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Desde marzo de 2020, las economías de los distintos países han proporcionado apoyo fiscal para aliviar los
efectos de la pandemia sobre la economía y el bienestar de la población por alrededor de 9,7% del PBI;
asimismo, el FMI señala que, si las autoridades no hubieran actuado, la recesión de 2020, habría sido tres veces
más grave. En esa línea, a agosto de 2021 las medidas por encima de la línea (tributarias y de gasto público) de
Perú se ubican en torno a 7,7% del PBI, superior a las medidas de países con similar calificación crediticia (6,2%
del PBI) y emergentes (4,3% del PBI).
En 2021, el gasto corriente garantizará la provisión de servicios públicos y las acciones necesarias para enfrentar
la pandemia, el crecimiento de la inversión pública permitirá contribuir a la recuperación de la economía. En
2021, la inversión crecerá 22,1% real y se ubicará en S/ 38,9 mil millones, superior al promedio 2015-2019 de S/
33 mil millones. Este fuerte crecimiento se debe a un conjunto de factores, como: i) la asignación de un
presupuesto para inversión históricamente alto; ii) la continuidad de proyectos emblemáticos como de la
reconstrucción y del Plan Nacional de Infraestructura; iii) las asistencias técnicas y capacitaciones a entidades de
los tres niveles de gobierno, y iv) el seguimiento a las metas de ejecución presupuestal. De esta manera, el
impulso de la inversión pública representa un elemento clave para la recuperación económica, ya que favorece la
creación de empleo, estimula la demanda interna, y contribuye con la reducción de brechas sociales y de
infraestructura.
En la primera parte del año, se ha evidenciado que la inversión pública ha permitido contribuir a la recuperación
de la economía. La inversión del gobierno general creció 119,3% real, y alcanzó un hito histórico al registrar S/
17,4 mil millones. Este avance responde a un compromiso firme desde el gobierno en llevar a la economía a una
senda de crecimiento sostenido.
En particular, un factor que explica el desempeño de la inversión es la participación del Ministerio de Economía
y Finanzas en la gestión y capacitación a los actores del sistema de inversión pública en todo el país. A julio se
han realizado 900 asistencias técnicas, 653 capacitaciones y 131 reuniones de seguimiento a sectores priorizados
con el fin de impulsar acciones de destrabe que impulsen la ejecución de las inversiones. Se brindó herramientas
informáticas que facilitaron la gestión de las inversiones en las distintas fases del ciclo de la inversión.
En lo que resta de 2021 el gasto continuará enfocado en afrontar la emergencia sanitaria y apoyar en el proceso
de recuperación de la economía. Con respecto a las medidas frente a la COVID-19, estarán enfocadas en
continuar garantizando la logística necesaria para la campaña de vacunación, cuya velocidad se ha incrementado
de forma importante; brindar apoyo a la población para mitigar los efectos de la pandemia en el poder
adquisitivo; mantener adecuadamente la infraestructura pública; entre otras.
En 2022, el gasto corriente seguirá una política de reducción de brechas sociales y de continuidad de medidas
focalizadas, todo ello enmarcado en un esfuerzo por conducir responsablemente las finanzas públicas. Así, el
gasto estará dirigido a fortalecer sectores prioritarios mediante intervenciones que atiendan eficientemente las
necesidades básicas de la población. El gasto corriente se reducirá 2,9% real y se concentrará en las
transferencias corrientes, que será amortiguado por el gasto en bienes y servicios.
En 2022, la inversión pública continuará contribuyendo al crecimiento económico, permitido por el diseño de un
retiro gradual del déficit fiscal. La inversión pública ascenderá a S/ 42,5 mil millones y registrará un
crecimiento de 6,7% real, por encima de lo previsto para toda la economía y para el gasto no financiero
del gobierno general.
Con la continuidad de grandes proyectos de inversión, como los del Plan Nacional de
Infraestructura, los relacionados con la Reconstrucción y los Proyectos Especiales de Inversión Pública ,
se prevé que el gasto corriente siga una trayectoria moderada, priorizando la atención de sectores
intensivos en servicios a la población. El gasto corriente se ubicará 15,3% del PBI en promedio para el
periodo 2023-2025, una reducción respecto al máximo histórico de 20,2% del PBI registrado en 2020 y
retornado a niveles similares al periodo pre-pandemia.
La eficiencia es la capacidad del Estado para generar mayor valor público a través del uso racional de los
recursos para proveer a los ciudadanos los bienes y servicios que necesitan. En Perú, existe margen para mejorar
la eficiencia del gasto público y con ello mejorar la provisión de servicios públicos. El BID señala que, en
Perú se han identificado rubros del gasto público en los que hay un espacio considerable para gestionar los
recursos más eficientemente.
Se ha logrado avances en los sistemas administrativos relacionados a una mejor programación de los recursos y
en mejorar la focalización en la asignación de estos. Así, se mejoró la programación multianual del
presupuesto, la programación multianual de inversiones, y la programación multianual de bienes y servicios.
• Gobierno abierto. En los últimos años, se ha promovido el uso del modelo del Gobierno Abierto como una
forma de interacción entre autoridades, servidores civiles y la sociedad civil. Este se basa en principios de
transparencia y acceso a la información pública, participación ciudadana, y rendición de cuentas, y sigue la
finalidad de incluir a la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones.
Se debe resaltar que uno de los objetivos de la política fiscal es contribuir a mejorar la equidad en armonía con la
estabilidad macroeconómica. En particular, brindar servicios de calidad en sectores como educación y salud
puede reducir la desigualdad y promover el crecimiento potencial de la economía. En ese contexto, en la última
década se priorizó la asignación del gasto para educación y salud, no obstante, aún persisten brechas que cubrir.
Entre 2011 y 2021, el presupuesto para educación y salud aumentó en S/ 33 mil millones, cerca del
40% del incremento del presupuesto total. Lo anterior contribuyó a la reducción de la desigualdad de
ingresos y de oportunidades, ya que la inversión en estos sectores permite obtener retornos en ingresos
y habilidades sobre el individuo y la sociedad. Asimismo, el crecimiento económico se ve favorecido
pues la mayor inversión en salud y educación impulsa la productividad. De esta manera, el gasto en
educación y salud, al promover la acumulación de capital humano, favorece al crecimiento económico
de manera similar que el capital físico.
4.4. FINANCIAMIENTO
La pandemia sigue afectando al mundo, y en especial a las economías emergentes y en
desarrollo. Consecuencia de ello son los incrementos significativos de los déficits fiscales y deudas
públicas, comprometiendo la sostenibilidad fiscal de dichos países para los próximos años. Sin
embargo, Perú es uno de los pocos países emergentes que mantiene una sólida posición fiscal previa y
durante el desarrollo de la pandemia. Ello ha permitido preservar la sostenibilidad fiscal y la confianza
de los mercados financieros en las fortalezas macro fiscales del país.
En 2022, la deuda pública del SPNF se ubicaría en 36,6% del PBI, en consistencia con la continuación
de la recuperación de la actividad económica y las reglas fiscales determinadas para dicho año. Así, se
mantiene por debajo de la deuda pública promedio de países de América Latina, países emergentes y
países con similar calificación crediticia (76,0%; 67,3%; y 54,6% del PBI, respectivamente); y de la
regla fiscal establecida para dicho año179 (38,0% del PBI). Por componentes macro fiscales, el
incremento de la deuda pública en 1,3 p.p. del PBI respecto de lo que se estima en 2021 (35,3% del
PBI) es explicado en 3,7% del PBI por el déficit fiscal en 2021 y en 0,1 p.p. del PBI por la depreciación
del sol; efectos que son mitigados en -2,4 p.p. del PBI por el crecimiento nominal del PBI.
Cabe mencionar que la pandemia ha profundizado problemas estructurales de los países, en especial de
economías emergentes. Y, considerando que aún persisten riesgos latentes asociados a la COVID-19,
diversas recomendaciones de entidades especializadas están orientadas a que la política fiscal continúe
dando soporte a una recuperación económica sostenida, pero sin comprometer la sostenibilidad de las
finanzas públicas. En ese sentido, diversos estudios han señalado la importancia de realizar una
reducción gradual del apoyo fiscal. De esta forma, cobra relevancia un gasto fiscal con impulso
productivo y con una composición más orientada a la recuperación de la inversión, en especial en
infraestructura, empleo, capital humano e inclusión financiera, aprovechando la transformación digital
y dando prioridad al medio ambiente para apoyar la resiliencia a los riesgos de desastres naturales y
eventos de cambio climático. Para ello, se debe tomar en consideración el espacio fiscal y las
vulnerabilidades existentes en cada país, de modo que no se comprometa la sostenibilidad fiscal.
El Perú plantea una trayectoria de reducción gradual del déficit fiscal hasta llegar a 1,0% del PBI en
2025, en consistencia con la recuperación del dinamismo de la actividad económica y con la
preservación de la sostenibilidad fiscal del país. De esta manera, la deuda pública del SPNF se ubicará
en 35,8% del PBI en 2025, con lo que se mantendrá en niveles sostenibles y por debajo de la de países
comparables. PBI en 2021 a 1,0% del PBI en 2025, se fortalece con la aplicación de reglas fiscales para
2022. Esto con el fin de garantizar permanentemente la sostenibilidad fiscal, la predictibilidad del gasto
público y el manejo transparente de las finanzas públicas 35,8% del PBI en 2025.