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Muñecas y muñecos sexuales

- Este amor hacia las muñecas y muñecos sexuales se encuentra relacionado con una
parafilia denominada “AGALMATOFILIA”, este término ha sido reflejado a lo largo
de los siglos a través de la literatura como:
- El mito de Pigmalión, rey de Chipre que esculpió a Galatea de la cual se
enamora y a la que Afrodita otorga vida, es el más conocido y versionado. De
hecho, entre la agalmatofilia se encuentra también el “pigmalionismo” que
consiste en sentirse seducido por una obra de creación propia.
- La leyenda “El beso” de Bécquer, en la que un soldado Francés se enamora y
besa la estatua yacente de la esposa de un guerrero.
- “La muerte de la emperatriz de China” de Rubén Darío, cuyo protagonista se
cautiva con el exótico busto de porcelana de la emperatriz de China, regalo
de un amigo, suscitando unos terribles celos en su esposa.
- El relato “The last of the Valerii” en la que un conde se enamora de la estatua
de Juno, desenterrada de la villa por su joven mujer, la cual también sufrirá
por la fascinación de su marido ante la escultura.
- El cuento de Hoffman “El hombre de arena”, aunque en este caso el
protagonista se enamora de una muñeca que, en principio, cree viva. El caso
de Nathanel está más relacionado con el de la atracción a los maniquíes y
muñecas muy humanizadas.

La agalmatofilia es una parafilia que consiste en sentir deseo hacia una estatua o maniquí.

Podemos ver que se ha encontrando que el interés erótico va desde estatuas, figuras
ornamentales de todo tipo, hasta maniquíes. La mezcla de belleza fría, enigmática, de un
objeto de adoración, unido al realismo en las formas de algo inanimado que, por unos
segundos, puede parecernos real, provoca una emoción de atracción y temor que oscila
entre lo sublime y lo siniestro.

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