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- VERSIÓN PRELIMINAR SE RUEGA NO CITAR -

Coordinación estratégica de elites políticas en ambientes federales. Estudio


de la interacción entre sistemas electorales: Argentina, 1983-2003

Por María Celeste Ratto

ABSTRACT
El objetivo principal de nuestra investigación es ver si el comportamiento estratégico de
las elites y de los votantes, en Argentina, está o no influenciada por la estructura de
incentivos resultante dada la combinación de elecciones simultáneas bajo diferentes
reglas electorales, en un contexto federal con dos niveles diferenciados de elección
(provincial – nacional). Dado que frente a tal enigma dos teorías contrapuestas ofrecen
diferentes respuestas, pretendemos testear la teoría Duvergeriana de la independencia de
los distritos, frente a las teorías que proponen la interacción, a partir del estudio del caso
argentino. Con el objetivo de testar ambos marcos interpretativos en el presente estudio
nos proponemos examinar el dilema de coordinación que surge en democracias donde
los sistemas electorales se combinan con diseños federales de distribución del poder.
Siguiendo el esquema argumentativo y metodológico propuesto por Ignacio Lago
(2006) en su estudio de las múltiples estructuras de incentivos creadas por la interacción
entre la elección para la Cámara Alta y Baja de España, pretendemos extrapolar sus
principales implicancias a fin de estudiar el caso argentino. Ello nos permitirá estudiar
los dilemas de coordinación que surgen cuando los cargos legislativos nacionales y
subnacionales son electos simultáneamente, mediante reglas electorales que difieren
entre una y la otra arena, pero en circunscripciones coincidentes. La realización de
elecciones para cargos en dos arenas diferenciadas de gobierno, en un mismo país y al
mismo tiempo, crea diferentes paquetes de incentivos que se combinan, influyendo en el
aumento de competidores de cada contienda. Esto implica que partidos que son solo
viables en una de las arenas presenten candidatos para ambos tipos de cargos. Como
consecuencia el número de partidos resultante en ambas arenas de elección suele ser
similar. Utilizaremos entonces un análisis en panel de los resultados electorales por
distritos, obtenidos a lo largo de las elecciones concurrentes realizadas entre 1983 y
2003, para cargos legislativos nacionales y provinciales, a fin de poner a prueba los dos
modelos interpretativos propuestos por las teorías.

PALABRAS CLAVES: Instituciones- Sistemas electorales- Comportamiento estratégico de


votantes y elites- Federalismo

Trabajo preparado para ser presentado en el 2009 Congress of the Latin American
Studies Association, Rio de Janeiro, Brazil, June 11-14, 2009.

María Celeste Ratto 1


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INTRODUCCIÓN

Las elecciones como institución fundamental de la democracia se han constituido en


uno de los principales focos de estudio de la ciencia política. Al ser el principal
mecanismo de agregación de preferencias por medio del cual se logra la toma de
decisiones, su estudio nos permite llegar a conocer cómo el sistema electoral influye en
la vida democrática. El establecimiento de diferentes reglas electorales, generan
diferentes resultados según cómo hayan sido agregadas las preferencias de los votantes.
Por ello, para entender el funcionamiento de las actuales democracias, es necesario
conocer cómo los sistemas electorales constriñen y condicionan el marco de elección de
las preferencias de los votantes al limitar el rango de opciones disponibles. La vasta
literatura empírica sobre el comportamiento electoral ha contribuido enormemente al
entendimiento de las motivaciones que guían el accionar de los votantes individuales y
de las elites políticas (Miller y Riker 2002: 169). En este sentido, ciertos sistemas
electorales aportan mayores incentivos para la generación de comportamientos
estratégicos por parte de los votantes y de los partidos políticos.
Desde el momento en que un partido decide presentarse o no a la contienda
electoral en una determinada arena de elección y desde que un votante decide su voto
teniendo en cuenta la viabilidad de los candidatos, el comportamiento estratégico se
vuelve central. Dado el marco que el sistema electoral aporta, la coordinación electoral
surge cuando tanto políticos como votantes, teniendo en cuenta las expectativas sobre el
accionar futuro del resto de los actores, coordinan su actuación electoral con el fin de
obtener un mayor número de bancas o de cargos ejecutivos (Lago, 2006).
Uno de los debates que hoy en día se desarrolla dentro de los estudios de los
sistemas electorales y del comportamiento estratégico, tanto de votantes como de elites,
tiene lugar entorno a si los incentivos para el accionar de los votantes y de los partidos
es el resultado exclusivo de los “efectos mecánicos y psicológicos” de la magnitud del
distrito (Duverger 1954), o si por el contrario la interacción entre arenas diferenciadas
de elección genera incentivos adicionales que son tomados en cuenta para el cálculo de
las acciones estratégicas (Ferrara y Herrón 2005; Lago 2006; Cox and Schoppa 2002;
Gaines 1999).
Con el objetivo de testar ambos marcos interpretativos en el presente estudio nos
proponemos examinar el dilema de coordinación que surge en democracias donde los
sistemas electorales se combinan con diseños federales de distribución del poder.
Siguiendo el esquema argumentativo y metodológico propuesto por Ignacio Lago
(2006) en su estudio de las múltiples estructuras de incentivos creadas por la interacción
entre la elección para la Cámara Alta y Baja de España, pretendemos extrapolar sus
principales implicancias a fin de estudiar el caso argentino. Ello nos permitirá estudiar
los dilemas de coordinación que surgen cuando los cargos legislativos nacionales y
subnacionales son electos simultáneamente, mediante reglas electorales que difieren
entre una y la otra arena. La realización de elecciones para cargos en dos arenas
diferenciadas de gobierno, en un mismo país y al mismo tiempo, crea diferentes
paquetes de incentivos que se combinan, influyendo en el aumento de competidores de
cada contienda. Esto implica que partidos que son solo viables en una de las arenas
presenten candidatos para ambos tipos de cargos. Como consecuencia el número de
partidos resultante en ambas arenas de elección suele ser similar.
Desde el desarrollo de la teoría de Duverger (1954), se conoce que los sistemas
electorales no sólo producen efectos mecánicos que condicionan de determinada manera
la obtención de resultados electorales, sino también son conocidos los efectos
psicológicos que cada conjunto de reglas produce. Basado en el supuesto de

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independencia de los distritos, en cada circunscripción electoral las elites deciden si


presentan o no candidatos en una contienda, en base a la permisividad de su sistema
electoral y a la expectativa de que sus candidatos puedan llegar a ganar o no alguna de
las bancas en juego. Mientras más mayoritario es un sistema (es decir mientras menos
permisivo es) mayor es el lugar para el desarrollo de comportamientos estratégicos por
parte de las elites y de los votantes. Desde que entrar en una elección implica costos, los
partidos y los votantes adaptan su comportamiento al grado de permisividad del sistema
electoral (Lago 2006:2). Así los partidos solo entran en la contienda en los distritos en
que son viables y los votantes concentran sus votos solo en aquellos partidos que tienen
opciones reales de obtención de bancas. Esto supone que lo que ocurre en cada distrito
es independiente del resto de las circunscripciones. La consecuencia observacional de
esta hipótesis para nuestro caso de estudio debería corresponderse con un escenario en
el cual al tener diferentes magnitudes de distrito en las arenas de elección para cargos
nacionales y para cargos subnacionales (provinciales de ahora en adelante), deberíamos
encontrar diferencias entre los sistemas de partidos de cada una de las arenas.
El dilema surge cuando en un distrito pese a tener un sistema poco permisivo
existe un mayor número de partidos o candidatos que de bancas en juego. Estos dilemas
de coordinación tornan central preguntas tales como ¿qué incentivos tienen los partidos
que se presentan a las elecciones en distritos donde no son viables? ¿por qué pese a los
costos que una elección supone algunos partidos igualmente deciden presentarse aunque
no tengan posibilidades reales de ganar una banca? ¿por qué pese a tener dos arenas
separadas de elección con diferentes reglas para la elección de cargos nacionales y de
cargos provinciales, no se ven grandes diferencias entre ambos sistemas de partidos?
En tal sentido, un enfoque alternativo a la propuesta duvergeriana sugiere la no
independencia entre distritos o arenas de elección. Así reconociendo la existencia de
múltiples influencias y relaciones entre las diferentes arenas electorales, este enfoque
postula que por la combinación de ambas estructuras de incentivos se genera un
ambiente estratégico común que contagia a los sistemas de partidos entre sí. Por tal
contaminación es posible que pese a tener magnitudes de distrito diferentes, ambas
arenas posean similares sistemas partidarios. Así, los partidos presentarían candidatos
en distritos o arenas electorales en las que no tuvieran chances de ganar bancas, dado
que la interacción de arenas eleccionarias generaría incentivos adicionales para su
entrada. En nuestro caso de estudio, de ser correcto tal postulado deberíamos encontrar
que en aquellos escenarios donde las magnitudes para la elección de cargos provinciales
y nacionales sean diferentes, los sistemas de partidos serán similares.
El principal objetivo de nuestro trabajo es entonces, testear el postulado de
independencia de los distritos versus el efecto contagio, en democracias donde surgen
dilemas de coordinación debido a que los diseños institucionales crean múltiples
estructuras de incentivos para el comportamiento estratégico. Si bien existen
antecedentes de estudios empíricos similares (Lago, 2006; Cox 1997), el caso argentino
nos permite introducir en este tipo de análisis una variable poco explorada hasta el
momento, como lo es el federalismo. Si bien existen algunos avances sobre el estudio de
las características de los sistemas partidarios subnacionales (Key 1949, Snyder y
Samuels 2004; Gibson y Suárez Cao, forthcoming) tradicionalmente los sistemas de
partidos han sido considerados nacionalmente. Por ello realizar un estudio sistemático
que permita conocer en mayor detalle las interacciones que se producen entre los
sistemas electorales y los sistemas partidarios subnacionales, en contextos federales,
adquiere un carácter novedoso que vuelve interesante su análisis.
El caso de Argentina nos permitirá reproducir las características de una
experimento natural. Dado que tanto para la elección de diputados nacionales como para

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la de diputados provinciales las magnitudes de elección son las provincias, esto nos
permite focalizarnos en la relación entre magnitud distrital y sistema de partidos,
manteniendo todo el resto de variables constantes. El caso elegido nos ofrece todos los
posibles escenarios para la coordinación electoral, por lo cual será posible estudiar las
implicancias de cada situación y evaluar qué corriente posee una mayor pertinencia.
Así, las posibles consecuencias observacionales serán testeadas en tres posibles
escenarios: donde la magnitud del distrito para la elección de diputados provinciales sea
igual a la de diputados nacionales; en donde la magnitud de distrito para diputados
provinciales sea mayor que la de diputados nacionales; y donde la magnitud de distrito
sea menor que la de diputados nacionales. Si bien el caso nos ofrece dos opciones para
el análisis propuesto, estudiar la relación entre los cargos ejecutivos nacionales y
provinciales por un lado y los cargos legislativos nacionales y provinciales por el otro, a
fin de obtener mayor parsimonia preferimos sólo centrarnos en el estudio de esta
segunda opción. Tomar cargos legislativos implica poder estudiar la interacción
propuesta en arenas con diferentes magnitudes distritales. En cambio, de haber
seleccionado los cargos ejecutivos no podríamos ver la varianza entre magnitudes de
distrito debido a que en los cargos ejecutivos la magnitud siempre es igual a uno.
Utilizaremos entonces un análisis en panel de los resultados electorales por distritos,
obtenidos a lo largo de las elecciones concurrentes realizadas entre 1983 y 2003, para
cargos legislativos nacionales y provinciales.
Los principales aportes que este estudio implica son, en primer lugar identificar
los dilemas de coordinación que surgen en aquellas democracias donde el diseño
institucional federal crea múltiples y simultáneas oportunidades para que los partidos
entren en el juego electoral aunque no sean las opciones más viables. En segundo lugar,
contribuir al estudio de los sistemas electorales subnacionales. Y por último, brindar una
base de datos sistematizada e inexistente hasta el momento, que nos permita poner a
prueba las implicancias empíricas que tanto el enfoque duvergeriano como el de la
interacción postulan.
La estructura del paper está dividida en cuatro partes fundamentales. Una
primera en la cuál haremos una revisión de los principales antecedentes teóricos en los
que se basa nuestro estudio, a saber: las instituciones y las estructuras de incentivos que
los sistemas electorales imponen; su combinación con diseños federales de distribución
del poder; el comportamiento estratégico de los votantes y de las elites; y los sistemas
de partidos y la estructura de la competencia partidaria. En segundo lugar, pasaremos a
la descripción del caso argentino, y como en él mediremos las hipótesis y sus variables.
También tendrá lugar en este apartado la descripción de las consideraciones
metodológicas y de los datos empleados. Posteriormente, continúa el apartado de
descripción de los resultados del análisis empírico. Para finalizar exponemos las
conclusiones.

ENFOQUES TEÓRICOS

Las instituciones se constituyen como los marcos referenciales que moldean el


comportamiento de los individuos: “las instituciones políticas son un conjunto de reglas
y rutinas interconectadas que definen las acciones correctas en términos de relaciones
entre roles y situaciones” (March y Olsen, 1989:21, en Peters, 2003). Los que nos
interesa remarcar es que las instituciones se constituyen como maquinarias de
incentivos que encauzan la acción humana a partir de normas formales e informales
(North, 1993:), constriñendo y liberando los comportamientos al marcar el camino para

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la obtención de beneficios, pero que nunca se constituyen como la única causa de los
resultados (Thelen, 1992). Tales pautas de conducta no son neutrales sino que implican
un alto grado de intencionalidad por parte de los actores que buscan cristalizar los
efectos distribucionales de determinadas relaciones de poder (Knight, 1992). Es así
como las mismas reglas funcionan de manera distinta dependiendo del lugar de su
aplicación (Goodin, 1996). Esto nos indica la inexistencia de marcos analíticos que nos
ayuden a evaluar a partir de criterios unívocos todas las realidades 1 (Wayland, 2002: 66;
Tsebelis 1995).
De esta forma, una de las principales instituciones de la democracia son los
sistemas electorales. Como mecanismos de agregación de intereses, son las mediaciones
institucionales que convierten las preferencias individuales en resultados colectivos2. En
este sentido, la votación se constituye como uno de los principales métodos de toma de
decisiones de grupos en todas las formas democráticas (Niemi y Riker, 1991:463, Cox:
28). Así, el ambiente que el sistema electoral crea tiene múltiples implicancias, tanto
para los resultados electorales que produce, como para el establecimiento de ciertas
pautas de comportamiento de votantes y elites en torno al cálculo de sus posibles
resultados. Justamente este último, es uno de los aspectos fundamentales que en el
presente estudio nos interesa resaltar. Cómo al limitar el menú de opciones disponibles
para la selección de preferencias, los sistemas electorales condicionan el
comportamiento de votantes y políticos.
Dos temas centrales surgen aquí. En primer lugar entender qué mecanismos del
sistema electoral proveen los marcos de interpretación que permiten en menor o mayor
medida calcular la viabilidad de las opciones disponibles. En segundo lugar, cómo y en
qué escenarios esto se puede traducir en el comportamiento tanto de votantes como de
partidos y candidatos. De esta forma, en base a los resultados esperados a partir del
marco de interpretación que el sistema electoral provee 3, los actores realizan sus
cálculos estratégicos y deciden su accionar. Los partidos evaluarán en base a sus costos
y beneficios la entrada o no en la contienda en aquellos escenarios donde su posibilidad
de obtención de bancas es reducida. Los votantes elegirán entre realizar un voto sincero
en base sólo a sus primeras preferencias, o votar por las opciones viables -aunque esto
implique la selección de opciones de segundo orden- a fin de no desperdiciar su voto.
La coordinación estratégica se torna aquí central. Entender cómo los actores intentan
coordinar su accionar para lograr mejores resultados -los partidos en término de bancas
y los votantes en término de la selección de candidatos viables- es el tema central que
aquí pretendemos abordar.
La magnitud de distrito resulta ser uno de los factores claves en torno al cuál es
posible el cálculo estratégico. Ella le permite no sólo a los partidos ver las opciones
reales que tienen para obtener bancas y en torno a las expectativas de éxito o fracaso
decidir su entrada o no en la elección; sino que también según la cantidad de bancas en
juego y las expectativas en torno de qué candidatos podrían ser los ganadores, es que
los votantes deciden su voto. Pero hay ciertas situaciones que nos hacen replantearnos
tal esquema. En algunos escenarios existen partidos que pese a no tener opciones reales
de obtener curules igualmente deciden entrar en la contienda electoral. ¿Es entonces el
sistema electoral el único condicionante del comportamiento de los actores? o ¿existen
1
Confróntese Ostrom 1986:19, en relación a la interacción de reglas según los criterios de posición,
frontera, alcance, autoridad, agregación, información y pagos, contra Bates 1990: 46-48, que sostiene que
las instituciones políticas del mundo en desarrollo no se pueden evaluar con iguales criterios, ya que al ser
más frágiles las normas son cambiadas todos el tiempo porque se encuentran en constante discusión.
2
Para una definición más precisa véase Cox p. 58.
3
Nótese aquí que como en todo dilema de coordinación la evaluación de las posibles acciones depende
de la información disponible y de cómo los actores pueden interpretar tales recursos informativos.

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incentivos adicionales que ciertos diseños institucionales proveen mediante el


otorgamiento de incentivos adicionales que tornan atractiva la opción de entrada pese a
su no viabilidad? El principal interrogante que nos planteamos en tal marco es ¿por qué
pese a tener dos arenas separadas de elección con diferentes reglas para la elección de
cargos nacionales y de cargos provinciales, al celebrarse elecciones simultáneas en
distritos coincidentes en Argentina, no se observan grandes diferencias entre ambos
sistemas de partidos? Dos grandes enfoques proveen posibles respuestas a tal pregunta.
Por un lado, las leyes de Duverger (1954) y sus implicancias han sido una de las
piedras fundacionales de los estudios electorales y del comportamiento político. A partir
de la formulación de tales postulados hemos asistido a la generación de un
conocimiento sistematizado que permitió no sólo el estudio de las instituciones formales
sino también de los comportamientos que las mismas estimulan a partir de los
incentivos y desincentivos que ellas imponen. Diversas han sido las reformulaciones
que las leyes de Duverger han sufrido en los últimos 50 años (Lijphart 1990, Riker
1982; Cox y Amorín Neto 1997), pero pese a ello siempre es el punto de referencia al
cual los estudiosos de los sistemas electorales deben volver una y otra vez. Las famosas
leyes suponen que los efectos de las magnitudes (mecánicos y psicológicos) son
intrínsecos a cada sistema o distrito con lo cual no existe posibilidad de contaminación o
contagio entre arenas diferenciadas de elección. Ellas refieren a los incentivos que
poseen los votantes bajo los sistemas mayoritarios o proporcionales para decidir su voto
y consecuentemente los incentivos que como resultado de tales comportamientos tienen
las elites (Cox y Neto 1997:150). Teniendo en cuenta que los votantes y los políticos
son considerados actores racionales que buscan maximizar su beneficio, es esperable
que la representación proporcional ofrezca mayores incentivos para la formación de
nuevos partidos. Ello se debe a que bajo la representación proporcional aumenta la
posibilidad de tales partidos de obtener bancas y su entrada en la contienda se vuelve
entonces menos costosa. En los sistemas mayoritarios este incentivo positivo a la
entrada en la competencia se torna en un desincentivo para los pequeños partidos dados
los costos de entrar en la elección y sus pocas posibilidades de convertirse en una
opción viable (Riker 1982: 759). Dado que los votos tienden a concentrarse en los
candidatos con opciones de ganar las bancas, las elites deben hacer prudentes retiradas y
como consecuencia se reduce en número efectivo de partidos (Lago 2006:3). Esta
tendencia se conoce bajo el nombre de M+1 y nos indica que en una circunscripción con
una banca en juego los competidores viables son el ganador esperado y el primer
perdedor esperado. El resto de partido quedaría fuera del escenario de viabilidad y con
lo cual lo más razonable para ellos sería la retirada o la coordinación en alguna alianza
pre-electoral. Así desde esta corriente se sostiene la independencia entre distritos, donde
las arenas nacionales y subnacionales de elección representan ambientes estratégicos
separados.
En contextos federales, tal postulado implicaría la no existencia de relación entre
los sistemas de partidos a nivel provincial y nacional. Cada cual respondería a su propia
lógica interna que surge de la interpretación de los posibles resultados a partir del
número de bancas en juego. Esto en nuestro análisis supondrá encontrar que si las
diferencias entre las magnitudes de distrito para la elección de diputados provinciales
son grandes en relación a las magnitudes de distrito en las cuales se eligen los diputados
nacionales, entonces también debería haber grandes diferencias en relación a cada uno
de los sistemas de partidarios resultantes. A mayor diferencia entre las magnitudes de
ambas arenas, mayor diferencia en el número efectivo de partidos de cada nivel de
gobierno.

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Por el otro lado, en los últimos años se ha gestado una nueva corriente que
propone entender a la coordinación electoral sin los límites impuestos por los niveles
distritales. Ellos proponen la existencia de múltiples relaciones existentes entre las
diferentes arenas de elección de los sistemas electorales mixtos (Ferrara y Herrón 2005,
Cox y Schoppa, 2002) o estudios sobre las vinculaciones que existen entre cámaras
parlamentarias en bicemaralismos (Cox et al 2001; Lago 2006). Dentro de esta corriente
uno de los estudios que más se asemeja a nuestro planteo es el de Chhibber y Kollman
(1998). Los autores realizan un estudio comparado sobre el cambio de los sistemas de
partidos en dos países federales, India y Estados Unidos. En su estudio reconocen que
los sistemas de partidos se forman sobre la base de los incentivos que votantes y
candidatos tienen para la coordinación en los niveles partidarios comunes. Uno de los
problemas que las leyes de Duverger presentan particularmente es la confusión entre las
predicciones hechas para el nivel de distrito y las realizadas para el nivel local
(1998:330). “If candidates in other districts do not adhere to the same party label, then
the district-level votes will not agregate into sizable or competitive nacional-level vote
totals” (1998:330). Los autores sostienen que el sistema de partidos nacional refleja la
agregación partidaria a través de los distritos electorales. De esta forma la agregación
partidaria refleja incentivos para que los candidatos coordinen en niveles de partidos
comunes y para que los votantes apoyen partidos con una atracción más amplia fuera
del distrito electoral. Esto generaría incentivos adicionales para el derrame y contagio
entre los sistemas partidarios de diferentes arenas.
En el caso argentino encontramos diversos incentivos institucionales adicionales
que podrían permitir el contagio entre arenas de elección: umbral electoral nacional del
3% de los votos para diputados nacionales -lo cual implica que pese a no tener
viabilidad en una determinada arena electoral un partido se presente a la contienda a fin
de obtener un mayor apoyo para su partido a nivel nacional que le permita superar el
umbral legal del 3 por ciento y entrar en la repartición de escaños; financiación
partidaria mixta con aportes públicos del estado en dinero y propaganda en relación a
los votos obtenidos en la elección previa – dado que la distribución del aporte se realiza
en base a los votos obtenidos en la elección previa, los partidos pueden decidir entrar en
la elección pese a no ganar bancas ya que necesitan obtener el financiamiento que les
permita seguir subsistiendo; economía de escala -esto ocurre con los partidos nacionales
que administran los recursos centralmente y con lo cuál entrar en algunos distritos les es
barato aunque no tengan posibilidades de obtener escaños; testear políticos primero en
provincia importante y después lanzarlo a cargo nacional -esta es una práctica muy
común que puede comprobarse al ver que en las últimas elecciones la mayoría de los
candidatos a diputados nacionales han ocupado cargos en las cámaras legislativas de las
provincias a las que pertenecen; consolidar el electorado – aquí podemos encontrar
ejemplos de partidos nuevos que se disputaban ser la tercer fuerza como el caso de
Frepaso y del ARI, con lo cual han entrado en la competencia por las bancas de
diputados nacionales y hasta de diputados provinciales, en muchos distritos en los
cuales les era prácticamente imposible obtener bancas, ya que los que buscaban era
hacerse conocer y ganar espacio de crecimiento.
El objetivo principal de nuestra investigación es ver si el comportamiento
estratégico de las elites y de los votantes en Argentina está o no influenciada por la
estructura de incentivos resultante dada la combinación de elecciones simultáneas bajo
diferentes reglas electorales, en un contexto federal con dos niveles diferenciados de
elección (provincial – nacional). Esto supone que de existir el efecto de contaminación
deberíamos ver cambios en las conductas estratégicas de las elites en relación a entrar
en una elección o no, coaligarse con otros partidos o ir solos a la contienda. En tal

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marco pretendemos entender cuáles son los incentivos de los partidos minoritarios que
no tienen posibilidades de obtener bancas y a pesar de ello deciden entrar en la elección.
Deberíamos entonces encontrar que hay un número efectivo de partidos electorales
similar o mayor que las bancas disponibles por distrito. Esto podría implicar que han
entrado en la competencia más partidos de los que realmente tenían posibilidades
efectivas de entrar.
Uno de los principales campos que ha despertado en el últimos años el interés de
los investigadores ha sido el estudio de las interacciones que el sistema electoral crea
entre el nivel nacional y local de elección y las implicancias que esto posee en las
configuraciones políticas locales y regionales (Grofman, 2004). En este marco el
federalismo se vuelve una variable clave para entender la formación de estructuras de
incentivos múltiples que surgen de la combinación de elecciones para cargos de
gobiernos diferenciados, de forma simultánea, en dos arenas independientes y bajo
reglas distintas.
De lo que venimos hablando se desprende que las variables independientes que
serán introducidas en el análisis serán: las diferencias de las medias de las magnitudes
de distrito; las magnitudes de distritos para cada una de las arenas de gobierno. Como es
posible observar no serán introducidas variables que reflejen la presencia de clivajes.
Esto no implica desconocer la importancia que los clivajes sociales tienen en la
formación de los partidos (Cox y Amorin Neto 1997), sino dar cuenta de una realidad
regional. Con esto queremos decir que la aplicación de los clivajes bajos los cuales han
sido construidos los partidos políticos de las sociedades avanzadas, tienen muchas
limitaciones al extrapolarlos al contexto latinoamericano. Bien es sabidos en la literatura
que pese a la existencia de partidos de izquierda y derecha en la región, muy poco
países tuvieron espectros ideológicos con partidos que claramente pudieran ubicarse en
las diferentes dimensiones espaciales, a excepción del caso de Chile. Por su parte la
existencia de partidos populistas vuelve aún más difícil esa tarea especialmente en el
caso argentino. Tampoco es posible identificar clivajes étnicos fuertes. Si bien existen
sectores indígenas en la población (que debemos decir que es un porcentaje reducido),
tal clivaje no se ha expresado en la formación de partidos políticos. Por último, en
cuanto a la formación de clivajes regionales, si bien no existen identificaciones tan
fuertes como para generar una escisión marcada en la estructura partidaria, debemos
reconocer que en algunos distritos provinciales sí se han expresado algunas opiniones
que privilegian el sentimiento provincial frente al nacional. Por ello, hemos creado un
variable dummy que nos indica la presencia de este tipo de formación partidaria. La
variable adquiere valor uno cuando el partido provincial ha logrado retener mayor
cantidad de bancas que otros partidos.
En cuanto a nuestra variable dependiente, es el sistema de partidos. En este
sentido, entenderemos a los sistemas de partido como “los patrones de competencia y
cooperación entre los diferentes partidos de un sistema” (Ware, 1996, p. 7 y 146). Para
su medición utilizaremos el criterio numérico ya que ha sido el factor predilecto de los
analistas para clasificar a los sistemas. En general, estas propuestas presentan algún
criterio para mensurar la importancia relativa de cada partido en particular. Uno de los
esquemas más utilizados es el de índice que mide el nivel de fraccionamiento del
sistema, de los cuales el más popular es el de Laakso y Taagapera (N = 1/ pi2) que
será el aplicado en el presente estudio. Si bien todos coinciden en la existencia de
sistemas de partidos nacionales, no hay consenso sobre la posibilidad de llamar sistemas
partidarios a los partidos de ámbitos sub o supra nacionales. A nuestro entender lo más
correcto es señalar la existencia de un sistema de partidos siempre que existan diferentes
partidos que compitan regularmente entre sí para acceder a posiciones de poder formal

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en un ámbito institucionalmente determinado, sea éste local, nacional o regional. De


esta forma, nos parece que puede hablarse con propiedad de sistemas partidarios en
ámbitos subnacionales donde existan instituciones conformadas mediante la elección
competitiva entre diversos partidos.

EL CASO ARGENTINO, LA HIPÓTESIS Y LOS DATOS 4

Partiremos de una descripción general del caso argentino, para luego ya sí especificar
las implicancias de su análisis empírico. La elección de diputados nacionales se rige por
la Constitución de 1853/60. En ella se establece que los Diputados Nacionales se
elegirán por proporcional con fórmula D’Hont, umbral del 3%. Los distritos a partir de
los cuales se elegirán los diputados serán las provincias. Por lo tanto encontramos 24
distritos provinciales, con magnitud variable dependiendo el número de habitantes. A
ellos hay que agregarle, la vigencia de un decreto formulado durante la dictadura, el
decreto Bignone, que formalizado con el retorno democrático elevaba a 5 el piso
mínimo de diputados por provincia para garantizar la representación de los distritos
menos poblados. El total de la cámara es de 257 diputados y la renovación se realiza por
mitades cada dos años. La magnitudes de elección varían entre 70 y 5, que dada la
renovación por mitades su magnitud efectiva varía entre 35 y 2/3.
En cuanto a las elecciones de diputados provinciales la variación es aún mayor.
La Constitución argentina adopta la forma republicana, representativa y federal de
Estado. En este esquema, el artículo 5 de la CN establece que “cada provincia dictará
para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano (...) y que asegure su
administración de justicia, su régimen municipal (...) bajo estas condiciones el gobierno
federal garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones”. La estructura
federal del Estado argentino dota a sus unidades políticas de la suficiente autonomía
como para legislar en materia electoral. En virtud de ello, el mapa de los sistemas
electorales provinciales es amplio y variado. Para clasificarlos a los sistemas electorales
podemos seguir la recomendación de Nohlen (Nohlen; 1994) en el sentido de pensar los
términos “representación proporcional” y "representación mayoritaria", no como
sistemas sino como principios que señalan dos concepciones fundamentales de la
representación política.
De esta manera, el mapa de los sistemas electorales en Argentina hacia 1983 se
presentaba de la siguiente forma: 10 provincias contaban con un sistema de
representación proporcional y 13 con uno mayoritario. Dentro del primer grupo, las
provincias de Misiones, Mendoza y Corrientes establecían la utilización de un sistema
proporcional a través de la Constitución mientras que Chaco, Salta, Buenos Aires, La
Pampa, Santa Cruz, Jujuy y Tucumán lo hacían a través de una ley electoral. Dentro del
segundo grupo, las Constituciones que establecieron el principio de representación
mayoritaria eran las de Catamarca (60%-40%), Córdoba (2/3-1/3), Chubut (60%-40%),
Santiago del Estero (2/3-1/3), Neuquén (3/5-2/5), Santa Fe (28 bancas a la mayoría y 22
para las minorías distribuidas en forma proporcional), Entre Ríos (mayoría absoluta al
partido ganador), Formosa (2/3-1/3), San Luis (2/3-1/3) y San Juan (uninominal). Río
Negro establecía el mismo principio pero a través de una ley provincial (60%-40%).
A principios de los ‘80 el mapa electoral provincial se presentaba, como vemos,
bastante equilibrado aunque con una leve tendencia hacia los sistemas mayoritarios.
Esto no resulta llamativo si tenemos en cuenta que casi todas las provincias apelaron a

4
El resumen de los sistemas electorales provinciales que aquí se presenta se basa en Fuertes, Cingolani,
Pallares y Ratto (2005) Avances y Retrocesos en Materia de Sistemas Electorales en las Provincias
Argentinas. Seminario Interno Proyecto Ubacyt 049. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Junio.

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los diseños electorales vigentes en sus territorios antes de la clausura democrática de


principios de la década del ’70. A tan sólo 22 años del retorno de la democracia
encontramos que son diecisiete (17) los distritos que aplican el sistema proporcional:
Tierra del Fuego, Formosa, Jujuy, Mendoza, Catamarca, Corrientes, La Pampa, La
Rioja, Misiones, Salta, San Luis, Tucumán, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Neuquén y Chaco aplican la fórmula electoral D´Hondt y la provincia de Buenos Aires
realiza su distribución de escaños por medio del cociente electoral. Por su parte, las
provincias de Entre Ríos, Chubut y Santa Fe conservan en sus Constituciones una
referencia al sistema mayoritario. El resto de las provincias (San Juan, Río Negro, Santa
Cruz, Santiago del Estero y Córdoba) han reformado sus Constituciones y establecido
un sistema mixto para la elección de sus diputados provinciales convirtiéndose en una
de las novedades más importantes del período en estudio5(San Juan, Río Negro, Santa
Cruz, Santiago del Estero y Córdoba).
De lo aquí expuesto se observa que en el plano provincial se han producido, al
igual que en la experiencia internacional, pasajes de sistemas mayoritarios a otros
proporcionales y mixtos. De las trece provincias que originalmente tenían sistema
mayoritario sólo tres lo han mantenido (Chubut, Santa Fe y Entre Ríos); cuatro
provincias (Catamarca, Neuquén, Formosa y San Luis) han optado por la opción
proporcional y tres (San Juan, Santiago del Estero, y Córdoba) por la variante del
sistema electoral mixto. Cabe remarcar que para nuestro estudio, la magnitud de distrito
para la elección de diputados provinciales de estas tres provincias será tomada a partir
de la arena de elección mayoritaria, ya que esta la que mayor influencia ejercería en la
reducción del número de partidos. Por su parte, en cuanto a los distritos con magnitudes
variables hemos calculado como magnitud la media de las circunscripciones. Dentro de
este último grupo encontramos actualmente también a Santa Cruz, que proviene de un
diseño electoral proporcional. Entre los casos paradigmáticos que ameritan un estudio
más profundo podemos mencionar el caso de Santiago del Estero que pasó de un
sistema mayoritario a principios de los ’80 a otro mixto (aunque con efectos
supramayoritarios) a fines de los ’90 y todo parece indicar que recalará, finalmente, en
un sistema proporcional6. En lo que respecta a los sistemas de RP, todos se han
mantenido, excepto el caso de Santa Cruz recién mencionado.
Una de las primeras aclaraciones que debemos hacer, es que para el estudio han
sido excluidas todas aquellas elecciones que no han sido simultáneas. Por lo cual en
nuestra base de datos tenemos un total de 11 elecciones llevadas a cabo de manera
concurrente para nivel nacional y provincial, y en 24 distritos. El total de casos en
estudio es de 184. Como venimos desarrollando nuestra variable independiente será la
diferencia de la media de magnitudes de distrito y nuestra variable dependiente la
diferencias entre la media del número efectivo de partidos. Es decir, dado que existe una
5
Para autores como Nohlen (1994), los sistemas electorales mixtos corresponden a una categoría residual
que “según cada autor puede tener una extensión muy diferente” (Nohlen; 1994:87). El sistema electoral
alemán es, a todas luces, un ejemplo del lugar marginal que Nohlen le otorga a los sistemas electorales
mixtos desde el momento que lo clasifica como un “sistema proporcional personalizado” (recordemos que
en su teoría los sistemas son proporcionales o mayoritarios). Pero, además del carácter residual, para este
autor los sistemas mixtos representan o bien una dificultad de clasificación o bien son una contradicción
en sí mismo (“se presentan dificultades para clasificar un sistema electoral cuando éste contiene en sí
mismo elementos contradictorios” (Nohlen, 1994:88). Que 16 países utilicen un sistema electoral mixto
cuestiona el papel marginal que Nohlen intenta atribuirle a estos sistemas electorales en el mundo. A
favor del autor, debemos reconocer que sólo recientemente la teoría comparativa comenzó a prestarle
atención a estos sistemas en la medida que muchos consideraron que su adopción permitiría alcanzar lo
“mejor de los dos mundos (Shugart y Wattemberg; 2002). Es decir que estos sistemas asegurarían, al
mismo tiempo, la personalización y la proporcionalidad.
6
Para un análisis profundo, véase Fuertes, F., 2001.

María Celeste Ratto 10


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variación entre las magnitudes de elección para diputados nacionales y para diputados
provinciales, deberíamos de encontrar una variación en el número efectivo de partidos
entre la arena nacional y la provincial para confirmar la hipótesis de Duverger. O Por su
parte la no variación en el número efectivo de partidos entre las arenas, nos indicaría
una mayor pertinencia de la hipótesis de interacción.
En cuanto a las magnitudes de distrito nacional, podemos decir que el rango se
extiende entre 2 y 70. Su media es de 6,61, con un desviación típica de 9,00 y una
varianza de 81,102. La magnitud de distrito para diputados provinciales se extiende
entre 17 y 66, con una media de 18,38, con una desviación típica de 13,81 y una
varianza de 190,9. De aquí se desprende que la diferencia de las medias de magnitudes
entre los dos niveles es bastante amplia, adquiriendo un valor de 11,77. De ellos es
esperable o tener una diferencia significativa en el número efectivo de partidos entre los
niveles que se corresponda con la diferencia de las medias de magnitudes, en un
escenario puramente duvergeriano. O por el contrario no encontrar una diferencia
significativa nos indicaría la pertinencia de la interacción. Al momento de correr las
regresiones también será incluida como variable independiente una dummy que indica
la presencia de algún clivaje regional importante con el valor 1 y la no presencia de este
clivaje con el valor 0.
En cuanto a nuestra variable dependiente, será la diferencia entre las medias del
número efectivo de partidos para el nivel provincial y nacional de gobierno. Su
descripción estadística la dejaremos para la presentación de resultados. El número
efectivo de partidos como se ha dicho, será medido a partir del índice de Laaskso y
Taagepera (1979) tanto para porcentaje de votos como para porcentaje de bancas.
De lo expuesto se desprende que nuestro modelo interpretativo de testeo será el
siguiente:

Modelo: Contaminación vs Independencia en Federalismo (contagio entre arena


provincial y nacional)

Predicción de Duverger: Efecto contagio:

M+1 M ≤1
Mnac  Mpcial entonces ENCPnac  ENCPpcial Mnac  Mpcial entonces ENCPnac  ENCPpcial
Media MagDN  Media MagDP entonces
Media MagDN  Media MagDP entonces Media ENCPDN  Media ENCPDP

Media ENCPDP  Media ENCPDN Mnac (magnitud de distrito nacional)


Mpcial (magnitud de distrito provincial)
Mnac (magnitud de distrito nacional) ENCPnac (número efectivo de partidos competitivos para cargos
Mpcial (magnitud de distrito provincial) nacionales)
ENCPnac (número efectivo de partidos competitivos para cargos ENCPpcial (número efectivo de partidos competitivos para cargos
nacionales) provinciales)
ENCPpcial (número efectivo de partidos competitivos para cargos
provinciales)

7
Como se puede observar para calcular las magnitudes provinciales se ha tomado la magnitud efectiva a
partir de la cual es elegido cada diputado y no la suma total de la magnitud efectiva. Esto quiere decir que
en lugar de tomar el total de bancas renovadas por provincias para cada elección, creímos más
conveniente a fin de evaluar el efecto del sistema electoral, tomar las magnitudes efectivas a partir de la
cual surgían ese total de diputados. Así n aquellos distritos que se renovaron un tota de 16 bancas pero en
distritos binominales, hemos elegido poner como magnitud efectiva 2 y no la suma de la renovación.

María Celeste Ratto 11


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Para evitar el peligro de la inferencia ecológica este esquema de testeo será aplicado a
tres posibles escenarios. Escenario 1, en donde la magnitud de distrito de diputados
provinciales sea igual a la de diputados nacionales, 9 casos. Aquí las bajo las dos teorías
sería posible encontrar similitud. Escenario 2, en donde la magnitud de distrito de
diputados provinciales sea mayor a la de diputados nacionales, 151 casos. Aquí de
encontrar diferencias significativas deberíamos apoyar la teoría de Duverger mientras
que si la diferencia no es significativa el apoyo irá para la teoría de la interacción. Por
último, el escenario 3, representa aquellas situaciones en donde la magnitud de distrito
de diputados provinciales sea menor a la de diputados nacionales, 24 casos. Aquí la
predicción se movería en el mismo sentido que en el escenario 2.

RESULTADO DEL ANÁLISIS EMPÍRICO

Para comenzar, haremos una descripción de la apariencia que demuestran poseer las
variables número efectivo de partidos para diputados nacionales y para diputados
provinciales, a partir de los porcentajes de votos recibidos por los partidos en cada
distrito. Para ello nos ayudaremos con dos representaciones gráficas. En la primera de
ellas vemos un scatter plot de la relación entre las dos variables mencionadas
CAPITAL FEDERAL
previamente. Por este medio es posible ver que existe una relación directa importante
10

entre ambos indicadores. El coeficiente de correlación es de 0,6486. Si bien la relación


es bastante clara, es necesario seguir profundizando el planteo del análisis estadítico
8

para poder conocer en mejor detalle la naturaleza de tal relación y principalmente si las
causas están relacionadas o no con la interacción de los distritos.
TUCUMAN
6
encpdp

MENDOZA
BUENOS BUENOS AIRES
AIRES
NEUQUENCAPITAL FEDERAL
Gráfico nº 1: Descripción del número efectivo de partidos a nivel nacional y provincial,
SANTIAGO DEL ESTERO JUJUY CORRIENTES
SALTA CORRIENTES
MENDOZA
CAPITAL FEDERAL CORDOBA
JUJUY
MENDOZA
CAPITAL FEDERAL
en votos SALTA
JUJUY TIERRA CAPITAL
TUCUMAN FEDERAL
4

LA PAMPA BUENOS
CAPITAL
SAN
TIERRA DEL
JUAN FUEGO
AIRES
FEDERAL
DEL FUEGO
SAN LUIS SAN LUIS SANCATAMARCA
JUAN
SANTA
TIERRA
TIERRA
BUENOS
MENDOZA
JUJUY FE
DEL
DEL FUEGO
FUEGO
AIRES
LA PAMPA CORRIENTES
MENDOZA
CHACO
CORRIENTES
SANTIAGO
MENDOZA
SALTA RIODEL
JUJUY ESTERO
NEGRO
SAN FORMOSA
LUIS RIO NEGRO
a) Scatter plot número efectivo de partidos diputados nacionales y diputados
LA
LA
SAN
RIOJA
SANTIAGO
SANTA
RIO
SAN
SAN
CHUBUT
LA PAMPASAN
LUIS
MENDOZA
TUCUMAN
SANTA
JUJUY
RIOJA
SALTA
TUCUMAN
CORDOBA
BUENOS
SAN
SALTA
SANTIAGO
NEUQUEN
SALTA
DEL
TUCUMAN
CRUZ
FORMOSA
NEGRO
ENTRE
BUENOAS
LUIS
LUIS
LUIS
CATAMARCA
JUJUY
SANTALUIS
CHACO JUJUY
FE
LA
BUENOS
ENTRE
MENDOZA
MENDOZA
JUJUY
CAPITAL
SANTIAGO
CHACO
CORRIENTES
MENDOZA
CHUBUT
SANTA
CATAMARCA
RIOS
CRUZ
MISIONES
RIO
CRUZ
CATAMARCA
BUENOS
CORRIENTES
BUENOS
CHACO
NEUQUEN
SAN
CORRIENTES
PAMPA
CORRIENTES
NEUQUEN
FORMOSA
CHUBUT
CORDOBA
CHUBUT
BUENOS
MENDOZA SAN
ESTERO
CHUBUT
AIRES
AIRES
NEGRO
JUAN
BUENOS
DELAIRES
RIOS
JUAN
FEDERAL
DEL
NEUQUEN
AIRES
AIRES
CORRIENTES
ESTERO
CAPITAL
CORDOBAAIRES AIRES SAN JUAN
FEDERAL
SANTIAGO
ESTEROSANTA FE
SALTA
SANTA
DELRIO FE
ESTERO
NEGRO
CORDOBA
CHUBUT
LA ENTRE
CHACO
CHACO
PAMPA
ENTRE
SANTIAGOENTRE
RIOS
RIOS
CATAMARCA DEL RIOS
ESTERO
provinciales- LA RIOJA
LA
LA
MISIONES
FORMOSA
SANTA
CHACO
SALTARIOJA
SANTA
SAN
SANTA
MISIONES
LA
MISIONES
FORMOSA
FORMOSA
RIOJA RIOJALUIS
CATAMARCA
MISIONES
MISIONES
CORDOBA
CHACO
MISIONES
ENTRE CRUZ
CATAMARCA
SANTA
MISIONES
CATAMARCA RIOS
SANTA
CRUZ
SANTA
SANCRUZ
CRUZ
RIO
JUAN
FE
CRUZ
NEGRO SANTIAGOSANTA
DELFEESTERO
2

LA
SAN
FORMOSA
LA RIOJA RIOJA
LALUIS
RIOJA SALTA
b) Tendencia número efectivo de partidos diputados nacionales y provinciales 1983-
SANTA CRUZ LA RIOJA
SANTIAGO DEL ESTERO

2003
0

2 3 4 5 6
encpdn

Comparación de tendencia de número efectivo de partidos para diputados nacionales y


diputados provinciales

Media número efectivo de partidos para diputados nacionales y diputados provinciales, por distrito y año de elección, 1983, 2003
encpdn
3,8000000
encpdp

3,6000000

3,4000000

3,2000000
Media

3,0000000

2,8000000

2,6000000

2,4000000
María Celeste Ratto 12
1983 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003

Año de la elección
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En la segunda figura lo que vemos es la tendencia seguida por el número efectivo de


partidos para diputados nacionales y para diputados provinciales, ambos en votos. Del
gráfico se pueden extraer 3 períodos. El Primero que se extiende entre 1983 hasta 1989,
en donde parece haber una importante similitud en el comportamiento que ambas
tendencias expresan. Posteriormente, ambos números de partidos comienzan a
diferenciarse entre 1989 y 1997, para volver a asemejarse en un tendencia ascendente
desde 1997 hasta el 2003. De la precedente figura, si bien parecería haber distintos
períodos podríamos, en general ambos números efectivos parecerían seguir algún patrón
de semejanza. Pero dado que no está demasiado claro si las tendencias se encuadran
más dentro de la teoría de la interacción o de la Duvergeriana, pasaremos a hacer un
análisis estadítico más detallado que nos permita estudiar con más detalle las diferencias
y el grado de significativodad que las mismas adquieren.

Testeo
Paso 1: T Test de comparación de medias (paired data) para número efectivo de partidos
en votos
El planteo del test es el siguiente
Tenemos una muestra del caso argentino en donde por tener un diseño federal de
distribución del poder hay elecciones para cargos de la arena nacional por un lado y
para la arena provincial por otro. Las elecciones se celebran de manera simultánea para
ambos cargos y la asignación de las bancas se realiza mediante reglas electorales
diferentes. Cabe destacar que los distritos de agregación en base a los cuales son
distribuidas las bancas coinciden ya que en ambos casos corresponden a cada uno de los
distritos provinciales. Dadas diferencias de magnitud entre la arena nacional y
provincial de elección, queremos saber si para la arena provincial y para la arena
nacional, el número efectivo de partidos competitivos varía y si las diferencias son
significativas. En tal caso nuestra hipótesis nula es que no hay diferencia dif = 0, y de
confirmarse apoyaría la hipótesis de interacción entre las arenas. Es decir, el resultado
nos indicaría que no podemos decir que haya diferencias significativas entre el número

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efectivo de partidos provinciales y nacionales que puedan inferirse al total de la


población. La hipótesis alternativa sería hay diferencia entre la media del número
efectivo de partidos para diputados provinciales y la media del número efectivo de
partidos para diputados nacionales dif= mean (encpdp) – mean (encpdn), esas
diferencias son significativas y pueden inferirse para el total de la población. De
confirmarse esta última hipótesis apoyaría la teoría duvergeriana. Mientras mayor sea la
diferencia entre las medias a nivel nacional y provincial, más fuerza adquiere la
hipótesis duvergeriana. ¿Será la diferencia entre la arena provincial y nacional
suficientemente amplia para permitirnos concluir que los números efectivos de partidos
son diferentes, y por tanto que hay independencia entre los distritos?

Tabla nº 1: Comparación de medias: prueba T


Total distritos Escenario 1 Escenario 2 Escenario 3
Magdp = =Magdn Magdp  Magdn Magdp  Magdn
Nº de observaciones 184 9 151 24
Media Encpdp 2,9187 (1,010) 2,5259 (0,6968) 2,9238 (1,032) 3,0338 (0,969)
Media Encpdn 2,9017 (0,792) 2,9097 (0,9268) 2,8448 (0,690) 3,2563 (0,244)
Diferencia 0,0170 (0,781) -0,3838 (0,6586) 0,0789 (0,797) 0,2224 (0,493)
T 0, 2958 -1,7483 1,2170 -1,6990
Desviación Standard entre paréntesis.
Encpdp: número efectivo de partidos competitivos para diputados provinciales en bancas
Encpdn: número efectivo de partidos competitivos para diputados nacionales en bancas
Magdp: magnitud de distrito diputados provinciales
Magdn: magnitud de distrito diputados provinciales

Al hacer la comparación para el conjunto de observaciones, en donde la comparación de


las medias es aplicada a todos los casos de manera generalizada, encontramos que en
número efectivo de partidos para diputados provinciales es levemente mayor que el de
diputados nacionales. Existe una diferencia entre las medias de apenas 0,017. Esto
querría decir que en distritos con diferentes magnitudes hay una muy pequeña diferencia
en el número efectivo de partidos que resulta de cada arena. Lo que queremos saber es
si esa diferencia es o no significativa. Eso nos lo determina el valor de t. Para este
primer caso el valor de t es muy bajo (0,2958) con lo cual cae fuera de la región crítica
que para el 95% de confianza es entre 1,96 (+ -). Con esto lo que estamos indicando es
que la diferencia entre la media del número efectivo de partidos de la arena provincial y
la media del número efectivo de partidos de la arena nacional no es significativa como
para poder extrapolarla al resto de la población. Debemos entonces aceptar la hipótesis
nula de que no existen sustantivas diferencias entre los números efectivos que surgen en
la elección de los niveles nacionales y provinciales de gobierno. De esta manera,
aceptamos la hipótesis de interacción entre las arenas y rechazamos la de la
independencia duvergerana. Pero sabemos que esta conclusión general no puede ser
aplicada para cada uno de los casos ya podríamos caer en una falacia ecológica. Para
evitar este problema, lo que hemos hecho es dividir la muestra en tres posibles
escenarios, cuando las magnitudes de distritos entre diputados provinciales y nacionales
son iguales (escenario 1); donde la magnitud para diputados provinciales es mayor que
para diputados nacionales (escenario 2); y donde la magnitud para diputados
provinciales es menor que para diputados nacionales (escenario 3). Los resultados que
se presentan en la tabla 1 se pueden analizar de la siguiente manera:

Escenario 1: En este caso el número efectivo de partidos para diputados nacionales es


mayor que el de diputados provinciales. La diferencia entre las medias aquí sigue siendo
pequeña, -0,38, pero es un poco mayor que en el escenario general. Dado que hemos

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reducido el número de observaciones es el cálculo de su significancia también puede


verse afectado. Pero nuevamente el valor t observado cae fuera de la región crítica del
95% de confianza y debemos aceptar la hipótesis nula de que no existen diferencias
significativas entre los números efectivos de partidos de la arena provincial y nacional
que puedan extrapolarse al resto de la población. Pero nótese que esta tendencia es
consistente tanto con la teoría duvergeriana como con la de la interacción. Ya que al ser
las magnitudes similares, tanto para una como para la otra teoría es esperable que no
haya diferencias significativas entre los números efectivos de partidos de cada arena.

Escenario 2: La diferencia entre las medias de los números efectivos de partidos vuelve
a reducirse a un valor de 0,0789. Aquí lo que nos estaría indicando es que en
magnitudes donde se eligen mayor cantidad de bancas para los cargos de diputados
provinciales, encontramos que el número efectivo de partidos provinciales es 0,0789
más que el de diputados nacionales. El número de observaciones es mayor, 151, con lo
cual entre los tres escenarios propuestos, es aquí donde se encuentran las mayor
cantidad de observaciones. Al ser el valor t de 1,2170, tampoco se obtiene un diferencia
significativa al 95% de confianza8. Por ello una vez más debemos aceptar la hipótesis
nula, de que no existe suficiente diferencia entre los números de partidos como para
poder extrapolar esta condición al resto de la población. Aceptamos nuevamente la
hipótesis de la interacción y no independencia.

Escenario 3: Las observaciones totales correspondientes a este escenario son 24. La


diferencia entre las medias es de 0,2224. En este caso en donde la magnitud para
diputados provinciales es menor que la de diputados nacionales, el número efectivo de
partidos para los cargos naciones es 0,2224 mayor que la de los cargos provinciales. Si
lo comparamos con el escenario previo podemos ver que al ser mayor la magnitud de
diputados nacionales el número de partidos aumenta más que cuando la relación entra
las magnitudes era inversa. Cuando la magnitud para diputados provinciales es mayor,
el número efectivo de partidos provinciales aumenta apenas un 0,078, mientras que
cuando la magnitud para diputados nacionales es mayor, el número efectivo de partidos
aumenta un 0,222. Una vez más aquí debemos apoyar el postulado de la interacción,
dada que no es posible comprobar una diferencia sustantiva entre los números efectivos
de partidos pese a existir una diferencia de las magnitudes de distrito.

Si bien hasta el momento y para el estudio del caso argentino parecería tener
mayor pertinencia la hipótesis de l interacción, debemos efectuar un control en relación
a la medición del nuestra variable dependiente. En número efectivo de partidos
competitivos en base al porcentaje de votos que cada partido recibió en la elección, no
incluye en gran medida el efecto mecánico que estipula el sistema electoral. Por ellos
consideramos necesario plantear el mismo testeo pero en relación a la diferencia de
medias del número efectivo de partidos legislativos que calculado siguiendo la fórmula
de Laakso y Taagepera (1979) se realiza a partir de los porcentajes de bancas obtenidos
por cada partido.

Tabla nº2: Comparación de medias: prueba T. Diferencia de número efectivo de partidos en


bancas
Total distritos Escenario 1 Escenario 2 Escenario 3
Magdp = =Magdn Magdp  Magdn Magdp  Magdn
Nº de observaciones 184 9 151 24
Media Encasdp 2,3079 (0,7339) 1,9728 (0,6104) 2,3513 (0,7652) 2,1642 (0,5064)
8
Nótese que la diferencia podría llegar a ser significativa al 90% con una sola cola.

María Celeste Ratto 15


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Media Encasdn 2,1934 (0,6047) 1,9649 (0,6056) 2,1663 (0,5616) 2,4498 (0,7945)
Diferencia 0,1144 (0,6613) -0,0020 (0,592) 0,1849 (0,6234) -0,2855 (0,7865)
T 2,3468 ** -0,0105 3,6453 *** -1,7784 *
Desviación Standard entre paréntesis. * Significativo al 90% de confianza, con una cola ** Significativo
al 95% de confianza. **Significativo al 99,9% de confianza
Encasdp: número efectivo de partidos competitivos para diputados provinciales en bancas
Encasdn: número efectivo de partidos competitivos para diputados nacionales en bancas
Magdp: magnitud de distrito diputados provinciales
Magdn: magnitud de distrito diputados provinciales

Aquí el esquema no parece estar tan claro. Si tomamos todos los casos del escenario
más general, encontramos que la diferencia de 0,1144 ahora sí se nos vuelve
significativa al 95 por ciento de confianza. Con los cual en el esquema general y
teniendo en cuenta la diferencia del número efectivo de partidos en bancas, la hipótesis
de Duverger aquiere más fuerza frente a la de la interacción.

Escenario 1: En la situación que presenta este escenario, para los nueve casos, la
diferencia en las medias del número efectivo para los dos niveles de gobierno, en bancas
se reduce a un -0,0020 y tal diferencia no es significativa. Pero al igual que en el caso
anterior este resultado apoya tanto a una como a otra hipótesis.

Escenario 2: Aquí frente a los 151 caos, la diferencia vuelve a ser mayor, de un 0,185.
Esta diferencia sí alcanza un nivel significativo al 99,9 por ciento de confianza. Con lo
cual encontramos que este escenario plantea una situación en la que la hipótesis
duvergeriana adquiere el mayor soporte empírico de todos los escenarios planteados,
dada la importante fiabilidad de la diferencia encontrada.

Escenario 3: Por último, en el esquema en donde la magnitud de distrito para diputados


es mayor que la de diputados provinciales la hipótesis de Duverger se vuelve a
confirmar pero esta vez con menor fuerza. Nótese aquí que al igual que lo ocurrido con
la diferencia de las medias del número efectivo de partidos en votos para el mismo tipo
de escenario, la diferencia vuelve en el número efectivo de partidos en bancas, cuando
la magnitud para diputados nacionales es más grande que en la situación en la que la
magnitud de diputados provinciales lo era.

Por último recurriremos a algunos modelos de regresiones lineales multivariados a fin


de poder entender qué variables y en qué grado nos ayudan a explicar la diferencia entre
el número efectivo de partidos a nivel nacional y provincial.

Tabla 3: Resumen del modelo

R cuadrado Error típ. de la


Modelo R R cuadrado corregida estimación
1 ,181(a) ,033 ,022 ,7728248332
a Variables predictoras: (Constante), aldumdp, Diferencia entre magnitud de distrito diputados
provinciales y diputados nacionales

Tabla 4: Coeficientes(a)

Modelo Coeficientes no
estandarizados Coeficientes estandarizados
B (Error típ.) Beta t p>t
1 (Constante) -,093 (0,74) 1,5 ,155
Diferencia entre magnitud
de distrito diputados
,005 (0,004) ,613 1,91 ,057
María Celeste
provinciales Ratto
y diputados 16
nacionales
aldumdp ,299 (0,156) ,137 -1,25 ,213
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a Variable dependiente: Diferencia entre número efectivo de partidos en votos para diputados
provinciales y diputados nacionales

De las tablas expuestas precedentemente se desprense que nuestro predictor no tiene


mucha capacidad explicativa de la diferencia entre las media de los número de efectivos
de partidos, a penas un 2 por ciento. Ninguna de sus variables alcanza significación
estadística. Por lo cual si bien a lo largo del estudio hemos podido observar que frente a
las diferencias de medias de magnitudes, los números efectivos de partidos en votos
resultantes apoyan la hipótesis de la interacción, mientras que las diferencia de las
medias de los números efectivos de partidos en bancas, sostienen la hipótesis de
Duverger, nuestro nuestra variable predoctora solo ha sido capaza de explicar apenas un
2 por ciento de tal varianza.

CONCLUSIONES

A partir de una muestra del caso argentino en donde por tener un diseño federal de
distribución del poder hay elecciones para cargos de la arena nacional por un lado y
para la arena provincial por otro, quisimos conocer si el comportamiento estratégico de
las elites y de los votantes, estaba o no influenciado por la estructura de incentivos
resultante dada la combinación de elecciones simultáneas bajo diferentes reglas
electorales, en un contexto federal con dos niveles diferenciados de elección (provincial
– nacional). Ello nos permitió estudiar los dilemas de coordinación que surgen cuando
los cargos legislativos nacionales y subnacionales son electos simultáneamente,
mediante reglas electorales que difieren entre una y la otra arena. Dadas diferencias de
magnitud entre la arena nacional y provincial de elección, pudimos obtener dos tipos de
conclusiones sobre lo que ocurre en las diferencias de los números efectivos de partidos
competitivos nacionales y provinciales.
Por un lado, teniendo en cuenta las diferencias de las magnitudes de distrito y las
diferencias de los números efectivos de partidos, en base a los votos obtenidos,
podemos decir que la hipótesis de Duverger pudo ser desestimada frente a la de la
interacción, dado que no se encontraron diferencias significativas en ninguno de los
escenarios planteados. Así, podemos decir que a realización de elecciones para cargos
en dos arenas diferenciadas de gobierno al mismo tiempo, en Argentina crea diferentes
paquetes de incentivos que se combinan, influyendo en el aumento de competidores de
cada contienda.
Por su parte, dadas diferencias entre las magnitudes de elección para diputados
nacionales y provinciales, hemos obtenido diferencias estadísticamente significativas en
relación al número efectivo de partidos en bancas, en todos los escenarios planteados.
De esta manera, en relación al número efectivos de partidos en bancas podemos afirmar
que el estudio del caso argentino apoya la hipótesis de independencia de Duverger. Por
ello, a nivel de bancas no existe contaminación entre los distritos y las decisiones
estratégicas de presentarse o no a la contienda, deben dirimirse al interior de la
estructura de incentivos que cada distrito impone. También es loable la confirmación
que tal hipótesis presentó fundamentalmente en el escenario donde la magnitud de

María Celeste Ratto 17


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distrito provincial era más grande que la nacional, con un 99.9 por ciento de confianza.
Una interesante tendencia que se repite en ambos esquemas de testeo fue la del
escenario donde la magnitud de distrito para diputados nacionales es mayor que la de
diputados provinciales, ya que tanto en la diferencia del número efectivo de partidos en
votos, como en bancas, la diferencia fue mayor que cuando se daba la relación inversa
con la magnitud de diputados provinciales.
En cuanto a las conclusiones generales, creemos que las dos grandes
conclusiones a las que este estudio nos permite arribar poseen a su vez una coherencia
propia, en relación al esquema que se da entre la selección de preferencias – voto –
bancas. Con esto queremos decir que tal cómo Duverger lo ha planteado, podemos
identificar dos trayectos en el esquema entre la selección de preferencias y la asignación
de las bancas. Uno que va entre la formación de las preferencias y la emisión del voto.
Este tramo estaría dominado por el efecto psicológico del voto. Allí, es donde nosotros
encontramos que la hipótesis de Duverger pierde fuerza frente a la de la interacción.
Dados los resultados obtenidos podemos decir que en este tramo, los incentivos para el
comportamiento no sólo se basan en las condiciones que las magnitudes de distrito
imponen, sino que también se combinan con incentivos adicionales que provienen, para
el caso argentino, de la combinación de una estructura federal de gobierno. Esto genera
un ambiente estratégico común que permea ambas arenas competitivas y obteniendo
como consecuencia, pautas similares en relación al número efectivo de partidos en
votos.
Por su parte, en el trayecto que va entre la obtención de votos y asignación de
bancas, el efecto mecánico del sistema electoral es el que mayor fuerza ejerce. Como
consecuencia de ello, en el cálculo estratégico que se realice teniendo en cuenta sólo
esta parte del proceso de selección, prevalecerán sólo los incentivos intrínsecos a cada
distrito. Aquí es donde la hipótesis duvergeriana adquiere gran fuerza y dimensión. Para
finalizar resta decir entonces que la estructura de incentivos que se presenta en argentina
dada la competencia en un contexto federal, ha demostrado estar conformada tanto por
los incentivos intrínsecos a cada distrito y además por la suma de incentivos adicionales
que se da por la combinación de estructuras.

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