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Da Vinchi y el códice queerness

Anaïs de frans Martínez


Anaïs de frans Martínez

Da Vinchi y el códice queerness

Paraula Edicions
Título del libro
Primera edición:
© De la obra: Da Vinchi y el códice queerness
© Autoría: Anaïs de frans Martínez
© cubierta: Pierre Dupont
© Edita: Paraula Edicions
http://www.uccreativa.org
C.P. 0400, La Massana
e-mail: ciencia@uccreativa.org

ISBN:

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Con este trabajo se pretende aportar otro desafío para la
imaginación, así como elementos de juicio sobre la representación
asimétrica de un enigma que, en este caso, tenga otra interpretación
distinta como representa la condición queerness y su relación
evidente con el deseo inconmensurable de entender la vida.

Briguitte Marrions
Índice
Et República……………………………………………………… 13
Objeto de estudio………………………………………………… 17
Enfoque sociológico…………………………………….………... 21
La naturaleza en función de cómo la observemos ……………….. 27
De la visión simultánea y un género……………………………… 31
Sujeto especular y reversibilidad…………………………………. 37
Entre la fisura de lo imaginario y su contigüidad……………….... 47
ANEXOS…………………………………………………………. 61
Sobre el dilema moral como materia de ruptura………………….. 63
Atenuando nuevas formas de moverse en la extravagancia………. 69
De la maximización en la conspiración Da Vinci………………… 77
Un resultado destacable, aunque no sorprendente ……….………. 87
1.
.
…..
Et República

Deambular entre la pertenencia a un un mínimo democrático y una cierta


dignidad, no propicia la igualdad de oportunidades ni una articulación entre
identidad y cultura, que sustancialmente sea garante de una cierta dignidad. Lo
que define una laicidad y un marco moral común a compartir, va de la mano
de una sociedad pareja a la integración real y de conocimiento de una cultura.
A partir de la res pública y la convivencia cívica, la curiosidad por otros
modelos culturales, libremente determinados, sugiere la construcción abierta a
sus imaginarios y de los instrumentos para comunicarse. En este aspecto, una
adhesión a valores comunes, no solo es secundario, de llegar a no ser
entendido, la cosa va de de la deriva de ciertos subgrupos relativamente
reducidos, que no se sienten representados ni admiran el inmovilismo. Sin
embargo, en el fondo, allí donde no se quiere contrastar, el diálogo social se
particulariza mediante una espectacularización ambigua que afecta de rango a
la identidad profunda. Es menos incierto una salida del sistema, que viene a
ser un toque de atención a una ética de la responsabilidad para diseñar algo
esencial, transhistórico y ontológicamente alternativo, o sea, fundamentado en
la independencia de los social.

Una concepción performativa de la identidad de género o de cualquier tipo de


culturización, de lo inclasificable o incoherente y des-situado, nos plantea un
dilema personal, en tanto en cuanto, la performatividad hay quien la asocia a la
crítica al esencialismo. La identidad queer no es un símbolo de la síntesis de
las energías místicas de dos géneros en una sola entidad,1 ni ha de conjugarse
el empoderamiento y confluencia de ambos sexos para desmantelar una
jerarquía de género. Al igual que en Alemania para indicar conceptualmente a
un sodomita se utilizaba la palabra” florentino” (florenzer) y en tantos otros
escenarios de verdadero desarrollo, en cierta forma insurgente se feminiza el
comportamiento e higieniza el cuerpo.2 Toda vez que el levantamiento de
tabúes y prohibiciones nos recuerdan a la energía de Stonewall3 y al raciocinio
legalista de Ulrichs4 estructurado por un proyecto transindividual, el problema
no parece ser tanto un ámbito maleable, sino la manipulación de la cultura.

Mientras que aquellas personas gays ven a su identidad sexual coma algo fijo,
inmutable, una parte esencial de quienes son desde su nacimiento,5 la
constitución de identidades y comunidades queer apelan a una reafirmación
melancólica de la mismidad. Es decir, la invisibilización histórica ha sido solo
aparente, una imagen extraña y distorsionada interesada por su potencia
mimética, lo que a su vez ha ido habilitando una búsqueda de razones a los
impulsos identificatorios, ya sobredistorsionados. Ahora bien, si nuestra
situación presente, es brindar una bateria de metáforas,6 frente a unas
desidentificaciones de nuestra propia experiencia, mucho se teme que a lo
sumo podríamos derivar en usos variados de la temporalidad queer y de toda
discrepancia con el concepto de performatividad. Una filosofía de lo raro y el

1
La literatura india antigua también incluye la noción filosófica de la existencia de la "Tritiya
Prakriti" o la tercera naturaleza.
2
Durante la expulsión de los Médici del poder los florentinos dejan de acicalarse, de pintarse
los labios, de maquillarse los ojos y hasta de bañarse considerándolo un acto de lujuria.
3
El Stonewall Inn abrió sus puertas como un club gay en 1967 en el corazón del bohemio
barrio de Greenwich Village de Manhattan. En realidad, Stonewall incitó a una generación de
activistas a formar un movimiento masivo de derechos civiles como es el día del orgullo.
4
Karl Heinrich Ulrichs era juez en Alemania, luego se convirtió en activista por los derechos
homosexuales. Escribió panfletos sobre ser gay en Alemania y, el 29 de agosto de 1867,
Ulrichs habló en Múnich en el Congreso de Juristas para demandar la igualdad de derechos
legales para todas las sexualidades.
5
Sedgwick Kosofsky, E. (2003) en su obra: Touching Feeling. Affect, Pedagogy,
Performativity, reivindica Ia productividad del esencialismo que permite reflexionar sobre un
tema poco analizado por el construccionismo: la niñez gay.
6
Laclau y Mouffe, en HegemonIa y estrategia socialista. Hacia una radicalización de Ia
democracia. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.2006: 32.
género o pensamiento disidente, contrasta con un discurso de toda una serie de
prácticas vinculadas a la secuencia idealizada e incondicionada. Asimismo, a
la hora de analizar la relación de un modelo sustancial de identidad con
inspiraciones temporales no lineales, puede haber solapamientos y confusiones
entre las ideas de "experiencia" y relatos de experiencia, como en todo. En
realidad, no hay necesidad de cuantificar los modos, históricamente muy
diferenciados y radicalmente modificados, pues el avance constante e
irrepetible de una época permite entrar en tension con la experiencia vivida.

Ante la tendencia a agregar palabras sin ningún valor expresivo adicional, la


sustantivación no inquieta al núcleo semántico queer, en sentido estricto, por
lo que quisiera destacar la inspiración y la genialidad asociadas a los textos,
ideas y prácticas queerness, cuya viabilidad produce una especie de armonía
entre el texto y el superyó lingüístico. Según se da la posibilidad de subvertir
las relaciones contradictorias, reconociéndonos de por sí diferentes, una
sensualidad infinita puede mencionarse en términos inesperados. Al fin y al
cabo, la vanguardia sustituye a la memoria y su aparente falta de conciencia,
sobre su incierto destino y toda prueba de organización interna. En tanto los
sujetos históricos profesionalizan una cultura colectiva, la comunidad
queerness modifica el discurso narrativo en su marginación, sustancialmente
individualista. Un movimiento no normativo se puede dar el lujo de tener
acceso a palabras libres de miradas reprobatorias y a despreciar los prejuicios
ideológicos, estéticos e incluso sociales. En otras palabras, sugiriendo vínculos
creativos se enfatizan tanto las emociones oprimidas como las aún no
verbalizadas. Precisamente, las prácticas autorales reescriben el rechazo de su
entorno escenificado previamente, al igual que lo indecible adúltero acabará
renunciando a la locura de mostrar su duelo.

La sociedad establece una imagen negativa hasta hacerla normal, sobre todo a
partir de los lugares de exclusión creados, no siempre definibles y que se
vinculan de una forma mediática y periférica a través de los procesos de
significación. Luego, nosotras y nosotros al tener en cuenta los procesos
sociales, nos detendremos imperceptibles, pero conscientes de cuanto genera
una mayor preocupación e interés por parte de aquella sociedad poco
conflictiva. Una posición crítica significa en contraposición de las identidades
unificadas, una posible historia de la verdad7 aún sin sacar a la luz aquello que
permanece más oculto. Se trata de cambio y de transformar nuestro entorno,
desde la transversalidad o una posición más activa para abordar un importante
papel, también en la reclusión en el espacio privado.8 Y es que un cuerpo que
no se adapta9 ni va más allá de los límites de la ciencia verdadera, ni responde
al ideal del yo obediente10 y es por ello, que inquieta y asombra en exceso.11

La inmanencia en oposición a la causa transitiva, supone en su ser y actuar, la


presencia perdurable y preeminente desde su interior, hasta un humanismo
obcecado por lo absoluto. Pero la conciencia colectiva, no solo prolonga una
inteligencia comunal, pues esta al ser la base de la cultura, también transita
entre dos fuerzas que la mueven y la transforman.12 Nuestra naturaleza
combina lo racional con lo sensible de manera armónica y desconfiada
mediante una estética flexible, líquida o como quiera que se inserte en el día a
día. Para ello, las exigencias constantes del sistema exigen también la fluidez
vivida en condiciones de incertidumbre constante13 y que nos adaptemos
inteligentemente con las miradas, los movimientos y acciones necesarias para
suplir las demandas de este sistema. Precisamente, la articulación de la
individualidad, junto a la capacidad del espacio en el que otros cuerpos se
viertan en la misma búsqueda caótica, se convierte de manera parcial en una
dinámica moderna entre lo propio y lo foráneo. Por consiguiente, su realidad

7
Foucault, Michel. Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona: Paidós, 2008.
8
Vincent, Gérard. Historia de la vida privada: de la primera Guerra Mundial a nuestros días.
Madrid: Taurus, 1989.
9
Para Darwin las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las
más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio.
10
Lacan: Lecon de 11 juin 1969.
11
Henning Beck explica que el cerebro, precisamente, como no está diseñado para trabajar de
manera perfecta se adapta "constantemente" al entorno, lo que posibilita la invención de ideas
nuevas, es decir, continuamente genera muchas oportunidades, muchos pensamientos
diferentes, muchas posibilidades.
12
Este conocimiento del mundo, lleno de sentidos y significados, elaborado desde nuestro
cuerpo, regresa al mundo como conocimiento sensorial y racional capaz de transformar ese
mismo mundo en que vivimos.
13
Bauman, Zygmunt. Vida Liquida. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica. 2006: 10.
inmediata se restituye rápidamente, orgánicamente, como parte de un sistema
autocontenido, encerrado en sí mismo.14

Objeto de estudio

A continuación, y en relación con otras prácticas queerness, desarrollamos la


idea de nuestra comprensión del cuerpo como un vector de potencia y su
asimetría biopolítica en cada una de sus superficies. El diagrama construido en
torno a las variaciones de diferenciación espacial, pero no resuelto, cuya
operatividad real se enfrenta a la rebelión de su creación, funciona como un
cuerpo múltiple y sin una subdisciplina objetiva para posibilitar un modelo de
funcionalidad ideal. Como en una cascada interferimos15 parte de lo real,
mutando y disociando en otras variantes, recuperando la ambigüedad por inútil
que sea. Entonces, si cuerpo y mente, no son realidades separadas con sus
ordenes correspondientes, sino expresión de un mismo individuo concebido
bajo atributos diferentes,16 reconsideramos los límites de un cuerpo que
despliega su afectividad bajo la idea de una potencia singular guiado como por
una sola mente. Analizaremos la coherencia de esta investigación respecto a
un movimiento que, en principio podría resultar cuando menos profundamente
contradictorio, pero que acompaña a la Naturaleza en sus protocolos de
experiencia. Por último, creemos interesante incorporarlo con un foco
particular en el relato institucional17 si bien se postula la validez de este
Codex, derivado sólo del hecho de la abstracción mental, por tanto, no es una
técnica suficiente para representar una realidad que es mucho más compleja y
variable.

14
Schivelbusch, 1986
15
La interferencia no puede concebirse como el cumplimiento o bloqueo de anhelos, sueños,
intenciones o deseos. Para otorgarle un aspecto más sustancial, es necesario considerar la
interferencia en relación con las acciones (Robin Evans, “Hacia una anarquitectura,”
Traducciones, 38:32)
16
Spinoza señala cómo “la mente y el cuerpo son un solo y mismo individuo, al que se
concibe, ya bajo el atributo del Pensamiento, ya bajo el atributo de la Extensión”
17
La individualización de la sociabilidad es un problema que cuestiona cómo se siguen
diseñando e implementando políticas públicas que generan jerarquías precarias para el
desarrollo de la vida de los que habitan en espacios múltiples de discriminación (por género,
raza, estatus socioeconómico o de migrante)
• Da Vinci osaba construir el divino carácter de la representación
icónica, comunicable y universal, aunque dependiera de la vía principal
de los sentidos, pero como su repercusión lo hacía vibrar como una
realidad viva; nosotros compartimos esa base sensible y discursiva,
asumiendo plenamente la complicidad con el relato biopolítico.
Entendemos que el conocimiento adquiere una estabilización y un
riesgo, es el de abandonar el contorno para desbordarse y definirse
como tendencia hacia un límite18 de nuestras percepciones y de
nuestros pensamientos. En este sentido John Searle, experto en
filosofía de la mente, diferencia entre teorías compatibles con todos los
datos y la infradeterminación de dichas teorías, al preocuparse, en
último término, por ofrecer una comprensión adecuadamente explicada
y difundida. Hoy, la validez del conocimiento genera una incómoda
situación de relativismo sobre la que debe regir nuestra validación
intersubjetiva,19 de modo que, formular preguntas, introduce en nuestra
mente unas indudables intuiciones de partida desde las que aplicar
demostraciones.

Bien parece que Leonardo aspiraba al conocimiento total, pues admitía


como verdaderos los métodos científicos basados en la observación de
la naturaleza y la experimentación, como son las matemáticas, la
geometría y la aritmética en disposición de llegar a la certeza absoluta,
pues manejan conceptos de valor universal. Y es que cuanto mayor sea
la casuística, tanto más represetativa y confiable20 se muestra una
realidad, aparentemente extensible. A menudo, aparecen resultados
experimentales que contradicen el sentido y la forma de entender
situaciones en las que el estado del conocimiento no es capaz de

18
Gilles Deleuze, hablará de “salir de la filosofía, pero por la filosofía,” en su Abécédaire (C
Culture)
19
U. Beck, “La sociedad del riesgo global”, Siglo XXI, Madrid, 2002.
20
Roberto Harari ¿Cuál es la casuística de Freud?
demostrar un tipo de actuaciones u otras.21 La incertidumbre separa del
método nuevos riesgos en el conocimiento22 de los sistemas complejos,
en tanto que, el debate de la razón y sus últimas consecuencias, augura
un discurso de combate dialéctico en contra de la aplicación
sistemática de los conocimientos científicos y tecnológicos.23

• Y hablando de otra descendencia biológica, hoy en entredicho, se


nos presenta un pensamiento de género en el que la creatividad
representa el punto de quiebra en la rígida ligadura entre la biología y
la forma de vida. El carácter cultural como tal, de un modo
excesivamente difuso, ciertamente libera de todos aquellos discursos
que se sostienen sobre la moralización de la naturaleza, en tanto en
cuanto obliga a realizar la trascendencia necesaria de una
transformación radical de nuestras concepciones. Esto es interesante,
pues al diferenciar la existencia de quienes viven en los márgenes del
sexo, la performatividad acaba por engullir las indeterminaciones de la
naturaleza. En todo caso, merece la pena recordar cómo la teoría queer
abre un horiozonte novedoso para que la creatividad del cuerpo ha de
ser entendida como biopolítica24 ciudadana o incluso biopoder
queerness,25 liberador de lo político. En esta nueva perspectiva
analizaremos en debate, no solo las claves y ambivalencias de aquellas
zonas de sombra, también quedaremos a meced de la hospitalidad de
género y ciencia de lo diverso.

21
Ver T. S. Khun, “La estructura de las revoluciones científicas”, Fondo de Cultura
Económica, Madrid, 1990. Su título original fue “The structure of scientific revolutions”, y fue
publicado en Chicago en 1962.
22
J. Álvarez Yágüez y C. García González, “Expertos, ciudadanos, decisiones y riesgos”,
PÁGINA ABIERTA, número 138, de junio de 2003.
23
Francisco Castejón. Los límites del conocimiento científico y sus repercusiones sociales
(Página Abierta, 148, mayo de 2004)
24
Dean Spade, Vida normal: violencia administrativa, política trans crítica y The Limits of
Law (Cambridge, MA: South End Press, 2011)
25
Esta filosofía microbioética, si se me permite la terminología, la iremos definiendo y
exponiendo como ciencia creativa en la serie “Ingeniería y Biopolítica Queerness” desde la
Unidad de investigación UCCbioethicLAB.
Enfoque sociológico
Para seguir construyendo nuestra filosofía del conocimiento sobre la tesis de
nuestra “falta de conocimiento”, en defensa de la tolerancia, y de principios
éticos, Karl Popper26 descubre el valor de objetar y revisionar conjeturas
inciertas, entreviendo la observación de cada diálogo racional, a favor y en
contra, para así, llegar a la verdad y un acercamiento a ella. Nuestro
conocimiento objetivo podría ser un descubrimiento de máxima importancia,
si desde todos los puntos de vista confirmase una verdad, en un mundo
cultural distinto y en cada categoría específica. Al fin y al cabo, vamos a
intentar dar alguna respuesta tal y como la percibimos, sobre cualquier aspecto
de la realidad por sus últimas causas,27 pero siempre que tuviere una cierta
universalidad.

Mediante un razonamiento inductivo, el filósofo en cuanto tal, rechaza todo


saber distinto del que profesa, y aun no tendría criterio de lo que es contemplar
la verdad, que rectamente es incapaz de ver y gustar en la naturaleza. Así de
cierto la simple experiencia constituye a nuestros ojos el verdadero saber,28
aunque no alcanza hasta las últimas causas de las cosas, Sin embargo, al
navegante cuya virtud busca el saber por sí mismo, se le aviene la más exacta
entre sí como la forma y la materia. En realidad, la sabiduría del biopoder de
lo oculto, parte del objeto, tal que la certeza y la evidencia, junto a otros
hábitos no tan virtuosos, vienen ordenando al entendimiento de forma segura e
inmediata, sobre la verdad particular y contingente. Por su parte, la verdad que
puede ser hecha evidente mediante una demostración, solapadamente incita a
premisas falsas menos ortodoxas y más atractivas. Después de esto, la razón
de toda posible conclusión, consta de sentido y una demostración íntegra, del

26
Karl Popper. El conocimiento de la ignorancia. Polis [En línea] 1 | 2001, Publicado el 30
noviembre 2012 y consultado el 20 septiembre 2019. URL:
http://journals.openedition.org/polis/8267
27
Y entre las ciencias, aquella que se busca por sí misma, sólo por el ansia de saber, es más
filosófica que la que se estudia por sus resultados; así como la que domina a las demás es más
filosófica que la que está subordinada a cualquiera otra. No, el filósofo no debe recibir leyes, y
sí darlas; ni es preciso que obedezca a otro, sino que debe obedecerle el que sea menos
filósofo ([ Aristóteles· Metafísica· libro primero· Α · 980a-993a
28
Jesús García. Las propiedades de la Filosofía, F-145.
asentimiento científico y la repulsa de quienes a las virtudes intelectuales le
otorgan un círculo en la arena sobre el que saltar en última instancia respecto a
sus ideas. Si hacemos una revisión del entendimiento con una variedad
infinita, la sensación no radica propiamente en saber si la voluntad es libre, en
todo caso, la determinación de su pensamiento podría hacer que se imaginara
con más libertad que la que le proporciona el ser capaz de hacer lo que su
voluntad le dicta.29

En vano buscamos un conocimiento cierto y universal, por eso la política trans


crítica, entre todas las cualidades modificables, tampoco alcanza mucho más
allá que la mera experiencia del mundo exterior. Esto en cuanto al
conocimiento de los objetos materiales,30 por ende, el ser social no es un
individuo abstracto, pues constituye la auténtica base de la actuación del
sujeto.31Pero no nos importa tanto el alcance, lo que nos mueve como sujetos
particulares o queerness, sin duda, opera de una manera real sobre nosotros,
exactamente crítico respecto del sentido general y de las cosas que están fuera
de nosotros. De manera que, todas nuestras ideas complejas son realidades
potenciales a todos los efectos, en el momento que son arquetipos que
trasciendan nuestra mente y, de forma integral, son producto indiscutible de
antemano. Me represento como unidad completa en tanto que esta no requerirá
una certidumbre mayor para gobernar sus actos que la que tiene a partir de sus
mismas acciones. Mi causa está inscrita en la naturaleza racional, pero en
sentido moral, la relevancia de algunos planteamientos conlleva no limitarme a
conjeturarlas, lo que sn sí significa un perfecto desconocido. Pese a la
considerable magnitud del autoconocimiento de la voluntad32 el irracionalismo
no cesa de romper con muchos de los planteamientos fundamentales. Todo lo
racional es real porque el verdadero ser de las cosas es una voluntad irracional

29
John Locke. Ensayo sobre el entendimiento humano.
https://www.uv.es/ivorra/Filosofia/Historia/Ensayo.html
30
La filosofía idealista afirma: “No hay objeto sin sujeto”, es decir, el mundo exterior no
existe fuera de la conciencia e independientemente de ella. El materialismo dialéctico, por el
contrario, afirma que “el objeto existe independientemente del sujeto”; por consiguiente, sin el
ser material, no hay ni puede haber ninguna conciencia.
31
Sujeto y objeto. Diccionario de filosofía · 1984:413-414
32
Schopenhauer, A. Die Welt als Wille und Vorstellung I, VII (p. 473)
y ciega,33 es el caso del género humano, tan preocupado por la banalidad, el
sufrimiento y la maldad, sin otro consuelo que la total confusión en la dualidad
de voluntad y representación. Lo que hace que la realidad y su insuficiencia
sea asequible a nuestra razón se convierte en una pregunta tan estúpida como
paralógica, mientras que como señala Wittgenstein, queda fuera del campo
visual y se reduce a un punto inextensa.34

La concepción de la naturaleza de los universales,35 más allá de la experiencia


sensible, establece juicios necesarios para justificarse, sin embargo, en la
infinitud queerness la existencia de ideas innatas es algo secundario para la
especulación científica. Cuando Descartes sugiere que las sustancias, luego de
haber sido creadas, estas gozarían de cierta independencia, pero para
subordinar unos pensamientos complejos a un reducionismo que dejaría en
evidencia y sin valor a una ciencia y su distanciamiento del sentido común. De
esta forma, el sujeto no se diferencia de la cosa, aunque no admite su inversión
al introducir el conocimiento como espíritu, desde el que apenas resulta
instrumental. Ante esta ofensa metafísica los otros cuerpos echamos a andar
tan alejados del conocimiento como sea necesario, con tal de no caer en las
redes de un conocimiento empírico36 o dentro de su doctrina. Considerando el
entendimiento puro en torno a la experiencia natural, su posición sería, sin
duda, contraria a toda lógica formal y, no solo en función de sus similitudes y
desencuentros, por distantes o siniestros, sino sobre la naturaleza de los
términos universales. No olvidemos que la colectividad es fruto de la
multplicación de la individualidad, que la perspectiva nominal constituye la
existencia de ideas innatas en proceso de ser incrementadas sin necesidad de
postular la existencia de multiplicidad de entidades. En consonancia con todo
acto de pensamiento37 las ideas de reflexión recogen los primeros insumos

33
“Gespräche, ed. de A. Hübscher, Frommann-Holzboog, Stuttgart, 1971, p. 22.
34
Cf. L. Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus, 5.633-5.6331 y 5.64.
35
Vásquez, M. (2016) Universales y particulares en la teoría del conocimiento de Descartes y
Locke, en Ingenium. Revista Electrónica de Pensamiento Moderno y Metodología en Historia
de la Ideas 10, 209-228.
36
R. DESCARTES, Discurso del método, Dióptrica, Meteoros y Geometría. Madrid,
Alfaguara, 1981, 45. AT, VI, 61.
37
Locke, Ensayo sobre el Entendimiento Humano. 83, L II, Cap. I, § 1.
para percibirlas individualmente38 como lo sería por cierto en el caso del
realismo directo. Por tanto, la esencia de la materia queerness tiene como
causa a los objetos particulares y al mundo material con independencia de lo
que nosotros podamos percibir o suscribir. Dichos rasgos corresponderían a la
multiplicidad que podemos apreciar a partir de las ideas y de nuestras
reflexiones más interesadas o estimulantes y que no tienen por que ajustarse a
las cualidades primarias ni a las reglas sociales.

Entre la realidad formal y la realidad objetiva de una idea como acto39 hay
poco margen, pero sobre todo la indefinición para ser comprendidas, dado que
simplemente mediante la abstracción los universales gozan de la condición de
convertirse en verdades necesarias.40 En palabras de Arenas, el reconocimiento
queerness se encontraría «a la espera de que la reflexión sobre los propios
contenidos y actividades de la mente o el ejercicio de las facultades cognitivas
permitiera cobrar conciencia de ellas.41 Es decir, el entendimiento no ha de
estar involucrado42 conscientemente bajo ningún precepto del conocimiento
científico, pues este roza la tesis de que ninguna clase de idea innata podría
explicar su origen ni entenderíase la naturaleza de los universales. Por eso,
cuando abandonamos lo particular estamos desprendiéndonos de la capacidad
autónoma frente a una naturaleza artificialmente conceptual. Este arraigo del
conocimiento en el ser social desemboca lógicamente en la crítica de cualquier
forma de razón, tanto para Nietzsche43 como para la lógica queer, básicamente
porque carece de una obra docente. A lo largo de la vida, además podemos ir

38
Ibíd., 113, L II, Cap. VIII, §9.
39
V. Chappell, «The Theory of Ideas» en A. Oksenberg, (ed.). Essays on Descartes
Meditations, Los Angeles, University of California Press, 1986, 183.
40
Arenas, Descartes: la duda como punto de partida de la reflexión, 79.
41
Ibid, 77.
42
Sin embargo, independientemente del papel de la sensibilidad, queda claro que ninguna
clase de elemento proveniente del mundo exterior sería suficiente para la formación de ideas.
43
Nietzsche y el problema del conocimiento… Una trampa que nos impone una cierta
interpretación del mundo de la que no se puede escapar.
http://portal.uned.es/portal/page?_pageid=93,919689&_dad=portal&_schema=PORTAL
obteniendo una superación y una exaltación44 desplegándose entre un principio
apolíneo, que rige las formas, las apariencias, la claridad, y un principio
dionisíaco, de carácter queerness y aquellas consideraciones intempestivas
sobre la esterlidad de la cultura, realmente contraria a la vida.

No es posible pensar desde una impersonalidad nihilista, pero si sostener el


sentido del mundo y del discurso desde un planteamiento crítico. De hecho, el
discurso antisodomítico y sus iras irracionalistas colaterales será desterrado
definitivamente por la biomedicina y el sentido común, así como la amenaza
de un discurso impuesto por normas racializantes de la sexualidad y la
represión. Desde una disidencia sexual femenina su comunicabilidad corrompe
todo carácter de verdad y de coherencia, pues a causa de creer en sí mismo,
toda mortificación de lo corporal enorgullece el desbordamiento de una razón
tan débil como finita. El futuro atañe a los valores metasensibles y a la
totalidad de lo existente, por lo que ya no se puede ignorar que lo que
llamamos sociedad y cultura, se presenta ante el horizonte de la muerte como
finitud45 en la última etapa de la cultura como decadencia y, por último, como
disolución46 ante la satisfacción de la voluntad única, que defendemos
ontológicamente como la voluntad entendida en forma de acto creador.47

44
Para Schopenhauer la voluntad es una cosa en sí que el universo es, mientras que para
Nietzsche no hay más que infinitas y fugaces puntuaciones de voluntad, cuyas tensiones y
choques son las que constituyen toda entidad perceptible o pensable.
45
Alarcón, V. Nietzsche y la filosofía del cristianismo. El Catoblepas. Número 19, septiembre
2003, página 17.
46
Izquierdo, A. El conceptode cultura en Nietzsche. Universidad Complutense de Madrid,
tesis doctoral, 1992.
47
Ibid, 42.
La naturaleza en función de cómo la observemos

El mundo circundante siempre se proyecta en proceso de formación bajo la


ciencia de la geometría, no solo en su simpleza existencial, sino que tales
fragmentos de materia conciernen a las leyes del movimiento; y en ese sentido,
la evidencia de la observación directa debería ser interpretada, asimismo
prominente. De hecho, ante la realidad natural, la habilidad humana asume
resultados tenazmente incorporados a la filosofía de la razón, ya que desborda
su restrictivo uso en el lenguaje ordinario.48 A pesar la naturaleza y de las
grotescas generalizaciones el fundamento implícito de la verdad omitida y de
tales agitaciones deducidas de ella, no quedan contaminadas por aquellas
conclusiones de dudosa ejemplaridad. Y es que las presuposiciones son hechos
vanos, que se extienden más allá de cualquier límite y si nada lo remedia,
presuponen una aparente ausencia de una ciencia newtoniana. Cada instante en
un punto determinado nos permite concebir la Naturaleza concreta, sin
abstracción para expresar el conocimiento de la naturaleza última, o sea, en
cuanto a su inmediata auto-satisfacción. En tal medida, una ocasión de
experiencia, suscita en sí misma las potencialidades queerness no realizadas y
la noción alternativa de una actividad creadora. Por otra parte, la interpretación
de la naturaleza primariamente simple, se expresa a través de la exclusión de la
ilimitada riqueza y sentires alternativos, de manera que más allá de sí mismas,

48
Whitehead considera que la sociedad geométrica (de puras relaciones espaciales), la
electromagnetica (cuyas leyes intenta establecer la física matemática), las sociedades
orgánicas (vivientes)
nuestras percepciones sensoriales, desorientadas o inamovibles, nos
proporcionan algún fundamento para nuestras expectativas sobre el propósito
de autosuficiencia.

Lo relevante del término queer y del activismo antipsiquiátrico, al igual que la


aparición de los feminismos postestructuralistas, se representa continuamente
modificando el cuestionamiento de las mismas. Ciertamente, existen una serie
de paralelismos, tanto en su desarrollo y en su relación con el contexto
sociopolítico49 que surgen para conseguir despatologizar su identidad y
acceder a lo que también podemos entender como un derecho natural.
Entender esta performatividad genera pedagogías de la diversidad en torno a
as intersexualidades y los fenómenos sociales reivindicadores de conciencia
crítica. Más allá de las relaciones de bienestar y equidad se deconstruye la
subjetividad, que cuenta con líneas teóricas tan enfrentadas entre sí, pero que
no por ello dejan de intersectar en múltiples ejes50 como colisión consigo
mismo y la necesidad de diagnóstico cívico. El objetivo último de las
conductas aceptables tiene excusas argumentales para esbozar una explicación
provisoria en una realidad difusa, pues sigue los mismos lineamientos en una
red de relaciones, y que se sobredeterminan mutuamente. La hipótesis acerca
de la naturaleza que sobrepase a la legitimación de “lo normal” esclarece una
templanza totalmente novedosa como parte de mi cotidianidad, en tanto que,
no me sentía identificado/a con la diversidad para superar los prejuicios. Como
somos parte de un ensayo autobiográfico, en cuanto a orientación, identidades
y prácticas metamórficas, o sea de un poder arbitrario, nos situamos frente a
una lucha de clase asumida como propia.

Cuando se apela a la subversión en la identidad en forma apelativa de orgullo


o como paraguas51 de unas siglas iris, se está reduciendo el proceso de

49
Marta Carmona Osorio. Transpsiquiatría. Abordajes queer en Salud Mental. Valencia, AEN/
5, 2018.
50
Sandra Harding. The Science Question in Feminism. Nueva York: Cornell University Press.
1986.
51
Paul B. Preciado pertenece a una generación de nuevos filósofos cosmopolitas que intentan
imaginar una transformación de la sociedad, pero desde un punto de vista asumido por
experimentación crítica y, en consecuencia, no se comprende lo que en esencia
significa la plasticidad del pensamiento queer o el reconocimiento biopolítico
queerness. En realidad, no hay teoría poscolonial, lo que ha caracterizado a
esta hibridación de la teoría no es otra que “utopías experimentales de
pedagogía radical”, según Preciado. Esto para él nos ha convertido en un
artefacto estético que nos capacita en su gozo y expansión propios, respecto
del poder que nos oprime. De ese pesimismo libertario,52 renace la idea que
cuestiona al contrato matrimonial en forma opresiva, donde la mujer ejercía
como objeto o como trabajadora sexual, doméstica y reproductiva a tiempo
completo, no asalariada, y cuyos derechos económicos y políticos eran
extremadamente limitados. Es curioso como vocalmente LGTB cuadra en
principio, no necesitaría más siglas y estamos de acuerdo, porque las que se
han ido sumando en realidad está por encima de esta sectorización, primero
porque no necesitan clasificarse como jerarquía social, sino opción personal y,
en segundo lugar, el poder identificarte como “normal” es prácticamente un
insulto queerness. La naturaleza dota y hace identificarse diferente a quien
discrepa y afecta a la experiencia, en el sentido de imponer estas normas u
otras, pues es más sencillo establecer un hermafroditismo conceptual en el que
nada es tangible, sino efímero, líquido y sobre todo transformativo u opcional.
No obstante, a todo aquel que no pudiera ser inmediatamente reconocido, no
solo escapan de lo heterosexual, por ejemplo, es que la injuria queer ha servido
sobre todo para desestabilizar normas aparentemente fijas.

Es posible afirmar que en todo el mundo hay personas transgeneristas sin errar
en la forma, otra cosa es cuando unas reglas del género contradicen los
códigos vigentes de masculinidad y feminidad mediante la disexualidad.53 En
estos espacios, cualquier ambigüedad se le deriva a justificar la coherencia de
su elección, pero vivir con dos géneros, incluso manteniendo la apariencia

Nietzsche en la que la filosofía es una forma de vida, como por jemplo el punk contracultural.
Frente a una sensibilidad kitsch y telecomunicativa, se apuesta por una fuente de comprensión
crítica que podía ir más allá de una simple descripción del Estado ideal derridaniano.
52
Preciado sitúa su Manifiesto contrasexual (Anagrama, 2002) entre la acción política y la
ciencia-ficción.
53
La disexualidad en la condición de transgénero by Michaelle de Fran Martínez.
https://www.bebee.com › @michaelle-de-fran-martinez-murcia
física54 no indica hacia qué género sino a qué persona o biotipo concreto nos
lleva la intuición. Se trata de activar el sistema nervioso autónomo con la
adaptación de señales o impulsos intuitivos a un proceso innato y universal,
estimulante y sexualizado sobre deseos personalizados y progresivamente
menos estereotipados. En este sentido, mi hermana menos Michaelleas
respuestas adaptativas son asertos ontogenéticos con capacidad de renovación
y de innovación erótico-proximal, tal que se derivan otras variables
psicofisiológicas de género fluido o líquido, entre las que hay una percepción
de lo disexual como una respuesta parasimpática, cuya naturaleza solo
obedece a patrones, más bien poco evolucionistas.

Según Marta Cabrera, es peligroso utilizar la expresión “comunidad LGBT”


porque ahí no hay ninguna comunidad, sino una confrontación de mentes
individualistas contra una mayoría cómoda que se divierte insultando, dada su
pobreza espiritual o intelectual. El criterio es lo de menos, y por eso es más
pragmático resistirse a la tentación de reposar en una identidad y tener una
conciencia crítica constante y estar en desarrollo, agrega Cabrera.55 Ella
reconoce la distinción y la capacidad de crear cosas nuevas, o de transformar
la realidad como los sabios alquimistas, cuando se ve cautivado por aquellas
personas que parecen extraordinarias, que hacen cosas diferentes, osadas,
rompedoras, ingeniosas y útiles en su mayoría. La creatividad implica
abandonar el terreno seguro de lo conocido y aceptar la posibilidad de que lo
que se cree no sea tan original, una forma de especular, si no científica, por lo
menos lícita y solemne. Además, todo cuanto nos rodea no encaja en el flujo
de conciencia con el que verdades disfrazadas nos inducen a la introspección y
nos ayuda a hacer cambios reales en nuestra vida. Tener licencia para
reafirmar nuestra personalidad, no deja de ser una ventajade para reconocer
que no siempre ha sido así, de la misma manera que sin autenticidad no hago

54
Un tiempo para pensar, vestir y actuar en masculino compartido con otro en el que se viste
como se siente en femenino, ya que el cuerpo se ha hormonado para ello. Esto no significa una
doble vida, sino compartida por conductas de género cruzado, y actitudespsicológicas y
psicosociales alternantes, que ayuden a una salud mental sui géneris, autónoma y compatible
con los valores universales definidos por la UNESCO.
55
Jessica Cabrera Cuevas. Conciencia y creatividad. Una reflexión transdisciplinar desde la
estimulación interna hacia la polinización educativa.
más que ver a personas tratando de ser normales. A los que no tienen apego a
roles universales y de masas, la pertenencia a un grupo no les supone una
nueva disyuntiva, es mucho más arriesgado facilitar el libre desarrollo de su
individualidad.

De la visión simultánea y un género

A partir de la antropología filosófica y cultural, donde se argumentan las ideas


prevalecientes en la configuración de una sociedad humanista, el esencialismo
de la diferencia56 no excluye el aforismo freudiano de “la anatomía es destino”
por el de la legalidad (lo autoconstruido) simplemente porque lo único que
importa no es otra cosa que una categoría social impuesta sobre un cuerpo
sexuado. En este caso, el género se engarza con la biología en otro sentido al
esencialismo de la igualdad, pues subraya su rol como determinante de la
conducta. El existencialismo, en cambio, se construye como plenitud en tanto
que referente de desarrollo y objetivo de vida. Esta comprensión del ser
humano contradice normas de inteligibilidad sin oponerse de lleno al sentido
contraintuitivo de nuestras interpretaciones. Hecho que, la interpretación
cultural se complica en la conformación de la identidad humana, de
autointerpretación constitutiva descriptiva y normativa. Esta identidad
práctica57 que incluso se desea según ella misma como segunda naturaleza,58
articula nuestra experiencia según lo que somos, o sea, un ser humano de una
determinada cultura, pero con un cierto lenguaje propio, insoportablemente
líquido y eventualmente desde un punto de vista cualitativo, distinto al de
otros seres conscientes de su libertad.

56 Jaime Nubiola: “Esencialismo, Diferencia Sexual y Lenguaje”, 2000, p. 161.


57 Alejandro Vigo: “Persona, Hábito y Tiempo. Constitución de la Identidad
Personal”, 1993, p. 277.
58 Aristóteles, afirma que los hábitos son categorialmente estructuras de potencialidad

activa determinada.
Lo que es significativo para nuestro estudio, no es la emoción articulada ya
interpretada, pues para un fin particular nos diferencia el hecho de que hay
otras cosas valiosas independientemente de mi voluntad. Más de ello, requiere
de cierta consistencia que dará más o menos sentido de un modo peculiar, en
virtud de lo que definimos como nuestra identidad. Asimismo, la mejor
versión posible es conforme a naturaleza y esta a su vez, en conformidad con
la única razón que basa su discernimiento en la libertad de elección. Como
noción ilustrada, no aceptamos que lo normal sea lo más común ni viceversa, y
porque no es argumento para legitimarla, una mejor calidad de vida implica
asumir representaciones paródicas y subversivas, de facto más atractivas y
enriquecedoras. Ello informa que en lo queerness no hay habitualidad ni
discriminación, ni tiene por qué ser inmediatamente accesible a nuestro
horizonte cognoscitivo. Esta identidad también es universal, y para ello cada
individuo, realmente construye su identidad “práctica-personal” mediante un
análisis59 artificial y de distintividad. El individuo como identidad construye
su propia realidad, pero no determina su existencia como ser corporal y
biológico, ya que, sin necesidad de recurrir a la teoría de conflicto entre
fuerzas intrapsíquicas, el super-yo, ya conforma una imagen muy personal,
incluso de autoconcepto.

En su capacidad adaptativa, las respuestas que nosotros damos a los demás


difieren muy mucho de lo que la otra parte quiere entender, de modo que, la
personalidad se comportaría dentro del ámbito de lo patológico. Esto no es
incoherente con nuestros esquemas internos, donde la ontogénesis conforma
nuestra continuidad temporal y nuestra identidad en el rol social, pudiendo
caer en ocasiones en tentaciones de subvertir el concepto de "identidad" en
relación con los otros. Sea como fuere, una filosofía posthumanista tiene como
uno de sus fines contribuir a la construcción subjetiva y social de una nueva
configuración a partir de la resignificación de la historia, la sociedad, la cultura
y la política.60 Es importante identificar las complejas y diversas relaciones

59
María Alejandra Carrasco. Género y Humanismo. Estudios públicos. Nº. 103, 2006, págs.
307-335.
60
Marcela Lagarde. “El género”, fragmento literal: ‘La perspectiva de género’, en Género y
feminismo. Desarrollo humano y democracia, Ed. horas y HORAS, España, 1996, pp. 13-38.
que se dan entre opuestos o divergentes, de las experiencias que abarcan una
deconstrucción de género, social o cultural, pues las limitaciones evidentes
representan ya avances notorios. La propuesta más acendrada y su sentido del
deber produce el contacto con ideas, valores y propuestas distintas a las
propias, ya que, por deferencia les otorga otros significados. En cambio,
cambiar la sociedad parcialmente, no provoca indiferencia y de paso, ha traído
también cierto desgaste cívico a escala humana y con perspectiva de género.

En el extremo solo se dan elementos de manejo superficial, de diverso tipo y


con resultados que ni siquiera neutralizan el análisis y la comprensión de los
procesos, propuestas o la inclusión de la problemática social. El reformismo de
género se convierte en la medida de lo posible en acciones institucionales
desde las necesidades y las aspiraciones libertarias, en tanto es una diferencia
construida culturalmente. La palabra, que ha nacido de la vida certifica en las
acciones la construcción en cada sujeto de una personalidad circunstanciada de
la segregación, como el Jazz tiene un icono queerness emblemático con la
sensualidad de Josephine Baker para defender dicha supresión. El sentido de la
vida cultural en la definición de los componentes sexuales, de hecho, también
se mantiene maleable y cambiante, dada su efímera estructura de propiedad en
su imaginario. El cuerpo vivido a lo queerness se debe a una forma de diáspora
en los subalternos sexuales, cuya construcción en la especialización vital
sintetiza a lo largo del horizonte histórico las posibilidades sociales reales y de
los estereotipos culturales alternantes. Si en las condiciones de género la
corporalidad, el psiquismo y la subjetividad, con su sentido de la
normatividad, según Gayle Rubin: transforma la sexualidad biológica en un
producto de la actividad humana, y en el cual se satisfacen esas necesidades
humanas transformada.61

Francesco Vecellio, absolutamente impresionado denominó extraño al genio


Leonardo, interesado en el arte y la invención más que en la política. Tras un
apetito voraz de detalles, decía Gombrich que una visión de conjunto,

61
The traffic in women: Notes on the “Political Economy” of Sex. En: Reiter, Rayna, Toward
an antropology of women, Monthly Review Press, Nueva York. 1975:159.
concentrada desde la ingeniería y el arte y la observación de la Naturaleza
como expresión ideal de una belleza suprema, ha librado al ser de ser objeto,
de su muerte62 materialista y del tormento de la duda. El compromiso lo
entendía únicamente bajo un cambio de roles o del entretenimiento, lo que, a
su vez, presenta posiblemente como meras peculariedades entre tantas y tantas
opciones63 contemporáneas. Entonces, al hilo de apoyarse en nuevas verdades,
la teología fundada sobre los principios de la razón y sus fuerzas invisibles,
podría abrirse al propósito de afirmación personal, por medio de un retorno a
la indivisible naturaleza. Por nuestra parte, tiene alguna importancia seguir
investigando un contexto más amplio, máxime si la reconstrucción de los
orígenes en la cultura se refiere a su forma de representar una estrecha
vinculación con la elección del género por su funcionalidad, no la de razonar
de forma imperfecta y parcialmente, cuya consecuencia repercutiría en la
consideración reservada a su autor.

En lo que se refiere al engaño del que es capaz la pintura, en cuanto logra


obtener el singular efecto de disimular la diferencia entre lo real y lo artificial,
Jacques Lacan es autor de un escrito dedicado a la cuestión de la crisis de
identidad y, específicamente relacionado con lo que él llama “estadio del
espejo”. En ambos casos, la nostalgia por una reelaboración del intercambio y
una complementariedad entre las dos imágenes, no incurre en el peligro de la
monstrusidad descrita por Aristóteles, sino la representación de lo natural y de
sus correspondientes intérpretes. Además, estas referencias permiten que las
relaciones tópicas, en particular por su propio devenir, convergan como no
podía ser de otra forma con su propia formación y resurrección de sí mismas.
En tal sentido ejemplar, la elección de hacerse con el mejor perfil en la
materialización del debate, parte de su biografía individual y su coherencia, lo
que convierte esta mínima circunstancia en la importancia que confirma
definitivamente la transformación de la biografía. No estamos muy lejos de
inferir sensiblemente el reconocimiento de la singularidad como la función
esencial para comprender tal trascendencia vital. Quizás la razón tiene que
62
https://www.milenio.com/cultura/laberinto/leonardo-da-vinci-y-su-extrano-genio
63
Leonardo estaba orgulloso de su enorme colección de libros, se llamaba a sí mismo un
“hombre sin estudios.
recibir la atención que se merece, pero hay sensaciones razonables de que en
ningún momento determinan la definción de opiniones contradictorias.
Además ¿qué podemos esperar de quien ante una verdadera razón debe
considerarse débil? La idea de la nada, contrariamente a la impresión de una
contradicción flagrante, se manifiesta libre del límite corporal, en caso de tener
inteligencia y sobre todo voluntad. La unidad de existencia es la medida de
todas las cosas referenciables en su propia esencia y destino, y ha de ser así, no
tanto por las experiencias en sí, sino debido a la interpretación que hacemos
acerca de ellas.
Sujeto especular y reversibilidad

Ya en tiempos renacientes Leonardo se deleitaba en su papel de inadaptado


temporalmente, y aunque no era versado en latín, la diversidad de pensamiento
invita al lector a visualizar fácilmente las conexiones entre las motivaciones
republicanas o aquellas de resistencia sobre las normas tradicionales y abrir la
cortina para revelar el amor por revitalizar una vida que se ha vuelto rancia.
Duberman64 para revelar una auto-creación secreta muestra el camino hacia la
autoconciencia y la autoaceptación, otros simplemente descartan algunos de
los mitos más comunes, en cuanto el objeto genera cierta ilusión de poder. Ee
el ideal de ser buscados como un nuevo tipo de subjetividad, se considera que
no gozamos de reconocimiento institucional y, por tanto, no se ajustaría a los
estándares normativos. En ese sentido, bien está que recrrentemente se hagan
esfuerzos por antropologizar la variancia de género65 y el transgenerismo
como depositario racional, que es una forma genérica de taratar la multitud de
expresiones corporales o identitarias. Generalmente, la normalización en que
un sujeto unitario elabora una trayectoria inteligible de sí mismo, lejos de
verbalizar los deseos más recónditos, apenas supone aceptar la renovación de
la mirada antropológica. En cambio, las formas que nos brindan mundos

64
Ha sido uno de los fundadores de los estudios LGBTQ en la academia. Tenemos que ser
más conscientes de lo que somos que la identidad no depende de un solo factor, como la
orientación sexual, sino que todos tenemos múltiples identidades que se cruzan e influyen
entre sí.
65
Para Bolin (2003: 233) «variancia (o transversalidad) de género» se refiere a aquellos
fenómenos que constituy en «una combinación en forma de collage y/o un desmontaje y
recolocación de insignias fisiológicas o corpóreas y rasgos conductuales que se asignan
culturalmente como de género».
imaginarios desde una determinada posición, interpelan a la subjetividad de
pensar la cultura, alrededor de la intención heterogénea66 del sujeto.

Con todo, la experiencia personal e intersubjetiva se organiza en un conjunto


significativo de sujetos absolutos, eso sí a escala antropoide, por lo que el
grueso de reconstrucción corporal e identitaria pretende, por una parte, alejarse
de la concepción clásica y por otra interactuar con las personas que tratan de
problematizar las evidencias.67 No se trata de escoger el lugar y la forma, lo
que ha inquietado a la filosofía queeerness con una visión crítica del modelo
biomédico hegemónico, nos es que nos someten a un proceso transexualizador
en cuanto diferimos de un guión necesario. Pues aún así, una manera de
mantener la autonomía ocupa y preocupa en términos identitarios de forma
reductiva,68 para luego, por haber revelado intimidades, menospreciar otras
curiosidades no menos familiares. Son especialmente importantes los derechos
humanos y su universalidad, pero en estas décadas ha cobrado significado un
nuevo tipo de subjetividad sin límites,69 en tanto que, al mismo tiempo abre
nuevas posibilidades de ser y de existir.

La posibilidad de interpretar y respetar nuestras emociones confunde parte de


la verdad con la totalidad de ser más allá de lo determinado, de su ser espacial
o temporal,70 por la que el ser humano se determina subjetivamente, algo que
al acontecer le otorga una esencia capaz de ser, o sea, una esencial
copertenencia. El ser a su vez experimenta ese proceso de ocultación cada
ocasión sin fondo, ya en su mero manifestarse como en una serie sin fin de

66
La noción de “heteroglosia” emerge de la idea de que el yo, en el sentido de enunciante de
un discurso, no es un ente individual sino esencialmente colectivo constituido a través de la
incorporación de una heterogeneidad de voces que ha ido integrando en el contexto
sociocultural en que se desenvuelve (Martínez-Guzmán y Montenegro, 2010: 234)
67
Las tecnologías del yo, plagadas de discontinuidades y rupturas inmanentes, desvelan
variaciones mórbidas que serían ignoradas si efectuaba un corte genealógico radical.
68
Raquel Platero. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad. 2012:
22
69
Al representar gráficamente la pluralidad como posibilidad de perspectivas par-ticulares,
las narrativas en investigación social tienden a ser productivamente constituidas y expresadas
por aquello que se presenta particularmente poderosos y a la vez restringido.
70
Heidegger y la cuestión del ser. En https://dialnet.unirioja.es
puras relaciones técnicas.71 Desde aquello que es y es capaz de ser, el Ser
mismo tiene la potestad de lo plenamente consciente, aunque haya
desaparecido de cualquier existencia. De este modo está dirigido en el sentido
opuesto dentro de los límites de lo no objetual, véase como un solcitador
queerness de lo subsistente, de lo infinitimanente esencial. Toda variabilidad
como apertura o fundamento, que pudiera surgir en la totalidad instrumental,
cuando menos, se encuentra más allá de ser alteridad proyectante. En
consecuencia, un sentimiento meramente psicológico no explica mi otra
realidad distinguible entre otros. A partir de lo abisal, la persona por sí misma
ha de satisfacer la suprema exigencia de su esencia queerness. A diferencia de
lo ente, en la medida en que es, se sostiene la pregunta del hacedor pensante,
como derivado en cualquier sentido posible, siempre derivante hacia el
rechazo explícito y con un pensamiento tan imperceptible que se difumina en
el discurso razonado.

Finalmente, reconozcamos que somos una unidad intransferible que se ve a sí


misma como totalidad y, eso no deja de ser una irresponsabilidad frente al
mundo y su persistencia de ipseidad. Quiere esto decir, si no el absurdo de
configurar ingenuamente todo cuanto cae en lo ineliminable, que sólo por eso
cuestiona la existencia humana, que la misma cuestión ontológica discurre en
la acción queerness y nadie pretende volver a cambiar el mundo, más bien
ignorarlo tal cual parece. En el propio lenguaje expresamos la imagen
percibida ablativamente, a modo de cuasi-consistencia psicológica72 e
instrumentalizando el pensamiento a conveniencia. De esa percepción
finalmente una autoidentificación acumula una construcción cultural que no
puede ser superior a su causa. En este sentido, no solo no podemos dar un salto
cualitativo de orden superior al yo original, es decir, no parece abarcarse del
todo y a sí mismo e incomprensiblemente, se reitera en apenas su ser
conversacional, por lo que la conciencia para ella se nutre de implicaciones
posibilistas, no esencialmente naturales.

71
… ¿para qué?, ¿hacia dónde? ¿y luego qué? (Einführung in die Meta physik. (Nie -
meyer) pp. 28-29. Traducción castellana: Introducción a la metafísica (Gedisa), pp. 42-43)
72
Alberto Piñero. La consistencia especular del ser humano. Debate sobre las antropologías.
Thémata. Nº 35, 2005: 467.
Entre el Ser para sí, existencialmente hay constructos previsibles y otros
sociológicamente nada reprobables, pero la adopción deformada del yo,
cuando menos repugna por su inconsistencia especular. La dinámica queerness
sopesa aquellas turbiedades más accesibles a los sentidos primigenios en pro
de transformar un yo-imagen ideal en su propia naturaleza, a voluntad desde
una línea de continuidad. En todo ello se infiere una objetividad de adhesión
consecuente con todo aquello que más le convence, o sea, lo que conviene por
su sincretismo absolutamente personal e intransferible. Un yo ideal equivale a
un tipo de estatus revolucionario, dada la conjunción represora imperante
sobre la singular dimensión de sujetos y frente a ser reducidos a estrictos
objetos.73 Ante esto, el campo de presencia74 cobra algún sentido en su
quehacer integrado, donde todo acontecimiento o vivencia pasaría a la
inactualidad de no ser parte esencial de la conciencia. Por la idealidad de
referencia y medida los caractéres cualitativos enmarcan su experiencia desde
la perspectiva que ésta le proporciona, cuyo acontecer implementa su
estructura categorial combinada. Nadie duda de la plasticidad del pensamiento
respecto de la subjetividad a la hora de tarar de huir de una posición ajena, en
tanto que la incipiente versatilidad se abre camino por razones más que
abstractos de apertura. Ahora bien, de tanto funcionamiento la constancia se
articula bajo un dualismo pulsional para no precipaitarse a un vacío, cuyo
valor podría acabar con todo lo constituido.

Asumiendo lo queerness para pensar el lugar que ocuparía el cuerpo en una


concepción de materialidad de la experiencia, la conclusión y el sentido crítico
inherentes a todo proceso vital, necesariamente presentarán una relación
depurada de la representación material y observable. Este sustrato orgánico se
articula para adquirir hábitos, de los cuales deviene una propiedad pragmática
o continuista, en suma, suficiente para singularizarla y generar autónomamente

73
Piñero, 476.
74
Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, Barcelona, Península, 2000, pp. 423 y
424.
las respuestas interpretativas que conforman su identidad.75 El ser del sujeto
amalgama una masa más profunda que arriba en el mundo social, ya contenida
y por tanto menos operativa, por lo que su relación diádica permitiría abordar
y formalizar las distintas dimensiones de la experiencia y la significación76
indiciada sobre la intercorporeidad.

El paso de relacionarse conscientemente, de una manera concreta y sin temor a


instancias culturales, es algo que se aprende desaprendiendo y visualizando
con propiedad todo cuanto comporta las cartas básicas de nuestra real
naturaleza. Es necesario comportarse como ciudadanos en la diferencia,
requisito para la ética y la dignificación metodológica, siempre que están en
juego los elementos focales con los que atribuimos consistencia a las ideas. Y
de estas poco se puede clarificar, no solo por su hermetismo, pero el acontecer
mismo de mediar con ellas nos hace indispensables por su desplazamiento y
conflicto. El principal problema sobre la materia queerness opera sobre el
entrelazamiento que las operaciones y las probabilidades ejercen sobre una
razón automatizada, de factorización eficiente y escaso seguimiento. La
fluidez de pensamiento no se corresponde con la de los sentimientos, tras esta
falla incluso un puñado de algoritmos podrían resolver problemas simulando
lo que el cambio o transformación en general reemplaza a la emoción
auténtica. Véase un estado de ánimo alborotado con los rebusques de gozo y
disfrute, dando la posibilidad queerness de puesta en práctica, de resignación
desadecuada, pero imprescindible para otear el estado sustitutorio. Cuando no
es real la expresión carece de viabilidad emocional o catarsis, puesto que hay
temas politizados que impiden descubrir la realidad con fundamento y aceptar
su funcionalidad mimética, entre otras rarezas porque serían datos puros.

Al examinar un espacio aislable modalizamos la representación simbólica y


recreamos con aportes de un tiempo espectacular, las acciones no narradas que
en la obra imperfecta insertaríamos esporádicamente. De las retrospecciones

75
Jay Zeman. "Peirce´s Theory of Signs", en A Perfusion of Signs, ed. T. Sebeok, Indiana:
Bloomington, 1977.
76
Eliseo Verón. La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad. México:
Gedisa, 2004.
que se transforman de una a otra categoría, por medio de cualidades evidentes
para los demás, nada hace pensar que lo vayamos a seguir haciendo, y a
sabiendas de que lo que nos desvela como analistas queerness, viene siendo de
pura curiosidad ensayista. Es de recibo reflexionar, porque, así como un
proyecto exige la responsabilidad de tomar las riendas de nuestro destino, el
prestigio necesario incluye enfrentamientos con el orden y las restricciones de
la libertad, más allá empezaríamos a cambiarnos y volver a reescribir ese ser
viviente como una exigencia. Ahora, nuestro destino en su quehacer o vida
cotidiana es algo ilusorio, nos reporta la medición de la felicidad a través de la
libertad de ser, nos emplaza en lugar del individualismo exacerbado u otra
deriva más dogmática y perversa. Como seres actuales, el tener un potencial
altamente subversivo, constituye el haz de un instrumento ideológico con
signos de volverse katarista y autovalidante. Pero lo convenientemente cultural
se da entre límites, a veces reaccionarios, es por eso que la falencia patriarcal
no se sustenta al deconstruir su propio género.

Se puede mancillar la memoria erigiendo símbolos que nunca dejaron de


basarse en la fuerza caverniana y al mirar la forma deliberada de ocultarla,77
sobre la producción de identidades genéricas y la preeminencia de las luchas
por el reconocimiento de las diferencias. ¿En qué momento queerizar la acción
colectiva supone generar prácticas individuales que pueden comprometer el
potencial político? Para empezar a comprender el drama pospositivista, a
menudo se utiliza como arma arrojadiza toda jerarquización de la Teoría
Queer, pero subjetivamente esto no convence de las desigualdades ni de la
teorización de un deseo si no se hibrida de trasgresión de los límites. Al
plantear la categoría de identidad implicamos a un silenciamiento o exclusión
de importantes experiencias, particularmente desvinculadas de la sexualidad y
de toda razón de ser, pues no etiquetar ayuda a construir tendencias
intransferibles o inalienables. A lo largo de las prácticas como construcción
social el instrumento central intenta descodificar el placer en términos
intelectuales y es cuando su análisis permite dejar al descubierto mecanismos
77
Sonetos del amor oscuro, de García Lorca, entraría en la críptica evidencia de machismo y
homofobia por tratar de eliminar el adjetivo “oscura” dando así espacio a una subjetividad
propia, abyecta, queer, que renuncia a toda concepción estable y fija de la identidad.
de producción de la realidad foránea. Foucault afirma que es necesario analizar
el poder en sus formas más adoratrices y biotópicas, desde las tecnologías del
cuerpo a un análisis queer reivindicativo. Bueno, eso daría juego para liderar
la exclusión de verdad en todos los otros78 conflictos colectivos, amén que el
principio de que lo personal es político, o sea, afectado por el continuismo y la
autodeterminación en línea. Este tipo de resistencia no permite identificar la
diferencia ni la organización colectiva, como si las necesidades que tenga cada
individuo de distinguirse y movilizar a otros individuos con identidades
entrecruzadas. De hecho, la base del cambio no depende de ningún colectivo,
de algún carácter material ni de compartir los mismos problemas o tejuelos y
malentendidos varios.

Diserta a sí misma una contingencia radical, pero al mismo tiempo nutre de


sentido su aparente necesidad de representación, y es que de un imaginario
afectivo se presupone un vínculo permanente en su contenido. Pero esto como
decir que la sociedad se autocrea,79 si entendemos por ella la resignación de la
mayoría machacada por una minoría criminal, que se significa impuesta al
mundo sin poder de salvación. En tal sentido, el caos y la contingencia
absoluta respectivamente, indisociables por naturaleza, dejan un resquicio de
determinación para la exigencia personal e incondicionada queerness. En
cuanto transferimos la identidad presente, la reconducción de las relaciones
sociales es a todas luces un intento de empobrecimiento80 recompensatorio y
simbólico que podría definirse como un intento por comprender el carácter
del pensamiento mítico.81 Lo imaginario transfiguraría de forma difusa la
desencantada realidad cotidiana82 edificando una praxis política ajena a una
visión melodramática de lo social, que posibilita su diseño específico sin

78
Michel Foucault. Hermenéutica del sujeto. Madrid. La Piqueta. 1994:135.
79
C. Castoriadis. Los dominios del hombre: Las encrucijadas del laberinto, Editorial Gedisa,
Barcelona, España. 1995.
80
Durand. 1981:341.
81
E. Cassirer. Antropología filosófica. Colección popular. Fondo de Cultura Económica.
México. 1992: 119.
82
A. Carretero. Una aproximación a la sociología de lo imaginario de Michel Maffesoli.
Sociológica. Año 18. número 53. 2003:115.
regulaciones,83 cuando la indeterminación no queda religada como como una
unidad de diferencias instituyentes. Pero igualmente el simbolismo determina
grados de libertad84 que vale la pena explorar en su diferencia específica, cuya
materia física implica participar de una visión funcional o sustancialmente
antagonista. El ser reversible opta por hacer la distinción entre cosas reales e
ideales invirtiendo los términos, no en vano se concibe como la matriz
subjetivamente real, libre de cargos y de interpretaciones garantistas, cuya
inmediatez sorprendería al verdadero estado de la naturaleza. Esto es porque lo
que perturba agrada tanto como el orden normativo, por su relación a otras
formas significantes entre lo simbólico y lo imaginario.85

Siendo la conciencia inherente a la estructura personal, individual y subjetiva,


las diversas realidades vivenciadas se acomodan levemente a un espacio
favorable a la colectividad, de cuya determinación depende en gran medida.
De facto, el momento presentista carece de una direccionalidad temporal
intrínseca, al igual que una idea en particular, se entiende al menos por una ley
dinámica. Si relativizamos una brecha filosófica para concebir situaciones
físicas altamente idealizadas, la realidad deja de ser liquida y no es de hecho
objetiva ni físicamente real. Por un lado, intuitivamente esta invención
ofrecería la primera incursión no sistematizada, cuyo punto de partida es el
objeto a sortear y no el sujeto. Invirtiendo la realidad sin tomar como punto de
partida la conciencia, no solo la subjetividad se subordina en su totalidad a la
naturaleza de inmanencia y singularidad, a fin de producir un nuevo orden de
cosas. También, un juego de relaciones que deviene conocimiento supone un
compromiso existencial, de acuerdo o en contraposición con hacer ciencia de
lo social, positivista, interpretativa o sociocrítica, la cuestión es que dicha
práctica a favor de ciertos paradigmas o teorías, siempre será un desafío para
la razón y su inclusión horizontal y de cooperación para con la especie
emancipadora. Esto exige la construcción participante que opera como eje de

83
Celso Sánchez Capdequí. Las voces de la diversidad y los silencios de lo común: las
identidades a debate. Vol. 47. Nº 2. 2010:33.
84
E. Colombo. El Imaginario Social. Nordan-Comunidad. Montevideo. 1989:41.
85
C. Castoriadis. La institución imaginaria de la sociedad, Vol.1 Marxismo y teoría
revolucionaria, Tusquets Editores, Barcelona, España. 1983.
análisis en la lógica queerness, en términos de sujetos carenciados frente a
lógicas de transposición institucionales. La falta de conocimiento como fuente
de conflicto devela la falacia de igualdad y ausencia indiscriminada de
preservar la imagen y de resguardar el prestigio autoinflingido. No cabe duda,
la objetividad sustenta nuestras prácticas, ante una impotencia para posibilitar
la autoemancipación, permanentemente disfrazada de autonomía personal.

Asumimos que las relaciones de fuerzas participantes en todo proceso de


civilidad ponen en tensión la elaboración de propuestas alternativas, con sus
particularidades amenazantes en la trama sociológica, sobre la que diseñamos
las diferencias ideológicas que, a todas luces, para nosostros, son insalvables.
Nuestro proyecto discursivo pretende, cuando menos, demostrar procesos
reales de cambio y comprensión de las ideas alternativas, variables y demás
enseres neurológicos que deben ser atendidas en su conflictiva coexistencia.
En ese contexto imaginar una forma de vida no es sólo describir lo que se
supone la capacidad de reflejar la realidad, pues revertirla en términos
conceptuales, pone especial énfasis en lo intramental como medio de
herramienta psicológica, externamente orientada a dominar y triunfar sobre la
naturaleza.86 Pero en esto no hay superioridad, sino determinación por
ensanchar de modo ilimitado las actividades dentro de las que operan las
nuevas funciones psicológicas, o sea, mediando la acción queerness con los
demás más allá de lo esperado. El análisis positivo de integración permite
explorar algunas hipótesis que caracterizan una frecuencia altamente compleja
y orientada a la consecución de la práctica de soberanía. Así como el ser
autoridad de la comunicación involucra un equilibrio inestable que puede
complementarse con una membresía estratégica, mientras que seamos objeto
de flujo participante, seríamos independientes del origen biológico.

86
Lev Vygotsky (1932: 91) El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, México, DF,
Grijalbo, 1979.
Entre la fisura de lo imaginario y su contigüidad

En el nivel de las orientaciones cognitivas, nos referiremos al momento en que


una consciencia se reconoce en su imagen especular y la imagen del espejo es
inane, pero también reveladora de ciertas limitaciones. Las funciones y
aquellos procedimientos confiables en forma compleja, requiere, entre otras
cosas, de una predisposición al conocimiento frente a la barbarie y de la
autonomía relativa que opera en el establecimiento de objetivos comunes.
Cuando Frankl (1987) dirime su existencialidad a la dependencia moral u
órgano de sentido, aborda una lógica muy sobredimensionada que teme
exclusivamente a las vivencias meramente subjetivas87 y que en nada ayuda al
ser a redimirse del lastre esclavista. Dicho de otro modo, lo queerness
prescinde de toda retórica para confrontar el pensamiento de la modernidad
con la articulación de fusión de horizontes,88 obligada a asumir la tarea de
deshacer el estado de interpretación heredado y dominante. En este desmontaje
moribundo de la hermenéutica89 desde el que pretende perpetuar y renovarse,
no hay cabida para la ontología clasista e incluso, tampoco para la verdad en
un sistema presumiblemente universal de conceptos. Del hecho que, los
términos de una relación esencial no resultan indiferentes, perfectamente
podemos avergonzarnos en términos de relaciones meramente objetivas. Ya,
en cuanto nos concierne racionalmente pudiese no suscitar una verdad, sino
una adaptada participación o más bien una simulación del pensamiento, que
corresponde deformada de nuestra conciencia. Lo que se trata es, en todo caso,
de presuponer una opción constitutiva del ser como individuo, libre de
significación designativa, bajo la que, al rechazar la existencia real de los
universales, nos interpelamos constitutivos del mundo.

87
Victor Frankl. El hombre doliente. Barcelona: Herder. 1987:18.
88
Hans-Georg Gadamer. El problema de la conciencia histórica. Madrid. Tecnos. 2007
89
Martin Heidegger. Interpretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles. Madrid. Trotta.
2002:51.
Surge un interrogante sobre la naturaleza del sujeto en la identificación de su
ambivalencia, previa a mencionar que existen poderosas motivaciones
inconcientes, lo suficientemente devenidas como para referirse a las creaciones
oníricas latentes, de cuya instancia la elección sería cuando menos arriesgada.
En lo queerness una asociación diferente es el común denominador de la
escena primaria, en tanto en cuanto, la supuesta relación con la castración
social representa una desfiguración por trastorno o inversión, motivo por el
cual los procesos fundantes de la estructura de una individualidad han de
servirse de identificaciones secundarias. Ahora bien, la condición de formular
las discusiones y las diferencias, adquiere niveles altos de componer las partes
sobre codicilos y códigos en su contigüidad con la decadencia adquirida. En
nosotros no cabe el régimen de visibilidad de un sentido común divergente, si
no condiciona a la imagen homogénea, por lo que las diferentes maneras de
producir ficción no excluyen de proclives abyecciones a través de imágenes
involucionadas o realidades decadentes. A partir de evidencias controvertibles
la presentación de lo real auspicia la convertibilidad de formas residuales y el
uso irónico de la imagen del todo. Por ello, no es la suma de sus partes lo que
condiciona nuestra apariencia de unidad, lo que a raíz de la materialidad
trastoca los cánones establecidos en cuestión, es lo que nos vuelve
inexplicablemente atractivos a la vez.90

El enorme atractivo de la realidad vuelve a manifestarse en el ámbito de la


sociología en relación con las experiencias de la autoformación91 y el llegar a
ser, de modo reaccionario. Cuando entre el mito y el logos no hay resquicios
por donde incrustar aspectos irrenunciables como rasgos fundamentales del
Ser, el problema atañe a una nueva forma de mitología, simultáneamente
diferenciada y performativa, subsidaria respecto de la red mediática. El destino
se traduce como tiempo presente en la línea de restablecer una dialéctica de la
complementariedad, en constante movimiento y frente a la desestructuración
simbólica, atávica y analógica. Una corporalidad queerness, según Nietzsche,
hoy habría prescindido de un expresivo “platonismo” con relación a la
subjetividad, se significaría prometeico y dinámico e inclusive, dando cuenta
de las relaciones de la conciencia con los recursos del cuerpo, se permitiría
además desolidarizarse de su apego al completo proceso de reproducción

90
Pablo Ansolabehere. «Ascasubi y el mal argentino», en Julio Schvartzman, director del
volumen, Noé Jitrik, director. Historia crítica de la literatura argentina. La lucha de los
lenguajes. Buenos Aires: Emecé 2003:43.
91
Lluís Duch. Mito, interpretación y cultura. Aproximación a la logomítica. Herder, 1998:15.
cotidiano de la cultura. Por más que el saber ha de ser de igual escala que la
extensión causal de nuestra acción92 la naturaleza humana no tiene por qué
someterse con el deber condicional de cada individuo a la existencia. En ese
sentido, de la misma manera que, errar y acertar en relación con la experiencia,
operan armónicamente en la modernidad racionalista, la instauración de la
razón subjetiva supone consensos formales93 ante el mal uso de la palabra y
sobre todo de la imagen. Una corporalidad, como no se reduce a una mecánica
biológica, imbuida por la apertura de los sentidos, tampoco ha de reducirse a
una pasividad ni a la subjetividad, que por significar nos determina su
temporalidad y fragilidad.94 Desde la perspectiva de la conciencia se deriva
también, lo que debería ser una buena y adecuada expresión de lo corporal,
ligada a la contingencia y a la transformación continua.

El objetivo de la cultura acerca de la naturaleza esencialmente conflictual,


produce una modelización del sistema psíquico de sus miembros, de forma
sutil y permitiendo una diversidad de matices en las conductas, tanto
licenciosas como paradigmáticas. En la actualidad podemos afirmar que la
transgresión parte de la creatividad individual y del comportamiento de tdos
aquello grupos que, en forma latente y pulsional, se encuentran informadas por
la historia personal del sujeto como por los procesos de socialización
vivenciados por éste. Sin embargo, la diferencia con lo otro, afirma que la
propia identidad se constituye a partir de la relación entre ambos, lo cual va
conformando la transgresión del orden imperante en aquella parte de la misma
que trasciende la individualidad. Pero en realidad no hay que elevarse tanto,
sino naturalizar simplemente al "yo ideal"de acuerdo con el estado mental en
un sentido deseado, que en el fondo promueva una emocionalidad adaptativa.
Todo ello facilita simbólicamente una voluntad soberana de conformación del
pensamiento, de manera que estimulamos la creencia y confianza por estar
ligados a componentes afectivos. Por una parte, la necesidad de las normas
ayuda a organizar un imaginario basado en relaciones de diverso tipo, para al
mismo tiempo resquebrajar una fusión identificatoria colectiva, en el caso de
discriminaciones en el individuo para la operatividad del sistema en sí. A
nuestro parecer, la subjetividad cobra existencia en su máxima noción de
funcionamiento con elementos de naturaleza diferente, o sea, de manera

92
Jonas Hans. El principio responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización
tecnológico. Herder, segunda edición. 2004:14.
93
M. Horkheimer. Dialéctica del Iluminismo. Sur. BuenosAires. 1970.
94
M. Bernant. Le corps. Paris. 1976:8.
operacional, pudiendo derivar en la neurosis propia de la posmodernidad,
aferrada esta a una tecnología supletoria95 con tintes de narcisas situaciones
que perturban su propio equilibrio.96

La realidad poco importa cuando redescubrimos el sentido que pueda tener


una realidad de lo imaginario, a juicio de una virtud estética, puesto que toda
representación de culto engloba una posible definición insostenible por sí
misma. Si entre lo real y lo imaginario se esconde su dimensión de posibilidad
de creación, entonces lo queerness obliga a pensar y construir una realidad
alternativa donde la fecundidad utópica del imaginario contravenga la
existencia radical y sustancial. Por su aspecto desaliñado Masaccio participaría
de la irrealidad con respecto a la vivencia estética, pero se proyecta hacia un
futuro que escapa a toda aprehensión objetivista. El arte de ir más allá de una
concepción del ser cristaliza de la misma manera que lo imaginario sustituye
el influjo de desrealización por su carácter de irrealidad alienante. Como
consecuencia del orden de la objetividad, el papel funcional de lo imaginario
parte de su sentido dinámico, pero cuyo móvil se establece en una constante
simbiosis caótica, de irrealidad y de invención, con tal de llegar a ser la
revitalización del mito en la vida colectiva.

Aunque posiblemente, los poderes de lo imaginario sobre lo representado, de


alguna manera contravengan lo que se tiene por real, no es menos cierto que la
convergencia en condiciones de valorar ese lenguaje puro y universal, se
somete a las restricciones de los diferentes imaginarios locales. Pero también,
para acceder al fondo imaginario lo pensable opera con todo un abanico de
posibilidades, que ahí se le supone infalible y al margen de los supuestos, nos
aventura una fantasmal existencia. Efectivamente, en la medida que ciertos
elementos perfilan una constelación imaginaria muy concreta, lo queerness
rediseña diferentes imaginarios a la inversa. De hecho, en un supuesto
imaginario popular la posibilidad de construir cierto tipo de imágenes no es
obstáculo para asociaciones voluntarias y expresionses singulares, Ya entre la
espesa Biblia Adamita97 y del subestimable bestiario alquímico, la melancolía
ejemplariza un simbolismo de las delicias de lo social, acorde según pautas
comunales no urbanas. Hechas estas discontinuidades sobre el imaginario

95
Alvin Gouldner. La dialéctica de la ideología y la tecnología. España: Alianza. 1978.
96
Max Pagès. L'emprise de l'organisation. Francia: PUF. 1979.
97
http://www.libertaddigital.com/cultura/arte/2016-05-24/el-bosco-aniversario-muerte-
1276573978/
queerness, y como consecuencia de lo anterior, la antropología filosófica
aprecia la destrucción de esas mismas identidades como hecho performativo,
entendiendo la destrucción de esas mismas identidades bajo toda clase de
representaciones, radicalmente antipopulares o por metáforas de constitución
imaginaria.

En el pensamiento anida la actividad del imaginario en permanente ebullición,


desde cuyo interior se despoja al ser humano de su alma y sus fantasmas
temporales. Luego, tras periodos de residencia ecoeficientes de la razón
polarizabilidada, no solo podemos imaginar una deformación permanente, la
simple elasticidad se manifiesta reversible. Ahí es donde queremos llegar, por
la combinación química de dos ideas, sus componentes no son identificables
en una opción claramente definitoria. El espíritu de ebullición deriva entonces
en un sentido de pérdida indolente sobre el que construir la intensidad
emocional, idílica y algo psicotrópica, pero en clave de elegancia para
combatir el drama cotidiano. Es interesante la reacción a través de operaciones
instintivas, en la medida que nosotros y nosotras mismas cristalizamos una
visión panorámica que describe la personalidad en circunstancias conflictivas.
Hay que recordar que lo queerness rehúye de victimizar problemáticas
concretas, en tanto que, identificarlas sirve de poco en entornos variados y
mutantes. De facto, en una socio-lógica abierta al cambio el pensamiento
invertido solo se puede sortear mediante la creatividad crítica, cuya teoría
arranca desde una individualidad aislada, unida a una situación de inmanencia
e inmediatez mutua.98 El objeto tiene continuidad con lo no orgánico, no así
con su presuposición respecto de la colectividad, con límites definidos en la
medida en que nos refleja. Si solo fuésemos objetos tampoco habría que
depurar consecuencias, al igual que la cosa del sujeto contiene proyección de
futuro, nuestra realidad se fundamenta menos oscura, más incomprensible, y a
veces inaccesible. De cualquier manera, no es imprescindible para nada,
ninguna trascendencia ni suprema competencia, aunque eso signifique esa
violencia del cambio que nos incita a deambular por los extremos de una
misma dimensión.

Dada la indeterminación de la realidad, de la emancipación del ser y en


particular de un imaginario concreto, la rotunda naturalidad con la que
pretendemos queerizar sus diferentes conceptualizaciones, si se nos permite la
posibilidad. Al pie de una idea clara y distinta, el magma imaginario adquiere

98
G. Bataille [1948] Teoría de la religión. Madrid. Taurus. 1991:24
actividad instituyente de dar forma y sentido, pues una perspectiva metafórica
singulariza un buen lugar para los imaginarios. Esa lógica retórica de la que
emergen la creatividad y el cambio social, perfila la forma de crecer más y
consolidarse por un entorno social más propicio. En lugar de cultivar cambios
profundos en el imaginario, lo queerness sustituye las coordenadas de creación
de realidad. Llegados a un punto de perspicaz simbolismo, la filosofía de las
formas imaginarias permanece en la conciencia de una realidad vivida, a falta
de referencias apriorísticamente anímicas. Si la imaginación tuviere presente
confusiones del lenguaje, la interpretación literal de la ambigüedad se
apoderaría de la fuerza queerness, restaría significado a un contenido ideal
propio y una fuerza originariamente creadora, se desdibujaría a la sombra un
lenguaje sencillo. Este tipo de universalidad ni siquiera justificada va en contra
de nuestro argumentario, pues sería un preludio previsto y calculado, de la
naturaleza de las leyes particulares como algo aberrante y carente de toda
voluntad e interés. Legítimamente, apelamos al honor de estudiar el rito de la
realidad bajo el principio de la magia y el síntoma perturbador que se
encuentran en la neurosis de compulsión de nuestra libertad.

En relación a la Dialéctica de la razón y la templanza proscribimos lo diverso


como singularidad bioética, de acuerdo con la preocupación de ser útiles y
manifiestamente liberados de una biología, por venir siendo habitualmente
problemática. Los rasgos que caracterizan el hacer natural del intelecto,
producto de la imaginación o forma autónoma de pensamiento, encarnan una
apariencia de valor compatible con la idealización e indeferenciación de
género y forma. Lo sustancial no es una negativa de la inclusión de lo
colectivo en la paridad respecto de la individualidad, por ejemplo, el
comportamiento humano utiliza formas de acción primitiva con el ánimo de
comprender el funcionamiento en una excitación corporal, así como en
funciones psíquicas superiores para conservar la conducta natural en forma
oculta.99 Vamos que, de la lógica de la estructura extraemos una mayor
independencia para poder desmenuzarla o reproducirla voluntariamente. La
sensibilidad también predice las relaciones de equivalencia en estado de
maduración100 para afrontar con mayores garantías la supervivencia, pero
sobre todo para ejercer control activo sobre la captación de información. De
manera seductora este sentido háptico responde en disfunciones ingeridas de

99
L. Vigotsky. “Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores”. En Obras
Completas. Tomo III capitulo 3. Año 1931.
100
L. Vigotsky. El desarrollo de los conceptos científicos en la edad infantil”. 1934.
forma abrupta, primero con un sistema de búsqueda y después con la sutileza
imbricada en perpetua autoconstrucción y autodestrucción internas. De igual
modo, cerebros asimétricos no son garantía para las necesidades de cada
momento, sino las funciones de un cerebro completo que, prescindiendo del
cuerpo, a lo mejor irreversibiliza las neuronas espejo.

Hablemos de hechos y el arte de la invención

En el caso de que sigamos aprendiendo o reteniendo datos para olvidarlos101 la


transformación de la persona está a merced de influencias y peticiones
colectivas que, por otra parte, sería factible si realmente fuese identificada con
ella misma y los fines alternativos de auto-renovación, más o menos
impredecibles. Otro elemento propuesto por el sentido común, justificaría el
cambio integrativo en tanto en cuanto, facilite llevar a cabo una total
desmarcación antropológica respecto al pasado de la supervivencia de la
humanidad. En este período, donde el método de la ciencia neutraliza al ser
humano y en cierto sentido normaliza la racionalidad, la cuestión no es
controlar con instrumentos,102 lo que, por esencia no le ha sido engendrado. Si
hubiere una metodología de carácter orgánico, no tanto humanista sino
científicamente transversal, la universalidad del ser dejaría de atormentarlo,
tanto a nivel individual como social. Entonces, la persistencia corporativa
requiere un proceso único para el bienestar humano, así como de una visión de
sí mismos, que rechace todo lo despersonalizado y deshumanizado. Hablamos
en clave axial, puntualizando que en la alternativa se intenta vencer el sentido
autoimpuesto de crecimiento103 y alcanzar ese deseo de equilibrio que tiene
sentido desde la unidad y universalidad de criterios. El interés, cuando menos
debería ser claro hacia la construcción de la eutopía más elemental, de forma
que también otras necesidades integran el ideal que tienen lugar en el mundo
real.

Nuevamente, cualquier razón fracasa al no encontrar la medida de su


extrañeza, algo que mantiene enigmática su incomprensible naturaleza, pero
que, de otra forma, la evolución quedaría en suspenso. Una vez más, la
imaginación se presta para mediar entre el desvanecimiento de categorías y la

101
J. L. Borges decía que los hechos eran apenas puntos de partida para la invención y en su
defecto para el razonamiento.
102
Lewis Mumford. Una interpretacion antropologica de la técnica. Tesis doctoral. 1998:154.
103
Mumford. The Culture of Cities. New York: Hartcourt, Brace and Co. 1938:370.
fatalidad de la ficción como mero recurso arbitrario. Pero el fin no es tal si no
cuenta con diagramas de contradicción y un denominador común queerness.
Al igual que hay afinidades entre ideas no coincidentes, la materialización de
la obliteración ideológica, registra una verosimilitud venerable, habida cuenta,
el lenguaje universal trata de disimular una identidad en constante discusión y
desconcierto. Además, en plena ignorancia íntima 104 y heresiarca, la dualidad
supera las oposiciones de una lógica agazapada, sobre la que recae una fortuita
confusión ante la carencia de sucesivos ocultamientos. Suponiendo que al
esconder en nuestro interior un microcosmos infinito, inservible para el Aleph,
pero rescatable en este universo enrarecido de lo queerness, la inquietud
participa de su fantasmagoría en plena perturbación caótica. Es así como
construimos la raíz espiritual de nuestra disidencia, desde una referencia
panteísta extraordinaria, en cuyo seno la codicia sería sin lugar a dudas una
afrenta que provocaría deserciones importantes. En cambio, lo queerness se
consagra ante el ejercicio de la severidad con la más liviana de las formas,
dilatando delirios que no hacen bien a la racionalidad y que, lejos de ser
ocasión de grandeza de su propia identidad, descubre su finitud con una
encomiable humildad. Lo queerness no necesita otro poder más que ese
permanente deslumbramiento sin pretender ni reclamar una perspectiva
demasiado centrada en el yo. Este es el sentido de ser humilde con ardor y
prudencia ante cualquier dificultad, con el que invertir lo mucho que ignora un
deber impuesto. La voluntad es una oportunidad para penetrar en el mundo del
saber que se sorprende con la sencillez de mil maneras, entendiendo las
opiniones, valores y aspiraciones de nuestro entorno social, sobre las que
argumentar nuestra existencia liberadora.

La realidad y en particular, la necesidad de la razón, deben ser entendidas en


sentido lógico, o lo que es lo mismo, partiendo del pensar mismo plenamente
consciente o en su caso incluyendo cuñas fundamentales con las que
enriquecer la semántica de autorreconstrucción. Sin embargo, pudiera parecer
inocente asumir al pensar como actividad meramente subjetiva, y a tal efecto
no es nada arbitrario argumentar con verdadero sentido de fundamentación
última, si la vida es inferencialmente una transición proposicional. La
negación de la libertad se convierte en objeto del dudar, sobre todo si su
irremontabilidad supone convertirse en una especie de resultado que limita la
autodeterminación. Fijémonos en su más propio contenido, lo queerness no
será abordado por la ciencia hasta que tales determinaciones necesitasen de

104
Leon Bloy en https://www.scoopnest.com/es/s/Le%C3%B3n%20Bloy
una justificación demostrativa. Pero no importa, ¿a quíen le es necesaria la
cientificidad filosófica en tiempos de creencias propias e inconsecuencias
estructurales? Da igual un discurso filosófico crítico–emancipador si las
mejores razones posibles no ayudan a cambiar de una vez por todas nuestros
valores milesios y el lastre de un ápeiron que no solo muere en su propia
indeterminación, es que para colmo tampoco se constituye en nada más eficaz
que la persuasiva lascivia de la palabra sobre los ignorantes y la confusa
complejidad de una filosofía huérfana de sabios. La decadencia de la razón
filosófica y alixsofasada señala que, al despojarse de todas las pasiones, el ser
ni aduce sabiduría ni se logra engañar a sí mismo, pues en esa búsqueda
mezquina de la felicidad como fin, la templanza diluye toda posibilidad de
intervención, trascende o sobrenatural si desconfiamos en la verdad. Esta
especie bípeda tan ecléctica como escéptica, lejos de moderar su discurso se
atreve a desafiar miserablemente a un universo que desconoce del todo, así
como tendrá que enfrentarse a un vacío existencial o senescencia irremediable.
Por muchas fuerzas físicas que invirtieran su recorrido en el rigor mortis, o en
el mejor de los ejemplos la autolisis no pudiera destruir la base celular, las
fuertes luchas de pensamiento equivaldrían a aceptar que existe discordia
dentro de la verdad misma, o sea, que tantola experiencia sensible como la
imaginación son los únicos criterios ilustrados de una verdad moderna, cada
día más líquida.

A lo largo de un peregrinar confesante y de una transformación social y


política modesta, la persona sigue dejada a su suerte y sin saber con seguridad
a qué atenerse. La razón constata una incertidumbre de fondo sobre la que
diseñar relidades paralelas con las que compensar tal agravio natural, cuya
explicación final conviene silenciarla o travestirla por higiene mental. Pero la
existencia misma de una evidencia hasta pudiera dictaminar con absoluta
neutralidad cuál verosímil sería atreverse a ser asumida por la persona. Si
hablamos de una certeza moral libre, lo racional es sólo un matiz aparente
dentro de un universo personal enigmático, de tal manera que vivir en
conformidad con el dictamen de la razón solo es posible si hay armonía con
los otros sentidos y estímulos. Pero quizá la verdadera naturaleza de lo
queerness condiciona de igual manera que sus profundas vinculaciones
sociales, y en tanto que neurología filosófica, la orientación de su vida se
debiera en conformidad con su propia verdad en el universo. Para nosotros, un
hecho sucedido tiene un por qué, de modo que lo queerness contempla una
especial sensación de amargura cuando la carencia intelectual, ante la
irracional historia humana, no permite un desarrollo fluido de la libertad. Por
otra parte, la necesidad de emanciparse de estructuras predominantes o
coercitivas da sentido a todo cuanto suene a pura religiosidad trasgredida, es
decir, abarca las expresiones artísticas, culturales, sociales, activistas, políticas
o cualquier otra índole. Toda persona logra la plena integración como
expresión más elevada, atendiendo el nivel de su constitución genética y la
capacidad de reforzar la supervivencia mediante la plasticidad de su
creatividad. La aceptación de la teoría de la dependencia no vale para construir
un modelo de liberación y, por consiguiente, un fundamento humanístico y
científicamente queerness centrará principalmente un continuo empeño en el
camino de la liberación de las fuerzas de la razón, en concreto a la superación
constante y respeto absoluto de su personalidad transformativa.105

Al mismo tiempo que la angustia de la existencia supone aceptar una


explicación del misterio, la lozanía de seguir con indiferencia la actualidad
tiene un consuelo inexorable que hay que adoptar sí o si, para no contrariar
otras capacidades del cerebro como la creatividad, la intuición, la razón pura y
la lógica del conocimiento. En realidad, el empeño de jerarquizar el arte es una
falacia del pensamiento desiderativo, pero es que tratar de heredar la belleza
del alma es un elemento de ficción que requiere de un cinismo enfocado a
ocurrir accidentalmente. El ser y el arte merecen igual trato si cabe, que no es
otro que elevar el espíritu a un plano superior de emoción y sobrecogimiento,
luego el ser humano progresa en su técnica con la necesaria vanidad sin miedo
alguno a los abismos. Ahora bien, como el ser vive en contradicción
permanente, su condición de poeta le permite dilapidar el lenguaje, la realidad
y todo cuanto dota de una autonomía mágica,106 como la aventura existencial a
contracorriente y desde lo queerness. No es que el arte parece rescatado de un
lugar extrano a la expericncia,107 lo incorporamos a nuestro ser para camuflar
lo caótico desde un orden relativo y bien considerado. La discordancia designa
cualidades menguantes y en este sentido, la estética es como un lubricante
acumulativo bajo una peculiar intensidad que refuerza el presente. Sin
embargo, la sensación de infinitud de las ideas no puede conducir a ninguna

105
Carmen Marañón en “Desarrollo humano y el enfoque centrado en la persona” considera
que el Enfoque Centrado en la Persona, reconoce el gran valor de cada persona, promoviendo
que el acompañamiento sea personal, atendiendo y adecuándose a las necesidades
individuales, respetando el tiempo y el proceso de cada uno.
106
Para Borges la palabra poética es una revolución en sí misma. Emana de una rebeldía, de
una audacia que la precede siempre y que más tiene que ver con la naturaleza y la conciencia
innatas del hombre que con una premeditación estética.
107
Jhon Dewey. El arte como experiencia. Barcelona. Paidós Ibérica. 2008.
plenitud de la continuidad de una experiencia. Es más, ya no son meras
realizaciones semejantes que afirman abstractamente la idea del arte como la
más grande conquista intelectual en la historia de la humanidad,108 en todo
caso por razones extrañas, la hostilidad del medio apura a la razón a crear
ideales con formas sensibles y así mitigar emociones de incertidumbre.

Avancemos en la pertinencia de construcciones de un lenguaje experimental,


donde combinar la extraordinaria función sináptica con una probidad erigida
en la práctica deficiente por falta de imaginación. Para empezar, la sensación
de lo maravilloso presupone aceptar que partimos de una desventaja por la
herencia recibida, en tanto la utopía se configura con innegable valor ante el
comportamiento inamistoso de la naturaleza. A pesar de que tenemos los días
contados, nuestra existencia expresa sus impulsos en forma de ficciones sobre
códigos marcadamente pragmáticos, como ocurre desde que irrumpe cierta
ruptura con las expectativas. Hay que constatar el efecto perverso que tiene lo
no transitado, pues al ser una herramienta de signo, tanto constructor como
deconstructor, se torna esencial ante una realidad subvertida. Al menos, otras
realidades, profundas y extrañantes pasan a protagonistas109 con una identidad
engañosa, porque en una alegoría de la búsqueda, lo queerness transmuta el
laberinto en fábula. Así, pese a las reticencias del entorno, la distancia estética
permite a lo fascinante una orientación intuitiva en forma de plasticidad en el
hipocampo,110 sin duda, efectiva y gratificante, hasta el punto de modificar el
comportamiento, equivalente a la precisión crítica. De hecho, cuando se ha
estudiado el “acoplamiento” rítmico entre las áreas frontal y temporal de la
corteza en el cerebro, la memoria de trabajo mejora y podría coordinar como
un conmutador central cuestiones complejas tales como ¿por qué no darse, la
posibilidad de sentir varias personalidades en una? El estar en una realidad
alterna en cambio, da la facultad para resolver aun hasta los problemas mas
enmarañados y claro, eso se parece mucho a negar nuestra propia naturaleza,
por lo que en ambas tesituras la verdad que deseas saber simplemente cambia
de perspectiva.

108
Ibid, pág. 30
109
César Nicolás. Colección Ensayos. Fundación Juan March (Madrid)
110
La neuroplasticidad es un proceso fisiológico y a su vez particular de cada red o
microambiente neuronal que en sí representa una temática compleja, pues requiere involucrar
procesos, productos y componentes de la bioquímica básica y clínica.
A medias con las teorías procesuales e idiográficas, las teorías sobre la
personalidad o acerca de la identidad favorecen la importancia de los modelos
interaccionistas, comenzando por el estudio de las diferencias individuales y
afrontando el modo de entender la especificación de las acciones empírico-
experimentales. Basta una concepción unitaria vinculada a la capacidad
cognitiva general para evaluar la altura media del nivel de inteligencia y de
forma recurrente, hacer incursiones en la despersonalización, a falta de otros
estímulos más persuasivos. Esa línea de automutilación cognoscitiva no
significa iniciar un desorden de personalidad múltiple, de tal modo que
determinando un comportamiento diferenciado se ilustra unas potencialidades
concretas en constante interacción con un alto grado de autoexigencia. Por esta
razón, la imaginación altamente creativa nos identifica en lo queerness, ayuda
a entender el cambio como algo habitual y como no puede ser de otra manera,
permite alejarse de los caminos establecidos por otros distractores nada
relevantes. Ya cuando se relaciona el “todos somos uno” la cosa se simplifica
demasiado, de manera que recogemos la particularidad del ser humano
comportándose de forma diferente, incluso en ocasiones de forma antagónica,
según la situación. Aunque se le realcione con un trastorno de personalidad
múltiple, habría que abrir el abanico si transmitimos de forma repentina e
involuntaria aparentemente, lo que nos identifica mejor dada nuestra
complejidad y el resultado de estar recibiendo señales electromagéticas
continuamente. Somos receptores de apariencias y en ese sentido la
individualidad autoafirmada solo elige a conveniencia su influencia sobre los
otros desde un interés tan reticente como integrativo. Pero la personalidad
sustantiva comprende la estructura biológica y hasta los aprendizajes más
fuertemente adquiridos, otra cosa es la resignación consciente o en función del
modelo distintivo individual de percibir, razonar y enfrentar las situaciones e
incluso a los otros.111

En cuanto al comportamiento de carácter permanente estamos seguros de lo


que en principio es real, pero no tanto de ciertas características de nuestra
propia volición.112 La realidad objetiva surge de la dialéctica entre el individuo
y la sociedad, por tanto, se constituye socialmente una amalgama de otras
realidades de las que tenemos apenas conciencia. Como somos cuerpos
constitutivos de las diferentes esferas de la realidad y a su vez entes impropios
al no tener un referente objetivo final, la atención se define como símbolo

111
N. Koldobsky. La personalidad y sus desórdenes. Buenos Aires. Ed Salerno 1995:303
112
Berger y Luckmann. La construcción social de la realidad. Buenos Aires. 1968:62.
presente con diferentes grados de certeza, lo cual es mediocre y realmente
lamentable. Desde lo queerness estamos obligados a indagar por la lógica
misma de una relatividad social, puesto que se da por establecido como
conocimiento las variaciones empíricas o, mejor dicho, perceptuales sobre
algo específico. La cuestión fundamental es que se desarrolla en estructuras
predeterminadas por el capital biológico y reiteradas por la estupidez humana,
a veces como subdesarrollada y no solo por la organización de los instintos. La
humana configuración identitaria por naturaleza es variable, en la mayoría de
casos sujeta a la habituación, parece además una cualidad crucial al ser
recíproca, pero en el fondo es objeto de controversia en conjunción del
universo simbólico, no intelectivo. Se suele imponer una realidad ordenada en
beneficio siempre de la ordinariez ante la complejidad y, en consecuencia, la
sociedad como realidad subjetiva se nos reduce a experimento colectivo o
entretenimiento externalizado. No podemos por ello mas que rechazar el
contenido de la socialización en estos términos, de modo que, la conciencia
del propio cuerpo constituye una buena medida para apreciar su meridiana
realidad subjetiva. Ahora bien, si somos algo más que cuerpo y conciencia, la
transformación se aprehende subjetivamente en cada átomo o diferenciación
permanente. La identificación filosófica para cualquier comprensión de la
realidad tiene un significado unilateral y corresponde a zonas limitadas de
significado,113 luego el diálogo corre la suerte de construirse abstraído de una
experiencia legitimada por una actitud íntima. Acaso, después de haber
examinado el problema de nuestro destino individual, o sea, la razón de ser de
una propia a otra crítica, los propósitos sobre las irracionalidades no serían
fragmentos de hechos complicados, sino análogos de nuestras acciones.

Cada cual respira rompiendo la unidad y la continuidad de ser lo mismo en


una serie inacabable de sensiblerías que, no hace sino donde hay conciencia,
mas que torpedear la existencia objetiva inmediata. Todo conocimiento tiene
una finalidad y toda personalidad el poder de responder a una necesidad, no
solo afectiva, intelectual o moralmente hermitaña. Claro está que tras una
concepción de la vida misma la investigación para el cambio social tendría
incorporada estrategias de desarrollo comunitario, afines o no a la innovación
y en lo referido a bienestar. Por su carácter de lealtad ontológica, nuestra gesta
emancipadora distorsiona nuestra razón de ser, por lo que la vanidad, a la cual
hay que hacer renuncia pública,114 no debe mantenerte presente en este mundo

113
(Berger & Luckmann, 1968)
114
Mario Creamta. El poema infinito de la lealtad. Diario d ela juventud cubana. 2019.
tan inseparable del polvo, sino animarte a encontrarte entre tus letras sabias.
Es posible una visión subjetiva y parcial, cuya naturaleza pocas veces nos
atrevemos a confiar y es lícito exhonerar a quien no acepta integrarse en la
norma tanto más imperiosa cuanto más absurda. El esfuerzo del cambio puede
variar el diagnóstico dinamizante, correr sus límites y divagar mientras sólo
nos atendemos a nosotros. Hay que compartir nuestro campo de conciencia
hacia una realización inobjetable en nombre de una libertad inalcanzable, pero
no menos ilusionante. Una referencia puede llegar a ser más determinante que
caminar por sí mismo, véase esta civilización del conocimiento haciendo
aguas frente a una tecnología absolutamente totalitaria. Por más que nos
esforcemos sobre lo desconocido un algoritmo cibernético nos permite ignorar
lo que somos y lo que perseguimos, total, siempre se ha ido en grupo a
expandirse hasta abarcar un campo que todavía no alcanzamos a delimitar.

La ciencia camaleónica abusa de referencias, se apropia de procedimientos de


investigación cuando en ideas es incapaz de generar un sentimiento
aumentado, es decir, buscaría un acatamiento no natural. En medio de esta
confusión cabe proferir el derecho de resistencia, más aún si los deseos o
movimientos de ánimo determinan idealmente la posibilidad incondicionada.
En efecto, es difícil llegar a saber de nosotros mediante la ocultación sin tener
en cuenta nuestra dimensión corporal. El problema está en la concepción
desde la que se formule, con independencia del aprecio de la dignidad
personal115 o en todo caso, con la consecuencia de convertirse en tema central
de un universo autofingido. A partir de la constitución de la Organización de
las Naciones Unidas y perder tanto tiempo, todo sigue siendo palabrería y
razón de norma jurídica, no de realidad bioética116 en la que la conducta
humana constituye un verdadero dilema. En ningún otro momento se ha
podido describir tanta podredumbre de una especie fallida, depredadora y
autodestructiva, por lo que desde lo queerness apelamos a evadirnos de tal
culturización de la fuerza. Seguiremos en la oposición voluntaria y de manera
cualitativamente diferente a lo que suceda, tras una realidad artificial de
dudosa inteligencia y que, por supuesto está abocada y condenada a sucumbir
en la radical intrascendencia.

115
Krystian Komplac. Por una comprensión adecuada de la dignidad humana. Dikaión.
Universidad de la Sabana, año 19, núm. 14, noviembre de 2005: 23.
116
Begoña Mestre. El concepto de vida en la ética kantiana: algunas consecuencias para la
bioética. Logos. Anales del Seminario de Metafísica. Universidad de Barcelona, vol. 40, 2007,
pp. 77-89.
Anexos
odin / один Sobre el dilema moral como materia de ruptura

Ante la ceguera de sí mismos y más allá de una preocupación estética hay una
representación más fiel de la realidad, aquella que materializa un símbolo
moral en violenta oposición con la sociedad tecnoburguesa. Lo maravilloso,
aunque oculto, no se encuentra entre los estratos más profundos de la
realidad117 ni desnaturalizando los hechos concretos. En clave de conciencia
de servicio, un mundo lleno de valores al alcance no tiene continuidad en su
habitualidad, sino desde la autocomprensión como contenido. En la
emancipación como refugio o casilla de salida, ese momento aparente de
irrealidad responde a las imperfecciones de las condiciones reales, a sus
contradicciones y aborda de manera directa ambas cuestiones, tanto el ser y el
dejar de ser como forma de entrever los valores eternos que están implicados
en el drama social y político de su tiempo y lugar.118 El ser ama ocultarse119
para reconstruir un mundo no explícito y alejado del común vislumbrar de esa
realidad última que esconde, o sea, sólo de fantasía y de ilusión. Con todo, la
ciencia en su condición de esfera independiente, ejerce la racionalización más
repugnante porque se ha apartado de la praxis de la vida con un malabarismo
intelectual, que habiendo invadido todo, supone un distanciamiento de esas
visiones infernales, pero aviva otras ansiedades más entrañables. Ya en el
surrealismo se rescata del sobrenaturalismo, según Sábato, la irracionalidad
tan furiosamente combatida y dejada en ruinas, sin comprender que los otros
no son si yo no existo.120 Entre el Uno y el Universo (1945) ese páramo oscuro
y solitario quedaba al margen, pero anidado a los dos extremos (lo puro y lo
impuro) en su imperfección encarnada sobre todos los valores materiales. La
filosofía existencialista desafía la realidad entera aun sin poder prescindir del

117
Ernesto Sábato. Uno y el universo y otros ensayos. Barcelona. Círculo de Lectores.
1994:88.
118
Ernesto Sábato. “Testimonio de la novela”. Testigo nº 2. Abril-Junio. 1966.
119
Artaud (1925) asevera que el surrealismo pretende la desvalorización general de los
valores, el desequilibrio del pensamiento, la ruptura y descalificación de la lógica y la
remodelación espontánea de las cosas según un orden más profundo.
120
Octavio Paz. Piedra del Sol, en Obra poética. Barcelona. Seix Barral. 1998:275.
sujeto, al cual solo le queda integrar una lógica en los límites de una
racionalidad hipócrita, celosamente elaborada a partir de unas pinceladas de
insumisión. Ahí radica el proceso de serialización de lo oculto y lo
desconocido, los deseos más imprecisos y “la ceguera en que habitamos”.121

La forma de instrumentalizar la autonomía altera el sentido original de la


lógica, a veces demasiado social y acreditada por favorecer demasiado a las
tecnologías de las que se sirve, no solo en el sentido figurado. La expansión
sin límites de la naturaleza comunitaria representa una mera dimensión del
entorno, algo que la contraproductividad queerness recupera de la naturaleza
positiva con el fin de generar una noción radical deliberada, menos sistemática
y más desarrollada. No hay moral material con una presencia constante en la
que nos encontramos inmersos, digamos con base en fundamentos teóricos
combinados o a favor de soluciones alternativas pertinentes y relevantes. En su
momento la ruptura en sí misma no es tanto una finalidad como un elemento
intrínseco a su misma representación, sino objeto de trasmitir toda su sabiduría
brechtiana; ya no sobre una cuarta pared, condescendientemente y sin llegar a
limitamos a ser uno, ya que la indiferencia hacia la desigualdad condena al
bienestar subjetivo a la fragmentación y el exterminio. Es aquí cuando se da in
situ el punto de ruptura, entre la nostalgia desvelada por un arte en plena
transformación y los elementos en otro orden, naturalmente disociada la
libertad personal. Al otro lado del espectro, la oscuridad ya no puede existir,
pues siempre que es capaz, cualquier ser humano o entidad áurica, se somete a
la posibilidad de un resultado lucrativo de la transmutación.122 Luego no
necesitamos una conciencia subatómica como célula creadora, en todo caso
sentenciada a muerte por su eterna presencia en las ondulaciones lumínicas e
inanimadas en su potencialidad inútil.

Sin anunciarse, la iluminación entendida como vía de acceso al conocimiento,


parapeta en particular los indicios y los guiños desde una realidad amenazante,
en tanto que, los sentimientos disensuales, rupturas e isotopías más
inverosímiles se bifurcan como un cuerpo múltiple en una especie de
transmutación de caractéres. Siendo la Alquimia un órgano previo a la
reacción bajo sospecha, la descomposición de la materia en sus partículas

121
Ernesto Sábato. Sobre héroes y tumbas. Barcelona. Seix Barral. 1999:269.
122
Ellos son como matemáticos que han perdido en sencillez, ya que sueñan aprisionar la
naturaleza en una fórmula, y como expresa un evangelio: “Ellos tienen ojos para no ver y un
intelecto para no entender”.
elementales otorga un poder real de acción sobre la situación existente, de una
singularidad única. No cabe individuación genérica al uso, además los valores
vitales en Nietzsche ya cristalizan la transmutación o transvaloración de todos
los valores, desde una creciente internalización contra los viejos instintos y
una proyección fecunda escindida de sí misma. La procedencia importa poco
en lo queerness, entretanto los estilos previos solo dejan constancia de
imágenes, sin creación posterior, y esto no inquieta el atractivo ni hace
disfrutar en absoluta privacidad que, por otra parte, bien podría devolvernos a
una vieja obsesión filosófica. No obstante, los matices y texturas pueden
reproducirse ilimitadamente, no así la manera accidental de posicionarnos
como una suerte de filósofos y poetas que no aparecen en las citas de eruditos
servidores del poder. Por fortuna, el cuerpo de distinta naturaleza se
fundamenta líquido y se encuentra en tránsito para alcanzar un modo de vida,
no legendario sino transmigrados de manera consciente y en venganza por la
muerte de Dionisos. Esta forma no ascética de pensamiento honra la necesidad
de evolución sin dolor ni techos de cristal y no hay razón al menos para su
exposición mediante una progresión. En todo caso, un cierto orden secuencial,
habida cuenta lo que el universo objetivo es afectado temporalmente, no deja
de reducirse con relación a sus esencias.

Todo se precipita inexorable en lo queerness, a medio camino de ser visible e


inteligible, no como retórico sino como iniciático silogismo, a consta de las
ideas que recoge una triple naturaleza en relación con el divorcio que existe
ente el alma (Psyqué) el cuerpo y la sustancia transfigurada. En esta etapa,
dependiendo de la cantidad de verdad que hayamos contemplado, y bajo la
dirección de la razón, poca supramateria debe proponerse, pues la más grande
realidad solo nos causa alboroto y confusión. Este último estado de la
ridiculización al que aspiran los incautos ha de poseer el deseo de engendrar,
siempre antes de la muerte, un pasaje abandonado su cuerpo en su necesidad
de reencarnar su impotente proceso purificatorio. La discusión ni es de género
ni siquiera de credos, a nosotros las existencias que buscan la compensación
en otra parte no nos parecen oportunas ni objeto de estudio, tanto en su
inexistente claridad como por su meretriz destino. Además, “el aquí” es
absolutamente demostrativo de ciertas naturalezas sensibles al conocimiento y
la integridad como causas verdaderas. Por ello, la corriente de las ideas en
donde las palabras no alcanzan a ilustrar su magnificencia, juega el papel de
escoger la legítima opción de seguir adelante, y en ese sentido, absorber toda
la energía mística residual que la Alquimia derivaría de la transformación de la
materia.123

En el contexto de lo expresado, la interioridad de los demás con la propia nos


posibilita conjuntamente para actividades de toma de conciencia, al igual que
una dimensión antropológica autónoma se ha ido extendiendo de la mano de
un crecimiento humano más integral. Cuidar el mundo interior, por tanto, no
solo es importante, resulta indispensable saborear más la vida para que la
mente se abra a las cosas de cada día, razón por la cual las emociones y las
relaciones prácticas han de sintonizar una dirección. Los límites de ser una
experiencia de unidad, implica el ir hacia el fondo de si mismos, no sólo para
la búsqueda de la sabiduría o la felicidad, es urgente la transmisión de valores
que en ese trayecto hacemos lo que ya hacemos,124 más propiamente sin un
cierto conocimiento práctico de la gratuidad. Por ello desde la no-resistencia,
en términos de Gandhi, cualquier tipo de transhumanismo, superinteligencia,
transgénero o singularidades varias, hace una lectura crítica en la necesidad y
apreciación de las fuerzas ocultas que existen en nuestro interior. Una
ideología tan personalista como un modo de preservar y de prolongar la
autonomía personal en todos los sentidos, lejos de de mejorar la condición
humana gracias a la tecnología, lo que garantiza es una nueva forma de
mitomanía hiperindividualista y teledirigida a una red global, anónima y de
infinita existencialidad. Si somos elementos virtuales con arreglo a unos
estándares físicos y a estadísticas del número de seres humanos que poseen
esa normalidad, 125 la voluntad individual eliminaría cualquier ambigüedad
entre el ser humano y lo queerness. Pero en el momento que, un cuerpo
conforme a sus deseos dispone de un control absoluto de sus emociones, su
realidad será transformada de modo radical frente a la calamidad de la
resignación biológica o cultural.

Es necesario revertir a veces la razón por medio de la intuición, sobre todo


cuando afecta a lo más impropio de la conciencia. No se puede decir que la

123
En el trabajo masónico, este tránsito se representa con la transformación de la piedra bruta
que debe ser pulida y trabajada con esmero, para que ésta se convierta finalmente en piedra
cúbica. El proceso iniciático del Aprendiz nos señala que el hombre carga sobre sí los factores
de herencia y por el medio en que se desenvuelve.
124
Lluís Ylla y otros en ¿De qué hablamos cuando hablamos de interioridad? Edita
CRISTIANISME I JUSTÍCIA. Barcelona. 2013.
125
Elena Postigo en “Transhumanismo y post-humano: principios teóricos e implicaciones
bioéticas”.
verdad superficial sea igual de deseable al ejecutar una moral que carece de
referentes irrefutables, por lo tanto, la fenomenología misma nos cimenta
todos sus contenidos antropológicos. Admitamos la conciencia de conciencia
cuando en nombre de la libertad decidimos traspasar vetos, géneros o valores
que nunca pueden ser universales. Solo entonces, el plano de la descripción
crítica discrimina la certeza menor, bajo el dictado riguroso de permanecer en
la certeza de sí del cogito,126 y aunque eso suponga la simultaneidad de la
reflexión o la pérdida de su preeminencia como especie dominante. De lo
contrario, la razón práctica nos muestra con toda crudeza que somos herederos
de una civilización con tendencia a la catástrofe y a un pensamiento religioso,
histórico y cognoscitivo alienados en torno a una mentalidad alucinatoria. Se
considera movimiento de vanguardia a una actitud desestabilizadora, a una
realidad particular y compleja que surge en un contexto de enfrentamiento,
desde el cual nuevos espacios de conocimiento aparecen, tanto en relación a la
conformación de la identidad intelectual como de género y condición. Sin
embargo, no heredamos otras formas de producir conocimiento, ajenas por
ejemplo a una mixtura singular que da cuenta de una realidad diferente de la
del centro,127 sino en un cruce de mestizaje e hibridación. Esta alteridad viene
siendo atávica en el entramado de relaciones de poder, por lo que la trasmisión
de esta dicotomía, adentro y afuera de cada disciplina, no propone la
modificación de las nociones de saber e ignorancia, sino la pertinencia de
voces alternativas a la dominante. Cabe señalar modos de apertura a la
alteridad, nunca sospechados o invisibilizados que proponga nuevos modos de
pensar la realidad y ejecutarla sin necesidad de abrirse a otras tradiciones.

126
Hans Blumenberg. Descripción del ser humano. Edición literaria a cargo de Manfred
Sommer. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2011:38.
127
Federica Scherbosky. La interculturalidad, la ruptura, la conciencia de mundo y lo abismal.
Revista de Humanidades de Valparaíso. Año 5, 2017, 1er semestre, N° 9.
dva / два Atenuando nuevas formas de moverse en la extravagancia

Lo importante o ideal que en realidad ilumina el camino hubiera quedado


contrapuesto al deber moral, toda vez que dos formas radicalmente opuestas
nunca se subordinaran a nada que se eleva por su propio valer. La clave está
marcada por una urgencia ciega por sobrevivir sin fin y a ningún precio, antes
de hundirse sin un propósito discernible. La especie bípeda preserva la
competencia en la inmediatez intuitiva, evitando de ese modo la visión trágica
del mundo. Esta forma cauta y cobarde, es capaz de desafiar las convenciones
artísticas, pero no así a los síntomas de ese más profundo sí mismo, en vano de
mayor libertad e independencia. Después de encontrar razones y estímulos
para la ruptura,128 la fatalidad de ser meramente preludio en una obra sin
dimensiones, hace pensar en el estado de radical enfrentamiento sobre su
incapacidad. Se sabe además que nuestra última profundidad evoca como
única esperanza otro mundo posible, donde el relativismo moral late bajo la
supuesta inocuidad de una desesperanzada verónica. El largo diario de una
condena a muerte, la de todos como forma esencial de la decadencia, no
mejora una visión propia divergente, de modo que, en esta metafísica de lo
merecido se nos expone una justicia poética encarnada en o queerness. En la
actualidad cuesta comprender un único significado y además en continua
transición, a raíz de la incapacidad de dar respuesta a una transgresión, que no
se centra precisamente en la imposibilidad de existir plenamente, sino sobre la
alfombra de una pasarela carente de pasado. El desprecio a una memoria
suspendida entre la nostalgia y la melancolía, no trata de destruir a nadie en
concreto, por el contrario, permite consumir con garantías la materia en
beneficio propio. Al usar y tirar como revisión desencantada de la realidad,
una identidad en desacuerdo contra la cultura de masas, no se muestra a su vez
adorable y crítica. Este momento aborda la más alta expresión mediante
tecnología artificial, con un significado impersonal marcado por una liberación

128
No había nada que yo reconociera (Nietzsche en Ecce Homo)
cultural e ideológica, tan frágil como la estética underground, y por ende de la
que en continua transformación se apropia.

El imaginario, entre sugestiones profundas inconscientes está caracterizado


por un cambio de problemáticas y el primado de la teoría sobre la práctica.
Por un lado, es preciso construir valores universales legados por la ilustración
tales como la libertad, la democracia y la igualdad, como también el uso de
herramientas útiles como medios para vivir una vida incensurable. Mediante
una genealogía discontinuista lo queerness supera las unilateralidades del viejo
paradigma solipsista, y lo hace en base a situaciones que denotan un grado de
evolución sociocultural objetiva y cognoscitiva. El hecho es una superación de
la mirada objetivista de la realidad sometida por la lógica de la acumulación129
y su idea del ethos barroco, que nunca ha dejado de gravitar el paradigma
emancipador en clave romántica. Desde un germen anticipatorio, el paradigma
logocéntrico se transformaría en la medida que el proceso revolucionario
crease las condiciones de posibilidad para la apertura del acontecimiento.130
En eso radicaría superar la posibilidad de realizar la utopía personal,
indispensable para incluso, traspasar el imaginario revolucionario, cuya
principal potencia creadora posibilita la éticade la resistencia, no así su
verdadera libertad. La idea emergente propiciada por la posibilidad de otro
mundo posible no cambia los mitos del progreso, ya que, en la toma del poder,
la transición que implica alejarse de la utopía puede ser repensada y
especialmente resignificada.

El carácter metafórico otorga al más tradicional concepto de ser, una


personificación privilegiada que fluctúa entre la experiencia de los cuerpos y
un progresivo abandono de la comprensión dialógica. Pese a los cambios que,
sin reservas demuestran, tanto la naturaleza como un espíritu libre, hay
condiciones subjetivas encuadradas en el esfuerzo de autorrealizarse, del todo
desconcertantes. Hablamos de la esencial heterogeneidad del ser, anclada entre
la otredad y a la vez su propia soledad, donde se descubre la nada en tiempo
real. La cuestión precisa entonces de una respuesta creativa, taumatúrgica y si
nos apuramos, no sospechosa de una descollante recreación personal131 o

129
Echeverría. La clave barroca de América Latina. Conferencia en el Latein-Amerika
Institut de la Freie Universitat Berlín. 2002:8.
130
Benjamín Arditi. La política en los bordes del liberalismo. Diferencia, populismo,
revolución, emancipación. Barcelona: Editorial Gedisa. 2017.
131
Pedro Cerezo Galán, La voluntad de aventura, Barcelona, Ariel, 1984:58.
apócrifa, para una perspectiva de comprensión profundamente lírica en la que
lo queerness considerará como un regalo de las musas la existencia subscrita
más allá de lo puramente óntico. Por otra parte, es propiamente no humano
tambalear el edificio de la lógica, como lo es discriminar la esencia del pensar
en los contrarios,132 pues la realidad es descubridora irremediable de su
totalidad. Ello conlleva, irremediablemente, una cierta implicación personal,
no solo en la experiencia alterativa, pues la apercepción intercorpórica de las
potencialidades internas, lejos de reducir el mundo objetivo excluye cuanto no
es verdadera propiedad. Esto habrá que sustanciarlo de alguna manera, en su
constitución y excedencia, toda vez que la idealidad queerness se contempla
cuando la referencia de la expresión a la objetividad se realiza de pleno.133
Todo ello fluye como una consecuencia reproductiva que opera descarnada y
de todas las formas posibles, en parte con escepticismo, pero consciente de su
instinto a asociarse. Nuestro gremio parte de una verdad no desvelada, es
cierto, se tiene que construir sobre el renacimiento brevilocuente, a riesgo de
caer en el uso del libre arbitrio y la inconstancia de nuestra naturaleza. Sin
embargo, al encontrar una confusa representación instilada sobre un abismo de
posibles observaciones empíricas, los límites de nuestra razón degradan a la
humanidad misma.134 Se puede decir con franqueza que no gustamos de
sumisión alguna y, en consecuencia, desdeñamos la mezquindad de la
intolerancia por definición.

La libertad como tal integra o separa las condiciones individuales, genera la


personificación de las cosas y la cosificación de los seres humanos, diversifica
en definitiva la naturaleza. Justamente, la libertad de apropiación y
conspiración permite también a los individuos los desmanes, inequívocamente
predominantes respecto de los entornos disimétricos y que, al fin y al cabo,
regulan el discurrir y el concurrir de las libertades. En una concepción liberal
la capacidad humana de atenerse a los principios racionales, viene a ser
conculcada a favor de un nuevo humanismo, quizá demasiado tecnológico,
pero aún así el bienestar económico en modo alguno embarga a la humanidad
en igualdad de condiciones. Por motivos monoparentales la libre conciencia
debe de ser entendida como fin absoluto de la razón, no tanto por los límites
de la conciencia individual abstracta, sino en función de las circunstancias
particulares. De ahí el derecho como singularidad absoluta, de que tengamos

132
M. Allende. Spinoza: filosofía, pasiones y política. Madrid. Alianza Editorial. 1988.
133
E. Husserl. Logische Untersuchungen, I, pp. 44-45.
134
Immanuel Kant. Lecciones de ética. Crítica. Madrid. 1996:68.
plena legitimidad para realizar el grado sumo del arte dionisíaco a partir de
conflictos reales. Nacida soy de la embriaguez y del ensueño al que me debo
inmortalidad, diría la sabiduría desterrando a la lógica de toda virtud, y es que
lo queerness no busca en la sabiduría al ideal de conocimiento, sino la
sabiduría instintiva con la que crearía la apariencia como realidad y la voluntad
de poder.135 Luego, el mito democrático nos revela las contradicciones de la
vida personal y social, que serían corregibles136 y deseables desde posiciones
instrumentalistas, fundamentalmente como parámetro de referencia, que
engloba aquellas concepciones que hacen descansar la verdad en concebir la
naturaleza como una armonía vinculante. De estos conceptos beben las ideas
de verdad aristotélica, pero esta relación de adecuación o similaridad de Giere
atañe a modelos de representación opuestos, lógicamente incompatibles.
Dicho de otro modo, algo definible de manera simple carece de valor en lo
queerness, ya que la idea de revelar no puede aportar ninguna claridad, en todo
caso enturbiar una palabra maestra. La complejidad es sencilla de comprender
desde el principio de la incompletud y la incertidumbre, en el orden de lo
viviente como condición para poder ir más allá de lo aparentemente razonable.

En la cuenta de crear un ideal de imaginación y no de la razón coinciden


condiciones naturales y razonables frente a las promesas que la razón
autónoma se permite aventurar. Ciertamente, mi propia vida constituye una
aventura increíble de proporciones colosales, cuando a uno le venga en gana
incrementar el calibre de una simple diferencia global. La mayoría sería
suficiente, en términos de certidumbre, pero en lo queerness la vuelta sobre si
mismos, evidentemente nos da más poder de crear o destruir, de convertir una
pregunta sublime en algo muy por encima de una respuesta liviana. Somos
adictos a seguir aprendiendo cómo podemos aumentar la calidad humana no
haciendo afirmaciones falsas, sino demostrando que un cambio perdurable nos
impide ser capaces de establecer de ese modo una diferencia en esencia.
Sugiere la ciencia emprender acciones capaces de producir los resultados con
los que siempre hemos soñado, lo que pasa es que aprender para crear el
cambio, quizá no sea tarea de significar que nunca existió tal problema, pues la
existencia tiene que querer ser cambiada. Si se quisiera restituir todo el
conocimiento posible, la extravagancia formaría parte no solo de ello, en
correlación con la búsqueda de una causa hermenéutica, aunque fuere bajo la

135
F. Nietzsche. El nacimiento de la tragedia. AlianzaEditorial. Madrid. 2005.
136
J. Monleón. Desde el Mediterráneo: humanismo y barbarie. Diputación de Sevilla.
2003:201.
superposición astuta y atractiva de dos conocimientos. A decir verdad, siempre
se puede socavar una discusión insalvable en tanto que una utopía jamás
resulta extravagante, de modo que al arbitrio de lo queerness la causa
inmediata parece demasiado simple. Falta averiguar la extrema particularidad
en el sentido de que la misma mixtura de razón y magia barragana la mente
por medio de hendiduras azarosas, que invisibles nos acompañan a cada paso
en un orden diferente.

Una actividad queerness, intrínsecamente tiene otro efecto artificioso similar


al de transferir la expresión del yo, a tenor de lo insuficiente que debiera
transformar en plenitud de ser. En este territorio el surgimiento de una
vivencia distrae hasta la voluntad, inmersa en la intuición y con un carácter
añadido, el origen etimológico del laberinto. No hay lenguaje utilitario ante
cierto desplazamiento hacia la alegoría, pero lo simbólico eminentemente
funcional, por lo menos embellece la uniformidad de la existencia. Nuestra
personalidad se aferra en los confines de las dos vidas, la sensitiva y la
racional,137 diferenciando a su vez una necesidad expansiva del conocer, sin
término medio y a través de una relación inmediata. Para ello, lo abierto en el
sentido más indeseable del soportar,138 evoca otro orden íntegro posible,
esencialmente inobjetivo en el que el laberinto queerness, siempre futurible,
estaría algo condicionado por la evocación de ser lo deseado, eso sí, fuera del
cuadro. La evocación atisba una salida para huir y otra para permanecer con
otro evocar, lógicamente rechazando al ser biológico del mismo modo. En un
caso imaginario la libertad, ayuda a simular un saber meramente antagónico, a
exponer un estado convulso pariendo entre lo visible y lo invisible, la mar de
accesos no revelados. Un ser-para-otro en lo queerness cobra una especial
atención con la aparición de una dimensión de lo no revelado, fuera del ser
condicionado y presente sin intermediario en términos sartreanos. Esa
ampliación de la voluntad de poder o crecimientoen del ser desea llevar más
allá de lo humano, la reproductividad bajo diferentes condicionantes en el
orden del ser, antes oculto. Por tanto, si somos editores en cada acontecimiento
de nuestras realidades, son del todo fugitivas las ansias por demostrar la
posibilidad de lo que origina nuestra singularidad, y esto como una presencia
particularizada del sentido constituye la aspiración a ser clario y transitable.

137
José Ordóñez. Símbolo y laberinto. En A Parte Rei. Pág. 6.
138
Ibid, 8.
La exigencia de la relación simbólica con la realidad interna nos presenta lo
esencial de la verdad como adecuación, mientras que su indefinición deja al
navegante en la pura desesperanza, además de esta tenemos que conciliar su
importancia de oposición con la previsible continuidad de un naufragio a
posta,139 habida cuenta que tenemos un tiempo limitado para todo. Según
parece, el sentido de pertenencia se articula sobre la identidad compartida, una
noción verídica que merece especial perspectiva. Dado que la identidad no
apunta a la esencia del ser, al no ser algo fijada por nadie ni procede de fuera,
su construcción y configuración constituye una manera de existiren la
interacción, pero desde la más absoluta individualidad. No podemos de hablar
de una dialéctica al uso, sino de una dipertenencia que se transforma por y
para sí misma. Además, es recursiva al fluctuar con el entorno y exponencial a
nivel interno, de cuya transformación se deriva un relato a conveniencia con el
que se constituye en un actor social. Puede interpretar las posibilidades de
acción en forma simultánea y a partir de lo que es en cada momento con cada
estímulo. Digamos que puede resignificar permanentemente su imagen, eso si,
salvaguardando la coherencia y la singularidad de su identidad,140 siempre que
hace posible imaginar alternativas de múltiples prácticas. La corporeidad en
las identidades situadas constituye un margen de libertad en el que podrá
desarrollar la capacidad de construir materialidad. De este modo, se apropia de
las experiencias que se construyen en el marco de su ínclita narrativa, de la
misma manera que un sintomático espacio de liberación establece binomios
contingentes que sirven en procesos de comprensión de la subjetividad.

De entrada, se piensa que la complejidad implica cierta deconstrucción de los


elementos básicos, de desaprendizaje en el sentido de que aquellas ideas,
teorías, concepciones que resultan divergentes, incongruentes, incompatibles
entre sí,141 y en consecuencia cabría añadir otra forma de expresar una mejor
organización interna y, por lo tanto, una mejor adaptación al medio. Medina
trata de equilibrar la evolución intelectual del individuo con la esencia
constructiva de nuestra estructura, pero al no representar al fenómeno
queerness, una modificación de los dominios cognitivo-estructurales del sujeto
podría entenderse difusamente. Al respecto, conviene mencionar que en lo
139
José Luis Molinuevo. Paisaje vacío de hombres. En ¿Deshumanización del arte?
Universidad de Salamanca. 1996:177-205.
140
Guy Bajoit, “Qu’est-ce que le sujet?”. En Guy Bajoit y Emmanuel Belin (Eds.)
Constributions à une sociologie du sujet. París, Francia: L’Harmattan. 1997:113-130.
141
J. Medina. La deconstrucción o desaprendizaje: aproximación conceptual y notas para un
método reflexivo de generación de nuevos saberes profesionales. Educare21, 1. 2003.
queerness una conducta tampoco es algo que requiera ser reajustable, porque
se está libre de categorías e inconsistencias en un proceso de construcción de
sentido.142 Ella emerge como respuesta de la conciencia de esa existencia en
entredicho, que se encuentra durante su trayectoria vital debatiéndose en
relación con un entorno claustrofóbico, inestable y represor, en un transitar por
un espacio en incesante transformación y que vivencia purgando nuevas
experiencias. Una nueva cirugía menos estética connota la noción de alteridad
en medio de conflictos circulares, donde cada singularidad sobrepasa ese
torbellino de ideas migrantes, con las que injustamente se califican a las
identidades en resistencia. Esto quiere decir que la realidad material objetiva
pues no determina la experiencia elusiva con la que fragmentamos los
conocimientos necesarios para sobrevivir. Más bien, enigma y anomalía serían
dos baluartes paradigmatizables sobre los que articular el corpus teórico de lo
queerness, de cuya acción acumulativa participan los referentes ateóricos, de
una manera ciertamente contrapuesta. Cada teoría contiene un conjunto de
hechos, no verdades, pero no es el único modo de apropiación de lo real, y a su
objetivación no solo cabe confrontarle la imposibilidad de ordenar y unificar
linealmente el análisis de contenido, también existe consenso en su accionar
con respecto a tal complejidad. La objetividad, digamos que es algo flotante
bajo diferentes códigos, en cambio lo queerness establece análisis críticos sin
una ideología común, culturalmente irreverentes, ya que son realizables sin
vocación de permanencia o visibilidad.

A propósito de la identidad que complejiza a un perfil asimétricoo, digamos


que los silogismos del lenguaje abstracto abordarían apenas la problemática de
las incongruencias, no de las razones exigidas por el cinismo o la constatación
del carácter enigmático. Somos el origen de todos nuestros enigmas y claro,
cuando vemos rendida a la filosofía como ciencia objetiva de una verdad
ficticia o teórica, la asistematicidad queerness ocupa todo el carril de las
exigencias existenciales en carne propia. Asumamos que la insensatez
contemporánea se limita a la condición humana plena de contingencias y sin
certezas,143 además de impregnada de vanidad y presunción, simulando
reinventarse, cuando ni siquiera toma conciencia de su subjetividad. La razón
142
Anthony Giddens en Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en
la época contemporánea. Barcelona, España: Ediciones Península (1997: 26) sitúa al sujeto
condicionado por una biografía reflejamente organizada en función de los flujos de la
información social y psicológica acerca de los posibles modos de vida.
143
Antonio Rodríguez. Montaigne, la Ética, la manera moderna. Estudios de Filosofía. no.33.
Medellín. Jan. / June 2006.
con apariencia de discurrir,144 en todo caso, particulariza los delirios y las
extravagancias alegremente por su falta de juicio, desfigurando así la realidad
de sus elaboraciones. Todo es centro y parte a la vez del entendimiento, en
cambio lo que diferencia las otras partes del ser, se infiere como algo plausible
de estar manejado agónicamente en la obsesiva prevalencia de una felicidad
virtual que, como mucho, justifica una extravagancia poco convincente más
propia de la sinrazón. Consecuencia de todo ello es, en principio, no solo el
afán de saber la índole de toda toda ulterioridad, también una manera de sentir
y considerar una indiferencia de sus términos o caminos.145 A esta dificultad y
a la luz de una normatividad crítica, la conciencia ciertamente, por razones
autónomas ha depuesto su noble razón ilustrada, debido sin duda a su causa
profunda o porque no le queda otra. De facto vivimos en una superficialidad
en la que el pensamiento de la diferencia146 conlleva emblematizar las ideas
autopresentadas, no como hecho representable, sino más bien como fenómeno
de sentido.147 En esto, la justificación racional se esconde en la esfera de la
subjetividad148 en el marco de un contexto de relación, que llega a convertirse
en un enfrentamiento de vuelta sobre sí. Semejante reconocimiento supondría
hacer honor a una arraigada autodonación del ser, que comprende desconstruir
la confrontación metafísica a condición de mediarse con una convergencia de
fondo, la idealidad de la diferencia.149

144
Ibid, La formación del êthos.
145
José Gaos y Francisco Larroyo. Dos ideas de la filosofía: pro y contra la filosofía de la
filosofía. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Mexico. 1939.
146
Fernando Savater. La filosofía tachada, Madrid, Taurus, 1972:15.
147
Idem
148
J. Derrida. «Kant: el conflicto de las facultades» en Íd. La filosofía como institución.
Barcelona. Granica, 1984:26.
149
Independientemente de la posición que se adopte ante la experiencia de una ausencia total
de ser, lo queerness coyuntura las posiciones extremas bajo una lógica crítica, donde los nexos
y tránsitos dan un sentido vivenciable a manos de la egología transfenomenológica.
tri / три De la maximización en la conspiración Da Vinci

La verdad jocunda elevada a la perfección subversiva es condición necesaria


para establecer relaciones, a menudo paradójicas y siempre invisibles, que a
cada cual le permite mutilaciones psicológicas, delimitando y vertebrando lo
que está por venir como magia intelectual. Resulta inútil comprender lo
queerness sin perderte en el laberinto del conocimiento, de cuya intentona no
hay ninguna duda de caer en el error o la exageración. De hecho, tales
condiciones configuran el sustrato vitruviano que al inexorable Leonardo
como inventor inconcluso le atesora. Podría considerarse universal, no por por
una abstracción sino a fuerza de complejidades libres de toda mecánica, pero
no así de algunas parcialidades. El conocimiento de la materia envilecida
puede ser no natural, la genialidad lo separa de su destrucción y mientras
tanto, no se satisface hasta que desaparece. Claro que, si Leonardo dice que
toda cosa desea mentenerse en su ser, además de tener conocimiento explícito
de ella, la lucha por su esencialidad es supina. La experiencia, como la única
autoridad, dispone de líneas alternativas con las que enfatizar su ruptura con
los cánones establecidos, aunque conserva la cualidad del thauma platoniano
en plena austeridad. Atisbamos de forma involuntaria un temple del alma y las
aficciones en estado de totalidad que, de uno u otro modo, no pueden ser
considerados desde una única perspectiva. El primer vínculo encuentra su
origen en relación con el lenguaje, de forma que interpreta la moderación para
distinguir la formación de buenas naturalezas, aquellas que forman una unidad
entre las siguientes encrucijadas. De tal manera que el ingenio se hace verbo
de los hechos.150

Leonardo recomendaba ser un espejo de la realidad en la que importa el ser, no


el cuerpo que no indaga, constreñido en una sola dirección, cuya razón no está

150
“La experiencia nunca falla, pero fallan algunos juicios prometiéndose a partir de ella
efectos que en nuestras experiencias no fueron producidos”
autoconfirmada por la experiencia. Ahora bien, hay deseos presentes por
emociones propias, ajenos a su función racional que producen las relaciones
de necesidad en las que nadie habría sido adiestrado. A su vez, el surgimiento
del espíritu individualista moderno, siguiendo la estela de un regreso a la
naturaleza real se desliga de los modos autoritarios, lo cual es atribuible a su
peculiar estado mental. Es decir, si hay personajes originales de miras extrañas
no se puede imaginar tu propio entendimiento, de acuerdo con apenas los
sentidos y la cuestionada estructura cognoscitiva. Más allá de lo queerness son
las cosas en sí, organizadas independientemente de toda interpretación y
síntesis. El hecho es inevitable, la acción queerness hace algo parecido al
postular una condición incondicionada, máxime cuando nada desmerece en
sus animosas y fecundas elaboraciones, de lo contrario el diálogo sería
imposible. Y es que otra dialéctica, a razón de tratar de alcanzar su lugar
natural, nos deja explorar entre la duda y la trascendencia, una simple obsesión
llena de lirismo, sin que nadie pervierta la razón sin otro deseo que hablar a
través de “nuestras” palabras, nuestros actos y gestos, así como deseantes en la
lógica de nuestras aversiones y atracciones.151 Platón (427-348 a. C.) y sus
dualismos adquieren nuevas transmigraciones mediante lo concreto en la
diversidad, si al descomponer los objetos de la conciencia aparecen como
procesos lógicos, aquellos recursos expresivos que invierten el orden unilateral
probabilísticos o inciertos. El espíritu científico modifica la historia, nos
corresponde, por tanto, la transformación de las condiciones de vida
vinculadas a una revolución global, pero en plena libertad de método y
personalización.

Esta evolución exige cada vez más una adhesión verdaderamente personal
expresada entre las condiciones de la vida colectiva y discrepancias de toda
significación propia. Más aún, la verdadera situación de las inclinaciones,
hallan simultáneamente su última explicación, en la investigación intuitiva y
en el dominio del mundo materialmente sentido. La alquimia de la naturaleza
intelectual saborea en su conciencia y libre elección, todo cuanto da cuanta de
su vida ante un destino feliz situado más allá de las fronteras de la miseria
humana. Aquí a la fe incorruptible se le aprecia francamente inadecuada, pues
es irreal y no hay tiempo que apueste por favorecer esta doctrina, en
consecuencia, difundiendo la participación de su felicidad libre de cargas, el

151
Gerulf Rieger, sugiere en un estudio visual a través de la pupila, que las mujeres son
“bisexuales o gays, pero nunca heterosexuales, en tanto que puede existir un estado natural,
puro, en que la sexualidad tome su propio curso.
ser más humilde de la verdad no puede obedecer más que a su libre naturaleza
y configuración hermenéutica. El psicoanálisis mezcla el lenguaje de la fuerza
y el del sentido en el punto de flexión del deseo y el lenguaje, pero a nuestra
manera, las condiciones de posibilidad de toda comprensión152 es una
opacidad específica para prescindir de las consideraciones epistemológicas. El
momento crítico queerness reflexiona sobre sus condiciones de imposibilidad,
y lo hace a partir de la filosofía hermenéutica, en una tentativa desesperada por
salvaguardar un diálogo con la naturaleza que nunca se cierra. La necesidad de
lograr reconocimiento respecto del cuestionamiento radical, reactivaría temas
inexplorados o que han permanecido secundarios, probablemente bajo el
influjo de la cruzada de la deconstrucción. Este movimiento social se verá
crecientemente desafiado por la subjetividad153 y de lo involuntario que, el
lenguaje anima a indagar en la experiencia continuamente, de todo lo latente.
En concordancia con el mundo cultural, un instinto o pulsión vital se confunde
hasta con una desnaturalización del mismo, en tanto que el juego humano es
una expresión de libertad que nos aleja por definición, no solo de una ética
hermenéutica como tal, es que no hablamos de una diferencia de métodos sino
una diferencia de objetivos de conocimiento.

Aquí no es necesaria la resistencia afirmando su validez, aunque esto


contradiga sus límites, ya que como conciencia crítica nos basta una
conciencia del lugar de la actividad, el tomar todo filosofar razonable como
paradigma de su concreción histórica y única. Además, somos personas
legendarias de sí mismas en el ser del otro, aquel que orienta la voluntad
humana en defensa de un saber práctico, un sentido de lo justo contra el
utopismo y el despotismo. ¿Acaso no hay alquimia meramente teórica? El
sentido común y el conocimiento están vivos, lo cual excluye la reflexión
comparativa respecto a los demás, en alusión a la crítica existencial. Luego, la
voluntad de poder en su pretensión de transvaloración, continúa siendo el
concepto operativo que nos ilumina en un mundo sin finalidades. De ahí que la
misma originariedad cabe para afirmar la vida queerness, que se desvincula de
su historia y considera correcto el subjetivismo ontológico. Ya que la
abstracción es un concebir previo lo queerness resulta de creación individual,
sustanciado en la dialéctica de la la interseccionalidad, habida cuenta los

152
Jean Greisch, "La crise de l'herméneutique. Reflexions méta-critiques sur un débat actuel",
en J. Greisch, K. Neufeld, C. Théobald, La crise contemporaine. Du modernisme a la crise des
herméneutiques. Beauchesne. Paris. 1973.
153
Paul Ricoeur. Los caminos de la interpretación. Anthropos. Barcelona. 1991:101.
problemas de la equidistancia de género y de toda lógica disidente. Desde
luego, la psicología no es modo de hacer ciencia y carece de cualquier rigor
para determinar el nexo de unión entre humanidad y naturaleza. Pero como
sociología aplicada, ha falseado sus resultados al carecer de ellos a favor o en
contra, tras analizar lo que podríamos considerar desde su zona de confort el
efecto de una profecía autocumplida.154

A nuestra condición por deberse a su cuerpo y alma codificada, el ideal de


transgresión implicará dotarle de un significado más allá del constitucional, de
cualquier otra consideración acorde con la responsabilidad reaccionaria sobre
la nueva construcción cultural. ¡Estamos o no! ante un consentidor sistema de
libertades, tanto que se habla y escribe en la lucha por los derechos liberales,
puesto que en la revisión de sus argumentos puede extraerse la obligación
moral de rehusar la política social que no se desliga secularmente de la más
innoble degradación a que es capaz de descender.155 En realidad, cabe
preguntarse si dejarán de significarse las condiciones de vida injusta por
políticas públicas y por medio de una cooperación efectiva. El plan de acción
queerness refiere la norma como trámite, no como realidad integral, y en esas
estamos, cuya situación de irregularidad y precariedad apenas se visibiliza,
entre otras cosas porque humilla hasta su pronunciamiento. En este sentido, la
única revolución viable procede de la intelectualidad en todas sus formas, pese
a la prohibición de la discriminación que yace en el papel de texto.
Únicamente con la independencia se produce y existe una interconexión y una
complementariedad íntima, desde esta coexistencia temporal, mientras por el
culto de la diferencia se invertiría completamente la realidad. A partir de
entonces, el proceso queerness adquiere toda diversidad asumible, haciendo de
la necesidad virtud al más puro sentido libertario. Dado que no habría otro
modo de construir una estrategia de cambios radicales, la información y el
conocimiento incluyente, brutalmente desperdigados como una totalidad de
relaciones sociales, han de situarse en un plano contestatario en su absoluta
exclusividad. En contraposición al desarrollo, el Buen Vivir solo se concibe
mediante visiones alternativas y la articulación de una nueva ciudadanía,
acorde con el nuevo espacio político que aboca inevitablemente a los modelos
de asimilación transhumanista. El pluralismo, por ejemplo, deriva de ser un

154
Arturo Quirantes. Ensayo y error: Método científico y escepticismo para la ciencia y la vida
diaria. 2018.
155
John Stuart Mill. El sometimiento de la mujer. Madrid: Alianza Editorial. 2010.
valor muy vinculado a la igualdad y a la libertad,156 en un sentido más amplio,
en su dimensión estrictamente antropológica, o lo que una sociedad purga
como reconocimiento, y por ello conflicto de inclusión.

El corpus herméticum157 multiplica la diversidad identitaria que amenaza la


cohesión social, al menos en el marco de una identidad común, entendido
como positivo. Por el contrario, propone de alguna manera la distinción entre
identidades negociables parciales, tanto de una elección esencial como
artificial, el caso es que la polimorfía de las identidades se configuran
irreconciliables con cualquier identidad que amenace su hegemonía. La
identidad prófuga, en cambio, desde la perspectiva del codex vaticanus será
sin duda entendida universalmente al ser posiblemente esta tentativa de dar a
esta edición una revisión final, autónoma y proverbialmente reproducida de
significado. No obstante, los procesos de fusión cultural, han desarrollado
nuevas teorías, que en palabras dispares158 aportan consideraciones carentes de
un adecuado armazón crítico a nuestros ojos, por cuanto aún hoy siguen siendo
materia de debate. En todo caso, la inexistencia reivindica ese espacio
prepolítico en la medida enque se ha querido presentar libre de sospecha. En
verdad, las exigencias sin más aditamentos, en términos de gestión de la
diversidad, deben contemplar a un público cada vez más diverso. Su
argumentación política era la base explicativa de la mayoría de los conflictos
de género y acciones monodimensionales, por lo que debemos ser conscientes
de un proceso de cambio irreversible. Éste es el elemento clave de la
democracia, el pluralismo cultural a todos los niveles, en tanto que se percibe
una importancia distintiva en última instancia, de deconstrucción y aceleración
queerness. Diríase acomodación de la diversidad, en tanto que incluiremos las
orientaciones vinculadas con la identidad singular de la persona, no de un
grupo en relación a costumbres y prácticas culturales.

Las nuevas expresiones se encuentran como no puede ser de otra manera, entre
la curiosidad y los límites del conocimiento, como diría el propio Leonardo
esto supone una suerte de misterio159 en sus referentes empíricos. El trabajo se
sustenta en la búsqueda de la realidad social y dado que, aquí se expone la
156
AA. VV. Reflexiones sobre las diversidad(es) Centro de Investigación para la Paz. CIP-
Ecosocial. Madrid.
157
Corpus hermeticum y Asclepio. Edición Brian P. Copenhaver, traducción del inglés: Jaume
Pórtulas y Cristina Serna. Madrid. Editorial Siruela. 2000.
158
Xavier Renau. Textos herméticos. Madrid. Editorial Gredos. 1999.
159
El corpus herméticum (17)
preferencia con valores y tradiciones distintos a la práctica totalidad de lo
establecido como convencional, las consecuencias inmediatas son
performativas. Los resultados más destacables de los que se intuye una
consabida y mutua relación del ser y no ser tal o cual tipo, la idea de tránsito
se perfila como la más evolucionada, natural y esencialmente relativa al ahora.
En cuanto a la inserción de cambios de costumbres o de oytas nuevas no
disponemos de mayor flexibilidad para mantenernos espléndidamente. Es que
no tendría sentido una explicación objetiva como experiencia pura, como
tampoco parece lícito o susceptible de cálculo, sino de ideas en forma de
incógnita por excelencia. Por eso, aquello que vive en nosotros ha de evocar
existencialmente el futuro psicológico y su consistencia temporal, de facto,
adjunta a todo fenómeno histórico, pues la plenitud del ser transeúnte no presta
atención al pasado, sino más bien a la genuina vocación. Ahora bien, aquello
hacia lo cual tienta la incertidumbre sobre la posibilidad, la intuición
primordial presupone una aspiración de plenitud subsistencial. Lo queerness
en el horizonte de temporalidad pura, pretende un nuevo estilo colectivo de
vivir, en el flujo constante del ser y no ser, frente al misterio provisorio. Yo
seré lo absoluto al servicio de mi relatividad y, en consecuencia, esta aventura
de relativismo hace invertir el orden real de la certeza por la maravillosa
sensualidad sin anonadarla. Mientras que, el principio fundamental y bioético
nos avala como personas religadas a lo que nos hace existir, el universo
material es cuanto tenemos para improvisar un incremento para la acción
fundamentante. Incluso su propia realidad comanda sus estados de ánimo, de
los que la presencia plenaria de la identidad nos revela con conocimiento de
causa, una actividad ejercida conscientemente para lograr su felicidad.
Plenamente las innovaciones se mueven ineludiblemente, orientada en un
sentido gigantesco, al igual que nos toca fugarnos de nuestro yo auténtico, si
así lo requiere el estilo impersonal con el que contamos en la trastienda cmo
recurso. Ontológicamente, aquellos deseos de placeres raros gozan de la
misma suerte que aquellos afanes inútiles en nuestro desarrollo, y en honor a
esta poética la fuerza de atracción se ve asolada por estados patológicos que
nada tienen que ver con el sentido queernees, donde no hay lugar a los dolores
morales ni a la angustia.

Leonardo el divino renegaba de una existencia absurda sin libertad, de modo


que, desde el determinismo del cuerpo y la libertad del alma, la unidad y
continuidad del yo es un hecho de conciencia innegable, pero de libre
traducción, pese a quien le pese. Por fin se acercan tiempos no reprimibles de
la razón, otra cosa serían aquellas emociones atormentadas por su mera
inestabilidad y absurda dependencia. Toda vivencia sin intersticios en el no me
toques (Noli me tagere) puede principiar las ideas por algo desconocido en la
naturaleza, de hecho, no basta cualquier potencia creadora para soportar un
cuerpo que es limitado, imperfecto, aveces tan estúpido como simplista. Ya
sabemos que la libertad es teleológica sobre nosotros mismos, también la
responsabilidad de nuestras acciones contribuye a su incondicional virtualidad.
En nuestro ser continuo estas acciones libres se inmergen hacia el infinito
frente a la imputabilidad de los valores, en un mundo limitado, pero de
combinatoria exuberante.160 La verdadera libertad admite la existencia de una
responsabilidad performativa, libre e indeterminada para obrar y en ese sentido
la voluntad particular puede determinarnos a crearnos una identidad sin
normas, pero cargada de razones. Tomando como base la evolución biológica
no se puede satisfacer a sí mismo como existencia circundante, es misión
utópica que se limite simplemente a vivir y para colmo, reducirla a la
inconsciencia no tiene consistencia alguna. Sin embargo, la valiosidad
fundamental de lo queerness resulta ser un contravalor apetecible y
estimulador del ser, como no lo ha sido hasta ahora. Hablamos de graduar el
valor de su desenvolvimiento y complementar o perfeccionar a otro ser
incontaminado y tan natural como el heredado. Más allá de una realidad
plenaria, de nuestra subjetividad y sobre todo un afán de ser siempre lo que
que se prefiera, queda suscrita una categoría particular entre la separación de
las partes de un ser. Consecuentemente, los afanes infinitos de la razón por
construir una identidad acorde en la plenitud de sus disposiciones, de hacerse
autosuficiente, convalida cierta conformidad natural en la medida que requiera
proyectarse en toda su alteridad.

Cuando se quebranta un ámbito nuevo y antes de caer en la cuenta de sus


posibilidades de relación, nos aferramos a cuanto se transforma gracias a la
práctica humana. Partimos de lo particular que, en principio se halla en lo
individual, lejos de estar aislados entre sí; aquí se hace notar un hecho
singular, lo unitario lo trasladariamos a lo particular en todo caso, mientras el
reflejo singularizado del mundo objetivo y al margen de la naturaleza en su
conjunto, posee un juicio particular, o sea, el vínculo dialéctico de lo singular.
No se trata de esta dialéctica objetiva en forma severamente universal, el

160
En la <Tabla de Esmeralda> la obra del Uno se interpreta como la relación entre el
macrocosmo (el Universo) y el microcosmo (el ser humano) aunque no se quiera reconocer
que el concepto “Dentro de cada uno está el otro” implique toda identidad queerness capaz de
penetrar y dominar todo lo sutil.
objeto de estudio se presta mejor a las distintas conexiones inherentes en el
transcurso de la actividad cognoscitiva práctica. La resolución científica es
ingenuamente perceptible acerca de si la esencia de lo universal es compatible
o convergente con lo queerness, ello significaría el reconocimiento de la
infinitud frente a la universalidad en la naturaleza, encorsetada entre lo
singular, lo particular y la edificación del fenómeno determinista. Apostamos
por una dialéctica de la singularidad en términos de subjetividad para cada una
de las investigaciones interdisciplinarias, puesto que la interpretación misma
de casos contradictorios, retroalimenta una modularidad compleja y
performativa. De la plasticidad neuronal a la conciencia queerness se tiene en
cuenta la neuromodulación de la subjetividad, para una elección inconsciente
en determinado momento y a su vez una posición bioética, según la cual el
sujeto es único y valedor responsable de su libertad. Algunos autores admiten
que su concepción de la mente es más que suficiente y compleja como para
cuestionar la biología, sin duda por falta de interés y el menosprecio de la
transferencia identitaria. En ese sentido, el fenómeno de la intersubjetividad no
va más allá de la individualidad, de forma única y privilegiada, como cabría
imaginar en sujetos que optan por asumir o por el contrario cuestionar de
manera crítica, si vale la pena exponerse a que se considere conducta de
indeterminación algo tan poético y justo como lo queerness en clave de
vivencias singulares.

Lo significativo tiende a realizarse en su propia significación, algo elemental


que nos recuerda que nos enfrentamos a una sociedad que ni actúa ni crea, a un
mundo ya en proceso precocinado y resistente al cambio y a la diversidad. Hay
percepción de horizontalidad y escasa profundidad en la argumentación
intrínseca del universo, según la cual el espacio es una cualidad para ubicarse a
uno mismo. De lo que se infiere que, en la práctica totalidad de las funciones
cognitivas, parecieran insuficientes junto a las funciones visuoespaciales,161
para explicar la capacidad de independencia de los sujetos. En esta dialéctica,
y sin una empatía entrópica que potenciara su sociabilidad, la especie humana
interpreta la razón como un repetidor de frecuencias con un código
preestablecido. Luego habrá de esparciarse el tiempo en el que salga de su
eterna estabilidad e inmutable resignación, a cuya prosperidad le adjuntaremos
los ítems eficientes y responsables, que desde lo queerness no son otros que la
investigación y superación de saberes parciales o domesticados. Tengamos en
cuenta, por tanto, acciones sociales o políticas en la obligación moral e

161
B. Kolb, IQ Whishaw. Neuropsicología humana. Madrid. Panamericana. 2005.
intelectual, para transformar consecuentemente el medio, la forma y la
estructura de una sociedad realmente democrática y que pueda trascender la
potencia de aquellas fuerzas rectoras y dirimir con sabiduría las metas
fundamentales propias, verdaderamente sentidas.
chyetirye / четыре Un resultado destacable, aunque no sorprendente

Cada estadio de desarrollo es un asunto de adaptación fácilmente reconocible,


caso contrario serían las reacciones en continua retroalimentación. Ya sabemos
que los fenómenos psíquicos son inherentes a la corporeidad y que la
maduración nerviosa se permite licencias expresivas en continuo cambio y
dirección. La incidencia de distintos grados y momentos de desarrollo, sea
cual fuere la configuración para procesar el lenguaje, es sólo una parte del
entramado probable. En el decurso del desarrollo hay relaciones personales
proclives a ser consideradas confiadas, aunque en realidad las implicaciones
que nos ocupa, asumibles en lo queerness, emergen en diversos aspectos del
cuerpo sustantivado. En este sentido, el culto al neo-cuerpo segrega
determinadas diferencias cualitativas, a todas luces testimoniales, pero que les
nos impide progresar en una coherencia de funcionamiento. Sí existen
condicionantes en la arena social, sobreestimados y propensos a creer que para
qué modificar el desinterés con el que se perpetuaba esa transición. Dicho de
otra manera, la aparición de estos cuerpos trangresores no podían develarse de
modo directo, pero si de forma aislada. Ahora es el momento en el que se hace
presente toda interpretación entre materialidad y signicidad, ajena a toda
caverna ideológica y vinculando como sujeto completo, únicamente en sí
mismo, a toda fórmula imaginable y en consecuencia posible y obligada en
conciencia. Y es que en la superficie se transforma apenas una imagen
presentable, en tanto que, para materializar una apertura y su identidad
incuestionable, todo cuerpo pone sobre la tabla cuestiones elementales no
preponderantes, así como un género no codificado y otras teatratalidades
simbólicas y performativas. La cuestión se encuentra en un constante proceso
de redefinición, que cuya complejidad debe ser atendida entre un cuerpo
ausente y otro que sin complejos con presencia pura y que comunica.

Otra posibilidad moderada para alterar mediante una acción significativa, lo


que fuerza una sugerencia poética, permite repensar el alcance de una acción
creadora en su dimensión performativa. Un escenario queerness se usa de
ciertas maneras especiales, porque hablamos de una gran sensibilidad
incondicionada, libre de toda bazofia espiritista y acobardamiento inquisidor.
En la construcción social sin estrategias coercitivas estamos invitando a una
modalidad de cierto reconocimiento táctico, aunque su análisis opera en y a
través de nuestros cuerpos útiles, no utilizados. Esto nos ayuda a entender un
futuro que entierre tanta podredumbre mediática y religiosamente sectaria, que
hasta ahora solo ha servido para esclavizar a la razón y corromper a seres
indefensos, cuando no voluntariamente ignorantes y cínicos. El mundo se
construye con herramientas y no con promesas de salvación ni resignacaión,
donde se dan cita política, identidad, y corporalidad de pleno derecho. La
confusión no puede seguir imperando en un pequeño planeta recubierto con
satélites malinformantes y teledirigidos contra el sentido común de una
naturaleza en la que el ser humano es un puñado de átomos y bacterias en
lucha consigo mismos. Apelamos a un debate honorable donde de excluya la
miseria y la maldad, al tiempo que que se promueve el diálogo intercultural y
de una diversidad real a todos los niveles. A lo largo del presente ensayo y
error, la construcción social de nuestros roles ha de traer un repertorio más
amplio de posibilidades dialógicas, si se parte del respeto como fórmula
indivisible. De lo contrario podemos indpendizarnos de una raza de estúpidos
que reprimen la inteligencia y ensucian la categoría humana cada día,
oprimiendo con imperativos sociales lo que no pueden asumir por
incompetentes, negligentes y gentes de malas entrañas que nunca heredarán
ningún universo.

Una tercera razón de por qué mi cuerpo como sujeto, muestra que como
siempre es posible y necesario, expresarse en libertad y de forma gramatical,
argumentando su verdad en cada movimiento pulsional. El sentido separable
respecto de una hipócrita sociedad binaria, machista y hasta colonialista, se
hace imprescindible para anular su peso en la historia al no se ser ejemplo de
nada bueno ni decente. El ideal que se dibuja en el horizonte del avance
tecnocientífico, a todas luces va acompañado de instrumentos testimoniales,
observado bajo la perspectiva de un lenguaje azaroso y desinhibido, que bien
le corresponde elucidar la inaudita conexión con la vida. Desde una bioética
laica y real, no enturbiada por ninguna doctrina, las conversiones de las ideas y
los cuerpos perviven en mentes que con todo derecho se atreven a ser
consecuentes y auténticos de una puñetera vez. La historia comienza en estos
momentos, lo anterior solo ha sido un maquiavélico ensayo que simboliza el
agujero moral en el que la fuerza de la opresión ha sentenciado demasiado
tiempo a la sabiduría con desvenguerza y total alevosía. El sádico pasado
agujerea al cuerpo desde el sinsentido y aún pervive esa maldición instaurada
en poderes criminales que sueñan con una purga estéril como ellos, y de los
que solo cabe desearles que pasen a otra vida no mejor, pues no la merecen.
Cabe destacar una respuesta de los sujetos lúcidos en el orden de una
ilustración real, acorde con la inconmensurable singularidad de cada opción y
de la construcción política sobre los cuerpos, librada por Foucault y
visualizada en nuevas identidades multiplicadoras. Si lo real soy yo, no tu que
no me representas, la naturaleza me ofrece una lectura de lo real donde sobran
voluntarias servidumbres, a su vez remitibles a ser acompañadas de sus
oprobios y desahuciables dueños. En verdad, las transformaciones irrumpen
anunciando lo real e ideal de cuerpos esculpidos, que más allá de lo que saben
y representan, distinguen el saber ser del conocerse siempre que no sumen, por
lo que hay un cuerpo imaginario al que lo queerness otorga la prioridad y la
confianza para ser del todo constituido.

Sabemos que en algunos países europeos la periferia del sistema de género se


circunscribe en torno a la crítica de la naturalización de construcciones
sociales, pero una posición de resistencia supone enfrentarse con conocimiento
de causa para convertirse en alguien legítimo. En un contexto performativo
situarse en el mundo más libre está estrechamente vinculado e interrelacionado
con las prácticas y vivencias de las participantes, que nunca contribuirán al
ostracismo ni fanatismo, sino que estarán en permanente discusión con los
marcos históricos y sociales que las posibilitan. Una forma de existencia se
trata de un proceso de experimentación social y subjetiva, más
específicamente, una figura venerable en la cual las relaciones singulares
supuestamente están encaminadas a un espíritu público, tanto incuestionado
como incuestionable. Por ello, su oportunidad se fundamenta sobre una eficaz
conjugación de diversas dimensiones y un despliegue de características únicas,
como parte de un todo que no es uno, sino todos diferenciados. Al
circunscribir el valor de la presencia corporal en las generaciones avanzadas,
el conocimiento de lo justo será únicamente alcanzable a través de la virtud, la
libertad y el intelectualismo moral. Esto solo se consigue cuando se tiene claro
que entre el saber hacer algo y el saber en qué consiste ese algo, estamos
nosotros, o sea, como una consecuencia de la perfección del intelecto o razón.

Ahora bien, en el espíritu socrático se encuentra lo queerness en un sentido


profundo, de tal manera que la existencia es un fin propio de cada individuo
como única entidad responsable y con derecho a ser y pensar en pleno
derecho. Esa dialéctica de corte ética, entiende que nuestras voliciones no son
indeterminadas, sino universalmente provistas de autonomía, o sea, un daimon
personal que nos dicta lo que hacer en los momentos decisivos. Recurrimos a
esta filosofía con la preservación de valores cívicos sustantivos, ya que en lo
queerness lo bueno y malo no es algo dado por naturaleza, sino por
convención y además como valor sustantivo o télico.162 La causa expone una
emancipación del sujeto cada vez más evidenciada por el reconocimiento
merecedor de su éxito nada apostasiado. El comunitarismo ha de permitir la
universalidad del ser humano, cuya singularidad es la principal tarea vital con
la que contraeduca una democracia imperfecta, percibiendo como única
instrucción técnica la grandeza etocrática y trascendiendo capas de realidad.
Bajo esta causa mahayana la libertad también se entiende como noble óctuple
camino, donde la biología es superada por la dinámica mental, sin
interposición de motivos de distracción. Así pues, lo ético no es obedecer sino
resplandecer como forma de vida, cuya expresión personal se ejercita en la
autotransformación frente a la insustancialidad. De esta introspección de la
persona sustantiva podemos extraer algo consistente, un engranaje para aliviar
cuanto nos impide ser, porque ya está bien de asumir la cadena de causalidad
como una verdad impuesta. Lo queerness no solo la rechaza de pleno, pues la
cesación del sufrimiento es cuestión de estar despiertos y velar mediante un
aprendizaje centrado en la intuición. Ese despertar es la no aparición de
estados manifiestamente condicionados163 y que más allá del entendimiento
intelectual es simplemente una experiencia de transformación, incluso estoica.
Implica el ser consciente de sí mismo como ser material, que piensa y
relaciona la palabra con la conciencia, el género con el derecho y la razón con
la claridad.

La interiorización y la percepción de uno mismo, ni siquiera cuando no tiene


como fin la aceptación del yo, percibe esta impersonalidad como posibilidad y
a la par con un sentido de obligación o código Sila. De hecho, mis necesidades
y deseos llevan a seguir reflexionando y a no perdernos de esa experiencia
única e irrepetible, una vida singularizada. La ciencia por su castructura habla
en nombre de la necesidad de diseñar una política entre bastidores, sin
importar la exactitud de las estadísticas de satisfacción, más propias en un
decir confuso y discordante.164 Pero como siempre hay una cierta consistencia
en todo lo que imaginamos, y aunque lo lógico sea una razón topográfica,
entre lo imaginario y lo real, lo femenino remite a una imaginación de su
unidad. Esta misma, es nuestra disancia des-regulada, a la que se anuda dicho
sentido corporal, una pulsión en un decir lacaniano, de intrusión de lo

162
En referencia a D. Parfit, On what Matters, Oxford University Press, Oxford, 2011, una
exhaustiva defensa del objetivismo y cognitivismo ético.
163
H. Saddhatissa. Introducción al budismo, Alianza, Madrid 1982:42.
164
Bruce Fink. Introducción clínica al psicoanálisis lacaniano. Gedisa. 2008.
simbólico en lo imaginario y viceversa.165 Para dar cuenta de la perturbación
corporal o de energía nerviosa y neuronal, que ha supuesto adoptar una
personalidad discordante, los caminos de facilitación y resistencia en estos
momentos se hallan en el mejor escenario, fuera de todo diagnóstico clínico.
Nuestra causa en todo caso abarca la irrupción biopsicosocial que da cuenta de
lo que parece ser inefable, en forma de motivos compulsivos o de conexiones
cerebrales, por razones causales probablemente. Y es que la respuesta
sintomática de poner en forma las subjetividades en su tarea identitaria,
además podría significar que nuestras dudas son verdades reorientables, algo
válido ante la postulación de un yo independiente de todas las demás
dimensiones de la vida. Es por esto que postulamos la diferencia de otras
ficciones, cuestionando constantemente el accionar de procesos y dinámicas
internas de la persona.

Nuevamente la subjetividad inviabiliza las dicotomías del pensamiento, no


solo respecto de la sistematización de las propias prácticas creadoras, como
sujeto singular en relación a sus procesos de construcción también sintetiza la
pertenencia poética de las ideas. Ante la unicidad fugitiva de la actuación las
maneras de hacer cuentan en sí mismas sus modos de formulación en el
recorrido personal e identitaria. Con estos procedimientos se crea un discurso
de inmaterialidad pseudo-ontológico que escapa a la lógica logocéntrica, pero
que enriquece un espacio virtual de formas o géneros que aparecen y
desaparecen, planteando así su multiplicidad. Esta subjetividad dispersa supera
las limitaciones más elemntales, necesarias de resaltar en la apertura de un
nuevo camino en el proceso de la liberación. Toda variabilidad se enfrenta
también a la ambigüedad produciendo inestabilidad, al tiempo que abre la
disposición estructural sobre la subjetividad nómada y creando múltiples
oscilaciones que dependen de una alternativa empírica. A pesar de que la
subjetividad fluctuante busca evocar procesos formales ante la contemplación
de la realidad, su carga emotiva favorece las transformaciones y significados
de nuestro desarrollo. La subjetividad como producción simbólico-emocional
es precisamente la expresión de la experiencia vivida en sentidos diferentes,
cualesquiera que convergan por sus múltiples efectos. Por esta razón, la
dinámica subjetiva necesita la posibilidad de saberes constituyentes de un
esencialismo dialéctico, por el énfasis de la actividad como proceso primario.

165
Ignorar lo incurable de la pulsión, y lo singular de cada sujeto que habita en ello, implica
deslizarnos hacia propuestas universalizantes que nos dejan, como dice Bermúdez, en la
debilidad mental generalizada que engrenda individuos- indivisos.
En conclusión, para explicar el ejercicio de una psicología social crítica como
práctica contingente en lo queerness, la simultaneidad de lo diverso es clave
para definir al sujeto como evidencia objetiva. Una descripción técnica que se
consigue incluyendo una multiplicidad de estructuras conceptuales complejas,
no deja de ingeniarse de alguna manera, entre distintas dimensiones o
variables. Pero las orientaciones subjetivas de la acción logran establecer una
relación social de reciprocidad, tanto como de impersonalidad en todo proceso
interactivo. El supuesto sentido de expresión u organización endógena se
arraiga en la dimensión cognitiva por medio de un cambio en las interacciones,
de cuyas representaciones predominantes nos sugiere además la necesidad de
legitimación del sentido. Justamente el hecho de que se sustantiva un en-sí
autosuficiente, dada la emergencia existencial, desde lo queerness se produce
sin cesar el vaciamiento conceptual a lo inconcebido y lo desconocido. Es por
ello que por su ser nos resulta una irrupción de la génesis en la generatividad,
un punto y aparte ineludible en cualquier proceso de creatividad y de
transformación. Así entendida la presencia de percepciones y representaciones
de sí mismo, o incluso para comprender el fenómeno de lo fronterizo, la
dimensión simbólica de la persona implica un proceso de auto–percepción y
hetero–percepción,166 además de reinterpretación entre los imaginarios y
sentidos activos. Si bien, en lo queerness las estructuras objetivas no están
alineadas con una identidad simbólicamente histórica, la realidad natural es
comprensible por su experiencia como única e irrepetible.

El rasgo original no es otro que la comprensión de la naturaleza, vista desde la


hipotenusa más pragmática, como algo que sólo hubo de ser y punto. No cabe,
por otra parte, construir paralelismos entre existencia y una dimensión demens
preñada de incertidumbre. Basta con la observación misma y nuestra manera
de pensar, perfectamente simétricas y emergentes, ajenas a concebir la realidad
objetivista, dependientes de una causa falazmente fenoménica que, sin lugar a
dudas, no explica ni de lejos el alcance heurístico de lo queerness. En un tono
sugerido de inmediata insuficiencia explicitamos, no solo la emergencia de las
emociones paradójicas, la creciente transformación intercultural por su lado
taladra la colonialidad de género frente a la preservación de la vida y el
pensamiento maternal injustificado. Sabemos que es notoria una dialéctica de
poder a la baja, que sus confabulaciones van siendo desterradas en el proceso

166
G. H. Mead. Espíritu, persona y sociedad. Desde el punto de vista del conductismo social.
Madrid. Paidós (1934) 1968.
evolutivo, por mucho que al dominio económico-político y hasta jurídico-
administrativo le pone declamar parrafadas vindicatorias al aire. Estos
cambios obedecen a una lógica queerness, a la oposición entre naturaleza y
cultura, así como por la introspección a comprometerse con la base
inconmovible de su ilustre materia. Y efectivamente, desde el momento en que
está vivo el reino del cogito rousseauniano tenemos consciencia de ser unas
transferencias originales, cuya naturaleza desfigurada por las mismas razones
que le habían diseñado un cielo o mundo perdido, ahora se manifiesta libre.
Por primera vez se puede prescindir de cadenas y personajes siniestros, de
hacernos creer lo que vemos y en lo que deseamos sentir o imaginar de una
experiencia interna. De lo que carece el intelectualismo, no solo es de cordura
en la contingencia de las ocasiones del pensar, además desconoce que el objeto
sea puro e impersonal y, por tanto, sustraible a la consciencia. La posición
precisa para entender el objeto de la atención en lo queerness, puede
identificarse con un cambio de estructura y de categorías afines a una
verdadera síntesis de transición.

Establemos un diámetro aparente para manifestar un poder de vinculación, de


refutación y de análisis triunfal, que opera más allá del objeto percibido y
asumido, que permite su original manera de existir en tanto que anuncia la
desconexión inscrita en el cuerpo por el estímulo, ya consumida por el espíritu
de las pasiones167 y a un instante de la demarcación isótropa y espacializante.
Por nuestra parte admitimos que la materia de la subjetividad no presenta
opacidad alguna, se responde en definitiva bastante crítica, pues la actitud de
verificación es alejarse de los contenidos formales concretos. En cada cuerpo
reside la efigie proyectada alrededor del presente, pensante y habitante de la
percepción individual, constituyente de lo que tiene consciencia de ser.

Este ensayo traza un futuro mejor bajo una idea altamente revolucionaria y tan
básica como viene a ser el pan y el vino explícitamente. No se trata de una
perfectibilidad sostenida, totalmente desconocida o ignorada por la ciencia, ya
que lo queerness existe como algo semejante a un potencial que no hace sino
manifestarse en una búsqueda incesante de la plenitud de su desarrollo.168 Ya
dotados de razón y de previsión, que es su naturaleza propia, los destinos
individuales también incluyen un cierto bienestar material, fieles a la mesura,
por lo que no conquistan ni el Olimpo ni una fisis crematística. Cuando lo

167
Alain. Éléments de Philosophie. Paris. Galli-mard. 1941:19.
168
Mauricio Rojas. Progreso, desarrollo y utopía. Biblioteca Virtual. Abril. 2014
sensato se cierne condenado a la destrucción, a la queeridad no le queda más
que girar eternamente sobre su eje indómito, movidos por principios
acumulativos y contrapuestos. No estamos en la linealidad temporal, en todo
lance siempre serán reivindicadas sin límites, la libertad civil y el desarrollo
providencial en su infinito progreso. Se forma así de cuajo, lo que había sido
potencialmente posible ya desde siempre, tan bien constituidos como
exponentes de aquella humanidad que se diferencia esencialmente de la
historia meramente repetitiva de la naturaleza.169 Tal vez nos limitaremos
acerca de sus aspectos más escabrosos, que a menudo parecen intocables e
inamovibles, a cuyo balbuciente principio pensante nos atrevemos a replicar
con ideas constructoras de alta materialidad. Mas allá de razones y aversiones
en un ámbito subversivo, el elemento de creencia subyace en ocasiones al pie
de la letra, acorde con la engañosa tentación de advertir y aconsejar. Sin
embargo, pese a las armonías universales en una de sus tediosas divagaciones,
se nos presenta la ocasión de descifrar diversos tipos de personalidad, cuando
menos inquietantes. Entre ellas, la verdad sin disimulación sobre sí mismos,
trata únicamente de entablar el juego parresiástico frente a una equivocidad
retórica. Esa posibilidad persuasiva sólo serviría si aceptamos la unidad del
saber en cuanto supone la elección de una existencia determinada y de
veridicción muy personal.

En este orden, cuya determinación viene dada por la representación y no por la


semejanza desde el siglo XVII,170 la denominación eventual en forma de
transformación de las mismas, pasaría a un pensamiento caracterizado por la
mutación plausible de las disposiciones fundamentales. Para dilucidar qué es
una ruptura que no deja de terminar y a la espera de retornar eventualmente, la
certeza se sostiene en medio de sus interrogantes, a cuál más acuciante. En lo
queerness será la genealogía el centro de sus reflexiones inmediatas, pero en
esas profundidades del sujeto que tienen un papel medular e identitario, lo
cierto es que, como lugar de producción de la realidad, rehabilita una nueva
mirada a las objetivaciones/subjetivaciones mediante sus hechos en sí mismos.
Este proceso de elaboración adviene un desvío sistemático, más que de una
razón divisoria, en la irrupción de una singularidad que posibilitaría la
emergencia de hacer surgir y visibilizar una contramemoria y una conciencia
performativa y de la importancia de sus discontinuidades. Foucault propone

169
Rojas, 26.
Rodrigo Castro. La frase de Foucault: “El hombre ha muerto”. ALPHA Nº 21 - 2005 (225-
170

233) Diciembre-2005.
romper los límites de la reflexión y ya se le ha reconocido entre la vida de los
individuos incorrientes, que hoy consideramos notables por el hecho de ubicar
a la genealogía en una posición donde no termina de quedar atrapada en su
propia perspectiva. No interesa por tanto la noción de progreso, tanto como el
concepto de evento usurpador, pues ante la precariedad metafísica nada mejor,
según Anne Carson en If Not, Winter, que desprenderse de su propio ego, de
su cuerpo y de su género. Al ser la existencia una performance retórica basada
en la filosofía de conocimiento probable, nuestra posición es el contrapunto
dialéctico con el que crear un sistema de persuasión y no de enfrentamiento.

Partamos de una disposición mental abierta para argumentar que estas ideas
preliminares no emergen únicamente de la auto-expresión y la auto-
representación subversivas, disponibles para adquirir una mayor conciencia
queer. Realmente, la artificialidad de la queerness como significante apenas
subvierte un yo interior performativo de una identidad original, pues ningún
origen ontológico puede interpretarse desde lo ajeno ni por parte de la cultura
dominante. De este modo, un significado único roza el sinsentido a la hora de
valorar los códigos ideológicos, y en tanto que la personalidad involucra a un
proceso ambivalente de recontextualización cultural y semántica,171 inclusive
la resistencia social, otros significantes ayudan a crear fugas de queerización
muy explícita. Al igual que la apropiación de legitimidad y legibilidad social
supone la unanimidad cotidiana, la estética realista trata de incorporar la figura
idealizada bajo una estrategia de enmascaramiento. Nada es lo que pareciese
en la cresta del oficialismo, en tanto en cuanto, la representación genealógica
en su pertenencia a una comunidad, da paso a la identificación del auto-
representarse frente a la creación poética de lo queerness. Estamos ante una
posible conversión coercitiva de la libertad, muchas veces cegadora y
disidente, pero con caracteres deconstruibles y construibles a voluntad. En tal
contexto de su propio devenir libre, lo hegemónico sería el giro lingüístico que
realmente satisfaga la complejidad sintética de lo real. Para ello, bastaría con
alcanzar la implosión transgenérica de toda (pos)identidad frente a los
supuestos dualistas. Nada más y nada menos que, la queerización del
pensamiento posfeminista y de toda la región desontologizante, bajo una
lógica representativa abstracta. 172

171
Maite Escudero. La retórica ambivalente de la performance drag King.
172
Arte·y·políticas·de·identidad. 2009, vol. 1 (diciembre) 49-64. ISSN: 0188-9478. Año 29,
vol. 58 / octubre de 2019-marzo de 2020 / 76-97.
En líneas generales, la emancipación de la fuerza vital se expresa naturalmente
desde su autonomía creadora, más allá del paradigma esencialista o como diría
María J. Binetti: en la línea de una inmanencia materialista de corte dialéctico
y autoactivo. Este trabajo propone una genealogía articulatoria, tanto de
imitación como de insubordinación de género,173 así como una reivindicación
compartida con esa sobre-observación académica y usurpación de la voz
propia de las personas trans para producir conocimientos en su nombre desde
otras posiciones subjetivas, identitarias, corporales y políticas.174 Es más, la
diferencia en los modos materiales de vivir la desigualdad, pues normaliza el
posicionamiento queer con el resto de las luchas sociales y antropológicas, aún
sin resolver. Habría que poner de relieve, no solo la pluralidad de voces en la
resignificación de una subjetividad, también cabe distinguir en aquel espacio
fronterizo de la razón, toda apropiación de fisuras disidentes mediante las
posibilidades del sujeto (poético-trans*) Precisamente, ese deseo constante
para mostrarse ante el público como cuerpo cultural, parece adquirir relevancia
como locus de enunciación, ya no como carácter “prestado” de la subjetividad,
sino para comprender una dimensión específica y singular. Es en este sentido
como de su recepción fuera del contexto, que ha de acompañar el ida y vuelta
con aquellas manifestaciones del saber científico y que están vinculadas a
estos posicionamientos. Respecto de, preguntarnos la manera de conseguir
consenso en afirmar la conveniencia de una queerización amable, las
cosmologías sublimes ofrecen un panorama tendente a la exhaustividad y, por
tanto, de credibilidad. Esto significa un avance social que no todos supieron
sortear, pero que se desmarca de sus más sólidos prejuicios y detractores,
como si fuese una desmitificación sobre una deconstrucción y esto no
representa ninguna utopía.

En el marco del contrato contra-sexual, las prácticas significantes renuncian no


solo a una identidad, es que la deconstrucción sistemática lo que supone es la
forma más eficaz de resistencia. Dicho de otra manera, al rebautizarse en la
utopía práctica, los cuerpos erólicos sirven a la textualidad para llevar a cabo

173
Judith Butler. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Trad.
M.ª Antonia Muñoz. México: PUEG-Paidós, 2001.
174
Susan Stryker hablaba del surgimiento de los estudios transgender apenas instaladas las
primeras agrupaciones trans de la escena activista en tensión con las tradiciones feministas y
los estudios queer. Luego, un nuevo horizonte epistemológico con el que inauguraba
los transgender studies simultáneamente a la perspectiva crítica de los queer studies,
pero siempre en boca de otros, no los verdaderos actores trans*
una discriminación positiva, socialmente investidos de derecho civil. La
exclusión corporal es política y reversible, por lo que los roles y los registros
aparecen en decadencia para toda la vida. La simulación en estos momentos es
un recurso de investigación en tecnología, pero también contra-sexual, y es
que la creación de espacios contra-sexuales estarían cuando menos, basadas en
la deconstrucción y en una re-negociación de la frontera entre la esfera pública
y la esfera privada.175 En esta categoría la incertidumbre no ha lugar, ya que
formas inéditas de movilización política ficcionan un futuro más libre y
amable para tantos otros inadecuados.176 Conjuntamente, las estrategias y
resistencias políticas y desde una posición contrahegemónica, de nuevo se
deberían derivar a una ofensiva intelectual frente a un descrédito de mensajes
éticos ajenos a una realidad cara en vidas y en medios.177 Mientras, la
resignificación y representación del propio cuerpo,178 acusa una imposición
que obliga a producir ficción, que parte de lo personal y propone nuevas
políticas tanto identitarias como alternativas. Es hora ya de una materialidad
que absorba sexo y cuerpo como construcciones culturales, para ocuparnos de
una culturalidad derivativa de una contingencia biológica, tan incuestionable
que salvaguarde la concepción dialógica, orientada por su propia lógica interna
o constituida socialmente.

Debemos participar, no como hombres o mujeres, en todo caso una identidad


de resistencia es también una teoría del cuerpo, de categoría menor si cabe,
pues lo queerness identifica el dildo como el suplemento que produce aquello
que supuestamente debe completar.179 Ante estos problemas de la estructura la
filosofía queerness no admite una relación clara entre el la deconstrucción y el
posmodernismo. Su voz suscita adhesiones detractoras en la medida de
obstinarse en enunciar contra-verdades evidentes,180 de tal manera que la
ausencia de su otredad legítima, se identificaría en todo caso con el concepto
de separación fundante. Desconstruir el cuerpo, ciertamente es fácil y tentativo
de algo que, por su propia naturaleza, conjura una retrospectiva trópica y a un

175
Beatriz Preciado. Manifiesto contra-sexual. Principios de la sociedad contra-sexual,
ARTÍCULO 11.
176
Grupo de Trabajo Queer. El eje del mal es heterosexual. Figuraciones, movimientos y
prácticas feministas queer. Madrid. 2005. ISBN:84-96453-04-9
177
Ibid, 53.
178
Si la mente es el lugar del conocimiento y de la identidad, el cuerpo, a su vez, se reduce a
mero receptáculo de la mente (p. 40)
179
Jacques Derrida. L'Écriture et la différence, Éditions du Seuil, Paris. 1967.
180
Derrida acusado por Sartre y sus referencias a John Austin (Galilée, 1990)
engaño esencial, particularmente tomado algunas libertades dramáticas para
justificar sus ausencias originales. ¿Qué sentido tiene todo esto alrededor de
ese desahogo, aparentemente ocultado? Bien, un modo que resulte positivo
con el que encontramos los elementos propios del inconcebible Eurípides, sin
ir mas lejos bajo su disfraz, ha funcionado siempre mediante la burla del
público y la ignorancia propia. A todo esto, la relación entre aspecto personal
y el resultado final cauteriza lo que podemos imaginar como este último
cambio. Debido a la voluntad de resistencia, la experiencia en su totalidad
tiene más posibilidad de ser un racconto, que se entienda con el pasar de los
años donde el antagonista es el responsable directo de crear a su contraparte.
Somos lo que podemos convertimos inevitablemente en aquello que siempre
hemos creído ser, basta con admitir lo que ha sido agradable, así como la
muerte y la vida. Es posible aceptar que lo irracional ocurre siempre al fulgor
de un retruécano sin género, sin concebir que su valor concreto carece de
respuestas, en tanto que la ecuación queerness pretende transmitir con pocas
palabras, el fin de una actualidad competitiva en un mundo cambiante.

Por otro lado, la emergencia de la categoría género se entiende siempre en


términos de estructuras sociales y psíquicas que nada tiene que ver con el
incesto, por ejemplo, sino con la pulsión queerness frente a la subversión
producida por los psiquiatras, que en este sentido suelen ser hasta casi
fundamentalistas. Freud afirmaba que las zonas erógenas pueden encontrarse
en cualquier parte del cuerpo, por tanto, la tentativa de norma emplea en
muchas ocasiones una temporalidad lenta enmascarada. Se podría decir que la
supuesta normalidad pregonada por la Psicología del Yo es la base de la
existencia, pero aún sin límites del self hay más vida y un panorama de
originalidad ardua. En esta fusión total los relativismos actuales respetan la
libertad del ser, pero desconocen los deseos y de los placeres más individuales,
de cuya distancia íntima la creación considera casi todas las formas de
sexualidad. Desde la libertad inestable en la singularidad del ser, las
identidades más allá del género, son un objetivo inalcanzable para quienes han
dejado su lugar compensatorio a una visión sistémica del individuo. Cuantas
más posibilidades de concebir el mundo, menos trampas para tomar grandes
decisiones estratégicas. En el marco del quehacer público se constata un
intento de desarrollo inclusivo como medio de implementación e instrumento
para potenciar algunos cambios significativos, otra cosa es la diversidad con la
que hay que dejar atrás las simplicidades y los extremos antagónicos. Todo
concepto artificial como la normalidad aquí carece de asimilación radical.
Podríamos aplicar contra la precariedad intelectual de los mass media distintas
variaciones que hoy asociamos como una forma de reivindicar y mantener
vivas las luchas políticas. La nuestra, parte de un armario apunto de
resquebrajarse, pero sin perder a través de la seda la sensación de vestirnos
extraños. Siempre a escondidas, una mirada limpia desde mi existencia
irremediable ¡a las nubes maravillosas! centelleante y teñida levemente de rosa
y azul. En el lecho ninguna desesperación es algo crepuscular, por tanto, capaz
de ser perfecto, envueltos en lo brumoso de los instantes de conocimiento y
alteridad. Arrastrados a una oscuridad, secreta y enemiga en el plenilunio de la
idea performativa, como suspendidos entre el mar, el aire y la materia, en
remota singladura, verdaderamente nos planteamos si abrir los ojos a la
magnitud abominable de una realidad tan imperfecta, o en su defecto,
permanecer a salvo como intemediarios. Aisladamente, una letra que pierde su
sentido en los orígenes nos mueve con esfuerzo a recobrar de pronto la
esperanza de un futuro goze. Quizá ésta sea una forma sorprendida por la
enorme cantidad y diversidad que se va conociendo, una de las cosas buenas
de ser diferente (Fran Lebowitz) y de esconderse cansada de mentir por
omisión (Ellen Page) Entre tanto, no solo es duro llevar el subtítulo de una
vida desconocible181 si tenemos encuenta que una misma imagen puede
producir miradas muy diferentes. Es pues, la adhesión más humana que suscita
en un alma extraña al proceso de su creación, ya sea corporal o científica, lo
que en nombre de lo querrness transubjetivamos como una autodeterminación
fenomenológica, nuestro derecho a ser un poema que comprometa el bello
prefacio sobre las exuberancias del espíritu y hacia la profundidad del alma.

181
Sandra Barneda: ¡Vale, soy lesbiana, pero también soy muchas otras cosas!”
ADVERTENCIA. El acceso a los contenidos de esta tesina
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