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M de mujer

Carlos Be

Obra teatral incluida en La fragilidad de los verbos


transitivos

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Corte 1

Abres tu diario. Y lo mismo. Siempre encuentras lo mismo. Un chico que te gusta. Otro chico
que te gusta. Y otro más. Paso las páginas sin recoger flores. El último me salió gay. Abro el
diario y no caen pétalos secos. No quiero llegar a mayor con estos recuerdos.
A mí me han dicho de todo por la calle. ¿Os gustan las listas? Mi diario está lleno de ellas.
Maricón, puta, puta china, bollo, bollera, marimacha, puerca, pareja de hecho –¡incluso pareja
de hecho, como insulto!, iba con la Txiqui del brazo y nos gritaron “¡Pareja de hecho!” y
nosotras nos giramos y les gritamos “¡Vosotros, pareja de desecho!” y salimos corriendo, qué
risa, casi nos pillan pero qué risa...–, ramera, perra, chupapollas, zorra...
Lo peor no es lo que se dice.
Lo peor es lo que no se dice.
El silencio de mi padre.
Cuando el amor calla.
Nunca me han dicho amor. Una vez, sólo una vez que me pegaron y en el hospital, una
auxiliar de enfermería me lo dijo. Al despertar, por la mañana, me acarició para ver si
respondía y cuando abrí los ojos la vi. Me dijo “Amor...”.
“¿Habéis pensado alguna vez si vosotros gustáis a las flores?” Esto lo escribí hace años en mi
diario. “A todos nos gustan las flores, pero ¿y nosotros a ellas? ¿Habéis pensado alguna vez
que no exista una flor a la que podáis gustarle?” Está mal escrito, perdonad, me suena todo
tan... ¿inmaduro? “Para mí no hay flores. A veces pienso que lo de querer ser mujer no es más
que una manera más de camuflar mi diferencia.” Esto lo escribí en septiembre, el día de mi
primera inyección de hormonas. Sigo con encontrar flores que recoger, sin pétalos que secar
para el recuerdo, ¿quién de vosotros va a regalarme una flor? Fijaos, atended: el silencio. El
silencio de nuevo.
El silencio es lo peor.
Nunca me han dicho amor.

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Corte 2

Le preguntan a mi padre:
–Señor Zhu, ¿está su hijo Jin?

Silencio.

–No. Mi hijo está muerto.


–Lo siento.
–Adiós.
Da Zu. El Gran Cerdo. Así le llamo ahora, un juego de palabras con mi apellido, Zhu, y Zu,
cerdo en chino. Da Zu es el Gran Cerdo. El Gran Cerdo me mató él primero. Mató a Jin.
Adiós, Jin Zhu, estás muerto. No le dejó despedirse de nadie, para qué. Su madre ya no podía
mirarle de frente. A veces paso por delante de su tienda y me detengo a mirar las pegatinas. Él
ni me reconoce, se pasa la mayor parte del tiempo dormitando, qué asco me da. Ella levantó la
vista una vez, mi amiga me tiró del brazo, “Mei, vámonos” (pero Mei Ling permanece
paralizada, expectante, necesitando tanto...), y ella volvió a la revista y dejó de mirarme para
siempre –¿sabéis qué es que vuestra madre os mire por última vez?– y Mei Ling, Mei Ling
Zhu, se fue con su nueva vida calle abajo, los tacones cortando el asfalto como tijeras, por la
noche me cargaría los focos de un coche a patadas, estoy harta de no tener casa, vosotros no
sabéis qué es eso, os quejáis de tener que pagarla, ya quisiera yo tener que pagar por una. Mei
Ling en chino significa belleza, mei es belleza y mei ling es la belleza que emana de los
fragmentos del jade. Qué fuerte: fue rota cuando me dijeron amor. En aquel hospital, el jade
roto, sus destellos. ¿Por qué la belleza nos tiene que doler para descubrirla? Yo sé que el día
que muera el firmamento se volverá verde por un instante porque tanta belleza sin
aprovecharse en vida tiene que ir a parar a algún sitio cuando muera.
Sólo entonces le daré la razón a mi padre.
Gran Cerdo: Sí. Ahora sí. Tu hijo está muerto.

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Corte 3

Caigo agotada de no quererme, los puños llenos de arena.


Una flor, un beso... Sólo eme.
Sólo encuentro eme.
M de Mei.
M de mujer.
M de Madonna, de Miley Cirus y también de eme. Emedemeá. Lo tomo para follar con mi
novio, ya no sabemos follar sin eme. Con el eme viajo de Orión a Andrómeda y antes de
llegar me paro en Aldebarán, pero no me siento feliz. Mi novio me pregunta dónde estoy y le
digo:
–Asomada a Aldebarán.
–¿El qué?
–Una estrella enorme en Tauro.
–¿Y qué haces ahí?
–Mirar abajo, al vacío...
Y él se detiene y yo le ruego “No pares”, si paras tendré que estar por ti, sigue follándome y él
sigue follándome y yo sigo allí arriba, en Aldebarán, contemplando el vacío abajo con los ojos
negros, la oscuridad gimiendo, y no me decido a lanzarme, para él soy un ángel pero tengo un
par de alas demasiado frágiles para volar. En el helipuerto me inyectan hormonas y las alas
golpean la camilla, aún no tienen fuerza suficiente, son demasiado frágiles para volar. Suaves,
nervudas, delicadas y demasiado frágiles para volar.
M también es de margen.
Allí donde nos lleva la vida cuando ni la vida nos quiere.
A los márgenes.
¿Así es la vida en los márgenes? ¡Madonna, Miley Cirus y éxtasis!

Su novio se corre.

Artificial.

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Corte 4

Una noche que tomé demasiado eme le dije a mi novio que me sentía frágil y él me dijo que
para él yo era un ángel.
–Si fuera un ángel me iría volando de esta vida –le dije.
–No puedes, tus alas son frágiles –me dice–, las alas de los ángeles no son para volar.
Le digo:
–¿Cómo sabes tú cómo son las alas de los ángeles?
–Me follo dos o tres cada mañana.
–Claro, para desayunar.
Mis alas son suaves, me dice, suaves pero también nervudas, nervudas como mis brazos, ¡y
delicadas! Suaves, nervudas y delicadas. Así son mis alas. Muy frágiles.
–¿Para qué quiero esta mierda de alas?
No sabe qué decirme.
–Si no sirven para volar.
Salgo de la cama y él intenta pararme.
–¿Para qué sirven mis alas, dime, para qué? ¡No me jodas, tío, no me jodas más!
Y él vuelve a decirme que las hormonas me están volviendo loca, que me sierran el cerebro, y
los insultos de nuevo, hija de puta, guarra, enferma, tarada y más, y caigo por las escaleras,
“¡Monstruo!”, llego al portal, “¡¡Monstruo!!”, los puños cerrados, llenos de arena... y las alas
por el suelo como un par de olas secas. Suaves, nervudas, delicadas y secas.
“¡¡¡Monstruo!!!”

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Corte 5

Nadie cuestiona
más que yo;
yo,
que os cuestiono a todos.

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Corte 6

MEI LING.- M de mujer y de todos los verbos frágiles, de muchos verbos frágiles. ¿Verbos
frágiles con M? ¡Vamos! Machacar, machucar , macular...
VOZ.- ¿Macu-qué?
MEI LING.- Macular, madrigalizar, madrugar...
VOZ.- ¡Madrugar no es transitivo! ¡No es frágil!
MEI LING.- ¿Qué dices?
VOZ.- ¡Sólo sirven los verbos transitivos!
MEI LING.- Madurar, magnificar, magrear, maliciar, maldecir... Estos son transitivos, ¿no?
VOZ.- ¡Y tanto!
MEI LING.- Malear, malgastar, maliciar, malograr, maltraducir, maltratar, malvender,
mamar, manar, manchar, mandar, manear, manejar, mangar, mangonear, manifestar...
VOZ.- ¡Manifestar es muy transitivo, sí!
MEI LING.- Manipular, manosear, mantener, manufacturar, maquillar... ¡Maquillarse
también!, maquinar, marcar, marchar, marchitar, marear, marginar...
VOZ.- ¡Maricón!
MEI LING.- Maricón no es un verbo.
VOZ.- ¡Debería serlo! ¡Mariconear!
OTRA VOZ.- Aviso. La palabra mariconear no está en el diccionario.
VOZ.- ¡Marimacho! ¡Mariposón!
OTRA VOZ.- ¡Tampoco son verbos!
VOZ.- ¡Mariposear!
OTRA VOZ.- ¡No es transitivo!
MEI LING.- Martillear, martirizar...
OTRA VOZ.- ¡ Esos sí!
MEI LING.- Mascar, mascullar, masificar, masticar, matar, matematizar, materializar,
matizar, matricular, mecer, mediar, mediatizar, medir, meditar, mejorar, mellar, memorizar,
mencionar, mendigar, menear, menoscabar, menospreciar, mentar, mentir...
VOZ.- ¡Mentir tampoco es transitivo!
MEI LING.- Nadie lo diría...

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VOZ.- ¡'medemear, sí!
OTRA VOZ.- ¡Sí, 'medemear! ¡Subidooón!
MEI LING Y LAS VOCES.- ¡Güe, güe, güe, chumba, chumba, chumba...!
MEI LING.- Menudear, mercar, merecer, merendar, mermar, mesar, metamorfosear, meter,
mexicanizar, mezclar, mimar, minar, minimizar, mirar, mitigar, modelar, modernizar,
modificar, modular, mojar, molar, moldear, moler, molestar, mondar, monopolizar, montar,
monumentalizar, moralizar, morder, mordisquear, morenear, morrear, mortificar,
mostrar, motear, motejar, motivar, mover, movilizar, mudar, multar, multiplicar, murmurar,
musitar, mustiar...

Mei Ling muestra su pene.

MEI LING.- Mutilar. Mutilar es el último verbo transitivo.

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Corte 7

Nunca me pongo sombra en el ojo. Sólo luz. La sombra es de humillación, la humillación de


aquel niño que no quería ser niño y no se sentía culpable –la culpa es el cáncer del siglo XX y
ya estamos en el XXI, y en el XXI el cáncer será la humillación, veréis, nos lo dirán desde el
XXII, veréis los que lleguéis–. Aquel niño se sentía humillado: tú no has escogido tu cabello o
tu jodido culo; yo no he escogido mi sexo, ¿lo entendéis? Y el niño no sonreía, era un niño
mal-aprendido, un niño equivocado... Sólo cuando se miraba al espejo y me veía –lo bonito es
que veía la misma raza y eso no le molestaba porque estamos hablando de amor, cariños,
estamos hablando de amor–, sólo entonces sonreía aquel niño, y yo ahora me miro al espejo y
lo único que veo es un cuerpo decadente arrojado con falda y blusa sobre la cama de
madrugada aún sin desmaquillar y con seis puntos que nunca terminaron de cerrar en la polla
deformada y el bolso abierto al pie de la cama como una inmensa boca abierta gritando muda
lo único que puede gritar mi terror,
un grito mudo
que en los váteres observa las papeleras con támpaxs como no las observa nadie, deseando la
sangre,
he visto taponar inyecciones de silicona en los pómulos con pegamento,
me siento, soy una mujer humillada por la condena de ser hombre y me siento sola. Todo esto
lo hago sólo por sentirme normal, pero cómo ser normal si todos te desplazan a los márgenes.
Y la Txiqui me peina y sonríe, y ella que es mujer y también sonríe con sombras de
humillación sé que piensa que eso es lo que nos hace mujeres,
eso es lo que te hace mujer, Mei,
la fragilidad,
y yo le pregunto en silencio y ella no me responde que
lo que te hace mujer es ser débil
porque es en la fragilidad donde reside nuestra verdad.

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Corte 8

Aunque las alas no me dejen acercarme al cielo, yo un día volaré, aunque sea con eme, con
eme hasta las trancas y la cara del chico que me ame sobre la cara del que me folle como una
careta, como una máscara de carnaval donde todos fingimos ser lo que no somos y donde los
que lo tienen más fácil triunfan y, los que no, nos vemos arrojadas a los márgenes. A un paso
del infinito, a los márgenes de las mujeres,
como un delfín varado en la playa donde me ha llevado la luna llena
con el cuerpo envuelto en alambre de espino que nadie puede cortar,
y la luna llena convierte mi sangre en platino en charcos sobre la arena,
prefiero la oscuridad de las calles a la luna llena, en la oscuridad de la noche,
en la oscuridad de las calles,
me siento imposible.
Me siento
infinita.
Me siento
yo
y no un despojo que quiere contener su sangre platino y sólo se llena los puños de arena.

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Corte 9

Sé mirar con el deseo de un hombre


y apartarme el pelo con la gracia de una mujer,
decir “Ésta la pago yo” como un hombre
y decir “Ésta la pago yo” como una mujer,
sé poner mi mano en el muslo como un hombre
y ascender por el pantalón con la suavidad de una mujer,
enfadarme como un hombre cuando no deben y me adelantan
y rectificar con los pómulos sonrojados de una mujer, “Me volvió a salir la voz, hay que ver”,
la medicación me marea como hombre
y me hace soñar como mujer, ayer vomité en la pared del pasillo y la mujer lo limpió
calmándome, diciendo que era por mi bien, ¿a vosotros os insultan cada día?, a mí sí, y
también me ofrecen dinero por la calle cuando voy a abrir el bar o después de cerrar, pobres,
no saben que chupar la chupo fatal, me pinto los labios de rojo como una mujer y la chupo
con los dientes de un hombre, cuesta creerlo pero es cierto, yo soy más de tenerla dentro.
Tengo los testículos pequeños
y mantengo la cintura con aeróbicos, pero he dejado de ir al supermercado de abajo porque un
cajero no quiere verme tal como realmente soy, las miradas de reojo y el asco en las bocas
contra una persona que sólo quiero amar a otra persona, ¿lo entendéis?, qué vais a entender
vosotros,
y me siento solo como un hombre
y me siento sola como una mujer.

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