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El Parque de Las Gatas
El Parque de Las Gatas
Patrón de segregación
Son las ocho de la mañana y unas treinta personas hacen ejercicio en los senderos
que cruzan el parque Rubén Darío, ubicado en la colonia Providencia de
Guadalajara. Unos caminan junto a sus perros y otros practican danza. Hay dos
empleados del ayuntamiento barriendo banquetas y arreglando los jardines. En la
lona en donde está escrito el reglamento del parque se lee: “Queda prohibido causar
escándalos que molesten a los vecinos en lugares públicos o privados”. Hace más
de diez años, en este parque, ubicado entre la avenida Rubén Darío y las calles
Ontario, Ostia y Nápoles, se hizo evidente un conflicto histórico entre dos culturas
que divide, define y permanece en la ciudad.
“Una veta para estudiar los imaginarios urbanos son las frases”, dice Ulises B.
Zarazúa, académico del Departamento de Estudios Socio Urbanos de la
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Universidad de Guadalajara (UdeG); “Estás al otro lado de la Calzada, donde se
paga la renta con chayotes”, o “donde da vuelta el aire”, o “de la Calzada pa’ allá o
pa’ acá”. Normalmente el “acá” es referido como el occidente, históricamente la zona
de las clases adineradas, desde donde se afirma un grado de superioridad. El grado
de marginación en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), según el análisis
por áreas geoestadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi),
indica que la metrópoli está dividida por la Calzada Independencia: el oriente sigue
siendo un área mucho más pobre que el poniente.
Mientras la ciudad crecía y se nutría de una riqueza cultural muy valiosa, los hábitos
de un sector de la ciudad se podían interpretar como la radiografía de una sociedad
marcada por la desigualdad, la inequidad, la injusticia social y la indiferencia frente
al otro. Era una ciudad que tenía poco que presumir junto a una creciente base de
trabajadoras sin prestaciones y vistas como de segunda categoría.
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Empleo doméstico, al menor precio
Los vínculos naturales entre los miembros de comunidades indígenas que habitan
en la ciudad se ven moldeados e influenciados por ésta. La relación de
subordinación y explotación en las relaciones laborales hacia las empleadas
domésticas ha sido ampliamente documentada. La investigadora Erika J. Vázquez
observó durante varios años las relaciones de las indígenas nahuas con el entorno
urbano. De las 66 entrevistas que realizó a mujeres indígenas y que hacían trabajo
doméstico, el 30% no comía lo mismo que sus patrones. “Algunas me decían ‘no
quieren que hable lengua náhuatl cuando estoy en la casa’, o [la señora] ‘no quiere
que use mi ropa tradicional’, o ‘no quiere que coma en la mesa en que ella come, o
vaya al baño al que ella va’, prácticamente era un limpia y bórrate”. Eran
servidumbre de día e invisibles de noche. Como dice María Roa Borja, presidenta
del sindicato de empleadas del servicio doméstico de Medellín: “Somos nosotras,
las trabajadoras de lo doméstico, de aquéllo que por siglos se ha invisibilizado y que
hoy se enmarca en la denominada Economía del Cuidado, las que nacemos con
una historia marcada por el desarraigo, la pérdida no sólo de nuestras tierras y
nuestros territorios, sino también la de nuestros seres amados”.
El arquitecto Arturo Ortiz Struck ha escrito sobre el reflejo de las relaciones sociales
de discriminación con las empleadas domésticas, evidenciadas en la construcción
del cuarto de servicio, donde las clases adineradas suelen hospedar a la
trabajadora. Ortiz menciona que los “cuartos de servicio son húmedos, no tienen
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buena iluminación natural, que su vista es ridícula (un lavadero, por ejemplo), una
recámara fría y gris, que no tienen buena ventilación y que además de todo están,
literalmente, en el peor lugar de la casa, ya que en ocasiones están junto al
estacionamiento, o el cuarto de máquinas, o detrás de los tinacos, o en un sótano
oscuro.”
Desde finales de los años noventa cada domingo el parque Rubén Darío fue
ocupado por la comunidad nahua proveniente del estado de Hidalgo. Muchas
mujeres indígenas hacían trabajo doméstico en la zona y aprovechaban el parque
para encontrarse con sus familias y amigos. El Rubén Darío era un lugar para pasar
su día de descanso. Mientras los vecinos lo abandonaron, ellos lo fueron
reconfigurando como un espacio para fortalecer sus nexos y reafirmar su sentido de
pertenencia.
Las familias eran las primeras en llegar al parque, después aparecían las mujeres y
al final los hombres más jóvenes. A partir de las cuatro de la tarde, el flujo de
personas aumentaba. Se sentaban en círculos a compartir la comida y a platicar;
escuchaban música ranchera, de banda y baladas; los jóvenes caminaban en
círculo por el parque, buscando pareja, en un sentido las mujeres y los hombres del
otro; muchos portaban atuendos tradicionales, hablaban náhuatl, comían sobre el
pasto y algunos bebían cerveza; un auto adaptado como tienda ofrecía tamales de
Huejutla. En una ciudad que los condenaba constantemente a la marginación, el
parque era un espacio para expresar sus culturas, según Erika Vázquez.
Sin embargo, desde 2003, el rechazo que algunos vecinos ejercían sobre los
visitantes fue en aumento; exigían a la policía que actuara en contra de su
presencia. Los vecinos alegaban que había violaciones al Reglamento de Policía y
Buen Gobierno tales como tener relaciones sexuales, consumir alcohol, tirar basura,
orinar en el parque e iniciar peleas.
La periodista Alicia Calderón, que cubrió los eventos del parque Rubén Darío,
cuenta que al periódico llamaron algunos vecinos exigiendo que se diera cobertura
a lo que sucedía en el parque porque “se estaba poniendo muy feo”. Los vecinos
reclamaban, entre otras cosas, que la policía no estaba atendiendo sus denuncias
en contra de los abusos que cometían los visitantes.
Cerca del parque Rubén Darío, al que muchos conocían como el parque de las
chachas, hay una tienda Oxxo, cuyas empleadas declararon que los indígenas
llegaban a comprar con sus billetes escondidos entre los calcetines, como
precaución por si los detenían los policías; en la tienda, las vecinas de la zona les
pedían a las cajeras hacer dos filas, una para indígenas y otra para los vecinos.
Otros vecinos y ciudadanos también enviaron misivas a los diarios locales para
apoyar la libre asociación de cualquier persona en el parque, así como para mostrar
su repudio contra las acciones vecinales que buscaban desalojar a las personas
indígenas.
En voz de Luis Carlos Nájera, la policía negó que las detenciones estuvieran ligadas
a “condición social, económica o el simple aspecto de las personas”. En la cámara
de diputados, legisladores federales priístas de Jalisco y de Hidalgo exigieron una
“urgente y obvia resolución” por estar violando “las garantías individuales de los
afectados”.
En abril del 2013, la asociación vecinal de la colonia Providencia Sur envió una
circular donde daba aviso a los vecinos sobre las acciones que llevaría a cabo para
“exigir mayor seguridad”, entre ellas pedir cita con el Comisionado de Seguridad de
la ZMG, con el procurador de la ZMG, con el diputado presidente de la Comisión de
Seguridad, con el diputado de su distrito; realizar mapas delictivos, pedir a los
vecinos que siguieran pagando sus cuotas “para comprar a crédito o alquilar un
vehículo coadyuvante de seguridad”, entre otras cosas.
Racismo
Según Teun A. van Dijik, lingüista y profesor de Estudios del Discurso, el racismo
puede ser entendido como un complejo entramado de discursos, acciones y
omisiones que conservan prácticas sociales de discriminación, exclusión y
marginación que derivan en la desigualdad social.
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El racismo es construido desde distintas percepciones sociales del color de la piel,
los rasgos físicos, el lenguaje, la religión o las costumbres de distintos grupos
humanos, y tiene sus raíces en el colonialismo europeo. Éste se refiere a la
conquista, la explotación y el genocidio de los pueblos indígenas. La superioridad
se ostenta desde sistemas de dominio étnico-raciales, donde lo étnico son aspectos
culturales de un grupo humano, y la referencia racial es en términos de estudio
social (blanco, negro, indígena, mestizo, mulato, etcétera), ya que biológicamente
no existen diferencias entre grupos humanos, por lo que las “razas” no existen.
Para los grupos humanos que sufren discriminación racial es limitado el acceso al
capital, la tierra, el trabajo, la vivienda, la educación, la información, el estatus, el
respeto, y en general a los recursos sociales, que son todos aquéllos con los que
una sociedad se provee a sí misma para hacer frente a las necesidades individuales,
grupales o de comunidad.
Los migrantes indígenas no son los únicos que sufren discriminación. En la sociedad
tenemos presentes elementos de un discurso que discrimina, que normaliza muchos
prejuicios y termina por perpetuar la situación de marginación y discriminación. En
la cultura se va robusteciendo la idea de que la discriminación ‘no es tanta’, la
percepción de que nadie discrimina, y si a alguien se le escucha diciendo algo que
resulta discriminatorio, siempre se puede excusar de sus comentarios
clasificándolos de “jocosos, poco afortunados”, tal como lo hizo el consejero
presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello, cuando
en una conversación privada que filtraron a los medios hizo mofa de un líder
indígena.
Así como Ulises Zarazúa indica que las frases pueden ser una vía para identificar
el imaginario urbano, asimismo la popularización digital de imágenes como los
memes puede ser otro camino. Como los controversiales y ampliamente difundidos
memes que hacen mofa de indígenas y de la lengua náhuatl agregando un “tl” a
frases en español con el trasfondo de una foto de algún(os) miembro(s) de un grupo
étnico.
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Indígenas de ornato
Existe otra característica en la metrópoli que sirve como veta para asegurar que la
clase de alto nivel económico en Guadalajara construye un discurso clasista: los
nombres de calles y avenidas, de zonas residenciales exclusivas y centros
comerciales. El fraccionamiento Puerta de Hierro, Zotogrande, Valle Real, Jardín
Real, La Toscana, son sólo algunas muestras de las referencias españolas, de
realeza o nombres europeos en los nombres de residenciales. Las calles y avenidas
comúnmente rememoran ciudades europeas en las zonas más ricas. También el
efecto se encuentra en áreas comerciales, como la Plaza las Ramblas debajo de
los departamentos que se ubican en avenida Chapultepec y la calle Mexicaltzingo.
Una pretensión de emparentarse con lo europeo que viene desde el porfiriato.
Reconocimiento mutuo
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la causa; nunca se genera un cambio. ¿Qué es lo que está provocando la
discriminación en la sociedad donde nos estamos moviendo?”
Margarita Robertson, quien dirigió durante seis años la Unidad de Apoyo para
Comunidades Indígenas de la UdeG, cree que hace falta “una educación
verdaderamente intercultural”. En una entrevista que le hizo a un joven universitario
indígena, éste le dijo: “‘la educación intercultural la necesitan más ustedes’. Él creía
que la necesitábamos más nosotros los mestizos que los indígenas, que ellos
siempre han tenido relaciones interculturales”, dice Margarita. “Si los ingenieros
fueran formados interculturalmente, no llegarían a Temacapulín a querer sacar al
pueblo; si los ingenieros fueran formados en el respeto a los pueblos, y en entender
la historia de una comunidad, jamás se les ocurriría poner una presa ahí”.
Tal vez a los habitantes de nuestra ciudad nos falta poner más atención en los
significados detrás de los nombres de nuestras calles o de nuestros parques, porque
algo pueden decir sobre el lugar en donde vivimos. El poeta Rubén Darío, por
ejemplo, escribió hace tiempo:
“Época espantosa en verdad más que ninguna otra de la historia del hombre. El
corazón del mundo está enfermo; la vida hace daño. La Gloria está amenazada de
muerte, como el viejo Honor que agoniza, y el Pudor, y la Caridad. Los reyes se van
y los pueblos no saben adónde ir. Desde el momento en que el dinero suple hoy los
antiguos ideales, la disputa de la tierra y de la riqueza se hace más enconada, y el
crack de la moral trae el más absoluto desastre. Jamás el ser humano ha sido más
bestia.”
BIBLIOGRAFÍA
1. Luis Felipe Cabrales, “Divide y venderás: promoción inmobiliaria del barrio de Artesanos de
Guadalajara, 1898-1908”, Un mundo de ciudades. Procesos de urbanización en México en
tiempos de globalización, coord. Aurora García Ballesteros y María Luis García Amaral
(Barcelona: GeoForum).
2. Erika Julieta Vázquez Flores, Migración, resistencia y recreación cultural, coord. Erika Julieta
Vázquez Flores y Horacio Hernández Casillas. (México D.F.: INAH) 96.
3. Celia Magaña García, Mujeres. Diversas modalidades de migración en Guadalajara, col.
Ofelia Woo Morales. (Guadalajara: IMMG) 34.
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4. Maria Roa Borja. (2015). Panel Women and Work for Peace Building. 9/07/2015, de
Colombian Conference panel on Transitional Justice Sitio web:
https://youtu.be/kSqt6NrvmfQ?t=3525
5. Oscar González Garí, y Oscar Morales Pelayo, “Manual contra la tortura en Jalisco” (Jalisco:
Red Jalisciense de Derechos Humanos) 280.
6. Las ideas de esta sección están inspiradas y tomadas del libro de Teun A. van Dijik,
“Dominación étnica y racismo discursivo en España y Amércia Latina” (Barcelona: Editorial
Gedisa, 2003)
7. Erika Julieta Vázquez Flores, Migración, resistencia y recreación cultural, coord. Erika Julieta
Vázquez Flores y Horacio Hernández Casillas. (México D.F.: INAH) 101.
8. Extracto de El hipogrifo, en Parisiana [1908]: pp. 1345-1351.
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