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Un cadáver en la cama

Un grupo de amigas había decidido ir a [...] para pasar unos días. Se


registraron en el hotel y subieron a su habitación a dejar el equipaje, pero
notaron un olor peculiar, como si se les hubiera olvidado sacar la basura o no
hubieran tirado de la cadena del váter. Sin embargo, todo parecía estar en
orden, así que se fueron y no volvieron hasta la última hora de la noche.

El olor había empeorado notablemente a lo largo del día y ya era casi


insoportable, de modo que llamaron a mantenimiento para que localizara su
origen. La persona que les mandaron miró debajo de las camas, dentro de los
armarios, incluso olfateó los desagües y las ventilaciones, pero no pudo
encontrar la fuente del olor. Al final, limpiaron la habitación con generosas
cantidades de productos perfumados, pusieron la ventilación al máximo y
desearon las buenas noches al grupo de amigas. La peste estaba, por el
momento, enmascarada, y como ellas estaban agotadas, se fueron a la cama.
Una de ellas escondió la cartera debajo del colchón, como acostumbraba a
hacer en los hoteles.

Todas durmieron hasta bien entrada la mañana: grandes rayos de sol


entraban ya en la habitación, caldeándola en extremo. El hedor seguía
presente y más potente que nunca. Una de las mujeres, ya bastante irritada,
volvió a llamar al departamento de mantenimiento para quejarse. Luego llamó
al director del hotel para quejarse un poco más. Un pequeño ejército de
personal de dirección y mantenimiento se presentó en breve, y una vez más,
rebuscaron por todas partes sin resultado. Sin embargo, todos estuvieron de
acuerdo en que el olor era inaguantable, así que dirección ofreció cambiar a
las amigas de habitación.

Recogieron sus cosas para bajar al vestíbulo, pero cuando la señora que había
escondido la cartera hurgó debajo del colchón, tocó algo que parecía
sospechosamente una mano humana. Quitaron el colchón de encima de la
cama y ahí, en un hueco practicado entre los muelles del somier, había un
hombre muerto. Era evidente que lo habían asesinado en la habitación y el
asesino lo había escondido entre el colchón y el somier. Había recortado una
parte de los muelles del somier para que el cuerpo no formara un bulto en la
cama.

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