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HUMANOS)
La sentencia contra Ríos Montt
Veinte años después de la firma de la paz en Guatemala, las sentencias por las
masacres de aquella época son escasas, pero hay una emblemática, la emitida en
contra del exdictador José Efraín Ríos Montt, un éxito que ha trascendido fronteras
aunque luego fuera anulada por la propia Justicia.
Para los abogados y los familiares de las víctimas, los crímenes cometidos por
los militares durante la política de tierra arrasada y de fusiles que impulsó Rios
Montt fueron “deleznables”. En febrero pasado hubo otra sentencia histórica,
el exteniente Esteelmer Reyes Girón y el excomisionado militar Heriberto
Valdéz Asij fueron condenados a 120 y 240 años de cárcel, respectivamente,
por deberes contra la humanidad, asesinatos, desaparición forzada y esclavitud
sexual y doméstica contra 12 mujeres q'eqchí's. Es el caso de “Sepur Zarco”.
La primera sentencia por violencia sexual. En palabras de la premio Nobel de la
Paz Jody Williams, “un ejemplo para el mundo” porque ayuda a romper el círculo
de la violencia y transformar el papel de “víctimas” en el de “supervivientes”.
En cuanto a los crímenes cometidos por la guerrilla, hasta ahora sólo Fermin
Solano Barillas ha sido juzgado y condenado a prisión por una de las 32
masacres cometidas por esta facción durante el conflicto. Conocido en la
milicia con el pseudónimo del Teniente David, de la desaparecida Organización
Revolucionara del Pueblo en Armas (ORPA), Solano fue sentenciado en julio de
2014 a 90 años por la matanza de 22 campesinos en noviembre de 1988.
Aún sin sentencia, pero considerado el caso más grande de desaparición
forzada en Guatemala, está Creompaz, por el que el pasado enero 10 oficiales
retirados del Ejército fueron procesados.
Están imputados por la desaparición y el asesinato de al menos 558 indígenas y
campesinos, cuyos restos fueron localizados en una antigua zona militar del
departamento norteño de Alta Verapaz.
Entre los detenidos figura el general Manuel Benedicto Lucas García, hermano
del fallecido presidente Fernando Romeo Lucas García (1978-1982), derrocado
por un golpe militar que tuvo a la cabeza a Ríos Montt.La mayoría de las
víctimas del Creompaz presentaban señales de tortura, con contusiones en la
cabeza y en la garganta, y el denominado tiro de gracia. Forman parte de las
250.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos, que dejaron los 36 años de
guerra.
Analisis
Son los derechos del pueblo indigena los que quedan pisoteados quitandoles el
derecho a vivir bajo la misma humandidad, el juicio y la condena de Ríos
Montt se debe en gran parte a la resistencia de los sobrevivientes y
familiares de las víctimas quienes persistieron en sus demandas por la
verdad y la justicia durante el curso de las últimas tres décadas, ya que
es el primer ex jefe de estado en ser condenado por genocidio por una
corte nacional. Su juicio y condena frente a los diversos intentos por
interferir con el proceso significa que hubo dos victorias en Guatemala. La
primera victoria es la propia condena, la cual otorga cierta medida de
justicia para las víctimas de los sistemáticos abusos a los derechos
humanos durante el régimen de Ríos Montt. Como jefe del ejército
guatemalteco y jefe de estado de facto durante un período de 17 meses
en 1982 y 1983, Ríos Montt ha sido identificado durante mucho tiempo
por los activistas de los derechos humanos en Guatemala y en el resto del
mundo, como el hombre responsable durante el período de los abusos más
notorios de los derechos humanos cometidos durante la guerra civil de
Guatemala. Las masacres y los ataques dirigidos a las comunidades
indígenas mayas se expandieron durante su régimen. El juicio y la condena
de Ríos Montt son una reivindicación para las víctimas y sus familias, así
como la reafirmación del principio de que los ataques indiscriminados a las
comunidades civiles durante el tiempo de guerra nunca pueden ser
justificados.
La segunda victoria es para el estado de derecho en general en
Guatemala. Durante el proceso judicial, la conclusión del juicio mucho
menos la sentencia de Ríos Montt, parecía lejos de ser posible. La
conclusión del juicio, anticipada durante mucho tiempo, se produjo después
de varios retrasos en el proceso que amenazaron en más de una ocasión no
sólo con alentar el proceso, sino con detenerlo del todo. Varios
observadores señalaron que los abogados de la defensa no estaban
comprometidos en una defensa legal técnica del acusado, sino que estaban
utilizando tácticas de procedimiento, algunas de legalidad dudosa, para
detener el juicio y evitar que llegara a la conclusión. Además, el juicio
enfrentó a la oposición de algunos sectores de la sociedad guatemalteca,
quienes se quejaron de que el juicio y la conclusión mancharon al país al
justificar a las ex guerrillas y sus aliados, retratar equivocadamente que
el gobierno abusaba de los derechos humanos y socavar la confianza de los
inversionistas en el país. De hecho, la conclusión exitosa del juicio señala
que el estado de derecho en Guatemala, a pesar de ser vulnerable y aún
sujeto de corrupción y tráfico de influencias, triunfó. A pesar de las
tácticas de retraso del proceso y las presiones políticas, el proceso legal
continuó y el juicio concluyó con el veredicto de culpabilidad de Ríos
Montt. Pocos imaginaron que esto fuera alguna vez posible en Guatemala.
Los accionantes argumentaron, entre otras razones, que la aprobación que hizo
el Congreso del Convenio en cuestión contenía una inexactitud ya que el
decreto en referencia afirmaba que el Estado de Guatemala había suscrito el
Convenio aludido cuando en la realidad ello no sucedió nunca.
ANALISIS
Por ello, que las citadas disposiciones eran inconstitucionales, quedaban sin
vigencia y dejaban de surtir efecto a partir de la fecha de su publicación en el
Diario Oficial.
Analisis
Salta a la vista la importancia del fallo, desde el momento que por primera vez
en la Historia de Guatemala un órgano del Estado desafiaba el rompimiento del
orden constitucional, situación ésta que había acontecido con frecuencia en
diferentes épocas. Esa decisión de la Corte significó, no cabe duda, un avance
en la historia institucional del País, ya que es un hecho notorio que esa
sentencia sirvió de marco a la resistencia pacífica del pueblo para reconducir al
Estado por el régimen de legalidad, garantede la plena eficacía de los derechos
humanos de la población. Es preciso hacer notar que, a partir del fallo
comentado, la Corte ha actuado muy pocas veces de oficio, en cumplimiento de
su importante función. Obviamente, en defensa de los intereses del
conglomerado, interpretó las normas constitucionales pertinentes, de una
manera extensiva, a que la faculta el articulo 2º. De la Ley de Amparo,
Exhibición personal y de Constitucionalidad, facilitando de esa forma que
volvieran las cosas al estado que guardaban antes de la seria afectación de los
derechos civicos de los guatemaltecos, que habían sido pisoteados .
Analisis
La opinión de la corte es importante ya que ejemplifica que al entrar en
conflicto dos o más derechos humanos, el juzgador debe sopesar cúal de ellos
debe ser objeto de mayor protección, con base en el criterio de razonabilidad,
criterio según el cual no se afectan derechos preservados en disposiciones de
igual jerarquía, por existir una justificación relacionada con la edad, la
madurez intelectual u otras circunstancias. Sin embargo el uso de armas en una
edad adecuada ya se es más consciente y se tiene una mentalidad diferente
para poder hacer uso de ellas.
La Corte consideró que el derecho a la vida era una obligación principal del
Estado pues la Constitución afirma la preminencia de la persona humana como
sujeto y fin del orden social. Asimismo señaló que el derecho a la salud
conllevaba, en el caso concreto, la posibilidad real de que la persona humana
recibiera atención médica oportuna y eficaz. De allí que este derecho fuera
objeto de protección, no soló en la normativa interna del país, sino además, en
la internacional convencional de los derechos humanos, tales como el Pacton
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Declaración
Americana sobre Derechos y Deberes del Hombre. Este principio lo ha venido
reiterando la Corte en un sinnúmero de fallos, tales como los expedientes
acumulados Nos. 355-92 y 359-92, Gaceta No. 28, páginas 19 y 20.
Analisis