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Segundo parcial de Epistemología de la Psicología

2° Año de Licenciatura de Psicología.

Alumno: Maturano Acosta Mauro Nicolás

A1. Selección. Momento de la Fenomenología

Autoconciencia: deseo, vida y reconocimiento: La constitución de la


autoconciencia. Emergencia del deseo. ¿Por qué el deseo es deseo de (otro)
deseo? La lucha a muerte por el reconocimiento.

B1. Ejemplificación: Tomo como ejemplo un caso hipotético de un político, con su


determinado trayecto en tal campo, que se postula para presidente.

C1. Justificación teórica. Desarrollo de la relación: Primero hay que entender lo que
Hegel entiende por deseo, concepción que ayudo mucho a desarrollos posteriores en el
siglo XX como puede ser Lacan (y por ende, un poco en Freud).

Hegel propone que el deseo es el movimiento de la autoconciencia de verse a sí misma


el otro, en el mundo externo. Ello hace que la autoconciencia se mueva al otro con la
intención de determinarlo en base a ella misma (en base a ella como deseo). Y de esa
manera demostrar su independencia en base a la dependencia del otro a él. El deseo es
ese mismo movimiento, y no el objeto como tal. Ya que una vez que determinamos
(negamos o consumimos) un objeto, saltamos directamente hacia otro con el fin de
repetir el movimiento que es el propio deseo. No obstante, este deseo (autoconciencia)
es, paradójicamente, dependiente de este otro, ya que necesita de el para poderlo negar
por medio del movimiento del deseo y así consolidar su “independencia” y “ser
absoluto”.

Ya en el ejemplo, este movimiento del deseo se puede ver en cierta medida en el


trayecto política del candidato. Ya que este trayecto seguro muestra que él fue concejal,
diputado, senador o incluso gobernador de alguna provincia. Saltando de puesto en
puesto en base a la satisfacción del deseo, si se ve de manera fenomenológica. Aunque
el ejemplo agrega una nueva dimensión teórica, que es la del reconocimiento. Él no
desea ser el presidente como tal, sino que desea el reconocimiento del pueblo que ello
traería, ya que es el mismo pueblo quien lo valida a partir del voto. Y es la propia
campaña electoral la que ejemplificaría la “lucha a muerte” donde los candidatos tratan

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de mostrarse al pueblo como la mejor opción. Y al igual que los demás, nuestro
candidato hace y agarra todo lo posible para ser el mejor, para el que sea reconocido por
el deseo de las demás autoconciencias. Y el da la cara en sus oratorias en las diferentes
instancia de la campaña, y quizás incluso en el o los debates. Es en estos momentos
donde el muestra su valía, e incluso se puede decir que trata de demostrar que él es el
único capaz de tal puesto (de la misma forma que las autoconciencia tratan de demostrar
su independencia y carácter de absoluto a partir de dominar al otro). Y de resultar
ganador, las demás autoconsciencias (candidatos) también han de reconocer al
presidente como el mejor y más capaz para tal puesto.

A2. Selección. Momento de la Fenomenología

Dialéctica Señor y siervo: Señor y siervo. El callejón sin salida del goce; su
incomunicabilidad. El rol de la angustia en la configuración de la subjetividad.
Servicio y trabajo, el diferimiento en la satisfacción del deseo y la formación
cultural (Bildung).

B2. Ejemplificación: Tomo de ejemplo a un artesano, quien es un constructor en base a


la cultura, a la vez que la enriquece.

C2. Justificación teórica. Desarrollo de la relación: Esta relación del señor y el siervo
es propio de una jerarquización común, aunque más compleja, en una sociedad. El
siervo, luego de renunciar a su libertad en favor de su vida, sirve al señor y su deseo. Y
es por este servicio que, a partir del trabajo que demanda, descubre su independencia
partir de una construcción más ya no negación del objeto u otro, es decir, que encuentra
su independencia en el otro y no en su negación.

El señor encuentra la satisfacción de su deseo a partir de lo que el siervo le da con su


trabajo. Mientras que el siervo u empleado se encuentra a sí mismo en el otro, en el
objeto. Pone su propia subjetividad en el objeto, por lo que al trabajarlo ya no es parte
de la naturaleza, sino que se vuelve humano. No necesita negar los objetos porque se ve
a sí mismo en el objeto.

No obstante, el siervo sigue siendo dependiente del señor y de la materialidad que le


rodea. Encuentra cierta libertad en el trabajo, pero aquello en lo que trabaja no es para sí
mismo. Al igual que el artesano, quien con sus materiales trabaja tal materialidad, y le
da un valor humano. El cual es en cierta forma un formador cultural, ya que se ajusta a

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la misma a la vez que la enriquece con el valor simbólico que el artesano le da. El siervo
y el artesano encuentran su independencia y subjetividad en el otro, en la
transformación de este otro. Pero al igual que el siervo, el artesano hace sus
manualidades para venderlas a alguien más, y de esa manera poder subsistir.

El artesano ocupa en cierta medida el lugar del siervo, satisfaciendo el deseo del
comprador, quien ocupa el lugar del señor, siendo este quien niega el objeto trabajado
del artesano a partir de consumirlo. El artesano encuentra su independencia y cierta
satisfacción en su trabajo, a pesar de su dependencia al comprador y su materialidad.

A3. Selección. Momento de la Fenomenología

La subjetividad estoica: libertad del pensamiento como mera libertad “interior”.


El mundo empírico propiedad del Otro.

B3. Ejemplificación: Tomo ejemplo a un gurú espiritual, quien se aísla a sí mismo en


un monte a meditar.

C3. Justificación teórica. Desarrollo de la relación: El siervo llega a la conclusión de


que no puede ser libre dentro de la existencia material, porque es dominado por el señor
y depende de la materialidad contingente. Pero descubre que puede ser libre de su
pensamiento, de su mundo interior.

El estoico se aparta del mundo externo y se concentra en su pensamiento, en su mundo


conceptual, encontrando paz interior independientemente de donde esté. Cree que el
mundo está gobernado por un logos, en él que es un fragmento de este. No se puede
apartar del mundo de los acontecimientos pero puede centrarse en su pensamiento,
alineándose con el logos, logrando libertad.

El problema con esta relación entre el racionalismo y la libertad es que su verdad es el


pensamiento puro, llegando a conceptos abstractos que no tienen un peso real. Tienen
un concepto de libertad, pero no conocen la libertad viviente misma.

Es justamente lo que atraviesa el gurú que se exilia, atravesando por el abandono del
mundo de los acontecimientos para centrarse en su pensamiento. De esa forma
centrándose consigo mismo o con la fuerza en la que le gurú conciba. Sus concepciones
son muy abstractas, por lo que es incapaz de dar consejos éticos que tenga cierto valor.
Que diga “vive acorde a la naturaleza” o “actuar en armonía con el universo” son frases

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vacías. Y son abstractas porque su escabullida del mundo de los acontecimientos, es un
intento fallido de negación del otro. Niega lo general del mundo, pero la particularidad
compleja del mundo queda fuera del pensamiento.

A4. Selección. Momento de la Fenomenología

La subjetividad escéptica. Eclosión de la negatividad, esencia de la dialéctica


fenomenológica. La escisión de la autoconciencia.

B4. Ejemplificación: Tomo como ejemplo a un alcohólico o a un adicto en general,


quien niega ser tal.

C4. Justificación teórica. Desarrollo de la relación: A diferencia del estoico, el


escéptico hace negación absoluta de los objetos como tal. No solo niega lo general del
mundo, sino que incluso niega lo particular (el cual era el limitante del estoico). En este
paso, hace externo la propia esencia de la autoconciencia, de la dialéctica
fenomenológica. Al negar el mundo como tal, es resultado de hacer insostenible toda
teoría que intente explicarlo.

A igual que el adicto, quien niega que es adicto. Y todo intento de su familia o amigos
de hacerlo dar cuenta de eso, el las desestima y niega la veracidad de cualquier
argumento o teoría sobre su condición. De esa misma forma, el escéptico no es
consciente de su contradicción, pues como dice Hegel: “niega que se puede oír, ver
escuchar, etc. Pero él puede oír, ver, escuchar, etc.” Y es por eso que la consciencia del
escéptico es doble, hay una escisión a causa de su contradicción, de la cual no es
consciente (como el adicto que niega y no es consciente de su adicción). Por un lado,
una parte inmutable su conciencia disfrutando de la ataraxia, y por otro del cambiable,
el flujo contingente de la experiencia. Y es ese ser cambiante (ya que cambia de una
conciencia a la otra) y contradictorio por la oposición de ambas conciencias la que
seguiría a la siguiente etapa de la fenomenología, a la de la consciencia desventurada,
infeliz.

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Conclusión:

En los cuatro momentos y sus respectivos ejemplos se puede ver la posición del sujeto
en cuanto al mundo y su conocimiento sobre él. Además de su posición como objeto de
su propio conocimiento como lo es en la génesis de la autoconciencia. Sin embargo me
parece necesario y preciso abarcar estas cuatro posiciones en cuanto al absoluto.

La verdad es el todo, como dice Hegel, y esta verdad se consigue cuando el objeto del
conocimiento concuerda con el objeto conceptualizado. En el primer momento
(autoconciencia) el objeto al cual se niega por medio del deseo, no corresponde con el
concepto de la conciencia de sí misma. El concepto que tiene el siervo de si mismo no
corresponde con el siervo como objeto. El mundo generalizado que es el concepto
mismo del estoico no corresponde con la contingencia y particularidad del mundo como
objeto. Y la negación absoluta del escéptico se contradice con el flujo contingente de la
experiencia de su mundo.

Es de esa forma que la consciencia crece como tal, a partir de contradicciones y


soluciones a estas, las cuales tendrán contradicciones y llevara a una nueva solución. En
ese movimiento dialectico de afirmación, negación y superación en el cual la conciencia
llegara al punto donde el objeto de su conocimiento corresponda con el concepto que el
tiene de tal objeto, al saber absoluto.

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