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SERYTIEMPO

Digitalización
& OCR por:

Biblioteca
Erik Satie
1ra edición
Agosto 2016

33.
Comunidad Digital Autónoma
bibliotecaeriksatie.blogspot.com.ar I¡ · EL ESTILO Y LA IDEA
'1'111110 priginal Style and Idea Arnold Schoenberg
10 l'>�I l,y Williams and Norgate, Ltd. Londres
'V,·1•:ilt',11 ·spaiiola de Juan J. Esteve

EL ESTILO Y LA IDEA
lntrodueción de RAMON BARCE

© 1%3 by Taurus Ediciones, S. A. TAURUS


Claudio Coello, 69 B - MADRID - 1
N." Rlro.: 1937/63 Dep. legal: AV. 126 MADRID
!
i

'1
PROLOGO DEL EDITOR INGLES

Arnold Schoenberg, como escritor, tiene personali­


dad e ideas propias, no solo en el idioma alemán,
sino también en inglés. Varias de los ensayos que
ahora componen «El Estilo y la Idea» fueron origi­
nalmente escritos en alemán. Al traducirlos, y por
deseo del autor, me he ceñido al estilo original todo
lo literalmente que el inglés usual lo permite. De
este modo se hallará cierta consonancia de expresión
entre estos y los posteriores ensayos, que fueron es­
critos directamente en inglés, aunque conservan to­
davía las características del estilo alemán propio de
Schoenberg.
El mismo Schaenberg ha dejado así aclarada su
actitud acerca de su manera de escribir inglés:
« . .. No pretendo ocultar el hec.ho de que este no es
mi idioma de nacimiento y no quiero aparecer en­
galanado con méritos estil,ísticos ajenos.» El acata­
miento de este punto de vista ha presidido toda la
tarea editorial.
Para mejor precisar, manifestamos asimismo que
nada se ha hecho para intentar eliminar algunas
posibles faltas de consistencia en los puntos de vista
expresados en los distintos ensayos. Tengamos pre­
sente que estos trabajos representan el producto de
cerca de cuarenta años de actividad intelectual y
constituyen por tanto un reflejo del crecimiento y
desarrollo de las ideas_ de Schoenberg durante todo
ese tiempo. Lo que desde luego no ofrecen es nin­
gún dogma establecido y nada que se parezca debe
buscarse en ellos.
DIKA NEWLIN

\
INTRO DUCC ION

'I
Si alguno diez: -Me he fatigado mucho, pero
no he adquirido la ciencia-, no le prestéis fe;
Si dice: -La he encontrado sin fatiga-, no
le déis fe.
Si dice: -Me he fatigado y la he encontra­
do-, creedle sinceramente.
TALM:UD.

SCHOENBERG, ESCRITOR •
Trabajosamente, a través de los penosos meandros
de una comprensión insuficiente, la música de Ar­
nold Schoenberg va llegando a todos los públicos y
a todos los rincones del mundo. Como en tantos otros
casos, una aureola de lejanía, de misterio, de rare­
rza, precede a su música. Flotando en torno de Schoen­
berg hay, para el gran público, una oscura bruma:
esa bn1ma es la que hemos querido despejar al pu­
blicar este libro.
Schoenberg, como muchos otros músicos, sintió la
necesidad de expresarse también con palabras. La
música es un arte abstracto de por sí, y la búsqueda
de un:a rpalabra exacta para ayudar a su compren-
5ión ha llenado miles de volúmenes. Schoenberg
quiere explicar sus ideas sobre la música, sobre los
músicos, sobre su propia obra, e incluso sobre otros
,temas de los que su mente, siempre activa, se ocupó
sin descanso. No fue Schoenberg un literato-nove­
tlista, dramaturgo, poeta-, aunque él mismo reali­
zara 'los textos de su oratorio «La escala de Jacob»
y de su ópera «La mano feliz». El músico-escritor
suele estar siempre en un absoluto mundo musical:

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·( 11 1 1 pomi :; u s textos, comenta su música o :la de otros Jos-que ·van desde 1 900 hasta 1 950, medio s iglo de
·u 1 1 1 pu1, I l u r ·s ; a veces, polemiza y expone su perso­ medita ción y de lucha-son un muestrario sorpren­
pos 1 1 1 ru es té tica. Las raras excepciones que pu­ dente de esbozos, de sugerenci as, de afirmaci ones y
de dudas. Unos son puros análisis técnicos de obras
,
11111

d l t'· rn 1 1 H ,s cneu n t rar de un músico que fuera, al mis-


11 1 1 c ¡ 1 k mpo e i ndependientemente de su música, suyas y ajenas ; otros, estudios pedagógicos dicta­
,. w rl t o r ,( ·orno Guillaume de Machaut ) están compen- dos por su extraordinaria experienc ia en la enseñan­
11.J 1 d 1 , s ,pu r l a pléyade de -esos escritores-músicos siem­ za musical ; otros, notas de estética, históricas o so­
p n· : t i serv icio de fa música : Adam de la Halle, Kuh- ciológicas , que a menudo rebasan el mundo de la
11 1 1 1 1 1 . W · b e r, Berlioz, Sclmmann, Wagner, Debussy, nnúsica y se internan en otros terrenos, en invasión
. · , · l l rl' · k¡_; r, Bartók. Y, en otros muchos, sus cartas o !fecunda y nunca gratuita. Una colección de estos ar­
n · l 1 1 :t.us nos proporcionan puntos de vista seguros tículos constituye el libro Style ar.•d. Idea, editado
1-.n h r¡_; s u obra. Sin duda, los períodos de crisis y evo­ ¡por Dika Newlin el mismo · año de la muerte del
, l 1 1 c i ó 1 1 son más propicios a la explicación ,l iteraria composito r y que ahora presentamos al públ ico de
< J I I L: l os t iempos dogmáticos y seguros. En nuestros habla españofa. Los trabaj os aquí reunidos d an una
d f: , s , po · ej emplo, el formidable haz de posibilida­ clara idea del mterés de Schoenberg como ens ayista.
ci L·s ; 1 b i e rto para Ia música, con su secuela de una Literariamente, Schoenberg pertenece a una co­
g r: 1 1 1 va riedad d e formas y esquemas nuevos, obliga irriente expresioni sta que tiene sus raíces en el p en­
v: 1 s i i n d ucliblemente a los comp ositores a intentar samiento doloroso y amargo de W-eininger, Strind­
1 1 1 1 : 1 ¡_; xégcsis continua. Es Schoenberg, precisamente, berg, Maeterlinck, Dehmel y Stefan George . ·Sus
1 1 1 H 1 de l os iniciadores-quizá el ·m ás caracterizado­ preferen cias literarias-los autores citados, as í como
d · e s t a corriente. Su libro más importante, Harmo- el danés Jens ,Peter Jabobsen y el pintores co y ge­
1 1 i clc/1 rc ( Armonía ) (Viena, Universal Edi tion, 3 .ª ed. o:iial arquitecto y escritor Adolfo Loos-no le con-
,·1 i 1 TL'gi d a , 1 92 1 ) , es incuestionable mente uno de los . duj erori, no obstante, a un formafü;mo nihilista , pues
1 r: 1 1 : i dus fundamentales , e scritos sobre ,l a materia e conservó siemP.re su fe en los valores constructi1Vos
i 1 1 n n·s t i u n abl emente ,también, el único que, sin de� de todo orden. Que Schoenbe rg estuviera más cerca
,l : i 1 · d · cod i ficar toda la arimonía clásica con un cri- de George que de Rilke es perfectamente expl icable
1 l ' l ' i o fl e x i b le profundo, abre el paso a la nueva con­ ¡porque, como el primero, se desliga en principio de
·1 ·q ,L· i ú n m usical de nuestro tiempo. Obra realmente ¡toda función s ocial e histórica y se dirige tan sólo
1 1 1 1 i c: 1 , rl:s u rne el formidable saber técnico de Schoen­ al espíritu interior y a ,la forma como expresión. ( Re­
l ll ' I "¡ '. .Y , a l m i smo tiempo, las más precisas y agudas cordemos aquí las duras pero exactas palabr as de
, > 1 ,s , · rv;1 · i o nl:s estéticas y estilísticas. Lukács sobre Stefan George : « Un mundo duro y aris­
A d rn 1 .'1 s de la HarimJoniJelehre, Schoenberg publicó tocrático . . . Un aristocra:tismo que no es fratern al. » )
1 1 1 1 1 1 ·, l i l i ros de t,é cnica musical en inglés. Pero su E l estilo d e Schoenberg, tanto e n alemán como
p1 · 1 1 ·.i 1 1 1 1 i v 1 1 t o se despliega libre y variado en sus ar- en inglés, se caracteriza por una fuerte ex:ipresivi­
1 k 1 1 l 1 1:, , 1 H i l as y conferencias--,que sobrepasan con dad, manifiesta en la sorprendente elección de p a­
1 1 1 1 1 ! " 1 1 1 1 l ' i t ·(· 1 1 1 · n;:i r-, donde -el compositor, a propó­ labras e imágenes, en la movilidad mental, que se
., 1 , , 1 i l ' r 1 1 : i l q 1 1 i c r oportunidad, pone de manifiesto traduce en una sintaxis abrupta y apasionada, e in­
•,u 1 i l 1 1 1 1· 1 T 1 1 1 1 1 p i du d inamismo mental. Estos artícu- cluso en la a:bundancia de signos de admiración e

JI) 11
i n l c r ruga · i ó n . A ú n podría señalarse otro carácter, gresista» de la historia · de la mus1ca, es decir, su
u 1 1 1 1y 'P ·<.· u l i a r del espíritu judío, y es la alternancia valor de avance continuo. Cada compositor-cada
,d •s ·01 1 l: · rl a n lc , d e lo grandioso y lo sublime con gran compositor-da un paso hacia adelante en la
110 f r (1 1 1 i ·o · i n cluso bufo. No siempr� puede decirse expr,e sión. Esto no quiere decir-y Schoen:berg lo ha­
� p 1 0 Scl wc 1 1 bcrg hable en serio : a menudo se trata ce notar con toda daridad y concisión-que la mú­
dv vc t'd a d c ros sarcasmos. Muy frecuentemente el hu- sica actual tenga un rvalor superior a la de los grandes
11 1 11 wi srn o del compositor haoe dudosos ,los pasajes y clásicos. La cuestión es distinta : « Esto n o significa
1 1 c i:-. ·1 1 ·va a un mundo de posibilidades fantásticas que el contenido sea mej or, más importante o más
,1 f ¡ , i ·u 1 1 1 c n le expresionista, donde •s e perciben los ecos estremecedor que el de las obras de otros grandes
d d 1 1a l u ralisrno distorsionado de Wedekind .o Kai­ maestros ; porque tan sólo existe un contenido que
,\ L' I ' y de la ironía, en cierta manera socrática, de .todos los grandes desean expresar : el ansia de la
K · 1 rl Kraus. humanidad por su forma futura, por un alma inmor­
tal, por la disolución en el universo. » El compositor
debe de situarse en su propio momento e intentar
�· ' 1 1.0ENBERG Y LA MUSIOA CLASICA justamente su propia tarea-la de « expresarse a sí
mismo»-, que no estará nunca en contradicción con
E n la mente de todos está la convicción de que el espíritu de la época. Schoenberg aplica a la mú­
S · l i ocnberg fue un inn01Vador de decisiva trascen­ sica ,esta idea de progreso ( en sentido restringido,
. l c n c i a en la evolución de la música contemporánea. afectando sólo a determinados parámetros en cada
p. · ro al leer sus trabajos, el lector se sentirá muy caso ) , y esto le permite sacar a relucir ejemplos de
sm.p rcndido al comprobar que el creador del dode­ Mozart sorprendentes por lo que respecta a la cons­
l·� 1 ro n ismo no era, en •manera alguna, un iconoclasta. trucción ; y valorar debidamente a Brahms para .des­
S 1 1 res peto para los grandes valores de la música an­ poj arle del sambenito de academicismo y de forma­
l l· r i o r a él mismo es inmenso : « El que no respeta lismo que casi siempre se Ie ha asignado. Tanto en
1 1 l us dc rnás nunca será respetado », escribe. Y, a pro­ el caso ·d e Mozart-asimetría de las frases---"Como en
pl'1 si t o de Mahler, dice también : «Su profundo y el de Brahms-atrevimiento armónico y variación
1 1 1 · r:1 i g; 1 d o conocimiento de ,l os valores reales no po­ progresiva-los ej emplos d'e Schoenberg s on c ontun­
,t l í : , pc nmi tirle la falta ,de •respeto a los auténtica- dentes, y nos obligan a contemplar con otra men­
11 1 H · 1 1 1 · g,-andes. » El entusiasmo de Schoenberg por talidad la historia de la música. Nuestro des dén por
H ; 1 l ' l 1 y Mozart, por Brahms y Mahler, por todos los un gran maestro (véase la anécdota de Wagner
1¡,, ru n dcs c readores, testimonia de su admiración in- y Mahler ) será siempre injustificado y producto de
11 1 1 1 1 1 , p o r lo grandioso, por lo que constituye un men­ la irreflexión. Todo gran artista ha sido, al mismo
1 • 1 1 k 1 1·: 1 scc n d c nt al , sin distingos ni preferencias mez­ .tiempo, un gran innovador : «Música quiere decir
< p 1 1 1 11IS. música nueva. » No hay grandes músicos «pasados
1 1 1 1 n s ¡ w(' l o i m portante d e la actividad intelcctua:l de moda» : el gran arte, el profundo, el que posee
� 1 " . ' \ ' l 1 1 11· 1 i l ll· rg es el impulso decisivo que dio al en- fa hondura y la reciedumbre de la IDEA, nunca está
1l 1 u ¡ 1 w l i i •, l 1 i r i c i s l a ,d e los estudios musicales. Con « pasado de moda». El 1progreso formal, según Schoen­
r:, 1 1 , w t t h, · 1 )( n l' l o r¡¡ a Ja consciencia el carácter «pro, berg, es una consecuencia de la n01Vedad de fondo

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d · l a o b r: 1 : « N o existe ninguna obra de arte porten- De ahí que Schoenberg introduzca esa noción pro­
1 01:-n q u • no l l eve un nuevo mensaj e a la humani­ gresiva en la historia de 1a música ,proyectando ha­
<. l a d ; 1 1 i 1 1ui'i n g ra n artista deja de cumplir esto. ·Es cia atrás su dinamicidad. Su admiración por los clá­
·I n',d i 1:'.0 d t.: honor de todos los grandes en el arte, sicos no es pasiva y extática, sino vitalizadora. Jus­
'.Y , ('1 , 1 1 10 c o n secuencia, en todas las grandes obras de tamente la ac titud contraria a la iconoclastia de
! 1 1:-: g ra 1 1 d 1.:s encontraremos esa novedad imperece­ muchos de sus seguidores, que, como los futuristas
d (• 1 ·1 1 . » de otro tiempo, quisieran, de un plumazo, tachar
, .-. s s i • n i [i cativa esta actitud d e Schoenberg por lo nombres y épocas para que la música comenzase con
q 1 1 0 1 i c n c de constructiva. En ningún instante el com­ ellos . A es tos iconoclastas conviene la lectura directa
¡ ,os i l u r se dedica a la pueril tarea de desprestigiar de los ensayos de Schoenberg. Su sorpresa será gran­
:1 l os grandes músicos del pasado quitándoles «vigen­ de, y decretarán, por un nuevo ,plumazo, que el mis­
l ' i ,1 ». Esto siempre fue patrimonio de espíritus con mo Schoenberg es reo de clasicismo y de retrogra­
poco poder de creación ( cuando no juvenil y pasa­ dismo.
:i e ra rebeldía ante Io consagrado ) . Sin embargo, es
1 1 1 1 a ac t i tud muy a la moda bajo el pretexto de un
d i n :.1 m i smo histórico cuyo creador es, precisamente, SOHOENBERG Y LA «NUEVA MUSI CA»
b c l locnberg.
l l c rnos hablado ya de esa reivitalización en el sen- Llegamos ahora al principal punto de fricción en
11 i d o « p rogresivo» que Schoenberg insufla a los gran­ la música contemporánea : la psicosis de novedad.
d , ·s mú sicos del pasado. Esta revitalización-es de­ La situadón, a grandes rasgos, es la siguiente : el
l ' Í 1 ' , e l mostrar, independientemente del valor abso- historicismo introduddo por. Schoenberg ha produ­
1 1 1 1 0 d e la obra, su carácter de progreso formal-es cido, además de un análisis del pasado desde el pun­
. l I i j : 1 d · l a admiración y del respeto. Y, rpor otra par­ to de vista del «progreso formal», un código del pre­
k , 1 i l' n e sus raíces en un autoanálisis fecundo. Los sente. El hombre occidental está enloquecido por Ios
· 1 1 ·s 1 1 1 1 , l l.los formales a los que ,llega la música de resultados sorprendentes de ,la profecía en los terre­
t·, \'1 1 , 1t.; 1 t l x: rg })roceden fundamentalmente de la asi- nos científico, estadístico, sociológico y económico.
11 1 H · l r i : 1 1 1.:m á ti.ca ( de ahí . l a admiración del composi- En estos campos, la previsión del futuro ha conse­
1l 1 1 r p D r ,M ozar t y Mahler, sus ,predecesores en este guido resultados prodigiosos. Estos resultados pro­
1 n n · 1 1 u ) , d e l análisis de los procesos armónicos ( de vocan, ele por sí, una « planificación », ya que, cono­
d , 1 1 1 t k l a a d 111 i ra ción por Brahms ) , y de llevar a sus cida la meta a alcanzar, pueden y deben organizarse
1 i l I i 1 1 i : 1 s con secuencias el individualismo de las vo­ los caminos y Ios procesos hacia ella, aun teniendo
• · 1 -.· , ( d ,· do1 1 d c l a admiración por Bach ) . Es decir, en cuenta los parámetros variables de Ios que pue­
1 • 1 11 1 1 \" 1 k Sc l l uenberg está profundamente arraigado dan depender· dertas oscilaciones o efectos secun­
, • 1 1 , · 1 1 · l : 1 ·, i l · i s 1 n o {corno observó Juan Carlos Paz) ; y darios. El presente queda así codificado: estamos en
1 · 1 d , 1 i 1 , ·1 · 1 1'1 1 1 1 i s 1 nu es, precisan1ente, el intento de or­ :tal punto, ,y debemos de marchar por esta senda para
'l 11 1 1 , 1 1 · L 1 t· x p rv s i ú n a tonal de ·manera nuevamente alcanzar, inexorablemente, tal otro estadio.
· l 1 l 1 ' 1 1 1 . i 1 , y « c l {, s i ca » : es decir, es una nueva to-
!I El paso siguiente es la historia. ,E,I hombre occi­
1 1 1 1 i l 1 1 • I , 1 1 1 1 1 1 1 p w l' l '<·.ida con ot ros supuestos. dental intenta predecir ,el curso de los acontecimien-

1 ,1 15
t os h i s t ó r i ·os. Pero ya aquí no pisa terreno firme: ci:tario es «1Música Nueva», nos dice s a n:�1 s t k:1 1 1 1 · 1 1 1 1
d · 1 1atla 1 · va- l e n experiencias ni estadísticas. Cuando Schoenberg. ¿ Y ,qué es la «música nueva » ? Los po r.
·l a J ' i l os1 �1ra de Ja historia quiere hacerse profética, -tador,es del slogan suponen, -dice Schoen berg, « q 1 1 1•
' . t l' J'u t :. 1 '1 1 1 1 e n l e ·e n el ridículo, porque ha de divagar co11 sólo pedir la creación de múska nueva se 1 1 0.·
o d · i I I t. rnd uci r dudosas metafísicas. Y si las predic­ habrá de servir el producto ya preparado». Pe ro l as
c i o 1 1es · ic n t íficas o económicas son modernas e hi­ causas reales de los cambíos de estilo no son claro
j a s d e u n progreso ineludible de la consciencia y de .es, -los slogans, ni 'los buenos deseos, sino las �1 ecesi­
l os n 10 d i os, la predicción histórica es una vieja ma­ dades profundas del j uego de acción y reacción de
n ía h u mana. Recordemos 1a inútil doctrina clásica la historia. Y Schoenberg explica aguda e irónica­
de l a h i storia como exP'eriencia que puede repetirse ; mente en qué consisten exactam·ente esas causas. Los
lY las ridículas síntesis pseudoorgánicas de Bossuet creadores del grito de batalla indican tácitamente ( a
y o t ros historiadores, repetidas desdichadamente por v,eces explícitamente ) ,que 1a obra de arte que no
,pe ngler y Toynbee sin otro fundamento que una s,iga sus principios quedará en seguida « anticuada».
f
. a n tasía apocalíptica y demencial que pretende ser Y Schoenberg se pr·egunta : ¿es que el grito de re­
razon able. novación de Keyser, Telemann y Felipe Manuel Bach
No, la historia no puede predecirse. La razón úni­ convirtió en anticuada 1a música de Juan Sebastián
ca y suficiente es que el comportamiento humano Bach ? No. El arte profundo, portador de una idea
-i n dividual o en ,grupo-no es previsible- más que -no simplemente de un «nuevo estilo»-no queda
en una mínima parte, porque no podremos nunca nunca relegado porque otro estilo trate de alzars e
conocer todos los factores que influyen en el hom­ con la patente de -la «modernidad». Y Schoenberg
b re ni sus r·eaociones múltiples, encadenadas y rami· añade estas irritadas palabras contra los legisladores
fi cadas, a pesar del rpsicoanálisis y la gestaltrpsyoho­ del presente musical : « El presente nunca ha perte­
·l ogic. Toda planificación' ,en -el terreno estrictamente n ecí-do de manera tan completa a :la mediocridad
h u mano es inasible ·e insegura : nunca pasará de ser como hoy en día . . . Se ' puede ser moderno hoy en
« b uenos propósitos para el Año Nuevo». d ía sin aspirar a lo mejor. . . Se es ¡¡noderno : con
A h o ra bien, Ja planificación tiene un hermano bas­ eso basta. En ocasiones se •es has1:a ultramoderno :
t a rd o que aspira al trono : la propaganda. La propa­ es t o J.c hace a uno inter,esante. »
g.1 nd a n o predice, sino que encauza ¡para que se cum­ Q u i s iera añadir unas precisiones que afectan de
pla l a predicción. La propaganda es antigua y, en ce rca a ·l a cr,eación musical actual y que dan la
parte, eficaz. Es capaz, parcialmente y en ocasiones, raz6 1 1 , d c;;graciadamente, a las palabras de Schoen­
de hacer pasar por oro ,lo que es latón. Sus procedi­ berg . Esa ·planificación del present,e ( con su propa­
rn i e 1 1 1 os son fundamentalmente dos : el halago y la ganda ,co rrespon diente ) y esa predicción del futuro
: i 1 1 1 l· 1 1 a za, ambos largamente acreditados. de la mü s i, c ;, 1 h a n creado un estado de nerviosismo
i\ pv.1 1 a s es rpreciso eXJplicar 1o :que se refiere a la que en nada be 1 1 c l' i c i a a la IDEA, tal y como Schoen­
11 1 1 1"1 s i l·: 1 . Los :p rofetas estéticos predicen el futuro del berg la con c i be. Los compositores ,temen quedar an­
11 1· 1 L', .q 1 1 l', com o la historia, pertenece al núcleo mis­ ticuados, y se esm e ran en lograr «lo nuevo» a toda
l l· 1 l m o t k l ·o mportamiento humano, y p.lanifican el costa. Creen que su p a r t i l ura puede quedar sobrepa­
J l l 'l''W l i l l· , ·, 1 1 1 verdad era fruición. Su « slogan » publi- sada en vanguardismo por ,l a del vecino (que puede

1 ) 17
2
o) , Y pero que muy a menudo puede ser también el final
v i 1 · l e > 1 l 1 b; 1 1 11 1 1· 1 1 V i e n a que en Helsinki o Toki
1 H : 1 1 i i 1.: 1 1 1 S( ) h rc · l as forma s mism as de la comp o­ .de esa tensión fructífera.,,
:,l 1 ' · 1
es .forma l es un La fe que Schoenberg tiene en el hombre es admi­
:i l i ' i, 1 1 . l ' t ' rn 1·1 i n 1 0 es te rápido progr o
es, de u �a. al'-:cina­ rable, porque resiste los embates del escepticismo
1 , 1 1 1 · 1 1 1 1 1 1,J >Ps i h lc ( se trata, clar ? sarcástic o que acechan al comp ositor mismo, brotan­
c · ! ,'1 1 1 ) . 1 : 1 p l ' i s a , l a u rgenc ia, oblig an a mod1frcac10nes
- do de su propio espíritu crítico. Espíritu hebreo por
c ¡ i w ,¡; 1 1 1 1 : 1 yc 1 ría de las veces afectan tan sol o a la fo�
inclus a cosas tan n1- excelencia, Schoenberg es un hombre inquieto, que
1 1 1 1 i ! : t 1 · i ,'1 1 1 c x t e rna de ·la obra, o
sición quiere construir destruyendo ( de manera semejante
1 i t i : 1 :: n 1 1 1 1 o e l formato de la partitura, la dispo
p e 11 L úgram as, el color de la tinta , la supre sión a Wassermann y a Thomas Mann : recuérdense esas
d , · 1 , ,,.
e indic acion es. En esta dos obras maestras de destrucción c onstructiva que
1 , : , d i ,· i ,'> n d e signos auxil iares
a la moda , se lleg a todo son « El doctor Laudín » y «La montaña mágica » ) . Esa
l 1 1 d 1 a t'u r.iosa por estar . �
de tensión crítica es p ara Schoenberg el gran rvalor hu­
¡ >/· 1 i c ro de aberraciones, por ejemplo, ª, partituras
rec erda mano. T odo men os Ia seguridad, el « confort», como
k · l u ra enigm ática o p olivalente ( ¡ como 1:1
ias a dice despectivamente en su Harmonielehre : la co­
L·s l o 1 a n tos barroquismos manieristas ! ) . Grac
de ingen io y de habi lidad , la modidad se paga con la ,superficialidad. Si se quiere
es ! e esfue rzo titánic o
arece abrum ada por una nuev a y o bse­ ser profundo hay que estar siempre inseguro, aun­
11 1 1 ú s i ca desap
de esta� que esta inseguridad engendre d o lor.
. i v: 1 re t órica , y olvid a que la única manera
repre senta ndo con s m­ Uberal por naturaleza, ironiza sobre el espíritu li­
l ' O l l l a prop ia �poc a se l ogra ,� ,
ese ti empo , su hond a pr blem aüca beral poI'que ve también en él los gérmenes de una
•c l ( j s l a IDEA de o

: , l l n 1 :t �; ocul to esp íri tu,


y no jugu etean do con el es- seguri,dad utópica. Hay que luchar p or los derechos
1 i lc 1 . humanos, p ero ¿ cuáles son Jos límites de est os dere­
chos? ¿No es ya la ley-cualquier ley-una codifica­
c i ón inj usta ? ¿ N o tienen muchas veces iguales dere-
1 1 > 1 :. < ) f .OC IA D E SCHOENBERG · h o:; dos ideologías en pugna ? La guerra, en todo
l' � l s ( I , n o solo no resuelve nada, sino que crea nuevas
1 . 1 > q uc el estaca más fuertement e en los escrit o s de l'o rn 1 ;.is de opresión. ¿ Por qué una mayoría oprime
� vi >< 1 c 1 1 hng es su espíritu humanista. Un humanis·mo : 1 1 1 1 1 : 1 m i noría, aun democráticamente? ¿ Y por qué
lo­
n 1 yc > G 1 n o 11 es el esfuerzo , la búsqueda ( tal vez el 1 1 0 1 , · n LT e n cuenta a esa minoría microscópica de los
¡ · , ; , ) , pno n unca la codificació n. En su Harm onie­
.i 1 1 co 1 1 1', m ncs selectos? « Parece, dice Schoenberg con
l , · /1 1 , · < · ., ¡1 1 ·esó esto con singul ar nitide
z : «Mis alum- �1 1 1 1: 1 rg u 1 ·: 1 , corno si el código de derechos humanos
1 : 1 hc n ,de dónde puede venir el con o cimien t o : ¡ de
1 1 1,, : 1 hu b i e ra < k J i i n i t arse a menos aspiraciones de ,las que
l : 1 h i'1 :,c p 1 cda ! » su rim bo'l l l l >: 1 1 11 c 'l .í t ulo sugiere. » Y añade, ironizando
1 ': 1 1 : 1 Sc l wc nbe rg, ser human o equivale a buscar. El casuís ti c..1 1 1 1 1· 1 1 1 c : « También a los caníbales hay que
, · 1 1 · 1 · 1 1 1 1 : 1 s u .'> a l t.nn nos a buscar, es decir, a -mantener ·reconocer lc..:s s u s d e rec hos. » Porque puede haber erro­
,c 1 1 . . . ¡ , i( - 1 1 , i : i ! oda costa el dinamismo de la rrnente y :res sublimes y p rn l'u n d a mente creídos y sentidos ; Jos
, 1 , J . 1 · ,, · 1 1 :, i l l i l i d �1 d : « ¡ Esr p ero que mis alumno
s bus­
(

a saber que se busca solo hindúes «muere n ,d · ,! 1 a m brc millones de ellos antes
' 1 1 1 1 1 I l 't 1 n p 1 L ' 1 1 : 1 1 1 l l egado
1 1 L· el e n contrar ,es, , e n efecto, la meta, de que se les ocu r ra sacril'icar una vaca sagrada. »
¡ ,: 1 1 , 1 1 . > 1 1 · , ·: 1 1 ·. ü
19
1 ti
( J 1 1 t'· l 1 : 1 v 1· 1 · .' l 'o 1 ·q 1 1c, n a t uralmente, la fuerza no p ue� y· azaroso de la naturaleza-, altivo, capaz de soste­
: 1 1 , 1 · i 1 1 p k: 1 1 ,:,· : « N o es democrátic9 na d a de" lo que ner sin sucumbir las luchas más d esesperadas contra
1 1 : d 1 1 , 1 k p rn 1 ·ge r a la democracia. » Solo caben la todo género de t entaciones y desmayos ( dinero, po­
1 , 1 • 1 1, 1 1 1 1 : , i , 1 1 1 y ,l ;.1 re . Y aquí regresa Schoenberg a su pularidad, facilidad, comodidad, moda). Veía tam­
d ,·1 1 1 1 : 1 : . i v : 1 : b sa l v ación por la búsqued a, por la t�n- bién cómo el público, en su inmensa mayoría, estaba
1, p 1 1 v � p i r i l 1 1 ..i l , aunque el horizonte no.muestre si n o muy por deba;o de ellos, atento sólo a la co nvenien­
1 1 1 1 , : , 1 1 1 i 1 H 1 us· c uro, intrincad o o inviable. cia y al placer. Su reacción fue entonces excesiva y
l ' 1 1 i l 1 ·i: 1 re p rocharse a Schoenberg su indi,ví dualis- tajante : la afirmación rotunda de la superioridad
1 1 1 1 1 : 1 1 i 1 1 1·: 1 nza . Alienta en él la misma idea aristocrá- del artista y la negación, igualmente rotunda, de
1 i 1 ·: 1 ,q 1 1 e e n Nietzsche, en Stefan Georg� Y en Orte_ga. que ese artista escribiera para tal público. Record e­
1 ': i r: 1 Schuenberg, la comunidad no existe o no 7�­ mos también que Schoenberg vivió aún la época en
p u r l <1 . Lo que importa es esa «minoría microscop 1- que el arte e ra considerado como salvación, como
1.·a » , es1Js pocos hombres excepcionales que se produ­ mensaje superior. Hoy no podríamos suscribir tales
c •,1 1 {i l: cuando en cuando. Por eso, para él, la músi- ide as sin enroj ecer. Preferimos pensar, más modes­
· ; i no ex presa otra cosa que al músico mismo. Esto tamente, que el artista absorbe una gran cantidad
es u n a manera de ,pureza artística : « EI verdadero de energías que faltan en los demás y que, por de­
1. ·0 1 1 1 pos i tor escribe música por la única razón :de que cirlo así, su obligación es devolverlas a la comuni­
l l; comp l ace h acerl o . » Se ve impulsado « a decir al � o, dad en forma de obra de arte. Esto no quiere decir
1.: X i ),; l a O no una persona a J a que le agrade . » Es decir, que el artista haya de descen d er al nivel de los gus­
, · I ., ne no tiene función social, no va dirigido a na­ tos medios del público para complacerle o para
d i 1.: , y mucho menos a todo el público, pues « s i e � ·comunicarle de manera muy asequible unas ideas,
: i r l e no será para todos, y si es para tod os no sera como han pensado algunos partidarios exc esivos de
: , r 1 1.:. » Y termina, lapidariamente : «· P orque tan solo la socialización d,el arte; porque entonces la obra
L'x i s lL: / 'art pour z:art, el arte por y para el ª:t e . » a r tística perderá fuerza · y hondura, y el resulta d o
l l ern o s de hacer un gran esfuerzo para situar es- s c rú que el público mismo será defraudado y perd erá
1 : 1 s i d eas en el mismo plano de el evación ¡m oral a con e l l o.
q 1 1 c l l ega Schoenherg en otras ocasiones. Hay, para H ay un brevísimo artículo, titulado « Un juego pe­
j 1 1 !, l i l i c a r l as, una poderosa razón personal. Schoen­ l igroso », en el qu e Schoenberg aborda el problema
.h ng v i ó , con dolor e indignación, las críticas injus- de la i n con sciencia política e histórica del artista.
1 : , :, y descabelladas que se hiciero n a Brahms y a Schoen b c rg se da cuenta, lúcidamente, de ese fallo :
1\/1 : i l il n , y valoró, al mismo tiempo, el heroísmo . ar- «Los ar l i s las, generalment e , tratan este problema de
1 f . 1 i 1 ·, , 1k: �, 111: bos compositores ( ¡ y de él mismo ! ) al manera Lan im p n,'1neditada como si fues e puramente
1 1 1 1 1 1 l 1 h l q:�1 1·se nunca ante las exigencias del público. una controvn'.; i a sobre asuntos artísticos ; exacta­
1 :.� 1 : , l 1 l l ' l l : 1 l i t ú n i ca contra la incomprensión y ia mez­ men t e igual q ue si es tuviesen discutiendo sencilla­
q 1 i l 1 1 d : 1 d k q 1 1 cid ó grabada para tod a su vida. El veía mente el art.? por el arte en contra de la objetividad
: d , r l i '., 1 1 1 ( '1 1 1 1 1 0 u n ser superior-supe rior, sobre todo, en el arte ». Quizú Schoenberg no repara en que esa
1 1 t l ' i 1 1 :, 1 1 . . 1 1 p rn p i o es[uerzo, no por un don gratuito impremeditación es una secuela de sus propias ideas
'O
21
S( ) h r \· ,l r 1 i 1 1 k ¡ 1v r 1 d c n c i a olímpica del artista, privado universo, sino por la angustia y el dolor de unos
< k l 1 1 r t i ' i , \ 1 1 : mv i : d . S u s palabras finales son estrem,e­ seres escarnecidos.
c,•t i ( l l ': 1 :., y , ·v v · l �t n l as últimas consecuencias de esa Ahora podemos ,encontrar de nuevo la veta de Ja
< ·1 , 1 1 1 'l' J ll ' i 1 1 1 1 d 1: I a l'l. ista como ser antisocial y autó- IDEA schoenbergiana, que, en el fondo, no es otra
1 1 < 1 1 1 1 1 1 : « P, · r ·u considerando la clásica inferioridad cosa que el dolor baj o todas sus formas. Dolor que
11 1 1 1 · 1 1 1 : o l y 1 1 1 0 1 a l de los artistas en genePal, mej or diré : se ·expresa a veces con tinieblas, a ,veces con sarcas­
l l ': 1 1 : 1 i l l w; ( ' O r n o a niños ine:i¡:p ertos. ·Llamadlos locos mos, a veces con alaridos. En una primera etapa, la
!Y r l t-,j : r d l os en libertad. » música de Schoenberg expresa el dolor abstracto del
1 :. 1 1 s 1 1 s ú ll i mos años, Schoenberg comprendió, sin mundo ; más tarde, con el dodecafonismo, la forma y
d 1 1 d : 1 , q u e no era posible, ni para el artista ni para Ja técnica le dan fuerzas y poder para ironizar ; por
1 1 : 1 d i c , ovadirse de la r,e alidad. El grito desgarrador último, d�sdeñando estilos, se sumerge en el dolor
d L: « U n s u perviviente de Varsovia» es la muestra deci­ concreto y, ante el espectáculo de su pueblo perse­
s i va d e su nueva actitud. La abstracción metafísica guido, eleva un cántico humano y sangrante. Es de­
cir, en la obra y en el pensamiento de Arnold Schoen­
d L: s us p11ünera s obras- «Noche transfigurada», «Gu­
berg tienen lugar los tres actos de la tragedia de
rt Te-1 i ede r», « Pierrot Lunaire »-se convierte ahora,
nuestro tiempo.
;1 u 1 1 den tro del mismo espíritu, en lacerante acusa­ Esto nos ayudará a enfocar debidamente el hecho
c iú r t , en reflej o concreto de una realidad histórica. irrefutable de que con la marcha de la historia cam­
l •'. n su pequeño artículo « Mía es la culpa» se niega a bian las valoraciones. V\lagner y Mahler pudieron ser
� 1 p:1 d r i nar ciertos experimentos del « arte por el arte » : metafísicos puros sin ofender a su tiempo. Schoen­
s i e n un principio pensó que la música nada tenía berg, espectador de un gran cataclismo, no puede
q u L� ver con el texto literario, ahora efectúa una rvigo­ permanecer impasible. Esta es la gran ,lección de
rosa reducción al absurdo para probar que tal diso­ Schoenberg, su último holocausto a esa incansable
· i : 1 c i ú n carece de sentido y es un puro engaño ( un tensión de la mente que fue, hasta el postrer ins­
« h l u lT » ) . tante, su más alta calidad humana.
Y ésla e s la mej or demostración de l a honradez
de S c l 10enberg, de su independencia insobornable.
Y ; i en su· llarmonielehre confesó, paladinamente,
q u L: no t emía contradecirs-e, pues fa contradicción
c r·a r rn a m uestra de esa tensión de búsqueda que fue La empresa de dar a conocer Style and Idea al
d 1 1 o r l e de toda su vida. Ante ,l a presión de la his­ público de habla española no ha sido fácil. La edi­
! < 1 1 " i ; 1 , S · h oenberg comprende que ha ido demasiado ción inglesa estaba enteramente agotada ; hemos
kj 1 1. · l' l l su apoteosis del artista, y se encara valien­ podido disip oncr de un ej emplar que obraba en poder
f l· r r 1 1· 1 1 k con la realidad, con un arte que sangra, no del crítico m u s .i cal Fernando Ruiz Coca, y que nos
J H I I ' l 1 n i d a s 1 nc lafísicas, sino ,p or desgarros reales ; cedió amable m en te. La traducción del estilo dificul­
1 1 1 > 1 1 1 1 1 .- J ; 1 1 1 1 u erte como tema estético, sino ante la toso y a menudo pintoresco de Schoenberg ha sido
,1 1 1 1 H · 1 l i' t ·1 1 1 1 nc l a y l ocal izad a ; no por la a ngustia del realizada no ya con cuidado, sino con amor, por

'} 23
:, 1 1 1 1 1 ,f . l 1. 1o 1 1,vc. l ) i l' i · u l l ades de todo orden han sido LA AflNWAD CON EL TEXTO ( 1 )
V< ' l l l ' l d 1 ,. ¡, 1 ·: 1 l· i : 1 s a la ac titud generosa de Francisco
( : l l l 1 . , 1 •: , v,', 1 1 . t l i l 'cC Lor de la Editorial Taurus, que
t l l "• t i i ' 1 1 1 1 p r i 1 1 l' i p i u aceptó mi sugerencia de editar
I n , i l i 1 1 v q 1 1 · 1 1 0 h a regateado esfuerzos para lograr
1 1 1 1 11 - , , 1 1 1 1 ; 1 , I P d i gno. Para todas las personas citadas ,
1 1 i l i t ¡ •, I : 1 t kl' Í I I I Í C l1 l0 por SU Colaboración.
Son relativamente pocas las personas capaces de
Madrid, julio die 1 962 comprender, en términos puramente musicales, fo
RAMÓN BARCE. qt;te la música •expresa. El suponer que una pieza de
música debe acumular imágenes de una u otra espe­
cie y que si estas faltan la pieza no ha sido entendi­
da o carece de valor, es algo tan extendido como so­
lamente puede serlo lo falso y lo vulgar. Nadie espe­
ra tal cosa de cualquier otro arte, sino que se con­
tenta con los ,efectos de sus elementos ; aunque bien
es verdad que en las demás artes el tema material,
el objeto representado, se ofrece por sí mismo auto­
máticamente al limitado poder de comprensión del
intelectualmente mediocre. Puesto que Ja música, co­
mo tal, carece de tema material, hay quienes buscan
a través ,de sus efectos la belleza de 1a forma exclusi­
vamente, y otros, procedimientos poéticos. Hasta
Schopenhauer, que empieza diciendo algo realmente
exhaustivo acerca de Ia ,esencia de la ·música en este
maraviHoso pensamiento : « El compositor revela la
esencia íntima del mundo y expresa la sabiduría más
profunda en un lenguaje que su razón no compren­
de ; exactamente igual que una médium hace revela­
ciones sobre cosas de las que no tiene ni idea cuan­
do despierta», hasta él se extrarvía luego, cuando tra­
ta de traducir a nuestra terminología los detalles de
ese lenguaj e que la razón no comprende. Para él, sin
embargo, debe estar claro que en esa traducción a
la terminología del lenguaje humano-que es abs­
tracción, reducción a lo reconocible-, lo esencial, el
(1 ) «Der Blaue Reiter», 1912.

25

Icngu aj · ,d d m u n d o-que quizá haya de permanecer se y juzgar, pero que generalmente es incapaz de
i 1 1co1 1 1 p 1 ·e 1 1 s i b l e y perceptible tan solo-se pierde. Pe­ imaginar « viva» Ia partitura musical-cumplir con
J'O a u n ; 1 .s í , cs l ú j u stificado su proceder, ya que,-des­ su deber con un mínimo grado de honestidad que le
p 1 1 \; d · toclo, su aspiración como filósofo es la de re­ haga decidir si ello no habrá de perjudicarle. Abso­
p r ·s¡· 1 1 J : 1 r J a esencia del mundo, su inconmensurable lutamente desamparado, se sitúa ante el efecto pura­
r r: 1 1 H kz�1 , ,e n términos conceptuales que fácilmente mente musical, y por eso prefiere escribir sobre mú­
v c 1 nos q ue resultan demasiado pobres.. Y lo mismo sica que esté de algún modo relacionada con un tex­
: 1 cu1 1 J ccc con Wagner, que cuando quería dar al hom­ to : música de programa, canciones, óperas, etc. Y
h rc lll c d io una noción indirecta de lo que él, como rnsi podríamos disculpárselo, cuando observamos
rn C1 s i co, había experimentado directamente, no duda­ que los directores operísticos, de los ,que nos gusta­
ba en afi adir programas explicativos a las sinfonías ría averiguar algo acerca de la música de una nueva
<l.lc Beeth oven. ópera, se dedican a parlotear casi exclusivamente del
Semej ante procedimiento resulta desastroso cuan­ libreto, del .efectismo teatral y de los intérpretes. Por
do Ilega a generalizarse. Porque entonces su signifi­ cierto, que desde que · l os músicos adquirieron cultu­
cado se malogra en sentido opuesto ; trátase de reco­ ra y creyeron que deben demostrarla eludiendo char­
n ocer sucesos y sentimientos ·en la música, como si las de café, apenas quedan músicos con los que se
::tl Jí hubieran de estar forzosamente. Por el contra­ pueda hablar de música. Sin embargo, Wagner, al
ri o, en el caso de Wagner ocurre ]o siguiente : 1a im­ que tanto les gusta citar como ej emplo, escribió con
presión de la «esencia del mundo» recibida a través profusión sobr,e asuntos puramente musicales, y es­
de 1a música resulta productiva para él y le estimula toy seguro de que habría rechazado indiscutiblemen­
para su p oética transformación en elementos de otro te estas consecuencias de sus mal entendidos es­
arte distinto. Pero Ios sucesos y sentimientos que fuerzos.
a ra recen en esta transformació n no estaban conteni­
Por ello, el :que un crítico musical escriba de un
d os en fa música, sino que son meramente el mate­ autor que «su composición no ha hecho justicia al
r i a l q u e utiliza el poeta, porque un modo de expre­
texto del p oeta», no dej a de ser otra cosa que una
s i ó n tan directo, impoluto y puro, le es negado a la cómoda escapatoria a este dilema. El « ámbito de es­
poesía , arte limitado todavía al sujeto-objeto.
te periódico »-que ,es siempre muy limitado en espa­
iLa facult ad de pura percepción es extremadamen­ cio, precisamente cuando tendrían ·que aportarse las
t e rara y solamente la encontramos en hombres de pruebas necesarias-está siempre dispuesto para ayu­
g r�i n capacidad. Esto explica el que fos árbitros pro­
dar a la carencia de ideas, y el artista es en realidad
h:., i o n ;:i lcs se encuen tren embarazados ante determi-
<declarado culpable « por falta de pruebas». Pero la
1 1 : 1 d : 1 s d i fi cultades. Que la lectura de nuestras parti­
prueba frente a tales aseveraciones, si alguna vez se
·1 1 1 1 ·: 1 s rvs u l t c cada vez más penosa ; que fas relatirva­
obtiene, sirve más bien como prueba en contrario,
. 1 1 1 ,· 1 1 t c pe > G I S cj ccuciones transcurran apresuradamen­ puesto que viene a demostrar que alguien quiso ha­
k ; ·q 1 1 ,· : 1 1 1 1 c n u do, aun la persona más sensible y pu- cer música sin saber cómo, y que, en virtud de ello,
1 ·: i , r,·c · i b: , l ; rn solo impresio nes fugaces ; todo esto nada tiene que ver ,en todo caso el que la música
l t : ; , ·, · i 1 1 1 p1 1 s i h l ,· r:i ra el crítico-que debe informar- haya sido compuesta por un artista. Y esto es cierto
<, 27
I' •
i 1 1 l' 1 1 1 .·o v 1 1 v 1 1 : 1 1 1 l u a fas crí ticas escritas por un com­ concepc1on sobre la interpretación musical. Por el
; p1 1s i 1 1 1 r. i\ 1 1 1 H J U · sea un buen compositor. Porque contrario, parecía que, sin ,conocer el poema, yo había
\ ' 1 1 / 1 1 1 c l P n, 1 :'1 e ) ; T i b ien do las críticas no es tal compo­ captado el contenido-el contenido real-y quizé\ de
sl l , 1 1 ', 1 1 1 > s,: h : i l l a inspirado musicalmeinte. Si estuvie­ manera aun más profunda ,que si me hubiera aforra­
:,1· i 1 1 .•, ¡ , i l ', 1 C l 1 > 1 1 0 describiría cómo debiera haber sido do a la simple superficialidad de los pensamientos
1 '1 1 1 1 q 1 1 ws 1 a l a p i eza : la compondría él. Esto es lo más expresados por palabras. Más decisivo p ara mí que
1 : 1 p l i l 1 1 y ,l 1 : 1 s l a J o más fácil para quien ·p ueda hacer- esta experiencia fue el hecho de que, inspirado por
1 1 1 , .v , · .� l o rnús convincente. el sonido de ,l as p rimeras palabras del texto, yo había
l ·'. 1 1 rc:i l i d acl, tales juicios provienen de la noción compuesto muchas de mis canciones de un ti ró n
1 1 1 :', s i 1 1 gc n ua, de un esquema convencional, de acuer­ J1asta el final, sin preocuparme lo más mínimo por
d o L 'o 1 1 e l c ual un determinado ni�el dinámico y pro­ seguir el acontecer poético y sin adaptarme a él si­
J ', l'l'.� i vu de la música debe corresponder con determi- quiera durante el éxta sis de mi labor. Solamente días
1 1 : 1 d : 1 s c i rcunstancias del poema y discurrir con exac­ después pensé en voher la vista atrás para percatar­
l P p : , r;,i l el i smo a aquellas. Completamente aparte del me de lo que había del contenido poético en mi com­
1 1 T i 1 D de que este paralelismo, u otro aun más pró- posición. Quedó ent onces de manifiesto, para mi
1 ' 1 1 1 1 d o, pueda presentarse también cuando exterior- asombro, que nunca podía yo hacer mayor j ust icia
1 1 w 1 1 1 e l'i guren aparentes efectos contrarios-por al poeta que cuando, guiado por mi primer contacto
v j L· 1 1 1 p l u , que un tierno pensamiento sea expresado directo con el sonido del principio, adivinaba t odo
1 1 1 L·< k 1 n te un tema rápido y violento, porque la subsi- lo que era obvio que tenía que seguir inevitablen:ien­
1 .· 1 1 i c 1 1 l e v i olencia habrá de desarrollarse de manera te de acuerdo con aquel tono.
'1 1 1 : 'i s s i s temática-, completamente aparte de esto, Por tanto, llegó a esta r claro para mí que ,Ja a bra
1 , d L·sq u e m a ya hay ,que desecharlo por convencional ; ' de arte es, como cualquier otro organismo comple­
p o rq 1 1 : con duciría a hacer música en un lenguaj e que to, tan homogénea en su composición que en C ada
,1 1 ·1 1 1 1 1 po n ga y piense para todos ». Y su utilización por pequeño detalle revela su esencia más ínüma y ver­
1 1 >. ' n í t i c os conduciría a manifestaciones como las dadera . Al separar cualquier parte del cuerpo huma­
t i l' 1 1 1 1 ; 1 r I í cu lo que leí una vez en alguna parte: «De­ no, siempre brota lo mismo : sangre. Al escuchar un
kt · l os , d e declamación en Wagner», en el cual el autor v·erso ele un poema, un compás de una composici ón,
, 1 H 1 c- 1 l 'a,ha cómo hubiera compuesto él determinados estamos en disposición de comprender el todo. Y de
1 •: 1 � : 1 , i 1·s s i Wagner se lo hubiese permitido . . . igual m :rnera, una palabra, una ,mirada, un gesta el
l l : 1 v 1 · : i l ''l i nos aüos quedé profundamente asombra­ modo de anclar, o incluso el color ,del cabello, son 'su­
t i , 1 1 1 1 c l , ·s c i 1 b r i r en varias canciones de Schubert que ficientes para revelar la personalidad del ser hum a­
, " ' 1 < 11 ' 1: 1 1 1 1 t 1 y b i en, que yo no tenía la· menor idea de no. Y así, yo lrabía comprendido completamente las
I " , 1 1 H · c- 1 1 L T d ía en los poemas en que estaban basa­ canciones de Schubert a la �ez que , s us poemas, sola­
d "• · 1 '1 · 1 1 1 n 1 �1 n do hube leído los poemas saqué la mente por la música, y Ios poemas de Stefan Geo rge
1 < 1 1 1 1 1 1 1 ·, 1 1 1 1 1 < l v q u e con ello nada había conseguido solamente por su sonido, y en tal grado de perfec­
1 11 1 1 11 n 1 1 1 1 1 1 · 1 1 1 : 1 1 · la compren sión de las canciones, ya c1on, que difícilmente podría lograrse mediante s ín­
1 1 1 1 1· 1 1 1 1 1 1 l l ' l l i 1 · i v ro u c�1 rn b ü1r en lo más n1ínimo mi tesis y análisis y que ,des de ·luego estos no supera-

29
r f1 1 1 1, S i 1 1 v 1 1 i l ): 1 rgo, Lales impresiones suelen dirigirse que aparece representado ) nos habla, sino po1,que
1 1 1 1 .� l : 1 n l i · l 1 : 1 l' i ; 1 e l i n telecto instándole a que las pre­ el que lo hace es el artista ; él es quien allí se ha ex­
p1 1 rc· 1p: 1 1 : 1 :, 1 1 1::l' 1 1 c ral a,plicación, a que las desmenu­ presado a sí mismo, él es a quien el retrato debe pa­
, ·, · y , · l : 1 .., i i ' i q 1 1 ·, a que las calibre y compruebe, a que recerse en un alto grado de realidad. ;Percibido esto,
n ·1 1 i 1 ,1,, ·1 1 : 1 d e t a l l e s lo .que poseemos como un todo. es también fácil de ,comprender que la correspon­
Y 1 1: 1 :, l : 1 l : 1 c reación artística sigue a menudo esta cir­ dencia externa entre fa música y el texto, como se
e 1 1 1 1 v: 1 b v i ú n ante s de Hegar a la concepción i,eal. muestra en declamación, tempo y ,dinámica, tiene
C 1 1 : 1 1 1 L i o iC1 d Kraus llama al 1engua,j e la madre del muy poco que ver con la correspondencia interna y
1 )1 · 1 1 . :: 1 1 1 1 i c n lo, y Wasily Kandinsky y Oskar Kokoschka pertenece a la misma etapa de imitación primitiva
p i 1 1 f ; 1 1 1 c u a dros cuyo tema objetivo no es apenas más de la naturaleza que el copiar de un modelo: Las
q 1 1 , · 1 1 n a excusa para improvisar colores y formas y aparentes divergencias superficiales pueden ser il.a
l l ; 1 n: r l os expresarse como solo el músico se ha expre­ necesaria consecuencia de un paralelismo en nivel
s a d o hasta ahora, son síntomas todos de una gra­ más importante. Por fo tanto, el enjuiciamiento so­
·d u a l expansión del conocimiento acerca de fa verda­ bre la base del texto es tan seguro como eJ. enJUI·
d na ·n a turaleza del ar.te. Con gran alegría leí el libro ciamiento de la albúmina de acuerdo con las carac­
e l , · K a n dinsky «Sobre lo espiritual en el arte», en el terísticas del carbono.
q u e se señala el camino para pintar y se hace surgir
l . 1 esperanza de que aquellos que interrogan acerca
t i c! ·t cxto, acerca del sujeto material, pronto no harán
11 1 {1 s preguntas.
Por tanto, estará claro lo que ya fue aclarado en
0 1 1·a d emostración. Nadie duda de que un poeta que
1 r : 1 h�1 j e con material histórico podrá desenvolverse
L ·o 1 1 l : l m ayor libertad, y que un pintor, si todavía qui­
�. i l' l':t p i n tar ·c uadros históricos en la actualidad, no
t e 1 1 d 1 fa que competir con un profesor de historia.
l l ; l i i 1 \ 1 nos de ·establecer lo que la obra de arte in­
l t · 1 1 l :.1 ol'rcccrnos, y no lo que es merame1tte su causa
i 1 1 l r í 1 1 seca. Es más, en toda ,música compuesta .so-
1 , r · poes ía, la exactitud en 1a reproducción de los
: t L't ¡ ¡ 1 f cci 1 1 1 icn tos es tan ajena a ,la rvaloración artís-
1 k : 1 1 ·t , i n u Jo es el parecido que tenga"'un cuadro con
vi 1 1 1 t , d l' l o ; después de todo, nadie ha de poder com­
p 1 ·, ; l 1: 1 r t·.,; f e parecido· dentro de cien años, en tanto
; ¡ 1 w t · I t · kc l o ::trtístico permanecerá inalterable. Y
1 1 t i , . . 1 c ¡ 1 l l' p e r m anezca porque, como puedan quizá
( ' l ' t T I ' 1 . . :: i mp res i o n i stas, el hombre real ( esto es, el

.10 31
nosotros honremos, sin necesidad de que para ello
tengamos que hacer nada por nuestra parte.
El hombre es mezquino, No creemos Io bastante
en ,el todo, en lo grande ; pero en cambio exigimos
detalles irrefutables. Nos ,encontramos demasiado in­
GUSTAV MAHLER dependientes de esa facultad que nos da la impre­
sión del objeto como un todo que contiene en sí
�os detalles completos con sus relaciones corr,espon­
l ·'. 1 1 1 1 1 • a r de u tilizar muchas palabras, quizá debie- dientes. Creemos comprender lo que es natural ; sin
1 '1 1 d c i 1· sencillamente : Tengo la creencia firme y embargo, el milagro es natural en extremo, y lo na­
sv: : 1 1 1·a d c que Gustav Mahler fue uno de los . más tural es en extremo milagroso.
g i ': 1 1 1 d e s hombres y uno de 1os más grandes artistas. Cuanto con mayor exactitud observamos, más enig­
,l 'o rq 1 1 e solamente existen dos posibilidades para con­ .mática Ilega a parecernos la materia más simple.
v · 1 1 ce r a alguien de la grandeza de un artista : la pri­ Analizamos porque no ,e stamos satisfechos con la
rn · ra, y. l a manera mejor, es la interpretación de su comprensión de la naturaleza, efecto y función del
o h r¡¡ ; l a segunda, la que me veo obligado a emplear, todo como el todo ; y cuando no somos capaces de
es I ra n smitir a los demás mi creencia en esa obra. volver a reunir con exactitud lo que hemos separa­
¡ Qué mezquino es el hombre ! En verdad que de­ do, empezamos a ser injustos con aquel poder que
,h Tíarnos tener fe ,en que nuestras creencias habrán nos dio el todo j untamente con su espíritu, y per­
<.l e t ran smitirse directamente por sí mismas. Nuestra demos la fe en nuestra mejor capacidad : la de re­
p; 1 s i ú n por el objeto venerado debe inflamarnos has­ cibir una impresión total.
·l a t a� punto, que cada uno que a nosotros se acerque Daré un ejemplo que resultará familiar para cual­
·s · vea contagiado de esa llama, consumido por el quiera que Jo observe con suficiente atención. Re­
11 1 1 i s rno ardor y rinda ,culto al mismo fuego que para c uerdo muy bien que la primera vez que escuché la
11 1 oso lTos es sagrado. En nosotros, este fuego habría Sq; unda Sinfonía de Mahler quedé subyugado, espe·
l k �1 1·dcr con tal resplandor que nos hiciera aparecer ci ..i l rnente en ciertos pasaj es, con una excitación que
r 1 �1 1 1 s p�1 rcntes, de t al modo, que su •luz clara se es­ se I nanifestaba incluso físicamente en . el violento la­
p:1 rl' i e ra e iluminara incluso a quien hasta ahora ca­ t i r , d e mi corazón. Sin embargo, cuando salí del con­
;, , i i 1 1 <'> en la o scuridad. Sin ese resplandor, el apóstol
,cie r l o n o dej é de cotejar lo que había oído con los
p rec l i ca rú h erejías. · Aquél a quien le es negado el req u i s i l os que, como músico, yo conocía y que según
ila c ree n c i a generalizada debe cumplir incondicional­
tl i; i l o de santidad no lleva consigo la imagen de nin-
men t e: u n a obra de arte. Y así, olvidé el factor más
·. 1 1 1 1 ,c l i os . Po rque el apóstol no ha de brillar por sí,
importa n te : que, después de todo, esta obra había
· . i 1 1 1 , ¡ m 1 · la ] u z que utiliza a su cuerpo como simple ej ercido so bre mí una impresión desconocida, a la
,· 1 1 v1 1 l r 1 1 1 ·; 1 ; al atravesarla, produce la sensación de vez que m e deleitaba con una involuntaría compe­
,q r l < ' 1 · ! i l i 1 1 1 1 i 1 1 c 1 cl o resplandece por sí mismo. Nosotros, metración. Es indudable que una obra de arte no
1 1 1 ·. l 1 1 1, ¡ i i 1 ·; 1 1 l os , d ebernos tener fe ; los hombres sim­ puede producir mayores efectos que cuando trans­
•p1 1 1 l , 1 1 1 . 1 1 1 l · 1 1 n n uestro ardor, los hombres verán el ·:mite al oyente las emociones que conmovieron al
I , ¡ ! 1 1 1 d1· 1 1 u cs l ra J uz. Los hombres honrarán a quien
33
3
c rc; 1 d OI' , d e l ; i l inudo, que también en él se agiten tura artística y ética se encuentra en UB alto nivel
y l 1 1 ( ' i 1 l ' 1 1 . Y yo es taba subyugado ; por entero sub- y ten ga por ·ello confianza en sí mismo y crea en s�
ty 1 1 g1 1 do. cultura, no necesitará preguntarse si Ios medios uti­
1 1. 1 i 11 ll· kc I o e:; escéptico ; no tiene en cuenta lo lizados fueron o no artísticos. Y a quien no haya
l" l' 1 1 s 1 1 : i l , 1 1 i m u cho , menos lo supersensual. Si uno quedado subyugado le importará mucho menos. Para
'.; 1 · ,· 1 1 1· 1 1 L · 1 1 L r�1 completamente sugestionado, el inte­ este último será suficiente el no haber sido subyu­
,k ( '
1 ( ) .•; o : ; 1 i c n :: que son muchos los medios que po- gado . . . ¡ ni rechazado ! ¿ Por qué, entonces, tantas
•< l l ' Í : 1 1 1 h a b e r originado esta sensación de entrega. Nos palabras rimbombantes ? Por una razón : porque nos
1 \ ·1 · 1 H Td a que nadie presencia una tragedia dé la vida gusta que nuestros j uicios concuerden con los de
,: . i , 1 se n t i rse profundan1:ente conmovido ; nos recuer­ los demás a cualquier precio, y cuando no es así,
d : 1 l o s t erribles melodramas teatrales, a cuyos efoc- nos esforzamos por sacar 'Ventaj a de nuestra postura
1 o:-; nadie escapa ; nos recuerda que existen medios bien fundamentada y fortalecida. Las diferencias de
,: l evados e ínfimos, artísticos y ·n o artísticos. Nos entendimiento solamente son en parte la causa de
d i ce que l os incidentes violentos y realistas-como, división de opiniones ; mucho más papel j uegan fas
p o r ej emplo, la escena de la tortura e � !osca-, que justificaciones, que hacen interminable el desacuer­
su1 1 de un efecto infalible, no debe utilizarlos el ar­ do. No es cierto que lo que yo llamo roj o sea real­
t i s t a porque son demasiado burdos, demasiado ac­ mente lo mismo para los oj os ajenos que para Jos
ces i b l es a todo el mundo. Y olvida q�e estos me­ míos. Sin embargo, en esto sí que es posible estar
• d ios realistas no serán nunca utilizados en música, y de acuerdo fácilmente, puesto que no existe duda al­
menos en 1a sinfonía, porque la música es irreal siem­ guna acerca de lo que es roj o y lo que es verde.
p re. En Ia música nunca se mata a nadie r-ealmente Pero desde el momento en que uno tratase de ex­
:1 1 i n a d ie es inj ustamente torturado ; no existe en ella plicar por qué esto es roj o y aquello verde, entra­
, 1 contecimiento alguno que despierte sentimientos ría con seguridad la discordia. Quien ,sea •lo bastante
¡mr sí mismo , ya que ,tan sólo intervie?e� elemen- i 1 1 t d igente puede probar estas expresiones : «Veo lo
1i ( )S musicales. Y cuando estos acontec1m1entos al­ q 1 1 1 ; se denon1:ina roj o», o, «noto que me encuentro
·( ·: 1 n zan el poder de hablar por sí mismos-cuando ,;1 i l 1y u gado. Y habrá de tener el valor de conside­
l'S:1 ; _'1 1 t. c rnación de tonos altos y baj os, ritmos rá­ r: 1 1· l'i hecho de que no está . subyugado como a.1go
p i dos y lentos, sonidos fuertes y suaves, expresa las c v i d c 1 1 t c por sí, sino que es completamente ajeno
l'ns; 1 s más irreales que existen-, es entonces preci­ ; t i ( ) hj e t o, exactamente igual que el sordo no puede
s : 1 rn e n t c cuando nos sentimos profundamente con- 1'l' l 1 l·g: 1 r de los sonidos ni el daltoniano de los co­
11 1 , uv i d os. ¡ Aiquél que haya experimentado alguna vez l o r ·s.
,, · I i 1 1 1 pac t o de esta pureza permanecerá inmune a La ob ra de arte existe aun cuando nadie sea sub­
rn : i l < p 1 i cr o t ra impresión ! Es del todo incuestionab�e yugado .po r ella, y es superfluo intentar racionalizar
,, ¡ 1 1 1 · 1 · 1 � 1 · 1 1 1 i m iento musical no puede nunca conducir nuestros s e n t i mientos sobre ,el particular ; porque .
1 1 1 1 1 , · 1 1 1L' s i m p uras, porque los ·medios de que se vale este inten t o s i empre revelará las características del
1 1 1 1 1 1 1 1 · . i , ·: 1 so 1 1 i rreales, ¡ y tan sólo la realidad e s im­ suj eto y nu nca las del objeto : el observador será
¡ 11 t 1 .1 1 daltoniano, el oyente será sordo ; el amante del arte
( ) t í l 1 · 1 1 l 1 : 1 y: 1 q u edado subyugado y sepa que . su cul- se encontraría en la peor disposición, no estaría fa.

,¡ 35
cu i t ado ( q u i :1.(1 sea cues tión m01nentánea, quizá per­
m;,i n c 1 1 t · ) p.i ra n.:ci bir la impresión artística. es con leyes que caracterizan nuesrro conocimiento
l '\' l 'O /.•< t l l l'.: su cede cuando alguien que, con • l a me­ a través del pensamiento y de nuestro poder de ima­
j < , r i n t e nc i ó n ,del mundo, ha tratado de comprender, ginación. Nos hallamos moviéndonos en un círculo.
íl k•ga a t a le s j u i cios perv,e11tidos a pesar de haber re­ Cuantas veces creemos que lo ·que estamos descri­
c i b i do 1 1 1 1 a i mpresión? Aquí y aHá se encuentra con biendo es la ,esencia de cosas situadas fuera de nos­
1 1 1 1 p ;, , saje que no le agrada, con una melodía que otros, no hacemos más que vernos y reconocernos
11 · p:, rccc "Vulgar, que no le resulta original ; con una como a nosotros mismos, o todo lo más como a nues­
,,:cn 1c11 c i a que no entiende y para 1a que piensa en­ tro. propio ser. Y aquellas leyes, ,que son, después de
con l raría mej or sustitución ; con una voz cantante . todo, las de nuestra capacidad intelectual, ¡ las apli­
q u e parece discrepar de todos los requisitos que ha­ camos como medida a la obra del creador ! ¡ Sobre
yan podido o puedan establecerse para una buena fa base de ,e sas Jeyes j uzgamos ' l a obra del gran ar­
voz cantante . . . Uno es músico, pertenece a la profe­ itista !
s i ó n , es capaz de hacer algo también { ¡ o quizá no ! ) Quizá hoy, más que nunca, sea muy · d uro para un
y sabe de qué manera han debido hacerse las co­ artista el cumplir con su deber. Las valoraciones al­
•s as, si es que verdaderamente debieron haberse he­ tas y baj as casi nunca fueron antes los inevitables
cho. Es perdonable que esa persona encuentre j us­ iresultados de los negocios del arte. Y nunca ha exis­
t i ficado el cavilar sobre los detalles. Porque todos tido mayor dificultad para ,que el público diga quién
cavilamos sobre 'las obras de los grandes maestros. es 11ealmente grande o quién es el que cuenta en la
6ería raro encontrar a nadie que, al recibir la orden actualidad. Innumerables son Ios dedicados a la la­
de crear el mundo mej or que lo hizo Dios Todopo­ bor de creación. Todos no pueden ser genios. Una
deroso, no emprendiera la tarea con el mayor em­ minoría es la que abre el paso ; los demás son meros
peño . Todo cuanto no comprendemos lo considera­ imitadores. Pero si los muchos imitadores quieren
rnos como un ·error ; todo cuanto nos incomoda lo permanecer en la carrera, han de averiguar en se­
consideramos como un fracaso de su creador. Y no guida cuál e s el último reclamo del mercado. Los
nos paramos a pensar en que, puesto que no enten­ editores, la prensa y la publicidad se cuidan de ello,
de rnos el significado, la única respuesta adecuada y llegan a la conclusión de que aquel que haya crea­
debe ser el silencio, un silencio respetuoso. Y Ja ad- do algo nuevo no quedará abandonado por mucho
11 1 1 i ración, una admiración sin límites. tiempo. Industria de abej as, la que hoy alcanza en
Pero, como ya se ha dicho, somos mezquinos ; por­ todos los campos el éxito que sólo al talento debie­
q ue n o somos ,capaces de captar sencillamente la ;ra corresponder ; reafirma a la vez este t alento, pero
gl'a nclcza de las cosas en su total integridad, nos nos lleva a la convicción de que ésta no es época de
p l'cocu pamos de sus detalle s : y en castigo a nuestra grandes hombres solitarios . sino que se caracteriza
'(_ 'O t H l u cl a presuntuosa, incluso en ellos fallamos. iNos por los enj ambres de pequeños hombres. El verda­
·q u i voc;,1 mos en toda la línea. En cualquier caso deramente grande ha 1tenido que volar siempre del
t· 1 1 ,q t t L' el entendimiento humano trata de abstraer presente al futuro ; pero el presente nunca ha per­
,d v ,J : 1 s o h 1 " ;, 1 s divinas las leyes que fas rigen, se pone rtenecido de manera tan completa a la mediocridad
d l' 1 1 1 : 1 1 , i l' i c s l o que lo único con que nos encontramos como hoy en día. Y no importa la abertura de la
brecha : ellos tratarán de atravesarla, plantarán in-

37

'1
l u s u l : , s c 1 1 sc n a:; de sus pretensiones para el futuro. una «mentaii d a cl mús amplia». -P ero esto es, natura l­
N e , l 1 : 1 y q 1 1 i <.: 1 1 q u iera escribir precisamente para hoy, mente, fal so, ya que lo bueno sigue siendo bueno y
: 1 1 1 1 1 l·1 1 : 1 1 1 d o no se 1e pueda apenas dar crédito por debe, por tan to, proseguirse, y lo malo sigue siendo
11 .1 1 :·, s (! • u n d ía. Unicamente a los genios pertenece malo y debe, por lo mismo, ser mej orado. De este
i 1 w l wm ·I futuro. ¿Cómo podremos encontrar aquí modo, el alarde de amplia mentalidad parece más
l' I 1:: 1 1 1 1 i n o verdadero? ¿ Cómo podremos decir quién bien blandura cerebral. Porque tales personas han
l " ; , ..-: d 1 1 1<; u tc grande, si el nivel más alto está tan perdido todo punto de referencia y toda Jimitación,
: 1 1 1 1 p l i a mente distribuído que olvidamos su altura en y no se percatan de que son de más estrecha menta­
v i , · ¡ t I d de su extensión ? En realidad, lo ,que hacemos lidad que aquellos que al menos admiten Jo que «dis­
t.:..; hablar demasiado de los Alpes y muy poco del curre de acuerdo con las reglas ».
ful o n L Bl anc. Por otra parte, los mismos viej os reclam os no
Es cas;i excusable que el público se engañ-e en esto , pueden utilizarse cada vez que nos encontremos ante
s iempre existen muchos que aportan -lo que corres­ un hombre realmente grande. Por ej emplo : Mahler
ponde a las necesidades de nuestro tiempo de forma escribió obras desusadamente extensas. Todos encuen­
mucho más asequible que la que puede ofrecer alguien tran, o creen conocer, que en ellas hay algo excep­
que ya pertenezca al futuro. Se puede ser moderno cionalmente elevado y grandioso que lucha por expre­
hoy en día sin aspirar a lo mej or. Uno tiene hecha sarse. ¿Qué lugar común más adecuado que éste para
t a n amplia selección de entre los modernos, que el aplicado a esas men taliclades tan amplias ? : « Se es­
csi p íritu de la época resulta asequible «al gusto más fuerza por lo más elevado, pero no posee fortaleza
refinado y también al menos afortunado, en todos para realizar sus deseos ... » ¿Y ,quién lo dice ? Lo di­
los matices y con todas las etiquetas». ¿ Quién habrá cen esos críticos ,que han acomodado sus muy am-
-el e resoliverse baj o tales circunstancias ? Se es mo­ . plias mentalidades al común interés. Los que son
de rno : con eso basta. En ocasiones, se es hasta ultra­ menos buenos, y también los muy malos : porque
moderno : ésto le hace a uno interesante. Tiene uno para unos y otros -existe el pundonor de mostrarse
su p rograma, sus principios, sus gustos ... Sabe todo conformes con lo establecido. Esta frase es, por tanto,
Jo que hay. Conoce todos los « clichés » de la crítica. uno de esos clichés sin sentido que debemos recha­
Sabe cuáles son exactamente las tendencias corrien­ zar por encima - d e todo, ya que se aplican casi sin
rtcs del arte. Sí : uno casi puede establecer por ade­ excepción a aquellas personas para fas que resultan
lantado problemas característicos y los métodos con los menos apropiados. El insignificante sale de ello
q u e tendrá que relacionarse el arte en un futuro in­ bien parado. Pero tan pronto como se dice de alguien
mocliato, y lo que me sorprende es que nadie haya «se esfuerza por lo más elevado», etc., en seguida sé
� l a,do a ún con la idea de combinar ;todas estas posi­ que, o bien no se ha - e sforzado por ello, o bien no
h i l i tbdcs para ·c onfeccionar un libro-guía del futuro. ha logrado alcanzarlo . . . Después de todo, es cosa cir­
1 :, -' ; 1 e es el resultado inesperado que obtuvo W agner cunstancial. ¿ En qué m edida se establece esa gran­
�·1 1 ; 1 1 1 d o c reó a Beckmesser como una advertencia diosidad por 1a que se supone que Mahler se ha es­
rp:1 r: 1 l o s r í t i cos demasiado apresurados. Todos se tie­ forzado en rvano ? En la dimensión ,de las obras y en
m· 1 1 por c 1 1 lcn didos del arte nuevo, y los Beckmesser una circunstancia que a mí me parece inmaterial al
e l ,· l 1 1 1 y v 1 1 d ía ;:i l'i rman que ellos han ll egado a poseer relacionarla con las verdaderas aspiraciones del ar-

:rn 39
tista : en el asun to y ,en Ios textos en que se basan le tetrataba a �l y nada más que a él ; algo que, por
vari os ,de los tiempos de sus sinfonías. Mahler ha lo . tanto, habrna de permanecer inacces ible a cual­
h abl ado ,de la ,muerte, de la resurrección, del destino ;
ha compues to « Fausto». Y estas son las supuestas �u:era. �ue trata�e de alcanzarlo mediante la mera
1m1taci�n d�l- es tilo. •Pero este mismo estilo, de ma­
cosas g ran diosas. ·P ero cas i todos :los mús i cos, en nera emgmatica y hasta ahora extraña, parece recha­
épocas pasadas, compus i eron música de igles i a y se zar la irn ita�i ón. Quizás ello se deba a que en este
n:· l aci onaron con D i os : ésto es, con algo todavía más c �so, por primera 1:':z, se � a Ia circunstancia de que
c 'l c vado ; y pudieron esforzarse i ncondicionalmente
e1 modo de expresion esta tan inseparablemente li­
p o r lo más elevado s in que nadie midiese su obra
con aquel p atrón. Por el contrari o, si es realmente gado al suj eto temático, que 1o que es costumbre
magnífico ampararse a la sombra de los grandes te­ que aparezca como un simple indicio de forma exter-
rnas, ésto es lo que en la actualidad deb i éramos . na, s �� aquí simultáneamente el material y la cons­
:pedir al artista. Verdaderamente, existe tan solo una trucc10n.
meta hacia Ia que el arti sta se afana en llegar : la Deseo referirme a 'Varias cosas que se han dicho
exprtesión de sí misimo. S i >triunfa en e1lo, ib:a conse­ en contra �e la obra de Mahler. En seguida aparecen
guido el mayor éxito posible ; despues de és:t o, todo dos acusac10nes : ·c ontra su sentimentalismo y contra
�o demás carece de importancia, porque « todo lo la vulgarida � de sus temas . Mahler sufrió mucho por
demás » está implícito en su logro : muerte, resurrec­ estas acusaciones. Contra Ia segunda nos encontra­
ción, Fausto, destino . . . Pero además, los breves y no mos ca � i indefensos ; contra la primera, completa­
por eso meno s importantes momentos, las emociones mente mermes. Pensemos en ello : El artista con
del alma y del espíritu, que hacen al hombre creador. ,toda :su buena fe, escribe un tema ajustado ' a su
También Mahler trató de alcanzar únicamente la nece_s1dad �e expresión y a fos sentimientos que se
expresión de sí mismo. Y que :lo consiguió no puede lo di'Ctan, sm cambiar una sola nota. Si quisiera es­
dudarlo nadie :que posea el grado mínimo de capaci­ capar a la vulgaridad, nada más fácil para él. El más
dad para comprender lo aislada que ha permaneci do humi1de afinador-que se preocupa con mayor celo
esta música , a pesar de que los imitadores se encuen­ �e las notas que de sí mismo-es capaz de «hacer»
tren tan atareados viendo 1a manera de arrebatar mteresante un tema superficial con solo unos pocos
cualquier cosa que les dé oportunidad de conquistar pl1;1mazos. Y muchos temas interesantes tuvieron su
el mercado. El que no existan i mitadores de estas ongel l' de esta r_i:i anera_ : exactamente igual :que el pin­
sinfonías que se parezcan al modelo en lo más mí­ tor puede ;eludir la pmtura de detalles inútiles pin­
nimo, el que esta música se resista a la imitación tando p recisamente · e sa inutilidad con gruesas p ince­
{ como todo lo que un hombre por sí solo puede lo­ Jadas. Y ahora imaginemos esto : A un hombre tan
g ra r ) , es prueba de :que Mahler fue capaz de obtener sens ible, tan espiritualmente elevado, de quien he­
la mús grande reali zaci ón de un arti sta : ¡ la p rop ia n:i os e scuchado las •p alabras más profundas . . . , pre­
e x p resión ! Solamente él quedó ·expresado, y no la cisame 1: t� a ·e se hombre se le , c onsideraba incapaz
mu · r l c, ni el destino, n i Fausto. Porque esto pueden de ·e scribir temas refinados, o por lo menos de alte­
com po nerlo también otros . El expresó tan solo aque­ ¡rarlos para que no pareci eran vulgares . . .
.l l o q 1 1 L ' , i n d e pen dientemente del estilo y del adorno, Yo creo que lo que sucedía era, sencillamente, que
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41
1 1 0 s · ,p ' l 'c.i L ; r l a de ello, y por una sola razón : ponqwe, chada, lo sería m ucho más al conocerla más de cerca :
' l l J'( '(l/i!lc1d, ·us temas no son vulgares. en ningún caso se revestiría de nobleza. Pero si yo
J\ q 1 d d u bo confesar que yo también consideraba ahora descubro que cuanto más me fij o en estas ideas,
; t i p r i 1 1 c i p i u v ulgares los temas de Mahler, y de ello mayor encanto y marcada nobleza van adquiriendo,
p 1 1 L: l l , · < I '{l u cirse que esas « sutiles observaciones» de no es posible seguir cori la duda : la idea es todo lo
h 1 s q 1 1 · L ;mto presumen ciertos oponentes no me eran contrario de vulgar. No es algo que se nos haya pre­
·.x i 1·;1 1 1 <1:, . Pero me sien extrañas ahora, cuando la per­ sentado hace tiempo y no pudiéramos ,descifrar, sino
' l' J1C i ú 11 de la belleza y magnificencia de la obra de algo cuyo significado más profundo sigue aún sin
.M ; r l 1 lc r se ha acrecentado' en mí intensamente y me revelar por completo, algo tan hondo que no nos he­
ha l l evado al convencimiento de que aquello no son mos percatado más que de su apariencia superficial.
« � u liles observaciones», sino que, por el contrario, Así, en efecto, ha sucedido, no solo con Mahler, sino
es .la ausencia más rotunda de la facultad de obser­ con casi todos los grandes compositores, que tam­
v�1ción lo que provoca tales juicios. Y o había encon­ bién tuvieron que someterse a la acusación de la
trado vulgares los temas de Ma...11.ler, a pesar de que vulgaridad. Acuden a mi memoria concretamente
la obra completa siempre había producido en mí una Wagner y Brahms. Creo que ,e l cambio en mi modo
profunda impresión. Hoy, ni con la peor intención de sentir trae consigo una medida mejor :que el j ui­
del mundo podría yo reaccionar de ese modo. Consi­ cio que de buenas a primeras todo el mundo está
deremos ésto : Si los temas fueran realmente vulgares, dispuesto a lanzar en ,cuanto se ,ve enfrentado con
yo los encontraría hoy mucho más vulgares que anta­ una situación que en realidad no comprende.
ño. Porque vulgar significa inculto y expresa algo El artista queda aún más indefenso ante la acu­
q u e corresponde a un grado ínfimo <le ooITTacinüentos, sación de sentimentalismo que ante la de vulgaridad.
a n inguna cultura en absoluto. En los grados más Mahler, admitiendo a medias la segunda por causa
baj os de la cultura se encuentra no lo que es total­ de una vacilación en la confianza en sí mismo, se
rrn i..: n te falso o malo, sino lo que fue tenido por acer­ defendía diciendo que no debe uno fij arse en el tema,
t aclo, lo que cayó ,en desuso, lo que ha sido sobrevi­ sino en lo que brota de él. No tenía por qué haberlo
'V ido, ]o que ya no es verdadero. El campesino no se hecho. Pero 1a crítica era tan general, que él mismo
conduce mal, sino de manera arcaica, lo mismo que se vio forzado a creer en lo falso : ¡ después de todo,
si..: conducían los de rango más elevado antes de los músicos mejores y las otras gentes peores decían
saber hacerlo mejor. Por tanto, lo vulgar representa las mismas ·cosas ! . . . Pero no existe defensa para la
u n estado atrasado de la ética y de Ia mentalidad, otra acusación, la del sentimentalismo. Esta cae de
< J I H ' a l guna vez fue propio de rangos más altos ; al golpe y porrazo en casa como una inmundicia. Quien
,p r i n c i p i o no era vulgar, pero lo fue después, en no desea otra cosa que inmundicias, es capaz de ases­
n 1 : 1 n l o q uedó relegado por nuevas y mejores costum­ tar una puñalada rpor la espalda a la persona más
h rL· . . Pe ro no puede volver a surgir : lo que es vulgar honorable e importante, al :que se aleja airadamente
1 1 1 1 n ' V l ' ,. debe permanecer así. Y si yo ahora man- de Io que sea mera complacencia ( que es lo que, en
1 \ ' I I •. 1 1 q 1 1 · no puedo encontrar vulgares aquellos resumidas ,cuentas, hemos de considerar aquí como
1 v 1 1 1 : 1 :; , 1 1 1 1 1 1c;. 1 deben haberlo sido; porque una idea inmundicia), y así le degrada y le priva de su íntima
v 1 r l .: ; 1 r , 1 1 1 1 <1 i cka q ue ·me parece caduca y transno- seguridad. La manera de atacar fas obras de arte

43
nación ? ,E so es tan equivocado como cuando se ha­
sign i fica t i vas e s ahora diferente a la que antes se bla de «una frase ingeniosa. » La persona entera es
em p leaba . ,A n t iguamente, se reprochaba a un artista ingeniosa-está llena de ingenio-, pero no la simple
el ,que no sup iera ,l o bastante ; hoy, es motivo de crí­ frase. La obra ,entera puede ser sentimental, pero no
t ica e l q ue sep a demasiado. La dulzura, que antigua­ un simple pasaje. Porque su relación con la totalidad
men t e e ra una cualidad apreciada, ihoy es un error, es decisiva : Io que llegue a expresar, su imrportancia
p o rq ue ,s e considera inmunda. Sí : ¡ hoy se pinta con en el conjunto. ¡ Y como se eleva la música de Mahler
b roc ha gorda ! Todos pintan con b rocha gorda, y el a la resignación ! ¿ Se han perdido aquí « el cielo y la
q ue no lo hace es inmundo. Y aquel que no posea tierra juntos », o no está más bien aquí retratada por
do tes de humorismo o de superficiali dad, de gran­ primera rvez una tierra en la que la vida se vive plena­
deza heroica y serenidad griega, es un sentimental. mente, y se rinden alabanzas a un cielo para el que la
Es una verda dera suerte que las enseñanzas de las vida es más que plenitud? Pensad en la Sexta Sinfo­
historias de pieles roj as no hayan llegado a cons­ nía : en la tremenda lucha del primer tiempo. Pero
tituir ,e l modelo de nuestra actitud hacia el arte. De el cataclismo de lamentos desgarrados genera auto­
otra forma, los moralistas considerarían tan solo l a máticamente lo contrario, el pasaje sobrenatural con
insensibilídad de ,l os i ndios para el dolor, además de las esquilas, cuyo frescor y bienestar es un regalo
la serenidad griega, como muestras de fo no sen­ que viene de lo alto, de una altura que solamente
timental. alcanza aquel que se remonta a la resignación ; él tan
¿ Qué es el verdader o sentimi ento ? ¡ Pero si es cues­ solo podrá escuchar y entender lo que las voces celes­
tión de sentir ! La única respues ta es es a : i sentir ! tiales murmuran, carentes de calor animal.
¿ Qué sentimientos son los auténtico s? ¿Los del que Luego, el Andante. ¡ Qué pureza de s onido para
di scute Ia au ten ti cidad de sentimientos de los demás, quien hoy sab e ,que no hubo rvulgaridad que sacara de
o los d el que de buen grado acepta ,los ver,daderos fo placentero, sino extrañas emociones de una honda
sentimien t os aj enos tan pronto como alguien dig3. y . rara personalidad que le hicieron ser incompren­
l o q ue t e n ga que decir? dido ! O el solo de la trompa, en la Tercera Sinfonía,
Schopcn hauer explica la diferencia que existe en­ con los violines primeros divididos al principio y
tre el sentimentalismo y la verdadera afli cci ón. Elige luego, si es posible aun más bello, con las trompas.
como ejempl o a Petrarc a-a quien seguramente lla­ Es un capricho de la naturaleza, de « serenidad
marían senti mental los pintores de brocha gorda-, griega» , si así se quiere, o más sencillamente, de la
y demuestra que la ,diferencia consiste en esto : la ibelleza más maravil,l osa, ¡ puesto que no necesita uno
aflicción verdadera se eleva por sí mism a al grado de tale s « slogans » ! ¡ O el último movimiento de la
de resignación, en tanto que el sentimentalismo no Tercera! ¡ La Cuarta completa, pero en especial su
es capaz de ello, sino que, por ,el contrar io, se duele cuarto movimiento ! ¡ Y su ternero ! ¡ Y también su
y lamenta de, tal modo que uno finalmente se encuen­ segundo y primero ! ¡ , S í, todos ellos! Naturalmente :
tra con que ha perdido « el cielo y la tierra juntos». ·todos ,ellos ; porque los grandes maestro s no tienen
Para elevarnos al grado de resignación, ¿C óm o se pasaj es bellos, sino obras bellas por entero.
pu ede hablar de un tema sentiment al, cuando este Inneíblemente falta de responsabilidad es otra
tcm.a pbíí.i clero y aflictivo puede, en el curso de los acusación que se hace contra Mahler : la de que sus
acon teárn .i entos, elevarse por sí ,m ismo a l a resig-
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temas no su 1 1 o r i , . i nalc s . En primer lugar, el arte no ciones hace bro l :Jr ele t an escasas no t as u n a mel o cl f a
está Sl l' JlL'd i 1 � 1 d o a u na sola parte de sus componentes; interminable, q u e a menudo se hace difícil d e ana­
por 1 0 1 1 1 0 , fa m úsica no está supeditada a un tema. Jizar hasta por los especialistas en estos procedí·
Porq 1 1 L' In o h ra de arte, al igual que todo lo que vive, mientas, es cuan do nos percatamos del fenóm eno
t·s 1 r'1 L·o 1 1 cc b i da en conjunto : exac tamente como un musical de au ll:ntica origi nalidad que alcanza cada
n i ílo, c 1 1yo brazo o pierna no se conciben por s epa­ tema ,s uyo, y ,del modo más natural p osib le . P ar tien­
r: 1 do. La ins p iración no es el tema sino la obra com­ do del hecho de ique ,esta m anera es compl etamen t e
pl<.:1.a. Y el inspirado no es aquel que escribe un buen origin a l , p odemos reconocer qué elemento s s on lo s
l c rna, sino aquel a quien se le ocurre a la vez una que corresponden al cerebro y cuáles al co r azón. E s
sinfonía entera. , P ero, en segundo lugar, estos temas deci r, el camino, la meta, el entero desarroll o de todo
son originales. Naturalmente, el que se fij e tan solo a ' l a vez, el tiempo completo, el tema también . . . , i pero
en Ias primeras cuatro notas, encontrará reminiscen­ 11 0 unas cuantas notas del principio, sin nin gu na
cias. Pero su conducta es tan simple como la de quien importancia ,relativa !
busque palabras originales en un poema original ; Podemos ir aún más lejos. No es necesario en ab­
puesto que el tema no consiste en unas cuantas no­ soluto para una pieza musical el poseer un t em a
tas, sino en la función musical de esas notas. La original. De otro modo, ,l os preludios corales de Bach
breve forma que ,l lamamos tema no debe ser nunca no serían obras de arte . ¡ Y seguro que lo s on !
el único patrón con que se mida la forma más am­ Y lo mismo pasa con todos los grandes . A cada
plia, de 1a que aquélla en realidad no es más que una uno le son ,d isparadas todas esas acusacio nes qu e
mínima parte de sus componentes. Pero la obseriva­ son exactamente lo contrario de la verdad. Sí , tod(JJS
ción de· nada más que las mínimas partes del tema ellas, y con tal seguridad, que nos tiran de esp ail das .
conduce a esos abusos contra los cuales se rebela Porque demuestran, contrariamente a lo que esperá­
Schopenhauer al pedir que se utilicen las palabras bamos, que las cualidades de un autor son, en. efecto,
más corrien tes para decir las cosas más extraordi­ apreciadas ya en una primera audición, pero fo que
narias . ocurre es ique se interpretan erróneamente. Siemp re
Y esto es también muy posible en la música ; con que aparecen las peculiaridades más pers onales del
la más corriente sucesión de sonidos debemos ser compositor, el oyente acusa el golpe. Pero en lugar
capaces de decir fas cosas más extraordinarias. · de reconocer inmediatamente que se trata de unas
Maihler no necesita excusarse con esto. Aunque se es­ características especiales, interpreta el golp e como
fuerce por alcanzar la mayor sencillez y naturalidad, una ofensa. Cree encontrar allí una equivocación,
sus temas tienen una estructura completamente pro­ aquí una falta, y no ,ve que son méritos.
pia : cierto, y no en el sentido con que muchos escri­ Realmente, uno debiera haber sido capaz de reco­
tores se dedican a jugar con las palabras. Como nocer fa alta calidad artística de M ahler con solo
ejemplo quiero citar al escritor que ,siempre omite echar un ,vistazo a sus partituras. Hoy no p u edo com­
el pronombre reflexivo a fin de conseguir una carac­ pr,ender cómo se me ,p udo escapar esto. La inusitada
terísti c a personal. ,Pero los .temas de Mahler son ori­ sencillez, claridad y belleza de , e stas partit uras me
ginales en el más alto sentido ; si uno observa con impresionaron en seguida. Me recordaban el asp ecto
qué fan tasía y arte, con ,qué abundancia ele varia- de las grandes obras maestras. Pero entonces yo no
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,d , 1 1 1 1 1 1 , ¡ 1 11• l 11 1 y M'' : 1 1 1 1 v 1 1 u I i · n c n ada que ver que Es increíble la extensi<fm que estas melodías llegan
, i 1 1m ,• 1 1 1 , , 1 , 1 1 1 1 H 1 , ·1 1:-. u 1 1 wg i s t rahnente en cuafquier a alcanzar, aunque determinados acordes hayan de
11 1 1 , 1 ' 1 11 1 • 1 q 1 1 1 · l o co 1 1 s i gu e no , e s un maestro en to­ irepetirsc en el proceso. Pero a p esar de ello no $:!Xis te
• l w, , · 1 1 1 1 ·1 . l 'o r t a n to, el ,que es capaz de escribir ninguna monotonía. Al contrario, cuanto más se
1 11 i . ", 1p: 1 r I i 1 1 1 ras posee uno de esos cerebros de ·los extiende el tema, mayor es el ímpetu final ; la fuerza
, p 11· 1 1 1 l u 1 1 1 {1 ticamente surge 1a perfección. Y el con­ que con duce a su desarrollo se acreci_enta con i1;1-
• 'l' p l < > tic perfección excluye totalmente el de imper­ pulso uniformemente acelerado. Nada importa cuan
,k cc i ón ; por ello, no ,es posible ,representar una cosa canden te pueda haber sido el tema in statu nascendi;
i mperfecta que produzca la impresión de perfección. unos in s tantes después, no solo no se ha extinguido su
Por el solo aspecto de la partitura, un músico que fuego, sino que arde con mayor fulgor, y así como en
posea el sentido de las formas ha de reconocer que la música de · otros compositores la llama dura hasta
tal música únicamente puede corresponder a un que por si misma se extingue y desvanece, en ésta
maestro. asciende hasta el más elevado punto de excitación.
Y Gustav Mahler tuvo que soportar el que le dije­ Si ésto no es capacidad, por lo menos es potencia.
ran que no sabía nada. Para ser exactos, la opinión Algo similar aparece en el primer tiempo de la Octa­
estaba dividida. Había quienes aseveraban que era va Sinfonía. ¡ Con cuánta frecuencia se inclina este
capaz de hacerlo todo de manera muy refinada y que movimiento hacia Mi bemol, por ,ej emplo, en un acor­
rpartícularmente sus orquestaciones eran muy efec­ de de cuarta y sexta ! Yo tacharía esto en la obra de
tivas, pero que carecía de inventiiva y su música era cualquier estudiante y le aconsej aría que buscar�
vacía. Estas eran fas barbaridades más complicadas. otra tonalidad. Es increíble y, sin embargo, i alh
Otros, más simples, admitían la parte melódica y, resulta perfecto ! ¡ Allí ,e ncaj a bien ! Es m� s, no po­
¡por tanto, desdeñaban Ja instrumentación y todo d r ía ser otra forma. ¿Qué dice la preceptiva acerca
cuanto pudieran lograr músicos distintos a ellos. Sa­ 1 lc ésto ? Habría que cambiarla.
bían muy bien que de este modo no se debe componer.
Son las mismas gentes que siempre han sabido como
mo debieron componer los maestros . . . si es que hu­
bieran querido ser tan chapuceros como estos aficio­
mados. Siempre han sabido es�ablecer modelos para
Heethoven, Wagner, Hugo Wolf, Bruckner, y en cada
¡período hubieran sabido exactamente qué es fo que
hubiese cuadrado mej or. ne esta omnisciencia no ha

--
quedado otra cosa que el ridículo : pero ésto es algo
que se infiltra a través de toda 1a historia de il.a ¡,
música.
El arte de la construcción melódica es impresio­ EJ EMPLO 1
n:m te en Mahler, que escribió todo en forma tonal
y a quien, por tanto, muchos !'ecursos de contrastes Debernos ob!;crvar la curiosa estructura de muchos
armón icos no resultaban válidos para. sus propósitos. de los temas, incluso de fos más cortos. El primer

49
4
. . •
1>f$=f{EO J 3· J J
t ema ele! J\ n d a n l e ele la Sexta Sinfonía, por ejemplo, Alwu ,e. v-ticl.'<k 4 Slcom¡xzses
tiene ,d i ez compases. En su constitución representa
rt�r'
.

un pl! ríoclo, el cual habría de tener normalmente J


¡ tfir JillJ J
ocho compases. ,P ero en el cuarto ,c ompás, donde la
cesu ra m arcaría un período, la nota Sol bemol, que
pu c-cle ser una negra con puntillo como en el ' Ej em­ iJ
p l o 2, se extiende a tres :partes ; esto hace que l a su-

D I J 8f1í214$b# J =¡¡a J Al o 1
EJEMPLO 3

.
• " •

-- -
9,
. • • •
-:J.
,e, rCD 1 1·U w u a u I Efe wsi(J,1
t,. ,J. = &J� �TI 1 .rIJTtEt'4.
'

w:itri!EJ,@b4�t Eñl] J

- �
'

o.:

h �- EJEMPLO 4

��"
�� .
Pero no es absolutamente necesario que esta melodía
alcance los diez compases. El Ej emplo 3 demuestra
que, a pesar de Ia prolongación . q ue se produce en el
séptimo compás, es posible finalizar en la primera
parte del noveno compás. Esto indica que en los
compases 8 y 9 hay una prolongación artificiosa, aun
cuando se introduj o una cadencia abreviada.
Es asombrosa la manera como estas desrviaciones
de ,lo convencional se compensan e incluso se j usti­
��
EJEMPLO 2 tfican. Demuestra esto un sentido altamente desarro­
:ll ado de ;Ja forma, tal y como ,s e encuentra únicamen­
ces10n de corcheas (c ) se desplace cuatro compases ;te en -las grandes obras maestras. No se tra,ta del
y medio. En períodos simétricos, el consecuente sería to ur dle force de un « técnico» : un maestro no lo lle-
ele igual duración, lo que supondría nueve comp ases . varía a efecto si de antemano se lo propusiera . Son
en total. El consecuente comienza en el quinto com­ inspiraciones que escapan al dominio de lo conscien­
pás, y si no concurriera una nueva prolongación-co­ te, inspiraciones que acuden únicamente al genio,
rrespondiente a la anterior-como sucede en el sépti­ .quien las recibe de manera inconsciente y plantea
mo compás, finalizaría el período, según el Ej emplo s oluciones sin percatarse de que se las está enten­
3 , en el noveno compás. d iendo con un problema.
lJn ,c onocido escritor de asuntos musicales llamó
. ,a las sinfonías de Mahler «potpourris ,sinfónicos gi-

50 51
ga 1 1 I · s » . l . : i cxp,·cs i ón «potpourris» atañe, natural-. 1 1 u n Gt a l l · rú nada l a forma de sus composiciones,
> l l'l l' 1 1 1 ,·, a l : 1 v 1 1 l g: 1 r i cl ad inventiva y a fa forma. En pe ro s i c rnp.rc es taba cambiando la instrumentación.
, p r l 1 1 1 n l 1 i ¡ :: 1 r, huy encontramos también potpourris !parece como si notara que ésta era imperfecta. Desde
( l l' 1 1 1 i'1 s i ,·: 1 , · 1 (,� ica, ele óperas de Mozart, Wagner, etc. l uego, no lo es ; es de la más ,acabada perfecdón, y
N 1 1 s,1 s i L ' X i s t i rún, pero en todo caso es fácilmente ú n i camente el anhelo de quien, como sucede con un
c1 1 l l ('(·.bi b l c que un potpourri consista en los más director, tenía que luchar por una claridad, que él,
l ll ' l l , >s I L' 1 1 1 �1.s; ele Bach o Beethoven, sin que por ello como compositor, n o estimaba tan necesaria-puesto
dvk ,d e se r otra cosa que un potpourri. Por tanto, la que Ia música goza de la divina prerrogativa del sen­
v 1 i l g:1 r i d ;:i d de los temas no es característica signifi­ tir anónimo, de la o scuridad para el no iniciado-,
c: 1 1 i va del potpourri. Pero en segundo lugar, fo carac­ ,solamente este anhelo era el que le inducía a buscar
•l c rís t i co del potpourri es la falta de pretensiones en como sustituto de la perfección una perfección mayor
Lt u n ión de los elementos componentes. Las sec­ aún. Pero esto es algo que no existe. En todo caso, es
c iones individuales se yuxtaponen sencillamente, indicio de que hasta cierto punto desconfiaba de aque­
1,;in que tengan conexión y sin que su relación { que lla alabanza universal. Es un maravilloso rasgo carac­
rp ucclc no existir en absoluto ) sea otra que la de me­ terístico de los grandes hombres el aceptar como váli­
rros occidentes en la forma. Pero ésto se contradice da fa alabanza, pero sufrirla incluso con menor pacien­
con la ·expresión «sinfónica», que significa todo lo cia que soportan la censura. Pero aún hay más. Estoy
contrario. Significa que las secciones individuales firmemente convencido de que si preguntamos a los
son componentes orgánicos de un ser viviente, na­ que alaban la orquestación de Mahler qué es lo que
c ido de un impulso creador y conoebido , como un quieren expr,esar · e xactamente, dirán cosas que él
,t odo. Pero esta frase, que realmente no tiene nin­ hubiera desaprobado. Hasta existen pruebas de ello.
gún sentic;lo por sí misma, que se desmorona por ser Casi todos :los que realizan orquestaciones hoy en
t res veces contradictoria, esta frase ihizo furor en día lo hacen bien . . . si nos atenemos a las críticas.
J\ lcmania. En Viena-donde ,los peores males son ¡ y ' hay una diferencia tan grande entre esa buena
,-; i cmpre posrbles en la prensa-, alguien encontró orquestación y lo que para la orquesta pensaba
i n cl uso necesario citarla en la necrología de Mahler. Mahler !
Y o encuentro ésto muy natural. ,Po11que el gran Lo que primero nos impresiona de la instrumen­
o rL i sta debe ser castigado de algún modo durante tación de Mahler es la inigualable objetividad con
su v ida, a cambio de los honores que se le rendirán que escribe lo que es única y absolutamente necesa­
n 1 :1 s tarde. rio. La sonoridad nunca surge de fos añadidos orna­
Y el estimado c11ítico musical debe recibir de al­ mentales, de,lo accesorio que no esté de ningún modo
,gi'1 n •m odo compensación durante su vida, por el relacionado o se encuentre muy distante del elemento
d c s p recio con ,que será tratado por la posteridad. principal y haya s ido superpuesto como decorativo.
1 .o ú n ico que todos admitieron como válido en Pero cuando se escucha su murmullo, es el tema el
1 M ; i l t l c r fue su orquestación. Esto parece sospechoso, que murmura ; poseen los temas � al configuración
:v p 1 1 n lc casi llegarse a creer que fa alabanza, al ,ser y tantas notas, que con toda claridad se pone en
11 1 1 1 1 1 1 1 1 -'1 1 1 i me, resulte tan inconsistente como -las una- seguida de manifiesto que aquel murmullo no e� la
11 1 i 1 1 1 i , d : 1 d cs a n tes referidas. Y en realidad, Mahler pretensión de pasaje, sino su forma y contenido.
52 53
I) 0 1 1 d 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 ·: 1 y g i 1 1 1 c , t e rnas y annonías gimen d i s l i n'l os 1 1 1 t.: d i os, es el contenido de fas obras de los
y ,1 1 1 1 1 1 1 , 1 1 1 1 : 1 1 1 : ¡ w 1 ·0 d o n de estalla, aparecen estruc­ e r:.i n d ·s ; en e l lo ponen todas sus fuerzas, toda su
·1 1 1 r: 1 ', 1 : l ¡ :: 1 , 1 k:,L ·: 1 .•; c h ocando unas contra otras ; la v o l u n t a d , y hasta tal punto y con tanta intensidad
u n 1 1 1 kl ' i 1 1 l ': 1 s(· d e r rumba ; las relaciones arquitectó- Jo anhelan y desean, que finalmente Jo consiguen.
11 1 i t·: 1 :, t k 1 · 1 1 s i ú 11 y presión se rebelan. Pero entre los Y este anhelo se transmite, con su intensidad plena,
n 1 1 :'1 s I l l ' 1 h >s so n i.d os están aquellos otros fragantes de predecesor a sucesor, y el sucesor es continuador,
\' d l' i i 1 ·: , d , )s . También en esto nos trae una novedad no solo del contenido sino de la intensidad al mismo
� ¡ 1 1 J l l 'LTGd :.:ntes, como por ejemplo en los tiempos tiempo, añadiendo así su parte proporcional a la
n · 1 i l 1 ·: l l <:s el e la Séptima Sinfonía, con sonoridades iherencia recibida. Es herencia que acarrea responsa­
d t: J :.1 g uitarra, arpa y solos instrumentales. La gui- bilidades ; por eso se otorga tan solo a aquel que
1 � 1 r r�1 no se introduce en la Séptima como un simple puede asumir esta responsabilidad.
er ec to, sino que el tiempo completo está basado en Me resulta incluso poco significativo hablar del
csla sonoridad. A ella corresponde desde el mismo director Mahler con el mismo ímpetu que del com­
co m ienzo ; es un órgano ivivo de la composición : no positor. ,Como director, siempr,e fue apreciado, in­
e l . c orazón, pero sí ·quizá los ojos con la mirada ,qua cluso por los más torpes contrarios ; pero quizá
ta nto caracteriza su aspecto. Este ejemplo está muy debamos considerar que la labor de pura reproduc­
uni d o-en sentido más moderno, naturalmente-al ción r�sulte de importancia secundaria comparán­
m éto do de ,los compositores clásicos, que construían dola con la actirvidad creadora. Sin embargo, hay
•tiemp os completos o piezas basándose en la sonori­ dos razones que me inducen a hacer estos comen­
dad de un conjunto instrumental específico. tarios. En primer -lugar, en los grandes hombres na­
Es probable que pronto averigüemos con detalle da es secundario. En todos sus actos hay algo pro­
el có mo y porqué de que Mahler, en tal sentido, esté vechoso. En tal sentido, me hubiese gustado incluso
muc ho más cerca de la música clásica de lo que pa­ observar cómo Mahler se anudaba la corbata, y lo hu­
re c e. Hoy no resulta siempre fácil el reconocer ésto biera encontrado más interesante e instructivo que
y, naturalmente, no siempre es verdad. Por el coii­ el conocer como ,cualquiera de nuestros melenu­
trario, en cierto modo es s u punto de partida, por­ dos musicales compone sobre un «tema religioso. »
qu e luego avanza y lo supera. Pero lo supera, no tan­ Pero, en segundo lugar, tengo también la impresión
to en la forma, en la proporción y extensión-que de que incluso esta otra actividad suya no ha sido
son únicamente consecuencias externas del íntimo aún totalmente comprendida en su aspecto más im­
ac on tecer-, como en el contenido. Esto no significa portante. En efecto, muchos han exaltado su perso­
qu e el contenido sea mejor, más importante o más nalidad demoníaca, su inaudito sentido estilísico, la
est remecedor ,que el' de las obras de otros grandes precisión de sus ejecuciones y también su belleza y
n, ; 1 1..: s l ros ; porque tan solo existe un contenido que claridad de sonido. Pero, por ej emplo, yo escuché
t ud os los grandes des·ean expresar : el ansia de la ihu­ a uno de sus « colegas » decir, entre otras cosas, que
a nu n i da d rpor su forma futura, por un alma inmortal, no hay ningún secreto especial para llevar a cabo
p o r l a d i solución en el universo... , el ansia de este al­ buenas ejecuciones cuando han mediado tantos en­
rn: i ·p< > r su Dios. Solo esto, aunque alcanzado por m.uy sayos. ,Desde luego que no existe secreto alguno,
d i .� I i n l < >s c i rn i nos y revueltas, y ·expresado p or n1uy pues cuantas más veces se interpreta una obra, mejor

.'i4 55
sa l ·, y i l ns l a l os peo res directores sacan provecho de E s ta modestia era muy característica en Mah l cr.
··s l u. l 't ' J 'o s í q 1 1 · h ;:i y un secreto para sentir la nece­ i Ni un solo movüniento que no fuera cons ecuente
s i c l : 1 cl dt· 1 1 1 1 d écimo ensayo cuando se está ensayando con sus causas ! Le daba la exacta dimensión que
1p 1 1 r 1 1 o v (· 1 1 : i ,vez y todavía se · e scuchan cosas que pue­ debía tener ; era ejecutado con temperamento, con
d l ' I I q u nl �1 1 · mejor : es que se sabe que todavéa hay vida, enérgicamente, poderosamente ; porque el tem­
rtl ¡ : 1 1 ¡,u r decir en el déoimo ensay.o. Esta es exacta- peramento es el realizador de 1a convicción y nunca
1 1 1 v 1 1 lc l a ·d iferencia : un mal director ignora a menu­ permanece inactivo. Pero no había ningún es t allido
do l t , q u e ha de hacer después del tercer ensayo ; no sin causa que lo justificara : nada de ese falso tem­
,, i c n c nada más que decir ; se le satisface con faci­ peramento que hoy da tanto éxito a los que irnitan
:1 i d a d porque no dispone de mayor capacidad de dis­ la prirnitiiva manera de dirigir de Mah1er. Cuando
c r i m i nación y porque en él no ·existe nada que le dic­ dirigía de esta forma, volviéndose con bruscos mo­
rt e mayores exigencias. Y la causa. es ésta : el hombre vimientos hacía cada grupo instrumental, repre sen­
c reador concibe dentro de él una imag<'n completa tándoles en realidad la potencia y la fuerza ique ellos
,ele lo que desea realizar ; la ejecución, corno todo debían expresar, había alcanzado lo s l indes de viril
Jo que lleve a cabo, habrá de ser tan perfecta como madurez que aún permiten estas cosas. Una vez cru­
íla imagen. Tal re-creación se diferencia muy poco de zados ,estos lindes, se operó el cambio y dirigió la
ila creación ; virtualmente, solo el enfoque es distinto. orquesta con sin i&ual compostura. Todos los esfuer­
Unicamente cuando nos hemos percatado de este zos se manifestaban en los ensayos ; desaparecieron
punto es cuando somos capaces de comprender el Jos gestos violentos, reemplazados por la mayor cla­
alcance de fas modestas palabras con las que el pro­ ridad del poder de expresión verbal. Un hombre j o­
pio Mahler definía su máximo anhelo como director : ven había entrado en la madurez, y no se empeñó en
« Considero que el mej or desempeño de mi come- conservar los gestos de la j uventud porque nunca
1ti do estriba en obligar a los músicos a tocar exacta­ practicó el engaño, sino que hizo lo que cuadraba a
mente lo que está en las notas ». A nosotros ésto nos su situación. Nunca dirigió con serenidad cuando era
parece muy sencillo, muy ligero, y así 1o es en I'eali­ j oven ; el « rubato» corresponde a su j uventud , la fi­
dad, pues los efectos que nos son conocidos podría­ j eza a su madurez. Y dicho sea para conocimiento de
mos relacionarlos con causas mucho más profundas. esos j óvenes ,directores que en la actualidad imitan
1Pero si nos paramos a pensar corno debe ser la compostura rnahleriana : ésta no estuvo en su es­
:precisamente la imagen ,que hayan de engendrar las píritu. El suyo era un concepto distinto. Para c om­
n1 otas de quien sea creador, y qué grado de sensibi­ parársele hay que ser siempre según el dictado de
,1 i clad es necesario para distinguir si la realidad y la las propios ,sentimientos. Lo demás es simple rem edo.
,i 111;:igen se corresponden ; si pensarnos en lo que es Para él no exi stían otras reglas que éstas y no tenía
¡p reciso para expresar estas sutiles distinciones de ningún modelo al que imitar. Hem os de res p etar
rn : 1 n c ra compr,ensible, a fin de que el músico ej ecu­ los modelos. Mas para esto se requier e valor. Mahler
l a n t c no se limite solo a tocar las notas adecuadas, lo poseía en el más alto grado. Nada podía impedirle
s i n o q u e se haga inmediatamente partícipe del espíri-' que corriera los mayores riesgos si lo s juzgaba nece­
t I I d · l ; 1 música . . . , entonces comprenderemos que to­ sarios. Así lo demostró con su dirección de la Opera
do ,q u e dó d i cho en aquellas modestas palabras. de Viena y con los en�migos que se ganó por tal cau-

57
sa. li. n V i e 1 1 u u n i ficó a la peor gente ; los más indig­ pi ca c ia se origina en el temor de q u ien n e , ·s i I a p 1 ·v·
nos J u e rn 1 1 rec h azados y se convirtieron en sus ene­ :t ector, el protector de Brabante. Esta intcrp r , t a c i ó n
rrn i rr ,s 1 1 1 o r L ,1 l cs . Pero él tuvo valor de reafirmarse, de revela 1a profundidad humana que ambienta el tea­
s · r p�1c i e n Le. Quedó inocentemente envuelto en un tral « Nie sollst du mich befragen».
as u 1 1 l o , a pesar de fo cual recibió los asaltos de la Atormentado por 1a pasión, Mahler, que cruzó por
P rensa s i n pestañear siquiera, porque para contestar­ tod a s las tormentas de Ia vida, que fue acosado por
los l 1 u h i era tenido que sacrificar a un amigo más jo­ fos ·arnigos, que exaltó y derrumbó ídolos, en el mo­
ve n , y no quiso hacerlo. Sonriente, tomó ,la cosa como m ent o culminante de su existencia era dueño de
u n a cuestión pasajera y nunca más pronunció una aquella . compostura, aquella moderación, aquella
pal abra sobre ello. ¡perspectw�, ! odo lo cual obtuvo purificando la mente
En ,Viena, siendo director de la Opera Imperial, no de iornund1cias. Esto le facultaba para ver siempre el
presto sus servicios únicamente como músico. No ·asp ec t o más hondo de las obras de los grandes ; en
esto se basaba un indeclinable respeto que nosotros,
1
s olo exigía a los músicos y cantantes un acerca­
� ient� , a 1a perfección y una íntima devoción por la los j óvenes, estuvimos a punto de perder.
mtenc1on de las obras maestras, sino que también Mahler no era amigo de la música de programa.
él era parte activa en la explicación del contenido Aunque a él-autocrático-no le gustaba discutir es­
poético. Cuán profundamente penetraba su nensa­ tas ,e osas, nada le agradaba que la gente, aduladora,
ae diJera lo que suponía debía de complacerle. Un jo­
miento en la intención de los maestros quedarl ilus­ i
trado por el siguiente ej emplo. ven d rector hubo de experimentarlo al incurrir, ade­
En _una conversaci ón acerca ele los poemas de Wag­ más, en otro error atacando a Wagner. «Las palabras
ita son para mí completamen­
de w a gner que usted c
ner ih1ce_ yo la observación de que no me sentía capaz
de descifrar el significado más profundo del texto t,e c1aras», escribió ; « que nuestra música refleja lo
de Loh,ein1grir.,. La sola historia con sus románticas purarrien !e hum �no ( y todo lo que esto lleva consi­
� aravillas, sus maldiciones, h�chizos, brevaj es má­ go, iodmdo el mtelecto) , de uno u otro modo, no
gi cos '! ! ransformaciones, no parecía corresponder pue de negarse. Como en todo arte, es cuestión de en­
cont rar los medios de expresión adecuados. Pero lo
a sent1m1entos humanos más hondos. A pesar de la
impresión grandiosa producida por las llamadas de que ono pone en la música es siempre todo el ser,
patriotismo y por la consagración del Grial, resulta­ que si ent�, _ Piensa, alienta, sufre. » Contra esto, con­
tinuaba d1c1endo, no hay que objetar nada si el mú­
ba muy duro maldt;cir a Eisa por querer conocer el
origen ele Lohengrin, aunque Ortruclis no hubiese des­ sico se expresa a sí mismo en ello . . . ¡ pero no el poe­
pertado sus sospechas. ta, el filósofo, ni el pintor !
-_E � la distinción entre el hombre y la mujer-, T al sensatez le protegía de la exageración. Los após­
explico Mahler. -Elsa es la mujer escéptica. Es in­ toles son a menudo más papistas que el Papa, porque
ca paz de tener el mismo grado de confianza en el carecen de la oportuna moderación. El sabía que una
hombre que el demostrado por éste cuando por ella cosa '.l'.1º es, de por sí, absolutamente falsa en mayor
·l u c h a ra , creyendo en ella sin indagar su inocencia mediÓª que su contraria sea, de por sí, absolutamen­
o ·1. i l p�1 b i l i dad. La inclinación por la verdad es mas­ te verdadera. Por tanto, su profundo y arraigado co­
1

cul i n a , l a suspicacia es femenina. En efecto, la sus, n ocir0iento de los valores reales no podía permitirle

58 59
muy pron to la cúspide y entonc es generalmente se
t 1 1'1 1 l l a < k l 'V:· p · 1 0 a los auténticam ente grandes. Qui­ apaga, el desarrollo del genio, que bu sca nueivos de­
:d1 l 'S l : 1 1 ·v: 1 ·c i ó 1 1 l é n í a origen en su código del honor, rroter?s en lo ilimitado, se extiende a través de toda
ig1 1 : d q t l l' ,l ud o oficial, cualquiera sean las circuns­ u?a :vid� . Y por ta� to sucede que, en su desarrollo,
l 1 1 1 1 l ' i : 1 :: , t i<.:.s ca i nmediata satisfacción por el insulto nm�n i :1-stante es igual a otro. C ada e tapa si rve al
d i r i g i d o �t ot ro oficial. prop10 tiempo , d e preparación para la próxima. Es
l ·: s r u me sucedió a mí. En mí hubo una fase du­ una e ! erna transformación, un crecillliento ininte­
l ' / l l l l c.: l a cual adopté una actitud negativa, incluso rrumpido de nuevos brotes de una sola semilla. Est ,
l 1 os l i l -c o ntra Wagner, al cual yo había honrado ante­ claro, entonces, por qué dos p untos ªlllp liamente se�
l ' i o rrn cn te en gran manera. Parece que expresé mi
o p i n i ó n a Mahler con violentas y arrogante s p ala­ �arados en este desarrollo son tan distintos y extra­
nos entre si,, de tal manera ique en un principio no
b ras . Aunque visiblemente sorprendido, me contestó :reconocemos su relación como conj unto. Unicamen­
con una calma impresionante que él conocía tales te despué � �e un -estudi ? más acabado p ercibimos en
es tados de ánimo, que él también había atravesado la P ?t:nciahdad del pnmer p eríodo la certidumbre
esas crisis de desarrollo. La mía no habría de ser del ultimo.
muy duradera ; porque uno siempre está volviend o Los retratos de Maih1er me propol'.'cio,-,
u n a y otra <vez hacia los ver,daderamente grandes. · ,,an una prue-
·b a muy est1mable sobre esta apreciación
Ellos permanecen inconmovibles en su lugar y es re­ H
comendable no perderles nunca el respeto. _ ay uno que, le repr,esenta a la edad de dieciocho
anos. ,Todo esta por revelarse aún · Es lm J oven que
Esta reprimenda tuvo grandes consecuencias para todavia
.
no ha preiv1sto lo -que en él va a acon t ecer.
mí, incluso más adelante, porque vi con claridad que . .
No tiene el, aspecto de esos artistas j óvenes para qme-
solo se hace respetar el 1que a su vez se muestra res­ _ .
Jn�s es mas importante parecer grande s que serlo
pe tuoso, y también puede decirse lo contrari o : el que Tiene el asp�cto de ,quien permanece a la espera d�
n o respeta a los demás nunca será respetado. Y esta algo qu� esta a punto de ocurrir, pero que aún no
consecuencia resulta especialmente importante en la s abe qu� h� :de ser Un s �gundo retrat o le representa
actualidad, cuando ,los escaladores de la sociedad em­ a los vemticinco anos, mas o menos· Algo ha· suce d1-.
.:.
pequeñ ecen al grande para aparecer ellos como los do ya por entonces. Es curioso que fa frente se haya
mús grandes. ensanchado ; seguramente el ce11ebro hub o d e ocupar
He tratado de expresar cqmo sigue la diferencia en­ .
un mayor a1 OJamiento. .
¡ Y las fac ciones ! Anterior-
tre genio y talento :
n;ente, a pesar de su impr esionante seriedad, pare­
Talento es la aptitud para aprender ; genio, la ap- c ian fa � de una persona que quiere afianzarse un
1 i l u ll para desenvolverse por sí mismo. El talento se poco mas antes de entregarse a su obra ; después son
: , c rccicnt a mediante la adquisición de aptitudes que t:nsas. Revelan que ya adquirió el cono cimient� del
y : 1 e x i s tían fuera de él, y las asimila hasta que, fi­
,1 1 : i l 1 111.: 1 1 te, llega a poseerlas. El genio posee ya desde
bien y del , mal. del mundo ,· pero son arrogant es : pron-
to habra de imponerse. Mas saltemos ahora al rns-
1 1 1 1 'l l l ' i n c i pi o todas sus facultades futuras. No hace tro de un hombre de cincuenta años· .c. h l ,desarro 11o
•1 1 1 :'1 . · q u c dcsarroUarlas, desenvolverlas, desplegarlas. . .
parece · milagroso. Casi no guarda ninrn�
M i , · 1 1 1 1 ': 1 :; c.l talento, ,que tiene que dominar un mate- . sun pareci' do
con los retratos de Juventud. iLa transform ación op e -
1·i : d l i 1 1 1 i 1 : , d o ( digamos, el que ya existe ), alcanza

{,( )
61
1 1 1 ! 1 11 1 1 1 1 1 1 t l 1 1 i l 1 1 1 1 1 1 1 1 co 1 1 1'igu ración que pudiera decir- resignado ; para el que ya ha comprendido que no
,• 1 1 1 1 1• 1 1 1 , , 1 1 1 I , l 1 1 s fa e tas anteriores. Desde luego,
1 1 ton m á s q ue una alegoría de otros goces superiores,
1• 1 ,, �1 1 ' 1 1 1 1 1 : , 1 1 l·o 1 1 tcnidas también en la última con­ una g l o ·i fica ción del más supremo deleite. Verbal­
f , 1 1 1 1 1 11 1 1 1 1 1 . l '( ) r s upuesto que quien sea capaz habrá mcn le l o cx,presa así en la carta dirigida a s u esposa,
p1 1t l , 1 . , .v : 1 c t p l a r toda su personalidad en Ios retra­ don d e explica las escenas finales de Faus'ito :
f 1 1 · , t l v ,i 1 1 vc n tud. Pero cuando miramos hacia atrás, « Todo lo que pasa ( lo que interpreté para ti aque�
l 1 1 l l ' i : 1 l : 1 .s p rimeras etapas-aunque de por sí sean ex­ llas dos tardes) no es más que apariencia; natural­
p rcs i v as-es tan difícil descubrir en ellas la expre­ mente, inadecuado en su aspecto terreno . . . , pero allí,
:, i , .> 1 1 de madurez como difícil es rver los destellos de liberado de la corporeidad de la insuficiencia terre­
1 1 1 1 a lucecita cuando estamos junto a otra mucho na, se conl\'ertirá en real, y, por tanto, no necesitare­
1más resplandeciente. Nuestros ojos h�an de apartarse mos de más paráfrasis ni más comparaciones-apa­
de las r,eafirmaciones del rostro más viejo bastante riencias- ; ya fue hecho allí lo que yo aquí traté de
antes de :que puedan ver de nuevo la potencialidad describir y que es sencillament,e indescriptible. ¿Y
en ,el más joven. Y es que los pensamientos y los sen­ qué es ello? ne nuevo no me es posible decírtelo
timientos que movieron a este hombre fueron fos más que por medio de una cómparación:
creadores de la forma. Esto no sucede con los genios El Eterno Femenino nos ha arrastrado hacia lo al­
jóvenes, que .tienen en la juventud su mejor aspecto to . . . , allí estamos . . . , estamos en la quietud . . . , posee­
y se vuelven filisteos-incluso en ,10 externo y visi­ mos lo que en la tierra no pudimos más :que anhelar,
ble-cuando llegan a mayor edad. Uno mismo no pue­ iuchar por ello . . . »
de saber de su apariencia. Y lo que sepamos no ha ¡ Este es el modo de alcanzar la meta ! No con el
de ser permanente, sino circunstancial. Pero lo que entendimiento precisamente, sino con la sensación de
es innato va de una a otra culminación, se desarro­ ser uno mismio1 el que ya está viviendo allí. Aquel
na por sí mismo para alcanzar cada v,ez más altas for­ que en .l a tierra contempla , e sto, no vive ya sobre ella.
mas .expresivas. Se producen saltos, que resultan pa­ Ha sido ya arrastrado hacia lo alto.
rra el observador más ,enigmáticos cuanto más fervien­ Musicalmente, el d e sarrollo de Mahler s e muestra
temente desea comprenderlos. El desarrollo de Mah­ en s'entido ascendente, sin interrupción. Verdadera­
iler es uno de los más sugestivos. En efecto, todo mente, fas primeras sinfonías ya revelaban una gran
cuanto habría de caracterizar1e está ya rpresente en perfección formal. Pero cuando uno piensa en las
la Primera Sinfonía; ya en ella aparece su « melodía formas tensas y compactas de la Sexta, donde no hay
vital» y la desarrolla, la despliega hasta la máxima ninguna nota superflua, donde incluso la mayor ex­
dimensión. En ella están su devoción por 1a natura­ tensión alcanzada es parte esencial del conjunto y en
íl eza y sus pensamientos sobre la muerte. Todavía en él actúa orgánicamente ; cuando uno trata de com­
el l a lucha con el destino, mas en la Sexta lo recono­ prender que los dos tiempos de la Octava no son otra
ce y este reconocimiento es resignación. ,Pero incluso cosa que una sola idea de longitud y amplitud inaudi­
í l a r1csi gnación se hace provechosa y se eleva-en la tas, una sola idea concebida, calibrada y dominada
Oc/o va-hacia la glorificación ele los mayores goces, en el mismo instante. . . , es ,cuando nos maravillamos
t 1 1 1 a gl orificación solo posíble al que sabe que esos del poder de una mente capaz ya de confiar en sí
goce� 1 1 0 habrán de ser para él ; para el que ya se ha misma para llevar a cabo increíb1es proezas en sus,

62 63
n 1 os j (> w 1 1 L·s, p TO que ha convertido en realidad lo el de ganarnos un alma inmodal. Así se nos ha pro­
rn :\ s í 1 1 1 p l'oh; 1 h l c:. metido. Ya la poseemos en el futuro ; tenemos que
y ! 1 1 1 ' ¡; 0 , e n Das Lied van dJer Brde, es de pronto hacer de manera que ese futuro se convierta en nues­
c:qi: 1 :1. ,t i · p ro d ucir las formas más concisas y delica­ tro presente. Vivamos tan solo en ese futuro, y no en
d : 1� . F.s l o es lo más extraordinario, pero comprensi- un presente que no es más que apariencia y que, co­
1 > ! ( · : l ' 1 1 la Octava, lo infinito, y en esta otra obra, la mo toda apariencia, es inadecuado.
1 1 : 1 1 1 , r: d cza finita de las cosas terrenales. Y esta es la esencia del genio : que ,es el futuro. He
S1 1 Novena, es aún más extraña. En ella, el autor aquí por ,qué ,el genio no significa nada para el pre­
: 1 p c n as se expresa como individuo. Parece como si sente. Porque el presente y d genio nada tienen que
fm: ra obra de un autor oculto que utilizase a Mahler ver el uno con el otro. El genio es nuestro futuro. Así
como su portavoz. No está , e scrita esta sinfonía en seremos nosotros también algún día, cuando haya­
tono personal. Comprende, por decirlo así, las obj eti­ mos luchado para abrirnos camino. El genio ilumina
vas y casi desapasionadas manifestaciones de una el ·camino y nos ,esforzamos por seguirlo. Donde quie­
belleza que llega a ser perceptible tan solo a quien
sepa apartarse del calor animal y sienta la calma del ra que se ,encuentre el genio, la luz resplandece ; pero
no somos nosotros los que podemos incrementar ese
hogar espiritual. Sabemos tan poco acerca de lo que
su Décima (para la que, como en el caso de Beetho­ resplandor. Estamos cegados y vemos únicamente
ven, existen esquemas ) hubiese expresado, como poco una realidad que no es tal, porque tan solo se trata
es lo que sabemos sobre la de Beethoven o Ia de del presente. ,Pero una más alta realidad discurre, y
Bruckner. Parece ser que la Novena es el límite. El el presente sucumbe. El futuro es eterno ; y por tan­
que quiera ir más adelante. ha de sucumbir. P a: ece to, la más alta realidad, la realidad de nuestra alma
como si en la Décima se nos fuese a hacer participes , inmortal, solamente existe en el futuro.
de algo que no debamos conocer todavía, algo para El genio ilumina el camino que nos esforzamos
ilo que aún no estemos prep arados. Aquellos que es­ ¡por seguir. Pero, ¿nos esforzamos Io bastante? ¿No
cribieron una Novena se situaron sumamente cerca nos encontramos demasiado ligados al presente ?
de la posteridad. Quizá los enigmas de este mundo A pesar de todo, lo seguiremos, porque es nuestro
serían resueltos si alguien que los conociese llegara deber. Lo queramos o no. Es el camino que nos
a escribir una Décima Sinfonía. Y esto no es proba- arrastra hacia lo alto.
ble que suceda. A mi parecer, es esto lo que ,la obra de Gustav Mah­
Hemos de seguir en la oscuridad, que únicamente fer-como la de ,todos los grandes hombres-podía
la luz dél genio iluminará caprichosamente. Hemos decirnos. Se nos ·ha dicho muchas veces y muchas
de continuar luchando y batallando, anhelando Y de­ más se nos dirá hasta que lleguemos a captarlo por
sc::mdo . Y se nos ha de negar el ver esa luz mientras completo. Siempre se produce la calma más absolu­
esté con nosotros. Habremos de permanecer ciegos ,ta después que uno de estos grandes hombres ha ha­
h �1sta que hayamos ,conseguido oj os. Oj os ,para ver el ibl ado. Escuchamos. Pero pronto fa vida vuelve a sub­
fu L u ro. Oj os que penetr,en más allá de ·lo sensual, que yugarnos con su estruendo. A Mahler ,le fue permiti­
es 1 :1 1 1 sol o apariencia ; que penetren en 1o supersen­ do revelar mucho de ese futuro ; cuando quiso decir
i-; u a l . E l oj o será nuestra alma. Tenemos un deber � más, se nos privó de él. Porque aún no se ha produ-
64 65
5
cido u n a c a l m a completa ; va a haber todavía más
b;1 l ; i l l a y n 1 {1 s es truendo.
Y : 1 1'1 1 1 nos ha de iluminar el destello de una luz
q 1 1' l ' 1 10.,.; cegaría si la mirásemos.
i\ q 1 1 f, yo h e luchado por Mahler y su obra. Pero
1 1 w l w clda d o llevar por fa p olémica y he dicho pala­
h r : , s cl u r�s y punzantes a sus contrarios. Sé que si él MUSICA NUEVA, MUSICA ANTICUADA, EL ESTILO
1 · s l 1 1 v i cra escuchando ,sonreiría y dejaría estar el Y LA IDEA
: 1 s 1 1 nto . La verdad es que él se encuentra en un sitio
d o n de no se utilizan las represalias. Los tres primeros de estos cuatro conceptos han
Pero nosotros debemos seguir luchando, puesto sido ampliamente utilizados durante los últimos �ein­
que la Décima todavía no nos ha sido revelada. ticinco años, mientras que no se ha hecho tanto bu­
llicio con respecto ail cuarto : la �dea.
Por desdicha, los métodos de enseñanza musical,
en lugar de hacer que los estudiantes establezcan
cumplida relación con la música propiamente dicha,
proporcionan un conglomerado de hechos históricos
más o menos ciertos, azucarados con un gran número
de anécdotas más o menos · falsas acerca del compo­
sitor, de sus intérpretes, de sus audiciones, de sus
críticas, a más de una fuerte dosis de divulgación
estética. De este modo, una vez leí en un ej ercicio de
examen de una alumna de segundo--que solo había
estudiado algo de armonía y mucho de divulgación
musical, pero ,que verdaderamente no había escucha­
do suficiente música «viva»-, que «la orquestación
de Schumann es lóbrega y nada clara. » Esta sabidu­
ría se derivaba directa y textualmente del libro uti­
lizado en clase. Algunos expertos en orquestación
podrán estar de acuerdo en condenar a Schumann
como orquestador, y quizá sin ningún argumento.
No obs tante, puede haber otros entendidos que con­
vengan en que no toda la orquestación de Schumann
es pobre : que existen pasajes lóbregos lo mismo que
brillantes, o por lo menos buenos ; también habrían
de saber que esta acusación surgió de la lucha entre
la escuela «neo-alemana» wagneriana y la escuela
«académico-clasicista Schumann-Brahms », y ,que en

66 67
<'I (, , , i , 1 1 1 1 d 1 · los tT Í l i cos pesaban pártes .tan brillantes 1 a les ps, c udo-his toriadores adquirieron voz predomi­
c k 1 : , 1 1 1 t'1 s i l· ; 1 de Wagncr como el «Fuego Mágico», la J 1a n lc en la Europa occidental prediciendo el futuro
O l 1n l 1 1 r ; 1 d e l u s Meistersinger, la música del Venus­ de Ia música. En todos -los países eminenten1ente mu­
/)( ' ! '/ '. , .Y 0 1 1 · : 1 s . Semej ante brillantez puede encontrarse bicalcs, como Francia, Italia, Alemania, Austria, Hun­
rn 1 ·: 1 .-; ,veces en la ,música de Schumann. Pero algunos gría, Checoeslovaquia y Polonia, alzaron inmediata­
1 ·1 1 1 1 1 1t·l'd o rcs saben también que hay muy pocas com­ mente el « slogan» :
p, ,s i c i o nes cuya orquestación sea de todo punto inta­
l ' l 1 ; 1 h l e. <D urante más de veinte años después de la «MUSICA NUEVA»
!1 t t 1 1 c 1 · Lc de Wagner, por ej emplo, su acompañamiento Este grito de batalla hubo de ser creado segura­
o r q u estal cubría las voces de los cantantes hasta lle­ mente porque alguno de , e stos pseudo-historiadores
gar a hacerlas inaudibles. Sé que Gustav Mahler tuvo recordaría que, en el pasado, d mismo grito u otros
q ue realizar muchos cambios en su orquestación pa­ semej antes impulsaron nuevas directrices a las artes.
ra lograr la oportuna transparencia. Y el mismo Un grito de combate debe, quizá, ser superficial y
6 trauss me mostró varios casos en 1os que tuvo que hasta algo incorrecto si ha de hacerse popular. A.sí
<..: f'ectuar ajustes. es como hemos de entender la historia que cuenta
De modo que no existe tanta unanimidad entr,e Schopenhauer acerca de la sorpresa de un antiguo
,l os entendidos e:µ orquestación como entre la estu­ orador griego que, al ser interrumpido de pronto con
diante de segundo y su libro de texto. Pero se ha he­ aplausos y ovaciones, gritó : « ¿ Es que he dicho algu­
cho un daño irreparable ; esta muchacha, y muy na tontería ?» La popularidad adquirida por el «slo­
posiblemente sus condiscípulos , nunca escucharán gan» «·Música Nueva» -l evanta en seguida sospechas
con inocencia, sensibilidad ni amplitud de criteri o la y Ie hace a uno indagar su significado.
orquesta de Schumann. A final de curso habrá adqui­ ¿Qué es Música Nueva?
rí do conocimientos de historia de la música, estética Seguramente será música que. a pesar de seguir
y crítica, a más de numerosas anécdotas musicales ; siendo música, diferirá esencialmente de la música
pero desdichadamente no le será posible :vecordar ni compuesta con anterioridad . Seguramente que habrá
uno solo de esos temas de Schumann de lóbrega or­ de expresar algo que todarvía no haya sido expresado
questación. A los pocos años obtendrá su título de en 1a música. Seguramente, lo que hace más elevado
p rofesora de música, ejercerá su carrera y esparcirá y apreciable al arte es el ofrecer lo que nunca antes
lo que ella aprendió : j uicios ,e ster,eotipados, ideas fuera ofrecido. No existe ninguna obra de arte por­
erróneas y superficiales sobre la música, 1os músicos t,entosa que no lleve un nuevo mensaj e a la humani­
y .. l a estética. dad ; ningún gran artista ,dej a de cumplir esto. Es el
De ,e sta manera se educa a muchísimos p seudo-liis- código de honor de todos los grandes en ·el arte, y
1 u r i adores que se ·creen luego especialistas y, como como consecuencia, en todas las grandes obras de los
1.:t l e s , facultados no solamente para ·criticar música y grandes encontraremos esa novedad imperecedera,
J11 1·1 s i cos, sino para usurpar el papel de promotores, se deba a Josquin des Prés, a Baoh, a Haydn o a cual­
l og r:1 r i n f"luencia en el desarrollo del arte musical y quier otro gran maestro.
1 1 rg; 1 1 1 i :1. ; 1 rl o de antemano. Porq�e Arte significa Ante NuB.vo
1 \ ,cns :1 fi o s después de 1a prim era Guerra mundial, La idea de que el « slogan» «Música Nueva» podría
68 69
, 11 1 1 1 1 , i r l ' I l ' t 1 1 '.'1 J de l a producción musical se basaba c .i ón de contribuir, mej orándolo, al común efecto.
p 1 , ; l 1 1 1 i l t · 1 1 1 ! · 1 1 1 l' ,e n fa creencia de que «Ia historia se Ningún historiador necesita decir a un Beethoven, a
1 1'1 • 111 · 1 1 1 1 10 l odo el mundo sabe, en vida de Bach un Brahms, a un Wagner, que vigorice su acompaña­
1 1 ,1 1 1 1 ·1 · i', 1 1 1 1 · n uevo estilo n1usical, del que luego se
,1 , (

miento con vitaminas. ¡ Lo menos que hubiesen he­


•d 1 · 1 · l v(, L' I de los clásicos •vieneses, el estilo de compo- cho estos tres-tan obstinados corno eran-hubiera
1. i 1 i u 1 1 l 1 ( ) 1 1 1 o lónico-melódica, o como yo lo llamo, el sido mostrarle la puerta.!
1 " . f i l 1 1 d e la variación progresiva. Y si es cierto que la Y viceversa :
1l 1 i s l o ria se repite, debiera ser suficiente en nuestros Si en un período dado, cada una de las voces con­
1 i c mpos el suponer que con solo pedir la creación de currentes está elaborada en lo que respecta a su con­
m ú sica nueva se nos habrá de servir inmediatamente tenido, su equilibrio formal y su relación con las de­
el producto ya preparado. más voces, como elemento de un conjunto contra­
Esto es confundir los efectos con las causas. Las; puntístico, su participación en 1a elocuencia melódi­
causas reales de 'l os cambios. de estilo en la compo­ ca habría de ser menor que si se tratara de la voz
sición musical son distintas. Si en el período de la principal. De nuevo ,p odría entonces nacer entre los
composición homofónica los músicos adquirieron j óvenes compositores el anhelo de deshacerse de to­
gran destreza en la creación de melodías-es decir, das estas complicaciones . Se negarían a entendérse­
voces principales que reducían fas voces acompañan­ las con combinaciones y elaboraciones de rvoces su­
tes a la más insignificante inferioridad, a fin de con­ bordinadas. En consecuencia, el deseo de elaborar
centrar en •ellas todo el contenido posible-otros una sola VOZ y reducir el acomp añamiento al mínim?
compositores hubieran podido muy bien molestarse que la comprens• ón requiera, habría de ser otra vez
por tal práctica, que ya parecía degenerar en un me­ Ja nor,ma en boga.
canismo esquemático. Hubieran podido incluso mo­ Tales son las causas que provocan cambios en los
lestarse aún más por la inferioridad del acompaña­ métodos de composición. En el sentido más amplio,
miento que por Jo que les parecía almibaramiento la música emplea tiempo. Utiliza mi ,tiempo, tu tiem-
melódico. Mientras en este período únicamente se po, su propio tiempo. Sería de lo más enoj oso el que
había desarrollado el espacio musical en el sentido no alcanzara a expresar las cosas más importantes,
horizontal, Ios compositores del •siguiente período pu­ de la manera más concentrada posible, en cada frac­
dieron haber ¡1espondido a una tendencia que recla­ ción de ese tiempo. Es por esto por 'lo· que, cuando
mara •también ,la vitalización de las rvoces del acom­ los compositores han adquirido la técnica de llenar
pañamiento ; esto es, atendiendo a la dirección ver­ al máximo uno de Ios sentidos direccionales, deben
tical del espacio musical. Tales tendencias hubieran hacer lo propio con la siguiente dirección y; en defi­
provocado esa mayor riqueza en 1a ,elaboración del nitiva, con todas fas direcciones en que la música se
acompañamiento que apreciamos, por ej emplo, en t.' XÜende. Tal progreso se produce a paso firme . La
iBcc thoven •c omparado con Haydn, en Brahms com­ necesidad de contribuir a la comprensión prohibe
pa ra do con Mozart, o en Wagner comparado con lanzarse a un estilo recargado de contenido, en el
Scl i u 111 a n n . En ninguno de estos casos Ia riqueza me­ que los efectos se muestren demasiadas veces en yux­
l ó d i c a ha sufrido lo más mínimo, y sin embargo el taposición, inconexos, y cuyas conclusiones no estén
a com pañ amiento se intensificó y cumplió así la fun- de antemano bien preparadas.
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� ¡ 1 1 1 1 1 1 1'1 ·, 1 ·: 1 a bandonara su primitiva dirección y En todo caso :
s 1 1 . , p 1 · 1 1 1 ·, · d l 1 1 1 i · n l os se vo l v ier an hacia nuevas m·e t as, Mien t ras que hasta 1 750 J . S . Bach había escrito
·d 1 1 d, , d , · q 1 1 t· l os causantes de e ste cambio turvies en innumerab l es obras cuya originalidad aún es causa
I H'1 ' l ' � l d 1 1 d 1 k n i ngú n e s tímulo p or p a rte de los p s,eu­ de nuestro asombro cuanto más -e studiamos su músi­
d 1 1 l t i : : l 11 r i : 1 don.:s . Sabemos q ue , los T e lemann, I os C ou­ ca ; mientras que no solo desarrolló, sino que real­
ipl ' l ' i 1 1 , l os R:in1e au, los Ke ys er , Io s Ph. ·E . B ach y otros mente creó un nuevo estilo musical sin precedentes ;
1 1 1 1 w l 1 1 1 s . c rea ron al go nu ev o q ue sol o pa sado el tiem­ mientras la verdadera identidad de esa innovación
po rn n d uj o a l período d e los clásico� vieneses. En todavía escapa a la observación de los especialistas . . .
1 · l'tT l o , se c r eó un nuevo estilo musical ; pe ro, ¿ t uvo Pero no, perdonadme : Me creo obligado a probar
L'" ' º corno consecuencia hacer que la música del pe­ lo ,que esto y diciendo y detesto el decirlo con igual
río d o preoe cl e nte •q uedara anticuada? superficialidad y ligereza que si fuera a decir : ¡ Mú­
Es cu rioso ·que fuese al p rin c i pio de este per íod o sica Nueva !
c u a n d o se I l an1ara anticuada a la músi ca d e J . S. La novedad del arte de Bach solo puede entender­
Bach . Y más c urioso todavía el que un o de los que se comparandolo ,con el estilo de la Escuela d e Ios
f o dijeran fu ese el propio hij o de J . S. Bach, Ph. Países Bajos, por una parte, y con el arte de Handel,
Emanuel � a�� ' ·cuya importancia p odríamos p oner por otra.
en t ela de J U1 C1 0 si no s up i é r amos que Mozart y B ee­ Los secretos de los músicos de los Países Baj os,
th oven mostr aron gran admira ción h a cia él. Para am­ negados de manera rotunda a los no iniciados, se
b os a p a recía como un iniciador, incluso des,p u é s de basaban en un completo reconocimiento de las posi­
q ue e ll os mis mos hubieron acumulado a los p rinc i­ bles relaciones contrapuntísticas entre las siete notas
pios más bien negativos , d e la M úsica Nueva aq u ello s de la escala diatónica. Esto permitía al iniciado rea­
otros princip ios positivos que fueron los de l as va­ lizar combinaciones que admitían muchas trasposi­
,riaciones p ro gresivas , ademá s de muchas formas es­ ciones en sentido vertical u horizontal, y otros cam­
bios similares. Pero lo s cinco sonidos restantes no
truct u rales ha s ta entonces desconocidas, tales como
se incluían en estas reglas y, si es que aparecían, lo
las de transición, resolución, recapitulaci ón dram áti­ hacían separados de la combinación contrapuntista y
ca, elaboración múltipl e, derivació n de temas subor­ en función de sustitutos ocasionales.
d inados, mati ces. dinámicos su mamen te diferencia­ Por contraste, Bach, que conocía más secretos de
dos : orescendo, decrescendo, sfoirzato, pian o sub ito, los ,que nunca poseyeran los músicos de los País, e s
marca{(), etc., y p articularmente fa nueva té cnica en · Bajos, amplió aquellas reglas hasta el punto de que
l os pasajes de l1eigato y staccatio, acaeilerando y rit'ar­ compvendieran los ,doce sonidos de la escala cromá­
dando, y la de signación del t empo y e"pr esión me­ tica. Bach ,ll egaba a rveces a utilizar los dooe sonidos
d i·:mte palabras específicas. en tal medida, que nos inclinamos a asignarle el tí­
l .a frase de Beethoven : « D as ist nicht ein Ba ch, tulo de primer compositor en esta modalidad.
d a s .i s t ci n Me er,, («N o es un arroyo , es un océa n o » ) Si después de observar que la flexibilidad mostra­
e s ·xacta. Y n o lo dijo 11efiriéndos,e a Phili p p E ma­ da por Bach en ,el contrapunto a través de sus temas
n u d , s i no a Johann Sebastian. ¿ N o hubi ese de bido es con toda probabilidad una consecuencia de su pen­
�, ii : , d i r ,q u i é n era el arroyo ? samiento instintivo en términos de contrapunto múl-

72 73
t i pl '. q 1 1e dej a campo a las voces adicionales, pasa- va qms1era implantar, sino tan solo un nuevo esti­
1 1 1us ; 1 < ·01 1 1 pc 1 ra r su contrapunto con el de Handel, lo en la presentación de las ideas , ya fuesen viejas o
L' s I L' 1'1 1 1 i 1 1 1 u n os parecerá llano y sencillo, y sus voces
nuevas ; era una nueva ola en el ,p rogreso de la mú­
s 1 1 ho r,d i 1 1 � 1 L i ..1 s indud ablemente inferiores. sica, una ola que, como antes se explicó, trataba de
' L 1 1 1 1 1 J i é 1 1 en otros aspectos el arte de Bach es ma­ desarrollar el otro s entido , d ireccional : ,el horizontal.
y u r q u e e l de HandeI. Handel, como compositor tea- En segundo ,lugar, estaban equivocados al calificar
1 r:t l , s i c mpr·e tuvo la facultad de comenzar con un como anticuada la música de Bach. Al menos no ha­
l c 1 1 1 a característico y a menudo excelente. Pero de
bría de serlo ,en adelante, según la historia ha de­
�t i t í en adelante, a excepción de las repeticiones del mostrado ; hoy, aquella Música Nueva está anticua­
Lema, la composición declinaba hasta convertirse en da y en cambio la de Bach se ha convertido en eterna.
Jo que el editor del G110�e's DictiJonary habría de de­ Pero examinemos ahora este concepto de « anti­
nominar «hoj arasca» ( 1 ) ; ,v acía, sin sentido, con cuado».
acordes sueltos propios de un estudio. En cambio, En la vida cotidiana, más que en la esfera intelec­
hasta las transiciones y partes subordinadas de Bach tual, nos encontramos con casos ilustrativos de tal
están llenas de carácter, de ingenio, de imaginación y concepto. El pelo largo, por ej emplo, se consideraba
expresión. Era capaz d e escribir melodías fluidas y que , o ontribuía a la belleza fe.menina treinta años
bien equilibradas sin que Ias voces subordinadas de­ atrás. ¿ Quién sabe lo que tardará en quedar anticua­
generasen nunca en inferioridad, y lograba así más da la moda del cabello corto ? Lo patético era uno de
belleza, riqueza y expresividad que podamos encon­ los méritos más arlmirados en la ,poesía de hace unos
trar en todos esos Keyser, Telemann o Philipp Ema­ cien años ; hoy parece ridículo y se utiliza únicamen­
nuel Bach que le llamaron anticuado. Por supuesto, rte con fines satíricos. iLa luz eléctrica ha dej ado anti­
ellos no eran capaces de v�r que J. S. Bach fue ni cuada .Ja ·luz de las buj ías ; sin embargo, los « snobs»
más ni menos que el primero en introducir aquella todavía emplean esta última porque la vieron en los
técn ica tan necesaria para el desarrollo de « su» Mú­ castillos aristocráticos, donde las paredes, decoradas
s i ca Nueva : la técnica de las «variaciones progresi­
artísticamente, hubieran sufrido deterioro con la ins­
vas », que haría posible el estilo de los grandes clási­
cos rvieneses. talación eléctrica.
Mientras Bach-en la forma antes referida-produc ¿No indica ,todo esto el rpor qué las cosas quedan
cía obra tras obra con un nuevo estilo, sus contem­ anticuadas ?
poráneos no hicieron otra cosa que ignorarlo, Podrá El pelo largo se • quedó anticuado porque las mu­
aducirse que no es mucha la Música Nueva de aque­ j eres trabajadoras lo consideraron una molestia. iLo
l l os que ha subsistido, pero es innegable que marcó patético se quedó anticuado cuando el naturalismo
el comienzo de un arte nuevo. Sin embargo, hay dos !trajo consigo la �da real y la manera como la gente
p un l os en los que estaban equivocados. En primer habla cuando trata de ultimar negocios. La luz de las
i l u ga r, no existían ideas musicales que la Música Nue- 'Velas se quedó anticuada cuando la gente se dio
cuenta de 1o insensato que resulta hacer trabaj ar in­
( 1 ) « t r:ish»: De entre las distintas acepciones que en inglé s necesariamente a la servidumbre . . . si es que se tie­
1 i c: nc: c:s l c: vocablo, hemos adoptado la que nos parece más nen criados.
adecuada para el sentido que aquí se expresa.-N. del 1'.

74 75
¡,
1
P. I d 1.: rn , 1 1 1 i n a dor ·c omún en todos estos ej emplos es por los problemas difíciles. Los inteligentes se ofeJ'i­
..: 1 u1 1 1 1 h i u l' l l l a forma de vivir. den siempre que alguien los aburre con cuestiones
i, l l 1.: 1 1 1os de aplicar esto mismo a 1a música ? que cualquier idiota comprende en seguida.
r'. Q u é lu r 1 na de vivir es l a que hace inadecuada ia Seguramente habrá advertido el lector que no es
m ú s i c a ro mántica? ¿ Es que ya no hay romanticismo mi intención el atacar a ,pseudo-historiadores hace
1.· 1 1 n u es t ra época? ¿ Nos entusiasma acaso más el que largo tiempo desaparecidos, ni a los compositores
1 1 us m a ten nue.stros automóviles, que a los antiguos que iniciaron el movimiento de >Música Nueva. Aun­
rn 1 n a nos el que les mataran sus cuádrigas? ¿ No en­ que he aprovechado gustoso la oportunidad de escri­
con trarnos todavía j óvenes que emprenden aventuras bir acerca de los méritos menos conocidos del arte
q ue pueden costarles 1a vida, aunque la gloria que de Bach, y aunque me ha complacido tener ocasión
ganen palidezca con las primeras páginas de los pe­ de enumerar algunas de las aportaciones de los clá­
riódicos del día siguiente ? ¿ Es que no sería fácil en­ sicos vieneses al desarrollo de la técnica de la com­
· c on trar a muchos j óvenes que volaran a la Iuna en posición, no vacilo en confesar que el ataque a Jos
un avión cohete si se les 1wesentara la oportunidad ? propagandistas de Música Nueva va también dirigi­
La admiración de la gente de todas las edades por do hacia movimientos similares de nuestro tiempo.
nuestros Tarzanes, Supermanes, Lone Rangers y los
1
Salvando una diferencia-la de que yo no soy ningún
,detec tives invencibles, ¿no es, acaso, el resultado de Bach-, existe gran similitud ,entre las dos épocas.
· j uicio superfi<:ial puede considerar la compo­
un amor al romantici smo ? Los relatos de indios de . 1!:1
n ues tra .i uven tud n o eran más románticos ; sola,men­ S1' C 1on con doce somdos como el fin de un período
rt.e ·los no.m bres ck l os personaj es han cambiado . en el que está comprendido el cromatismo, compa­
Reprocha rnos a la manifestación romántica sus rándolo con la culminación final del período de 1a
compl i ca c i o n es . En efecto, si hubiésemos de repasar composición contrapuntista introducida por Bach
:l a s .p a r t i t u ras de S trauss, Debussy, Mahler, Ra•vel, Re­ con insuperable maestría. El que a esta culminación
gcr, o i n cl uso las mías, sería bastante difícil precisar solo hubieran de seguir valores de menoy categoría
�i toda esta complicación es o no necesaria. Pero la puede justificar la desviación hacia .J a Música Nueva
decisión expuesta por un próspero ·compositor j ov en : que adoptaron sus más jóvenes contemporáneos.
«A la j oven generación de hoy en día no le gusta la Sin embargo�y tampoco en esto soy ningún
Bach-, yo creo que la composición con doce soni­
1

música que no entiende » , no está nada de acuerdo


con los sentimientos de los héroes que emprenden dos y ,la que muchos llaman erróneamente « música
av,enturas. De esta juventud que encuentra atractivo atonal», no es el final de un viej o período, sino el co­
en las dificultades, los peligros y el misterio, cabría mienzo de otro nuevo . Una vez más, como haoe dos
ci/perar que dijese : «¿Es que yo soy acaso un i diota siglos, hay algo a lo que se llama anticuado ; y una
para que alguien se atreva a ofrecerme esta vulgar v �z más, �10 se trata de ninguna obra en particular,
hoj arasca, que ya me Ia sabía antes de estar a medio rn , d e vanas obras de determinado compositor ; de
cam i n o ? » O bien : « Es complicada esta música, pero nuevo, no es la mayor o menor maestría de tal com.
no he ele parar hasta llegar a entenderla. » Por su­ positor, sino que otra vez sucede que es un estilo el '
p u es t o q ue esta clase de persona se entusiasmará condenado al ostracismo. Vuelrve a darse a sí misma
más por la profundidad, por la profusión de ideas, la denominación de Música Nueva, y en esta ocasión

76 77
,.

1-i 1 l ll n 1 {1 s ; 1 1'1 1 1 los países que participan en la contien­


bra «Rbabarber», repetida fuera de escena nada más
d n . A p;1 r k d e .Jos afanes nacionalistas en exportar que por cinco o seis personas, sonaba para el públi­
n 1 1 1·1 s i l ' : 1 c o 1 1 l a que hasta las más pequeñas naciones
co de la sala como si allí detrás liubiese una turba
n . ' p i 1 ·; u 1 a ·onquistar ,el mercado, hay un rasgo común
amotinada. De igual manera, el contrapunto, caren­
: 1 ¡ 1 n·c b h l c en todos estos movimientos : ninguno de te de significación temática, como la p alabra «rhu­
(' i l os '.; e p reocupa de ofrecer nuevas ideas, sino tan barb », sonaría como si en r-ealidad tuviese algún sig­
::o l o de ofrecer un nuevo estilo. Y otra vez se da la nificado.
r i rc u n s tancia de que los principios en que se basa En mi j uventud, cuando vivíamos próximos a
la Música Nueva se ofrecen de manera todavía más Brahms, era costumbre entre Ios músicos, cuando se
n egativa que aquellas reglas tan estrictas del anti­ escuchaba por primera vez una composición, el ana­
guo contrapqnto. Habremos de evitar, según esto, el ilizar su construcción, seguir la elabora ción y deri­
cromatismo, las melodías -expresivas, fas armonías vación de los temas y modulaciones, y distinguir el
wagnerianas, el romanticismo, las insinuaciones par­ número de voces en los cánones y la presencia del
ticularmente biográficas, la subjetividad, las pro­ tema en las variaciones ; incluso había legos en Ja
gr,e siones armónicas, ilustraciones, leitmotiven, la materia 1que después de una audición volvían a sus
concorda�cia con el s·entido o acción de ,la escena y casas llevando en su memoria una melo día. Pero es­
la declamación característica del texto en ópera, can­ toy seguro de que no se hablaba demasiado del estilo.
ciones o coros. En otras palabras : todo lo que era Y si hubo algún historiador musical que se aventura­
bueno para el período precedente, no debe r,e alizarse ra a to 1? ar parte en cualquier discusión, solo pudo
ahora. ser a1gu1en capaz de abs,ervar tales cualidades para
Al lado ele estas prohibiciones oficialmente autori­ discutirlas él solo. Eso es lo que críticos musicales co­
zadas, he obse rvado características negativas, tales mo Hanslick, Kalbeck, Heuberger y Speidel, y aficio­
como : n otas pedales (en lugar de los baj os melódi­ nados como el famoso médico Bülroth, hubieron de
cos y la armonía resolutiva ) , ostinatos, secuencias hacer.
l e n l u gar de variaciones progresivas ) , fugatos (con Las reglas p ositivas y negaüvas se deducen de una
igual finalidad), disonancias ( para encubrir la vulga­ obra terminada como constitutivas de su estilo. Cada
ri dad de los motivos temáticos), objetividad ( Neue persona posee sus propias huellas digitales, y ,l a ma­
Sachlichkeit), y una especie de polifonía-sustitutiva no de cada artífice tiene su personalidad ; fuera de
del contrapunto-, la cual, por sus imitaciones in­ esa subjetividad ,s e -extienden los rasgos que determi­
exactas, hubiera -merecido antiguamente " la repulsa nan el estilo del producto terminado. Todos los ar­
tífices han de enfrentarse con las limitadas posibili­
al calificarla de «Kapellmeistermusik», o .Jo que yo
dades de sus manos, pero las amplían valiéndose de
he llamado «Contra punto Rhabarber» ( 1 ) . La pala- su personal destreza. De sus facultades naturales de­
( 1 ) Creemos necesario, para respetar debidamente el texto pende el estilo de todo cuanto hagan, y sería un
i nglés, _ dejar sin traducir los vocablos Rhabarber y rhubarb error esperar que un ciruelo diera ciruelas de cris­
( = ru )barbo), ya que, como el lector observará, juegan en tal, o peras, o sombreros de fieltro. Entre todos, el
es I ? pa rrafo un . papel fu� damentalmente fonético y no muy árbol de Navidad es el único que da frutos que no
alc_¡: :ido del sonido que tJene la palabra «ruibarbo» en cas­
tdlano.-N. de! T. le corresponden, y por lo que respecta a los anima-

78 79
1
les, e l conoj o de Pascua es el único que pone huevos, contestación como «propietario de un cerebro». Ca-
y k1s l a de c o l o res . . . bría preguntarse por qué Beethoven acentuaba la
E l cs l i l o es J a calidad de ,la obra y se basa en las circunstancia de poseer un cerebro. Contaba con
con d i c i on e s n a turales que definen a quien la reali­ otros muchos méritos de los que enorgu11ecerse, co­
Z ( ·, . L: : n dcc to, aquel que conozca sus facultades po­ mo el componer mµsica que algunos consideraban re�
d ri1 dec i r ele antemano cómo s erá exactamente la levante, ser un perfecto pianista-y como tal reco­
o h r: 1 t e rm inada cuando todavía no la está viendo nocido hasta por la nobleza-y ser capaz de dar sa­
n i i1 s que en su imaginación. Pero nunca :partirá de tisfacción a sus editores ofreciéndoles algo valioso
l a i magen de un estilo preconcebido ; su preocupa­ ::i. cambio de su dinero. ¿ Por qué habría de llamarse
c i ó n constante será la de aj ustarse a la idea. Estará a sí mismo «propietario d e un cerebro », precisamen­
f.cguro de que, ,haciéndolo todo de acuerdo con las ie, cuando 1a ;posesión de un cerebro está considera­
exigencias de esa idea, logrará una apariencia exter­ da como un peligro para la inocencia artística por
na adecuada. parte de muchos ps,eudo,historiadores ?
Si he tenido la suerte de poder mostrar algunos Una de mis experiencias quizá sirva para ilustrar
puntos de vista distintos de los de mis adversarios la manera en que la gente piensa que puede ser pe­
en cuanto a música nueva, música anticuada y esti­ ligroso ,el cerebro. Nunca he creído necesario ocul­
:lo, quisiera ahora proceder a 1a tarea que me he hn· tar que soy capaz de pensar ,lógicamente, que puedo
puesto de comen tar lo que yo creo más importante distinguir con agudeza entre lo que es correcto y
en 1a obra de arte : la Idea. il.o que es erróneo, y que tengo ideas muy exactas
Me doy perfecta cuenta de que el adentrarse en acerca de lo que debe ser el arte. Por. ello en deter­
es ta esfera cnci- c rra algún peligro. Mis adversarios minados coloquios puede que haya mostrado más
han d i ch o de m í que soy un constructor, un ingenie­ de la cuenta el tener cerebro a uno de mis compañe­
ro, un arquitecto, hasta un matemático-y no para ros de tenis, escritor de poesía lírica. No me corres­
adu l arme-, por causa de mi método de composi­ ·pondió con su amabilidad, sino que maliciosamente
ción con doce ,sonidos. A pesar de conocer mis Veir­ m·e contó Ia historia del sapo que preguntó al ciem­
lclür/ e Nac,ht y Gurre-Liecles, y aunque a algunos les piés si se daba cuenta en todo momento de cuál de
agradasen estas obras por su emo tividad, dijeron que sus den pies ,era el que iba a mover ; y a partir de
mi música era árida y me negaron espontaneidad. ese instante el ciempiés, al percatarse de la necesi­
Pretendier on insinuar que lo que yo ofrecía era un dad de esta decisión, perdió su . facultad instintiva
producto del cerebro, no del corazón. y no pudo ya andar.
Me he preguntado siempre si los que poseen cere­ ¡ Un gran peligro para el compositor, en efecto ! Y
bro no prefieren ocultarlo. Esta actitud la he afian­ 1ampoco le ayuda en nada el ocultar que tiene ce­
zado con un ejemplo de Beethoven, quien habiendo rebro ; le bastaría en cambio el no tenerlo en absolu­
recibido una carta ,en la que su hermano Johann se to. Pero yo creo que ,esto no ha ,de desanimar· a na­
f i rmaba «propietario de terrenos » ( 1 ) , firmó él 1a die que posea cerebro ; porque tengo observado que
si no se trabaja de firme y lo mejor posible, no da­
( 1 ) V::ilga el juego de p::ilabras: «Land owner» = terrate­ ,rá el Señor su bendición. El nos ha dotado · de un
nien te; «Il rain owner» �º poseedor de un cerebro.-N. del T. <:er,ebro para que lo utilicemos. Por supuesto que una

81
6
idea no es , s iempre el producto del trabajo ce!'ebral. do admiración por la mente que la inventó. Para
Las ideas invaden la mente de manera tan imprevis­ comprender el problema que este inventor tuvo que
rta y hasta a veces tan indeseada como un sonido resolver, hay que imaginarse el estado en que la me­
mus .i cal nos llega al oído o un olor a 1a nariz. cánica se encontraba antes de tal invención. La idea
La d i gnidad de las ideas está en la dignidad per- de .colocar el eje de fos dos brazos oblicuos de ma­
6onal ; solamente confiere ese honor quien a su vez nera que los s egmentos superiores accionaran en el
llo merece. sitio opuesto al del manejo de la herramienta' mul­
En música, la diferencia entre el estilo y la idea tipiicando así 1a :fuerza del que la aprieta hasta el ex­
puede que haya quedado esclarecida con el anterior tremo de poder cortar un alambre, es una idea q�e
comentario. No es lugar este para entrar en deta­ so� o le es dado :concebir � un genio. ,Desde luego, hoy
Hes acerca de lo que significa por sí misma Ja idea �x1ste1; herr,am1enta,s me3 ores y más complicadas, y
en la música, ya que es vaga casi toda la terminolo­ ,legara el dia en que el uso de las tenazas y otros
gía musical y la mayoría de los ,t érminos se emplean utensHios similares habrá de resultar superfluo. La
a la vez con sentidos distintos. En su más corriente herramienta podrá caer en desuso, pero ,la idea que
acepción, el término « idea» se da como s inónimo de encierra nunca quedará anticuada. Y en esto reside
rtema, melodía, frase o ,motjrvo. En cuanto a mí, con­ la diferencia entre el mero estilo y la idea real.
sidero la pieza en su totalidad como la idea : la, idea Una idea no puede perecer nunca.
que su creador ,quiso realizar. Pero ante la falta de Es muy Iámentable que haya compositores con­
mej ores términos me veo obligado a definir el con­ temporáneos que cuiden tanto del estilo y tan poco
cepto de «idea» de Ia ,s iguiente forma : de la idea. De ahí vienen esas novedades como la de
Toda nota añadida a una nota l))rimera hace dudo� tratar de componer al estilo antiguo, utilizando su
sa l a tonalidad expr,e sada por ,esta. · Si, por ejemplo, amaneramiento, limitándose a lo poco que así se pue­
S ol sigue a Do, el oído no ,estará seguro de si se tra­ de expresar y a la insignificancia de las formas mu­
ta de ,P o mayor o de Sol mayor, o incluso de Fa ma­ sicales que se consigan con semej antes elementos .
yor o de Mi menor ; y . la adición de otras notas po­ . Nadie debe entregarse a otras ,limitaciones que las
drá o no aclarar el problema. De este modo, se pro­ impuestas por su propio talento. Ninoún violinista
·deb e tocar, m. circunstancialmente, con el falso acen-
. b

duce un estado ,de inquietud, de indecisión, que se


acrecienta a través de la mayor parte de Ia pieza, t � q�e haya de complacer al gusto musical más baj o ;
,
mngun funambulo debe equivocar sus .pasos sobre
aún más acentuado por similares :funciones rítmicas.
El sistema mediante el cual se restablece el equili­ el alambre solo por capricho o l))ara diversión de la
brio es para mí la idea real de la composición. iEs gente ; ningún campeón ,de ajedrez debe realizar j u­
posible que la frecuente repetición de temas, grupos, gadas que cualquiera es capaz de prever, por el solo
e incluso partes más extensas, haya de ser conside­ hecho de agradar (y permitir así que le gane el con­
rada como intentos para conseguir un equilibrio pre­ trario ) ; ningún matemático habrá de inventar nada
vio a la correspondiente tensión. nuevo en mate;111áiicas únicamente por halagar a la
Al ,compararla con todos nuestros progresos alcan­ masa que no tiene un modo especialmente matemá­
zados en 1a mecánica, una ,herramienta como las te­ tico de pensar ; y de igual manera, ningún artista
)Ilazas ha de parecemos sencilla. Siempre he senti, ningún poeta, ningún :filósofo y ningtin músico, cuy�

82 83
pensam i e n to s·e desenvuelve en la más alta esfera.
ha b d n di.: clesoender a la rvulgaridad para mostrarse
comp l a c ie n tes con un «slogan» · tal como «Arte para
itocl o s » . Porque si es arte no será para todos, y si es
para todos no será arte.
Mús deplorable es la actitud ,de algunos artistas, BRAHMS, EL PROGRIESIVO ( 1 )
q ue de manera arrogante quieren haoer creer que
clcscienden de fas alturas para dar a las masas algo
de sus tesoros. Esto es hipocresía. Sin embargo, hay · I
unos cuantos compositores, como Offenbach, Johann
6trauss y Gershwin, cuyos S·entimientos coinciden Se ha dicho que los modales de Brahms se carac­
circunstancialmente con los del «hombre medio de terizaban a menudo por una cierta aridez. No era
la calle». Para estos no es ninguna mascarada el este el «Desconocido» Brahms ,( 2 ) . Viena supo de su
expresar sentimientos populares en términos popu­ sistema de rodearse de un muro protector de rigi­
lares. Son naturales en lo que dioen y en lo que dez corno defensa contra determinada clase de gen­
hacen. te, 'contra la intrusión de la ampulosidad untuosa,
Al ,que utiliza efectivamente su cerebro para pen­ de los enjundiosos halagos, de la impertinencia me­
sar solo le asalta un deseo : el de resolver su tarea. Hflua. Es bien sabido que aquellos fastidiosos, aque­
No permite que las condiciones externas ejerzan nin­ llos sensacionalistas que se lanzaban a la búsqueda
guna influencia sobre los resultados de su medita­ de la anécdota, y aquellos intrusos en vidas ajenas,
ción. Dos y dos son cuatro . . . , tanto si nos gusta como faltos .de todo tacto, no encontraban otra cosa que
si no. sequedad. Cuando abrían las compuertas de su elo­
Solo pensamos en aras de nuestra idea. cuencia y la riada amenazaba con anegarle, la seque­
Por ello, el arte únicamente se crea en su propio dad de Brahms no le servía de protección. Por eso
obsequio. Nacida la idea, habrá de ser moldeada, es p or lo que frecuentemente vióse forzado a saltar
formulada, desarrollada, elaborada, realizada y lle­ a la rudeza. Aun así, sus víctimas se mostraron de
vada hasta el final. acuerdo para definir la situación y adoptaron el , re­
Porque tan solo ,existe « l'art pour I 'art», el arte moquete de « sequedad brahmsiana» ; y puede decir­
por y para el arte.
se que -los unos se alegraban de fa desgracia de los

( 1 ) Este ensayo foe originalmente una c � nferencia �a�a en


febrero . de 1933, con ocasión del centenario del nac1m1ent?
de Brahms. En el mismo año de 1933 se cumplía el 50 ani­
versario de la muerte de Wagner. Esta es una versión no­
tablemente revisada de aquella conferencia. Muchas cosas Y
algunas de mis opiniones han cambiado durante este tiempo,
y ahora, en 1947, concurre otro aniversario de Brahms: el
cincuentenario de su muerte.
(2) Como lo desfigura Robert Haven Schauffler en su libro
del mismo título.
84
85
otros, pero a su vez cada cual pensaba que había sicos más importantes de aquella época-'-Mahler,
obrado erróneamente. Strauss, Reger-, y muchos otros, se habían forma­
Seco o rudo, lo cierto ,es que Br;ahms no quiso ex­ do bajo la influencia de los dos maestros. Todos ellos
presar gran estimación con esta actitud. eran reflej o de lós logros espiritua�es, emocionales,
St� s � o:1 temporáneos encontraron rvarias maneras estilísticos y técnicos del período ,precedente. Lo que
de J�astidiarle. Un músko, o amante de fa música, entonces fuera objeto de discusión había quedado
t �ato de _ demostrar una gran comprensión, buen jui­ convertido en diferencias entre dos personalidades,
c10 m u sical y conocimiento de «alguna» música de entre dos estilos de expresión, no tan contradicto­
B rahms. De ahí que se atreviera a decir que él ha­ rios ,que impidieran incluir las calidades de ;ambos
, en una misma obra.
b ra ob _se �vado que la Primera Sonata ,para piano era
muy s1m1Iar a la Sonata Hammerklavier, de Beetho­ La forma en la música sirve para facilitar la com­
�en. No hay ni que dudar que Brahms, con su pecu­ ;pDensión por medio del recuerdo. Igualdad, regula­
� rnr brusquedad, exclamara : « Das bemerkt j a sebón ridad, simetría, subdivisión , repetición, unidad, rela­
J ed�r Ese� · ': ( « ¡ Cualquier borrico lo notaría ! » ) ción entre el ritmo y la armonía, e incluso la lógica :
Cierto v1s1tante creyó halagarle al decir : « Es usted ninguno de estos elementos produce y ni siqµiera
�n ? de fos má � , grandes compositores que existen.» contribuye a la b elleza. Pero todos ellos contribuyen
1 Como aborr� c10 Brahms este «uno de» ! ¿ Es q ué no a una organización que hace inteligible Ia idea musi­
p uede ;cualqmera ver q ue esto significaba : «Hay P º" cal realizada. El lenguaj e en que las ideas musicales
cos mas grandes que usted, y varios de rango equi­ están representadas por notas, equivale al ,lenguaj e
valente?» en que los sentimientos o pensamientos están repre­
Pero fos más fastidiosos sin duda eran los rvisitan­ sentadqs por palabras, ya que el vocabulario ha de
ites como aqu:el compositor de Berlín, que le dij o : hallarse en proporción con la inteligencia a que se
«Soy un aclnurador de Wagner, el ;progresivo, el in­ destine, y del mismo modo los mencionados elemen­
novador, y d,e Brahrns, el académico, el clásico. » No tos de su organismo funcional, como la rima, el rit­
:recuerdo que clase de s equedad o de ru deza empleó mo, la medida y la división en ·e strofas, frases, pá­
,Brahms en este caso pero sé que en Viena hubo mu­
, rrafos, capítulos, etc., en p
, oesía o en prosa.
chos c_ome1:-� arios acerca de 1a fonna el). que expresó El mayor o menor provecho que se consiga de las
su est1mac10n por aquel halago. posibilidades de estos componentes determinará el
Mas, después de todo, esta era la actitud de la épo­ valor estético y la clasificación del estilo con respec­
ca. Los que no gustaban de \Vagner se aferraban a to a su popularidad o profundidad. La ciencia debe
Brahms, y vicev� rsa. Otros muchos había que no gus­ explorar y examinar todos los factores ; al arte so­
taba1: del u:1-0 m del otro. Eran estos, quizá, los uní'. lamente concierne ofrecer sus factores característi­
cos 1mparc1ales . Tan solo un pequeño número era
cos. Hasta cuando Antonio se dirigió al pueblo de
capaz de desentenderse de la oposición con respecto
ª! c ontraste de estas dos figuras y gozar de las deli­ Roma, se percató de que debía repetir : « . . . y Bruto
cias de ambos. es un hombre honorable», una y otra vez, pues era
Lo q ue en 1883 parecía ser un abismo insalvable · un contraste que tenía que introducir en la mente de
se con virtió en 1 897 ,en un verdadero caos. Los mú'. los sencillos ciudadanos. Las repeticiones en las can-
87
86
cioncs de « Mamá Oca» son, por supuesto, de otra del oyente. El artista no ha de pensar demasiado ; es
clase, y asf es como está formada fa música popu­ suficiente que piense de manera correcta y adecuada.
l a r. E n e lla encontramos ·numerosas r,epeticiones con Se siente obedecer al impulso de un reso:r;te en su
p ·qucfias ,v ariantes, como en el por otra parte bellí­ interior, al impulso de su propia expresión, como
s im o Vals ,dJ0l Dar.ubio Azul. el reloj, que señala las veinticuatro· horas de cada
l 2
día sin pteguntar lo que significa « tal» día, tal mes,
tal año o tal sigl o. Todos sabemos esto, menos el
� J J J 1.J J J I J # J 1 J J ,4b:g;Ej reloj. La acci_ón del artista al impulso de su meca­
nism o se produoe de manera automática y sin retra­
so, como la de todo mecanismo bien engrasado.
1-� J t J 1 J. ·1 1 J t=k---=* r l r t :J--JJ. I J=-lq§

�SFf H----l=�4T b4--4=H=#=l


4 S
Es lógico que no discutamos la desintegración del
átomo con una persona que no sepa Io que es el áto­
mo. Por otra parte, a una mentalidad formada no po­
6 6h demos hablarle a la manera de Mamá Oca o al estilo
de lo que en Hollywood se denominan « lyrics» ( 1 ) .
�krt@ I r $ En la esfera del arte . musical, el autor respeta a su
EJEMPLO 1 público. Teme ofenderlo con la repetición sistemáti­
ca de lo que ya queda entendido al escucharlo una
Hay aquí seis repeticiones, casi todas ellas basa­ sola vez, aun cuando se trate de algo nuevo, y que
das en altern ar tónica y dominante . se deja pasar si es cosa vieja y anticuada. Un esque­
Aun que con mayor riqueza armónica, el ejemplo ma expresa toda la historia de una partida para un
extraído do II Trovatore, de Verdi, no ,es más .signi­ técnico en ajedrez ; un químico encuentra todo .Jo
ficativo : que desea echando una ojeada a unos cuantos sím­
bolos ; pero en la fórmula matemática están combi­
1 nados el pasado remoto, el presente y el . futuro más
1 r· r distante.
Escuchar repetidamente cosas que a uno le gustan
es agradable y no debe ser ridiculizado. Existe un
deseo subconsciente -de Uegar a una mejor compren­
sión y percatarse de más detalles relacionados con
r r etc.
la belleza. Pero una mente alerta y bien adiestrada
querrá enterarse ,de ,los aspectos más alejados, de
EJEMPLO 2 las consecuencias más remotas de cosas sencillas
que ya tiene aprendidas. Una mente despierta y bien
II

El artista o el autor no necesitan procurar que su ( 1 ) «lyrics» = ,Poesía lírica, en su origen; pero es vocablo
estilo se acomode a la capacidad de comprensión que define-en 1a acepción genérica adoptada por Hollywood­
las canciones de operetas y -revistas.-N. del T.
88 89
formada rehusa escuchar el parloteo infantil y exige El misterio encubre la verdad, pero la curiosidad
q ue se le hable en lenguaje breve y concreto. decidida fa descubre.

III IV
E l p rogreso en la música consiste en el desarrollo
de los métodos de realización que correspondan a Cuán gran innovador con respecto a la armonía
fue Brahms, puede apreciarse en este ej emplo sacado
L:i s condiciones �cabadas de comentar. El prop ósito de su Cuarteto de cuerda en Do menor, Op. 5 1 , nú­
de este ensayo es probar que Brahms, el clásico, el mero 1 ( comp. 1 1-23 ) .
académico, fue un gran innovador en el dominio del
tenguaj e musical y que, en efecto, fue en gran mane­
a:-a progresista.
Esto puede parecer discutible a cualquier personi­
ficación del viej o wagnerismo, no importa que sea
uno de los primitivos wagneriano s que esté ahora en
su vejez, o sencillamente un « viejo wagneriano» de t, IS2'
l N
nacimiento . . . Existían también «viej os wagnerianos »
twl:

a prueba de fuego nacidos en la época de mi propia


generación, y hasta diez años más tarde. Adelantados
d el progreso musical, por una parte, y custodios del
Santo Grial del arte verdadero, por otra, se conside­
raban con autoridad para mirar con menosprecio a
Brahms, el clásico, el académico . . .
Gustav Mahler y Ricardo Strauss fueron ,lo s pri­
meros en aclarar estos conceptos. Ambos se educa­
ron en lo tradicional y también en lo progresivo, en
la filosofía del arte brahmsiano y en la del wagneria­
no ( "Weltanschauung) . Su ejemplo nos ayudó a per­
catarnos de que tanto había de ordenación organiza­
dora-si no de pedantería-en Wagner, com.o de im­
petuoso atrevimiento-si no de hasta rara fantasía­

;e
en Brahms. La mística correspondencia de las cifras

l� •F =i lur : lw
de sus fechas, ¿ no sugiere acaso una relación miste­
.r iosa entre uno y otro? El centésimo anh1ersario del

ª"'
n acimiento de Brahms, en 1 933, coincidió con el cin­ lp'r ¡,¡, .,,.
i.g
cuen tenario de la muerte de Wagner. Y ahora, cuan­ t, '11"
GI V
.ir
V
y l V
do se vuelve a escribir este ensayo, conmemoramos
e l c i ncuentenario de la muerte de Brahms. EJEMPLO 3

90 91
Este es el fragmento central de una fonna ternaria el motivo del Todes trank, de Tristán und !solde, se
cuya sección a) contiene ya bastante riqueza armó­
nica en comparación con Ia armonía de I-V ó de
I-IV-V, con Ia ocasional intercalación de VI ó III y
a ,veces de una tríada napolitana de los predecesores
de Brahms. Basar un tema prin�ipal ,s obre tal rique­
za armónica parecía empresa atrevida a Ios oídos de t , 1ZI
la época. 11m: l

Mas la armonía de esta sección media compite


airosamente con la de más de un pasaje de Wagner.
J1
I:� :,;: 9; J
Incluso los composito.res más progl'esi,vos después de
Brahms se cuidaban mucho de no desviarse dema·
siado de la región tónica al principio de una pieza.
Pero esta modulación h acia · la dominante de una to­
C:-
t, w
em: 1Zl
-«- ,;,-
nalidad menor, en Si, y la súbita, llana y precipitada EJEMPLO 5
vuelta hacia 1a tónica, es caso raro. La sucesión de
tl'es tríadas mayores, en Mi bemol, Re bemol y Do,
respectivam,ente, en la coda del primer tiempo . de nos revela como desenvolviéndose en la más estre­
la Heroica ( comp . 551-56 1 ) y la yuxtaposición de las cha relación con la tonalidad. Tampoco está muy
dos trí a das sin relación (en Si y Si bemol ) en el si­ distante la desviación armónica en la orden de Isolda
guiente ej emplo de Schubert , son casos de índole si­ a Tristán : « Befehlen liess dem Eigenholde . . . »
milar.

EJEMPLO 6

Pero en «Traurige Weise», el solo de corno inglés


EJEMPLO 4
Schubert: Lied In der Ferne del Acto III muestra en su modulación no mayor ale-

Los ejemplos de Wagner en los que concurren


parecidas progresiones no suelen analizarse con faci­
lidad, pero al hacerlo nos encontramos con que son EJEMPLO 7
menos complicados de lo que esperábamos. Así, en

92 93
_i¡1 1 1 i l c 1 1 l o q 1 1 • · l fi n al de la sección a ) del antes men­ y vagas, y en la más libre utilización de disonancias,
\' l ( 1 t 1 1 d P v 1 1 : 1 r l · l o de cuerda en Do menor, de Brahms : especialmente las no preparadas. Por otra parte, en
formas fraseadas, cantables y otras estructuras, tales
como fas representadas por la versión wagneriana de
ffas arias, Ia armonía se desenvuelve con menor ex­
pansión y mayor lentitud que en formas similares de
Brahms. Comparemos, por ej emplo, «Winterstürme
wiohen dem Wonnemond», «Als zuHendes Kind, zog
:ich dich auf», o la canción de Ias Hijas del Rhin, con
EJEMPLO 8 la canción de Brahms Meine Liebe ist grün, o con
el tema principal del Quinteto de Cuerda en Sol,
En esencia, se trata de tríadas cromáticamente Op. 1 1 1 , que comienza a divagar en su tercer compás ;
descendentes, inversiones en su mayoría ; están tra­ o con la Rapsodia, Op. 79, N. 2, que casi elude fijar
tadas de manera similar a las tríadas napolitanas. Ja tonalidad.
Algunas muestras de su aparición en Ia música clá­
sica están ilustradas por el Ej emplo 9, a, b, c.
V

La forma ternaria, el rondó y otras formas análo­


gas aparecen solo circunstancialmente en la música

--
etc
dramática, como episodios, , e specialmente en mo­

J#ff; f iffl J J F.f �@ (_¡ izho


Bee/:hoven , cucv/:eto, op. 95 mentos de descanso lírico, en que la acción cesa o
al menos se aquieta en ,el lugar donde el músico
, .,. 5f ¡puede desarrollar conceptos formales y reiterados

gfffLJ WJ
sin la presión que ,ejerce el desenvolvimiento de la
f> I'
1
1 1 �,e apción, sin que se vea forzado a observar actitudes
o acontecimientos fuera del carácter de sus ele-
1nentos.
La música dramática se parece, en cuanto a mo­
dulación, a la elaboración modulatoria ( Durchfüh­
rung ) . de una sinfonía, sonata, o cualquier forma
cerrada. Los «Leitmotiven» de Wagner contienen ge­
EJEMPLO 9 a, b, e neralmente armonías en potencia ,que llevan consigo
la inminencia de cambios de modulación . .Pero a la
Si bien no existe diferencia decisiva entre Brahms . vez cumplen otra misión orgánica que ,revela el lado
y Wagner con vespecto a la amplia relación con fa formalista del genio de Wagner.
tona l idad, no ,se debe pasar por alto el que la armo- · El recitativo en las óperas pre-wagnerianas era
nía de Wagner es más rica en armonías sustitutirvas . también modulatorio. Pero era desorganizado, si no

94 95
incoherente, en relación con las exigencias del tema e
incl uso de ·l os motivos . La técnica del « leitmotiv» y el tema del «passacaglia» admite, en su primera
rep resenta la intención grandiosa de unificar el mate­ mitad, la combinación contrapuntístioa con las ter­

r•r
rial temático de una ópera entera, y hasta de una ceras descendentes.
:te tralogía completa. Una organización tan ambiciosa
como ésta merece una clasificación , e stética de pri­
merísimo orden. ,Pero si a la organización esquemá,
üca se le l,lama formalisita en el caso de Brahms, esta
otra lo será también, porque brota del mismo estado
mental, que concibe , l a obra c.tera en un solo ins­ EJEMPLO 1 3
tante creador ·y actúa en cons,ecuencia.
Cuando Brahm s, hacia el final del último üempo Generalmente, l a gente ignora que 1a suerte es un
de su Cuarta Sinfonía, lleva a cabo algunas de las regalo celestial, igual que el talento, la belleza, la
variaciones mediante una sucesión de terceras, reve- fortaleza, etc., y de la misma naturaleza. Y que no

Ftl• r ' r • I fi J 7J :�1tf ' r•, r •I [7:�


se da sin más ni más : al contrario, hay que mere­
cerla. Los escépticos habrán de quitar importancia
a esto diciendo que se trata de una « afortunada ca­
sualidad». Tienen estas gentes un concepto equivoca­
EJEMPLO 1 0 do de la suerte y de 1a inspiración, y no son capaces
de imaginar ío que ambas llegan a conseguir.
Todo ruparecería como un importante logro de la
la l a relación del tema del « Passacaglia» con el pri­
gimnasia intelectual si hubiera sido « construido» con
mer tiempo. Transportado una quinta alta, ,se identi- anterioridad a Ia inspirada composición. Pero los
que conocen el poder de la inspiración y la forma
en que de él se obtienen combinaciones que nadie
puede prever, saben también que Wagner introduj o
el «leitmotiv» de manera espontánea e inspirada en la
EJEMPLO 1 1 inmensa mayoría de los casos. Tantas veces como
Sigfrido acudía a , s u imaginación, Jo veía y ,lo escu­

�h f.f $JJ J IJ J J i1 j1J J J O �


tifica con 'las ocho primeras notas del tema principal, chaba tal y como en su motivo lo -describe :

4 l .1
1 3 1,, ·- · 1, .

$ffl8 . , p 1 r-� �r-; 1!1 F : [�

EJEMPLO 1 2
EJEMPLO 1 4 a, b, e
96
97
'7
VI famil iares. Es inconoebible que los compositores lla­
men «música seria» a la -que escriben con estilo rudi­
Creo haber sido el primero en adoptar una divisa mentario, con prolijidad $ desacuerdo con su
que, desde hace unos cuarenta años, orientó y diri­ oontenido, repitiendo tres y siete veces Io que es inte­
gió mi pensamiento musical y el desarrollo de mis Jigible a la primera. ¿,P or qué no ha de ser posible
ideas, a la vez .que jugó un papel decisivo en mi en música el expresar, valiéndose de formas concisas,
au tocrí tica. compuestas por unidades, lo que en épocas prece­
Mi deseo es el de unir ideas con ideas. No importa dentes hubo de ser expresado primero varias veces
cuál pueda ser el fin o el significado de la idea en con ligeras variantes, antciS de que fuese desarr,o­
su unión ; no importa si realiza función introductora, llado ? ¿ No es como si un escritor que quisiera
de fijación, variación, preparación, elaboración, des­ hablar de «alguien que rvive en una casa, cercana al
viación, desarrollo, conclusión, subdivisión, subordi­ rio», tuviera que explicar lo que es una casa, .para que
nación, o básica ; ha de ser una idea la que ocupe ese está hecha y de qué materiales, y luego hacer lo mis­
lugar, aunque no hubiese de responder a determina­ mo con el río ?
da finalidad, significación, o función ; y tal idea debe Hay quie�1es hablan del « romanticismo caduco»
aparecer, en su construcción y en su contenido te­ de la música. ¿ Es que, en efecto, creen que el hacer
mático, como si no estuviera allí para cumplir nin­ música, el interpretar las notas, es cosa realista? ¿ O
guna misión estructural. En otras palabras, la es que el romanticismo ha de ceder el paso a una
transición, codetta, ,elaboración, etc., no deben con­ insensata prolij idad ?
siderarse como algo que termina en sí mismo. No
deberán aparecer por ningún concepto si no sirven VII
para desarrollar, modificar, robustecer, aclarar, o
anoj ar luz o color sobre 1a idea de la pieza. Para captar plenamente el desarrollo de 1a cons­
Es,to no quiere decir que en una composición ha­ trucción musical durante la época que media desde
yan de estar ausentes las funciones de este tipo, sino Bach a Brahms, es preciso vetrotraeirnos al período
que ningún espacio debe dedicarse a fines meramente en que ,el estilo de la construcción contrapuntista fue
formales. Y también que los fragmentos o partes abandonado y quedó formulada la estética del estilo
que cumplen requisitos estructurales, han de hacerlo homofón,i co-melódico. Al comparar las composiciones
sin convertirse en hojarasca. que se «fabricaron» respondieindo a aquella estética,
,Esto no es ninguna crítica de la música clásica : con las de J. S. Bach, por una parte, y con fas de
tan solo revela mi código de honor artístico y per­ Haydn, Mozart, Beethcwen y Schubert, por otra, he­
sonal, con el que cualquier otr,o puede estar en mos de compvender por qué hubo de emplearse una
desacuerdo. Pero a mí me par,ece que la manera pro­ propaganda tan cruel para eliminar a J. S. Bach ; pero
gresiva que Brahms tenía de obrar debiera haber lo que nos asombra son los frutos que han podido
estimulado a los compositores y haberles hecho es­ darse en terreno tan limitado.
cribir música para adultos. Las personas maduras Baj o las directrices de Keyser, Telemann y Mat­
piensan complejame/Dte, y cuanto mayor es su inte· rtheson, se requirió a los compositores para que tan
ligencia, mayor número de conjuntos les resultan solo permitieran el « gran arte» ; para ·emplear sus

98 99
terística simétrica, contribuye mucho a 1a recorda­
esfuerzos en escribir mus1ca sencilla ( que es todo lo ci ón ; c onocida la primera mitad, es muy posible
contrario del esfuerzo) ; para que apreciaran que en imaginar la segunda. La desviación de la regularidad
el terna ha de darse «un algo » ( ein gewisses Etwas) y de la simetría no tiene por qué perjudicar la com­
que a todo el mundo resulte familiar; para que es­ prensión. Cabe, por tanto, p:r;,eguntarse qué motivo
cribieran a la manera desenfadada de los franoeses. hay para que en las formas de Haydn y Mozart apa­
Para Mattheson, el contrapunto era solo un ej ercicio rezcan las irregularidades con más frecuencia que
oerebral ,carente de todo poder emotivo, Como a en las de Beethoven. ¿Es que, acaso, la belleza formal
menudo suoede, todos estos hombres gozaron da ha ,distraído ,Ja atención del oyente, que debió con­
gran estimación en su época, mientras que a Bach centrarse en el tremendo poder de la eX!presión mu­
apenas se le conocía. •Pero hemos de poner en duda sical? No concurren muchos casos como el del Cuar­
el que aquéllos fuesen genios inspirados que com­ teto de Cuerda en Fa menor, Op. 95 (véase Ejem­
pusieran de acuerdo con tales n-'>rmas al igual que plo 9 b ) .
cocineros obedientes a un libro de cocina ; pues de La construcción con frases de distinta extensión
otro modo, alguna de su música hubiese perdurado. es causa de muchas de .Jas ir:regulari:c1ades en la mú­
No se trataba de un desarrollo natural ; no fue una sica de Haydn y de Mozart. Estas diferencias se pro­
evolución, • s ino una revolución artificial. Solo nos es ducen al prolongar un trozo determinado mediante
dado expresar lo que en nuestro interior poseemos. repeticiones internas, o bien por reducciones o con­
El estilo no nos proporcionará mayor riqueza. Por densaciones. Tal es el caso de muchos minuetos de
,tanto, esta clase de músicos vive únicamente gracias Haydn y Mozart ; por lo que, de acuerdo con ello,
al interés de los musicólogos por las cosas muertas y podríamos llegar a considerar los minuetos más co­
decadentes. mo una forma equiparable a la canción que como
Es sabido que Mozart y Beethoven sintieron gran una derivación de la música de danza.
admiración por algunos de sus predecesores. Sin
embargo, por fortuna, su espíritu cambiante, su in­
ventiva y su poder emocional, los mantuvieron libres
de las trabas de una estética de popular compla­
cencia ..

VIII
En efecto, gran parte de la contextura de la mú­
sica clásica revela, por su regularidad, simetría
y armonía sencilla, la relación que tiene-si es
que no su origen-con la música popular y de
danza. Su construcción, con frases de iguales dimen­
siones, ,especialmente si el número de compases es
de dos, cuatro u ocho veoes dos, y ,s i la ,subdivisión
en dos fracciones de igual longitud añade otra carac-
101
100

,/
El Ejemplo 1 5, sacado de una Sonata para piano El tema com ph: l u co m pr,ende ocho compases ; por
de Haydn, ,es tá constituído por dos secuencias de dos tanto, Ia irregu l a ridad es, por así decirlo, subcutánea
compases y otras dos de t11es : 2 + 3 y 2 + 3 . ( esto es, no sale a la superficie) .
Mientras el ejemplo de Haydn puede considerarse
simétrico, este otro es enteramente asimétrico, y de
ahí que se apart·e de una de fas principales vías de
comprensión. P.ero, con todo eso, no alcanZJa a me­
reoer el calificativo de . «prosa musical». Podemos
más bien inclinarnos a relacionar tal irregularidad
con un sentido barroco de las formas, es decir, el
.?Ján de combinar los elementos desiguales-o hete­
rogéneos-·en un solo conj unto formal. Aunque esta
hipótesis no careoe de fundamento, parnce ser que
existe otra explicación, más artística y ;psicológica.
MoZJart ha de ser considerado, ante todo, corno •
compositor dramático.
El acoplamiento musical a cada cambio de am­
EJEMPLO 1 5 biente y acción, material o psicológico, es el proble­
ma esencial ,que el compositor de ópera tiene que
E l Ej emplo 1 6 , extraído del Cuarteto d e Cuerda dominar. La falta de habilidad en este aspecto sería
en Si bemol mayor, de Mozart, es de gran riqueza causa de incoherencias, o lo que es peor, de aburri­
constitutiva : 3 + 1 + 1 + 3 (d último es quizá un miento. La técnica del :mcitatirvo elude este peligro
compuesto de 2 + 1 ) . al evitar vequisitos armónicos o motívicos, y por
consiguiente sus consecuencias. El «Arioso» elimina
rápida y tajantemente ese mínimo de requisitos en
que habría de incurrirse. Pero los «Finales» y mu­
chos «Concertantes», y hasta las «Arias», compren­
den elementos heterogéneos a los que no cabe apli­
car la técnica de la condensación lírica. En las piezas
de este tipo el compositor ha de ser capaz de desen­
volverse en el espacio más reducido. Mozart, antici­
pándose a esta necesidad, da comienzo a tales piezas
eón una melodía constituída por un número de fra­
ses de variada extensión y carácter, cada una de las
cuales conesponde a una fase dete11minada de la ac­
EJEMPLO 1 6 ción y situación. ,En su primera ,exposición se en­
cuentran como descuidadament,e unidas, y con fre-

102 103
cuenda tan sólo yuxtapuestas, de modo que pueden M á s ad clan te se añaden d ( comp. 22-23 ) y e ( comp.
ser partidas y separadas para emplearlas de manera 25-29 ) :
independiente como motivos fundamentales en la
fonnación de otros pequeños trozos.

el del Finale (N.0 1 5 ) del Acto II de Las Bodas de


Un buen ejemplo de •este procedimiento puede ser

Fígaro. La tercera sección de �ste Finale-un Alle­


gro-empieza después del verso de Susana : «Guar­
date, guardate quia scoso sara», con un tema en Si
bemol que comprende tres frases, a, b, c :

ri:=.:1: :1:21
¡�. =e:::a
EJEMPLO 1 8 d, e

Esta parte del Allegro comprende 160 compases y


contiene un número asombroso de trozos construí­
dos todos ellos casi exclusivamente en torno a iva­
riaciones de estas cinco pequeñas frases, en or,den

1t : : :t r�
constantemente cambiante.
Igual construcción se encuentra en muchos de los
conjuntos, entre ellos el Terceto, (N.0 7) y el Sexte­
to ( N. 0 1 8 ) , ejemplos verdaderamente destacables.
Pero incluso los duetos, en los que no cabría espe­
,to ,
rar fórmula tan deslabazada, se derivan todos ellos
EJEMPLO 1 7 a , b, e de fragmentos ilustrativos, cuyas características
muestran escasa relación externa. Es admirable ob­
servar cómo se ajusta la acción y el tono de los in­
térpretes a lo largo del Pueto inicial ( N.0 1 ) . Fígaro
y Susana están profundamente preocupados con sus
asuntos. Fígaro, midiendo las paredes de su futura
habitación ; Susana, probándose un sombrero nuevo,
admirándose del efeqto que produce. Ninguno de
ellos tiene ojos ni oídos para el otro. Entonces, mien-

1 04 1 05
tras Fígaro prepara su cinta de medir ( Ej . 19: fra­ dandi y accelerandi ( los «immer schneUer werdend»
se a ) , l a cx üende ( frase b, síncopa en el baJO ) Y de Schumann ) que reclama el propio compositor,
toma las medidas ( «Cinque », frase c ) , [lUnca serán ejecutados de manera satisfactoria.
Un intérp:r,ete inteligente, que de veras sea un
«-servidor de la obra», que posea elasticidad mental
en igual grado que el pensamiento musical, obrará
como lo hiciera ;Mozart, o Sahubert, o muchos otros.
Ordenará las irregularidades y las constituirá en com­
ponentes fundamentales de la organización.
EJEMPLO 1 9
IX
Susana intenta en v,2:uo atraer el interés de aquél ha­
cia ;;u auten<io. Los analizadores de mi música habrán de compro­
bar lo mucho que yo, personalmente, debo a Mozart'.
9 Los que me contemplaban incrédulos, pensando que
era una broma mía, comprenderán ahora por qué
yo me hacía llamar «discípulo de Mozart», y ahora
convendrán en que yo tenía razón. No es que esto
les ayude a valorar mi música, sino a entender a
,Mozart. Y a los jóvenes compositores les enseñará
lo que es esencial que aprendan de los maestros y
EJEMPLO 20 la manera de aplicar las lecciones sin perder per­
sonalidad.
Waoner o Strauss no lo hubieran hecho mejor. El mismo Mozart aprendió de los compositores
L; composición basada en distintos elementos, a italianos y franceses. También probablemente de
su vez con diferentes matices, es prueba de haber Ph. E. Bach. Pero fue sin duda su propio pensa­
alcanzado una ,visión del futuro. El compositor de miento musical el que le permitió realizar estruc­
óperas, de oratorios ( como lo demuestra Sch�eitzer turas como las antes mencionadas.
al analizar la música de Bach p ara textos ) , o mcluso El análisis precedente ha podido sugerir la idea
dé canciones, que no haga la preparación pensando de que la construcción irregular y asimétrica es con­
en las necesidades que surgirán más adelante, se secuencia absoluta e insoslayable de la composición
comporta de manera tan simple e insensata �o� o dramática. De ser esto cierto, hab-ríamos de encon­
el intérprete pedante que insiste en tocar rnus1ca trarnos con muchos casos de este' género en la mú­
clásica midiendo el compás con el metrónomo, co­ sica de \!Vagner. Sin embargo, Wagner, que en su
mo si se tratara de música de baile. En efecto, en primera época estaba fuertemente influído por sus
el inflexible confinamiento de un -lecho de Protusta contemporáneos italianos, rara vez abandonó su cons­
no cabe ninguna modificación, y hasta esos ritar- trucción mediante compases dos a dos, pero hizo

106 1 07
grandes progresos en el aspecto de la.,,prosa muskal,
es decir. hacia la meta anh elada por Brahms, p ero pero muchos en Johann Strauss. Incluso Mozart,
por distinto camino. La diferencia entre est� s do�
1

cuando--en La Flauta A1ágica--abandonó momentá­


arancl e s n o era la que pensaban sus contemporaneos , neamente su característico estilo de exposición, tan
�o era ,l a diferencia entre el arte de Dionisos y de ar tísticamente vefinado, a favor de personajes semi·
Apolo, com o habría de e}épresarlo Nietzsche. Además, populares, tuvo que adaptarse musicalmente y su
no se trata de algo tan sencillo como la distinción éxito no fue completo ; las partes populares de esta
que existe ,entre Dionisos y Apolo : que el uno, en ópera no obtuvieron nunca el éxito de las partes se­
su embriaguez, destruya los vasos que el otro ha rias. Su puesto estaba al lado de Sarastro y de sus
procurado en una embriaguez imaginativa. Estas c o­ sacerdotes.
sas ocurren tan sólo ( si los términos no resultan En la época entre Mozart y \Nagner no se encuen­
demasiado altisonantes al aplicarlos a ,lo que es tan tran muchos temas de construcción irregular. Pero
poco común) en la imaginación del biógrafo o_ del el siguiente ejempl�una transición, del tema prin­
musicólogo. La embriaguez-sea dionisíaca o apolí­ cipai al subordinado, en el primer tiempo del Cuar­
nea-de 1a fantasía del artista acrecienta su clara teto de Cuerda en Re menor ele Mozart-merece sin
'Visión. duda alguna la calificación de prosa musical.
El verdadero arte debe tender hacia la precisión
y br,evedad. Parte del supuesto de una mente avi0
sada del oyente culto, el cual, en el s encillo acto de
pensar, hace recaer en cada concepto cuantas asocia­
ciones correspondan al complejo. Esto permite que
el músico escriba para mentalidades superiores, no
sólo obrando ele acuerdo con los requisitos grama­

,: � --- n1� .J.


ticales o idiomáticos, sino en otros aspectos, hacien­
do que cada frase contenga la fuerza expresiva de
9
una máxima, de un proverbio, de un aforismo. Así
debe ser la prosa musical : una dir ecta y concreta
exposición de ideas, sin añadidos, sin rellenos inúti­
les ni huecas repeticiones.
La contextura densa es sin duda un obstáculo
para la popularidad; pero con la abundancia tan
sólo no se gana el favor general. La auténtica popu­
laridad-la populari dad permanente-es ·,tlcanzada en
aquellos raros casos en que la fuerza de expresión
la consiguieron quienes habitan intensamente la es­
fera de los sentimientos humanos fundamentales. Al­
,gunos de estos casos se dan en Schubert y en Ver di,

108 EJEMPLO 21

109
Incluso si prescindimos de las primeras cuatro pe­ Por tanto, . la estructura es : 3 ( ó 1 + 2 ) + 2 +
queíia s frases que completan el tema principal, e 2 + 2 + 1 = 10.
incluso de las imitaciones ( indkadas 14 y 1 7 ) con El tema subordinado del mismo tiempo une sus
que termina la modulación, quedan ,aún nueve fra­ dos motivos formales, a y b, para constituir prime­
ses breves que varían en forma y carácter en no ramente dos frases de dos compases, seguidas por
más de ocho compases. Las menores ( S.a, 6.ª y 7.ª) frases de tres compases y de dos, con un total de
únicamente comprenden tres corcheas, y a pesar de nueve compases.
ello s on tan expresivas, que hacen que nos sintamos
tentados a escribir debajo las palabras. Lamenta­
mos no tener dotes de poeta para suplir con pala­
bras lo que dicen estas frases. Sin embargo, ni la
poesía ni la letra puesta a la música les privarán de
!.a cualidad de ser equiparables a la prosa musical
en la inusitada liber,t ad de su ritmo y en su completa
indep�ndencia · de la simetría formal. 9 co�.

EJEM PLO 23

X El Scherzo del segundo Sexteto, Op. 36, da co­


mienzo con un tema que comprende diecisiete com­ 1
La asimetda-combinación de . frases de distinta pases, aunque en el último de ellos se desliza el
extensión, número de compases indivisible por ocho, principio de otra frase.
por cuatro y hasta por dos ; es decir, imparidad de

1 F' :; r I r tf4
número de compases-y otras irregularidades, apa­
i
pb

1=· ªte > -
recen ya en las más tempranas obras de Brahms. El 41 L f

FEE-#=BH1±F1U r i r
tema principal del primer Sexteto en Si bemol, Op. 6
4
18, comprende nueve compases ( o, mejor dicho, diez,
., • ,

rpor el que al alzar sirve de introducción a la repe­


tición del tema por parte del primer rviolín, en * ) .

EJEMPLO 24

Hay dos desviaciones rítmicas (en '� ) , pero la ca­


racterística más interesante está repvesentada por
EJEMPLO 22 la ambigüedad del final de la segunda frase. Cabe
1 10 111
preguntarse si los compases 9 y siguientes no corres­ cad� una. Sin embargo, la primera frase está con­
ponderán a esta misma frase. temda en dos compases, a los que añade tres la se­
Si bien ,estas irregularidades no alcanzan fa me­ gunda, quedando r,eflejada de este modo la métrica
de los v,e rsos.
dida, artística de los ejemplos de Mozart, son también
exponente de una fase más avanzada del desarrollo
hacia la liberación de las restricciones formales del
pensamiento musical, por cuanto no se derivan de
un sentido barroco, ni de la necesidad ilustrativa, co­
m.o en el caso de la música dramática.
En las canciones de Brahms se encuentran otras
estructuras asimétricas. Se derivan probablemente,
en parte, de las características rítmicas de los poe­ EJEMPLO 26
mas que les sirvieron de base. Es bien sabido que
el canon estético de Brahms r·equería que la melodía
de una canción reflej ase, de una u otra forma, el El P ?ema Am �o �ntag Margen zierlich angetan
. _
número de pies de acuerdo con la métrica del poe­ tiene cinco pies metncos, pero la melodía compren­
ma. Por tanto, si eran tres, cuatro o cinco pies los de frases de tres compases, es decir, de seis medios
que esta métrica ofrecía, la melodía había ele com­ compases : resultado de la prolongación del silencio
prender igual número de compases o medios com­ entr� las �rases, que bien pudiera haber sido tan sólo
pases. Por ej emplo, la primera mitad de Meerfahrt un süenc10 de semicorchea.
( H. Heine) contiene exclusirvamente frases de tres
compases, en virtud de los tres pies que marca la
métrica del poema:
Mein Uebchen wir sássen beisámmen
tráulich im Iéichten Káhn

EJEMPt-.O 27

Geuss nícht so láut der líebentflammten, Líeder


Tónréichen Scháll
Vom Blútenást des Apfolbáums herníeder
EJEMPLO 25 ó Náchtigáll.
Este poema posee una métrica interesante: 5 + 3 +
El lied Feldeinsamkeit está basado en versos 5 + 3 acentuaciones . Obsérvese igualmente el metro
de dnco pies métricos ; por tanto, cabría esperar que
las dos primeras frases correspondientes fueran de �pondeo de cada segundo verso. La blanca con pun­
tillo del compás 2 determina ,la extensión de la pri-
cinco compases, con cinco medios compases para

1 12 1 13
8
mera frase hasta seis, o mejor, siete medios com­
Beim Abschied tiene versos de cuatro acentos
pases.
rítmicos, pero las frases se extienden hasta ocupar
cinco compases.

EJEMPLO 28

Estas irregularidades son más de las exigida s por


la métrica del poema. En muchos otros ejemplos la
extensión de la frase difiere del número de acentos EJEM PLO 31
métricos ; según v·emos en el Ej emplo 29, los tres
aoentos métricos repetidos que apar,ecen en las dos
primeras líneas podrían encaij ar bien en un período Tampoco ,es precisa la irregularidad para Ja mé­
de siete u ocho medios compases, en lugar de aco­ trica del poema en Madchenlied ( de cuatro acen­
modarlos en los diecisiete medios compases. tos ) . La inserción del quinto compás, la ampliación
de fos compases 8 y 9, y la adición de dos frases de
un compás cada una, hacen elevar a diez y doce ,
compases, respectirvamente, fo que hubiera podido r'
ponerse en ocho compases.

�94
F�s:;;¡lu • m e n l,/ühl HÓdchmlied

&r
uie ,., u."d •chc.u16t ,,,,.� b.,.,ft dct •

! ''3! ª
� u u

rrJ l *t D r· lf.Jí l.il


A,... fú,,9•t,., '"'9,

EJEMPLO 29
t· c;1 vr
De igual manera, el poema An den Mond, con
un ritmo regular de cuatro acentos métricos, no pre­
cisa de una estructura de tres compases .

•t . - . . . . .
I• QJ fi13 I F
Hr - -�ii' l,J,i· . . a,� ISfflVl � ZM ,pflttgll -- .,,. EJEMPLO 32

i. Las irregularidades de Immer leiser wird mein
Sclllummer son debidas, en parte, a la métrica cam­
1 W.ltl- � ,..,,, _ ftt ..... • • ,.,..

EJEMPLO 30 biante del poema.


1 14 1 15
paración al alzar varía el número de corcheas entre
una, tres y cinco .

.
™ --'
EJEMPLO 33 EJEMPLO 35 a, b

Sin embargo, al tratar de contraer estas frases, El mayor talento de un compositor es el de pre­
ver el más remoto futuro de sus temas o motiiv os.

:J. J I f'
•, • x • Ha de ser capaz de conocer de antemano las con­
�--, J . j j . . J1 4. í, secuencias que hayan de derivarse de las cuestiones
planteadas por su material y organizado todo de
acuerdo con ello. El que se haga de manera cons­
ciente o subconsciente es asunto secundario. Basta
con que el resultado lo demuestre.
EJEMPLO 34 Por tanto, no hay que asombrarse como, de un
acto genial cuando el compositor, al presentir que
se advierte ,e n seguida que las bveves ilustraciones habrá de aparecer más tarde la irregularidad, se
del piano, que separan y prolongan las frases, están desvía ya desde el principio de la simple regulari­
dictadas por ,el ambiente del poema. Esta soltura en dad. Un cambio súbito, y sin preparación en los
la construcción ,e s pI'eparatoria de una Hbertad más principios estructurales, perjudicaría el equilibrio.
completa en el fraseo, como la que a continuación
se produce.
Igual previsión puede ser la causa de las extensio­ XI
nes en Verrat (Ejemplo 35). Ninguna caracterís­
tica métrica existe que l'equiera los compases 5 y 10
-de nuevo ilustraciones pianísticas-. A. lo largo del No quiero dejar escapar la ocasión de dar una
poema se encuentran desviaciones de esta métrica prueba del alcance de la previsión de un genio. En
y entonces es cuando se acrecienta también la des­ el Ejemplo 36 a ( Cuarteto de Cuerda, de Beethoven,
viación de las .estructuras, aunque estén determina­ Opus 95 ) aparecen en el primer compás las tres no­
das. En el Ej emplo 35 b se muestran algunos casos. tas : Re bemol, Do y Re (36 a y b).
La extensión de las frases es diforente, y en su pre-

1 16 117
Y la relación de la todarvía más enigmática sección
en los compases 38-43 (y luego · e n 49-54) con el tema
principal, que de este modo se aclara. La misma su­
cesión de nota,,, directa o inversamente, aparece en
varias ocasiones a través de los tiempos siguientes.
Sería presuntuoso decir que esto constituye « la base
fundamental » de 1a estructura, o que tiene gran in­
fluencia sobre Ia cdnstrucción de est,e cuart, eto de
cuerda ; quizá su función no sea otra que la de «en­
laoe ». Yo creo que su repetición, su reaparición en
EJEMPLO 36 a - g otros t,e mas, puede obedecer también a un hecho
subconsciente ; el pensamiento de un compositor se
En el Ej emplo 36 c, esta sucesión es retrogradada : halla dominado por todos los detalles de su idea, y
Re, Do, Re bemol, y se transporta a una séptima su- en virtud de ,e sto, los efectos surgirán de manera
perior.
involuntaria e inesperada. Por supuesto, tan sólo el
Comparando el Ej,emplo 37 a, b y c, con el E J em­
maestro que tiene seguridad en sí mismo, en su sen­
plo 36 d, e, f, y g, se descubre el origen del enigmá­
tido de Ia forma y del equilibrio, es capaz de aban­
tico proceso de las vooes altas y bajas en los com­
donar ,e l dominio ,consciente y confiars,e a los dic­
p ases 7-9, y se observa a la vez la relación de esa tados de su imaginación.
extraña nota en el compás 36 ( Ej emplo 37 b ) con
la idea básica.
XII

Son n1uy numerosas las muestras de esta tenden­


cia a Ia construcción asimétrica entre los composi­
tores post-wagnerianos. Aunque todavía perdura la
natural inclinación hacia la composición de frases
de dos o cuatro compases, se neva a cabo de muchas
maneras Ia desviación de los múltiplos de dos.
El tema principal de la Séptima Sinfonía de An­
tón · Bruckner, por ejemplo, posee un trozo de cin­
co ( 3 + 2 ) compases y otro de tres. Ninguno de los
compuestos de tres compases puede considerarse co ­
mo una ampliación de dos ni como una condensación
de cuatro. Ambos casos son «naturales ».
EJEMPLO 37 a, b, e

1 18 1 19
Las irregularidades que presenta el tema s,e cuncla­
rio del Scherzo en la Sexta Sinfonía de Mahler se
deben, en parte, a ,su composición, que intercala com­
pases de 3/8, 4/8 y 3/4. Las fracciones son también
de distinta extensión. La primera comprende siete
corcheas, la tercera comprende diez, y siguen a es­
tas otras dif.erencias aún más notables. Tampoco
estas irregularidades habrían podido apenas determi­
narse de antemano, ni siquiera valiéndose de nú­
meros.

�· j ., lit LB lt Elfl �) lff W 1t Wf J p 11


&I rn n4 h FE I W J u w
------J e•

EJEMPLO 3fl
-
p is 1
EJEMPLO 40
La , asimetría en el tema principal de la Segunda
Sinfonía de Gustav Mahler se debe a la irregular
aparición de frnccioncs de un solo compás . Un caso extraordinario, incluso entre los compo­
sitores contemporáneos, es ,la melodía de «Abschied»,
el último tiempo del Lz1e,d van deir Erde, de Maihler.
Todas las frases varían notablemente en cuanto a
su forma, tamaño y contenido, como si no fuesen
motivos que participaran de un conjunto melódico,
sino palabras que tuviesen cada una de por sí un
significado en la oración.

fé ccrc,�r. QE(f r-JF I r r ,---r.;


� 1 J ijr I t r1 r r u J I Jfflr r J J 1 @l!J;d
'---

V{j f
:r--i:::= '
L-.�.--,
• � ,--1---'

Ú c@F' ,tttffiSl Ir J r I F I fTD @):


EJEMPLO 39 ' . . . . . L.-:._¡ co;;;:-: ' r -.-L.,. z co�.

EJEMPLO 41

120 121
Érl tema principal de la Sinfor;,ía Doméstiéa, de Ri­
cardo S ! ra uss, es un conj unto claro e indivisible de
cinco compases, que termina al superponerse la en­
trada del óboe :

EJEMPLO 42

Otro tema de igual factura está constituido por


EJEMPLO 44
frases de dos compases y de uno.
El solo de violonchelo en la « Serenata» (ISchoen­
berg, PiBrrot Lunaine, Op. 2 1 ) contiene un cambio
irregular de frases con uno y dos compases .

EJEMPLO 43

Asimismo, la primera frase del Concierto de Vio­ EJEMPLO 45


lín, de Max Reger, es un conjunto indivisible de cin­
co compases. Una frase . de tres compases completa XIII
esta parte de la secuencia.
Algunas de las irregularidades de los ej emplos de
Haydn, Mozart y Brahms pueden interpretarse como
producidas con finalidades específicas tales como
el deseo de satisfacer un sentido barroco de la for­
ma, o conseguir una separación más definida de las
frases mediante la «puntuación», o ayudar a la ca-
122 123
racterización dramática de distintos actores en la no. El compositor contempo,ráneo enlazá frases sin
ópera, o aj us tarse a las particularidades métric as de reparar ,en su tamaño ni en su forma, 'Vigilando tan
un poema con respecto a la canción . . . , según hemos sólo la progr,esión armónica, el contenido rítmico y
vis to en los ant,eriores com,entarios . temático, la fluidez y la lógica. De otro modo : elige
Pero ninguna d e estas razones explica irregulari­ su camino como hace un turista, libre y desenfada­
dades como las · mencionadas al tratar de la música damente si es que tiene tiempo ; con precisión y cui­
ele los compositores post-wagnerianos. Evidentemen­ dado si se ve impulsado por la prisa. ¡ Si, por lo
te, sus desviaciones de la construcción sencilla no menos, no perdiera nunca de vista su lugar de des­
se deben exclusivamente a requedmientos técnicos, üno !
ni siquiera se utilizan para cubrir apariencias esti­ Los méritos de las composiciones contemporáneas
lísticas. Por ello, s.e ha dej ado de estimarlas como pueden consistir ,en bellezas formales de distinta cla­
méritos de la composición (aunque, desgraciadamen­ se. Pueden ser la variedad y multitud de ideas, la
te, muchos C()[llpositores incompetent,e s escriben to­ manera en que se desarrollan y brotan de ,las frases,
davía : d os y dos, cuatro y cuatro, ocho y ocho, in­ cómo contrastan y se complementan unas con otras ;
variablemente ) . pueden ser también su calidad emocional, romá:n­
tioa o no, subj,etiva u obj etiva ; su descripción del
ambiente y carácter.
XIV La técnica de la composición oont,emporánea no
ha llegado todavía a una libertad de construcción
Repetimos : no importa el que el artista alcance comparable con fa del lenguaje. Sin embargo, es evi­
su más alta perfección de manera consciente, en vir­ dente que la igualdad y la simetría juegan hoy un
tud de un plan preconcebido, o de manera incons­ papel menor que ,el que des,empeñaron en técnicas
ciente, caminando a ciegas de una a otra frase. ¿ Es más antiguas ; y el aspirar a una rigidez parecida
que Dios concede al pensador un cerebro sin darle a la del hexámetro o pentámetro, o a las estructu­
facultad para emplearlo ? ¿No le ayuda Dios, de cuan­ ras del s oneto o la ,estancia en poesía no es fr.ecuen­
do en cuando, silenciosamente, con un destello de te. Incluso hay compositores que conservan pocas
Su propio pensamiento?· Nuestro Señor es un mag­ características del t, e ma en las rvariaciones. Este es
nífico jugador de ajed r,ez. Generalmente, tiene pre­ un caso curioso : ¿por qué se han de emplear formas
vistas •billones de j ugadas a la vez, y es por esto por de tanta rigidez si nuestro propósito es fo contrario?
lo que no resulta fácil cprnprenderle. Parece ser, sin ¿ No resulta algo así como si hubiésemos de encor­
embargo, que a Dios le agrada ayudar en sus pro­ dar un ,oontrabaj o con la cuerda Mi del violín? Es­
blemas espirituales a quienes ha ,elegido, aunque no tamos dispuestos a ignorar las discrepancias de esta
!.o haga en igual medida en los problemas mate­ ciase y categoría en honor de los irresistibles méri­
lfiales. tos que ,existan en otros aspectos. Pero la formación
Repetimos : la asimetría y desigualdad de los ele­ estética para un enjuiciamiento justo y general ha
mentos estructurales no es un milagro de Ja música Hegado a ser hoy en día algo muy cuestionable.
contemporánea, ni tampoco constituye mérito algu-

124 125
contiene exolusivamente motivos formales que pue­
XV den ser considerados como derivaciones del intervalo
de segunda indicado por los corchetes en a :
Este comentario será completado con dos ej emplos b es una inversión de a
sobve la contribución de Brahrns al desarrollo d.e l e es a + b ,
l enguaj e musical : el terna principal del Andante, del d es parte de e
Cnarteto ele Cuerda en La mayor, Op . 5 1 , N.º 2, Y e es b + b, segundas descendentes que forman
el tercero de los Vier Ernste Gesange, Op. 121, « O una cuarta
Tod O Tod, wie bitter bist du ! » f es un intervalo de cuarta, sacado de e por in­
A�1bos temas son modelo de una calidad artística versión
quizá única en cuanto a la elaboración de los motivos L a primera frase--sc-se compone, por tanto, de
y a la organización interna. a más b. También comprende d ( véase el corahete
Corno su análisis revela, el Andante en La mayor debaj o ) , que a Ia rvez sirve de conexión entre la pri­
�) �--'"----,
mera fras,e y la segunda ( en ;, ) .
! La segunda frase se compone de e y d; con la ex­
:r
. .{ :•
lJ

J, J .' J, ·�
J,� � T )i-�
e ' : ,,.J 1'•Y ) ·
lw . .
oepción de la parte en el alzar (la corchea Mi ) y
de .las dos notas Do sostenido y Si, se nos presenta
ce= '. J . h,� como una transposición de la primera frase ( véase
� l-_: �� � -L.¡ arriba ,en ± ) a un intervalo superior. Ofrece asimis­

ul}'+. �r
mo el intervalo de cuarta : f.

ni
L a tercera rfrase comprende dos veces e , la segun­
da de ellas transportada un intervalo superior.
Jj . •. •1 La cuarta frase es una clara transposición trans­
Y.
formada de c.
La quinta frase, aunque parece ser una variante
de la anterior, tan sólo comprende e, enlaz ada por f
con la precedente.
La sexta frase, que comprende e, d y b, contiene
una conexión cromática, Si sostenido, que puede con­
siderarse -::orno .la segunda nota de una forma de a.
Este Si sostenido es la única nota de todo el tema
cuya derivación puede discutirse.
Los escépticos, sin embargo, quizá aleguen que los
intervalos de segunda, y aun fracciones de escala,
se encuentran en todos los temas sin que constitu­
-n
--L.
•r�aJ yan el material temático. Existe una rverdadera mul­
titud de métodos y preceptivas de construcción, de
EJEMPLO 46
127
126
los ,que m uy pocos han sido hasta ahora explorados.
Es probable que muchos músicos conozcan estos
dos análisis, que difundí por radio en 1933, con
ocasión de la conmemoración del oentenario del na­
cimiento de Brahms. Pero quien haga objeción a mis
conclusiones no debe olvidar que el segundo ej emplo
rev,ela un secreto shnilar, esta vez referido a ter­
ceras.

1:.
( �'--L-..
i ·: !
1
oh - - •1f'

lo
·-f±+±í=@:
� 0- � - - - -

] =- i 1 r1
1

128 129
9
:1 �cx t : 1 : d. ObséPvese también la relación de unn l r­
cc ra t:n l rc ''' - '' , compases 6-7, en voz y piano.
La quinta y sexta frases, y parte de la séptima, so
D in - :¡en und noch <Johl es - - sen m.ag ! basan en las notas marcadas por f: Sol-Si-re-Fa sos�
tenido, que son una inversión de fas tres terceras
descendenrtes de la primera frase. Además, la mano
izquierda en los compases 8 y 9, recoge la suce­
sión de terceras, aunque las dos primeras notas
hayan cambiado de lugar (véase * * ) . y más aún,
1 2.

la mano izquierda, en d compás 10, comprende seis


notas que forman una cadena de terceras, e. La parte
de canto está compuesta principalmente por terce­

......
etc.

" ras, incluyendo en algunas de ellas notas de paso.


"" Además, allí donde la culminación se aproxima a

..
etc.
una cadencia, aparece el interva:lo de tercera abun­
dantemente, y e se desenvuelve igualmente en suce.
siones.
Véase también el Ejemplo 48 a y b. Aquí, de nuevo
la tercera se inrvierte a sexta ( 48 a ) en el canto, lo

,
que es -imitado por el acompañamiento { 48 b ) .

EJEMPLO 47
1
•1

: �.o
Este ejemplo tiene cierto parecido con el tema ......
principal de la Cuarta Siníonía de Brahms : en am­ ..
bos, 1a unidad estructural es el intervalo de tercera.
La primera frase en la parte del canto comprende

.
una sucesión de tres terceras : Si-Sol, S0l Mi y Mi-sDo 0

(mdicada por a).


La segunda frase está formada por la inversión de
a : Do sostenido Mi ( indicada por b ) y e, que es a
con la inserción de una nota de paso : Do.
•La t ercera frase es una fracción de la segunda Y

d
está ( ¡ característicamente ! ) una tercera baj a.
La cuarta frase, en la que Ia voz sigue al piano
con una pequeña imitación de canon, invierte el in­
¡,,,
EJEMPLO 48 a , b
tervalo de tercera ( Si-Sol y Mi-Do, respecüvamente)

130 131
El sentido de la lógica y de la economía, y el po­
der de invención, que hacen construir melodías de
J. __!J ) ' J l J J___!J
:-,f J ---Jll ab-H=J J.-J J
tan natural desenvoltura, merecen la admiración de + + )i
todos ,los amantes de la música que de ella esperen

-· r ur p í2r 1 ;¡rn J.
algo más que la dulzura y la belleza. Pero au�que

) rJ •1
sólo me es familiar un ejemplo de tal compleJ1dad 7

en 1a construcción por parte de un compositor p re­


brahmsiano : Mozart, por supuesto ( véase Ejemplo
1
50, del Cuarteto de Piano en Sol menor ) , debo in­ EJEMPLO 50
sistir en ,que el análisis estructural revela aún ma­
yores méritos. Si las dos frases siguientes hubieran cabido, por
El Andante del Cuarteto de Cuerda en La mayor tanto, en dos compases de 4/4, sería dudoso consi­
(Ejemplo 46) comprende seis frases en ocho com­
derar adecuada la aoentuación de la ultima frase
pases. La extensión de estas frases es de 6 + 6 + 6 + (en * ) , ya que las frases precedentes tuvieron su
4 + 4 + 6 negras. Las tres primeras frases ocupan
acentuación principal en las primeras partes de los
cinco compases y tres corcheas ( o cinco compases Y
compases. Pero, además, esta notación pondría en
medio) . La primera frase termina prácticamente en
mayor reHeve la desigualdad de la construcción, ya
la primera parte del compás 2. Para apreciar debi­
que el tema habría de tener entonces siete com­
damente el valor artístico del cambio de medida que pases.
se produoe ,en la segunda frase, hay que te�er en En la notación de Brahms, estas bellezas subcutá­
cuenta que incluso algunos grandes compositores,
neas se acomodan en ocho compases, y si es que los
predecesores de Brahms, hubieran continuado como
ocho compases constituyen una regla de estética, aquí
en el Ej emplo 49, situando la segunda frase en el es observada a pesar de la gran libertad de cons­

lf J J. JIJ.
tercer compás. trucción.
El ejemplo ·de Mozart ( Ej . 5 1 ) es un enigma, no
I IJ LJftttu i.l JJ.l � para el ej ecutante, sino para el analista intevesado
en la gramática, la sintaxis y la lingüística musical.
EJEMPLO 49

Brahms hubiera podido tratar de situar las tres


primeras frases en tres compases de 6/4.

1 32
133
c1on» ( 1 ) , nos hará pensar que se trate de un cam­
·1 �nzse
--...,,,--:..
bio de tiempo, como s,e indica en el Ejemplo 5 1 d
y 5 1 e, en el que tienen ·lugar cambios de compás.
P,ero en el compás 2 la cuarta parte está marcada
con sf también y la acentuación de la parte siguiente
desaparece asimismo, o al menos se reduoe. Por tal
razón, cabe suponer que la segunda frase no empiece ·
-como indican los corchetes superiores-en la se­
gunda parte del compás 3, sino en la cuarta del
compás 2, con el sf, según se indica debajo de la
mano izquierda. Es también posible que la nota es­
crita en ,la tercera parte ( el Fa sostenido) deba re­
tener el acento y producir así un espondeo.
Además de todos estos problemas, el violoncelo, al
repetirse este pequeño fragmento, contribuye a crear
J>f P ef p sf p otro problema por su parte, con los sf que contra­
dicen en cierto modo los de fa voz cantante ( Ejem­
plo 5 1 b ) . La intrincada estructura de este ej,emplo
está en parangón con la construcción polirrítmica
de la segunda variación en el Finale del Cuarteto de
Cuerda en Re menor ( Ejemplo 52 a). Hoy se escri­
biría esto como en el Ejemplo 52 b. El Ejemplo 5 1 c,
extraído del Minueto del Cuarteto de Cuerda en Do
mayor, puede servir de mayor justificación para em­
prender el ,examen de problemas tan delicados. El
Ej emplo 52 c sugiere un fraseo contrario al compás .
EJEMPLO 51 a - e Aquí aparece un conjunto de cinco negras que se
repite en partes distintas mientras el acompañamien­
to permanece inalterable.
Se compone de trns pequeños trozos, o frases,
cuya situación métrica es intrincada. El comienzo
de la prim,era frase, en la tercera parte del compás,
lleva indicado ,sf, por lo que requiere una acentua­
ción más fuerte que la que generalmente se asigna
a la ternera parte. La siguiente medida está indicada ( 1 ) Utilizo en mi música, para casos similares, dos signos
p. lo que, de significar « término de la acentua- sacados de la prosodia: el acento ( p ara indicar tiempo fuerte)
y la señal vocal breve (para indicar tiempo débil). De este mo­
do se señalan los cambios da acentuación y las variaciones
rítmicas. Véase ej emplo 51.

134 135
para su alma para la partida y hace inrv,entario de lo
que dej a y lo que habrá de recibir, quizá dese e incor­
porar una palabra-una parte de la sabiduría ad­
quirida-al conocimiento de la humanidad, si es
/p que se trata de uno de los Grandes. Se puede dudar
del sentido de la vida si en ese momento surgiera un
simple accidente para que tal obra-la obra de una
J ¡,
'-
'Viida que se acaba-no hubiera de representar más
que cualquier otra « opus». ¿O es que nos es permi­
tido pensar que el mensaj e de un hombre que está
ya casi en el otro fado se adelanta hasta el límite
último de lo que todavía es expr,esable? ¿ No nos es
dado esperar de ello la p erfección en grado . sumo,
puesto que ,l a maestría, regalo celestial que no pue­
de alcanzarse mediante la constancia más ardua y te­
naz, se manifiesta sólo una vez, una vez tan sól o
EJEMPLO 25
;n su pl,enitud, cuando h a d e formularse mensaj e d e
Beethoven es un gran innovador con respecto al tanta importancia?
En este punto fas cosas, imagino la intervención

6,
ritmo. Recordemos, por ej emplo, el último tiempo
del Concierto de Piano en Mi bemol o el Minueto de Braihms , con la brusquedad de su muro protector,
del Cuarteto de Cuerda, Op. 1 8 , N.º etc. Pe�o es­ deteniéndose :
tructuralmente, como s e dej ó apuntado, es sencillo
1 -Ya ·está bien de p oesía. Si tienes algo que expre­
en general. Sin embargo, aunque la lucidez que nos sar, dilo de manera concisa y técnica, sin tanta al­
ofrece guarda equilibrio con la carga de emociones garabía sentimental.
que sus ideas nevan consigo, no es necesario decir Antes de obedecer esta orden, me apresuro a decir
que el abandono de las desigualdades y asimetrías que esa tercera canción ?,e los Vier Ernste Gesii.ng,e :
fundamentales de Mozart hubiera s ido una pérdida « O Tod, O Tod, wie bitter bist du», me p arece la más
lamentable en extremo. No debe des,echarse la idea conmovedora de todo el ciclo. . . a pesar de su per­
de que el goce intelectual que proporciona la belleza fección, o quizá a causa de ella. La intuición, la ins­
estructural se puede equiparar al placer producido piradón y espontaneidad de la creación, están con­
por las calidades emocionales. En este sentido, el mé­ juntadas de manera característica con la velocidad.
rito de Brahms sería inmenso aunque hubiese eludi­ Pero «was glaubt er, dass ich an seine elende Geige
do el pensar sólo en ,términos de recursos técnicos. denke, wenn der Geist mich packt ?» ( ¿Es que real­
Pero-y esto caracteriza su alto rango-la verdad es mente cree que yo pienso en su miserable violín
que lo ha ,superado. cuando me siento arrebatado por el espíritu ? ) . . . Así
Si una persona que sabe que ha de morir pronto es cómo siente el artista en punto a su creación : bi:en
ajusta sus cuentas con la tierra y con el cielo, pre- sea dura labor, bien si la toma como una especie de
diversión.
136 137
No hay duda de que Brahms creía en la elabora­ Brahms no escribió nunca música para la escena
ción de las ideas, que él llamaba «donaciones de gra­ (y hasta se rumoreaba en Viena que había dicho que
cia». Para una mente adiestrada, la labor du:m no es fo haría más bien en el estilo ,de Mozart que en el
tortura, sino placer. Como he manifestado en otra « Neudeutsche StiI» ) . P odemos tener la seguridad de
ocasión si la mente de un matemático o de un ju­ que el estilo no hubiese sido el de Mozart, sino el
gador de ajedrez es capaz de r,ealizar tales milagros del propio Brnhms, y que aunque hubiese repetido
cerebrales, ¿por qué la mente del músico no ha de frases enteras, o incluso palabras aisladas del texto
poder hacer lo propio ? Después de todo, el improvi­ -a la manera de la ópera pre-wagneriana�no se ha­
sador ha. de anticiparse a la j ugada, y el componer bría apartado enteramente del sentido contemporá­
es una improvisación en grado más lento ; a menudo neo •en cuanto a la conoepción dramática : no hubiera
nos es imposible escribir todo lo rápido que el to­ permitido que muriese un actor durante un aria «da
rrente de ideas requiere para alcanzarlo. Pero al ar­ capo» y repitiera el principio después de muerto. Por
tífice le agrada ser consciente de lo que vealiza ; está otra parte, hubiera sido sumamente esclarecedor el ·
orgulloso de su habilidad manual, de la flexibilidad contemplar la forma en que Brahms habría condu­
de su pensamiento, de su minucioso sentido del equi­ cido los elementos dramáticos-musicales valiéndose
librio, de su lógica infalible, de la multitud de va­ de su armonización tan considerablemente avanzada.
dantes, y no digamos de 1a profundidad de su idea Cabe dudar que Brahms pudiera haber encontrado
y de su facultad de penetrar hasta las más apartadas un libr, e to adecuado a su gus.to y a las emociones que
consecuencias de esa idea. Esto no podremos lograr­ él era capaz de expresar. ¿ Qué hubiera podido ser :
Jo si la idea es superficial ; será factible s ola y úni­ una ópera cómica, una comedia, un drama lírico o
camente con una idea profunda. Y, en este caso, el una tragedia? Brahms era polifacético y en su mú­
hacerlo s,erá un deber. sica se halla con facilidad toda suert,e de expresio­
'E s importante considerar que, en una época en nes, con la única ex-cepción de esos violentos estalli­
que todos creían en la «expresión», Brahms, sin re­ dos dramáticos que encontramos en Wagner y Verdi.
nunciar a la ,belleza ni a la emoción, puso de mani­ ¿ Quién sabe? Si nos fij amos en el Fidelio, de Bee­
fiesto su espíritu progresivo en un terreno que no thoven, que muestra detalles sinfónicos en su com­
había sido cultivado durante medio siglo. Hubiera posición, recordaremos el enorme ,estallido al final
sido un adelantado con sólo' volver a Mozart. P ero del segundo acto,: «O namenlose Freude ! » ( « ¡ Oh, jú­
él no vivía de fortunas herndadas : su fortuna la hizo bilo indecible ! » ) , y si comparamos esto con el estilo
por sí mismo. Cierto es que Wagner ha contribuído estructuralmente sinfónico del acto tercero en su
al desarrollo de las fórmulas estructurales mediante mayor p arte, sacaremos una impI'esión de lo que es
su técnica de repetición, con o sin variaciones, ya capaz un genio «wenn der Geist ihn packt».
que ello le liberaba de la obligación de extenderse «O Tod, O Tod, wie bitter bist du» ha sido anali­
en ,elaborar más de lo necesario temas que ya había zado ,en relación con su .eminente lógica temática.
definido con claridad. De este modo, aquel lenguaj e En el Ej emplo 47 se indica asimismo su bello fraseo.
podía volverse hacia otros temas cuando la acción Parece superfluo comentar aquí estas características
dramática lo requería. detalladamente ; bastarán unas cuantas observado-

138 139
nes para demos trar lo que se ha venido afirmando que servían ,para adaptarlo a la corriente expansi,va
en el curso de este análisis. cuya forma tenía origen en la -0rquestación. Así es
La primera ,parte de la canción comprende en to­ cómo ,en ocasiones nos encontramos con melodías
tal doce ,compases con treinta y seis notas blancas. que no se corresponden con el texto. Estos son los
El fraseo (en el canto ) está constituído por seis blan­ casos en que el cantante se mantiene sobre la do­
cas en la primera frase, cuatro en la s,eg nda, cinco minante del acorde en tanto que 1a orquesta conti­
u núa por su parte la elaboración temática y formal.
en la tercera, cinco y m.edia en la cuar,ta, .tr,e s Y me­
dia en la quinta (contando sólo una corchea al alzar) , Este es el caso que ,se da en obras más recientes,
tres en la sexta, cuatro y media en la séptima y cinco �pando la orquesta suena corno en una sinfonía, mos­
'Y media en la frase final. Se puede apreciar el cam­ trando despreocupación p or la función del cantante
bio rítmico de la tercera frase y otra variación que y-según un logro ultramoderno y pseudo-progresi­
s,e produce al comenzar el pequeño canon en los vo-una total desatención hacia lo que ha de ser
compases 6 y 7. expresado por la escena, la letra y ,la voz, que en
El dominio de Brahms como compositor de can­ ocasiones llega incluso a contrarrestar.
ciones, música de cámara y sinfonías, ha de califi­ Si a esto se aplica la contribución de Brahrns en
carse como de épico-lírico. Su libertad en el lenguaje fo que respecta al ,lenguaje musical sin restricciones,
nos so11prendería menos si se tratara de un compo­ el compositor de ópera podrá superar las dificulta­
sitor dramático. Su influencia ha producido ya un des métricas derivadas del texto del libreto, y la com­
más amplio desarrollo del lenguaje musical hacia la posición de melodías y otros elementos estructurales
formulación de las ideas sin restricciones, aunque no habrá de depender de la versificación, de ,la mé­
bien equilibradas. Pero, cosa curiosa, el mérito de trica ni de la falta de posibilidades para las repe­
sus realizaciones habrá de resultar aún más brillante ticiones. Ninguna expansión será necesaria basándose
al ser incorporado de manera paulatina a la técnica en razones formales, y !Los cambios de actitud o de
dramática. El compositor de ópera podrá entonces carácter no pondrán en peligro la organización. Al
:renunciar a una técnica prefabricada, que es defecto cantante se le dará oportunidad de cantar y ser es­
observado no sólo en las óperas de los pre-wagne­ cuchado ; no habrá de obligársel,e a recitar sobre una
rianos. Puesto que la contribución del actor-cantante sola nota, sino que se le ofrecerán líneas melódicas
a la expresión dramática es únicamente una parte rinteresantes y, en una palabra, no quedará relegado
del drama, la orquesta-que al principio no era más a ser meramente el encargado de pronunciar la letra
que un elemento acompañante-se ha convertido en a fin de hacer inteligible la acción. Será un instru­
factor primmdial. No sólo expresa el ambiente, el mento cantante de ,la representación.
carácter y la acción, sino que determina también el Parece-si es que esto no es pensar como querer­
«tempo» de esta y, mediante sus propias condicio­ que ya se ha conseguido algún progreso en este as­
nes formal.e s, amplía o limita cuanto en la escena pecto, algún progreso hacia el lenguaj e musical sin
sucede. Para apreciar las consecuencias de este pre­ !t1estricciones que una v-ez fuera iniciado por Brahms,
dominio orquestal, hemos de recordar las frecuentes el progresivo.
repeticiones del texto en las óperas pre-wagnerianas,

140 141
U na cosa es recibir fa v1s10n en '1a inspiración de
un instante ,cr,eador, y otra el materializarla con afa­
nosa conexión de detalles hasta fundirla en una
especie de organismo.
Pero supongamos que llega a ser un organismo,
LA COMPOSICION CON DOCE SONIDOS ( 1 ) como un homúnculo o un «robot», que posea alguna
espontaneidad propia de la visión ; todavía quedará
algo por hacer para que esta forma sea organizada
I de manera que llegue a constituir un mensaje com­
fJ prensible dirigido «a ,quien pueda interesar».
,Para comprender la verdadera naturaleza de Ia crea­
ción, hay que tener en cuenta que la luz no existía
antes de que ,Dios dijera : «Hágase la luz.» Y cuando
aún no había ,luz, la omnisoiencia divina abarcó su II
visión, y Su omnipotencia Ia hizo surgir.
Nosotros, pobres seres humanos, cuando nos refe­ La forma en el arte, y en música especialmente,
rimos a uno de nuestros mej ores cerebros cr,eadores, tiende de manera primordial a Ia comprensión. La
nunca debiéramos olvidar fo que en realidad e s el tranquilidad .que experimenta el oyente que se satis­
creador. face en poder ,seguir una idea, su desarrollo y la razón
El creador .tiene la visión de algo que no existió del mismo, está íntimamente ligada-psicológica­
antes de esa visión. mente hablando-a un sentido de la belleza. Por eso,
Y el creador tiene el poder de hacer vivir su visión, la manif.estación artística requiere comprensión para
el poder de realizarla. producir una satisfacción, no solo intelectual, sino
En efecto, el concepto de creador y creación ha de también emocional. Sin embargo, la id!ea del creador
formarse en armonía con el Modelo Divino ; inspira­ ha de repr,esenta_rse, cualquiera ,qué ,s ea el estada qué
ción y perfección, deseo y cumplimi,e nto, voluntad y se vea impulsado a evocar.
ejecución, coinciden espontánea y simultáneamente. La composición con doce sonidos no tiene otra fina­
En la Creación Divina no hubo ningún detalle que lidad que la comprensión. A la vista de derto_s acon­
quedara para resolverlo después ; « Se hizo . la Luz» tecimientos en la historia musical reciente, ésto puede
inmediatamente y en su más completa perfección. causar asombro, ya que las obras es·critas en este
Los creadores humanos, cuando alcanzan una vi­ estilo no han sido entendidas a pesar del nuevo medio
sión, han de recorrer el largo camino que la separá de organización. Por lo que, si nos olvidáramos de
de su realización ; duro camino donde, expulsados que nuestros contemporáneos no son los últimos
jueces, sino que fa historia es ,generalmente la que
del Paraíso, incluso los genios han de cosechar el fru­
to con el sudor de su frente. pr,e domina, habríamos de considerar condenado este
método. Pero, si bien parece ·aumentar :J.as dificul­
( 1 ) Conferencia dada en la Universidad de California, en tades para el oyente, ésto se compensa con las pena­
Los Angeles, el 26 de marzo de 1941 . lidadés del compositor. Porque no resulta fácil el
142 143
componer de esta forma, s1no dlez veces más difícil; El oído se fue familiarizando gradualmente con
Solo el comp ositor perfectamente i: rep �rado sera gran número de di,sonancias·, hasta que llegó a perder
quien comp onga para el oyente mustcal igualmente el miedo a su efecto «perturbador». Ya no se espe­
bien dispue sto. raba ninguna preparación para las disonancias de
Wagner, ni resolución p ara las discordancias de
III Strauss ; no nos molestaban las armonías irregulares
de Debussy, ni Jas asperezas contrapuntísticas de
El métod o de compo sición con doce soni d os surgió fos últimos compositores. Este estado de cosas con­
de una necesid ad. duj o a un empleo más libre de las disonancias, com­
En los últimos cien años, el aconcepto de la armo­ parabl-e a la utilización entre Jos compositores clá­
nía cambió enormemente medi nte el desanrollo del sicos de los acordes de séptima dismínuída, que
crom atism o. La idea de ,que la tonalidad �n� �men­ podían preceder o suceder a cualquier otra armonía,
tal-o radical-predominara en la constitue1on de consonante o ,disonante, como si no existiese ninguna
de
fos acordes y regulara su suces ión�concepto clase de disonancia.
tonalvc.fu1d---,hubo de determinar r p rimer ament e el con ; Lo ,que distingue las di sonancias de fas consonan­
cepto de tonalidad 1evc tendida . . Muy pronto result o. cias no es el mayor o menor grado de belleza, sino
dudoso el que la tónic a constituyese el centro pe:­ el mayor o menor grado de comp,neinJsión. En mi Haf'­
manerrte al que habrí a de corresponder toda armom� monJiel!ei.hre , ib.e e,cpuesto la .teoría de ,que los ,sonidos
0 suces ión armó nica. Asimi smo, result
ó dudos o s1 disonantes aparecen ,después entre los armónicos, por
la tónic a que apare ciese al princ ipio, al final, o . en cuya razón ,el oído está menos familiarizado con
cualquier otro lugar, tendría realmente un sentid o ellos. Este fenómeno no j ustifica términos tan radi­
constructiv o. La armonía de Ricar do Wagn er hubo de calmente contradictorios como los de concordancia
promover el cam b io en la lógica y en la facul tad y discordancia. La mayor familiarización con las con­
constructiv a de la armoní.a . Una de sus consecuen­ sonancias más distantes-ésto es, las disonancias-ha
cias fue el na'mado empleo imp.rBsictnista de armo­ eliminado paulatinamente la dificultad de compren­
nías, pract icado especial� en:t: P ?: Debussy. �us sión y ha ,permitido en definitiva, no solo la emanci­
armonías, sín ninguna s1gmflcac10 n. const ruc_t1va, pación con respecto a 1a dominante y otros acordes
eran utiliza das frecuentemente con fmes colori stas de séptima, séptimas disminuidas y terceras aumen­
para expresar estados o paisaj es. ·Paisaje s ,Y estados tadas, ,sino también con respecto a disonancias más

que, aun siend o extra-musicales, se convertian en �: alejadas, de Wagner, Strauss, Moussorgsky, ,D ebussy ,
mento s constr uctivo s al incorp orarlo s a �a func1o n
teona , la to a Mahler, Puccini y Reger. '
emocional. De esta manera, si no en la � :
El concepto de emancipación dg la disonancv.a se
Edad fue ya d estronada en la prátic a. Esto solo _q�za refiere a su comprensión, considerándola equivalente
no hubiese causado un cambio radical en la tecmca a la comp11ensión de la consonancia. El estilo basado
de la comp osició n. Sin embargo, fue pried � o , tal cam­ en esta premisa -tratará las disonancias como conso­
lo
'ibio al sumársele el desarrollo que termm o con nancias y renunciará al centro tonal. No establecién­
que yo llamo ,la emancipació n de la disonanci a.
dose referencia modulatoria, ,quedará e xcluída la
144 145
10
modulación , puesto que modulación significa aban­ des cuyo valor constitutivo no había sido hasta en­
dono de la tonailidad e�tablecida �ara constituir ditra t onces examinado. De ahí que, al principio, paredese
tonalidad. imposible componer piezas de organización compli­
Las primeras composiciones en este nuevo estilo cada o de gran extensión .
fueron escritas por mí hacia el año 1 908 e, inmediata­ . Poco después descubrí la manera de construir
mente después, por mis alumnos Anton von Webern formas más amplias siguiendo el texto de un poema.
y Alban Berg. ,Desde el mismo comienzo, tales com­ Las diferencias de tamaño y conformación de sus
posiciones se apartaban de toda la música prece­ partes, y el cambio de car ácter y modo de e:x:presión,
dente, no solo en el aspecto armónico, sino también se neflej aban en la forma y tamaño de la composi­
en el melódico, temático. y en ·sus moüvos. Pero las ción, en su dinámica y «tempo», notación y acentos,
características más Televantes de estas piezas ir,1 statu instrumentación y ü['questación. De este modo, las
nascemdi las constituían su extremada expresividad partes s,e distinguían de manera tan clara como anti­
y su brevedad extraordinaria. En aquella época. ni guamente se hiciera valiéndose de las funciones to­
yo ni mis discípulos nos percatábamos de las razone,s nales y estructurales de la armonía.
de esas peculiaridades. Más tarde descubrí que
nuestro sentido de la forma obró apropiadamente IV
al obligarnos a equilibrar la emoüvidad extremada
con la extraordinaria brevedad. De este modo, sub­ Antes, el empleo de la armonía fundamental esta­
conscientemente, se sacaron consecuencias de una ba regulado teóricamente mediante el reconocimien­
innovación que, como todas las innovaciones, destruía to de los efectos de las progresiones fundamentales.
a la vez que creaba. Se ofrecieron nuevos matices Esta práctica derivó en un activo y subconsciente
armónicos ; pero fue mucho lo que se perdió. s,entido dJe la forma; que daba al verdadero compo­
Antaño, fa armonía · se utilizó, no solo como una sitor una sensación de seguridad casi sonarnbúlica en
fuente de belleza, sino, lo que es más importante, la creación, con la pr,e cisiión consiguiente y las más
como el medio para distinguir las características for­ delicadas difevenciaciones de los elementos consti­
males. ·Por ejemplo, para el final, únicamente se con­ tutivos.
sideraba adecuada la consonancia. Las funciones Ya nos tengamos por conservadores o vevoludona­
estabilizadas ,r,equerían distintas sucesiones armó­ irios, ya compongamos de manera convencional o
nicas que las de paso; un puente, una transición, progresiva, ya tratemos de imitar viej os estilos o es­
requerían sucesiones diferentes a las de una codetta ; temos des t inados a expresar nuevas ideas-tanto si
las variaciones armónicas podían realizarse lógica e somos o no buenos compositores-, hemos de conven­
inteligentemente, siempre con la debida considera­ cernos de la infalibilidad de nuestra fantasía y creer
ción hacia el sentido armónJ.co .fundamental. El cum­ en nuestra propia inspiración. No obstante, en la
plimiento de todas estas funciones-comparable al mente de todo artista surgirá el deseo de vigilar de
efecto de la puntuación en fa construcción de frases, manera consciente los nuevos sistemas y las nuevas
a 1a subdivisión en oraciones y a la vecopilación en formas, y taimbién doinscientemente querrá conocer
capítulos-apenas podía garan t izars,e mediante acor- las leyes y reglas que rigen esas formas' que él con-
146 147
cibió «como en sueños ». Firmemente convencido de.
tales sueños, .la seguridad de que esos nuevos sonidos
obedecen a las leyes naturales y a nuestro modo de
pensar-la seguridad de que el orden, la lógica, la
comprensión y fa forma no se presentan sin que obe­
dezcan a tales leyes-impulsará al compositor por la
ruta de )a ,exploración. Debe encontrarse, si no con
leyes o reglas, por lo menos oon sistemas que justis
fiquen el carácter disonante de esas armonías y sus· EJEMPLO 1
correspondientes sucesiones.
E.J ,ejemplo 1 muestra que la serie básica ( « basic
set» = BS ) comprende intervalos variados. Nunca se
V deberá llamar «escala», a pesar de haber sido ideada
p:;u-a s�stituir algunas de las ventaj as unificadoras y
Después de muchos intentos infructuosos durante formativas de la escala y de la tonalidad. La escala
un período de doce años aproximadamente, senté la es fuente de muchas configuraciones, partes melódi­
base de un nuevo prooedimiento de construcción mu­ cas, o de las mismas melodías, de pasajes ascenden­
sical, el cual me pareció apropiado para reemplazar tes o descendentes, e incluso de arpegios. De manera
esas difer,enciaciones estructurales que anterior.roen, parecida, las notas de la serie :básica producen ele­
te estaban determinadas por •l as armonías tonales,. mentos similares. Desde ,luego que las cadencias oca­
Llamé a este procedimiento, Método de composi­ sionadas por Ia diferenciación entre las armonías
ción con doce sonidos, con la sola relación efe unQ principales y subsidiarias es muy raro que se deriven
con bt1110. de la serie básica. Pero algo ,distinto y más impor­
Consiste este método, principalmente, en el empleo tante se origina de esta última, y con una regulari­
exclusivo y constante de una serie de dooe sortjdos dad comparable a la regularidad y l, ógica de la armo­
diferentes . Esto significa, por supuesto, que ningún nía primitiva : la asociación de sonidos en las armo­
sonido ha de repetirse dentro de la serie, en la que· nías y sucesiones de estas se halla regulada ( como
estarán comprendidos todos los correspondientes a la foego ,s e verá ) por el orden de aquellos sonidos. La
escala cromática, aunque en distinta disposición. En serie básica oficia a la manera de un motivo. Esto
ningún aspecto existe identidad con aquella ( 1 ) , explica por ·qué tal serie ha de ser i deada nueva para
.
cada p1eza. Este ha de ser el primer pensamiento
( 1 ) Es curiosa y equivocada la manera en que muchas 'creador. No importa demasiado el que Ia serie apa­
;personas hablan del «sistema» de .fa escala cromática. Lo mío irezca o no en fa composición de manera inmediata
!no es un sistema, sino tan sólo un método, lo cual significa
un modus de aplicar regularmente una fórmula preconcebida.
como tema o melodía, el que tenga o no tal carácter
El método puede ser ( pero no lo es imprescindiblemente) �, el aspecto del ritmo, frase, construcción, expre­
una de las consecuencias de un sistema. Tampoco soy yo el s1on, etc.
inventor de la ·escala cromática; alguien más debe de haberse
ocupado en esta tarea mucho tiempo atrás.
Por qué la serie ha de contener . doce sonidos dis-

148 149
tintos ; por qué ninguno de ellos ha de repetirse de EL ESPACIO DE DOS O MAS DIMENSIONES EN
manera demasiado inmediata ; por qué-en oonse­ EL QUE SE REPRESENTAN LAS IDEAS MUSICA­
cuencia-solo debe utilizarse una sola serie para cada LES, ES UNA UNIDAD. Aunque Ios elementos de es­
composición . . . Las respuestas a todas estas incogni­ tas ideas aparezcan •separados e independ�entes a Ja
tas me llegaron paulatinamente. vista y a1 oído, revelan su verdadero significado so­
Al tratar de tales rproblemas en mi HarmoniJ.efJehre lamente a través de su cooperación, al igual que una
,( 191 1 ) , recomendaba evitar la duplicación de octa­ palabra aislada no puede expl'esar un pensamiento
vas ( 1 ) . Duplicar es acentuar, y un sonido marcado sin relacionarla con otras, Todo lo que acontece en
;puede interpretarse como fundamental, o incluso co­ �ualquier .Jugar de este espacio musical tiene más
mo tónica ; evitemos Ias consecuencias de esta falsa que un efecto local. Actúa, no solo en su propio pla-
interpretación. Sería per,turbadora hasta la más dé­ 1110, sino también en otros planos y direcciones, y su
bil reminiscencia de .Ja anterior armonía tonal, pues influencia alcanza hasta los '1ugares más distantes.
produciría una falsa impresión expectante de reso­ Por ejemplo, el efecto de la subdivisión rítmica pro­
·luciones y continuidad. El empleo de una tónica es gresiva, a través de lo que yo denomino «tendencia
decepcionante si no está fundamentado en toda la de las notas más breves » a multiplicarse, puede ob­
relación de la tonalidad. sel'varse en todas Ias composiciones clásicas.
La utilización de más de una sede no fue adoptada En consecuencia, la idea musical, aunque esté cons­
por razón de que, en la serie siguiente, uno o más tituida por mdodía, ritmo y armonía, no es una cosa
sonidos se repetirían con demasiada proximidad a la ni otra tomada aisladamente, sino las tres en conjun­
anterior. De nuevo apareoería el peligro de conside­ to. Los elementos de la idea musical están parcial­
!rar como tónica a la nota que se repitiese. Además, mente incorporados al sentido horizontal en forma
quedaría aminorado el efecto de unidad. de sonidos •sucesivos, y en parte s,e hallan en el sen­
Justificado actualmente p or su histórico desarro­ tido vertical como sonidos simultáneos. La mutua
llo, el método de composición con doce sonidos tam­ relación de los sonidos regula Ia sucesión de interva­
poco está exento de fundamento estético y teórico. los, así como su asociación en armonías ; el ritmo
Por el contrario, este fundamento es el que lo eleva, 1.regula la sucesión de los sonidos, como también la
por encima del ,simple artificio técnico, a la impor­ de fas :armonías, y organiza el fraseo. Esto explica
tancia y categoría de una teoría científica. por que, como luego se verá, la serie básica de doce
La música no es solo una de tantas clases de diver­ sonidos (SB) puede utilizarse indistintamente en
sión, sino la representación de las ideas del poeta y cualquier dimensión, en ,su totalidad o en parte.
¡pensador musical ; estas ideas musicales han de co­ La serie básica se emplea en diversas formas re­
r11esponder a leyes de la lógica humana, y son parte flejas. Los compositores del siglo pasado no utiliza­
de lo que el hombre puede p ercibir, razonar y expre­ ron estas formas tanto como los maestros de la épo­
sar. Partiendo de estos asertos, he llegado a las si­ ca del contrapunto ; al menos, rara vez lo hicieron
guientes conclusiones : de manera consciente. No obstante, existen ejemplos,
de los cuales quiero citar tan solo uno del Cuarteto
(1 ) Como me ocurría con mis primeras composiciones de
este estilo. de Cuerda en Fa mayor, Op. 135, de Beethoven :

150 1 51
Bednoven . Cvará:to o¡,. t3S, 4g tú,m,b<>

,ír�·qp r 11 J1 r J_ , 1- i J Ir J 1
b-
Jaln,dvcci.ó,,. .All& gro

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1 1 etc. _
� �
EJ EMPJ_.O 2
r '1 í 1
La forma original, a, «Muss es sein», aparece inve r­
tida en b y en tono mayor ; e muestra 1a forma retró­
grada de esta inversión, que vuelta a invertir e n d ,
y, con ia intel.'calación de notas de paso en e, ocurre
·en Ia segunda frase del tema principal.
Nada importa que este procedimiento lo ut ilizara
Beethoven conscientemente o no. Yo sé por experien­
cia que puede ·tratarse de un don recibido subcons ­
cientemente del Supremo Hacedor.

1 52 1 53
me preocupó mucho la ausencia aparente de toda
irelación entre ambos temas. Guiado únicamente por
mi sentido de la forma y por la corriente de ideas,
no me había hecho estas preguntas mientras estaba
componiendo ; pero, como es costumbre en mí, las
dudas me surgieron tan pronto como hube finaliza­
do. Y hasta tal punto llegaron, que tenía ya la espa­
da levantada para asestar el golpe, el lápiz rojo de
censor ,dispuesto para tachar el tema b. Afortunada­
mente, la inspiración no me abandonó, y deseché
aquellas torturas mentales. Cerca de veinte años más
tarde pude ver la verdadera relación. Es de natura­
Jeza tan complicada, que dudo que ningún composi­
tor se hubiera dedicado deliberadamente a construir
un tema de este modo ; pero nuestro subconsciente
obra así, de manera involuntaria. En e, están marca­
das fas notas verdaderamente fundamentales del te­
ma, y en d se ve cómo todos los intervalos son ascen­
dentes. Su inversión correcta, en e, origina la prime­
ra frase, f, del tema b.
Hay que decir que en el siglo pasado tal sis-cern a
era considerado como cerebral, y por tanto, incom­
patible con la dignidad del genio. Precisamente el
hecho de que existan ejemplos clásicos es prueba
evidente de la insensatez de aquella opinión. Pero la
·6 validez de esta forma de pensar está demostrada por
la ley de la unidad del espacio musical, previamente
ht. '-"er.s¿d/l � -+ . -. ---+ establecida y aun mejor formulada como sigue : la
unidad de'l ,etspacio musical exige una percepción ab­

sJ•� -.
soluta y unitaria. En este espacio, como en ,el cielo
de Swedenborg (descrito en Seraphita, de Balzac),
1!10 hay ningún declinar completo, ni derecha ni iz­
EJEMPLO 3 .quierda, ni delante ni detrás. Cada configuración mu­
sical, cada desplazamiento de notas, ha de entender­
Los dos temas principales de mi Kammersymfho­ se primordialmente como una relación mutua de so­
nie (Sinfonía de Cámara) pueden vers_e en el eJem­ lllidos, de vibraciones oscilatorias, que aparecen en
plo 3, en a y b. Después que hube termmado la obra, distintos lugares y tiempos. Para la facultad imagi-

1 54 155
nativa y creadora, las relaciones en la esfera de lo
material son tan independientes de los planos o di­ todo no est_aba todavía convencido de que con el em­
irecciones como Io son fos objetos materiales, en su pleo ·exclusivo de una serie no se produj ese una cier­
esfera, para nuestras facultades de percepción. De ta ��:motonía. ¿ Permitiría la creación de un n�mero
fa misma manera que nuestra .m ente reconoce siem­ suficiente de t emas, frases, motivos, ¡partes y otras
pre, por ej emplo, un cuchillo, una botella o un reloj , formas, todo ello característicamente diferenciado ?
sin reparar en su posición, y lo reproduce en la ima­ Por aquella ép � ca utilicé sistemas complicados para
ginación en todas las posiciones posibles, exactamen­ asegurar la va:r:iedad. Pero pronto descubrí que mis
te igual la mente del creador musical puede actuar �emores e �aS ? mfndados ; incluso pude basar una
u

subconscientemente con una línea de sonidos, sin re­ opera, Afo1J es y Aarón, en una serie tan solo. y me
parar en su dirección, sin reparar en 1a manera en encontre entonces con que, por el contrario cuanto
que un patrón pudiera indicar las relaciones de unos �ás familiar se me hacía esta serie, con ma�or faci­
con otros, que ,seguirán siendo un número determi­ hdad sacaba de ella los temas. De este modo Ja ver­
nado. dad de mi primera pr� dicción obtuvo una es;léndida
prueba. Hay ,que �egmr la s erie básica y, a pesar de
VI el.Jo, se compondra con tanta libertad como antes .

La adopción de mi método de composición con do­ VII


ce sonidos no facilita la composición ; al contrario, la
hace más difícil. Los principiantes que piensan con Ya �e ha dicho que la serie básica se utiliza en for­
ideas avanzadas c!'een a menudo que deben probar­ ma refleja :
Jo antes de adquirir el necesario bagaje técnico. Esto
es un gran ·error. Las restricciones impuestas al com­
positor al obligarle a utilizar tan solo una serie bási­
ca en la composición son tan severas, que únicamen­
te las salva aquella imaginación que haya superado
un enorme contingente de aventuras. Nada se da en
·este método ; sin embargo, es mucho lo que se pide.
Se ha dicho que para cada nueva composición ha de
inventarse una serie especial de doce sonidos. Hay
veces que una serie no se adaptará a todas la!s condi­
ciones previstas por un compositor experimentado,
sobre todo en esos caisos ideales en que la serie apa:-
1rece de inmediato en la forma, carácter y fraseo de
un tema. Puede que entonces se haga necesario recti­
ficar el orden de los sonidos.
En las primeras obras en que yo utilizaba este mé-

156
157
� n el _ ejemplo 5 (pág. 1 6 1 ), la inversión a una quin­
Ret:rc,grc.¿.da.c,·¿,7.,
ta mfenor no cumple tampoco esta condición. Aquí,
el antecedente de la BS, más el de la INVS, se com­
�one tan solo de 1 0 s �nidos distintos, ya que Do y Si
«parecen dos veces, mientras que no fiauran "' Fa ni Fa
sostenido.

VIII

. �n toda partitu�a ánterior al método de composi­


cion con doce somdos, el material temático y arm ó­
nico se deriva principalmente de tres fuentes : de la
EJEMPLO 4 tonalidad, del mo,tivo básido (que a su vez está vincu­
De la serie básica se derivan automáticamente tres l � do a la tonal� dad) ,Y . del ritmo (que se halla implí­
cito ·en el motivo bas1co ) . El pensamiento del com­
series adicionales : 1 ) la inversión ; 2 ) la retrograda­ po� itor estaba por completo obligado a permanecer
ción, y 3 ) la inversión retrógrada ( 1 ) . El empleo de SUJeto de manera inteligible a la raíz centralizadora.
estas formas reflejas corresponde al principio de
La composición que ,dejara de cumplir con estos re­
percepción absoluta y unitaria del espado musical. quisitos se consideraba como « de aficionado » ; sin
La serie del ejemplo 4 está tomada del QuinUto di
Viento, Op. 26, una de mis primeras composiciones embargo, no se consideraba «cerebral» aquella otra
en este estilo. composición que se acogiera con toda rigurosidad a
Posteriormente, en especial en obras de mayor am.­ tales re�las : �or el contrario, la facultad de cumplir
plitud, cambié mi idea original cuando fue necesario, estos prmc1p10s de ,manera instintiva era tenida co­
con el fin de observar las siguientes condiciones : mo natural condición del talento.
( ver pág. 173) la inversión de las primeras seis Epoca vendrá en que la capacidad de confeccionar
notas a una quinta inferior, el antecedente, no pro­ el material temático fundándose en la serie básica de
duciría la repetición de ninguna de ellas, sino que doce sonidos, será requisito indispensable para con­
introduciría las otras seis notas de la escala cro­ seguir la admisión en las clases de composición del
mática que hasta el momento no se habían incluido. conservatorio.
De este modo, el consecuente de la serie básica--'So­
nidos 7 al 12-comprende las notas de esta inver­ IX
sión, pero en distinto o:riden, claro está.
(1) BS significa «Basic Set» ( que hemos traducido por Las posibilidades de adaptar los elementos forma­
«Serie Básica.-N. del T. ) . INV significa inversión de la Se­ l�s de la música-melodías, temas, frases, moti,vos,
rie Básica; INVS, INVS, INV3, INV6, significa inversión de figuras, acor.des-a una serie básica son ilimitadas.
:En las páginas siguientes analizaremos algunos ejem-
8 .a, de 5 .", de 3.a menor, o de 6.a mayor, partiendo de la nota
inicial.

158 159
de relieve cación i"as formas reflejas y otras derivaciones, tales
plos de mis prop ias obras, que pondrán sión de como las once tra nsposiciones de las cuatro for�as
. S obs rvar á qu la suce
esas posibilidades e e
pre básicas ; especialmente las transposiciones, al igual
siem
e
sonid os de acuerdo con su orde n en la seri tolerar­ e . e s en los estilos antiguos, sirven
qu e las mod�ll �c1on
. Pued e q izá
ha ,s ido resp etad a con exac titud u
para constrmr ideas subordinadas.
u d del
se una ligera digresión de este or den ( en virt
qu perm itía algu na va riante en los
mismo prin cipio "Qvuúe Co cte ,,,er,/;,; ·'o¡, 26
ob ra, cuan­
e
antiguos estilos ) en la parte final de una 1 2. 3 "1 5 • � 8 9 10 11 1:1
fam i1iar al oído . Sin em­
do la serie ha llegado a ser sería
bargo, al prin cipio de u na piez a esta digr esión
noto ria.
ej em-

A menudo se divide la serie en grupos ; por de
__,
s, o en tres g pos
plo, en dos grup os de seis nota
ru 1,
os d tr s nota s. Esta agru ­
cuatro, o en cu atro grup e e
egu­
na
pació n sirve prin cipalmen te para prop orcio
r r

a la distr ibuc ión d los soni dos. Los soni dos �


laridad e
así de
odía se sepa ra!!-
que 'Se emplean para una mel
1,
acom paña mien to, para las ar­
los utili zado s para el la na­ • 4t
acor des y voce s requ erido s por
mon ías, o para
umento,
>t:uraleza de la instr umentac ión, por el instr la p ie­
EJEMPLO 5
circu nstan cias de
o por el carácte r y demás El ejemplo 5 muestra la s eri e básica ( con sus in­
rro­
za. Esta distribución puede ser variada o desa v�_rsiones a la octava y quinta) d e mi Quinteto de
rdo con .las circu nstan cias, de mane ra
llarse d e acue o l- vento, Op. 26. En muahos d e los temas d e e sta obra
análo ga a los camb ios d e lo que yo d nomi no « Motiv
se utiliza sencillamente el orden de una dé las for­
e

del acom pañamiento». mas básicas.

La abundancia ilimitada de posibilidades impide


una exposición sistemática d e ejemplos ; utilizare­
mos, por tanto, un proceso algo arbitrario.
En el caso más sencillo, parte del tema, o incluso
todo él, consiste simplemente en el ritmo y fras e o
qu e se da a la seri e básica y su s derivados, esto, es,
las formas reflej as : inversión, retrogradación e inver­
sión retrógrada. La pi eza comienza generalmente con
fa propia serie básica, y solo más tar de ,tienen apli-
161
1 60 11
-
uQvud�to de ,ú,ito " ºf'· 26

2 ) • s 6

u l

9
10

etc.

.. s 6
EJEMPLO 7
EJEMPLO 6
El ejemplo 7 demuestra que una misma sucesión
En el tema principal del primer tiempo se emplean, de sonidos puede producir temas · dis,tintos, diferen­
para su primera frase, los primeros seis sonidos : el tes caracteres.
antecedente ; para la segunda frase, el consecuente
de SB. Este ejemplo muestra la manera de construir
un acompañamiento. Como debe evitaI'se la duplica­
ción de octavas (ver pág. 170), el acompañamiento de
las notas 1-6 con las notas 7-12, y viceversa, es una
manera de cu,mplir este requisito.

1 62 163
E n el ej emplo 8, el tema principal del Rondó de es­
o) t e Quin l. elo, se muestra una nueva manera de reali­
zar las ,variaciones -de un tema. El efectuar estas va,
ri antes, no solo es necesario tratándose de formas
extensas, especialmente en los Rondós, sino que tam­
10

&.) bién resulta de utilidad en estructuras más redu�i­


das. Mientras que el ritmo y el fraseo conservan sig­
� 1
nificativamente el carácter del .tema, de manera que
e}
6ea fácilmente identificado, ,los s onidos e intervalos
cambian mediante la distinta utilización de SB y de
., fas formas reflejas. Estas últimas se emplean del
mismo modo que SB. Pero el ej emplo 9 muestra un
procedimiento más complicado.
10

'\

ale.

EJEMPLO 8
164 1 65
Primeramente, se utiliza una transposición de la
retrogradación por tres veces consecutivas para cons­
truir la melodía y acompañamiento de este tema su­
bordinado del Rondó del mismo Quinteto. La voz
principal-el fagot-utiliza tres notas en cada una
de las cuatro frases ; el acompañamiento emplea sola­
mente seis notas, de tal manera, que las fras·e s y las
series se deslizan superponiéndose unas a otras y
produciendo 1a suficiente variedad. Hay una regulari­
dad definida en la distribución de las notas en éste

..
Fa.gol:
y en d siguiente Ej,e mplo 1 0, del Andante del mismo
Quinteto

6 S

t,

EJEMPLO 9
1 67
166
Aquí también l a forma que s e emplea-la SE­
aparece por tres veces ; aquí también algunos soni­
dos aparecen en la voz principal (trompa ) , mientras
que los otros sirven para constituir una melodía,
semi-contrapunto, en el fagot.

,,
<;!vúdeéo de vie,7,éo (<!9(:ienz¡,o)

� $.. (h. !,,._

--
��

=-
'='

e) -
4 's
8
6 7
9
Sen,."e,

-
11

--.; "i�
1 5

-- ..- - __
.J

fp- ,,

�j_
2.
' .
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,1 1 1

..
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10 6
11 . ,..,_ L •
1

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3
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9 '-"
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.
etc:.
1,J
-
7
n----
u.
rl. etc . i t...:.. i.. ...
10

�·
'
� y

'· l. 1 1 1
u.
9 l
EJEMPLO 1 1
EJEMPLO 1 0
En el Scherzo de la misma obra (Ejemplo 1 1 ) , el
tema principal comienza con el cuarto sonido, des­
pués de haber empleado el acompañamiento los tres
sonidos precedentes de la SB. El acompañamiento
1 68
1 69
o) . com¡,a.ses 88 94
8
Qvúit-e to cw vieato (Zº t<.emp Suite. O,:, Z5
'.

7 �-
6

. I • � : ! s S B (tra.=¡,oréada- vil.a. 7vca.éa. c:t,;sm.úwtda,,

-- · -
IR SB

1 :1.
-- U 10
9
'
f (tran.s¡,ort:ada. wia_ c¡vir,ta d,sm,,,u,ida) :

etc
I

EJEMPLO 1 2

día, p ero
utiliza aquí los mismos soni dos que la melo
nunca a la ivez.
rsión ret�ó-
En el Ej e mpl o 12, ·la inve rsión y la inve
oont apuntíst:? º
grad a se combinan en un conj unto
r
era igua l a la elab arac1on
que s,e resuelve de man
del Rond ó.

XI
EJEMPLO 1 3 y 1 3 a
Naturalment e , el re quisito de utilizar todos los
sonidos de la s er ie se cumple tanto si aquéllos apa­
re cen en la m elodía como en el acompañamiento. . La SB, así como la inversión, se transporta al irt\'
Mi prime r a obra más extensa en est e estilo, la S U:i � t e rvalo de quinta disminuída. Esta sencilla precau­
para Piano, Op. 25, ya saca provc�o .de esa pos1b1- ción hizo posible el empl e o, par a el Preludio d e esta
lidad, ·se gún se ,verá en ejemplos s1 �1ent� s. Per o el Suite, d e SB para el tema y d e la t r ansposición para
temor a la duplicación de octavas me mduJ o a tomar el acompañamiento, sin tener que duplicar octavas.
una especial precaución.

170 171
'
Su de, Op. :l,S, G c w o fte orden es una irregularid ad que puede j ustificarse de
dos maneras. La primera ha sido mencionada ante­
S 8 � :'\ . riormente : puesto que la Gavota es el segundo tiem­
po, la serie resulta ya familiar. La otra j ustificación
l. � 3 ,s e fundamenta en la subdivisión de la SB en tres
grupos de cuatro sonidos. Ningún cambio se registra
etc. en estos grupos ; por otra parte, están tratados como
s.i fuesen pequeñas ,series independientes. En este
proceso aparece una quinta disminuida : Re bemol-Sol,
Suite, Op. �S. lntermezzo o Sol-Re bemol, Ios sonidos tevcero y cuarto de cual­
quier forma de la serie, y también hay otra quinta
SB
disminuída determinada por los sonidos séptimo y
octavo. Esta similitud, actuando de manera relatiw,
permite el intercambio de los grupos .

.nr

Su ite, Op. :JS, Trio

. ..
EJEMPLO 1 4 y 1 4 a

Pero en la Gavotte ( Ejemplo 1 4 ) y en el Interm:ezzo '


.
( EJ emplo 14a ) el iprobl<ema se resuelve con �l, pnme r
. . o : la selecc 10n sepa-
proced 1m1ento arriba mencionad . , n f orma1 resp ecti:va ,
ra da de sonid os para su func10

'1
melod ía o acompañamiento. E n am . bos. . casos , apare ce
dema . siado inmed iato el grupo de somd os ?-1�,, en la
. r da , despu és d e 5-8 Esta desviac1on del
mano 1zqu1e EJ EMPLO 1 5 y 1 5 a

1 72 1 73
En el M inue t o de la Suit e para
Piano ( Ej e mp lo o repr o duci e ndo la armoniz ació n de dis,tint as fo rmas :
c el ,qui nto so nid? , mien­ a veces, estos pro cedimien tos oscure c en la pre sencia
1 5 ) la mel odí a c omienz a on
más tar de , emp ie z a con del c ontenido, hasta ll e g ar a anul arlo en ocasiones.
tr a s que el a c ompañamient o, .
Ha de admitirse que l a m ayorí a de lo s c onj untos
el primero .
mplo 15 a ) e s un ca- orque stale s no contribuye a l o qu e el artista llama
E l Trío de este Minue to ( Ej e
r cia entr e las no t a s l argas c olor si n mezcl a , sin ruptura. La infantil p r eferencia
non, e n el qu e l a dif e en
octavas. . . del oído primitivo por e l colorid o , ha hecho mantener
y brev e s ayuda a evi1t ar l as s, �
ida de tale s cá n o:n e s e imi tac1 0ne instrumentos imperfectos en la o rqu e sta, a c ausa de
La pos ibil d
h sid gran dem ente esti ­ su individualid ad. Inteligen cias inás dura s se resis ten
incluso d e fugas y fugatos ,
a o

· e st est l . Des d e lueg� , a la tentación de Uegar a int oxicarse con el col o r, y


ma da p o r los an alist a s de e � � .
,tan d�hcil el no �uph­ prefieren dej arse convencer fríamente por 1a tran s­
p ara el principi ante quiz á sea
compositor es mediocres parencia de las ideas cl aramente recortadas.
car o ctavas com o p ara los
alel as en el � stilo «,t o n al» . El no duplic ar octavas presupone automática­
fo es el evit;r l as oct avas par
r « ton al » tien� aun �ue men t e el empleo de armonías r o tas, qu e t ant o c ontri­
!Pe ro :mientra s el comp o sito
son anc i a s o disonanci a s buyen a e se agradable efect o que h oy en día es llama­
c onducir l a s par t e s h acia con e s o­
e tr a� aj a co n d?c do « s on oridad». Como en mi educación prim aria hube
pre scri tas, el compos itor qu .
hbe rta�
apa nen ci a es a de toca r y escribir música de cámara , hace tiempo
nidos inde pen dien t e s posee en ,
end : « tod est a p ermi­ que mi estilo de orquestació n se convirtió en cl aro
a qu e muc hos aluden dici o ? .
e p e rmitido -� las do s y transp arente, a pesar de las influenci a s cont e mp o­
ti do ». « Tod o» l e s h a sido si empr a los
e str o s, y t ambi e n ráneas . El es tar pr e dispuest o ha cia lo peor parece ser
clas e s de a rtis tas : a ,l o s ma p
m n r d e com oner más inteligente que el t en e r pue's ta s las esperanzas
ignorantes . Sin emb argo, est _
a a e a

la mis ma que e n el c on tra­ en lo m ej or . Por tanto, r ehusé tod a op o rtu ni da d, y


en esti lo imitativo no es _
uno de los me dios de mediante unos ligero s cambios , const ruí la s e de bá­
punto. S e tr ata s o lamente de o r­
o h e rente, o voces sub sica de manera que su antecedent e (ver pág. 1 5 8 ) ,
añadir un a comp añamient o c ª
a cuy o c ráct er Y1: dan comenzando c o n una terce r a meno r baj a, que daba
din a das, al tem a prin cip al,
a
.
l o c on mayor mte n
sida d. invertido en ilos seis sonid o s rest antes de la escala
de es t a forma p ara expres ar
cromática.

XI I

La seri e de mis Viariacion


Jeis para Orqu esta, Op. 3,1 ,
16 a.
se muestr a en el Ejemplo
ha de comprender n�ces a­
La obra par a orquesta
des tin ada a un conJ unto
riamente más voc es que la
s compos itore� - �e arreglan
meno r. Des de luego, mucho
de voc es rep1t1endolas en
con un reducido número s, cort ando
t os, o en octava
diversid ad de ins t rumen
175
174
Vr..z.r¿a.. cWne.s _. o¡.,. 31
SB 1. :i. 3 4

-,

10 ., 6
9 " 5-�t========
-
I� vloüaes

tJ I I i. ..· ·:¡=::· q � I +:: 1 � !,� ':'\�-
ti
1 l. 1 3 4 5 " '1

,., : i t1 ,a b -.. · :j::; g· ,�·


e) -e::.. ==- pp
') 10 n 1:1.

EJEMPLO 1 6 a, b
176 177
12
A:demás de esto, hice . también bastante uso de un
artificio, sacado del contrapunto doble del décimo y
Va.r¿."a. ct.,O'n., V

duodécimo sonidos, que permiten fa adición de ter­


ceras paralelas a cada una de las partes compren­
,dtdas. Transportando SB una t ercera superior . ( SB )
e INV una tercera inferior ( INV3 ) , obtuve dos for­
mas básicas ,más, que a su vez admitían añadirles
terceras paralelas.

etc.

]. {tranJJp)
1,

EJEMPLO 17

En la primera Variación ( Ej emplo 17) utilicé a


menudo este sistema, pe ro no tanto como había pen­
sado. Muy pronto me percaté de que mis precauciones
eran innecesarias. De los siguientes ej emplos, elegi­
dos al azar para explicar otras peculiaridades, en E J EMPLO 1 8
ninguno aparece la adición de terceras paralelas. E l motivo d e l a Quinta Variación está basado en
· Después de una .introducción en que se revelan los una tra1:sposició � de la INV ( INV8 ) . Hay aquí S!;!ÍS
sonidos de SB de su INV3, entra el «Tema» de las formas mdepend1entes, oon,s.truídas utilizando sola­
· Variaciones (Ejemplo 16). Construído en forma ter­ mente una s·erie y que comprenden únicamente las
naria, s e emplean los sonidos de SB y de sus tres primeras dos partes ; continúa este proceso y discurre
derivaciones, por orden riguroso, sin ninguna omisión por cauces que ofrecen variedad en cantidad satis�
ni añadido. factoria.

178 179
Var.:auó12, Y/
//1

EJ EM PL O 1 9
ido
Variación está constru
E l motivo de l a Sexta ) . Co mp ­
de la INV ( INV6
con otra trans po sición
ren
con do s for ma s
contrapunto
de una combinación <le en
liz an do alg unos sonidos ,de la INV6
melódica s, uti Esta com bi­
l a segun da vo z.
la voz aguda y otros en n nú me ro de formas, las
gra
nación permite ob ten er las exigencias
ial para todas
cuale s constituyen mater la inv e sió n de am­
es. De
de la téc nica <le variacion form as (E jemplo 20 a) .
r

s
ba s voc es res ult an nueva ­
bié n otr os cam bio s de sus posiciones corres
y tam lo, la imita ció n can ón ica
pondientes, com o, por ejemp
( Ej emplo 20 b ) .

EJEMPLO 20 a, b

181
180
Nunca ,debe o lvidarse que lo que aprendemos en la svedad es esenci al para el talento» ; a muchos, la ex­
escuela sobre historia es •verdadero tan solo en . la tensión les parece lo esencial del sonido. Solo lo ad­
medida en que no haya de mezclarse con creencias mi ten si tiene una duración relativamente larga. ·
de tipo p olítico , filosófico, o ,de otra clase, 'en cuyo Es cierto que en mi múska cambia el sonido a cadá
interés suelen narrarse, matizarse o arreglarse los fase de l a idea ( emocional, estructural, o de otra
hechos. Lo mism o acontece con la historia de la mú­ clase ) . T ampoco es meno s cierto que estos cambios
sica, y aquel que · ingenuamente crea todo lo que se ocurren con una sucesión más rápida de lo normal,
le cuente-trátese de profesional o de p rofano-no y confieso ,que por ello es más difícil el percibirlos
tiene defensa p osible y habrá de tomarlo tal como se de manera simultánea. En la Séptima Variación se
le da. Desde luego, ya sabemos que las conj eturas de encuentran precisamente est o s ob stáculos para la
unos s on mej ores que las de otros. comprensión. Sin embargo , no es cierto que la otra
Pero, p or desgracia, nuestros histori adores _ no �e clase de sonoridad sea extraña a mi música.
encuentran satisfechos con recomponer la h1stona Los rápidos camMos de sonoridad en esta Séptima
del pasado ; quieren también establecer la hist �ria Variación la hacen difícil de apreciar para el oyente.
del presente de acuerdo c on un plan preconce�n�o. La floritura de la parte del fago t sigue durante algún
Esto les obliga a describir los hechos oon la umca tiempo, mientras que la instrumentación de las armo­
exactitud de su punto de vista, a juzgarlo s con arre­ nías en corcheas cambia rápida y continuamente.
glo a su modo de entenderlos, a sacar conclusiones
erróneas de premisas equivocadas, y a mostrar su
visión nebulosa de un futuro que so1o existe en sus
imaginaciones retorcidas.
.,
Más que divertirme, me irritó la observac10n cn­,
<t:ica de un Dr. X, que dij o que yo no me preocup ab a
del <<Sonido ». ·
El « s o nido», antes calidad digna de la música im- efe.
portante, ha sufrido menoscabo en su significación
desde que trabaj adores habilidosos-los orquest�­
dores-lo han manej ado con la intención clara y defi­
nida de utiliz arlo como pantalla detrás de la cual
no se aprecie la ausencia de ideas. Antes, el Sonido
era l a irradiación de la calidad intrínseca de las
�deas, tan podero so como para atravesar la c orteza de
[a form.li.. Tal irradiación ,solo podía darle hiz, y en
-. a , 10 u u u u10 , s ,
este aspecto, la luz no es otra 5osa que la idea.
Hoy en día, al sonido se le asocia raras veces con
la idea. Las mentes superficiales, sin preocuparse en
asimilar la idea, ,p erciben tan solo el sonido. «La b re-

t82 183
,, SB

.,

"
1 ei"t!,,
fj 1

W'�q.. _-/

.. �

EJEMPLOS 21 , 22 23, 24,


Los Ejemplos 21-24 ,demuestran como de una serie
pueden derivarse múltiples caracteres temáticos. Se
han utilizado, por supuesto, distintos métodos. Cree­
mos interesante indicar que en el Ejemplo 25,

1 85
1 84
EJEM PLO 25
en homenaje a Bach, las not
( Bb , A, C, B : que en alemá as Si bem ol, La, Do, Si
n se
han intercalado com o con tra pro nu nci a « BACH ») se
pun to adicional al des­
arrollo tem ático principal .
La mayor ventaja de este mé
con doc e son ido s estriba en su tod o de compos ición
forma muy convincen te exp efe cto unifica dor. De
eri
H -- de hab er acertado a -dar con menté la satisfacción
esto
sió n p rep ara ba a los can tan tes cua ndo en una oca­
par
ció n de mi ópera Vón Heu,te auf a una rep res ent a­
el ritm o y la ent ona ción de tod Margen. La técnica,
as las par tes era algo
<terriblement e difícil para ello
s, a pes ar de que po­
seían un a gran mu sica lida d.
Per o de pronto se me
acercó uno de los cantan tes
para dec irm e que des ­
pué s de hab ers e familia riza
do
rtod o Ie parecía mu cho má s fác con la serie bás ica
il.
má s cantan tes me dije ron ind Poc o a poc o, los de­
mis mo . Bsto me complació mu epe ndi ent emente lo
chí sim o, y al vol ver a
pen sar en ello encuen tro aún
má s alentadora la si­
gui ente hip ótesis :

186 1 87
ponían
gn er, las óp e ras s<: com
Antes de .Ricardo Wa e pendientes, cuya
. de · piezas ind
·c asi exc1 usw. a, m e·nte 1 a rousi. -
on no
· · par ecía ·ser en abs oluto
mu tua r 1 ac1
cal Personalment e , me
e
niego a creer que en 1 ts nm.
l�
cte n an gso
piezas s e c<;>r:
de� obras ma estras las
UN JUEGO PELIGROSO ( 1 )
p ro-
e

erf icia l de . los .


ncia sup
or medio de fa cohere 1� za
ien tos dra má tico s. Aun cu�ndo est as p ;_ Hay muchísimas categodas de colaboracionistas en
�edim e las p
enos » e�tra1dos d_ º

fa
Alemania y en los. países conquistados. Debemos dis­
fu e ra.n pu ramente .« rell
nm
. d b , d haber .
posito r, algo _ e io e , . tinguir entre los muchos que se han visto forzados
rras obras del propio com ma y de log 1ca
do de la for a colaborar y los ,que Jo han hecho voluntariamente.
que satisficiera el s enti _ alcancemo
ro. · P ued e que nos otr os no Existen otros, además , que sencillamente «han per­
del m est la �¡
udable ,que e�1s.te . En dido el autobús », los cuales hubiesen preferido emi­
descubrirlo, p e ro es ind
a

e care z c a ,de log


1ca, y no hay grar a tener que doblegarse a los man d atos, si no
sica no hay forma qu
. de unidad. . fuera porque ya era demasiado tarde para ellos el
l o' a que care zca su
cr o qu e cua ndo Ric ardo Wagner intr?duJo ll evarlo a cabo. Y también están aquellos cuyo egoís­
. ��
, · to q�e yo mt du- ro
Leit-motiv-can el mismo prop ido mo estúpido les conduce a cree r qu e el mal solamen­
e

decir : « H aga , se l a
os1

pod te aconte ce rá a los demás, mientras que ellos que­


j e mi Ser ie bás ica-hubie ra
darán protegidos . Algunos hici e ron :tan solo lo qu e
unidad. »
s·e les ordenó hace r ; otros actu aron como agitadores
y persiguieron a los que no se mos,traban conformes
con el sist ema establecido, basando su conducta en la
[íne a t e órica del partido.
Si tenemos en cu enta que el capitán d e Carmer.; no
se pretende qu e represente a un cobarde, sino a un
hombre que no hace más que somete rse al argumen­
rto de las armas que se l e e nfrentan; puede decirse
que únicamente deben considerarse au torizados a
fanzar sus reproches contra los coláboradore s obli­
gados, aquellos que a s u ve z no se hayan mostrado
temerosos ante ,la amenaza del campo de concentra­
ción y d e la tortura. Es indudable que existen perso­
nas así.
Es curioso que s ean tan pocos los qu e compren-

( 1 ) Publicado como .p arte de un simposium «Sobre Artis­


tas y :C:olaboracionismo», en Modern Music, XXII, 2, noviem­
ibre-d1c1embre 1944.

1 89
188
dan que la política-un bonito .tópico para conver­ baj o de sub sistencia de
influen c i. a, e
sar-es un j uego peligroso, en el que solo se debe to­ b ast ant. es persona s s; vi eron forzadasd a es tim �ción ;
mar parte cuando se está apercibido rde que la vida ocupac10n , , suf cambia. 1· de
rieron humillaciones .
de uno y la del contrario entran en liza, y se está dis­ �ue�e que no exi sta ningún
mérito en •to .
puesto a pa�ar incluso a este p!'ecio las propias con­ s
vicciones. �ª! ' c:�is }uer tuv�eron que ha cerlo pudie��:���;a:�
' ,., p o q ue o tros no
Los artistas, generalmente, tratan este problema su honestidad, su integr1· dad han . pr�fen· d o proteger
¡ a <:1rga de su deseada lib · · · , s u caracter. , ac ep tan do
de manera tan impremeditada como si fuese pura­ . .
1

ert
mente una controversia sobre asuntos artísticos ; emigrante al igual qu.e aqu . ad como s ufnm1en to de
ellos que no tuvieron otra
exactamente igual que si ,estuviesen discutiendo sen­ alternativ� ?
cillamente «,el arte por el arte » en contra de «la ob­ i Es? sí _ que hub iera sido me
ritorio '
j etividad en el arte». Incluso en esta clase de discuc Me mclmo a decir :
siones puede correr un riesgo la vida ,del participan­ Los ·que han :intervenido c
cos y deben ser tra tados d ?mo . ' . os, son poh,ti-.
pol itic
te. Me p�egunto si Ricardo Wagner sabía que tendría . e igual manera qu e se tra-
que vivir en el exilio como un proscrito durante mu­ ta a los polític os.
chos años cuando, por corrupción artís.tica, partici­ Los que no han :interveni
de cas tigo. do ·de b en quedar libre s
pó en el incendio del Dresden Hoftheater.
Por otra parte, muy pocos de los que han emigrado Pero con side rando .1a . , · .
. e1 as1ca mf enoridad mental
pueden pedir que s·e les honre por su rectitud po1í­ y moral de 1 os. artist as en general, meJor .
Tra tadlos como a mn . . . ,:
dire
tica o artística. La mayoría no tenían otra oportuni­ - os me xpe
L1 am ad los loc os y dej adl rto s
. .
dad para obtener protección, por cuestión de su raza os en lib ert ad .
o la de su cónyuge.. Muchosse han visto complicados
políticamente y otros quedaron afectados por la pro­
clama del « Kultur-Bolschewismus ». Posiblemente no
son tantos los que emigraron de manera voluntaria,
e incluso entre estos «,verdaderos » emigrantes hay al­
,gunos que trataron en firme de Jlegar a una inteli­
gencia con las autoridades y al final se rindieron a
la evidencia.
Y así, a pesar del hecho de que el escaso mérito
personal se una a la ineptitud de muchos para nave-
, gar con la corriente oficial ( Gleichschaltung) , hay
que decir en su obsequio que todos ellos tuvieron que
aband(?nar sus hogares, sus puestos, ,su patria, sus
amigos, sus negocios, su fortuna. Todos tuvieron que·
marchar al extranj ero, intentar la iniciación de una
nueva vida, generalmente desde un nivel mucho más

190
1 91
m ues tran el pun to que
deseo hacer res alta r, en
cas o de la nar rac ión det el
ectivesca sí que se acl ara
hidamernt e : no se pue de de­
aprecia r con jus tez a una
obra de ar,t e si s e dej a
ADIESTRAMIE NTO DEL MEDIANTE LA vagar Ia imaginaci ón hac
o tros tem as, relaci ona dos ia
COMPOSICIO N ( 1 ) o no. Al enfoen tarnos con
orno
la obra de arte, no debem
os pon ernos a soñ ar ; lo
que sí hem os de hacer
es tra tar firm em ente de
tar su significa do. cap­
I
.
Supongamo s que a1 gu n vi s ita l as antiguas edifi­
cacione s romanas o lo s ::mosos cuadro s del Louvre,
II
de P an, s , o que lee un poema de Goethe o un rel ato La « a pre cia c10 n mu sic a
. l » no da con fre cue nci
misrterio s o de ,P_o�. <. C1:ales , serán sus I1eacciones ? es tud ian te mucho más a al
n que el p erfume de la obr
E Roma, qmz a s ue neu�º el podero s o imperio ro- esa em ana ción a ma ner a,
;o a de narcót ico mu sical,
m ano, con los esclavo s q n s truyeron a quell os mo- ataca a los sentid os sin que
. adu efia r,s e de la mente
n umentos, oon 1 os c1u dadanos que acu d'Ian a lo s 3·ue- die que escuche mú sic . Na­
a pop ula r que dará sat isfe
go s p�..1, bl"ic o s . En el Louvre, t ambién puede sucumbir con tal im pre sió n. No exi cho
. a ., U ª intura reli gio s a l·e recor,da_ra,
ste nin guna dud a ace rca
del
su mo n1en to en que un a
p ers ona com ien za a goz
n arrac10nes e s cultura mitológica le m­ ar de
a i� m '�����at 1 ' 1� .
una can ció n o de un a
dan za. Es cuando empie
ag

ducira · , a pen s a r en el p agam s m 0 · Al leer el poema de can tar o a silb arl o : en za a


. otras palabras, cuando
Goethe ' l o a soCi ara, con 1 ª vida de este gran homb re . de rec ord ar Ia me lod ía. pue­
Si se aplic a est e criter
Recordando las Cuztas · de Werther, segu1r · a, pensando mú sic a ser ia, se ,verá io a la
claramente que no debere
en l a ópera Werther, de M a ssenert, quien rt ambién és- contenta rno s con su mos
«pe rfwne» tan sol o, aun
cribió Manan, más del agrado suyo . . . llevem os en 1a im agi naci qu e lo
ón.
n bello sueño ! E l pri me r paso hac ia
. Ia comprensi ón es rec
l , h ara. , .m.uy bien es te soñador si no se re:. •1ste a Ia_s
.u
y Para comp ren der un ord ar .
. . . . '. a fra se tan sen cill a
Pero es ta misma actl- m esa es red ond a », hay com o « la
q ue tene r la mesa en
::�:ªtl��
ileyendo ::: n::j
a to��: l��; e gin aci ón . Olvidemos la
me sa y sol o que dará
la ima..
el «per­
g

un rel e m���fis . ��ª:!a: c::c�:::: fum e » de la frase. Los aco


. ntecimien tos his tóricos,
más o meno s relacionado s , aunq , ue. sean bellos e in-· bio gra fías de au tores las
. e intérpret es, lqs ané odo
teresantes, <.PO dra, conoentrarse y recor,d ar 1'. o.s deta- su vid a, sen tim ent ale s, tas de
hu morísticas, interesan
Hes que o cult ªn y a .l a vez reve 1 an ·q·uiº e'n es el ases ino ? ins tru ctiv as, pu eden ser tes o
. . , 1 all l s u vir para p:eirso nas qu
No e s tan import ant,e e h ar a ol ción de tal e s ·. otr os asp ect os se muest e en
. . ren sor das a los efe cto
e
crím nes. iPero si bien lo s pnmeros e3emp . los no mús ica . Pero de nada val s de la
e tod o ell o a qu ien se
pen etr,e y retenga su con com­
tc'Ilido.
De s d e lue go, la mejor
manera de adiest ra r mu
s í-
(1) Modern -Music, XXIII, 3, 1946.

192
13
193
muy apetecible est� _posibilidad y, por supuesto, no
o �o -posible a la
calmente d oíd o es ,sDmeterlo tod music al se pro· entra �n los proposrtos .,de la enseñanza teórica el
eri . La cult u a
audición de música •s te 1eyer a , int�r­
producir una s �bresaturación de compositores inde­
a r

pagaría más ápid ame nte si la gen seable s . Aun as1, todo buen músico debe somete rse
ica con mayor m­
p retara o tan siquier a oyese mú
r
s
amp lia familia- a este a �liestra1!1iento. ¿Cómo habi:;emos de disfrutar
tensida,d que lo hace hoy en día. Una con un � uego s1 no conooemos :sus detalles más refi­
, s eria es el 11eq uisi to fundamen ·
1·ida d con la música nados, s1 no sabemos en qué mon1ento h ay que tirar
aun esto es insu­
tal p ara adquiri r esta cultura . ,Pero a ras '�ª pelota y en qué otro hay que echarla por
miento del oído .
ficiente si ,se carece de un adie stra ª ! to ; ,s1 �o tenemos una idea de su táctica o estrate­
en un :sentido estric­
El adie stramiento del oído , y en los co­ gia ? Y, sm emb argo, hay intérpretes que ni siquiera
elas sup erio res
to, se practica en las escu des ar rolla­ conocen l� construcción nana y sencilla, ¡ sin hablar
os exce lent es. Se han
legios, con resultad e con l a s de las sutileza s de las pieza s music ales !
acun
do buenos métodos, pero, al igual que mus icale s, Comprender los detalles refin a dos del juego�est o
aspe ctos
técnicas de enseñanza en ot1ros y hast a cier­ es, co1:1-pr,enderlo en su totalidad-requiere una pre­
do abs t act s .
han lleg ado a ser demasia par a c10n complet a . La armoní a , el contrapunto y la
r o
el prop ósito
to punto han perdido el contacto con r, pero no forma, son cosas que no es necesario enseñar tratán­
adie stra do 1tien e su valo
origin al. El oído tas al s,en­ dolas como r� as de la estética o de la historia.
tanto si de él se han abie rto antes las pueric al. Como Unos cuantos eJemplos servirán para most rar ¡0 ma­
sam i, E mto mus
tido de la audición que al pen nera en que ,este adiestramiento puede llevarse a ca­
dios teóricos ,
la a rmo nía, el contrapunto y otros estu bo oon mayor éxito.
en sí mismo,
el adie stramiento del oído no finaliza Si el estudiante de armonía no solo escr1·,b·e sus eJer-
que con duce a la musicaJi,dad . . .
sino que es una ,etapa c1cios, smo que los toca a continuaJCio' n, h ara, que su
perfecta. ,
01 d o. se famihance . . . con numerosas circunst ancias. S e
¿P ara qué
A menudo escuchamos esta p¡regunta : « ,
percatara d e que los acordes s e utilizan en posic· ,
com posi ción a pe11s onas que no han
ha de ense ña r se estu­ f�ndam� tal o en inversiones, y de que existe ���
a de
de volver a intentarlo desp ués de su époc la diferenci � de gravitación esti:;uctural entre eillos. y
dota das p
diantes, a personas que no están cuando oiga una fe rmata dásica sobre un aco rde de
ara
lsos de est clase , y para
creación ni sienten impu a
exp r es ar cuarta y ,s exta, no aplaudirá• ya ·qu· e sabr a, que este
quienes resulta una pesadill a el tener que . .
su ima- no p_uede ser el final de Ia pieza. Incluso el muy en­
algo en un lenguaje completamente extraño a .
tendido �uede tomar ,el f'.inal de l a primera sección
ginación?» de una smfoma , por el final del tiem
que a po. corre spon-
.Est a es la contest ación : exactamente igual d
. .
. 1,ente, s1 no está en antecedentes de "'as funciones

ª·
, d ibuj r, a pint ar, a escri bk
cualquiera se le enseñ a
p osi­ estructurales de la tonalid a d. En algunos casos , una
es
a
n
a
un ensayo o a dar un conf erenc i , tamb i,é . _ .
esca­ cadencm enganosa es 1gualmente mal entendid
a

b1e hacer que personas que :solamente p osean


a
. .
c l, la utilic en El so1 o conoc1m!ento de la armonía no ·bast · · · a pfila
sas dotes p ara la composición musi .
corregir tales errores. H acen falta otros estud·10 s que
a
dad. L pers pect iva de te­ .
como oultivo de l a sensibili a
hace afi a.ncen aquel y lo amplíen hasta de3· arlo armiga · d.o
ner que escuch ar · l a s músi cas que escri b a n, no
195
194
obj eto la beHeza . . N o ,existe belleza en ocho co mpa­
s11: pre ­ ses porque s e an ocho ; ninguna belleza se echa en
..
firme me nte. e. n e1 .m . st'into . Inclus o petsotias r las falta en -diez. La as1metría de Mozart n o es menos
. ' al guna ·p u eden .ap r en.der a" dis ti gm
par ac1 on
n
_ . . a a
P r ué hab r ía de escrib i rl� s beHa que la simetría de Beethoven. La función
pa,rtes modulato na s. de p od uc ir ni n gun principal de la fo rma es hacer avanzar nuestra com­
G hub 1:�e ran
as1 el com.p.o si· 1: .r . s i no .co r rien te ? El e studiant e d e ar-
prensión. La música deb e de s e r un goce. Es in negable
r

efecto en e ? � l _a co enos , que 1a comprensión es uno de los mayo res plac e res
ndrá i"arobi én , p or lo m
ub i

monía bi e n -�J e�ci tad o t e de los efe cto s de las ar­ que se ofrece a los hombres. Y aunque el objetivo
al gún co no cimient o acerca de la fo rma no se a la beHeza, al facilitar la c o mpr en­
ma nía s centrífugas . r o11 la cap aci da
d sión, 1a produce . El manzano n o existe con el fin es­
E l e s tudio del -�o ntrapunto de s� :y e :te que re coge pecífico d e darn o s manzanas, pero no obstante, las
a vo z. E
pa ra ,e scu ch al. ma "c de un eb e produc e .
las r, e ticiones del tern a, da
de un a fuga t an s ol o ;J nía . P ero si rn­ Las formas s on primordialmente entidades desti­
e . mo n oto
larn en tar ver da de rament a
t

afr a rni e n to que s u e­ nadas a expr,e sar las ideas de manera inteligible.
bié n percib e las vo ce s del ::fvo s ll e gar á' a cornp e· Cualquier intento para lograr una expresión propia
len ser seg �u�dos o t erc er �: v e r da cl�r a natural eza de es un pas o muy útil hacia el entendimiento de los
net rarse facilrn ent e c on is· t a. I n clus o en las c o rn­ métodos de ,lo s grandes composit o res. El estudiante
la compo sició n con trapunf deb e- sabe por experiencia que la repetición de una parte
Po sicion es h rno f · as, hay cas o s en lo s qu e tro -
, rne
puede ser, en ocasione s, acertada, útil o inevitabl e ,
,
o
,
o
vo z pn· n c1p · al . Much s
m o s o ir . a1 go mas ,que la Br ahms es t án deter rnin �-
o
y en otras precaria, innecesaria o monótona, y así
zos mu s i cal e s de _ M_ oza r t h­ habrá de considerar el significado de las repetici o nes
rrmónico c on tr ario a la l
do s po r , u:1 movirnient� ina dv ert id pa ra aq en obras ajenas. La repetición, n o si e ndo monótona,
as a
n e a m el o dic a, efe ct o qu
ue
da no t a que
o
i Ca ayuda a desarrollar la idea m u sical. Q uien se haya
e esc uch a � a roe1od'a .
qu e ú n ica m ent
. a es c�i· t a deb e perc:ib ir s e . .1 Q u é pl a- ej ercitado en la s variaciones de l motivo fundamen­
el ma e s tro depr do
ta el enten dido s igu ien tal de sus comp o sicione s, será pr obablemente capaz
cer tan g:a nd e exp enme� violín en un cu arteto de ele seguir una melodía complicada sin tener que su­
las evoluc10 nes ,del . se�un . e adapta al p ri mero, có­ mirse involuntariamente e n 1a ensoñación de imáge­
o

Mo zart ob s erv an do co
_ � o s
' m x,pre sa s impatí a o nes sin importancia.
e , co o e
mo le ayuda o co ntra dic es caracte n, stlc . . a s '. La o rganización d e una pieza es lo que ayuda al
antipatía co n in ter jeccio ,oyente a formar en su imaginación una idea, a se­
n

guk su de sarrollo, �u crecimiento, su elaboración, s u


III destino ,en suma. Si se o s h a enseñado a p one r limi­
·1 ación a vuestros temas, a distinguir las ideas subor­
. emi: los quizá hayan ·d a:d0 ya una idea, so- dinadas de las fundamentales, a combinar i1a fluidez
Es to: e.1 . lograr se a trav es dªe:. con la expresión brillante, a dividir con claridad en
ub iera P o dido
br e cu ant o m a s h _ . . . y de l a· orque s ta- partes ,lo ,que no puede concebirse indivisible, sabréis
u n estudio com
ple to de la forma el uso que habréis de hacer de estas reglas auditivas
ción . i e.ne· p o r
creer que la forma .f
Es un ,gran e,r ror el 197

196
. .
rmu­ r -í sticas de Ias normas ' 1 a.s irreg uland a des_ ' serviTán
c om o s i se, tr atara de fó . ·
en la s obras m aestras, El tema del cuarto t iempo de guía en el agres+-�e .·te r reno de ·las grand es ideas.
,
r.
las que debéis record a 132 , Y hablemos ahora de ·1 a o rquestac·ion. M' , 1 concepto
rte to en La m enor, de Be ethoven , Op. p a­ del color n o es el común. ' . El col or, como fa luz y la
del Cua de diez com .
prendentemente sombra en ,el mu-n do fis1co , expre. s a y 1· . i mita la s for-
e st á .c omp ue sto sor en el dé­ . .
y, lo que es más sorp rend ente tod avía, t sép­
f . .
m as y ,tamañ o s de o ,ºbJ et o �. A veces, es to s elemen-
ses , .
final provi sional con : a t os. sirven de ocultac�on. 'D e 1gual mane • ra , e 1 mus1co
cimo compás llega a un enas re- _ , p . .
m ayor. Un músico ap u t
q m za desee oc l a a º
r l . or eJemplo, es posible
tim a de La me nor : Sol le na
de es,t e si s tema s i no se der que, como si se trata/ ae un quen sast �· e , quiera
con oce rá lo sin gular ren
mo este deben comp ocu:Itar las costuras do�1de se unen la s pieza s . Sin
en seña do que temas co la
, y que deb en fin aliz ar con embargo en térmi .º e ·ale;', _ la luoide� e� la p11in­
tan solo ocho comp a ses pa esto cipal fin;lidad del :;1 Jr �: mu sICa, e_l ob J ehv o de la
Sin embargo, quien se
tó nica , te rcera o quint a. ma en to do momento que orque s tación de tod ' er daiero artista. No quiero
te
adver tirá fácilmente el ser un aguafie sta s ;e;o de ? c onfesar que yo en­
ap are zca en el de ar ollo.
d ríam o s c o mpre
nder l a s va- cuentro algo excesi�o. ese deleite por el c olor·ido. Qui-
s r

Sin reco rd a r, ¿ cómo po positor titula una p ieza zá el arte .de. .orquestar ha U�g.ad O a p opttlarizarse
c om ._ .
riaci one s ? Cuando el darnos d emasiado y s e cre an pieza s interesantes en cuanto
VariaiciJoneis �bre X , es indudable que quiere van .
al sonido ' poi· la m1sn1a •razón que ·S- e fab ncan máqui­
.
est as varia ciones se deri las . , .
a ent·ender que to da s en nas de escribir y p . lum · as eshlograflcas de diferentes
gido. El rtema de Haydn
del tema que ha esco e c olores.
ne una parte en La, qu
Variaciones, de B rahm s, tieiez c omp ase s , s ub dividido
de d
compr en de un perí o d o ería difí­
el primer compá s. S
IV
característic amente en
varia cio nes . Ad emá s , la ter­
cil no advertir esto en las am­ Es indudable que tan , . solo m.1 pequeno porcentaJ· e
nonnal, por cuanto s·e _ ,
cera sección se sale de lo onga ció n. Nadie, a la pri­ de estudia·nte s de· ·mus1ca 1 l�garan a ser c_ omposito-.
, es evi-
plía en rvirtud de una prof s detalles de la técnica res . Los demás n,¡· pu·e der1 m deben
'
· ·. Tamb'1en
·
mera au dici ón, cap ta l o s
fino a r­ dente que mucho s Ua,ma d os compos 1t o r·es Y mu, s1cos
s, las combin aciones de , . '
de var i aci ones de Brahm diversas maner a s con que que mediante al-gun es tudio han ·�d qmndo
, · · . conocí-
monía y con trapunto, fas de cinco lrnentos superficiales , .se atreven a ·J uzgar ,¡ a 1a ,, b or de
es de las s,e cdone s .
trata las irregularidad abs olu ta m ente ne­ '10s b uenos arti stas y de lo s ver� . aderos c11eadores. En
.
e s to no s ea
comp as,e s . Qui zá todo a la musicali­ esto es donde result ª de gran importan · cia· una . act1-
a decuad am ente
ces ado para respon der nstituyt> t u d correcta
. por parte del p rofe s o r. Este debe llevar
h ay du d a es de que co . s alumnos_ qu .
dad . ,Pero de lo que no cia ,lo que el comp os itor de- al convencimiento ,de su
,
'. e e1 es tudio de
, ·
ha o sición n o h ªb ra ·de c onv,ertirlo
un b uen acercamiento 1 a ·comp
. .
· · s _en tecmcos
,u .
sea exp re a rno . minar lo o ,en J ueces reconocidos , .que su mca fmalidad es-
ta el oído p ara det er mp ren­
s
rci · ,er .me3· o r fa mús i ca, a
s
La c mp o i ción eje triba en ayudarles a c omprend
ayudan do así a la co r e- alcanzar ese placer ,que. e·l arte lleva consigo. El po-
que debe ser recordado,
o s
ca act
ales. La s de s vi acione s
sión ·de las i deas mu sic
199
19 8
. tc
d ian . . ·1 a c ompos.icíó n no
se. �er u n oíd o cJ·e rcita.do me . � que- hu m1Ue a :,u
p
deb e fac u l tar a una_ per s ona
m
. ha de
o vecmo. ! �. n .solo
inooL: n te Y menos afortu nad . . equ ilib rio
. ent re e·l
1Jro .1Jo11cionarle un p1 ace r . e1 del ', . . y el que ef·ec . · t l· -
.b . d e 1 a 1nu
ir s1ea EL CORAZON Y EL CEREBRO EN LA MUSICA ( 1 )
goc e q u,e esp era r, e c1
vamente obtiene.
Balzac, en su relato filosófico Seraphita, descri­
be a uno de los personajes de la siguiente manera :
« Wilfred era un hombr,e de treinta años de edad.
Aunque fuertemente constituido, no faltaba armonía
a sus proporciones. Era de mediana estatura, como
sucede con casi todos Jos que descueHan sobre los
demás. Su rpeoho y sus hombros eran anchos, el cue­
llo corto, como el de los hombres que tienen el co­
razón dominado por la cabeza. »
No cabe duda de que todos los que se supone ce­
rebrales t:n su cJ:1eación-filósofos, científicos, mate-
1ná ticos, constructores, inventores, teóricos, a11quitec­
tos--dominan sus emociones y cuidan de que su ca­
beza funcione con frialdad aun cuando la imagina­
ción haya de inspirarles a menudo. Pero la opinión
general no es .J a de que los poetas, artistas, rnúsic-0 s,
actores, o cantantes deban aceptar la �nfluencia del
cerebro sobre sus emociones.
La opinión que imperaba no hace muchas décadas
era que el poeta, y especialmente el poeta lírico, se
distinguía no solo por el cabello :largo y el cuello su­
cio, sino también por su costumbre de adoptar una
postura interesante. En lugar de una palabra concr,e­
ta y directa, Ia que de él se , e speraba era aquella que
se limitara únicamente a una idea o acto y, si fuese
· posible, oscureciéndola un poco, enturbiando su apa­
riencia y significado. De este modo se presentaban
como surgidos de un sueño, haciendo pensar que el

(1) Las Obras de la Imaginación (Imprenta de la Univer­


sidad de Chicago, 1947).

201
200
lector . . . , no, no es que se hubiese ,quedado dormido, de_ra de aqu ellos que •se ven imp
sino que sofi aba despierto. . e:'O s!a o no una persona a la ulsados a decir algo,
. , de pre
. ':ª_ que 1e
Aunque tales puntos de vista no habnan . _ aun que a ,ellos mis mos ks disg uste agrade, inc lus o
lecer mucho tiempo, todavía se hallan en circulac10n . No son creado­
res que abr an f as válvulas de esca pe
concep tos igualmente equivocados y pasados de mo­ para ,l,i berar la
pres ión que inte rior men te ejerce Ia crea
da. Uno de .e lfos es la cr·e encia ?�neral de que la� disp uest a a nac er. Son tan solo individu ción que está
calidades que constituyen fa musi � a pertenecen , a os más o me­
nos hábiles, que renunciarían a la composi
dos categorías en relación C?_n ·su ongen : al c � razon encontraran oyentes. ción si no
o al cerebro, con la excepc10n de algunas obias en La verdadera mús ic a , compues ta por un
las que ambos tengan cosas que expresar. composi tor, provoc a toda clase de imp verdadero
Esas calidades en l as cuales el oyente gusta de en­ resiones
sin pretenderlo. La s melo días bonit as y senci lla aun
contrarse con ,su propio corazón, son fa s _que se pre­ ritmo s salta rines , la armo nía interesante, fas s, los
tende hay an tenido su origen en el corazon . del com­ artificios as, el contrapunto complicad o : he aquí as
form
positor : ·1a bella frase o melodía, el �ello--:o, por lo cuan to el verdadero comp osito r puede escribir
todo
menos, dulce-sonido , la bella avmoma. . la facilidad con que se ·e scribe una carta. «Com
con
Aquellas otras calidades de n:atu_ra�ez � menos a� a estuviera escri bien do una carta » : esto es lo o si
sionada ' como son los contrastes dmamicos, cambios que mi s
. , cara' cte1· ·de·· l ritmo Y acompa- cam arad as del ejérc ito aust ríaco exclamab
an
de tempo, aoentuac10n, . . rado s cuan do, en el ,cuartel, escri bía yo algun adm i­
ñami•e nto, y sobre todo, los refmamientos de la o��a- ca para fiest as que se - d aban en la Compañía.
a músi ­
. , . , ..
n1zac10n . , , e sas ,p arecen atribuirse a la colaborac10n , esta mús ica no fuese ninguna r p ieza not able, El que
·
del corazón y el cerebro, y suelen clasi·t:cars·� mas solo una composición de Io más oorrien:te ,
sino tan
bien como « interesantes », despertan�o �l mteres del la cues tión, pues to que a vece s invierte uno
no varía
oyente sin gran atracción de sus sent1m1entos. . más
po en escr ibir una c arta que en escribir mús tiem­
El tercer grupo no despiert � ni ta.ntos sentnme 1;1- son a1'mente, soy de los que, en general, escr
ica. Per­
tos ni siquiera interés, pero s1 consigue ihac_er 1�,tir iben muy
aprisa , bien se trate de un
el �orazón con mayor celeridad es por la adm1rac1011, contrapunto « cere bral »,
bien de una ·melodí a «espontáne a ».
el asombro que nos produce ,su fundamento. � l c� n­ La may oría de mis amigos de juventud
trapunto es un estilo que decididamente es ª:nbmdo esoribían
igualmen te apri sa. Por ejemplo, Alej andro
al cerebro. Se le honra con el más alto apr,e c10, pero von Zem­
linsk y, compositor de muc has óperas de éxito
es tolerado únicamente cuando no destruye el encan­ , cuan do
todavía se halla ba estudi ando composi ción
to de los sueños a fos que e.l oyente se ha entregado en el Con­
servatorio de Viena, se preparaba al prop
io
dej ándose llevar por la belleza.
. . . para un conc urso de pian o, que ganó. Pose tiempo
ía u
Estoy convencido de que el verdadero compositor todo peculi ar para aprovech ar el tiempo racio n mé­
escribe música por la única razón de que [e compla­ nalmen­
te, ya que se veía forzado a d a r muchas lecci
ce hacerlo. Los que componen porq� e desean com­ ones de
pi ano p ara gan arse la vida . Alternaba fa
com
pl a cer a los demás, y Hevan al púbhco en el pensa­ con las prácticas de pian o. Al escr ibir con posición
mi-ento, no son auténticos artistas. No son de la ma- tint a una
página de mús ica, tenía ·que esperar a
que se secara.
202
203
·�....�
el que util iza­
Este peque ño interv alo de tiem po es !
ada

-
ba para ej erci tars e. ¡ Una vida tare
l\f',?"""'--....
H
a p ara emp e ­
a

Se con siderab a suficien te un a $eman


, 11

ta. Y en este mism o


zar y term inar un tiempo de sona ro tiem ­
'PP
..--:-:--
los cuat

���1:-..........
interval o pud e yo una vez escr ibir
pa r a voz -
r cuer da. Una canc ión
pos de un cua teto de

- -
ho­
eJpp
hora s : tres
y pian o pod ía requ erir de una a t r es
-

con un p
ras, si se las tenía uno que entender
oem a

,.""" .......
1'7 1'1"P
largo. o del se-
" ,.

i::,--..... -
Yo compuse las tres cuar tas partes, tant teto de
gundo com o del cuar to tiem po de mi Cuar
-
,.
uno . Terminé la -L. _ ._ .....--.. _
Cue rda núm . 2, en día y medio cada
-
� L�

mi ópe ra Brwartung en
media hora de músic a de ibí dos o tres
var ias oca sion es escr 1'P
catorce dí a s. En de canciones
ª""'
piez as de Pier rot Lun airte o del ciclo ría menci­
así pod
Il am:gend'Je Garten en un día. Y
.1
pp
s sim ilar es.
nar mu cho s oN·os ejem plo s asombrar se, lo EJEMPLO 1
,Pe manera que pue den ust ede ami gos cuando
,mis
nüsmo que se asomb raro n tod os .,
e Nacht y les mos­
llegué con l a partitu:m de Vierk1 , v que yo hab ía es­
l ar Est a combinación no era producto de i· ns,• pu
, ·
. -· ac1011
el ' ex t ra-.
tré un determinado compás sob re espon
· · t ·�'·')"l· ea, smo ·el e una'- in tenci
. , cerebr1l·
• · on . m us1cal de
. ' .· ·
hor a ent e a, a pes ar de que la una refl- ex10n . La< hboI, t ecmca
, que más
tad o trab aj and o un de cua trocien1 os . .,
r
tiem p o r-e qmno fue ,.la de añadir estas voces subordi-
a

µar titura completa, que con sta


L • • .L, .

llev ado más que tres ad�s de manera que suavizaran las asperezas pro­
quince cornpas es, no me había ent e alg o compli­ �
cier tam e uocl as por esta combinación.
semana s. Est e compás es
con las corwicdori es . D�sde luego, siempre hay l a posibilidad de que en
ca do, pue sto que , de acuerd o
pos t-wa gne rian o) , yo
artí stic as de aquel per íod o ( el rned10 de una composición, surj an de pronto �ne­
dese aba exp resa r la idea que se encerraba det rás del vas razones que persuadan al compositor para e�:
do par a lograrlo pa­
poenú , y el medio má s ade
recía ser una complic ada combin
cua
ació n de con trapu n­
iente inve rdó n, to­
s � � uentes
:� ar� ista.
e�
pr�n er tal clase de aventuras. Un a de Ias razones
la ambición artística, el pundono�-
� E n efecto, el deseo de este de elab orar
to : un « leit motiv» y su corresp ond .
cad os simultáneamente ( ejem plo 1 ). con profundidad sus :r. d eas-especialmente si con elio
. ,
] a tarea h
. se . ace más difídl para él, e incluso para sus
oyentes--, este d_eseo no debe ser censurad-o aun
cuando el procedimiento cerebral ocasione 1 p' '. d º
da de elleza superficial. . Además, el artista !o t�:n�
por que � fracasar necesanamen te cuando · . .
h a 1n1cia· ·. d o
, -. . ,
algo qu e no .J .e h a forzado a real·1·z-··a r s11 i. n spirac1011.
º

204
205
M uy a menu do J.· ntel'Vi.ene. Ia. inspiración espontánea-
me-n te , como
- una bendinón mesperada.
Con frecuencia sucede a- 1 comp ositor que - 'be
escn
. , .,
Una melodía de un tiron, y con tal perf . ecc10n, que no
. .
requieJ:1e
- cambiar nada m of rece .mnguna pos�·· b·1 1 1,· dad
. ,
de me} or 1 a. A me ha ocurn d o- -muy a menudo.
- -

� m
e ;sta melodía de mi Cuarteto de
��:r;! r;:J::.' /�0 tuve que efectuar el más mínimo
cambio ,( ejemplo 2 ) .

, H reame Bal&o

----
A --
::-- --_:_�
'º . ·-
. .....s,

-- :=-
'iJ' ,�h 1f . ue mith la eta, kr4 1
'"'
,,, ,,..;, -
••illr ••1,lr•el• t1oll
� ..
La inspi ración no dej ó de
"iT ..
====-: -= impuls arme en menor

·�-.,_
- r,cp --=.;..
gra do cua ndo di comienzo

-.., �.,,,
...
.- ·-:..
a
Cáma ra ( Kamm ersymph oni mi Prime ra Sinfon ía de
de conjun to de la ob ra com). Yo tenía una visión

· -·�
,,
.. ,,
c..-· e
.� -¡:== ple ta ; des de luego, no
- de tod os sus detalles, sino
de sus p rincipales carac­

..
ter ísticas . Per o, mi entras qu

-===
" I' �� i-�

·,,
sub ord ina dos Ios escrib í má e muchos de los tem as

� ,...-e
,
s tarde de un sol o trazo,
--- tuve que trabaj ar ·de firme
par a perfilar eI principio.
Copio aquí algunas de Ias
�>

..11 1,;:=-- fas


por las que hubieron de dis es y transformaciones
A ., � ., -,:e .....-:-=, ,..-:¡s-F

., idea s fundamentales an tes currir fas primera s dos


uod Ja. - btt • o�· i'.n
de qu e yo me enc on t rara

-====
00• gyün - d i . gco danko

., -
we . bend

1, 11 = � :=-:- -- ,-.-, sat isfecho ( ejemplo 3 ) .


..
..,��
., � l>-c:::= -=- -=- :::e-

= .
--

-
11

., .. -

- ,_·v i ,,
f I'
-�-d �
L
1 1 � 1'

,,
1
.. ��

' -+ --==
- f - -=---
EJEMPLO 2

206
207
/

C, O
EJ EM PL O 3 A, B,
3
T em a Princip al
eló dica que
uració n rítmic a y m
A.-Muestra la co nfig los es quem as .
r e ap ar e c e en todos o .de continuid ad, b as tante des-
ent
Aa-Muestra un int qu e co ntiene un ritmo ( Aa) que
equilib rado, per o
á.
y a no de sap arecer tes, aun-
de sonidos ascenden ( * ) qu e
lleva la t ot alid ad los
B-Ya exten dido, y los tr esil
que ·en ritm o m ás n el siguiente es quema 2C y en
tamb ién ap are c e n
e

la for ma fin al.

209

208
14
suficiente de motivos con sus d erivaciones corres­
pondien !es: más bien demasiadas. La tarea, por tan­
to, cons1stia en retardar el ,desarrollo a fin de faci­
litar a un buen auditor de tipo medio 1a recovdación
de lo que se le daba como antecedente, para com­
prender de este modo 1o que constituía el oonsecuen­

n
(Recwc,;u,n}
te. No limitarse ·Y equilibrar el tema cuyo carácter
tempo, expresión, progresión armónica y motivo¡
correspondientes se desplegaban con tendencia cen­

1e:·::; =
trifuga : esta era aquí Ia tarea. Si se compara la la­
bor tan difícil que s·e precisa en este caso con la
gran facilidad con que fueron concebidos la �ayoría
EJEMPLO 3 E - J de _los ? tr�� temas, se llega a la conclusión de que
fa 1nsp1rac10n, a veces, se ofrece al compositor en
Tema Principal 5 una . forma perfecta, la cual le es negada en otras
ocas10nes. En ambos casos, no fue la complejidad la
E----Este primer esquema comprende ya cinco carac­ que apareció en el camino de la perfección, ni tam­
terísticas que se utilizarán, tanto en fos esquemas pqco fue el corazón el ·que se equirvocara, ni el cere­
siguientes como ·en Ia forma final ( 3-J ) . La forma bro el que co:t1rigiera.
melódica indicada por a está compuesta aquí tan Con el fin de dar una idea del aspecto que presen­
solo por cuatro notas. Pero en el próximo esque­ rtan tales temas cuando son concebidos de manera es•
ma ya se añade el quinto sonido (La bemol). Tam­ pontánea y escritos sin correcciones, remito al lector
bién hay en b el ritmo sincopado ( .A ), en e, con el al tema subordinado de la Kammersymphonie (nú­
salto característico de una novena, de Do a Re, y en mero. 2 1 , pp. 22-23 de la partitura) . O al ejemp}o 4 de
la progresión armónica basada en acordes de cuar­ la misma obra, que ilustrará asimismo sobre este
ta, indicaqa (*). punto.
G a !--'Conservan los primeros 4 1 /2 compases y tra�
tan de continuar de distintas maneras. La forma
final es la que se da en el ej emplo 3-J.
En •todos estos casos no hubo ningún problema que
pudiéramos llamar complicado. No existió ninguna
combinación de voces cuya relación de contrapunto
requiriese adaptación, como ocurría en el ejemplo de
Verkliirte Nacht. En estas primeras notaciones ni'
siquiera había progresión armónica alguna que vigi­
lar. Desde el principio se tenía a mano una cantidad

21 1
210

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Kb
EJEMPLO 4
Kammersymplzonie, tema del Adagio.
212 213

la
Hay otros casos en los ,que puede incluso acrecen­
tarse la confusión y hacer más difícil el determinar
qué parte cor.responde al corazón o al oerebro, a
inspiración o a:J. trabaj o.
Hace unos cuarenta años me hallaba componiendo
mi Cuarteto de Cuerda núm. 1, Op. 7. Por lo general;
durante mis paseos matinales componía mentalmente
de cuarenta a ochenta compases completos hasta el
mínimo detalle. Necesitaba de dos a tres horas tan
solo para escribir luego estas largas secuencias al
dictado de la memoria. De una de tales secuencias, 79
de cerca de ochenta compases ( que aun el copista EJEMPLO 6
más rápido no invertiría menos tiempo para copiar
que el que yo empleé para ,componerlos ) , deseo dar
algunas muestras y explicar ciertas complej idades Y nuevamente en 40-43 ( p. 48 ) :
que s·e presentan.
El primer violín ej ecuta un pasaje en los compa­
ses 1 00-103 (p. 46 de la partitura) :

EJEMPLO 7

Estos tres fragmentos difieren en su acompaña­


EJEMPLO .5 miento y armonización, y llevan a distintos finales :
el primero a Re menor, el segundo a Re mayor, el
tercero a acordes de Re mayor.
Esto se repite en los compases 107-1 10 (p. 46) : El pizzicato, en 1 03-4 (p. 46 ) , forma parte del te­
ma del Scherzo y se emplea en muchas transforma­
ciones. En los compases 1-1 1 , después de H (pp . 46-
47 ) , acompaña a una transformación del tema prin­
cipal :

215
214
Nótese también la voz independiente que se des­
arrolla en 19-26 (p. 47 ) :

--- -=--......

EJEM PLO 8

y en 43-46 (p. 48 ) se utiliza igualmente una variante ·


del mismo :

EJEMPLO 1 0

Y un ejemplo similar s e encontrará en 63-70 ( pp.


EJEMPLO 9
49-50 ) . Además de los ejempos que acabamos de ver,
existen otras muchas combinaciones contrapuntísti­
cas, y sin duda alguna, la secuencia entera presenta
una estructura que podemos Hamar complicada.

216 ,217
es cos a cereb r al Un a cos a p arece cier ta : rver dad�ramente, la gimna­
Q uien p�ense que el contrapunto .
sia ment al de Brahms n o deb ió ser nada cómo da.
se rverá forzado,
y que l a melodía es lo espont áneo, S <:bemos que, en_ su s excurs iones domingueras por el
a admiti r que lo s
a la vista de es tos dos ejemplo s, W�ene�ald, tema por costll'Illbre preparar « cánones
c rib irse más ap risa
p roductos del cerebro pue den es em gmatlcos » en cuya •s olución se ocupaban s u s acom­
Pero nada habrá _
que los sen timiento s esp on táneos. pa.nant� s durante v arias horas. En consecu encia, yo
lo otro suponen mu­
más err óneo ; t anto l o uno como f�1 est1mu_l� d? p ara efectuar la prueb a con tipos de
esit e más o menos cano �es d1flciles. Algunos de ellos r· equerían mucho
<:.ho o poco trab aj o. ,El que se nec
ci as sob re Jas que - no tra� aJ O, como es el caso d el sigui ente ej emplo. Es
fabor depender á de ckcunstan
nio . Pero una cos a es posible que este canon imitativo tr ajera c onsigo tan
podem os ej ercer ningún domi penoso �sfuerzo porque mi -corazón se neg ara a coo­
insp iraci ón, ninguno
cier ta , al me nos p ar a mí : sin Rerar (eJ emplo 10).
lizar se.
de ·los dos aspectos pu ede rea ­
en que me enc uen t ro incapaz de escri
Hay vec es p
sen cill o con
bir ni un solo ej emplo de
tra unt o a

mo los que pid o que hagan los princi­


dos voces, c lo de
ib�r un buen ej emp
o

p iant es en cla se. Y para esc r de l nsp ka­


la ayu da
este tip o t engo q ue recib ir

"' ..
a i

cho má s déb il q .al­


ción. A este res pecto, s oy mu
ue

esc be on r pun to,


gunos de mis alumnos, que
ri n c t a

se de ins p .
bueno o m alo, s in ninguna cla
S• ti •
ira ció n 'º ,, 1.1_
cado en l a esfera de
13

S in embargo, h abiéndome edu tan sol o algo más


ten ía
la influenci a brahms i an a ( yo
nd mu rió B r ahm s ) , seguí su
de veintidós años cua
s : «Cu an do n o me en­
o

ejemplo, com o otros mucho


...e, ,, ,,,
omponer, escribo c ont,ra­
cuentro en ,d i spo sición de c
s des truy ó todo lo que
11

p unt o.» Po r des gracia , B rahm bli cad o ante s de su


::.o
pu
no cons i derab a di gno de ser que el haber p odido
o, ya
- muerte. E s de lamentar est
de trab ajo de un h om­
echar un vi s taz o al gab inete

'
se resulta do sumamente
. bre tan concienzudo hubie
vis to con cuánta fre- ,
instru'.ctivo. Podríamo s h aber irm e p ara p rep arar ..s
de f
cuenci a tuvo que trab ajar
me nna les q e le llevaran a las c onclu­
su s ideas funda de
tem a es un regalo
u
EJEMPLO 10
siones previst as. «U n buen as pal abr as de Go e-
n l
D i os» , decí a , y t erminaba » co
Canon de espej o .
the : «Merécelo y lo
tendrás .
219
218
Aun cuando el propósito de todo ello no es hacer
música, sino gimnasia, yo debo haberme encon­
trado con inspiración, o al menos en una buena dis­
posición, al escribir el Canon Imitativo para Cuarte­
to de Cuerda en una hora aproximadamente ( ejem­
plo U).

EJEMPLO 1 1

Pero lo que m e ayudó a escribir úales cánones no


pudo nunca ser la misma clase de inspiración que
me impulsara a producir melodías como la del Ada­
gio de mi Cuarteto de Cuerda núm. 1, Op. 7 (ejem­
plo 12).

EJEMPLO 1 2
220 221
i én algunas
s ario mos trar t amb
Quizá se haga nece e sp ecialm ente d e la
m i d ol o po sterior,
melo días de han vali do el
oce ,soni dos, que me
co mp osic ión con d mático , etc. ,
o,r , ingeni ero, m ate
titulo de con struct i do dar a entender ,que es t as
quer
con lo que se ha cerebro , si�
mp o s i c ion e s son obr a exclu siva del se p arez;
co oipación de nada que mi ciclo
ca al coraz ón huma í el princ ip io de mi C on cier to
il.a más mínim a p arti de
no . C omo ej emplo

de Pian o,
po sterior, r eco j o aqu plo 1 3 ) .
Op . 42 (ej em
s)
And ante (J .• "' JI ,ta

223:
222
r3:>�,�-
�E{itt¡�-=tF� �- -=-- --=
. �
==--

EJE MP LO 1 3
Steuerm ann. )
{Reducción par a dos pia nos por Edw ard
rará fácilm ente mu­
Un músico sin prejui cio s encont a más avanzada.
ezzo de mi Cua rtet o de
mi obr
chas melod ías similares en

.,Cue rda núm . 3, Op.


Véa se, por e j emp lo, el Int erm
Andante Grazios o del
,C onc iert o de Violín, O p. 3 6 . Ej s.
30, y el .

14 y 15 . )
. ',,,,,!.,
(

EJEMPLO 1 4

225
224 15
-� "�:1
&i ' �r r
Beethoven , con el mismo gran esfuerzo, según los

,, e [',
t '� borradores de Beethoven demuestran.
IE r
ob 1 Pero una cosa parece •e star clara : bien sea com­
plejo o sencillo su aspecto final, bien se haya com­
p
puesto con ligereza y facilidad o se haya invertido
mucho tiempo y arduo trabaj o, la obra terminada no
ofrece ninguna señal de si el factor cerebral o el
emocional fue el determinante.
Es preciso recordar que, con frecuencia, para la
elaboración de temas y melodías sin acompañamien­
to de los ej emplos que he mostrado, fue necesario
t·razar de tres a siete esquemas, mientras que las
partes �d e contrapunto se compusieron en muy corto
tiempo.
Me parece que la solución del problema ya la dejé
apuntada al principio de este mismo ensayo, con la
cita de Balzac : «El corazón dominado por la cabeza. »
E:JEMPLO 1 5 No e s el corazón por s í solo e l que crea todo :l o que
sea bello, emocional, patético, o encantador ; ni tam­
Admitiendo que e l compositor está, por lo menos, poco es el cerebro solo capaz de producir la perfecta
facultado para gustar de ,sus temas ( aun cuand� no construcción, la organización sonora, lo que sea lógi­
sea su obligación el publicar tan solo lo que a el 1 � co o lo complicado. En primer lugar, en todo lo que
agrade ) , me atrevo a decir que he mostrado aq1:11 en el arte es de vaior supremo se debe mostrar el
únicamente melodías, temas y fragmentos de mis corazón tanto como el cerebro. En segundo lugar,
obras que estimé como buenos, si no como bellos. el verdadero genio creador no encuentra dificultad
Algunos de ellos los realicé con facilidad ; otros son para dominar mentalmente sus sentimientos ; ni el
coimplicados. Pero no hemos de pret,�nder que tos cerebro ha de producir tan solo lo árido y lo inex­
complicados requirieran arduo trabaJ o, o _que los presivo al concentrarse en la corrección y en la ló­
sencillos fueran siempre fáciles de consegmr. Tam­ gica.
poco se puede pretender que exista difere:1_cia entre Pero podemos llegar a sospechar de la sinceridad
los ej emplos que se deriivan de una emoc10n espon­ de las obras en las que de manera incesante se exhi­
tánea y los que se refieren a un esfuerzo cerebral. be el corazón, ·en las que se llama a nuesñra compa­
Por desgracia, ,ninguna información posee� os �� sión ; en las que se nos invita a s oñar con una vaga e
que los maestros clásicos hiciemn mucho hmcap1e indefinida belleza y con emociones inconsistentes y
acerca de los mayores o menores esfuerzos que pu­ faltas de fundamento ; en las que hay exageración
sieron en sus tareas. Quizá escribieran todo con igual por falta de medidas formales ; cuya sencillez es ca­
facilidad, o, como podemos sospechar en el caso de rencia, debilidad y aridez ; cuya dulzura es artificial,

227
226

_J
y cuya expresió n alcanza solamente la capa de lo más
superfic ial. Tales obras solo demuestran una co �­
pleta ausenci a de cerebro e indican que este senti­
men tal i smo tiene su origen en un corazón muy
pobPe.
CRITERIOS PARA LA VALO RACION DE LA
MUSICA

E 1r -las obras que alcanzaron éxito hace ciento c in­


cuenta o doscientos años, era frecuen te la aparición
ele cierto person aj e : un caballero viej o, cori título
de marqués por lo menos, cuya extremada genero­
sidad dejaba perplej os y asombra dos a los persona­
j e s comp añeros de acción, así como al público lector
de aquella época. Existiera o no ,en la realidad tal
personaj e, la gr an deza de su generosidad era impre­
sionante. Cuando se encontraba ante un incidente-y a
le afectara a él, a su caballo, o tan solo a su equipa­
je-siempre habí a de gratificar a quien acudiese al
rescate, arroj ándole su bolsa, la cual, por supuesto,
no contenía otra cosa que monedas de oro ( s us ma­
nos no tocaban J.1.Unca l as piezas pequeñas de mone­
da fraccionaria ) . En o c as iones, también se le veía
dis·tribuir puñados de luises de oro entre la gente.
Así era de generoso en los incidentes sin importan­
cia.
¡ bnaginen1os Jo que hubiera ,s ido capaz de hacer
en el , c aso d e un suceso extraordinario ! Bn tal con­
tingencia, hubiese lle vado al I'escatador a su castillo
y, una de dos, o le hubiera hecho heredero de su
for tuna y de su título, o le hubiera ofrecido a s u
propia hermana en matrimonio. Aunque esta he•rma­
na no fuese la muj er m á s hermosa del mundo, esta­
ría llena de encan tos y, ad emás, se hallaría en pose­
sión de un a respe table dote . . .
En todo caso, c omo auténtico noble, insistiría en
pagar un precio que sobrepasara el valor del servi-

228 229
cio presta do, y le avergonzaría la posibil idad de d �­ secreto alguno y no precisan de la apreciación de nin­
fraudar a la gente humilde en su fe en la generos �­ gún técnie,o�, cuánto más estará justificada la ac­
dad de la noblez a. Por otra parte, no debemos ol'Vl· titud preventiva •en el caso de objetos de arte, en
dar que, real o ficticio , este noble estaba convencido que :l os criterios para su valoración caen de Heno en
de que su fortuna era inagotable, de que no t�n_i a por el dominio de Ios peritos, que son tan raros como
qué preocuparse del precio que pagase ; su umco �e­ raro es el juicio acertado.
mor era el de pagar menos de lo que su rango social No hay duda de que los estilos de la s casas, de los
exigía. zapatos y de los ·automóviles cambian, pero, en todo
¡ Qué person a ! ¡ Qué gentes ! ¡ Qué tiempos ! caso, se adaptan a un fin determinado y su utilidad
1M ientras que aquel noble personaj,e no s olo se abs­ perrnaneoe inalterable ; por tanto, quien parta de
tenía de preguntar el precio de lo que compraba, esta base no podrá fallar en su j uicio.
sino que, por el contrario, prefería no � onooerlo, nos­ Pero en arte el estilo cambia aproximadarrnente
otros, la pobre gente, nos vemos obligad os a _ cono· cada diez o quince años. Y casi inevitablemente, la
cer los precios antes que nada. Siempr e es lo mismo : evaluación cambia con el estilo. Uno. de los procedi­
bien tratemos de comprar una casa, un par de za­ mientos más seguros para llamar '1a atención es ha­
patos, o un automóvil, tenerno s que saber su valo� cer algo ·que se sailga de lo acostumbrado, y pocos
y si el precio está justificado. :He1? os de saber s1 son los artistas que tengan voluntad para escapar a
ia casa tiene el número de habitaoones que desea­ esa tentación. Debo confesar que yo era de los que
mos si el v, e cindar io es bueno, a cuánto asciend en no s,e preocupaban demasiado de }a originalidad. So­
los impues tos, si existe oportu nidad de volverla . a lía decir : «Siempl'e traté de realizar cosas completa­
vender después de transcurridos algunos años sm mente conrvencionales, pero foacasé, pues todo, en
0
pérdida estimable, etcéter n. Consideraciones análo contra de mi voluntad, terminaba siendo algo fuera
oas se nos ocurren al adquirir un par de zapatos . Han de lo cor.riente. » Así pues, ¡ cuánta mzón 1:iene el
de veni<rnos bien, no deben ser de modelo anticua­
1

amante de la música que se niega a expresar su apre­


do su materia l ha de complacernos, etc. Así también cio por aquella que incluso el propio compositor no
no� negamos a pagar por un automóvil más de su . hubiera deseado escribir !
valor aunque nos sobr,e el dinero, por la razón de ¿ Es descabellado que alguien, al encargar su r,etmto,
que ¡1uestros recurso s no son de ningún modo in­ muestre su repugnancia por aparecer como un pintor
agotables. Es más, nos fastidia pagar. por una cosa expresionista-cuya idea se basa en el psicoanálisis-­
un precio superior a su valor real ; s1 podem os, pa, creyera que debía representársele ? A:sí también, hay
garemos ,menos. Así es en general ila , natur�leza hu­ otros que no quieren resultar ·víctimas de la can­
mana, y las person as de toda ·categona . social obran didez de una cámara de sinceridades. Podemos estar
de igual manera. A todos les encanta pagar menos en contra de la ética, de la .fil osofía, del punto de
del valor establecido. vista político de un escritor. ·Puede que. sea anticua­
Si esta prevención la encontramo s justificada tra­ do ,el que un autor aparezca personalmente en primer
tándose de una casa, de un par de zapatos, o de un término, como hizo Goethe en Die Wanderjahre,
automóvil-cuyos méritos o defect os no constituyen cuando, en determinado momento, introduce una

230 231
historia sin ninguna conexión con rlo anterior, y dice : tremo el estab}ecer criterios que tengan validez para
« . . . po11que queremos probar que no nos faltan dotes todos los períodos. Pero la inconsistencia de ia va­
de invención» ( las necesarias para escribir un estu­ loración basada en criterios externos se pone en evi­
pendo relato breve ) . ·E sto no lo hubiera hecho nunca dencia a�través de los siglos .
Strindberg ; Balzac quizá ,sí, y puede que también Al menos, la evaluación equivocada estará basada
Shaw (en alguno de sus prólogos, pero no en el en el juicio superficial de las artes a que antes nos
texto ) . referíamos. Nada de esto es posible que ocurra con
Podemos preguntarnos : si así lo hizo el gran la música. No hay ningún relato, ni suj eto, ni ob­
Goethe, ¿hay ,algo de malo en ello? ¿ E s un procedi­ j eto, ni moralej a, ni filosofía o política que nos pue­
miento que haya de ser postergado en el arte ? Y, en dan agradar o desagradar. Las obras musicales que
caso afirmativo, ¿por qué ? ¿ Porque es anticuado? se rechazaron durante los últimos ciento cincuenta
¿O quizá porque el «mostrar dotes de invención» años, lo fueron principalmente por poseer caracterís­
no es razón suficiente para su inclusión en la obra ticas que es capaban a la comprensión : demasiada
de arte, en la que tan solo debe figurar lo que se riqueza de modulación, empleo de disonancias, com­
refiera al asunto del relato, aunque sea de manera plicación en la ·exposición de las ideas. Era una épo­
indirect•a ? ca en fa que los pueblos empezaban a convertirse
¿ Y qué, si la continuación hubiera ,de revelar la re­ en ciudades, en que el desarrollo industrial nevaba a
lación de esta otra historia con el asunto general ? las 'ciudades gentes nuevas, P'ero sin preparación. Era
Puede quedar todavía la obj eción sobre la forma la época en que las salas de concierto tenían que
de intercalar aquél:l a : «para mostrar dotes de inven­ agrandarse más y más a causa del incremento ex­
ción», lo cual . e s una de fas finalidades que pernigue perimentado en los auditorios.
el autor, si bien debe manifestarlo tácitamente. Por Anteriormente, los auditorios eran menores y sólo
tanto, el lector, con achniración y entusiasmo, exola· se componían de amantes de la música, ila mayoría
mará : « ¡ Qué riqueza de imaginación, qué inventiva ! » de los cuales hasta estaba capacitada para interpre­
Parece ser que el hombre corriente y otras perso­ tar lo que '1 e gustara, y muchos tenían conocimien­
nas no preparadas, aún son capaces de captar los tos de senÜ-·profesionales cuando menos . Sus juicios,
valores que ofrece el ,sujeto, el obj eto, o la narra­ por tanto, se basaban, hasta un cierto punto, en tér­
ción en obras de literatura, · en pintura, escultura, minos que hoy en día únicamente a los técnicos les
arquitectura y , d emás· artes. Lo impropios que resul­ es permít1do utilizar-aunque otros también lo ha­
tan sus puntos de 'Vista puede apreciarse de la ma­ gan-. Tan alto grado de musicalidad lleva consigo
nera más clara en el caso del gran número de pin­ el reconocimiento de facultades para la valoración.
tores que han sido ya admitidos en la Academia de los Saber música significaba conocerla--por lo menos
Inmortales : rlos Greco, los Van Gogh, 'los Gauguin, en parte-de memoria. Muchos eran capaces de re­
los Kandinsky, los Kokoschka, los Matisse, los Pi­ cordar una pieza después d e una sola audición. No
casso. olvidemos que Mozart e scribió la partitura inédita
Puesto que los cambios de estilo en el arte no del Mi!s,0inere de Allegri habiéndola escuchado una
siempre significan desarro:l lo, resultará difícil en ex- v.ez tan sólo.
232 233
En efecto, el papel de la memoria para la valora­ motivQ�, que no es más que una •variación melódica,
ción musical es más importante de lo que muchos rümicamente similar-se acomodaba, quizá de ma­
puedan creer. Quizá sea cierto que empecemos a nera instintiva, al sentimiento popular. Co:mo un ver­
comprender una pieza tan sólo cuando estemos en dadero versonaje de su época, refüej aba sin querer
disposición de recordar por lo menos parte de ella, el sentir de sus contemporáneos . Otra prueba de esta
Pero a la memoria hay que educarla y darle oportu­ clase de adaptación a la época es el estilo de Roberto
nidades para que se desarrolle. Antes de la primera Schumann ; así 1o demuestran sus tan firecuentes re­
guerra mundial me encontré con una persona que peticiones de carácter rítmico.
me dijo que había visto 'Veinte veces «La Viuda AJle­
gre». Y durante la guerra, estando yo diTigiendo la
Novena Sinfonía de Beethoven, se presentó en los
camerinos un caballero para decirme que ésta era
la quincuagésima vez que escuchaba, completa, la
obra. ¡ Imaginaos hasta qué punto conocerían uno y
otro las notas de su música favorita !
Por supuesto que nada parecido cabe esperar de

J!?ltA 1-0 t.n, ctutttUTm,>�n,i


los neófitos del arte. Mientras que J. S. Bach escri­
bió una clase de música que s ólo los entendidos
son capaces de apreciar en su justo valor, muy pron­ , eto.
to los compositores de los siglos dieciocho y diecinue­ EJEMPLO 1
ve habrían de experimentar una verdadera . falta de a) Schubert: Scherzo de l a Son ata en re m a y o r
independencia. Esto lo debió de sentir hasta el pro­ b) Sch u m a n n : A rabesco
pio Beethoven, liberal como era. A Mozart, después
del estreno de Don Juan, en Viena, le dijo el Em­ La adaptación a ,l as exigencias populares llegó a
perador José II : ser más imperiosa cuando la evolución armónica de
-Esta no es música para nues tros vieneses. Wagner se extendió hasta la revolución de la forma.
«¿ Que no es música para nuestros vieneses ?» Aun­ Mient:rias los compositores que le precedieron, e in­
que por entonces Mozart no había alcanzado aún su oluso su contemporáneo Johannes Brahms, repetían
cavegoría más elevada, sin embargo es de suponer frases, motivos y ·otros componentes estructurales de
que se expresaba con la amplitud que requería la los temas, únicamente en variedad de formas-sobre
popular comprensión. todo en 'la que yo llamo variación prognetsiva-, Wag­
Yo no pretendo que otros compositores posterio­ ner, para hacer más recordables sus temas, empleó
res se entregaran de marnera consciente a esta lla­ secuencias y se:rp,i-secuencias, es decir, repeticiones
mada a la comprensión popular-llaanada que no sin variación o con apenas variación, que no se di­
corresponde enteramente a la del arte más elevado-. fe:renciaban esencialmente de sus primeras manifes­
Pero no cabe duda de que buena parte de la cons­ taciones, ya que tan ,s ólo e:ran transportadas exacta­
trucción melódica de Schubert-la yuxtaposición de mente a otros intervalos.

234 235
cias destructirvas. Desgradadamente, muchos de los
compositores actuales, en 'lugar de unir fas ideas me­
diante variaciones progresivas-mostrando así resul-·
J3e - tados derivados de la idea fundamental, dentro de
los límites del pensamiento humano y sus lógicos
requerimientos-, escriben composiciones que alcan­
zan dimensiones cada vez mayores a causa de las
numerosas 11epeticiones de unas cuantas frases sin
variación.
He cometido el grave error de llamar «destructi­
vo » a un criterio de la técnica de composición, como
si de hoy 1)ara siempre quedara probado el que tal
prooedimiento es indigno.
¿,En qué puede diferenciarse una casa de otras pa­
ra expresar una idea arquitectónica definida, si en
su material de construcción-fadrillos-existe tan po­
ca rvariedad como sucede con las repeticiones inal­
terables de una frase? ¿ Es que necesariamente ha
de ser perjudicial el empleo de motivos, frases u
otros · elementos de modo que su infüuencia sobre la
forma total no sea mayor que la que ej ercen los
EJEM PLO 2 ladri'llos sobre 1a edificación ?
Secue ncias de W agner
En el caso de la Sinfonía Pastoral, de Beethoven,
¿no podríamos considerar que las armonías son com­
para bles a esos ladrillos, puesto ,que •s,e trata de una
El porq. -ué del· meno r méri to de t,al sistema, com- sola olase de armonías la que en tal obra aparece ?
· , , · '. · a la. vista , ya que la
paniclo con la vana n � n, sa.lta ,_
, . Pero Me sorprendió bastante, al escucharla por la radio
-' . c10n
vaua · , exige un esfue rzo especial y. .nuevo , n or es, .,e, recientemente, descubrir que, en los .tres primeros
el daño causado al arte de la comp os1c10 p tiempos, Beethoven no emplea casi nunca acordes
e.
método ele construcción inferior fue �ons1d erab: menores. Sólo lo hace en ocasiones. excepcionales,
Salvo raras , e xcepc iones , todo s los segu.1: � o � es, e m­
en cuando es imposible-por respeto a las naturales le­
cluso los contrarios de Wagn er, se convirtieron . yes armónicas-el omitir tríadas menores. Pero aun
adict os de esta técnica má:s prim itiva : Bruc kner, H :1- así, busca el medio de evadirse dej ando al unísono
go Wolf , Ricar do Strau ss, y hasta Debu ss,y y Puc-
muchas seociones, sin acompañamiento alguno, siem­
cini. , . pre que ,la melodía es comprensible sin el apoyo de
Había que crear una nueva teornca, Y M · ax- R eger, .
paTte en su la m,monía. Es clara su intención : en el vocabulario
Gustav Mahl cr, y yo mism o, toma mos musical ide Beethoven, el acorde menor expresa tris-
desarrollo. Pero esto no pudo evita, r las conse cuen-
237
236
teza. Y lo que él quiso describir en esta obra era u_n pun ! o � e "vlsta opuesto : en el de que la repetición
« el despert ar de alegres sentimientos en el momento sm va n a c10n� s es cos a vulgar. En efecto, p a ra mu­
de lleg ar al campo». c??s. composit ores l as secuenci a s significaban un au:­
Estoy di s pue s to a olvidar esta hipótes is en f avor tifrc10 para alargar las parte s : para hacer de cuatro
de cualquier otr a , como re s ultado de un c ambio de compas es, ocho, y de ocho, dieci séi s y hasta treinta
punto de vi�t a hacia '1a valoración. Al principio de y _ do s . Fueron es peci almente los compos itores rusos,
mi c arre ra , tod avía b aj o l a influenci a del pos t-wagne­ Rimsky-Kors akoff y T,sch aikovsky, lo s más cen s ura­
rismo, e scribí secuenci as al igual que . mis c on­ dos por esta impropia aplicación de u:n a técnic a , por
temporáneos. Encontr ab a para ello j ustific ación en otra parte a ceptable. Y bien pudiera suceder que el
el ejemplo de todos los gr andes c ompo sitores ante­ abus o de t al procedimiento h aya des arraiga do cual­
riores : B ach, Beethoven, Mozart, Wagner, e incluso quier ambición técni c a más elevada.
Brahm s , que no eludió fas secuencia s auténticas, o Mucho es lo que depende del punto de vist a que
tan sólo v arió ligeramente las repeticione s . Es más, se a dopte para aplica r el criterio, bien juzgando los
c om o lo que pretendí a un joven compo s itor de esa
méritos o lo s defectos . Cu and o Schumann h abla de
época era no sólo crear l a expresividad y sus corre s ­ «l a s divinas dimens iones » de l a músic a de Schubert
pondientes c ambios, sino también de scribir ca da ins ­ nos induc e a c on s iderar la medida, divin a o huma�
tante de la ac ción, se hacía obligatoria una fórmul a na, como un mérito. ·P ero es desconcertante pensar
es,pecific a : el Leitmotiv. El Leitmotiv-generalmen­ que H an s lick, enemigo de Wagner, c en suraba a Bruck­
te, un a hreve fr ase-no ocupa mucho espacio, ya que ner p or l a duración de s us sinfonías. Cuando Brahms
en él resultan superfluos el desarrollo, 'las fra ses en exigí � qu� una mano del pi anist a ej ecutara comp a­
aposic ión o con variaciones, l a ,limitación de ca�en­ ses bman os o cuatern arios, mientra s la otra llevaba
cias, o cualquier otro vequisito temático est ablec1do , una medid a tern ari a , los oyentes se mostrab an des­
con equiva,1enci a a una extensión de seis a ocho com­ c ontentos y decí an que esto res ultab a mareante. Sin
pases . La frase de dos comp a ses, seguida de una se­ embargo, probablemente se trat ara de los principios
cuencia requería de ordinario una adición conclu­ de l a estructura pplirrítmica de muchas p artituras
yente de uno o do s comp a ses. De este mo �o, tení a contemporáneas . No cabe ninguna ,dud a de que los
cabida ese pequeño fr agmento, que no p recis aba de que ll amab an « Cuarteto Di s on ante » al Cuarteto de
ninguna prep aración de continuid ad y que qued aba, Cuerda en Do Mayor, de ·Mozart, sólo pretendí an
por decirlo así, completamente al descubierto. Al em­ identific arlo de algún modo, exactao:nente igu a,l que
pie arlo de m anera a decuada , s e obtiene un gr an v�­ cuando Hamab an a otro cuarteto el «Cuarteto del
lor estético con fa utilización de no mayo r esp acio Tambor», y aun refiriéndo s e a otro, el «Cuarteto de
que ,el que exige l a expresión de las ideas, y p or ell o C aza». Quizá no sea ningún mérito el introducir tam­
es por lo que ,e sta técnica ofició de estimulante para bore s en un cu arteto de cuerd a, o el de scribir las
la Ni8.udeutsch,e1 Schule. deli cias de una cacería, y en nada contribuye esto
Y contra l as secuencias de la N eudeutsche Schule p a ra su valoración.
fue contra lo que violentamente ,luchó p or aquel tiem­ • Ve11daderamente, el denomin arlo cu arteto « di,s onan­
po f a es cuela brahmsiana. Esta actitud se basaba en te» supone una crític a s ob11e la que p arci almente
238 239
puede basarse la valoración. Así roe lo ha probado de vis t �1, el técnico podrá seguir con los problemas
mi propia .experiencia. Una sociedad vi enesa rechazó del estilo : ¿ Es ad e cuado el tiempo-espaci o a ,la im­
el estreno de mi Sexteto de Cuerda, Verklcirte Nacht, portancia_ º no de las �deas ¿ Están l as ideas princi­
.
a causa ,d el empleo «revolucionario » de una diso nan pailes defimdamente diferenciadas de las subordina­
cia ( esto es, de una sola disonancia que ap arece sin das, tanto en el espacio median te las conveniente s
¡:, recedentes de su utilización ) . proporciones, corno en la acentuación de manera
que garan ticen el predominio de la ide� c aracterísti­
ca?, ¿ Está justificado el ambiente de la realización">
¿ Es admisible a causa del número de ideas de su;
i�evitable s consecue:ncias, o de su comprensión? ¿ Es­
ta .resuelto cada detalle de fa manera más breve y
conden sada posible ?
La profundidad del verdadero signifi cado, ¿ estor­
ba acaso fa elegancia de la realización o fa brillantez
superficial ? ,Los el �rnentos que se emplean, ¿son los
adecuados al medio, y vicev ersa ? ¿Se enc omiendan
EJEtvlPLO 3 t�rnas heroicos a instrumentos que no son los apro­
lo que · � rndos, tale s como la f auta, la guitarra o la mando­
l
El técnico no está en disp osición de olvidar lrna? _¿ 1Se prnte1?'de .que una sonata de violín exprese
ñad o. Su cód igo del honor,
su educaci ón le ha ense cias , aun­ emocion es apa�10nadas propias de un a sinfonía? ¿Se
disonan
que , por ej emp lo, prohib e algunas ecim ient os co­ enca:r,? a a un r n strumento tan rígido como el con­
mer
que tolere otra s, exige num eros os ;f orma, él da
trnba� o � � ejecm�ión ,de una barcarola ? ¿ Se ajusta la
mo base para •la valoración. D esta descr:pc10n m1:sical, tonal y técnicamente , al corres­
solo si sus te­
e

mayor valo r a una compos ició n tan ificatiivamente pondiente caracter de los instrumentos, corno [os
mas y mel odía s están formulados sign bastan te in­ can tos del ruiseñor, , de la codorniz y del cuc o en la
lo
y han sido bien organiza dos ; sin , s on s:r.1 onía Pastoral,_ s e a comodan a ,la flauta, óboe y
r 1a aten ción del oyen­ .
t eresan tes com o para mantene e armete, respectivamente ? ¿ Es incorporado el ele­
núm ero de id as ; ,si éstas se
te ; si exist e un gran e
men la ló­ mento descriptivo, . ·en forrma y motivos, de acuerdo
hallan cone ctad as d e manera que no lastisubdivisi ón con la s condicione s fundarnenta:le s de la pieza? ¿Exis­
por la
gica musical ; si e stán regu lada s ten es1tados o ,situacione s animados musicalmente de
ado la mono­
a una forma con cebible ; si se ha evit manera contrar:ia a su naturaleza : por ejemplo, el
rast es adec uado ; si todas l a :,
tonía med ian te cont s
,reposo expresado mediante ligero movimiento o el
que no son
ideas-"aun contrastando--se demuestra silen cio mediante sonidos, o la abstracción filo�ófica
fund ame ntal, asegu­
más que variacion es de la idea _
mediante notas co:icretas ? ¿ Se elaboran las ideas y
a elab oraci ón minuciosa
rando así la unidad ; si u elementos de la pieza con técnica inadecuada a su
la s opor-
n

demu estra que sus méri tos in er os reb san


estilo? Ideas ·que reclaman contrapunto, ¿están
t n a

tunid ades incidentales . _


puntos ac01IDparradas en forma no del todo contrapuntista,
De spués de valorar Ias ide� s desd e estos
241
240
16
sin que apenas se consiga más que una armeniza­ era la del reformista, si bi,en su originalidad fue
ción ? EI fraseo natlliral de una melodía homofónica , suficient emente ,mea y definida?
¿ queda confuso por tia a:dición de complicados con­ 1Aunque la oJ"iginalidad s ea inseparable de la per­
tracanto s, como sucede a menudo con la música po­ sonalidad, existe también una das .e �e originalidad
pular? ¿ Existen disonancias que no sean complemen­ que no e s derivada de fa personaHdad más honda.


tarias del contenido tonal, sino añadidas sencillamen- Las producciones ,de estos artistas se distin§Uen a
te al mismo ? menudo por un singular aspecto que las hace apa­
Tampoco puede el técnico renunciar al examen del recer como veI1daderamente 011iginales. En efecto, la
invención actuó cuando por primera vez se cum­
valor del material temático. D eb e indagar asimismo
plieron los cambios sorprendentes de algunos ele­
el grado de inventiva del compositor. ¿ Fue capaz de mentos subordinados. En virtud de esto, y conscien�
desarrollar la variedad que la unidad y comprensión temente, se consiguió dar un aspecto de novedad que
permitían, y en la medtda que requería el estímulo no se d erivaba de manera profunda de las ideas fun­
del interés ? ¿ Fue capaz de demostrar la necesidad damentales. Esto no es originalidad, sino amanera­
de la obra ; esto es, que la creó como consecueni a
c
miento. La diferencia estriha en que el amaneramien­
de un impu}so interior? ¿Ha sido capaz de realizar
to es original en elementos subordinados. Hay muchos
algo que llene un espacio en el panorama de la cul­ artistas, incluso respetables, cuyo éxito y pr,estigio
tura y conodmiento de la humani dad, o, aun no se basan en esta originalidad de menor categoría.
siendo así, que al menos satisfaga el deseo de re­ ,Por desgracia, '1a tendencia por despertar el interés
creación ? En otras palabras, su realización, a costa a costa de peculiaridades técnicas-que senciHamen­
de la novedad , ¿ demuestra ser una aportaci ón de­ ite son añadidas a la insignificancia de una tdea­
seable? Esta novedad , ¿la constituyen cualidades esen­ es más frecuente en la actualidad que fo era en épo­
ciales o subordin adas ? Si se deriva de las esenciale s, cas anteriores. La impresión que se obtiene de tales
¿es del mi,smo carácter que 1a dramatización de Bee­ producciones es que e stán hechas pam el éxito y la
th01Ven en 'la elaboración, o comparable a la origina­ publicidad, más que para el enriquecimiento del pen­
lidad de las cualidad es estructurales, emocionales Y samiento humano.
descriptivas de las canciones de Schubert ? ¿ O se tra­ Algunos valores Ios determinan causas o razones
ta, como en Wagner, de un camino completamente a las que no debe estimarse como influyentes en fa
nuevo de· construcción, expresión , armonización y creación. Para el artista, la creación ha de ser algo
orquestaci ón, que :revolucione la música en todos sus tan natural e inevitable como el hecho de que un
aspectos ? manzano dé manzanas. Aun cuando el árbol tratase
¿Ha sido esta novedad el producto de una nueva de producir manzanas sólo por responder a los dic­
personalidad, más que el de un cambio revolucriona­ tados de 1a moda o del mercado, no podría hacerlo.
rio ; el desarrollo evolutivo, más que la explosión te­ De igual manera, aquellos artistas que desean «vol­
rrible ? ¿ Viene ,esta novedad de una personalidad ver a un ' período», que tratan de obedecer itas leyes
comparable a un ,Menderssohn, un Schumann, un de una determinada estética, destermda o nueva, que
Gounod, un Debussy, etc., artistas cuya ambición no se recrean en el eclecticismo o en la imitación de

242 243
un estilo, se apartan de la naturaI,eza. Su producción
_ el instinto el que oficie de juez. Desde ,Juego, U01 ins­
lo demuestra : ninguna de estas producciones s ohre­
tinto bien desarrollado quizás sea la base para un
vil\'e su época. ·
juicio correcto.
No existe rn:i¡iguna diferencia esencial ent7e el cri­ . Pero muchos de los criterios expuestos para la va-
.
terio para esta clase de música y il.a antenormente


loración de la música de mayor categoría, tan solo
mencionada. La música popular habla a:l cerebro �­
son asequib1es al técnico, y gran parte de ellos úni­
cillo, a personas que gustan de la belleza de , fa mu­
_ camente a ·técnicos muy competentes .
sica, pero que no están dii.1Spuestas a ampliar sus ho­
Aunque es indudable que cada creador · crea por
rizontes menta1es. Pero lo que les gusta no �� la
. la sola razón de liberarse de Ja gran presión que
trivialidad ni Ja vulgari!dad, ni la falta de ongl!na­
sobre él ej erce Ia necesidad de crear, y así, en pri­
lidad ,sin� fa maa:iera más comprensible de la rea­
frm¿ón. Las personas que no han adquirido la !ª º mer lugar, crea para su propia satisfacción, todos
los artistas que entregan sus obras al público en
cultad de captar con rapidez todas las conseoue:1cias
general, pretenden-por fo menos inconscientemen­
de un p:rnb1ema, deben merecer un respeto hacia su
te-decir a sus auditorios algo de valor para éstos.
capacidad mental ; las solucion� s rápidas, que salta:1
La ambición o el deseo de dinero únicamente sir­
de ,Jos supuestos a las conclusiones, ponen en peli-
ven como estímulo de creación a los artistas de cla­
gro la popularidad.
, . se inferior. « ¡ ;Dinero ! ¿,Cómo puedes esperar que se
Esto no quiere decir que tales melodms, ntmos Y
te 'Pague por algo 1que tanto placer te proporciona?»
armonías de Ia música popular hayan de r,echazarse,
ne las vidas de hombres verdaderamente grandes
como haríamos en música de más alta calidad. Des­
se saca la conclusión de que el estímulo para la
de Iuego que ningún compositor popular �e �ropone
creación responde a un sentimiento instintivo de vi­
resolver Tiingún problema estructrnral, nmgun des­
vir exolusivamente p ara entregar un mensaj e a la
arrollo ni elaboración corno los que nos encontra­
humanidad.
mos, por ej emp1o, en las siTifonías de Brahms ; nin­
Tan cierto como el hecho de que esa música no
guna combinación de contrapun� o como fas de Bac� .
. está creada para deleitar, es el hecho de que esa
No obstante, al escuchar la mus�ca popular ameri­
cana, nos sorprende a menudo Io que estos compo­ música deleita, que posee un innegable atiractivo pa­
sitores se atreven a realizar en relación con los mo­ ra fos que «nada conooen de tablatura» : para los que
no saben las reglas de la escala.
delos tradicionales. Sin embargo, en homenaje a la
Por otra parte, el depender de un técnico-y de
comprensión popular, se hace uso de mú�tiples :e­
los que usurpan el pape'l del técnico-puede ser desas­
peticiones, se introducen ,tan solo peque� as vana­
troso. Wagner, con su «:Beskinesser», pinta a uno de
dones y bien empleadas, aunque sean cornentes ; se
esos técnicos vividores, que conoce todo lo !relativo
aplican elementos de enlace . . .
a tablatura, pero que fracasa miserablemente al apli­
Parece ser que los amigos de fa música popular
car sus conocimientos a «lo que no concuerda con
disponen de un código para la v��oració� de ilo que
. las reglas ». Y cuando Hans Sachs confía más en a:que�
les gusta o disgusta. No es cuest1on de s1 se precisa
llos que «nada conocen de tablatura», sü confianza
del conocimiento teórico o técnico ; puede que sea
está j ustificada.
244
245
Es cosa bien sabida ·que, ya en la cultura de los Maestros Cantores, Eugenio Oneguin, Fra Diavolo,
pueblos más primitivos, el misterio de la música El Barbero de Sevilla, etc. Democrática como es esta
atrae a los hombres y embellece el culto de la divi- . votación, ,existe en eHa un error decisi'Vo. Sin ir tan
nidad. En los pueblos primiti'v os, quizás sea única­ lejos como ,p ara ofrecer un solo candidato, los par­
mente el �sonido o el ritmo lo que produzca encan­ tidos políticos nunca Negaron hasta el punto de ofre­
tamiento. Pero hasta· fos, griegos, con a,lto grado de cer cuarenta y seis ( el número de óperas elegibles ) .
cultura, atribuían efectos misteriosos a sencillas sli­ En fa práctica de la política, 1a elección de candida­
oesiones de notas, tal,es como para expresar bienaven­ tos la realizan los jefes de los paritidos.
turanzas, o lo contrario. El Canto Gregoriano no s e Esto viene a s er algo parecido a la idea de Scho­
beneficia tanto del significado del texto como el coc penhauer, de que fa valoración de las obras de arte
ral protestante ; sólo se apoya en la música. ha de basa;rse tan solo en la autoridad reconocida.
Considerando estos factores, podemos preguntar­ Por desgracia, no nos dice quién debe conferir esa
nos si las más elevadas formas del arte producidas autoridad ni cómo puede adquirirse ; ni si será o no
con posterioridad ,s on indispensables para las cere­ impugnable, ni ,qué ,sucederá en el caso de que tal
monias religiosas. Que el arte primitivo o de clase autoridad cometa errores. Errores corno el suyo
más elevada cobre o no mayor valor con el efecto cuando, haciendo caso omiso de Beethoven y Mo­
encantador de i1a música, parece inapela'ble esta con­ zart, llama a Norma, de Bellini, la más grande
clusión : existe un misterio. ópera.
Mi crnencia personal es que la música lleva con­ ,Puedo excusar mi acusación a Schopenhauer ofre­
sigo un mensaj e profético, revelador de una forma ciéndome yo mismo para igua:J. condena : Confieso
superior de rvida, hacia fa que evoluciona la huma­ mi culpabilidad en crímenes similares. Durante mu­
nidad. Y es por causa de este mensaje por lo que cho tiempo he desdeñado la música de Gustav Mah­
ila música atrae a hombres de 1odas las razas y · cul­ ier, hasta que aprendí a entenderla y admi rarla. Dij e
turas. una vez : «Si fo que Reger escribe es contrapunto,
Buscando criterios para Ja valoración de la músi­ entonces lo mío no lo es. » Estaba equivocado : lo
ca, nos p arece peligroso asignar esta influencia · mis­ era en ambos casos.
Por otra parte, dije algo en favor de Sibeii�s y
teriosa a toda clase de música, sin reparar en su
Shostakovitch que no precisaba del conocimiento de
patrón y en sus méritos. Sería peligroso convenir en
ningún técnico. Todos ,los aficionados, todos los aman­
que quien sea amante de la música y sensible a sus
tes de la música, podrían haber dicho : «Creo que
encantos habrá adquirido el derecho y la facultad tiene el aliento propio ,del músico sinfónico.»
de juzgar sus valores. Las peligrosas consecuencias Los técnicos también son humanos . . . ¡ Pero de eso
que tales conclusiones pueden alcanzar fueron de­
no tenemos la culpa nosotros, los compositores !
!mostradas recientemente.
En los resultados de la votación para las transmi­
isiones del Met·ropolitan Opera, no aparecía-entre
fas seis óperas que elegir-ningún título aomo F,i<M­
Uio, La Flauta Mágica, Las Bodas de Fígaro, ws

246 247
más que fas dóricas de las �ólicas, ¡ ya es bastante
. paria enorguUecerse !
Si las canciones de ila comarca meri-dional del Oes­
te de Parinoxia presentan ' características lidias, aun­
que su contex;tura sea frigia, las danzas de la vec�na
LAS SINFONIAS FOLKLORISTAS (1) parte Norte de Franimonti muestran lo contrario :
[a influencia frigia en las melodías lidias . Para el
La paz que ,sucedió a ila Primera Guerra Mundial
entendido en cuestiones de localización, tales diferen­
otorgó independencia polftica a naciones que, en el ciaciones constituyen individualismo. Diferencias así
aspecto ouLtural, estaban muy lej os �e hallarse p re­ se encuentran en •los Bailcanes . Canciones y danzas
paradas para ello. No obstante, nac1 ?nes pequenas, son con fr.ecuencia de una sorip:mndente hondura de
hasta de seis a di:ez millones de habitantes, se ore­ expresión y atractivas por su configuración meló­
:Yeron con · derecho a �er distinguidas com � u_nidades

��!º
dica ; son bellas y ganan nuestra admiración. Los
cuiturales, como nac10nes cuyas caractenst1cas na­ lugares de origen de estas ,diferencias, sin embargo,
dd;nale s tenían su expresión en muchas facetas : en merecen antes el interés del especialista que el del
las artes aplicadas, tej idos, oerámica, pintura,
enamorado de la música carente de preocupación por
y ejecución y, finalmente, hasta en 1a compos1c1on
discriminar tales cuestiones .
musical. Verdad es que la Ciudad X p_odrá haber
A pesar d e que apreciemos en .gran manera estas
desarrollado sus propias cositumbres haciéndolas di­
diferencias, hemos de conrvenir en que son de menor
feri,r considerablemente de fas relativas a la Ciu­
consideración al compararlas con las existentes en­
dad Y, separada de la primera por montañas de
tre . el folklore y la múska artística. No se diferen­
3.000 pies de altura. Pero una y otra exigier<:»1 el
cian, quizá, más ,que el petróleo del aceite de oliva,
general reconocimiento y trataron de conseguir su
o que el agua corriente del agua bendita ; sin em­
«lugar en el sol », buscando oportunidad. para ven­
bargo, -la mezcla resulta tan ineficaz como [� del
der con beneficio sus productos nacionales. La ba­
agua y el aceite. Incluso un Beethoven habna de
lanza comercial · era la verdadera i_dea que se ocul­
adoptar tan solo un «a modo de fugato», senci.Uo
procedimiento para un determinado tema en el Cuar­
taba tras estos ideales ridículos.
Eil aislamiento no garantiza la fertilidad. ,Por el con-
teto de Cuerda Rasumovsky, Op. 59, N.º 2. Y al defi­
. trario el contaoto, aun con inferiores, puede ser es­
nirlo como « Theme Russe», nos inclinamos a creer
timul�nte. Por otra parte, Ias necesidades ineludibles
que, en primer lugar, se trata de un homenaj e a su
de la vida, emociones como el amor, la aflicción, la
mecenas aristocrático, pero que, por ot·ra parte, pue­
nostalgia, etc., encontrarán expresión individual Y
de ser una excusa ante los técnicos musicales, que
quizá original. Vivan o no ·retraídos los pueblos, les
habrán de compr,ender las dificuiltades derivadas de
es dado •encontrar sus expresiones propias, sus ca­
los encargos. Para ·entender este problema es muy
dencias y crear sus propias canciones . Y s � las de
conveniente comparar ,dicho procedimiento con el
que rige el Scherzo de la Novena Sinfonía. También
la Ciudad X no se 'diferencian de Ias de la Cmdad Y

(1) Musical America, febrero de 1947. aquí se aplica un <tratamiento de semi-contrapunto ;

248 249
pero el segundo elemento es melódicamente una con­ calas no ,están basadas en ningún concepto armó­
tinuación del primero. Los segundos elementos del nico, y, de estarlo, no es ail menos el que nosotros
Theme Russe no ,son más que acompañamientos in­ tenemos. Los amigos ,de la música del Este de Asia
cidentales, sin valor combinatorio. En efecto, este t,e­ mantienen que su música monódica es capaz de tan­
ma se basa en una progresión armónica primitiva, ta variedad como p ara expresar todos los matices
que ,es lo contrario de ilo que se requiere para la del humano sentir. ,Puede que esto sea cierto ; mas
combinadón del contrapunto. Es más, en su cons­ para los oídos occidentales suena, ¡ ay ! , de modo
trucción sin pretensiones no hay problema alguno muy distinto. No es del todo imposible introducir
que haga p ensar en un desarrollo temático. un acompañamiento armónico ,en esta clase de melo­
Como danza folklórica, el Theme Russe es en ver­ días, pero 1o que no puede ser de ninguna manera
dad muy agradable. Pero el que en la actualidad es hacerlo derivar lógica o naturalmente de las es­
exista música rusa se debe a la aparición de algunos callas. Por tal razón, hay que pensar en que antes
grandes compositores. De no ser así, hubieran sido habrían de destruir nuestra música que acomodarse
creadas notables sinfO!Ilías irilandesas o escocesas, ya a sus reglas.
que el folklore de estos pueblos es de una belleza Incluso la música zíngara-cuyas escalas caracterís­
superior y está lleno de matices sorprendent�s y ca­ ticas I,legaron a influir sobre varios países alrededor
racterísticos. Por otro fado, algunas pequenas na­ de ;los Balcanes, y que no resulta tarn extraña a nues­
ciO!Iles, cuya música folklórica no es tan e�traordi­ tro oído--ha sido incapaz de traspasar el muro que .
naria se han situado con éxito en ,la histona de la separa a la música folklórica del arte. Siempre que
músi�a y también en el p ensamiento de músicos re­ Brahms incorpora a una composición talles melodías,
presentativos, talles como Smetana, Grieg, Ch?p in, fa est,ructura no sobrepasa de oridinario las conve­
.
Liszt, Dvorak y Sibelius. ·Es bastante caracten st� co niencias de una serie de valses o de una contradanza.
,
el hecho de que Sihelius sostenga que su mus1ca En obras de organización más importante, este com­
no está basada en la música folklórica nacional, Y positor vierte únicamente el aroma, el perftl[Ile de
por mi parte sospecho que tampoco la de Grieg. Los sus temas propios. Pero no se ve forzado a entrar
ritmos de Chopin a menudo ,derivan de las danzas en iterritorio extranjero ,para expresar tipos melódi­
polacas, pero armónicamente-y en parte, melódica­ cos desacostumbrados, como lo prueba el último
mente-, ni su música ni la de Liszt (ni mucha de tiempo del Quinteto de Cuerda en Sal Mayor. Las
Smetana) se diferencian de manera esencial de los Rapsodias Húngaras de Liszt están organizadas es­
estifos del Oeste y Centro-Europa de su época. tructuralmente con mayor profund1dad que esas Rap­
Indu d ablemente, el folklore basado en escalas ex-­ sodías Gitanas o Zigeunerw{3'isen. Sin embargo, se
traordinarias o exóticas ofrece mayores peculiarida­ trata principalmente de p otpourris, de formas de
des, quizá demasiadas. Parece una pesadilla imagi­ construcción más deslabazada que las denominadas
nar lo que hubiera !,legado a ser la música si el Japó:1 « Fantasías » p or los maestros olásicos, desde Bach a
hubiese logrado conquistar América, Inglaterra Y, fi­ Brahms.
nalmente, Alemania. La idea j ap onesa de la música Al folklore natural se Ie puede reconooer mucha
no tiene ninguna semejanza con la nuestra. Sus es- belleza. Pero ningún reconocimiento merecen esas

250 251
pseudo-canciones folklóricas artificiales, que han ad­ contrastes, temas subo11dinados, etc. Estructuralmen­
quirido popularidad a costa de la atracción que las te, nunca existe problema que r,esolver en .Jas tona­
masas experimentan desgraciadamente por lo trivial. das populares, pero fas consecuencias de éstas se
Silcher, Abt, Nessler y sus congéneres de otros pat hacen notar más adelante. Los fragmentos que las
ses falsificaron 1a sencillez y sustituyeron el senti,. componen no requie:rien necesariamente ningún ele­
miento verdadero por el sentimentalismo carente de me1�to de conexión ; pueden unirse rpor yu�taposición,
arte : lo que ofrecen no es más que el concepto que debido a la marcada variedad que presentan. Nada
un burgués de cuello duro rpueda Jtener sobre el hom­ hay en estas melodías que reclame un desarrollo.
bre de 1a calle. Eso es también lo que hicieron com­ Su forma abreviada abarca firmemente el contenido
positores de mayor categoría, que no olvidaron nun­ y constituye así _ una pequeña extensión, pero a la
ca su aristocrática superioridad cuando descea1!dían vez una estructura independiente.
a sus canciones « I m Volkston». Al menos, son siem­
¡ ...
pre correctos en el sentido estrnctural. Si la pierna
izquierda es ,demasiado corta, esto queda compen­
sado con fa extremada longitud de la derecha. Pero
t
en muchas de esas imitaciones sucede que siempre
concurren frases que se prolongan demasiado y qu_e
no se compensan con otras que .resultan cortas en
demasía. La música folk,Jórica naitural siempre es
perfecta, pol'que brota de la improvisación, es decir,
de un relámpago de la inspiración.
EJ EMPL O S 1 , 2, 3
Las discrepancias que existen entre fas exigencias
de Jas formas más amplias y la sencHla construcción
Un motivo, en contraste con esto, resulta incomple­
de las cadencias folldóricas no fueron ni serán re­
to y dependerá de 1a continuidad : explicación, acla­
sueltas jamás. La idea sencilla no debe emplear
['ación, conclusión, consecuencias, etc. Los motivos
lenguaje profundo, o de otro modo no será popular.
iniciales de la Quinta Sinfonía, de Beethoven-Ejem­
Todos conocen el aserto de que .Jas Hneas paralelas
plo 1 a-, pueden interpretarse como en Mi bemol
son equidistantes en cualquier punto. ·Pero la expre­
sin a:rimonía aclaratoria en los compases 5 y siguien�
sión científica de que «únicamente se encuentran en
tes, y con una continuación melódica en fa que la
el infinito » requiere demasiada caviilación e imagi­
tercera, en a, queda transportada, en a', de manera
nación para ser comprendida y p ara hacerse popular.
que resuelva 1a tríada en Do menor.
Las verdaderas cadencias folklóricas están conte­
Bl Ej emplo 2 muestra cómo el motivo de transi­
nidas en la más estrecha e�tensión de una escala y ción se deri'va de una reiteración de las dos notas
se basan en sencillas progresiones armónicas. Los
principales, Mi bemol y Fa ( señaladas con * ) ( 1 ) ,
cambios de armonía y de configuración melódica,
como por ej emplo los rea11iza Bach en los corales, � 1 ) Ve_r compases 196 y siguientes, y compases 409-415, del
no sirven para obteneri nuevos elementos, tales cO'IIlo mismo tiempo.

252 253
como tónica y dominante de Mi bemol mayor, ro­ lidad del fruto. La exteriorización de las formas-ca­
deadas de los 6i bemol. racterísücas ,de tempo, dinámica, expresión de ideas
El Ej emplo 3 muestra cómo el tema subordinado principales y submdinadas, con sus relaciones y de­
se relaciona con ello y con la primera exposición rivaciones, sus contrastes y desviaciones-, todo está
del moti'Vo ( Ejemplo 1 a ) . Esto es Jo que yo denomi­ ya a la 'Vez allí, aunque no sea más que en embrión.
no «método de variación progresiva». La formulación definitiva a través de melodías, te­
No me es posible recol'dar ni un solo caso en el mas, ritmos y otros muchos detalles será la conse­
que se deriven ideas su:bol'dinadas de una canción cuencia del poder generndor y evolutivo de Jos gér­
folklárica por medio de este método. Se utiliza por menes.
lo ,general algún sistema conducente a hacer amplio Haced que un águila empolle cien huevos de ga­
fo que de por sí es breve : numerosas repeticiones Hina, y por más que aquélla se esfuerce, no sacará
de 1a frase cor.ta, que suponen variación sólo por su de esta incubación ni una sola águila.
,transporte a otros grados ; cambios de instrumenta­ ,Los que ,defienden la utilización de melodías folk­
ción, o, como des,de hace muy poco s e viene reali­ lórjcas en temas de formas -extendidas puede que
zando, mediante fa introducción de amn onías diso­ veart en ello cierta analogía con el empleo de corales
nantes, y ,también utilizando fo que los arreglistas y de o,tras canciones foiklóricas en temas para va­
de Hollywoo d Haman «contrapuntos », esto es, « ob­ riaciones llevado a cabo por compositores clásicos.
sequios de voces independientes». De este modo, na­ Cuando ,B ach, en repeüdas ocasiones, hace que las
da ,se dice que no haya sido ya dicho en la primera voces que en forma de contrapunto acompañan a la
exposición de la melodía. voz principal en sus preludios corales sean una con­
El compositor-el verdadero creador-escribe úni­ secuencia de la p'1"'opia melodía coral, no existe po­
camente cuando tiene que decir algo que no haya siibfüdaid o necesidad de nigún desenvolvimiento prn­
si.do dicho y que él cree digno de ser expresado : gresivo. También, por otra parte, podemos decir que
un mensaje musical para fos amantes de la música. en modelos elementa;l es la serie de variaciones sirve
¿ En qué circunstancias percibirá ese impulso que le más bien para que el virtuoso saque de su técnica
neva · a escDibir cosas que ya han sido expresadas, un brfülante lucimiento. En tales variaciones rara
como sucede en ,el caso de las canciones folklóricas vez se aprecia otro desar,rollo que el de la velocidad,
tratadas sin alterar su carácter? ni otros cambios que los que supone el adorno del
El verdadero compositor no se limita a componer estilo instrumental. La sencillez de la variación es
uno o más tem as, sino una pieza completa. En ki la adecuada a la melodía folklórioa. En las compo­
flor del manzano, inoluso en la propia yema, se mues­ siciones de esta clase artísticamente superiores, el
tra en todos sus detalles el fruto completo : habrá «motivo de la variación», como yo lo he llamado, se
de madurar, de crecer, de convertif\se en manzana, deriva, a través de las «variaciones progresivas », de
y también después, quizá, en manzano con poder de las caractedsticas fundamentales del tema y de sus
reproducción. De igual manera, la concepción del i\!er­ motivos. i D e hecho, este mismo procedimiento de com­
dadero compositor musical-como sucede en lo fí­ poner es en realidad el 'que aparece, tanto aquí como
sico-es un s'olo acto en el que se integra la tota- en cualquier otra pante, en la música ocddental, cu-
254 255
yos domen tos temáticos se adaptan a toda clase de trar notas o acordes que el lápiz, en ta mano dere­
formas : melodías, temas principales y subordinados, cha, ha?rá de conservar para la eternidad . . . , siempre
transiciones, codettas, elaboración, etc., con todos .
me mclmo a dudar de que, a quien esto agrade, sea
los contrastes necesarios.
un verdadero compositor, un verdadero creador.
El verdadero compositor, acostumbrado a formar
Parece ser que fas naciones que todavía no han
su material de este modo lógico-ya sea por inspi­


ración espontánea, ya por un trabajo arduo-, tan conseguido «un Lugar ,en el sol» ,tendrán que esperar
solo en ocasiones renunciará voluntariamente a dar hasta que el Todopoderoso se digne destinarles un
comienzo a su composición con temas propios, a su g_enio. En tanto esto no ocurra, ,la música seguirá
manera. Porque estos temas presentarán más de un siendo la e:xipvesión de aquellas naciones para las
problema :incitante, que requerirá tratamiento apro­ que 1 � composición no es un mero intento para la
piado. Que haya alguna forma que resolver con ma­ conqmsta del mercado, sino una necesidad emocio­
yor amplitud, aunque no aparezca allí más que en nal del espíritu.
estado de 'e mbrión, aunque no muestre la precisión Por supuesto que ¡ hay que poseer ese espíritu !
de su desarrollo, y no podrá dudirse. En efecto, una
verdadera composición no está « compuesta», sino
�< concebida», y es innecesario añadir los detalles.
Igual que un niño se parece a sus padres, lo ip.ismo
aquéllos conservan el parecido con la concepción ini­
cial. Y brotarán de igua1l modo que se presenta la
primera y la s egunda dentición del niño, de la mis­
ma manera que todos los inconcebibles pero natu­
rales milagros que distinguen a l a creación.
La verdadera música folklórica no existiría, o no
per.manecería, de no surgir así : espontáneamente, .
como improvisación inspirada. Es 1bien sabido que
Franz Schubert gustaba de improvisar valses y otras
danzas mientras bailaban sus amigos. No parece na­
da probable que la música fol�lórica verdadera haya
sido compuesta procediendo de manera penosa a
añadir notas y notas, fragmentos y más fragmentos.
Las cadencias folklóricas las improv saron, canrtando
i

y tocando, Ios bardos, Ios trovadores y o tros que te­


mían ,dotes para ello. Habida cuenta de que muchos
fotógrafos son capaces de forzar a algunas personas
para que posen de cierta ·manera vulgar : la mano
izquierda sobre el piano, como intentando encon-

256
257
17
con sólo poner en ellos nuestra fe constante . . . , aun­
que parezcan hal,Jarse muy lej os de ser universalmen­
te reconocidos o definidos.
r1

'
DERJECHOS HUMANOS ( 1 ) 11

I Si los derechos que dete11minan las ·leyes en gene­


ral, es decir, el código civil, difiriesen de !los derechos
Es triste tener que convenir en que son muchos humanos, estas diferencias podrían señalarse como
los hombres que consideran como derecho humano sigue :
el disputar, hasta llegar al colmo de la opresión, los a ) Los derechos humanos han de empeñarse en
derechos humanos de sus semej antes. Aún más tris.te elevar el equilibrio entre pretensiones y resistencias,
es el aspecto que ofrece el mundo de hoy, sin nin­ aun en los casos para los que el código civil todavía
guna esperanza de superación en el futuro que se no ha encontrado solución.
vislumbra. b ) Deberá buscarse un · mínimo de derechos inal­
Pero esto no debe apagar nuestros anhelos acerca terables, :valederos para todas las gentes y para to­
de un estado de cosas en que Ia santidad de los de­ das las razas.
rechos humanos de cada uno se manifieste intan­ La facultad de· pronunciar una declaración de de­
gible en su propia evidencia. La humanidad se ha rechos humanos cor.responderá a la organización que
beneficiado de tales bendiciones sólo porque, en nú­ se considere a sí misma como en vanguardia del des­
mero cada vez mayor, los hombres han deseado tan arrollo ,de rlos derechos civiles.
apasionadamente la redención, ,que al final les fue
concedida. Todos 1os progresos en el pensamiento 'y
sentimiento sociales, que eliminaron conflictos en la
vida de aa ,comunidad, se llevaron a cabo mediante 111
la fuerza de a•quel deseo.
, Nunca deberemos abandonar este anhelo nuestro. La ley n o es mús que un ínfimo escalón en el pro­
Dej ad a ,lo s paganos que sigan discutiendo la in­ pósito de asegurar ol equilibrio. En realidad, casi
mo:ritalidad del alma ; ·los creyentes no deben aban­ siempre cons:t i l uye una manifestación del poder. Ver­
donar su c11eencia en esta verdad. Pues aunque los dadernmen te, Ios derechos del débil han impuesto
paganos tuvieran razón en nuestros días, la fuerza su reconocimicn t o h asta cierto rpunto ; pero lo han
del deseo de los creyentes bastaría para generar un hecho en la medida en que el poder imporne su's
alma inmortal. fines. Surge el desacuerdo en cuanto hayan de ser
Y lo mismo sucederá con los derechos humanos, aceptadas unas consecuencia s que, obcecados por la
compasión, no fueron pr,evistas : -e sto es Io que pro­
(1) Los Angeles, 21 de julio de 1947. voca la reacción.

258 259
y n ueve Pºl' ,ento r estante. Sin emba,rgo, por me­
lV di o de las el civiqnes, obti ene la mayoría, domina a
la minoría ye c
oonvie rt e en esclava suya.
La cliJicultad para el establecimiento de derechos Un a Uaimé\J il i de protección se escucha incluso si
d
es t riba en la oposición de unos . intereses que res­ se trat a de � a p roporci ón de dos a noventa y ocho
pectivamente se dicen protectores . Galileo, que ali· n
por c ien t o ,:p <;1, .Ja minoría del cuarenta y nueve p or
mentaba dudas acerca de la credulidad sobre la his­ e
ciento tie�e rOrdidos todos sus derechos, a veces
toria de la Creación, y }a Iglesia, que no podía ad­ 11a st a · s u s de .p .epos c1v1
· · 1e s · . . , .
mitir ningún ataque contra la integridad de las Es­ e
Pel· o ,tampt oO debemo s olv1da,r esa m1croscopic a
crituras, se veían igualmente necesitados de protec­ minoría re. .p:t>oc d a por un solo hombre, de lo�
e seintai ,ma, s ,d e cinco
ción. . . y con iguales mérirto s para ello. que 110 se. ntran · · 1 o,
a d'iez por sig
' d enta1 .
En nuestra j actanciosa civilización no es costum­ aun en l a Cl'l,cté
iv
c HiP ació n occ i,
bre el arriesgarse a todo ,trance. Al menos, hasta cier­
to grado se puede decix ,lo que se quiera {pero no
olvidemos el « tercer ,grado» ) . Después de todo, Pas­ VI
teur y Zola no hubieron de suf.rir físicamente, sino
tan solo mentalmente. Y apenas le sucedió nada tam­ p rogr es iv o de la civilización y de l a
El de sarro l . . . .,
poco ( si exceptuamos un cierto hastío) al docrtor que lo t o en el conocim1Cnto c1ent1-
cultur a b s a d an sol
expuso una nueva teoría sobre ila diabetes con diez � o >1 � gra r al fin un equilibrio entre los
fico , h�b e na l:l. . .
años de anticipación. e . ·l ' c·.e-
mter·e s e s en , . fhct o. pue d e que esto no se rea

·La guerra, causante de ,t odas las cosas, vuelve a �
<lurai1te vari�º�iglos, ya que las fu e : zas c � ntran �s
proporcionar al mundo modelos nuevos, cuya imi­ s ir. m y todos sus mtereses estan
se oponen . ." eza ,
tación se recomienda. Las olestas expresiones de C()n > ' �,d os sean . .,ios m �, -
m
toda clase de pensamiento « demasiado reconocidos . l> e .o ouanto ma s refm
libre» son des­
to cl os ,para P't . Í ar l os de rechos , ma_s numerosas h�­
terradas j unto con sus causantes. ·Los libros son que­ brán de S. C l. 1 <ISo l1,;,xigenda s . E l Arzobispo se atrevena
mados, ,los autores colgados ; generales en traj e de h ar en ·J o mas , mi-,
a abofc tc· . L· 1 1 . �' � _ Aozar t sin sospec
gala, pero sin vista de causa ; no tienen dereohos r
nirn.o ·lJ Li c ·C º li Í/�llo s e b abia ganado
,
un puesto en
especiales, y se les anula todo sentimiento de hu­ ., , . oy
la h i�.t o.r i a el� p músic a. ¿ Q men po dna sab_er, h
miHación, porque «derecho » es únicamente aquello h de ar el sen q
que beneficie a los alemanes, y que no guarda más
en cl í;:i , h a s l a . \ é pun t o � , Ue � �� do �e
tenga -e] a i- i ¡ . q L ,le s u ,pro pia d]lgmdad ? ¿Qmen sena
que una remota relación con el derecho humano. capaz ·de 'p· r cvS [ '· 1 . .,]1 oy en ,d ia, ' que un cread or pe11d-iese
1
su. ans i a el c, � · : ,,,,. por el hecho de enfrerntars · e brus-
\\v 1 ,:iensamien· · .to contrario a s u d·1gni' dad ?.
·
cametttc co n ·,
V l\n ·1· ' prever que l a
!'Aas, p o r
ºtr· · parte, ¿ qmen po dna
misma d i fani �' t n que ]Jan alcanzado cumbres com . o
El cincuenta y uno por ciento difícilmente podrá • <lCI¿'.JS trindber . g, M ahl e r: y o tros, . gracias
Wagn er, Ibsel:i
estar seguro de ganar una batalla •c ontra el cuarenta a ,l os crítico s ' abría de s er consi, dera,da como un
, 11-
260 261
código de honor ? Sin contar con tales enemigos, na­ no pueden ser arrebatados .por nadie a los descen­
die sería realmente grande. dientes más remotos de su primer propietario. Pero
¿Cuándo podrán servir los derechos humanos, si la protección de derechos del propietario de la obra
no para plfoteger a un hombre de tales hechos, por intelectual se limitan a cierto tiempo, durante el cual
lo menos para advertir a los demás de lo vergonzoso constituye delito el arreba:t ársela al autor o creador,
que resulta ocasionar estos sufrimientos ? y no porque tal robo sea inmoral o , d eshonesto sino
porque lesionaría los intereses de fuerzas beli,�eran­
tes. Porque, una vez transcurrido aquel ,período, la
VII competencia I obligará a i1os editores a vender más
barato, si bien, con todo y con eso, tendrá beneficios
suficientes, ya que no habrá de .pagwr nada más al
Todos los científicos, técnicos, descubridores, poe­ autor. Se supone que esa obra pertenece al dominio
tas, pintores o músicos que sacan ,p rovecho de las público ; sin embargo, la verdad es que fa poseen
adquisiciones de alguno de sus predecesores contri­ los e�plotadores. Una vez transcurrido aquel perío­
buyen al desarrollo de su PlfOfesión, bien sea aquél do, el ,coger fo que no Ie pentenece a uno deja de
un pel}sador original, bien se trate únicamente de ser un delito punible, a pesar de que no dej e de ser
alguien que copiara o hiciera uso de ciertos cono­ una sustracción. Ese título de posesión que ostenta
cimientos. No debemos despreciar al honrado arte­ el « dominio ,público » se lo ha otorgado su propio
sano q u e trabaj a siempre los mismos objetos fami­ poder. Esto carece de todo sentido, no sólo moral,
liares, como tampoco hemos de estimar con exceso sino también económico ; porque el interés del pú­
al pensador original. Nadie lo debe todo únicamente blico por >la obra de arte está muy lejos de j ustificar
a sí mi mo. en lo más mínimo esa decisión de asumir la respon­
Al fin y al cabo, es de importancia secundaria el sabHidad de e�poner a los herederos del genio a fa
que toleremos o no la elevada . recompensa que re­ misma miseria de aquél.
cibe esa infracción, más elevada que el valor de la
propiedad que , s e ,tomó en arriendo (y que nunca
será pagada) . Sin embargo, es muy frecuente tener
por imitador al creador original, ya que a menudo IX
el vendadero imitador suele ser un propagandista
inteligente. Esto supone runa falsificación de la his­ Es verdaderamente trágico que el código de los
toria del intelecto ; pero ¿;quién ha de preocuparse clcroc hos humanos adolezca de falta de facultades
por ello, si no es ,la víctima? Pª:ª ·� efende_rse por sí mismo contra ataques y ani­
qm la c 10nes, igual ,que ,lo hace la democracia. Todo
cuanto en su nombre hayamos de emprender habrá
VIII de violar los derechos humanos de los atacantes :
exacta,mente igual que no es democrático nada de
Una mina de oro, un pozo petrolífero, un almacén, lo que habría de p ro t eger a I.t democracia.
un banco, una factoría, y hasta una pintura al óleo, No iqueda otro recurso que el de la persuasión.

262 263
esto, en su deseo el combatir el mal : en realidad,
X ese es su deber. Y esta es 1a razón por la cual un
hombre :luchará contra el «arte burgu é s », mientras
Parece como si el código de derechos humano s hu­ otro habrá de luchar contra el estifo arquitectónico
biera de limitarse a menos aspiraciones de las que palestino por estar considerado como extraño a la
su rimbombante título sugiere. raza, a pesar de que parezca haber nacido del gran
Adolfo Loos.
El que lucha se afana en conquistar algo, e igual­
XI mente se afanará en oprimir lo conquistado.
Pero ¿ qué derechos humanos asisten a aquellos que
!Muchas fonmas de la fe son exclusivistas, y anta­ todavía creen en Ias ideas y el arte derrotados ?
gónicas ; son belicosas, retadoras, pendencieras. Por­
que la tolerancia supondría su propia destrucción.
Pensad, por ej emplo, en los estados comunistas o XV
fascistas, donde se utiliza la fe como instrumento de
gobierno. La música habla, con lenguaje propio, únicamente
de cosas ,musicales-o, quizá, como lo creen muchos
XII estetas, de cosas concernientes a 1a sensfüiiidad y a
la fantasía-. Podemos remitirnos a esta chanm de
¿ Tiene el hombre el deber de creer en la verdad? Ricando Strauss : «·Puedo ·expresar con música el mo­
¿ Es acertado el creer que fo falso merece protec­ 'Vimi<crnto de un fápiz de un sitio a otro. » No es éste
ción? el lenguaje de que se vale eil músico para, de ma­
nera inconsciente, mostrarse a sí mismo, como lo
XIII hace al foDmular ideas que hasta a él habrían de asus ­
' Sin duda, los Uiez Mandamientos representan un tarle s i n o supiera ,que nadie puede percatarse d e lo
a que oculta mientras está expresándolo.
de la s priníeras déclarotions des droits humair..es, Pero al,gún día los hij os de los hij os de nuestros
expresada «de palabra y por escrito». En ellos se
psicólogos y psicoanalistas habrán descifrado el len­
asegura ,el derecho de vivir y de poseer ; en ellos se
guaj e de la música.
protege el matrimonio, los votos, el trabaj o, pero
¡ Lástima, pues, del incauto que creyó bien ocul­
desde el mismo comienzo se rechaza la libertad de
tos sus más ínttmos secretos y ha de consentir que
Ia fe, puesto que no hay más que UN solo Dios.
los torpes mancillen aquel<Ias propiedades pa:rticula­
rísimas con todas Ias consiguientes impurezas ! ¡ Lás­
tima, ·entonces, de Beethoven, Brahms, Schumann y
XIV
todos los demás compositores « desconocidos » ( 1 ) ,
« ¿Cómo podré amar realmente lo bueno sin odiar (1) Brahms, el Desconocido : Bajo este título, un escritor
lo malo ?», se pregunta Strindberg. Y en virtud de ha intentado empañar la imagen del compositor.

264 265
cuando caigan en esas manos ! ¡ Hombres corno és­
// bre y esperar que cr·ean a toda costa en los derechos
tos, que empleaban el derecho humano de su libre humanos ? ¿ Cómo hacerlo a estas gentes, que mo­
expresión ,p recisamente para encubrir sus auténticos
- rirían en silencio antes que obrar en contra de la
pensamientos ! santidad de su fe ? Compárese esta actitud con la
¿ Es •legítimo el privar de protección al silencio ? de ·esa anciana que, al ser elegida para 1a cena una
de sus gallinas favoritas, primero la acaricia y la
abraza ,t iernamente, y cuando vueiJve con ella a su
XVI quehacer culinario, exclama : « ¡ Pobre gallinita ! ¡ Pero
qué rico sabor vas á tener a la !Vinagreta ! »
También a los caníbales hay que reconocerles sus
derechos . Sus aspiraciones se fundan en el recono­
cimiento instintivo de que 1a sangre se convierte en XIX
sangre, de que la carne _se convievte en carne. A la
vista de los procedimientos ,primifrvos empleados pa­ Estos son problemas reales, que pueden llegar fá.
ra mostrar esto corno un hecho científico, podemos ciilmente a hacernos sentir pesimistas.
conceder un rango importante a tal instinto. Cumple Sin embargo, rn.1hca deberemos , cesar en nuestro
su función con precisión mayor que la de los « tests » afán por Ja santidad universal de los derechos hu­
en ,que se basa la humanidad doliente para admi­ manos.
nistrarse medicinas cuyos e fectos perjudiciales pue­ En nuestra alma ,se encuentra la fuerza de ese
den observarse después de un año, aproximada­ afán con intensidad creadora.
mente.

XVII

¿ Es derecho humano el nacer, o está dentro de es­


tos derechos el control de la natalidad? ¿ Es permi­
sible el control de la nataiidad, o tolerable dej ar
destruir niños · como si se tratara de un sobrante ?
¿Cuál ,e s ,la actitud que adoptan las religiones ?

XVIII

Pensemos en los hindúes. Mueren de hambre mi­


llones de ellos antes de que se les ocurra sacrificar
una vaca sagrada. ¿Cómo habremos de explicar a
gentes de semej ante fe lo que es el derecho del hom-
266 267
esen c b l 1 1w 11 1 e l i o mofón ico, intercal en con rtan t a fr ·­
cuenc i a e l con �rapunto estricto, ique no se dif.e rcn · i a
del d e Bach niás que e n esas características que e l
progreso musical h a traído consigo ; e s decir, e n un
desarrolfo más elaborado en las variaciones del mo­
ON REVIENT TOUJOURS tivo.
No se puede negar que Ia combinación de estos
Re c ue rdo con gran placer un paseo en fiacre vie­ dos métodos ,estructurales es sorprendente, siendo,
né s por et ' famoso Hollerrthal. El carruaj e marchaba como son, contradiotorios. En el estilo contrapuntis­
m uy desp .@.cio y podíamos comentar y admirar todas ta, el tema es prácticamente ,inalterable y todos los
las be11ez.@.S Y , más aún, ,l os aspectos terribles que contrastes necesarios se producen mediante la adi­
dieron su nombre a este Valle del Infierno_ Siempre ción de una o más voces . La homofonía produce sus
eché de IIJ_ enos la rt ranquilidad de nervios que se pre­ contrastes valiéndose de las variadones progresivas.
cisa para soportar un paseo tan pausado. Pero estos grandes maestros poseían un sentido tan
Pues bi en, cuando sólo veinte años después realicé notable de ilas exigencias estéticas y éticas de su
una excursión en automóvil por uno de [os más re­ arte, que no cabe siquiera plantear el problema de
n ombrad o· S valles de Suiza, no pude !Ver casi nada si esto es o no equivocado.
y mi ac o:rr:-ipañante en ta:I ocasión no mencionó más No me he parado a pensar si mi explicación acer­
qu e ,lo s a sp ectos comerciales e industriales que aquel ca de este desvío estilístico pudiera servir también
va lle ofre cía. En veinte años, las personas habían para explicar mis propios desvíos. Yo solía decir :
perdido el interés por contemplar aquellas bellezas y los maestros olásicos, acostumbrados a admirar las
disfrutarla-. s . obras de los grandes maestros del contrapunto, des ­
Aimbos casos me vinieron al p ensamiento cuando, de Palestrina hasta Bach, habrán sentido a menudo
r ecientem en te, un alemán-antiguo a'lumno y ayu­ la tentación de volver al arte de sus p redecesOTes,
d ante mío --me consultó sobre lo que debía contes­ que ellos consideraban superior al suyo. Así eran de
modestos aquellos que podrían haberse aventurado
tar c uando· se le preguntara si yo había abandonado a obrar con arrogancia ; apreciaban los logro s de los
l a compos i. ción con doce sonidos, ya que ahora com­
demás, aunque ellos mismos no estuviesen exentos
p o ngo mu.,..,- a menudo música tonal : las Variaciones de orgull o. Tan solo aquel que inspira respeto es
para Band�, Op. 43b, la Segunda Kamm.e;..rsymphor.,ie, capaz de guardar respeto a otro. Estos sentimientos
la Suit e ¡x:;z ra Orq uesta c$e Cuer.da y otras. puede que les llevaran al deseo de conseguir de nue­
Mi resrpi-1esta estuvo a tono con las impresiones
rvo, con el viej o estiilo, lo que estaban seguros de lo­
de los d os sucesos antes aludidos, fundándome ade­
m ás en ci r·cunstancias históricas. Dij e : Debiera sor­ grar con su esti'lo más avanzado.
Es un sentimiento igual al que puede impulsarnos
p,renderno � el observar que fos compositores clásicos
-Haydn, _¡v1ozart, Beethoven, Schubert, Mendelssohn, a preferir, en lugar del rápido automóvil, el fiacre
,S chum ann , Brahms, e inoluso Wagner-después del lento y pausado ; igual al que nos asalta en ocasio­
nes, en que nos gustaría vivir en las antiguas y más
cl i max conftrapuntista de Bach, a pesar de su estilo
269
268
primitivas circunstancias de nuestros antepasados.
No se trata de que deseemos anular todo el progre­
so, si bien 'la maquinaria ha eliminado muchísimos
oficios : encuadernación, marquetería, c�ligrafía, ta­
Uado de la madera y-casi-la pintura. (
Cuando hube teruninado mi primera Kammetsym­ LA BEN>DIC ION DEL VESTI>D O
phonie, Op. 9, dije a mis amigos : « Ya he fijado mi
estilo. Ahora ya sé cómo tengo que componer.» En música, ,el profesionalismo había realizado mu­
Pero mi obra siguiente mostró una gran discrepan­ chos progresos en el sig'lo xíx. Pero en el último
cia con aquel estilo ; era un primer paso hacia mi cuarto de siglo existía un gran número de aficiona­
estilo actual. .El destino me forzó hacia esta direc­ dos que ,todavía viven ; aficionados de todas clases,
ción : yo no estaba destinado a continuar los caminos desde 'Violinistas que sólo alcanzaban a tocar en pri­
de Noche Trarz•sfigurada, ni de Gwrreli·ede'r, ni tam­ mera posición, hasta los que hubieran podido com­
poco de Pelléas y Méli,s'aln,die. El Jefe Supremo me petir con excelentes virtuosos de concierto. Muchas
tenía ordenada una ruta más difícil.
Sin embargo, el deseo de volver al 'Viejo estilo fue personas daban semanalimente conciertos de cámara
siempre en mí algo muy vigoroso, y de cuando en en sus casas. Tocaban toda clase de conjuntos : dúos
cuando he tenido ,que rendirme a ese impulso. de piano, sonatas para violín y violonchelo, tríos pa­
Es así cómo y por qué algunas veces escribo mú­ ra piano, e inoluso cuartetos de cuerda. También in­
sica tonal. Para mí, las diferencias estilísticas de esta tervenían músicos profesionales en la ej ecución de
especie no son de gran importancia. No sé cuáles de cuartetos de cuerda u otros conjuntos, :tan solo guia­
mis composiciones ,serán mejores ; a mí me gustan dos ,por su amor a '1a música, sin aspirar a otra uti­
todas, ,porque me gustaban cuando las escribí. lidad que 1a de su propio placer. Y o mismo he to­
mado parte muy a menudo en esos grupos, y el pro­
vecho ,que he sacado de este trabaj o ha sido el de
un mayor acercamiento a la música clásica de cá­
mara.
·La extinción de este ambiente de aficionados fue
consecuencia de fa ambición que ellos mismos tuvie­
rron al pretender competir los prnfesiona:Ies. El resul­
tado fue en extremo destructi'Vo para el arte musical.
La competencia forzó a los rivales a utilizar medios
inapropiados para lograr el éxito, y lo ,p eor fué que
aquellos aficionados que en un principio se mostra­
;ron imparciales y desprendidos, y dispuestos a soste­
rner a ,los m:tistas necesi,t ados o desafortunados, aque­
Jlos que fomentaban las artes, acudieron luego tam-
270 271

J
trataba de profesionales que tenían que ganarse l.a
bi ?n al mercado. En lugar de comprar música, de rvida ,e nseñando. Como consecuencia de ello, habían
.
asisür a Ios conciertos, de gozar de fa ,música, eran de amoldarse a una rivalidad apremiante, que signi­
ello� los que reclamaban para sí sostén y ayuda. ficaba «clases particulares», es decir, haciendo más
_ M1en:tras que aún hoy la categoría del artista, del fácil el aprendizaj e ,de los menos Hstos, sin que lle­
e.1 e � u.tante, del vi �tuoso, puede determinarse rápida gara a , s er demasiado difícil para los mej or dotados.
Y facilmente, ! lego a ser sumamente difícil y se tar­ No se trataba de que, como en los deportes, hu­
,
·d .iba _ mucho tiempo en hacer lo propio entre aquella biera - de conseguirse '1a superación de un nivel me­
multitud de compositores y genios recién nacidos dio. El profesor que deseara contar con un número
que empezaron a aparecer en el horizonte. Algunos sufidente de alumnos que le pagaran bien, tenía que
de ellos habían aprendido concienzudamente el ofi­ reducir sus pretensiones en cuanto a inteligencia,
cio y algo sabían ; los demás recibieron una e duca­ destreza y :aplicación. Si el alumno carecía de talento
c_ión superficial y se valían de ese talento estereo­ para componer óperas o sinfonías, podía escribir
üpado pam competir con éxito con ,los compositores canciones o piezas breves para piano, o en todo caso
serios y trabajadores. Hmitarse a la música ligera. , E : l iprofeso,r partioular
A e_s; incremento numérico de compositores corres­ tenía que conducir a sus alumnos hacia el éxito en
pond10 proporcionalmente un incremento de profe­ cualquier ·aspecto, fuera el que fuera.
sores de composición. Y al descenso que sufrió la .Debo confesar que yo nunca me acomodé a tales
categoría de ilos compositores correspondió también prácticas. Cuando . manifesté en mi Harmoniietehrie
la de sus maestros. Sin embargo, ,podemos asegurar que yo ,enseñaba individualmente, no hacía esto para
que- hubo muchos ,que adquirieron una ace11tada ins­ eviJtar a mis alumnos ningún esfuerzo que les ayu­
tr��dón por sí mismos y fueron capaces de trans­ dara a superarse. Tan solo me avenía a c ambiar el
mitir esos conocimientos ; hubo también composito­ orden del ,curso, pero no eliminaba ninguna de aque­
res con talento y experiencia, que muy bien pudieron iHas materias que el músico debe conocer. Algunos
·?aberse comprometido a investigar en el pasado, e problemas que resultaban demasiado difíciles al prin­
mduso en el presente, para encontrar solución a pro­ cipio, podían dejarse para más adelante. Se podían
iblem �s plante �dos, eX'plicar técnicas de composición Tealizar ej ercicios preparatorios antes de entrar de
� me} o�ar metodos de enseñanza ; hubo asimismo lleno en tareas más importantes. Pero nunca he ce­
: speciahstas que no pudieron, o no quisieron, ense­ dido en mis exigencias fundamentales.
nar más que un limitado aspecto teórico : a11monía También había estudiantes cuya intención no era
exclusivamente, o contrapunto, o bien ambas cosas '1a de escribir música s eria. Tan solo pretendían com­
a Ia vez, pero nunca la técnica de la composición. poner música ligera, operetas y cosas parecidas. Mu­
Por desgracia, 1 � gran mayoría sólo encontraba ayu­ chos de ellos eran lo bastante sinceros como para
.
da en su propia mcompetencia y pasaba así a aumen­ ireconocer sus 1p ropias limrtaciones y sus aspiracio­
tar �l número de fos ignorantes que no habían con­ nes restringidas.
segmdo aprender más que unos cuantos recursos. Tuve yo un discípulo que había empezado a estu­


Por regla general, la enseñanza no era mala. Lo diar armonía conm igo. Dej ó las 1lecciones unos dos
realmente perjudicial era 1a ciocunstancia de que se
273
272
18
meses después. Le habían ofreddo un puesto de crí­ om i t e los preparativos para enfrentarse con aconte.
rtico musical secundario en un periódico importante c i m ien tos más -l ejanos. Es- el proceder de fa modista,
y albergaba ·e l temor de que un conocimiento dema­ que puede emplear el género más costoso sin parar­
siado acabado pudiera ej ercer ,influencias desfavora­ se a pensar en si será duradero, ya ique es ahora
bles sobre la espontaneidad de sus juicios.- Hizo ca­
cuando debe surtir el efecto deseado : precisamente
nera como crítico, e incluso como pedagogo.
Cuando actuaba de profesor, . nunca me ceñía a ahora. No es necesario que dure el vestido más que
enseñar aquello que yo sabía, sino lo que estimaba la moda. Es así rtambién cómo algunos cocineros
como necesario para el alumno. 1Por ello, nunca en­ preparan la ensalada, sin reparar en que cada uno
señé al estudiante «un estilo», es decir, las peculia­ de sus ingredientes sea el adecuado y guarde debida
ridades técnicas de un compositor determinado, :relación con Ios demás, sin preocuparne de si resul­
reducidas a aquellos recursos que el maestro en cues­ tará o no una buena mezcla. Allí estará el vestido
tión ·empleara para resolver cualquier problema tor­ francés-o el vestido franco-ruso-, puesto como ca­
tuoso. Y si en el prefacio de mi Harmoir.,ie1lehre dije becera, y esto servirá para relaciona:rfo todo. Por
que yo trataba de idear en cada caso algo que sir­ tanto, el componer con armonía de tal especie es
viera para resolver las necesidades particulares de cuestión de crear un cierto estilo.
los alumnos, esto no significa que Jes facilitara las Considero como una de mis virtudes Ia de no ha­
cosas. ,De ningún modo ; sobre todo porique yo insis­ ber estimulado nunca a la composición. Más bien
tía en un punto principal : en que el compositor no he trat�do de mostrar a la mayoría de mis centena­
debe componer dos, ocho o dieciséis compases hoy, ·res de disdpulos una actitud ·que les hiciera pensar
y otro tanto mañana, y así sucesivamente hasta que que yo no esperaba demasiado de su capacidad crea­
la obra parezca e star acabada, sino que ha de con­ dora.
cebir ,la composición como un 1todo, en un solo acto No quiero decir con esto que hacía irntencionada­
de inspiración. Embriagado con su idea, deberá es­ mente difícil la tarea a mis alumnos, sino que no
cribir •tanto como le sea posible, sin cuidarse de pe­ ejercía ningún control s obre ella. Así rlo prueba el
queños detalles. Y a los añadirá o [os quitará más siguiente hecho.
adelante. Durante muchos años traté en vano de enseñar
Solía yo decir que ·el composito:r ha de ser capaz a m is alumnos algunos descubrimientos que yo ha­
de ver muy <lejos en el futuro de su música. Creo que b ía hecho en el lampo del contrapunto mú1'tiple.
ésta es la manera de pensar masculina : pensar de T rabaj é de firme para formular estas opiniones de
inmediato en el futuro completo, en el destino com­ un m odo ,inteligible para el estudiante, pero sin éxi­
pleto de fa idea, y prepararse de antemano para todo rto. Sólo una vez, en una de las mej ores clases que
p osfüle detalle. Así ,es ·c omo el hombre construye su he tenido, me puse a explicar el problema y su re­
casa, organiza sus asuntos y se prepara .para las gue­ solución , y pedí a la clase que compusiera para la
rras. La otra manera de hacer es la femenina, la que próxima lecc i ó n alguna cosa .empleando fos métodos
toma en conside,ración, con buen ,entendimiento, las de solución que yo había dado. Este fue uno de mis
consecuencias más próximas de un problema, p ero mayores ,c hascos. Solamente un estudiante trató de
274 275
utilizar m i s consej os, y resultó que me había com­ de otros, completamente aparte de su nacionalidad.
prendido tan mal como el resto de fa clase. Los ,c onsej os para 1a composición se dan lo mismo
,E s t a experiencia me proporcionó una lección : la que las recetas de cocina. No puede fal,lar : la receta
ciencia secreta no es aquella que el alquimista se es de toda ,confianza. Por tanto, nadie habrá de fra­
niega a enseñarnos ; es una ciencia que no ;puede casar. Lo que uno haga será tan bueno como lo de
enseñarse de ninguna manera. Es innata o no exiSJte. los demás.
Esta es también la razón por ,la que el Adrián Le­ Y es , s orprendente que cada uno estime como su
rverkühn de Thomas Mann no conoce Jos fundamen­ estilo nacional lo que realizan de igual manera las
tos de la composición con doce sonidos. Todo cuan­ diferentes naoio'naHdades.
rto sabe ,le fue enseñado por el Sr. Adorno, quien Verdaderamente, éste es el internacionalismo -de
únicamente sabe fo poco que yo fui capaz de eX:pli­ la música de nuestro tiempo.
car a mis alumnos. Los hechos reales serán proba­
iblemente ciencia secreta en tanto no . haya alguien
que la herede como '11n don gracioso.
La severidad de mis ,preceptos es asimismo la ra­
rzón por la que, de entre los centenares de mis dis­
cípulos, solamente hayan llegado a ser compositores
unos ,cuantos : Webern, Berg, Eisler, Rankl, ZiHig,
Gerhard, Skalkottas, Hannenheim, Strang, Weiss. Al
menos, solo tengo noticia de estos.
Otro de fos efectos producidos : todos mis discí­
pulos se difer,encian ,extraordinariamente .entre sí, y
si bien la mayoría quizá ,componga con doce sonidos,
no se puede hablar de una ,escuela. Todos ellos tu­
Nieron que encontrar solos su propio camino. :Así lo
hicieron, y por ello cada uno p osee su manera de
interpretar las reglas relativas al sistema de com-,
posición con doce sonidos.
No siendo yo capaz de enseñar un ' dete,rminado
estilo a mis- alumnos-confieso que no hubiera po­
dido hacerlo aunque me hubiese esforzado en sup e­
rnr mi animadversión hacia el+lo-, hay otros profe­
sores aptos para esto, y sólo para esto.
Y así, vemos a un gran número de compositores
de distintos países y nacionalidades que componen
casi la misma dase de música : por :lo menos música
tan parecida, que s ería muy difícil distinguir unos
276
277
esta música no ha ,de ·e:icpresar algo, o mej or, que no
iha de expresar algo provocado por el texto?
Nadie puede evitar que las huellas digitales le
identifiquen. Pero un manuscrito revela muchísimas
MIA ES LA CULPA cosas al grafólogo.
Recuerdo que Busoni fue el primero en pedir que
fa música, en Ja ópera, no expresara ;lo que ya era
En el prólogo al Pierrot Lurvaire pedía yo que los ex,p resado mediante la acción.
ej ecutantes no añadiesen ilustraciones ni rasgos ca­ La ópera es consecuencia de cuatro elementos fun­
iracterfaticos suyos derivados del texto. En fa época damentales : texto, ,música, escenario y cantante. Si
posterior a la Primera Guerra Mundial era costwn­ a uno de ,estos factores constitutivos se le permite
'bre de los compositores el sobrepuj arme radical­ desatender Io que realizan los demás, ¿por qué és­
mente, aunque . !mi música no ,les gustase. De forma tos no han de gozar de igual privilegio ? Por ej emplo,
que, al p:e dir yo que no se añadiera ilustración o el cantante.
expresión externa alguna, entendieron que fa expre­ ¿No podría Monosta:t os pedir a Sarastro bailar un
sión e ilustración se hallaban ausentes y que rio de­ «pas de deux» ,con ·Pamina? ¿ Y no podría Lohengrin,
bía existir relación de ninguna clase con el texto. ,inmediatamente después de su llegada, vender el cis­
Había por entonces canciones, ballets, óperas y ora-, ne a una carnicería y .poners,e a subastar su góndofa ?
torios ·en los :que el objetivo del compositor consis­ ¿ O ·el Rey Mark, no ,can!aría mejor su «Uies, Tristan,
•tía ·en una total aversión hacia lo que en el texto se mir ?» ( ¿ Esto, Tristán, para mí ? ) como si se mos­
exponía. trara sorprendido ante un regalo de Navidad mara­
¡ Qué absurdo ! lVilloso que le hiciern Tristán ?
¿Con qué finalidad ,se Je pone música a un texto ? La mayor incongruencia en relación con lo que se
En el ballet, fa ,música encubre el deslizar de los expresa ·en el texto , c onsiste en practicar lo contra­
,pasos. rio. ¿ Por ,qué no interpretar una canción en pianissi­
En fa radio, reemplaza al telón en los casos en mo para el cabalgar de las Walkirias ? ¿ Por qué no
que los escritores de guiones de crímenes no s aben ,tocar un «boogie-woogie» cuando Wotan camina atra­
;realizar de otro modo el cambio de escena. También vesando el arco iris ·en el ValhaHa? Esto al menos
para esto pueden utilizar fa campana. nos daría la seguridad de no fracasar y también de
En fas películas, además de servir de telón igual­ q ue esa música fuera la adecuada para cualquier
mente, se la considera adecuada para subrayar ges­ ópe ra , mas no para la vu estra.
tos y acción. Con fesaré gustosamente que vuestras produccio­
nes m odales y tonales son tan inexpresivas como el
Pero no existirían canciones, óperas ni oratorios
irostro de un jugador de póker ; pero ¿por qué ha­
si no se añadiese música que . realzara la expresión béis de intentar estos alardes con la música?
de los textos. En un futuro próximo habrá máquinas como el
Además, ¿ cómo se puede tener la s eguridad de que detector de mentiras, y Ia tarea ,de los grafólogos la
278 279

_J
desarrollarán mecanismos y artefactos de esa espe­
cie. Y elfos revelarán con toda exactitud lo que pre­
tendéis ocultar y pondrán de manifiesto lo que ha­
béis expresado : así quedarán al descubierto vuestros
engaños.
¡ A LOS MUELLES !

Todos, en la dudad, ,tenían familiares en alguna


<le las cuatro embarcaciones. Todos temían por Ja
vida, bien del familiar, del amigo, o senoillamente
del miembro de aquella pequeña comunidad. . . To­
dos esperaban, con mucho miedo, noticias sobre el
destino de las embarcaciones, ya hacía diez días des­
ªPfreddas. Otras embarcaciones, pequeñas y gran­
des, que escaparon de la terrible :tempestad, mari­
neros y pasaj eros que fueron recogidos, hablaban
de la gran tragedia del océano, .que tantas 1\1idas ha­
1

bía costado y tan enormes pérdidas causara a los


navieros y a fas compañías aseguradoras.
Ya se había desvanecido casi por completo toda
esperanza. Eran muy pocos los que aún creían en el
regreso de sus familiares sanos y salvos. Todos, en
fas iglesias, elevaban preces por las desgradadas víc­
timas del mar.
Fue al caer de la tarde, casi a la puesta del sol,
cuando uno de los muchachos, corriendo por la ca­
lle Mayor, empezó a gritar en francés con todas sus
fuerzas :
-¡ Las barcas ! ¡ Las he visto ! ¡ Vienen hacia aquí !
A. los pocos segundos, una multitud invadía las ca­
lles, c orriendo todos en 1a misma dirección, hacia
el puerto, hacia Jos muelles. Todos gdtaban muy
fuer.te, en francés :
-Aux quais ! Les 'Vaisseaux sont retournés ! ns se
trouvent aux quais !
O en inglés :
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-To the wharfs ! The boats are returning ! They INDICE DE NOMBRES CITADOS EN EL TEXTO
ar.e already at the wharfs-aux quais ! •
( « ¡ A los muelles ! ¡ Las barcas vuelven ! ¡ Ya están
en fos muelles ! . . . ») ( 1 )

Abt, 252. Gounod, 242.


Adorno, 276. El Greco, 232.
Allegri, 233. Grieg, 250.
Bach (F. M.), 72, 74, 107. Haendel 73, 74.
Bach ( J. S.), 47, 52, 69, 72, 73, Hannenheim, 276.
74, 75, 77, 94, 99, 100, 187, 234, Hanslick, 79, 239.
238, 252, 255, 268, 269. Haven Schauffler, 85.
Balzac, 155, 201, 227, 232. Haydn, 69, 70, 99, 101, 102, 103,
Beethoven, 26, 48, 52, 64, 70, 123, 198, 268.
71, 72, 73, 80, 81, 86, 94, 9g, Heine, 112.
100, 101, 106, 117, 136, 139, 151, Heuberger, 79.
152, 153, 197, 198, 227, 234,
237, 238, 242, 244, 247, 249, Ibsen, 26L
253, 265, 268. Josquin des Prés, 69.
Bellini, 247.
Berg, 146, 276. Kalbeck, 79.
Billroth, 79. Kandinsky, 30, 232.
Brahms, 43, 70, 71, 79, 85, 86, Kayser, 72, 74, 99.
90, 91, 92, 94, 95, 96, 98, Kokoschka, 30, 232.
99, 108, 110, 112, 123, 126, 128, Kraus (Karl), 30.
130, B2, 133, 136, 137, 138,
139, 140, 141, 196, 198, 218, Liszt, 250, 251 .
219, 235, 238, 239, 244, 252, Loos, 265.
265, 268. Mahler, 32, 33, 39, 40, 41, 42,
Bruckner, 48, 64, 119, 236, 239. 43, 45, 46, 47, 48, 51, 52, 53,
Busoni, 279. 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62,
Couperin, 72. 63, 64, 65, 66, 68, 76, 87, 90,
Chopin, 250. 120, 121, 145, 236, 247, 251.
Mann (Thomas), 276.
Debussy, 76, 145. Massenet, 192.
Dvorak, 250. Matisse 22, 32.
Eisler, 276. Mattheson, 99, 100.
Mendelssohn, 242, 268.
Galileo, 260. Mozart, 52, 70, 72, 99, 100, 101,
Gauguin, 232. 102, 103, 107, 109, 112, 123, 132,
( 1 ) Como conclusión, el autor añade: -0. K ., haciendo George (Stefan), 29. 133, 136, 138, lJ.9, 1%, 197,
uso de la gracia fonética, y en este caso significativa, que Gerhard, 276. 233, 234, 238, 239, 247, 261,
en inglés e)Siste al pronunciar de igual manera «aux quais» y Gershwin, 84. 268.
«O. K. », esto es: «O - Kei».-N. del 1'. Goethe, 192, 218, 231, 232. Musorgsky, 145.

282 283
Nessler, 252. Smetana, 250. I N D I C E
Nietzsche, 108. Speidel, 79.
Offenbach, 84. Steuermann, 224.
Strang, 276.
Palestrina, 269. Strauss (Johann), 84, 109.
Pasteur, 260. Strauss (Ricardo), 68, 76, 87,
Petrarca, 44 90, 106, 122, 145, 236, 265.
Picasso, 232. Strindberg, 232, 261, 264.
Poe, 192. Swedenborg, 155.
Pucoini, 145, 236.
Tchaikowsky, 239.
Rameau, 72. Telemann, 72, 74, 99.
Rankl, 276.
Ravel, 7Q. Van Gogh, 232.
Reger, 76, 87, 122, 145, 236, 247. Verdi, 88, 108, 139.
Rimsky-Korsakoff, 238.
Wagner, 26, 27, 28,, 38, 43, 48,
Schopenhauer, 25, 46, 247. 52, 58, 59, 60, 68, 70, 71, 85, PRÓLOGO DEL EDITOR INGLÉS. 7
Schubert, 28, 29, 92, 99, 107, 86, 90, 92, 94, 95, 97, 106, 107,
108, 234, 235, 239, 242, 256, 109, 138, 139, 144, 145, 188, INTRODUCCIÓN. 9
268. 190, 235, 236, 238, 239, 242,
Schumann, 67, 68, 70, 107, 235, 245, 261, 268. La afinidad con el texto 25
239, 242, 265, 268. Webern, 146, 276.
Schweitzer, 106. Weiss, 276. Gustav Mahler 32
Shaw. ( Bernard), 232. Wolf, 48, 236. Música nueva, música anticuada, el estilo y la idea 67
Shostakovitch, 247.
Sibelius, 247, 250. Zemlinsky, 203. Brahms, el progresivo 85
Silcher, 252. Zillig, 276. La composición con doce sonidos 142
Skalkottas, Z7f>. Zola, 260.
Un juego peligroso 189
Adiestramiento de oído mediante la composición 192
El corazón y el cerebro en la música 201
Criterios para la valoración de la música 229
Lass sinfonías folkloristas 248
Derechos humanos 258
( On revient toujours 268
La bendición del vestido 271
Mía es la culpa 278
«· i A los muelles ! » 281
INDICE DE NOMBRES CITADOS 283

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ESTE LIBRO
SE ACABO DE I M PRIMIR
EL 30 DE OCTUBRE DE 1 963
EN LOS TALLERES TIPOORAFICOS
EDITORIAL • SENEN MARTIN»
PASEO DE SAN R O QUE, 38
AVILA

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