, sm embargo, so-
bre tal sesión Para la mterpretaclón de Mt 27, 1, cf mfra,306
13 Cf sobre lo fundamental Th Mommsen, Ronusches Strafrecht, relmpr Aa-
len 1990 (= 21899),115 119s 240s 309 (cuando está amenazada la segundad, «com-
pete a las autondades mUniCipales detener y tomar declaración a los mdlvlduos sos-
pechosos, hacer mvestlgaclOnes con este fm e mterrogar proVISIonalmente a los
detenidos») Mornmsen remite a los procedimientos en la detenCión de los mártIres
cnstIanos, p eJ Mart Pol 6s o EusebIO, Eccl 5, 1,8 W Nlppel, Pub{¡c Order m
AnClent Rome, Cambndge 1995, 103 «Preservmg public order m the cltIes was ge-
nerally left to the local authontIes» Bammel (Tnal)*, espec 434-437 supone, en la
estela de Mommsen, que la autondad Judía tramitó algo mas que un mterrogatono
ordmano
14 Se olVida con facilidad que la mstltuclón de la «policIa» con sus funCIOnes
globales de orden sólo fue apareciendo desde el Siglo XVIII En sociedades premo-
dernas, una gran parte de los conflictos que hoy se aSignan a la policía era solven-
tada entre los propIOS afectados, y en caso extremo, Judicialmente Para diversos
servicIOs de orden eran competentes en las cIUdades antIguas, entre otros, los «el-
renarcas», «estrategas» y «agoranomas» Para Jerusalén solo consta la eXistencia de
una policía del templo (cf Schurer-Vermes JI, 284-287), no sabemos SI ejercían
además tareas de orden fuera del templo Sobre el tema general cf Nlppel, Pub{¡c
Order m Anclent Rome, 100-112
15 Egger*, lOO cita Josefo, Ant 20,251 (se encomendo a los sumos sacerdo-
tes, después de Arquelao, la JtQoo'tumu de la JtOA.L'tELU) Ejercían algo similar a las
funCIOnes poliCiales de menor nivel en el terntono de la procuraduría de Judea, se-
gún documentos como Josefo, BeU 2, 30ls (los aQXLEQEL<; XUL 1íUVa'tOL deben en-
tregar al gobernador a las personas que profieran gntos hostIles a Roma), BeU 2,
30ls (Jesús benAnanías), cf BeU 2,418,7,412-416 Documentan esto fuera del
temtono de Judea, entre otros, Josefo, Ant 19,308 (para las autondades urbanas de
Dora, en FeniCIa), BeU 2,229 (para las autondades rurales de Betorón), BeU 2,269
(para las autondades de Cesarea), cf sobre el tema en general Egger*, 100-145 No
son pruebas directas Hch 4, 1-22,5, 12-42, donde se trata del ámbito espeCIal del
templo y de los numerosos conflictos en los que los anstócratas Judíos mtentan me-
diar entre el pueblo y los romanos
eVItar una lOvestIgacIón, dado el clIma conflIctIvo de la fIesta de pas-
cua, sobre todo tras ellOcldente con los camblstas y mercaderes del
templo. El resultado a que llegaron dependIó de su cnteno
¿De qué se trató en este lOterrogatono? Slendo Mc 14,55-64 un
texto muy compleJo, hay dIversas POsIbllIdades. Yo dIStlOgO tres tI-
pos pnncIpales:

1 El punto central era la OposIcIOn de Jesus al templo, mclUldo el 10-


glOn sobre ép6 La expulsIón de los mercaderes y cambIstas fue tambIén un
epIsodIO deCISIvo, y qUlza el verdadero desencadenante de la eJeCUCIón de
Jesús Así lo mdlcan, sobre todo, razones hlstónco-polítIcas el templo fue
muy a menudo un lugar de gran ImportancIa afectIva, sImbólIca y económI-
ca en las relaCIOnes entre los Judíos y el poder romano de ocupaCIón Jesús,
al expulsar a los cambIstas y vendedores del antepatlo del templo, había pro-
vocado ya a las autondades relIgIOsas Su dIcho sobre el templo, Mc 14, 58,
es hlstónco con toda probabIlIdad En favor de esta tesIS habla tambIen la
analogía con Jesús ben Ananías este profeta Judío fue arrestado, Interroga-
do, maltratado y entregado al gobernador por los aQxoVTEI:; de Jerusalén po-
co después del año 60 de, en represalIa por su profecía catastrofista con-
tra el templo (Josefa, BeU 6, 300-306) El arresto y el proceso contra Jesús
son, segun esta teSIS, una nueva verSIón del VIeJO conflIcto entre profeta y
sacerdotes (cf Jr 26) Los defensores de esta teSIS añaden que en la tradICIón
de la comunIdad este punto de acusaCIón fue pasando luego a un segundo
plano, para dejar paso a las dIsputas cnstológIcas en torno a la cuestIón del
HIJO de DIOS, hasta desaparecer al fIn totalmente en Jn y en Lc
2 La segunda pOSIbIlIdad baslca es que este Interrogatono versara so-
bre la persona de Jesús y abordase, por tanto, la cuestIón del Mesías y del
HIJO de DIOS, y consecuentemente la predIcacIón de Jesús y su actIvIdad en
general Esta pOSIbIlIdad ofrece la ventaja de explIcar mejor el texto acrual
Mc 14,55-64 par, que Incluye el epIsodIO de los testIgos falsos como me-
ra preparacIón y presenta como verdadero núcleo en Mc 14, 61 b-63a la
pregunta del sumo sacerdote por la fIlIacIón dlvma de Jesús Otra ventaja
es que el texto Mc 15,2-5 Ysus paralelos ImplIcan preCIsamente, al pare-
cer, este punto de acusaCIón QUizá el sumo sacerdote preguntó a Jesus por
su mesIanIdad y fIlIacIón dlvma entendIdas polítIcamente, al contestar Je-
sús esta pregunta en sentIdo afmnatIvo, tuvo que entregarlo a los romanos
como agItador polítIco'? Esto armOnIza con la pregunta de PIlato en Mc
15,2, pero no con la condena de Jesús por blasfemIa en Mc 14, 63s

16 DefIenden esa tesIS p eJ Muller*, 75-83, Sanders, Jesus and Judmsm, 299-
306, Thelssen-Merz** (El Jesus hlstonco), 512s
17 El defensor mas Importante de esta tesIs es S G F Brandon, Jesus and the
Zelots, NewYork 1967,253-257, Id, Tnal*, 140-150 Una buena panoramlca sobre
3 Hoy esta dIfundIda tambIen la tesIS de que Jesus fue condenado co-
mo falso profeta, seductor publIco (n'-~) e mductor a la Idolatna (n'o',)) 18
La base JundIca de esta propuesta son algunos textos bIblIcos como Dt 13,
1-17, 17, 12s, y textos JundIcos JUdIOS como Sanh 7, 4 6 10 o pSanh 25d,
5ss Las normas procesales rabmIcas en la condena y lapIdacIOn de seduc-
tores resultan mucho menos bemgnas que las que regulaban los casos de
blasfemIa, y son perfectamente compatIbles con Mc 14,55-64 19 Esta teSIS
tIene a su favor que algunos textos JUdIOS y cnstIanos tardIOs ven la con-
dena de Jesus exactamente aSI 20 La tesIs no se corresponde, en cambIO,
con lo que recogen los evangelIos como acusaCIOn contra Jesus m el dICho
sobre el templo, m la pregunta del sumo sacerdote por la mesIamdad de Je-
sus, m la respuesta de Jesus a esta pregunta, tIenen nada que ver con la m-
duccIOn a la Idolatna21 En itl contemdo, la acusaCIOn de mducIr a la Idola-
tna tampoco es aplIcable a la predlcacIOn de Jesus, pero SI a un tIempo
postenor, cuando el culto dIVmo a Jesus llego a ser el motivo pnnclpal de
que los JUdIOS rechazaran el cnstIamsm0 22

Resumen la cuestIón de la hIstoncIdad del proceso ante el sane-


dnn sIgue SIendo, pues, controvertIda Rema la oscundad, especIal-
mente en tomo al fundamento de la acusaClOn contra Jesús Una con-
dIclOn Importante sobre el contexto, que es preCISO tener en cuenta,
es el deber de las CIUdades y de otros responsables locales en las pro-
vmCIaS romanas de velar por la tranqUIhdad y el orden dentro de sus
terntonos

Solo en un punto, aunque Importante, ha alcanzado la mvestlgacIOn, a


mI entender, un resultado tan claro que cabe hablar de amplIo consenso en
la cuestIOn de la competencia del sanednn JUdIO para sustanciar procesos
de pena capItal durante el penodo que media entre la transformacIOn de Ju-
dea en provmcla romana el año 6 a e y el comienzo de la Guerra JudIa el

la hlstona de este tipo de mterpretaclOn ofrece E Bammel, The revolutlOnary Theo-


ryIrom Rezmarus to Brandon, en Id -C F D Moule (eds ), Jesus and the Polztlcs 01
Hzs Day, Cambndge 1984, 11-68
18 Strobel*, 61-86, Bock***, 235, P Stuhlmacher, Bzblzsche Theologze des
Neuen Testaments 1, Gottmgen 1992, 147s, algo Similar tamblen Betz*, 570-584
644-646
19 Cf TSanh 10,11,11,7
20 Justmo, Dzal108, 2, cf 69, 7 (JtAavo~) Test Lv 16, 3 (XaLVOJtOLWV vo¡'wv,
JtAavo~), Carta de Pllato a ClaudlO (Tlbeno) = Acta Petn et Pauh 41 = AAAp 1,
197, cf Schneemelcher P, 419 (flaYo~, transgreslOn de la Ley), Sanh 43a 107b, So-
ta 47a (Jesus fue ajustIciado por bruJena, mducclOn y seducclOn)
21 El documento mas antiguo para Jesus como JtAavo~ es Mt 27, 62s, un pa-
saJe del fondo especial que nada tiene que ver con el proceso
22 Algo Similar Thelssen-Merz**, 511
año 66 d e 23 De haber temdo ese derecho, ello slgmfIcana un eVidente
descargo para el sanednn, pues un proceso sustanciado por una autondad
Judla dlficl1mente hubiera podido desembocar en la condena al castigo de
la croclfIxlOn, considerado como pena romana24 Pero hay que admitir, en
comcldencla con fuentes romanas 25 , Judlas 26 y cnstlanas 27 , que el sanedrm
no posela este derecho, aparte algunas excepclOnes bien deümdas 28 SI una
autorIdad Judla hubiese quendo o temdo que ehmmar a un agitador como
Jesus, la Uillca vla era a traves del gobernador romano Esto es precisa-
mente lo que narran todos los evangehos, para todos ellos, el proceso ante
PIlato es el deCISIVo

2 Las diferentes tradICIOnes del proceso ante el sanedrín

Los tres relatos tradICIonales de la pasIón con los que yo cuent0 29


narran el proceso (<Judío» de Jesus de modo muy dIferente Es una
de las pIezas nucleares de la hIstona de la paSIon peor transmItIdas

2 1 La histOria de la paslOn preJoanIca no contiene mngun mterroga-


tono ante el sanednn, smo un pre-mterrogatono no ofIclal ante el (ante-
nor) sumo sacerdote, Anas (Jn 18, 13 19-24), que versa sobre la enseñan-
za de Jesus y sobre sus dlscIpulos Probablemente fue el evangehsta el que

23 La opmlOn mayontana, que resuelve la cuestlOn en sentido negativo, es de-


fendida, entre otros, por Jeremtas*, Bhnzler**, 299-344, Bammel ÚunsdlcclOn de
sangre)*, Strobel*, 18-45, Muller*, 52-74, Brown I**, 363-373, se oponen p ej J
Juster, LesJuzjs dans I emp¡re Rommn Il, NewYork 1914, 133-136, Lletzmann*,
257-260, Wmter**, 67-74 75 90
24 CruCIfiXIOnes ordenadas por soberanos judlOS solo hubo, esporadlcamente,
en la epoca macabea Me parece dudoso que el muy discutido pasaje II Q 19 (=
II Q Templo) 64, 6-14, amplIaclon de Dt 21, 22s, certlflque crucifixiones judIas y
no mas bien la muerte por ahorcamiento Se trata en el, ademas, de traIClOn a la pa-
tna, acusaclOn que nunca se lanzo contra Jesus
25 Son Importantes las mscnpclOnes de Clrene, aunque no resulten claras en
todos los aspectos, cf Bammel (Blutgerlchtsbarkelt)*, 60s y Brown 1**, 365
26 Josefo, Bell 2, 117 (despues de la muerte de Arquelao, el gobernador Co-
pomo obtiene del emperador Augusto [lEXQL TOU XTELVELV E~oumav sobre su te-
rntono), Meg Taan, 6 = Fttzmyer-Harnngton, Manual, 186s (cmco dias despues de
la sahda de los romanos de Jerusalen fue Impuesta la pnmera pena de muerte a un
apostata), pSanh 1, I = 18a 42ss, 7, 2 = 24b, 48ss (cuarenta años antes de la des-
trucclOn del templo se pnvo a los Israelitas de JUflsdlcclOn para la pena capital, cf
BIll 1, 1027)
27 Jn 18,31
28 La excepclOn mas Importante y casI umca es la entrada de no judlOS en el
mtenor del templo, cf Josefo, Bell 6, 126 Y la mscnpclOn en Delssmann, Llcht, 63
29 Cf supra, 56
mcluyo al sumo sacerdote Caifas en el relato (Jn 18, 1428) Caifas pone a
Jesus directamente en manos de Pilato Aparte este pre-mterrogatono, pa-
rece que el evangelista no conoce la histona preJoamca de la paslOn, pero
Si una seSlOn del sanednn antenor a la unClOn en Betama y a la entrada en
Jerusalen, con una sentencia de muerte no ofiCial (11, 47-53)
2 2 La histOria lucana de la paSlOn es tambien objeto de controversia
en lo concerniente al relato del proces0 30 Lc 22, 54-71 difiere de la histo-
na marqUlana/mateana en la secuenCia de los acontecimientos (negaclOn
de Pedro v 56-62 - pnmer escarnlO de Jesus v 63-65 - mterrogatono por
el sumo sacerdote y letrados v 66-71) El mterrogatono no se produce de
noche, smo por la mañana La narraClOn del mterrogatono propiamente di-
cho no habla m de falsos testigos m del loglOn sobre la destrucclOn del
templ03!, falta la condena de Jesus El mterrogatono no lo realiza el sumo
sacerdote personalmente En la respuesta de Jesus, Lc 22, 67bs tienen un
fondo espeCial La pregunta sobre la identidad de Jesus con el Cnsto (v 67)
y la pregunta fmal acerca de su filiaclOn divma (v 70) aparecen separadas
por el dicho sobre el HiJO del hombre, abreViado al desaparecer la referen-
Cia a Dn 7, 13 (v 69) La respuesta de Jesus a la segunda pregunta combi-
na el 'Úf.tE¡;~ AEYE'tE, que recuerda a Mateo, con el eyw ELf.tL marqUlano (v
70) Falta la acusaClOn de blasfemia CaSi nmguna de estas peculiandades
se puede explicar, a mi entender, como redacclOn lucana Pero entonces la
negaclOn lucana de Pedro, que presenta peculiandades igualmente llamati-
vas, y la diferente secuenCia de las tres escenas tampoco son atnbUlbles a
la fuente espeCial que determmo en gran medida, aunque no exclUSiva-
mente, el relato lucano del mterrogatono
2 3 Lo mas importante es, sm duda, el relato premarqUlano de la pa-
SlOn Se puede reconstruir bastante bien en su figura prerredacclOnal, porque
la redacclOn marqUlana es diferenciable en lmeas generales de la tradiclOn
premarqUlana32 Pero las dificultades empiezan a la hora de descomponer el
relato premarqUlano, a la luz de la histona de la tradicion, hasta dar con su
forma mas antigua Solo hay una amplia comcidenCla en afirmar que el re-

30 Rembold**, 49-71, P eJ, mterpreta el texto como redacclOn de la histona


marqmana de la paslOn con algunas tradlclOnes especiales, la mayona de los anglo-
saJones, en cambia, lo conSidera basado parcial o totalmente en un relato mdepen-
diente, aSI Taylor**, 80-84, Catchpole (Trla/)*, 153-220, espec 220, E SchwelZer,
Das Evangehum nach Lukas (NTD 3), 1982,230, Fltzmyer, Lk I1, 1457s (para Lc
22, 61-71) Catchpole (Problem)* señala que el relato lucano sobre el proceso di-
fIere mucho menos del derecho de la Mlsna que el relato marqmano
31 Ambas cosas aparecen en el proceso contra Esteban, Hch 6, 13s No hay,
a mi Jmcio, una exphcaclOn plausible de que Le solo refiera esto en el eplsodlO de
Esteban
32 La tesIs de Pesch*, que supone la practica Identidad de la hlstona premar-
qmana de la paslOn con la forma marqmana actual, no se ha impuesto
lato premarqUlano de la pasIón presenta huellas de haber SIdo elaborado.
Es mdudable que la comunIdad cnstIana se mteresó mucho por él. En la
narraCIón del proceso, la escena de los falsos testIgos parece sobrecargada.
dos veces se menCIOna la apanclón de testIgos falsos (v. 56a.57s); dos ve-
ces se dIce que sus testImonIos no concuerdan (v. 56b.59) El mterrogato-
no al que somete luego el sumo sacerdote a Jesús (v 61s) sorprende por la
acumulacIón de títulos cnstológlcOS. El v. 62, con su recurso a Dn 7, 13 Y
Sal 110, 1, es consIderado por la mayoría de los mvestIgadores, con buenas
razones a mI JUICIO, como relatIvamente tardío en la hlstona de la tradICIón.
La mvestIgaclón acaba en tablas cuando mdaga SI la escena de los falsos
testlgos 33 , el testImOnIO cnstológlco de Jesús 34, partes de fragmentos de las
dos seccIOnes 35 o mcluso el relato entero 36 constItuyen el núcleo más antI-
guo. La mayoría de los mvestlgadores admIte -SIempre en forma muy va-
nada- un modelo de desarrollo de Mc 14,55-65 en tres etapas. Parece así
que ante este texto smgular, del que apenas hay analogías formales dIrec-
tas, el método basado en la hlstona de la tradICIón se encuentra desborda-
do. Aquí, como en muchos otros textos Igualmente singulares de la hIStO-
na de la paSIón, ese método tIene que recoger velas

Resumen: también en el relato del proceso nos encontramos con


tres variantes de la tradición, independientes entre sí. Sólo coinci-
den en que Jesús, antes de ser remitido a Pilato y en conexión tem-
poral y geográfica con la negacIón de Pedro, es mterrogado por el
sumo sacerdote o por sacerdotes de alto rango prÓXImos a él. No
coinciden en la respuesta a estos puntos: si eso ocurrió en el marco
de una sesión oficial del sanedrín, si Jesús fue condenado formal-
mente en dicha sesión, si la seSIón tuvo lugar durante la noche.
Tampoco coinciden los textos en la cuestión de contenido: sobre
qué fue interrogado Jesús. Los mtentos de reconstruir la secuencm
histórica del proceso judío de Jesús, medmnte un análisis del relato
premarquiano de la pasión a la luz de la hIstoria de la tradiCIón, no
han llevado a ningún resultado que genere consenso.

33 P eJ OIbehus**, 254, E Schwelzer, Das Evangelzum nach Markus (NTO


1),1967, 187s (núcleo más antIguo Mc 14,58+resoluclOndedarmuerteaJesús)
34 P eJ Bultmann, HIstOria, 329s (los v 57-59 son secundarIos respecto a los
v 56 60ss), Schnelder***, 31s, Gmlka, Mk Il, 276s (Mc 14, 57-59+62b son am-
phaclOnes premarqUlanas), MyllykoskI 1**,53-66, Il**, 139 (el núcleo más antIguo
es Mc 14, 61b 62a), Rembold**, 241
35 P eJ Lmnemann**, 127-135, Schenke**, 23-46, Schenk**, 229-243, Oor-
meyer**, 157-174299, cada cual de modo dIferente
36 Pesch, Mk Il, 427-439
3 Dos problemas adlclOnales

3 1 El problema de los testlgos oculares No hay testIgos ocu-


lares del proceso dentro del círculo de Jesus Son los evangehstas
tardíos los que dejan patente la necesIdad de buscar tales testIgos
Mateo hace «entrar» a Pedro «para ver el fmal» (Mt 26, 58), Lucas
hace que Pedro se mantenga a la VIsta de Jesús (Lc 22, 61) Esta ten-
dencIa se pone de mamflesto sobre todo en Juan, que mtroduce al
dlSClpulo prefendo como persona conOCIda del sumo sacerdote (Jn
18, 15)37 Cabe aducIr, obVIamente, otras fuentes de mformaclón, co-
mo Nlcodemo o José de Anmatea Hay aquí, no obstante, un proble-
ma con el que se encontró ya Juan, y qmzá tambIén Mateo
3 2 El mteres y las expenenczas de las comumdades El cnstIa-
msmo pnmltIvo supo muy pronto que los adversanos Judíos, además
de persegmr a Jesús, llevanan a sus segmdores y segmdoras «a los
sanednnes» y los harían «flagelar en sus smagogas», y que, como
contmúa ese dICho de Jesús, «os condUCIrán ante gobernadores y re-
yes por mI causa, así daréIS testImomo ante ellos» (Mt 10, 17-19, cf
Mc 13,9, Q 12, lIs) De ahí el mterés de las comumdades por el
proceso de Jesús Sus expenenCIaS se mezclarán desde el pnnclplO
con lo que se narra de Jesús, porque los dIscípulos correrán la mIS-
ma suerte que el maestro (Mt 10, 24s) Tamblen en los procesos an-
te los sanednnes se debatía en pnmera línea la cuestIón de Cnst038
TambIén alh tenían que habérselas con las falsas acusaClOnes
Las comumdades acumularon la expenenCIa, sobre todo con el
paso del tIempo, de que el contraste con el Judaísmo se Iba haCIen-
do msalvable, porque para los Judíos la fe en un Cnsto exaltado co-
mo soberano del mundo y Juez umversal slgmflcaba una blasfemIa
contra el DlOS úmc0 39 Las expenenclas y los mtereses de las co-
mumdades aparecen con espeCIal clandad en la contraposlclOn en-
tre la fIrmeza de Jesús y la negacIón de Pedro, contraposIcIón que
forma parte del contemdo báSICO de todas las hlstonas antIguas de
la paslOn Yo consIdero más Importante destacar este mterés pare-
nétIco (SI se qmere llamar así) de las comumdades que «destacar la
mortal hostIhdad de los Judíos haCIa Jesús»40 CIerto que se da tam-

37 Solo Juan, en todo caso, da gran relIeve al testJmomo ocular del dlSClpulo
prefendo (cf 19,35)
38 Cf mfra, 295s, n 27 sobre 26, 69-75
39 Cf supra, 257
40 Cohn*, 188
bién este otro interés: en Mateo, que presenta a los sumos sacerdo-
tes tratando de buscar testigos falsos contra Jesús (26, 59), Yproba-
blemente a los propios señores del Consejo participando en el es-
carnio a Jesús (26, 67s), este interés es ya más fuerte que en
Marcos; pero no es el interés fundamental que marca todo el relato
o que llevó incluso a su aparición.

4. La situación jurídica

Hoy se reconoce en general la contradicción existente entre el re-


lato sinóptico sobre el proceso de Jesús ante el sanedrín y el derecho
de la Misná, codificado en el siglo siguiente para procesos sobre
blasfemias contra Dios. Enumero brevemente los puntos decisivos:

Según Sanh 4, 1, los procesos de pena capital no se pueden sustanciar


de noche, y requieren dos días consecutivos. Tampoco se pueden dictar
sentencias en vísperas de sábado o de día festIvo. Tales procesos deben
abnrse incluyendo las razones de descargo. Según Sanh 4, 2, en procesos
importantes la votación comienza siempre por los miembros más jóvenes
del sanedrín, para que los de más edad no influyan en los de menos edad;
nunca, pues, por el sumo sacerdote. Los testigos deben ser amonestados
antes (Sanh 4, 5), y ser oídos individualmente (Sanh 3, 6). Su declaración
debe ser comprobada con rígor en lo que atañe al lugar y el tiempo de! de-
lito (Sanh 5, 1-3). Los testimonios no coincidentes son inválidos (Sanh 5,
2). SI los testigos resultan ser falsos, son castigados severamente (Dt 19,
15-21; Mak 1, 5s; Sanh 11, 6).
En blasfemias 41 rige la norma inequívoca de que e! nombre de Dios ha
de ser pronunciado con claridad (Sanh 7, 5). Sólo blasfemias en sentido es-
tricto, referidas al nombre de Dios, se consideran como tales. Exégesis ra-
bínicas tardías de Lv 24, 10-16 son más restríctivas aún: en la blasfemia ha
de aparecer el nombre de un ídolo; la blasfemia ha de contener una impre-
cación42 • El que blasfema de Dios debe ser apedreado, según Lv 24, 14.16.
A tenor de Sanh 6, 4, todos los que son lapidados deben ser ahorcados des-
pués. Hay que añadir, en fin, que el sanedrín se hallaba reunido, según los
evangelios, en un lugar que no se ajusta ni a las indicaciones de Josefa ni
a las de la Misná: el palacio del sumo sacerdote 43 .

41. Cf. las refleXIOnes en torno a normas pre-rabínicas sobre la blasfemia su-
pra, 255s.
42. Sanh 56a = BIlI 1, 1014s.
43. Cf. supra, 104, n. 22 sobre Mt 26, 1-5.
El derecho de la MIsna se contradIce frontalmente con lo que
leemos en los relatos smóptIcos sobre el proceso de Jesús ¿,Qué ca-
be conclUIr? ¿,Son tan grandes las contradIccIOnes como para calIfI-
car el relato smóptIco de pura mvenCIOn?

Entonces surgma el problema de explIcar como pudieron verlo como


plausible los lectores cnstIanos Solo habna dos posibilIdades los lectores,
aun conociendo bien el Judalsmo, SIenten tal ammosldad contra sus dm-
gentes que no les Importa que el narrador atnbuya falseamientos y malas
IlltenclOnes a los dmgentes de la relIglOn madre44 O estan ya muy alejados
del Judalsmo y carecen de conocimientos directos del mismo entonces no
son capaces de advertIr las ficcIOnes Lo pnmero es llladrnlSlble para los
narradores mas antIguos, antenores a Marcos, al cual debemos la forma
baslca de la hlstona del proceso, lo segundo tampoco es adrnlSlble para los
pnmeros lectores de Mateo

Probablemente, sm embargo, no podemos partIr en absoluto del


derecho de la MIsná Esto, por tres razones

1 El derecho de la MIsna es, en buena medIda, una construc-


ción Ideal de los rabmos del sIglo 11 Fue establecIdo en tIempos
que, por dIversas razones -la destruccIón del templo y la domma-
cIón romana, entre otras-, no permItían Imponerlo práctIcamente en
muchos terntonos Justo por eso fue posible crearlo con gran lIber-
tad Qué proporCIón de este derecho se remonta a antIguas tradIcIO-
nes JurídIcas de la época del segundo templo, es tema discutIdo y
reqUIere un examen muy nguroso y detallado

AqUl reSide -negatIvamente- la parte de razon que aSiste a la tesIs de


que en el siglo 1 estuvo vigente el «derecho saduceo», tesIs defendida so-
bre todo por BlInzler** en termlllos ImpreSIOnantes Honradamente debe-
mos confesar, Slll embargo, que nada sabemos de tal vigencia NI siqUIera
sabemos SI eXlstIo un codlgo de derecho saduceo propIO No es nada segu-
ro, porque los saduceos no recurnan a tradICIOnes extrablblIcas45 Lo mas
seguro es partIr de la BiblIa y de cuerpos Jundlcos de Illdudable antIgue-

44 Este fue el caso, por ejemplo, en las ImprecaCIOnes tardlas 23, 27-33, cf
vol III, 445 446s
45 Meg Taan 4 = Fttzmyer-Harnngton, Manual, l84s, habla del dla de la de-
rogaclOn del hbro de la ley como dla alegre El refenr esto a la derogaclOn del h-
bro saduceo de la ley despues de Iniciada la Guerra ludIa, es una hlpotesls poco
fundada
dad, como Jub y 11 QTemplo Solo podemos afirmar con alguna solvencia,
a mi JUICIO, que en un eventual derecho saduceo tampoco hubiera sido po-
sible antes del año 70 una seslOn del sanednn en dla festlvo 46

2 El sanednn de los sabIOS, cuya eXIstenCIa presupone la MIS-


ná, tIene muy poco que ver con el sanednn de los evangelIos y de
Josefo en el SIglo 1 Este otro sanedrín es una YEQOlJOlU o una
~OlJA.ll que ejerce tareas preponderantemente polítIcas, domlllada
por sacerdotes de alto rango y la nobleza de Jerusalen, con alguna
partIcIpaclOn de letrados

Las diferenCias son tan grandes que han llevado, por diferentes Vlas, a
la tesIs de que en el Siglo 1 hubo dos gremIOs dlstmtos un sanedrm de sa-
bIOs y otro de pohtlCOS 47 Pero esto es Imposible a mi JUICIO, porque las
fuentes contemporaneas 48 y postenores hablan de un umco gremio La te-
SIS, sm embargo, pone de reheve que es mnegable una gran dlscontmUldad
Sobre la mf1uencla de los fanseos -que pudieron fonnar, SI acaso, algo aSI
como una contmUldad entre el s 1 y los s I1-I1I- en la praxIs Jundlca del
sanednn en tiempo de Jesus, los mvestlgadores se pronuncian tamblen hoy
con mayor reserva que en el pasado49

3 No sabemos con certeza de que acusaron a Jesus los dmgen-


tes judíos Todo el debate sobre la SItuaCIón jUndICa descansa, por
tanto, en unos supuestos no dIlUCIdados Añádase que, a la luz de la
tradICIón joámca, la probabIlIdad de que Jesús hubiera SIdo conde-
nado en un proceso judío formal es relatIvamente escasa Sm em-
bargo, el pre-mterrogatono mformal no oblIgaba a segUIr un dere-
cho formal, SlllO que cabía proceder al dIctado de la SItuaCIón y de
las eXIgenCIaS polItIcas

En resumen, vemos que la cuestIón de la concordancIa de los re-


latos evangélIcos sobre el proceso ayuda poco a enjUICiar su hISto-
rICIdad Ante las dIfIcultades para defImr claramente la base jurídI-

46 Lohse*, 98
47 P eJ Abrahams, Studles II, 136s, E Rlvkm, Beth Dm Boule Sanhedrm A
TragedyofErrors HUCA 46 (1975) 181-199, mas mforrnaclOn en Brown 1**, 344
48 ¡Josefo, sobre todo'
49 La Imagen de los farIseos, tan populares en tiempo de Jesus y tan determI-
nantes en la praxIs Jundlca del sanednn, vIene en ultImo terrnmo de las AntlqUlta-
tes de Josefo (cf vol III,467s) Hay que usarla con cautela «The real sltuatIon IS
clear The Phansees dld not dlctate pohcy» (Sanders, Jesus and Judmsm, 316)
ca de un eventual proceso -por no hablar de las dificultades para
conocer el derecho vigente en esta materia durante el siglo 1 d.C.-,
todo el debate sobre cuestiones jurídicas en el proceso judío de Je-
sús queda en el aire: no es sólo que apenas sabemos lo que pasó en-
tonces, sino que tampoco sabemos apenas qué habría pasado si se
hubiera procedido «correctamente».

5. Conclusiones

1. La crucifixión es un suplicio romano que sólo pudieron im-


poner a Jesús los propios romanos, no los judíos. Si Jesús hubiera
sido condenado a muerte por el sanedrín, habría tenido que ser la-
pidado. Por eso cabe afirmar a priori que la participación judía en
el proceso de Jesús sólo pudo ser la de cooperar en la preparación
del proceso romano.
2. La realidad de esa colaboración de los dirigentes judíos me
parece probable: sin este supuesto, difícilmente cabe explicar que
tres de las historias de la pasión, independientes entre sí, refieran el
interrogatorio o proceso. El supuesto armoniza también con la obli-
gación que tenían las autoridades judías ante los romanos de man-
tener la tranquilidad y el orden, y con las tareas y competencias de
gran alcance que ejercían las ciudades del imperio romano a estos
efectos. Después del incidente con los mercaderes y cambistas en el
templo, las autoridades judías evaluaron sin duda a Jesús como un
elemento de riesgo medio para la seguridad50 •
3. Yo estimo que el «mínimo común denominador» de todos
los relatos antiguos de la pasión se aproxima a la realidad histórica.
A tenor del mismo, hubo un interrogatorio de Jesús ante los aristó-
cratas de Jerusalén 51 • No tuvo lugar, probablemente, una sesión for-
mal del sanedrín en pleno, sobre todo porque nada sabe de ello la
historia prejoánica de la pasión.

50 Esta tesIs se basa en que sólo Jesús fue arrestado, no sus seguidores. El
nesgo para la segundad que representó Jesús ben Ananías (cf supra, 270, e mfra, n
51) parece que fue menor a los OJos del gobernador. Fue mayor, en cambIO, para los
romanos en el caso del profeta samantano (Josefo, Ant 18, 85-87), por eso dictó PI-
lato numerosas sentencias de muerte (Ibld., 87).
51 Esta tesIs no se confmna sólo por analogía con Jesús ben Ananías, Josefo,
SeU 6, 302s, smo también por el discutido testlmolllo de Josefo sobre Jesús, que
habla en Ant 18, 64 de una EVOEL~L~ 'tWV JtQw'tCúv avoQwv JtaQ' Ttl-ltv.
4. Sacerdotes de alto rango, quizá también el sumo sacerdote,
desempeñaron un papel notable; ninguno, en cambio, los fariseos,
según el testimonio de todos los evangelios. Que este interrogatorio
no facilitó un desenlace favorable para Jesús, se demuestra en el he-
cho de que Jesús fuese conducido sin demora ante el gobernador.
5. Muy probablemente, en una fase primitiva de la tradición se
narraba un interrogatorio de Jesús ante sumos sacerdotes judíos, aso-
ciado a una triple negación de Pedro. Esto indica, por una parte, el
temprano interés de la comunidad por Jesús como ejemplo para los
mártires que confesaban su fe. Por otra parte, la tradición sobre la
negación de Pedro, narrada de modo muy similar en los diversos re-
latos de la pasión y que podría contener un núcleo históric0 52 , viene
a apoyar la tesis de que detrás de los relatos del interrogatorio de Je-
sús, tan diferentes entre sí, puede haber también un núcleo histórico.
6. En cuanto al contenido, es muy posible que en ese interroga-
torio se abordase la crítica de Jesús al templo, y que el incidente con
los cambistas y mercaderes hubiera dado ocasión al arresto de Jesús.
7. Es perfectamente posible que la cuestión del mesías tuviera
su relevancia. En el proceso ante Pilato fue, sin duda, una cuestión
decisiva.

El resultado de este excursus puede ser insatisfactorio para


muchos:
- Es insatisfactorio para aquellos que esperan un descargo total
no sólo para el pueblo judío, sino también para los dirigentes judíos.
Hubo alguna forma de cooperación entre ellos y los romanos, al pa-
recer por razones más que comprensibles políticamente.
- Es insatisfactorio para aquellos que esperan que los evangelios
sean fiables históricamente. Los escritos evangélicos apenas nos per-
miten, precisamente en estos textos, discernir limpiamente entre las
propias experiencias de los receptores y la historia narrada.
- Es insatisfactorio para todos aquellos que, como el sumo sacer-
dote, quieren saber inequívocamente si Jesús es realmente el Mesías
e Hijo de Dios. Es muy posible históricamente que Jesús se conside-
rase el Hijo del hombre y juez universal que ha de venir, y que in-
cluso contase, de alguna manera, con su exaltación53 ; pero esto no
es posible demostrarlo con Me 14,62 II Mt 26,64.

52. Cf. mira, 291.


53. Cf. también 4Q 491, fr 11, col 1, 1388.
- El resultado es insatisfactorio, en fin, para todos los que quie-
ren saber de los historiadores y exegetas «cómo fue aquello real-
mente». La historia es aquí, como en otros casos, demasiado opaca
y demasiado gris como para permitir optar inequívocamente entre
lo blanco y lo negro. Mas para todos los demás, el resultado apa-
rentemente insatisfactorio de este excursus puede convertirse en
una pieza didáctica que muestra lo poco apropiada que es la histo-
ria como fundamento decisivo para los artículos de la fe y para los
principios ideológicos, y lo mucho que, por otra parte, puede con-
tribuir la labor histórico-crítica a hacer visibles esos artículos de fe
o principios fundamentales en su verdadera naturaleza.

c) El primer escarnio (26, 67s)

Bibliografía: Benoit, P, Les outrages ti Jésus prophide (Mc 14, 65 par.), en


Neotestamentica et patristica (fS O. Cullmann) (NT.S 6), 1962,92-110;
Miller, D. C., EMTIAIZEIN: Playing the Mock Game (Lk 22, 63s): JBL
90 (1971) 309-313; Neirynck, E, TI~ EITIN O TIAI~A~ ~E: Mt 26,
68/Lk 22, 64 (diff. Mk 14, 65), en Id., Evangelica 11 (BEThL 99), 1991, 95-
138; Schmidt, K. L., 'IT]<Jov~ XQL<JTO~ XOA.a<pL~Ó!1EVO~ und die «colaphi-
sation» der Juden, en Aux sources de la tradition chrétienne (fS M. Go-
guel), Neuchatel 1950,218-227; Tuckett, C., The Minor Agreements and
Textual Criticism, en G. Strecker (ed.), Minor Agreements (GThA 50),
1993, 119-141; Unnik, W C. van, Jesu Verhonung vor dem Synhedrium
(Mk 14, 65 par.): ZNW 29 (1930) 31Os.
Más bibliografla** sobre la historia de la pasión y la pascua en Mt 26-28
supra, p. 43-46.

67 Entonces le escupieron a la cara y lo golpearon; otros le


daban bofetadas, 68 diciendo: «Profetizanos, Cristo: ¿Quién es
el que te pega?».

Análisis

l. Estructura. El sujeto oL M, introducido en v. 67b, da un gran relie-


ve al primer escarnio de Jesús. Este escarnio va asociado a un discurso di-
recto que pone fin, con efecto retórico, a la sección.
2. Fuente. Hay cuatro extremos que llaman la atención frente a Mc
14, 65. Primero, Mateo intercala el tratamiento de XQL<JTÉ; nace así una
analogla con la burla de los soldados paganos que saludaran a Jesus como
~aGLA.E1J~ 1:WV 'Io1JOaLWV (27, 29) Segundo, desaparece el detalle de ta-
parle el rostro a Jesus Tercero, desaparece tamblen la frase marqmana «y
los cnados lo reCibieron a bofetadas», porque Mateo ha menclOnado ya las
bofetadas en v 67b
Pero lo mas llamatIvo es, en cuarto lugar, la pregunta mtercalada al fi-
nal 'tL~ E<J'tLV Ó JtaL<Ja~ <JE Figura tamblen en Lc 22, 64 Yes uno de los
mznar agreements mas sorprendentes Pero no hay mnguna exphcaclOn
satIsfactona Algunas hlpotesls de cntIca textual, como por ejemplo que
esta pregunta fIguraba ya en el texto marqmano l , o que fue mterpolada
tardlamente en Mateo como armomzaClOn a partIr de Lucas 2, deben des-
cartarse, a mi JmclO La hlpotesls de Gnesbach tampoco es convmcente
como exphcaclOn, pues sena totalmente mcomprenslble que Marcos hu-
biera supnmldo la pregunta 'tL~ E<J'tLV Ó Jtawa~ <JE a pesar del testImomo
comcldente de Mateo y Lucas, sobre todo despues de tomar de Lucas el
detalle coherente de velarle el rostro a Jesus La utIhzaclOn de Mateo por
Lucas puede exphcar el texto lucano, pero no el mateano Mateo proba-
blemente omite el detalle de tapar el rostro a Jesus para que se le pueda
escupir realmente a la cara, pero la pregunta «(,Qulen es el que te pega?»
presupone, segun la mterpretaclOn mas obvia, que Jesus tIene oculto el
rostro 3 Una redacclOn mdependlente por parte de Mateo y Lucas queda
casI exclUIda en un añadido tan extenso Es pensable, en camblO, que Ma-
teo y Lucas tomasen de una recenSlOn deuteromarqUlana4 o de una tradl-
ClOn oraP la pregunta asociada a antIguos Juegos de la galhna clega6,
«(,Qmen te ha pegado?», Mateo remterpreto la pregunta

I Agregan la pregunta en Mc 14,65, entre otros, e, [13, syh, y desde la cntIca


textual es una tIplca adaptaclOn secundana a los paralelos
2 Una exphcaclOn prefenda desde Streeter, Gospels, 326s, cf Tuckett*, 138 e
mcluso Nelrynck*, 133 Es mera conjetura, pues ¡no hay nmgun testigo textual don-
de falte la pregunta' El argumento prmclpal en favor de esta exphcaclOn es que Mt
no pudo, a la vez, omItir la ocultaclOn del rostro e mtercalar la pregunta «(,QUlen te
ha pegado?» La mterpretaclOn mostrara que eso es pOSible
3 Una utlhzaclOn de Mt por Lc postula M D Goulder, Luke A New Paradlgm
(JSNT S 20), 1989,6-10, Id, Luke s Knowledge of Matthew, en G Strecker (ed),
Mmor Agreements (GThA 50), 1993, 153-155 Goulder supone entonces que Mt, al
transcnblr la pregunta, olvIdo haber escnto mmedlatamente antes (') que a Jesus le
escupieron en pleno rostro ¡Una dlstracclOn un tanto excesiva la que se atnbuye
aqUl a Mt'
4 Cf mira, n 13 ¡Pero tal pregunta no consta directamente en nmguna parte'
5 ASI P eJ Ennulat, Agreements, 380s
6 ASI P eJ Brown 1**, 575 Fltzmyer, Lk II, 1458 1466, supone que el ongen
esta en la fuente especIal lucana L Pero (,como llego el añadido de alh a Mt?
Explicación

Probablemente no hay manera de eludir que los sanedritas antes


mencionados son el sujeto de la cruel escena de mofa. Muestran a
Jesús su desprecio y lo hacen objeto de su escarnio. Escupir a la ca-
ra es expresión del más profundo desprecio'. Esta acción fue impor-
tante para Mateo, porque le recordó al justo doliente de la Biblia,
sobre todo a Is 50, 6. Por eso omitló el detalle de taparle el rostro a
Jesús, que figura en Marcos e Imposibilita escupir a la cara. KOAU-
<pL~W sigmfica «golpear con el puño». La palabra, que fue introdu-
cida también en el latín, ocupa quizá un lugar especial en las bro-
mas zafias de la nueva comedias.
Otros sanedritas9 le dan bofetadas 1o • Con QUJd~flV asoma ya el
tercer radical que evoca a los lectores el cántico del siervo de Dios
Is 50, 6 11 • Los verdugos cifran su desprecio y su burla en la frase
irómca «¡Profetízanos, Cristo!». El tratamiento de «Cristo» alude a
la pregunta del sumo sacerdote en el v. 63; Jesús había contestado
a ella con un anuncio sobre su futuro l2 . La invitacIón a profetizar
qUIzá no tenga nada que ver, por tanto, con los dones proféticos
atribuibles al Mesías según ciertas expectativas judías. Ahora hacen
burla del supuesto Mesías que profetiza: debe decIr cómo se llaman
los que le pegan. La pregunta-adivinanza «¿Quién es el que te pe-
ga?» evocó quizá en los orígenes los antiguos juegos de la «gallina
ciega»13. Pero los lectores del evangelio de Mateo, que nada saben

7 Aparte de ls 50, 6, cf Nm 12, 14 (mfamla), Dt 25, 9 (mfamla sobre aquel


que no cumpla el matnmomo de levirato), JSota 16d en Schlatter, 762
8 Cf K L SchImdt, xOAafjJL~l1l, en ThWNT III, 819 n 2
9 No es necesana la hipótesIs de un cambio total de sUJeto, cf Kuhner-Blass-
Gerth II11, 585 = § 459 (<<algunos»), o también (más Improbable, a mi JUICIO) Ibld ,
657s = § 469 (<<los mismos») Caso análogo es 28, 17, cf mfra, 561
10 'Pmtl~l1l = golpear con la mano o un bastón La palabra puede usarse tam-
bién como smommo de xOAafjJL~l1l
II 'PanlOllata, nQOOl1lnOV, EllntUOllata "Ellntu0lla es hapax legomenon en
ls 50, 6 QUizá evocaron ya este pasaje muchos lectores en 5, 39, cf vol 1, 385
(Mateo 1, 410)
12 Hare, 308 señala con aCierto que no le mterpelan como «HIJO del hombre»
porque uto<; toü &v~Ql1lnou, a diferenCia de «Cnsto» e «HIJO de DIOS», no es títu-
lo mayestático para dmglrse a algUien, smo una cifra mterpretativa que utiliza Jesús
para hablar de su destmo
13 Pollux,Onom conoce tres de esos Juegos a) 9, 113 ~ IlULvOa (= «vaca cie-
ga» un mño con los oJos vendados exclama «¡AtenCión'» e mtenta atrapar a alguno
de los otros mños que huyen a un terntono limítrofe Vanante cuando el mño atrapa
a uno, debe adlVlnar [fAavtEUOIlEVO<;] qUien es, hasta que encuentre al mño buscado),
del rostro tapado de Jesús y leen el texto a la luz de Is 50, 6, no pen-
sarán SIn más en los antIguos Juegos InfantIles Habrán Interpretado
seguramente la pregunta desde el contexto, en el sentIdo de «¿Có-
mo me llamo yo»?14

Historia de la influencia

1 La escena no tuvo mucho efecto en la antIguedad y hasta la alta


Edad Media Una de las escasas representacIOnes artIstIcas de la alta Edad
Media, la del evangehano dorado de Ennque 1II (11 26)]5, muestra cómo
Cnsto, lleno de majestad, esta en el centro smlos OJos vendados y les saca
una cabeza a todos los que le golpean Estos se acercan en dos grupos, a
derecha e IzqUierda El cuadro representa con clandad las bofetadas y las
manos alzadas, pero en su conjunto causa una ImpreslOn casI ceremomal
Cnsto domma la escena Muy diferente es la expresión en el cuadro de
Grunewald, de 1508 (11 27)16 Cnsto no está ya de pie en el centro, smo
sentado en la esquma mfenor IzqUierda, atado y con los OJos vendados, he-
cho una mlsena El personaje mas llamatIvo del cuadro es un verdugo que
da la espalda al espectador SostIene un latIgo en la mano derecha, en la IZ-
qUierda las ataduras de Jesús Causa tan brutal ImpreslOn precisamente
porque se ven sobre todo sus piernas, nalgas y espalda, y apenas el rostro
No menos brutales aparecen los rostros de los demas verdugos al fondo
Un Joven cnado acompaña las torturas de Jesus con mÚSIca A la derecha,
en el fondo, hay un personaje que VIste con dIstmclOn y sonríe veladamen-
te Debe de ser NIcodemo, con bastón de cammante y retemdo por los
guardIas Intenta dulcIfIcar el cruel Juego]7
La brutalldad del cuadro de Grunewald se corresponde con la represen-
taCIón de la escena en los mlstenos medievales de la paSIón, que SIrvieron a
menudo de modelos a los pmtores Muchas veces rebosan de detalles sadl-
cos Por ejemplo, en el mlsteno de Donaueschmg, de 1480 aproxlmadamen-

b) 9, 123 ~ xaAxfj ~uLa (= «mosca de bronce» un mño con los oJos vendados gn-
ta «¡QUIero cazar la mosca de bronce'», los otros «¡La persegUIras, pero no la atra-
paras'», golpean al mño de los oJos vendados con «zurnagos» de papIro), c) 9, 129
tO xOAAaf)L~ELV (= xOAacpL~ELV un mño se tapa los oJos, Ó bE Jtmoa~ EJtEg(J)t(i Jto-
tEga [= (,con que mano?] tEtUJttljXEV) En cualqUIer caso, la pregunta tL~ EOtLV Ó
JtaLOa~ 010 no consta dIrectamente en nmguna parte Cf Van Unmk* y MIller*
14 De los juegos antiguos, la segunda vanante de a) (cf supra, n 13) es, por
tanto, la mas proxIma a la verSIOn mateana Semor (PasslOn)**, 187 en Mt no se
trata ya de IdentifIcar un «unseen assaIlant», smo un «unknown assaIlant»
15 Entre 1043-1046 Foto SchIlIer, Ikonographle n, 384, n° 200
16 SchJ1ler, Ikonographle n, 382, n° 195
17 ASl SchIller, lkonographle II, 69
te, Ma1co, que es caractenzado a menudo como verdugo espeCialmente ab-
yecto, ofrece a Jesús, muy fatlgado Slll duda, una sIlla que luego le retIra lll-
mediatamente, Jesús se desploma en el suelo Lo levanta entonces por el ca-
bello, otros le arrancan la melena o le mesan la barba l8 Todavía el exegeta
CamelIa a LapIde sabe que el Jesús escupIdo quedó blanco como un lepro-
SOl9 Un canto del tJempo de Lutero descnbe el escarnIO en estos térmmos
El uno le arrancó cabello y barba, el otro
le golpeó en la cabeza con mano armada;
esto dura hasta la madrugada y más allá,
se arrodIllaban ante él burlándose y gestJculand020

En suma, los malos tratos a Jesús se amplIfIcan tanto que el nurembur-


gues Ulnch Pmder, en su lIbro de medltaclOn de 1507, puede escnblr que
«los evangelIstas pasaron por alto muchas cosas / que explIcarían en forma
creíble la amargura del sufrImIento de Cnsto», pero no se mteresaron por el
«sentimiento de compaslOm>, smo por la «hlstona»21 Se sabe, obVIamente,
qménes son los embrutecidos verdugos, pues los mlstenos de pasIón les po-
nen nombres a menudo Mosse, Israhel, Jekel, Natey, Aunas, etc Las con-
secuenCIas que tales escenas pudIeron tener para los judíos son conOCIdas.
La «colaphIsatlOn» anual de un ancIano Judío por el conde de Toulouse en
la catedral de la cIUdad, a la que debemos la superVIVenCIa de la palabra
«colaphlser» en francés, fue una de las consecuencIas más mofensIvas 22
2 Tales escenas mhumanas no tenían en realIdad la mtenclón de ex-
presar la agresIvIdad y deSVIarla haCIa los judíos, smo que pretendían
despertar la compasslO El lIbro MedItacIOnes sobre la pasIón de Crzsto,
muy dIfundIdo en la Edad MedIa tardía, mvlta a Imagmar exactamente
los sufnmlentos de Cnsto «Toda la noche le ofende uno u otro, mdlstm-
tamente y sm nmgun respeto, con palabras y actos. ¡Contempla al Se-
ñor, cómo calla a todo, modesto y paCIente, como SI fuera culpable, con
la vIsta baja, y sIente vIva compasIón de él' lEn qué manos has caído, Se-
ñor' ¡Qué grande es tu paClenCIa'»23 El comentansta DIOlllSlO Cartujano
lllvlta a la admlratlO y la compasslO Es dIgno y justo que «nos apIade-
mos de él, aSImIlemos sus sufnmlentos y sIgamos sus pasos»24. No se

18 Donaueschmger PasslOnssplel, v 2259-2262 2271s 2283s = Touber**,


160-167
19 Lapide, 507
20 Wackernage1, Klrchenhed, 117
21 Pmder**,133
22 Cf K L SchImdt* «Colaphlsatlon», dellat colaphus = puñetazo [n del t ]
23 (Pseudo) Buenaventura 75 = 603
24 «Dt el compatlamur, ejus passJOllIbus conformemur, ejus vestJgla Imlte-
mur» (DWnJSIO Cartujano 299)
trata, para él, de explIcar un texto que se entiende sm más y habla por SI
solo, smo de segUir a Jesús en el sufnmlento
3 En la espmrualIdad de la Reforma, lo central es el sufnmlento VI-
cano de Jesus Todo lo que Cnsto padecIó, fue por nuestra salvacIón Lu-
tero predIca, en clara aluSlOn a los cuadros y escenas medIevales «Lo que
más me conmueve es que él soporte esto por nosotros Cuando le arrancan
los cabellos y le escupen a la cara, eso lo hacen nuestros pecados, y todo
cnstIano debe consIderar que ahí está escnto ¡mIS pecados'»25 No se tra-
ta, pues, de los pecados de los Judíos, smo de los propIOS En extractos de
un sermon de Zmzendorf se anota lacómcamente sobre nuestro texto «Ay,
nuestros pecados lo maltrataron»26 Paul Gerhardt pregunta
loQUlén te golpeó así,
Salvador mío,
y te deJó tan maltrecho?

para dar la respuesta en la sIguIente estrofa


Yo, yo y mIS pecados,
que se multIplIcan
como granos de arena a la onlla del mar,
esos te han causado
la pena que te aflIge
y el smfin de atroces torruras 27
En la Pasión según san Mateo de Bach, la segunda estrofa de este co-
ral es la respuesta de la comunIdad a nuestro text0 28
4 QUiero señalar, por últImo, una representacIón artístIca moderna
de este escarnIO un dIbUJO en colores del sacerdote católIco y artIsta Her-
bert Falken (* 1932), de 1976 (I1 28)29 El Cnsto paCIente está desnudo en
el centro, su rostro doIondo constIruye el núcleo del cuadro De IzqUierda
y derecha se acercan los verdugos, sólo msmuados con algunos trazos, pa-
ra que la mIrada repose en el PaCIente Son un soldado con una metralle-
ta, dos payasos y una fIgura cotIdIana En la mItad supenor del cuadro
aparecen un segundo personaje dolIente y una cruz loQUIénes son los dos
personajes dolondos? loEl hombre que sufre y Cnsto? Apenas cabe dlstm-

25 Lutero (Evangehenauslegung) V, 87s (Sermon de 1529)


26 Zmzendorf, 1461
27 «O Welt, sleh hler dem Leben» (Oh mundo, aqUl esta tu VIda), estrofas 2 y
3 = EG 84, 2 3, G S 441, 2 3
28 Bach**, coral n° 37 (44)
29 Cf P Boonen (ed ), Herbert Falken Chrzstusbzlder, Aachen 1986 (Aache-
ner Beltrage zu Pastora1- und Bildungsfragen 14), ¡b¡d, espec 2430, foto ¡bid ,95
IlustraclOll 28

gUlf entre ambos Cristo es el hombre doliente, sólo su rostro es realmen-


te humano en este dibuJo El artista no mtenta bucear en el sufrimiento de
mngún otro, m entra en especulacIOnes sobre la paslOn Vicaria de Cristo
por nosotros Su Cristo sufre como hombre, Igual que las personas que su-
frieron y fueron escarnecidas y torturadas miles, millones de veces en el
Siglo XX
¿ Cuál es la onentacIOn de este texto para hoy? Cnsto es el hom-
bre de DIOS que ha padecido a través de los humanos, como mtlla-
res de humanos padecieron antes y después de él Un texto así pide
partIcipación y estupor Nos hace enmudecer y no nos lllvlta a ha-
blar Decir esto es aquí, a mi entender, lo más Importante

d) La negaclOn de Pedro (26, 69-75)

B¡blzografia Gerhardsson, B , ConfésslOn and Demal befóre Men Obser-


vatlOns on Mt 26,57-27,2 JSNT 13 (1981) 46-66, Herron, R W, Mark's
Account ofPeter's Dema! ofJesus A H¡story of¡ts InterpretatlOn, Lanham
1991, Lampe, G W H, St Peter's Dema! BJRL 55 (1973) 346-368, Mer-
kel, H ,Peter's Curse, en F Bammel (ed), The Tria! ofJesus (FS e F D
Moule) (SBT II, 13), 1970,66-71
Mas blbhografía** sobre la hlstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46

69 Pedro, entretanto, estaba sentado fuera en el patio; y una


criada se acercó a él y le dijo: «¡También tú andabas con Jesús
el Galileo!». 70 Pero él lo negó delante de todos: «No sé de qué
hablas». 71 Cuando salía al portal lo vio otra y dijo a los que es-
taban allí: «Este andaba con Jesús Nazareno». 72 Y de nuevo lo
negó con juramento: «¡Yo no conozco a ese hombre!». 73 Poco
después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «Tú
también eres de ellos, seguro; ¡se te nota en el habla!». 74 En-
tonces empezó a maldecir(lo) y a jurar: «¡No conozco a ese
hombre!». Yen seguida cantó el gallo. 75 Y Pedro se acordó de
las palabras de Jesús: «¡Antes que cante el gallo me negarás tres
veces! Y saliendo fuera, lloró amargamente

Análisis

1 Estructura El siguiente episodIO conecta con v 58 (ó 6E IlEtQO¡;


Exa{h¡tO) Tiene tres partes, Como los v 36-46 Entre una breve exposlclOn (v
69a) y un fmallmportante (v 74b-75) estan las tres negacIOnes (v 69b-70, v
71s, v 73-74a) Su escenano cambia Pedro sale cada vez mas haCia «fuera»l

l La exegesls eclesial paso por alto este mOVimiento geograftco porque ar-
mOnizo los textos de los cuatro evangelIos Por eso, siguiendo a AgUStlll (Cons ) 3,
del patio al vestíbulo y de allí fmalmente al aire libre Las tres negacIOnes
se desarrollan paralelamente, engarzadas por algunas palabras clave co-
munes 2 Pero el paralelismo constituye sólo el trasfondo para la progresión
dramática desde la pnmera negaclOn a la tercera, progresión que los lecto-
res captan mmedIatamente pnmero se acerca a Pedro una cnada que se li-
mita a hablarle (v 69), luego otra que se dmge a los presentes (v 71), y fi-
nalmente le mterpelan muchos de los alli presentes (v 73) Pedro comienza
diciendo que no sabe nada (v 70), y luego mega a Jesús directamente ¡tELa
ógxo'U (v 72) La tercera vez (lo) maldice y Jura (v 74) En el macrotexto,
este episodIO slgmflca un momento culmmante y, a la vez, el más baJO
dentro de la hlstona de la pasión Judas abandona a su maestro (v 14), lue-
go lo hacen los otros discípulos (v 56b), y al fmal, en drarnatIcas circuns-
tancias, lo hace también Pedro, el pnmer discípulo (4, 18-20, 10,2), la ro-
ca de la Iglesia (16, 18) que hasta ahora había segUido a Jesús, siqUiera de
leJOS (v 58) Pedro no aparecerá mas en la hlstona de la pasión

2 Fuente La tnple negación de Pedro se transmite en todas las hlsto-


nas antiguas de la pasión y forma parte, sm duda, de su fondo baslco
Siempre estuvo aSOCiada al mterrogatono ante el sumo sacerdote La va-
nante Joamca sirve de marco al pre-mterrogatono de Jesús ante Anás (18,
15-18 25-27) La vanante lucana es en su mayor parte una elaboraCIón hbre
de la marqUlana Sólo el detalle ImpreSIOnante de Jesús volviéndose a Pedro
y este mirándole (Lc 22, 61) podría proceder, SI acaso, de una tradición m-
dependiente En su nucleo, la negaclOn de Pedro puede basarse en un hecho
hlstónco Así lo mdlca, además de su anclaje en todas las hlstonas de la pa-
sión pre-evangelicas, la escasa probabilidad que ofrece el supuesto de una
comunidad pospascual que se mventa una Imagen tan sombna del pnnclpal
apóstol, y la rapidez con que se Impuso el relato en todas partes Ya Orígenes
VIO en él un argumento en favor de la fIabilidad hlstónca de los evangelios3
Hay entre Mateo y Lucas vanas «comcldenclas menores» frente a Mar-
cos. Una de ellas, de contemdo y no de lenguaje, consIste en que todos los
evangelios, salvo Marcos, hablan de diversas personas que conocen a Pe-
dro, la pnmera de las cuales es SIempre una cnada Los tres evangelios
(tamblen Mateo, a mI JUICIO) se basan aquí en una tradICión mdependlente,
en Mateo qUlza tradición oral De modo Similar cabe expllcar que en Mc
cante el gallo dos veces y en los restantes evangelios sólo una vez De los
mmor agreements verbales, algunos son explicables por la redacclOn mde-

6 (= 23), tiene que hacer volver a Pedro desde el portal al patIO, donde ha de estar,
segun Jn 18,25, durante la segunda negaclOn
2 Km ou (v 6973), llnu 'lTloou (v 6971), l¡QVllOUW (v 7072), EsEldtúlv (v
71 75), oux olba tOV aV{}QúlJtoV (v 72 74)
3 Ongenes, C Cels 2, 15 = BKV l/52, 126s
pendlente 4 La mayor difIcultad viene del agreement mas extenso, al fmal
E1;EA1'twv E1;w EXAUU<JEV JtLxQW¡; (Mt 26, 75 II Lc 22,62) La breve frase es
un argumento claro contra la hlpotesls Owen-Gnesbach de los dos evan-
gelios ¿Como Iba a omitir un Marcos «epItomlsta», que espiga en Mateo
y Lucas, esta frase que figura en ambas fuentes y rehabilita siqUiera un po-
qUito a Pedro? Su brevedad demuestra tamblen que no todos los mmor
agreements se pueden explicar por una redacclOn de Mateo y Lucas mde-
pendiente Hay una «explIcaclOn» de cntIca textual --el postulado de que
Lc 22, 62 es mterpolaclOn- que goza de gran predicamentoS, pero en mo-
do alguno es defendible mediante la cntIca texrual y constIruye, por tanto,
un pensar deslderatIv0 6 De no suponer que Lucas conoclO Mateo y lo uti-
lizo como fuente secundana7 , quedan dos solucIOnes o bien Mateo y Lu-
cas bebieron tamblen aqUl de una tradlclon oral 8, o utilizaron una versión
«deuteromarqmana» de su fuente Marcos que contema ya el añadldo 9
Aparte de esto, Mateo elaboró su fuente con destreza el creo la mayor
parte de los nexos entre las dlstmtas negacIOnes, y las progresIOnes desde
la pnmera a la tercera, dando aSI mayor umdad y dramatismo a la narra-
ClOn ElImmo, ademas, unos pocos detalles superfluos lO , omltlo o modifI-
co palabras marqUlanas que no se ajustaban a su lenguaje ll , mserto su vo-
cabulano preferenclaP2 y mejoro aqUl y alla el estIlo l3

4 Mt v 70 II Lc v 57, oux en lugar de 011'tE, Mt v 7411 Lc v 60 omisión de


EX OEU'tEQOU, Mt v 75 I1 Lc v 61 omlSlOn de OLr;
5 Cf la larga hsta de los partldanos de esta soluclOn en Ennulat, Agreements,
378,n 92
6 Solamente en algunos manuscntos Hala falta Lc 22, 62, cf Metzger, Com-
mentary, 178
7 ASI M D Goulder, Luke s Knowledge 01Matthew, en G Strecker (ed ), M,-
nor Agreements (GTA 50), 1993, 155s KAaLúl JtLxQwr; figura en los LXX (ls 22, 4,
33,7) Ypodna en consecuencia ser redacclOn mateana (aunque mXQor; sea hapax
legomenon) Pero esta hlpotesls apenas es pOSible desde una conslderaclOn global
de ambos evangehos
8 ASI P eJ Brown I**, 611
9 ASI Ennulat, Agreements, 377s
10 Entre ellos, la reduphcaclOn ¡Oouoa Efl~AE1jJaoa, Pedro calentandose al
fuego (Mc v 67) y 'tOu'tOV ÓV AEYE'tE (Mc v 71)
11 Cf la tabla de vol I, Introd 43 (Mateo I, 76ss) sobre UQXOflaL (Mc v 69),
ón recitativo (Mc v 69), ltaQEO'tr¡Xúlr; (Mc v 69s), tamblen Efl~AE1túl (Mc v 67, Mt
2 veces, Mc 4 veces), Na~aQr¡vor; (Mc v 67, Mt =, Mc 4 veces) El lllsohto ltQoau-
ALOV (v 68, hapax legomenon en el Nuevo Testamento) es sustituido por ltUAúlV, co-
rnente en gnego y el verbo compuesto avaflLflvr¡oxOflaL por el Simple
12 Cf vol I, Introd 42 (Mateo I, 57ss) sobre v 69 010, ltQOOEA1}úlV + dativo, Elr;
como pronombre mdef¡mdo, AEYúlV, v 70 EflltQOafrEV, ltar;, v 71 010, aAAOr;, ExEi, flE-
'ta (en cap 26, seis veces sobre la unlOn de los dlsclpulos con lesus, cuatro veces so-
bre la umon de lesas con los dISClpulos), Nal;,úlQai:or; (cf 2,23), v 72 flna óQxov
(como 14,7), uv1tQúlltOr;, v 73 010, ltQOOEA1}úlV, yaQ, ltOLEW, v 74 't01:E, v 75 EQw
13 Por ejemplo, la mejora del orden de las palabras en Mc v 67 ('tOu Na~a­
QEVOU 1:0U 'Ir¡oou) y del doble 01)1:10 (gramaticalmente lllcorrecto) en combma-
Explicación

El narrador interrumpe la histona de Jesús y cambia de tema. Pe- 69s


dro, del que habló por última vez en v. 58, ocupa ahora el punto cen-
tral. Durante el proceso se Sienta «fuera», en la aVA~. Los lectores
pensarán ahora más bien en el «patio», a diferencia de 26, 3.58. Allí
se le acerca una criada l4 y observa que también «él» andaba con Je-
sús, el Galileo. No se dice de qué sabía eso la mujer. La palabra ra-
AlAa¡;o~, que no figura en ningún otro pasaje de Mateo, procede del
episodio de la tercera negación Mc 14, 70 Yprepara a los lectores
para el v. 73b 15 • «Con Jesús» es una expresión decisiva en todo el ca-
pítulo 26, donde se reitera el estar o andar-con-Jesús, referido a sus
seguidores. No permite esperar nada bueno: hasta ahora, cada vez
que se hablaba de andar-con-Jesús, en referencia a los discípulos, se
describía el fracaso de estos (26, 23.38.40.51), mientras que Jesús
era fiel «con» sus discípulos (26, 18.20.36; cf. 29).
Pedro reacciona con vehemencia y lo niega todo. No quiere sa-
ber de qué habla la mujer; es decir, permanece mudo. "E~rrQo(J{}Ev
rráv'tCúv muestra, por una parte, que el diálogo es público: muchos
lo han oído. La expresión recuerda por otra parte el pasaje 10,33:
«El que me niegue (aQv~(JE"tm) ante (E~rrQo(J{}Ev) los hombres, lo
negaré yo a mi vez ante mi Padre del cielo». Esta evocación pone de
manifiesto que la negación de Pedro no es una mera frase defensi-
va; se trata de un abandono de la confesión cristiana, con todas las
consecuencias para el juicio final. Jesús está en ese momento ante
el tribunal judío; él no negó allí, sino que confesó. La situación de
Pedro es relativamente cómoda en comparación con la de Jesús: a él
no le ha pedido explicaciones el sumo sacerdote (nadie ha atentado
hasta ahora contra su vida)16, sino una mujer desconocida, una sim-
ple criada. Los lectores verán a Pedro como contrafigura de Jesús y,
lo mismo que en 26, 59-66, pensarán que también a ellos les pueden
pedir explicaciones o incluso denunciarlos ante un tribunal por con-

clón con dos verbos smómmos en Mc v 68, la omisión del superfluo OVTE lmlm;u-
f-lm oú en Mc v 68, la modlflcaclOn de los Imperfectos (mcorrectos) de v 69 y v
72, y obViamente también de Em~uAúlv, apenas mtehglble, en v 72
14 Ilmoloxll puede slgmflcar a) mUjer Joven (= VEaVL~) y b) cnada Pollux,
Onorn 3, 76 'Af-l<PL~oAóv Eon, nÓTEQov ~ALXlu~ TOUVOf-lU ~ T1JXll~
15 Cf mira, 294s
16 Bulhnger, 246B lo formula de modo gráfiCO «No le ataca un párroco o un
sacerdote, smo una Simple cnada que a nadie más podía asustan>
fesar a Jesús l ? La idea de los interrogatorios o procesos a causa de
la fe en Cristo que se dan en su propio tiempo, no les resulta ajena.
¿Cómo se comportarán ellos?, ¿permanecerán firmes como Jesús o
lo negarán como Pedro?
7ls Pedro tiene que luchar con el miedo. Aunque quiso «ver el fi-
nal» de Jesús (v. 58), ahora inicia la retirada a la mayor celeridad.
Pero ya en el portaPS, que marca el límite entre el palacio y la calle
«neutral», se produce el segundo incidente. Otra mujer lo ve salir 19
y alerta a los presentes en fórmula casi idéntica a la de la primera,
diciendo que «éste» andaba «con Jesús Nazareno». A Pedro se le
acrecienta el miedo. Niega a Jesús por segunda vez con una frase
contundente: «¡No conozco a ese hombre! »20. Hasta evita pronun-
ciar el nombre de Jesús y elige el despectivo «ese hombre»21. La
fórmula evoca de nuevo a los lectores y lectoras los textos que ha-
blan del juicio final: «¡No os conozco!» (ovx olba 'Ú~a~), dirá el
Hijo del hombre en el día del juicio a aquellos que no opten por él
(25, 12; cf. 7, 23). Pedro refuerza su negación con un juramento.
Está así en compañía de Herodes Antipas, que se comprometió con
juramento ante su hija en el asesinato de Juan Bautista (14, 7), y en
compañía del sumo sacerdote, que acaba de conjurar a Jesús (26,
63), mas no en compañía del Jesús que prohibió cualquier jura-
mento a sus discípulos (5, 33-37).
r4a El incidente es ya de dominio público, cosa que Pedro quería evi-
tar a toda costa con su retirada. Los presentes se acercan a Pedro y
confirman lo que la mujer ha dicho: «Tú también eres de ellos, se-

17 En la literatura patrística, (Ult)aQvEI01'tm slgm[¡ca a menudo «to apostatl-


ze» (Lampe*, 353) Esto vale ya para la época neotestamentana, cf 2 Tlm 2,12, Jds
4,2 Pe 2, 1, I Jn 2, 22s; Ap 2, 13; 3, 8, Herm v. 2, 2, 8, s 9, 26, 5, 9, 28, 4-8, Mart.
Pol 9,2, JustillO, Ap 1, 32, 6.
18 Ilu}.wv puede designar tanto un portal-pasillo como un portal mdepen-
diente (propileos, torre-puerta)
19 La oración partlClplal E~E}.1'toVl:a Etc; n)v ltuMiva hay que refenrla como
participIO conjunto a aUl:óv, y no entenderla como acusativo absoluto (así Lohme-
yer, 371, n 5), por no figurar aquí un acusativo anacolútlco m elíptico (cf Sch-
wyzer, Grammatlk n, 87s) El peculiar orden de palabras ha de entenderse desde
Mc 14, 68s: Mt umó dos frases que aparecen mdependlentes en Mc sm modlf¡car
su secuencia.
20 D. Daube, LlmltatlOns ofSelf-Sacrifice In Jewlsh Law and TradltlOn. Theol
73 (1969) 292-295, YGerhardsson*, 53-55 señalan que, en oplmón de los rabmos,
la abjuraCión del judaísmo en público es mucho peor que en pnvado, y que una ne-
gación directa es peor que una respuesta evasiva. También desde esta óptica hay un
claro agravamiento de la pnmera a la segunda negación
21. Bauer, Wb 6, s v. av1'tQúlltOC; 4b
guro». Aducen la prueba: el dialecto traIciona a Pedro. Se hace refe-
rencia, como suponen sin duda los lectores por v. 70 (raAlAa¡;o~!), al
dialecto arameo-galileo de Pedro que, como se sabe22 , se dIstmguía
del jerosolimitano por una cierta suavización de consonantes, en es-
pecial las guturales23 . Pedro pierde ahora24 totalmente los nervios.
Comienza a maldecir y a Jurar. La extraña palabra xU1;a{h::!lU1;L~ElV
aparece documentada por primera vez, dentro de la literatura anti-
gua, en Mateo. Deriva del sustantlvo xm;á{}E!la (= avá{}E!la) y sig-
mfica, lo mismo que el ava{}E!laTL~o marquiano, «maldecir». Ma-
teo la consideró posiblemente como un reforzamiento, al igual que
otros compuestos con xaTa25 . Análogamente a ava{}E!laTL~o, el ver-
bo es transItivo y hace esperar un complemento, que falta en este ca-
so. ¿En qué pensarían los lectores? ¿Se maldice Pedro a sí mIsmo,
anatematizándose en cierto modo si no dice la verdad?26 ¿ü maldi-
ce a aquellos que lo rodean? Más probable que esto me parece que
maldice a Cristo, como consta -aunque refendo a tiempo posterior-
por algunos procesos contra los cristianos27 . También allí se trataba

22 'Erub, 53 b = BIll 1, 157 refiere lo que se sabía en Bablloma sobre el dia-


lecto galileo y las anécdotas despeclivas que se contaban allí sobre los galileos No
hay por qué suponer, por tanto, en modo alguno que la comumdad narraliva que hay
detrás de Mt estuviera muy famillanzada con las circunstanCiaS locales (dicho sea
en senlido CrítiCO frente a Thelssen, Colorido local, 204) La que refiere Mt en v 73
puede mfenrio de Mc 14, 70 cualqUIer persona conocedora de las Circunstancias de
la época en el área del Mediterráneo onental
23 Cf las detalladas mvesligaclOnes de Dalman, Grammatlk, 56-68 y E Y
Kutscher, Studles In Gah/ean Aramazc (Bar-Han Studles m Near Eastern Langua-
ges and Culture), Ramat-Gan 1976,67-96 Kutscher concluye, partiendo de un am-
pho matenal, que no hay que exagerar las diferencias dialectales, eXistentes sm du-
da localmente
24 TÓ1:E, en combmaclon con ljQ~U1:O, destaca lo que sigue (cf 4, 17, 11, 20,
16, 21). El enfasls narralivo qUIere dar a entender que ahora se alcanza, para Pedro,
el grado de alarma máXimo
25 Cf xa'tuna'tELo{}m (5,13,7,6), xa1:aQuo{}m (25, 4), xa'tacpLAELV (26, 49)
26 Defienden hoy esta mterpretaclón, frecuente en todas las épocas, entre
otros B Schlatter, 764, Gmlka II, 437, Wlefel, 465 Cf Hch 23,121421 (con Éau-
1:0UC;), Rom 9, 3 Pero tales automaldlclOnes condicIOnadas nunca se expresan en
textos bíbhcos con el Simple verbo transllivo sm complemento
27 Esta mterpretaclón fue considerada mlclalmente por Maldonado, 592, Gro-
CIO II, 387 y Wolzogen, 427, pero descartada de nuevo Enfavorde ella hablan los pa-
ralelos hlstóncos Phmo, según Ep 10, 96, obhga a los cnstlanos arrestados a malde-
cir (<<maledlcere») a Cnsto, es para él una prueba segura de «mocencla» Bar Kochba
manda llevar (anayw{}m) a los cnslianos a lugares donde se mfhgen hombles casli-
gos, EL fU] aQvoLv'tO 'Ir]OOÜV 1:OV XQL01:0V xai f3Aaocp!']ftOLEV (Justmo, Ap 1, 31, 6) En
Mart Poi 9, Pohcarpo es mVltado "Oftooov AmooQ!']oov 1:0V XQLO'tOV Habla en
contra de esta mterpretaclón la necesidad de expresar también aqUl el complemento
Ilustración 29

del nomen ipsum, de la simple cuestión de pertenecer a Cristo y a la


comunidad cristiana28 • También en procesos cristianos parece haber
sido corriente un triple interrogatorio de los detenidos 29 •

directo Esta exégeSIS es defendida, entre otros, por Lampe*, 354, Merke1*, e Grap-
a
pe, D'un temple l'autre (EHPhR 71),1992,209-212, Yparece Imponerse hoy
28 P11ll1O, Ep 10,96,3, cf JustillO, Ap Il, 2 = BKV 1112, 85-87.
29 Mart PoI 9s, Phmo, Ep lO, 96, 3
De pronto, canta el gall0 30 . Entonces recuerda Pedro la predic- 74b-75
clón de Jesús en v. 35, contra la que él protestó en aquel momento
enérgicamente. Se ha cumplido al pie de la letra. Pedro sale afuera, a
la oscuridad de la calle31 , donde se libra del asedio de preguntonas y
preguntones. Fuera32 llora amargamente, señal de profundo arrepen-
tImiento. Aunque Mateo no vuelve a mencionar a Pedro nominal-
mente, ni deja constancia de una rehabilitación expresa a la manera
de Jn 21, 15-19, sus lectoras y lectores tienen claro que Dios perdo-
nará su defección de la fe. Pedro estará de nuevo en el monte de Ga-
lIlea, sin ser mencionado por el nombre (28, 16-20). ¿Recordarán los
lectores que los pecados contra el Hijo del hombre son perdona-
bles?33 Pero ni el texto, que no ofrece ninguna afinidad verbal con
12,32, ni la continuación del relato inducen a tales asociaciones.

Historia de la influencia 34

Pedro, como primer apóstol y príncipe de la Iglesia por un la-


do, y como figura simbólica del pecado y el arrepentimiento cris-
tiano por otra, marcó la espiritualidad de futuros cristianos y cris-
tianas. Comencemos haciendo algunas referencias a la historia del
arte: ya en sarcófagos paleocristianos del siglo IV aparece muchas
veces Pedro representado en compañía del gall0 35 . Parece que el
gallo debe entenderse en iconografia como símbolo del pecador

30 El debate sobre la eXistencia de galhnas y gallos en Jerusalén, contra la pro-


hibiCión de BQ 7, 7, no aporta nada al tema de la hlstoncldad del relato. ya los do-
cumentosJudíos muestran el mcumphmlento de una prohibición (cf. Bill. 1, 992s)
31 Acerca del momento en que canta el gallo, cf supra, 191, n 27.
32 La locahzaclón del arrepenttmlento de Pedro en el lugar de la actltallglesla
de san Pedro m Galhcantlt (o de sus construccIOnes antenores) en la pendiente del
monte SlOn, cerca de la denommada casa de Calfás (cf supra, 243, n 7), se re-
monta sólo al sIglo VIII, cf Kopp, Statten, 405-408
33 HipóteSIs de Gerhardsson*, 63 Ya Hllano 31, 5 = SC 258, 232 la expuso de
ese modo, cf tambIén mfra, n 40
34 La úmca monografia eXistente sobre la matena, Herron*, se ocupa sólo de
los Mc-par, y no aporta mucho, salvo la reimpresión de algunos extractos de co-
mentanos Importantes
35 E Dassmann, Die Szene Chrzstus-Petrus mlt dem Hahn, en E Dassmann y
otros (eds), Pletas (fS B Kottmg) (JAC E 8),1980,509-527, E Dmk1er, Die ers-
ten Petrusdarstellungen Em Beltrag zur Geschlchte des Petrusprzmats Marburger
Jahrbuch fur Kunstwlssenschaft 11-12 (1938-1939) 1-80, Ibld , 17ss, E Srornmel,
Beltrage zur Ikonographle des konstantlmschen Sarkophagplastlk (Theophanela
10), Bonn 1954, espec 88-137
arrepentid0 36 • Aparte el anuncio de Mt 26,30-35, también muy re-
presentado en los primeros tiempos, cabe distinguir en general dos
escenas: la negación y el arrepentimiento de Pedro. Ambas se aso-
cian en el impresionante relieve en bronce que adorna un tablero de
puerta de la catedral de Benevento (finales del siglo XII) (il. 29)37.
Aquí, a la izquierda del arco, aparece la criada -{}ugwgó~, según Jn
18, 17-, queriendo retener a Pedro del brazo. A la derecha se esce-
nifica en el mismo relieve el arrepentimiento de Pedro: ha salido
afuera, y llora; tiene la mano derecha cerrada en puño, que expresa
el arrepentimiento y quizá el enfado consigo mismo. Encima de él,
sobre el arco de puerta, está el gallo en gran tamaño. La represen-
tación del arrepentimiento
de Pedro como escena apar-
te es frecuente, sobre todo
desde el concilio de Trento,
cuando se fue dando mayor
importancia al sacramento
de la penitencia. Pongo co-
mo ejemplo el cuadro devo-
to de Guido Reni (il. 30Y8.
En él aparece Pedro con las
manos entrelazadas para la
oración. Inclina la cabeza al
lado izquierdo y hacia el
cielo, alza los ojos en gesto
lloroso. Su rostro expresa el
horror por su conducta y la
súplica a Dios implorando
perdón. El dramatismo se
acrecienta con el hombro
Ilustración 30 izquierdo hundido y el de-
recho alzado. Si leemos an-
te este cuadro un texto piadoso o una oración penitencial de la épo-
ca, cuadro y texto se elevan a la categoría de evento conmovedor.

36 P. GerIach, Hahn, en Le! 11,1974-207


37 Foto' Schiller, Ikonographle 11, 384, n° 199 La puerta de bronce quedó
muy detenorada en la destrucción de la catedral el año 1943, y se encuentra hoy en
el museo dIOcesano.
38 Errmtage, San Petersburgo Foto: E. MiUe, L 'art relzgleuse apres le conci-
le de Trente, Pans 1932, 66 descnpclón del cuadro por Stephan Bbslger
Ilustraclon 31

Una representacIón moderna ImpresIOnante del arrepentImIento


de Pedro es la lItografía de Otto DIX, del año 1958 (I1 31)39 La aus-

39 La obra de Hemnch Otto Dlx (1901-1969) esta marcada por el espanto de


dos guerras mundIales y por la lucha contra el faSCIsmo En su obra tardIa, postenor
a la Segunda Guerra MundIal, los temas blbhcos ocupan un gran espacIO Foto y
descnpclOn en A Stock, Ceslcht - bekannt undfremd Neue Wege zu Chnstus durch
Bzlder des 19 und 20 Jahrhunderts, Munchen 1990,30-39, foto lbld, 35 Una re-
presentaclon parecIda se encuentra, como vldnera, en la IglesIa de san Pedro de
Kattenhorn (Baden-Wurttemberg)
tendad del cuadro eXpreSIOnIsta evoca representacIOnes de la Igle-
SIa antigua El cuadro se mantiene totalmente en los tonos de rOJo
sangre y pardo Su centro lo ocupa el gallo, enorme, ergmdo sobre
un muro TIene las alas desplegadas y canta AbaJo, a la Izqmerda,
se ve el rostro contraído de Pedro, que sostiene las manos delante
del rostro y llora Detrás se pone el sol, encendIdo en roJo sangre
No hay un Cnsto en este cuadro que mIre a Pedro, sólo el gallo, que
canta amenazador ¿Una penItencIa sm gracIa?
Hago a contmuaCIOn una breve reseña de las lmeas pnncIpales
en la mterpretacIón conceptual de estas dos escenas

a) La negaclOn Las tres negacIOnes de Pedro son un borron en


la Imagen del pnnCIpe de los apóstoles, ya bastante detenorada en
el Nuevo Testamento

a) Por eso es comprensible que los exegetas se hayan esforzado en ex-


cusar a Pedro y relativIzar su culpa Un pnmer mtento de explIcacIOn lo ha-
ce Ongenes Pedro se halla en la «noche» y no ha sIdo aun santificado por
la muerte explatona de Jesus, no ha reCibido aun el Espmtu santo Por eso
estaba a tiempo de hacer pemtencla Solo despues de pascua y de pentecos-
tes nge el pnnClpIO de que, tras la apostasla de la fe, es Imposible una se-
gunda pemtencIa (cf Heb 6, 4 6)40 Otros estiman que, SI bien Pedro nego a
Cnsto por miedo y debilIdad humana, en realIdad no perdIO la fe 41 Un sutil
mtento de rescate hacen AmbrosIo e HIlano Pedro se limito a negar que co-
nociera a «ese hombre», no nego nunca al HIJo de DIos (cf 16, 16), a Jesus
DIOS «Con razon nego al hombre despues de haberlo conocido como
DIOS»42 Este genero de defensa de Pedro fue rechazado generalmente en la
exegesls postenor43 Una mterpretacIOn alegonca del patIO del sumo sacer-
dote absolvIO a Pedro por medIO de la «hlstona de la salvacIOn» Pedro -es-
cnbe Ongenes- esta «en el patIO de la letra que mata Como permanece aun
en las tradICIOnes y preceptos JUdIOS y en las doctnnas humanas, no confie-
sa a Cnsto»44 Los exegetas postenores suelen mdlcar que «en el patio de

40 Ongenes, 114 = GCS Ong XI, 238s Cf Agustm, Enar m Ps 112,7, 113,
16= PL 37, 11671189
41 Ongenes, C Cels 2,39, cf 45 = BKV l/52, 153, cf 158s, Cmlo de Ale-
Jandna, In Luc, sobre Lc 22, 57 = PG 72, 928, PrudenclO, Carmma Cathemerm 1,
57-60 = PL 79, 781, Leon Magno**, 9 (= 60), 4 = 129
42 AmbrosIO lO, 79-84 = CSEL 32, 485-487, cita 82 = 486, Similar Hllano
Ibld, 32, 4 = SC 285, 244, cf Ibld, 31, 5 = Ibld , 232
43 Jerommo, Ep 42,2 (ad Marcellam) = CSEL 54, 316s, atnbuye esta expb-
caClOn a Novaclano, que neutrahzana aSI este texto favorable a la readmlslOn de los
lapsl
44 Ongenes, fr 541 = GCS Ong XII, 220
Calfás no es posIble una verdadera pellltencla45 . El patlO de Catfás pasa a ser
entonces símbolo del mundo perverso (<<no podemos hacer pellltencla per-
fecta baJo el mal»46) o -mtenonzadcr- símbolo de la «mente obcecada»47
~) Pero se mtentó Igualmente descargar la culpa de Pedro, al menos
parcIalmente, en otros Pedro reconoce en Actus Vercellenses haber negado
tres veces a Jesús, pero declara que no fue el ÚlllCO culpable, porque «las
personas que me rodearon (eran) perros rablosos»48 Muchos exegetas me-
dIevales conocen al menos uno de estos perros rabIosos (,o una perra rablO-
sal) es la cnada que provocó la negacIón de Pedro El género femenmo con-
tnbuyó así con su pecado a la muerte de Jesus y, en consecuenCIa, partIcIpó
tambIén en el efecto redentor de su paslón49 Esta Idea asoma con frecuencIa
en las exégesIs medIevales, que comparan tamblen a la cnada con Eva, Eva
sedUJO a Adán, la cnada sedUJO al príncIpe de los apóstoles 50 LEn que con-
SlStlO el pecado de la cnada? Era cunosa y charlatana típIca mUjer (1)51

b) El arrepentlmlento de Pedro. Mucho más Importantes que


todas las consIderacIOnes acerca de la negacIón de Pedro son los pa-
receres sobre su arrepentImIento y sus lágnmas. A JUICIO de los exe-
getas, nuestro texto no posee un sentIdo negatIvo smo POSItIvO

a) IgleSia antigua y Edad Media la dlsclplma de la penitencia El tex-


to desempeñó un papel Importante en los debates con los defensores de No-
vaClano y donatIstas en torno a la readmISIón de los lapsl Pedro negó a
Cnsto, mas no perdIó la fe y luego se arrepmt10 smceramente 52 Es «un
ejemplo de esperanza y de pellltencla»53 y una mVltaclón del Señor a los pe-
cadores «á revelllr á lUl-meme, qUl transcend tous les péchés»54 Los exe-
getas de la IgleSIa antIgua y de la Edad MedIa denvan de nuestro texto con-
clUSIones generales para la práctIca mstItuclonaltzada de la pellltencla en la
IgleSIa Pedro, llamado a ser cabeza de la IgleSIa, cayo para dejar claro que
nadIe puede apoyarse en sus propIas fuerzas 55 Con este epIsodIO se dlO al
pastor de la IgleSIa «una norma de mdulgencla para que, conocIendo en SI

45 «In atno Calphae sedens non poterat agere paemtentIam» (Jerommo, 262)
46 Chnstmn von Stavelot, 1484
47 Teofllacto, 457
48 Hechos de Pedro 3 = Schneemelcher 11',265
49 Beda, 119, Estrabon, 172, Ludolfo de Sa]oma**, 60, 17 = 45
50 Estrabon, 172, Pmder**, 118, AretlUs, 217
51 ChnstIan von Stavelot, 1483 «Cunosum (= cunoso) ammal (= ser vlVlente)
est femma, et ardens novltate Et lsta vel lila aha femma non potuerunt tacere »
52 Documentos en Lampe*, 362-368
53 Gregono Magno, Hom 25, 10 = OC 28/II, 468
54 Efren 20, 14 = 353
55 Leon Magno**, 9 (= 60), 4= 129
mismo la fragllHiad de otros, sea misencordlOso con ellos»56 DlOS deJÓ tro-
pezar a Pedro para que los clérigos que han alcanzado también el perdón
tengan misericordia con las debilidades de los subordlllados a ellos57
~) IgleSia antigua y Edad Media Pedro como modelo de verdadero
arrepentimiento El arrepentimiento de Pedro es grande «Nada más oír el se-
gundo canto del gallo, reconoclO su culpa y, sallendo Slll tardanza de en me-
diO de los paganos, lloró amargamente, con grande y cordial arrepentimien-
to, por la muy grave deslealtad de su negaclOn»58 Su arrepentimiento se
mamfiesta, pues, en las lágrimas Se habla mucho de ellas porque en las lá-
grimas aparece la fuerza del bautism0 59 , y ellas son el VInO de los ángeles60 .
Pero las lágrimas de Pedro no son una obra meritona «Lo que yo leo es 'sus
lágrimas'; no leo nada sobre satisfaCCión (satlsfactlO)>>, escribe AmbroslO61,
muy citado postenormente El slmple arrepentlmlento es tan grande que elI-
mllla cualqUier castig062 La Edad Medm conoce un «ardo poemtentiae Petrí»
que lmplIca tres cosas 63 la pnmera es el canto del gallo, que hiZO recapaci-
tar a Pedro Para la exégesls alegonca de la Edad Media, el gallo slmbolIzaba
el sermón 64 , o al predlcador65 La segunda es algo que no figura en el texto
mateano, smo en el lucano «El Señor, volvléndose, echó una mlrada a Pe-
dro» (Lc 22, 61) Jesús, «en medIO de las calumniaS de los sumos sacerdotes
y las declaraclOnes de los falsos testigos, en medlo de los lllsultos de los que
le golpean y escupen», se vuelve y busca con la mlrada al discípulo vacilan-
te «y la mlrada de la verdad tocó el corazon del apóstol, donde se lba a pro-
dUCir su conversióm>66 AmbroslO ora en este pasaje «Míranos, Señor Jesús,
para que sepamos llorar nuestro pecado»67 La mirada de Jesús expresa la ex-
penenCla de la gracla El tercer paso son las lágrimas de arrepentlmiento, el
llanto por el pecado proplO En este punto, los mistenos de paSión y otros tex-
tos msertan a menudo una dramátlCa lamentaCión de Pedr068 «Nmgún héroe

56 Bruno de Segm, 208, SimIlar en Hehand, 168


57 Ludolfo de Sajoma 60, 21 = 49 «Praelatus eccleslae debet esse tahs, qUl
mflrrnltalibus subdltorum compali sClat»
58 Tomas de Kempls**, l/2, 8 = 73
59 Leon Magno**, 9 (= 60), 4 = 129
60 Bernardo de Claraval, segun Lapide, 512
61 AmbrosIO 10, 88 = CSEL 32, 489 La contmuaclOn dice «Sed quod defen-
di non potest ablUl potest Lavent lacnmae dehctum quod voce pudor est confiten»
62 «ContntlO potest esse tanta, quod tollat omnem poenam» (Ludolfo de Sa-
joma**, 60,19 = 48) Cf ademas Id, 60, 21 secundum = 49
63 Ludolfo de Sajoma**, 60, 19 = 48, despues de Gregono Magno
64 Teofilacto, 457 El canto del gallo se asocia en el con la llamada a la vlgl-
lancla
65 Por ejemplo Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2302 Segun Anselmo de Laon,
1479, el gallo es, «myslice», el maestro de la IgleSia
66 Leon Magno**, 3 (= 54), 5 = BKV l/55, 93
67 AmbrosIO 10,89 = CSEL 32, 489
68 Por ejemplo en el Donaueschmger PasslOnssplel, v 2414ss (= Touber**,
168) o en el Luzerner Ostersplel, v 778lss (= Wyss II**, 120s)
ha Visto en su Vida, por larga que haya sido, a un hiJO llorando y lamentando
de ese modo sus palabras», leemos en HelIand69 Ulnch Pmder puede refenr,
haCia 1500, que Pedro llevo en adelante un pañuelo consigo a lo largo de su
vida, porque lloraba a menudo al recordar su negaclOn70 El arrepentimiento
se concreta fmalmente en la despedida del mundo Pedro abandona el patIO
del palacIO del sumo sacerdote «Es muy peligroso que algUien qUiera hacer
pemtencla entre la gente del mundo»71 Hay que poner a Pedro como ejemplo
porque «sale afuera, abandona la reunlOn de los malos y busca un lugar solI-
tano, que es Idoneo para las lagnmas y la pemtencla»72
y) Nuevos acentos en la Reforma Al ocuparme ahora de los nuevos
acentos que se pusieron en este texto con la Reforma, qUiero dejar claro
que se trata de acentos que ahondan en la Idea tradicIOnal del arrepenti-
miento y la pemtencla, sm alterarla baslcamente
Para Calvmo, la calda de Pedro es «un claro espejo de nuestra debili-
dad, pero su pemtencla es un notable ejemplo de la bondad y mlsencordla
de DIOS»73 Con esto quedan ya mencIOnados los dos acentos mas Impor-
tantes de la exegesls en la Reforma El pnmero pone de relieve el pecado
de Pedro En el «piadoso Pedro» hemos de «reconocer nuestra debilidad
no debemos basar nuestra segundad en otras personas nI en nosotros mis-
mos» La Calda de Pedro «es espantosa y grave, como sabe el mismo mejor
que nadie, y por eso no permanece mas entre la gente, smo que se escabu-
lle y llora amargamente»74 La Reforma no minImiZa, pues, nI disculpa la
defecclOn de Pedro, smo que la subraya Bullmger se revuelve contra aque-
llos que «decidieron por todos los mediOS paliar, disculpar y expurgar la
calda de Pedro»75 La Reforma tampoco pondera excesivamente el arre-
pentimiento de Pedro Su penItencia es mas bIen «caldenlla», segun Cal-
vmo, porque no es publica Pedro escapa por miedo y «no se atreve a llorar
ante testigos»76
Pero tanto mayor es la gracia de DIOS Y llegamos aqUl al segundo
acento Importante para la mterpretaclOn que hace la Reforma La mIrada
de Jesus a Pedro signIfIca los «destellos de gracia» que penetran en su co-
razon77 El Pedro renegado, segun Lutero, «no guarda nmgun destello de fe
en el corazon», pero la palabra de DIOS lo sostiene en su angustIa78 La pa-
labra de Jesus que sostiene a Pedro, angustiado y llorandose a SI mismo,

69 Hehand, 167
70 Pmder**, 117
71 Bernardo de C1araval, en Ludolfo de SaJoma**, 60,18 = 48
72 Ludolfo de SaJoma**, 60,19 = 48
73 Calvmo n, 354
74 Lutero (WA 52)**, 765s
75 Bullmger,246B
76 Calvmo n, 358
77 ¡bzd
78 Lutero (WA 52)**, 868
procede del evangelio de Lucas: «He pedido por ti, para que no pierdas la
fe» (Lc 22, 32). Tampoco ayuda nada en su situación el más riguroso ejer-
cicio de penitencia. En un aria de la Pasión de Brockes, Pedro se acusa y
luego pide clemencia a Jesús:
¡Llora, vergüenza del género humano!
¡Gime, esclavo de horrendos pecados!
¡No es buena el agua de lágrimas!
¡Llora sangre, pecador empedernido!
Pero, ¿cómo? ¿Quiero perderme desesperado?
No; mi angustiado corazón, mi alma afligida,
pedirá clemencia
a la infinita bondad de JesÚs 79 •

Así pues, las exégesis inspiradas en la Reforma conciben la dis-


tancia entre el pecador y el Dios misericordioso más radicalmente
aún y con mayor rigor que en la tradición de la exégesis católica.
No hay aquí intentos de minimizar la caída de Pedro. Sin embargo,
yo no veo una diferencia sustancial entre la tradición exegética de
la Iglesia católica y la de la exégesis evangélica: en ambas tradi-
ciones, la palabra de Dios -el canto del gallo- desencadena la con-
versión de Pedro; la luz de la gracia (<<mirada» de Jesús) es lo de-
cisivo; el llanto de Pedro no es un ejercicio penitencial meritorio.
De ese modo, el camino de arrepentimiento que describen los exe-
getas protestantes a la luz de nuestro texto parece muy afín al de
los católicos 80 •

Resumen

Mateo habría suscrito sin duda la mayor parte de estas conside-


raciones, entendiéndolas como desarrollo del sentido que él atribu-
yó a esta historia. Quizá se mostraría reticente ante los intentos de
minimizar la caída de Pedro. Pedro es para él el prototipo del cris-
tiano «de poca fe», tal como es realmente, mezcla de confianza y te-
mor (14, 28-31), fe y protesta (16, 16-20), caída y arrepentimient08l .

79. Brockes**, 101.


80. También Musculus, 581 s menciona tres etapas: 1) Pedro se acuerda del Se-
ñor, al que ha abandonado. 2) Le duele el pecado; llora. 3) Deja la compañía de los
que le dieron ocasión de pecar. Similar Bullinger, 247B.
81. ef. el excursus «Pedro en el evangelio de Mateo», vol. 1I, espec. 6l2s.
Mateo nunca concIbe esta mezcla en el sentido de que lo oscuro
nunca es tan malo en el fondo, SInO basado SIempre en la expenen-
cm de que la fuerza del «Enmanuel», Jesucnsto, puede con lo más
oscuro. Mateo no tomó a la lIgera la defeccIón de Pedro; de otro
modo no lo habría presentado negando lo que en la fe es central:
«andar con Jesús» (v 69.71). Pero le contrapuso la fIrmeza y el
tnunfo oculto de Cnsto, e Insertó la hIstona secundana de Pedro en
su hIstona capItal de Cnsto. Por esta deben onentarse sus lectores,
y comprobar así que hay una perspectIva mayor y más poderosa que
la representada por ellos con su mIedo, claudIcacIón y arrepenti-
mIento. Leída desde esta perspectiva, la hIstona de Pedro es una
hIstona de esperanza.

e) La sentenCIa de muerte (27, ls)

BlbllOgrafia sobre PIlato Bammel, E , PIlate and Syrzan Comage, en Id ,


Judazca (WUNT 37), 1986,47-58, Bhnzler**, 260-273, Bond, H. K, Pon-
tlUS PIlate m HIstory and InterpretatlOn (MSSNTS 100), 1998, Brown 1**,
693-705, Kneger, K S, PontlUs Pdatus - em Judenfemd? BN 78 (1995)
63-83, Lémonon, J P, PIlate et le gouvernement de la Judée textes et mo-
numents (EtB), 1981, McGmg, B C, Pontzus PIlate and the Sources CBQ
53 (1991) 416-438, Schurer-Vermes 1, 383-388; Stauffer, E, Chrzstus und
dIe Caesaren, Munchen-Hamburg 1966, Stem, M, The Provmce of Ju-
daea, en The JewIsh People m the Flrst Century (CRI lIl), ed por S Sa-
fraI-M Stem, 1974,308-376
Más bIbhografia** sobre la hIstona de la paSIón y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46

1 Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancia-


nos del pueblo tomaron la decisión de matar a Jesús 2 y, atándo-
lo, lo condujeron a Pilato, el gobernador, y se lo entregaron.

Análisis

El v 1 vuelve a 26, 69-75 YCIerra el proceso ante el sanedrín, que ha-


bía comenzado en 26, 59 con palabras SImIlares 1 El v 2 SIrve de tranSICIón

1 Son comunes ol aQXLEQEiC; "UTa TOU 'I1']aou, ónoc; o en su caso ma-


TE, auTOV ~avaTW-
al proceso de Jesús ante PIlato, que se descrIbe desde v II Los cambIOs
respecto a Mc 15, 1 son todos redacclOnales 2

Explicación

Entretanto ha amanecid0 3 • «Todos» los sumos sacerdotes y los


ancianos del pueblo acuerdan dar muerte a Jesús; sin duda se quie-
re significar de nuevo: todo el sanedrín (cf. 26, 59). La formulación
hace recordar 26, 3s. El sanedrín alcanzó el prImer objetIvo de
aquellas deliberaciones; Jesús está ya detemdo. Ahora resta lo se-
gundo: su muerte. La sorprendente expresIón OV!l130'ÚALOV AU!ll3á-
VELV es un mateísm0 4 . El sustantivo OV!l130'ÚALOV es un vocablo tar-
dío y raro, pues la mayor parte de los documentos son cristianos. El
significado básIco de OV!l130'ÚALOV es «reunión»; pero este sigmfi-
cado no es compatible con AU!ll3ávELVs. La explicación corriente di-
ce que detrás de OV!l130'ÚALOV AU!ll3ávELV está la expresión latina
«consI1ium capere»6, y por eso OV!l130'ÚALOV debe traducirse por
«plan» o «deciSIón»? Es muy posible, y más cuando un autor anti-
guo entiende OV!l130'ÚALOV expresamente como equivalente de «con-
sihum»8. La traducción corriente por «tomar una decisión», ofreci-
da aquí como en los restantes pasajes, está justIfIcada porque el
plan tramado pasa inmediatamente a la práctIca, lo mismo que en
27, 7 Y28, 12. El sentido es, por tanto: el sanedrín condena a muer-
te a Jesús formalmente al final de la sesión, cuando ha amanecido.
Esto se confirma con la reacción de Judas al ver que «habían con-

2 Son mateanos, segun vol 1,42 (Mateo 1, 57ss) en v 1 YLVO[1aL, (JU[1~OU­


ALOV Aa[1~avW, nii<;, dos grupos adversanos de Jesús con TOÜ Aaoü, )tata TOÜ 'IT]-
(Joü (cf 12, 14,26,59), &on" en v 2 anayw (cf 26, 57), ~YE[1WV
3 IIQwLa es un adJetIvo (nQwLO<; = temprano, para completar con &Qa) con-
vertIdo en sustantIvo La mdlcaclón de la hora es de Igual construccIón gramatIcal
que o\jJ[U<; bE YEVO[1EVT]<; de 26, 20, 27, 57
4 12,14,22,15,27,1 7,28, 12
5 El caso es dIferente en Mc 15, 1 ((J ltüLELV o tamblen hüL[1a~Hv), donde sí
es pOSIble, en el plano hngUlstIco, la hIpótesIs cornente de una segunda sesIón del
sanedrín por la mañana
6 «Hacer un plan», cf OLD, s v constllUm 5b (= 416)
7 P BenOlt, Der Prozess Jesu, en Id , Exegese und Theologle (KBANT),
1965, 135s El úmco documento no cnstIano para OU[1~OUALOV AU[1~aVELv = «decI-
dIr» es el texto no datable, probablemente tardío, de Esopo, Fab 239, ahter (= ed
por E Chamby, Fabulae [duodecasyllabl), Pans 1926)
8 Plutarco, Romulus 14 xwvmALOv TO (JU[1~OUALOV xUAoümv
denado a Jesus» (v 3) y acto seguIdo, lleno de remordImIento, acu-
de a los sumos sacerdotes9
El sanednn ordena luego atar a Jesús y conducIrlo al prefecto PI- 2
lato Mateo no IndICa dónde se emplazaba el tnbunal La hIpóteSIS
hIstóncamente mas probable es que Ptlato celebraba los JUICIOS en su
resIdencIa de Jerusalén, es decIr, en el palacIO de Herodes, cerca de
la actual puerta de Jafa, y no en la torre Antoma, sItuada en las In-
medIacIOnes del templolO Jesús había anuncIado ya detalladamente,
en 20, l8s, su «entrega» a los paganos «lo condenarán a muerte y lo
entregarán a los paganos, para que se burlen de él, lo azoten y lo cru-
CIfIquen, pero al tercer día resucItara» Su condena se produce aho-
ra, los restantes sucesos SIguen InmedIatamente
Mateo menCIOna aquí a Ptlato por pnmera vez, y con su nombre
y el cargo que ejerce En todos los pasajes SIgUIentes, el evangelIs-
ta da úmcamente el nombre o el cargo, SIempre ilyqlúlv El voca-
blo, traduCIdo nonnalmente por «gobernador», es una desIgnaCIón
no técmca que sIgmfIca «dIrIgente» en general, y es aplIcable tam-
bIen a príncIpes o emperadores!!

Pondo Pilato

Pontms Pl1atus procede del clan sammta de los «Pontlm «Pl1atus»--el


armado con un dardo (pllum)- es su cognomen, se desconoce su prenom-
bre PertenecIa a la clase de los eqUltes y, segun una mscnpclOn maugu-
ral hallada en Cesarea, eJerclO de «praefectus Iudaeae» para el tlbeneum

9 Km:m'QLVúl de Mc 14, 64 es omitido por Mt en 26, 66 Ydesplazado a 27, 3


10 Cf la exposlclOn pormenonzada del debate en Bhnzler**, 256-259,
Kopp, Statten, 412-421, Brown 1**, 705-710, Y sobre todo P Benolt, PratorlUm
Llthostroton und Gabbatha, en Id, Exegese und Theologle (KBANT), 1965, 149-
166 En la torre Antoma se estab1ecla el tnbuno con una cohorte En favor del pa-
lacIO de Herodes cabe adUCir muchos documentos de Josefo y Fllon, cf BenOlt,
Pratonum Llthostroton und Gabbatha, 153-159 y tamblen la deslgnaclOnjoam-
ca de fa1313m'ta 19, 13 (= (,lugar alto?), porque la torre de Herodes es el lugar mas
elevado de Jerusalen En favor de la torre Antoma solo cabe adUCir dos «argumen-
tos» 1) el AU'tOOlQúllOV de Jn 19, 13, que se Identifico con un lugar situado en el
area de la torre Antoma y recubierto con una losa calcarea de sorprendente tama-
ño (pero que probablemente solo se remonta a la epoca en que se fundo Aeha Ca-
pltohna), y 2) la ublcaclOn actual de la consuetudmana «Vla Dolorosa» La Iden-
tlflcaClOn del Praetonum con la torre Antoma se remonta a la epoca de las cruzadas
(Kopp, Statten, 421)
11 Mt 2,6 (pnnclpe), MonumentumAncyranum Gr 7,9 (= pnnceps, empera-
dor) Josefo, Ant 18, 55 cahflca Igualmente a Pilato como ~yqtúlV
locaP2, es decir, de e:n;aQXo~ y no de «procurator» (en gnego, emtQo-
:n;0~)13 PIlato fue gobernador desde el año 26 hasta prmclplOs del 37, un
penado de tiempo relativamente largo, Igual de largo que el de su prede-
cesor Valeno Grato (tiempo de gobierno 15-26 d C ), como salia ocurnr
baJo el emperador Tlbeno l4 ResldlO en Cesarea, solo Iba a Jerusalen para
las fiestas y se hospedaba siempre, muy probablemente, en la torre de He-
rodes (Filan, Leg 299, cf Josefa, Bell 2, 301) Conocemos su actiVidad no
solo por los evangelios, smo tamblen por Filan (Leg 299-305) y Josefa
(Bell 2, 169-177, Ant 18, 55-62 85-89) Ambos refIeren algunas actua-
cIOnes de PIlato contra JudlOs y samantanos hostiles, que mOVieron alle-
gado SinO VItelio a enviarlo a Roma para rendir cuentas l5
La valoraclOn de PIlato ha Sido muy discutida tanto en la antIguedad
como en la epoca moderna En los evangelios sale relativamente bien li-
brado, pero solo relativamente Aunque el PIlato lucano proclama la mo-
cencla de Jesus, Lucas lo cataloga entre los malos gobernadores, como
Felix, por ejemplo, y no entre los correctos, como Festo Al PIlato Joamco
no habna que valorado posItivamente demasiado a la ligera, como busca-
dor de la verdad (cf Jn 18,38) PIlato pasa literalmente de la verdad, y
por ello se hace complice de aquellos que no aceptan la verdad los JudlOs
hostiles a Jesus En Marcos, PIlato no queda mas o menos absuelto, smo
que «he plays a vital part m the cham of events leadmg to the cruclfIxlOn
and shares the gUllt mvolved therem»16 Filan lo califIca, con eVidentes fi-
nes retoncos, muy negativamente en una carta fIctiCIa de Agnpa al em-
perador, PIlato aparece como enemigo mortal del Judalsmo, cuya mal-
dad l7 contrasta con la gran generosidad del emperador Tlbeno Tamblen
Josefa, que da muchas mformaclOnes hlstoncas sobre Pllato, pero solo
negativas, lo presenta -menos drastIcamente- como gobernador malvado
e mcapaz

12 Texto en Stern*, 316, Bond*, 12


13 El pnmer titulo es militar, el segundo, civil (algo aSI como «plempotencJa-
no», por ejemplo en ocasIOnes de negoclaclOn) No comporta una dlstmclOn de fun-
cIOnes Desde ClaudlO se hiZO cornente el titulo de «procuratom
14 No hay que mfenr, por tanto, del largo penodo de gobierno de Pllato que se
hubiera acreditado como gobernador
15 No se sabe SI la dura mtervenclOn contra los samantanos le costo el cargo,
como afirma Josefo, Ant , o SI lo perdlO Simplemente por la muerte de Tlbeno y al
haberse anunCiado mmedlatamente un relevo
16 Bond*,117
17 Filon no ahorra las caractenzaclOnes poco halagueñas de su persona (TT]V
<plJ<JW UXCq.lJtTT]'; [mflexlble], flETa TOí} am'tabolJ'; [obstmado], UflHALXTO'; [cruel],
Leg 301) y de sus actos (bwQoboXLaL [sobornos], iJ~QH'; áQJtuYaL, ULXLaL [tortu-
ras], btT]QELaL [ofensas], UXQLTOL XaL EJtUAAT]AOL <pOVOL [asesmatos en sene sm pro-
cedimIento JudiCial], UVT]VlJ'tO'; XaL UQyuAEWTUTT] Wf.lOTT]'; [mfmlta e hmente bru-
talidad], Ibld ,302)
Su Imagen oscila en la mvestlgaclOn moderna hay toda clase de matI-
ces, desde un JUICIO muy negatlvo l8 , pasando por otro moderadamente po-
Slt1V0 19 , hasta uno muy POSItiVO que presenta a Pilato como un gobernador
activo y capaz, aunque algo msenslble 20
Es muy dificil establecer la verdad obJetiva, porque hay actos de PIla-
to susceptibles de JUICIOS diferentes, y que ya en su tiempo se estimaron di-
versamente, por ejemplo, la construcclOn, muy utll en SI, de un acueducto
para Jerusalen con dmeros del tesoro del templo, o la acuñaclOn de mone-
da con los emblemas paganos cornentes 21 Sm poder razonar esto en con-
creto, mdlcare en pocas frases lo que yo veo en Pllato el no fue, desde lue-
go, el enemigo fanatlco de los JudlOs que eJerclO su funesto gobierno en
Palestma, supuestamente como favonto del «Hitler» antiguo, SeJano, el
que fuera en tiempos todopoderoso prefecto del preton0 22 Pllato fue un
gobernante energlco, pero bastante desconsiderado y brutal, sm senSibili-
dad para la sltuaclOn religIOsa y cultural especIfica de su provmcla La po-
sibilidad de «absolverlo» hlstoncamente tiene unos limites relativamente
estrechos, a mi JUICIO Sobre todo las medidas «severas» -dIcho eufemls-
tlcamente- refendas por Josefo y confmnadas por Fllon y, en parte, por Lc
13, 1, medidas que no se cuentan precisamente de su predecesor Valeno
Grato m de Vltelio, gobernador de Sma, me llevan a conclUir que solo hay
humo donde hay fuego

f) Las tremta monedas de plata (27, 3-10)

Blbhografia BenOlt, P, Der Tod des Judas, en Id, Exegese und Theologle
(KBANT), 1965, 167-181, Daube, D, Judas California Law Revlew 82
(1994) 95-108, Desautels, L, La mort de Judas (Mt 27,3-10 Act 15-26)
ScEs 38 (1986) 221-239, Goetz, O, «Hle hencktt Judas», en H Wetzel
(ed), Form und Inhalt (FS O Schmltt), Stuttgart 1950, 105-137, Knowles,
Jeremwh, 52-81, Lake, K, The Death of Judas, en F Jackson-K Lake

18 Schurer-Vermes*, Stauffer*, Stern*


19 Bhnzler**, Brown*, Lemonon* (274 un gobernador comente), Kneger*
(82 PI1ato se mueve «totalmente en el marco jundlco de la coertlO gubernativa»),
Bond* (cf espec 93203-207)
20 McGmg*
21 Bammel*, 47-50 emite un JUICIO sobno, onentado en conSideraCIOnes pre-
dommantemente economlcas
22 La verslOn novehstlca de PI1ato como un vahdo de Sejano se la debemos a
Stauffer*, 126-132 Carece de toda base en las fuentes Para advertir lo absurdo de
esa Idea basta recordar que Tlbeno mantuvo a Pllato en su puesto mas de cmco años
despues de la calda de Sejano Sobre la «tesIs Sejano», cf las vahosas observacIO-
nes de Kneger*, 65s 76-79
(eds), The Beglnmngs ofChnstzamty V, relmpr Grand Raplds 1979,22-
30, Lmdars, B, New TestamentApologetlc, London 1961, 116-122, Moo,
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E, SUIcide In theAnclent World Re-Examlnatzon ofMt 27,3-10 LTP 49
(1993) 505-522, Wolff, e, Jeremla 1m FruhJudentum und Urchnstentum
(TU 118), 1976, 159-166
Mas blbhografia sobre la hlstona de la paSlOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46
Más blbhografia*** en el excursus sobre Judas, ¡'!fra, p 329s

3 Entonces Judas, el que lo entregó!, viendo que había sido


condenado, se arrepintió, devolvió las treinta monedas de plata
a los sumos sacerdotes y a los ancianos, 4 y dijo: «Pequé entre-
gando sangre inocente». Ellos dijeron: «y a nosotros ¿qué? Tú
veras». 5 Entonces arrojó las monedas hacia el santuario y se
marchó; luego fue y se ahorcó. 6 Los sumos sacerdotes recogie-
ron las monedas y dijeron: «No es lícito echarlas en el tesoro de
las ofrendas, porque son precio de sangre». 7 Pero tomaron un
acuerdo y compraron con ellas el Campo del Alfarero como lu-
gar de sepultura para los forasteros. 8 Por eso aquel campo se
llama todavía hoy «Campo de sangre». 9 Entonces se cumplió el
oráculo del profeta Jeremías 2:

y tomaron las treinta monedas de plata,


cantidad en que fue apreciado
aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel3,

l IluQullu'lou¡;, como en 26, 25 46 Algunos sectores de tradlclOn (B, L Y


otros) leen el participIO aonsto ltaQallou¡;, como en 10, 4
2 Unos pocos manu~cntos enmiendan la erronea mdlcaclOn 'IEQEfHOU con Za-
XaQLOU (sobre todo, sectores de la tradIClOn sIrIa), o la omiten (<1>, sectores de la tra-
dlclon latma, smaca y copta)
3 Es difiCil de traducir Muchos comentanos en aleman entienden El.a~OV co-
mo pnmera persona de smgular y traducen «y tome de los hiJOS de Israel» (p eJ
Klostennann, Schwelzer, Wlefel) Pero eso es Imposible, a mi JUICIO, desde el con-
10 Y las dieron4 por el Campo del Alfarero,
como me lo había mandado el Señor.

Análisis

1 Estructura El texto es fácIl de articular Consta de tres seccIOnes


Sólo la pnmera, v 3-5, habla del arrepentimIento y la muerte de Judas El
título «la muerte de Judas» que se suele poner a este texto en las exégeSIS,
dICe por tanto mas sobre el mterés de los exegetas que sobre el contemdo
del texto íntegro La segunda seCClOn, v 6-8, refIere lo que hacen los su-
mos sacerdotes con las tremta monedas de plata y -al estilo de una leyen-
da etlOlóglca- cómo el «Campo del Alfarero» pasó a ser «Campo de san-
gre» El v 8 es formalmente un comentano fmal a la narracIón La tercera
seCCIón, v 9s, es otro comentano a la narraCIón, y certIfIca lo narrado en v
6s con una cIta de cumplImIento Esta cIta repIte un gran número de pala-
bras del relato precedenteS, y los lectores tienen la ImpresIón de que el pro-
feta había vatIcmado toda la cadena de sucesos hasta el último detalle La
palabra guía que determma el texto entero es (rQLuxoV'tU) aQyúQLu (v 3 5
6 9) Por eso la utilIzo en mI título
Es muy llamativo el puesto que ocupa este pasaje en el contexto Inte-
rrumpe la hlstona del proceso de Jesús Esta mterrupclón lleva a tensIOnes
en la superfICIe textual los sumos sacerdotes y los anCIanos, a los que acu-
de Judas, están en el templo según v 6, pero segun los v 2 12 se encuen-
tran en el pretono de PIlato En el plano del tIempo narrado, la secclOn es
una prolepSIS, sm que Mateo lo dIga claramente Sólo después de la muer-
te de Jesús es pOSIble calIfIcar las tremta monedas de plata como «dmero
de sangre», y llamar al Campo del Alfarero «Campo de sangre» La mter-
pretaclOn debe explIcar, por tanto, por qué el evangelIsta coloca aquí esta
seCCIón, mterrumplendo el curso del relat0 6

texto Entonces resta, como mejor poslblhdad, entender ano 'tWV ULWV 'IagaT]A o a)
como sUjeto o b) como apOSIClOn al mnombrado sUjeto «ellos», las dos veces en
sentIdo partItIvo (BI-Debr-Rehkopf § 209, 3) Hay una ehpsls, es precIso completar,
como en 23, 34b, con nVf~ Poslblhdades de traducclOn a) «a qUIen pusIeron pre-
CIO (algunos) de los hIJOS de Israel», b) «a qUIen pusIeron precIO los (es deCIr, algu-
nos) de los hIJOS de Israel»
4 TestIgos textuales Importantes (K, W, sy y otros) leen E6wxa, pnmera perso-
na de smgular, y entIenden aSI el ambIguo EAa~ov como Zac 11, 13 LXX
5 Aa~OVl:f~ EAa~ov (v 6a 9b), 'ta ('tgLaxov'ta) agYUgLa (v 6a 9b, cf v
35), 'tLIlT] (v 6b 9c), aygo~ mu xfgallfw~ (v 7 lOa, cf v 8)
6 Problemas SImIlares surgIeron en el plano narratIvo con la «retrospectIva»
de 14, 3-11, cf vol n, 513 Mt no se percato qUlza de ellos
2 RedacclOn y fuente Los v 3-10 constItuyen el fondo espeCial mas
extenso dentro de la hlstona mateana de la paslOn Los v 3-8 y la formula
mtroductona sobre la cita de cumplimiento contIenen abundantes señales
de lenguaje redacclOnaF Solo en la propia cita de cumplimiento (v 9bs)
faltan casI totalmente dichas señales (,El relato es una compOSIClOn de Ma-
teo? Indican lo contrano, no tanto los hapax legomena mateanos, relatIva-
mente escasos, m las formulaCIOnes no mateanas 8, cuanto otras dos obser-
vacIOnes 1 EXiste en Hch 1, 18s una vanante a la tradlclon sobre la muerte
de Judas y sobre el campo de sangre En ambos casos se habla de la muer-
te de Judas y de la compra de un campo que es llamado, en aluslOn a esa
muerte, «Campo de sangre» Al menos en esos extremos, por tanto, hay una
tradlclOn previa a Mateo los v 7s sobre todo 2 Los textos del fondo espe-
Cial mateano son en buena parte mateanos en el lenguaJe y tradiCIOnales en
el matenal El Ciclo de hlstonas de la mfancla (1, 18-2,23) son un buen
ejemplo para est09
Resumen Hay que admitir un matenal narratIvo tradiCIOnal que abar-
caba al menos algunas partes de lo relatado en los v 7s Se desconoce SI
Mateo denvo en buena medida el resto de la hlstona, a modo de «hagga-
da», de la cita de cumplimiento del v 9bs, o la mvento creatIvamente lO , o SI
todo el contemdo de los v 3-7 preexlstIa ya como tradlclon oral que el se
limito a poner por escnto ll

3 La clta de cumplzmtento Exammamos pnmero el v 9 los dos he-


mistiqUios de Zac 11, 13 aparecen lllvertIdos La cita se ajusta aSI mejor al
relato de v 5-8 Su letra no concuerda del todo con nlllguno de los textos
del AntIguo Testamento conocidos Hay bastantes comcldenclas con el tex-
to masoretIco, y relativamente pocas con los LXX Esto llldlca que la Cita,

7 Son termmologlcamente mateanos, segun vol 1, Introd 4 2 (Mateo 1,


57ss) en v 3 TOTE LOWV, Ó JWQaou'\ou~ alJTov (cf 10,4,26,4546), XaTCtXQLVW
(cf 20, 18 Y Mc 14,64), qUlza [.IETa[.lEAo[.lm (en los evangelios, solo aparece ade-
mas en Mt 21, 29 32), TQlaXOVTa (cf 26, 15), UQY1JQlU, UQXlEQEl~ xm JtQEO~1JTE­
QOL, en v 4 AEYWV, JtaQuolOw[.IL, CtI[.ICt Ct1'hiJov (cf 27, 24, 23, 35, ¡expreslOn
LXX'), ol OE EIJtCtV, sobre ou ()1pr¡ cf v 24, en v 5 uQyvQLa, uvaxwQEw, UJtEQXO-
[.1m, en v 6 OE, uQXLEQEl~, Aa~wv, EIJtov, qUlza ~aAAw, en v 7 OV[.I~OVALOV Aa[.l
~av(¡), OE, en v 8 'XaAEW, EXEivo~, Éw~ Tií~ crr¡[.IEQOV (cf 11,23,28,15, en los LXX
unas 18 veces, pero casI siempre con ~[.IEQU~, en una etlOlogla, Gn 26, 23, 2 Sm 6,
8 LXX) La formula mtroductorIa a la cita de cumplimiento en v 9a comclde lite-
ralmente con la de 2, 17 Cf tamblen vol 1, 190-192 (Mateo 1, 185-188)
8 Son hapax legomena mateanos en v 3 crTQE<PW transItiVO, en V 5 urtayxo-
[.1m (pero cf 2 Sm 17, 23 LXX), en V 6 xOQ~ava~, en v 6 9 TL[.Ir¡, en V 7 10 xEQa-
[.IEV~, en v 7 Ta<pr¡, en v 8 OLO Los v 6b y 7 contIenen, relatIvamente, el menor nu-
mero de matelsmos
9 Cf vol 1,141-143158180-182 (Mateo 1,136-139 155s 173-175)
10 ASI P eJ SenlOr*, espec 395s
Il ASI P eJ Strecker, u-ég, 77s, Moo*, 161-166
exactamente como casI todas las restantes citas de cumplimiento 12, es tam-
bien premateana la Biblia de Mateo son los LXX, 26, 15 recoge Zac 11,
12 en sus mismos termmos A Mateo se debe qUlza el cambIO de uQYu-
QOu~ (LXX) por uQyuQLa, y el auta correspondlente 13
Mas difiCil es el vIO, por no figurar en Zacanas Kafra OUVEtasEv IlOL
XUQLO~ en v lOb es un gIrO comente en los LXX, difundido sobre todo en
Ex, Lv, Nm y Dt 14 Como mdlca el 1l0L, mcongruente en el contexto matea-
no, la expreslOn Iba qUlza ya asociada a la cita antes de Mt 15 Para v 1Da
(XaL ebwxav aUta Ei~ tOV UYQOV toU xEQaIlEw~), el texto hebreo de Zac
11, 13 ofrece simplemente la palabra clave ¡::¡" = xEQallEu~ El v lOa ex-
plica probablemente que Mateo atnbuyera la cita a Jeremlas ¿,En que pa-
saJe penso? Jr 18, el slmll del alfarero, habla de «casa del alfarero» (Jr 18,
2s), mas no de su campo, y en Jr 32 (LXX 39) -el relato del campo que
compra Jeremlas en Anatot- se habla a menudo del campo, pero nunca de
un alfarero La tercera posibilidad, prefenda por muchos1 6 , es el oraculo
catastroflsta en la Puerta de los Cascotes, Jr 19, 1-13 Se habla aqUl de an-
Clanos y de sacerdotes (v 1), de «sangre mocente» (v 4), de cambIO del
nombre de un lugar (v 6), de enterramientos en Tofet (v 11) y -qUlZa- de
la loza del «alfarero» (v 1 11), pero tampoco de un campol7 La referencJa
concreta de v lOa permanece aSI oscura La literalidad de esta clta de cum-
plimiento es tamblen premateana en lo fundamentaPS Como hace presu-
mir sobre todo la afmldad de v 9 con el texto hebreo, la clta !lene una lar-
ga hlstona textual premateana
Hay que añadir otra conslderaclOn esta cita es, en ml opmlOn, una de
esas citas de cumplimlento cuya transmlslOn, por su contemdo espeCial,
solo resulta comprenslble al hilo de la hlstona a la que aparecen hoy aso-
cladas 19 ASilo mdlcan tamblen los enlaces de palabras clave, las remmls-

12 Cf vol 1 193-196 (Mateo 1,189-192)


13 Cf supra, 124, n 8 sobre 26,14-16
14 CJUVf1:U1;EV Ó XUQ10<; + datIvo con XU{}U antepuesto (mas raro XU{}U:7tEQ
o tamblen DV tQO:7tov) figura en los LXX unas 40 veces La recepclOn de este gIro
blbhco comente al fmal de esta CIta, sm duda compuesta, es mas probable que el re-
curso, propuesto por muchos (entre otros, Stendhal, School, 123), al mlCIO de Zac
11, 13 (LXX XaL dnEv XUQIO<; :7tQo<; flE), formulado de modo muy dIferente
15 A pesar de las formulaCIOnes afmes en Mt 21, 6 Y26, 19
16 Gundry, Use, 124s, Semor*, 359-361, Moo*, 159s, Knowles, Jeremwh,
69-77
17 De mflUlr 19,1-13, lo hara mas bien en v 3-8 y no en la hterahdad de la CI-
ta de cumphmlento PrecIsamente el fragmento de cita v lOa, mexphcable desde
Zac 11, 13, tampoco se puede exphcar desde Ir 19
18 Cf supra, en n 13, y sobre el tema global, el excursus vol 1,193-196 (Ma-
teo 1, 189-192 texto y ongen de las CItas de cumphmlento) Mas Improbable me pa-
rece que la «relectura» de la cIta en tercera persona de plural se deba tamblen a Mt
19 SlmJ1ar p eJ Os 11, 1 (= Mt 2,15) o Zac 9, 9 (= Mt 21,5)
cenClas entre cita e hlstona2Ü y algunas formulas de v 3-8 que podnan de-
nvar de otras vanantes de Zac 11, 13 21 Cabe suponer, por tanto, que el
desarrollo de esta peculiar cita de Zacanas -con su añadido de resonancia
JeremIaca- y la genesls del relato v 3-8 no se produjeron con mdependen-
cla mutua22
ConcluslOn Entre la hlstona premateana de la muerte de Judas y la CI-
ta tradiCional de cumplimiento tuvo que haber ya mfluenclas mutuas antes
de Mateo SI la cita es basICamente premateana en su forma actual, la hls-
tona se narraba tamblen ya antes de Mateo Hay que suponer, en todo ca-
so, un proceso bastante largo y de vanas etapas que comenzo en el amblto
de la lengua aramea

4 Las variantes de tradlclon Sobre la hlstona de la muerte de Judas


y el Campo de sangre hay dos vanantes de tradlclOn La pnmera de ellas,
una extensa etiologIa de la denommaclOn «Campo de sangre», figura en
Hch 1, 18s «Con la paga del cnmen compro un terreno, se despeño, reven-
ta por medIO y se esparcieron sus entrañas El hecho se divulgo entre los ve-
cmos de Jerusalen, y a aquel terreno lo llamaron en su lengua Haceldama, o
sea, Campo de sangre» Sigue una cita blblIca de Sal 69, 26 Las diferenCias
con la vanante mateana son muy notables en Mateo son los sumos sacer-
dotes los que compran el campo, en Hechos, Judas En Mateo Judas muere
por SUICidIO, en Hechos, al parecer, por aCCidente En Mateo, al «Campo de
sangre» le Vlene el nombre de la sangre de Jesus, en Hechos, de la sangre
de Judas En Mateo se explica el cambIO de «Campo del Alfarero» a «Cam-
po de sangre», en Hechos falta el nombre «Campo del Alfarero» En Mateo
el texto aparece marcado por Zacanas y el recuerdo de Jeremlas, en He-
chos, el texto apunta a Sal 69, 26
La segunda vanante de tradlclOn es recogida por Paplas de Hlerapo-
lIs 23 VIene a ser, a mi JUICIO, una amplIaclOn oral de la forma transmitida

20 Cf supra, n 5
21 'PlJtTOO (v 5) se corresponde con Zac 11, 13 AqUlla, Aa~ELv QQYV(lLa y
tamblen ~aAELv (v 6), con los LXX y el texto masoretlco, TL/ll'] (v 6), con la lec-
tura 1¡"i (= homenaje) del texto masoretIco, aYQo<; TaV xEQa/lEoo<; (v 7), con la li-
teralidad de la cita dada por Mt en v 9, mas no con un texto blblIco EL<; TaV vaov
(v 5) se corresponde en el contenido, pero no en la letra, con la parte de verslculo
no citado de Zac 11, 13d
22 Strecker, Weg, 78-82, postula en cambIO que la cita era mdependlente del
contexto y procede qUlza, como apocnfo, de una antologla de testimOniOS cnstIa-
nos La tesIs sobre un apocnfo de Jeremlas la conocieron ya Ongenes 117 = GCS
Ong XI, 249 Y Jerommo, 265, que lo aSigna al evangelio de los nazarenos
23 El texto, reconstruido a base de dos fragmentos de la «Catena» de Apolinar,
esta Impreso como fr 3 de Paplas en la Synopse de Aland, y tradUCido en A Lmde-
mann-H Paulsen, Die Apostollschen Vater, Tubmgen 1992,295 297 Textos ongl-
nales en Lake*, 23s y en Reuss 47s (= Apolinar de Laodlcea, fr 136)
en Hch 1, 18s medIante ennqueclmlentos con topO! del mventano tradl-
clOnal sobre la muerte de gente malvada24 A Judas se le hmcho el cuerpo,
supuro y quedo lleno de gusanos, y despues de monr el en su fmca tras
muchos sufnmlentos, se sentla alh un hedor pennanente Esta verSlOn tar-
dla no tIene relevancia alguna para la hlstona de la transmlSlon de Mt 27,
3-8, solo ofrece mteres para la hlstona de la mfluencla

5 La historia genetlca del texto Yo propongo una hlstona textual de


tres etapas
5 1 Al pnnClplO hubo una etlOlogw de lugar Haceldama, nombre de
un campo cercano a Jerusalen, fue relaclOnado muy pronto con el dmero
de la tralClOn y con la muerte de Jesus Pero dada la dIversIdad de las tra-
dlclOnes, es OClOSO preguntar cual sea mas antlgua o mas correcta hlston-
camente Sobre la muerte de Judas sabemos tan solo que las comumdades
cnstIanas se ocuparon de ella probablemente muy pronto Es posIble, por
tanto, que Judas hubiera fallecIdo al poco tlempo
52 En la franja premateana de la tradlclOn, la muerte de Judas fue na-
rrada e mterpretada, dentro del terntono arameohablante, a la luz de Zac
11 12s25 No sabemos SI esto ocurno pnmero con mdependencla de la
etlologla de lugar o SI se fue amphando retrospectlvamente, al estl10 haga-
dlCO, con ayuda de Zac 11, 12s El puente entre ambas partes de tradlclOn
fue la palabra clave j;'j' = xEQaf!E1J¡:; de Zac 11, l3b QUlza el emplaza-
mIento del «Campo de sangre», que desde EuseblO se enseñaba en el ex-
tremo mfenor del valle de Hmon 26 , pennltlo o faclhto la coneXlOn de la
etlOlogIa local con la hlstona de la muerte de Judas 27
5 3 Se debe a Mateo la pnmera flJaclOn por escnto del eplsodlO y su
coneXlOn hterana con la cIta tradlclOnal de cumphmlento medIante la for-
mula mtroductona Su partlclpaclOn en el relato mIsmo parece ceñIrse so-
bre todo a aquello que no queda cubierto por la cIta, es deCIr, el comIenzo,

24 2Cr21, 18s (Joran),2 Mac9, 7-12 (AntlOco IV),Josefo,Ant 17, 169 (He-
rodes el Grande), Josefo Bell 7, 452s (Catulo), mas paralelos en Klauck***, 116-
121 Es mteresante, dentro de la hlstona de la mf1uencla, que AtanaslO relate la
muerte de su pnnclpal adversano, Amo, sobre el modelo de la muerte de Judas, cf
Eplst ad Serap 3 = PG 25, 688
25 Slml1ar Wolff*, 162-164
26 EusebIO, Onomastlcum - GCS Euseb I1I, 1904, 38s 102s
27 Cerca de «Haceldama» esta la «Puerta de los Cascotes» (Jr 19,2), qUlza
Identlca con la «Puerta del Estlercol» Lugares de ceramlca no combman mal con la
«Puerta de los Cascotes» y con la eXIstencia de agua Ademas para la creenCIa po-
pular de la epoca no era largo el cammo desde el slmestro Valle de Hmon al mfler-
no (en arameo I:l"J = YEEvva), cf J Jeremlas, YEEvva, en ThWNT 1, 655 Con o sm
exegesls hagadlca de Jer 19, los Jerosolimitanos habnan sItuado seguramente el
«Campo de Sangre», con relatlva obvledad, en aquel paraje ommoso, cf BenoIt*,
176-181 cf tamblen Kopp Statten, 408-410
v. 3 Y4 28 • Así, el arrepentImIento de Judas, su declaracIón de mocenCIa en
favor de Jesús y la respuesta de los sumos sacerdotes y los anCIanos po-
drían ser un aporte de Mateo. Con estos elementos no cubIertos por Zac
11, 13, el epIsodIO queda aSOCIado a toda la hlstona mateana de la pasIón.
Tales elementos poseen una relevancIa teológIca especIal para Mateo.

Explicación

La primera pregunta guía para interpretar nuestra sección es de


naturaleza exegética. Salta ya al comienzo del análisis: ¿Por qué in-
sertó Mateo esta sección, extemporánea en apariencia, precisamen-
te aquí? La segunda es una pregunta que suelen formular lectores
actuales de la Biblia29 : comparan a Pedro y Judas, cuyo arrepenti-
miento describe Mateo casi en orden sucesivo (26, 75; 27, 3). ¿Por
qué son Juzgados tan distintamente? A ambos anunció Jesús que lo
abandonarían (26, 21.25; 26, 33-35). Ambos obraron mal. Ambos
se arrepintieron. Pero el uno acompañará a Jesús resucitado en el
monte de Galilea; más tarde llegará a ser apóstol primigenio del
cristianismo primitivo y, en la óptica de siglos posteriores, el «pri-
mer papa». El otro se ahorca y pasa a ser el prototipo de todo mal
durante siglos. ¿Dónde radica la diferencia entre ellos?

a Judas se entera de que Jesús ha sido condenado formalmente por


el sanedrín. Entonces lleva a la práctica lo que tenía pensado. De-
vuelve a los dirigentes judíos las tremta monedas de plata, porque
«está arrepentido». La diferencia semántica entre ¡.tELct!tÉJ..O!Wl y ¡.tE-
'tavoÉw es pequeña30 . La tradición exegética cristiana solía minimizar
el arrepentimiento de Judas, y declararlo nulo. El lenguaje cotIdiano
ha decantado esto en la expreSIón «arrepentimiento de Judas»3!. Hay

28 Similar Glelen, Konj1lkt, 373s


29 Cf P eJ K J Kuschel, Judas und Petrus Nachdenken uber emen doppel-
ten Verrat, en Nlemann***, 68-76
30 Ambos verbos traducen en los LXX preferentemente el Nlphal del hebreo
cm. En el versículo redacclOnal Mt 21,32, !lETUf.ll\Aw'frm deSigna el cambIO mental
de la mcreencla a la fe En la exégeSIS bíblica, sm embargo, !lETC1!lÉAw'frm pasó a
ser muchas veces, y erróneamente a mi JUICIO, una mera etapa previa de la verda-
dera pemtencJa Representativo p eJ Maldonado, 599 !lETU!lEAELv = «peccatum ag-
noscere et dolere», !lETUVOELV = «non solum dolere, sed emendare»
31 «Pemtencla de Judas» = arrepentimiento patlbulano (W D Hand, A DIC-
tlOnary of Words and IdlOms AssoClated wlth Judas Iscanot CompllatlOn Based
que señalar, sm embargo, que el arrepentImIento de Judas no fue
meramente extenor ASI se desprende, por una parte, del hecho de
haber devuelto el precIO de la trmcIOn el, supuestamente tan aVIdo
de dmero, y por otra, sobre todo, del hecho de reconocer su culpa
sm tapuJos «Peque 32 entregando sangre mocente» AI[1u <'dhpov es
un gIro bIbhco 33 Al usarlo Judas, sabe de la gravedad de su culpa
«¡MaldIto qUIen se deje sobornar para matar a un mocente'» (Dt 27,
25 LXX)

Esto lo habla Visto ya Ongenes en la IglesIa antigua Hace notar que el


arrepentimiento de Judas sobrepaso su avanCla, que habla sido la ralz de la
mala accIOn34 Judas se sUIcido para estar ante Cnsto en el mflerno y poder
pedirle perdon alh 35 Pero no lo conslgUlo, segun creencia de la posten-
dad36 En general, lo que domma en la exegesls cnstIana antigua y moder-
na es la tendencia a devaluar el arrepentimiento de Judas Para Juan Cn-
sostomo, ese arrepentimiento llega demasiado tarde y es Imperfecto, el
SUICidIO msplrado por el diablo echo a perder el fruto del arrepentimiento
de Judas 37 Tamblen para la exegesls medieval fue «estenl» el arrepenti-
miento de Judas 38 Calvmo dlstmgue entre arrepentimiento y pemtencla
Judas smtlO espanto y nausea ante su aCClOn, «pero sm convertirse a
DIOS»39 Los exegetas de la Reforma saben, sobre todo, Identificar el fallo
de Judas Lutero declara que la pemtencla de Judas fue grata a Satanas La
verdadera pemtencla tendna que «ser una mas alta pemtencla en su nom-
bre, que no consiste en obras»40 Segun Calvmo, «cordls contntlO, ons
confesslO et opens satlsfactIo» son la mera superficie de la verdadera pe-
mtencla, lo pnnClpal es la converslOn a DIOS41 Ernst Lohmeyer sabe, en la
estela de Lutero, que «las palabras dichas» por Judas «al Consejo Supremo
apenas se pueden considerar como un reconoclmlento»42, persiguen cam-

Mamly on Material Found m the Germanzc Languages [Modem PhI1ology 24/3],


Berkeley Los Angeles 1942,289-356, ¡bid, 321) ,
32 H[!UQTOV «IS the standard language of confesslOn» (Davles Alhson 111,
563 con documentos blbhcos y Judlos ¡bid n 23)
33 LXX unas 19 veces
34 Ongenes 117 = GCS Ong XI, 244
35 Ongenes 117 = GCS Ong XI 245, cf Thummel***, 13s, y tamblen Dleck-
mann*** 93
36 Cf mfra, 338
37 Juan Cnsostomo 85, 2 = PG 58, 759
38 Estrabon, 172
39 Calvmo 11, 360 Similar EuiImlo Zlgabeno, 706, Musculus, 582 Judas hu-
biera temdo que arrojarse a los pieS de Jesus
40 Lutero, sennon de 1529, WA 29,315, cf 317
41 Calvmo 11, 361
42 Lohmeyer, 375 cf Lutero WA 29, 236
blar el destIno de Jesús y el suyo. Para Otto MIChel, el texto habla sólo de
arrepentimiento, no de pemtencla43 . Autores cnstIanos del siglo XX alec-
cIOnan a Judas: tendría que haberse dmgldo a Jesús, no al Consejo Supre-
mo 44 • ¡Absurdo! Tampoco Pedro lo hiZO, SInO que salló a la calle a llorar. D.
Daube hace notar, InCISIVO, que el arrepentimiento de uno que devuelve el
dInero y luego va a la muerte como Jesús, es probablemente más seno que
el arrepentImiento de uno que se llmIta a derramar lágnmas 45 •
Resumen: en tales «exégeSIS» hay sutIles reaccIOnes de defensa cnstIa-
na ante un Judas que posiblemente no se corresponde con lo que dice de él
la tradiCión, y eXisten «precomprenslOnes» cnstIanas (¡protestantes!) Igual-
mente sutiles: En virtud de ellas, ¡lo que Importa para un verdadero perdón
de la culpa es la expenencla de la gracia diVIna y no unas prestacIOnes de
pemtencla humana! Pero Judas y Pedro no se diferenCian en la senedad del
arrepentimiento, SInO en la gravedad de la culpa, pues Judas causó la muer-
te de un mocente.

lb Judas sólo encuentra desprecio en los dirigentes judíos. Contes-


tan fríamente: «Ya nosotros ¿qué? Tú verás»46. A diferenCia de Ju-
das, ellos, que según Mateo son los primeros responsables en la
muerte lllminente de Jesús, se eximen de cualquier culpa. Judas se
queda solo: «Tú verás»47. Con la misma expresión se distanciará el
«mocente» Pilato de su corresponsabilidad en 27, 24. El proceder
de los dirigentes judíos resulta cínico, porque ni siquiera discuten la
declaración de Judas sobre la inocencia de Jesús. Nadie contradice
su testimonio: ¡Jesús morirá inocente! Ese testimonio se volverá a
oír dos veces más, en forma similar, antes de la ejecución de Jesús
(cf. 27,19.24).
5 ¿Qué más puede hacer Judas? No puede subsanar la mala ac-
ción48 . Arroja el dmero en el templo. Naó¡; suele significar en Ma-
teo el edIficio del templo propiamente dicho, sin las instalaciones
anejas a él (23, 16-21.35). Pero al narrador no le interesa aclarar si

43 o Mlchel, llEl:UllfJcO¡mL XÜ , en ThWNT IV, 632, 28


44 Lagrange, 514, cf Schlatter, 768
45 Daube*, 99s
46 Sobre preguntas formulanas con tL SIn W'tLV cf BI-Debr-Rehkopf § 127, n
4 Son muy afInes Jn 21, 22s, Plutarco, Mor 986B
47 Probablemente un latITIlsmo (BI-Debr-Rehkopf § 362, n 3), encontramos
una respuesta similar en Hch 18, 15
48 J JeremIas, Jerusalem zur Zelt Jesu, GottIngen 31969, 155-157, señala Ar
9,4 como trasfondo (hlstónco) de la conducta de Judas Pero allí se trata de la po-
slblhdad de mvahdar la venta de una casa, ¡en la traiCión de Judas se trata de algo
totalmente distInto'
Judas penetró sacrílegamente en el atrio de los sacerdotes, si arrojó
el dinero por encima de la muralla o lo depositó en algún punto del
atrio de los israelitas. Lo importante para lo que sigue del relato es
que los dirigentes judíos encontraron el dinero. Judas se marcha;
luego va y se ahorca. Mateo lo cuenta con un mínimo de palabras.
Son, en parte, las mismas que la Biblia empleó para referir la muer-
te del redomado traidor Ajitófel, que engañó a David para ayudar al
rebelde Absalón (2 Sm LXX 17, 23 )49.
La brevedad del texto crea problemas: si los lectores cristianos
se interesan por la figura de Judas y su muerte, Mateo parece tener
otros intereses: quiere referir inmediatamente lo ocurrido con las
monedas de plata y la compra del Campo de Sangre. Nosotros ha-
cemos un alto e intentamos --contra los intereses del autor- satisfa-
cer nuestros intereses hurgando en el lacónico texto.
¿Cómo hay que valorar la muerte de Judas? La tradición eclesial,
sobre todo la católica, contempla el suicidio a la luz de la prohibición
bíblica de matar (Ex 20, 13), Ylo valora en un sentido totalmente ne-
gativo, como «asesinato» de sí mismo. Esta valoración negativa se
observa ya en los primeros tiempos de la Iglesia: Orígenes señala que
«a un servidor de Dios no le está permitido expulsarse de esta vi-
da»50. Según Jerónimo, Judas «agregó a su anterior crimen el delito
del suicidio»51. Especial influencia ejerció Agustín, que rechazó el
suicidio categóricamente52 . El suicidio de Judas significa, a su juicio,
que desesperó de la misericordia de Dios y «se privó así de la posi-
bilidad de un arrepentimiento salvadom 53 . Los lectores cristianos de
hoy tenderán así a calificar negativamente el suicidio de Judas.
¿Es también la opinión del texto bíblico? Tratemos de rastrear
las posibles connotaciones que sugiere el suicidio a los lectores de
la época, en especial el suicidio por ahorcamiento. Apunto cuatro
posibilidades:

49 'Ani'j/dtEv .. an~Y~aTo
50 Orígenes 117 = GCS Ong XI, 245
51 Jerómmo, 264
52 A J Droge y J D Tabor, A Noble Death, San FranCISCo 1992, 167ss, hablan
del «AugustmIan reversal» en el enjUIcIamIento del SUICIdIO ¡bid, 5 afIrman que
Agustín hace una «selectIve readmg of Plato», sus adversanos donatIstas, en cam-
bIO, pueden mvocar la BIblIa Eso parece exagerado, ya que la tradICIón cnstIana
dlstmguía ya en los pnmeros tIempos entre el SUICIdIO y el martmo voluntano, de un
lado, y el martmo sufndo pasIVamente por aJUStICIamIento, de otro. No conozco
tampoco una recomendaCIón del martmo voluntarIO en el Nuevo Testamento.
53 Agustín, CIv Del 1, 17 = BKV I/l, 52
a) El sUIcidio es algo totalmente negatlvo Rara vez se da una Idea to-
talmente negatIva del SUICidIO en la época neotestamentana La encontra-
mos, por ejemplo, en el célebre discurso «filosófIco» que Josefo hace sobre
el tema en la cIUdad Sitiada de Jotapata (Bell 3,361-382) Su argumento
pnnclpal es allí de tIpo platómco. DIOS otorgó al ser humano el alma m-
mortal, el hombre no puede disponer por sí mismo sobre este bien que le
fue confiado, porque sería un sacnleglO contra el Creador (372, cf. 374-
379) Pero la reacción de sus soldados pone de mamfIesto lo poco que se
aceptaba esta argumentaclOn en el Judaísmo de la época 54 se enfrentaron al
Jefe e mlCIaron el SUICidIO colectIvo Josefa logra salvar la Vida recurnen-
do a la astucia La argumentación de Josefa tIene sus precursores en Platón
y, sobre todo, en los pItagóncos55
b) El SUICidIO es un género de muerte tolerado, mcluso una buena for-
ma de morzr cuando alguien en situación extrema puede salvar así su honor
y -sobre todo en textos Judíos- permanecer fiel a su fe Se sabe que era po-
Sible pensar así en la antlguedad, especialmente en el estOlclsm056 No se sa-
be SI el SUICidiO mfundía respeto también en el Judaísmo SI la situación era
memedlable MenCIOno aquí a Ablmelec (Jue 9, 54), Sansón (Jue 16,26-31),
Saúl y su escudero (1 Sm 31, 4s), en cierto modo también AJltófel (2 Sm 17,
23), Y de época postenor a Razls (2 Mac 14, 41s) Su muerte voluntana en
una SituaCión desesperada no es algo esenCialmente reprobable, y se acerca
en cierto modo a la antigua <<noble death» La valoraCión es Similar en el JU-
daísmo posbíblIco el último de los siete mártIres del libro IV de los Maca-
beos muere voluntanamente (4 Mac 12, 19), Yes un buen ejemplo del do-
mimo que puede ejercer la mente religIOsa sobre las pasiones Lo mismo vale
para la muerte voluntana de su madre (4 Mac 16, 24-17, 1) Filón deseó que
toda la poblaCión Jerosolimitana munese voluntanamente SI Calígula man-
daba profanar el templo (Leg 233-236) Yo recordaría, fma1mente, la muer-
te voluntana de los asediados en Masada, al fmal de la prunera Guerra Judía
Así pues, la muerte voluntana del sabiO o del Justo en una situación extrema
es conSiderada más bien pOSitIVa en toda la antIgüedad, con mcluslón de la
Biblia y el Judaísmo pnmltlvo En cuanto al Judaísmo rabímco, cabe afIrmar
también que es rara en él una condena categónca del SUlCldlO57

54 El cnstlano P BIIlerbeck conSIdera la opmlOn de Josefo, mjustlfIcadamente,


como una «oplmon del judlO mediO sobre la mmorahdad del SUICidIO» (BIII 1, 1027)
55 Platón, Phaed 62b c, cf tamblen Leg 9, 873c d Droge-Tabor,A Noble Death,
20-22 mterpretan la poslclOn platomca como una actitud de reserva, mas no de re-
pulsa categoflca del SUICidIO Los pltagoflcos, en cambIO, rechazaron el SUICidIO
categoflcamente
56 M Pohlenz, Die Stoa Geschlchte emer gelstlgen Bewegung, Gottmgen 1
71992,156323,11 61990, 84160
57 Cf S Goldstem, SUICide m Rabblnlc Llterature, New Jersey 1989, con el
resultado «The culpablhty of any SUICIde has been reduced almost to the degree of
bemg nonexlstent» (55)
c) La muerte por ahorcamIento es ambIvalente Se puede constatar,
de un lado, que para la mentahdad helenística, romana y judía la muerte
mediante la horca es algo ignommIOso Como ejemplo helenístico men-
ClOno la queja de Helena en Eunpides «La muerte en la horca es odlOsa,
y causa ignomima y verguenza, hasta los esclavos la consideran madmisi-
ble»58 Serv\o, el comentansta de V\fg\llO, recuerda a propó¡nto del SUlc\dlO
precipitado de Amata (Aen 12,595-613) la ley ancestral según la cual los
smcidas que se qmtan la vida mediante la horca no reciben sepultura, esa
muerte es «mforme letum» y «mors mfamissima»59 En línea muy proXi-
ma, Filan conSidera la muerte por ahorcamiento una «muerte impura»
(Mut Nom 62, Aet Mund 20), ya se trate de smcidlO o de cumphmiento
de una sentencia Judicial Pero sabemos, de otro lado, que esta conViCCion
determmaba la praxis en muy escasa medida El smcidlO por ahorcamien-
to era muy frecuente en la antIguedad, sobre todo en las clases bajas, y qm-
zá la forma más frecuente de smcidIO en aquellos siglos 60 ¡No todos los
smcidas disponían de una espada, m de un escudero ,61
d) El ahorcamIento es el castigo que DIOs ordena por un debto de pe-
na capItal (Dt 21, 22s) Según 11Q Templo 54, 7-13, esto vale en especial
para aquellos que han entregado su pueblo a otro pueblo extranjero El
ahorcado es maldito delante de DlOS (Dt 21, 23)62 ¿Sigmf1ca entonces es-
ta muerte una eXpiaCiÓn adecuada por el dehto cometido? Qmzá fue así
para los ajusticiados, pero no es seguro en caso de muerte voluntana El
martmo de justos ejemplares posee sm duda un valor expiatono En caso
de muerte voluntana de pecadores ejemplares, en cambIO, los pareceres
se dividen Ajitófel, el traidor ejemplar, es mclmdo en la Misna entre las
cuatro personas que «no participarán en el mundo futuro» (Sanh 10, 2)
Un caso opuesto es la leyenda rabímca, adUCida por Daube, sobre el su-
mo sacerdote A1cimo, que condenó a muerte a muchos justos, pero des-

58 Eunpldes, Helena, 299s


59 ServlO el Gramatico, In rergllll Carmma Commentam, ed por G Thllo-H
Hagen, 11, Hildeshelm 1961, sobre Aen 12,603 = 626 Otros muchos documentos
sobre el ahorcamiento como un genero de muerte IgnommlOso, en A J van Hooff,
From Autothanasla to SUICIde Self-klllmg m Classlcal AntlqUlty, London 1990, 64-
72 Acerca de la prohlblclOn de sepeho para ahorcados, cf Y Gnse, Le SUICIde dans
la Rome antlque (Collection d'Etudes anclennes), Montreal-Pans 1982, 141-149
60 Vam Hooff, From Autothanasla to SUICIde Self-kllllng m Classlcal Antl-
qUlty, 235, Gnse, Le sUIcIde dans la Rome antlque, 107-109 Despues del SUICidIO
«noble» por anna, el ahorcamiento es la segunda fonna de SUICidIO mas frecuente
constatable en las fuentes Habida cuenta de que las fuentes hablan menos del SUI-
CidIO entre las capas bajas y entre la mUjeres que del SUICidIO de varones Ilustres por
anna, cabe presumir que la horca fuese el modo ordmano de sUicidarse
61 Un buen ejemplo de esta ambivalencia es la tradlclOn de Sara en Tob 3, 10-
18 Ella qUisiera ahorcarse en su sltuaclOn desesperada, pero sabe que eso arroJana
la mfamIa sobre su padre En su apuro pIde a DIos que le enVIe la muerte
62 Cf II Q Templo 54, 12, Sanh 6, 4
pues fue convertldo por su tlo Jose ben Joeser y se impuso el mismo la
cuadruple muerte por lapidaclOn, cremaclOn, ahorcamiento y decapita-
ClOn Jose ben Joeser le habla convencido de que estana en el paraiso una
honta antes que el 63

¿Qué resultado arrOja este tour d'hOrlzon por las más importan-
tes posibihdades de connotacwn que ofrecía el SUiCidlO a los lecto-
res de la época? Es muy poco probable que estos hubiesen conSi-
derado el sUicidw de Judas a la manera de la tradición cnstiana
dommante más tarde como expreSión de su profunda condiCión pe-
cadora y réproba (= a) Pero tampoco lo considerarían como una
«noble death» por la que Judas restablecía su honor perdid064 (= b),
porque él no era precisamente un Justo que moría por una buena
causa, m una persona en situación desesperada que sólo podía man-
tener su honor sUicidándose El texto no habla de honor, smo del pe-
cado que Judas cometlO contra los preceptos de Dws, entregando a
la muerte «sangre mocente» Los lectores qUizá tampoco evocaron
pnmanamente, en este contexto, la ignommm de la muerte por
ahorcamiento (= c), smo el precepto de la torá, que impone el ahor-
camiento como pena por esa acción (= d)65 Los sumos sacerdotes y
los anCianos no la consideraron merecedora de este castigo, con el
au o'tjJn lo relegaron en Cierto modo a un ámbito fuera de la torá
Judas, cuyo arrepentimiento es profundo y smcero, se impuso él
mismo la pena que le correspondía66 SI Judas «participará o no en
el mundo futuro», es una pregunta que Mateo no contesta Sus lec-
tores Judeocnstianos de la época la contestarían, caso de planteár-
sela, en vanas direcclOnes 67
6-8 El narrador Mateo vuelve mmedmtamente a los sumos sacerdo-
tes, que le mteresan mas que el SUiCidw, brevemente mencwnado,
de Judas Encuentran las monedas tiradas y quedan perplejos El di-

63 MTeh Sal 11, 7 (= A Wunsche, Mldrash Tehllllm 1, Hildeshelm 1967,


104s), BerR 65, 22 (sobre Gn 27, 23), cf Daube*, 104
64 ASI Whelan*, 522 Whelan, que en su Importante articulo recoge mucho
matenal, utiliza para enJUiCiar el SUICidIO casI exclusivamente las categonas de
«shame-honom
65 ACierta v Unmk*, 56 cuando escnbe que Judas «IS a cursed man accordmg
to the Law»
66 Schlatter,769 Judas «ejecuta su propIa condena a muerte»
67 El vatIclllIO 26, 24 podna mducIrlos mas bien a una respuesta negativa Por
otra parte, la dIferencIa entre Judas y AJltofel consIste Justamente en que Judas se
arrepiente, y AJItofel no
nero de sangre68 no puede ingresar en el arca del templ069. No hace
mucho al caso que los dIrigentes judíos recordasen la prohibIcIón
de la paga de prostitución y dinero sucio en el templo (Dt 23, 19),
o cualqUIer otra cosa. Lo significativo es que el evangelista quiere
aludIr a la hipocresía: las mismas personas que habían tramado sm
escrúpulo un asesinato Judicial se muestran ahora escrupulosas en
mmiedades (cf. 23, 23s). Cuelan el mosquito y se tragan el came-
110 7°. Las mismas personas que se declararon incompetentes para el
arrepentimiento de Judas y lo abandonaron a su suerte, saben aho-
ra, de pronto, que el dmero entregado a Judas y ya recuperado es
«dinero de sangre». Con su descripción aparentemente neutra, el
evangelista quiere desenmascarar el abismo de maldad de los diri-
gentes judíos: ¡ellos, y no Judas, son para él los realmente malos!
Encuentran una salida a su dificultad: con el diner0 71 compran
un campo situado en el barrio de los alfareros, como «lugar de se-
pultura» 72 para «forasteros». El texto no dIce si se refiere a judíos o
a paganos73 . El narrador añade que este campo es conocido aún en
sus días con el nombre de «Campo de Sangre». Por primera vez en
su evangelio lanza una Ojeada, con Ewe; Lfie; 0lÍf-tEQov, a su propIO
presente. Entiende que los sumos sacerdotes levantaron en este
campo «un monumento perenne a su propIO homIcidio»74.

68 TL~~ at~aw~ aparece tambIén en Test Seb 3, 3 para deSIgnar el precIO de la


venta de José
69 Mt utIhza aquí la palabra aramea xOQ~ava.~ = KH'i' (cf vol 11, 556s), eVI-
tada en 15, 5 (a dIferenCIa de Mc 7,11), en un sentIdo algo dlstmto el de «tesoro o
arca del templo», que tambIén consta en Josefo, BeU 2, 175, pero nunca en escntos
hebreos o arameos
70 Los exegetas mencIOnan aquí a menudo, desde Jerónimo, 264, este ver-
slculo proverbIal (Mt 23, 24)
71 La leyenda de las tremta monedas de plata, dIfundIda como poema me-
dIeval y transmItIda en el Pantheon de Gottfned v Vlterbo, refiere que los sumos
sacerdotes dieron 15 monedas para el Campo de Sangre y otras 15 como paga a los
guardiaS del sepulcro (L Kretzenbacher,« Verkauft um dreifJlg Sllberlmge» SAVK
57 [1961] 8) Esto no comclde con el texto blbhco, pero está «desarrollado» total-
mente en el sentIdo y el espíntlI de Mt 28,11-15
72 O, partiendo del Significado báSICO de w<plj, para el «entierro» de forasteros
73 Cuando la exégeSIS ecleSial VIO en los SÉVOL a los paganos, que fueron re-
dImIdos con la sangre de Cnsto (p eJ Beda, 120, Ludolfo de SaJonla**, 61, 5 =
54), hacía una mterpretaclón del texto tan errónea como cuando K Barth, KD II/2,
518s, habla de fmal del templo y comenta que los hiJOS de Israel pasan a ser ex-
tranJeros en su propia tIerra Mt aún no mencIOna aquí el fmal del templo
74 Walker, Hellsgeschlchte, 72 Cf ya Juan Cnsóstomo 85, 3 = PG 58, 761
«El nombre del lugar pregona a todos su homlcldlO con mayor estruendo que una
trompeta»
9s La última cita de cumplimiento contenida en el evangelIo pone
fin a la seCCIón. La fórmula mtroductona equivale a la de 2, 17. La
idea de cumplimiento aparece también allí a cierta distancia de Dios
con la expresión 'tÓ'tE b¡J...llQÓY&ll (en vez del lva nAllQw'fr'fi usual):
cuando se cumple algo tan pavoroso como en 2, 17 Y aquí, el cum-
plimiento no se puede considerar directamente como intención de
DIOS. Jeremías es, en 2, 17 Y aquí, mensajero de una desgracia. Yo
dudo que Mateo lo mirase globalmente como profeta de calamida-
des75 y que por eso le atribuyera la cita76 • O Mateo consideró el tex-
to como una cita mixta71 y entonces, como Mc 1, 2s, menciona sólo
a un profeta, o se equivocó simplemente en la atribución a Jeremías,
quizá por remmiscencias del «alfarero»78. El desconocimIento o
error sobre autores bíblicos lo encontramos también en otros pasajes
de Mate079 • Quizá no disponía de un texto bíblico que le sirviera de
consulta, ni para Jeremías ni para Zacarías. Probablemente descono-
ció la autoría de Zacarías, al igual que en 21, 4s so •
La cita de cumplimiento hace desfilar de nuevo ante los ojos de
los lectores la segunda parte del episodIO relatado. Pone en primer
plano la aCCIón de los sumos sacerdotes: el mal que hicieron respon-
de también al plan de Dios. «Cantidad en que fue apreciado» suena
casi irónico; los lectores saben lo barato que fue vendido Jesús. La
aposición ano ULWV 'IoQa~A, gramaticalmente oscura, no es fácil de
interpretar: si uno la entiende como fórmula partitiva y advierte la au-
senCIa de artículo antes de ULWV, no contemplará a los sumos sacer-
dotes, de los que se habla, como representantes de todo el pueblosl ,

75 Similar M J Menken, The References to Jeremwh m the Cospel accordmg


to Matthew EThL 60 (1984) 10 23, Rothfuchs, Erjitllungszltate, 43s, Knowles, Je-
remwh, 77-81 (correspondencia entre la hlstona de la mfancla y la hlstona de la pa-
slón,2, 17,27, 9s), Semor**, 369
76 16, 14 no encaja en este marco
77 Los autores que apuntan esta pOSibilIdad son sobre todo, Brown 1**,651 Y
Davles-AllIson I1I, 568s
78 Cuentan ya con la pOSibilIdad de error Orígenes 117 = GCS Ong XI, 249,
EusebIO, Dem Ev 10,4, 13 = GCS Euseb VI, 463, cf Agustín (Cons) 3, 7 (= 30)
79 Desconocimiento en el caso de 2, 23 y, probablemente, también de 2, 6, en
21,5 no sabe Mt de dónde procede la cita de cumphmlento En el caso de 13,35, su
atnbuclón es errónea
80 Cf vol I1I, 244, n 34 Esto descahf1ca también, obViamente, la tesIs de TIl-
borg*, 160-168, según la cual Mt 21~27 presupone el lIbro de Zacarías como mter-
texto Mt, al menos, nada sabia de él
81 Así ya Calvmo 11, 363 Interpretación contrana, ongmal, en Bengel, 162
«Pnnclpes sacerdotum Chnstum abalIenarunt a fllns Israel»
sino que verá la formulación como simple recordatorio de la perte-
nencia de los sumos sacerdotes a los hijos de Israel. Sólo en visión
retrospectiva aparecerá esta formulación de v. 9 como anticipo de v.
24s. La frasecita final de la cita es muy dificil de interpretar, debi-
do al ~Ol, pronombre personal carente de relación en el contexto.

Resumen

Preguntábamos al principio por qué insertó el evangelista este


episodio precisamente aquí, dentro de su historia de la pasión. Dos
intenciones que él persiguió con este episodio pueden hacerlo com-
prensible. Mateo quiso, primero, desenmascarar a los sumos sacer-
dotes y los ancianos que habían condenado a Jesús, y presentarlos
como los culpables de su muerte. Ellos, y no Judas, que se arrepin-
tió de su pecado y asumió el castigo por él, son los protagonistas del
mal. Judas es sólo instrumento de los sumos sacerdotes y los ancia-
nos que, después de utilizarlo, lo despidieron de modo inmisericor-
de. A eso que ellos hicieron, y no a la traición de Judas, se refiere
también la cita de cumplimiento, que volverá a mostrar cómo toda
la historia de Jesús, incluida su pasión, entra en el plan de Dios.
Mateo quiere desvelar su maldad antes de pasar al proceso ante Pi-
lato, donde ellos sólo podrán desempeñar un papel secundario. Hay
que añadir una segunda intención narrativa: Judas, precisamente Ju-
das, declara sin ambages al comienzo del texto comentado que Je-
sús es inocente. Este testimonio figura inmediatamente antes del
proceso ante Pilato, y muestra a las lectoras y lectores cómo han de
valorarlo. El testimonio de inocencia en favor de Jesús se repetirá
dos veces más a continuación, la primera vez por parte de la espo-
sa de Pilato (27, 19), la segunda por el propio Pilato (27, 24).

Historia de la influencia

Nuestra segunda pregunta guía no ha sido aún contestada del to-


do por la exégesis. La pregunta era: ¿por qué corren una suerte tan
distinta Pedro y Judas, si los dos fueron desleales a Jesús y los dos
se arrepintieron? La exégesis nunca la ha contestado, porque el pa-
saje 27, 3-10 no es para el evangelista una «historia de Judas», sino
Ilustración 32

la «historia de las treinta monedas de plata», que pretende desvelar


la maldad de los sumos sacerdotes con ayuda de Judas. Sólo en el
curso de la historia de la exégesis y de la influencia fue pasando Ju-
das al centro del interés. De ahí que sólo en la historia de la exége-
sis cristiana haya respuestas a la segunda pregunta guía. Hemos de
indagar primero lo que pensaron los exegetas sobre la muerte de
Judas y su destmo después de la muerte, para encontrar luego res-
puesta a la pregunta por la gran diferencia respecto al destino de
Pedro

Nos concentramos en la Edad Media Judas esta aquí pnslOnero en ma-


nos del diablo, que lo mduce también al SUICidIO Los mlstenos medievales
de la pasión presentan muchas veces al diablo en escena en el mlsteno de
Alsfeld, el diablo ofrece a Judas la soga para que pueda ahorcarse8 2 En el
mlsteno de Donaueschmg, el diablo, delante de Judas, se sube a la escalera
colocada Junto al árbol y eleva a Judas con la soga, es una soga que alcan-
za desde ese árbol hasta el mfJern0 83 También es frecuente durante la Edad
Media la apanclón del diablo en las representacIOnes plastIcas de Judas
ahorcado Ejemplo muy tIplCO es una vldnera alsaCiana, de 1520 aproxima-
damente (JI 32)84 Judas esta colgado de un árbol Revienta, y a través de las
entrañas sale el alma en figura de mño pequeñ0 85 Un diablo grotesco, con
alas de murclelago, nanz patatera y rabo encogido, se arrodilla aVldo para
reCibirla Judas va al mfJerno, donde le aguardan las peores torturas ¡Nm-
guna esperanza, por tanto, para Judas' ¿Por qué se perdió sm remedIO?
Muy superfiCial es la respuesta de León Magno, que a propOSltO de su
confesión de culpa, reprocha a Judas el haber reconocIdo a Jesús solo co-
mo hombre y no como HIJO de DIOS Su culpa es, pues, la mcreenc¡a86 Pa-
ra muchos otros, el SUICIdIO es la culpa Imperdonable de Judas Tamblen él
se hubiera podido salvar de no haber recurndo tan pronto a la soga, antes
aún de que Cnsto acabase la obra de la redencIOn87 Es lo que enseña tam-
bien el gran CrítiCO del SUICidIO, Agustm88 , que en los mlstenos de la paslOn
aparece a menudo como maestro espmtual del pubhco, y anunCia, por
ejemplo en los mlstenos de St Gallen y de Frankfurt, que el deseo de DIOS
hubiera Sido, en su gran mlsencordla, acoger a Judas, pero este puso fm a
su Vida con el SUlCldlO89

82 Alsfelder PasslOnsspzel, v 3668s = Fronmg II**, 702


83 Touber**, 169 Mas documentos en Dmzelbacher***, 49s
84 Foto Goetz*, 107 Goetz*, 105s 136s ofrece una mterpretaclOn del cuadro
Es mteresante el contraste con el relieve de marfil, paleoeclesJaI, reproducido su-
pra, 88 (11 3) el Judas ahorcado aparece alh contrapuesto al Cnsto tnunfante, pe-
ro en modo alguno dlabolizado
85 Es obvIO que la Idea enlaza con Hch 1, 18 La Legenda Aurea (trad alem
por R Benz, Heidelberg 91979, 216) Justifica la escena diCiendo que el alma mfa-
me de Judas no podla salir por la boca que habla tocado los labIOS de Cnsto
86 Leon Magno**, 1(= 52), 5 = 84
87 LeonMagno**, 11(=62),4= 139
88 Cf supra, n 52s
89 R Schutzelchel (ed), Das Mzttelrheznzsche PasslOnssplel der St Galler
Handschrift 919, Tubmgen 1978, v 862-869 = 137, Frankfurter PasslOnssplel, v
2671-2684 = Janota**, 287
El SUICidIO no es sm embargo, para la mayoría, el núcleo del pecado de
Judas QUizá sea mera secuela de su desesperación En tomo a esta giran las
refleXIOnes de los exegetas y los literatos Segun EutImlo Zlgabeno, el dia-
blo no deJó que Judas conociese el mal antes de su pecado de traICIOn, pero
después del pecado «se lo hacer ver, para que sucumba a la tnsteza y caiga
en la desesperacIon»9o Lutero lo formula de modo gráfIco el pecado es
«como un gatito precIOSO», de «pIel suave», que se deja «pasar la mano y
acanCIar», pero no tarda mucho en enseñar las «garras venenosas y afila-
das» Después del acto, el pecado despierta y actúa mediante la mala con-
ciencia «pronuncia un sermón tan ternble que el corazón angustiado no sa-
be qué debe hacer o dejar de hacem91 MáXimo de Turín observa con fmura
pSicológIca que lo malo es que Judas se condenó a sí mismo «SI uno se
condena a sí mismo, l,a qUién pedirá clemencla?»92 Para Dlomslo CartuJa-
no, la desesperación es el peor pecado «Judas pecó más desesperándose
que traiCIOnando a Cnsto, pues la desesperación es el pecado contra el Es-
píntIl santo, contra la dlvlmdad directamente, o sea, contra la mfImtIld de la
bondad y mlsencordla de DIOS»93 Son estremecedores los laIllentos de Ju-
das en muchos mlstenos de pasión En el de Alsfeld, por ejemplo, exclaIlla:
«Ay, DIOs no entiendo l,Por qué me dejaste nacer? ¡Maldita sea tam-
bién mi madre por haberme traído al mundo,»94 En el gran mlsteno francés
de Amould Gréban (siglo XV) aparece la «Désespérance» persomfIcada, la
hiJa del diablo Judas qUiere suplicar perdón a Jesús «le ne l' al Jamals en-
tendu parler que de pardonner, pardonner . 11 est SI généreux'» Pero la
«Désespérance» le asegura que no hay perdón para traidores Nada puede
ayudar ya a Judas, m SIqUiera la mtercesión de María95

El pecado imperdonable de Judas es, pues, su desesperación,


desesperar de la gracIa. Lutero, sobre todo, hIZO una contraposición
entre Pedro y Judas a la luz de esta creenCIa general. Pedro «había
caído tambIén mIserablemente»; pero «recordó, sm dudar, la pala-

90 EutImlO Zlgabeno, 705


91 Lutero (WA 52)**, citas 775 774
92 Maxlmo de Tunn, Serma 58, 2 = CChr SL 33, 1962, 233
93 DlOmslO Cartujano, 302
94 Alsfelder PasslOnssplel, v 3622-3667, la cita se encuentra en los v 3632s
3636s = Fromng 11**,701
95 A Gréban, Le Mystere de la paSSlOn de natre saveur Jésus-Chnst, Pans
1987, 318s También en la representaclOn de Jean Mlchel, Le mystere de la PasslOn,
ed por O Jodogne, Gembloux 1959, v 23729-24024 = 343-347, aparece la «Dé-
sesperance» como consejera de Judas, y lo convence de que ya no hay gracia para
el En una solemne declaraclOn, Judas «renuncia» a DIOS, a los ángeles y los santos,
a la Virgen María y a Jesus, y se ahorca «Désesperance» toma su alma y se la lle-
va al mflemo
bra de Cnsto Señor, y de ese modo se salvó» Para Judas, en cam-
bIO, las tremta monedas de plata fueron, cuando despertó del peca-
do, «una carga msoportable» que no qUISO aguantar más, y por eso
mIsmo tuvo que «llevarla eternamente»96 Judas pasa a ser aSl el
prototlpo, no de la maldad proyectada hacIa fuera que uno, smtlén-
dose espectador como en los mIstenos medIevales, puede hacer
descender al mflerno en escemflcaclón dramátlca, smo de la mal-
dad que «toda persona replegada en SI es para ella mlsma»97 Judas
pasa a ser el prototlpo del pecador, no en sentldo moral smo teoló-
gICO Es una mterpretaclón nueva frente al texto bíbhco, la exége-
SIS eXIstencIal de un fragmento de su hlstona Yo pIenso que esta
exégesIs es de gran calado, tambIén hoy, como descnpclón del es-
tado de muchas personas que se CIerran a DIOS
Pero me da mucha lástlma ver lo poco que asoma, tambIén en la
exegesls de Lutero, lo que es el centro del evangeho, a saber, eso
que Karl Barth, en su mterpretaclón de la fIgura de Judas, llama
«superpodem de la gracIa de DIOS, que «sobrepasa, sobrepuja y re-
conduce» la condenacIón del pecador98 TambIén en Lutero, Judas,
este prototlpo del hamo zncurvatus zn se, está perdIdo «eternamen-
te», como le enseñó la tradIcIón QUIzá sea más conforme con el
Evangeho (¡no con la aCCIOn de Judas') que su hlstona acabe de
otro modo, de suerte que su alma no sea llevada por el dIablo msa-
cIable al mfIerno, como en los cuadros medIevales, smo por unos
angeles Jubtlosos al cIelo

Excursus Judas l

BlbllOgrafia A HIstoria y exegesls Brown II**, 1394-1418, Gartner, B ,DIe


ratselhaften Termlm Nazoraer und Is1wrlOt CHSoed 4), 1957, Goldscmmdt,
H L, Das Judasblld 1m Neuen Testament aus]UdlScher Slcht, en Id -M Llm-
beck, Hez/voUer férra(? Stuttgart 1976,9-36, KIassen, W, Judas Betrayer or
Frlend 01 Jesus?, MmneapolIs 1996, Klauck, H J, Judas - em Junger des
Herrn CQD 111), 1987, Id, Judas der férrater? Eme exegetlsche und Wlr-

96 Lutero (WA 52)**, 777s, cf supra, 303, n 74 sobre 26, 69-75


97 Cf su modlflcaclOn de la popular estrofa sobre el «pobre Judas» «Por eso
a ti, pobre Judas, y a la multitud de JUdIOS, I no podemos reñir en JustiCia, la culpa
es nuestra» (WA TR 6, 257, n° 6897)
98 K Barth, KD II12, 560s
l Las seccIOnes de este excursus sobre hlstona de la mfluencla se basan en
matenales y borradores de Renate Han¡
kungsgeschlchtllche Studle, ANRW 26/1, 1992,717-740, Llmbeck, M, Das
Judasblld 1m Neuen Testament aus chnstllcher Slcht, en H L GoldschImdt,
Das Judasblld 1m Neuen Testament aus ]UdlScher Slcht, 37-101, Maccoby, H ,
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Iskanoth (ThA 42), 1983, Wrede, W, Judas Ischanoth m der urchnstllchen
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Berhn 1883, Puchner, W, Studlen zum Kulturkontext der llturglschen Sze-
ne 1 Lazarus und Judas als rellglOse Volksfiguren m Blld und Brauch, Lled
und Legende Sudosteuropas, 1991 (DOAWPH Denkschnften 216), Relk,
Th , Das Evangellum des Judas Iskanot Die psychoanalytlsche Deutung
des Judasproblems, en Id , Der elgene und derfremde Gott, relmpr Frank-
furt a M 1972, 98-129, Tarachov, S, Judas, der gellebte Henker, en Y
Splegel (ed ), Psychoanalytlsche InterpretatlOnen blbllscher Texte, Mun-
chen 1972,243-256, Thummel, H G, Judas Ischanot 1m Urtell der alt-
Iarchllchen Schrifisteller des Westens und In derfruhchnstllchen Kunst, dl-
sertaclOn academlca mecanografIada Grelfswald 1959, Wagner, H (ed),
Judas Iskanot Menschllches oder hellsgeschlchtllches Drama?, Frankfurt
a M 1985, Wreede, Judas Ischanoth, en HWDA 4,800-808
Mas blbhografia** sobre la hlstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46

1 IntroduccIón

Judas, hoy un personaje clave para nosotros en la hIstona de la


pasIón, desempeña un papel secundano en todos los evangelios.
Apenas se sabe nada en la BIblia sobre su persona y sus motivos.
Pero ya los evangelios dejan trasluCIr cómo su Imagen empIeza a
ensombrecerse. Lo marcado de esta imagen sombría de Judas se ad-
vierte en nuestro lenguaje cotIdIano. Apenas hay personas en el área
cultural CrIstiana que no asocien su nombre con la imagen del trai-
dor. Judas no es ya nombre propio, sino un nombre genérico para
ciertas cualidades negativas, sobre todo para la codicia, la traición y
la perfidia. W D. Hand ha compuesto todo un diccionario con voces
que se relacionan con Judas. MenclOna, por ejemplo, el «color de
Judas» (¡roJo!), el «saludo de Judas» (¡hipócrita!) y el «rostro de Ju-
das» (¡desagradable!). Un mVlerno que empieza suave y luego es
géhdo, se llama en alemán «invierno de Judas»; el mfierno fue de-
signado antaño como «hospital de Judas»2.

2. Los Imcios

a) Judas como personaje histórico

A prmclplOs del siglo XX sobre todo, en el penodo de esplendor de


la exphcaclón mítIca de Cnsto, Judas fue considerado un personaje no
hlstónco. Sería la plasmaclón del pueblo Judí0 3 , una trasposIción hlstó-
nco-rehglOsa4 o un tIpo o arquetIpo persolllflCad0 5 • Hoy son pocos los
que defienden esta tesls 6, porque hay demasiados argumentos en con-

2 W D Han<l, A DlctlOnary ofWords and IdlOms Assoclated wlth Judas Isca-


not CompzlatlOn Based Mmnly on Matenal Found m the Germamc Languages
(Modero PhIlology 2413), Berkeley-Los Angeles 1942 Ejemplos adiCIOnales de
otras lenguas en Kneg-Zangger*, 29s
3 G Schlager, DIe Ungeschlchtllchkelt des Verraters Judas ZNW 15 (1914)
50-59 (Ibld , 58 Judas como «el Satanás, el rey de las tImeblas», y como nombre
slmbolIco «del pueblo Judío delclda»), E Barmkol, Das Leben Jesu m der Hells-
geschlchte, Halle/S 1958,330 (Judas es un personaje creado por Mc que persom-
flca «Simplemente el Judaísmo fanático»)
4 G Marquardt, Der Verrat des Judas Ischanot - eme Sage (Kleme Studlen
30), Munchen 1900 (segun Vogler*, 155 n 27) (Judas como personaje paralelo al
Devadatta de la tradición budista)
5 M Plath, Warum hat dIe urchnsthche Gememde aufdIe Uberheferung der
Judaserzahlung Wert gelegt? ZNW 17 (1916) 178-188 (Judas es un personaje m-
ventado por razones religIOso-prácticas, que Simboliza al traidor)
6 Von Maccoby*, por ejemplo A tenor de su construCCión fantástica (cf es-
peCialmente, 141-159), Judas Iscanote es el Judas hennano de Jesús, y pertenecía a
la secta de los zelotes De este Judas se desgajÓ luego el «Judas traidor» como per-
sonaJe específiCO, cuando los cnstIanos de ongen pagano comenzaron a proyectar
su Idea de la «traición» del Judalsmo a Jesús sobre una figura concreta Maccoby
añade que la Similitud fonética entre «Judas» y «Judío» explica que «Judas» fuese
víctima de esa proyección
tra 7 : la fIgura de Judas está ya anclada en el estrato más antiguo de las
tradiciones sobre la pasión, que es la escena del prendimIento de Jesús
(Mc 14, 43s), y en todas las franjas de su tradicIón. Los evangehos re-
fieren también al unísono que Judas perteneció al grupo de los Doce,
una mstitución, caSI con segundad, prepascual. Su nombre no falta en
ninguna lista de los Doce 8 • El reconocimiento de que alguien del círcu-
lo más estrecho de discípulos traicionó a Jesús debió de ser tan doloro-
so para el cristianismo primitivo que difícilmente cabe pensar en una fi-
gura creada por la comunidad.

Judas fue, muy probablemente, un personaje histórico que for-


mó parte del grupo de los Doce y entregó a Jesús, de una forma u
otra. Los evangelistas parecen coincidir en que delató el lugar de es-
tancia de Jesús y permitió así su arresto sin llamar la atención. Es-
to no deja de ser plausible. Históricamente es pensable, además, que
Judas hubiera fallecido relativamente pront0 9 • Pero esto es todo lo
que podemos saber o conjeturar históricamente sobre él. Añado
otros dos extremos sobre los cuales no sabemos a qué atenemos:

a) Conocemos la forma griega del sobrenombre semita de Judas ('10-


xUQLón't), mas no sabemos mterpretarlo con seguridad. Lo más comente, y
a mI juicio tambIén más probable, es la explicacIón geográfica: Judas es un
«hombre de Kenoth», en Judea 1o • Se han alegado conslderaclOnes lingüís-

7. El texto Sal4l, 10 (= Mc 14,20) d¡flcilmente puede ser el punto de parti-


da de la tradición específica sobre el traidor, que siempre estuvo lIgada al nombre
de Judas 1scanote. El hecho de que Pablo no diga nada sobre Judas es Irrelevante:
Pablo cuenta pocas cosas de la paslOn de Jesús; de sus cartas no cabe mfenr lo que
sabía acerca de ella.
8. Lc 6, 16, Hch 1, 13 mencIOna en la lIsta de los Doce a un segundo Judas:
'Iov()a~ 'Iaxw~ou, Jn 14,22 conoce a un Judas que no es e11scanote. En la antigua
tradiCión texIDal sma sobre Jn 14,22, Judas es Identificado con Tomás (= «mellI-
zo», en arameo). Esto comcIde con la tradicIón sma según la cual Judas es el nom-
bre de Tomás (DIdymos) (Ev. Thom mc., Tomás el Atleta mc. = Schneemelcher P,
198; Leyenda de Abgar = Schneemelcher P, 394, Hch Thom = Schneemelcher lIS,
303). La tradicIón cnstIana pnmItlva dlstmgue por sus sobrenombres a los tres per-
sonaJes apostólIcos que llevan el nombre de «Judas» No es convenIente entremez-
clarlos en la reconstruccIón hlstónca
9 Cf supra, 315.
10. Kenoht es, según Jos 15,25, un pueblo de Judea Esto podría hacer com-
prensible tambIén el sobrenombre hebreo formado con ilI'l(, ya que en la zona mon-
tañosa de Judea se seguía hablando aún hebreo mayontanamente en tIempo de Je-
sús Judas sería entonces el ÚnICO de los Doce naCIdo en Judea, lo cual haCÍa algo
más comprensIble la peculIar deSignación a partIr del ongen Como tal desIgnación
por el ongen (ano KUQUWTOU) mterpretan ya el sobrenombre algunas varIantes
manuscntas de Jn 6, 71 (1(*,0, [13 Y otros) Y 13,226 (D y otros). Probablemente
tIcas e hlstóncas en contra11 Otra posibilidad es denvar el sobrenombre de
su condlclOn de «traIdom l2 o «mentIroso»13 Lo más Improbable es la den-
vaclón del «slcanus» latmo = Slcano, zelote l4
b) La pregunta hlstónca mas Importante es <,Por qué traiCiono Judas
a Jesús? Esta pregunta solo tIene una respuesta no lo sabemos Todas las
respuestas que se han dado a esta cuestIón central en el pasado y el pre-
sente son construccIOnes teológicas, pSlcologlcas o hlstóncas

b) Judas en los evangelIOs

Ya en los evangelios se advierte claramente la tendenCIa a en-


sombrecer la Imagen de Judas. En vanos pasajes queda claro que la
causa de ello no es, o no es solamente, la teología IndIVIdual de los
evangelistas, SInO tambIén la tradICIón de la comumdad. La Imagen
de Judas que ofrece Marcos contiene al menos unos rasgos secun-
danos sombríos. La escena del beso de Judas podría haber surgido
en la tradIción de la comumdad premarqmana l5 . La ImprecacIón
Mc 14, 21 es tambIén, SIn duda, un producto comumtano
La tradIcIón mateana y la]oánzca tienen en común la codicIa co-
mo motivo de la traICIÓn' en Mateo es Judas el que eXIge dInero por
su aCCIón. En Jn 12, Ss, Judas no es sólo el cajero del círculo de Je-

cabe entender tambIen mejor de este modo la forma greclzada 'IoxaQLO)Tr¡~ en


gnego es comente la desmencIa -tr¡~ en los nombres gentilicIOS, cf Kuhner-Blass-
Gerth l/2, 284, Schwyzer, Grammatlk, 1500
1I A partir del hebreo cabna esperar mas bien una clrcunlocuclOn con altO, en
correspondencia con el hebreo p Tampoco consta, ademas, la eXistencia del lugar
en tiempo de Jesus Mas razones en contra, Brown II**, 1414
12 Del hebreo 1!il( "lon o del arameo "!i' 'lO' (asl p eJ J A Monn, Les deux
dermers des douze Slmon le Zelote et Judas !skarzóth RB 80 [1973] 353-356) La
tesIs es fIlologlcamente dIficil la trascnpclOn gnega 'IoxaQlw'fr (con k) no es pre-
sumible 111 desde el hebreo 111 desde el arameo
13 Del pi el / pa el del hebreo-arameo ¡p-v (asl p eJ C Torrey, Studles In the
Aramazc ofthe Flrst Century A D ZAW 65 [1953] 228-247, aqUl 246s, Similar
Gartner*, 41 S [aram l("P-Vl( = el «Impostor», el «mentiroso»]) La mayor dificultad
de esta denvaclOn, no Improbable en SI, es como explicar la desmencla de la tras-
cnpclOn gnega en Mc/Lc LW'fr
14 ASI P eJ J Wellhausen, Das Evangelzum Marcl, Berlm 1903,25, F Schul-
thess, Zur Sprache der Evangelzen ZNW 21 (1922) 216-258, aqUl 255s, O Cull-
mann, Der zwolfte Apostel, en Id , Vortrage undAufsatze 1925-1962, Tubmgen-Zu-
nch 1966, 219, Maccoby*, 127-140 Esta denvaclOn es Improbable tanto por
razones fIlologlcas (la metatesls de SIC- a 10X- es apenas explicable) como hlston-
cas (qUlza no habIa aun slcanos en tiempo de Jesus)
15 Cf supra, 231
sús, smo que ya «ha pasado a ser» el ladrón La leyenda del SUICIdIO
de Judas en Mt 17,5-8 16 y la leyenda, mucho más macabra, sobre su
muerte de réprobo en Hch 1,18-20, proceden Igualmente de una tra-
dIcIón comumtana La tradICIón lucana y la]oámca tlenen en común
la Idea de que Judas está poseIdo por el diablo (Lc 22,3, Jn 13,227)
En Juan, sobre todo, cabe hablar de una Imagen de Judas ya fI-
Jada y llena de mtencIOn Judas es contrapuesto a Pedro como per-
sonaJe negatlvo (6, 66-71) En el relato Joámco de la confesIón de
Pedro, este ya no es am:avas; (cf Mc 8, 33), mIentras Judas en
cambIO es 6la~oAos; (6, 70) Poco más adelante el evangelIsta acu-
sará a los Judíos, dIspuestos a apedrear a Jesús, de tener por padre al
dIablo (8, 44) Después, una vez que el diablo ha entrado en Judas,
este sale fuera (por orden de Jesús), a las tlmeblas (13, 27 30) Jesús
anunCIa al fma1 de su pnmer dIscurso de despedIda que entonces
llega «el dueño del mundo», el dIablo (14, 30) Pero en realIdad lle-
ga Judas al mando de una cohorte romana y de los guardIas de los
sumos sacerdotes y fanseos (18, 3), los dos apoyos del mundo per-
verso, enemIgo de DIOS El dIablo, los Judíos y Judas están, pues,
muy prÓXImos en Juan Judas es un verdadero utas; l'fjs; ctJtoAdas;,
cuya eterna perdIcIón, vatlcmada por la Escntura, anunCIa Jesús en
su oraCIón sacerdotal (17, 12)17

3 El ensombrecimiento de la figura de Judas en la tradiCión


posbíbllca

a) Los padres de la IgleSia

Sm embargo, las mamfestaclOnes de los pnmeros padres de la IglesIa


sobre Judas son en general, sIgmfIcatIvamente, mesuradas l8 SIgO la ex-
poslclOn de ThummeP9 y destaco, smtetlzando, tres puntos pnnclpales
1) Los padres de la IgleSIa son unammes en aflnnar que la tralclOn de Ju-
das fue un acto de lIbre voluntad 20 Judas, pues, no es malo por naturale-

16 Mt no la utllIza, desde luego, para ensombrecer aun mas a Judas, cf supra,


322-326
17 Sobre la Imagen Joamca de Judas cf Vogler*, 93-118, Klauck*, 70-92
18 Sobre la codICIa de Judas, cf mfra, 339, apartado b con n 50, sobre la afI-
mdad entre «Judas» y «los JUdIOS», cf mfra, 337s, secclOn c
19 Thurnmel*,10-65
20 Thummel*, 15s (Ongenes) 26 (AmbrosIO) 35s (Jerommo), cf ademas
(Ps-)Juan Cnsostomo, In prodltlOnem Judae, PG 61, 687
za y a perpetUIdad, smo que en un determmado momento cometió libre-
mente un grave pecado Esto hace a los padres de la Iglesia relativamen-
te mmunes a la tentación de tipifIcar simplemente todo lo malo en la fi-
gura de Judas. En Orígenes especialmente, Judas no es el malvado por
antonomasia, como en la tradlclOn cnstIana postenor, smo mas bien
«una personalidad contradlctona»21 2) Los padres de la Iglesia subrayan
la paciencia mfImta y el amor que Jesus derrochó con Judas. Esa pa-
ciencia y amor se mamfIestan tanto en la Cena, donde participa Judas y
Jesús mtenta advertirle por última vez 22 , como en el arresto, cuando Je-
sús acepta con gran amor el beso hlpócnta de Judas 23 3) El pecado de
Judas -entendido como acto libre, asumldo- y el plan salvífica de DIOs
con el HIJo del hombre, Jesús, no se excluyen entre SF4. Aunque DIOs se
sirve de la mala acción de Judas para la salvación de los hombres, Judas
no se convierte por eso en un personaje salvador, su acto sigue siendo
malo. Los padres de la Iglesia se dlstmgmeron aquí claramente de los
gnóstIcos 25 . Agustín, en particular, pone de relieve la dialéctica, Irreso-
luble para el pensamiento humano, entre el pecado del hombre y el plan
salvífica de DIOs. A su entender, solamente los herejes mtentan penetrar
en este mlsten0 26 .

b) Leyendas de Judas

A dIferencia de los padres de la Iglesia, muchas leyendas, sur-


gIdas sobre todo en occIdente 27 durante la antigüedad tardía y en
el medievo, presentan a Judas desde el princIpIO como una mala
persona

Según el evangelio de la mfancla en árabe ((,slglo VI?), Judas es ator-


mentado por Satanás ya de mño, y muerde a otros mños Su madre oye ha-
blar de María y le presenta a su hiJo. Judas ataca a Jesús, e mtenta morder-
le también a él LesIOna a Jesús en el costado derecho, y Jesus comienza a

21 Thummel*, 13, cf S Lauchh, Ongen's InterpretatlOn ofJudas Iscanot


ChH 22 (1953) 253-268, Y supra, 226, n 16 sobre Mt 26, 47-56
22 Cf supra, 149, apartado a
23 Cf supra, 227, n 25 sobre 26, 47-56
24 Cf supra, 149s, apartados b C
25 Cf mfra, 347, apartado 4 d
26 Agustm, Sermo 51, 7 (11) = PL 38, 339
27 La tradlclOn blzantma nunca presenta a Judas en tonos tan sombnos como
en occidente, y la tradlclOn IconografIca de la Iglesia onentaI apenas ofrece Image-
nes bufas de Judas, como ocurre en la Edad Media tardla de occidente, cf Puch-
ner*, 69-99
llorar Entonces el dlablo, en úgura de perro, se aleja de Judas Éste hlere
a Jesús exactamente allí donde más tarde «los JUdlOS lo traspasan con la
lanza»28
Las leyendas medIevales de Judas cuentan su vIda en analogía con la
leyenda de Edlpo sus padres, CIborea y Ruben, de Jerusalen, saben por un
sueño de la madre que el hIJo será la ruIna de Israel. Por eso exponen al m-
ño en el mar, metIdo en un cabás. Es salvado por la rema de la Isla Iscanot
Cuando Judas se entera de que es un nIño expósIto, mata al hIJo de la reI-
na, su presunto hermano, huye al palaclO de PIlato en Jerusalén y llega a
ser su mayordomo Es sorprendIdo mIentras roba fruta para PIlato en el
huerto de su padre carnal, entonces mata al padre y se casa con su madre
Luego se asocIa a Jesús para hacer penItencIa por sus crímenes. Llega a ser
apóstol de Jesús y tesorero, y le traIClOna por codlcla29 Esta hlstona no re-
cuerda sólo a EdlPO, SInO tambIén a Caín el fratnclda, a MOIsés expuesto
en la cestIlla, y a Adán y Eva apetecIendo la manzana prohIbIda Según
Abrahán de Santa Clara, que rastreó detalles y adornó en el SIglo XVII la
hlstona del «gran bellaco», la culpa de Judas no sólo se remonta hasta sus
años JuvenIles, smo que ya sus padres se hICIeron culpables 30
Fragmentos coptos del evangelIo de Bartolomé cuentan que la esposa
de Judas fue la que lo IndUJO a la traICIÓn 31 A ella entregaba sIempre Judas
el dmero que sustraía de la caja de los pobres, y tamblén le entregó la pa-
ga de la traIcIón El pecado de Judas pasa a ser, de ese modo, un nuevo
símbolo del pecado pnmlgemo de la humamdad, el pecado de Adán
Judas es castIgado por este pecado, obVIamente, con la condenaCIón
eterna Es creenCIa general que padece tonnento perpetuo en el múerno A
tenor del evangelIo de Bartolomé, después de la bajada de CrISto al múer-
no sólo Caín, Herodes y Judas contmúan en ép2 El testImOnIO más Impre-
sIOnante del destmo de Judas es la denommada leyenda de Brandan, que
habla de la navegacIón de este abad Irlandés, una especIe de Uhses cnstIa-
no, leyenda que vIene del SIglo X lo más tarde Brandan se encuentra en su
VIaje marítImo con Judas sentado sobre una roca Brotan llamas de su cuer-
po, que es azotado por el gramzo. Pero esto no es la descnpclón de sus tor-

28 EvangellUm mfantlae arabzcum 25 = e von TIschendorf, Evangelza


Apocrypha, Lelpzlg 21876 (= relmpr Hildeshelffi 1966), 199s
29 Es claslco el relato de la Legenda Aurea en la seCClOn sobre Matías (R
Benz red J, Die Legenda Aurea des Jacobus de Voragzne, Heidelberg 1979,214-
217) Sobre la prehlstona de esta leyenda, difundida en toda Europa, cf Baum*,
passzm, Puchner*, 90-203, Ohly*, 21-36
30 Abrahán de Santa Clara, Judas Der Ertz-Schelm Fur ehrlzche Leuth
Oder Ezgentlzcher Entwurff und Lebens-Beschrezbung des IscharlOtzschen Bos-
zwzcht , Teil 1, Salzburg 1686,39
31 Schneemelcher P, 438
32 Evangelio copto de Bartolome = M R James, TheApocryphal New Testa-
ment, Oxford 1924, 183
mentas en el mfIerno, no AqUI se alIVIa Judas, un dommgo, de los ardo-
res del fuego mfernal Alh arde dIa y noche como plomo que se dernte en
la olla Encuentra descanso los dommgos y algunos dlas festIVos 33

c) Judas y los judiOS

Se dIscute hasta qué punto llega a ser Judas, en la hlstona del


cnstIamsmo, el prototIpo del Judío y el representante del JudaIsmo
Los datos hlstóncos oblIgan a una cIerta cautela, pues no son tantas
«las fuentes que hermanan expresamente a Judas con los JUdIOS»34
Pero esas fuentes son mas SI utIlIzamos tambIén la lIteraffira popu-
lar y las representaCIOnes artlstlcas que aSOCIan estrechamente, a me-
nudo de modo mdlrecto, a Judas con los JUdIOS

De los padres de la IgleSIa son conocIdos los SIgUIentes documentos


para una IdentIfIcacIOn dIrecta o mdIrecta de Judas y los JUdIOS segun Je-
rommo, vale para Judas en partIcular lo que vale para los JUdIOS en gene-
raP5 HIlano lo conSIdera una representacIOn de Israel, «que arde en deseos
de extmgUIr el nombre del Señom36 Agustm ve en Judas un representante
de los JUdIOS porque busco como ellos las cosas carnales 37 Segun el papa
GelasIO 1, el pueblo JUdIO se llama como Judas 38 Lean Magno declara que
los JUdIOS y Judas cruCIfIcaron Juntos a Jesus 39
En los cuadros, Judas no aparece especIalmente caractenzado hasta la
alta Edad MedIa, y se dIferenCIa, todo lo mas, por el aISlamIento respecto
a los otros dISCIpulos Pero con el tIempo va acumulando rasgos OdIOSOS y
es dotado de caractenstIcas conSIderadas como JudIas40 ASI, adqUIere una
nanz gruesa y encorvada, labIOS abultados, pIel rugosa, gruesa osamenta y
una abundosa penlla41 A menudo VIste de amanllo, color que fue Impues-
to a los JUdIOS y se conSIderaba sImbolo de la enVIdIa, la traICIOn y la mfa-

33 G E Sollbach (ed), St Brandans wundersame Seefahrt, Frankfurt 1987


152-159, e Selmer (ed), NavlgatlO Sanctl BrendamAbbatlsfrom Early Latm Ma
nuscrrpts (PubhcatlOns m MedIeval Studles The UmversIty of Natre Dame 16),
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34 Dmzelbacher*, 79, dISIente Dleckmann*, 67-71
35 Jerommo, In Ps 108 = PL 26, 1224
36 HIIano 29, 2 = se 258, 220 (sobre Mt 26,6-13)
37 ef supra, 128, n 26 sobre Mt 26,14-16
38 Gelaslo, D!cta adv Pelaglanam haereslm 68 = eSEL 35,428
39 Leon Magno**, 1(= 52), 5 = 84
40 Sobre las representacIOnes plasticas de Judas, cf Porte*,paSSlm, Dmzel·
bacher*, 21-35
41 Porte*, 60
mla Era frecuente presentar de perfil tanto a Judas como a los JUdlOS 42
ASI, Judas cobro rasgos JUdlOS, y los JUdIOS, rasgos de Judas
Mas mfluyentes aún fueron los mlstenos de paSión Tamblen en ellos
se da rara vez una conexlOn dIrecta de Judas con los Judíos Un ejemplo de
tal conexlOn es el mlsteno de Donaueschmgen, que aparecIó probable-
mente hacia 1460 en Lucerna En él son acusados los JUdIOS Juntamente
con Judas «Los JudlOs han tomado su VIda, / fue vendido por tremta centl-
mos / por uno que habla Sido su dISClpulo / Oh, mIS hermanas y hermanos,
/ ayudadme a vengar esta aCCión / contra el traIdor consejo Judío / ¡Que
verguenza, Judíos, por vuestra gran mfamla I que hayáIS nacIdo sobre la
tierra' / Por eso os condenareis por toda la etermdad»43 Pero la mayor par-
te de los mlstenos de paslon dlstmguen netamente a Judas de los Judíos
estos crucIfIcan a Jesús y en modo alguno reconocen su mala acclOn,
mIentras que Judas es el tipo báSICO del pecador desesperado, que se arre-
piente pero no encuentra ya el cammo de retomo a Cnsto, el Redentor44
¡Los Judíos son aSI peores aun que Judas' Entonces no sorprende que a me-
nudo se prodUjeran prógroms con ocasión de los mlstenos de paslOn

d) TIpificaCIón de Judas

La palabra «Judas» llegó a ser en la tradlclOn occidental, por dlstllltas


vías, un msulto que se podía profenr contra todos los adversanos posibles
Cuando el papa Juan XII excomulgó al emperador Otan 1, este lo cahf¡có
de «Judas» El prínCipe elector MaunclO de SaJoma, que combatió como
protestante en el bando del emperador Carlos V y luego cambiÓ de frente,
fue apodado el «Judas de Melssen» Lutero aplicó con bastante frecuencia
el msulto de «Judas», por ejemplo, a los monjes, al papa, a MaunclO de Sa-
Joma, a los anabaptistas, etc 45 Que «Judas» degenerase en msulto mdICa
que fue denvando de nombre propIO haCia una deSignación genénca Se
prestaba así a la descahfIcaclón de los mas diversos valores o, mcluso, OPI-
mones teologlcas
a) Judas pasa a ser especialmente el prototipo de todos los traidores
En la DIVina Comedza de Dante, Judas se encuentra en lo mas hondo del
mfIerno, Junto a Bruto y Casl0 46 Según Calvmo, Judas nos enseña que
siempre se dará la traICión en la Iglesta47 Es «el símbolo de la tralclOn que

42 Dmzelbacher*, 25s, cf Maccoby*, 114


43 Donaueschmger PasslOnssplel, v 3622-3631 = Touber**, 225
44 Cf supra, 328s con n 94s y Ohly*, 36-85
45 Dmzelbacher*, 12, Taylor (mira, n 93),325s
46 Dante Ahghlen, Dlvma Comedza Infierno 34, 58-69
47 Calvmo, Sermons de la PasslOn, CR 74, 1891, 854s
acecha siempre al remo de DIOS en su penoso avance por la hlstona Lo
que ya los profetas hablan reprochado tantas veces a Israel como apostasla,
se hace persona en Judas»48
b) Judas viene a ser el ejemplo paradlgmatIco de la codicia Este VICIO
es considerado ya en el helemsmo, y despues en el cnstIamsmo, como la
ralz de todo mal 49 El ejemplo negativo de Judas da ocaslOn constantemen-
te a la advertencia contra la codicia Apenas hay sermon o tratado sobre Ju-
das que no hable de su codlcla50 Vanos padres de la Iglesia señalan la co-
diCia de Judas como trasfondo de la mVltaclOn de Jesus a renunciar a los
bienes, y ensombrecen aSI aun mas su fIgura 5!
c) Judas, protOtipO de loslalsos cnsüanos en la Iglesia Sobre todo
desde la Reforma, la Iglesia es considerada como corpus perm/xtum Una
prueba de ello es, para la Reforma, el hecho de que Judas fuese uno de los
doce apostoles, e mcluso partIcipara en la Cena 52 Lutero declara «Cnsto
mismo tuvo entre sus apostoles y dlsclpulos al traidor Judas Deben medi-
tarlo siempre los que qUIeran tener una Iglesia que sea absolutamente pu-
ra»53 Judas es la persomfIcaclOn del mal en la Iglesia, mal que es precIso
soportar sobre el modelo de la patlentla Chnst/
d) Judas no representa solo a los malos y a los falsos hermanos dentro
de la IgleSia, smo tamblen a los herejes Valgan dos ejemplos para üdon
de Cluny, Judas es la Imagen de los reprobas e mcredulos que murmuran
contra la Iglesla54 En un poema de Hans Folz, de 1483, Judas es enviado
a la tIerra por un consejO de diablos, en forma de espmtu, para atormentar
a los cnstIanos y atIzar la hereJla (,huslta,)55
e) Judas VIene a ser, en fm, el tIpo dellalso pemtente Lo señalan ya
los padres de la Iglesla56 Agustm en partIcular hace notar que Judas es un

48 L Ragaz, Dze Bzbel- eme Deutung, vol V Jesus, Zunch 1949,237


49 Sobre el tOplCO helemstlco de que la codICIa es la ralz de todo mal, cf
Tlm 6, 10 YJ Roloff, 1 Tzm (EKK XV), 338, n 57
50 Por ejemplo (Ps-)AtanasIO, Sermo, PG 28, 1050s, (Ps-)Cnsostomo, In pro-
dztlOnem Judae, PG 49, 688, EusebIO, OratlO de prodztlOne Judae, PG 86, 527s, etc
Cf Puchner*, 69-71
51 Por ejemplo Juan Cnsostomo, In prodztlOnem Judae, PG 49, 376, cf tam-
bIen EusebIO, OratlO de prodztlOne Judae, PG 86, 530 Mas InfOrmaCIOn en la hls-
tona exegetIca de Mt 26,14-16, supra, 127s, apartado a y 129, apartado d
52 Cf supra, 148 con n 27 y 150s (apartado e)
53 Lutero, WA TR 4,191, nO 4190
54 Odon de C1uny (878/879-942), Sermo 11 = PL 133, 716A
55 Hans Fo1z, Dze Rezmpaarspruche (MTUDL 1), ed por H FIscher, Mun-
chen 1961,164-173
56 Ongenes, In Joh 32,19 = GCS Ong IV, 458 (SI Judas fuese un arrepentI-
do SIncero, habna acudIdo a Jesus como el buen ladron de la cruz Pero SI esta arre-
pentIdo, es señal de que no es del todo malo), AmbrosIO, De paenztentza 2, 4, 27 =
CSEL 73, 175 (Judas habna alcanzado la salvacIOn en la gracIa sobreabundante de
Cnsto al haberse arrepentIdo, no ante los JUdIOS, SInO ante Cnsto)
pemtente msalvable porque desespera de la mlsencordIa de DlOS 57 La
desesperaclOn de Judas es un tOplCO que no suele faltar en los mlstenos de
paslOnS& Tamblen para Lutero es Judas, Junto con Cam, un ejemplo Im-
portante para los que creen que su pecado es mayor que la mlsencordla de
D lOS 59

e) Resumen

Llama la atenclOn la Imagen cada vez mas sombría de Judas Él


encarna gradualmente, para la tradIclOn cnstIana, el mal total Pa-
rece algo aSI como un objeto de proyecclOn de aquello que el cns-
tIamsmo detesta A medIda que la afImdad entre Judas y los JUdlOS
se fue haCIendo perceptIble, la persecucIón de Judas, realIzada
«abstractamente» en la tradIclOn cnstIana, condujo no pocas veces
a una persecucIón concreta de los JUdlOS ¿Cómo se llego a este en-
tenebrecImIento de la Imagen de Judas en la tradIcIón cnstIana an-
tes de la época moderna?

Sospecho que su ralZ esta ya en el Nuevo Testamento a medida que en


el seno de las comumdades pospascuales la fe en Jesucnsto pasaba a ser su
umco rasgo de IdentIf1caclOn, les pareCla mas mcomprensible la tralclOn de
Judas SI la fe en Jesucnsto era lo umco que decldIa sobre salvaclOn y per-
dlclOn, sobre vida y muerte, la defecClon de esta fe solo se podIa entender
como msplraclOn de Satanas Un pnmer ejemplo de esta mteraCClOn lo
ofrece el evangeho de Juan El hecho de haberse separado las comumdades
cnstIanas del Judalsmo, y la entrega de Jesus a las autondades Judlas por
obra de Judas, faclhtaron bastante, con el tIempo, la aproxlmaclOn de Ju-
das a «los JUdlOS» Con otras palabras, el «cnstomomsmo», y probable-
mente tamblen la dlvmlzaclon de Jesus en las comumdades pnmItlvas, fa-
vorecieron tales proyecclOnes haCia fuera En la Edad Media se sumaron
otros factores, N Bremer menciona uno Importante el fuerte enfasls que
la espmtuahdad de la Edad Media tardla puso en la paslOn y en los sufn-
mlentos de Jesus contnbuyo a acenruar la maldad de Judas60

57 Agustm, e¡V Del 1, 17 = PL 41,31 «quomam Del m!sencord!am despe-


rando eX!t1ablhter poemtens, nullum s!b! salubns poemtentlae 10cum rehqmt»
58 Cf supra, 328
59 WA TR 2, 377, n° 2251 Cf tamb!en WA TR 1,302, n° 642 (<<pero Judas no
paso de ah!, no se arrepmtlo y se mantuvo en su obstmaclOn»), 1, 115, n° 273,1,
501s, n° 991, 2, 77, n° 1374,2, 125s, n° 1537, 2, 502s, n° 2526
60 Bremer**, 205
4. La rehabilitación de Judas en la época moderna

El ensombrecimiento progresivo de Judas en el curso de la his-


toria suscitó reacciones y protestas. Hasta la época de la Ilustración
fueron más bien esporádicas; posteriormente se hicieron más fre-
cuentes. El individuo y su fe van pasando al primer plano del inte-
rés general. La imagen, entre fantasmagórica y oscura, de Judas en
la Iglesia, y en particular la idea de que Judas estuvo poseído por el
diablo, no podían ya satisfacer. Es significativo que, por lo general,
no fueran teólogos ni biblistas, sino artistas y escritores los que die-
ron el principal impulso hacia la rehabilitación de Judas. Muchas
veces se combinan esos intentos con un distanciamiento crítico res-
pecto de la fe tradicional de la Iglesia. En lo que sigue selecciona-
mos del gran muestrario algunos enfoques importantes.

a) Accesos históricos: Judas como representante de un mesia-


nismojudío

La ciencia bíblica ha indagado a partir de la Ilustración los mo-


tivos por los que Judas llegó a traicionar a Jesús.

Una tesis formulada en la IlustraCión y difundida en el siglo XIX de-


cía que Judas fue defensor de una idea tea-política del Mesías 61 . La tesIs
encontró apoyo en la interpretación del sobrenombre Iscanote como «slca-
riO»62. Se sumó a veces una valoración pOSitiva de Judas: el «celoso» Judas
tenía puesta su esperanza en un Mesías terreno. Amaba a Jesús y quiso in-
ducirlo a mostrarse públicamente como Mesías. Cuando vio que fracasaba
su intento y que el pueblo no proclamaba a Jesús Mesías, como él había es-
perado, devolvió el dmero, arrepentid0 63 .

61 Sobre los IniCIOS, cf LiJthl*, 63 68 Es Importante p eJ el zunqués J J


Hess, Die Geschlchte der drey letzten LebensJahre Jesu JI, Zünch 41774, 193s, que
combIna esta tesIs con otra, según la cual Judas esperaba ventajas personales para
él K. Ch. L. Scrumdt, BlbllOthekfür Krltlk und Exegese des Neuen Testaments JI,
1797, 686, fue el pnmero en defender la tesIs de que Judas qUIso ayudar a Jesús a
alcanzar el trono de DaVId, y ejecutó obediente la orden reCibida en Jn 13,27 Es ya
más antigua la opInión de que Judas actuó de buena fe porque suponía que Jesús Iba
a escapar fáCilmente de sus enemigos con una demostración de poder (documentos
en Luthl*, 76). La objeCión cnstIana a Judas seguía sICndo entonces el haber de-
fendido una fe meSiánIca «camal» y poco espmtuahzada (cf Lüthl*, 156).
62 Cf supra, 332s.
63. G. Schollmeyer, Jesus und Judas Em krltlscher Versuch, Luneburg 1836,
32-35 50-52 63-65. P. Lapide ve hoy esto de modo pareCido· An Judas Iskanot, en
TesIs parecidas asoman tamblen en la lIteratura Pongo como ejemplo
La Mesíada, de Klopstock
Mira, se alza el Mesías con su grandIOsa redención
y con el remo esplendoroso que promete fundar

Esto no lo dice Judas, se lo dice en sueños su padre malvado, que le


aconseja delatar a Jesús ante los sacerdotes, con el fm de
moverlo así a mstItUlr de una vez
el remo tan largamente esperad0 64

El propIO Judas, con su negra melena nzada, «de gran belleza varoml»,
es un personaje ambivalente en Klopstock, lleno de amor a Jesús, pero lle-
no de odIO a Juan, el dlsclpulo prefendo que un día será dlstmgUldo en el
remo de DIOS con espléndidos tesoros 65
Esta tesIs se puede encontrar Igualmente en la lIteratura actual Un
ejemplo es la novela MlrJam, de LUlse Rmser Judas es presentado como
zelote, «cabeza sabIa, pero sombría» Lucha Junto con Bar Abba por Israel,
contra los romanos y para que Jesús, que fue aclamado rey a su entrada en
Jerusalén, asuma ahora esta dlgmdad66
Judas como zelote no es el úmco mtento de ver en el Judas histónco
un Judío de su epoca, e mfundirle así un soplo de Vida Para J D Michae-
lIs, Judas es un Judío estnctamente ortodoxo que se enfrentó a Jesus por-
que, para él, la torá era fundamental 67 En esa direCCión piensa en el Siglo
XX, por ejemplo, J Klausner a su entender, Judas se decepCIOnó con el Je-
sús crítIco del templo y sanador ComprendlO que Jesus no era el Mesías, y
por eso lo entrego a las autondades Judías como seductor, según prescnbía
la torá 68

Los escasos datos históncos que podemos espigar en los textos


bíblIcos no avalan tales construccIOnes. Esto vale en especial para la

Nlemann*, 18-28, aqUl, 26s Judas qUIso ayudar a Jesus a vIsuahzar su pretenslOn
meslamca a traves de la muerte
64 Klopstock** I1I, 627s 633-636 Tamblen Goethe ve a Judas como un adiC-
to de Jesus que qUIso forzar al Maestro mdecIso para que pasase a la aCClOn (Aus
meznem Leben Dlchtung und Wahrhelt Buch 15 = Wérke V, Frankfurt s a [Insel-
Goethe),576)
65 Klopstock** I1I, 375 (cita) 422-431
66 L Rmser, MlrJam, Frankfurt 1983,63 (cita) 246-248
67 J D Mlchaehs, Anmerkungen jUr Ungelehrte n, Gottmgen 1790, 95s,
segun Luthl*, 63
68 J Klausner, Jesus van Nazareth, Jerusalem 31952, 446-448 (verslOn cast
Jesus de Nazaret, Buenos Aires 1973)
dIvulgada tesIS de que Judas fue un zelote. Se basa en una mterpre-
tacIón probablemente errónea del sobrenombre 'IaxaQl(Írt}

b) Accesos desde la pSicología individual Judas como ser


humano

La época moderna mtentó redescubnr a Judas como ser huma-


no «El problema teológIco de Judas denva en un problema antro-
pOlÓgICO»69: así caractenza Kurt LüthI la mterpretacIón que se hace
de Judas desde la IlustracIón. Se mtentó rastrear no sólo hIstónca-
mente, smo tambIén pSIcológIcamente, lo que pudo haberle ocurn-
do al que fue el traIdor de Jesús.

Señalo en pnmer lugar un cambIO radIcal que se produjo en las repre-


sentaCIOnes artístIcas de Judas entre la Edad MedIa tardla y los ImcIOS de la
epoca moderna Judas no es presentado ya como el Judío tíPICO, smo como
mdlVIduo Un ejemplo es el boceto de la cabeza de Judas dIbujado por Leo-
nardo da VmcI, estudIO preparatono para su cuadro de la últIma cena (I1
33)10 Judas aparece aquí pensatIVO y dIgno Otro ejemplo es el cuadro de
Rembrandt Judas, arrodIllado en el suelo, con las manos Juntas 71
Ejemplo ImpreSIOnante de una pSICologIzacIón de Judas desde la lIte-
ratura es la novela de Leomd Andrelev, Judas IscarlOte y los otros Judas
aparece aquí desgarrado entre sentImIentos de mfenondad, ambIcIón, afán
de poder y amor a Jesús QUIere umrse a Jesús defImtIVamente SUIcIdán-
dose «TIene una pasIón -dICe el autor en una carta- que le JustIfIca»72
Otro ejemplo es el empeño de Eugen Drewermann por entender el acto de
Judas como expreSIón de «una dIsonancIa msoportable entre la smagoga y
el mensaje de Jesús. DIVIdIdo mternamente y en contradIccIón consIgo
mIsmo», Judas qUISO confrontar las dos partes antagomcas, Jesús y el sa-
nednn, y resolver aSl el conflIcto de su propIa vlda73

Después de las numerosas declaraCIOnes eclesIales en las que Ju-


das aparece como puro arquetIpo negatIvo, y de los numerosos cua-

69 Luthl*,66
70 Foto Dleckmann*, 135
71 ColecclOn privada WhItby (segun LCI II, 447)
72 L Andrelev, Judas Ischanot und die andern, trad alem de a Buck, Berlm
s a C,,1908?) Extracto de textos en Kneg-Zangger*, 249-254, cita tomada de
Dleckmann*, 183
73 E Drewennann, Das Markusevangehum II, alten 1988, 441 s
IlustraclOn 33

dros medievales que lo presentan como mero soporte de supuestos


rasgos judíos, importa y conviene mirar a Judas como persona indi-
vidual que no representa SImplemente una sombra colectiva, sino
que posee su propia luz y sus sombras. Pero debemos decir, a la vez,
que no conocemos a este ser humano, ni las circunstancias precisas
de su vida y actividad ni su modo de ser. Todas las imágenes moder-
nas «humanas» de Judas son proyecciones nuestras, ¡nada más!
C) InterpretacIOnes pSlcoanalítlcas de Judas

A dIferencIa de los mtentos de penetrar en la mtenondad mdIvI-


dual de Judas y hacerla comprensIble, los enfoques que esbozamos
a contmuaCIón no se ocupan del emgma de esta persona, smo de
«Judas» como personaje o fIgura de proyeccIón

El mas conocIdo es el ensayo hermeneutIco de Theodor ReIk, dISCIpU-


lo de Freud No le mteresa el Judas hIstonco, smo la mterpretacIOn pSICO-
anahtlca de las narraCIOnes en torno a Judas ConSIdera a Jesus y a Juda~
como dos fIguras gemelas, como «proyeccIOn persolllfIcada de los Impul-
sos revolucIOnanos dmgIdos contra Yahve» Tanto Jesus como Judas no
son smo «persolllfIcacIOn de mOCIOnes pulsIOnales, deseos e Impulsos del
pueblo JUdIO helelllzado», que en una sItuacIOn de cnSIS se vuelve contra
el dIOS Padre, Yahve, y crea al dIOS HIJO, Jesus Cuando los cnstlanos de-
tectaron algo de la ambIvalenCIa de su relIgIOn del HIJO, surgIda de la re-
behan contra el dIOS Padre, Yahve, trasladaron a Judas los rasgos mdesea-
bies que aun quedaban del «HIJO» Judas es «el otro yo de Cnsto, objeto
de repulsa» el «ImpIO, traIdor a DIOS y deIcIda» 74 Con la descahflCacIOn
de Judas, los cnstIanos se hberan de su comphcIdad en la muerte del dIOS
Padre, Yahve Judas encarna, pues, las vertIentes oscuras del HIJO de DIOS,
Jesús 75
Los textos neotestamentanos sobre Judas Ilumman aSI, en perspectlva
pSIcoanalItlca, la ambIValencia del naCImIento del cnstlalllsmo a partIr del
Judmsmo

Más provechoso, el umco pOSIble, me parece el mtento de una


mterpretacIón pSIcoanalítIca de los productores y receptores de
las Imágenes de Judas Según Gerhard Wehr, Judas encarna «los
flancos oscuros del ser humano, del cnstIano, más exactamen-
te»76 Representa esos deseos y temores humanos que la fe cnstIa-
na reprIme o en parte conVIerte en tabú, y que por eso son proyec-
tados haCIa fuera el pecado Imperdonable de la defeCCIón de la fe,
la traICIón, el mIedo a ser abandonado por una persona querIda, la
COdICIa, el sadIsmo, en suma, las propIas «sombras» personales y

74 Citas Relk*, 118 115 123 115


75 Una poslclOn analoga defiende Tarachov*
76 G Wehr, Judas IscharlOt - unser schattenhaftes 1ch DtPfrBI 74 (1974)
146s Wehr aplica su enfoque en sentido parenetlco Jesus, que acoge a Judas, es
un ejemplo para que los hombres y mUjeres cnstlanos reconozcan y acepten sus
propiaS sombras
colectivo-religiosas. El hombre~Dios, Cristo, representa el Bien
en cuanto tal, de forma que su imitatio puede resultar una preten-
sión excesiva; y Judas es representante del Mal en sí; por eso es lí-
cito odiarlo. Esta tesis ofrece también un aspecto socio-psicológi-
co: como era lícito rechazar, denigrar y odiar a «Judas» (iY a los
judíos!), el personaje ha servido, en el plano socio-psicológico,
para la conformidad o integración cristiana77 • Así pues, «Judas» es
una personificación de las sombras que hay en la identidad cris-
tiana, y permitió a muchas cristianas y cristianos proyectar al ex-
terior su odio a las propias facetas oscuras en forma de agresión
hacia fuera, y desviarlas especialmente hacia los judíos, cuyo re-
presentante llegó a ser Judas.
Walter Jens convierte en relato, con verdadera maestría literaria,
una tesis similar: Judas viene a ser la cifra de todo aquello que no se
acepta.

Los protagonistas de su narración son dos teólogos católicos que se


proponen iniciar un proceso de beatificación de Judas: el padre Berthold y
su sucesor Ettore P. La imagen bíblica y eclesial de Judas -así les replica el
defensor de la fe- pide que lo negro sea negro, y lo blanco, blanco. Pide
que el diablo siga siendo diablo y no se convierta de pronto en el «beato
Judas». Pide «una época sana, con un sistema fijo de valores, en el que al
diablo se le pueda seguir llamando diablo». Pide que la verdad no pueda
oscilar, aboga por el inmovilismo en la autoridad eclesiástica y por el «va-
lor jurídico del magisterio de la Iglesia»78. Judas, en cambio, pide lo con-
trario: «está a favor de los millones de personas a las que la ortodoxia con-
denó por su libertad espiritual o su heterogeneidad». Judas es «un símbolo
del judío y del pagano, del comunista, negro y hereje: de todos los demo-
nizados y convertidos en chivos expiatorios»79. La pregunta de Walter Jens
es por qué precisamente la Iglesia y precisamente la fe cristiana sobrelle-
van tan mal eso «otro».

También aquí se ve a Judas como una proyección, pero no en


perspectiva psicológico-individual, no como proyección hacia fue-
ra de las sombras propias, sino como diabolización de aquello que
la Iglesia rechaza en nombre de la fe.

77. Esta es la tesis de S. R. Dunde: Warum jede Gruppe ihren Judas braucht.
Gedanken zur Sozialpsychologie des Verraters, en N lemann *, 112-117.
78. Jens*, 78s.
79. ¡bid., 93.
d) Una tesIs teologlco-subverslva Judas «santo»

Segun los padres de la IglesIa, Judas no fue solo traidor y peca-


dor, smo a la vez mstrumento del plan de DIOS para la salvacIón80
Sm su «traICIón salvadora»81, Jesús no habría sIdo crucIfIcado
Agustín separo estnctamente el papel de DIOS y el papel de Judas
Judas es traIdor, DIOS obró la salvacIón a partIr de su mala conduc-
ta Pero no todos han pensado como Agustín

CIertos grupos gnostlcos, a los que hacen referencIa Ireneo y posteno-


res padres de la IglesIa, valoran posItivamente la conducta de Judas Frente
a los poderes cosmICOS (mstrumentos del demIUrgo que trataban de ImpedIr
la muerte salvIfIca de Jesus), Judas puso en marcha, con su traIcIOn, la obra
redentora, y con ella la dIsolucIOn del mundo vlSlble 82 Algunos grupos
gnostlcos llevaron tan leJOS la subversIOn de la doctrma ecleSIal de la re-
dencIOn que se enfrentaron al propIO Cnsto cuando Jesus qUISO dIStorSIO-
nar la verdad, Judas, el prototipo del gnostIco, rovo que serie desleal 83
Estas Ideas resuenan en la epoca moderna el Judas de La ultIma ten-
taclOn, de Nlkos KazantzakIs, traICIOna a Jesus por orden suya, y de ese
modo el, el «traIdor», preserva a Jesus de la peor traICIOn lo sUjeta a la
cruz, pues Jesus no debe salvarse a SI mIsmo, recorrer el camInO del mun-
do, cultivar la tierra y engendrar hIJOS, SInO que lo suyo es la cruz, alll lo
mstalo el DIOS de Israel 84 Ideas analogas encuentran eco en el Padre Ber-
thold, el personaje de Walter Jens que empeño su VIda en la beatIflcacIOn
de Judas «SIn Judas no hay cruz, sm cruz no hay cumplImIento del plan de
salvacIOn No hay IgleSia SIn este hombre, no hay tradIcIOn sm el transmI-
sor Un Judas revolucIOnano habna salvado la Vida a Jesus y nos habna
traIdo a todos la muerte»85 Judas es, tambIen para el Padre Berthold, el
mstrumento de la redencIOn

Yo no creo que SIrva de algo canOnIzar a Judas El móvIl de ta-


les mtentos suele ser un brutal rechazo mtenor, SI no de la fe cns-
tIana, sí al menos de la IgleSIa TambIén «san Judas» es una proyec-

80 Cf supra, 335, en n 24-26


81 Cf H L OoldschmIdt* (tItulo de hbro)
82 Ireneo, Haer 1,31,1 (mforme sobre los caImtas) Judas, segun estos, co-
noclO la verdad como verdadero gnostIco y la practIco medIante el mIsteno de la
traIcIon, al separar lo terreno de lo celestIal
83 EpIfamo, Pan 38,3 = PO 41, 858, cf tamblen Klauck*, 19-21
84 N KazantzakIs, Das letzte f;érsuchung, Munchen 1988,507 (secclOn 33)
(verslOn cast La ultlma tentaclOn, Barcelona 1995)
85 Jens*,8
ClOn de las propias necesidades, proyección mas slmpatIca, desde
luego, que la del «diablo Judas», pero Igualmente mnecesana

e) Un enfoque feológlco la pnmaeía de la graClQ

La teología se deJó también seducir alguna vez por la fIgura de


Judas La dIabohzaclón permanente de Judas en la hlstona cnstIana
y su condenaclon defmltlVa colocan a la teología ante la cuestIón
del alcance de la graCia

Ya en el siglo XIV hubo un celebre predicador popular, san Vicente Fe-


rrer, que defendlo la opmlOn de que Judas habla sentido un verdadero arre-
pentimiento y cometlO el SUICidIO para anticiparse en la muerte a Jesus y
poder pedirle perdon en el mflern0 86 , por eso se salvo A Ferrer le fue ms-
trUldo un proceso por hereJla, pero el proceso no llego a termmo 8? Su OPI-
mon encontro algunos segUidores aislados en el siglo XVI, entre ellos, el
anabaptista Hans Denk88

Karl Barth formula en los térmmos más categóncos la Idea de la


gracia de DIOS sm hmltaclón alguna En su tesIs capital sobre la «elec-
ción del mdIVlduo» contrapone a la eleCCión del mcreyente la eleCCión
de DIOS «El testImOnIO de la comumdad de DIOS» solo puede decir,
ante la eleCCión dIVma, que «la elección del mcreyente es nula, que el
mcreyente pertenece a Jesucnsto desde la eternidad y, por tanto, no es
reprobado» La maldad de Judas es real, pero queda englobada en la
gracia de DIos La gracia de DIos «tampoco pone barreras a JudaS»89

Marcel Pagnol expresa la misma Idea, de modo ImpresIOnante, en su


drama sobre Jesus su Judas esta convencido de que Jesus, que vmo «pour
sauver les JUlfs, les GentIls, les voleurs, les meurtners, les parnCldes», no
lo va a exclUir a el de la redencIOn9o

86 La tesIS viene de Ongenes 117 = GCS Ong XI, 245 ReferenCia Similar,
por ejemplo, en Acta Andreae et Pau!l = M R James, The Apocryphal New Testa-
ment,472 NI en un caso nI en otro se habla, sm embargo, de una salvaClOn defml-
tIva de Judas
87 S Brettle, San Vicente Ferrer und sem !lteranscher Nachlass, Munster
1924,41s
88 Dleckmann*,140
89 Barth, KD Il/2, citas 336 529 528
90 M Pagnol, Judas Plece en cmq actes, en Oeuvres completes de Marce!
Pagnol, vol Il, Pans 1977,294
f) La culpa de Judas, culpa nuestra

Hay un segundo enfoque teológico Importante. La relación del


pecado de Judas con el pecado de cada ser humano reqUIere una
nueva precIsión: Judas no es una encarnación del mal, SIllO que re-
presenta el pecado de cada ser humano.

También aquí hay algunas perspectivas del remoto pasado En la Edad


Media tardía se cantaba en muchas vanantes la estrofa de Laus tlbl, Chrzs-
te, qUI paterzs, dedicada a Judas Dice así
10 tu, mlser Juda, qUId feclsti,
Quod tu nostrum dommum tradldlsti?
Ideo m mferno crucIabens
Luclfero cum SOCIUS soclabens 91

En la época de la Reforma se dlfundlO la Idea de que la culpa de la


muerte de Jesús no era de Judas o de los Judíos, smo de todos92 , en nuevas
vanaclOnes del canto sobre Judas Una de ellas, de 1527, lo expresa de es-
te modo
Pobres de nosotros, humanos, ¿qué hemos hecho?
lA Cnsto nuestro Señor vendimos tantas veces'
Gran tonnento padeceremos en el mfIerno,
a menos que él mismo qUIera ser salvador y mediador nuestro 93

Los discursos de sobremesa de Lutero transmiten esa misma verslOn


del cant094, aunque él no extrae las consecuencias pertmentes para una
nueva Imagen de Judas Las consecuencias afloran postenonnente, por
ejemplo, en Alexandre Vmet, que no presenta ya a Judas ante los oyentes
de sus sennones como figura de proyecclOn de todo mal, smo como figu-
ra de IdentifIcaCión, porque sus pasIOnes «ne nous sont pomt étrangeres»95

Helmut GollwItzer lo dice de modo tajante. «Judas Iscanote tie-


ne una relevanCia capItal, porque su acción no lo hace en absoluto

91 Texto en Ph Wackernage1, Das deutsehe Klrehenhed Erste Lleferung,


Lelpzlg 1862, n° 347, estrofa 3
92 Cf supra, 67-69
93 Texto en A Tay1or, «O du, armer Judas», The Journal ofEnghsh and Ger-
mame Phllology Urbana 19 (1920) 318-339, aqUl 332
94 WA TR 6, 297, n° 6897, texto supra, 329, n 97 sobre Mt 27,3-10
95 A Vmet, Premleres MedltatlOns Evangehques (ed por P A Robert), Lau-
sanne 1941, 228
dIferente de los otros Todos se SIentan en el banqUIllo los dIScípu-
los que huyen, Pedro que remega, Saulo-Pablo que persIgue las eh-
tes, la plebe»96 La culpa de Judas no es algo que les resulte ajeno a
los demás Este conOCImIento, que en su núcleo es propIO de la Re-
forma, ofrece una gran afImdad con la teSIS pSIcodmámIca acerca
de Judas como proyeccIón de las propIaS sombras
Por enCIma del pecado de todos está el perdon que, segun Goll-
wttzer, otorga Jesús a Judas «Te Jugaste tu derecho a la vIda y lo
perdIste Yo soy tu nuevo derecho a la vIda»97 Se plantea de nuevo,
en el plano teológICO, la cuestlón de la graCIa, pero esta vez se pre-
gunta por su efICaCIa en la vIda del ser humano la neceSIdad de
perdonar y de amar -una expenenCIa que todos los humanos com-
partImos- (,puede hacer mnecesanas las proyeccIOnes de la propIa
maldad en ChIVOS expIatonos y en agreSIOnes?

5 Resumen

La IglesIa y la teología, que arrastran, como sombras de su fe, la


hIstona del mfluJo que ha temdo el personaje bíbhco y la Imagen
oscura que ellas mIsmas se han forjado de el, no pueden menos de
celebrar los mtentos modernos de «rehabIhtacIón» de Judas, aun-
que no vengan de sus ftlas La crítlca a la IglesIa, que va umda a la
rehabIhtacIOn de Judas, puede ser una ayuda para anahzar y elabo-
rar las propIas sombras
Pero la elaboracIón de la Imagen cnstlana de Judas y la nueva
ubIcaCIón de este en la teología cnstIana sólo son vIables volvIendo
a las propIas raíces, que están en la BIbha y en la tradIcIOn (,Cuáles
son esas raíces que pueden ser productIvas para una VISIón cnstIana
actual de Judas? Lo más Importante me parece la protesta contra to-
das las voces eclesIales que ponen coto al poder ommmodo de la
gracIa de DIOS y sustraen defImtIvamente a Judas de su alcance, tal
como se ha denuncIado una y otra vez desde VIcente Ferrer hasta
Helmut Gollwttzer SI se pIensa desde el centro de la predIcacIón de
Jesús y desde su nOCIOn de remo de DIOS, nmgún ser humano
-¡tampoco la IglesIa'- puede poner hmItes al amor de DIOS SI es
váhda esta pnmacía de la graCIa, entonces Judas, el gran bellaco, y

96 H GollwJtzer, Krummes Holz - aufrechter Gang, Munchen 1970, 272


97 [bId, 280
Pedro, el gran apóstol, pasan a ser de igual modo personas a las que
Dios no otorga otra cosa que su amor, a pesar de haber renegado de
Cristo. También me parece importante la idea, surgida en la psico-
logía y en la tradición de la Reforma, según la cual el pecado de Ju-
das es nuestro propio pecado. La psicología ha reconocido esto, e
invita a examinar por vía psicoanalítica las imágenes cristianas so-
bre Judas y estudiar a las personas que se nutren de ellas. Ese aná-
lisis lleva a un conocimiento de sí mismo doloroso, pero también
salvador, y a preguntas críticas acerca de muchos aspectos de la fe
cristiana98 . La Reforma se percató de que el pecado de Judas era
«nuestro» pecado. El Judas que desespera de la gracia de Dios pa-
sa a ser en la teología de la Reforma el prototipo del «homo incur-
vatus in se»99. Entonces precisamente vale para él el evangelio de la
justificación sola gratia, porque Cristo murió por los pecados de to-
dos los humanos, incluido Judas.

5. Jesús es condenado por los romanos (27, 11-31)

Esta sección consta de dos escenas de extensión muy desigual


(v. 11-26.27-31). La primera, el proceso ante Pilato, transcurre en
algún lugar delante del pretorio de Pilato, y crece en dramatismo
hasta el final. La segunda escena, en la que Jesús es objeto de bur-
la y escarnio por parte de los romanos (v. 27-31), se produce en el
pretorio, como un decrescendo sarcástico que lleva al absurdo la
confesión de Jesús «rey de los judíos» (v. 11).

a) El proceso ante Pilato (27, 11-26)

Bibliografía: Baum, G., Die Juden und das Evangelium, Einsiedeln 1963,
101-110; Broer, 1., Antijudaismus im Neuen Testament?, en Oberlinner-Fied-
ler, Salz, 321-355; Cargal, T., «His Blood be upon us and upon our Chil-
dren». A Matthean Double Entendre?: NTS 37 (1991) 101-112; Derrett, 1.
D. N., «Have nothing to do with thatjust man» (Mt 27.19). Haggadah and
the Account 01the Passion, en Id., Studies in the New Testament III, Leiden

98. Sobre todo, en mi opmlón, acerca de deterrnmadas formas de dlvmlzación


de Cnsto y acerca de la exención de todo pecado en su humamdad, es deCir, de to-
das las sombras que forman parte de la condición humana.
99. Cf. supra, 328s.
1982,184-192; Fascher, E., Das Weib des Pilatus (Mt 27,19). DieAufer-
weckung der Heiligen (Mt 27,51-53) (HM 20),1951,5-31; Frankem61le,
H., Antijudaismus in Matthiiusevangelium, en R. Kamp1ing (ed.), «Nun ste-
het aber diese Sache im Evangelium... ». Zur Frage nach den Anflingen des
christlichen Antijudaismus, Paderborn etc. 1999, 73-106; Id., Jahwebund,
204-211; Gie1en, Konflikt, 374-387; Gillmann, E M., The Wife ofPilate (Mt
27, 19): LouvSt 17 (1992) 152-165; Grady, L. A., The History ofExegesis of
Mt 27, 25: A Study ofEarly Medieval commentaries (650-1000) on Matthew 's
Gospel, disertación académica Fordham University 1970, Ann Arbour 1971;
Kampling, R., Das Blut Christi und die Juden. Mt 27, 25 bei den lateinisch-
sprachigen christlichen Autoren bis zu Leo dem Grossen (NTA NF 16),
1984; Kany, R., Claudia Procula und der Grosse Pan: Arcadia 30 (1995)
62-70; Id., Die Frau des Pilatus und ihr Name: ZNW 86 (1995) 104-110;
Koch, K., Der Spruch «Sein Blut bleibe aufseinem Haupt» und die israeliti-
sche Auffassung vom vergossenen Blut: VT 12 (1962) 396-416; Kosma1a, H.,
«His Blood on us and on our Children»: ASTI 7 (1968-1969) 94-126; Kva1-
bein, H., Has Matthew abandoned the Jews?, en 1. Adna y otros (eds.), The
Mission ofthe Early Church toJews and Gentiles (WUNT 127),2000,45-62;
Lémonon, Pilate (cf. bibl. sobre 27, ls), 173-203; Lovsky, E, Comment com-
prendre «Son sang sur nous et nos enfants»?: ETR 62 (1987) 343-362; Mac-
coby, H. Z.,Jesus and Barabbas: NTS 16 (1969-1970) 55-60; Merke1, 1., Die
Begnadigungam Passajeste: ZNW 6 (1905) 293-316; Merritt, R. L,Jesus Ba-
rabbas and the Paschal Pardon: JBL 104 (1985) 57-68; Mornmsen, Th., RiJ-
misches Strafrecht, reimpr. Aa1en 1960 (= Leipzig 1899) (Systematisches
Handbuch der Deustchen Rechtswissenschaft I/4); Mora, v., Le refus d'Israel
Mt 27,23-25 (LeDiv 124), 1986; Pau1us, C., Einige Bemerkungen zum Pro-
zess Jesu bei den Synoptikern: ZSRG.R 102 (1985) 437-445; Pfisterer, R.,
«.. .Sein Blut komme über uns... », en W D. Marsch-K. Thieme (eds.), Chris-
ten und Juden, Mainz 1961, 19-37; Sche1kle, K. H., Die «Selbstverfluchung»
Israels nach Mt 27, 23-25, en W Eckert y otros (eds.), Antijudaismus im
Neuen Testament? (ACm 2), 1967, 148-156; Sherwin-White, A. N., Roman
Society and Roman Law in the New Testament, Oxford 1963, 1-47; Smith, R.
H.,Mt 27,25: The Hardest Verse in Matthew's Gospel: CThMi 17 (1990) 421-
428; Staats, R., Pontius Pilatus im Bekenntnis der frühen Kirche: ZThK 84
(1987) 493-513; Strecker, Weg, 115-117; Trilling,Israel, 66-74.
Más bibliografia** sobre la historia de la pasión y la pascua en Mt 26-28,
supra, p. 43-46.
Más bibliografia*** en el excursus sobre el proceso judío de Jesús, supra,
p.266.

11 Pero Jesús fue llevado ante el gobernador. Y el goberna-


dor lo interrogó y dijo: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Pero Je-
sús contestó: «Tú lo dices». 12 Y mientras era acusado l por los
sumos sacerdotes y los ancianos, no replicó nada. 13 Entonces le
dice Pilato: «¿No oyes las graves acusaciones que hacen contra
ti?». 14 No le contestó a una sola pregunta2 , de suerte que el go-
bernador estaba sumamente extrañado.
15 Con ocasión de una fiesta acostumbraba el gobernador
conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran. 16
Tenían entonces un preso famoso, que se llamaba Jesús 3 Barra-
bás. 17 Cuando estaban reunidos, les preguntó Pilato: «¿A
quién queréis que os suelte, a Jesús Barrabás o a Jesús a quien
llaman el Mesías?». 18 Es que sabía que se lo habían entregado
por envidia.
19 Mientras estaba sentado en la tribuna, le mandó a decir
su mujer: «¡Deja en paz a ese justo, que hoy he sufrido mucho
en sueños por causa suya!». 20 A pesar de todo, los sumos sacer-
dotes y los ancianos convencieron a la gente de que pidieran a
Barrabás y liquidasen a Jesús. 21 El gobernador tomó la pala-
bra y les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?». Con-
testaron ellos: «A Barrabás». 22 Pilato les preguntó: «¿Y qué
hago con Jesús a quien llaman el Mesías?». Contestaron todos:
«¡Que lo crucifiquen!». 23 Pilato repuso: «Pero ¿qué ha hecho
de malo?». Ellos gritaban más y más: «¡Que lo crucifiquen!».
24 Al ver Pilato que no conseguía4 nada y que, al contrario,
se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos
cara a la gente, diciendo: «Soy inocente de la sangre de este5•

1 PreposIclOn con mfmItlvo sustantivado + acusativo, con mfmItIvo tambIen


en 13,425, Cf BI-Debr-Rehkopf § 407, 2 con n 4
2 Esta traducclOn es mas obVIa que la otra posible -«no le contesto una pala-
bra a nada»-, no solo por el orden de las palabras smo tambIen por el contexto
IlQo<; oUOe EV Óii¡.m asume nooa
3 El nombre de Jesus consta solo en los textos cesarIenses l't, f 1, sy' y pocos
mas Ya Ongenes sabe que «muchos manuscntos» no lo conteman El esta de acuer-
do, porque el «pecadoD> Barrabas no puede llamarse Igual que Jesus (Ongenes 121 =
GCS Ong XI, 256) ASI lo consIderaron muchos y, movIdos por la autondad de On-
genes, supnmIeron el nombre A pesar de la muy escasa testlfIcaClOn, la mayona de
los especIalIstas en cntlca textual aceptan hoy la vanante con 'Ir¡ooü<;, aqUI y en V 17,
como ongmal, cf Metzger, Commentary, 67s El mtento de soluclOn es, en cntlca
textual, mas que «dudoso» (Myllykosla II**, 16), pero no hay otro mas plausIble
4 El sUjeto de Wcpr¡AEL puede ser PIlato o un «ello» Impersonal La pnmera po-
SIbIlIdad es mas probable, dada la menClOn expresa de IlLAéi1:o<; El verbo se usa con
Igual slgmfIcado en Jn 12, 19
5 ~, L, W, f 1 13, m y muchos testigos textuales latmos, smacos y captas acla-
ran despues de V 19 en la sangre de este Justo
¡Vosotros veréis!». 25 Y todo el pueblo contestó: «¡(Caiga) su
sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!».
26 Entonces les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de man-
darlo azotar, lo entregó para ser crucificado.

Análisis

1 Estructura La larga escena del proceso, cUIdadosamente compues-


ta, permIte dIstmgUIr tres subseCCIOnes
a) En v 11-14 Jesus es mterrogado por la persona pnncIpal de la sec-
CIon, PIlato Su pregunta, SI Jesús es «rey de los judíos», encuentra eco en
la segunda subseCCIón con la repetIda apOSICIón 1:0V A.ey0ftfVOV XQlO1:ÓV
(v 17 22) El v 12 menCIOna el pape! actIVO de los dIrIgentes judíos como
acusadores Pero el protagonIsta, PIlato, no conversa con ellos dIrectamen-
te Estos «personajes secundanos» son, no obstante, los que determman los
acontecImIentos
b) En v 15-23 PIlato SIgue sIendo protagonIsta Jesús calla y no es ya
sUjeto actIVO de la aCCIón Aparece, en cambIO, la gente como mterlocuto-
ra de PIlato Tras una exposIcIón que aclara el estado de cosas (v 15s), PI-
lato hace la pregunta deCISIva. TLva 1'tÉA.f"t'f anoA.1.JoúJ 'ÍJftIV (V 17) El dIá-
logo se mterrumpe con el comentano del narrador, que dIrIge la atencIón
haCIa la maldad de los «personajes secundanos», los dIrIgentes jUdIOS (v.
18) Luego VIene una escena mtermedIa, dIlatona la mtervencIón de otro
personaje secundano, la mUjer de PIlato (v 19) Esta escena será determI-
nante para la actItud de PIlato La demora permIte entrar en aCCIón, V 20, a
la parte contrana los dIrIgentes jUdIOS, que mfluyen deCISIvamente en la
actItud de la gente Todo está dIspuesto para la confrontacIOn defInItIva En
v 21 repIte el gobernador su pregunta de v 17 Ahora le responde la gen-
te El fmal del enfrentamIento, v 22s, reconduce la atencIón a Jesús Dos
veces contesta la gente la pregunta de PIlato sobre qué debe hacer con él·
Ll:a1.JQúJ1'tTJl:úJ (v 22s), no reparan ya en la ObjeCIÓn que había hecho PIla-
to, expresada en v 23a
c) La tercera subseccIOn, v 24-26, constItuye el punto álgIdo y el fI-
nal Los dos versículos 24 y 25 son un díptIco con las dos partes estre-
chamente relaclOnadas el protagonIsta Pl1ato, que ha hecho dejaCIÓn de
su autondad en e! pueblo, tIene que reaCCIOnar de nuevo se eXIme de cual-
qUIer responsabIlIdad El pueblo asume por su parte la plena responsabIlI-
dad sobre la muerte de Jesus PIlato ejecuta fmalmente, en V 26, lo que le
eXIge el pueblo
Muchos detalles les resultan conocIdos a las lectoras y lectores les evo-
can, por ejemplo, el proceso ante el sanedrín 26, 59-66 el juez preguntaba
por la IdentIdad del Meslas Jesus (<J1J EL 26,63,27, 11) Jesus contestaba
en forma mdlrecta, confIrmando (<J1J ELJtU(:; o ou AEYELI:; 26, 64, 27, 11), en
el resto, callaba (OU&EV UJtOXQVlVTI o uJtExQlVmo 26, 62s, 27, 12s) ante
los testImomos contra el (oou 'XmU!1uQTuQo'iímv 26,62,27, 13) Los dos
procesos fmahzan con una sentencia mculpatona y el maltrato (26, 67s, 27,
26-31) Los versICulos 24s no evocan solo 27, 4, smo sobre todo 23, 35s
Pero aquellos lectores que (Oigan o) lean el evangeho entero recordaran
de modo especial el comienzo Mt 2 AqUl se habla, como en ese capitulo,
del «rey de los JudlOs» (2, 2, 27, 11) AqUl, como alh, son unos paganos
-los tres magos y la mUjer de PIlato- los mensajeros de la verdad AqUl,
como alh, esta «toda Jerusalem> con los «sumos sacerdotes y los letrados
del pueblo» (cf 2, 3s) frente a Jesus como enemigo, y qUiere qUitarle la VI-
da Alh se hbra Jesus, y los mños mocentes de Belen son asesmados en su
lugar (2, 16-18) Pero ahora no hay escapatona Se cierra el Ciclo de la hls-
tona de Jesus

2 Fuente La fuente de la secclOn es Mc 15,2-15 Mateo mserto en el


relato marqUlano los v 19 y 24s, ambos fragmentos son claramente redac-
clOnales en ellenguaJé Los v 24s son, ademas, de fuerte colando blblIco
y aparecen entretejidos con otros textos del evangelio de Mateo, en espe-
Cla123, 35s y 27, 3s 7 Aparte de estas dos mtercalaclOnes, son Importantes
los sigUientes cambIOS respecto a Marcos
1) Despues de v 3-10 es necesana una breve frase mtroductona que es-
tablezca la conexlOn con v 1s
2) Los v 11-14 destacan la figura de Jesus, y espeCialmente su sIlenclO8
3) La ammstla de un preso por la fiesta de pascua es un derecho con-
suetudmano en v 15

6 Sobre v 19 pertenecen al vocabulano preferencial mateano, segun vol l,ln-


trod 42 (Mateo l, S7ss) )..EYWV, I'mmLo~, hE¡:VO~, Ol)¡.tEQOV, yaQ, xm;' ovaQ ITo)..
)..a parece ser acusativo y no adverbIO (Mt eVita el adverbIO Jto)..)..a) Sobre el gem-
(¡vo absoluto xm'tl)¡.tEvoU autoií cf S, 1,24,3, sobre xathl¡.tUL, 26, 69, 27, 3661
Bl)¡.ta, hapax legomenon en Mt, se Impone como vocablo tecmco
7 Pertenecen al vocabulano mateano preferenCial segun vol l, lntrod 4 2 (Ma-
teo 1, S7ss) en v 24s WWV, /)10, ¡.ta)..)..ov, )..a~wv, )..EYWV, qUlza YLVO¡.tUL, iJ/)wQ, OX)..o~,
u¡.tEL~, aJtoxQLttEL~ dJtEV Textos de referenCia en el Ev-Mt son 23, 3Ss (E)..ttl] EqJ'
u¡.ta~ Jtáv af¡.ta /)LXULOV ,f¡SEL tuiíta Jtavta EJtL tl)V YEVEUV tautl)v), 26, S ttoQu
~o~ YEVl)tm EV tW )..aw), 27, 3s (t/)wv, af¡.ta uttwov au o'\Jl)) KatEVavtL (o UJtE
VaVtL) es vocablo LXX La expreslOn uttwo~ d¡.tL uJto con af¡.ta evoca 2 Sm 3, 28
LXX ITá~ Ó )..ao~ figura en los LXX mas de 200 veces, predomma en textos narra-
tIvos y es frecuente sobre todo en B El hapax legomenon mateano uJtOVLJttO¡.tUL no
es blbhco, mientras que la expreslOn VLJttW tU(; XELQa~ aparece unas 24 veces en los
LXX 'H¡.tELt; (ú¡.tELt;) XUL ta tfXVa ~¡.twv (ú¡.twv) figura unas 10 veces en los LXX
8 En v llb lesus es menCIOnado como sUjeto En v 12 su silencIO es el umco
contemdo de la oraclOn pnnclpal Se hace referenCia al SilencIO de lesus dos veces
en los v 12 y 14, a diferenCia de Mc
4) Mc 15,7 desaparece casI totalmente, porque la comunidad mateana
nada sabia ya de la sedlclOn aqUl mencIOnada9 o, mas bien, porque Mateo
considero que esa noticia era narratIvamente mnecesana
5) El Barrabas liberado se llama Jesus, de acuerdo con la lectura pro-
bablemente mas antigua de v 16s (,UtIlIza aqUl Mateo una antigua tradl-
clOn propia?
6) En v 20 sube de punto la maldad de los dmgentes judlOs, que mclu-
yen, como en v 12, a los anCianos ellos «convencen» a las masas para «li-
qUidar» a Jesus
7) La pregunta de PIlato en v 17 tiene que repetirse en v 21 despues de
la mterrupclOn narrativa de v 18s Esta formulada en forma de pregunta al-
ternativa, como ocurre ya en v 17 El pueblo qUiere expresamente soltar a
Barrabas
Los cambiOS de lenguaje y estilo son, con bastante clandad, mateanos lO
Los mlnor agreements no son llamativos en esta seCClOn, aparte la comclden-
Cla, de mero contemdo, de que tanto Mateo como Lucas subrayan -aunque de
modo totalmente dlstmto--la mocencla de Jesus con mucha mayor fuerza que
en Marcos Pero SI llaman la atenclon dos comcldencIas entre Mateo y Juan
ambos consideran la amnlstIa de pascua como una «costumbre» (v 15, Jn 18,
39)11, yen ambos, PI1ato aparece en la tribuna (~fj¡'!a) sentado, algo que no di-
cen al pnnclplO, smo en el curso de las negociacIOnes (v 19, Jn 19, 13)

3 HistOria de la tradlClOn Hay que mdagar SI detras de los v 19 Y


24s hay unas tradiCIOnes premateanas
a) 27, 19 Las opmlOnes de los mvestIgadores van desde la composl-
clOn puramente redacclOnal de Mateo l2 , pasando por las tesIs de una le-

9 Indica lo contrano, en todo caso, el hecho de que Mt parezca conocer (¡,de


una tradlClon oral?) el nombre de Jesus Barrabas, cf n° 5
10 Son redacclOnales, segun vol l,lntrod 42 (Mateo 1, 57ss) en v 11 OE (2
veces), E¡,tltQO(J{}EV, 1ÍYE¡,tWV (2 veces), f...EYWV, E<PT], 'IT](Jou~, f...EYWV, en v 12 ÚltO
con pasIvo (cf Semor [Narratlve]**, 230, n 1), ltQEO~1J'tEQOL (¡grupo dual de ad-
versarIOs'), OUbEV, C.(1tEXQLVU'tO (adaptaclOn a 26, 62), en v 13 'tO'tE, f...EYW (presen-
te hlstonco), UX01JW, xu'tu¡,tUQ't1JQEW (adaptaclOn a 26, 62), en v 14 OUbE, de;,
gfj¡,tu, 1ÍYE¡,tWV f...LUV, en v 15 1ÍYE¡,tWV, OXf...O~, {}Ef...W, en v 16 bE, 'tO'tE, en v 17 (J1J
vuyw, o'ÜV, {}Ef...W,~, f...EYO¡,tEVO~, en v 18 oLbu (cf 26,274,27,65,28,5), en v 20
oi ltQEO~1J'tEQOL en grupo dual, sobre ltEL{}w cf 28, 14, en v 21 UltOXQL{}EL~ d-
ltEV + datiVO, bE, 'tL~, b1Jo, bE, en v 22 f...EYW (presente hlstonco) con dativo, ó f...E-
YO¡,tEVO~, lta.~, en v 23 <PT]¡,tL, f...EYWV, en v 26 'tO'tE, bE Vocablos de eVltaclOn ma-
teana (cf vol l,lntrod 43, Mateo 1, 76-78) son ltOf...f...U (adverbIO, Mc 15,3), ltUALV,
EltEQW'tUW, ibE (Mc 15,4), OUXE'tL OUbEV (Mc 15,5) Son hapax legomena matea-
nos ELw{}u, Em(JT]¡,to~ Mt eVita 8 veces el Imperfecto marqUlano (cf vol 1,54, Ma-
teo 1, 54) Y2 veces el pluscuamperfecto marqUlano
11 La comcldencla con In puede obedecer a una tradlclOn oral Mt pudo ade-
mas mfenr del Imperfecto marqUlano UltEf...1JEV el derecho consuemdmano (¡exege-
tIcamente con razon')
12 Semor (Narratlve)**, 246
yenda que circulaba en la comumdad, abreviada y asumida por Mateo 13 , o
de un sucmto apotegma bIOgráfIco que subyace en v. 19 14 , hasta el supues-
to de que la escena posee un núcleo hlstónco 15 Yo considero pensable una
tradición premateana de la comumdad, pero apenas es ya posible precisar
mas acerca de ella El tÓpiCO de que una mUjer adVierte a su mando sobre
una acción eqUivocada aparece también en otros textos, lo cual podría m-
dlcar la eXistencia de una tradición popular en la comumdad 16
b) 27, 24s' CasI nadie admite hoy que detrás de estos dos versículos
pueda haber un núcleo hlstónco 17 Y también es más que dudoso 18 que de-
trás de esa escena pueda subyacer una tradición transmitida oralmente l9 • Es
verdad que el evangelio de Pedro hace referencia al lavado de manos, pe-
ro ahí no cabe suponer una tradición antigua, smo la mfluencla de Mate02Q •
A diferencia de v 19, no hay en los v 24s nmgún topos narrativo popular
La escena del gobernador romano PI1ato practicando un nto bíblico-Judío
resulta deliberadamente estrambótica. Es, más que nada, una ficción re-
dacclOnal de Mateo' los v. 24s no son, como el v. 19, un mero episodio dl-
latono, smo el punto culmmante de todo el relato mateano, donde PIlato
fracasa en su margen de mamobra ante el pueblo. La escena de Barrabás,
remodelada por Mateo, está concebida de cara a este punto culmmante

Explicación

El narrador vuelve a hablar de Jesús. Lo han conducIdo a PI1ato 11


(v. 2). Jesús está ahora ante el tnbunaFI. Mateo cuenta con extrema

13 Dlbehus, Formgeschlchte, 113s (Mt 27, 19s presupone el conocImIento de


una extensa leyenda) Cf tambIén GIllmann*, 162s (27, 19s es de otra naturaleza
que los sueños de elaboraCión mateana 1,20,2, 10-22)
14 Fascher*, 27, Grundmann, SS4
IS Por ejemplo, J F Qumn, The PIlate Sequence In the Gospel 01Matthew
DunR 10(1970) 172
16 Aplano, Bell elv 2, 16 (liS) (sueño de Calpurma antes de la muerte de
Cesar) Muchas veces, mUjeres paganas mtervlenen en favor de los Judíos Ta' an
24b = Test Jos 14 (la menfita aboga por José), BIlI 1, 1032 (Iphra Ormuzd prevIe-
ne a Schapur para que no castzgue a los JUdIOS), Josefo, Vzt 16 (Popea) 342 3SS,
Bell 2, 314 (Beremce), Ant 12, 204 (Cleopatra), 20, 135 (Agnpma) Más docu-
mentos en Schlatter, 773
17 CfaúnBhnzler**,316s
18 Ya D F Strauss, Leben 11, 551, postula que la escena es una flccIOn de cns-
tzanos deseosos de tener un testzmomo de mocencla en favor de Jesus
19 Esto se supone a menudo, p eJ Mora*, 154 (<<tradItlons hlerosolymltal-
nes»), Brown 1**, 833 (<<popular tradItlon»)
20 Cf supra, 54-56
21 Sobre el «estar» delante del Juez cf Hch 24, 20, 25, 10, 26, 6
brevedad el interrogatorio a que lo somete Pilato. El gobernador
pregunta a Jesús de buenas a primeras22 si es «el rey de los judíos».
La pregunta apunta hacia un posible delito de lesa maiestas, de con-
ducta lesiva de la dignidad y superioridad del pueblo romano o del
emperador23 . Sólo un pagano puede preguntar por el «rey de los ju-
díos»24. Los lectores evocarán sin más la pregunta del sumo sacer-
dote por el Cristo en 26,63, e interpretarán la pregunta de Pilato en
sentido mesiánico. No es fácil saber si percibirán en ella sobre to-
do las implicaciones políticas que tenía en su tiempo la pretensión
de ser «rey de Israel»25, o si la pregunta de Pilato les evocará su pro-
pia idea cristiana de la mesianidad del hijo de David, JesÚs 26 . Lo pri-
mero es muy posible, porque la pregunta les puede traer a la memo-
ria el cap. 2, donde el rey Herodes se estremece con la noticia del
recién nacido rey de los judíos. El texto no cuenta de dónde sabe el
gobernador lo que ha de preguntar a Jesús. Los lectores suponen
quizá que los sumos sacerdotes y los ancianos informaron a Pilato.
Les sorprenderá entonces que Pilato nada diga acerca de la blasfe-
mia contra Dios como objeto de acusación. Pueden haber pensado
que esta cuestión no podía interesar al romano Pilato. Algunos sos-
pecharon quizá algo parecido a 10 de muchos exegetas, antiguos y
modernos, mal predispuestos igualmente hacia los sumos sacerdo-
tes 27 : que fue una táctica refinada por parte de los dirigentes judíos
el formular políticamente, o sesgar hacia lo político, la acusación
contra Jesús ante Pilato. Esta pregunta de Pilato viene a plantear, en
cualquier caso, un tema que va a marcar lo que sigue en la historia
de la pasión (cf. v. 29.37.42). La respuesta de Jesús es similar a la de
26, 64: «Tú lo dices». A tenor de 26, 25.64 hay que entenderla en

22 Légasse I**, 103' «VmterrogatOlre de Pilate commence ex abrupto»


23 Cf Mommsen*, 538s, Brown I**, 717s Las dIversas «Ieges de maIestate»
eran en extremo dIfusas y ampliables Sobre el contenido de la entonces novísIma,
la «Iex IulIa de maIestate», sabemos muy poco TacIano, Ann 2, 50, 3, 38 muestra
que se aplicó muy generosamente, Justo baJo TIbeno
24 Cf. Mt 2, 2, 27, 27 37, a diferencia de 27, 42
25. RefIere Josefa que los rebeldes Judas, el hIJO de Ezequías (Ant 17,272),
SImón (¡bId, 274) YAtronges (Ibld , 278 280s, cf 285) pretendIeron el título de rey,
aunque no consta SI tuvIeron o no aspIraCIOnes meSIánicas Cf el JUICIO cauteloso
de Brown I**, 679-693
26 Cf el excursus «El hIJO de DavId», vol n,91-94.
27 Por ejemplo Juan Cnsóstomo 86, I = PG 58, 763 (lo confunden todo para
hacer monr a Jesús), BlInzler**, 250 (los dmgentes Judíos «transformaron de pron-
to el presunto delIto relIgIOSO sentencIado por su proceso JudICIal en un delito polí-
tIco que la JustIcIa romana no podía soslayar»)
sentIdo afmnatIv0 28 Se puede barruntar también aquí una cierta ac-
tItud de ambivalencia o, al menos, reserva en Jesús no se fia de PI-
lato Él, lo mIsmo que los lectores cnstIanos de Mateo, no fonnula-
ría en esos térmznos la pretensIón de ser el Mesías de Israel e hIJO de
David Caso de que los lectores hubIeran entendIdo políticamente la
pregunta de PIlato, habrían adlvmado en el <Ji! MYEL~ de Jesús, por
lo que sabían de él, un rechazo de tal connotacIón polítIca
Solo ahora vemos cómo los sumos sacerdotes y los anCIanos (to- 12
dos sus adversanos), que lo Juzgaron en el sanedrín, dIeron su vere-
dICtO sobre él y lo condujeron a PIlato, «acusan» a Jesús Mateo lo
dIce de paso Lo más Importante para él es otra cosa que Jesús no
contesta nada, tampoco ahora, a esas acusaCIOnes Esto evoca a los
lectores el pasaje 26, 62, Yellos mterpretarán el sIlencIO de Jesús de
Igual manera que allí como el sl1encIO del Justo acusado, qUIzá tam-
bIén como el sIlencIO del SIervo de DIOS dohente (Sal 38, 14s, 39,
10,ls53,7)

Sorprende lo poco que se orienta la narraCIOn en las normas de un pro-


ceso romano En el habnan tomado la palabra pnmero los acusadores El
SilencIO del acusado sena entendido como reconocimiento de culpa29 PI-
lato lo mterpreta de modo muy diferente, casI en sentldo contrano Las
cuestIOnes procesales no mteresan al narrador Por eso tampoco refiere de-
talles que habnan mteresado en derecho procesal nada leemos sobre SI PI-
lato tramito en sohtano el proceso de Jesus o se hIZO asesorar de un conSl-
hum de letrados Tampoco nos dICe el texto SI PIlato converso con Jesus a
traves de un mterprete, o ambos hablaban gnego Nada nos dIce, para em-
pezar, del lugar exacto donde se llevó a cabo el proceso De la menClOn que
se hace del ~fí!!a en v 19 mfenran qUlza los lectores que la tnbuna tenía
que estar fuera, delante del pretono, porque los procesos romanos eran pu-
bhcos El v 27 confIrma esta presuncIOn, ya que solo despues del proceso
es llevado Jesus al pretono El texto no aclara sIqUIera la cuestIOn baslca
SI todo el proceso ha de entenderse jUndlcamente como una «cogmtlo» or-

28 La mterpretaclOn que hace de ou AEytL~ la fuente Mc 15,2 es tema contro-


vertIdo, cf Gmlka, Mk I1, 300, n 21 En Mt, Jesus contesta la pregunta de Pllato ba-
Slcamente en sentIdo afIrmatIvo
29 RegIa el prmClplO «confesus pro IUdlcato habetuD>, SalustlO, Con¡ Cat 52,
36, QumtIhano, Inst Orat 3,6,14 Tamblen Mommsen*, 437s, Paulus*, 442s Se-
gun W Kunkel, Prmzzpzen des romlschen Strafverfahrens, en Id , Kleme Schnflen,
Welmar 1974, 19-21, no solo Jesus (por su SIlencIO ante Pllato), smo todos los mar-
tIres cnstIanos eran conSIderados confessz (por su proclamaClOn del nombre de
Cnsto) Cuando algUIen era conSIderado confessus, no se requena ya el pronuncIa-
mIento formal de culpabIlIdad por parte del Juez
dmana30, es decir, como mterrogatono formal de un acusado por un Juez
mdlvldual, o SI Pliato actuo en el marco de su potestad para la «coertlO»,
para tomar «medidas coercltlVas destmadas al mantemmlento del orden
pubhco»3! Solo el detalle de sublf Pllato al tnbunal, en v 19, hace proba-
ble que Mateo este pensando mas bien en un proceso ordmano La dIfe-
rencia entre ambos no es, por 10 demas, muy grande, porque el procedere
de una cognztlO sobre habitantes de provmcla apenas estaba regulad0 32 En
suma, todas las cuestIOnes de legahdad del proceso romano de Jesus, que
tantos hlstonadores, teologos y Junstas se han esforzado en aclarar, le re-
sultan bastante mdlferentes al narrador y tamblen ya al autor pagano-
cnstIano del evangeho de Marcos Es lo que exphca, en defmltlVa, la difI-
cultad de esclarecer dichas cuestIOnes

13s PIlato se dmge a Jesús No entra en las acusaCIOnes de los dm-


gentes Judíos, nunca habla con ellos dIrectamente durante todo el
proceso Le pregunta «¿No oyes las graves acusaCIOnes que hacen
contra tI?» La pregunta no pretende dar al acusado una nueva opor-
tumdad, como ocurría qUIzá en una «cogmtIO»33, smo romper el SI-
lencIo de Jesús, ese sIlencIO tan extraño de algUIen que parece no
preocuparse 10 más mímmo de salvar su VIda ante este Juez PIlato
se asombra ea'U~a~ELv no expresa en Mateo la fe, smo una reac-
CIón báSIcamente posItIva ante Jesús 34 PIlato sabe en todo caso que
el sIlencIO de Jesús no es una confesIón de culpa, y que este «rey»
nada tIene que ver con un revolucIOnano polítIco PIlato no ha dIC-
tado aún sentenCIa
15s Para exphcar a sus lectores el gIro msóhto que toma ahora el
proceso de Jesús, el evangehsta tIene que dar un rodeo Habla de
una costumbre el gobernador, con ocaSIOn de una fIesta35 , pemlltía

30 ASI la mayona, p eJ B Sherwm-Whlte*, 24-28, cf Ibld, 17s, F Bovon,


Les dermersjours de Jesus, Neucháte11974, 60-69, Lemonon*, 189, Muller***, 31
etc Suelen postular una «cogmtlO extra ordmem», en el sentIdo de procedimiento
«normal» ante un solo Juez
31 Oefmlclon segun Thelssen-Merz** (El Jesus hlstonco), 505 La «coertlo»
emana del «trnpenum», en el caso de los gobernadores de provmclas Impenales, ema-
na tamblen, y de modo relevante, del «Impenum» mlhtar Su expreslOn es el «tuS gla-
dll», que poselan los gobernadores de Judea desde Copomo (cf Josefo, Dell 2, 117)
32 Mommsen*, 340 «Su esencia es la mformahdad legahzada»
33 Sherwm-Whlte*, 25s solo puede adUCir en favor de esta aflrmaclOn Pltmo,
Ep 10,96,3
34 Cf Vol n, 96 con n II
35 KClTU Éogl:!']v sm artIculo deja mdeclso SI Mt se refiere a cualqUier fies-
ta, a cualqUier ftesta pascual o solo a una costumbre practIcada esporadlcamente
con ocaSlOn de una [¡esta
al pueblo pedIr la lIberacIón de un preso, solo uno, detalle Impor-
tante para 10 que sIgue El evangelIsta comUnIca, como segunda m-
formacIón, que está baJo custodia (de los romanos, obvIamente) un
preso famoso llamado Jesús Barrabás Barrabás es un patronímIco
que SIgnIfICa «hIJO de Abba»36 Este preso es En:LOl1¡lO~, «conocIdo,
dIstmgUIdo, famoso» Que pudIera ser famoso negatIvamente, de
mala fama, no va mclUIdo en el SIgnIficado cornente de la palabra,
y sólo puede mfenrse del context03? La fuente Mc 15, 7 relacIOna a
Barrabás, al menos mdIrectamente, con asesmos ImplIcados en una
revuelta Mateo omIte esto Pero es poco creíble que evitase por ra-
zones de apologética polItIca la relacIón de Jesús, pOSIblemente
comprometedora, con una «revuelta»38 QUizá supone ya conocIdo
por sus lectoras y lectores lo que escnbe Marcos39 QUizá se lImitó
a supnmIr, como hace a menudo, una mformacIón suelta que con-
sIderaba Irrelevante Está claro que Mateo qUISO presentar la culpa
de los Judíos, en todo el relato del proceso, desde una perspectiva
estnctamente cnstológIca, no moral esa culpa no conSIste en solI-
danzarse con un bandIdo, smo en hacer cruCIficar a su propIO Me-
sIas 40 A Mateo no le mteresaba saber qUién era este Barrabás Por
eso no hace nada por atajar las connotacIOnes pOSItivas que SUSCIta
la palabra En:Lal1¡lO~
Los lectores están ahora mformados lo sufIcIente para que el na- 17s
rrador pueda volver a su verdadero relato Entretanto se ha aglome-
rado la gente 41 El protagonIsta, PI1ato, toma la mICIatIva ante ella

36 Jerommo, 265 conoce otra mterpretaclOn que proviene del Ev Naz (=


Schneemelcher 15, 136) «HIJO de su maestro)} Es la mterpretaclOn que presupoma
el nombre de Bar-rabbas Sorprendentemente, la 'erre' doble del nombre se dlfun-
dIO, desde Lutero y desde la Zurcher Blbel de 1531, en muchas traduccIOnes ale-
manas de la Biblia
37 ASI P eJ Josefo, SeU 2,585, en referencia a Juan de Glscala y otros ad-
versanos suyos de Galilea bnaTjI-l(m) EV TOL~ ¡WVTjQful-lumv
38 ASI Brown 1**, 797 Pero en este contexto narrativo, las lectoras y lectores
(¡tamblen de Mc 15, 6-15') eran conscientes de que Jesus nada tema que ver con
una m:um~ contra la potencia de ocupaClOn romana Por lo demas, Mt habna temdo
que omitir entonces la mformaclOn, aun mas comprometedora, de que Jesus fue
crUCIfIcado Junto con dos /"Um:m
39 Cf por ejemplo 9, 211 Mc 2, 4s
40 El pueblo no elige, pues, entre «un delincuente y Cnsto)} (en contra de Wal-
ker, Hellsgeschlchte, 47)
41 La fonnulaclOn U1JTWV es mcorrecta Se refiere a bX/"o~ (v 15), que alli fi-
guraba en smgular Pero los lectores saben que los sumos sacerdotes y los anCianos
estan ya presentes, cf V I s 12 Cf la construcclOn Similar en 1, 21 (mdlcaclOn de
MOlses Mayordomo-Mann)
Tampoco ahora habla con los sumos sacerdotes y los ancmnos42 No
deja que la multitud pueda elegIr a cualqUIer preso para ser lIbera-
do, smo que Impone la dIsyuntiva (,Jesus Barrabás o Jesus a qUIen
llaman el Mesms? La lIbertad de eleccIón es, por tanto, lImItada Y
PI1ato encauza además sutilmente la eleccIón cuando contrapone al
«HIJO de Abba» el -sImplemente, para el- «llamado Mesías» ¡El
pueblo que aclamaba a Jesus cuando entró en la CIUdad Santa (21,
9), Y cuya protesta temían los sumos sacerdotes y los anCIanos (26,
5), puede tener su oportumdad' ,BIen Ideado por PI1ato', pensarán
los lectores Y para confIrmarlos en esta Idea, añade Mateo en v 18
un comentano narrativo «Sabía que se lo habían entregad043 por
envIdIa», el peor de todos los VIClOS44 DecIdIdamente no gustaba a
los dmgentesJudlOs el éxIto de Jesús con el pueblo (cf 9, 33s, 12,
23s, 21, l5s)

El tema mas estudiado y controvertido de este pasaje es el de la hlsto-


nCldad de todo lo referente a Barrabas, lllclmda la costumbre de la amms-
tia pascual, o su caracter de mero episodIO agregado secundanamente al
mterrogatono premarqmano ante Pl1ato En este segundo supuesto, el epI-
sodiO fue narrado qmza con el fm de exculpar a los romanos, ante los lec-
tores, de la responsablhdad por la muerte de Jesus 45 En un comentano al
evangeho de Mateo, que es secundano respecto a Marcos, nos ocupa solo la
cuestlOn de SI el episodIO de Barrabas y la costumbre de la ammstla pascual
resultaban plaUSibles para los lectores de la epoca segun sus propias expe-
nenclas Hay que dlstmgmr tres preguntas 1 (,Es plaUSible la hberaclOn de
un preso a petlclOn del pueblo? Esta pregunta debe contestarse sm duda
afirmativamente consta que los presos eran soltados en ocasIOnes por acla-
maclOn del pueblo, espeCialmente en el onente helemstlco del Impen046

42 Glelen, Konflzkt, 376, habla de «Affronl»


43 Se refiere naturalmente, como saben los lectores por 27, ls, a los sumos
sacerdotes y los ancianos La formulaclOn vuelve a ser defiCiente, porque grama-
ticalmente habna que pensar mas que nada, a la luz de v 17, en el pueblo como su-
Jeto Pero Mt no pretende, a mi JUICIO, hacer tamblen al pueblo responsable de la
entrega de Jesus (asl Brown* 1**, 802, Davles-Alhson III, 584) ¡Con tal mterpre-
taclOn quedana en eVidenCia la buena mtenclOn de su PIlato'
44 Sab 2, 24, Test S 3s, FIlon, Spec Leg 3, 3, docmnentos helemsticos en
SplCq, Notes n, 920, n 2-5 yen Sand, 552
45 ASI por ejemplo Brandon***, 94-102, Wmter**, 91-94 (que admite, sm
embargo, la eXistencia de un preso llamado Jesus Barrabas), Cohn***, 217-222,
Merntt*, 59 67s
46 Documentos en Merkel*, 309, n 1-4, J Cohn, Les vIl/es lzbres de / Orzent
greco-romazn et / envoz au supplzce par acclamatlOns popu/azres (Collection Lato-
mus 82), Bruxelles-Berchem 1965, 109-152 Son documentos Importantes elpapz-
2 ¿,Es plausible una ammstIa en fiestas, mstItuclOnahzada y repetida pe-
nodlcamente? La respuesta es dlficl1, porque no hay documentos de la epo-
ca al respecto Hay, con todo, tantas noticias sobre hberaclOn de presos, al
menos esporadlcas, en fiestas rehglOsas paganas 47 , que cabe considerar co-
mo posIble un uso similar en la fiesta de pascua4B 3 Resta, en fm, la pre-
gunta por la plausibilidad de la eXistencia de un preso llamado Jesus Ba-
rrabas Cabe afirmarla sm mas «Abba» es un nombre JudlO tan cornente
que nadie hubiera llegado a la Idea de suponer detras de «bar Abba» otra
cosa que un nombre paterno ordman049 Resumen el episodIO de Barrabas
tuvo que parecer pOSible y plausible a las lectoras y lectores de la epoca
Esto no es aun, obviamente, una respuesta a la pregunta por su hlston-
cldad, pero slgmfIca un pre-JUlclO POSitivO de que detras del episodio pue-
de haber muy bien un nucleo hlstonco SO En cualqUier caso, esta hlpotesls
es mfmItamente mas senCilla que todos los mtentos complicados y deli-
rantes de explicar su ongen por una confuslon de nombres 51 o por una exe-
gesls mldrashlca 52

ro Florentino 61 = Delssmann, Llcht, 229s (el gobernador de Egipto accede a libe-


rar un preso ante la demanda de la multitud), Josefo, Ant 20,208-210 (los slcanos
fuerzan la liberaclOn de presos) El hecho de que los emperadores trataran de res-
tnnglr tales aclamacIOnes (<<vanae voces populi non sunt audIendae» [Cad 9,47,
12], el pueblo no puede pedir la libertad de condenados «ad bestias» [Dlg 48, 19,
31)), avala y no contradice su dlfuslOn
47 VlsIOn panoramlca del matenal en Merntt*, 62-67, Brown 1**, 815s
48 Segun el junsta W Waldstem, Untersuchungen zum romlschen Begnadl-
gungsrecht Abo[¡tlO 1ndulgentla- Venza (CommentatlOnes Aempontanae 18), Inns-
bruck 1964, 41 s, hay en ellmpeno romano tal «vanedad en las formas de ammstIa»
que, a su JUICIO, ademas de ser probable para los lectores la plauSibilidad del episo-
dIO de Barrabas, lo es tamblen su hlstoncldad
49 Ber 18b = Bill 1, 1032 recoge una divertida anecdota, mdlcadora de que el
nombre de «Abba» era cornente en la epoca Mas matenal en FItzmyer, Lk 11, 1490
Por eso van descammadas las conjeturas sobre la eXistencia de un sentido teologl-
co en el fondo del episodIO (cf Infra, n 51)
50 Esta tesIs se presenta en dos modalidades pnnclpales Algunos mvestIga-
dores suponen que la liberaclOn de un preso llamado Barrabas, aconteCida por azar
el mismo dla en que fue ajustiCiado Jesus, fue la ocaslOn para asociar tardIamente
a ambos en la tradlclOn (asl p ej Legasse 1**, 1lOs, Brown 1**, 819s) Otros en-
tienden el discutido texto de la Mlsna Pes 8, 6 como un documento judlO en favor
de la costumbre de una ammstIa en pascua (asl p ej Blmzler**, 317-320, Stro-
bel***, 120-124) En Pes 8, 6 no se habla, sm embargo, de ammstIa smo solo, m-
especlfIcamente, de una «excarcelaclOn» En todo caso, Pes 91a deja claro que se
hace referenCia a la liberaclOn de una carcel no judIa
51 Hasta hoy ha perdurado la tesIs de que Bar-Abbas debe mterpretarse como
«HIJO del Padre (celestial)>>, es deCir, como sobrenombre de Jesus, y de que el pue-
blo habla pedido en realidad la libertad de Jesus, cf p ej Maccoby*, 55-60, S L
Davles, Who lS Called Bar Abbas? NTS 27 (1980/1981) 260-262
52 R Aus, The Release ofBarabbas (Mk 15 6-15 par Joh 18 39s) and Ju-
dazc TradltlOns on the Book ofEsther, en Id , Barabbas and Esther and Other Stu-
dles (SFSHJ 54),1992,1-27
19 Pilato se encuentra en lo alto de la tribuna53 desde la cual impar-
te justicia un juez romano. Hay que imaginar toda la escena, que
transcurre muy probablemente al aire libre y delante del palacio de
Herodes 54 . Entonces envía su mujer un mensajero con un recado en
medio de la sesión. La mujer hace una advertencia a Pilato a raíz de
un sueño, es decir, de una intervención divina. Los lectores evocarán
los pasajes 1,20; 2, 12s.19.22, en que Dios avisó por sueños a José
ya los magos, y encauzó así la historia de Jesús. Como en 2, 1-12 Y
en 15,21-28, una pagana ve claro, mientras el rey judío y los diri-
gentes judíos están ciegos. Sobre el fondo oscuro de la culpa judía,
cada vez más evidente, aparece nítido el mensaje de la pagana55 . Ella
sabe que Jesús es un (~ustO»56 y no un criminal que merezca la
muerte. La mujer de Pilato interrumpe, como segunda testigo de Je-
sús, este extraño proceso; el primer testigo había sido Judas en 27, 4.
Pero su mensaje no puede alterar ya el curso de las cosas.

Historia de la influencia (v. 19)

La mujer de Pilato ha dado mucho trabajo a la fantasía de los exegetas


cristianos. En Acta Pilati 2, 1 es una «temerosa de Dios»; más tarde se hi-
zo cristiana y hasta llegó a ser santa 57 • En algunas versiones del evangelio

53. BfíflU (= lat. trlbunaf) no slgmflca «silla de Juez» o «trono del Juez» (así en
la mayor parte de las traduccIOnes de la Biblia alemanas e mglesas, y también en m-
numerables comentanos), smo «paso», «grada», «tnbuna», una tnbuna a la que se
suben, por ejemplo, oradores o Jueces (~mv(¡). Una vez allí, el Juez se sienta en su
«sella» (¡que no es la ~fíflu!), y eventualmente también lo hace su conslllUm, cf.
Mommsen*, 360s. Sólo en asuntos Irrelevantes se celebra el JUICIO sobre piSO llano
(=deplano).
54. Los tríbunales se emplazaban normalmente en las basílicas y en el foro de
las CIUdades romanas; los JUICIOS eran públicos (Mommsen*, 360s). Sobre el tnbu-
nal de Pllato, cf. Josefo, BeU 2, 172 (en el estadIO de Cesarea) y 175 (acceSible al
público en Jerusalén), sobre el tnbunal de Floro, cf Josefo, BeU 2,301 (delante del
palacIO de Herodes en Jerusalén). Cohn***, 192-198, después de afirmar que Plla-
to no era un Juez lego en derecho y que no Juzgó en público, transfiere al texto ma-
teano la localización Joámca (¡fundamentada teológicamente!) de PIlato (en el pre-
tono, Jn 18,28) Y del pueblo (<<fuera», Jn 18,29) La mtenclón es sana: Cohn no
qUiere que el pueblo pueda estar en el proceso de Jesús, eXIJa la cruCIfiXión y se ha-
ga responsable de su sangre. La argumentación, sm embargo, es errónea.
55. TnllIng, Israel, 68
56. ~[xmo~ no tiene connotacIOnes meslámcas en el evangelio de Mateo (en
contra de Sand, 553), además, sólo aquí se aplica a Jesús.
57 Ya Orígenes 122 = GCS Ong XI, 275 la declara «salvada» y «blenavent¡¡-
rada» por su padeCimiento. Desde Hllano 33, I = SC 258, 248 ella es «fldelIs»; des-
de Nlcodemo, la mUjer de PIlato recibe el cognomen de Procula, que lue-
go fue muy difundido en la Edad Medla 58 El nombre de «Claudia» se re-
monta a la cromca de seudo-Dexter, de 1619 59 Los exegetas se ocuparon
mucho de su sueño, no tanto en lo referente al contemdo como al posible
ongen en D lOS 60 o en el diablo (que qUIso Impedir la muerte salvadora de
Jesus)61 Indagaron tamblen por que la mUjer de PIlato solo pudo mformar
a su mando acerca del sueño durante el JUICIO Una de las respuestas a es-
ta pregunta fue que las damas dlstmgUldas gustan de permanecer largo
tiempo en la cama durante la mañana, mientras los mandos han de Ir tem-
prano al trab aJ062

Entretanto los dmgentes Judíos estaban en aCCión, tratando de 20


persuadir a la multltud y tenerla de su lado Barrabás debía quedar
hbre y Jesús tenía que ser aJustlclado Mateo lo formula en lengua-
Je menos tenso y directo que Marcos La contmuaclón del texto m-
dica que los dmgentes han ganado
Pl1ato, después de todos los mtermedlOs, reItera su pregunta dlS- 21-23
yuntlva de v 17 Esta vez obtlene una respuesta mequívoca Barra-
bas debe quedar hbre El gobernador romano mSlste, preguntando a
la multitud qué debe hacer con Jesús, a qUien llaman Mesías La
respuesta de la multltud es «Que lo cruclfIquen»63 «Todos» con-
testan el «no» del pueblo a su Mesías es meqUlvoco Ilav'tE¡; pre-
para el Jta¡; Ó AaO¡; de v 25 PIlato mtenta objetar de nuevo ¡Jesús
no ha hecho nada malo' Lo cual mdlca que el gobernador se suma,
fmalmente, a la opllllón de su mUJer, pero no hace uso de su lmpe-
rlUm para proteger al mocente El relato sugiere, con las preguntas

de Agustm, Sermo 150,4 = PL 39, 2038, es antltlpo de Eva por haber llevado a su
esposo no a la perdlclon smo a la salvaClOn
58 Cf Kany (Frau)*
59 Ibld, 108s
60 Juan Cnsostomo 86, 1 = PG 58, 764 (O[XOVOI.uo;Itm), AmbrosIO 10, 100 =
493 (dlVlmtas), en la Edad Media, p ej Teofllacto, 464 (la proVidenCia), Bruno de
Segm, 301 (un espmtli bueno), Chnstlan von Stavelot, 1487 (angel), mas tarde,
Erasmo (Paraphrasls), 140 (<<dlspensatlone dlvma»), Calvmo II, 370 Otros exposI-
tores en Fascher*, 15-19 y Kany (Claudla)*, 64
61 Por ejemplo Beda, 121, Anselmo de Laon, 1482, Estrabon, 173, DlOlllSIO
Cartlijano, 304s, Nlcolas de Lyra, comentano al lugar, Lutero, WA TR 4 n° 5043s,
mas expositores en Kany (Claudla)* 64
62 DlOlllSIO Cartlijano, 304, Nlcolas de Lyra, comentano al lugar
63 Yo no puedo encontrar una diferenCia de sentido entre el activo otauQwoov
marqmano y el pasIvo otauQofultw mateano, frente a Tnllmg, Israel, 74 (Pilato de-
be ser preservado todo lo posIble) Hay que recordar mas bien la preferenCia matea-
na por el aonsto Imperfecto pasIvo II (-fultw) 7/-/2/2, 4 veces YEVTlfrTltO
de v 17 y 21, una Situación disyuntiva de Pilato, no le saheron los
cálculos Como el pueblo qUiere soltar a Barrabás, Pl1ato cree que
debe condenar a Jesús No eXistía, obviamente, tal situación diS-
yuntiva Pl1ato no tenía por qué preguntar al pueblo lo que debía ha-
cer con Jesús Nadie hubiera podido impedirle a él, representante de
Roma, soltar igualmente al segundo preso, que él consideraba mo-
cente Pero no lo hace La narraCión discurre de forma que los lec-
tores no advierten claramente que la situación disyuntiva de Pl1ato
no eXiste en reahdad Tienen más bien la impresión de que Pl1ato ha
dejado la declSlon en manos del pueblo y él va a hacer ahora lo que
el pueblo qUiere Y lo que el pueblo qUiere está claro «Ellos gnta-
ban más y más ¡Que lo crucifiquen'» Pl1ato, la autondad decisiva,
que el evangehsta llama mtenclOnadamente ~yqtWV, se convierte
en mera figura decorativa 64
24 Estamos así ante el ultimo tramo del diálogo entre Pl1ato y la
multItud, un texto clave del evangeho de Mateo cuya hIstona efec-
tual acarreó un sufnmIento mfimto a los Judíos La exégesIs, por una
parte, tendrá que guardarse de sobremterpretar este texto en lmea
teologIca, porque en buena «crítica de las formas» no es una propo-
SiCión dogmática65 , smo parte, fmal y culmmación de un relato, de-
be guardarse también, por otra parte, de mmImIzarlo El anáhsis lm-
guístico ha mostrado que el texto emplea un lenguaje bíbhco, y el
anáhsis cntico-hterano y de histona de la tradiCión, que el texto fue
añadIdo por Mateo, que probablemente lo mventó, y era Importante,
en consecuenCia, para el evangehsta Por lo demás, tomar a la hgera
unos textos básICOS del Nuevo Testamento posIblemente antIJudíos
es sm duda lo menos decoroso que los cnstianos pueden hacer des-
pués de la larga histona de sufnmIento JudlO en países cnstianos
Pilato ve que no puede modIficar el JUiClO de la multitud Tam-
bién él qUiere evItar, como los dmgentes Judíos en 26,5, un tumul-
to que precisamente estos están maqumando ahora Pl1ato hace al-
go sorprendente en extremo para los lectores manda que le traigan
un aguamaml y se lava las manos a la vIsta del puebl0 66 Esto no les
evoca a los lectores Judeocnstianos los ntos paganos de punfica-

64 Schelkle*, 150, Tnlhng, Israel, 73


65 ASI la mfluyente declaraclOn de Tnlhng, Israel, 72
66 El sorprendente compuesto no blbhco anovlJt'W¡.taL es parte de una sene
retoncamente efIcaz de expresIOnes con uno- unovlJt'tO¡.taL, UnEVaVTL, uno TOÜ at-
¡.taTOe; (observacIOn de Jurg Rentsch)
clón, que conocen qUizá de oídas Tales ntos son otra cosa punfl-
caclón ntual de un culpable67 Les evoca más bien algo que está mu-
cho más cerca de su honzonte y que la formulación misma sugiere
el nto bíbhco de Dt 21, 1-9 para exonerar de la culpa de homlcldlO68
Se trata en este pasaje de eXimir de la culpa de homicidIO cuando al-
gUien yace asesmado en el terntono de una cIUdad y no se conoce al
asesmo el consejO de anCianos debe sacnflcar una vaca, lavarse las
manos (v 6 VL'ljJOVTal Ta~ XELºa~) y hbrarse, ellos y la cIUdad, de la
culpa de homicidio mediante una declaraCión solemne69 Los lecto-
res están sm duda sorprendidos de que el pagano PI1ato ejecute un
nto bíbhco QUizá se muestren escépticos, porque en la Blbha se tra-
ta de algo dlstmto allí se ha producido ya el asesmato, y los anCia-
nos que se lavan las manos son realmente mocentes Aquí no se ha
producido la muerte, y es posible eVitarla aún También PIlato se
arranca ahora con una declaraCión solemne para eludir la culpa de
homicidIO No se da, en todo caso, la mvocaclón de DIOS según Dt
21,8, que qUizá cabría esperar, la fórmula consiste en la simple de-
claraCión de que él «es mocente» de la sangre de Jesús
También esta frase trae a la memona la Blbha70 y, además, la
confesión de culpa por parte de Judas en 27, 4 Con las mismas pa-
labras que el sumo sacerdote en ese versículo, PI1ato traspasa aho-
ra la responsablhdad del homicidIO al pueblo «, Vosotros veréis'» 71
¿Qué pensar de este PI1ato? ¿Es mocente? Inocente es, en cualqUier
caso, Jesús, después de Judas (v 4) y la mUjer de PIlato (v 19), es-
te es el tercero que lo atestigua frente a los dIrIgentes Judíos y el pue-
blo, y es el tercero Igualmente para los lectores cnstIanos ¿También
PI1ato es mocente? ¿El v 24 es el comienzo del mtento «to chnstIa-
mze PI1ate»?72 DlficI1mente, porque Mateo lo almea con Judas y
los sumos sacerdotes 73 Como ellos, también él, que trató de ocul-
tarse y escapar baJO el disfraz de un nto bíbhco, quedó Imphcado

67 Los pasajes, tan cItados, de Herodoto 1,35, 1, Sofocles, Al 654s, y V¡rgl-


ho, Aen 2, 717-719 no hablan de hberaclOn de mocentes, smo de absoluclOn ntua1
de culpables
68 Ya Ongenes, fr 548 = GCS Ong XII, 224 hace notar que P¡lato utIhza qUl-
za un nto JudlO para censurar a los JudlOs
69 Cf ademas Sal 26, 6, 73, 13 (en sentIdo figurado «lavar las manos en
prueba de mocencIa»), 11Q Templo 63, 1-9, Ep Ar 306, Sota 9, 6
70 Cf 2 Sm 3, 28 (DavId se declara mocente en la sangre de Abner), Sus 46 e
71 Cf supra, 318,n 47 sobre 27, 3-10
72 ASI Gundry, 561
73 Correctos Cargal*, 102s 107, Kva1bem*, 50
como culpable en el destmo de Jesús BIen es verdad que cumplIó
10 que su mUjer le había aconsejado en v 19 dIstancIarse de la suer-
te de «ese Justo», pero sólo eso PI1ato queda en la ambIguedad, dI-
cho sea cautelosamente
25 «Todo el pueblo», según el evangelIsta, da su respuesta al nto
bíblIco y a la autoexculpacIón de PI1ato La frase sorprende mucho
en el contexto, porque el narrador pasa mesperadamente del voca-
blo 0XAO¡;, usado hasta ahora, a AUÓ¡; Esta palabra connota clara-
mente, tanto a la luz de los LXX como en Mateo, la referencIa al
«pueblo de DIOS, Israel», mIentras que 0XAO¡; desIgna más bIen la
«multItud» o «masa» de pueblo ¿Cómo mterpretar aquí la palabra?
La cuestIón es muy controvertIda Unos exegetas señalan que, en la
lógIca del relato, AUÓ¡; no puede denotar smo la multItud desIgnada
hasta ahora como 0XAO¡; y reUnIda delante del palacIO, la cual los
dmgentes Judíos pudIeron mstrumentalIzar para sus fmes 74 Otros
ven aquí a todo el pueblo de DIOS, Israel, que se almea -represen-
tado por los JerosolImItanos presentes- Junto a sus dmgentes, hos-
tIles a Jesús, y encama así, en una escena sImbólIca, el «no» de Is-
rael a Jesús, más aún, el callejón sm salIda para el pueblo de DIOS,
Israel, en la hIstona de la salvacIón75 En el pnmer modelo herme-
néutIco es el mundo narrado, la crÓnIca del pasado, 10 que presIde
la mterpretacIón, pero queda absolutamente confuso 10 que mten-
tó el narrador con su cambIO de vocablo En el segundo modelo, 10
que determma la mterpretacIón es un constructo teológIco, o la
transparencIa de la hIstona para las expenenCIas de las comunIda-
des mateanas, pero la hIstona narrada resulta msólIta en extremo y
lleva «al límIte de 10 Imagmable» 76 La cuestIón es de la mayor Im-

74 ASI mterpreta ya Paulus III, 693s (una «chusma msensata y OCIOsa», ¡nada
de naclon'), hoy, p eJ Kosmala*, 97s, Lovskl*, 350, SaldannI, Cammumty, 32s,
Davles-Alhson III, 592, Frankemolle (Antljudmsmus)*, 100, mas cauto Id, 11, 482
(Jtár; 6 AaOr; no es una multitud que VOCIfera, smo que «cIta [SIC'] la sagrada Escn-
tura») Esta mterpretacIOn es hoy bastante frecuente en la IgleSIa catohca, cf Agus-
tm card Bea, DIe Klrche und das judlsche Valk, Frelburg 1966, 66 «La multitud
constituyo una parte relativamente desdeñable de la totahdad del pueblo»
75 Strecker, Weg, 115s, Tnlhng, Israel, 72, Frankemolle, Yahwebund, 210
(<<27, 24s es una etIOlogla del fmal de 'Israel' puesta en escena por Mt», en Id I1,
484s, Frankemolle se retracta de esta mterpretaCIOn), Meler, Vistan, 200 (<<the status
ofGod's chosen people wI1l be transferred to the church»), Beare, 531 (<<the cho-
sen race m ItS entlrety»), Mora*, 151 (<<ce peuple represente tout Israel»), Luck,
302 (<<la responsablhdad la asume el pueblo JUdIO en su conjunto»), Hare, 317s (Is-
rael «deserves to be deselected as God's specIaI people»)
76 Broer*,335
portancIa para enjUICiar el pensamiento sotenologIco de Mateo El
segundo tipo hermeneutIco presentado aqUI ha domInado la exege-
SIS eclesIal y con el tiempo ha determInado tambIen, desgracIada-
mente, la conducta de los cnstIanos y de la IglesIa ante los judíos

Es eVidente que dentro del relato V 17-25, nas; Ó AUOS; no denota smo
la masa de pueblo presente ante el palacIo de Herodes, no la totalidad del
pueblo de DIOS, Israel, smo, como señala Pmchas Lapide con mdlgnaclOn,
«3000 personas como maXlmo», que encontraron SItIO ante el edificIO de
JustIcia, «mucho menos de la mlleslma parte de todos los JudlOs que VI-
vlan en aquel momento»77 El colondo que se trasluce en el vocablo AUOS;
LXX tampoco eXige simplemente en nuestro pasaje la connotaclOn de to-
do el pueblo elegido qUien pertenece en los LXX al nas; Ó A<lOS; se mfIere
siempre del context0 78 El hecho llamatiVo de que Mateo cambie de 0XAOS;
a nas; Ó AUOS; reqUiere, no obstante, una mterpretaclOn Si tenemos en
cuenta que Mateo esta en la tradlclOn del lenguaje JudlO y dlstmgue me-
qUlvocamente entre AUOe; y fltvoe;, y que AUOe; deSigna sm duda, en mi OPI-
mon, a Israel en 1, 21, 2, 6, 4, 23,13,15,15,8 yen los pasajes donde Ma-
teo añade el vocablo como gemtIvo atnbutIvo de «sumos sacerdotes»,
«letrados», etc (2,4,21,23,26,347,27, 1) -total, ¡en casI todos los pa-
saJes L , los lectores connotaran en la expreslOn blblIca nas; Ó AUOS; a todo
el pueblo de DIOS, Israel Pero Justamente eso es una connotaclOn muy ob-
vla 79 que sugiere a los lectores un sentIdo adiCIOnal del texto, mas alla de
lo narrado Postular ese sentido adiCIOnal es algo muy obvIO para ellos an-
te el sorprendente comportamiento del pagano PIlato en v 24 y del pueblo
en v 25

Mateo, por tanto, no qUIere sIgmfIcar que todo aquel pueblo de


DIOS, todos y cada uno de los Israehtas, hubieran condenado a Je-
sus Pero SI qUiere señalar que este epIsodIO extravagante, escemfI-
cado en forma dramática, VIene a perfIlar lo que despues de pascua
se hará cada vez más claro, y lo que en su propIO presente era defI-
mtIvo el «no» de «todo Israel» a Jesus Tampoco aquí está pensan-
do Mateo, obVIamente, en cada uno de los judíos sus propIaS co-
mumdades son la demostracIon VIva de lo contrario, pero pIensa SIn

77 P Lapide, Wer war schuld an Jesu Tod?, Gutersloh 1987, 88


78 No se puede por tanto, como propone Frankemolle, Jahwebund, 207-210,
entender la expreslOn ltU~ Ó Aao~ y con ella todo el v 25 a la luz del catalogo de
maldiCIOnes cultuales de Dt 27, 15-26 (cf espec v 24s) IIut; ó Aaot; es una expre-
slOn blbhca demasiado frecuente como para permitir esta reducclOn
79 ASI de tajante K Haacker, «Sem Blut uber uns» Erwagungen zu Mt 27 25
KuI l (1986) 50, n 12
duda, para su tiempo, en la gran mayoría de Israel. La aplIcación de
Jt('i~ Ó AUÓ¡; al pueblo de Dios, Israel, nada dice, por tanto, sobre
aquello que denota la expresión, sino sobre aquello que el texto pre-
tende sugerir en connotaciones. Los lectores deben comprender, a
la luz de la historia fundamental de Jesús que determina su propio
presente, lo que ha sucedido con Israel y, por ende, con ellos mIS-
mos por la condena de Jesús en su tiemp080.
En contraste con Pilato, el pueblo asume ahora la responsabili-
dad por la muerte de Jesús. Lo hace recurriendo también a palabras
de signo bíblico; «¡SU sangre sobre nosotros y nuestros hijos!». Al
fondo de esta formulación está la Idea bíblica de la «esfera de ac-
CIón cargada de consecuencias», según la cual todo acto bueno o
malo, «como una realIdad que envuelve a su autor, como una esfe-
ra... permanece a su alrededor de modo invisible y determina su fu-
turo»81. En lenguaje bíblico, la expreSIón «su sangre (permanezca)
en él» (o en ti, etc.) es corriente como «fórmula preventiva» para ha-
cer que el efecto perjudIcial de una «esfera de sangre»82 permanez-
ca en el culpable, y desviarlo de los inocentes, como los jueces que
han de dictar una sentencia capital, por ejempl083. Ahora bien, sor-
prende también aquí que el pueblo no utilice esta expresión tal como
se prevé en la Biblia. No se trata, en este caso, de que los inocentes
dejen que el efecto nocivo de una culpa de sangre permanezca en el
culpable; al contrano, el pueblo se aplzca a sí mismo ese efecto,
aunque no haya cometido el homiCIdio directamente 84 . Al tratarse
aquí de una «esfera de aCCIón cargada de consecuencias», cuyos
efectos negativos tienen que afectar a los causantes ineludIblemen-
te, cabe hablar de una «auto-maldicIón condicionada del pueblo»85.

80 El cambIO de 6XA.o~ a A.ao~ forma parte, aSI, de la «transparencIa» de la


«two leve! story» mateana (J L Martyn)
81 Koch*,398
82 ¡bId, 400 405
83 Cf por ejemplo Lv 20,9-16,2 Sm 1, 16,3, 28s, I Re 2, 37, Jr 26,15,51,
35, Ez 18, 13,33, 4s
84 Por eso aquí tIene Igualmente perfecto sentIdo la cIrcunlocucIón del predI-
cado -mexlstente en el texto- medIante el verbo «caer», a dIferenCIa de los pasajes
bíblIcos mencIOnados, donde el efecto de la sangre vertIda debe «estar» en el cul-
pable El ÚnICO paralelo bíblIco, pero sólo condICIOnado, de este uso de la «fórmu-
la de proteccIón» es Jos 2, 19, donde los espías envIados a JerICó hacen recaer sobre
su propIa cabeza la sangre de aquellos que sean lIqUIdados en la casa de RaJab a pe-
sar del Juramento
85 G Thelssen, Aporten 1m Umgang mlt den AntlJudmsmen des Neuen Testa-
ments, en E Blum y otros (eds), DIe Hebrmsche Blbel und Ihre zweifache Nachge-
Esto es doloroso, y muchos exegetas se resisten por razones más o
menos atendibles a caracterizar de ese modo la exclamación de Mt
27,25, resistencia que fue corriente 86 en el pasado dentro de la exé-
gesis eclesial. Pero yo estimo que es insincero minimizar su alcan-
ce, de forma no deliberada, evitando este concept08?
El efecto de la acción sangrienta contra Jesús debe alcanzar no
sólo a los vociferantes, SIllO también a sus hijos. Esta formulacIón
tiene aSImismo raíces bíblicas88 • En cualquier caso, la culpa afecta
pnmariamente al delincuente mismo y no a sus descendientes, se-
gún creencia bíblica y judía posterior89 • A la luz del contenido glo-
bal de la Biblia, la ampliación del efecto de la culpa de sangre en
los descendientes es algo insólito y señal, por tanto, de la gravedad
extraordinaria de esa culpa.
Es obvio que al hablar de «hijos» Mateo no alude a una maldi-
CIón que se hace realidad constantemente, dentro de una historia bi-
milenaria, en innumerables generaciones de Israel, o que hacen rea-
lidad, en forma nueva, unos malos colaboradores cristianos de Dios.
Mateo está marcado por la proximidad de la parusía escatológica y
cuenta con una pronta aparición de Crist090 • Una clave para su com-

schlchte (FS R Rendtorft), Neulmchen 1990,538 Thelssen entiende lo «condiCIO-


nado» en el sentido de que el pueblo está convencido subjetivamente de su mocencla
y de la culpa de Jesús, y sólo en caso contrano qUiere cargar con las consecuencias
de esa muerte En la palabra «maldiCión» no hay que ver una «Imprecaclóll» que los
sUjetos se dmgen a sí mismos, smo la «maldiCión» mherente a un acto, es decir, el
efecto negativo meludlble que perdura en sus autores
86 Cf mfra, n 123-129
87 Baum*, 106s y Schelkle*, 149 señalan que los sUjetos de 27, 25 no creen
estar haCiéndose responsables de un asesmato En este sentido subjetivo no cabe ha-
blar, obViamente, de una «automaldlclón» Gmlka 11, 459 objeta que no se debe en-
tender el pasaje a la luz de la fónnula de maldiCión de Dt 27,24 También esto es
correcto, cf supra, n 78 Brown 1**,837 YDavles-Alhson IlI, 591 proponen sus-
titUir el «self-curse» por una «declaratlon of responsabJilty» Relevan así una cate-
gona antigua por otra moderna que la subJetlvlza y le resta Importancia.
88 Sobre la fonnulaclón, cf p eJ Gn 31, 16, Ex 17, 3 Sobre el contemdo, cf
2 Sm 3, 28s, 1 Re 2, 32s (que la sangre de Abner recaiga sobre Joab y su descen-
denCia) Hablan de las consecuencias del asesmato para un colectivo, p eJ , Nm 35,
33 (en la tierra), Dt 21,8 (en Israel), 2 Sm 21,1 (en «Saúl y su casa»), Jr 26,15 (en
la CIUdad y sus habitantes)
89 Cf espec Jr 31, 29s, Ez 18, 2s La Mlsná Sanh 4, 5, Citado a menudo erró-
neamente como referenCia a las consecuencias de un asesmato en los descendientes,
dice que la sangre de algUien ajustiCiado mJustamente y de sus descendientes (que
no eXistirán por su culpa) queda adhenda al falso testigo (¡y sólo a él') «hasta el fm
del mundo»
90 Cf vol IlI, 556s
prensión la ofrece el dicho sobre el juicio 23, 35s, del que hay claras
reminiscencias 91 : «Todo esto», es decir, las consecuencias de la
«sangre inocente» derramada por Israel, «recaerá sobre esta genera-
ción». La continuación en 23, 38 indica que Mateo no está pensando
en el JUIcio final, sino en la destruccIón de Jerusalén92 • SIguiendo
una tradición profética (cf. espec. Ez 9,9), los judíos de la época in-
terpretan la destrucción del templo y de la ciudad por los romanos
como castigo divino de los pecados de Israel, especialmente los co-
metidos por los zelotas93 • El Mateo judío, postenor a Jesús, interpre-
ta esa destruccIón de modo semejante; sólo que él pIensa en la muer-
te de Jesús, y de sus profetas y mensajeros (cf. 22, 6s).
26 Pilato hace lo que eXIgía el pueblo. Suelta a Barrabás. A Jesús,
en cambio, manda azotarlo como corresponde, en la ejecución de
una pena de muerte, a personas de las clases bajas en el imperio ro-
man094 • Mateo no habla de una condena formal, no porque según el
derecho romano quede ya condenado por su silenc1095 , ni porque en
una cognitlO extra ordinem fuese innecesario pronunciar una sen-
tencia expresa aparte de la imposición de la pena96 , m desde luego
porque Mateo, en su intento de exonerar a Pilato, rehusara atribuir-
le la monstruosidad de declarar culpable a un inocente, sino porque
el ~yql(ÍJv convertido en comparsa se limita a ejecutar lo que el
pueblo exige de él. Pl1ato manda «entregar» a Jesús: el verbo na-
Qa6Í,6w!ll, tan cargado de sentido, aparece por última vez en el
evangelio de Mateo para su última etapa, la crucifIxión97 •

91 Cf vol I1I,484s
92 La mterpretaclón cristiana más antigua, en Test L 16,3 (¡añadido cristia-
no'), aplicó ya Mt 27,25 a la destruCCión de Jerusalén, cf mfra, n 93 sobre el con-
Junto del texto
93 Test L 16, 1s 4 (desprecIO a sacerdotes, Ley y Profetas, persecución contra
los Justos), Josefo, Bell 4,386-388, 6, 109s 124-128 (crímenes de los zelotes) Do-
cumentos rabímcos cf vol lJI, 320, n 57 (sobre 22, 7)
94 Mommsen*, 938s 984 la flagelaCión es pena concomitante para hombres
condenados a muerte, en especial esclavos y peregrmz Era frecuente atar a los de-
lincuentes a una columna (documentos en Blinzler**, 321, n 2) Y guarnecer los lá-
tigos con nudos o trozos de plomo Los casos de muerte en las flagelaCIOnes no eran
muy raros, cf Blinzler**, 321s
95 Cf supra, 359, n 29
96 Sherwm-Whlte*, 26~
97 La flagelaCión de Jesús mfluyó mucho, espeCialmente en el arte y la lite-
ratura religiOSOS de la Edad Media tardía Reseñamos la histOria de la mfluencla de
la flagelaclon de Jesus mfra, a propósito de v 27-31, porque las exégeSIS antiguas
suelen comentar la escena, de acuerdo con Jn 19, 1-3, Juntamente con la corona-
clon de espmas
IlustraclOn 34

Resumen

¿De qué se trataba en este relato del proceso? Se trataba, en pn-


mer lugar, de un testlmomo sobre Cnsto Cnsto, el Mesías de Israel,
es condenado IllJustamente El calla, como Justo, ante las acusaciO-
nes de los enemIgos Su JustlCla es confIrmada por la mUjer de PI-
lato y por el propiO PIlato, dos paganos Jesús desempeña en esta
escena un papel absolutamente paSIVO y, sm embargo, sólo él es su
punto central

Este papel central de Cnsto es lo que expresa de modo esplendIdo, Im-


preSIOnante, el relIeve del coro OCCIdental de la catedral de Naumburg, don-
de aparece PIlato lavandose las manos, relIeve que yo consIdero un hIto en
la hlstona del arte europeo (11 34)98 A un lado se sIenta PIlato en fIgura de

98 Foto E Schubert, Der Naumburger Dom, Halle/S 1996, 155 El texto SI-
gUIente procede en buena parte de Stephan Boslger
un príncipe del siglo XIII. Su cara refleja el espanto ante la demanda inau-
dita de los judíos. A la izquierda están los judíos: uno de ellos ha tomado a
Jesús del brazo y lo acusa ante Pilato con gesto elocuente. Este se sienta en
el trono, vuelto hacia el judío; pero todos los movimientos y la mano dere-
cha de Pilato apuntan hacia el lado derecho, donde está lavando su mano iz-
quierda. Se abre así un foso profundo, en medIO de la escena, entre Pllato y
Jesús. Jesús es el centro y el polo estático de la dramática representación.
Sólo él mira directamente a los espectadores. Su rostro irradia una infinita
dulzura. Lo que negocian Pilato y los judíos parece no afectarle.

Se trataba, en segundo lugar, de la disputa con Israel. El pueblo


de Dios, representado por los jerosolimitanos presentes ante Pilato,
se deja convencer por los falaces dirigentes y exige la crucifixión
de su Mesías. El pueblo asume la responsabilidad de su muerte y el
consiguiente castigo divino, que se cumplirá en la destrucción de
Jerusalén. Con esta trama argumental, Mateo intentó hacer com-
prensible el «no» de la mayoría de Israel a Jesús, del que sus comu-
nidades fueron testigos99 •
Mateo no trataba de exculpar a los romanos de la responsabili-
dad en la muerte de Jesús, ni de hacer apologética política. El pre-
sunto 1ÍYE!-tWV, Pilato, queda implicado inexorablemente -justo por
no actuar, por hacerse mero comparsa- en la culpa por la muerte de
Jesús.

Historia de la influencia

Me voy a ceñir en lo que sigue a la historia efectual de los v. 24s,


porque la del proceso entero aparece determinada, en buena medi-
da, no por el texto mateano sino por el joánico. Esto vale también
para las representaciones plásticas; sólo la ablución de manos de Pi-
lato es tema relativamente frecuente en el arte cristiano 100.

99. Afmnar que Israel pierde ahora su «prerrogativa en la hlstona de la sal-


vación» (Strecker, Weg, 116s), o que «disipó el pnvileglO de pueblo propiedad de
Yahvé» (Frankemolle, Jahwebund, 210), es demasiado abstracto y, por eso, mco-
rrecto. Mt no desarrolla en el escntono una teología del reemplazo en la hlstona de
la salvaCión, SIllO que elabora un conflicto muy concreto y doloroso haCiendo un
nuevo relato de la hlstona de Jesús Probablemente la expenencJa de la destruCCión
de Jerusalén contribuyó a afianzarlo en su modo de ver las cosas (P Hoffmann).
lOO Cf Schiller, Ikonographle n, 74-76 Las representacIOnes más antiguas se
encuentran en sarcófagos del Siglo IV. El «Sarcófago del trIUnfo», reproducido su-
La figura de Pilato

El v 24 eJercló gran mfluencla en la espmtuahdad cnstiana Pl-


lato llego a ser «tipo» en la hlstona de la espmtuahdad, de modo
contrapuesto o blen el tipo pOSltiVO de un pagano que reconoce la
mocenCla de Cnsto (= apartado a), o el tipo negativo que «se lava
las manos en señal de mOcenCla», pero en reahdad no puede lavar
su pecado, y es por tanto el tipo del hlpócnta (= apartado b)

a) Por una parte se hende a exonerar a Pl1ato de toda culpa Ya en el


evangeho de Pedro, no es Pllato el que manda cruclfIcar a Jesus, smo He-
rodes, el rey de los Judlos (Ev Pe 1, 2), aunque tamblen Pllato aparece lm-
phcado cuando pone a dlsposlclOn de los JudlOs la guardla del sepulcro
(8, 31, 11, 49) Segun la profeslOn de fe de la Iglesla, Jesus fue cruclfI-
cado «baJo» (Em), y no «por» (ÚJw), PonclO PI1ato, una formula que de-
Ja totalmente abierta la cuestlOn de la culpa lOJ Segun Tertuhano, fueron
los JudlOs los que forzaron a Pl1ato a entregarles a Jesus para la crucifI-
XlOn, Tertuhano esta mhmamente convencido de que Pilato es ya un cns-
hano lO2 Para Ongenes, el acto de lavarse las manos es ya una señal de la
reverenCia que siente Pilato ante Jesus J03 Segun Jerommo, Pilato actuo
baJO preslOn «El Juez que es coacclOnado para dictar una sentencia con-
tra el Señor, no condena al que es entregado smo que acusa a los que lo
entregan» 104
La mterpretaclOn sotenologica contnbuyo a la exculpaclOn de Pl1ato
en Pseudo-Clpnano, el pagano Pilato pasa a ser el ejemplo para el pueblo
JudlO se hmplO las manos de la mala aCClOn a la que le forzaron, pero el
pueblo no aCierta a ver el ejemplo de aquel extranJero JOS Hilano, en su
comentano a Mateo, presenta a Pilato como el modelo del paganocnsha-
no mientras los JudlOs asumen para Si y sus hiJOS dianamente (¡al rehu-
sar el bauhsmo') el cnmen de la sangre verhda del Señor, «el pueblo de
los paganos, lavado, progresa haCia la confeslOn de la fe» 106 Tambien pa-
ra Jerommo es importante una ViSlOn sotenologica en este nto de Pl1ato

pra, 86 (11 2), presenta sobre el campo, a la derecha, en la parte extenor, a Pilato en
el ~ií!ta o tribuna, un cnado le sostiene la Jofama A la izqUierda de esta escena, un
leglOnano se lleva a Jesus
101 Sobre los mtentos hermeneutlcos, cf Staats*, espec 495-504
102 Tertuhano, Apologetlcum 21 = BKV 1/24, 10 I 103
103 Ongenes 118 = GeS Ong XI, 251
104 Jerommo, 267
105 (Ps-)Ctpnano = Anommo Jud 4, 4s = eehr 4, 269, Similar ya Mehton de
Sardes, Pascha, 92
106 Hllano 33, I = se 258, 248 Hllano aphca por tanto la abluclOn de ma-
nos, alegoncamente, al bautIsmo de los paganos
se trata de que «las obras de los paganos no queden contammadas por la
Impiedad de los JUdIOS»lo7
PIlato es mocente tamblen para el autor del evangelIo de Nlcodemo,
aunque formalmente declare culpable a Jesus debido a las mcesantes pre-
sIOnes de! pueblo lO8 Segun e! tardlO Paradosls Pllatl 6-10, PI1ato fue con-
denado fmalmente por el emperador Tlbeno, pero antes de ser ajustIciado
Junto con su mUJer, fue absuelto cuando se ayo la voz de Cnsto celestial
«Te aclamaran dIChoso todas las generacIOnes y tnbus de los pueblos por-
que baJO tu gobierno llego a cumplIrse lo que los profetas hablan vatIcma-
do de mI»I09 De ahl a ser proclamado santo, como ocurno en la Iglesia
ablslma, media una corta dlstanCIa llO
b) Hubo, paralelamente, tradicIOnes exegetIcas de tendencia cntIca
frente a Pllato Comenzaron ejerciendo mfluencIa en OCCidente a partir de la
antIguedad tardIa111, Ydetermmaron la Imagen basICamente negativa de PI-
lato en las Iglesias OCCidentales Los exegetas de OCCidente, en su gran ma-
yona, no consideran a Pllato mocente «lavando las manos no se punüca e!
alma manchada» I12 PI1ato reconoclO de palabra la mocencla de Jesus, pe-
ro lo entrego de hecho a los cnmmales Su nto fue puramente externo el
pudo lavarse las manos, pero no pudo lImpiar la culpa l13 Cmlo de AleJan-
dna lo censura en estos termmos PI1ato cree, como tIplCO pagano, que una
Simple abluclOn ntual lIbra de los pecadosl1 4 En la epoca de la Reforma es
Calvmo sobre todo el que subraya este pensamlento l15 Para Bullmger, PI-
lato es «typus purgatlOms mendacls», espejo de todos los hlpocn-
tas l16 Los exegetas le reprochan siempre la falta de caracter Tema potes-
tad y, como Juez, le hubiera correspondido a el dejar lIbre al mocente l17
Aunque los exegetas OCCidentales reconocen que la culpa de PI1ato fue me-
nor que la de los JUdlOS I18 , mSlsten en su gravedad Su fmal es el SUlCI-
dlO I19 Segun Lutero, «PI1ato fue arrojado en cuerpo y alma al müerno y

107 Jerommo,267
108 Ev NIcod 9 = Schneemelcher P, 406
109 Paradosls P¡fatl, 10 = Schneemelcher P, 423
110 Cf la Imagen positIva de PI1ato en el Evangelw de Gamalrel (supra, In-
trod,61)
111 Staats*,508-510
112 Leon Magno**, 8 (=59), 2 = 118s
113 AmbrosIO 10, 100 = 493 «LavIt qUldem manus PJ1atus, sed facta non dl-
IUlb>, parecido Agustm, Sermo 152,3 = PL 39 2041 «Ipse emm occldIt Chnstum,
qUl eum tradldIt occldendum»
114 Ctnlo de Alejandna, fr 304 = Reuss 262
115 Calvmo I1, 374
116 Bulhnger,253A
117 Juan Cnsostomo 86, 1 = PG 58, 765, Leon Magno**, 3 (=54), 6 = 94
118 Leon Magno**, 8 (= 59), 3 = 119 PascasIO Radberto, 939, Nlcolas de
Lyra, en comentano allugar, etc
119 EusebiO, HISt Eccl 2 7, OroslO, HISt 7,5,8 = PL 31, 1071A
al fuego eterno», donde aprendIO lo 'mocente' que era en reahdad 120 Se-
gun la Legenda Aurea, Pllato, el gran hlpocnta, mtenta eludir el JUICIO del
airado emperador Tlbeno compareciendo ante el vestido con la tumca m-
consutI1 de Cnsto Fue mutI1 Despues del SUICidIO lo arrojaron al Tiber,
mas tarde, su cadaver fue a parar al Rodana, cerca de Vlenne El Pllato m-
sepulto causo daños tamblen a la cIUdad de Lausana y fmalmente fue tras-
ladado deflmtIvamente por un dlsclpulo Itmerante a un lago de montaña,
Junto al Monte de PIlato, cerca de Lucerna Solo en viernes santo emerge
de nuevo y, encadenado por el diablo, eleva a lo alto su «tnbunal»121

2 La automaldlclOn del pueblo

El exegeta judío lIberal C G MontefIOre exclama con amargu-


ra en el comentano del v 25 «A ternble verse, a homble mventIon
Thus IS one ofthose phrases WhICh have been responsIble for oceans
ofhuman blood and a ceaseless stream ofmIsery and desolatIon» 122
Una mIrada a la hIstona exegétIca propmmente dIcha de ambos ver-
sículos no hace presagIar semejante panorama La exégesIs ha abor-
dado esos versículos generalmente con brevedad y de pasada Sm
embargo, hace constar que Israel está sIendo castIgado todavía hoy
por su culpabIlIdad en la muerte de Jesús (= apartado a) DIOS otor-
ga su amor úmcamente a judeocnstIanas y judeocnstmnos que han
creído en Jesús (= apartado b) La línea dIvIsona es, pues, la fe en
Cnsto (= apartado c)

a) Ongenes defiende en su muy breve exegesls unas creencias bas-


tante extendidas declara que la sangre de Jesus «alcanza a todas las gene-
raCIOnes postenores de JUdIOS, hasta el fmal de los tiempos», y ve la des-
truccIOn de Jerusalen, a la luz de Mt 23, 35s 38, como una consecuenCia de
la culpa Judla 123 Jerommo dIO gran Importancia al verslculo, y se refiere a
el con frecuencla 124 En su comentano a Mateo se lImita a observar que
«esta maldlclon afecta a los JUdIOS hasta nuestros dlas»125 En otros pasajes

120 Lutero**, 790


121 Jacobo de Voragme, LegendaAurea, ed por R Benz, Heidelberg 91979,
270s, M Llenert, Schwelzer Sagen und Heldengeschlchten, Stuttgart-Olten s a ,
77-80
122 MonteflOre, Gospels II, 346
123 Ongenes 124 = GCS Ong XI, 260 En la Edad Media sabe ChnstIan von
Stavelot, 1488, que Vespaslano y Tito hablan conqUistado Jerusalen el mismo dla de
pascua en que Jesus fue ajusticiado
124 Cf Kamphng*, 125-173
125 Jerommo 267, una frase repetida en casI todos los comentanos medievales
es más explícito «DIOS no es su Señor, ellos no Invocan su nombre», Israel
no es ya pueblo de DIOS 126 Algunos exegetas Indican dónde ven ellos,
aparte la destrucción de Jerusalen, el efecto de esa «maldlclon» «Son per-
segUidos por todos por su Incredulidad», declara TeofIlacto 127 Su disper-
sión por el mundo entero, su descredito social y las ImprecacIOnes de que
son objeto en todas partes, son la consecuencia de la maldición Mt 27,
25 128 Lutero señala la mlsena en que vivían los JudlOs desde el año 1500,
a esta misena segUirá la perdición eterna por no querer ser librados de sus
pecados por el HIJo de DIOS 129
b) Pero hay tamblen otros acentos León Magno señala que Cnsto, en
la cruz, suplica el perdón de DIOS para los JudlOs «porque no saben lo que
hacen» (Lc 23, 34) Por eso fue tan elevado el número de Judíos ganados
por los apóstoles para Cnsto 130 También Juan Cnsóstomo observa que
DIOS no llevó a cumplimiento la condena de los JUdIOS, SIllO que colmo de
bienes a los que se conVirtieron, a Pablo, por eJemplo131 La conciencia de
que Israel no estaba del todo perdido, SInO que DIOS había dejado un resto,
perduró a traves de la hlstona de la exegesls Calvmo añade algo teológl-
camente slgmfIcatIvo «para que su alianza no se extIngUiera con la perdi-
ción de todo el pueblo»132
c) Ambas senes de enunciados tienen en comun el mensaje de que
Cristo es «piedra de escándalo», fundamento para la efectiVidad de la mal-
dlclOn divIna y para la efectiVidad de su amor, capaz de anular la maldi-
ción Por eso, la entrega de DIOs a Israel tiene como condición ImpreSCIn-
dible la entrega de Israel a Cnsto Como los cnstIanos daban Slempre por
supuesto que los Judíos eran conscientes de su culpa en la muerte de CriS-
to, consideraban su adhesión al Judaísmo, casI Inevitablemente, como un
reconocimiento de ese homlcldlO 133 Este nudo gordlano nunca fue corta-
do, que yo sepa, antes de la IlustraclOn 134

126 Jerommo,Is 17 = CChr 73A, 733


127 Teofllacto, 465
128 Martm de Laon, en H Schreckenberg, Die chnsthchenAdversus-Iudaeos-
Texte (1I -13 Jh) (EHS T 335), Frankfurt-Bern, etc 1988,281
129 Lutero**,791
130 Leon Magno**, 1l (=62),3 = 138s
131 Juan Cnsostomo 86, 2 = PO 58,766, en la misma lmea EutImlO Zlgabe-
no, 715, DlOmslO bar SalIbl III, 88 Erasmo lo expresa de modo ImpreSIOnante, (Pa-
raphrasls) 140s «Sed Chnstus clementlOr m dIos, quam essent m sese, nemmem
repulIt a vema, modo resplceret»
132 Calvmo Il, 375
133 KamplIng*,228s
134 La evoluclOn de Lutero lo muestra a las claras de amigo de los judlOS en
sus pnmeros tIempos, que esperaba verlos convertIrse al evangelio puro (exento de
los falseamIentos romanos), paso a ser con el tIempo su enemIgo, al comprobar que
los judlOS no se convertIan Cnsto contmuo SIendo «pIedra de escandalo» que de-
termmo tamblen el pensamiento de Lutero en su epoca tardla
La navaja para cortarlo la proporclOno, en la epoca Ilustrada, no la cns-
tologla smo la razon Segun H E G Paulus, la chusma no deterrnma la
hlstona de la salvaclOn el «estallido de las paSlOnes» en una ~~multltud
Irreflexiva» es para el «la autentica voz de Satanas», pero «esa frase de los
antepasados no puede generar, eVidentemente, una responsabilIdad en los hi-
JOs SI estos no son como ellos» 135 Otra navaja para cortar el nudo gordlano
de la hostilIdad hacia los JudIos de base cnstologlca, desencadenada por el v
25, la proporcIOno la cntIca hlstonca ya para D F Strauss, este episodIO es
«altamente sospechoso» de ser una flcclon denvada de mtereses cnstIanos
Al perder su hlstonCldad, el episodIO perdlO tamblen relevancia teologlca136

Vemos que el mterés de la exegesIs ecleSIal por el v 25 ha sIdo


relatIvamente escaso En cualqUIer caso, debo añadIr ahora a este
cuadro algunos testImomos que mdIcan que la mfluencla de nuestro
versIculo sobrepaso amplIamente 10 dIcho en las exégesIs Dada la
dIfIcultad de la documentacIón, es mevItable que los testImomos
aparezcan seleccIOnados al azar Ellos ponen de mamfIesto que en
la aplzcaclOn de nuestro texto se rebasaron unos lImItes que la exé-
gesIs habIa respetado 137

SucedlO reiteradamente que los cnstIanos mtentaron promover con su


propia actividad la aCClOn de la Justicia dlvma sobre los JUdIOS, que ellos
crelan detectar en la hlstona Kamplmg menciona una cromca de la epoca
de la pnmera cruzada y otra cromca de Llmburg, Siglo XlV, como eJem-
plos de textos que JustIfican masacres Yquemas de Judlos en cumplImien-
to de la maldlclOn Mt 27,25 138 Consta que el papa InocenclO III sugmo a
un conde la dureza con los JudlOs lllvocando el pasaje Mt 27, 25/39 Lutero
apenas hace referenCia a Mt 27, 25 en sus escntos antIJudlOs tardlos, pero
no puede repnmlr del todo su satIsfacclon por el cumplImiento de esa mal-
dlclOn en la hlstona de sufnmlento de los JUdlOS1 4ü CornelIus a Lapide CI-

135 Paulus IlI, 694 716


136 Strauss, Leben II, 551
137 La hlstona exegetIca de la IgleSia antigua en lengua latma aparece expuesta
ejemplarmente en la monografia de Kamphng* Para la hlstona postenor en la IgleSia
OCCIdental, la dlsertaclOn de Grady* ofrece al menos una reseña de los comentarlOs
Falta una hlstona de la exegesls para el tiempo postenor al Siglo X y para las IgleSias
onentales Falta sobre todo una exposlclOn de la hlstona de la mfluencIa de este texto,
mas aBa de la exegesls, por ejemplo, en formulas de juramento, sermones, mamfles-
tos en favor de la dlscnmmaclOn de los judlOs, etc, etc Hay aqUl una tarea urgente
138 Kamphng*, 232 223, n 22
139 [bid, 233
140 «Sigue gntando 'Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijOS'
Creo que cayo sobre tI y te ha afectado» (Vom Schem Hamphoras, WA 53, 587)
ta en su exégesIs de 27, 25 a autores convencIdos de que el cumplImIento
de la maldICIón lleva consigo que las mUjeres Judías sufran el flUJO de san-
gre con mayor frecuencIa y que sus hIjOS varones vengan al mundo con la
mano derecha ensangrentada; él no se pronuncIa sobre la verdad de esta
opmIón l41 .

Interrumpo esta lista de aplicaciones injustificables de Mt 27,


25. Cierto que todas están condicionadas, cada una a su modo, por
las circunstancias históricas y sociales de las distintas épocas. Pero
entre el texto bíblico, sus exégesis eclesiales y esas aplicaciones hay
una continuidad semántica: el «no» de la mayoría de Israel a Jesu-
cristo es entendido en general como una culpa ante Dios que lleva
consigo el castigo en la historia l42 • Los textos bíblicos consideran
ya esa culpa, aunque sólo secundariamente, como culpa moral: Is-
rael quiere la liberación de un delincuente y la crucifixión de su
Mesías (Mc, Lc); Israel condena a un inocente (Mc, Mt, Lc, Jn); sus
dirigentes lo hacen por envidia (Mc, Mt). Los exegetas eclesiales
ampliaron la culpa de los judíos más allá del texto bíblico: los ju-
díos, con su «no» contumaz al cristianismo, cargaron expresamente
con el asesinato cometido por sus antepasados y confirmaron así la
maldición que pesaba sobre ellos. Los judíos sufrientes y oprimidos
fueron así para los cristIanos, durante muchos SIglos, el refrendo de
la verdad de su fe en Jesucristo.
¿Es tan extraño que los cristianos intentaran siempre dar un im-
pulso adicional, con su propia acción contra los judíos, a la efecti-
vidad de la maldición divina, entendiéndolo además como un com-
portamiento desde la fe? No es fácil trazar la línea diVIsoria entre
Mt 27, 24s (un texto canónico), sus exégesis eclesiales (que derivan
del texto con cierta lógIca) y sus aplicaciones antijudías, que hoy to-
dos lamentan. Cierto que se mezclaron unas convicciones básicas
cnstianas, prejuicios hIstóricos, factores económicos y políticos, en
un síndrome nefasto que no es respaldado directamente por el tex-
to. Pero la convicción bíblica y eclesial de que el «no» de Israel a

141 LapIde, 523


142 Para mí, la contmUldad semántica entre Mt 27, 25 Ysus exégeSIS y aplI-
cacIOnes antIJudías postenores es mayor que para Mora*, cuya exégeSIS comclde a
grandes rasgos con la que he defendido aquí Pero él dlstmgue netamente entre Mt,
que sólo VIO en la destruCCIón del templo el castigo lImitado de DIOS por la res-
puesta negatIva de Israel a Jesús, y la exégeSIS postenor de la IgleSIa «NuBe part
Matthleu annonce la rume défmltlve du Judalsme comme tel» (165)
Jesucristo lleva a su condenación divina fue la «continuidad semán-
tIca» que hizo posible esa amalgama l43 •

Sentido actual

l. No rehuir el texto. Mt 27, 25 está en el canon, nos guste o no.


Sigue determinando en gran medida la visión cristiana de Israel. Su
historia efectual, que el texto no pretendía pero quizá contribuyó a
forjar, no se puede dar por inexistente. Querer simplemente sacarlo
del canon denota un pensar ahistórico '44 • Aun aquellos que lo con-
sideran -con razón- como una ficción ahistórica, han de contar con
su influencia l45 • ¡Lo procedente no es silenciar el texto, sino elabo-
rarlo con sentido crítico y sincero!

2. <<lfumanización» del texto mediante su investigación cientí-


fica. Las investigaciones histórico-críticas -y también de las cien-
cias humanas como la psicología social- sobre un texto como Mt
27, 24s tienen la tarea de hacerlo histórica y psicológicamente
comprensible. Una investigación histórica debe indagar cómo las
comunidades mateanas, que se sentían parte de Israel, se escindie-
ron de la corriente principal del judaísmo, y los sufrimientos y cri-
SIS de identidad desencadenados como consecuencia. Una investi-
gacIón sociopsicológica debe abordar, por ejemplo, los mecanismos
del conflicto resultante de una toma de decisión: cuando la perte-
nencia a la comunidad de Jesús ya no es posible para «todo Israel»,
el dolor de la separación se mitiga pintando de color negro la alter-
nativa ya irrealizable: por eso, el Israel que no cree en Jesús queda

143 Es por tanto demasiado Simple, a mi JUICIO, hablar de un «traglc abuse of


v 25 m support of antt-Semltlsm» (Hagner JI, 828) Es también demasiado sim-
ple hablar de una mera «recepción» de textos (Frankemólle [AntljudQlsmus]*, 82)
Los textos no suelen ser mocentes, smo que forman parte de los factores que guían
la recepción, dicho de otro modo, los textos ejercen mfluencla
144 Aunque no se predique sobre ese texto m se lea ya la Blbha, ¡el texto SI-
gue resonando año tras año, como parte de la PasIón según san Mateo de Bach, en
los conCiertos de pasión'
145 Una forma de «sacar» el texto de la Blbha se dIO en la exégeSIS marcada
por la IlustraCión y el hberahsmo, consistió en demostrar que este episodIO nunca
ocurnó así hlstóncamente Muchos exegetas han mtentado esta demostración, des-
de O F Strauss (supra, n 136) hasta P Lapide (Wer war schuld an Jesu Tod?, Gu-
tersloh 1987, 88-90) El mtento es totalmente correcto, pero no puede anular la
eXistenCia del texto bíbhco
baJo una «maldlclóm>146 Tales avenguaCIOnes hacen que el texto re-
sulte humanamente más comprensible Lo alIgeran, a la vez, de una
autondad canómca entendida formalmente, al recolocarlo en su SI-
tuación contextual propm y úmca, y evItar su trasposIción apresura-
da y acrítIca a otros tIempos y SituaCIOnes

3 Crítica objetiva al texto desde el núcleo cnstológlco del Nue-


vo Testamento Todo texto bíblIco debe ser mterpretado y, en su ca-
so, cntIcado desde la totalIdad del Nuevo Testamento y desde su
propIO centro

La exégesIs eclesial del pasado contrapuso muchas veces el pasaje Lc


23, 34 a nuestro texto Jesus pide allí perdon para sus enemigos, que no sa-
ben lo que hacen 147 O tendlO a mterpretar la «sangre» de Jesús a la luz del
testImomo global del Nuevo Testamento La sangre de Jesus no es como la
sangre de Abel, que clama venganza, es la sangre punfIcadora de la nue-
va alIanza, en el sentIdo de Heb 12,24 148 Sobre todo, la palabra «sangre»
trala siempre a la memona aquel pasaje donde figuró antenormente en el
evangelIo de Mateo, Mt 26, 28 la sangre de Cnsto que es derramada por
muchos para el perdon de los pecadosl 49 Yo soy esceptIco sm embargo, en
el plano de la exégeSIS, ante los mtentos de conSiderar el leve contacto con
Mt 26, 28 como una llamada de atención a los lectores por parte del autor
son demasiado eVidentes las slmllIilldes de v 25 con 23, 35s, frente a la au-
sencia de una referenCia textual clara que haga recordar a los lectores las
palabras de 26, 28

Las referenCias a tales textos son Importantes, sm embargo, en


teología SistemátIca F Mussner asegura enfátIcamente, a partIr de

146 Cf Luz, Antljudmsmus, 317-323 y vol 1II,515-517


147 Cf supra, n 130
148 Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2343
149 En el libreto del oratono de la PaslOn de Johann Ernst Bach (1764), al tex-
to Mt 27, 25 sigue el ana n° 13 «Mirad, de pura compaslOn mana su sangre dulce-
mente por vosotros» A Martl, Hell ader Gencht Das Blut Chnstl m zwel Werken
van Hemnch Schutz, en F Brouwer y otros (eds), Ars et mUSlca m hturgla (FS C
Honders), Metuchen N J 1994, 145-149, propone tamblen esa hermeneutIca para
la PaslOn segun san Mateo de Schutz V Solovlev (en PfIsterer*, 34) declara «Su
sangre es la sangre de redenclOn» Algunos exegetas actuales evocan tamblen, al
menos con mterrogante, Mt 26,28, P eJ Schelkle*, 155, Schwelzer, 333 Lo mas
mteresante es la propuesta de una amblguedad delIberada los que hablan en el re-
lato no se refieren a la sangre en este sentIdo, pero los lectores del evangelio de Ma-
teo evocaran tamblen 26, 28 Carga1*, 109-111 habla de un «double entendre»,
Smlth*, 427s, de (<Irony»
Ilustración 35

ellos y como axioma central del Nuevo Testamento, que «la sangre
de Jesús cae sobre los hijos de Israel como sangre redentora» 150. Pe-
ro debe quedar claro que ese principio no se corresponde con la
onentación del texto concreto Mt 27, 24s. En línea crítica objetiva,
la Idea teológica fundamental de Mussner, obtenida de otros textos
del Nuevo Testamento, choca con el texto concreto Mt 27, 24s. La
crítIca objetiva nunca reinterpreta los textos sin previo aVISO, sino

150 Mussner*,31O
que expone claramente lo que estos dicen y añade con la misma cla-
ndad la opmlón del crítlco l51

4 Cabe preguntar fmalmente, en cuarto lugar (solo cuarto),


SI también son posibles nuevas actua!lzaclOnes del texto mediante
nuevas ofertas de Identificación que no se corresponden con la onen-
tacIOn ongmal Tales ofertas son dignas de menCIOn, a mi parecer,
en lo tocante a la fIgura de PI1ato

Ya Bulhnger habla caractenzado a P11ato como prototipo de la autoJus-


tlflcaclOn hlpocnta l52 Encontramos una plasmaclOn ImpresIOnante de esta
Idea en un cuadro del pmtor polaco PlOtr NahwaJko, de 1990 (11 35)153
Cnsto aparece sentado, dando la espalda desnuda a los espectadores Su
larga cabellera evoca a un adolescente actual poco adaptado Tiene la ca-
beza ceñida por una corona de espmas apenas VISible Detras de la mesa,
ocupada por una Jofama con agua, se sienta P11ato luciendo camisa y cor-
bata, hgeramente engreldo, mirando de soslayo, las manos medIO alzadas
como en gesto de bendlclOn PIlato es el funclOnano, el burocrata, el bur-
gues que «nada puede hacer» y dechna toda responsablhdad

No he encontrado, en cambIO, en la lIteratura una oferta de Iden-


tlfIcacIOn que maqUIlle un poco el texto en favor de los JUdIOS que
piden la maldiCión para sí mismos 154 Probablemente es bueno que
sea así, porque la atnbucIOn de culpa a los Judíos que hizo Mt 27,
25 ha dejado unas huellas de sufnmlento demasiado profundas en
la hlstona Es precIso elaborar pnmero tales huellas con sentldo au-
tocrítlco y no recubnrlas precipItadamente con nuevas ofertas de
actualIzaCión

b) Los malos tratos y la burla de los soldados (27, 27-31)

BIblIOgrafía Delbrueck, R, Antlquansches zu den Verspottungen Jesu


ZNW 41 (1942) 124-145

151 Cf vol 1II,512-514


152 Cf supra, n 116
153 Foto A Kraus (ed ), Unter dIe Menschen gefallen Polmsche Chnstusbll-
der, Munchen 1991, 19
154 Aunque eso resulte aqUl seductor a la luz de la creencia protestante de que
«yo, yo y mis pecados», causaron la paslOn de Jesus (cf P Gerhardt, EG 84 [«¡MI-
ra aqUl tu Vida, oh mundo'»], estrofa 3)
Más bibhografia** sobre la hIstona de la paSIón y la pascua en Mt 26-28,
supra, p. 43-46.

27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al


pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. 28 Lo des-
nudaron! y le echaron encima un manto escarlata, 29 trenzaron
una corona de espinas, (se la) pusieron en la cabeza2 y una caña en
la mano derecha. Y doblando la rodilla delante de él, le decían de
burla: «¡Salve, rey de los judíos!». 30 Le escupieron, le quitaron la
caña y le pegaron en la cabeza. 31 Terminada la burla, le quitaron
el manto, le pusieron su ropa y se lo llevaron para crucificarlo.

Análisis

l. Estructura. El proceso romano de Jesús termma, lo mIsmo que el


proceso Judío, en la burla y los malos tratos. La breve escena está muy CUI-
dadosamente construida y redondeada3 ; el homenaje grotesco al ~aOLA.EiJ~
1:WV 'IoubaLwv figura exactamente en el punto central del texto'

27 En el pretorio, los soldados reúnen (ouvríyayov) a toda la cohorte alre-


dedor de Jesús.
28 Desnudan a Jesús (ExbúoaV1:E~) y le echan enCIma la xA.a~ú~.
29a Le ponen una corona de espmas bd 1:fj~ xE<paA.fj~ y una caña
(xáA.a~o~).
29b Se mofan de Jesús (EvÉJrm~av) y rmden honores al ~aOL­
A.EiJ~ 1:WV 'IoubaLwv.
30 Le qUItan la caña (xáA.a~o~) y lo golpean EL~ 1:i]v xE<paA.i¡v
31a Después de la burla (01:10 EVÉJrm~av) le qUItan (E~Ébuoav) la xA.a-
~ú~ y le ponen su ropa.
31 b Se lo llevan (aJti¡yayov) para cruCIfIcarlo.

I La vanante EvbuaavTE'; (B, D, It, sy'y otros), además de ser la peor certifi-
cada textualmente, es una enmienda de contemdo' no era pOSIble desnudar a Jesús
cuando ya estaba desnudo, según era comente después de una flagelaCión Por eso
fue adaptado el texto, en el contemdo, al EvbtbuaxouOLv marqUlano (Mc 15, 17)
2 El gemtlvo es en cualqUIer relaclOn «Iectlo dlffrcIhor»" no conecta con v 30
y tampoco se ajusta a la preferencIa mateana por 10m con acusativo De ahí que la
vanante btl TT]V xEqJaA~v (A, D f 1, m y otros) sea una enmienda tardía
3 El v 31 b es aSignado, en los comentanos, parte a este texto y parte a la sec-
clon sigUIente Yo prefIero lo pnmero porque auv~yayov (v 27) y aJt~yayov se co-
rresponden Légasse 11**,163269, que opta tambIén deCididamente por esta aSIg-
naclon, señala además que aJt~yayov enmarca las dos escenas procesales (26, 57,
27, 31) Y conjunta el proceso Judío y el proceso romano de Jesús (27, 2)
Los soldados son el umco sUjeto agente de toda la seCCIOn El trata-
mIento que dan a Jesus -~a(JLAEÜ TÜlV 'IolJoaLwv- se corresponde con la
acusaCIOn de PIlato (27, 11), exactamente como el tratamIento de XQWTE
en la escena grotesca posterIor al proceso ante el sanedrIn se correspondla
con la pregunta del sumo sacerdote (26, 68, cf 63) Las dos escenas de
burla estan correlacIOnadas por el tema de escupIr (Ef!JtT1JW Ei~, 26, 67,
27,30)

2 Fuente La escena de la burla de los soldados a Jesus esta tomada


por Mc-Mt y por Jn (19, 2s), y se narra en el evangelIo de Pedro (6-9) Lu-
cas abandona el epIsodIo marqUlano y lo sustItuye por la afrenta ante He-
rodes despues del mterrogatorIo, referIda brevemente (Lc 23, 11) El Ev Pe
6-9 conecta la escena marqUlana/mateana con la escena lucana comclde
con Lucas en atrIbUIr la burla a los JUdIOS, pues en el Ev Pe es Herodes
qUIen manda ajustIcIar a Jesus, pero el gUlon se ajusta a Mc-Mt, con algu-
nas amplIacIOnes, y es ejecutado por agentes JUdlOS 4 Una vez mas se com-
prueba el caracter secundarIO del Ev Pe
Mateo utIlIza Mc 15, 16-20 como fuente La estructura resulta mas cla-
ra que la de Marcos, concretamente cuando Mateo mserta el homenaje
grotesco de Mc 15, 19b en su verslculo centra129b SI en Marcos hay un
encaje confuso de presente, Imperfecto y aOrIsto, Mateo utIlIza sIempre
(salvo un Imperfecto) el aOrIsto 8 veces como verbo flmto y 5 como par-
tICIpIO La exposlclon de v 27 es mucho mas clara que la de Mc La caña
de v 29a vIene de Mc 15, 19, al mtroduclr ya aqUl1a caña como mSlgma
real, Mateo creo una correspondenCIa adICIOnal con v 30 Llama la aten-
clan la estrecha SImIlItud verbal entre v 29a y Jn 19,2 Pero SIendo el tex-
to mateano redacclOnal y dado que es muy Improbable, a mI JUICIO, la de-
pendenCIa lIterarIa de Juan respecto de Mateo, las comcldenclas son
explIcables sobre todo por el materIal comun El vocabularIO no slempre5
es mateano, pero SI las mas de las veces 6

4 Traduc alem en Schneemelcher P, 185 El texto de Ev Pe dice, en perspec-


tiva Judla, que los que hacen mofa de Jesus, «rey de los JUdIOS», se sientan en el tn-
bunal (en la xa{}EoQa XQLOEúJ~, ¡no en la ~ij[1a, como dice Justmo, Ap 1,35,6') El
v 9 contiene tres alUSIOnes a Is 50, 6
5 No son mateanos los hapax legomena XAa[1U~ y XOXXtVO~, tampoco Em con
gemtlvo en v 29a
6 Son mateanos segun vol I,Introd 42 (Mateo 1, 57ss) en v 27 TOcE, TÍYE-
[1úJV, JtaQaAa[1~avúJ, Ó 'hlaoü~, auvayúJ, Em con acusativo, en v 29 'EJtm{}E[1t fi-
gura en Mt 7 veces (5-6 veces redacclOnal), de ellas 5 veces con Em (en Mc solo
una vez, y siempre con dativo) Son tamblen mateanos OE;ta, E[1JtQoa{}Ev, AeyúJV
En v 30 es redacclOnal Aa[1~avúJ, en v 31, et~ 1:0 con mfmltlvo Mt desplazo
'AJt'llyayov de Mc 15, 16 a v 31b Mt eVita JtQoaXUVEúJ (Mc 15, 19) porque reser-
va la «proskmeslS>} ante Jesus, casI exclUSivamente, a los dlsclpulos as! como a los
enfermos
Explicación

Los soldados de Ptlato se hacen cargo de Jesús Son tropas au- 27


xlhares, reclutadas entre la población no Judía de residentes en Pa-
lestllla, y pertenecen probablemente a la cohorte estaclOnada de
modo permanente en Jerusalen 7 «Se llevan» a Jesús «al pretono»,
probablemente a un patlO llltenor del palaclO de Herodes8 Allí, co-
mo dice Mateo hlperbóhcamente, convocan a «toda la cohorte»9 al-
rededor de él
Sigue una escena brutal de mofa y malos tratos por parte de los 28-29a
soldados paganos, Slll duda muy poco afectos a un rey del OdlOSO
sector de poblaclOn Judla Hay tres documentos hlstoncos de la épo-
ca que certlf1can casos de afrentas de este género a potentados JU-
dlOS por parte de los paganos

El paralelo hlstonco mas afín es el escarmo de que son objeto el di-


funto rey Agnpa 1 y sus hijas en Cesarea el año 44 d C , refendo por Jose-
fa en Ant 19, 356-359 Es relevante porque la ImclatIva partIo de las mis-
mas tropas auxIliares no Judlas, como en el caso de Jesus (cf Ibld, 357)
La leyenda paralela mas afín en el contemdo es la farsa escemfIcada con-
tra el mismo rey Agnpa 1 en AleJandna el año 38 d C , qUlza con la tole-
ranCia tacita del gobernador romano Flaco (Filan, Flacc 36-39) un enfer-
mo mental conocido en la cIUdad, llamado Karabas, fue condUCido al
gimnasiO, donde le ataViaron con una guirnalda de flores de papiro por dia-
dema, una estera en lugar de la XAu[.tV¡; y un tallo de papiro recortado a
modo de cetro Algunos Jovenes haclan la guardia y la multitud le rendla
honores con el vocablo smaco «mann» (<<nuestro señor») El tercer testI-
momo se remonta a los ultimas años de Trajano y procede tamblen de Ale-
Jandna, donde en mediO de las reyertas entre JUdiOS y no JUdiOS, un dm-
gente del partido no JUdiO ordeno hacer la burla a un «rey, mterpretado por
un actor del teatro y el mlmo»lO
Tanto este ultimo documento como Filan, Flacc 38, mdICan donde se
msplraba la gente para orgamzar tales sarcasmos en los mimos, repre-
sentaCiOnes chocarreras, muy populares en la epoca, a cargo de un far-

7 Sobre la presencia mlhtar romana en Palestma, cf Schurer-Vermes 1,


362-367
8 Cf 307, n 10 sobre 27, ls
9 Una onELQu es la declma parte de una leglOn entre 500-600 hombres
10 CPJ II, n° l58a (papiro Louvre) col 1 = 89 Xt..E1JU~WV tov ano [o]X1']vijr;
XaL EX flELfW1J ~UOLt..Ea Desconocemos a que rey JudlO Iba dmglda la burla El em-
perador Adnano, ante el cual fue mstrUldo proceso mas tarde, parece haber prote-
gIdo, en general, a los JudlOs de AleJandna
sante que solía cancaturizar escenas de la vida cotIdiana ll . Hay otras re-
ferencias -a antiguos juegos mfantiles o a costumbres festivas en remotos
países, por ejemplo- que apenas ayudan a la comprensión de este uso
concreto l2 •

Los soldados desnudan a Jesús l3 y lo adornan con remedos de


las tres insignias de un rey cliente oriental: una )(Aaf.l:ú~ en lugar del
manto escarlata, la guirnalda de abrojos en lugar de la corona de
laurel dorada, y la caña en lugar del cetro de madera o de oro. El re-
lato mateano da a entender con mucha mayor claridad que Marcos
que este atavío es parodia y burla.

Con el añadido de la caña, Jesús aparece provisto de las tres insignias


típicas de un príncipe, que conocemos también por otros textos l4 . Que
una caña -calificada por Mt 11, 7 y 12,20 de oscilante y frágil- es me-
ro simulacro de un cetro reglO, no necesita demostración. Lo mismo va-
le para la corona de espinas que trenzan los soldados. Como en el caso
de Karabas en Alejandría, ellos utilizan material «típico del lugar».
"Axuv{}m es un nombre colectivo para designar plantas con púas o es-
pinas l5 ; de ellas crecen al menos una docena de especies en Jerusalén y

11 La palabra ÜXl]V~ figura también en la descnpclón que hace Josefo, SeU 4,


156 de un campesmo mgenuo ataviado con los ropajes de un sumo sacerdote Infor-
macIOnes báSicas sobre el mimo ofrece K Vretska, Mlmus, en KP III, 1309-1314.
De las fuentes se pueden obtener pocos datos. Apenas nos han llegado directamen-
te, como es natural, mimos Similares con carácter político Un cierto eqUivalente
puede ser la mofa a un rey mdlO en el mimo POxy 413 = D. L. Page, Select Papyrz
I1I, 1970 (LCL), n° 76 = 336-349
12 Brown 1**,874-877 da una buena vIsión panorámica sobre todos los docu-
mentos adUCidos como lugares paralelos. El <<Juego de roles» mfantil ~aOLt..[vba,
menCIOnado por Pollux, Onom. 9, 110, no tiene nada que ver con esas escenas de
escarnIO cruel Tampoco ayudan mucho los paralelos adUCidos de fiestas cultuales:
los «sakeos» (cf Dión Cnsóstomo, Or 4,67) se celebran en la lejana Persla, el ca-
so de un «rey» mártir pagano, relaCIOnado con una fiesta de Cronos (Martynum
Dasll 1 = H Musunllo, The Acts ofPagan Martyrs, Oxford 1972, 272s), procede de
la antigua DaCia, haCia el año 300 d.C ; en las saturnales, más afmes, no hay verda-
deros paralelos
13. ¿Sabía Mt perfectamente que Jesús, al ser flagelado, estaba desnudo con
arreglo al uso romano? En todo caso, el v 31 presupone que sus prendas de vestir se
encuentran en el pretono. Todos los evangelIstas presentan luego a Jesús camman-
do vestido hasta la cruz.
14. Josefo, As 5,5 (una ÜTÓt..l] .. lwQqJuQii, una corona de piedras precIOsas y
rayos de oro, un bastón regio); Ap Abr 11, 2s (turbante mdlscente, traje de púrpu-
ra, bastón de oro), Ap 19,11-16 (el HIJO del hombre: diadema, manto empapado en
sangre, cetro de hierro).
15. Cf Llddell-Scott, S.V., n° 1.5-7. HeslqUlo, S.V., lo pone en paralelo con
QáXLC; (hueso afilado, raspa) y axavoc; (cardo, abroJO).
alrededores l6 No hay que buscar, por tanto, una clase determInada de
plantas l ? En cualqUIer caso, la asoclacIOn con las «espInas» es clara pa-
ra los lectores, a ellos les recuerda el slgmfiCado genenco de uxuvfru,
vocablo frecuente, y no la planta uxuv{}oc:;, rara vez mencIOnada, aunque
celebre por los capiteles cormtIOs l8 La corona de espInas en la cabeza de
Jesus podna ser una parodia de la corona que llevaban los pnnclpes va-
sallos (cf 1 Mac 10, 20, Josefa, As 5, 5), mientras que el lazo blanco en
la frente, la diadema, fue desde el helemsmo un emblema de los reyes
mdependlentes l9
La prenda de vestir llamada rtOQCPUQU en Marcos, es en Mateo XAU-
i1v~ XOXXlYE XAUf!UC:; designa un manto, por lo general mas bien corto, al
estilo de una esclavIna, consistente en una tela rectangular o circular con
escote, que se colocaba por la IzqUIerda sobre la espalda y el pecho, y se
cerraba en el hombro derecho con una fibula 20 La llevaban gentes de to-
das las capas de poblacIOn, lo mismo emperadores y generales 21 que los
pobres y los soldados 22 El manto de purpura de que habla Mc 15, 17 es
un autentico manto reglO, su color purpura, roJo Intenso, costoso, se ob-
tema en manofacturas estatales a partir de vanedades del munce 23 El co-
lor escarlata, en cambiO, se obtema del Jugo de las denommadas «bayas de
escarlata» o quermes que se posan en las hOjas (en gnego, xoxxoc:;) El co-
lor escarlata era mas barato y estaba conSiderado como llamatiVO y extra-
vagante en prendas de vestir24 Jesus recibe, pues, en Mateo un «falso»

16 M Zohary, Pjlanzen der Blbel, Stuttgart 1983, 154


17 lSena hermoso Imagmar la espma de loto, color amanllo sangumeo, que
crece tamblen en Jerusalen (= ZlZIphus spma ChnstI), para la corona de espmas'
(fotos en Zohary, Pjlanzen der B¡bel, 154s)
18 = Hierba gigante En contra de Delbrueck*, 129 Cf ya Mt 7,16,13,722
19 DIsienten H St J Hart, The Crown ofThorns In John 19 2-5 JThSt ns 3
(1952) 66-75 la corona de espmas Imita, segun el, la corona radiada de los sobera-
nos helemstIcos
20 Marquardt, Pnvatleben 11, 566s, Delbrueck*, 125
21 Documentos en Marquardt, Pnvatleben 11, 566, n 10
22 Soldados con clamlde macedomca aparecen representados en la columna de
Trajano, en Roma Cf documentos sobre un «sagum» galo, similar a la xAaf.lu~ de
esclavos y gente pobre, en Blumner, Pnvata1tertumer, 217, n 1 y 2, sobre un «sa-
gum» o «paludamentum» de soldados, en Marquardt, Pnvatleben 11, 567, n 2, y en
Davles-Alhson I1I, 601 Sobre el «sagum» de los hctores, cf Marquardt, ¡b¡d, n 3
23 El emperador JustmIano aparece representado en un mosaico de San VIta-
le en Ravena, luciendo una xAaf.lU~ de purpura con aphcacIOnes de tIsu Cf docu-
mentos sobre vestidos pnnclpescos de purpura de epocas pasadas en M L Henry,
Purpur, en BHH I1I, 1532 Acerca del precIo de prendas de purpura, cf Blumner,
Pnvataltertumer, 215, n 17
24 Cf M L Henry, Schar1ach, en BHH I1I, 685s El rOJo escarlata es blbhca-
mente el color para vestIdos fememnos extravagantes (Ir 4, 30, Ap 17, 4, 18, 16)
Segun Blumner, Pnvataltertumer, 215, los «elegants» llevaban tanto los mantos ro-
JO escarlata, mas baratos, como tamblen de purpura, mucho mas caros
manto real, una ImltaclOn barata SI los soldados teman acaso consigo un
manto militar color escarlata, o echaron mano del manto escarlata de un
«esbirro» o llctor2 5 , es una cuestlOn que no mteresa al narrador

29b A este rey de burla nnden honores, doblando la rodIlla, los sol-
dados paganos VIerten sobre él su mofa mIentras le saludan «¡Sal-
ve, rey de los Judíos'», evocando el «¡Ave, Caesar,»26 El verbo E~­
JtaL~(¡) = hacer mofa, que se repIte en v 31 y mas adelante en v 41,
queda en la mente de lectoras y lectores Ya en su tercer anuncIO de
la paSIón 20, 19, Jesus se habla refendo a las burlas de que Iba a ser
objeto por parte de los paganos
30 Las IllsIgmas reales se pueden utIlIzar, ademas, para otros fmes
En v 30, la burla denva en brutalIdad Los soldados escupen a Je-
sús, como hICIeron los dmgentes Judíos en 26, 67 La repetIcIOn m-
dlca que aquellos no son mejores que estos 27 Unos y otros, Judíos y
paganos, son sUjetos activos y malvados, y partiCIparon en los ma-
los tratos y en la muerte de Jesus Los soldados toman luego la ca-
ña y golpean con ella a Jesús reIteradamente en la cabeza, por eso
fIgura aqm el umco tIempo Imperfecto de todo el relato No nece-
SItan las lectoras y lectores mucha ImagmacIOn para saber que esos
golpes en la cabeza coronada de espmas tienen que doler mucho La
corona de espmas no es, pues, un mero mstrumento de mofa smo
tamblen, al menos ImplIcitamente, Illstrumento de tortura, como m-
dlca la exégesIs cnstIana postenor S
31 Ha termmado la atroz «burla» Jesus tIene que despoJarse del
manto rOJo escarlata y le devuelven sus prendas Esta lIsto para el
cammo haCIa el Golgota y los soldados se lo llevan
Toda la escena aparece cruzada por una latente Ironía El «rey»
Jesús es atavIado con sImbolos de loco y puesto en ndículo A dI-
ferenCia de Marcos, el homenaje tampoco pone fm a la escena En
Mateo, el falso homenaje desemboca más bIen, de v 29b a v 30, en
lo VIolento, y el «cetro real» se conVIerte en garrote (,Como VIVIe-
ron esta escena los lectores? (,Trasparece aqm, como en 26, 64, la
majestad del HIJO reglO de DIOS y Juez umversal a través de la far-

25 Delbrueck*,132
26 Bulhnger, 254A extrema la lroma el senado y el pueblo romano, represen-
tados por sus soldados, saludan a un rex SOCIUS
27 A diferenCia de 26, 27s y Ev Pe 6-9, no descubro aqm una aluslOn expresa
a Is 50, 6 'EflJt't1JW- EflJt'tuofla'ta sena el umco contacto verbal
28 Desde Clemente de AleJandna, Paed 2, 73, 3 = BKV 1118, 82
sa infamante? ¿O el Jesús soberano ante sus jueces judíos (cf. 26,
61-64) pasa a ser aquí, definitivamente, el Paciente? El texto deja
abierta esta pregunta de fondo.

Historia de la influencia

Contemplamos primero algunas representaciones artísticas de la


coronación de espinas. Nos introducen en dos tipos básicos de historia
de la espiritualidad europea. Las referencias sobre historia de la teolo-
gía y de la espiritualidad, que siguen después, iluminan el trasfondo
que hace comprensible las imágenes. Intercalo aquí algunas alusiones
a la historia exegética y efectual de la flagelación de Jesús (v. 26), que
corre paralela en buena parte a la de la coronación de espinas.
La más antigua de las representaciones de la coronación de es-
pinas, muy raras en época antigua, se encuentra en el «Sarcófago
del triunfo», mencionado ya varias veces (il. 2). Cristo recibe de un
legionario la corona de espinas. Está de pie, lleno de majestad: la
coronación de espinas es una verdadera coronación. La pasión de
Cristo no se entiende aquí como humillación e infamia, sino como
parte de su camino hacia el triunfo pascual. Expresa esto muy be-
llamente un relieve en marfil del siglo X, que representa la flagela-
ción de Cristo y la ablución de manos de Pilato (il. 36)29. Este apa-
rece sentado en el pretorio y mira a Cristo. Cristo, de pie junto a la
columna. No está atado, sino que es retenido por un esbirro. El la-
tIgazo que le propina en la espalda uno de los dos soldados -repre-
sentados en tamaño mucho menor- no parece tocarlo apenas y en
nada puede turbar su majestad. Una impresión parecida produce la
representación románica tardía de la coronación de espinas sobre el
techo de madera de la iglesia de Zillis, en el cantón de Graubünden
(il. 37)3°: Cristo aparece de pie (!), majestuoso, en el centro, la ca-
ña en la mano. A izquierda y derecha, junto a él, hay dos legionarios
con la cabeza descubierta que le ponen cuidadosamente la corona
de espinas sobre el cabello. j Una representación de la verdadera
realeza de Cristo! ¿Cómo fue interpretado el texto para poder ser
plasmado de este modo, como testimonio de la majestad de Cristo?

29 Foto. SchIller, Ikonographle II, 398, n° 227


30. Z¡)hs Feld, n° 146, Foto E. Murbach-P. Heman, ZIIlIS Die romamsche Bll-
derdecke der Klrche St Martm, Zunch 1967, 138 = P VIII
Ilustración 36

También la exégesis interpretó la corona de espinas y el manto rojo co-


mo «corona de triunfo» y «prenda de triunfo» respectivamente 3 !. Clemen-
te de Alejandría describe gráficamente cómo los soldados, sin percatarse
de ello, coronan «a Jesús como Exaltado»: no comprenden el sígnificado
mlsteríoso de las espmas, a través de las cuales se reveló el Logos divino,
como antaño en la zarza ardiente del desiert0 32 • Apenas aparece Jesús co-
mo doliente: Orígenes explica programáticamente que la «Fuerza o Poder
unigénito» no padeció al recibir el manto rojo (la sangre del mundo), la co-
rona de espinas (las espinas de los pecados humanos) y la caña (el frágil
dominio humano). De todo eso pueden despojarse ahora los humanos y en-
tregárselo a Crísto cuando «celebran la pascua del Señom33 •

31. Hilano 33, 3 = SC 258, 250; cf. AtanaslO, Hornilla de passlOne el cruce
Domml 16, PG 28, 212s
32. Clemente de Alejandría, Paed. 2, 73, 3-5; 75, 2 = BKV 11/8, 82-84
33 Orígenes 125 = GCS Ong XI, 125s
La afrenta a Jesús es vivida, pues, como un misterio divino. Lo que se
narra ha de ser leído con los ojos de la fe puestos en el hombre-Dios, Jesús;
entonces se manifiesta en su verdadera significación. «Nosotros entende-
mos todo eso místicamente», enuncia Jerónimo como programa34 . A través
de la exégesis alegórica, a la luz de la fe, los Instrumentos de la burla hu-
mana se transforman en «sacramentos»35.
Queda aquí ejemplarmente claro que la exégesis alegórica no fue un
Juego para la Iglesia antigua, y menos aún un acreditado instrumento exe-
gético para qUitar hierro a unos textos difíciles, demasiado humanos. Los
padres de la Iglesia sabían que la pasión de Jesús no fue un mero y volun-
tano sufnmlento humano, sino el sufrimiento único y especialísimo del
hombre-Dios, Jesús. Y por eso había que leer los textos a la luz de la fe pa-

34 Jerómmo, 268
35 Beda, 122
ra descubnr la realIdad dlvma oculta en ellos «Cuando Jesus es azotado,
escupido y burlado, no lleva puesta su ropa, smo la que se puso a causa de
nuestros pecados»36 ASI, el manto rOJo hace referencia a los dehtos san-
grantes de los paganos, que ahora, asumidos por Cnsto, se transforman en
el roJo del amor dlvm0 37 , o hacen referencia a las flaquezas humanas, que
se tiñen de roJO con la sangre martmal de Cnst0 38 A la corona de espmas
van asocIados los agUijones de los pecados humanos que Cnsto soporta39,
o el fmal de la maldlclOn que pesa sobre los humanos desde que Adan fue
expulsado del paralso y condenado a una vida penosa sobre un suelo lle-
no de cardos y espmas (Gn 3, l8s)40 La caña fue refenda a la debilIdad de
la carne4\, en espeCial a las debilIdades de los paganos 42, que los soldados
encomiendan a Cnsto sm sospecharlo ASI queda VISible en esta escena de
la coronaClOn mistenosa y absurda, llena de burla y afrenta, la verdadera
realeza de Cnst043

El gran cambIO en la espmtuahdad de la paSión, que comenzó en


Europa OCCIdental con los Siglos XII-XIII y en el fondo SIgue deter-
mmando todavía hoy esa espmtuahdad, se puede leer tambIén clara-
mente en las representacIOnes artístIcas de la coronaCIón de espmas
y de la flagelaCIón SeleccIOno como primer ejemplo el cuadro de la
coronaCIón de espmas del altar de Allendorf, haCia 1415 (11 38)44.
Dos soldados, vestIdos de lansquenetes medIevales, preSIOnan sobre
la corona de espmas en la cabeza de Jesús con dos varas que ellos
mantIenen cruzadas Jesús aparece sentado, vIstIendo una larga túm-
ca, con una caña arqueada en la mano y la cabeza oprimIda El ros-

36 Jerommo, 269
37 Ongenes 125 = GCS Ong XI, 126 (la «sangre del mundo»), Jerommo, 269
(<<opera gentmm cruenta»), Rabano, 1133, PascasIo Radberto, 941 (las obras cruen-
tas de los paganos, «quae chantate ChnstI mutantur In coccum biS tInctum, qUla In
cocco chantas»)
38 Hilano 33, 3 = SC 258, 250 Tomas de AqUInO (Lectura) nO 2349 aphca la
clamlde rOJa a la encamaclOn
39 TeofIlacto, 465 (nuestros pecados, producto de las preocupaCIOnes por la
Vida, que Cnsto hace desaparecer mediante su dlvlmdad [exc; aVaALOXEL 'tTi OLXELQ
'frEO'tlj'tL ó XQLO'tOC;]), ChnstIan von Stavelot, 1489 (nuestros pecados, «quae acce-
pIt Ipse In corpore suo»), Tomas de AqUInO (Lectura) n° 2350 (<<los agUijones del
pecado que punzan la conciencia»)
40 Jerommo, 269, Beda, 122, PascasIO Radberto, 941, DlOmslO bar Sahbl III, 91
41 Teofllacto, 465
42 Hllano 33, 3 = SC 258, 250, Anselmo de Laon, 1484, Tomas de AqulllO
(Lectura) n° 2351
43 Cf Ishodad de Merv, III
44 Foto H Mobms, PasslOn und Auferstehung In Kultur und Kunst des Mlttel-
alters, Berlm 1978, II 55
IlustracIón 38

tro, las manos y los pies están salpicados de sangre: una imagen de
desolación, dolor y brutalidad. El cuadro se inspira en los misterios
de pasión de la época, que con asidua regularidad servían de estímu-
lo a los soldados mercenarios para su comportamiento brutal:
MOisés, agarra la vara,
pon todo tu peso sobre ella,
así las espmas agujerearán
su cabeza por delante y por detrás ...
Jesé, ¡aguanta la vara!,
así las espinas le alcanzarán45 •

Tomo como segundo ejemplo el «Cristo en la afliccióm>, de Peter


Breuer (hacia 1500) (il. 39)46. Jesús aparece de nuevo solo, desnudo,
yerto, sentado sobre una piedra, el cuerpo sembrado de huellas de
cientos de latigazos, la cabeza apoyada en el brazo; alrededor del
cuerpo (presumiblemente), el látigo. Lo de menos es saber la esce-
na de la pasión que representa la estatua47 • Se trata de una imagen
piadosa clásica, donde lo importante para los espectadores es Jesús
torturado y exhausto. Los que contemplan la figura son invitados a
abismarse en esta imagen de la tristeza y la desolación. Tomo como
tercer ejemplo una columna barroca de flagelación, obra de Joseph
Ulrich H6rler, procedente de Appenzell (hacia 1760) (il. 40)48. Es-
ta escultura muestra a Jesús con los ojos muy abiertos, la boca
entreabierta, atado a una columna de media altura49 • Le cubren só-
lo unas enagüillas; tiene el cuerpo lleno de heridas causadas por los
azotes. También esta talla es una «imagen piadosa» donde ha des-
aparecido el verdadero escenario, formado por Pilato y los verdu-
gos. Sólo es representado Jesús cubierto de heridas.

45. Donaueschmger PasslOnssplel, v 2910-2913 2918s = Touber**, 191 Los


verdugos son aquí judíos Cf también Luzerner Ostersplel, v 8223-8234 = Wyss**,
162 (los torturadores son también aquí judíos, los soldados romanos los mCltan);
Rabers PasslOn von 1514 (Die gelsthchen Splele des Sterzmger Splelarchlvs 3), ed.
por H G Roloff, Bem 1996, v 701-704 = 37s, Murztaler PasslOn (DOAWPH Slt-
zungsbenchte SOl) (ed por L Kretzenbacher), 1988, v. 911-916 = 50 (en esta re-
presentación barroca hay judíos baJO mando romano) Todos los mistenos de paSión
en lengua alemana colocan la flagelación y la coronación de espmas en el contexto
deJn 19, 1-4
46. Foto H Mobms, PaSSlOn undAuferstehung m Kultur und Kunst des Mlttel-
alters, Berhn 1978, il 58
47 El tipo Icómco «Cnsto en la afliCCión» suele ser el último descanso de Je-
sús antes de la crucIfixión
48 Foto P Felder, Barockplastlk der Schwelz (Beltrage zur Kunstgeschlchte
der Schwelz 6), Bern 1988, 165, I1 131
49 Según Réau, 1conographle II!2, 453, las columnas de media altura para la
flagelación fueron apareciendo sobre todo a partir del concilIO de Trento, cuando la
columna de la IgleSia de Slón, en Jerusalén, descnta por los cruzados y los peregn-
nos medievales (cf Kopp, Statten, 402s), deJÓ de ser el modelo artístico, para ser
sustituida por la columna de Santa Práxedes en Roma, de altura media
Ilustración 39 Ilustración 40

Dentro de la tradición artística de la coronación de espinas pro-


pIa del medievo tardío se sitúa el cuadro moderno de Willy Fries (i1.
41 )50: Jesús, con la cabeza ceñida por una enorme corona de espinas
y la frente ensangrentada, está con los ojos y la boca cerrados.
Guarda silencio. TIenen la palabra los verdugos, todos en indumen-
taria gris. Un soldado y un sacerdote rinden homenaje al rey de los
judíos; otros tres soldados, dos de ellos con casco y en gesto burlón,
presionan con dos estacas la corona de espinas contra el cráneo,
exactamente como lo describe el misterio de Donaueschingen. Los
cascos de los soldados burlones no son romanos, sino inequívoca-
mente modernos. Los cascos tenían este diseño en la época de la
Segunda Guerra Mundial (cuando nació el ciclo de la Imagen), no

50 Foto W¡J1y Fnes, PasslOn, Zunch 1976,93


solamente los de los SS y el ejércIto alemán, SInO los de los solda-
dos de todos los ejércItos La escena se representa en una celda de
pnsIón con rejas El suelo aparece teñIdo de sangre. CoronacIón de
espInas la mIsma entonces y hoy, ¡porque la brutalIdad Inhumana
sIgue sIendo Igual hoy que entonces'
El gran cambIO que reflejan las Imágenes de la flagelacIón y la
coronacIón de espInas desde 1200 aproxImadamente, llevó la pa-
SIón, la tortura y la humamdad de Jesús al centro de la espIrItualIdad
Ese cambIO fue tan deCISIvo que, nutndo por expenencIas sIempre
renovadas de sufrImIento, guerra, peste y abIsmos de pecado huma-
no, ha marcado la espIrItualIdad hasta nuestro tIempo Sólo cabe In-
dIcar aquí algunos enfoques básICOS.

a) AmplificacIOnes del sufrimiento Desde la Edad Media tardía se


fue amplifIcando enormemente -no tanto en los comentanos como en los
libros de devocIón- el tema del sufrImiento de Jesús flagelado y corona-
do de espillas Doy algunos ejemplos Las MedltatlOnes de (Ps-)Buena-
ventura descnben al Flagelado en estos térmmos «El que es flor de toda
carne y de la naturaleza humana aparece cubierto de manchas y hendas
La sangre real mana de todas las partes del cuerpo Se da y se toma, reite-
radamente, mancha sobre mancha, corte sobre corte, hasta cansarse ver-
dugos y espectadores»5! Leemos en un sermon atnbUldo a Bernardo de
Claraval «No cesaba el verdugo de desgarrar cruelmente tu carne vIrgI-
nal, golpe tras golpe, magulladura sobre magulladura»52 Santa BrigIda de
Suecia, en sus célebres VlSlones de la paSión, habla de 5475 azotes que re-
ClblO Jesus 53 Igualmente crudas son las descnpclOnes de la coronacIón de
espmas según Ulnch Pmder, hay en la corona de espillas -«tejIda con Jun-
cos de mar, muy afilados y proViStos de numerosas púas»- 77 espmas,
«con tnple filo cada una», que taladraron la cabeza dlvma «hasta penetrar
en el cerebro», y causaron a Jesús 1000 hendas54 Probablemente se re-
monta a Briglda de Suecia la anécdota de que Jesús sangró tanto con la co-
rona de espmas que se le llenaron los oJos y las orejas de sangre, hasta el
punto de no poder ver a su madre cuando estaba colgado en la cruz 55 Se
comprende así la segunda estrofa del conocIdo canto medIeval, reescnto
por Paul Gerhardt, «¡Cabeza llena de sangre y hendas'»

51 (Pseudo-)Buenaventura 76 = 603s
52 (Pseudo-)Bernardo de C1arava1, Sermo de vlfa ef paSSlOne Domml 9, PL
184,959
53 Segun Réau, Iconographle 11/2, 453
54 Pmder**, 33 = 163
55 Bnglda de Suecia, Rev 1, 10, cIt segun Lapide, 527
¿,Qulen ha dañado
tan afrentosamente
la luz de tus OJOS,
que no hay otra luz que la Iguale?56

Esas Imágenes de Cnsto dohente determman también, desde el siglo


XVII, la espmtuahdad protestante

b) Espmtuahdad de la «compasslo» Es obvIo que tales amphfIcaclo-


nes no fueron un fm en sí, smo que servían, lo mismo que las Imágenes
piadosas, para IdentlfIcarse con la pasión de Jesús y profundizar en ella
Esto ocurría hteralmente con las procesiones de flagelantes, que prohfera-
ron en Europa durante la Edad Media tardía, costó mucho esfuerzo a la
Iglesia hacer retomar a los monastenos este género de Identificación con
la pasión de Cnsto Los textos persiguen directamente la mmerslón en los
sufnmzentos de Jesús. El autor de las MedztatlOnes, después de descnblr la
flagelación de Jesús, añade «Contémplalo aquí atentamente y durante lar-
go rato, y SI no sientes compaslOn, ¡piensa que tienes un corazon de ple-
dra ,»57 La consIderacIón del Coronado de espmas deja de lado, pnmero, la
dlvlmdad de Jesús, para compadecer al hombre Jesús «Vuélvete después a
la dlvlllldad y pondera esa majestad lllmensa, eterna, mmortal e Impenal
que se encarnó, se melma humildemente y toca la tierra para recoger sus
prendas de vestlm 58 El asombro ante el ml1agro de la encarnación condu-
ce luego a la plegana no es casual que, después de consIderar la pasión de
Jesús, los hbros de medItación acaben Siempre en la alabanza por lo que
Cnsto hizo en favor nuestro «Te alabo y adoro postrado de hmoJos, en es-
pecial por haberte dejado atar a la dura columna para hbrarnos de las ca-
denas de nuestros pecados y reconducimos a la hbertad eterna»59 Es un
error, por tanto, confundir la espmtuahdad de la com-paslón con un afán
de sufnmlento puramente extenor y refendo sólo al hombre dohente Jesús
la conCIenCia de la dlvmldad de Jesús paciente -herenCia de la espmtuah-
dad de los pnmeros slglos- perdura y confIere su profundidad sotenológl-
ca a la IdentifIcación contemplativa con el Cnsto paciente

c) La Reforma el padeCImIento de Crzsto por nosotros Tampoco es


mngún vuelco por tanto, a mI JUICIO, smo más bIen una reacentuaclOn y, a

56 EG 85, 2, G S 445, 2, Gotteslob, 179,2


57 (Ps-)Buenaventura 76 = 604 «Hlc ergo eum dllIgenter considera per lon-
gam moram, et SI hlc non compatens, cor lapldeum puta te habere»
58 Id, 77 = 604, Similar Ludolfo de SaJoma**, 62, I1 = 72
59 Tomas de Kempls**, 1,2, 14 = 91 (pnmero de los seis hImnos a Jesus flage-
lado y coronado de espillas) El relato de la flagelaclon y coronaclon de espmas por
Ludolfo de SaJoma**, 62, 8-19 = 70-77 suele fmalIzar tamblen en pleganas a Jesus
la vez, profundlzacIOn renovada de la espmtualtdad de la «com-passlo»60,
el hecho de que las exegesls del texto msplradas en la Reforma recuerden
ahora que Cnsto padeclo todo eso por nosotros Las burlas a Jesus «no son
un espectaculo para divertIrse», smo el mlsteno de «la mlsencordla gra-
tUIta de DIOS para con nosotros, consistente en haber humillado tan pro-
fundamente a su HIJo umgemto por nosotros Pero es mejor meditar esto en
silencIO que pronunciar muchas palabras»61 Zmzendorf lo expresa en un
slmtl ImpresIOnante «El manto de purpura del Salvador debe ser mi pro-
piO vestIdo hasta llegar al trono de DIOS» Es la «tumca de la JustICia», se
nos permite «envolvernos en el manto de purpura del Salvador», y pode-
mos aSI saltr airosos ante DIOS 62 Los cantos evangeltcos de pasIOn reflejan
tamblen esta lectura de la coronacIOn de espmas «"Cual es la causa de
esos tormentos?», pregunta Johann Heermann en referencia a la corona-
CIOn de espmas y la cruclflxlon Su respuesta es «Ay, mis pecados te gol-
pearon, / ¡yo soy el culpable, mi Señor Jesus, / de lo que estas padeclen-
do'»63 No es, pues, la paslon de Jesus lo que se ha de conSiderar, smo los
propIOS pecados que tanto hiCieron padecer a Cnsto

Resumen

Hemos partIdo del texto bíblIco, que refena muy escuetamente


la flagelacIOn y coronacIón de espmas de Jesus Ptlato y los solda-
dos romanos fueron las personas actuantes, Jesús aparecía como
objeto pasIvo de sus torturas y su burla La hIstona exegétIca y
efectual de la IglesIa ha ahondado en el slgmfIcado de este texto en
dos dIreccIOnes la flagelaCIón y la coronación de espmas de Jesus
fueron leIdas pnmero a la luz de la fe (pascual) en su dlVImdad, los
creyentes entrevieron en ellas un destello de su majestad Más tarde
relaCIOnaron la flagelaCión y la coronacIOn de espmas con los abIs-
mos del sufnmIento humano y las compartIeron en la com-pasIOn,

60 El puesto relevante de la compasslO va declInando en un pnnClplO, pero


mas tarde resurge como profundlzaclOn de una espmtuahdad que habla Sido pura-
mente «doctnnal» en la Refonna Cf por ejemplo ZmzendorfIII, 1494 «SI noso-
tros tuvleramos aSIla frente, ¡sentmamos dentro, en cIerto modo, las clcatnces de
la corona de espmas del Salvador'» ConstItuyen aSImIsmo el senlldo testlmomo
de una espmtualIdad protestante de la compasslO el recItatIvo n° 51 (= 60) y el ana
nO 52 (= 61) del EvangelIO segun san Mateo de Bach*
61 Calvmo I1, 376, cf BullInger,253B
62 ZmzendorfIII, 1485s
63 J Heermann, Herzhebster Jesu, estrofa 3 EG 81, 3, G S 440, 3, Gotteslob,
180,3
y el mlsteno pascual de la dIvImdad de Jesús pasó a ser el mIsteno
de la encarnaCIón y la gracIa dIVma El texto bíblIco se reSIste a am-
bas líneas hermenéuticas Hay otros pasajes de la hIstona mateana
de la paSIón donde la luz de la futura glona pascual de Jesús IlumI-
na más claramente la oscundad de su padecImIent064 Aquí, la os-
cundad que rodea a Jesús es tan grande que sus enemIgos se con-
vIerten en los úmcos sUjetos agentes Sm embargo, en el centro del
texto aparece el cruel homenaje al «rey de los Judíos» Aunque los
soldados están más leJOS aún de conocer la verdad que PIlato en v
11-14, los lectores saben a la luz de su fe pascual que Jesús es real-
mente el «rey de los Judíos» y mucho más que eso Ellos leen la
verdad con los OJos de la fe pascual prestados por DIOS, y conocen
así un tenue fulgor de DIOS en medIO de la desolacIón
Las dos líneas hermenéuticas son lecturas nuevas hechas a la luz
de la fe en Jesus, el hombre-DIOs encarnado Ambas recogen, de
modo muy dIferente, los conOCImIentos sotenológIcos y las expe-
nenCIaS humanas de generacIOnes pastenores Parece que el texto
permIte consIderar las dos líneas hermenéuticas como desarrollos,
amplIacIOnes y profundIzacIones pOSIbles, y básIcamente legítimas,
de su sentido esencial A tenor del texto, los límItes del pOSIble es-
pectro de nuevas mterpretacIOnes sólo se traspasan, a mI JUICIO,
cuando la «Fuerza» dIvma apenas queda afectada por el sufnmIen-
to, como en Orígenes 65 , o, por el otro extremo, cuando la flagela-
CIón y las torturas de Jesús son presentadas y vIVencIadas exclusI-
vamente como atroz destmo humano, sm dejar traslucIr la verdadera
«realeza» de Cnsto En consecuenCia, la doctrma de las dos natura-
lezas puede ser algo así como una «analogía» para la exégesIs de
este texto

Lectura suplementaria: una «espina» antijudía en la corona

Perrmtaseme añadIr al fmal una pequeña «espma» procedente de la hIS-


tona de la exegesIs e mfluenCIa de este texto, y que perturbara un poco la
Imagen cnstmna famIlIar del Coronado de espmas Los JUdlOS se encuentran
con una desagradable sorpresa ante muchas exegesIs del texto, aunque ellos
no aparezcan en escena Me he refendo ya al hecho extraño de que muchos

64 Cf 26, 18 29 53-56a 64, 27, 51-54


65 Cf supra, n 33
mlstenos de paslOn pongan nombres JudlOs a los verdugos de Jesus, o sean
JudlOs los que llevan a cabo esa flagelaclOn al servicIo de los romanos66 Que
los JudlOs fueron tamblen responsables de la flagelaclOn y la coronaclOn de
espmas, es una antigua tradlclOn que se remonta ya al Ev Pe 6-9 67 y paso,
probablemente a traves de Justmo (Ap 1, 35), a la tradlclOn ecleslal68 Otra
tradlclon viene de los Slrosmaltlcos de Mt 27,27 no se reune aqm1a cohor-
te, smo la «multitud del pueblo» contra Jesus 69 BaJO la mfluencla del evan-
gelIO de Nlcodemo y otros escntos que exculpan a PI1ato, pero tamblen ba-
JO la mfluencIa duecta de Jn 19, 1-5, donde Pllato manda flagelar y coronar
a Jesus para despertar la compaslOn de los «perfldos» JUdIOS, se da a enten-
der que los soldados romanos actuaron contra su voluntad70 Los dmgentes
JudlOs mcitaron a los soldados a ensañarse con Jesus 71 Tamblen es frecuen-
te en representacIOnes plastIcas 72 y en cantos 73 la presencia de JudlOs que
participan en la coronaclOn de espmas y flagelaclOn de Jesus

6 Jesus es crucificado (27, 32-61)

BiblIOgrafía Bammel, E , CrucifixlOn as a Pumshment m Palestme, en Id


(ed), The Tnal ofJesus (FS C F D Moule) (SBT Il/33), 1970, 162-165,
Gese, H Psalm 22 und das Neue Testament ZThK 65 (1968) 1-22, Hengel,
M , Mors turplsslma crUCIS, en G Strecker (ed ), Rechifértlgung (FS E Ka-
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Cross wlthm the Plot ofMatthew S Gospel, en C Focant (ed ), The Synop-
tiC Gospels (BEThL 110), 1993,263-279, Kuhn, K G, Die Kreuzesstrafe
wahrend der fruhen Kalserzelt Ihre Wirkhehkelt und Wertung m der Um-
welt des Urehnstentums, en ANRW II 2511, 1982,648-793, Leclecq, H,
Crolx et Crueifix, en DACL III/2, 1914, 3045-3131, Lucchesl Palh, E -Jas-

66 Cf supra, n 45
67 Cf supra, n 4 Tamblen es francamente antlJudlO Slb 8, 288-301, cf ya el
añadido cnstlano Slb 1,360-371
68 Un documento meqUlvoco es LactanclO, DIV Inst 40 = BKV I136, 177 PI-
lato transfmo su competencia a los JUdlOS y les penmtlO proceder con Jesus a tenor
de su ley Ellos lo azotaron, lo coronaron de espmas y lo clavaron en la cruz
69 Bauer, Leben, 204 Esto lo conoce todavla Chnstlan von Stavelot lel «rey
de los JUdIOS» ha de tener un pueblo l
70 Juan Cnsostomo 87, 1= PG 58, 769 (los JUdlOS son culpables de los exce-
sos de los soldados), Pedro de Laodlcea, 325, Chnstlan von Stavelot, 1488, Lutero
(Evangehenauslegung) V 60 (sermon de paSlOn, 1529 los soldados lo hacen por
agradar a los sacerdotes)
71 DlOlllSIO Cartujano, 307
72 H Schreckenberg, Die luden In der Kunst Europas, Gottmgen 1996, 174
(Il 21) 179 (Il 30s) 183 (Il 38s) 186 (Il 7) 187 (Il 8) 194 (Il 21) 195 (11 22)
73 Wackemagel, Klrchenhed, 83 106
ZaI,G., KreUZlgung Chnstl, en LeI 11, 1974,606-642; Mora, Symbohque,
95-100; Réau, Iconographle 11, 462-512; Schenk**, 64-86; Tl1borg, S. V.,
Language, Meamng, Sense and Reference' Matthew's PasslOn Narratlve
and Psalm 22: HTS 44 (1988) 883-907; Weber, H. R., Und kreuzlgten lhn.
MedltatlOnen und Bllder aus zwel Jahrtausenden, Gottmgen 21982.

La sigUiente sección narra los sucesos en torno a la crucifixión


de Jesús y alcanza hasta el sepelio inclusive l . Con el v. 62 no co-
mienza sólo un nuevo día sino también, con el episodio de la guar-
dia junto al sepulcro, un nuevo ciclo narrativo que tiene su conti-
nuación en 28, 2-4.11-15. El v. 57, en cambio, va asociado por la
indicación horaria al v. 45.
Es difícil subdividir la sección y resulta arbitrano, porque el tex-
to enumera hechos sueltos, generalmente con extrema brevedad. Es
lógico considerar los v. 39-44 como un segmento unitario: los tres
comentarios sarcásticos contra el Crucificado, estructurados en par-
te paralelamente. La escena siguiente, que narra la muerte de Jesús,
se introduce en v. 45 con una nueva indicación horaria (v. 45-50).
Articulando así, tenemos al comienzo, v. 32-38, el relato de la mar-
cha hacia la cruz y la crucifixión. El segmento termina, como el si-
guiente, con una observación sobre los ladrones crucificados con
Jesús (v. 38.44)2.
Yo articularía los sucesos posteriores a la crucifixión (v. 51-61)
en tres subsecciones. El sepelio (v. 57-61) es sin duda un episodio
independiente. Los v. 51-56 aparecen estrechamente relacionados;
parece razonable no obstante distinguir, como dos subsecciones,
por una parte la escueta descripción de los fenómenos cósmicos tras
la muerte de Jesús, con la «aclamación» del capitán y su gente (v.
51-54), Y por otra el apunte sobre la presencia testimonial de las
mujeres (v. 55s)3. La sección completa abarca, pues, tres subseccio-
nes antes y otras tres después de la muerte de Jesús. Pero dado que
la subdIvisión es muy imprecisa y las dIstintas subsecclOnes difie-

1 Sobre la aSignación del relato del sepelio cf mfra, 499-501 en 27, 62


2 La aSignación del v 38 a esta sección o a la sigUiente, v 39-44, es una cues-
tión discrecIOnal la mtroducclón, en el v 38, de nuevas personas que desempeñan
un papel en la sigUiente seCCión, aconseja adjudicarlo a los v 39-44, la umdad de
los temas (v 32-38 cruclfIxlOn, v 39-44 burlas) aconseja lo contrano El versículo
ejerce una funCión translclOnal
3 DIfIere p eJ Frankemolle II, 506, que resume los v 54-61 baJO el título
«Tres 'confesIOnes' sobre el CrucIfIcado»
ren mucho en contemdo, forma y extensIón, renuncIO a exponer es-
ta seCCIón como un esquema mateano explícIto en grupos tnádIcos

a) El cammo hacIa la cruz y la crucifixIón (27, 32-38)

Blblzografía Bammel, E , The tltulus, en Id -C F D Moule (eds), Jesus


and the PO!ztICS ofHIs Day, Cambndge 1984, 353-364, JeremIas, J, Gol-
gotha (Angelos B 1), 1926, Rlesner, R, Golgotha und dIe Archaologle
BuK 40 (1985) 21-26
Mas blbhografia** sobre la hlstona de la paslOn y la resurrecclOn en Mt
26-28, supra, p 43-46
Mas blbhografia*** sobre la hlstona de la cruclflxlOn en Mt 27,32-61,
supra, p 403s

32 Al salir encontraron a un hombre de Cirene llamado Si-


món, y lo forzaron a llevar la cruz. 33 Cuando llegaron al lugar
llamado Gólgota, esto es, «La Calavera», 34 le dieron a beber vi-
no mezclado con hiel4 ; pero él, después de probarlo, no quiso
beberlo. 35 Después de crucificarlo se repartieron su ropa
echando suertes 5, 36 y luego se sentaron allí a custodiarlo. 37
Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación:
«Este es Jesús, el rey de los judíos». 38 Crucificaron entonces
con él a dos bandidos, uno a la derecha y el otro a la izquierda6•

Análisis

1 Estructura Los sucesos se narran sm retOrIca y lacomcamente


Son frecuentes las frases mtroducldas con partiCipIO (v 32 33 34b 35 36)

4 Numerosos manuscntos, entre ellos m, leen o;o~, SigUIendo Sal 68, 22


LXX Presentan, ademas, esta vanante Ev Pe 5,16 YBem 7,3
5 f 1 13 Yalgunos textos occidentales Insertan aqUl una cita de cumplimIento de
Sa121, 19 LXX, confonnada sobre Jn 19,24 «para que se cumpliera lo dicho por
el profeta se repartieron mi ropa y sortearon mi romca»
6 Segun el manuscnto Hala c, los dos bandidos se llaman Zoatan y Camma
En la tradlclOn occidental, los nombres mas frecuentes de los dos bandidos eran,
desde Acta P¡latl 5, 9 = Schneemelcher P, DImas y Gestas, pero hay tambIen otros
Para una buena VISlOn panoramIca sobre los nombres de los bandIdos que aparecen
en los apocnfos y en los manuscntos de la BIblia, cf B M Metzger, Names lar the
Nameless In the New Testament, en P GranfIeld-J A Jungmann, Kynakan (FS J
Quasten) l, Munster 1970, 79-99, aqUl, 89-94
El modo narratlvo, sImple y sobno, contrasta con el dramatlsmo de los
hechos Hasta la cruclfIxlOn aparece mencIOnada solo con un partlclplO
(v 35aa)

2 Fuente Mt 27,32-38 se basa en Mc 15,21-27 Ambos textos son


fundamentalmente Iguales en el orden y el contemdo, mIentras que Lucas y
Juan se dIferencIan más Juan y Lucas cOlllclden en omltlr la bebIda de Je-
sus antes de la crucIfIxIón y en asocIar dIrectamente la cruclflxlOn de los
dos «malhechores» con la cruclfIxlOn de Jesús Juan tampoco mencIOna al
personaje Slmon de CIrene El fondo especIal lucano más Importante es el
lamento de Jesus sobre las JerosohmItanas (Lc 23, 27-31), el fondo especIal
Joámco más Importante, la dlscuslon de los Judíos con PIlato acerca de la
lllscnpClOn de la cruz, narrada antes del sorteo de los vestIdos (Jn 19, 21s)
Llaman la atencIón, ademas, dos omISIOnes comunes a Mateo y Lucas res-
pecto a Marcos a) en v 32 II Lc 23, 26 falta la referenCIa a Alejandro y Ru-
fo, ambos hIJOS de SImón (Mc 15,21) b) Despues de v 35 II Lc 23, 34, fal-
ta la referencla a la hora tercla, en la que Jesús fue cruclflcado (Mc 15,25)
Ambas omISIOnes se pueden exphcar como redaCCIón Slll dependencIa mu-
tua Alejandro y Rufo no eran ya conocIdos en comumdades pastenores Mc
15,25 parece un añadIdo Marcos mencIOna aquí la cruclfIxlon de Jesús por
segunda vez, la omIsIón era algo ObVlO 7 En los dos casos son pensables
tambIén otras exphcaclOnes 8 El breve v 36, que sustltuye Mc 15,25, pro-
cede Slll duda de Mate0 9 La mayor parte de los restantes cambIOs mateanos
respecto a la fuente Mc son exphcables como modIfIcacIOnes estlhstlcas lO ,
hnguístlcas" o de contemdo No sIempre aportan una mejora al texto 12

7 GEs Me 15,25 un añadIdo al texto marqUlano, postenor a Mt/Le?, GO SI-


guen Mt/Le una reeenslOn deuteromarqUlana?
8 Solo en Mt falta EQXO!lfVOV cm' aYQou GümIte Mt, una vez mas, un deta-
He superfluo? Mt no ereyo, probablemente, que Slmon hubIera trabajado un dIa de
fIesta en su campo, y por eso omIte an' aYQou
9 Son mateanos, segun vol l, lntrod 42 (Mateo l, 57ss), 1:r¡Ql'úl y ElI.tL Ku-
{}r¡!ll'vm combma con 27, 1961, 1:r¡Ql'úl, con 27, 54, 28,4
10 Es mateana la multIphcaclOn de los partICIpIOS (+ 3) Y aorlstos (+ 5) Es
Igualmente mateano el refuerzo de los contactos con textos blbhcos en v 34 (= Sal
68, 22a LXX) y v 35 (= Sa121, 19 LXX), como tamblen la supreslOn dell:L~ l:L aQn
superfluo (Mc 15,24 fmal)
11 Mt eVIta el verbo <:PfQúl, prefendo en Mc Son vocablos preferencIales ma-
teanos, segun vol l, lntrod 42 (Mateo l, 57ss) en v 32 E~fQXO!lfVOL, bl', l'ÚQLOll.úl,
uV{}Q(jJ1tO~, OU1:0~, en v 33 EA{}WV, Al'YO!lfVO~ antes de nombre, en v 34 {}fAW, mvúl
(Mt 14 veces [unas 5 veces redacclOnal], Mc 5 veces), en v 35 bf, en v 37 Enuvw,
oúm~ EOl:LV, 'lr¡oou~, en v 38 m1:l' 'Enf{}r¡lI.uv Enuvw 1:ii~ lI.l'<:puAii~ uumu (v 37)
hace recordar v 29, la coronaclOn de espmas del rey de los JudlOs No son mateanos
Al'YO!ll'VO~ despues de un nombre (solo 9, 9) en v 33, !ltLYVU!lL y YfU0!lUL en v 34
12 Son poco afortunados el v 33 con el doble Al'YO!ll'VO~ y en v 37 el «abs-
tractum pro concreto» UL1:LU YfYQU!l!ll'vr¡
Historia de la influencia

Muchas personas de hoy, sobre todo los catohcos, conocen al


detalle el camInO de Jesús hasta la cruz Los VIa CruCIS suelen com-
prender 14 estaclOnes, colocadas en el Intenor de los templos cato-
hcos o alrededor de ellos comIenzan con la condena de Jesús por
Pl1ato (l a estaclOn) y concluyen con su muerte en cruz, el descendI-
mIento y la sepultura (12 a _14a estaclOnes)13 Jesús, agotado, cae al
suelo en tres estaclOnes (3 a 7a 9a ) Es consolado, ayudado o ahvlado
por su madre (4a estacIón), Slmon de Clrene (sa estaclón)14 y la Ve-
romca (6a estacIón) En la octava estacIón, Jesús consuela a las mu-
Jeres que lloran, en la déCIma es desnudado, en la undéCIma es cla-
vado en la cruz colocada en el suelo Esta forma de vía CruCIS es
reCiente, sus epocas de esplendor fueron el barroco y el SIglo XIX 15

Los Vla CruCIS tIenen Su ongen en la espmrnahdad medIeval de la com-


passlO Los fIeles quenan hacerse una Idea exacta de la paSIOn de Jesus y
poder ImbUIrse de ella Contnbuyeron a su genesls los conOCImIentos de-
tallados sobre Jerusalen y los santos lugares acumulados desde las cruza-
das y la gran dlfusIOn de representacIOnes plastIcas sobre la hlstona de la
paSIOn en xIlografias y aguafuertes, representacIOnes que desde fmales del
SIglo XV marcaron la espmrnahdad Ya en el tardIO medIOevo apareCIeron
los pnmeros calvanos, que se adornaban a veces con estarnas y capIllas l6
Por entonces surgIO tamblen la fIgura de la Veromca con el «sudano», la
portadora del «verdadero Icono» de Cnstol? En devocIOnanos medIevales,
Mana, la madre de Jesus, se encuentra con su hIJO en el cammo, tIene que

13 Solo algunos vla CruCIS modernos concluyen con la resurreCCIOn de Jesus


(mformacIOn de J Gmlka)
14 Slmon no suele llevar la cruz de Jesus solo, smo que ayuda a Jesus a llevar
la cruz, como corresponde a la espmtualIdad de la compasslo En estaCIOnes pos-
tenores del vla CruCIS, Jesus vuelve a llevar solo su cruz
15 Fueron mfluyentes los lIbros sobre Jerusalen de ChnstIan Cruys (Adncho-
mms), Jerusalem Slcut ChrzStl tempore florolt, Koln 1584, y Theatrom terrae sanc-
tae, Koln 1590 Sobre la hlstona de la espmtualIdad del vla CruCIS, cf N Eckmann,
Klezne Geschlchte des Kreuzweges, Regensburg 1968
16 Por ejemplo el «Monte de Jerusalen», cerca de Lubeck, 1468, o los «Sa-
cn Montm de LombardIa por ejemplo en Varallo (desde 1495, ¡45 estaCIOnes'),
Domodossola y Varese
17 En el Ev Nlcod 7 (= Schneemelcher 15, 405) aparece una Bernlke (Verom-
ca en latm) que declara en favor de Jesus durante el proceso, es IdentIfIcada con la
hemorroIsa de Mc 5, 25ss Como personaje del vla CruCIS solo esta presente en los
mlstenos de paSIOn de la Edad MedIa tardla, por ejemplo los de Donaueschmg, Als-
feld, Francfort o Lucerna LapIde, 531 refIere (¡partIendo del Chromkon de Ps-Dex-
tro') la leyenda completa de la Veromca
dar un rodeo, porque la calleja está atestada de curiosos; sólo a distancia,
delante de la puerta, contempla la madre a su hiJo maltratado 18 • Sabían des-
cribir todo exactamente.

Explicación

Los textos bíblicos ofrecen un gran contraste con las representa-


ciones concretas y pormenorizadas del vía crucis. Ya Musculus se
sorprendía ante el relato bíblico de la crucifixión: «Es extraño que
ningún evangelista describa de qué modo fue crucificado Jesús; to-
dos refieren, en cambio, el sorteo de sus vestidos, aunque parezca
un asunto de menor importancia 19 • De las estaciones en el camino
desde la ciudad hasta la crucifixión, que nosotros conocemos tan
bien, solamente el episodio de Simón y el llanto de las jerosolimi-
tanas proceden de textos bíblicos. El texto mateano, en particular,
refiere lo importante con las palabras imprescindibles. Cuando el
evangelista comunica detalles, en dos casos se trata de referencias
que había leído en su Biblia (v. 34.35). Impresiona especialmente el
v. 35: Mateo relata la crucifixión en una frase participial que cons-
ta de tres palabras: o'tUU()(uouv'tct; bE ulJ'tóv. No gasta una palabra
en expresar los dolores que Jesús soportó. Esto crea dificultades a
la interpretación. Por una parte, los lectores de la época habrían «re-
llenado», naturalmente, el lacónico texto con sus experiencias y su
saber; por ejemplo, con las crucifixiones que conocieron directa o
indirectamente. Nosotros tendremos que rastrear atentamente ese
saber empírico de los lectores de la época. Por otra parte, 10 proce-
dente para los lectores de hoyes aparcar las propias imágenes mar-
cadas por la historia de la influencia del texto y los sentimientos
personales, y dejarse influir por la parquedad del texto.
,2 «Al salir. .. ». Los lectores imaginan probablemente la salida
de la ciudad, no del pretorio, porque los ajusticiamientos solían
hacerse fuera de las ciudades 20 , donde se encontraban las necró-

18. (Ps-)Anselmo**, 9 = 282; cf. Ludolfo de Sa]oma**, 62, 33 = 88 (María


desfallece); (Ps-)Buenaventura 77 = 605; Tomás de Kempls**, IIZ, 17 = 108 (<<In-
aestlmabI1ls dolor materna»); Luzerner Ostersplel, v. 8761-8772; 8901-8934 =
Wysa**,I77.186s.
19. Musculus,594.
20. Atestigua esto para crucIfIxIOnes Plauto, M¡/es GlorlOsus, 358 (<<extra
portam»).
polis 21 • El texto no dice que Jesús llevase la cruz o el travesañ0 22 ;
textos antiguos indican que esto era corriente23 • Tampoco interesan
al narrador otros detalles: habría que referir que otros dos condena-
dos hacen el mismo camino, que la gente forma corros y se queda
mIrando junto a la puerta de la ciudad, etc. En algún punt024 «en-
contraron a un hombre de Cirene llamado Simón»; el cireneo pare-
ce haber topado casualmente con la marcha de los soldados roma-
nos y los condenados; el narrador no se interesa por él, quién es nI
de dónde viene. Para los primeros lectores judeocristianos, Simón
es obviamente un judío nacido en Cirene, cuya población era judía
en una cuarta parte25 • Los soldados obligan a Simón a prestar un
servicio personaF6. Debe llevar el travesaño de la cruz. ¿Por qué?
La explicación más obvia es que Jesús, después de todos los malos
tratos recibidos, está demasiado débil para ese menester; pero el na-
rrador tampoco lo dice. No le interesa saber si el Cireneo lo hace de
grado o por fuerza. Los lectores suponen probablemente que Simón
lleva el travesaño de la cruz hasta el Gólgota. Quizá les venga a la
memoria 16,24, ellogion donde Jesús propuso a quien quisiera se-
guirle que llevase su propia cruz. La alusión es clara literalmente,

21 Esta mdlcaclón geográfIca fue mterpretada ya en Heb 13, 12s slmbóhca-


mente, pero aún no en Mt Cf p ej Ludolfo de Sajoma**, 63, I = 94 (sahda de la
cIUdad de este mundo), Pmder**, 184 (la fuerza de la redencIón no debe quedar
encerrada dentro de los «límItes del pueblo judío»), Calvmo 11,380 (Cnsto fue
convertIdo en «réprobo» y expIó así nuestros pecados) LapIde, 536 observa con
agudeza que el Cnsto colgado de la cruz, fuera de la cIUdad y delante de ella, le
dIO la espalda «quasl ImplOS Judaeos reprobaturus», y mIró a OCCIdente, «puta Ita-
ham et Romam» ¡Los cnstlanos, que rezan cara a orIente, mIran al CruCIfIcado,
no a Jerusalén!
22 Los evangehos, a dIferencIa de la mayor parte de los documentos mfra, n
23, no hablan de travesaño smo, como Plutarco, de OTUUQÓ¡; En latín eXIste la pa-
labra «patlbulum» por travesaño, en gnego no hay eqUIvalente, que yo sepa
23 Así Plauto, MIles glorlOsus 358-360; Mostellar¡a 56s; Carbonar¡a, fr 48,
Artemldoro, On 2, 56, Plutarco, Ser Num Vmd 554B (EXUOTO¡; xuxoúQYwv EX-
<:¡JEQEL Tav uumu OTUUQÓV)
24 Según Acta Pzlatl B, 10, I (C v Tlschendorf, Evangelza Apocrypha,
relmpr Hlldeshelm 1966, 302), fue junto a la puerta de la cIUdad
25 Josefo, Ant 14, 115 Los hIJOS de SImón que mencIOna Mc 15, 21 llevan un
nombre helenísttco o romano, como muchos judíos de la dIáspora, y se supone que
las lectoras y lectores de Mc los conocen "Conocían a Alejandro y Rufo en la co-
mumdad de Jerusalén, de la que procede probablemente la hlstona más anttgua de
la pasIón? No se excluye que el osano de «Alejandro, hIJO de SImón n'l'i' (= "el CI-
reneo?)>>, encontrado el año 1962 en el valle de Cedrón entre otros osanos de Clre-
ne, sea la tumba del hIJO de nuestro SImón
26 Sobre áYYUQEÚW, cf vol. 1, 386 (Mateo 1, 410)
pero no en el contenido: aquí se trata de la cruz de Jesús; allí, de la
cruz de sus seguidores; aquí, de una servidumbre personal; allí, de
un seguimiento voluntario.

Historia de la influencia: Simón de Cirene

Hay dos imágenes ya clásicas de la crucifixión que pueden visualizar


el viraje producido a finales de la alta Edad Media: 1) La representación
del camino al Gólgota en el mosaico de San Apolinar Nuevo de Rávena
(520-526) (il. 42)27 tiene toda la apariencia de un paseo: el personaje cen-
tral es Jesús, que camina lleno de majestad. A la derecha, Simón de Cire-
ne lleva la cruz con holgura, como carga ligera. 2) Novecientos años des-
pués, un Cristo encorvado y doliente ocupa el punto central del cuadro de
Hans Multscher, 1437, en el altar de Wurzach (il. 43)28. Tiene el rostro
vuelto a los espectadores, clava la mirada en ellos. Simón es aquí un sim-
ple y anciano hombre del pueblo; él no lleva la cruz, carnina «detrás de Je-
sús», conforme a la fórmula de Lc 23, 26, Yse limita a ayudarle con total
modestia, compartiendo el «commune pondus» de la cruz29 • Detrás de Je-
sús van las mujeres, precedidas de María con el discípulo Juan. Jesús apa-
rece rodeado de una masa humana, soldados burlones y un sacerdote de
mirada torva. Cada detalle es significativo: calaveras desperdigadas por el
camino, niños que arrojan piedras contra Jesús.
Las exégesis de los textos sintonizan en muchos extremos con estos
dos modelos. La Iglesia antigua no concibe el camino de Cristo a la cruz
principalmente como camino de sufrimiento y muerte; es el camino del
Exaltado hacia el triunfo. Una variante extrema de este modelo es la de al-
gunos grupos cristiano-gnósticos: el Cristo redentor llegado del cielo no
sufre ni muere, sino que retorna directamente a la Causa celestial primi-
genia. En su lugar aparece Simón de Cirene como un «doble», para con-
fundir a los malos arcontes 30 • Pero los textos ortodoxos de la Iglesia anti-
gua tampoco presentan a Simón de Cirene en la vía de seguimiento de la
pasión de Cristo. El personaje sugiere más bien, simbólicamente, el senti-
do soteriológico del camino de Jesús: el Cireneo pasa a ser el héroe, y el
hecho de sacarle la cruz a Jesús fuera de Jerusalén significa que «la fuer-
za redentora del Cordero pascual» pasa «de los circuncisos a los incircun-

27. Foto: Schiller, Ikonographle 11, 420, n° 281.


28. Foto: Schlller, Ikonographle 11, 424, n° 292.
29. Así Bullinger, 255A.
30. Ireneo, Haer. 1,24,4 (Basílides); 2. Traktat des Grossen Seth, NHC VII,
56, 4-10; cf. Ap Pe, NHC VII, 81, 7-20. Esta tesis gnóstica se recoge también en el
Corán, sura 4,157.
I1ustraclOn 42

CISOS»31 Slmon, el pagano obediente, mas tarde aparece a veces contra-


puesto a los JUdIOS, que son responsables de la cruclfIxlOn de Jesus, sobre
todo en textos populares 32 Junto a eso hay tamblen en la Iglesia antigua
una mterpretaclOn parenetlca de la figura de Slmon, cuyo nombre es tra-
ducido desde Ongenes como «Obedlente»33
Con esta mterpretaclOn enlazan las exegesls medievales, que tienden
progresivamente a ver en Slmon, de modo POSItivO, un modelo del fiel se-
gUidor Slmon encarna mas y mas el segUimiento de la paslOn «Ampara-
me y fortaleceme» -ora (Pseudo-)Bernardo de Claraval «para que la
carga de la cruz que Tu me Impones sea ligera y soportable para los hom-
bros de mi alma»34 Llevar la cruz consiste en guardar los mandamientos
Tomas de Kempls se dmge a los monjes «Anda y hazte tamblen tu porta-
dor de la cruz mlstIca, mtenta segUir las huellas de tu Redentor SI qUieres

31 Leon Magno**, 8 (= 59), 5 = 121 Cf similar HIlano 33, 4 = SC 258, 252


(<<mdlgnus Iudaeus erat ChnStl crucem ferre»), Jerommo, 270 Solo desde Mal-
donado 611, que considera a Slmon UllJudlO de la dlaspora, desaparece esta exe-
gesls en la IglesIa occidental
32 ASI P eJ en Hehand, 181-183 y en muchos mlstenos de paSlOn
33 Ongenes 126 = GCS Ong XI, 264
34 (Ps-)Bernardo de Claraval Serma de vlta et paSSlOne Damlm 15, PL 184, 962
Ilustración 43

alcanzar los gozos eternos». La vida es para Tomás de Kempis un peregri-


naje del alma desde el cuerpo de pecado hasta el monte espiritual del Gól-
gota, bajo la tutela y compañía de JesÚs 35 • El libro de relatos de Ulnch Pm-
der formula muy exactamente en qué consiste el seguimiento de Jesús en
la pasión: «constante memoria y compasión, ferviente acción de gracias,
maceración y castigo de la carne»; y, sobre todo, el amor36 •
Los acentos se desplazan aún más en la exégesis de la Reforma; tam-
bién para los reformadores Simón de Cirene es «ejemplo de todos los cris-

35. Tomás de Kempls** 1/2, 17 = 109 (clta).l11.


36. Pmder**, 183.
tlanos»37 Pero el segmmlento en la pasIOn ya no consIste en buscar actI-
vamente el propIO sufnmlento Todos los que sIguen en seno a Cnsto tie-
nen que sufnr lpSO facto y sm quererlo No hay que buscar el sufnmlen-
to, smo que uno «se ve forzado» a el, como SImon SI algmen abraza la
cruz para hacer mentos, como los monjes y los anabaptIstas, su cruz «solo
puede causarle doloD> Las personas normales, de carne y hueso, no busca-
ran la cruz, smo que «le hacen ascos»38 Los verdaderos cnstlanos son aque-
1Ios que «se (entregan) por DIOS y ayudan a Cnsto nuestro Señor a 1Ievar su
cruz» Para Calvmo, SImon es un cnstIano ordmano «de baja extraccIOn so-
cIal» que «no posee m categona m dlstmcIOn», y ahora «es elevado por el
contacto con la cruz de Cnsto a la fama y la dlgmdad»39 La BIblIa conser-
vo su recuerdo, algo semejante a lo ocurndo con la mUjer de Mt 26, 6-13

Explicación

El grupo llega al Gólgota Al Igual que la salIda de la cmdad, es- 33s


ta llegada se narra con una sImple oración partlclpIal La cual SIrve
de mero tránsIto hacia lo que realmente es Importante para el narra-
dor el brebaje que dan a Jesús, mezcla de VInO y hiel Mateo toma de
su fuente la explIcacIón del nombre arameo del lugar como «La Ca-
lavera»4o Allí, los soldados dan de beber a Jesús VInO mezclado con
hIel Los lectores grecoparlantes entienden SIn duda por «hiel», en
sentido lIteral, la bilIs, qUIzá también, metafóncamente, algo muy
amargo, aunque muy probablemente no un venen0 4\ En Marcos
ofrecían a Jesús un VInO estupefacIente aromatizado con mirra, pro-
bablemente para mitigarle el sufnmlento Mt evoca, en cambIO, Sal
68, 22 LXX, el mismo versículo cuya segunda parte resonará en el

37 Esta y las sigUientes Citas, de Lutero (WA 52)**, 792796 Cf tamblen


Musculus, 792
38 Que Slmon de CIrene protesto contra la cruz y cargo con ella por medidas
de preslOn de los judlOs, lo sabe Lutero por los mlstenos de paSlOn, donde es un to-
piCO constante
39 Calvmo 11, 377
40 El nombre local que da el texto es el arameo /(n,hl, no el hebreo n'l'l Se
refiere qUlza a una emmenCla del terreno de forma circular, semejante a lo que se
entIende por cabezo o altozano (asl ya Maldonado, 614) Menos probable es la m-
terpretaclOn vulganzada por Jerommo, que hace denvar el nombre de «Golgota» de
las calaveras de los lljustIClados en el lugar Cf ademas mfra, n 48
41 ASI en Sal 68, 22 LXX, donde XOAT] es el vocablo que traduce el nombre
hebreo .:;/(~ de una planta venenosa Pero Mt no hace referenCia a un manjar (LXX
I3Qwf.la) smo, como Mc, a un brebaje, probablemente mezcla de vmo y hiel, no be-
bida envenenada
v 48 Como el orante de Sal 68 LXX, lesus es torturado y sufre la bur-
la de sus enemigos Para cumphr Sal 68, 22 tIene que gustar, tambIén
él, el brebaje amargo, a dIferencIa de Mc 15,23, donde lo rechaza

Gólgota: arqueología

El emplazamiento del Golgota42 ha sido largamente debatido Pero las


excavacIOnes han demostrado que la ublcaclOn tradICIOnal en el solar de la
IgleSia del santo Sepulcro esta bien fundamentada El terreno probable-
mente quedaba aun fuera de la «segunda muralla», y habla Sido una cante-
ra de piedra que fue explotada hasta la fundaclOn de Aeha CapItohna, en-
tonces quedo mclUldo dentro del area urbana43 El Golgota era qUlza un
cabezo rocoso que sobresaha en esa cantera44, VISible desde la muralla, a
400 metros aproximadamente del palacIO de Herodes QUlza se conservo
localmente una antigua tradlclon cnstIana sobre el lugar del Golgota hasta
la epoca constantImana, es deCir, durante todo el penodo entre la pnmera
y la segunda Guerra ludia, en que lerusalen quedo deshabItada y en rumas,
y durante toda la epoca de Aeha CapItolma, cuando el lugar fue ocupado
por el foro, con un templo de AfrodIta

Historia de la influencia: Gólgota

Para la postenor hlstona de la espmtuahdad45 es Importante la tradl-


Clon acerca de la tumba de Adan, locahzada en la colma del Golgota Esta
tradlclOn se remonta al Siglo II y consta documentalmente desde Onge-
nes 46 Perduro sm mterrupclOn en las IgleSias onentales, mientras que en la
IgleSia OCCidental solo se Impuso desde la era de las cruzadas 47 Desde el
Siglo IV consta documentalmente la tradlclon de que al Golgota le vmo su
nombre de la calavera de Adan48 Detras de esas tradICIOnes esta obVia-
mente la creencia tIpologlca de la relaclOn entre Adan y Cnsto Cnsto po-

42 Jeremlas*, Rlesner*, Legasse 1** 129-136 (dibuJos Ilustrativos)


43 Probablemente por eso, segun Mehton de Sardes, Passa 72 93, Jesus fue
cruCIfIcado «en medIO de la CIUdad» Cf Similar Ireneo, Haer 4, 33, 12
44 Rlesner*, 24
45 Sobre las leyendas cnstIanas en torno al Golgota, cf Jeremms*, 34-50
46 Ongenes 126 = GCS Ong XI, 265, Id , fr 551 II = GCS Ong XII, 225 Pa-
ra Ongenes, esto es ya una antigua tradlclOn
47 Jerommo, 270 combatlO esta Idea, la tumba de Adan estaba, segun el, en
Hebron
48 Documentos en Jeremlas* 35 La calavera de Adan suele aparecer en los
cuadros de la cruclfIxlOn desde el SIglo IX
ne fm a las consecuencIas del pecado de Adan La tIpologIa establece
Igualmente la analogIa entre Jesus e Isaac que, como Jesus, cargo con la le-
ña para el altar del holocaust049 Segun creenCIa cnstIana postenor, el al-
tar para el holocausto de Abrahan no se hallaba en el monte del templo, SI-
no delante de la colma del Golgota

El narrador menCIona brevísImamente, con un partIcIpIO, la cru- 35aa


clftxlOn de Jesús ¿Como la Imagmaron los lectores?

Crucifixión

La cruz de Jesus pudo tener fonna de T, con un travesaño colocado en-


cIma del madero vertIcal (= «crux commlssa»), o consIstIr en un madero
vertIcal y el travesaño mcrustado perpendICulannente en el (<<cruz Immls-
sa») El madero vertIcal sobresalIa entonces por encIma del travesaño,
exactamente como se Impuso con el tIempo en las representacIOnes artIs-
tIcas Los padres de la IgleSIa mas antIguos testIfIcan ambas fonnas so Los
palos vertIcales generalmente estaban ya fIJos en su SItIO, y el travesaño
(lat «patIbulum») de cada ajustIcIado se sUjetaba despues al paloS! Los
lectores del evangelIo de Mateo Imagmanan una «crux Immlssa» a la luz
del v 37 el letrero mdlcando la causa de la condena esta encima de la ca-
beza de Jesus Los cruCIfIcados podlan ser atados a la cruz o clavados en
ella Los escntos del Nuevo TestamentoS2 y del cnstIamsmo pnmItlvo pre-
suponen lo segundo S3 Se deja a la fantasla de los lectores el detalle de SI la

49 MelIton de Sardes fr II = SC 123, 236 Textos JudlOs postenores comparan


tambIen a Isaac con algUien que lleva la cruz sobre sus hombros, cf BI11 1, 587
50 Suponen una cruz en fonna de T, p eJ, Bem 9,8, Justmo, Dial 91,2, Ter-
tulIano,Adv Marc 3,32 = CSEL 47, 416, Ad natlones 1, 12,7 = CSEL 20, 82 Las
IlustraCIOnes que ofrece Leclerq***, 3053s, de las Imagenes mas antIguas de la cruz
en las catacumbas muestran generalmente la cruz en forma de T Suponen una
«crux Immlssa» Justmo, Ap 1,55, Ireneo, Haer 2,24,4, Agustm, In Joh 118,5=
BKV 1/19,341 Mas documentos en Bauer, Leben, 212s
51 C H Brecht, Patlbulum, en PRE XVIII/2 (1949) 2168
52 Jn 20, 25, cf Col 2, 14
53 Este supuesto se apoya tamblen en la raplda muerte de Jesus (¿,por la per-
dida de sangre?, aSI Cohn**, 278) y en el osano descubIerto el año 1968 cerca de
Glv'at ha-Mlvtar, alrededores de Jerusalen, con las extremIdades de un cruCIfIcado
llamado Johanan, en el osarIO apareclO un clavo y se observaron agUjeros en el ta-
lan y qUlza tamblen en la muñeca No hay acuerdo, sm embargo, entre los anato-
mIstas y arqueologos sobre la pOSlClOn en que estuvo suspendIdo aquel hombre Cf
sobre las dIversas pOSIbIlIdades H W Kuhn, Der GekreuzIgte von GIV at ha-Mlvtar,
en C Andresen-G Klem, Theologla crucIs - slgnum CruCIS (fS E Dmkler), Tubm-
gen 1979,303-334, J ZIas-E Sekeles, The Crucified Manfrom GlV at ha-Mlvtar
A Reappralsal IEJ 35 (1985) 22-27, Legasse 1**,139141-143
cruz yacla en el suelo durante el enclavamiento y solo despues era alzada,
o SI Jesus fue clavado una vez alzada la cruz Ellos pueden Imagmar tam-
bien en que postura fue clavado Jesus 54 Se desconoce SI las cruces mclUlan
ya entonces un «sedI1e», pequeña tabla de apoyo, que no hacia mas huma-
na la muerte del ajustiCiado, smo que la demoraba55

Los lectores pueden Imagmar, SI qUieren, los dolores de Jesus


Pueden proyectar en el texto sus sentimIentos ante los casos de cru-
cIfIxIOn SI eran JUdIOS, pensanan qUlza que Jesús tuvo una muerte
que otros muchos JudlOs padecieron por parte de los amos extranJe-
ros del palS los romanos SI los lectores eran esclavos, pensanan
que Jesús padecIO un «servIle supphcmm», una muerte de esclav056
que podía tocar a cualqUiera de ellos SI pertenecIan a los bIen SI-
tuados socialmente, pensarían que el HIJo de DIOS, Jesus, no se h-
bro de la mas mfamante de todas las formas de muerte 5? Pero todo
esto no mteresa El lacomco texto apenas deja tiempo para expla-
yarse hacia tales consIderacIOnes

Historia de la influencia: crucifixión

No eXiste qUlza un texto blblIco que haya suscitado en la hlstona de la


exegesls y de la espmtualIdad tantos comentanos, y tan vanados, como
esas tres palabras Lo que para los creyentes postenores fue el nucleo de su
fe, se combmo con sus propias expenenclas, su fantasIa y su ImagmaclOn
creadora, y prodUJO aSI esas Imagenes y textos que nos marcan todavIa hoy
Me permito señalar unos pocos ejemplos
La espmtualIdad de la Iglesia antigua fue de signo pascual La Iglesia
antigua se ocupo muy poco del hecho de la cruclfIxlOn La cruz no fue pa-
ra ella un mstrumento de SUpliCIO, smo la señal del tnunfo de DIOS ASI lo
expresa con mcomparable clandad el relieve del Sarcofago del Tnunfo, del
Siglo IV, reproducido supra (p 86), 11 2, que presenta la cruz como parte
de la malestas Chnstl El Crucificado es para Ongenes el tnunfador sobre
los poderes cosmlcos 58 Cnsto «vence a los verdugos, con las manos ex-

54 Josefo, Bell 5, 449-451 habla de cruCIfIXIOnes de cientos de desertores Je-


rosolimitanos por los soldados romanos delante de las murallas de la cIUdad sItiada,
los soldados clavaban en la cruz «a cada uno en postura diferente»
55 Documentos en Legasse 1**, 142s
56 TacIto, Hlst 4, 11, cf 2, 72
57 Cf Seneca Ep 101,14 (<<mfelix lignum»), Josefo, Bell 7,202 (un supli-
CIO msoportable)
58 Ongenes fr 552 = GCS Ong XII 226
tendidas tnunfa sobre Amalec, bendice al pueblo desde las alturas muy
proxlmo al ClelO»59 Prevalece aqUl el concepto Joamco de la cruclfIxlOn
como encumbramiento o exaltaclOn AmbroslO descnbe el cammo de Jesus
hasta la cruz como un desfl1e tnunfal Pero Cnsto no arrastra consigo, co-
mo un general, pnslOneros encadenados y trofeos de las cmdades conqUls-
tadas, smo muchedumbres Jubilosas de todas las naClOnes, reyes supllcan-
tes, cmdades llberadas y transformadas, y el diablo pnslOnero La enseña
de su vlctona es el «patIbulum tnumphale» Sobre esta cruz luce elletre-
ro que proclama su realeza60 La cruz abraza todo el cosmos, el CrucIfica-
do reune con sus manos extendidas a los hiJos de DlOS dispersos por todo
el mund0 61 Detalles de la cruclfIxlOn, los dolores de Jesus, el enclava-
miento en la cruz, la elevaclOn de la cruz, no mteresan en este contexto
De modo muy diferente se ve la cruclflxlOn en la Edad Media tardia
Los dolores de Jesus, que los fieles Imagman en forma muy concreta y
medItan profundamente, son descntos con detalle Cuando qUltan a Jesus
los vestIdos, se le abren de nuevo las hendas62 Jesus aparece desnudo, no
por ser antltIpo de Adan63 , como se penso en la Iglesia antIgua, smo en se-
ñal de extrema mfamla y hum111aclOn 64 Para pallar su verguenza, la ma-
dre le presta el velo, que sirve de enagUlllas65 Los dolores del enclava-
miento en la cruz se descnben con todos los pormenores 66 Hay dos
concepClOnes dlstmtas, ambas con ralces en la Iglesia oriental Segun la
pnmera, Jesus «sube» a la cruz por una escalera y entonces es clavado
en la cruz alzada, de pie sobre un pedestal Segun la segunda, la cruz ya-
ce en el suelo mientras clavan a Jesus, y es alzada despues 67, entonces se
multIpllcan los dolores, al quedar Jesus colgado con todo el peso del cuer-

59 CIta no IdentIfIcable, atrIbUIda por Lapide, 534, a CIpnano, De paSSlOne


60 AmbroSIO 10, 109-113 = CSEL 32, 496-498 Sobre la mscnpcIOn en la cruz,
¡b¡d, 113 = 497s «Mento supra crucem tItulus, qUla dIVmae potestatIs est regnmn
quod habet Chnstus, qUla hcet m cruce erat dommus Iesus, supra crucem tamen
regla malestate radlabat» Cf el hImno De paSSlOne Chnstl por Venantms Fortuna-
tus (s VI), estrofa 3 «RegnabIt a hgno Deus» (Wackernagel, Klrchenlzed, 9)
61 Teofllacto, 468
62 (Ps-)Buenaventura 78 = 605
63 AmbroSIO 10, 109 = CSEL 32, 497 Adan pldIO un vestIdo despues de la
Calda, Jesus es desnudado antes de su exaltacIOn
64 Ludolfo de SaJoma**, 63,4 = 95
65 (Ps-)Beda, De MedltatlOne PaSSlOnlS Chnstl, PL 94, 562, (Ps-)Buenaven-
tura 78 = 605, (Ps-)Anselmo**, 10 = 282
66 Pmder**, 193-200, dedIca una contemplacIOn espeCIal a la «perforacIOn»
de cada mano y cada pIe ¡ComIenza el culto a las dIferentes llagas de Jesus'
67 Reau, lconographle 11, 473-475 El tIpo de representacIOn con enclava-
mIento «yacente» y postenor alzamiento de la cruz predomma desde el SIglo XIV,
el tIpo de «subIda a la cruz» con enclavamIento «en suspensIOn», en las represen-
taCIOnes mas antIguas y en la IgleSIa orIental (M BoskovltS, Kreuzannagelung
Kreuzaufnchtung Kreuzaufttelgung, en LCI 11, 600-605)
po sobre las hendas 68 La extensión de las manos de Cnsto cobró también
un nuevo slgmflcado viene a ser ahora, en la estela de Sal 22, 18, el «alar-
gamiento» de las extremidades «Te estiraron con tal fuerza a lo largo y a
lo ancho (como se estira la piel en un timbal) que te desgarraron todos los
tendones de las extremidades y se podían contar todos los huesos»69 En el
ffilsteno de Donaueschmg, por ejemplo, se emplean clavos romos, sm flio,
para torturar mas a Jesús, abren muy separados los agUjeros de los clavos
para «estirarlo»70 Cuadros de la época pueden atestiguar la mcrelble bar-
bane del «enclavamiento» y la «dlstenslóm>, y el sadismo subllmmal que
ello delata, por ejemplo, el «Enclavamiento en la cruz», extremadamente
cruel, de Karlsruhe (11 44)71 Y todo esto, «para mover a compasión los co-
razones amorosos de los buenos e mf1amarlos así con más ardor mediante
la Imagen de la cruZ»72

Explicación

El texto bíbhco no msmúa nada de todas estas atrocIdades. Se h- 35a~.b


mIta a refenr como tema pnncIpal el sorteo de la ropa de Jesús. Los
crucIfIcados solían estar desnudos 73 QUIzá era costumbre adjudICar
a los verdugos las prendas de los delmcuentes 74 • Para el narrador, sm
embargo, sólo es Importante el detalle de que este reparto de vestIdos
es un eco de las palabras de Sal 21, 19 LXX, con más clandad aún
que en la fuente Mc 15,24. Es el pnmero de los tres pasajes de la hIS-
tona mateana de la pasIón que evoca claramente el Sal 22, salmo del
sufnmIento Este salmo es un canto mdIvIdual de lamento y aCCIón
de gracIas, al parecer relatlVamente tardí075 , con numerosos rasgos tí-
pICOS, que permIten la IdentIfIcacIón personal y la plegana a otros y
otras orantes Gese sostIene que el salmo entero Impregna la hIstona

68 Descnto con especial viveza por Anommo**, 75


69 Tomas de Kempls** 1/2,18 = 114
70 Donaueschmger PasslOnsspze!, v 3274s 3353s = Touber**, 208 212
71 Kreuzannagelung aus Karlsruhe, de 1455-1460 Foto Schlller, Ikonogra-
phze 11, 435, n° 315 Los detalles hablan por SI solos
72 Tomas de Kempls** 1/2,18 = 115
73 Cf Artemldoro, On 2,53 Y Brown 11**, 953 Solo desde Ev Nlcod 10 =
Schneemelcher 1', 406 aparece Jesus cubierto con enagUlllas Este es el tipO mas di-
fundido en los cuadros de la cruc¡[¡xlOn tardlOs Ese evangeho refiere tamblen que
colocan de nuevo a Jesus la corona de espmas, un detalle caractenstlco en casI to-
dos los cuadros de la crucl[¡xlOn desde la alta Edad Media
74 No hay, sm embargo, nmgun documento directo en este sentido, cf Brown
II**,955
75 Gese***, 13 habla de «teologla apocahptlca»
de la pasIón76 . Tendremos que seguir rastreando sus huellas en la his-]
toria mateana77 • El v. 35 VIene a decir que los enemigos quitan aljus. :
to 10 último que tiene; pero los lectores saben a la vez que su pade-
cimiento está en manos de Dios. El justo no se siente lejos de Dios,
pues 10 que tiene que soportar aparece en la Escritura y 10 certifica la
palabra de Dios. El narrador, por tanto, quiere facilitar a sus lectoras
y lectores una perspectiva desde Dios. Eso es 10 importante para él.
No le interesa tanto 10 que sucedió exactamente, y menos aún 10 que
Jesús pudo haber sentido interior y exteriormente.
36s Los soldados se sientan después para custodiar al ajusticiado. Es-
to viene a preparar su reacción a la muerte de Jesús (27, 54). Mateo
narra detalladamente la colocación del letrero en 10 alto de la cruz,
sobre la cabeza de Jesús, indicando la causa de la condena. Quizá es-
to sorprendió a los lectores, porque no consta que fuese un procedi-
miento romano corriente78 . Ellos recuerdan la pregunta de Pilato (27,
11) Yla burla de sus soldados (27, 29), Ysaben que en esto mandan
los romanos 79 . Conocen sobre todo, más allá de toda la horrible far-
sa, la verdadera realeza del que fue destinado por Dios a ser el rey-
Mesías de Israel, el cual recibió el homenaje de los magos paganos,
entró en Jerusalén como ~aOLAEiJ~ JtQa'Ú~, según las palabras de Za-
carias (21, 5), Y un día juzgará como rey a todas las naciones (25,
34.40). Así, el letrero con la acusación contra Jesús es para ellos una
referencia indirecta a la majestad del Crucificado «sub specie con-
trarii», un «summi honoris elogium»80 para el «rey de la gloria»81.
38 Sólo ahora se hace mención de los dos «bandidos» crucificados.
AU01:aL pueden ser tanto bandidos ordinarios, cuyo destino previsi-
ble es la crucifixión82 , como zelotes, cuyas cruces serían iguales a

76 Gese***, 14-17 No hay, sm embargo, nmguna alUSión clara a la parte fmal,


v 23-32
77 Cf mfra, 423-425 428 436 442 445s
78 Según Suetomo, Calígula 32, 2, al condenado se le cuelga un letrero al cue-
llo, cf algo Similar en Dormczano 10, I YDión C 54, 6s (en caso de cruCifIXIón). La
ULTla de un cnstlano condenado ad bestzas, paseada en el anfiteatro, decía «Esto es
Attalus, el cnstlano» (EusebIO, Hzst Eccl 5, 1, 44) A pesar de ello, la tradiCión so-
bre el letrero de la cruz podría ser hlstóncamente correcta, qUizá se presupone ya en
Col 2, 14
79 El caso es diferente en Ev Pe 4, 11, donde la mscnpclón dice «Este es el
rey de Israel»
80 Lapide, 538
81 Lutero (Evangelzenauslegung) V 92.
82 EstR lü4b sobre 1, 12 (= traduc alem por H Freedman-M Slmon, Mz-
drash Rabbah IX, London 1939,55) «A un bandido se le cuelga allí donde roba»,
la del supuesto «rey de los judíos». En cualquier caso, la cruz de Je-
sús ocupa el centro; también esto podría ser una referencia tácita a
la majestad de aquel que un día, «en su Reino», se sentará sobre el
trono celestial, con los Zebedeos a su derecha e izquierda (20,
21.23). No es posible llevar más lejos la interpretación de este bre-
ve relat0 83 • Pero la imagen paradójica del «rey de Israel» crucifica-
do entre dos bandidos incita a una nueva escena de mofa, que se re-
lata a continuación.

Resumen

Resulta extrañamente esquivo y parco este texto que narra la cru-


cifixión de Jesús, 10 más sagrado, en cierto modo, de la fe cristiana.
Es como si rehusara entregar sus misterios y profundidades, que han
explorado siglos posteriores. El relato está muy lejos de ser la des-
cripción de una marcha triunfal de Cristo Señor, que culmina en la
cruz y casi hace olvidar la pasión del Triunfador. Aunque la historia
mateana de la pasión deje traslucir ocasionalmente un destello del
poder del Exaltado, eso no sucede en el presente text084 . Más aleja-
do aún parece estar de una espiritualidad de la pasión que amplifica
los sufrimientos de Crísto, saca fuerzas o se detiene en ellos. Alivia
a sus lectores, ahorrándoles el peso abrumador del sufrimiento hu-
mano que Jesús tuvo que soportar. Les pone delante, más bien, la
huella de Dios en esta historia. Una historia que responde al plan de
Dios: lo atestiguan las referencias a los salmos bíblicos de sufri-
miento que la impregnan. Jesús recorre el camino que Dios le trazó
con su palabra. Dios nunca deja solo a su justo. También está a su la-
do en la oscuridad del sufrimiento. Esta huella de Dios en la profun-
da oscuridad es lo más importante que el texto quiere transmitir.
No quiero decir con esto que sean simplemente «falsas» las múl-
tiples ampliaciones y cambios de sentido que hemos descubierto en
la historia de la influencia. También este texto bíblico pide ser am-
pliado con nuevas exégesis, vivido en forma nueva e incluso modi-

cf también el proverbIO QohR 89b sobre 7, 26 (= Ibld, VIII, 208): «El último de los
bandidos es ahorcado pnmero»; y Menandro sir 295 (= OTP n, 699)' «Steahng IS
the constructor of a cross».
83 Tampoco a la luz de ls 53, 12, debido a la falta de una referenCia clara a es-
te texto bíbhco
84 QUizá con la excepción de v 37s.
ficado hasta cierto punto. Con su valor originario, no es simplemen-
te un modelo o patrón para las exégesis posteriores. Precisamente en
este texto narrativo escueto quiero abstenerme muy deliberadamen-
te de una valoración directa de sus diversas ampliaciones. Pero no
me gustaría que el brillo de la gloria pascual de la cruz y la brutali-
dad de los verdugos de Jesús llegasen a borrar la «huella de Dios» en
medio del sufrimiento, huella atestiguada por la Biblia y que el tex-
to sugiere de modo tan sobrio y reservad0 85 .

b) Escarnio al Hijo de Dios (27,39-44)

BibllOgrafia: Donaldson, T. L., The Mockers and the Son ofGod (Mt 27,
37-44): JSNT 41 (1991) 3-18; Glelen, Konflikt, 387-392; Graham, S. L., A
Strange SalvatlOn. IntertextualAlluslOns In Mt 27,39-44, en C. M. Tuckett
(ed.), The Scnptures In the Gospels (BEThL 131), 1997, 501-511.
Más blbhografia** sobre la hlstona de la pasión y la pascua en Mt 26-28,
supra, p. 43-46.
Más blbliografia*** sobre la historia de la cruCifixión en Mt 27,32-61,
supra, p. 403s.

39 Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la ca-


beza: 40 «Tú que destruías el santuario y lo reconstruías en tres
días, ¡sálvate a ti mismo! ¡Si eres Hijo de Dios, baja l de la cruz!».
41 Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas2 y
los ancianos se burlaban de él diciendo: 42 «Ha salvado a otros
y él no se puede salvar. Es rey de Israel; entonces, ¡que baje aho-
ra de la cruz y le creeremos! 43 Pone su confianza en Dios. Si de
verdad lo quiere Dios3, ¡que lo libre ahora! ¿No decía que era
Hijo de Dios?».

85 «Como sufnmos hoy, en la predicaCión de la cruz, las consecuencias de una


espmtuahdad de la pasión que, a mi JUICIO, desbordó todos los límites, esa parque-
dad me parece un contrapunto retonco excelente y qUlSlera ver en ella la InVitación
a una espmtuahdad mllllmahsta que con su lacolllsmo ayude a preservar el mlste-
no» (MOisés Mayordomo Marín).
l. Es dificil deCidir, en cntlca textual, SI hay que leer un XaL delante de xa-
'ta~'I]1'h El peso de los manuscntos (B, L, W, e, fl13, m y lat, entre otros) aconseja, a
mi JUICIO, la vanante más breve Entonces cabe (no forzosamente) leer las dos frases
sarcásticas de fonna que a una oración partlclplal o condiCIOnal siga un Imperativo.
2 Algunos textos OCCidentales (D, W, It, sy' y otros) leen, en lugar de «los le-
trados», xal cpagtaaLwv El texto bizantIno combIna ambos
3 Ya Maldonado, 619, presiente aquí un hebraísmo (1'hoAW = r;:¡n).
44 Lo mismo 4 le reprochaban los bandidos que estaban cru-
cificados con él.

Análisis

1 Estructura Este epIsodIO, mas pormenonzado, contrasta con la ex-


trema sobnedad del antenor Los dos pnmeros escarnIOs (v 39s 41-43) tie-
nen la mIsma estructura presentaclOn de los sUjetos y reproducclOn de sus
comentanos (AeyoVtEC;, EAeyov) Jesus es mVltado las dos veces a descen-
der de la cruz (xata~r¡{h [xata~atw] CutO to'Ü ota1JQo'Ü), las dos veces se
ndlculiza su filiaclOn dlvma, las dos veces Jesus es retado a salvarse a SI
mIsmo (Oql~W + pronombre reflexIvo) El segundo escarnIO es de los dm-
gentes JUdIOS, que se muestran mas dIstantes no dmgen la palabra a Jesus
Es tamblen mas extenso que el pnmero en v 43, los dmgentes JudlOs ob-
cecados expresan, CItando en verslOn grotesca Sal 21, 9 LXX, lo que el
evangehsta qUlere declf a sus lectoras y lectores El tercer escarmo, a car-
go de los otros dos crucIfIcados, no aparece reproducIdo, en sImIlitud con
la tercera fase de la oraClOn de Jesus en Getsemam, tiene Igual contemdo
que los dos pnmeros La breve secclOn encaja bIen en el macrotexto el pn-
mer escarnlO recoge en v 40 la causa del proceso ]UdlO de Jesus (26,
61 63), en el segundo se agrega, v 42, la del proceso romano (27, 11)

2 Fuente Mateo se atiene bastante literalmente a Mc 15, 29-32,


mIentras que Lucas SIgue una tradlclOn propIaS y Juan no recoge este epI-
sodIO Las mserclOnes mas notables de Mateo en el texto marqUlano son EL
ULOC; el to'Ü 1'teo'Ü en v 406 , JtQfO~1JtEQOL en v 41 7 y la de todo el v 43, que
concluye recordando que Jesus afirmo ser HIJO de DIOS (v 40) El v 43a
consta de una cita de Sal 21, 9 LXX que se corresponde solo parCIalmente
con la literalidad de los LXX 8 La CIta VIene mduclda en CIerto modo por el

4 Los comentanos en aleman suelen tradUCir to auto en forma adverbial


(<<exactamente asm, «del mismo modo», etc) Sm razon, porque 6vELbL~úJ nge a
menudo en gnego un acusativo «de cosa» (Llddell-Scott, cf palabra 6vELbL~úJ 1),
mientras que el to auto adverbial apenas aparece en gnego Lo señalo ya Meyer,
471 aunque le prestaron escasa atenclOn
5 A pesar de Ennulat, Agreements, 396s Los minar agreements que tanto des-
taca Ennulat, 397 (EL en v 40// Lc 23, 3537, Eauv en v 42// Lc 23, 35) me parecen
poco convmcentes porque se hallan en contextos diversos
6 Literalmente como 4, 3 6
7 Como 16,21 (= Mc 8, 31), cf 26,57
8 Se corresponden con Sal 21, 9 LXX EJU, Quaa01'}úJ, 1'tÚ..EL autov IlEJwL1'ta
EJU 1'tEov es lenguaje LXX (p ej 2 Re 18,22 LXX, 2 Cr 16, 7s, Is 36, 7, mas fre-
cuente aun con XUQLOC; o con EJU + dativo) EL en lugar de OtL esta condiCIOnado por
el contexto y se relaCIOna con la lromzaCIOn de la cita blbhca por los dmgentes jU-
v 39, donde asoma el tema de «menear la cabeza», Sal 21, 8 LXX Tam-
bien el verbo (J<¡J~(¡), que aparece aqm tres veces, fIgura en Sal 21, 9 LXX,
ese salmo fundamental de la paslOn que se ha citado ya en v 35 No es po-
sible saber con certeza SI la ampha referencia a Sal 21, 9 LXX en v 43 pro-
cede del propiO Mateo o SI ya antes de Mateo la tradlclOn de los escnbas de
la comumdad habla desarrollado el texto marqmano a la luz del Sal 22 9 ,
considero mas probable lo segundo por la hterahdad de la cita Es mas pro-
bable, en cambio, que el v 43b sea aportaclOn de Mateo lO Los restantes
cambIOs al texto marqmano, de muy poca monta, solo en parte cabe exph-
carlos de modo plausible como formulacIOnes mateanas 11

Explicación

Para el espectador distante, Jesus fracasó defmltIvamente como


envIado de DIOS y como rey meslámco Un rey meslámco en la cruz
que no se ha Impuesto vlctonoso, un taumaturgo que no puede po-
nerse a salvo, un confidente de DIos al que DIOS abandona, un hom-
bre dlvmo que no encama la fuerza y la vida, es una fIgura ndícula
Para Ilustrar esto no hay nada mejor que un graffito de pnnClplOS del
Siglo I1I, procedente del Paedagogzum de Monte Palatmo (11 45)12
Representa a un crucificado con cabeza de asno, de pie sobre un
«suppedaneum», como en la mterpretaclOn de Cnsto crucificado
que hoy vuelve a ser la más difundida y famlhar 13 Junto a él apare-
ce un hombrecillo con la mano alzada para orar, debaJo, la mscnp-
clón AAEXAMENOL LEBETE 8EON I4 Qmza los lectores JU-

dIOS El texto hebreo de Sal 22, 9 no mfluye, a mi JUICIO Gundry, Use, 145s, pre-
fIere utIlIzar la PesItta
9 ASI Strecker, Weg, 28
ID Solo YUQ es mateano, pero es deCISiva la correspondencIa con 27, 40 (re-
dacclOnal) y 27,54 (ldentIco orden de las palabras)
II Son mateanos, segun vol 1, Introd 42 (Mateo 1, 57ss) en v 38 TOTE, en
v 39 bE, en v 40 qUlza la mverslOn de EV TQLOLV 1Í[!EQaLt:; y otxobo[!EW (mayor afl-
mdad con 26, 61), en v 41 la supreslOn de JtQOt:; UAA.T]AOUt:; de Mc 15, 31 (como en
8,27, 16,7,18,1), en v 42 EOTLV (como en v 37) No es explIcable como matea-
na la omlslon de XQLO"COt:; e tbw[!EV de Mc 15,32 El comIenzo de v 44 hace recor-
dar 26, 44 "COv uU"COv AOYOV
12 Foto G Rombold, Der Strelt um das Blld Zum Verhaltms van moderner
Kunst und RehglOn, Stuttgart 1988, 30 Sobre la mterpretaclOn, cf M A Tomel,
Museo Palatmo, Milano 1997, 104, n° 78
13 Tamblen TertulIano, Ad natlOnes 1, 14 = CSEL 20, 84s, refiere una parodia
SimIlar del DIOS CrIstIano en la figura de un asno
14 «Alexameno adora (= OE~E"CaL) a DIOS»
deocristianos de la época tam-
poco pudieron leer el texto sin
considerar justificadas hasta un
.. cierto punto esas burlas a Jesús;
era demasiado radical lo que
implicaba la fe en el Crucifica-
do: subversión de los valores de
la religiosidad dominante, judía
y pagana. La pregunta más in-
sistente de esos lectores fue qui-
zá: ¿Cuándo intervendrá Dios?,
¿cuándo pondrá fin al espec-
táculo para dejar claro, frente a
la burla de los enemigos de Je-
sús confabulados, quién es el
IlustraCión 45 realmente poderoso y el verda-
dero salvador?
Los escarnios les hacen recordar además la Biblia. La burla
cruel de los enemigos forma parte del destino que aguarda al justo
paciente (p. ej. Sal 22, 7-9; 35, 15-17; 69, 12s; 73, 8s; 102,9; Ir
20,7; Lam 3, 14.46.61-63; Sab 2, 10-20). Es ante todo la Biblia la
que les descubre el sentido del camino de sufrimiento de Jesús y del
escarnio que éste tiene que soportar. Sin embargo, la imagen bíbli-
ca del justo doliente se amplía y transforma al ser transferida a Je-
sús. La historia de Jesús narrada en todo el evangelio es, por eso, el
segundo horizonte importante para interpretar el escarnio de que se
hace objeto a Jesús.
Hay que hablar primero de la burla de los transeúntes. Ellos no 39s
tienen nada que ver con Jesús, pero lo injurian moviendo la cabeza.
BAua<PfJllfLv se puede entender como vocablo relativamente gene-
ral con el significado de «ultrajam 15 • Pero el vocablo evoca el pro-
ceso ante el sanedrín: allí fue condenado Jesús, el Hijo de Dios y
Juez del mundo, por «blasfemia» ... jy ahora «blasfeman» de él sus
enemigos! El «meneo de cabeza» es un gesto de mofa en la Biblia.
El vocablo en sí no evoca sólo Sal 21,8 LXX, sino también otros
pasajes bíblicos 16 • Pero la evocación que se hacía ya del Sal 22 en

15 Cf supra, 255-258.
16. Cf. especialmente Lam 2, 15 (suJeto: oi naQaJwQfUÓ[.lfVOL Móv); Is 37,
22, Sal 109,25
v. 35 Yvolverá a hacerse en v. 43.46, como también en varias pala-
bras sueltas de nuestra sección l ?, me lleva a creer que hay una lla-
mada de atención expresa por parte del autor a sus lectores haCIa di-
cho salmo, a diferencIa de otras asociaciones que ellos mismos
pueden establecer con otros muchos pasajes bíblicos, asociaciones
no explícitas en el texto, pero que este tampoco prohíbe l8 .
Ahora toman la palabra los sarcásticos: reprochan a Jesús, bur-
damente, su dicho sobre el templo (cf. 26, 61), Yridiculizan su pre-
tensión de ser HIjO de Dios (cf. 26, 63s). ¡Invitan a aquel que se
sentará a la derecha de Dios a «salvarse» primero él! A ver SI Jesús,
que presume de su gran poder, baja de la cruz y escapa con vida,
como han hecho otros crucIficados con la ayuda correspondiente l9 .
Las lectoras y lectores recordarán en cualquier caso, ante esta
torpe exigencia, que Jesús, capaz de llamar a las legiones angélicas
de su Padre y de destruir el templo y reconstruirlo (26, 53.6l),pue-
de obviamente realizar ese milagro por su propio poder. Pero había
enseñado a sus dIscípulos: «El que quiera salvar su vida, la perde-
rá» (16, 25). Si ahora no desciende de la cruz, supera la prueba de
fuego de su enseñanza. Y, sobre todo, los lectores pensarán en
aquel que interpeló a Jesús al comienzo del Evangelio con las mis-
mas palabras, «Si eres el Hijo de Dios ... »: el diablo en el relato de
la tentación (4,3.6). Hay una mclusión entre el relato del bautIsmo
y de la tentación (3, 17; 4, 3.6), por una parte, y 27, 40.43.54, por
otra 20 • Al final de su cammo, los adversarios judíos de Jesús adop-
tan por tanto el papel de Satanás; Jesús sufre la última tentación sa-

17 Sa121, 7 LXX OVEL/)O~ (cf v 44), Sa121, 9 22 LXX a<¡J~w (cf v 40s), Sal
21,921 LXX, QUOf.laL (cf v 43)
18 La literatura exegética especializada recoge también, a propÓSito de este
texto, una sene de posibles «(Jntertextos» bíblicos, e Interpreta luego el texto a par-
tir de ellos En particular, S Graham* y S van Tilborg*** fueron en esto bastante
Imaginativos Sobre los cntenos para admitir una alUSión expresa a un Intertexto bí-
blico, cf supra, 178, n 100 acerca de 26, 26-29, e mfra, 555-558
19 Josefa, Va 420s, refiere haber obtemdo el Indulto de tres conOCidos suyos
entre los cruCIficados por los romanos en Jerusalén, uno de ellos logró sobreVIVir a
la cruCIfiXión En novelas helenísticas es un argumento cornente la liberaCión de
héroes cruCIficados (Hengel***, 174s) El derecho Judío postenor no conSidera la
cruCIfiXión como prueba clara de defunCión, pues una señora nca podría pasar por
alli y salvar al cruCificado (Jeb 16,3 = M Schwab, Le Talmud de Jérusalem IV, Pa-
ns 1969,214)
20 Cf vol 1, 215s 226-228 230s (Mateo 1, 219s 229s 233s) En 3,17,27,54
se habla de la flliaclOn dIVina de Jesús en términOS absolutos, en 4,36,27,4043,
condiCIOnalmente por boca de adversanos
támca21 La supera y se mamflesta precIsamente así como HIJO de
DIOS él es el que cumple la voluntad de DIOS, tambIén en su muerte,
y no busca la salvacIón por su cuenta, smo que la deja en manos de
DIOS Todo esto mtuyen los lectores El CruCIfIcado no necesIta con-
testar al escarnIO de sus enemIgos Y sm embargo, el sIlencIO de Je-
sus crea una tenSIón agobIante para los lectores ¿QUIén lo salvará?
El segundo escarnIO es el más extenso y grave Ahora salen al es- 41 s
cenano los propIOS dmgentes Judíos en persona es la últIma aCCIón
dIrecta contra Jesús antes de su muerte Como en el pnmer anuncIO
de la paSIón (16, 21), el narrador nombra a los tres grupos sumos
sacerdotes, anCIanos y letrados, lo cual da un carácter caSI ofICIal a
la burla No mterpelan dIrectamente a Jesus, pero tampoco CUChI-
chean ya entre sí, como en Mc, SIOO que se expresan abIertamente,
sobre todo de cara a los lectores y lectoras «Ha salvado a otros y él
no se puede salvaD> Los lectores pIensan qUIzá estos burlones tIe-
nen razón, pero no en ese sentIdo Jesús, en efecto, salvó a otros
muchos le pIdIeron salvacIón en la enfermedad y otros males, y la
alcanzaron (8, 25, 9, 27, 14, 30) Sus curaCIOnes y mIlagros PUSIe-
ron de mamflesto que era él qUIen «salvaría» a su pueblo Israel en el
sentIdo pleno de la palabra (1, 21) Los dmgentes Judíos son címcos
cuando saben eso y le recnmman en medIO de su extrema aflICCIón
Respetan, a pesar de su Clmsmo, el título confeSIOnal de «rey de Is-
rael», pero no lo hacen desde la fe, porque esta «confesIón» la han
tomado de PIlato (27, 11) Y de la mscnpclón romana en la cruz (27,
37) ¡Se hacen cómphces de los romanos hasta el punto de recono-
cer como «rey de Israel» al que estos han cruCIfIcado, por mstIga-
clón suya, como pretendIente meslámco 122 SI Jesús llegara a bajar
de la cruz, y lo hICIera ahora mIsmo, los dmgentes Judíos dIcen que
creerían en él con Igual perfIdIa había asegurado Herodes, en 2, 823 ,

21 N Kazantzal(Js, que puso a su segunda gran novela sobre Jesus el tItulo de


'O reAEvrafo, IIEtQaoIlO, (La ultIma tentaclOn), no utlhza esta escena para hacer
descender de la cruz al CrUCIfIcado e mduclrlo a recuperar la VIda, smo como un
momento de deblhdad entre ~AL ~AL YAqw oa~ax{}avL La tentaclOn es mero sue-
ño, tampoco en Kazantzakls sucumbe, pues, Jesus a la «ultIma tentaCIOTI»
22 Falta el EL condICIonal de V 4043, Y tampoco se trata, como en Mc, de un
mero apelatIvo de Jesus, smo que es, como en v 37, una oraclOn pnnclpal Cf Gle-
len, Konjhkt, 390 Los dmgentes jUdlOS, a dIferenCia de los «transeuntes», estan en-
terados de la dlgmdad cnstologlca de Jesus
23 Esta fIcclOn no le va en zaga, en refmamlento narratIvo y maldad, a la de Jn
19, 15, donde el evangehsta hace deCIr a los ludIOS «¡Nosotros no tenemos otro rey
que el Cesar'»
arder en deseos de ir a adorar al recién nacido rey de Israel. Pero los
lectores adivinan su falacia. Saben además, por el evangelio, que Je-
sús es realmente el rey mesiánico e hijo de David para Israel.
43 Los dirigentes judíos llevan más lejos su escarnio y utilizan pa-
ra ello las palabras de los impíos en Sal 22, 9. Suben un escalón
más que el v. 42 en maldad: si allí retaban a Jesús a salvarse a sí
mismo, ahora apuntan a Dios: «Pone su confianza en Dios»; ¡que lo
salve él, y ahora! Se desenmascaran así en su propio ateísmo. Al fi-
nal también ellos apelan a la filiación divina de Jesús: había asegu-
rado ser Hijo de Dios. Probablemente hay aquí un eco de las invec-
tivas de Sab 2,1824 : «Si el justo ese es hijo de Dios ('Uio~ ttEOU), ...
él lo auxiliará». Quizá Mateo tuvo presente el camino del justo que
sufre, descrito en Sab 2, 5. Pero «Hijo de Dios» es para él mucho
más que un justo bíblico ejemplar: es aquel a quien Dios mismo re-
conoció como su Hijo único (3, 17; 17, 5), ligado íntimamente al
Padre (11, 27), al que los hombres confiesan como salvador (14,
33; cf. 16, 16). Éste es el que recorre el camino de la obediencia al
modo del justo bíblico. Si el ttEOU 'Uió~ aparece dotado de toda la
plenitud de connotaciones que ofrece el concepto mateano de Dios
(y la obediencia a la voluntad de Dios es sólo una de ellas 25 ), en-
tonces queda claro lo que significa que Jesús, el Hijo de Dios, no
baje de la cruz, sino que siga el camino de la obediencia. Entonces
queda claro también lo profundo de la verdad que los dirigentes ju-
díos formulan inadvertidamente en su perversa ironía.
44 El tercer escarnio aparece sólo sugerido sumariamente por Ma-
teo, porque sigue la misma línea de los dos anteriores. Ahora son
los dos bandidos crucificados con Jesús los que hacen mofa de él.
No hay aquí el menor asomo de solidaridad entre los que sufren;
Mateo no conoce la figura lucana del «buen ladrÓn» (Lc 23, 40-
43)26. Jesús se halla completamente solo en su última tentación; na-
die de su pueblo da la cara por él.

24. La referenCIa a Sab 2 es antIgua. La encontramos ya en Alberto Magno n,


209; DlonIslo CartuJano, 310
25 Donaldson*, 11, habla, en referenCIa a la hlstona de la tradICIón bíblIca, de
dos esquemas «at least appearently confllctIng» de fIlIaCIón dIVIna, que han de con-
templarse conjuntamente en Mt Sobre el concepto mateano de fIlIaCIón dIVIna, cf
tambIén Luz, Sklzze, 231-234.
26. La exégeSIS ecleSIal conocIó dos posIbIlIdades de coordInar Mc/Mt y Lc' a)
Según Agustín (Cons ) 3, 16 = 340, el plural del V 44 debe entenderse como una fI-
gura retónca; se refIere a uno de los dos bandIdos. b) Según Jerómmo, 273, los dos
ladrones comenzaron a InJunar a Jesús, pero uno de ellos se convIerte después
Resumen

Esta hlstona aparece estratIfIcada descnbe en pnmer plano la


maldad de aquellos que mvltan con sarcasmo lrómco al presunto
HIJO de DlOS a la autoayuda y la confIanza en DIOS Su sarcasmo es
lrómco porque no creen eso que proponen a Jesús en frases altIso-
nantes Mas esta Ironía ofrece otro plano para los lectores del evan-
geho de Mateo en un sentIdo más profundo, todo lo afIrmado lró-
mcamente por los dmgentes Judíos es verdad Jesús es rey de Israel
DlOS, en qUlen él confía, lo salvará Cabe hablar, en este sentIdo, de
una «doble lronía»27, porque los lectores del evangeho lromzan a su
vez la Ironía de los .purladores Pero, de ese modo, el texto tamblen
hace entrever a los lectores algo de la majestad oculta de Jesús Y
despIerta expectatIvas DlOS va a mtervemr y salvará a su HIJO T7a
a revelar el verdadero papel que desempeña el rey Jesús, y poner en
eVIdencIa la mendacIdad de sus enemIgos ¿Cuando sucederá esto?
Jesus está ahora suspendIdo en la cruz Su muerte es mmmente y
el, por obedIencIa a DlOS, renunCIa a todo lo que sea actuar por SI
y ante sí El gran camblO, pues, tIene que llegar pronto SI DlOS es
realmente DlOS y mantIene su palabra De ahl que el texto ofrezca
un núcleo cnstológlco, como señalan muchos exegetas28 , pero no
pnmanamente en el sentIdo de que el texto pretenda adoctrznar
acerca de los dos aspectos de la fIhaclón d1Vma de Jesús su poder
y mISIón y su obedIencIa pacIente El núcleo del texto consIste más
bIen en llevar a su punto cntIco la hlstona del HIJO de DlOS paCIen-
te y obedIente hasta la muerte pronto acontecera el gran VIraje
DlOS va a mtervemr y pondrá de mamfIesto qUlén es realmente este
crucIfIcado

Historia de la influencia

Se ha prestado poca atenclOn al texto en la hlstona de la exégesIs So-


bre su mfluencla hay que decir que ha sido mlmma, aparte la denvada de la
hlstona exegetica en sentido estncto En todos los siglos nos encontramos
con una mterpretaclOn etica Cnsto, que supo esperar un poco y no se ba-

27 M Fowler, Let the Reader understand Reader-Response Cntlclsm and the


Gospel 01Mark, Mmneapohs 1991, 156s, cf W C Booth, A Rhetonc olIrony, Chl-
cago-London 1974, 28s
28 Señalado especialmente por Semor (PasslOn)**, 284
jó de la cruz, nos da ejemplo de paciencia29 . Calvino toma el viív de v. 42s
y dice: «Es contrario a la esencia de la fe aferrarse al adverbio 'ahora',
cuando Dios invita con la cruz a la obediencia»30.
Los exegetas denuncian unánimemente la hipocresía de los dirigentes
judíos. Su afirmación de que creerán si él baja de la cruz es mentira, «una
promesa mendaz». ¡De otro modo habrían tenido que creer con más razón
ante el milagro, mucho mayor, de la resurrecciónP¡ Queda así flotando, co-
mo en el propio texto mateano, una sombra oscura. Sólo en la exégesis de
la Reforma asoman algunos intentos de generalizar el escarnio de los diri-
gentes judíos, sin considerarlo como conducta judía, sino como conducta
humana ante la cruz. Musculus entiende la frase «~I"Vate a ti mismo», no
como una burla judía, sino como expresión de a\g~ humano: «La condi-
ción humana es tal que los mortales no pueden J{leñosjle amarse a sí mis-
mos y no soportan fácilmente su destruccióm~judíos juzgan «de
acuerdo con la razón» a aquel que «no había venido a salvarse, sino a en-
tregar su vida». El mundo no juzga a los hijos de Dios «según el criterio de
la flaqueza, sino del poder y la felicidad»32.

e) Muerte de Jesús (27, 45-50)

Bibliograjia: Burchard, C., Mk 15, 34: ZNW 74 (1983) 1-11; Fenske, W,


«Und wenn ihr betet... » (Mt 6, 5) (StUNT 21), 1997, 99-112; Gnilka, 1,
«Mein Gott, mein Gott, warum hast du mieh verlassen?» (Mk 15,34 Par):
BZ NF 3 (1959) 294-297; Grández, R. M., Las tinieblas en la muerte de Je-
sús. Historia de la exégesis de Le 23, 44-45a (Mt 27,45; Me 15,33): EstB
ser. 47 (1989) 177-224; Gut, Th., Der Schrei der Gottverlassenheit. Fragen
an die Theologie (ThSt [B] 140), 1994; Holzmeister, v., Die Finsternis beim
Tode Jesu: Bib. 22 (1941) 404-411; Jouassard, G., L'ubandon du Christ d'a-
pres saint Augustin: RSPhTh 13 (1924) 310-326; Id., L'abandon du Christ en
eroix dans la tradition Greeque des IVet V siecles: RevSR 5 (1925) 609-633;
Kenneally, W 1, «Eli, Eli, Lamma Sabaethani?» (Mt 27,46): CBQ 8 (1946)
124-134; Lange, 1, Zur Ausgestaltung der Szene vom Sterben Jesu in den
synoptisehen Evangelien, en H. Merklein-l Lange (eds.), Biblisehe Randbe-
merkungen (Schülerfestschrift R. Schnackenburg), Würzburg 21974, 40-55;
LaCoque, A., The Great Cry ofJesus in Mt 27, 50, en V. Wiles y otros (eds.),
Putting Body and Soul together (FS R. Scroggs), Valley Forge 1997, 138-

29. Gregorio Magno 21, 7 = FC 28/2, 384; similar p. ej. Anselmo de Laón,
1487; Bullinger, 257B.
30. Calvino n, 387s.
31. Jerónimo, 272.
32. Musculus, 595s (<<non ex infirmitate, sed ex potentia et felicitate»).
164, Leon-Dufour, X, Le dermer crl de Jesus Etudes 348/5 (1978) 666-
682, MahIeu, L, L'abandon du Chnst sur la crOlX MSR 2 (1945) 209-242,
Oh1er, M, Ella 1m Neuen Testament (BZNW 88), 1997, 139-153 173-175,
Pamchaud, L , Le Chnst vamqueur de la mort dans 1 Evanglle selon Phlllp-
pe Une exegese Valentlmenne de Mt 27,46 NT 38 (1996) 382-392, Rosse,
G , The Cry o/Jesus on the Cross A Blbllcal and Theologlcal Study, New
York etc 1987, SchutzeIche1, H, Der Todesschrel Jesu TThZ 83 (1974) 1-
16, Ttlhette, X, Der Kreuzesschrel EvTh 43 (1983) 3-15
Mas bIbhografia** sobre la hIstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46
Mas bIbltografIa*** sobre la hIstona de la crucIfIxlOn en Mt 27, 32-61,
supra,403s

45 Desde la hora sexta toda la Tierra estuvo en tinieblas has-


ta la hora nona. 46 Y alrededor de la hora nona gritó Jesús muy
fuerte:
«Eli, eli, lema sabaktani?»I, esto es:
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
47 Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías
llama este». 48 Inmediatamente uno de ellos fue corriendo a to-
mar una esponja, la empapó de vinagre y, sujetándola con una
caña, intentaba2 darle de beber. 49 Los demás decían 3 : «¡Vamos
a ver4 si viene Elías a salvarlo!»5. 50 Jesús dio otro grito fuerte y
exhaló el espíritu
1 Aparte de diferencIas menores en la transcnpclOn del texto arameo, hay dos
problemas Importantes de cntlca textual a)~, B, co, pnnclpales exponentes del tex-
to aleJandnno, se ajustan a Mc 15,34 Y leen EA(J)L, EA(J)L b) O Y algunos manuscn-
tos de It leen ~Ulj)1'}UVL, en la estela del texto hebreo de Sal 22, 2 ('li1:lI11) Nmguna
de estas vanantes representa el texto ongmal
2 Imperfecto de conatu
3 Las dos vanantes EAEYOV y ELnuv son eqUivalentes el EAEYOV prefendo por
Nestle-Aland 26 esta algo mejor atestiguado, pero podna ser una adaptaclOn secun-
dana al v 47
4 ' A<pE<; + conjuntivo (p eJ Lbo~EV) slgmfJca en gnego claslco «deja (vamos
a ver)>>, o «permite (que veamos)>> La expreslOn denvo hlstoncamente haCia una
partlCula exhortativa (gnego moderno uo + conJuntivo, p eJ u<; Lb(J)~E = «vamos a
ven» La cuestlOn es aquI (yen Mt 7, 4) saber hasta que punto a<pE<; conserva aun
el peso de un verbo mdependlente (como podna sugenr el plural de los conjuntivos
sigUientes) o pasa a ser ya la partlcula exhortativa y, por tanto, casI eqUivalente a
bEUQO Hay documentos de la epoca a favor de esto ultimo, cf Bauer, Wb6, s v
a<pLTJ~L n° 4 ap 2, Bl-Debr-Rehkopf § 265, n 1 Las dos tradiCIOnes, pues, son po-
Sibles en el aspecto hngUiStlco, 7,4 (y tamblen consideracIOnes de contemdo sobre
v 49, cf mira, 447s) se mchnan en favor de la segunda
5 ~, B Yotros testigos msertan aqUila lanzada refenda por In 19,34 UAAO<; bE
Auf3WV AOYX1JV EVV~EV UVTOlJ TTJV nAE1JºUV XaL E~1JA{}EV lJb(J)º XaL uLj.Lu, a dlferen-
Análisis

1 Estructura El v 45 es un campas de espera dramatIco para el acon-


tecImIento central, la muerte de Jesus durante tres horas rema la oscun-
dad Solo despues sIgue, en v 46, el pnmer clamor de Jesus, y en v 50 el
segundo, caractenzados ambos con la expreslOn <:pwvfj IU,yu"-TI, e mmedIa-
tamente despues la muerte Entre uno y otro clamor, v 47-49, se cuenta el
malentendIdo de los presentes y la ultIma burla a Jesus, enmarcada por dos
referenCIas a Ellas (v 47-49), en medlO de ambas, el segundo ofrecImIen-
to de bebIda a Jesus (v 48) ~w(Jwv (v 49) -partIcIpIO de futuro, algo sm-
guIar en Mateo-- evoca los comentanos sarcastIcos de v 40-42 y onenta la
comprenSlon de los lectores en esa dIreCCIon

2 Fuente Mateo sIgue fIelmente, tambIen en esta seccIon, Mc 15,


33-37, mIentras que Lucas solo asume Mc 15,33 YMc 15,37 fmal (E1;Err-
VE'UOEV) Juan procede por su cuenta, reseña Unlcamente el ofrecImIento
de bebIda al CrucIfIcado medIante una esponja (Jn 19, 29s = Mc 15,
36/Mt 27,48) en verSlOn dIferente Hay una comcldencIa slgmfIcatlva en-
tre Mateo y Juan en v 50// Jn 19,30 ( .0 rrvE'D~u) Lo mas llamatlvo es
que m Lucas m Juan reproducen el gnto de Jesus «DlOS mlO, DlOS mlO,
"por que me has abandonado?», y ponen otras palabras en su lugar Segu-
ramente se consIdero esta frase como problematlca ya en el cnstlamsmo
pnmttIvo Asoma aqm una tendencIa que va a deterrmnar toda la hIstona
de la acogIda de la crucIfIxlOn de Jesus en la IgleSIa antlgua y en la Edad
MedIa Habra que dar, en consecuenCIa, un peso especIal al v 46 en la
expllcaclOn
El texto marqmano aparece cmdadosamente elaborado por Mateo en
los v 48s, Mateo aclara y enmIenda el confuso v 36 marqmano En Mar-
cos no se sabe como compagmar la aCClOn de «uno de ellos» -oferta de VI-
nagre a Jesus- con 10 que dIce el mIsmo a Jesus (<<¡DeJadlo, a ver Si VIene
Ellas a descolgarlo'»), 111 se entIende por que habla en plural, Mateo sepa-
ra ambas cosas uno de los presentes corre con la caña y la espollJa empa-
pada en vlllagre haCIa Jesus, y los otros (alOE AOLrroL6) le gntan U<:pE~
(¡slllgular') tOW~EV TambIen el v 50 aclara algo respecto a Marcos la
oraClOn partlCIpIal de Mc 15, 37a se puede entender Igualmente como re-
ferencIa al v 34 (<<pero Jesus, despues de haber lanzado el gnto »), Ma-
teo, en cambIo, hace constar que se trata de dos gntos dIferentes rru-

cm de Jn, ¡antes, por tanto, de la muerte de Jesus' La varIante es, como la de v 35


(cf supra, 405, n 5 sobre 27, 32-38), mdlclO de una necesIdad urgente de las co-
mUnidades concordar los textos evangehcos, sobre todo en el relato de la muerte de
Jesus
6 Con uso parecIdo en 22, 6
A.W rtQUSU~7 CPOVÜ I1EYUA.n La formulaclOn acpijrtEV TO JtVE1JI1U (v 50b), m-
solita para Mateo, parece mas solemne que el eSEJtvE1JOEV marqmano, y
narra la muerte de Jesus, siqmera con tres palabras, lmgmstlcamente se
compone en su totalidad de elementos marqmanos S Los otros camblOs res-
pecto a Marcos, poco sigmficatlvos, son todos mateanos9

3 La cita del v 46 a) Lafrase aramea El l]A.L mateano se correspon-


de con el texto hebreo de Sal 22, 2, pero aparece bien documentado como
hebraismo en arameo y concuerda aSimismo con el texto de Tg Sal 22, 2
AEI1U es una vanante de transcnpclOn que armomza con el arameo "T~"
mas exactamente aun que el A.uI1u marqmano, ou13UX{tUVL es, por lo de-
mas, arameo El texto mateano de Sal 22, 2 no es, por tanto, una adapta-
ClOn al texto hebreo lo smo un texto arameo transcnto correctamente Ma-
teo pudo haberlo modifiCado frente al texto marqUlano para hacer mas
comprensible el malentendido de una llamada a Elias, o porque armomza-
ba mejor con la frase aramea, familiar para el, de Sal 22, 2 Ambas hipote-
SiS son compatibles con el supuesto de que el Mateo smo fuese bllmgue J J
b) La tradUcclOn griega presenta igualmente grandes problemas en v 46c
parece mas plausible que Mateo, siguiendo su costumbre, hubiera adapta-
do el texto a los LXX Pero no fue aSi Cierto que LVUTL se ajusta a los
LXX, a diferenCia del d~ TL marqmano, pero tambien al lenguaje proplO de
Mateo J2 La posicion de I1E y el vocativo atlco correcto {tEE 1101J no comCi-
den con los LXX, que lee ó {tEO~ 1101J, como Mc 15,34 13

7 Es mateano ltUALV con referenCIa directa (cf vol 1, Introd 4 2, especial-


mente dentro de la misma pencopa, Mateo 1, 57ss) KQu~o puede ser redaCClOnal
(lbld ), Yademas es remmlscencla de Sal 21, 3 LXX
8 Sobre CUpijXEv cf el ((PW; marqUlano, TO ltVEÜIlU esta tomado del E;E
ltVEU OEV marqUlano
9 Son mateanos segun vol 1, Introd, 42 (Mateo 1, 57ss) en v 45 cmo
EúJ~, en v 46 ltEQL + acusativo con mdlcaclOn horana (cf 20,3 5s 9), (lE, los voca-
blos LXX avuf3ouúJ, AeyúJV y TOUt' EOtLV (cf ODTO~ EOtLV), en v 47 (lE, EXEL, oD
tO~, en v 48 E1rt}EúJ~, eI~ EX (cf 10,29, 18, 12,22,35), AUf3úJV Sobre ltLllltAlJllL
cf 22, 10 sobre tE cf 22, 10,28, 12, sobre v 49s cf supra, n 7 Son vocablos de
eVltaclOn mateana (vol 1, Introd, 4 3, Mateo 1, 76ss) ol ltUQWTlJXOtE~, L(lE (Mc 15,
35, cf v 47) Es dificIl de mterpretar la sustItuclOn de bAO~ por lta~ en v 45
10 ASI P eJ ABen, 294, Wlefel, 480, Semor (PasslOn )**, 295s, y muchos otros
II Cf vol 1, 56 Esta concluSlOn es compatible, obViamente, con la hlpotesls
de que Mc 15,34 fuese elaborado antes de Mt por grupos letrados, cf vol 1, 83s
(Mateo 1, 84s) e mfra, n 13
12 Cf 9,4
13 En los LXX solo aparece el vocativo {}EE unas 10 veces, generalmente en es-
cntos ongmalmente grIegos No hay una exphcaclOn razonable para esta dIferenCIa
respecto a los LXX, salvo la expeditiva referenCia a una elaboraclOn premateana de
Mc 15,34 (algo SImIlar Strecker, Weg, 26s, aunque basandose en el texto arameo, no
en el grIego)
Explicación
45 Ha llegado la hora sexta, medIOdía. Una densa oscundad se ex-
tiende por toda la Tierra. El evangehsta no da ninguna exphcacIón;
a diferencia de Lc 23, 44, él no habla de un eclipse de sol. 'E:rd
Jtaaav 't~v yfív no debe entenderse, al uso del evangelista, en el
sentido de «sobre todo el país», es decir, sobre Judeal4, sino «sobre
toda la Tierra»15. Las tinieblas, por tanto, no son llaturales l6 sino
cósmicas, sobrevenidas por intervención divinal?
¿Cómo interpretarlas? Los exegetas de todos los tiempos con-
vienen en que no es posible una interpretación unilineal. Desde Al-
berto Magno entendIeron las tinieblas como el imciQ de los porten-
tos del Cristo divino en la cruz l8 . De ser así, formarían parte de las
señales posteriores a la muerte de Jesús, como el rasgarse la cortina
del templo, el temblor de tierra, las apariciones de difuntos y tam-
bién, en interpretación de algunos, el último clamor- de JesÚs 19• Pe-
ro esta interpretación es improbable: en v. 51 hay un cambio estilís-
tico notable, y xat i&o'Ú sugiere que algo nuevo Vll a empezar. El
evangelista distingue con claridad en su narración ~ntre lo que su-
cede antes de la muerte de Jesús y lo que sucede inmediatamente
después 20 •

14 Así 10 entIenden, desde Ev Pe 5, 15 YOrígenes 134= GCS Ong XI, 274s,


numerosos exegetas antiguos y modernos El argumento que aducían muchos en fa-
vor de esta mterpretaclón era de tIpo astronómIco SI se atnbuyen las tImeblas a un
eclIpse de sol, no pueden darse a la mIsma hora en toda la Tlerr<¡
15 ni en el sentido de «país» o tIerra con mmúscula suele Ir especIfIcado con
el atnbuto correspondIente (2, 6 20s, 4,15,10,15,11,24) En los restantes pasajes,
a menos que sea claro por el contexto el sentido de «tIerra flrmt:» (a dIferenCIa del
agua) o «suelo» (= humus), casI sIempre es mequívoco el sentIdo de «TIerra» (=
mundo) ExcepcIOnes 5,5,23,35
16 Holzmelster* enumera todas las causas naturales Imagmables, desde un
eclIpse de luna (') documentable el 3 de abnl del 33, pasando por una tormenta de
arena, hasta unas nubes compactas, pero no se ajusta de ese modC) al sentIdo del tex-
to, como él mIsmo reconoce
17 En eso convIenen los exegetas de la IgleSIa antigua La fIesta de pascua se
celebra sIempre con el plemlumo, según el calendano judío, pero sólo puede darse
un eclIpse de sol en tomo a un novIlumo (Cf Orígenes 134 = CCS Ong XI, 272,
Agustín, ClvD 3,15 = BKV 1/1,153)
18 «HlC mClplt agere de demonstratIone dlvlm vlrtutIs Chl1.stI patIentIs, quae
usque huc abscondIta fillt m passlOne assumptae mflflmtatIs» (Alberto Magno II,
210)
19 Cf mfra, 447-449
20 TambIén Ev Pe 5, 15 10 apunta el sol ya se había puesto cuando Jesús es-
taba aún VIVO
Eso slglllfIca, a la vez, que no todos los paralelos antlguos que hablan
de eclipses de sol y fenomenos similares en la muerte de personajes cele-
bres son de Igual Importancia en cuanto honzonte de aSOClaClOn, como
tampoco lo son todos los pasajes blbllcos aducidos con tanta profuslOn pa-
ra explicar las tlllleblas Son comparables, obviamente, los pasajes en que
las tlllleblas anuncian una desgracia mmmente 21 , pero es obvIO que tales
pasajes no son signos precursores en el sentido usual, porque el CrucIfica-
do va a monr mmedlatamente, para eso no se necesitan anuncIOs La m-
terpretaclOn prefenda desde la Iglesia antlgua22 conSidera las tlllleblas co-
mo señal del JUICIO dlvmo mmmente23 Mt 24, 29s orienta las aSOCiaCIOnes
de los lectores en una dlrecclOn parecida Caben, sm embargo, otras mter-
pretaclOnes las tlllleblas son señal de duelo en el clel0 24 El sol oculta su
faz por verguenza, para no ver lo que sucede25 Ya en los paralelos blbllcos
y antiguos es frecuente que se combmen mterpretaclOnes diferentes

21 Grandez*, 199s, ofrece la VlSlOn panoramlca mas completa sobre todos los
lugares paralelos Son Importantes p eJ Plutarco, Pelop 31 = 295, DlOdoro Slculo
15,80 (eclipse de sol y otras señales de la muerte de Pelopldas), EusebIO, Praep
Ev 8,14,50 (eclipses de sol como señales de la muerte de reyes, etc), DlOn CasIo
56, 29 (eclipse de sol y otras señales de la muerte de Augusto), Plinlo, HIst Nat 2,
97, Ciceron, Nt Deor 2, 14s (señales cosmlcas de la guerra octaViana), OVldlO, Me
tam 15,782-799 (señales cosmlcas antes de la muerte de Cesar, eclipse de sol, en-
tre otras), Filon, Prov fr 2,50 = 100 (= Phllo vonAlexandna Dze Werke zn deut-
scher Ubersetzung, ed por L Bohn y otros, VII, Berlm 1964,375, cf Ibld, 80s =
364) Cabe adUCir qUlza tambJen Ex 10, 21s LXX (tinieblas EJtL rtaoav yijv Atyurt
TOU como advertenCia), loel3, 4, Zac 14, 6s LXX (tinieblas hasta el anochecer Zac
14, 4s es un texto fundamental para v 51b-53, cf Infra, 462-464 y Bill 1, 10415)
Tamblen en Mt 24, 29 precede el oscurecimiento del sol y la luna a la venida del HI-
JO del hombre No hacen al caso el eclipse de sol y los truenos que acompañan al
aCjJavLoflo~ de Romulo (Plutarco, Rom 27 = 34, P eJ), aunque sea frecuente evo-
carlos a este respecto
22 ASI mterpretan, ya en la IgleSia antigua, Ireneo, Haer 4, 33, 12, Ongenes,
fr 556 = GCS Ong XII, 228
23 Sobre el trasfondo blblico, cf Am 5, 18,8, 9s, Joel, 2, 2, 3, 15, Sof 1, 15,
ls 13, lOs, Jr 15, 9
24 En el mundo blblico Jr 4, 27s, Am 8, 9s, documentos JudlOs en Bill 1,
1042, nO 3 Eclipses de sol y otros fenomenos cosmlcos como señales de duelo dl-
vmo en la muerte de grandes personajes en la antlguedad VlrgillO, Georg 1, 466-
488, espec 466-468480, Plutarco, Caes 69 = 740s (duelo cosmlco a la muerte de
Cesar), DlOgenes LaerclO 4,64 (el sol y la luna muestran oUflrta'frELa en la muerte
de Carneades), Vit Ad 46, 1 (en la muerte de Adan) Esta mterpretaclOn es fre-
cuente en la IgleSia antigua desde Ongenes, fr 556 = GCS XII, 228, a veces en com-
bmaclOn con la referenCia al JUICIO (como en Am 8, 9s)
25 Eunpldes,Iph Taur 193-196 (el sol se oculta ante lo ocurndo en la casa de
los atndas), ServlO Gramatlco, In Virgllll carmzna commentanus (ed por G Thilo),
Hildeshelm 1961, 1, 568 = 172 En la IgleSia antigua lo mterpretan como expreslOn
de verguenza de los astros, que no qUieren ver la muerte de Jesus, p eJ Meliton de
Sardes, Pascha 97 (pudor ante la desnudez de Jesus), Cmlo de Jerusalen, Cat 4, 10
= BKV 1141, 67
Esta polivalencia indIca, a mi juicio, que no basta con interpre-
tar las tinieblas simbólicamente «como algo», y descifrar su signi-
ficado. Las tinieblas tienen su significado en el plano del relato
mismo: a la hora sexta ha oscurecido. No hay explicación para eso.
La oscuridad es total, cerrada. Envuelve al mundo entero y lo para-
liza todo. Nada más acontece a lo largo de tres horas 26 • El cosmos
contIene la respiración; el v. 45 viene a ser un vacío cósmico. Los
lectores presienten que se va a producir algo de trascendencia mun-
dial, y así será literalmente.
46 Después de tres horas cesan las tinieblas; la hIstoria de la muer-
te del Hijo de Dios continúa. Ahora, hacia las tres de la tarde, lan-
za Jesús un fuerte grito. Mateo no da una indicación horaria; no le
interesa, como quizá a Marcos, un esquema horario apocalíptic0 27 ,
y menos aún lo que será fundamental desde la Edad Media para la
espiritualidad cristiana de la pasión: los tiempos exactos de oración
que articularon la semana de pasión y especialmente el viernes
sant028 •
El clamar «a voz en grito» --expresión bíblica29- no debe evocar
la voz justiciera de Dios, ni la voz del Juez universal e Hijo del
hombre; es el clamor de un orante, como sugiere el contexto mis-
m0 30• El contemdo de la oración es el pasaje Sal 22, 2, el clamor de
Jesús en su abandono. Aparece destacado con la doble versión en
arameo y en griego.

26. Un paralelo afin es Ap 8, I (mdlcaclón de Stephan Boslger) Davles-Alh-


son III, 622s mencIOnan otros ejemplos de «narratlve stlllness» como recurso hte-
rano Lib Ant 19,16 (el canto de los ángeles cesa en la muerte de MOiSés), 4 Esd
7, 30s (el mundo vuelve al silencIO pnmlgemo después de la muerte del Meslas) y
ProtEv Sant 18 (mterrupclón en el naCimiento de Jesús)
27 Mt omitió señalar el momento de la crucifIXIón, la hora tercia (Mc 15, 25)
28 Cf p eJ (Ps-)Beda, De medltatlOne PaSSlOms Chnstl, PL 94, 561-568
Un ejemplo muy bello del siglo XIV es el canto «Patns Saplenlla» (Impreso en
Wackernagel, Klrchenlled, 30), del siglo XVI, Die sleben Tageszelten (Impreso
en Wackernagel, Ibld , 106) Más InformaCión en J Stadlhuber, Das Lalenstun-
dengebet vom LeIden Chnstl m semem mlttelalterllchen Fortleben ZKTh 72
(1950) 282-325
29 Cf Gn 27,34, 1 Sm 28,12 LXX, Jdt 4,9,7,23, Is 36,13, Ez 11, 13, Sus
24,420, Bel41 0,3 Mac 5, 5 Los LXX emplean a menudo el verbo ava~oáOJ
para deSignar la oración en voz alta

xQa~OJ), Ez 11, 13, Bel


man, Jesus, 186
°
30 Cf Sal 17, 7 LXX, Sal 21, 3624 LXX, Sal 68, 4 LXX (sIempre con
41, paralelo Ir 2, 2, MTeh 22, 2 sobre Est 4, 16 en Dal-
Historia de la influencia

El v 46 es uno de esos textos bíblicos en los que se ve reflejada 46 31


toda la hlstona de la espmtuahdad europea Cabe dlstmgUIr a gran-
des rasgos dos ejes pnnclpales de su recepcIón En el pnmer mI1e-
mo de la hIstona cnstIana se mtento, mas que nada, sublimar este
gnto orante de lesus a la luz de la fe pascual y tratar de comprender
por qué el propIO HIJO de DIOS celestIal gnto una cosa así En el se-
gundo mI1emo se dIO una vuelta de hOJa lesus ha Ido sIendo redes-
cubIerto como hombre, y al fmal su clamor pasa a ser el gnto de an-
gustIa del hombre dolando, sImplemente Todo este doble sentIdo
en la hlstona de la mterpretacIOn se puede expresar tambIen en el
contexto de la doctnna de las dos naturalezas el problema era como
el hombre-DIOs, que en su naturaleza dlvma era Igual a DIOS, pudo
ser abandonado por DIOS La doctnna claslca de las dos naturalezas
habla dado sus respuestas a esta pregunta Tales respuestas fueron
perdIendo fuerza con el tIempo Así, en la I1ustraclOn la doctnna de
las dos naturalezas fue exammada tambIén, cntIcamente, a la luz de
Mt 27, 46, Y en el sentIr de muchas personas perdIó su vIrtualidad
para ser la verdad fundamental de la fe cnstIana

a) El v 46 en la Iglesia antigua Esas palabras de lesus resultaron pro-


blematIcas para la fe en la dlVlmdad de Cnsto De al11 que el evangelio de Pe-
dro 5, 19 ponga en boca de lesus, mmedlatamente antes de monr, estas
otras «Fortaleza mla, Fortaleza mIa, ¿me has abandonado?» No esta claro
SI esta exclamacIOn ha de mterpretarse en el sentido de una cnstologla do-
cetlsta El evangelio gnostIco de FelIpe declara tamblen, InmedIatamente
despues del gnto de lesus sobre el abandono, que aquel que fue engendrado
por DIOS se separa «dellugam 32 Igualmente muestran tendenCIas docetlstas
algunos escntores que estan dentro de la ortodOXIa AmbrosIO comenta
-muy ambIguamente para una vlslon eclesIal ortodoxa- que «gnto el hom-
bre que Iba a monr al separarse de la dIVInIdad»33 Tal afmnacIOn pone de
mamfIesto lo dIficIl que resulto nuestro verslculo para la cnstologIa ecleSIal

31 Breves y valiosos sumanos sobre la hlstona de la exegesls en Rosse*, 73-


100 Yen Grandez*, Gut* contiene abundante matenal sobre el tema en la teologIa
moderna
32 Ev Fel, log 72 = NHC JI 68, 26-34 El texto esta mal conservado, pero es
mdudable que el evangelio de Felipe no defiende una cnstologla docetlsta en el sen-
tIdo usual de la palabra, porque la «verdadera» carne es, segun el, la de Cnsto
33 «Clamavlt horno dlvlmtatlS separatIOne monturus» (AmbrosIO 10, 127 =
CSEL 32, 503)
La mayona de los exegetas de la Iglesia antigua emprendieron una es-
calada desde la paradoja de la doctrzna de las dos naturalezas ConSideran
importante, de un lado, que Cnsto se hIciera realmente hombre y, por en-
de, que su cruciflxlOn no fuese meramente xm:u cpuv-tumuv 34 Segun Hi-
lano, Jesus fue abandonado realmente por DlOS, pues la muerte era una
consecuenCia de su humamdad 35 En la teologia gnega, de otro lado, DlOS
es esencialmente un:u{h¡c:; el Logos no puede sufrIr, solo padeclO la carne
En consecuenCIa, Jesús como Lagos nunca fue abandonado por DlOs 36 En
su naturaleza dlvma, Jesus, que era DlOs, no sufnó daño alguno en la
cruz3? La teología escolástica expreso esto formalmente dIcIendo que no
fue abandonado por DIos m en la UnlO de las dos naturalezas m en la gra-
cIa dlVma, smo úmcamente en su propIa expenenCia de sufrlmlento 38 Pero
la Iglesia antigua creyó unámmemente que el gnto orante de Cnsto no de-
bla mterpretarse como expresIón de una profunda desesperanza, smo des-
de el tnunfo que comIenza con su muerte en cruz 39 La VlSlOn pascual pre-
valece en estas mterpretaclOnes, y la divimdad de Jesús aparece así, al
fmal, de más peso que su humamdad
Junto a la mterpretación cnstologica en sentido estncto del v 46, la
Iglesia antigua conoce también una znterpretaclOn soterlOlóglca, que cobra
especial importancia en la Edad Media Ya Orígenes supuso, mCidental-
mente, que Jesus había pronunciado esas palabras del salmo a la vista de los
pecados de los hombres, en favor de los cuales munó40 Cnsto representa al
hombre pecador, por el cual muere Ora desde su perspectiva de represen-
tante de los humanos ante DlOS41 No por necesidad suya, smo por compa-
Sion hacia los humanos clama Jesus por ellos al Padre42 Desde Agustín
emerge la idea de que Cnsto ora aquí como Cabeza en favor de su cuerpo,
la Iglesla43 De ahi que Pascasio Radberto no conSidere este clamor de Jesus
como un gnto de socorro, smo como un sacrament044 «Llora sobre la des-

34 EutImIO Zlgabeno, 732


35 Hllano 33, 6 = SC 258, 254 (<<qUla erat horno etlam morte peragendus»)
36 Leon Magno**, 17(= 68), I = 171 Similar AtanasIO, Contra Ananos or 3,
56 = BKV 1/13, 316s, Juan Damasceno, Defide Orthod 3,24 = BKV I/44, 181
Mas documentos en Mahleu*, 211-222
37 Cmlo de AleJandna, fr 312 = Reuss 265, Pedro de Laodlcea, 333
38 Tomas de Aqumo (Lectura) nO 2383, cf Id, STh III q 50 a 2
39 Leon Magno**, 16s = 170 (el gnto no es queja, smo enseñanza), Efren el
Smo 20, 30 = 364 (un gnto que vence a la muerte), cf Ishodad de Merv, 113 (el
clamor orante de Jesus es solo para mstruccIOn nuestra)
40 Ongenes 135 = GCS Ong XI, 280
41 Gregono NaCianceno, Or Theol 4,5 = PG 36, 108s Mas documentos en
Maldonado, 630 y en Jouassard (1925)*,613-617
42 Leon Magno**, 17(= 68), 2 = 172
43 Jouassard (1924)*,313-322
44 PascasIO Radberto, 958
gracia de aquellos cuya naturaleza él asume», dICe Estrabón, para añadir
«De ese modo da a entender cuánto deben llorar aquellos que pecam>45 En
Bnglda de Suecia dICe la madre de DIOS, María' «Lanzó su gnto, más de
conmoción por nuestro dolor que por el suyo proplO»46 Estar abandonado
de DIOS es la situación de los pecadores, aquí, Jesús los acoge a todos47

b) La Edad Media Com-paswn con el Crucificado En la Edad Me-


dia alta y tardía, el sufnmlento del hombre Jesús va pasando gradualmen-
te a pnmer plano La respuesta humana a este sufrImiento es la compassw.
asumir, sentIr, compartir, Imitar lo que Cnsto padeCiÓ por nosotros Con
esto queda dicho claramente que la compassw no es contrana a la mter-
pretaclón cnstológlca y, sobre todo, sotenológlca, smo que las presupone
y se basa en ellas DlOlllSIO Cartujano escnbe que Jesús qUIso expresar con
el v 46 el mmenso dolor que smtIó en todos sus miembros No es que hu-
biera Sido abandonado por la gracia y la glona dlvmas, smo que deJó de
flUir el consuelo de la parte supenor de su alma a la parte mfenor «Medi-
temos, pues, cada día, vanas veces al día, de todo corazón, cuánto padeCiÓ
por nosotros, miserables, el Cordero mmaculado, el hombre DIOS, el creador,
hermano, nuestro Juez y defensor, y dejémonos mflamar por su amor»48
También nosotros debemos estar Junto a la cruz «Quédate también tú Jun-
to a la cruz y llora por el Señor que munó por tI» El duelo del sol ocul-
tándose debe mover nuestros corazones empedernidos a la compassw 49
Ejemplo de esta actitud es la afliCCión de la Madre de DIOS, María, que
aparece de pie baJo la cruz en mnumerables Imágenes de aquella época, y
que en muchos mistenos de pasión se lamenta y llora, aSistida siempre por
el discípulo amad0 50

c) El sufrimiento expiatorIO del Cristo total en la teología de la Re-


forma Fueron los teologos de la Reforma los que cuestionaron las dls-
tmclOnes con que la cnstología de la IgleSia antigua había mtegrado el
texto Mt 27, 46 en la doctrma de las dos naturalezas Lutero declara «SI
yo creo que solamente la naturaleza humana padeCiÓ por mí, Cnsto me
resulta un mal salvador y qUizá entonces él mismo necesite de un salva-

45 Estrabon, 175
46 Bnglda de SueCia, VIS IV = Die Offenbarungen der hel!lgen Blrgltta van
Schweden, textos escogidos por S Stolpe, Frankfurt 1961,124
47 Bruno de Segm, 305s
48 DlOmslO Cartujano, 312
49 Ludolfo de Sajoma**, 63, 26 = 111 (cita), 11, 63, 37 = 119 Similar Tomás
de Kempls**, 27 = 168
50 ImpresIOna especialmente el llanto de Mana en el mlsteno de paslOn de
Frankfurt, 1493, aqUl v 3887-4097 = Janota**, 381-395, o en el mlsteno de Alsfeld,
v 5808-6107 = Fromng 11**, 776-786
dom 51 . Para Lutero es Importante que Cnsto no tuviera que padecer sólo
corporalmente, smo soportar toda la profundidad del sufnmlento aními-
co, hasta al abandono de DIOS, pues en ese abandono se hace vISIble y
palpable como está realmente el pecador en su desesperación ante DIOs
«SI conSidero mi pecado, estaré ante DIOS peor que Cnsto en la cruz. Yo
soy el que mereCiÓ, por el pecado, que DIOs se enemistara conmigo
Cuando el pecado se manIfiesta y remuerde la conCienCia, tamblen el (el
pecador) clamará (,Por qué me has abandonado?» No se trata, pues, de
predicar «lo mucho que él (Cnsto) sufnó. mira más bien en el corazón
de Cnsto por que sufno tanto y lanzo esos dos gntos por mi causa»52 En
la magnItud de su pasión se hace VISible la profundidad de la condena-
Ción, de la que Cnsto nos salv053 Así, la paslOn de Cnsto no se ha de VI-
vir como expenencla, smo escuchar y acoger como un sacramentum pre-
dlcad0 54 El pensamiento de Calvmo va en direCCión Similar Jesus lamenta
-dlce- «haber Sido abandonado por el Padre, no fIcticlamente o como un
actor escenICo», el es en verdad el varon de dolores de Is 53, 3 5, porque
padeCiÓ tamblen en su alma los castigos destmados a nosotros55 La exé-
gesIs de la Reforma tiende, pues, al teopasqUlsmo, debido a la radicali-
dad de su concepto del pecado y de la gracia Esa tendenCia aparece ex-
presada claramente en el texto ongmal, de Johann RISt, del conocido
canto alemán O Traungkelt (¡Qué tnsteza') «¡Qué desgraCia' DIOS mis-
mo ha muerto, munó en la cruz»56
La exegesls católica reaccIOnó con verdadero espanto la Idea de que
Cnsto hubiera perdido su fe en la cruz es para Maldonado «horrendum
etiam auditu», una blasfemia que supera a la de los Judíos en V 39-4457 Sm
embargo, la radICalizaCión de la Reforma se entendiÓ mal en este punto, ya
que no se trata de un abandono de la fe, smo de creer en DIOS contra DIOS,
es deCIr, en el fondo, de la ImplicaCión entre el Deus abscondltus y el Deus
revelatus
Algo del talante de la teología reformada trasciende también en un Im-
presIOnante dibUJO de Rembrandt sobre la cruCIfiXión, el último conocido
del maestro, que H M. Rotermund relaCIOna con Mt 27, 46 (11 46)58. la
cruz se alza en el centro, Jesús no dmge su mirada a las personas desola-

51 Lutero, VomAbendmahl Chnstl, Bekenntnzs, WA 26, 319, 37-39


52 Id (Evangeilenauslegung) V 18 (= PasslOnspredlgten von 1525)
53 Id (Evangeilenauslegung) V 19
54 Hemtze**, 245
55 Calvmo n, 395s, cita 396 Pero Calvmo señala que el Cnsto abandonado
totalmente por DIOS no perdlo la fe en el DIOS mVlSlble Similar Id, Inst n, 16, 11
56 Texto segun G Ebehng, Dogmatlk des chnstilchen Glaubens n, Tubmgen
1979,203 Comparar con el texto de EG 80, estrofa 2
57 Maldonado, 629s
58 Foto H M Rotermund (ed), Rembrandts Handzelchnungen und Radle-
rungen zur Blbel, Zunch 1963, 231
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Ilustración 46

das, sino hacia amba, al Padre, Bajo la cruz y junto a ella plañen las mu-
Jeres con gestos dramáticos o permanecen calladas. Hay aquí reminiscen-
cias de la espiritualidad de compassio. Pero lo más impresionante es el
flanco izquierdo del cuadro. A la izquierda de la cruz, sobre los contornos
de la ciudad está la nada, la pura nada, interrumpida sólo por una línea su-
tIl, un rayo que viene del cIelo quizá, y sugIere que Dios está ahí, a pesar de
todo.

d) De la crisis de la cristología de las dos naturalezas a la muerte se-


rena del hombre divino en la Ilustración. El cuestionamiento de la cristo-
logía de las dos naturalezas asoma ya en la época de la post-Reforma. El
unitario Wolzogen interpela a sus lectores: «¿Que necesidad tenía Cristo
-os pregunto yo- de implorar la ayuda de DlOS SI era el Dios supremo?
¿Por qué dijo 'Dios mío'?»59. Más tarde, David Friedrich Strauss descah-
fica la doctrina de las dos naturalezas por reducción al absurdo: semejan-
te oraCIón no es posible, sencillamente, sin que «la segunda persona de la
divinidad se hubiera emancipado de la primera»60.

59. Wolzogen,436s.
60 Strauss, Leben II, 577.
La teologIa del siglo XIX sustItuyo, como se sabe, la naturaleza dlVma
de Cnsto por la conciencia subjetIva de DlOS que tuvo el hombre Jesus o,
dicho en frase claslca de Schleiermacher, «por el vigor perenne de su con-
CienCIa de DlOS, que fue una verdadera presencia de DlOS en el»61 En esta
perspectIva, lo de Mt 27, 46 sena una obnubl1aclOn pasajera de ese vigor
perenne Schleiermacher eludlO este verslculo, molesto para el, slgUlendo
una huella exegetIca que hablan trazado antes de ellos l1ustrados H E G
Paulus y J J Hess segun estos, Jesus se hmlto a recitar en voz alta el pn-
mer verslculo del Sal 22, pero tuvo presente sm duda el salmo entero y el
consuelo que ofrece 62 La otra poslblhdad de suavizar el v 46, que podna
desprenderse, sobre todo, de una lectura «smoptIca» de las siete ultImas
palabras de Jesus en la cruz63 , conslstIa en mterpretar el gnto de abando-
no como un desfalleCimiento ammlco momentaneo y fugaz, muy com-
prensible pSlCologlcamente su conciencia de comumon con DlOS «cedlO»
un mstante «por el dolor , pero este sentImiento subJetIvo, fugaz no
debe confunduse con un abandono real y obJetiVO de DlOS»64
Esto despeja el cammo, desde la exegesls, para concebir globalmente
la muerte de Jesus como un monr tranqUilo y confIado solo por un breve
mstante le asaltan las dudas a Jesus, segun el hbreto de la PaslOn de Ram-
ler, pero eso qUIere deCir ya «Mirad la hora oscura paso», Jesus acaba su
Vida con las palabras sosegadas de Jn 19, 30 y Lc 23, 4665 LoUls Spohr po-
ne en boca del dlsclpulo Juan «¡Mirad, DlOS no abandona al que confía en
el' La paz del Cielo reposa sobre el Paciente Le bnlla la mirada, mclma la
cabeza haCia el pecho, que se alza ahora mas dulcemente »66 Jesus mue-
re relajado, sereno, mtImamente supenor y soberano, como hombre real-
mente sabiO y bueno
La cntIca radical ehglO otra vla mterpretatIva desde H S Relmarus a
diferenCIa de la mayona de los Ilustrados, Relmarus toma en seno el aban-
dono de Jesus por parte de DlOS A su JUlClO, Jesus quedo realmente des-
concertado ante DlOS, pero solo puede mterpretarlo diCiendo que DlOS «no
ayudo a Jesus en sus fmes y proposltos como este habla esperado» DlOS,
por tanto, abandono realmente a Jesus El no quena padecer y monr, smo
«fundar un remo en este mundo» y hberar a los JUdlOS del yugo de la do-

61 F Schleiermacher, Der chnsthche Glaube, Berlm '1960, 11, 43 = aXIOma


sobre § 94
62 Paulus III, 790s, J J Hess en Schleiermacher, Der chnsthche Glaube § 104
(= I1, 154) con n 1 En esta mterpretaclOn Ilustrada estan las ralces de la tesIs de-
fendida hoy, sobre todo, por Gese***, cf mfra, n 80
63 De las seis o siete palabras de Jesus en la cruz que ofrecen los devoClOna-
nos de la Edad Media tardJa, Mt 27, 46 suele ser la cuarta, segUida de Jn 19,28 y de
TE'tEAEOTaL (Jn 19,30) como la ultima de todas
64 Meyer, 472, cf en Imea cntlca Kell, 587
65 Graun*, «Rezitatlv n° 22»
66 L Spohr, Des Hellands letzte Stunden (1835), «Rezitatlv n° 31»
Ilustración 47

minación extranjera67 . Reimarus, con su tesis del fracaso de Jesús, fue un


precursor del siglo XX, no en sentido historiográfico, pero sí dentro de la
historia de la espiritualidad.

e) El Jesús del siglo XX: abandonado de Dios. En el siglo XX se tien-


de a considerar la experiencia de la lejanía de Dios, cada vez más, como
una experiencia general. Jesús es humano al máximo, precisamente porque
parece compartir esta experiencia. ReCOJO algunos testimonios muy varia-
dos: Albert Camus escribe de Jesús: "Lm n'étalt pas surhumain... n a crié
son agonie et c'est pourquOl je l' mme, mon ami ... »68. También Hildegard
Knef siente a Jesús humano: "SU grito lo hace asequible ~l haber gritado
lo hace humano-... la sobreexigencia que él representa para mí, cesa... Su
grito hace perdonable el mio»69. Kathe Kollwitz, que se encontró con la
muerte, escribe: «Parece que Jesús esperó el müagro hasta el final. Quizá
algo parecido a lo que había experimentado yo en mis circunstancias in-
fantiles, cuando devolví la vida a Peter y después murió en la guerra»70.

67 Vom Zweck der Lehre Jesu, II § 8, en G. E. Lessmg, Werke (ed. por H G


Gopfert), vol. 7, München 1976,555.
68. A. Camus, La chute, Ed Folio, Pans 1993, 120 (versión cast.: La caída,
Madrid 2003).
69. H. Knef, Das Urtell oder der Gegenmensch, Clt. según H. Vm¡;on, Spuren
des Wortes 1, Stuttgart 1988, 288.
70 H Kollwltz (ed.),!eh sah dIe Welt mit liebevollen Blicken Kiihthe Kollwltz
Ezn Leben zn Selbstzeugmssen, Hannover 1968, 355
En Arthur Koestler, el silencIo de DIOS es el motivo para alejarse de el
«1 wanted to die morder to wake you up Thls was the only ralson For 1
thought that you were asleep, or absent-mmded or otherwlse engaged, and
therefore unaware ofthe abommatlOns and desolatlOn ofthe world you ma-
de You dld nothmg about It You were asleep»71 Segun Hans Blumen-
berg, el grIto de Jesus es expreslOn del fracaso de DIOS mismo es el grIto
del DIOS fracasado, cuya ommpotencla «se desmorona en el mundo» En el
grIto de Jesus, «DIOS es abandonado por SI mlsmo»72
Algo semejante expresan las Imagenes de la cruclfIxlOn del siglo XX
Tomo como ejemplo un cuadro de Eduard Munch, del año 1900 aproxI-
madamente (I! 47)?3 Lo caracterIstIco no es el CrucIfIcado, smo los que
estan debajO de la cruz rIendo los unos, en profunda y muda trIsteza las
mUJeres, un vieJo sablO haciendo comentarIos, alguien con la cara vuelta,
sm enterarse de nada, al margen derecho del cuadro En el centro, abaJO,
se ve la cabeza de un anciano con los oJos muy abiertos, su rostro, de gran
tamaño, es todo el una pregunta mcontestada A otro amblto diferente, pe-
ro afín, nos lleva una escultura del artista braSileño GUido Rocha, de 1975
(11 48)74 El cruCIfIcado es un hombre de color, reducido a puro esqueleto,
uno de los mas pobres entre los pobres Tiene las piernas dobladas, como
querIendo escapar de la cruz dando un salto Parece rebelarse por ultima
vez en medIO de su dolor, y uno cree poder Olr su grIto, con el que vocea
a los humanos su dolor, su Ira y su protesta La Idea de entrega, de un su-
frImiento querIdo por DIOS, y no digamos de amor de DIOS, parece quedar
muy leJOS (,Donde esta DIOS?
Tampoco estan ausentes en algunas mterpretaclOnes teologlCas del SI-
glo XX las huellas de este abandono absoluto de DIOS Theodor Gut es
contrarIO a una remterpretaclOn teologlca de este grIto orante, remterpre-
taclOn que pretende transformar, desde muchos siglos atras, el abandono
de Jesus por parte de DIOS en un trIunfo secreto de este No hay correctivo
pOSible para el espanto de la cruz, smo una umca respuesta de DIOS la re-
surrecclOn CualqUier otro empeño teologlCo por salvar de algun modo la
presenCIa de DIOS en la cruz, acaba en un mayor «descredIto de DIOS»75
Segun Dorothee Solle, la cruz demuestra que DIOS se deja «expulsar del
mundo» haCia la Impotencia, la debilidad, la macceslbllIdad Jesus, el Re-
presentante, es su «actor», que se atreve a desempeñar el papel del DIOS

71 A Koestier, The Cal!-Glrls A Tragy-Comedy, London 1972, Prologo, Clt


segun Gut*, 94s En la mayona de las ediCIOnes de la novela falta el prologo
72 R Blumenberg, Matthauspasslon, Frankfurt 1988, 15
73 Foto J Pehkan, The Illustrated Jesus through the Centurzes, New Raven
1997, 104
74 Foto Weber**, 41 Lugar Al! Afrzca Conference of Churches Trammg
Center, Nalrobl
75 Gut*, 79-83, cita 79
ausente. Dios «torturado, crema-
do y gaseado» en el mundo, se
arriesgó en el juego. ¿El Dios
impotente es la figura actual del
Dios cristiano? ¿El último men-
saje que nos queda hoyes que
«todavía estamos a tiempo» pa-
ra «hacer algo por Dios»?76 Para
Gerhard Ebeling, el abandono
de Dios en nuestro tiempo es un
fenómeno clave. Una clave de
comprensión teológica la ofre-
cen los enfoques teopasquitas de
la cristología antigua y la doctri-
Ilustración 48 na de Lutero sobre el «Deus abs-
conditus», frente al cual brinda
consuelo y fuerza la fe en el Dios revelado, Jesucristo 77 • También Jürgen
Moitmann sostiene que en este versículo la increencia queda superada en
la creencia: «Comprender a Dios en el Crucificado abandonado por él, exi-
ge una 'revolución en el concepto de Dios': 'Nemo contra Deum nisi Deus
ipse'»78. Si la doctrina de la trinidad ha de ser hoy creíble, la humanidad de
Jesús deberá insertarse en las profundidades de Dios, pero transformándo-
las al mismo tiempo. Hans Urs von Balthasar ve aquí los límites de 10 ex-
presable: «El abandono afecta a toda la relación (de Jesús) con el Padre; la
niebla envuelve también la cima del monte». Sin embargo Dios, que ya no
es expresable sino sólo vivenciable en inmersión mística como ausente, si-
gue siendo «mi Dios»79.

Explicación

De la certeza pascual a la pérdida de Dios: la exégesis actual in- 46


tuye poco, todavía, de estas tendencias básicas que marcaron la re-
cepción del texto en los dos milenios pasados. La exégesis actual no
suele plantear sus preguntas al texto en el plano teológico ni cristo-

76. D. Sólle, Stellvertretung, Stuttgart 1965, citas 202.192.204.


77. G. Ebeling, Dogmallk des chnstlichen Glaubens n, Tübmgen 1979,
191 s.202-205.
78. 1. Moltrnann, El DIOs crucificado, Salamanca 21977,217.
79. H. U. v. Balthasar, Die Wahrheit ist symphonisch, Emsledeln 1972, 34s (in-
dicación de Martin Bleler; versión cast.: La verdad es sirifónica, Madnd 1995). En
dirección similar van las refleXIOnes de Tilhette* y de Rossé** (111: el contenido
más profundo del abandono es «the suffering ofthe 'Ioss ofGod'»).
lógico, sino que parte, dentro de la tradición moderna, del plano
histórico-psicológico de la conciencia de Dios que tuvo Jesús. La
alternativa, entonces, es saber si Mt 27,46 debe interpretarse como
expresión de su confianza en Dios o de su desesperación. En el pri-
mer caso suele estar al fondo el postulado exegético, procedente de
la Ilustración, de que la cita del versículo inicial Sal 22, 2 engloba
implícitamente el salmo entero, incluido su final de alabanza a Dios
v. 23-32 8°. Pero, a mi juicio, ello es difícilmente sostenible en esa
forma: es verdad que los narradores de la historia de la pasión tie-
nen presente todo el salmo, o al menos gran parte de él; pero las
otras dos citas, en v. 35 y 43, delimitan claramente el intertexto bí-
blico; no hay ninguna indicación textual que sugiera la referencia a
los v. 23-32 del salmo. El v. 46 es además, para los lectores de la
historia de la pasión, el punto culminante de un hilo narrativo cla-
ramente visible: Jesús es abandonado primero por los discípulos
(26,56); luego, también por Pedro (26, 69-75); finalmente se halla
solo en medio de sus enemigos, y ahora parece estar abandonado
también de Dios. Esta progresión en el relato no indica ningún do-
ble sentido subliminal que permita convertir la frase del abandono
en una expresión de confianza.
Hay que partir, en consecuencia, de lo que dice directamente el
Sal 22, 2. Se trata de una queja (¡en modo alguno «trocada» o «in-
vertida»!)81 de Jesús, que al sentirse abandonado de Dios clama a él
con las palabras del salmo. La tiniebla interior y la exterior se co-
rresponden en v. 45s82 . Ver una dimensión soteriológica en este gri-
to orante, aduciendo Mt 1, 21; 20, 28; 26, 28, por ejemplo, es apar-
tarse del texto. De la soberanía de Jesús, conocedor de su hora y del
plan divino de los acontecimientos (cf. 26, 2.18.45), no queda ras-
tro alguno en la tiniebla total. Jesús grita su dolor y su abandono in-
terior claro y alto, no resignado o sumiso a Dios. El sufrimiento no

80. Así lo ve, sobre todo, Gese***, 17 Defienden también esa Interpretación
de Mt 27, 46 como expresión de confianza E Fromm, Der 22 Psalm und dIe Lel-
densgeschlchte Jesu, en Id, Gesamtausgabe VI, MiInchen 1989,223-226, Pesch,
Mk II, 494 (Jesús se lImita a citar el mClplt de Salmo 22); Léon-Dufour*, 679, Ger-
hardsson**, 223 (todo el salmo es actual), Burchard*, 7s (¡las tInIeblas son para Je-
sús una señal de salvaCión') Fenske*, 99-101 nombra a otros partldanos de tales In-
terpretacIOnes. Fenske*, lbld , demuestra que las «cItas de tírulos» de salmos que se
refieran al salmo entero son raras en el Judaísmo Según Kenneally*, 132, Jesús
qUiere SignIfIcar que ha cumplIdo el salmo 22 en sentido meSIánICO
81. Frente a Wlefel, 480
82 Luck,308
aparece aquí dominado o aceptado en el fondo, sino que existe sin
más, doloroso y oscuro como las tinieblas.
Pero Jesús no le grita simplemente a una tiniebla anónima, sino
que clama, casi acusando, a su Dios. Cierto que Dios no es visible;
la oscuridad lo envuelve todo. No hay ningún otro, sin embargo, al
que pueda dirigirse en su abandono, sino este Dios precisamente.
Jesús dice en su oración «tú», no «él». No habla con lenguaje pro-
pio, sino con el consabido lenguaje de la oración bíblica. De los in-
tentos de comprensión realizados en la historia exegética, es quizá
el concepto del Deus absconditus y el Deus revelatus de la Refor-
ma, el concepto del «Dios contra Dios», el que más se ha aproxi-
mado a esto. El grito a Dios contra Dios es central en la religiosidad
de los salmos judíos: el Dios vivo al que claman los salmistas no da
una clave sobre el sentido del sufrimiento enviado por él, ni una re-
ceta para sobrellevarlo dignamente; pero Dios está ahí y oye su gri-
to. Permítaseme citar aquí, en vez de palabras de los salmos, algu-
nas frases del testamento de un judío que murió el año 1943 en el
gueto de Varsovia:

Creo en el Dios de Israel, aunque él haya hecho todo lo posible para


que no crea... Dios ocultó su rostro al mundo. Las hojas en las que
escribo estas líneas (vaya) encerrarlas en la botella vacía y escon-
derlas aquí entre los ladrillos de la pared maestra, debajo de la ven-
tana. Si alguien las encuentra un día y las lee, entenderá quizá el sen-
timiento de un judío -juno de los millones!- que murió como
abandonado de Dios, ese Dios en el que cree tan firmemente8 3 .

Jesús no obtiene respuesta de Dios, pero sí de algunas personas que lo 47-49


rodean. Esas personas comentan el grito de Jesús. «Éste» --oÚtO~ puede te-
ner un matiz despectivo en Mateo 84 - «llama a Elías». Es obvio que no se tra-
ta de Elías como personaje escatológico, sino en la línea de la devoción po-
pular a este profeta como auxiliador en situaciones dificiles 85 • Para los
lectores que, merced a la traducción griega de Sal 22, 2 en v. 46, entendie-
ron lo que Jesús gritó, se trata de una tergiversación perversa y sarcástica de
las palabras de Jesús. El Crucificado es, pues, objeto de mofa por última vez.
jElías debe de ser aquí la última salvación para aquel que no hizo nada por

83. Z. Kohtz, Jossel Rakovers Wendung zu Gott, ed. por P. Badde, Berhn s.a.,
citas 39.23.29 (indIcaCIón de Hans Theodor Goebel).
84. ef. 26, 61.71.
85. Documentos en Dalman, Jesus, 185s; 1. Jeremlas, 'HA(E)lw;, ThWNT n,
932, 27ss; Bill. IV, 769-779; Dh1er*, 139-141.
salvarse y bajar de la cruz' Mateo no dICe qmenes son los 'tLVE¡; que se mofan
de él Los exegetas ecleslales pensaron a menudo en los soldados paganos86 ,
pero el hecho de que los burladores esten famllIanzados con la relIgiosidad
del pueblo JudlO hace pensar más bien en JUdIOS, como en las mofas anteno-
res En cualqUIer caso, uno de estos burladores echa a correr, empapa una es-
ponJa en OsO¡;, la sUjeta a una caña -pues la cruz de Jesús parece ser más al-
ta que las cruces comentes, que eran de la altura de un varón- y la acerca a
Jesús Los otros siguen sarcastlcos «1Vamos a ver SI viene ElIas a salvarlo'»

Mateo dlstmgue, a diferenCia de Marcos, entre la persona que da de be-


ber a Jesús (v 48) y los restantes, que siguen burlándose (v 49) La esce-
na resulta así mucho más clara que en Marcos, pero contmúa Siendo con-
fusa (,Dar de beber a Jesús es una buena acclOn aJUlclo de Mateo?87 (,0 es,
como en Marcos, parte de la burla abyecta? Depende de la mterpretaclón
de CllPE¡;, por un lado, y de la noción de OsO¡; por otro SI se entIende CllPE¡;
en sentido clásIco, como ImperatIvo mdependlente (<<deja», «cesa»), pare-
ce como SI los otros burlones de v 49 qUIsieran Impedir una buena acción
a su compañero88 Pero SI se entiende aqJE¡; en la lmea de la evolución lm-
gUlstIca postenor, como partícula exhortatIva, sm sentIdo mdependlente
(<<adelante, vamos a ver»), los otros burlones secundan a su compañero Lo
segundo es más probable, no solo lInguístIcamente 89 , smo tamblen en el
contemdo, como mdlca la siguiente refleXión sobre OsO¡; 'OSO¡; puede de-
signar un vmo barato y áCido, es decIr, «vmagre»90 SI se trata efectiva-
mente de vmagre, el ofrecimiento es ambiguo el vmagre refresca al pa-
ciente, pero le prolonga la Vida Lo más probable es, sm embargo, que el
evangelIsta, conocedor de la BiblIa, qUiera evocar Sal 68, 22 LXX, el pa-
saJe ImplIcIto ya en v 3491 y que mencIOna el vmagre El evangelIsta, por
tanto, conSideró el ofrecimiento de la esponja empapada en vmagre una
tortura, como ya en v 34 Los cómplIces, entonces, no Impiden en v 49
una buena aCClOn, smo que le orquestan al otro la burla Ellos cuentan muy
poco con la pOSibilIdad de que Elías venga realmente a «salvar» a Jesus,
exactamente como los burladores de v 4042

86 Desde Jerommo, 274 (los soldados no saben hebreo)


87 ASI mterpreta ühler*, 174s
88 ASI por ejemplo Meyer, 473, Schwelzer, 336s, Gundry, 574, Semor (Pas-
slOn)**,301
89 Cf supra, 431, n 4
90 Cf Bauer, Wb6 , s v o1;oc:; Como prueba de la aflclOn de los soldados al VI-
no aCldo (posca en latm) se suele mencIOnar la graciosa anecdota de Petromo (Sat
llls) sobre la VIUda de Efeso un soldado que custodia a tres cruCIficados para eVI-
tar el robo de los cadaveres, descubre en una tumba cercana a una hermosa VIUda
que llora a su mando difunto, deseosa de monr con el, y la devuelve a nueva Vida
(IY nuevo amor') a base de comida y vmo (¡pero no posca')
91 Contactos verbales JtOl:L~(J), o1;oc:;
Jesús está así completamente solo, abandonado de DIOS y de los
hombres. A diferencia de Lucas y de Juan, Mateo no conoce una
buena persona que le asista en la cruz.
Muere dando un grito por segunda vez92 , y entrega su espíritu. 50
Un repaso de las exégesis hoy corrientes resulta desconcertante: de
un grito, que consideran generalmente como inarticulado, los exe-
getas saben derivar muchas conclusiones; lo convierten en «grito
triunfal», en señal de victoria o de juicio fina1 93 . Entienden la frase
aq:rijxEv TO JtVEiíf1a -variación estilística del ESÉJtVEUOEV marquia-
no- como expresión verbal de una muerte consciente y soberana:
Jesús muere voluntariamente, «domina» la muerte 94 • ¡Es sorpren-
dente lo que los exegetas son capaces de extraer de los escuetos
enunciados del evangelIsta! Sólo resulta comprensible conociendo
la tradición exegética de la Iglesia antigua que está detrás del v. 50,
y que la mayoría de los exegetas actuales ignora.

Historia de la influencia

El gnto de Jesús mdica, según Juan Cnsóstomo, que él es capaz de en- 50


tregar su Vida, y que lo hace voluntanamente 95 También según AmbrosIO
Jesús entregó su espíritu voluntariamente 96 . Tomás de Aqumo, SigUiendo
su estela, dlstmgue entre la muerte del resto de los humanos, que sucede
«por neceSidad» (ex necessltate), y la de Jesús, que se prodUjO «por propia
voluntad» (propria voluntate)97. De ahí sólo hay un pequeño paso a la te-
SIS de que la muerte de Jesús no fue una muerte natural smo un milagro,

92 La referenCia a v 46 aparece doblemente expresada por el nUALV redacclO-


nal y por !pwvñ f1EYUAU (¡en dativo, como en V 46')
93 Schmewmd, 273 (expresIón de tnunfo), Grundmann, 561 (gnto de VICtO-
na), LaCoque*, 160 (<<the Great Cry IS Judgement»)
94 Klostermann, 224 (voluntanedad), Argyle, 216 (<<he stIlI had strength, and
dld not die from exhaustlOn »), Légasse 11**, 287 (<<la maitresse de Jésus»),
Schnackenburg 11, 281 (<<la muerte consciente, quenda por él»), Gundry, 575 (Je-
sus, siempre mayestático en Mt, muere por propia decIsIón), Semor (PasslOn)**,
305 (<<dehberate act of submlsslOn») Según Schmewmd, 273 y Wlefel, 481, el vo-
cablo nVfÜf1U hay que refenrlo al espíntu de DIOS que habIta en Jesús
95 Juan Cnsóstomo 88, l = PG 58, 776
96 AmbrosIO 10, 127 = CSEL 32, 503 «Quod emm emlttItur, voluntanum est,
quod amIttItur, necessanum» Similar Orígenes, C Cels 3, 32 = BKV l/52, 240
Tertuhano, Apol 21 = BKV l/24, 101 Según Tertuhano, la gran tImebla comIenza
con la muerte del CrucIfIcado
97 Tomás de Aqumo (Lectura) na 2390, más padres de la IgleSIa con mterpre-
laclOnes pareCidas, en Maldonado, 633
«mdlclO de poder dlvmo» (dlvmae potestatls mdlclum)98 Gracias a que la
muerte de Jesús fue «totalmente sobrenatural» (pemtus supranatura[¡s),
pudo reconocerlo el capitán romano como HIJo de DIOS 99 Este argumen-
to exegetIco no encaja sm embargo en el texto mateano, porque el conocI-
miento del HIJo de DIOS que tuvo el capItan fue desencadenado por los
acontecimientos descrItos en v 51-53, no por la muerte de Jesus

La verdad es que los acentos son diferentes El último gran gn-


to de Jesús no InVita a pensar en el JUICIO, el tnunfo o el giro de la
hlstona I1aALv y cpwvñ ~EYáAn se refieren al v 46, xQásw; evoca
de nuevo el Sal 22 100 Mateo entendió, pues, el últImo gnto de Je-
sus, Inequívocamente, como segundo clamor de oraCión, pero qUIzá
no necesanamente como gnto InartIculado lO1 • 'AcpLl]~L LO JtvEií~a
es una expresión no muy frecuente, pero tampoco InsólIta, para slg-
mflcar el acto de monr 102 Mateo, por tanto, sólo dice esto Jesús In-
voca por últIma vez a DIOS y muere

Resumen

Ellacómco apunte sobre la muerte de Jesús ha alumbrado en la


hlstona de la exégeSIS una nqueza Inflmta de Interpretaciones, Imá-
genes, mÚSicas, reflexIOnes y práctIcas pIadosas En esto «colaboró»,
casI Siempre, todo el Nuevo Testamento lO3 El relato mateano fue
completado por el de Lucas y, sobre todo, por el de Juan También
otras Interpretaciones bíblIcas de la paSión, especIalmente las paulI-
nas, pasan a las exégeSIS Que el testImomo de un narrador bíblIco
particular sea leído, en perspectIva bíblIca global, como algo «canó-
mco», es teológicamente legítImo, porque la IgleSIa tIene presente la

98 Jerommo,275
99 DlOmslO Cartujano, 313
100 Sa121,3 6 LXX
101 Tampoco se especIfica la ultima oraclOn en Getsemam (26, 44), m la ul-
tima burla (27, 44)
102 Gn 35,18, 1 Esd 4,21 (a!jJLEVaL TT]V 1jJuXT]v), Eclo 38, 23 (E';obo~ JtVEU-
f-laTO~), Ecl12, 7 (regreso del espmtu a DIOS), Sab 16, 14, Herodoto 4, 190, Eurí-
pides, Hec 571 (a!jJLEVaL JtvEüf-la)
103 La excepclOn mas notable de este prmclplO fundamental sobre lectlira «ar-
momca» de la hlstona de la paslOn es, antes de la epoca moderna, la de las PasIOnes
musicales, que se orientan en uno de los relatos evangehcos, mientras que las re-
presentacIOnes escemcas y, sobre todo, las Imagenes de la cruclflxlOn constituyen
el ejemplo mas claro de esa lectura armomca
BIblIa entera, no sólo testIgos IndIVIduales La lectura de textos bI-
blIcos presupone que lo especIal de un texto concreto o de un lIbro se
perfIla y a la vez se amplía sobre el fondo del canon general
Dentro de la nqueza de exégesIs alImentadas por la BIblIa entera,
vamos a Indagar las peculIandades de la hlstona mateana de la cru-
clflXlón Frente a la InterpretacIón de la IgleSIa antIgua tardía y de la
Reforma, hay que hacer constar que el texto no habla de una muerte
Vlcana o explatona de Jesús Tampoco hace referenCIa a la compas-
SIO con el CruCIfIcado no es casual que en el relato mateano de la
cruCIfIXIón sólo haya personas hostIles a Jesús y no aparezca nadIe
como personaje de IdentIfIcacIón para la espmtuahdad cnstIana de la
compasslO 104 A dIferencIa de muchas InterpretacIones modernas, el
texto no trata de la conCIenCIa subjetIva de Jesús, m explIca, en lo
pSIcológICO, SI munó desesperado o confIado El texto se SItúa mas
bIen en un honzonte teológICO la muerte de Jesús, el «Enmanuel»,
tIene que ver con DIOS, con su ausenCIa y su presencIa, más exacta-
mente, con el cómo de su presencIa Lo que Mateo qUIere deCIr aquí
solo quedará claro en la prÓXIma seCCIón de su relato (v 51-54)
La muerte de Jesús no se puede domestIcar teologlca o relIgIOsa-
mente, es oscura y ternble Hasta el nucleo íntImo de la VIda de Je-
sus, que es su relacIón con DIOS, queda ImplIcado en la oscundad de
su muerte Jesús es presentado en la Imagen de un Justo bíblIco que
padece, lucha con su DIOS y hasta lo acusa En este sentIdo, la doc-
trIna de las dos naturalezas, que en su forma cláSIca y eclesIal tIen-
de a atnbUIr a Jesús un «sí mIsmo» dIVInO, Inmune al sufnmlento, es
tambIén un mal hIlo conductor para la InterpretacIón de este texto
Esto ocurre aquí en contraste con otros muchos tramos de la hIStO-
na mateana de la paSIón, que dejaban traslucIr veladamente, a la ma-
nera caSI Joámca, la majestad del HIJO de DIOS IOS En este tramo no
hay nIngún tenue destello, todo es oscundad Sólo InmedIatamente
después de la muerte de Jesús acontece el gran cambIO, y DIOS, que
parecía estar ausente, se anunCIa con SIgnos prodIgIOSOS y catastró-
fIcos (v 51-53) El texto mateano tIene aSI su perfIl especIal, SIn ne-
ceSIdad de rechazar por eso los perfIles hermeneutIcos de exegesls

104 A dIferenCIa del relato Joamco, pero tamblen de Lc 23, 27-31, las mUjeres
solo aparecen en el relato marqUlano/mateano de la paSlOn despues de la cruCIfIXIón
de Jesus, como testIgos y no como compadeclentes
105 Cf por ejemplo Mt 26,210-13182432 45s 52-55 61 63s 68, 27,11-14
28s 37 39-43
ec1esiales que le son ajenos,
pero que se nutren igualmente
de raíces bíblicas.

¿Impone el texto mismo cier-


tos límites a la interpretación que
se haga del mismo? Creo que sí.
La gama de posibles interpretacio-
nes que permite el texto se rebasa
cuando el hombre Jesús no sufre
ni muere, sino que el Logos divi-
no, en un acto de libre elección y
con un grito triunfal, abandona de
forma milagrosa este mundo lO6 • La
versión moderna, ilustrada, de este
morir divino e indoloro propuesto
en la Iglesia antigua es la muerte
serena, tranquila, asumida cons-
Ilustración 49 cientemente, del Hijo del hombre,
JesÚs 107 • También se toca un límite,
a mi juicio, cuando el morir cruel, sangriento y doloroso del hombre Jesús
se enmascara en el romanticismo, como ocurre en ese célebre y discutido
cuadro de la crucifixión de Caspar David Friedrich, de 1807-1808: el reta-
blo de Tetschen (il. 49)108. El Crucificado pende casi invisible en una cruz
cubierta de hiedra perenne y rodeada de abetos. La cruz es el centro grácil
de un bello paisaje donde el abajo y el arriba, tierra y cielo, la oscuridad de
la naturaleza y la luz divina del sol poniente se mezclan en una prodigiosa
armonía, «como trasunto del Padre eterno, vivificador del universo» I09.
Un límite de otro género me parece que se toca, por otra parte, cuando
Jesús aparece como mera plasmación del sufrimiento humano, cuando
Dios se ha retirado totalmente del abismo del sufrimiento y ni siquiera es-
tá presente como destinatario de la oración de los desesperados, como en
muchas interpretaciones del siglo XXllO. Según el evangelio de Mateo, Je-
sús no forma parte de la innumerable serie de personas que se desesperan
y fracasan también en su dolor.

106. Cf. supra, n. 32s.36s.93s.95-99.


107. Cf. supra, n. 65s.
108. Foto: 1. Pelikan, The Illustrated Jesus through the Centuries, New Haven
1997,216.
109. C. D. Friedrich, según G. Rombold, Der Streit um das Bild. Zum Verhiilt-
nis von moderner Kunst und Religion, Stuttgart 1988, 74.
110. Cf. supra, 443s.
Mirada retrospectiva. Historia de la influencia: imágenes de la
crucifixión

Pongo fm a esta seCCIón contemplando retrospectIvamente algu-


nas Imágenes del CrucIfIcado No lo hago solo porque la represen-
taclOn plástIca de la crucIfixIón de Jesús nos ha marcado probable-
mente con mas fuerza que todos los textos, mIstenos escémcos,
comentanos, sermones y mUSIcas Lo hago tambIén porque las Imá-
genes de la crucIfIxIón permIten la smcronía y, con ella, la estratI-
fIcacIón que los textos no poseen 111 DICho más concretamente
solo cabe decir cosas dIversas de modo suceSIVO Mateo habla de
oscundad en la pasIón de Jesús, y sólo después puede hablar de la
mtervencIón de DIOS Pero en las Imágenes podemos ver ambas co-
sas sImultáneamente Así, las Imágenes pueden expresar a la per-
feccIón, por ejemplo, que aquel que aquí ha muerto es hombre y
DIOS simultáneamente DICho de otro modo sólo es posIble narrar
lo pasado (o, más cautamente, ¡la gente actual tIende a leer lo na-
rrado como cosas que se cuentan sobre algo que es puro pasado'),
pero las Imágenes tIenen la especIal posIbIlIdad de fundIr pasado y
presente, y hacer lo pasado «contemporáneo» En este sentIdo qUIe-
ro señalar, como conclusIón, algunas mterpretaclOnes de la crucIfI-
xlOn en Imágenes y reumr así, a la vez, algunos puntos centrales de
la hIstona de la espmtuahdad en dIferentes sIglos

a) La InterpretaclOn pascual del Crucificado La miniatura de la cru-


cifixlOn del Codex Rabulensls, realIzada haCIa el año 586 en Sma onental,
es una de las representaciOnes «completas» mas antiguas de esa escena (11
50)"2 Es, para empezar, un bello ejemplo de VlSlon «smóptica» de los re-
latos evangelIcos a la derecha estan las tres mUjeres de Mt 27, 55s, a la IZ-
qmerda, Mana y el dlSClpulo amado, segun Jn 19,25-27 En el centro del
cuadro, baJo la cruz, donde Cnsto esta con los OJos abIertos, los soldados
sortean sus vestidos, en el lado lzqmerdo, Longmos (escnto en gnego)
hIere con la lanza el costado de Jesus, en el derecho, el burlador que mas
tarde se llamara Estefaton ofrece a Jesus la esponja empapada en vmagre
Los tiempos parecen entremezclarse, ¡todo sucede smcromcamente' (,Sl-

111 Sobre la relaclOn entre Imagen y texto, y las POsibilIdades hermeneutlcas


de la Imagen, cf las refleXIOnes supra, 94-97
112 Foto Weber**,7 Para la mterpretaclOn vease P Maser, Das Kreuzlguns-
bild des Rabula-Codex BySI 23 (1974) 34-46 ExplIca el cuadro de modo muy
convmcente con citas de Efren el SIrIO
IlustracIón 50

gue Jesús con vida, como cabría esperar de Mt 27, 48, o ha muerto ya, co-
mo eXige Jn 19, 34? Jesús aparece representado aquí como el Cristo vi-
viente al que se le muere el cuerpo humano, mientras sigue VIVO como La-
gos divino. Este misterIo de Cristo hombre-DIOs es lo que reflejan también
el Sol (para la naturaleza divma) y la Luna (para la naturaleza humana) 113.
En contraste con los dos ladrones, Jesús lleva un vestido de púrpura con
cintas doradas, señal de su realeza celestial. Toda la escena parece un su-

113 Cf Maser, Das Kreuzlgunsblld des Rabula-Codex, 41 s, n. 2.


IlustraclOn 51

mano de la Idea de la cruclflxlon en la IglesIa sma, ennqueclda con le-


yendas y consIderacIOnes dogmattco-teologlcas Cnsto «baja del trono y
rema sobre el Golgota» 114

b) CompasslO y segUimIento El Crucificado de la puerta del coro oc-


cIdental de la catedral de Naumburg (hacIa 1250-1260) (11 51)115 es uno

114 Efren el Smo, Contra haer 25 2 = CSCO 170,92 15ss


115 Foto E Schubert, Der Naumburger Dom, Halle/S 1996,77
IlustraclOn 52

de los ejemplos más antiguos de la nueva concepCIón del CrucIfIcado en la


Edad MedIa tardía Jesús no lleva la aureola, smo la corona de espmas TIe-
ne los oJos VIdrIOSOS y semICerrados, la boca, caSI abIerta, el cuerpo se la-
dea por el peso Las pIernas están superpuestas, los pIes, sUjetos a la cruz
con un solo clavo l16 La cruz latma cedIó el puesto a una cruz en T Por eso
Cnsto no sostiene la cabeza erguIda, smo mclmada, y falta el letrero con la
mscnpclón que calIfICa a Jesús como rey de los Judíos Cnsto ha pasado a
ser aquí, del tnunfador pascual que era -todavía 1m-pasIble y por eso mIS-
mo ImpresIOnante-, al DolIente A derecha e IzqUIerda de la puerta están,
en Igual tamaño, María y el dIscípulo amado haCIendo duelo La reduccIón
de la escena de la cruclfIxIOn a estos tres personajes es algo tíPICO de mu-
chos cuadros del gótico tardío del Crucifixus Pero lo más Importante es
que el espaCIO eclesIal y el Crucifzxus se mterpretan mutuamente El Cru-
cifixus de Naumburg no aparece ya como las cruces trIUnfales romanas y
del alto gótico, elevadas sobre el coro baJO la bóveda, smo en el pasadIZO,
«abaJo, entre los humanos» 117 Está prÓXImo al espectador Pero no SIrve
sólo para la mmerslón contemplativa en la paSIón de Cnsto, todos los que
pIsan el coro OCCIdental, desfIlan baJO los brazos extendIdos del CruCIfIca-
do «Perpetran», en CIerto modo, la cruCIfIXIón y partICIpan así de la fuer-
za salvadora de la paSIOn de Cnsto

C) El Crucifixus predicado en la Reforma El cuadro de la crucifiXión


de Lucas Cranach el Viejo, en el retablo de la IgleSIa mUnICIpal de WItten-
berg (Il 52)118, es ejemplo ImpreSIOnante de una teología reformada de la

116 Por eso las piernas de Cnsto no aparecen ya paralelas, smo plegadas, lo
que acentua la ImpreslOn de sufnmlento El «Cnsto de los tres clavos» es tlplCO en
el arte plastlco del gotlco tardlO, cf supra, 91 s
117 SchJ1ler, Ikonographle 11, 159
118 Foto Beltmg**, 521, n° 284
ilustracIón 53

cruz plasmada en imagen. Todos los personajes tradicionales de la escena


de la crucifIxIón han desaparecIdo: Maria y el discípulo amado, las mujeres
en duelo, los soldados, los fundadores en oración y la multitud del pueblo.
Con ellos desaparece tambIén la referencia a la historia de la pasión del ju-
dío Jesús y a las experiencIas de las personas del pasado y del presente que
están bajo la cruz. Sólo queda el Crucificado. Está presente en la palabra de
la predicación. A la vista de los espectadores, en la parte derecha, aparece
Lutero en el púlpito y predica con la mano extendIda hacIa el CrucIfIcado,
como único contenido de su sermón. A la izqUIerda está la comunidad que
escucha. «El Crucifzxus es así, en cíerto modo, una señal de la palabra de la
predicación. No cabe expresar con mayor claridad la subordinación de la
imagen a la Escritura y a la Palabra» 119.

d) El Crucificado en el siglo xx. La Crucifixión blanca de Marc Cha-


gall (il. 53)120 sitúa al Crucificado en una aldea bieolorrusa, lugar natal de
Chagall. Nos encontramos en la Segunda Guerra Mundial. A la izquierda del
cuadro irrumpen los soldados alemanes. La aldea es devastada: arden las ca-
sas, los habitantes intentan salvarse en un barco que cruza el río. En primer
plano, a la izquierda, aparecen dos judíos de edad: uno de ellos se lleva un ro-
llo de la torá; mira atrás espantado. El otro muestra un paño blanco alrededor
del pecho, donde se leía en un principio «soy judío», en alemán. A la derecha,
abajo, hay un rollo de la torá ardiendo. Arriba, derecha, pueden verse las
puertas abiertas de una sinagoga en llamas. Lo que arde es la cortina azul que
oculta la urna de la torá. ¿Pensó Chagall en Mt 27, 51? Un hombre tocado
con gorra roja -¿un judío?, ¿o un camisa parda?- intenta apoderarse de los
rollos de la torá, o salvarlos. En el centro aparece, enorme, el Crucificado,
inundado de un torrente de luz que viene de arriba. Es «Jesús Nazareno, el rey
de los judíos», escrito con caracte-
res hebreos. Lleva por enagüillas
un chal de oración judío, y mira al
candelabro de los siete brazos que
arde a sus pies. Por encima de la
cruz hacen duelo los patriarcas de
Israel. ¡Jesús, el judío crucificado,
símbolo de esperanza para el pue-
blo doliente de Israel! ¡Jesús, elju-
día crucificado y expuesto al públi-
co por el Dios de Israel, formando
parte de la herencia de Israel y no
una posesión cristiana exclusiva!

e) La cruz en Africa. Seña-


laré, para concluir, una imagen
actual de la crucifixión desde un
contexto cultural muy diferente,
a modo de signo de admiración o
exclamación frente a la centrali-
IlustraCión 54 dad europea, patente en las pers-

119. Beltmg**,522.
120. Foto en H. M. Rotermund, Marc Chagall und die Blbel, Lahr 1970, 123.
Interpretación del cuadro, lb/d., 122-124.
pectIvas que se contemplan en el presente comentano l21 Se trata del fresco
de la CruclfIxlOn que preside la capilla del Llbermann College en Duala (Ca-
merun), de Engelbert Mveng (I! 54)122 Esta pmtura al fresco de un teologo
afrIcano no ofrece nada de lo que caractenza nuestras Imagenes europeas ac-
tuales de la cruclflxlon nada de la expenencla de un abandono total por par-
te de DIOS Tamblen Afnca esta llena de expenenclas dolorosas Los martl-
res de Uganda, que aparecen a ambos lados al pie de la cruz, representan a
los muchos dolientes y torturados de AfrIca Tamblen este cuadro sltua, pues,
al CruCIfIcado en el presente y se salta el Inmenso foso de la diferenCia entre
las epocas Mas por encima de los torturados aparece, gigantesco, Cnsto cru-
CIfIcado, los brazos extendidos hasta el Cielo, con un gesto de bendlclon que
va mucho mas alla de los hombres de AfrIca y abarca el mundo entero Tie-
ne los oJos abiertos, es el VIViente, al que se acogen los dolondos «El cua-
dro combma tres colores fundamentales roJO, el color de la Vida, negro, el
color del sufrImiento, y blanco, el color de la muerte ASI se siente en AfrIca,
que trae a la memona la humamdad y todo el cosmos La glona y grandeza
de esta cruz canta el tnunfo pascual de la resurrecclOn»123

Sentido actual

El fresco de Engelbert Mveng Viene a cerrar un Ciclo de hlstona


de la mterpretaclón Desde una perspectiva cultural muy diferente
que no tiene nada de gnega, es deCir, desde un pensar y sentir de
Afnca no presIdIdo nI por la ontologIa nI por una categoría ahIsto-
nca de sustancia, hemos regresado a una VISIón «paleoec1esIaI» de
la crUCIfIXIón la cruCIfIXIón como SIgno del tnunfo pascual
Las cmco Imágenes nos enseñan que toda mterpretaclOn de la
crucIfIxlOn de Jesús ha de estar en un sistema de coordenadas de
cuatro dimenSIOnes SI pretende ampliar y actualizar adecuadamente
el mensaje del texto bíblico debe mc1UIr, en pnmer lugar, la hIstona
de Jesús, el «entonces», la VIda y paSIón, mconfundIbles y especIa-
hSImas, de Jesús de Nazaret Debe mc1UIr en segundo lugar el pre-

121 Lo digo sm autocntlca, porque el presente comentano no se propone ser


«obJetlvo-clentlfJco» y de vahdez umversal Esta escnto por un europeo OCCidental
y, en pnmer tennmo, para europeos OCCidentales Ilumma la hlstona de la mfluen-
CIa de los textos blbhcos en una Imea de andar por casa, para slgmfJcar que noso-
tros debemos a los textos lo que hemos llegado a ser, y para defmlr el puesto que
nosotros ocupamos frente a ellos ¡Aslatlcas y aSlatlcos, afncanos, deben escnblr
comentanos con acento diferente'
122 Foto Weber**,62
123 Engelbert Mveng, Clt segun Weber**, 62
e~pelri.encias
shenteD'labs y esPleranzlas contextuales de.los que sufren
ay. e e mc Ulr en tercer ugar a muerte, que es SIempre muerte
1
del hombre entero, trance que ningún ser humano puede pasar sin
menoscabo, ni dentro de su núcleo divino esencial, ni mediante la
paz interior del propio dominio sobre la muerte, ni a través de una
versión humana diferente: la del «ojo que permanece abierto». Y de-
be incluir, en cuarto lugar, al Dios vivo, el Dios del universo entero,
no sólo del individuo: la perspectiva, por tanto, del triunfo pascual.
Las cinco imágenes cumplen esto muy diversamente y con distintos
acentos, y nuestras propias interpretaciones deben poner estos acen-
tos muy diversamente, en función del contexto.

d) Respuesta de Dios a la muerte de Jesús (27, 51-54)

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accesible para mí; resumen en: JBL 96 [1977] 308s); Jonge, M. de, Het
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Twelve Patriarchs: Bijdr. 46 (1985) 350-362; Id., Mt 27, 51 in Early
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Jesu - Auferstehung der Christen: Deutungen des Osterglaubens (QD
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Death 01Jesus and the Razszng 01 the Saznts Mt 27, 51-54 zn Context
SBL SP 1987,574-585, Zeller, H, Corpora Sanctorum SKTh 71 (1949)
385-465
Mas blbhografla** sobre la hlstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46
Mas blbhografla*** sobre la hlstona de la crucI[¡xlOn en Mt 27, 32-61, su-
pra, p 403s

51 Y entonces
la cortina del templo se rasgó de arriba abajo, en dos
(partes)l.
y la Tierra tembló,
y las rocas se rajaron,
52 y las tumbas se abrieron,
y muchos cuerpos de santos que habían muerto fueron
despertados.
53 y cuando salieron de las tumbas, entraron en la ciudad
santa después de que Jesús resucitó, y se aparecieron a muchos.
54 El capitán y los soldados que custodiaban a Jesús, viendo
el terremoto y todo lo que pasaba2 , quedaron aterrados y dije-
ron: «Verdaderamente este era el3 Hijo de Dios».

Análisis

1 Estructura Km tc'íOlJ marca un cambIO de escenano Siguen en v


51s CinCO breves enunciados con sUjeto antepuesto y verbo en aonsto pasI-
vo Los v 51 s constituyen una fuerte ruptura estIhstIca respecto a lo ante-
nor La sene de fenomenos de v 51s fmahzara en v 53 con una frase mas
extensa, de dos verbos pnnclpales, mlclada con participIO Esa frase no in-
troduce ya nmgun nuevo sUjeto Este mayor detalle mdICa que tal conclu-
SlOn, es deCir, los enunciados sobre los difuntos, son lo mas Importante, las

I El orden verbal un' aVW{}EV Ovo es muy mseguro Los testigos textuales
se ajustan en su mayona a Mc, y anteponen de; ovo
2 La transmlSlOn textual oscila entre YEvoftEva (l(, A, e, fll3, m, etc, Nestle26)
y YLvoftEva (B, D, 33, Nestle25 ) Lo pnmero aparece mejor atestiguado, pero podna
ser adaptaclOn a Lc 23, 47 o al uso ImgUlstlco habitual de Mt (cf espec 11,21, 18,
31, 28, 11) La vanante desechada por Nestle26 debe prefenrse, en mi opmlOn
3 Cf mfra, 477, n 80
breves oraClOnes antenores apuntan a este punto culmmante 4 Las dlstmtas
oraClOnes pnnclpales aparecen llgadas por palabras clave comunes (aELW/
aELa~os [v 51-54], aXLsw [v 51,2 veces], ~vr¡~EIov [v 52s], EYELQwlf,YEQ-
ms [v 52s], nOAVr; [v 52s], áywr; [v 52s]) El v 54 viene a ser la aclama-
ClOn de los prodlglOs antenores 5 aSI lo mdlca el hecho de no ser solo el ca-
pitan qUIen lo formula, smo tamblen su gente ~ELa~os xm 'tu YlVO~EVU
resume los mIlagros descntos en v 51-53
Son muy estrechas las relaciones con la pencopa pascual de 28, 1-10
No solo EyELQW/EYEQmS (cf v 52s, 28, 6s) alerta a los lectores en ese sen-
tido, tamblen ~vr¡~EIov (v 52s, 28, 8), aElw/aELo[.tor; (v 51 54, 28, 2 4 ) Y
la ralz cpol3- (v 54,28, 4s 8 lO) les haran recordar esta seCCIon en la lectu-
ra de la pencopa pascual Como los acontecimientos descntos en v 51-53
son mesperados y subltos, es natural que, aparte los soldados de v 54 (cf
v 36), nada remita al pasado

2 Fuentes
2 1 El marco de la seCClOn (v 51a 54) viene de Mc 15, 38s El ver-
slculo mtroductono 51 a es llgeramente 6 redacclOnal, el v 54, marcada-
mente? Los dos mmor agreements con Lc 23, 47 (EXU'tOVTUQXOr; [-r¡r;),
Yl[Elvo~Evov, AeyWV [-OV'tEr;]) se pueden exphcar como redacClon matea-
na/lucana mdependlente
22 El segmento mtermedlO (v 51b-53) El ongen de estos verslculos
es controvertido (,Se deben totalmente a la redacclOn mateana?8 (,0 pro-
Vienen, como supone la mayona, de una tradlclOn premateana?9 Una solu-
ClOn mtermedta consiste en la hlpotesls de que Mateo completo redacclO-
nalmente, mediante v 53, la tradlclOn preexistente 10 Pero dado que la
estadlstlca verbal no permite, a mi JUICIO, demostrar la autona mateana

4 AgulITe-Monasteno*, 66, habla de un «crescendo» que no alcanza, sm em-


bargo, a v 52b smo a v 53
5 IndlcaclOn de MOlses Mayordomo-Marm
6 Es mateano, segun vol 1, Introd , 4 2 (Mateo 1, 57ss), el XaL ¡bou que en-
fatiza el remlCIO
7 Son mateanos, segun vol 1, Introd , 4 2, ¡.tETa + gemt1vo, TTjQEW, Ó 'ITjooü\;,
OELOIl0\; (referenCia a v 5Ib), ljJOBEOllaL, mpobQu (cf espec 17,6), AEYWV 'Exu-
TOVTUQX0\; se corresponde con 8, 5 8
8 ASI Meler, Law, 53, Gundry, 575-577, Malsch*, 115, y sobre todo Semor
(Passlon)**, 312-318, Id (SpeCtal)**, 283-285
9 Cf espec Alhson*, 40-46 El mventano verbal no favorece con claridad la
hlpotesls de la redacclOn son mateanos en v 5lbs, segun vol I. Introd, 4 2 (Ma-
teo 1, 57ss), yfj, OELW, ¡.tvTjIlELOv (cf 27,60), avOLYw, y qUlza o6Jllu (cf 27,59) Y
EYELQW, mas no JtEtQU, OXL~W (¡hapax legomenon mateano l ), XOL¡.tuOllaL y áYLOL
(como sustantivo)
10 ASI Brown 11**,1139 Rlebl*, 53-58 conSidera solo v 53a como redacclon
mateana
completa -tampoco para el verslculo 53 11 _, hay que adnutIr qUlza una tra-
dlclon premateana ¿AsumlO Mateo un texto ya fijado o solo una tradlclOn
oral? ¿Era de ongenJudlO o cnstIano? AqUl se dividen los pareceres Al-
gunos posrulan un texto Judeo-apocahptIco que Mateo habna cnstIamza-
do 12 Otros aventuran una tradlclon pascual cnstIana pnmltIva que Mt m-
serto en su relato de la crucI[¡xlOn 13 Hutton estIma que esa tradlclOn
pascual es la que subyace en Ev Pe l4 Yo conjeturo una tradlclon cnstlana
que esruvo hgada desde el pnnClplO a la muerte de lesus, tradlclon que am-
phaba con otros temas teofamcos el relato marqUlano sobre la cortma del
templo Su estilo de frases cortas no puede cahflcarse de no mateano, y ha-
ce recordar la descnpclOn apocahptIca Mt 24, 29
Esta amphaclOn esta marcada por textos de la Blbha, como la mayor
parte de los pasajes apocahptIcos1 5, sobre todo Ez 37, l2s, donde se habla
de «tI1mbas» (¡,tvT]¡,teLa) que «se abren» (avOLYw) En cualqUIer caso, la re-
surrecclOn descnta en Ez 37 acontece en la dlaspora y no en lerusalen De
ahl que algunos, sobre todo Alhson y Aus 16, remitan a Zac 14, 4s, donde no
se anuncia una resurrecClOn de muertos, pero SI un monte de los Ohvos que
«se parte por mediO» (oXL~o¡,tm), un terremoto (ono¡,to¡;) y la vemda de los
santos (áYWL) (¡celestIales') Pero alh se trata de la salvaclOn de lerusalen,
aqUl no Las dos referenCias textuales no se excluyen entre SI, obViamente
Es muy dIficil, en cambIO, demostrar referenCias a otros textos blbhcos (se
han propuesto ls 26, 19 o Dn 12,2, por eJemplo), los contactos verbales
son demasIado Irrelevantes ASI pues, los trasfondos blbhcos no pueden ex-

II Brown 11**,1129, señala el estIlo, que a su JUICIO es mas mateano que el


de v 51 bs Sm embargo, el mventano verbal de v 53 es mas que ambivalente Son
mateanos segun vol 1, Introd ,42 (Mateo 1, 57ss) El;EQXO~aL (partIcipIO), ~vT]
~ELOV (cf v 52), SI acaso d(JEQXO~aL, áyLU JtOAL~ (cf 4,5) No son mateanos ~E
Ta + acusativo, EYEQ(JL~ (hapax legomenon en el NT), E~<pavL~(j) (hapax legome-
non mateano)
12 Shenk**, 77, RIebl*, 56-61, AgUlrre-Monasteno*, 30-53, Gmlka 11, 470s
Este sena el umco caso en que Mt adopta directamente un texto JudlO
13 KI1patnck, Ongms, 47, W Tnllmg, Chnstusverkundlgung m den synop-
tlschen Evangelzen (BIH 4), 1969, 196 Pero, ¿que caracter tendna esa tradlclOn
pascual?, ¿narraba su autor la resurrecclOn de lesus Junto con una resurreCClOn
colectiva?
14 Hutton* Eso me parece Improbable es cierto que el Ev Pe 6, 21 habla de
un terremoto, pero una vez que lesus muerto es depositado en tIerra, sobre una ba-
Jada de lesus a los mfiernos (Ev Pe 10, 41s) nada dice el evangelIo de Mateo Cf
ademas mira, 502-504
15 Como ocurre nonnalmente en textos apocahptIcos, no hay citas hterales SI-
no meras alUSIOnes (AgUlrre-Monasteno*, 52 «alluslve quotatIons») y un colondo
blblIco del lenguaJe
16 Alhson*, 43-45, Davles-Alhson 1II, 628s, Aus*, 118-120 En las cercamas
del monte de los Ohvos hay muchos sepulcros de profetas Segun T Cant 8, 5 = BI11
1, 840, todos los difuntos resucitaran el ultImo dIa, al abnrse el monte de los Ohvos,
los de la dlaspora llegaran alh a traves de un paso subterraneo
plIcar plenamente los v. 51 b-53. En particular el v. 53, donde se habla de la
aparición de los resucitados en la ciudad de Jerusalén, no encuentra un pa-
ralelo en ellos.

Explicación

El texto narra en una densa secuencia unos sucesos que para las
personas de la antigüedad son de origen divino. La dificultad de la
exégesis reside en que el texto narra brevemente tales sucesos, pero
no los interpreta. Se pueden entender muy diversamente en función
del horizonte asociativo de los lectores, y tampoco excluyen quizá
una interpretación unilineal. Por eso expondré primero los tipos her-
menéuticos más importantes y su relevancia en la historia de la exé-
gesis. Después intentaré aclarar, en un recorrido por el texto, hasta
qué punto son exegéticamente admisibles tales interpretaciones.

Posibilidades exegéticas e historia de la influencia 17

Musculus distinguió dos posibilidades principales de interpreta-


ción 18 • La primera consiste en leer el texto a la luz de la historia de
la salvación. Se trata entonces de un traspaso de la salvación de Is-
rael a los paganos y -en línea polémica- de la «ira de Dios sobre el
pueblo de los judíos» y su ceguera (= apartado a). La segunda posi-
bilidad es, según Musculus, la cristológica: el texto habla entonces
del «poder de la muerte de Cristo», y anticipa su resurrección (=
apartado b). Junto a estas dos hay otras tres interpretaciones: los v.
52s cobraron una importancia especial en lo dogmático, porque se
vio en estos versículos un documento bíblico en favor de la fe en el
descenso de Cristo a los infiernos, que desde la segunda mitad del
siglo IV forma parte del segundo artículo del credo 19 (= apartado c).

17. Musculus, 605s. En forma SImilar dlstmgue tambIén Rambach** IV, 172-
182, entre el slgmfJcado que tienen los «milagros» que sIgUIeron a la muerte de Je-
sús como señales para los Judíos descreídos y el que tienen como señales para los
creyentes.
18 Sobre la hlstona de la exégeSIS, cf. especialmente los trabajos de Jonge*;
tambIén Zeller*; AgUlrre-Monasteno*, 153- 171.
19. La pnmera vez, en la cuarta fórmula de SlrmlUITl (359) (A. Hahn-G. L. Hahn,
BlbllOthek der Symbole und Glaubensregeln der Alten Klrche, relmpr. HIIdeshelm
1962,204), después, haCia el año 400, en la ConfesIón de AqUilea (= DS36 16*).
La znterpretaczón alegórzca de la Iglesia antlgua abnó no sólo una
dImenslOn hIstónco-salvífIca del texto, SInO tambIén una dImensIón
eXIstencial (= apartado d) FInalmente, a las exégesIs antenores se
sumó una InterpretacIón escatológzca, sobre todo en la exégesIs mo-
derna el texto apunta a la futura resurreCCIón de los muertos, o es
una antIcIpacIón de la parusía (= apartado e)

a) La mterpretacIOn hlstorlco-salvifica Su punto de partida es el des-


garro de la cortma del templo El libro VIII de los Oraculos slbllmos ex-
pone su sIgmflcado en estos termmos
No hay que contmuar en la servIdumbre a las apanenclas de este
mundo, conforme a la ley secreta del templo Lo oculto queda des-
velado, porque el Monarca eterno descendIO a la tIerrazo

Al rasgarse la cortma del SantIslmo, se revelaron los sacramenta de la


antigua alIanza21 , y el servICIO de la Ley toco a su fm 22 Muchos aSOCIaron
esta mterpretacIOn al pasaje de Heb 9s La mterpretaclOn apunta a la vez
obVIamente, en lmea teologlca, al traspaso de la salvaclOn a los paganos 23
Tamblen cabe mterpretar aSI el terremoto y el resquebrajamIento de las ro-
cas se conmueven los duros corazones de los paganos, que antes pareclan
rocas, y se abren al EvangelIo24
La mterpretacIOn sotenologlca se puede combmar con un severo anun-
CIO de JUICIO destmado a los JudIOs segun Test L 10, 3s, la cortma del tem-
plo se rasgo para poner de mamflesto la mfamIa de los JUdIOS, en castIgo,
seran dIspersados entre las nacIOnes 25 El angel abandona el templo y se
lleva conSIgo al Espmtu sant0 26 Retoncamente lograda y dura es la acu-
saClOn a los JUdlOS que formula Meltton de Sardes
Como no se estremecIO el pueblo, temblo la tierra,
como no se espanto el pueblo, se espantaron los CIelos,

20 Slb 8, 307-309
21 Jerolllmo, 275, Ongenes 138 = GCS Ong XI, 285, otros autores en Mal-
donado, 635
22 Leon Magno**, 17(= 68),3 = 174, FoclO de Constantmopla, fr 94 = Reuss
335, Lutero (Evange!lenauslegung) V 21s (= sermon de 1525, hasta ahora estaba
oculto el evangeho), Id **, 803 (desapanclOn del culto en el templo segun Heb 9),
Calvmo 11, 399 (Heb 9)
23 Test B 9, 4, (Ps-)Clemente, Ree 1, 41s, Dldaska!la 23 = Achehs-Flemmg,
119s, Jerolllmo, 275, Beda, 125
24 Beda, 125
25 Cf Efren el Smo 21, 4 = 376 el Espmtu santo rasga la cortma para malll-
festar a la creaClOn, medIante una acclOn semlOlIca, la mfamla de los JUdIOS, yaban-
dona luego el templo
26 Tertuhano,Adv Jud 13,15 = CC 2, 1387s, Id ,Adv Mare 4,42 = CC 1,660
como no rasgo el pueblo sus vestIdos, rasgaron los ángeles el suyo,
como no hIzo duelo el pueblo, trono el Señor del cIelo
y levantó su VOZ 27

El terremoto y el resquebrajamIento de las rocas son tambIén señales


del JUICIO el mterpolador cnstIano de Test L 4,1 ve tambIen como señales
del JUICIO, Junto a los sIgnos Judíos tradIcIonales para el fm del mundo, la
hendIdura de las rocas, el echpse de sol y el asalto a los mf¡ernos en la pa-
SIón del AltísImo los rebeldes se obstmaran en su mJustIcIa Y serán castI-
gados León Magno dIce «CIelo y tIerra pronuncIaron así contra vosotros,
Judíos, sU JUICIO condenatono»28 Para acusar a los Judíos era espeCialmen-
te mdIcado subrayar el contraste entre el capItán pagano y el pueblo rebel-
de «Para que la culpa de la mcreduhdad de Israel sea mayor, el capItán y
los guardIas reconocen a Jesús como HIJO de DIOS a la vIsta de esa convul-
SIón de toda la naturaleza»29
TambIén hoy se tIende a mterpretar así el texto, argumentando que es-
tá en la línea de 23,38-24,2,26,61 64,27,25 El fmal del templo que Je-
sus anunCIó en vanas ocaSIOnes, se cumple ahora con el JUICIO de DIOS La
salvacIón de DIOS pasa de Israel a los paganos30

b) La interpretacIón cnstológlca El texto expresa la creenCia báSIca


de la IglesIa antIgua, según la cual la cruCIfIXIón de Jesús no fue un fmal
nI una catástrofe, SIllO una vlctona La muerte de Cnsto conmocIOna y sa-
cude no sólo el templo, smo el mundo entero; todos los elementos atesti-
guan su señorí0 31 «Que los cuerpos de los santos resurjan demuestra que
la muerte de Cnsto es causa de vlda»32 El terremoto y el resquebraJa-
mIento de las rocas mamflestan su dlvlmdad33 De este trIUnfo forma par-
te la bajada de Cnsto a los m[¡ernos con su muerte, Cnsto quebrantó el
domllllO de Satanás y pOSIbIlIto la resurrecclón 34 Los mIlagros que se
producen después de la muerte de Jesús revelan a todos que él munó mo-
cente, que no munó por sus pecados smo por los nuestros, como redentor

27 Mehton de Sardes, Pascha 98 SImIlar (Ps-)Clpnano, Adv Jud 4 = CSEL


3, III, 137 «La tIerra temblo, y el pueblo se regocIjaba El Señor fue condenado, e
Israel daba saltos de alegría»
28 Leon Magno*"', 2 (= 53), 2 = 87
29 HIlano 33, 7 = SC 258, 256, SImIlar p eJ Leon Magno**, 17(= 68), 3 =
174s, Beda, 126, TeofI1acto, 473, Anselmo de Laon, 1490 (<<Jesum Del fIllUrn ta-
cente Synagoga confmnat»), Calvmo n, 401
30 Cf P eJ Walker, He!lsgeschlChte, 73 (el templo deJO de ser lugar de la pre-
senCIa de DIOS), Aarde'" (v 51-53 como «turnmg ofthe tIde m Israel's hlstory»)
31 LudolfodeSaJoma**,64,6=13ls
32 Apohnar de LaodlCea, fr 144 = Reuss 51
33 Maldonado, 635
34 Musculus, 605
del mund0 35 La exegesls actual señala tamblen que los v 51-53 dejan pa-
tente la verdadera grandeza de Jesus crucIficado Hay, sobre todo, dos po-
sibilidades expresivas relevantes en pnmer lugar sorprenden, en el con-
texto del evangelio, las estrechas relacIOnes con Mt 28, 1_1036 "Hay que
entender el texto -sltuandonos no en la hlstona genetlca, smo en el con-
texto del evangelio- como una a1uslOn a la pascua o una especie de prelu-
dIO de la misma?, "mterpreta el texto la muerte de Jesus en forma parado-
Jlca, analoga a la cnstologlaJoamca de la glonflcaclOn, como resurrecclOn
y tnunfo?37 En segundo lugar, el terremoto, pero tamblen el resquebraJa-
miento de las rocas, sugieren en el campo blblico-teologlco algunos moti-
vos de las descnpclOnes teofamcas del Antiguo Testamento "Es el texto
una teofama?, "DIOS abandona su ocultamiento ahora, mmedlatamente
despues de la muerte de Jesus, y esta revelandose en su poder?38

c) La bajada de Cristo a los mfiernos No sorprende que se haya re-


laCIOnado el pasaje, sobre todo los v 52s, con la bajada de Cnsto a los m-
fiemos Salvo qUlza 1 Pe 4, 6, este tardlO articulo de la fe no se puede do-
cumentar aun, a mi entender, en el Nuevo Testament0 39 Desde la pnmera
mitad del Siglo II40 hay, en cambIO, diversos y claros documentos (IgnacIO,
Magn 9,2, Ev Pe 10 = 41 s, el apocnfo de Jeremlas en Justmo, Dial 72,4,
Od Sal 42, 11-20, Asc Is 9, 12-18) La exegesls de la IgleSia antigua rela-
ciono a veces expresamente el topos de la bajada de Cnsto a los mflemos,
ocurnda en el lapso de tiempo entre su muerte y su resurreCClOn, con el
texto de Mt 27, 52s Doy algunos ejemplos los Oraculos slblhnos cnstla-
nos, sigUiendo la ya Citada mterpretaclOn de la cortma del templo que se
rasga en dos, lo formulan aSI (Or Slb 8, 310-312)
Y entonces deSCiende al Hades para anunciar a todos los santos
la esperanza, el fmal de los tiempos y el dla del ultimo JUICIO
En el sueño de tres dlas, el colmara el destmo de la muerte

35 Bulhnger, 261A
36 Cf supra, 462
37 ASI P eJ Zeller*, 406 (la muerte en cruz de Jesus esta envuelta en la luz del
tnunfo pascual), Rlebl*, 76 (la resurreCClOn de Jesus acontece ya en su muerte),
AgUlrre-Monasteno*, 200s (el momento de la muerte de Jesus es, a la vez, el de su
tnunfo y su glona)
38 Por ejemplo Kratz*, 45 (v 51-53 como teofama), Frankemolle JI, 505 (los
v 51-53 no son pequeños apocahpsls, smo un apunte del poder de DIOS sobre la
muerte), Kraus**, 422 (Kraus señala pnnclpalmente el tema del terror en v 54)
39 Cf el excursus de N Brox, La przmera carta de Pedro, Salamanca 1994,
245-254
40 Los pasajes en cuestlOn mas Importantes senan Mt 12,40 (cf vol JI,370,
n 41), Ef 4, 9s, I Pe 3, 19 (sobre la mterpretaclOn, cf Brox, La przmera carta de
Pedro, 227-236), 4, 6 Solo en I Pe 4, 6 hay que contar senamente con la pOSIbilI-
dad de la bajada de Cnsto a los mflemos como trasfondo
Test L 4, 1 mencIOna tambIén, entre las señales del JUICIO de DIOs
contra los mJustos, «el desalojo del Hades con la pasIón del Altíslmo»41.
Según Cmlo de Jerusalén, Jesús fue sepultado como hombre en una tum-
ba rocosa, «pero las rocas se hIcIeron pedazos de puro terror ante él»;
después baJó al mundo subterráneo para hberar a los Justos 42 . Sorprende,
en suma, que las exégesIs que hacen del pasaje la IgleSIa antIgua y tam-
bIén la Edad MedIa apenas menCIOnen la bajada de Cnsto a los mfIernos
para exphcar la resurreCCIón de numerosos muertos, refenda en los v.
52s Esto obedece qUIzá a que la bajada de Cnsto a los mflernos perse-
guía algo global: la superacIón del poder de la muerte y el anunCIO de la
salvacIón a todos los falleCIdos antes de Cnsto, y la resurreCCIón de que
hablan los v. 52bs constIrnye un suceso hmItado. el resurgImIento de mu-
chos falleCIdos en Jerusalén Como resurreCCIón de un número hmltado,
muchos exegetas eclestales la denomman «resurrectIO speclahs», y la
aSOCIan a veces con la «pnmera resurreCCIón» de Ap 20, 4S43 Algunos
exegetas -sólo una modesta mIlloría- opIllan tambIén que estos muertos
resucItaron como Lázaro, para VIVIr un CIerto lapso de tIempo y volver a
monr44. La mayoría de los exegetas supone, en cambIO, que reSUCItaron
defIllItIvamente y ascendIeron con Cnsto al CIelo. esto parecía más acor-
de con la relevanCIa sotenológlca de la resurreCCIón de Jesús, preVIa a la
de aquellos dIfuntos (v. 53a), y tambIén con la categoría de los reSUCIta-
dos que, según creenCIa general, eran pnnclpalmente los patnarcas de Is-
rael: Adán, Abel, Henoc, etc. 45 .
Resumen. el texto sólo fue relaCIOnado secundana y ocaSIOnalmente
con el artículo de fe de la bajada de Cnsto a los mflernos. El pasaje no fue
utIhzado nunca como legItImaCIón exegétIca de dIcho artícul046 Esto VIe-
ne a exclUIr claramente que detrás de Mt 27, 52s eXIsta ya una tradICIón
cnstIana sobre el descenso de Jesús a los Illflernos47

41 Cf supra, 466, en el apartado a


42 CatequesIs 4, 11 = BKV I/41, 67 Cf ademas Clemente de Alejandría,
Strom 6,47, 1 = BKV 11119, 269, (Ps-)IgnacIO, Tra/l 9 = J Llghfoot, TheApostoltc
Fathers Il/3, Grand Raplds 1981, 157s, Flrmlco Materno, Pro! rel err 24 (en
Krol1, 64), EusebIO, Dem Ev 10,8, 50lc = GCS Eus VI, 483
43 Jerommo, 276, después de él, p eJ Rabano Mauro, 1144, Chnstlan von
Stavelot, 1493, Anselmo de Laon, 1490 Schlatter, 785s, por ejemplo, la mterpreta
hoya la luz de Ap 20
44 P eJ Agustín, In Joh 124,2 = BKV 1/19, 381, Teofllacto, 473, EutJmIO ZI-
gabeno, 736
45 Cf Asc Is 9, 8s
46 Brox (La primera carta de Pedro) mdlca algo análogo para 1 Pe 3, 19
47 Así lo ven p eJ B Schmewmd, 273, G Bornkamm, OELúJ l!.'Ü., ThWNT
VII, 198, 28ss, Gmlka II, 478s y por carta (<<La teona del descensus es la mejor, en
mi opmIOn SI el descensus 'sólo' consta documentalmente en la pnmera mitad del
Siglo 1I, eso no representa una objeCión contra ella»)
d) InterpretacIOnes alegóricas La exegesls alegonca fue en la Iglesia
antigua la posibilidad para exponer los textos de la Biblia, no sólo los hls-
toncas smo también los mitológicos, en su sentido eXistencial Tomo como
ejemplo la mterpretaclOn de Orígenes la cortma rasgada del templo Signi-
fica el velo de la Escntura, que se hace comprensible por medio de Cnsto,
las rocas que se resquebrajan, los profetas, cuyos secretos espmtuales se
mamflestan ahora El terremoto persigue que todos los humanos se sientan
movidos por la nueva palabra, la resurrección de los cuerpos se refiere a
los muertos espmtuales, que después de acoger en SI la palabra «dejan de
ser tumbas de almas muertas»48 La exégesIs alegónca, pensada en catego-
nas modernas, ofrece una mterpretaclón compacta, eXistencial, teológlco-
pSicológica del texto Toda la exégesIs eclesial practico dicha exégesIs en
aspectos parciales del texto, aplicando por ejemplo casI siempre, hasta Lu-
tero mclusIVe, la Imagen de las rocas a los corazones empedernidos de los
humanos, que fueron «partidos» por la muerte de Cnst049

e) InterpretacIOnes escatológIcas La exégesIs eclesial clásica no con-


sideró la dimenSión escatológica como una franja hermenéutica autónoma,
smo ligada siempre, obviamente, a la mterpretaclón cnstológlca Así, en-
tendiÓ siempre la resurrección de los muertos como una señal de esperan-
za esos difuntos no se aparecieron a los Judíos descreídos, smo a los cre-
yentes de Jerusalén, como un signo concreto para afianzarlos en su
esperanzaso La cortma rasgada del templo no sólo abre la vIsión de los
mlstenos del Antiguo Testamento sobrepasados por Cnsto, smo que, mter-
pretada anagóglcamente, abre también a los creyentes el cammo del clelo sl
La mterpretaclón escatológica sólo denvó haCia un tipo hermenéuti-
co mdependlente en el Siglo XX se descubnó en el trasfondo hlstonco-
religIOso de la apocalíptica que muchos temas de nuestro texto podlan
tener un fondo apocalíptico Esto vale, en todo caso, para el terremoto,
el resquebrajamiento de las rocas y la resurrección de los muertos ¡,Se
da por tanto en la muerte de Jesús, además del giro deCISIVo en la hlsto-
na de Israel, el giro apocalíptico del mundo s2 o una anticipación de la

48 Orígenes 139 = GCS Ong XI, 286-289, cita 288


49 Por ejemplo Jerommo, 275 (el terremoto como slmI! de los fieles que es-
cuchan la Palabra), HIlano 33, 7 = SC 258, 256 (las rocas se agnetan = la Palabra
perfora todo 10 que es duro), DlOmslO Cartujano, 313 (las rocas se resquebrajan =
los corazones duros se ablandan para la compasslO), Ludolfo de SaJoma**, 64, 7 =
132s (todas las señales se producen para la converslOn de los pecadores), Lutero
(Evangehenauslegung) V 22 (cuando reconocemos a DIOS como Padre, toda la tie-
rra se conmueve)
50 ASI Calvmo II, 400
51 Lapide, 547
52 Por ejemplo Lohmeyer, 395s (la puerta queda abierta al eon que Viene), Je-
remlas, Theologle, 294 (el giro cosmlco es ya realidad), Schwelzer, 338 (la muerte
parusía?53 El hecho de que este giro se produjera dentro de la hlstona sus-
Citó la cuestión de la validez de las estructuras lmeales del tiempo. Muchos
mtérpretes sostienen que no es ya posible mterpretar el texto en el plano
cronológico; el texto es, más bien, el cifrado simbólico de una verdad teo-
lógIca. Esa verdad se expresa luego con el concepto teológico abstracto co-
rrespondiente' la muerte de Jesús es «the eschatologlcal event»54.

Explicación

51a Ahora se precipitan los acontecimientos. La cortina del templo


se rasga en dos, de arriba abajo. El narrador habla de «la cortina»;
no parece preocuparle que haya varias. Conocemos la cortina que
separa el Santísimo -donde sólo podía entrar el sumo sacerdote el
día de la expiación- del resto del templo55, y la cortina del portal
principal entre el atrio de los israelitas y el edificio del templo pro-
piamente dicho 56 . La cortina ante el Santísimo es más acorde con
la referencia al cese del culto en el templo. El Santísimo, cerrado
a todas las miradas, queda ahora al descubierto. La cortina exte-
rior, en cambio, se presta mejor para ser interpretada como señal
de desgracias 57 : era visible y accesible a todos, y se pudo constatar

de Jesús es el acontecimiento que transforma el mundo), Hil1*, 84s (la muerte y re-
surrección de Jesús consideradas como «chmatlc moment» del comienzo del remo
de DIOs) Bartsch**, 85s, enfoca el terremoto y la resurrecclOn de los muertos ha-
Cia la parusía que tiene lugar en la muerte de Jesús
53 Schenk**, 80s 104; Similar Malsch*, 123 (una anticipación figurada del gi-
ro escatológico)
54 Cf Semor (PasSlOn)**, 322 (la umdad del texto reSide en el plano slmbó-
hco), Hare, 324 (la aparición de los santos no es un hecho smo «a slgn only»), Hag-
ner II, 851 (<<a plece oftheology set forth as hlstory»), Meler, VlslOn, 34 (cita)
55 Ex 26, 31-35, Lv 16, 2, Josefa, Ant 8, 72
56 Ex 26, 36s, 38, 18, Ep Ar 86, Josefo, Bell 5,212-214, Filón, Vu Mas 2,
87s La exégeSIS ecleSial, sobre todo desde la Refonna, refería generalmente el vo-
cablo a la cortma que ocultaba al SantíSimo Esta mterpretaclón es análoga a la de
Heb 9, 1-28, 10, 19-22, Y ha teUido por eso espeCial dlfuslOn (cf p eJ Lmdes-
kog*) En la IgleSia antigua aphcaron el vocablo, sobre todo Orígenes 138 = GCS
Ong XI, 2855, Yla tradiCión dependiente de él, a la cortma que ocultaba el Santo
Anselmo de Laón, 1489. asocia ambas tradiCIOnes. ahora podemos mirar a través
de la pnmera cortma, y a través de la cortma del SantíSimo veremos la plemf¡ca-
clón deflmtlVa
57 Difiere A M Schwemer, Studlen zu den /ruhJudlschen Praphetenlegenden
VItae Prophetarum II (TSAJ 50), 1996, 126 la cortma extenor slmbohza el Cielo
que se abre al rasgarse Ese desgarro ha de entenderse, pues, como una señal sote-
nológlca en la muerte de Jesús
lo que había pasado. Hay, además, textos que asocian esta entrada
principal al templo con las señales que anuncian su destrucción in-
minente 58 • Pero las dos cortinas son válidas en principio para am-
bas mterpretaciones, porque la destrucción del templo significa a
la vez la desaparición del culto.
Los lectores del evangelio de Mateo, que conocen los anuncios
de Jesús sobre la futura destrucción del templo (23, 38-24, 2) y
saben que Jesús tenía el poder de destruir el templo y reconstruir-
lo en tres días (26, 61), aunque no lo hizo, ven quizá más obvia la
referencia a la futura destrucción del templo: Dios mismo co-
mIenza a hacer realidad, mediante una señal inequívoca para los
Judíos, lo que Jesús había anunciad0 59. El pasivo EoxLo{}e sugiere
una acción de Dios (passivum divinum). Para el narrador es im-
portante que la cortina se hubiera rasgado completamente, de arri-
ba abajo, en dos partes. No se rasgó de forma que permitiera una
nueva costura; fue destrUIda irreparablemente por una interven-
CIón sobrenatural. También cabe interpretar el suceso como ex-
preSIón de lamento (cf. Gn 37, 29.34; 2 Re 2,12): Dios mismo ha-
ce duelo de la muerte de Jesús rasgando el «vestido» de su casa, el
templ060.
Ahora hay un terremoto. El narrador lo formula de nuevo en 51 b
passivum divinum: es Dios el que actúa. Por eso los lectores no se
lImitan a recordar que la muerte de hombres ilustres se acompaña
en ocasiones de terremotos que indican, como señal cósmica, su
grandeza61 , sino que van más lejos: según testimOnIO bíblico, Dios
se ha revelado repetidas veces con temblores de tierra62 . Eso ocurri-
rá también en el tiempo final: los terremotos forman parte de la au-

58 TáCIto, Hlst 5, 13 (<<los dIOses» salen del templo de Jerusalén), Josefo,


BeU 6,293-295, Joma 39b, Joma 6, 43c, 68ss (la puerta del templo se abre sola) A
la cortma del SantíSImo se refIere, en cambIo, el anuncIO de calamIdades Vlt Hab
12 (la cortma del deblr es despedazada en pequeños trozos por un pueblo de OCCI-
dente) Esto concuerda con la evocaCIón, en SlfDev, 328 y GIt, 56b (BI11 1,1044),
de lo que hIzo TIto en la conqUIsta de Jerusalén con la cortma del templo
59 Según Bar sy 6, 7-10, la cortma del lugar santísImo forma parte, Junto con
el efod, el kaporet, las tablas de la Ley, etc, de los objetos de especIal relevanCIa
que fueron rescatados por un ángel antes de la conqUIsta del templo
60 Aus*, 148-153
61 VlrgI1IO, Geor 1,475-482; Pausanlas 7, 25, Luc, Peregr 39A J Edmunds,
BuddhlSt and Christian Gospels, Tokyo J 1905, 189s, da cuenta de un paralelo bu-
dIsta con el terremoto
62 Cf P eJ Ex 19, 18; Jue 5, 5, 1 Re 19, lIs; Sal 18, 8, más documentos en
Davles-Alhson III, 632 n 115
torrevelaclón defInltlva de DIOS en el JUICIO fmal 63 Los lectores
pueden connotar el terremoto en sentldo apocalíptlco-escatologlco,
pero el texto no contlene en modo alguno tales ImphcacIOnes Son
obhgadas, en cambio, las connotacIOnes teológicas a la luz del len-
guaje bíbhco tradicIOnal una vez que la cortma del templo, al ras-
garse, ha mducldo en los lectores la Idea de un JUICIO de DIOS, todo
alcanza una dImensIón trascendental DIOS mIsmo entra en hza
El espectaculo de las rocas hendléndose con el terremoto es un
detalle narratlvo para mdIcar que no se trata de un temblor de tlerra
cornente, smo sobrenatural, que trastorna la creaCIOn entera Pero es
mucho más Importante el detalle de que el narrador se expresa aquí
en lenguaje bíbhco64 y da a entender con ello que es DIOS mismo el
que está actuando El resquebrajamIento de las rocas es slgmf1catl-
vo, además, porque deja paso al fenómeno SIguIente SI las rocas se
escmden con un temblor de tlerra vIOlento, las tumbas se abnrán y
los muertos pueden resurgIr A eso qUIere llegar el narrador
52 y es lo que refiere a contmuaclón UtllIza de nuevo el passlvum
dlvmum La formulacIOn se apoya en Ez 37, l2s LXX Pero este
pasaje veterotestamentano ayuda poco a preCisar el sentldo, y es-
to, por dos razones Por una parte, los textos apocahptIcoS suelen
msertar los fragmentos de la BIbha en unos contextos nuevos, y tra-
tan de comprenderlos a la luz de estos contextos, no a la luz del tex-
to bíblIco al que se refieren El colondo bíbhco del texto evocará
probablemente a los lectores el conoCIdo estllo de los escntos apo-
calíptiCOS, sm ofrecerles un determmado mtertexto bíblIco para
deSCIfrar el texto Por otra parte, el pasaje de Ez 37 tuvo diversas
lllterpretacIOnes en el Judaísmo de la epoca, pero no se entendió ge·
neralmente en sentldo apocalíptlco

El Talmud babtlolllco menCIOna en Sanh 92b vanas mterpretaclOnes


del texto de EzeqUiel en sentido parabolico, o refendas a la generacIOn del
exl!1O en tiempo del profeta Los targumlm aplican el texto a la resurrec-
clon ((,fmal?) de los efraimitas deportados 65 No se sabe SI la escena de la
resurreCClOll en el «Ciclo EzeqUleb> de la smagoga de Dura Europos, en SI-

63 Cf P eJ 1s 5, 25, 24,18, Ez 37,7 LXX, Joel2, 10, 3,16, Nah 1, 5s, Ag 2,


6, Zac 14,5, Hen et 1,3-9, 102,2, As Mos 10, 4s, Bar sy 27, 7, 70, 8
64 Cf sobre todo el texto de Zac 14, 4s, pero Igualmente l Re 19, 11, Is 2, 19,
48,21, Nah 1,6
65 Cf W Zlrnmerh, Ezechlel JI (BK AT 13/2), 1969, 899s Una mterpretaclOn
escatologlca defIende tamblen, qUIza, 4Q 385 fr 2 (Kraus**, 420)
Ilustración 55

ria (hacia el año 250), debe interpretarse en sentido escatológico (il. 55)66:
El profeta se encuentra en el Valle de los Muertos. Pululan por el suelo
huesos y cabezas, no «calcinados», como en Ez 37, 2, sino ya con carne y
rasgos del rostro. Un monte se escinde por intervención de la mano de
Dios. Los muertos que están allí se hacen visibles. La casa que se derrum-
ba sugiere quizá un terremoto. El fresco constituye probablemente el pa-
ralelo judío más afín a v. 51 bs: así pueden haber imaginado la escena los
lectores de la época.

Ahora son despertados los cuerpos de muchos santos por inter-


vención de Dios. La palabra «santo» debe entenderse en este con-
texto, y también en la tradición lingüística de la Biblia, como sinó-
nimo de «justo». El texto no especifica de qué «santos» se trata; la
posibilidad de elección es grande, desde Abel a Zacarías (23, 35).
¿Comienza ahora la resurrección escatológica de los justos que mu-
chos judíos esperaban entonces?67 La formulación parece aconsejar
cautela: se habla de «muchos» cuerpos, mas no de la resurrección
general de «los» justos. Los lectores interpretarían, por tanto, esta
resurrección a la luz de la tradición lingüística de la Biblia, como un

66. Foto: E. R. Goodenough, Jewish Symbols in (he Greco-Roman Perlod XI


(BollS 37),1964, lámina 21.
67. Bill. IV, 1168b.d.; 1169,3; 1170a; 1182s b.c.; 1185-1192. Kraus**, 420,
admite una relacIón histónco-tradicIOnal con los discursos figurados de Hen et. ef.
especIalmente 51, 4s (resurreccIón de los justos, que caminarán por la tierra).
acto de Dios, pero no directamente en sentido apocalíptico, como
descripción de la resurrección escatológica de los justos. Sólo cabe
afirmar que quizá aquí acontece ya lo que los lectores esperaban
para el tiempo final.
53 El v. 53 viene a reforzar la cautela frente a una interpretación
apocalíptico-escatológica directa y unilineal. ¿Qué hacen los santos
después de su resurrección? No entran en el gozo de la vida defini-
tiva con Dios, sino que van a Jerusalén, ¡precisamente adonde no
irá el Jesús resucitado! Allí se aparecen a muchos. El radical f¡.t-
cpav- evoca las apariciones de dioses y héroes68 . No nos encontra-
mos en el nuevo eón, sino en el tiempo del mundo presente; no en la
Jerusalén celestial69 , sino en la Jerusalén terrena. Los lectores del
evangelio de Mateo saben que Jerusalén mataba y lapidaba a los
profetas y enviados de Dios, y por eso le esperaba el castigo divino
(23,37-39). La ciudad santa70 es para ellos la ciudad en que murió
Jesús, donde «todo el pueblo» pidió que la sangre de Jesús cayera
sobre ellos y sus hijos (27, 25). Este recuerdo acompaña su lectura:
que los santos difuntos resuciten ahora en Jerusalén y se aparezcan
a muchos es señal de la inminencia del juicio de Dios 7!. No augura
nada bueno a los jerosolimitanos.

He dejado aparte en la interpretación las cuatro palabras flETa TT¡V eYEQ-


OLV avtoü. Confieso que no soy capaz de interpretarlas de modo satisfacto-
rio. Aparentemente tienen poco sentido en el texto: ¿Por qué Iban a esperar
los santos resucitados, durante dos días, en sus sepulcros abiertos72 , o aguar-
dar fuera, delante de la ciudad, para entrar en ella después de haber resucI-
tado Jesús? Tampoco pueden los soldados, en v. 54, ver algo que aún no ha
sucedido. Hay tres posibilidades de exphcación para esas cuatro palabras: Se

68. Llddell-Scott, S.V E[.l(pávtLa II


69 Así Zeller*, 456-465, que basándose en la tradICIón ecleSIal (¡nada unánt-
me en este punto!), opta por la referenCIa a la resurreCClOn deflnttlva y a la Jerusa-
lén celestiaL
70 'Ayta 1tÓAL~ cuadra al lenguaje bíbltco de la seccIón y refuerza las conno-
tacIOnes sotenológlcas: lo que sucede aquí afecta dIrectamente a IsraeL
71 Cf Bar sy 50, 3s (después de afIrmar que los muertos resuCItarán sm modI-
fIcar su fIgura)' «Porque entonces será necesano demostrar a los VIVOS que los muer-
tos han revIvIdo, que los que un día se fueron han regresado Y una vez que se hayan
reconocIdo los que ahora se conocen, ¡mI JUICIO será nguroso 1». Otro documento so-
bre apanclón de muertos como señal fatídIca de JUICIO es probablemente Lc 9, 7-9
las nottclas que llegan sobre Jesús, al que muchos conSIderan el Bauttsta redIVIVO,
hacen recordar a Herodes Anttpas su cnmen (tndlcaclón de Sarah Aebersold).
72. Ya Calvmo Il, 400, conSIdera esto absurdo
entienden 1) como fragmento residual de una tradlclOn pascual premarqma-
na 73 , 2) como añadido redacclOnal matean0 74 o 3) como glosa posmateana75

1) Yo no puedo entender los v 51 b-53 como fragmento residual de una


tradlclOn pascual premarqmana Aparte de que los verslculos 51 b-53 no
proceden, probablemente, de una tradlclOn de pascua, todos los defensores
de esta tesIs achacan a Mateo una dosIs considerable de ahlstoncldad su-
ponen que Mateo, deliberadamente, «antIcIpo» al escenano de la crucIfl-
xlon una antigua tradlclOn pascual, pero respeto a la vez esas cuatro pala-
bras embarazosas, ¡contradicIendo u olvidando aSI totalmente su mtenclOn'
2) Hay escasos mdIclOs para atnbUlr la frase a Mateo ' EYfQOU; es ha-
pax legomenon en el Nuevo Testamento Las determmaclOnes temporales
con ¡.tELa no son exphcitamente mateanas Esta tesIS es, ademas, muy Im-
probable en el contemdo cierto que es creencia cnstIana pnmltIva muy dI-
fundIda que la resurrecclOn de Jesus fue la pnmera resurreCClOn, y funda-
mento de la futIira resurrecclOn de los fleles (Rom 8, 29, 1 Cor 15,20-23,
Col 1, 18, Ap 1,5, cf Hch 3, 15, Heb 2, 10), y no es Impensable en pnn-
ClplO que Mateo qUisiera abundar en ello Pero 10 habna hecho con la ma-
yor torpeza del mundo pnmero, esta referencia estana en lugar erroneo
¡los santos han resucitado ya en V 52b' Segundo, sena muy extraña la fra-
se, formulada aSimismo por Mateo en v 54, «VIendo el terremoto y todo lo
que pasaba», que parece mclUlr el V 53 76

73 P eJ Tnlhng, Chnstusverkundlgung, 196, similar Agmrre-Monasteno*, 60s


74 P eJ Schenk**, 75, Alhson*, 42, P Hoffmann, Das ZelchenjUr Israel, en
Id (ed), Zur neutestamenthchen Uberheferung van der Auferstehung Jesu (WdF
522), 1988, 449s Hoffmann mterpreta las cuatro palabras como una antlClpaClOn de
28, 11 s los sumos sacerdotes y los Jerosohmltanos tendran conOCimiento de la re-
surrecclOn de Jesus a la misma hora, aquellos, por los guardias, estos, por los pro-
fetas y Justos cuyos sepulcros se encuentran en los alrededores de Jerusalen, es de-
Cir, por las «vlctlmas de tiempos pasados» (449) Pero Mt no orienta a sus lectores
en esa dlrecclOn, habla tan solo de los «santos» resucitados, no especlfIcamente de
los profetas y Justos asesmados, y muy genencamente de «los» sepulcros, que eran
abundantes en los alrededores de Jerusalen
75 P eJ Klostermann, 225, Rlebl*, 54s, Schwelzer, 338, Schnackenburg II,
282, Luck, 309, DavIes-Alhson III, 634
76 Se han propuesto diversas salidas de estas difIcultades Fntzsche, 821, en-
tiende EYEQULt; en sentido activo, yalJ'toü como gemtlvo subjetivo (= despues de ha-
berlos resucitado) Esto es ImgmstIcamente Improbable (cf Llddel\-Scott, s v E')'EQ
OLt;) Y objetivamente superfluo Schenk, Sprache, 232, entiende all1:oü como un
adverbiO de lugar (= aqUl) Pero ¡que lector l\egana a ese extraño slgmfIcado, cuan-
do ademas el adverbIO de lugar es realmente superfluo' Manuela LlechtI-Genge
propone combmar la mdlcaclOn temporal ~f1:a 't1'jv E')'EQOW a1hoü con la oraclOn
partIclplal xm E~EA{}ov'tEt; EX 'túlV ~V1'j~ELúlV Pero las determmaclOnes de tiempo
con ~f1:a suelen fIgurar en Mt delante de los verbos correspondientes (1, 12, 17, 1,
24,29,25, 19,26,23273 27,63 ExcepclOn 27,62) Y la propuesta no ehmmana
la mcongruencIa de que los muertos resuciten antes que Jesus
3) Resta la soluclOn que sIgue la mayona de los exegetas Interpretar
las cuatro palabras como una glosa posmateana Se supone que fue Intro-
dUCIda porque la resurreCClOn de Jesus, segun creencIa cnstIana pnmItlva,
fue la pnmera de todas las resurreccIOnes (cf supra) Pero tamblen esta so-
luclOn es problematIca la testIfIcaclOn textual de las cuatro palabras es
muy buena 77 Tamblen una glosa posmateana estara fuera de lugar, porque
los muertos han resucItado ya en v 52 Hay que suponer que el glosador
fue muy dlstraldo en la InSerClOn, o que se trata de una glosa margInal al
texto, msertada tardlamente en lugar equIvocado
Resumen puede que la hlpotesls de una glosa posmateana, deslIzada
muy pronto en el texto y, ademas, en un lugar totalmente madecuado, sea
la que menos dIfIcultades trae consIgo Pero esas dIfIcultades son tamblen
muy grandes

54 Ahora no es sólo el capItán pagano qUien reaCCIOna al terremo-


to y a lo aconteCIdo después, SInO tambIén sus soldados, a modo de
«coral» concluslva A dIferencIa de Mc 15, 39, su reaCCIón no se
desencadena ya por la muerte de Jesús, SInO por lo que ha sucedIdo
después La cuestIón pnncIpal para la InterpretacIón es SI cabe en-
tender esta reaCCIón de forma totalmente pOSItIva, en la línea de un
reconOCImIento cnstIano dIsCIpular de Jesús como HIJO de DIOS, o
se trata de una respuesta pasajera y sólo ltmltadamente pOSItIVa, que
en modo alguno posee el alcance de una confesIon En el pnmer ca-
so habrá que entender lo de «HIJO de DIOS» desde la confesIón ens-
tIana 78 , en el segundo, desde el honzonte mental de un pagano en
aquella época 79 CaSI todo habla en favor de la pnmera pOSIbIlIdad

77 El Dlatessaron no atestIgua (¡pOSiblemente'), segun Petersen*, 500-502,


¡.teta T1]V eYEQoLv auTOü, tampoco PapIro Egerton 3 fr l recto (H 1 BeJl-T C Skeat
[ed], Fragments ofan Unknown Gospel and Other Early Christian Papyrl, London
1935,45), m el LecclOnano Slropalestmo (Davles-Alhson III, 635) Muy pocos ml-
nusculos sucumben a una enmIenda que en el fondo parecena obVIa ¡.teta T1]V eYEQ
(]LV aUTG)'\I CorolariO el texto actual aparece muy bIen atestIguado
78 ASI mterpreta casI toda la exégeSIS ecleSIal Es mteresante la aSOClaClOn
medieval de Lc 23, 47 (ó (iv/}QúJJto<; OVTO<; óLxaLo<; ~v) con nuestro pasaje en Lc se
hace referenCia a la humamdad de Jesus, aqUl a su dlVlmdad (p ej DlOmSlo Cartu-
jano, 314, Rudolfo de Sajoma**, 64, 8 = 133)
79 Interpretan como un dicho «precnstIano», entre otros, Agustm (Cons ) 3,
20 = 346 (desde perspectlVajudla, en el sentIdo de «justo») y Groclo n, 377 (con-
foone a la nOClOn antIgua de heroe) Un beJlo paralelo ofrece Plutarco, AglS et Cleo-
menes 60, 4 los guardias de Cleomenes cruCIficado vieron como se enroscaba una
gran serpIente en su cabeza para ImpedIr que fuese pIcoteada por los bUItres En-
tonces el reyes presa de óELoLÓm¡.túJvw y <po~o<; Los aleJandnnos adoran desde
entonces a Cleomenes como i¡QúJa xm ~EWV JtarÓa
No habla en contra de esa posibilIdad el hecho de que falte el articulo
determmado delante de ihmv 'ULO¡;; Falta el articulo, no porque Jesus sea
para los soldados un hiJo de DIOs entre tantos otros, smo porque el verbo
figura despues del nombre predicativo, en este caso suele faltar el articulo
determmado en el gnego neotestamentan0 80 Jesus es, pues, tamblen aqUl
el HIJo de DIOs Tampoco parece que el ~v Imperfecto excluya esa mter-
pretaclOn en el marco de la cnstologla mateana, que mtroduce desde el
pnnclplO al Jesus terreno como HIJo de DIOS (2, 15, 3, 17), tiene perfecto
sentIdo que el capItan, al fmal, dIga de el que era HIJO de DIOS NI mvalI-
da esa mterpretaclOn el hecho de que la fe de los soldados, a diferenCia de
Marcos, se lImite a ser fe en los ml1agros, porque algo slml1ar ocurre en
14,33 81 Sena un reparo a esa mterpretaclOn, cuando mas, que los soldados
parezcan haber olVIdado en la mañana de pascua lo que habtan reconocI-
do dos dias antes, cf 28, 4 Pero no hay, a mI JUICIO, nmgun mdlclO que
obhgue a IdentifIcar a los soldados del v 54 con la guardIa del v 65s
Tres razones de peso hablan enfavor de que los lectores mterpretaran la
reacclOn de los soldados como una confeslOn plena 1) «HIJO de DIOs» es el
titulo cnstologlco mas Importante en el evangelIo de Mateo DIOS revelo a
Jesus como HIJO de DIOS (2, 15,3, 17, 17,5, cf 11,27, 16, 17), Ycomo tal
fue confesado por sus dISClpulos (14, 33, 16, 16) La confeslOn de los sol-
dados se corresponde caSI hteralmente con la de los dISClpulos en 14,33 2)
Tal confesIon es la replIca positIVa a la burla de los JUdIOS en V 4043 Las
lectoras y lectores recurren sm duda a esos verslculos precedentes para la
mterpretaclOn 3) Dada la mcluslOn, esenctal para el evangelIo de Mateo,
entre 3, 13-4, 11 Y27,39-54, la confeslOn del HIJO de DIOS por los solda-
dos armomza con la voz de DIOS en 3, 17 Estas tres razones hacen melu-
dlble la mterpretaclOn plenamente posItiva de la confeslOn de los soldados
Entonces, la frase «quedaron aterrados» ha de mterpretarse, Igual que 17,
6s y 28, 5 8, positIvamente, como el estremecimiento que se siente en el en-
cuentro con algo dIvmo

Para el narrador es sIgmfIcatlVO que los soldados paganos reac-


ClOnen de modo totalmente dIstmto que los burladores Judíos de v
39-44 SI estos retaban al CruCIfIcado que se presentó como HIJO
de DlOS a acredItarse con una demostracIón de poder propIO, los
soldados paganos, en VIsta de lo que DIOS ha hecho, reconocen que
Jesus era realmente HIJO de DlOS La filIaCIón dIvma de Jesus la

80 E C Colwell, A Defimte Rulelor the Use 01 the Artlcle In the Greek New
Testament JBL 52 (1933) 12-21, sobre Mt 27, 54, Ibld, 21 Por lo demas, el
articulo determmado falta Igualmente en la confeslOn diSCipular de 14,33
81 Frente a SchweIzer, 338 Se mamflesta aqUl, sobre todo, la valoraclOn ne-
gativa que un mterprete moderno hace de esa fe
demuestra, pues, solamente DlOS Jesus, que renuncIO ante los que
se burlaban de el a toda exhlblcIOn de poder propIO, malllftesta esa
flhaclón umcamente en la obedlencla82 Solo DlOS puede revelarlo
como HIJO suyo, y a eso responde la confeslon humana Es Slglllfl-
catlvo que los soldados paganos hagan suya la confeSIón dISCIpular
de 14,33, 16, 16 para los lectores, se perftla aquí lo que ya fue su-
gendo a menudo en el evangeh083 y lo que el ResucItado ordenará
a sus dlSClpulos al fmal el evangeho llegará a todas las naCIOnes
(28, 19s) Esto enlaza, por contraste, con las alUSIOnes de v 51-53
al JUICIO futuro sobre Israel

Resumen

Intento hacer balance, en mIrada retrospectIva, de las poslbtll-


dades de mterpretaclón menCIOnadas al pnnclpIO Hay que empezar
dICIendo que el sentldo textual no se puede redUCIr a una úmca po-
slblhdad mterpretatlva, smo que es pohvalente Esta VlSlon, que fue
obVIa en la epoca de la hermeneutlca del cuadruple sentldo de la
Escntura, y quedó echpsada con la doctnna protestante de la e/an-
tas Scnpturae, ha vuelto hoya cobrar relevanCIa, sobre todo a tra-
ves de la exegesls refenda al lector
Exammemos pnmero las dimenSIOnes del sentldo cnstologlco
cuando los exegetas de la IgleSIa antlgua mterpretaron la muerte de
Jesus como un tnunfo, y los mtlagros narrados en v 51-53 como
señales del tnunfo dlvmo, veIan algo que era verdad Pero hay que
hacer una reserva Mateo no descnbe la muerte de Jesus SImple-
mente al estllo de Juan, como plelllflcaclón y exaltaCIOn del HIJO
de DIOS, smo que deja de lado los rasgos tnunfahstas, por lo menos
hasta el fmal de su relato de la cruclftxlón Jesus muere totalmen-
te solo, abandonado de todos, hasta de DIOS Solo después, una vez
muerto, acontece el gran camb10 84 DIOS mtervlene espectacular-
mente en los aconteCImIentos Mateo dIstIngue, pues, claramente
entre el monr Impotente del hombre Jesus y la mtervenclón pode-

82 ASI Parte, 388 Esto se corresponde exactamente con la secuencia de 3, 13-


17y4,1-11
83 Cf por ejemplo las mUjeres en 1, 2-16, los magos en 2, 1ss, ademas, 4, 15,
8,10-13,10,18,15,24-28,21,43,22,8-10
84 Por eso no habna que hablar de la Identidad de muerte y resurreCCIOn de Je-
sus en Mt (como hace por ejemplo Rlebl*, 75, cf Agmrre-Monasteno*, 200s)
rosa de DIOS En la muerte narrada por Mateo, Jesús no puede sus-
cItar sospecha alguna de haber padecIdo sólo en apanencla Mateo
descnbe la mtervenclón de DIOS después de su muerte con motIvos
tomados de las teofanías bíbhcas. Lo que refIeren los v. 51-53 en
passIvum dIvmum es una revelacIón dIrecta de DIOS. Esa revela-
cIón culmma en la resurreccIón de los muertos, que caractenza la
accIón del DIOS de Israel en térmmos de la OracIón de las dIecIO-
cho plegarzas 85 •

Menos seguro, y dudoso a mI JUICIO, es el hablar de una mamfestaclOn


escatológIca de DIOS, o del gran gIro cósmIco esperado por los apocalíptI-
cos Algunos fenómenos se pueden Interpretar tambIén así, por ejemplo, el
temblor de tIerra y la apertura de los sepulcros Otros, como el desgarro de
la cortIna del templo, no forman parte del Inventano de las esperanzas apo-
calíptIcas tradICIOnales Que los resucItados, segun v 53, en lugar de entrar
en la Jerusalén celestIal se aparezcan en la Jerusalén terrena a personas del
presente eón, vIene a descalIfIcar la InterpretacIón del texto como un gIro
cósmIco Y por ultImo, Mateo deJÓ dIcho muy claramente en otros lugares
cuando y cómo hace referenCIa al gIro apocalíptIco del mundo en un fu-
turo prÓXImo, en la parusía del HIJO del hombre (24, 29-31) No tIene sentI-
do por tanto, a mI JUICIO, «sobrecargaD> el texto en línea apocalíptIca, para
señalar luego que no se debe entender la escatología mateana en categorías
lIneales de tIemp0 86. Lo que se descnbe aquí, sucede Indudablemente den-
tro del mundo VIeJO, puede suscItar qUIzá en lectoras y lectores atIsbos del
mundo nuevo que VIene, pero no mas. Esto lo abona tambIén el hecho de
que los V 52s no hablen de la bajada de Jesus a los InfIernos, m de su tnun-
fa defInItIVO sobre Satanás y la muerte

Junto a las dImenSIOnes teofámcas del texto es Importante su dI-


menSIón soterIOlóglca. El desgarro de la cortma del templo vIene a
anuncIar la destruCCIón del templo, vatIcmada por Jesús (23, 37-24,
2; cf. 26, 61; 27, 25) Otros mtlagros, sobre todo el terremoto, evo-
can tambIén a los lectores que conocen la Blbha la mamfestaclón de
DIOS para el JUicIO. Las apancIOnes de los santos resucItados en Je-
rusalén se pueden entender, en línea con Test L 4, 1 ya la luz de 23,
34-39, como señal fatídIca del JUICIO contra aquellos que no sólo
dIeron muerte a los profetas y Justos, smo tambIén a Jesús. Evoca-

85 Berakah 2 = Bill IV, 211


86 ConsideracIOnes CrIticas sobre la mterpretaclOn «escatologlca» moderna,
supra, 469s
rán -a partir de 22, 7; 23, 37-24, 2.15-22; cf. 27, 25-la destrucción
de Jerusalén. En esta interpretación encaja el contraste entre los
transeúntes y dirigentes judíos que se mofan del Hijo de Dios (27,
39-43), por un lado, y los soldados paganos que lo reconocen como
tal (27, 54), por otro. Ese contraste indica los caminos que seguirá
Dios después de pascua, y dónde está el futuro de la fe en Jesús.

e) Las mujeres mirando a la cruz (27, 55s)

Bibliografia: Cheney, E., The Mother ofthe Sons ofZebedee (Mt 27,56):
JNST n° 68 (1997) 13-21; Melzer-Keller, H., Jesus und die Frauen (Her-
ders Biblische Studien 14), Freiburg etc. 1997,117-119; Schottroff, L.,
Maria Magdalena und die Frauen am Grabe Jesu, en Id., Befreiungserfah-
rungen. Studien zur Sozialgeschichte des Neuen Testaments (TB 82), 1990,
134-159; Wainwright, Reading, 137-143.288-299.
Más bibliografia** sobre la historia de la pasión y la pascua en Mt 26-28,
supra, p. 43-46.
Más bibliografia*** sobre la historia de la crucifixión de Jesús en Mt 27,
32-61, supra, p. 403s.

55 Estaban allí mirando desde lejos muchas mujeres que ha-


bían seguido a Jesús desde Galilea para asistirlo. 56 Entre ellas
estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y José,
y la madre! de los hijos de Zebedeo.

Análisis

1. Estructura. El breve texto sobre las mujeres es una sección inde-


pendiente y tampoco forma parte de la aclamación de v. 54, porque las mu-
jeres miran «desde lejos» y no reaccionan, como el capitán y los soldados,
a los sucesos referidos en v. 51-53 2 • Su mención viene a ser, cara a lo que
sigue, el puente para el relato de la sepultura, donde vuelven a estar al mar-
gen (27, 61), Ysobre todo para los relatos de pascua, donde son persona-
jes destacados (28, 1-10).

l. K* sabe que la madre de los Zebedeos se llama también María, y considera a


la madre de Santiago y a la de José como dos mujeres diferentes. Muchos textos se
ajustan a Mc y leen «Josés» en lugar de «José».
2. Frente a Senior (Passion)**, 333 (la filiación divma de Jesús es confirmada
por Dios [v. 51-53) y por los hombres [v. 54-56)).
2 Fuente La fuente es Mc 15, 40s Mateo y Lucas modIfIcaron el
texto marqUlano, enlazando dIrectamente la referencIa al segUImIento de
las mUjeres «desde GalIlea» (Mt 27, 55, Lc 23, 49), que en Mc 15,41 apa-
rece desajustada, con la menclOn de las mUJeres 3 Pero Lucas, al abrevIar
en extremo el texto marqUlano y no mencIOnar nommalmente a las mUJe-
res, deja sm aclarar hasta que punto cabe hablar de un agreement, aparte
del ano (tfj~ raA.LA.ma~)4 Por lo demas, ambos verSICulos son un bello
ejemplo de como Mateo mejora y aclara sustancIalmente, con sImples tras-
pOSIcIones, el muy confuso texto marqUlano S Entre los cambIos de conte-
mdo esta la sustItuclOn de «Salome», en Marcos, por la «madre de los hI-
JOS de Zebedem>, en Mate06

Explicación

Sigue a modo de anexo un breve apunte sobre la presenCIa de 55


unas mUjeres que estaban mirando «desde leJos» Es eVidente que
Jesús no fue abandonado por todos sus adeptos, aunque Mateo so-
lo hable antes de la cruclflxlOn de enemigos que se mofaban del
abandonado por todos Para muchos lectores que SIntIeron doloro-
samente durante la pasión de Jesús el fracaso de sus personajes de
IdentIficación -los dlscípulos-, el apunte sobre las mUjeres fue SIn
duda un buen mensaje Para otros, que Vieron en el Incipiente cns-
tlamsmo un lugar de acogida, también para las mUJeres, fue SIn du-
da Importante que Justo unas mUjeres permanecieran cerca del cru-
cI[¡cado 7 El adverblO «desde leJOS» Induce diversas aSOCIaClOneS
comprensión qUlza, porque hubiera sido pehgroso para unas adICtas

3 Son mateanos ex.ci, el pronombre relativo mnVE~ y, con el, la antlclpaClOn de


Mc 15, 41a a v 55 Mt mtercala tamblen Jtol.l.m, no se trata solo, por tanto, de las
tres mUjeres mencIOnadas despues nommalmente La menclOn especIal de las res-
tantes mUjeres en Mc 15, 41b resulta entonces superflua, Mt puede hacer 10 que
sIempre le agrada abreVIar el texto marqUlano y precIsarlo a la vez
4 Ennulat, Agreements, 402, consIdera deuteromarqUlana la preClSlon matea-
na-lucana de que todas las mUjeres hablan segUIdo ya a Jesus desde Gahlea
5 Mc 15, 41b (x.m ol.l.m EL~ 'IEQoaol.tJf!o) es confuso y reqUIere una precI-
slOn ¡,Esas mUjeres eran tamblen segUIdoras de Jesus o «sImplemente» hablan su-
bIdo con el a Jerusalen?
6 Cf 20,20 y vol I1I,217
7 Aunque Mt, a mI JUICIO, no onenta a sus lectores en esa dlrecclOn, tal POSI-
blhdad de lectura no es una construcclOn moderna de teologas femInIstas Por eJem-
plo, el antagonIsmo entre Pedro y Mana Magdalena, patente en textos gnostlcos (cf
¡nfra, n 12), atestigua que esos pensamIentos se articularon en el mundo del cns-
hanIsmo pnmltlvo
de Jesus acercarse al ejecutado como «rey de los .lUdiOS» QUlza,
ademas, escepticIsmo, porque tamblen Pedro habIa seguIdo a Jesus
«de leJos» hasta el palaciO del sumo sacerdote (26, 58), YclaudICO
alh lamentablemente El texto no da nmguna mdlcaclOn para Juzgar
en un determmado sentido
56 El texto señala especIalmente a tres de las mUjeres Mana Mag-
dalena, la madre de Santiago y Jose y la madre de los Zebedeos
Mana Magdalena ejerce un papel clave en los cuatro evangehos
Lucas sabe que Jesus la hbro de algunos demomos (8, 2), Jn 20, 11-
18 refIere que fue agracIada con una apanclOn del ResucItado

Historia de la influencia: María Magdalena

Maria Magdalena 8 llego a ser una santa Importante en las IglesIas OCCI-
dentales, ,solo en ellas' La base de las leyendas medIevales es la fuslon de tres
fIguras fememnas blbhcas 1) la Mana Magdalena de Lc 8, 2, que reaparece
Junto al sepulcro de Jesus, 2) la pecadora de Lc 7, 36-50, 3) la mUjer de Be-
tama que unge a Jesus, Identlftcada en Jn 12, 3-8 con Mana, hermana de La-
zar09 Influyeron especmlmente en su ldentlflcaclOn dos hOlmhas de Grego-
no MagnolO ASI, Mana Magdalena fue Importante en la espmtuahdad como
personllJe de IdentlftcaclOn y patrona de las pecadoras arrepentIdas, sobre to-
do desde el SIglo XI y luego especIalmente en la epoca del barroco
Un perfIl dIferente ofrecen los numerosos textos gnostlcos cnstlanos
que tratan de Mana Magdalena en muchos de ellos es la compañera de
Cnsto, a la que el «amo mas que a los dlsclpulos» y «muchas veces beso
en la boca» (Ev Fel, log 55 = NHC 63, 32-37)11 Es dlsclpula de Cnsto en

8 Sobre Mana Magdalena en la hlstona de la espmtuahdad europea, cf M


Anstett-Janssen, Mana Magdalena, en LCI VII, 516-541, I Malsch, Mana Mag-
dalena zWIschen Verachtung und Vérehrung Das Blid emer Frau 1m Splegel der
Jahrhunderte, Frelburg lB 1996 (la mejor exposlclon de conjunto actualmente), y
las contnbuclOnes de A Jensen, Mana von Magdala TradltlOnen der fruhen
Chnstenhelt, y E Gossmann, Mana Magdelena als Typus der Klrche, en O Bader
(ed), Mana Magdalena - Zu emem Blid m der chnst[¡chen Vérkundlgung (Schnf-
tenrelhe der Kathohschen Akademle der ErzdlOzese Frelburg), Munchen-Zunch
1990, aqUl, 33 50 Y51-71 respectIvamente Sobre la slgm[¡caclOn de Mana Mag-
dalena en la gnosls cf A MarJanen The Woman Jesus Loved (NHMS 40), 1996
Muchas mdlcaclones de esta secclOn se las debo a Sarah Aebersold
9 Cf supra 115s
10 Gregono Magno, Hom 25 (sobre Jn 20,11-18) = FC 28/2, 442449, Hom
33 (sobre Lc 7, 36-50) = FC 28/2, 616-639
11 Es obvIO que tales afmnaclOnes de los textos gnostlcos han de entenderse
en sentido espmtual
el pleno sentIdo gnostIco de la palabra algUlen que conoce los mIstenos
celestIales y los mamfIesta A veces aparece en una pecultar nvaltdad con
el protOtIpO de los dISCIpulos varones Pedro (por ejemplo Ev Tom, lag
114, Ev Mana 17,9-19,1, PIStIS SophIa 162,11-14 12)
Desde el sIglo XIX emerge en la ltteratura racIOnaltsta y seudo raCIO-
naltsta la fIgura de Jesus casado l3 , su esposa o quenda suele ser Mana
Magdalena De tales Imagenes de Jesus, desde K H Ventunm hasta B
ThIenng!4, cabe decIr lo que Albert SchweItzer sentencIO una vez acerca de
un ltbro sobre Jesus aparecIdo en el transIto del sIglo XIX al XX «No hay
que caer en el error de la proscnta tealogia, y pretender rebatIr el saber hIS-
tonca suplementano de los adversanos no con la hIstona smo con otro sa-
ber hIstonco esotenco, Igualmente mfundado»15 Se prefIere luego presen-
tar la fIgura de Mana Magdalena como amada de Jesus en las novelas
donde al menos queda descartada la pretensIOn de consIderar todo eso co-
mo hIstonco La Imagen de Mana Magdalena que ofrecen tales novelas es
a veces muy ImpresIOnante Entre las fIguras de Mana Magdalena que a
mI me han ImpresIOnado estan las de NIkos KazantzakIs y Jose Sarama-
gol6, pero sobre todo la Imagen que propone LUlse Rlllser de una mUjer JU-
dIa mdependIente, VIVO retrato de Jesus a su manera!?

La segunda mUjer es Mana, la madre de Santiago y de Jose 18 A


las lectoras y lectores les resultará famIhar a traves de sus hIJOS No
se trata, desde luego, de la madre de Jesus, que tuvo sm embargo,
segun 13, 55, dos hermanos llamados SantIago y Jose 19 , porque en-

12 (Ev Mana) = W TI11-H M Schenke (eds), DIe gnostlschen Schnften des


koptlschen Papyrus Berolmensls 8502 (TU 60), 1955, 74-79, cf Schneemelcher P
314s, (PIStIS SophIa) = W TIll (ed), Koptlsch-gnostlsche Schriften 1 Die P1StlS So-
phza (GCS 45), 31962,104
13 Cf R Helhgenthal, Der verfalschte Jesus Eme Krltlk moderner Jesusbli-
der, Dannstadt 1997,72-83
14 El lIbro de B Thlermg, Jesus von Qumran Sem Leben neu geschrleben,
Gutersloh 1993, es de la peor pacotIlla seudoclentIflca que yo conozco El que qUIe-
ra mfonnarse sobre la fecha de la boda de Jesus con MarIa Magdalena, lea en ellas
pagmas 110-114
15 ASI se expresaba A Schweltzer, Geschlchte der Leben-Jesu-Forschung, Tu-
bmgen 61951, 353
16 N Kazantzakls, Rechenschaft vor El Greco, BerlIn-Gnmewald 1967, 246s,
J Saramago, Das Evangelzum nach Jesus Chrlstus, Rembek 1995 (rororo), 317-333
(verslOn cast El evangelIO de Jesucristo, Madnd 2003)
17 L Rmser, MlrJam, Frankfurt a M 1983
18 'IwoT]!jJ es la fonna «blbhca», mdeclInable en gnego, del 'Iwafi~ declInable,
documentado tamblen en los papIros
19 La hlstona de la exegesls ha presentado generalmente a esta Mana, IdentI-
fIcada con Mana de Cleofas (Jn 19,25), como tIa de Jesus La consIderan madre de
Jesus Juan Cnsostomo 88, 2 = PG 58, 777, Ylos exegetas dependIentes de el
tonces el evangelista la habría calificado como «madre de Jesús».
¿Es la madre de Santiago, hijo de Alfeo, que los lectores conocen
por la lista de los apóstoles en 10, 3? No lo sabemos. Con la terce-
ra mujer, la madre de los Zebedeos Juan y Santiago, se encontraron
ya los lectores en 20, 20. Esto armoniza con el apunte de que las
mujeres siguieron a Jesús desde Galilea. Esa tercera mujer forma
parte, entonces, del entorno más cercano al grupo de los Doce. Por
qué ella sustituye a la Salomé mencionada en Mc 15, 40, es un
enigma; sólo caben respuestas especulativas20 •

Las mujeres pertenecientes al movimiento primitivo en tomo a Jesús se


han convertido hoy en punto de interés central. En tales casos resulta com-
prensible la tendencia a cargar de sentido añadido los sobrios textos bíbli-
cos. Mencionaré algunas interpretaciones que van más allá de la intención
del texto mateano. Para E. Wainwright, las mujeres son testigos de fe muy
peculiares, porque Marcos emplea el verbo 'frEWQÉW siete veces, y Mateo
sólo en 27, 55 Y28, 121 • H. Frankemolle valora la presencia de las mujeres
como una confesión práctica de su fe 22 • Según D. Patte, ellas son «ideal
disciples», porque siguieron a Jesús desde Galilea hasta la cruz23 • H. Mel-
zer-Keller ve a las mujeres como meras acompañantes de Jesús en el viaje
desde (CUtó) Galilea a Jerusalén «para asistirlo», un papel femenino tradi-
cionaF4. Por el contrario, L. Schottroffy otros sostienen que OLaxovÉw no
designa el papel tradicional de las mujeres, el servicio en la mesa, sino un
servicio de evangelización conforme al modelo de Cristo, en el sentido de

20. La respuesta dada en el caso análogo 9, 9, en el sentido de que Mt quiso


sustituir al desconocido Leví por un miembro del grupo de los Doce (vol. 11, 70s),
no es aquí del todo congruente. Es posible que Mt no supiera ya nada sobre la Sa-
lomé nombrada en Mc y la sustituyera por una mujer conocida en su comunidad,
como omitió en 27, 32 a los hijos de Simón de Cireneo Tampoco es improbable su-
ponerle conocedor de que la madre de los Zebedeos, conocida en su comunidad, se
llamaba Salomé, y que por eso especificase el nombre, muy frecuente, de Salomé
con su nueva formulación. Según T. Han, Notes on the Distribution ofJewish Wo-
men s Names in Palestine in the Second Temple and Mishnaic PerlOds: JJS 40
(1989) 186-200, casi la mitad de las mujeres judías se llamaban entonces María o
Salomé. Es pura fantasía el intento de explicación de Cheney*, 18: dado que las
mujeres sólo podían viajar en aquella época, salvo excepciones, en compañía de pa-
rientes varones, Mt <<normalizó» también indirectamente, con la mención de la ma-
dre de los Zebedeos, el viaje de María Magdalena, que estaba sin familia.
21. Wainwright, Readmg, 140s.294s.
22. Frankemolle 11, 509.
23. 'Alto !-lUXQÓ{}EV no sugiere, en todo caso, unas discípulas ideales, o una
profesión de fe demasiado vigorosa.
24. Melzer-Keller*, 118s. Su papel en el evangelio de Marcos es totalmente
distinto.
20,26-28 25 Esto ultimo no me parece correcto, porque ()LUXOVEW figura en
v 55 hgado estrechamente a la expreSlOn discipular axoAoufrEw Pero que
se trate aqUl, para Mt, de un «egahtanan treatment of the women»26 no se
desprende del texto, a mi JUICIO

¿Qué busca Mateo? ¿Qué mterés le mueve a esbozar este breve


apunte sobre las mUjeres que mIran «desde leJos», al margen de la
crucIfIxIón? Sm duda son personajes POSItIVOS para el narrador y
para los lectores A dIferenCIa de los dIscípulos, ellas están presen-
tes en la crucIfIxIón de Jesús Pero el breve apunte no da especIal
reheve a esto 27 Yo estImo que su relevanCIa sólo se hace VIsIble en
la contmuaclón del relato Las mUjeres volverán a pnmer plano (27,
61, 28, 1-10) Ellas serán en la mañana de pascua las receptoras de-
CISIvas del mensaje sobre la aCCIón salvadora de DIOS Ellas repre-
sentan, ocultas aún en la oscundad de la cruz, el comIenzo de una
hlstona de la aCCIón de DIOS que en la mañana de pascua aparecerá
a la luz del día En este sentIdo son portadoras de la esperanza de
DIOS

f) Sepultura de Jesús (27, 57-61)

BlbllOgrafia Blmzler**, 385-415, Braun, F M, La sepulture de Jesus


RB 45 (1936) 34-52184-200346-363, Broer, 1, DIe Urgememde und das
Grab Jesu (STANT 31), 1972, Brown, RE, The Bunal ofJesus (Mk 15,
42-47) CBQ 50 (1988) 233-245, Buchler, A, L enterrement des cnmmels
d'apres le Talmud et le Mldrasch REH 46 (1903) 74-88, Crossan
(Cross)**, 234-248 281-290, Id, (Who)**, 160-177, Cousm, H, Sepultu-
re cnmmelle et sepulture prophetlque RB 81 (1974) 375-393, Kurtis, K
P G , Three pomts of Contact between Matthew and John In the Bunal
and ResurrectlOn Narratlves JThS ns 32 (1972) 440-444, Dalman, arte,
285-305, Dobschutz, E v, Joseph vonAnmathw ZKG 23 (1902) 1-17,
Ghlberti, G , La Sepoltura di Gesu 1 Vangeh e la Smdone (Studla Taun-
nensla 3), Roma 1982, Grass, H , Ostergeschehen und Osterbenchte, Got-
tmgen 41970, 173-183, Kaster, G, Joseph von Anmathaa, en LCI VII,
1974, 204s, Klem, S, Tod und Begrabms m Palastma z Z der Tana/ten,

25 Schottrofl'l', l42s
26 ASI K E Corley, Przvate Women Pub!ze Mea/s, Peabody 1993, 176
27 En la estela de Juan Cnsostomo 88, 3 = PO 58, 778, los exegetas suelen
elogiar el ejemplo de estas mUjeres en contraste con los dlsclpulos varones «¡Per-
mltIdnos, varones, Imitar a las mUJeres'»
dlsertaclOn academlca, Frelburg 1 Br 1908, Ludemann, G , Die Auferste-
hung Jesu HIstorle Erfahrung Theologle, Gottmgen 1994,59-69, Schrel-
ber, Die Bestattung Jesu ZNW 72 (1981) 141-177, Semor, D , Matthew s
Account ofthe BUrlal ofJesus (Mt 27 57-61), en F van Segbroeck y otros
(eds), The Four Gospels II (FS F Neuynck) (BEThL 100), 1992, 1433-
1448
Mas blbhografia** sobre la hlstona de la paslOn y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46
Mas blbhografia*** sobre la hlstona de la cruclflxlOn en Mt 27,32-61, su-
pra, p 403s

57 Al caer la tarde llegó un hombre rico de Arimatea, de


nombre José, que era también discípulo de Jesús l • 58 Fue a ver
a Pilato para pedirle el cuerpo y Pilato mandó que fuera des-
colgado. 59 José se llevó el cuerpo de Jesús y lo envolvió en una
sábana limpia; 60 después lo puso en el sepulcro nuevo excava-
do para él mismo en la roca, rodó una losa grande a la entrada
del sepulcro y se marchó.
61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas
frente al sepulcro.

Análisis

1 Estructura En los v 57-60 se narra muy brevemente el sepeho de


Jesus por Jose de Anmatea Este es SIempre el SUjeto de la aCClOn, salvo en
58b Al fmal del v 60 desaparece Encontramos termmos clave, unos en el
texto antenor y otros en el slgmente f-lv1']f-lELOV (27, 52s, 28, 8), aWf-lu (27,
52), JtfTQu (27, 51), ",l'lto¡:; (27, 66, 28, 2) La seCClOn forma aSI un puente
entre la crucI[¡xlOn y el relato de pascua
Concluye con un apunte suelto sobre las mUJeres, que comIenza exac-
tamente Igual que en v 55 Las mUjeres no mtervlenen en el sepeho de Je-
sus, se hmltan a estar en las cercamas Por eso habna que separar, en ngor,
el v 61 de los v 57-60 y consIderarlo, al Igual que los v 55s, como otra
seCClOn que prepara de nuevo la hlstona de pascua Su brevedad es 10 que
me dIsuade de hacerlo

1 A, B, W, [13, m y otros leen e~a{hp;EuaEV K, e, D, El, fl Yotros, e~a{h']1:EU


(}TJ Ma{}TJ'tEuw se puede usar como transItIvo o mtransItIvo Dado que Mt suele
emplear el verbo en transItIvo o como deponente paSIVO (13,52,28,19), cabe pre-
guntar SI f~a{}TJ'tEuaEV no sera la lectura ongmal por ser la vanante musual y, por
ende, mas dIfiCIl
2 Fuente La fuente es Mc 15,42-47 Mateo abrevIO notablemente el
texto marqUlano Los cambios mas Importantes son 1) En v 57 acorta la
prolija mdlcacIOn horaria de Marcos, la utiliza en parte mas adelante, en v
62 2) Jose de Anmatea no es ya un consejero smo un hombre nco, a dife-
rencia de Marcos, donde «aguardaba el remo de DIOS», en Mateo es un dls-
clpulo de Jesus 3) Mateo omlte caSl totalmente Mc v 44s para el no es
Importante que PIlato certifIque a traves del capltan que Jesus ha muerto
4) En v 59 presenta a Jose envolViendo el cuerpo de Jesus en una sabana
lzmpza Mateo no dice nada sobre la compra de esta sabana, nI sobre el des-
cendimiento de la cruz 5) En v 60, Jose deposita a Jesus en su propIO se-
pulcro, que habla hecho excavar para el mismo 6) En el apunte sobre las
mUjeres falta la observacIOn de que estan mirando donde ponen a Jesus
Las modifIcacIOnes de Mateo respecto a su fuente son, casI todas, matea-
nas en ellexICo2

3 Los minar agreements Mt 27,57-61 Y Lc 23,50-56 contienen al-


gunos agreements espectaculares
1) V 58 II Lc 23,52 OÚLO!:; JtQo<JfA.{húv t0 IlLA.ut(¡l,
2) La omlSIOn de todo Mc 15, 44s
3) Mt Y Lc supnmen la referenCia a la compra de la sabana (Mc 15,
46a)
4) V 59 II Lc 23, 53 leen EVft'lJA.L~fV (= envolver, enrollar) UULO en lu-
gar del EVfLA.ll<JfV (= envolver, compnmlr) marqUlano
5) El v 60 y Lc 23, 53 leen h'hjXfV en lugar del XUtf1'tllxfv marqUlano 3
6) Segun Mt v 60 y en Lc 23,53, el sepulcro es nuevo, aunque lo ex-
presan en formulacIOn diferente
Es dlflcll dar la mlsma exphcacmn para todas estas «comcldenc\as me-
nores» El n° I se ajusta en el lenguaJe a la redaccIOn mateana, no aSI a la
lucana4 Los nO 4 y 5 podnan sugenr otra recenSIOn (1..«deuteromarqUla-
na»?) de Marcos que utilizaron Mt y Lc s El nO 6 se puede explicar, casI
con segundad, por la mfluencla de una tradlCIOn oral Las omiSIOnes nO 2
y 3 no permiten extraer nmguna conclusIOn, como es ObVIO

2 Son mateanos segun vol 1, Introd, 42 (Mateo 1, 57 ss) en v 57 OE, uv{tQw


Jto<;, ¡.w{trll:cuw, en v 58 OiíTO<;, JtQOOEA{tWV, TO'tE, XEAEUW, cmooLow¡,U, en v 59
AU~WV, ow¡.tu, en v 60 ¡.tvl]¡.tELOV (cf v S2s, 28, 8), ¡.tEYU<; (antIclpaClOn de Mc 16,
4b), aJtEQXo¡.tUL, en v 61 DE, XU{tl]¡.tUL (cf 27,36), aJtEvuv'tL (cf 27,24), 'tucpo<;
Sorprende TOÚVO¡.tU en v 57, lo mateano sena mas bien Ó AEYO¡.tEVO<;
3 Leo en Mc 15, 46, frente a Nestle 26 y con A, e, K y m, XU'tE{tl]XEV El com-
puesto, raro, fue qUlza ajustado secundanamente al Simple E{tl]XEV mateano/lucano
4 Por eso M Goulder, Luke s Knowledge ofMatthew, en G Strecker (ed ),
Mlnor Agreements (GThA 50),1993,156-158, YGundry, 581, postulan que Lc co-
nOCla el evangeho de Mateo
5 Tal es la tesIs capital de Ennulat, Agreements, 402-408
4 COincIdencias con Juan Juan conoce dos elementos baslcos del se-
pelio de Jesus Jn 19, 31s recoge la petlclOn de los judlOS para retirar de la
cruz a Jesus y al otro (,solo uno lÓ) cruCIfIcado con eF, y Jn 19,38-42 refIe-
re como Jase y NICodemo, dlsclpulos en la clandestimdad, ungen el cuerpo
de Jesus y le dan sepultura dentro de un sepulcro nuevo, en un huerto proXI-
mo al Golgota Hay dos comcldencIas mateano/joanlcas con este segundo re-
lato ambos evangelistas presentan a Jase como dlsclpulo de Jesus (v 57, Jn
19,38) En ambos, Jesus es colocado en un sepulcro nuevo (v 60, Jn 19,41)
La formulaclOn de Jn 19,38 difiere totalmente de la de Mateo, al tiempo que
Jn 19,41 parece combmar las formulaCIOnes de Mt 27,60 Y Lc 23, 53 Es
muy dIficl1 suponer una dependencia IIterana de Juan respecto a Mateo, no
aSI respecto a tradiCIOnes orales afmes 8 Las comcldenclas mdlcan que los
evangelistas no escnben con esquemas meramente mdlvlduales, smo que
asumen las tendenCIaS generales de la tradiCión comumtana respectiva

Explicación

57 Aparece un nuevo personaje Lo presenta el narrador José de


Anmatea9 , es deCir, onundo de esa clUdad 1o, hombre nco y diScípu-
lo de Jesús Los datos personales difIeren de los que ofrece Marcos
José no es ya miembro del sanedrín el abismo entre los adeptos de
Jesús y los dmgentes Judíos es tan grande en tiempo de Mateo, que
este no puede Imagmar a un mIembro del sanedrín simpatizante de
Jesús, lo mismo que a un letrado Judío que no este alejado del remo
de DIOS (Mc 12,34, cf la diferenCia con Mt 22,34) De ahI que el
piadoso sanednta JudlO que esperaba el remo de DIOS haya pasado a
ser un discípulo de Jesús Esto no sIgmfIca una ruptura total con Mc
15, 43 11 cabe entender también de ese modo el dato de que José es-
peraba el remo de DIOS, SI se mterpreta la expreSión BaaLAda "Co'o
ttEOi) (Mc 15,43) en referenCia a la predicaCión de Jesús Mateo lo
hiZO, Lucas no Aunque José sea un margmal entre los discípulos, no
menCIOnado hasta ahora por el evangelIo, es un verdadero discípulo,

6 Difiere Jn 19, 18
7 No se habla aun expresamente de sepelio
8 CurtIs* defiende la dependencia IIterana de Jn respecto a Mt
9 Segun EusebIO, Onomastlcum = GCS Eus III (1904),144, 28s, el lugar se
encuentra cerca de Lod (DIOSpolIs), en Judea OCCidental AllI lo sltua tamblen el
mapa de Madaba baJO el doble nombre de APMA8EMlAPIMA8E
10 El orden de las palabras mdlca claramente que Jose no llega de Anmatea,
smo que es onundo de esa localIdad (en contra de Lohmeyer, 398s)
11 ASl por ejemplo Schrelber*, 157-160
¡hubo al menos un dIscípulo que no claudIcó! José es «rico»; cede a
Jesús su propio sepulcro, es decir, algo de lo más importante que una
persona puede poseer, dentro de la sensibilidad antigua. Su ejemplo
no indica sólo que en la comunidad de Mateo pudo haber ricos, sino
que para ellos no era del todo imposible, por lo visto, encontrar con
la ayuda de Dios el cammo a través del ojo de una aguja (cf. 19,24-
26)12. José llega «al caer la tarde», expreSIón que no puede ser una
mdicación horaria preCIsa. En Mc 15,42 quedaba claro, al menos,
que se refería a un tramo del «día de preparación», es decir, previa-
mente al inicIO del sábado. Mateo, que ya antes ha manejado las in-
dIcaciones horarias de Marcos con cierta libertad, querrá decir lo
mismo. De todos modos, sólo en v. 63 habla expresamente de un
nuevo día: el sábado después del día de preparación.
José acude a Pilato y le pide hacerse cargo del cuerpo de Jesús. No 58
nos consta por Mateo que esto comportase un riesgo especial. La gen-
te rica tiene libre acceso al gobernador; los lectores recordarán ade-
más, sin duda, que Pilato, aun siendo débil e indeciso, en el fondo no
trató con hostilIdad a Jesús. A esto se suma que ya en aquella época
los cuerpos de los ajusticiados eran entregados por los romanos a los
familiares o amigos para la sepultura, mientras no se tratara de «ca-
sos» políticos, es decir, mientras ello no implicara un riesgo polítlco l3 •
Pl1ato accede por eso a la petlción de José sin más indagaciones l4 .

12 Cf vol III, l74s


13 En epoca postenor estuvo permItido por el derecho romano entregar a los
famIliares el cadaver de los condenados (Dlg 48, 24, 1 3), mas no cuando la conde-
na era por un delito contra la rnmestas del emperador, nI cuando había peligro de
que el sepelio llevase a mamfestaclOnes polítIcas No parece que todos los empera-
dores antenores hubieran segUldo esta norma mencIOnan casos de actItud dura
Suetomo, Augustus 13, Tácito, Ann 6,23,6,29, 1, Josefo, Bell 4,317 TambIén
HoraclO, Ep 1, 16,48 (cruCIficados que son pasto de los cuervos) y Petromo, Sat
Ills (cf supra, 448, n 90 sobre 27, 45-50) testIfican una práctIca despIadada El
cruCIfIcado del osano de Glv'at Ha Mlvtar (cf supra, 415, n 53 sobre 27, 32-38)
mdlca que, una vez descompuesto el cadáver, los huesos del ajustIcIado se entrega-
ban a los panentes Ofrecen ejemplos de una práctIca liberal de los romanos Plu-
tarco, Anton 2 y FIlón, Flacc 83 Sanh 6, 6 eXIge que los ejecutados por un trIbu-
nal judío sean enterrados de modo deshonroso en unas tumbas espeCiales para
malhechores (cf Buchler* y Cousm*, 376-382) Después de la descomposIcIón del
cadaver, la familia podía depOSitar los huesos con honor en un osano del sepulcro
famIliar E1llanto fúnebre en público por ajustIciados estaba prohIbIdo (Schab 6, 6,
Suetomo, TlberlUs 61) Se observa, en suma, una cierta msegundadjuódlca
14 Mc 15, 44s desaparecen casI totalmente en Mí. loPor que? loConslderó Mt
problemátIca su mencIón porque no hacía mucho (JtáAaL), smo poco (a la hora nona)
que jesús expuó? Este detalle narratIvo le pareCIÓ, presumIblemente, mnecesano
59 José puede hacerse cargo así del cuerpo de Jesús, qUIzá de ma-
nos de los soldados, los cuales probablemente lo han bajado ya de
la cruz l5 Llama la atencIón que nlllgún relato del sepeho dIga una
palabra sobre el lavado del cuerpo de Jesús, lo más Importante en
los sepelios Judíos era lo que se hacía con el cadáver l6 Tampoco dI-
cen nada de ungIr o aromatlzar, después de haberlo antlclpado una
mUjer desconocIda en Betama (26, 12), eso ya no debe ocurnr Así,
Mateo refIere sólo que José envolVIó el cuerpo de Jesús en una «sá-
bana hmpla», cosa que probablemente mandó hacer a su gente
LLVO(Í)V puede desIgnar tanto el matenal, el paño, como la forma'
un paño cuadrangular de tamaño vanable l7 Normalmente el cuerpo
del dIfunto era vestldo en aquella época con una mortaja de tela, pe-
ro esto no lo expresa bIen el verbo Ev't'lJAUJOCú (= envolver), que más
bIen hace referencIa a pañosl 8 El adJetlvo «limpIo» puede traer dI-
versas aSOCIaCIOnes cabe pensar en la pureza ntual, que no es muy
probable aquí, o en el adJetlvo «blanco»19 Es mucho más probable
que se refIera a la limpIeza en el sentldo cornente de «Slll mancha o
sucIedad», qUlzá por no haberse empleado antes, el adJetIvo sustl-
tuye entonces al apunte marqUIano, omltldo, de que José compró la
sábana, y es acorde con el sepulcro «nuevo» (,Por qué es tan Im-
portante para la tradICIón la envoltura del cuerpo de Jesús? Esta pre-
gunta tlene una respuesta llleqUIvoca para la descnpclón Joámca,
porque las vendas en el suelo del sepulcro, la mañana de pascua, de-
Jan perplejO a Pedro (Jn 20,5-7), pero la respuesta es d1f1cIl en los
textos SlllÓptlcos (,se trata de velar, por pudor, la desnudez de Je-
SÚS?20 No lo sé

Dentro de la hIstoria efectual hay que decIr que la «mfluencIa» más


eVIdente de este pasaje (y de Jn 19,40, donde se habla de 0'60VLU, «ven-
das») es la sábana de Turm, sobre la que eXIste hoy una mgente bIbhogra-

15 6Hay que conclUIr esto por la ausencIa de xa1'tEf.Wv? Jn 19, 31s presupone
tamblen que los soldados qUItan a Jesus de la cruz
16 Sobre los usos funeranos JUdIOS, cf Klem*, 41-100, Gmlka, Mk n, 334·
337,8111 1, 1047-1051, Krauss, Archaologle n, 54-82
17 Bhnzler**, 395, Ghlbertl*, 35-38 Mas raramente, OLVCWV puede deSIgnar
tamblen una prenda de vestIr, una tumca, por ejemplo
18 Krauss, Archaologle n, 56s De los documentos mencIOnados en Blmzler*,
396s en favor del uso de paños como envoltono, solo Vlt Ad 48, Is = Ap Mos 40, 4
es mobJetable Jn 19,40,20,5-7 hablan de 61'tovLa, vendas
19 ASI P Jouon Mt 27 59 (JtyOWY xa{}aQa RSR 24 (1934) 93-95
20 Cf supra, 435, n 25 sobre 27. 45-50
fia Clentlflca, mcluso una dIscIplIna clentl[¡ca aparte la «smdonologIa»
Por mI parte solo puedo hacer constar como exegeta, para alIvIO mIO, que
no he hecho mnguna contnbuclón a esa dIscIplIna desde el Nuevo Testa-
mento Que se pronuncIen sobre el tema los especIalIstas en textos antI-
guos, los qUlmlcos, los pSICologos de la relIglOn y los hlstonadores de la
espmtualIdad

José deposIta a Jesús en su propIO sepulcro, no utIlIzado hasta 60


entonces Se trata de un sepulcro excavado en roca, sItuado al pare-
cer en las mmedIaclOnes El texto no ofrece detalles, aparte del da-
to sobre la gran losa de Cierre, presumiblemente redonda, que José
hace rodar a la entrada del sepulcro2 ! La losa será Importante para
la contmuaclón del relato Tanto Mc 16,5, donde el ángel aparece
sentado en un banco, a la derecha de la entrada del sepulcro, como
Jn 20, 5-7, donde las vendas y el sudano quedan vIsibles desde la
entrada, mdlcan, en opmlón de la mayoría, que los narradores Ima-
gmaron el lugar de entIerro de Jesús como un sepulcro dotado de un
banco o una artesa22 , y no como sepulcro corredero con galerías
abIertas en las rocas perpendlculannente a la pared de la cámara fu-
nerana (tocuil), a las que era deslIzado el cadáver23 Esto cuadraría
bien al rango del sepulcro familIar de José y al hecho de que Jesús
fue el pnmero en ser deposItado allí, cual SI fuera un cabeza de fa-
milIa, como cuadra tambIén al sepulcro de Jesús que se enseña to-
davía hoy en Jerusalén Y es esto últImo probablemente lo que me-
Jor explIca la preferenCIa por esta hIpótesIs, por eso, yo señalaría
que al menos Mc 16, 5 no pennIte denvar conclusIOnes acerca de la
forma del sepulcro el ángel habría podido sentarse también en el
espacIO extenor al sepulcro Más fácIl es explIcar por qué el sepul-
cro era «nuevo» en Mateo y en Juan es más decoroso para el Maes-
tro del discípulo José de Anmatea, sería poco acorde con la smgu-
landad de Jesús el tener que compartir el sepulcro con otros24

21 La fonnulaclOn recuerda l Sm 14,33 LXX Sobre la losa (",,,,) que cerra-


ba el sepulcro, cf Klem*, 851
22 El cuerpo quedaba entonces VISIble sobre un banco o en una artesa
23 El sepulcro corredero con locuh abiertos, o cerrados mediante una losa,
que medIan alrededor de 50 x 50 cm de altura y anchura y se excavaban en la roca,
era entonces muy frecuente Cf ademas Dalman, Orte, 286s, Kopp, Statten, 457s,
L Rost, Grab, en BHH 1, 605s
24 El detalle de ser nuevo qUlza proporcIOnaba a la vez un argumento apolo-
getIco al sepulcro de Jesus Si el fue el umco sepultado alh, no era pOSible la con-
fuslOn sobre el cuerpo Cf m.fra, n 37
El relato valora, por tanto, el detalle de que Jesús recIbIera una
sepultura honrosa. No fue enterrado de modo anómmo en el ce-
menteno Judío para malhechores, m mhumado sImplemente en
tIerra, en un cementeno para pobres, smo que recIbIó una dIgna,
mcluso honrosa sepultura. La omlSlón de detalles, como las ablu-
CIOnes, la aromatIzacIón o el lamento fúnebre, no tIene nada que ver
con la premura del tIempo para conclUIr la escena antes del mICIO
del sábado. No se advIerten señales de premura en Mateo, además,
las aCCIOnes que formaban parte del sepeho eran permItIdas en sá-
bado con CIertas restncclOnes 25 El narrador Mateo se conforma
más bIen con unos pocos trazos narratIvos, renuncIando a los deta-
lles, como tantas veces Queda así la ImpresIón de que Jesús reCIbIó
el honor que le correspondía en su sepeho.

Esta tendenCIa es común a los tres grandes evangeltos, aunque el mo-


do sea dIferente Contmúa más tarde en la hlstona de la exégeSIS y de la
mf1uencla 26 Aún no es tan VISIble en la descnpclón más antlgua del se-
pelto, la de Mc 15, 42-46 Jose no es aquí dIscípulo, smo un consejero JU-
dío pudIente, que no da sepultura a Jesús en su propIO sepulcro, smo en
otro cualqUIera La descnpclón de Mc 15,42-46, además de ser adecua-
da como base para la nueva lectura de Mt 27, 57-60 Y Lc 23, 50-54, es
compatlble tamblen con el núcleo más antlguo de Jn 19,31-37, donde se
presupone que Jesus fue sepultado por unos Judíos fIeles a la torá, los
cuales no qUISIeron permltlr que un cruCIfIcado quedase colgado de la
cruz en sábado 27
De ese modo aparece clara la SItuaCIón de partlda para el tema de la
hlstorlcldad del relato sobre el sepelio, hlstoncldad que hoy vuelve a
cuestIOnarse muy VIvamente No se puede afIrmar, en cualqUIer caso,
que Mt 27, 57-60 sea un «relato hlstónco» relatlvamente neutral «que
no causa ImpreSIón de ser un relato legendano»28, y tampoco puede aflr-

25 El precepto del sepelio tiene preferenCIa sobre la recItacIón del shema y de


la OraclOn de las dieCIocho petiCIOnes, y sobre el estudIO de la tora y otros precep-
tos (BIII 1, 488) En pnnclplo, los preceptos ligados a determmados tiempos eran
pnontanos en el Judalsmo (Bill 1, 160) Schab 23, 4s enumeran las restncclOnes
obligatonas cuando el sepelio se realizaba en sabado El apresuramIento podía ser
entonces meludlble en determmadas cIrcunstancIas (documentos en Klem*, 43) A
pesar de todo, es erronea la dIfundida opllllon de que Jose transgredlO la tora se-
pultando a Jesus ya entrado el sabado
26 Cf mira, 494-496
27 Detras esta acaso Dt 21, 23, segun el cual los ajusticiados no deben quedar
colgados del arbol por la noche, smo que han de reCibIr sepultura el dla de su eJe-
cuclOn Ese pasaje, sm embargo, no trata del sábado
28 Bultmann, HistOria de la tradlclOn smoptlca, 334
marse eso mismo, con eVidencia, de Mc 15,42-46 La tesiS de que la fi-
gura de Jose de Anmatea es una mvenCiOn cnstiana, y que el haber da-
do sepultura a Jesus es una leyenda tendenciOsa destmada a asegurar a
Jesus un sepelio honroso y a la comumdad el conOCimiento de su sepul-
cro, es difundida hoy de nuevo pnncipalmente por J D Crossan Para
defender esta tesIS no es necesano dar un rodeo, superfluo y clentIfIca-
mente msostemble a mi JUICiO, por un «evangelio de la cruz» extrapola-
do del evangelio tardiO de Pedro 29 Sena mas que suficiente para ello
una referencia a Jn 19, 31s 30 , reforzada, Si se qUiere, con Hch 13,29 31
Yo me mclmo a creer mas bien que el relato sobre Jose de Anmatea con-
tIene un nucleo hlstonco A mI entender, el kengma de 1 Cor 15, 3-5,
antIqUIsimo, procedente qUIza de Jerusalen, presupone que habia una
tradiciOn especial sobre el sepelio de Jesus, y probablemente tamblen
que el sepulcro de Jesus era conocIdo Pero entonces debiO ser conocido
muy pronto como un sepulcro vaci0 32 , ya que de algUien que SIgUiera
deposItado en su sepulcro no se podla anunCiar una resurreCCiOn con
arreglo a las concepciOnes Judlas Tampoco sena mteliglble, en mI OPi-
mon, que las comumdades cnstianas se mventaran el nombre de un JU-
diO pIadoso que sepulto a Jesus y que era ya desconocIdo La vanante
narrativa, sm nombre propiO, de Jn 19, 31s (Jesus fue descolgado de la
cruz por miciativa de algunos JudiOs) y la vanante narratIva con mdlca-
ClOn nommal (un piadoso consejero llamado Jose de Anmatea tomo la
imciativa) no tienen por que exclUirse entre Si 33 Yo presupongo, a este
respecto, que el relato del sepelio nunca fue el fmal de la narraClOn pre-
marqUIana sobre la paSiOn del Justo Jesus esa histona de la paSiOn fue
diseñada como una rehabilitaciOn, por parte de DiOs, del Justo martm-
zado Su conclUSiOn ongmal solo puede haber Sido, a mI JUICiO, Mc 16,
1-8, no Mc 15, 42-46

29 Crossan (Cross)**, 234-248, Id (Who)**, 172s 177-181


30 Hch 13,29 no es concluyente, a mI JUICIO El pasaje tIene formulaclOn lu-
cana y Viene a resumir Lc 23, 50-54 el judlO Jose de Anmatea, resIdente en Jeru-
salen, descuelga (xa'ltEAlllv, xa'ltEAoV'tE<;) a Jesus de la cruz y lo pone (E'ltT]XEV) en
el sepulcro (¡tvfjf.ta, f.tVT]f.tELOV)
31 Despues de LOIsy 11, 708 y Daube, New Testament, 310s, Grass*, 173-183
hace una expOSIClon claslca de la tesIs sobre Mc 15,42-46 como leyenda cnstIana
SIgue su estela Ludemann*, 59-69
32 La acusaclOn judla, mencIOnada en Mt 28, 15, acerca del cuerpo robado
presupone que el sepulcro era conOCIdo y estaba vaclO
33 Brown*, 244s, Id, 11**, 1238-1241 1275, conjetura que Jose de Anmatea
era un miembro del sanednn que por encargo de este dIO sepultura a Jesus en la
tumba reservada a los malhechores, para cumplIr Dt 21,23, y en modo alguno un
simpatIzante de Jesus Tal conjetura es posIble, pero la formulaclOn marqmana 0<;
XaL (') auTO<; T]v JtQO(J()EX0f.tEVO<; tT]V ~aOLAELaV to'Ü 'ltEOU (Mc 15,43) mdlca que
ya Mc tema una verslOn diferente
61 José de Anmatea se marcha y desaparece del relato Atrás que-
dan dos de las tres mUjeres que el evangehsta habla menclOnado ya
en v 55s María Magadalena y la «otra María», madre de SantIago
y de José 34 ¿Por qué son nombradas aqUI? No tomaron parte en el
sepeIto Ya no son necesanas como testIgos del estado del sepulcro,
como lo eran en Mc 15,47, porque Jesús no fue enterrado en un se-
pulcro cualqUIera, SIlla en un mausoleo famlItar del dIscípulo José,
cuyo rango SOCIal era conocIdo obvIamente en la comumdad ¿Por
qué menClOna entonces el evangehsta a las mUJeres? Se hmlta a de-
CIr de ellas que estaban sentadas frente al sepulcro Los lectores
volverán a perCIbIr este segundo apunte sobre las mUjeres como un
espaclO en blanco Para aquellos que no conocen aún la hlstona, el
apunte genera tenslón35 , mIentras que enfoca el pensamIento de los
que ya la conocen hacIa la mañana de pascua Sólo entonces se ma-
mfestará lo Importantes que son estas dos mUjeres para la hlstona
que DlOS se propone hacer con Jesús

Historia de la influencia

Jesús fue sepultado dIgnamente, como correspondía al HIJO de


DIOS Este enunCIado, que ya la tradICIón evangéhca fue destacando
progresIvamente, determma tambIén la hlstona de la exégeSIS La
expOSICIón del relato del sepeho dIscurre más baJO el SIgno de la
pascua que del VIernes santo (= apartado a) El enunCIado se puede
Illterpretar aSImIsmo en senttdo místICO o parenéttco, con ayuda de
la exégeSIS alegónca (= apartado b) José de Anmatea ha SIdo un
personaje Importante, valorado pOSItIvamente, para la espmtuahdad
cnstIana

a) La sepultura como augurio de la pascua En la hIstona de la espI-


ntualIdad ha Sido Importante el hecho de que el lugar del sepulcro de Jesús
fuese tambIen el lugar de la «anastasIS» Segun nos descnbe Egena, para
celebrar la paslOn en la Jerusalen del Siglo IV se cammaba en proceSión, al
anochecer, desde el «Martynum» (la gran basI1lca constantImana), y se
atravesaba el atno abIerto hasta llegar a la «anastasls», la gran construc-
ClOn en cupula edIficada sobre el sepulcro y SItuada a unos cmcuenta me-

34 Falta la madre de los hiJOS de Zebedeo, probablemente porque tamblen Me


15,47 habla solo de dos mUjeres
35 HeI1* (blbl en 27, 62-28, 20, mfra, 499), 423s
tros detras de la basíhca Alh -en el lugar de la resurrecclón- se lela Jn 19,
38-42, Y los catecúmenos, que eran bautIzados en la noche de pascua, re-
cIbían la bendlclón 36 Es la pauta que sIgue la exégesIs eclesIal' pone el én-
faSIS en el sepulcro nuevo Jase colocó a Jesus en un sepulcro «donde no
había nmgún dIfunto, y conservó el cuerpo de Jesus para la resurreCCIón
especlal»37 El sepulcro nuevo descartaba la sospecha de que pudIera haber
resucItado algUIen dIferente de Jesús 38 Pero, sobre todo, el sepulcro nue-
vo es lo que corresponde a Jesús, a la smgulandad del nacIdo de la Vlr-
gen 39 Postenormente se valora que Jesús recIbIese una sepulrura honora-
ble él no yace en un hoyo o en una rumba plebeya, el, el pobre, descansa
en un sepulcro nco, «más aun, suntuoso»40 En efecto, el honor que se tn-
buta a Jesús en el sepeho es un «preludIO» de la furura exaltacIOn41

b) InterpretacIOnes místicas José reclbIO el cuerpo de Cnsto El texto


mateano lo formula, qUIzá no sm mtenclón, dIcIendo Aa~wv .0 (Jw~a (cf
26, 26) A los exegetas esto les evocó, obVIamente, la eucanstía, el don que
ellos mlsmos reCIbIeron del Resucltado tamblén ,mosotros reclblmos el
cuerpo del Señor medIante la partICIpacIón», «y queremos ungIrlo», por
ejemplo, medIante la práctIca de las vlrrudes o medIante la contempla-
clón42 . La «sábana hmpla» en que José envolVIó el cuerpo de Jesús se
aphcó muchas veces, desde Jerómmo, a la «pura mens», al corazón puro
con el que reCIbImos a Jesús Cuando PlCander-Bach mVlta a los huma-
nos, en el últImo ana de la Pasión según san Mateo, a ofrecer descanso a
Jesús en su corazón, están dentro de una larga tradICIón exegétIca
¡Punficate, corazón'
QUIero dar sepulrura a Jesús
,Porque él tendrá en adelante
para SIempre
su dulce reposo en mí'43

c) José de Anmatea La fIgura de José ha dado que hacer a la leyen-


da y a la teología El evangeho de NlCodemo refIere que algunos de los
dmgentes Judíos espeCIalmente hostIles a Jesús arrestaron a José, lo en-
cerraron en una torre sm ventanas y lo condenaron a muerte Pero fue

36 Egena, ItmerarlUm 37, 8 = PeregrmaclOn de Egerw, Salamanca 1994, 77


37 Orígenes 143 = GCS Ong XI, 296 Calvmo 11, 407 el sepulcro nuevo es
obligado, porque Cnsto es la pnmlcla de los que durmieron
38 Juan Cnsostomo 88,2 = PG 58, 778, Beda, 126, Rabano, 1146
39 Por ejemplo Beda, 126, Ishodad de Merv, 115
40 Jansemo, 302, Muller**, 186 (cita)
41 Calvmo 11, 404
42 EutlmlO Zlgabeno, 741
43 Bach**, Ana 65 (75)
liberado de modo milagroso y testifico ante los dmgentes JUdIOS44 Segun
otra vanante de la leyenda, Jose quedo en pnslOn hasta la conquista de Je-
rusalen, pero se alimentaba de manjar celestial y fmalmente fue libertado
por Tlt045 Se añade que fundo una Iglesia en Llda, cerca de su patna, pero
llego tamblen a anunciar el evangelio en Francia y en Inglaterra46 Mas Im-
portante es su mgre~o en la memona de la Iglesia como segUidor valeroso
de Jesus, que a pesar de la cruclflxlOn no perdlO su esperanza en el remo
de DIOS, antes al contrano, la cruz de Cnsto lo ammo a salir de su oculta-
miento (Jn 19,38) y confesarse publicamente dlSClpulo de Jesus47

Pero lo más mteresante en la historIa de la m.fluencza del rela-


to sobre la sepultura es algo muy dIstmto De unos esbozos mím-
mas en los textos bíbhcoS 48 y de algunos antecedentes en la espm-
tuahdad y el arte bIzantmos 49 , surgIeron durante la Edad MedIa dos
nuevas escenas entre la crucIfIXIón de Jesús y su sepultura el des-
cendImIento y el llanto por Cnsto Alcanzaron una dIgmdad caSI
«bIbhca» y marcaron hondamente la espmtuahdad occIdental

Los grandes textos espmtuales de la alta Edad MedIa descnben con de-
talle la escena del descendImiento cuentan como Jose y Nlcodemo pusie-
ron escaleras para subir a la cruz y bajaron a Jesus Descnben como extra-
Jeron los clavos, uno por uno Refieren luego, sobre todo, el lamento y
duelo de las mUjeres presentes, espeCialmente de Mana, la madre de DIOS,
que acoge la cabeza de Jesus en su regazo, y de Mana Magdalena, que sos-
tiene sus pleS so CasI no logra el piadoso Jose que las mUjeres se convenzan
de que deben separarse del cuerpo de Jesus y volver a la clUdads1 Mana, la
madre de DIOS, es la autentica protagomsta de esos textos que permiten a

44 Ev Nlcod 12 15 = SchneemeIcher 1', 407 410s


45 Jacobus de Voragme, Die Legenda Aurea, verslOn alem de R Benz, Hei-
delberg 91979, 348s
46 V Dobschutz*, 1-4
47 Lutero(WA52)**,822s
48 Mc 15,46, Lc 23, 53 xu{}eAúJv (ulJ1:ov), Jn 19, 38 ~Qev 1:0 aw[!u ulrwv
Ev Pe 6, 21 mencIOna la extracclOn de los clavos, pero lo hacen los judlOS
49 Hay representacIOnes artlstlcas del descendimiento desde el Siglo IX, pn-
mero en el area blzantma, del llanto sobre Cnsto, desde el s XII Cf sobre los on-
genes M Boskovits-G Jaszal, Kreuzabnahme, en LCI n, 1974, 590s, Reau, Icono-
graphle II, 513s, SchI1ler, Ikonographle II, 177-180 186 e IlustraCIOnes 543-556 (las
representacIOnes mas antiguas del descendimiento), Ibld, II 592-596 (representa-
Ciones blzantmas del llanto o la Piedad)
50 (Ps)Anselmo**, 16 = 286-290, Anommo**, 79-81, (Ps)Buenaventura, 81-
84 = 608-611, Tomas de Kempls**, 33s = 201-214 (con meditaclOn sobre cada
miembro de Cnsto)
51 (Ps)Buenaventura, 83 = 611
Ilustración 56

las personas implicarse con su propio duelo y amor a Jesús en la historia


del descendimiento, Identificándose con el llanto de Maria. Muchos mIs-
terios de pasión contienen asimismo lamentos de María, y no sólo cuando
llora a JesÚs 52 • El llanto o Piedad es también la escena que nos resulta más
famIlIar a través del arte. Señalo como ejemplo el impresionante cuadro
pnmitIvo de la Pieta, en la iglesia de San Francisco de Perugia (anterior a
1300) (il. 56)53. Ocupan el centro del cuadro la madre de Dios, que sostie-

52. El mlsteno de Alsfeld, por ejemplo, contiene diez lamentos de María entre
v. 5320 y 6838; cf Fromng* sobre el pasaje.
53. Foto Schlller, Ikonographle Ir, 568, n° 597
ne a Jesús en su regazo y le acaricia la cabeza, María Magdalena a sus pies
y las restantes mujeres. José y Nicodemo aparecen muy al margen. Un án-
gel evoca el futuro pascual. Este modelo artístico pasó a ser muy pronto el
prototipo de la imagen devota.

¿Por qué aparecieron estas nuevas escenas? Los relatos evangé~


licos del sepelio, explicados en la Iglesia a la luz de la pascua, ape-
nas daban margen a la gente para expresar su duelo y lamento por
la muerte de Jesús. No era posible ya asociar las experiencias hu-
manas cerca de las tumbas, las experiencias de duelo por Jesús y
por otros seres queridos, las experiencias de despedida y de dolor,
con el relato bíblico del sepelio, porque ese relato quedaba absor-
bido por la pascua. La piedad medieval se creó así nuevos textos y
otros personajes de identificación. El centro de estas nuevas esce-
nas no lo ocupa José de Arimatea con su ejemplar acto de fe, sino
María, la madre de Dios, que da rienda suelta a su duelo maternal,
pero asumiendo y acogiendo en su amor al Hijo todos los duelos
humanos.
La gran influencia que ejercieron estas nuevas escenas indica,
pues, que la historia bíblica de la pasión no daba margen suficiente a
la profunda necesidad humana de duelo, despedida y llanto junto a la
tumba. Esa influencia indica también la influencia recíproca exis-
tente entre los textos bíblicos y la espiritualidad: no son únicamen-
te los textos bíblicos los que nutren y marcan la piedad cristiana; la
piedad se crea también sus propios textos. ¿Y quién va a considerar
cosa mala esos textos sólo por no ser bíblicos?54 Ante el impresio-
nante lamento, profundamente humano, de María en los textos pia-
dosos y en los misterios de pasión de la Edad Media tardía, y ante
las imágenes conmovedoras del llanto por Jesús, a mí me resulta di-
ficil. En particular, la conciencia protestante clásica de la Escritura,
con su convicción sobre la suficiencia de la Biblia y su tendencia a
medir por el patrón de la Biblia todas las formas de espiritualidad
humana, tropieza con dificultades ante esos nuevos «textos» secun-
darios, fruto de la devoción, y debería por eso cuestionarse su pro-
pia noción de la Biblia.

54 La crílica de la Reforma a la espmtuahdad del llanto por CrIsto no Iba di-


rIgida, sm embargo, contra su carácter no bíbhco, smo que tenía razones teológicas:
«Siéntate, corazón mío, Junto al sepulcro de tu Jesús; no llores su muerte, sino tu
pecado .. » (Mtiller* *, 221)
7. La resurrección de Jesús y el doble final del evangelio de Mateo
(27, 62-28, 20)

Bibliografia: Bloem, H., Die Ostererziihlung des Matthiius, Zeist 1987


(versión abreviada, impresa, de la disertación académica Roma, Institutum
Biblicum 1985); Crossan (Cross)**, 249-280; Giblin, C. H., Structural and
Thematic Correlations in the Matthean Burial-Resurrection Narrative (Mt
27,57-28,20): NTS 21 (1974-1975) 406-420; Gielen, Konflikt, 393-404;
Grass, H., Ostergeschehen und Osterberichte, Gottingen 41970, 23-32;
Heil, 1. P., The Narrative Structure ofMt 27,55-28,20: JBL 110 (1991)
419-438; Hoffmann, P., Das Zeichenjilr Israel. Zu einem vernachliissigten
Aspekt der Matthiiischen Ostergeschichte, en Id. (ed.), Zur neutestamentli-
chen Überlieferung von der Auferstehung Jesu (WdF 522), 1988,416-452;
Id., Mt 12, 39s und die matthiiische Ostergeschichte, en K. Kertelge y otros
(eds.), Christus bezeugen (FS W. Trilling), Leipzig 1989, 11 0-123; Kirk,
A., Examining Properties: Another Look at the Gospel of Peter s Rela-
tionship to the New Testament Gospels: NTS 49 (1994) 572-595; Kratz, R.,
Auferweckung als Befreiung. Eine Studie zur Passions- undAuferstehungs-
theologie des Matthiius (SBS 65), 1973; Lai, P. H., Production du sens par
la foi. Autorités religieuses contestées / fondées. Analyse structurale de Mt
27,57-28,20: RSR 61 (1973) 65-90; Lüdemann, G., Die Auferstehung Je-
su, Gottingen 1994, 154-169 (versión castellana de una edición resumida
de la obra: Lüdemann, G.-Ozen, A., Resurrección. Historia, experiencia,
teología, Madrid 2001); Reeves, H. K., The Resurrection Narrative in Mat-
thew: A Literary-Critical Examination, disertación académica, Richmond
Union Sem. 1988; Trilling, w., Die Auferstehung Jesu, Anfang der neuen
Weltzeit (Mt 28, 1-8), en Id., Christusverkündigung in den synoptischen
Evangelien (BiH 4), 1969,213-243; Turiot, C., Sémiotique et lisibilité du
texte évangélique: RSR 73 (1985) 161-175; WaIter, N., Eine vormatthiii-
sche Schilderung der Auferstehung Jesu: NTS 19 (1972- 1973) 415-429.

La sección se caracteriza por la alternancia entre los segmentos en


que son protagonistas los adversarios de Jesús (27,62-66; 28,11-15)
Yaquellos otros en que el sujeto activo es Jesús resucitado o Dios (28,
1-8.9s.16-20). El segmento 28, 11-15 está referido a 27,62-66; el seg-
mento 28, 16-20, a 28,7.10. En 28, 1-8 se entrelazan los dos hilos na-
rrativos: aparecen aquí tanto las mujeres, que son los personajes más
importantes en el «drama» de Dios, como los guardias, que son los
personajes en el «drama» de los judíos adversarios de Jesús. Ambos
hilos concluyen en la visión del momento presente que vive el narra-
dor (28, 15.20); de ese modo, el segundo hilo llega mucho más lejos
que el pnmero, porque abarca el honzonte temporal hasta el fm del
mundo Al mIsmo tIempo, las dos ultImas perícopas quedan refendas
en fonna qUlastIca al comIenzo de la hIstona de la pasIón I La períco-
pa conclusIva, 28, 16-20, anuda las líneas que concurren a lo largo de
todo el evangelIo de Mateo El evangelIo tIene así un doble desenlace
la mtnga de los dmgentes Judíos resuelve su embrollo en la mentIra
(28, 11-15) El ResucItado, en cambIO, gUla a sus dIscípulos más aBa
de las fronteras de Israel, hacIa todas las naCIOnes (28, 16-20)
Todo lo que la seCCIOn tIene de clandad en su conjunto, lo tIene
de confuso en las cuestIOnes concretas

a) LCon que texto comienza la secclOn de pascua? Siguiendo a GI-


blm2, hoy se tiende a mlclarla con el relato de la sepultura Los argumentos
para proceder aSI son pnncIpalmente la mcluslOn formada por el verbo
¡.tcdh¡tEUW (27, 57, 28, 19) Yla qumtuple presencIa de la palabra ¡.tu'frl]tT¡~
entre 27, 64 Y 28, 16 Por eso coloca Glblm la «Bunal-ResurrectlOn Na-
rratlve» mateana baJo el tema «Renewed contact wlth the dIscIples»3, y ve
en el co~unto de la parte pnncIpal una compoSlclOn qUlastlca
A 27,57-61 (¡.tU'frl]tEUW) 28, 16-20 A'
B 27,62-66 (guardias) 28, 11-15 B'
C 28, 1-10 (centro conectado con todos los otros epIsodIOS) C

Pero la tesIs tiene sus difIcultades la correspondencia de contemdo en-


tre 27, 57-61 Y 28, 16-20, aSI como el tema global de la «renovaclOn del
contacto con los dISClpulos», parecen un tanto forzados La secuenCIa de
las escenas fememnas comIenza ya en 27, 55s y contmua en 27,61 En el
Golgota, VIernes santo, aparecen ya las fIguras pnnclpales del relato sobre
la mañana de pascua No cabe mlClar, sm embargo, una secclOn prmcIpal
con 27, 55s, y tampoco hay realmente en 27,57 mngun comIenzo nuevo
La pencopa del sepelIo es mas bien un tlpICO episodIO de translClOn hacIa
el relato de pascua geografIcamente transcurre ya, desde el V 59, en el es-
cenano de la hlstona de pascua Temporalmente pertenece, sm embargo, a
los sucesos del dIa de preparaclOn, con el v 62 comIenza un nuevo dIa No

1 Cf supra, 100, n 2 sobre 26, 1-5


2 Junto a Glbhn*, conSideran 27, 57 28, 20 como una seCCIOn pnnclpa1
Lal*, Tunot*, Hell*, Brown II**, 1301s Gmlka Il, 481 YSemor (blbl en 27, 57-61,
supra, 486), 1446-1448 (<<Tomb Sequence») conSideran 27,57-28,15 como seCClOn
pnnclpal y dejan aparte la pencopa fmal 28, 16-20 Hoffrnann (Auferweckung)*,
115s propone una estructura mas convmcente 28, 1-8 es el «punto central de mter-
seCCIOn de dos Imeas narrativas antItetIcas» del evangeho de Mateo, cuyos fmales
son 28, 11-15 Y28, 16-20 respectivamente
3 Glbhn*, 406
es posible nI necesana, en la línea de Mateo, la aSignación mequívoca a
una u otra parte SI yo mlCIO aqUl la parte pascual con el v 27, 62, es por-
que doy preferencia a la perspectIva cronológica sobre la geográfica

b) El otro problema es el de la aSignación de la perícopa fmal Mt 28,


16-20. (,Ha de entenderse como ultImo relato de la parte pascual?, (,0 es
más bien la conclusión de toda la hlstona de la pasión y la pascua?, (,0 de-
be conSiderarse aparte -tercera poslblhdad- como perícopa concluslVa de
todo el evangelio? En favor del pnmer enfoque está la eVidente relaCión
entre 28, 11-15 Y28, 16-20 Ambas seccIOnes aparecen mterrelaclOnadas
por la referenCia al presente (28, 1520) Mt 28, 16-20 encaja bien en la al-
ternancia entre «perícopas de adversanos» y «perícopas de mUjeres o diS-
cípulos» que ofrece el relato de pascua En favor del segundo enfoque ha-
blan las analogías estructurales entre la exposIción 26, 1-16 Yla sección
fmal 27, 62-28, 20. Se van alternando los segmentos en que Jesús o sus
dlsclpulos están en pnmer plano y aquellos otros en que domman sus ene-
migos En particular, 28, 11-15 Y 16-20 se corresponden, en secuencia m-
versa, con la perícopa mtroductona 26, 1-5 el protagonIsta, Jesus, tIene la
pnmera y la últIma palabra (26, Is, 28, 18-20), en segundo y penúltImo
lugar respectIvamente se relata el complot de los adversanos y su fracaso
defmltIvo (26,3-5,28, 11-15). Entonces sería posible entender 28,11-20
como un epílogo bipartIto de toda la hlstona de la pasión y la pascua, pe-
ro quedaría mterrumplda la relaclOn entre 27, 62-66 Y28, I 1-15 Favore-
ce la tercera hipóteSIs la distanCia geográfica y temporal que separa 28,
16-20 de lo antenor. Y la favorecen, sobre todo, los numerosos nexos
transversales que eXisten entre la perícopa fmal 28, 16-20 Ytodo el evan-
gelio de Mateo en su mtegndad4 No es pOSible nI necesana una opción
alternatIva entre las tres hlpotesls

a) La custodia del sepulcro (27, 62-66)

Bzbhografia Cralg, W L , The Guard at the Tomb NTS 30 (1984) 273-281,


Stanton, Gospel, 237-246 (versión cast ¿La verdad del EvangelIO? Nueva
luz sobre Jesús y los evangehos [EstudIOS Bíblicos 17], Estella 1999)
Más blblIografia** sobre la hlstona de la pasión y la resurrección en Mt
26-28, supra, p 43-46
Más blblIografia*** sobre la hlstona de la pascua en Mt 27, 62-28, 20,
supra, 499s

4 Cf znfra, 550-552
62 Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacer-
dotes y los fariseos acudieron en grupo a Pilato 63 y le dijeron:
«Señor, hemos recordado que aquel impostor, estando en vida,
anunció: 'A los tres días resucitaré!'. 64 Por eso manda que vi-
gilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus disCÍ-
pulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: '¡Resucitó de la muer-
te!', ¡y la última impostura sea peor que la primera!». 65 Pilato
contestó: «¡Tenéis una guardia!; ¡id vosotros y asegurad la vigi-
lancia como ya sabéis!». 66 Ellos fueron y aseguraron el sepul-
cro sellando la piedra y dejando la guardia.

Análisis

1 Estructura La IlldlCaCIÓn temporal que Illtroduce un nuevo día


marca el cambIO de escenano Tras una larga IllterrupcIón aparecen de
nuevo los adversanos de Jesus, los dmgentes Judíos El discurso directo a
PIlato ocupa la parte pnnclpal del texto (v 63s) Los dmgentes menCIOnan
en él los «tres días» CrítICOS, algo que despIerta SIn duda la atencIOn de los
lectores La seCCIón promete, pues, contInuar y crea tenSIón

2 Fuente La seCCIón es un fondo especIal La cuestIón de las fuentes


nos plantea el dIfiCil tema de la relacIOn de Mateo con el evangelIo de Pe-
dro, que contIene aSImIsmo la tradICIón sobre la custodIa del sepulcroS El
debate aparece hoy presidIdo sobre todo por las tesIs de Crossan y Koester,
que atnbuyen las seCCIOnes paralelas del evangelIo de Pedro a un antIquí-
SImo «evangelIo de la cruz» o, al menos, a una tradIclOn epIfámca pre-
sInóptIca muy antIgua6 Tanto esta tesIS como la gran antIguedad de esa
fuente o tradICIón han encontrado una fuerte OposIclOn 7 Pero tambIén
otros InvestIgadores postulan que detras de Ev Pe 9, 35-11, 49, Yde Mt 27,
62-66,28,2-411-15, hay una tradICIón coherente que Mateo y, más tarde,
el autor del evangelIo de Pedro utIlIzaron, con IlldependencIa recIproca, en
forma muy legendana8 Hay que lanzar, pues, una mlIada colateral a Ma-

5 Cf supra, 54-56
6 Cf supra, 54, n 27s, en IntroducClOn a Mt 26--28
7 Cf sobre todo R Brown, The Gospel ofPeter and Canon/cal Gospel PrlO-
rIty NTS 33 (1987) 321-343, Klrk***, 586-594, S E Schaeffer, The Guard at the
Tomb (Gos Pet 8 28-11, 49 and Matt 27 62-66 28, 2-411-15) A Case ofInter-
textuabty? SBL SP 1991,499-507
8 Walter*, 416-425 (27, 62-66, 28, 2-411-15 se basan en una tradlclOn pre-
mateana del tipo «milagros de hberaCIOll», que descnbta ya la resurrecclOn de le-
sus Mt la redUJO de proposltO), Brown II**, 1301-1305 (una «consecutIve story»
tea 28, 11-15 ya la tradlclOn especial de Mt 28, 2-4 A mi JUICIO son rese-
ñables las sigUientes observacIOnes

2 1 Los v 62-66 son tan solo el comienzo de una hlstona que prome-
te contmuaclOn Tal comienzo esta bien anclado en todo el evangelio de
Mateo Presupone el texto 12, 3845 Y hace referencIa explicita al anuncIO
de Jesus en 12, 40 9 Es plenamente mateano en el lenguaJe 10, sm duda mas
que otras tradicIones mateanas especiales en la hIstona de la paSlOn, como
26, 53, 27, 3-10 51 b-53 EstIlIstlCamente, la secclOn se caractenza por el
discurso dIrecto y, sobre todo, por unos rasgos Iromcos utilIzados con
maestna, mdlcadores de que hay aqUl un umco autor con una clara mten-
clOn exposItIva CasI todo apunta, pues, en este relato a Mateo como autor
ConstatacIOnes parecIdas cabe hacer sobre 28, 11-15
22 Ev Pe 8, 29-33 es muy afin a Mt 27,62-66, pero el matenal apa-
rece mucho mas desarrollado en el evangelio de Pedro y contiene rasgos
legendarIOs adiCIOnales!! Entre la eplfama de Ev Pe 9, 35-11,44 Y Mt 28,
2-4 no hay, en cambio, nada en comun, aparte de la presencia de los guar-
dIas Junto al sepulcro Ev Pe 11, 45-49 Y Mt 28, 11-15 presentan aSimIsmo
la composlclOn totalmente dlstmta La umca nota comun a ambos textos es
la consigna del sIlencIO para los soldados DIfIeren especialmente en los
antagomstas los sumos sacerdotes en Mt, PIlato en Ev Pe
2 3 La mtenclOn exposltIva cambia totalmente de un evangelIo a otro
El evangelio de Pedro pone el enfasls en la descnpclOn del mIlagro celes-
tial de la resurrecclOn de Jesus la eplfama de los angeles y del Resucitado,
que no aparecen en el evangelio de Mateo Nó cabe dIsocIar de ella a sus

provemente de una tradlclOn popular antIJudIa, que Mt combmo con el relato mar-
qUlano sobre las mUjeres Junto al sepulcro), Davles-AllIson I1I, 645
9 12,40 es el umco anuncIO publico de la resurreCClOn de Jesus y, a la vez,
el umco que se formula con la expreslOn TQEi~ 1ÍfLEQU~ (en lugar de «al tercer dla»)
Los fariseos estan presentes en v 62 (¡por pnmera vez en la hlstona de la paslOn'),
porque lo estaban tamblen en 12,38-45 con la pregunta por la señal Sobre Emm 1Í
EOXUU] nAUvT] XELQWV Tfí~ nQwTT]~ (v 64c), cf xm YLVETm TU EOXUTU XELQOVU
't"WV nQw't"Ov (12, 45b)
lO Son mateanos segun vol 1, Introd, 4 2 (Mateo 1, 57ss) en v 62 bE, óon~,
ouvuyw, aQXLEQEi~ xm epuQLomOL (¡grupo dual'), en v 63 AEYWV, XUQW~,
fLLfLvT]oxofLm, EXEivo~, el radical nAuvu , ETL con partICipiO, EYELQW, en v 64 XE
AEUW, TUepO~, EW~ 1ÍfLEQU, fLT]no't"E, EA{}wv, fLU{}r¡'t"T]~, AUO~, EYELQW, Emm, en v 65
epT]fLL, únuyw, olbu (en Mt alrededor de 10 veces redacclOnal), en v 66 bE, nOQEu
{}EL~, TUepO~ IluQuoxEuT] (v 62) viene de Mc 15,42, sobre Tfí EnuuQwv (v 62) cf
Mc 11, 12, sobre XAEJ't't"W (v 64) cf 28, 13, sobre EYELQW ano TWV VEXQWV (v 64)
cf 14,2,28,7, sobre v 64c cf 12,45, sobre AL{}O~ (v 66) cf 27,60,28,2 'Aoepu
YL~W (v 64-663 veces), el prestamo latmo xoumw/'lLu y OepQUYL~W (v 66) proceden
del tema tratado
11 8, 31 el comandante de la guardia se llama Petromus, 8, 32 todos Juntos
capltan, soldados, letrados y senadores ruedan la losa contra el sepulcro, 8, 33 la lo-
sa es sellada con siete sellos Los centmelas levantan una tienda delante del sepulcro
testigos, los centmelas En mi opmlOn, tal epifanía es postenor, dentro de la
hlstona de las tradicIOnes, a todos los relatos de los evangelios canomcos,
que no contienen aún mnguna escena descnptlva de la resurrecclOn Mateo
persigue algo muy diferente con los episodIOS de los guardias qUiere poner
de mamfIesto la maldad de los dmgentes judíos, que combaten hasta el fI-
nal, con sus recursos mendaces, la verdad de la resurrección Mateo apun-
ta aquí al mfundlO sobre el robo del cadaver, extendido en su tiempo dentro
del judaísmo

Infiero una concluslOn a diferencia de muchos otros exegetas, no creo


que Mt aSOCiase a la narración de Marcos un relato completo y ya conso-
lidado sobre los guardias del sepulcro Tal relato pudo haber eXistido en la
tradlclOn comumtana, pero apenas sabemos sobre él mas que esto los dl-
ngentes judíos pidieron una guardia a Pllato Mateo conoció además, ob-
viamente, el rumor de que el cadáver de Jesús había sido sustraído por sus
dlsclpulos, rumor que estaba extendido entre muchos judíos de su tiempo
(28, 15, cf Justmo, Dial 108,2) Así pues, yo valoro más de lo que es co-
rnente la particIpación personal del evangelista en esta hlstona

3 Género hterarlO. La sección Mt 27, 62-66, 28, (4) 11-15 contiene


muchos rasgos que aparecen también en otras hlstonas que tratan de la li-
beraCión milagrosa de una cárcel, etc, mediante mtervenclOnes dlvmas l2 •
Entre esos rasgos están los temas de la «segundad», el «sellado» de la pn-
slón 13 , la presencia de un vlgllante l 4, la noche 15 o el extraño terremoto 16 Sm
embargo, en mi oplmón no se puede considerar sm más el relato de la resu-
rrección como un «milagro de liberaclOn» Lo llamatIVO es que el verdade-
ro ml1agro, que es la liberaCión, no aparece descnto en Mt 28, 2-4 El ángel
viene del CielO y hace rodar la losa, mas no para sacar a Jesús del sepulcro,
smo para comumcar a los presentes que él «no está aquí» El relato del
evangelio de Pedro se aproxima más al genero «milagro de liberaCión»

12 Cf sobre todo O Welllrelch, Gebet und Wunder, en Id, ReltglOnsgeschlchtlt-


che Studlen, Darmstadt 1968, espec 118-179, Kratz***, 25-83, cf tamblen Thels-
sen, Wundergeschlchten, 107-111 (<<mtlagros de hberaclOn») Kratz remite, en el
Nuevo Testamento, a Hch 5, 17-25, 12, 1-11, 16,22-35, de la hteratura c1aslca, por
ejemplo, a Eunpldes, Ea 443-448576-607, Fllostrato, Va Ap 8,30, Nono, DlOn
45, 266s, en hteratura Judla, a Artapanus fr 3,23 Habna que remitir ademas, en la
hteratura cnstIana pnmItlva, a Ev Nlcod 15,6 = Schneemelcher P, 411
13 Custodiar Hch 5, 23, 16,24, sellado Nono, DlOn 45,267
14 Hch 12,46, 16, 23,Artapanus 3, 23 (los guardiaS se duermen o mueren), No-
no, DlOn 15, 283·286 (los centlllelas huyen), Ftlostrato, Vit Ap 8, 30 (los centlllelas
como testIgos), DlOn CaSIO, Epltome 64,8,2 (los centmelas se asustan y mueren)
15 Hch 5, 19, 12,6, 16,25, Fllostrato Vlt Ap 8,30, cf Dlon CasIO 64, 8, 2
Cf tambICn Mt 28, 13, yen 27, 64 la vanante secundana de S, syP y otros
16 Eunpldes, Ea 583-586
4 Origen No hay manera de salvar la hlstoncldad de Mt 27,62-66 Y
28, 11-15 Hermann Samuel Relmarus ya diJO lo Importante sobre el tema
es hlstonco, sm duda, el rumor -y, segun Relmarus, tamblen el hecho- del
robo del cadaver de Jesus, pero no es hlstonca la leyenda sobre los guardias
que, de todos los escntores neotestamentanos, solo Mateo conoce l7 David
Fnednch Strauss completa el veredicto diCiendo que lo mas mcrelble es
que a los representantes del sanednn les pareciera plenamente crelble el m-
forme de los soldados en 28, IIs l 8 La mveroslmlhtud mtnnseca de la hls-
tona es, en efecto, extrema los sumos sacerdotes y los fanseos que, como
se sabe, no simpatizaban demasiado entre SI, acuden Juntos al gobernador
romano -y esto en sabado- para reclamarle una guardia romana, cuando
ellos mismos podlan hacer custodiar el sepulcro por la pohcla del templo
Los sumos sacerdotes y los fanseos hacen sellar el sepulcro y bnndan con
ello a los cnstianos lo que necesitan para tener acreditada ofiCialmente, por
deCirlo aSI, la mtervenClOn de DlOs La contmuaClOn de esta hlstona en 28,
11-15 es de naturaleza slml1ar 19 Todo esto aparece bien fraguado y es apto,
sm duda, para convencer a lectores predIspuestos a esperar solo cosas ma-
las de los dmgentes JudlOs No estamos aqm ante un relato hlstonco, smo
ante una leyenda refenda por cnstianos y para cnstianos, dicho mas exac-
tamente, ante una leyenda polemlca fraguada en buena parte por Mt para
sus lectores 20

Explicación

Al día sIgUlente, despues de la PreparacIOn, por tanto el sába- 62-64


d0 21, los sumos sacerdotes y los fanseos acuden a Pllato Los sumos
sacerdotes son, por la parte JudIa, los actores pnncIpales en la hIS-
tona de la paSIón, los fanseos, en cambIO, no desempeñaron nmgun
papel en ella, y reaparecen aqUl por pnmera vez como sUjetos actI-
vos Para Mateo, sm embargo, los fanseos forman parte del frente
cerrado de los JUdIOS adversanos de Jesus, entre los cuales llegaron

17 H S Relmarus, Apologle oder Schutzschrrft.fur dIe vernunjilgen Verehrer


Gottes, ed por G Alexander, 2 vols, Frankfurt a M, hbro 1Il/2, § 1-9 = 11,188-206
18 Strauss, Leben 11,615
19 Cf mfra, 539
20 En favor de la hlstoncldad, ultlmamente Cralg* DISiente Bloem***, 21
la polemlca cnstIana de la epoca contra el Judalsmo «se escem[¡ca en Mt 27, 62-66
Yse antIcipa al sabado de glona»
21 Mt no mencIOna el sabado, aunque tal menclOn le habna penmtIdo con-
clUIr, slgmflcatlVamente, que los sumos sacerdotes y fanseos quebrantaron el pre-
cepto sabatlco y contrajeron ademas Impureza legal por acudir a PI1ato Mateo,
onentado en la tradlclOn, toma de Mc 15, 42 la fonnulaclOn modificada en v 57
a desempeñar el papel principal antes de la historia de la pasión22 •
Aquí son necesarios, porque ellos fueron en 12, 14 los primeros en
tomar la decisión de acabar con Jesús, y poco después, en 12, 38,
exigieron a Jesús, junto con los letrados, una señal del cielo. La úni-
ca respuesta que recibieron entonces fue el dicho sobre la señal de
Jonás, con la inquietante explicación mateana: «El Hijo del hombre
(estará) durante tres días y tres noches en el corazón de la tierra»
(12,40). A eso se refiere el texto, y no a alguno de los anuncios de
la resurrección «al tercer día», que Jesús reservó para los discípu-
los. Los fariseos, pues, recuerdan el anuncio de la señal de Jonás
hecho por Jesús, y sabrán ahora cómo se cumple este anuncio.
Dan el tratamiento de X.1JQLO'; (<<señor») al gobernador romano,
una palabra que en boca judía tiene acento religioso como califica-
tivo aplicado a Dios, y que los lectores cristianos utilizan para refe-
rirse a su Señor: el Resucitado. Este tratamiento, corriente en sí,
capta la atención de los lectores: los sumos sacerdotes y los fariseos
están delatando quién es su señor: no Dios, sino el romano. Los fa-
riseos formulan después su petición en términos malévolos. Califi-
can a Jesús despectivamente de «ese impostor» y adoptan así un ca-
lificativo que tuvo gran importancia en la polémica judea-cristiana
posterior al año 7023 • La acusación es global, sin concretar nada.
Ante ella, los lectores se sienten transportados a su propio presente
y evocan las acusaciones que los judíos lanzan en su tiempo contra
Jesús. «Estando en vida» indica que los adversarios dan por defini-
tiva la muerte de Jesús. Pilato debe ordenar que el sepulcro sea cus-
todiado hasta el tercer día para impedir la sustracción del cadáver y
el consiguiente anuncio de resurrección que los discípulos harán al
pueblo. Los dirigentes judíos seguían temiendo que el pueblo
(AUÓ';) diera crédito a los discípulos de Jesús, aunque en 27, 24s pa-
rece haberse puesto definitivamente de su lad024 . Eso sería -dicen
los adversarios de Jesús, en una expresión quizá proverbiaF5 y con
reminiscencia de 12,45- una impostura peor que la primera (anun-
cio de resurrección por parte de Jesús).

22. Cf. vol. 1, 207; vol. III, 473s. Hoffmann (Zelchen)***, 421-423 subraya
más que nadIe que Mt 12, 38-40 ejerce una funcIón clave para la comprensión.
23. Cf. espec. Jn 7, 12.47 (la palabra clave lTAaváúl/lTAávo~ pertenece al fondo
común de Jn y Mt); Justino, Dral. 69,7 (en referenCIa a la resurreccIón); Test L 16,
3 (Jesús, el renovador de la torá, como seductor); Sanh 43a.l 07b; Acta Thom. 48 =
Schneemelcher lIS, 323. VIsIón de conjunto en Stanton, Gospel, 237-246.
24. Cf. Frankemolle II, 515.
25. Cf. 2 Pe 2, 20 YGracia II, 384.
PIlato reaCCIOna como cabe esperar del PIlato mateano da satIs- 65
faCCIOn a todos, poco antes a José de Anmatea (27, 58) Yahora a los
Judíos adversanos de Jesús Pone guardIa romana a su dISposición
a eso hace referencia el vocablo-préstamo latmo de XOlJO'tW<'>lU 26
, EXEU: ha de entenderse obviamente como imperatlv0 27 , sólo así
tIene sentIdo la petlcIOn de los sumos sacerdotes y fanseos 28 Lo
que añade luego, suena iromco «¡Id vosotros y asegurad la vigIlan-
Cia como ya sabéis'» Los lectores sospechan que no se puede con-
tar mucho con lo que saben los dmgentes Judíos
Una vez cumphda su petIción, se marchan y aseguran el sepul- 66
cro Junto con la guardia sellan la gran losa que Jose de Anmatea
rodo delante del sepulcro 29 Los lectores aguardan con expectación
y bastante divertidos el resultado de los esfuerzos aunados En el Si-
guiente episodIO, el evangehsta mformará de la aCCión de DIOS que
desbarata las medidas de segundad Los lectores saben que «mngu-
na CWcpáAElU humana sigmfica un obstáculo para DIOS»3o DiOS
echará por tIerra los planes de esos malvados, es más, los utIhzará
para sus fmes «El sepulcro fue sellado de acuerdo con los planes de
la divma proVidenCia, para reforzar la verdad de la resurreccIOn»31
«Así -dIce Juan Cnsostomo con sorna a los enemigos de Jesús-las
medidas tomadas por vosotros hiCieron irrefutable la prueba (clno-
<'>ElSl~) de su resurreccIón Porque al estar sellado el sepulcro no hu-
bo impostura»32 La narraCIOn es, pues, irómca en el fondo Presu-
pone a la vez una pecuhandad que va a caractenzar el concepto
mateano de la resurreCCIOn Con el sepulcro sellado y la mterven-
CIOn del ángel, atestIguados no sólo por las mUjeres smo también
por los guardiaS mcreyentes, la resurreCCión se aproXima mucho a

26 Krauss, Lehnworter I1, 515 Mt no sugiere que la guardia pueda eqUivaler


al capltan y los soldados de 27, 54
27 Frente a casI toda la tradlClOn OCCidental, que partlO de la Vulgata (<<habe-
tls») y entendlO la respuesta de Pilato como negativa Tenels ya una guardia propia,
la pohcla del templo, ¡empleadla'
28 En Mt 28, 12 los guardias son deSignados ademas como oTQaTLéirtm Su-
ponen tamblen una guardia romana Ev Pe 8, 31, donde el capltan tiene un nombre,
Petromus, y Ev Naz fr 22 = Schneemelcher P, 136
29 La formulaclOn trae a la memona el sellado del foso de los leones que se
lee en Dn 6, 17 LXX
30 Bengel, 168
31 Ishodad de Merv, 115
32 Juan Cnsostomo 89,1 = PG 58, 781
una realidad inequívoca e indubitable, la cual ningún increyente
puede negar de buena fe, sino sólo un falsario que sea capaz de ne-
gar la evidencia33 •

Historia de la influencia

La escena de los guardias era importante en los misterios medievales,


sobre todo en las representaciones de pascua, que muchas veces comenza-
ban con ella. Resulta «productiva» en lo dramático: el contraste entre la
arrogancia de estos «caballeros» que desafian cualquier peligro y su esca-
sa resistencia al sueño delante del sepulcro, es impresionante. Pilato acce-
de casi totalmente a la petición de ayuda que le hacen los dirigentes judíos;
pero se muestra intransigente en un punto: ¡el sueldo de estos caballeros
deben pagarlo los dirigentes judíosP4 Estos no tienen, claro está, el dinero
necesario para hacer circular su patraña. Se avienen a ponerlo, no obstan-
te, aunque a veces entre sórdidos regateos en tomo a la calidad de las mo-
nedas. ¡Se trasluce la imagen del <<usurero» judío!

b) El sepulcro vacío (28, 1-8)

Bibliografia: Bickermann, E., Das leere Grab, en P. Hoffinann (ed.), Zur neu-
testamentlichen Überliejerung von der Aujerstehung Jesu (\N dF 522), 1988,
271-284; Bode, E. L., The First Easter Morning (AnBib 45), 1970,50-58;
Goulder, M., Mk 16,1-8 and Parallels: NTS 24 (1977-1978) 235-240; KIa-
sen, F. l, Über das BUd des Auférstandenen und seinen Verlust in der Ge-
schichte der deutschen Kunst (EHS.T 383), 1991; Kühschelm, R., Christo-
phanie in den synoptischen Grabesgeschichten Mk 16,1-8 Par., en C. Focant
(ed.), The Synoptic Gospels (BEThL 110), 1993,556-565; Langstaff, Th., The
women at the Tomb: Mt 28, 1 re-examined: NTS 27 (1980-1981) 277-282;
Melzer-Keller, H.,Jesus und die Frauen (Herders Biblische Studien 14), Frei-
burg i.Br. etc. 1997; Neirynck, F., Lesfémmes au tombeau. Étude de la ré-
daction matthéenne (Mt 28,1-10), en Id., Evangelica (BEThL 60),1982,273-
296; Schrade, H., Ikonographie der christlichen Kunst. Die Sinngehalte und

33. Cf. infra, 547.


34. Así por ejemplo en el misterio renano-central del manuscrito de St. Gallen
919, v. 1261s (ed. por R. Schützeichel, Tübingen 1978, 153); en el misterio de Er-
lau, v. 223ss (ed. por K. F. Kummer, Erlauer Spiele, Hildesheim 1977, 133); en el
misterio de Donaueschingen, v. 3844ss (= Touber**, 234); en el misterio de resu-
rrección de Jos Murer, v. 343ss (1 Murer, Siirntliche Dramen, Berlin etc. 1974 [Aus-
gaben deutscher Literatur des 15.-18. Jh.s, Relhe Drama IV], 475).
Gestaltungsformen, vol 1 Dze Auftrstehung Chrzstz, Berlm 1932, Tnllmg, W,
Chrzstusverkundzgung zn den synoptzschen Evangelzen (BtH 4), 1969,212-
243, Trompf, G W, The Fzrst ResurrectlOn Appearance and the Endzng of
Mark's Gospel NTS 18 (1971-1972) 308-330, Wamwnght, Readzng, 288-
316, Wenham, D , The ResurrectlOn Narratzves zn Matthew 's Gospel TynB 24
(1973) 21-54, WI1ckens, U, Dze Perzkope vom leeren GrabJesu zn der nach-
markznzschen TradztlOnsgeschzchte, en Festschrz.ftjUr Frzedrzch Smend, Berhn
1963,30-41, Wmger, J M, When dzd the Women Viszt the Tomb? Sourcesfor
sorne Temporal Clauses zn the Synoptzc Gospels NTS 40 (1994) 284-288
Mas btbhografia** sobre la htstona de la pastón y la pascua en Mt 26-28,
supra, p 43-46
Mas btbhografia*** sobre la htstona de la pascua en Mt 27,62-28,20,
supra, p 499

1 A hora tardía del sábado, con el clarear l del primer día de


la semana, María2 Magdalena y la otra María fueron a ver el se-
pulcro. 2 De pronto la tierra tembló violentamente. Un ángel del
Señor bajó del cielo, se acercó, corrió la losa y se sentó3 encima.
3 Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la
nieve. 4 Los centinelas temblaron de miedo y se quedaron como
muertos. 5 El ángel habló a las mujeres: «¡ Vosotras no temáis!
Ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. 6 No está aquí, porque
ha sido despertado, como os (lo) tenía dicho. ¡Venid a ver el sitio
donde yacía!4 7 Id en seguida a decir a sus discípulos: 'Ha sido
despertado de la muerte e irá delante de vosotros a Galilea; allí
lo veréis'. Ya os lo he dicho». 8 Ellas partieron 5 a toda prisa del
sepulcro, con miedo pero con mucha alegría, y corrieron a
anunciárselo a los discípulos.

1 Probablemente hay que completar Tñ bwpwoxouon con lÍ[!EQ~


2 La testlflcaclon del texto oscIla, como en 27,5661, entre MUQLU[! (asl ma-
yontanamente en 27, 61) Y MUQLU (asl mayontanamente en 27, 56) AqUl se da,
con A, B, D, W, fl 13, sa, bo, m, una hgera preponderancIa de MUQLU (frente a K, e,
L, e, mae, etc y Nestle26)
3 Sobre la traducclOn, cf Bauer, Wb6 , s v xU{}l][!aL nO 2
4 Algunos textos añaden el sUjeto ó XUQLO~ (A, e, D, f113, m yotros) El tex-
to breve es aqUl el ongmal
5 La transmlSlon textual oscda en este punto entre los verbos arcEA{}oÜOaL (K,
B, e, e, fl3 y otros) y ESEA{}OÜOaL (A, D, W, fl, m) La pnmera vanante esta mejor
testIfIcada Las mUjeres entran o no en el mtenor del sepulcro segun unas U otras
vanantes
Análisis

1 Estructura El relato enlaza bien con el episodIO del sepelio, vuel-


ve a hablar del sepulcro, de la gran losa rodada a su entrada (27,60,28,2)
Yde las dos mUjeres (27, 61, 28, 1) El v 4 aparece ligado al relato prece-
dente sobre los guardias Hay diversas propuestas para acotar esta seCClOn
en forma adecuada Muchos mcluyen en ella la cnstofama a las mUjeres (v
9s) Se dan estrechos contactos entre ambas hlstonas el dialogo de Jesus
con las mUjeres comienza Igual que el dialogo del angel (¡tTJ <po~EIo{h::, v 5
10) Su encargo a las mUjeres es muy similar al formulado en v 7 10 (d-
Jta'tE 'toIl; ¡tU{}TJtaI~, o cmuYYELAatE 'tOI~ aOEA<poI~, JtQOUYEL d~ 'tTJv
rUA.LA.aLUV, o aJtEA.{}wOLV d~ 'tTJv rUA.LA.aLUV, EXEI uu'tov ()'\jJW{}E, o xaxEI
¡tE o'IjJov'taL6 Los v 9s vienen a ser, en parte, repetlclOn de v 5-7
La estructura recuerda el tipo genenco de las eplfamas de angeles que
anuncian una revelaclOn, o el mensaje de un angel a determmadas perso-
nas 7 El v 1 mtroduce a las mUjeres que son favorecidas con la apanclOn
Solo en v 8 vuelven a ser ellas el sUjeto Los verslculos 1 y 8 constituyen,
pues, un marco que fiJa a la vez la perspectiva para entender la narraclOn
En los v 2-7 domma el angel El v 2 descnbe su eplfama, el v 3, su as-
pecto Hay en v 4 una mterrupclOn aunque mencIOna la reacclOn humana
tlplCa a las eplfamas, el miedo, no se trata del miedo de las mUjeres en v 1
smo de los guardias, no mencIOnados hasta ahora El v 5 consigna la res-
puesta del angel, no al miedo de los guardias smo al de las mUjeres El v
6 cuenta la revelaclOn del angel, el v 7 su mensaje a las mUjeres Otras pro-
puestas, basadas en el genero literano, que se han hecho para este relato
-sobre todo la de un milagro de liberaclOn 8 y la de una hlstona de rapto 9-

6 Otras aproximacIOnes de ambos textos en palabras clave x,m ¡(\ou (v 29),


qJo~o<;/qJor3fI(J{}m(v8 10), xaQa/xmQw (v 8 9)
7 Esta angelofama difiere de muchas otras de la Biblia, como Gn 22,11-13,
Nm 22, 31-35, Jue 6, 11-24, en un mayor enfasls sobre el caracter dlvmo del all-
gel y el consigUiente terror de las personas DIfiere de muchas angelologlas apo-
caliptlcas en que el angel no ejerce aqUl la funclOn de «angelus mterpres» y solo
remite adiCIOnalmente al «mtertexto» (¡Jesuamco f ) Son afmes Mt 1, 18-25, Dn
10,2-14, Hen esl1, 3-10
8 Cf sobre todo Walter***, 419-421 y Kratz***, 64-66 La diferenCia decI-
SlVa consiste en que Mt 28, 2 no mencIOna para nada la «hberaclon» de Jesus ence-
rrado en el sepulcro Los v 6s lo presuponen, Simplemente Los contactos entre 28,
1-8 Yotros milagros de liberaclOn se limitan a los v 2-4 y a temas sueltos (terre-
moto, «muerte» de los centmelas)
9 Es comente aproximar esta hlstona, sobre todo desde el mf1uyente articulo
de Blckermann* del año 1924, a los relatos JudlOs y helemstlcos de desapanclOn
Tal aproxlmaclOn, aparte de que no se sostiene a la luz de la hlstona de las formas,
ayuda poco a comprender los textos m en el Judalsmo, donde no hay desapanclOn
de muertos, m en textos helemstlcos se da una relaclOn entre desapanclOn y sepul-
cro Al contrano precisamente el hecho de que no se conozca el sepulcro suele ser
son madecuadas para comprender la estructura del relato Las numerosas
palabras clave hacen de la narraCIOn algo muy logrado formalmente 10
El texto adolece a pnmera vista de algunas oscundades en el contem-
do 1) No esta claro por que en el v 2 el angel corre la losa y abre el se-
pulcro ¿,Para dar salida a Jesus o para permitir la VlSIOn a las mUJeres?
2) En el v 4 se habla solo del miedo de los centmelas, y en v 5 solo de la
respuesta del angel al miedo de las mUJeres, no mencIOnado antes 3) Des-
de el v 5 no se habla mas de los guardias ¿,Han de pensar los lectores que
los guardias no se enteran ya de todo lo que sucede ahora? 4) En el v 6 no
queda claro SI las mUjeres hacen caso de la mVltacIOn del angel y entran o
no en el sepulcro
QUlza recuerden los lectores especialmente, mientras leen, tres seccIO-
nes antenores del evangelio la mas Importante es el relato casI mmedlata-
mente antenor sobre los milagros que siguen a la cruclfIxlOn de Jesus ll
Son ademas slgmfIcatIVas las analogIas con el ciclo de hlstonas de la m-
fancIa 1, lS-2, 23 el ciclo comienza tamblen con la apanclOn de un «an-
gel del Señom (1, 20 24), sIguen otras dos apanCIOnes (2, 13 19) ContIe-
ne aSimismo el tema del mIedo (1, 20), las palabras urrayyeA.f...w (2, S) Y
zaga (2, 10), y una «proskynesls» (2, 11, cf 2S, 9) Los lectores recorda-
ran en fm, ante algunos detalles, el relato de la transflguracIOn (17, 2_13)12

2 Fuentes Hay unammldad en consIderar Mc 16, I-S como fuente


pnnclpal Sm embargo, la aflmdad entre Mt 2S, I-S Y Mc 16, I-S es muy
Irregular

2 I Mateo abrevia en v 1 Mc 16, 1-4 Omite lo referente a la compra


de los aromas al anochecer, despues del sabado, y el proposlto de las mu-
Jeres de embalsamar a Jesus (Mc 16, lb) A consecuencia de esta reduc-
CIOn, las mdlcacIOnes horanas de Mc 16, la 2a se refieren ahora, ambas, al
Viaje de las mUjeres al sepulcro, Mateo las fonnula de otro modo y las co-

motivo para que surja una leyenda de desapanclOn Las excepcIOnes que enumera
Blckermann*, 271273 (Slmeon el NecIO, el apostol Juan, Mana) son todas cnstIa-
nas, es deCir, surgidas baJO la InfluenCia de las hlstonas neotestamentanas sobre el
sepulcro vaclO y de la ascenslOn de Jesus al Cielo La UnIca excepclOn no cnstIana
es el sepulcro de Cahrroe, segun Canton de AfrodlSlas, Callrroe 3, 3,3 (trad alem
de K Plepehts, 1976 [BGrL, 6], 72) Pero Cahrroe no murlO nI desapareclO, SInO
que fue ¡secuestrada por piratas!
10 Hay entre ellas, sobre todo, formaCIOnes de los radicales Lb (v 2367) [2
veces] y cpo~- (v 45 8), tamblen UYYEf..Or, (v 2 5), ~YEQ{}T] (v 6s), VEXQOL (v 47),
TUXU (v 7s), TaLr, ¡w1'tf]ETmr, mJwu (v 7s)
II Sobre los contactos textuales cf supra, 461 s, Anahsls I
12 Cf 17,2 con v 3 (rostro lumInOSO, vestidos blancos), 17, 6s con v 4s 810
(tema del miedo, [LT] cpO~E¡;O{}E), 17,9 con v 6s (Jesus resucitando de la muerte)
loca al comienzo del v 113 La ref1exlOn anSiosa de las mUjeres en Mc 16,
3 es qmzá para Mateo un detalle narrativo mnecesano A diferenCia de
Marcos, ahora son dos las mUjeres que van al sepulcro Aparte de las mdi-
caClOnes horanas, las nuevas formulaclOnes son mateanas en ellenguaJe 14

2 2 Los v 2-4 son muy dd1ciles de enJmciar Muchos exegetas ven


aquí una tradiCión mdependiente l5 , algunos, el eslabón entre las dos partes
de una histona sobre los guardias del sepulcro contemda en Mt 27,62-66;
28, 11-15, suponen que Mt la combmó, más o menos hábllmente, con la
histona marqmana de las mUjeres Junto al sepulcro 16 La relaCión con lo
que narra el evangeho de Pedro sobre la resurrección de Jesús (9, 35-11,
44) es objeto de diversas mterpretaclOnes a) Algunos suponen que Mt 28,
2-4 representa una verSión abreviada de ese relato del evangeho de Pedro 17;
conjeturan que Mt conocía por esta tradiCión la escena de la resurreCCión
de Jesús, pero la omltlO para preservar el carácter mVisible y mistenoso de
la resurreCCión b) Otros suponen más bien que el evangeho de Pedro es
una forma tardía, elaborada, de una tradicion que subyace también en Mt
28,2-4 La dificultad de la hipóteSis a) es que, entonces, la verSión ongmal
presentaría al ángel, probablemente, descendiendo del Cielo para sacar a
Jesús del sepulcro, y no para mostrar el sepulcro vacío a las mUJeres, pero
el texto no da a entender nada de eso La dlfIcultad de la hlpótesls b) es la
de exphcar en qué puede consistlr entonces la mdependencIa de esta tradi-
Ción especial respecto a Mc 16, 4s, aparte de la mtercalaclón de la guardia.
Por eso yo me mclmo a creer que Mt ampho el texto marqmano sm uti-
hzar mnguna tradiCión espeCial para ello El perfil lmguístlco de los tres
versículos es en buena parte mateano 18 Las amphaclOnes eran lógicas a

13 'O'ljJE OU~~Ul:IDV adopta Mc 16, la, 1:ñ ImupIDoXOUOn Ei~ !UUV OU~-
~Ul:IDV, la doble mdlcaclOn horana de Mc 16,2 Las reformulaclOnes no son matea-
nas en el lenguaje, tanto O'ljJE como bncPIDOXID son hapax legomena mateanos
14 Son mateanos segun vol 1, lntrod, 4 2 (Mateo 1, 57ss) en v 1 eSE, aAAo~
(cf 27, 61), {}EIDQEID (como 27, 55), 1:U<po~
15 ASl P eJ Grass***, 26, KIatz***, 74, Bartsch**, 88s, Ludemann***, 158-
161 (la tradlclOn subyacente en v 2-4 se conserva con la maxlma pureza en Asc ls
3, 16s) Ylos nombrados supra, 502, n 8 sobre 27, 62-66
16 El ángel se dmge con la frase In] <pO~ctO{}E, en v 5, solo a las mUJeres, sm
previa referenCia a su pamco Los centmelas quedan «como muertos» segun v 4,
qUlza por tanto mconsclentes El v 11 presupone que conocen la desapanclOn del
cadaver de Jesus, y sus causas
17 Walter***,421 425,CrossanyKoester(supra, 11,n 27s)
18 Son mateanos segun vol 1, lntrod, 42 (Mateo 1, 57ss) en v 2 teSOU,OELO-
[!O~, YLVO[!UL, ayycAo~, XUQLOU (cf 1,2024,2,13 19), yaQ, JtQOOEA{}IDV, ClJtEXUAL-
OEV 1:QV AL{}OV (cf 27,60), xm'}lj¡,LUL (cf 27, 193661), EJtUVO), en v 3 eSE, EVeSU¡,LU,
AEUXO~ (cf 17, 2), ÓJ~, en v 4 aJto <po~ou (cf 14, 26), eSE, oCtO), 1:1']QEID, YLVO¡,LUL,
ÓJ~ Sobre E(t)eSca, cf supra, n 10 'EYEv1']{}ljOav ÓJ~ VEXQOL contrasta con EyEQ'ltlj
partir de Mc Mateo entiende, con razon, que el VEaVL(JXO~ marqmano con
e! que se encuentran las mUjeres en el sepulcro segun Mc 16,5, es un an-
gel Narra su descenso en lenguaje blblico Cuenta aSimismo directamen-
te la remoclOn de la losa, que Mc 16, 4 solo presupone El tema del terre-
moto pudo tomarlo de 27, 51 Cuando descnbe al angel en v 3, Mt amplia
las mdlcaclOnes de Mc 16, 5b con trazos blblicosl 9 La mtercalaclOn de la
guardia en e! relato del sepulcro, v 4, presupone solo la hlstona mateana
de la guardia en 27, 62-66, 28, 11-15 El v 4 es una pieza Importante en e!
propIO relato de Mateo, con su doble desenlace, en el cual la acclOn de
DIOS se Impone defImtivamente y la estrategia de los dmgentes JudlOs es
desenmascarada como patraña

2 3 Los v 5-8a son una elaboraclOn de Mc 16, 6-8a con pequeñas mo-
difIcaCIOnes La mas Importante consiste en traer a pnmer plano y con mas
clandad el anuncIO de la resurrecclOn a esto, y no al mandato de Ir a Gali-
lea, se refiere la predlcclon de Jesus20 , y sobre ello mformaran las mUjeres
a los dlsclpulos Los cambIOS son realmente mateanos en ellenguaJe21

2 4 Son muy llamativas, en cambiO, las modifIcaCIOnes de v 8bc res-


pecto a Mc 16, 8b El estado de animo de las mUjeres se serena en lugar de
tQ0l-to~ y de EX(Jta(Jl~, Mateo habla de «miedo» y, sobre todo, de «gran
alegna» Mientras en Marcos las mUjeres callan, en Mateo obedecen la or-
den de! angel y se apresuran a llevar la noticia a los dlsclpulos Como tam-
bien Lucas 24, 9 subraya la obedienCia de las mUJeres, y Mateo utiliza ade-
mas para la notifIcaclOn a los dlsclpulos e! mismo verbo que usa Lucas,
arraYYEf...f...W 22 , yo conSidero pOSible que los dos grandes evangelistas diSpu-
sieran aqm de un fmal de Mc 16, lss diferente del que nos ha llegado en Mc
16, 8b Qmza el «calleJon sm salida» resultante del SilenCIO de las mUjeres en

altO TÜlV VEXgÜlV en v 7 al T1']goüvTE~ enlaza verbalmente con 27, 54 Yno con 27,
66 (XOuoToooLa), pero Mt tuvo que formularlo aqUl en sentido personal 'Ex{}a[.l
~Eo[.lm (Mc 16,5) es un vocablo de eVltaclOn mateana
19 Cf Dn 7, 9 e, 10,6
20 Ka{}ooc; ELrtEv pasa de Mc 16, 7b a Mt 28, 6a
21 Son mateanos segun vol 1 lntrod, 4 2 (Mateo, 57ss) en v 5 altOXgL{}nC;,
OE + subJ + ELrtEV, [.11'] qJO~ELo{}E, Ú[.IELC;, oloa (cf supra, 356, n 10 sobre 27,11-26),
yag, en v 6 yag, OEÜTE, en v 7 Taxu, ltOgEU{}ELC; + Imperativo, EYELgOO ano TÜlV
vEXgÜlV (cf 142,27,64), LOou, en v 8 altEA{}OOV, TaXU Sobre xaga cf supra, n
6 y Mt 2, 10 Son vocablos marqUlanos de eVltaclon mateana (cf vol 1, lntrod, 43,
Mateo 1, 76-78) LOE, TL{}1'][.IL, tamblen Na~ag1']voc;, Ex{}a[.l~EO[.lm
22 'AltaYYEAAoo es palabra gUla en 28,8-11 (3 veces), pero del resto del evan-
gelio solo figura en 2, 8, como redacclOnal En Lc, donde el verbo aparece unas 5
veces como redacclOnal, hay que contar mas bien con la pOSibilidad de una forma-
Clon redacclOnal
Mc 16, 8b se solvento en una recenSlOn deuteromarqUlana del evangelto de
Marcos 23 Esta observaclOn, sm embargo, no ayuda a resolver la viva dis-
puta sobre el [mal ongmal de este evangelio el evangelio de Marcos que
utIltzaron Mateo y Lucas conclUla, qUlza, de otro modo que nuestro evan-
gelto de Marcos, pero en el mismo pasaje No hay nI en Mateo nI en Lucas
nmgun mdlclo de que el matenal que ellos añaden sobre Mc 16, 1-8 hu-
biese fIgurado en su evangelio de Marcos 24

2 5 Señalemos brevemente los restantes mmar agreements entre Mt


28,1-8 YLc 24,1-8
1) Lo mas llamativo es que en ambos aparece el muy extraño verbo
fmcplúO?W.l a proposlto de una mdICaclOn horana, aunque en pasajes dlS-
tmtos y con slgmfICado diferente (Mt 28,1, Lc 23, 54)25
2) Mc 16,3 falta totalmente en Mt y en Lc
3) Mt v 3 y Lc 24, 4 hablan de «relampago», aunque de modo diferen-
te, a proposito de la apanclOn del ange!
4) Mt YLc descnben la reaCClOn de las mUjeres en v 4 8 (cf Lc 24, 5)
como «miedo», aunque de modo diferente
5) En ambos aparece mvertIda la secuencia «ha Sido despertado» y «no
esta aqUl» (asl Mc 16,6)
6) En ambos, el sUStitutiVO por xa{}lú~ eIm,v Ú""LV (Mc 16, 7 fmal) es
agregado al anuncIo sobre la resurreCClOn, pero en formulaclOn totalmen-
te dlstmta
Los diferentes agreements penmten, obViamente, diversas explIcaclO-
nes26 La pOSibilidad de que Mateo y Lucas hubieran utilizado una recen-

23 Hay tamblen otras pOSIbilIdades de explIcacIOn ¡,Se conserva aqUI un fmal


de la histona premarqUIana, o de lID proto-Mc de la pasIOn, ongmal y sustitUido por
Mc? No hay, sm embargo, mdIcIOs de un proto-Mc, o de un conOCImiento dIrecto
de la histona premarqUIana de la pasIOn por Mt ¡,Influye una tradicion oral dife-
rente del versIculo redaccIOnal Mc 16, 8b? Esta tesiS no es demostrable nI refutable
¡,Refundieron Lc y Mt el texto de Marcos con mutua mdependencia? Tampoco es-
to es imposIble anayyEl..AúJ es vocablo frecuente en Le/Hch, en Mt cabe remitir a
2,8 Y v lOs
24 Esto se presume en dIversos sentidos, p eJ ABen, 304, Trompf'l', 314·329
(la apanCIOn de Jesus a las mUjeres [Mt 28, 9s] se corresponde con la concluSIOn
ongmal de Mc), R Oppermann, Eme Beobachtung In bezug aufdas Problem des
Markusschlusses BN n° 40 (1987) 24-29 (la concluslOn ongmal de Mc, que nI Mt
nI Lc conOCIeron ya, hablaba de apanCIOnes en GalIlea, Mc 16, 8b es posmarqUIa-
no), Gundry, 591 (Mt 28, 9s 16-20 se ajusta a la conclusIOn ongmal de Mc)
25 'Emq¡úJoxúJ es hapa:x: legomenon en Mt y en Lc Lc emplea el verbo en for-
ma muy poco usual para deSIgnar el crepusculo vespertmo Es mverosImIl que los dos
evangelIstas hubIeran comcIdIdo en esta palabra tan rara con mdependencIa mutua
26 Los nO 1 y 3 podnan remontarse a una tradIclOn oral Los n° 4, 5 y 6 po-
dnan ser redacclOn mateana/lucana mdependIente Sobre la omISIon de n° 2 nada
cabe deCIr, obVIamente Cf tamblen supra, n 24
sión deuteromarqmana ligeramente distinta de nuestro texto Mc 16, 1-8, es
una posibilidad que debe tenerse en cuenta en todo el catálogo de «comCl-
dencias menores», incluida la de v. 8// Lc 24, 827 •

Explicación

El mensaje sobre la resurrección de Jesús ha perdido hoy su ac-


cesibilidad razonable para muchos europeos occidentales. En par-
ticular, el relato sobre el descubrimiento de la tumba vacía es para
muchos un ejemplo modélico de un texto donde los teólogos prac-
tican «maniobras apologéticas de evitación frente a la historia»28.
La cuestión del núcleo histórico de esta leyenda no tiene por qué
ocupamos en un comentario a Mate0 29 . Es más importante para mí,
cara a los debates de hoy, saber cómo es preciso describir la reali-
dad de la resurrección de Jesús. Ya Celso entendió esa realidad co-
mo afirmación de un hecho, y exigió para él testigos neutrales 30 •
¿Cómo entendió esa realidad el evangelista?

El versículo inicial introduce a las personas más importantes de


esta historia: María Magdalena y la «otra María», según 27,56 madre
de Santiago y José. El narrador las menciona aquí por tercera vez.
Ahora van a desempeñar, por fin, un papel fundamental. Vienen a ver
el sepulcro. El narrador no deja entrever otras intenciones31 . Van a
ver, en efecto, algo, pero ¡totalmente distinto del mero sepulcro!

27 Así Ennulat, Agreements, 409-416.


28. Ludemann***, 216
29. Cf. las observacIOnes supra, 492s sobre 27,57-61 Yo postulo tambIén en el
relato del descubnmlento del sepulcro vacío una leyenda muy antigua en su núcleo
Las difIcultades que hubiera creado una leyenda apologética, forjada tardíamente
por la comunidad, con mUjeres como testigos pnnclpales del sepulcro vacío, ha-
brían Sido tantas, al menos, como las que pudiera haber resuelto: 27,64,28, l4s
muestran que un sepulcro vacío conOCido se puede explIcar de muchas maneras
Una mUjer trastornada y unos adeptos de Jesús que son víctimas de su fantasía o
personas desaprensivas, no son Idóneos como testigos para la resurrección de Jesús
(así Celso en Orígenes, C Cels 2,55 = BKV l/52, l73s)
30. En Orígenes, C Cels 2,63 = BKV l/52, l8ls
31. No sabemos, pues, SI Mt omite 10 relativo al embalsamamiento del cuerpo
de Jesús por las mUjeres porque eso ya se prodUjO con antenondad según 26, 12, o
porque 10 considera mVlable ante los centmelas del sepulcro. ¿Pensó en el uso Judío
de VISitar el sepulcro tres días después del entierro para asegurarse de que el dIfun-
to murió realmente (Bl11. 1, 1048)? ¿O no le Interesaba este detalle en absoluto?
La mdlcaclOn horaria de v la es una vieja crux mterpretum 32 'Ü'ljJE es
adverbio y slgmf¡ca «tarde», en combmaclOn con un gemtlvo, Interpretado
generalmente como partitivo, «tarde en sabado»33 Solo hay cuatro docu-
mentos en favor del uso de o'IjJe como preposlclon que permltma traducir-
lo por «despues del sabado», de ellos, tres son de Filostrat034 No es, pues,
la traducclOn mas obvia Por eso, las versIOnes mas antiguas traducen tam-
bien por «al anochecer del sabado» y slmllares 35 Pero esto no cuadra con
la segunda IndlCaClOn horana "[TI fJtUpwoxouoTI d~ ~uav oa~~aT{Úv Mw
(Ja~~U1:wv es una deslgnaclon Judla cornente del pnmer dla de la sema-
na36 El verbo Emcpwoxw, muy raro en gnego y documentable casI exclu-
sivamente en textos cnstlnos, slgmf¡ca «clareaD> En los documentos rela-
tivamente independientes del Nuevo Testamento, que son bastante pocos,
se refiere al amanecer3 7 En gnego solo hay dos documentos lneqUlvocos
que hacen referencia al crepusculo vespertino Lc 23, 54 YEv Pe 2, 538 Es
mas probable, por tanto, que la segunda mdlcaclOn horana se refiera al
amanecer3 9 ASI lo sugiere tamblen la conSlderaclOn dlacromca de que Mt
adopta de ese modo Mc 16,2, donde se habla sm duda de la mañana, yasl-
mismo la consideración de que, segun Lc 24, 1, ln 20, 1, Ev Pe 12, 50, las
mUjeres van cammo del sepulcro al amanecer Parece darse, por tanto, una
incoherencia entre las dos mdlcaclOnes horanas de Mt 28, 1
(,Como resolverla? Solo hay dos pOSibilidades, a mi JUICIO La pnmera
es elegir la traducclOn preposIcIOnal, mas Improbable, de O'IjJE por «des-
pues del sabado», o la tradu('ClOn comparativa «mas tarde que el sabado»40

32 La exegesIs ecleSIal armomzaba las mdIcacIOnes horanas, o bIen como Je-


rommo, Ep 120 q 4 = CSEL 55, 482 YAgustm (Cons) 3, 24 (65) = 355, refmen-
do el termmo «vespere» a la noche entera como pars pro tato (asI, sobre todo, la
exegesIs OCCidental), o como Gregono Nlseno, Or 2 In Res == PG 46, 632, Y Seve-
ro de AntIOqUIa (znfra, n 35), entendIendo (njJE en el sentIdo de «mas tarde» o «des-
pues de» Algunos exegetas conciben la noche de la resurreccIOn como un «dIa mI-
lagroso» en esa noche no oscurecIO, smo que hubo clandad (ll:rtLqJwoxw) (Pedro
Cnsologo, Horn 74 = BKV 1/43,131, PascaSIO Radberto, 976, Anselmo de Laon,
1493)
o
33 Cf Mayser, Grarnrnaük II!2, 127 2, 533 n° 13
34 FIlostrato, Vzt Ap 4, 18,6, lO, Her 12 en 8auer, Wb ó, s v ()'IjJE n° 3
35 It, vg (<vespere sabbatI», SImIlar syP
36 Jastrow, DlctlOnary II, S V 1'1::lll/ 2, Dalman, Grarnrnatlk, 247
37 Esto vale tamblen para el verbo eqUIvalente IÍLaqJwoxw
38 Ev Pe 9, 34 emplea, sm embargo, la misma formulacIOn para la mañana,
Igualmente 9, 35
39 Los que la aplIcan al anochecer lo argumentan con el hebreo ,,~ o el arameo
''''O), que pueden refenrse al lucero vespertmo, aunque no necesanamente, cf Black,
Muttersprache, 136-138, Wmger* El rodeo por una expresIOn hebrea o aramea es
solo una solucIOn de emergencIa para la mterpretacIOn de un texto gnego Ademas,
no lleva en este caso, de nmgun modo, a un resultado claro
40 Severo de AntIOqUIa (en Cramer, 244) sugIere tambIen un gemtIvo com-
puesto afIrma que era comente en su tICmpo deCIr o'lj!E mü xaLQoü JtUQUYEYOVEV,
La segunda posIbIlIdad es postular que Mateo conSIdera, a la usanza popu-
lar, que el dIa comIenza con el amanecer, y la noche forma parte del dIa an-
tenor Esto se nos ha mostrado ya como probable por otras razones 4 ! En
ambos casos se hace referenCIa al crepusculo matutmo, y la segunda mdl-
caClOn horana viene a preCIsar la pnmera

De pronto tiembla la tlerra42 Los lectores recuerdan 27,51 Sa- 2


ben que DIOS entra ahora en aCCIón, ahora muestra su poder Otra
vez hay que mterpretar el terremoto sobre la base de las teofanías
de la BIblIa43 En consonanCIa con esto, un «ángel del Señor» baja
del CIelo A dIferenCIa de 1,20,2, 13 19, donde un angel de DIOS
encauzó la hIstona de Jesús medIante sueños, aquí se aparece el
angel corporalmente, llegando del CIelO El evangelIsta, que había
presentado a Jesús negándose a dar una señal «desde el CIelo» (16,
1), no podía expresar con más clandad que ahora DIOS mIsmo m-
tervIene en la hIstona44 El ángel se acerca, corre la gran losa que
José de Anmatea había rodado delante del sepulcro y se SIenta so-
bre ella45
(,Qué efecto prodUjO la remOCIón de la losa? (,Sale ahora Jesús
del sepulcro y ascIende al CIelo, como refIere el evangelIo de Pedro
(10, 39s)? Nada de eso dIce el texto No sabemos cómo y cuándo
abandonó Jesús el sepulcro Dado que el narrador mtroduJo a las
mUjeres en v 1 como personas pnncIpales de esta hIstona, y dado

61jJE Tfj~ wQa~ ExplIca que el slgmf¡cado es TO BQaowv (= mas tarde) xm XaTO
JTLV Tfj~ wQa~
41 Ya Beza, 116 130, conSIdera que el esquema dla-noche de Mt es una con-
cepclOn «Romanorum more» Cf ademas supra, 132, n 2s sobre Mt 26, 17-29 Y F
C BurkItt, 'Enu:pw<JxELV JThS 14 (1912) 545 De ser esto CIerto, Mt no fue unJu-
dIO muy conocedor de la tradlclon
42 Nada mdlca que lo refendo en v 2a ocurnera antes de la llegada de las mu-
Jeres, nada mdlca, por tanto, que el aorIsto unExuALOEV pueda tener sentIdo plus-
cuamperfecto (como suponen p eJ B Bulhnger, 264B, Grotms II, 386)
43 Cf supra, 472, n 64 sobre 27, 51-54 Muy bellamente Calvmo II, 412
DIOS demuestra la «presencIa de su glona» en el terremoto, su «poder celestIal», en
la fIgura del angel, «el resplandor de la dlvlmdad»
44 Mt se muestra reservado, en general, ante una mtervenclOn dIrecta de DIOS
desde el CIelo, y hmlta esa mtervenclOn al bautIsmo (3, 16s) y a la parusIa (24, 30)
Jesus declmo tamblen la ayuda de los angeles (26, 53, cf 4,6s) La tendenCIa cam-
bIa en Lc, cf 1,26,2,913-15,22,43
45 Exegetas antIguos evocaron al maestro que enseña sentado, cf por ejemplo
Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2427 (<<doctor dlvmae resurrectlOms»), y la ml-
matura del codlce de Rabulas (JI 50, supra, 454), e mfra, MS 16s O pensaban en la
actItud del vencedor de la muerte (Beda, 127)
que Jesús mIsmo no se aparece, los lectores pensarán en lo que SIg-
mflca para las mUjeres la remOCIón de la losa Ellas Iban a «ver el
sepulcro» (v 1), ahora está abIerto Jesús resucitó ya con antenon-
dad Mateo cree SIn duda, como todos los autores del Nuevo Testa-
mento, que la resurreCCIón de Jesús es un suceso que ocurre en el
tiempo, y al cual remItirá tambIén el angel más adelante en aonsto'
~Y¿Q{}'l1 (<<ha sIdo despertado») Pero la resurreCCIón no es VIsIble m
descnptIble 46 Los exegetas tendentes a creer que el evangelIsta co-
nocía un relato de la resurreCCIón al estdo del postenor evangelIo de
Pedro, conjeturan que el evangelIsta hIZO «una reducCIón delIbera-
da en la demanda de leyendas propm del cnstIamsmo pnmItIvo»47.
El que, como en mI caso, opma que Mateo no conOCIó nmgún rela-
to en tal dIreccIón, no necesIta suponer eso A Mateo le mteresa
mucho señalar que DIOS mismo actuó en la resurreCCIón de Jesús,
con unas consecuenCIas mequívocas, v1Slbles y palpables Por eso
hace que deSCIenda del cIelo un angel en forma corporal, que la tie-
rra tiemble y se abra el sepulcro Mateo da una señal enérgIca e m-
equívoca para todos, mclUldos los guardIas, de que DIOS está ac-
tuando aquí Pero no le Interesa nada descnbIr la resurreCCIón Sólo
habla del ángel, que luego corre la losa El ángel no lo hace para
que Jesús pueda salIr glolloso del sepulcro, SInO para desbaratar la
estrategIa de los dmgentes Judíos y para que las mUjeres puedan así
ver el sepulcr0 48
3s Por eso, el narrador tampoco dIce nada del ResucItado en v 3,
smo SImplemente la apanencla que tIene el ángel El colando es bí-
blIco su «aspecto» es bnllante como un relámpago Se refIere pro-
bablemente al rostro, en la estela de Dn 10,649 Su vestido es «blan-
co como la meve»50 El blanco es el color de la glona celestla}51.

46 DIfIeren p eJ Stendhal, 797 (v 2-4 como «'descnptIon' ofthe actual resu-


rrectlOn event»), Schmewmd, 276 (en Mt «se descnbe 10 mdescnptIble»), Gundry,
587 (la resurrecclOn acontece durante el terremoto), Tnlhng***, 227 (el v 2 sugIe-
re la resurrecClOn), Gmlka II, 492 (se msmua el suceso de la resurrecclOn)
47 Walter ***, 425
48 Es 10 que subraya casI SIempre la exegeslS ecleSIal, cf mfra, n 76
49 ASI ya Beza, 131, GrocIO II, 394
50 Dn 7, 9, cf 1s 1, 18, Sal 51, 9, Lam 4,7, Hen et 14,20,71, 1, Jos As 16,
8 18, Hen esll, 5
51 Cf Dn 7, 9 (DIOS), Ap 1, l4s (el HIJO del hombre), Mt 17,2 (Jesus en el
monte de la transflguraclOn), Hen et 71,1, Hch 1, 10, Hen esl!, 5 (angeles), Ap 4,
4 (los 24 ancIanos en el CIelo), Ap 3, 5, 6,11,7,913 (los resuCItados, en el CIelo)
Mas documentos JudlOs sobre vestIdos blancos de los angeles en DavIes-Alhson II1,
666,n 26
Semejante apancIOn de un ángeP2 mfunde mIed0 53 Para los centI-
nelas, mstrumentos de los dmgentes Judíos enemIgos de DIOS, la sa-
cudIda extenor del terremoto (OELOIlÓ~) se prolonga en su sacudIda
mtenor (EOElo'fh)oav) Caen al suelo y quedan «como muertos»54 La
apancIón del ángel, mensajero de la resurreCCIón de Jesús, resulta
una expenenCIa de muerte para ellos55 VIeron al ángel, pero no se en-
teraron de lo fundamental el mensaje sobre la resurreccIón de Jesús
No son, pues, testIgos de la resurreccIón, pero son testIgos de una m-
tervencIón vIsIble y descnptIble de DIOS en la VIda de las mUjeres y
en la suya propIa La resurreccIón de Jesús, mVlSlble e mdescnptIble
en sí, conduce a los humanos a unas expenencIas de DIOS que son
ambIvalentes en su VIrtualIdad para los centmelas son mortIferas, pa-
ra las mUjeres son fuente de alegría a través de la palabra del ángel
El ángel de DIOS se dmge sólo a las mUjeres El texto reprodu- 5-6a
ce sus palabras al detalle en dIscurso dIrecto, y al fmallas subra-
ya con la frase «ya os lo he dICho» (v 7c) Son las palabras más
Importantes del text0 56 Por eso habla solamente el ángel, mIentras
las mUjeres callan ComIenza mfundIendo calma «¡No temáIS'»
TambIén las mUjeres fueron presa del mIedo, porque el «mIedo» es
aSImIsmo la reaCCIón de personas buenas a una expenenCIa de
DIOS 57 El ángel les dIsIpa ahora a las mUjeres la angustIa ante tal
expenencIa Sólo DIOS (o su mensaJero) puede vencer, con pala-
bras de alIento, el mIedo que mfunde Tamblén aquí el narrador
emplea delIberadamente el lenguaJe de las apancIOnes bíblIcas de
DIOS 58 Después, el ángel aborda a las mUjeres en su sItuacIón co-
noce su buena mtencIón por CIenCIa celestIal sm necesIdad de que
ellas hablen les dIce que han vellIdo a buscar a Jesús, el CruCIfI-
cado No hay nmgún asomo de censura, a dIferenCIa de Lc 24, 5 59 ,

52 GemtIvo objetivo
53 Cf Dn 10,7, Hen esll, 7
54 Cf Sal 142, 3 LXX, Lam 3, 6
55 Cf Dn 10, 7 (los hombres que estan con Damel huyen sobrecogIdos de te-
rror ante la apanclOn del angel)
56 Segun Bloem**, 59, los v 5-7 constituyen «el centro» de todo el relato de
la resurrecclOn 27, 57-28, 20, «en lo hterano y en el contemdo»
57 Cf 17,6,27,54 Documentos blbhcos y JudlOs sobre terror en teofamas y
angelofamas en J Wanke, ljJO~Eúl XtA, en ThWNT IX, 199, 38ss, 202, l3ss
58 Cf Dn 10, 12 19, tamblen vol 11,538, n 39 sobre 14,27, e Igualmente
¡bid, 668 sobre 17, 7
59 Las mUjeres no buscan al VIVIente entre los muertos, SIllO al «CrucIfIca-
do» Sobre el particIpIO perfecto, cf mfra, en n 60
pero la palabra del ángel quita sentido a esa buena intención hu-
mana: «No está aquí»; así que su búsqueda es inútil. Y ahora pro-
nuncia la frase decisiva: «¡Ha sido despertado!». El pasivo divino
apunta a Dios, el creador de la vida. Es obvio que la contraposi-
ción «crucificado-resucitado» viene determinada por los conoci-
mientos de la fe cristiana primitiva. El uso del participio perfecto
para la crucifixión -Jesús es el Crucificado, de modo duradero-
trae a la memoria, sorprendentemente, los postulados de la predi- j

cación paulina60 •
El ángel recuerda también a las mujeres que Jesús había predi-
cho su resurrección. Ellas -y los lectores- conocen los tres anun-
cios de la pasión y la resurrección 15,21; 17, 22s; 20, l8s.
Para Mateo y su visión de la fe, la pascua no es el comienzo de
algo nuevo, sino la confirmación divina de la palabra y el camino
de Jesús. Entre Jesús y el Resucitado no hay ruptura para él, sino
que Jesús, que hizo su camino en obediencia a Dios, es confirma-
do por éste como el «Enmanuel» que siempre fue. Pero las mujeres
quizá viven la pascua como un comienzo totalmente nuevo. Es cier-
to que Jesús había hablado de ello; pero por lo visto, ni siquiera su
palabra fue capaz de prepararlas realmente para el milagro de Dios.
Cuando el hombre experimenta el milagro de la resurrección, siem·
pre se queda sin palabra... ¡hasta la persona preparada por Jesúsl, y
necesita la palabra de un ángel para abrirle los ojos. De ahí que el
ángel no sea en esta historia un simple recurso mitológico, sino al-
go necesario tratándose de la resurrección. El contraste con la des-
cripción posterior de la resurrección en el evangelio de Pedro (9,
35-11,44) no podía ser mayor. Allí hacen falta dos ángeles para
sostener a Jesús resucitado, que aparece aún débil. Pueden verlo los
soldados y los senadores judíos. Aquí se necesita el ángel para abrir
los ojos de las piadosas mujeres, llenas de pánico, al milagro de
Dios. A los centinelas, que se quedan «como muertos», el milagro
les resulta opaco.
6b El ángel invita ahora a las mujeres a acercarse y ver el sepulcro
vacío. El narrador no dice si lo hicieron61 • En esta perspectiva es
muy lógico que algunos exegetas modernos señalen que el anuncio,

60. ICor 1,23; 2, 2; Gal 3, 1.


61. Esto hace recordar la apariciónjoánica del Resucitado al «incrédulo» To-
más (In 20, 24-29). Jesús le invita a tocar sus llagas, pero el narrador no dice si To-
más lo hizo.
es deCIr, la palabra del angel, y no el «hecho» del sepulcro vacío, es
el verdadero fundamento de la fe en la resurrecclón62 Mateo no du-
da, obvIamente, que el sepulcro estuvIera vacío, pero eso no es para
el la base de la fe, como lo es en el relato Joámco, donde el dIScípu-
lo prefendo llega a la fe sm ángel, por el sepulcro vacío (Jn 20, 8)63
El ángel pone fm a su mensaje con un encargo a las mUjeres de- 7
ben apresurarse 64 y comumcar a los dISClpulos que Jesus fue des-
pertado de la muerte Las mUjeres no recIbleron, por tanto, mngún
mandato de anunciO mISiOnero, smo un encargo concreto para los
dlscípulos 65 Pedro no aparece ya menCiOnado como destmatano es-
peclal para Mateo, todos los dISCIpulos son receptores y nunciOS
del mensaje, Pedro es el representante típICO de ese mensaje y por
eso no hay por qué nombrarl0 66 El ángel mSIste en lo que han de
comumcar las mUjeres el contemdo central de su mensaje es que
Jesús ha sIdo despertado de la muerte Sólo después, en segundo
plano, recuerda el anunciO de Jesus en 26, 32 Irá antes que ellos a
Gahlea El narrador no mdIca qué connotaciOnes deben aSOCIar los
lectores con «Gahlea», ademas de 26, 32 67 Lo úmco claro es que
esta apanciOn de Jesús a los dIscípulos no tlene lugar en Jerusalén
El ángel no recalca ya con la frase fmal, dIferente de la frase mar-
qUIana, el aVlSO de Jesús de Ir a Gahlea, smo su mensaje íntegro,
pronunCIado con autondad dIvma68
Como conclusIón, el narrador vuelve a hablar de las mUjeres 8
Ellas no preguntan nada, m parece que mspecciOnen el sepulcro va-
cío, pero tampoco «huyen», como en Mc 16, 8, del mqUIetante lu-

62 Por ejemplo H Merklem, Mk 16 1-8 als Epllog des Markusevangeilurns,


en Id , Studten zu Jesus und Paulus II (WUNT 105), 1998, 228 el sepulcro vaclO
esta al servicIo del kengma
63 Esto cuadra con el fuerte realismo de las hlstonas taumaturglcas recogi-
das en Jn
64 Sand, 582 sabe por que los dlsclpulos estan a pl1llto de abandonar Jerusa-
len (,De que sabe eso?
65 Wamwnght, Readcng, 307, dice con razon que Mt restrmge el mandato da-
do a las mUjeres Ellas son «Apostolae Apostolorum» (Alberto Magno II, 224),
¡pero solo eso'
66 Esto no tiene nada que ver con una degradaclOn de Pedro a causa de su ne-
gaclOn Sobre Pedro como dlsclpulo tlplCO, cf vol II,612s
67 Cf supra, 189s
68 El umco paralelo mateano es 24, 25 Bode*, 54 contempla un mensaje en
el que el mensajero habla en pnmera persona con la autondad de aquel que lo en-
VIO Lagrange, 540 remite a la formula conflrmatona de Tob 2, 14 No hay cons-
tancia de paralelos literales
gar del sepulcro, sino que obedecen al ángel, que les ha ordenado
actuar «en seguida». Por eso se alejan «a toda prisa» de la cámara
funeraria. El narrador insinúa lo justo sus sentimientos: no son ya
«temblor» y «espanto», como en Marcos, sino una ambivalencia
emocional que caracteriza la imagen mateana de los discípulos 69 : el
ángel no ha logrado disipar del todo su miedo; pero ese miedo está
mezclado con alegría, y esta alegría es grande. Corren, obedientes, .
a contarlo todo a los discípulos.

Historia de la influencia

En el debate actual en torno a la resurrección de Jesús es co-


rriente distinguir entre los «hechos» y su «significado». Desde am-
bos enfoques modernos 70 trataré de repasar la historia de la exége-
sis y de la influencia.

1. Los hechos

1.1. Las apariciones de ángeles

La exégesis se ocupó desde muy temprano de la relación entre los diver-


sos relatos evangélicos sobre el descubrimiento del sepulcro vacío. La com-
paración de los textos evangélicos presenta dIficultades: en Mateo se habla de
un ángel delante del sepulcro, en Mc 16, 1-8 de un ángel en el sepulcro, en Lc
24, 1-8 YJn 20, 11-13 de dos ángeles en el sepulcro. Leemos también cosas
diferentes sobre las mujeres: Mateo habla de dos Marias; Mc 16, 1, de dos
Marías y Salomé; Lc 24, 10, de dos Marías, una Juana y «las otras» mujeres.
Jn 20, 1, en cambIO, menciona sólo a María Magdalena; pero la conduce dos
veces al sepulcro: en v. 1s ella permanece delante del sepulcro, ve la losa co-
rrida y se va en busca de Pedro y del dIscípulo prefendo, que entran luego en
el sepulcro. Al irse ellos, María Magdalena ve a dos ángeles en el sepulcro;
pero no le comunican nada (v. 11-13). Esta escena lleva directamente a la apa-
rición de Cristo a María Magdalena (v. 14-18). La apanclón se compagina
mal con el paralelo Mt 28, 9s: en Juan, Jesús se aparece sólo a Maria Magda-
lena; en Mateo, a las dos Marias. En Juan, la aparición tiene lugar delante del
sepulcro; en Mateo, después de haberse alejado las mujeres del sepulcro.

69 La ambIvalenCIa se corresponde con Mt 28, 17 La frase no hace referencia


a una actItud relIgIOsa posItIva de alegría y temor de DIOS, S100 a la poca fe
70 Estos enfoques, pues, no tIenen que ver duectamente con los textos aducidos
de la época antenor a la IlustraCIón, que no dISOCIan los hechos de su slgm[¡cado.
Se comprende que estas dIsonancIas llevasen a preguntar que sucedIO
realmente La respuesta que se Impuso en la IglesIa antIgua y hasta bIen
entrado el sIglo XVIII, y que sIgue vIgente en amplIos cIrculos hasta hoy,
es de este tenor sucedIo todo Los acontecImIentos narrados en forma dIS-
par por los evangelIos son, salvo pequeñas excepcIOnes, acontecImIentos
dIferentes, y lo que cabe preguntar es solo en que orden sucedIeron Agus-
tm, cuyas tesIs fueron las mas mfluyentes, ve el transcurso de la mañana
del dommgo de pascua en esta secuencIa 71
1 Hay un temblor de tIerra, los centmelas caen al suelo (Mt 28, 2-4)
2 Mana Magdalena va al sepulcro y cuenta a los dISCIpulos lo que ha
VISto (Jn 20, 1s)
3 Pedro y Juan van al sepulcro (Jn 20, 3-10)
4 Mana y las restantes mUjeres ven un angel delante del sepulcro y
otro en la entrada (Mt 28, 2s 5-8, Mc 16, 1-8)
5 Ven dos angeles en el sepulcro, en el lugar donde yaCIO Jesus (Lc 24,
1-8, Jn 20, 11-13)
6 Jesus se aparece a Mana Magdalena delante del sepulcro (Jn 20, 14-
18, Mc 16,9)
7 Jesus se aparece a Mana Magdalena y a la otra Mana, por segunda
vez, cuando vuelven del sepulcro (Mt 28, 9s)
8 Las mUjeres mforman a los dISCIpulos y chocan con su mcredulIdad
(Lc 24, 9-11)
Solo despues se producen las apancIOnes transmItIdas en 1 Cor 15, 5-7
Hay, pues, en Agustm una oferta de cuatro angeles, que dIcen a las mu-
Jeres cosas muy pareCIdas Esto se puede complIcar mucho SI encaSIllamos
las dIstmtas mdIcacIOnes de los evangelIos sobre las mUjeres en dIstmtas
VISItas al sepulcro, entonces hay hasta cuatro VISItas de mUjeres al sepu1-
cro n Tales VISItas se pueden SImplIfIcar SI atnbUImos las dIferenCIas a
dIstmtos modos narratIVOS y no a hechos dIferentes Es lo que hace sobre
todo la exegesIs mspIrada en la Reforma 73 En el SIglo XVII dIscuten Gro-
CIO y su adversano Calov SI hubo una o dos angelofamas 74
Esta solucIOn tradICIOnal del problema de las dIferencIas entre los
evangelIos les resulta hoy ajena y desdeñable a la mayona de las teolo-
gas y teologos Yo mSIstIna, sm embargo, en lo SIgUIente el pnncIpIO

71 Agustm (Cons) 3, 24, 69s, cf 67


72 Ya Jerommo, 279, supone que las mUjeres «van y VIenen a menudo» Mal-
donado, 653-659, ofrece una VISlOn global de los problemas y las pOSIbIlIdades de
soluclOn
73 Calvmo II, 413 Y Wolzogen, 442 explIcan la dIferencIa entre uno y dos
angeles dICIendo que Mt y Lc solo hacen referencIa a un angel que habla Ya
DlOlllSIO CartuJano, 317, postulaba una smecdoque (<<numerus malOr mcludIt
mmorem»)
74 GroCIO n, 388s, Calov, 469-473
(¡valido todavla hoy para una exegesls fundamentalIsta') «cuando los re-
latos se contradicen, es que hay en el fondo sucesos diferentes», fue un
pnnclplO baslco que se aplico en la exegesls eclesial antenor a la Ilus-
traclOn ante caSI todas las dIferencIas y contradICcIOnes entre los dIVer-
sos evangelios Pero su aplIcaclOn fue muy difíCil precisamente en los
relatos del sepulcro vacIO y de las apanclOnes, donde las dIferenCias son
especIalmente notables La exegesls ecleSial presupoma, obViamente,
que los evangelios narraban hechos que cabla armomzar Esto vale tam-
bien para las hlstonas de pascua, aunque la armomzaclOn eXIJa aqUl un
esfuerzo especial

I2 La resurrecclOn

a) El suceso de la resurrecclOn hasta la epoca Ilustrada

Poco despues de Mateo, el autor del evangelio de Pedro descrIbe ya por


vez pnmera la resurreCCIOn de Jesus, aunque solo «desde fuera», desde la
perspectiva de los soldados dos angeles se acercan al sepulcro, la losa rue-
da por SI sola, los angeles abandonan el sepulcro con un Tercero, sus cabe-
zas alcanzan hasta el CielO, Yles sigue la cruz (9,36-10,40) Es asombro-
so constatar el escaso eco que encontro esta descnpclOn directa de la
resurrecclOn de Jesus en la IgleSia antIgua 75 Tambien es asombroso que
hasta la Edad Media apenas defendiera nadie la opmIOn de que el angel ro-
do la losa para librar a Jesus del sepulcro Este milagro ocumo, mas bien,
con miras a los centmelas y a las mUjeres a los centmelas, para que se
asustaran, a las mUJeres, para que pudieran ver el mtenor del sepulcr0 76
Cnsto resucito precisamente estando el sepulcro cerrado77 , el como es
un mlsteno Al preguntar ocasIOnalmente cuando resucito Cnsto, los exe-

75 Esto obedece a que el evangelIo de Pedro fue exclUido como no canomco


Basta mencIOnar la escueta descnpclOn de Asc 1s 3, 16s y Mc 16,3 en la verslOn del
codlce latmo Bobblensls (k)
76 ASI P eJ Ongenes, C Cels 5, 58 = BKV l/53, 83, DlOmslO de AleJandna,
Ep ad Bas¡lldem can 1 = ANF 6, 94 (en todos los relatos evangelIcos, el Señor ya re-
SUCitO), Juan Cnsostomo 89, 2 = PG 58 783s (Ps )Justmo, ResponSIOnes ad Ortho-
doxos 117 = PG 6, 1365s, Seda, 128 (la apertura del sepulcro, señal del «egressus
DommI» ya realIzado en favor de los hUlllanos), Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2426,
Lutero (Evangellenauslegung) V 297349 (el angel llega cuando el Señor se ha Ido)
77 Gregono Nlseno, Or 2 In Res = PG 46,629, Jerommo, Ep 120, q 6 =
CSEL 55, 488 (el angel vmo despues de la resurrecclOn de Jesus), Estrabon, 177
(referenCIa al paralelo del naCimIento vlrgmal, que acontece «clauso vlrglms
utero»), Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2432 (<<clauso tumulo») El canto pascual
de Mlchael Welsse lo expresa claramente «Por la mañana temprano del tercer dla /
con la losa aun en el sepulcro / resurglO lIbre sm traba alguna» (EG 103,2, G S
466, 4, Gotteslob 218, 2)
getas antiguos no buscan en pnmer térmmo el conOCImIento exacto de los
hechos, smo que les mueve un mterés lItúrgIco se trata de saber en que
momento de la vIgIlIa pascual ha de cesar el ayuno 78
El mterés por el suceso de la resurreCCIOn fue crecIendo muy lenta-
mente, paso a paso se advIerte en la necesIdad de vIsualIzar y dramatIzar
la pasIón de Jesús y los sucesos de la mañana de pascua, mas allá de lo que
se hacía ya en las celebracIOnes del tnduo de semana santa79 La mayor
parte de los mIstenos de paSIOn y pascua en lengua alemana que conozco
representan expresamente el acto mIsmo de la resurreccIón de Jesus Una
vez dormIdos los centmelas, o vencIdos por los angeles, estos claman a Je-
sús muerto «¡Levantate' (,Por qué duermes, Señor?» (Exsurge, quare dor-
miS, domine?) Jesús se levanta, recIbe la dIadema, se encIenden los cmos
pascuales y canta «Dormí y me he levantado Que se anunCIe en todos los
países »80
La resurreCCIOn es representada, sm embargo, con gran reserva y so-
bnedad Con la mIsma sobnedad descnben muchos textos devotos la resu-
rreCCIón de Jesus8\ Los teologos medIevales saben, desde luego, que la re-
surreccIón de Jesús, a dIferencIa de la de Lazaro, tiene que ser mVIsIble
«El Cnsto resucItado no retoma a la vIda que todos conocemos, smo a una
vIda que es mmortal y propIa de DIOS»82 Por eso precIsamente no se pue-
de ver la resurreccIón de Jesus y, una vez resucitado el, solamente los fIe-
les pueden verl0 83
Los reformados del SIglo XVI mSIstIeron especIalmente en la resurrec-
CIOn corporal de Jesus Segun Calvmo, la «dureza de la pIedra» del sepul-
cro «cedIó» ante la proXImIdad de Jesús, o la losa rodo por SI sola y luego
VOlVIÓ a ocupar su posIcIón 84 Podemos leer en algunos exegetas reforma-
dos que el angel vmo del CIelo para abnr el sepulcro de Jesús 85 El trasfon-
do de tales aseveraCIOnes no es la necesIdad de presentar la resurreccIOn
corporal de Jesús del modo mas claro y mIlagroso posIble, se trata de un

78 Cf sobre todo la carta que dmge DlOmslO de AleJandna a Baslhdes, can I


=ANF 6, 94s
79 Cf supra, 60 77s
80 Texto segun el mlsteno de paSlOn de Bozen (Bolzano) v 2821 2834s = B
Klarnmer (ed), Bozner PasslOn, 1495, Bem etc 1986, 128 La escena es slmJ1ar por
ejemplo en el mlsteno pascual de Redentmen, v 233-260 (B Schottmann [ed], Das
Redentmer Ostersplel, Stuttgart 1975,40-42), en el de Donaueschmgen, v 3894-
3907 (= Touber**, 242s) e Igualmente en el de AIsfeld, v 7026-7064 (= Fronmg
II**, 819-821), etc
81 ASI por ejemplo en Anommo**, 81, o en Pmder**, 257s
82 Tomas de Aqumo, STh III q 55 art 2 corpus
83 Ibld, ad pnmum
84 Calvmo, Inst IV 17, 29 Autores catohcos ndlcuhzan esto la pIedra se re-
blandece de pronto (Maldonado, 652), se dernte como cera (LapIde, 519)
85 Bulhnger, 264B, Aretms, 224s, Wolzogen, 442
enuncIado dogmatIco Jesus resucItado esta corporalmente en el cIelo, con-
forme al documento «Extra CalvmlstIcum», y no realmente presente en to-
das partes conforme a la doctnna de la ubICUIdad, como en la cena del Se-
ñor, por ejemplo A pesar de ello, el afan -lIgado a ese mteres- de entender
la resurrecclOn de Jesus con la maxlma concreClOn, encaja en la tendencIa
a concebIr dIcha resurrecclOn como un suceso vISIble y descnptIble, ten-
dencIa que se observa desde la Edad MedIa

b) La resurrecclOn en e! arte

Hay representacIOnes plastIcas de las mUjeres Junto al sepulcro vaclo


desde el sIglo III d C 86 Tomo como ejemplo la escena del mosaIco de San
ApolInar Nuevo, en Ravena (alrededor del 520) (11 57)87 El sepulcro apa-
rece representado como una construcclOn CIrcular al estIlo de una rotonda
funerana antIgua La escena es la mateana el angel esta sentado a la IZ-
qUIerda sobre una pIedra, la mano alzada en gesto orante A la derecha es-
tan las dos Manas, sm vasos aromatIcos, con las manos abIertas señalan-
do el sepulcro vaclO Tomo como segundo ejemplo la mmIatura de! codlCe
de Rabulas, de fecha poco postenor (11 50) Tamblen esta pmillra esta muy
marcada por Mateo Aliado derecho en la perspectIva de la Imagen se sIen-
ta el angel sobre la losa, muy VISIble, y dmge la palabra a las dos Manas
Una de ellas aparece realzada por una aureola, el pmtor pIensa qUlza en la
madre de Jesus 88 La escena de la derecha representa el encuentro de Jesus
con las dos mUJeres, sIguIendo Mt 28, 9s En el centro esta el sepulcro de
Jesus La rotonda funerana reproduce qmza la construcclon CIrcular engI-
da por Constantmo Salen relampagos del sepulcro El pmtor evoca tal vez
el relampago que emIte el angel segun Mt 28, 389 Dos centmelas con es-
cudos redondos caen al suelo, el tercero se da a la fuga
Nmguna de las dos Imagenes representa la resurrecclOn de Jesus como
suceso Esto es caractenshco para todo e! pnmer mllemo Solo aparecen tI-
pos o slmbolos veterotestamentanos que sugIeren la resurreCClOn, como el
ave femx o la «cruz mVlcta»90 Desde el sIglo IX, la IglesIa onental aplIca al
Icono del descenso de Cnsto a los mflemos e! calIfIcatIvo de «anastasls»
RepresentacIOnes de la resurreccIón mIsma aparecen lentamente -pnmero
en mmIaturas de lIbros- desde el sIglo XI, en paralelo con los mIstenos de

86 El ejemplo mas antIguo es el fresco -mal conservado, por desgracla- del


baptIsteno de Dura Europos, año 250 aproxImadamente ReproducclOn en SchJller,
Ikonographle IIl, 310, n° I
87 Foto en Schlller, Ikonographw IlI, 312, n° 8
88 Sobre la IdentlflcaclOn de la «otra Mana» con la madre de Jesus en la tradl-
ClOn exegetIca msplrada en Juan Cnsostomo, cf supra, 483, n 19 acerca de 27, 55s
89 Schrade*, 31 s
90 Cf supra, 86 (JI 2)
Ilustración 57

pasión y de pascua91 . En la Edad Media tardía, la imagen de la resurrección


se va convirtiendo progresivamente en «imagen de un suceso hlstórico»92.
Tomo como único ejemplo entre el gran número de representaciones de la
resurrección desde el siglo XIII al XVII, y de la serie de tipos Icónicos que
se fueron produciendo, el cuadro de Durero en la Kleine Passion (il. 58)93.
El cuadro es impresIOnante, porque combina armOnIosamente dos tenden-
cias: por un lado, el Resucitado ocupa totalmente el centro y llega a ocultar
la cubierta del sarcófago, que sigue sellada. El Resucitado ilumina la esce-
na con su aureola. Los guardias han caído al suelo delante de él. Por otro la-
do, esta imagen de la resurrección forma parte de un ciclo de la pasión; pe-
ro también Cristo es parte de un paisaje. Las mujeres se acercan desde el
fondo; sobre ellas sale el sol matinal. La resurrección se hace visible; vie-
ne a ser, dentro de ese ciclo, una etapa en la hlstona de Jesús.

91 Cf SchIl1er, lkonographle I1I, 68-88, Schrade*, 33-85 lbld., 69-77, pone


de relieve la Importancia de los mlstenos de pascua para el arte
92 SchIller, lkonographle 111, 78
93 Foto C DeiS, Albrecht Durers Kleme PasslOn, Elchstiitt 1867 s p.
c) El acontecimiento de la resurrección de Jesús desde la época Ilus-
trada

La IlustraclOn trajo consigo un giro epocal Se Iba percibiendo con cre-


ciente clandad lo artifiCIOso de los mtentos de combmar en una secuencia
plauSible los relatos de los evangehos, tan diversos, sobre el sepulcro y las
apanclOnes Aceptar como base hlstónca de la fe en la resurrección los re-
latos del sepulcro y de las apanclOnes, dejaba cada vez más en eVidenCia su
fraglhdad La dificultad para considerar la resurrección de Jesús como un
hecho perceptible dentro de! curso temporal era cada vez mayor La nca
tradicIón en torno a la Imagen de la resurreCClOn se mterrumpló casI total-
mente, a diferenCia de las Imagenes de la paSión, que se siguen pmtando
todavía hoy La resurrección de Jesús como suceso representado en escenas
teatrales y pmtado en cuadros, a menudo como parte de un mIsteno o un
Ciclo de pasión -la última o penúltima etapa de la hlstona de Jesús-, sus-
citaba desde la IlustraCión la pregunta de SI cabía concebir la resurrección
como un «suceso hlstonco» dentro de los límites del espacio y el tiempo
Esta pregunta, aparentemente crucial, que está sobre el tapete desde Her-
mann Samuel Relmarus, se fue fraguando a través de la hlstona de la m-
terpretaclón en los Siglos precedentes dentro de las IgleSias cnstlanas, y tal
vez sólo fue posible gracias a ellas

El titulo del pnmer capítulo de la parte dedicada a la resurrección en la


Apología de H S Relmarus deja patentes las premisas «Se trata del hecho
de la resurrecclon de Jesus»94 Lo que no sea un hecho, para ReImarus es
mentira, engaño Que tal es el caso en la resurrección de Jesús, lo argu-
menta Relmarus con la falta de credlblhdad del relato sobre los guardias
del sepulcr0 95, con las contradicciones entre las hlstonas de pascua de los
evangehos y con la lllconslstencla de la prueba por e! Antiguo Testamen-
to Al vemrse abajO el «hecho capital en que se funda todo el Sistema, que
es la resurrecclOn de Jesús», todo e! sistema de los apostoles se vuelve
«sospechoso»96 Es un engaño de los apostoles tras el fracaso de Jesus. Da-
Vid Fnednch Strauss bromea con el «Ir y vemr lllcesante de los dlsclpulos
y las mUJeres», y la «fantasmagónca apanclOn, desapanclOn y reapanclOn
de los angeles», que fue el resultado de los esfuerzos de armomzaclón de
la exegeSls eclesIal, Strauss eXige, por eso, «estudiar a cada evangehsta en
SI mismo» para «obtener de cada uno de ellos una Imagen fiJa de rasgos
Simples y dlgnos»97 Es el postulado que ha segUIdo la exégeSIS, sobre to-

94 H S Relmarus, Apologle oder Schutzschrift jitr dIe vernunftlgen Verehrer


Gottes, ed por G A1exander, vol n, Frankfurt 1972, 179
95 Cf supra, 505, Anahsls 4 (Ongen)
96 Relmarus, Apologle, 187
97 Strauss, Leben JI, 627s
do del siglo XX, pero las diversas Imagenes no comclden Las explicacIO-
nes hlstoncas que dIO no solo Relmarus, smo tamblen Strauss 98 , de este en-
revesado panorama de la tradlclon, parecen hoy mconslstentes Pero ha
quedado en ple su pregunta por los hechos

2 Las mterpretaclOnes

La exegeslS eclesial no se limito a considerar Mt 28, 1-8 como relato


de una hlstona Esa hlstona tema para cnstIanas y cnstIanos un slgmflca-
do eXistencial que ellos revlvlan año tras año en la celebraclOn de la pas-
cua Pascua, nuaxu, no era una simple bLu~umc; (transito) que hiZO Cnsto
de la muerte a la vida, smo el paso que dieron ellos mismos de la tnsteza
a la alegna, de la oscundad a la luz y a la nueva vida con Cnsto, vIvida en
la celebraclOn bautismal de la noche de pascua99 Desentrañar el slgmf1ca-
do eXistencial del texto blblIco fue un empeño relevante de la mterpreta-
clon alegonca, cuya lmportancla hermeneutlca es, tamblen aqUl, patente

Me ciño a algunos ejemplos de mterpretaclOn alegonca en diferentes


epocas el texto fue conSiderado en todos los tiempos como una mVltaclOn
a la escucha de la Palabra Las mUjeres son todas las almas que buscan la
vlda 100 El angel resplandeCiente es el A.oyoC; bLUOQU:7tTWV <pwn UA.T]1'tELUC;
(<<la palabra que bnlla con la luz de la verdad»), y su vestido blanco apa-
rece radiante por las enseñanzas de la Iglesla10 \ El blanco del vestido sim-
boliza el esplendor de la celebraclOn pascual 102 La losa que esta delante
del sepulcro es 51mbolo de la mcreencra y la maldad lO3 , en mterpretaclOnes
tardlas Simboliza la ley escnta sobre tablas de piedra, que Impide el acceso
a los sacramentos (¡el «cuerpo de Cnsto»I)I04, o refenda a las personas, la
«losa del miedo» o de la «preocupaclon»

98 Tamblen D F Strauss es absolutamente racIOnalIsta en lo tocante a la resu-


rrecclOn de Jesus los dlSClpulos, sacudidos por el pamco ante la eJecuclon de Jesus,
regresaron loglcamente a su tierra natal, GalIlea, donde podlan respirar con mas lI-
bertad AIII se fue fOlJando en ellos paulatmamente la Idea de la resurrecclOn de Je-
sus Cuando resolVieron, tras una larga ausenCia, Ir a la capital Jerusalen, haCia mu-
cho que el cadaver de Jesus estaba descompuesto, de modo que no fue ya posible
refutar su predlcaclOn con el cadaver de Jesus (Leben 11, 693-695)
99 Cf supra, 59s
100 Ongenes, fr 566 = GCS Ong XII, 233
101 Ongenes, fr 567 = GCS Ong XII, 233, cf Lapide, 560 los predicadores
deben ser como el trueno y el relampago
102 Gregono Magno, Hom 21 = FC 28/2, 378
103 Ongenes, fr 566 = GCS Ong XII, 233
104 Anselmo de Laon, 1494, Estrabon, 177, RemlglO en Tomas de Aqulilo
(Catena), 452, Lapide, 577, sIgUiendo a Heda (el sepulcro tiene la forma de altar)
Nmguna losa de angustIa pesa sobre mI,
él la echa a rodar de la puerta de mI corazón ,Aleluya P05

Se mtenonza tambIén, natIlralmente, el terremoto es el «mOVImIento


del corazón» hacIa la converslón lO6 Galzlea, en fm, traducIda por Jeróm-
mo como «transmlgratlO facta»107, se aphca al paso de los VIClOS a la Vlf-
tud lO8 La mterpretaclón alegónca, en suma, refIere el texto de multIples
maneras a la vIda del mdlvlduo y de la comumdad Unos versos suple-
mentanos de Sl1Ja Walter VIenen a aclarar lo mIsmo
El tnunfo del Señor Irrumpe en nosotros,
porque hace saltar cerroJo, pestIllo y losa,
yen nosotros qmere ser tnunfador Cnsto ¡Aleluya flO9

Los reformadores combatIeron la mterpretaclón alegónca y fomenta-


ron la búsqueda del sentIdo hteral de la Blbha Pero la mterpretaclón hte-
ral no slgmfIca en ellos úmcamente la exposIcIón de los hechos hlstóncos
Lutero formulo en un sermón de pascua algunos pnnclplOs declSlvos sobre
la lmphcaclón de hlstona y slgmflcado «La mayoría de la gente oye la re-
surreccIón de Cnsto como qmen oye contar una hlstona del turco, y VIene
a ser para ellos como un cuadro que cuelga en la pared Pero debe ser al-
go mejor que eso, como dIce nuestro canto 'Todos hemos de alegrarnos
Cnsto qmere ser nuestro consuelo' Hay que consIderar la resurreCCIón co-
mo cosa nuestra, que me afecta a mI y te afecta a tI No debemos hmltar-
nos a lmagmar cómo ocurnó la resurreCCIón, debes confesar que acontecIÓ
para tm 110

(,Cómo leyeron los reformadores Mt 28, 1-8 para que la hlstona sea Slg-
mflcatIva «para mí»? Es Importante, según ellos, utIhzar las ofertas de
IdentIficacIón que hay en el relato los lectores han de IdentIficarse con las
mUjeres Para Lutero, ellas representan la buena conCIenCIa que es todavía

105 J Heermann, «Fruhmorgens, da dIe Sonn aufgeht» (<<Por la mañana tem-


prano, cuando sale el sol»), estrofa 11 (EG 111, 11, G S 474,3) La «losa de las
preocupacIOnes» L Lorenzen, «Wach auf, mem Herz, dIe Nacht 1st hm» (<<Des-
pIerta, corazon mIO, la noche ha pasado»), EG 114,4, G S 483, 3
106 P eJ en Beda, 128, Estrabon, 177, Tomás de Aqumo (Lectura) n° 2424
107 Jerommo, Nom hebr = CChr SL 72, 131
108 Gregono Magno, Hom 21 = FC 28/2, 382 Gregono pIensa en el bautis-
mo SImIlar PascaSIO Radberto, 983, Alberto Magno n, 225
109 Estrofa adICIOnal a «Surrexlt Chnsms hodle» = Gotteslob 224, 3
110 Lutero (Evange!lenauslegung) V 352 (= sermon sobre Jn 20, 1-15, de
1529, WA 29, 262) Algo mas adelante dIce Lutero en el mIsmo sermon «La resu-
rreCCIOn hay que consIderarla con otros oJos que los corporales, porque de lo con-
trano no se saca mngún consuelo de ella» (¡bid, V 353)
presa del error lIl Para Calvmo, ellas son ejemplo de que DIOS elige a aque-
llos que son necIos y debiles ante el mundo (1 Cor 1, 27)112 Musculus no es
el UlllCO que ve a las mUjeres en perspectiva amblValente es encomiable su
amor a Cnsto, es censurable que este amor vaya dmgldo al muerto y que
tamblen ellas hayan olVIdado las palabras de Cnsto anuncIando su resu-
rrecclOn l13 Todas estas observaCIOnes ofrecen pOSibilidades de IdentlfIca-
clOn para lectores y predicadores La hlstona de la mañana de pascua es
slgmfIcatlva para la fe personal, especialmente SI, ademas de leida, es can-
tada por la comunidad que participa en la expenencla de pascua ElijO co-
mo ejemplo el conocido canto de Mlchael Welsse «Alabado sea DIOS en el
trono altlslmo »Comlenza con una alabanza y narra luego en las estro-
fas 3-5 la hlstona de pascua segun Mt 28, 1-6 Acaba en una petlclon
Te suplicamos ahora, Jesucnsto
puesto que has resucitado de la muerte,
¡danos la salvaclOnfll4

Creo que esos cantos narrativos que pregonan la hlstona blblica de la


pascua y combman al mismo tiempo la alabanza, la aCClOn de gracias y la
petlclOn, dan Importantes pistas hermeneutlcas para la recta comprenslOn
de la mlsma Il5

Resumen y sentido actual

El evangelIsta Mateo no formulo refleXIOnes sobre la realIdad de


la resurreCCIón de Jesús Para nosotros, gente de hoy, tales reflexIO-
nes son necesanas, habIda cuenta de que la resurreCCIón ha llegado
a ser en la hIstOrIa de la lOfluencIa un suceso deSCrIptible y vISlble
y, al fmal, un «hecho hIstónco», para ser luego puesto en duda y re-
chazado como tal El texto de Mateo contiene, no obstante, suge-
renCiaS que son Importantes para nosotros Las resumo en forma de
teSIS

111 Lutero (Evangehenauslegung) V 275 (= sennon de 1524)


112 Calvmo II, 410
113 Musculus, 611, Similar Maldonado, 668 (<<non ergo muheres Chnstum,
sed corpus Chnstl quaerebant»)
114 EG 103, G S 466, Gotteslob, 218
115 «Cantos narrativos» Similares, basados en Mt 28, 1-8 par, con partlClpa-
clon de la comunidad en la hlstona narrada, cantando y aclamando, son EG 105 =
G S 467 (<<ReSUCitó el Cnsto santo»), EG 116 (verSlOn alemana de una canClOn
swahlh «ReSUCito Aleluya»), Gotteslob, 221 (<<Cantad exultantes, cnstlanos»)
1. Mateo narra la historia de una actuación de Dios. Esta actua-
ción se dio realmente y ha sido influyente en el tiempo y el espacial 16.
2. Mateo deja claro que dicha actuación de Dios es milagrosa e
inesperada. Por eso aparece un ángel de Dios en forma corporal,
¡algo excepcional en él! Y por eso ocurre un terremoto como señal
distintiva de la presencia de Dios.
3. Mateo habla sólo de la acción de Dios en seres humanos: los
centinelas y las mujeres.
4. No habla de la acción de Dios en Cristo, de la resurrección
misma, que trasciende el espacio y el tiempo. La resurrección es
invisible e indescriptible, y un misterio, aunque ha sucedido. Sólo
cabe proclamarla: 'HyÉQ1tT] ano
-';WV VEXQWV (v. 7). Ante la impo-
sibilidad de narrar la resurrección de Jesús, la historia de pascua in-
cluye un «espacio vacío» en el momento decisivo.
5. A este espacio vacío remite luego la palabra del ángel a las
mujeres. Es significativo que hable aquí un ángel, porque el narra-
dor entiende que se trata de un mensaje que los humanos no pueden
ni inventar ni descubrir racionalmente. El mensaje del ángel es lo
más importante del texto ll7 .
6. Este mensaje no es un simple comunicado sobre el «hecho»
de la resurrección de Jesús; comienza con unas palabras de aliento
(v. 5b). Aborda a las mujeres en su situación concreta (v. 5c) y con-
cluye con un encargo para ellas (v. 7). Las mujeres quedan así «im-
plicadas»; pasan a ser copartícipes.
7. Por eso Mateo narra la historia de pascua dentro del marco
femenino (v.1.8), desde la perspectiva de las mujeres. Cuenta cómo
el ángel asume su primera intención, pero esa primera intención de
las mujeres queda relegada totalmente con lo que ellas han sabido
por el ángel. Y Mateo cuenta cómo reaccionan ellas a lo que han oí-
do y sabido: su reacción no es en modo alguno unívoca, sino ambi-
valente; no hay sólo alegría, sino también miedo.

Estas reflexiones no nos sirven aún para detectar un sentido «ac-


tual» del texto. Formular ese sentido les resulta dificil a muchas
personas de Europa occidental y septentrional, especialmente a in-

116 Que esta Idea de una actuación de DIOS fislca, clara, y para Mt mequívo-
ca, ofrece también una vertiente problemática, lo mostrará el episodIO sigUiente, Mt
28,11-15 Cf mira, 546s.
117 Abarca más de un tercIO del texto.
telectuales y teólogos. Mientras que en otras iglesias cristianas, en
especial las iglesias ortodoxas de Oriente, el mensaje del ángel
-XQLO'tO<; avÉo'tll!- causa una profunda y lógica alegría, en noso-
tros es más bien objeto de dudas y cavilaciones intelectuales. Tales
dudas tienen que ver con una disyuntiva aparentemente insoluble,
que nos viene del pensamiento de la Ilustración: la disyuntiva entre
unos «hechos» aparentemente objetivos, pero equívocos y por tanto
irrelevantes, y sus «interpretaciones» meramente subjetivas, y por lo
tanto apenas comprensibles y comunicables como «acción de Dios»,
hasta quedar en meras construcciones humanas. No podemos dejar
de lado estas dificultades intelectuales; hemos de definirnos ante
ellas. Mi intento de exponer con precisión cómo entiende Mateo la
realidad de la resurrección sin incurrir en esa aporía, pretende esti-
mular el diálogo para buscar una idea de realidad que no disocie ya
sujeto y objeto, sino que los conjugue en forma participativa. Seme-
jante idea de la realidad, que se persigue hoy oscuramente en muchas
partes, cuadra a los textos bíblicos de la resurrección mejor que la
idea marcada por la Ilustración, que ha dominado hasta ahora en es-
te debate teológico. Y quiero expresar, en fin, la esperanza de que el
texto mateano de la resurrección, justo porque se resiste tenazmente
a encajar en esa idea de realidad que nos marca tan fuertemente,
pueda conducir de nuevo, también entre nosotros, a eso que preten-
de generar: una «gran alegria». El texto narra una actuación de Dios
que no sólo abre sepulcros, sino que quizá también hace estallar,
unos mundos conceptuales convertidos en cárceles.

c) La aparición de Jesús a las mujeres (28, 9s)

Bibliografia: supra, en Mt 28, 1-8, p. 508s.


Más bibliografía** sobre la historia de la pasión y la pascua en Mt 26-28,
supra, p. 43-46.
Más bibliografía *** sobre la historia de la pascua en Mt 27, 62-28, 20,
supra, p. 499.

9 De pronto l Jesús les salió al encuentro y les saludó dicien-


do: «¡Alegraos!». Ellas se acercaron y se postraron abrazándole

1. Muchos textos, entre ellos A, e, f', 'lT/, completan así: «al regresar para
anunCiarlo a sus díscípulos». El texto breve, mejor atestiguado, parece más ongmal;
el largo compila fragmentos de frases de v. 7 y 10.
los pies. 10 Jesús les dice: «¡No tengáis miedo! Id a avisarles a
mis hermanos que vayan a Galilea2 ; allí me verán».

Análisis

1 Estructura El breve relato de la apanción pertenece al tipo de las


histonas de enví0 3 Narra 1) la apanción y el saludo de Jesús, 2) la reac-
Ción de las dos mUjeres y 3) el recado que les da Jesús Éste repite casi h-
teralmente lo que había dicho el ángel a las mUjeres Las demás Clrcuns-
tancias de la apanClOn se apuntan muy escuetamente La histona aporta tan
escasa novedad respecto a v 5-8 4 que probablemente lo que a las lectoras y
lectores les queda de ella en la memona sea, más que nada, el repetido aVi-
so de la apanción a los discípulos en Gahlea (28, 16-20) Ahora aguardan
expectantes esa apanción

2 Fuente El texto tiene una formulación casi totalmente mateana5


¿Es esta pericopa de tranSIClOn un producto del proplO evangehsta6, o éste
conocía por la tradición oral de su comumdad la apanción de Jesús a Ma-
na Magdalena? Inclma a pensar lo segundo Jn 20, 14-18, el relato Joámco
de la apanción a Maria Magdalena Este relato ocupa el mismo lugar que
la narración mateana mmediatamente después de la apanción del ángel
Junto al sepulcro vacío Difiere totalmente de Mt 28, 9s en lo particular,
ambos no tienen en común nada más -¡aunque nada menos'- que el en-
cargo de Jesús a Maria Magdalena para mformar a los discípulos, designa-
dos aqUl y allí (Jn 20, 17) como «mis hermanos»

2 'Iva mtroduce en Mateo el contemdo del discurso directo, especialmente


cuando el discurso hene un mahz exhortatlvo 'Iva debe traducirse por «que» (co-
mo el gnego moderno va) y no por «para que» (frente a Meyer, 484, B Weiss,504
Comumcad a los discipulos [que Jesus ha resucitado], para que vayan)
3 Cf 28, 16-20, Jn 20,19-23, Mc 16, 14s
4 Cf las conexIOnes entre ambas pencopas supra, 510
5 Son mateanos segun vol 1, Introd, 4 2 (Mateo 1, 57ss) en v 9 LOOU, '11']-
ooü<;, 1JJtavl:a , AEYOJV, XaLQOJ, (cf espec 26,49), JtQOOEA{}OJV, JtQOOXUVEOJ, en v
10 'tol:E, AEYOJ en presente hiStOnCO, ó 'l1']ooü<;, f.l1'] qJO~Ei:O{}E, 1JJtayOJ, UJtEQX0f.laL,
raALAaLa, EXEi:
6 Bultmann, Historia de la tradlclOn smoptlca, 348 (<<solo un apendice al re-
lato del sepulcro»), Neirynck*, 281-289, J E AIsup, The Post-ResurrectlOn Ap-
pearance Storles ofthe Cospel TradltlOn (CThM A), 1975, 114, Walter***, 415s, J
Kremer, Die Osterevangelten - Ceschlchten und Ceschlchte, KIosterneuburg 1977,
74-76, mas autores en F Neirynck, John and the Synoptlcs The Empty Tomb Sto-
nes, en Id, Evange[¡ca 11 (BEThL 99),1991,580, n 49
3 Orzgen Cuando la base textual es defIciente, proliferan las hlpote-
SIS Entonces se afirma, por ejemplo, que Marcos había «recortado» la
apanclón a María Magdalena7 , que hubo una apanclón ongmal de Cnsto a
ella que más tarde denvo en una angelofanía delante del sepulcro8, o que
ya en la antigua lista de 1 Cor 15, 3-7 fue silenciada la apanclón de Cnsto
a María Magdalena porque la mUjer no podía ser testigo en el Judaísm0 9
Yo confieso desconocer todo eso Pienso, eso sí, que tal apanclOn a una
mUjer esta reñida con la tendencia, dommante en la mstltuclón ecleSial, a
reservar el honor de la pnmera apanclón para Pedro y los apóstoles 1o, y
que, Justamente por eso, dicha apanClOn se basa probablemente en una
tradición antigua

Explicación

9 Súbitamente, en algún trecho del camilla Jesús les sale al en-


cuentro a las mUJeres. La perspectIva de la narración cambia de
nuevo. Ya no están las mUJeres, silla Jesús, en el punto central El
narrador no gasta m una palabra en descnblr el aspecto del Resu-
cItado Lo úmco Importante para él es que Jesús resucitado saluda
a las mUJeres, y que lo hace con el saludo gnego XULQE'tE (<<¡ale-
graos!»); de ese modo confirma y ahonda la «gran alegría» que
expenmentaban ya las mUjeres (v. 8)11. El narrador tampoco se de-
tiene ahora en detalles. No da cuenta de la sorpresa, miedo o duda
de las mUJeres; las descnbe acercándose para postrarse a abrazar-
le los pIes a Jesús. Abrazar los pies es un acto de adoracIón, como
se desprende del contexto l2 • No se trata aquí, como en Jn 20, 24-

7 T A Mohr, Markus- und JohannespasslOn, 381s 388 401, cita Ibld, 382
8 M A1bertz, Zur Formengeschlchte der Auferstehungsberlchte ZNW 21
(1922) 268
9 P eJ en M Hengel, Maria Magdalena und die Frauen als Zeugen, en O
Betz y otros (eds), Abraham unser Valer (fS O Mlchel) (AGSU 5), 1963,246
10 Cf espec S Heme, Eme Person von Rang und Namen Hlstorlsche Kontu-
ren der Magdalenerm, en D A Koch (ed), Die Rede von Gott und Ihre Nachge-
schlChte Imfruhen Chrlstentum (fS W Marxsen), Gutersloh 1989, 187-191
11 Benge1, 169, observa con razon que este saludo no debe entenderse en el
sentIdo usual, smo «sen~u emment!» No pretende, desde luego, remitIr a 26, 49,
27,29, donde Judas o los soldados burlones respectIvamente saludaron a Jesus con
la expresión Xaí{>f Tampoco parece que las mUjeres sean aquí las representantes de
aquellos cuyo pecado es perdonado gracias a la muerte de Jesus (como propone
Wamwnght, Readmg, 310)
12 Cf 2 Re 4, 27, mas documentos en Davles-A1hson 1Il, 669
29 o en Lc 24, 36-43, de subrayar la corporeIdad del ResucItado l3
«Adorar» es la actitud congruente ante el ResucItado ya los ma-
gos adoraron a Jesús (2, 11),10 mIsmo que muchos enfermos (8,
2,9, 18, 15,25) Y los dIscípulos tras la tempestad (14,33) El Je-
sús terreno es para el evangelIsta el propIO ResucItado, aquellas
hlstonas dejaban transparentar estas expenenClas actuales con el
Señor resucItado
El ResucItado hace suya la frase tranqUlhzadora del ángel «¡No 10
tengáIs mIedo'» (cf v 5) Aunque la actItud de las mUjeres hacIa él
no expresa mIedo alguno, esa frase tranqUilIzadora es Importante
para el evangelIsta Pnmero, sugIere mdlrectamente una dImenSIón
cnstológlca el encuentro con el ResucItado no es encuentro con
cualqUier ser humano, smo con un ser dlVmo l4 En segundo lugar, el
encuentro dIce algo sobre la relacIón de los humanos con el Resu-
cItado estos se ven lIbres del temor graCiaS al encuentro con él, la
fe es una relacIón no angustiosa con DIOS
Jesús vuelve a hacer suyas otras palabras que el ángel había dI-
cho a las mUjeres Formula como mandato el encargo a los dIscípu-
los deben Ir a GalIlea, donde se les aparecerá Jesús En lugar de
«dIscípulos», Jesús los llama aquí «mIS hermanos» La formulacIón
hace recordar 12, 49s y 25, 40 Después de haber fracasado y hUido,
sorprende el calIficativo de «hermanos» para Jesús, no cayeron de-
fImtIvamente, su deslealtad no mvalIdó la lealtad de Jesús

Los exegetas ecleslales han consIderado SIempre el apelatIVO de her-


manos como de gran ImportancIa ecleslOloglca Es expreslon de la hu-
mIldad de erIsto l5 Una expreslOn de su entrega CrIsto no desprecIa a los
dIscípulos por su hUlda l6 Ya antes de su CIta con ellos en Galilea, les sale
al encuentro con su graCIa y llama «hermanos» a los que podla haber lla-
mado «traldores»'7 SugIere con la expreslOn «mIS hennanos» que los dIs-
cIpulos seran hIJOS de DIOS y coherederos con Jesus en el sentIdo de Rom
8, 16s'8

13 ASI mterpreta la mayona de los padres desde Ongenes Jesus no es un es-


Plfltu (fr 568 = GCS Ong XII, 234), SImIlar Teofllacto, 481
14 Bloem***,25 MI'] <pO~Ei01'}E caractenza el encuentro con Jesus como epl-
fama
15 LapIde, 564
16 DlOmslO Cartujano, 318
17 Lutero (Evangelzenauslegung) V 303 (sermon de 1525)
18 Pedro Cnsologo, Serma 80, 7 = CChr SL 24A, 494s
De nuevo, las mujeres no reciben una misión evangelizadora pro-
pia. Se dice, con más claridad que en v. 7, que ellas no estarán pre-
sentes durante la aparición decisiva de Cristo en el monte de Galilea.
La aparición de Jesús a las dos mujeres apenas tiene, pues, un peso
propio en la versión mateana; va destinada a preparar la escena final
Mt 28, 16-20. Los lectores acaban de escuchar de boca divina, dos
veces, que para los discípulos va a suceder algo decisivo en Galilea.

De los v. 9s deriva, según los padres de la Iglesia, un axioma importan-


te acerca de las mujeres: la primera aparición del Resucitado es para ellas.
Los padres contrapusieron esto, tipológicamente, al relato de la caída en Gn
3. Jesús anula aquí la maldición que pesaba sobre las mujeres a través de
Eva l9 . «Por haber comenzado el pecado en el género femenino, ese género
fue el primero en participar de la gloria, la visión, el fruto y el mensaje de la
resurreccióm¡20. Juan Crisóstomo señala, a propósito del pasaje, que Cristo,
por medio de este encuentro con las mujeres, «devolvió el honor y la espe-
ranza al género (femenino) deshonrado hasta el extremo (tó ~áALOta yÉvor;
atLfl(J)1'tEV dr; tLfl~V aywv), y lo sanó de la desgracia>¡21. «Al género feme-
nino le fue indultada la condena y revocada la maldicióm>22. Tales asertos fi-
guran en casi todos los padres de épocas posteriores.

d) La impostura con la complicidad de los soldados (28, 11-15)

Bibliografía: Gielen, Konflikt, 398-404; Gollinger, H., « ... und diese Leh-
re verbreitete sich bei Juden bis heute». Mt 28, 11-15 als Beitrag zum ver-
hiiltnis von Israel und Kirche, en Oberlinner-Fiedler (eds.), Salz, 357-373;
Pesch, R., Eine alttestamentliche Ausfiihrungsformel im Matthiius-Evange-
lium: BZ NF 10 (1966) 220-245; NF 11 (1967) 79-95.
Más bibliografia** sobre la historia de la pasión y la pascua en Mt 26-28,
supra, p. 43-46.
Más bibliografia*** sobre la historia de la pascua en Mt 27,62-28,20,
supra, p. 499.

11 Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guar-


dia fueron a la ciudad e informaron a los sumos sacerdotes de
todo lo sucedido. 12 Estos se reunieron con los ancianos, delibe-

19. Jerónimo, 281.


20. Hilano 33, 9 = SC 258, 260.
21. Juan Cnsóstomo 89, 3 = PG 58, 784.
22 Cm10 de Alejandría, fr 318 = Reuss 268.
raron y dieron a los soldados una suma considerable, 13 encar-
gándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron
el cuerpo mientras vosotros dormíais. 14 Y si esto llega a oídos
del gobernador, nosotros [lo]' convenceremos y os sacaremos de
apuros». 15 Los soldados aceptaron el dinero y siguieron las ins-
trucciones. Por eso corre esta versión entre judíos hasta hoy2.

Análisis

1 Estructura En el mosaIco de las escenas contrapuestas que compo-


nen la hlstona mateana de pascua, sIgue otra secclOn que narra una ma-
nIobra de los dmgentes JudlOs Guarda estrecha relaclOn con 27, 62-66, no
solo por los actores pnnclpales, los sumos sacerdotes, y sus Instrumentos,
los soldados de la xOuo'twOLa (27, 65s, 28, 11), SInO sobre todo porque los
sumos sacerdotes en v 13 recurren de nuevo sorprendentemente, como
parte de su estrategIa, al temor que manIfestaron en 27, 64 sobre la posIbI-
lIdad del robo del cadaver de Jesus por los dlSClpulos 3 A dIferenCIa de es-
ta afInIdad tan estrecha con la secclOn antenor4, no hay contactos con la SI-
gUIente secclOn fInal, salvo el verbo oLoaoxw, que aflora de nuevo en v
20 El breve relato aparece focalIzado totalmente haCIa los dmgentes JU-
dIOS como personajes pnnclpales su dISCurso dIrecto en v 13s ocupa el
centro En v 15b fInalIza la narraclOn dmglendo una mIrada al tIempo pre-
sente del narrador

2 Fuente origen La tesIs queda ya fundamentada en el analIsls de Mt


27, 62-66 5 el dlptlCO Mt 27, 62-66, 28, 11-15 es una [¡cclOn narratIva, ela-
borada de modo mdependlente en buena medIda, basada qUlza en una tra-

1 A1'rwv es necesano y por eso, sm duda, es lectlO facIllOr La ausencia es


atestiguada por unos pocos manuscntos, pero muy Importantes (K, B, e y pocos
mas) Non llquet
2 'H~EQae; (atestiguado por B, D, e, lat y pocos mas, falta en K, A, fl 13, m y
otros) parece muy mseguro en cntlca textual Los paralelos mateanos 11,23 Y27,8
leen solo all~EQov Un copista podna haberlos ajustado a este pasaje 'Eúle; (raro
~EXQL) 'ffje; all~EQov (~~EQae;) es en otros pasajes una expreslOn blbhca comente, y
aparece fonnulado en la gran mayona de los casos (aprox 19 de 22 veces) con ~~E­
Qae; Es posible, pues, que un copista hubiese adaptado tamblen el texto al lengua-
Je blbhco que le era famlhar Non llquet
3 Palabras clave comunes ol ~a'ih]'fm au'tOu, EA'ltoV'fEe;, (XAEJt'fúl) au'tOv
4 Lo narrado acontece JtOQEUO~EVúlV I'lE auntlv (v 11) mientras las mUjeres
Iban de cammo haCia los dlsclpulos Pero lo que unas y otros hacen es lo mismo m-
fonnan (cJ.JtaYYEAAúl, v 8 10 11)
5 Cf supra, 502-504
dlclon sobre centmelas Junto al sepulcro de Jesus Que el estIlo y las for-
mulacIOnes, en muy alta proporclOn 6, son mateanas 7, es tan valIdo para los
v 11-15 como para 27,62-66 La secclOn aparece estrechamente relacIO-
nada con 27, 62-66 ambas seccIOnes estan cargadas de Iroma Tamblen en
v 11-15 es Importante el macrotexto para la comprenslOn del texto concre-
to, y esto vale especialmente para las conexIOnes transversales entre v 12 y
el relato de Judas en 26,15,27,3 5s A diferenCia de lo que ocurre en Ev Pe
11,43-49, los guardias no mforman a Pllato, smo a los dmgentes JudlOs
PIlato aparece en un papel estatIco, como comparsa facIlmente mampula-
ble Todo esto se corresponde con la concepclOn global de la hlstona ma-
teana de Jesus

Explicación

11 El narrador vuelve a ocuparse de los adversanos de Jesus Com-


cldlendo con el regreso de las mUJeres, algunos soldados de la guar-
dIa marchan a la CIudad para hablar con los sumos sacerdotes La SI-
multaneIdad de ambos sucesos pone de reheve su antagomsmo
mIentras las mUjeres cumplen el mandato del ángel y de Jesus «no-
tIfIcando» su mensaje a los dIScípulos, los guardIaS «notIfIcan» lo
sucedIdo a sus <<Jefes» Que los soldados romanos no acudan a Pl1a-
to smo a los sumos sacerdotes no es extraño para los lectores, pues el
procurador ya habla puesto la guardIa a su dISposIcIón Los lectores

6 ConSideran la seCClOn amplIamente redacclOnal, sobre todo, Pesch (1967)*,


91-95 e 1 Broer, DIe Urgemeznde und das Grab Jesu (StANT 31), 1972,75-78
7 Son mateanos segun vol 1 lntrod, 4 2 (Mateo 1, 57ss) en v 11 :n:OQEUO-
f.laL, bE, ¡bou, EAftmv, :n:OALe;, UQXLEQEUe;, YLVOf.laL, en v 12 ouvaym, f.lE'ta, :n:QEO~U­
'tEQOL, OUf.l~OUAWV Aaf.l~aVELv, en v 13 AEymv, E/3}mv, f.la1'h]'taL, en v 14 uxoum,
oiJ'toe;, '!ÍYEf.lmv, :n:OLEm, en v 15 bE, Aa~mv, :n:oLEm, bLbaoxm, Aoyoe;, oiJtoe;, naQa
con datiVO, Ol]f.lEQOV ObservaCIOnes estIlIstIcas v 11 es mateano el gemtIvo abso-
luto + ¡bou, cf vol 1, lntrod, 41 (Mateo 1, 54-57) Sobre xouo'tmbLu, cf 27, 65s,
sobre (nav'tu) 'ta YEVOf.lEva, cf 18, 31, 27, 54, sobre EAftoV'tEe; de; 'tl]V nOALV
U:n:l]YYEtAUV nuV'tu, cf 8, 33, sobre unayyEI..Am, cf 28, 8 10 V 12 los :n:QEO~U­
'tEQOL forman con los UQXLEQELe; un grupo dual mateano de adversanos de Jesus
LUf.l~OUAWV AUf.l~avm se dice siempre de los adversanos de Jesus (12, 14,22, 15,
27,1 7, cf 26,4) 'AQYUQLU asume 26, 15,27,3 5s 9 V 13 Cf 27,64 Ysupra, n 3
Es mateano el discurso directo (= v 13s) V 14 IIEL1'tm recuerda 27,20 V 15 So-
bre UQYUQLU cf supra, acerca de v 13 yen partIcular 27, 6 Aa~oV'tEe; 'ta uQyuQLCt
Sobre la formulaclOn EnOLl]oav me; EbLoax1'h]oav, cf las «formulas de eJecuclon»
de 1,24,21,6,26,19, YPesch* La «formula de eJeCUClOn» tiene colondo blbhco
(cf vol 1, 146-149s) Sobre f.lEXQL 'tije; Ol]f.lEQOV, cf 11,23, sobre el trasfondo bl-
bhco, supra, 312, n 7 acerca de 27, 3-10 No son mateanos (mae;, lxuvoe;, o'tQa-
tLm'tl]e;, Uf.lEQLf.lVOe; y 'lovbaLoe; en un texto narrativo
tienen claro sm duda, por la histona de la paSIón, que son los sumos
sacerdotes y no Pilato, agregado mucho más tarde, los verdaderos
agentes del mal 8 • ¿Qué les evocará la expresión «todo lo sucedido»?
No la resurrección de Jesús, desde luego, pues mientras el ángel ha-
blaba, los guardias yacían «como muertos» (v. 4). Los guardias con-
tarían, presumiblemente, cómo bajó el ángel del cielo, corrió la losa
y se sentó sobre ella (v. 2), el aspecto que tenía y el sepulcro vacío (v.
3). Los guardias no son, pues, «mensajeros de la resurrección»9 pa-
ra los sumos sacerdotes, y el reproche que se lee a veces en exegetas
actuales, en el sentido de que Mateo convirtió la resurrección en un
«hecho histónco constatable de modo infalible»IO, no es correcto en
esa forma directa. La resurrección de Jesús no es constatable en sí,
según Mateo; lo constatable es su consecuencia: el sepulcro vacío y
la llegada del ángel que señala a los humanos de modo milagroso la
resurrección acontecida.
Los sumos sacerdotes se reúnen inmediatamente con los ancia- 12s
nos. La formulación hace recordar 26,3.57; en lugar de los fariseos
(27,62), ahora están presentes los ancianos. Los conocidos adversa-
rios de Jesús siguen actuando, pues, «ofiCIalmente». Saben ahora
que el sepulcro está vacío, y tampoco parecen dudar que lo referido
por los guardias se corresponda con los hechos ll . Pero ni siquiera la
intervención de un ángel de Dios hace que cambien de actitud. Aho-
ra han recibido, sin previa petición, la «señal del cielo» que recla-
maban en 16, 112 • A lo úmco que se ven forzados es a tomar unas
contramedidas tácticas: adoptan una resolución destinada a neutrali-
zar los efectos peligrosos de lo sucedido. Los lectores del evangelio
de Mateo saben perfectamente que tales resoluciones buscan siem-
pre el mal (cf. 26, 4; 27, 1). Los dirigentes judíos dan a los soldados
dinero suficiente para el soborno. El dinero fue SIempre un instru-
mento de su perversa estrategia; lo saben los lectores por la historia
de Judas (26, 15). Pero eso que los dirigentes judíos exigen a los

8 Cf supra, 103-105
9 Así Glelen, Konjllkt, 387
10 Así Schwelzer, 345 Hoffinann***, 437, habla, más cauto, de una «tenden-
CIa crecIente» a asegurar el testImomo pascual en una línea «objetIva».
II Hoffmann***, 439, lo dIce en fórmula apretada «La verdad de este testI-
momo» (sobre la apertura del sepulcro por IntervencIón dlvIna) «no es cuestIonada
por éstos» (los dmgentes judíos). «Les Interesa úmcamente cómo ImpedIr que la
verdad (reconOCIda) sea conocIda»
12 QUizá la bajada del angel «del CIelo» (28, 2) hIZO recordar a los lectores 16, 1
guardias por su dinero significa una maniobra desesperada: los guar-
dias deben ahora dar por hecho lo que los propios dirigentes judíos
habían temido según 27, 64, Yque intentaron evitar con ayuda de la
guardia: el robo nocturno del cadáver por los discípulos, para expli-
car así el sepulcro vacío. Los lectores saben que los dirigentes ju-
díos actúan muy conscientes de lo que hacen l3 , y que su dicho so-
bre «la última impostura, peor que la primera» (27, 64) es aplicable
a ellos mismos1 4 • Que los soldados tengan además que culpabili-
zarse por haberse dormido en la guardia, es ya el colmo. A los lec-
tores cristianos les sublevó seguramente la sarta de embustes de
los sumos sacerdotes y ancianos. Quizá pensaron también que esa
mentira desacreditaba su propia causa, ya que unos testigos dor-
midos no pueden ser muy fiables l5 • Los lectores modernos, cono-
cedores de que tienen ante sí una ficción del narrador Mateo y no
un relato de hechos, comprobarán que el narrador recarga las tin-
tas en exceso.
l5a El v. 14 sirve para «certificar» tal exceso. ¿Dirían en público
unos soldados romanos que se habían dormido durante la guar-
dia? ¡Temían demasiado a su comandante romano! Los dirigentes
judíos se percatan en el relato de que esto puede ser un punto dé-
bil de su intriga. Si les supone un proceso a los soldados, ellos se
encargarán de «convencer» a Pilato l6 . Los dirigentes judíos ya
habían demostrado poco antes su «capacidad persuasiva» cuando
lograron movilizar al pueblo para exigir ante Pilato la crucifixión
de Jesús (27, 20). El gobernador Pilato se dejó degradar hasta
convertirse en comparsa impotente. Por eso resulta creíble para
los lectores la aseveración de los dirigentes judíos sobre la posi-

13. Glelen, Konjllkt, 400s Según Mt, no es que los sumos sacerdotes «dISIen-
tan de los creyentes» basándose en la «msuflcJencla del hecho del sepulcro vacío
para creeD> (Luck, 315). Se trata más bien, según Mt, de que los sumos sacerdotes
y los ancianos falSIfican, por maliCia, unos hechos causados por la resurrección de
Jesús. No están en el mismo plano la VISión del sepulcro vacío, faCilitada por el án-
gel a las mUJeres, y la vIsión de los sumos sacerdotes, basada en una mentira
14. Así Hell**, 104.
15. Agustín (en Tomás de AqUIno [Lectura] n° 2448) se Imta con motivo: Silos
guardiaS hubieran estado despiertos, habrían temdo que lanzarse sobre los discípulos.
SI estaban dormidos, no podían haber ViSto nada «Queda claro que era mentira».
16. 'EnL 'tOU ~YE~óVOf; apunta, más que a la mtervenclón directa de PlIato en el
asunto, a la necesidad de un procedimiento JurídiCO. ef. los documentos sobre EnL
con gemtlVo de persona para la mstancla en un proceso JudiCIal (= «ante» algmen)
en LlddelI-Scott, s V EnL 1 e, y en Moulton-MlIhgan, Vocabulary, 233.
bIlIdad de arreglar el asunto con PIlato Ellos no necesItan reve-
lar a los soldados cómo actuarán llegado el momento l ? Los sol-
dados, en todo caso, se dan por satIsfechos con esa explIcacIón,
toman el dmero y ejecutan dócIlmente la orden de sus «maes-
tros» Mateo qUIzá da a entender aquí, con toda mtencIón -recu-
rrIendo a una expresIón del lenguaje bíblIco, empleada posItIva-
mente por él en otros pasajes (1, 24, 21, 6, 26, 19)18_, que los
lectores deben estar atentos y pensar que ¡los «maestros» de la
mentIra son los dmgentes judíos'
Mateo pone fIn al epIsodIO con una mIrada a su propIO presen- 15b
te «Por eso corre esta verSIOn entre jUdIOS hasta hoy»19 Los lecto-
res judeocnstIanos de Mateo lo saben demasIado bIen, natural-
mente, el evangelIsta no les explIca nada nuevo Por eso hay que
atender a las onentacIOnes que se dan a los lectores más alla del
mero contemdo InformatIvo de la escueta frase ConvIene hacer a
este respecto dos observacIOnes 1) La palabra 'IolJOui:m aparece
aqUI por pnmera y úmca vez en un texto narratIvo 2) Falta el
artículo determInado antes de 'IolJoui:m2o Se enfrentan aquí dos
InterpretacIOnes dIferentes

Ambas mterpretacIOnes van asocIadas al nombre de H Frankemolle,


que se desdIjo abIertamente de su pnmera mterpretacIOn Segun esa pn-
mera mterpretacIOn (= Frankemolle A), Mt qUIere aqUI «presentar la mcre-
dulIdad de los 'JUdIOS' como un fondo oscuro para el anunCIO de la fe de
los cnstIanos» «Al fmal del evangelIo se constata una vez mas, con bre-
vedad lapIdana, el rechazo de Jesus por parte de su pueblo mcredulo» «El
pueblo JUdIO se obceco ¡..tfXQL Ll'j¡; GT]¡..tfQOV»21 Para Frankemolle A, una
pIsta deCIsIva en favor de esta mterpretacIOn es la presencIa por pnmera
vez de 'IouOuTo¡; en v 15 Mateo sugIere con ello que «Israel perdIO su
rango en la hlstona de la salvacIOn y quedo degradado al rango de un
colectIvo etmco como los demas pueblos»22

17 IlEL1'tw comporta a veces la Idea de soborno, por lo que no se excluye esta


poslblhdad de lectura (no expresada por el texto) Cf 2 Mac 4, 45, 10,20, Tucldl-
des 2, 67, Lys Dorodoc, 10,3
18 Pesch*, 91, habla de «mutIlaCIOll» de la formula de eJecuclOn
19 Justmo, Dial 108, 2, deja entender que la verSlOn estaba aun muy difundI-
da en epoca postenor
20 Esta observaclon, que es frecuente pasar por alto, ya era Importante para
Lagrange, 543, y es central para la mterpretaclOn de Golhnger* (Ibld, 370)
21 Frankemolie, Jahwebund, 353s, SImilar Tnlhng,Israel, 79 94
22 Hoffmann***,440
Según su nueva lllterpretaclOn (= Frankemolle Bf3, <dos sumos sacer-
dotes y los ancIanos al fmal del evangelIo, no pueden ser consIderados
'representantes' de Israel o de los JudlOs» Hay un «contraste entre los dI-
versos dmgentes de los grupos JudlOs y la masa del pueblo»24, de suerte
que «la demostraclOn del ongen delIctIvo de la hlpotesls del engaño se
combma en tIempo de Mateo con el aspecto mIsIonero-proselItIsta de cara
al pueblo Judío»25 ASI como el pueblo se deJÓ «convencen> en 27, 20 para
pedIr la cruclflxlOn, tambIén ahora aparecen algunos Judíos -la ausencIa
del artículo determmado delante de 'IoubatOL resulta aquí Importante- co-
mo víctImas del engaño de sus dmgentes perversos 'Ioubato¡; es en esta
mterpretaclOn un autocalIf1catlVo neutral de los Judíos, que era muy co-
rnente en la dIaspora26
Frente a esta mterpretaclón cabe señalar que el texto habla de la maldad
de los dmgentes de Israel hostIles a Jesus, y no de la mcredulIdad o la obce-
caclOn del pueblo entero No se repIte aqUl el enuncIado hIperbólIco de 27,
25 Que el engaño de los dIngentes JudlOs tuvo consecuencIas para el pueblo,
es algo que el narrador msmua con cIerta reserva No es comente, y no pa-
rece Irrelevante, que fIgure en el texto la expreslOn «entre JUdIOS», sm
artICul0 27 no es la totalIdad de «los JudlOs» la que cree esa verSIón, al menos
los dlsclpulos de Jesús no la creen Es cIerto que el v 15b crea un contraste
con la sIguIente seCClOn, que fmalIza de nuevo con una mIrada al presente (v
20) Pero entonces resulta aún mas llamatIvo que el texto no establezca la
contraposlclOn entre l'tavta 'ta /::'llvll y «los» o «todos los» Judíos
Hay otros reparos más, a mI entender, contra la segunda mterpretaclón
el texto no sugIere mngún contraste entre los dmgentes y el pueblo, se lI-
mIta a decIr que el engaño de los dmgentes Judíos tuvo consecuenCIas en
(muchos) Judíos hasta el presente No es posIble mterpretar 'Ioubato¡; en el
sentIdo de un autocalIfIcatIvo de Israel que mcluya solIdanamente a Mateo
y su comumdad El narrador ha empleado para deSIgnar a Israel, en todos
los textos narratIvos del evangelIo, la palabra Ó ACtO¡;28 En dISCurso dIrecto
suele dIstmgUlr muy cUIdadosamente entre los Judíos que se presentan co-

23 Cf ya sus dIferentes mterpretaclOnes de 27, 24s supra, 368s n 74s 78 99


sobre 27, 11-26
24 Frankemolle n, 534
25 Gollmger*, 373
26 ASI Frankemolle n, 535, Golhnger*, 371, cf K G Kuhn, 'lo(JallA XÚ, en
ThWNT I1I, 361-366 Golhnger* refuerza esta mterpretaclOn cuando hmlta al pasa-
do la maldad de los sumos sacerdotes y los ancIanos ellos son los dmgentes que te-
ma Israel en un tIempo pasado, antes de la destrucclOn del templo, de suerte que «al
fmal del evangeho no se constata el rechazo de Jesus por su pueblo, smo el rechazo
del mensaje pascual por los representantes de Israel en tiempo pasado» (372)
27 Bl-Debr-Rehkopf § 262, I 2 Moult·How·Tumer I1I, 169
28 OL 0XAOL, SI se refena a la multitud Las excepcIOnes (2, 21, 15, 31 '10-
QUr¡A) se fonnulan mtenclOnadamente
mo 'ICJQa~A29 y los paganos que emplean como heterodeslgnaclón la pala-
bra 'Io'lJoaLm3o . Por eso, cuando el narrador habla aquí de 'Io'lJoaLm les re-
sulta muy llamativo a los lectores: el Israelita Mateo no qUiere aplicar ya el
predicado honorífico de «Israel» a aquellos de su pueblo que creen que los
discípulos de Jesús sustrajeron el cadáver, y tampoco qUiere hablar de «pue-
blo de DIOS»3!. Yo no soy capaz de descubnr en este texto nada de ese «as-
pecto misionero-proselitista» de cara al pueblo Judío; se puede decir, cuan-
do más, que el narrador, con su expresión no excluyente «entre Judíos», deja
mdirectamente abierta la puerta, una rendiJa, a la esperanza.

Ninguna de las dos interpretaciones se ajusta al texto. La prime-


ra exagera notablemente su potencia semántica, la segunda invierte
el enfoque. Cuando la comunidad se desgaja de la mayoría de Is-
rael, el hecho deja sin duda sus huellas en el uso de la palabra '101)-
OaLm, v. 15 32 ; en este sentIdo me parece correcto el enfoque de la
primera interpretación. Pero sólo el enfoque: es verdad que Mateo
establece un contraste antitético, en su momento presente, entre la
mayoría de Israel, que rechaza a Jesús, y los discípulos de éste, a los
que acompaña en su cammo hacia los pueblos el Señor exaltado y,
con él, Dios mismo. Pero no enuncia ninguna tesis de historia de la
salvación; no dice, por ejemplo, que la Iglesia haya ocupado ahora,
como «nuevo Israel», el puesto del Israel que antes era pueblo de
Dios y ahora pasa a ser «los judíos». Mateo sí constata que «entre
(muchos) judíos» se ha mantenido «hasta hoy» la versión mendaz
sobre el robo del cadáver, y no deja traslucir esperanza alguna de
que eso pueda cambiar ya antes de la cercana parusía. Pero Mateo
no dice que haya pasado el tiempo de la esperanza para Israel den-
tro del tiempo de salvación. Mateo dIce menos que sus mtérpretes,
y no hay que endosarle esquemas teológicos posteriores. Tales es-
quemas están fuera de lugar para él: la experiencIa del «no» de la
gran mayoría de Israel a Jesús es todavía reciente; la parusía del

29 8, lO, 10,623, 15,24, 19,28 (Jesús), 9, 33 (la muchedumbre Judía), 27, 42


(los dmgentes Judíos)
30 Mt 2, 2 (los magos), 27, II (PIlato); 27, 29 (los soldados), cf 27,37 (la ms-
cnpclón de la cruz)
31 Pero tampoco reivIndica por su parte los predicados de pueblo de DIOS e
Israel con exclUSIvidad para la comumón de los discípulos de Jesús o para la
EXXAlJOLU de Jesús (16, 18) La separación entre la comumdad y los muchos otros
<<Judíos» está hecha, y se deja traslucir en el uso hnguístIco del v 15
32 COIncido aquí con Saldanm, Commumty, 34-37 Saldanm hace notar un
uso IInguístIco ambivalente parecido en Josefo
Juez umversal esta proxlma (cf 24, 29) Yel encargo del Señor a la
comumdad -anuncIar sus preceptos a todas las naClOnes- es mas
Importante que todo lo ciemas El evangelIsta qUIere Inculcar en sus
lectores la obedIencIa a Jesus, la construcclOn de las teorías sote-
nologlcas acerca del Israel Incrédulo las «deja» a sus exegetas

Historia de la influencia

La exegesls de la IglesIa antIgua y medIeval no emplea este texto en


sentIdo sotenologlco, como argumento para demostrar el fmal de la elec-
clOn de Israel, etc El texto SUSCIto escaso mteres en general En las exe-
gesls domman los tonos parenetlcos advertencIas contra la avancla 33 y
advertencIas sobre el empleo fraudulento del dmero entregado a la Igle-
sla34 Junto a eso. todos los exegetas se esfuerzan en exponer lo necIO que
sena que los dlsclpulos hubIeran mtentado sustraer el cuerpo de Jesus y
lo absurdo que es, en consecuenCIa, la verslOn del robo mventada por los
sumos sacerdotes y los ancIanos 35 Para los exegetas, por lo VISto, solo la
fe en que DIOS resucIto a Jesus es compatIble con los hechos que ocurne-
ron despues La consecuenCIa de la mcredulIdad es mcurnr en contradIc-
cIOnes y mentIras Hay, pues, algo aSI como una eVIdencIa a postenon de
la resurrecclOn Tal supuesto mduce a preguntar, entonces, por que SIguen
los JudlOs aferrados a la mentIra «hasta el presente»36 y no se han dejado
convencer por la verdad de la resurrecclOn de Jesus Calvmo solo puede
Imagmar una explIcaclon DIOS castIgo a los JudlOs con la ceguera de creer-
se una mentIra tan Imposlble 37 «SI algUIen hubIera abIerto los oJos sIm-
plemente, no habna tenIdo que andar preguntando mucho tIempo» Pero
«aquel pueblo era merecedor de que la obcecacIOn le pnvase de la luz por
haber acogIdo tan alegremente la vana y absurda mentlra»38 La mcredu-
lIdad es, por lo tanto, culpa, y DIOS responde a ella con el castIgo de la
obcecacIOn 39

33 Por ejemplo en EutlmIO ZIgabeno, 760


34 Por ejemplo en Jerommo, 282, Beda, 130
35 Con especIal vehemenCIa en Juan Cnsostomo 90, 1s = PG 58, 787-789
36 El Mt hebreo de Shem-Tob modula, sm embargo, SIgnIfIcatIVamente 28,
15 «Esta verSIOn (ha quedado) en secreto entre los JUdIOS hasta el presente» (Ho-
ward, Gospel, 150)
37 «HIC vmdlctae Del extremus fUlt cumulus ad excoecandos Judaeos, quod
fmt tam futlle mendaClUm receptum» (Calvmo n, 419, lat n 395)
38 ¡bId, n, 41 9s
39 Musculus, 614, habla aqm de «lUdlclUm Del IUstIsslmum», y remIte a
1 Tes 2, 14s
Sentido actual

Los testigos de la historia de la exégesis que acabo de citar


-¡escasos, por fortuna!- muestran claramente un peligro que ace-
cha en la idea mateana de la resurrección: es verdad que Mateo no
describió la resurrección de Jesús como un suceso intrahistórico;
sin embargo, presentó en términos tan claros e inequívocos la ac-
ción de Dios testificando la resurrección a posteriori, que parece
obvio concluir que sólo los malvados se resisten a dejarse conven-
cer de ella. Mateo, que había puesto en evidencia la maldad de los
dirigentes judíos a lo largo de toda la historia de la pasión, después
de la resurrección les hizo escalar, por decirlo así, la cima de esa
maldad. Cuanto más se inclina uno a la opinión de que el evange-
lista compuso, personalmente en buena parte, un relato polémico
en 27,62-66 Yen 28, 11-15, menos capaz se siente, ¡en nombre de
la fe en la resurrección!, de absolverlo de la acusación de malevo-
lencia consciente y deliberada40 .
La posibilidad de esta malevolencia se la ofrece a Mateo, en mi
opinión, una idea de la acción de Dios en el hombre tan inequívoca
e irrefutable que no deja margen a la posibilidad de responder a ella
con la increencia. De ese modo, al final la resurrección de Jesús ad-
quiere, no por sí misma sino por sus fenómenos concomitantes (el
ángel del sepulcro vacío, visto también por los guardias), una evi-
dencia que amenaza con destruir la indisponibilidad de la acción de
Dios. , '

e) El mandato misional del Señor del mundo para todos los pueblos
(28, 16-20)

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40. A pesar de la total comprenSIón a que es acreedor el dolor espeCial de sentIr-


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(1972) 14-33
Más blblIografia** sobre la hlstona de la paslOn y la resurreCClOn en Mt
26-28, supra, p 43-46
Más blblIografia*** sobre la hlstona de la pascua en Mt 27,62-28,20,
supra, p 499

16 Los once discípulos fueron a Galilea, al monte que Jesús


les había indicado. 17 Al verlo le rindieron homenaje, pero al-
gunos dudaron. 18 Jesús se acercó y les habló así: «Se me ha da-
do plena autoridad en el cielo y eu la tierra!. 19 Id, pues 2 , y ha-
ced discípulos a todos los pueblos, bautizáudolos3 eu el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu santo, 20 y enseñándoles a
guardar todo lo que os he mandado. ¡Y sabed que yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo!»4.

Análisis

l. Estructura. Como muchos apotegmas mateanos, también esta bre-


ve historia aparece determinada por un dicho extenso de Jesús. El dicho
comienza en v. 18b y abarca dos tercios de todo el texto. La seccIón final
del evangelio es, pues, un dicho de Jesús con una amplia introducción.
Aunque esto se ajusta a una tendencia de muchos apotegmas mateanos, no
deja de llamar la atención al fmal del evangeho: Mateo no concluye su li-
bro con palabras propiaS, sino con un «manifiesto»5 del ResucItado. La in-
troduccIón (v. 16s) se formula desde la perspectIva de los discípulos, y
comprende la mdlcaclón sltuaclOnal (v. 16) y la respuesta de los discípulos
a la aparición de Jesús (v. 17). Con el v. 18 cambIa la perspectiva. Jesús,
que se acerca ahora a los discípulos y toma la palabra, está en el centro. El
dicho de Jesús consta de tres partes. La pnmera es una sentencia de auto-
ridad (v. 18b). Sigue un mandato de mIsión (v. 19b-20a), que consta del
imperatIvo ¡w1'tr]1:E'Úaa"tE y dos oracIOnes participiales que lo expliCItan
(~amlsovrEC; ... , [v. 19b], cnoáaxov"tEC; ... [v. 20a])6. La tercera parte del

1 El artículo "t11<; (B, D Y otros) se añadió, al parecer, tardíamente por adap-


tación al lengua) e usual de Mt (Mt 9 veces EJtl"tl1S Yl1S, en los casos de contrapo-
sIción a oVQavós, siempre con artículo La úmca excepCión es la tercera petición
del padrenuestro, Mt 6, 10)
2. Los exponentes del texto OCCidental (D, lt) leen vuv en lugar de ovv, mucho
más testificado.
3 Junto a f3aml~ov"tES, mejor testificado, B y D presentan la vanante f3aml-
oaV"tEC, probablemente para dlstíngUir el acto bautismal, úmco, del «enseñaD>, acti-
Vidad permanente
4 El, [13, m, ¡t, sy y otros msertan, a modo de conclusión del lIbro, a[lllv, co-
mo hacen en todos los otros escntos neotestamentallos
5. Harnack*, 45s, habla de «mam[Iesto».
6 El particlplO JtOQEU1'tÉVl:EC; antepuesto tiene espeCIal relevanCia y no es m-
terpretable en la línea de los dos partlclplOS SigUientes, como aclaraCión del Impe-
rativo No se deben coordlllar los dos particlplOs f3aJtl:L~OVl:EC; y c'H&áoxoV"tEC; con el
Imperat!vo [la1'tll"tEuoa"tE para mterpretarlos como Imperativos adlClOnales, smo
subordmar a modo de aclaraCIón del Imperativo. La oracIón pnnclpal carga el acen-
to en Jtáv"ta "ta b'tvll, el verbo [la1'tlltEÚELv, no explICItado, se aclara con las dos
oraCiones particlplales.
dicho es una promesa (v 20b)7 Aparece estructurada en una acumulaclOn
retoncamente eficaz de expresIOnes con el adjetivo nae:; (naoa E~OlJ(JLa,
navra ta É1'tvYJ, nana óoa EVEtELAa~LYJv, naoae:; tae:; ~ftEQae:;) Viene a ser
una declaraclOn general de pnnclplOs del Resucitado El v 20b ocupa un
puesto especial rompe mtenclOnadamente el tiempo narrativo, y Jesus
abarca con la mirada el presente y el futuro de este mundo hasta su fmal,
es decir, hasta la parusla
La pencopa fmal es, por una parte, la culmmaclOn del relato pascual
mateano, culmmaclOn anunciada ya dos veces por las palabras del angel y
de Jesus a las mUjeres (v 7-10) El sUJeto, aL Evi)Exa fta1'tYJtm, evoca a los
lectores mmedlatamente el transcurso de la hlstona de la paslOn Judas, el
traidor, no esta ya, los lectores conocen el episodIO de su muerte (27, 3-10)
Pero Mt 28, 16-20 les evoca, por otra parte, otros muchos textos de to-
do el evangelio la expreslOn «al monte» (¡con articulo determmado') les
llama ya la atenclOn por el hecho de no haberse hablado de ello en v 7 y
108 Por eso especularan con el monte y qUlza rememoren la ultima tenta-
clOn de Jesus (4, 8), su pnmer anuncIO programatlco en el monte (5, 1, 8,
1), el monte de la segunda multlplicaclOn de los panes (15, 29) o el monte
de la transflguraclOn (17, 1 9) La «proskynesls» de los dlsclpulos (v 17)
les hace recordar, no solo la reclen narrada apanclOn de Jesus a las mUJe-
res (28, 9), smo sobre todo 14,31-33 la «proskynesls» y la duda caracte-
nzaron alli la reacclOn de los dlsclpulos y de Pedro a la apanclon de Jesus
sobre el lago QUlza piensen tamblen en la «proskynesls» de los magos pa-
ganos ante el mño Jesus (2,11) El dicho autontatlvo (v l8b) les evoca,
ademas de algunos pasajes donde se hablaba ya de la E~OlJ(JLa de Jesus, co-
mo el sermon de la montaña (7, 29), sobre todo 11,25-27, donde el Padre,
«Señor de cielo y tierra», lo «entregaba todo» al HIJo La contraposlclOn
sm articulo EV oUQavw xm Em yfje:; les evoca, ademas, la tercera petlclOn
del padrenuestro en 6, 10 El mandato mlSlonal de v 19a les trae a la me-
mona 10, 5s «No vayals a tierra de paganos (E1'tVYJ) mejor es que vayals
(noQElJE01'tE) a las ovejas perdidas de Israel» La promesa del v 20b les
evoca, de un lado, la pnmera cita de cumplimIento y su glosa en 1, 23s,
donde Jesus es presentado como «Enmanuel», ftE1't' ~ftwv Ó 1'tEOe:;, y de
otro, sobre todo, la promesa de 18, 20 «Donde estan dos o tres reumdos en
mi nombre, alli estoy yo en mediO de ellos»
He mencIOnado solo algunos de los pasajes clave que Mt 28, 16-20
puede sugenr a los lectores, y no solo en el plano de la literalidad Esta cla-

7 Schleber* 301 304 HIl1* 59s y Cothenet (Formule)*, 65s conCiben los v
18b-20 como una compOSIClOn Circular constrUIda concentncamente en torno a v
19b SigUIendo el esquema A B C B A' Esto resulta arbItrano sm unas correspon-
denCias verbales claras
8 ObservaclOn de Patte 398
ro a pnon que los lectores y oyentes que llegan ahora al fmal de la hlsto-
na mateana de Jesus tienen ante SI un gran numero de poslblhdades de
connotaclOn y modos de lectura a partir de lo que han leído u oído El es-
tudlO del lenguaJe de la sección mostrará toda la fuerza expresiva que tiene
la Blbha gnega en esta concluslOn del evangeh0 9 La enciclopedia de los
lectores Imphcltos está aSI determmada, de un lado (smcrómcamente), por
la lectura precedente del evangeho de Mateo, y de otro (dlacromco-mter-
textualmente), por la Blbha gnega La mterpretaclOn mostrará como se re-
laclOnan una y otra

2 Fuentes
2 1 Redacción y tradición Al Igual que las perícopas antenores, tam-
bién esta sección fmal es amphamente mateana en ellenguaJe lo ¿Qué ca-
be mfenr de ello? Algunos suponen que esta últIma apanclón de Jesús a
los once dlsclpulos es un producto de Mateo en su totahdad II Otros mten-
tan reconstrUlr una hlstona premateana de la apanclón, mcluso en su hte-
rahdad l2 Los pareceres se dividen especialmente en lo que respecta al di-
cho tnmembre de Jesús, v 18b-20 Entre los que conSideran que los tres
versículos no son totalmente redacclOnales, algunos postulan un «dicho tn-
membre de revelación que tuvo su base en la tradiCión htúrglca de la co-
mumdad»13 Otros -los mas- postulan que el proplO Mateo artIculó dlstm-
tos logza sueltos en un tnple dicho de mlSlOn 14

9 Son expreslOnes blbhcas en v 18, EC01tTJ (¡WL) E~OUOLa (Dn 7, 14), en v


19, ltana TU E1tVTJ (LXX 92 veces), en v 20, ltUVTa bou (EVTEAA0ftm) (LXX
aprox 36 veces) y la expleslOn ftETa (OOU, ÚftWV, etc) ElVctL
10 Son mateanos segun vol 1, Introd, 4 2 (Mateo 1, 57ss) en v 16 CE, fta1tTJ-
Tm, ltoQEuoftm, raALAma, OQOS, Ó 'ITJoous, en v 17 tcoov, ltQOOXUVEOO, bE, CLO
TU'soo (cf 14,31), en v 18 ltQOOEA1tooV, ó'ITJoouS, AUAEOO, AEYooV, nas, en v 19 no-
QEU1tEvTES + Imperativo, oi:ív, ftU1tTJTEUOO, nUVTa TU E1tVTJ, en v 20 CLDUOXOO (17
veces participIO 1), TTJQEOO, ltas, nUVTa bou, EvTEAAOftctL, tDou, EYOO, ftETa + gemtlvo,
1ÍftEQa, ÉooS, OUVTEAELa TQU atwvoc; , EVCExa (v 16) aparece condlclOnado por el
texto La adopclOn de gIros blbhcos (supra, n 9) se ajusta al estIlo de Mt, al Igual
que el dIcho extenso de Jesus en dISCurso dIrecto Las numerosas remlmscenclas de
textos antenores del evangeho (cf supra, Anahsls 1, apartado 2) pueden mdlcar una
redacClOn, aunque no necesanamente
11 ConSIderan el texto totalmente redacclOnal, p eJ , Kllpatnck, Orzgms, 48s,
Lange* (cf espec ,488-491 Mt 28, 16-20 es una «reedlclOn de Mt 11,27 a par-
tIr de las dolorosas expenenclas con Israel vIvIdas por el grupo que esta detras de Q»
[cIta ¡b¡d, 488]), Kmgsbury*, 573-597, Gundry, 593-597, Scheuermann, Gememde,
243 La mejor cntlca de esta poslclOn la ofrece MeIer (Questlons)*, 407-416
12 Rubbard*, 131 y Schaberg*, 321 reconstruyen el texto del relato premateano
13 Strecker, Weg, 210, cf Luck,316
14 Ademas de los menclOnados supra, n 11, cf sobre todo Mlchel*, 20,
Bornkamm*, 173, Ralm, MIsslOn, 55, Zumstem*, 17s, Fnednch*, 171-173, MeIer
(QuestlOns)*, 411
La estadlstlca verbal no permIte denvar conclusIOnes seguras No son
mateanos en el lenguaJe m v 18b, el dIcho autontatlvo que evoca Dn 7, 14,
m v 19b, el mandato bautismal «tnmtano» Lo segundo no es extraño, por-
que el mandato bautismal podna tener su ongen, por una u otra Vla, en la
lIturgIa de la comumdad mateana ASI lo mdlca Dld 7, 1 3 en la comum-
dad de la DldaJe, Sma, de Impronta mateana, se bautizaba en el nombre
del Padre, del HIJO y del Espmtu santo Como la formula «tnmtana» apa-
rece Igualmente en otros textos smos de la epoca (IgnacIO, Magn 13,2,
üd Sal 23, 22), cabe afIrmar con bastante fundamento que la formula pu-
do estar dIfundIda ya antes del año 100 en Sma, de donde procede tamblen
Mateo La tesIs, bIen acogIda en el pasado, segun la cual el texto ongmal
de Mt 28, 18-20 no hablaba de bautlsmo 15 , apena:, es defendIda ya actual-
mente, y con razon
Tampoco es mateana en el lenguaJe, en v 16, la oraClOn de relatIvo ov
hal;aw ainole:; ó 'IYJooiíe:; Abona esta tesIs el detalle de que los v 7 y 10
no hablen de mngun monte Podna haberse conservado aqUl la remmls-
cencla de una hlstona premateana de la apanClOn, transmItida qUlza oral-
mente Me parece muy probable la eXIstencIa de esa tradlclon Ya la anti-
gua formula de fe de 1 Cor 15,5 conoce una apanclOn del ResucItado a los
«Doce», esto se repIte en los otros evangelIOs, aunque en versIOnes muy
vanadas (Lc 24, 36-49, cf Mc 16, 14-18, Jn 20,19-23) Todas estas hlsto-
nas mcluyen tamblen una mlSlOn, o el anuncIo de la mIsma El monte co-
mo lugar de apanclOn del ResucItado es ademas un tema muy frecuente en
la lIteratura cnstlana pnmltlva 16 , tamblen esto sugIere una tradlclOn
Esa tradlclOn, sm embargo, aparece formulada por Mateo en forma m-
dependIente y no es, por tanto, reconstrUlble Esto es aSI concretamente en
lo que respecta al dIcho de Jesus v 18b-20 Con dos de sus partes, al me-
nos, hay estrechos paralelos en el evangelIo de Mateo con v 18b en 11, 27
y con 20b en 18, 20b Dado que la mstrucclOn bautismal de v 19b es una
formula IIturglca obVIa, hay una gran probabIlIdad, a mI JUICIO, de que la

15 La tesIS se basaba en la observaclOn de que EusebIO no parece conocer en


sus pnmeros escntos el mandato mISIonal tnadlco Su texto breve dIce ¡.tm'hltfU-
oatE Jtavta ta dtvT] EV tOO ovo¡.tatL ¡.tOU, y contmuaba luego, probablemente, con
~lLbam(QVtE~ Aparte del JUICIO que merezca este texto breve, la realIdad meqUlvo-
ca de todos los manuscntos y tradICIOnes antIguos excluye, metodologlcamente,
cualqUIer pOSIbIlIdad de consIderarlo el texto ongmal Postulan una verslOn ongmal
de Mt 28, 16-20 sm mandato bautIsmal Lohmeyer*, 28 30, Kosmala*, Flusser*
(basado en una fuente JudeocnstIana conservada en arabe), Green*, 125-128 (las
versIOnes textuales de EusebIO no son, segun Green meras alUSIOnes ImpreCIsas)
Asume tamblen el texto breve Shem-Tob, Mt hebr (- Howard, Cospel, 150s), ver-
slOn que desconoce Igualmente los v 19a y 20b
16 Cf P eJ Hch 1, 12, Act Joh 97 - Schneemelcher 11', 169, Sophla Jesu
ChnstI - NHC III/4, 90, 16s Carta de Pedro a FelIpe - NHC III/2 133, 13ss, 134,
9s, 1 Ap Sant = NHC V/3, 30, 18ss
composlclon del dIcho fmal de lesus sea obra exclUSIva de Mateo, en par-
te a base de fragmentos del propIO evangelIo l7

2 2 Genero lzterarlo Estas avenguaclOnes vIenen a poner unos lImI-


tes bastante estrIctos a la cuestlon del genero IIterano del texto Se debaten
las sIgUIentes propuestas
a) El genero lzterarlo de todo el relato v 16-20 Es relatIvamente fa-
cII de determmar en el contexto de la lIteratura cnstIana pnmltlVa se trata
de una hlstona de apanclOn que culmma en un mandato mISIonal Hlsto-
nas parecIdas son 28, 9s, Mc 16, 14-18, ln 20, 19-23, cf Lc 24, 36-49,
Hch 1,4-8 La mayor parte de estas hlstonas pertenecen al tIpo caracten-
zado por C H Dodd como «relatos conclsos»l8 Mt 28, 16-20 es extraor-
dmanamente lacomco, como ya lo era la apanclOn a las mUjeres en v 9s
la apanclOn de lesus se sugIere sImplemente con el partIcIpIo LoovrEC; No
hay nmguna descnpclOn del ResucItado No se dIce como dISIpo la duda
de los dlsclpulos y, sobre todo, no se cuenta SI desaparece al fmal, y de que
manera lesus se aparece en realIdad solo para dmglf unas palabras a los
dlsclpulos reumdos Los pasajes mas afmes son ln 20, 19-23 Yel relato de
Mc 16, 14-18, mflUldo probablemente por Mateo La mterpretaclOn recu-
rnra a ambos textos para dIseñar el perfIl especIal del relato mateano
Es, sobre todo, B 1 Hubbard el que ha mtentado Ir mas alla del con-
texto de la lIteratura cnstIana pnmItIVa para determmar el genero IIterano
ConSIdera Mt 28, 16-20 como exponente del genero blblIco de los «encar-
gos» (<<commlsslOmngs») Incluye en ese concepto una sene de textos muy
dIversos, como las hlstonas de vocaclOn (p eJ Gn 11, 28 12, 4a, Ex 3,
1-4, 16, lr 1, 1-10), nombramIento de un sucesor (p eJ los 1, 1-11, 1 Cr
22, 1-16) Yotras delegaCIOnes (p eJ Gn 41,37-45,2 Cr 36, 22s) Apenas
hay, sm embargo, unos rasgos formales comunes que concurran realmente
en todos sus ejemplos textuales No creo que el «encargo» sea un «pattern»
tan precIso que un narrador como Mateo pudIera haberse onentado por el
b) El genero del dicho del Señor, v 18b 20 Los mtentos de aSIgnar los
v 18b-20 a un determmado genero IIterano son muchos desde que H 1
Holtzmann hablo de «ordenamIento de una comumdad Judeocnstlana» Ca-
SI todos fracasan ante la ausencIa de paralelos para el «genero» en cuestlOn,

17 El v 18b podna ser tradiCIOnal pero busca Igualmente, SIn duda, despertar
remIniscenCias de Mt 6,10,11,27, Yde los pasajes E~ouOLa 7, 29, 9, 6,10,1,21,23-
27 El v 19a es totalmente redacclOnal El v 19b esta redactado probablemente por Mt
a partir de la fonnula bautismal comente en su comumdad El v 20a aparece fonnu-
lado por Mt en lenguaje blblico El v 20b es una refonnulaclOn mateana de 18, 20
18 Se refiere a narracIOnes muy breves, apotegmatlcas, diferentes de los rela-
tos cortos o los cuentos Cf C H Dode!, Dze Erscheznungen des auferstandenen
Chrzstus, en P Hoffinann (ed ), Zur neutestamentlzchen Uberlzeferung van der Au-
ferstehung Jesu (WdF 522),1988,299
o ante la falta de claridad en sus rasgosl 9 . Han tenido una relativa influenCIa
los intentos de considerar ese dIcho del Señor en analogía con el triple rItual
empleado en la ceremonia bíblico-onental de la subida al trono: una se-
cuencia de exaltación, presentacIón y entronización o aclamación20 . Pero la
entromzac¡ón se presupone ya en v. 18b, el mandato misional no es una pre-
sentaCIón y no hay tal aclamación. Frankem6lle propone interpretar v. 18b-
20 a la luz del edicto de Ciro (2 Cr 36, 23), que él asigna al género «formu-
lario de a1Janza»21; pero las diferenCIas entre Mt 28, 18b-20 Y 2 Cr 36, 23
son tan notables 22 que me parece Improbable una relación !Iteraria de ambos
textos. En resumen: Aunque Mt 28, 18b-20 tenga múltiples raíces en tradi-
ciones bíblicas, prefiero hablar aquí formalmente de un unikat o ejemplo
único mateano, y renunciar a determmar el género literario.

3. Historia de los temas

Del mismo modo que el lenguaje de Mateo lleva siempre la marca de


su Blb1Ja, la Septuagmta, tambIén este texto hunde sus raíces en tradlclO-

19 Holtzmaun,299 Bultmann, HIstorza de la tradiCión !>znóptlca, 347, habla de


<<una especIe de leyenda cultual», Tnllmg, Israel, 48, de un «esquema de dISCurso del
Dios veterotestamentano», aunque él no señala lugares paralelos Schaberg*,95-
102111-141321-326 (cf. SImilar Mather* y Buchanan n, 1029), conSIdera el texto
un Mldrash de Dn 7, 13s, lo que es válido a mI JuicIO para el v 18b, mas no para las
otras partes del texto. J. Munck, DIscours d 'adleu dans le Nouveau Testament et dans
la lzttérature blblzque, en Aux sources de la tradltlOn Chrétlenne (FS M Gogue\),
Neuchiitel etc 1950, 165, mscnbe el texto en el género «dISCurso de despedIda»; ¡pe-
ro Jesús no hace aquí nmguna despedIda! C. J Reedy, Rhetorzcal Concerns andAr-
gumentatlve Techmques zn Matthean Pronouncement Storzes: SBL SP 22 (1983) 219-
222, conSIdera formalmente el texto como una chria cláSIca, pero el marco de la
apanclón pascual no parece lo bastante específICO para eso Bormg, Sayzngs, 205, re-
mIte a Ap 1, 17-20 Yhabla de un dIcho profétIco Resumiendo: las mcertldumbres e
mexactltudes son notables
20 Mlchel*, 22s, J JeremIas, Jesu Verhelssungfür die Volker, Stuttgart 1956,
32s, Lohmeyer, 424s, Rengstorf*, 238-244, espec 240, con matIces Bornkamm*,
174-177, Hahn, MIsslOn, 52-57, Id *, 31. Para Bornkamm* (l84s), Hahn* (36) y
Zumstem* (29) el texto se SItúa, dentro de la hlstona de la teología, en el cruce de
la fe helenístlca en el Kynos con el énfaSIS palestmense en la relevanCIa del Jesús
terreno. Los textos helenístlco-Judeocnstranos más afmes a él son, según ellos, Flp
2,6-11 Y I Tlm 3,16.
21 Frankemolle, Jahwebund, 51-53; sobre la relaCIón con el género «formu-
lana de la alianza» reconstruIdo por K Baltzer, Das Bundesformular (WMANT 4),
21964, cf Ibld, 53-61 Frankemolle defme su mterpretaclón de Mt 28,16-20 como
«la renovacIón de la ahanza por Jesús» (Ibld., 42)
22. Los contactos se dan sobre todo en el dIcho sobre la autondad (cf. v. 18b
con 2 Cr 36, 23a); son mímmos en el envío y en la promesa de la presencia de DIOS,
que en 2 Cr 36, 23 aparecen además en orden mverso El texto afin Gn 45, 9-11 (cf.
Mahna*, 92) coinCIde con Mt 28, 18b-20 al menos en la secuencIa de los elemen-
tos báSICOS (pero no en la literalidad ni en el enunCIado fundamental).
nes blbhcas La cuestlOn mas Importante para la mterpretaclOn es saber SI
los lectores conocedores de la Blbha en aquella epoca eran capaces de
IdentIfIcar determmadas tradIcIOnes blblIcas con la clandad necesana pa-
ra obtener unas onentaclOnes claras de lectura23 Comento las propuestas
mas Importantes

3 1 Entre v 18b y el poder del HlJo del hombre en Dn 7 13s LXX


hay contactos lIterales (Ebo{hl E~ouOLa, oUQavoii, cf v 19 Jtav'ta 'ta
t&v'Y]) Los textos 24, 30 Y26, 64 mdlcan que Mateo conocla este pasaje,
probablemente por transmlslon cnstlana Hay que suponer, pues, segura-
mente un contacto 2 4, tanto mas temendo en cuenta que Mateo conoce, co-
mo otros autores neotestamentanos, la Idea del HIJo del hombre exaltad0 25
Sm embargo, la relaclOn con Dn 7, 13s es comphcada en el contemdo a
dIferencIa de 24, 30 Yde 26, 64, el v 18b no refIere las palabras de Dn 7,
14 a la parusIa, smo que habla de la soberama actual de Jesus sobre el
mundo antes de su parusla (¡mencIOnada mdlrectamente en v 20b') En la
cIta mIxta de 26,64, esa soberama no se expresa con las palabras de Dn 7,
13s smo con Sal 110, J26 Hay que darle la razon a Anton Vogtle, que su-
braya esto y mega cualqUIer relaclOn entre 28, 18b YDn 7, 13s27 , señalan-
do que el pasaje de Damel, relacIOnado con la parusla del HIJo del hombre,
Jesus, no constItuye el marco mterpretatIvo para Mt 28, 18b, smo que es
mera remlmscencla ASI lo mdlca tamblen la ausencIa de la expreslOn «HI-
JO del hombre» en nuestro texto

3 2 Me he refendo ya al problematlco mtento de relacIOnar el texto


entero con el edIcto de Clro en 2 Cr 36, 23 y con el nombramIento de Ja-
se en Gn 45 9-11 Aparte de que los contactos verbales son muy escasos,
tal conexlOn no ofrecena unas onentaclOnes claras para la lectura Malma
y Frankemolle, que señalaron este punto con mdependencla mutua, denvan
unas onentaclOnes totalmente dIspares Malma entIende Mt 28, 18b-20 co-

23 Sobre los cntenos cf R Hays, Eehoes ofSenpture In the Letters ofPaut,


New Haven London 1989,29-32 Para postular una aluslOn expresa del autor a un
determmado pasaje blbhco son Importantes sobre todo, a mI entender 1) una cam-
cldencla lIteral en dos palabras como mmlmo, 2) pOSIbIlIdad de Idenü[¡caclOn m-
eqUIvoca del pasaje en cuestlOn (¡no bastan las expreSlOnes blbhcas frecuentes'), 3)
un mmlmo de comcldencIas en el nucleo del sentido
24 Ha mSlstldo en esto, sobre todo, Mlchel*, 22, que conSIdera «cumplIdo Dn
7,13-14 con la pascua» Meler, Law, 35s, Id, Vlswn, 210-219, matiza (¡y oscure-
ce') la pOSlClOn de Mlchel y habla de «proleptlc parousla»
25 13,37-40,26,64, cf vol n,654-656 Cf Hch 7, 55s, Ap 1, 12-20, el es-
quema Joamco del HIJO del hombre, y Schaberg*, 263-317
26 Cf supra, 252
27 Vogtle*, especIalmente 253-255
mo un «comunIcado oflclal»28, Frankemolle, como promesa de fIdehdad
de DlOS a la ahanza29

3 3 Mas ponderado es el mtento de mterpretar Mt 28, 16-20 a la luz


de tradIcIones mOSGlcas que, en la estela de France y Hubbard30, ha ensa-
yado sobre todo Alhson31 Se apoya en el nexo entre EV'tl)J.Of!aL (v 20a) y
la promesa de «estar contigo» (v 20b) en algunos textos bIbhcos sobre
MOlses 32 , y postula que el evangehsta reonento una preVIa hIstona tradl-
Clonal de apanClOn a la luz de su propIa VISIon de Jesus como nuevo MOl-
ses 33 ConSIdero ardua la tesIS La expreslOn Jtuvw óau EVEl:ELAm:o/EvE-
l:ELAUf!T]V aparece documentada 19 veces en los LXX, en la gran mayona
de los documentos se habla de DlOS, no de MOlses Es arbitrano entresa-
car de los numerosIsImos documentos bIbhcos unos pocos, no comclden-
tes hteralmente en la mayor parte de los casos, y aducIrlos en favor de una
«cnstologla de Jesus como nuevo MOlses» SI alguna onentaclon clara de-
nva de los paralelos bIbhcos para la lectura, es pnnCIpalmente esto Jesus
habla aqUl en el papel de DIOS, que en la BIblta «daba todas las ordenes» al
pueblo, a MOlses y a otros, y promete «estar con ellos»

3 4 En la mIsma dIrecclOn apunta el tema del Enmanuel en v 20b


(Lool) EYW f!E-&' Úf!WV df!L) TambIen aqm resuena una tradIclOn bIbhca
muy dIfundIda34 Lo mas afín a la formulaclOn de v 20b son los mensajes
profeticos sobre la presenCIa de DIOS en medlO del pueblo en Ag 1, 13, 2,
4, Jr 49, 11 LXX Se trata, pues, de la presenCIa de DlOS, la referencIa a
DlOS es mas patente aun en el v 20b con el ego enfatizado La referencIa a
tradICIones mOSaicas no es nada transparente, basta señalar que en ellas se
habla de la presencia de DIOS en MOlses o Josue, no de la presenCIa cons-
tante de MOlses en el pueblo

3 5 (,Esta mflmdo Mt 28, 16-20 por la tradIcIon bIbhca del peregri-


naJe escatologlco de las nacIOnes a SlOn? Ha SIdo sobre todo Donaldson el

28 Ma1ma*,96
29 Cf supra, n 21
30 Cf France, 412, Hubbard*, 92-94
31 A1hson, Mases, 262-266, Davles-A1hson*, 90-96, Davles-A1hson III, 679s
32 Son Importantes para A1hson, sobre todo, Dt 31,23, Jos 1, 1-9 (cf v 5s 9),
1 Cr 22,1-16 (cf vil 13 15s), Jr 1, 4-10 (cf v 7s)
33 Aparte de v 20a b, para AllIson el monte y nOQEU{}EV'tES «evocan a MOl-
ses» A dIferenCIa de Hubbard*, cuya reconstrucclOn les sIrve de base, Davles-A1h-
son III, 678, conSIderan premateano el v 18b y postulan un relato premateano de la
apanclOn, determmado por Dn 7, 13s, relato que Mt elaboro, segun ellos, en la 1mea
de su cnsto1ogla «mosaica»
34 Cf vol 1, 149s, n 59 (Mateo 1, 145s, n 52)
defensor de esta tesls35 , remltlendo a Sal 2, 6-8, 1s 2, 2-4, 25, 6, 56. 7, por
ejemplo Stuhlmacher plensa en dlrecclOn slmllar, y recuerda ademas Zac 2,
10-16,14,16-19 Ylas tradlclOnes de la flesta de las Chozas 36 CaSl todo m-
dlca sm embargo, a mI JUlClO, lo contrano de esa teSIS no hay muchos con-
tactos lIterales con esos pasajes blblIcos 37 El escenano blblIco es exacta-
mente mverso al de Mt 28, 16-20 allI, las naClOnes lfan a reumrse, en
dlrecclOn centnpeta, al monte SlOn, aqUl, los dISClpulos son envIados, en dI-
reCClOn centnfuga, desde el monte (JtOQEU{}EVtE~')a todos los pueblos pa-
ra hacerlos dISClpulos Pero, sobre todo, Jesus habla abandonado ya el tem-
plo en 24, Is, y el angel y Jesus mlsmo hablan dado a los dlsclpulos la
orden de salIr de Jerusalen, la cmdad de la muerte de Jesus, cammo de Ga-
Illea (28, 7 10) ASl, para los lectores apenas habla relaclOn alguna del
monte de GalIlea con SlOn 38

Intento hacer un resumen El lenguaJe blbhco de la secclón de-


Ja claro, en conjunto, que Mateo entlende la proclamacIOn de Je-
sus en el monte dentro de la tradlcIOn del DIOS que actúa en su
pueblo En lo concreto es d¡f1cl1 denvar claramente de las formu-
laCIOnes de SIgno blbhco unas señales para la lectura Lo que dIcen
3 3 Y 3 4 SI es de clandad mendlana el Jesús reSUCItado y que,
conforme a 26, 64, se SIenta ahora a la derecha de DIOS, asume el
papel dlVlllo, mucho mas, por tanto, que el papel de un nuevo MOl-
ses En consecuenCIa, dado que el trasfondo bíbhco del texto es re-
latlvamente general, cabe presumIr que los lectores construyan el
sentldo del texto partlendo, más que nada, de su lectura del evan-
geho de Mateo
,,

4) Ongen

Despues de todo 10 dlcho hasta ahora es poslble un JUlClO breve y cla-


ro que vaya formular SIgUIendo la estela de Ernst Lohmeyer39 Mt 28, 18b-

35 Donaldson, Mountazn, 183-187 197-202


36 Stuhlmacher*, 117 El mterpreta ¡b¡d, 115, la marcha de los dISCIpulos a
GalIlea como «la restauraCIOn sImbolIca de (el gran) Israel despues de la catastro-
fe sobrevemda, como castIgo, sobre el pastor y su rebaño» (,Mt 26, 3Is')
37 Solo las palabras clave oQo~ y E1TVr¡ aparecen con mas frecuenCIa, en Is 2,
2, 25, 6, tamblen nana Ta E1TVr¡
38 Por algo JustIllO, Apol 1, 39, 1-3, que remIte en el envIO de los apostoles a
1s 2, 2, utIlIza el modelo lucano y hace salIr a los apostoles de Jerusalen
39 Lohmeyer*, 33
20 no es un «logion del Señor», sino -como entiendo yo, a diferencia de
Lohmeyer- un «logion en el Señor» compuesto por Mateo.

Explicación

Los diversos intentos llevados a cabo, sin éxito a mi juicio, para


determinar el género literario del dicho final de Jesús de los v. 18b-
20 40 reflejan el problema básico del texto. ¿Se trata aquí primaria-
mente -como en un «himno de entronización»- de exaltación y
soberanía de Jesús y, por tanto, de cristología?, ¿o acaso se trata
primariamente -como en una «ordenación de comunidad»- de la fi-
gura de la Iglesia según Jesús y, por tanto, de eclesiología?, ¿o se
trata específicamente -como en un «encargo»- del mandato de la
Iglesia? De ser correcto esto último, ¿en qué consiste el mandato?,
¿en la misión universal-la «Great Commíssíoll» suele calificarse en
la exégesis bíblica alemana, desde el siglo XIX, como «mandato mi-
sional»- o, más ampliamente, en la obediencia de la Iglesia a los pre-
ceptos de Jesús? Esas cuarenta palabras de la conclusión del evange-
lio parecen compendiar todos los principios teológicos del evangelio
de Mateo. De ahí la enormidad de bibliografia secundaria que se ha
ido acumulando en tomo a este text0 41 •
Los once discípulos marchan a Galilea siguiendo la indicación de 16
las mujeres. Sabemos además que van «al monte», conforme al man-
dato de JesÚs42 . «Galilea» o «el monte» desatan una serie de asocia-
ciones en los lectores. Apenas pensarán en lo que era por entonces

40 Cf supra, 554s, AnálISIS 2 2.


41 Harnack*, 46, había escnto a propósito de v. 18b-20 «No se pueden deCIr
más cosas, y más grandes, en cuarenta palabras» Los exegetas del SIglo XX -el
elenco bIblIográfico, supra, 547-549, no es m mucho menos completo- han dIcho
desde luego «más cosas», aunque no más grandes. La avalancha de lIteratura se-
cundana sobre este texto ImpIde en gran medIda la comumcaclón El récord lo SI-
gue ostentando aún J Lange* con su monografía de 1973 (573 páginas sobre este
texto)
42. B. Welss, 506, traduce oi! por «donde»; y E'm~aTO, en pluscuamperfecto
(<<donde Jesús les había dado [tIempo atrás] sus mstrucclOnes»), SImIlar Davles-
AllIson III, 681, como pOSIbIlIdad En cuanto al contemdo, especulan con el monte
de las blenaventIrranzas. 'Em~aTO cobra entonces sentIdo absoluto; Ir al monte no
es ya el contemdo de la orden de Jesús Pero ,aOOO¡'WL en sentIdo absoluto es muy
raro en gnego (¡cf., sin embargo, OLal:CWOWV en 11, 1'), nllentras que es corriente
el SIgnificado de oi! = adonde La construccIón propuesta en la tradUCCIón era se-
guramente más natural para los lectores
Galilea, una tierra básicamente judía43 , sino en lo que han leído en el
evangelio sobre Galilea, la tierra donde Jesús enseñaba y curaba a su
pueblo (4, 23-25). Allí encontró un eco amplio y positivo. Los discí-
pulos mismos proceden de allí (4, 18). En Galilea surgió la comuni-
dad de los discípulos, Iglesia de Jesús (16, 13.18). A Galilea había
ido Jesús ya de niño, huyendo del malvado soberano judío (2, 22), Y
allí se retiró de nuevo por temor a Herodes Antipas (4, 12). Ahora se
repite aquello: el Jesús crucificado en la ciudad santa de Israel, Jeru-
salén, ordena a sus discípulos, una vez más, ir a Galilea (28, 10; cf.
26,32). Galilea es, pues, tierra de refugio; contrasta con Jerusalén y
ofrece protección frente a los dirigentes judíos44 . En su cita de cum-
plimiento 4, 15, el evangelista calificaba a Galilea, con palabras de
Isaías, como «Galilea de los paganos», en contraposición a Belén, si-
tuada en tierra de Judá (2, 6), de donde huirá el futuro pastor de su
pueblo Israel. Mateo había insinuado de ese modo algo del futuro,
más allá del tiempo de Jesús, en el relato que transparentaba el pre-
sente 45 • El v. 19 desarrollará esta idea.
«El monte» evocará también a los lectores no un determinado
monte en sentido geográfico, sino «el» monte conocido por el
evangelio. Pero ¿cuál? Eso queda aún abierto. La continuación del
texto reforzará ciertas posibilidades de asociación y descartará
otras 46 . Tres asociaciones pasarán a primer plano: la primera es la
del monte de la tercera tentación, donde el diablo ofreció a Jesús el
dominio universal: «¡Todo esto te daré!» (4, 8s). Ahora «se le ha
dado» a Jesús «toda autoridad» en el cielo y en la tierra (v. l8b);
pero no se lo ha dado el diablo sino Dios. La segunda asociación es
la del monte de las bienaventuranzas (5,1; 8,1). Esta asociación se

43. Así Stuhlmacher, 114.116 ¡Naturalmente que lo es' Pero SI se tratara de eso
-y de la «restauracIón deflllltJva de (el gran) Israel» (lbId , 115) por el Resucltado-
Mt no habría podIdo cltar en 4, 15 a Is 8, 23 (raALAma rwv i;{}vwv) III hacer sa]¡r a
los dIscípulos, por orden de Jesús, de la CIUdad de DIOS, Jerusalén (¡y de Slón!). En
cambIO, una apanclón de Jesús en Jerusalén, como en Lc -¿por qué no en el monte
del templo o en el monte de los OlIvos L , habría dejado clara su mtenclón.
44. Sobre Galilea como tierra de refugIO, cf. Bloem***, 37s y TIsera, Umver-
sa!zsm, 293.319
45. Cf. vol 1,186-188 234s (Mateo 1,181-183 238s). TambIén es Importante
en este contexto Na~wga¡;o<; (2, 23), con su poslblbdad de referenCIa al nombre de
los cnstlanos SlflOS. <<nazoreos», cf. vol. 1, 187s (Mateo 1, 182s)
46 Quedan descartados a pnon el monte de los Obvos, sItuado en Judea (21,
1,24,3,26,30), y tambIén el monte Gólgota, nunca desIgnado como ogo<;. No hay
mdlclOs de referencIa al monte de la oracIón (14, 23) III al monte de la multIphca-
clón de los panes (15, 29)
refuerza con el v 20a «enseñándoles a guardar todo lo que os he
mandado» Este monte fue el lugar sobresalIente de la enseñanza
de Jesús (5, 2, 7, 28s) Fue un segundo Smaí y, sobre todo, el lugar
donde aquel que «enseñaba con autorIdad» (7, 29) sobrepasó am-
phamente las palabras del prImer MOISés con su «pero yo os dI-
gO»47 La tercera aSOCIaCIOn, en fm, es la del monte de la transfI-
guracIOn (17, 1-9) TambIén allí se les presentó Jesús en su glOrIa
celestIal (17, 7) YlIbro de la angustIa a los tres dISCIpulos, que ha-
bían reaccIOnado a la mamfestacIón del GlOrIfICado con algo más
que dudas (17, 6) No es posIble decIdIr entre estas tres posIbIlIda-
des de aSOCIaCIón, sólo cabe mdIcar que en 28, 16-20 se acumulan
especIalmente los recuerdos del prólogo y de la prImera parte del
evangeho

La aparIcIón de Jesus sólo es aludIda, y de forma extremada- 17


mente lacomca, con el sImple partIcIpIO mateano lbov'te¡:;. No le m-
teresan los detalles al narrador Nada sabemos por tanto, al Igual
que en v 9s, de la fIgura en que se aparecIó Jesús a los dIscípulos,
m SI la aparICIÓn vmo del cIel0 48 Es más Importante la reaccIón de
los dlscípulos Le <mnden homenaje». Los lectores se lo lmagma-
rán, a tenor de v 949 , como un postrarse-a-los-ples El rendIr home-
naJe, la «proskynesls», es la actItud correcta ante los señores Tra-
tándose de Jesus, esta actItud mcluye la adoracIOn Pero la actItud
de los dIscípulos es dIspar, como la de las mUjeres en v 8 «pero al-
gunos dudaron» La mterpretacIón de aL M y de 6Lo'ta~w es objeto
de controversIa

Hay cmco poslblhdades de exegesls


1 Se supoma muchas veces, ya en la exégeSIS de la IgleSIa antIgua,
que ademas de los Once hubo otros en el monte, por ejemplo, los 70 (Lc
10, 1) o los 500 (1 Cor 15, 6) Y que hubo personas dubItantes entre ellos so
Tal supuesto es casI ImposIble practIcamente Los «dudosos» no pueden
ser otros que los Once, porque el texto no mencIOna nmgun otro grupo de
personas al que pueda referIrse la expreslOn aloE

47 Cf sobre el monte de las bIenaventuranzas y el Silla! vol 1, 266s y 540


(Mateo 1, 275-277 582s)
48 Cf por ejemplo la exegesls gnostIca en Sophla Jesu Chnstl = NHC I1I/4,
91, 10ss Jesus se aparece como espmtu IllvlSlble, como un angel de luz PostulaIl
esta apanclOn desde el CIelo Schwelzer, 346, Schaberg*, 324
49 Cf ademas 2, 11,4,9, 18,26
50 Por ejemplo en Teofüacto, 484, mas autores en Maldonado, 672
2 La segunda poslbl1ldad exegetlca se remonta Igualmente a la
sla antIgua Era frecuente mterpretar f:DLo'taoav como pluscuamperfecto y
Igle-l
refenrlo a antenores dudas de los apostoles Esto chocaba con el ordena-
mIento cronologlco tradIcIOnal de las apallclOnes Como las de Jerusalen
fueron antenores a las de GalIlea segun creencIa eclesIal, cabla pensar en
la duda de Tomas en Jerusalen, por eJempl05] Pero tamblen esto es muy dI-
ficIl, porque los dos aorlstos paralelos JtQOOEX'lJvr¡oav y EDw'taoav deben
mterpretarse del mIsmo modo
3 Es casI ImposIble, Igualmente, suponer que, de los Once, unos nn-
dIeron homenaje al ResucItado y los otros «dudaron»52 Solo cabna hacer
esta lectura SI a aL DE hubIera precedIdo un OL !-LEV (JtQOOEX'1Jvr¡oav)
Quedan otras dos poslblhdades de mterpretaclOn
4 Segun la una, OL DE asume el sUjeto antenor A tenor de esta pro-
puesta, los once dlsclpulos hIcIeron ambas cosas nndleron homenaje a Je-
sus y dudaron de el Que tal ambIvalencIa sea pOSIble en Mateo, lo de-
muestra la reacclOn de las mUJeres, antes narrada, a la apanclOn del angel
en v 8 «con temor y gran alegna»53
5 A tenor de la otra pOSIbIlIdad, aL DE restnnge el sUjeto antes men-
CIonado Entonces, los once dlsclpulos adoran al ResucItado, «pero algu-
nos dudaron»54
La cuestlOn es gramatIcal y estIlIsttca, no teologlca 55 En gnego, ambas
¡nterpretaclOnes son pOSIbles en pnnclplO56, pero la segunda (= n° 5) res-
ponde a un uso mas frecuente 57 Nmguna de las dos es facIl desde el uso
Imgmstlco de Mateo porque, aparte de 26, 67, el ó DE/aL DE absoluto lleva
SIempre en Mateo otro sUjeto ya mencIOnado antes, generalmente otro m-
terlocutor en un dlalog0 58 Esto no encaja aqm, porque no se ha mencIona-
do antes nmgun otro sUjeto La traducclOn restnctlva «pero algunos» (=
n° 5) debe prefenrse en mI opmlOn, porque el sUjeto es en ella otro dlstm-

51 ASI ya Ongenes, fr 570 - GCS Ong XII, 234 Lagrange, 543 y Leon-Du-
four* mterpretan todavla hoy en tiempo pluscuamperfecto
52 ASI por ejemplo Schmewmd, 279, Gmlka n, 506, Wllkms, Concept, 1448
53 Esta mterpretaclOn es defendida hoy con frecuencia, aSI por ejemplo
Grundmann, 576, Sand, 595, Hagner I1, 884, Hahn*, 34, Reeves***, 22-25, GI-
bhn*, 71s, Oberlmner*, 380s, Stuhlmacher*, 119
54 La mejor base para esta traducclOn, defendida tamblen a menudo, la ofrece
Van der Horst* (con paralelos antiguos)
55 Frente a Oberlmner*, 381
56 Sobre la mterpretaclOn a) Kuhner-Blass-Gerth I1/l, 657, sobre la mterpre-
taclOn b) Kuhner-Blass-Gerth U/l, 584s
57 La adopclOn del mIsmo sUjeto por al bE es un uso relatIvamente raro en
gnego, limItado al lenguaje eplco pnmillvo (¡Homero') y a Herodoto (Kuhner-
Blass-Gerth I111, 584, cf 657)
58 '0 bE/al bE absoluto, es deCir, no segUido de un sUJeto, se da en Mt unas 62
veces, de ellas unas 57 veces despues de un dISCurso directo (p eJ en la expreslOn
Ó 6E aJtoxQL{}ELC; EiJtEV) BI-Debr-Rehkopf § 251 con n 1 es totalmente mexacto
to, al menos parcialmente, y resulta por consigUIente mas proxlma al len-
guaJe mateano cornente La formulaclOn mateana es aqUl muy lacontca y,
por ello, expuesta a malentendidos, Mateo qUIere llegar fmalmente a lo
que es para ella palabra decIsiva del Resucitado

La cuestlOn no reviste gran ImportancIa en el contemdo la am-


bIvalencIa en la reaCClOn de los dISClpulos eXIste Igualmente con los
papeles «repartIdos» en la «proskynesls» se mfIltran las «dudas»
Tamblen en el pasaje paralelo 14, 31-33 estaban «repartIdos» los
papeles Jesus dIJO a Pedro, el dISClpulo tIpICO que temla ahogarse
en el lago y pldlO auxIlIo a SU Señor «¡Que poca fe' ¿Por que has
dudado?» En la barca, una vez apacIguada la tempestad, los dISCI-
pulas <mnden homenaje» al Señor dIVmo En aquel pasaje se mam-
fIesta la ambIvalencIa con la expreslOn «poca fe»
Estamos aSI ante la segunda cuestlOn el sIgmflcado de I')Lo'tá~ú)

El dlcclOnano dIce «dudar, tItubear»59 DIversos exegetas modernos


prefieren el slgmfIcado de «tItubear», porque «dudar» esta muy marcado
por el subjetIVIsmo moderno y pone a los dlsclpulos al borde de la mcre-
dultdad 60 QUlza eso sea correcto, pero «tItubear» es excesivamente leve
como traducclon ASI lo mdlca el pasaje 14, 29-31 Pedro no tItItbeo en lan-
zarse al agua, pero reparo en el viento, no solo en Jesus, y quedo «dividi-
do» DICClOnanos antIguos dan como smommos de l'l101:aJ;'w bL/(OVOEW
(pensar dIsonante), cmoQEw (estar fluctuando), u[trpLpaAAw (estar en la In-
certidumbre, oscllar)61, U[trpLOP1']1:EW (no estar conforme), Evbma1;,w (estar
perpleJo), U[trpLYVOEW (estar en duda)62 Yo prefiero aqUl la traducclOn ale-
mana zweifeln, dudar, Justamente porque en zwel-feln resuena aun la «eSCI-
slon» y el estado de dIvlslOn del «dubItante»

La ambIValencIa de los dISClpulos en v 17 pertenece al esquema


mateano de la «poca fe» La fe de los dISClpulos no es, en Mateo,
una certeza por enCIma de todo vaIVen, smo que se mueve entre la
confIanza y el desalIento, entre certeza y duda La persona «de po-
ca fe» recurre una y otra vez al Señor63 Jesus no remedIa la «poca

59 Llddell-Scott, s v (Ho'ta~(j), Bauer, Wb 6 , s v 6Lo'ta~(j)


60 Lean Dufour*, 197 199 EllIs*, espee 576s, Glblm* (poca fe), OberlIn-
ner* (poca fe) Ya Va1des, 502, se resIste a IdentifIcar mcredulIdad y duda duda es
debIlIdad, no mcreencla «Yo tanto mas maravillo de los que no dudan que de los
que dudan» (El Evangelzo segun san Mateo, Terrasa 1986, 531)
61 HeslqulO, s V 6Lm;a~(j)
62 Polux 9, 154
63 Cf 8,25, 14,30, especialmente vol 1,480 (Mateo 1, 516s), vol 1I,53s,
540s 587s 682s
fe» una vez por todas, con un mIlagro, por ejemplo, la poca fe rea-
parece constantemente Mateo renunCia aquí mcluso a presentar a
Jesus deshaciendo la duda pusI1ámme de sus discípulos con un ges-
to de bendiCión o mvItándolos a tocarle, como ocurre en muchos re-
latos de apanclOnes 64 Jesús deja de lado la perplejidad de sus diS-
cípulos y va directamente al anuncIO
18 Jesús se acerca ahora a los discípulos Los lectores recuerdan
qUizá el fmal del relato de la transfIguraCión en 17, 7 65 , donde Je-
sús resolViÓ el desconCierto de los discípulos con su presencia y
sus palabras de alIento AnunCia a los discípulos que ha reCibido
todo poder en el Cielo y en la tierra, esto es, sobre toda la creación
El Resucitado no dice con ello nada nuevo a las lectoras y lecto-
res, Simplemente les hace recordar la fe pascual con su resurrec-
ClOn, Jesús ha Sido exaltado y constitUido soberano del umverso
Para todo el cnstIamsmo pnmItlvo es un aXIOma que todas las po-
tencias estan sometidas a Jesús exaltado (Rom 1, 4, Flp 2, 9-11,
Col 1, 18-20, Ef 1,20-22, 1 Pe 3, 22, Heb 1, 3s) Gracias a la re-
surrección de Jesús, por tanto, el umverso expenmentó una trans-
formaCión total
Su lectura antenor del evangelIo de Mateo añade nuevos con-
tornos a la fe de los lectores en Jesús resucitado, soberano del
mundo leen el v 18b a la luz del relato prevIO de la pasión el Je-
sús que hace poco era maltratado, vlhpendiado y abandonado por
DIOS en la cruz, ahora es resucitado y constitUido por DIOS 66 sobe-
rano del mundo Recuerdan que Jesús habló muchas veces de su
pasión mmmente, de su resurrección y del plan de DIOS con el HI-
JO del hombre 67 AnuncIO a los dmgentes JudlOs hostiles, en 26, 64,
la exaltaCión del HIJO del hombre a la derecha de DIOS, también alh
con palabras bíbhcas (Sal 110, 1 Y Dn 7, 13s) En la parabola de la
mostaza había dicho que la semilla sembrada por el, el HIJO del
hombre, crecería en el remo del HIJO del hombre que era el mundo
(13,37-39) Su remo no comenzará sólo con la segunda vemda co-
mo Juez del mundo, smo ya ahora68 Así, el dicho autontatIvo de v

64 Lc24, 16-2730-3237-43, Jn20, 25-28, 21,4-7, cf Jn20, 15s20


65 17, 7 es, Junto con 28, 18, el umco pasaje que aplIca el verbo JtQoOEQxofwL
a Jesus
66 'E&o{}r¡ '" passlvum dlvmum
67 Cf 16,21, 17, 22s, 20, 18s,26,22445
68 Cf vol n,453 El enfasls difIere en 16,28,20,21, donde se subraya la ex-
pectativa de la parusIa, el futuro
18b significa para los lectores un refrendo y profundización de su
fe en la verdad de las palabras de Jesús. El Resucitado no habla aquí
dlrectamente de su persona como H1JO del hombre; pero dado que
el v. l8b evoca otros dlchos sobre el Hijo del hombre, tampoco es-
tá aquí lejos la idea de «Jesús, HIJO del hombre>P.
Sobre todo, los lectores seguramente prestan especial atencIón a
la palabra ESOUGLU (poder, autondad), que no fIgura en las confeslO-
nes eclesiales de pascua, y recuerdan algunos pasajes que han leído u
oído sobre Jesús 70 : su sennón de la montaña fue una enseñanza «con
autoridad» (7, 29). Dios le dlO «autoridad» -a él y, a través de él,
también a la comunidad- para perdonar pecados (9, 6.8). La «auto-
ridad» de Jesús fue algo tan llamativo para los extraños que, al co-
mienzo de toda una serie de conflIctos en Jerusalén, fue interrogado
acerca de ella (21, 23-27). Quizá los lectores recuerdan asimismo
que Jesús dio también «autoridad» para expulsar demonios y curar
enfermos (10, 1), que no era sino la autoridad que él ejercitó a me-
nudo como Mesías sanador de su pueblo (caps. 8-9). Y lo que es
más, «le fue entregado todo» por el Padre, la plenitud de conoci-
miento del Padre, que él, el Hijo, revela a los elegidos (11, 27). Con
todos estos recuerdos en la memoria, oyen ahora: «Se me ha dado
plena autondad en el cielo y en la tlerra». Todo lo que se hizo ya vi-
sible en vIda de Jesús, pero hmltadamente y no sm discuslOnes, todo
eso es compendlado, ampbado y absolutizado ahora por medio de la
resurreccIón 71 • Todo el poder del universo reside ahora en Jesús re-
sucitado: ninguna otra autondad cuenta ya nada alIado de la suya 72 .
No se pone ningún límite a esa autoridad 73 . Ahora, después de pas-

69 Esa Idea no es evocada pnmanamente, a mI JUICIO, con mtenclón mtertex-


tual en referenCIa al pasaje de Dn 7, I3s, que subyace en v 18b, smo con mtenclOn
«mtratextual», en referenCIa a los numerosos dIchos sobre el HIJO del hombre en el
evangelIo de Mateo
70 TambIén aquí vale, por tanto, el supuesto de que E~ouOLa no debe mterpre-
tarse dIrectamente a la luz de la escena de JUICIO de Dn 7, 13s
71 Así Vogtle*, 263s, Bornkamm*, 174 (el tema de la autondad «une» al Resu-
CItado y al Terreno) Según Kunzel, Studlen, 108, naoa E~ouOLa compendIa «a mo-
do de punto focal» los dIversos aspectos de la autondad que se contemplan en el evan-
geho de Mateo
72 Barth*, 12, señala con razón que «de ese modo se expresa una exclusIvI-
dad no hay objetIvamente otra autondadJunto a la que posee Jesús» No hay ám-
bItos partIculares Junto al poder de Jesus (el Estado o el derecho natural, por eJem-
plo) que no estén mclUldos en la soberanía de Cnsto
73 J Moltmann, La IgleSia, fuerza del Espmtu, Salamanca 1978, 129 ese po-
der «rebasa todas las fronteras de un mundo dIVIdIdo. Abarca tanto lo rehglOso co-
mo lo polítIco, la esfera pnvada como la socIal».
cua, queda patente dónde se apoya la tercera peticIón del padrenues-
tro la posIbIlIdad de que «se haga la voluntad de DIOS en la tIerra CO-
mo en el cIelo» estnba en que a Cnsto se le dado toda autondad en el
cIelo y en la tierra Se proclama así una desorbItada pretensIón, yeso
en medIO de un mundo donde la voluntad de DIOS se mcumple con
demasIada frecuencIa, porque la expenencIa enseña que el mundo
está regIdo por unos poderes muy dIferentes y en modo alguno se ha
modIfIcado notonamente con la resurreCCIOn de Jesús

Historia de la influencia

8b La IgleSIa antIgua entendlO esta proclama de autondad a la luz de la


doctnna tnmtana La dIfIcultad fue que no era pOSIble traspasar la auto-
ndad o el poder sobre toda la creaClOn, a partIr de un determmado mo-
mento temporal, a algUIen que «poseyo sIempre ese poder al nacer del Pa-
dre y ser DIOS por naturaleza (<puGa)>> Cmlo de Ale]andna aclara que el
ECO{}r¡ (<<fue dado») esta dIcho solo OlXOVO¡'uxwC; XaL aV{}QCDJtLVCD1:e-
QOV (<<confonne al plan de salvaclOn y al modo humano»r4 Los calcedo-
nenses resuelven el problema diCiendo que en v 18b se habla en particular de
la naturaleza humana del HIJO de DIOS, la cual, despues de la muerte, se um-
flca defmItlvamente con el Logos75

Explicación
.'
)a El poder sobre toda la creaCIón que fue traspasado a Jesús es,
como sugIere la particula o{;v, el fundamento para el mandato que
VIene a contmuacIón76 Queda dICho así algo muy Importante sobre
la «autondad» otorgada a Cnsto su mstrumento son los dIscípulos
0, más exactamente, la predIcacIón de estos Es por tanto una auto-
ndad que no se parece a la de los «prínCIpes de los paganos» y sus
«grandes», smo que es propIa del HIJO del hombre, que «vmo a
serVIr» (20, 25-28) No se trata, pues, de una autondad como la que
«tIenen, ejercen y degradan los humanos», smo de una «autondad
que, en lugar de dommar, lIbera y por eso está expuesta a la sospe-

74 Cmlo de Ale]andna fr 321 = Reuss 269


75 Teof¡lacto, 484, s¡m¡\ar p eJ Beda, 130, Anselmo de Laon, 1498
76 Bengel, 170 esa autondad es «causa» del envIO Lagrange, 544, sobre la
exphcaclOn de oiJv «La m¡SSlOn des Apótres denve du pOUVOlr du Chnst»
cha de ImpotencIa» 77 Esto sera Importante para el concepto de mI-
SIOn que se desprende de la perspectIva de Mt 28, 18b-2078
El partIcIpIO nOQE'lJ{h::v'tEs mtroduce el mandato Aparece con
frecuencIa en Mateo como fórmula, pero en la mayona de los pasa-
Jes no es Irrelevante, y tampoco aqm, porque signIfiCa Ir fíSIcamen-
te a otro lugar79 Por eso resulta Igualmente obVia la aSOCIaCIOn con
el ImperatIvo mtroductono del diSCurSO de mISIOn «No vaYaIs a tIe-
rra de paganos ,meJor es que vaYaIs (noQE'lJEa1'tE) a las ovejas
descarnadas de Israel» (lO, 5s) Los once dISClpulos, por tanto, de-
ben trasladarse a GalIlea y «hacer dIscípulos» a todos los pueblos
Mu1't'Y]'tE'lJau'tE es el ImperatIvo general, aclarado con los partIcIpIOS
que Siguen en v 19b y 20a

Historia de la influencia

No lo VIO aSila tradlclOn exegetIca latma de OCCidente A tenor de ella, 19s


~a{}YJtE1JaatE Ylos partIcipIOS SigUIentes ~aJttL~OVtEC:; y (lL6aaXOVtEC:; res-
ponden, desde Jerommo, a una tnple pedagogla cnstIana, que mclUIa en
pnmer lugar la mstrucclOn sobre las verdades fundamentales de la fe cns-
tIana, en segundo lugar el bautIsmo y en tercer lugar la mstrucclOn de los
bautIzados en los preceptos de la Vida cnstIanasü Este «ardo», que mvela
tanto la pecuhandad de la ecleslOlogia mateana del discipulado sl como el
predommlO de la praXiS en ella (v 20a), fue facl1ltado por el texto de la
Vulgata, que traduce ~a{}YJtE1JaatE por «docete» y hace segUIr luego en V
20 un segundo «docentes»

Explicación

El verbo ¡.tU1't'Y]'tEÚW fIgura, dentro del conjunto del Nuevo Tes- 19a
tamento, caSI exclUSIvamente en Mateo, y el cnstIanIsmo pnmItIvo

77 G Ebelmg, Dogmatzk des chrzstlzchen Glaubens n, Tubmgen 1979, 336,


Similar Moltmann, La IgleSia fuerza del Espzrztu, 132s
78 Cf mfra, 586s
79 Con Imperativo en 2,8, 11,4, 17,27,28,7, con otros modos verbales en
18,12,21,6,22,15,26,14 27,66, sm un «Ir» real, umcarnente en 9,13
80 Jerommo 282, mas tarde p eJ Estrabon 178 (<<congruus ardo»), Ludolfo
de SaJoma 80, 2 = 238 (<<catechlsmus debet Baptlsmum praecedere»), JansenlO,
311, difiere Calvmo, Inst 1Y, 16,27 (pnmero bautismo [de mfantes], luego ms-
trucclOn) Wolzogen, 450
81 Cf vol 11,215-221
lo entendIÓ caSI SIempre en sentIdo actIv0 82 «haced dIscípulos» se
corresponde con la palabra eclesIOlogIca fundamental lla{h]1;~~,
que refleja aquel momento hIstónc0 83 «DIscípulos» no son úmca-
mente los Doce del Jesús terreno, el dIscIpulado de Jesús se da allí
donde su autondad actúa entre las personas (v l8b, cf. 9, 8 ; 10, 1)
Yse guardan sus preceptos (v 20a) De ahI que el mandato mIsIOnal
del ResucItado sea aSImIsmo transparente a cualqUIer momento hIs-
tónco no va dmgIdo solamente a los once apóstoles en el IlllCIO de
la hIstona de la IgleSIa, los apóstoles son personajes de IdentIfIca-
CIón para todos los dIscípulos de Jesús en todos los tIempos estos
dIscípulos se encuentran Igualmente comprometIdos con el manda-
to del ResucItado

Historia de la influencia

a Mt 28, 19a sólo llegó a ser un texto decIsIVO para la misIón de la


IgleSIa a partIr del sIglo XVI. El versículo emprendIó su cammo
exItoso como «mandato mIsIOnal» -sobre todo en el protestantIs-
mo- a prmCIpIOS del sIglo XIX

La Iglesza antigua entendIÓ este mandato de Jesus a los Once como


mandato valIdo para aquellos apostoles, para el tiempo Imclal de la IgleSIa
(JUStillO, Apol 1, 31, 7, AnstIdes, Apol 2, 8)84 A esta creencIa se ajusta la
leyenda segun la cual los apostoles se dlstnbuyeron el mundo para llevar el
EvangelIo a todas partes 85 ASI se comprende que en la IgleSIa antigua ape-
nas se haga referencIa a Mt 28, 19a para aplIcarlo a su propIa mlsIOn um-
versal el anuncIO mIsIonero de la IgleSIa, que en los sIglos II y III fue en
buena medIda una predlcacIOn de casa en casa, «Ill SItu», no podía enlazar
facIlmente con Mt 28, 19a Apenas se tuvo conCIenCia, por eso, de que es-
te encargo ultImo de Jesus pudIera ser valIdo mas alla de los apóstoles del
tIempo Imclal Se llego como mucho, desde la Edad MedIa, a conectar el
verslculo con la suceSIón apostolIca Se hIZO esto concretamente en com-

82 Cf Hch 14,21, IgnacIO, Rom 3,1, Id, Ef JO, 1, Asc ls 3,18 (dependIen-
te de Mt 28, 19a), Justmo, Dzal 52, 1 En Mt 13,52 YqUlza 27,57 (cf supra, 486,
n 1 sobre 27, 57-61) fIgura como deponente paSIVO
83 Cf Luz, Junger, 159-166, y vol 1, 241s (solo parCIalmente en Mateo 1,
245-247)
84 Cf ademas Hermas slm 9,17, 3s Mas documentos en Skarsaune*, 72-77
85 Act Tom 1 - Schneemelcher IP, 303s, Dldascalta 23 = Achehs-Flemmmg,
120, cf EusebIO, Hlst Eccl 3, 1, 1s
bmaclOn con la promesa de v 20b, que fue refenda casI SIempre, «per suc-
ceSSlOnes», a la IglesIa global 86
HabIda cuenta de que la «mlSlOn» avanzo desde la alta Edad Medza
por amp]¡aclOn del terntono cnstIano, hay que decIr Igualmente que Mt
28, 19a contmuo sm ser un texto fundamental de la mlslon cnstIana Lo
mIsmo cabe decIr, SI no me eqUIvoco, de los grandes mIsIoneros del sIglo
XVI, que partIan baJo mandato de la IglesIa y de la Corona española y por-
tuguesa a mcorporar al mundo cnstlano los pueblos reclen «descubIertos»,
sobre todo de Amenca y tamblen, en escasa medIda, de ASIa onental 87 La
IgleSIa cato]¡ca paso a ser aSI en el sIglo XVI una IgleSIa realmente mun-
dIal, y esto pudo alcanzarse con mayor facI]¡dad en algunos paIses de Eu-
ropa merced al cIsma surgIdo con la Reforma
Para el concepto de mlSlOn en la Reforma tampoco desempeño nmgun
papel Mt 28, 19a88 Solo se debatIo el verslculo en el plano de la contro-
verSIa, cuando los teologos reformados tuvIeron que defenderse en un do-
ble frente Por una parte fueron atacados del lado cato]¡co, sobre todo por
Belarmmo las IgleSIas evange]¡cas eran, a su JUICIO, meras IgleSIas locales
o terntonales, a dIferenCIa de la IgleSIa cato]¡ca romana, que gracIas a la
mlSlOn española y portuguesa en Amenca y ASIa adqUlno una dlmenslOn
ecumemca totalmente nueva89 Por otra parte, las IgleSIas evange]¡cas tu-
vIeron que defenderse contra una nueva exegesls de Mt 28, 19a, sobre to-
do de los anabaptIstas, que refenan el mandato de Jesus dIrectamente a su
presente Se defendIeron contra unos y otros con la mterpretaclOn tradI-
cIOnal el mandato de Cnsto Iba dmgldo tan solo a los apostales, en el ml-
CIO del cnstIamsmo A dIferenCIa de los cato]¡cos, las IgleSIas evange]¡cas
rechazaban una suceSlOn aposto]¡ca90

86 Por ejemplo Estrabon, 178, DlOlllSIO CartuJano, 320, Maldonado, 675


(<<eplscopos nostros docere »)
87 Mt 28 19 no parece haber ejercIdo una mfluencla decIsIva en los grandes
mlSloneros catolIcos del Siglo XVI, como FrancIsco JavIer y Matteo Rlccl
88 Una mterpretaclOn caractenstlca es, por ejemplo, la de Musculus, 6l7s,
que entIende el mandato misIOnal como expreslOn de la «umversalIs gratIa Chns-
tI», y señala tamblen que en su tIempo muchos pueblos de Persla, Sma, ASia, Me
sopotamla, India y Afnca, entre otros, no eran cnstIanos o hablan dejado de serlo
Pero la umca consecuencia que el denva es la de prevemr a sus lectores contra la
apostasla de la fe
89 Cf G Rosenkranz, Die chnstlzche MlsslOn Geschlchte und Theologle,
Munchen 1977, 153s
90 ASI por ejemplo J Gerhard «El apostolado fue una fase dependiente de
CIrcunstancias hlstoncas y extraordmana, que ceso en la IgleSia al cambiar esas cIr-
cunstancIas» (LOCI n, 6, Clt segun Raupp*, 68) En termmos parecIdos se expresa
un dIctamen de la Facultad teologlca de Wlttenberg de 1652 «Pero eso (el manda-
to miSIOnal de Mc 16, 15) fue, como los otros dones sobrenaturales, un pnvileglO
personal, aSI, los sucesores no heredan Por eso, m los papistas m los luteranos tIe-
nen que acreditar mngun mandato dlvmo especial para predicar en el mundo ente-
ro» (Raupp*, 70)
Los nuevos enfoques partIeron de los anabaptistas y algunos teologos,
muy contados, de la gran cornente protestante Los pnmeros predIcadores
anabaptIstas, Itmerantes, muy afmes a Mateo en toda su predlcaclOn, consI-
deraron practlcamente a ortodoxos y evangelIcos como paganos que era
precIso recuperar para la fe antes que a nadIe, y vIeron su campo de mlslon
en Europa91 Como rechazaban tamblen el sacerdocIo especIal, aplIcaron
Mt 28, 19s y Mc 16, 15s al tIempo presente y a su propIa mlSlOn 92 Entre las
pocas «excepcIOnes» de la gran cornente protestante durante los SIglos XVI
y XVII hay que mencIOnar a Paracels0 93 , al calvlmsta holandes Adnan Sa-
ravla94 y al luterano austnaco JustIman van Welz 95 Los pIetIstas alemanes
adoptaron esta tradlclOn exegetIca96, sm que Mt 28, 18-20 tuvIera un papel
central en los mISIoneros de Halle y Hermhut durante el SIglo XVIII Mt 28,
19 solo paso a ser la carta magna de la mlSlOn a traves del baptIsta mgles
W!lham Carey y su eSCrIto An EnqUlry mto the ObhgatlOns ofChnst¡ans to
Use Means for the ConverSlOn ofHeathens, de 1792 Mt 28, 19a es para Ca-
rey el texto central de la mlslon El mandato de Jesus tIene caracter umver-
sal y para todos los tIempos, exactamente Igual que el mandato del bautIs-
mo de V 19b Yla promesa de V 20b 97 Carey hIzo que Mt 28, 19a llegara a
ser «el mandato mIsIonal» que orIento a las socIedades mISIOneras eclesla-
les y evangelIcas de los SIglos XIX y XX surgIdas de los movImIentos en
torno al revlval o despertar relIgIOSO Valga como ejemplo el calvlmsta ho-
landes Abraham Kuyper Mt 28, 19a era para el, como para muchos otros,
un mandato absoluto entendlO la mlSlOn como desplIegue de la soberama
de DIOS, no del amor de DIOS, la mlslon era, en consecuenCIa, «obedlence to
God's command», «not an mvItatlOn, but a charge, an order»98

91 W Schaufele, Das mlsslOnarzsche Bewusstsezn und WlIken der Taufer


(BGLRK 21),1966, 97s
92 «Nuestra fe, nuestra conducta y nuestro bautIsmo se sustentan en el man-
dato de CrIsto, Mt 28 YMc 16» (Hans Schlaffer, en Schaufele, Das mzsslOnarzsche
Bewusstsezm, 77) Mas documentos sobre la ImportancIa fundamental de Mt 29,
19s para los anabaptIstas, en Schaufele 76-78 9198
93 Cf Raupp*, 3842
94 Cf Bosch (Transformzng)*, 247 SaravJa fue el prImero en sostener, De DI-
versls Mzmstrorum Evangelu Gradlbus , Frankfurt 1591, 65, que de la vahdez Ulll-
versal de la promesa de Mt 28, 20b, comunmente aceptada, se sIgue necesarIamen-
te que el mandato mISIonal tampoco fue algo reservado a los apostoles
95 Cf Rosenkranz, Dze chrzstlzche MIsslOn, 161s, sobre Mt 28 cf el texto en
Raupp*,88
96 Bengel, 211 (sobre Mc 16, 15) «SI no han O1do el evangeho todos los
hombres, en todos los lugares y tIempos, entonces los sucesores de los prImeros
predIcadores y todos los que debJan O1rlo no respondIeron a la voluntad dlvma» Cf
ademas Ph M Pfaff en Raupp*, 189
97 «Thls CommlsslOn was as extenslve as posslble, and laId them under obh-
gatlOn to dIsperse themselves mto every country ofthe habitable globe, and preach
to al! the mhabltants, wIthout exceptlOn or hmltatlOn» (relmpr London 1891,7)
98 A Kuyper segun Bosch (Structure), 219, cf Id (Transformzng)*,341
A fmales del siglo XIX, Mt 28, 19 es para Gustav Warneck, el padre de
la ciencia de la mlslon protestante, el «documento fundacIOnal de la ml-
SlOn», f!a{hp;EUElV como mandato de mlslon slgmflca para el «tanto como
transformar a no cnstIanos en cnstIanos»99 Por ser el cnstIamsmo una re-
hglOn mundial, y «al desembocar todas las Ideas capitales del Evangeho en
una salvaclOn general del mundo, la hlstona evangehca fmahza con un
mandato miSIOnal, y este mandato constituye por eso una tarea central de
la Iglesia cnstIana»IOO Warneck combma la Idea de la labor evangehzado-
ra mdlvldual con la de la mlSlOn popular SI f!aitr¡TEUElV slgmflca «mover
a los humanos a recibir la mfluencla de Jesus como maestro y salvador, y a
otorgar cada vez mayor espacIo a esta mfluencla en su vida», Ta EitVr¡ ha-
ce referencia a la cnstIamzaclOn de los pueblos o nacIOnes las Iglesias po-
pulares son «la escuela donde se educa la humamdad colectivamente para
el diSCipulado de Jesus»IOI
Despues de Gustav Warneck, Mt 28, 19 llego a ser tamblen un texto
fundamental para el concepto catohco de mlSl0n 102 El mandato miSIOnal
de Jesus nge para toda la Iglesia a traves de la suceslOn papal y episcopal
C Splcq expone la pOSIClOn catohca en una smtesls casI claslca «En ver-
tu de la pmssance re9ue de son Pere (Mt 28, 18-20), Jesus commumque a
ses Apotres le pouvOlr d' enselgner Aucune restnctlOn n' est apportee a cet-
te autonte C'est a la hlerarchle qU'll appartIent de promulguer la doctrme
et les preceptes du Chnst»I03 Mt 28, 19s es tamblen el texto blbhco clave
en el nuevo Catecismo de la Iglesia catohca para el mandato ecleSial de
mlSlOn, aunque el Catecismo no atnbuye este mandato a Jesus en sentido
blbhclsta, smo al «amor eterno de la SantIslma Tnmdad» y al amor de
DIOS a todos los humanos104
En el Siglo XX, Mt 28, 19 representa para el Congreso InternacIOnal
para la evangehzaclOn del mundo, celebrado en Lausana en 1974, el man-
dato fundamental de Jesucnsto, el cual determma el Preambulo del «Com-

99 Warneck*, 171 205


100 G Warneck, Evangellsche MzsslOnslehre l Dze Begrundung der Sendung
(ZHPT XVII), 1892, 94
101 Warneck*, 203s 255
102 J Schmldlm, Eznfithrung In dze MzsslOnswzssenschaji (MWAT 1),21925,
133s, el decano de la mlSlono1ogla catohca, ve la tarea de la mvestIgaclOn neo-
testamentana para la cIenCIa de la mlSlOn pnmarIamente en «mostrar que Jesus
qUIso y ordeno realmente la mISlOn», y remite a Mt 28, 19 (cIta en p 133) Tam-
bIen para ühm*, 430-439, el mandato fundamental 28, 18-20 es un dicho auten-
tico de Jesus
103 C Splcq L egllse du Chnst, en G Florovsky y otros, La saznte Egllse unz-
verselle ConfrontatlOn oecumenzque (CThAP hors serIe 4), 1948 208s, cf tamblen
ühm*, 442-444 450
104 Cateczsmo de la 19lesza catollca, MadrId 1993 n 849-851
promlso de Lausana» 105, Mt 28, 19 fue aqUl, pues, el texto baslco de aque-
llos que cntIcaron duramente los «esfuerzos por la transformaclOn del
mundo» y por el dialogo mterrehglOso -esfuerzos emprendidos por el
Consejo Ecumemco de las IglesIas, y estableCieron una separaclOn radi-
cal entre dichos esfuerzos y el mandato de la Iglesia para la mlSlOn mun-
dlal 106 Por supuesto que Mt 28, 19a fue mterpretado en las miSIOnes evan-
gehcas en la lmea de la converSlOn mdlvldual 107
Fuera de los mOVimientos evangehcos cundlO en muchas partes una ac-
tIrud de reserva ante Mt 28, 19 W Ustorf, por ejemplo, habla del «mallla-
mado 'mandato mISIonal' Mt 28, 19, destmado a mantener una especie de
mlhtanzaclOn de la praxIs mISIonera» Sostiene que el texto «no dice 'Id y
fundad Iglesias'», se trata «del remo de DIOS en el mundo»I08 Este JUICIO
refleja, por una parte, la mterpretaclOn de Mt 28, 19a como un mandato ab-
soluto de Cnsto y, por otra, un profundo esceptIcismo ante cualqUIer ml-
slOn que vaya hgada al eJerCICIO del poder y a pretensIOnes de dommlO por
parte de la Iglesia

La nueva mterpretaclOn de v 19a, mlclada por los anabaptistas,


como mandato fundamental del Resucitado a todas las dIscIpulas y
dISCIpulos, que se Impuso luego en el Siglo XIX y sigue marcando
hasta hoy espeCialmente el concepto evangéhco de miSión, se co-
rresponde, a mi JUICIO, con la noclOn mateana «transparente» de
discípulo, y también, en consecuenCia, con la onentacIón de Mt 28,
19a Está claro, por el lugar destacado que ocupa al fmal del evan-
geho, que el mandato misIOnal de Jesus tIene una Importancia fun-
damental para la comumdad Mateo cree realmente que la IgleSia es
miSIOnera por pnncIplO y fundamento, y conCibe su misión muy
concretamente como un «m> a todos los pueblos El hecho de que
muchos cnstIanos e IgleSias de hoy ya no pueden, sm cntIca, hacer
de este texto la carta magna de su anuncIO miSIOnero, tIene unas ra-
zones que estan fuera del texto bIbhco Me refiero, sobre todo, a

105 Texto en H Kruger (ed), Ol.-umenzsche Bewegung 1973-1974 (OR B 29),


1975, 125
106 Cf P eJ la exegesls de P Beyerhaus, Al/en Valkern zum Zeugnzs, Wupper-
tal 1972, 7-21 el fundamento de la mlSlOn es la soberama recibida por el ReSUCItado
107 Cf en Jongeneel*, 20s los diversos esquemas de la mlSlOn como «mathe-
teulica» Jongeneel eXige una nueva reflexlOn sobre el mandato miSIOnal que no se
centre en el «progress of (ecC!eslaslical) mlsslOnary mstItutlOns», smo en «conver-
slOns of both Chnstlan and non-Chnslian mdlvlduals and commumlies to Chnst
and thelr acceptance of Chnst as guru, Lord and SavlOuD> (lbld , 257)
lOS W Ustorf, MlsslOnswls~enschaft, en D Rltschl-W Ustorf (eds ), Okume
nzsche Thealogle MlsslOnswlssenschaft, Stuttgart 1994, 136
nuestros conocimientos actuales sobre los vínculos entre miSión,
colomalIsmo y exportación de la CIvIlIzación occidental, y a los en-
cuentros en profundidad con religIOnes no cnstIanas Esas razones,
sm embargo, no deben empañar el conocimiento precIso de lo que
dice el texto 109

Explicación. 19a l1áv"W TU i:'1'tvr¡

Los discípulos son enviados a nCXVTCX TCX e1tvr¡ ¿Se refiere el


texto con esta expresión a todos los pueblos o naCIOnes?, ¿o a «to-
dos los paganos», es deCir, a todos los pueblos o naCIOnes con la ex-
cepcIOn de Israel? ¿Se amplía en V 19a el mandato de Jesús en 10,
5s de Ir sólo a las ovejas descarnadas de Israel, o es sustitUido ese
pasaje por el «mandato miSIOnal» de v 19a? La cuestión es funda-
mental para la teología mateana, porque afecta a casI todos sus ám-
bitos En lo concerniente a la mlSIOn en Israel, que determmó deCI-
sivamente la hlstona de la comumdad mateana 110, la pregunta es
¿Fracasó defImtIvamente, a JUICIO de Mateo, el anuncIO en Israel, y
esa mlSIOn queda ahora descartada?, ¿o permanece Junto a la mi-
sión entre los no JUdIOS, ordenada ahora por el ReSUCitado? En la
perspectiva de la hlstona de la salvaCión, la pregunta alternativa es.
¿Defiende Mateo una «teología de la sucesión o sustItucIOn», según
la cual la IgleSia viene a relevar a Israel como pueblo de DIOS?, ¿o
defiende una Idea de umversalIzaclón al estilo de Ef2, 11-22, según
la cual Israel y las paganas y paganos que han pasado a ser diScípu-
los forman Juntos el nuevo pueblo de DIOS? Hay una pregunta afín
en la perspectiva del JUICIO fmal' la destruCCión de Jerusalén como
castigo dIVmo por el rechazo fmal de Jesus y sus mensajeros ¿es un
JUICIO defmltIvo, de suerte que en la parusía sólo tiene lugar ya el
JUICIO de Jesús sobre los no Judíos?, ¿o el HIJO del hombre sólo JUz-
gará en su retorno, y entonces Juzgara a «todos los pueblos», Judíos
y paganos?

La IgleSia antIgua, la exégeSIS medieval y los exegetas de la pnmera


epoca moderna aplIcan casI unammemente la expreSlOn JtCxym 'tu E'frVYJ a

109 Cf sobre el «sentido actual» de v 19a las observaCIOnes mfra, 586s


110 Cf vol 1,91-94 (Mateo 1, 92-97), vol n, 160s, vol III, 317s 479-482
«todos los pueblos o naclOnes»lll Juan Cnsostomo y otros exegetas In-
flUidos por el llegan a afirmar que Cnsto deja sm mencIOnar a los judlOs,
lo mismo que a Pedro, porque los perdona «No toca el tema de lo sucedi-
do, m censura a Pedro por su negaclOn» 112 SI en algun pasaje pasa a pnmer
plano el matiz «pagano», no suele ser con slgmfIcado excluyente, en el
sentIdo de rechazar a los judlOS 113 Esto vana rara vez, y solo en textos es-
pecIalmente po1emIcos114
Hoy las opmlOnes son dispares en esta cuestlOn La mayona de los
exegetas mterpreta JtCwta 'ta I;{}Vl1 en el sentido de «todos los pueblos o
naclOnes»115, y una nutnda mmona en el sentIdo de «todos los paga-
nos»116 Yo mIsmo habla mostrado, partIendo de la exegesls de 10, Ss,
cierta slmpatla por la opmlOn mmontana l17 , sm llegar a una tesIS fIrme llS ,
pero con la exegeslS de 24,914 Y 25, 31-46 se me han alterado las pon-
deraclOnes l19 Por eso voy a exponer mi postura con la mayor preclslOll
posible

La dificultad de formular a partIr del evangelIo de Mateo una


pauta mterpretatIva mequivoca obedece a los datos semántIcos que
ofrece la Septuagmta' «' E1tv1'] no es un homolllmo que slgmflca o

111 Ejemplos Anstldes, Apol 2, 8, Kerzgma Petrz, en Clemente de Alejan-


dna, Strom 6,6,48,2 = BKV Il/19, 270, Dldascalza 15 = Achehs-Flemmmg, 77,
ConstltutlOnes apostolorum 5, 7 - ANF VJI, 442, Asc Is 3, 17s, Eplstula Apostolo-
rum 30 = Schneemelcher P, 22, Tomas de Aqumo (Lectura) n° 2463, EutlmlO 21-
gabeno, 761, Calvmo JI, 442, Maldonado, 674
112 Juan Cnsostomo 90, 2 - PG 58, 789, similar Eutlmlo 21gabeno, 764
113 Por ejemplo Dldascalza 21 = Achehs/Flemmlllg 108 (en el sentido de la
naºm'}r¡AúJ(JL~ paulma, los paganos deben ayunar por Israel)
114 (Ps-)Clpnano, Adv Jud 44s (<<vemte externae gentes Israel emm non
obaudlVlt»), Afraates, Rom 23 = trad alem por G Bert, Lelpzlg 1888,399 (para
los JudlOs nge la amenaza Mt 21, 43, para los cnstlanos, Mt 28, 20b)
115 Por ejemplo TnlImg, Israel, 26-28, Vogtle*, 259, Hahn, MlsslOn, 109-111
(mlslOn Judla y mlSlOn pagana, dos clrculos concentncos), Frankemolle, Jahwe-
bund, 121 s Meler (NatlOns)*, Gmlka JI, 508s, Wong, Interkulturelle Theologle, 98-
107, Tisera, Unzversalzsm, 304-306, Davles Alhson III, 684, Kvalbem*, 54-58,
Hagner JI, 887, Stuhlmacher*, 119s, y muchos otros
116 Por ejemplo Meyer, 489, B Welss, 508, Lohmeyer*, 36, Walker, Rezls-
geschlchte, Ills, Lange*, espec 300-305, Fnednch*, 179s, Schnackenburg JI, 290
(<<con preferenCia los pueblos pagano~») Hare Harnngton*, 363 366, Scheuer-
mann, Gemeznde, 245-247
117 Cf vol II, 134s (sobre 10, 5s), 571s (sobre 15,24), Luz, Antljudaz:,mus,
315s 325, Luz, Jesusgeschlchte, 156s
118 Cf vol II, 134 (sobre 10, 5s), 164s (sobre 10,23), Luz Jesusgeschlchte, 27
119 Cf vol III, 544s (sobre 24, 9), 547s (sobre 24,14), 680s (sobre 25, 32) el
nay'tu 'ta Wyr¡ de todo~ estos pasajes debe entenderse probablemente en sentido
umyersal «todos los pueblos o nacIOnes»
bIen «pueblos (naclOnes)>> o bIen «paganos», smo que abarca los
dos slgmflcados en el Judeo-gnego de la época Lo que hay que de-
termmar desde cada contexto no es la disyuntiva de la traducCión,
smo el objetivo y alcance de la expreSlOn JtávLU La e{}v1'j Esto va-
le para los LXX y para los escntos paleoJudíos donde aparece la ex-
presión (FIlón, Josefa, Test XII), como también para el evangeho de
Mateo La alternativa entre «paganos» y «pueblos» se plantea sólo
a la hora de tradUCir a lenguas de paises europeos cnstianos que dls-
tmguen verbalmente entre estos dos slgmf1cados
Hay que preguntar, pues, de qué manera el contexto mmedmto
determma el sentido y qué sugerencias aportan los lectores de su
lectura antenor del evangeho de Mateo. Vamos a compendiar aquí
brevemente sus pOSibles recuerdos de lectura 120

a) , Eitvr¡ designa clara y exclUSivamente en dos ocasIOnes a los paga-


nos (10,5,20, 19), en otros pasajes, este slgmfIcado es el mas probable (4,
15,6,32, 10, 18, qUlza tamblen 20,25) Para la cita de cumplImIento de 12,
18 21 es dIficIl proponer una opclOn alternatIva En los dos casos de loitvoC;
en smgular (21, 43, 24, 7) se Impone la traducclOn por «pueblo, naClOn»,
porque en aleman y en otras lenguas modernas el smgular de «paganos» tIe-
ne sentido mdIVldual
b) La expreslOn Jtavw ta Ioitvr¡ en 24, 9 14,25,32 reqUIere probable-
mente la traducclOn umversalIsta, en el sentIdo de «todos los pueblos» Is-
rael no es exclUIdo nI mclUldo expresamente en nmguno de estos pasajes
c) En el prologo hay claras «señales» que apuntan a la futura mlSlOn
pagana 121 Algunas de estas «señales» contienen una contraposlclOn expre-
sa a los dmgentes de Israel o a todo el pueblo l22
d) Pero hay tamblen dichos de Jesus que sugieren una mlSlOn UnIver-
sal de los dlsclpulos en el mundo entero (xoo~OC;) (5, 14, 13,38)
e) Mt 10, 5s prohibe expresamente la mlSlOn entre paganos y samarI-
tanos Aunque el diSCurso a los dlsclpulos se pronuncia «de puertas afue-

120 Asumo aqUl, sm mas referenCIas, los resultados de mi exegesls de los pa-
saJes correspondientes
121 Cf vol 1,91-94 (Mateo 1, 92-97), Ysobre Mt 1, 1, P 117-119, sobre las
mUjeres en e] arbol genea10gICo de Mt ],2-]6, P ]33-]36 (parCialmente, ¡bid, 129-
131), sobre la hUIda de la CIUdad de DaVId, Belen, a Egipto en Mt 2, ]3-]5, P ]84s
(parCialmente, Ibld, ] 78s), mas «señales» mira, n 122
]22 2,] -12 (los magos paganos frente a Herodes, rey de los JUdIOS, y frente a
«Jerusa1en entera», en 2, 3), 3, 9 (los hiJOS que DIOS es capaz de sacarle a Abrahan
«de estas piedras», frente a los fanseos y saduceos), 4, 12 15 (Galilea [de los paga-
nos] frente a Herodes Antlpas, que metlO en pnslOn al Bautista), 8, 10-12 (los «mu-
chos» frente a Israel y los hiJOS de la ~amlcaa)
ra», es decir, es valido para el presente, al Igual que todos los demas dis-
cursos del evangelio de Mateo, puede que eso no sea aplicable a 10, 5s
f) La predlcclOn de 10, 23 resulta, en cambIO, mucho mas comprensI-
ble SI la mlSlOn en Israel contmua hasta la parusla
g) Mt 21 s en el gran ajuste de cuentas de Jesus con Israel en Jerusa-
len, 21, 43 msmua la «Idea de suceslOn o sustltuclOn» se les qUitara a los
dmgentes de Israel la ~aOLAELa y se le dara a otro E1tVOC:; que produzca sus
frutos Este «pueblo» no se Identifica directamente m con la IgleSia m con
los paganos, aunque la Idea no se aleja demasiado de los segundos Esto se
refuerza con 22, 1-10 La mlslon pagana pasa allI a ocupar el puesto de la
mlSlOn en Israel despues de la destrucclOn de Jerusalen
h) Mt 23 al fmal del gran discurso-denuncia, Jesus extiende su anun-
CIO de JUICIO, mas alla de los fanseos y letrados, a todo Israel, a «esta ge-
neraclOn» y a «Jerusalen» (23, 34-39) Jerusalen no volvera a verle hasta
la parusla (23,39) Despues, Jesus abandona el templo con sus dlsclpulos
(24,ls)
1) En consonancia con lo antenor, en 27, 24s «todo el pueblo» aprue-
ba la crucI[¡xlOn de Jesus y carga con la consecuenCia, que es el castigo dl-
vmo Mateo piensa qUlza de nuevo en la destrucclOn de Jerusalen
k) La penultIma secclOn del evangelIo fmalIza en 28, 15 con una mi-
rada al presente «entre JudlOs» se sigue rechazando «todavla hoy» el men-
saJe de la resurrecclOn Los lectores del evangelio pueden (¡y qUlza deben')
mterpretar 28, 16-20, mclUlda la vlslon abierta al presente y el envIo de los
dlsclpulos a nana La E1tVr¡, como contrapunto a 28, 11-15

¡,A que conducen estos datos? El resultado no es umvoco

1 En el contexto mmedIato de v 18-20, la dlmenslOn planetana del


mandato misional en v 19a armomza con la soberama universal del Resu-
citado sobre Cielo y tierra en v 18b La traducclOn «todos los pueblos» res-
ponde mejor a esta dlmenslOn Es acorde 19ualmente con 24,9 14 Y25,32
(= b, cf d) El naga 'Iou6mmc:; sm articulo del v 15, formulado en senti-
do no excluyente, no es contrano a esto, ya que el verslculo no descarta
que muchos JudlOs pertenezcan a la IgleSia (- k)123
2 Entre v 19a y el antenor mandato mISIonal de Jesus en 10, 5s (= e)
hay un contraste sobre el que el evangelIsta llama la atenclOll con las reml-
mscenclas verbales el v 19a no es mera amplIaclOn de 10, 5s, porque el
mandato mISIonal de los dlsclpulos se lImitaba allI exclUSivamente a Israel
Pero este contraste no se puede mvocar para Justificar la traducclOn de
navLa La E1tVr¡ por «todos los paganos» Aunque el Resucitado anula el

123 Cf supra, 543-546


rango especial de su pueblo Israel en la historia de la salvación y sólo aco-
ge al hasta ahora pueblo elegido como uno más entre los otros E'frV'll, esto
no deja de ser algo provocativamente nuevo l24 •
3. De las otras referenCias, el prólogo (= c) y sobre todo los textos de
los caps. 21-23 (g Yh; cf. también 1) mdican con relativa claridad que, se-
gún el evangellsta, la misión en Israel es sustituida por la misión pagana.
4. Entre estos pasajes y los menclOnados bajo d) hay una cierta ten-
sión. La tensión es mayor aún entre ellos y 10,23. Pero no es una tensión
absoluta: 10, 23 hace suponer la existencia de una misión en Israel hasta
la parusía, pero los mensajeros de Jesús sólo encuentran persecución y
rechazo.

Intento ahora recoger en un cuadro de conjunto este resultado


textual algo incoherente. Yo distinguiría entre el significado funda-
mental del mandato de misión y su aplicación por parte de la co-
munidad mateana. El mandato misional del Señor de cielo y tierra,
es decir, del mundo entero, tiene a mi juicio un sentido universal en
principio y vale para todos los pueblos. No excluye expresamente
otra misión en Israel, pero Mateo no hace concebir ya grandes es-
peranzas al respecto; así lo indican 22,8-10; 23, 39-24, 2; Y28,15.
Para él y sus comunidades, la división de Israel en una mayoría hos-
til a Jesús y una minoría de discípulas y discípulos de Jesús es de-
finitiva. Estos no viven ya, al menos desde la Guerra Judía, en tie-
rra de Israel, sino en la Siria pagana. Su tarea es allí, bajo el signo
del mandato de misión universal del Resucitado, el anuncio de los
preceptos de Cnsto a los paganos1 25 • . "

124. El mandato miSIOnal no dice «Id, además de a Israel, a los otros pueblos».
Lo señalan también muchos defensores de la «opimón mayontana», como V6gtle*,
266 (<<la restncclón del mandato miSIOnal a Israel queda superada e mvertida»),
Hagner II, 887 (<<It IS shockmg now to fmd Israel thus subordmated and absorbed
mto the comprehensive reference to the natlOns»).
125. ConSidero mfundadas las hipóteSIs de S Brown* y D Slm*: según
Brown*, 30s, la tarea de la comumdad mateana sigue Siendo la miSión en Israel,
conforme a 10, Ss, y Mt se refiere en 28,19 solamente a su amp]¡aClón y, sobre to-
do, a la legItimidad báSica de la miSión pagana un «theological vlewpomt», por
tanto Según Slm*, 43s (cf. Id , Go~pel, 243-246), Mt 28, 19a persigue «not to the
Matthaean commumty's partIclpatlOn m the GentIle mlSSlOn at any stage m Its hls-
tory», se trata sólo de su legItimidad de prinCipiO en la IgleSia global. Yo mvertIría
la tesIs de Slm aunque Mt no megue la legitImidad báSica de la mISIón en Israel,
lo que persigue es la partIcipación de su comumdad en la miSión pagana. Sobre el
esquema global de Slm (msostemble a mi JUICIO), cf. vol. 1, 95.
A dIferencia de la pnmera edlclOn del volumen 1126, hoy no mSlstlre en
que esto slgmflcase una nueva onentaclOn para la comumdad mateana 24,
9-14 deja claro que la mlslon pagana ya estaba en marcha en su seno Qm-
za era cuestIOnada, en ese caso, Mateo apoya a un sector de su comullldad
Qmza la comumdad se sentla msegura, entonces, el ResucItado legItima la
declSlon ya tomada Nada de esto sabemos Tampoco sabemos SI el aban-
dono de la mlSlOn en Israel por parte de la comumdad se refena pnmor-
dIalmente a la mlslon en tierra de Israel o IUclu1<l el Judalsmo de la dlaspo-
ra en el «exJ!lo» SlflO En el pnmer caso, eqUlvaldna a la emlgraclOn desde
la tIerra de Israel
Hay obVIamente algunos textos del evangeho que no cabe mtegrar Slll
estndenclas en esta vlslon global Entre ellos estan, por ejemplo, las ame-
nazas en 8, 10-12 Y 23,39, que no depn mnguna esperanza al colectIVO de
Israel Sobre tales pasajes, como tamblen sobre 2,3 Y 27, 24s, hay que re-
cordar que en la tradlclon blb1Jca un colectIVO no eqUIvale a la suma de to-
dos los mdlvlduos perteneCIentes a el Pero entre los textos no IUtegrables
Slll estndencIas en esta VlSlOn global esta aSImIsmo 10, 23, donde solo se
habla de la mlSlOn en las CIudades de Israel

19b El mandato de «hacer dlSCIpulos a todos los pueblos» sIgmfIca,


en pnmer lugar, el mandato bautismal Como el bautismo es la se-
ñal comun a todos los CrIstianos y cnstlanas, el mandato bautIsmal
sIgmftca una profeslOn de fe sobre la IgleSIa global hacerse dlscl-
pulo no slgmfIca pertenecer a una de las «escuelas» de Jesus, smo
llegar a formar parte de la IgleSIa global No sabemos SI el JUdlO
Mateo, segun el cual Jesus afIrmo tamblen la validez de todas las
Jotas y tildes de la tora (5, 18), eXlglO de los ex-paganos la Clrcun-
CISlOn como señal de su pertenencia a Isr(wl Pero es slgmf1catIvo
que Mateo no menCIOne aqUl la CIrcunCISlOn, SIllO el bautIsmo Ha-
bida cuenta de que él apenas se pronunCia en su evangelio acerca
del bautismo, no es facd saber 10 que le mueve a menCIOnarlo aquí
Los nuevos dISClpulos, al bautizarse, SIguen sm duda el ejemplo de
Jesus, que tamblen se hiZO bautizar (3, 13~17) Como el «cumplio
toda JustICIa» al bautIzarse l27 , tambIen ellos se dejan gUlar por el ha-
CIa el camlllO de la JustICIa Como en el bautIsmo de Jesus resonó

126 Vol 1 (1 Y4 ed alem), 66s (Mateo 1, 66s) SImIlar, todavta, U Luz L e-


vangelzste des chemlns, en La memOlre et le temp, (FS P Bonnard), Geneve 1991,
77-92,espec 86-88
127 Cf sobre la mterpretacIOn de 3,13-17 Y la eJemplandad de Jesus, vol 1,
212-214 (Mateo 1, 216-218)
desde el cielo la voz de Padre, y el espíritu de Dios descendió has-
ta Jesús (3, 16s)128, los lectores pueden lanzar fácilmente un puente
mental hasta el bautismo en el triple nombre del Padre, el Hijo y el
Espíritu, que probablemente es costumbre en la Iglesia siria. Para
Mateo, a mi juicio, el bautismo lleva asociada sin duda la promesa
del perdón de los pecadosl 29 .

La mvocación del tnple nombre se difundió probablemente a partir de


la conjunción de Padre, HIjo y Espíritu, documentable ya en Pablo y co-
rriente en la liturgia 130. Esa mvocaclón era algo obvIo en el bautismo sobre
todo de paganas y paganos, que no sólo recibían la fe en Cristo sino tam-
bién en Dios, y para los cuales el bautismo llevaba consigo la expenencia
de la infusión del Espíritu. Los orígenes precristianos del mandato bautis-
mal triádico en Dn 7 u otros textos apocalíptIcos 13 1, o en la triple bendición
de Aarón en Nm 6, 24-26 132 , son especulativos.

El mandato triádico del bautismo no implica aún, obviamente,


el dogma trinitario, que es muy posterior; pero más tarde fue ex-
puesto en un sentido dogmático 133 • No hay por qué convertir dicho
mandato en el centro cristológico de toda la sección l34 . La locución
d~ TO OVOflCl. no debe interpretarse primariamente ni desde el tras-

128 Ya Tomás de Aqumo (Lectura) n° 2465 hace notar que tambIén el bautIS-
mo de Jesús en 3, 13 -1 7 tIene una estructura «tnmtana».
129 Esto es mdependlente de que el perdón de los pecados se alcanzase ya, se-
gún Mt, en el baultsmo de Juan (¡con cuanta más razón en el bautIsmo cnsltano'),
o que ese baultsmo se dlstmgUlera precisamente del baultsmo cnsltano por la au-
senCia del perdón de los pecados. Cf. vol 1,205 (Mateo I, 205s) TambIén aquí con-
viene eVItar la sobremterpretaclón: Mt no ve en el baultsmo, como los reformado-
res, la «gracia pura» (asi Frankemolle JI, 545), y en absoluto una «enthusIasltc
expenence» (Schaberg*, 332), compensada luego con el v. 20a Ve en el bautismo
SImplemente la pertenencIa a la IgleSia
130 2 Cor 13,13; 1 Cor 12,4-6, cf 1 Cor 6,11, Ga14, 6,1 Pe 1, 2.
131. Schaberg*, espec. 183-187 286-290 Lohmeyer, 413, remite a la tríada «DIOS
-HIJO del hombre- ángel» en Hen et 39, 5-7, 51, 3s, 61, 8-10.
132 Abramowsk1*, 417-422 436-438.
133. Se ha ViStO desde anltguo en v. 19b una referenCIa a la tnmdad; cf Tertu-
hano, De Baptismo 13 = ANF III, 676; Hilano, Tnn 2, 1 = BKV II15, 104; Y la con-
feSión baultsmal romana tnmembre Postenormente se destacó que la fórmula bau-
tIsmal no dice «m nomlmbus», smo «m nomme», una referenCia a la umdad de
Dios en la tnmdad de las hipóstasIs VigillO en DH, n° 415, PelaglO 1, Ibld., n°
441.445; Teofllacto, 485, Maldonado, 677; Jansemo, 311, etc
134 Kmgsbury*, 580-584, parte de uto, en v. 19b como úmco título cnstoló-
glco del texto, y ve en la correspondenCIa entre v. 19b y 1, 18-25,3, 17,4, 3.61a co-
rrelaCión más Importante entre el comIenzo y el final del evangeho.
fondo judío 135 m desde analogIas helemstIcas 136 , smo desde la tradI-
CIón del lenguaje CrIstIano prevIO a Mateo Expresa, por una parte,
la fe constItutIva de la nueva IdentIdad de los bautIzados1 37 y evoca,
por otra, el acto mIsmo del bautIsmo, donde se «mvocaban» esos
tres nombres sobre el bautIzando 138

Historia de la influencia

Mt 28, 19b llego a ser el texto fundamental para probar la mstItuclOn del
bautIsmo por Cnsto, sobre todo en los escntos confeslOnales protestantes 139
Habida cuenta de que la mstItuclOn de un sacramento por Cnsto es una con-
dlclon baslca para la teologla de la Reforma l40 , hay que mdagar lo que slgm-
flca teologlcamente el hecho de que el mandato bautIsmal de Mt 28, 19b no
proceda de Jesus mismo, m la mstltuclOn del bautIsmo como sacramento se
pueda atnbmr a el a pesar de In 4, 1 No hay que confundlr, obv1amente, el
cnteno de la Reforma sobre la «mstltuclOn por el Señor» con la cuestlOn hls-
tonca de la «mstItuclOn por Jesus», mas, a pesar de ello, hay aqUl un proble-
ma teologlco (,Se puede seguir legitimando los sacramentos «autentIcos», en
una lmea «blbhclsta», por la eXistenCia de un mandato formal de mstItuclOn
en la Blbha, mandato de Jesus o, al menos, del ReSUCitado?, (,0 es mejor m-
slstlr en que el bautIsmo fue practIcado desde el pnnClplO en toda la IgleSia (y
es legitimado en v 19b, secundanamente, por el Resucltado)'7 Pero entonces
se apela a la IgleSia y a la tradlclon Esta pregunta tan Importante en la con-
troversia teologlca queda sm aclarar, a mi JUICIO, en el campo evangehco

135 EstImo que los pasajes con r:..h, reseñados amphamente por L Hartmann,
«Into the Name ofJesus» NTS 20 (1973-1974) 432-440, son maproplados para la
comprenslOn, ya que esa 10cuclOn tIene el sentIdo general de «para», «respecto a»,
«en orden a», y no Imphca nmguna referenCIa concreta a un nombre
136 Mas proxlmos que las formulas bancanas helemstlcas (elr; 1:0 ovolLa - a
la cuenta de), aducIdas a menudo desde W Heltmul1er, 1m Namen Jesu, Gottmgen
1903, 102 105 109, son qUlza los Juramentos Elr; ,o ovolLa, cf M'NeIle, 436
137 Cf 1 Corl, 13, 10,2, GaI3,27, Hch8, 16, 19,5 Lomas afinque encon-
tramos en Mt es 18,20, aunque no hable del bautIsmo En una Imea SImIlar mter-
preta Cothenet (bapteme)*, 91s
138 Sant 2,7, Hermas slm 8, 6, 4 (sobre el nombre de Cnsto) Dld 7, 1 3 pre-
supone que los tres nombres se pronuncIan sobre el bautIzando
139 Apologle der CA 9 - BSLK4 247, Lutero, Grof3er Katechlsmus = BSLK4
558691, Catechzsme de 1 Eghse de Geneve, 1542 = BSKüRK 41, ConfesslOn of
Fmth, 1560 (ESCOCIa), 21 - BSKüRK 106, Heldelberger Katechzsmus, Frage 71 =
BSKüRK 165, etc
140 El CatecIsmo de HeIdelberg pregunta (n° 68) «¿Cuantos sacramentos ms-
tltuyo Cnsto en el Nuevo Testamento?» Y responde termmante «Dos» (BSKüRK
165) Cf Melanchthon, Apologze der CA 13, BSLK4 292
Explicación

La segunda aclaracIón del Imperativo de v 19a con la frase «en- 20a


señándoles a guardar todo lo que os he mandado» de v 20a, nos lle-
va al núcleo del concepto mateano de IglesIa La aclaracIón tiene un
tnple aspecto a) cnstológIco, b) eclesIOlógIco y c) ético
a) Los once dIscípulos no son mVItados a anunCIar el «evan-
gelIo» nI «la penItencIa para el perdón de los pecados» (Lc 24,
47) Ellos no van a ser «testigos de la resurrecCIón» (Hch 1,22),
nI van a proclamar, como Pablo, la soberanía del Kynos sobre el
mundo entero Deben «enseñar lo que os he mandado» La «ense-
ñanza» encomendada no es, pues, otra cosa que la enseñanza de
Jesús Lo Importante en la predIcacIón de los dIscípulos es que la
causa o asunto de Jesus contmúe l41 0, por decIrlo en otra fórmu-
la mateana, el evangelIo es para él EuaYYEALOv Tfí~ l3aOLAELa~ na-
da más que el anuncIO o predIcacIón que hIZO Jesús 142 No hay en
Mateo nIngún ParáclIto que sustituya a Jesús y «vaya gUIando» a
los dISCIpulos «a la verdad completa» (Jn 16, 13), Mateo aSOCIa el
anuncIO de la IgleSIa, sIempre y exclUSIvamente, al anuncIO de Je-
sús Éste no fue sólo entonces el «UnICO maestro» de la IgleSIa, SI-
no que lo es sIempre (23, 8) Su anuncIO hace mequívoco el anun-
CIO de la IgleSIa
b) La «enseñanza» no se menCIOna antes del bautismo, como
cabría esperar SI se tratase SImplemente de la mstruccIón ecleSial
sobre el bautIsmo 143 «Enseñar» los preceptos de Jesús es de Impor-
tancia capItal para el concepto mateano de IgleSIa La IgleSIa es pa-
ra Mateo «escuela» de Jesús, ¡algo muy Judío' Mateo conCIbe la
IgleSIa como una comUnIón de las dIscípulas y dISCIpulos de Jesús,
que después del bautismo SIguen yendo a la «escuela» y, a ejemplo
de Jesús, observan sus preceptos De ahIla gran ImportancIa de los
cmco dISCurSOS de Jesús en el lIbro de Mateo Contienen el Euay-
yÉALOv Tfí~ l3aOLAELa~ válIdo para el presente

141 Bornkamm* (cIta ¡b¡d, 187) ha SIdo el prImero en destacar la «referencIa


a la enseñanza del Terreno», que se IdentIfIca con el ResucItado Frankemolle JI, 551
Y Sane!, 602 recuerdan la mterpretaclOn que hace W Marxsen de la resurrecclOn «el
asunto de Jesus sIgue adelante» TIenen razon en el sentIdo de que no debe olVIdar-
se que Jesus es desde el prmclplO, en el evangelIo de Mateo, el «Enmanuel la pre-
sencIa de DIOS No hay en Mt otra «causa» o «asunto» que el DIOS VIVO Ypresente
142 Cf vol 1, Excursus 247-250 (Mateo 1, 253-256)
143 Eso ocurre ya en Dld 7, 1 Cf tamblen supra, 567
c) El contenido de la enseñanza se define con la fórmula «guar-
dar los preceptos». Se trata, pues, de una iniciación en la praxis. Ya
la enseñanza de Jesús en el monte (Mt 5-7) se nos había mostrado
con una orientación ética de pnncipio a fin. En el discurso a los dis-
cípulos (Mt 10) se hablaba de la tarea y forma de vida de éstos; yen
el discurso sobre la comunión, de su conducta recíproca 144 . Mateo
ve la Iglesia como familia de Jesús que hace la voluntad del Padre y
está bajo la bendición de Jesús (12, 46-50; cf. 7, 21-27). El v. 20a
aparece formulado en lenguaje bíblico; pero no se trata aquí pri-
mordialmente, como en la Biblia, de la observancia de la torá, sino
de todo lo que Jesús mandó a los discípulos, y ahí queda incluida la
torá (cf. 5, 17-19). I1Ó.V1:U viene a recordar que la voluntad de Dios
no consiste, como en Juan, en un precepto, el nuevo precepto del
amor, sino en muchos preceptos, que encuentran desde luego su
culminación en el precepto del amor 145 • El tema del anuncio misio-
nero de los discípulos no es, por tanto, la conversión, sino la praxis
de los discípulos ganados para Jesús. Por eso la «enseñanza» de los
discípulos va acompañada de las buenas obras, de suerte que «bri-
lle vuestra luz delante de los hombres», para que vean «vuestras
buenas obras» y así «glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos» (5, 16).
El v. 20 lleva implícito un postulado indirecto, pero muy impor-
tante, sobre el significado del libro mateano. Este libro contiene los
preceptos de Jesús que han de ser anunciados como «Evangelio del
Reino» a todos los pueblos. Con su concepto del anuncio misional,
el evangelista hace imprescindible su libro. Se podría hablar, en el
fondo, de una autocanonización in nuce 146 • La conclusión del evan-
gelio de Mateo forma parte de los muy contados textos neotesta-
mentarios que auguran la génesis del canon cristiano.

" , , , '"
Historia de la influencia

El tema específIco del v. 20a, que es la vlllculaclón esencial de la pre-


dicación de la Iglesia a la enseñanza de Jesús como única norma, ha sIdo
escasamente reconocIdo en la histona de la exégesis. Sí lo reconocen, por

144. Vol n, 213s, III, 112.


145 Cf vol. III, 368-370.
146 IndIcacIón de MOIsés Mayordomo-Marin.
ejemplo, algunos reformadores que ap1Jcaron expresamente el nucleo de v
20a a su propia sltuaclOn «La autondad de la Iglesia no es ilimitada, smo
que esta sometida a las palabras del Señor» Los apostoles tuvieron que en-
señar «no lo que hablan Ideado por su cuenta, smo lo que les fue enco-
mendado»147 Calvmo señala en Evangelrenharmonle «A esta norma de-
bena supeditarse la prerrogativa de que hace gala el papa»148 Jansemo
defiende, en cambIO, la doctnna cato1Jca de la tradlclOn VIViente, a traves
de la cual habla el Señor «No solo (ob1Jgan) los (preceptos) escntos smo
tamblen los no escntos, porque nada se escnblO entonces, smo que todo
fue ordenado por discurso oral»149

I "
Explicación .,

Al fmal de la proclamaclOn de Jesus está la promesa de su pre- 2üb


senCia en la comumdad Hace referenCia a 1,23, donde Mateo m-
troduce a Jesus, con una cita de cumplimiento, como el «Enma-
nuel», el DIOS presente en su pueblo La promesa remite ademas,
mas alla de 1, 23, al DIOS de la Biblia, que desde la hlstona de los
patnarcas hasta los libros de Cromcas acompaña a su pueblo en una
presencia constante y actIva l50 Este «estar» DIOS «con-nosotros» en
Jesus, el Enmanuel, ha Sido la tomca que resuena en todo el evan-
gelio (9, 15, 17, 17, 18,20), con especial mtensidad en la histona
de la paslOn (cf 26, 11 18202329363840516971) El evange-
lista narra aSiduamente hlstonas que tratan de la presencia aUXIlia-
dora de Jesus entre sus dlsclpulos (p eJ 8,23-27, 14, 13-21 22-33,
15,29-39, 17, 1-8,26,26-29) Su promesa de estar presente entre
las dlsclpulas y dlsclpulos hasta el fm del mundo remite, pues, de
nuevo a la hlstona del Jesus terreno En las expenencias de los dls-
clpulos con el Jesus terreno, la comumdad reconoce sus propias ex-
penenclas con el Resucitado Y a la mversa, la comumdad puede
conocer, a traves de las hlstonas sobre el «DlOs-con-nosotros» te-
rreno, lo que esa promesa al fmal del evangelio slgmfIca para ellos
Él mismo esta presente en su comumdad Eso explica tambICn que
en este ultimo texto del evangelio no predomme mngun titulo cns-

147 Calvmo,lnst IV, 8,4 IV 8,7


148 Calvmo n, 446
149 lansemo, 31 I
150 Sobre el trasfondo blbhco, cf H D Preuss, « ¡eh WIll mlt dlr sem 1»
ZAW 80 (1968) 139-173
tOIOgICO, nI «HIJO del hombre» nI KUQLOt;, como parecía mvItar el v
18b, nI «HIJO de DIOS», que la formula tnadIca del bautIsmo hace
recordar de paso Es Jesus mIsmo el sUjeto mtroducIdo en v 18 y
que determma el texto hasta el fmaJl51

La promesa de v 20b cobra un perfIl claro comparandola con textos


afmes En el mandato mISIOnal marqUIano se habla en ese pasaje de los
OYJflETa que obraran los apostoles expulsIOn de demOnIOS, glosolalIa, pro-
dIgIOS como agarrar serpIentes o curar enfermos (Mc 16, 17s) Mt guarda
sIlencIO sobre esas cosas, ya dIJO lo necesano sobre los cansmatlcos que
expulsan demomos en nombre de Jesus y obran mIlagros, pero no cumplen
su voluntad (7, 21_23)152 Frente a ellos, la promesa sIgmfIca que la pre-
senCIa de Jesus no se adVIerte solo en mIlagros espectaculares, smo que
puede darse tamblen de forma mas callada e maparente, por ejemplo, en la
superacIOn del mIedo y la duda (14, 28-31), en la Cena del Señor (26, 26-
29, cf 14,13-21) o en la escucha de las oraCIOnes (6, 7-15) Sobre todo, la
presencIa de Jesus esta lIgada a la obedIencIa, a la observancIa de todos sus
preceptos (v 19b)
En el «enVIO» Joamco, los dISClpulos reCIben e! don de! Espmtu (Jn 20,
22) Jn puede añadIr que el Paracllto flE{}' VflWV d~ 'tov aLwva TI (Jn 14,
16) El relato lucano de las apancIOnes a los Once anunCIa tamblen al fmal
la vemda del Espmtu (Lc 24, 49, cf Hch 1, 4s 8), y los Hechos de los
apostoles cuenta detalladamente como e! Espmtu santo, que llega en lugar
de Jesus, lleva a la IgleSIa haCIa nuevas nberas Frente a eso llama la aten-
CIOn lo mucho que Mateo calla sobre el Espmtu Este SIlencIO cobra relIe-
ve frente a unos profetas que hablan en nombre de Jesus, pero deSCUIdan
hacer la voluntad del Padre y dejan enfnarse el amor (24, lis) Mateo ha-
bla de la presenCIa duradera de Jesus en lugar de hablar del Espmtu El Es-
pmtu es confuso, y muchos lo han mvocado Jesus, en cambIO, habla un
lenguaje claro enseña a los dISClpulos los preceptos, de suerte que pueden
ser reconOCIdos por su praXIS en e! mundo

Con esta promesa concluye el evangelIo de Mateo El evangelIs-


ta no necesIta ahora hacer desaparecer al ReSUCItado que se apare-
ClO a los dISCIpulos Porque SIgue ahI, en SU palabra, en sus precep-
tos y en la expenencIa de la presencIa de DIOS entre aquellos que

151 Kunzel, Studlen, 107


152 Para algunos, como Bornkamm*, 179-183, Fnednch*, 177, Mt28, 18 20
deja traslUCIr una confrontaclOll polemIca con cansmatIcos y profetas helemstIcos
(cf 7, 15-23) Es CIerto que la proc1amaclOn fmal de Jesus ofrece tamb1en un cnte-
no para el trato con tales personas, pero la proc1amaclOn es demasIado general pa-
ra ser dIrectamente polemlca
oyen y ponen en práctIca esa palabra Así será «hasta el fm del
mundo», es decIr, hasta la parusía del HIJo del hombre, msmuada
por el evangehsta en su ultIma frase 153

Historia de la influencia

La exegesIs eclesIal sostuvo con gran unammldad que esta promesa fI- 2üb
nal no era vahda solo para los apostoles, smo para todos los creyentes ¡Los
apostoles no vIvIeron, al fm y al cabo, hasta e! fmal de este lhundo ps4 Mas
vanadas fueron las respuestas a la pregunta sobre la naturaleza de esa pre-
senCia de! Exaltado en su IglesIa MenclOno solo algunas se penso con rel-
teraclOn, como es natural, en el Espmtu santo, no menclOnado precisamen-
te por Mateo Algunos exegetas recurneron a la eucanstIa Pero tamblen es
Importante la presencia de Jesus en e! corazon de los fieles y su presencia
como Señor de la hlstona a traves de la providencia dIvma 155 Es sorpren-
dente que los exegetas de la Reforma apenas hablen de la presencia de Jesus
en su palabra Incurren en ciertas difIcultades aquellos calvInistas que su-
ponen, en la Imea de! «Extra CalvmlstIcum», que el Exaltado solo esta cor-
poralmente en e! Cielo Calvmo recuerda en este pasaje la ausencia corporal
de Jesus, aludida en 26, 11, Yseñala que Cnsto se refiere aquI a su presen-
cia espmtuaJl56 En la epoca de las IgleSias separadas, Bengel señala con ta-
lante ecumemco que la promesa de la presencia de Cnsto no nge solo para
una parte de la IgleSia, como son las IgleSias confeslOnales 157 La sexta De-
claraclOn de Barmen desarrolla una Idea de Calvmo, afmnando que la pre-
sencia de Cnsto excluye en la IgleSia el dommlO del «despotismo humano»
y de los «deseos, objetivos y planes elegidos arbItranamente»158

( !I • 1 r'!
Resumen - 'f

Estamos al fmal de la «suma» del evangeho de Mateo que el Re-


sucItado deJÓ a sus dIscípulos El balance crzstOIÓglCO del evangeho

153 Cf 13, 39s 49 24 3 Yvol I1I,541 No cabe hablar de una relatlvlzaclOn en


la espera de la parusIa a consecuencIa de la promesa de v 20b (como suponen p ej
Wellhausen, 152, MonteflOre II, 359, Bornkamm*, 176, cf Tnlhng, Israel, 45)
154 Por ejemplo Juan Cnsostomo 90, 2 = PG 58, 789, Teofllacto, 485, EutI-
mIO Zlgabeno, 764, jeronImo, 283, Maldonado, 679, Bulhnger, 266B
155 DlOnISIO Cartujano, 321
156 Calvmo, Inst IV, 17, 26, IV, 17, 30
157 Bengel, 170 (<<pertmet hoc ad totam eccleslam»), cf Calvmo II, 447
158 BSKÜRK,336s
es que el Resucitado y Exaltado no es otro que el Terreno, cuya his-
toria ha contado Mateo: por medio de él, Dios está presente en su
Iglesia. El balance eclesiológico consiste en que la Iglesia nunca
puede ser otra cosa que discipulado, escuela de seguimiento de este
mismo Jesús. Y el balance ético indica que el seguimiento es praxis,
observancia de todos los preceptos de Jesús, de todos, porque Jesús
guía a sus discípulos por el camino de la perfección, que culmina en
el amor. Este triple balance de un único texto tiene su núcleo y fun-
damento en la cristología, porque es Cristo el soberano del mundo
en el presente y el futuro, y a la vez el modelo de obediencia y el
acompañante de su Iglesia, el que facilita este camino del discipu-
lado. Estos tres balances, además, están interrelacionados y no se
pueden disociar, porque sólo hay testimonio en favor del Resucita-
do, según Mateo, a través de la propia praxis de seguimiento en la
comunión de discípulos que es la Iglesia. ': ( - 11' ('

¡ ,

Sentido actual para la misión

El texto conforma, como «mandato misional», nuestra iglesias


actuales. La misión se ha vuelto hoy problemática, una vez compro-
bado que la misión cristiana moderna es un fenómeno ambivalente.
Muchas veces se buscó en ella el poder de la Iglesia y de las poten-
cias coloniales cristianas más que la soberanía de Cristo, señor del
mundo. El «mandato misional» no es totalmente ajeno a la miseria
de las misiones cristianas, porque aparece formulado en Mt 28, 19a
como un precepto absoluto que se funda en el poder de Jesús, el so-
berano universaP59. Sin embargo, frente a la historia efectual ambi-
valente de nuestro texto está su pretensión clara e inequívoca: la mi-
sión, entendida como anuncio de la enseñanza de Jesús y llamada al
seguimiento, es según Mt 28, 18-20 una característica irrenunciable
de la vida de la Iglesia, mucho más, por tanto, que el cumplimiento
de uno de tantos preceptos que Cristo dejó a sus discípulos.
Pero yo no creo que sólo se trate aquí de oponer a una historia
efectual ambivalente la exigencia permanente del texto. Este contie-
ne también, a mi juicio, unas potencias de sentido que permiten evi-
tar los abusos de la misión, siempre recurrentes. Menciono sólo dos:

159. Cf A. Kuyper, Structure (supra, 570, n 98)


l. La mISIón que se funda en el poder de Jesús, soberano del
mundo, no posee otro recurso que el ofrecIdo por el Soberano del
mundo a sus dIscípulos el poder de la palabra, que sólo Ilumma a
los humanos con la prueba sumIll1strada por las obras (cf 5, 16),
el poder de aquel que no fue dommador, smo servIdor de todos
(20,28).
2. TambIén la mISIón, entendIda como proclamacIón de los pre-
ceptos de Jesús de cara a la praxIs, tIene su cnteno en el amor, que
según Mateo es el precepto máxImo que Jesús mandó observar a su
IgleSia 160.

160 Soares-Prabhu*, 274-282, compara la Idea cnstIana y la Idea budIsta de


mlSlOn A su ]UlC10, la Idea cnstIana aparece sustentada y lastrada a la vez por su cns-
tocentnsmo, mIentras que la Idea budIsta tIene presente, ante todo, el bIen de los hu-
manos Tal contraste no tIene por que ser msa1vab1e desde el amor, que es paradIgma
de los preceptos de Jesus Pero es eVIdente que la mlSlOn cnstlana no sIempre ha es-
tado supeditada en su hlstona, llJ 10 esta en el pre~ente, a este cnteno del amor
~ RETROSPECTIVA

l. Resumen: ideas-fundamentales t!n la historia de Jesús ~gún


Mateo l

1. Dios. Mateo narra la historia de Jesús como historia del


«Enmanuel» (1, 23): en la figura de Jesús está Dios permanente-
mente «con» su comunidad, hasta el fin del mundo. Por eso la his-
toria de Jesús tiene para la comunidad, más que nada, un signifi-
cado teológico.

1.1. Por Jesús la comunidad conoce la ayuda de Dios. El recur-


so lingüístico más importante para ello es el relato de milagros 2 : Je-
sús lleva a las personas desde la ceguera a la visión (9, 27-31; 20,
29-34; etc.). Les devuelve la salud (p. ej. 9, 2-8; 11,5). Vence a los
demonios y a la muerte (p. ej. 9, 18-26; 12,22), acompaña a sus
discípulos en las tormentas de la vida y les tiende la mano cuando
desesperan y se hunden (8, 23-27; 14,22-33). En tales historias ven
los oyentes cómo Dios está «con ellos» en sus vidas.
1.2. Por eso los desamparados y los discípulos se dirigen tam-
bién a Jesús con la súplica (8, 25; 14,30; 15,22; 17, 15; 20, 30-33).
En estas súplicas al XÚQLO~ Jesús reconocen los lectores el trata-
miento bíblico de XÚQLO~ referido a Dios y el lenguaje orante de los
salmos, y reconocen también su propio lenguaje religioso. Sitúan a
Jesús en la cercanía de Dios.

1. En esta sección fma1 me ceñiré a la hzstorza de Jesús, y para los cmco gran-
des diSCursos que van dmgldos expresamente a los lectores del tiempo de Mt, re-
mito también al resumen del fmal de cada diSCurso (vol. 1, 542-546; vol II,212-
215 495s; vol III, 111-114.696-705).
2 ef. vol. II, 98-103.
1.3. Por ser Jesús, el Enmanuel, la figura en que Dios sale al
encuentro de los lectores, el título de Hijo de Dios 3 desempeña un
papel fundamental en el evangelio de Mateo, porque une a Jesús
con Dios. Jesús es revelado por Dios a los hombres como Hijo de
Dios (3, 17; 16, 17; 17,5; cf. 11,27), Ycomo Hijo de Dios lo acla-
man los discípulos y la comunidad (14,33; 16, 16; 27, 54).
1.4. Según creencia del cristianismo primitivo, acentuada espe-
cialmente en Mateo, Jesúsjuzgará al mundo entero como «HiJo del
hombre» (25, 31-46)4. Es verdad que la inminencia del juicio uni-
versal no es ya un tema específico de la historia mateana de Jesús;
pero constituye la perspectiva de futuro que determina toda esa his-
toria. Según convicción de Mateo y del cristianismo primitivo en su
conjunto, también aquí se transfiere a Jesús una función que la Bi-
blia atribuía y reservaba a Dios.
1.5. En consonancia con esto, Jesús mismo es en buena medi-
da, en el evangelio de Mateo, el «focalizador» para conocer a Dios.
Los lectores conocen a DlOS desde la perspectiva de Jesús: éste lo
llama «Padre»; no es sólo el Padre de Jesús (p. ej. 11,25-27; 26,
39.42), sino también el Padre de los creyentes (p. ej. 6, 9; 28, 19).
Así pues, la relación de los lectores creyentes con Dios aparece de-
terminada totalmente por Jesús.

La historia mateana de Jesús abre de ese modo para los lectores


un nuevo acceso a Dios. Determina y marca para ellos la «imagen»
de Dios. Se ajusta de ese modo al núcleo de la fe cristiana primiti-
va en la resurrección, que une a Jesús y a Dios indisolublemente 5 .

3 Cf Luz, Sklzze, 231-234 El sentido de la expresión «HIJo de DIOs» se des-


cubre pnmanamente a través del relato mateano sobre Jesús, los lectores aportan
además su precomprensión cnstiana y qUizá su conOCimiento del evangeho de Mar-
cos La expresión no debe connotarse, pues, pnmanamente desde un trasfondo JU-
dio o de hlstona de las rehgiones, por ejemplo desde una meslOlogia davidlca o des-
de una teología sapiencial. La expresión designa la umón de Jesús con DIOS
4 La evolUCión hlstónca de la Idea de HIJo del hombre que se observa en el JU-
daísmo pnmltIvo alcanza su cima en Jesús y en los evangehos el elevado a la altu-
ra de DIOs en la VISión de Dn 7, que semeja un «HIJO de hombre», pasa a ser el per-
sonaJe autónomo de Juez y señor, que en los discursos fIgurados de Hen et se sIenta

I
en el trono glonoso, pero aliado de DIOs (45, 3, 46, 1) En la descnpclón mateana
del JUICIO umversal, como en muchos textos cnstIanos pnmitlvos sobre el JUICIO, só-
lo se habla ya del JUICIO del HIJo del Hombre, y no del JUICIO de DIOS. El HIJO del
hombre, Jesús, asume aquí plenamente el papel de DIOS.
5. Cf P. Stuhlmacher, Blblzsche Theologle des Neuen Testaments 1, Gottmgen
1992, espec 175 178s.
Pero en la historia de Mateo esta unión no se define sólo por la re-
surrección, sino que ya desde el principio, desde su nacimiento, el
Jesús terreno es el «Enmanuel».

2. La nueva historia fundamental. Todo esto hace que Mateo


entienda su historia de Jesús como una nueva historia fundamental,
es decir, como historia de una experiencia básica que viene a susti-
tuir la anterior historia fundamental de Israel, la historia bíblica des-
de la salida de Israel de Egipto y la revelación de Dios en el Sinaí.
Para comprender la historia mateana de Jesús en el marco de una
teología bíblica, lo que es preciso señalar ante todo no es que el
evangelista presenta la predicación de Jesús y su acción como un
«cumplimiento» de la Biblia, sino que, en la estela del evangelio de
Marcos, narra una nueva historia fundamental, porque en la historia
de Jesús el Dios de Israel estuvo y está con su pueblo de un modo
nuevo. Sólo en segundo plano se podrá afirmar que esta historia
fundamental nueva ha de entenderse a la luz de la Biblia, porque ha-
bla de un nuevo comportamiento del Dios bíblico con Israe1 6 •

2.1. Ya el comienzo, el título en 1, 1, deja claro que esta hIsto-


ria es narrada en el horizonte de la Biblia y reclama para sí una dig-
nidad «bíblica». El evangelista corrobora esta impresión con la es-
tructura de su historia, cuya alternancia de relatos y dIscursos hace
recordar el Pentateuco, y con los múltiples elementos lingüísticos y
estilísticos 7 que evocan la Biblia.
2.2. Las citas de cumplimiento, que cruzan como un hilo rojo
todo el evangelio, graban en la mente de lectoras y lectores la idea
de que la historia de Jesús es la plenitud y cumplimiento de aquello
que Dios anunció y ordenó en la Biblia por medio de los profetas.
2.3. Que la acción del Dios de Israel alcanza su cima y perfec-
ción en la historia de Jesús, se evidencia también en el horizonte pla-

6 Cf vol. r, 38s 43 y U. Luz, Das Matthiiusevangehum - eme neue oder eme


neu redlglerte Jesusgeschlchte?, en S. Chapman y otros (eds.), Bzblzscher Text und
theologlsche Theorzebzldung (BTh 44), 2001, 68-74
7. Es por tanto un grave error considerar los elementos estilísticos y estructu-
rales «bíblicos», y las citas y remmlscenclas bíblicas del evangelIO de Mateo, desde
perspectivas exclUSivamente formales o culturales, diciendo que Mateo fue un Judío
de pura cepa, tuvo una formación Judía y escnbló «al uso Judío» (cf vol r, 27-
3285-89.98-106; Mateo r, 37-42.86-90.99-107) Esto es verdad, pero es mucho
más Importante la propuesta teológica y cnstológlca que el evangelio de Mateo
ofrece a través de su «ropaje bíblico».
netarlO que abre al fmal con el mandato mIsIOnero (28, 18-20) Este
honzonte había sIdo anuncIado ya por los profetas (4, 15s, 12, 18-21)
Ypor Jesús mIsmo (p eJ 5, 14,8, lIs, 13,38,22,8-10,24,9-14)

La IgleSIa entendIÓ esta nueva hIstona fundamental, Junto con


los otros evangelIos, como norma y pauta, y así le dIO un carácter
canónzco Tal decIsIón resulta mtelIgIble y consecuente desde la
perspectIva del evangelIo de Mateo S

3. Jesús Cuando Mateo narra la hIstona de Jesús como una


hIstona del Enmanuel, está defendIendo un JudeocnstIalllsmo con
una explíCIta «Cnsto»logía «emmente» Pero qUIzá sea madecuado
hablar de la cnsto«logía» del evangelIo de Mateo El evangelIsta
cuenta qUIen es Jesus Su hIstona de Jesus es SIempre el marco ob-
JetIvo de referencIa para lo que Mateo enunCIa en conceptos acerca
de Jesús Es CIerto que Mateo recurre a títulos cnstológIcos mayes-
tátIcos, pero generalmente no para explIcar la sIglllfIcacIón de Je-
sús, smo más bIen a la mversa con su hIstona de Jesús, Mateo elu-
cIda el contellldo de los títulos cnstológIcos tradICIOnales MedIante
ellos asume los saberes mesIálllcoS Judíos o JudeocnstIanos de sus
lectores y los profundIza o modIfIca con su hIstona

3 1 Mateo cuenta cosas del Cristo, del Hl]o de Davld 9 (cf 2, 2-


17) Pero el Mesías Jesús no VIene a su pueblo Israel como lIbertador
polítIco, smo que sana a los enfermos y en especIal a los CIegos de su
pueblo Al fmal de la hIstona mateana de Jesús, el Mesías de Israel
aparece como Señor del mundo entero (22, 41-46, cf 28, 18)
3 2 Mateo narra la hIstona de Jesús, Mesías rey (2, 2) A dIfe-
renCIa del rey vIOlento Herodes, Jesús se presenta como rey pacífI-
co y no vIOlento (21, 1-10) No le mteresa su propIO remo, smo el
remo del CIelo No hace uso de su poder celestIal (26, 53, cf 4, 8-
10), y se deja ultrajar y ajustIcIar como rey de Israel (27, 27-31 38-
44) Después de su resurreCCIón rema sobre el mundo entero, no
medIante la vIOlenCIa, smo a través de la predIcacIón de los dIScí-
pulos (28, 18-20)

8 Cf tamblen vol 1,44-46 Yvol IV, 582s Una vlslon Similar expone (en re-
ferencia a todos los evangelios) G Thelssen, La rehglOn de los primeros crzstzanos,
Salamanca 2002, 211 Ypasslm
9 Cf vol I1,91-94
3.3. Mateo narra la historia del Jesús paciente, que con la plena
conciencia de que su pasión es voluntad de Dios, recorre obediente su
camino hasta el momento de lanzar el gnto de abandono de Dios an-
tes de morir (27,46). Narra la historia de la pasión de Jesús con toda
crudeza, sin dejar asomar la menor duda sobre su poder divino 10.
3.4. Mateo narra la historia de la enseñanza de Jesús, que alec-
ciona a su pueblo y le anuncia el «evangelio del Reino» (p. ej. 4, 23;
9,35). Es el único maestro de sus discípulos, tomándolos aparte rei-
teradamente y haciéndoles comprender las cosas (p. ej. 13, 16.18.51).
El maestro Jesús es algo más que un simple rabí o un profeta (cf. 12,
41s). En la historia de Mateo, Jesús se distingue de los profetas en
que no se limita a ofrecer acciones simbólicas que clarifican su men-
saje, sino que dedica toda su vida a hacer realidad ese mensaje. Es-
to se advierte con extrema claridad en la historia de la pasión, don-
de Jesús hace y padece exactamente lo que ha predicado en el
sermón de la montaña como voluntad del Padre (p. ej. 26, 39.43.52).
El maestro Jesús pasa a ser de ese modo la norma y el modelo de vi-
da para los discípulos y los lectores 11.
3.5. Mateo narra la historia del Hijo de Dios (2, 15; cf. 1, 18-
25). El Hijo de Dios no es simplemente el rey en el trono de David
(2 Sm 7, 13s), ni simplemente el representante de Dios proclamado
y revelado por Dios mismo (3, 17; 17, 5), sino que es a la vez el
obediente ejemplar (4, 1-11) que pone en práctica esa voluntad de
Dios que predica, de forma que se cumpla en él la voluntad del Pa-
dre (26, 39.42). Por eso, por haber confiado en Dios, Dios lo salvó,
mas no antes de la muerte, sino a través de la resurrección (27, 43).
Precisamente los textos sobre Jesús, Hijo de Dios, mantienen una
gran abertura entre «grandeza» y «bajeza», lo cual presenta alguna
analogía con la doctrina cristiana posterior de las dos naturalezas.

Es obvio que el evangelIsta y los primeros receptores y receptoras no


entendieron la expresión utas; {}wu en el sentIdo de la doctrina posterior de

10. A diferenCia del evangelio de Juan, no hay en la hlstona mateana de la pa-


sión nmgún docetismo latente, aunque siempre es pOSible para los creyentes que
oyen la hlstona mateana de Jesús descubnr en el relato de la pasión veladas alusIO-
nes a la futura glona pascual de Jesús. En este sentido el evangelio de Mateo, aun
Siendo ajeno a la Idea de preexistencia o de encarnaCión, es más afín a la postenor
doctnna ecleSial de las dos naturalezas en versión ca1cedonense que el evangelio de
Juan, por ejemplo.
11. Esto lo hace explícito el Jesús mateano en el discurso a los discípulos, cap
10 Cf espec. vol. II, 213-215 sobre la «conformidad» de los discípulos con Jesús
la Tnmdad Ellos no pIensan en categonas gnegas ontológIcas, smo dentro
de la lmea blblIca, desde la hlstona DIOS actua en ella y demuestra que es
fIable Pero la novedad frente al pensar blblIco es que DIOs esta «com> su
pueblo en un hombre, y en el es acceSIble de un modo smgular y defImtI-
vo Mateo no expresa esto a la manera de la IglesIa cuando esta empezo a
hablar postenormente de Jesucnsto, smo funcIOnalmente DIOs actua por
medIo de Jesus, solo y muy especIalmente por su medIO
Slll embargo, no es lllcorrecto Slll mas, desde la perspectIva de Mateo,
que los lectores de su evangelIo hIcIeran entonces y hagan ahora, desde la
propIa fe, una lectura tnmtana dellUlsmo Debenan saber, en walqUler caso,
que eso es 11lla lectura suya o la mterpretaclOn de la IglesIa, no eqUIparable al
sentIdo ongmal del texto Una dIferencIa sustancIal entre la Idea mateana de
Jesus y de DIOS y la postenor doctnna de la tnmdad consIste tamblen en que
a partIr de la nOClOn mateana de la presencIa constante de DIOS en Jesus re-
sulta ya mnecesana, de entrada, una pneumatologla mdependlente

36. Jesús enseña su cammo a los dIscípulos como cammo del


Hija del hombre Éste pasa por el abajamIento y la pasIón, es exal-
tado y al fmal Juzgará a todas las naCIOnes como Juez universal (25,
31-46) Justamente cuando Jesús está ante su juez terreno, se revela
por pnmera vez pubhcamente como el Juez celestIal del mundo (26,
64). La expreSIón «HIJO del hombre» no hace referencIa pnmana-
mente a la expectatIva judía y cnstIana de un juez meslámco del
mundo A los lectores del evangeho les evoca más bIen el Itmerano
global de Jesús, que era pobre y sufnó la burla (8, 20, 11, 19), re-
veló su IdentIdad al ser acusado ante su Juez, fue exaltado y Juzga-
rá a todos los pueblos como juez del mundo l2

Mateo cuenta, pues, qUIén es Jesús He mtentado aclarar en lo an-


tenor cómo quedan mscntos algunos títulos «cnstológlcOS» en la
hlstona mateana de Jesús, enmarcados por ella y cumphdos en forma
nueva Ahora debo añadIr, para termlllar, que me he hmltado a entre-
sacar algunos aspectos de esa hlstona La hlstona total de Jesús es
mucho más nca, y la fIgura mateana de Jesús más vanada de lo que
reflejan los textos con títulos cnstológlcos Por eso preCIsamente,
Mateo cuenta una sola hlstona y muchos sucesos concretos de Jesús

4 La hIstoria de Jesús como hIstorIa «InclUSIva» Mateo dIse-


ña su hlstona de Jesús, sobre el modelo del evangeho de Marcos y

12 Cf espee vol 1I, 650-657


en SImIlItud con el evangelIo de Juan, como una hIstona «mc1usI-
va», es decIr, hIstona que «mcluye» las expenenCIaS de la comum-
dad y las de sus dIstmtos miembros A esta hIstona de dos planos se
ajustan los cmco grandes dIscursos que mterpelan dIrectamente, a
través de la «ventana de la hIstona», a los lectores y oyentes del
tIempo de Mateo l3 El fundamento crzstOIOglCO de esta modalIdad
narratIva es la conVICCIón de que el Jesus pretento, cuya hIstona
cuenta Mateo, es a la vez el Cnsto presente en su comumdad Esto
sIgmfIca, en el aspecto hermenéutIco, que la hIstona mateana de Je-
sus no debe entenderse desde fuera, como hIstona ajena, smo de
forma que los lectores y oyentes entrelacen sus propIas expenencIas
con la hIstona narrada por el evangelIsta Ellos deben entender e m-
terpretar su propIa hIstona y sus propIas expenencIas desde la hIS-
tona de Jesús, y dejarse ammar y estImular por ella

4 1 Para los lectores, la hIstona de Jesús no se lImIta a atestI-


guar la presenCIa alentadora de DIOS en medIO de ellos (<<Enma-
nuel»), además de presentar al HIJO de DIOS obedIente ante los
mIembros de la comumdad como modelo para su vIda, la hIstona
de Jesús tIene otra dImensIón en muchos aspectos, a Jesús le pasan
las mIsmas cosas que les están pasando y les pasarán a sus dIScípu-
las y dIscípulos, que «no son más que su Maestro» (lO, 24s) Tam-
bIén ellos son rechazados por Israel y sufnrán persecucIOn en todas
las partes del mundo (24, 9-14) TambIén ellos tendran que llevar su
cruz (lO, 38s, 16, 24s), y tambIén para ellos vale la esperanza de la
resurreCCIón SI, como «hermanos» de Jesús (cf 25,4045,28, 10),
se hacen «Jesuformes» y le SIguen
4 2 La hIstona de Jesús ofrece a las lectoras y lectores dIver-
sas posIbIhdades de lectura como hIstona fundamental en la que se
SIenten mvo1ucrados14 Los personajes de IdentIfIcacIón más Im-
portantes para los lectores son los dIscípulos. Ellos mIsmos se con-
sIderan dIscípulos y dIscípulas que SIguen a Jesus En su condICIón
de dIscípulos, los lectores están «con» Jesús, escuchan sus palabras
y hacen con ellas sus propIas expenencIas en el cammo del segUI-
miento. Los dIscípulos y los lectores están SIempre en cammo haCIa
el conOCImIento, creen y a la vez tIenen poca fe (p eJ 14,28-33)
Unos y otros tIenen una fe ardIente y temen el sufnmIento (p eJ

13 Cf vol 1,37-39
14 Cf espee vol 1,42-47
16, 16-23), unos y otros necesItan ser amonestados sobre su afán de
grandeza (p eJ 18, 1-5,20,20-28) Los lectores que han leído el
prólogo 1, 1-4, 17 saben más de Jesús que los que se encuentran
con él después de 4, 18 Hacen suya la «vlslóm> de Jesus y con-
templan a los dIScípulos, y por ende se ven ellos mIsmos con los
oJos de Jesus.

El evangeho de Mateo no pretende, pues, ser una «fuente de m-


formaCIOn» (<<source» en mglés) sobre la VIda de Jesús, smo «fuen-
te de VIda» (<<resource» en mglés) para las personas No va destma-
do a lectores desmteresados, smo Imphcados No pretende sólo
mformar a sus lectores, smo mteresarlos y moverlos.

5 HistOrIa conflictiva de Jesus en Israel El evangelIsta narra


su hIstOrIa de Jesús como hIstOrIa de un conflIcto dramátIco cre-
CIente con los dmgentes de Israel Jesús, el Mesías sanador y salva-
dor de su pueblo Israel, es combatIdo y fmalmente ejecutado -con
la aprobacIOn de «todo el pueblo»- por los malos dmgentes fanseos,
letrados y, sobre todo en la hIstOrIa de la paSIón, los sumos sacer-
dotes y los anCIanos (27, 23-25) En Jerusalén, Jesus ajusta cuentas
con los grupos hostIles y sus dmgentes (21, 23-23, 39), y luego
abandona el templo y la CIUdad con los dIscípulos, después de anun-
CIar la ruma de ambos (23, 37-39, 24, ls) La hIstOrIa de Jesus en
Israel es una hlstona conflIctIva El conflIcto fmalIza con el tnun-
fa aparente de los dmgentes hostIles a Jesús -que es aJustlclado-,
con el desenmascaramIento de los dmgentes de Israel como Impos-
tores despues de pascua (27, 62-66, 28, 11-15) Y con el mandato de
Jesus para la mISIón unIversal en GalIlea (28, 16-20, cf 22, 8-10)
Como cualqUIer hlstona de conflIctos, la hlstona mateana de Jesús
debe comprenderse a partIr de su fmal

5 1 En esta hlstona conflICtIva, Mateo lleva a cabo la elabora-


CIOn de su propIO dolor al verse separado de la «madre» Israel Lle-
ga a unos JUICIOS globales duros, negatIvos, sobre los fanseos y los
letrados, no JustIfIcables 111 hlstónca 111 teologlcamente desde el men-
saJe de Jesús sobre el amor a los enemIgos (cap 23), y llega tambIén
a unas fICCIOnes hlstóncas de refmada malevolenCIa (27, 24s 62-66,
28, 11-15) Estos JUICIOS sólo resultan comprensIbles desde la SItua-
CIón hlstónca especlalíslma y desde la SItuaCIón de un conflIcto den-
vado de la declSlón tomada Nos encontramos aquí con la vertiente
más oscura y problemátlca de la hlstona mateana de Jesús 15
5 2 El conflicto fue lllevltable, ya que para Mateo Y su comu-
mdad la autondad del HIJo del hombre, Jesus, era tan sobresalIente,
y su hlstona en Israel tan deCISiva, que sólo la figura y el mensaje
de Jesús podían ser el fundamento de Israel Para sus adversanos,
los letrados y fanseos, que despues de la catastrofe de la guerra jU-
día y la destrucción del templo mtentaron reconstltUlr la Identldad
de Israel sobre la base de la torá, Jesús no podía ser, obviamente, el
fundamento de esa Identldad

Parece que Mateo permanece fIel, en su mterpretaclOn, al programa de


Jesus este recabo una ultima autondad para sí y sus palabras (Q 6, 47-49
= Mt 7, 24-27, Q 12, 8s = Mt 10, 32s), y el mismo se considero probable-
mente el futuro HIJO del hombre, Juez del mundo Como mdlcan las mtro-
ducclOnes antItetlcas, Jesus atnbuyo una autondad practicamente Ilimitada
a la radicalizaCión que propuso de la tOla mosalca1 6 , y relacIOno su propia
actividad con la llegada del remo de DlOS (Q 11,20-22, cf Lc 10, 18) La
postura negativa de amplIOS sectores de Israel tema que desatar, por eso,
casI mevItablemente una fuerte reaCClOn en el mOVimiento de Jesus (cf ya
Q 10, 13-15 = Mt 11,20-24) Que el evangellsta conSiderase una catastro-
fe el «no» de la gran mayona de Israel a Jesus, un «no» que se perfilo co-
mo def¡mtivo despues de la guerra Judla, y reaccIOnase en consecuenCia, es
algo que aparece en cierto modo pre-programado en Jesus

5 3 La hlstona mateana de Jesus, una hlstona «mclUslVa» en la


que Jesús abandona el templo, es cruCIfIcado y gUla a sus discípulos,
como ResucItado, por el cammo de la mlSlon umversal, Viene a refle-
Jar el cammo pospascual recorndo por las comunidades judeocnstla-
nas de Jesus, expulsadas de Israel El evangelio de Mateo resulta ser
así, en la hlstona de las religIOnes, un texto Importante que atestlgua
cómo el mOVimiento JudlO de Jesús, sm quererlo y contra la mtenclón
de Jesús (cf 10, 5s), se convierte en relIglOn autónoma desligada del
judaísmo y pasa a formar parte de la IgleSia paganocnstlana
5 4 Una vez que esas comumdades se han separado de la ma-
yoría de Israel, el Jesús mateano acentúa el carácter judío de su
«evangelio del Remo» (cf sobre todo 5, 17-19,9,13, 12, 7,22,40)

15 Cf espec yol 1, 94-99 (parcialmente, Mateo 1, 97-10 1), yol III espec ,
501-518, YLuz, Antljudazsmus
16 Cf yol 1,327 333 (Mateo 1,345-349)
El narrador Mateo pone de reheve expresamente, con las cItas de
cumphmIento, la contmUldad entre Jesus y la BIbha de Israep7 Lo
hace en lmea polemIca, frente a la mayona de Israel en su ttempo,
que repudIaba la pretensIOn de Jesus

La hIstona mateana de Jesus es ejemplar en este punto como re-


lato hgado a la sltuacIOn y al contexto hIstonco No es posIble en-
tenderla hoy sm conSIderar su contextuahdad hIstonca y sm tener
en cuenta nuestra contextuahdad actual

Davles-Alllson hablan, en su comentano, del caracter «ecumemco» del


evangeho de Mateo La hlstona mateana de Jesus ayudo a ensamblar elJu-
deocnstlamsmo y el paganocnstlamsmo l8 Esto es correcto, pero constItu-
ye solo una cara de la cuestlon el evangeho de Mateo ayudo a conjugar el
Judeocnstlamsmo y el paganocnstlanslmo, pero contnbuyo tamblen a dI-
socIar el judeocnstlamsmo y el Israel que no creyo en Jesus Ayudo a sus
pnmeros receptores, mayontanamente Judeocnstlanos, a encontrar su SItiO
en la IglesIa mayontanamente paganocnstlana, pero de ese modo contn-
buyo tamblen a que esta IglesIa se enajenara, a medIO plazo, de sus ralces
Judlas la tora de Israel, cuyo cumphmlento fue la mlslon de Jesus, deJo de
ser en la IglesIa el hbro de Israel y se convlrtlO en el «antiguo» testamento
cnstlano, asumIdo solo parcIalmente

2 La szgnzficaczon actual de la hzstorza de Jesus según Mateo 19

Solo puedo dar aqUl algunas mdIcacIOnes -mevItablemente m-


completas, generales, subJettvas y enfocadas a mI sltuacIOn SUlza y
europea occIdental- acerca de los notables Impulsos que, en mi OPI-
mon, puede generar hoy la hIstorIa de Jesus segun Mateo Fstas ob-
servaCIOnes pretenden mducIr a mIS lectores a formular desde su
propIa expenencIa la sIgmftcacIon que ttene para ellos la hIstona
mateana de Jesus Me concentro de nuevo en esta hIstona mateana20
y vuelvo a los cmco puntos expuestos en el resumen21

17 Cf vol 1, 196s (Mateo 1, 192 194)


18 Davles-AI]¡son III 703, cf 723
19 Cf Luz, Jesusgeschlchte, 170-173
20 Sobre el slgmflcado actual de los dIscursos mateanos, cf vol 1, 547-554
(parCialmente, Mateo 1, 584589), vol II, 215-211 496-501, vol III 114-121 705-
716 sobre el slgmflcado actual de la narraClOn mateana de los mIlagros, cf vol II,
"-Q3 109 del dIscurso denuncIa, vol III,512-518
~1 Cf supra 589-598
1 DIOs Para muchos de nosotros, europeos y europeas OCCI-
dentales, la obvIedad de DIOS como un ser personal o mcluso como
elemento mtegrante de una metafísIca ha perdIdo vIgencIa DIOS, SI
eXIste, se ha vuelto maprehensIble, msondable, mcalculable y «sm
rostro»22 Ocupan su lugar, para muchos que no son sImplemente
ateos o agnostIcos, unas expenenCIas vagas y confusas de «tras-
cendencIa» Para muchas personas, consternadas ante la mjUstIcIa
y la mIsena que domma en el mundo, el DIOS personal de la BIblIa,
creador todopoderoso y señor del Ulllverso, ha sucumbIdo a la cues-
tIon de la teodIcea23 En esta sItuacIón me parece fundamental que
Mateo hable de DIOS en referencIa a un hombre «Jesús es Enma-
nuel» sIglllfIca que DIOS tIene rostro A DIOS se le puede sentIr
DIOS tIene una voluntad DIOS es concreto DIOS es débIl DIOS sale
al encuentro como hombre Se pueden contar cosas de el Cuando
Mateo en su hIstona hace de Jesús el «rostro» de DIOS, esta abnendo
un acceso a él para personas que han perdIdo la eVIdencIa y hasta la
posIbIlIdad de hablar de él Naturalmente que la pregunta de SI Jesús
es realmente el «Enmanuel» no se puede contestar con una teona, SI-
no Ulllcamente a través de la «exIstencIa»24, pero la hIstona matea-
na de Jesús nos ahorra la busqueda de un «DIOS en sí» nebuloso,
fantasmal y oscur0 25

2. La nueva hlstona fundamental La mayoría de los lectores


actuales afrontan el evangelIo de Mateo a la luz de su prerrogatIva
de escnto canólllco como «hIstona básIca» de la relIgIón mundIal
mdependIente, desgajada del judaísmo, que es el cnstIalllsmo Se
alcanzó lo que perseguían Mateo y su comullldad sm estar seguros
de cuál sería la «meta» el evangelIo de Mateo llegó a ser el pnmer
lIbro del Nuevo Testamento de una nueva relIgIón mundIal

Hoy podemos refleXIOnar, tambIen cntIcamente, sobre esta «meta»


Muchos aspectos de lo que Mateo y sus comumdades qmsIeron alcanzar
no se han alcanzado, o se han alcanzado de otra forma El DIOS de Israel

22 Cf supra, 216-219 y 443-445


23 Cito aqm a un confmnando cuyas palabras, pronunciadas evocando la gue-
rra de Vietnam, me han acompañado toda la Vida «SI hay realmente un DIOS sen-
tado al cuadro de mandos de la hlstona ulllversal, ¡es un IdIOta'»
24 ¡En el sentido de Klerkegaard l
25 Pienso en D Sone, Stellvertretung Em Kapztel Theologze nach dem «Tode
Gottes», Stuttgart 1965 (verslOn cast El representante, Buenos Aires 1972)
no llegó a ser el DlOS del mundo, smo el DiOs del cnstmmsmo Al conver-
tIrse Jesus, el «Enmanuel», en el DiOS del cnstIamsmo, y la hlstona matea-
na de Jesus en parte de la Biblia cnstIana, surgiO una nueva frontera que
dificulta a muchas personas --:ludiOS, ateos y pertenecientes a religiOnes no
cnstIanas- reconocer el «rostro» de DiOS en Jesus La «meta» del proceso
mlclado y reforzado, entre otros, por Mateo con su nueva «hlstona funda-
mental», ongmo nuevos problemas que debemos meditar al hacer hoy una
nueva lectura de esa hlstona

Me parece Importante a este respecto que Mateo, en su evange-


lIo, Inscnblera a Jesús dentro del Judaísmo, como cumplIdor de la
torá y los profetas, y como parte y culmInaCión de la hIstona de Is-
rael El evangelIsta subrayó esto en tono polémiCO, para JustifIcar la
pretensión de las comUnIdades de Jesús a la herenCia de Israel Tam-
bién nosotros debemos obtener una nueva vIsión de Jesus como JU-
dío para poder examInar nuestras Imagenes de Cnsto Debemos ha-
cer, por tanto, lo mismo que Mateo, pero SIn polemizar El hecho de
que Jesús, fundador de una rehglOn y mediador, no fuese cnstiano
SInO Judío, es uno de los retos más Importantes para las IgleSiaS cns-
tlanas, que están aun muy leJOS de haberlo abordado sufiCiente-
mente Mateo narra la hIstona de un JudlO como hlstona funda-
mental para su comUnIdad cnstiana A la luz de esta hIstona no nos
queda la salIda que cree encontrar Bultmann, qUien despues de re-
conocer con honradez de hIstonador que Jesús debe quedar adscn-
to al Judaísmo y no al cnstianIsmo, calIfiCÓ su hIstona, por ese mo-
tivo, de Irrelevante 26 ¡No' Esa hIstona de Jesús, Justamente por ser
hIstona de unjudío, pasa a ser en la perspectiva de Mateo la hIStO-
na fundamental del cnstianIsmo

3 La polzcromza de Jesús Mateo narra cosas de Jesús Son hIS-


tonas de muchos colores Contienen numerosas potencias de senti-
do PermIten a los oyentes abordarlas y responder a ellas de múlti-
ples modos y desde las propias expenencIas Esas hIstonas están
reñidas con todas las defImclOnes Crean en aquellos que las leen no
una, SInO muchas Imagenes. Están reñidas con todas las ortodOXiaS
El contenIdo cnstologIco de la hIstona e hIstonas de Jesús sólo se
puede alcanzar remitiendo a sus potencias de sentido Las potencias

26 R Bultmann, Theologle des Neuen Testaments, Tubmgen 91984, 1s (ver-


SlOn casI Teologw del Nuevo Testamento, Salamanca 42001, 40ss)
de sentIdo no son deflmbles unívocamente en su contemdo Las
hlstonas permIten descubnr siempre nuevas potencias de sentIdo
El sentIdo de esas hlstonas nunca queda cerrado
En la tradlcIOn cnstIana, Jesús cayó en manos de los teólogos,
que defimeron qmen es Las deflmcIOnes son proposIciones «ce-
rradas», obhgan a dlstmgmr entre lo correcto y lo erróneo La hls-
tona de la exégesIs y de la mf1uencIa ha demostrado que muchos
teólogos de diversos matIces tuvieron siempre dificultades con
Mateo Él no ofrece una Imagen completa y acabada de Jesús, y ra-
ra vez dlstmgue entre defmlcIOnes erróneas y correctas de Jesús 27 ,
pero SI entre praxIs correcta y praxIs falsa Ahl reside Justamente,
a mi JmcIO, una slgmflcaclón básica de la hlstorza mateana de Je-
sús Esta hlstona mduce a teólogas y teólogos sensatos a rehusar
defmlr qmén es «el señor Jesús», a volver una y otra vez sobre su
hIstona y a descubnr en ella Viejas y nuevas potencIalIdades de
sentldo Muchas veces, lectores «ordmanos» de la BiblIa, sm for-
mación teologlca, encuentran el acceso a la hlstona mcluslva de
Jesús según Mateo con más faclhdad que nosotros, los teologos 28 ,
porque asocian con toda naturahdad sus propias expenenclas a las
hlstonas de Jesús, las remterpretan a esa luz y se comumcan unos
a otros las expenenclas en trabajos sobre la Blbha, por ejemplo
Así, las hlstonas mateanas de Jesus resultan ser una fuerza umfl-
cadora de las personas más allá de las fronteras confeSIOnales o
Ideológicas, mIentras que las deflmcIOnes en torno a Cnsto desu-
nen, con demaSiada frecuencia, a «creyentes» e «mcreyentes», o a
personas de dlstmtas confeSIOnes

Qmza no sea moportuno formular al fmal de un «Comentano evange-


hco-catohco» en cuatro volumenes la pregunta sobre la contnbuclOn que
puede hacer el evangeho de Mateo a la «umdad» de la Iglesia La respues-
ta es muy clara la hlstona de Jesus que narra Mateo no puede hacer nm-
guna contnbuclOn a la umdad de una Iglesia estableCIda teologlcamente y
regulada ecleslastIcamente Es demasiado abIerta y demasIado nca, dema-
sIado mterpretable en multIples dIreccIOnes Pero como hbro fundamental
para expenenclas y recorndos comunes con Cnsto, el evangeho de Mateo
ha congregado sIempre a personas de dIversas confesIOnes y ha sIdo la ba-

27 Cf solamente 9, 33s y 12, 23s


28 No es casual que los evangehos hayan sido SIempre hbros populares y lo SI-
gan siendo hoy Muchas veces, en el pasado, fascmaron mas a laicos, mcultos, lll-
ños, poetas y pmtores que a teologos y teologas
se para algo que yo prefIero llamar «comumon» antes que «umdad» de la
IglesIa, mucho mas alla de las fronteras confesIOnales y mucho mas enn-
quecedor de lo que qUIeren acaso algunos que se ocupan de defImclOnes
en torno al «Señor Jesus»29

4 Experzenclas con el Enmanuel La h1stona mcluslVa de Je-


sus narrada por Mateo nos mduce a hacer expenenC1as personales
con Jesus, el «Enmanuel» «DlOS esta con nosotros» slgmflCa que
tamblen en nuestra v1da y en nuestras 19lesms ocurre algo La hlS-
tona mateana de Jesus puede dejar claro a nuestras 19les1as, fOS1h-
zadas a menudo en ntuales y palabras, que la salvaclOn hene algo
que ver con la curaclOn, y la expenenC1a con la comprenslOn y la
prax1s, la confeslOn de la fe con el sufnm1ento, la fe con la con-
fianza y, sobre todo, con la oraClOn, y el sacramento con la sahs-
facclOn ¡La gracm es concreta' ¡La grac1a es mas que estar ente-
rado de que hay un DlOS benevolente, comprender es mas que tener
1dea de qmen es Jesus y que qmere, como la eXperzencla de la pre-
senC1a VlVa de DlOS no es el SImple saber que Jesus es el «Enma-
nuel»' La hlstona mateana de Jesus trata de expenenc1as y no de
frases aprendIdas Cuando el evangehsta narra confeslOnes de fe
en Jesús por parte de los d1SC1pulos o de gente extraña (p ej 14,
33, 16, 16,27,54), las ref1ere a las expenenC1as que esas personas
han hecho con Jesus Y cuando Mateo mscnbe el «evangeho del
Remo», de caracter etlco, en la h1stona de Jesus, mscnbe a la vez
las eX1genc1as de Jesus en las expenenC1as que los oyentes h1c1eron
o pueden hacer con Jesus, el Enmanuel La h1stona «mcluslVa» de
Jesus reqmere una hermeneutlca llltegral en la que se conjuguen fe
y VIda, teologm y praX1S

Vuelvo al tema de la slgmfIcaclOn de Jesus como «ejemplo» y «mode-


lo de acclOn» (cf supra, 3 4 Y3 5) Los ejemplos no ocupan un puesto re-
levante en la pedagogla actuaPO, y en la teologla del sIglo XX estuvo de
moda declarar polemlcamente, frente a la Imagen lIberal declmonomca,

29 La declaraclOn «Dommus Jesus» de la Congregaclon para la doctnna de la


fe, del 7 9 2000 qUIere «recordar en forma expoSltIva» la enseñanza de la IgleSIa
catohca y la ulllversahdad sotenologlca de Jesucnsto y de la IgleSIa »(art 3), no
someterla a debate El documento va dmgldo contra el pluraltsmo y el relatiVIsmo
La dIferenCIa entre el lenguaJe dogmatIco y tradIcIonal de este documento y el len-
guaje narratIvo de los evangeltos es abIsmal
30 Cf H V LIps, Die Gedanke des Vorbllds 1m Neuen Testament EvTh 58
(1998) 297s
que Jesús era algo muy diferente de un «mero ejemplo» Creo que es una
vlslon muy estrecha No son «ejemplo» umcamente las personas cuyos ac-
tos Imitamos, smo las personas que nos ImpreSIOnan, que nos mfunden
ámmo y fuerza y nos msplran Los ejemplos nos estimulan hacia esa tota-
hdad de vida, esa umdad de palabra y obra que da credIto a las personas y
en la que consiste, segun Mateo, la señal de autenticidad de la eXistencia
cnstIana (cf 7,21-23) El hecho de que Jesus actue como «ejemplo» y
«modelo» en este sentido, constituye una parte del vigor que posee la hls-
tona mateana de Jesus

5 La hIstona de Jesús según Mateo tIene que ser para nosotros


una mVItacIOn a repensar nuestra relaclOn con el judazsmo La co-
mumdad mateana de Jesus fue una mmoría Judía opnmIda que su-
fnó el rechazo y qUIzá hasta persecucIOnes3 ! por parte de la mayoría
de Israel En las dIfícIles cIrcunstancIas de la consolIdacIón de Israel
tras el desastre del año 70, fue margmada y expulsada de Israel
Nuestra sItuacIOn actual es totalmente dIstmta Nosotros, es de-
CIr, la gran mayona de los lectores cnstIanos del evangelIo de Ma-
teo, no somos Judíos smo paganocnstIanos Sabemos hoy que el
Judío Jesus no tuvo conCIenCIa, en modo alguno, de haber SIdo en-
VIado a los paganos, y que en modo alguno qUISO ser fundador de
una nueva relIgIón llamada cnstIamsmo Que nosotros, paganos,
podamos creer como cnstIanas y cnstIanos en el DIOS de Israel m-
vacando al Judío Jesus, es el resultado de unas cuantas CIrcunstan-
CIas hIstóncas contmgentes, como por ejemplo la actIVIdad del
apóstol Pablo, que posIbIlIto sustancIalmente el cammo de los pa-
ganos a Jesucnsto y dIfIcultó al mIsmo tIempo el «sí» de Israel a Je-
sús La IgleSIa de ongen pagano nunca sufno perseCUCIOnes por
parte del Judaísmo La IgleSIa, en cambIo, ha SIdo durante muchos
sIglos, uno de los pnncIpales persegUIdores de los Judíos A pesar
de todas las expenencIas traumatIcas que el Judaísmo ha sufndo
con la IglesIa y ha temdo que superar, hoyes pOSible de nuevo un
diálogo con Judías y Judíos que es muy importante para nuestra pro-
pia IdentIdad cnstiana En suma, nuestras expenenCias con Israel
difieren totalmente de las que tuvieron las comumdades Judeocns-
tianas mateanas Por eso, a la luz de nuestras experiencias con Is-
rael, nuestra hIstoria de Jesús, el Enmanuel, debe tener unos acen-
tos diferentes a los del judío Mateo Lo mismo que éste, hemos de

31 Cf vol III, 480-482


aSOCIar la hIstona fundamental de Jesús a nuestras propIas expe-
nenCIas Pero, comoqUIera que la hIstona de Jesus según Mateo pa-
só a ser la hIstona canólllca y se desprendIó de su contextuahdad
hIstónca, en ese punto no podemos menos de recusar expresamente
la hIstona de Jesús narrada por Mateo 32 •

32 Cf vol III, 515-518, vol IV, 381-384, espee, 382s


ÍNDICE DE MATERIAS

amor 1 389s, 392s, 404, 511-514, 543s canon (Mateo como lIbro protocanolll-
(413s, 417, 548-551, 264s), II 384, co) 1 38s, IV 582
III 356-364, 366-368, 371-373, ceguera II 90s, 560, III 226-228,425
668,685s, 692 696 Cena del Señor 1 88s, II 529-532,
anabaptistas y Mateo I 263,312,380, 579s, IV 152-185
552 (271 s, 327s, 403, 588), III Citas de cumplImiento cf ltA1']QOill
336s, IV 237,570 coherencia escasa en la superficie na-
antl]ud31smo rratIva II 514s, 522, III 38,217,
- en la hlstona de la mfluencla I 152, 235,307s, 591,IV 113,311,474s
165-167,198,206,426,432 (l48s, comullldad de Mateo I 83s, 89-92, 94-
195, 206, 456, 464), II 86s, 360s, 98, 99s, 163, 191,525 (84s, 90-94,
377-380, III 194s, 293s, 303s, 97-100, 100s, 161, 186s, 565), II
408s, 448-455, 498s, 510s, 621, IV 117s, 445s, III 509s
83s, 128, 337s, 377s, 379s,402s -composlclOnsocla1 1 44,191 (187),
- en Mateo I 174, 235, 407 (165, IV 489
239s, 434), II 378-380, 517, III - letrados 1 83s, 90, 196 (84s, 91,
303s, 384s, 456s, IV 265 191), II 480-483
anuncIO de ]esus y Mateo I, 275s, 546 cnstlalllsmo catohco y Mateo 1 152s,
262, 328s, 365-369, 538s (l49s,
(285s, 584), II 194s, 491-495, 563,
270s, 346, 385-390, 580s), II 67s,
III 49s, 107s, 624, 652s, 692-695,
218, 511s, 619-623, 627-632, III
698-702
154s, 196s, 259s, IV 59, 61-67,
Aqedat Jlzhak (sacnficlO de Isaac) IV
161s, 167 169,184, 209s
415
cnstlalllsmo ortodoxo y Mateo 1 367
atar y desatar II 610, III 72s (387s), IV 59s, 90s, 139s, 156s
cnstlalllsmo protestante y Mateo 1
bautismo I 217 (220s), III 157-162, 263-265, 329, 367-369, 379, 538,
IV 578-580 547-549 (272-275, 346s, 388-390,
blfurcaclOn de cammos (entre smago- 402, 580, 584s), II 67s, 216-218,
gas y comullldades cnstlanas) 1 III 193-196, 261s, 336s, 359s, IV
94-98, 198, 246, 321s, 545 (194, 67-69, 151, 162s, 169-173, 184s,
251,338,267), II 86s, 589s, 605s, 212-215,237,525s
III 493-496, 500s, 506-509, IV cnstologla (cf Jesus, cf exaltaclOn de
257, 369s, 596-598 Jesus)
- como centro I 142 (137), III 60,80, - demora de la parusla III 609, 611
IV 585s - dlmenSlOn escato1oglca de los textos
- cnsto10gla mayestatlca, 1 150,323, I 293 (304s), JI 120, 160, 192s,
332s (145, 348), JI 257, III 81, IV 208, 417s, 422
592, 597 - expectatiVa JI 161s, 647s, III 557s,
- dlmenslOn cnsto10glca de los textos 1 571-574,702
197,215 (l93s, 219s), II 51s, 193, - parusla III 539-542, 555s, 559"
224, 234, 334, 491, III 114, 379, 566s
514, 652s, 693, 708s, IV 220,478s Espmtu II 158, IV 584
culto dIVIno I 82s (83s), IV 154 etJca 1 99s, 250, 551s (lOO, 256,
588s), III 43s, IV 220s
dlmenslOn soteno10glca de los textos 1 - dlmenslOn etJca de los textos 1 290s,
235 (239), III 285s, 559-561, 563, 508-511,527, 545s (301s, 544-550,
IV 479s 567, 266s), JI 292,416,496,563,
dmgentes JUdlOS IV 103s, 243s, 247s, III 50, 105s, 438s
318,322s, 362, 427s, 505s, 540-543 - en el honzonte escato10g1co 1 518,
- fanseos 1 238, 420s (242s, 450s), 545s (557s, 266s), II 176s, 496s,
III 302,334,458-475, IV 505 III 563, 624, 652s, 702-705
- fanseos y letrados JI 367s, III 391 s, - etJca de dos planos I 262, 266, 379,
472, 511s 410, 550 (270s, 276, 401s, 438,
- fanseos y saduceos 1 206s (207), JI 586s), II 189-191
583s, 589 - gracia y eXigenCia 1 99s, 250, 292-
-letrados JI 66, III 399s, 458-475
294, 301, 481s, 519, 528, 534,539,
dlsclpulos (cf segmmwnto)
543 (100, 256, 304-306, 315, 519s,
- como personajes de IdentJficaclOn pa-
558s, 568, 575s, 581, 264s), II 301,
ra lectores 1 45, 241 (245s), JI
384,387
123, 168, 539, 675, III 24, 382,
391, IV 145, 190,568,595 -llltenonzaClOn 1 264,290,471 (273,
- dlsclpu1ado (cf segmmlento) 1 301, 301s)
544 (314s, 265s), II 147s, 165, 168, - observancia de los preceptos de Jesus
184s, 213s, 382s, 450s, III 33s 1 530, 534, 539, 542 (570s, 575,
- fracaso de los dlsclpulos JI 639s, IV 581,263), II 285s, 334, 412s, 453s,
192 III 170s, 301, 692s, 704s, IV 582
- no Idealizados I 45, II 587s, III 51, evangelio de Juan y Mateo 1 216
217-220, 500s, IV 112s, 202, 304s, (220), II 271,617, III 240-243, IV
563 52-54, 139, 199s, 240, 253, 432,
diSCursos de Jesus 1 37-39, 253-260, 451,488,506 n 23,521
542-546, 55Is (259-262, 262-268, evangelio de Lucas y Mateo (cf mmar
588s), JI 111-118,496, III 21-25, agreements) 1 125s, 435-437, 535s
111-114, 233s, 520-522, IV 581s (121, 467-471, 577s), III 308s,
dos evangelios, hlpotesls de los 1 48s 311-313,315, IV 52,273
(49s), IV 292 evangelio de Marcos y Mateo I 36,
dos fuentes, hlpotesls de las 1 48-50 42, 78-82, 90s, 21 Os, 245, 525 (79-
(49s) 83, 92, 211,250, 565), IV 50s,
evangelio de Pedro y Mateo IV 54-56,
es~atologJa (cf Jmclo) III 556s 386, 502-504, 512s
- apocaliptlca III 529s, 564-568, 699- exaltdclOn de Jesus I 215 (219s), II
701,711-716 666-668, III 377s, IV 264s,564
exégesIs alegonca - muslca y henneneuttca IJI 623, IV
- ImportancIa henneneuttca I 165, 76s
355, 428, 470 (373, 458s), JI 334, - nOClOn de la verdad en Mateo JI 90
487-489, III 146, 228-230, 652s, - nuevos acentos de senttdo I 287,
IV 118s, 140s, 469, 530s 546 (298, 584), JI 455s, III 21Os,
513s, 653s
falsos profetas I 100, 524s (10 1, - onentaclOn I 114, 368s, 544, 547
564s), III 546s, 554s, 557 (l13s, 389s, 265s), JI 147s, 183,
fe (cf poca fe) JI 36s, 55, 424, 485-501 215s, 623s, IV 150,401s
fondo especIal de Mt I 50-52, 257 - potencIas de sentIdo, potenclahdades
(51s, 262) de senttdo I 177, JI 183, 258s,
fuente de los logza y Mateo I 48, 78 455s, 492s, 532, III 623s, 653s, IV
82, 89s, 256-259 (49, 79-83, 90s, 155, 600s
26Is), III 698s - referencIa sltuaclOnal 1 397, 399
(423,425), III 329s,517s
- suficIencIa de la Blbha III 329s, IV
Gahlea I 235 (238-240), 11 686, IV
498
189s, 559s - teatro y henneneutlca IJI 623, IV
84s
hagadamosalca(cf Jesus) I 145,160, hlstona de la mfluencIa 1 107-114,
183 (141,158,177) 260, 547-549 (107-114, 268s, 584-
henneneuttca (cf exegesls alegonca, 586), JI 574s, IV 57-97, 155,453,
cf hlstona de la mfluencIa) 498
- apertura del senttdo textual I 46s,
276, 355,441 (287, 373, 475), IV Idea de la Ley
478,600s - en Jesus I 340 (357), JI 695-697,
- arte y henneneuttca III 623, IV 94- III 342
97, 155,453 - en Mateo I 81,88,94, 293s, 319s,
- cntlca obJettva I 114,369,531-533 333,359,376, 391s, 529, 543s (8Is,
(l13s, 390, 571 574), JI 357, III 97, 305s, 336s, 349, 378, 398, 415s,
457s, 485-487, 514s, 625, IV 329, , 570, 264s), JI 314s, 321s, 550-552,
382-384 563s, 697s, III 372, 710s, IV 162,
- dlmenslOn pohttca I 170s,551-554 166, 182, 578
(586589) - JudIa I 339s (356-358), JI 555-557,
- expenencla y comprenSlOn JII 262s, III 133-135, 396
623, IV 59-69, 76s, 84s, 90-97, 602 - Ley y Profetas I 308s, 333s, 511
- henneneuttca cnstologlca I 199,218 (323s, 349, 548), III 362
(195,221), JI 249, 455s, IV 401s, Ideadelmatnmomo I 355, III 139-143
451,459s IglesIa (cf dlsclpulos, cf segUImIento)
- lectura desde la totahdad de la Blbha I 242, 303, 549-551 (246s, 317,
I 218, 520 (221, 559), JI 445s, III 585-589), JI 147s, 212-215, 619-
60, 658s, IV 450s 629, III 88-90,111-121, 223s, 404,
- lectura smoptIca de Mateo en la Igle- 41O-412,707s
sIa III 598, IV 58, 138s, 522s - como corpus permlxtum I 406,519
- hmItes en la poslblhdad de mterpreta- (433,559), JI 457s, 474, III 60,86,
ClOn I 342 (359s), JI 41, 54s, 78s, 1 546, 568, 624, 680, 708, IV 151,
203s, III 330, IV 402,452 , , 339 ,"
- como discipulado II 219, IV 581 S - rey IV 358, 388-390, 401s, 420,
- como sociedad de contraste 1 397, 429,592
399s, 551s (422s, 425, 587s), III - 80berano en 8US aCCIOne8 n 29, 41,
35,219-221 113,3468,531,579, III 236,243s,
- dlsclphna ecleslastlca III 70-78 339, IV 49, 106, 127, 137s, 192s,
- onentaclOn etlca 1 549-551 (585- 205,240
588), II 649s, IV 582 Johanan ben Zakal I 98s (99s)
Iglesia antigua y Mateo 1 279s (289s), Juan Bautista I 202-204, 234, 237s,
II 493, III 81s, 379, IV 105 527 (202-204, 238, 242s, 567), II
IlustraclOn y Mateo IV 73-75, 215s, 245s, 515s, III 279s
34Is,528-530 Judas Iscanote
mcluslOn I 30, 120, 150, 199, 215, - en la hlstona de la exege,ls IV 127-
245 (40, 146, 199,219), II 392s, 132,148-151,226-232, 317s, 325-
IV 385,426 329, 334-351
Israel en Mateo I 46s, 205s, 246s (2068, - lo hlstonco y lo exegetlco IV 123-
252s), II 419, III 2858, 299-301, 127, 147s, 231-233,315-318,331-
484s, 503s, IV 368-372,543-545 334
JUICIO condenatono 1 79s, 205s, 209,
Jesu8 337,346,514, 529s, 542 (79s, 206,
- Enmanuel I 149-151,543, "46 (145- 209, 353s, 363, 552, 569s, 264), II
147,264,267), II 1018,290,335, 262-266, 332s, 646s, III 110s, 114,
425s, 6818, III 808, 567s, 613, 693, 484s, 495-498, 522, 679s, 692s,
709, 716, IV 50, 180s, 201, 557, 696-716
583-585, 589s, 599,602 Justicia cf IlLlWlOO'UVll
- hiJO de Abrahan I 119, 132, 135s
(\23,1288,131) lectura contmuada de Mateo I 26,27,
- hiJO de David I 119, 132 (123, 128), 30s, 37,121,202 (36s, 40s), II 24s,
II 91-94, III 227s, 247s, 377s, IV 303s, 504, III 236, IV 46-50,99s
592
- HIJO de DIOS 1 184,215,225,229 macrotexto I 229, 292s, 323 (232,
(178s, 219s, 228s, 232), II 543, 304s, 339), II 247, 258, 264, 394,
656s, 666s, III 377-379, IV 250s, 490, 510, 654, 667, 687, III 334,
270,4288,476-478,590,593 IV 126,423
- HIJO del hombre I 798, 208 (80, Mateo (autor) 1 104s (105-107)
209), II 468, 256, 370, 451, 602s, - bilmgUlsmo 1 56, 87 (55s, 88), IV
650-657, III 222, 678, IV 252-254, 433
594 - conOCimiento de la Blbha I 191
- Justo blbhco cf tmwlOC; (l86s), IV 324
- maestro I 330s, III 64, IV 581,593 - Judeocn8tlano 1 84-87, 1008, 322
- Meslas I 132 (129), II 578, 604, III (86-90, 101s, 338), III 399, 506,
247s, 375, IV 270,592 IV 132s
- nuevo MOlses (cf hagada mosaica) mznar agreements 1 50 (50s), II 28,
I 224s, 267, 540 (228s, 276s, 583), 44s, 62, 76, 82, 3075, 402, 5228,
IV 177 677s, III 166, 240, 275, 354-356,
- obediente I 215s, 223s, 229-231, IV 52, 247, 282, 291s, 406, 487,
3188 (219s, 226s, 232-234, 335), II 5148
335s, IV 240 rmsencordla II 738,99, 314s, 528
mlslOn II 132-135, 147s, 153s, 163s, perfecclOn 1 490s (530s), III 94, 170-
III 547s, IV 568-573, 586s 173
- anuncIO 1 259,542,545 (264, 266s), personajes de IdentlficaclOn (cf dlscI-
IV 581s pulos) 1 45s, 167, II 38, III 254,
- mlSlOn pagana 1 91-93, 165 (93-95, 391,615-619,678-681
168s), II 37s, 57s, 375, IV 573-578 Pilato
monte 1 259, 266, 333 (263, 276, - en la hlstona de la eXegesls IV 374-
349), II 578s, III 539, IV 560s 377
mUjeres - lo hlstonco y lo exegetlco IV 307-
- en la hlstona de la mf1uencJa II 518- 309,364-368,372-374,506s
520, III 614, IV 301, 482s, 484s, poca fe (cf fe) 1 480 (517), II 53-55,
538 540, 588, 682s, IV 304, 563s
- en Mateo 1 46, 133-135, 359s (129s, profetas, tradlclOn sobre asesmato de
378s), IV 112s, 485, 494, 515, 519- n 516, III 296s, 318-320, 446
522, 536-538 pueblo cf Aaoe:;

no VIOlenCia 1 387-390, 392s, 399s qUlasmo I 30, 244s, 253s (41. 250,
(411-414,417, 425s), IV 240 259s), II 27, 61s, 401, 594, III 424,
noclOn del milagro II 88, 98-109, IV 500
136s, III 269-271
radIcales ltmerantes n 117s, 147, nI
obediencia 1 151,186 (147s, 180), II 688s
384,543, III 341s,649 recortes de Marcos .Ji Q 1 52, 266,
oraclOn 1 424-427, 429, 457-459, 401s (52, 275, 427s), n 28, 58s,
503s, 548 (454-457, 460s, 492-494, 381,522,549,561,677, III 215s,
541 s, 584), II 120, III 79s 225s, IV 51, 406, 487
- oraclOn de Jesus 1 456 (490s), IV - detalles externos mnecesanos II
201, 446s 44s, 62, 75s. IV 134, 355s, 361,
orden de SilencIO II 612, 668 561
remo de DIOS cf ~aOLAELa
padre cf JW'tTjQ renuncia a los bienes / pobreza 1 470
paganos cf /:{}vTj (507), II 47, 139-141, 423, 468s,
parabolas II 398, 418, 485, III 99s, III 173s
316, 318s, 703s - en la hlstona de la mnuencla II 47s,
- mterpretaclOn II 416s, 423s, 485-501 141-144, III 179-182
paralelismo 1 54s, 159,239 (55, 159, repetlcIoneS 1 28, 298, 52s, 197, 255
244s) (38-40, 53, 193s, 261), II 304,
Pedro 489s, 503s, III 634, IV 196s
- en la hlstona de la mf1uencla II 125,
619-632, IV 193s, 244, 297-305 segUImiento (cf dlsclpulos) 1 46, 240-
- Imagen de Pedro en Mateo n 126, 242 (245-248), n 49-51,55, 146-
602-605, 612-619, IV 190-192, 148, 184s, 194s, III 172s, IV 409s
293-297,316 - segUImiento en la paslOn II 170,
perdon de los pecados 1 452s (486s), 197-205,214,641-643, IV 595
II 64s, III 91-94,107-110, IV 179, semItIsmos I 54s, 255, 437 (55s, 261,
183 470s), IV 433
señales / antiCipaCIOnes 1 3Is,46, 119, sueños 1 148,176 (144,168), IV 364
123,173,185, 188s, 211s, 213s, 226- SUICidIO IV 319-322
228,231,235,240 (41s, 122, 165,
179s, 184s, 215, 217, 229s, 234, 239, transparencia del evangelio de Mt 1
245), JI 36s, 78, 264, 323, 333s, 36s, 42s, 46, 80 (81), JI 25, 99
351,495,510,517,558,571,574, 101,416,532,606, 681s, III 208,
638s,668,681,IV 50,485,494 230, 479s, IV 54, 181s, 560, 568,
Septuagmta y Mateo 1 53, 83, 195s 595
(53,84,189-191)
axoAouftEW (segUir) cf segUimIento , 300s, 544s, 679s, IV 50, 364, 477s,
a:n:aQVEo[tm (negar) 11 642-644, IV 573-577
191,293 ExxAr¡oLa (IglesIa) 11 598s, 605s
El;ouOLU (poder, autorIdad) 1 331-333,
f3amAELa (Remo) 1 280s, 296, 389, 540s (348s, 583), 11 65s, 122s, IV
447, 481s, 518, 549 (290s, 308s, 565s
413,478, 518s, 557s, 585), 11 453, EuaYYEALOv (evangeho) 1 40-42,238,
496-501, IV 180s 248-250, 426, 542 (242, 254-256),
- TOU ftwu (remo de DIOS) 11 241, III
III 548, IV 115,581
300
- ,WV oUQavwv (remo de los Clelos) 1 'Iou&alo<; (¡UdIO) 1 173 (1 64s), IV
203, 237s (203, 242), 11 348,485- 543-545
487,441-444, III 421
f3Aao<¡JTlltEW (blasfemar) IV 255-257, Xr¡QUOOW (anuncmr) 1 247-250, 237s,
425 546 (253-256, 242s), 11 135, 176
XQWL<; (JUICIO enuncmtIVo I JUICIO con-
yij (tIerra) IV 434 denatorIo) cf JUICIO condenatorIo
YQr¡YOQEW (estar despIerto vIgIlante) XUQLO<; (Señor) 1 527 (567s), 11 29,
III 587s, IV 202s III 613,645, 652s, 681, IV 589
yuvr¡ (muJer) cf mUjeres
Aao<; (pueblo, pueblo de DIOS) 1 149,
&L&aoxw (enseñar) 1 247-250, 246, 173s, 206 (145,165, 206s), II 516,
542 (251, 253-256), IV 581s 558,633, IV 103s, 368-370
&Lxmo<; (¡usto) 1 148 (144), II 208s,
IV 250,359,364,425,428 [taftr¡,r¡<; (dlsclpulo) cf dlsclpulo
&Lxmoouvr¡ (¡ustIcla) 1 212s, 283s, [tEft' v[twv (~[twv) (con vosotros [no-
289, 319s, 421, 428, 481, 543s sotros]) 11 351, 681, III 613, IV
(216s, 293s, 299s, 336s, 459s, 518), 180s, 293s, 557
III 204-206
&Lo,a~w (dudar) 11 540, IV 561-564 Ó[tOAOYEW (confesar, alabar) 1 529
(569), TI 182s
EftVO<;, Eftvr¡ (pueblo, paganos) 1 135s,
235s (131, 240), 11 133-135, III :n:aQuf3oA1'] (parabola) cf parabolas
JtUQUbLbúJ~L (entregar, transmitIr) 1 OU~~OUALOV Au~l3uvúJ (tomar una decl-
234 (238), II 157s, 686, III 213, slOn) II 323, IV 306
IV 102s, 125,372
JtUTT]Q (padre) 1 301,410,416,442- l:UJtELVO~ (baJO, mfenor) 1 213 (217),
444, 501, 528 (315,438s, 445,475- II 297
478, 539, 568), II 181 s, 276s, III l:EAELO~ (perfecto) cf perfecclOn
402s, IV 201
JtAT]QOúJ (cumplIr) 1 184, 192, 197, uto~ (hiJO) 1 184 (178), II 281-283,
213s, 309s, 314 (178, 188, 194, III 375s, 577
217s, 324s, 330), II 669, IV 239s, 'AI3Quu¡t (hiJO de Abrahan) cf Jesus
312-314,324,591 -l:OU aVl'tO(lmOU (HIJO del hombre) cf
JtQuiJ~ (amistoso) 1 213, 282s (217,
Jesus
292), II 297, III 245,255s - l:OU l'twu (HIJO de DIOs) cf Jesus
JtQOOXUVlOúJ (adorar, rendir homenaje) ÚJtOXQLl:T]~ (hlpocnta) 1 422s (452s),
1 175 (166), III 102, IV 562 II 557, III 418s

QU~~L (rabi) III 401-403, IV 147,233 c:poj3W¡laL (asustarse, temer) II 64,


176, 538s, 668, IV 519,537
OlOLO~O~ (terremoto) II 51, III 248,
IV 471s, 519 'ljJUXT] (alma / vida) II 177-179,201,
oT]~lOIov (señal) II 367-369, 584, III
645
563
OXUVbUAOV (seducclOn / trampa) II
XQLOl:O~ (Cnsto) 1 119 (122s), II
453,640, III 38s,43s
- OXUV()UAL~úJ (hacer caer) II 233s, 229s, III 375s, 542s
509, III 39, IV 56

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