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Ensayo

“ASPECTOS Y CUESTIONES DE LA SALUD PÚBLICA”

Para preparar el presente ensayo he puesto en análisis el concepto de la salud pública y la manera
como ésta es abordada desde el aspecto ético. Antes de considerar cualquier cuestión es preciso
hacer un acercamiento al concepto en su definición universalmente aceptada, como el conjunto
de las actividades organizadas por la administración pública y la sociedad para prevenir la
enfermedad y prestar los servicios de salud con el fin de proteger, promover y recuperar la salud a
nivel individual y colectivo y a través de acciones sanitarias específicas.

Con la madurez de la sociedad, el concepto pasó a convertirse en una ciencia, justificada por el
instinto de conservación de la humanidad y la complejidad de los fenómenos de salud que
experimentamos en este nuevo milenio. Como ciencia, por lo tanto, el aspecto ético tiene suma
importancia, ya que dilemas morales y sociales de diversa índole se hacen presentes, cómo no, en
situaciones de salud. En Salud pública, los esfuerzos se ponen principalmente en la prevención y a
continuación, en tratamiento o cura y abarcan colectivos amplios como comunidades y
poblaciones.

La enseñanza de la ética en la formación del profesional de la salud propone considerar al aspecto


de la salud pública desde dos vertientes, una provista por la ciencia de la bioética y otra que exige
abordar las cuestiones de manera específica y no general. Existen posturas que afirman que la
vertiente bioética no es aplicable debido a que la relación que se establece entre el paciente y el
médico es única como lo son las personas, de modo que difieren según sus contextos, mientras
que la bioética considera al conjunto o población a la hora de proponer las acciones de salud
pública.

Hay que considerar que las poblaciones son la suma de las comunidades que, a su vez, son la suma
de individuos con necesidades y condiciones particulares, con prácticas y creencias que
ocasionalmente están en conflicto y es en estos conflictos que más apremiante se hace la
presencia de la ética.

Específicamente la ética debe considerar los encuentros entre valores y perspectivas diferentes,
los contextos sociales, políticos y culturales y las muchas visiones del mundo, de modo que los
derechos humanos se respeten y la aplicación de justicia no sea problemática.
Como en todas las disciplinas, la ética está presente en medicina con sus implicaciones
particulares, aportando un modelo de referencia del que Salud pública parte para crear el suyo
propio. Entonces, en Salud pública se considera que el bien que se persigue sea público, que la
intención primordial es la prevención, que debe orientarse a los resultados y que es necesaria la
presencia gubernamental. Esta ética particular le hace distinta de la ética médica convencional y le
da su rango distintivo.

Uno de los problemas que mayormente ha enfrentado la definición general de la ética en la Salud
pública es el hecho de que no existe un acuerdo común entre todos los autores de lo que
significan los conceptos “salud” y “público” de modo que nos encontramos con autores que
defienden el concepto de salud como sinónimo de bienestar frente a otros que consideran que su
definición no es nada concluyente, y a ellos sumar los autores que consideran que público es todo
aquello que se desprende de un número considerable y de aquello que da sustancia a las políticas
colectivas.

Un ejemplo particular en el que se hace presente la necesidad de la ética en Salud pública se da en


las situaciones en que la adopción de medidas o restricciones por parte del Estado afecten a los
individuos aún sanos en situaciones de salud comprometida, un ejemplo que se hace patente en
nuestra situación de salud actual con la pandemia del covid19 y la cuarentena a la que nos hemos
adscrito.

Las acciones de salud pública que emplean los gobiernos se encuentran enfrentados a desafíos
éticos y políticos que cuestionan el nivel de control que el gobierno ejerce en nombre de la
prevención de enfermedades y los medios con los que el gobierno ejerce dichos controles sobre la
población. Estas cuestiones serias necesitan del ejercicio de reflexión de profesionales
multidisciplinarios en un ambiente que contemple distintos escenarios posibles, especialmente,
aquellos en los que la calidad de vida de vidas humanas esté en juego, como en las epidemias o
pandemias.

Estos ejercicios éticos deberían contemplar cuestiones como el papel del gobierno, la figura de los
incentivos para la promoción de la salud, el respeto a la autonomía y el derecho individual.

Quedan muchos temas por ser abordados aún, fuera de la asignatura pendiente de hacer
universales las concepciones de “salud” y “pública”, e implican la necesidad de diseñar un
conjunto de conceptos que presentar a la sociedad para brindarles docencia y establecer acuerdos
comunes sobre lo que significan “riesgo”, “asistencia sanitaria” o “políticas de Estado en servicios
de salud”. Una vez se haya alcanzado un acuerdo en estos temas primordiales, es menester educar
a la ciudadanía al respecto, ponerlos al tanto de sus derechos y deberes y crear consciencia
respecto al papel que como individuos integrantes de la sociedad juegan en la actividad sanitaria.

Hay aspectos que son determinantes en la salud de las personas como su estilo de vida, su
biología, los sistemas sanitarios en ejercicio y el medio ambiente en que se desenvuelve,
elementos todos capaces de influir en sus niveles de salud. Como pilares de la salud individual,
estos elementos deberían servir como fundamentos a la hora de crear políticas de salud para
determinados colectivos por parte de miembros integrantes de dichos colectivos, de lo que se
deduce que, las políticas de salud más apropiadas para un grupo humano no necesariamente son
las más apropiadas para otro grupo, sino que varían en determinados aspectos que obedecen a
sus circunstancias singulares.

Para crear las políticas de salud más éticas es imperativa la participación de profesionales de la
salud, expertos en derecho y representantes del pueblo en un debate en el que se integren todas
las posibles variables en los diversos escenarios de salud conocidos y documentados
históricamente con el propósito de llegar a acuerdos efectivos.

Finalmente, añadir que cualquier medida, estrategia o política pensada en Salud pública ha de
plantearse basándose en la meta para la cual fue pensada, esto es, el bien común. Si se respeta la
persecución de este propósito, puede tenerse la certeza de que la ética ha sido respetada.

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