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CLASIFICACIÓN DE LAS ROCAS

Introducción:

Poder conocer el tipo de roca que existe en un lugar determinado y bajo qué circunstancias y
procesos se fueron formando, es de gran importancia para el hombre, debido a que las rocas
son un legado material que nos deja la evolución y el transcurso de miles de millones de años,
las cuales con un debido análisis nos brindan información sobre los procesos geológicos de
nuestro planeta. A través de estos estudios de composición, el hombre puede saber que
procesos han ocurrido anteriormente en el planeta.

Analizar las rocas, su composición, su formación y todos los posteriores estudios, determinan
cómo ocurrieron los procesos en el pasado y también que procesos nos podría aguardar el
futuro. “Una roca se define como una asociación inorgánica de uno o varios minerales originados
en forma natural por procesos geológicos endógenos o exógenos. Según su origen se clasifican
en 3 tipos: las rocas ígneas, las rocas sedimentarias y las metamórficas” (Bowen & Schairer,
1956). Es así que para las rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas, el método esencial para
su clasificación debe ser por la combinación de su mineralogía y su respectiva estructura; en
otras palabras, el conjunto de minerales que componen las rocas y su respectiva distribución
espacial. Ahora bien, aparte de la mineralogía, la asociación de minerales, va a ser consecuencia
de las constantes condiciones de formación de cada roca, con lo que se tiene que considerar
también el lugar en donde se encuentran, donde se han cristalizado o recristalizado la mayoría
de las rocas ígneas y metamórficas, debido a que existe muchos ambientes termodinámicos en
el mundo, esperando así que existan varias combinaciones de variables termodinámicas, por la
variedad de climas que presenta determinado lugar en el planeta, unas más probables que otras,
y que en consecuencia existan rocas más abundantes unas que otras en la naturaleza.

Esta correspondencia entre variables termodinámicas y asociaciones minerales son la base del
fundamento de la clasificación de las rocas, bajo el punto de vista de la petrografía. En contraste,
podemos afirmar que una roca puede ser considerada como un sistema termodinámico
mientras que sus minerales, las fases de dichos sistemas.

Criterios en la clasificación de las rocas: Rocas Ígneas

Como sabemos, las rocas ígneas son producto del enfriamiento y solidificación del magma,
proveniente del interior de la tierra. Según este proceso, se clasifican las rocas en ígneas
intrusivas o plutónicas y rocas efusivas o volcánicas. Las intrusivas se forman en zonas profundas
de la corteza, bajo presiones que impide la fuga de gases, presentan cristales grandes y
definidos, mientras que las efusivas, se forman a partir del magma que emerge hacia la
superficie terrestre a través de determinados procesos que se dan en las zonas de debilidad o
que fueron expulsados mediante un volcán.

La clasificación manual de los tipos de roca, es un proceso activo que toma un determinado
tiempo, además de ser algo repetitivo. La clasificación de rocas entonces se hace
tradicionalmente usando tablas, gráficas, triángulos, diagramas, etc. En suma también, los
criterios de campo más utilizados hacen referencia al índice de color, al tamaño de grano y
textura.

Es entonces que para el reconocimiento y la clasificación de las rocas, se hace necesario como
primera instancia un análisis macroscópico preliminar (previo) de las muestras del terreno que
va a ser analizado. En esta prueba física se observan componentes como el aspecto, color,
textura, dureza, minerales, tamaño de cada uno de estos, forma, disposición entre sí, entre
otros. No obstante, existen minerales que no son visibles a simple vista, son difícilmente de
apreciar hasta con una lupa, por lo que se requiere del estudio de estas muestras mediante
secciones delgadas a través de un microscopio petrográfico o de polarización.

La geología se apoya entonces en la petrografía para clasificar algunas rocas. Su uso se va a


centrar principalmente en las propiedades ópticas de los minerales. Esto se debe a que existe
una variación en las rocas que permite la distinción de muchos minerales entre sí. Para conseguir
ver esta diferenciación, se modifica la naturaleza de luz, con la que se hace incidir la luz sobre
estas rocas de forma que se resalte mejor las diferencias de comportamiento óptico según la
dirección en que se proyecte la luz. Para esto se hace uso de una luz polarizada debido a que, la
luz natural vibra en infinitas direcciones en ángulos rectos a la dirección de propagación. Si la
vibración de la luz se limitaría a un único plano se considera a dicha acción como una luz
polarizada plana en donde la vibración de la luz se puede representar como una onda que vibra
en un único plano. Es entonces que algunas rocas pueden producir este efecto si las colocamos
en la trayectoria óptica. Dichos materiales se denominan polarizadores y son la base de la
petrografía óptica. Además de estas utilidades, dicho microscopio posee demás herramientas
que permiten determinar aún otras propiedades de determinadas rocas.

En síntesis, el uso de láminas polarizadas y una lupa, permite al observador o geólogo observar
algunas características más significativas al momento de determinar la clasificación de diversos
materiales.
“Si interponemos una lámina
delgada entre unas gafas de sol y
una lámina (ambas polarizadas y
cruzadas) podemos observar los
colores de interferencia que
muestran los piroxenos en este
basalto alcalino.”

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