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Problemáticas legales de la gestión cultural en la era digital

Ivan Felipe Herrera Zambrano

Jairo Antonio Jaimes Camargo


Doc.

Universidad de Pamplona
Facultad de Salud
Psicología
San Jose de Cucuta
2021
El empleo de las redes sociales se ha establecido como un método esencial para crear
proyectos sustentables de desarrollo social capaces de mejorar la calidad de vida de los
habitantes en las comunidades, pero también ha permitido generar un valor capital que
contribuyan a la conservación del patrimonio cultural. La introducción de la tecnología en los
procesos, no sólo de difusión sino también en el mejoramiento de la administración y la
logística de los eventos culturales, elementos que si bien no son tan visibles como el show o
material esperado, si que impactan de manera significativa en la creación de proyectos
viables y de gran alcance. La protección tanto del patrimonio cultural como de la propiedad
intelectual está intrínsecamente relacionada con la creatividad, con el hecho de mantenerla y
fomentarla a lo largo de los años, con el fin de que florezca en beneficio de la sociedad en su
conjunto. Entonces por consecuente es de suponer que el dilema antedicho necesite de una
exploración. El presente escrito tiene como finalidad tratar de abordar y analizar las distintas
perspectivas que puede llegar a inmiscuirse en este complejo tema.

En primer lugar cabe aclarar ciertos temáticas respecto al patrimonio cultural y la


propiedad intelectual; la replicación del arte, ya sea tangible o intangible, está regulada por
las leyes de derecho de autor, asimismo lo anterior implica una limitación en la continuación
de algunas costumbres, repercutiendo gravemente en la enseñanza y percepción sobre el arte
en la comunidad. Por tanto, podría parecer lógico vincular el patrimonio cultural y la
propiedad intelectual y buscar una aplicación de normas e instituciones más abiertas y
flexibles. Sin embargo, el patrimonio cultural no es fácilmente subsumible en los derechos de
propiedad intelectual existentes y, aunque los marcos jurídicos nacionales e internacionales
han evolucionado para abordar la protección de diferentes tipos de expresiones culturales, no
existe una correspondencia perfecta y, de hecho, a menudo se encuentran profundas tensiones
subyacentes entre la protección del patrimonio cultural y los modelos contemporáneos de
protección de los derechos de propiedad intelectual. Estas tensiones se reflejan en el complejo
y fragmentado entorno de gobernanza, caracterizado por la interacción de múltiples
instituciones u organismos y definido por los intereses divergentes de los principales actores
que se encuentren allí.

La relación entre el patrimonio cultural y la propiedad intelectual ha sido


problemática, también porque, existen ciertos desajustes entre las normas jurídicas de
protección del patrimonio cultural y de la propiedad intelectual, y los fundamentos
subyacentes de ambos conjuntos de normas. Por último, hay que mencionar que el carácter
polémico de la relación entre la protección del patrimonio cultural y los derechos de
propiedad intelectual no ha hecho más que agravarse con el paso del tiempo, porque los
contextos en los que se ha desarrollado esta relación se han vuelto más complejos. Para
complicar aún más las cosas, estas transformaciones no se pueden clasificar claramente en las
casillas de "positivo" o "negativo" para la protección del patrimonio cultural inmaterial o para
los intereses de las comunidades indígenas y locales. Algunas de ellas pueden considerarse
una amenaza para la existencia y la práctica de la cultura tradicional, mientras que las nuevas
tecnologías pueden haber ofrecido al mismo tiempo oportunidades sin precedentes tanto para
la preservación como para la difusión cultural. Estas diferentes implicaciones son claramente
discernibles en todos los debates sobre si el patrimonio cultural inmaterial puede protegerse
con la caja de herramientas de la ley de propiedad intelectual.

Como síntesis de lo abordado, aunque el derecho de la propiedad intelectual ha


desarrollado normas sofisticadas en relación con una variedad de formas de propiedad
intelectual, se basa en ciertas premisas centradas en el autor y mercantilistas que no podrían
llegar a funcionar tan bien con la protección de los conocimientos tradicionales y las
expresiones culturales tradicionales. Las fuentes, la dinámica y el arraigo del patrimonio
cultural no se pueden ajustar adecuadamente a un conjunto de derechos económicos. Las
expresiones del patrimonio cultural "no superan" las pruebas legales del derecho de las
creaciones intelectuales, precisamente por algunas de sus características intrínsecas: porque
se han transmitido de generación en generación, pertenecen a la comunidad o no pueden
separarse de la tierra o la religión; como en diversos casos de nuestra trascendencia histórica
colombiana. No obstante, en el ámbito de la protección de las patentes, las marcas y los
derechos de autor, existen herramientas que pueden proporcionar cierta protección, aunque
un tanto imperfecta.

Como pregunta retórica, ¿cabría preguntarse hasta qué punto o limite la propiedad
intelectual deba o pueda limitar en el proceso de difusión, creación o enseñanza del arte?. la
propiedad intelectual tiene que “regular” las preocupaciones de las comunidades locales y
darles la oportunidad de prevenir los daños y controlar su patrimonio cultural. Es más
probable que una adaptación de este tipo, menos "descendente", que proporcione mecanismos
viables para interconectar los sistemas de propiedad intelectual y el patrimonio cultural, que
puedan proteger los conocimientos y la creatividad que no están divorciados de las
costumbres y normas sociales de las comunidades indígenas y locales, por citar un ejemplo.
Por último, existe una necesidad urgente de entablar un diálogo en el que participen todas las
partes interesadas y que trascienda las divisiones, a menudo rígidas, entre los debates sobre
"cultura" y "propiedad intelectual".

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