Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Hablar de poesía en estos tiempos que nos acechan resulta un tanto pueril
quizá irrisorio, pensar en la poesía como lugar de escape a tierras prometidas, a
lugares inhóspitos donde ocultarse, a sitios ficticios y perfectos no deja de ser una
utopía, necesaria, no lo neguemos, pero que actualmente, tiene mucho en qué
distanciarse y mucho que echar en cara a esa noción tradicional de POESÍA. La
poesía hace tiempo que ha dejado de ser ese refugio lírico, al menos lingüístico, la
poesía siempre protege y acoge, la poesía se traduce como esos versos
becquerianos de «poesía eres tú» o los más tardíos de Darío «la princesa está triste
qué tendrá la princesa». Pero si comparamos con estos de Ángel González:
A veces
Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
"Lo digo y no me corro".
Pero él disimulaba. (González, 1986:237)
135
nos encontramos con un artificio metapoético del proceso creativo lírico
donde se huye de los mundos etéreos de la poesía y de lo que tradicionalmente se
ha adscrito al género poético.
¿Semen, correrse, morder senos, levantar faldas…? ¿Pueden ser estas las
palabras que a modo de levadura eleven un poema? ¿Hay unos campos semánticos
limitados a la lírica? ¿Puede y debe el poema tener fronteras?
Toda la poesía española considerada como posmoderna se caracteriza por
el uso indiscriminado de múltiples niveles del lenguaje que le aportan al texto una
apertura significativa y que se alejan del tradicional sistema de lectura al que está
acostumbrado el receptor. El hibridismo del lenguaje dentro del poema puede
manifestarse bien a través del empleo simultáneo de idiomas diferentes, bien a
través de la mezcla de variedades diafásicas o registros lingüísticos, o bien bajo el
artificio de discursos dispares que encuentran su todo o su nada significativo
intercalándose en el mismo texto. Las constantes recurrencias a la pluralidad en el
uso de las variedades lingüísticas ponen en juego recursos fonéticos, sintácticos y
morfológicos; estructurándose, normalmente, todos en torno al componente
semántico –sin dejar de lado los recursos fónicos tan adscritos y necesarios en el
lenguaje poético–.
Estos principios constitutivos permiten poner en entredicho las
atribuciones tradicionales de las funciones del lenguaje. Si hasta ahora, el lenguaje
literario asumía directamente la función poética del mensaje en sí mismo, estos
artificios literarios posmodernos hacen que entren en juego otras funciones ya que
se le da un mayor énfasis al proceso comunicativo. De ahí que podamos
encontrarnos con otras funciones como la conativa o la fática que reclaman la
atención del lector, o la metalingüística en este caso llevada al campo de la
metaliteratura, por otra parte tan característica de la ideología posmoderna. Los
cambios en el proceso creativo-expresivo –el empleo de recursos hasta ahora poco
comunes– llevan adherido, por lógica, un cambio en la pragmática del discurso y
en sus funciones.
Con ello no queremos decir que se abandone la literariedad, estamos ante
verdaderos poemas, pero sí hay un cambio de perspectiva a la hora de valorar
136
dicho carácter poético del lenguaje. Prima como hemos ido viendo el papel del
receptor, de ahí, que las funciones relacionadas con el lector y con el proceso
comunicativo en sí, estén también muy presentes.
Tal y como concibe los géneros literarios Garrido Gallardo (1988) y por
extensión la obra literaria, estos se configuran, principalmente, como una forma de
comunicación, mayoritariamente, escrita 44. Gadamer va más allá al reconocer que
la literatura es el paradigma de cualquier comunicación escrita y, por supuesto,
lingüística:
Del modo de ser de la literatura participa toda tradición lingüística, no sólo los textos
religiosos, jurídicos, económicos, públicos y privados de toda clase, sino también los escritos en
los que se elaboran e interpretan científicamente estos otros textos transmitidos, y en consecuencia
todo el conjunto de las ciencias del espíritu. Es más, la forma de la literatura conviene en general a
toda investigación científica por el mero hecho de encontrarse esencialmente vinculada a la
lingüística. La capacidad de escritura que afecta a todo lo lingüístico representa el límite más
amplio del sentido de la literatura. (Gadamer, 1991: 214-215)
Como bien apunta, Luján Atienza, (2005: 70) no hay nada mejor que
recordar los orígenes de la lírica y su carácter oral, hecho que demuestra la
concepción comunicativa de la misma que, quizá, se haya visto relegada, un poco,
a un segundo plano al convertirse esta en escrita y el proceso de lectura se
desarrolle de una forma más privada.
La literatura se presenta normalmente, según hoy la conocemos, como un tipo de
comunicación por escrito. Y la escritura no supone un sistema secundario o derivado de la
oralidad, como habitualmente se tiene a pensar. Los estudios de lingüística aplicados a la escritura
no pueden dar rasgos definitivos que diferencien esencialmente el lenguaje oral del escrito. (Luján
Atienza, 2005: 72)
45
Sperber y Wilson reducen a una las máximas conversacionales expuestas por Paul Grice. Este
reconoce que en todo proceso comunicativo han de existir unas máximas –cantidad, calidad o
cualidad, modo o manera y relevancia– que contribuyan a la consecución del conocido principio
de cooperación: «Make your contribution such as it is required, at the stage at which it occurs, by
the accepted purpose or direction of the talk exchange in which you are engaged». (Grice, 1975:
47).
46
Dichos estudios son los que entrarían dentro de la lingüística aplicada y a los que entre otros se
les da el membrete de «Estilística» o «Poética lingüística». Vid. ALARCÓN-‐CASTAÑER (1998: 13).
Vid. también, PAZ GAGO (1993: 34).Vid. también, ALBALADEJO MAYORDOMO (1983:147). Y vid.,
finalmente, ALCARAZ VARÓ (1990: 37-‐38).
138
literariedad o desviación, como característica intrínseca; sino que se adscribe al
proceso comunicativo del que forma parte 47.
La mezcolanza en el poema de las lenguas clásicas 48 –griego y latín– con
el castellano pueden utilizarse como primer ejemplo del uso de los distintos
niveles del lenguaje. Este recurso va desde el más conocido y simple proceso
transtextual del uso de la cita, tanto latina:
Sentado en mi terraza yo leía
la Eneida, el corazón prendido
en su belleza recia y broncínea.
De pronto sucedió uno de esos momentos
cuya plenitud sensual es el lazo más hondo
con el misterio que acaso somos.
Leía el libro VIII, cuando ese verso:
“Devexo interea propior fit vesper Olympo” 49. (Álvarez, 2002: 335)
como griega en este poema, homenaje a Anacreonte, del mismo autor José María
Álvarez: (2002: 502)
De entre todas las imágenes
en que te recreabas
para sobrevivirte, la que
más te atraía
era IJᛂ ȤİᚸȜȠȢᛘȗİȞȠᚬȞȠȣǜ
IJȡȑȝȠȞIJĮįី ĮᛅIJᛂȞᚕįȘ
ᘗȡȦȢᚌȤİȚȡĮȖȫȖİȚ 50
47
La dicotomía entre lengua literaria y lengua estándar surge con el Formalismo Ruso, es el
primer movimiento que presenta esta dualidad a principios del siglo pasado. Vid. ALARCÓN-‐
CASTAÑER, (1998:29-‐30). Vid. también ALBALADEJO MAYORDOMO (1983: 152).
48
Hemos de especificar que el gusto por la mezcolanza de las lenguas clásicas con el castellano es
un claro síntoma de la querencia de los poetas posmodernos por la tradición grecolatina. Un fiel
reflejo de los preceptos posmodernos asentados en el eclecticismo, la miscelánea y lo
heterogéneo.
49
El hipotexto lo encontramos en la Eneida, «Entre tanto, se alzaba por el inclinado cielo
Véspero, la estrella de la tarde» (Virgilio, 2004: 280).
50
«En los labios olor a vino, todo él ya tiembla, Eros lo lleva de la mano». (La traducción es mía).
En este caso el hipotexto sería un poema de Anacreonte de ahí el homenaje del poeta. (Martins
de Jesus, 2009: 27).
139
Hasta los procesos constructivo-textuales, más cuidados, como el uso de
recursos fónicos, a través, por ejemplo en este poema, del empleo del par de
parónimos homo/humo o memento que, sin perder su significado, nos hace
rememorar la, más conocida y usada, palabra castellana momento:
Quemó el cielo la luz en la que ardía,
y el día se deshizo en un mememto,
homo, humo, ceniza y lejanía. (González, 2008: 65)
Los anglicismos, tan en boga ahora por el papel tan importante que juegan
a nivel mundial los países anglófonos, también encuentran su sitio en la lírica de
fin de siglo española. Así, a pesar de que el DRAE recoge sus equivalentes
castellanos –ginebra y toples 51– el poeta prefiere utilizar las voces inglesas:
Atraído hacia un bar por las canciones
que una sirena en top-less y miniada
de laca me servía entre porciones
de gin con soda bien dosificada, (Siles, 1990: 28)
52
Podemos señalar entre las muchas existentes las siguientes: La Ilíada, Epíteme de Apolodoro,
Fabulae de Higinio.
142
la riqueza expresiva adscrita a la lengua hablada puede ser también un recurso
poético.
En este poema de Víctor Botas la variedad diafásica coloquial –atribuida
por excelencia al lenguaje oral– sirve como entramado formal del poema. Se da
cabida, a la utilización de un lenguaje más informal, alejado años luz de lo
considerado como poético –jeta, jodido, cagan, mamarracho…– y se convierte en
elemento poetizable:
¿Habráse visto jeta semejante,
peor educación: venir así, sin previo
aviso,
sin ni siquiera el clásico ¿Podríamos
pasar? Nada
de nada: cogen,
se te plantan en casa, en plena
noche (a pares
para mayor escarnio), y ya está: se acabó
la paz.
Berrean, mil veces
se te cagan, rompen
las porcelanas, te
adjudican un mote (valiente
urbanidad la de estos mamarrachos
repelente, monstruos): papi, papín, papilla,
papitita, papaco.
y tú
enfebrecido, muerto
de sueño, con dolores
de espalda, demacrado,
terminas
-¡oh eterno masoquista!-
tan jodido y feliz como furcia de hotel en noche de congreso. (Botas, 1999)
143
No hay límites ni fronteras poéticas. Un simple anuncio por palabras puede
adquirir valor poético:
Alquilo alas de Ícaro adaptables, elásticas.
Imprescindible curso de suicida,
máster de soñador
o currículum roto de antemano. (Conde Parrado y García Rodríguez, 2005: 182)
53
Puede verse con mayor detenimiento el gusto de Botas por los géneros clásicos en CORTÉS
TOVAR(1998: 269-‐283).
144
y muy modestamente de un mediocre
salario. —¡Ah, gran hipócrita! No hables,
porque, si tú pudieras, te hartarías
de acariciarle el culo
con la lengua. (Botas, 1985: 161)
54
Recordemos que uno de los caracteres inherentes al género epigramático es su brevedad,
aunque la larga tradición con la que cuenta ha permitido que sus fronteras teóricas y pragmáticas
se deslíen y se vuelvan más permisivas. «Siendo el poema más breve, es toda la poesía en
miniatura; dos, cuatro, ocho versos le bastan, aunque a veces recibe algunos más, e incluso se
expresa en todos los metros». (Marcial, 2004: 4)
145
Versiona el epigrama IX 32 55 del latino, de ahí que la cercanía a la
concepción genérica tradicional sea tan evidente. Mantiene asimismo, el nivel
coloquial desnudo de artificios retóricos que, podemos ejemplificarlo en el uso
reiterado de locuciones cotidianas o frases hechas como «por la cara», «ligeras de
cascos» o el anticlímax –antes señalado– en la elección del par sintagmático «fofa
picha» para cerrar el poema.
En todos los casos de la poesía actual se concibe el discurso como habla
social y sobre ella se sustenta el poema. No ya como una elección novedosa, sino
como una recuperación de un género que ya existía y que ahora cumple totalmente
las expectativas del poeta. Ya no es representativo del género satírico sino que es
un simple reflejo de la realidad circundante y del lenguaje que se inscribe dentro
de ella.
El afán en el empleo de varios niveles lingüísticos puede ser, además,
utilizado para crear una pluralidad discursiva. En el siguiente poema de Ángel
González, los discursos claramente diferenciados por el uso de la cursiva en uno
de ellos y, por la tabulación a la derecha del mismo, pueden ser leídos juntos o
separados, como un todo o como las partes que conforman dicho todo. El
primero de ellos alude explícitamente a un acto sexual, mientras que el segundo,
el escrito en letra regular, rememora una visión académica:
[…]
Ah las flores marchitas de los libros de texto
finalizando el curso
deshojadas
cuando la primavera
se instala
en el culto jardín del rectorado
por manos todavía adolescentes
y roza con sus rosas
manchadas de bolígrafo y de tiza
55
Así podemos leer en Marcial: «La quiero de las fáciles, de las que hacen la calle encapuchadas /
la quiero de las que ya se han entregado previamente a mis esclavos, / la quiero de las que se
compran para todo por dos perras gordas, / la quiero de las que solas pueden al mismo tiempo
con tres. /A la que pide dinero y se expresa de forma rebuscada, / que la posea una polla de la
basta Burdeos». (Marcial, 1997: IX-‐32.121).
146
el rostro ciego del poeta
transustanciándose en un olor agrio a naranjas
Homero
o semen...
Todo eso será un día
materia de recuerdo y de nostalgia.
Volverá, terca, la memoria
una vez y otra vez a estos parajes,
lo mismo que una abeja da vueltas al perfume
de una flor ya arrancada:
inútilmente.
Pero esa luz no se extinguirá nunca:
llamas que aún no consumen,
...ningún presentimiento
puede quebrar las risas
que iluminan
las rosas y los cuerpos
y cuando el llanto llegue
como un halo
los escombros
la descomposición
que los preserva entre las sombras
puros
no prevalecerán
serán más ruina
absortos en si mismos
y sólo erguidos quedarán intactos
todavía más brillantes
ignorantes de sí
esos gestos de amor...
sin ver más nada. (González, 1986: 247-248)
147
período y como uno de los artificios más representativos de la reacción
posmoderna en contra de lo instaurado en la época moderna en la que primaba la
unidad orgánica y la trascendencia. (Debicki, 1988: 171).
El poema se concibe como un material inédito al que es posible sacar a la
luz mediante el empleo de cualquier recurso, cualquier lenguaje, cualquier tema
–ya no hay nada que no sea poetizable–, Ángel González resume perfectamente
esta ideología posmoderna en su conocido «CONTRA-ORDEN. (POÉTICA por
la que me pronuncio algunos días)» .
Esto es un poema.
Aquí está permitido
fijar carteles,
tirar escombros, hacer aguas
y escribir frases como:
Esto es un poema.
Mantén sucia la estrofa.
Escupe dentro. (González, 1986: 293)
148
los productos comerciales que consumimos, aquello que podemos denominar
«microhistorias de la vida cotidiana» (Scarano, 2004: 208).
Y la poesía y la literatura actual se han lanzado a reinterpretar estos lugares desde un
lenguaje que pasó ya por la prueba de la fractura y la rebelión, que se renovó en el exilio y la
subversión de las normas y que busca hoy reencontrar su frustrada vocación comunicativa, su
ambivalente capacidad referencial, su nunca perdida apuesta por significar, por recuperar su
naturaleza originaria de herramienta material de un ineludible intercambio social. (Scarano,
2004: 207).
BIBLIOGRAFÍA CITADA
LIBROS
149
CONDE PARRADO, Pedro y Javier GARCÍA RODRÍGUEZ, (eds.), 2005. Orfeo XXI. Poesía española
contemporánea y tradición clásica. Oviedo: Llibros del Pexe.
GADAMER, Hans Georg, 1991. Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica.
Salamanca: Ediciones Sígueme.
GIL DE BIEDMA, Jaime, 2006. Las personas del verbo. Barcelona: Galaxia Gutenberg.
GONZÁLEZ, Ángel, 1986. Palabra sobre palabra. Barcelona: Seix Barral.
GONZÁLEZ, Ángel, 2008. Nada Grave. Madrid: Visor.
GOYTISOLO, Juan, 1977. Disidencias. Madrid: Seix Barral.
HASSAN, Ihab, 1984. Paracriticisms. Urbana: University of Illinois.
LEOZ, Margarita, 2008. El telar de Penélope. Madrid: Calambur.
LUJÁN ATIENZA, Ángel Luis, 2005. Pragmática del discurso lírico. Madrid: Arco/Libros.
MARCIAL, Marco Valerio, 1997. Epigramas, vol. 2. introducción, traducción y notas de Juan Fernández
Valverde y Antonio Ramírez de Verger, Madrid: Gredos, 1997.
MARCIAL, Marco Valerio, 2004. Epigramas. Texto, introducción y notas de José Guillén, revisión de
Fidel Argudo, Zaragoza: Institución Fernando el Católico.
MARTINS DE JESUS, Carlos, 2009. Anacreontea. Poemas à maneria de Anacreonte. Coimbra: Centro
de Estudios Clásicos e Humanísticos.
PAZ GAGO, José María, 1993. La Estilística. Madrid: Síntesis.
PÉREZ COBO, Raúl, 2009. Game Over. Valencia: Pre-textos.
SILES, Jaime, 1990. Semáforos, semáforos. Madrid: Visor.
SPERBER, Dan y Deirdre WILSON, 1995. Relevance: Comunication and Congnition. Oxford:
Blackwell.
VIRGILIO, Publio, 2004. Eneida, traducción de Alfonso Cuatrecasas. Madrid: Austral.
150
ARTÍCULOS EN REVISTAS:
ÁLVAREZ RAMOS, Eva, (en prensa). «Afrodita en la poesía contemporánea española: revisión del eros
clásico», en Hispanic Journal, 33.
CORTÉS TOVAR, Rosario, 1998. «El epigrama latino en la poesía de Víctor Botas», en Cuadernos de
Filología Clásica. Estudios latinos, 14. 269-283.
DEBICKI, Andrew P., 1988. «Poesía española de la postmodernidad», en Anales de literatura española,
6. 171.
SCARANO, Laura, 2004. «Políticas de la palabra en el debate poético español contemporáneo», en
Anales de Literatura Española, 17. 201-212.
151
Volver al INDICE