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MANIFIESTO

SURREALISTA
André Breton
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MANIFIESTO
SURREALISTA
El surrealismo, tal como yo descollantes, por el momento,
lo entiendo, declara nuestro de una guerra de independencia
inconformismo absoluto con la en la que considero un glorioso
claridad suficiente para que no honor participar. El surrealismo
se le pueda atribuir, en el proceso es el «rayo invisible» que algún
el mundo real, el papel de testigo día nos permitirá superar a
de descargo. Contrariamente, el nuestros adversarios.

los vehículos en Curie, son a


este respecto, profundamente
sintomáticos. Este mundo está
tan sólo muy relativamente
proporcionado a la inteligencia,
y los incidentes de este género
no son más que los episodios más

surrealismo únicamente podrá «Deja ya de temblar, cuerpo».


explicar el estado de completo Este verano, las rosas son
aislamiento al que esperamos azules; el bosque de cristal. La
llegar, aquí, en esta vida. El tierra envuelta en verdor me
aislamiento de la mujer en Kant, causa tan poca impresión como
el aislamiento de los «racimos» un fantasma. Vivir y dejar de
en Pasteur, el aislamiento de vivir son soluciones imaginarias.

La existencia

está

en

otra parte.

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Y, desde entonces, siento unos grandes deseos de contemplar con indul-
gencia los sueños científicos que, a fin de cuentas, tan indecorosos son desde
todos los puntos de vista. ¿Los sin hijos? Bien. ¿La sífilis? Igual me da. ¿La
fotografía? Nada tengo que oponer. ¿El cine? ¡Vivan las salas oscuras! ¿La
MANIFIESTO
guerra? ¡Que risa! ¿El teléfono? ¡Diga! ¿La juventud? ¡Encantadores cabe-
llos blancos! Intentad hacerme decir «gracias»: «Gracias». Gracias... Si el
vulgo tiene en gran estima eso que, propiamente hablando, se denomina
SURREALISTA
investigaciones de laboratorio, se debe a que gracias a ellas se ha consegui-
do construir una máquina o descubrir un suero en los que el vulgo se cree
directamente interesado. No duda ni por un instante que con ello se ha que- André Breton
rido mejorar su suerte. No sé con exactitud cuál es el ideal de los sabios con
tendencias humanitarias, pero me parece que de él no forma parte una gran
cantidad de bondad. Entendámonos, hablo de los verdaderos sabios, no de
los vulgarizadores de cualquier tipo, en posesión de un título. En este terre-
no, como en cualquier otro, creo en la pura alegría surrealista del hombre

que, consciente del fracaso de todos los demás, no se da por vencido, parte
de donde quiere y, a lo largo de cualquier camino que no sea razonable, llega
a donde puede. Puedo confesar tranquilamente que me es absolutamente
indiferente la imagen que el hombre en cuestión juzgue oportuno utilizar
para seguir su camino, imagen que quizá le procure la pública estimación.
Tampoco me importa el material del que necesariamente tendrá que pro-
veerse: sus tubos de vidrio o mis plumas metálicas... En cuanto al método de
tal hombre lo considero tan bueno como el mío. He visto en plena actuación
al descubridor del reflejo cutáneo plantar; no hacía más que experimentar
sin tregua en los sujetos objeto de su estudio, no era un «examen», ni mucho
menos, lo que hacía; resultaba evidente que había dejado de fiarse de todo
género de planes. De vez en cuando formulaba una observación, con aire de
lejanía, sin abandonar por ello su aguja, mientras que su martillo actuaba
constantemente. Encargó a otros la trivial tarea de tratar a los enfermos. Se
entregó por entero a su sagrada fiebre.

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Título original: Primer Manifiesto Surrealista
Autor: André Breton
Fecha original de publicación: 1924
Dirección de arte, diseño, portada y edición: Pablo Amadeo
Serie: Salir cortando

de todo género, igualmente aplastantes, cual 19.- Rimbaud. Soupault. Creo que no se hubiera sorprendido
insultos al ejército, inducción al asesinato, 20.- De todos modos, DE TODOS MODOS... si le hubieran dado una respuesta afirmativa.
apología de la violación, etc. Por su parte, el Mejor será descargar la conciencia. Hoy, día Ello se hubiera debido a que Soupault habría
acusado se muestra enteramente de acuerdo 8 de junio de 1924, hacia la una, la voz me ha entrado en su propia casa.
con los acusadores, a fin de poder desvirtuar susurrado: «Béthune, Béthune...» ¿Qué quería
las ideas por él expresadas. En su defensa, decir? No conozco Béthune, ni tengo la menor
se limita a proclamar que él no se considera idea de la situación en que se encuentra en
autor del libro en cuestión, ya que éste tan el mapa de Francia, Béthune nada me evoca,
CÁMARAOSCURA es un dispositivo sólo puede considerarse como una produc- ni siquiera una escena de Los tres mosque-
de proyección de imágenes invertidas. ción surrealista que excluye todo género de teros. Hubiera debido emprender viaje hacia
Es un catálogo de fanzines, un consideraciones acerca del mérito o demé- Béthune, en donde quizá me esperaba algo;
fenómeno lumínico dentro de una rito de quien lo firma, ya que el firmante no aunque en realidad hubiera sido ésta una
cueva que sólo posee una grieta breve. ha hecho más que copiar un documento, sin solución demasiado simplista. Me han conta-
Es un discurso interseccional que expresar sus opiniones, y que es tan ajeno a do que en un libro de Chesterton se refiere
no cesa de interrumpirse. la obra nefasta cual pueda serlo el mismísi- el caso de un detective que para encontrar a
mo presidente del tribunal que le juzga. Y lo alguien a quien busca en una ciudad sigue el
pabloamadeo.editor@gmail.com
que cabe decir de la publicación de un libro método de inspeccionar, desde el sótano al
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podrá decirse también de una infinidad de ac- tejado, todas las casas en cuyo exterior ad-
pablo.amadeo.editor
tos de diferente naturaleza el día en que los vierte un detalle ligeramente anormal. Este
métodos surrealistas comiencen a gozar del sistema es tan bueno como cualquier otro. De
favor del público. Entonces será preciso que parecido modo, Soupault, en 1919, entró en
una nueva moral sustituya a la moral usual, gran número de inmuebles improbables para
Primera edición | diciembre 2019 causa de todos nuestros males. preguntar a la portera si allí vivía Phillippe

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Y se podrían dar muchos más ejemplos. También el teatro, la filosofía,
la ciencia, la crítica, conseguirían volver a encontrarse a sí mismos. Debo
apresurarme a añadir que las futuras técnicas surrealistas no me interesan.
Ya he dado a entender con suficiente claridad que las aplicaciones del
surrealismo a la acción me parecen poseer una importancia muy diferente18.
Ciertamente, no creo en el valor profético de la palabra surrealista. «Mis
palabras son palabras de oráculo»19. Sí en la medida que yo quiera, porque
¿acaso no se es oráculo ante uno mismo?20 La piedad de los hombres no me
engaña. La voz surrealista que estremeció a Cumas, Dodona y Delfos es la 18.- Séame permitido formular algunas re- “El surrealismo es la inspiración reconocida, practicada y aceptada. No ya corno una
misma que dicta mis discursos menos iracundos. Mi tiempo no puede ser servas acerca de la responsabilidad, en gene- visita inexplicable sino corno una facultad que se ejerce. De una amplitud variable
el suyo, ¿y por qué ha de ayudarme esta voz a resolver el infantil proble- ral, y de las consideraciones médico-jurídicas según las fuerzas individuales y con resultados de interés desigual. El fondo de un
ma de mi destino? Por desgracia, parezco actuar en un mundo en el que, pertinentes en orden a determinar el grado texto surrealista importa en el más alto grado, pues es el que le concede su inestimable
para llegar a tener en cuenta sus sugerencias, estoy obligado a servirme de de responsabilidad de un individuo, a saber, carácter de revelación.
dos clases de intérpretes, unos me traducirán sus frases, y los otros, que responsabilidad plena, irresponsabilidad y Louis Aragón.
es imposible hallar, comunicarán a mis semejantes la comprensión que yo responsabilidad limitada (sic). Pese a lo muy
haya alcanzado de estas frases. Este mundo en el que yo sufro lo que sufro difícil que me resulta admitir el principio de
(mejor será que no lo sepáis), este mundo moderno, este mundo, en fin... cualquier tipo de responsabilidad, me gusta-
¡diabólico! Bueno, pues ¿qué queréis que yo haga en él? La voz surrealista ría saber de qué manera serán juzgados los
quizá se extinga, no puedo yo contar mis desapariciones. Yo no podré estar primeros actos delictuosos de naturaleza in-
presente, ni siquiera un poco, en el maravilloso descuento de mis años y mis dudablemente surrealista. ¿El acusado será
días. Seré como Nijinski, a quien el año pasado llevaron a los ballets rusos absuelto o solamente se apreciará la concu-
y no pudo comprender qué clase de espectáculo era aquel al que asistía. rrencia de circunstancias atenuantes? Es una
Quedaré solo, muy solo en mí, indiferente a todos los ballets del mundo. Os verdadera lástima que los delitos de prensa
doy todo lo que he hecho y todo lo que no he hecho. hayan dejado casi de ser perseguidos, pues
de lo contrario no tardaría en llegar el mo-
mento en que podríamos asistir a un proceso
del siguiente tipo: el acusado ha publicado un
libro atentatorio a la moral pública; a que-
rella de algunos de sus «más honorables»
conciudadanos es también acusado de difa-
mación; contra él se formulan acusaciones

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Tanta fe se tiene en la más laboriosamente depurado. In- POEMA El amor ante todo
cluso está permitido dar el título de Todo podría solucionarse
vida, en la vida en su POEMA a aquello que se obtiene Una carcajada PARIS ES UNA GRAN CIUDAD
mediante la reunión, lo más gratui- de zafiro en la isla de Ceilán
aspecto más precario, en ta posible (si no les molesta, fíjense Vigilad
en la sintaxis) de títulos y fragmen- Las más hermosas escamas Los rescoldos
la vida real, naturalmen- tos de títulos recortados de los pe- LA ORACION
riódicos diarios: TIENEN MATIZ AGOSTADO
te, que la fe acaba por BAJO LOS CERROJOS Del buen tiempo

desaparecer. en una granja aislada Sabed que


El hombre, soñador sin remedio, DE DIA EN DIA Los rayos ultravioletas
al sentirse de día en día más des- se agrava han culminado su tarea
contento de su sino, examina con lo agradable Breve y beneficiosa
dolor los objetos que le han ense-
ñado a utilizar, y que ha obtenido Un camino de carro El PRIMER DIARIO BLANCO
al través de su indiferencia o de su os conduce a los límites con lo DEL AZAR
interés, casi siempre al través de ignoto Rojo será
su interés, ya que ha consentido
someterse al trabajo o, por lo me- el café El cantor vagabundo
nos no se ha negado a aprovechar predica las loas de su santo ¿DÓNDE ESTÁ?
las oportunidades... ¡Lo que él lla- EL COTIDIANO ARTIFICE DE en la memoria
ma oportunidades! Cuando llega a VUESTRA en su casa
este momento, el hombre es pro- BELLEZA EN EL BAILE DE LOS
fundamente modesto: sabe cómo SEÑORA ARDIENTES
son las mujeres que ha poseído,
sabe cómo fueron las risibles aven- un par Hago
turas que emprendió, la riqueza y de medias de seda bailando
la pobreza nada le importan, y en no es Lo que se hace, lo que se hará
este aspecto el hombre vuelve a ser Un salto en el Vacío
como un niño recién nacido; y en UN CIERVO

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de su pasaporte, de ciertas entradas de favor; esa infancia en la que todo cuanto se refiere a la aprobación de no reconocía límite alguno ya no tomado parte, acontecimientos que
favorece la eficaz, y sin azares, posesión de uno mismo. Gracias al surrea- su conciencia moral, reconozco que puede ejercerse sino dentro de los se ha perdido. Más aún, el hombre
lismo, parece que las oportunidades de la infancia reviven en nosotros. Es el hombre puede prescindir de ella límites fijados por las leyes de un juzgará cuanto le ocurra o pueda
como si uno volviera a correr en pos de su salvación, o de su perdición. Se sin grandes dificultades. Si le que- utilitarismo convencional; la ima- ocurrirle poniéndolo en relación
revive, en las sombras, un terror precioso. Gracias a Dios, tan sólo se trata da un poco de lucidez, no tiene más ginación no puede cumplir mucho con uno de aquellos acontecimien-
del Purgatorio. Se atraviesan, sintiendo un estremecimiento, aquellas zo- remedio que dirigir la vista hacia tiempo esta función subordinada, tos últimos, cuyas consecuencias
nas que los ocultistas denominan paisajes peligrosos. Mis pasos suscitan atrás, hacia su infancia que siem- y cuando alcanza aproximada- sean más tranquilizadoras que las
la aparición de monstruos que me acechan, monstruos que todavía no me pre le parecerá maravillosa, por mente la edad de veinte años pre- de los demás. Bajo ningún pretexto
tienen demasiada malquerencia, debido a que les temo, por lo que todavía mucho que los cuidados de sus edu- fiere, por lo general, abandonar al sabrá percibir su salvación.
no estoy perdido. Ahí están «los elefantes con cabeza de mujer y los leones cadores la hayan destrozado. En la hombre a su destino de tinieblas. Amada imaginación, lo que más
voladores» cuyo encuentro nos hacía temblar de miedo, a Soupault y a mí; infancia la ausencia de toda norma Pero si más tarde el hombre, amo en ti es que jamás perdonas.
ahí está el «pez soluble» que todavía me da un poco de miedo. ¡PEZ SO- conocida ofrece al hombre la pers- fuese por lo que fuere, intenta en- Únicamente la palabra libertad
LUBLE, no, no soy yo el pez soluble, yo nací bajo el signo de Acuario, y el pectiva de múltiples vidas vividas mendarse al sentir que poco a poco tiene el poder de exaltarme. Me
hombre es soluble en su pensamiento! La fauna y la flora del surrealismo al mismo tiempo; el hombre hace van desapareciendo todas las razo- parece justo y bueno mantener in-
son inconfesables. suya esta ilusión; sólo le interesa la nes para vivir, al ver que se ha con- definidamente este viejo fanatismo
3. No creo en la posibilidad de la próxima aparición de un pontífice surrea- facilidad momentánea, extremada, vertido en un ser incapaz de estar a humano. Sin duda alguna, se basa
17.- No olvidemos que, según la fórmula lista. Las características comunes a todos los textos del género, entre ellos que todas las cosas ofrecen. Todas la altura de una situación excepcio- en mi única aspiración legítima.
de Novalis, «hay ciertas series de aconteci- los que acabo de citar, así como muchos otros que por sí solos nos podrían las mañanas los niños inician su ca- nal, cual la del amor, difícilmente Pese a tantas y tantas desgracias
mientos que se producen paralelamente con proporcionar un riguroso desglose analítico lógico y gramatical, no impiden mino sin inquietudes. Todo está al logrará su propósito. Y ello es así como hemos heredado, es preci-
los acontecimientos reales. Por lo general, una cierta evolución de la prosa surrealista, al paso del tiempo. Prueba irre- alcance de la mano, las peores cir- por cuanto el hombre se ha entre- so reconocer que se nos ha legado
los hombres y las circunstancias modifican fragable de ello lo son las historietas que vienen a continuación, en este mis- cunstancias materiales parecen ex- gado, en cuerpo y alma al imperio una libertad espiritual suma. A
el curso ideal de los acontecimientos de tal mo volumen, historietas escritas después de gran cantidad de ensayos a cuya celentes. Luzca el solo o esté negro de unas necesidades prácticas que nosotros corresponde utilizarla sa-
manera que éste toma apariencias de imper- elaboración me entregué con la finalidad antes dicha durante cinco años, y el cielo, siempre seguiremos adelan- no toleran el olvido. Todos los ac- biamente. Reducir la imaginación
fección y sus consecuencias son también im- que tengo la debilidad de juzgar, en su mayoría, extremadamente desorde- te, jamás dormiremos. tos del hombre carecerán de altura, a la esclavitud, cuando a pesar de
perfectas. Así ocurrió con la Reforma: en vez nadas. No estimo que esas historietas sean, en virtud de lo que de ellas he Pero no se llega muy lejos a lo todas sus ideas, de profundidad. todo quedará esclavizada en virtud
del Protestantismo produjo el Luteranismo». expresado, ni más ni menos capaces de poner de relieve ante el lector los largo de este camino; y no se tra- De todo cuanto le ocurra o cuanto de aquello que con grosero criterio
beneficios que la aportación surrealista puede proporcionar a su conciencia. ta solamente de una cuestión de pueda llegar a ocurrirle, el hombre se denomina felicidad, es despojar
Por otra parte, es preciso dar mayor envergadura a los medios surrea- distancia. Las amenazas se acu- solamente verá aquel aspecto del a cuanto uno encuentra en lo más
listas. Todo medio es bueno para dar la deseable espontaneidad a ciertas mulan, se cede, se renuncia a una conocimiento que lo liga a una mul- hondo de sí mismo del derecho a la
asociaciones. Los papeles pegados de Picasso y de Braque tienen el mismo parte del terreno que se debía con- titud de acontecimientos parecidos, suprema justicia. Tan sólo la ima-
valor que la inserción de un lugar común en el desarrollo literario del estilo quistar. Aquella imaginación que acontecimientos en los que no ha ginación me permite llegar a saber

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lo que puede llegar a ser, y esto bas- En el interior del bosque incendiado que he citado contribuyen grande-
ta para mitigar un poco su terrible Frescos los leones se han quedado. mente a ello. Pero el espíritu que
condena; y esto basta también para ROGER VITRAC. sabe saborearlas obtiene de ellas la
que me abandone a ella, sin mie- certidumbre de hallarse en el buen
do al engaño (como si pudiéramos El color de las medias de una mujer camino; el espíritu, por sí mismo,
engañarnos todavía más). ¿En qué no es obligatoriamente la imagen jamás se declarará culpable de em-
punto comienza la imaginación a de sus ojos, lo cual ha inducido a plear sutilezas idiomáticas; nada tie-
ser perniciosa y en qué punto deja decir a un filósofo, cuyo nombre es ne que temer por cuanto, además, se
de existir la seguridad del espíritu? inútil hacer constar: «los cetalópo- fortifica con la búsqueda total.
¿Para el espíritu, acaso la posibili- dos tienen más razones que los cua-
dad de errar no es sino una contin- drúpedos para odiar el progreso». 2. El espíritu que se sumerge en el
gencia del bien? MAX MORISE. surrealismo revive exaltadamente
Queda la locura, la locura que la mejor parte de su infancia. Al es-
solemos recluir, como muy bien se 1. Tanto si se quiere como si no, ahí píritu le ocurre un poco lo mismo
ha dicho. Esta locura o la otra... hay materia para satisfacer muchas que a aquel que, próximo a morir
necesidades del espíritu. Todas estas ahogado, repasa, en menos de un
Todos sabemos que los locos son internados en méritos ha de procurar saber por su propio imágenes parecen atestiguar que el minuto, su vida entera, en todos
bien. Sin embargo, la profunda in- espíritu ha alcanzado la madurez sus agobiantes detalles. Habrá
de un reducido número de actos reprobables, y que, diferencia de los locos dan muestra suficiente para gozar de más satis- quien diga que esto no es demasia-
con respecto a la crítica de que les facciones que aquellas que por lo ge- do incitante. Pero no me interesa
en la ausencia de estos actos, su libertad (y la parte hacemos objeto, por no hablar ya neral se le conceden. Este es el único en absoluto incitar a quien tal di-
de las diversas correcciones que les medio de que dispone para sacar gan. De los recuerdos de la infan- 17.- No olvidemos que, según la fórmula
visible de su libertad) no sería puesta en tela de juicio. infligimos, permite suponer que su partido de la cantidad ideal de acon- cia y de algunos otros se desprende de Novalis, «hay ciertas series de aconteci-
imaginación les proporciona gran- tecimientos de que está preñado17. cierto sentimiento de no estar uno mientos que se producen paralelamente con
Estoy plenamente dispuesto a re- des consuelos, que gozan de su de- Estas imágenes le dan la medida de absorbido, y, en consecuencia, de los acontecimientos reales. Por lo general,
conocer que los locos son, en cierta lirio lo suficiente para soportar que su normal disipación y de los incon- despiste, que considero el más fe- los hombres y las circunstancias modifican
medida, víctimas de su imagina- tan sólo tenga validez para ellos. venientes que ésta le comporta. No cundo entre cuantos existen. Qui- el curso ideal de los acontecimientos de tal
ción, en el sentido que ésta le indu- Y, en realidad, las alucinaciones, es malo que estas imágenes acaben zá sea vuestra infancia lo que más manera que éste toma apariencias de imper-
ce quebrantar ciertas reglas, reglas las visiones, etcétera, no son una por desconcertar al espíritu, ya que cerca se encuentra de la «verdadera fección y sus consecuencias son también im-
cuya transgresión define la calidad fuente de placer despreciable. La desconcertarle equivale a situarle vida»; esa infancia, tras la cual, el perfectas. Así ocurrió con la Reforma: en vez
de loco, lo cual todo ser humano sensualidad más culta goza con ante un camino errado. Las frases hombre tan sólo dispone, además del Protestantismo produjo el Luteranismo».

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voy a pretender efectuar. Agrupar Los rubís del champaña. ella, y me consta que muchas noches acariciaría con gusto aquella linda mano que, en las últimas páginas de
estas imágenes según sus afinida- LAUTRÉAMONT. L”Intelligence, de Taine, se entrega a tan curiosas fechorías. Me pasaría la vida entera dedicado a provocar las
des particulares me llevaría dema- confidencias de los locos. Son como la gente de escrupulosa honradez, cuya inocencia tan sólo se pude comparar
siado lejos; esencialmente, quiero Bello como la ley de paralización a la mía. Para poder descubrir América, Colón tuvo que iniciar el viaje en compañía de locos. Y ahora podéis ver
tan sólo tener en consideración del desarrollo del pecho de los adul- que aquella locura dio frutos reales y duraderos.
sus excelencias comunes. No voy tos cuya propensión al crecimiento No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación.
a ocultar que para mí la imagen no guarda la debida relación con la Después de haber instruido proceso a la actitud materialista, es imperativo instruir proceso a la actitud realista.
más fuerte es aquella que contiene cantidad de moléculas que su orga- Aquélla, más poética que ésta, desde luego, presupone en el hombre un orgullo monstruoso, pero no comporta una
el más alto grado de arbitrariedad, nismo produce. nueva y más completa frustración. Es conveniente ver ante todo en dicha escuela bienhechora reacción contra ciertas ri-
aquella que más tiempo tardamos LAUTRÉAMONT. sibles tendencias del espiritualismo. Y, por fin, la actitud materialista no es incompatible con cierta elevación intelectual.
en traducir a lenguaje práctico, sea Contrariamente, la actitud realista, inspirada en el positivismo, desde Santo Tomás a Anatole France, me
debido a que lleva en sí una enorme Una iglesia se alzaba sonora como parece hostil a todo género de elevación intelectual y moral. Le tengo horror por considerarla resultado de la me-
dosis de contradicción, sea a causa una campana. diocridad, del odio, y de vacíos sentimientos de suficiencia. Esta actitud es la que ha engendrado en nuestros días
de que uno de sus términos esté cu- PHILIPPE SOUPAULT. esos libros ridículos y esas obras teatrales insultantes. Se alimenta incesantemente de las noticias periodísticas, y
riosamente oculto, sea porque tras traiciona a la ciencia y al arte, al buscar halagar al público en sus gustos más rastreros; su claridad roza la estul-
haber presentado la apariencia de En el sueño de Rrose Sélavy hay un
ser sensacional, se desarrolla des- enano salido de un pozo, que come ticia, y está a altura perruna. Esta el mayor número posible de novelas
pués débilmente (que la imagen pan por la noche. actitud llega a perjudicar la activi- primerizas cuya insensatez espera-
cierre bruscamente el ángulo de su ROBERT DESNOS. dad de las mejores inteligencias, ya ba alcanzase altas cimas. En esta
compás), sea porque de ella se de- que la ley del mínimo esfuerzo ter- antología también figurarían obras
rive una justificación formal irri- Sobre el puente se balanceaba el ro- mina por imponerse a éstas, al igual de los autores más famosos. Esta es
soria, sea porque pertenezca a la cío con cabeza de gata. que a las demás. Una consecuencia una idea que honra a Paul Valéry,
clase de las imágenes alucinantes, ANDRÉ BRETON. agradable de dicho estado de cosas quien no hace mucho me asegu-
sea porque preste de un modo muy estriba, en el terreno de la litera- raba, en ocasión de hablarme del
natural la máscara de lo abstracto Un poco a la izquierda, en mi di- tura, en la abundancia de novelas. género novelístico que siempre se
a lo que es concreto, sea por todo vino firmamento, percibo -aunque Todos ponen a contribución sus pe- negaría a escribir la siguiente frase:
lo contrario, sea porque implique sin duda es tan sólo un vapor de queñas dotes de «observación». A la marquesa salió a las cinco. Pero,
la negación de alguna propiedad fí- sangre y asesinatos- el brillante fin de proceder a aislar los elemen- ¿ha cumplido la palabra dada?
sica elemental, sea porque dé risa. despintado de las perturbaciones tos esenciales, M. Paul Valéry pro- Si reconocemos que el estilo pura
He aquí unos cuantos ejemplos de de la libertad. puso recientemente la formación de y simplemente informativo, del que
imágenes correctas: LOUIS ARAGON. una antología en la que se reuniera la frase antes citada constituye un

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ejemplo, es casi exclusivo patrimo- las paredes cubiertas de papel ama- no son el resultado de una labor de se manifiestan sus deseos, en las que
nio de la novela, será preciso recono- rillo; en las ventanas había geranios deducción recíproca, llevada a cabo el pro y el contra se armonizan sin
cer también que sus autores no son y estaban cubiertas con cortinillas por el espíritu con el fin de producir cesar, y en las que su ceguera deja
excesivamente ambiciosos. El ca- de muselina, el sol poniente lo ilu- la chispa, sino que son productos de ser peligrosa. El espíritu avanza,
rácter circunstanciado, inútilmente minaba todo con su luz cruda. En simultáneos de la actividad que yo atraído por estas imágenes que le
particularista de cada una de sus ob- la habitación no había nada digno denomino surrealista, en la que la arrebatan, que apenas le dejan el
servaciones me induce a sospechar de ser destacado. Los muebles de razón se limita a constatar y a apre- tiempo preciso para soplarse el fue-
que tan sólo pretenden divertirse a madera blanca eran muy viejos. Un ciar el fenómeno luminoso. go que arde en sus dedos. Vive en la
mis expensas. No me permiten tener diván de alto respaldo inclinado, Y del mismo modo que la dura- más bella de todas las noches, en la
siquiera la menor duda acerca de ante el diván una mesa de tablero ción de la chispa se prolonga cuan- noche cruzada por la luz del relam-
los personajes: ¿será este personaje ovalado, un lavabo y un espejo ado- do se produce en un ambiente de ra- pagueo, la noche de los relámpagos.
rubio o moreno? ¿Cómo se llama- sados a un entrepaño, unas cuantas rificación, la atmósfera surrealista Tras esta noche, el día es la noche.
rá? ¿Le conoceremos en verano...? sillas arrimadas a las paredes, dos creada mediante la escritura mecá- Los innumerables tipos de imá-
Todas estas interrogantes quedan o tres grabados sin valor que repre- nica, que me he esforzado en poner genes surrealistas exigen una cla-
resueltas de una vez para siempre, a sentaban a unas señoritas alemanas a la disposición de todos, se presta sificación que, por el momento, no
la buena de Dios; no me queda más con pájaros en las manos... A eso se
libertad que la de cerrar el libro, de reducía el mobiliario.1 de manera muy especial a la pro-
lo cual no suelo privarme tan pron- No estoy dispuesto a admitir ducción de las más bellas imágenes.
to llego a la primera página de la que la inteligencia se ocupe, siquie- Incluso cabe decir que, en el
obra, más o menos. ¡Y las descrip- ra de paso, de semejantes temas. curso vertiginoso de esta escritura,
ciones! En cuanto a vaciedad, nada Habrá quien diga que esta parvu- las imágenes que aparecen cons-
hay que se les pueda comparar; no laria descripción está en el lugar tituyen la única guía del espíritu.
son más que superposiciones de que le corresponde, y que en este Poco a poco, el espíritu queda con-
imágenes de catálogo, de las que el punto de la obra el autor tenía sus vencido del valor de realidad supre-
autor se sirve sin limitación alguna, razones para atormentarme. Pero ma de estas imágenes. Limitándose
y aprovecha la ocasión para poner no por eso dejó de perder el tiempo, al principio a sentirlas, el espíritu
bajo mi vista sus tarjetas postales, porque yo en ningún momento he pronto se da cuenta de que estas
buscando que juntamente con él fije penetrado en tal estancia. La pe- imágenes son acordes con la razón,
mi atención en los lugares comunes reza, la fatiga de los demás no me y aumentan sus conocimientos. El
que me ofrece: La pequeña estancia atraen. Creo que la continuidad de espíritu adquiere plena conciencia
1.- Dostoiewsky: Crimen y castigo. a la que hicieron pasar al joven tenía la vida ofrece altibajos demasiado de las ilimitadas extensiones en que

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1. Hay imágenes surrealistas que son A mi juicio, es erróneo preten- contrastados para que mis minutos Y ahora llegamos a la psicología,
como aquellas imágenes producidas der que «el espíritu ha aprehendido de depresión y de debilidad tengan tema sobre el que no tendré el menor
por el opio que el hombre no evoca, las relaciones» entre dos realidades el mismo valor que mis mejores mi- empacho en bromear un poco.
sino que «se le ofrecen espontánea- en él presentes. Para empezar, diga- nutos. Quiero que la gente se calle El autor coge un personaje, y,
mente despóticamente, sin que las mos que el espíritu no ha percibido tan pronto deje de sentir. Y quede tras haberlo descrito, hace peregri-
pueda apartar de sí, por cuanto la nada conscientemente. Contraria- bien claro que no ataco la falta de nar a su héroe a lo largo y ancho del
voluntad ha perdido su fuerza, y ha mente, de la aproximación fortuita originalidad por la falta de origina- mundo. Pase lo que pase, dicho hé-
dejado de gobernar las facultades»15. de dos términos ha surgido una luz lidad. Me he limitado a decir que no roe, cuyas acciones y reacciones han
Naturalmente, faltaría saber si las especial, la luz de la imagen, ante la dejo constancia de los momentos sido admirablemente previstas, no
imágenes, en general, han sido algu- que nos mostramos infinitamente nulos de mi vida, y que me parece debe comportarse de un modo que
na vez «evocadas». Si nos atenemos, sensibles. El valor de la imagen está indigno que haya hombres que ex- discrepe, pese a revestir apariencias
tal como yo hago, a la definición de en función de la belleza de la chis- presen los momentos que a su juicio de discrepancia, de los cálculos de
Reverdy, no parece que sea posible pa que produce; y, en consecuencia, son nulos. Permitidme que me salte que ha sido objeto. Aunque el olea-
aproximar voluntariamente aquello está en función de la diferencia de la descripción arriba reproducida, je de la vida cause la impresión de
que él denomina «dos realidades dis- potencia entre los dos elementos así como muchas otras. elevar al personaje, de revolcarlo,
tantes». La aproximación ocurre o conductores. Cuando esta diferen-
no ocurre, y esto es todo. Niego con cia apenas existe, como en el caso de hundirlo, el personaje siempre será aquel tipo humano previamente formado. Se trata de una simple partida de
toda solemnidad que, en el caso de de las comparaciones16, la chispa ajedrez que no despierta mi interés, porque el hombre, sea quien sea, me resulta un adversario de escaso valor. Lo
Reverdy, imágenes como: no nace. A mi juicio, no está en la que no puedo soportar son esas lamentables disquisiciones referentes a tal o mal jugada, cuando ello no comporta
mano del hombre el poder de con- ganar ni perder. Y si el viaje no merece las alforjas, si la razón objetiva deja en el más terrible abandono -y esto es
Por el cauce del arroyo fluye una seguir la aproximación de dos rea- lo que ocurre- a quien la llama en su ayuda, ¿no será mejor prescindir de tales disquisiciones? «La diversidad es tan
canción lidades tan distantes como aquellas amplia que en ella caben todos los tonos de voz, todos los modos de andar, de toser, de sonarse, de estornudar...»2
o a que antes nos hemos referido, por Si un racimo de uvas no contiene dos granos semejantes, ¿a santo de qué describir un grano en representación
El día se desplegó como un blanco cuanto a ello se opone el principio
mantel de la asociación de ideas, tal como de otro, un grano en representación sentimientos3. De ahí nacen largas
o lo entendemos. De lo contrario, sólo de todos, un grano que, en virtud exposiciones cuya fuerza persuasi-
El mundo regresa al interior de un nos quedaría el recurso de volver a de mi arte, resulte comestible? La va radica tan sólo en su propio ab-
saco adoptar un arte de carácter elípti- insoportable manía de equiparar surdo, y que tan sólo logran impo-
co, que Reverdy condena, tal como lo desconocido a lo conocido, a lo nerse al lector, mediante el recurso a
comporten el menor grado de yo lo condeno. Fuerza es reconocer 15.- Baudelaire. clasificable, domina los cerebros. El un vocabulario abstracto, bastante 2.- Pascal.
premeditación. que los dos términos de la imagen 16.- Imagen de Jules Renard. deseo de análisis impera sobre los vago, ciertamente. Si con ello resul- 3.- Barrès, Proust.

40 13
tara que las ideas generales que la al responder a las preguntas que se médico -y, además, no es él quien que escucha. Este es el modo en que
filosofía se ha ocupado de estudiar, le formulan, se limita a apoderarse formula las preguntas-. ¿Cabe afir- se ofrecen las palabras y las imáge-
hasta el presente momento, pene- de la última palabra que ha oído, o mar que su pensamiento es el más nes en Los campos magnéticos, pri-
trasen definitivamente en un ámbi- de la última porción de una frase su- fuerte de los dos en aquel instante? mera obra puramente surrealista, y
to más amplio, yo sería el primero rrealista que ha dejado cierto rastro Quizá. Al fin y al cabo, el paciente especialmente en las páginas bajo el
en alegrarme. Pero no es así, y todo en su espíritu: goza de la libertad de no tener en común título de «Barreras», en don-
queda reducido a un simple discre- cuenta su nombre ni su edad. de Soupault y yo nos comportamos
teo; por el momento, los rasgos de ¿Qué edad tiene usted?» - «Usted» El surrealismo poético, al que como interlocutores imparciales.
ingenio y otras galanas habilidades, El solo hecho de que un acto sea glosado determina que, en cierto modo, (Ecoísmo). consagro el presente estudio, se ha El surrealismo no permite a
en vez de dedicarse a juegos inocuos este acto deje de producirse. El adorno del comentario ningún beneficio «¿Cómo se llama usted?» - «Cuaren- ocupado, hasta el actual momento, aquellos que se entregan a él aban-
consigo mismas, ocultan a nuestra produce al acto. Los personajes de Stendhal quedan aplastados por las ta y cinco casas» (Síntoma de Gan- de restablecer en su verdad absoluta donarlo cuando mejor les plazca.
visión, en la mayoría de los casos, apreciaciones del autor, apreciaciones más o menos acertadas pero que en ser o de las respuestas marginales) el diálogo, al liberar a los dos interlo- Todo induce a creer que el surrea-
el verdadero pensamiento que, a nada contribuyen a la mayor gloria de los personajes, a quienes verdade- cutores de las obligaciones impues- lismo actúa sobre los espíritus tal
su vez, se busca a sí mismo. Creo ramente descubrimos en el instante en que escapan del poder de Stendhal. No hay ninguna conversación tas por la buena crianza. Cada uno como actúan los estupefacientes;
que todo acto lleva en sí su en la que no se dé cierto desorden. de ellos se dedica sencillamente a al igual que éstos crea un cierto es-
propia justificación, por lo El esfuerzo en pro de la sociabili- proseguir su soliloquio, sin intentar tado de necesidad y puede inducir
menos en cuanto respecta a Todavía vivimos bajo el imperio experiencia está confinada en una dad que las preside y la costumbre derivar de ello un placer dialéctico al hombre a tremendas rebeliones.
quien ha sido capaz de eje- de la lógica, y precisamente a eso jaula, en cuyo interior da vueltas y que de sostenerlas tenemos son los determinado, ni imponerse en modo También podemos decir que el su-
cutarlo; creo que todo acto quería llegar. Sin embargo, en nues- vueltas sobre sí misma, y de la que únicos factores que consiguen ocul- alguno a su prójimo. Las frases rrealismo es un paraíso harto ar-
está dotado de un poder de tros días, los procedimientos lógicos cada vez es más difícil hacerla salir. tarnos temporalmente aquel hecho. intercambiadas no tienen la finali- tificial, y la afición a este paraíso
irradiación de luz al que tan sólo se aplican a la resolución La lógica también, se basa en la uti- Asimismo, la mayor debilidad de dad, contrariamente a lo usual, del deriva del estudio de Baudelaire, al
cualquier glosa, por ligera de problemas de interés secundario. lidad inmediata, y queda protegida todo libro estriba en entrar cons- desarrollo de una tesis por muy in- igual que la afición a los restantes
que sea, siempre debilitará. La parte de racionalismo absoluto por el sentido común. So pretexto tantemente en conflicto con el espí- sustancial que sea, y carecen de todo paraísos artificiales. El análisis de
que todavía solamente puede apli- de civilización, con la excusa del ritu de sus mejores lectores, y al de- compromiso, en la medida de lo po- los misteriosos no puede faltar en
carse a hechos estrechamente liga- progreso, se ha llegado a desterrar cir mejores quiero significar los más sible. En cuanto a la respuesta que el presente estudio, y es de advertir
dos a nuestra experiencia. Contra- del reino del espíritu cuanto pueda exigentes. En el brevísimo diálogo solicitan debemos decir que, en prin- que, en muchos aspectos, el surrea-
riamente, las finalidades de orden clasificarse, con razón o sin ella, de que anteriormente he improvisado cipio, es totalmente indiferente en lismo parece un vicio nuevo que
puramente lógico quedan fuera superstición o quimera; se ha lle- entre el médico y el enajenado, es, cuanto respecta al amor propio del no es privilegio exclusivo de unos
de su alcance. Huelga decir que la gado a proscribir todos aquellos desde luego, este último quien lleva que habla. Las palabras y las imáge- cuantos individuos, sino que, como
propia experiencia se ha visto so- modos de investigación que no se la mejor parte, ya que mediante sus nes se ofrecen únicamente a modo de el haxiX, puede satisfacer a todos
metida a ciertas limitaciones. La conformen con los imperantes. Al respuestas domina la atención del trampolín al servido del espíritu del los que tienen gustos refinados.

14 39
y para hacer esto no tiene ninguna Este lenguaje sin reserva al que del que se manifiesta, pero ¿de qué parecer, tan sólo al azar se debe que
necesidad de devanarse los sesos, ni siempre procuro dar validez, este modo se ocupa de él? Suponer que recientemente se haya descubierto
de plantearse problemas previos de lenguaje que me parece adaptarse a se lo incorpora sería admitir que, una parte del mundo intelectual,
ningún género. ¿Y quién habrá po- todas las circunstancias de la vida, en determinado momento, le sería que, a mi juicio, es, con mucho, la
dido hacerle creer que esta facultad este lenguaje no sólo no me priva ni factible vivir enteramente merced más importante y que se pretendía
de primera intención tan sólo le per- siquiera de uno de mis medios, sino a aquel otro pensamiento, lo cual relegar al olvido. A este respecto,
judica cuando se propone entablar que me da una extraordinaria luci- resulta bastante improbable. En debemos reconocer que los descu-
relaciones verbales de naturaleza dez, y lo hace en el terreno en que realidad, la atención que presta el brimientos de Freud han sido de
más compleja? No hay ningún tema menos podía esperarlo. Llegaré in- pensamiento segundo es de carácter decisiva importancia. Con base en
cuyo tratamiento le impida hablar y cluso a afirmar que este lenguaje me totalmente externo, ya que única- dichos descubrimientos, comienza
escribir generosamente. Los actos de instruye, ya que, en efecto, me ha mente se concede el lujo de aprobar al fin a perfilarse una corriente de
escucharse y leerse a uno mismo sólo ocurrido emplear surrealistamente o desaprobar, generalmente desapro- opinión, a cuyo favor podrá el ex-
tienen el efecto de obstaculizar lo palabras cuyo sentido había olvida- bar, con todos los respetos de que plorador avanzar y llevar sus inves-
oculto, el admirable recurso. No, no, do. E inmediatamente después he el hombre es capaz. Este modo de tigaciones a más lejanos territorios,
no tengo ninguna necesidad urgente podido verificar que el uso dado a es- hablar no permite abordar el fondo al quedar autorizado a dejar de li-
decom prend erme (¡Basta! ¡Siempre tas palabras respondía exactamente de la cuestión. Mi atención, fija en mitarse únicamente a las realidades

demuestre lo contrario, puede ser competencia de


sino ventajas. Pero es conveniente observar que no

no depende de los caminos más o menos capricho-

Con toda justificación, Freud ha proyectado

mente, es inadmisible que esta importante parte

instante del nacimiento del hombre hasta el de su


de la actividad psíquica haya merecido, por el mo-

muerte, no ofrece solución de continuidad alguna,

mente el sueño puro, el sueño de los períodos en


que el hombre duerme, no es inferior a la suma de
se ha ideado a priori ningún método para llevar a
cabo la anterior empresa, la cual, mientras no se

los poetas al igual que de los sabios, y que el éxito

su labor crítica sobre los sueños, ya que, efectiva-

mento, tan escasa atención. Y ello es así por cuan-


to el pensamiento humano, por lo menos desde el

y la suma total de los momentos de sueño, desde


un punto de vista temporal, y considerando sola-

los momentos de realidad, o, mejor dicho, de los


momentos de vigilia. La extremada diferencia,
en cuanto a importancia y gravedad, que para el
me comprenderé!). Si tal o cual frase a su definición. Esto nos induce a una invitación que no puede recha- más someras. Quizá haya llegado
mía me produce de momento una li- creer que no se «aprende», sino que zar sin incurrir en grosería, trata el el momento en que la imaginación
gera decepción, confío en que la fra- uno no hace más que «re-aprender». pensamiento ajeno como si fuese un esté próxima a volver a ejercer los
se siguiente enmendará los yerros, y De esta manera he llegado a familia- enemigo: en las conversaciones co- derechos que le corresponden. Si
me cuido muy mucho de no volverla rizarme con giros muy hermosos. Y rrientes, el pensamiento fija y «con- las profundidades de nuestro espí-
a escribir, ni corregirla. Unicamente no hablo únicamente de la concien- quista» casi siempre las palabras y ritu ocultan extrañas fuerzas ca-
la menor falta de aliento puede ser- cia poética de las cosas, que tan sólo las oraciones ajenas, de las que luego paces de aumentar aquellas que se
me fatal. Las palabras, los grupos de he conseguido adquirir mediante el se servirá; el pensamiento me pone advierten en la superficie, o de lu-
palabras que se suceden practican contacto espiritual con ellas, mil ve- en situación de sacar partido de es- char victoriosamente contra ellas,
entre sí la más intensa solidaridad. ces repetido. tas palabras y oraciones en la répli- es del mayor interés captar estas

sos que se sigan.


No es función mía favorecer a unas Las formas del lenguaje surrea- ca, gracias a desvirtuarlas. Esto es fuerzas, captarlas ante todo para,
en perjuicio de las otras. La solución lista se adaptan todavía mejor al especialmente cierto en ciertos esta- a continuación, someterlas al domi-
debe correr a cargo de una maravi- diálogo. En el diálogo, hay dos pen- dos mentales patológicos en los que nio de nuestra razón, si es que re-
llosa compensación, y esta compen- samientos frente a frente; mientras las alteraciones sensoriales absorben sulta procedente. Con ello, incluso
sación siempre se produce. uno se manifiesta, el otro se ocupa toda la atención del enfermo, quien, los propios analistas no obtendrán

38 15
observador ordinario existe entre 1. Dentro de los límites en que se Como es natural, siguiendo un procedimiento análogo, y a condición de
los acontecimientos en estado de produce (o se cree que se produce), ignorar todo aquello de lo que debierais daros cuenta, podéis dedicaros con
vigilia y aquellos correspondientes el sueño es, según todas las aparien- gran éxito a la falsa crítica.
al estado de sueño, siempre ha sido cias, continuo con trazas de tener
sorprendente. Así es debido a que una organización o estructura. Úni- Para tener éxito con una mujer que pasa por la calle
el hombre se convierte, principal- camente la memoria se irroga el de-
mente cuando deja de dormir, en recho de imponerlas, de no tener en ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
juguete de su memoria que, en el es- cuenta las transiciones y de ofrecer- ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
tado normal, se complace en evocar nos antes una serie de sueños que el ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... …
muy débilmente las circunstancias sueño propiamente dicho. Del mis-
del sueño, a privar a éste de toda mo modo, únicamente tenemos una Contra la muerte
trascendencia actual, y a situar el representación fragmentaria de las
único punto de referencia del sue- realidades, representación cuya El surrealismo os introducirá en la muerte, que es una sociedad secreta. Os
ño en el instante en que el hombre coordinación depende de la volun- enguantará la mano, sepultando allí la profunda M con que comienza la
cree haberlo abandonado, unas tad4. Aquí es importante señalar palabra Memoria. No olvidéis tomar felices disposiciones testamentarias:
cuantas horas antes, en el instante que nada puede justificar el proce- en cuanto a mí respecta, exijo que me lleven al cementerio en un camión
de aquella esperanza o de aquella der a una mayor dislocación de los de mudanzas. Que mis amigos destruyan hasta el último ejemplar de la
preocupación anterior. El hombre, elementos constitutivos del sueño. edición de Discurso sobre la Escasez de Realidad.
al despertar, tiene la falsa idea de Lamento tener que expresarme me- El idioma ha sido dado al hombre para que lo use de manera surrealis-
emprender algo que vale la pena. diante unas fórmulas que, en prin- ta. En la medida en que al hombre es indispensable hacerse comprender,
4.- Es preciso tener en cuenta el espesor Por esto, el sueño queda relegado al cipio, excluyen el sueño. ¿Cuándo consigue expresarse mejor o peor, y con ello asegurar el ejercicio de ciertas
del sueño. En general, tan sólo recuerdo lo interior de un paréntesis, igual que llegará, señores lógicos, la hora de funciones consideradas como las más primarias. Hablar o escribir una car-
que hasta mí llega desde las más super- la noche. Y, en general, el sueño, los filósofos durmientes? Quisiera ta no presenta verdaderas dificultades siempre que el hombre no se pro-
ficiales capas del sueño. Lo que más me al igual que la noche, se considera dormir para entregarme a los dur- ponga una finalidad superior a las que se encuentran en un término medio,
gusta considerar de los sueños es aquello irrelevante. Este singular estado de mientes, del mismo modo que me es decir, siempre que se limite a conversar (por el placer de conversar) con
que quede vagamente presente al des- cosas me induce a algunas reflexio- entrego a quienes me leen, con los cualquier otra persona. En estos casos, el hombre no sufre ansiedad alguna
pertar, aquello que no es el resultado del nes, a mi juicio, oportunas: ojos abiertos, para dejar de hacer en lo que respecta a las palabras que ha de pronunciar, ni a la frase que
empleo que haya dado a la jornada prece- prevalecer, en esta materia, el ritmo seguirá a la que acaba de pronunciar. A una pregunta muy sencilla será
dente, es decir, los sombríos follajes, las ra- consciente de mi pensamiento. Aca- capaz de contestar sin la menor vacilación.
mificaciones sin sentido. Igualmente, en la so mi sueño de la última noche sea Si no está afecto de tics, adquiridos en el trato con los demás, el hombre
«realidad» prefiero abandonarme. continuación del sueño de la prece- puede pronunciarse espontáneamente sobre cierto reducido número de temas;

16 37
que, en el tiempo en que se produce, no queda sujeto a mi escepticismo? ¿Por qué no espero de los indicios
del sueño más lo que espero de mi grado de conciencia, de día en día más elevado? ¿No cabe acaso emplear
dente, y prosiga, la noche siguiente, con un rigor harto plausible. Es muy posible, como suele decirse. Y
habida cuenta de que no se ha demostrado en modo alguno que al ocurrir lo antes dicho la «realidad» que
me ocupa subsista en el estado de sueño, que esté oscuramente presente en una zona ajena a la memoria,

tanto en un estado como en el otro, y, en el sueño, tienen ya el carácter de tales cuestiones? ¿Conlleva el
sueño menos sanciones que cuanto no sea sueño? Envejezco, y quizá sea sueño, antes que esta realidad a
¿por qué razón no he de otorgar al sueño aquello que a veces niego a la realidad, este valor de certidumbre

también el sueño para resolver los problemas fundamentales de la vida? ¿Estas cuestiones son las mismas
consternará. Dará a las reivindicaciones de un pueblo entero un matiz par- 2. Vuelvo, una vez más, al estado de
cial y lamentable. Obligará a los más irreductibles enemigos a comulgar en vigilia. Estoy obligado a considerar-

la que creo ser fiel, y quizá sea la indiferencia con que contemplo el sueño lo que me hace envejecer.
un deseo secreto que hará saltar en pedazos a las patrias. Y lo conseguirá lo como un fenómeno de interferen-
con sólo dejarse elevar por la palabra inmensa que se funde en la piedad cia. Y no sólo ocurre que el espíritu
y rueda en el odio. Incapaz de desfallecer, jugará el terciopelo de todos los da muestras, en estas condiciones,
desfallecimientos. Será verdaderamente elegido, y las más tiernas mujeres de una extraña tendencia a la des-
le amarán con violencia. orientación (me refiero a los lapsus y
malas interpretaciones de todo géne-
Para escribir falsas novelas ro, cuyas causas secretas comienzan
a sernos conocidas) sino que, lo que
Seáis quien seáis, si el corazón así os lo aconseja, quemad unas cuantas ho- es todavía más, parece que el espí-
jas de laurel y, sin empeñaros en mantener vivo este débil fuego, comenzad ritu, en su funcionamiento normal,
una novela. El surrealismo os lo permitirá; os bastará con clavar la aguja se limite a obedecer sugerencias pro-
de la «Belleza fija» sobre la «Acción»; en eso consiste el truco. Habrá per- cedentes de aquella noche profun-
sonajes de perfiles lo bastante distintos; en vuestra escritura, sus nombres da de la que yo acabo de extraerle.
son solamente una cuestión de mayúscula, y se comportarán con la misma
seguridad con respecto a los verbos activos con que se comporta el pronom- Por muy bien condicionado que esté, el equilibrio del espíritu es siempre relativo.
bre «il», en francés, con respecto a las palabras «pleut», «y a», «faut», etc. El espíritu apenas se atreve a expresarse y, caso de que lo haga, se limita a consta-
Los personajes mandarán a los verbos, valga la expresión; y en aquellos tar que tal idea, tal mujer, le hace efecto. Es incapaz de expresar de qué clase de
casos en que la observación, la reflexión y las facultades de generalización efecto se trata, lo cual únicamente sirve para darnos la medida de su subjetivismo.
no os sirvan para nada, podéis tener la seguridad de que los personajes Aquella idea, aquella mujer, conturban al espíritu, le inclinan a no ser tan rígido,
actuarán como si vosotros hubierais tenido mil intenciones que, en reali- producen el efecto de aislarle durante un segundo del disolvente en que se encuen-
dad, no habéis tenido. De esta manera, provistos de un reducido número tra sumergido, de depositarle en el cielo, de convertirle en el bello precipitado que
de características físicas y morales, estos seres que, en realidad, tan poco puede llegar a ser, en el bello precipitado que es. Carente de esperanzas de hallar
os deben, no se apartarán de cierta línea de conducta de la que vosotros ya las causas de lo anterior, el espíritu recurre al azar, divinidad más oscura que cual-
no os tendréis que ocupar. De ahí surgirá una anécdota más o menos sabia, quiera otra, a la que atribuye todos sus extravíos. ¿Y quién podrá demostrarme
en apariencia, que justificará punto por punto ese desenlace emocionante o que la luz bajo la que se presenta esa idea que impresiona al espíritu, bajo la que
confortante que a vosotros os ha dejado ya de importar. Vuestra falsa nove- advierte aquello que más ama en los ojos de aquella mujer, no sea precisamente
la será una maravillosa simulación de una novela verdadera; os haréis ricos, el vínculo que le une al sueño, que le encadena a unos presupuestos básicos que,
y todos se mostrarán de acuerdo en que «lleváis algo dentro», ya que es por su propia culpa, ha olvidado? ¿Y si no fuera así, de qué sería el espíritu capaz?
exactamente dentro del cuerpo humano donde esa cosa suele encontrarse. Quisiera entregarle la llave que le permitiera penetrar en estos pasadizos.

36 17
3. El espíritu del hombre que sueña queda plenamente satisfecho con lo mismo tiempo, si es que reconocemos que el hecho de haber escrito la pri-
que sueña. La angustiante incógnita de la posibilidad deja de formular- mera produce un mínimo de percepción. Pero eso, poco ha de importaros;
se. Mata, vuela más de prisa, ama cuanto quieras. Y si mueres, ¿acaso ahí es donde radica, en su mayor parte, el interés del juego surrealista. No
no tienes la certeza de despertar entre los muertos? Déjate llevar, los cabe la menor duda de que la puntuación siempre se opone a la continuidad
acontecimientos no toleran que los difieras. Careces de nombre. Todo es absoluta del fluir de que estamos hablando, pese a que parece tan necesaria
de una facilidad preciosa. Me pregunto qué razón, razón muy superior a como la distribución de los nudos en una cuerda vibrante. Seguid escri-
la otra, confiere al sueño este aire de naturalidad, y me induce a acoger biendo cuanto queráis. Confiad en la naturaleza inagotable del murmullo.
sin reservas una multitud de episodios cuya rareza me deja anonadado, Si el silencio amenaza, debido a que habéis cometido una falta, falta que
ahora, en el momento en que escribo. Sin embargo, he de creer el testi- podemos llamar «falta de inatención», interrumpid sin la menor vacilación
monio de mi vista, de mis oídos; aquel día tan hermoso existió, y aquel la frase demasiado clara. A continuación de la palabra que os parezca de
animal habló. origen sospechoso poned una letra cualquiera, la letra l, por ejemplo, siem-
La dureza del despertar del hombre, lo súbito de la ruptura del encan- pre la 1, y al imponer esta inicial a la palabra siguiente conseguiréis que de
to, se debe a que se le ha inducido ha formarse una débil idea de lo que es nuevo vuelva a imperar la arbitrariedad.
la expiación.
Para no aburrirse en sociedad

4. En el instante en que el sueño sea Eso es muy difícil. Haced decir siempre que no estáis en casa para nadie, y al-
objeto de un examen metódico o en guna que otra vez, cuando nadie haya hecho caso omiso de la comunicación
que, por medios aún desconocidos, antedicha, y os interrumpa en plena actividad surrealista, cruzad los brazos,
lleguemos a tener conciencia del y decid: «Igual da, sin duda es mucho mejor hacer o no hacer. El interés por
sueño en toda su integridad (y esto la vida carece de base. Simplicidad, lo que ocurre en mi interior sigue siéndo-
implica una disciplina de la memo- me inoportuno.» 0 cualquier otra trivialidad igualmente indignante.
ria que tan sólo se puede lograr en
el curso de varias generaciones, en Para hacer discursos
la que se comenzaría por registrar
ante todo los hechos más destaca- Inscribirse, en vísperas de elecciones, en el primer país en el que se juzgue
dos) o en que su curva se desarro- saludable celebrar consultas de este tipo. Todos tenemos madera de orador:
lle con una regularidad y amplitud colgaduras multicolores y bisutería de palabras. Mediante el surrealismo,
hasta el momento desconocidas, el orador pondrá al desnudo la pobreza de la desesperanza. Un atardecer,
cabrá esperar que los misterios que sobre una tarima, el orador, solito, descuartizará el cielo eterno, esa Piel
dejen de serlo nos ofrezcan la vi- de Oso. Y tanto prometerá que cumplir una mínima parte de lo prometido

18 35
En la actualidad, Desnos habla en surrealista cuando le da sión de un gran Misterio. Creo en este ridículo que algunos pretenden
la gana. La prodigiosa agilidad con que sigue oralmente su la futura armonización de estos dos atribuir a lo maravilloso. Digámos-
pensamiento nos admira tanto cuanto nos complacen sus es- estados, aparentemente tan con- lo claramente: lo maravilloso es
pléndidos discursos, discursos que se pierden porque Desnos, tradictorios, que son el sueño e la siempre bello, todo lo maravilloso,
en vez de fijarlos, prefiere hacer otras cosas más importantes. realidad, en una especie de realidad sea lo que fuere, es bello, e incluso
Desnos lee en sí mismo como en un libro abierto, y no se pre- absoluta, en una sobrerrealidad o debemos decir que solamente lo
ocupa de retener las hojas que el viento de su vida se lleva. surrealidad, si así se puede llamar. maravilloso es bello.
Esto es la conquista que pretendo, En el ámbito de la literatura
en la certeza de jamás conseguirla, únicamente lo maravilloso puede
pero demasiado olvidadizo de la dar vida a las obras pertenecientes
perspectiva de la muerte para pri- a géneros inferiores, tal como el no-
varme de anticipar un poco los go- velístico, y, en general, todos los que
ces de tal posesión. se sirven de la anécdota. El monje,
Se cuenta que todos los días, en de Lewis, constituye una admira-
el momento de disponerse a dormir, ble demostración de lo anterior. El
Saint-Pol-Roux hacía colocar en la soplo de lo maravilloso penetra la
Secretos Composición surrealista escrita, más tristes caminos que llevan a puerta de su mansión de Camaret obra entera. Mucho antes de que el
del arte o primer y último chorro. todas partes. Escribid deprisa, sin un cartel en el que se leía: autor haya liberado a sus persona-
mágico tema preconcebido, escribid lo sufi- EL POETA TRABAJA. jes de toda servidumbre temporal,
del surrealismo Ordenad que os traigan recado de cientemente deprisa para no poder Habría mucho más que añadir se nota que están prestos a actuar
escribir, después de haberos situado refrenaros, y para no tener la ten- sobre este tema, pero tan sólo me con su orgullo carente de preceden-
en un lugar que sea lo más propicio tación de leer lo escrito. La primera he propuesto tocarlo ligeramente y tes. Aquella pasión de eternidad
posible a la concentración de vues- frase se os ocurrirá por sí misma, de pasada, ya que se trata de algo que les eleva incesantemente da
tro espíritu, al repliegue de vuestro ya que en cada segundo que pasa que requiere una exposición muy acentos inolvidables a su tortura y
espíritu sobre sí mismo. Entrad en hay una frase, extraña a nuestro larga y mucho más rigurosa; más a la mía. A mi entender, este libro
el estado más pasivo, o receptivo, pensamiento consciente, que desea adelante volveré a ocuparme de él. exalta ante todo, desde el principio
de que seáis capaces. Prescindid de exteriorizarse. Resulta muy difícil En la presente ocasión, he escrito al fin, y de la manera más pura que
vuestro genio, de vuestro talento, pronunciarse con respecto a la fra- con el propósito de hacer justicia a jamás se haya dado, cuanto en el
y del genio y el talento de los de- se inmediata siguiente; esta frase lo maravilloso, de situar en su justo espíritu aspira a elevarse del suelo;
más. Decíos hasta empaparos de participa, sin duda, de nuestra ac- contexto este odio hacia lo maravi- y esta obra, una vez una vez despo-
ello que la literatura es uno de los tividad consciente y de la otra, al lloso que ciertos hombres padecen, jada de su fabulación novelesca, de

34 19
pejo, de aquella puerta, o del cielo. su monóculo, el Mississipi y su pe-
Nosotros no tenemos talento. Pre- rrito, el coral y su cántara de leche,
guntádselo a Philippe Soupault: el milagro y su buen Dios, ya no
Las manufacturas anatómicas y tienen más remedio que desapare-
las habitaciones baratas destruirán cer de la faz del mar.
las más altas ciudades.
A Joseph Delteil:
A Roger Vitrac: ¡Sí! Creo en la virtud de los pá-
moda en la época en que fue escrita, ya que a fin de cuentas es acepta- Apenas hube invocado al már- jaros. Y basta una pluma para ha-
constituye un ejemplo de justeza y do por el espíritu crítico como un mol-almirante, éste dio media vuel- cerme morir de risa.
de inocente grandeza5. A mi juicio desenlace natural. Quizá parezca ta sobre sí mismo como un caballo
pocas son las obras que la superan, injustificado que haya empleado que se encabrita ante la Estrella A Louis Aragon:
y el personaje de Mathilde, en espe- el anterior ejemplo, al referirme a Polar, y me indicó en el plano de su Durante una interrupción del
cial, es la creación más conmovedo- lo maravilloso, cuando las litera- bicornio una región en la que debía partido, mientras los jugadores se
ra que cabe anotar en las partidas turas nórdicas y las orientales se pasar el resto de mis días. reunían alrededor de una jarra de
del activo de aquella moda de figu- han servido de él constantemente, llameante ponche, pregunté al ár-
ración en literatura. Mathilde no por no hablar ya de las literaturas A Paul Eluard: bol si aún conservaba su cinta roja.
es tanto un personaje cuanto una propiamente religiosas de todos los Es una historia muy conocida Y yo mismo, que no he podido evi-
constante tentación. Y si un perso- países. Sin embargo, si así lo he he- esa que cuento, es poema muy cé- tar el escribir las líneas locas y ser-
naje no es una tentación, ¿qué otra cho, ello se debe a que los ejemplos lebre ese que releo: estoy apoyado penteantes de este prefacio.
cosa puede ser? Extremada tenta- que estas literaturas hubieran podi- en un muro, verdeantes las orejas,
ción la de Mathilde. El principio do proporcionarme están plagados y calcinados los labios. Preguntad a Robert Desnos,
«nada es imposible para quien quie- de puerilidades, ya que se dirigen quien quizá sea el que, en nuestro
re arriesgarse» tiene en El monje su a niños. En un principio, éstos no A Max Morise: grupo, está más cerca de la verdad
máxima fuerza de convicción. Las pueden percibir lo maravilloso, y, El oso de las cavernas y su com- surrealista, quien, en sus obras
apariciones ejercen en esta obra después, no conservan la suficiente pañero el alcaraván, la veleta y su todavía inéditas14 y en el curso de
una función lógica, por cuanto el virginidad espiritual para que Piel valet el viento, el gran Canciller con las múltiples experiencias a que
espíritu crítico no se preocupa de de Asno les produzca demasiado sus cancelas, el espantapájaros y su se ha sometido, ha justificado
5.- Lo más admirable de lo fantástico es desmentirlas. Del mismo modo, el placer. Por encantadores que sean cerco de pájaros, la balanza y su plenamente las esperanzas que
que lo fantástico ha dejado de existir. Ahora castigo de Ambrosio queda trata- los cuentos de hadas, el hombre se hija el fiel, ese carnicero y su her- puse en el surrealismo, y me ha 14.- «Nuevas Hébridas», «Desorden for-
sólo existe realidad. do de manera plenamente legítima, sentiría frustrado si tuviera que mano el carnaval, el barrendero y inducido a esperar aún más de él. mab», «Duelo por duelo».

20 33
Vaché es surrealista Insisto en que no todos son
en mí. siempre surrealistas, por cuanto
advierto en cada uno de ellos cierto
Reverdy es surrealista número de ideas preconcebidas a las
en sí. que, muy ingenuamente, permane-
cen fieles. Mantenían esta fidelidad
Saint-John Perse es surrealista debido a que no habían escuchado
a distancia. la voz surrealista, esa voz que sigue
predicando en vísperas de la muer- alimentarse sólo con ellos, y, por símbolo susceptible de conmover la hubiera ahorrado aquel astuto y
Roussel es surrealista te, por encima de las tormentas, y otra parte, reconozco que no todos sensibilidad humana durante cierto trivial «disimulemos» de que habla
en la anécdota. no la escucharon porque no querían los cuentos de hadas son adecuados tiempo. Sin embargo, en estos cua- el Cuisin enamorado de la parodia,
servir únicamente para orquestar para los adultos. La trama de ado- dros que nos hacen sonreír se refleja y yo hubiese utilizado las gigantes-
Etcétera. la maravillosa partitura. Fueron rables inverosimilitudes exige una siempre la irremediable inquietud cas metáforas en todas las fases,
instrumentos demasiado orgullo- mayor finura espiritual que la pro- humana, y por esto he fijado mi tal como Cuisin dice, del curso del
sos, y por eso jamás produjeron ni pia de muchos adultos, y uno ha de atención en ellos, ya que los estimo «disco, plateado». En los presentes
un sonido armonioso13. ser capaz de esperar todavía mayo- inseparablemente unidos a ciertas días pienso en un castillo, la mitad
Pero nosotros, que no nos he- res locuras... Pero la sensibilidad ja- producciones geniales que están del cual no ha de encontrarse for-
mos entregado jamás a la tarea más cambia radicalmente. El miedo, más dolorosamente influenciadas zosamente en ruinas; este castillo
de mediatización, nosotros que en la atracción sentida hacia lo insólito, por aquella inquietud que muchas es mío, y le veo situado en un lugar
nuestras nosotros que en nuestras el azar, el amor al lujo, son recursos otras obras. Y al decirlo, pienso en agreste, no muy lejos de París. Las
obras nos hemos convertido en los que nunca se utilizarán estérilmen- los patíbulos de Villon, en los griegos dependencias de este castillo son
13.- Lo mismo podría decir de algunos fi- sordos receptáculos de tantos ecos, te. Hay muchos cuentos que escribir de Racine, en los divanes de Baude- infinitas, y su interior ha sido terri-
lósofos y de algunos pintores; de estos úl- en los modestos aparatos registra- con destino a los mayores, cuentos laire. Coinciden con un eclipse del blemente restaurado, de modo que
timos tan sólo citaré a Uccello, entre los de dores que no quedan hipnotizados que todavía son casi azules. buen gusto que soportar muy bien, no deja nada que desear en cuanto
la época antigua, y, entre los de la época por aquello que registran, nosotros Lo maravilloso no siempre es por cuanto considero que el buen se refiere a comodidades. Ante la
moderna, a Seurat, Gustave Moreau, Matis- quizá estemos al servido de una igual en todas las épocas; lo maravi- gusto es una formidable lacra. En puerta que las sombras de los ár-
se (en «La música», por ejemplo), Derain, causa todavía más noble. Nosotros lloso participa oscuramente de cier- el ambiente de mal gusto propio de boles ocultan, hay automóviles que
Picasso (el más puro, con mucho), Braque, devolvemos con honradez el «talen- ta clase de revelación general de la mi época, me esfuerzo en llegar le- esperan. Algunos de mis amigos vi-
Duchamp, Picabia, Chirico (admirable duran- to» que nos ha sido prestado. Si os que tan sólo percibimos los detalles: jos que cualquier otro. Si hubiese ven en él: ahí va Louis Aragón, que
te tanto tiempo), Klee, Man Ray, Max Ernst y, atrevéis, habladme del talento de éstos son las ruinas románticas, el vivido en 1820 yo hubiera hablado abandona el castillo y apenas tiene
tan próximo a nosotros, André Masson. aquel metro de platino, de aquel es- maniquí moderno, o cualquier otro de la «ensangrentada monja», y no tiempo para deciros adiós; Philippe

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Soupault se levanta con las estrellas, tenemos que entrar en relación con Por el momento parece que los
y Paul Eluard, nuestro gran Eluard, nuestros semejantes, pero las puer- antes nombrados forman la lista
todavía no ha regresado. Ahí están tas están siempre abiertas, y no co- completa de los surrealistas, y pocas
Robert Desnos y Roger Vitrac, que menzamos nuestras relaciones dan- dudas caben al respecto, salvo en el
descifran en el parque un viejo edic- do las gracias al prójimo, ¿saben caso de Isidore Ducasse, de quien
to sobre los duelos; y Georges Auric ustedes? Por lo demás, grande es la carezco de datos. Cierto es que si
y Jean Paulhan; Max Morise, quien soledad, y no nos reunimos con fre- únicamente nos fijamos en los re-
tan bien rema, y Benjamin Péret, cuencia, porque, ¿acaso lo esencial sultados, buen número de poetas
con sus ecuaciones de pájaros; y no es que seamos dueños de noso- podrían pasar por surrealistas, co- Swift es surrealista Poe es surrealista en la
Joseph Delteil; y Jean Carrive; y tros mismos, y, también, señores de menzando por el Dante y, también en la maldad. aventura.
Georges Limbour, y Georges Lim- las mujeres y del amor? en sus mejores momentos, el propio
bour (hay un bosque de Georges Shakespeare. En el curso de las di- Sade es surrealista Baudelaire es surrealista
Limbour); y Marcel Noll; he ahí a Se me acusará de ferentes tentativas de definición, por en el sadismo. en la moral.
T. Fraenkel, quien nos saludó desde mí efectuadas, de aquello que se de-
un globo cautivo, Georges Malkine, incurrir en mentiras nomina, con abuso de confianza, el Chateaubriand es surrealista Rimbaud es surrealista
Antonin Artaud, Francis Gérard, genio, nada he encontrado que pue- en el exotismo. en la vida práctica y en todo.
Pierre Naville, J.-A. Boiffard, des- poéticas; todos dirán da atribuirse a un proceso, que no
pués Jacques Baron y su hermano, sea el anteriormente definido. Constant es surrealista Mallarmé es surrealista
apuestos y cordiales, y tantos otros, que vivo en la calle. Las Noches de Young son su- en política. en la confidencia.
y mujeres de arrebatadora belleza, rrealistas de cabo a rabo; desgracia-
de verdad. A esa gente joven nada Fontaine, y que jamás gozarán damente no se trata más que de un Hugo es surrealista Jarry es surrealista
se le puede negar, y, en cuanto con- de tanta belleza. ¡Maldita sea! ¿Es sacerdote que habla, de un mal sacer- cuando no es tonto. en la absenta.
cierne a la riqueza, sus deseos son ór- absolutamente seguro que este cas- dote, sin duda, pero sacerdote al fin.
denes. Francis Picabia nos visita, y, tillo del que acabo de hacer los ho- Desbordes-Valmore Nouveau es surrealista
la semana pasada, hemos dado una nores se reduce simplemente a una es surrealista en el amor. en el beso.
recepción a un tal Marcel Duchamp, imagen? Pero, si a pesar de todo tal
a quien todavía no conocíamos. Pi- castillo existiera... Ahí están más Bertrand es surrealista Saínt-Pol-Roux es surrealista
casso caza por los alrededores. El invitados para dar fe; su capricho es en el pasado. en los símbolos.
espíritu de la desmoralización ha el camino luminoso que a él condu-
fijado su domicilio en el castillo, y ce. En verdad, vivimos en nuestra Rabbe es surrealista Fargue es surrealista
a él recurrimos todas las veces que fantasía, cuando estamos en ella. en la muerte. en la atmósfera.

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Voy a explicarle, mi querido Du- cular que nosotros le damos, ya que ¿Y cómo es posible que cada cual pueda molestar al otro, allí, protegidos
mas, el fenómeno del que usted ha nadie puede dudar que esta palabra dos por el afán sentimental, al encuentro de las ocasiones?
hablado con mayor altura. Como no tuvo fortuna, antes de que noso- El hombre propone y dispone. Tan sólo de él depende poseerse por
muy bien sabe, hay ciertos narrado- tros nos sirviéramos de ella. Voy a entero, es decir, mantener en estado de anarquía la cuadrilla de sus de-
res que no pueden inventar sin iden- definirla, de una vez para siempre: seos, de día en día más temible. Y esto se lo enseña la poesía. La lleva en
tificarse con los personajes por ellos SURREALISMO: sustantivo, mas- sí la perfecta compensación de las miserias que padecemos. Y también
creados. Sabe muy bien con cuánta culino. Automatismo psíquico puro puede actuar como ordenadora, por poco que uno se preocupe, bajo los
convicción nuestro viejo amigo No- por cuyo medio se intenta expresar efectos de una decepción menos íntima, de tomársela a lo trágico. ¡Se
dier contaba cómo había padecido la verbalmente, por escrito o de cual- acercan los tiempos en que la poesía decretará la muerte del dinero, y
desdicha de ser guillotinado duran- quier otro modo, el funcionamiento ella sola romperá en pan del cielo para la tierra! Habrá aún asambleas
te la Revolución; uno quedaba tan real del pensamiento. Es un dicta- en las plazas públicas, y movimientos en los que uno habría pensado en
convencido que incluso se pregunta- do del pensamiento, sin la interven- tomar parte. ¡Adiós absurdas selecciones, sueños de vorágine, rivalida-
ba cómo se las había arreglado No- ción reguladora de la razón, ajeno a des, largas esperas, fuga de las estaciones, artificial orden de las ideas,
dier para volver a pegarse la cabeza toda preocupación estética o moral. pendiente del peligro, tiempo omnipresente! Preocupémonos tan sólo
al cuerpo. Y como sea que tuvo us- ENCICLOPEDIA, Filosofía: el su- de practicar la poesía.
ted la imprudencia de citar uno de rrealismo se basa en la creencia en
esos sonetos compuestos en aquel la realidad superior de ciertas for- ¿Acaso no somos nosotros, lidad, si uno pretende establecerse en
estado de ensueño SUPERNATU- mas de asociación desdeñadas hasta los que ya vivimos de la aquellas lejanas regiones en las que,
RALISTA, cual dirían los alemanes, la aparición del mismo, y en el libre poesía, quienes debemos desde un principio, todo parece desa-
es preciso que los conozca todos. Los ejercicio del pensamiento. Tiende a hacer prevalecer aquello que rrollarse de tan mala manera, y más
encontrará al final del volumen. No destruir definitivamente todos los consideramos nuestra más todavía si uno pretende llevar al pró-
son mucho más oscuros que la meta- restantes mecanismos psíquicos, y vasta argumentación. jimo a ellas. De todos modos, el caso
física de Hegel o los «Mémorables» a sustituirlos en la resolución de los Poco importa que se dé cierta des- es que uno nunca está seguro de ha-
de Swedenborg, y perderían su en- principales problemas de la vida. proporción entre la anterior defensa llarse verdaderamente en ellas. Uno
canto si fuesen explicados, caso de Han hecho profesión de fe de SU- y la ilustración que viene a continua- siempre está tan propicio a aburrirse
que ello fuera posible, por lo que te RREALISMO ABSOLUTO, los ción. Antes, hemos intentado remon- como a irse a otro lugar y quedarse en
ruego me conceda al menos el mérito siguientes señores: Aragon, Baron, tarnos a las fuentes de la imagina- él. Siempre hay una flecha que indica
de la expresión...12. Boiffard, Breton, Carrive, Crevel, ción poética, y, lo que es más difícil la dirección en que hay que avanzar
Indica muy mala fe discutirnos Delteil, Desnos, Eluard, Gérard, todavía, quedarnos en ellas. Y conste para llegar a estos países, y alcanzar
12.- Véase asimismo, el Ideorrealismo de el derecho a emplear la palabra SU- Limbour, Malkine, Morise, Naville, que no pretendo haberlo logrado. Es la verdadera meta no depende más
Saint-Pol-Roux. RREALISMO, en el sentido parti- Noll, Péret, Picon, Soupault, Vitrac. preciso aceptar una gran responsabi- que del buen ánimo del viajero.

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Ya sabemos, poco más o menos, extraños como para cualquier otra persona, y el que los escribe recela de
el camino seguido. Tiempo atrás ellos, como es natural. Poéticamente hablando, tales elementos destacan
me tomé el trabajo de contar, en el ante todo por su alto grado de absurdo inmediato, y este absurdo, una
curso de un estudio sobre el caso de vez examinado con mayor detención, tiene la característica de conducir a
Robert Desnos, titulado «Entrada cuanto hay de admisible y legítimo en nuestro mundo, a la divulgación de
de los médiums»6, que me había sen- cierto número de propiedades y de hechos que, en resumen, no son menos
tido inducido a «fijar mi atención en objetivos que otros muchos.
frases más o menos parciales que, En homenaje a Guillermo Apollinaire, quien había muerto hacía poco,
en plena soledad, cuando el sueño y quien en muchos casos nos parecía haber obedecido a impulsos del géne-
se acerca, devienen perceptibles al ro antes dicho, sin abandonar porello ciertos mediocres recursos literarios,
espíritu, sin que sea posible descu- Soupault y yo dimos el nombre de SURREALISMO al nuevo modo de ex-
brir su previo factor determinante». presión que teníamos a nuestro alcance y que deseábamos comunicar lo an-
Entonces, intenté correr la aventura tes posible, para su propio beneficio, a todos nuestros amigos. Creo que en
de la poesía, reduciendo los riesgos nuestros días no es preciso someter a nuevo examen esta denominación, y
al mínimo, con lo cual quiero decir que la acepción en que la empleamos ha prevalecido, por lo general, sobre la
que mis aspiraciones eran las mis-
mas que tengo hoy, pero entonces acepción de Apollinaire. Con mayor
confiaba en la lentitud de la elabo- justicia todavía, hubiéramos podido
ración, a fin de hurtarme a inútiles apropiarnos del término SUPER-
contactos, a contactos a los que yo NATURALISMO, empleado por
era muy hostil. Esto se debía a cier- Gérard de Nerval en la dedicatoria
to pudor intelectual, del que todavía de Muchachas de fuego11. Efectiva-
me queda un poco. Al término de mi mente, parece que Nerval conoció
vida, difícil será, sin duda, que hable a maravilla el espíritu de nuestra
como se suele hablar, que excuse el doctrina, en tanto que Apollinaire
tono de mi voz y el reducido núme- conocía tan sólo la letra, todavía
ro de mis gestos. La perfección en imperfecta, del surrealismo, y fue
la palabra hablada (y en la palabra incapaz de dar de él una explicación
escrita mucho más) me parecía estar 11.- También por Thomas Carlyle, en Sar- teórica duradera. He aquí unas fra-
en función de la capacidad de con- 6.- Véase Pasos perdidos, editado por la tor Resartus (capítulo VIII: «Supernatura- ses de Nerval que me parecen muy
densar de manera emocionante la N. R. F. lismo natural»), 1833-34. significativas a este respecto:

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rea hizo todo lo demás. Al término labras, a modo de título. Por otra exposición (y exposición había) de gro», deriva precisamente de este estado de espíritu. Emplee seis meses en
del primer día de trabajo, pudimos parte, y a fin de hacer plena justicia un corto número de hechos, poéti- escribirlo, y les aseguro que no descansé ni un día. Pero de este poema de-
leernos recíprocamente unas cin- a Soupault, debo decir que se negó cos o no, que constituían la materia pendía la propia estimación en que me tenía, en aquel entonces, y creo que
cuenta páginas escritas del modo siempre, con todas sus fuerzas, a en que centraba mi atención. Había todos comprenderéis mi actitud, aun cuando no la consideréis suficiente-
antes dicho, y comenzamos a com- efectuar la menor modificación, la llegado a la convicción de que éste, mente motivada. Me gusta hacer estas confesiones estúpidas. En aquellos
parar los resultados. En conjunto, menor corrección, en los párrafos y no otro, era el procedimiento em- tiempos, se intentaba implantar la seudopoesía cubista, pero había nacido
lo escrito por Soupault y por mí te- que me parecieron mal pergeñados. pleado por Rimbaud. Con una pre- inerme del cerebro de Picasso, y en cuanto a mí hace referencia debo decir
nía grandes analogías, se advertían Y en este punto llevaba razón10. ocupación por la variedad, digna de que era considerado como un ser más pesado que una lápida (y todavía
los mismos vicios de construcción Ello es así por cuanto resulta muy mejor causa, compuse los últimos se me considera así). Por otra parte, no estaba seguro de seguir el buen
y errores de la misma naturaleza, difícil apreciar en su justo valor los poemas de Monte de Piedad, con lo camino, en lo referente a poesía, pero procuraba protegerme como mejor
pero, por otra parte, también ha- diversos elementos presentes, e in- que quiero decir que de las líneas en podía, enfrentándome con el lirismo, contra el que esgrimía todo género de
bía en aquellas páginas la ilusión cluso podemos decir que es imposi- blanco de este libro llegué a sacar un definiciones y fórmulas (no tardarían mucho en producirse los fenómenos
de una fecundidad extraordinaria, ble apreciarlos en la primera lectu- partido increíble. Dada), y pretendiendo hallar una aplicación de la poesía a la publicidad
mucha emoción, un considerable ra. En apariencia, estos elementos Estas líneas equivalían a man- (aseguraba que todo terminaría, no con la culminación de un hermoso li-
conjunto de imágenes de una cali- son, para el sujeto que escribe, tan tener los ojos cerrados ante unas bro, sino con la de una bella frase de reclamo en pro del infierno o del cielo).
dad que no hubiésemos sido capa- operaciones del pensamiento que En esta época, un hombre que, por lo menos era tan pesado como yo, es
ces de conseguir, ni siquiera una me consideraba obligado a ocultar decir, Pierre Reverdy, escribió:
sola, escribiendo lentamente, unos al lector. Eso no significaba que yo
rasgos de pintoresquismo especia- hiciera trampa, sino solamente que La imagen es una creación pura del espíritu.
lísimo y, aquí y allá, alguna frase 10.- Cada día creo más en la infalibilidad obraba impulsado por el deseo de
de gran comicidad. Las únicas di- de mi pensamiento en relación conmigo superar obstáculos bruscamente. La imagen no puede nacer de una comparación, sino del acer-
ferencias que se advertían en nues- mismo, lo cual es naturalísimo. De todos Conseguía hacerme la ilusión de
tros textos me parecieron derivar modos, en esta escritura del pensamien- gozar de una posible complicidad, camiento de dos realidades más o menos lejanas.
esencialmente de nuestros respecti- to, en la que uno queda a merced de cual- de la que de día en día me era más
vos temperamentos, el de Soupault: quier distracción exterior, se producen fá- difícil prescindir. Me entregué a Cuanto más lejanas y justas sean las concomitancias de las dos
menos estático que el mío, y, si se cilmente «lagunas». No hay razón alguna prestar una inmoderada atención
me permite una ligera crítica, tam- que justifique el intento de disimularlas. a las palabras, en cuanto se refería realidades objeto de aproximación, más fuerte será la imagen,
bién derivaban de que Soupault co- El pensamiento es, por definición, fuerte e al espacio que admitían a su alre-
metió el error de colocar en lo alto incapaz de acusarse a sí mismo. Aquellas dedor, a sus tangenciales contactos más fuerza emotiva y más realidad poética tendrá...7
de algunas páginas, sin duda con evidentes deficiencias deben atribuirse a con otras palabras prohibidas que
ánimo de inducir a error, ciertas pa- las sugerencias procedentes del exterior. no escribía. El poema «Bosque ne- 7.- “Nord-Surd”, marzo de 1918.

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Estas palabras, un tanto sibili- memoria, era algo así como «Hay un hombre a quien la ventana ha partido En aquel entonces, todavía es-
nas para los profanos, tenían gran por la mitad», pero no había manera de interpretarla erróneamente, ya que taba muy interesado en Freud, y
fuerza reveladora, y yo las medité iba acompañada de una débil representación visual8 de un hombre que cami- conocía sus métodos de examen
durante mucho tiempo. Pero la naba, partido, por la mitad del cuerpo aproximadamente, por una ventana que había tenido ocasión de prac-
imagen se me escapaba. La estéti- perpendicular al eje de aquél. Sin duda se trataba de la consecuencia del simple ticar con enfermos durante la gue-
ca de Reverdy, estética totalmente acto de enderezar en el espacio la imagen de un hombre asomado a la ventana. rra, por lo que decidí obtener de mí
a posteriori me inducía a confun- Pero debido a que la ventana había acompañado al desplazamiento del hom- mismo lo que se procura obtener
dir las causas con los efectos. En el bre, comprendí que me hallaba ante una imagen de un tipo muy raro, y tuve de aquéllos, es decir, un monólo-
curso de mis meditaciones, renun- rápidamente la idea de incorporarla al acervo de mi material de construcciones go lo más rápido posible, sobre el
cié definitivamente a mi anterior poéticas. No hubiera concedido tal importancia a esta frase si no hubiera dado que el espíritu crítico del paciente
punto de vista. lugar a una sucesión casi ininterrumpida de frases que me dejaron poco menos no formule juicio alguno, que, en
El caso es que una noche, antes sorprendido que la primera, y que me produjeron un sentimiento de gratitud 8.- Knut Hamsun considera que el hambre es el determinante de este tipo de revelación que consecuencia, quede libre de toda
de caer dormido, percibí, netamen- (gratuidad) tan grande que el dominio que, hasta aquel instante, había con- me obsesionó, y quizá esté en lo cierto. (Debo hacer constar que en aquella poca no todos reticencia, y que sea, en lo posi-
te articulada hasta el punto de que seguido sobre mí mismo me pareció ilusorio, y comencé a preocuparme única- los días comía.) Y no cabe duda de que los siguientes síntomas que Hamsun relata coin- ble, equivalente a pensar en voz
resultaba imposible cambiar ni una mente de poner fin a la interminable lucha que se desarrollaba en mi interior9. ciden con los míos: El día siguiente desperté temprano. Todavía era de noche. Hacía largo alta. Me pareció entonces, y sigue
sola palabra, pero ajena al sonido de rato que tenía los ojos abiertos, cuando oí las campanadas de las cinco, dadas por el reloj de pareciéndome ahora -la manera en
la voz, de cualquier voz, una frase 8.- Si hubiera sido pintor, esta representación visual hubiera sin duda predominado so- pared del piso superior al mío. Intenté volver a dormir, pero no lo logré, estaba totalmente que me llegó la frase del hombre
harto rara que llegaba hasta mí sin bre la otra. Probablemente mis facultades innatas decidieron las características de la despierto, y mil ideas me bullían en la cabeza. De repente se me ocurrieron algunas frases cortado en dos lo demuestra-, que
llevar en sí el menor rastro de aquellos revelación. Desde aquel día, he concentrado voluntariamente la atención en parecidas buenas, muy adecuadas para utilizarlas en un apunte, en un folletón; súbitamente, y como la velocidad del pensamiento no es
acontecimientos de que, según las re- apariciones, y me consta que, en cuanto a precisión, no son inferiores a los fenómenos por azar, descubrí frases muy hermosas, frases más bellas que todas las por mí escritas superior a la de la palabra, y que
velaciones de la conciencia, en aquel auditivos. Provisto de papel y lápiz, me sería fácil trazar sus contornos. Y ello es así por anteriormente. Me las repetí lentamente, palabra por palabra, y eran excelentes. Las frases no siempre gana a la de la palabra,
entonces me ocupaba, y la frase me cuanto no se trataría de dibujar, sino de calcar. De este manera, podría representar un no dejaban de acudir, una tras otra. Me levanté y cogí papel y lápiz, en la mesa que tenía ni siquiera a la de la pluma en mo-
pareció muy insistente, era una frase árbol, una ola, un instrumento musical, infinidad de cosas que, en este momento sería detrás de la cama. Me parecía que se hubiera roto una vena en mi interior, las palabras vimiento. Basándonos en esta pre-
que casi me atrevería a decir estaba incapaz de representar gráficamente, ni siquiera mediante el más somero esquema. Si se sucedían, se situaban en su justo lugar, se adaptaban a la situación, las escenas se misa, Philippe Soupault, a quien
pegada al cristal. Grabé rápidamen- lo intentara, me perdería, con la certidumbre de volver a topar conmigo mismo, en un la- acumulaban, la acción se desarrollaba, las réplicas surgían en mi cerebro, y yo gozaba de había comunicado las primeras
te la frase en mi conciencia y, cuando berinto de líneas que, a primera vista, no parecerían representar nada. Y, al abrir los ojos, manera prodigiosa. Los pensamientos acudían tan velozmente, y seguían fluyendo con tal conclusiones a que había llegado, y
me disponía a pasar a, otro asunto, tendría la fuerte impresión de hallarme ante algo «nunca visto». La prueba de lo que digo abandono, que desdeñé una multitud de detalles delicados, debido a que el lápiz no podía ir yo nos dedicamos a emborronar pa-
el carácter orgánico de la frase retuvo ha sido efectuada muchas veces por Robert Desnos; para comprobarlo basta con hojear con la debida velocidad, pese a que procuraba escribir de la mano siempre en movimiento, pel, con loable desprecio hacia los
mi atención. Verdaderamente, la fra- el número 36 de Hojas libres, que contiene abundantes dibujos suyos («Romeo y Julieta», sin perder ni un segundo. Las frases brotaban en mi interior y estaba en plena posesión resultados literarios que de tal acti-
se me había dejado atónito; desgra- «Un hombre ha muerto esta mañana», etc.) que la revista creyó eran dibujos realizados del tema. Apollinaire aseguraba que De Chirico había pintado sus primeros cuadros bajo la vidad pudieran surgir. La facilidad
ciadamente no la he conservado en la por locos, y que como publicó con la mayor buena fe. influencia de alteraciones cenestésicas (dolores de cabeza, cólicos...) en la realización material de la ta-

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