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El pasado 28 de febrero, alguien de mis contactos por

WhatsApp, me mandó una poesía sobre Andalucía. Me encantó y


me dijo que era de Belén Pozo, buena amiga y antigua alumna de
talleres del Centro de Adultos.
Me llamó la atención lo bien hecha que estaba e incluso el
vocabulario empleado. No porque no la creyera capaz,
simplemente me chocó y extrañó. Así que indagué por internet y
me di cuenta que no era ningún plagio.
Ella tenía interés en que alguien, que supiera de estos
menesteres, le diera su opinión y corrigiera lo que gramatical,
semántica o literariamente fuera erróneo o incorrecto y quien
mejor que alguien especialista en lengua castellana.
Nos pusimos en contacto y ahí empezó todo.
Antes de continuar, os quiero contar varios secretos. El
primero es que, aunque jubilada, echo de menos la docencia. El
siguiente secreto es algo que yo quería hacer cuando joven y era
estudiar periodismo, pero me tocó una época distinta de la de
ahora y salir con 16 años desde Melilla para la Península a
estudiar periodismo, no era del agrado de mis padres. Así que
llegamos a un acuerdo. Estudiaría magisterio en Melilla y cuando
terminara, sin problema, me dejarían que viniera a la Península a
estudiar periodismo. Eso sí, en Melilla trabajé en la radio y de
todos es conocido que aquí, en Riogordo, también estuve tiempo
con un programa en la radio e hice mis pinitos escribiendo en la
revista “El Panzón”. Con todos estos antecedentes que os
cuento, imaginaros la satisfacción que me dio que Belén contara
conmigo. Era como volver a la enseñanza y a mi sueño, el
periodismo.
Otro punto importante es que, aunque ya no vivo en el
pueblo, se acordara de mí. Sentí que había dejado una huella en
este pueblo por mi labor. Siempre me he sentido orgullosa de ser
melillense y de sentirme riogordeña. He vivido más años en
Riogordo que en Melilla.
Así que no era un favor lo que yo le iba a hacer, más bien
me lo estaba y está haciendo ella a mí. Le daba fatiga de
entretenerme y ponerme en apuro para corregirle las cosas. La
pobre, para no atosigarme, me mandaba de dos en dos o de tres
en tres. Era tanta la ilusión que tenía por ella, que me ventilaba,
en un santiamén, todo lo que me mandaba.
Al principio hablamos para saber cuáles eran sus metas y lo
que ella quería, soñaba y se proponía. Teniendo ya todo esto
claro, empecé a corregirle todo lo que tenía escrito. Descubrí una
gran sensibilidad y ternura en sus escritos y tremendas
tempestades que había sufrido su alma. Sobre todo, descubrí
que, sin reflejar sus sentimientos en tinta y papel, ella no era
feliz. Solo se sentía viva y feliz escribiendo, dando parte de sí
misma en sus escritos para que otras personas pudieran
identificarse con ella. La veía reflejada en las palabras que un día
escribió nuestro gran Cervantes:” En algún lugar de un libro hay
una frase esperándonos para darle un sentido a la existencia”.
Así que nos dimos la mano para hacer este camino juntas.
Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin sueños, un
mundo sin fantasías, un mundo con color, que le dé algo de
sentido a los momentos, no tan buenos, de nuestra vida. Belén
es una de estas personas. Ella lo ha plasmado perfectamente en
este libro.
Gracias a la editorial “Diversidad Literaria S.L” su sueño se
ha hecho realidad. ¿Quién dijo que los milagros no existían?
¿Qué las personas no pueden hacer magia? ¿Qué los sueños son
un imposible? Cuando conocieron una muestra de su trabajo se
interesaron por ella y “Cuentos, poemas y relatos. Los Sueños de
Bel” empezó a tomar forma. Se empezaron a hacer reajustes en
las distintas maquetas que le mandaban, hasta que al final, le
dimos el visto bueno.
Me siento como si fuera la matrona que ayuda a parir a un
recién nacido. Las dos hemos pasado muchos nervios, pero ya ha
cobrado vida. El libro ha nacido. Ahora hay que hacerlo mayor, es
decir, darle vida. ¿Cómo? Simple. ¡Comprándolo y
recomendándolo!, para dar a conocer a esta joven promesa de la
literatura andaluza, malagueña, riogordeña y de la Axarquía.
Orgullosa por ella. Feliz por haber contribuido a hacer
realidad el más grande de sus sueños y por pedirme que
escribiera el prólogo de su primer libro. Cuantas veces me
necesite, estaré allí con ella, apoyándola en todo.
Hoy las flores han tenido un color y aroma especial, el sol
ha brillado con una nueva fuerza, los pajarillos han cantado de
júbilo, las mariposas han revoloteado de contento, hoy Riogordo
ha descubierto que hay momentos en la vida que son especiales
por sí solos y que compartirlos con las personas que quieres los
hacen inolvidables. Esta noche hasta las estrellas sonreirán.
Belén, solo quiero decirte dos cosas: “no dejes nunca de
escribir y no dejes nunca de soñar”.

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