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La vigencia de lo inconsciente.

La tensión irreductible entre maternidad y feminismo


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The validity of the unconscious


The irreducible tension between motherhood and feminism

Luisina Bourband, Pablo Zenón, Clara Casalegno


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Resumen Abstract
El presente artículo postula que el diá- The present article postulates that the dia-
logo feminismo psicoanálisis en torno logue feminism psychoanalysis around
a la maternidad debe abordarse en un motherhood should be approached in a
contexto que historice los conceptos y context that historizes the concepts and
las discusiones en juego. Plantea el lugar the discussions at stake. It raises the place
de ‘reverso’ del psicoanálisis en relación of ‘reverse’ of psychoanalysis in relation
a las ciencias de la cultura. En ese senti- to the sciences of culture. In this sense, he
do puntúa en diversos autores el ‘olvido punctuates in various authors the ‘obli-
del inconsciente’ al que han acudido para vion of the unconscious’ to which they
pensar problemáticas socio-culturales, have come to think socio-cultural pro-
o incurrido en lecturas psicologistas o blems, or incurred in psychologizing or
simplistas de la problemática fálica para simplistic readings of the phallic proble-
enfrentar al psicoanálisis con el feminis- matic to confront psychoanalysis with fe-
mo. Por último caracteriza a la materni- minism. Finally, it characterizes mother-
dad, que más allá de estar determinada hood, which, beyond being determined
por una ideológica ‘maternalista’ ser una by an ideological ‘maternalistic’ being a
práctica de crianza, se considera como parenting practice, is considered as a libi-
una experiencia libidinal y un modo de dinal experience and a way of enjoyment
goce que abre a la problemática muchas that opens up the often veiled problema-
veces velada, de la perversión específica- tic of specifically feminine perversion.
mente femenina.

Palabras clave: Keywords


Feminismo - Psicoanálisis - Maternidad- Feminism - Psychoanalysis - Maternity
Inconsciente - Falocentrismo - Goce - - Unconscious - Falocentrism -
Perversión Enjoyment - Perversion
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The validity of the unconscious. The irreducible tension between motherhood and feminism // L. Bourband - P. Zenon - C. Casalegno
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La dimensión de ausencia en el los discursos culturales, donde lejos de


corazón de lo social complementar a las ciencias sociales para
que construyan un repertorio acabado de
Las reflexiones que tienden a abordar las saber, les recuerda su reverso. Es desde
relaciones entre feminismo y maternidad una práctica clínica, al mismo tiempo
deben ser pensadas en un contexto que metodología de investigación y teoría
las historice. Yvonne Knibiehler sostiene: del sujeto, que el psicoanálisis extrae de
“El feminismo debe ante todo repensar sí mismo las restricciones de su objeto
la maternidad: todo lo demás se dará -el inconsciente-, y, como señala Paul
por añadidura.” (Knibiehler, 2009) La Laurent Assoun, es desde el pensamiento
autora forma parte de la segunda ola del de (y sobre) el inconsciente, desde donde
feminismo que tuvo como protagonista introduce una ruptura para abrir la brecha
principal a Simone de Beauvoir, quien en en los discursos culturales. (Assoun,
El Segundo Sexo define a la maternidad 2003) En ese mapamundi del saber sobre
como un obstáculo a la vocación humana el hombre el psicoanálisis construye un
de trascendencia mientras que Knibiehler molesto saber del no-saber, del que la
plantea que la maternidad no es un hecho historia muestra que poco ha querido saber.
animal, que la mujer no es una hembra
mamífera, y que también los hijos traen De ese efecto de ruptura es de lo
al mundo la posibilidad de superación, que hay que tomar nota, extrayendo
de trascendencia. Se “reconcilia” y su contribución, que consiste en
acuerda con Beauvoir cuando dice que esclarecer esa dimensión de ausencia
la mujer “puede consentir en dar vida que está presente en el propio
solamente si la vida tiene un sentido; no corazón del saber de lo social, y que
puede ser madre sin tratar de desempeñar el psicoanálisis tiene la vocación de
un papel en la vida económica, política, develar. (Assoun, 2003: 18)
social.” (Knibiehler, 2009) Como se
ha señalado en otro lugar, si bien en la El psicoanálisis es el intento de explica-
primera ola del feminismo (desde fines ción de aquellas líneas de fuga por las
del siglo XVIII hasta la Primera Guerra cuales los saberes sobre el hombre se di-
Mundial) las feministas anarquistas luyen, quedan agujereados, aun cuando se
denunciaban lo opresivo del mandato presentan en tanto completos y cerrados.
matrimonial y la maternidad, es en la De este modo subvierte todo intento de
segunda ola cuando realmente empieza a leer en términos puramente naturales o
cuestionarse la maternidad como destino culturales los acontecimientos subjetivos
y el relegamiento de las mujeres a la vida y, claro está, la maternidad no es una ex-
privada. (Caudana, 2014) cepción. El psicoanálisis invita a soportar
La pregunta es qué puede aportar aquello que incomoda y no podrá incor-
el psicoanálisis a la reflexión sobre la porarse armónicamente.
maternidad en diálogo con los planteos Uno de los mayores aportes que el psi-
feministas. Esta interrogación está coanálisis puede realizar a los planteos del
autorizada en el cruce que Freud establece feminismo consiste en recordar la necesi-
desde los orígenes del psicoanálisis con dad del sostenimiento de la diferencia de

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los sexos, inherente a la concepción de partida adecuado para plantear al


inconsciente freudiano. Es decir, insistir feminismo como necesidad y como
en el discernimiento entre la noción de cuestión. Recomiendo que se lea
igualdad en la conquista de derechos para sobre este punto un libro reciente-
la mujer y la diferencia de los desenvolvi- mente traducido al español de una
mientos subjetivos en la construcción de feminista inglesa: Juliet Michell,
la sexualidad que, de ser abolida, podría Psicoanálisis y feminismo (Editorial
poner en riesgo, entre otras cosas, las po- Anagrama, Barcelona, 1976). (Ma-
sibilidades de encuentro. Ahora bien, la sotta, 1977: 35)
maternidad como acontecimiento traza de
modo tajante aquella diferencia.
Juliet Michell en una conferencia titulada
Desde esta perspectiva, si no incorpo-
“Psicoanálisis y género” nos proporciona
ramos la noción de inconsciente freudia-
coordenadas históricas que nos permiten
no, es la realidad misma de lo cultural la
ubicar, al menos en parte, los comienzos
que queda mutilada en su inteligibilidad.
del enfrentamiento entre psicoanálisis y
Respecto al tratamiento de las cuestiones
feminismo. La autora señala que dicha
que son del orden de los acontecimientos
relación surge principalmente en Estados
sociales y que tienen una deriva en la sin-
Unidos, bajo una concepción antagonista
gularidad, corremos el riesgo de negar lo
construida en torno a una versión de la fi-
inconsciente y de deslizarnos hacia una
gura de Freud. Pero la paradoja que sitúa
mirada sociológica o antropológica.
en su crítica se centra en que justamente en
Estados Unidos lo que no se conocía era
el psicoanálisis freudiano, sino que predo-
El olvido de lo inconsciente minaba la escuela de la Ego Ppshicology
que, aun diciéndose psicoanalítica, poco
Uno de los mayores empujes que con-
tenía que ver con los postulados freu-
ducen estas líneas consiste en intentar
dianos y que con respecto a la figura de la
una contribución tendiente a desarmar
mujer pensaba en armonía al lema “home
una asociación que creemos, perjudica
sweet home” en pos de la adaptación. La
tanto al psicoanálisis como al feminismo.
utilización por parte de esta rama de pos-
Dicha asociación ubica antagónicamente
freudianos respecto al cuerpo teórico del
psicoanálisis y feminismo haciéndolos
psicoanálisis “olvidó” aquello que está en
dialogar en una discusión especular en la
su fundamento y se desprende de la no-
que poco se dice. Una vez más Masotta
ción misma de inconsciente: la labilidad
es aquí la orientación. Clarifica poniendo
del objeto. (Michell, 2016) Como señala
sobre la mesa una discusión posible por
Masotta siguiendo a Freud, la labilidad
medio de un cambio en la formulación
del objeto implica despegarse de la noción
de los términos. En la primera clase del
instintual para pensar la sexualidad huma-
curso que dicta en la ciudad de Vigo en
na bajo una concepción que se funda en el
noviembre de 1976 dice:
planteo de la bisexualidad como constitu-
La teoría freudiana lejos de ser cional y postula que la diferencia de los
antifeminista ofrece un punto de sexos no se sostiene en la genitalidad sino

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en los posicionamientos derivados de una Firestone, Millet) y resume su crítica:


construcción singular. (Masotta, 1977) “… las feministas han producido un
Si seguimos las líneas principales del ataque innecesario sobre un freudismo
texto que recomienda Masotta en el pa- desvirtuado por su teoría biológicamente
saje anteriormente citado, donde plantea determinista y su terapia de adaptación.”
la pertinencia del dialogo psicoanálisis- (Michell, 1976: 362) En este punto seña-
feminismo, encontramos que allí Michell la que los hermeneutas de las teorías de
realiza varias operaciones de lectura que Freud se han agrupado en dos vertientes:
no son usuales en la segunda ola del fe- los que la entienden como una modalidad
minismo. Dichas operaciones portan un de determinismo biológico y los que ven
tinte crítico que propicia movimientos en ellas un reflejo de la época y circuns-
habilitantes para un acercamiento tanto tancias históricas donde fueron pensadas.
teórico como político de ambos posicio- Biologicismo versus culturalismo. Ambos,
namientos. La autora plantea que su ad- para Michell, intentos vulgarizadores de
hesión al psicoanálisis estuvo marcada por reducir el psicoanálisis y la verdad que
la intención de que el mismo pueda reali- acarrea. Ninguna de estas posturas recala
zar una contribución al feminismo, siendo en lo real que hay en juego, coincidiendo
sus teorías rigurosas para comprender a en el rechazo respecto del inconsciente
la sociedad patriarcal como así también freudiano.
eficaces para orientar la práctica política Oscar Masotta señala que la lectura de
del feminismo. Por un lado sostiene que la historia del psicoanálisis nos permite
hasta ese momento los movimientos femi- ubicar en sus comienzos una dirección
nistas habían visto a Freud como un ene- tendiente al intento de separación de la en-
migo por el lugar en el que supuestamente fermedad psíquica con el sexo biológico.
pone a la mujer con sus teorías, y a su vez Esta dirección iniciática se enlaza con la
en Laing y Cooper han visto aliados por problemática del saber y construye así el
sus “renovadas” radicales teorías sobre carácter de enigma que encierra lo sexual
el sexo y la familia. (Michell, 1976) No para el sujeto. “El sujeto no sabe sobre
desarrollaremos el completo argumento aquello que está en el origen de los sínto-
del libro pero sí resultaría interesante para mas que soporta (he ahí al inconsciente)
este planteo rescatar algunas ideas que porque nada quiere saber de que no puede
aclaran las intenciones de nuestro artícu- saber que no hay saber sobre lo sexual.”
lo. Michell polemiza con Laing y Cooper (Masotta, 1977: 29)
diciendo que más que avance respecto a Ahora bien, este carácter enigmático in-
las ideas freudianas son un retroceso en siste en la exigencia de una respuesta, por
términos de simplicidad teórica: “… es- lo tanto la sexualidad es una construcción
tos autores niegan el inconsciente. Reich, que se elabora singularmente como un in-
al considerar que no es más que un pozo tento de dar cuenta de aquello imposible
de energía biológica, Laing al tratar sus de responder de modo único, predetermi-
construcciones como si fueran idénticas nado y completo. Si dicha construcción
a las de la conciencia.” (Michell, 1976: está sujeta a una determinación es la de las
362). La autora también discute a sus vicisitudes de la novela del sujeto, por eso
contemporáneas (Beauvoir, Figes, Greer, para Freud la masculinidad y la feminidad

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no pueden concebirse desde el comienzo, diferencia. En este punto Freud resalta la


el sostenimiento del carácter constructivo diversidad en la respuesta, mientras que el
ubica más bien aquellas posiciones como niño la desmiente, la niña en el momento
puntos de llegada. arma su juicio y toma una decisión “ha
Podríamos tomar la diferenciación que visto eso, sabe que no lo tiene y quiere te-
realiza Assoun (2006) de tres tiempos ló- nerlo.” (Freud, 1925: 271) En la estruc-
gicos en la constitución de la sexuación. El tura de la sexualidad como construcción
primero es la diferencia sexual anatómica, subjetiva donde el conflicto se juega entre
“real mítico” que remite al discurso bioló- el falocentrismo y la diferencia de los
gico. El segundo tiempo tiene que ver con sexos, la mujer habita un lugar que está
el discurso sexual, el discurso ambiente, el más allá del falo.
“se” de la comunidad, lo cual responde a En esta línea, Lacan sostiene que la mu-
un discurso social. El tercer tiempo es el jer, en la dialéctica falocéntrica, representa
de la sexuación, que es el momento de la al Otro absoluto. Es decir que en la di-
elección, irreductible a la anatomía y al mensión edípica mientras que el varón se
discurso de “los otros”, lo que responde encuentra amenazado por la posible pér-
al discurso analítico. Tal distinción nos dida de lo que tiene, la mujer está en la po-
da la dimensión de lo que se trata en psi- sición de Otro, pudiendo realizarse como
coanálisis cuando hablamos de los sexos. mujer en el no tener. Este lugar a partir
La posición sexual es discursiva, pero del del cual ella se determina en una decisión,
lado de la enunciación, no del enunciado, querer tenerlo, le proporciona un tinte de
es una elección ligada a las marcas de la empeño que la empuja en una búsqueda
estructuración subjetiva, cuya percatación que puede entramparla o conducirla a
es escamoteada en el saber del sujeto. No ciertas conquistas (Lacan, 1966) Como
es efecto ni de la biología, ni de la ideolo- platea Jacques Alain Miller, leyendo en
gía, ni del discurso social. Es algo más que estos términos la diferencia, se percibe la
eso. El psicoanálisis trata de escribir eso cobardía masculina en contraste con el sin
que es real y que no se escribe de la rela- límites femenino.
ción entre los sexos, que es lo que rebasa y
agujerea a todos los otros discursos. El hombre “lacaniano”, tal como
La elaboración freudiana del origen atraviesa los seminarios y los
de la sexualidad que toma la tragedia de escritos, es por el contrario un ser
Edipo donde aparecen incesto y parri- pesado, estorbado, embarazado por
cidio, se funda en torno al movimiento el tener. El tener es un estorbo, y
que genera el falo pero deja un más allá como él tiene algo que perder, está
de este. El falo como significante imagi- condenado a la cautela. El hombre
nario que instaura un orden simbólico “lacaniano” es fundamentalmente
abriendo la dialéctica presencia ausencia, miedoso. (Miller, 1993: 95)
aparece como una creencia que se asienta
en las construcciones infantiles y habilita Podemos pensar que la relación de la
la lectura de una falta allí donde no falta mujer con la falta, trazada a partir del
nada. El primado del falo en la organiza- planteo freudiano del complejo de Edipo y
ción edípica conduce al encuentro con la siendo muchas veces el punto nodal de las

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críticas del feminismo al psicoanálisis, no como especie. Podremos hacer que los
se reduce a la mujer sino que implica lo fe- niños nazcan según los cálculos de nues-
menino. Lo femenino y su relación con la tra voluntad. Hemos expandido la dimen-
falta atañe de diferentes modos a todo su- sión de la demanda de un modo sin pre-
jeto ya que para el psicoanálisis, el no-to- cedentes, tal vez en desmedro del deseo.”
do que introduce lo femenino es algo con (Barros, 2018: 11)
lo que se las tiene que ver tanto el hombre No podemos dejar de señalar que este
como la mujer. Como señala German avance técnico, a la vez que permite en-
García “podemos decir que la castración gendrar de maneras no tradicionales, for-
del macho es la mujer, lo que introduce la ma parte del proyecto capitalista que ha
variable no-todo en el todo masculino es consistido en operar una transformación
la existencia de mujeres. Si no hubiera mu- radical de la relación del sujeto con los
jeres todo sería fálico.” (García, 2014: 33) poderes que antes lo limitaban. El carác-
Consideramos pertinente resaltar la ter de lo ilimitado es una de los rasgos
actualidad de estos postulados. Pommier destacados del capitalismo en su vertiente
en su último libro resalta el mismo asunto neoliberal. (Alemán, 2019) Es por ello que
que Michell: “Uno de los grandes descu- resulta más necesario aun repensar a la
brimientos de los movimientos feministas maternidad como lugar subjetivo, como
y homosexuales a escala mundial es haber función psíquica, más que por determina-
puesto en evidencia esa bisexualidad (…) ción biológica o cultural. Y es aquí donde
aunque esa liberación se haya producido nos reencontramos en diálogo permanente
ignorando el inconsciente.” (las cursivas con los feminismos.
son nuestras). (Pommier, 2018: 62) Pom- Para pensar la maternidad es necesa-
mier postula que la responsabilidad por rio reflexionar sobre qué es la feminidad.
ese olvido del inconsciente incumbe a los Entendemos que más que diálogos entre
psicoanalistas, que por arrogarse una po- el psicoanálisis y el/los feminismos ha ha-
sición paterna no han recalado suficien- bido malentendidos, que por ejemplo han
temente en que el sexo elegido, muchas llevado a reducir la creación freudiana de
veces en contra de la anatomía constituti- “falocentrista”. Recuperar en este cruce a
va, no pude hacerse sin una bisexualidad la noción de inconsciente, y por lo tanto
psíquica anterior. de sexuación, resulta crucial para resituar
y transparentar esos malentendidos, que
son concomitantes al real que tratamos de
La maternidad como experiencia descifrar.
libidinal Si la posición de la mujer se mide res-
pecto a su distancia subjetiva de la posi-
Frente al avance de la técnica, que no pre- ción de la madre (Miller, 1993), es justa-
cisamente significa el avance de la huma- mente porque ese lugar al mismo tiempo
nidad, nos encontramos con un cambio que marca la diferencia paradójicamente
profundo que permite independizar pro- deja a la mujer del lado del tener y tiende
creación de acto sexual. Por primera vez, a cortar con la tensión producida al ocu-
como señala Barros “(…) nos hallaríamos par el lugar de ese Otro que recuerda un
en control de nuestra propia evolución más allá del falocentrismo. Esto no solo

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cuestiona la tradición que definía a la mu- poner a la madre como la mejor cuidado-
jer por la vía de la maternidad, sino que ra posible y que atraviesa cotidianamente
ubica a esta última como un lugar que las identidades de género, la vida de las
una mujer puede ocupar pero no la define familias y la organización de la economía
completamente. y las instituciones nacionales (Faur, 2014)
La relación entre feminismo y mater- Los desarrollos cientificistas se colocan a
nidad debe ser pensada bajo la coyuntura la orden del día para verificar estas ideas y
de la época en la que se habla. Que hoy producir un saber masificador.
podamos pensar en el derecho de la mujer Lejos de agotarse en la representación
a elegir tener hijos o no, no significa que utilitaria y yoica, la maternidad es una
la maternidad no sea una pregunta por la experiencia libidinal. Las labores mater-
que toda mujer pasa, más allá de la deci- nas no lo son a menos que estén apoya-
sión a la que se vea conducida. das en un deseo. Es por eso que no son
pasibles de ser medidas como fuerza de
La maternidad se nos presenta hoy trabajo, cuantificadas bajo contrato. “Lo
como un residuo de la experien- que sigue siendo insustituible en la madre
cia tradicional de la vida, más allá es el testimonio de que aún puede existir,
de las innovaciones técnicas que la en nuestro tiempo, una atención que no
hagan posible. Pero esa experiencia sea anónima, una atención que ame el de-
no es como creen los progresistas, talle más particular del sujeto” (Recalcati,
el patriarcado, ni nada ‘patriarcal’. 2018: 17) Como experiencia del deseo, la
La experiencia tradicional de la vida maternidad es lo que escapa a las lógicas
es la castración. Esto significa: ‘hay del mercado y restituye en este tiempo
sexualidad, hay muerte’. Sin embar- vertiginoso la lógica de la donación como
go, dentro de la ilusión nominalista crucial en la constitución subjetiva. Dona-
de la infinita plasticidad del mu- ción que como tal no es sin pérdida.
ndo, de los cuerpos y de las subje- Pero la maternidad también es una ex-
tividades, la experiencia maternal periencia de goce que abre a la problemá-
persiste como una de las cláusulas tica de la perversión específicamente feme-
pétreas de la Ley que constituye al nina: “… es en la relación más estrecha, la
sujeto. No es la única, pero tiene to- de maternidad, en donde habrá de mani-
davía un peso sobresaliente. (Barros, festarse la corriente perversa.” (Granoff,
2018: 12) Perrier, 1980: 82)
La relación de la madre y el niño, según
Hemos tratado en otra oportunidad los Granoff y Perrier,
discursos que circulan actualmente y tie-
(…) la más directa de todas las re-
nen gran difusión. (Bourband, Brienza,
laciones posibles, es en efecto la
2016) En ellos se plantea la maternidad
que más legítimamente puede rei-
como un conjunto de patrones de com-
vindicar el título de natural (…) la
portamientos socialmente aprendidos o
relación más desnuda y desprotegi-
naturales (culturalismo versus biologicis-
da en su punto de partida. Puesto
mo), o como una práctica social infectada
que nada obstaculiza el amor de la
de “ideología maternalista” que haría su-

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madre por el niño, el deseo sexual modo especial a la vertiente perversa de


será menos fuerte. Se podrá decir las aptitudes femeninas. (Granoff, Perrier,
que las dos únicas vías que se abren 1980)
en sentido estricto al amor mater- La madre de todos modos no estable-
nal será la sublimación o la relación ce una relación pura ni fija con su objeto,
perversa. Pero en realidad el deseo participa en algo de estos tipos de relación
sexual no está ausente, y lo aporta que van de reafirmar su experiencia de-
la propia prohibición que lo marca. seante haciendo del hijo un significante de
Esta prohibición, elemento de una su falta a la faz más perversa haciéndolo
relación cuyas innumerables pertur- su fetiche, cuando no su desecho.
baciones crearán la neurosis apor- Consideramos que es quizás por este
tará consigo la relación neurótica sesgo por el que la figura de la madre sigue
en la relación menos preparada para en algún punto velada en las discusiones
resistirla en su nivel propio (…) Pero acerca del lugar de la mujer en la sociedad.
sea cual fuere el sesgo que adopte Se confunde a la mujer y la madre cuando
esta relación madre-hijo, cuya po- hay evidencia permanente, basta con sólo
sición particular es la de no estar acercarse a la literatura y la mitología, que
designada en el texto primero de “el lugar de la madre en la cultura siempre
la prohibición del incesto, será, sea fue muy otro que el de la mujer.” (Barros,
cual fuere la perturbación, de una 2008: 47)
admisibilidad social casi total. (...) El hombre y la madre comparten su
Llegaremos a decir que es el contex- sensible posición frente a la amenaza de
to social en donde las prohibiciones castración. Los dos tienen, por lo tanto
primeras son tanto más evidentes están en posición de perder. También se
cuanto más fuerte sea la receptibili- preocupan obsesivamente por su desem-
dad de la descomposición perversa peño, por su actuación. Sin embargo, es
de la relación de la maternidad. (Las el patriarcado el que declina o se decons-
cursivas son nuestras) (Granoff, Per- truye, no así las madres que constituyen
rier, 1980: 83) un colectivo fuerte hermanadas por su
“embarazo”.
En esa admisibilidad social casi total res-
Volviendo a nuestra preocupación por
pecto al vínculo madre-hijo, la que queda
no perder en la discusión aquello que
sustraída es la posición de la madre en la
concierne a lo inconsciente, y por lo tanto
formación subjetiva. Es inevitable pasar
al sujeto, no podemos dejar de recordar el
por la travesía materna en la que no solo
necesario lugar de lo materno en la nece-
el hijo puede entramparse sino la mujer
saria constitución del sujeto. La alienación
que esa madre puede borrar.
inexpugnable que esa constitución conlle-
Las citas ponen en primera plana la
va. Ese deseo-amor-goce que dimensiona
escabrosa relación de dominación signa-
lo materno es algo que la modernidad no
da por el vínculo madre-hijo. El hijo es
ha podido “educar”, y que los discursos
un elemento significativo en la “neurosis
progresistas no consiguen descrifrar cuan-
maternal” pero también es un objeto real
do la tildan de patriarcalista. Como señala
pasible de ser manipulado que se presta de
Masotta, el descubrimiento fundamental

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de Freud que nos permite comprender qué feminizado porque sea invertido,
es el psicoanálisis es que no alcanza con sino por estar enamorado. (Mito y
una lectura en términos de poder (que utopía: el origen ha pertenecido, el
piensa incluso que puede disolverse). “No porvenir pertenecerá a los sujetos en
hay poder sin relación del poder con el quienes existe lo femenino) (Barthes,
goce. Lo que en el poder queda prohibi- 1977: 46)
do es el goce del otro. Aunque es cierto
que de cualquier manera el otro goza, ma- De este modo la dimensión de ausencia
soquísticamente (…) pero en el discurso que proporciona el psicoanálisis a los dis-
del poder, en la lógica del poder, este goce cursos culturales, recordando ese no-saber
del otro queda ocultado. Prohibido y ocul- que puede ser motor de numerosas pro-
tado. Razón por la cual tanta gente ama a ducciones, en la órbita de lo subjetivo es
los amos.” (Masotta, 1977: 75) representada por lo femenino y debemos
El psicoanálisis debe mostrar la dificul- permanecer advertidos a que no sea, esa
tad, en el sentido en donde bordea un real dimensión, colmada por la maternidad.
parloteando una teoría. Experiencia que
muestra cómo se aloja lo real, como se de-
tiene uno ante lo real.
En torno a las ideas trazadas, la ambi-
valencia está presente en la maternidad,
tanto para recordar la diferencia de los
sexos como para no olvidar la necesaria Bibliografía
distancia que habilita a lo femenino y el
consecuente sostenimiento de ese Otro Alemán, J. (2019) Capitalismo. Crimen
respecto al falocentrismo. Lo femenino perfecto o emancipación. Barcelona.
instaura una ausencia en la estructuración Nuevos emprendimientos editoriales.
subjetiva. Y la maternidad aparece como
Assoun (2006) Lecciones psicoanalíticas
un lugar que vira de momento a momen-
sobre Masculino y Femenino. Buenos
to entre la ferocidad de la castración y la
Aires. Nueva Visión.
ilusión de completud, y es por jugar en esa
dialéctica que puede entrar y salir de ella, _______ (2003) Freud y las ciencias so-
para no borrar la ausencia que la mujer ciales. Barcelona. Ediciones del Serbal.
recuerda. A propósito de esto último, en el
apartado “El ausente” de Fragmentos de Barros, M. (2018) La madre, apuntes
un discurso amoroso, Barthes dice: lacanianos. Buenos Aires. Grama Edi-
ciones.
Históricamente, el discurso de la
ausencia lo pronuncia la mujer (…) Barthes, R. (1977) Fragmentos de un
Sigue a ello que en todo hombre que discurso amoroso. Buenos Aires. Siglo
dice la ausencia del otro lo femenino XXI.
se declara: este hombre que espera Bourband, L. Brienza, L. (2016) “Los
y que sufre, esta milagrosamente discursos sobre la maternidad en
feminizado. Un hombre no está nuestra época. Entre la experticia y la

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experiencia”, en Actas del VI Congre- Miller, J. A. (1993) De mujeres y


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De la pág 39 a la pág 49 49
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(Facultad de Psicología, UNR) Miembro


del Centro de Estudios de Psicoanálisis y
Debates Culturales (CEPDEC) Integrante
del PID «Oscar Masotta:actualidad de los
debates culturales en Argentina».

50 PSICOANÁLISIS EN LA UNIVERSIDAD, 2019, 3

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