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DE NIÑO-MUJER Y

AMANTE DE MIS
FETICHES

Anaís de frans Martínez


Myshell McManflorita
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

Copyright © 2012 Myshell McManflorita

Título del libro, Primera edición:

© De la obra: De niño-mujer y amante de mis fetiches

Todos los derechos reservados.

Depósito legal: UCC Universitas

ISBN: 9798703278789

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INTENIDO

1 De niño tubérculo en esencia de crisálida

2 Una infancia idolatrada

3 Mi adolescencia y la sublimación de la feminidad

4 Soy hermafrodita por la gracia de una diosa

5 De mi sexualidad catamita

6 Confidencias de una mente lúcida


1 DE NIÑO TUBÉRCULO EN ESENCIA
DE CRISÁLIDA

En este escenario global de intereses y condiciones


cambiantes y especialmente en sintonía con Jonathan, quien a
los ocho años de edad se identifica como niño y como niña
simultáneamente, una vez que se disfraza de unicornio y saluda
a Enma1 y a tantas otras personas excepcionales, he tenido la
sensación de rechazar de plano la casuística de los roles de
género. Si bien, el debate sobre el transgenerismo visibiliza una
estadística sorprendente, la cuestión no es discutir sobre la
definición biológica de la sexualidad, que sin duda es algo
superficial, sino determinar cuánto comportan los cromosomas
despistados frente a la realidad intersexual, y sobre todo en lo
que se refiere a la indefinición de género.

1 Nacida con un trastorno cromosómico intersexual, Emma, de 17 años,


presentaba al nacer una anatomía masculina y femenina incompleta. La
criaron como una niña, pero supo desde el principio su excepcionalidad. «No
me preocupan mis diferencias», dice. Tímida e inventiva, pasa horas en su
dormitorio, en Florida, inventando aventuras con sus muñecos de Mi
Pequeño Pony.

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Más allá de que la octava semana de gestación, una enzima


de los embriones se incline por configurar tetosterona o que el
tubérculo se convierta en clítoris, la esperanza de vida va a
sentenciar qué suspicacias elabora la mente en su devenir
hermafrodita. Lejos de polarizar la racionalidad en un sentido
inverso, mi identidad de género suscribe ese ángulo transgénero
que una vez migrado, entiende que hay aspectos, incluso más
relevantes que haber tenido relaciones con personas de ambos
sexos. Por ello, al ir secuenciando en este relato la transición de
un cuerpo que siente como cualquier otro, estímulos variados,
y una vez expuestos los detalles, se tenga una idea argumentada
de esta condición2 considerada androginia, científicamente
hablando, pero que en realidad es la manifestación palpable de
un origen ancestral hermafrodita.

La ocurrencia de narrar un simple caso particular ha de


servir para comprender mejor la fenomenología sincopada que
nos significa, principalmente a quienes disentimos de la
nomenclatura y preferimos rescatar su sentido originario
hermafrodita, no solo como estado de perfección como
creación, también por su categoría estética en alta estima y su
elevada sensibilidad recibida por parte de una naturaleza, quizá
caprichosa3 o por consecuencia de otros orígenes desconocidos
más exotéricos que cartesianos. Aquí no se busca escudarse en
ninguna adaptación del hipotálamo resultante de una simple

2 En verdad, sí había pasado algo extraño, fuera de lo normal para un ser


humano. Si me tiraban del vestido, la sensación es la de una salamandra, de
correr para que vayan tras nuestra feminidad, desvariando para los seres
mágicos.
3 Una vez las hubo creado la diosa Danaé se quedó en el centro de la ciudad
de las hadas convertida en árbol, esperando mover sus ramas.

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especulación, asociada con la somatostatina4 o diferencia


observable en un microscopio, ya que la di-sexualidad es
perfectamente compatible con el binarismo y, además, en mi
caso concreto, una fuente de creatividad, en tanto que espacio
seguro donde no es necesario simplificar la vida, sino dotarla de
color en su amplia expansividad de género.

El hecho de no encajar a priori es una forma de ostentar una


nueva opción que, sin paliativos, solo tendrá sentido desde la
experiencia, ya que ésta puede ir desde una “extravisión de
género” como acariciar objetos delicados, oler prendas íntimas
o subirse a unos tacones, a una identidad de género que requiere
identificarse con estos mismos enseres como propios. Ahora
bien, en honor a la verdad, por mucha preponderancia que se
quiera reafirmar, los hermafroditas no abandonamos jamás esa
mirada de mujer con cuerpo parcialmente de varón, porque
como dice un amante humilde: “son cosas de Dios”. En
cambio, no faltan esas voces enfurecidas de liturgia barata que
nos considera aborígenes de ese mismo dios al que
supuestamente sirven como antiabortistas. Sin embargo, estos
falsos cristianos no interesan ni aportan nada que valga la pena
reseñar, por lo que un buen consejo es que sosieguen sus
tormentos personales.

En realidad, ni hay drama por ser una cosa u otra, ni a nadie


le importa la relación intrínseca que una mente tiene con el
cuerpo que la contiene. Este útero conceptual que ordena y

4 Parece ser que el cerebro de las personas transgénero podría asemejarse más
al del género con el que se autoidentifican más tarde que al del género que se
les asigna al nacer. En un estudio, por ejemplo, Swaab y su equipo
descubrieron que en una región determinada del cerebro las mujeres trans, al
igual que las demás mujeres, tienen menos células asociadas con la
somatostatina (una hormona reguladora) que los hombres. En otro estudio,
científicos españoles realizaron escáneres cerebrales a hombres transexuales
y hallaron que su sustancia blanca no era ni típicamente masculina ni
típicamente femenina, sino algo intermedio.

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procesa los cambios con toda naturalidad, parece ser que se


adapta a una sociedad alejada de la supervivencia y que descubre
los secretos de esa corporalidad en sintonía con cada uno de
sus estímulos. Ya, hay quien dice como Veronesi, que el acto
sexual se reducirá a un momento de afecto y contención, más
que como vía reproductiva del hombre, y esto afectará la
decisión de con quién tener sexo o mejor dicho, ya no
importaría intimar con un hombre o una mujer. Si el herbicida
más común produce ranas hermafroditas, así mismo la sociedad
de la Información y del Conocimiento abre la posibilidad de
disfrutar de un género fluido y conocer por fin, cuantas aristas
conforman este nuevo e ínclito amanecer5 entre las maltrechas
especies.

Y un día, ya adulta, luego, que me naciera otra piel, y que


saliera a la luz un bello ejemplar que pudiese resignificar sus
reales creencias, resulta que estoy encantada de haberme
conocido compartiendo este cuerpo con matrimonios y
embellecer sus colores, en definitiva, de hacerse más sabia la
fase de la crisálida. En realidad, esencia y personalidad no se
refiere únicamente a cuerpo o alma, sería algo equivalente
conciencia con consciencia, es decir, reconocerse a sí mismos y
de juzgar sobre esa visión y reconocimiento. En cambio, no se
acuerda buscar motivos para justificar la pérdida de la libertad,
en todo caso aceptamos que la pérdida de la Esencia muera un
poco realmente mientras está incorporada al cuerpo físico. Otra
cosa es que ese cuerpo configurado como arma arrojadiza,
pueda llevar a cabo una división interna, algo así como al estado
complejo de la materia viviente. Del predeterminado Hado
surge la relación entre la personalidad y esa esencia, no bajo la
ley del Accidente, sino dando origen a los distintos tipos de

5 El inquietante y sorprendente amanecer de nuevas formas de vida,


inaugurales o rescatadas de la oscuridad clandestina, demanda otras miradas,
otras escuchas (Eva Giberti)

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ideas y pensamientos, en una línea de tiempo más que


cuestionable.

Pero si una personalidad cambia, el Universo se piensa que


también, le es posible, además, despojarnos de esa capa de vida
orgánica y al mismo tiempo de embellecerla con estímulos de
ser otra cosa. Cuando el nivel de ser es un espacio de
transformación, la sabiduría de nuestro cuerpo recibe a nuestras
emociones y abre las puertas de la percepción para descubrir el
actual nivel de consciencia psicocorporal. El movimiento pulsa
ese despliegue ante una mirada libre de juicio, que tras hibernar
como una mariposa Macaón, nos invita a soltar en suaves
nutricias, orgasmos de vida en clandestinidad. Para visualizar su
viaje a la consciencia infinita, nuestra mente oruga quiebra el
principio de un ciclo maravilloso de autoconocimiento, de ir
performando a cada paso el proceso de pérdida de identidad, a
cambio de libertad y dando origen a la creatividad universal.

Nosotras somos, principalmente crisálidas que esperan bajo


un profundo estado de meditación permanente, a falta de una
respuesta de los recuerdos. Atraemos a una personalidad que
será nuestra otra mitad, en tanto que mariposa representa la
energía del amor y de la libertad, su ligereza y a su belleza
cromática es desplegada a los cielos como agradecimiento por
haberla liberado. De hecho, los mayas creían que eran las almas
arrancadas en las batallas o en los sacrificios, las cuales
acompañaban durante cuatro años al sol, tras lo que se
convertían en mariposas. Entre la psiquis o el alma, las alas
simbolizan literariamente a la sexualidad, de la que partimos en
busca de una evolución espiritual, creando nuestra estructura
genética. Ahora bien, permanecemos en ese estado de
metamorfosis donde la sensibilidad es una fortaleza de espíritu
y forma, de cuidado del ser al experimentar la vida con mayor

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intensidad.6

En realidad, no tenemos nada, excepto una vida aparente y


la que en verdad nos proponemos, volcando así la sensibilidad
hacia sí mismos, para poder escuchar lo que verdaderamente el
alma ha ido demandando. Pensando en todo esto, mi madre sin
duda se había equivocado de hechizo, y aunque
inconscientemente en los primeros años me enfundaba una
braguita, sigue con la mirada perdida. Nunca ha entendido la
incauta una sensibilidad modesta que no echaba raíces, sino
flores con un perfume embriagador, escondido entre pistilos de
palacio. El primer contacto con el terciopelo vestiría mi alma
de princesa de los sin tierra, a lo largo de un bosque con luna
llena y movimiento en la copa de los pinares. Temblaba de
emoción exhalando una desvergüenza sin igual, sorprendido el
reflejo de despedida lunar por la sensación de que entreveía su
mirada perdida y distante. Este es el primer recuerdo de una
larga disidencia anunciada sin tiempo a reaccionar, dejando
paso a la oscuridad de la noche.

La razón es que tú, en sí eres diferente como todas las hadas,


dorada y volátil, semilla y rosa entre cultivos donde la luz solea
los campos de girasoles, siempre danzando junto a las hadas
solares en un precioso mundo verde. Al ver que no ocurría
nada durante los años primerizos, la imaginación fue, sin duda,
acurrucada por una untuosa evasión que en nada presagiaba al
estruendo hiperbólico de esa discreta morada. En casa se otorga
una tregua enhiesta, indultada mediante la fugacidad de las
adversidades terrenas, indoblegable a ser arrebatada por las
soledades adehesadas a lo largo de extensiones esteparias ¡Qué
poco bello cristaliza el entorno por la rutina de cada día! Nada
pareciera dejarse conquistar por las intrincadas sendas en el

6 Es decir, ser muy sensible te da mayor facilidad para ser más consciente de
tu presencia en el momento presente.

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ahora, ya que la perfección en el aquí anhela esa ardorosa


infinitud por la ruta aún no recorrida. Ensimismada se hallaba
el alma por las formas tan sublimes bajo la piedad de una mirada
auténtica, sincronizando una serenidad reveladora con
delicadeza. Buscaba una referencia sin saberlo, a modo de
reverencia, los ecos de la excepcionalidad con humildad y
devotamente, inmersa en cavilaciones y elucubrando lo
imposible, pero sin reparar en lo posible.

De entrada, tras un requiebro de la lógica, una beldad cuasi


femenina brotaba espontáneamente, desde una certeza casi
imperceptible, mientras evocaba aquellos contornos de la vida
intransferible, callada o grandilocuente. Estando, bien
convencida de esas configuraciones, una punzante agonía se
extasiaría ante la ilusión de discernir la extrañeza de pensar en
masculino la delicada naturaleza femenina en el mismo cuerpo.
Endebles razones no explican la gestación sublime que dimana
de las inapelables fuentes del destino, y en esa afrenta
contingente, en verdad subsiste el decurso de todo cuanto
opacamos. En cuyo caso, la fatalidad propicia necesidades
preponderantes, que en esta ocasión propicia también que se
fertilizaran escenarios dispares. No sé, pero si mi feminidad
fuere ineludible, no se sumiría en las monótonas imitaciones de
lo imaginario con simetrías poco recomendables. Como ocurre
con el agua, la fantasía nos sumerge en el maravilloso mundo
de lo profundo, distendidos en la tersura de nuestra soledad
más íntima. Y a esa mística de inquietudes soberanas,
orquestada por impulsos impostergables, a la que acuden
pensamientos cromados de misterio, le sigue otros aromas
insondables teñidos de espacios infinitos.

Realmente, la elegancia y la suavidad de unos ademanes de


cisne, alimentaban mi entendimiento en todas aquellas
direcciones que claman una vida nueva y sublime belleza.
Acariciando la idea de degustar la gracia evocadora envuelta en
densas franjas de sigilo, este capullito transeúnte o irredento

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peregrino, iría de cabeza a los indecisos límites de la naturaleza,


dejándose fascinar por una más que sugestiva exuberancia
femenil. No había comparativa con aquellos anaqueles que
pudiesen recrear en nuestra imaginación, por una parte, la
belleza de todo espíritu corpóreo y por otra, la curiosidad
lacerante en cada soplo de esperanza ignota o consabida
melancolía. A esta cosa llena de vacíos hay que dedicarle todas
las parcelas de la vida incoada, ya que no sé por qué motivo, ha
de haber amargura en nuestros cuerpos. El desfilar de los
sentimientos es lo que paradójicamente escuchamos sin
hablarnos, no solo en plena liberalidad, es que el eco del vacío
puede ser más atractivo con su fina capa de extrañeza.

Por unos momentos percibía un miedo latente y


desmesurado de forma íntegra, como si todo cuanto quisiera,
no se evapore nunca en la inmensidad de las noches. Es algo
que no se vierte hacia la férula de nuestra subjetividad, pero que
no deja atesorar ningún entusiasmo y constituye, el hontanar
más visible que logra derrotar todo convencionalismo. Pero
esto, ya viene ocurriendo desde una transición cáustica, de
capullito lepidóptero sedando irisaciones sobre una larva
travestida, y en búsqueda de un lugar para transformarse en
ameba aterciopelada. Más que un cuerpo es una morada donde
cobijarse en alguna fisura inofensiva, para desde allí, desplegar
expresas razones en forma de fantásticos colores. En la
práctica, a menudo la metamorfosia completa, pareciera
incompletar la rápida destrucción de los órganos que antes
poseía en su estado de larva, siendo una pupa no monarca, sino
revestida de una fina quitina púrpura. Asimismo, su mirada
límite responde a su lucha por definirse a través del arte y el
escapismo, como un medio de supervivencia, como una
necesidad absoluta y vital para aceptarse a sí misma. A groso
modo, constituye un ordenamiento de su obra tridimensional
en un affaire de significación revolucionaria, no de histeria
traumática.

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Actualmente, la simulada neurosis colectiva descansa en una


catarsis emocional, que desde luego no potencia las funciones
de síntesis, como tampoco combate una disgregación de la
personalidad alguna. Y es que, en el mundo, ya hay demasiadas
relaciones incestuosas como para que se nos añada
gratuitamente una dosis o asociación de sentido errado o
incluso restaurativo. Resulta a todas luces inasimilable, un ser
políticamente correcto, como hermafrodita, dado que la
neurosis obsesiva es la que presentan los demás sobre nuestra
aparente fragilidad. Entendamos que, ya en la fase pubertaria se
nos increpa a conmocionar una especie de materialidad
mediante un principio de constancia, de manera rancia y
perversa, insustancialmente sublimada y propia, quizá, de una
contratransferencia, más que un antídoto de soberanía
intelectual. En esa linealidad o discontinuidad temporal, el
transformismo se escapa a toda explicación discursiva, pues
cada acontecimiento azaroso ha estado expuesto a un hecho
traumático, cuando su naturaleza no reexperimenta ninguna
persistencia ajena o a una pérdida. La única reparación que
entendemos como fantasmática, no es precisamente de un
objeto maternal, sino la de rechazar temores inconscientes y
cualquier sentimiento de culpa.

Si el proceso de desplazar amor y los vínculos es importante


en la formación de la personalidad, el valor de refugio que
presenta el arte, puede ser una manera menos dificultosa para
enfrentar una realidad, ya de por sí promiscua en sus
apreciaciones espirituales. Sin ánimo de rellenar ningún vacío,
la impalpable esperanza andrógena surge de un espejismo
profundo fetichista. Luego, de asemejarse a un recién nacido e
idealizado la primicia de inversión, se trata de una reparación
imposible para confrontar la inoculación del veneno binarista.
Aún rechina la infantilidad de pensar que todo lo redondeado
represente al seno de una madre simbólica con forma de
bondad. Melanie Klein con estas palabras relaciona belleza y
placer a ciegas, ya que cualquier vínculo de conquista supera

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con creces a lo primario. El ser humano tiene la patética


costumbre de ver la angustia en cualquier modificación, pero
este destete apenas representa una ínfima suma de tiempo.
¡Dejen de citar a los niños malcriados, porque en nuestro caso
no rompíamos nada para llamar la atención! sino que esa
situación de carencia la rellenamos con ponernos los enseres
más íntimos de la madre, y en su caso, de otras feminidades
aledañas.

En definitiva, no hay ningún deseo sádico en la infancia que


sea causa de la necesidad de representar su angustia libidinosa.
Lo que si explica la ecuación simbólica, a través de toda
sublimación, con permiso de Klein, sería una reparación
generadora de la idea de creación, que va más allá de aportar
novedad al mundo sensible. Sencillamente, nacemos sobre la
posesión del primer objeto hasta convertirnos en
personalidades transicionales, en todo caso investidas de
ilusiones fetichistas. Al apropiarnos de un objeto, previamente
sublimado, queda simbolizada la identificación pulsional como
objeto de transición, de modo que se produce un corte en lo
real y en su fisicalidad imaginaria. Lacan consideraba lo
imaginario por sus relaciones duales,7 entre un yo simbólico y
la imagen controvertible de su lenguaje. Lo habitual es imitar
todo aquello que incita una razón de peso, desde lo reprimido
a lo reprimible, siendo ese fluir del deseo la consecuencia de
liberarse quizá de un sufrimiento. En nuestro caso, tras haber
analizado ese objeto-causa del deseo, podría reconocerse de un
modo más preciso que la mirada no está del lado del objeto,
sino del sujeto8 de mediación con la realidad.

7 El sujeto de conocimiento procura que el "imaginario" facilite


progresivamente la manifestación del "sujeto del inconsciente" en toda su
dimensión, traspasando las constantes y molestas interferencias yoicas.
8 El problema del binarismo es completar un vacío para lograr su satisfacción
y en el caso hermafrodita, podemos girar y girar de un género a otro, ya que

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Análogamente, una auténtica relación de sujeto sobre el ser,


no se trataría de algo simplemente dual o heterogéneos modos
de interpretación en la dialéctica intersubjetiva. Ahora bien, en
toda relación imaginaria se encuentra una resistencia de quien
analiza lo determinante, ya que fuimos creados en la duda y en
la paranoia progresiva. Resulta pernicioso argumentar un
proceder que con el tiempo acaba siendo objeto de la presión
autoejercida y presa de una imagen. Asumir la mejor
representación propia, desde luego posibilita una razonable
pretensión subjetiva, asociada eso sí al campo siempre de un
ideal superlativo. Si fuéramos un capricho imaginario, el engaño
de creernos una experiencia novedosa desde la más temprana
edad, no solo afectaría al proceso simbólico, cuyo acceso dejaría
de ser crucial. Ciertamente, la subsistencia en relación con el
origen de la subjetividad, no es una mera asimilación de los
contenidos que permitan ampliar sus identificaciones, y por
ende, así poder abrirse al mundo.

nuestra dualidad ya es una solución fantasmática y un recurso de obrar con la


fantasía.

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2 UNA INFANCIA IDOLATRADA

La reminiscencia opera y consigue integrar la conducta


psíquica a base de reunir recuerdos perdidos con opciones de
sufrir ciertas alteraciones del sentido. En ese proceso de
individuación, generalmente los símbolos van rotando como
tipologías en las que identificar los arquetipos primerizos, y por
qué no, también advenedizos. Mientras reconocía cual género
servía de pronóstico en mi caso concreto, un juego misterioso
testimoniaba la importancia de una dimensión opuesta a lo
esperable.9 Sin duda, cierta plasticidad de espíritu frente a los
estadíos biológicos y de poner en marcha operaciones
cognitivas, me permitía una imaginación desenvuelta y apenas
sin herramientas, pues a falta de juguetes fabricaba juegos sin
necesidad de objetos. Todo era efecto constructor de alimento
flotante, hasta que finalmente se fija moluscularmente al fondo,

9 Vigotsky, L. “Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores”, 1931 En


Obras Completas. Tomo III, capitulo 3, p. 157.

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arrastrando el pie en un lugar idóneo. En esos días mi género


pareciese en forma y lugar a la especie Mytilus, cuyo caparazón
envolvía unas ideas enredadas con la semilla de una concha de
seda y en espera del izamiento de la marea.

A partir del avatar de cambio infinito, según Vigotsky, la


reacción intelectual niega los hábitos y aunque ande a caballo
de los estímulos, el nexo vital a esa edad temprana es un
proceso de arraigo, a modo de memorización ingenua. El
conflicto viene por una instrucción plana, donde el aprendizaje
sin profundidad alguna se reduce y desarrolla mediante
símbolos sonoros, a espaldas de lo que llamaba el álgebra del
lenguaje. Ser hermafrodita conlleva un nivel de abstracción en
el que no es necesario “crear la situación” al no aceptar la
inmadurez como toma de conciencia.10 Nuestra capacidad de
asimilación comienza en el momento que la discrepancia con
los conceptos científicos activa las relaciones entre los objetos
como fetiches. En nuestro acervo estético ya figuran los colores
delicados y las líneas curvas sobre otras, dado que al igual que
los estudios bíblicos nunca han salvado a nadie, lo trazado
precede el advenimiento del sujeto en cierta inexistencia. Desde
una singularidad del viviente y de lo simbólico, el lado fetichista
de lo real responde como prueba de amor, a causa de un
apaciguamiento frente a lo indestructible de ciertos deseos. Mi
cura personal no deja de ser significativa, en tanto que se
legitima estrictamente incomprensible, la cual implica la
metamorfosis correspondiente a una idealización de la tendencia
sexual.

No es un problema de afectos reprimidos, lo que, bajo la


influencia de un deseo mal habido, sería imposible de analizar

10 A través del lenguaje comienza la dependencia excesiva del adulto, cuando


éste se anticipa al deseo de que el niño lo enuncie, bloquea así el fundamento
psicológico y de su lógica interna

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como una verdadera fijación. Es aquí, en sentido estricto,


donde el desplazamiento del órgano femenino es la única
instancia donde el propósito de comportamiento me haría
deambular entre la palabra hembrada y su referente de felator
narcisista, impotente de autosatisfacer su miembro con sus
propios labios. Hubo una frustrada dimensión esencial a través
de quién el deseo era mayúsculo en el mundo de las ideas,
donde la angustia excluye la culpa. Entre vacilaciones en la
elección de ese objeto ínclito, a cual más femenino, que neutro,
las relaciones inicialmente duales permanecían atemperadas en
el imaginario. A cada estímulo calibrado aparecía lo simbólico,
lo imaginario y lo real embrionados en una redundancia
meramente tautológica. Curiosamente, cada vez que observaba
los fetiches de lencería, tacones con una huella de pié marcado
y todas las telas de franela, satinadas en seda y aquellos dibujos
enredados con encajes hechos a mano, mi mente pensaba como
transgredir las leyes de la percepción. Aunque por una parte
deseaba poseer su esencia de objeto, al colocarlos sobre mi piel
ceñida y huesuda, era como adornar con otros colores
absolutos mi sensibilidad creciente. Estas nuevas experiencias
de actividad basal, conmovían más allá de los sentidos, pero sin
alucinaciones, ya que, al quedarme sin palabras, la forma verbal
se fue haciendo plástica.

En la infancia la ambigüedad de una voz áfona se presenta no


vinculada, específicamente a ningún percipiens que sea
observable en la experiencia y su inscripción en la realidad.
Cuanto más aguda o difusa la realidad, mejor autoproduce y se
resiste a un encadenamiento significante, además su certeza,
entonces, no excluye el sentimiento de perplejidad. Al oído me
llegarían cantos de sirena cada vez que posaba la mirada
decisiva, por la razón de que si ser en el nivel imaginario la
transformación del sujeto en mujer, y tener pene se excluyen en
principio. Ambas funciones se confunden debido a que estar,
subjetivamente precluidas, se encuentra la fantasía inconsciente

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de ser una niña con falo.11 En este sentido, L'Etourdit con su


empuje a la mujer,12 ya enunciaría la afirmación del deseo del
niño a la hora de como identificarse con la carencia de ser de la
madre no fálica. A través de la eviración y de la feminización se
nos intenta castrar la dicotomía entre ser el falo o tener el falo,
a través de un sepultamiento de vivificación que, por otra parte,
situar la transformación en mujer (verweiblichung) como
respuesta a este problema del ser del sujeto. Lacan13 eleva la
cuestión a lo más alto del pensamiento:

"De la divergencia imaginaria en el espacio y en el


tiempo a la convergencia ideal de su conjunción"

No hay recuerdos de hábito autoerótico que implicara a


ningún pulgar, pero relacionando algunos fragmentos de su ser
penetrante con otros impulsos incontrolados, pareciera que el
acariciar superficies de notable suavidad precedía a una
verdadera relación con la realidad externa. Al evocar una
defensa contra la pérdida del objeto preciado, desarrollaba en
la intimidad una relación transicional, fenómeno cuyo patrón
pregenital, sin género de duda se decantaría de un modo
femenino del lado seminal. Señalar que me encontraba en un
estado especial cada vez que observaba la delicada reacción
frente a objetos de marcado carácter femenino. Desde las
zapatillas forradas de pelo rosado, la piramidal construcción
hacia un cielo imaginario que imaginaba a través de esos
tacones, no solo con su marcado sonido y estrechez sujetando
todo un cuerpo contenedor de las formas o estados sucesivos
de equilibrio.

11 Fenichel, O.Teoría psicoanalítica de las neurosis, Barcelona: Paidós[1945]


en "Acerca del travestismo" (1939)
12 L'etourdit en "Pousse-a-la femme" p.36
13 Lacan, 1988a, De una cuestión preliminar a todo tratamiento de la
psicosis, T.II <1959> p.553.

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La normalidad estaba en los demás objetos habituales, pero


todo lo que envolvía nylon, seda y encajes se adivinaban las
formas de organización de la actividad mental, tomadas bajo
una afectividad embriagadora, envolvente y muy profunda e
insondable. Cada fracción de estética hembra iría marcando
emocionalmente las primeras tendencias instintivas, ya desde
anteriores formas a todo un lenguaje interindividual. La mirada
poseía al objeto y este, de la misma manera succionaba
atenciones sensorio-motrices con vocación de crear en la
práctica una escenografía, tanto exenta de hábitos motores
como de una sumisión biológica. Hasta muy por encima de los
siete años, la única sumisión por el encantamiento de la estética
femenina aparecía en medio de una lógica, si no tendenciosa, si
siendo modificada por el desarrollo en función de las
necesidades de mayor organización. Yo creo que la abstracción
nació con los primeros pasos y antes de la perturbación, que
también en su fase de construcción inicial, puede considerarse
acomodaticia ante sucesivas embestidas de una realidad
incompleta.

Hubo, tanto asimilación como acomodación en cada reflejo


o forma de coordinación sensorial, pues el punto de partida
estaba y permanece indisociable de la fantasía, que por aquel
entonces era la herramienta por antonomasia. En verdad,
persiste la necesidad primaria de buscar los objetos que acaban
de desaparecer de un campo de percepción, como agravio por
parte de una sociedad burda y fallida como esteta, a la que
nunca reconocería como propia. La razón no parte de un
egocentrismo integral, aunque posiblemente inconsciente,14
sino de una percepción sutil de la naturaleza en una frecuencia
que permite reconocer la causalidad que empieza a construir el

14 Piaget, J. en “Seis estudios de psicología”, Ginebra 1964 Ed. Seix Barral,


Barcelona, 1979. Página 25.

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“esquema del objeto”, cuyo paralelo en psicoanálisis lo sitúa


Piaget en la elección sentimental de objeto. Desde esta
proyección material de sentimientos, en un principio ligados a
una interioridad más potente que la realidad, se fueron
mezclando, por una parte, el impulso natural de una tetosterona
recién descubierta, con una sublimación sobrenatural hacia lo
femenino. Así pues, la conciencia del yo andaba pululando de
puntillas sobre un pensamiento incipiente.

La infancia nos idolatra hasta llegar a la adquisición del


lenguaje y a reproducir modelos nuevos y más complejos. Al
abandonar ese cubil, hubiera podido compartir la vida interior,
aún sin comprender nada de lo que pareciese moverse por sí
misma. El caso es que había una estructura hermafrodita, tan
bien indiferenciada entre el yo y un mundo exteriorizadamente
subjetivo que, por otra parte, retroalimentaba la realidad
psíquica interna. La ciencia no puede entrar en ese misterio y
como tal, queda excluida de este relato épico y tan real como
ajeno a todo artificialismo. No se trata de diferenciar géneros o
actitudes construidas por la actividad humana o prelógicas, en
una asimilación deformada de la realidad a la actividad propia,
en la que los movimientos están dirigidos hacia un objetivo,
porque los movimientos propios así están orientados.15 Hubo
complicidad con esos movimientos de cadera, que eran de paso
no reversible, como una intuición articulada y ligada a la
socialización de las acciones interiorizadas. Por mucho que la
psicología experimental juegue a interpretar la esencia
hermafrodita, jamás conseguir construir una teoría del
desarrollo, salvo que escriba el guión una persona que si tenga
esa condición.

Entendería por largo tiempo como normalidad aquellos


aspectos más puramente biológicos, dada su premura instintiva,

15 Piaget, Página 48.

22
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

pero siempre había una relación dialéctica con ese cuerpo


extrañado de no conformarse con lo explorado. Estaba ante la
ruptura de servicio a la colectividad, que como salida acudiría la
fenomenología pictórica, a modo de rescate y huida al mismo
tiempo, así como de ocultamiento de una bisexualidad latente y
contundente, aplazada por una década. En ese fluir de los
tiempos, había pasado de rozar las estrellas con los primeros
fetiches y abalorios como la ropa íntima y su esplendor de la
seda, a una confusión irremediable. No podía entender aquella
excitación simbiótica y masturbatoria, que de manera
sorprendente era infinitamente más satisfactoria con esas
prendas entre mi mano sujetando el miembro aquel irreverente.
El semen al impregnar esas prendas íntimas simbolizaba una
posesión de ida y vuelta y una contingencia psíquica, ya que la
excitación solo era un recurso explosivo que solapaba la
verdadera razón existencial de mi naturaleza hermafrodita.
Aunque quiera razonar metódicamente esta genética, digamos
experimental, me era imposible entender o casar el
empalmarme con símbolos hembristas y obtener mayor placer
que por separado.

Al describir este fetichismo, en su primera fase mediante el


tacto y el olor, a todas luces, puramente simbólica, y en la
segunda o pubertad sexualizada ya, cabe revestir por su origen,
tanto su esencia y naturaleza como un totum revolutum. Entre
tanto, en la edad escolar había fijado la atención sobremanera
en el blanco de la bata que contorneaba unas caderas que al día
de hoy codicio poseer como propias. Este color blanco solo
sobresale cuando lo porta una falda, más que un vestido, y ya a
falta de veinte años para ser octogenario mi documento de
identidad, nada ha superado todavía ese foco de atención, que
si pudiera inmortalizaría con la mirada y la admiración infinita.
El largo de cada falda cuenta con atributos suficientes de
adoración, pero todas juntas equivalen a ese esplendor de luz
erótica que me retrotraen a esa mañana luminosa. He de decir,
que la parte genital siempre ha sido secundaria, pues hasta un

23
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

día que me encontraba al desnudo con un gay, me apresuré para


envolver mi cintura con un pañuelo fino que pudiera insinuar
mi parte femenina. Volviendo a la pubertad, la atención
figuraba sobre toda plasticidad no varonil, siempre ninguneada,
por cierto. La belleza de la piel de alguna compañera de clase y
su perfecta simetría solo fue compartida años después sobre un
soldado de tez ovalada y posteriormente, para mi sorpresa me
atraía la cara y unos labios carnosos de un joven trabajador, que
siempre imaginaré besando como a ningún hombre.

Si tardé tanto en dirimir mi bisexualidad, quizá fue por mi


dependencia estética razón por la cual retrasó mi
descubrimiento hormonal, absolutamente trascendental. Eso
explicaría el miedo que me producía la cercanía con una mujer,
salvo con una prima hermana que envolvía con telas de red en
los primeros años, sin duda por la latencia de una
pretetosterona a modo de picorcillo animalesco. A partir de la
segunda década, cuando la sexualidad comienza a decantarse,
para mi naturaleza intrépida solo se erigía como forma compleja
de reacción ¡Quién sabe si de dos nexos sexuados por separado!
O hay que excluir los procesos elementales para aplicarse a su
complejidad únicamente. Sea como fuere, las características
biológicas de la psique han ido de la mano con una forma de
sentir genéticamente más compleja. Podría considerarse como
acto mediado todo el proceso erótico singular con el que fui
creciendo a lo largo, no a lo ancho como hubiera deseado en
mis caderas. La verdad es que se pierde demasiado tiempo
buscando la clave del hecho del dominio de la propia conducta.

Podría decirse que cuenta en gran medida la existencia de una


predisposición intuitiva, según la cual ciertos tipos de conducta
pueden estar ligados a deseos y creencias muy particulares.16

16 Michael Chandler en Teoría de la Mente (739)

24
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

Esto significa que, en realidad dejamos de lado el lenguaje de


las palabras para simbolizar metafóricamente las
representaciones en nuestra cabeza. Interpretamos mejor los
actos de metacognición, donde nosotros somos jueces para
comprender que los adultos hacen ruido, del mismo modo que
lo hacen otras personas más indefinibles. Todo artefacto
simbólico atrae más que os elementos que se han ido
acumulando en la cultura, lo que llega a transformar la
naturaleza de las representaciones y performar la visión del
mundo. Pero en este formato intersubjetivo la niñez, en
conexión con el origen del simbolismo, sigue la orientación del
placer hacia su propio cuerpo y le seguirá el proceso de
identificación con otros objetos diversos o peculiares. En mi
caso, la forma en la que se produce el mecanismo de la
sublimación, curiosamente anduvo por libre, ya que, al no
recibir el abrazo diario de la madre, supongo que compensaría
con estirar la mente sobre objetos especiales.

Acariaba a saber por qué, aquellas superficies delicadas con


una mirada maravillada y materializada mediante el
investimiento libidinal, concluyendo con eyaculaciones
tempranas, de corto recorrido, pero de profunda simbología e
inspiración afrodita. Sentía compulsión a diseñar símbolos
privilegiados, en clave de un deterioro del discurso analítico,
que únicamente serviría fielmente a su propia verdad. Con
respecto a esos momentos de vacío e introspección, sin duda,
que lejos de despojarme de mis defensas, albergarían las
relaciones fantasiosas que no son restituidas por el ego, sino
inflexionadas a través de esa comunicación con el inconsciente.
La personalidad plena andaba lejos de ser propia, pero apuntaba
maneras y descansaba en cada reordenar de las pequeñas
contingencias. Por aquel entonces, ya propiciaba de manera
retroactiva una relación dual con los giros del lenguaje, pues la

25
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

calle animaba una mordaza sobre la palabra, mientras que el


deseo modulaba su discurso onírico. En palabras lacanianas,
una verdad que no dice su última palabra abre la posible licencia
retórica de expresar solo una parte interesada del todo.

Al final había contraído un pacto urdido entre apenas las


primeras palabras de reconocimiento, donde en el ser objeto de
androginia, la simbolización se convierte en palabra liberada de
lo que es inmediato. El aspecto varonil era prácticamente una
presencia hecha de ausencia, en tanto que el universo aguarda
ordenarse a elección de quien asigna sus relaciones imaginarias
ideales. Esto significa que una parte entera renuncie a hacerse
reconocer, no por miedo o incertidumbre, sino en la decisión
que da a la acción válida del otro. Lacan tomaba como
referencia a un tiempo de escansión para explicar la
certidumbre anticipada por la presión del tiempo que ha de
concluir. Mi tiempo hermafrodita carece de incertidumbre y de
historización primaria17 inconsciente, ya que estamos fuera de
un sistema decrépito que se ahoga en su devenir efímero.
Nosotras vivimos en la eternidad de los cuerpos y estamos a
vuelta de las alteraciones y obstáculos que el proceso de
aprendizaje encuentra a lo largo del camino evolutivo. Vivimos
en presente continuo sin alteraciones del lenguaje, ser es
renunciar al no ser, luego en función de una equivalencia entre
lo real y lo imaginario, quedaría interrumpido a nivel de la
palabra.

Lacan sostiene que el mundo de las palabras es el que crea el


mundo de las cosas, pero al igual que personas autistas entran
en contacto antes con los objetos, podríamos decir que lo
enigmático de ser hermafrodita no está entre las piernas. Si

17 Rodriguez Monroy, Amalia en “El saber del traductor, hacia una ética de la
interpretación”, 1999 (Pág. 72)

26
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

hablamos de desarrollo, el hilo suelto de la normalidad afectiva


no se encuentra en ignorar lo que viene de fuera por culpa de
alguna carencia primaria, sino del desinterés por una sociedad
cruelmente organizada. Es más, la promiscuidad adulta
tampoco se debe a desajuste alguno de la infancia, sino que
cuando se ama, generalmente no hay la misma correspondencia.
Ser hermafrodita significa no entrar en el juego de los pares, ya
que su deseo de permanecer en la invarianza se debe a la
perfección de ese islote de capacidad creativa, siendo dos en
uno a la vez. Nuestra capacidad de mentalizar incluso, se
postula en integrar formaciones aparentemente dispares, como
si no hubiera más causa que la que obtuviésemos entre los
estímulos percibidos de modo exacerbado.

Asimismo, la sensación de construcción de la experiencia se


fundamenta en una falta de coherencia central,18 pues a partir
del instante que miramos al vacío, lejos de caer en la desidia
comenzamos a reconocer nuestra valía. Según se pueda
explicar, aquellos blancos copos de silencio, también rodean ese
mundo idolatrado que necesitamos para crearnos una realidad
fascinante.

18 En algunas investigaciones neurológicas sobre el desarrollo se habla de


una predisposición del sistema nervioso a conectarse a partir de las
estimulaciones del entorno, sobre todo los estímulos provenientes del
contacto social.

27
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

28
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

3 MI ADOLESCENCIA Y SUBLIMACIÓN
DE LA FEMINIDAD

En la etapa juvenil los delirios se acumulan por doquier,


como si la represión les jugara en contra de esa erotomanía de
la fijación libidinal. Una vez destruida la libre elección por la
represión, quedando en pie tan sólo el propio Yo, la riqueza de
la sublimación se topa con todo tipo de barreras psicológicas.
Al adolescente y su demencia precoz le ayuda una vía por donde
canalizar la líbido mediante objetos o fetiches reconstructivos,
que en el fondo es devolverles, a una inconsciencia infantil,
pero ciertamente controlada. Ante la aparición de fantasías
optativas y del mecanismo de proyección, un comportamiento
advertido del peligro de la relación con un objeto, deviene de
otro psiquismo que favorecen el acceso al símbolo y la
construcción del personalismo. Existe toda una correlación
entre poner en marcha operaciones cognitivas o dejarse imbuir
por la presencia de estímulos, donde sin lugar a dudas
evoluciona el proceso simbólico de las estructuras.

El elemento imaginario sólo tiene valor simbólico, pero al


darle salida a partir del advenimiento de formas atractivas,

29
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

realmente significativas, el papel que ejerce sobre nuestra


conciencia supera a una racionalidad métrica. Tras insertarse en
la trama de la significación por el efecto de trinquete,19 la
categoría fetichista cobra una nueva modificación imitativa, no
de reciente transmisión social, sino de carácter individual. Si los
niños interactúan con el mundo físico y social a través de la
óptica de los artefactos culturales preexistentes, sobre todo
desde su nicho ontogenético, la fantasía de los objetos
sublimados es un ingrediente esencial de la intersubjetividad.
Un fetiche en esos años mozos es una base del código de
conducta, propio del tótem que ignora la exogamia por
retrógrada. La pulsión natural frente a las actitudes evitativas,
viene produciendo fijaciones incestuosas de la libido hasta
concluir con una prohibición de tabú individual. En mi caso,
una actitud ambivalente se mantiene inconsciente, pero con un
fuerte deseo de realizar lo condicionalmente cuestionable.

Freud decía que la prohibición permanece en el olvido,


como consecuencia de la represión, y también que tal
prohibición recibe su fuerza del propio carácter obsesivo. Este
proceso retroalimentario20 puede ser beneficioso si ayuda a
expresar un exceso de afecto sobre el objeto o escenario
concreto. Ahora bien, la canalización ceremonial del tabú ha de
ser estética, no religiosa, por lo que la existencia de una
sobreestimación de los fenómenos psíquicos, lo único que
produce es confundir los términos. Recuerdo la sensación de ir
cada noche a la parte trasera donde tendían la ropa hasta el día
siguiente, de forma vampiresca sobre sujetadores en proceso de

19 Tomasello, M. “Los orígenes de la cognición social”, 1999 (Amorrortu


Editores, 1º Edición en castellano, Buenos Aires, 2007. Página 74.
20 Freud, S. “Totem und Tabú. Einige Übereinstimmungen im Seelenleben
der Wilden und der Neurotiker” (1912-13). Página 326.

30
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

secado y tener el impulso de eyacular en sus dos puntos


erógenos. Al dejar la marca seminal también en aquellas bragas
maternales y combinaciones satinadas, normalmente de un
rosado semitransparente, es como si la contraparte absorbiera
su esencia más íntima de mujer, al igual que en algunas regiones
piensan que la fotografía se apodera de sus almas. Al igual que
a través del intercambio de símbolos situamos nuestros
diferentes “yoes”, la evidencia se encuentra en la perfección de
aproximación a lo imaginario.21 De este modo se intensifica el
rechazo a las primeras delimitaciones que capturamos
internamente en un ámbito real de objetos imaginarios.

Me hacía a la idea de que, al buscar refugio en el interior de


los objetos, el registro imaginario incorporaría otros elementos
a la situación analítica que, en su organizada serie de
equivalencias, introduce lo que Lacan describe como conjugar
lo imaginario y lo real, y conquistar así su desarrollo. En este
particular se puede percibir desde una lógica racionalista o
como los seres hermafroditas identificamos bajo la estirpe de la
erótica, sublimando eso sí al objeto en sí. Nuestra conquista se
constituye en un alarde de desplazamientos necesarios de la
realidad, y todo en base a trascender la realidad primitiva
mediante la irreverente y dislocada estética. No había
agotamiento de vivenciar al filo de la desaparición del objeto, lo
que sería tatuado para siempre en la experiencia de
permanencia. Luego, la revolución copernicana de Jacques
Lacán se extiende a lo largo de la vida, a medida que las
características propias van siendo modificadas por el desarrollo
posterior, ocupando un lugar más o menos discreto entre los
demás.

21 Lacan, J. “El ideal del yo y el yo ideal” 1954. En “La tópica de lo


imaginario” (Los escritos técnicos de Freud-Ed. Paidos, Buenos Aires 1975.

31
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

Entonces, si bien necesitamos de otros sistemas de


significantes, más “motivados” y más individuales, en concreto,
una forma particular de la función simbólica, lo que nos permite
alcanzar mayores niveles de abstracción. En este punto, el
lenguaje objeta cuanto ha de regular a priori, en tanto lo afectivo
como lo intelectual, realizando transformaciones paralelas.
Hablamos de interiorizaciones donde las acciones
inconscientes armonizan su propio punto de vista con otro
punto de vista superior. El empleo de signos es la base del
desarrollo cultural, así como el comportamiento con los objetos
se refiere a una crítica las teorías del lenguaje imperantes. De
manera que, el encuentro con el significado se materializa de
inmediato por vía natural, cuando catalogamos la sensación de
cambio radical como un gran descubrimiento en la andadura
vital. Como bien asevera Vigostsky:22 nuestro lenguaje es un número
infinito de “integraciones suturadas” en los cuales desaparecen los eslabones
intermedios por ser innecesarios para el significado de la palabra.

Es importante evitar que la reacción no preceda a la acción,


ya que estaríamos más alejados de la realidad y una forma
transitoria de pensamiento no estaría en el origen del lenguaje
egocéntrico, sino en la antesala de abreviar profundos cambios
estructurales. Desde los 14 años hay quienes decidimos de
esquinarnos a una zona más segura para nuestra integridad
psicológica, ya que en la calle no apreciamos nada relevante.
Cuento esto porque es una buena edad para afianzar en lenguaje
interno todo aquello que nos impulsa a conocernos sin
interjerencias y sin riesgo de amputaciones irreparables. La
socialización es peligrosa a la hora de conformar las mentes, en
cuanto lo relacionado con la acción basada en creencias y

22 Vigotsky, L. “El desarrollo del lenguaje oral”, 1931. En “Historia del


desarrollo de las funciones psíquicas superiores”. En “Obras Completas”,
Tomo III. Página 179.

32
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

sentimientos, ajenos a lo canónico y que no han de consentir


que sea negociable. Mientras por el día cumplía un rol laboral,
el tiempo libre desviaba la narración en cada pincelada sobre un
lienzo abrasador de tiempo. Cada minuto era eterno y referente
como una representación mediadora del mundo platónico, en
el sentido en que decimos que una persona coge la idea de
otra.23

La forma de representación mental es innata y maleable,


para después actuar de acuerdo con tal construcción, ya sea
confirmando un estatus estereotipado y biológico simple, o por
el contrario desafiando esa especie de predisposición innata con
la mirada puesta en actos de metacognición performativos.
Entre estas aguas nos encontramos remando contracorriente,
una mayoría suficiente de personalidades que, por mucho que
sigamos siendo interlocutores imaginarios en un sistema
putrefacto y corrompido hasta la médula, siguiendo un
determinado ordenamiento de la palabra. Precisamente, los
desplazamientos libidinales son bienaventurados porque tienen
un sentido no delirante que hay que desentrañar. Hay un plano
de equivalencia donde todo posibilita la transferencia de
significación, es decir, las ideas expuestas con palabras propias,
nos ayuda a comprender el significado equivalente. Ser
hermafrodita tiene lugar antes que la transferencia del
significado, puesto que la coordinación significante es una
función esencial, dada su inclinación natural a reexpresar una
identidad fundante24 (metáfrasis) Somos una raíz asonante que
no puede quebrarse, pero que admite actuar como la piedra

23 Bruner, J. Capítulo 3º “La entrada en el significado” En “Actos de


significado. Más allá de la revolución cognitiva. (Alianza Editorial, Col.
Psicología y Educación nº 090, Madrid 2000. 1ª Edición 1991.
24 Lacan, J. Seminario 3 “Las Psicosis” Metáfora y Metonimia (II) Página
326.

33
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

angular que recusa simplemente al orden universal.25

El horizonte marca una línea tan fina que se confunde la


adoración con la rebelión, pero en sí viene a ser las dos caras de
una misma voluptuosidad. Al adorar un objeto nos rebelamos
no solo contra una normalidad de ausencias interrumpidas,
somos rebeldes al convertir el coito26 en esa transformación de
vida en más vida, pese a su delirio efímero. Lacan define la
transformación en mujer de Schreber como una desvirilización
y una ambigüedad sobre la posición sexuada, al ser la persona
absorbida en su identificación imaginaria femenina, donde es
efectivamente una mujer, no cualquier mujer, en todo caso una
idea real de la determinación simbólica. Quererse tiene el
sentido de expiación, digamos de compromiso razonable sobre
el goce experimentado, al mismo tiempo que arma un universal,
pero el propio sobre otro que pudiera venir de fuera. Entre los
avatares de la sexualidad femenina estaría el papel de la mujer
como fetiche, de ser amada al mismo tiempo que deseada. Mi
predisposición a identificarme con este prototipo deviene
condescender al deseo de la condición fetichista que involucra
toda elección amorosa.

Siguiendo esta orientación que cobra un valor simbólico en


cada pulsión, hasta la desnudez del cuerpo deseado por un
conjunto de miradas suficientes, es un Ideal construido en
respuesta al misterio que despierta la sexualidad femenina. Este
cuerpo fetichista también está diseñado en lo simbólico, por
tanto, ese cuerpo involucra un goce real. El fetiche-instrumento
de goce puede rondar un indicio o desfiladero del sexo, lo que

25 Paul Schreber reconcilia la idea de transformarse en mujer, y señala que va


tolerando cada vez mejor las persecuciones, ya que la transformación en
mujer responde a un fin acorde con el orden universal, y eso hace que ya no
vea como un ultraje lo que le supone esa transformación.
26 Schreber: “Debe ser muy hermoso ser una mujer en el momento del coito”.

34
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

incluye la función demostrativa enlazada a la erección del


propio cuerpo como fetiche. En esta práctica, el objeto de
deseo es investido de toda solemnidad, al punto de que lo raro
y lo prohibido tientan sobremanera, aunque el juego está en
encontrar sus diversos significados mediante una puesta en
escena veneciana. El fetiche habitual equivale a constatar que te
quede mejor la ropa que a ella, diría su extremo lógico con algún
tipo de condicionalidad. Y es que como bien dice Paola
Valderrama: el lenguaje no es una herramienta sino que en realidad el
lenguaje es "una casa que el sujeto habita".

Se acepta como "realidad" sólo la vivida como realidad


subjetiva, mientras que la interrelación de la experiencia no
encuentre resortes públicos a los que aferrarse, por lo que
cuesta tanto alinear el pensamiento, el lenguaje y la realidad. El
pensamiento hermafrodita obedece a la satisfacción de su
necesidad más estimulante, de cuya realidad cuelga el lugar que
ocupa en la estructura de producción o de conciencia. Hay que
tener cuidado con inscribirse en forma personal o individual en
una estructura social, que no atiende la evidencia empírica
natural,27 ni llama a las cosas por su nombre (Trotsky en la IV
Internacional) Hasta en el marxismo hay un fetichismo de la
mercancía como un objeto mágico, que vale más cuanta más
magia lleva en sí misma.28 "La forma mercancía", dice Marx,
"no tiene absolutamente nada que ver con su carácter físico ni
con las relaciones materiales, sino no es más que una relación
social concreta establecida entre las personas. Pero siendo
adolescentes el intercambio o humanización de los objetos, al
mismo tiempo se convierte en objeto simbólico de una
privación desprendida de su categoría significante.

27 Para Valderrama las revoluciones son justamente eso: transformar la


realidad y hacer general y masivo el uso de nombres nuevos para designar la
realidad nueva.
28 Carlos Marx, El Capital, Tº I, Cartago, Buenos Aires, 1965, pág. 62.

35
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

La relación del fetiche, siempre accesible en la intimidad,


con la dimensión absoluta de lo que en principio caracteriza,
puede mermar la transferencia de valor, propia de una mística
fantasmagórica.29 Recordemos que el temor a la desintegración,
no solo se produce en abandonarse a impulsos incontrolados,
y evocar ideas de otros impulsos incontrolados que se dirigen a
sí mismo.30 Es obvio que, si se reprime mi verdadera identidad
hermafrodita, también correría la misma deriva como el instinto
que la evoca. No olvidemos la magia y su fuerza incontenible,
que en esos años el enriquecimiento de la fantasía depende,
como no puede ser de otra manera, de la experiencia de la
ilusión. Cuando se nos acerca el mundo de manera “constante
y comprensible”, de forma que no hay crecimiento porque no
puede enriquecernos desde la realidad externa, nos queda
simular una defensa contra la pérdida del control sobre el
objeto.31 Claro que nos aferramos a cualquier cosa que sustituya
la importancia de otra, ya que no cesan esas pulsiones, pese a
todas las deformaciones o alteraciones que tiñen de gris una
percepción prematura de la unidad psíquica.32

Lacan habla de punto cero del deseo, donde el símbolo


somete al objeto, y como cree que estamos en la alternancia
estructural entre la presencia y la ausencia, nos viene a
sobredeterminar aún más, un más acá de la vida. Es aquí donde
vibramos y vemos como prescindir de ese sujetamiento
insoportable, al igual que el retorno de lo reprimido. Nuestra
fórmula de vida forma parte de una herencia que no se adquiere,
sino que se transmite, por lo que contamos con la posibilidad

29 Agamben, G, Estancias. La palabra y el fantasma en la cultura occidental,


Pre-textos, 1977, pág 72.
30 D.W. “Escritos de Pediatría y Psicoanálisis”, 1958. 1º Edición en
castellano, 1979- Ed. Paidós. Psicología Profunda. Barcelona, 1999. Página
209-210.
31 Ibid. Página 215
32 Lacan lo sitúa en el Estadío del Espejo.

36
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

de rechazar una biología filogenética que nada nos aporta, en


definitiva. En sentido estricto, mi forma de representación
entre el símbolo y lo simbolizado inconsciente, se inclinaba por
una relación estable frente a las exigencias de la construcción
onírica. Mi universo, fuera de toda duda, estaba envuelto en una
plasticidad marcada por la analogía de forma, símbolo y
fetichismo creativo. Sobre todo, inspirada cada pincelada en la
belleza femenil y su infinidad sensorial, en contraste con lo
radical de su posesión como fantasía originaria.

Asimismo, la pintura ímpregnaba simbólicamente toda


ausencia física de mujer nacida biológica, casi de manera
relativamente obsesiva, sin renunciar a signos sensibles, salidos
de fantasías inconscientes. La diosa feminidad cubría cada
movimiento sentido con posibilidades combinatorias,
aleatoriamente indescriptibles, pero que a cada trazo una
esencia era sustituida por otra, como neuronas fetichistas
afianzadas en sus intentos de expresión elíptica o abstracta. El
lienzo afásico concentraba de forma metafórica ese inmenso
vacío del que surgen figuras curvadas y cromadas con texturas
de seda, gracias a la veladura y sus desinencias. En cada cuadro
pintado había un deseo de vinculación con esas figuras
hiperfemeninas, que iba más allá de la contemplación estética,
hasta abolir la virilidad mediante un transformismo escultórico.
El vello corporal era una errata de la naturaleza que al final sería
abolido, años más tarde mediante estrógenos conjugados, con
el único de fin de corregir esa parte indeseable arrastrada desde
el nacimiento. Según C. Lévi- Strauss, la eficacia simbólica solo
tiene sentido si la persona cree su propia ritualidad, en tanto
que por efecto de la represión aparece conforme a una
resistencia psicológica real. Ritualizando el fetiche cualquier
conflicto se disuelve en un plano que permite su libre
desenvolvimiento y desenlace.

A estas alturas, si hubiera de recrear un tiempo perdido, la


aportación verdaderamente crucial se produciría a través de una

37
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

interiorización de la imitación, de esa imitación diferida, previa


a una hormonación tan pletórica como tardía. Como todo tiene
sus ventajas y controversias, recordando reacciones
quinceañeras, la conjunción de una actividad de fuerza física
con una sensibilidad femenina se desarrollaba con la suficiente
discreción, ni pena ni gloria. Respecto a los sentidos, aquel
primer beso con una reciente desconocida, más que excitación
me produjo un atropello al recibir su lengua hasta mi garganta.
Por una parte, se abría la veda de un hipotético cazador cazado
que, dada la edad todo era normal, pero que sexualmente
hablando discrepaba con la forma de rozar ambos cuerpos. Me
fue agradable el abrazo total bailando en la oscuridad, ya que
con los papeles cambiados se había producido un acto erótico
que hoy catalogamos de andrógino. De otra manera hubiera
querido continuar otras veces hasta concluir en una primera
penetración, tantas veces imaginada desde la nada.

Poco tiempo después, hubo una segunda joven que abría


tanto la boca al besar, que sí me hizo empalmar ese miembro
clitoriano hasta pelear con la bragueta, pero sin conseguir el
permiso para cometer lo que hubiera sido el mayor error de mi
vida. Pude comprobar mi parte masculina, en parte presa de
una tetosterona ingrata, impaciente y vencida por la sensación
de reconocimiento táctil del otro cuerpo femenino, de la forma
escultural de esos pechos no lechados estirando aquellos
pezones que deseaba besar y hacerlos míos. Pero cuando la
mano derecha sobrevoló su zona genital y sintió los dedos
ungidos por ese flujo de mujer excitada, tuve un instante de
zozobra al imaginarme traspasando esa barrera y perder el
control. Recuerdo esa zona enigmática como el precio del
pecado voluntario, pero que no podía vencer a la individualidad
espiritual y creadora de una belleza inmortal, que por ende no
podía concentrarse en un solo cuerpo. Luego hubo otro
momento propicio para la líbido, pero solo me conformé con
admirar su aspecto virginal, pues no estaba designada para
alguien como yo. Hasta los 22 años no formalicé un fallido

38
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

noviazgo, de cuyo primer beso recuerdo que tuve que vomitar,


supongo que de los nervios. Si recuerdo que sentía placer
cuando ella me felaba con amor prisionero, mientras que yo era
consciente de mi posición egoísta y que una vez más se quedaría
en las puertas de una penetración irresponsable.

Hasta ese momento, la experiencia erótica tenía forma de


quimera, de limitación diferida a lo Piaget, pues seguía
interiorizando una imagen evocada, pero en su imitación o
representación conceptual, no dejaba de ser un objeto
simbólico. Una conducta imaginada pululaba entre esquemas
de asimilación, que en ese momento no podía evadirse ni ser
una asimilación pura. La razón más plausible en esa zona
onírica estaba siendo objeto de ficción, imaginando ese cuerpo
femenino como una superficie de seda disociada de la
cotidianidad. Erigíase un monumento carnal como una fijación
inalcanzable, o en su caso un símbolo lúdico inspirador de todo
tipo de proyecciones sensoriales, estéticas y filosóficas. La
belleza de un cuerpo con esa silueta esculpida angelicalmente,
que la propia especie ignora, aparecía en sueños bajo una
realización de deseos. Así pues, la memoria sigue siendo testigo
todavía de cuanto imaginaba en cada objeto esa imagen
contenida, de conexión con las musas. Al pensar que en un
objeto físico podía representase otro diferente, el mayor placer
estaba ligado a un acto de renuncia a la satisfacción de la pulsión
en pro de reconstruir esa ausencia.

El nexo de juego con los objetos a dramatizar en todo este


fenómeno es una sustitución de las palabras por acciones
precursoras originales del pensamiento. La iniciación de una
relación afectiva con el objeto de deseo, siempre en el límite
transicional, hace referencia a la prueba de realidad que
sustancia esa ilusión. Si compromete al cuerpo o suscita
excitación corporal, su punto de saturación corresponde a su
capacidad para contener la experiencia, por lo que las personas
creativas contamos con un modo por el cual nos enfrentamos

39
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

con la pérdida de la omnipotencia. La creatividad es una


afirmación simbólica de la existencia,33 donde la naturaleza del
deseo y la conducta del objeto investido libidinalmente, se
conjugan en medio de la fantasía inconsciente, sin peaje ni de
largo recorrido. De la relación autónoma al uso del objeto, hay
una realidad transicional compartida, que proviene de la
desintegración identitaria que proporciona la experiencia de
continuidad. Y es que cada personalidad contiene un vivir
creador34 vinculada con una confiabilidad potencial, por lo que
se ubica una zona de experiencia activadora de los procesos
mentales, en la que la realidad interna y la exterior pactan el
sentido de las relaciones en el que se inserta toda relación con
el otro.

La forma de vida se puede certificar en un juego imaginario y


entificado, a partir de ese pequeño núcleo inconsciente o ser
extraño que, habitando en cada personalidad, interactúa
exclusivamente en el cerebro. Luego, la realidad material del
cuerpo se desenvuelve como puede, habida cuenta, como la
experiencia co-emerge a partir de sujeto y objeto, para que al
final una razón tosca y mal avenida por una manipulación
ancestral, se rinda a una evidencia teórica. En ese lugar no
participamos, ya que nuestro territorio natural hermafrodita, en
referencia a la relación funcionalista, se fundamenta en la
indispensabilidad y no en la costumbre o normas culturales. La
metáfora organicista a nuestro entender implica agrupar
diversas consecuencias, o sea funciones vitales, así como a la
desatención sobre la teoría global de la sociedad. Este mínimo

33 Winnicott, D.W. “Realidad y juego”, 1971 Ed. Gedisa. Barcelona, 1976.


Página 100.
34 Winnicott, D.W. “La ubicación de la experiencia cultural”. En “Realidad y
juego”, 1971 2 Ed. Gedisa. Barcelona, 1976. Página 135.

40
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

de función, es lo suficientemente amplio como para configurar


modelos identitarios, totalmente personalizados y
bioéticamente dinámicos, a nuestra medida, no a la de ese
canon antiguo de coerción estructural. En la elección misma de
dotar de sentido la realidad, la manera menos criticable en
exigencias de conformidad, incluye la autocrítica y la libertad
como una sola ecuación. Como se puede conferir de las
funciones latentes, nos basta un instrumento para incrementar
una realidad mucho más absolutoria.

Resulta lamentable la disparidad de criterios que surgen de


tesauros al observar una realidad que ni les va ni les viene, de la
que hablan parafílicamente y de espaldas a la antropología
natural. Esta idea de alterar y trastornar la categoría fetichista se
disuelve en un juicio moral sin referente que lo avale, y si se
eleva a mundos bíblicos de poca reputación creativa, la cosa ya
raya la perversión intelectual. En general, toda perversidad
cuenta con regulaciones acerca de la sexualidad humana y de la
moral, que coinciden en su bestialismo significante, pues la
subjetividad no cuenta con una razón pura ni atenta contra el
vínculo genealógico. Hubo un tiempo ya muerto, donde el
camino del misticismo pasaba por el rechazo de los placeres y
la destrucción del cuerpo, aunque dirigido a toda persona laica
o no seglar, pues este masoquismo no lo llevaban a cabo los
dirigentes. No hay que recordar su permanencia corrupta desde
el origen de sus fuentes y por tanto quedan retratados en sus
obras de decadencia ilimitada.

Desde la flagelación purificadora y a la vez fetichista en la


forma de obtener placer mediante el dolor, la sexualidad ha sido
metamorfoseada posteriormente por los libertinos del siglo
XVIII, hasta ser presa de vuelta como enfermedad y semilla de
maldades. Se buscaron fórmulas excepcionales para enterrar
cualquier vigencia del tabú, y entre esos ángulos escabrosos
siempre resurgía otra raíz perversa que transforma radicalmente
el estatus represor. A cada opresión, una elección de objeto

41
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

sublimada e inspirada por la multiplicación de los discursos


acerca del erotismo. Si recordamos los momentos que han
excitado a nuestros cuerpos, vemos que hay algo subversivo
que retroalimenta la consecución de su culminación, ya sea
sexual o material. Por otra parte, no está nada claro que el
fetichismo sea propio de la masculinidad ni algo meramente
sexual, ya que todo objetivo que proyecta emociones tan
concentradas, realmente desemboca en un logro sublime y
esencial, pues en este tiempo nuclear es contenida y sellada a
fuego su consideración perversa, la de ofrecer grandes
posibilidades de felicidad.

Entonces, tras dos décadas adivinando los secretos de una


atracción estética y espiritualmente creativa de índole femenina,
recordemos que los sentidos habían puesto en línea a esos
objetos de investigación psicodinámica. Los primeros objetos
eran sobresalientes por su textura, que aún el mismo material
en otro objeto no tenía esa singularidad, como aquella montura
de cuero con la que cubrían a un noble y maravilloso asno al
que montar, mientras que para mis ojos era una corona. Sigo
sin comprender la magia de aquella superficie en tacto y forma
dio paso a un segundo objeto dejado a su suerte en una bodega,
unos zapatos blancos de mujer bastante usados y con su esencia
de hembra llevados a mi nariz anestesiada y extasiada a la vez.
Había cambiado de sentido, de la vista a una mirada olfativa sin
perder un ápice de trascendencia, de manera que cada tarde
volvía por esa puerta trasera del bar para re-encontrame con
aquellos tacones de poca base y comprobar que no había
desaparecido dicha fragancia, envuelta entre un fondo de vid
embriagador y un montón de botellas reflejando ese punto
álgido de lujuria espiritista.

La segunda efigie ya referida autoerotizaría los límites de mi


fetichismo travestista, abriendo una puerta a la imaginación y a
la sensualidad reprimida en la infancia. El conflicto entre sentir
curiosidad o predilección por un objeto, no dejaba de estar

42
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

circunscrito a la simbolización estética, de manera que la


intensidad emocional iría describiendo todo un mapa mental
para desencadenar la química de la atracción. Ciertamente, la
matafísica fetichista no desprecia la realidad, lo que hace es
aumentar el grado de percepción y asunción escrupulosa con la
que expresamos un gran amor, materialmente hablando. Esto
no significa entorpecer la química sexual, de hecho, la
diversifica disfrazada para completar su idea original. Este amor
platónico integrado en el conjunto de pensamientos abstractos,
viene a ser portador de una verdad casi en términos absolutos,
a diferencia del amor convencional, que según la poesía apenas
es un entretenimiento o motivo de vida. El fetichismo bajo una
perspectiva estética no trata de retener a otra persona en
propiedad, por eso el objeto suple esos instintos bajos tan
egoístas con actos de filantropía, prácticamente inmortal.

Pasarían ideas tormentosas, no sé con qué frecuencia, pero


de forma ascendente seguía accediendo a esta verdad del alma
individual e imperecedera, a tal propósito que renunciaba a la
belleza del cuerpo,35 pero no a su belleza absoluta. Mantuve ese
amor platónico hasta el día de hoy se irá conmigo, pero
mientras pueda crear alguna forma bella su carácter divino se
unirá eternamente al cuerpo resurrecto. Lo difícil sería describir
las partes que integran ese poder que encierra el fetiche, para
que la conexión unifique detalles obviados y no perceptibles del
todo. No tiene sentido considerar al fetiche como un
complemento, sino como algo con entidad propia y hasta
multiplicadora, en tanto que es objeto de innovación y
permanente admiración, a diferencia de lo que ocurre con la
valoración de las personas. La afirmación de la voluntad de vivir
encaja de antemano con la libertad ante el sinsentido del miedo
a perder la ilusoria individualidad. Mi fetiche soy yo como

35 Para Schopenhauer el acceso a la verdad se basa en la negación de los


impulsos del cuero, no en la contemplación de la belleza de las normas de
conducta.

43
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

proyecto y, por consiguiente, cada palabra certifica en forma de


deseo, lo que mi espíritu es capaz de crear en mayor
profundidad, no desde una pulsión ciega o apego incontrolado.

44
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

4 SOY HERMAFRODITA POR LA GRACIA


DE UNA DIOSA

La intuición objetiva es una fuente de inspiración que sirve


para comprender demasiadas concesiones y, en este caso, como
no podía ser de otra manera, se puede entender con expresiones
claras e inequívocas. Un concepto encomiable respecto a la
condición hermafrodita, podría plantear la historia con
franqueza, sin tener que recurrir a demasiados símbolos. Pero
el lenguaje parte de una filosofía sectaria que tiene poco que
envidiar, es más, las palabras calan magistralmente cuando
dejan al desnudo toda la verdad y sirven al discernimiento
grandilocuente de una naturaleza caprichosa y que se
desconoce. A medida que desentrañamos el verdadero origen
para ser seres amados, como contraposición se propone aquí la
representación más sublime posible. En ese sentido, si es
imposible demostrar el amor, ser hermafrodita se explica
finalmente desde una analogía perfecta de la diferencia. Lo que
significa que, imaginamos qué hubiese objetado la perpetuación
de la especie, en pos de una realidad inalcanzable.

Se nos ha dotado de templanza transexualizada sin que

45
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

ningún poder tenga facultad para cohibir, más allá que el simple
desprecio inalienable de las formaciones sociales, aquellas en las
que desarrolla su personalidad. Del precepto inherente como
fundamento de las libertades podemos señalar el principio de
autonomía de la voluntad, piedra angular que sintetiza los
principios básicos sin necesidad de correcciones ni distinciones
superfluas. No hará falta advertir que, de la personalidad como
principio constitucional en relación con el hermafroditismo,
incluye la primacía de la dignidad humana a ser libres de pleno
derecho. Pero por encima de todo esto, nuestra esencia de
identidad no es sino un destello silbante entre las facetas o
fuerzas creativas más ancestrales, y que se sabe a sí misma, entre
tanto, sólidamente enraizada en todo lo que es eternamente
verdadero. La semejanza entre dos prototipos son variantes de
un mismo arquetipo, así como ocurre en la sexualidad y el
género.

La dádiva del conocimiento, en lo referente a la vida está en


el sistema mítico del Oriente nuclear, en el santuario del mundo,
justamente para ser cogida. Y además es otorgada de buena
gana a cualquier mortal, hombre o mujer, que llegue con el
deseo y la disposición adecuados para recibirla. En esa época
no había diferencia entre divinidad masculina o femenina, ni
tema de culpa bíblica, era el del jardín de la inocencia, donde
los dos frutos deseables de la mítica palmera datilera están para
ser cogidos: el fruto del conocimiento y el fruto de la vida
inmortal. Desde entonces ya, se ha ido trabajando el alegre
espíritu bajo la dictadura de las emociones y de la irracionalidad,
con tal de ejercer el poder en forma de privilegio personal y
material. Se tergiversó el lugar de honor que una diosa,
oscuramente ominosa, que podía aparecer como una o varias
formas, lo que le hacía, por tanto, ser la madre de los vivos y
los muertos. El edén es una figura simbólica que brota de la
nada y que podemos representar todavía a través de ninfas
conocidas por la antigüedad, como hijas nacidas sin padre de la

46
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

diosa cósmica Noche.36

Afrodita, adorada y rodeada por varios Erotes y otras


fuentes órficas, nos revela la rosa mística, la casa de la sabiduría
y estrella de la mañana, como madre única, del conocimiento y
diosa universal del amor. A ella guardamos pleitesía y en ella
impugnamos a esa señora del laberinto, que se extiende por
todas partes, a la luz de representaciones tan arcanas como
misteriosas. Por muchas hojas hermafroditas que se arrancan
en la sala de lo sinjustos, otras ramas de yedra sagrada brotan
en su lugar como por arte de magia, la misma que nos otorga
asumir dos sexualidades en un mismo cuerpo. Tenemos el
convencimiento de que, mientras que detrás hay otro personaje
femenino, guardiana de las más afables imágenes en nuestras
almas, nuestra proporcionalidad es, sencillamente de un paraíso
ni perdido ni recuperado, sino siempre presente en el seno de
la diosa madre. El mito sugerido de las Dos Reinas, cada una
en su membrana dimensional, nos habla de la preparación de la
piel, que en su momento, se utilizaría para el ritual erótico en la
única montaña (anki) iniciadora del tiempo y de la vida
bacteriana.

La simple idea de sentirse desbordada por sí misma, nos


indica un espacio de lo femenino distinto al espacio cerrado,
donde el interior y lo exterior están claramente definidos. Es la
alteridad lo que hace que el falo materno sea la primera forma
de presencia y ausencia, según Lacan, pero esta dimensión de
borde sin límites abarca a la identidad corporal y sus
preferencias sexualizantes. La neutralidad feminiza al
pensamiento sin simetría ni reciprocidad, dando por hecho a lo
a-sexuado del ser, sin representación posible. Desde la
masculinidad es imposible concebir el lugar del Otro, de la
lógica del borde como litoral, pues el “entre” no es posible más

36 Hesíodo, Teogonia 215.

47
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

allá de una experiencia de la no relación entre los sexos. Si lo


animalesco representa la fuerza indomable de la tierra, la
retórica ginecea constituye las facetas de una sola divinidad
serpentina, de formas sinuosas y movimientos rituales, entre los
que cabe recordar el atuendo varonil de faldas con su funda
fálica, que atraía miradas de ambos géneros. Sin embargo, la
erotomanía estaría situada inicialmente entre las manías
pasionales más mórbida, donde las identificaciones ideales
combinan las precisiones estructurales subjetivas con la
singularidad de la práctica. El devenir femenino no sabría
inscribirse en lo real de aquello que se concluye en lo simbólico,
sino en la imperiosa demanda de lo imaginario. Cuando
conjugamos los impasses de lo simbólico como una fuerza viril
y las reflexiones clínicas en la práctica del análisis racionalista,
la sensibilidad hermafrodita elige quedarse en esa zona de
confort intermedia, donde lo imaginario corrige toda
disarmonía externa.

La cultura representa un refinamiento en la civilización que


difícilmente alcanza elevadas pretensiones morales, sino una
cordial atmósfera de bienestar interesada. A esta realidad
materialista, la diosa del antiguo jardín de la Inocencia le
ofrecería una rama florida asignada a la esfera mítica de lo
femenino. Mientras que el propósito de la mitología anterior
había sido sostener un estado de indiferencia hacia los destinos
de la divinidad, los equivalentes propios a la hegemonía
tecnológica se traducen mediante mitos secundarios o
simulados. Hoy sabemos que Elohim como ser andrógino tuvo
aquella morada elamita para honrar a una diosa védica,
protectora y transubstanciada en una estructura de ocultación
del evanescente deleite o elixir de la individualidad. Sobre esa
cultura intrusa de caracteres apotropaicos, lo que sí se muestra
muy claramente es como ha sido devaluada sistemáticamente la
feminidad, para resurgir con la caída de los héroes. Al mundo
embrutecido no le queda otra que abandonar la vulgaridad
indomable para activarse en un equivalente compensatorio

48
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

(enantiodromia) como expresión de la síntesis de la herencia


dual griega.37 En el camino a la iluminación transcendente no
dual, entre los peligros de una ruta alternativa se encuentra la
atracción del alma gozando de su objeto.

En el infinito se encuentran los pares de opuestos y si como


dice la mitología occidental, todas las cosas están llenas de
dioses, en el mundo de los hechos todo puede ser observado
especialmente, porque de ese modo la correlación de fuerzas
puede llevar a la mente, lejos de su propio ser intrínseco.
Mientras que la afinación del alma occidental va de la mano del
conocimiento, la resonancia hermafrodita puede que diera
notas diferentes, con erudito asombro entona la virtud y la
verdad al invocar el éxtasis de esas anomalías incomprensibles.
La sabiduría, la virtud y la verdad han estado conviviendo con
la mentira y la oscuridad, por lo que aún queda mucha deuda
de pensamiento, palabra y obra. Nuestra condición es humilde
y no teme más que a perder la libertad y, sobre todo, un libre
albedrío lleno de gracia y de emparejada inteligencia. En la
fidelidad elegida el trance se produce mediante una hermosa
aparición, cuyo pecho prominente encierra buenos deseos, lo
que nos hace más virtuosas a la vista de un resplandor (fravasi)
visionario. Además, la resurrección del cuerpo futuro en
conflicto consigo misma, ya se podrá liberar de ese lastre
estúpido que condena al ser humano por haber pecado de
desobediencia. De hecho, hay un cierto encanto mágico en
dudar del hechizo de todas estas religiones suponen la
imposibilidad de un ego pensante.

37 Aquellos que, como Tiresías, han visto y entrado en contacto con el


misterio de las dos serpientes y, por lo menos en algún sentido, han sido tanto
hombre como mujer, conocen desde ambos lados la realidad que cada sexo
experimenta como una sombra desde su propio lado; y en esa medida han
asimilado lo que es substancial a la vida y son, por tanto, eternos (Las
máscaras de Dios: mitología primitiva, pp. 216-25)

49
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

Los estoicos fueron tan lejos que trataron incluso las


propiedades y las relaciones de las cosas como cuerpos, sin que
por ello les asocie con el presentimiento fetichista, pero si con
la elegancia primigenia de todo cuanto sugiere la armonización
de lo curvado. Se deriva el ritual primitivo del placer a la figura
del amante como ese dios encarnado que muere eyaculando
vida, sembrando a otro cuerpo abierto a esa lluvia de
pequeñísimos demonios. El esperma simboliza la regeneración
de la semilla, tomada en forma enmascarada sobre aquellos
corazones demandantes, de quienes asumen a los animálculos
como ya dice la mitología egipcia: El que llega a ser por sí
mismo. Diríase que la función hermafrodita como ser
autocreado, se desarrolla con extraordinaria plasticidad bajo la
condición social de que fuese mujer, o como intersexual
ambiguo en el caso de no presentar o aparentar protuberancias
hipertróficas. La cuestión quirúrgica es un eufemismo
restaurador de los caracteres en relación a la determinación
sexual o judicial para los cambios de nombre. Lo sustancial, más
allá de la transcendencia de su deseo es que una persona que
nace con órganos sexuales, cuales sean, no tenga que ser
calificada o rebajada con la palabra intersexualidad, a costa de
renunciar a un género no neutro, sino en esencia hermafrodita.

Médicamente se considera que hay hermafroditismo cuando


hay una discrepancia entre los genitales internos y externos,
pero quién necesita la opinión técnica y plana de quien no siente
ni padece en carne propia esta particularidad de la naturaleza.
Que se sepa, esta no viene de fuera ni se provoca por consumir
nada sospechoso, como tampoco hay que tirar de archivo para
comprobar su permanencia en el tiempo. Un concepto como
hermafrodita, no deja de ser eso, una definición semántica que
aceptará quien quiera, pero que lamentablemente no es objeto
de respeto real ni de entendimiento. Por tanto, siendo realistas
hemos de reconocer que las particularidades de la anatomía

50
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

sexual38 también es parcialmente un resultado que determina su


fenotipo sexual, no su identidad final. Lo interesante es abrir la
categoría de "hermafrodita" con variantes sexuales, tanto como
materialmente metodológicas, pues la conducta sí que es algo
determinante a la hora de una validación intelectual, social, y
política. Aunque no hay que recurrir al imaginario para explicar
la variante corpórea, incluyendo la variante sexual, basta con
atender a conclusiones tan confusas y obviamente incorrectas
sobre lo que por defecto técnico se sigue considerando una
anomalía bipartita.

La variación en la diferencia que nos ocupa, en la práctica


no es imprescindible contar en el perineo con un foramen
intermedio, así como un útero cuando no habrá una función
reproductiva. En específico, variantes intersexuales por su
etiología multifactorial subrayan lo difícil qué es establecer lo
raro39 frente a la simpleza de considerar “macho” por poseer
un complemento cromosómico de 46, XY que permite la
diferenciación de la gónada indiferente en testículo que a su vez
permite la producción de la hormona testosterona. En mi caso,
y sin contravenir el ímpetu de esta hormona por estar en
erupción durante años, eso sí, en comunión con una vulva
desconocedora de mi deseo por arrebatarle su esencia, cada
eyaculación frustraría esa unión espiritual al separar los cuerpos.
No por ello, me identifico con ninguna luna ni con fuerza
descomunal al uso, pero si considero a Eros un ser completo
afín al mito de e Aristófanes, que por su bisexualidad como
vector de mediación y la persistencia, ha sido esencial para tratar
al hermafrodita en Dalí, de la nostalgia de la unión permanente

38 Colombo, De cuestiones anatómicas (De iis qvae raro in anatome


reperivntvr, LIBER XV, De re anatomica, Venice, 1559, pp. 256- [262]-169
[269])
39 Jorge, J. C.; Echeverri, C.; Medina, Y. y Acevedo, P. 2008a "Male gender
identity in an XX individual with congenital adrenal hyperplasia", en Journal
of Sexual Medicine, vol. 5, pp. 122-131.

51
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

que el recuerdo de su antigua naturaleza. En las Metamorfosis


de Ovidio aparece el mito de Hermafrodita, donde la
ambisexualidad adquiere su significado más interesante y su
expresión más lograda.

El hermafrodita o andrógino inspiraba un terror sagrado,


por ser un híbrido, es decir un monstruo que transgredía, no el
orden natural, pero si divino, al confundirse en él los límites del
género. Frente a esta maldad bíblica de asociar al sodomita y al
hermafrodita por contaminación con las leyendas medievales,
hay que condenar éticamente a un judeocristianismo hipócrita,
machista y psicopático, ya sea por su ignominia, por su falta de
argumentos y sobe todo por su absoluta carencia de
humanismo. A esta saga de represores hay que situarla en el
lado de los verdugos y despreciarlos con toda razón, en tanto
que, gracias a las corrientes heterodoxas, al gnosticismo, el
pensamiento alquimista, hermetismo, etc, no erradicaron de la
faz de la tierra estos malditos fariseos. Afortunadamente, la
maldad llega a su fin sin obtener la gloria por inmerecida y como
al principio de los tiempos, el ideal monakhós, el “unificado”, que
reduce la dualidad a la unidad, completará el círculo viciado de
la vida. La figura del andrógino igualmente, revestida
nuevamente de sacralidad y, además, sublimada por la estética
del cuerpo desnudo como el sfumato irá borrando al mismo
tiempo las fronteras entre los géneros.

Cuando Dalí expone el torrente de imágenes mentales


estructuradas en torno a su bisexualidad psíquica, sus
variaciones intersexuales desafían la ley del género y, aunque
para hacerlo se escudó en el instrumento paranoico crítico y en
un retorno a la Unidad original. Vemos como desde el principio
de la dualidad estructura todo el sistema conceptual y lingüístico
en el área occidental judeocristiana, siendo un aliado perfecto
para interrogarse por todas las modalidades del travestismo,
sobre todo como se inscriben en los cuerpos. Y es que no es
creíble que del caos surgiera nada, ni dioses ni orden alguno, a

52
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

no ser que no se sepa de origen alguno y se tape con ese


desorden inicial. De cualquier manera, si hubo transición entre
seres perfectos, quienes integraban en ellos las polaridades
opuestas, hacia una “gran sección” como asevera el astrofísico
Hubert Reeves, la sensación caótica generó la diferenciación de
los sexos. Ese alejamiento de la divinidad cosmológica ha traído
la perpetuación de la especie menos envidiable de la creación y
una degradación continua y perversa, siendo la más cruel de
todas. Dalí valoraría la bisexualidad como vector de mediación
y la persistencia, esencial para tratar al hermafrodita, cuya
esencia y virtud de perfección, pone en entredicho toda
transgresión del orden. El hecho gnóstico es que el ser humano
sensible, desde los albores de la humanidad, al estar insatisfecho
de su condición incompleta, anhela por un estado de plenitud,
de armonización de las tendencias contrarias masculina y
femenina que lleva en sí.

La figura del andrógino, actualmente está revestida


nuevamente de sacralidad porque nunca perdió esa fuerza de
sublimación, conciliando así el ideal estético y moral del
platonismo con la fascinante personalidad ambigua. Los griegos
habían logrado crear la imagen de un hermafrodita perfecto,
verdaderamente bisexuado, hasta que el devenir de una, cada
vez más incipiente transgeneridad, intenta recuperar sus
fantasmas dalinianos, siempre metamorfosistas y por añadidura
su sexualidad con libertad. Siguiendo al referente surrealista, el
personaje de Geopoliticus40 es un hermafrodita de sexo
incierto, debido a la hoja de viña que lo disimula, un hombre-
mujer, madre y padre a la vez del niño al que lleva de la mano y
del nuevo Dalí por nacer. Esta metáfora que está por encima
de cualquier infografía cibernética, lo que nos lleva a reconocer
la presencia del doble entre las fracturas e incertidumbres

40 Véase la obra pictórica: Geopoliticus observando el nacimiento del


hombre nuevo (1943)

53
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

identitarias. Esa piel de mar lorquiana como representación


imaginaria del sujeto del deseo, de una presencia femenina
atrapada en un cuerpo vengativo, asediada por su doble
espectral. Desde aquel terrorífico desdibujamiento de las
fronteras genéricas, la diseminación y difracción del sexo
hibridan múltiples avatares que suelen moverse en el caos de la
indistinción primordial. Entre los seres híbridos ideados sobre
una cruz de coral, la erotización de la imagen rinde culto
exaltado a la estética del amor con unas perspectivas infinitas.

Una afinidad misteriosa de “sensualidad espiritual” es capaz


de desafiar una relación especular de simetría inversada
evocando la creación del mundo, en el que los papeles de la
pareja de opuestos se entreveran.41 En Dalí y los demás
sensitivos se da una síntesis entre la búsqueda platónica de la
belleza y el autoerotismo de la imagen propia, sujeto y objeto
de su propio deseo, de felarse incluso a sí mismo. No hay
onanismo cuando un esbelto efebo, de porte andrógino decide
que se trata del abismo mortal de la alteridad. El Narciso
daliniano sigue siendo creador de identidades que, a su vez
renacen de la reconquista del cuerpo. Su carácter fragmentario,
por otra parte, muestra la importancia vital de la parodia como
recurso para criticar la represión de las instituciones sociales. El
análisis, ya tardío, de una estética postromántica, nos hace
reconciliarnos con aquel espíritu de vanguardia al que recurre la
ambivalencia sentida por el mismo poeta. Eros y Venus son
venerados por la perfección de la Forma, mientras que la diosa
Ceres aúna forma y contenido, tal que el arte y la carne fornican
con la vida.

En deferencia a sus deseos, cada encuentro fortuito del


instinto con el ideal estético, es velado por el sumum del

41 Sócrates ya manifestaba en El Banquete: si el andrógino es superior a los


seres unisexuales es porque, al dotarle de ambos sexos, los dioses
acrecentaron en él la belleza y la virtud.

54
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

sentimentalismo y el recuerdo de esa unidad mística perdida en


el tiempo. Después de que la carne haya sido herida y
maltratada como evidencia de las exigencias de la religión y la
sociedad sobre la naturaleza instintiva, esta traición a lo más
básico de la naturaleza humana es consumada de manera
siniestra. No se censura la artificiosidad y el refinamiento, de
modo que, ante la frustración del deseo, el lenguaje del cuerpo
emerge de los intersticios de los extremos en su intento de unir
los dos lados. Bueno, aunque anhele la búsqueda de plenitud
de sentido ante mi diosa Afrodita, para ser una imagen del
deseo penetrante, la verdad morfológica del objeto proyectado
estaría representada mediante ese erizo de mar hermafrodita. Si
el subconsciente no lo podemos objetizar, alterando la
seguridad de nuestras expectativas no nos queda otra, que
dejarnos imbuir inconscientemente de una sublimación o
magnetismo a través de la lucidez expresiva. Somos como
duendes, que, partiendo de un imaginario colectivo, liberamos
al pensamiento en el que estamos naturalmente inmersos. Ser
hermafrodita significa, por consiguiente, la transmisión de
ideas, de pensamientos visibles, no de temas particulares o
simbólicos.

Las obras hiper reflexivas de Magritte han sido utilizadas


como instrumento de conocimiento, de manera muy visual y
sumergiendo la razón en ese deseo insondable de una emoción
estética. Ciertamente, vemos la importancia de la feminidad, en
tanto origen del descubrimiento del cuerpo y, por mediación de
éste, del misterio de la mirada y de la representación erótica de
la vida. Mi condición de género hermafrodita, en cuanto al
modo de exposición pública, finalmente guarda relaciones
pertinentes con las más variadas reflexiones filosóficas, sobre
todo a la hora de lograr adentrarse en la otra cara de la realidad.
Ciertas libertades, en tanto a las ideas recibidas, dan cuenta de
la visión de un mundo cargado de irracionalidad y, ante esa
evidencia, pues es lamentable que nuestra condición siquiera
cause algún tipo de extrañeza o representación delirante. En

55
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

este contexto, el pensamiento no aspira a crear la ilusión de la


realidad natural si tiene un carácter excepcional, lo que si
propone esta ecuación paradójica es admitir una realidad que es
pura ilusión, estructurada en base a nuestra limitada percepción.
Desde la perspectiva de la antítesis y la antinomia, la condición
hermafrodita, entendida como generadora de subversión
profunda, queda asociada a la noción de vida, ya sea por sus
connotaciones de erotismo y objeto del deseo sexual o, como
viene siendo mítico, una fuente de inspiración artística
pseudodivina sin necesidad de transcendencia.

56
5 DE MI SEXUALIDAD CATAMITA

Se considera que las frustraciones, así como los deseos


desviados, hallan también su cauce de expresión en las
representaciones del Surrealismo o del fetichismo. Ese objeto
de vida, que posiblemente no se pudo poseer, converge
idolatrado en la personificación del desagrado, y toma forma de
fetiche como venganza hacia lo amado. Estos impulsos
impúdicos responden a un mundo atormentado, al que se le
niega disponer de dicha belleza como propiedad. Así mismo, el
objeto erótico se extiende del propio cuerpo a la manipulación
de cualquier ofrenda a esa hada que acaricia un deseo
inofensivo y cauto. Las múltiples metamorfosis a que se somete
la mente, someten al cuerpo a un tratamiento objetual que sirve
de hilo conductor a propuestas estéticas y excitantes. En
realidad, nos interesa significar aquellas representaciones
abyectas desde la infancia, pero que cuando toman forma es
durante una juventud inquieta frente a díscolos procesos de
enajenación afectiva. En el mismo baremo hay que reivindicar
una masculinidad femenina que va conformando un horizonte
de inversión, en la medida que una persona experimenta
continuidad y al mismo tiempo puede diferenciarse del resto.

57
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

Lo descrito hasta ahora, toda vez que redunda en última


instancia sobre un imaginable salido de las sombras, alcanza la
última frontera de lo real, aquella que linda con ideas
arquetípicas, pero que mueve a rescatar lo confuso y, sobre
todo, lo indescriptible. Dada la singularidad hermafrodita, lo
que acontece frente a la prototípica narrativa binarista, ya
contiene una pedagogía, esencialmente de atracción erótica y
ligada generalmente a la feminidad. La cultura entonces se
convierte en otro ingrediente, supeditada a las condiciones
históricas de un momento determinado y a su vez, a la
variabilidad intercultural. Conceptuar alegremente un
constructo de identidad de género, no beneficia para sí mismo
en su género constituido culturalmente, ya que no traduce las
relaciones interpersonales más que estereotipando la conducta.
Una doble sexualidad se entiende desde una perspectiva
hermafrodita, pero debe ser la excepción de la norma, ya que
no aceptamos ninguna diferenciación, ni de género ni de sexo.
Mi identidad sexual lleva a una aparente contradicción asociada
con un constructo de género e identidad, pero apenas es una
característica genética, morfológica, fisiológica y estructural
básica. Simplemente sentimos en el cuerpo una ambivalencia
sumativa como resultado de una intersexualidad latente y
presente, con una salvedad: Podemos realizar ambas funciones
corporales y sexuales al mismo tiempo, pero sin ser bisexuales,
sino del todo y llanamente disexuales.

Recuerdo que en los años álgidos donde el cuerpo derrocha


sexualidad, mi conexión mística con la contemplación de la
realidad, en clave de Schopenhauer, me llevaba a olvidar mi
propio yo, hundiendo como última instancia la mirada en el
misterio. Magritte ya nos alertaba de los peligros que entraña el
pensamiento racionalista al alejarnos de lo inaprensible y de la

58
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

búsqueda del misterio.42 Por mi excepcionalidad, la identidad


no es que desapareciese simplemente, se servía más bien de la
pintura para disfrazarse como un cuerpo fragmentado y
distorsionado, desposeído de certezas en favor de lo
irreconocible. Mientras eyaculaba ideas sobre el lienzo
quebradizo, postergaba el encuentro con el verdadero sexo,
inicialmente insatisfecho tras unas cuantas penetraciones a
mujeres, de súbito desconocidas y con ansias de dominación,
en el caso de ellas. En ambos géneros he ido percibiendo la
misma falla, empobreciendo así el acto sexual como algo casi
voyeurístico, donde cada cual esconde una confusión en sus
comentarios libidinosos. En este existencialismo sexual, mi
malestar iba derivando esta mirada cosificante hacia el
transformismo sartriano, donde mi cuerpo iba muriendo al ser
mirado por el Otro. Un sentimiento de privación de identidad
y libertad se tornaría híbrido, vaporizando una consistencia
carnosa en plena metamorfosis. Había trastocado la materia sin
saberlo entre distintas realidades de lo efímero y lo
imperfecto,43 inexplicablemente para esta razón humana.
Foucault lo expresa diciendo que, en lugar de mezclar las
identidades, resulta que la similitud tiene el poder de quebrarlas.
De manera que, la posición modelada que la persona tiene
sobre sí misma parece aludir a un movimiento de liberación del
peso de la materia.

Así pues, el mayor delirio identitario se refiere a la aspiración


de la inmortalidad del género tras la escisión de la propia
corporalidad. No hay vida que no sea sensible sin cuerpo, sin
carne, en el límite de lo visible. Es cuanto menos curiosa, la

42 Magritte se servía de la pintura como simple instrumento para


confeccionar imágenes que nos ayuden tanto a conocer el mundo como a
cambiarlo.
43 Para Baudelaire; El alma aspira a la Plenitud del deseo en este mundo
donde el Espacio y el Tiempo nos limitan; por eso estamos desterrados en lo
efímero y lo imperfecto.

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DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

veracidad de la autenticidad en el reino de los placeres, cuya


composición y volumen de los cuerpos desnudos em el arte fue
elevada a la categoría de norma. Pero si los objetos, conforme
al simbolismo preexistente, pierden su identidad para realizar
una representación con la realidad susceptible de una misteriosa
existencia, lo que se trata es de resaltar sus cualidades ignoradas.
Cada fetiche es una evidencia simple en un mundo complejo,
olvidada a causa de nuestra intimidad44 y rescatada con
perplejidad dadaísta al sobredimensionar su ordinariez. A veces
basta con poco, para hacer misterioso un objeto conocido y
conferirle la falsedad habitual de la sublimación, aludiendo al
triunfo de lo irracional como una especie de advertencia para
no dejarse dominar por una realidad aparente. Esta
desconcertante subversión, cuando menos, tiene que ver con el
propósito de dotar al mundo real de un sentido poético o,
sexualmente metafórico.

La diversidad sexual es prolija en sus prácticas afectivo–


sexuales con respecto a nuestros deseos, ya que, como una
inclinación natural, esta realidad ha condicionando nuestras
percepciones de lo legítimo. Las identidades minorizadas
cuestionan la idea de una única sexualidad ideal, simplemente la
han incorporado en un enfoque de derechos, salud integral,
acceso universal y una perspectiva de género y salud pública.
Mi posición al respecto pasa por rechazar cualquier entorno
intimidatorio, así como identificarme en asunción de quien
habitualmente prefiere una relación insertiva, o sea que siendo
hembra en la cama se equilibra mi personalidad dirigente. Tras
haber dado rienda suelta a una tetosterona caprichosa y molesta
por su persistencia, y no haber encontrado a esa parte
complementaria de las expresiones multiformes de la identidad
sexual, la transexualidad apareció como alternativa buscando
contribuir a una puesta en común. La disforia de género

44 Bosmans A. “El conocimiento del mundo”. En: Escritos, op. cit., 425-426.

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DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

remarcaba una comprensión aparente de esa necesidad


novedosa de ser la parte femenina, no se si, para contrastar o
corregir alguna definición identiaria. La realidad es que
después de llevar lencería bajo el pantalón, la mano se dirigía
acariciando mi propio cuerpo, pero pensando como lo haría
esta vez otra persona. De acariciar a ser acariciada, el jaque al
empuje de Eros se producía a diario frente a un Espejo,
contorneando mi cintura hacia dentro e invirtiendo los
términos. Al cubrir todo el cuerpo con prendas femeninas,
hubo alivio a la propuesta de migrar de género, de ser tomada
por un cuerpo varonil y conocer la fuerza erectile sobre mi zona
genital, dispuesta a una hormonación total, aunque algo tardía.

Entre violentas contradiciones, el cuerpo ya sensibilizado


se revelaría susurrando mucha exigencia de deseos sexuales
intensos, más allá del fetichismo de los tacones y de objetos
delicados en su trasparencia. Cada vibración corporal
estructuraba un pensamiento contenedor de la figura femenina
en las sucesivas resignificaciones vitales. De una estética
obsesiva de aniquilamiento varonil y ensalzamiento femenil, la
identidad sexual parece decantarse hacia lo femenino como
solución frente a la imposibilidad de simbolizar esa expresión
genital en un cuerpo equivocado. Comenzaban los estímulos a
demandar traspasar esa maldita frontera biológica, eliminando
por completo el vello, al ajustar la cintura y encorsetando
nuevas líneas de pensamiento. Todo se desvanecía lentamente
buscando las intersecciones entre categorías y conceptos
subjetivos, aunque era constante la admiración por la belleza
femenina en todas sus variantes. Cualquier identificación
sexuada con aquellas eyaculaciones tan efímeras me sigue
pareciendo molesta, demasiada concentración en un instinto
animalesco, que no de lejos se parece a lo que iba a
experimentar en toda la transición hormonal posterior. No
recuerdo los momentos habituales de ruptura, pero si de
aquellos esenciales que intentaré documentar vivencialmente.

61
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

Los primeros momentos y sus pulsiones de destrucción,


apenas se enmarcaban en la emoción erótica a ser descubierto
con prendas femeninas en la última planta, donde dormía,
pintaba y soñaba con tener ese cuerpo deseado. Cada rincón
recogía el sentido de la percepción consciente de ser mujer, a
partir de ese momento y terminar convencida de ser ante todo
de género y sexo hermafrodita. La pared rosa con sus
oquedades vulvosas, en las que descansaban símbolos de
integración yoica, a modo de fondo recopilador feminizante,
seguía alimentando las transformaciones anatómicas, para
poder integrar la bisexualidad psíquica. Aunque tenía un horror
consciente de ser hombre, albergaba un deseo inconsciente o
preconsciente de serlo en la cotidianidad tan burda y ajena a mi
mundo interno. El passing ha sido un recurso para ir tirando y
jugar a doble cara, mediante un sexo odiado y el otro idealizado
a nivel consciente. Otra cosa es la asunción de una identidad
paradójica, ambigua o intermedia, ya que subjetivamente la
incorporación del género resulta particularmente significativa
en los debates sobre la identidad sexual desde la perspectiva del
psicoanálisis. En cambio, a nivel bioético, la condición
hermafrodita goza de toda inmunidad proveniente de los
procesos identificatorios de la fase simbiótica y del hecho que
tuviese una blanda tendencia al travestismo o un deseo
incontrolable de ser femenino. Progresivamente, una gran
potencialidad creativa iría feminizando las razones y todo
cuanto desbordara una sexualidad exhibicionista y transgresora.

El sexo es dual, tanto por la reproducción sexuada como


por su simbolización humana, enigmático hasta alrededor de
los quince meses, visible en el adolescente por una decantación
personal, siempre singular, de sus resignificaciones, fantasmas
y defensas complementarias. Antes de los treinta años se iba
construyendo una membrana envolvente “de carácter
femenino” anterior al reconocimiento de toda diferencia de los
sexos, supliendo la emasculación por la autoconstrucción de un

62
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

cuerpo cohesionado, Y de golpe, al llegar a casa y visualizar una


escena porno, en vez de coger un miembro en erección,
curiosamente y por primera vez inadvertido, la necesidad fue
agarrar un palo de fregona e introducirlo analmente en este
cuerpo resurgente. Inexplicablemente se había excitado esa
zona genital, silenciada desde su nacimiento, y de manera
sorpresiva un nuevo placer apareció en cada movimiento,
sintiendo como entraba en esa profundidad ardiente. Había
sido desvirgada por un objeto y avisada de que no sería
suficiente, la mente fue hilando una relativa autosuficiencia, así
como imaginando como sería una penetración real en ese otro
estado.

La primera experiencia pasó inadvertida porque un


argentino tenía un tamaño similar a un dedo anular y solo sentía
el calor sobre mis nalgas, ya feminizadas y preparadas para un
nuevo modelo de praxis sexual. Era algo que contrastaba y daba
forma a otra sensación inesperada, cuando en un primer plano
de la película Calígula aparecía un pene erecto y una boca
succionando ante mis ojos marinos, despertando una nueva
forma de deseo. Quería ser ella con un miembro en exclusividad
y hacerle tan feliz que quisiera entrar en mi ano con la misma
pasión de la escena. Sin duda, el mundo había girado 180 grados
con gran entusiasmo y a punto de caramelo, en tanto que un
tercer momento crucial, hermoso y super emocionante cuando
me afeité las piernas y en plena desnudez sentí un frescor
propio del paraíso perdido, así como una necesidad imperiosa
de enfundar unas medias trasparentes. Un momento glorioso y
hasta casi transcendente, que culminaría con la inmediata
hormonación y la maravillosa e incalculada sensación de un
naciente pecho, hipersensibilizado con cada roce. El telón se
había corrido adhesivamente para neutralizar el dolor del
pasado ante un devenir precipitado a un abismo irrenunciable.
Y es que la emergencia de una mente consciente conduce a un
mundo de creaciones inexistentes y, por consiguiente, a una
ruptura con respecto a los mandatos de la evolución biológica.

63
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

La duda siempre estuvo marcada por los reordenamientos


de pulsión sexual, que a esa temprana adquiere un carácter
eminentemente sexual y su relación con la alteridad. Se daba
una emergencia o dualismo pulsional como una fuerza
destructiva la singularidad y originalidad del pensamiento. La
corriente alterna seguí siendo precursora de la teoría de la
represión, aunque resbaladiza ante escenas polimorfas de
seducción psíquica. Luego, múltiples fantasías sexuales
redundaban en una sola noción de perversión, confundiendo
algo tan sencillo como los caracteres de las excitaciones
provenientes del cuerpo. Había una defensa psíquica en cada
eyaculación, como si se fuera en ello, parte irreparable de una
investidura de la libido, pues yo quería que ese semen se
conservara internamente a toda costa. Esa esencia, a modo de
fragmentación pulsional, se perdía y con ella las ganas de seguir
siendo un miembro masculino, queriendo quedarse fundido
entre la vagina de una amante para sí ser un solo cuerpo.
Recuerdo perfectamente como predominaba ese deseo o
querencia, la de apropiarme del alma misma de aquella mujer,
en la infancia de sus prendas y ahora de su sexualidad y cuerpo.
Además, la admiración por la feminidad era sobresaliente al
envidiar de ese cuerpo, su piel, sus formas corporales, sus
sensibilidad y sexualidad y esa capacidad de retener dentro de
ellas todas las pulsiones de un miembro eyaculando en mis
entrañas. Quería ser acariciada como ellas, pero para ello
tendría que tener sus cualidades físicas, razón por la cual
aparición la posibilidad de hormonar tales sentimientos.

Sin duda, la estabilidad del yo hacía aguas, al estar


inicialmente, profundamente integrada en una problemática
sexual, cuando el conflicto psíquico abarcaba la dualidad
esencial entre fuerzas opuestas. Ya, entre la oposición de la
libido del yo y la libido del objeto deseado o proyectado, lo que
estaría incluido en el campo de la sexualidad, de alguna manera
también era plasmado en cada pintura e idea estética. Por ello,

64
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

hasta que no recibí una penetración, la sexualidad estaría


restringida al campo de la ligazón en el ámbito meramente
psíquico. Se abría una situación antropológica, justamente a
partir de la experiencia inconsciente y originaria de seducirse a
sí mismos. Y como no era inmune a la erogenidad del cuerpo,
más allá de lo sexuado, lo adulto y lo infantil a instancias
psíquicas, no han podido desinhibirse de una preconsciente-
consciente e inconsciente seducción generalizada. Los
contenidos excitantes, lejos de ser designificados, lo que vienen
haciendo es subvertir la pulsión sexual como una falla de
autoconservación, en cierto modo, del aparato conceptual
freudiano. Cuando asumimos una intromisión en nuestra
sexualidad, no puede ser fácilmente identificada como de varón
o de mujer, pues estaríamos divagando con las ideas de que el
género es un fenómeno que no se describe de forma adecuada.
Lo relevante se refiere a otras características no observables,
pero que enmascaran probablemente un sexo verdadero.

Tras haber tenido conocimiento de que la conformación de


lo femenino como una condición de falta, lleva a los médicos a
asignar como mujeres a 90% de los bebés anatómicamente
ambiguos mediante la eliminación de tejido genital, me angustia
el no haber estado en esa circunstancia. Ahora lo digo con
conocimiento de causa, preferiría tener un clítoris sensible
dentro o encima de una vulva perfectamente diseñada. El hecho
de haber eyaculado y sentido placer al penetrado a un bello
cuerpo de mujer, lo que me haría feliz del todo es invertir los
términos y sentir a través de una ínclita vagina el bombeo de un
pene que lleve la voz cantante, hasta recibir esa lava blanca en
el fondo de mi ser. Ahora entiendo que no me gustara eyacular
semen, pues al ser penetrada analmente y recibirlo, la sensación
de haber sido conquistada es equidistante de conquistar esa
sustancia divina o manantial de vida. De vez en cuando
prevalece la idea de una disección de la corpora, apareciendo
con ello un clítoris que se pliega como las tablas de una falda y
retrocede a una posición oculta tras el monte púbico. Mi

65
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

feminidad arcana es la única versión disponible en estos


momentos, pues la hormonación ha dejado fuera de juego la
funcionalidad viril, pero que pudiera resucitar tras un periodo
de reducción estrógena. Por ahora, mi apéndice genital sigue
siendo inadecuado, de cara al registro y reetiquetado como las
lesbianas de los años 70, una forma superior de seres
incontaminados por la energía de los hombres.

Dado que mi hermafroditismo, lejos de ser una agonía


emocional, sino una inspiración divina en la tierra, cuya epifanía
personal es representada por una experiencia silenciada e
invisibilizada hasta ayer mismo. Si San Francisco es la meca
queer, mi espacio vital se expresa mediante textos encarnados
por algunos espectros del deseo, confrontando las veleidades
transgenéricas con la euforia estética de una belleza intergénero.
El concepto de género no incluye un estado biológico, pues
remite a la cuestión de reconocimiento íntimo, es decir, como
dice Diamond: la sexualidad es determinada por el cerebro.45
Como sujetos al azar de la temporalidad y sus caprichos, la
alternancia de la ambigüedad genital y la ambigüedad sexual, no
está exento de promover la satisfacción de las necesidades
vitales con un dimorfismo intermedio. La preferencia sexual
depende de neurocircuitos organizados perinatalmente, y en
este caso, al hermafrodita se ha de estimar su sexo en función
de cual parezca prevalecer.46 Por ejemplo, feminizar el nombre
no tiene nada de anormal, como tampoco su carácter asexuado
significa renuncia alguna. En ese sentido, el haber deambulado
en los albores de la intriga, a las personas hermafroditas nos
lleva desde siempre a una actitud sexual más intensa.

45Diamond M, Sigmundson HK. Management of intersexuality: guidelines


for dealing with persons with ambiguous genitalia. Archieve of Pediatric and
Adolescent Medicine. 1997-b; 151:1.046-50.
46 (Ulpianus libro 1 ad Sabinum) Quaeritur: hermaphroditum cui

comparamus? et magis puto eius sexus aestimandum, qui in eo praevalet.

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DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

El fetiche de lo oculto y lo aparente, cumple con esa


expectativa de lo que “no se debiera ver” pero que se desea por
lo mismo. Nuestro cuerpo hermafrodita, sin ir más lejos,
ostenta la categoría de fetiche, en tanto en cuanto, no entiende
lo naturales que somos, pero que al identificarse disexualmente,
su alto sentido tabú, surge espontáneamente e incluso antes de
que la voluntad inicie su función moderadora. Ahora bien,
como la elegancia es la manifestación del espíritu en la
materialidad de la acción,47 un exhibicionismo del cuerpo bajo
cánones estéticos sería una variable eficaz para dominar o
instruir a los instintos. Ciertamente, no hay correlación entre lo
vivido y lo que sentimos inherente a la propia expresión de
género, porque es difícil desligar el erotismo que desprende una
persona de su capacidad para erotizar a otra persona. Nuestra
ambivalencia sexual genera vínculos afectivos con una
respuesta del cuerpo, de querer dar y recibir placer a otros
cuerpos, sean del género que sean. Esta libertad nos reporta
mucha satisfacción física y psicológica, por lo que después de
haber tenido relación con una treintena de mujeres, una
transexual, siete tríos y una cuarentena de personas fálicas,
habría de considerar que no se me ha garantizado una respuesta
automática de deseo sexual. Lo que si puedo garantizar es que
ha sido mucho más que una relación sexual; por supuesto
deseadas siempre, hasta reconocer que, sin este abanico de
prácticas antropológicamente íntimas, me imagino una vida
ultra rutinaria, aburrida y carente de toda expectativa científica.

Mirando con alegría el recorrido sexual durante dos décadas,


dando rienda suelta a la insinuación y la imaginación, inclusive
asumiendo aquellas no destinadas a ejecutarse, la verdad es que
al recrear en la memoria su iconología, el escaso morbo de lo
desconocido y el ansia de perfeccionamiento amoroso o

47Iñiguez, J. A. en Belleza y elegancia, Madrid 1975. Solo que nosotros no


podemos censurar ningún tipo de belleza.

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DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

simplemente sexual, diría que reivindicaría, seguramente que,


con razones sobradas, su persistencia en el tiempo y forma. Más
que aprendizaje, la necesidad biológica para mi entendimiento,
fue promotora de una ideología hermafrodita de la sexualidad,
que viene a ser como sucede algo demasiado diferente en un
mismo cuerpo, poco sobreexpuesto. Entonces, diríase que mi
ideología de género cabe definirla como Hermafrodita, pero
más que intersexual, será reconocida tarde o temprano como
disexual, debido a que físicamente he asumido mi cuerpo
femenino. Esto significa que al realizar sexo con un varón
ejerzo de mujer y al estar con una mujer hay un sentimiento
lésbico de fusión de dos almas femeninas, pero bajo un
comportamiento residualmente masculino, por ejemplo, al
penetrar y sellar esa fusión con una eyaculación simbólica. En
mi caso hay una resistencia a pertenecer en la intersexualidad
por ser meramente funcional, no esencial ni concreto, ni parte
de una pluralidad de géneros, construidos sobre la base de la
autopercepción. Reseñaría que nuestro propósito sexual es tan
determinante como el de cualquier persona, pero como una
expresión más de la identidad de género. Así como lo específico
nos diferencia por tener una combinación anatómica de
elementos erógenos, ya sea senos y un pene retraído, etc.

Por una parte, ya se reconoce en el derecho general de la


personalidad la protección de la identidad de género en cuanto
constitutiva de la personalidad individual, o sea que, que se
percibe a sí mismo como perteneciendo a un género que “va
más allá” de lo masculino o femenino. Si habiendo nacido
hermafrodita en un cuerpo masculino, de cintura femenina y
sensibilidad caída en desgracia por no haber hormonado este
cuerpo a tiempo, nunca me resigné a la brutalidad masculina ni
a la perfidia de envidiar en demasía a la anatomía de mujer. Pero
es ahora cuando al abrir los labios dobles de mi memoria, que
caigo en la cuenta de que cualquier género, lo único que
evidencia es una posición social refrendada, mientras que mi
disexualidad es tan natural como el color del cabello. Es más,

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DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

aunque pudiera parecer retorcido, si en la pubertad no me


dejaba la tetosterona de ver a la mujer como fetiche con una
excitación minimalista; hoy solo contemplo es ese mismo
cuerpo como objeto de culto. Es decir, me gusta acariciar solo
a una mujer muy femenina, además de querer meterme en ella
y poseerla espiritualmente para sentir a través de ella. Esto
explica que me atrae su físico, no su sexo, lo que evidencia mi
carencia vaginal y ese flujo que daría lo que fuera por tener en
mi cuerpo. No obstante, en la penetración anal siento y percibo
mi feminidad campando a sus anchas en la retaguardia de una
sodomía consentida y placentera, recogiendo como fruto
diversas hormonas euforizantes y de selenio como suplemento
vitalicio. Durante el acto sexual es muy placentero degustar un
trago exquisite, pero sin derramar nada del placer de un fuego
avivado y ardiente, mientras se desvanece en el interior de la
piel ese sabor silvestre. En esta simbología de cambiar nuestro
cometido de objeto deseado (ser pasiva) a ser cada vez más un
ser deseante, es decir, desde una embriaguez emocional por
descubrir aquello que deseamos como hermafroditas.

Algunas investigaciones hallaron que los bisexuales


reportaron excitación subjetiva ante ambos sexos, algo que
suena a eufemismo, ya que la verdad invade una vida, y esta
parece empeñarse en su diversidad de experiencias. Llegado el
momento glorioso de la eyaculación, donde se mide el valor de
los gestos lascivos, sonoros jadeos y el deseo total de la lujuria,
mis recuerdos convergen al unísono con gula, sorbiendo y
tragando la esencia de una virilidad vencida y conquistada.
Aunque no dejó de ser igualmente vibrante, entre otras
regresiones, la felación que le hicimos a un pene firme entre mi
amiga Laura y mi boca, una a cada lado. Estas cosas se hacen
una vez en la vida porque conforman el diseño de toda una
fascinante introspección. Estas figuraciones son una parte de
su propio ser, totalmente conectada a la tierra, además, refleja
la dualidad de caracteres sexuales femeninos y masculinos
como criaturas sexualmente privilegiadas. Después de haber

69
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

hecho tríos con matrimonios y en una ocasión con dos


hombres, mi feminidad representa una amalgama de la belleza
de la mujer y el grado de conocimiento de las pulsiones viriles,
como una figura atractiva, idealizada y positiva.48

Un excelente símbolo para usar cuando se explica la unidad


y la diversidad de la vida es un arco iris, cuyo símbolo ondea el
espectro de unidades no divididas, para explicar el valor de un
sistema o integridad de la vida y la diversidad. Estamos
invitados a conocer y conocernos ante las nuevas posibilidades
que abre el progreso, aunque cuesta aceptar que un científico
pueda afirmar que el debate sobre la dignidad humana y el
respeto de la vida ha producido ya demasiada confusión. Esta
definición desencadena de inmediato una visión conflictiva, en
tanto que los requerimientos de diseñar nuevas situaciones haya
de normalizarse, o sea, de disfuncionalidad. Más complejo aun
ha sido el intento de expresar cuestiones tan íntimas como la
sexualidad, por lo que conviene de enmarcarla por los
mecanismos de compensación estética que desarrolla. Esta
imagen antropológica caracteriza la condición humana desde
una fragilidad ejercida por la complacencia social. No obstante,
la ideología de género no se puede basar en conocimientos
científico-antropológicos, sino casi inadvertida e indiscutida,
pues la postura más inteligente es una discreción elegante,
sensual y hermafrodita.

48 https://www.quo.es/ser-humano/a51696/hermafrodita-romanos/

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DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

CONFIDENCIAS DE UNA MENTE


LÚCIDA

LA TAREA
La tarea de género permite romper con la idea de sexo como
algo estable e inmutable, no íntimo o erótico, y hasta de que la
sexualidad sea un pilar de la relación. No debemos olvidar que
la pareja en este caso, también significa actitud e iniciativa, una
especie de complemento esencialmente radical. No solo lo queer
asigna una categoría desde fuera para señalarte, cualquier
persona progresista puede encontrar divertidas las tendencias
naturales del ser humano. Mientras que un buen número de
debates y estudios pierden el tiempo con una utopía colectiva,
otras relaciones certifican que los modelos, simplemente están
cambiando. Se habla de poliamor, no por ser algo tendencioso,
en todo caso, surge ante una carencia importante de
conocimiento del cuerpo y sus estímulos. Las redes sociales
acaparan toda la oscuridad emocional y se abre la posibilidad de
cuestionar lo establecido, con un sentido exagerado de las
consecuencias en una sociedad sobreanalizada. Queremos la
libertad sexual disfrazada de duendecillo para colarnos en cada
alcoba inaccesible, pero que, con la recompensa placentera, se
inicia el círculo de pulsión erógena.

71
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

Amar la naturaleza desde la erótica es un ejercicio supremo


de humildad, donde la razón queda amenazada por la práctica
de modelos erráticos, ya que hemos de respetar nuestro cuerpo
y sus innumerables maneras de manifestarse. Cada pensamiento
crea su propia biografía erótica, pues en un sentido demasiado
agudo de la brevedad de la vida y sus tentaciones, un buen
balance afectivo requiere apertura mental. Por encima, ya de
cualquier otra cosa metahumana, la presencia hermafrodita en
la historia, además de poner en jaque a, este pequeño trabajo de
investigación, puede comprenderse como una actividad o
relación bis a bis. A lo largo de la lectura se hace referencia a
una marcada diferencia sobre sociedades matriarcales, aspecto
que a lo largo de la mitología sería la fuente de la locura en los
rituales, como para hacer llegar al éxtasis. Tras esta reseña
controvertida, que nos remite a la simbiosis entre las primeras
Ménades y las mortales Bacantes o Basárides, en diferentes
grupos rebeldes. Con la aparición de Orfeo, discrepante de todo
exceso y cuyo origen se encuentra relacionado con el culto al
dios Apolo y con la reencarnación, el único camino de
mantener el alma, era mediante la conservación de su estado
puro. Este referente mitológico viene a colación para restaurar
una deidad asociada a la libertad de expresión y los derechos
inherentes a la mayoría de edad,49 o sea a la capacidad de
determinación personal.50

Las gónadas, las hormonas y el aparato reproductor interno

49 El patronazgo de Libera como satírico, afirmó los derechos plebeyos a la


liberación extática, la auto-expresión y propio de mentes volubles (leuitas
animi) en forma de teatro subversivo con determinadas formas de
desobediencia civil.
50 La Organización Internacional de Intersexuales defiende que el verdadero

sexo del menor esté determinado por sus propias percepciones psicológicas
internas y que el derecho de la persona intersexual individual a afirmar su
propio sexo sin ninguna interferencia médica o gubernamental sea un derecho
humano básico.

72
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

a la hora de determinar el sexo de una persona, apenas sea más


que una simple conjetura, pero toda asignación debe contar con
el convencimiento de dicha individualidad.

Se dice que la interpretación de un emblema debe comenzar


por tratar de comprender la naturaleza simbólica, y en el caso
del Amphitheatrum sapientiae aeternae de Heinrich Khunrath,
cuenta con influencias de la Cábala y el cristianismo. Esta
interpretación grabada del hermafrodita o andrógino por este
autor representa la sublimación del alma, es decir, una alegoría
filosófica, cuya finalidad es llamarnos a conocer la naturaleza,
el mundo o la verdad, a través de la sabiduría bíblica. Este saber
ha sido defenestrado a través de los siglos, pero sigue siendo
una realidad que simboliza los cambios internos del cuerpo y el
alma humana. El cielo representa la pureza y perfección divinas,
aunque este cuerpo etéreo espiritual, si en su momento dispuso
del hermafrodita como elemento crucial del proceso alquímico,
hoy nos basta con el reconocimiento de la identidad del género
hermafrodita y su significado andrógino, queer-cuir y sustancia
de todas las almas, sin distinción de individualidades. Mientras
el alma no quede libre de las concreciones y contradicciones
interiores, nuestra condición se verá hurtada a la vista. Sin
embargo, la representación del alma en su estado primitivo nos
da un poder para transformar nuestra materia prima desde esta
dualidad que nos caracteriza. Si la Tierra ha sido llamada
nodriza del hijo de los filósofos, un alma hermafrodita51 es, por
consiguiente, el vientre en el que vive y se alimenta una forma
de caos en su totalidad.52

51 El hermafrodita es el resultado del fuego que calienta el atanor, ya que


representa la unión perfecta y armónica de todas las cosas.
52 De aquí que el hermafrodita, entonces, también se encuentre en la materia

prima, pero de manera oscura y fría. Solo el calor del fuego filosófico permite
su aparición y lo lleva a la blancura. Después, con un fuego más intenso,
llegará al color rojo, el fin de la obra (v. Emblema XXXIII en Maier, Michael,
La fuga de Atalanta, Atalanta, España, 2007, p. 220)

73
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

En definitiva, tras haber pululado por cánones sexuados,


entre una masculinidad sensible al transformismo imaginario y
un travestismo aficionado, antes de iniciar un proceso
hormonal, en principio con una finalidad transexual, luego con
la aseveración transgénera y una realidad andrógina. La
conclusión es que mi intersexualidad ha ido decantándose
inexorablemente por anular progresivamente los receptores
hormonales originales y alcanzar el propósito de enmienda con
un cuerpo feminizado sin vello corporal, senos desarrollados
con estrógenos conjugados y la atrofia de un régimen genital
que ya cumplió una función inicial. Pero más allá de lo corporal
he de manifestar que asumo la variabilidad del desarrollo sexual
como un diseño natural, en consonancia con una filosofía no
binaria. Sin duda, apelo a la conciencia pública de reconocerme
íntegramente hermafrodita por encima de una ambigua
condición intersexual. En esa tesitura voy a relatar los
parámetros que me llevan a esa clasificación por pura
convicción moral y materialmente convencida de que la ciencia
es clara: el sexo no es binario.53xto del capít
ulo seis. Introduzca aquí el texto del capítulo seis. Introdu
1º ¿Cuál es nuestro verdadero género?

En principio hay que reconocer que este asunto en términos


de género es una sumatoria de características bimodales
generalmente asociada a diversos malestares.54 Ya vimos como
el andrógino es el momento más importante del proceso
alquímico, ya que implica la tan anhelada separación del alma
de su parte corruptiva, el cuerpo. Es un símbolo que da paso a
la sublimación inmunda de una dualidad regalada, no solo por
la naturaleza como principio y fin de todo cuerpo, sino que

53 Colangelo, J. (2017) The myth that gender is binary is perpetuated by a


flawed education system. Quartz.
54 Fausto-Sterling, A. (1993) How many sexes are there? New York Times.

74
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

conjugados y mezclados de nuevo, copulan esta agua nueva de


donde nace el mercurio filosófico.55 Al estudiar los diversos
factores que determinan el sexo de un individuo y las
posibilidades de todas las combinaciones de todos los factores
dentro del mismo individuo, más advertiremos cuan absurdo es
suponer que cada persona es un varón o una mujer estándar.
Cada persona es afectada en conformidad a las normas
establecidas, para luego, una definición esencialista clara y fija
de lo que es una persona binaria o intersexual. Entre los
intergéneros hay una posibilidad existencial, que en este caso
consideramos del lado de aceptarnos como hermafroditas sin
paliativos, cuyo privilegio no es otro que contar con ambas
proposiciones o variaciones sexuales.

De acuerdo con Miguel Ángel Márquez Gutiérrez, jefe del


Departamento de Genética del Centro Médico Nacional La
Raza, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la
frecuencia de la “ambigüedad genital” –término empleado en la
jerga médica– es de uno entre dos mil nacimientos en México
y el mundo. De estos casos, sólo el 1 por ciento corresponde al
llamado “hermafroditismo verdadero”, o sea, cuando ovario y
testículo están mezclados en una sola gónada. Existen varias
decenas de mutaciones del gen SRY que producen reversión
sexual como parte integral del mundo natural que incluye una
gran riqueza en la diversidad. Una hermafrodita en libertad
revive en la apariencia el mito de fecundar y al mismo tiempo
ser fecundada, embriagándose de la molicie erótica por tener
una sexualidad ambigua. Lo que trae al presente no es el origen
a partir del cual pueda construirse una continuidad, sino la
memoria de un pasado hecho de cualidades discontinuas que se
transforman siempre en nuevas formas, el momento en que la
ninfa y el hijo de los dioses están formando un cuerpo doble.

55 Helmut, Secretos de la alquimia. Orígenes, enigmas, doctrinas, símbolos,


rituales y misterios del mundo alquímico, Robinbook, Barcelona, 2007, p. 62.

75
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

Esta puede transformarse en lo más distinto de cuanto hay56


asustando la autonomía de los sujetos, razón por la cual la ley
tendría la obligación de acotar el poder irracional del deseo.
Hablamos de un empeño obsesivo en el que la teratología
demuestra que el hermafroditismo no es más que la fijación
definitiva de estos estados embrionarios,57 tras considerar
probado que nacía debido al detenimiento del desarrollo
embrionario en la fase anterior a la diferenciación sexual, quizá
el momento más lúcido y equilibrado de la creación. E

Ninguna figura sanitaria puede encerrar al hermafrodita en


una categoría fincada y desencarnada, negándose como sujeto
de goce. A estos intrusos y aprendices del conocimiento
chapucero, no le suelo regalar la atención más allá de la primera
estrofa. Prefiero sumergirme en la lectura del Hermafrodita
dormido de Fernando González, en busca de una autenticidad
afín a la causa con repetidas vindicaciones hedonistas. Se trata
de una obra que obedece al principio de sustracción, aprendido
en la escultura de Miguel Ángel, en la que prevalece un estilo
óptico, lo estético y lo sensorial. Nuestra fuerza visual, sin duda
que atrae la curiosidad en torno a ideas estéticas y un tabú
desposeido de religiosidad, donde la disexualidad que no es
propia recurre a la écfrasis poética. Somos cuerpos heredados
de las obras clásicas, cuyo ideal favorece su aproximación a los
valores plásticos y una sexualidad tan frágil como silvestre. La
belleza nos explica y nos invita al amor complejo desde las
emociones, en medio de una exaltación terrígena que respeta
las condiciones e indicaciones preexistentes de la materia.
Luego no hay mayor enigma que la experiencia estética para
dialogar con las obras, de donde surge un conjunto de formas
hecho unidad, la del significado indisoluble de dos conceptos.

56Calvino 1998: 25.


57Ramírez 1901: 96-97) Resumen de medicina legal y ciencias conexas.
Secretaría de Fomento.

76
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

La aproximación a un discurso subsidiario no aspira a sumar


verdades, la nuestra concentra su energía en cumplir con los
alcances intelectuales y técnicos, debido a la desnudez
argumentativa que venimos sufriendo en la demasía de los
tópicos y la retórica eclesiástica. En mi caso no me interesan
imágenes de orgías y nudos de cuerdas y arneses de cuero, sino
rescatar ese nivel de deseo álgido en ciertos momentos, pero a
la vez, me es indiferente que tan solo deseen eyacularme en
medio de un marco envolvente de lencería y sonidos sugerentes
y un tanto libidinosos. En el erotismo la forma de actuar, de
sentir, de comunicar, dar y recibir, como seres sexuados, se
relaciona con cualquiera de las identidades de género y sentido
sexual, pero va oscilando en función de estímulos y
circunstancias variables. Por eso es tan difícil mantener la
fidelidad y la coherencia y sobre todo la empatía, ya que a nivel
sexual se desatan celos y manías tan absurdos como el
propósito de ser marcados por una ideología. Puede haber
cambios tanto en preferencias como en intensidad, y por
encima de la aceptación incondicional, estaría el generar
bienestar personal y social, si es que tu cuerpo es compartido
con otros...

Dado que parece haber un gen mutante con cierto aire de


suficiencia, algo que permite a la moral la búsqueda del placer y
el alejamiento del dolor,58 pierde su sentido original frente a la
anarquía y la tiranía. Cuando se ejerce la libertad hay una
mediación proporcional, genuinamente entendida, de una
comprensión más profunda, aquella que representa la parte
menos conocida de la corporalidad privativa. En ese sentido,
tanto el arte verdadero como la persona hermafrodita sólo han
podido subordinar toda su actividad a la búsqueda del bienestar
personal y colectivo, a título de rebelión individual. A estos

58 Cfr. Jeremy Bentham, "An Introduction to the Principles of Morals and


Legislation", cap. I, y John Stuart Mill, Utilitarianism, cap. II (en ambos casos,
las traducciones son mías)

77
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

efectos el alcance del compromiso, de la creación simbólica y


erigirse como una probable imposibilidad fundamental. No hay
complacencia en considerar lo intersexual como una categoría
social construida, que lejos de padecer disforia alguna, lo que
refleja es la variación biológica verdadera. Lo que sigue eses
mantener el orden en el nuevo sistema definido por este
nominalismo y asegurar las fronteras con reflexiones y
preguntas sobre sus propias identidades.

Hay que reseñar que, cuando se habla de trastorno del


desarrollo sexual es por una ignorancia intolerable y el miedo a
confundirse o perderse tras el paradigma de la normalidad. El
objeto de la imagen está en la forma sustancial traducida en un
hecho físico, ante la contundencia de la conformación íntima
de los órganos y sus estímulos. La imagen hermafrodita clama
ser reconocida bajo la confusión de las apariencias, cuál es el
sexo que la naturaleza escogió, así como con las luces de su
saber y de su experiencia. Es gratuito dispersarse entre lo
femenino y lo masculino y, por tanto, resulta del todo
apropiado que retornemos a esa primera materia indiferenciada,
anterior al orden de la palabra. Por ello, digamos que la atención
es la fuente de estos estímulos primarios, cuyo dinamismo
fomenta la expresividad en las adaptaciones sensoriales. Si esto
sirve para entender la dualidad de la individualidad a modo de
variaciones de intensidad, entenderemos la relación del deseo
con la libertad. Para aceptar entonces la perfección, todo mi ser
necesita expresar como Pausanias un origen utópico o uranio y
el pandemos como algo natural de los bajos placeres sensuales.

Ciertamente, al igual que Euclides de Mégara habla de dos


deimon interiores, una mente hermafrodita al ser ambisexual
engendra al alma del mundo, dado que su amor innato le lleva
a crear la misma belleza en los cuerpos. Esta condición goza de
un fervor sobrenatural de la materia, usada rectamente en pro
de una variada semántica y de una encomiable erótica. En este
sentido la concupiscente Venus corrige con su benigno aspecto

78
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

el principio natural del deseo venerial, entre femeniles


miembros encerrada, pero ofreciendo unidad a la locura poética
de ese amor desenfrenado e idealizado. Desde la fuerza del
erotismo en la vida, que es el ferviente deseo de la lascivia, la
libídine dispone en ejecución el dulzor del orgasmo que a todos
atrae con suma diligencia. Por su parte, la Venus-Humanitas,
aunque tan natural, a tan ciego instinto transmite su silueta
inicial con e la sensibilidad, lo femenino, lo intuitivo y lo bello.
De modo especial la delicada belleza de lo femenino significa
toda una semántica platónica positiva, la de la Venus Urania, a
la que aspiramos desde una apariencia engañosa, y esto requiere
dar razón de cuanto testimonian los sentidos. Pues bien, para
hacernos visibles como fenómeno contamos con la evidencia
que, ante todo, es representada por una realidad innegable y
accesible a la experiencia como única vía de revelación.

El fundamento posible de reivindicar nuestra verdadera


afirmación como hermafroditas sexuales y de género, en la
medida que se trataría de algo incognoscible, por su naturaleza
inaccesible a una simple observación del conocimiento, pasa
por desenmascarar cualquier prejuicio en contra de cualquier
presunta realidad. Es decir, la apariencia o fenómeno puede ser
una realidad en sí, ya sea oculta como se presenta, porque mi
apariencia y mi realidad son una misma entidad perceptible por
un ontologismo empirista. En buena parte somos conocedores
de simplificaciones que, hasta ahora, apenas han sugerido
adecuadamente al valor inverso de las manifestaciones, más allá
de ahondar en expresiones imaginarias. Podemos asegurar que,
al cristalizar estas formas con otras exteriorizadas, no siempre
se entiende una ambigüedad vinculante a la noción de voluntad,
pues nos alimentamos de deseos individuales y a la obtención
del amor intersexual como sublimación del deseo. En cuanto al
sentimiento preferente y explícito por lo femenino, no elude la
complacencia de la otra parte, al recibir en nuestro interior a
otro miembro más viril, ya que lo hacemos nuestro.
seis. Introduzca aquí el

79
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

2º ¿Por qué no andrógino?

Quienes sumamos garantías cívicas respecto a personas con


preferencias sexoafectivas, sea sobre los propios o ambos
sexos, no nos cabe aceptar que contemos por definición con
ninguna clase de deformidad, por lo que no somos sinónimos,
sino hermafroditas reales por pura convicción. Hay un afán por
la totalidad y en esa posibilidad se descuida la presencia del
detalle que encarna la propia piel de modo exclusivo a su origen.
Así, encontramos todo tipo de hermenéuticas personales
navegando en la irresponsabilidad de planteamientos estériles,
y la causa es la asunción de lo real en términos mediáticos, a
expensas de cualquier sentido crítico. La normalidad aburre si
no se sostiene por la ausencia de reglas, de manera que la rutina
merma toda esperanza emancipadora, razón por la cual se nos
reprocha malévolamente nuestra doble condición, sin que
estemos por encima de nada. Según esta diferencia, en la
relación dual hay un diálogo social y erótico de existencia lógica,
donde cada fetiche baraja la opción de ser objeto significante.
Al desarrollar un deseo ligado a ser poseedor de algo, en el caso
de la prestancia andrógina, el orden simbólico difiere del
inconsciente hermafrodita, mucho más liviano y multiplicador
de criterios.

Podría asumir la androginia como una forma de permanecer


en el anonimato sexual, pero con este poder hermafrodita que
nos diferencia recorremos cualquier generidad, anulando su
poder deseante político. Nuestra matización queerness, más que
acomodar, lo que nos permite es traspasar cualquier meta
inhibidora al resultarnos ésta, de facto nociva. Tal vez sea el
deseo de libertad ligada a una acción subversiva lo que nos hace
discrepar de la cuestión andrógina. La cuestión principal es que
al impulso inconsciente le sumamos un componente estético,
tal como nuestra expresión genuina nos permite sobrellevar
esta dualidad, que insisto, nos es una bendición natural. Jung
decía que Eros es estar vinculado, y el sexo es tan solo una parte

80
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

demasiado íntima como para compartirla con cualquiera, por lo


que emulamos al mito platónico en cada fuerza fascinadora y
sugerente de nuestro cuerpo. La posición es clara, de la misma
actitud asumida como seres dualizados, devenimos un cambio
conceptual a nuestro favor como personas privilegiadas con
doble sexualidad real. La diferencia con personas bisexuales es
que ellas solo son de una clase sexual, que al estar con ellas son
viriles o lesbianas y con ellos son mujeres o gays, según el caso.

No es necesario ahora tener que restaurar la historia ni


desmitificar una tendencia que remita, a considerar que todos
los hermafroditas eran mujeres, como muestra el Treatise of
Hermaphrodites, publicado por Edmund Curll en 1718. En el
sexo se viste con el comportamiento, por eso, bajo la misma
idea se produce un modo de ligar el amor a lo patológico,
desconociendo el verdadero significado de la representación
que supone entregar el cuerpo y sus flujos a otro. Nuestra
capacidad sincrética ayuda a complementar esos espacios
melancólicos, tanto en casos individuales curiosos, como
aportando aire fresco a esas parejas descolgadas de la pasión.
En la actualidad el planteamiento tecnocientífico pone en jaque
la noción del deseo lacaniano, ya que la subjetividad perderá su
gran valor al globalizar algo como la sexualidad, o sea
contranatura. La categoría de deseable es una propiedad
inherente al objeto deseado, por ser no directo, sino sublimado
en la figura de Eros como única filosofía de la corporalidad. El
deseo es entonces constitutivo de la racionalidad suprema, la
cual no es otra cosa que el señorío del verdadero Ser, encarnado
en el amor por la belleza y la sabiduría.

La tonalidad que Sócrates precisa para definir a la locura


entre los mayores bienes, era una buena defensa de una
irracionalidad o manía que, no solo elogia al éxtasis y la
posesión divina, sino que en su palinodia de Fedro se apodera
de un alma tierna, llevada en un báquico transporte a la locura
poética. La manía erótica permanece en trance bajo una

81
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

posesión elevada del ser, luego será presa automoviente de sí


misma, hasta autogenerarse59 en una especie de ser y no ser al
mismo tiempo, ya que, lo relevante en ella es la síntesis de
poderes y energías diversas y contrarias. En la concepción
andrógina toda concordancia dialéctica es fruto de su naturaleza
dual, puesto que el interés por la mediación de la Belleza puede
ascender a una índole auténticamente incorpórea.60 Hay un
relativo desinterés al esplendor de una personalidad concreta,
que una hermafrodita en cambio realza, de modo que la pasión
es conveniente y sin perturbaciones. En nuestro caso es
diferente, no hay lucha por la hegemonía ni subordinación de
la experiencia erótica, aunque convergemos sobre lo que se
adquiere, pues no se identifica a su identidad particular, sino a
aquello que en ella se confunde con la unidad simple y
originaria.61

En realidad, no hay rivalidad, mientras que en la androginia


la alegoría del tiro del alma tiene cabida, provocada por la
naturaleza contradictoria de la corporalidad; en este especular
las personas hermafroditas partimos del reconocimiento del
otro en su mismidad y subjetividad. El cuerpo está anudado a
lo natural mediante el éxtasis erótico de la nostalgia, al cual en
su condición única excita la evocación de aquello que se
considera la vida óptima. Como meandros entusiastas nos
dejamos llevar por la libre corriente, puesto que somos capaces
de integrar las pasiones e ingenuidades sobre un cuerpo amante,
si bien idealmente hay analogías extensibles a niveles eróticos

59 En Banquete 204e ha dicho Diotima que Eros es “deseo del bien”, y


Guthrie afirma que ese es “otro nombre que puede aplicarse al
automovimiento del alma, y, por lo tanto, a todo movimiento y cambio en el
universo”. Véase Guthrie, W. C.
60 Crombie, I. M. (1979). Análisis de las doctrinas de Platón (vol. I). Madrid:

Alianza, p. 200.
61Gómez Pin, Víctor (1972) De usía a manía (Vino y éxtasis) (p. 43)
Barcelona: Anagrama.

82
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

más plenos y amplios. Del coito como anhelo por la unidad


perdida, en esa noche oscura del alma, la pérdida de su lado
Femenino y/o Masculino no integrado, sirve como impulso
final para iniciar su etapa de reconexión. Aunque al principio
nadie logre reconocerse, algo permanece irrefutable debido a la
fusión de energías masculina y femenina. Este no desconectarse
del otro queda cuando la confusión ha prevalecido sobre la
fusión, cuando luego de esto nos aventuramos a establecer
otras relaciones y seguimos añorando esa otra parte interna.
Nuestra condición hermafrodita pertenece a la misma unidad
de almas gemelas bajo una resonancia armónica que a su vez
logrará atraer la esencia idéntica de su otra mitad. La dualidad
de sentimientos también nos diferencia a unos y a otros, por lo
tanto, salen a la superficie y saldar el verdadero anhelo que
deseamos satisfacer; mientras que lo andrógino tiende a un
alejamiento binario, quienes adoramos a Adama sentimos la
necesidad fe fusionar ambos sexos en un solo cuerpo.

Dejemos a la androginia rechazar si quiere el cuerpo, o al


deseo efímero de la pasión para más bien consumarse en el
gozo de lo atemporal, en una pretendida superación de los
sexos, en su trascendencia, aunque la ilusión de una cosa no es
esa cosa. En cambio, en nuestro caso el deseo representa un
ideal de perfección en el goce contemplativo de un cuerpo que
rompe con los originales de los dos sexos, de los que goza o se
diferencia gradualmente. En mi caso, de niño transgénero o
niño-mujer a hermafrodita, tal cual conforman un apretado
tejido de diferencias y similitudes, debido a su renovado estatus
intelectual con el que se pretende reivindicar lo que es justo.
Dejando atrás el mito de Tiresias, encarnado como hombre y
mujer de manera sucesiva, así como la forma simultánea en el
caso de Hermafrodito o Hermesalmacis, para volver a un
estado de completitud, tan solo basta con ponerse en nuestro
lugar o contemplar de primera mano, la acepción integral de
duplicación sexual.

83
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

3º Tampoco es correcto que seamos intersexuales

Según el paradigma científico, en exceso “positivista”, la


intersexualidad es una patología y requiere de una solución, la
reconstrucción genital. Weininger, quien, en su obra Sexo y
Carácter (1906) afirma que la intersexualidad no es un episodio
que, sólo afecta en organismos raros y excepcionales, sino que
es una estructura inherente a la constitución biológica al revelar
con nitidez en determinadas etapas del desarrollo individual la
bisexualidad. La intersexualidad, por ejemplo, sigue remitiendo
a lo fantástico, a lo extraordinario, porque se la equipara con la
ambigüedad genital y la transversalidad de los estímulos, que
dilatan los caracteres y los límites de lo genérico. Naturalmente
se entiende que reconocernos conlleva a nuestro propio
aprendizaje personal y de evolución, así que tenemos que
aprender a experimentarlo y, por lo tanto, a expandirlo. En el
transcurso de idealizar o tratar de encajar en el antiguo modelo
con cierta familiaridad, se activan patrones, digamos que son
emocionales disfuncionales, sobre los que tenemos que hacer
cambios en nuestro Ser. Esto no significa que exista la
necesidad de trastocar ningún género, pues quienes tenemos
ambos mantenemos una relación basada en el alma, más allá de
la anatomía del cuerpo.

Mientras que la parte Activa sufre por saberse frente a su


amante y que éste no la reconozca, la parte Pasiva sufre la
dualidad de querer poseer siendo poseída, pero sin poder
desprenderse del vacío que supone estar alejada de su otro Yo.
Al ser polaridad lo uno contenido y procesada por la otra, en
forma de obstrucción o resignadamente, tenemos terror a
perdernos de nuevo, sabiendo que una de las almas es anterior
y no superior a la otra. Si la preferencia visual es que se nos vea
femeninas es porque el verdadero anhelo o sensación de vacío
que deseamos satisfacer, se encuentra en la fusión de dos
energías opuestas, pero a la vez complementarias en esa matriz
materno-paradisíaca. La unión se produce dentro de tu propio

84
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

ser al ser la base de la creación, pues al no haber nada que


alcanzar fuera que supla las energías masculinas y femeninas
dentro de ti, toda experiencia del cuerpo es inevitablemente
poderosa. Aún, pareciendo una ruta intersexual, no se debería
buscar lo femenino en las mujeres, sino buscarlo y reconocerlo
dentro de ti mismo, ya que lo posees desde el principio.62 Eso
nos diferencia a quien como hermafrodita, lideramos el viaje de
tomar y crear tu propia realidad, pero únicamente cuando
aceptes primero la unión dentro de ti.

Entre ligeras variaciones en la significación de hermafrodita


contamos con la apariencia de reunir ambos sexos y, haciendo
particular mención a la copresencia del sexo y el género, las
relaciones nominales que contradicen la bipolaridad. La
relación entre lo auténtico, aquello que está acreditado de cierto
y positivo por los caracteres, requisitos o circunstancias que en
ello concurren, nos asevera como seres auténticos por una
razón, no actuamos en diferido ni ocasionalmente, sino somos
hermafoditas siempre. Lo intersexual es indefinido y realmente
no nos representa literalmente, aunque sexualmente nuestro
comportamiento lo hiciera pensar. No hay disputa, solo
aclaramos un origen ancestral y visceral frente a una definición
meramente técnica. Los términos se invierten de cierta manera
por su vínculo con lo auténtico, al buscar un modelo
esencialista que en realidad es históricamente invariable, y al que
jamás renunciaremos ni como género. A lo largo de los años
han existido una cultura dominante, si bien entraría en parte a
formar de anormalidad, cuando es la responsable de naturalizar
las relaciones sociales, sin preparación ninguna. El carácter
híbrido de la rosa se vincula a través de la combinación de sus
características sexuales, sin subsistir retóricas múltiples o
variedades de la misma. Es importante resaltar que los cuerpos
hermafroditas en el arte helenístico y la literatura están

62 Carl Jung, El Libro Rojo.

85
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

configurados mediante la fusión de ideales de belleza, evitando


el contacto con la realidad, la que hoy consideramos inaplazable
y motivo de sor presa al conjurar sus efectos más significativos.

La rígida división entre géneros arroja un saldo preocupante


a estas alturas, pero dada la fascinación esteticista que ha
permitido teatralizar los estereotipos sexuales,63 no cabe
quejarse de nada, en todo caso invertir el orden socialmente
abyecto. Ciertamente, estos estereotipos trascienden su
explicación simplificada de la realidad bajo una dimensión
normativo-coercitiva por la cual los sujetos quedan sujetos a las
divisiones y conceptualizaciones de género. Así, nos valemos
de percepciones y memoria selectivas entre sujetos con distinto
nivel de interiorización de esos mismos estereotipos. Una
redefinición o deconstrucción de los estereotipos de género
traería consigo una sociedad más libre, donde no se nos
confundiría a nadie en función de tener un sexo u otro. Ya se
ha considerado que el simple hecho de tomar conciencia sobre
la identidad de género es un fenómeno construido en función
de criterios sociales, nada arbitrarios, pues es possible poner en
marcha mecanismos que permitan modificar o erradicar los
estereotipos. La búsqueda de alternativas de cambio, da cuenta
de cómo influyen los estereotipos hacia una integración
respetuosa de la propia individualidad, motive de
responsabilidad y causa considerable, que en nada atenta a la
deconstrucción de las categorías ideológicas que atentan contra
la equidad. Por otra parte, la negación de la existencia en lo real
de cuerpos intersexuales nos implica también, en concreto, a
quien sugiere que somos anteriores a todo, lo que a su vez nos
brinda una idea satisfactoria de lo que se sentirá ser el actor de
un destino anómalo e inevitable.64

63Worchel & Cooper, 2002.


64Fiedler Leslie, en “Freaks e imaginación literaria”, en Biblioteca de México,
Rafael Vargas, 1995: 30.

86
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

4º A espaldas del Derecho natural

La instancia de los discursos médicos al catalogar el mundo


en dos sexos claramente discernibles, además de ser un
antiargumento, tiene desastrosas consecuencias personales para
personas que no pueden ser fácilmente identificada como de
varón o de mujer. Alrededor de uno de cada 100 nacimientos
exhibe alguna anomalía en la diferenciación sexual, suficiente
con eso, para que sin necesidad de alterar nada, se contemple
esta minoría en la lista de producción de cuerpos sexuados y
sujetos generizados. Aunque se asuma el valor de las otras
características no observables, el cuerpo es hoy en día muy
desconocido fuera y dentro de las prácticas médicas
especializadas, por lo que la categoría que antes había sido
ampliamente conocida como hermafroditismo, ha terminado
desahuciado. Sin embargo, en los últimos años Young en el
prefacio de su manual pionero Genital Abnormalities dice haberse
acercado a la explicación de las maravillas de la anormalidad
anatómica que puede ser mostrada por estos increíbles
individuos.

La ironía recoloca la anatomía intersexual como una


limitación técnica, junto con la conformación de lo femenino
como una condición de falta, y esto lleva a los médicos a asignar
como mujeres a 90% de los bebés anatómicamente ambiguos
mediante la eliminación de tejido genital. Si el esencialismo de
género ha sido una epifanía destructiva y poco realista, la idea
de no ser una mujer u hombre se ha ido diluyendo por
imposible que parezca. Ya Deleuze y Guattari encuentran la
necesidad de hablar más sobre lo molecular, dada la dimensión
propia de lo esencial, en tanto que los signos cambien según los
sexos y las generaciones, pero de forma que se pase de lo
intensivo a lo extensivo, de un orden de signos ambiguos a un
régimen de signos cambiantes pero determinados. Ante la
arbitrariedad de comprensión y en relación con la de otros

87
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

cuerpos, la producción deseante es la creatividad y la posibilidad


de vivenciar realidad más allá de las opciones ofrecidas por los
modelos, según los cuales somos tan particulares. En todo lugar
encontramos la opcionalidad como la única alternativa real para
fijar y especificar a la disyunción de los sexos a conveniencia
propia y exclusiva. Pero así, como cada quien es materia del
devenir hacia una sociedad abierta, la idea del contrato social
no es bandera de nadie, siguiendo las líneas de fuga y los índices
deseantes. Habría que oponer la búsqueda de ‘singularidades’ a
las condiciones sensibles de la intuición y de la construcción de
cualquier género, solo así la individuación puede darse en
múltiples niveles.

Thomas Jefferson, fundador de la Universidad de Virginia


en 1820 postuló la investigación en nombre de la ilimitada
libertad de la mente humana: Porque aquí no tenemos temor de seguir
la verdad adonde sea que ésta nos guíe, ni tampoco a tolerar ningún error
mientras la razón sea dejada en libertad de combatirlo. De ella la figura
de Stevenson destacaría que “Cómo los científicos, que
profesan no mantener ningún dogma que la evidencia
razonable no pueda abolir, ignoran los volúmenes de evidencia
razonable que se les han provisto”. De todas formas, los
conceptos son contenedores abstractos que posibilitan una
comprensión no conceptual65 a la hora de crear algo más grande
que el dimorfismo sexual. Es así que, en la autenticidad de la
expresión corporal hay elementos categorizados que, sin duda
pierden sentido, dejando de importar en concreto el límite
mismo y la experiencia, tal cual se produce al no tener un guion
previo. Las cualidades expresivas de las fuerzas del cuerpo
inician un agenciamiento de desterritorialización, al menos que
escapa al ejercicio normalizador, por lo que los cuerpos se
desbordan, otorgando su conceptualización a la gestión del yo.

65Deleuze y Guattari en ¿Qué es la filosofía? Barcelona: Editorial Anagrama,


1995b, p. 29.

88
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

o
En cuanto a la homogeneidad entre el varón y la hembra,
por supuesto en términos de igualdad biopolítica, estaríamos de
acuerdo como dobles agentes, pues ninguno como el hombre y
la mujer alteran el orden natural de la creación. Sin embargo,
partiendo de un cierto y benefactor equilibrio intelectual, solo
nuestra especie consigue experimentar ambas cosas o
sentimientos en un solo cuerpo, sin tener que adulterar las
formas. De hecho, podemos realizar una penetración completa
y con el mismo deseo que un varón, pero en las caricias
compartimos sensibilidades comunes a ellas. En el caso de
recibir al hombre entre nuestras piernas, toda nuestra capacidad
hembruna se contornea al ritmo de cada impulso, inclusive en
el momento de felar ese miembro erecto y ardiente encapsulado
en nuestro interior. La exclusividad sexual sustituye la conexión
biológica con nuestros genitales, que se asocia a la posesión del
otro ser, donde la penetración ilícita no sería digna de nombrar,
pero si, de gozar con el cuerpo y su espíritu. La causa del
nacimiento de un hermafrodita residiría en que, tanto el hombre
como la mujer aportan la misma proporción molecular, pero
hablamos de un aspecto formal. Otra cosa es crear su
semejante, un macho a partir de la materia masculina, y una
hembra de la femenina, pues en nuestro haber la lógica del
tamaño carece de fundamento.

Cuando el hermafrodita tiene, tanto de uno como de otro,


sería llamado hermafrodita hombre y mujer,66 esta definición es
la más inteligente que he leído hasta ahora, cuya reseña merece
universalizarse de una vez por todas. Por otra parte, si la ley es
un instrumento de clase, de raza, de sexo, estaría elaborada por
quienes, y para quienes pertenecen a una comunidad de sentido,
no para mutilar indiscriminadamente a nadie. No se puede ser

66Paré, A., Monstruos y prodigios, cit., p. 38. Hallado en Sobre el derecho


de los hermafroditas, de Pierre François Monet.

89
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

neutral y descartar la objetividad, porque es indudable que se


puede nacer y pensar o vivir como hombre o como mujer, sin
catalogar fuera de aquella verdad eterna, la de poseer un clítoris
que iguala en longitud a la mitad de un dedo. Se dice que somos
hermafroditas en la extrañeza misma que produce quebrar el
secreto, pues la intersexualidad es una categoría agrupadora. Al
haber un desequilibrio de aparente poder, la transferencia del
conocimiento, ¡hasta qué punto puede mantener un registro
documentado del origen! Y en particular, para la asignación del
sexo, ética y médicamente, sería más útil dejar a la persona que
se perfile por sí misma.67

Tampoco es necesario ni habrá de atenerse a las


inclinaciones predominantes bajo un juramento cuya
transgresión puede suponer la persecución del hermafrodita,
dado que tiene sentido la mirada jurídica sobre el libre
desarrollo de la personalidad. Toda vez que el pensamiento
ilustrado deja de considerar a la persona intersexual como un
monstruo y comprobar que se le considera no necesitado de
una normalización disciplinaria, la voz de la razón singulariza
un principio básico de igualdad. Las inevitables inconsistencias
del Derecho Positivo son suplidas por los principios jurídicos,
y en un tema como la diversidad sexual es la misma tensión que
subyace a la materialización jurídica de los Principios de
Yogyakarta. Estos mismos principios, además son una buena
herramienta para contextualizar los pactos y tratados
internacionales sobre Derechos Humanos, de cara a las
necesidades de las comunidades sexualmente diversas. Se
muestra la necesidad de que haya lineamientos jurídicos claros
para dar un trato diferencial a los grupos minorizados por
razones de género y orientación sexual.

67 En la dicotomía hombre/mujer, la realidad es bien diferente, como


muestran los trabajos de Anne Fausto-Sterling en la Universidad de Brown
(USA) por lo que opina: “No deberíamos recurrir a la cirugía porque la
identidad sexual se revela”

90
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

seis. Introduzca aquí el texto del capítulo seis.


5º Lo excepcional de ser hermafrodita

Generalmente se entiende al hermafrodita y a intersexuales


como la combinación de dos sexos en un cuerpo, y ha sido
históricamente asociado con lo imposible, lo ininteligible, lo
mitológico, lo fantástico y todo lo simbólico68 que se quiera. En
concreto, la representación de la “alteridad” en nombre del
sexo verdadero,69 coincide con un momento de curiosidad
científica y de expansión en un contexto de progresiva
medicalización de la sexualidad. Por otro lado, ser hermafrodita
no significa auto reproducirse, sino que ser capaz de actuar
como individuo de ambos sexos, o sea, pueden fecundar a otros
individuos de su especie, y a la vez, ser fornicables. Esta
condición hermafrodita viene a ser un indicio de reproducción
más “remota” que la unisexualidad, a medida que avanzamos
en asignarle por decreto uno tan solo de los dos sexos. Desde
el género asigando por sus órganos sexuales a una manera
neutral genus epicoenum de identidad indefinida, una persona tiene
la potestad de modular una anatomía diferente. Se debe tener
en cuenta el derecho de decidir su propia identidad sexual, de
género, de grupo o religión, sin arriesgar el funcionamiento
sexual y psicológico.

En el mundo animal se puede modificar las características


biológicas y de comportamientos típicas del sexo, además
incluso cambiar de sexo en un momento dado, y como animales
bípedos que somos, la racionalidad nos permite contemplar la

68 El hermafrodita es, según Foucault, “…verdadero símbolo de la


transgresión, es una ofensa dirigida simultáneamente al orden de la naturaleza
y de sus leyes y al orden jurídico de la sociedad, pues trasciende
los límites del género, la división de sexos, fuente de los roles familiares y las
convenciones sociales” (Vázquez y Moreno, 1997: 185)
69 Arnaud (Dissertation on Hermafrodites, London, 1750) y Bedinelli
(Nupera Perfectae Androginae Structurae Observatio, Pesaro, 1755)

91
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

posibilidad de hacerlo quirúrgicamente si es necesario. Por otra


parte, el Departamento de Genética Biomédica de la
Universidad de Rochester y el Instituto del Monte en
Neurociencia (Nueva York, Estados Unidos) han sido capaces
de identificar un “interruptor” genético en las células cerebrales
que provoca que se pueda alternar entre estados específicos del
sexo. Esto indica que, a nivel molecular, el sexo no es binario o
estático; sino dinámico y flexible, de modo que algunos
aspectos del sistema nervioso masculino pueden tomar un
estado femenino de manera transitoria, permitiendo que el
comportamiento de los machos sea más flexible, de acuerdo
con las condiciones internas y externas. Esta es una de las
razones, si no estéticas, por las que la mayoría de hermafroditas
eligen priorizar lo femenino.

Se dice que la transgresión del hermafrodita es una


transgresión de sexo que opera a nivel de lo inclasificable
vinculada con la existencia de un cuerpo no estándar, razón por
la cual nos encontramos mejor en el papel de amantes y no de
pareja. El Consejo de Europa considera que los hermafroditas
deben poder elegir su sexo, esto incluye reconocer en relación
a la narrativa judía de Adam y su condición de hermafrodita,
como algunos sexólogos crearon la figura del “sexo
intermedio” o “hermafrodita psíquico”, presente en los trabajos
de Ulrichs, Ellis, Hirschfeld, Carpenter y Freud. Esta versión
que ha descendido al alma a una posición anatómica, se utiliza
para referirse a cualquier persona que haya nacido con una
anatomía diferente a lo estándar. Pero va más allá cuando
dentro del universo sexual se congregan numerosas minorías,
así como la demostración de que un cambio radical en la
biología de un organismo o incluso el origen de una nueva
especie puede lograrse con la alteración de solo un par de genes.
En realidad, la evidencia física es tan importante como la
psíquica, y cuando ambas convergen es una realidad que
contrasta con las diferencias entre especies, como la acción de
unos pocos genes que organizan el desarrollo del individuo.

92
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

Ahora bien, cuando se trata de lidiar con la incompetencia,


la falta de responsabilidad y/o la estupidez, hay un lado silvestre
donde cada género se adhiere firmemente, no solo a sus
convicciones e ideas. Una persona honesta odia ser juzgada,
manipulada o cuestionada, por tanto, el mito de Ondina
reformula la subjetividad bajo la idea de una musa resbaladiza,
que camina entre lo terrenal y la magia de ser lo otro.70 Es
menester tratar de alcanzar la mayor autenticidad posible, eso
supone como vivir en primera persona un problema, que
debiera dejar se serlo. Aún en circunstancias adversas, el
propósito de los principios éticos y los valores de la Carta de la
Tierra, como responsabilidad compartida inspira a quienes
creemos en una justicia social, en tanto que somos cuerpos
especulares emergentes, no invisibles ni invisibilizados. Evitar
dañar lo creado es una cuestión pendiente que nos pesa
sobremanera a todas las etnias, de manera que, salvaguardando
a los diferentes y variados géneros, la dignidad humana obliga
a ser francos y brindar transparencia.

En suma, la Carta de la Tierra es un llamamiento a la


transformación de la sociedad para hacerla más justa, pacífica y
sostenible. De ese lema, la imagen informe y no diferenciada de
nuestro origen, en concreto hermafrodita, niega o suprime la
realidad claramente diferente del cuerpo de los hombres y las
mujeres, pues esculpe el mismo poder más allá de las diferencias
secundarias de géneros o funcionalidades. Como estrategia
reproductiva, el hermafroditismo es ideal para animales a los
que cuesta encontrar pareja, que curiosamente no se diferencia
mucho del mundo trans*. Esto no lleva a que los hermafroditas
secuenciales solo cambien de sexo una vez, en realidad la
determinación sexual se inhibe ante una relación respecto del

70Michael Chiklis: "No hay nada más empático que caminar con los zapatos
de otro". Este sería un buen epitafio de reconciliación con la vida extrañada
y escapar del mundo y de tantos tipos de violencia.

93
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

dimorfismo sexual, y no solo porque internamente los órganos


reproductivos de un sexo, no se correspondan en su apariencia
externa, la del otro sexo. Nos toca asumir entonces, como
especie diclino-monoica, cambios neuronales que, finalmente,
conducen a la transformación, ya programada en algunos genes
y hasta posiblemente diseñado por el propio entorno.
Lamentablemente, podemos concluir que la baja densidad de
población y la lentitud favorecen al hermafroditismo, razón por
la cual hemos sido relegados a un plano simbólico, desde el que
el sexo crea la variación, no solo de la descendencia, sino en
términos hermafroditas, de la alternancia.

Salvador Dalí, subvirtiendo el orden natural fue inventado


en un vientre creado por Salvador Dalí: Soy a la vez mi padre, mi
madre y yo, y quizás un poco de lo divino. El sexo indefinido en la
erótica mística daliniana se le puede considerar como un
híbrido de múltiples avatares, que dialoga con el mundo de
forma fetichista. Cabe reseñar que por estímulos entendemos
fetiches y por géneros, fetiches también, dada su naturaleza
adaptativa a un entorno agradable, deseable y picaresco.
Podemos diferenciar estímulos y fetiches, pero van de la mano
cuando integra estímulos multisensoriales, o cuando menos, los
sentidos propioceptores se alteran llamando nuestra atención.
En este género dual, la ambigüedad es una especie de
transducción de señales de baja afinidad de algunas
neurotrofinas. El problema de la masturbación reside más en la
motivación que en la acción, se piensa cuando según la regla de
oro de la sexualidad procede del deseo previo y, en
consecuencia, solo cabe actuar de acuerdo con la escala de
valores sexuales. Muchos son los objetos o partes del cuerpo
que pueden ser fetiches sexuales, lo cierto es que la razón por
las que existen viene a ser una simple manifestación de la
sexualidad de un cuerpo crítico y no se explica como una
reacción a un evento durante la infancia, pero resulta lírico
remontarse siempre a un escenario virginal.

94
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

En esta línea, un reciente estudio demostró que la


masturbación podría fortalecer el sistema inmunitario, además
favorece un buen reflejo de excitación o sensibilización. Es un
error concentrase en la zona genital y la frecuencia orgásmica,
ya que es algo innatural y no llega lejos. Entonces, en paralelo a
la complementación entre personas, al cuerpo se le puede
ofrecer una amplia gama de beneficios físicos, psicológicos y
sobre todo imaginarios. La sexualidad hermafrodita cuenta con
una ventaja bidireccional, que al igual que la masturbación
incluye el placer, el disfrute, la diversidad y la liberación de la
tensión, bajo una notable sublimación anatómica. Las fantasías
o impulsos provocan malestar a la persona, solo cuando no se
cumple la expectativa, pero en realidad se vive ese momento
hasta con mejor concentración que un acto cotidiano. Aquí no
cabe hablar de obsesión alguna, pues el ser humano es
compulsivo cada vez que siente una excepcionalidad del deseo.
Lo que nos atrae de una manera inexplicable, ya sea de estos
enamoramientos a distancia o mediante símbolos u objetos
adorables, alude a todo lo nuevo y prometedor que podría
depararnos el futuro, a pesar de su reminiscencia grabada a
fuego a lo largo de esta epopeya tan íntima.

Me consta que el cosquilleo irresistible que recorre una parte


del cuerpo, crea esa atmósfera seductora para perderse en los
degradados perfectos, que nuestra mente es capaz de acentuar
las ganas de volver, una y otra vez en sus matices, así como
elevar a la categoría de voluptuosidad. Mi deleite y blasón como
fémina, se ha convertido en mi estímulo más entrañable y
recurrente, en una filosofía de vida en toda regla. La oralidad
no es la vía más recomendable para expresarnos, pero entre ese
sugerente acento y una eufonía cautivadora, al rozar el carmín
de los labios húmedos, mi sensibilidad encubre los goces más
profundos de un verbo así vivido. Desde una muy temprana
fascinación, sea como fuere, mi cuerpo ha sido testigo de alertas
cuando sentía la proximidad de otros cuerpos y géneros, que no
siempre supo traducir, incluso al invertir el sentido, la precoz

95
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

certeza de que en lo prohibido radica el goce y la libertad más


plena y auténtica, me fui separando de lo biológicamente
correcto. Ya, muy en la niñez, me resultaba tan deliciosa la
fascinación de gustos sensoriales y la contemplación de prendas
femeninas que, en una misma sensación alquímica, la piel
electrificaba todos los sentidos posibles. No habría ningún
ritual, pero siendo presa de una concupiscible información, que
por haber sido secreta tanto tiempo, hoy apunta exclusivamente
hacia la posesión del bien sensible, entendiendo en cuerpo y
alma mi condición hermafrodita.

La densidad pasional, a diferencia de la asexuada, interesa


más allá de su alcance estético y sensual, de una dulce y
aterciopelada voz, al concurrir su apabullante carga erótica. En
cualquier complexión y causa de excesos, la mirada profunda
trata de incrementar el instinto, de enaltecer un coito fastuoso
y cumplirse todas las complacencias. La devoción fetichista es
lo que constituye de manera sintética un paisaje tendencioso,
ligero como el viento y espero en el fondo último de la
penetración. En la seducción fetichista, impacienta al libertinaje
la capacidad de fascinar, cuan secreta convicción de que la
voluntad es la satisfacción de sus propósitos. Para mi ha sido
un camino de ida y vuelta, del fetiche a la gloria de hormonar
esa parte deseada de por vida. La verdadera seducción
hermafrodita priva de amoralidad y acecha al mismo tiempo la
tentación de ser cortada en dos por el tamaño de mi libertad, al
ser penetrada por los impenitentes blasonadores. De querer
entrar en ellas y absorber sus esencias, en los lindes del pubis y
de toda la piel canela, a la frontera límite de ser una crisálida del
viento, gracias a la sabia modulación de oficiante novicia. En
una breve secuencia de vida se encerraba una realidad
perturbadora que conmueve, la de estar en posesión de una
verdad contradictoria. La imagen deletérea está en el origen de
la lujuria como la mujer hermafrodita más deseada de
Occidente, doblegada a la belleza irresistible de los abalorios.

96
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

En definitiva, cabe reivindicar al hermafrodita como el


primer puesto en la escala de géneros, ya que contiene ambos
en un solo cuerpo y se define disexual por derecho natural. Esta
circunstancia nos hace no batallar con el binarismo ni el
feminismo ni con la geneología queer. Antes que eso, nos
desmarcamos después de conocer nuestro origen “sagrado” o
si se quiere primitivo, para diseñar un mundo donde la idea de
que la sexualidad deja de ser una estrategia de poder. En ese
sentido, la consideración del género dejaría de ser asimétrica y
opresiva, salvando el modo diferencial en que son producidos
los cuerpos y atendiendo más al comportamiento de los
mismos. Nuestra condición no es de inversión sexual, sino de
una relación vicaria que es causa de que ejerzamos tal o cual
sexualidad. Si hemos servido como plato de buen gusto a la
hora de realizar un trio con un matrimonio, o sea de haber
servido a él y a ella, en mayor o menor medida, y sin necesidad
de entrar en detalles, nos postulamos unívocamente como
unidad disexual por la gracia exclusiva de la madre naturaleza.
El género hermafrodita debe estar en la palestra y en la Real
Academia, una vez identificada como expresión autoerótica, lo
cual supone la constitución nuclear de los dos sexos y a su vez,
la regularidad de nuestra maravillosa singularidad. Es todo un
orgullo pertenecer a tan digna dinastía, no en los márgenes de
nuestras ontologías identitarias, sino en el centro de la ecuación
sexo-genérica.

Una vez argumentada la ideología de género hermafrodita,


solo me queda especificar que no tengo reparo en tolerar una
actualización semántica, es decir, que en origen y esencia me
puedan considerar hermafrodita y en términos biopolíticos
como una persona transgénera, debido a mi preeminencia
femenina. Esta singularidad será desarrollada próximamente en
un ensayo original, donde remitiré mi condición hermafrodita
a una causa mayor, la de haber nacido chico en esta vida y haber
sido mujer en la anterior. Ruego moderación en la
interpretación de ambas obras, ya que en mi defensa he de

97
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

manifestar que la creencia en sí misma me lleva a articular una


definición totalizadora de esta particularidad ética y estética.
Los parámetros que se consideran para definirla pudieran
parecer parciales, pero en verdad configuran una realidad tan
simple como merecedora de culto. Quedan invitados a conocer
la materialización de un ser que piensa, siente y expresa
honestamente lo que entiende naturalizado bajo la
denominación de género hermafrodita.
seis. Introduzca aquí el texto del capítulo seis. Introduzca
aquí el texto del capítulo seis. Introduzca aquí el texto del
capítulo seis. Introduzca aquí el texto del capítulo seis. InUna
troduzca aquí el texto del capítulo seis. Introduzca aquí el texto
del capítulo seis. Introduzca aquí el texto del capítulo seis.
Introduzca aquí el texto del capítulo seis. Introduzca aquí el
texto del capítulo seis. Introduzca aquí el texto del capítulo seis.
Introduzca aquí el texto del capítulo seis. Introduzca aquí el
texto del ca

. Introduzca aquí el texto del capítulo seis. Introduzca aquí

98
DE NIÑO-MUJER Y AMANTE DE MIS FETICHES

el texto del capítulo seis. Introduzca aquí e l


Amphitheatrum sapientiae aeternaeel capítulo seis. Introduzca
aquí el texto del capít

ulo seis.

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MYSHELL MCMANFLORITA

Editora académica. Experta Universitaria en Estudios de


Género y su Aplicación en Ámbitos Sociales:

Unitat d´ investigació biopisosocial <MYSHELL. NEXT>


https://orcid.org/0000-0001-5052-7239
www.linkedin.com/in/myshell-manflorita-8374a6173
Introduzca aquí el texto sobre la biografía del autor
- Colabora con la Asociación Germanía Queerness: Cátedra de
Biopolítica y Cultura Libre.

- Observatorio: UCCbioethicLAB
Unidad de Investigación MVANDERFRAN

PUBLICACIONES
- Cuadernos de Investigación. Cultura de Diseño-Cátedra 2019.
- Ingeniería Queerness. Opus I.
- Transgênera: Tribuna crítica. Vol. I.
- Correcciones antropológicas: Abolición de género y
restauración de la matriz hermafrodita.
- De la libertad sexual al liberalismo teleológico y juego porque
me place.
- De la espiritualidad o bilocución hermafrodita. Creando
realidades
- Iconología sapiens-cuir
- La triada tendenciosa del deseo.
- La casita sin espejos.
- Sincretismo del género disidente

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