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Discursos de Demóstenes
Discursos de Demóstenes
DEMÓSTENES
DISCURSOS
POLÍTICOS
Versión establecida a la vista de los
textos más autorizados, prólogo y notas por
MONTSERRAT COROMINAS
y ESTEBAN MOLIST POL
OBRAS MAESTRAS
Derechos IUerarios y artisticos re,s ervados para tpdos los paises
EL MUNDO GRIEGO
r
LAS LUCHAS POR LA HEGEMONIA
LA ORATORIA DE DEM6STENES
NOTAS
NOTAS
(1) Este discurso se comprenderá mejor si se tiene en cuen-
ta que los embajadores extranjeros asistian a las deliberaciones;
el orador se dirige indistintamente a éstos y al pueblo ateniense.
(2) PollUca. ateniense: Aliada de Tebas contra Esparta en
el año 376. De Esparta contra Atenas, más tarde. Es una poli-
tica arbitral y de balanceo.
(3) Lugar disputado a menudo entre Atenas y Tebas. por
estar situado en zona fronteriza. EscRnó a la soberania de Ate-
nas en 362. -
(4) Promete Oro pos a los atenienses.
(5) Luego de la derrota de Esparta en Leuctra, los 'm esenios
y los arcadios solicitaron la ayuda de Atenas. que ésta les re-
husó. aliándose seguidamente con Tebas.
(6) Piezas en las que se graban los términos de los tratados.
EN PRO DE LA LIBERTAD DE LOS RO DIOS
El discurso en pro de la libertad de los rodios, pro-
nunciado en el año 352, aunque algunos comentaristas lo
sitúan en 350 ó 351, bajo el arcontado de Telos, sin ser
en modo alguno pieza maestra de la oratoria demostina,
sí tiene su genial arranque, su viveza de espíritu r es
digno de haber sido pronunciado por el orador de Sobre
la Corona. Por la disposición de sus argumentos r su sen-
cillísima estructura, este discurso - que muestra clara-
mente la ruptura, inminente o ya realizada, de Demós-
tenes con el partido de Eubulo - , es más parecido al
discurso en pro de los megalopolitas o de las simmorias
que no a las olintíacas u otros que siguen.
La isla de Rodas había formado parte, hasta el mo-
mento de iniciarse la guerra social del segundo Imperio
ateniense, y en Rodas, como en otros lugares, Atenas
había cuidado de mantener la hegemonía del partido
democrático. \ ¡
Con motivo de la general sublevación de los aliados,
el partido aristocrático r algunos otros demócratas, jus-
tamente cansados del predominio helénico, consiguieron
apoderarse del poder en Rodas. Un príncipe helenizante
que reinaba en el Halicarnaso, bajo la autoridad nomi-
nal del Gran Rey de los persas, el tirano de Caria, el
cual además sucedió · a su padre, aproveOhó la ocasión de
tales luchas internas para intervenir en Rodas; fruto de
esta intervención fué la total dependencia de Rodas del
Imperio cario, si bien guardábanse ['as formas so pretexto
de unas pretendidas leyes municipales. Atenas, a instan-
cias de los vencidos, envió dos embajadas al dinasta ca-
32 DEMÓSTENE::,
NOTAS
(1) El .partido olig árquiCO, hostil a la democracia ateniense,
el cual habla dado pruebas de su hostilidad durante la guerra
social.
(2) Pertenecientes al bando moderado.
(3 ) Demóstenes insistirá en un famo.oo principio de alta es-
trategia poUtica: considerar a las ciudades y a los reyes como
amigos o enemigos, según conviniera a lOS intereses atenienses.
(4) Referencia a la amenaza de FiliP9. a pesar de ser esto
un problema distinto por completo.
(5) Tratado de Cimón (año 449). Dudoso .
(6) Tratado de Antálcidas.
PRIMERA FILÍPICA
Filipo se aprovecha de la guerra social, para exten-
der sus dominios en la costa tracia. A pesar de la derrota
sufrida en la guerra contra sus aliados, Atenas intenta
hacerle frente; mas su inferioridad, debida seguramente
a la diferencia· existente entre el valor y audacia de Fi-
lipo y la pusilaminidad de los generales atenienses -
sin genio, aunque llenos de buena voluntad - , hacen
de Atenas ob;eto de graves derrotas. Únicamente cuando
el peligro se hizo excesivamente próximo a causa de
una -tentativa de Filipo contra las T erTnÓpiZas, pudo N au-
sidas, al frente de lOZa escuadra ateniense, proteger a
la propia Grecia contra el triunfador en Onomarco, que
había conquistado recientemente Tesalia. El año 351
trae consigo una nueva r desagradable sorpresa para
Atenas: FJlipo ha penetrado en Tracia,., ha impuesto
condiciones a su rey, ha atravesado el pYlís como un me-
teoro, r según noticias llegadas a fin de año, está sitian-
do la fortaleza de Rera (Heraion Teichos) a orillas de
la Propóntide, hoy mar de Mármara, en plena ruta del
trigo de Criinea que abastece a Atenas.
Cercada esta importante plaza en noviembre de 352,
Atenas, alarmada, vota una expedición de cuarenta tri-
rremes tripuladas por atenienses; pero ante las noticias
de haber enfermado Filipo o quizá muerto, se descuida
la empresa. Cae Heraion Teichos y aun cuando, al pa-
recer, Fili'po sigue enfermo, su escuadra piratea en las
costas de Eubea y aun del Afica. Ante tales insolencias,
Demóstenes (que ya ha logrado imponerse en los Tribu\-
nales y en la Asamblea) denimcia en su Primera Filípi-
ca los proyectos del Macedonio, excitando a una reacción
:¡
46 DEMÓSTENES
I
LECTURA DE LA CA~TA
NOTAS
(1) Vientos del N. E. que a medidados de verano ~oplan en
el archipiélago.
(2) Atenas venció a Esparta, poco después de acabada la
guerra del Peloponeso, en una batalla naval.
(3) Era corriente el xumor de que Filipo estaba enfermo.
(4) En diversas ocasiones, lo mismo en la gue!l"ra del Pelo_
poneso que en los disturbios que precedieron a la llegada de Fi-
lipo al trono, Atenas habia intervenido en las discusiones concer...
nientes a la sucesión de los reyeS de Macedonia.
(5) Unos 10.000 hombres.
(6) Generales célebres en la lucha contra Esparta posteriores
a 394. Cabrias venció a Agesilao en 378.
(7) General persa, sátrapa de Misia.
I (8) Igual que la trierarquia, el cargo de corego y de gjm-
ttasiarca era una prestación impuesta a los ricos.
(9) Los tribunales popUlares decidían sobre el cambio de
bienes provenientes del ,h echo de que un ateniense a quie:.:} le
hubiera sido impuesta una liturgia, designara en lugar suyo a
otro más rico.
(10) Fil1po intrigó continuamente a fin de dominar en Eubea.
y acabar con el protectorado de Atenas sobre la isla. En la carta
anunciada aconseja a los eubeos no confiar en la alianza con los
atenienses, que juzga incapaces de defenderse a s1 mismos.-
(11) Los estrategos, abandonados por el Estado al frente de
tropas cuya paga no era satisfecha. resultaban obligados a efec-
tuar la guerra por su propia cuenta.
PRIMERA OLINrfACA
Si damos una ojeada al mapa de la Grecia de enton-
ces, nos daremos cuenta rápidamente eh:! cómo el punto
de fricción entre Atenas y Filipo tenía que ser forzosa-
mente la Ca lcidia. Durante cierta parte de la guerra
del Peloponeso, esta región - vital para la talasocracia
ateniense - :había sido ya el campo de batalla entre
Atenas y Esparta. Por otra parte, la región marítima,
salida natural del territorio de Filipo, le era absoluta-
mente necesaria a éste. Aprovechando, pues, la guerra
social, procuró desde los primeros momentos de su rei-
nado asegurarse la amistad y alianza de OZinto, la prin-
cipal ciudad griega de aquella región, entregándole la
colonia ateniense de Potidea. A consecuencia de ello,
en el año 356 se concluy6 una alianza entre ambas po'-
tencias, dirigida directamente contra los atenienses,
alianza que acarrearía luego la guerra.
Pero tras una alianza de seis años, los olintios sintié-
ronse amenazados por el poderío creciente de Filipo.
Así, en el año 351, concluyeron a espaldas de Filipo un
tratado, de paz con Atenas. A consecuencia de esto tuvo
efecto primeramente un ataque de Filipo a Olinto, sin
consecuencias. Pero tras algunos años de tranquilidad
aparente, durante los cuales Filipo no se atrevió a mos-
trarse hostil con OZinto ni ésta a aliarse definitivamente
con Atenas, libre el primero de sus preocupaciones en
Tracia r Tesalia, en el año 349, recién terminado el
armisticio impuesto por su enfermedad, Filipo se revol-
vió contra OZinto, invadiendo su territorio y poniendo
sitio a su capital.
Inmediatamente, los olintios enviaron embajadas a
66 DEMÓSTENES
NOTAS
NOTAS
NOTAS
NOTAS
(1) Alusión a la reciente embajada de Demóstenes al Pelo-
- poneso.
(2) Los esc,Oliastas suponen que Demóstenes debla de leer
en este punto una respuesta escrita, pero ésta no aparece en
los manuscritos ni hay ninguna alusión a ella.
SEGUNDA FILÍPICA
Por Dionisio de H alicarnaso conocemos que la Se-
gunda Filípica fué pronunciada bajo el arcontado de
Licisco, o sea en los años 344-343. Si bien la espantosa
lección que Filipo ha infligido a Olinto hace estallar
en la democrática Atenas una sorpresa y una indigna-
ción vivisimas, a ,la vez que da ocasión a una aparatosa
campaña antimacedónica y contra Filipo, campaña que
desde Atenas irradia a toda la Hélade (pero en la cual
no quiere intervenir Demóstenes), todo esto no son más
que fuegos fatuos, de artificio, hojarasca que la gran
diplomacia y el oro de. Filipo saben hacer callar pronto.
Por el contrario, Olinto se torna en punf!o de partida
desde el cual se establece una paz entre Filipo y Atenas;
sin embargo, como se ve en los diversos discursos demos-
tinos, esta paz aprovecha únicamente a Filipo, el cual
logra aumentar a costa de Atenas sus conquistas en
Tracia, franquea las Ter117l5pilas y destruye a los focen-
ses. Filipo no ataca directamente a Atenas, porqu-e esti-
ma convenir le mejor una política de intriga a un ataque
abierto y militar. Árbitro de los Estados helénicos, en-
zarza a éstos en una serie de intrigas y confabulaciones,
a fin de minar su ya vacilante poderio. Prosigue sus
conquistas en Tesalia, a la que dominará totalmente, e
intenta influir en el Sur, en el PelorJOneS9, presentándo-
se como protector de Elis, Mesena y Argos contra los
espartanos. Alarmado, Demóstenes promueve embajadas
al Peloponeso, de una de las cuales formará parte sin
gran éxito. Por su parte, Filipo envía una embajada a
Atenas a fin de adormecer los espíritus, o en su caso
asustar, halagar r justificarse. Juntamente con Hegesipo,
11
1~2 DEMÓSTENES
132 DEMÓSTENES
NOTAS
(1) Alude a la intervención infortunada .de Atenas a favor
de Plutarco, tirano de 'Eritrea, en el año 349.
SOBRE LAS PREVARICACIONES
DE LA EMBAJADA
La llamada "Paz de Filócrates" había sido acogida
en principio en Atenas, si no con satisfacción plena, sí
por lo menos con un espíritu de resignación casi gene-
ral. Ciertamente, algunos oradores habían sostenido -en-
tre ellos Aristofón de Azenia, Hegesipo de Sumion- la
tesis de la lucha hasta el agotamiento; pero sin ningún
resultado práctico. Los adversarios de la. expansión mace-
dónica, como Demóstenes., autores de planes referentes
a una colaboración con Filipo como [sócrates, partida-
rios de una política de paz y economía como Eubulo,
poníanse todos de acuerdo para recomendar el cese de
las hostilidades que desde hacía más de diez años exis-
tian entre Filipo y Atenas.
Para decir verdad, el tratado imponía grandes cargas
y sacrificios a Atenas; al decirse que los adversarios «con-
servarían cuanto poseyeran», se consagraba y daba por
buena la pérdida de la Calcidia. y de la mayor parte de
la Tracia, especialmente de Anfípolis. Apart;eel cansan-
cio general (existente tal vez también en Macedonia :Y
entre los aliados de Filipo), otras razones imponían la
rapidez en ' la ratificación y aplicación del tratado. ÉstP.
no comprometía a ninguna de las partes :hasta después
de que cada una hubiese prestado juramento; ahora bien,
los atenienses habían prestado ese juramento ante los
embajadores de Filipo algunos días desp:.lés de que la
Asamblea hubo votado aceptando la paz (19 r 24 Alefe-
belión, cerca de la mitad de abril de 346); una embajada
c:teniense debía marchar para recibir el juramento de
Filipo, r éste, en el intervalo, tenía plena libertad de
acción. Por otra parte existían divergencias de interpreta-
12
DEMÓSTENXS
CARTA
EXTRACTO DE LA CARTA
DECRETO
CARTAS
MALDICIÓN
' DECRETO
DECRETO
TESTIGOS
DECRETO
TESTIGOS
TESTIMONIO
TESTIMONIO
TESTIMONIOS
TESTIMONIOS
CARTAS DE FILtRO
TESTIMONIOS
TESTIMONIO
TESTI~ONIO
VERSOS DE SÓFOCLES
(SACADOS DE LA «.ANTÍGONA»)
ELEGÍA (50)
DECRETO
EsTELA
DECRETO
DECRETO
PREDICCIONES
NOTAS
NOTAS
(1) La toma de la ciudad de Olinto fué . facilitada por Eutl-
crates y Lástenes, que mandaban su caballerla.
(2) Demóstenes tuvo el cargo de corego en 348, y el de
tri erar ca en los años 363, 359 y 357.
(3) Estos acontecimientos se refieren al afio 357, cua.ndo 10.8
tebanos quisieron apoderarse de Ewb.ea aprovechándose de .s us
discordias interiores.
TERCERA FILÍPICA
Año 341. Demóstenes ha pronunciado su Discurso
sobre el Quersoneso, en el que insiste sobre la convenien-
cia de no desmejorar militarmente las posiciones de!
Quersoneso r aprestarse a la lucha decisiva, con el sa-
crificio personal y el llamamiento a la Hélade entera.
Poco tiempo más tarde nuestro orador pronunciará la
Tercera Filípica, una de las más valientes, ihermosas y
elocuentes arengas políticas del gran tribuno. De uno a
otro discurso, la situación político-militar apenas ha va-
riado: Diópites y sus huestes siguen en el Quersoneso,
desde donde solicitan refuerzos r dinero; por su parte
Filipo continúa avanzando en la Tracia, dirigiéndose a
los Estrechos, luego de haber estableCido tiranías en
Eubea, la importante isla situada en- la costa ática.
En su intención este discurso es un toque a rebato.
fiLa guerra por parte de Filipo es un hecho. Har que
salvar a costa de cualquier sacrificio la propia libertad
y le.! de la Hélade." Esto es el leit motiv central y prin-
cipal de la arenga. Demóstenes considera que el ataque
es inm.znente r por ello intenta persuadir al pueblo
ateniense de la necesidad en que se halla de tomar me-
didas decisivas de todo orden: diplomático, financiero y
militar. Demóstenes, en particular, despliega una acti-
vidad extraordinaria ante este nuevo peligro. Gracias a
sus embajadas propagandistas, Atenas concluye alianzas
militares, anula intervenciones político-maquiavélicas
(Eubea) o militares (Bizancio) .de Filipo, y si la ciudad
habrá de sucumbir un día en Queronea, a causa de las
rivalidades domésticas de los helenos o de las traidoras
penalid.qdf § dp .m~~h9~ dI! ~us políticos amigos de Mace-
D~M6sTums
v'a sallo del ' Rey - porque ' Celea está en , Asia - , que;
al ,servicio ,de su' señor, llevó ' dinero al Pelop:oÍieso,- no á
Atenas, lo ' inscribieron como a su enemigo, tarito a él
como ' a' su ' descendencia, y les impusieron la atimia.
Pero no es la ' aiimia de la que suele generairnentehá-
blarse. Pues, ¿qué le importaba a unceleíta n9 ' poder
pártidpar de' 10$ derechos de los atenienses? . , ' ,
, :»Es que en' las "leyes criminales está legislád!) con
respecto a aquellos cuya muerte no puede ' dar lugar a
mi procedimiento por 'asesinato (es , decir, :que pueden
ser muertos impunemente '«sin venganza», dice ' «mue-
ra». Lo que quiere decir es, pues, que está libre de
culpa quien ' haya matado a uno de ' esos individuos. Por
tanto,<-los antiguos consideraban que 'les incumbía la
seguridad colectiva de los helenos. Porque no leshabrla
importado que una persona comprara o sobornase' a
cualquiera en el Peloponeso si no hubieran opinado así:
Petó· tanto -'castigaban ' y ,perseguían a los, convictos ,dé
este:: deli~(); ,~ que inclusograb~ban ' eIi piedra·sú conqena.
dón~: 'He , aquf ,la causa de que, como debe ser; los hele:'
n~s fuesen ' objeto, dé ,terror , para ' los bárbaros,- :ma,s no
lósbárparos ' para los ' helenos. " ,
:, :' »Pero : no sucede así ahora,; porque no pensáis del
mismo modo, ni en, este aspecto ni. en nirtgúli', otro.
(Pues cómo? Ya lo ·sabíais vosotros. : ¿Por que vamos a
echaros la ' culpa de todo? De manera parecida, no me-
jor que vosotros, se comportan todos los ' demás. ,Por eso
DISCURSOS POLÍTICOS 271
digo que la situación actual exige muchos esfuerzos · y
buenos consejos. ¿Cuáles? ¿Lo digo? ¿No os irritaréis?
(Lee parte de un . documento escrito.)
»Hay un ingenuo documento de los que quieren
consolar a la ciudad asegurándoos que Filipo no es tan
fuerte como antes l'Os lacedem'Onias, que d'Ominaban el
mar y la tierra entera, tenían al Rey p'Or aliad'O y nada
se les resistía. Per'O, c'On t'Od'O, la ciudad se defendió
también contra ellos y no sucumbió.
»Pues, por mi parte, cre'O quehabiénd'Ose pr'Ogresad'O'
much'O en casi t'Odas las c'Osas, de mod'O que lo de h'Oy
no se parece en nada a 1'0 de otr'Os tiemp'Os, en ningún
aspect'O se han producid'O may'Ores revoluci'Ones . y ade-
lant'Os que en el militar.
»En primer lugar, teng'O entendid'O que ent'Onces l'Os
lacedem'Onios, c'Omo tod'Os l'Os demás, invadían un · país
durante cuatr'O 'O cinco meses, precisamente en la esta-
ción favorable, 1'0 devastaban con h'Oplitas y tr'Opas m'O-
vilizadas y se v'Olvían a su tierra. Y tan a la antigua
procedían, o mej'Ordich'O, c'On tal espfritu ciudadan'O,
que ni siquiera c'Ompraban nada a ' nadie c'On diner'O, y
la guerra era abierta y leal. Ahora, por el contrario,
sup'Ong'O que veis cóm'O los, may'Ores fracas'Os 1'Os pr'Ov'O-
can l'Os traidores, sin que 'Ocurra nada por causa de las
disp'Osici'Ones estratégicas ni de las batallas; y 'Oís decir
por qué Filipo n'O se presenta d'Onde le plazca por lle-
var c'Onsig'O una falange de h'Oplitas, sin'O p'Or tener - a'
su disposición tropas ligeras, jinetes, arquer'Os, merce-
narios; un ejércit'O, en fin, así f'Ormad'O. En estas c'On-
dici'Ones se presenta ante las ciudades, debilitadas p'Or di":
sensi'Ones civiles, y una vez que nadie ha salido · en
defensa ' de ·su país p'Or desc'Onfianza, instala sus · má-:-
quina_s :.deguerray se p'One a sitiar aquéllas, ·Y ·,nohay,
por qué hablar de verano ni ' de invierno; que' nohaee
disting'Os; ni 'hay ninguna estación especial en que ~eje
de actuar. . . . .
»Pl:les ' bien, ya que todos sabéis y 'Os dais cuenta qe
estQS .hechos, no debéis permitir que la guerra lle~e
a : esté territori'O ni d-ejaros .desaz'Onar mientras -contem-'
piáis la sencillez de la c'Ontienda · d~ ent'Onces_c'Ontra 19S
lacedem'Onios, sino preveniros con t'Oda la anticipación:
p'Osible pormedi'O de vuestros act'Os y preparativos, cui~
272 DEMÓSTENES
NOTAS
22
POR LA CORONA
El Decreto de Ctesifonte y la denuncia de Esquines.
- Después de la derrota de Queronea" los atenienses es-
taban convencidos de que Filipo avanzaría directamente
hacia ellos; se hallaban preparados para la lucha r para
resistir el asedio. Habían sido tomadas diversas medidas,
políticas r militares; primero bajo la iniciativa de Hipé-
rides y de Demóstenes después, recién regresado del ejér-
cito este último; tales medidas consistían en lo siguien-
te: movilización de los ciudadanos hasta la edad de
sesenta años; amnistía en favor de los desterrados r de
las personas privadas de sus derechos civiles; proyecto
de enrolamiento de metecos y de esclavos; reparación de
las fortificaciones. La paz de Demades" ~hizo muy pron-
H
DECRETO
DECRETO
CARTA
..
«Filipo, rey de Macedonia, al C'Onsejo y al
. puebl'O atenienses, salud. Sabed que hem'Os
avanzad'O más allá de las Termópilas y hem'Os
someti¿'o la Fócid<i; que 'hemos puesto guar-
nición en las ciudades que se han unido a nos-
'Otros v'Oluntariamente; las que no han 'Obede-
cido han sido conquistadas a la fuerza, escla-
vizadas y arrasadas. Sabiendo que os preparáis
para llevarles socorro, os escribo para que n'O
os sorprendáis a propósito 2e esto; pues me
parece que en el orden de la política general
vos.otros no hacéis nada de lo que es convé-
324 DEMÓSTENES '
TEXTO DE LA DENUNCIA
DECRETO
DECRETOS
CARTA
DECRETO
DECRETO
LISTA
LISTA
DECRETO
SEGUNDO DECRETO
DECRETO
TESTIGOS
SEGUNDO DECRETO
Fecha
CARTA
DECRETO
SEGUNDO DECRETO
DECRETO DE DEMÓSTENES
CARTA
CARTAS
DECRETOS
TESTIMONIQS
INSCRIPCIÓN
N ÚMERO DE SOC'ORROS
NOTAS
N o T A ;S
(1) Es el mismo Di6pites mencionado en Sobre la cuestión
del Quersoneso.
(2) Filipo quiere poner de relieve su helenismo refiriéndose
a la lucha. de su antepasado contra los medas y a la ofrenda de
una estatua de oro a Delfos.
RESPUESTA A FILIPO
SUMARIO DE LIBANIO. - Filipo 'había dirigido una carta
a los atenienses acusándoles, a la vez que les declaraba
formalmente la guerra. En estos momentos el orador no
trata va de persuadir a ~os atenienses para que la empren-
dan, pues éstos se ven forzados a ella, sino que los tranqui-
liza con respecto al peligro, asegurá,ndoles que el macedonio
es fácil de vencer.
DISCURSOS POL1TICOS
COTr1Jentario . 407
CARTA A FILIPO . 409
RESPUESTA A FILIPO 415