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Innovemos Algo ¡Ya!

Sunday, 19 de September de 2021


Por: Maria Eugenia González Pereyra

Ya no llores tontita, no tienes razón

Hace ya varios años una canción infantil sutilmente nos inyecto una creencia que,
aunque suena a consuelo conlleva una carga importante de frenos que hieren, que
detienen; incluso es una analogía que me es usual, “La muñeca fea” de Gabilondo
Soler “Cri-Cri”, desde mi parecer guarda profundas semillas de reflexión. La que
hoy nos ocupará tiene a ver con el llanto.

Resulta, que muy por el contrario de lo que se cree, llorar es bueno; el derramar
lagrimas es un proceso natural del cuerpo que nos brinda varios y favorables
benéficos. La lagrimas derramadas son buenas para nuestra salud. Nos ayudan a
calmarnos, a reducir el estrés e incluso a liberar toxinas. Cuando la emoción nos
llega y nuestra reacción es llorar, o se nos salen las lágrimas sin voluntad, está
bien, es bueno; dista mucho de ser una tontería, y menos es señal de ser débiles
o baratos. Reprimir el llanto, por el contrario, sí es un detonador de enfermedades
crónicas, es un deformador de la realidad y el esfuerzo por no llorar, terminara por
construir unas barreras a tu alrededor que te alejaran de tu capacidad de amar, de
las personas e inevitablemente de la dicha de poder sentir.

Quizás escuchaste algo así como: “no llores, cálmate”. Quizás has aprendido a
guardarte la rabia, la tristeza y a disimular tus penas y eso es normal cuando
crecemos sintiendo que tenemos que dejar de llorar. A nadie le es cómodo ver al
otro llorar, incluso en ciertas ocasiones quien nos ve llorar se siente culpable de
nuestro dolor y se enoja con nosotros para evadir su incomodo sentir, lo que
refuerza esta poco inteligente forma de lidiar con lo que sentimos. En resumen, al
crecer aprendemos que llorar no es conveniente.

Pues bien, hoy estoy aquí para decirte que sí, que llorar se vale. Que es
importante y que aprender hacerlo de forma que nos aporte un bien tiene su arte y
además es un buen baluarte por conseguir y la terapia emocional es un excelente
lugar para poder llorar, sacar y ordenar. Las lágrimas son buenas para la salud.
Las emociones necesitan ser liberadas, desahogadas…
Innovemos Algo ¡Ya!

Creemos que, el disimular las emociones, nos van a afectar menos. Pero no es
así. Poco a poco, todo empeorará. Sin saber cómo, las emociones no atendidas
podrían terminar por cuajar un estado depresivo, o como lo he dicho ya en
síntomas de salud nocivos, en relaciones poco cercanas o abusivas, en vidas
desoladas en ausencias añoradas ¡Ay!, son tantas y tantas penas estancadas;
lagrima no llorada es como agua de florero vieja y estancada ¡es el veneno que
paradójicamente nos hará llorar aún mucho más!

Innovemos algo ¡Ya!, urgentemente y por favor, abramos la mente, derrumbemos


las creencias que nos limitan, asumamos la vida adulta formando un criterio
propio, ese que se prueba y demuestra así mismo por bueno, cuando es causa de
bienestar para quienes me rodean y después de eso, también lo es para mí, para
ti.

Las lagrimas son un calmante natural; el cuerpo se relaja, se destensa. A medida


que caen las lágrimas el nivel de ansiedad desciende y nos encontramos mejor,
con mayor lucidez. Si reprimimos las lágrimas el nivel de angustia aumenta, y con
ello, el estrés y el sufrimiento. Ellas tienen la capacidad de liberar estrés
emocional, son naturales y necesarias para retomar la calma. También contienen
lisozima, un fluido que propicia el eliminar bacterias patógenas de nuestro sistema
favoreciendo al sistema inmunológico. Llorar no te quita hombría ni te convierte en
sumisa, no te hace frágil y mucho menos te deja vulnerable

Esas gotitas que corren y que no sabemos bien como dejarlas salir de manera
sana y prudente, son catarsis para que el alma pueda fluir. Contenerlas debilita
nuestra salud, es ir en contra nuestra y nos impide recibir ese abrazo que
consuela, que renueva. Mucho de los estallidos de rabia y conflictos ocurren
cuando las lagrimas se lloraron por dentro y no salieron. Ser “fuertes” en el sentido
de no derramar nuestro llanto, es erosionar el lamento para construirnos en seres
débiles, rabiosos, recelosos y resentidos. ¡Acéptalo, llorar te es natural!

“Cuando el cielo está nublado, es la lluvia quien lo despeja.”

Terapeuta psicoemocional
innovemosalgoya@gmail.com

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