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Figura 2.2. Tras el pase de C a AD todos los defensores han tenido que
retroceder detrás de la línea de balón, pero su actitud se mantiene como
hemos comentado en la Figura 2.1. Se debe reseñar que obviamente los
jugadores defensores 4 y G han variado su zona de influencia.
Figura 2.3. Una vez P ha recibido el balón de AD la defensa vuelve a
retroceder, pero esta vez no todos están detrás de la línea del balón, ya
que si así lo hicieran habría mucho espacio delante de la portería para
ensayar el tiro desde muy cerca, así como la maniobrabilidad de los
atacantes sería mucho mayor debido a la gran distancia que les ha dejado
su marcador correspondiente.
Apuntamos la importancia del jugador 3, que baja a cerrar el centro y la
línea con su atacante AZ, al que vigila.
Figura 2.6. La diferencia con la Figura 2.5. es que aquí los jugadores de
la primera línea defensiva sí presionan el balón. Con este posicionamiento
(1-2-2) la barrera móvil 2 y 1 tiene que evitar ser desbordada, pero si uno de
los jugadores atacantes cortara libre de marcación, se emparejaría con 3 ó 4
según el desarrollo del juego. Otra opción es que 3, tras el movimiento del
balón, reduzca la distancia con AD.
Figura 2.11. El jugador AZ realiza una finta para atraer a 2 y crear una
línea de pase para que, tras el pase de C, P gane la posición a 4 y reciba. La
reacción defensiva debe ser la de agruparse en torno al jugador-balón,
cerrando cualquier línea de pase, y obligarle, si no tiene éxito la presión, a
que el balón vuelva hacia el jugador que realiza el balance defensivo, que
aquí es AD.
Figura 2.12. El guardameta defensor, G, es fundamental, por lo que debe
colocarse en cobertura a la línea por si tuviese que salir al corte, sin
descuidar su área, ya que, según el desarrollo del juego, un tiro lejano podría
ocasionarle problemas.