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institucionales.
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Introducción
A partir de las múltiples enfoques desde los cuales puede ser abordado el estudio de los
programas de empleo transitorio de los 90’ y el actual PJJH, la presente ponencia propone
programas de empleo. En segundo lugar, se realiza una revisión crítica a las miradas
analíticas más comunes que han prevalecido en el campo técnico durante gran parte de
los años 90’ sobre las personas destinatarias de estas políticas ?denominadas: “población
2
Una de las cuestiones que resulta importante considerar con respecto a la población
“asistida” por el programa social PJJH, es que constituye una categoría construida
acarrea, para este estudio, dos tipos de riesgos.3 En primer lugar, es característico de las
anterior? existen peculiaridades del mercado de trabajo local que se encuentran muy lejos
ellas como último recurso para contrarrestar su expulsión involuntaria de las filas de
1
Respecto a cómo se construyó la problemática del trabajo y sus soluciones ver Cuestión social: precisiones
necesarias y principales problemas (Grassi, 2003 -Mimeo). 2 Corresponden a los respectivos proyectos de tesis:
Sociales-UBA). 3 Seguimos los dos riesgos que fueron señaladas en investigaciones cuyo objeto -sujeto- de
que le asignan Bourdieu y Wacquant, con respecto a nuestro objeto ?sujetos? de estudio
? “los ‘asistidos/as’ por los planes de empleo”? y por no considerarlos como portadores
llegada a esta situación como un proceso. Esto es, visualizar la trayectoria individual de
destinatarios. Esta opción teórica y metodológica nos permitiría identificar a las personas
trayectorias que elaboran los mismos actores al trasmitir sus experiencias. Al mismo
tiempo, consideramos que explorar las diferentes formas en las que un plan de empleo se
precedentes para nuestro país, donde se implementaron ?durante más de diez años de
el resultado del mismo objetivo. De esta forma, aparece una preocupación constante en la sociología: distanciarnos
de ese sentido común, romper con el mismo, es decir, con aquellas “representaciones compartidas por todos”,
esquema de análisis que consiste en delimitar zonas: primero, una zona de integración social
, donde existiría una
inserción laboral estable y vínculos relacionales sólidos. Segundo, una zona de vulnerabilidad social, en la cual se
encontrarían situados aquellos individuos con empleos precarios y soporte de proximidad frágiles. Por último, la
tercer zona, de marginalidad o desafiliación c onstituida por la ausencia de participación en actividades
productivas y el aislamiento relacional (Castel, 1991).
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implique más gasto que ése, no es deseable ni plausible (Lo Vuolo, 1999). Este esquema
conceptual no concibe la existencia de pobres ocupados; por lo que considera que quienes
no puedan resolver el problema de la ocupación atraviesan, o están afectados, por alguna
incapacidad personal, y por ello es sólo a esos “incapaces” a quienes hay que asistir (Lo
Vuolo, 1999). Esta visión fue fuertemente promulgada por asesores técnicos de los
organismos internacionales,7 quienes a través de las recomendaciones de focalización
empleo.9
6
Proceso comenzado a mediados de la década del `70 y definitivamente consolidado a principios de los años
`90
bajo el gobierno menemista. 7 Y tomada con pleno convencimiento por las autoridades que tuvieron a su cargo la
implementación del decálogo
neoliberal. 8 Es interesante aquí considerar cómo se ha naturalizado la utilización del
(Raggio, 2003:206-207). 9 Estos programas pasaron a ocupar un lugar clave en la imagen con la que el gobierno
pretendía legitimarse
socialmente frente a los crecientes problemas del empleo. Algunos de ellos, los de mayor
alcance –por ejemplo, Barrios Bonaerenses–, tuvieron como fin manifiesto la necesidad de mejorar la situación de
“empleabilidad” de las personas, definida en tanto conjunto de “...condiciones personales en
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políticas de los `90. Al respecto, Danani (1996) apunta que la condición de destinatarios
constituye una relación social y que como tal, la misma es resultado de procesos e
interacciones, en la que intervienen múltiples actores/sujetos que son constituidos y
constituyentes a la vez.
diagramación verticalista de los planes incurren en una mirada interpretativa que deja de
población objetivo de los programas; a partir de lo que se los conceptualiza como meros
decisión y fácilmente maleables. Además, dicha mirada desconoce que políticas y sujetos
forman parte de una misma relación social y por tanto, están mutuamente imbricados, por
lo cual la configuración final que la política diseñada toma, a partir de que comienza a
Llegando más a fondo de esta misma cuestión, podemos decir que esta categorización de
“beneficiario”, ya que en función del recorte que efectúa la política focalizada, se definen
y priorizan ciertas características que los potenciales “beneficiarios” deben reunir como
En función de las críticas antes vertidas proponemos una concepción de las poblaciones
relación a las demandas del mercado laboral que aumentan o disminuyen las posibilidades de inserción de los
sujetos en el mundo de trabajo” (PNUD,1999:98). 10 En la monografía realizada para la Carrera de Especialización
construir tolerancia social al ajuste? Una mirada crítica y relacional recuperando la dimensión subjetiva”). 11 En
conversaciones informales con algunos beneficiarios del viejo Plan Trabajar, devenidos actualmente en activistas
del movimiento piquetero, pudimos indagar que éstos consideran que los planes de empleo o
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constituidas.
práctica se encuentran muy unidos. Si partimos del planteo de que ésta categoría
diversidad de subjetividades que se encuentran bajo este mismo rótulo; y transcender esta
Según
lectura estaticista que poco dice acerca del por qué llegaron a esa situación. 12
Rosanvallon de nada sirve contar a las personas excluidas ?en la medida que esto no
macrosociales con los microsociales: “...Si queremos entender los lazos que unen los
mircrofenómenos con los macrofenómenos, necesitamos desarrollar una concepción
subsidio que "se bajan" desde las institucionales estatales, constituyen una respuesta a sus reivindicaciones, en
tanto forman parte de las conquistas de sus medidas de acción. 12 En este sentido, reconocemos la importancia del
fundamentales para la comprensión, desde la perspectiva del actor, de estos procesos por
propuesta en esta investigación, ya que en aquel “es ... donde modelos teóricos, políticos,
culturales y sociales se confrontan inmediatamente –se advierta o no- con los de los
actores. La legitimidad de ‘estar allí’ no proviene de una autoridad del experto ante legos
ignorantes, como suele creerse, sino de que sólo ‘estando ahí’ es posible realizar el tránsito
de la reflexividad14 del investigador-miembro de la sociedad, a la reflexividad de
Con respecto al recorte de nuestro universo de indagación, nos hemos centrado en tres
municipios del Gran Buenos Aires, que consisten en localidades industriales desactivadas
Buenos Aires?. La inclusión de este último distrito responde a que, a diferencia de las
story). Mientras las primeras consisten en estudios sobre una persona determinada que incluyen no sólo su propio
relato, sino también otras clases de documentos -por ejemplo: expedientes judiciales, historias clínicas,
testimonios de allegados-, los relatos de vida tienen como única fuente relatos subjetivizados en los cuales los
individuos se esfuerzan por narrar una historia de una serie de contingencias como un desarrollo unitario
(Bertaux,1988:69). 14 El concepto de reflexividad alude a que las descripciones y afirmaciones sobre la realidad
personas “asistidas” de Capital Federal, precisamente por la escasa tradición que presenta
este distrito ?a diferencia de los anteriores? con los programas de empleo transitorio.
círculos de conocidos (Guber,2004). Los primeros informantes con los cuales nos
personas de la organización.
No obstante, pronto nos dimos cuenta que debíamos ampliar nuestro espectro de
informantes para poder considerar personas “beneficiarias” que no tuvieran este tipo de
inserción comunitaria. Observábamos un claro sesgo en nuestra muestra: las personas que
teníamos mayor facilidad para entrevistar, eran aquellas que decidieron realizar la
instituciones? dando una imagen parcial del grupo en estudio. Fue necesario entonces,
como destaca Guber, “saltar el cerco”, esto es, sin abandonar el rumbo de los contactos
ya entablados buscar nuevos contactos que ?como suponíamos? podrían ser fuentes de
escuchar una “campana”: los que deciden no hacer la contraprestación exigida para el
La Ciudad de Buenos Aires no presenta una larga trayectoria en implementación de planes sociales, porque el
15
desocupación que los partidos que componen el Conurbano Bonaerense. 16 Lo que para propósitos estadísticos son
la misma gente, que vive en el mismo barrio pobre y todos viven debajo
de la misma línea oficial de la pobreza,
como destaca Auyero, cuando miramos más de cerca, la misma “gente pobre”, viviendo inclusive en el mismo
lugar geográfico tiene “diversos puntos de vista” (Auyero, 2001). 17 El criterio para detener nuestro muestreo es el
Así pudimos comprender la postura de Hernán, quien prefiere no realizar su contraprestación. Tal como
hábilmente nos explicaba: “el propio gobierno tiene que plantearse dar trabajo como dice la Constitución, si no
tienen que dar un fondo de desempleo”. La contraprestación no consiste para Hernán en ninguna forma de trabajo
“porque lo de la contraprestación son todas mentiras: no existe”.
9
PJJH, lo cual nos permitió comprender una delimitación interna del grupo acuerdo al
2) Acerca de la entrevista
a) Las preguntas de apertura del discurso. La entrevista es un instrumento de recolección
grano” respecto del interés del investigador, sino comenzar por un camino más sencillo y
descriptivo que nos sumerja en su marco de referencia y nos permita ubicar “el grano” del
entrevistado (Guber, 2001).
Siguiendo esta perspectiva, las autoras de este trabajo se han esforzado por comenzar la
nuestros entrevistados y al mismo tiempo observar cómo cada actor construye su propia
historia (“¿Cómo llegó al PJJH?”). También resultó fructífero incorporar preguntas que
interrogan acerca de lo frecuente (“¿Cómo fue un día suyo de la última semana?”)20.
Sin embargo, la realidad nos enfrenta a situaciones difíciles de manejar. En algún caso, la
situación de la entrevista se “complejizó” cuando llegadas al lugar21 donde realizaríamos
los contactos y las entrevistas, encontramos que el mismo estaba organizado bajo la
dificultoso hablar con los “beneficiarios” completamente a solas. El hecho de que los
informantes estaban supervisados por “la mirada del coordinador” pareció amenazar en
cierta manera el relato que el entrevistado efectuaba.22 Esta complejización al mismo
tiempo fue interesante al momento del análisis para contribuir al armado del contexto del
19
En el transcurso de las entrevistas pudimos percibir que los actores que realizaban la contraprestación creaban
una “línea divisoria”, con aquellas personas que decidían no hacerlo: ‘los que no hacen nada”, “reciben el plan y
no trabajan”. 20 Permitió rastrear si las personas realizaban o no realizaban la contraprestación exigida, sin influir
en sus respuestas.
En el caso de las mujeres beneficiarias permitió comprender en lo cotidiano la compatibilidad-
incompatibilidad de las actividades domésticas y el plan. 21 Esta situación se repitió en dos lugares de un mismo
cotidiana.
promover un relato más fluido por parte del entrevistado Guber (2001) señala como
oportuno: 1) emplear las últimas frases de un fragmento del relato para construir una
pregunta en los mismos términos, y 2) formular una pregunta en términos del investigador
sobre los últimos enunciados del informante.23
Respecto de lo anterior nos surgió (sin pensarlo previamente) algo realmente interesante
en el momento concreto de una entrevista. Dado que hacía muy poco que habíamos
utilizado y tratando de que no se “escapen” frases tales como: “¿Y qué opina del Plan?
¿Le parece bien? ¿Le sirvió? ¿Le sirvió a la familia?”. Para no dirigir la respuesta hacia
frase anterior –pese a los intentos y a la lucha que había librado consigo misma la
hacer.24
En otra situación de entrevista, estábamos hablando muy fluidamente con la entrevistada,
cuando ésta refiere que había ingresado al plan porque “alguien de la municipalidad le
había avisado y la había anotado”. En este contexto, tratamos de averiguar más sobre
quién era esa persona de la municipalidad, dónde tenía la oficina en el barrio, qué trabajo
hacía, etc; pero nos dimos cuenta que la entrevistada tenía dificultades realmente para
tratando de buscar cuál era la palabra que quería mencionar pero no lo logró en ese
momento. La entrevistadora descubrió que esa persona era el puntero del barrio, pero le
En el caso de las entrevistas que realizamos en el comedor, la coordinadora intervenía para reforzar aspectos
22
positivos del trabajo que realizaban en él, de los beneficiarios que contraprestaban allí y de los manejos
transparentes con los beneficiarios. 23 Guber señala como importante también 1)un simple movimiento de cabeza
Aquí es importante dejar en claro que si bien la experiencia está contada en tercera persona, dicha situación
le
sucedió sólo a Sandra Guimenez en su trabajo de campo, lo cual libera a la otra autora de este trabajo de “no
haber hecho correctamente la tarea en el campo”.
11
era exactamente la etiqueta con que había querido definir al señor que la había hecho
ingresar en el plan.
representaciones del futuro laboral y los requisitos de un “buen empleo”: “Si pudiera
los procesos sociales, nos interesó particularmente comprender, desde una perspectiva
microsocial, varios caminos por los cuáles se llega al plan de empleo -tal como los
actores vinculados a nuestro estudio (cf. Sautú,1999). Y si algo caracteriza a los relatos
PJJH? es que las transformaciones operadas en los últimos años no les son ajenas.
sociales, sino de las interacciones mismas. Los actores no siguen las reglas, las
actualizan, y al hacerlo interpretan la realidad social y crean los contextos en los cuales
los hechos cobran sentido (en Guber, 2001). A continuación, se construye la trayectoria
de Roberto muy sintéticamente con la finalidad de dar cuenta de uno de los caminos por los
cuales se llega a ser “perceptor” del PJJH. 25
25
Todos los nombres, apellidos de nuestros entrevistados y lugares utilizados en este trabajo han sido
deliberadamente alterados para preservar el anonimato de los verdaderos protagonistas de estos hechos.
12
Roberto tiene 53 años y vive actualmente en un asentamiento ?llamado Santa Elena? de una
localidad del sur del conurbano bonaerense. Un espacio geográfico en el cual los procesos
descriptos26 anteriormente impactan fuertemente, convirtiéndolos en verdaderos espacios de
relegación en donde las personas desempleadas y subempleadas se concentran en mayores
proporciones. Nació en Tucumán ?provincia del norte Argentino? en donde realizó sus
estudios primarios, y en cuarto grado abandona la escuela para dedicarse por completo a
trabajar en los ingenios azucareros, junto a su familia. Hacia 1969, los ingenios azucareros
comenzaron a cerrar en Tucumán, época que significó, para Roberto y muchos otros
tucumanos, la pérdida de la principal fuente de trabajo pero también la búsqueda de nuevas
posibilidades: “la mayoría de los tucumanos nos quedamos sin trabajo y siempre buscamos
nuevos rumbos, el rumbo donde podíamos ganar una moneda más, y encaramos para la
Capital”. Una vez en Buenos Aires, nuestro entrevistado se dedicó a trabajar en la
construcción como oficial de albañil, oficio que aprendió de su padre y que perfeccionó, una
vez en Buenos Aires, a través de los arquitectos y los ingenieros con los cuales trabajó: “Acá
me dieron el título de albañil y empecé a trabajar en una empresa”, nos cuenta con orgullo.
En el relato de la vida cotidiana de Roberto se percibe una rutina diaria construida en torno al
mundo del trabajo. Todos los días se levantaba a las cuatro de la madrugada y tomaba el tren
para ir a la obra ?trabajaba en la zona de Barrancas de Belgrano de la Capital Federal?,
regresaba a las 10 de la noche, cenaba en familia, y se iba a dormir. El trabajo en la
construcción, que continuo ininterrumpidamente durante más de 25 años, más otras changas
que realizaba en sus días de descanso para “completar el sueldo”, le permitió construir su
propia casa, mantener a su mujer ? “que nunca trabajó”? y mandar a sus cinco hijos a la
escuela: “Quincenalmente cobraba y mantenía mi casa. Tenía mi casa y tenía todos los
impuestos pagos. Con el sueldo se podía vivir, se podía vivir... haciendo trabajo, porque no
es que uno se quedaba con un solo trabajo ¡porque había changas, siempre había trabajo!”.
Ahora bien ¿cómo puede entenderse la valoración retrospectiva que realiza Roberto en torno
a las changas ?trabajos precarios e informales?, para completar su salario quincenal?. Pues,
esta actitud debe ser entendida en el contexto actual en la que se encuentra nuestro
entrevistado. El desempleo generalizado es la característica definitoria de la localidad donde
vive, y la construcción y el servicio doméstico fueron las categorías más afectadas por esta
“epidemia” del desempleo (Kessler, 1997). Hacia 1998 la empresa constructora en la cual
trabajaba empezó a “recortar”, y Roberto se quedó sin su principal empleo y fuente de
ingresos para su familia. A pesar de esta importante pérdida, cierta experiencia y capital
social acumulado durante su trayectoria laboral le permitieron continuar con algunas changas
“para tirar” . El hecho de “haber salido bien en los trabajos” , le permitió tener una serie de
contactos con arquitectos e ingenieros a los cuales llamaba frecuentemente durante su primer
período de desocupación: “Vení el sábado, porque tengo algo”, le decían. Sin embargo, estas
posibilidades pronto presentaron sus límites: “Hasta ahora tengo el teléfono de los
arquitectos y algunos ingenieros, pero: ‘no tengo nada, nada, nada’, eso siempre me dicen.
Y así empezamos, cada vez menos, y cada vez más era la desocupación. ” Frente a la ruptura
de su rutina diaria producida por la pérdida de su empleo y la imposibilidad de que salieran
las tan apreciadas changas, Roberto relata con nostalgia que pasaba sus tardes en su casa y
que no salía a ningún lado, “yo me ponía mal al no tener trabajo, me veía sin una moneda”.
Buscando un mínimo ingreso para subsistir, la esposa de Roberto comenzó a vender algunos
productos en la calle. Compraba fruta y verdura “por mayor” y lo vendía en las esquinas. No
obstante, esta actividad que en un tiempo no muy lejano pudo pensarse
26
Aquí nos estamos refiriendo al proceso de reformas estructurales llevado a cabo durante la década del `90.
13
como una estrategia de supervivencia para una familia ? la compra y venta de comestibles en
la vía pública?, en los noventa y en Santa Elena parecía una odisea imposible ?“no daba...
¡la gente ya no tenía plata para comprar!”, asegura Roberto?. Efectivamente, la mayor
parte de las personas que viven en el asentamiento Santa Elena, padecen necesidades
extremas ?en lo que refiere a la comida, vestimenta, vivienda? que son amortiguadas por las
redes sociales y organizaciones comunitarias que existen en la zona ?comedores y roperos
comunitarios, principalmente? y programas sociales asistenciales ?planes materno infantiles,
de empleo transitorio, entre otros?. Un día una vecina del asentamiento se acercó y le
propuso a Roberto participar en una reunión donde iban a encontrarse con otros vecinos y
vecinas que estaban en la misma situación: sin trabajo. Lo que nadie sabía, y tampoco
Roberto, es que estas reuniones serían el comienzo de uno de los movimientos piqueteros
más conocidos de la zona sur del conurbano bonaerense. Si bien en un primer momento para
Roberto fue difícil la decisión de comenzar a hablar en estas reuniones y de participar en los
cortes de ruta ?“Me daba vergüenza, jamás en la vida había participado en ninguna
movilización, en la obra cuando había huelgas y esas cosas: me escapaba a mi casa,
siempre con este temor”, nos contaba? a medida que pasaba el tiempo y su compromiso con
los compañeros del movimiento piquetero aumentaba ?que Roberto define como “su gente”?
comenzó a sentirse mejor, al punto tal que hoy asegura estar orgulloso de lo que pudo hacer
y brindar a su gente. Y lo interesante es que su pasado como obrero continúa bien fresco en
la memoria, a la hora de explicarnos el por qué de su compromiso: “por el obrero que fui,
acostumbrado a luchar, que de la noche a la mañana se quedó sin nada”. E n 1999 y luego
de un largo año de participar en los cortes de ruta ?forma habitual de protesta de la
organización piquetera?, pudo obtener lo que para la Argentina de hoy es un bien muy
apreciado: un plan de empleo transitorio. En un primer momento Roberto recibió el Plan
Barrios Bonaerenses y en la actualidad es “beneficiario” del Plan Jefas y Jefas de Hogar: “yo
creo que hoy por hoy todos los planes son iguales, no hay diferencia.... tendría diferencia si
el gobierno dice que toma conciencia el gobierno que con 150 pesos no vive”. Hoy por hoy
Roberto ya no participa en el movimiento y en los cortes de ruta. Después de seis años de
intensa militancia y de haber llegado a ser uno de los líderes del movimiento ?designado
delegado por votación popular? su disconformidad hacia ciertas medidas políticas de otros
dirigentes en lo que refiere al manejo discrecional27 de los planes en el interior de la
organización piquetera ?como un sistema de premio-castigo para sus integrantes? hizo que
se distanciara del movimiento. No obstante, su compromiso político continúa. Roberto,
atiende un comedor y una huerta comunitaria donde los hijos e hijas de otros compañeros/as
desocupadas/as del asentamiento, reciben un almuerzo, una copa de leche y apoyo escolar.
La historia de Roberto refleja paradójicamente la continuidad de los planes de empleo
transitorios. De allí, el tono irónico del relato de Roberto, cuando nos contaba que el plan iba
a ser hasta “que salga algo: una changa”. Pasando de plan en plan, Roberto construye a partir
de sus experiencias y extremas necesidades una trayectoria de “beneficiario” de más de
cinco años. Una vez más, nos encontramos con una historia que refleja los peligros que
implica que estas políticas asistencialistas que se presentan desde su retórica como
transitorias devengan en un estado permanente de incertidumbre.
Respecto del manejo discrecional de los planes, cabe decir que en la mayoría de las entrevistas realizadas es
27
un
elemento que aparece recurrentemente casi independientemente se trate de organizaciones de trabajadores
desocupados o instancias municipales.
14
A modo de reflexión
Efectivamente una buena parte de esta investigación en curso, que intentamos desarrollar
al trabajo en general y al PJJH por sus destinatarios ?actores?. Sin embargo, ha sido
asociadas a sus condiciones materiales de existencia. Es por ello que, para entender estas
condiciones en las que se inscriben los actores, ha sido necesario evaluar ?si bien
brevemente? la Historia reciente de nuestro país: las representaciones que los sujetos
esgrimen en torno al Plan se encuentran, pues, atadas a trayectorias laborales que dan
cuenta de la diversidad de caminos que desembocan en la zona de vulnerabilidad-
desafiliación. En este sentido, reiteramos la importancia de abordar los “problemas del
campo social” a partir de una perspectiva relacional que per se considera “... dialéctica de
Danani, 1996).
vida de Roberto, un camino que está vinculado a cierta desestabilización de los estables
que asume el modelo de desarrollo en nuestro país a lo largo de más de dos décadas, la
terminan rotando de plan en plan durante largos lapsos de tiempo ?en el caso de Roberto:
durante más de cinco años?. Lo cual, nos lleva a interpelar críticamente el proceso
desencadenado a partir de los años `90, ya que la reforma llevada a cabo en el mercado de
señalada, una nueva forma de dependencia por parte de este sector social, que consiste en
15
“estar atados/dependientes” de la asistencia estatal a través de la implementación de estos
presentismo, etc.? aparece como uno de los medios para mantener el compromiso activo
hegemónicos.
De acuerdo con el lenguaje de las estadísticas oficiales del INDEC, Roberto hace más de seis
años que es ocupado,28 porque recibió de manera continua planes de empleo
comunitario ? largas caminatas por los almacenes del barrio para conseguir fideos, arroz y
leche para los chicos del asentamiento, para nombrar sólo algunas de las actividades?
Roberto no considera que esta actividad sea parte de la contraprestación que le exige el
“...el gobierno no puede exigir que vayan hacer contraprestaciones... para que el gobierno
diga que la gente trabaja y que el índice de desocupación bajó, no, yo no veo así porque la
desocupación no bajó, al contrario sube. Y los que diga el INDEC o lo que digan ellos, es
para ellos, porque para nosotros no es así. Y no estoy de acuerdo que ellos exijan esas
contraprestaciones o que el que no trabaja queda afuera, o que lo amenacen el municipio o
los coordinadores municipales: ‘si no trabajas tres días, te echo’. Existe esa burocracia
dentro de los municipios, con los coordinadores, con la cual
28 El último porcentaje de desocupación arrojado por INDEC fue 14,4%; lo interesante es que si se cuenta a los
perceptores de planes sociales como desocupados, ese porcentaje aumenta a 19,5% (Clarín, Suplemento
Económico, 27/6/2004).
16
se amenaza a la gente que si no va tres días a trabajar en un mes, le dan de baja.... Nosotros
en realidad trabajamos mucho más que lo que el gobierno puede pedir, las tres o cuatro
horas, nosotros trabajamos mucho más, estamos todo el día pendiente, a veces son las diez,
once, doce de la noche y nosotros estamos ahí. Entonces, si a nosotros nos tienen que exigir
una contraprestación, nosotros presentamos planillas, presentamos todo, el presentismo de
la gente, lo hacemos como marca la ley, no estamos fuera de esto...
E: Para no tener problemas? Exactamente, pero no estamos
de acuerdo... ” (Roberto).
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