Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Enciclopedia de Las Ciencias Politicas y Juridicas
Enciclopedia de Las Ciencias Politicas y Juridicas
MORALES Y POLÍTICAS
PARA EL SIGLO XXI
ISBN: 978-84-340-2667-4
PANDEMIA COVID-19
CIENCIAS POLÍTICAS
7
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
8
Índice
9
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CIENCIAS JURÍDICAS
10
Índice
11
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
12
Índice
13
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
14
Índice
15
PRÓLOGO
Nada se acomoda mejor al objeto de la Institución que, según el Real Decreto Funda-
cional del 30 de septiembre de 1857, reiterado en el artículo 1.º de los vigentes Estatu-
tos, es «el cultivo de estas ciencias, ilustrando las cuestiones de mayor importancia,
trascendencia y aplicación según los tiempos y circunstancias».
Para ello pareció sumamente útil recapitular en torno a las voces fundamentales y en
forma accesible a un público culto, pero no especializado, los conocimientos básicos
de las principales disciplinas jurídico-políticas, filosóficas, sociológicas y económicas,
objeto respectivamente de las cuatro secciones en que se articula la organización y
funcionamiento de la Academia. A ello se ajustó el proyecto inicial y a mi juicio vigen-
te y el propio vicepresidente Pendás asumió con eficaz entusiasmo la dirección y coor-
dinación del primer volumen, dedicado a las Ciencias jurídico-políticas.
17
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Una obra de este tipo tiene que insertarse en la más candente actualidad, en esta oca-
sión la pandemia de la COVID 19. Por ello, varias voces se ciñen a esta cuestión y mu-
chas de las ya redactadas sobre materias distintas se han revisado por sus autores para
acercarlas todo lo posible y deseable a la problemática que tiene su raíz en la pandemia.
Nuestra Academia ofrece lo que tiene y lo que ha conseguido convocar. Somos cons-
cientes de sus posibilidades de mejora, pero estamos confiados en su utilidad y es un
servicio semejante el que justifica hoy el ser y el quehacer de nuestra Institución
como, al hilo de las circunstancias, lo ha hecho durante el ya largo siglo y medio de
nuestra existencia.
18
PROPÓSITOS Y CRITERIOS DE UNA ENCICLOPEDIA
ACADÉMICA PARA EL SIGLO XXI, CON UNA REFLEXIÓN
SOBRE EL TIEMPO POSTERIOR A LA COVID 19
Por origen y naturaleza, las Ciencias Morales y Políticas se caracterizan por su voca-
ción enciclopédica. Las Academias, con sus antecedentes clásicos y renacentistas, son
secuelas de la Ilustración, primero, y luego del positivismo, y surgen a medida que las
distintas ramas del conocimiento alcanzan la madurez científica. El siglo xix fue «una
gran época para los hechos», escribe E. H. Carr, pero también lo podrían haber escrito
Ranke, Spencer o algún jurista seguidor de las Pandectas. En ese contexto nacen las
Academias de Morales y Políticas, la nuestra en 1857: hay entonces unas cuantas cien-
cias en pleno proceso de formalización, unas de larga trayectoria y otras surgidas para
dar respuesta a los retos de la sociedad industrial. Desde entonces y hasta hoy mismo,
esta Real Academia es alérgica a la «barbarie» del especialista que denunciaba Ortega.
El objetivo no es saber cada vez más detalles sobre asuntos cada vez menos relevan-
tes. Se trata, muy al contrario, de plantear perspectivas de media y larga distancia; si-
tuar los problemas del día a día en el Espíritu de la Época y, en fin, apuntar soluciones
razonables sin caer en dogmatismos ni arriesgar en falsas profecías.
Estamos ante una obra colectiva y plural en todos los aspectos. La pretensión de
escribir un tratado de Geometría resulta ajena por definición al ámbito de las Cien-
19
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
cias Políticas y Jurídicas, objeto de este volumen. No obstante, hemos hecho un es-
fuerzo notable por armonizar los elementos formales: extensión de las voces, dentro
de un marco flexible en función de la materia; referencias bibliográficas básicas y
actualizadas, que permiten al lector interesado ampliar sus fuentes de información;
sistema de remisiones, particularmente ágil en la versión digital, etc. Cada autor es
responsable de la información que aporta y de la opinión que sostiene. El coordina-
dor responde de la selección de los autores, cuya relevancia queda de manifiesto
para cualquier persona medianamente informada. Participan miembros de esta
RACMYP y de otras ilustres Reales Academias del Instituto de España; catedráticos y
otros profesores de Universidad; altos funcionarios de los cuerpos más prestigiosos
del Estado; profesionales reconocidos en su ámbito correspondiente, etc. Contamos
igualmente con la presencia de distinguidos colegas iberoamericanos, siempre bien-
venidos a nuestra institución.
Ni que decir tiene que la pluralidad ideológica es un rasgo distintivo de cualquier tra-
bajo académico digno de ese nombre. Se ha pretendido también abrir un espacio de
colaboración para generaciones más jóvenes de investigadores y estudiosos. Corres-
ponde al usuario de esta Enciclopedia reconocer los méritos y criticar los deméritos de
nuestro proyecto editorial.
Naturalmente, las más de trescientas voces de que consta este tomo dedicado a las
Ciencias Políticas y Jurídicas (sección II de esta Real Academia) son heterogéneas por
definición y exigen métodos y enfoques diferentes. No es lo mismo, y pongo un solo
ejemplo entre muchos posibles, escribir sobre «Globalización» que sobre conceptos ju-
rídicos decantados ya desde el Derecho romano. La propia distinción entre Ciencias
Políticas y Jurídicas es puramente convencional. Hay cosas evidentes y otras discuti-
bles. Contamos con las críticas razonadas de los lectores para mejorar cuanto sea pre-
ciso en la versión digital o en futuras ediciones de formato papel.
Debo también dar cuenta de las deudas de gratitud contraídas con muchas personas.
Ante todo, con mis colegas de Academia, muy especialmente con nuestro presidente,
Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, por su impulso determinante para el éxito del
proyecto. Colaboran aquí muchos miembros de la RACMYP y otros lo harán, si así lo
desean, en sucesivas entregas en las secciones de Filosofía, Ciencias Sociales y Econo-
mía. Gracias a todos los que han apoyado la ardua tarea del coordinador, y también a
quienes han sido críticos o escépticos sobre la utilidad de una Enciclopedia en pleno
siglo xxi: como es notorio, la discrepancia intelectual es seña de identidad de una cor-
poración como la nuestra.
Gracias muy sinceras igualmente a Alicia Segovia, brillante abogada del Estado y tam-
bién politóloga, por su labor eficaz y desinteresada. Lo mismo digo respecto a Pablo
Ramírez, responsable técnico de la edición y excelente profesional en su calidad de
bibliotecario de esta Real Academia. La oficial mayor May Huertas y todo el equipo
administrativo de la Casa merecen reconocimiento y elogio. El Boletín Oficial del Esta-
do, en su condición de Agencia Estatal, garantiza la calidad de la edición y su adecuada
distribución. Es mérito del equipo dirigido por Manuel Tuero, servidor público profe-
sional y eficiente.
20
PROPÓSITOS Y CRITERIOS DE UNA ENCICLOPEDIA ACADÉMICA PARA EL SIGLO XXI
***
La Enciclopedia que promueve esta Real Academia no puede ser ajena a los primeros
indicios de este mundo nuevo. Se incluye por ello una sección específica sobre las «pers-
pectivas» de la COVID-19 (económicas, éticas, internacionales, jurídicas, laborales, po-
líticas, sociológicas), a cargo de académicos de número de nuestra corporación. Tam-
bién se han adaptado algunas voces ya elaboradas, mediante reflexiones adicionales a
cargo de los autores. Siguiendo el sabio consejo de Alexis de Tocqueville, intentamos ver
algo de luz «a través de las tinieblas que ocultan el porvenir».
Benigno Pendás
Vicepresidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
21
PANDEMIA COVID-19
PANDEMIA: PERSPECTIVA ECONÓMICA
Como mínimo a corto plazo, la crisis económica provocada por la pandemia del coro-
navirus es la más grave desde la Gran Depresión o, en el caso español, desde la Guerra
Civil. Las estimaciones de diversas instituciones en mayo hablan, para 2020, de una
caída del PIB mundial el torno al 10% y de un fuerte efecto sobre el empleo que, en el
caso español, podría superar el 12% y llevaría la tasa de paro por encima del 20%.
Por otra parte, no debe subestimarse el riesgo de que la crisis contagie al sector finan-
ciero. El aumento de la morosidad es inevitable habida cuenta de que muchos parados
y empresas no podrán hacer frente a sus obligaciones financieras, y la banca española
tiene capacidad para hacer frente a un 8,2% de impagos, por lo que, si los saldos de
«dudoso cumplimiento» superaran, como algunos vaticinan, el 13% podría haber pro-
blemas de solvencia. El aumento del ahorro precautorio y la caída de la inversión tam-
bién serán factores negativos.
Las estimaciones generalmente aceptadas, muy volátiles, indican que a finales de 2022
se alcanzará un PIB entre un 3% y un 5% inferior al de diciembre de 2019. Por tanto, la
recuperación habrá de esperar a 2023, aunque esto dependerá en gran medida de
cómo se diseñen y apliquen las medidas de política económica.
25
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
de otros países por el elevado déficit público (el mayor de la Unión Europea junto con
Francia), y aunque el montante de deuda pública es menor que el de países como Ita-
lia o Grecia, alcanza el 100% del PIB y las emisiones de 2020 serán al menos el 50%
mayores que las de 2019, superando los 300.000 millones de euros. Por último, la situa-
ción del paro antes de la crisis es la peor de la UE, solo superada por Grecia.
Sea cual sea la estrategia sanitaria (supresión, es decir alcanzar un número reproducti-
vo R < 1, o mitigación, R pequeño pero >1) lo más peligroso es colapsar el sistema
sanitario. Este no es un objetivo temporal, sino permanente por dos motivos. El prime-
ro, que el virus actual es muy posible que presente dos oleadas más, aunque de inten-
sidad decreciente: tras el descenso del verano a finales del próximo otoño y de nuevo
a finales de 2022 si no se ha encontrado una vacuna. Pero, además, las pandemias fu-
turas serán más frecuentes por el tráfico de animales, la masificación de las ciudades,
los efectos del cambio climático, los viajes rápidos a larga distancia, y la ocupación de
zonas con patógenos desconocidos. La crisis ha puesto de manifiesto que las reduccio-
nes de inversión en los sistemas sanitarios públicos de los últimos años, favorecidas
por gobiernos que perseguían como objetivo principal una rápida consolidación fiscal,
tienen unos costes sociales, y a la larga económicos, enormes.
Si no se hacen las cosas bien podemos encontrarnos con un medio-largo plazo muy
negativo: nuevas pandemias, carencia de vacunas en años, medicamentos caros y ra-
cionados y fuerte aumento de las cuotas de los seguros médicos (esencial para países
que no tienen sistema público).
El objetivo es cubrir los costes del cierre de actividad. La parte importante esencial de
los costes variables se cubre mediante los Expedientes de Regulación Temporal de Em-
pleo, que cuando esto se escribe afectan a 3,5 millones de trabajadores en España.
Otros costes variables no será preciso cubrirlos al no existir actividad. Pero las empre-
sas que tengan significativos costes fijos necesitarán ayudas adicionales, que podrán
tomar la forma tanto de subsidios, bien de créditos avalados, posiblemente a largo pla-
zo e interés nulo, como de posposición, no condonación, de pagos al sector público.
Todas las iniciativas descritas apuntan a una muy fuerte expansión del gasto público,
de cuantía desconocida hasta ahora (los Estados Unidos estiman un déficit público
26
PANDEMIA COVID-19
del 19% en 2020 y España por encima del 12%) en una situación de ingresos disminui-
dos por la menor actividad y las bonificaciones y exenciones temporales de ingresos
públicos instrumentadas como medidas de choque.
La política monetaria tiene poco que hacer en la situación actual, salvo ayudar a finan-
ciar los déficits ligados a la lucha contra la pandemia de una vez por todas hasta recu-
perar los niveles de empleo y producción de finales de 2019. Como es obvio, el argu-
mento típico de los peligros de la inflación es irrelevante: tenemos tasas cercanas a
cero y los costes de un 2 o 3% de inflación (con una distribución sectorial no simétrica)
son despreciables comparados con los de niveles de desempleo por encima del 20%.
Y, además, en la Unión Europea debe ser una financiación mutualizada de alguna for-
ma, la más fácil y obvia, emitir deuda perpetua a tipo cero que sería adquirida por
el Banco Central Europeo (BCE) y mantenida indefinidamente en su balance. El pro-
blema legal (el BCE no puede actuar en mercados primarios) es subsanable adquirien-
do la banca privada estos bonos a su emisión y comprándoselos el BCE. Además, esto
no afectaría a las primas de riesgo nacionales de forma asimétrica. Conviene recordar
que se empezó a señalar la necesidad de mecanismos de mutualización de la deuda de
la UE en 2010, y no se ha dado paso alguno en la última década. Además, esta forma
de financiar gasto público extraordinario sería una buena forma de hacer frente al pro-
blema de la distribución entre clases sociales y entre generaciones de los costes de la
lucha contra la pandemia sin aumentar la desigualdad.
Como puede constatarse, el aumento del gasto público debería seguir algunos princi-
pios. El primero, concentrar los recursos en las acciones prioritarias: en una crisis
como la actual, el café con leche para todos es un despilfarro y no permite hacer fren-
te a los problemas esenciales: no se trata de reponer rentas a todas las personas, sino
a aquellas cuya pérdida se deriva de la crisis; no se trata de subvencionar a todas las
empresas, sino de ayudar a las que no pueden sobrevivir temporalmente sin actividad.
El segundo principio es que las ayudas deben ser temporales y poco condicionales: has-
ta que se recuperen las condiciones precrisis. El tercero que el aumento del gasto pú-
blico debe ir encaminado a paliar los efectos de crisis, no a financiar nuevos programas
permanentes, aunque puedan ser muy deseables como, por ejemplo, una renta mínima
o la mejora de la productividad de las empresas. Estas nuevas acciones han de poder
financiarse con presupuestos ordinarios.
El gran plan de recuperación se aprobó en verano. Por una parte, se creó un mecanis-
mo de recuperación y resiliencia dotado con 560.000 millones, de los que 310.000 son
subvenciones y 250.000 préstamos. Además, en el marco del largo plazo (perio-
do 2021-2027) se ha aprobado un gasto de 1,8 billones, de los que 1,1 serían de refuer-
zo de los presupuestos europeos del periodo y 750.000 millones para el plan denomi-
nado Next Generation, que se financiará en los mercados emitiendo deuda europea. Se
trata del plan más ambicioso en la historia de la UE, aunque podría haberse ido un
tanto más allá en lo relativo a la proporción subvenciones-préstamos para evitar que
27
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Y, una vez superada la crisis, nos encontraremos en un mundo distinto, porque los
efectos económicos de la pandemia a largo plazo serán muy relevantes. Aquí solo cabe
expresar opiniones y no certezas. Parece claro que habrá un retroceso en el proceso de
globalización lo que, si se aprovecha bien y dados los sesgos del propiciado por el
Consenso de Washington (es decir, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mun-
dial y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos), puede ser positivo, dando posi-
bilidades de adaptación específicas a los países que se han visto más perjudicados. Y
también un mayor peso del sector público en las actividades privadas: en las guerras
hasta los neoliberales se convierten al keynesianismo. Las formas de trabajo serán muy
distintas y el mundo será más digital y menos analógico, lo que implica cambios socia-
les, políticos, educativos y jurídicos que se analizan en otras entradas de la Enciclope-
dia. Sus efectos sobre la desigualdad y las generaciones futuras serán el gran reto eco-
nómico de nuestro tiempo.
28
PANDEMIA: PERSPECTIVA ÉTICA
Por eso la ciudadanía en España ha reconocido diariamente a quienes han mostrado una
vez más el poder de la solidaridad, la fuerza transformadora de la compasión, que han
ejercido de modo admirable el personal sanitario, el Ejército, la Policía, la UME, el sector
primario, las empresas que hicieron posible la subsistencia y las que reconvirtieron su
producción para fabricar material sanitario o alimentar a grupos necesitados. Y, por su-
puesto, las organizaciones solidarias que siguieron en la brecha y las familias, auténticas
redes de supervivencia. Sin todos ellos no solo el número de muertes hubiera sido mu-
cho mayor, sino que el sufrimiento hubiera resultado insoportable. En la sociedad «pos-
coronavirus» reconocer el valor de todos ellos de modo fehaciente, y no solo con aplau-
sos en los balcones, debería ir de suyo, como también cultivar el apoyo mutuo.
Pero como en el juego de las decisiones colectivas, los free riders –individuos o países–
son inevitables, es preciso trabajar por una cierta gobernanza global que asuma res-
ponsabilidades por los bienes comunes.
29
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Ciertamente, que la aparición del virus cogiera desprevenidos a todos los países, sin
fármacos, sin vacunas, desconociendo su forma de actuar, de suerte que la improvisa-
ción ha sido la respuesta generalizada, evidencia que los riesgos son globales, pero no
lo es la preocupación. Tampoco por desafíos inminentes como el actual, que en reali-
dad fue la historia de una muerte anunciada, como tantos otros que quedan a la espe-
ra. La inversión en investigación científica para proteger vidas y el desarrollo de las
medidas para salvarlas debería ser una prioridad.
Tomar como norte esta defensa impidió tener que llegar a «decisiones trágicas» en las
UCIs, excluyendo a priori a los mayores de ochenta años o a los discapacitados. Los
recursos eran escasos, pero planificar y gestionar los disponibles, crear otros nuevos y
derivar pacientes a otros lugares cuando fue necesario salvó muchas vidas sin poner en
peligro otras. La heurística de la dignidad salva vidas y, en este caso, previene además
frente a la gerontofobia, que es un riesgo de presente y futuro. Ocuparse realmente de
los más vulnerables debería caminar en la misma dirección.
Proteger esa dignidad requiere sin ambages la sinergia entre los tres sectores sociales,
el empresarial, el político y el ciudadano.
Ante la crisis social y económica, con aumento de la pobreza, caída y precarización del
empleo, descenso de la productividad, peligro de las prestaciones sociales, la ética y la
responsabilidad de las empresas se hace más necesaria que nunca, y será no solo justo
por su parte, sino también prudente, mostrar su buen hacer. Ciertamente, se habla de
que nos encontraremos ante un nuevo modelo económico y social, que «el capitalismo»
se ha agotado por enésima vez, sin precisar si se trata del capitalismo comunista, el
neoliberal o la economía social de mercado, y sin proponer ningún modelo alternativo.
30
PANDEMIA COVID-19
Pero como el que ha mostrado mayor justicia y libertad es el tercero, es una exigencia
de responsabilidad y prudencia que las empresas asuman el papel que les corresponde
en el aumento de la productividad, en la creación de riqueza, material e inmaterial, y
muy especialmente, en la creación de trabajo. En el marco de una economía social de
mercado, que intenta propiciar crecimiento con equidad, como es propio del modelo
europeo de justicia social, la empresa del futuro será social o no será. Acabar con el
hambre, la pobreza y reducir las desigualdades es también una tarea de la actividad
económica.
Y llegando ya al sector político, ojalá prenda en esa sociedad «poscrisis» que la respon-
sabilidad es un valor inexcusable. Se habrían ahorrado muertes y sufrimientos si la
Organización Mundial de la Salud hubiera cumplido con su deber de avisar de la pan-
demia a tiempo, ofreciendo protocolos de actuación. Como también si los políticos
nacionales hubieran generado cohesión social desde un proyecto dialogado y compar-
tido, llamado a resolver los problemas acuciantes, en vez de engolfarse en el regateo y
en sus oportunistas disputas ideológicas, mirando por sus votos y no por el bien co-
mún, cultivando la polarización y el conflicto. La sensación de una continua improvisa-
ción en las medidas adoptadas les resta credibilidad, cuando la confianza es el princi-
pal capital social y ético de los países.
Ojalá una ciudadanía madura, una sociedad civil vigorosa, sea capaz de pensar y que-
rer por sí misma, sin dejarse infectar por luchas partidarias, sin alimentarse de argu-
mentarios, consciente de que en esta crisis y en todas las por venir será posible respon-
der con altura humana desde la construcción de un «nosotros incluyente», reacio a la
polarización, pero no solo por el tan manido «egoísmo ilustrado» de que «estamos todos
en el mismo barco», sino porque nos importamos unos a otros. Estos son valores con
futuro, los que se tejen desde la com-pasión y dan razones para la esperanza.
Adela Cortina
Académica de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Catedrática de Ética y Filosofía Política
Universidad de Valencia
31
PANDEMIA: PERSPECTIVA INTERNACIONAL
Y desde entonces el mundo «pivota» hacia Asia, término que utilizaron Obama y Hi-
llary Clinton para aludir al giro estratégico de Estados Unidos, desde el Atlántico (y
Europa), al Pacífico y China, inaugurando así un juego estratégico, entre una poten-
cia declinante y una potencia emergente (trampa de Tucídides), vector geoestratégi-
co que articula el mundo, y del que el presidente Trump es al tiempo causa y efecto.
La totalidad de África y buena parte de Latinoamérica y el Caribe han pivotado tam-
bién hacia China desde el punto de vista económico y comercial. Mientras, Europa
vacila, pues no quiere ni puede abandonar a Estados Unidos, pero tampoco puede
ningunear a China.
33
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
perdido el relato lamentablemente, hasta el punto de que Trump que iba a ganar
claramente las próximas elecciones, ahora puede que acabe perdiéndolas.
2. En segundo lugar, gana también Asia en su conjunto, mientras pierde Europa. Co-
rea, Japón, Taiwán, Singapur, han gestionado la pandemia de modo mucho más
eficientes y con menor coste que Italia, España, Francia, incluso Reino Unido. Y
Asia gana en dos sentidos. Gana culturalmente, pues el colectivismo asiático se
muestras más eficiente que el individualismo occidental. Y gana por las consecuen-
cias económicas que eso va a tener, pues Asia, que ha sufrido menos, se está recu-
perando antes.
3. En tercer lugar, Rusia muestra a las claras que es una potencia sobrevalorada, «po-
tencia regional», como dijo Obama para gran enfado de Putin. Pues, como decía
Bacon del Imperio español, es un árbol demasiado frondoso para tan escasas raí-
ces. Rusia es un país con enormes debilidades: una demografía casi catastrófica,
un PIB similar al de Italia, pero con 140 millones de habitantes (y una desigualdad
escandalosa), todo ello dependiendo del precio que los mercados marquen al gas
y el petróleo. Pero la crisis del petróleo del 2020 (caída brusca de la demanda e
incapacidad del lobby para reducir la oferta) hunde sus escasos recursos. Algo que,
por cierto, afecta a todos los petro-estados (como Irán, Arabia o Venezuela).
4. Finalmente, la pandemia ha afectado duramente a la UE y, como Rusia, deja claro
que fue un sueño lo que en su momento (crisis de Irak) creyó posible: que podía
ser una alternativa soft a la hegemonía americana. No va a serlo, porque no puede,
y además porque no quiere, no tiene esa ambición. La UE puede ser un actor, lo es
sin duda, pero mediando entre Estados Unidos y China, haciendo de hombre bue-
no, go-between. Pero cuidado: comprendiendo a China y frenando a Estados Uni-
dos, pero siempre al lado de los americanos. En el fondo, si Estados Unidos es el
policía malo, la UE es el policía bueno.
La UE ha sido un gran éxito histórico, pero desde al menos el año 2004, se le acu-
mulan una crisis tras otra. No había acabado de digerir la ampliación (que se hace
evidente en Hungría y Polonia), y tras el fracaso del non nato Tratado Constitucio-
nal (rechazado por Francia y Holanda), se enfrenta a la Gran Recesión, tras ella la
crisis de los refugiados, luego el Brexit y, finalmente, la pandemia. Todo ello le
lleva a perder momentum, inercia positiva. Y las tensiones internas se aceleran.
Añadamos el confuso papel de la UE en la lucha contra el virus pues no tiene com-
petencias. De ahí, tres consecuencias.
34
PANDEMIA COVID-19
5. Finalmente, Latinoamérica, al igual que África, muestra sus debilidades una vez
más. No está ni se la espera, ni es problema para el resto, ni tampoco solución, de
modo que resulta irrelevante. Y a la crisis política y económica, que ya vivía, se une
la sanitaria.
35
PANDEMIA: PERSPECTIVA JURÍDICA
Dicen los autores clásicos que el Derecho de excepción actúa contra tenorem rationem
(Paulo). Así pues, es un Derecho ocasional, cuyo único objeto es regular situaciones
anómalas y carece por ello de fuerza expansiva. Esta es la primera y principal conse-
cuencia jurídica de la multitud de normas (demasiadas, como siempre) aprobadas a
partir de la declaración por el Gobierno del estado de alarma (R. D. 436/2020), varias
veces prorrogado y aplicado después en un ámbito territorial limitado (R.D. 900/2020).
Las normas excepcionales pierden no solo validez y eficacia, sino también legitimidad,
cuando termina la situación de emergencia. Cualquier pretensión de prolongar su letra
o su espíritu más allá de las circunstancias que las justifican (en este caso, la pandemia
derivada de la COVID-19) resulta inaceptable desde el punto de vista del Estado cons-
titucional. Hecha esta advertencia, compartida por cualquier jurista serio, cabe apuntar
algunas pinceladas sobre las cuestiones constitucionales –en sentido amplio– que plan-
tea esta situación insólita. Se trata, claro está, de un simple índice de materias que de-
ben ser objeto de estudio con rigor y mesura: las palabras gruesas contribuyen al des-
asosiego de una sociedad ya muy alterada en el disfrute de su paz jurídica. Por razones
obvias, las referencias doctrinales remiten a colaboraciones en los medios, blogs, deba-
tes por vía telemática, monográficos de urgencia en revistas jurídicas (entre ellas, El
Cronista y El Notario del siglo xxi) y fórmulas similares. Está pendiente todavía un aná-
lisis en profundidad: el «modesto» estado de alarma (art. 116 CE y L. O. 4/1981) solo
había suscitado cierto interés a propósito de los controladores aéreos y ahora, en cam-
bio, es el tema de nuestro tiempo en el ordenamiento jurídico español, con repercu-
sión en todas las ramas del Derecho. Vamos a distinguir:
37
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
–– Por la misma razón, habrá que examinar con prudencia los efectos económicos de
la «renta mínima» universal, la política sobre alquiler de viviendas o la multiplicación
de subvenciones. Las perspectivas son muy preocupantes, porque también hay de-
rechos fundamentales en juego, cuya ponderación debe aquilatarse al máximo. La
interpretación por jueces y tribunales, especialmente por el Tribunal Constitucional,
acerca de la proporcionalidad de las medidas adoptadas y de los principios cone-
xos de adecuación e intervención mínima (V. Álvarez) es una clave jurídica que
resulta aventurado anticipar. Lo mismo ocurre, por supuesto, con las medidas pos-
teriores al Derecho de excepción.
–– En este contexto, las propuestas renovadas para «elevar» de rango algunos «princi-
pios rectores de la política social y económica» (ante todo, el art. 43, derecho a la
salud) incurren una vez más en el deseo imposible de «hacer cosas con palabras».
Ni es el momento para un debate sobre reforma constitucional, ni abrir el amparo
a ciertos derechos hoy excluidos cambia para bien o para mal el panorama sanita-
rio; si acaso, puede tener el efecto negativo propio de las expectativas insatisfechas.
–– Primero, la adecuación del estado de alarma como instrumento jurídico para hacer
frente a la crisis. El art. 4 de la Ley 4/1981 lo deja muy claro, en principio: «altera-
ciones graves de la normalidad», entre ellas: «b) crisis sanitarias, tales como epide-
mias...» Las autorizaciones al Gobierno por parte del Congreso de los Diputados se
han producido en tiempo y forma, si bien con mayorías políticas sorprendentes (lo
cual es jurídicamente irrelevante). El problema reside en la afectación (hecho con-
cluyente: patente, incuestionable) de algunos derechos fundamentales. La Ciencia
del Derecho vive bajo la tiranía de los conceptos jurídicos indeterminados, imposi-
bles de reducir a la homogeneidad a pesar de brillantes interpretaciones doctrina-
les. El impacto del estado de alarma sobre el art. 19 CE (libertad de residencia y
circulación) ¿es una suspensión o una mera limitación? Los efectos prácticos son los
mismos, pero la exigencia de cumplir con los derechos humanos es inherente al
respeto que se debe a sí misma una democracia constitucional. Predominan entre
los constitucionalistas las opiniones críticas (por todas, M. Aragón Reyes: «exorbitan-
te»), aunque no faltan defensores del criterio gubernamental (P. Cruz Villalón,
T. Quadra-Salcedo). Parece dudoso que algunas prohibiciones tengan cobertura
jurídica suficiente. El TC tendrá que pronunciarse en su día, y en la primera opor-
tunidad (indirecta: amparo no admitido a trámite por causa del derecho de mani-
festación) dejó patente que los criterios no son unánimes. Veremos cómo se inter-
preta la prudente fórmula «estrictamente indispensables». La opción por el estado de
excepción, impecable desde el punto de vista de la suspensión de derechos, carece
de idoneidad en términos objetivos: está concebido para alteraciones de orden pú-
blico de naturaleza política. El debate es muy relevante para el futuro del Estado
democrático. Habrá que plantearlo a fondo y sin reservas mentales.
–– Sobre las relaciones entre Gobierno y Parlamento, la rectificación ha llegado más o
menos a tiempo. Frente al «cierre» de los primeros días (política y jurídicamente
difícil de justificar), el Congreso de los Diputados ha pasado a funcionar casi con
normalidad, en el Pleno y en algunas Comisiones. Una vez más, el Senado ha per-
dido la oportunidad de ejercer su condición de Cámara territorial, aunque la Comi-
sión General de las Comunidades Autónomas celebró una sesión con escasa reper-
38
PANDEMIA COVID-19
cusión pública. Como siempre, el problema no son las normas, sino la falta de
voluntad política.
–– No hay Estado democrático sin libertad de expresión. Nunca hay buenos argumen-
tos para eludir la crítica social y política o para orientar las preguntas en una rueda
de prensa o para inaplicar la Ley de Transparencia. El límite de esta preciada liber-
tad es únicamente el Código Penal, y ahí debe tener soporte la lucha contra las
fake-news, una secuela lamentable de las tecnologías de la comunicación, pero no
por ello susceptible de censura ni de controles preventivos. Para sancionar los de-
litos está la jurisdicción penal.
–– Aplazar elecciones ya convocadas parece una medida sensata y proporcionada,
aunque su cobertura legal sea imprecisa. Véase, como ejemplo negativo, la celebra-
ción de la primera vuelta de las elecciones locales en Francia; la segunda no llegó
a celebrarse en la fecha prevista.
39
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
40
PANDEMIA: PERSPECTIVA LABORAL
41
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Esa serie de normas excepcionales de urgencia no contienen reforma alguna del ordena-
miento laboral llamada, en principio, a permanecer. Son normas transitorias en la emer-
gencia, sujetas a un elevadísimo ritmo de sucesión normativa, que no siempre han ase-
gurado la certeza del Derecho, dejando lagunas e imprecisiones a una interpretación que
en la emergencia no pudo unificarse por el órgano judicial que tiene la atribución cons-
titucional de hacerlo. La litigiosidad ulterior exigirá una gran agilización procesal tras la
excepcionalidad, a la que defectuosamente ha tratado de responder el R.D.L. 16/2020.
Pese a ello los R.D.L. 8, 9, 10, 11, 12, 13, 15, 16 y 17 /2020 han sido convalidados por
el Congreso de los Diputados, que ha decidido tramitarlos como leyes por el procedi-
42
PANDEMIA COVID-19
miento de urgencia. Esa tramitación pudiera indicar una posible voluntad de incorpo-
ración al ordenamiento jurídico laboral ordinario de algunas de sus técnicas con voca-
ción de permanencia.
Este Derecho con valor de ley se ha completado por el Derecho de fuentes infralegales
de las autoridades competentes delegadas del Gobierno para el ejercicio de las funcio-
nes previstas en el Real Decreto de declaración del estado de alarma a fin de garantizar
la prestación de todos los servicios, ordinarios o extraordinarios, en orden a la
protección de personas, bienes y lugares (art. 11 L.O. 4/1981). Ese Derecho menor de
las autoridades competentes delegadas, igualmente urgente, integrado por numerosísi-
mas órdenes, instrucciones y resoluciones ministeriales, ha seguido la evolución de la
famosa curva de la pandemia, por lo que ha sido objeto de modificaciones y rectifica-
ciones sucesivas.
43
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
44
PANDEMIA COVID-19
El empleo temporal ha sido de nuevo el peor tratado en esta extraordinaria crisis sani-
taria. De los empleos destruidos en la segunda quincena del mes de marzo, dos de
cada tres eran temporales, produciéndose el ajuste de la crisis, como siempre en nues-
tro modelo productivo, operando la patología previa de la contratación temporal. El
legislador de urgencia ha tratado de amortiguar ese efecto con el mandato adicional de
mantenimiento de los contratos temporales sujetos a expedientes de regulación de em-
pleo suspensivos, incluidos los contratos formativos, de relevo e interinidad. La consi-
deración legal del tiempo de su suspensión como tiempo neutro abre un paréntesis en
el cómputo de su duración máxima, y en la de su período de referencia equivalente al
periodo suspendido, que se reanudará con el retorno a la actividad.
No impiden esas medidas excepcionales, con las que el DT ha cumplido su papel tute-
lar del trabajo en la emergencia, otras que hayan podido alcanzarse a través de la ne-
gociación colectiva en las empresas, especialmente en la utilización flexible del tiempo
de trabajo manteniendo la retribución o reduciendo esta conservando el empleo, pro-
movidas por la mayoría de las legislaciones europeas.
Los abnegados profesionales sanitarios de nuestro país han pagado con sus vidas y su
salud, en porcentajes estremecedores, la falta de protección adecuada frente a ese ries-
go en su trabajo. Han sido numerosas las decisiones cautelarísimas y cautelares, y ya
sobre el fondo, de la jurisdicción social –y en algún caso relevante de la jurisdicción
contencioso-administrativa– ordenando a las autoridades sanitarias y a los empresarios
la debida protección de los profesionales mediante equipos de protección individual,
no siempre cumplidas por falta de disposición de esos medios.
45
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Sala Franco, T.; Velasco Paños, M.: Guía práctica de las medidas laborales extraordina-
rias adoptadas frente a la crisis sanitaria del Covid-19. Valencia: Tirant lo Blanch,
2020.
VV. AA.: «El Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social ante la pandemia de CO-
VID-19», en Derecho de las Relaciones Laborales, 4, monográfico (2020).
46
PANDEMIA: PERSPECTIVA MÉDICA
La etiología o causa de esas enfermedades puede ser muy variada. Las hay infecciosas,
metabólicas, debidas a factores genéticos, etc. Aquí vamos a ocuparnos solo de las en-
fermedades infecciosas. Estas pueden ser agudas o crónicas, epidémicas, endémicas y
pandémicas. Las enfermedades infecciosas son consustanciales a la propia estructura
de la vida sobre la tierra. Esto se debe a un problema que solo en los últimos dos si-
glos ha comenzado a verse con alguna claridad. Se trata del hecho de que todo ser
vivo necesita un medio adecuado para nacer, crecer y reproducirse. El ser vivo, por
tanto, solo alcanza su estabilidad vital en su medio propicio. Esta idea del medio de los
seres vivos, que hoy puede parecer trivial, no empezó a cobrar relevancia teórica más
que en la segunda mitad del siglo xix, cuando el médico y naturalista Ernst Haeckel
publicó, en 1866, su libro Morfología general de los organismos. En él introdujo el tér-
mino «ecología», que vincula indisolublemente la «vida» con el «medio» (Umwelt), de tal
modo que cuando el medio resulta inadecuado para un ser vivo, este desaparece, mue-
re. Lo cual significa que no es correcta la tesis, vigente durante la mayor parte de la
Historia occidental, de que el ser humano está dotado de una condición ontológica
completamente distinta de la del medio en que habita. Aún a finales del siglo xviii po-
día afirmar Kant que el ser humano es «fin» en sí mismo, en tanto que la naturaleza
tiene solo la condición de «medio», del que puede disponerse a discreción. El ser hu-
mano, dada su condición de fin, está dotado, dijo Kant, de «dignidad», a diferencia de
los demás seres de la naturaleza, que no tienen otro valor que el de su «precio». Ha sido
durante el último siglo cuando ha ido abriéndose paso la idea de que si el ser humano
está dotado de dignidad, y si para ejercerla necesita encontrarse en un medio adecua-
do, este no puede ser visto como una mera mercancía que se compra y se vende, sino
que ha de participar también en alguna medida de la condición de fin en sí mismo.
Este es el origen de todo el movimiento ecológico operado en la última centuria.
47
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Era necesaria esta introducción para enfocar en sus justos términos el tema de las en-
fermedades epidémicas, y con más razón el de las pandémicas. Por más que pueda
parecer extraño, las epidemias no se han dado siempre en la Historia humana, aunque
solo sea porque para que puedan existir es necesario que los individuos se concentren
en poblaciones y vivan hacinados, lo cual parece que no se dio en las primeras etapas
de la humanidad. La concentración urbana comenzó con la denominada «revolución
neolítica». De la vida nómada propia del paleolítico se pasó a otra sedentaria, propicia-
da por el descubrimiento de dos técnicas fundamentales, el cultivo de la tierra y la
domesticación de los animales. En los poblados neolíticos los seres humanos vivieron
en íntima relación con los animales, convertidos en ayuda fundamental para el cultivo
de la tierra y en suplemento proteico en su alimentación.
Esta breve descripción de lo que cabe llamar la «historia natural» de la enfermedad epi-
démica permite deducir varias conclusiones de gran relevancia. La primera, que los
microorganismos patógenos no lo son para todas las especies sino solo para algunas,
las susceptibles. La segunda, que los gérmenes viven y se reproducen por lo general en
especies no susceptibles, que se convierten de ese modo en su «medio» adecuado. En
ellas el huésped y el hospedador viven en equilibrio «ecológico». La tercera es que la
infección epidémica se debe siempre a la alteración de ese equilibrio. Esto último pue-
de producirse por varias vías. Una, la proximidad entre los animales que hacen de re-
servorios y los individuos de especies susceptibles. De lo que cabe concluir que las
infecciones epidémicas (hay epidemias no infecciosas) son debidas, por lo general, a la
alteración o ruptura de los equilibrios ecológicos. Pero como los espacios ecológicos
no están perfectamente delimitados, es frecuente la invasión por una especie del terri-
torio de otra. Es el proceso de «lucha por la existencia» que describió Darwin. Su térmi-
no será el logro de un nuevo equilibrio en el organismo mejor dotado, una vez que
haya hecho desaparecer al rival.
Si la especie humana se caracteriza por algo, es por su capacidad para invadir espacios
propios de otras especies vivas. Su peculiar inteligencia le permite extender su domi-
nio al conjunto de la naturaleza, haciendo del medio (Umwelt) un mundo (Welt). De
ahí a considerar que todas las otras especies biológicas han de estar a su servicio no
hay más que un paso. Y si algunas de ellas amenazan su integridad física, la táctica
apropiada será el exterminio, su erradicación. Durante muchos siglos, eso no pasó de
ser un deseo imaginario e irreal. Pero con la aparición hace ahora ciento cincuenta
años de los medicamentos llamados «quimioterápicos», y, sobre todo, a mediados del
siglo xx, de los «antibióticos», el ser humano creyó llegada la hora de hacer realidad su
vieja aspiración: erradicar todos sus gérmenes potencialmente patógenos de la faz de
la tierra. Aún recuerdo la sorpresa que me produjo la predicción que oí a Gregorio
48
PANDEMIA COVID-19
Marañón el año 1949, en plena euforia de la naciente era antibiótica, de que se acerca-
ba la fecha en que la parte dedicada a las enfermedades infecciosas desaparecería de
los libros de Medicina, una vez erradicados de la faz de la tierra todos los microorga-
nismos patógenos para la especie humana.
Huelga decir que Marañón se equivocó. Pero no fue solo él. Su error lo compartía toda
la cultura occidental. En el fondo, él no hizo otra cosa que repetir lo expresado por Kant
siglo y medio antes. La cultura occidental ha vivido en este gravísimo error. De él he-
mos ido despertando poco a poco, al caer en la cuenta de las llamadas «resistencias» de
los microorganismos, que provocábamos nosotros mismos al intentar exterminarlos.
Sin darnos cuenta, estábamos acabando con los susceptibles y seleccionando las cepas
más peligrosas, las resistentes a nuestras balas mágicas. Y fuimos aprendiendo que la
mejor defensa contra los gérmenes patógenos son los gérmenes que llamamos «sapro-
fitos», aquellos que están ecológicamente adaptados a nuestro medio y que por ello no
producen enfermedades en la especie humana, pero sí ayudan a mantener a raya a los
patógenos. Y poco a poco, la Medicina ha ido cambiando su táctica «exterminadora»
por otra algo más «ecológica».
Diego Gracia
Académico de Número de las Reales Academias de Ciencias Morales y Políticas
y Nacional de Medicina
Catedrático de Historia de la Medicina
49
PANDEMIA: PERSPECTIVA POLÍTICA
Dice con razón G. Sartori que la democracia es el régimen político que más depende
de la inteligencia de los ciudadanos. Las situaciones excepcionales (no solo jurídicas;
también humanas, sociales, políticas) no son propicias al sosiego ni a la moderación.
Menos todavía en esta sociedad del posbienestar a la que cuesta asumir la evidencia de
que somos frágiles como individuos y como especie y de que Leviatán no es una ga-
rantía universal contra todo tipo de riesgos. He aquí algunas reflexiones –lógicamente
provisionales– acerca de las consecuencias políticas de esta pandemia que dejará hue-
lla durante mucho tiempo:
–– Con las excepciones de rigor, la reacción social ante la COVID-19 merece una va-
loración positiva. Ni héroes ni villanos, la gran mayoría hemos actuado con razona-
ble prudencia y buen sentido, al menos después de las primeras semanas de temor
hobbesiano ante el colapso del sistema sanitario. La sociedad se ha comportado
mejor que los dirigentes políticos (de todos los países y de todos los partidos, tam-
bién con excepciones meritorias), para quienes resulta casi imposible resistir la
tentación mediática, ya sea desde el Gobierno o desde la oposición. Entre los pro-
fesionales ejemplares y los oportunistas sin escrúpulos, hay un amplio espacio para
la gente «normal», con sus prioridades indiscutibles (mi familia, mi puesto de traba-
jo) y sus afectos naturales (nuestros mayores; nuestros compatriotas; más débilmen-
te, la Humanidad en su conjunto). Las instrucciones de las autoridades se han
cumplido casi siempre, de mejor o de peor gana. Algunos lo llaman «servidumbre
voluntaria», apelando a É. de la Boétie, pero es simplemente la adaptación al medio
que hace posible la supervivencia.
–– Exageran quienes nos previenen sobre un hipotético gobierno de los expertos, una
suerte de «tecnodemocracia» legitimada por una formación especializada para tomar
decisiones en tiempo de crisis. Para bien o para mal, los «políticos» han tenido y
tienen la última palabra, aunque con frecuencia pretenden eludir su responsabili-
dad en el consejo de «los que saben». Sería una temeridad no hacer caso a los cien-
tíficos, pero nadie puede exigirles remedios mágicos ni dotes proféticas: no existe
un bálsamo de Fierabrás capaz de vencer a la pandemia. No obstante, es muy con-
veniente aprender la lección de cara al futuro: una buena política de prevención de
riesgos permite tomar a tiempo las decisiones pertinentes. Los lamentos tardíos son
perfectamente inútiles.
–– Es probable que a corto plazo, y seguramente con carácter transitorio, un nuevo
clivaje (es decir, fractura en la opinión pública que determina el comportamiento
51
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
electoral) divida a las sociedades más afectadas por el virus, entre ellas la española.
La gestión de la crisis deja ganadores y perdedores. Lo normal es (debería ser) que
perjudique a los Gobiernos, desbordados por una circunstancia insólita ante la cual
casi todos han reaccionado tarde y con más errores que aciertos. Pero todo depen-
de de la habilidad o la torpeza de la oposición para extraer réditos políticos del
malestar social, sin perjuicio de actuar con sentido de la responsabilidad. La re-
flexión vale para todos los niveles territoriales y para todas las ideologías: los ciu-
dadanos van a tomar buena nota. Aunque lo peor está por llegar, porque el día
después, ante la más que previsible crisis económica, nadie aceptará excusas deri-
vadas de la emergencia sanitaria.
–– Es notorio que la soberanía estatal sale fortalecida de estos tiempos excepcionales.
La respuesta de las instancias internacionales ha sido o bien inexistente (Naciones
Unidas) o muy discutida (Organización Mundial de la Salud; integrada en el siste-
ma ONU pero con perfil propio). Lo peor es que, ante el juicio sumario de una
opinión pública muy exigente, la Unión Europea no supo responder, al menos en
los peores momentos: nadie le pide soluciones en materias que no son de su com-
petencia, pero sí una razonable eficacia y celeridad para contribuir a paliar las se-
cuelas económicas de la crisis. Es lamentable que el éxito histórico del proceso de
integración se vea empañado por egoísmos de corto plazo que refuerzan a los
populismos nacionalistas o ideológicos (es decir, derecha o izquierda radicales)
cuyo objetivo es siempre pescar en aguas revueltas. La torpeza de las instituciones
es un arma letal a disposición de los enemigos políticos. Por eso, aunque el conflic-
to entre el Tribunal Constitucional Federal alemán y el Tribunal de Justicia de la
Unión Europea no trae causa de Luxemburgo sino de Karlsruhe, el momento no
puede ser menos oportuno. No están las cosas como para explicar a la gente los
matices jurídicos del principio de primacía o los requisitos que impone la propor-
cionalidad. Por fortuna, la «cumbre» de julio de 2020 ofreció una imagen mucho más
cooperativa de la UE. Tal vez es el momento de abrir un gran debate sobre el futu-
ro de la integración europea, con argumentos serios y no con mensajes simplifica-
dos. Sobre la fortaleza del Estado respecto de las instancias infraestatales (Comuni-
dades Autónomas, en nuestro caso) nos remitimos a la voz «Pandemia: perspectiva
jurídica».
–– Sufren también con la crisis los derechos fundamentales, seña de identidad de la
democracia constitucional. Las libertades públicas pueden ceder transitoriamente
ante la situación excepcional pero solo en los términos estrictamente necesarios
para la salvaguardia de la vida y la salud. Hay incluso barreras que no se deben
cruzar sin un test muy riguroso de idoneidad; por ejemplo, en protección de datos
personales, «geolocalización» o reclusión temporal fuera del domicilio. Las restric-
ciones a la libre expresión y difusión del pensamiento nunca son bienvenidas en el
sistema constitucional. También sobre estas cuestiones en el caso español nos pro-
nunciamos en la voz relativa a la «perspectiva jurídica».
–– La Globalización no está en peligro, a pesar de las apariencias. Volver al tribalismo
no es solución por mucho que el cierre de fronteras, las medidas proteccionistas o
las actitudes xenófobas puedan tener algún eco social con carácter transitorio. Aho-
ra bien, el ya citado refuerzo de la soberanía estatal y el fracaso de las fórmulas
multilaterales exigen una reflexión sobre los errores cometidos. Los populismos
pretenden tener razón, tanto desde la derecha (nacionalismo a ultranza) como des-
de la izquierda (la «gente» contra la «casta»). En función de la coyuntura política en
52
PANDEMIA COVID-19
cada país, sorprende ver a los primeros preocupados por los derechos humanos,
que siempre han despreciado, y a los segundos (cuando están en el Gobierno),
reclamando un sentido de Estado que nunca han practicado. El populismo, forma
contemporánea de la demagogia, se hace fuerte cuando las ideologías sensatas de-
jan de ofrecer soluciones a unos ciudadanos lógicamente temerosos ante el futuro
incierto. Por eso, la gestión pospandemia (política, social, económica; también mo-
ral) debe ser a la vez prudente y eficiente. Este es el gran desafío para la democra-
cia constitucional. Y una seria duda: ¿tenemos líderes en Europa y en América a la
altura de las circunstancias?
–– No es cierto que los sistemas autoritarios (por calificar generosamente a la Repú-
blica Popular China) hayan sido más eficaces en la lucha contra la COVID-19. Es
una realidad indiscutible que el origen del virus se sitúa en Wuhan, lo cual no sig-
nifica dar pábulo a teorías conspiratorias, fake news a gran escala. China empezó
antes y terminó antes. Se puede culpar a los gobiernos democráticos (a casi todos)
de no haber sido sensibles a las advertencias científicas. Pero, constatado el error
inicial, los medios y los resultados no son ni mejores ni peores, aquí o allí. Taiwán
o Corea del Sur, por no salir de la región, han sido muy eficientes. En Europa, nues-
tras democracias obtienen resultados muy dispares y algunos países han hecho
bien su tarea. El caos administrativo (tests que no llegan; mascarillas que no sirven;
hospitales que no funcionan) y las órdenes contradictorias no dejan en buen lugar
a las autoridades sanitarias, pero conviene ser conscientes de las dimensiones de la
crisis antes de lanzar la primera piedra. Felizmente, en democracia, los ciudadanos
tendrán la oportunidad de juzgar en las urnas (y, cuando proceda, también los jue-
ces en sus sentencias). Pero, salvo por malevolencia o por ignorancia, no es lícito
extraer conclusiones en favor de modelos autoritarios frente a las (imperfectas, por
supuesto) democracias constitucionales.
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
53
PANDEMIA: PERSPECTIVA PSICOLÓGICA
Tomando por modelo los teléfonos de apoyo personal que desde hace tiempo prestan
servicio humanitario, y en los que muchos psicólogos colaboran con eficacia, se esta-
blecieron en Madrid, en dos lugares, unos equipos de atención continua, dispuestos a
aconsejar y hacer recomendaciones útiles a gentes desorientadas o inseguras, que lla-
maban pidiendo ayuda.
55
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Hasta primeros de junio, momento en que se cierra su actividad, uno de ellos –el del
Consejo General– ha recibido más de 13.000 llamadas, y el otro, COP Madrid, 10.542.
Para estimar esas magnitudes, recordaremos que en la Comunidad madrileña se conta-
bilizan 69.562 casos confirmados, y 8.691 fallecidos (datos internet 11 de junio) (en el
país, 242.000 y 27.136, respectivamente). Con esos números, cabría imaginar que apro-
ximadamente uno de cada tres afectados habría hecho una llamada; no cabe asegurar-
lo de ningún modo, pero da una idea del volumen de las atenciones prestadas. Algo
parecido ha ocurrido igualmente a la Asociación Americana de Psicólogos (APA) en los
Estados Unidos (Owings-Fonner, 2020).
Los datos que uno de los coordinadores me hace llegar tienen su interés. En efecto,
según lo que ahí se dice, del total de llamadas, un 70 % han correspondido a pobla-
ción general, un 21 % a familiares y un 9 % a sanitarios. El volumen de comunicantes
de la categoría de población general evidencia la efectiva difusión y presencia de la
figura del psicólogo en nuestra sociedad, y la creciente normalidad de la consulta a
estos profesionales; y, por otro lado, la baja cifra de sanitarios evidencia que entre
ellos hay más independencia respecto de los psicólogos, sin duda porque piensan
estar preparados suficientemente para hacer frente a sus riesgos profesionales sin re-
currir a aquellos.
En un breve artículo que sintetiza los resultados de esta experiencia, hallamos una pri-
mera respuesta que se ajusta a lo que, en las circunstancias dadas, cabría esperar.
El factor principal que ha afectado a los comunicantes ha sido, ante todo, la ansie-
dad: 96 % de casos. Este es un estado de temor, inseguridad y displacer ante aconteci-
mientos vividos como amenaza a la persona. Se la ha considerado en ocasiones como
un miedo aprendido, que tiende a desorganizar la conducta. En nuestro caso, el temor
a la infección, al contagio, y aún más, al hecho de que pueda ya estar uno infectado sin
saberlo con precisión, sin saber al mismo tiempo qué hacer, a dónde ir, produce angus-
tia, y lleva a obrar sin un plan fijo y preciso. En muchos casos, además –en los datos
obtenidos, hasta un 30 %– esa ansiedad sin duda se aliaba con un sentimiento de de-
presión, que genera sentimientos negativos, resta capacidad de reacción, desmotiva e
inmoviliza, y sitúa al individuo inerme ante la amenaza que siente venírsele encima.
En bastantes casos, los individuos han pedido ayuda frente a las alteraciones del sueño
(17 %) y se han quejado de somatizaciones (10 %). Capítulo aparte (4 %) lo constituyen
las quejas y alteraciones que acompañan a un proceso efectivo de duelo, cuando algu-
na persona querida ha desaparecido. El virus ha traído, como una más de sus conse-
cuencias, la multiplicación de los fallecimientos y el peligro de un contagio post mor-
tem, lo que ha llevado a establecer unos procesos de deceso en casi absoluta soledad,
sin contacto familiar en la agonía, sin casi presencia en el entierro, con una ruptura
sentimental y social muy dura de soportar para la mayoría de las personas. En muchos
casos la reacción de pena se fija anormalmente, sin la remisión más o menos lenta de
56
PANDEMIA COVID-19
los procesos normales, y entonces resultan útiles las indicaciones que el psicólogo
puede dar para un restablecimiento de la normalidad sentimental.
En muchos casos, el psicólogo hará dirigir la atención hacia estados corporales, y hacia
actividades conscientes de dominio corporal –respiración, control de posición, etc.–. Bá-
sicamente se tiende a promover una intervención de carácter comportamental, que
procure restablecer los modos habituales normales de actividad, quedando los casos
más resistentes para su remisión a otros profesionales que, mediante una relación inter-
personal, puedan hacerse cargo de la situación emocional alterada del consultante.
Las intervenciones individuales no son las únicas posibles en casos como los que co-
mentamos. Los psicólogos que intervienen en el campo de la salud saben bien que,
además de actuar en relación con los procesos afectivos, ideativos o emocionales de
los pacientes afectados por procesos de enfermedad o emergencia, tienen ante sí un
campo de acción muy importante que tiene que ver con la comunicación pública.
57
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
liente, se sabe empíricamente que en muchos casos las conductas repetitivas de limpie-
za, toma de medicamentos o ejercicios corporales acaban siendo abandonados o
realizados irregularmente, poniendo en riesgo el éxito del tratamiento aplicado.
Por eso resulta muy conveniente combinar, junto a la prescripción de unos remedios y
unas conductas determinadas a la persona enferma, motivarla psicológicamente, y apo-
yar el deseo de salud y normalización vital con conductas de refuerzo y técnicas de
influencia social que consoliden las acciones que el tratamiento impone y requiere. Y
en el caso de las catástrofes y males colectivos, las campañas de educación pública y
de implantación de nuevos modos de relación y cambio de costumbres se debería con-
tar con la colaboración de aquellos profesionales de la intervención social –psicólogos,
sociólogos, educadores, técnicos de comunicación– para el diseño e implementación
de las medidas de acción que se han de imponer a la población. La acción ante una
tragedia colectiva requiere la acción conjunta de expertos en temas sanitarios y de es-
pecialistas en acción social. Ante los problemas de todos, los técnicos sociales deben
actuar, codo con codo, con los especialistas respectivos implicados en cada tipo de
problema.
BIBLIOGRAFÍA
Hermida, J., et al.: «La Psicología ante la Pandemia de la COVID -19 en España. La res-
puesta de la organización colegial», en Clínica y Salud (2020, en prensa).
Owings-Fonner N.: «Telepsychology expands to meet demand», en APA COVID-19 Infor-
mation and Resources, Apa Monitor (2020) (https://www.apa.org/topics/covid-19).
58
PANDEMIA: PERSPECTIVA DE SEGURIDAD SOCIAL
Las instituciones del Derecho de la Seguridad Social se han conjuntado con las del De-
recho del Trabajo en la emergencia de la pandemia para proteger el empleo y el cre-
ciente desempleo. El Derecho de la Seguridad Social ha activado su acción prestacional
para trabajadores por cuenta ajena y autónomos y ha dispensado cotizaciones a estos
y a las empresas. Ha establecido, además, amortiguadores sociales para colectivos vul-
nerables que han modificado su configuración tradicional. Sus medidas excepcionales
han sido de mejora y ampliación de su capacidad de cobertura ante una necesidad
mayúscula e inusitada.
59
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Los costes empresariales han tratado de absorberse con exoneraciones de las cotiza-
ciones empresariales en ERTEs por fuerza mayor, total y parcial, mayores para empre-
sas pequeñas y para las que, en el desconfinamiento, incorporen con prontitud a tra-
bajadores a la actividad reanudada. Se aplican por la Tesorería General de la Seguridad
Social y para su control es suficiente el reconocimiento por el SEPE de la correspon-
diente prestación por desempleo. Con lo que el punctum dolens del sistema de pro-
tección excepcional es ese reconocimiento. Se mantienen hasta el 30 de junio de 2020,
salvo prórroga por el Gobierno.
60
PANDEMIA COVID-19
En la emergencia sanitaria las técnicas del Derecho asistencial se han ido ampliando a
colectivos sociales especialmente necesitados, abocados a una situación de vulnerabi-
lidad económica y social. Su razón normativa ha sido aliviar temporalmente una inse-
guridad extrema existencial y establecer amortiguadores sociales para la población en
riesgo de pobreza y exclusión social, subsidios extraordinarios de desempleo para
trabajadores y medidas de apoyo a los autónomos.
61
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
causadas, aquella, por la suspensión decretada por el estado de alarma, y estas, sin
suspensión de sus actividades, por la emergencia sanitaria. Tienen estas prestaciones
extraordinarias una vigencia limitada hasta el último día del mes en que finalice el es-
tado de alarma, salvo prórroga. El tiempo de su percepción se entiende como cotizado,
no existiendo obligación de cotizar, y sin que su percepción compute para los períodos
de prestación por cese de actividad futuro.
62
PANDEMIA COVID-19
BIBLIOGRAFÍA
«El Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social ante la pandemia de COVID-19», n.º 4
(monográfico) de la revista Derecho de las Relaciones Laborales (abril 2020).
63
PANDEMIA: PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA
A finales del año 2019 apareció en Wuhan, una inmensa ciudad china hasta entonces
casi desconocida en Europa, un nuevo virus de la familia de los coronavirus, bautizado
como COVID19, que pronto se extendió por toda China, después por Asia, llegó a Eu-
ropa a comienzos del 2020, para saltar posteriormente a América. Parece evidente que
no ha terminado su expansión futura que dependerá de dos variables (encontrar medi-
cación adecuada y/o la vacuna).
Se trata de una experiencia nueva, que el mundo no había sufrido desde la gran gripe
llamada «española» del 1918, que ha succionado sociedad tras sociedad como un aguje-
ro negro, y que no sabemos bien ni cuando nos liberará ni en qué condiciones lo hará.
Miles de millones de personas encerradas en sus casas, calles vacías, universidades,
escuelas, teatros, calles, aeropuertos, desérticos, como en una pesadilla. Una catástrofe
sanitaria con miles de muertos en todos los países, que ha obligado a un confinamien-
to y paralización total durante semanas, y que trae consigo una crisis económica nunca
vista, con caídas del PIB superiores al 10%, que sin duda será seguida después por otra
crisis social e, inevitablemente, política, de un alcance actualmente difícil de prever.
65
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
66
PANDEMIA COVID-19
puede reforzar las grandes áreas metropolitanas ya existentes como hubs regionales
de producción. China sobre todo puede sufrir como consecuencia de esta relocali-
zación mientras otros países (México o el Magreb, por ejemplo) pueden ganar en
relación con la producción de países vecinos (Estados Unidos o la UE respectiva-
mente). Y, al contrario, todas aquellas actividades que se pueden teletrabajar van a
verse reforzadas, y ello camina en el sentido de la globalización; la India puede
verse beneficiada frente a China.
3. En tercer lugar, gana claramente la digitalización a consecuencia del obligado
aprendizaje masivo en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunica-
ción, que ha forzado una alfabetización digital casi total en hogares y en empresas.
Digitalización que se ha demostrado esencial para la sociabilidad vía las redes so-
ciales en «hogares virtuales». Inevitable también para el teleconsumo mientras el
pequeño comercio a pie de calle ha tenido que cerrar. Y finalmente (y sobre todo)
ha forzado la generalización del teletrabajo, muy importante para trabajadores y
empresas que lo van a interiorizar, con consecuencias en las culturas empresariales,
el transporte, la movilidad urbana y la vivienda. Pensemos además que el teletraba-
jo facilita la conciliación a las mujeres trabajadoras. Incluso en el control social a
través de la Inteligencia Artificial y del Internet de las Cosas, buena parte de las
barreras sociales tienden a suavizarse por exigencias sanitarias, a costa de la priva-
cidad.
4. Finalmente se profundiza la dualización, consecuencia ya en marcha de la globali-
zación. Todo lo que une, separa, y la globalización ha unido el mundo (ciertos
mundos), pero al tiempo lo ha separado internamente. De modo que las sociedades
nacionales se han dualizado, dividiéndose entre una minoría urbana conectada en
cadenas de producción y de información trasnacionales, y los demás, los left behind,
los abandonados. De una parte, una elite cosmopolita, metropolitana, que habla
idiomas, es políticamente correcta, tiene buena educación y buenos salarios, Y de
otra, los territorializados, sin estudios, con malos y precarios empleos, en sectores en
decadencia, políticamente incorrectos, frecuentemente rurales, en todo caso margi-
nales, outsiders a la red mundial. Pues bien, la brutal crisis económica derivada de
la pandemia acentúa esa dualización. Pierden su empleo los trabajadores de sectores
informales (economía sumergida; en algunos países más del 40%), pierden los tra-
bajadores de los servicios (hostelería, restauración, comercio), todos ellos poco cua-
lificados y con empleos temporales. Y pierden doblemente, en el corto plazo porque
se quedan sin trabajo, pero en el medio porque muchas actividades se van a digita-
lizar, como es el pequeño comercio de calle o la restauración. Por el contrario, ga-
nan todos aquellos que pueden teletrabajar, que son educados. Alguna investigación
reciente (C. McCurdy & M. Gustafsson, Risky business: Economic impacts of the co-
ronavirus crisis on different groups of workers, Resolution Foundation, April 2020)
muestra que mientras el 47% de los titulados superiores pueden trabajar desde su
domicilio, solo el 6% de los no cualificados pueden hacerlo.
67
CIENCIAS POLÍTICAS
ÁFRICA
71
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
72
ÁFRICA
BIBLIOGRAFÍA
Cooper, F.: Africa since 1940: The past of the present. Cambridge: Cambridge University
Press, 2002.
García Moral, E.: Breve historia del África subsahariana. Madrid: Nowtilus, 2017.
Murithi, T., ed.: Handbook of African international relations. Oxford: Routledge, 2014.
73
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
AGENDA DIGITAL
74
AGENDA DIGITAL
La Agenda Digital es, por tanto, el con- fían los postulados tradicionales de la
junto de políticas públicas destinadas teoría económica.
tanto a mejorar el bienestar social que
deriva de estos cambios tecnológicos En tercer lugar, se reducen sustancial-
como a cambiar los paradigmas regulato- mente los costes de transporte físico,
rios para adaptarlos a las nuevas realida- ya que es más fácil organizar entregas,
des sociales y económicas derivadas de calcular rutas y stocks y aparecen nue-
la aplicación de la tecnología digital. vas formas de comercio electrónico
con grandes plataformas (Amazon o
Desde el punto de vista económico, los eBay).
efectos se dejan ver por todas partes.
Y por último, quizá lo más importante y
En primer lugar, se ha producido una polémico, se han reducido increíble-
enorme reducción de los costes de bús- mente los costes de seguimiento (track-
queda, lo que lleva a una mayor compe- ing), de conocimiento individual de las
tencia en precios (la media de precios personas y también los costes de ges-
baja, aunque sorprendentemente no pa- tión de grandes masas de información
rece que la dispersión disminuya) y la individual.
llamada polarización de la variedad: un
refuerzo de los «productos nicho», pero a Este conocimiento de cada individuo
su vez la creación de productos superstar tan intenso y manejable ha dado lugar a
(consumidos de forma masiva a través muchas preguntas: ¿se está realizando
de la red) y del negocio de plataformas una discriminación monopolista de pri-
de búsqueda (el más emblemático es mer grado (cobrar a cada consumidor
Google). lo que está dispuesto a pagar frente a
un precio uniforme)?; ¿cuánto hemos de
En segundo lugar, la digitalización ha valorar la privacidad?; ¿cómo se deben
producido la aparición de bienes no ri- repartir los beneficios de la digitaliza-
vales digitales y de coste marginal cero. ción entre los innovadores y los sujetos?
La información y los servicios digitales Y muchas más.
tienen la característica de ser no rivales,
su consumo por una persona no impide Respecto a lo primero, parece que la di-
su consumo por otra. Este mismo artícu gitalización permite un grado mayor de
lo es un ejemplo: cuando usted lo haya discriminación entre consumidores, pero
leído, eso no impedirá que otro lector más en cuanto a la publicidad que se les
lo haga, incluso usted mismo otra vez. dirige (como pago indirecto de los servi-
Pero al contrario que el formato impre- cios de las plataformas) que en cuanto al
so que tiene un coste en imprenta y pa- precio que se les cobra.
pel, el formato digital se puede transmi-
tir a coste prácticamente cero. Ello Lo segundo, el análisis de la economía
produce el fenómeno masivo de la pira- del dato se ha convertido en una discipli-
tería y la transformación de los modelos na en sí misma. La política pública ha de
de negocio a través de plataformas conciliar objetivos muchas veces contra-
(Spotify o Netflix), lo que lleva a un puestos. Por un lado, cuanto más abierto
cambio radical en la propiedad intelec- el acceso a los datos por parte de los in-
tual. Pero también aparece el fenómeno novadores tecnológicos, más aplicaciones
extraño de bienes públicos digitales (no y avances surgirán y la mejora del bienes-
excluibles) como Wikipedia, que desa- tar a través de la tecnología avanzará más
75
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
76
AGENDA DIGITAL
BIBLIOGRAFÍA
Baldwin, R.: The Great Convergence. Cambridge: Harvard University Press, 2016.
Carrière-Swallow, Y.; Haksar, V.: «The Economics and Implications of Data». IMF Docu-
mento 19/16 (septiembre 2019)
Goldfrab, A.; Tucker, C.: «Digital Economics», en Journal of Economic Literature, 57:1
(2019).
Álvaro Nadal
Técnico Comercial y Economista del Estado
Ex Ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital
77
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ANARQUISMO
78
ANARQUISMO
Piotr Kropotkin (1842-1921) trató de Tras la Segunda Guerra Mundial, las co-
hacer más convincente al anarquismo rrientes anarquistas tuvieron poca pre-
convirtiéndolo en una filosofía social sencia pública hasta que en los años se-
sistemática basada en principios cientí- senta, en Estados Unidos especialmente,
ficos: frente al darwinista principio de esas ideas influyeron en los movimien-
selección natural estaba el principio de tos de la New Left y la Contracultura. En
cooperación establecido libremente sin las décadas siguientes hay un cierto flo-
necesidad de un establecimiento autori- recimiento del pensamiento y de actitu-
tario. Otros anarquistas, como la esta- des anarquistas, que, aunque diferencia-
dounidense Emma Goldman (1910- das y con distintos acentos, han podido
1940), añadieron otros ingredientes al ser clasificadas por Murray Bookchin
anarquismo, en concreto la dimensión (1995) en dos grandes corrientes: un
feminista. anarquismo individualista y un anarquis-
mo social:
A comienzos del siglo xx, el anarco-sin-
dicalismo fue un fenómeno anarquista A) Dentro del anarquismo individualis-
muy relevante, especialmente en los ta hay, a su vez, diferentes tipos: el
años treinta en España. Pensaba que los anarquismo filosófico que se centra
sindicatos no solo deberían preocuparse en el rechazo total a la coerción para
por la mejora de las condiciones labora- proteger los derechos negativos del
les de sus miembros, sino que tendrían individuo racional, afirmando que
que tener también una función educativa solo los acuerdos consensuales pro-
para la sociedad del futuro: establecer porcionan una base legítima para la
instituciones autogestionarias para que, interacción humana (Robert P. Wolff
cuando llegara la revolución, a través de 1976: 24-27). Otro tipo de anarquis-
la huelga general, los obreros estuvieran mo individualista es el anarco-capi-
preparados para la transformación de la talismo, asociado a los nombres de
sociedad. Los principios de la española Murray Rothbard y David Fried-
Confederación Nacional del Trabajo mann: el Estado es una institución
(CNT) se resumen en un texto de José coercitiva que impide ilegítimamen-
Peirats, donde afirma que la CNT lucha te los acuerdos privados e incide en
por la supresión del capitalismo y del Es- los derechos individuales sobre el
tado, pues «el Estado es por naturaleza propio cuerpo y la propiedad priva-
un órgano de opresión, de corrupción y da. Pero su concepción del indivi-
de privilegio… es el enemigo número duo como un entidad autosuficiente
uno del progreso social…, obedece rara vez va asociada a los principios
siempre a una mentalidad de casta». Y de la igualdad, la solidaridad o la
añade que la lucha directa es el instru- crítica de la jerarquización (Charles
mento principal, y «toda desviación del Johnson, 2008: 169-174).
principio de lucha directa se sobreen- B) El anarquismo social, por su parte,
tiende como colaboración; es decir, se puede identificar con los siguien-
como negación del principio de lucha de tes principios: 1) el rechazo al Esta-
clases»; y concluye que «la conquista del do y a las instituciones estatales;
Estado es siempre una ilusión. El Estado 2) el rechazo del capitalismo como
conquista finalmente a todos sus con- un conjunto de prácticas y de nor-
quistadores. O convierte en Estado a mas coercitivas y jerárquicas; 3) un
cuantos llegan hasta él, por sufragio o concepto «líquido» del yo, en el que
por asalto» ( J. Peirats, 1978: 20) la propia identidad individual se
79
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
80
ANARQUISMO
Joaquín Abellán
Catedrático Emérito de Ciencia Política
Universidad Complutense
81
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ARQUITECTURA Y POLÍTICA
82
ARQUITECTURA Y POLÍTICA
sin arrastrar también el estigma de sus blan del poder político que confiere el
relaciones peligrosas con el gobierno del petróleo a Malasia o al Golfo, la ópera de
mariscal Pétain, que tantas sombras han Sídney o el Centro Pompidou expresan la
arrojado sobre su figura. voluntad de proyectar poder cultural que
comparten las democracias liberales.
Herramienta de propaganda y afirmación
política, la arquitectura ha representado España ofrece, por cierto, ejemplos innu-
eficazmente los valores promovidos por merables del íntimo vínculo entre arqui-
el poder. Si la guerra es la continuación tectura y política, desde las muchas «to-
de la política por otros medios, la arqui- rremochas» amputadas para castrar el
tectura es igualmente la continuación de poder de un rival feudal o los múltiples
la política, en su caso por medios materia- alminares coronados por campanarios
les y simbólicos. Y como el poder físico tras la conquista cristiana, y hasta las
sobre los cuerpos se macla con el poder obras de la «social opulencia» que en el
espiritual sobre las mentes, la arquitectura último tramo del siglo xx dejaron testi-
es también la continuación de la religión monio del aplomo de la joven democra-
por otros medios. Los eslavos se convier- cia española; incluyendo el Guggenheim
ten al cristianismo tras visitar Santa Sofía de Bilbao, que hicieron posible el talento
los emisarios de Vladimiro el Grande; las lírico de un arquitecto, la voluntad ex-
grandes catedrales góticas son insepara- pansiva de un museo estadounidense
bles de la fe medieval y el poder de la que ya contaba con su propio icono neo-
Iglesia, y es imposible visitar Jerusalén sin yorquino, y el empeño del nacionalismo
advertir que cada construcción alberga vasco en ofrecer una imagen internacio-
una creencia. La dualidad en Occidente nal alejada de la violencia y el terror. Si la
de esos dos poderes se visualiza en multi- inteligente inserción de una catedral en
tud de lugares por la oposición en el es- la Mezquita de Córdoba o la apropiación
pacio público de la iglesia y el palacio, simbólica del complejo nazarí de la Al-
que fue en su día fortaleza, y después hambra con el exquisito palacio de Car-
sede del poder civil. En todo caso, buena los V son gestos que marcan arquitectó-
parte de las grandes arquitecturas monu- nicamente el tránsito del poder político,
mentales del pasado son producto del la formidable construcción de El Escorial
despotismo, porque no es fácil movilizar es a la vez emblema del poder regio,
los gigantescos recursos financieros y las imagen del espíritu de la Contrarreforma,
masas de trabajadores que requieren sin y afortunada síntesis de traza renacentista
recurrir a la imposición tributaria o perso- italiana y cubiertas góticas flamencas, por
nal, y no otra cosa puede decirse de las cierto las dos fuentes que alimentan la
construcciones que juzgamos patrimonio pintura de la escuela española. El régi-
de la humanidad, desde las pirámides de men de Franco, que manifestó su aprecio
Egipto hasta los palacios de Versalles. Ya por la arquitectura de los Austrias, halló
en nuestra época, las divisiones ideológi- un intérprete locuaz en Ernesto Giménez
cas no fueron excusa para que florecieran Caballero, que preconizaba una arquitec-
por doquier edificios emblemáticos del tura de ladrillo enmarcada por granito y
poder político o económico, bien a través coronada con pizarra: el pueblo llano ce-
de la competencia por la altura con rasca- rámico, sujeto por el pétreo estamento
cielos cada vez más audaces, bien me- militar, y bajo las cubiertas apuntadas de
diante la pugna por la singularidad con la severa casta sacerdotal. Todo un pro-
obras icónicas de perfil inconfundible, y grama arquitectónico, y por tanto un pro-
si las torres Petronas o el Burj Khalifa ha- grama de «política cristalizada».
83
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Rykwert, J.: The Idea of a Town. London: Faber and Faber, 1976.
Tafuri, M.: Ricerca del Rinascimento, Torino: Einaudi, 1989.
(Dos interpretaciones de la arquitectura y la ciudad del clasicismo.)
Jacobs, J.: The Death and Life of Great American Cities. New York: Random House, 1961.
Frampton, K.: Modern Architecture: A Critical History. London: Thames and Hudson,
1980.
(Dos críticas políticas del papel de urbanistas y arquitectos en la modernidad.)
Luis Fernández-Galiano
Académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Catedrático de Proyectos de la ETSAM
84
ARTE Y POLÍTICA
ARTE Y POLÍTICA
85
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Durante la Guerra Fría, mientras el blo- Circa 1960, críticos comunistas o afines
que soviético movilizaba a sus partida- como Valeriano Bozal, Antonio Giménez
rios vía los Congresos de la Paz (para los Pericás o José María Moreno Galván, y
que Picasso dibujó, en 1949, su célebre artistas también de esa órbita como Mi-
paloma), el bloque liderado por los Esta- llares, Saura, los del Equipo 57, o Pepe
dos Unidos se valió del Congreso por la Ortega y el resto de los de Estampa Po-
Libertad de la Cultura, creado por la CIA pular, se desmarcaban del régimen. El
y que contó con la eficaz colaboración informalismo, se decía entonces, repre-
del MoMA. sentaba la protesta inarticulada; el realis-
mo social, la protesta articulada; el cons-
En Francia, De Gaulle mantuvo largos tructivismo, la definición del futuro
años en la dirección del Musée National mundo socialista. Consecuentemente
d’Art Moderne a un comunista (más tar- con ese esquema, Saura, Ràfols Casama-
de, titista) como el en su día resistente da y otros informalistas participaron en
Jean Cassou. Esa pinacoteca se incorpo- Estampa Popular, lo mismo que Duarte o
ró luego al Centre Georges Pompidou, Ibarrola, que, tras disolverse Equipo 57,
creación del sucesor de De Gaulle. El ge- se pasaron a las filas del realismo social;
neral, por lo demás, había tenido la vista Ibarrola pasaría varios años en la cárcel
de confiar su política cultural a André de Burgos, donde coincidió con Gimé-
Malraux. Frente a estos consensos, todas nez Pericás, como lo atestigua un libro
las disidencias cristalizaron en Mayo del conjunto. Los equipos valencianos Cróni-
68 y en el Atelier Populaire de la Escuela ca y Realidad, nacidos en el seno de Es-
de Bellas Artes. La política (maoísmo, tampa Popular, abandonaron el realismo
86
ARTE Y POLÍTICA
BIBLIOGRAFÍA
Bozal V.: El realismo entre el desarrollo y el subdesarrollo. Madrid: Ciencia Nueva, 1966.
Jiménez Blanco, M.ª D.: Arte y Estado en la España del siglo XX. Madrid: Alianza, 1989.
Saunders, F. S.: La CIA y la guerra fría cultural. Barcelona: Debate, 2001.
Tusell, G.: El Guernica recobrado: Picasso, el franquismo y la llegada de la obra a Es-
paña. Madrid: Cátedra, 2017.
87
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ASIA-PACÍFICO
88
ASIA-PACÍFICO
Pacífico, que se pudo llamar (con eviden- ción de Estados Unidos y Japón y la re-
te exageración) un «lago español». emergencia de este país como gran po-
tencia económica y, sobre todo, el final
A su vez, las mercancías allí compradas de la Guerra Fría (que acabará con la
se pagaban obligatoriamente en plata preminencia estratégica de Europa), van
(única moneda aceptada por el Imperio a revitalizar el concepto de Asia-Pacífico,
oriental) con el «real de ocho», también que se plasmará institucionalmente por
llamado «peso fuerte» o «peso duro», acu- vez primera con la creación del Asia Pa-
ñado por la Monarquía católica a partir cific Economic Forum (APEC), foro que
de 1497 que, gracias a su amplia acepta- agrupa a 21 países de la cuenca del Pací-
ción en Europa y toda Asia, acabó sien- fico para promover el libre comercio. Un
do la primera divisa propiamente mun- organismo intergubernamental creado en
dial y es el origen del dólar americano Canberra en 1989, que se reúne anual-
(inicialmente llamado Spanish dollar), mente desde entonces y en el que se
donde fue moneda de curso legal hasta sientan China junto con Taiwán y Hong
1857. De modo que la plata americana, Kong. La India, así como otros países
que revolucionó la economía europea, (como Pakistán, Bangladés o Colombia)
hizo otro tanto en Extremo Oriente. han solicitado integrarse también.
89
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Chacko, P., ed.: New regional geopolitics in the Indo-Pacific: Drivers, dynamics and con-
sequences. Oxford: Routledge, 2016.
90
ASIA-PACÍFICO
Chandra, S.; Goshal, B., eds.: The Indo-Pacific axis: Peace and prosperity or conflict?
Oxford: Routledge, 2018.
Khanna, P.: The future is Asian. New York: Simon & Schuster, 2019.
91
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
AUTORITARISMO
92
AUTORITARISMO
93
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Albertus, M.; Menaldo, V.: Authoritarianism and the Elite Origins of Democracy. Cam-
bridge: Cambridge University Press, 2018.
Aron, R.: Démocratie et totalitarisme. Paris: Gallimard, 1965.
Hermet, G.: «Dictature bourgeoise et modernisation conservatrice: problèmes méthodo-
logiques de l’analyse des situations autoritaires», en Revue Française de Science
Politique, 30:6 (1975).
— (1985): «L’autoritarisme», en M. Grawitz y J. Leca (eds.), Traité de science politique,
vol. 2. Les Régimes contemporains. Paris: PUF, 1985.
Kirkpatrick, J.: Dictatorship and Double Standards: Rationalism and Reason in Politics.
New York: Simon & Schuster, 1982.
Linz, J. J.: «An Authoritarian Regime: Spain», en E. Allardt e Y. Littunen (eds.), Cleavages,
Ideologies and Part Systems. Helsinki: The Academic Bookstore, 1964. (versión cas-
tellana: «Una teoría del régimen autoritario. El caso de España», en M. Fraga, et al.,
eds., La España de los años 70, vol. III 3: El Estado y la política. Madrid: Moneda y
Crédito, 1974.
— «Totalitarian and Authoritarian Regimes», en F. I. Greenstein y N. W. Polsby (eds.),
Handbook of Political Science, vol. 3: Macropolitical Theory. Reading: Addison Wes-
ley, 1975.
Löwenthal, R.: «Totalitarianism reconsidered», en Commentary, 55 (1960).
Neumann, F.: The Democratic and the Authoritarian State. Glencoe: The Free Press,
1957.
94
AUTORITARISMO
Norris, P.; Inglehart, R.: Cultural Backlash: Trump, Brexit, and the Rise of Authoritarian-
populism. Cambridge: Cambridge University Press, 2019.
O’donnell, G. A.: Contrapuntos: ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratiza-
ción. Buenos Aires: Paidós, 1997.
Perlmutter, A. (1981): Modern Authoritarianism: A Comparative Institutional Analysis.
New Haven, Yale University Press, 1981.
95
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIG DATA
La expresión big data trae causa del libro des de media X 1000: kilo, mega, giga,
de Schönberger y Cukier (2013). El Parla- tera, peta, exa, zetta y yottabytes. En toda
mento de la UE en su importante Resolu- la historia la humanidad habíamos gene-
ción de 14 de marzo de 2017, afirma que: rado 5 exabytes de información hasta
«el concepto de macrodato se refiere a la 2003, 281 exabytes en 2007, 1.800 exa-
recopilación, análisis y acumulación cons- bytes en 2011. Para 2025 se calculan
tante de grandes cantidades de datos, in- unos 175 zettabytes (175 mil exabytes).
cluidos datos personales, procedentes de
diferentes fuentes y objeto de un trata- Además de estas cantidades ingentes de
miento automatizado mediante algorit- datos, el concepto de big data incluye
mos informáticos y avanzadas técnicas de también los sistemas de procesamiento
tratamiento de datos, utilizando tanto da- automatizado e inteligencia artificial, an-
tos almacenados como datos transmitidos tes también impensables y que hacen de
en flujo continuo, con el fin de generar los macrodatos su alimento. Ello permite
correlaciones, tendencias y patrones (ana- generar valor añadido y patrones diná-
lítica de macrodatos). (letra A)». Se habla micos de tendencias de futuro: la predic-
de las «V» de los datos (Gartner, 2012): tibilidad y el apoyo en la toma de deci-
volumen, variedad, velocidad y valor, a siones públicas y privadas. Se puede
las que se añaden, entre otras, la veraci- conocer mejor al cliente, al ciudadano, al
dad. mercado, personalizar los productos y
servicios públicos y privados, mejorar el
En cuanto a la procedencia de la ingente márquetin y la publicidad, tener una me-
cantidad de datos, puede ser muy varia- jor visión estratégica y de negocio, crear
da: datos generados por interactuaciones nuevos servicios y productos. Todo ello
entre personas, máquinas, industrias, puede repercutir muy positivamente en
bancos, estaciones meteorológicas, etc., salud, sostenibilidad, seguridad, movili-
por lo general vinculadas a medidores y dad, trabajo, aplicación de la ley y un lar-
sensores de todo tipo, GPS, RFID, wifi o go etcétera hacia la completa transforma-
bluetooth. Cabe recordar que en 2019 ción digital, o la llamada cuarta
hay 4.400 millones de usuarios de inter- revolución industrial.
net en el mundo, 3.300 de smartphones
con acceso a más de 3 millones de apli- En buena medida, el régimen jurídico del
caciones, 2.300 millones de usuarios acti- big data gira alrededor de la protección
vos de Facebook, 1.500 de WhatsApp, de datos, eso sí, la premisa es que los
1.500 de Gmail, 1.900 de YouTube (más macrodatos sean datos personales, esto
de 1.500 registrados), 1.000 millones en es, vinculables a personas físicas identifi-
Instagram, 350 en Twitter, 1,800 millones cadas o identificables. Sin embargo, los
de websites… Y la cantidad de datos se datos brutos muchas veces no son perso-
dispara en las comunicaciones del inter- nales o habrán sido anonimizados, siem-
net de las cosas o internet del todo (IoT). pre que no haya posibilidad de reversibi-
Y con la tecnología 5G, el big data se va lidad (ver Dictamen 5/2014 Grupo de
a multiplicar exponencialmente. De la Trabajo del artículo 29). Aunque proceda
unidad de información del byte vamos aplicar el régimen de datos personales,
superando geométricamente las unida- no son pocas las dificultades. Respecto
96
BIG DATA
del consentimiento que legitima el trata- intelectual sobre los mismos. Al tiempo,
miento de datos, el mismo se hace inser- es un reto configurar jurídicamente cómo
vible e inoperante con la mayor comple- las personas que son la fuente de los da-
jidad del contexto tecnológico. Además, tos pueden beneficiarse económicamen-
no es posible consentir con finalidades te de sus datos, y no solo las empresas y
futuras que ni se prevén al momento de plataformas. También hay que canalizar
recoger datos, ni puede informarse al in- jurídicamente los muchos intereses pú-
teresado sobre las mismas. Dada la im- blicos en juego, así como otros bienes
portancia que pueden tener los trata- como la libre competencia. Cuando no
mientos del big data en sectores se trata de datos personales hay que te-
específicos (sanidad, educación, admi- ner en cuenta el reciente Reglamento
nistración, justicia, etc.) o en razón de (UE) 2018/1807, de libre circulación de
colectivos particulares, será necesario datos no personales. Cuando se trata de
que sea la ley la que legitime estos trata- la información y datos del sector público
mientos, pero con las garantías adecua- es aplicable la Directiva (UE) 2019/1024,
das. Y como se expone en la voz «protec- relativa a los datos abiertos y la reutiliza-
ción de datos», frente al consentimiento y ción, que actualiza la anterior Directiva
otras garantías subjetivas respecto de de 2003. Esta norma esencialmente im-
quienes usen big data debe reforzarse su pone fuertes obligaciones al sector pú-
responsabilidad proactiva y demostrada, blico de poner a disposición de la socie-
la privacidad en el diseño y por defecto. dad para reutilizar y generar valor
Y los estudios de impacto siempre serán añadido los datos e información, dinámi-
exigibles. En todo caso, con los sistemas camente y en formatos legibles por má-
repartidos y el troceamiento de la infor- quinas.
mación propios del big data no es posi-
ble conocer la ubicación de los datos y El big data genera no pocos riesgos e
tratamiento efectivo de los datos, con lo impactos. Así, se afirma el peligro de la
que es bien difícil predicar un control de «algocracia» o la tiranía de los algoritmos
los mismos por el usuario. Igualmente (Danaher), la «dictadura de los datos» y
hay que advertir que puede que se inten- también la «paralización de la privacidad»
te eludir las especiales prohibiciones o (Schönberger y Cukier), del «dataísmo»
limitaciones de utilizar datos especial- (Harari). Para Han, la red se ha converti-
mente protegidos utilizando proxies o do en un «enjambre digital» amorfo, un
datos afines. Es decir, se pueden inferir la panóptico digital, una «sociedad psicopo-
orientación sexual, salud o ideología a lítica de la transparencia»: el sujeto neoli-
partir de datos personales que no son beral se explota a sí mismo con una
sensibles, como la navegación, consumo transparencia inusitada de sus datos y
televisivo, de contenidos o de compras. además lo hace de forma voluntaria.
En estos casos habrán de proyectarse las
garantías de los datos especialmente pro- O’Neil ha llegado a hablar de Weapons of
tegidos. math destruction. Y es que los datos ma-
sivos llevan a errores y discriminaciones
Más allá del régimen de protección de masivas de los excluidos para un crédito,
datos cuando sea aplicable, el big data un trabajo, acceso a estudios, salud, sub-
sin duda es un activo de las empresas, venciones, contratos públicos, o de quie-
organizaciones e instituciones que los nes pasan a ser investigados, registrados,
tienen o usan. No obstante, es difícil sos- detenidos, condenados o expulsados en
tener que haya propiedad o propiedad frontera, etc. Ello además genera espira-
97
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
98
BIG DATA
BIBLIOGRAFÍA
Agencia Española de Protección de Datos – ISMS Forum (eds.): Código de buenas prác-
ticas en protección de datos para proyectos de Big Data, mayo, AEPD e ISMS Forum,
Madrid. Acceso en https://www.aepd.es/media/guias/guia-codigo-de-buenas-prac-
ticas-proyectos-de-big-data.pdf 2017.
Dilemata: Monográfico: Ética de datos, sociedad y ciudadanía, n.º 24. Acceso en https://
www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/issue/view/25 2017.
FRA, Agencia de Derechos Fundamentales UE: #BigData: Discrimination in data-sup-
ported decision making, European Union Agency for Fundamental Rights, Viena.
Acceso en: https://fra.europa.eu/en/publication/2018/big-data-discrimination 2018.
G29-UE: Directrices sobre decisiones individuales automatizadas y elaboración de per-
files a los efectos del Reglamento 2016/679, 3 de octubre de 2017, versión final 6 de
febrero de 2018, Doc WP251rev.01
Grupo independiente de expertos de alto nivel sobre Inteligencia artificial: Directrices
éticas para una inteligencia artificial fiable, Comisión Europea, Acceso en https://
ec.europa.eu/newsroom/dae/document.cfm?doc_id=60423 2019.
Parlamento de la Unión Europea: Resolución de 14 de marzo de 2017, sobre las implica-
ciones de los macrodatos en los derechos fundamentales: privacidad, protección de
datos, no discriminación, seguridad y aplicación de la ley (2016/2225(INI)). Acceso
en: http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P8-
TA-2017-0076+0+DOC+XML+V0//ES
99
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BUEN GOBIERNO
100
BUEN GOBIERNO
101
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ámbito académico es la inclusión del que todavía hayan de perfilarse los me-
buen gobierno (de la calidad de gobier- canismos conceptuales, de análisis y de
no y de la buena gobernanza) en la le- control, se trata de un relevante aspecto
gislación de un alto número de países en el que nuestros sistemas políticos
(en España, Ley 19/2013, y también en la evolucionarán positivamente en las
normativa aprobada en bastantes Comu- próximas décadas, para profundizar en
nidades Autónomas [Castel, 2018]). Aun- su configuración democrática.
BIBLIOGRAFÍA
Pablo Oñate
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración
Universidad de Valencia
102
BREXIT
BREXIT
103
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
104
BREXIT
105
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
106
BUROCRACIA
BUROCRACIA
107
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
108
BUROCRACIA
BIBLIOGRAFÍA
Carles Ramió
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración
Universitat Pompeu Fabra
109
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Fue el profesor sueco Svante Arrenhius, tural, que generan el CO2 y otros gases
uno de los primeros Premios Nobel de de efecto invernadero (GEI). Así como
Química, quien a finales del siglo XIX algunas otras funciones relacionadas con
advirtió por primera vez lo que hoy lla- la agricultura y la ganadería, que gene-
mamos calentamiento global antropogé- ran gran volumen de metano.
nico. Concretamente se percató de que
había un aumento de CO2 en la atmósfe- Lo grave del caso son las consecuencias
ra por las emisiones de la industrializa- del calentamiento global, que son mu-
ción humana, que originaba un aumento chas, y que podrían ser dramáticas si no
de la temperatura de la atmósfera frenan- se frenan: subida del nivel del mar, por
do así, probablemente, lo que de otra lo menos de un metro en lo que queda
manera habría sido una tendencia a la de siglo, y seguramente más, como con-
quinta glaciación. secuencia del deshielo de los glaciares
de Groenlandia y la Antártida, y de otros
Esa alteración atmosférica originaba el en todo el mundo. Por otra parte, el in-
efecto invernadero, que hace que deter- menso aporte de agua dulce a los mares
minados gases, fundamentalmente el no solo eleva su nivel (en el extremo
CO2 y el metano, se estabilicen en una muy lejano de total fusión, hasta 70 me-
especie de gran esfera circular alrededor tros), sino que además produce la acidi-
del planeta, que permite el paso de la luz ficación de los océanos, con efectos leta-
solar, pero que frena la salida al exterior les para su fauna y flora. Y asimismo
del calor de ese mismo origen. significa la afloración en la superficie
marítima del metano del fondo de los
El calentamiento global funcionó duran- océanos en cantidades ingentes, con
te millones de años en el planeta, permi- consecuencias más que perniciosas.
tiendo la vida en el mismo, pues de otra
manera estaríamos a –20 grados, como La fauna y flora podrían sufrir efectos
sucede con los exoplanetas. Pero el pro- muy nocivos, e igualmente la salud hu-
blema surgió al superarse bruscamente mana. Con otras consecuencias, como la
el nivel térmico de siempre, en torno a desertificación, y los rigores extremos
15 grados. Siendo posible ese cambio meteorológicos, con casos como el del
por la gran actividad de la Revolución in- huracán Katrina, los incendios forestales
dustrial y del desarrollo humano ulterior, de Australia, y las prolongadas sequías
con tecnologías cada vez más impactan- de Chile y California, y de otros países.
tes a partir, sobre todo, del fin de la Se-
gunda Guerra Mundial. El problema es si La percepción del problema del calenta-
llegáramos a cinco o seis grados por en- miento global y sus consecuencias cabe
cima de la temperatura preindustrial, con fijarla, en el calendario humano, en la
situaciones calamitosas para todos. Conferencia de Río de Janeiro en 1992, la
Cumbre de la Tierra, en la que se firmó
El efecto global de calentamiento se la Convención Marco de Naciones Uni-
debe en lo fundamental al consumo ma- das sobre Cambio Climático. Un texto
sivo de combustibles de origen fósil, básico desde entonces para los proyec-
como el carbón, el petróleo y el gas na- tos de frenar, sobre una base de coope-
110
CALENTAMIENTO GLOBAL Y CAMBIO CLIMÁTICO
111
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Por lo demás, con resultados muy poco El camino marcado por la UE es el más
favorables en el caso de Rusia –que solo avanzado de todos. Con un consenso
en 2019 se incorporó al Acuerdo de Pa- conseguido en la Comisión y en el Con-
rís– y de Arabia Saudí y otros países de sejo que son un modelo para los demás
la OPEP, que siguen, normalmente, en la partícipes del Acuerdo de París. Pero no
era del petróleo y el gas natural. hay que engañarse, estamos muy lejos
de haber llegado a una verdadera senda
Para terminar, en 2019, en la COP-25 (ce- de solución. La atmósfera está deterio-
lebrada en Madrid, por sucesos de violen- rándose más que nunca, y será preciso
cia política en Chile que era la sede pre- un radical reajuste de los objetivos del
vista), se declaró la emergencia climática Acuerdo de París para que, en un mo-
en la UE, que agrupa ahora a 27 países, mento dado, pueda empezar a frenarse
poniendo medios en proyectos adecua- el avance térmico hacia lo catastrófico.
dos, para lograr la completa descarboni- Las horas de reflexión tienen que venir
zación de la sociedad en 2050. Con un seguidas, muy pronto, de la verdadera
cambio total del modelo energético, para acción de todos los países del planeta
sustituir los mencionados combustibles Tierra, si realmente queremos que este
de origen fósil por las energías renovables siga siendo un hábitat hospitalario para
(eólica, solar, maremotriz, biomasa, etc.). todos.
BIBLIOGRAFÍA
Tamames, R.: Frente al apocalipsis del clima. Barcelona: Profit, 2016 (prólogo de Ramiro
Aurín).
Véanse también:
Carra, A.: «Cambio climático. La revolución industrial acabó con la Pequeña Edad de
Hielo», en ABC, 19 de agosto de 2015.
Díaz, A.: «Charles David Keeling, descubridor del cambio climático», en El Mundo, 27 de
junio de 2005.
[Voz] «Efecto invernadero», en Diccionario de Ciencias. Madrid: Diccionarios Oxford-
Complutense, 2004.
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático: Entrega concluyen-
te del Quinto Informe de Evaluación. El cambio climático amenaza con impactos
irreversibles y peligrosos, pero existen opciones para limitar sus efectos (noviembre
de 2014) https://www.ipcc.ch/pdf/ar5/prpc_syr/11022014_syr_copenhagen_es.pdf.
Ribot, L.: «[Recensión] sobre el libro de G. Parker El siglo maldito. clima, guerra y catás-
trofe en el siglo XVII», en ABC Cultural, 3 de enero de 2014.
VV. AA.: Cambio climático: mitigación. Guía resumida del Quinto Informe de Evalua-
ción del IPCC. Grupo de trabajo III. Madrid: Ministerio de Agricultura, Alimentación
y Medio Ambiente, Fundación Biodiversidad y Oficina Española del Cambio Climá-
tico, junio de 2015.
VV. AA.: «The science of climate change. Supermodels», en The Economist (Special re-
port: «Climate Change. Hot and bothered»), 28 de noviembre de 2015.
112
CALENTAMIENTO GLOBAL Y CAMBIO CLIMÁTICO
Wagner, G.; Weitzman, M. L.: Climate shock. The economic consequences of a hotter pla-
net. Princeton: Princeton University Press, 2015.
Ramón Tamames
Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Estructura Económica
113
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
114
CALIDAD DEMOCRÁTICA (ANÁLISIS EMPÍRICOS)
Fronteras, el «índice de paz global» del dos en tres pilares de calidad: del proce-
Institute for Economics and Peace, o el so de producción, de las cualidades del
«índice de percepción de la corrupción» propio producto y de la satisfacción de
de Transparencia Internacional, por citar los compradores, consumidores o clien-
los más conocidos y con mayor impacto tes Las equivalencias son claras para él:
internacional. el primero se corresponde con los proce-
dimientos normativos e institucionales
Siguiendo a L. Morlino, evaluar la calidad de adopción de decisiones y producción
de una democracia es trasladar al análisis de políticas (procedimientos), los segun-
empírico concepciones normativas de la dos responden a los resultados y al ren-
democracia para lo que es necesario el dimiento institucional (contenido) y,
diseño de una herramienta con capaci- finalmente, la satisfacción de los ciuda-
dad inclusiva de tal diversidad normati- danos, tanto con el desempeño como
va. Por lo tanto y como él hace, de las con sus resultados, va a depender de sus
definiciones normativas más sustantivas expectativas y valores democráticos (re-
de la democracia hay que extraer las sultado). Como en todos los modelos
cualidades sobre las que fijar la atención, analíticos estas tres dimensiones básicas
ordenándolas en función de lo que se se despliegan en variables y estas, a su
puede entender por calidad en una triple vez, en indicadores para su medición y
dimensión de los procedimientos, del contraste. En primer lugar, el sistema de
contenido y de los resultados, dando lu- normas y procedimientos se despliega
gar a un modelo analítico en el que cada en cinco dimensiones (Estado de Dere-
dimensión se operacionaliza, cualitativa cho, rendición de cuentas electoral e in-
y cuantitativamente, en grupos de indica- terinstitucional, participación y competi-
dores. La fijación de este estándar analíti- ción políticas), la dimensión de contenido
co aplicado a partir de criterios normati- se divide en un doble componente (el
vos permite calificar una democracia estado de los derechos y libertades y la
como buena o no, o como peor o mejor. igualdad política, social y económica) y,
Como dice el propio Morlino, «una de- finalmente, la dimensión de resultado se
mocracia de calidad es una buena demo- refiere a la capacidad de respuesta a las
cracia», entendida como aquel ordena- demandas y expectativas de la ciudada-
miento institucional estable que mediante nía. De este modo, el marco de trabajo
instituciones y mecanismos que funcio- para la evaluación parte de los principios
nan correctamente consigue la libertad y democráticos de control ciudadano e
la igualdad de los ciudadanos… un régi- igualdad política y siete valores deriva-
men muy legitimado y, por tanto, esta- dos: participación, autorización, repre-
ble, que satisface completamente a los sentación, responsabilidad, transparen-
ciudadanos» (2009:186). Aunque tenemos cia, capacidad de respuesta y solidaridad.
a nuestra disposición distintas definicio- La herramienta final para el análisis es un
nes de la calidad democrática, la clave cuestionario estructurado sobre 15 pre-
está en su potencial operativo para su guntas-eje (nacionalidad y ciudadanía,
contraste empírico de una forma objeti- Estado de Derecho y acceso a la justicia,
vable. derechos civiles y políticos, derechos
económicos y sociales, elecciones libres
Por ello, lo que hace Morlino en el dise- e iguales, papel de los partidos políticos,
ño de su modelo es recurrir a la adapta- eficacia y capacidad de respuesta guber-
ción de los controles de calidad de los namental, eficacia democrática del Parla-
productos en el diseño industrial, basa- mento, control civil de las Fuerzas Arma-
115
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
116
CALIDAD DEMOCRÁTICA (ANÁLISIS EMPÍRICOS)
años de la crisis 2013-15). Así pues, nues- el malestar democrático con el funciona-
tros expertos son más autocríticos que miento de nuestra democracia que la
los estándares de evaluación internacio- ciudadanía transmite a través de las en-
nales sobre la democracia española y, al cuestas de opinión, sobre todo, desde los
mismo tiempo, algo más generosos que años de la crisis económica.
BIBLIOGRAFÍA
Dahl, R. A.: Poliarchy: Participation and Opposition. New Haven: Yale Univ. Press, 1971.
Diamond, L.; Morlino, L., eds.: Assessing the Quality of Democracy. Baltimore: The Johns
Hopkins Univ. Press, 2005.
Lijphart, A.: Democracies: Patterns of Majoritarian & Consensus Government in twenty-
one countries. New Haven: Yale Univ. Press, 1984.
Linz, J. J.; Stepan, A.: Problems of Democratic Transition and Consolidation. Baltimore:
The Johns Hopkins Univ. Press, 1996,
Morlino, L.: Democracias y democratizaciones. Madrid, CIS, 2009.
Munck, G. L.: Messuring Democracy: A bridge between Scholarship and Politics. Baltimo-
re: The Johns Hopkins Univ. Press, 2009.
O’donnell, G.; Vargas, J.; Lazzetta, O. M., eds: The Quality of Democracy: Theory and
Applications. Notre Dame: Univ. of Notre Dame Press, 2004.
VV. AA.: Informe sobre la democracia en España 2018. Madrid: Fundación Alternativas,
2019.
Weir, S.; Beetham, D.: Political Power and Democratic Control in Britain: The Democra-
tic Audit of The United Kingdom. London: Routledge, 1999.
117
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Desde hace unos años, se ha hecho re- cremento de países que, teóricamente,
currente la expresión calidad democráti- cumplirían estas condiciones y, sin em-
ca. No solo ha inundado las aulas y re- bargo y en paralelo, el incremento de
vistas académicas, sino que se ha países que desarrollan lo que podrían de-
expandido a ámbitos que, en teoría, le nominarse patologías democráticas, ha
eran menos propios. La calidad de la de- llevado a la doctrina a afinar los cánones
mocracia se ha convertido en una de las democráticos para distinguir las «auténti-
primeras preocupaciones, no solo de cas» democracias liberales de democra-
académicos y políticos, sino también de cias «híbridas» o «defectuosas». En
amplios sectores sociales. Sin embargo, consonancia con ello, Wolfgang Merkel
no es tan claro que exista una coinciden- establecerá seis criterios para definir una
cia generalizada sobre el significado de democracia como liberal: a) legitimación
esta expresión de modo que es preciso del poder político en la soberanía popu-
evitar posibles equívocos. lar; b) acceso al poder político abierto e
institucionalizado mediante el sufragio; c)
Calidad democrática no es sino un acró- monopolio del poder político por parte
nimo de calidad de la democracia. De de representantes legitimados democráti-
forma casi inconsciente, se da un salto camente; d) estructura del poder político
fundamental. Si se escucha con tanta fre- que garantiza la separación de poderes
cuencia la expresión calidad democráti- (especialmente Ejecutivo y Judicial); e)
ca, es porque se ha generalizado un separación entre las esferas estatal y so-
estado de preocupación por el funciona- cial protegida por las leyes; f) regulación
miento de la democracia contemporá- y limitación del ejercicio del poder políti-
nea. Con una u otra intensidad, existe en co mediante el imperio de la ley.
casi todos los Estados con democracias
consolidadas. Así se encuentra ligada a la Con estos parámetros, se dispone de la
percepción de que la salud de nuestras primera herramienta para una aproxima-
democracias se ha deteriorado, incluso ción objetiva. En primer lugar, y ante
de forma severa, en los últimos años. todo, una democracia es de calidad, es
decir, es una auténtica democracia, si,
Por supuesto, no existe un canon oficial sintéticamente, el poder lo ejerce el pue-
universalmente compartido para medir la blo mediante la celebración de eleccio-
salud de las democracias. Pero sí existen nes periódicas y verdaderamente compe-
parámetros establecidos por la mejor titivas y ese poder está, simultáneamente,
doctrina que se estiman como requisitos sometido a las exigencias, a todas, del
esenciales de un sistema democrático. Estado de Derecho. Si se comparan la
Así, siguiendo a Robert Dahl, estos se- mayoría de las democracias occidentales,
rían: a) elección ciudadana de los princi- incluida la española, con estos paráme-
pales cargos públicos; b) elecciones li- tros, la conclusión será evidente. Son de-
bres, imparciales y frecuentes; c) mocracias de calidad. En la mayoría de
protección de la libertad de expresión; d) los casos, de elevada calidad. Y así lo ra-
acceso a fuentes alternativas de informa- tifican los estudios realizados por distin-
ción; e) autonomía de las asociaciones; f) tas entidades dedicadas, precisamente, a
ciudadanía inclusiva. Ahora bien, el in- medir la calidad de la democracia, como
118
CALIDAD DEMOCRÁTICA (ENFOQUES TEÓRICOS)
119
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
120
CALIDAD DEMOCRÁTICA (ENFOQUES TEÓRICOS)
121
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CAMPAÑA ELECTORAL
De manera periódica los ciudadanos es- adaptarse a las técnicas y canales más
tamos llamados a elegir a nuestros repre- eficaces para la persuasión y, en ocasio-
sentantes. Se trata de un momento fuerte nes, incluso logran anticiparse marcando
en la vida de la democracia en el que se el camino a distintas innovaciones comu-
decide la orientación política de un país nicativas. A lo largo de la historia, las
durante un periodo determinado de campañas electorales han ido evolucio-
tiempo y que, dado el peso de los go- nando desde la campaña local, en la que
biernos en la vida política y social, se los candidatos recorrían el territorio en la
convierten en momentos claves. parte trasera de un tren pidiendo apoyo
a los que acudían a su paso, y a través de
Es cierto que estos momentos de elección carteles y medios de prensa, principal-
competitiva, en la que los ciudadanos eli- mente locales, que daban cuenta de las
gen entre distintas opciones, forman parte visitas, a mediados del siglo xix, a las
de un proceso de elección mantenido en campañas de radio, en los años veinte,
el tiempo, en lo que se ha venido llaman- cuando los candidatos conseguían por
do campaña permanente, pero también es primera vez entrar con su voz en el cuar-
cierto que son muchos, cada vez más, los to de estar de los votantes; el cine, pri-
ciudadanos que reservan su decisión has- mero, y la televisión, en la década de los
ta el final haciendo de este proceso un 60 en la que la imagen acompaña a la
momento verdaderamente decisivo. voz para llegar a los hogares; y, en los
últimos años, internet y sus múltiples
La campaña electoral se mueve en el pla- aplicaciones derivadas.
no de las percepciones, que son las úni-
cas capaz de hacer definir la decisión de Hasta ese momento el monopolio de la
voto. De ahí que las campañas se dirijan información se encontraba en manos de
a construir percepciones, positivas o ne- los medios de comunicación que osten-
gativas, a través de los distintos canales y taban audiencia y credibilidad suficientes
herramientas, en un público determina- para convertirse en intermediarios im-
do. Frente a lo que pudiera parecer, el prescindibles entre las distintas opciones
público objetivo de cada campaña elec- políticas y los ciudadanos, conformando
toral es reducido. Los candidatos y parti- en ese camino la opinión publica. En una
dos durante la campaña no tratan de ha- sociedad más compleja, más informada y
blar a toda la población, sino que se mucho más conectada, las campañas
centran en movilizar a los votantes pro- electorales actuales son una síntesis de
pios y desmovilizar al votante ajeno, y toda su evolución histórica y combinan
hacerlo en aquellos lugares en los que, el uso de cada uno de los canales de co-
de acuerdo con el sistema electoral y la municación, encontrando en esta combi-
combinación de fuerzas, ese juego de la nación nuevas posibilidades de influen-
movilización puede resultar más decisivo cia. La irrupción de internet ha provocado
en el reparto de poder. Y para hacerlo un cambio en la propia naturaleza de las
han ido extremando la precisión. campañas, no solo por la creación de un
nuevo canal, que aprovecha, integra y re-
Las campañas electorales tratan de opti- distribuye los recursos de todos los cana-
mizar los recursos con los que cuentan y les anteriores sino porque permite desa-
122
CAMPAÑA ELECTORAL
rrollar otras formas de campaña, más tivamente sin relacionarse con los demás
relacionales y personalizadas, en busca en la esfera pública, y que son terreno
de la una mayor precisión y eficacia. propicio para la radicalización de la polí-
Además, el voto de opinión pública com- tica y la polarización en bandos cerra-
pite con un voto basado en la influencia dos, como consecuencia de esta falta de
del entorno y la información recibida apertura.
personalmente (que cada vez adquiere
más peso). La opinión pública cada vez Otro elemento a tener en cuenta en este
se construye menos en los grandes me- presente/futuro de las campañas electo-
dios de comunicación y más en las con- rales es el papel que adquieren en las
versaciones privadas de la gente (aunque mismas nuevos sujetos, hasta ahora irre-
estas en muchas ocasiones tengan como levantes. Se trata de ciudadanos organi-
objeto la información, o el entretenimien- zados no tanto en respaldo de un partido
to, procedente de estos medios). concreto sino en defensa de unos intere-
ses concretos. Estos ciudadanos pueden
De ahí que, con las debidas reservas, el contribuir con su dinero y su actividad a
futuro de las campañas electorales trans- convencer a grupos relevantes de perso-
curra parejo al futuro de la comunica- nas, sin estar sometidos a la regulación
ción. Una comunicación segmentada, electoral (que hasta ahora ha sido ajena
prácticamente personalizada, basada en a su labor, siempre que sea paralela a la
la capacidad de buscar públicos objeti- labor de partidos y medios de comunica-
vos y conocerlos a fondo para crear, en ción, por considerarla irrelevante). Apa-
función de este conocimiento profundo, recen así perfiles anónimos o directa-
mensajes y canales específicos de grupos mente falsos que tratan de incidir en la
cada vez más pequeños, con los que de- opinión pública, transmitiendo la sensa-
sarrollar una comunicación de precisión ción de un apoyo amplio o difundiendo
que, aprovechando este conocimiento en información falsa, o información verda-
profundidad, sea capaz de tocar las pa- dera que, por su origen u otros motivos,
lancas adecuadas en el momento justo no pueden ser difundidas por perfiles
para generar la percepción adecuada y reconocibles. Estos perfiles pueden in-
provocar la reacción buscada, ya sea la fluir realmente y resultan casi imposibles
de la movilización o su contraria. Un tipo de identificar y perseguir. Estos actores
de comunicación que, para ser algo más ajenos a las estructuras partidistas consi-
que un fantasma, necesita de la recopila- guen ir más allá y entrar en la competi-
ción masiva de los datos personales y su ción electoral con candidaturas indepen-
tratamiento automatizado y de técnicas dientes o agrupaciones de electores, que
de comunicación con una base psicoló- gracias a la tecnología son mucho más
gica que permita descubrir y activar estas fáciles y baratas de organizar de manera
palancas, a lo que deberíamos añadir el eficaz para, en poco tiempo, resultar
uso de la Inteligencia Artificial, no solo competitivos en la competición electoral.
para procesar información existente sino
para generar esta información (lo que Otros elementos esenciales de las cam-
lleva a la personalización a una nueva pañas electorales tienen que ver con el
dimensión). Este tipo de comunicación contenido del mensaje. Un mensaje que
facilita la comunicación a la carta (según se difunde en tiempo real y que queda
los deseos del receptor), fomenta la en- almacenado y accesible para siempre, en
dogamia y la fragmentación de grupos el que las fronteras son mucho más po-
cerrados que se retroalimentan informa- rosas y es posible influir en un proceso
123
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Maarek, P.: Marketing político y comunicación: Claves para una buena información
política. Barcelona: Paidós, 2009.
Nickerson, D.; Rogers, T.: «Political Campaigns and Big Data», en Harvard Kennedy
School Working Paper No. RWP13-045, SSRN 15, 2013.
Rubinstein, I.: «Voter Privacy in the Age of Big Data», en Wisconsin Law Review (2014).
Sánchez Medero, R., ed.: Comunicación política. Nuevas dinámicas y ciudadanía per-
manente. Madrid: Tecnos, 2016.
Trippi, J.: Revolution will not be televised. New York: Regan Books. 2004.
Rafael Rubio
Profesor Titular de Derecho Constitucional
Universidad Complutense
Miembro de la Comisión de Venecia
124
CHINA
CHINA
La China de hoy está marcada por aconte- el país bajo el dominio de Mao Zedong
cimientos históricos del pasado. A la caída tendrá un alto coste económico y social,
de la última dinastía Qing, siguió en 1912 con campañas que acarrearán la muerte
la fundación de la República por Sun Yat- de millones de vidas humanas, siendo el
sen. La presidencia de Yuan Shikai mues- Gran Salto Adelante de 1958 y las consi-
tra su debilidad y, a su muerte, seguirá el guientes hambrunas el más trágico. Tras
denominado periodo de los Señores de la muerte de Mao en 1976, su actuación
la Guerra. El Tratado de Versalles (1919) y es cuestionada por el propio Partido que
la concesión a Japón de territorios ocupa- criticaría un tercio de su mandato, funda-
dos antes por Alemania ahonda aún más mentalmente la Gran Revolución Cultural
en la crisis de legitimidad del nuevo go- Proletaria (1966-76). En la balanza positi-
bierno, incapaz de instaurar un Estado va, tanto oficial como popularmente, se
moderno. Seguirán años de inestabilidad sitúa la reafirmación de China como una
hasta la consolidación de dos grandes nación fuerte e independiente.
grupos inspirados ambos en el modelo de
partido único soviético: el Partido Nacio- Tras el interregno de Hua Guofeng des-
nalista y el Partido Comunista. Su enfren- de 1976, en diciembre de 1978 toma el
tamiento desembocará en una cruenta y poder Deng Xiaoping (1904-1997). La li-
larga guerra civil, interrumpida para for- beralización parcial de la venta de pro-
mar un frente contra el invasor japonés ductos en mercados abiertos supondrá
(1937-1945). Entre los intelectuales, la pri- un enorme incentivo para el aumento de
mera mitad del siglo xx se caracteriza por la producción agrícola. La posterior crea-
una continua reflexión sobre la necesidad ción de zonas económicas especiales, ini-
de romper con la propia tradición cultural cialmente a modo experimental y para
china para lograr la modernización social, atraer capital extranjero, se probaría
política y económica. En 1921 se funda el enormemente exitosa en el sector indus-
Partido Comunista Chino. El pluralismo trial, y más tarde, en 1992 se extenderían
intelectual inicial, con la introducción de y ampliarían dichas reformas al resto del
corrientes e ideas procedentes del exte- territorio. Desde el inicio hubo un con-
rior –muchas de ellas a través de Japón– senso entre intelectuales y políticos sobre
va a finalizar con la predominancia del la necesidad de priorizar el desarrollo
marxismo-leninismo, en una confronta- aún a costa de una mayor degradación
ción que obliga a los intelectuales a posi- ambiental, ya conocida durante el maoís-
cionarse a favor o en contra. mo. La creciente prosperidad, la apertura
y el aumento de libertades, en contraste
El 1 de octubre de 1949 se funda la Re- con el totalitarismo anterior, fueron dan-
pública Popular y el Partido Nacionalista do legitimidad a un Partido cuya ideolo-
se refugia en la isla de Taiwán. Las difi- gía formalmente se mantenía, pero acep-
cultades vividas en la primera mitad del taba la compatibilidad entre marxismo,
siglo provocan que una gran parte de la humanismo y capitalismo económico, y
población recibiera con los brazos abier- utilizaba en su propaganda eufemismos o
tos el nuevo régimen político. Sin embar- la coletilla «de características chinas» para
go, las expectativas no se confirmarían. justificar sus cambios ideológicos. De
La movilización permanente sufrida por nuevo se abría el país a la recepción de
125
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
126
CHINA
BIBLIOGRAFÍA
Fisac, T.; Tsang, S., eds.: China en transición. Barcelona: Bellaterra, 2000.
Spence, J. D.: En busca de la China moderna. Barcelona: Tusquets, 2011.
Tamames, R.; Debasa, F.: China, tercer milenio. El dragón omnipotente. Barcelona: Plane-
ta, 2013.
VV. AA.: «China. La nación del siglo XXI», en Revista de Occidente, 414 (2015). Monográ-
fico.
Taciana Fisac
Catedrática y Directora del Centro de Estudios de Asia Oriental
Universidad Autónoma de Madrid
127
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CIBERTERRORISMO
En una aproximación elemental, el ciber- una opinio iuris compartida que identifi-
terrorismo es una forma de ciberdelito ca tres elementos en la definición del te-
consistente en la comisión de actos de rrorismo internacional: la perpetración o
terrorismo a través de tecnologías de la amenaza de un acto criminal; la inten-
información y las comunicaciones o tec- ción de provocar el miedo entre la po-
nologías digitales. Sin embargo, esta defi- blación o coaccionar, directa o indirecta-
nición intuitiva tropieza inmediatamente mente, a una autoridad nacional o
con la dificultad de definir tanto el con- internacional para tomar alguna acción o
cepto ciberdelito como el concepto te- abstenerse de tomarla, y la concurrencia
rrorismo, que tienen en común la ausen- de un elemento transnacional.
cia de una acepción universalmente
aceptada, tanto en el ámbito científico El Institute for Economics and Peace, en
como en los instrumentos normativos in- la séptima edición del Índice de Terroris-
ternacionales y nacionales. mo Global (noviembre 2019) constata
esta falta de acuerdo para definir el te-
La delimitación del perímetro semántico rrorismo al tiempo que propone conside-
del término ciberterrorismo está condicio- rar como tal la «amenaza o utilización
nada por la propia dificultad para definir real de fuerza ilegal y violencia por parte
el terrorismo como fenómeno criminal. Es de un actor no estatal para lograr un ob-
precisamente en la definición de terroris- jetivo político, económico, religioso o so-
mo donde constatamos que no existe, cial a través del miedo, coerción o intimi-
hasta la fecha, el necesario consenso so- dación», poniendo énfasis en que el
bre qué acciones criminales deban ser ca- terrorismo no es solo una agresión física
lificadas como tal. Esta pluralidad de opi- sino también el impacto psicológico que
niones aparece tanto en el mundo la misma provoca.
académico como en los acuerdos interna-
cionales y resoluciones de numerosos or- En la sociedad digital contemporánea,
ganismos que abundan en la recomenda- las tecnologías de la información y las
ción de actuaciones y en el diseño de comunicaciones son aprovechadas para
estrategias para combatir y erradicar una facilitar la comisión de acciones terroris-
conducta delictiva sobre la que, sin em- tas, configurando una primera acepción
bargo, no se ha alcanzado una definición de ciberterrorismo que se caracteriza por
común. Es más fácil, paradójicamente, de- utilizar la tecnología como instrumento
finir líneas de acción contra el terrorismo facilitador (cyber-enabled terrorism). Asi-
que definir el terrorismo en sí. mismo, una segunda acepción es aquella
en la que las tecnologías de la informa-
El Tribunal Especial para El Líbano, en ción y las comunicaciones, en particular
2011, constató la existencia de una nor- sistemas y redes que están al servicio de
ma consuetudinaria en la comunidad in- las infraestructuras críticas, son el objeti-
ternacional, que se deduce de los trata- vo de las acciones terroristas (cyber-de-
dos internacionales, resoluciones de pendent terrorism).
Naciones Unidas, legislación y jurispru-
dencia de numerosos Estados en materia Jarvis, Macdonald y Nouri distinguen en-
de terrorismo, conforme a la cual existe tre concepciones amplias y concepcio-
128
CIBERTERRORISMO
129
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Berger, J. M.: «How ISIS Games Twitter», en The Atlantic, 16 June 2014.
Gómez de Ágreda, Á.: Mundo Orwell. Barcelona: Ariel, 2019.
Jarvis, L.; Macdonald, S.; Nouri, L.: «The Cyberterrorism Threat: Findings from a Survey
of Researchers», en Studies in Conflict and Terrorism, 37 (2014).
130
CIBERTERRORISMO
131
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CIENCIA
Muchos son los vocablos que en las di- Es habitual atribuir a la cultura griega la
versas lenguas designan las formas y mo- paternidad de la noción de ciencia y su
dos del conocimiento humano. Entre to- primer desarrollo temático, aunque por
dos ellos, «ciencia» denota el de mayor supuesto cabe encontrar –o al menos
prestigio y confiabilidad. El marchamo rastrear– en muchos otros ámbitos equi-
de «científica» da el espaldarazo definiti- valencias o aproximaciones. Para funda-
vo a una disciplina, una teoría o una afir- mentar los conocimientos que social-
mación. Para ser científico, un conoci- mente resultaban valiosos solía apelarse
miento debe en primer lugar estar antiguamente a la autoridad de una reve-
avalado por algún elemento de autoridad lación o tradición sagrada. Los filósofos
que garantice su corrección, su verdad. griegos secularizaron el expediente y es-
En segundo término, no puede estar so- tudiaron fórmulas de legitimación al al-
metido al vaivén de los caprichos y las cance de cualquier ser humano. Para
modas; tiene que determinar de una vez ello reforzaron la dimensión sistemática,
por todas lo que conviene decir al res- que hasta entonces no solía tenerse tan
pecto. En tercer lugar, no se trata en en cuenta. En efecto: dentro de la cien-
modo alguno de un saber recóndito e in- cia las partes del conocer se hacen soli-
transferible. El camino hacia él puede ser darias; este deja de constituir un mero
difícil, pero, una vez descubierta la ruta acopio de verdades aisladas para trans-
de acceso, puede ser mostrada y recorri- formarse en un conjunto de elementos
da cien y mil veces. Por eso la ciencia enlazados por un hilo conductor, que
tiene una dimensión intersubjetiva y está puede ser genético o más bien lógico.
indisolublemente unida a la enseñanza y Fue en este último aspecto donde la filo-
a las instituciones que la imparten. Hay sofía ática alcanzó particular eficacia. Só-
en ella maestros y discípulos, métodos crates enseñaba a sus amigos que afir-
para elaborarla y también procedimien- mar algo compromete a asumir todas sus
tos para popularizarla. consecuencias: así como el progenitor se
hace responsable de la tutela de los hi-
Se suele distinguir con respecto a la jos, el investigador tiene que ser cohe-
ciencia el contexto del descubrimiento, rente con las tesis que enuncia. Fue Aris-
que tiene que ver con su adquisición, y tóteles quien convirtió en arte sistemático
el contexto de la justificación, que alu- esta dimensión trasversal del conocer,
de más bien a todo lo que permite asen- convirtiendo la lógica en la primera
tarla, comunicarla y convertirla en ci- ciencia propiamente dicha de la historia
miento de otros saberes y de sus de la humanidad. Ciencia muy peculiar,
aplicaciones. En definitiva, la ciencia sin embargo, hasta el punto de que el
conjuga de un modo muy peculiar lo in- estagirita no la incluyó en su clasifica-
dividual y lo colectivo, así como lo teó- ción de las partes de la filosofía, otor-
rico y lo práctico. Tal es el motivo de gándole más bien el estatuto de saber
que aparezca caracterizada globalmente propedéutico.
en el presente volumen de la Enciclope-
dia, mientras que será objeto de un tra- Muchos siglos más tarde Immanuel
tamiento más analítico en el consagrado Kant pretendió que Aristóteles no solo
a la Filosofía. había hecho de la lógica la primera
132
CIENCIA
ciencia, sino que también la había lleva- Íntimamente ligada con la existencia
do a su término, de manera que desde de acuerdos teóricos estables, aparece
entonces no había conseguido avanzar la axiomatización de la ciencia. Con-
un paso más. Tesis desde luego discuti- siste en la introducción de principios
ble, pero que sirve para introducir la indudables y el establecimiento de
distinción entre ciencias cerradas y vínculos deductivos (demostraciones)
abiertas. Serían cerradas aquellas cuyo entre aquellos (convertidos en postula-
contorno es finito y se puede agotar. La dos o axiomas) y el resto de las propo-
lógica lo sería porque en ella el sujeto siciones teóricas (que se transforman
del conocimiento solo tiene que bregar en teoremas o corolarios). Euclides lo-
con la forma del conocimiento, hacien- gró axiomatizar en el siglo III a. C. la
do abstracción de sus contenidos. Así geometría y estableció así un prece-
se presenta una segunda dicotomía: la dente que luego muchos trataron de
que separa las ciencias formales de las emular.
sustantivas. Otro aspecto más del for-
midable impulso que Aristóteles otorgó La axiomatización constituye el supremo
a la reflexión epistemológica consiste ejemplo de validación de un saber, por-
en que tematiza los principios de las que acredita sin sombra de sospecha sus
ciencias, esto es, las fuentes que ali- principios y reduce sus conexiones inter-
mentan el desarrollo temático de una nas a transparentes relaciones lógicas.
disciplina y sostienen la firmeza de sus Muy raramente se han logrado axiomati-
resultados. En el caso de la lógica, se- zaciones fuera del marco teórico de la
rían los de identidad, contradicción y matemática. Por consiguiente, la mate-
tercio excluso. matización ha sido la táctica más fre-
cuentemente usada por cualquier disci-
Siguiendo todavía con la valoración kan- plina con aspiraciones a ser considerada
tiana –problemática, pero sugerente–, como una ciencia. De ahí surgió con el
Aristóteles habría iniciado el proceso his- tiempo la distinción entre ciencias duras
tórico de inserción de las disciplinas en (matematizables) y blandas (no suscepti-
el recto camino de la ciencia. La mate- bles de serlo o, si acaso, de modo parcial
mática sería la segunda en haberlo lo- y/o superficial).
grado. Lo consiguió además de un modo
particularmente eminente, hasta el punto El protagonismo adquirido por la mate-
de convertirse para lo sucesivo en para- mática suscitó la pregunta de si se trata
digma y modelo de cientificidad. Todos de una ciencia meramente formal como
han envidiado el consenso unánime de la lógica, o si, por el contrario, posee
los geómetras a la hora de resolver los contenidos sustantivos. No cabe duda
principales problemas que abordan. Es de que se trata de una ciencia abierta,
un caso que solo más limitada y tardía- pero hay dudas sobre si, al desarrollar-
mente se produjo en otras provincias del la, el espíritu humano tan solo ha de
conocimiento. Mientras la filosofía nau- bregar consigo mismo, o se ve obliga-
fragaba en conflictos teóricos insolubles, do a salir de sí para explorar un hori-
los matemáticos llegaban con relativa fa- zonte de objetos que le trascienden.
cilidad a acuerdos definitivos, lo que les Platón es el más notorio sostenedor de
permitió iniciar una senda de progreso esta última alternativa, pero los logicis-
irreversible, que pronto se convirtió en tas y formalistas modernos (como entre
un rasgo distintivo más de lo científico otros muchos Russell y Hilbert) lo
frente a lo que no lo es. cuestionan.
133
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Arana, J.: El caos del conocimiento. Del árbol de las ciencias a la maraña del saber.
Pamplona: Eunsa, 2004.
— El proceso histórico de separación entre ciencia y filosofía. Madrid: Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas, 2015.
Bunge, M.: La ciencia: su método y su filosofía. Pamplona: Laetoli, 2013.
Meier-Oeser, S.; Hühn, H.; Pulte, H.: «Wissenschaft», en: Historisches Wörterbuch der Phi-
losophie online. 10.24894/HWPh.5633.
Muñoz, J.; Velarde, J., eds.: Compendio de epistemología. Madrid: Trotta, 2000.
134
CIENCIA
135
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CIENCIA POLÍTICA
136
CIENCIA POLÍTICA
137
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Almond, G. A.: «Separate Tables: Schools and Sects in Political Science». Political Science
and Politics, 21: 4 (1988).
Badie, B.; Berg-Schlosser, D.; Morlino, L., eds.: International Encyclopedia of Political
Science. London: Sage, 2011, 8 vol.
Goodin, R. E.; Klingemann, H.-D., eds.: A New Handbook of Political Science. Oxford:
Oxford University Press, 1996.
138
CIENCIA POLÍTICA
Greenstein, F. I.; Polsby, N., eds.: Handbook of Political Science. Reading: Addison-Wes-
ley, 1975, 8 vol.
Jerez, M.: Ciencia Política, un balance de fin de siglo. Madrid: Centro de Estudios Polí-
ticos y Constitucionales, 1999.
Marsh, D.; Stoker, G. eds.: Theory and Methods in Political Science. London: Palgrave,
2010.
139
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CIENCIA DE LA ADMINISTRACIÓN
140
CIENCIA DE LA ADMINISTRACIÓN
141
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
los progresos alcanzan al papel que jue- las preferencias y comportamientos indi-
gan los valores en la provisión de bienes viduales y colectivos, así como en los
y servicios, el comportamiento humano y procesos de evaluación; el comporta-
la influencia del entorno sociocultural. miento de los empleados públicos debi-
Además, ha establecido conceptos abs- do a la influencia del contexto, la cultu-
tractos que permiten la generalización de ra, la motivación del servicio público y la
principios de administración en distintos personalidad. A estas tendencias hay que
sistemas administrativos. añadir la orientación a fortalecer la con-
fianza y la legitimidad ciudadana a través
Las principales tendencias de la Ciencia de la actuación y el comportamiento po-
de la Administración se orientan a exten- lítico-administrativo. [El futuro inmediato
der el análisis cuantitativo estudiando la plantea el estudio de las relaciones entre
importancia de los valores públicos más Administración y ciudadanos con fór-
allá de la eficiencia, en el liderazgo, la mulas de teletrabajo, potenciadas por la
participación pública y su influencia en Pandemia de la Covid 19].
BIBLIOGRAFÍA
Baena, M.: Curso de Ciencia de la Administración. Madrid: Tecnos, 1985. [4.ª ed. de
2000].
Chevalier, J.; Loschack, D.: Science administrative. Paris: LGDJ, 1978.
Osborne, D.; Gaebler, T.: Reinventing Government: How the Entrepreneurial Spirit is
Transforming the Public Sector. Reading: Addison-Wesley, 1992.
Simon, H. A.: Administrative Behavior: A Study of Decision-making Processes in Admi-
nistrative Organization. New York: The Macmillan Company, 1947.
Weber, M.: Wirtschaft und Gesellschaft. Grundriss der Verstehender Soziologie. Tübin-
gen: J. C. B. Mohr, 1922 [en español, Economía y sociedad. México: Fondo de Cul-
tura Económica, 2014. 3.ª ed.].
142
CINE Y POLÍTICA
CINE Y POLÍTICA
143
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
144
CINE Y POLÍTICA
BIBLIOGRAFÍA
Alcántara Sáez, M.; Mariani, S., coords.: La política va al cine. Madrid: Tecnos, 2016.
Alcántara Sáez, M.; Mariani, S., eds.: La política es de cine. Madrid: Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, 2018.
Cardona-Restrepo, P., et al.: Cine y pensamiento. Medellín: Universidad Pontificia Boliva-
riana, 2017.
Iglesias Turrión, P.: Maquiavelo frente a la gran pantalla. Cine y política. Madrid: Akal,
2013.
Navarro, A. J.: Choque de titanes. 50 películas fundamentales sobre la Guerra Fría. Bar-
celona: Ed. UOC, 2017.
145
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Scott, I.: American Politics in Hollywood Films. Edimburgh: Edinburgh University Press,
2011.
Manuel Alcántara Sáez
Catedrático de Ciencia Política
Universidad de Salamanca
146
CLIVAJE
CLIVAJE
En Ciencia Política, se entiende como cli- propietarios y obreros, después. Así, sur-
vaje (cleavage) una escisión que divide a girían los partidos socialistas y comunistas
la sociedad en dos partes opuestas y en- en defensa de los intereses de los trabaja-
frentadas por una cuestión que influye dores y por oposición a la burguesía pro-
decisivamente en el sistema de partidos pietaria que se organizaría en torno a par-
políticos. Fue en 1967 cuando Seymour tidos más bien liberales o conservadores.
M. Lipset y Stein Rokkan ofrecen una ex-
plicación sociológica al origen de los Las sociedades son complejas y no todos
partidos políticos y al sentido o la ten- los conflictos generan una hostilidad que
dencia del voto de los electores. Según la afecte de manera concluyente al sistema
teoría del clivaje, determinados fenóme- político. En España, como en la mayoría
nos económicos, sociales o culturales de los países de nuestro entorno, el cli-
pueden generar la aparición de nuevos vaje ideológico ha sido fundamental, ab-
partidos, así como la fragmentación o el sorbiendo en gran medida otras poten-
realineamiento de los ya existentes. A su ciales o latentes fracturas como la
vez, la propia acción de estos partidos, religiosa. De este modo, tras la Transi-
con cambios en las estrategias o en los ción democrática, los diferentes intereses
programas, también obliga a los electo- y sensibilidades en la sociedad española
res a movilizarse a favor o en contra de fueron convergiendo hacia un gran parti-
una determinada cuestión, pudiendo do de centro-izquierda (el Partido Socia-
provocar, de esta manera, un escenario lista Obrero Español) y un gran partido
de polarización y fractura. de centro-derecha (actualmente el Parti-
do Popular) que se confrontaban, pre-
Los sistemas políticos contemporáneos ponderantemente, en un eje ideológico.
son, según Lipset y Rokkan, fruto de mo- Durante los años 80, esta división ideoló-
vilizaciones sociales que, reaccionando a gica prevaleció incluso por encima de
circunstancias históricas, acaban organi- una posible alineación entre clase social
zándose políticamente. En los procesos y partidos políticos, por lo que las estra-
de modernización, a partir de la Revolu- tegias de estos últimos podían dirigirse a
ción francesa, las primeras y principales captar votos en todos los sectores de la
tensiones eran territoriales, entre el cen- sociedad. Mariano Torcal y Pradeep
tro, que construye la nación, y aquellas Chhibber concluyeron que «la clase so-
comunidades que se oponían a la centra- cial no constituyó directamente un ele-
lización. En determinados países euro- mento que tuviera incidencia alguna en
peos también fueron políticamente rele- la generación de la estructura inicial del
vantes las disputas en clave religiosa, a sistema de partidos políticos en España»,
saber, entre católicos y protestantes o en- siendo el liderazgo una variable más sig-
tre el Estado y la Iglesia. Posteriormente, nificativa para explicar el voto. No obs-
una vez consolidado el Estado-nación, tante, las estrategias de los líderes del
emergen nuevas fracturas sociales y em- PSOE y del PP y la aparición de la eco-
piezan a desarrollarse oposiciones funcio- nomía como cuestión fundamental en el
nales. La Revolución industrial forjó el debate público, desde 1989, impulsarían
conflicto entre los terratenientes y los la emergencia de un fuerte clivaje de cla-
emergentes industriales, primero; y entre se, según estos politólogos.
147
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Con todo, a partir de la crisis financiera y como una escisión entre cosmopolitas
económica iniciada en 2008 y el aumen- que podrían identificarse con cualquier
to de la desafección hacia los partidos lugar o sentirse en casa en cualquier si-
tradicionales, el bipartidismo se diluyó y tio, los denominados anywheres, y aque-
surgieron nuevos partidos a escala nacio- llas personas que tienen un sentimiento
nal, como Podemos, Ciudadanos y, en de pertenencia local más acentuado o
los últimos años, Vox. La tendencia hacia somewheres. Por lo tanto, el ascenso de
el multipartidismo y la división entre partidos nacionalistas y/o populistas po-
nuevos y viejos partidos han merecido dría deberse a una fractura entre el cen-
diversas teorías explicativas, entre las tro y la periferia, como ha advertido, en-
cuales la caracterizada por el populismo tre otros, el geógrafo francés Christophe
que apunta, como elemento clave, la Guilluy.
aparición de una fractura entre las elites
y el pueblo. Así, las dinámicas populistas que se pro-
ducen en los Estados Unidos y diferentes
Por otra parte, en algunas regiones espa- países europeos corresponderían a un
ñolas el clivaje identitario ha sido y es proceso de desvinculación política y cul-
tan importante o más que el ideológico, tural de las clases medias que habitan en
sobre todo en dos Comunidades Autóno- las periferias, tanto urbanas como rura-
mas con fuerte presencia del nacionalis- les, respecto a las elites de las grandes
mo periférico como son Cataluña y País metrópolis. Esta «fractura social», fruto de
Vasco. Así, el clivaje identitario o nacio- la desindustrialización, el abandono de
nal, con un importante componente lin- las zonas rurales y la aparición de una
güístico, habría generado sistemas multi- sociedad multicultural estaría modifican-
partidistas con partidos nacionalistas o do completamente el sistema tradicional
secesionistas, tanto a la izquierda como a de partidos. De esta manera, el clivaje
la derecha, como el Partido Nacionalista explicaría en Francia tanto el ascenso de
Vasco y Bildu, en el País Vasco, y Esque- Emmanuel Macron –centro– como el de
rra Republicana y las diversas derivacio- Marine Le Pen –periferia– frente a los
nes de la extinta Convergència i Unió, en viejos partidos de izquierda y derecha.
Cataluña. Según Isaiah Berlin y su discí- En cierto modo, el fenómeno nacionalis-
pulo Michael Ignatieff, el nacionalismo ta también podría explicarse por este cli-
puede tener efectos positivos, inocuos o vaje. El propio Guilluy señala que el in-
negativos, pero posee una eficaz fuerza dependentismo catalán es un ejemplo
de movilización política, también en las claro de la fractura centro-periferia.
sociedades modernas, desarrolladas y Como en otros casos de «reacción de las
democráticas. Quebec, Escocia o Catalu- regiones ricas a la crisis económica», se
ña son ejemplos evidentes de sistemas trataría de una nueva burguesía que pro-
de partidos fundamentalmente definidos pone «desmantelar las solidaridades na-
sobre la confrontación en torno a los cionales y validar el modelo territorial
sentimientos de pertenencia. desigualitario de la globalización».
148
CLIVAJE
estamos ante una mera coyuntura, pro- liberal, socavando algunos pilares, como
ducto de la crisis económica, cuya supe- el Estado de Derecho, y algunas virtudes,
ración nos devolverá a los anteriores bi- como la tolerancia. Así, politólogos,
partidismos. Y más importante aún, y como Yascha Mounk, Steven Levitsky o
como nos indica la prolífica bibliografía Daniel Ziblatt, subrayan el peligro de
actual sobre la cuestión, no es descarta- una progresiva desconsolidación de las
ble que esta fractura no solo afecte al sis- democracias ante el incremento de la po-
tema de partidos, sino también a los mis- larización social y al ascenso de partidos
mos fundamentos de la democracia con tintes autoritarios o iliberales.
BIBLIOGRAFÍA
Berlin, I.: Sobre el nacionalismo. Textos escogidos. Barcelona: Página Indómita, 2019.
Guilluy, C.: No Society. El fin de la clase media occidental. Madrid: Taurus, 2019.
Ignatieff, M.: Sangre y pertenencia. Viajes al nuevo nacionalismo. Barcelona: El Hom-
bre del Tres, 2012.
Levitsky, S.; Ziblatt, D.; How Democracies Dies. What History Reveals About Our Future.
London: Penguin, 2018.
Lipset, S. M.; Rokkan, S.: «Estructuras de división, sistemas de partidos y alineamientos
electorales», en Diez textos básicos de Ciencia Política. Barcelona: Ariel, 2001.
Mounk, Y.: El pueblo contra la democracia. Por qué nuestra libertad está en peligro y
cómo salvarla. Barcelona: Paidós, 2018.
Torcal, M.; Chhibber, P.: «Elites, cleavages y sistema de partidos en una democracia con-
solidada: España (1986-1992)», en Revista Española de Investigaciones Sociológicas,
69 (1995).
Juan Milián
Politólogo
Profesor asociado de Ciencia Política
Universidad de Barcelona
149
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
COALICIONES
150
COALICIONES
los numerosos casos de «coaliciones so- den nombrar en un ministerio altos car-
bredimensionadas», formadas por más gos de partido distinto al del ministro.
partidos de los necesarios, con el objeti- Estos cargos suelen hacer de «perros vigi-
vo de aumentar la legitimidad del Ejecu- lantes» (watchdogs), encargados de ga-
tivo en circunstancias políticas específi- rantizar que los acuerdos programáticos
cas o de satisfacer intereses estratégicos se cumplan y el ministro no actúe por li-
de algunos de sus miembros. Lo han sido bre. En contraposición, la mitad restante
uno de cada cuatro gobiernos democráti- de los junior ministers (viceministros o
cos de los regímenes parlamentarios de secretarios de Estado) nombrados en Eu-
la OCDE, especialmente tras la Segunda ropa occidental desde 1945 han proveni-
Guerra Mundial. Este tipo de gobierno es do del mismo partido que el ministro.
el patrón usual en Suiza, dada su «fórmu-
la mágica», que incluye siempre a los Todo esto comporta un nivel de predo-
cuatro partidos más votados, indepen- minio del jefe de Gobierno mucho me-
dientemente de la representación conse- nor que sus colegas de gobiernos mono-
guida. Por otro lado, cada vez son menos colores, a menudo obligado a aceptar los
infrecuentes los gobiernos en minoría, a nombramientos de su propio Ejecutivo
veces compuestos incluso por varios par- correspondientes a otros partidos. En
tidos, donde la coalición gubernamental esas situaciones, la personalidad del pri-
depende a su vez de acuerdos, estables o mer ministro y los recursos instituciona-
puntuales, con otros grupos parlamenta- les y de poder a su alcance desempeñan
rios no presentes en el Ejecutivo. un papel crucial en la gestión interna del
gabinete.
Una segunda arista en la formación de
las coaliciones se refiere a la distribución A fin de facilitar el control de los conflic-
del poder: cuántos ministerios y qué mi- tos internos, los partidos suelen detallar
nisterios. Tal como estipula la conocida estos acuerdos en pactos escritos, que
como ley de Gamson, cada partido ten- cada vez suelen ser más extensos y deta-
derá a recibir un porcentaje de carteras llados, aunque no está claro hasta qué
proporcional a su peso en el Parlamento, punto un buen acuerdo puede sostener
aunque esto a menudo se incumple de- por sí mismo una coalición inestable. No
pendiendo del contexto y del grado de es de extrañar que la formación de un
fuerza con el que negocian los partidos. gobierno de coalición puede llegar a tar-
Así, muchos pequeños partidos que se dar mucho más que los Ejecutivos de un
convierten en clave para el sostenimien- solo partido. Desde 1945, la negociación
to de una coalición pueden requerir más y constitución de gobiernos multiparti-
cargos o ministerios más importantes. En distas se ha prolongado unos 23 días de
Parlamentos muy fragmentados y polari- promedio, aunque al menos 49 Ejecuti-
zados, esto puede dar enorme influencia vos han necesitado más de ocho meses
a partidos pequeños con programas ex- para dar paso a una nueva coalición de
tremos orientados a políticas o conflictos gobernantes. Los ejemplos más recientes
específicos. se encuentran también entre los más
prolongados, como en Bélgica (en di-
La negociación también se extiende a la ciembre de 2011 se cerró un acuerdo de
organización del sottogoverno, incluyen- coalición tras 541 días de negociación) o
do distintas fórmulas de repartición de España, que necesitó más de 10 meses y
los altos cargos de cada departamento. una repetición de elecciones en 2016
Es común que muchas coaliciones acuer- para reeditar la presidencia, en minoría,
151
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Blondel, J.; Müller-Rommel, O. P.: Governing Together. The extent and limits of joint deci-
sion-making in Western European Cabinets. London: Palgrave Macmillan, 1993.
152
COALICIONES
153
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
COMUNICACIÓN POLÍTICA
154
COMUNICACIÓN POLÍTICA
bien la expansión de las redes sociales que la narrativa afecta a los resultados de
ha multiplicado las agendas y reducido la acción política. Los actores implicados
el impacto de los medios de referencia. tienen la finalidad expresa de modificar
En relación con el criterio, la teoría del el entorno que les rodea y afectar la vida
priming explica cómo los ciudadanos de los ciudadanos. En este punto, cabe
elaboran sus juicios de acuerdo con atri- destacar el manejo por parte de los po-
butos concretos. Así, a este presidente se pulistas para la creación de mensajes y
le asocia con la buena gestión económi- símbolos sustentados sobre emociones y
ca y no se le valora otro aspecto de su no sobre hechos. La mentira, la impreci-
gobierno, mientras que aquel ha queda- sión o las falacias lógicas se ponen al
do impregnado por un halo de corrup- servicio del pueblo para, a posterioridad,
ción porque miembros de su gabinete validar y legitimar las decisiones políti-
han sido acusados. En un momento de cas. La comunicación política emplea
creciente presidencialismo, el priming emociones reales para fabricar verdades,
sirve para la construcción de la imagen se ajusten o no a los hechos. Ahí se en-
del candidato sobre valores determina- cuentra el origen de los «hechos alterna-
dos ignorando el resto de factores. Entre tivos», «recuperar el control» o «nosotros,
el conocimiento y el juicio actitudinal, el pueblo». El auge –acaso burbuja– de la
aparece la teoría del encuadre o enmar- comunicación electoral se explica por el
cado (framing). Explica esta cómo los incremento del número de instituciones
profesionales de la información seleccio- sometidas a régimen electivo, la mediati-
nan y jerarquizan los hechos de los que zación de las campañas, el escándalo y la
se informan y, más aún, los etiquetan moral como valores de cambio, así como
con valores. El éxito se mide por la intro- la tendencia de presidencialismos des-
ducción de ideas y atributos que estruc- mesurados que facilitan la personaliza-
turan el discurso público. El marco ción de los proyectos políticos y su con-
predetermina la respuesta; ejemplos re- versión en campañas permanentes.
cientes son «la casta», «los unionistas» o
«gestación subrogada». En perspectiva internacional, la comuni-
cación política es una de las áreas de
En otro orden, aparece la cuestión de la mayor crecimiento. El auge de la diplo-
libertad de conciencia en un entorno de macia pública, la gestión de la memoria,
masas. La espiral del silencio consiste en la multiplicación de cadenas de televi-
la tendencia a permanecer callado en un sión internacional financiada por gobier-
entorno que se considera poco favorable nos, el uso de redes sociales para la
a unas ideas. Así conviene distinguir en- diplomacia y la negociación, los movi-
tre la opinión pública y la mayoritaria, mientos sociales transnacionales, el mar-
siendo la primera aquella que consigue keting aplicado a ciudades y territorios,
apalancar su mensaje entre periodistas, la irrupción de actores y capital privado,
medios y representantes políticos. En re- la propaganda y la injerencia en proce-
des sociales, se observa la polarización sos electorales, enriquecen la disciplina
de las conversaciones con pocos nexos con nuevas metodologías, contenidos y
entre comunidades políticas e ideológi- perspectivas.
cas: pocos se atreven a disentir dentro de
su propio espacio comunicativo. Las nuevas avenidas de la investigación
en comunicación política se extienden
Por su naturaleza, la comunicación polí- como consecuencia de un doble fenóme-
tica es una actividad performativa, por- no. Por un lado, la politización de todos
155
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
los aspectos de la vida pública a través de 2020 y tiene visos de acelerar los cambios
usos comunicativos. Bien sea por la esté- sociales e históricos que se adivinan en la
tica del símbolo o por la irrupción de globalización tardía. La salud pública
nuevas agendas (feminismo, cambio cli- ha ocupado la mayor parte del espacio
mático, identidad sexual), la comunica- informativo tanto en medios convencio-
ción política está cada vez más presente y nales como en redes sociales, una cues-
atomiza los proyectos políticos comunes. tión que hasta ahora solía estar fuera del
No cabe ya una división entre socialde- radar de la comunicación política. Qui-
mocrátas y conservadores, sino que se zás sea el primero de los muchos cambios
han multiplicado las familias políticas y, del antropoceno.
por ende, los mensajes que se emiten y
consumen. Por otro lado, porque la so- Superado el primer pico de la infección,
ciedad digital combina el consumo de se han identificado tres fenómenos de
medios convencionales como la radio y comunicación política. 1) La ciudada-
la televisión con los digitales, de modo nía ha recuperado el interés por las noti-
que mezcla –literalmente en su teléfono cias como recurso de valor para la toma
móvil– los usos de recepción de conteni- de decisiones, por lo que ha crecido el
dos con la lógica de reenvío y consumo interés por su consumo activo, no inci-
instantáneo. El interés, pues, de la comu- dental. Buscar noticias y no esperar a
nicación política digital reside en su ca- que desemboquen en nuestro dispositivo
pacidad de innovación en las rutinas de móvil es un cambio de hábito que afecta
producción, distribución y consumo de a la demanda. 2) La audiencia activa
mensajes políticos. La personalización del ha buscado empresas y marcas de con-
consumo ha favorecido la exposición se- fianza, como las televisiones públicas o
lectiva, las cámaras de eco o las burbujas las grandes cabeceras, para disminuir
informativas. En un entorno de sobrea- su exposición a rumores y falsedades.
bundancia informativa, «nuestra» informa- Las instituciones políticas y médicas re-
ción es percibida con mayor nitidez. Está cuperan la intermediación para identifi-
aún por definir el impacto de las grandes car expertos y abundar en el criterio pe-
tecnológicas, en particular los big data, riodístico. 3) Ha crecido la audiencia
en cuestiones sustantivas de la comunica- acumulada, lo que sugiere un incre-
ción política como la privacidad. mento de la autoridad referencial, que
explica e interpreta la pandemia, a costa
En síntesis, la comunicación política es- de las burbujas y las cámaras de eco mó-
tructura tres hechos de la esfera pública. vil. Es una buena noticia porque la in-
Es conocimiento, porque a través de los corporación de nuevos grupos sociode-
mensajes distribuidos se tiene acceso a mográficos antecede a una ciudadanía
información relevante. Es espectáculo, informada.
porque la mediatización ha creado una
sociedad de impactos audiovisuales y Sin embargo, también hay malas noti-
burbujas. Y, por último, es poder, porque cias en el sistema de medios. 1) El mane-
organiza las ideas que estamos dispues- jo de las cifras se convierte en instrumen-
tos a creer. to para la polarización y la crítica
institucional. Se genera así desconfianza
*** hacia las medidas del gobierno y –peor
aun– hacia la información médica. El
COVID-19 es el acontecimiento que es- portavoz experto, científico, se convierte
tructura el paisaje mediático y político en en objeto de debate cuyo trasfondo es la
156
COMUNICACIÓN POLÍTICA
competencia entre tecnocracia y acción den los neologismos, arquetipos de los sig-
política. 2) A escala internacional, se nificantes vacíos (distanciamiento social,
emplea para desacreditar al país vecino o nueva normalidad). Hay más oferta de
las instituciones multilaterales, perseguir productos desinformativos que compiten
el periodismo libre o aminorar el peso el con ventaja: in dubio, pro dubio. Ade-
peso del Parlamento. La intencionalidad más, el populismo alienta teorías conspi-
política persigue legitimar unas políticas rativas, el discurso anticientífico y la
(supremacía del poder ejecutivo, videovi- creencia ciega en el líder
gilancia, autoritarismo) frente a otras
(cooperación, transparencia). 3) El des- En suma, el uso de la salud y la ciencia
orden informativo de la pandemia colap- con fines de comunicación política no ha
sa instituciones y sistemas políticos, no hecho más que empezar. El cambio cli-
solo instalaciones médicas. Así, se expan- mático nos aguarda.
BIBLIOGRAFÍA
Arendt, H.: Wahrheit und Lüge in der Politik. Zwei Essays. München: Piper, 1964.
Canel, M.ª J.: Comunicación política. Una guía para su estudio y práctica. Madrid: Tec-
nos, 2006.
Castells, M.: Communication power. New York: Oxford University Press, 2009.
Deutsch, K. W.: The nerves of government: Models of political communication and con-
trol. New York: The Free Press, 1963.
Noelle-Neumann, E.: Die Schweigespirale. Öffentliche Meinung – unsere soziale Haut.
München: Piper, 1980.
Lippman, W.: Public Opinion. New York: Harcourt, Brace and Company, 1992.
Woolley, S. C.; Howard, P. N.: Computational Propaganda: Political Parties, Politicians,
and Political Manipulation on Social Media. Oxford: Oxford Scholarship Online,
2018.
Juan Luis Manfredi Sánchez
Profesor Titular de Periodismo
Universidad de Castilla-La Mancha
157
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
COMUNISMO
158
COMUNISMO
lograron que los colectivos más combati- cráticas reformas graduales de las socie-
vos del Movimiento Obrero se reafirma- dades liberales, hasta que los sucesivos
ran en la ampliación de sus organismos cambios cuantitativos produjeran trans-
de defensa de clase, los sindicatos; se or- formaciones cualitativas irreversibles
ganizaran internacionalmente, con la que consolidarían una nueva sociedad
ayuda importante del movimiento anar- socialista. Por el contrario, los denomi-
quista y dieran el salto cualitativo de de- nados socialistas revolucionarios juzga-
jar de apoyar políticamente a las fraccio- ban a los Estados de Derecho liberales
nes más radicales del liberalismo y como una camama destinada a la estu-
fundaran sus propios partidos de clase pidización e integración en el sistema
que se definían como socialistas: SPD en de las capas populares y, por tanto, el
Alemania, Labour Party en Gran Bretaña, socialismo, como paso previo al comu-
PSOE en España etc. Un socialismo que nismo, se produciría por la conquista
se articulaba política y culturalmente del Estado, venciendo a las fuerzas bur-
como una alternativa al liberalismo como guesas y transformando revolucionaria-
ideología y al capitalismo como sistema mente a la sociedad. Esta opción teóri-
productivo. co-política radical tendría su
cristalización más potente en la lectura
El marxismo se convirtió en el cemento de Marx efectuada por Lenin (1870-
ideológico de unión de los sectores más 1924), Trotsky (1879-1940) y los bolche-
politizados (Movimiento Obrero) de las viques, una facción izquierdista del
capas populares, la fuerza de trabajo partido socialista ruso enfrentado fron-
proletarizada de los países industrializa- talmente a la autocracia zarista a finales
dos (Gran Bretaña, Francia, Estados Uni- del xix y principios del xx.
dos, Alemania) o en proceso de indus-
trialización. Unas capas populares Rusia en 1917 era una sociedad mayori-
huérfanas de ideología ya que la afirma- tariamente agraria y retrasada con unos
ción liberal de que se vivía en el mejor pocos núcleos urbanos industrializados,
de los mundos posibles era radicalmente por tanto un país poco idóneo para que
desmentida por la realidad socioeconó- se produjera una revolución socialista tal
mica existente en las primeras fases del y como Marx había teorizado (toma del
desarrollo capitalista industrial: la deno- poder por parte de las masas autoorgani-
minada «cuestión social», literariamente zadas), pero la Primera Guerra Mundial
explicitada por las novelas de Dickens, abrió una ventana de oportunidad a los
Zola o Baroja. socialistas revolucionarios rusos, dada la
descomposición e incompetencia de los
Sin embargo, si bien los objetivos fina- aparatos de Estado zaristas, y los propios
les eran compartidos por todos los co- alemanes introdujeron clandestinamente
lectivos influidos por el marxismo, la a Lenin en Rusia desde su exilio suizo. La
superación del capitalismo por el socia- Revolución rusa, al imponerse a sangre y
lismo, las estrategias y tácticas para lo- fuego a las fuerzas de la reacción en
grarlo diferían según la valoración que cruenta guerra civil, consagró al marxis-
se efectuaba de los Estados de Derecho. mo-leninismo como la doctrina «adecua-
Para los socialistas reformistas o social- da» para lograr la superación del capita-
demócratas, los Estados de Derecho su- lismo. Un marxismo-leninismo en el que
ponían una serie de avances de civiliza- los revolucionarios profesionales susti-
ción que no podían desdeñarse. Al tuían a las masas autoorganizadas y, al
socialismo se accedería mediante demo- alcanzar el poder, monopolizaban los
159
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
aparatos del Estado y todas las instancias nómico y logístico de la URSS. De esta
de poder. forma, la lucha por el comunismo era el
combate por la supervivencia de la URSS
La Revolución rusa no fue una revolución y cada comunista un peón de la política
socialista sino un golpe de Estado exito- internacional soviética.
so. Había que quemar etapas hacia el co-
munismo y la Revolución tenía muchos La consolidación del modelo soviético se
enemigos internos y externos. Desde produciría con la derrota del fascismo en
unas primeras fases, el modelo soviético la Segunda Guerra Mundial, la creación
desarrolló estructuras y comportamientos de una serie de países satélites de la
autoritarios. Autoritarismo que, tras la URSS (liberados del fascismo por las tro-
prematura muerte de Lenin, se acentuaría pas soviéticas) y gobernados autoritaria-
hasta el paroxismo totalitario con el om- mente por los partidos comunistas de
nímodo poder de Stalin (1878-1953) que cada uno de esos países, más el decisivo
no dudaría en ordenar el asesinato de la factor histórico de los procesos de des-
práctica totalidad de la vieja guardia bol- colonización en África y Asia, procesos
chevique en sucesivas y sangrientas pur- en los que el marxismo-leninismo se im-
gas, incluyendo al artífice del Ejército bricaría con factores de liberación nacio-
Rojo y vencedor de la guerra civil, Trots- nal. Tras el Telón de Acero no cabían di-
ky (asesinado en su exilio en México). sidencias, incluso aplastadas militarmente
Stalin dogmatizó ideológicamente el mar- como en Hungría (1956) o Checoslova-
xismo-leninismo, amplió el tradicional quia (1968), salvo la excepción de Yugo-
Imperio ruso y abandonó la idea de lo- eslavia. Mientras tanto en algunos países
grar una revolución internacional, consa- occidentales potentes partidos comunis-
grando el criterio de «socialismo en un tas (PCF en Francia o PCI en Italia) dis-
solo país», convirtiéndose la URSS en el putaban electoralmente cuotas de poder,
faro de los socialistas revolucionarios hasta su gradual pérdida de capacidad
mundiales. Sin embargo, ya desde los electoral desde finales del siglo xx.
años anteriores al fallecimiento de Lenin,
socialistas revolucionarios heterodoxos El modelo soviético consiguió algunos
como G. Lukács (1885-1971), R. Luxem- éxitos económicos y sociales en unas pri-
burgo (1871-1919) o A. Gramsci (1891- meras fases, pero su ineficiencia econó-
1937) habían denunciado las contradic- mica a medio y largo plazo y su falta de
ciones teóricas del marxismo-leninismo y legitimidad política, por la ausencia de
los déficits democráticos del modelo so- libertades, lo condenaron al fracaso polí-
viético. En la década de los 20, siguiendo tico, con su símbolo máximo en la caída
instrucciones soviéticas, se producen es- del muro de Berlín en 1989 y el fracaso
cisiones a la izquierda en los partidos so- de las políticas reformistas de Gorbachov,
cialistas occidentales, creándose los parti- salvo en países asiáticos como China o
dos comunistas con una fidelidad a toda Vietnam en sus peculiares adaptaciones
prueba respecto a las directrices emana- nacionales, o los modelos estalinistas pu-
das de Moscú y recibiendo soporte eco- ros de Corea del Norte y Cuba.
BIBLIOGRAFÍA
160
COMUNISMO
161
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
COMUNITARISMO
162
COMUNITARISMO
163
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Avineri, S.; De-Shalit, A., eds.: Communitarianism and Individualism. Oxford: Claren-
don Press, 1992.
Bell, D.: Communitarianism and its Critics. Oxford: Clarendon Press, 1993.
Berten, A.; Da Silveira, P.; Pourtois, H., eds.: Liberaux et communautariens. Paris: Pres-
ses Universitaires de France, 1997.
Etzioni, A.: The Spirit of Community. New York: Crown Publishers, 1993.
Sandel, M. J.: Democracy’s discontent: America in search of a public philosophy. Cam-
bridge: Harvard University Press, 1997.
Taylor, C.: «Equívocos: el debate liberalismo-comunitarismo», en C. Taylor, Argumentos
filosóficos. Barcelona: Paidós, 1995.
Montserrat Herrero
Profesora de Filosofía Política
Universidad de Navarra
164
CONSERVADURISMO
CONSERVADURISMO
165
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
El sueño de la razón conduce al totalita- una realidad que brota de las enseñanzas
rismo. El racionalismo político favorece de los grandes pensadores y juristas. No
la política de los monomaníacos, soña- es algo que haya que crear de la nada.
dores furiosos que tratan de imponer a
todos su sueño. Entre sus ventajas no es la menor el he-
cho de que jamás generará guerras ni
El conservadurismo no se opone a la de- revoluciones, dictaduras ni opresiones.
mocracia: por el contrario, constituye una Jamás el conservadurismo producirá nin-
enérgica defensa de la democracia liberal. guna forma de totalitarismo. Este es pro-
Pero alerta contra los excesos de la sobe- ducto, sin duda no querido, del raciona-
ranía popular cuando pretende erigirse lismo político. El conservadurismo es
en criterio moral. El Derecho, y menos reformista, nunca revolucionario ni reac-
aún la Moral, no proceden de la voluntad cionario. El conservadurismo se ha con-
arbitraria de la mayoría parlamentaria. vertido en un gran defensor de la liber-
Existen normas jurídicas previas e inde- tad frente a la tiranía totalitaria. No es la
pendientes a la decisión parlamentaria. Es menor de sus virtudes la de que nunca
lo que enseña la tradición de la common conducirá a la abolición de la condición
law. El legislador debe buscar la justicia, personal del hombre ni al triunfo de una
pero no crearla a partir de la nada. concepción totalitaria de la vida social y
de la política. El conservadurismo nunca
El conservador no se opone al cambio, podrá ser un antihumanismo.
pero invierte la carga de la prueba. Para
empezar, no es posible cambiar sin con- El conservadurismo no entraña un recha-
servar lo que no se cambia. No es posible zo de la Ilustración, sino de su extravío
reformar sin conservar. Quien nada con- moderno. Hay en él, en general, una
serva no reforma. El progreso, si se ha de profunda reivindicación del cristianismo.
mantener el término, es conservador. Re- El conservadurismo cultural tiene, a mi
formar es conservar, al menos en parte, juicio, primacía sobre el político, en la
no abolir todo. El conservador invierte la misma medida en que la cultura tiene
carga de la prueba porque desconfía del primacía sobre la política.
cambio. Es quien propugna el cambio el
que ha de demostrar que es preferible. El conservadurismo constituye una radi-
Creer que todo cambio entraña una me- cal y contundente crítica contra la cultura
jora es un prejuicio injustificado. El con- de la modernidad. Clama contra la des-
servadurismo no pretende volver al pasa- humanización del hombre y la degrada-
do ni repudia toda novedad. No se ción de la cultura en el mundo moderno
adhiere a la tesis de que cualquier tiempo y reivindica el valor de las viejas ideas,
pasado fue mejor, pero tampoco peor. costumbres y creencias. Su principal y
Habrá que probarlo. Pero la presunción más noble misión es la defensa de la ci-
es a favor de lo que ya existe y que, con vilización occidental y de la cultura clási-
su mera existencia, ha probado su valor. ca. Piensa que mucho es lo que hay que
conservar y defender: la filosofía griega,
El conservador no se adhiere sin más a el sentido jurídico de los romanos, la re-
lo que sucede, no se compromete con ligión cristiana, la ciencia pura, la demo-
las injusticias, pero piensa que el sentido cracia liberal y la tradición universitaria.
de la justicia se encuentra en los grandes Por todo ello es radicalmente crítico con
ideales de los pensadores del pasado. La el multiculturalismo y los excesos de la
justicia no es una noción abstracta sino inmigración descontrolada.
166
CONSERVADURISMO
BIBLIOGRAFÍA
Burke, E.: Reflexiones sobre la Revolución en Francia (1790). Madrid: Alianza, 2016.
Eliot, T. S.: La idea de una sociedad cristiana (1939). Madrid: Espasa-Calpe, 1942.
Oakeshott, M.: El racionalismo en la política y otros ensayos (1962). México: Fondo
de Cultura Económica, 2000.
Scruton, R.: Conservadurismo. Madrid: El Buey Mudo, 2019.
Strauss, L.: La ciudad y el hombre (1964). Madrid: Katz, 2006.
Tocqueville, A. de: La democracia en América (1835). Madrid: Trotta, 2018.
167
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CONVIVENCIA
De acuerdo con la Real Academia Espa- partido, el uso de los recursos o los de-
ñola (RAE, 2019), la voz «convivencia» beres hacia lo común.
significa «acción de convivir» y «convivir»
implica «vivir en compañía de otro y El contenido de la convivencia pertene-
otros». En el Diccionario del uso del espa- ce, en principio, a la Filosofía, pero en
ñol de María Moliner se afirma que «con- tanto metáfora, disposición y expresión
vivir», del latín convivěre, equivale a «vi- pública es un fenómeno que también
vir o habitar con otros», pero también se pertenece a la lengua. Los francófonos
subraya, por un lado, una connotación hablan de vivre-ensemble; los anglófonos
positiva de la acción al mencionar que de living-together; y los que hablan por-
«convivir» supone «vivir en buena armo- tugués de viver juntos. Estas expresiones
nía». Este sustantivo, a su vez, proviene y sus contextos de nacimiento tienen
del latín harmonĭa y este del griego har- una carga política a la que se suman for-
monía que apunta a juntura, ensamblaje, mas culturales de sociabilidad. Por tanto,
y uno de sus significados es «amistad y debemos tener en cuenta que para algu-
buena correspondencia entre personas» nos la convivencia puede estar asociada
(RAE). Por otro lado, María Moliner alude a estilos de vida como puede ser el an-
también, en su definición, al verbo tole- gloamericano, que prioriza un determi-
rar, que la RAE define como «respetar las nado sentido de bienestar, mientras que
ideas, creencias o prácticas de los demás para otros, por ejemplo, para la cosmolo-
cuando son diferentes o contrarias a las gía del buen vivir andino, la convivencia
propias». supone una comprensión biocéntrica de
la vida. Saber que pueden existir diferen-
De lo anterior se desprende que convi- tes interpretaciones sobre una misma no-
vencia no es mera «coexistencia» –que ción debe ayudarnos a pensarla en tér-
se limita a existir a la vez que otra per- minos de pluralidad en un mundo común
sona o cosa (RAE)–. La convivencia, «pa- (Saillant, 2015).
labra española […] preciosa [que] en
muchas lenguas no existe» (Marías, Ahora bien, el vivir juntos conlleva ha-
2000), supone armonía y la promoción cerlo con las diferencias y las discrepan-
de algo que se considera intrínsecamen- cias y sabiendo que las sociedades son
te deseable y, por tanto, es un arte que complejas y en ellas se dan cita diversas
implica «pensar en el otro con delicade- perspectivas y puntos de vista. La vida
za y respeto» (Camps y Giner, 2008: 9) y en común no supone unanimidad ni es-
para que la interacción sea posible se cenarios de ausencia de conflicto; el des-
requieren unas reglas comunes –legales, acuerdo es inevitable. Como bien seña-
morales y culturales– que hagan que los lan Camps y Giner, el vivir en compañía
demás se encuentren bien con uno. Es- de otros es difícil, especialmente por tres
tas reglas comunes o normas de convi- razones: «la primera es que muchos de-
vencia, que es necesario convenir y sus- seamos, con recursos desiguales, los mis-
cribir, se fundamentan tanto en la mos bienes, que son escasos; la segunda,
aquiescencia y el respeto como en que una parte muy sustancial de la hu-
aquellos factores o valores que unen a manidad siente pasión por dominar a los
las personas como son el espacio com- demás; y, la tercera, que con demasiada
168
CONVIVENCIA
frecuencia los criterios egoístas predomi- connotación positiva que pone el acento
nan sobre los altruistas» (2008: 20). «en el reconocimiento recíproco de la
condición y los derechos del otro como
Conviene en todo caso dejar asentado ser humano, el desarrollo de una pers-
que la convivencia sí apuesta por una re- pectiva justa e inclusiva para el futuro de
solución pacífica de los conflictos. La cada comunidad y la implementación del
convivencia alude, afirma el académico y desarrollo económico» (Berns y Fitzduff,
ex alcalde de Bogotá, al «ideal de una 2007). En este sentido, convivir «es acatar
vida en común entre grupos cultural, so- reglas comunes, contar con mecanismos
cial o políticamente diversos; una vida culturalmente arraigados de autorregula-
en común viable» (Mockus, 2002: 19). En ción social, respetar las diferencias y aca-
consecuencia, la convivencia se constru- tar reglas para procesarlas; también es
ye, no está dada por el simple hecho de aprender a celebrar, a cumplir y a repa-
vivir en sociedad (Giménez, 2005) y su- rar acuerdos» (Mockus, 2002: 21).
pone armonizar procesos de expansión
económica y propagación cultural. Y Esto quiere decir que la convivencia más
cuando se construye en contextos de que ser observada en términos descripti-
pluralidad, diferencia y diversidad se re- vos, debe ser reconocida desde una di-
quiere no solo ser tolerante con las dis- mensión axiológica. Esta dimensión solo
tintas expresiones culturales, sino reco- puede ser ensayada en contextos abier-
nocer que existen razones profundas y tos a la pluralidad política, moral y cultu-
convicciones de conciencia que configu- ral, sin que aceptar la diferencia suponga
ran la identidad de las personas. La cons- justificar todo tipo de comportamiento,
trucción de la convivencia es una tarea pero sí reconociendo que «el rasgo ver-
diaria en la que debe aspirarse a recono- daderamente esencial de lo que llama-
cer que la diversidad caracteriza a nues- mos la sociedad humana es su asombro-
tras sociedades y que no es un obstácu- sa diversidad» (Gellner, 1997: 47). Como
lo, sino una riqueza: diversidad de bien señalan Giner y Camps, la base éti-
culturas, de religiones, de lenguas, de ca de la convivencia es el precepto «no
opiniones políticas, de orientaciones se- hagas a los demás lo que no quieres que
xuales o, simplemente, diversidad en la te hagan a ti» (2008: 27).
composición de las sociedades. En la
obra Pourrons-nous vivre ensemble? Concluimos con una reflexión de Adela
Égaux et différents (1997), Alain Touraine Cortina, de acuerdo con su teoría de la
reflexionó sobre la convivencia y al plan- «razón cordial», que rechaza el individua-
tearse si podríamos convivir con nuestras lismo extremo y defiende la convivencia.
diferencias, no solo estaba pensando en «La categoría básica del mundo social»,
una pregunta, sino especialmente en un escribe la catedrática y académica, «no es
proyecto. Deja clara en su pregunta la el individuo, sino el reconocimiento recí-
condición de convivencia en un marco proco de sujetos, que se saben sujetos
de igualdad y diferencia. por ese reconocimiento básico. Por eso
los cálculos prudenciales de individuos
Puede haber una lectura negativa de la aislados son falsos e inmorales (…) por-
convivencia, aquella que la entiende que no existe el individuo aislado dueño
como ausencia de violencia, negación de en exclusiva de sus bienes [y] porque ca-
la agresión o, desde un plano internacio- recen de corazón al construirse al mar-
nal, como no injerencia por parte de los gen de la justicia. Esa es la razón por la
Estados; pero también le acompaña una que proponemos la cordura como virtud
169
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Berns, J.; Fitzduff, M.: ¿Qué es la convivencia y por qué adoptar un enfoque comple-
mentario? Waltham: Coexistence International (Brandeis University), 2007. Docu-
mento en línea: <file:///C:/Users/Iwences/Downloads/1281636421. What_is_coex_
Spanish.pdf>
Camps, V.; Giner, S.: Manual de civismo. Barcelona: Ariel, 2008. 6.ª ed.
Cortina, A.: Por una ética del consumo. Ética de la razón cordial. Oviedo: Nobel, 2007.
Gellner, E.: Antropología y política. Revoluciones en el bosque sagrado. Barcelona: Ge-
disa, 1997.
Giménez, C.; Lorés, N.: Convivencia. Conceptualización y sugerencias para la praxis.
Barcelona: Fundación CIDOB, 2005.
Marías, J.: Tratado sobre la convivencia. Concordia sin acuerdo. Barcelona: Martínez
Roca, 2000.
Mockus, A.: «Convivencia como armonización de ley, moral y cultura», en Perspectivas,
XXXII: 1 (2002).
Saillan, F., dir.: Pluralité et vivre ensemble. Quebec: Les Presses de l’Université Laval,
2015.
Touraine, A.: Pourrons-nous vivre ensemble? Égaux et différents. Paris: Fayard, 1997.
170
CORRUPCIÓN POLÍTICA
CORRUPCIÓN POLÍTICA
171
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
pública como el abuso del poder cedi- ción produce indirectamente pérdidas
do fiduciariamente (la ciudadanía en- anuales en España de en torno al
trega poder a los servidores públicos a 1,2/1,5 % del PIB, según otro estudio
fin de que lo usen para el bien común) reciente; otros análisis conectan corrup-
para beneficio privado, directo o indi- ción con despilfarro y muestran empíri-
recto. Pero sin olvidar que la corrup- camente tremendas pérdidas para el
ción puede implicar incumplimiento de erario público. Socialmente afecta nega-
normas y, también, incumplimiento de tivamente al respeto a la meritocracia,
los deberes éticos que en una sociedad favoreciendo la defensa de actitudes
se consideran relevantes. En ocasiones clientelares y particularistas. Política-
las normas permiten lo que la ciudada- mente incrementa la desafección y la
nía no permitiría o, al menos, conside- apatía políticas.
raría reprobable moralmente. Serían
corruptas ciertas formas de abuso de Es cierto que es muy difícil medirla ri-
poder, con beneficio privado (de cual- gurosamente. Se han desarrollado di-
quier tipo, no solo económico) aunque versas estrategias para ello: medir la
fueran legales, si son moralmente re- percepción ciudadana, medir la per-
chazables (Rose y Peiffer, 2019). Los cepción de los expertos, medir la victi-
gobiernos pueden tomar decisiones mización, medir las causas judiciales
equivocadas, pero ello no implica de por corrupción abiertas y las sentencias
por sí corrupción; para que exista co- firmes, usar los Big Data, etc. Con res-
rrupción debería haber abuso de poder pecto a la primera, la percepción gene-
y beneficio privado. El despilfarro pue- ral de corrupción es muy alta entre los
de ser corrupto o no, dependiendo del españoles. Pero la victimización (so-
beneficio privado. Y las decisiones bornos pagados) es muy baja, como la
como una amnistía fiscal o un rescate de Alemania o algunos países nórdicos.
bancario pueden ser inmorales en de- La percepción ciudadana de corrup-
terminados contextos, pero si no hay ción expresa, probablemente, un har-
beneficio privado para los hacedores tazgo con la forma en que los políticos
de políticas no tienen por qué ser co- rigen el país. Los múltiples escándalos
rruptas. de corrupción que se han sucedido en
España, sobre todo a partir del boom
Las consecuencias de la corrupción son urbanístico, y que, por desgracia, conti-
muy negativas social, política y econó- núan hoy, han provocado que la legiti-
micamente. Hay estudios bastante se- midad de nuestras instituciones demo-
rios que hablan de los efectos negativos cráticas fuera seriamente dañada. La
de la corrupción sobre el crecimiento; diferencia entre percepción ciudadana
en concreto, recientemente se ha podi- de corrupción y sobornos realmente
do demostrar que la corrupción genera cobrados es la más alta de Europa. Esto
un decrecimiento de la renta per cápita quiere decir que en la percepción se
de un 17% en 5-6 años cuando un país suma que existe un alto rechazo a la
baja una desviación estándar en el índi- corrupción (entre los tres más altos de
ce de Percepción de Corrupción de TI Europa), una fuerte desconfianza hacia
(unos 19 puntos sobre 100). Estos efec- las instituciones políticas (Gobierno,
tos son más graves en autocracias que Parlamento y partidos) y los efectos
en democracias. La corrupción afecta aún no superados de la crisis económi-
negativamente a la inversión directa ex- ca en los sectores más débiles de la so-
tranjera y genera inflación. La corrup- ciedad. De acuerdo al Índice de Per-
172
CORRUPCIÓN POLÍTICA
BIBLIOGRAFÍA
Gründler, K.; Potrafke, N.: Corruption and Economic Growth: New Empirical Evidence.
Munich: IFO Working Paper n.º 309, 2019.
Heidenheimer, A.; Johnston, M.: Political Corruption: Concepts and Contexts. New Bruns
wick: Transaction Publishers, 2002.
Mendilow, J.; Phélippeau, E.: Handbook of Political Party Funding. Cheltenham: Edward
Elgar Publishers, 2018.
Mungiu-Pippidi, A.; Johnston, M.: Transitions to Good Government. Cheltenham: Edward
Elgar Publishers, 2017.
Rose, R.; Peiffer, C.: Bad Government and Corruption. New York: Palgrave Macmillan,
2019.
173
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Rothstein, B.; Varraich, A.: Making Sense of Corruption. Cambridge: Cambridge Univer-
sity Press, 2017.
Manuel Villoria
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración
Universidad Rey Juan Carlos
174
CULTURA POLÍTICA
CULTURA POLÍTICA
175
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
176
CULTURA POLÍTICA
BIBLIOGRAFÍA
Almond, G. A.; Verba, S.: The Civic Culture. Political attitudes and democracy in five
nations. Princeton: Princeton University Press, 1963.
Habermas, J.: Teoría de la Acción Comunicativa. Madrid: Taurus, 1987.
Inglehart, R.: The silent revolution. Changing values and political styles among Western
publics. Princeton: Princeton University Press, 1977.
Inglehart, R.; Welzel, C.: Modernización, cambio cultural y democracia: la secuencia
del desarrollo humano. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, 2006.
Putnam, R. D.: Making democracy work. Princeton: Princeton University Press, 1993.
— Bowling alone: The collapse and revival of American community. New York: Simon
& Schuster, 2000.
Sabetti, F.: «Democracy and Civil Culture», en C. Boix y S. C. Stokes (eds.), The Oxford
Handbook of Comparative Politics. Oxford: Oxford University Press, 2009.
Welzel, C.: «Political Culture», en T. Lanmand y N. Robinson (eds.), The Sage Handbook
of Comparative Politics. London: Sage, 2009.
Pablo Oñate
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración
Universidad de Valencia
177
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
No tenemos que buscar en fuentes leja- gar ni simplemente convencer, sino una
nas la raíz troncal del Arte del Buen exquisita mixtura de ambas cosas. Solo
Mandar. Lo encontramos muy próximo el subordinado otorga el derecho de
en el art. 5 de las Ordenanzas de S. M. el mandar a quien le reviste de ejemplari-
Rey Carlos III (1768) de las que hemos dad». Y yo quiero resaltar que el ejemplo
bebido todos los que hemos vestido uni- es la forma de mandar a los hombres
forme. «El cabo, como jefe más inmedia- para que sigan a su jefe sin apenas nece-
to del soldado, se hará querer y respetar sidad de dar órdenes. Francisco Villamar-
de él, no le disimulará jamás las faltas de tín, gran historiador del xix, nos dejó es-
subordinación. Infundirá en los de su es- crito: «De todas las tropas, la nuestra es la
cuadra amor al oficio, mucha exactitud menos sensible a la elocuencia militar;
en el desempeño de sus obligaciones. no quiere otra elocuencia que la de los
Será firme en el mando, graciable en lo hechos».
que pueda, castigará sin cólera y será
medido en sus palabras aún cuando re- Es oportuno recordar que mandar es de-
prenda». cidir entre varias opciones en función de
un criterio, en principio técnico profesio-
Creo que estas pocas frases, escritas hace nal, pero siempre condicionado por los
dos siglos y medio, hacen vigentes, con valores de cada uno. John Keegan es, a
igual fuerza que entonces, los conceptos mi juicio, sencillo y profundo: «El ejerci-
que encierra el ejercicio del mando, re- cio del mando se centra en el reconoci-
cogidos en las artes del mejor mandar, miento de que no se debe dejar sentir
ese verbo que siempre quedará incom- que mueren solos aquellos a quienes se
pleto si no va unido al de servir. El man- pide que mueran».
do es un honor y un privilegio que exige
una vocación de servicio para aceptar El ejercicio del mando implica soledad.
responsabilidades a las que nunca puede Buscará los contactos con quienes con-
renunciar. El vocablo servicio se repite sidere que conocen mejor el tema a re-
continuamente en nuestras Reales Orde- solver, ya sean del escalón superior, del
nanzas. suyo o de los inferiores, pero al final ne-
cesita un grado de independencia para
Hacerse querer y respetar es un ideal al resolver, para asumir su responsabili-
que aspira todo ser humano, y muy es- dad, que nunca puede declinar ni com-
pecialmente el que pertenece a una insti- partir.
tución fuertemente jerarquizada, como
son las Fuerzas Armadas. Parece difícil La esencia del mando es la acción; estar
de alcanzar cuando se orienta hacia uno siempre presente en el momento crítico
mismo, pero asequible cuando se pro- ya sea en el escenario del conflicto o en
yecta hacia los demás: querer y respetar el documento a transmitir en cualquiera
a los hombres que manda revierte en de las direcciones.
que estos lo hagan hacia su jefe.
Mandar no es un privilegio, sino un ho-
Ortega supo definir bien el ejercicio del nor y también una carga. Para nuestro
mando: «Mandar no es simplemente obli- antiguo Reglamento de Régimen Interior,
178
DEFENSA (EL ARTE DEL BUEN MANDAR)
179
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
En la guerra asimétrica, irregular, o cual- Termino con una afirmación rotunda que
quiera que sea el nombre que le quera- repiten con palabras similares nuestros
mos dar, el Ejército solo controla el terre- mandos superiores y que comparto total-
no que pisa. La superioridad tecnológica mente: «El centro del universo es el indi-
es necesaria, pero no suficiente. Se pre- viduo, y en nuestro Ejército es el soldado
sentarán lances dudosos. El que se en- (…) y nuestra primera prioridad es su
frente a ellos, en el despacho o en el te- formación, motivación y moral».
rreno, elegirá lo más digno de acuerdo
con su conocimiento y, en casos extre- A este soldado tenemos que llenar, den-
mos, con su espíritu y honor. tro de nuestro mejor Arte de Mandar, de
valores enmarcados en el amor a la Pa-
He aquí unos pensamientos que a mí me tria, como resaltó nuestro Rey Felipe VI
hacen reflexionar: al imponer el Toisón de Oro a la Prince-
sa de Asturias (Humildad, Integridad,
–– Sánchez Albornoz: Los españoles so- Dignidad, Capacidad de Renuncia, Sacri-
mos capaces de concebir grandes ficio, Espíritu de Superación, entrega sin
ideas que poetizamos, pero tenemos reservas a España y a su pueblo) y que
poco interés en ponerlas en marcha. siempre se orientan a la defensa de la
–– Ortega (observador pesimista): So- Dignidad del Ser Humano.
mos en la Historia un estallido de vo-
luntad ciega, difusa y brutal. Puedo asegurar que nuestra Fuerzas Ar-
madas constituyen un sólido bloque en
Pensamos más en nuestros desastres que el que sus componentes han de recibir
en nuestras hazañas. Los mismos pode- lo mejor de nuestro Arte de Mandar,
res que llevan a España a la participación para ser un vehículo de equilibrio, soli-
internacional no generan en los españo- daridad y paz, proyectándose hacia un
les el afán por conocerla y el saber cómo futuro con ilusión, convencimiento y en-
influye en sus propios intereses. tusiasmo.
180
DEFENSA (EL ARTE DEL BUEN MANDAR)
BIBLIOGRAFÍA
181
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DEMOCRACIA
182
DEMOCRACIA
183
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
184
DEMOCRACIA
una democracia mediática, donde las En último término, nadie garantiza el éxi-
instituciones actúan como «escenarios» to universal de la democracia constitu-
de mensajes dirigidos al consumo del cional y no cabe descartar una oleada de
gran público, con especial relevancia de «quiebras» ( J. J. Linz) o «rupturas» (L. Dia-
las redes sociales y sus respuestas prima- mond), a pesar de que sus defensores
rias y urgentes. Las respuestas teóricas pueden explicar con buenos argumentos
(así: democracia «de audiencia», de P. Ro- que estamos ante la expresión jurídico-
sanvallon, y otras) distan todavía de ser política de la sociedad menos injusta de
satisfactorias. la Historia.
BIBLIOGRAFÍA
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
185
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
La democracia antigua (cuyo ideal está del ser humano para conocer verdades
bien resumido en la oración que Tucídi- últimas, lo que les empuja a centrarse en
des pone en boca de Pericles) fue una los procedimientos: su utopía oculta es
experiencia muy limitada tanto en el es- un mundo político despersonalizado me-
pacio como en su duración, a la vez que diante el sometimiento de la voluntad de
atada a la evolución de la polis ateniense. todos a reglas anónimas.
Y sin embargo ha ejercido una fascina-
ción constante sobre el pensamiento mo- Es lógico que toda la teorización contem-
derno en torno al gobierno democrático, poránea sobre la democracia venga hasta
que oscila entre el cauteloso distancia- cierto punto determinada por un hecho
miento y la atracción. Y así, el partea- histórico concreto: el que su marco de
guas de la teorización normativa sobre el referencia sea inevitablemente la política
gobierno democrático podría situarse en que se hace dentro del Estado nacional,
la opción entre la democracia de los an- forma hoy todavía predominante de las
tiguos y la de los modernos, en los térmi- relaciones verticales y horizontales del
nos ya clásicos en los que lo planteó B. poder. Y que el modelo de Estado que ha
Constant. De esta forma, a un lado se co- alcanzado el valor de paradigma para la
locaría el sector de la teoría que ve en la experiencia democrática (excluyendo su-
democracia el sistema político que busca cedáneos irrisorios como la democracia
la maximización constante del autogo- soviética o la orgánica) nace del primiti-
bierno del pueblo mediante la implica- vo Estado de Derecho liberal (basado en
ción activa de los ciudadanos en la de- la representación o gobierno indirecto) al
terminación reflexiva del bien común. que se ha superpuesto una democracia
Del otro, los que defienden una visión social de mercado y un control riguroso
restringida de la democracia, de marcado de constitucionalidad desde el núcleo de
cariz procedimental, como un conjunto los derechos humanos. Por ello, y aun-
de reglas que determinan el método para que la teoría normativa se ocupe del de-
que puedan adoptarse decisiones obliga- ber ser de la democracia, no puede (ni
torias para todos con el máximo de con- probablemente quiere) ignorar del todo
senso y el mínimo de violencia, que fun- las constricciones que entraña ese Estado
cione incluso con un mínimo de interés concreto en que opera. Es la interacción
y competencia de los ciudadanos. inevitable entre el ser y el deber ser. Y,
en este sentido, es de destacar que los
Los primeros, defensores de una visión teóricos de la democracia de cuño proce-
extensiva de la democracia (y de la polí- dimentalista (los minimalistas) gustan del
tica en general), suelen ser antropológi- marco del Estado constitucional demo-
camente optimistas y éticamente cognos- crático, que aceptan sin dificultad como
citivistas: su utopía de fondo es la plasmación histórica del gobierno menos
sacralización de la voluntad y la firme injusto que la humanidad ha conocido.
creencia en que esta puede de hecho Por el contrario, los teóricos cuyo mode-
realizarse mediante la política. En cam- lo es la república virtuosa de la ciudada-
bio, los que se acogen a una visión res- nía activa suelen cuestionar algunos de
trictiva de lo político, adoptan una postu- los dogmas centrales del Estado demo-
ra muy escéptica acerca de la posibilidad crático realmente existente.
186
DEMOCRACIA (TEORÍA NORMATIVA)
Pero vayamos con el contenido de esas último tercio del siglo xx el debate sobre
dos main streams que hemos bosqueja- la teoría política de raíz moral. Se sitúa
do. La primera, la que mejor se adecua al desde luego en el marco liberal del con-
marco de la política realmente practicada senso colectivo como fundamento de la
en las democracias liberales contempo- legitimidad, pero sobrepasa las teorías
ráneas (por eso a veces es difícil distin- meramente decisionistas o procedimen-
guir en sus tesis entre descripción y pres- tales, puesto que pretende establecer las
cripción) tiene su versión más descarnada condiciones que debe cumplir un siste-
en la propuesta de Schumpeter de con- ma político para ser justo con respecto a
cebir la democracia como algo parecido todos sus integrantes. Condiciones que
a un mercado en el que diversos grupos va deduciendo analíticamente de un pro-
de políticos profesionales compiten por ceso de consenso que el filósofo imagina
el voto ciudadano (más bien incompe- como sometido a restricciones empíricas
tente) en unas elecciones periódicas que y a exigencias racional-pragmáticas. Su
les permitan gobernar. Cualquier referen- filosofía es deontológica puesto que pre-
cia a un supuesto bien común carece de tende fundar un sistema de derechos y
sentido en el modelo. Más elaborada que deberes correlativos inspirado por una
esta son las propuestas de Dahl o Bob- razón común neutral respecto a las di-
bio de intentar determinar desde una versas concepciones de lo bueno y que
teoría axiomática los procedimientos permita superar los resultados de una fi-
universales que el proceso de selección losofía puramente utilitarista atenta solo
de los gobernantes debe observar para a los resultados del proceso político en
poder calificar a un régimen de demo- términos de satisfacción de intereses.
crático, cuyo respeto consigue la inclu- Pero, llamativamente, se edifica sobre el
sión en el poder de la pluralidad de gru- valor de la justicia, no sobre el de lo
pos y valores existentes en la sociedad. substantivamente bueno.
Es una visión que destaca el pluralismo
no ya solo como una realidad empírica La propuesta de Rawls se situaría cerca
incuestionable sino como un valor nor- del punto medio entre procedimentalis-
mativo que el proceso democrático debe tas y republicanistas, aunque escorada
proteger (sociedad abierta). Igualmente hacia el lado que comprende restrictiva-
destaca la atención que se presta a las mente la gobernación. Su simétrica del
élites (plurales y competitivas) como lado más extensivo, sería la de Jurgen
vectores de la canalización de propues- Habermas, diseñador del elaborado es-
tas que intentan obtener el gobierno y quema teórico de la democracia delibera-
para ello movilizan la opinión pública. tiva, en el que son las condiciones idea-
Desde una similar comprensión, Sartori les del principio del discurso («solo son
se centra en los procesos de adopción válidas aquellas normas en las que todos
de decisiones colectivas y en sus riesgos los afectados puedan consentir como
y costes: la democracia sería el sistema participantes de un discurso racional») las
en que las minorías adoptan esas deci- que permiten (y garantizan) encontrar
siones en procesos de suma positiva que una verdad consensuada para la práctica
incrementan la posibilidad de que los ac- democrática. Su modelo es cognoscitivis-
tos del gobierno se correspondan con ta y en teoría se aplica a toda clase de
los deseos de los ciudadanos. decisiones, aunque se cuida de precisar
que los límites liberal democráticos se
La propuesta teórica prescriptiva para la descubren como insertos en y durante el
democracia de John Rawls renovó en el mismo proceso dialógico reflexivo de
187
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
188
DEMOCRACIA (TEORÍA NORMATIVA)
189
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DEMOCRACIA CRISTIANA
190
DEMOCRACIA CRISTIANA
la Alianza Atlántica, convencidas demó- Oria, fundador del diario católico El De-
cratas y capaces al mismo tiempo, en gra- bate y promotor de la Asociación Católi-
dos diversos, de mantener una relación ca Nacional de Propagandistas, dirigida a
fluida con el Vaticano y sus orientaciones propiciar la presencia de los católicos en
doctrinales. La Iglesia había ido suavizan- la vida pública. A ello respondió durante
do sus reclamaciones frente a los nuevos la Segunda República la Confederación
tiempos y sus consecuencias. Cualquier Española de Derechas Autónomas
reticencia que al respecto pudiera toda- (CEDA), dirigida por José María Gil-Ro-
vía existir, tanto la Encíclica Pacem in Te- bles, que en la posguerra seguiría enca-
rris en 1963 como en 1965 el Concilio bezando propuestas democristianas de
Vaticano II, en su constitución Gaudium marcado carácter antifranquista, coinci-
et Spes, acabaron por disiparlas. La Iglesia diendo en ello con su antiguo correligio-
abandonaba cualquier pretensión cesaro- nario Manuel Jiménez Fernández y, más
papista; se trataba de proclamar la exis- tarde, con Joaquín Ruiz-Giménez. Se mo-
tencia de una «Iglesia libre en un Estado vían en un abigarrado panorama político
libre»; la democracia representativa era cristiano, en el que existían posturas co-
plenamente concorde con los mandatos laboracionistas con el Régimen y otras
evangélicos y los derechos humanos eran abiertamente contrarias a él, muchas de
conformes con el espíritu fundacional ellas conviviendo en la ACNP. Al fallecer
cristiano. Y a su vez, los partidos demo- Franco, las dispersas opciones democris-
cratacristianos dejaban de considerarse tianas optaron por caminos contrapues-
«partidos confesionales», situados a las ór- tos. Unos, bajo la dirección de Gil-Robles
denes de la jerarquía eclesiástica. y Ruiz-Giménez, concurrieron a las pri-
meras elecciones democráticas en 1977,
Parecido y fuerte desarrollo tuvieron los con resultado ampliamente negativo.
partidos democristianos en Iberoamérica Otros decidieron integrarse en la Unión
a partir de los años cincuenta del si- de Centro Democrático (UCD), encabe-
glo xx. Para la mayoría de los países del zada por Adolfo Suárez e integrada por
hemisferio, que no terminaban de cerrar corrientes variadas, que oscilaban desde
sus épocas dictatoriales para verse abo- el liberalismo clásico hasta el tardo fran-
cados a entrar en ciclos revolucionarios, quismo reformista. Al desaparecer la
la oferta de una formación política cen- UCD en 1982 otra pequeña formación
trista, respetuosa con los procedimientos democristiana, el Partido Demócrata Po-
democráticos y empeñada en mejorar la pular/ Democracia Cristiana se unió a la
situación económica de la ciudadanía, en Coalición Popular que presidía Manuel
un contexto global de búsqueda de la es- Fraga, pero cuando intentó la navega-
tabilidad, abría posibilidades esperanza- ción en solitario corrió la misma suerte
doras, como vinieron a demostrar padre del equipo dirigido por Gil-Robles y
e hijo Eduardo Frei y Patricio Alwyin en Ruiz-Giménez. El PDP/DC acabó inte-
Chile, Rafael Caldera y Luis Herrera en grándose en el entonces recién nacido
Venezuela, Napoleón Duarte en El Salva- Partido Popular, amplia combinación de
dor, Ricardo Arias Calderón en Panamá y, corrientes afines dirigida por José María
más tarde, en México, Vicente Fox y Feli- Aznar, que acogió y dio recorrido al «hu-
pe Calderón. manismo cristiano», señal de identidad
de los supervivientes del naufragio.
En España, los comienzos de la oferta
democristiana deben situarse en las ini- Los partidos democristianos han prestado
ciativas del que fuera cardenal Herrera especial atención a su proyección inter-
191
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Javier Rupérez
Académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Embajador de España
Fue presidente del Partido Demócrata Popular y secretario general
y presidente de la IDC
192
DEMOCRACIA DIRECTA
DEMOCRACIA DIRECTA
193
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
194
DEMOCRACIA DIRECTA
BIBLIOGRAFÍA
195
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DEMOCRACIA GLOBAL
196
DEMOCRACIA GLOBAL
197
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Por lo que se refiere a la democracia glo- fuera (por medio de las condiciones ex-
bal considerada desde la perspectiva de ternas que agentes globales imponen a
la promoción de la democracia dentro las políticas económicas del Estado) y
de los Estados a nivel mundial, la situa- desde dentro (a través de la interferencia
ción actual no es muy esperanzadora. En de las compañías tecnológicas, especial-
términos generales estamos viviendo mente de las que gestionan redes socia-
procesos de involución democrática, con les, en la comunicación política y en los
el retorno a planteamientos previos a la procesos electorales). En última instan-
democracia constitucional que defienden cia, estamos asistiendo a una deslegiti-
la voluntad sin límites de la mayoría, des- mación progresiva de la Constitución y
precian los derechos de las minorías de la democracia en favor de las dos
(que a veces son mayorías sociales, aun- grandes fuentes de legitimación del si-
que no configuren mayorías de gobier- glo xxi: la economía y la tecnología.
no) y cuestionan la labor de los tribuna- Frente a las limitaciones de la democra-
les constitucionales y el propio orden cia estatal y la imposibilidad de una de-
constitucional. En gran medida, esas ten- mocracia global, nos queda la esperanza
dencias reflejan las dos grandes crisis del de la democracia supranacional, median-
constitucionalismo en el siglo xxi, que te el desarrollo de una auténtica demo-
están afectando a la democracia desde cracia pluralista a nivel europeo.
BIBLIOGRAFÍA
198
DEMOGRAFÍA
DEMOGRAFÍA
La Demografía es la ciencia que tiene a las naciones que hoy llamamos desa-
por objeto el estudio de las poblaciones rrolladas. El principal factor desencade-
humanas: su dimensión, su evolución, nante fue la caída de la mortalidad,
sus estructuras y sus características. La primero la epidémica y después la gene-
base de análisis es un determinado terri- ral e infantil, lo cual permitió a las nacio-
torio, su enfoque fundamentalmente es- nes afectadas experimentar un fuerte
tadístico y su dimensión temporal un crecimiento poblacional. Después, estos
momento determinado del tiempo o un países sufrieron una caída de la natali-
periodo, más o menos largo. dad, lo cual redujo ostensiblemente su
aumento en la segunda mitad del si-
Se trata de una ciencia multidisciplinar glo xx. Pero desde los años posteriores a
en la que convergen saberes de materias la Segunda Guerra Mundial, tomaron el
como la Sociología, la Economía, la Geo- relevo del crecimiento las naciones del
grafía, la Medicina, la Antropología y mundo en desarrollo con incrementos
otras. No obstante, tiene carácter autóno- muy fuertes (explosión demográfica)
mo, métodos propios y formulaciones que repercutieron sobre el aumento del
teóricas específicas, todo lo cual le da conjunto de la población del planeta. Ese
ese carácter de auténtica disciplina cien- proceso nos ha llevado a casi 7.700 mi-
tífica. llones de habitantes a mediados de 2019.
Desde inicios del siglo actual, la reduc-
Aunque las preocupaciones demográfi- ción de la natalidad ha comenzado a
cas son tan antiguas como la humanidad, afectar a los países en desarrollo que, al
solo adquiere carta de naturaleza en el menos en términos relativos, ya no cre-
siglo xvii con la obra del inglés John cen como lo hacían en la segunda mitad
Graunt que, junto a Thomas Robert del siglo xx. No obstante, la inercia de-
Malthus, son los padres de la Demogra- mográfica va a producir todavía fuertes
fía. La obra fundamental de este último, incrementos a lo largo de esta centuria.
titulada Ensayo sobre el principio de la En 2050 habrá 9.700 millones de perso-
población, publicada en 1798, inicia una nas y a finales de siglo alrededor de
etapa de reflexión demográfica, particu- 11.000 millones, si bien esta es una cifra
larmente centrada en el estudio de la re- a manejar con precaución dada la distan-
lación entre población, recursos y medio cia temporal que nos separa de ese mo-
ambiente que ha llegado hasta nuestros mento.
días y aún se proyecta hacia el futuro.
Como todas las disciplinas, la Demogra-
El desarrollo de la ciencia, relativamente fía tiene subdivisiones internas que res-
joven, se produce a medida que las cues- ponden a enfoques y aproximaciones
tiones de población van adquiriendo im- diferentes, aunque complementarios. Así,
portancia y, en paralelo, a la disponibili- por ejemplo, la Demografía cuantitativa
dad de nuevas fuentes que permiten un se centra en las aproximaciones numéri-
estudio riguroso de los hechos demográ- cas y la cualitativa en el análisis de los
ficos. Desde finales del xviii y a lo largo rasgos (económicos, culturales, sociales
del xix se produce la gran revolución de- etc.) de los habitantes. Otra aproxima-
mográfica de la era moderna que afecta ción responde a la dimensión temporal
199
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
200
DEMOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
201
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DESAFECCIÓN POLÍTICA
Una preocupación recorre todas las de- Sociológicas en sus estudios de opinión
mocracias contemporáneas: el crecimien- pública. Y no puede extrañar, si se re-
to de un fuerte sentimiento de insatisfac- cuerda la intensidad y el fuerte apoyo
ción con el funcionamiento del sistema social que recibió en 2011 el movimiento
político. Esta falta de afecto, esta desafec- de los «indignados», llamado así en ho-
ción, puede incluir muchas dimensiones menaje al libro del diplomático francés
distintas, que además se refuerzan recí- Stéphane Hessel (y popularmente llama-
procamente. En algunos casos, puede do también «15-M», en referencia al surgi-
tratarse de una insatisfacción con las es- miento de manifestaciones y reuniones
tructuras políticas existentes: muchos eu- callejeras que se produjo a partir del 15
ropeos, por ejemplo, no confían en la de mayo de aquel año) (Hessel, 2011).
Unión Europea. En otros casos, puede
tratarse de un sentimiento de desacuerdo La preocupación por la desafección polí-
con los resultados de la acción de los go- tica refleja una profunda paradoja: a la
biernos. En otros, finalmente, puede ha- vez que los sistemas democráticos libera-
ber la percepción de un creciente desin- les se han impuesto ante sus rivales, al-
terés por parte de «los políticos» (sin canzando una extensión sin precedentes
distinción de partidos o ideologías) res- y englobando a la mayoría de la pobla-
pecto de los problemas sociales. ción del planeta, parecería que su reali-
dad pierde en vigor, en profundidad; la
Aunque no se trate de un elemento ne- democracia se asemejaría más a un con-
cesariamente ligado, en muchos casos la junto de rituales electorales y de procedi-
desafección política aparece como un re- miento pero sin auténtica capacidad para
proche a la elite política, cuyos privile- abordar con eficacia los problemas de las
gios, compromisos y actitudes la separan sociedades.
del grueso de la población, es decir, del
«pueblo» (palabra que debe tomarse Por ello la desafección se sitúa en un ni-
siempre entre comillas). Con toda su va- vel intermedio en la escala de actitudes
guedad y ambigüedad, la extensión del de rechazo al sistema político. Va más
uso del término «populismo», mucho más allá del desacuerdo con decisiones con-
allá del área geográfica y política en que cretas adoptadas, o incluso de la desa-
apareció, intenta denotar una distancia probación del gobierno existente. Pero
creciente entre las elites políticas (lo que tampoco llega a la deslegitimación del
se llegó a denominar «la casta» en nuestro sistema o a la movilización activa para
país) y el pueblo, como ilustra el trabajo derrotarlo.
de Laclau y Mouffe.
Así, la desafección se expresa esencial-
En España, círculos amplios y crecientes mente mediante la no implicación del
de ciudadanos han venido señalando a ciudadano en el sistema y en el proceso
«los políticos» en su conjunto, o a los par- político. Tanto en el plano individual y
tidos políticos en bloque, como uno de meramente psicológico, como en una di-
los principales problemas de la sociedad mensión colectiva y relacionada con al-
española, como ha ido detectando con gún tipo de comportamiento observable,
regularidad el Centro de Investigaciones se expresa en el retraimiento del ciuda-
202
DESAFECCIÓN POLÍTICA
dano respecto de las estructuras políticas sensacionales y que ofrecen una visión
y en asumir un rol meramente pasivo, de de la política como un escenario ram-
receptor y destinatario de las decisiones plón y de baja calidad. Pero a la vez, y
políticas, y no una posición activa, de en sentido inverso, los medios interacti-
compromiso y participación. De tal ma- vos ofrecen extraordinarias posibilidades
nera que el comportamiento más usual- como instrumentos de organización, de
mente asociado a la desafección sea la coordinación y de movilización, como se
abstención electoral, y en general todos ha visto de modo muy agudo en algunos
los comportamientos que denotan un conflictos recientes. Véase al respecto la
alejamiento del sistema político, combi- obra de M. Castells.
nando un desinterés por su actividad,
una desconfianza en sus protagonistas y Así, la extensión de sentimientos de des-
una actitud pasiva de la ciudadanía ante afección entre la ciudadanía puede ser
todo tiempo de convocatoria. tanto un síntoma de crisis de un sistema
democrático como una oportunidad para
En general, los datos disponibles sobre abordarla y ofrecerle una solución. Pro-
los sistemas democráticos confirman, bablemente, los sistemas democráticos
aunque con matices, estas afirmaciones. pueden convivir con un cierto grado de
La participación electoral ha tendido a pasividad o incluso de distanciamiento
descender en todos los países democráti- de sus ciudadanos (como sugerían Al-
cos (aunque no de un modo lineal y con mond y Verba en su estudio sobre «la
raptos súbitos de mayor movilización); la cultura cívica»); y es claro que existe un
afiliación a los partidos políticos se ha límite traspasado el cual el nivel de insa-
reducido de modo muy significativo (de tisfacción y de rechazo entre la ciudada-
tal manera que hablar hoy de partidos de nía constituye un horizonte irreversible
masas es una quimera); las movilizacio- para la estabilidad del sistema. La proble-
nes sociales y ciudadanas han tendido a mática de la desafección actual se sitúa
reducirse en términos cuantitativos y en una zona intermedia entre ambas si-
también en términos cualitativos ( lo que tuaciones: ni suficientemente buena
no es incompatible con explosiones co- como para que las democracias se asien-
yunturales que se pueden dar esporádi- ten de un modo sólido y legítimo, ni su-
camente). Indicadores similares relativos, ficientemente catastrófica como para
por ejemplo, a la afiliación sindical o a la conducir a un cambio revolucionario.
difusión de la prensa escrita, van en la
misma línea. Véanse al respecto los estu- En definitiva, el reto que representa la
dios de P. Norris o, más ampliamente desafección ciudadana concierne tanto a
para el caso español, la obra coordinada los propios ciudadanos como a las fuer-
por F. Llera. zas políticas y a las instituciones democrá-
ticas: si bien es cierto que sin una acción
El desarrollo de los nuevos medios de de gobierno efectivamente orientada a
comunicación de masas y, en particular, atender las necesidades (presentes y futu-
de las redes sociales ha hecho sentir su ras) de las sociedades y sin una actuación
influencia en este ámbito. Como canales responsable en la actuación de las fuerzas
informativos para los ciudadanos, los políticas nos encontramos en una situa-
mass-media e Internet se encuentran en ción potencialmente peligrosa; es igual-
un contexto muy competitivo a la busca mente cierto que una ciudadanía mera-
de sus audiencias, lo que acaba por pri- mente instalada en la desconfianza y la
mar los mensajes más simplistas, más pasividad no tiene derecho a esperar que
203
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Joan Botella
Catedrático de Ciencia Política
Universidad Autónoma de Barcelona
204
DESCOLONIZACIÓN
DESCOLONIZACIÓN
205
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
En 1944, De Gaulle prometió medidas (mandato británico), aquí con árabes y
para dar más gobierno a las colonias del judíos. Holanda se resistió a la indepen-
África subsahariana. dencia de Indonesia, proclamada por
Sukarno en 1945, y llevó a cuatro años
Un factor vital, previo, es el desarrollo de guerra, hasta 1949. La independencia
en el período de entre-guerras de movi- de la Indochina francesa generó un con-
mientos independentistas, liderados por flicto sangriento y largo, hasta la derrota
élites locales formadas en las metrópo- francesa frente a las tropas de Ho Chi
lis, como Ghandi, que estudió en el Uni- Minh, en 1954. Este conflicto, así como la
versity College de Londres, o el líder de independencia de Malaisia de Gran Bre-
la independencia de Ghana, Nkrumah, taña, se vieron afectados ya por la Gue-
que se formó en la London School of rra Fría, sumándose ambos procesos, so-
Economics, o Ho Chi Minh, líder de la bre todo a partir de la victoria militar, en
independencia vietnamita, forjado en el 1949, del Partido Comunista en China.
movimiento comunista en París. Las
ideas europeas (liberales o comunistas) La segunda oleada de descolonizaciones
formaron a la mayoría de los líderes de se centró en el continente africano. En
la descolonización, con notables excep- este caso, Gran Bretaña aplicó una políti-
ciones como Ghandi. En las metrópolis ca pragmática (give and keep, que impli-
también se generó una corriente pro- ca mantener los intereses económicos) y
descolonización entre ciertas élites, ya de negociación caso a caso, con excep-
que algunos veían el régimen colonial ciones (Kenya generó atrocidades). En el
más costoso que beneficioso, en térmi- norte de África, Francia negoció la des-
nos económicos. colonización de sus protectorados en
Marruecos y Túnez, pero inició una gue-
Otro factor fundamental fue la posición, rra durísima (1954-1962) contra el Frente
tanto de Estados Unidos como de la de Liberación Nacional de Argelia que
Unión Soviética, contraria al manteni- causó más de un millón de víctimas arge-
miento de los Imperios coloniales. La linas y que acabó con el cambio de régi-
Unión Soviética veía el colonialismo men en Francia (V República). El grueso
como resultado del imperialismo capita- de las colonias francesas en el África
lista. Los Estados Unidos, en tanto que subsahariana se independizó de manera
excolonia, alentaban el derecho de los progresiva, negociada y rápida. Tanto es
pueblos a elegir su gobierno (Carta del así que se ha calificado de annus mira-
Atlántico de 1941). En 1946, Estados Uni- bilis de la descolonización el año 1960,
dos otorgó la independencia a Filipinas, en el que quince antiguas colonias fran-
jurídicamente su única colonia. cesas en África consiguieron la indepen-
dencia política respecto de la metrópolis,
La primera oleada de descolonizaciones independientemente de los lazos mante-
se dio en el continente asiático. En el nidos con París por parte de las élites lo-
caso indio, el realismo llevó a los británi- cales, que dieron lugar al término
cos a las negociaciones para la indepen- Françafrique. En África, hay que desta-
dencia, que finalmente tuvo lugar en car también el final de la presencia colo-
1947, pero generó extrema conflictividad nial belga, con la independencia en 1960
entre comunidades locales y llevó a dos de Zaire que llevó de inmediato a un
nuevos Estados, India y Pakistán. La reti- conflicto de Guerra Fría; de la limitada
rada de los británicos en situación de presencia española, marcada por la con-
conflicto interno se repitió en Palestina flictiva salida en 1975 del Sáhara occi-
206
DESCOLONIZACIÓN
BIBLIOGRAFÍA
Esther Barbé
Catedrática de Relaciones Internacionales
Universidad Autónoma de Barcelona
Instituto Barcelona de Estudios Internacionales
207
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DIGNIDAD
La palabra «dignidad» está en todas par- Podría definirse la dignidad como aque-
tes, pero su concepto, en cambio, per- lla propiedad privativa del individuo por
manece pendiente de pensar. Es recu- la cual se constituye en acreedor y el res-
rrente en el lenguaje ordinario y alimenta to de la humanidad en su deudora, pues
con frecuencia los discursos de diversa la segunda debe al primero, siempre y
naturaleza, dada su alta fuerza evocado- en todos los casos, al menos esto: un res-
ra, pero la historia del pensamiento lo ha peto. Kant distinguió entre lo que tiene
ignorado con una contumacia descon- precio y lo que tiene dignidad. Las cosas
certante. Aflora aquí y allá en escritores tienen precio y son intercambiables por
de la tradición europea –Cicerón, Petrar- algo equivalente, mientras que los indivi-
ca, Manetti, Pico della Mirandola, Pérez duos, sin valor de cambio, no lo son por-
de la Oliva, Kant–, las más de las veces que la dignidad que poseen reclama que
enredado en la discusión sobre la mise- se les trate como fin en sí mismos y nun-
ria de la condición humana o su digni- ca como medio de un fin superior. El de-
dad, otras veces llamada grandeza (así lito supremo contra la dignidad será, en
en Pascal). Pero ninguno convierte el consecuencia, dar a lo que tiene digni-
concepto en tema filosófico. Y después dad el tratamiento que solo conviene a
de los comentarios mordaces que Scho- lo que tiene precio. En suma, el delito de
penhauer le dedica, la filosofía le volvió cosificación.
definitivamente la espalda. Hasta hoy.
La dignidad se alió con la subjetividad en
En las últimas décadas ha renacido su la Edad Moderna y vino a corregir un
uso teórico en el seno de disciplinas es- presupuesto fundamental asentado en el
pecializadas: en las ciencias jurídicas, origen de la Antigüedad grecolatina, vi-
como fundamento de los derechos hu- gente durante largos siglos y enunciado
manos; en la bioética, como guía para por Aristóteles al principio de su Políti-
orientarse en los dilemas morales que se ca: «que la polis, por naturaleza, es ante-
suscitan al principio y al final de la vida rior a la casa y a cada uno de nosotros».
humana. También asoma ocasionalmente Es decir, que el interés particular cede
en la teología cristiana y, últimamente, ante el interés general, como la parte
en documentos del magisterio eclesiásti- cede ante el todo. A esta ecuación anti-
co (la encíclica Redemptor hominis), gua la conciencia moderna añade, ha-
pero la suya no es una dignidad inma- ciendo época, un tercer elemento: el in-
nente al hombre, sino prestada, partici- terés particular cede ante el general, pero
pación de la de Dios, una trascendencia el general cede a la dignidad individual.
designada con expresiones como «filia- De ahí que la dignidad haya sido invoca-
ción», «adopción» o «imagen y semejanza». da principalmente como principio anti-
En cambio, la filosofía moderna, cuyas mayoritario, pues resume la capacidad
corrientes en los tres últimos siglos han de resistencia del individuo frente al po-
seguido otro curso bien distinto y baña- sible abuso de la mayoría. Ahora bien,
do otras orillas, no ha aportado aún su esa capacidad de resistencia no se limita
característica visión abstracta, general y a los riesgos de despotismo de dicha ma-
universal a la dignidad nativa y genuina yoría, sino que se extiende incluso a las
del hombre. buenas causas porque la dignidad se
208
DIGNIDAD
opone también al bien común, la justicia clase social) que en el pasado fundaran
social o el progreso colectivo cuando una diversidad de ellas, y por eso mismo
exige indebidamente la claudicación del es cosmopolita, la misma para todos los
individuo. De ahí que se haya definido la hombres y mujeres del planeta, sin que
dignidad como «lo que estorba»: estorba puedan contra ella dibujarse fronteras ni
el progreso material o científico, al que levantarse muros. Se recibe por naci-
obliga a ir más lento, si bien en el cuida- miento y otorga a su poseedor derechos
do de los que estorban –los más vulnera- sin mérito moral por su parte, válidos in-
bles, los que no sirven para nada– la hu- cluso aunque desmienta esa dignidad de
manidad se dignifica al sustituir la origen con una torpe indignidad de vida.
naturaleza por la civilización y la ley del
más fuerte por la ley del más débil. Consumada esta mutación, la dignidad
presenta dos dimensiones nítidamente
Desde sus orígenes latinos, la voz «digni- diferenciadas. Por un lado, esa cualidad
dad» estuvo impregnada de un matiz eli- que se tiene, que no puede sufrir me-
tista: señalaba a un grupo humano que, noscabo en ningún caso por ser nota
al atesorar esa cualidad, se distinguía del intrínseca a la naturaleza humana (dig-
resto, privado de ella. Hay intentos tem- nidad ontológica). Por otro, el uso que
pranos de generalizar esa distinción a haga cada uno de su libertad, que pue-
todo el género humano, pero persiste a de ser conforme a la dignidad ontológi-
lo largo de la historia un deber por parte ca o todo lo contrario (dignidad prag-
de su poseedor que restringe su deseada mática). En este segundo sentido,
universalización a todos los hombres y pragmático en lugar de ontológico, la
mujeres. Cicerón vincula la dignidad a la dignidad se presenta, no como cualidad
razón, Mirandola a la libertad y Kant a la innata, sino como ideal moral –«com-
moralidad, y los tres esperan que el titu- pórtate conforme a la excelencia de que
lar se comporte en consonancia con esa eres portador»–, vecino del ideal de la
distinción originaria, de suerte que quien ejemplaridad.
haga un uso impropio de esas facultades,
porque actúe de modo irracional, arbitra- Cuando el concepto salta de la esfera pú-
rio o inmoral, en algún grado pierde su blica al fuero íntimo, la dignidad actúa,
dignidad. Además, dichos intentos uni- en cambio, descentrando a ese mismo
versalistas permanecen en el plano teóri- individuo y creándole un sentimiento de
co, porque, en el histórico, la sociedad incomodidad hacia su paradójica natura-
continuó muchos siglos tan jerárquica y leza. A la rosa le gusta ser rosa, al águila
discriminatoria como antes, poblada de le gusta ser águila, pero el hombre no
una pluralidad de dignidades distintas. acaba de adaptarse del todo a su papel
de hombre en el gran teatro del mundo y
El avance del igualitarismo democrático experimenta un extrañamiento insupera-
en el siglo xx introdujo una mutación ble, porque se sabe provisto de una altí-
esencial en el concepto. La dignidad sima dignidad y al mismo tiempo aboca-
ahora pertenece por esencia, de forma do, absurdamente, a la indignidad del
absoluta y plena, a todo hombre y mujer sepulcro, donde se tornará cadáver y se
por el mero hecho de serlo. Es irrenun- corromperá miserablemente, exponente
ciable, imprescriptible, inviolable. Es supremo de cosificación. El fin moral del
también única, universal y abstracta, in- hombre moderno ya no es ser feliz (Aris-
dependiente de aquellas determinacio- tóteles), sino ser digno de ser feliz, aun-
nes (cuna, sexo, raza, cultura, religión, que no se alcance nunca ese estado de
209
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
210
DESOBEDIENCIA CIVIL
DESOBEDIENCIA CIVIL
211
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
las normas y decisiones jurídicas, incluso civil ejerce, a su manera, el papel de vigi-
en un sistema jurídico-político democrá- lante de la constitucionalidad de las nor-
tico y constitucional. Y hasta puede ser mas jurídicas y de que no se desnaturali-
un colaborador del buen funcionamiento cen los principios y valores superiores
de un Estado social y democrático de del Estado social y democrático de Dere-
Derecho (del tipo del expresado en el cho, podemos derivar de ello el consejo
art. 1.1 de la Constitución Española). de que los jueces y fiscales juzguen los
Debo aclarar que estoy entendiendo la casos de desobediencia civil de una ma-
desobediencia civil en el sentido que la nera generosa. Pues aquí, un ciudadano
definió J. Rawls: «Como un acto público, comprometido con sus instituciones jurí-
no violento, consciente y político, con- dico-políticas, cuya legitimidad y justicia
trario a la ley, cometido con el propósito nunca se niega, se ve abocado, ante de-
de ocasionar un cambio en la ley o en cisiones incorrectas y transgresoras de
los programas de gobierno». los valores y principios del sistema, a ac-
tuar de manera ilegal porque, como indi-
Conviene resaltar algunos puntos refe- có H. Arendt, «los canales utilizados tra-
rentes a esta definición. Se trata de la res- dicionalmente para conseguir cambios
puesta de una persona o grupo de per- ya no están abiertos».
sonas, que aceptan y se consideran leales
al régimen político democrático-constitu- Esta visión de la desobediencia civil, aquí
cional en el que viven, pero que están en expresada en líneas generales, sigue la
desacuerdo con alguna norma jurídica, tradición iniciada por Henry David Tho-
decisión o política tomada. Su respuesta reau, elaborador de la idea y quizá tam-
es hacer público, y de manera no violen- bién del término, en su artículo «Desobe-
ta, su rechazo a través del incumplimien- diencia civil», publicado en 1848. Thoreau
to, directo o indirecto, de ese mandato se niega a pagar impuestos, acto ilegal
con el fin de que se plantee o se impon- sancionado con cárcel, para protestar
ga un cambio o reforma. La desobedien- contra la política de los Estados Unidos
cia civil es, por tanto, un acto ilegal y en su guerra contra México y en relación
sancionable, que puede ser, la sanción, con la esclavitud de los Estados del Sur.
utilizada por el desobediente para hacer En este escrito podemos leer: «Yo creo
publicidad de su protesta y como medio que debiéramos ser hombres primero y
de comprobación de que actúa de buena ciudadanos después. Lo deseable no es
fe. No cabe, pues, hablar, como muchas cultivar el respeto por la ley, sino por la
veces incorrectamente se hace, de un de- justicia. La única obligación que tengo
recho a la desobediencia civil. Entendida derecho a asumir es la de hacer en cada
así la desobediencia civil, y a pesar de su momento lo que crea justo». Un siglo des-
ilegalidad, podemos estar de acuerdo pués M. Gandhi, M. Luther King o Ber-
con J. Rawls en que «ayuda a mantener y trand Russell han insistido en la justifica-
reforzar las instituciones justas» o con J. ción moral y política de la desobediencia
Habermas en que «todo Estado democrá- civil, frente a los atropellos del poder po-
tico de Derecho que está seguro de sí lítico y sus leyes autoritarias, al mismo
mismo considera que la desobediencia tiempo que abogan por la lucha pacífica
civil es una parte componente normal de y la no violencia.
su cultura política» o, como indica R.
Dworkin, que una sociedad no corre el De esta manera, y con estos rasgos, la
riesgo de desmoronarse si tolera alguna desobediencia civil, distanciada de otras
desobediencia. Y ya que el desobediente formas de desobediencia más próximas
212
DESOBEDIENCIA CIVIL
BIBLIOGRAFÍA
213
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DICTADURA
214
DICTADURA
manera trágica, y junto con los estudios identifican íntegramente con la dictadura
de Schmitt, al nacimiento de los totalita- clásica, como describe por primera vez
rismos. Hannah Arendt en Los orígenes del totali-
tarismo (capítulo 13: «Ideología y terror:
Más profunda y ajena a tales degenera- una nueva forma de gobierno»): «El tota-
ciones es la concepción hobbesiana (Le- litarismo difiere esencialmente de otras
viatán) del poder de uno solo para el formas de opresión política que nos son
orden de la sociedad, aunque también conocidas, como el despotismo, la tiranía
encuentre su respuesta en Rousseau. La y la dictadura. Allí donde se alzó con el
disconformidad mueve a Rousseau a poder desarrolló instituciones políticas
oponerse a la dictadura que encuentra enteramente nuevas y destruyó todas las
en el despotismo imperante en su épo- tradiciones sociales, legales y políticas
ca, ya que considera que encadena al del país».
hombre libre y, por carecer de leyes jus-
tas y certidumbre, se rige por el arbitrio El totalitarismo, por tanto, adopta la for-
del monarca absoluto (El contrato social ma de gobierno de la dictadura, que ha-
y Discurso sobre el origen y los funda- bía sido tradicionalmente autoritaria,
mentos de la desigualdad). La filosofía, pero impregna toda la sociedad rom-
de la mano de Kant, tampoco es optimis- piendo con la tradición y las bases socia-
ta cuando analiza el gobierno de uno les, morales y éticas, penetrando el sus-
solo, puesto que la construcción kantia- trato de la existencia misma de la
na busca la división de poderes para es- comunidad. Este ascenso de los fascis-
tablecer una coordinación óptima en el mos como dictaduras del siglo xx se apo-
gobierno y frenar los excesos y la arbi- ya en el hombre-masa de Ortega y Gas-
trariedad. set (La rebelión de las masas), un ser
acrítico o un individuo sin calidad, cuya
Al margen de las concepciones teóricas, presencia en el poder y en las esferas
es en el siglo xx cuando el concepto de que ejercen influencia sobre el conjunto
dictadura adquiere un tinte totalitario al social es pernicioso.
revestir la forma de dos extremismos
contrarios pero asimilados en crudeza: el Ahora bien, no debe confundirse el tota-
nazismo de Hitler, epítome de los fascis- litarismo comunista práctico (que nace
mos, y el comunismo ruso, representado de la Revolución bolchevique en Rusia
por la sucesión de Lenin y Stalin («La en 1917 y da lugar a la dictadura del par-
comparación entre fascismos y comunis- tido, entregando el poder al líder y su
mos y su consideración como fenóme- oligarquía) con la denominada «dictadura
nos políticos íntimamente vinculados e del proletariado», que es la fase interme-
igualmente totalitarios», en R. del Águila dia del comunismo teórico formulada
y F. Vallespín). De uno surge el horror por Marx y Engels (Manifiesto Comunis-
del Holocausto con el exterminio de seis ta), que se sitúa entre la abolición del
millones de judíos en el corazón de la capitalismo y la instauración definitiva
Europa de tradición humanista y racio- del comunismo. Es el gobierno dirigido
nal, y del otro, el terror del Gulag. por la clase social de trabajadores, quie-
nes tienen que vencer la resistencia de la
Los totalitarismos como expresión abso- burguesía mediante la revolución socia-
luta de la ausencia de democracia y su- lista, destruir las relaciones de produc-
misión de la libertad se unen a la dicta- ción y «derretir las estructuras», creando
dura nazi y comunista pero no se una sociedad sin clases. Esta concepción
215
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Águila, R. del; Vallespín, F.: «El Leviatán rojo», en Revista de Libros (17 de mayo de 1998).
Arendt, H.: Los orígenes del totalitarismo. Madrid: Alianza, 2006.
Ortega y Gasset, J.: La rebelión de las masas. Existen múltiples ediciones (la 1.ª de 1929).
Schmitt, C.: La Dictadura. Desde los comienzos del pensamiento moderno de la sobera-
nía hasta la lucha de clases proletaria. Madrid: Revista de Occidente, 1968.
216
DIPLOMACIA
DIPLOMACIA
Como profesión o como función, la di- gicas de los contendientes los que deter-
plomacia, nombre exacto del utilizado minen el perfil del resultado. Y sin
por griegos y romanos, es conocida y conceder a priori la razón a lo que la
practicada desde el comienzo de los diplomacia obtiene. En la vida interna-
tiempos históricos. Aplicada inicialmente cional de relación, como en la nacional o
a la representación de entidades sobera- incluso en la personal, los esfuerzos para
nas frente a otras de la misma calidad, conseguir un acuerdo pacífico no solo
incluía como sustancia la defensa de los dependen de la capacidad de persuasión
intereses representados y, en la forma, que el diplomático despliegue. También
una determinada manera de proceder están habitualmente supeditados al volu-
para conseguirlo: son métodos pacíficos men de presión que las partes puedan
los empleados, incluyendo entre ellos la ejercer en prosecución de sus objetivos.
negociación, el pacto, el compromiso o Y no siempre la voluntad diplomática del
cualquiera de los procedimientos que la débil alcanza a justificar la resultante au-
humanidad puede imaginar para encon- sencia de conflicto. ¿Tenía razón Cham-
trar vías de acomodo entre diferencias berlain cuando calificó la entrega de los
materiales o conceptuales. Se trataba, y Sudetes a Hitler como la «paz de nuestro
se sigue tratando, de utilizar tales aproxi- tiempo»? ¿O más bien Churchill, cuando
maciones para evitar que sea la violen- en los Comunes le recriminó la pérdida
cia, y en consecuencia la guerra, la vía de dignidad y la inevitabilidad de una
utilizada para resolverlas. guerra?
Como sustantivo –«diplomacia»– o como Pero aun siendo determinantes los ele-
adjetivo –«diplomático»– el término sigue mentos que acompañan y condicionan la
teniendo hoy en día el valor concedido a actividad diplomática, su perfil primordial
los comportamientos inspirados por la fue siempre, y sigue siendo, el de la ne-
conveniencia de evitar los conflictos e in- gociación. Con la finalidad última de pre-
cluso, proyectándole más allá de la con- servar o restaurar la paz mediante la pre-
vencionalidad que la palabra adquiere vención o la terminación del conflicto. El
en las relaciones internacionales, el res- tiempo histórico inaugurado tras el fin de
peto que inspira la persona de compor- la Segunda Guerra Mundial y por la con-
tamientos poco dados a la confrontación siguiente creación de las Naciones Uni-
o al conflicto. Sin que ello suponga por das, pero también por la Guerra Fría, la
parte del diplomático, o de aquel que se consiguiente política de bloques, los te-
ve encargado de sus funciones, el aban- mores ante la proliferación y el eventual
dono completo de sus convicciones o uso de las armas nucleares y la subsisten-
necesidades. En realidad, el arte de la di- cia de conflictos periféricos, ha sido tam-
plomacia consiste precisamente en en- bién la gran época de la negociación y su
contrar en el acuerdo las líneas mínimas marco viene perfectamente definido por
que lo hacen posible sin traspasar las ro- el capítulo VI de la Carta de las Naciones
jas que lo harían imposible. Y no existen Unidas, dedicado al «arreglo pacífico de
reglas preestablecidas para diseñar unas controversias», y cuyo artículo 36 es un
u otras. Serán los condicionantes del en- perfecto resumen de lo que la diplomacia
torno y las capacidades tácticas y estraté- debe considerar su misión fundamental:
217
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
«Las partes en una controversia cuya con- éxitos no pueden ocultar ni las limitacio-
tinuación sea susceptible de poner en pe- nes de sus alcances ni los fracasos a los
ligro el mantenimiento de la paz y la se- que, por razones diversas, la comunidad
guridad internacionales tratarán de internacional debe hacer frente, por más
buscarle solución, ante todo, mediante la que se desplieguen las voluntades nego-
negociación, la investigación, la media- ciadoras. Están los casos de Siria, Eritrea
ción, la conciliación, el arbitraje, el arre- y Libia para demostrarlo.
glo judicial, el recurso a organismos o
acuerdos regionales u otros medios pací- Fueron otros y anteriores los casos en
ficos de su elección.» Esa voluntad de en- que la diplomacia debió emplear lo me-
contrar vías pacíficas para la solución de jor de sus recursos para poner fin a lar-
los conflictos refleja con claridad el pro- gos y mortíferos enfrentamientos bélicos,
pósito de los «pueblos» de las Naciones sentando con ello las bases para un nue-
Unidas cuando en el Preámbulo de la vo capítulo en las relaciones internacio-
Carta se confiesan heridos por haber teni- nales. En ese contexto se debe incluir la
do la terrible experiencia de experimen- Paz de Westfalia, en 1648, que pone fin a
tar «dos veces en sus vidas el flagelo de la la Guerra de los Treinta Años y da naci-
guerra». miento al concepto y a la realidad del
Estado Nación; el Congreso de Viena en
Y no es que desde 1945 hasta ya bien 1815, que acaba con el Imperio napoleó-
entrado el siglo xxi la humanidad haya nico y abre la fase del equilibrio de po-
estado exenta de conflictos. Pero ningu- der; el Tratado de Versalles en 1919, que
no de ellos, a diferencia de lo ocurrido clausura la Primera Guerra Mundial e in-
en siglos anteriores, ha desembocado en troduce la noción de la seguridad colec-
un conflicto generalizado. La lista de los tiva en el marco de una organización in-
conflictos evitados o solucionados es lar- ternacional; y las conferencias de Yalta y
ga y su enumeración detallada resultaría Potsdam en 1945, que bajo el futuro
demasiado prolija, pero baste recordar mandato de la ONU configuran la renun-
algunos, resueltos por negociaciones a cia a la utilización de la fuerza en las re-
las que la ONU prestó su capacidad de laciones internacionales. Ocasiones to-
intermediación: la guerra entre Irak e das ellas testigos de lo mejor que la
Irán, las conflictos civiles en Costa de diplomacia y sus gestores supieron desa-
Marfil, Angola, Líbano, El Salvador y rrollar para elevar el listón de la realidad
Centroamérica, Kosovo, Irlanda del Nor- hacia un estadio superior.
te…Sin por ello olvidar los resultados de
la diplomacia bilateral entre los Estados Tiene España una larga y buena tradi-
Unidos y la URSS o la Federación Rusa ción de gentes dedicadas a la diploma-
para proceder al control y reducción de cia, en la que el nombre de Saavedra Fa-
armamentos nucleares. Capítulo este en jardo suscita desde el siglo xvii
el que cabría incluir la confrontación en- admiración y respeto. Otros han seguido
tre las dos potencias en 1962 con motivo su estela, en tiempos buenos y malos,
del despliegue en Cuba de misiles nu- bajo cambiantes fórmulas gubernamenta-
cleares soviéticos, resuelta pacíficamen- les, pero habitualmente practicando dos
te, tras días de extremada tensión, con el virtudes fundamentales: un profundo
acuerdo de su retirada y la paralela de sentido patriótico y una arraigada con-
los misiles americanos del mismo tipo vicción en favor de la apertura de Espa-
desplegados en territorio turco vecino a ña hacia el mundo. Ello ha permitido
la frontera con la URSS. Claro que los contar con la fidelidad de agentes diplo-
218
DIPLOMACIA
BIBLIOGRAFÍA
Annan, K.: Intervenciones: Una vida en la guerra y en la paz. Madrid: Taurus, 2013.
Bassols, R.: El arte de la negociación. Madrid: Fundación Universitaria San Pablo CEU, 2017.
Kissinger, H.: Diplomacy. New York: Simon & Schuster, 1994.
Oreja Aguirre, M.; Sánchez Mantero, R., coords.: Entre la historia y la memoria. Fernando
María Castiella y la Política Exterior de España. 1957-1969. Madrid: RACMyP, 2007.
Rupérez, J.: Europa entre el miedo y la esperanza. Madrid: Edicusa, 1976.
219
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DISCURSO POLÍTICO
El discurso político es una forma de dis- logizada, y que, en general, sirven para
curso institucional cuyo emisor ostenta atenuar las ideas o incluso enmascarar la
algún tipo de cargo en una institución de realidad. De otro lado, es propia del dis-
gobierno o de representación política. Se curso político, y esta es una característica
trata de un género discursivo que, según que se ha mantenido en el tiempo, la in-
el contexto de emisión (destinatario/s, tensificación mediante diferentes proce-
tiempo, lugar y canal de transmisión), dimientos: la repetición de palabras y de
puede adquirir múltiples formas o subgé- estructuras, que van acompañadas de un
neros: el discurso parlamentario, conside- énfasis entonativo, y/o la utilización de
rado el más genuino; el mitin electoral; la interrogaciones retóricas que no pregun-
declaración institucional; la rueda de tan, sino que destacan la respuesta que
prensa; el argumentario de partido; el implícitamente contienen (Cortés Rodrí-
programa electoral; el debate en los me- guez, 2015).
dios; o, más recientemente, la tertulia po-
lítica (televisiva o radiofónica) y el men- Desde una perspectiva discursiva o retó-
saje digital a través de redes sociales rica que preste atención no solo al dis-
(Llamas Saíz, 2018). Cada uno de estos curso –a su contenido, a su estructura y a
géneros, a pesar de presentar diferencias, las estrategias de carácter pragmático-
comparte una serie de rasgos que son los lingüístico empleadas (léxico, sintaxis,
que se describen a continuación. deixis, metáforas, etc.)–, sino también a
otros factores concomitantes, debe desta-
El político es un discurso fundamental- carse que la construcción del discurso
mente argumentativo que persigue la ad- político depende en gran medida del
hesión del receptor a las ideas transmiti- propio fin persuasivo de este tipo de dis-
das. Dichas ideas se apoyan desde el curso, de la ideología política que se
punto de vista lingüístico en una selec- transmite, del rol que desempeña el polí-
ción de términos que activan significados tico como emisor del discurso y de la si-
asociados a una determinada ideología. tuación comunicativa; es decir, del con-
No se trata de un discurso que emplee texto social, político y económico y, de
un lenguaje especial con una terminolo- modo más general, del contexto históri-
gía específica, sino de un uso particular co (Fuentes Rodríguez, 2016). El discurso
de la lengua común (Fernández Laguni- político del siglo xxi no posee las mismas
lla, 1999). Quienes han estudiado el len- características que el de siglos pasados,
guaje político coinciden en señalar como precisamente porque todos los elemen-
característica general el uso de un voca- tos antes mencionados han cambiado y
bulario no específico que, sin embargo, han ejercido una fuerte influencia en la
adquiere distintos significados según la configuración discursiva de este tipo de
postura ideológica desde la que se inter- texto. Por otra parte, en la caracteriza-
prete. No obstante, en la época actual no ción del discurso político actual es nece-
resulta fácil asociar palabras concretas a sario señalar que la persuasión, como fin
una única ideología; hoy predomina el propio de esta clase de discurso, se sirve
empleo de términos vagos, eufemísticos, no solo de la palabra, sino de igual modo
crípticos y/o metafóricos, que pueden –y hasta tal punto que puede eclipsar a
entenderse de manera flexible y desideo- aquella– de otros aspectos como la ima-
220
DISCURSO POLÍTICO
gen del político (forma de vestir, gestos, para el que originariamente estaba pen-
actitud, etc.), o los medios multimodales sado (Fuentes Rodríguez, 2016).
(imágenes, vídeos, etc.) que pueden
acompañar a lo lingüístico en sus distin- Las investigaciones más recientes consi-
tos subgéneros. deran que tanto el contexto en el que se
desarrolla el discurso político como las
Es posible distinguir dos ámbitos princi- características que tradicionalmente lo
pales en los que tiene lugar el discurso han definido se encuentran en una situa-
político (Fuentes Rodríguez, 2016): uno ción permanente de inestabilidad y mu-
externo, que se dirige al votante poten- tación discursivas (Gallardo Paúls, 2018).
cial para convencerlo de unas ideas y así Como origen de los cambios se ha desta-
lograr el voto mediante un lenguaje sen- cado el predominio del político sobre el
cillo y cercano, de carácter emocional y contenido del discurso, cada vez más
de gran implicación personal; de otro desdibujado por las nuevas formas de
lado, un ámbito interno en el que el dis- transmisión: mensajes breves, fundamen-
curso se configura para dirigirse a otro talmente en redes sociales, que se malin-
político, por ejemplo, en un debate o en terpretan por carecer de contexto; abuso
el Parlamento. En este caso, se trata de del hipertexto que facilita los saltos dis-
un discurso habitualmente más elabora- cursivos e impide la interpretación razo-
do que busca la confrontación. Se impo- nada de cada discurso en su conjunto;
ne la brillantez dialéctica que, sin em- predominio de la imagen sobre la pala-
bargo, no siempre está relacionada con bra y, por tanto, de la emoción sobre la
la complejidad lingüística o el tono for- razón, etc. Asimismo, algunas tendencias
mal esperable por el contexto, sino que sociales como la democratización –cual-
cada vez más es un discurso centrado en quiera puede tomar la palabra–, están
el votante, al que dicho discurso de ám- configurando el discurso público actual
bito interno llegará a través de distintos y, por ende, el discurso político.
medios; de ahí que el discurso de ambos
ámbitos pueda en ocasiones confluir. Es Así, existe hoy un discurso que no pue-
el caso de algunos discursos parlamen- de considerarse político sino pseudopolí-
tarios en los que las estrategias discursi- tico (Gallardo Paúls, 2018), en el que
vas son las propias del ámbito externo destacan la espectacularización, impulsa-
(sencillez, coloquialidad, predominancia da por los medios, que favorece la pola-
de lo emocional sobre lo racional, etc). rización de posturas y el conflicto; la
En definitiva, se producen una serie de desideologización ciudadana, que con-
desplazamientos discursivos que van lleva, como se ha señalado, una desapa-
modificando las características del dis- rición retórica de elementos lingüísticos
curso político actual (Gallardo Paúls, que aludan a una ideología concreta; y,
2018). por último, el personalismo, que alienta
retóricas populistas de exaltación de un
Los medios de comunicación y las nue- líder. Este tipo de discurso, que ha existi-
vas tecnologías están influyendo fuerte- do en todo tiempo y lugar, vuelve a ser
mente en la configuración del discurso predominante, además de por la coyun-
político, dado que cualquiera de los gé- tura socioeconómica mundial, por los
neros políticos (discurso parlamentario, factores antes mencionados, especial-
programa electoral, rueda de prensa, mente la democratización, la digitaliza-
etc.) puede ser difundido en directo y ción y la espectacularizacion del discur-
llegar a un destinatario distinto de aquel so público. La sencillez de las estructuras
221
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Charaudeau, P.: «Reflexiones para el análisis del discurso populista», en Discurso y Socie-
dad, 3/2 (2009).
Cortés Rodríguez, L.: Análisis del discurso político. Consideraciones acerca de los deba-
tes del estado de la nación. Almería: Universidad de Almería, 2015.
Fernández Lagunilla, M.: La lengua en la comunicación política. Madrid: Arco Libros,
1999. 2 vol.
Fuentes Rodríguez, C., ed.: Estrategias argumentativas y discurso político. Madrid: Arco
Libros, 2016.
Gallardo Paúls, B.: Tiempos de hipérbole. Inestabilidad e interferencias en el discurso
político. Valencia: Tirant lo Blanch, 2018.
Llamas Saíz, C., ed.: El análisis del discurso político: géneros y metodologías. Pamplona:
EUNSA, 2018.
222
ECOLOGISMO / VERDES
ECOLOGISMO / VERDES
223
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
224
ECOLOGISMO / VERDES
BIBLIOGRAFÍA
Dobson, A.: «Prólogo», en A. Valencia, Política y Medio Ambiente. México: Porrua, 2014.
Dobson, A.: Environmental Politics. A Very Short Introduction. Oxford: Oxford Univer-
sity Press, 2016.
Garner, R.: Environmental Politics: The Age of Climate Change. Basingstoke: Palgrave
McMillan, 2011.
Valencia, Á.: Política y Medio Ambiente. México: Porrúa, 2014.
Van Haute, E., ed.: Green Parties in Europe. London: Routledge, 2019.
Ángel Valencia
Catedrático de Ciencia Política
Universidad de Málaga
225
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ELECCIONES
226
ELECCIONES
227
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
afectado al voto: número de electores o ces, hasta que se suprimió en 1931 dicho
tamaño del censo, la universalidad del artículo. El sistema mayoritario basado
sufragio (masculino en 1810, 1868, 1890), en distritos uninominales ha predomina-
incluyendo mujeres (1931 y 1977); el su- do hasta las elecciones de la Segunda
fragio pasivo también se ha modificado, República, que los suprime.
siendo más restrictivo especialmente
para los candidatos al Senado. En la Res- Las elecciones en el comienzo del si-
tauración, las normas electorales combi- glo xxi parcialmente comparten desafíos
nan elementos tendentes a garantizar las históricos, como el retorno a la persona-
cualidades del voto, como la introduc- lización de la política y las nuevas for-
ción primero de circunscripciones, es de- mas de clientelismo, que también se ma-
cir distritos plurinominales, y poco des- nifiestan en España, donde se perpetúa
pués (1890) el voto limitado, que se el transfuguismo y la discontinuidad de
mantiene hasta la elección de los sena- los electos. Quizá uno de los retos más
dores actuales. Otras normas, por el con- relevantes para las elecciones se vincula
trario, limitan el valor del voto, ya que el al papel de las nuevas tecnologías y la
art. 29 de la Ley electoral de 1907 esta- capacidad de manipular no solo los re-
blecía que cuando solo concurría un sultados, sino la posible influencia de las
candidato no se celebraban elecciones. noticias falsas (fake news) en las diversas
La consecuencia fue que una media del fases del proceso electoral, especialmen-
25% de electores no pudieron votar en te las informaciones durante la campaña
las elecciones celebradas desde enton- y los días previos a las elecciones.
BIBLIOGRAFÍA
Dahl, R.: «La poliarquía», en Un prefacio a la teoría democrática. Buenos Aires: Grupo
Editor Latinoamericano, 1989, cap. 3.
Linz, J. J.: Partidos y élites políticas en España, en «Obras escogidas», vol. 6, diversos
capítulos y el apéndice. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
2013.
Nolhen, D.: Sistema electorales y de partidos. México: Fondo de Cultura Económica,
1989.
228
ELITES POLÍTICAS
ELITES POLÍTICAS
La palabra «elite» remite a la idea de «se- tienen capacidad para influir sobre la
lecto» o «elegido» y el adjetivo «elitista» la realidad para transformarla o mantenerla
suele colorear con tintes negativos. Pro- (por ejemplo, elaborando o aprobando
veniente del francés directamente del la- leyes). Es decir, son actores principales
tín (Genieys 2011:15-17), el concepto de en las relaciones de poder: son capaces
elite hace referencia a un grupo de per- de actuar para conseguir sus objetivos o
sonas sobre las que existe la percepción ideales aun frente a la resistencia que
generalizada de que, usando la medida o pueden presentar otros actores.
la escala que se use (ingresos, inteligen-
cia, prestigio social, rendimiento, rique- Las elites políticas han sido centro de
za, destrezas, etc.), están «en lo más alto». atención de las Ciencias sociales desde
Por ejemplo, es probable que nadie dude las contribuciones de Pareto sobre la cir-
de que Ainhoa Arteta, Plácido Domingo, culación de las elites en su Tratado de
Montserrat Caballé y José Carreras for- Sociología General (§2032-§2227), las de
man parte de la elite operística mundial, Mosca en La clase política, las de Michels
así como Ruth Beitia, Mireia Belmonte, en Los partidos políticos (véase Linz,
Garbiñe Muguruza o Carolina Marín lle- 2009), las de Weber en La política como
van asociada la etiqueta de «deportistas vocación (en España incluido en el texto
de elite». Sin embargo, cuando conside- conocido como El político y el científico)
ramos la gestión o el gobierno de una y las de Schumpeter en Capitalismo, So-
sociedad hablamos de un grupo reduci- cialismo y Democracia (capítulos 22-23).
do que suele ocupar posiciones dirigen- Este interés ha reverberado en la genera-
tes en organizaciones e instituciones. ción posclásica de Mills, Aron, Laswell,
Linz (cf. vol. 6 de Obras escogidas), Botto-
En consecuencia, el concepto de «elites more, Blondel, y posteriormente en Ke-
del poder» o su derivada «elites políticas», ller, Parry o Putnam, generando una mi-
se refiere al grupo de personas «que son ríada de estudios sobre las elites políticas.
capaces, en virtud de su posición estraté-
gica en organizaciones y movimientos En las Ciencias sociales se utilizan tres
poderosos, de afectar los resultados polí- métodos para identificar a las elites polí-
ticos de manera regular y sustancial» ticas (Putnam, 1976). Tanto el reputacio-
(Highley y Burton, 2006:7). No obstante, nal (preguntar a informantes clave de
Alcántara (2012:83-4) introduce una ma- una comunidad quién tiene poder hasta
tización relevante al considerar como eli- tener una lista de referentes con más
tes políticas a quienes ocupan puestos menciones) como el decisional (analizar
de elección popular o de libre designa- quién participa en la toma de decisiones
ción en distintos niveles de la Adminis- concretas en una institución, incluyendo
tración, quienes tienen responsabilida- quién tiene capacidad de veto) plantean
des orgánicas y de asesoría en partidos problemas en comunidades grandes (un
políticos y quienes han estado en alguna país, por ejemplo). El método posicional
de estas tres situaciones y siguen tenien- es el más utilizado. Consiste en identifi-
do influencia. Así, el concepto de «elites car a quienes han sido elegidos para
políticas» se refiere a un grupo de perso- ocupar las posiciones de representación
nas que, por su posición y sus acciones, (o gobierno) en una institución política
229
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
230
ELITES POLÍTICAS
BIBLIOGRAFÍA
231
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Putnam, R. D.: The Comparative Study of Political Elites. Englewood Cliffs: Prentice-Hall,
1976.
Villena Oliver, A: ¿Cómo se gobierna España? La estructura de las elites gubernamenta-
les en 2004 y 2012. Granada: Comares, 2017.
Xavier Coller
Catedrático de Sociología
Universidad Nacional de Educación a Distancia
232
EMOCIONES POLÍTICAS
EMOCIONES POLÍTICAS
Frente al predominio histórico del para- nologías, que exacerban las emociones
digma racionalista en la Teoría Política, en detrimento del análisis racional y per-
se habla hoy de un «giro neurocientífico» miten a los más pesimistas sostener que
que supone el paradójico regreso de las la opinión pública se radicaliza, opina
emociones al primer plano del debate sin meditar y «no atiende a razones». Por
académico. Se dice ya con naturalidad otra, autores de moda como Byung-Chul
que nuestras leyes e instituciones demo- Han aseguran que el regreso de las emo-
cráticas necesitan de nuestro cariño y ciones no es en absoluto inocente, sino
afecto para que funcionen y sean efica- que deriva, nada más y nada menos, de
ces y se hace referencia al «amor» y la los intereses económicos del neolibera-
«compasión» cívica, al «capitalismo emo- lismo: el «capitalismo emocional» con-
cional» o a la «democracia sentimental». vierte a la psique en una fuerza producti-
Así pues, las emociones están de moda va y un estímulo para el consumo; lo
en casi todas las disciplinas humanísti- hace de un modo amable, no prohíbe ni
cas, con planteamientos anticipados en coacciona, sino que seduce, pero sigue
los años 70 del pasado siglo por teorías siendo un arma letal contra la libertad in-
feministas, por los filósofos posmoder- dividual.
nos y por algún sector de la Antropolo-
gía y los «estudios culturales». Un paso Frente al racionalismo excesivo y anti-
fundamental es el desarrollo de la Neu- cuado al cual se considera heredero de
rología, con obras relevantes a cargo de la Ilustración (de una cierta Ilustración,
autores de cierta notoriedad mediática habría que matizar), varias disciplinas
como Oliver Sacks o Antonio Damasio académicas recuperan ahora nuestra
(este último en su libro, muy difundido, condición de seres emotivos. La propia
El error de Descartes). Las teorías domi- Economía deja atrás el modelo del homo
nantes durante mucho tiempo al estilo oeconomicus y la Neuroeconomía (así, el
de Rawls o Habermas excluyen los senti- Nóbel D. Kahneman) atiende más a los
mientos y las pasiones que ofuscan el sentimientos que al cálculo racional y
entendimiento e impiden la deliberación egoísta. Incluso la Sociología, a pesar de
y la decisión imparcial. Ahora, por el su impronta positivista, empieza a admi-
contrario, dichos planteamientos se con- tir a la emotividad en el análisis de cier-
sideran fríos y abstractos y se afirma que tos fenómenos sociales. Pero la prioridad
el comportamiento inteligente necesita corresponde sin duda a la Ética y la Filo-
de las emociones. Más bien, razón y sofía moral, proponiendo incluso una «ci-
emoción se necesitan, no son excluyen- vilización de la empatía» ( Jeremy Rifkin),
tes, y la ciencia prueba que el conoci- concebida esta como «vínculo invisible»
miento emocional se almacena en las es- con capacidad para unirnos a otros seres
tructuras profundas del cerebro, en el humanos y esfumar así la línea divisoria
sistema límbico. entre «nosotros» y «ellos».
Como es propio de la Teoría Política, los Conviene recordar que todo ello tiene
nuevos enfoques tienen también un antecedentes ilustres en la Ilustración
componente ideológico. Por una parte, escocesa, donde se conjugan los estu-
se habla del impacto de las nuevas tec- dios médicos sobre la «simpatía» con las
233
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
234
EMOCIONES POLÍTICAS
BIBLIOGRAFÍA
Paloma de la Nuez
Profesora de Historia de las Ideas Políticas
Universidad Rey Juan Carlos
235
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ESTADO ASEGURADOR
A lo largo de nuestra vida nos enfrenta- Ahora bien ¿pueden los mercados finan-
mos a situaciones tanto de riesgo (no cieros cubrir todos los posibles riesgos?
sabemos qué sucesos ocurrirán, siendo A esa pregunta respondieron en 1954
capaces de asignarles una probabilidad Kenneth Arrow y Gérard Debreu con su
–aunque solo sea subjetiva–), como de teoría del equilibrio general y los merca-
incertidumbre (no sabemos qué suce- dos completos. Para estos autores, si la
sos van a ocurrir y cuáles no, y no sabe- información es perfecta y conocida por
mos con qué probabilidad), en la ya todos los agentes, no hay costes de tran-
clásica definición de Frank Knight en sacción, los diferentes sucesos son esto-
1921. cásticamente independientes y se dan las
condiciones de competencia perfecta,
Los mercados financieros, a través de entonces habrá un precio para cada bien
seguros y otros productos, permiten cu- en cada momento y bajo todo tipo de
brirnos ante situaciones de riesgo. Así, sucesos. Es decir, habrá un precio para,
ante el riesgo de que roben en nuestra por ejemplo, el trigo hoy o dentro de
casa, contratamos un seguro que, bien cinco años, haya sequía, inundaciones o
calculado actuarialmente, nos cubre las buen tiempo. El mercado será completo
pérdidas en caso de que el siniestro se y tendremos tantos valores financieros
produzca y, en caso de que no se pro- como bienes y estados de la naturaleza.
duzca, hemos pagado la prima del se-
guro a cambio de la tranquilidad de es- Es sencillo observar que las condiciones
tar cubiertos. Los economistas Von para la completitud de los mercados es-
Neumann y Morgensten desarrollaron tán muy lejos de cumplirse en la prácti-
en 1944 la teoría de la utilidad esperada ca, y que los mercados son, por tanto,
que describe con precisión estos fenó- incompletos: no se puede asegurar todo.
menos económicos. Si bien Daniel Kah- Son muchas las razones que llevan a que
neman y Amos Tversky, autores de la los mercados sean incompletos.
Economía del Comportamiento, han de-
mostrado y explicado que las personas Porque ocurren con muy poca frecuen-
con mucha frecuencia no nos compor- cia, como una pandemia; en esos casos
tamos con el alto grado racionalidad no es posible hacer cálculos actuariales y
que predice la teoría de la utilidad es- el mercado falla. Algo similar ocurre si
perada. los sucesos no son independientes y es-
tán altamente correlacionados.
Inquietud que nos produce la falta de
certeza sobre acontecimientos importan- En segundo lugar, la información no es
tes en nuestra vida. Ya en la Antigüedad perfecta y, sobre todo, es asimétrica, no
clásica existía el nauticum foedus o prés- todo el mundo tiene la misma informa-
tamo a la gruesa ventura, que aseguraba ción. Esa asimetría lleva a problemas de
el riesgo de pérdida en caso de naufra- selección adversa y de riesgo moral.
gio de la embarcación. El más famoso de
estos contratos fue el de las Capitulacio- La selección adversa consiste en la auto-
nes de Santa Fe entre Isabel la Católica y clasificación de los individuos respondien-
Cristóbal Colón. do a sus distintos incentivos. Por ejemplo,
236
ESTADO ASEGURADOR
en el seguro de vida: supongamos que se por ellos), los presentes e incluso puede
ofrece un seguro de vida a la población. comprometer los futuros y de una forma
Los compradores se dividirán ellos mis- coercitiva. Además, puede cubrir los ries-
mos según su situación. Los más jóvenes y gos de forma cruzada, pues todas las
sanos lo verán poco atractivo, mientras aportaciones llegan en forma de impues-
que las personas con una enfermedad gra- tos y sirven para cubrir todos los riesgos.
ve verán la ventaja de suscribirlo (cobra- Las compañías de seguros solo pueden
rán sus familias mucho más de lo aporta- compensar riesgos entre clientes presen-
do en primas con alta probabilidad). Al tes y separando los riesgos: los seguros
contratarlo en más proporción las perso- de automóvil entre automovilistas, de res-
nas con más riesgo de morir pronto, las ponsabilidad civil entre profesionales, etc.
primas tendrán que subir para no provo-
car pérdidas por las indemnizaciones, lo Pero, sobre todo, la diferencia está en el
que a su vez expulsará a más gente sana tamaño. Hay dos formas de disminuir el
hasta que el seguro se deje de ofrecer. riesgo: diversificar (risk pooling) y repar-
tir (risk spreading). Un ejemplo de lo pri-
El riesgo moral se refiere a la actitud del mero es la diversificación de carteras; de
propio asegurado. Volvemos al ejemplo lo segundo, las acciones de una sociedad
del seguro contra el robo en la casa: Si la anónima repartidas entre miles de accio-
compañía aseguradora asegura todos los nistas. Cuantos más riesgos diferentes
costes al 100 %, nos volveremos más des- haya y más agentes los soporten, más se
cuidados y no pondremos la alarma ni disminuye el riesgo. Por eso una Comu-
cerraremos bien la puerta de entrada, lo nidad Autónoma puede cubrir menos
que aumenta la probabilidad de robo. riesgos que el Estado español y este a su
Por eso, las compañías de seguro no sue- vez menos que la Unión Europea. Los Es-
len garantizar el total del coste del sinies- tados de las economías de mayor tamaño
tro, pero a su vez esto obliga al asegura- pueden asumir más riesgos que los de
do a mantener un cierto grado de menor. No es casual que los Estados Uni-
intranquilidad. dos, la mayor economía del planeta, pu-
diera llegar antes que nadie a la luna.
En tercer lugar, la realidad social y econó-
mica dista en muchos casos de las condi- Por todo ello, muchos riesgos no asegura-
ciones de la competencia perfecta. La dos por el mercado lo son por el sector
existencia de externalidades, bienes pú- público, actuando como asegurador de úl-
blicos, monopolios naturales o estructuras timo recurso. Ya Adam Smith consideraba
de mercado poco competitivas llevan a que las grandes infraestructuras debían
los fallos de mercado más clásicos. correr a cargo del Estado (un caso de re-
parto del riesgo), pero también hoy día
Por tanto, sabemos que los mercados aseguramos desde el Estado el seguro de
son incompletos y que no todo se puede desempleo (correlación de riesgos y di-
asegurar. versificación), las pensiones y sanidad (se-
lección adversa), y otros menos conocidos
Dado que los mercados de seguro son in- como parte del seguro agrario, el riesgo
completos ¿puede el Estado sustituirlos? político de exportación (incertidumbre),
En determinados casos sí. La razón es el crédito oficial (selección adversa), etc.
que el Estado obtiene sus recursos de los
contribuyentes pasados (el Museo del Sin embargo, el Estado no puede asegu-
Prado es un ejemplo de activo financiado rarlo todo (sus recursos y capacidad de
237
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
238
ESTADO ASEGURADOR
Álvaro Nadal
Técnico Comercial y Economista del Estado
Ex Ministro
239
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ESTADOS UNIDOS
240
ESTADOS UNIDOS
para creación de sentido de pertenencia lista que promueve una agenda de políti-
en las comunidades locales. cas conservadoras. Favorece los intereses
de las rentas más altas y de las empresas
Los conflictos raciales se encuentran muy que reclaman desregulación en energía,
presentes. La población afro-americana medio ambiente o finanzas. El Partido
está mucho más expuesta que el resto a Demócrata se ha escorado a la izquierda
la pobreza, a la pena de cárcel, a sufrir la y ha abrazado la política de identidades,
violencia urbana y a la brutalidad poli- sin ser capaz de elaborar un discurso na-
cial. La Guerra Civil de 1861-65 con la cional y unificador dirigido a todos los
que el país selló su unidad y terminó con ciudadanos.
la esclavitud sigue teniendo importantes
secuelas. Estados Unidos cuenta con el tribunal
más poderoso del mundo, intérprete fi-
El genio político de los padres fundado- nal de una Constitución que evoluciona
res de Estados Unidos –Washington, Je- sin necesidad de grandes cambios for-
fferson, Hamilton, Madison, Adams, Jay, males. El Tribunal Supremo es creador
Franklin– dotó al país de un gobierno de principios y de derechos, a partir de
de instituciones separadas que compar- su interpretación de la demanda social.
ten el poder, a través de un sistema de Hoy se pronuncia de modo más matiza-
centros de poder que compiten entre do que en otras épocas, centrado en de-
ellos. La capacidad de innovación, dura- terminar la razonabilidad de la acción
bilidad y adaptabilidad de la democracia del gobierno. En una materia tan sensi-
norteamericana atraviesa en nuestro ble como el derecho de portar y poseer
tiempo un período que pone a prueba armas no ha querido imponer limitacio-
sus fundamentos. Los últimos presiden- nes y ha dejado que el proceso político
tes (George Bush hijo, Barack Obama, decida.
Donald Trump) han defraudado las ex-
pectativas de quienes les reclamaban Nada volverá a ser lo mismo en Estados
grandes transformaciones. La intensa Unidos tras el paso de Donald Trump
polarización ideológica y económica y la por la Casa Blanca. El presidente actual
invocación de grandes principios inne- ha sometido a un verdadero test de stress
gociables dificulta tejer coaliciones y ela- a la primera democracia del mundo. Con
borar consensos. sus tuits incansables, ha dado alas al ra-
cismo, al rechazo de los inmigrantes y a
Hay dos problemas principales que debi- las versiones más extremas del naciona-
litan la calidad de la democracia nortea- lismo. Ha despreciado la independencia
mericana: la financiación privada sin lí- judicial, los medios de comunicación y
mites legales de las campañas y la las agencias de inteligencia. Ha evitado,
potestad de delimitar distritos electorales en suma, identificarse con los valores de
a medida de candidatos (gerrymande- la democracia liberal. En el plano inter-
ring). Los partidos políticos, originados nacional, ha impulsado un repliegue de
en la primera mitad del siglo xix, son hoy su país, en contra de los intereses nortea-
sobre todo etiquetas compartidas por ac- mericanos. Su reflejo aislacionista ha he-
tores individuales dispuestos a empren- cho más débil a Estados Unidos. La tarea
der, cuyas plataformas programáticas es- de frenar a China, la superpotencia emer-
tán altamente condicionadas por sus gida, en especial en los campos de la
financiadores. El Partido Republicano se tecnología, la ciberseguridad, las inver-
ha deslizado hacia una formación popu- siones y el comercio, es central en la
241
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Ferling, J.: Jefferson and Hamilton. New York: Bloomsbury Press, 2014.
Jenkins, P.: Breve historia de Estados Unidos. Madrid: Alianza, 2002.
Isaacson, W.: American sketches. New York: Simon & Schuster, 2009.
Mccloskey, R. G.: The American Supreme Court. Chicago: University of Chicago Press,
2005.
Sitaram, G.: The crisis of the middle-class Constitution. New York: Knopf, 2017.
Taylor, P.: The next America. New York: Public Affairs, 2014.
242
FAKE NEWS
FAKE NEWS
243
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
244
FAKE NEWS
Arendt, una esfera pública cacofónica sería necesario demostrar que se ha igno-
donde el ciudadano no sepa orientarse rado deliberadamente una base factual
puede socavar el fundamento común de inequívoca. Es justamente eso lo que ha-
la disputa entre opiniones: si los hechos cen las fake news, revistiéndose del aire
mismos se convierten en objeto de discu- de respetabilidad de los canales profesio-
sión, no hay deliberación posible. nal de información. Pero si un canal
profesional de información reproduce el
Una buena muestra de la ambivalencia mensaje emitido por un gobierno, no es-
del fenómeno puede encontrarse en el taría desinformando. Se ve así con clari-
papel jugado por la desinformación ma- dad que la categoría fake news tiene
liciosa durante la pandemia de la Co- poca relevancia si se la entiende de ma-
vid-19. Los fakes propiamente dichos no nera estricta, mientras que si nos fijamos
parecen haber provocado grandes distor- en el conjunto de las formas contemporá-
siones perceptivas: su abundancia, previ- neas de desinformación –multiplicado su
sible en un marco de incertidumbre número y su variedad por efecto de la di-
científica y social, no se compadece con gitalización– advertimos fácilmente su
un impacto discernible. En cambio, no creciente importancia para el desarrollo
puede decirse lo mismo de algunos men- de la política democrática.
sajes emitidos por los gobiernos y amplifi-
cados por los medios de comunicación No obstante, quizá esto no sea más que
tradicionales. Allí donde los gobiernos la inevitable consecuencia del pluralis-
desdeñaron inicialmente la gravedad del mo. En la medida en que las sociedades
virus, retrasándose con ello la adopción liberales se hacen más diversas e indivi-
de medidas de salud pública y la familia- dualistas, el conflicto político se hará
rización de los ciudadanos con los ries- más intenso. Y la comunicación humana,
gos asociados al contagio, la desinforma- imbuida por sí misma de intereses y va-
ción tuvo un alcance mucho mayor que lores, no servirá para desactivarlo. Ya el
el que habitualmente alcanzan las fake propio Hobbes lamentaba las «guerras de
news en sentido propio. Sin embargo, no opinión» que amenazan con fracturar
hemos de vérnoslas aquí con bulos y mu- irremediablemente a la comunidad polí-
cho menos con formas verificables de in- tica y exigen de la acción censora del so-
toxicación comunicativa: los emisores de berano. Puede argüirse, en fin, que el
este tipo de mensajes pueden apelar a la impacto de las noticias falsas tiene tanto
incertidumbre científica y a la dificultad que ver con la digitalización como con la
intrínseca al juicio político. Por más que radicalización de la lógica democrática
una decisión política pueda aparecer que conduce al debilitamiento de la au-
como buena o mala a la vista de sus re- toridad epistémica de los agentes tradi-
sultados, en modo alguno podría redu- cionales y el general escepticismo res-
cirse a la lógica de lo verdadero y de lo pecto de la existencia de una verdad
falso. Para demostrar su mendacidad, desligada de intereses particulares.
BIBLIOGRAFÍA
Jones, J.: «“Fake” news versus “Real” news as sources of political information: The Daily
Show and postmodern political reality», en: G. Bolin (ed.), Politicotainment. New
York: Peter Lang, 2007.
Lazer, D. M., et al.: «The science of fake news», en Science, 359, 6380 (2018).
245
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Mcnair, B.: Fake news: Falsehood, fabrication and fantasy in journalism. London: Rout-
ledge, 2018.
Neuman, W. R.: The digital difference. Media technology and the theory of communica-
tion effects. Cambridge: Harvard University Press, 2016.
Sunstein, C.: #Republic. Divided democracy in the age of social media. Princeton: Prin-
ceton University Press, 2018.
246
FASCISMO
FASCISMO
247
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
248
FASCISMO
BIBLIOGRAFÍA
Antón-Mellón, J., coord.: El fascismo clásico (1919-1945) y sus epígonos. Madrid: Tec-
nos, 2012.
Gentile, E.: Fascismo, storia e interpretazione. Roma: Laterza, 2002.
Iordachi, C., ed.: Comparative Fascist studies. London: Routledge, 2010.
Paxton, R. O.: The Anatomy of Fascism. London: Penguin Books, 2011.
Simón, M. Á., ed.: La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid:
Tecnos, 2007.
249
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
FEMINISMO
250
FEMINISMO
mente más complejo y, en cierta forma, sobre todo, para alzar la voz contra la
se desvirtúa la esencia de la lucha de las violencia machista, que está lejos de
mujeres por sus derechos. Inicialmente, erradicarse a pesar de las medidas adop-
la aparición del concepto de género con- tadas en numerosos países.
tribuyó de forma valiosa al feminismo,
explicando la desigualdad de mujeres y En España la palabra feminismo aparece
hombres a partir de la atribución de ro- en la obra de Adolfo Posada, Feminismo
les específicos a cada sexo. Atribución (1899), que reúne un conjunto de artícu-
de roles que sustenta, en realidad, un sis- los revisados que el autor había publica-
tema sociopolítico que asume y reprodu- do en La España Moderna (1896-1898).
ce los valores patriarcales. Posteriormen- En su obra, Posada afirma que hay que
te, el concepto de género se ha «reconocer, que una de las revoluciones
desplegado en otros varios aspectos (por que en este siglo han empezado a cum-
ejemplo, la defensa de las diferentes plirse, es la que el cambio de la condi-
identidades de género), que han desvia- ción política, doméstica, económica,
do el foco de atención sobre los dere- educativa y moral de la mujer, supone»
chos de la mujer en sentido estricto, (Posada, 1994: 30), y rebate las teorías de
asunto medular para el feminismo, que los que apoyan la discriminación de la
no debe abandonar, ni en la reflexión mujer en causas fisiológicas, afirmando
teórica ni en la práctica reivindicativa, el que «ni una sola de las funciones sociales
ámbito específico de la mujer, de sus de- atribuidas al hombre han dejado de ser
rechos y la censura del enfoque andro- desempeñadas por mujeres en alguna
céntrico de la sociedad que la excluye o época de la Historia» (Posada, 1994: 78).
posterga de grandes ámbitos de la vida
política y social. La llegada de la democracia y la aproba-
ción de la Constitución Española de 1978
La cuarta «ola» se identifica, como hemos representará un hito esencial para la
dicho, con el fenómeno Me too (hashtag igualdad de mujeres y hombres en nues-
«#MeToo» en las redes sociales), lanzado tro país. El art. 14 reconoce el derecho
por mujeres de la industria del cine y el fundamental a la igualdad, sin discrimi-
espectáculo en Estados Unidos, que de- nación por razón del sexo; junto al mis-
nunciaron casos de acoso y abuso sexual mo, el reconocimiento constitucional de
en sus relaciones laborales y profesiona- la igualdad como valor (art. 1.1), la igual-
les. Aunque el movimiento tuvo una mí- dad real y efectiva (art. 9.2), la igualdad
nima reacción en su contra en Francia, de los cónyuges (art. 32.1) y la igualdad
muy pronto la veracidad de las denun- de las madres y de los hijos (art. 39.2),
cias acalló estas voces discrepantes y ha han permitido avanzar significativamente
mostrado la fuerza de las mujeres, de en la igualdad de mujeres y hombres. Es
muy diferente condición, para alzarse importante resaltar, pues, que la Consti-
contra el despotismo. Pocos meses des- tución ha sido el instrumento esencial
pués de aquel octubre de 2017, la mani- para el avance de los derechos de las
festación del 8 de marzo, Día Internacio- mujeres (con la excepción de la constitu-
nal de la Mujer, celebrada en varios cionalización, en el art. 57.1, de la des-
países, llevó a millones de mujeres a la igualdad en el acceso a la Corona) y ha
calle para reivindicar una auténtica igual- permitido al legislador, estatal y autonó-
dad de oportunidades, la desaparición mico, y a los tribunales, especialmente al
de la brecha salarial y la precariedad que Tribunal Constitucional, apoyar también
afecta fundamentalmente a las mujeres y, los cambios necesarios. Junto a ellos, el
251
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ingreso de España en la hoy Unión Euro- jer como sujeto, especialmente, como su-
pea, con la recepción de las normas eu- jeto de sus derechos. Sin duda, el Derecho
ropeas sobre igualdad de mujeres y está siendo un soporte inestimable para
hombres y de la jurisprudencia del Tri- el feminismo. Las «leyes determinan un
bunal de Justicia y, en otra medida y con antes y un después en una situación so-
otro alcance, también de la jurispruden- cial cualquiera, y para las mujeres la juri-
cia del Tribunal Europeo de Derechos dificación de sus derechos ha determina-
Humanos, han abiertos caminos y afian- do un hito irreversible» (Balaguer, 2019:
zado las conquistas. La Ley Orgánica 28 y 33). Pero también, desde la Filosofía
1/2004, de 28 de diciembre, de medidas y otras disciplinas, se ha construido una
de protección integral contra la violencia importante teoría de soporte al movi-
de género, vino a completar una legisla- miento feminista que ha coadyuvado a su
ción penal insuficiente en esta materia y fortalecimiento (C. Amorós, A. Valcárcel,
la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, A. de Miguel y L. Posada, entre otras).
de igualdad entre mujeres y hombres, a
superar la también insuficiente regula- Pero un marco jurídico igualitario reque-
ción constitucional sobre igualdad real y rirá también de la decisiva acción de las
efectiva de mujeres y hombres. La juris- mujeres y de los hombres y de la socie-
prudencia del Tribunal Constitucional es- dad en su conjunto. Deberán cambiarse
pañol ha confirmado la constitucionali- costumbres atávicas y deberán alcanzar-
dad de estas normas en los procesos se consensos sobre las relaciones, la asis-
sometidos a su enjuiciamiento. A ambas tencia, el cuidado, la educación y la re-
leyes orgánicas se les han unido, como producción. La sociedad debe estar
ya se dijo, una nutrida legislación auto- preparada para mujeres y hombres igua-
nómica y también europea. les, tanto en derechos como en reales
condiciones de vida. Esos serán, sin
Con todo, el feminismo tiene ante sí gran- duda, los grandes retos del feminismo
des retos como la construcción de la mu- del siglo xxi.
BIBLIOGRAFÍA
Amorós, C.: La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias... para las luchas de las
mujeres. Madrid: Cátedra, 2005.
— Tiempo de feminismo. Madrid: Cátedra, 2000.
Camps, V.: El siglo de las mujeres. Madrid: Cátedra, 2013.
Balaguer, M.ª L.: «Movimiento feminista en España. Influencia de los modelos america-
nos y europeos», en IgualdadES, 1 (2019).
— Hij@s del mercado. Madrid: Cátedra, 2017.
— «El derecho de igualdad de género: la LO 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad
entre Mujeres y Hombres», en Igualdad ¿para qué?: a propósito de la Ley Orgánica
para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Granada: Comares, 2007.
Gómez Sánchez, Y.: «La lucha por la igualdad en el Estado de Derecho», en Estudios
sobre historia de la intolerancia. Madrid: Sanz y Torres/Sicania University Press,
2011.
Miguel, A. de: Neoliberalismo sexual. Madrid: Cátedra, 2015.
Posada, A.: Feminismo. Madrid: Cátedra, 1994.
Posada Kubissa, L.: Quién hay en el espejo. Madrid: Cátedra, 2019.
252
FEMINISMO
Sau Sánchez, V.: Diccionario ideológico feminista. Madrid: Icaria, 2000. V. I, 3.ª ed.
Valcárcel, A.: «Igualdad y democracia: el género como categoría de análisis jurídico», en
Igualdad y democracia: el género como categoría de análisis jurídico. Valencia:
Corts Valencianes, 2014.
Yolanda Gómez Sánchez
Catedrática de Derecho Constitucional de la UNED
Directora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
253
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
FILOSOFÍA POLÍTICA
254
FILOSOFÍA POLÍTICA
Ciertamente, la rama liberal del republi- que el contractualismo político tiene una
canismo en el siglo xx (Pettit, 1999) se base biológica, lo cual es una parte del
acogerá a la tradición de las repúblicas secreto de su éxito.
italianas del Renacimiento, con nombres
como los de Maquiavelo y Guicciardini, Sin embargo, ¿es verdad que la actividad
que prolongan la necesidad de la virtud política, si no es posible por naturaleza,
cívica y de una economía cívica (Zamag- tiene en su raíz o bien el interés egoísta
ni). Desgraciadamente, la clase política por el que nace el contrato social, o bien
ha tomado a menudo de El Príncipe la el conflicto, sea el que surge de la lucha
comprensión de la política como una de clases y hace de la política siempre
técnica de conquista y conservación del dictadura (marxismo), sea el que se pro-
poder, pero en provecho propio, no para duce en la contraposición amigo-enemi-
reconducir la violencia desde la virtù y go (Schmitt), sea el que reconocen los
construir la república al modo maquiave- populismos adscritos a la línea de Mou-
liano. La ética del político, al servicio de ffe o Laclau? ¿Y es verdad que la Filosofía
la razón de Estado, anuncia al político política es en el fondo ciencia empírica?
ético del Apéndice I de La paz perpetua
y al político vocacionado weberiano, El método del equilibrio reflexivo que
afecto a una ética de la responsabilidad. Rawls propuso para desentrañar los crite-
rios de objetividad de los juicios sobre la
La lección de Hobbes, que convierte a la justicia, que constituyen el núcleo de las
Filosofía política en una ciencia natural, sociedades pluralistas, abrió un camino
atenta a los mecanismos del interés más filosófico prometedor. De acuerdo con
fuerte (Hirschman) para generar una so- Rorty en que la democracia tiene prima-
ciedad pacífica estable, en la que el sobe- cía sobre la Filosofía, se trata de partir de
rano introduce un orden en el caos, po- la cultura política de las democracias li-
niendo nombres, es impagable. Si la berales y descubrir los principios sobre
comunidad no es producto de la natura- lo justo que laten en ella. La figura de un
leza, lo será del arte humano, por el que contrato hipotético entre ciudadanos,
surge el Estado de Derecho. Huelga decir que racionalmente buscan su propio bien
que entender la política como una activi- (lo racional), pero en un marco de justi-
dad basada en el contrato social es el mo- cia (lo razonable), justifica un liberalismo
delo al que se suman, aunque con mati- social, alejado de libertarismos (Nozick).
ces muy diversos, Locke, Hume, Rousseau La Filosofía no es neutral, ni nunca lo ha
o Kant, y en nuestros días una inmensa sido, sino que está comprometida en for-
cantidad de autores a partir de Rawls talecer la democracia liberal, cumpliendo
(principios de la justicia), Nozick (Estado cuatro funciones al menos: evitar el con-
mínimo) o Gauthier (moral por acuerdo). flicto político, buscando acuerdos en
principios morales en las cuestiones con-
La tradición hobbesiana impregna las trovertidas y economizando desacuerdos;
teorías de la decisión racional y de la orientar a la ciudadanía, ayudándole a
elección colectiva, atentas a esa raciona- comprender su propio estatus, las institu-
lidad del interés más fuerte, por la que ciones políticas de su sociedad y sus me-
hasta un pueblo de demonios inteligen- tas; buscar la reconciliación con la reali-
tes estaría dispuesto a mantener el Esta- dad, en la estela de Hegel, descubriendo
do de Derecho y trabajar por la paz en la historia lo que hay de racional en
(Kant). Estudios recientes en Antropolo- las instituciones políticas; proponer una
gía evolutiva y neurociencias muestran utopía realista, que llegue al menos a los
255
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Además de los clásicos citados (Aristóteles, Maquiavelo, Hobbes, Kant, Hegel), véanse:
256
FORMAS DE GOBIERNO
FORMAS DE GOBIERNO
La forma de gobierno hace referencia, en por otra parte, se circunscribe a una acti-
un sentido amplio, al modo de organizar vidad normativa, puesto que la actividad
el poder público para gobernar. Los cri- de condicionamiento presupone siempre
terios más comúnmente aceptados para una relación al menos bilateral (condi-
clasificar las formas de gobierno son la cionante-condicionado). Ahora bien, en
división de poderes y la función de go- su versión más pura estas formas de go-
bierno. El primer aspecto entraña deter- bierno son más teóricas que reales, ya
minar cómo se distribuyen los poderes que es prácticamente imposible hallar
Ejecutivo y Legislativo entre los distintos una situación en la que las funciones es-
órganos constitucionales (excluyendo al tatales no se distribuyan mínimamente,
Judicial, por su naturaleza no política), siquiera por delegación.
dando lugar a un modelo de separación
rígida (presidencialismo), flexible (parla- Más factibles son, por tanto, las formas
mentarismo) o de concentración de po- de gobierno de distribución. Su caracte-
der (asambleísmo). La otra variable su- rística propia es el presupuesto de la di-
pone atender al modo en que se visión de poderes y, por consiguiente, la
concreta el ejercicio de la función de go- posibilidad de que la función de gobier-
bierno (o dirección política) a través de no se distribuya entre diversas instancias.
las dos actividades que esta comprende, Dentro de estas formas de «distribución»
a saber, la normativa (creación de Dere- habría aún que diferenciar las «simples»
cho) y la de condicionamiento (actuacio- de las «complejas», que no son sino el re-
nes de naturaleza política que condicio- sultado de combinar las características
nan la creación de Derecho: mociones, de las anteriores para dar lugar a nuevos
control político, disolución parlamenta- sistemas de gobierno. Dentro de las for-
ria…). mas «simples» pueden incluirse el sistema
presidencialista, el asambleario y el par-
De estas dos variables –división de po- lamentario.
deres y función de gobierno–, hay que
tener presente que la primera actúa El sistema presidencialista tiene como
como un prius respecto de la segunda, lo fundamento dogmático la desconfianza
que permite diferenciar entre aquellas hacia el ejercicio del poder público, lo
formas de gobierno en las que no existe que derivó en una idea de división clara
división de poderes (sistemas de concen- y tajante de las funciones públicas, acom-
tración absoluta) y aquellas otras en las pañada de un control recíproco entre los
que esta sí se halla presente (sistemas de órganos al frente de ellas, a fin de garan-
distribución). Dentro del primer grupo tizar un equilibrio, evitando la preponde-
habría que incluir las democracias puras, rancia de unas instancias sobre las res-
las autarquías y las dictaduras parlamen- tantes. A partir de estas premisas, los
tarias. En estos casos, la inexistencia de sistemas presidencialistas se caracterizan
una distribución de funciones entre di- por lo que podría denominarse como
versos órganos implica que un solo órga- una «distribución material mínimamente
no (cuerpo electoral, jefe del Estado o coordinada» de la función de gobierno:
Asamblea) sea el único que ostente el esta comprendería dos círculos de com-
ejercicio de la función de gobierno que, petencias separados (distribución mate-
257
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
rial) que corresponderían respectiva- este cuenta con una vis expansiva que le
mente a la Jefatura del Estado (que permite incluso inmiscuirse en las tareas
asume también la presidencia del Go- ejecutivas, lo que a la postre puede tras-
bierno, en lo que se denomina ejecutivo tocar la rígida separación de poderes en
monista) y al Parlamento, de modo que una confusión de los mismos.
cada uno poseería un ámbito de direc-
ción política propio. Pero, acompañando A diferencia de los sistemas presidencia-
a estos ámbitos exclusivos, existe una listas y asamblearios, los sistemas parla-
zona de contacto (coordinación mínima) mentarios surgieron no ya de una elucu-
en la que ambas instancias han de po- bración teórica, sino de la práctica
nerse de acuerdo, ya sea en el ámbito política que se fue desarrollando a partir
normativo (por ejemplo, con la sanción de los primeros, principalmente en Gran
o el veto en manos del Ejecutivo), ya en Bretaña. El fundamento teórico del siste-
el de condicionamiento (posibilidad de ma parlamentario surge con la idea de
control político). Esta coordinación está que la libertad solo puede lograrse a par-
concebida desde un prisma sustancial- tir de una armonía entre el Legislativo y
mente defensivo, esto es, orientado a el Ejecutivo. Estos no deben verse como
mantener la independencia funcional de enemigos recíprocos, sino como órganos
las dos instancias políticas. Los sistemas que han de actuar conjuntamente. El pe-
presidencialistas, admiten, a su vez, tres ligro para la libertad del individuo no
subespecies (la Monarquía constitucio- procede, pues, de ninguno de estos dos
nal, el presidencialismo puro, y el siste- órganos en concreto, sino de la falta de
ma consular) según cómo esté configu- colaboración entre ambos, que supondrá
rado el ejecutivo: un Rey, un presidente un despotismo y un desgobierno que re-
de la República, o varios sujetos forman- percutirá directamente en los ciudada-
do un Ejecutivo colegiado. nos. Así, el sistema parlamentario no es
más que una superación de los modelos
El sistema asambleario, por su parte, presidencialista y asambleario, tras mos-
nace de la desconfianza no ya hacia el trarse ambos poco idóneos en la práctica
poder público, sino hacia una de sus ma- constitucional europea.
nifestaciones, el Ejecutivo, considerándo-
lo un potencial enemigo de la libertad. El sistema parlamentario se construye so-
Frente a él, el Legislativo se concibe bre una separación de poderes flexible,
como garante de los derechos, fruto de permitiendo que Parlamento y Gobierno
su carácter representativo del sujeto co- (separado de la Jefatura de Estado, lo
lectivo soberano. El resultado es una que se denomina «Ejecutivo dualista») se
mixtura entre una separación rígida entre relacionen íntimamente. No se trata, sin
Ejecutivo y Legislativo (como en los sis- embargo, solo de controles recíprocos y
temas presidencialistas) pero en la que defensivos, sino de instaurar mecanismos
ambos poderes no están a un mismo ni- orientados a una colaboración positiva.
vel: muy al contrario, el Parlamento se Por otra parte, igual que los sistemas pre-
sitúa en un plano de superioridad res- sidencialistas, se sostiene una idea am-
pecto a aquel. En este sentido, el Parla- plia del Ejecutivo, que asume un carácter
mento legisla y el Gobierno se limita a también de «gobierno». Pero no se trata
llevar a efecto sus leyes, sometiéndose a de un Gobierno autónomo, sino íntima-
su voluntad, y sin que disponga de un mente relacionado con el Parlamento,
ámbito propio de decisión política, que con quien desarrolla de forma conjunta
es exclusiva del Parlamento. De hecho, su política.
258
FORMAS DE GOBIERNO
BIBLIOGRAFÍA
259
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
FORMAS POLÍTICAS
Las formas son la manera natural o es- Las formas histórico-políticas son las
pontánea de conocer. Platón distinguió formas históricas de la vida colectiva
las visibles y las inteligibles. Las políticas desde el punto de vista político. La
son formas inteligibles de lo Político, el más antigua es el Imperio, de origen
uso social del poder conforme al êthos sagrado: el orden terrenal debe imitar
(ἦθος) o moralidad colectiva del pueblo el orden astral regido por los dioses,
donde esas formas abstractas cobran rea- aspira a ser Imperium mundi y abarca
lidad con rasgos y matices diversos ajus- tribus, ciudades, reinos, naciones. En
tados a las circunstancias. Son todos in- Occidente, las grandes formas históri-
teligibles de complejos históricos de co-políticas naturales son: la Ciudad o
ideas, «ideas de las ideas» (Espinosa), Pólis griega, la Monarquía helenística,
construidos como conceptos hermenéu- la Urbs o Civitas romana, la Civitas o
ticos. Generalmente desde el punto de Res publica christiana, y, de acuerdo
vista jurídico, partiendo de las distincio- con Pierre Manent, la Nación. La Ciu-
nes y clasificaciones de los griegos, que dad, que significa la libertad y la gue-
adolecían de sentido histórico. Mas la rra, y la Nación, hechura de la Histo-
política es histórica, cliopolítica, y su ria, son las más políticas. El Estado,
perspectiva algo distinta. Condicionada una forma artificial, se superpuso a la
por las leyes inexorables de la anakyklo- Nación desde el siglo xvi. La séptima
sis (ἀνακύκλωσις) –la degeneración uni- es el Estado Totalitario, una especie
versal de todas las cosas; en las formas de Estado-iglesia amorfo que absorbe
políticas politeíon anakyklosis (Polibio a la Ciudad y a la Nación. La Iglesia,
siglo ii a. C)– y la de hierro de la oligar- forma comunitaria espiritual perma-
quía –«la ley trascendental de la política» nente, aunque no es política ni antipo-
(G. Fernández de la Mora) que afecta a lítica, condiciona a las demás con su
todas las formas– no es tan rigurosa y auctoritas.
formalista.
Las formas de gobierno son los tipos en
Así, la Ciudad y la Nación, formas comu- que se institucionaliza formalmente el
nitarias, son en principio republicanas mando político. El modelo son las for-
(de res publica o cosa común), pero mas «puras», que presuponen que los
pueden ser monárquicas, aristocráticas o gobernantes son virtuosos, justos, inclu-
democráticas. El Estado es por definición so sabios, y buscan el Bien Común: la
republicano, pues, al impersonalizar el Monarquía, mando de uno, la Aristocra-
mando no existe ningún derecho especí- cia, mando de varios y la Democracia,
fico al mismo, aunque las Monarquías mando del pueblo como si los goberna-
han hecho el Estado y existen Estados dos se autogobernasen. Es la ilusión de-
monárquicos hereditarios y no heredita- mocrática que aboca a la democracia
rios. Ni siquiera el Reino o el Imperio despótica o a la totalitaria. Empírica-
son incompatibles con la República en- mente, son todas «impuras», situaciones
tendida como res publica. Desde el pun- más o menos estables en que no preva-
to de vista político hay formas histórico- lece absolutamente la consecución del
políticas, de gobierno, de régimen y Bien Común, un concepto moral, pues
mixtas. los gobernantes persiguen sus propios
260
FORMAS POLÍTICAS
261
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Conde, F. J.: Teoría y sistema de las formas políticas. Madrid: Instituto de Estudios Políti-
cos, 1948.
Fernández de la Mora, G.: «La oligarquía, forma trascendental del gobierno», en Revista
de Estudios Políticos, 205 (1976).
— La partitocracia. Madrid: Instituto de Estudios Políticos, 1977.
Gallego, E.: Sabiduría clásica y libertad política. La idea de Constitución mixta de mo-
narquía, aristocracia y democracia en el pensamiento occidental. Madrid: Ciudade-
la, 2009.
— Representación y poder. Un intento de clarificación. Madrid: Dykinson, 2017.
García-Trevijano, A.: La teoría pura de la República. Pozuelo de Alarcón: Editorial MCRC,
2016.
Hintze, O.: Historia de las formas políticas. Madrid: Revista de Occidente, 1968.
Manent, P.: Curso de Filosofía política. México: Fondo de Cultura Económica, 2005.
Negro, D.: La ley de hierro de la oligarquía. Madrid. Encuentro, 2015.
Nieto, A.: El desgobierno de lo público. Barcelona: Ariel, 2007.
Ortí Bordás, J. M.: Oligarquía y sumisión. Madrid: Encuentro, 2013.
Sabine, G. H.: Historia de la Teoría política. México: Fondo de Cultura Económica, 2001.
Schmitt, C.: Diálogo sobre el poder y el acceso al poderoso. Buenos Aires: Fondo de Cul-
tura Económica, 2010.
— La dictadura. Desde los comienzos del pensamiento moderno de la soberanía hasta
la lucha de clases proletaria. Madrid: Revista de Occidente, 1968.
Strauss, L.; Cropsey, J., comps.: Historia de la Filosofía política. México: Fondo de Cultu-
ra Económica, 2001.
Talmon, J. L.: Los orígenes de la democracia totalitaria y Mesianismo político. Madrid:
Aguilar, 1956.
262
FORMAS POLÍTICAS
263
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
GLOBALIZACIÓN
264
GLOBALIZACIÓN
265
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
266
GLOBALIZACIÓN
Lamo de Espinosa, E.: «La globalización cultural: ¿crisol, ensalada o gazpacho civilizato-
rio?», en VV. AA., Lo que hacen los sociólogos: Homenaje a Carlos Moya Valgañón.
Madrid: CIS, 2007.
Piketty, T.: El capital en el siglo XXI. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 2014.
Sassen, S.: La ciudad global. Buenos Aires: Eudeba, 1999.
Sennett, R.: La corrosión del carácter: las consecuencias personales del trabajo en el
nuevo capitalismo. Barcelona: Anagrama, 2006.
Somek, A.: The Cosmopolitan Constitution. Oxford: Oxford University Press, 2014.
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la Real Academia de Ciencias Morales
y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
267
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
GOBERNANZA
268
GOBERNANZA
propia gestión. Las tradiciones familiares, ahí la acepción del DRAE recogida al
jerárquicas, de potenciación de líneas de principio. En la actualidad, la confianza
mando basadas en la propiedad junto se establece mediante procedimientos
con el peso de la experiencia o incluso legal-racionales que determinan un con-
de la intuición fueron paulatinamente junto de reglas (instituciones) para hacer
dando pasos a modelos mucho más pro- efectivo el gobierno. La eficacia de este
fesionalizados. La gestión empresarial en- descansará en su capacidad de definir las
contró pronto cauces de expresión en los prioridades más relevantes que demanda
que tuvo conciencia de la importancia de la gente y en satisfacerlas.
dotar de nuevos mecanismos para facili-
tar el gobierno de las firmas procedentes El diseño institucional establece, al me-
del ámbito de la Psicología, de la Socio- nos, tres líneas de actuación derivadas
logía o de la Antropología complementa- de la opción por una determinada forma
rios del estricto bagaje procedimental de- de Estado que se desplaza en un conti-
rivado del estudio de las empresas. nuo doble que va desde su expresión
unitaria hasta la federal y desde el inter-
En el ámbito de la política, el legado del vencionismo a la inhibición; una forma
último cuarto de siglo había dejado el de democracia concebida en un continuo
poso de la polémica abierta por el infor- igualmente doble como es la representa-
me acerca de la ingobernabilidad de la ción-participación y la representación
Comisión Trilateral al que siguió, apenas mayoritaria-representación proporcional;
tres lustros después, la caída del Muro y una forma de gobierno expresada en
de Berlín y su impacto sobre el nuevo el continuo presidencialismo-parlamen-
panorama global. Si bien el clásico bino- tarismo.
mio configurado por la legitimidad y la
eficacia continúa siendo un elemento re- La organización de la acción colectiva
ferencial en el juego de la política, los que canaliza las demandas de la gente y
efectos sobre el nuevo escenario van a el apoyo al sistema político se articula
poner de relieve la existencia de cuatro sobre partidos políticos, movimientos so-
grupos de elementos definitorios de la ciales o grupos de interés institucionali-
gobernanza que pesaban de manera in- zados. La densidad de estas formas cons-
soslayable sobre su configuración: se tra- tituye un tipo de capital político, pero, a
ta del diseño institucional, la organiza- la vez, refleja las divisiones, así como las
ción de la acción colectiva, la conjunción tensiones, y la intensidad de las mismas
de distintos niveles de actuación y, de que existen en la sociedad. Ello afecta en
manera transversal, del impacto de las una correlación manifiesta a la acción de
nuevas tecnologías de la información y gobierno.
de la comunicación (tics).
En un escenario global, los distintos ni-
La política mantiene un delicado equili- veles de actuación de la política son más
brio de carácter sistémico que requiere numerosos y tienden a la complejidad.
que en su componente relacional el po- En claro retroceso del modelo del Esta-
der cuente con cierta aquiescencia (con- do-nación, se imponen ámbitos suprana-
fianza) por parte de la gente que, a su cionales que son requeridos para inten-
vez, demanda que un determinado nú- tar configurar un nuevo orden, pero
mero de necesidades sean satisfechas también otros, todavía pendientes de de-
por aquel. Este balance clásico está en la finir, que sirvan para delimitar el terreno
esencia de toda acción de gobierno, de de juego de las grandes corporaciones
269
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
cuyos activos no tienen componente es- mediato, portable, reflexivo y viral reta a
pacial alguno. Sin embargo, a la vez, se cualquier capacidad de respuesta de un
registran presiones desde abajo para el poder anclado en una lógica administra-
reconocimiento de identidades posterga- tiva vieja. Igualmente son poseedoras de
das (o ignoradas) hasta la fecha. una insólita posibilidad a la hora de con-
tribuir al almacenamiento ingente de da-
Las tics, y su exponencial desarrollo en tos con el que conformar nuevos mode-
el último cuarto de siglo, dibujan un pa- los de comportamiento humano y de las
norama nuevo que incide en la arena de condiciones que delimitan e influyen en
la gobernanza. Su carácter universal, in- la acción de gobierno.
BIBLIOGRAFÍA
Alcántara Sáez, M.: Gobernabilidad, crisis y cambio. Madrid: Centro de Estudios Consti-
tucionales, 1993.
Bañón Martínez, R.; García, T., dirs.: Ideas para la gobernanza. Barcelona: Fragua, 2015.
García Magariño, G., coord.: La gobernanza y sus enfoques. Madrid: Delta, 2016.
Garrido Gómez, M.ª I.; Ruiz Ruiz, R.: Democracia, gobernanza y participación. Valencia:
Tirant lo Blanch, 2014.
Prats i Catalá, J.: De la burocracia al management, del managemet a la gobernanza.
Las transformaciones de las Administraciones públicas de nuestro tiempo. Madrid:
Instituto Nacional de Administración Pública, 2005.
Requena, C.: Gobernanza. Reto en la relación Estado-Sociedad. Madrid: Universidad
Complutense, 2014.
270
GOBIERNO ABIERTO
GOBIERNO ABIERTO
271
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
272
GOBIERNO ABIERTO
BIBLIOGRAFÍA
Calderón, C.; Lorenzo, S., eds.: Open Government – Gobierno Abierto. Granada: Algon
Editores, 2010.
Calderón, C., et al.: Guía práctica para abrir gobiernos. Manual de «Open Government»
para gobernantes y ciudadanos. Madrid: Goberna América Latina, 2014.
Lathrop, D.; Ruma, L., eds.: Open Government: Collaboration, Transparency, and Parti-
cipation in Practice. Sebastopol (California): O’Reilly Media, 2010.
Ramírez Alujas, A.: «Gobierno abierto y modernización de la gestión pública: tendencias
actuales y el (inevitable) camino que viene. Reflexiones seminales», en Enfoques:
Ciencia Política y Administración Pública, IX:15 (2011).
Rubio, R.; Vela, R.: Parlamento abierto. El Parlamento en el siglo XXI. Madrid: UOC, 2017.
Rafael Rubio
Profesor Titular de Derecho Constitucional
Universidad Complutense
Miembro de la Comisión de Venecia
273
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
GOLPE DE ESTADO
274
GOLPE DE ESTADO
275
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
276
GUERRA Y CONFLICTO POLÍTICO
277
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
278
GUERRA Y CONFLICTO POLÍTICO
BIBLIOGRAFÍA
Alzate, R.: Análisis y resolución de conflictos. Una perspectiva psicológica. Bilbao: Uni-
versidad del País Vasco, 1998.
279
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
280
HISTORIA
HISTORIA
281
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
propias, dos de ellas sin duda irrenuncia- evitable especialización de los historia-
bles, de acuerdo con el análisis de Ar- dores, se había transformado en Historia
thur Marwick en The Nature of History, de la sociedad: vida material, cultura,
1976: el empleo de la narrativa lineal y el usos, costumbres, política, actividades
rechazo a aceptar teorizaciones dogmáti- profesionales, ocio, formaciones socio-
cas (o en otras palabras, narrativa bri- económicas, tecnología, demografía, bio-
llante, y análisis crítico y documentado grafía, mentalidades, relaciones sociales,
de la evidencia empírica). Las cualidades mitos, ideas, creencias, emociones, acon-
que C. P. Gooch veía en la obra de Ranke tecimientos, religiosidad, arte, ciencia,
–en el prólogo que escribió para Pueblos instituciones, mujeres, sexualidad, infan-
y Estados en la Historia moderna, una cia, salud, minorías étnicas, representa-
antología de escritos del historiador ale- ciones, leyendas y símbolos del pasado,
mán que apareció en 1945– resume historia de la muerte, paisajes, lugares de
(puesto que no ha perdido vigencia) lo la memoria; Historia local, Historia na-
que debe definir el quehacer historiográ- cional, Historia global.
fico y el oficio del historiador: informa-
ción exhaustiva, objetividad, serenidad La Historia terminó así por presentarse
de juicio, conocimiento crítico de las como lo que realmente fue (se diría que
fuentes, estilo mesurado, maestría del desde que Tucídides escribió su Historia
detalle, facultad de generalización con de la Guerra del Peloponeso en el siglo v
minuciosa exactitud. a. C., la obra que creó la Historia como
disciplina) y es: como complejidad; no
Cada generación, con todo, escribe su como sistema, sino como problema. En
propia historia. El desarrollo de la Histo- revisión epistemológica permanente, la
ria como disciplina académica conllevó razón histórica se le presentaba a la pro-
cambios –cambios sustanciales– en torno pia Historia, a la historiografía, como una
al objeto mismo de la Historia. En 1926, razón azarosa, impredecible, contingen-
por ejemplo, apareció en Gran Bretaña te, provisional; y la Historia, como un
la Economic History Review, la primera teatro de situaciones –por usar la expre-
gran revista de Historia económica; y en sión de Sartre–, de problemas. «Hombres
1929, Annales d’histoire économique et más inteligentes y cultos que yo –escri-
sociale, la gran publicación de Historia bía en 1935, en su conocida Historia de
social y de Historia de las mentalidades Europa, el historiador británico H. A. L.
creada por Lucien Febvre y Marc Bloch, Fisher– han discernido en la Historia una
Historia de «larga duración» como reac- trama, un ritmo, una lógica predetermi-
ción contra la Historia «factual» y la Histo- nada. Tales armonías se me ocultan. Solo
ria política de acontecimientos, revista soy capaz de ver que una emergencia si-
con la que se asociarían muchos de los gue a otra, como una ola sigue a otra
grandes historiadores franceses del si- ola…», y concluía que los hechos eran en
glo xx (Braudel, Philippe Ariès, Le Roy Historia únicos, que generalizar no era
Ladurie, muchos otros). Cambridge creó así posible, y que el historiador debía re-
en 1928 la primera cátedra de Historia conocer, como «única regla segura», «la
económica. La Historia no era ya, como mano de lo contingente y lo imprevisto»
en el siglo xix –Ranke incluido, no obs- en el desarrollo del destino humano. La
tante su ambición de hacer Historia uni- narración histórica es sin duda una expli-
versal– Historia diplomática y militar e cación, y una explicación causal. Pero la
Historia política e institucional. A lo largo Historia es, al tiempo, muchas historias
del siglo xx y al hilo de la creciente e in- posibles: porque en la Historia las cosas
282
HISTORIA
BIBLIOGRAFÍA
283
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
284
HISTORIA DE LAS IDEAS
285
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ocurrencia. «No hay vida humana que no creencia y las ideas-ocurrencia. La de las
esté constituida por ciertas creencias bá- creencias se refiere fundamentalmente a
sicas», de modo que en las creencias sim- las ideas que religan, las creencias sobre
plemente se está, no se cuestionan, pues la vida después de la muerte, aunque se
se vive en ellas y de ellas; «no son ideas rechacen como ocurrencias lo divino, la
que tenemos, sino ideas que somos, pro- inmortalidad o la vida eterna. Combina-
cedentes del mundo exterior». Las creen- das, son algo así como la Historia total o
cias son el suelo, la tierra firme en que integral. La de las ideas se refiere en
se asientan posibles ideas-ocurrencia principio a las ideas políticas, pues lo
que pueden devenir a su vez en ideas- político es el gran abarcador de la vida
creencia sobre las que se asientan nue- temporal, mientras la Historia del dere-
vas ocurrencias, y el meollo de la tradi- cho, de la economía, el arte, la cien-
ción que informa el êthos (ἦθος) de los cia, etc. se refieren a formas específicas
pueblos. de la instalación del hombre en la reali-
dad. La Historia de las creencias o de las
La Historia de la cultura es la más abar- ideas se distinguen de la del pensamien-
cadora, siguiéndole las de las ideas- to, que tiende a prescindir del contexto.
BIBLIOGRAFÍA
Eliade, M.: Historia de las creencias y las ideas religiosas. Barcelona: Paidós, 1999.
Gehlen, A.: El hombre: su naturaleza y su lugar en el mundo. Salamanca: Sígueme, 1987.
— Antropología filosófica: del encuentro y descubrimiento del hombre por sí mismo.
Barcelona: Paidós, 1993.
Marías, J.: Ortega: Las trayectorias. Madrid: Alianza, 1984.
Mises, L. von: Teoría e historia. Una interpretación de la evolución social y económica.
Madrid: Unión Editorial, 2003.
Ortega y Gasset, J.: Ideas y creencias y La idea de principio en Leibniz, en «Obras Com-
pletas», T. V y VIII. Madrid: Alianza, 1983.
Ranke, L. von: Sobre las épocas de la historia moderna (1880). Madrid: Centro de Estu-
dios Políticos y Constitucionales, 2015.
286
HISTORICISMO – ESCUELA HISTÓRICA
287
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
288
HISTORICISMO – ESCUELA HISTÓRICA
na. Nadie como Savigny elogió el Dere- gánico, es el conocimiento de las proposi-
cho germánico y propugnó su estudio. En ciones jurídicas como condicionadas las
todo caso, ambas corrientes, que siempre unas por las otras y deducidas las unas de
coincidieron en los conceptos fundamen- las otras, siguiendo así la genealogía de
tales atrás expuestos, colaboraron leal- cada proposición hasta los primeros prin-
mente al menos durante la primera déca- cipios y descendiendo, después, desde
da de la citada revista, como demuestran estos hasta sus últimas ramificaciones,
los seis primeros números de la misma. abrió la puerta a una construcción que
Solamente en 1825 y hasta 1828, la fugaz culminó en la Jurisprudencia de Concep-
aparición de las Eranias del Derecho ale- tos: el «palacio encantado» y frecuente-
mán, dirigidas por Dalwigk, anunciaron mente vacío del que hablara Sohm, sola-
una separación ya inevitable a partir mente corregida por una ulterior
de 1839 con la aparición de la Revista generación de la Escuela encabezada por
para el Derecho alemán, mucho más hos- Jhering y su concepción teleológica de la
til al romanismo, como muestran los interpretación y construcción jurídica.
artículos en ellas publicados por Beseler.
En España los textos doctrinales funda-
La evolución de ambas corrientes fue mentales de la Escuela Histórica fueron
distinta. El germanismo se vinculó más traducidos muy tardíamente en compara-
estrechamente a la lucha política por la ción con lo hecho en otros países como
unificación alemana como muestran las Inglaterra e Italia, y además se tradujeron
asambleas de germanistas de Francfort y a partir de versiones francesas no siem-
de Lübeck, e influyó directamente en la pre íntegras. Por ejemplo, el famoso texto
vida política hasta la Paulus Kirche de sobre La vocación de nuestro tiempo para
1848 y en la codificación del BGB e in- la jurisprudencia de 1814 apareció en es-
cluso, a través del discípulo de Beseler, pañol traducido directamente del alemán
Hugo Preuss, en la Constitución de Wei- en 1894. Además, su recepción e inter-
mar de 1919. pretación estuvo dificultada primero por
la oposición coincidente de corrientes tan
La corriente romanista derivó más hacia distintas como el krausismo y el ultraca-
una construcción intelectual. En efecto, la tolicismo, y después por la politización
autoridad de Savigny hizo de sus senten- que de ella hizo el nacionalismo catalán.
cias otros tantos dogmas, y así lo denun-
ció Gierke en 1903. Las tesis de Puchta, Solamente, muy avanzado el siglo xx el
según el cual el cometido de la ciencia profesor González Vicén hizo una expo-
del Derecho, concebido como un todo or- sición clara y fiel de la Escuela Histórica.
BIBLIOGRAFÍA
Dilthey, W.: Introducción a las Ciencias del Espíritu (Prólogo de J. Ortega y Gasset).
Madrid: Alianza, 1981.
González Vicén, F.: «La Escuela Histórica del Derecho», en Anales de la Cátedra Francis-
co Suárez, 18-19 (1978-1979).
Herrero de Miñón, M.: Idea de los derechos históricos. Madrid: RACMyP, 1991.
Meinecke, F.: El historicismo y su génesis. México: Fondo de Cultura Económica, 1943.
Savigny, F. C. von: De la vocación de nuestro tiempo para la legislación y la jurispruden-
cia (1814). Granada: Comares, 2008.
289
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
VV. AA.: La Escuela Histórica del Derecho en sus textos [Savigny, Stammler, Eichhorn,
Gierke]. Pamplona: Anacleta, 2004.
290
IBEROAMÉRICA
IBEROAMÉRICA1
Sobre la base de la praxis del desarrollo nuevos o renovados que atiendan las si-
económico, permítaseme ahora reflexio- guientes necesidades:
nar sobre algunos imperativos éticos y
políticos que deberá incorporar la socie- 1. abordar un enfoque integral del de-
dad latinoamericana en su búsqueda, sarrollo económico, bajo las reglas de
afanosa y difícil, del progreso económico una nueva cultura de la solidaridad;
y la justicia social. 1 2. instrumentar una auténtica reforma
social integral, que parta de la pro-
La región vive un auténtico proceso de funda desarticulación que subsiste en
transformación política, económica y so- la sociedad latinoamericana y de las
cial. Yo podría decir que, gracias a esos distancias económicas que separan a
cambios, América Latina conoce hoy me- sus grupos sociales;
jor que hace una década los códigos del 3. ampliar y consolidar las bases de la
crecimiento, los imperativos de la racio- demanda política en nuestras socie-
nalidad económica y las limitaciones y dades, y
oportunidades de la apertura de las fron- 4. acometer una profunda reforma del
teras económicas al resto del mundo. Estado contemporáneo, para consti-
Pero también estamos tomando concien- tuirlo en una expresión auténtica del
cia, una vez más, que el mero crecimien- agente tutelar del bien común.
to económico no asegura la equidad y la
justicia social, y que sin estos logros será [...]
imposible consolidar y legitimar las de-
mocracias políticas. El otro elemento de una estrategia social
integrada descansa en la consideración
La conciliación entre democracia, creci- de que el progreso social y el desarrollo
miento y equidad es la gran tarea de Ibe- económico son imposibles sin estabili-
roamérica (…). Esa conciliación no se dad política, amplia participación social
puede lograr solamente mediante fórmu- y compromiso ciudadano. Estas condi-
las tecnocráticas, o con nuevos liderazgos ciones no pueden darse en la situación
políticos. Se necesita además realizar algu- de marginalidad en que históricamente
nas transformaciones que deberán asen- han vivido amplios sectores de las socie-
tarse en nuevos valores sociales, que tie- dades iberoamericanas. Por eso, uno de
nen directa relación con las dimensiones los objetivos fundamentales de la refor-
éticas a las que nos venimos refiriendo. ma social es crear las conexiones que
permitan alcanzar los consensos sociales
Me voy a ocupar de algunas áreas de básicos necesarios para estabilizar y pro-
cambio, que requieren enfoques éticos fundizar la democracia, y asegurar condi-
ciones razonables de gobernabilidad a
nuestros países. Estos objetivos requie-
1 NOTA EDITORIAL: El texto procede de una ren también posiciones éticas comparti-
selección de párrafos del discurso pronunciado
por el autor en la RACMYP, el 16 de noviembre das por toda la sociedad.
de 1993, en la ceremonia de aceptación de su de-
signación como Académico honorario. Téngase en Una reforma social de gran envergadura
cuenta la fecha para situar las referencias en su
contexto.
en América Latina reclama cambios polí-
291
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
292
IBEROAMÉRICA
293
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
presentativos y flexibles que antes. sea la regla general o que esta tenden-
Pero no podemos asegurar que esta cia esté garantizada.
Enrique V. Iglesias
Académico Honorario de la Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas
Secretario General de la SEGIB (2005-2014)
294
IDEOLOGÍA
IDEOLOGÍA
295
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
296
IDEOLOGÍA
BIBLIOGRAFÍA
Althusser, L.: Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Bogotá: Ediciones los Comu-
neros, 1974.
Arendt, H.: Los orígenes del totalitarismo. Madrid: Alianza, 2006.
Bell, D.: El final de la ideología. Madrid: Alianza, 2015.
Destutt de Tracy, A.: Éléments d’Idéologie. Paris: Didot, 1804-15.
Fernández de la Mora, G.: El crepúsculo de las ideologías. Madrid: Rialp, 1965.
Freeden, M.: Ideología. Una breve introducción. Santander: Universidad de Cantabria,
2013.
— Ideologies and Political Theory. A Conceptual approach. Oxford: Oxford University
Press, 1996.
Fukuyama, F.: El fin de la historia y el último hombre. Barcelona: Planeta, 1992.
Gramsci, A.: Cuadernos de la cárcel. México: Era, 1981. 6 vol.
Koselleck, R.: Historias de conceptos. Estudios sobre semántica y pragmática del lengua-
je político y social. Madrid: Trotta, 2012.
Mannheim, K.: Ideología y utopía. Introducción a la Sociología del conocimiento. México:
FCE, 2019.
Marcuse, H.: El hombre unidimensional. Barcelona: Ariel, 2010.
Marx, K. y Engels, F.: La ideología alemana. Madrid: Akal, 2014.
Oakeshott, M.: El racionalismo en política y otros ensayos. México: FCE, 2000.
297
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
298
INTEGRACIÓN EUROPEA
INTEGRACIÓN EUROPEA
Para entender qué significa la integra- derecho a esperar. Esa boutade de afir-
ción europea me parece oportuno res- mar que «la UE no sería aceptada en la
ponder a tres preguntas: por qué se hace, UE» por no cumplir los estándares demo-
cómo se hace y cómo se debería hacer. cráticos exigidos tiene tan poco sentido
Tendríamos así una explicación de sus como afirmar que los actuales Estados
causas, de sus métodos y de sus insufi- deberían ser considerados inconstitucio-
ciencias. nales por no cumplir las condiciones de
una estatalidad soberana organizada. Re-
Comencemos por el principio. No hay en conozcamos que ambos planos tienen
la historia de la humanidad un preceden- un problema de gobernanza democráti-
te de Estados soberanos que hayan man- ca: los Estados ya no satisfacen nuestras
comunado hasta este punto sus respecti- expectativas y la Unión todavía no las
vas soberanías para embarcarse en una satisface.
empresa común. ¿Cuál es la razón de que
lo hicieran? La fundamental es que esos Continuemos preguntándonos por el
Estados, a la salida de la Segunda Guerra modo como se ha hecho la integración.
Mundial, se vieron incapaces de propor- El método Monnet de la integración bu-
cionar a sus poblaciones una serie de rocrática ha sido mecánico y furtivo, do-
bienes públicos (fundamentalmente la minado por la necesidad. Los principales
paz, pero también la prosperidad). De al- impulsores de la integración, a derecha e
guna manera podría decirse que en vir- izquierda, se han regido por un crudo
tud del proceso de integración los Esta- determinismo que suponía que tras el
dos intercambian soberanía por poder, es desarrollo económico se seguirían inevi-
decir, que renuncian a la prerrogativa de tablemente las deseadas mejoras institu-
exclusividad o primacía para recuperar, cionales. Todo esto ha dado lugar a un
en una lógica de cooperación y recursos incrementalismo sin decisiones explíci-
compartidos, capacidad real de actua- tas. La Europa del «consenso permisivo»
ción. O, dicho de otra manera, prefieren no era democrática porque buena parte
perder parte de su soberanía formal para de sus instituciones con mayor autono-
obtener una cierta soberanía real. mía –como la gobernanza bancaria, los
tribunales de justicia o las agencias regu-
Se ha denunciado con frecuencia el he- latorias– tienen un alto componente de
cho de que el proceso de integración eu- independencia y delegación, están espe-
ropea haya ocasionado problemas de le- cialmente protegidas frente a la protesta
gitimación democrática dentro de los y menos abiertas a la participación.
Estados nacionales, pero apenas se su-
braya que la integración respondía a de- En la época dorada de la integración la
terminados problemas de legitimación imagen de una Europa técnica y lejana
democrática que los Estados miembros no implicaba ningún reproche sino una
ya tenían (y que en buena medida si- neutra constatación e incluso algo expre-
guen teniendo, incluso amplificados), in- samente pretendido para obtener los ob-
capaces por ellos mismos de garantizar jetivos de la integración. No era necesa-
ciertos bienes comunes que la ciudada- rio contar con el soporte explícito de la
nía de una comunidad democrática tiene ciudadanía porque los asuntos de la inte-
299
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
300
INTEGRACIÓN EUROPEA
no es una articulación de Estados ni una que les han obligado a demandar la ayu-
entidad que terminará propiamente el da. Ahora la causa es una epidemia, no
proceso de integración que la convierta un endeudamiento excesivo, por lo que
en un Estado. Lo más interesante del pro- esta disposición carece de sentido. Para
yecto europeo es que representa un ex- que este procedimiento sea útil debe ig-
perimento singular para ensayar el modo norarse dicha cláusula, lo que exige un
de realizar los valores democráticos en acuerdo político. Invocar el «riesgo mo-
espacios que han dejado de ser una yux- ral» no tiene sentido porque no es una
taposición de Estados soberanos y donde crisis de deuda sino una crisis sanitaria,
debemos aprender a gobernar las nuevas más simétrica que la de 2010. Y no pare-
lógicas de la interdependencia. ce que los mercados financieros vayan a
poner a prueba al BCE con la misma te-
Buena parte de los problemas de gober- nacidad que en 2010-2012. El Mecanis-
nanza legítima en la Unión Europea no mo Europeo de Estabilidad sería de este
se deben a una inadecuada aplicación de modo una forma indirecta de mutuali-
los principios democráticos sino a una zación de la deuda y riesgo compartido.
insuficiente conceptualización de la com-
plejidad del ámbito en el que dicha de- Si la respuesta que la Unión dio a la crisis
mocracia transnacional tiene que reali- económica de 2008-2009 (y la crisis pos-
zarse. Por eso quisiera concluir afirmando terior del euro) incrementó la desafección
que para superar esas deficiencias lo me- ciudadana, fortaleció la dimensión inter-
jor es reformular el ideal democrático gubernamental frente a la federal y puso
mismo, no para rebajar sus exigencias a en peligro la integración, la solución ne-
la vista de las actuales dificultades sino gociada para la pandemia de 2020 pare-
para plantearlo de manera que no resulte ce haber surgido tras una reflexión muy
incompatible con la complejidad del pro- diferente, que da más valor a las amena-
yecto europeo. zas comunes que a las responsabilidades
diferenciadas. El modo como se concre-
La crisis del coronavirus ha irrumpido ten estos mecanismos de solidaridad de-
en una Europa desprevenida y cacofóni- terminará en buena medida el futuro de
ca, con unas instituciones comunes sin la integración europea, pero ya puede
apenas competencias en materia de sa- adelantarse que la ha impulsado en una
lud. Las primeras reacciones fueron o doble medida al menos: en cuanto ha
muy lentas o muy desafortunadas. Los mancomunado la gestión de un cierto
Estados miembros cierran sus fronteras y tipo de riesgos y porque ha puesto en mar-
vuelven a hacer política nacional, pre- cha un debate que previsiblemente con-
tendiendo con ello algo que podrían ha- cluirá institucionalizando algún orga-
ber conseguido mejor coordinando las nismo común con mayores competencias
acciones. El virus parecía a punto de li- para las políticas en materia de salud.
quidar la misma idea europea.
Cada crisis nos hace descubrir que Euro-
Durante la crisis de las deudas soberanas pa no está suficientemente equipada
la zona euro se dotó de nuevos instru- para hacerle frente. Seguro que esta crisis
mentos, especialmente el Mecanismo Eu- se salda con innovaciones en materia de
ropeo de Estabilidad, cuyos estatutos es- instituciones comunitarias para la sani-
tablecen que los préstamos no pueden ser dad y fórmulas de crédito muy diferentes
concedidos si los países que los reciben de las establecidas para resolver la ante-
no se comprometen a corregir los errores rior crisis financiera.
301
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Daniel Innerarity
Catedrático de Filosofía Política e investigador Ikerbasque
Universidad del País Vasco
Profesor en el Instituto Europeo de Florencia
302
INTEGRACIÓN POLÍTICA
INTEGRACIÓN POLÍTICA
303
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
gración del cuerpo político y que contri- de la participación federal en los órga-
buyen decisivamente a determinar su nos federales y de las elecciones demo-
identidad, un valor hoy en alza en el cráticas y hoy, progresivamente, las po-
constitucionalismo comparado? Este au- líticas de reconocimiento de minorías
tor, que prestó especial atención a los tanto étnicas como sociales, de manera
elementos axiológicos de la Constitu- que la comunidad global aparezca
ción, distinguió tres grandes tipos de fac- como función de ellas. Así queda claro
tores de integración: los simbólicos, los en recientes Constituciones como la po-
materiales y los formales, sin perjuicio de laca o la reforma constitucional de No-
que todos ellos, y no solo los primeros, ruega.
generan un halo de simbolismo, enten-
diendo por tal aquello que permite intuir Ello supone que la integración no es
cuando no descubrir y, en todo caso, ele- global, tiene sus límites, y dentro de
varse a un plano de la realidad que no es esos límites es evidente que ello exige
inmediatamente perceptible, como no lo no suprimir a los otros. Por ello la ver-
es la comunidad política. dadera integración, si reconduce lo di-
verso a una forma superior de unidad,
Entre los factores simbólicos cabe desta- no lo uniforma. La diversidad integrada
car los vexicológicos (banderas y estan- sobrevive en el producto integrado. En
dartes), los heráldicos, pero también los el caso español, es claro que la Consti-
institucionales, como es el caso de la Je- tución opta por un pluralismo que no
fatura del Estado, especial, aunque no solo es el político mencionado en el ar-
únicamente, en las Monarquías. Cuando tículo 1.1 sino lo que es fundamento de
las antiguas democracias populares han aquel, un pluralismo social. La Consti-
recuperado su soberanía e identidad na- tución, al optar por reconocerlo y con-
cional han puesto el acento en la Jefatura sagrarlo, atiende a una doble meta: por
del Estado que por influencia soviética un lado, a vertebrar la sociedad, por
todas, menos Checoslovaquia, habían otro, a integrarla políticamente. Lo pri-
eliminado y en el caso de Polonia el Se- mero es especialmente importante en
nado, símbolo de la continuidad históri- un mundo globalizado y liberalizado,
ca con la primera y segunda República donde lo que Karl Popper llamó «socie-
polaca. dad abierta» amenaza convertirse en lo
que el mismo autor denominó «socie-
Entre los factores materiales hay que dad abstracta». Y nuestra Constitución,
destacar fundamentalmente el territorio, al reconocer los partidos políticos
la o las lenguas, la religión, que aún hoy (art. 6), las organizaciones sindicales y
contribuye a la identificación en numero- patronales (art. 7), las confesiones reli-
sas Constituciones vigentes con indepen- giosas (art. 16), la pluralidad de medios
dencia de la secularización de la socie- informativos (art. 20), la libertad de
dad y los valores fundamentales de su creación de centros docentes y la auto-
organización política, hoy también los nomía de las universidades (art. 27), el
derechos humanos y en muchos casos la derecho de fundación (art. 34), los co-
democracia liberal, como en el constitu- legios profesionales (art.
36), la
cionalismo comunista lo fueron los valo- libertad de empresa (art. 38), las insti-
res marxistas. tuciones profesionales (art. 52), las au-
tonomías locales (art. 140), etcétera,
Y los factores formales, cauces operati- hace una opción profundamente
vos de la integración, como es el caso proinstitucional.
304
INTEGRACIÓN POLÍTICA
BIBLIOGRAFÍA
Conde, F. J.: Escritos y fragmentos políticos. Madrid: Instituto de Estudios Políticos, 1974.
2 vol.
Herrero de Miñón, M.: El valor de la Constitución. Barcelona: Crítica, 2003.
Lucas Verdú, P.: La lucha contra el positivismo jurídico en la República de Weimar. La
teoría constitucional de R. Smend. Madrid: Tecnos, 1987.
Smend, R.: Constitución y Derecho Constitucional. Madrid: Centro de Estudios Constitu-
cionales, 1985.
Smend, R.; Kelsen, H.: La controversia Smend-Kelsen sobre la integración en la Constitu-
ción y el Estado durante la República de Weimar. Madrid: Tecnos, 2019.
305
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
IZQUIERDA POLÍTICA
Por izquierda política se suele entender la derecha política. Como ocurre con
un amplio abanico de partidos y movi- otros conceptos, el significado del térmi-
mientos sociales que van desde el anar- no izquierda política nos parece evidente
quismo hasta el liberalismo igualitario, hasta que tratamos de definirlo.
desde la socialdemocracia al comunis-
mo, desde posiciones revolucionarias a En realidad, lo mismo podría decirse de
posiciones gradualistas y reformistas, o la derecha política: de derechas eran
desde la defensa de la democracia direc- Adolf Hitler y Winston Churchill, Franco
ta hasta la defensa de la democracia re- y De Gaulle, y también aquí el término
presentativa y deliberativa de matriz libe- hace referencia a realidades muy diferen-
ral-republicana. En la izquierda se sitúan tes que resulta poco práctico unificar
movimientos terroristas y movimientos bajo un mismo nombre. Por lo demás,
pacifistas defensores de los derechos hu- los términos izquierda y derecha son tan
manos. De izquierdas se reclaman parti- controvertidos como extensamente usa-
dos de gobierno de países con regíme- dos en las ciencias sociales y en la políti-
nes dictatoriales, populistas autoritarios, ca práctica. Desde hace muchas décadas,
o Repúblicas y Monarquías constitucio- filósofos y científicos sociales llevan dis-
nales. De izquierdas se considera a Xi cutiendo, y con razón, sobre el conteni-
Jinping, el actual presidente chino, y de do de ambos conceptos. Lo paradójico
izquierdas se considera a Barak Obama, es que mientras los teóricos discutían, y
el expresidente norteamericano. De iz- siguen discutiendo, la mayoría de la po-
quierdas era Ernesto Che Guevara, asesi- blación no ha tenido, ni tiene, dificultad
nado en 1967 mientras trataba de impul- para identificarse con uno de ambos tér-
sar la guerrilla revolucionaria en Bolivia, minos. De hecho, la mayor parte de las
y de izquierdas era también Tage Erlan- personas es capaz de situarse en alguna
der, por esas mismas fechas primer mi- de las posiciones de la escala izquierda-
nistro de un gobierno socialdemócrata derecha que usan sociólogos y politólo-
en Suecia. gos, y que va del 0 al 10, siendo el 0 la
extrema izquierda y el 10 la extrema de-
Las diferencias entre las distintas posicio- recha.
nes de izquierdas pueden ser de valores,
de objetivos o de método, y en no pocas En la encuesta preelectoral realizada por
ocasiones a lo largo de los dos últimos el Centro de Investigaciones Sociológicas
siglos esas diferencias han dado lugar a (CIS), el principal centro de investigación
conflictos entre las distintas fuerzas polí- social y política de España, en octubre
ticas de izquierdas que han resultado tan de 2019, solo el 8% de la población en-
intensos como el existente entre estas y trevistada no sabía situarse en la escala
la derecha política. Se puede afirmar que de izquierda-derecha. En la primera ob-
todas las fuerzas políticas y que todos los servación de la serie del CIS, correspon-
líderes a los que nos hemos referido has- diente al año 1983, el porcentaje de po-
ta ahora tienen algo en común, pero re- blación que no sabía dónde situarse era
sulta mucho más difícil definir en qué del 14%. Desde los primeros años de la
consiste exactamente eso que comparten democracia casi el 90% de la población
entre todos ellos y que los distingue de no ha tenido dificultad en utilizar un ins-
306
IZQUIERDA POLÍTICA
trumento tan abstracto y elemental como ciedades a lo largo del tiempo ha llevado
es el eje izquierda-derecha para definir a algunos investigadores en neurociencia
algo tan complejo y multidimensional a buscar explicaciones sobre las diferen-
como su identidad política. cias ideológicas en el sustrato biológico
de los seres humanos. En todo caso, es
De igual modo que hablamos de parti- evidente que los valores de la sociedad
dos o personas más de izquierdas o de- española han cambiado de manera nota-
rechas, podemos hablar de países o so- ble a lo largo de las últimas décadas, tan-
ciedades. En el Estudio Internacional de to en la izquierda como en la derecha, y,
Valores de 2019, que analiza la opinión sin embargo, la posición de la sociedad
pública de los cinco países europeos con en la escala es la misma, e incluso las
mayor población, a saber, Alemania, preferencias electorales entre la derecha
Francia, España, Italia y Reino Unido, en- y la izquierda se han mantenido pareci-
contramos que España es la sociedad das a lo largo del tiempo.
que se sitúa políticamente más a la iz-
quierda, con un 4,4 en una escala del 0 El empeño teórico en la traducción de
al 10, en la que el 0 es la extrema iz- cada posición de esa escala, o incluso de
quierda y el 10 la extrema derecha, se- sus términos principales, a principios po-
guida de Francia y Alemania, ambas con líticos y valores cívicos claros e inmuta-
una media de 4,8, Reino Unido, con un bles no ha tenido mucho éxito. Con
4,9 y, finalmente, Italia que con un 5,5 todo, cuando se ha preguntado en los
sería la sociedad situada más a la dere- últimos años a la sociedad española por
cha entre los grandes países europeos. los valores que se asocian a la izquierda
política la respuesta ha sido que «igual-
En general, la posición ideológica de las dad, derechos humanos, libertad indivi-
sociedades suele permanecer bastante dual, progreso, solidaridad, idealismo y
estable en el tiempo. En el caso de la tolerancia», en tanto la mayoría de las
sociedad española, según la escala de personas identifican con la derecha las
izquierda-derecha que usa el CIS, y que ideas de «tradición» y «orden». Quizá uno
va del 1 al 10, la posición media en el de los autores que más éxito ha tenido,
año 1985 era 4,6 y en 2018 también si no en el empeño de discernir la esen-
era 4,6. El mayor desplazamiento a la de- cia de la dicotomía izquierda-derecha, sí
recha se produjo en el año 2000, en el en la aceptación pública de su propuesta
que la media ideológica de los españoles de distinción, ha sido Norberto Bobbio.
estuvo en un 4,9. No solo en la escala En su opinión lo que diferencia a la iz-
ideológica, también en el voto se pueden quierda de la derecha es la mayor sensi-
encontrar grandes regularidades a lo lar- bilidad ante la desigualdad de la primera.
go del tiempo. Agrupando a los partidos Sin embargo, la tesis de Bobbio no deja
por bloques ideológicos, los resultados de ser controvertida, porque la igualdad,
de la izquierda y la derecha en las elec- más que un fin, es un instrumento, o una
ciones de 1936 y de 1977 fueron muy pa- condición, para alcanzar un bien más im-
recidos, y eso a pesar de que hubo una portante. Y, en términos políticos, el bien
guerra civil y una larga dictadura por más importante es la libertad. El ideal de
medio. Del mismo modo ocurre si com- la izquierda es un ideal de emancipa-
paramos los resultados de las primeras ción. La igualdad que persigue la izquier-
elecciones de la democracia en 1977 con da, desde sus comienzos, como ha expli-
las últimas celebradas en 2019. La persis- cado Pierre Rosanvallon, es la igual
tencia de esta división en las distintas so- libertad. La izquierda que exige la entre-
307
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Bobbio, N.: Derecha e izquierda. Razones y significados de una distinción política. Ma-
drid: Taurus, 1995.
308
LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA
LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA
309
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
310
LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA
que ciertamente resulta tan inescindible que la mera mayoría simple la que aprue-
como lo es la cruz a la cara de la mone- be los trascendentales contenidos some-
da. Que la cualificación de las mayorías tidos a la decisión popular. El plusvalor
juega en pro del mantenimiento del statu que adquieren las minorías como conse-
quo, esto es, en contra de la modifica- cuencia de la cualificación de las mayo-
ción del mismo que se pretende, resulta rías solo admite como remedio ponderar
evidente; y ello abunda en el objetivo de la cualificación de la mayoría que en
que sea una fracción más significativa cada caso se requiera.
BIBLIOGRAFÍA
Bobbio, N., Offe, C., Lombardini, S.: Democrazia, maggioranza e minoranze. Bolonia: Il
Mulino, 1981.
Chueca Rodríguez, R.: La regla y el principio de la mayoría. Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales, 1993.
McCloskey, H.: «The Fallacy of Majority Rule», en Journal of Politics, II (1949).
Pizzorusso, A.: Minoranze e Maggioranze. Torino: Einaudi, 1993.
Rubio Llorente, F.: «Mayorías y minorías en el proceso constituyente», en Anuario de
Derecho Constitucional y Parlamentario, 3 (1991).
311
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
LIBERALISMO
Liberal y liberalismo son tal vez los me- de autores como Tocqueville, Stuart Mill
jores ejemplos de la naturaleza ambigua, o el propio Ortega, integrantes sin duda
polémica y polisémica de los conceptos de esta tradición intelectual.
políticos. Se trata, de acuerdo con Valles
pín, de «la ideología que ha mostrado Quienes se dicen liberales, proclaman
una mayor capacidad de adaptación». De principios a veces incompatibles. Las dos
hecho, sus márgenes son tan amplios tradiciones de la libertad (Hayek) son
que corre el peligro de convertirse en contradictorias. Una es anglosajona, em-
una fórmula multiuso que no significa pirista y al mismo tiempo historicista: li-
nada concreto. Como seña de identidad, bertad (negativa) como ausencia de
la primacía del individuo sobre la comu- coacción. Otra es continental –galicana,
nidad es un requisito sine qua non. Tam- dice D. Negro−, racionalista y pasa por
bién lo es un cierto «estilo», tolerante y ser progresista: libertad (positiva) como
abierto, dispuesto al debate y ajeno a los poder de hacer cosas. Para mayor confu-
dogmas irrefutables; es frecuente en sión, el francés Tocqueville y el inglés
nuestro país citar en este punto las pru- Bentham representan al ámbito geográfi-
dentes opiniones del doctor Marañón. co que no les corresponde por su origen.
Fuera del ámbito político, «lo» liberal se Eso sí, todos los caminos empiezan en
asocia con elementos positivos: las libe- John Locke y casi todos terminan en John
ralidades son prueba de generosidad en Stuart Mill (On liberty, 1859), elogiado
la vida civil; las «artes» y «profesiones» li- por unos y por otros. La versión histori-
berales se practican a riesgo y ventura de cista se sitúa muy cerca del espíritu whig,
su titular; diálogo, tolerancia, conviven- y sus adversarios la califican sin matices
cia, se asocian en el día a día con esta de conservadora. La doctrina racionalista,
forma de ser. por su parte, confluye casi con la social-
democracia y es notorio que un «liberal»
Su origen como concepto político se si- en el mundo académico y político de los
túa probablemente en las Cortes de Cá- Estados Unidos equivale entre nosotros a
diz, donde sus adversarios son descalifi- un izquierdista moderado. En último tér-
cados como «serviles». Cuando la mino, conviene recuperar las formas de
democracia se acompaña con el adjetivo hablar en el siglo xix: liberal-conservador
liberal apela al Estado constitucional y y liberal-progresista eran fácilmente dis-
sus principios de división de poderes y cernibles como expresión de la burgue-
garantía de derechos fundamentales, así sía triunfante sobre los rescaldos de la
como al imperio de la ley. Hoy día, se Revolución que puso fin al Antiguo Régi-
habla de democracias «iliberales» (F. men absolutista. Pero, de nuevo en el te-
Zakaria y muchos otros) para rechazar a rreno de la confusión, si eran liberales
los gobernantes elegidos en las urnas los «doctrinarios» como Constant o Guizot
que se deslizan por la senda del populis- no es fácil utilizar la misma palabra para
mo. En fin, el liberal ama y debe amar la designar a los «radicales» como Bentham
libertad, porque hace de su conciencia y su escuela utilitarista.
un ámbito intangible para el poder pú-
blico, pero también para la tiranía de las Tampoco se hace la luz si acudimos a la
mayorías sociales, genuina preocupación Economía política, aunque acaso se per-
312
LIBERALISMO
ciben ideas más claras. La referencia na- nario. Le acusan también de ser la cober-
tural es Adam Smith (Wealth of Nations, tura ideológica de la gran desigualdad
1776) y la expansión del liberalismo eco- que trae consigo la crisis. Sin embargo,
nómico a lo largo del xix se identifica con en nombre de los «fundadores», no cabe
el laissez-faire, el capitalismo industrial, negar el derecho de la public choice o el
la propiedad (de nuevo) quiritaria y la análisis económico del Derecho a pro-
libertad de contratos. El Estado liberal no clamarse liberales, ni siquiera cuando
quería, ni podía, alterar el orden espon- defienden una democracia de «mínimos»
táneo de la sociedad civil, sino que se li- al modo de Schumpeter. Los folletos del
mitaba a crear el marco legislativo para Cato Institute, los libros divulgativos de
su buen funcionamiento. En este contex- J. F. Revel o el Free to Choose de Milton
to, liberal se opone a «social» (no necesa- Friedman expresan una dirección del
riamente socialismo): el Estado social se pensamiento liberal que, guste más o
convierte en protagonista activo de la guste menos, no debe ser expulsada del
economía, cuida con más o menos efica- paraíso conceptual. Con mucho mayor
cia del individuo «desde la cuna hasta la motivo hay que decir lo mismo de Ha-
tumba» y garantiza las prestaciones pro- yek y Mises o, en el ámbito de la Teoría
pias del Welfare State, con cita obligada a Política, del casi sin Estado que defien-
lo largo del siglo xx para lord Beveridge, den liberales «posclásicos» como Robert
J. M. Keynes y, después de 1945, para los Nozick (Anarchy, State, and Utopia),
«treinta gloriosos» y la economía social de planteado desde una perspectiva sor-
mercado. Renacen los liberales del otro prendentemente racionalista la teoría del
sector con la crisis de los 70 (Reagan y contrato social. La pregunta que formula
Thatcher, la escuela austriaca…) y el de- el autor en el frontispicio debería figurar
bate durante casi medio siglo sigue cen- entre las prioridades de toda filosofía
trado en las virtudes y defectos del Bien- política liberal. En inglés se conserva
estar, destacando una vertiente calificada mejor el sentido de la duda: «If the state
ahora de neoliberal que impugna el alto did not exist, would it be necessary to in-
coste en impuestos y burocracias y en vent it?». La respuesta de Nozick, el Esta-
una psicología colectiva conformista que do mínimo, resulta en general poco con-
se atribuye a la socialdemocracia domi- vincente.
nante durante tan largo período.
Hay otros liberales «políticos» mucho me-
Liberalismo político y económico pare- nos agresivos que los libertarians contra
cen orientarse entonces por vías muy di- la intervención pública en la economía.
ferentes, y resultan ser a día de hoy com- Es el caso de Raymond Aron, pero tam-
partimentos estancos. Con o sin el prefijo bién de Isaiah Berlin y, desde luego, de
neo, el liberalismo económico predica Karl Popper, cuya descripción de una
las virtudes del mercado y, en general, open society refleja puntualmente las vir-
de la Globalización y suscita la descon- tudes, y acaso oculta los defectos, de la
fianza, incluso la animadversión, de to- sociedad menos injusta de la Historia.
dos sus competidores: el «otro» liberalis- Desde luego, hay en esta corriente una
mo (que algunos llaman «estatista»), el lucha contra el miedo ( J. Shklar), o qui-
comunitarismo o el republicanismo. To- zá mejor contra el desasosiego o la in-
dos ellos rechazan el individualismo me- quietud: uneasiness es el término que
todológico, la falta de sensibilidad social utiliza Locke en el Ensayo sobre el enten-
o la ignorancia de las emociones en dimiento. El antídoto es the pursuit of
nombre de un homo oeconomicus imagi- happiness como fin y la limitación del
313
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
poder como medio, incluso –acaso toda- zado con los debates filosófico-políticos
vía con mayor necesidad− si ese poder en el mundo anglosajón.
cuenta con una legitimidad democrática.
Las instituciones contramayoritarias del Como todos sus ilustres antecesores,
Estado constitucional son en rigor una Rawls concibe el contrato como una hi-
forma sutil de control sobre un demos pótesis de carácter normativo. Introduce
eventualmente desbocado. Más aún, la la discutible ficción del «velo de la igno-
representación política es (o era) el me- rancia» y lanza al espacio académico
canismo irreprochable para poner freno conceptos que han hecho fortuna: justi-
a la libertad popular. De ahí la gravedad cia como equidad (fairness); una revi-
que, contemplada con ojos liberales, sión del sistema kantiano del deber como
presenta la crisis contemporánea de los arma frente al utilitarismo; o el consenso
sistemas representativos. Al final, reapa- por superposición (overlapping consen-
rece siempre el eterno dilema: ¿más de- sus) a partir de una razón pública libre y
mocracia o más liberalismo? Recordemos dialogante. La escolástica rawlsiana, pro-
con Ortega, en sus «Ideas de los casti- cedente de muy diferentes disciplinas
llos», que se trata de dos respuestas dife- científicas, contribuye desde hace medio
rentes a un mismo problema: democra- siglo a alimentar debates con cierta re-
cia es gobierno del pueblo, sin mayores percusión teórica y muy poca influencia
precisiones; liberalismo supone la exis- práctica. Buena prueba, eso sí, de las
tencia de límites a ese gobierno, sea múltiples doctrinas que se cobijan bajo
quien sea su titular. un rótulo común.
Si nos dirigimos por último al ámbito pu- Una última reflexión. Les guste o no, los
ramente académico, liberalismo se iden- liberales «de todos los partidos» (valga la
tifica hoy día en congresos y seminarios evocación de Hayek) comparten una po-
universitarios con la obra de John Rawls, sición elitista, propia de una filosofía que
tanto en su A theory of Justice (1971) exige argumentos y matices. Dicho de
como, especialmente, en los matices que otro modo: los partidos liberales (más o
introduce en Political Liberalism (1993), menos genuinos) actúan más bien como
adquiriendo así un perfil indiscutible grupos de notables cuya influencia deriva
como cabeza de una escuela que solo re- de su habilidad política y no de la discre-
sulta inteligible para quien está familiari- ta confianza que les otorgan los electores.
BIBLIOGRAFÍA
314
LIBERALISMO
Riker, W. H.: Liberalism against Populism. San Francisco, Cal.: Freeman, 1982.
Ruggiero, G. de: Historia del liberalismo europeo. Madrid: Pegaso, 1944.
Ruiz Soroa, J. M.: Elogio del liberalismo. Madrid: Catarata, 2018.
Shklar, J.: The liberalism of fear. Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1989.
Smith, G. W., ed.: Liberalism: critical concepts in political theory. London, New York:
Routledge, 2002. (4 vols.)
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente
de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
315
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
LIBERTAD POLÍTICA
316
LIBERTAD POLÍTICA
317
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Berlin, I.: Dos conceptos de libertad. El fin justifica los medios. Mi trayectoria intelectual.
Madrid: Alianza, 2014.
Bobbio, N.: Teoría general de la política. Madrid: Trotta, 2003.
Dworkin, G.: The Theory and Practice of Autonomy. Cambridge: Cambridge University
Press, 1988.
318
LIBERTAD POLÍTICA
Hierro, L.: «El concepto de Justicia y la teoría de los derechos», en E. Díaz y J. L. Colomer
(comps.), Estado, justicia, derechos. Madrid: Alianza, 2002
Laporta, F.: El imperio de la ley. Una visión actual. Madrid: Trotta, 2007.
319
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
LIDERAZGO POLÍTICO
320
LIDERAZGO POLÍTICO
Hasta el último tercio del siglo xx el lide- discurso de los líderes en la comunica-
razgo no ha sido un objeto de estudio ción política.
sistemático por la Ciencia Política. Ello se
ha debido a la tradicional creencia de Más allá de la trascendencia del fenóme-
que los líderes «no cuentan» en los regí- no y de la (paradójica) debilidad de los
menes democráticos y de Derecho en los estudios de liderazgo, este se interpreta
que prevalece el «gobierno de las leyes, en las Ciencias sociales desde, al menos,
no el de los hombres», y a que la mayoría cuatro perspectivas diferentes: como
de los politólogos pensaba (quizás por la conjunto de cualidades personales («atri-
hegemonía de los modelos sistémicos de butos individuales de liderazgo»); como
análisis) en términos de estructuras y de modo específico de comportamiento
procesos globales e impersonales. Ha («conductas de liderazgo»); como posi-
existido escaso interés por lo que pudie- ción formal en una estructura organizati-
ra aportar el estudio del liderazgo al aná- va («posiciones de liderazgo» o «de auto-
lisis de lo político, a menudo subordina- ridad»); y como proceso movilizador que
do a los trabajos sobre élites. induce el cambio para impulsar una «vi-
sión», promover la innovación social o
Por supuesto, la Historia del pensamiento política, o simplemente infundir cohe-
ofrece diversas y valiosísimas «imágenes» sión e ilusión colectiva («actividad» o
de liderazgo. Cabe destacar, por ejemplo, «proceso de liderazgo»). Esta última pers-
la del «filósofo-rey» (Platón); la del «prín- pectiva es la que goza actualmente de
cipe» (Maquiavelo); o la imagen del líder una mayor consideración entre los espe-
como «gran hombre» o «héroe» (Carlyle; cialistas. Tiene su base en la pionera y
Weber) en contraposición a la del líder ya clásica conceptualización de Burns:
como «marioneta» (Spencer, Marx), entre (el liderazgo es) «aquel proceso por el
otras. Su repercusión ha sido indudable, cual determinadas personas con ciertos
aunque no se trate de conceptualizacio- motivos y propósitos, en competición o
nes sistemáticas y acabadas. conflicto con otras, movilizan recursos
de todo tipo (institucionales, psicológi-
Los estudiosos del liderazgo desde la cos, políticos...) para estimular, inducir o
Ciencia Política no se integran en co- satisfacer las motivaciones de los segui-
rrientes o «escuelas», ni se adscriben con dores en la dirección deseada» (Burns,
claridad a una determinada orientación 1978: 18). Así pues, el liderazgo surge
importada de otras disciplinas, sea que como fenómeno relacional que conjuga
enfatice los rasgos personales, sea típi- tres planos: el líder, los «seguidores» y
camente conductual o cualquier otra. Sí los contextos.
ha habido, no obstante, una cierta pre-
dilección temática: la mayoría de ellos En esta línea, entendemos que el lideraz-
se han concentrado en temas como el go político es ante todo un conjunto de
efecto del comportamiento de los líde- prácticas, un proceso de carácter colecti-
res en las posiciones institucionales que vo que se desarrolla en escenarios de in-
ocupan; sus características personales teracción entre el particular comporta-
(el carisma, por ejemplo); la conducta miento de un actor individual («líder») y
de liderazgo como opuesta a liderazgo diferentes ámbitos de responsabilidad o
«formal»; la influencia del entorno en «de dominio político» (seguidores, votan-
tanto que conjunto de recursos o límites tes, medios, partidos, grupos de interés),
para los líderes; la imagen del líder en virtud del cual el líder induce o pro-
como factor explicativo del voto; y el voca un impacto no rutinario en algunos
321
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Blondel, J.: Political leadership. Toward a general analysis. London: Sage, 1987.
Burns, J. M.: Leadership. New York: Harper & Row, 1978.
Hart, P.: Understanding public leadership. London: Palgrave, 2014.
Heifetz, R. A.: Leadership without easy answers. Cambridge: Harvard University Press, 1994.
322
LIDERAZGO POLÍTICO
Nye, J. S.: The powers to lead. Oxford: Oxford University Press, 2008.
Paige, G. D.: The scientific study of political leadership. New York: Free Press, 1977.
Tucker, R. C: Politics as leadership. Columbia: University of Missouri Press, 1981.
Antonio Natera
Profesor Titular de Ciencia Política
Universidad Carlos III de Madrid
323
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
LITERATURA Y POLÍTICA
El material del que está hecha la literatura la naturaleza del poder político y del Esta-
es el más obvio e inmediato de todos: el do (a lo largo de toda la Edad Moderna),
lenguaje humano, aunque potenciado ni la gigantesca remoción de la religión
hasta esa expresividad especial que reco- cristiana en la Europa del siglo xvi, o la
nocemos como objeto estético o como ar- vuelta al pensamiento estoico y la formu-
tefacto intelectual persuasivo. Pero ese lación del racionalismo filosófico desde
material es muy resistente… Al tener mediados del siglo xvii. La censura y los
como premisa la exigencia de literalidad índices de libros prohibidos fueron la
de su trasmisión, se encarnó en forma de consecuencia de la desconfianza que ins-
escritura desde que los alfabetos fonéticos piraban, pero también un tácito reconoci-
surgieron en el Oriente Medio semítico y miento de su fuerza. El libro pasó a ser un
se expandieron por el Mediterráneo y por objeto vigilado como muestran los preli-
Asia. Hasta que, a finales del siglo xv, la minares de los impresos en los siglos xvi y
invención de la imprenta de tipos móviles xvii que debían ser autorizados expresa-
se convirtió en una técnica imbatible mente por la Iglesia, tasados por el Estado
como factor de difusión y, a la vez, de y provistos de un privilegio de impresión.
autentificación de los textos, desautori- Hoy sigue siendo así…
zando las copias descuidadas y limitando
la proliferación de apócrifos y falsificacio- Pero estas cautelas no evitaron que la
nes. Las letras disponían ya de una ciencia posesión y disfrute de los libros se con-
propia dedicada precisamente a su estu- virtiera en una pasión de muchos. En la
dio y preservación: el primer deber de la España de hacia 1580, su lectura alegró
Filología era asegurar la correcta transmi- la vida de un ventero soñador, de un es-
sión de los textos y, en su caso, enmendar tudiantón de pueblo, de un culto aristó-
sus erratas; el segundo, el de fijar y glosar crata granadino de viaje por Castilla y,
sus significados. La literatura, transforma- por supuesto, la de un hidalgo ya ma-
da en escritura y escoltada por la Filolo- chucho que solo leía libros de caballería,
gía, fue así un modo de poder que contri- así como obsesionó a un escritor envi-
buyó a la identidad de las naciones y a la dioso que quiso emular el éxito del libro
legitimidad de los gobiernos y, a la larga, que narraba todo eso: El Quijote de Cer-
creó el discutible pero influyente concep- vantes supo contar por menudo esas his-
to de literaturas nacionales. Estuvo estre- torias que, en rigor, constituyen un com-
chamente asociada al poder político, pero pleto escrutinio de la función de la
otras veces fue su contrapoder, cuando se literatura en la imaginación de su públi-
vinculó a sectores más dinámicos o disi- co. Recordemos que los poderes del es-
dentes. Ha sido propaganda y diatriba, critor y de la comunicación literaria, tal
como también expresión de la conformi- como se dieron en el mundo clásico gre-
dad y semillero del descontento; vive me- colatino, se habían restablecido ya al fi-
jor en la libertad pero se adapta, como nal de la Edad Media. Francesco Petrarca
ninguna otra cosa, a la hipocresía, el disi- fue el ejemplo más excelso de la recupe-
mulo y la clandestinidad. ración del estatuto creativo que disfruta-
ron Horacio o Cicerón y de su patrimo-
Sin la fuerza de las letras impresas no hu- nio moral y estético: la noción de
bieran existido ni la fértil discusión sobre intimidad y autoexigencia, el culto del
324
LITERATURA Y POLÍTICA
amor y la amistad, la belleza de la natu- Una figura tan universal como Johan
raleza, el grato sabor de la fama, la me- Wolfgang Goethe ejemplificó el paso de
lancolía y la añoranza… Michel de Mon- uno a otro mundo. El nuevo fue más ac-
taigne reclamó en sus Ensayos que «yo cesible a públicos y actores diferentes:
mismo soy la materia de mi libro», mien- así, las mujeres y los más jóvenes ocupa-
tras William Shakespeare nos dijo muy ron un lugar de relieve en las filas de la
poco de sí mismo pero no dejó ni un literatura, y de los gustos de ese público
país, ni una época, ni un carácter, ni una y también de las preocupaciones de los
pasión contradictoria, fuera de sus tra- nuevos escritores nació la preeminencia
mas escénicas. Otros, como Cervantes, de la novela y su inusitado ascendiente
confiaron a la libertad impune del humor público. A lo largo del xix, títulos como
(una perspectiva radicalmente nueva de Oliver Twist y Los miserables modificaron
lo cómico) la revisión de un mundo des- la sensibilidad hacia los desdichados,
contentadizo. Y así operó también la fan- como una novela de aventuras, El Conde
tasía de espíritus rebeldes como François de Montecristo, delató la miseria de la
Rabelais y Jonathan Swift, el vitalismo nueva burguesía especulativa y un mo-
laico de los primeros grandes narradores desto relato sentimental, La cabaña del
británicos (Daniel Defoe o Henry Fiel- tío Tom, contribuyó a la emancipación
ding), o el sombrío espíritu satírico del de los esclavos negros en los Estados
conservador Francisco de Quevedo y el Unidos. Dos grandes novelas, la italiana
desolador pesimismo de los creadores Los novios y la rusa Memorias de la casa
de relatos picarescos. de los muertos, hicieron mucho por la
unidad nacional de Italia o por los pre-
A lo largo de dos siglos, el humanismo sos políticos en Siberia. Y una larga serie
culminó la profesionalización del autor, de relatos sobre mujeres insatisfechas –
emancipado de mecenazgos o del am- Madame Bovary, Fortunata y Jacinta, El
paro del estado eclesiástico. Pero la no- primo Basilio, Effie Briest o Ana Kareni-
ción de escritor público nació en el si- na– colocaron la crisis del matrimonio y
glo xviii, como lo hicieron las la pasión prohibida en el centro de una
enciclopedias, el ejercicio activo de la discusión en la que clérigos, fiscales y
crítica, las revistas y los periódicos… La críticos participaron activamente. La ad-
Ilustración fue una revisión general de mirable lucha del poder literario ganó la
valores –cauta pero eficaz– que se man- pelea al poder político.
tuvo fiel al lema que el filósofo Kant
acuñó ya al fin de la centuria (sapere La situación estaba en sazón para que
aude: «atrévete a saber»). Las convulsio- surgiera un modismo –la palabra intelec-
nes políticas y sociales que marcaron el tual, en la Francia de 1898– que definió
final del xviii y el principio del xix no muy bien la potestad del escritor en una
alteraron los fundamentos de ese lega- sociedad cambiante: su capacidad de
do. El siglo ilustrado había descubierto movilizar la opinión a partir de un he-
ya el encanto del exotismo, la sugestión cho, mediante manifiestos o campañas
de lo lúgubre y el atractivo de las pasio- de prensa, con la voz de la razón o de la
nes turbulentas. El movimiento románti- compasión. El siglo xx fue, sin duda, «el
co culminó la exaltación política, la siglo de los intelectuales». Y en los años
emotividad popular y un tono más juve- treinta, el compromiso de izquierda fue
nil: el cambio de la casaca por la levita la nueva faz de los escritores, no sin dis-
y del salón dieciochesco por el bullicio- crepancias y polémicas… Solo en los
so café. años finales del siglo xx, la masiva indus-
325
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
José-Carlos Mainer
Catedrático jubilado de Literatura Española
Universidad de Zaragoza
326
MAYORÍAS Y MINORÍAS
MAYORÍAS Y MINORÍAS
Podemos fechar con bastante exactitud Llull o Nicolás de Cusa, ya lo habían vis-
el momento en el que el vocablo «mayo- to antes), no lo es.
ría» aparece en la reflexión política mo-
derna: en 1689, con los Tratados sobre el Condorcet demostró, en efecto, que en
Gobierno Civil de John Locke. Antes, muchas ocasiones puede haber una «ma-
«mayoría» tenía otros significados (majo- yor parte», pero que, con todo, no está
rity era, y sigue siendo, la edad de la ma- claro que haya una «mayoría». Suponga-
durez; majoritas, en latín, vendría a tra- mos tres jóvenes que deciden acerca de
ducirse como «magnanimidad»). Con dónde ir de viaje. El orden de preferen-
Locke, la «mayoría» va a convertise en un cias de uno es: París, Roma, Nueva York.
método de decisión. El método, de he- El de otro: Roma, Nueva York, París. Un
cho, consustancial a la democracia. último: Nueva York, París, Roma. Si deci-
den «por mayoría» entre Roma y París,
Por descontado, ese método gozaba de gana París. Entre París y Nueva York,
una larga y prestigiosa historia. En lo gana Nueva York. Por tanto, parece que
político, la Eklessia de la Atenas demo- irán a Nueva York, pero si votan entre
crática decidía mediante algún tipo de Nueva York y Roma, ¡gana Roma! Y vuel-
sistema mayoritario. En Roma, las discu- ta a empezar… ¿dónde prefiere entonces
siones en el Senado se decidían median- ir el grupo de acuerdo a «la mayoría»? No
te mayoría. Y, fuera del ámbito estricta- lo sabemos. Cambiemos ahora Roma, Pa-
mente político, el método mayoritario rís y Nueva York por Izquierda, Derecha
era habitual en organismos colegiados. y Centro… ¿cómo decidimos en las de-
Quintiliano, por ejemplo, relata que un mocracias? ¿Qué es eso de «la mayoría»?
tribunal judicial formado por siete Con el ejemplo antes transcrito de Quin-
miembros ha de decidir –mediante ma- tiliano pasaba algo similar. Tres jueces
yoría– qué pena merece el acusado: decidieron «muerte», dos «destierro» y dos
muerte, destierro o prisión. Durante la «prisión». De acuerdo a la maior pars, el
Edad Media, la Iglesia católica recurrió a acusado fue ejecutado. Ahora bien, si, en
procedimientos mayoritarios para des- lo que es una hipótesis bastante razona-
cubrir «la voluntad de Dios» a la hora de ble, suponemos que los últimos cuatro
elegir papas, abades o priores. Pero, jueces consideraban la opción «muerte»
para todas esas decisiones, ni los roma- como la peor de las tres… ¿cómo puede
nos, ni los griegos, ni los pensadores sostenerse que ajusticiar al acusado fuera
medievales que escribían en latín tenían realmente la opción preferida por «la ma-
un vocablo exacto para «mayoría». Utili- yoría» de los siete jueces, si para cuatro
zaban otras expresiones: jeirotoneo, era la peor opción?
maior pars, vocum pluralitatem, etc.
Hobbes, que escribe solo cuarenta años El primer problema descrito (el de los
antes de Locke, no usa ni una sola vez tres jóvenes) fue conocido durante mu-
la expresión majority en el Leviatán. cho tiempo, en una denominación que
Utiliza o bien plurality o bien major todavía perdura, con el nombre de «Para-
part. Puede parecer lo mismo, pero doja de Condorcet». En 1958, sin embar-
como sabemos, gracias sobre todo a go, Duncan Black afirmó que ahí no hay
Condorcet (aunque otros, como Ramón nada paradójico –esto es, nada que apa-
327
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
328
MAYORÍAS Y MINORÍAS
BIBLIOGRAFÍA
329
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
MULTICULTURALIDAD
330
MULTICULTURALIDAD
331
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
332
MULTICULTURALIDAD
BIBLIOGRAFÍA
Habermas, J.: La inclusión del otro. Estudios de Teoría política. Barcelona: Paidós, 1999.
Kymlicka, W.: Ciudadanía multicultural. Barcelona: Paidós, 1996.
Ollero, A.; Hermida del Llano, C., coords.: La libertad religiosa en España y en el Derecho
comparado. Madrid: Iustel, 2012.
Rawls, J.: El liberalismo político. Barcelona: Crítica, 1996.
Robles, G.: Los derechos fundamentales y la Ética en la sociedad actual. Madrid: Civi-
tas, 1992.
Taylor, C.: El multiculturalismo y la política del reconocimiento. México: Fondo de Cul-
tura Económica, 1993.
Touraine, A.: Igualdad y diversidad. Las nuevas tareas de la democracia. México: Fondo
de Cultura Económica, 2000 (2.ª ed.).
Vigna, C.; Zamagni, S.: Multiculturalismo e identità. Milano: Vita e Pensiero, 2002.
Viola, F.: Identità e comunità. Il senso morale della politica. Milano: Vita e Pensie-
ro, 1999.
333
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
MÚSICA Y POLÍTICA
334
MÚSICA Y POLÍTICA
desde un estrado, mientras otros tocaron Como muchas veces escribía melodías
la flauta y el clavicordio. Durante su rei- que eran desarrolladas por otros músi-
nado, se escenificaron varias obras y cos, es difícil determinar el número
otros entretenimientos. Así, la música exacto de sus composiciones. Natural-
formó parte natural de la vida palaciega mente, predomina su música para flau-
y en las reuniones entre jefes de Estado, ta, como las grabaciones de conciertos
torneos, cenas y otras ceremonias. Tuvo para flauta y orquesta, además de sus
una importante colección de instrumen- sinfonías, las cuales se configuran como
tos musicales. Empero, para la historia elocuentes ejemplos del desarrollo de
de la música, lo que cabe resaltar es el su musicalidad. Sin embargo, quizás lo
mecenazgo que ejerció en favor de los más importante es que una melodía de
compositores de su época y la actividad Federico fuera trabajada por uno de los
que él mismo realizó como autor. más grandes genios de la música en una
de sus obras sublimes. En efecto, en su
De sus obras, han sobrevivido 34, de las Ofrenda musical, Juan Sebastián Bach
cuales 16 son música vocal y 18 música desarrolló un tema que el Rey creó y
de cámara. Veinte de sus composiciones que el insigne compositor improvisó en
son, en realidad, arreglos de música una visita a Potsdam en 1747.
compuesta con anterioridad. Los instru-
mentos empleados son laúd, espineta, Por su parte, a Juan Jacobo Rousseau,
violón y flautas. Se dice que el primero ilustre pensador vinculado a la filosofía y
lo tocaba con verdadera excelencia y la literatura e, indisolublemente, a la Re-
que dominaba también el segundo y el volución francesa al consagrarse como
órgano, que gustaba ejecutar cantando uno de sus precursores, no le fue ajena
en registro alto. Se afirma también que la creación artística, específicamente en
compuso dos misas. Muchos testimonios el campo musical. Según afirmaba, ense-
de su tiempo dan cuenta del placer que ñando la música fue aprendiéndola sin
sentía el Rey en la creación musical. Un percatarse. La ópera de Rousseau ha sido
documento veneciano da fe que en una considerada por los críticos como pro-
ocasión tocó un instrumento, cantando y fundamente sentida. Afronta sentimien-
bailando al son de la música. Cuando vi- tos sociales que ubican al autor como
sitó Venecia, escuchó tocar durante cua- profeta de su tiempo. Y es que, para
tro horas al organista de la catedral de Rousseau, la música es el lenguaje de los
San Marcos. sentimientos.
335
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Colin para tenor, piano, violín y violon- de campanas de cristal graduadas, con
chelo. reminiscencias de la celesta. La armónica
de cristal causó el gusto sensorial que
Benjamín Franklin fue una personalidad produce el sonido de los cristales y hasta
multifacética. Además de notable hom- la musicalidad que expiden al ser acari-
bre de Estado, fue editor, filósofo, cientí- ciados con los dedos. Por ello ha sido
fico, pintor y músico. En lo político, fue denominada «querubín en una caja». In-
uno de los firmantes de la Declaración cluso, fue calificada poéticamente por
de la Independencia de los Estados Uni- Goethe, como «la sangre del corazón del
dos de América –por la cual luchó deno- mundo». Para honra de Franklin, Mozart
dadamente– y de su Constitución políti- compuso obras para el instrumento,
ca. Fue gobernador de Pennsylvania y como su Adagio en do mayor K. 356 y su
organizó el centro de enseñanza que es Adagio y rondó en do menor para armó-
hoy la universidad que lleva el nombre nica de cristal, flauta, oboe, viola y vio-
de ese Estado. Como ministro plenipo- lonchelo K. 617. Son dos piezas com-
tenciario, le tocó representar a la flaman- puestas en el último año de su vida y
te nación americana ante la corte de Ver- que son consideradas entre sus más
salles de Luis XVI, y abogó por la libertad grandes obras.
de los esclavos ochenta años antes de
que esta fuera declarada por Lincoln, y El título de este breve texto es aplicable
expresó su espíritu pacifista en la célebre de manera especial a la influencia del ar-
frase: «Nunca ha habido una buena gue- tista germano Richard Wagner, cuyas
rra ni una mala paz». composiciones fueron tomadas por los
nazistas en Alemania para enardecer a la
En lo musical, era conocida su habilidad plebe. Fue por esta razón que sus obras
para tocar el violín, la guitarra y el arpa; fueron proscritas en Israel, pues hacían
y fue, asimismo, compositor. Ha salido a recordar a los judíos la influencia que
la luz una grabación de los primeros ejercieron cuando imperaron en territo-
cuartetos de cuerda compuestos en los rio alemán con los históricos directores
Estados Unidos de América, y entre ellos Furtwängler, Knappertsbusch y von Ka-
ha aparecido una suite de pequeñas dan- rajan. Otro fenómeno que debe destacar-
zas ejecutadas por tres violines y un vio- se entre estos tópicos es el de la influen-
lonchelo, atribuida a Franklin. Si bien se cia de Ignacy Jan Paderewski, prominente
trata de música sencilla, con sabor regio- músico que fue primer ministro de Polo-
nal, la obra revela la personalidad del au- nia y profesor de piano de Witold Mal-
tor y lo eleva a un sitial de conocedor de cuzynski.
formas más sofisticadas de composición.
Dadas las diferencias espaciales y tem-
Empero, para la Historia de la música, no porales de los sorprendentes músicos
sería su actividad como ejecutante ni –y políticos– a los que hemos hecho re-
como compositor la que iluminaría sus ferencia en estas páginas, resulta conve-
páginas, ni tampoco la que desplegó niente finalizar cuestionándonos lo si-
como editor de partituras originales o la guiente: ¿cuál es entonces el elemento
que realizó como crítico musical y estéti- común que permite identificarlos? Una
co a través de sus cartas, sino, curiosa- respuesta a tal pregunta puede ser for-
mente, la de inventor. En efecto, Franklin mulada en los siguientes términos: la
llegó a crear un instrumento musical lla- pasión por la música. Es, precisamente,
mado armónica, consistente en una serie esta pasión la que hemos intentado
336
MÚSICA Y POLÍTICA
plasmar en estas páginas con la espe- serena. Y es que, como enunció Federi-
ranza de que su lectura resulte como co Nietzsche: «Sin música, la vida sería
una sinfonía amable, enriquecedora y un error».
BIBLIOGRAFÍA
Nota del autor: Para nosotros, son verdaderas reliquias los autógrafos obtenidos en ta-
blas de madera de Benjamin Britten, compositor; Karl Böhm, director de orquesta; Ar-
thur Rubinstein y Witold Malcuzynski, pianistas; Leonid Kogan y Ruggiero Ricci, violi-
nistas; Pablo Casals y Mstislav Rostropovitch, violonchelistas; Maria Callas y Birgit
Nilsson, sopranos; Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, José Carreras, Luis Alva, Ernes-
to Palacio y Juan Diego Flórez, tenores; así como valiosos e históricos autógrafos de es-
tadistas, científicos e intelectuales de gran relevancia. También, hemos coleccionado
documentos firmados por músicos (Cherubini, Rossini, Liszt, Mendelssohn, Verdi, Wag-
ner, Brahms, Tchaikosvky, Berlioz, Gounod, Bizet, Saint-Saëns, Bruch, Franck, Debus-
sy, Mascagni, Leoncavallo, Richard Strauss, Sibelius, Clara Schumann, Pauline Viardot
y Alma Mahler); pintores y escultores (Monet, Fantin-Latour, Delacroix, Chagall y Ro-
din); literatos (Victor Hugo, Dumas padre e hijo, Julio Verne, Anatole France, Zola,
Hermann Hesse, Oscar Wilde, D’Annunzio, D’Amicis, Chocano y Valdelomar); entre
otros. Recientemente, hemos reunido autógrafos de papas, reyes, virreyes y presidentes
de relieve, así como documentos correspondientes a cien años de la historia de Francia
como son los autógrafos originales de Napoleón y de toda su familia y contemporáneos
importantes, publicados en nuestros libros Napoleone e il Peru y Napoleón ¿Un empe-
rador para el Perú?
337
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
NACIÓN Y NACIONALISMO
338
NACIÓN Y NACIONALISMO
339
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
340
NACIÓN Y NACIONALISMO
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la Real Academia de Ciencias Morales y
Políticas. Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
341
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
NACIÓN ESPAÑOLA
342
NACIÓN ESPAÑOLA
343
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
344
OPOSICIÓN POLÍTICA
OPOSICIÓN POLÍTICA
345
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Por ello, el reto más relevante acerca de siones del gobierno se hace por una ma-
este concepto se manifiesta en la prácti- yoría o por una minoría de ciudadanos,
ca política, cuando los votantes, al cono- votantes y electos? En el proceso de dis-
cer estas diversas funciones de la oposi- cusión y toma de decisión sobre un
ción política, con frecuencia piensan que tema, ¿tienen los ciudadanos y los líde-
el sistema no les ofrece una opción signi- res suficiente conocimiento de los obje-
ficativa. ¿Explicaría ello que la investiga- tivos y de lo que significa? En el citado
ción académica se haya centrado en el proceso de debate y decisión sobre las
análisis de casos y en menor medida en soluciones, ¿se minimiza el tamaño, re-
las cuestiones teóricas de este concepto? chazo o coacción hacia las minorías per-
En el ámbito de la Ciencia Política y en el dedoras y al tiempo se amplía el número
contexto del estudio de la democracia y de ciudadanos que concluye que sus ob-
de su modelo ideal, la poliarquía, los jetivos han sido alcanzados de forma sa-
modelos y axiomas de R. Dahl sobre la tisfactoria con la solución adoptada? ¿Se
oposición política han concitado el ma- reduce la violencia política y se gestio-
yor número de referencias y debates, ya nan de forma pacífica los conflictos?
que parte de dilemas esenciales de la de- ¿Atiende el gobierno asuntos políticos
mocracia que carecen de acuerdo mayo- que son considerados urgentes por una
ritario. En concreto, ¿cuánta oposición es significativa proporción de líderes o ciu-
deseable que tenga el sistema democráti- dadanos y adopta soluciones satisfacto-
co y de qué tipo debe ser esta?, y tam- rias para un mayor número de ciudada-
bién, ¿cuál es el mejor equilibrio entre nos? Por último, ¿está extendida la
consenso y disenso?, o también, ¿por qué confianza en la lealtad al sistema consti-
existe tanto debate y dilema al respecto? tucional y democrático?
La respuesta es compleja, pero se expli-
caría porque cuando se juzgan los diver- Aunque Dahl no niega la posibilidad de
sos modelos de oposición política se de- introducir otros criterios, es evidente que
berían utilizar criterios teniendo en cualquier evaluación genera un enorme
cuenta los considerados habituales obje- problema, ya que cada principio adopta-
tivos y valores democráticos de cada sis- do necesariamente tendrá efectos no de-
tema político, asunto que presenta en la seados o costes sobre otros y es muy di-
práctica matices relevantes. fícil hallar una solución óptima, más allá
de clarificar algunos costes y ganancias
De hecho, Dahl establece ocho pregun- de las diferentes soluciones. Ello explica-
tas sobre los rasgos que utiliza con ma- ría que las referencias y análisis sobre la
yor énfasis cada particular modelo de oposición política se hayan centrado en
oposición política, que permiten mostrar análisis de casos concretos, mostrando la
la complejidad y diversidad de esta rele- enorme diversidad de situaciones y la di-
vante institución en los diversos sistemas ficultad de juzgar y evaluar la mejor op-
democráticos. ¿Cuál es el grado de liber- ción y solución que adopte la oposición
tad de pensamiento y expresión que en cada momento y en cada país. El cita-
permite que las minorías disientan y que do autor, al comienzo de su análisis so-
haga posible que otros ciudadanos y los bre la Poliarquía, estableció tres axiomas
legisladores conozcan la posición de di- acerca de las consecuencias sobre los
chas minorías? ¿Hay oportunidades para gobiernos que toleran la oposición que
que los ciudadanos participen en la vida tendrá en cuenta, entre otros aspectos, el
política? Cuando se manifiesta un con- grado de conflicto entre gobierno y opo-
flicto político, ¿el control sobre las deci- sición: 1) La probabilidad de que un go-
346
OPOSICIÓN POLÍTICA
BIBLIOGRAFÍA
347
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
PARTICIPACIÓN POLÍTICA
348
PARTICIPACIÓN POLÍTICA
349
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
que hacen evidente la necesidad de reac- tico. Por el contrario, la participación que
tualizar la democracia. Uno de los resul- realmente fortalece la democracia es aque-
tados más evidentes de esa crisis ha sido lla que, como se describe en la doctrina
el estallido social que ha llevado a mu- más reciente, construye un ciudadano «re-
chas personas a salir a la calle y declarar activo»: un ciudadano que participa reac-
que el Parlamento y sus miembros «no les cionando ante lo intolerable cuando así lo
representan». Ante esta situación de pro- aconseje su juicio político y, por tanto, tie-
testa y desencanto ciudadano, junto con ne capacidad crítica para reclamar respon-
el funcionamiento más que discutible de sabilidad a los gobernantes. Para ello, ese
algunas instituciones, se ha planteado la ciudadano debe haber adquirido una cul-
necesidad de hacer reformas, constitu- tura de lo público que le haga capaz de
cionales o legales, que sean capaces de reconocer los diversos comportamientos
fortalecer la democracia representativa políticos y haber desarrollado la suficiente
mediante la mejora de la participación asertividad y empatía con el comporta-
ciudadana y la vigorización de las institu- miento de los otros (Dahl). En definitiva,
ciones democráticas. como han señalado los republicanos des-
de siempre, la participación política hace
No han faltado durante estos años, en Es- al individuo un ser virtuoso socialmente.
paña y el resto de los países occidentales, El problema de los últimos tiempos es que
planes de regeneración democrática y es- ha triunfado el modelo neo-liberal de de-
trategias para recuperar la confianza y la mocracia formal que ha alejado a los indi-
participación política. Sin embargo, lo que viduos de lo público y el compromiso con
se ha impuesto, al menos en los últimos su complejidad en una sociedad donde
tiempos, ha sido una participación desen- todo lo que no sean «soluciones» de ciento
cantada que ha conducido al auge de los cuarenta caracteres quedan descartadas
populismos y el desprecio del sistema polí- por «incomprensibles».
BIBLIOGRAFÍA
Dahl, R.: La democracia. Una guía para los ciudadanos. Madrid: Taurus, 1999.
García-Pelayo, M.: El Estado de partidos. Madrid: Alianza, 1986.
Kymlicka, W.: Ciudadanía multicultural. Barcelona: Paidós, 2010.
Pettit, P.: Republicanismo. Una teoría sobre la libertad y el gobierno. Barcelona:
Paidós, 1999.
Rawls, J.: El liberalismo político. Barcelona: Crítica, 2006.
Sartori, G.: Elementos de Teoría Política. Madrid: Alianza, 2002.
Shapiro, I.: El estado de la teoría democrática. Barcelona: Bellaterra, 2005.
Stuart Mill, J.: Del Gobierno representativo. Madrid: Tecnos, 1985.
350
PARTIDOS POLÍTICOS
PARTIDOS POLÍTICOS
351
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
más bien reacios a la democracia interna oposición a sus políticas a fuerzas eu-
y a la fiscalización exterior, aunque el fe- roescépticas y eurófobas.
nómeno del fraccionalismo esté casi
siempre latente. Por lo demás, frente a la En toda la literatura sobre la supuesta
interpretación de Michels (su «ley de hie- crisis terminal de los partidos planea una
rro» de la oligarquía) a propósito del do- cierta nostalgia implícita por los viejos
minio burocrático en los partidos, en la partidos de masas que protagonizaron la
actualidad se constata que tienen mucha era de oro de estas organizaciones desde
más influencia los expertos técnicos y finales del siglo xix hasta los años setenta
profesionales por las necesidades del de la pasada centuria. Partidos de masas
marketing político. que, a modo de organizaciones comuni-
tarias, proporcionaban todo tipo de ex-
Las estrategias de los partidos combinan plicaciones al militante y al elector fiel
en distintos grados la búsqueda de votos, que transmitían las lealtades ideológicas
cargos y políticas concretas, con varia- a los suyos de una generación a otra.
bles según los sistemas electorales, la or- Este modelo es hoy historia, entre otras
ganización territorial del Estado o el tipo causas por los notables cambios en las
de relaciones entre el Ejecutivo y el Le- estructuras sociales: 1) la clase obrera
gislativo. La enésima crisis contemporá- tradicional es más reducida, 2) las trans-
nea de los partidos ha hecho afirmar a formaciones económicas y culturales han
Mair que «la era de la democracia de par- cambiado las percepciones de la socie-
tidos ha pasado». Este diagnóstico es un dad y 3) los fenómenos catch-all y la
tanto contundente porque, a pesar de cartelización han dado paso a otro tipo
todo, los partidos siguen demostrando de organizaciones. Al final, nuevas líneas
una alta capacidad de supervivencia, divisorias (por ejemplo, etno-culturales)
pero es cierto que se han acentuado fac- se han acabado no solo por superponer,
tores negativos para los mismos por una sino por desplazar a las clásicas (como
inestabilidad política sin precedentes: habían sido las fracturas de clase o de
crecen la abstención electoral, la desafi- confesión religiosa). Los viejos partidos
liación, la volatilidad y las opciones anti- han perdido a buena parte de sus bases
sistema y retroceden las lealtades a los sociales tradicionales que han acabado
partidos tradicionales (la party identifi- basculando hacia opciones populistas,
cation) e incluso a las instituciones re- en su mayoría de derecha radical, aun-
presentativas. Por tanto, hay más descon- que el panorama occidental es más hete-
fianza y más desalineamientos cívicos rogéneo de lo que esta tendencia apunta
con relación a los partidos, temor a las puesto que persisten diferencias no me-
sociedades multiculturales y a la inmigra- nores según países. Por ejemplo, la siem-
ción, rechazo de la globalización y creen- pre mencionada crisis de la socialdemo-
cia en líderes populistas salvíficos y en cracia (innegable en Grecia o Francia)
mecanismos participativos directos, no no se verifica con la misma intensidad en
representativos. En la Unión Europea, en el Reino Unido o Italia y en algunos paí-
particular, los excesos decisionales tec- ses se ha producido incluso una relativa
nocráticos y elitistas han llevado a una recuperación (países ibéricos y escandi-
preocupante reacción antiliberal (Orbán navos).
como paradigma): el «método comunita-
rio» (híperconsensual y opaco) ha contri- Por otra parte, siendo cierto que muchos
buido a despolitizar y ello ha sido nega- partidos tradicionales pierden votos y
tivo, puesto que le ha entregado toda militantes, se constata que los nuevos
352
PARTIDOS POLÍTICOS
BIBLIOGRAFÍA
Katz, R.; Crotty, W., eds.: Handbook of Party Politics. London: Sage, 2006.
Lawson, K., ed.: Political Parties and Democracy. Santa Bárbara: Praeger, 2010
Martínez Cuadrado, M.; Mella Márquez, M., eds.: Partidos políticos y sistemas de partidos.
Madrid: Trotta, 2012.
Montero, J. R.; Gunther, R.; Linz, J. J., eds.: Partidos políticos: viejos conceptos y nuevos
retos. Madrid: Trotta, 2007.
Ware, A.: Partidos políticos y sistemas de partidos. Madrid: Istmo, 2004.
353
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
PODER BLANDO
El concepto de poder blando, que po- dos recursos –que en este caso serían
dría encontrar su origen en los análisis intangibles: ideología, cultura o institu-
de Foucault, Gramsci, Bourdieu o Mor- ciones– (Nye, 1990), ya sea como una
genthau, fue acuñado por Joseph Nye a forma de relación –que en el caso del
principios de los años noventa. Supera- poder blando sería de atracción, frente
do el mundo de los dos bloques, las po- a la coerción o el pago que se dan en el
tencias mundiales podían recurrir a for- ejercicio del poder duro– (Nye, 2009).
mas menos «duras» del ejercicio del
poder internacional. En palabras de su Esta segunda acepción, la del poder
autor: «Este segundo aspecto del poder blando como atracción (y no coerción),
–que ocurre cuando un país consigue genera un cierto disenso. En el poder
que otros países quieran lo que él quie- blando podrían darse formas relaciona-
re– puede denominarse poder cooptati- les coercitivas sobre la base de recursos
vo o blando, en contraste con el poder intangibles como la ideología o la cultu-
imperativo o duro de ordenar a otros lo ra (piénsese en la imposición de mode-
que uno quiere que hagan» (traducido los ideológicos, tecnológicos, políticos
de Nye, 1990: 15). o sociales) (Mattern, 2005). Siendo así,
el poder blando implicaría una forma de
Su definición sigue a debate, dado el ca- relación de cualquier naturaleza (coerci-
rácter multifacético del concepto de po- tiva, atractiva o de pago), aunque basa-
der en relaciones internacionales y la da en recursos intangibles.
naturaleza intangible, y un tanto líquida,
de su dimensión blanda. No existiría una lista cerrada de dichos
recursos intangibles. La literatura acadé-
En lo que se refiere al poder, el análisis mica recoge recursos de muy distinto
académico lo ha definido, generalmen- tipo como la ideología o los valores po-
te, tanto en términos de recursos o ca- líticos (el modelo de desarrollo chino o,
pacidades (el producto interior bruto, en décadas previas, el Consenso de
las capacidades de despliegue militar), Washington), la cultura, el idioma, los
como en su componente relacional estudiantes internacionales, la capaci-
(cómo dos países se relacionan). Asi- dad de innovación, las instituciones, el
mismo, el poder puede definirse o me- buen gobierno o el compromiso con los
dirse sobre la base de elementos tangi- acuerdos internacionales (como el de
bles u objetivos (por ejemplo, las desarrollo global, lo que tendría su re-
capacidades, ya mencionadas), o sobre flejo en la cooperación para el desarro-
la base de elementos intangibles o sub- llo) (Nye, 2000 y 2009; Gill y Huang,
jetivos (la percepción acerca del poder 2006, Soft Power 30). Conviven, pues,
que ostenta o ejerce un determinado recursos (como el idioma) con acciones
país) (Mattern, 2005). de política exterior (la cooperación para
el desarrollo) con formas relacionales
En este sentido, el mismo Nye precisa el de poder (el flujo tecnológico interna-
concepto de poder blando de distintas cional) lo que confirma que la defini-
formas, ya sea siguiendo la acepción del ción del concepto de poder blando es
poder como la tenencia de determina- aún hoy un debate abierto.
354
PODER BLANDO
355
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Notas:
– Las series del Índice Elcano de Presencia Global incluyen datos para 1990, 1995, 2000, 2005, 2010 y
datos anuales para el periodo 2010-2018. Este gráfico incluye datos de 1990 para el periodo 1990-1994,
datos de 1995 para 1995-1999, datos de 2000 para 2000-2004 y datos de 2005 para el 2005-2009.
– Las dimensiones se representan en términos absolutos y, por lo tanto, no se aplican los pesos de cada
dimensión para el cálculo agregado de presencia global.
356
PODER BLANDO
BIBLIOGRAFÍA
Gill, B.; Y. Huang: «Sources and limits of Chinese “soft power”», en Survival, 48:2 (2006).
Mattern, J. B.: «Why “Soft Power” isn’t so soft: Representational force and the sociolin-
guistic construction of attraction in world politics», en Millennium. Journal of Inter-
national Studies, 33:3 (2005).
Nye, J.: «Soft Power», en Foreign Policy, 80 (1990).
— «Get smart combining hard and soft power response», en Foreign Policy, 88:4 (2009).
Olivié, I; Gracia, M.: Informe Elcano de Presencia Global 2018. Madrid: Real Instituto
Elcano, 2018.
Sassen, S.: «Globalization or denationalization?», en Review of International Political Eco-
nomy, 10:1 (2003).
Iliana Olivié
Investigadora principal. Real Instituto Elcano
357
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
PODER POLÍTICO
El término poder tiene una profunda am- principales que puede adoptar el poder
bivalencia, que se extiende sobre todas político, y que paso a exponer.
sus acepciones, incluido, por supuesto,
el poder político. Pues «poder» es la ca- A) En primer lugar el poder como coac-
pacidad de hacer algo o de no hacerlo, ción o fuerza, que incluye la fuerza
de actuar libremente. Pero también, y al bruta, la represiva y opresiva, y que
contrario, el estar sometido al poder aje- se manifiesta sobre todo en sancio-
no, que se me impone. Así pues ¿el po- nes negativas (la cárcel, la pena capi-
der libera, o el poder somete? Ambas co- tal, el ostracismo), aunque a veces
sas. Y nótese que en castellano «poder» también positivas: dar o retirar incen-
(al igual que en francés, pouvoir) no so- tivos o recursos. Un poder material,
lamente es un sustantivo, sino también el casi físico o mecánico, un poder
verbo «ser capaz de». También en inglés duro, representado sobre todo por el
power significa «potencia», «energía», lo poder militar o policial, el más burdo
que indica una capacidad virtual o po- y visible, pero también el más eficaz,
tencial. Como Jano, el poder tiene dos rápido e inmediato.
caras: la buena cuando soy yo quien B) Pero nadie puede sentarse sobre las
puede, y la mala cuando es otro quien bayonetas, de modo que, en segundo
puede. lugar, encontramos el poder como
autoridad, que es el que se posee por
Una ambivalencia bastante ausente en razones de tradición, carisma, ascen-
ciencia social que se ha centrado en la dencia moral, cargo público u otras
dimensión negativa: el poder como lími- causas, y que no se ejerce con violen-
te de la voluntad y, sobre todo, de la ac- cia pues es aceptado por el sometido,
ción. Y en este segundo sentido, la defi- aunque sea quia prohibita; lo acepto
nición clásica de poder la dio Max externamente, aunque lo rechace in-
Weber: por poder se entiende cada opor- ternamente. Y ahora el concepto de
tunidad o posibilidad existente en una poder está relacionado con el de do-
relación social que permite a un indivi- minación, es decir, la capacidad de
duo cumplir su propia voluntad. Es pues ejercer una autoridad sobre un grupo
la capacidad de que A logre que B haga social determinado y encontrar un
o no haga, algo que es lo deseado por A, grado de obediencia. Pues –siguiendo
tanto si a B le place como si no, sea cual con Weber–, un determinado mínimo
sea el motivo o la causa de esa aquies- de voluntad de obediencia, o sea de
cencia. interés (externo o interno) en obede-
cer es esencial en toda relación autén-
Un poder que se puede descomponer de tica de autoridad. Sería oportuno
muchas maneras. Podemos analizar sus ahora analizar las diversas formas de
tres dimensiones, a saber, la intensidad o legitimidad del poder según el magní-
profundidad de un poder; su extensión o fico discurso La política como voca-
amplitud; y finalmente, la rapidez o velo- ción, que dio Weber en 1919.
cidad, la inmediatez de su éxito. Dimen- C) Y en tercer lugar, el poder como in-
siones analíticas de todo poder, que se fluencia, que incluye la capacidad de
pueden cruzar con las cuatro formas persuadir o manipular a gentes deter-
358
PODER POLÍTICO
minadas para que se conduzcan que unos ejercen sobre otros. Pero
como apetece a quien lo ejerce. El hay también un poder estructural
poder genera sus estructuras de apo- que viene dado por las clases socia-
yo, ya sean cortesanos, soldados o les, por órdenes institucionales eco-
prebendados. Y se estabiliza en el nómicos o políticos, o incluso cultu-
tiempo hasta devenir una costumbre rales. No se trata ahora de una
o hábito. Y así, la servidumbre acaba construcción social (e ideológica) de
siendo voluntaria, aceptada, interiori- la realidad (como antes), sino del po-
zada como algo natural, más allá (o der posicional que deriva de esa mis-
más acá) de su posible legitimidad. ma realidad. Hablamos así de un po-
Algo sabido desde que Étienne de La der ejercido anónimamente por las
Boétie, escribió en 1572 el Discours «estructuras» o por el «sistema», poder
de la servitude volontaire ou le sin sujeto, pero efectivo. Una visión
Contr’un. Al final, todos los podero- enfatizada por escuelas estructuralis-
sos buscan la aquiescencia rutinaria y tas como la representada por Fou-
dada por supuesto, que el poder se cault, o por Bourdieu. Y así Foucault
difumine y se desvanezca. Un poder señala que la dominación [no es] ese
que ahora se acepta, no tanto quia tipo de dominación sólida y global
prohibita, sino internamente. El con- que una persona ejerce sobre otras, o
cepto de «hegemonía», elaborado por un grupo sobre otro, sino las muchas
Gramsci, al igual que los de «aliena- formas de dominación que pueden
ción» o de «ideología», se mueven en ser ejercidas en el interior de una so-
este contexto. Pero el poder ejercido ciedad. Micropoderes anónimos,
a través de la publicidad, la propa- pero por ello mismo más eficientes,
ganda política o la presentación pe- pues son invisibles y casi indetecta-
riodística de ideas, el poder de la bles al estar ocultos en la misma con-
agenda setting, o del labelling y el figuración de la realidad. Hasta tal
framing, por ejemplo, son también punto que no sabemos bien si habla-
de esta índole. En definitiva, la capa- mos de poder o más bien de puro
cidad de enmarcar, contextualizar e realismo: el mundo es de cierto
interpretar la realidad de cierto modo modo, tiene unas estructuras y unas
(sesgado). configuraciones que no podemos
Podríamos pues hablar de un poder sino reconocer, incluso para cambiar-
duro basado en la fuerza (un poder lo. Pues, del mismo modo que quien
militar), de un poder basado en la au- quiera hablar y ser entendido tiene
toridad (un poder político por anto- que aceptar las reglas de la gramáti-
nomasia), y finalmente de un poder ca, quien quiere vivir en una socie-
enraizado en las creencias (un poder dad tiene que aceptar su configura-
ideológico). ción, y esta implica ya una distribución
D) Lo que nos lleva a una cuarta forma de recursos, prestigios o posiciones
de poder, claramente distinta de estas que implican una forma de poder es-
tres, pero que en cierto modo sería la tructural.
resultante de todas ellas. Pues es cier-
to que el marco weberiano del poder, Dos observaciones adicionales importan-
en el que me he movido, tiene más tes.
en cuenta a las personas que a las
estructuras y es (como es su Sociolo- La primera: el poder es siempre relacio-
gía comprensiva), nominalista: poder nal, se tiene en relación con alguien. Y
359
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
por ello es siempre un juego de suma poder del que dispone para adquirir
cero, a diferencia de la economía que es aquellos que no dispone. Un dictador
un juego de suma positiva. En el mundo brutal trata de ser legítimo e influyente,
económico todos podemos ganar o per- una movilización social cargada de razo-
der, aunque unos más que otros. Pero si nes trata de adquirir poder político, etc.
alguien adquiere poder es porque al-
guien lo pierde relativamente. Si un país En todo caso, sea cual sea la forma del
pasa a ser una potencia es porque otras poder, este se ejercita siempre en el mar-
potencias pierden poder relativamente a co de una configuración institucional he-
la primera. Por ello el poder, como la po- gemónica en el mundo moderno: el Esta-
lítica, es siempre un juego agónico de do con sus burocracias. Para comenzar
ganadores y perdedores. porque, como señalaba Weber, Estado es
aquella comunidad humana que, dentro
En segundo lugar, todas estas formas de de un determinado territorio (el territorio
poder tienden a sumarse o a restarse, es es el elemento distintivo), reclama (con
decir, se dan juntas en casi todas las rela- éxito) para sí el monopolio de la violen-
ciones sociales, pero de modo asimétri- cia física legítima. Es decir, tiende a mo-
co. Se puede tener mucha fuerza, pero nopolizar el poder duro. Y añade: El Es-
escasa legitimidad, o al contrario. Un Rey tado es la única fuente del «derecho» a la
que reina pero no gobierna tiene autori- violencia. Política significará, pues, para
dad, pero carece de fuerza. Y es sabido nosotros, la aspiración a participar en el
que los perfiles de poder tienden a ali- poder o a influir en la distribución del
nearse. Cada persona, cada centro de po- poder entre los distintos Estados o, dentro
der (un Estado, una empresa, un partido de un mismo Estado, entre los distintos
o asociación) se apalanca en el tipo de grupos de hombres que lo componen.
BIBLIOGRAFÍA
360
POLEMOLOGÍA
POLEMOLOGÍA
La guerra es una regularidad histórica, les, Sofía Casanova, Ismael Herráiz) o los
una constante de la experiencia general fotógrafos, documentalistas y cineastas
de la humanidad, y su sendero luenguísi- (Robert Capa, Jean Renoir o Stanley Ku-
mo, como muestran la batalla de los ar- brick).
queros y los piquetes de ejecución neolí-
ticos, pintados en los abrigos la cueva El fenómeno-guerra, como «hecho social
Remigia y de Les Dogues en el Maestraz- total», en el sentido de la sociología de
go (España) hacia finales del V milenio Marcel Mauss, y expresión omnicom-
a. C., probablemente las representacio- prensiva de cada sistema cultural (Pitirim
nes de violencia intraespecífica humana Sorokin), es el objeto de la Polemología
más antiguas e inequívocas de la historia (polémologie), neologismo introducido
natural del homo sapiens. Anteriores in- en el lenguaje científico por el sociólogo
cluso son los vestigios de la animosidad y demógrafo francés Gaston Bouthoul
del hombre, el animal simbólico: la fosa en 1945. Esta Sociología general de las
común neolítica de Talheim (Alemania), guerras se distingue de los enfoques par-
del VI milenio a. C., las necrópolis meso- ticulares o incidentales practicados por
líticas de Vasilevska (Rusia), del X mile- saberes concurrentes: Arqueología y Pa-
nio a. C., o los vestigios paleolíticos de leontología, Etnología y Antropología,
las masacres de Dejebel Sahaba (Sudán) Demografía, Geografía política, Filosofía
o Natruk (Kenya), datados en XI milenio del Derecho y Ciencia Política, Etología,
a. C. Del mismo modo que durante si- Psicología social u otras disciplinas tam-
glos la historia ha sido una crónica gene- bién cercanas. Del mismo modo se dis-
ral de las batallas, el pensamiento políti- tingue la Polemología del tratamiento
co ha consistido en una meditación que la guerra, como arte y suprema ex-
recurrente sobre la guerra. No hay obra presión de lo político, ha recibido secu-
política, antigua o moderna, en la que larmente entre la oficialidad y en las aca-
aquella no esté presente, desde el Artha- demias militares y cuartos de banderas.
sastra del bramán Kautilya (siglo iv a. C.) El arte de la guerra y la ciencia militar,
al Concepto de lo político de Carl Schmitt compendiado actualmente por la deno-
(1932). Se ocupan de ella los estrategas, minación académica anglosajona War
de Sunzi y Vegecio a Maquiavelo, Clau- Studies, ha abarcado tradicionalmente
sewitz, Ardant du Picq y Basil Liddell todo lo relacionado con el mando, la es-
Hart y los arquitectos e ingenieros milita- trategia y la táctica, los exempla históri-
res (Vauban), pero también, en todo cos, la poliorcética, la logística y la eco-
tiempo y lugar, los historiadores (Tucídi- nomía de guerra, el armamento, la moral
des, Bernal Díaz del Castillo, Leopold de la tropa y el ius in bello.
von Ranke), los santos y teólogos (san
Agustín y santo Tomás), los juristas (Fran- La historia de esta disciplina comprende,
cisco de Vitoria, Luis de Molina, Emeric hasta su institucionalización en el si-
de Vattel o James Brown Scott), los pin- glo xx, el vasto periodo de tanteos de
tores (lo mismo van der Meulen que Fe- una «Polemología implícita» y los vislum-
rrer Dalmau), los literatos (Homero, Tols- bres de una Sociología de la guerra laten-
tói, Ernst Jünger), los periodistas y te en escritores de todas las épocas (el
corresponsales de guerra (Chaves Noga- príncipe de Shang, Kamandaki, Abenjal-
361
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
362
POLEMOLOGÍA
un fenómeno biológico o más bien so- juveniles (the Youth Bulge Theory). Des-
cial? La cuestión resulta decisiva para el de una perspectiva polemológica, una
entendimiento de la paz y el pacifismo. sobreabundancia de jóvenes puede ser el
Por el otro, la causalidad demográfica de pródromo de una guerra o de importan-
las guerras, temática de sabor neomaltu- tes movimientos de población, atraída
siano centrada en el estudio de las pirá- esta por la «zona de baja presión demo-
mides de población y el peso relativo gráfica» generada por las sociedades en-
que en ellas puedan tener las cohortes vejecidas.
BIBLIOGRAFÍA
363
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
POLIS
364
POLIS
365
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ambos sexos: leyes como la del atenien- tos de legislación. No es casualidad que
se Pericles en 451 a. C. –que imponía en las más antiguas inscripciones con le-
como condición restrictiva de ciudada- yes se pueda leer la fórmula «la polis ha
nía nacer de ciudadana y ciudadano– decidido así.» Tal es el caso, por ejemplo,
son buena muestra de ello. En cambio, de Dreros (Creta), tal vez la más antigua
solo los ciudadanos varones podían in- prueba de legislación política de Occi-
tervenir en los asuntos públicos –como dente (c. 650 a. C.), con un decreto sobre
en la milicia– y no eran habituales las la resolución pacífica de conflictos me-
naturalizaciones de extranjeros, aunque diante una magistratura (kosmos). Aun-
había comunidades de extranjeros con que minúscula, comparada con las gran-
derechos civiles atenuados. En algunos des ciudades citadas, Dreros poseía ya
casos aquellos podían ser, junto a los todas las características de autogobierno
esclavos, incluso más numerosos que de la polis. También el urbanismo de las
los ciudadanos. Las poleis representa- más antiguas poleis atestiguadas en la
ban, en cuanto a la dimensión física, te- cultura material, como la antigua Esmir-
rritorial y demográfica, un mosaico de na, evidencia el fortalecimiento del siste-
muy variada casuística. Las grandes ciu- ma sociopolítico sobre la base de la inte-
dades podían tener un área de influen- racción entre espacios públicos y zonas
cia que superaba el millar de kilómetros residenciales. La trayectoria de esta for-
cuadrados: Atenas unos 2.500 Km2 y Es- ma estatal precursora de la política mo-
parta unos 8.400 Km2, cinco veces más derna se prolonga largamente en el Me-
que territorios como la Fócide, por diterráneo antiguo, desde las Edades
ejemplo, donde había unas veintidós arcaica y clásica hasta la helenística –en-
poleis. El caso que más a fondo conoce- marcada esta vez en Monarquías territo-
mos por la documentación es el de Ate- riales– o la romana –con la autonomía de
nas, pero no es para nada representati- ciertas poleis en el marco del Imperio–,
vo, por sus grandes dimensiones y evidenciando su adaptabilidad. Y es que
población, semejantes al actual Gran la polis no estaba ligada a ningún mode-
Ducado de Luxemburgo. lo específico de gobierno, de forma aca-
so comparable a la noción moderna de
En todo caso, hay una temprana con- Estado. La herencia para la Historia de
ciencia estatal que se desprende no solo las Ideas Políticas es, pues, muy difícil de
de la literatura, sino también de los res- subestimar.
BIBLIOGRAFÍA
366
POLIS
Murray, O.; Price, S. R. F.: The Greek City from Homer to Alexander. Oxford: Oxford
University Press, 1990.
Rodríguez Adrados, F.: La democracia ateniense. Madrid: Alianza, 1978.
367
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
POLÍTICA
¿Qué es la política? Como sucede con to- orden racional derivado de axiomas irre-
dos los «megaconceptos», sabemos qué futables. Así se plantea a partir del Levia-
es por intuición pero somos incapaces tán hobbesiano, cuyo objetivo es supe-
de definirla con precisión. Al menos, su rar el caos propio del hipotético estado
origen es bien conocido: en la Ciudad- de naturaleza mediante el monopolio
Estado griega, el polités «hace» política del lenguaje. De este modo, la vieja sabi-
mediante su participación activa en los duría prudencial, cuya máxima expre-
asuntos públicos, singularmente en la sión está en Maquiavelo con su expe-
asamblea de ciudadanos, a través del diá- riencia de «las cosas pasadas y presentes»,
logo que aporta argumentos al debate en es incapaz de resistir la presión científica
común: isonomía e isegoría. Por tanto, que exige orden y regularidad. A veces
antes de la polis no hay política, que no se olvida que el «velo de la ignorancia»
debe confundirse con el ejercicio despó- (Rawls) o la «acción comunicativa» (Ha-
tico del poder; esto es, con la pura rela- bermas) −por citar a los autores más in-
ción de mando y obediencia. En la polis, fluyentes del último medio siglo− tam-
el ser humano (con muchas limitaciones: bién actúan en un contexto que otorga
solo el varón, libre y ciudadano) alcanza sentido a las palabras y a los hechos. De
la plenitud de su condición, la de ser ahí la relevancia de métodos como las
«animal político». Fuera de ella, concluye Ideas in Context (escuela de Cambridge:
Aristóteles, solo pueden vivir quienes Pocock, Skinner, etc.), siempre y cuando
son más que humanos (los dioses) o me- consigan evitar la tentación del intelec-
nos que humanos (los bárbaros). Por tual aséptico que se sitúa por encima de
ello, la democracia ateniense es ética- su objeto de estudio.
mente superior al régimen autoritario de
Esparta, como refleja el célebre discurso Acaso la Teoría Política (a medio camino
de Pericles recreado por Tucídides. Para entre la Ciencia Política empírica y la Fi-
concluir con la Grecia clásica, no hay po- losofía Política abstracta) obtiene sus me-
lítica sin eleutheria, libertad bajo el impe- jores frutos cuando logra dar sentido in-
rio de la ley, única forma digna de la vida teligible a la experiencia práctica; es
verdaderamente humana. decir, como Praxiología o teoría de la
acción, más allá de los artificios académi-
Otra forma de hacer la misma pregunta cos. Mucho más en tiempos de populis-
es la siguiente: ¿qué no es la política? mos rampantes y emociones incontrola-
Tampoco la respuesta es sencilla. Ante das, jaleadas por los medios (viejos y
todo, la política no es geometría. Espejo nuevos) de comunicación, que valoran
de la vida, comparte con ella sus gran- más las ocurrencias posmodernas que el
dezas y servidumbres. Los conceptos rigor científico.
políticos no viven en un laboratorio
aséptico ni en el mundo platónico de las En este marco debe situarse la disputada
ideas: perfectas, inmutables y eternas. cuestión del status de la Política como
Una parte importante del fracaso (relati- Ciencia. En su origen, las «Ciencias» polí-
vo) de la Teoría Política deriva de la «ex- ticas tienen carácter enciclopédico, se-
clusión fundacional» de las emociones gún se refleja en esta misma Real Acade-
(Maiz) con el propósito de construir un mia ya desde su fundación en 1857.
368
POLÍTICA
369
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
parte de los mejores hallazgos concep- los discursos sobre regeneración institu-
tuales. Y ello es así aunque sea justo cional no van más allá de la retórica sin
compartir entre uno y otro campo cientí- compromiso. Es cierto, sin embargo, que
fico las aportaciones del citado Montes- no hay alternativa razonable y que los
quieu o de Tocqueville. Por supuesto, partidos «nuevos» incurren en cuanto se
resulta imprescindible el punto de vista aproximan al poder en los mismos vicios
filosófico: una buena Historia de las que denunciaban.
Ideas Políticas coincide durante si-
glos con su equivalente respecto del De- Cuando se proclamó en los años 60 del
recho Natural (Truyol) y, hoy día, Filoso- siglo xx la «muerte» (la «crisis», según los
fía ética y Filosofía Política comparten menos exagerados) de la Teoría Política,
espacios con provecho para una y para los mejores reaccionaron de forma con-
otra (Cortina). Pero el plus que aporta tundente: Voegelin (The New Science of
pensar políticamente es imprescindible Politics); Arendt (Was ist Politik?); Strauss
como vacuna contra el reduccionismo (What is Political Philosophy?)… En ám-
estéril. bitos académicos afines, Berlin y Aron y,
por supuesto, Rawls o Habermas contri-
Si el poder existe sin remedio, hay que buyen a recuperar el impulso perdido.
hacer lo posible para conseguir su legiti- Dicho de otro modo: a defender «la vi-
midad de origen y de ejercicio. A estas gencia de una tradición cuestionada»
alturas del tiempo histórico, el Estado (Wolin). El conflicto entre Ciencia Políti-
constitucional se identifica con la civili- ca empírica y Teoría Política normativa
zación menos injusta de la historia. Ello se mantiene hoy día en situación de «em-
no significa negar ni disimular sus imper- pate técnico», aunque uno y otro bando
fecciones: lastrada por el Estado de parti- buscan el apoyo de colegas de áreas afi-
dos y el deterioro de las instituciones, nes (sociólogos, en un caso; filósofos, en
mejora con diferencia a cualquier alter- otro), con grave riesgo de perder las pro-
nativa. Sus señas de identidad (Constitu- pias señas de identidad. Pero lo impor-
ción normativa; soberanía nacional o po- tante, reitero, no son las querellas acadé-
pular; instituciones representativas; micas. La clave está en preservar el
división de poderes; derechos funda- núcleo de la política, que exige ser de-
mentales) siguen vigentes en tiempos de fendida de sus «amigos» tanto como de
populismos de todo género y condición, sus «enemigos», como escribió hace tiem-
fórmulas contemporáneas de la eterna po B. Crick. O, como recuerda D. Runci-
demagogia, alentadas por una sociedad man, no es lo mismo vivir en Dinamarca
de masas (ahora digitales) que prefiere que en Siria: la diferencia se llama «polí-
las emociones a las razones y busca el tica». Si actores y espectadores están a la
apoyo de las clases medias desorienta- altura de la Virtud política, se llame «bien
das. Las formas genuinas de la política común» o «interés general», podemos ver
democrática sufren fatiga de materiales y el futuro con razonable optimismo.
BIBLIOGRAFÍA
370
POLÍTICA
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la Real Academia de Ciencias Morales
y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
371
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
POLÍTICA CIENTÍFICA
Por «política científica» entiendo –aunque órdenes «tocantes a la historia de las co-
matizaré esta definición más adelante– sas naturales que habéis de hacer en
«la planificación por parte de un Estado aquellas partes». La primera de tales ór-
de la investigación científica con el pro- denes era: «en la primera flota que des-
pósito de favorecer la situación de la tos reinos partieron para la Nueva Espa-
ciencia nacional para que pueda compe- ña os embarquéis y vais a aquella tierra
tir con la producida en otros países y po- primero que a otra ninguna de las dichas
der aplicarla para generar riqueza». Los Indias, porque se tiene relación que en
beneficios de esa riqueza se manifesta- ella hay más cantidad de plantas e yer-
rán en campos diversos, como pueden bas y otras semillas medicinales que en
ser el militar, el industrial, o la mejora de otra parte». Más concretamente, lo que el
servicios sociales del tipo de la medicina, Rey pidió era que «os habéis de informar
las comunicaciones o la producción de dondequiera que llegáredes de todos los
energía. médicos, cirujanos, herbolarios e indios
e de otras personas curiosas en esta fa-
En principio, cuando se habla de «políti- cultad y que os pareciere podrán enten-
ca científica» pensamos en una actividad der y saber algo, y tomar relación gene-
que nació en el siglo xx, aunque existie- ralmente de ellos de todas las yerbas,
ran destellos de ella en el xix (por ejem- árboles y plantas medicinales que hubie-
plo, la creación, financiada por los län- re en la provincia donde os halláredes».
der alemanes o por el ministerio A la vista de estas manifestaciones, no
encargado de asuntos universitarios, de parece que el interés del Rey fuese que
institutos y laboratorios en universida- se obtuviesen beneficios para las colo-
des, una vez que se hizo patente –pri- nias, ni necesariamente aportar nuevos
mero en la química orgánica y luego en conocimientos a la historia natural; aun-
la física del electromagnetismo– el valor que ambas cosas se consiguiesen subsi-
económico-industrial de estas ciencias), diariamente, más bien se trataba del ha-
pero no es así. Pensemos, por ejemplo, bitual deseo de la metrópolis de extraer
en la expedición encabezada por Fran- riquezas de sus colonias. En otras pala-
cisco Hernández (1517-1587), que se de- bras, el planteamiento de aquella expe-
sarrolló durante el reinado de Felipe II, dición –al igual que muchas otras, hispa-
de cuya corte formó parte el propio Her- nas o no, del futuro– respondió a un
nández como médico de cámara del mo- tipo de política científica.
narca. Considerada como la primera ex-
pedición científica moderna, investigó la Pero cuando la política científica alcanzó
historia natural americana (mexicana) realmente importancia fue a partir de las
desde 1571 a 1577. El 24 de diciembre dos guerras mundiales del siglo xx, espe-
de 1569, Felipe II dio a Hernández una cialmente de la Segunda, la guerra de la
comisión por cinco años para ir a las In- aviación, del radar y de la bomba atómi-
dias, con objeto de que escribiera la his- ca. Y es que entre las lecciones que sur-
toria de «las cosas naturales» de dicho gieron con nitidez de ella, figuraba, pro-
país. Más concretamente, fue nombrado minente, que la ciencia constituía uno de
«protomédico general de nuestras Indias, los valores más preciados para el presen-
islas y tierra firme del mar Océano», con te y, sobre todo, para el futuro de una
372
POLÍTICA CIENTÍFICA
373
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
374
POLÍTICA CIENTÍFICA
punto que desde hace tiempo uno de los plotadas de manera diferente al pasado,
indicadores importantes de la capacidad especialmente en que no serán necesa-
económico-social de una nación es el riamente naciones quienes posean el
porcentaje del PIB que se dedica a I+D+i, monopolio de megaproyectos científicos,
escala en la que España figura en una algunos (como los antes mencionados)
pobre posición. con enormes implicaciones socioeconó-
micas. Recuérdese, por cierto, que la
Recientemente están surgiendo fenóme- aparición de la corporación privada Ce-
nos, si no conceptualmente nuevos, sí lera Genomics, liderada por el científico
que poseen peculiaridades dignas de re- Craig Venter, fue determinante para que
señar. Gigantes del comercio como el Proyecto Genoma Humano, que con-
Amazon o Google están diseñando polí- trolaban los Institutos Nacionales de Sa-
ticas científicas destinadas a tomar la de- lud de Estados Unidos, terminase bastan-
lantera en dominios que intervendrán te antes de lo previsto.
de manera decisiva en conformar el
mundo futuro –y no el futuro lejano, Como diría Karl Popper, «el futuro está
sino el inminente–, como son la Inteli- abierto». Ahora bien, hay que preparase
gencia Artificial, la Robótica o la Com- para él.
putación Cuántica. Disponen del poten-
cial económico para hacerlo, y no solo de ANEXO*: Carta de Roosevelt a Bush (17
este tipo de recursos sino también de una de noviembre de 1944). 2
cultura de la innovación. Otro ejemplo es
el de la compañía privada Space X, fun- «Querido Dr. Bush: La Oficina de Investi-
dada en 2002 por el magnate de Silicon gación y Desarrollo Científico, de la que
Valley Elon Musk, quien ha anunciado usted es director, representa una expe-
su deseo de establecer misiones a Marte. riencia única de trabajo en equipo y
En febrero de 2018 Space X dio un paso cooperación en la coordinación de la
en tal sentido, al lanzar al espacio, des- investigación científica y en aplicar el
de el Centro Espacial Kennedy de Cabo conocimiento científico existente en la
Cañaveral, un coche descapotable, el solución de los problemas técnicos vita-
modelo Roadster, de la marca Tesla (fa- les para la guerra. Su trabajo se ha desa-
bricante de vehículos eléctricos), utili- rrollado en el más absoluto secreto y lle-
zando para ello un cohete Falcon Heavy, vado a cabo sin ningún tipo de
actualmente el más potente del mundo. reconocimiento público; pero sus resul-
Particularmente interesante es que de tados tangibles se pueden encontrar en
los tres lanzadores del cohete, se recu- los comunicados que proceden de los
peraron enseguida dos, que cayeron campos de batalla de todo el mundo. Al-
verticalmente en el mismo Centro del gún día la historia completa de sus lo-
que partieron, en una espectacular ma- gros se podrá contar.
niobra, un logro que abre definitivamen-
te la puerta espacial al mundo de las No existe, sin embargo, ninguna razón
empresas privadas. por la que las lecciones que se han obte-
nido con este experimento no puedan
Lo que en realidad traslucen los anterio- emplearse con provecho en tiempos de
res ejemplos –tengan estos éxito o no–
es que nos hallamos en el umbral de un
nuevo mundo, en el que las posibilida- * Por su interés, especialmente en tiempos de
respuesta científica ante la pandemia, se incluye
des que ofrece la ciencia acaso serán ex- íntegramente la carta citada en el texto.
375
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
paz. La información, las técnicas y la ex- des sean muy superiores al número de
periencia investigadora desarrollada por vidas que hemos perdido en batalla du-
la Oficina (…) y por los miles de científi- rante la guerra, debería hacernos cons-
cos de las universidades e industrias pri- cientes del deber que tenemos con futuras
vadas, debería utilizarse en los días de generaciones.
paz que nos aguardan para la mejora de
la salud nacional, la creación de nuevos Tercero: ¿Qué puede hacer ahora y en el
proyectos que produzcan nuevos em- futuro el Gobierno para ayudar a las ac-
pleos, y el mejoramiento del nivel de vida tividades de investigación realizadas por
nacional. organizaciones públicas y privadas? De-
bería considerarse cuidadosamente cuá-
Es con tal objetivo en mente que querría les deben ser las funciones propias de la
tener sus recomendaciones sobre los si- investigación pública y privada, y su in-
guientes cuatro grandes puntos: terrelación.
Primero: ¿Qué se puede hacer, que sea Cuarto: ¿Es posible proponer un progra-
consistente con la seguridad militar, y ma eficaz para descubrir y desarrollar el
que cuente con la aprobación previa de talento científico en la juventud ameri-
las autoridades militares, para dar a co- cana, de forma que se pueda asegurar el
nocer al mundo, tan pronto como sea po- futuro de la investigación científica en
sible, las contribuciones al conocimiento este país en un nivel comparable a lo que
científico que se han realizado durante se ha realizado durante la guerra?
nuestro esfuerzo en la guerra? La difu-
sión de tal conocimiento debería ayudar- Delante de nosotros se hallan nuevas
nos a estimular nuevos proyectos, a pro- fronteras de la mente, y si nos aventura-
porcionar empleos para nuestros soldados mos en ellas con la misma visión, atrevi-
que regresarán y también para otros tra- miento y determinación con que hemos
bajadores, así como para lograr impor- manejado esta guerra, podremos crear
tantes avances en la mejora del bienestar un empleo más completo y fructífero y
nacional. una vida más completa y fructífera.
Segundo: En referencia concreta a la Espero que, tras realizar todas las consul-
guerra de la ciencia contra la enferme- tas que estime conveniente con sus aso-
dad, ¿qué se puede hacer para organizar ciados y otros, puede proporcionarme su
ahora un programa para continuar en el considerado juicio sobre estos asuntos
futuro el trabajo que se ha realizado en tan pronto como sea conveniente, infor-
medicina y ciencias relacionadas? El he- mándome sobre cada uno de ellos cuan-
cho de que las muertes anuales en este do esté preparado, en lugar de esperar a
país debidas solo a una o dos enfermeda- completar todos sus estudios».
BIBLIOGRAFÍA
Bush, V.: Science, the Endless Frontier. Report to the President on a Program for Postwar
Scientific Research. Washington: United States Government Printing Office, 1945.
Ben-David, J.: Scientific growth: Essays on the social organization and ethos of Science.
Berkeley: University of California Press, 1991.
376
POLÍTICA CIENTÍFICA
Greenberg, D. S.: The Politics of Pure Science. Chicago: The University of Chicago
Press, 1999.
Sánchez Ron, J. M.: El poder de la ciencia. Historia social, política y económica de la
ciencia (siglos XIX y XX). Barcelona: Crítica, 2007.
— Ciencia, política y poder: Napoleón, Hitler, Stalin y Eisenhower. Madrid: Fundación
BBVA, 2010.
377
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
POLÍTICA CRIMINAL
378
POLÍTICA CRIMINAL
Al mismo tiempo fue propuesto, con treinta del siglo pasado, en una preven-
fundamento político criminal, completar ción previa a la comisión del delito,
las consecuencias jurídicas del delito me- dado que, se suponía, era posible cono-
diante medidas de seguridad, dirigidas a cer la tendencia al delito incluso antes
los autores de delito que no eran puni- de que el autor lo cometiera. Aunque
bles por haber actuado en un estado de no fueron totalmente aceptadas, contri-
inimputabilidad, pero cuya peligrosidad buyeron en este sentido las ideas sobre
futura había sido constatada. Con el la antropología criminal de Cesare Lom-
tiempo, las medidas de seguridad fueron broso (1835-1909).
ampliadas y aplicadas también a sujetos
imputables cuya peligrosidad requería En España se adoptó este criterio en la
medidas de mayor duración que la pena Ley de Vagos y Maleantes de 3 de mayo
correspondiente a su culpabilidad (p. e. de 1935 y luego en la Ley de Peligrosi-
la custodia de seguridad del Derecho Pe- dad y Rehabilitación Social de 1970. Esta
nal alemán). última ley fue derogada en 1995. Antece-
dentes de esta legislación se encontraban
En los años veinte la discusión versó so- en Alemania, en la Ley de delincuentes
bre la tendencia italiana a unificar toda habituales de 24.11.1933. Estas leyes, que
consecuencia jurídica del delito en la no- constituyeron un Derecho Penal de au-
ción de medidas de seguridad, como tor, opuesto al tradicional Derecho Penal
propuso el proyecto italiano de 1921. A liberal de acto o de acción, implicaban
pesar de la virulencia de los defensores una importante disminución de las ga-
de este criterio, la idea no prosperó y se rantías del principio de legalidad, porque
ha mantenido el dualismo de penas y la definición del autor como miembro
medidas de seguridad. pervertido de la comunidad no podía ser
expresada en definiciones que permitie-
La política criminal comenzó su desarro- ran a los ciudadanos conocer qué accio-
llo investigando los medios penales para nes estaban prohibidas, dado que consi-
reducir la posibilidad de reincidencia de deraban peligrosas a las personas por su
los autores de delitos que han puesto de forma de ser desviada, pero no delictiva,
manifiesto su tendencia al delito en el y preveían para ellas incluso medidas
hecho cometido (su «peligrosidad», en la privativas de la libertad, entre otras.
terminología de la Scuola Positiva italia-
na de Ferri y Garófalo). La significación El desarrollo de la idea política de utili-
jurídico-penal de la reincidencia, su ca- dad social del Derecho Penal condujo a
rácter agravante, no había estado hasta la introducción de nuevas instituciones
entonces fuera de discusión. Pero la po- que no tenían justificación posible desde
sibilidad de contar con estadísticas sobre la perspectiva kantiana. Así se llegó a la
la repetición del delito fue uno de los conclusión de que las penas cortas de
elementos que favoreció la adopción de privación de la libertad favorecían el con-
la moderna teoría de la prevención espe- tagio criminológico y no generaban, por
cial mediante la ejecución de la pena, lo tanto, ninguna utilidad. A partir de esta
propugnada por von Liszt en el conocido conclusión se introdujo en los Códigos
y ya citado Programa de Marburg (1882). modernos la «pena de ejecución condi-
cional», que permitía suspender la ejecu-
En las manifestaciones más arriesgadas ción de penas de prisión que no supera-
de la nueva versión de la prevención es- ran un cierto tiempo (por lo general dos
pecial se llegó a pensar, en los años años), mientras el condenado no come-
379
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
tiera otro delito. El Código Penal vigente pulsado por profesores alemanes, sui-
prevé esta suspensión en su art. 80. zos y austríacos: el Proyecto Alternativo
(al Proyecto gubernamental de Código
A partir de la idea de que «solo la pena Penal alemán de 1962) basado en el
necesaria es justa» (ver von Liszt, loc. principio de la resocialización y el trata-
cit.: 161), fue también posible introducir la miento, con la introducción de estable-
libertad condicional, luego de que el au- cimientos de terapia social. Tuvo una
tor haya cumplido una parte considerable cierta influencia en la reforma penal ale-
de la pena privativa de la libertad (p. e. mana, que entró en vigor en 1975. Nues-
España, tres cuartas partes, art. 90 CP; Ale- tra Constitución establece dicho princi-
mania, dos tercios de la pena, §57 StGB; pio de la reinserción social en el
en Austria §46 StGB y en Italia, art. 176 art. 25.2. [«Las penas privativas de liber-
Codice Penale, la mitad de la pena). tad y las medidas de seguridad estarán
orientadas hacia la reeducación y rein-
En 1966 se dio a conocer una revisión serción social y no podrán consistir en
de la política criminal tradicional, im- trabajos forzados»].
BIBLIOGRAFÍA
Dorado Montero, P.: Bases para un nuevo Derecho Penal. Barcelona: M. Soler, 1909.
Von Liszt, F.: Der Zweckgedanke im Strafrecht [La idea de fin en el Derecho Penal], 1882,
en Franz von Liszt, «Strafrechtkiche Vorträge und Ausätze», I, Berlin: J. Guttentag,
1905.
— Kriminalpolitische Aufgaben [Tareas político-criminales], en Franz von Liszt, «Stra-
frechtliche Vorträge und Aufsätze». Berlin: J. Guttentag I, 1905.
Ferri, E.: Principii di Diritto Criminale [Principios de Derecho criminal], 1928 (Madrid:
Reus, 1933).
Jiménez de Asúa, L.: Tratado de Derecho Penal, t. I, 4.ª ed., Madrid: Reus, 1964.
Jescheck, H.-H.; Weigend, T.: Lehrbuch des Strafrechts. 5.ª ed. 1996, § 4 (Barcelona:
Bosch, 1981).
Roxin, C.: Kriminalpolitik und Strafrechtssystem (Política criminal y sistema del Derecho
Penal), 1970 (Barcelona: Bosch, 1972).
Enrique Bacigalupo
Prof. Dr. Dr. h. c. mult.
Catedrático de Derecho Penal
Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset
380
POLÍTICA CULTURAL
POLÍTICA CULTURAL
381
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Después de múltiples avatares adminis- retoques), una suerte de Godot que nun-
trativos, una sociedad pública, Acción ca llega pese a los reiterados anuncios.
Cultural Española, concentra la actividad
coyuntural sobre conmemoraciones y si- En cuanto a los museos, ya hemos men-
milares. También el Ministerio encargado cionado el Prado como «joya de la Coro-
de las «obras públicas», sujeto –como to- na» (en sentido literal, por su origen en
dos– a cambios continuos en la nomen- las colecciones reales), creado en 1819,
clatura, participa de la gestión, sobre la única reseña memorable del torpe rei-
todo mediante el «1’5 por ciento cultural», nado de Fernando VII. Al margen de sus
que merece una valoración positiva en avatares administrativos (bien estudiados
casi todos los casos. por T. R. Fernández y J. Prieto) y la am-
pliación de sus espacios (edificio Villa-
El instrumento jurídico que garantiza la nueva, por R. Moneo; en proyecto, salón
protección del patrimonio monumental de Reinos, por N. Foster y C. Rubio), es-
es la declaración de Bien de Interés Cul- tamos hablando de una institución de
tural (BIC), ya sea por ministerio de la prestigio universal, en el máximo rango
ley o por declaración individualizada de los museos del mundo y, sin duda, la
mediante real decreto. Los datos cam- mejor colección de arte clásico, produc-
bian, como es lógico, de día en día, pero to de la historia de la Monarquía españo-
es interesante destacar que hay más de la como gran potencia internacional. El
18.000 bienes inmuebles declarados BIC, Reina Sofía (MNCARS: Ley 34/2011) re-
la inmensa mayoría por las Comunidades fleja la (prudente) modernidad inaugura-
Autónomas y únicamente unos mil por el da por la Transición y completa, con el
Estado. La categoría fundamental son los Thyssen (una buena operación con una
monumentos (más de 13.000), muy por gestión compleja) el «triángulo de oro»
delante de los conjuntos históricos, jardi- de los museos de Madrid. Pero la calidad
nes históricos, sitios históricos y zonas museística española alcanza también a
arqueológicas. También hay más de los museos de titularidad y gestión esta-
70.000 bienes muebles incluidos en el tal (Arqueológico Nacional, Altamira,
Inventario General, y cabe recordar asi- Greco, Sorolla…) y a los de titularidad
mismo la protección específica del patri- estatal y gestión autonómica (casi todos
monio «inmaterial» (Ley 10/2015, muy in- los viejos museos provinciales de Ar-
fluida por UNESCO) y la necesidad de queología y Bellas Artes). Cataluña apor-
cuidar como se debe el patrimonio suba- ta mucho a este panorama (MNAC;
cuático, porque la Historia ha sembrado «triángulo» de Dalí…) y los centros de
todos los mares del planeta de pecios de arte contemporáneo son buena prueba
origen español. de una política cultural que pretende re-
cuperar el tiempo perdido, al modo
Queda mucho por hacer, sin embargo, proustiano: desde el célebre Guggenhe-
en cuanto al protagonismo de la socie- im de Bilbao hasta otros muchos de ni-
dad civil. Es elogiable la actividad de vel más que aceptable: IVAM (Valencia),
Hispania Nostra y de muchas fundacio- MACBA (Barcelona), y un largo etcétera,
nes privadas que dedican sus fondos (no que bien merecerían ser citados uno por
siempre abundantes) a tareas de rehabili- uno.
tación, comportándose como auténticos
mecenas, mientras se aprueba una Ley Archivos de máxima relevancia histórica,
de Mecenazgo que supere las limitacio- desde Simancas al de la Corona de Ara-
nes de la actual (Ley 49/2002, con varios gón o al de Indias; una notable red de
382
POLÍTICA CULTURAL
bibliotecas, con el liderazgo de la Biblio- Continuamos con una lista que podría
teca Nacional (Ley 1/2015); cine y músi- ser interminable. Premios de gran reper-
ca, que cuentan con espacio propio en cusión, como los Princesa (antes Prínci-
esta Enciclopedia, lo mismo que la ar- pe) de Asturias o el Cervantes, con bri-
quitectura, son igualmente activos muy llantes ceremonias anuales en Oviedo y
relevantes de la cultura española. Tal vez en Alcalá de Henares, respectivamente.
con menos repercusión de la que con- Patrimonio Nacional y sus Reales Sitios
viene por el discreto interés de los políti- (Ley 23/1982), con el Palacio Real y el
cos en estos asuntos, Estado y mercado Monasterio de El Escorial como emble-
han funcionado razonablemente bien en mas, y el Museo de las Colecciones Rea-
estos cuarenta años de democracia, aun- les como proyecto a corto plazo. Turis-
que las crisis económicas cuentan al mo cultural, que maneja cifras más que
mundo cultural entre sus primeras vícti- notables: la Alhambra de Granada, la Sa-
mas. En todo caso, existe un tejido social grada Familia de Barcelona, la Mezquita
(limitado, sin duda, pero no desdeña- de Córdoba… Exposiciones de arraigada
ble), capaz de sustentar la creación cul- tradición, como las exitosas «Edades del
tural: desde ARCO a las Ferias del Libro; Hombre» en Castilla y León… Natural-
desde los festivales de cine y teatro o los mente, la lengua española, nuestro «pe-
veranos de Mérida, Almagro, Granada y tróleo», con el prestigio indiscutible de la
tantos otros; desde los auditorios que Real Academia Española y su aportación
proliferan (tal vez en exceso) hasta el más que relevante al PIB, según los estu-
Teatro Real, el Liceu de Barcelona y otros dios de J. L. García Delgado y su equipo
muy dignos espacios operísticos, existe para la Fundación Telefónica.
ciertamente una vida cultural que podría
mejorar mucho con una gestión coordi- La España constitucional ha desarrollado
nada entre las diferentes Administracio- una política cultural digna de ese nom-
nes Públicas. Arquitectos de fama inter- bre, aunque el margen de mejora es cier-
nacional, incluidos los premios Pritzker tamente muy amplio. Con excepciones (a
(Moneo y RBR, de Olot). Música clásica, veces derivadas de un localismo lamenta-
con cantantes de relevancia universal. ble), los poderes públicos no infringen
Cineastas con Oscar y gran repercusión en exceso la regla de la «neutralidad», sal-
en todo el mundo, desde Garci a Almo- vo casos de dogmatismo intolerante. Pero
dóvar. Teatro, fotografía, gastronomía…: la clave está en la educación y en la sen-
el «poder blando» de España, como refle- sibilidad social, porque sin público ilus-
jan los Índices de Presencia Global del trado cualquier política cultural está con-
Real Instituto Elcano, es menos aprecia- denada al fracaso. Por todo ello, el sector
do de lo que merece por una opinión cultural merece un apoyo público razo-
pública no siempre sensible hacia estos nable y equilibrado ante la crisis deriva-
asuntos. da de la COVID-19.
BIBLIOGRAFÍA
383
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Véanse también:
Fernández, T. R.; Prieto de Pedro, J.: Historia institucional del Museo del Prado. Madrid:
Marcial Pons, 2019.
Mainer, J. C.: «Un importante legado cultural: innovación y continuidad», en J. L. García
Delgado, ed.: Rey de la democracia. Barcelona: Galaxia Guttenberg, 2017.
Patrimonio Cultural y Derecho (publicación anual, dirigida por J. García Fernández,
desde 1997 en adelante).
Prieto, J.: Cultura, Culturas y Constitución. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Cons-
titucionales, 2013 (2.ª ed.).
VV. AA.: Cien años de Administración de las Bellas Artes. Madrid: Ministerio de Educa-
ción, Cultura y Deporte, 2017.
VV. AA.: Museo Nacional del Prado. Rafael Moneo, 2007-2017. Madrid: Museo Nacional
del Prado, 2017.
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la Real Academia de Ciencias Morales
y Políticas
Ex Director General de Bellas Artes
384
POLÍTICA EXTERIOR DE ESPAÑA
385
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
386
POLÍTICA EXTERIOR DE ESPAÑA
BIBLIOGRAFÍA
387
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Tusell, J.; Avilés, J.; Pardo, R., eds.: La política exterior de España en el siglo XX. Madrid:
UNED, 2000.
388
POLÍTICA EXTERIOR Y DE SEGURIDAD COMÚN DE LA UNIÓN EUROPEA
389
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
390
POLÍTICA EXTERIOR Y DE SEGURIDAD COMÚN DE LA UNIÓN EUROPEA
BIBLIOGRAFÍA
Andrés Sáenz de Santa María, P.: «Mejorando la lex imperfecta: tutela judicial efectiva y
cuestión prejudicial en la PESC (A propósito del asunto Rosneft)», en Revista de De-
recho Comunitario Europeo, 58 (2017).
Díaz Rodríguez, J.: «La Política Común de Seguridad y Defensa de la UE: una renovada
estrategia para un nuevo escenario europeo y global», Documento de Opinión
65/2018, disponible en
http://www.ieee.es/publicaciones-new/documentos-de-opinion/2018/
DIEEEO65-2018.html
Liñán Nogueras, D. J., «La acción exterior de la Unión: la política exterior y de seguridad
común», en Instituciones y Derecho de la Unión Europea (A. Mangas Martín, D. J.
Liñán Nogueras). Madrid: Tecnos, 2016. 9.ª ed.
Mangas Martín, A.: «Estudio introductorio. La crisis suprema de la Unión Europea», en
Tratado de la Unión Europea, Tratado de Funcionamiento y otros actos básicos de
la Unión Europea. Madrid: Tecnos, 2019. 23.ª ed.
VV. AA.: Hacia una identidad europea en materia de seguridad y defensa: ¿realidad o
utopía? Valencia: Tirant lo Blanch, 2019.
391
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
POLÍTICA SANITARIA
392
POLÍTICA SANITARIA
nables, tanto en las minas como en las ción social de las familias, los seguros
naves industriales, sin las más elementa- públicos de desempleo, de jubilación,
les condiciones higiénicas. Los barrios etc. El puro Estado liberal, protector de
donde vivían en los suburbios carecían, las libertades básicas de los seres huma-
además, de las mínimas condiciones de nos pero no promotor de sus capacida-
habitabilidad. Contra tal estado de cosas des, se veía ahora como injusto. Fue una
reaccionaron los que Marx calificó de de las consecuencias de la crítica mar-
«socialistas utópicos» (Owen, Saint-Si- xista al Estado burgués.
mon, Fourier, Cabet, Babeuf, Buonarroti,
Blanqui), que quisieron remediar la si- Entre las nuevas funciones que se vio
tuación apelando a la caridad y los bue- obligado a asumir el Estado social, esta-
nos sentimientos, es decir, volviendo a la ba la de promover y proteger la salud
antigua teoría de los «deberes imperfec- de los ciudadanos. La salud de la pobla-
tos». Como era obvio que de ese modo ción se convirtió de ese modo en cues-
las cosas no iban a mejorar sustancial- tión política. Sus manifestaciones fueron
mente, los obreros se levantaron en la fundamentalmente dos, la higiene públi-
llamada «revolución social» de 1848. Lo ca y los seguros obligatorios de asisten-
que pedían era que las condiciones hu- cia sanitaria. Las analizaremos sucesiva-
manas en el trabajo y en la vivienda pa- mente.
saran a ser consideradas «deberes per-
fectos o de justicia», en vez de verse En primer lugar, la higiene pública. Des-
como «deberes imperfectos o de cari- de los comienzos de la medicina occi-
dad». Esto llevó a acuñar una nueva dental, con los médicos hipocráticos, ha-
acepción del término justicia, la de «justi- bía venido ordenándose la higiene en
cia social». Era un cambio radical, que seis capítulos que en la Edad Media fue-
obligaría a la transformación total del Es- ron conocidos como catálogo de las sex
tado, del «Estado mínimo», a otro más in- res non naturales: aer, cibus et potus,
tervencionista, el «Estado máximo», que motus et quies, somnus et vigilia, excreta
el siglo xx bautizó con el nombre de et secreta et affectus animi. Los médicos
Welfare State. regularon de acuerdo con este catálogo
la vida de los grandes personajes civiles
El «Estado social» empezó a cobrar cuer- en estudios personalizados que llevaron
po a partir de 1848. Su cometido no de- el título general de regimen sanitatis.
bía limitarse a la defensa de los derechos Así, Arnau de Vilanova escribió un cono-
civiles y políticos liberales, que se limita- cido Regimen sanitatis ad regem Arago-
ban a la protección de la vida, integridad num (1309). Por su parte, las reglas mo-
física, libertad ideológica y de concien- násticas, muy especialmente la de Benito
cia y posesiones, sino que ahora debía de Nursia, ordenaron la vida monacal de
añadirse una segunda tabla de derechos acuerdo con ese esquema, a fin de que
humanos, los económicos, sociales y los monjes, conservando la salud del
culturales, que no eran meros derechos cuerpo, estuvieran bien dispuestos al
negativos o de protección, sino positivos cultivo de la vida del espíritu.
o de promoción. El Estado debía promo-
ver activamente el bienestar de los ciu- La vigencia de este modelo se extendió
dadanos a través de la escolarización de hasta comienzos del xix. Si por algo se
los niños, la legislación laboral de los caracterizó, fue por considerar que la
trabajadores (la jornada de 8 horas se higiene era cuestión privada, no públi-
implantó en España en 1919), la protec- ca. De ahí que hasta entonces la higiene
393
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
394
POLÍTICA SANITARIA
BIBLIOGRAFÍA
Diego Gracia
Académico de Número de las Reales Academias de Ciencias Morales y Políticas
y Nacional de Medicina
Catedrático de Historia de la Medicina
395
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
POLÍTICAS PÚBLICAS
A primera vista, parecería que el término mica. Ya en 1891, John Neville Keynes
«políticas públicas» es un evidente pleo- (padre del también economista y funda-
nasmo. Difícilmente podemos concebir dor de la macroeconomía moderna John
algo que se defina político sin que a su Maynard Keynes) estableció la distin-
vez se considere como algo público. Del ción entre ciencia normativa, aquella
mismo modo, tampoco es fácil deslindar que trata de «lo que debería ser», y la
algo público de lo político, aunque en ciencia social positiva, la que con objeti-
este caso sí podemos acudir a ejemplos vidad estudia «lo que en realidad es».
más obvios. Un futbolista es un persona- Este concepto fue ampliado por Milton
je público, que sin embargo no tiene que Friedman en 1953 en su influyente libro
ver con la política, al menos por el mo- Ensayos de Economía Política. En Eco-
mento (si bien el actual presidente de Li- nomía, pues, existe casi un juego de pa-
beria, George Weah, fue un notable fut- labras para describir las dos maneras de
bolista). tratar la realidad social. Si hablamos de
«políticas económicas» (economic poli-
En todo caso, existen muchas definicio- cies), estamos refiriéndonos a la parte
nes académicas del concepto de políticas normativa de la ciencia: ¿qué debemos
públicas como diferentes aproximacio- hacer para mejorar el bienestar material
nes para entender, clasificar, analizar y de la sociedad?
mejorar el proceso de toma de decisión
sobre los objetivos, acciones y resultados Por su parte, si hablamos de «economía
del grupo político que en cada sociedad política» (political economy) nos referi-
concreta ostenta el poder. mos a la utilización del método de análi-
sis económico para tratar de describir el
Las definiciones de las distintas doctrinas comportamiento de los agentes que in-
de Ciencia Política, Administrativa o So- tervienen en el proceso de decisión pú-
ciología, son ampliamente coincidentes: blica, de sus motivaciones individuales,
el sujeto de las políticas públicas es el de los aciertos y los fallos del proceso
grupo de personas que ostentan el poder de decisión… Este análisis es también
político, el objeto es la mejora del con- conocido como teoría de la elección pú-
junto de la sociedad o de un aspecto blica, y, en general, tiene una visión sus-
parcial de la misma (al menos siempre tancialmente más egoísta del comporta-
que se proponen políticas públicas, se miento y las motivaciones de los agentes
presentan con un objetivo de aumentar que intervienen en la decisión pública,
el bienestar social), los medios son las el diseño de las políticas y su implemen-
instituciones de decisión pública existen- tación: los votantes, los políticos, la bu-
tes y los recursos de los que dispone el rocracia, los reguladores o los grupos de
sector público, y en general se necesita interés.
una evaluación de su capacidad de al-
canzar los objetivos deseados. La teoría de la elección pública trata de
explicar la aparente paradoja siguiente:
Esta visión relativamente amable y opti- si sabemos que determinadas políticas o
mista de las políticas públicas no es del actuaciones públicas producen un am-
todo compartida por la Ciencia econó- plio beneficio social, los ganadores son
396
POLÍTICAS PÚBLICAS
sustancialmente más que los perdedores tros tenemos un modelo de sociedad di-
y además el aumento de bienestar de los ferente, seguramente influido por nues-
primeros en su conjunto es mucho ma- tra posición económica, social, nuestras
yor que la pérdida de los segundos, ¿por experiencias y nuestra educación. ¿Cuál
qué estas políticas no se llevan a cabo, o es el correcto? Bergson y Samuelson
incluso se realizan actuaciones en senti- en 1939 propusieron el concepto de
do contrario? «función de bienestar social», consideran-
do que cada sociedad puede maximizar
Un ejemplo de esta paradoja fueron las su bienestar material, dados los recursos
huelgas de taxis en varias ciudades espa- de que dispone, de la misma manera que
ñolas en 2019. Para evitar la competencia un consumidor hace la compra dado el
de las empresas VTC, los taxistas em- dinero que puede gastar. Arrow en 1951
prendieron una serie de huelgas buscan- demostraría que no es posible configurar
do entorpecer a las VTC, proponiendo un sistema de elección entre distintas al-
medidas que hacían inoperativo su nego- ternativas públicas que al mismo tiempo
cio. Si se actuaba como reclamaban los que tenga en cuenta a todos y cada uno
taxistas, el beneficio para ellos era inne- de los individuos de una sociedad, no
gable, pero los consumidores (mucho excluya a ningún tipo de preferencias
más numerosos que los taxistas) perdían por muy extremas que sean y no tenga
y, además, es un resultado bien conocido un dictador.
en teoría económica, el coste para los
consumidores en su conjunto sería mu- Black, Downs y Olson desarrollarían en
cho mayor que el beneficio para los ta- la década de los 50 las bases del análisis
xistas. En Madrid, se mantuvo la regula- de los votantes, y la gran dificultad de
ción anterior y las huelgas fracasaron. En conocer sus verdaderas preferencias, lo
Cataluña o la Comunidad Valenciana contrario a lo que ocurre con esas mis-
ocurrió lo contrario. La teoría de la elec- mas personas cuando actúan en el mer-
ción pública trata de explicar situaciones cado como consumidores individuales.
como esta y el porqué de un comporta-
miento tan dispar de uno u otro gestor En los años siguientes Buchanan, Tullock
público. y Niskanen inician el análisis de los lla-
mados «fallos del sector público». De la
Para ello se asume que los políticos más misma manera que el mercado puede fa-
que mejorar el bienestar social lo que llar en una correcta asignación de los re-
pretenden es maximizar el número de cursos, el sector público también puede
votos, sabiendo que los votantes elegirán producir otro tipo de fallos. Los gobier-
la opción política que más le beneficie nos y la burocracia no son entidades ne-
individualmente y no necesariamente la cesariamente altruistas. Están formadas
que piensen que más beneficie a la so- por personas que buscan también estar
ciedad en su conjunto. Existe una lógica bien pagados, tener poder a través de al-
detrás de esta asunción, al fin y al cabo, tos presupuestos, utilizar las instituciones
los políticos buscan alcanzar posiciones en favor de sus allegados, aumentar su
de poder y, en los sistemas democráti- prestigio personal…
cos, estas se alcanzan siendo elegidos
por los ciudadanos. Probablemente el fenómeno que más
distorsiona las políticas públicas sea la
También es bien complicado definir qué existencia de grupos de interés, muchas
es el bienestar social. Cada uno de noso- veces institucionalizados en lobbies. Gary
397
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Becker comenzó el estudio de su efecto quieren que avalen sus posiciones políti-
depredador sobre el conjunto de la eco- cas concebidas de antemano. Un ejem-
nomía. Bhagwati, Anne Krueger, Help- plo es la proposición de que una bajada
mann, Grossman, entre otros, han mos- de impuestos va a producir más recauda-
trado múltiples ejemplos en los que estos ción. Cualquier economista sabe que
grupos perjudican al conjunto de los ciu- para que eso sea cierto las condiciones
dadanos. La razón es simple pero pode- teóricas y empíricas son muy extremas,
rosa. Los grupos de interés actúan sobre sin embargo, esa proposición se repite
elementos muy específicos de las políti- hasta la saciedad por aquellos que tienen
cas públicas, aquellos que directamente como política favorecer determinados
les generan un gran beneficio individual, grupos de interés.
mientras que los electores tienen que de-
cidir el día de las elecciones sobre todo Otros autores, haciéndose eco de los de-
lo que les afecta. sarrollos de la economía del comporta-
miento, como Brennan, Lomasky o Ca-
Por tanto, las decisiones de política se plan, suponen que los votantes son
encuentran casi siempre con una situa- esencialmente irracionales y se basan en
ción de tensión. Las actuaciones que be- creencias y no en conocimientos.
nefician al interés general suelen supo-
ner una pequeña ganancia a la mayoría Por todo ello, no han faltado propuestas
de los ciudadanos y una gran pérdida para sacar del ámbito de la «política» de-
para unos pocos que se beneficiaban terminadas decisiones públicas. En algu-
(generalmente de forma ineficiente e in- nos casos se ha llevado a cabo, como la
justa) de la situación anterior. Si se reali- formalización de la «independencia» de
zan este tipo de actuaciones, los benefi- los bancos centrales para desarrollar su
cios económicos para el conjunto suelen política monetaria. Estas propuestas se
ser amplios, sin embargo, su rentabilidad basan en la idea de que un grupo tecno-
política es muy escasa ya que la gran crático bien formado tomará mejores de-
mayoría social no suele moverse política- cisiones y tendrá preferencias sociales
mente como resultado directo de ellas, más altruistas que el conjunto de los
aunque sí a medio plazo por la mejora miembros de los Parlamentos y los go-
económica y social de la comunidad. Por biernos. Sin embargo, como bien recuer-
eso, es frecuente que se produzcan ten- da Tito Livio en la historia de los decen-
siones entre los llamados «equipos eco- viros, las personas no tienen más
nómicos» de los gobiernos y los «aparatos propensión al servicio público por el
políticos» de esos mismos gobiernos y mero hecho de tener una formación de-
los partidos. terminada, sino por su manera de ser y
su trayectoria personal. Un ejemplo es la
La frustración de aquellos que buscan cesión de las competencias para retribuir
formas de decisión pública más acordes las actividades de monopolio natural de
con esta visión del interés general se ma- las redes de electricidad a la Comisión
nifiesta de muchas formas. Un buen Nacional de Mercado y Competencia.
ejemplo es «la teoría de la farola» del eco- Tras la cesión, este órgano regulador in-
nomista Alan Blinder. Para Blinder, los dependiente revisó la retribución de las
políticos no quieren expertos que les redes monopolistas a la baja, pero en
asesoren en cuestiones económicas y les mucho menor medida que lo que pre-
digan la verdad (que casi siempre es más veían las leyes anteriores que había apro-
compleja de lo que piensan), sino que bado el Parlamento.
398
POLÍTICAS PÚBLICAS
BIBLIOGRAFÍA
Blinder, A. S.: Advice and dissent. Why America suffers when Economics and Politics
collide. New York: Basic Books, 2018.
Grossman, G. M; Helpman, E.: Special interest Politics. Boston: The MIT Press, 2001.
Mueller, D. C.: Public choice III. Cambridge: Cambridge University Press, 2003.
Álvaro Nadal
Técnico Comercial y Economista del Estado
Ex Ministro
399
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
POPULISMO
Los tiempos populistas han vuelto para Si ojeamos a nivel mundial, ante las nue-
vengarse, si es que alguna vez se fueron. vas apropiaciones y distribuciones de
En su enaltecimiento nacional, fascismo nomoi planetarios, todo son turbulencias
y populismo convergen, pero no los que asfaltan caminos y respuestas popu-
confundamos: el primero, elitista, rene- listas: 1) Desequilibrios sociales, corrup-
gaba de la democracia y ensalzaba la ción y concentración de riquezas; 2)
violencia; el populismo actual, en cam- Frustración ante gobernanzas sistémicas/
bio, se identifica con un pueblo sacrali- uniformes, rabia anti-globalización, anti-
zado, comulga con una «democracia» inmigración, regresiones localistas/nacio-
electoralista y, en principio, no abusa de nalistas y fundamentalismos religiosos;
la violencia. La totalización teológica del 3) «Empoderamiento» digital, «posverdad»,
poder y su ejercicio mesiánico-represen- algoritmos manipuladores y exaltación
tativo serán la «buena nueva» populista: binaria y/o plebiscitaria; 4) Desafección
asalto institucional y contra-hegemonía ciudadana, volatilidad electoral e insegu-
rupturista. ridad, también, institucional. En definiti-
va, guerra partisana total y asedio no ya
Los populistas del siglo xxi, en su (re) al viejo Estado de partidos (consensual y
construcción (anti)democrática del pue- pluralista), sino a la propia democracia
blo y como teología legitimadora del an- constitucional. Ante esta convulsión es-
tagonismo social, bendicen «su pueblo» y pacio-temporal, de valores y conceptos,
condenan, demonizando, como «anti- desde España el populismo nos interpela
pueblo», a todo integrante esquivo o di- singularmente: 15-M, Podemos, «procés»
versidad humana que se les oponga. independentista, Vox, etc.
400
POPULISMO
401
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
402
POSVERDAD
POSVERDAD
Desde finales del siglo xx está viva la de- todo un récord: 6,5 afirmaciones diarias
finición de nuestra época bajo el rubro que no eran ciertas.
de la posmodernidad. Se difunde a la vez
la noción de posthumanismo, como obli- Por suerte, la post-truth inglesa ha en-
gada superación del humanocentrismo contrado sin mayor problema una tra-
que marcó nuestra civilización desde el ducción al español impecable: posver-
Renacimiento y tuvo fecunda continui- dad. En las bases de datos de la RAE
dad en la Ilustración, cuya impronta ra- aparece con testimonios que se remon-
cionalista se está poniendo también en tan a 2003, cuando Luis Verdú hablaba
entredicho. De acuerdo con Bauman, ya de «la era de la posverdad». La palabra
nuestra modernidad líquida se nutre del se incorporó a finales de 2017 como
desapego, de la discontinuidad y del ol- neologismo a nuestro Diccionario de la
vido. En este contexto surge un nuevo lengua española en la red. Para definir
concepto: la posverdad. De la fuerza de posverdad, que en castellano no es adje-
su impacto da fe que el más prestigioso tivo sino sustantivo, se partió de la idea
diccionario inglés lo distinguiese en 2016 de toda información o aseveración que
con el título honorífico de palabra del no se basa en hechos objetivos, sino que
año. apela a las emociones, creencias o de-
seos del público; como una distorsión
Para el Oxford, post-truth es un adjetivo deliberada de una realidad, que manipu-
referente a circunstancias que denotan la creencias y emociones con el fin de
que los hechos objetivos influyen menos influir en la opinión pública y en actitu-
en la formación de la opinión pública des sociales.
que los llamamientos a la emoción y a
las creencias personales. En 2004, el pe- La post-truth se nutre básicamente de
riodista Eric Alterman calificó como «pre- las llamadas fake-news, falsedades di-
sidencia de la posverdad» la de George fundidas a propósito para desinformar a
W. Bush. Y siempre en esta clave políti- la ciudadanía con el designio de obte-
ca, se reaviva su vigencia gracias a los ner réditos económicos o políticos. Eso
partidarios del llamado Brexit, y a las de- es lo que con una precisión y economía
claraciones de Donald Trump. lingüística admirables el español deno-
mina bulo: «Noticia falsa propalada con
The New York Times reveló que los twits algún fin», según reza el Diccionario
que Trump publicó en sus primeras se- académico.
manas en la Casa Blanca, en noventa y
nueve casos propalaban falsedades. Por Destaca, a este respecto, el argumento
ejemplo, que era quien más veces había de una funcionaria de la Casa Blanca,
centrado la portada de Time. Mentía al que desautorizaba las críticas que provo-
mencionar 14 o 15 números, cuando fue- có el portavoz del presidente Trump en
ron exactamente once, mientras que el sentido de que su toma de posesión
Nixon llegó a tener 55. Y según el blog había sido la más concurrida de la histo-
de verificación de datos de The Washing- ria. La asesora Conway adujo que, en
ton Post, en 466 días del despacho oval, contra de las fotografías, videos y cróni-
el presidente profirió 3.000 mentiras, cas de cuando Barak Obama juró en olor
403
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
404
POSVERDAD
distancia para llegar a una «hermenéuti- fluyen mucho más, pero carecen del
ca negativa», que niegue a todo enuncia- control profesional de la información, de
do estable la capacidad de transmitir objetividad y de toda deontología. Final-
sentido. mente, también se aducen argumentos
tomados de la Psicología social, como la
Quienes se han venido ocupando de la influencia de ciertos cognitive biases, de
posverdad coinciden en destacar tres los prejuicios o predisposiciones que de-
vectores para comprenderlo mejor. El bemos admitir en nosotros mismos aun-
más importante ya lo hemos apuntado: que nos revelen que somos menos racio-
el aprovechamiento económico o políti- nales de lo que pensamos. Algo que ya
co de esas estrategias conducentes a la apuntaba Maquiavelo: nuestra ilimitada
tergiversación sistemática de la verdad. Y credulidad.
es muy interesante cómo los propios
norteamericanos mencionan el prece- Aparte de los bulos característicos de
dente de la campaña Remember the Mai- Trump y de los brexiters, no deja de de-
ne, desencadenada por William Randolph nunciarse constantemente la intensifica-
Hearts a partir de 1890 para propiciar ción de las campañas desinformativas en
una la guerra contra España. Y en la mis- otros países como Hungría, Rusia o Tur-
ma línea se sitúa el denominado science quía. Y entre nosotros, pensemos simple-
denialism: la negación programada de mente en el procés, que daría mucho que
las evidencias aportadas por los científi- estudiar a propósito de la posverdad. Lo
cos acerca de que fumar producía cán- es afirmar que una Cataluña indepen-
cer, promovida desde 1953 por el Tobac- diente seguiría formando parte de la
co Industry Research Committee, y ya en Unión Europea y de la OTAN, que sería
el nuevo milenio, la controversia del ca- inmediatamente reconocida por los Esta-
lentamiento global y el cambio climático dos miembros de la ONU, o que la nue-
alimentada desde el Heartland Institute, va República se convertiría en un empo-
financiado por Philip Morris, ExxonMobil rio de riqueza y que proliferarían las
y los hermanos Koch. empresas deseosas de radicarse en se-
mejante paraíso. Y en esa sutil frontera
Un segundo vector tiene que ver con la que va de la posverdad a la pura mentira
poderosa irrupción de inéditos medios se encuentra la afirmación reiterada de
de comunicación propiciados por las que la aplicación del artículo 155 de la
nuevas tecnologías, que han causado el Constitución constituye un golpe de Es-
declive de la prensa y las grandes cade- tado, o que es aplicable a Cataluña el de-
nas de radio y televisión no solo en tér- recho de autodeterminación, tan solo re-
minos comerciales, sino también en conocido en la legislación internacional
cuanto a la credibilidad. El problema está a países sojuzgados por una potencia co-
en que estos nuevos cauces sociales in- lonialista.
BIBLIOGRAFÍA
D’ancona, M.: Posverdad. La nueva guerra contra la verdad y cómo combatirla. Madrid:
Alianza, 2019.
Mcintyre, L.: Post-Truth. Cambridge: The MIT Press, 2018.
Rabin-Havt, A.; Matters, M.: Lies, Incorporated. The World of Post-Truth Politics. New
York: Anchor Books, 2016.
405
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Darío Villanueva
De la Real Academia Española
Catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada
Universidad de Santiago de Compostela
406
PROGRESO
PROGRESO
407
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
408
PROGRESO
los tres estados arguyendo que el saber sostenibilidad del modelo de economía
religioso, el metafísico y el científico se de mercado refuerzan ese pesimismo.
dan en todo tipo de sociedad pues res-
ponden a intereses distintos, sustituyen- En todo caso, en la teoría del progreso
do así una teoría progresiva del saber deben diferenciarse claramente tres di-
por otra estructural. mensiones; el progreso moral o ético, el
estético y el cognitivo. Pues, así como el
No obstante, la crítica más fuerte al pro- primero es más que discutible (y por eso
greso proviene del posmodernismo que, Aristóteles o Platón, por no decir Confu-
apoyándose en Nietzsche, pone en en- cio, Buda o Jesús de Nazaret, son clási-
tredicho la fe en la ciencia y el mismo cos hoy), y en el segundo se asiste más a
valor del conocimiento científico, reco- re-nacimientos o dinámicas de regreso y
brando temas del historicismo alemán recuperación de sensibilidades pasadas,
(sobre todo la diversidad de la razón y en el ámbito cognitivo el progreso –en-
su carácter contextual o social) o de la tendido en un sentido estrictamente ins-
tradición weberiano-frankfurtiana (la crí- trumental y cuantitativo– es indiscutible
tica a la razón instrumental). La amenaza y no puede razonablemente dudarse de
constante que el «progreso» supone fren- que el avance de los conocimientos ha
te al medio ambiente y la duda sobre la sido –y sigue siendo– espectacular.
BIBLIOGRAFÍA
Becker, C.: «Progress», en Seligman y Johnson, eds., Encyclopedia of the Social Sciences.
New York: McMillan, 1934, vol. XII.
Bock, K.: «Teorías del progreso, el desarrollo y la evolución», en T. Bottomore y R. Nis-
bet, eds., Historia del análisis sociológico. Buenos Aires: Amorrortu, 2001.
Condorcet, J. A.: Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano.
Madrid: Editora Nacional, 1980.
Nisbet, R.: Historia de la idea de progreso. Barcelona: Gedisa, 1981.
Wagar, W. W., ed.: The Idea of Progress since the Renaissance. New York: John Wiley
and Sons, 1969.
409
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
PSICOLOGÍA POLÍTICA
410
PSICOLOGÍA POLÍTICA
cipación y compromiso civil; opinión pú- americanos: Theodor Adorno, Daniel Le-
blica y comunicación política; y nuevos vinson, Else Frenkel-Brunswik y R. Nevitt
desarrollos teóricos y metodológicos. Sanford. Presentaron un tipo de persona-
lidad, concebida al modo psicoanalítico,
Muchos de esos estudios, al tratar de ha- que tendría una posición antisemita, de
llar una base psicológica a las diferentes odio a lo judío, con aceptación de la au-
conductas políticas implicadas en los toridad propia y etnocentrismo o recha-
procesos estudiados, tienden a recurrir a zo de toda posición diferente, necesitada
los distintos tipos de personalidades que de pertenecer a un grupo que le respal-
se dan entre los individuos. de y dé seguridad, y dominada por ideas
estereotipadas. Para su estudio diseñaron
Así, la Revolución soviética y los movi- una «Escala F», para medir la predisposi-
mientos fascistas del primer tercio del si- ción al fascismo, junto a otras de antise-
glo xx hicieron pensar en la existencia de mitismo (AS), conservadurismo político y
una personalidad que favorecería ese económico (PEC) y etnocentrismo (E). El
tipo de movimientos, rechazando la li- tema tuvo enorme impacto y también
bertad y promoviendo el autoritarismo. muchas críticas.
Ortega y Gasset (en La rebelión de las
masas, 1930) describió al que llamó Otros autores, como Hans Eysenck
«hombre masa», como un tipo etnocéntri- (1964), han afirmado que se podrían ex-
co, partidario de la violencia y no de la plicar los comportamientos políticos a
razón, antiliberal, «niño mimado» que se partir de unas actitudes adquiridas por
creería con derecho a disfrutar de la civi- los individuos en base a los rasgos de su
lización sin asumir ningún deber a cam- personalidad. Estos presentarían dos di-
bio. Poco después, Wilhelm Reich, judío mensiones: una de conservadurismo ver-
austríaco emigrado a Estados Unidos (en sus radicalismo (factor R), y otra de
Psicología de masas del fascismo, 1933), «mentalidad dura versus mentalidad blan-
pensó que esas masas sumisas y obe- da» (factor T). Habría así un autoritarismo
dientes ante el poder procedían de fami- duro de derechas (fascismo) y otro de
lias con figuras paternas fuertemente re- izquierdas (comunismo), y posiciones in-
presivas; y, en fin, en 1941, Erich Fromm, termedias más blandas ocupadas por
judío alemán, creyó que había una per- conservadores y socialistas. Habría, pues,
sonalidad con «miedo a la libertad» (título un elemento innato, y otro aprendido, en
de su libro), por un deseo de seguridad esos comportamientos. Estudios poste-
desmedido y un temor a la soledad que riores han aprovechado muchas de estas
acompaña a toda decisión estrictamente ideas dándoles otro alcance y relieve.
personal. Al tiempo, en la Alemania nazi, (Mencionemos, por ejemplo, los de Mil-
E. R. Jaensch distinguió entre un tipo de ton Rokeach, The open and closed mind,
individuo rígidamente sometido al orden así como los de muchos autores, sobre la
y a las normas («personalidad integrada»), mencionada escala «F»; en España son
y otro más liberal e individualista (perso- notables los de J. L. Pinillos, J. Seoane, J.
nalidad «desintegrada»), con base biológi- M. Sabucedo, entre otros).
ca diferente en cada caso. Estas explora-
ciones desembocaron en 1950 en un Estudios muy recientes parecen confir-
gran estudio sobre «la personalidad au- mar que el voto y la posición ideológica
toritaria», llevado a cabo en Estados Uni- de las personas depende de sus creen-
dos por investigadores alemanes proce- cias acerca de la vida y la sociedad, y
dentes de la Escuela de Frankfort, y otros estarían determinados por la asunción
411
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
de ciertos valores políticos básicos –la li- elementos, operando en otras muchas
bertad, la seguridad…– ligados a una red individualidades, genera actitudes de re-
de valores personales, y todo ello de- chazo y desinterés por la acción política.
pendería de la personalidad individual y Muchos estudios han mostrado la impor-
de sus experiencias vitales (Caprara y tancia en todas esas decisiones de los
Vecchione, 2018). Así, los rasgos básicos modelos conocidos, y las circunstancias
de personalidad (los big five de McCrae emocionales, así como la limitada racio-
y Costa, 1990); los valores básicos y los nalidad de muchas de las decisiones que
valores políticos; los diez valores de se hacen al respecto.
Schwartz (1992, como «hedonismo», «tra-
dición», etc.), podrían explicar una parte Estas y otras cuestiones son básicas a la
significativa de las preferencias políticas hora de diseñar un proceso formativo de
individuales de «derechas e izquierdas» la ciudadanía en una democracia, así
sobre las que se funda su conducta polí- como al tratar de mantener las socieda-
tica, incluido su voto en las elecciones. des democráticas, previniendo los brotes
de violencia y las amenazas populistas y
Hay un proceso de socialización que totalitaristas que surgen en los distintos
hace posible la adquisición de valores ámbitos de convivencia.
políticos, modulado por las experiencias
básicas vitales. Ello no solo explicaría las La Psicología social de nuestro tiempo
preferencias ideológicas, la forma de vo- está lejos de ser una esfera de conoci-
tar y de participar en la vida pública, mientos puros situada en una torre de
sino también otros muchos fenómenos marfil, y es, cada vez más, un elemento
característicos de la actividad política en de gran valor práctico, sometido con fre-
las sociedades desarrolladas. Así, una cuencia a las propias tensiones políticas
cierta personalidad básica, y algunas ex- sobre las que versa, y a las que pretende
periencias biográficas, pueden llevar a la ordenar.
aparición de una figura de líder dentro
de un grupo social dado, así como otras Más información puede hallarse en la
experiencias más bien opuestas pueden Internacional Society for Political
determinar el surgimiento de individuali- Psychology (https://www.ispp.org), y en
dades que aplican la violencia y el terror el European Centre for Political Psycho-
a la resolución de cuestiones sociales (te- logy, en Lund University, Sweden, que
rrorismo, en sus diversas formas). Esos informan sobre revistas especializadas.
BIBLIOGRAFÍA
Caprara, G. V.; Vecchione, M.: «On the Left and Right Ideological Divide: Historical Ac-
counts and Contemporary Perspectives», en Advances in Political Psychology, 9,
Suppl. 1 (2018).
Ebenstein, W.: Los grandes pensadores políticos. Madrid: Revista de Occidente, 1965.
Eysenck, H.: Psicología de la decisión política. Barcelona: Ariel, 1964.
Garzón, A.: «Teoría y práctica de la Psicología Política», en Información Psicológica, 93
(2008).
Jost, J. T.; Sidanius, J.: Political psychology. Key readings. New York: Psychology Press,
2004, en especial, capítulo de R. Brown «The authoritarian personality and the orga-
nization of attitudes».
412
PSICOLOGÍA POLÍTICA
Lasswell, H.: Psychopathology and politics. New York: Viking Press, 1962.
Lasswell, H.; Kaplan, A.: Power and society. A framework for political inquiry. New Ha-
ven: Yale Univ. Press, 1950.
Mccrae R.; Costa, P. T.: Personality in adulthood. New York: Guilford Press, 1992.
Reynolds, K. J.: Where have we come from and where are we heading? An examination
of ISPP as a diverse and international Society. In https://www.ispp.org/ (2018).
Sabucedo, J. M.: Psicología política. Madrid: Síntesis, 1996.
Schwartz, S. H.: «Universals in the content and structure of values: Theoretical advances
and empirical tests in 20 countries», en M. Zanna (ed.), Advances in experimental
social Psychology (Vol. 25). New York: Academic Press, 1992.
Seoane, J.; Rodríguez, A.: Psicología política. Madrid: Pirámide, 1988.
Stone, W.: The Psychology of Politics. New York: Free Press, 1974.
Van Ginneken J.: «Outline of a Cultural History of Political Psychology», en The Psycholo-
gy of Politics. New York: Springer, 1988.
Véanse también las obras clásicas de Ortega y Max Weber que se citan en el texto
413
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
PUEBLO
El concepto de pueblo es tal vez uno de pueblo, entonces, puede ser entendido
los más discutidos en la larga tradición en la Sociología más por características
del pensamiento político. A lo largo de la sociales que por atributos políticos. Por
Historia, desde las concepciones de los el contrario, en términos de la tradición
filósofos y gobernantes de la Grecia clá- de pensamiento político, el «pueblo» (y
sica y la república y el imperio romano, todo uso del término) tiene un carácter
la idea de «pueblo» atraviesa de manera eminentemente político. De este modo,
crucial las disputas que surcaron las Re- esta apelación a la muchedumbre refiere
voluciones americana y francesa y las in- estrictamente a una multitud política: hay
dependencias en América Latina, hasta una causa o interés común, de carácter
los debates de la teoría política y consti- público o político, que le da sentido a su
tucional moderna. Asimismo, ha sido existencia y pertenencia.
una parte fundamental de las disputas
semánticas durante el periodo de incor- Por su parte, en cuanto a las divergen-
poración de las masas a la política en el cias, siempre dentro de la tradición de
siglo XX, lo que incluso llega con vigor discurso propio de la Filosofía política, el
hasta nuestros días. En toda época a la concepto adquiere dos sentidos funda-
que se refiera, la noción de pueblo ha mentales y antitéticos: el pueblo puede
estado marcada, al menos, por un punto ser visto como un todo o como una parte
de acuerdo y dos sentidos en disputa. de una comunidad mayor. Cuando el
pueblo es usado como una totalidad, se
En cuanto primer aspecto, al punto de trata de una categoría igualadora. La mis-
acuerdo, debe destacarse que el pueblo ma pretende barrer con cualquier distin-
remite a la multitud, la muchedumbre, a ción social, como la clase. No obstante,
los «muchos», al demos. Si bien no re- el mismo también mantiene una frontera
quiere como atributo conceptual de la difusa con otra denominación de un
presencia física, su invocación es sufi- conjunto social más restrictivo: el pueblo
ciente para dicha reminiscencia. En este no es la elite. En esta última acepción, el
punto conviene hacer una distinción en pueblo es una parte de una comunidad
la tradición política entre la idea de «pue- imaginada, de la que se distingue y a la
blo» y la noción de «masa», pues en la vez se opone a ella.
mirada sociológica estos términos po-
drían resultar familiares. En esta línea, se La visión de «pueblo como un todo» que
destaca la visión que José Ortega y Gas- representa el interés general, ha sido
set plasmó en La rebelión de las masas: fundamento del poder público, y de la
«(…) conviene que se evite dar desde creación de instituciones y de la solidari-
luego a las palabras «rebelión», «masas», dad intergeneracional plasmada en la
«poderío social», etc., un significado ex- teoría constitucional moderna, mientras
clusiva o primariamente político. La vida que el «pueblo como una parte» ha con-
pública no es solo política, sino, a la par ducido al cuestionamiento del statu quo
y aun antes, intelectual, moral, económi- y a producir resultados desinstitucionali-
ca, religiosa; comprende los usos todos zadores. Es decir, en la primera acepción,
colectivos e incluye el modo de vestir y se trata de un pueblo como fundamento
el modo de gozar (…)» (2010: 10). El del contrato social y del empoderamien-
414
PUEBLO
415
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
masa, y por tanto son vistas como con- zo de ligazón de cadenas de equivalen-
tramayoritarias y antipopulares. Para Er- cias entre aquella pluralidad de deman-
nesto Laclau, exponente de esta última das, que a menudo puede aspirar a
corriente, el pueblo es definido a partir controlar el Estado.
de un hiato simbólico que lo distingue
de los grupos del poder. El pueblo en- En definitiva, el pueblo, como todo o
tonces es una parte de un todo que se como parte de una comunidad imagina-
construye en una interjección de deman- da, utilizado en favor de las instituciones
das otrora atomizadas. Construir el pue- o en su detrimento, es una categoría cen-
blo, entonces, requiere antagonismo con tral de la tradición de discurso político
un otro, una elite, y un trabajoso esfuer- en la Historia.
BIBLIOGRAFÍA
416
RAZÓN DE ESTADO
RAZÓN DE ESTADO
Surgida en la Italia renacentista y univer- tual, sin duda una de las principales, en
salizada en el Barroco, la teoría de la Ra- la rebelión de la Modernidad frente al
zón de Estado se construye histórica- milenio anterior, descalificado sin mati-
mente en el debate entre maquiavelismo ces como «época oscura».
y antimaquiavelismo. El conocido libro
de Friedrich Meinecke, con un prólogo Los tratadistas políticos del Barroco de-
brillante de Luis Díez del Corral, ha sido dican sus principales esfuerzos a comba-
desde siempre la referencia para los es- tir contra Maquiavelo. Así, el jesuita Gio-
tudiosos españoles. Razón de Estado, es- vanni Botero (Della Ragion di Stato, cuya
cribe el historiador alemán, es «la máxi- primera edición se publica en 1589,
ma del obrar político»; «dice al político lo cuando su autor ha dejado ya la Compa-
que tiene que hacer a fin de mantener al ñía) propaga por toda Europa el concep-
Estado fuerte y sano»; en ella se mezclan to que nos ocupa y lo convierte, escribe
«motivos ideales con otros de naturaleza Q. Skinner, en una doctrina moralmente
práctica y utilitaria». Al margen de las ambivalente. La exposición más sutil de
analogías biológicas propias de su tiem- estos enfoques muy al gusto de la Con-
po, Meinecke explica con rigor la histo- trarreforma es el tacitismo. Menos valo-
ria del Estado entre ethos y cratos; entre rada de lo que merece, esta teoría de la
la lucha por el poder y el sentido de la prudencia política huye escandalizada
responsabilidad; en fin, según su propia de la maldad asumida sin reproches mo-
metáfora, entra la luz y las tinieblas. Así rales por el Il Principe maquiavélico,
pues, el sustrato intelectual de este con- pero tampoco admite el moralismo inge-
cepto casi siempre impreciso se sitúa en nuo que conduce al fracaso en la vida
el origen del Estado como forma política real. El protagonismo de los escritores
construida como un artefacto, una «obra españoles como Baltasar Álamos de Ba-
de arte», diría Jakob Burkhardt. Es decir, rrientos ha sido analizado, cada uno a su
es una concepción mecanicista, como manera, por estudiosos tan diferentes
era propio de la signaria y su poder como Gonzalo Fernández de la Mora y
desnudo, frente a la comuna, una cor- Enrique Tierno Galván. En sentido estric-
poración estamental configurada según to, no se debe confundir esta corriente
el espíritu de la Edad Media tardía. En doctrinal con las prosa elíptica de Gra-
este contexto, Ragione di Stato apela a cián o con las «empresas» de Saavedra
un logos propio y exclusivo de la políti- Fajardo, sin desconocer obviamente que
ca, ajeno a la verdad, el bien o la belleza el Espíritu de la Época está presente en
que determinan otros ámbitos del saber unos y en otros. En fin, el maquiavelis-
como son la Filosofía, la Ética o la Esté- mo «mitigado» (en términos de Truyol)
tica. Estamos ante una regla técnica (tec- tiene su máxima difusión a través del fla-
nocrática, quizá, avant la lettre) que li- menco Justus Lipsius, súbdito e historió-
bera al gobernante de las ataduras grafo del Rey de España, cuya Política
teológicas o incluso jurídicas, aunque (también publicada en 1589) conoció
nunca de Derecho positivo, que le man- nada menos que 45 ediciones en vida
tenían constreñido según las doctrinas del autor. Era (a juicio de Meinecke) «un
políticas del Medievo. En definitiva, Ra- breviario para confesores católicos meti-
zón de Estado es una fórmula concep- dos a políticos». Otro súbdito de los Aus-
417
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
418
RAZÓN DE ESTADO
pretendan justificar por esta vía el logos seos: capaz de lo mejor y de lo peor, la
de la política. Por fortuna, el pensamien- condición humana se proyecta con natu-
to contemporáneo se muestra muy exi- ralidad en la política, espejo de la vida.
gente con los fines y los medios que de- Se llame o no Razón de Estado, incluso
terminan la legitimidad del poder. Mucho el «Minotauro» (B. de Jouvenel) más de-
cuidado, sin embargo, con negar las evi- mocrático buscará los medios necesarios
dencias en nombre de los buenos de- para alcanzar sus propósitos.
BIBLIOGRAFÍA
Botero, G.: La razón de Estado (1589) y otros escritos. Caracas: Instituto de Estudios
Políticos, 1962.
Church, W. F.: Richelieu and the Reason of State. Princeton: Princeton University Press,
1972.
Díez del Corral, L.: «De la razón a la pasión de Estado», en De historia y política. Madrid:
Instituto de Estudios Políticos, 1956. (Ahora en Obras Completas. Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, 1998, tomo II).
Fernández de la Mora, G.: «Maquiavelo visto por los pensadores españoles de la Contra-
rreforma», en Arbor, 43-44 (1949).
Fernández-Santamaría, J. A.: Razón de Estado y política en el pensamiento español del
Barroco (1595-1640). Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1980.
Friedrich, C. J.: Constitutional Reason of State. The survival of the Constitutional Order.
Providence R. I.: Brown University Press, 1957 (hay ediciones posteriores).
García-Pelayo, M.: «Sobre las razones históricas de la razón de Estado», en Del mito y de
la razón en la Historia del pensamiento político. Madrid: Revista de Occidente,
1968. (Ahora en Obras Completas. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitu-
cionales, 2.º ed. 2009).
Meinecke, F.: La idea de la razón de Estado en la Edad Moderna (estudio preliminar de
L. Díez del Corral). Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1983 (hay edicio-
nes anteriores).
Negro Pavón, D.: «La razón de Estado», en Cuenta y Razón, 51-53 (1989).
Settala, L.: La razón de Estado (1627). México: Fondo de Cultura Económica, 1988.
Tierno Galván, E.: «El tacitismo en las doctrinas políticas del Siglo de Oro español», en
Escritos (1950-1960). Madrid: Tecnos, 1971.
Viroli, M.: From Politics to Reason of State. Cambridge, UK: Cambridge University
Press, 1992.
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente
de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
419
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
REALISMO POLÍTICO
420
REALISMO POLÍTICO
421
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
¿Qué cabe esperar en el futuro del realis- entra en una fase de «desorden» (T. Todo-
mo político? rov) muy lejos de los buenos deseos de
paz perpetua y universal. Está de moda
Es notorio que la perspectiva realista en- hablar de la «trampa» de Tucídides (Gra-
cuentra buenos ejemplos en la práctica ham Allison) para describir el desafío
política de todos los tiempos. No obstan- que plantea China frente a la hegemonía
te, en plano de la teoría, su formulación de los Estados Unidos en una nueva ver-
directa sin matices ni sutilezas suele cau- sión de la lucha por el poder, siempre
sar rechazo y aún escándalo. De ahí una repetida.
distinción entre realismo «ideológico»,
desprestigiado por causa de su propia El pronóstico es relativamente sencillo:
exageración, y otro «analítico», que se li- la política seguirá siendo realista mien-
mita a recordar que el estudio científico tras que la teoría preferirá eludir los ele-
de la Política debe atender necesaria- mentos de conflicto y destacar aquellos
mente a su enfoque cratológico, como que favorecen la concordia y la coopera-
análisis del Poder. En este sentido, hablar ción. Sería deseable, al modo de Aron,
hoy día de posturas «buenistas» conlleva que se impongan los enfoques pragmáti-
un matiz peyorativo, fiel reflejo de que el cos y moderados, dando prioridad al
mundo contemporáneo, desde el 11-S, análisis académico sobre la ideología.
BIBLIOGRAFÍA
Del Arenal, C.: Introducción a las Relaciones Internacionales. Madrid: Tecnos, 1990.
Aron, R.: Paz y Guerra entre las naciones (1962). Madrid: Alianza, 1985.
García Sáez, J. A.: Kelsen versus Morgenthau. Paz, política y Derecho Internacional. Ma-
drid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2016.
Morgenthau, H.: Escritos sobre política internacional (Estudio preliminar de E. Barbé).
Madrid: Tecnos, 1990.
Oro Tapia, L. R.: El concepto de realismo político. Santiago de Chile: RIL, 2013.
Portinaro, P, P.: El realismo político. Buenos Aires: Nueva Visión, 2007.
Schwarzenberger, G.: Power Politics. A study of International Society. London: Stevens
and Sons, 1951.
Snyder, J.: Myths of Empire: Domestic Politics and the International Ambition. Ithaca:
Cornell University Press, 1991.
422
RELACIONES INTERNACIONALES
RELACIONES INTERNACIONALES
423
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
424
RELACIONES INTERNACIONALES
BIBLIOGRAFÍA
Del Arenal, C.; Sanahuja, J. A., coords.: Teorías de las Relaciones Internacionales. Ma-
drid, Tecnos, 2015.
Barbé, E.: Relaciones Internacionales. Madrid, Tecnos, 2008.
Buzan, B.; Lawson, G.: The Global Transformation. History, Modernity and the Making
of International Relations. Cambridge: Cambridge University Press, 2015.
Carlsnaes, W.; Risse, T.; Simmons, B. A.: Handbook of International Relations. London:
Sage, 2013.
Sanahuja, J. A.: «Relaciones Internacionales en España: una aproximación disciplinaria e
institucional», en Revista de Relaciones Internacionales de la UNAM, 133 (2019).
Esther Barbé
Catedrática de Relaciones Internacionales
Universidad Autónoma de Barcelona
Instituto Barcelona de Estudios Internacionales
425
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
RENDICIÓN DE CUENTAS
426
RENDICIÓN DE CUENTAS
vos han de poner la cara por toda la or- tario sobre el gobierno y su sector públi-
ganización y asumir su responsabilidad co, con sus diferentes instrumentos: co-
por el funcionamiento de la misma. Por misiones de investigación, preguntas,
otra parte, está la responsabilidad indivi- interpelaciones, comparecencias, moción
dual, en la que cada miembro de la orga- de censura, etc. Finalmente, es control
nización debe dar cuenta del cumpli- político el que realiza la dirección del
miento de sus funciones, tareas y partido sobre sus representantes en los
responsabilidades, del cumplimiento de distintos puestos públicos. En suma, un
sus objetivos y de hacerlo respetando los político del Ejecutivo, por ejemplo, tiene
valores del servicio público y la cultura que rendir cuentas a electores, parlamen-
de la organización. Esta rendición de tarios y dirigentes del propio partido.
cuentas transversal y generalizada consti-
tuye, para los empleados públicos, un En el ámbito gerencial, la rendición de
subsistema específico de la gestión estra- cuentas sigue la cadena de mando, de-
tégica de los recursos humanos en las or- biendo cada inferior rendir cuentas al su-
ganizaciones. Para los electos y asimila- perior correspondiente. También existe
dos, sin embargo, pertenece plenamente la rendición de cuentas profesional, en la
al sistema de responsabilidad política, que cada miembro de la profesión, esté
con sus especificidades. o no en el servicio público, tiene que
rendir cuentas a sus pares, de forma tal
Esto nos lleva a la pregunta esencial de a que demuestre que su ejercicio profesio-
quién y cómo deben rendirse cuentas. nal cumple con los estándares éticos y
Para empezar, existe la rendición de técnicos establecidos por las asociacio-
cuentas en el ámbito político. Los electos nes o colegios profesionales. La rendi-
deben rendir cuentas a los votantes. En ción de cuentas pública incluye, cómo
toda democracia el instrumento de con- no, un ámbito legal, rindiéndose cuentas
trol más importante frente a los abusos a tribunales y jueces por la adecuada ge-
de poder es el voto. Es parte de lo que neración y aplicación de las normas.
O’Donnell denomina vertical accounta-
bility (1998; 2002). El control electoral Muy importante hoy en día es la denomi-
consiste en la facultad que tienen los vo- nada rendición de cuentas horizontal,
tantes de premiar o castigar la actuación que alude a la idea de control o equilibrio
de sus representantes a través de eleccio- entre los poderes del Estado, remite a «la
nes libres y periódicas. Este control tiene existencia de agencias estatales que tie-
un carácter retrospectivo, es un juicio nen la autoridad legal y están tácticamen-
que se hace sobre la labor de los repre- te dispuestas y capacitadas para empren-
sentantes electos, puesto que durante el der acciones, que van desde el control
tiempo que están en el poder, en nuestro rutinario hasta sanciones legales […], en
modelo liberal de democracia, no se les relación con actos u omisiones de otros
puede obligar a cumplir sus promesas ni agentes o agencias del Estado que pue-
a implementar políticas específicas (a pe- den, en principio o presuntamente, ser
sar del voto prospectivo que se hizo con- calificados como ilícitos» (O’Donnell,
fiando en que cumplieran las promesas); 1998: 173-174). Estas agencias pueden ser
es un control que permite que en las de dos tipos: de balance y asignadas
elecciones siguientes se les sancione si (O’Donnell, 2002: 92-93). Las de balance
incumplieron promesas o abusaron de están integradas por los poderes Ejecuti-
sus poderes (Manin, 1997). También es vo, Legislativo y Judicial, cuya existencia
de carácter político el control parlamen- responde a la búsqueda de equilibrios
427
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
dentro del poder político; se caracterizan todo en los niveles locales, presupuestos
por ser actuaciones reactivas, intermiten- participativos, cartas de servicios, veedu-
tes y que únicamente se generan ante rías sociales, asambleas de control, buzo-
transgresiones ya producidas, y sus resul- nes electrónicos de quejas, etc. El papel
tados por lo general tienen altos costos de los medios de comunicación es fun-
políticos. Por esta razón las situaríamos damental en el contexto de este tipo de
dentro del ámbito político. Las agencias control.
asignadas, en cambio, comprenden a tri-
bunales de cuentas (auditorías o contralo- Por último: sobre qué hay que rendir
rías), fiscalías, defensorías del pueblo, cuentas. Los poderes públicos deben, de
agencias anti-corrupción, agencias contro- acuerdo a las prioridades que surgen de
ladoras de la responsabilidad fiscal y simi- las encuestas que se hacen a la ciudada-
lares; se caracterizan por ser proactivas y nía, responder a preguntas como las rela-
permanentes en su labor de control; su tivas a la forma en que se gastan el presu-
trabajo se basa en criterios técnicos y pro- puesto público, su cumplimiento de las
fesionales y un elemento clave de su efi- leyes y procedimientos, la eficacia en el
cacia es que tengan independencia o al cumplimiento de objetivos, la transparen-
menos suficiente autonomía de actuación. cia con la que actúan, o la integridad con
Estas «agencias asignadas» tienen un difícil la que trabajan sus representantes y em-
encaje en la doctrina clásica de la separa- pleados. En un tiempo de polarización y
ción de poderes, por lo que en algunas populismo como el presente, creemos
Constituciones recientes se les otorga in- que un aspecto esencial de la rendición
cluso el carácter de cuarto poder del Esta- de cuentas es la «eficacia política». No po-
do. Una pregunta esencial es la relativa a demos olvidar que las nuevas políticas ge-
la propia rendición de cuentas de estos neran nueva política (Hacker y Pierson,
órganos. Incluso los jueces rinden cuentas 2019). De ahí que sea importante conocer
a su órgano de gobierno, sea este un Con- si, por ejemplo, la política de salud se
sejo del Poder Judicial, sea un Tribunal convierte en un instrumento de cohesión
Supremo, pero a menudo estas agencias social o no, si reduce o aumenta la des-
quedan fuera de mecanismos de control igualdad, si ayuda a la mayor o menor
externo. Por ello, es importante garantizar participación política, profundiza la con-
que existen instrumentos de control, sea fianza en las instituciones o no, etc. Sobre
parlamentario o gubernamental, sobre el todo, necesitamos saber si las políticas
cumplimiento adecuado de su función. públicas generan dinámicas de trabajo a
largo plazo o generan dinámicas rupturis-
Finalmente, existe la rendición de cuen- tas y cortoplacistas. Un tema clave, así
tas social, un «mecanismo de control ver- pues, es ser capaces de diseñar políticas
tical, no electoral, de las autoridades po- que generen apoyo a largo plazo y traba-
líticas basado en las acciones de un jo en común por gobiernos diferentes. La
amplio espectro de asociaciones y movi- polarización (territorial, social, política,
mientos ciudadanos, así como también económica) generada en ocasiones para
en acciones mediáticas» (Peruzzotti y recoger resultados electorales inmediatos
Smulovitz, 2002: 32). De ahí se deduce provoca tragedias a largo plazo. Es preci-
que los instrumentos de participación so que los gobiernos (y las oposiciones)
ciudadana y control por parte de la so- también rindan cuentas de esta dimensión
ciedad pueden ser un mecanismo útil de de eficacia política en su trabajo. Las nue-
control de los abusos gubernamentales. vas tecnologías han demostrado ser bue-
En numerosos países ya existen, sobre nas aliadas para mejorar la transparencia
428
RENDICIÓN DE CUENTAS
BIBLIOGRAFÍA
Bovens, M., et al., eds.: The Oxford Handbook of Public Accountability. Oxford: Oxford
University Press, 2014.
Dubnick, M.: «Clarifying Accountability: An Ethical Theory Framework», en Sampford, N.
P. C. y Bois, C. A. Public Sector Ethics: Finding and Implementing Values. NSW,
Australia: The Federation Press/Routledge, 1998.
Hacker, J. S; Pierson, P.: «Policy Feedback in an Age of Polarization», en The Annals of the
American Academy, vol. 685 (2019).
Manin, B.: Los principios del gobierno representativo. Madrid: Alianza, 1997.
O’donnell, G.: «Accountability horizontal», en La Política, 4 (1998)
— «Acerca de varias accountabilities y sus interrelaciones», en Peruzzotti, E., y Smulo-
vitz, C. (eds.), Controlando la política, cit.
Peruzzotti, E.; Smulovitz, C., eds.: Controlando la política. Ciudadanos y medios en las
nuevas democracias latinoamericanas. Buenos Aires: Temas, 2002.
Schedler, A.: «Conceptualizing Accountability», en Diamond, L., et al., The Self-Restrai-
ning State: Power and Accountability in New Democracies. Boulder: Lynne Rienner
Publishers, 1999.
Manuel Villoria
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración
Universidad Rey Juan Carlos
429
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
REPUBLICANISMO CÍVICO
En Filosofía y Teoría política, el término re- tan de responder sin remitirse a un cuer-
publicanismo se refiere a una larga tradi- po doctrinal compartido. Otra cosa son
ción de pensamiento que tendría un primer las reconstrucciones realizadas por defen-
clásico en Aristóteles y que incluiría a filóso- sores contemporáneos del republicanis-
fos de la Roma republicana, como Cicerón, mo cuando intentan ordenar las ideas clá-
a Maquiavelo y otros inspiradores intelec- sicas y buscar en ellas fuentes de
tuales de las repúblicas italianas del siglo xv, inspiración. Según estos, cabría distinguir
a ingleses como Milton o Harrington y a entre dos variantes del republicanismo
protagonistas de las Revoluciones america- (las etiquetas y los etiquetados no están
nas y francesas, bien como fuentes intelec- exentos de discrepancias). La primera
tuales, bien como protagonistas: Madison, (humanista cívica), asociada a una imagen
Adams, Jefferson, Rousseau o Robespierre. (aristotélica) idealizada de la polis griega,
Como se ve, se trata de autores entre los pondría el énfasis en la virtud ciudadana,
que no resulta fácil encontrar un denomina- en la participación democrática como un
dor común, aunque sí un conjunto de preo- modo de realización de las potencialida-
cupaciones: la participación ciudadana, la des humanas y, también, de asegurar la
importancia de la virtud cívica para el buen calidad de la vida política, en peligro ante
funcionamiento de la democracia, los peli- las derivas oligárquicas y las diversas for-
gros de la corrupción y del despotismo, la mas de corrupción (Hannah Arendt, J. G.
ley como garantía de la libertad, la división A. Pocock, Paul A. Rahe). Se vincularía
de poderes, etc. Sus reflexiones gravitan en con la defensa de virtudes cívicas, de un
torno a esos asuntos, aunque defiendan ideal de buena vida que un Estado demo-
puntos de vista dispares. A la vista de la he- crático debería alentar. La segunda (neo-
terogeneidad de tales nombres y asuntos no rrepublicana), con la mirada orientada a
ha de sorprender la existencia entre los filó- la jurisprudencia romana y a la distinción
sofos políticos republicanos de importantes entre libres y esclavos, destaca la idea de
controversias, algunas escolásticas, como la libertad como «ausencia de dominación»,
de quiénes son los genuinos representantes que se contrapone a la libertad normal-
de la tradición, y otras más interesantes, mente calificada como «negativa» típica-
como la que existe en torno a la relación mente liberal, como «ausencia de intromi-
del republicanismo con el liberalismo, entre siones» (Quentin Skinner, Philip Pettit,
quienes creen que hay un abismo concep- Jean-Fabien Spitz). En torno a esa idea de
tual y quienes lo niegan, aunque, en gene- libertad se ordenan, subordinadamente,
ral, exista cierto consenso en que el libera- otras ideas republicanas como autogo-
lismo es un brote reciente, más o menos bierno, deliberación o virtud. Vale la pena
bastardo, de la larga tradición republicana. precisar el contraste entre las dos ideas de
libertad desde la perspectiva republicana.
La heterogeneidad del republicanismo
clásico no puede sorprender. No estamos Para el liberal, una persona es libre de ha-
ante una tradición académica, perfilada cer X si nadie le impide –le coarta para–
en un conjunto de axiomas explícitamen- hacer X: que no pueda, por falta de capaci-
te formulados, sino ante reflexiones no dad (talento) o de medios (recursos), nada
siempre ordenadas de inspiradores y ac- tendría que ver con la libertad. Desde esa
tores de procesos políticos a los que tra- perspectiva, la mejor sociedad es aquella en
430
REPUBLICANISMO CÍVICO
431
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
rían la buena calidad (deliberativa) de las Al final, de un modo u otro, la virtud cí-
decisiones y, con ello, las mejores leyes y, vica resulta fundamental. Algo que inco-
con estas, la libertad. Cuando falta la vir- moda a ciertos teóricos del republicanis-
tud, la participación conlleva el riesgo de mo que no consideran realista o tan
que se impongan los intereses sectarios siquiera deseable la exigencia de una
de mayorías circunstanciales, que tirani- ciudadanía activa: las personas no son
cen o exploten a las minorías. Circunstan- virtuosas y los intentos de alentar la vir-
cias que justifican la desconfianza del li- tud pueden derivar en paternalismos o
beralismo hacia la democracia. intromisiones intolerables. En tales casos,
no es extraño que opten por refuerzos
A partir de esos supuestos, se entiende institucionales que lleguen donde no lle-
que, a diferencia del liberalismo, el repu- ga la virtud. Llegado este punto, el repu-
blicanismo no vea en las decisiones demo- blicanismo parece enfrentarse a una ten-
cráticas un riesgo para la libertad; por el sión que algunos ven como una paradoja
contrario, la participación es el mejor que asomaba ya en Maquiavelo: «Así
modo de asegurar unos derechos que no como las buenas costumbres, para con-
se contraponen a la democracia. La demo- servarse, tienen necesidad de las leyes,
cracia máxima sería garantía de la libertad, del mismo modo, las leyes, para ser ob-
al propiciar leyes justas con las que los ciu- servadas, necesitan buenas costumbres»
dadanos se sienten comprometidos por- (Discursos sobre la primera década de
que han participado activamente en su Tito Livio, libro I, 18.). Las buenas leyes
gestación y sus razones han sido atendi- no sirven sin buenos ciudadanos, pero
das. Los ciudadanos no pueden considerar no hay buenas leyes sin buenos ciudada-
una amenaza decisiones que recogen sus nos. La libertad necesita de la virtud,
argumentos, intereses y opiniones. pero no hay virtud sin libertad.
BIBLIOGRAFÍA
Félix Ovejero
Profesor Titular de Economía, Ética y Ciencias Sociales
Universidad de Barcelona
432
REVOLUCIÓN
REVOLUCIÓN
433
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
(un concepto liberal) y a la propiedad pri- Resulta más auxiliador buscar anteceden-
vada, rectificada por políticas económicas tes en las turbulencias que han venido
con un fuerte sesgo redistributivo. ¿Se ha agitando las artes y las costumbres en
desistido de la revolución? Sí y no. Sí, por- Occidente desde principios del siglo pa-
que ya no se contempla la toma del poder sado. El futurismo fue revolucionario,
por la fuerza. No, en la medida en que no aunque entrase en alianza con los proto-
se renuncia a la consecución gradual de fascistas; lo fue el surrealismo, de clara
una sociedad sin clases. inspiración dadaísta; lo es la retórica ofi-
cial del arte contemporáneo, presidido
Tras la Segunda Guerra Mundial, este se- por la figura tutelar de Duchamp. Lo que
gundo horizonte va haciéndose cada vez acomuna a estas corrientes es la denun-
más remoto. En el congreso de Bad Go- cia anarcoide o romántica de la realidad
desberg, a finales de los cincuenta, el institucionalmente cristalizada y cierta
Partido Socialdemócrata alemán abjura el tendencia a recusar la autoridad de los
principio marxista, reconoce la propie- hechos en nombre de filosofías de natu-
dad privada y se declara oficialmente raleza idealista y voluntarista. No convie-
compatible con la democracia liberal. Es- ne echar en olvido el existencialismo sar-
tamos ya en el socialismo no revolucio- treano, desaparecido como ismo pero
nario en su versión europea actual. Por precedente innegable de muchas de las
supuesto, no está dicha la última palabra. cosas que suceden ahora.
El abandono de la revolución sigue sien-
do experimentado por buena parte de la ¿Cuál es la virtud movilizadora de estos
izquierda como una suerte de abdica- movimientos? El diagnóstico no es senci-
ción, especialmente dolorosa cuando llo. No sería absurdo mantener que la
una crisis económica o cualquier otra cir- publicidad o la retórica de los partidos
cunstancia obliga a corregir el Estado be- ha absorbido, y a la vez amortiguado, el
nefactor a la baja. Con todo, no parece potencial subversivo de la contestación
concebible un retorno a los viejos pro- contemporánea. Los anuncios de auto-
yectos revolucionarios. Las revoluciones móviles, de las casas de crédito por in-
o conatos de revolución a los que hemos ternet o del sector del perfume y la cos-
asistido durante los últimos decenios han mética esgrimen con desparpajo
tenido su asiento en Asia o América Lati- consignas libertarias copiadas del maldi-
na, no en Europa. tismo de la Belle Époque o de las espe-
cies en circulación entre los grupos bo-
Esto, en lo que hace a las revoluciones hemios de entreguerras. Pero hay más.
estrictamente políticas. Pero existen deri- La izquierda ha redefinido sus objetivos.
vas que son revolucionarias desde el La supresión de la burguesía como clase
punto de vista cultural y moral. El caso o la concentración de los recursos eco-
más célebre ha sido el de mayo del 68, nómicos en manos del Estado han cedi-
epítome de una actitud adversativa, in- do su preeminencia a lemas emancipa-
cluso violenta, hacia los mores imperan- dores centrados en la despenalización
tes y las instituciones. De poco sirve re- del aborto, la protección de minorías a
montarse a los grandes dramas históricos través de la discriminación positiva o la
del pasado (la Revolución francesa; las impugnación de jerarquías que en tiem-
de 1848; la Comuna de París) para com- pos contribuyeron decisivamente a la
prender lo que significó mayo del 68 o lo conformación del orden social. Especial-
que en su estela nos han intimado más mente importante: el principio de igual-
tarde otras formas difusas de protesta. dad ha rebosado de su alvéolo primitivo
434
REVOLUCIÓN
BIBLIOGRAFÍA
Álvaro Delgado-Gal
Escritor
Director de Revista de Libros
435
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
SÍMBOLOS POLÍTICOS
Los símbolos políticos son elementos de que asumen la representación pública pri-
representación, imágenes convencional- mera y fundamental de cada ciudadano,
mente asumidas, que se asocian a figuras pero al menos hay una constancia de que
de carácter social y/o histórico institucio- aspectos valorables del sentimiento de
nalizadas o espontáneas, principalmente personas y grupos de personas pueden re-
a organizaciones y estructuras públicas, flejarse en un objeto, llámese bandera,
para transmitir con ellos tanto realidades himno, rey o escudo. Por ello, cuando se
aprensibles y constatables como senti- protege un símbolo, hay una cobertura de
mientos de toda índole de las personas espacios y aspectos emocionales que sí
relacionadas con ellas. tienen interés para el Derecho, y que se
encuentran reflejados en derechos huma-
La simbología de carácter público, la polí- nos y fundamentales que sirven para ali-
tica, representa realidades estatales, terri- mentar un sustrato de protección al sím-
toriales, grupales, sectoriales, etc. Tras bolo: libertades de pensamiento, ideología,
ella, la comunidad política identifica, ha- expresión, credo, participación, identidad
bitualmente participando en conformar el cultural, etc. Sirva el siguiente ejemplo
contenido que se pretende representar, para distinguir ambas necesidades de re-
aquello que el impulsor del símbolo quie- presentación de cada ciudadano/a o de
re expresar en el momento de la creación. cada conjunto de ciudadanos, y con ello
La representación simbólica contiene una demostrar que los símbolos complemen-
faceta estática reconocible, cuando se tan la presencia del pueblo en la cosa pú-
asocia a realidades ciertas u organizacio- blica. Si estamos preocupados por nues-
nes constituidas, pero también otra diná- tras prestaciones sociales, participamos en
mica, moldeable por el aspecto personal los asuntos públicos directamente o a tra-
que aportan las personas físicas que lo vés de nuestros representantes y mediante
van a utilizar (o, en su caso, criticar). el ejercicio de numerosos derechos de va-
riada naturaleza (libertad de expresión,
Singularización de la comunidad, identifi- sufragio, manifestación, sindicación, etc.),
cación en ella del individuo y constituirse intentamos trasformar la realidad para
en instrumento de movilización, hacen del conseguir un objetivo. Mientras que si lo
símbolo un componente de relevancia que queremos es expresar un aspecto in-
para las personas y la comunidad política. material de nuestras preocupaciones, mo-
Las primeras, de manera similar a cuando tivaciones o anhelos, demandamos una
son representadas por otras personas en el referencia para exteriorizar sentimientos
ejercicio de las funciones públicas del te- (de protesta, de agradecimiento, de reco-
rritorio, disfrutan de una imagen simbólica nocimiento, de unidad, de rechazo, etc.), y
para encarnar su identificación individual para eso está la simbología en sentido es-
y colectiva. Es un aspecto que demanda tricto. El símbolo, figura u objeto que resu-
protección estatal, y así lo han entendido me, tiene manifiestamente un valor como
la Constitución y el ordenamiento jurídico. instrumento o remedio, menor que el ejer-
Bien es cierto que no llega a ser, ni debe, cicio de los derechos, que están diseñados
de la misma envergadura que los mecanis- específicamente para satisfacer necesida-
mos reactivos que amparan a la persona y des inmediatas, e incluso jurídicamente ca-
a la labor de los representantes políticos rece de relevancia práctica. Sin embargo,
436
SÍMBOLOS POLÍTICOS
437
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
lece de cierta debilidad para sustentar las que se ven reflejadas en ellos, y no solo si
consecuencias que plantea ante el mal se apela a elementos inmateriales; pero ese
uso o el ataque a las banderas, la Corona ropaje, forzosamente, se presentará como
y demás imágenes; y por otra, la protec- más liviano y por ello permeable, que
ción de los sujetos que usan los símbolos aquel otro con el que se viste la protección
para el ejercicio de sus derechos y liber- del uso de los símbolos para expresar el
tades, que es una coraza sobre los sím- pensamiento, las ideas y las opciones polí-
bolos indirecta, pues en realidad se trata ticas. El camino idóneo para una protec-
de la decidida cobertura del contenido ción del símbolo cuando no deriva de la
de derechos como la libertad de expre- libertad de expresión (por tanto, cuando
sión, que sí disfruta de una espesa pro- no es objeto de crítica sino de simple re-
tección constitucional y jurisprudencial. presentación ideológica, estatal, comunita-
ria, etc.) parece que habrá de transcurrir
Puede construirse un traje protector a la buscando la protección del ámbito perso-
simbología política, que dará mayor res- nal de la dignidad y de las creencias refle-
guardo si en sus telas se barajan elementos jadas, que siempre tienen que ver con una
relativos a los derechos de las personas serie de derechos y libertades.
BIBLIOGRAFÍA
438
SINDICATO
SINDICATO
439
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
futuro dos grandes problemas: el pri- vidad sindical sobre la base de la audien-
mero, de naturaleza estrictamente do- cia electoral y no de la afiliación.
méstica; y el segundo, de carácter ge-
neral. Una consecuencia clara de esta opción
es la sindicalización de los delegados
En España, la estructura de la representa- de personal y comités de empresa. El
ción de los trabajadores en la empresa sindicato actúa, así, por regla general,
plantea un problema endémico que se indirectamente, a través de representan-
gestó a la salida de la dictadura y que se tes no sindicales en los centros de tra-
mantiene hasta hoy, sin visos claros de bajo y empresas. Son muchas e intensas
solución. Existen dos clases de represen- las relaciones que unen a ambas repre-
tantes de los trabajadores en la empresa: sentaciones. El predominio de una u
los representantes sindicales y los unita- otra dependerá de cada empresa, don-
rios o institucionales. Los primeros, elegi- de, a partir de la inevitable sindicaliza-
dos por los trabajadores afiliados al sin- ción de los delegados de personal y co-
dicato en la empresa. Los segundos, mités, los sindicatos pueden optar por
elegidos por todos los trabajadores de la dar más protagonismo a las secciones
empresa. La representación sindical está sindicales o apostar por los órganos
constituida por las secciones sindicales electivos para desarrollar las funciones
de empresa y los delegados sindicales sindicales.
que representan solamente a los trabaja-
dores afiliados al sindicato correspon- Los representantes electivos y sindicales
diente. La representación unitaria o de los trabajadores en la empresa tienen
institucional de los trabajadores está en nuestro modelo la doble función de
constituida por los comités de empresa y participación y reivindicación, por lo que
los delegados de personal y representa a el doble canal de representación se con-
todos los trabajadores del centro de tra- funde así con un modelo de doble parti-
bajo con independencia de su afiliación cipación y reivindicación.
sindical.
Este modelo plantea disfunciones orga-
Así pues, conviven un canal electivo, con nizativas y funcionales: básicamente, un
fundamento democrático, y un canal sin- modelo electoral desfasado de los repre-
dical, con fundamento afiliativo. El ori- sentantes unitarios y un reparto inade-
gen de la implantación de este modelo cuado de las competencias entre los dos
dual fue el resultado de un equilibrio sa- tipos de representantes existentes. Cabe,
lomónico entre las tesis de CC. OO., fa- por tanto, considerar para el futuro la
vorable a dar protagonismo a la repre- oportunidad de un debate político-sindi-
sentación electiva, y las de UGT, cal acerca de la reforma del modelo
defensora de la sindicalización de la em- electoral (elecciones en la empresa y no
presa. El resultado de esta controversia en los centros de trabajo) y del reparto
fue el reconocimiento de los represen- de competencias (funciones reivindicati-
tantes sindicales en la empresa, desarro- vas para el sindicato y participación ins-
llado en la LOLS, a cambio de la poten- titucional para los representantes unita-
ciación de las funciones sindicales de los rios), reforma que fortalecería la
representantes unitarios, convertidos, autonomía colectiva y la participación en
además, en el eje del sistema, al adoptar la empresa, de una gran debilidad hoy
el legislador un modelo de representati- día en España.
440
SINDICATO
Finalmente, con carácter general, la del sindicato un mayor interés por aco-
creciente disrupción tecnológica ha ger a estos últimos, lo que no resulta fá-
desbaratado la tradicional organización cil debido a la mayor individualidad de
y acción de los sindicatos. Así, de una estos y a las dificultades jurídicas que
parte, las nuevas formas de organiza- plantea la acción sindical desde la pers-
ción empresarial (fundamentalmente, pectiva del Derecho de la competencia
las distintas manifestaciones de una (STJUE 4/12/ 2014, FNV Kunsten Infor-
generalizada descentralización produc- matie en Media, C-423/13) (Goerlich Pe-
tiva, la generalización de la robótica y set, 2019).
de la inteligencia artificial y la prolife-
ración de plataformas digitales sin in- Por otra parte, en la perspectiva de la
fraestructura empresarial más allá de tradicional acción del sindicato, piénse-
una página web) han provocado una se en las disfuncionalidades que plan-
agudización de la desagregación de los tean en este nuevo escenario los proce-
intereses colectivos de los trabajadores sos de participación institucional, de
como consecuencia de la separación negociación colectiva, de conflictos co-
de los mismos en el tiempo de produc- lectivos y de huelgas gestionados por
ción y en el lugar de trabajo, de una los sindicatos.
polarización enfrentada entre los tra-
bajadores estratégicos cercanos a la En cualquier caso, parecería que los sin-
empresa y los trabajadores periféricos dicatos, ante los retos planteados por las
inferiores, con la desaparición de mu- nuevas tecnologías, resultan tan impor-
chos «trabajos intermedios» o de la tantes o más que antes, para participar
competencia entre los propios trabaja- en el control de las mismas cara al em-
dores para alcanzar el «encargo» de las pleo. Si bien, con todas las dificultades
plataformas digitales lo que, con inde- que sin duda ello conlleva, tendrán que
pendencia de los «discursos interesa- modernizarse buscando el desarrollo de
dos» en la «expulsión» de los sindicatos un «ciberespacio sindical» que les permi-
de estas nuevas formas de producción, ta comunicarse con unos trabajadores
hace ciertamente difícil mantener la cada vez más «desagregados» en el tiem-
sindicalización y, consiguientemente, po y en el espacio (por vía de ejemplo,
las organizaciones sindicales tradicio- el «voto electrónico» en las elecciones sin-
nales. dicales o la utilización de la Ley de Pro-
tección de Datos frente a las «listas ne-
A todo lo anterior habría que sumar la gras» de trabajadores a través de la
pérdida de una clara delimitación fronte- utilización empresarial del «big data»).
riza entre los trabajadores subordinados [Véase también la influencia de la Pan-
y los trabajadores autónomos, exigiendo demia: regulación del teletrabajo, etc.].
BIBLIOGRAFÍA
441
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Sala Franco, T.; Roqueta Buj, R.: Los derechos sindicales de los funcionarios públicos.
Valencia: Tirant lo Blanch, 2019.
442
SISTEMA POLÍTICO
SISTEMA POLÍTICO
443
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
El sistema político es una fórmula flexi- sistemas mixtos (a los que hoy en día se
ble de síntesis y un concepto unificador, añaden los sistemas híbridos). Esta clasi-
una forma de aproximarse a la política ficación considera como componentes la
que carece de entidad metodológica pro- estructura del poder y las relaciones que
pia. Las relaciones entre los elementos se establecen entre el Ejecutivo y el Le-
del sistema permiten su análisis aplican- gislativo, es decir, entre Gobierno y Par-
do el método comparado, explicando y lamento.
valorando la realidad política en toda su
complejidad y polivalencia. Especiales Un análisis más detallado y ambicioso de
dificultades surgen a la hora de elaborar clasificación de los sistemas políticos es
tipologías de los sistemas políticos con- el propuesto por Lijphart (1987) quien
secuencia de la variedad de criterios cla- toma en consideración la interrelación
sificatorios que se adoptan. Durante dé- de una serie de variables sociales y polí-
cadas, los politólogos occidentales ticas tales como la estructura monista o
contrapusieron sistemas democráticos y pluralista de las instituciones estatales, su
sistemas autoritarios, que dieron paso a organización territorial simple o com-
los estudios de democratización que ex- puesta (unitaria o federal), los sistemas
ploran el tipo de condiciones y obstácu- electorales y los sistemas de partidos y
los que deben afrontar aquellas socieda- su relación unidimensional o pluridimen-
des deseosas de transitar hacia regímenes sional respecto a conflictos sociales, lo
de mayor transparencia democrática, y que le permite establecer dos grandes
de consolidarse en ella (Linz y Ste- modelos: el modelo mayoritario o de
pan, 1996). Una perspectiva complemen- «Westminster» y el modelo de consenso.
taria surge del estudio de Almond y Ver- Esta tipología identifica cinco diferencias
ba (1963) quienes proponen centrar el entre ambos modelos considerando la
foco en el punto de unión entre el plano dimensión «federal-unitaria» y la dimen-
micro del comportamiento político indi- sión «partidos políticos-poder ejecutivo».
vidual (componentes psicológicos indivi- Centrado el análisis del sistema político
duales) y el plano macro de la estructura en sus resultados, Tsebelis (2002) consi-
y funcionamiento de los sistemas políti- dera que el grado de estabilidad de las
cos. No obstante, la relación entre varia- políticas públicas es el factor esencial
bles de cultura política y sistemas demo- para entender determinadas característi-
cráticos no ofreció una tipología cas estructurales de un sistema político.
satisfactoria dado que las categorías de Este autor identifica en el sistema políti-
sistemas políticos resultantes no eran ni co los actores dotados de poder de veto
exhaustivas ni exclusivas y no permitían para explorar el impacto que las diferen-
la clasificación de algunos de ellos (Pas- tes instituciones políticas tienen sobre las
quino, 2003). Esta problemática constata políticas públicas. Los resultados, enten-
la complejidad analítica y la pluralidad didos básicamente como producción le-
de modelos de sistemas políticos exis- gislativa, dependen de las preferencias
tentes. Criterios clásicos, influidos por la de los actores implicados en la decisión,
tradición jurídica, distinguieron entre así como de las instituciones en las que
«formas de Estado», relacionando ele- interactúan. Cada sistema político tiene
mentos tales como territorio, pueblo y una configuración determinada de juga-
poder, y «formas de gobierno» y su capa- dores con poder de veto, y en función
cidad decisoria, cuyo resultado se con- del número de dichos jugadores, de su
cretó en las tipologías de sistemas presi- distancia ideológica y de su cohesión in-
dencialistas, sistemas parlamentarios o terna se propone una clasificación de sis-
444
SISTEMA POLÍTICO
temas políticos. La teoría de los jugado- ello construye indicadores que posibili-
res con veto simplifica la comparación tan la comparación y analizan las carac-
entre sistemas políticos considerados con terísticas de los sistemas democráticos en
anterioridad como antagónicos e incon- base a los niveles que arrojan los índices
mensurables. de respeto y garantías de los derechos y
libertades de los ciudadanos, los niveles
Desde una aproximación más extensiva de democratización y participación, el
del concepto de sistema político, la Cien- índice de integridad electoral, bienestar e
cia Política se ha centrado recientemente igualdad, la legitimidad y eficiencia insti-
en el estudio de otros elementos de los tucional, para abordar de forma interrela-
sistemas políticos con potencial explica- cionada las características definitorias de
tivo y clasificatorio (Norris, 2011). Para los sistemas políticos actuales.
BIBLIOGRAFÍA
Almond, G. A.; Verba, S.: The Civic Culture. Political attitudes and democracy in five
nations. Princeton: Princeton University Press, 1963.
Easton, D: The Political System. An inquiry into the state of Political Science. New York:
Alfred A. Knopf, 1953.
Lijphart, A.: Las democracias contemporáneas. Un estudio comparativo. Barcelona:
Ariel, 1987.
Linz, J.; Stepan, A.: Problems of Democratic Transition and Consolidation: Southern Eu-
rope, South America and Post-communist Europe. Baltimore: The Johns Hopkins
University Press, 1996
Norris, P.: Democratic Deficit. Cambridge: Cambridge University Press, 2011.
Pasquino, G.: Sistemas políticos comparados. Buenos Aires: Prometeo, 2003.
Tsebelis, G.: Veto players: how political institutions works. Princeton: Princeton Universi-
ty Press, 2002.
445
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
SISTEMA SOVIÉTICO
446
SISTEMA SOVIÉTICO
447
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
448
SISTEMAS DE PARTIDOS
SISTEMAS DE PARTIDOS
Los partidos políticos, como entes que ca- único, en el que existe una formación
nalizan la representación de los ciudada- política que monopoliza el uso del po-
nos, son el eje central de los regímenes der. Dicho partido es portador y repre-
políticos. Desde una perspectiva numéri- sentante de una cosmovisión única, que
ca, se suele distinguir entre los «sistemas no permite el pluralismo ideológico. No
de partido único», los «sistemas de partido obstante lo cual, la diferencia entre los
hegemónico», los «sistemas de partido pre- regímenes totalitarios y los autoritarios
dominante», los «sistemas bipartidistas», los radica en que los totalitarismos suelen
«sistemas de pluralismo moderado» o los tener un sistema de partido único y los
«sistemas de pluralismo extremo». autoritarismos, en ocasiones, dan lugar a
un sistema de partido hegemónico, que
La clasificación numérica de los sistemas aceptaría la existencia de algún partido
políticos, sin embargo, debe ser comple- adicional residual. Los totalitarismos no
mentada con una tipología adicional, admiten la existencia de terceros parti-
que relaciona la mayor o menor apertura dos políticos, lo que implica que el siste-
y libertad política de regímenes políticos ma de partido totalitario o unipersonal
con sus tipologías de partidos, distin- tiende a la ideocracia, a un sistema into-
guiendo así entre los «sistemas de parti- lerante, donde solo se puede defender la
dos competitivos» y los sistemas «no com- verdad oficial del régimen que lo sostie-
petitivos». ne. El monismo ideológico totalitario, en
la práctica, se traduce en la supresión y
En los sistemas de partidos competitivos, persecución de las demás ideologías. El
hay una lucha política por el poder, me- modelo totalitario otorga además centra-
diante la celebración de elecciones, pe- lidad al partido único, que se articula
riódicas, libres y competitivas, por lo que como principal organización del sistema
puede producirse una alternancia políti- político. Ejemplos de este modelo uni-
ca en el Gobierno y/o el Parlamento. partidista se habrían producido, por
Este sería el caso de los sistemas de par- ejemplo, durante la República Popular
tido pluralistas, los sistemas bipartidistas China de Mao o durante el régimen nazi
y los sistemas de partido predominante. de Hitler en Alemania (véase también la
Por el contrario, los sistemas no competi- voz «Sistema soviético» para el caso de la
tivos no permitirían el disfrute de los de- URSS). Por el contrario, los regímenes au-
rechos políticos de los ciudadanos, de toritarios o dictatoriales pueden dar lugar
modo que, en el caso de que se produz- a la supervivencia de terceras fuerzas po-
can elecciones, estas no son libres ni líticas, siempre y cuando estas no cues-
competitivas, por lo que la oposición (en tionen el monopolio del poder político
caso de existir) no tiene opciones reales por parte del partido del régimen, de ahí
de acceder a los escaños en disputa. Los que se denominen sistemas de partido
sistemas de partidos no competitivos se- hegemónico, ya que el partido del régi-
rían aquellos que dan lugar a sistemas de men es quien controla el sistema político
partido único o de partido hegemónico. en su conjunto, de modo que se permite
la existencia de partidos secundarios o
Los regímenes autoritarios y totalitarios partidos satélite, que no compiten por el
tienden al modelo de sistema de partido poder político, aunque pueden llegar a
449
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
450
SISTEMAS DE PARTIDOS
Desde una perspectiva aplicada, Dieter competitivos, con mayor y menor plura-
Nohlen (1994) señala que los sistemas lismo.
parlamentarios europeo-continentales
tienden al multipartidismo (generalmen- El reto a futuro de los sistemas de parti-
te con gobiernos de coalición), ya sea dos radica en la desafección ciudadana
más plural o moderado; el sistema parla- hacia los partidos políticos (Richard
mentario británico suele ser bipartidista, Gunther y José Ramón Montero, 2002),
con gobiernos unicolores, al igual que el que ha generado el surgimiento de nue-
sistema presidencialista norteamericano; vas formaciones políticas (Ignacio Lago,
mientras que el presidencialismo latinoa- 2011), acciones alternativas de protesta
mericano presenta múltiples facetas, que social y nuevos populismos, que están
van desde los sistemas de partidos no cambiado los sistemas de partidos tradi-
competitivos (como en el régimen cas- cionales y la forma de canalizar y repre-
trista en Cuba), a los sistemas de partidos sentar las demandas sociales.
BIBLIOGRAFÍA
451
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
SISTEMAS ELECTORALES
452
SISTEMAS ELECTORALES
rea del Sur. Cuando, en cambio, los re- paña o Argentina, se sigue una dinámica
sultados de los dos tipos de elección sí en la que el elector debe escoger una
están vinculados, estamos ante un siste- candidatura de entre las presentadas por
ma de representación proporcional per- las distintas formaciones políticas y en
sonalizada, empleado en Alemania o las que sus componentes aparecen en un
Nueva Zelanda. Estos sistemas electora- orden predefinido e inalterable del que
les han despertado un gran interés en los dependerá la asignación de escaños a los
últimos años porque, en opinión de al- candidatos. En los sistemas de listas des-
gunos, consiguen un equilibrio virtuoso bloqueadas, muy abundantes en pers-
entre los efectos positivos de los sistemas pectiva comparada, el elector también
proporcionales y de los mayoritarios. escoge entre candidaturas, pero en este
caso dispone de la capacidad –mayor o
La dimensión de los sistemas electorales menor, en función del concreto modelo
que más atención ha recibido tradicio- de desbloqueo– para mostrar preferen-
nalmente ha sido la interpartidista, esto cias y, eventualmente, alterar el orden de
es, la que se refiere a cómo la combina- asignación de escaños a los candidatos
ción de elementos del sistema electoral respecto al previsto inicialmente. Por úl-
afecta a la distribución de escaños entre timo, las listas abiertas son aquellas que
las distintas fuerzas políticas. Pero tam- ofrecen a los votantes la posibilidad de
bién debe hacerse referencia a la dimen- seleccionar candidatos de distintos parti-
sión intrapartidista, es decir, la dimen- dos políticos, como en los sistemas de
sión del sistema que condiciona el panachage de Suiza o Luxemburgo.
reparto de escaños entre los candidatos
hacia el interior de los partidos. En los El campo de estudio de los sistemas
sistemas proporcionales, es el grado de electorales es uno de los más fecundos
apertura de las listas lo que determina en la Ciencia Política; para una visión de
que sean los ciudadanos quienes selec- conjunto, puede verse Gallagher y Mit-
cionen a unos candidatos respecto a chell (2008), Renwick (2010) y Herron y
otros o, por el contrario, lo sea el orden otros (2018). Desde la segunda mitad
establecido previamente por los partidos. del siglo xx, una importante nómina de
Una mayor apertura de las listas compor- politólogos se ha esforzado en conocer
ta un incremento en la llamada persona- estas peculiares instituciones. Gran parte
lización de los sistemas electorales, es de la literatura ha abordado su estudio
decir, en el grado de autonomía que las como variables independientes, es decir,
reglas electorales otorgan a los candida- se ha ocupado de explicar cuáles son las
tos respecto a sus partidos, así como en repercusiones que las reglas electorales
los incentivos para que los candidatos producen en otras dimensiones del siste-
cultiven un voto personal. ma político y, en especial, en los siste-
mas de partidos. Sin embargo, desde
Entre los factores que afectan a esta di- hace tres décadas, han comenzado a rea-
mensión intrapartidista en los sistemas lizarse también investigaciones que in-
proporcionales destaca el tipo de lista vierten la perspectiva y analizan las re-
electoral utilizada. Un esquema conven- glas electorales también como variable
cional consiste en distinguir entre las lis- dependiente. Desde finales del siglo xx
tas cerradas y bloqueadas, listas desblo- se observa así un creciente número de
queadas y listas abiertas. En los sistemas investigaciones que analizan los actores,
con listas cerradas y bloqueadas, presen- dinámicas y condicionantes que intervie-
tes en países como Israel, Sudáfrica, Es- nen en el diseño inicial de los sistemas
453
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
electorales, en la estabilidad que los ca- les. Si las relaciones entre las reglas elec-
racteriza, así como en los escasos proce- torales y el número de partidos y la pro-
sos de reforma electoral que acontecen. porcionalidad están suficientemente
Así pues, la investigación comparada de perfiladas, hay trabajo pendiente en el
los sistemas electorales es hoy un campo ámbito de las reformas electorales, a pe-
de estudio consolidado. Un campo cuya sar del enorme progreso realizado en los
utilidad no se ha circunscrito únicamente últimos años. También se puede profun-
al terreno académico, sino que, entre dizar en la dimensión intrapartidista,
otros ámbitos, ha ayudado a la elabora- desentrañando los efectos que los distin-
ción de sistemas electorales en países tos sistemas electorales tienen en el com-
que transitaban a la democracia o a la portamiento de partidos, candidatos y
formulación de recomendaciones para diputados. Por último, sería conveniente
afrontar el siempre delicado diseño insti- dedicar mayor atención a los sistemas
tucional en sociedades multiétnicas. electorales subnacionales, sistemas fre-
cuentemente eclipsados por el estudio
Con todo, existen agendas de investiga- de los nacionales, y así aumentar el nú-
ción que podrían enriquecer nuestra mero de observaciones en los estudios
comprensión sobre los sistemas electora- comparados.
BIBLIOGRAFÍA
Colomer, J. M.ª, et al.: «Glosario básico de sistemas electorales», en Zona Abierta, 110-111
(2005).
Gallagher, M.; Mitchell, P., eds.: The Politics of Electoral Systems. Oxford: Oxford Univer-
sity Press, 2008.
Herron, E. S., et al., eds.: The Oxford Handbook of Electoral Systems. Oxford: Oxford
University Press, 2018.
Renwick, A.: The Politics of Electoral Reform. Cambridge: Cambridge University
Press, 2010.
Reynolds, A., et al.: New International Idea Handbook of Electoral System Design. Stoc-
kholm: IDEA International Institute, 2005.
454
SOBERANÍA
SOBERANÍA
455
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
456
SOBERANÍA
BIBLIOGRAFÍA
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo.
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
457
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
458
SOBERANÍA NACIONAL Y POPULAR
como factor social y político que opera durante buena parte de su vigencia con
siempre junto, o detrás, de cualquier po- el sufragio universal masculino (a partir
der soberano (la falsa tesis de la «proto- de la ley electoral de 1890, e incluso an-
democracia esencial de toda comunidad tes, aunque solo por esa vez, para el re-
política», que Nicolás Ramiro Rico ligaba feréndum de su propia aprobación).
a lo que denominó «un concepto amorfo
de soberanía»). En definitiva, la contraposición soberanía
nacional versus soberanía popular pare-
La distinción doctrinal entre soberanía na- ce rendir mejores frutos para explicar, a
cional y popular es sin duda útil para com- grandes rasgos, la evolución histórica del
prender la evolución histórica del constitu- constitucionalismo que a la hora de in-
cionalismo. Cuestión distinta es que tenga terpretar las normas constitucionales
el mismo potencial hermenéutico para que, en cada momento concreto de esa
guiar la exégesis de los preceptos que pro- evolución, lidian con la controvertida
claman el titular de la soberanía en las cuestión del titular de la soberanía.
Constituciones que rigieron en esos perío-
dos. La conclusión que puede apuntarse La actual Constitución de 1978 resuelve la
iría más bien en sentido contrario, pues en tensión conceptual entre soberanía nacio-
los textos constitucionales de las diferen- nal y soberanía popular con una opción
tes épocas pueden encontrarse ejemplos ecléctica que en su momento pudo ser til-
de atribución de la soberanía a la Nación o dada de confusa (si se toma como contra-
al Pueblo (o indistintamente a uno u otro punto los dos modelos doctrinales que se
sujeto, tomados a veces como sinónimos) acaban de reseñar), pues se refiere en la
sin que esa decisión lleve necesariamente misma disposición constitucional a la «so-
aparejados el resto de los elementos que beranía nacional» para inmediatamente re-
serían propios de cada modelo. sidenciarla en «el pueblo español», del que,
se añade, «emanan todos los poderes del
El constitucionalismo histórico español Estado» (art. 1.2 CE). Todo ello, además,
es un buen ejemplo de ello: la habitual después de que el Preámbulo de la propia
distinción en nuestra historia entre Cons- Constitución haya invocado el ejercicio del
tituciones conservadoras (1834, 1845 poder constituyente de «La Nación españo-
y 1876) y progresistas (1812, 1837, 1869 la (...) en uso de su soberanía». De lo que
y 1931) no se corresponde con la procla- no cabe duda es de que, si nos atenemos
mación del dogma de la soberanía nacio- a los dos modelos que estamos reseñando,
nal por las primeras y el de la soberanía el consagrado por la CE es el de soberanía
popular por las segundas. Tomando aho- popular. No solo una lectura atenta del
ra solo como ejemplo dos de los textos propio art. 1.2 CE apunta a esta tesis, sino
constitucionales más señeros, puede ob- que abundan los preceptos constituciona-
servarse que la proclamación de la sobe- les que la confirman, desde la considera-
ranía nacional en la Constitución de Cá- ción del sufragio como un derecho funda-
diz (art. 3) no impidió constitucionalizar mental de todos los ciudadanos (art. 23
un régimen de sufragio universal (aun- CE) hasta la intervención del pueblo en
que indirecto) para las elecciones a Cor- los procedimientos de reforma constitu-
tes; o cómo la Constitución de 1876, que cional, que no se encuentran sometidos a
abrazó la tesis de la soberanía comparti- cláusulas de intangibilidad (título X CE).
da entre el Rey y las Cortes (fiel reflejo
del doctrinarismo canovista y su tesis de No cabría, pues, encontrar en la vigente
la Constitución interna), pudo convivir Constitución vestigios de una inmutable
459
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Ángel Rodríguez
Catedrático de Derecho Constitucional
Universidad de Málaga
460
SOCIALISMO
SOCIALISMO
461
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
462
SOCIALISMO
463
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Avineri, S.: Karl Marx. Philosophy and Revolution. New Haven: Yale University Press, 2019.
Bobbio, N.: ¿Qué socialismo? Barcelona: Plaza y Janés, 1987.
Cole, G. D. H.: Historia del pensamiento socialista. México: Fondo de Cultura Económi-
ca, 1974. 7 vol.
Desanti, D.: Los socialistas utópicos. Barcelona: Anagrama, 1973.
Díaz, E.: «Socialismo democrático. Instituciones políticas y movimientos sociales», en
Revista de Estudios Políticos 62 (1988).
García Santesmases, A.: Marxismo y Estado. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales,
1986.
Giddens, A.: La Tercera Vía. La renovación de la socialdemocracia. Madrid: Taurus, 1999.
Jones, G. S.: Karl Marx: Ilusión y grandeza. Madrid: Taurus, 2018.
Lichtheim, G.: Breve historia del socialismo. Madrid: Alianza, 1975.
Miliband, R.: Socialism for a sceptical age. Cambridge: Cambridge University Press, 1984.
Tierno Galván, E.: Baboeuf y los iguales. Madrid: Tecnos, 1967.
464
SOCIEDAD CIVIL (PERSPECTIVA POLÍTICA)
465
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
466
SOCIEDAD CIVIL (PERSPECTIVA POLÍTICA)
tos que conforman la conocida paradoja na del feudalismo, esa Modernidad nos
de la Modernidad; es decir, la constata- atenazó a las nuevas cadenas de la ra-
ción de que, para liberarnos de la cade- cionalidad.
BIBLIOGRAFÍA
Geller, E.: Conditions of Liberty. Civil Society and its Rivals. New York: Lane, 1994.
Giner, S.: Ensayos Civiles. Barcelona: Península, 1987.
Hall, J. A.: Civil Society. Theory, History, Comparison. Londres: Polity Press, 1995.
Mayntz, R.: «El Estado y la Sociedad Civil en la Gobernanza Moderna», en Reforma y
Democracia, 21 (2001).
Pérez-Díaz, V.: «Sociedad Civil. Un concepto de múltiples niveles», en Sociopedia.isa,
DOI 10.1177/2056846011121 (2011).
Tester, K.: Civil Society. London: Routledge, 1992.
Quim Brugué
Catedrático de Ciencia Política
Universitat de Girona
467
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
468
SOCIEDAD CIVIL (PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA)
rocracia fuertes, y clases sociales, que son mático entre los diferentes dominios ins-
la base de unas corporaciones que el Esta- titucionales, y una serie de grandes desa-
do vigila y certifica. Por su parte, Marx fíos. Muchos reconocieron la capacidad
rompe la totalidad hegeliana y la fragmen- de los mercados para incrementar la
ta entre un Estado político, que debe des- prosperidad, pero también se cuestionó
aparecer, y una sociedad civil compuesta su capacidad para integrar la sociedad.
por un mercado con contradicciones fun- La nueva política incentivaba conflictos
damentales, y una sociedad de clases en partidistas o desembocaba en impulsos
la que dos clases antagonistas se enzarzan nacionalistas agresivos, en parte para
en una lucha a muerte que acabará con el asegurar la cohesión nacional. La buro-
triunfo definitivo de una de ellas. cracia podía traer consigo cierto orden,
pero, en último término, era el instru-
El sesgo estatista de la tradición hegeliana mento de decisiones políticas que res-
(de derechas o de izquierdas) es extraño pondían principalmente a una raison
a la tradición escocesa, que confía en d’état, lo que abocaba a una continua lu-
mercados que crean interdependencias y cha por el poder, solo amortiguada por
hábitos de compromisos pacíficos, así acuerdos inestables. A pesar de una men-
como en una miríada de asociaciones ción continua a la cultura moderna, el
que refuerzan el sentimiento de comuni- consenso normativo parecía elusivo. La
dad. Este papel de las asociaciones captu- secularización del mundo privaba al or-
ra la imaginación de Tocqueville cuando den social de un aura sagrada, mientras
visita Estados Unidos en la década que la combinación de una religión secu-
de 1830. Según él, la vida asociativa pro- lar civil y el desarrollo de una racionali-
porciona numerosos puntos de acceso dad instrumental solo legitimaba parcial-
para que las personas ejerzan su influen- mente la autoridad política y el orden
cia en los mercados y la política y es social. La creciente división del trabajo, la
esencial para un debate público reflexivo, industrialización, la urbanización y las
en el que participan iglesias, universida- migraciones masivas, las crisis políticas
des, escuelas, medios de comunicación, recurrentes, las guerras, la inquietud cul-
profesiones y todo tipo de asociaciones, tural, contribuyeron a crear una profunda
en contacto con la política y los merca- impresión de desorden. Para muchos, la
dos, pero a cierta distancia de ellos. sociedad parecía gravitar bien hacia una
lucha de clases endémica, bien hacia una
El concepto amplio de los escoceses pro- sociedad atomizada, bien hacia alguna
porciona un esquema unificado para en- combinación inestable de extremo indi-
tender las sociedades occidentales moder- vidualismo y variedades de colectivismo.
nas. Supone que sus componentes encajan
entre sí, en un sistema que combina Esta- En estas condiciones se debilita el sim-
do liberal, economía de mercado y socie- bolismo de la sociedad civil (y cae en
dad plural; y que, si bien cada componen- desuso el término en las Ciencias socia-
te tiene una historia complicada, juntos les) como clave para entender la mezcla
tienden a funcionar como partes de un de orden y conflicto de las sociedades
proceso articulado, en busca de un equili- que se consideran avanzadas. Sin em-
brio que, si no puede ser plenamente al- bargo, a partir del último cuarto del si-
canzado, tampoco es perdido de vista. glo xx retorna el concepto como com-
plejo de mercados y asociaciones y,
La transición de la sociedad tradicional a sobre todo, de asociaciones de ciertas
la Modernidad implicó un ajuste proble- características. El concepto se emplea
469
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
para explicar los procesos de transición rrollan su capacidad para influir en los
y consolidación democrática de la épo- asuntos públicos.
ca. En España, una combinación de cre-
cimiento económico capitalista con mo- La línea de investigación que se centra en
vimientos migratorios y nuevas formas las asociaciones en la esfera pública enfa-
de vida rural y urbana, movimientos so- tiza su discurso estratégico y normativo,
ciales y debates, parecen esenciales con el que tratan de influir en la política
para la emergencia de una España de- manteniendo las distancias. Se supone
mocrática; y en la Europa del Este movi- que ese discurso se basa en virtudes que
mientos sociales y asociaciones son un sirven de fundamento a una sociedad ci-
factor fundamental en la transición del vil, en primer término, la virtud de la civi-
comunismo a la democracia y a una lidad, la de tratar a los oponentes políticos
economía de mercado, tras una larga como miembros de la comunidad y partí-
experiencia, y decepción, con la econo- cipes en la búsqueda de un bien común.
mía planificada. Argumentos similares
se aplican a las sociedades latinoameri- Sin embargo, la mera presencia del mar-
canas, y, hasta cierto punto, a Rusia y co institucional de una economía de
China. mercado, una democracia liberal y un te-
jido asociativo plural no garantiza que las
A comienzos del tercer milenio, a escala asociaciones, ni sus miembros, practi-
global, el aumento de la interconexión quen esas virtudes ni tengan un carácter
entre países y economías suscita una civil. El mundo asociativo real tiene un
sensación de desorden creciente, y lado brillante (civil) y otro oscuro (inci-
apunta, como contraste, a una forma de vil), y todos los matices entremedias. In-
gobernanza en la que mercados y aso- cluso en las asociaciones con un discur-
ciaciones funcionan en tándem, coope- so civil, el papel de los miembros de
rando y compitiendo con actores políti- base se puede reducir a la mínima expre-
cos. Esta visión apunta a un cambio de sión, y en cualquier forma de asociación
perspectiva que se aparta de la tradición participativa se puede pasar fácilmente
estato-céntrica de las Ciencias sociales, y de tomar las decisiones de manera co-
contrasta la tradición occidental (y la munitaria a que las tome un núcleo de
versión occidental de la Modernidad) militantes que excluyen a sus rivales y
con otras civilizaciones (y otras moderni- manipulan a su base social. Las asocia-
dades). ciones pueden ser puestas al servicio de
políticas sectarias, demagógicas o incivi-
A partir de aquí, ligada a la temática de les. Sociedades como la mafia, con un
la sociedad civil qua asociaciones, se de- núcleo familiar cohesionado y una ética
sarrollan tres agendas de investigación, de respeto mutuo acotado a un ámbito
sobre capital social, tercer sector y esfera de familias, son una especie de sociedad
pública, que, interconectadas, subrayan incivil. Los fanáticos se pueden adherir a
la dimensión pública de las asociaciones religiones políticas variantes de religio-
voluntarias. El capital social incluye el nes de la crueldad. Los movimientos to-
asociacionismo como uno de sus com- talitarios se han nutrido del apoyo de re-
ponentes principales; el tercer sector en- des de asociaciones que contaban con la
fatiza lo distintivo de las asociaciones no intensa participación de grandes masas
gubernamentales y no lucrativas frente a de población y exhibían una retórica de
mercados y Estados; la esfera pública es altruismo y fraternidad de una variedad
el espacio donde las asociaciones desa- muy poco civil.
470
SOCIEDAD CIVIL (PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA)
BIBLIOGRAFÍA
Alexander, J. C.: The Civil Sphere. Nueva York: Oxford University Press, 2006.
Hall, J. R., ed.: Civil Society: Theory, History, Comparison. Cambridge: Polity Press, 1995.
Pocock, J. G. A.: Barbarism and Religion, Vol. 2: Narratives of Civil Government. Cam-
bridge: Cambridge University Press, 1999.
Skinner, Q.: The Foundations of Modern Political Thought. Vol 2: The Age of Reforma-
tion. Cambridge: Cambridge University Press, 1978.
Smith, P. D. The Virtue of Civility in the Practice of Politics. Lanham: University Press of
America, 2002.
Víctor Pérez-Díaz
Catedrático Emérito de Sociología
Analistas Socio-Políticos, Gabinete de Estudios, Madrid
471
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
SOCIEDAD INTERNACIONAL
472
SOCIEDAD INTERNACIONAL
473
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Tampoco es previsible que haya una sin olvidar los mayores niveles de des-
vuelta al pasado en las maltrechas rela- igualdad y retos medioambientales y ur-
ciones transatlánticas. Cuando Trump banísticos que este crecimiento genera.
abandone la presidencia de Estados Uni-
dos, el mundo se habrá adentrado en Una lectura conjunta de estos fenómenos
una nueva fase de articulación de rela- lleva a preguntarnos si la sociedad inter-
ciones entre grandes potencias, en una nacional se enfrenta a la progresiva diso-
difusión del poder a escala internacional lución de los pilares que la han sustenta-
y en la imprevisibilidad de los desarro- do durante las últimas décadas. El
llos de la sociedad internacional desdibujamiento del orden internacional
(Naim, 2019). La Unión Europea es cons- liberal de posguerra se refleja en el cues-
ciente de la necesidad de articular una tionamiento de normas e instituciones
voz propia y una autonomía estratégica por parte de muchos actores internacio-
suficiente ante el advenimiento de un nales –incluso aquellos que más contri-
nuevo orden bipolar protagonizado por buyeron a crearlas–, que las consideran
Estados Unidos y China. El continente hoy caducas o inservibles para la conse-
africano, por su parte, ha dejado de ser cución de sus objetivos. El reto de las
sujeto pasivo de las dinámicas interna- próximas décadas pasará, por tanto, por
cionales y reclama mayor protagonismo, la adaptación de estas instituciones a los
gracias a sus tasas de crecimiento pobla- nuevos factores estructurales de la socie-
cional, económico y comercial, aunque dad internacional.
BIBLIOGRAFÍA
Pol Morillas
Director del CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs)
474
SUPERPOTENCIAS
SUPERPOTENCIAS
475
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
todo, las superpotencias disponen de bélico directo sino mediante una con-
una capacidad nuclear estratégica, que frontación indirecta con el concurso de
no poseen el resto de países, incluidas terceros países y en los ámbitos no mili-
las demás potencias nucleares. tares (económicos; político-diplomáticos;
ideológicos; tecnológicos; mediáticos; ci-
De esta capacidad real de destrucción bernéticos; etc.).
mutua asegurada, avalada por el arma-
mento nuclear de Estados Unidos y la De todo lo anterior se desprende una
Federación de Rusia, se deriva también tercera observación. Aunque las super-
su capacidad disuasoria total frente a un potencias aspiran a ejercer una hegemo-
potencial enemigo o, incluso, el resto de nía mundial exclusiva o única, las carac-
la comunidad internacional. Frente a terísticas de su potencialidad militar
quienes al desaparecer la URSS negaron nuclear y la limitación que les impone en
o subestimaron la naturaleza de superpo- la voluntad política de su utilización,
tencia de la Federación de Rusia, igno- provoca una inevitable erosión en sus as-
rando así su arsenal estratégico, se han piraciones hegemónicas ante la reacción
impuesto sus intervenciones militares de las potencias regionales y de los de-
realizadas en Georgia, Ucrania y Siria, así más países en defensa de sus intereses
como la anexión de Crimea, demostran- nacionales, incluso mediante el uso de la
do su efectiva disuasión frente a Estados fuerza, en la convicción de que no se
Unidos y la comunidad internacional. desencadenará una guerra total.
476
SUPERPOTENCIAS
BIBLIOGRAFÍA
Brooks, S. G.; Webster, D.: «The Rise and Fall of the Great Powers in the Twenty-first
Century. China’s Rise and the Fate of America’s Global Position», International Se-
curity; 40:3 (2015/16).
Fox, W. T. R.: «The Superpowers then and now», International Journal, 35:3 (1980).
Huntington, S. P.: «La superpotencia solitaria», Política Exterior, 71 (1999),
Mansfield, E. D.: «Concentration, Polarity and the distribution of Power», International
Studies Quarterly, 37 (1993).
Pérez, L. V.: «El concepto de potencia en las relaciones internacionales», Revista de Estu-
dios Internacionales, 127-128 (1999).
477
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
478
TEORÍA POLÍTICA NORMATIVA
Se trata de una tensión que atraviesa la Por su parte, Giovanni Sartori enfatizaba
Teoría política, pues ni siquiera es unáni- que el sueño de una democracia ideal
me la convicción de que la pregunta nor- puede entorpecer el funcionamiento de la
mativa pueda responderse. Tal como ha democracia real, estimulando la insatis-
señalado Sorin Baiasu, podemos así dife- facción de pensadores y ciudadanos en
renciar entre los cognitivistas para los que nombre de una alternativa inaplicable.
sí cabe dar esa respuesta, cosa que hacen Hacer política tomando como única base
desde posiciones tan diversas como el li- la descripción de lo real, sin embargo, es
beralismo de los derechos (Hayek), el imposible: los conceptos que manejamos
perfeccionismo moral comunitarista (San- para dar sentido a esa realidad están ya
del) o la teoría comunicativa (Habermas), imbuidos de consideraciones normativas.
y los anticognitivistas que justifican su re- Y sin estas no es posible dilucidar cuánta
chazo al normativismo apelando al deter- desigualdad económica es políticamente
minismo de raíz marxista (Cohen), a la aceptable, cuándo podemos considerar-
exigencia descriptiva del positivismo lógi- nos libres o qué significa afirmar que to-
co (Weldon) o al antiprescriptivismo de dos los ciudadanos son iguales.
los pragmatistas (Rorty). Se deja ver aquí
también el creciente recelo de la Teoría A este respecto, Rawls introduce una distin-
política hacia sí misma, que culmina en ción que resulta útil para comprender las re-
un posmodernismo que incluso pone en laciones entre prescripción y descripción: la
cuestión que puedan formularse este tipo que separa teorías ideales y teorías no idea-
de argumentos. De manera que si Leo les de justicia. Una teoría ideal de justicia
Strauss dejó dicho que los asuntos políti- toma a los seres humanos tal como son y a
cos incorporan –implícita o explícitamen- las leyes tal como podrían ser, distinguiendo
te– la exigencia de ser evaluados a partir así entre rasgos inalterables de la condición
de un estándar de justicia o bondad, no humana y hechos sociales contingentes, y
faltan hoy las corrientes de pensamiento aspirando a cambiar solamente los segun-
dispuestas a negar esa premisa. Tiene por dos. En cambio, será utópica la teoría que
eso sentido diferenciar entre el pensa- intente modificar aquellos rasgos inaltera-
miento clásico, que al decir de Judith bles, formulando un mandato normativo de
Shklar se inclina por la Teoría política imposible cumplimiento. En cambio, una
contemplativa al margen de las opiniones teoría no ideal se plantea cómo podría alcan-
en boga, y un pensamiento moderno, zarse el objetivo que se persigue, sugiriendo
gradualmente profesionalizado, dispuesto en su versión fuerte que una teoría que deje
a cuestionar sus propios fundamentos. de lado la realidad sobre la que quiere influir
es una mala teoría: una teoría normativa-
Irónicamente, la reflexión acerca de las li- mente defectuosa. Es por eso llamativo que a
mitaciones de la teoría normativa obede- la teoría de la justicia de Rawls se le haya
ce en buena medida al impacto que la reprochado que el protagonista de su «situa-
realidad produce sobre el pensamiento. ción original», de la que emerge un contrato
La Historia ha mostrado de manera reite- social de carácter igualitario, sea un «sujeto
rada los riesgos que comporta dejarse se- desencarnado» que lo ignora todo acerca de
ducir por las posibilidades que parecen sus circunstancias personales. De ahí que
abrir los horizontes prescriptivos. Ahí está Rawls rebajase, en trabajos posteriores, la vo-
el catástrofico resultado de las utopías po- cación universalista de su propuesta.
líticas del siglo xx, una normatividad des-
encadenada que se cobra un alto precio Aunque la Teoría política se caracteriza
en las sociedades realmente existentes. por su orientación normativa, no toda
479
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
480
TOLERANCIA
TOLERANCIA
El término tolerancia viene del latín tole- deber cristiano de salvar al hereje y extir-
rare que significa sufrir, soportar, permi- par el error de su corazón. Por ello, des-
tir algo que no se considera legítimo y de el inicio de la Inquisición hasta bien
que no se aprueba, pero que se autoriza entrado el siglo xix, muchos católicos y
como un mal menor por distintos moti- algunos protestantes apoyaron el uso de
vos (generalmente para garantizar la co- la coacción para atajar el «pecado de he-
existencia pacífica en el ámbito social). rejía», esgrimiendo las palabras del pro-
El Oxford English Dictionary ofrece va- pio Jesucristo: «oblígales a entrar». De ahí
rias definiciones del término, tres de las que, inicialmente, el concepto de tole-
cuales son relevantes. Una remite a la au- rancia estuviera teñido de connotaciones
torización concedida por la autoridad negativas, y considerado una forma de
para llevar a cabo determinadas acciones apatía, desinterés o negligencia ante con-
o prácticas. Otra hace referencia al con- ductas (herejía, idolatría), que debían ser
sentimiento del gobernante para profe- criticadas o prohibidas.
sar, con o sin limitaciones, una religión
diferente a la establecida o reconocida Aun así se dio una diferencia entre paí-
oficialmente. Y la tercera alude a sopor- ses protestantes y católicos. Aunque am-
tar o sufrir aquello que realmente no se bos eran Estados confesionales y exigían
aprueba. a sus súbditos profesar la religión oficial,
algunos gobernantes protestantes abrie-
Henry Kamen, en un libro clásico The ron un resquicio de libertad al diferen-
Rise of Toleration (1972), define la tole- ciar entre el ámbito público y el privado,
rancia como «la concesión de libertad a y reconocer la libertad de conciencia en
quienes disienten en materia de religión». el círculo familiar (que incluía a los
Esta concepción del término se fue ges- miembros de la servidumbre), algo que
tando a lo largo de un proceso histórico, los católicos rechazaban.
cuya primera etapa consistió en dejar de
reprimir ideas o prácticas religiosas dife- Los partidarios de la tolerancia esgrimie-
rentes a las profesadas por el gobernante ron una batería de argumentos para jus-
o por la mayoría de la población, y que tificarla. Uno de los más convincentes
se consideraban erróneas o inmorales. Se (Erasmo) era de carácter pragmático o
entendía pues como una concesión pa- prudencial, y aseguraba que la toleran-
ternalista por parte de quienes creen sa- cia garantizaría la paz social y pondría
ber que el otro está en el error y tienen fin a las guerras de religión que estaban
el poder de tolerarlo o no. asolado Europa. Otro razonamiento de
peso sostenía que era ilegítimo coaccio-
A raíz del cisma de la Reforma y desde nar las conciencias, habida cuenta de la
un punto de vista pragmático, la Razón imposibilidad de la razón humana para
de Estado recomendaba a la autoridad acceder a las verdades religiosas. Así la
política practicar la tolerancia; sin embar- tolerancia terminó convirtiéndose en un
go, muchos teólogos la condenaron por deber moral que obligaba a tolerar a
motivos religiosos y morales. La toleran- quienes tuvieran creencias religiosas di-
cia suponía permitir que se violaran las ferentes. Y uno de sus principales artífi-
leyes divinas, pero también renunciar al ces fue Locke.
481
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
482
TOLERANCIA
BIBLIOGRAFÍA
483
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
TOTALITARISMO
484
TOTALITARISMO
llevó a una revisión de la teoría totalitaria tos originales. El primero consiste en una
elaborada en Occidente en los años ante- suerte de consenso negativo que descar-
riores. El concepto empezó a verse como ta la posibilidad de un totalitarismo «bue-
una reliquia de otros tiempos, que habría no», a diferencia de lo ocurrido con algu-
perdido su utilidad en una nueva etapa nos fascismos en los años veinte y treinta,
histórica caracterizada por la aproxima- que vieron en el concepto la más cabal
ción entre los dos bloques. De ese ostra- expresión de su ideario. En segundo lu-
cismo pasó en los años setenta a una pro- gar, es un término utilizado a menudo
gresiva recuperación de su notoriedad y por autores de izquierda –por ejemplo,
de su carga polémica, sobre todo a raíz por Sheldon Wolin en su libro Managed
del debate suscitado en Francia por la pu- Democracy and the Specter of Inverted
blicación en 1973 del Archipiélago Gulag, Totalitarianism (2003)–, rompiendo así
de Aleksandr Solzhenitsyn, que llevó a la tendencia histórica de la izquierda oc-
una intensificación de la crítica al comu- cidental a repudiar la propia palabra,
nismo soviético por parte de autores que en la Guerra Fría identificaba con un
como Bernard-Henri Lévy (La barbarie discurso netamente anticomunista. En
con rostro humano, 1977) y Jean-François tercer lugar, el totalitarismo del siglo xxi
Revel (La tentación totalitaria, 1976). no suele relacionarse con el «Estado to-
tal» al que aspiraban los totalitarismos
El fin de la Guerra Fría tras la caída del históricos, según la famosa máxima de
Muro de Berlín (1989) fue interpretado Mussolini («todo dentro del Estado, nada
como un triunfo definitivo sobre el totali- fuera del Estado, nada contra el Estado»),
tarismo. Los acontecimientos posteriores, sino más bien con la ausencia de Estado
en particular el ataque terrorista del 11 (Ralf Dahrendorf ya advirtió en 1985, en
de septiembre de 2001, desplazaron el su libro Law and Order, del peligro de
foco de atención del viejo totalitarismo, un nuevo totalitarismo provocado por la
asociado a la experiencia histórica del si- anomia o falta de ley). Una última carac-
glo xx, al fundamentalismo islámico terística del totalitarismo del siglo xxi se-
como nuevo peligro planetario, en el ría su relación con las nuevas tecnologías
marco de lo que Samuel Huntington de la información y su capacidad para
anunció en 1993 como un «choque de ci- hacer realidad la distopía totalitaria de
vilizaciones». A principios del siglo xxi, el George Orwell en su novela 1984.
concepto recuperó parte de su presencia
en el lenguaje político y mediático im- La amplitud de sus usos y significados es
pulsado por el desarrollo del nacionalis- una de las principales características del
mo y del populismo, movimientos que concepto en el siglo xxi. «La palabra se
guardan algunas similitudes con la cultu- aplica a tanta gente y a tantas institucio-
ra política totalitaria del periodo de en- nes», escribió Anne Applebaum en 2013,
treguerras. Esta tendencia se reforzó con «que a veces puede carecer de sentido».
la crisis económica iniciada en 2008, que Junto a esta tendencia a la trivialización, se
favoreció la crítica a la globalización y a ha destacado asimismo su «polimorfismo»
sus rasgos supuestamente totalitarios. (Stanley Payne), que contrasta con el sen-
tido específico que tuvo en el siglo xx. Si
El totalitarismo del siglo xxi conlleva, entonces sirvió para definir a las dictadu-
como el del periodo de entreguerras, un ras de partido único nacidas tras la Prime-
fuerte rechazo al liberalismo político y ra Guerra Mundial, casi un siglo después
económico, aunque respecto a su mode- el concepto se ha revestido de los matices
lo primigenio presenta algunos elemen- más diversos y contradictorios, hasta deri-
485
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
var incluso en expresiones como «totalita- de algunas coincidencias con los totalita-
rismo parlamentario» o «totalitarismo libe- rismos históricos, tales como la intransi-
ral», que tienen mucho de oxímoron. En gencia, el fanatismo o el rechazo a la de-
un registro muy distinto, se ha llegado a mocracia liberal, queda la impresión de
criticar el lenguaje políticamente correcto que el totalitarismo del siglo xxi, a fuerza
como una subespecie de totalitarismo que de diversificar su naturaleza, ha difumina-
aspira, como el fascismo y el comunismo do su significado hasta convertirse en un
en su día, a un control absoluto sobre la término derogatorio siempre adaptable al
forma de hablar y de pensar. Pero más allá gusto del consumidor.
BIBLIOGRAFÍA
486
TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
487
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
tragedia no se repitiera. Como conclu- no, sin apenas otras excepciones que las
yente fue la decisión de cancelar la ex- que dicta un buen criterio no enardecido
plotación posbélica de la victoria y de por la intolerancia o las expectativas
encontrarnos en confortables senderos electorales, es de que vale la apelación al
de reconciliación y paz. pasado y la evocación instrumental de la
memoria para dirimir, oportune et impor-
Juan Marichal recomendó a los españo- tune, cualquier contienda o ahondar en
les que, trasponiendo las fronteras lin- discrepancias de entidad menor y hasta
güísticas e intelectuales de España, con- irrelevante.
tribuyan a la que denomina desactivación
emocional en relación con dicha Guerra Los pueblos capaces de percibir y asumir
Civil, porque –dice– «recordar la guerra su pasado como dato y con sosiego, por
no es, necesariamente, el mejor modo de turbulento que haya sido, pueden llegar
enseñar el amor a la libertad, que deben a vivir en paz consigo mismos. Pero
aprender los españoles más jóvenes». cuando la memoria –por disenso en los
Evocaba, al respecto y según la observa- hechos, por discordia en sus peripecias o
ción de Benedetto Croce, «cuán vana- por discrepancia en las enseñanzas que
mente fantasiosos son los reproches a los brinda– es polémica –y cuando lo es
protagonistas del pasado». Ello no supo- hondamente nada importa la lejanía o
ne canonizar el pretérito: queda el juicio proximidad en el tiempo– son irreducti-
de la historia que, como advertía Lord bles los factores disolventes y el futuro
Acton, «no puede ser genuinamente cien- común, la paz social y la estabilidad po-
tífica y objetiva, a menos de ser esencial- lítica dejan de constituir objetivos natura-
mente ética». Raymond Aron asumía un les y asequibles, para erigirse en referen-
pensamiento común a Nietzsche y a Paul cias o pretextos que, por negación,
Valéry: «para las comunidades humanas, sostienen o renuevan las querellas y el
como para los individuos, el olvido no es conflicto.
menos esencial que la memoria».
A la vista de las circunstancias que han
En España, existía –y existe– una cultura marcado el siglo xx en España, no pare-
política dominante con una memoria ce difícil acotar «pasados» que tuvieron
compartida por una gran mayoría de la incidencia relevante sobre los sucesivos
sociedad, capaz de compartir también un e inmediatos «presentes». Y ya en el si-
proyecto integrador de futuro. Entre re- glo xxi, cuando el pueblo español, digno
cuerdos y olvidos que la nutren, pervive y sufrido, pareció hallarse en el confiado
vigorosa una memoria generalizada que disfrute de su libertad y de un creciente
no trata de propiciar impunidades ni mu- bienestar, cuando pudo sentir el orgullo
cho menos favorecer gestos de violencia, de haberse orientado poniendo a contri-
sino precisamente contribuir a extirpar bución cuanto de memoria, recuerdo, ol-
las incomprensiones superando y, en su vido y perdón fue necesario para, acep-
caso, atemperando las discrepancias. tado el pasado, sentirse protagonista de
su futuro, se ve inmerso en una situación
La memoria no se perdió nunca. De lo impensada y en la que episodios de su
que afortunadamente se prescindió en la pasado, presuntamente diluidos en el
Transición fue de admitir la injerencia tiempo, se le proponen como imágenes
oportunista de la memoria en el debate fantasmagóricas que despojan de cual-
político del presente. Y de lo que, por quier oportunidad a las que podrían y
desgracia, se da ahora testimonio cotidia- deberían ser ilusionantes metas de hoy
488
TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
BIBLIOGRAFÍA
Aguilar Fernández, P.: Memoria y olvido de la Guerra Civil española. Madrid: Alian-
za, 1996.
Juliá Díaz, S.: Transición. Historia de una política española (1937-2017). Barcelona:
Galaxia Gutemberg, 2018.
489
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
490
VIOLENCIA DE GÉNERO
VIOLENCIA DE GÉNERO
491
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
492
VIOLENCIA DE GÉNERO
BIBLIOGRAFÍA
493
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
VOTO ELECTRÓNICO
En sentido amplio, sería el proceso elec- del proceso electoral, desde la elabora-
toral en el que intervienen las nuevas ción del censo hasta el escrutinio final,
tecnologías digitales en alguna de sus fa- pasando por la identificación del votante
ses, desde el registro de votantes hasta la o la emisión del voto, pudiendo aportar
publicación de los resultados. Sin embar- ciertas ventajas respecto a los métodos
go, esta definición de voto electrónico más tradicionales. Se suele destacar, en-
abarca tantas tecnologías, en constante tre ellas, la rapidez a la hora de contabi-
evolución, y tantos tipos de elecciones lizar los votos, la mayor facilidad para la
que dificulta su teorización y su regula- participación de personas con algún tipo
ción. Por esta razón, han sido numerosos de discapacidad o para aquellas con pro-
los intentos de establecer una definición blemas para desplazarse físicamente has-
más restringida y práctica, siendo el Con- ta un centro de votación. Así pues, el uso
sejo de Europa quien ha marcado las de nuevas tecnologías puede aumentar
pautas en la comunidad internacional, la participación de la ciudadanía en los
sobre todo en su recomendación de 2004 procesos electorales, así como también
sobre el voto electrónico y en la actuali- abaratar a largo plazo los gastos que es-
zación de 2017, la cual lo redefine como tos suponen.
el uso de herramientas electrónicas en el
momento de emitir el sufragio y/o del Entre los riesgos o las dudas que más se
escrutinio. En todo caso, esta no es una han destacado en torno a las votaciones
definición unánime, ni definitiva, ya que electrónicas, cabe destacar la desconfian-
las numerosas y distintas experiencias za que genera la tecnificación del proce-
prácticas y la evolución en diferentes di- so electoral y la pérdida de capacidad de
recciones superan rápidamente las teo- auditoría por parte de la ciudadanía, so-
rías establecidas. De hecho, el voto elec- bre todo en el caso del voto telemático.
trónico no solo se ha venido aplicando a Los casos de manipulación de los resul-
elecciones gubernamentales, referén- tados por ataques informáticos o la viola-
dums, consultas, elecciones para elegir ción del secreto del voto han frenado el
candidatos o primarias de partidos políti- avance del uso de estas tecnologías en
cos, sino también en la toma de decisio- unos procesos que deberían garantizar
nes en empresas, patronales, sindicatos u una absoluta seguridad al tratarse de un
organizaciones no gubernamentales. pilar fundamental del sistema democráti-
co. Asimismo, la garantía del secreto de
Entre las tecnologías utilizadas destacan voto no solo podría verse vulnerada por
las tarjetas perforadas, los escáneres ópti- fallos de las tecnologías o de su imple-
cos, los sistemas de Grabación Electróni- mentación, ya que, al permitir, algunas
ca Directa (DRE, en sus siglas en inglés) de ellas, el voto en entornos no controla-
e internet en ordenadores personales o dos se podría llegar a dudar de la veraci-
en aplicaciones de teléfonos móviles. En dad de la identidad del votante o permi-
estos últimos casos, el voto telemático tir la coacción o una influencia indebida
permitiría que la votación no fuera pre- por parte de terceros a la hora de emitir
sencial en centros electorales. Además, el el voto. Finalmente, también se ha criti-
uso de estas nuevas tecnologías puede cado la posible afectación del uso de
darse en una o en varias de las etapas nuevas tecnologías al principio de igual-
494
VOTO ELECTRÓNICO
dad, ya que no todas las personas po- diferentes ámbitos, aunque, como en otros
drían tener el mismo acceso o las mismas países, ha sufrido paralizaciones por cues-
capacidades para su uso. tiones financieras o por fallos en la seguri-
dad del sistema. En 2018 en la ciudad sui-
En España se sigue usando el método za de Zug se realizó una votación con
tradicional en las elecciones para elegir a tecnología blockchain –tecnología usada
los representantes políticos, tanto en la para la transacción de criptomonedas
identificación del votante, mostrando el como el bitcoin–, abriendo una posible
Documento Nacional de Identidad, como vía para el futuro del voto por internet.
en la emisión del voto, con sobre de pa-
pel y en una urna. No obstante, sí se El caso más avanzado es Estonia. A pesar
usan las nuevas tecnologías para la cen- de que en 2017 se descubrieran proble-
tralización de los datos. De todos modos, mas de vulnerabilidad, este es uno de los
no parece que esta situación vaya a cam- máximos referentes de democracia elec-
biar sustancialmente a corto plazo. Insti- trónica para el mundo académico. A par-
tuciones como el Consejo de Estado o la tir de la confianza creada en las nuevas
Junta Electoral Central no se han mostra- tecnologías de la información y la comu-
do favorables a la generalización del nicación por un modelo de comercio
voto electrónico, aunque esta última sí lo electrónico extendido en su sistema ban-
contempló como posible instrumento cario, un sector público y político com-
que superara las dificultades del voto ex- prometido con el desarrollo de la eGo-
terior. Con todo, ha sido en el ámbito de bernanza ha desarrollado un sistema de
los partidos políticos, tanto en elecciones documentos de identidad electrónicos
primarias como en consultas internas, (Digital ID) que ha llevado a Estonia a
donde más se ha experimentado con el ser el primer país en usar el voto por in-
voto electrónico, aunque, de momento, ternet en elecciones a nivel estatal, tanto
los resultados han sido irregulares. municipales y parlamentarias como eu-
ropeas, desde 2005. En las últimas elec-
En el contexto internacional, Bélgica fue ciones europeas un 46,7 % de los votan-
pionera en el campo del voto electrónico tes estonios usaron el i-vote.
con el uso de tarjetas con bandas magné-
ticas y urnas electrónicas en 1989. Actual- A pesar de los avances, en gran parte de
mente, India, Brasil, Venezuela y algunos los países que han experimentado el
Estados de los Estados Unidos utilizan el voto electrónico, este ha sufrido reveses
método de la Grabación Electrónica Di- que han frenado su evolución o, directa-
recta, es decir, el votante marca digital- mente, han provocado su prohibición.
mente sus preferencias en una pantalla y En 2009, el Tribunal Constitucional ale-
estas quedan registradas. No obstante, en mán sentenció en contra del uso de má-
los últimos años es el voto por internet u quinas en las elecciones al considerar
online el que ofrece mayores esperanzas. necesario que todas las fases del proceso
Se ha utilizado en referéndums, eleccio- electoral pudieran ser verificadas por
nes o primarias de partidos. En Francia, su personas sin conocimientos técnicos es-
uso ha sido intermitente en lo que se re- pecíficos. En 2008, Holanda recuperó el
fiere al voto de los residentes en el exte- método de voto tradicional al temer fa-
rior. En Canadá también se ha implemen- llos en el sistema de votación electrónica,
tado en elecciones municipales en las aunque la legislación permita este tipo
provincias de Ontario y Nueva Escocia. En de voto desde 1965. En el Reino Unido,
Suiza el voto online se ha extendido en la Comisión Electoral, tras realizar prue-
495
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
bas piloto, declaró que no había garan- embargo, no deben entenderse estas
tías suficientes para implantarlo. Y, más como un objetivo en sí mismo que lleve
recientemente, en las elecciones presi- a adoptarlas sin una exhaustiva evalua-
denciales de 2016 en los Estados Unidos ción de sus riesgos. En los próximos
se produjeron fallos y denuncias en las años, el debate y las propuestas de mejo-
máquinas de voto electrónico o los escá- ra del voto electrónico seguirán girando
neres de algunos Estados. Por otra parte, en torno a la transparencia y la seguri-
la posibilidad de una manipulación de dad, sobre todo, en las fases de identifi-
los sistemas de votación electrónica des- cación del votante y la emisión del voto
de el extranjero ha sido un elemento que para que este sea completamente libre y
ha alimentado la desconfianza tanto en secreto. Finalmente, un debate no menor
Estados Unidos como en otros países. respecto a la posibilidad de incrementar
el número de votaciones a través de in-
En definitiva, las nuevas tecnologías pue- ternet es el impacto social, cultural y po-
den ser un medio para alcanzar objetivos lítico y el temor a una mayor devalua-
democráticamente relevantes como una ción de la deliberación, aparejada al
mayor participación e implicación de la incremento de la polarización social en
ciudadanía en la toma de decisiones. Sin torno a cuestiones políticas.
BIBLIOGRAFÍA
Barrat i Esteve, J.; Pérez-Moneo, M., eds.: La digitalización de los partidos políticos y el
uso del voto electrónico. Pamplona: Aranzadi, 2019.
Guglielmi, G.; Ihl, O., dirs.: El voto electrónico. Madrid: Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, 2017.
Ríos Insua, D., coord.: Democracia electrónica. Madrid: LID Editorial, 2008.
496
CIENCIAS JURÍDICAS
ABOGACÍA
ABOGACÍA
499
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
500
ABOGACÍA
BIBLIOGRAFÍA
501
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
La Abogacía del Estado es una institución la creación del cuerpo de abogados del
de la Administración General del Estado Estado como tal se remonta a 1881.
cuya función es prestar asistencia jurídi-
ca, consistente en el asesoramiento, re- Entre los miembros destacados que per-
presentación y defensa en juicio del Esta- tenecen a este ilustre cuerpo de funcio-
do y sus organismos autónomos, así narios al servicio del Estado se pueden
como la representación y defensa de los citar a José Calvo Sotelo (ministro de
órganos constitucionales, cuyas normas Hacienda entre 1925 y 1930 y diputado
internas no establezcan un régimen es- de Cortes), Joaquín Costa (político y
pecial propio [como es el caso de las Cor- pensador español, representante del re-
tes Generales]. generacionismo de finales del siglo xix
y miembro de la Real Academia de
La Abogacía del Estado se compone de Ciencias Morales y Políticas) o el carde-
altos funcionarios, los cuales conforman nal Herrera Oria (periodista, jurista y
el cuerpo de abogados del Estado. El ac- político, fundador de la Asociación Ca-
ceso a dicho cuerpo se efectúa mediante tólica Nacional de Propagandistas y di-
oposición, de manera que se garantiza la rector del diario El Debate); entre otros
capacitación y profesionalidad de sus muchos políticos, profesionales y pen-
miembros, al tiempo que se asegura la sadores.
estabilidad en el puesto de los mismos y,
por tanto, su imparcialidad en el desem- El acceso al cuerpo de abogados del Es-
peño de sus funciones. tado se realiza por oposición (ininte-
rrumpida, salvo en periodo de guerra),
La formación histórica del cuerpo de siendo esta la característica más relevan-
abogados del Estado se remonta a me- te de la Abogacía del Estado y la que
diados del siglo xix, por lo que es una de confiere fundamentalmente prestigio a
las instituciones más asentadas del Esta- sus componentes. Como otras grandes
do español, habiendo contribuido con oposiciones del Estado (registradores de
sus funciones a la configuración del Esta- la Propiedad, notarios o letrados de las
do de Derecho y la consolidación de la Cortes o del Consejo de Estado), la difi-
Administración actual. Se trata de un ele- cultad en el acceso y la exigencia de una
mento de garantía de la supeditación ad- alta cualificación representan unas ba-
ministrativa al ordenamiento jurídico, así rreras de entrada basadas exclusivamen-
como de la adecuada reacción jurídica te en el principio de mérito y capacidad.
ante injerencias contra el Estado. La oposición exige la superación de cua-
tro exámenes y una prueba de conoci-
El origen de esta unidad puede fecharse mientos de idiomas. La totalidad del te-
en 1849 con la creación de la Dirección mario, de unos quinientos temas
General de lo Contencioso, en el Minis- aproximadamente, abarca todas las ra-
terio de Hacienda, con la finalidad de mas del Derecho.
defender jurídicamente los intereses de
la Hacienda Pública. Constituyen su an- Tradicionalmente la celebración de opo-
tecedente más antiguo los oficiales letra- siciones se ha considerado la garantía,
dos de Hacienda, creados en 1868. Pero no solo de los conocimientos de quienes
502
ABOGACÍA DEL ESTADO
503
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Gilabert, M. Á.: La formación histórica del cuerpo de abogados del Estado. Sevilla: De-
recho Global, 2016.
Martín-Retortillo Baquer, S.: La defensa en Derecho del Estado. Aproximación a la his-
toria del cuerpo de abogados del Estado. Madrid: Civitas, 1986.
https://www.avvocaturastato.it/
https://www.argentina.gob.ar/procuraciondeltesoro/ecae
504
ABUSO DE DERECHO
ABUSO DE DERECHO
505
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
506
ABUSO DE DERECHO
BIBLIOGRAFÍA
Carrasco Perera, Á.: Tratado del abuso de derecho y del fraude de ley. Pamplona: Civitas-
Thomson Reuters, 2016.
Davin, J.: El derecho subjetivo. Santiago de Chile: Olejnik, 2019.
García Roca, J.: «Abuso de los derechos fundamentales y defensa de la democracia
(art. 17 CEDH)», en J. García Roca / P. Santolaya, coords., La Europa de los derechos.
El Convenio Europeo de Derechos Humanos. Madrid: Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, 2014.
Jaramillo Jaramillo, C. I.: El abuso de derecho y su proyección en los ámbitos sustancial y
procesal civil. Santiago de Chile: Olejnik, 2019.
Lazcano, I.: «Artículo 17: prohibición del abuso de derecho», en Lasagabaster, I., dir., Con-
venio europeo de derechos humanos. Comentario sistemático. Madrid: Thomson Ci-
vitas, 2004.
López Alarcón, M.: «El abuso de derecho en el ordenamiento canónico», en Ius Canoni-
cum, 9-17 (1969).
López Martín, A. G.: «Las víctimas del abuso de poder en Derecho Internacional: una
aproximación a su estatuto jurídico», en Revista General de Derecho Público Compa-
rado, 14 (2014)
Morales Moreno, A. M.: «Abuso de derecho y estado de necesidad como posibles límites
al interdicto de recuperar la posesión», en Poder Judicial, 2 (1986).
Rodovalho, T.: Abuso de Derecho y derechos subjetivos. Santiago de Chile: Olejnik, 2011.
507
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
508
ACERVO DE LA UNIÓN EUROPEA
Pese a todo, a estas alturas seguimos ca- desde 2003 con relativos buenos resul-
reciendo de una definición jurídica for- tados [Comunicación sobre actualizar y
mal de su significado. Es verdad que el simplificar el acervo comunitario,
conjunto de derechos y obligaciones COM(2003) 71 final]. Pero no es solo
que derivan del acervo comunitario vie- una cuestión cuantitativa, la heteroge-
ne establecido en una pluralidad de tex- neidad del acervo es un problema serio.
tos, pero ninguno tiene una naturaleza Como dice la propia Comisión, ese nú-
jurídica del nivel deseable y, en ocasio- cleo indiferenciado no es solo que con-
nes, por su parcialidad resulta discuti- tenga actos obsoletos, irrelevantes o sin
ble. Habitualmente se identifican como interés general, es que «algunos actos
elementos del acervo: (a) Los Tratados jurídicos tienen una aplicación de dura-
constitutivos, incluyendo sus objetivos ción limitada o bien se aplican única-
políticos y los principios generales que mente en el momento de su adopción.
se derivan de ellos; (b) El Derecho deri- Otros (…) siguen existiendo (formal-
vado de la UE, incluyendo los actos mente) aunque su base jurídica haya
adoptados en el marco de la Política ex- sido modificada o derogada. Muchos ac-
terior y de seguridad común y en el tos se destinan exclusivamente a deter-
contexto del espacio de libertad, seguri- minados Estados miembros o agentes
dad y justicia; (c) Los acuerdos interna- económicos y, por lo tanto, no tienen
cionales celebrados por la UE; (d) Los ningún interés o pertinencia generales».
acuerdos internacionales celebrados en- Queda mucho para depurar una noción
tre Estados miembros en el desarrollo o de «acervo» coherente y racional.
aplicación de normas de la UE; (e) Las
declaraciones y resoluciones adoptadas Un segundo núcleo de problemas tiene
por la UE; y (f) La jurisprudencia del que ver con la eventual existencia de una
TJUE. Seguramente, todo este conjunto especie de «acervo esencial» que impon-
de instrumentos jurídicos constituye la dría límites materiales a la reforma mis-
base común sobre la que se asienta el ma de los Tratados constitutivos por su
proceso de integración y difícilmente carácter imprescindible para el proceso
podría cuestionarse que no formen par- de integración. Si bien es cierto que, en
te del acervo. La Comisión advirtió tanto que dueños de los Tratados, los Es-
pronto a finales de 2001 del problema tados miembros son libres de modificar
de esta determinación en su Comunica- cualquier disposición del Derecho origi-
ción sobre codificación del acervo co- nario mediante los procedimientos de re-
munitario (COM(2001) 645 final). Pero, visión previstos en el mismo, el TJUE ha
a pesar de ello, las cosas están resultan- identificado una serie de «garantías cons-
do no solo técnica sino políticamente titucionales» que forman parte de «las
más complicadas, pues la problemática propias bases de la UE», lo que impide, si
que se plantea hoy apunta a temas de no modificaciones, al menos sí interpre-
naturaleza más amplia y compleja. taciones que «permitan establecer excep-
ciones a los principios de libertad, demo-
En primer lugar, los problemas deriva- cracia y respeto de los derechos humanos
dos de su propia dimensión (podríamos y de las libertades fundamentales, consa-
estar hablando de unos 100.000 actos grados como bases de la Unión» (senten-
jurídicos, de diversa naturaleza, que in- cia de 3 de septiembre de 2008, Kadi,
cluyen modificaciones y derogaciones) C‑402/05 P y C‑415/05 P), apdos. 290,
conectan con la cuestión de su codifica- 303-304). La inclusión de los objetivos
ción. El asunto ocupa a la Comisión políticos y los principios generales del
509
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Alcoceba Gallego, A.: «Del acervo comunitario y otras pizzas: contribución de la integra-
ción diferenciada a la transformación del acervo», en Revista de Derecho Comunita-
rio Europeo, vol. 7, 14 (2003).
Audeoud, O.: «L’acquis communautaire, du mythe à la pratique», en Revue d’études com-
paratives Est-Ouest, 33:3 (2002).
Petrov, R.; Kalinichenko, P.: «On similarities and differences of the European Union and
Eurasian Economic Union legal orders: Is there the “Eurasian Economic Union
Acquis”?», en Legal Issues of Economic Integration, 43:3 (2016).
510
ACERVO DE LA UNIÓN EUROPEA
Ziller, J.: «The Acquis: European Union Law and so many Laws», en G. Amato et al.,
(eds.) The History of the European Union: Constructing Utopia. Oxford: Hart Publis-
hing, 2018.
511
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ADMINISTRACIÓN ELECTORAL
Las elecciones libres son una exigencia ral que se encomienda al Registro
funcional imprescindible del sistema de- Nacional de Identidad y Estado Civil.
mocrático, de modo que no hay democra-
cia sin elecciones libres que, por naturale- En España, la vigente Ley Orgánica del
za, son abiertas, competitivas, transparentes Régimen Electoral General (LOREG,
y, por ende, limpias y justas. Pero, al tiem- L.O. 5/1985, con múltiples reformas), que
po, las elecciones son un procedimiento, sigue el precedente de la longeva Ley
es decir, presentan una innegable dimen- Maura de 1907 y del Real Decreto-Ley
sión medial o instrumental que requiere de 1977, atribuye la misión institucional
de una organización autónoma o inde- de garantizar «la transparencia y objetivi-
pendiente y, por tanto, confiable, en razón dad del proceso electoral y el principio
de su imparcialidad, para los actores polí- de igualdad a la Administración electoral»,
ticos y para los ciudadanos. A esa organi- integrada por las Juntas Electorales y las
zación formada por las autoridades res- Mesas Electorales» (art. 8). Sin embargo,
ponsables de la dirección y gestión del hay otros órganos que intervienen en la
procedimiento electoral convenimos en preparación o desarrollo del proceso
denominarla Administración electoral. electoral pero no forman parte de la Ad-
ministración electoral, reservada a las Jun-
El Derecho comparado nos enseña que tas y las Mesas ex lege; es decir, integran
no existe un único modelo confluyente el aparato organizativo de las elecciones y
sino que, en razón del nivel de consoli- actúan subordinadamente a la Adminis-
dación de la democracia y de vertebra- tración electoral en el cumplimiento de
ción institucional, y, en consecuencia, de las tareas que tienen encomendadas. En
la credibilidad en la autenticidad de los concreto, el Ministerio del Interior, que
comicios, nos muestra una pluralidad de cumple una función dadora de los me-
opciones: desde la europea occidental, dios humanos y materiales para el desa-
con variables, en que es el Poder Ejecuti- rrollo del proceso electoral, y la Oficina
vo, en algunos casos bajo supervisión de del Censo Electoral, encuadrada en el Ins-
un órgano o comisión ad hoc, el que tituto Nacional de Estadística, que asume
asume las funciones de la Administración la función de la formación del censo elec-
electoral, hasta el iberoamericano, en toral. Ambos ejercen estas competencias,
que se crea una organización de carácter como también el Servicio de Correos,
permanente separada de los tres poderes bajo la dirección, supervisión y control de
del Estado (hasta el punto de que en al- la Junta Electoral Central, como órgano
gunos países es considerada un cuarto superior de la Administración electoral.
poder) que asume, bien la integridad de
las competencias, bien se estructura en La Administración electoral, que el Tribu-
dos ramas, una con las de gestión, inclui- nal Constitucional denominó «peculiar es-
do el registro y censo de los electores, y tructura administrativa», se presenta neta-
otra con competencias de control, super- mente diferenciada de la Administración
visión y revisión, con la singularidad de Pública general, pero no deja de ser Ad-
Perú, donde desde 1993 existen tres or- ministración; peculiar, por supuesto, pues
ganismos electorales, pues a los dos cita- no es encuadrable en el Ejecutivo –aun-
dos se suma la llevanza del censo electo- que tampoco en el Legislativo ni en el
512
ADMINISTRACIÓN ELECTORAL
513
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
do, no como árbitro del proceso electo- mínimo de 500. Cada Mesa Electoral está
ral según criterios de equidad o sentido formada por un presidente y dos vocales
común, sino con arreglo a la ley y al De- que, como sus respectivos suplentes, son
recho, únicos dueños a los que las Juntas elegidos por sorteo público realizado por
Electorales han servido, y, en consecuen- el Pleno del Ayuntamiento; por tanto, nos
cia, al cuerpo electoral. encontramos ante una forma de partici-
pación directa de los ciudadanos en
En fin las Mesas Electorales son el órga- asuntos públicos. Los cargos son obliga-
no primario de la Administración electo- torios, sin perjuicio del derecho de los
ral que asume la misión fundamental de designados a formular excusa, por causa
presidir, dirigir y controlar el proceso de justificada, para no acudir a su desempe-
emisión del voto por los electores, con- ño, que ha de resolver la Junta Electoral
servar el orden dentro del local, realizar de Zona. Tienen la condición de funcio-
el recuento (provisional) de los votos narios públicos el día de la votación.
emitidos cumplimentando las actas co-
rrespondientes y, con carácter general, En síntesis, esta Administración partici-
velar por la pureza y limpieza del sufra- pativa, con gran protagonismo de los
gio en la jornada de votación. ciudadanos sin perjuicio de la garantía
judicial y el auxilio técnico, merece una
En cada municipio se ha de constituir una valoración muy positiva como garante de
Mesa Electoral, salvo que, por razón de la esas elecciones libres (McKenzie) que
población, deban constituirse más con un son uno de los signos de identidad de la
máximo cada una de 2.000 electores y un democracia constitucional.
BIBLIOGRAFÍA
514
ADMINISTRACIÓN ELECTRÓNICA
ADMINISTRACIÓN ELECTRÓNICA
Como suele ocurrir con los conceptos re- cho-deber, en función del cual la rela-
lativamente nuevos, no es sencillo acuñar ción con la Administración por medios
una definición generalmente aceptada de electrónicos es, como se ha señalado, la
Administración electrónica. En el Diccio- regla general. Así lo proclama el art. 3.2
nario del Español Jurídico se reenvía para de la Ley 40/2015, dentro de los princi-
ello a la voz «acceso electrónico a la Ad- pios generales de actuación administrati-
ministración», al que se configura como el va, cuando señala que «Las Administra-
«derecho de los ciudadanos a utilizar me- ciones Públicas se relacionarán entre sí y
dios electrónicos en sus relaciones con la con sus órganos, organismos públicos y
Administración». Sin embargo, este enun- entidades vinculados o dependientes a
ciado no puede mantenerse, por lo que través de medios electrónicos, que ase-
ahora se dirá, tras la entrada en vigor de guren la interoperabilidad y seguridad
las Leyes 39 y 40/2015, respectivamente, de los sistemas y soluciones adoptadas
de procedimiento y de régimen jurídico por cada una de ellas, garantizarán la
de la Administración. Por ello, es preferi- protección de los datos de carácter per-
ble acudir a la definición acuñada por la sonal, y facilitarán preferentemente la
Comisión Europea en 2003 como «el uso prestación conjunta de servicios a los in-
de las tecnologías de la información y las teresados». En una línea similar, el art. 14
comunicaciones en las Administraciones de la Ley 39/2015 regula, a los efectos
Públicas, combinado con cambios organi- del procedimiento administrativo, el de-
zativos y nuevas aptitudes, con el fin de recho y obligación de relacionarse elec-
mejorar los servicios públicos y los proce- trónicamente con las Administraciones
sos democráticos y reforzar el apoyo a las Públicas, que a grandes rasgos supone
políticas públicas». No se trata, pues, tanto que las personas jurídicas están obliga-
de un nuevo concepto de Administración das a dicha relación electrónica, del mis-
Pública, cuanto de aprovechamiento de mo modo que las personas físicas que se
las nuevas tecnologías para mejorar la efi- encuentren en una relación cualificada
ciencia de la Administración y facilitar sus con la Administración (empleados públi-
relaciones con los ciudadanos. cos, ejercientes de profesiones colegia-
das, etc.) y, tendencialmente, todas aque-
Desde sus manifestaciones más tempra- llas respecto de las que quede acreditado
nas con la aprobación de la Ley 30/1992, que tienen acceso y disponibilidad de
el extraordinario desarrollo de internet, los medios electrónicos necesarios.
las bases de datos o la identidad digital
han permitido al legislador actual dispo- Lógicamente, esto obliga a la Administra-
ner como principio general de organiza- ción, cuyo carácter servicial («sirve con
ción y funcionamiento de la Administra- objetividad los intereses generales»,
ción el hacerlo por medios electrónicos. art. 103.1 CE), le exige asistir a los ciuda-
Esta es la principal novedad de las cita- danos en la adaptación a los cambios
das Leyes 39 y 40/2015, que han trans- que implica esta decisión. Así se estable-
formado el derecho de los ciudadanos a ce en el art. 13 de la Ley 39/2015, que
relacionarse con la Administración por regula los derechos de estos a comuni-
medios electrónicos, reconocido en Es- carse con la Administración a través de
paña desde la Ley 11/2007, en un dere- un Punto de Acceso General electrónico;
515
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
516
ADMINISTRACIÓN ELECTRÓNICA
517
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
518
ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO
519
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
blicas, los principios del sistema de res- nisteriales y de gestión territorial integrada
ponsabilidad de las Administraciones en Delegaciones del Gobierno en las Co-
Públicas y de la potestad sancionadora, munidades Autónomas.
así como la organización y funcionamien-
to de la Administración General del Esta- La Administración General del Estado
do y de su sector público institucional comprende: a) La organización central,
para el desarrollo de sus actividades». En que integra los Ministerios y los servicios
el artículo 2 –conflictivo en cuanto a la comunes; b) La organización territorial y
resbaladiza consideración de las universi- c) La Administración General del Estado
dades públicas–, se enumeran las entida- en el exterior.
des que constituyen el sector público,
empezando, justamente, por la Adminis- En la organización central se distingue,
tración General del Estado y siguiendo como ya hacía la normativa anterior, en-
por las Administraciones de las Comuni- tre órganos superiores y directivos. Los
dades Autónomas, por las entidades que primeros son únicamente, los ministros y
integran la Administración local, y por el los secretarios de Estado. Diversamente,
sector público institucional. Este último son órganos directivos los subsecretarios
comprende a cualesquiera organismos y secretarios generales; los secretarios
públicos y entidades de Derecho público generales técnicos y directores generales
vinculados o dependientes de las Admi- y, por último, los subdirectores generales
nistraciones Públicas, pero también a las (que no tendrán la consideración de alto
entidades de Derecho privado vinculadas cargo).
o dependientes de las Administraciones
Públicas que quedarán sujetas a los prin- En la organización territorial de la Admi-
cipios previstos en el artículo 3 (similares nistración General del Estado son órga-
a los de la Ley de 1997, añadiéndose, en- nos directivos tanto los delegados del
tre otros, la lealtad institucional), y en Gobierno en las Comunidades Autóno-
todo caso, cuando ejerzan potestades ad- mas, que tendrán rango de subsecretario,
ministrativas, así como a las citadas uni- como los subdelegados del Gobierno en
versidades públicas «que se regirán por las provincias, los cuales tendrán nivel
su normativa específica y supletoriamen- de subdirector general.
te por las previsiones de la presente Ley».
Obviamente, dentro del sector público, Finalmente, en la Administración Gene-
tienen la consideración de Administracio- ral del Estado en el exterior son órganos
nes Públicas la Administración General directivos los embajadores y represen-
del Estado, la autonómica y la local, así tantes permanentes ante organizaciones
como los organismos públicos y entida- internacionales.
des de Derecho público dependientes de
las antedichas Administraciones. En fin, En el caso de la Administración no terri-
el artículo 3.4 reitera que «cada una de las torial, serán los estatutos de los organis-
Administraciones Públicas (…) actúa para mos públicos los que determinen sus
el cumplimiento de sus fines con perso- respectivos órganos directivos, su consi-
nalidad jurídica única». deración y si agotan, o no, la vía admi-
nistrativa.
En lo tocante a la estructura de la Adminis-
tración General del Estado, esta, conforme Los ministros y secretarios de Estado son
al artículo 55, responde a los principios de nombrados a propuesta del presidente del
división funcional en Departamentos mi- Gobierno, de acuerdo con lo establecido
520
ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO
BIBLIOGRAFÍA
Campos Acuña, M.ª C., dir.: Comentarios a la Ley 40/2015, de Régimen Jurídico del Sector
Público. Madrid: El Consultor-Wolters Kluwer, 2017.
521
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Carbonell Porras, E.: «La Administración General del Estado», en T. Cano Campos
(coord.), Lecciones y materiales para el estudio del Derecho Administrativo. Madrid:
Iustel, 2009.
García de Enterría, E.: La Administración española. Pamplona: Thomson-Civitas, 2007.
522
ADMINISTRACIÓN LOCAL
ADMINISTRACIÓN LOCAL
523
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
524
ADMINISTRACIÓN LOCAL
BIBLIOGRAFÍA
Carrillo Donaire, J. A.; Navarro Rodríguez, P., coords.: La reforma del régimen jurídico de
la Administración local: el nuevo marco regulatorio a la luz de la Ley de racionali-
zación y sostenibilidad de la Administración local. Madrid: El Consultor de los
Ayuntamientos, 2014.
Fanlo Loras, A.: Fundamentos constitucionales de la autonomía local. Madrid: Centro
de Estudios Constitucionales, 1991.
Fuenteaja Pastor, J. A.; Fernández Rodríguez, C., dirs.: Manual de Derecho local. Madrid:
Iustel, 2010.
Font i Llovet, T.; Galán y Galán, A.: «Los retos actuales del gobierno local: repolitización,
diversificación e interiorización», en Anuario del Gobierno Local, 24 (2014).
Parejo Alfonso, L.: Derecho básico de la Administración Local. Barcelona: Ariel, 1988.
— Garantía institucional y autonomías locales. Madrid: Instituto de Estudios de la
Administración Local, 1981.
525
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ADMINISTRACIÓN PARLAMENTARIA
Como indica Bassols Coma, ausente el El personal que se rige por este Estatuto
Rey, la autonomía parlamentaria se abrió está esencialmente formado por funcio-
paso en las Cortes de Cádiz en un con- narios de carrera, con una relación esta-
texto cuasi asambleario que permitió que tutaria de servicios profesionales y de
estas asumieran «una integral potestad de carácter permanente, seleccionados, re-
autoorganización sin precedentes». Por clutados y retribuidos directamente por
Decreto de 1811 se creó la primera es- las Cortes Generales y que adquieren su
tructura administrativa parlamentaria, condición en virtud de nombramiento
una Secretaría de Estado con el título de legal, tras superar, siempre, la corres-
Secretaría de las Cortes, compuesta por pondiente oposición por convocatoria
cinco oficiales de Secretaría y un oficial pública.
archivero.
También se integra en la Administración
Continuando con esta tradición bicente- parlamentaria un reducido número de
naria, el art. 72 de la Constitución Espa- personal laboral y, para el desempeño de
ñola de 1978 dispone que las Cámaras, funciones no atribuidas estatutariamente
de común acuerdo, regulan el Estatuto a los cuerpos de funcionarios de las Cor-
de Personal de las Cortes Generales. Y, tes, esencialmente de seguridad, las Cá-
en consonancia, el art. 60 del Reglamen- maras pueden solicitar al Gobierno la
to del Congreso de los Diputados señala adscripción de personal perteneciente a
que dispondrá de los medios personales cuerpos de la Administración General
y materiales necesarios para el desarrollo del Estado.
de sus funciones.
Los parlamentarios también han de con-
La Constitución prevé, pues, que exista tar con asesoramiento de confianza polí-
un personal común para las dos Cáma- tica, diferente y separado del apoyo insti-
ras, que se rige por una norma interna tucional que lleva a cabo la Administración
propia, distinta de la del personal al ser- parlamentaria. Este asesoramiento se
526
ADMINISTRACIÓN PARLAMENTARIA
presta por el personal que contrata cada Electoral Central, y el letrado mayor del
Grupo parlamentario, así como por el Senado, nombrados entre miembros del
personal eventual que contrata cada Cá- cuerpo de letrados con más de cinco
mara para estos, siguiendo cupos de re- años de servicios efectivos.
presentación proporcional al Pleno,
nombrado por criterios de confianza po- Las competencias en materia de personal
lítica y que cesa automáticamente al ce- se ejercen por los presidentes, a los que
sar el titular político del órgano al que la Constitución atribuye el ejercicio de
apoyan. Este personal no puede ejercer todos los poderes administrativos en
las funciones que cada cuerpo de la Ad- nombre de las Cámaras, y por las Mesas.
ministración parlamentaria tiene reserva- En un sentido amplio, la Presidencia y la
das en exclusiva en el Estatuto. Mesa son también órganos de la Admi-
nistración parlamentaria, si bien de natu-
Los cuerpos de funcionarios en que se raleza política. El pluripartidismo de la
organiza la Administración parlamentaria Mesa y de todos los órganos políticos del
son siete: letrados, archiveros-biblioteca- Parlamento imprime una horizontalidad
rios, asesores facultativos, redactores ta- singular a su gestión administrativa, y
quígrafos y estenotipistas, técnico-admi- convierte a su Administración en garante
nistrativo, administrativo y ujieres. de las minorías representativas.
527
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
528
ADMINISTRACIÓN PARLAMENTARIA
[Ver también los textos de E. Pierre, E. May, S. Tosi y otros para el Derecho comparado]
529
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
En todas las comunidades humanas los titu- dotadas de personalidad jurídica pública
lares del poder político han dispuesto siem- que, bajo la dirección del Gobierno en el
pre de organizaciones, más o menos exten- ámbito estatal y de los Consejos de Go-
sas y estructuradas, de las que se han valido bierno en el ámbito autonómico, sirven
para llevar a la práctica sus determinacio- con objetividad, así como con someti-
nes. En un sentido amplio e inespecífico, miento pleno a la ley y al Derecho y bajo
pues, ubi societas, ibi administratio. La control judicial, los intereses generales.
emergencia histórica de la Administración
contemporánea, sin embargo, tal como la Ante todo, las AAPP son organizaciones
entendemos en el mundo occidental, es personificadas. Cada una tiene su propia
fruto de un proceso cuyo origen puede personalidad jurídica (art. 3.4 LPAC) y en
identificarse en la Revolución francesa y ello se diferencian de los órganos admi-
que solo se desarrolla gradualmente en el nistrativos, que son unidades funcionales
marco de la división de poderes. Veamos no personificadas integradas en el seno
cuáles son, desde la perspectiva jurídica, la de aquellas (art. 5 LRJSP).
noción, de perfiles ciertamente difusos, y
los rasgos esenciales de las Administracio- Así, en primer término, son AAPP los en-
nes Públicas (AAPP) en España. tes territoriales, que conjuntamente inte-
gran la denominada «Administración te-
No existe en nuestro ordenamiento una rritorial»: la Administración General del
definición jurídico-positiva general de las Estado, las Administraciones generales
AAPP. Más aun, las diversas Leyes que de las 17 Comunidades Autónomas, las
enumeran, a sus respectivos efectos, las 40 provincias (en su condición de entida-
entidades a las que se atribuye tal condi- des locales) y los tres territorios históri-
ción no son totalmente coincidentes cos, las Ciudades autónomas de Ceuta y
(arts. 2.3 de la Ley 39/2015, del Procedi- Melilla, los algo más de 8.000 municipios
miento Administrativo Común de las Ad- y las islas en los archipiélagos balear y
ministraciones Públicas, 2.3 de la canario. También las demás entidades lo-
Ley 40/2015, de Régimen Jurídico del Sec- cales: comarcas, áreas metropolitanas y
tor Público, 1.2 de la Ley 29/1998, regula- mancomunidades de municipios.
dora de la Jurisdicción Contencioso-admi-
nistrativa, 3.2 de la Ley 9/2017, de Por otra parte, con vinculación o depen-
Contratos del Sector Público, 2 de la dencia respecto de los entes territoriales,
Ley 33/2003, del Patrimonio de las Admi- existe una pléyade de entidades personi-
nistraciones Públicas, 3 de la Ley 38/2003, ficadas creadas para la realización de
General de Subvenciones, 2.1 de la Ley funciones propias de aquellos. Cuando
Orgánica 2/2012, de Estabilidad Presu- revisten forma jurídico-pública de perso-
puestaria y Sostenibilidad Financiera, y 2.1 nificación, supuesto en el que son desig-
del Texto Refundido de la Ley del Estatuto nadas genéricamente mediante las ex-
Básico del Empleado Público, aprobado presiones «entidades de Derecho público»
por R. D. L 5/2015). Ello no obstante, sí es o «entes públicos», las mismas se consi-
posible inferir un concepto, eminentemen- deran AAPP, y conjuntamente integran la
te jurídico-constitucional (arts. 97, 103.1 denominada «Administración institucio-
y 106.2 de la Constitución): organizaciones nal». Por el contrario, cuando se emplean
530
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
531
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
532
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
Esto es, las AAPP actúan, y quienes se con- explica la atribución a aquellas, como re-
sideren perjudicados por tal actuación están quisito para que tales intereses resulten
gravados por la carga de interponer recurso efectivamente satisfechos, de potestades
contra la misma. Y es que, en virtud de la que les confieren prerrogativas exorbi-
prerrogativa de la autotutela, cuando la AP tantes: la potestad reglamentaria, que les
desee modificar respecto de un tercero la permite crear Derecho objetivo; la expro-
realidad jurídica, no necesita recabar la he- piatoria, que les permite sacrificar situa-
terotutela judicial iniciando un juicio decla- ciones patrimoniales privadas, convir-
rativo que concluya con una sentencia que tiéndolas en su equivalente en dinero; la
realice tal modificación, sino que la propia sancionadora, que les convierte en «jue-
AP lleva a cabo esta con efectos inmediatos, ces» de la legalidad de la actuación de los
del mismo modo que, en caso de incumpli- ciudadanos, etc. Naturalmente, el contra-
miento de sus declaraciones previas, no ne- peso inescindible es el sometimiento de
cesita iniciar un juicio ejecutivo, sino que su ejercicio a numerosos y relevantes lí-
puede proceder a la ejecución forzosa de mites, sustantivos y procedimentales
aquellas con sus propios medios (arts. 38, (comprendidos los resultantes de la cre-
39 y 99 y sigs. LPAC). Todo ello sin perjuicio ciente participación ciudadana en la Ad-
del ulterior control judicial, si se insta por el ministración), configurándose así, al me-
perjudicado. nos tendencialmente, un característico
equilibrio entre prerrogativas y garantías
Finalmente, las AAPP actúan al servicio cuya consecución y mantenimiento de-
de los intereses generales, supraordena- biera ser el objetivo básico del Derecho
dos por principio a los particulares. Ello Administrativo mismo.
BIBLIOGRAFÍA
533
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
AFORAMIENTO
534
AFORAMIENTO
riodo de su mandato», «solo podrán ser ahí que también se les haya otorgado –
detenidos en caso de flagrante delito» y como a los diputados y senadores y a los
«no podrán ser inculpados ni procesados miembros del Gobierno de la Nación– un
sin la previa autorización de la Cámara fuero procesal de extensión máxima, en el
respectiva» –el denominado suplicatorio– que se incluyen todos los actos realizados
(art. 71.2). Por último, el aforamiento durante su mandato, aun los que son aje-
ante la Sala de lo Penal del Tribunal Su- nos al ejercicio de sus funciones. Con tal
premo por cualesquiera ilícitos penales, alcance se encuentran aforados la Reina
hayan sido o no cometidos en el ejerci- consorte o el consorte de la Reina, la Prin-
cio de sus funciones (art. 71.3), constitu- cesa o Príncipe de Asturias y su consorte,
ye un fuero procesal especial, vigente y el Rey o la Reina que hubiere abdicado
durante su mandato, que actúa como y su consorte, el presidente y los magistra-
«complemento y cierre» de las prerrogati- dos del Tribunal Constitucional, el presi-
vas de inviolabilidad e inmunidad dente y los consejeros del Tribunal de
(STC 22/1997, FJ 6; y 68 y 69/2001, FJ 5). Cuentas, el presidente y los consejeros del
Consejo de Estado, el Defensor del Pueblo
El presidente y demás miembros del Go- y sus adjuntos y el presidente y los vocales
bierno de la Nación no gozan, en cuanto del Consejo General del Poder Judicial y
tales, de inviolabilidad y de inmunidad, los miembros de la carrera judicial y fiscal
pero se encuentran aforados, en lo que a (arts. 55 bis, 57.1.2.º y 3.º y 73.3.a, LOPJ),
su responsabilidad criminal concierne, en relación con diversos preceptos de la
ante la Sala de lo Penal del TS, por todos legislación orgánica correspondiente. Por
los actos cometidos en el ejercicio de su la misma razón, los Estatutos de Autono-
mandato, guarden o no relación con las mía prevén al aforamiento penal del presi-
competencias propias de su cargo, de dente y los consejeros del Gobierno y de
acuerdo con el art. 102.1 CE. los miembros de las Asambleas legislativas
de cada Comunidad, que se extiende a las
A través de la legislación orgánica regula- instituciones análogas al Defensor del
dora de diversas instituciones, la prerroga- Pueblo (art. 1.1 de la Ley 36/1985).
tiva del aforamiento, constitucionalmente
limitada a la responsabilidad criminal de Otras veces, el motivo del aforamiento no
los diputados y senadores y del presidente ha sido tanto –o al menos no solo– la ne-
y demás miembros del Gobierno de la Na- cesidad de proteger la independencia de
ción, se ha ampliado al conocimiento de una determinada institución, como la pro-
las acciones penales y civiles en las que se pia naturaleza de las funciones desarrolla-
exija responsabilidad a tales sujetos y de das por tales sujetos. Es el caso de los
otras autoridades y cargos públicos. miembros de la carrera judicial y fiscal,
que se encuentran únicamente aforados
La extensión del aforamiento a sujetos no «en el ejercicio de su cargo» (art. 73.3.b,
contemplados en la Constitución no siem- LOPJ), y también, aunque no constituya
pre responde al mismo fundamento que un aforamiento en sentido técnico, el de
en su día justificó su atribución en los ca- los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de
sos constitucionalmente previstos. En la Seguridad del Estado, para quienes se es-
mayor parte de las ocasiones se ha tratado tablece una regla especial de competen-
de proteger, con la misma ratio subyacen- cia que opera únicamente en relación con
te, la independencia de determinadas au- delitos cometidos «en el ejercicio de sus
toridades y miembros de órganos constitu- funciones» (art. 8.1.º pár. 2.º, L.O. 2/1986;
cionales y de relevancia constitucional, de STC 55/1990, FJ 4).
535
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
536
ANÁLISIS ECONÓMICO DEL DERECHO
A los juristas europeos les cuesta enten- los individuos de maximizar su felicidad
der el papel desempeñado por el análi- o utilidad. El moderno análisis económi-
sis económico del Derecho en el estu- co del Derecho como tal, prosigue New-
dio de los fenómenos jurídicos. En man, nace con Ronald Coase (1910-
España especialmente, el Derecho se 2013) y sus ensayos sobre los costes de
entiende como una emanación del po- transacción, costes que se reducen al
der soberano o al menos de las decisio- definir claramente los derechos de pro-
nes de autoridades competentes: la piedad y, en su caso, acudiendo a deci-
esencia del Derecho la constituyen las siones judiciales. Otra aportación funda-
leyes aprobadas por el Parlamento, las mental al estudio económico del
decisiones de las instancias administrati- Derecho es la teoría de juegos, tanto en
vas, y las sentencias judiciales. Todo lo su forma aplicada de juegos no-coope-
más se admite la necesidad de explicar rativos y de coordinación, como en su
la posible o parcial ineficacia de nor- aportación más abstracta a la Filosofía
mas, actos administrativos, y sentencias moral y política. El tercer pilar del edifi-
en la vida real, con ayuda de los relatos cio intelectual de la Economía del Dere-
impresionistas y las observaciones esta- cho lo levantó, dice Newman, Friedrich
dísticas de la denominada «Sociología von Hayek (1899-1982) con su idea de
del Derecho». Las Ciencias económicas orden espontáneo, para así dar cuenta
desempeñan en el campo jurídico una de todo lo que, en el campo jurídico, es
labor distinta del de la mera Sociología. resultado de la acción humana pero no
Aplican el individualismo metodológico de los planes de las autoridades. Todo
para explicar cómo y porqué aparecen ello muestra que el Derecho ha de estu-
y se crean normas, en qué medida se diarse también con los métodos de la
cumplen o desobedecen, y cuáles pue- Economía política, con resultados signi-
den ser las consecuencias inesperadas o ficativamente distintos de los que pue-
contraproducentes de la actividad jurídi- dan obtenerse con una visión ya sea so-
ca. Lejos de la mera descripción, basan beranista, ya sea sociológica de lo
el análisis en una concepción de los hu- jurídico.
manos, no tanto como seres racionales,
sino como actores finalistas. La penetración del mundo jurídico por
razonamientos de tipo económico es ya
La importancia del enfoque económico notable, pero la deficiente formación
de lo jurídico se colige al acudir a los económica de muchos juristas les lleva a
tres gruesos volúmenes del Nuevo Dic- proponer soluciones erradas para resol-
cionario Palgrave de Economía y Dere- ver falsos problemas. Un campo en el
cho, que tan poco eco han tenido en el que esto ocurre a menudo es el de los
mundo ibérico. Su compilador Peter intentos de corregir los llamados defec-
Newman, en la «Introducción» de ese tos del mercado. Cuando aparece alguna
diccionario, toma como origen de los situación en la que los acuerdos y deci-
estudios económicos del Derecho la siones individuales causan daños a terce-
obra de Jeremías Bentham (1748-1832) ros o no fomentan actividades beneficio-
y su análisis de la acción jurídica par- sas para la sociedad, la reacción de la
tiendo sistemáticamente del deseo de autoridades es a menudo intervenir para
537
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
538
ANÁLISIS ECONÓMICO DEL DERECHO
BIBLIOGRAFÍA
Axelrod, R.: The Evolution of Cooperation. New York: Basic Books, 1981.
Bentham, J.: An introduction to the Principles of Morals and Legislation (1789). London:
Athlone Press, 1970.
Buchanan, J.; Tullock, G.: The Calculus of Consent: Logical Foundations of Constitutio-
nal Democracy. Ann Arbor: Michigan University Press, 1962.
Coase, R.: «The Problem of Social Cost», en Journal of Law and Economics, 3 (1960).
Harford, T.: «The prisoner’s dilemma at 70 – and what we get wrong about it», en Capi-
tal Thinking, 536 (2020).
Hayek, F.: Derecho, legislación, y libertad. Vol. I: Normas y orden. Madrid: Unión Edito-
rial, 1994.
Matson, E. W.; Klein, D. B.: Convention without Convening: Hume’s marvelous innova-
tion. Fairfax: George Mason University, 2020.
Newman, P.: The New Palgrave Dictionary of Economic and the Law. London: Macmillan.
1998. 3 v.
Schelling, T: The Strategy of Conflict. Cambridge: Harvard University Press, 1960.
539
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ANOMALÍA CONSTITUCIONAL
540
ANOMALÍA CONSTITUCIONAL
541
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
542
ANOMALÍA CONSTITUCIONAL
BIBLIOGRAFÍA
Cruz Villalón, P.: La curiosidad del jurista persa y otros ensayos sobre la Constitución.
Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 2006.
Loewenstein, K.: Teoría de la Constitución. Barcelona: Ariel, 1976.
Pérez Royo, J.: Curso de Derecho Constitucional. Madrid: Marcial Pons, 2014.
543
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ARBITRAJE
544
ARBITRAJE
545
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
bitrales patológicas o medidas cautelares) les que puedan existir sobre excepciona-
como para la garantía de que el arbitraje les acciones de nulidad del laudo como
se desarrolla de acuerdo con lo conveni- para el exequatur y ejecución de los lau-
do por las partes, es decir, respetando la dos en el país donde se quisieran ejecu-
autonomía de la voluntad, base de todo tar si fuera necesario ante la reticencia de
arbitraje, como es el caso de los contro- la parte perdedora.
BIBLIOGRAFÍA:
Born, G. B.: International commercial arbitration. New York: Wolters Kluwer Law &
Business, 2014.
Douglas, Z.: The International Law of investments claims. Cambridge: Cambridge Uni-
versity Press, 2010.
Garberí Llobregat, J.: Comentarios a la Ley 60/2003, de 23 de diciembre, de arbitraje.
Barcelona: Bosch, 2004.
González Bueno, C., et al.: The Spanish Arbitration Act: A commentary. Madrid: Dykin-
son, 2016.
Redfern, A.; Hunter, M., et al.: Redfern and Hunter on International Arbitration. 6th ed.
Oxford: Oxford University Press, 2015.
Bernardo M. Cremades
Académico de Número de la
Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España
Abogado
546
ARBITRARIEDAD
ARBITRARIEDAD
547
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
548
ARBITRARIEDAD
BIBLIOGRAFÍA:
Andrés Betancor
Catedrático de Derecho Administrativo
Universidad Pompeu Fabra
549
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ASILO
550
ASILO
atempera a través del principio de no de- cuentre fuera del país de su nacionalidad
volución, esto es, el derecho de las per- y no pueda o, a causa de dichos temores,
sonas «a no ser expulsadas o devueltas a no quiera acogerse a la protección de tal
cualquier otro Estado en que puedan ser país; o que, careciendo de nacionalidad
objeto de persecución». No existe pues y hallándose, a consecuencia de tales
un derecho a conseguir el asilo, sino acontecimientos, fuera del país donde
solo a pedirlo cuando concurren ciertas antes tuviera su residencia habitual, no
circunstancias. pueda o, a causa de dichos temores, no
quiera regresar a él». Esta definición, que
No debe olvidarse que, junto al asilo te- gira alrededor de la premisa de la perse-
rritorial, el asilo diplomático consiste en cución, ha sido recogida por los ordena-
la protección que se dispensa a la perso- mientos internos, a la vez que ha servido
na perseguida por motivos políticos o de modelo para los instrumentos adopta-
ideológicos y que se refugia en las insta- dos en círculos regionales, como la UE.
laciones de una misión diplomática acre- En esta última se ha acompañado de
ditada en otro Estado, siendo lo más ca- otros mecanismos de protección tempo-
racterístico de esta institución, no ese ral, lo cual ha sido la pauta seguida en
estadio en que las autoridades del Estado sus Estados miembros, como es el caso
territorial se abstienen de penetrar en los de la Ley española 12/2009, reguladora
locales de la Embajada (obligación deri- del derecho de asilo y de la protección
vada de su inviolabilidad conforme al subsidiaria.
Derecho Internacional), sino el salvocon-
ducto que el Estado ofrece a fin de que Aunque siempre ha habido éxodos de
la persona en cuestión pueda salir de allí población, los desplazamientos forzosos
sin ser detenida y abandonar también su son un rasgo tristemente acuciante en lo
territorio. La larga estancia del fundador que llevamos de siglo xxi, que arroja un
de WikiLeaks, J. Assange, en la Embajada volumen récord de víctimas. Según datos
de Ecuador en Londres nunca podría ofrecidos en 2019 por el ACNUR, la cifra
considerarse como un ejemplo de asilo de personas forzadas a abandonar sus
diplomático, pese a que llegó a cometer- hogares ya supera los 70 millones desde
se ese error por algún medio periodísti- 2018 (el doble de la tasa manejada solo
co, ya que aquel tan solo disfrutó de los 20 años antes). Además, estas son acogi-
efectos derivados de la inviolabilidad de das a través de un reparto muy despro-
la Embajada mientras contó con el bene- porcionado, de modo que tan solo un
plácito del Estado acreditante. Además, pequeño número de países, unos 10, se
el asilo diplomático sigue teniendo un hacen cargo de cantidades ingentes de
alcance territorial limitado al ámbito lati- refugiados (el 60%). A su vez, estos paí-
noamericano, pues es allí donde se ses son en su mayoría, paradójicamente,
adoptaron los únicos tratados internacio- Estados en desarrollo, por ser a menudo
nales existentes y donde se generó la limítrofes o próximos a aquellos desde
práctica consuetudinaria relevante. los que la huida tiene lugar. Junto a ello,
los desplazamientos humanos forzados,
Según la Convención, el término «refu- dejando aparte las migraciones por razo-
giado» se aplicará a toda persona que nes económicas, no solo tienen que ver
«debido a fundados temores de ser per- con persecuciones, sino también con
seguida por motivos de raza, religión, otras violaciones de los derechos huma-
nacionalidad, pertenencia a determinado nos, conflictos (así, Afganistán, Libia,
grupo social u opiniones políticas, se en- Malí y un largo etcétera), desastres, inse-
551
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
guridad alimentaria, expulsión de pue- para una respuesta internacional más só-
blos indígenas de sus tierras, problemas lida, más predecible y equitativa a las si-
medioambientales graves o efectos nega- tuaciones de refugiados. Si bien es pron-
tivos del cambio climático. Lo cierto es to para hacer retrospectiva acerca del
que mientras la distinción entre migrante nuevo Pacto Mundial, ya ha sido objeto
y refugiado se ha ido haciendo más ne- de valoraciones muy distintas. Así, hay
bulosa en la práctica, paralelamente, se quien critica la impotencia generada por
ha hecho más evidente la inadecuación su falta de obligatoriedad, pero también
de la Convención para cubrir ciertas si- hay opiniones que elogian su contenido
tuaciones. ¿Cómo considerar los casos en y su potencial transformador. António
que no hay persecución, pero en los que Guterres, ahora Secretario General y an-
la huida de las personas no es realmente tiguo Alto Comisionado para los Refugia-
voluntaria, puesto que hay un elemento dos, se ha referido en varias ocasiones a
de compulsión provocado por alguna de la necesidad de «restaurar la integridad
las razones aludidas, parece imposible del régimen internacional de protección
regresar y se sufre una extrema vulnera- de los refugiados». Viene a admitir así
bilidad? ¿Acaso no merecen esas perso- que, cuando menos, se ha erosionado.
nas una protección internacional similar Está claro, sobre todo a la vista de algu-
a la prevista en la Convención? nas situaciones: la permanencia de per-
sonas sine die en campos de refugiados;
El Secretario General de las Naciones distintas fórmulas empleadas para exter-
Unidas elaboró un informe en 2016 («En nalizar la gestión (como por la UE, con
condiciones de Seguridad y Dignidad: respecto a Turquía, o por Australia, en
respuesta a los grandes desplazamientos relación con islas del Pacífico); o incluso
de refugiados y migrantes»), preparando variadas infracciones del principio de no
el camino a la Declaración para los Refu- devolución, como en los casos de Libia y
giados y los Migrantes, adoptada por la Myanmar. Dejar atrás vulneraciones
Asamblea General unos meses más tar- como esas y avanzar por la senda de la
de. En esta se recogen una serie de com- cooperación dependerá, sobre todo, de
promisos por los Estados. En concreto, el la voluntad política de los Estados. No
establecimiento de un Marco de Respues- obstante, el pronóstico que cabe hacer
ta Integral para los Refugiados, y la adop- ahora, sea refugio o asilo, no es halagüe-
ción de un Pacto Mundial sobre Refugia- ño, al menos a corto plazo, por el resur-
dos. Este Pacto Mundial, adoptado en gimiento de los nacionalismos y de la
2018, pretende establecer la arquitectura xenofobia.
BIBLIOGRAFÍA
552
ASILO
Hathaway, J. C.: The Law of Refugee Status. Cambridge: Cambridge University Press,
2015.
Del Valle Gálvez, A.: «Los refugiados, las fronteras exteriores y la evolución del concep-
to de frontera internacional», en Revista de Derecho Comunitario Europeo, 55 (2016).
VV. AA.: «Agora: Asylum Policies in the European Union: Convergences Between the In-
ternal and External Dimensions» (bajo la dirección de J. Abrisketa), en Spanish Year-
book of International Law (SYbIL), 23 (2019) [disponible en http://www.sybil.es/].
Montserrat Abad
Catedrática de Derecho Internacional Público
Universidad Carlos III de Madrid
553
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ASOCIACIONES
Una asociación es una unión estable de sin el visto bueno de las autoridades ad-
varias personas que deciden libremente ministrativas, que se reservaban la facul-
agruparse para promover conjuntamente tad de disolverlas. Tras la dictadura, se
un objetivo común. El dato de la perma- vuelve a reconocer en la Constitución
nencia, de una mínima estabilidad orga- de 1978, como un derecho «vinculado a
nizativa, sirve para diferenciar una la dignidad humana y al libre desarrollo
asociación de una reunión, que es de la personalidad por cuanto protege el
una agrupación transitoria, que no crea valor de la sociabilidad como dimensión
vínculos permanentes entre los reunidos. esencial de la persona» (STC 236/2007).
Lo cierto es que a finales del siglo xix co- Titulares de este derecho son todas las
mienza a reconocerse legalmente la li- personas (físicas y jurídicas), cualquiera
bertad de asociación. Y a partir de la Se- que sea su nacionalidad. En la vigente
gunda Guerra Mundial se generaliza el L.O. 4/2000 sobre derechos y libertades
reconocimiento en sede constitucional. de los extranjeros en España, la equipa-
En España, se reconoce por primera vez ración es total, con independencia de la
en la Constitución de 1869. Se mantiene situación administrativa, regular o irregu-
en la de 1876 (se aprobará bajo su vigen- lar, del extranjero.
cia la Ley de 1887) y en la de 1931. Pero
durante la mayor parte de esta etapa su El derecho de asociación es polifacético e
ejercicio estuvo sometido a un estricto incluye una pluralidad de facultades. Com-
control político: no se podían constituir prende, en primer lugar, la libertad positiva
554
ASOCIACIONES
de asociación, esto es, el derecho a fundar En cuanto a los derechos de los asocia-
libremente una asociación o a integrarse dos, se enumeran en el artículo 21 de la
voluntariamente en una ya existente (art. 2 LODA: 1) a participar en las actividades
LODA). Una libertad que no comprende el de la asociación y en los órganos de go-
derecho a ser admitido en la asociación bierno y representación, a ejercer el de-
que se desee, en contra de la voluntad de recho de voto, así como a asistir a la
dicha asociación. En segundo lugar, la li- Asamblea General, de acuerdo con los
bertad de no asociarse y de abandonar la Estatutos; 2) a ser informado acerca de la
asociación. Y, en tercer lugar, el derecho a composición de los órganos de la asocia-
establecer una organización propia, a regu- ción, de su estado de cuentas y del desa-
lar autónomamente su funcionamiento in- rrollo de su actividad; 3) a ser oído con
terno mediante los estatutos, y a llevar a carácter previo a la adopción de medidas
cabo todas aquellas actividades lícitas ten- disciplinarias contra él y a ser informado
dentes al logro de los fines sociales, sin de los hechos que den lugar a tales me-
ninguna traba por parte del Estado. El TC didas, debiendo ser motivado el acuerdo
ha añadido una cuarta dimensión inter pri- que, en su caso, imponga la sanción; y 4)
vatos que garantiza a los socios un conjun- a impugnar los acuerdos de los órganos
to de facultades frente a la propia asocia- de la asociación que estime contrarios a
ción. Son dos libertades en tensión la ley o a los estatutos. Como contrapar-
dialéctica: la libertad de la asociación y la tida, los socios deben colaborar para
libertad en la asociación. conseguir los objetivos de la asociación,
pagar las cuotas y otras aportaciones que
La LODA exige, en su artículo 2.5, que les puedan corresponder y cumplir los
todas las asociaciones –excepto las de acuerdos válidamente adoptados por los
carácter religioso– tengan una organiza- órganos de la asociación (art. 22)
ción interna y un funcionamiento demo-
cráticos. La Asamblea General es el órga- La libertad negativa de asociación excluye
no supremo de gobierno de la asociación, la pertenencia obligatoria a una asocia-
integrado por los asociados, que adopta ción. Esta faceta no está recogida expresa-
sus acuerdos por el principio mayoritario mente en el artículo 22 CE, pero es con-
o de democracia interna y deberá reunir- sustancial al derecho de asociación y así
se, al menos, una vez al año (art. 11.3). lo ha entendido el TC (sentencia 179/1994,
La exigencia de democracia interna es en relación con las Cámaras de Comer-
discutible porque limita la autonomía cio). El legislador de 2002 sí reconoce esa
asociativa. La Constitución prevé expre- dimensión negativa (art. 2.3: Nadie puede
samente este requisito para determina- ser obligado a constituir una asociación, a
das asociaciones (partidos políticos, sin- integrarse en ella o a permanecer en su
dicatos), pero no lo impone con carácter seno…). Pero esta regla admite excepcio-
general en el artículo 22 y no parece ne- nes. El legislador puede prever, para pro-
cesario poner fuera de la ley una asocia- teger adecuadamente el interés general, la
ción que decida organizarse de otra for- adscripción obligatoria a una Corporación
ma (designando, por ejemplo, un pública de todos los integrantes de un co-
presidente vitalicio). Se presume que sus lectivo concreto. Así, a los titulados de
integrantes aceptan libremente ese mo- una profesión (médicos, abogados, arqui-
delo organizativo. Otra cosa bien distinta tectos) se les puede imponer la colegia-
es que el requisito de un funcionamiento ción obligatoria. Esta excepción debe es-
democrático se exija para acceder a ven- tar suficientemente justificada, de modo
tajas o subvenciones públicas. que solo es admisible cuando sea imposi-
555
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ble o muy difícil lograr esos objetivos sin reúnen los requisitos formales exigidos.
recurrir a la adscripción forzosa. Un test Ahora bien, esa verificación reglada no
que no superan, por ejemplo, las Cámaras equivale a una concesión automática. Si
de la Propiedad Urbana (STC 113/1994). de la lectura de los estatutos se despren-
de clara e inequívocamente alguna ilici-
El artículo 22.3 CE dice que las asocia- tud penal (circunstancia harto improba-
ciones constituidas al amparo de este ar- ble), lo comunicará al Ministerio Fiscal o
tículo deberán inscribirse en un registro al órgano jurisdiccional competente,
a los solos efectos de publicidad. Para la quedando suspendido el procedimiento
mayoría de los autores, la asociación se administrativo hasta tanto recaiga resolu-
constituye con el pacto asociativo funda- ción judicial firme (art. 30.4 LODA).
cional, en el momento en el que las vo-
luntades de los promotores concurren y El artículo 22 CE prohíbe expresamente,
se suscribe el acta de constitución y la en su apartado 5, las asociaciones secre-
inscripción registral solo tiene efectos tas y las de carácter paramilitar, esto es,
declarativos (certifica la previa constitu- las que adoptan las estructuras organiza-
ción). Haciendo suya esta tesis doctrinal, tivas, la disciplina, los comportamientos
la LODA dispone en su artículo 5.1 que y los signos externos característicos de
las asociaciones se constituyen mediante las organizaciones militares.
acuerdo de tres o más personas físicas o
jurídicas, que se proponen un objetivo Por otra parte, la CE en su artículo 22.2
común y se dotan de los estatutos que declara ilegales las asociaciones que
regirán su funcionamiento. Ese acuerdo persigan fines o utilicen medios tipifi-
habrá de formalizarse mediante acta fun- cados como delito. Habrá que estar,
dacional. Desde ese momento, la asocia- por tanto, a lo dispuesto en el Código
ción adquiere personalidad jurídica y Penal. Es el artículo 515 concretamente
plena capacidad de obrar. Con la inscrip- el que enuncia los distintos supuestos
ción en el registro lo que se produce es de asociaciones ilícitas. Con indepen-
la separación entre el patrimonio de la dencia de las penas que se impongan a
asociación y el de los socios, que ya no sus promotores, dirigentes o integran-
responderán personal y solidariamente tes, los tribunales acordarán la disolu-
de las obligaciones contraídas con terce- ción de la asociación ilícita (art. 520).
ros (art. 10.4). La facultad de disolver o suspender las
actividades de una asociación se atri-
Los encargados del registro se limitan a buye exclusivamente a la autoridad ju-
comprobar si los documentos que se le dicial, siempre mediante resolución
presentan (acta fundacional y estatutos) motivada (art. 22.4 CE).
BIBLIOGRAFÍA
556
ASOCIACIONES
557
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
AUTODETERMINACIÓN
558
AUTODETERMINACIÓN
559
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
alguna que pueda ser esgrimida por los vimiento secesionista inicie acciones
movimientos nacionalistas interiores de que pudieran tener por finalidad, según
Estados nacionales consolidados para la literalidad de la Resolución 2.625,
sostener sus pretensiones de ejercer un quebrantar o menospreciar, total o par-
derecho a la autodeterminación respec- cialmente, la unidad nacional y la inte-
to de unidades territoriales consideradas gridad territorial de un Estado soberano
por dichos movimientos como naciones e independiente, siempre y cuando tal
sin Estado. Muy lejos de ello, lo que con Estado esté dotado de un gobierno que
toda claridad se deriva de las resolucio- represente a la totalidad del pueblo per-
nes previamente mencionadas es una teneciente al territorio, sin distinción
taxativa prohibición de que ningún mo- por motivo de raza, credo o color.
BIBLIOGRAFÍA
560
BIENES PÚBLICOS
BIENES PÚBLICOS
561
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
sión fue declarada servicio público o el acoge la tesis del Código Civil de que se
espacio radioeléctrico. 2) La distinta na- trata de una propiedad especial. El De-
turaleza que tienen los bienes de domi- recho positivo no acoge, pues, la tesis
nio público destinados al uso público de quienes piensan que la relación en-
(aguas, montes, zona marítimo-terrestre) tre el Estado y los bienes de dominio
y aquellos que solo lo son en razón de público natural no es dominical sino de
su afectación a un servicio público. En ius eminens, por tanto la zona maríti-
términos generales es la afectación la mo-terrestre o las aguas continentales
que determina el régimen de dominio no son de propiedad de la Administra-
público, debiendo distinguirse entre la ción sino un soporte físico del ejercicio
titularidad del bien y su afectación. Esa de potestades administrativas, tesis que
disociación llega al extremo de que un parece más conforme con el origen his-
mismo bien inmueble puede servir de tórico como res commune omnium, es
soporte al dominio público y, sin embar- decir, cosas de todos, pero que tampoco
go, parte de su subsuelo desafectarse y se da en todos ellos, como demuestra el
enajenarse como un bien patrimonial hecho de que la Ley de Aguas de 13 de
para utilización privada. Véase el art. 26.5 junio de 1879 reconociera con naturali-
R.D.L. 7/2015, de 30 de octubre. dad la propiedad privada de las aguas
subterráneas alumbradas o el régimen
Que la Administración Pública puede ser especial del agua en las Islas Canarias,
titular de bienes, nadie lo discute. Sí, en que transitoriamente mantiene la pro-
cambio, si esa titularidad determina una piedad privada. En todo caso la titulari-
diferente naturaleza de los bienes públi- dad pública del dominio natural tiene
cos. El asunto dio lugar a una vieja dis- hoy en día «una conexión directa con la
puta (Hauriou y Duguit en Francia; en protección ambiental y con la garantía
España Villar Palasí, García de Enterría, de la utilización de estos bienes confor-
Sainz Moreno, Parejo Alfonso) que solo me al interés general, vinculación pues
tiene sentido sobre el dominio natural, entre dominio público y ejercicio de la
dado que sobre el resto de bienes hay competencia (SSTC 58/1982 y
conformidad en que el régimen jurídico 227/1988)».
público lo determina la afectación a un
uso o servicio público, pero la relación El rasgo más característico de los bienes
entre la Administración y el bien es pura- públicos es su heterogeneidad, pues ni
mente dominical. la LPAP cubre todos los aspectos del do-
minio público ni todos los tipos de bie-
En el dominio natural (aguas, montes, nes públicos. Baste pensar en la legisla-
minas, mar territorial, zona marítimo-te- ción de costas, montes, aguas, minas,
rrestre) la tesis predominante es que se etc. para comprender que sobre cada
trata de una relación de propiedad suje- clase de dominio público operan unas
ta a un régimen especial de imprescrip- potestades peculiares. Por otro lado, ya
tibilidad, inalienabilidad e inembargabi- en la misma Constitución se distinguen
lidad. Esta tesis la recoge la vigente estos bienes de los comunales o bienes
LPAP que establece la inscripción en el en mano en común, que se caracterizan
Registro de la Propiedad de los bienes por su régimen especial de administra-
demaniales «que sean susceptibles de ción y utilización que corresponde a los
inscripción». De modo que el dominio vecinos. Asimismo, algunos bienes de
público inmueble debe inscribirse en el los que pertenecían a la Corona españo-
Registro, lo que demuestra que la Ley la se integran en el Patrimonio Nacional
562
BIENES PÚBLICOS
por razones puramente inerciales (in- Los bienes de dominio público, los co-
cluso durante el régimen franquista tu- munales y los integrados en el Patrimo-
vieron una administración separada del nio Nacional, tienen como característica
Ministerio de Hacienda). Y existe tam- su imprescriptibilidad, inalienabilidad e
bién otro tipo de patrimonios públicos. inembargabilidad. Por el contrario, los
El más destacado es el patrimonio mu- bienes patrimoniales no son res extra
nicipal del suelo que creó el Reglamen- commercium, por tanto, son perfecta-
to de Bienes de las Corporaciones Loca- mente enajenables, no gozan del privi-
les de 1955 y ratifica la Ley del Suelo de legio de inembargabilidad, conforme a
1956 con el fin de intervenir –sin éxito la STC 166/1998, que solo es aplicable
alguno, por cierto– en los precios del cuando «estén materialmente afectados
suelo y que sigue consagrando el texto a un servicio público o una función pú-
refundido de la Ley de Suelo de 2015. blica» (FJ 13). El ATC 213/1990 y las
Formado, inicialmente, por los bienes SSTC 166/1998 y 228/1998 han notado,
adquiridos con el 5 por ciento de los sin embargo, que es constitucional la in-
presupuestos municipales y a partir del embargabilidad de «los fondos o saldos
TRLS de 1976 con el 10 por ciento de de titularidad municipal», solución dis-
aprovechamiento cedido por los propie- cutible en cuanto ni los fondos están
tarios en suelo urbanizable o en suelo afectos al cumplimiento de determina-
urbano sujeto a actuaciones de dota- dos fines, ni dejan de ser sustituibles
ción, su régimen jurídico especial está por otros recursos financieros, como
regulado en la legislación urbanística prueba el art. 106 de la Ley de la Juris-
estatal y autonómica. dicción Contencioso-Administrativa.
BIBLIOGRAFÍA
563
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIOCONSTITUCIÓN
564
BIOCONSTITUCIÓN
cos y otros biométricos. El TC ha estable- rios, viene facilitada por este precepto
cido también el estatuto jurídico de la constitucional. Debemos también reseñar
vida prenatal, marcando niveles valorati- aquí la contribución en estas iniciativas
vos diferentes según el grado de desarro- interpretativas que satisface la doctrina
llo biológico. Así, la vida humana en ges- científica.
tación no acredita la titularidad de
derechos subjetivos, pero sí el estatuto No olvidemos tampoco que la facultad
objetivo-material de un bien constitucio- del Estado de obligarse por medio de
nalmente protegido (53/1985); declaró tratados y convenios la ejercen, según la
inconstitucional la ley sobre la utilización materia de que se trate, las Cortes Gene-
de células, tejidos y embriones humanos rales y el Gobierno. Una vez cumplidos
en un aspecto secundario (212/1996); el todos los requisitos y publicados en el
embrión in vitro merece una protección BOE pasan a incorporarse al Derecho
jurídica de rango inferior, al ser incierto interno, por tanto, directamente aplica-
su desarrollo vital hasta su transferencia bles, salvo cuando por razón de la ma-
e implantación en el útero materno, dan- teria (incorporación de infracciones y
do así inicio a la gestación (116/1999); sanciones, penales principalmente)
sobre la rectificación registral relativa al deba promulgarse una ley, en virtud de
sexo de las personas, declarada parcial- las exigencias del principio de legalidad
mente inconstitucional (99/2019). (art. 93 y sigs. CE).
565
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ción sobre las Responsabilidades de las guardan relación directa con la Medicina
Generaciones actuales para con las Ge- y la Biología. Sobre todo aflora una nue-
neraciones futuras (1997), que proclama va dimensión para el Derecho Constitu-
la protección del genoma humano y la cional y en particular para los derechos
preservación de la diversidad biológica, fundamentales en los Estados miembros
y que el progreso científico y tecnológi- de la UE, al habérseles reconocido el
co no debe perjudicar ni comprometer máximo rango jurídico a algunos «dere-
de ningún modo la preservación de la chos de la Biomedicina».
especie humana ni de otras especies
(art. 6); la Declaración Internacional so- Esta apuesta por entroncar estas ramas
bre Datos Genéticos Humanos (2003); la del saber con alguno de los derechos
Declaración Universal sobre la Bioética y que la «Constitución» Europea proclama
los Derechos Humanos (2005), también constituye una importante novedad en el
de la UNESCO. En este contexto hay que constitucionalismo en general, sin perjui-
situar igualmente la Declaración de las cio de los ejemplos que nos ofrece el
Naciones Unidas sobre la Clonación Hu- constitucionalismo comparado desde
mana (2005), aunque no alcanzó la una- hace unos años: las Constituciones de
nimidad de las anteriores y mereció críti- Grecia (art. 5.5, derecho a la protección
cas de diversos sectores sociales, entre de la identidad genética), Portugal
ellos de la comunidad científica, por in- (art. 26.3, derecho a la identidad genéti-
cluir la prohibición de la clonación hu- ca), Suiza (art. 119 y sigs., reproducción
mana con fines de investigación. asistida e ingeniería genética sobre seres
humanos y sobre otros seres vivos y tras-
El Consejo de Europa continúa siendo el plante de órganos), Alemania (art. 20a,
organismo internacional regional motor protección de los fundamentos naturales
de la construcción jurídica sobre el Bio- de la vida y de los animales teniendo en
derecho a través de diversos convenios, cuenta las responsabilidades con las ge-
recomendaciones y resoluciones. Desta- neraciones futuras) y, desde una pers-
ca el Convenio sobre Derechos Huma- pectiva ambiental o de colectivos huma-
nos y Biomedicina (1997, Convenio de nos, las de Ecuador y Perú.
Oviedo) y sus protocolos adicionales.
Solo mencionaré que proclama que «las Se ha extendido en la doctrina la denomi-
Partes en el presente Convenio protege- nación de soft law a numerosos instrumen-
rán la dignidad e identidad de todo ser tos jurídicos provenientes del ámbito inter-
humano y garantizarán a toda persona, nacional. Son normas jurídicas no
sin discriminación alguna, el respeto de esencialmente obligatorias ni coercitivas,
su integridad y sus demás derechos y li- sino exhortativas, lo que ha facilitado su
bertades fundamentales con respecto a aprobación por los Estados, al no compro-
las aplicaciones de la Biología y de la meterles de forma obligatoria. En los Dere-
Medicina» (art. 1.º); y que «el interés y el chos internos ha ido transitando de forma
bienestar del ser humano prevalecerán constante hacia un Derecho caracterizado
frente al exclusivo interés de la sociedad por normas de determinación, esto es, por
o de la ciencia» (art. 2.º). su obligatoriedad, al estar ya respaldadas
cada vez con mayor frecuencia por sancio-
Por su parte, la Unión Europea ha apro- nes y otras consecuencias jurídicas, tam-
bado el Tratado de Lisboa, en el que se bién en el Derecho Internacional; así, los
incluye una relación de derechos, liber- Convenios sobre Falsificación de Medica-
tades y principios, algunos de los cuales mentos que pueda afectar a la Salud Públi-
566
BIOCONSTITUCIÓN
BIBLIOGRAFÍA
AA. VV., Voces: «Bioderecho» (G. Figueroa), «Bioderecho en España» (C. M. Romeo Ca-
sabona), «Bioderecho Internacional» (H. Gros Espiell) «Bioderecho y Bioética» (C. M.
Romeo Casabona), «Bioética» (D. Gracia Guillén), «Constitucionalismo y Bioderecho»
(R. Chueca Rodríguez); en Romeo Casabona, C. M., dir.: Enciclopedia de Bioderecho
y Bioética, I y II. Granada: Cátedra Interuniversitaria de Derecho y Genoma Huma-
no – Comares, 2011.
Caporale, C.; Pavone, I. R.: International Biolaw and Shared Ethical Principles. London:
Routledge, 2018.
Casonato, C., et al.: «Costituzione e Biodiritto: un approccio e una sfida», en Biolaw
Journal, Special Issue, 2 (2019).
Troncoso Reigada, A., Los bioderechos y la interpretación constitucional a la luz de la
dogmática alemana. Madrid: Civitas, 2019.
567
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BUENA ADMINISTRACIÓN
568
BUENA ADMINISTRACIÓN
569
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Constitución bien desde la óptica de la Porque tan solemnes palabras (nada me-
Administración (en particular, el art. 103), nos que alumbrar una «nueva cultura»)
bien desde la de algunos derechos ga- deberán pasar por el filtro de la percep-
rantizados a los ciudadanos. ción externa y la exigibilidad formal.
Desde el punto de vista jurídico, moder-
Las llamadas Leyes de reforma, moderniza- nizar, innovar, simplificar, propiciar agili-
ción, mejora, simplificación o, directamen- dad o calidad, conseguir, en suma, una
te, de buena administración (como la Ley buena y ágil Administración significa
gallega 1/2015, de garantía de la calidad de simplemente que esta sea eficaz... por-
los servicios públicos y de la buena Admi- que la eficacia es ya el principal valor
nistración) reiteran, repiten, completan o constitucional del art. 103, compensado
desarrollan estas mismas ideas, estable- con el no menos importante principio de
ciendo compromisos de calidad, fomento control que consta en el mismo precep-
de la participación, evaluaciones periódi- to. A su servicio deben preverse técnicas
cas o medidas de agilización. Como dice el concretas para hacerlo efectivo. Porque
preámbulo de la citada Ley gallega de los principios son importantes, pero lo
2015: «Se busca (…) adoptar un modelo de que finalmente queda son los resultados
Administración en el que cada nueva eva- y estos solo pueden ser juzgados por sus
luación permita la implantación de nuevas destinatarios, que deberán poder dispo-
medidas que pasen, a su vez, a ser evalua- ner de instrumentos precisos para su exi-
das y analizadas en un proceso de mejora gencia. Solo así la buena Administración
continua tendente a la excelencia». será algo más que un hermoso precepto.
Con todo y aun siendo conscientes de la
Quizá sea un poco exagerado decir que debilidad de las palabras, los postulados
con esta Ley se pretende dotar a la Co- genéricos que bajo ella subyacen van
munidad Autónoma «de un nuevo marco poco a poco encontrando acomodo en
jurídico que adopte, de una forma cohe- las leyes de desarrollo y aun empiezan a
rente y comprensiva y con una inequívo- ser utilizados por la jurisprudencia para
ca vocación modernizadora, la nueva hacer derivar, en ocasiones, soluciones
cultura de la Administración del siglo xxi». concretas.
BIBLIOGRAFÍA
Ponce Solé, J.: Deber de buena administración y derecho al procedimiento debido. Va-
lladolid: Lex Nova, 2001.
Zambonino, M.ª, dir.: Buen gobierno y buena administración: Cuestiones claves. Madrid:
Iustel, 2019.
570
BUENA FE
BUENA FE
571
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
572
BUENA FE
por ellas de buena fe», y asimismo, en su 1107, 1164, 1258, 1473, 1529, 1530, 1705,
art. 31.1 determina que «un tratado debe- 1940, 1950, 1951, etc.; Código de Comer-
rá interpretarse de buena fe conforme al cio, art. 57; Ley Hipotecaria, art. 34, etc.).
sentido corriente que haya de atribuirse Por ello, la teoría general de la buena fe
a los términos del tratado en el contexto ha sido elaborada por los iusprivatistas.
de estos y teniendo en cuenta su objeto En el ámbito del Derecho público es una
y fin». En Derecho Internacional lleva a noción que la doctrina y la jurispruden-
cabo «una función de extraordinaria im- cia fueron introduciendo paulatinamente
portancia: servir de límite a la discrecio- hasta que se recogió en la norma. García
nalidad del Estado soberano en el ejerci- de Enterría incluía la vulneración de «la
cio de sus competencias, corregir los buena fe» entre los supuestos de ejercicio
posibles abusos del Estado en la aprecia- arbitrario de la potestad reglamentaria;
ción del alcance de sus derechos y obli- después, se aplicó al control, en general,
gaciones jurídicas internacionales» (Carri- de la potestad discrecional. En el ámbito
llo Salcedo). La buena fe como uno de del Derecho Administrativo, opera fun-
los aspectos que deben garantizarse en damentalmente como principio jurídico
el comercio está prevista en la Conven- que limita el ejercicio de un derecho
ción de las Naciones Unidas sobre los subjetivo o de un poder jurídico (Sáinz
contratos de compraventa internacional Moreno). Téngase en cuenta que «La Ad-
de mercaderías (1980). ministración Pública sirve con objetivi-
dad los intereses generales y actúa... con
Es en las normas del Derecho privado sometimiento pleno a la ley y al Dere-
donde se emplea con frecuencia el con- cho» (art. 103.1 CE). Por tanto, también al
cepto de buena fe (Código Civil, arts. 7, principio de la buena fe, que es elemen-
69, 361, 382, 433 a 436, 451 a 454, 464, to esencial para la seguridad jurídica.
BIBLIOGRAFÍA
573
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
574
CODIFICACIÓN
CODIFICACIÓN
575
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Especial relevancia tiene el Código de el territorio, Savigny afirma que hay que
las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, investigar cuál es el Derecho que está
del siglo xiii, de notable influencia ro- en la conciencia del pueblo alemán, y
manística, y uno de los pilares de la le- que solo entonces podrá acometerse la
gislación española hasta el Código Civil. tarea de codificar.
576
CODIFICACIÓN
BIBLIOGRAFÍA
Astarloa Huarte-Mendicoa, I.: «La codificación como instrumento valioso para la mejora
de la calidad del ordenamiento», en Estudios jurídicos en homenaje al Profesor Cas-
tán Vázquez. Madrid: Reus, 2019.
Cazorla Prieto, L.: Codificación contemporánea y técnica legislativa. Pamplona: Aranza-
di, 1999.
Fernández-Tresguerres Fernández, A.: El Derecho privado europeo en la transformación
digital. Pamplona: Aranzadi, 2019.
Menéndez y Menéndez, A., dir.: La proliferación legislativa: un desafío para el Estado de
Derecho. Madrid: Civitas, 2011.
577
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
VER TAMBIÉN: CÓDIGO CIVIL / COMMON LAW / DERECHO CIVIL / DERECHO PE-
NAL / DERECHO PROCESAL / DERECHO ROMANO / HISTORICISMO Y ESCUELA HIS-
TÓRICA / IUSNATURALISMO / LENGUAJE JURÍDICO / MÉTODO JURÍDICO / POSITI-
VISMO JURÍDICO / SEGURIDAD JURÍDICA / TEORÍA Y FILOSOFÍA DEL DERECHO
578
CÓDIGO CIVIL
CÓDIGO CIVIL
Con algún precedente en la Prusia de Pero el Código Civil es algo más que
finales del siglo xviii derivado directa- todo eso, pues contiene un buen número
mente de los ideales de la Ilustración y de normas que resultan aplicables de
del racionalismo filosófico y jurídico, el manera general a todas las materias jurí-
primer Código Civil moderno es el de- dicas, especialmente las incluidas en su
nominado Código de Napoleón de título preliminar, que contiene algunos
1804, que tuvo una influencia directa principios y normas medulares de nues-
en todas las codificaciones del siglo xix, tro ordenamiento jurídico, tales como las
en Europa, incluida la española, y en fuentes del Derecho, la interpretación, la
Sudamérica. aplicación y la eficacia de las normas, o
579
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
580
CÓDIGO CIVIL
BIBLIOGRAFÍA
Alonso Pérez, M.: «Ideal codificador, mentalidad bucólica y orden burgués en el Código
Civil de 1889», en Centenario del Código Civil (1889-1989), T. I. Madrid: Centro de
Estudios Ramón Areces, 1990.
Díez-Picazo, L.: «Codificación, descodificación y recodificación», en Anuario de Derecho
Civil, t. XLV, fasc. II, (1992).
Lacruz Berdejo, J. L.; Delgado Echeverría, L.: Elementos de Derecho Civil I. Parte General.
Madrid: Dykinson, 2012.
Llamas Pombo, E.: «Una mirada al viejo Código Civil desde el posthumanismo y la globa-
lización», en Diario La Ley, 9.488 (2019).
581
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
COMISIÓN EUROPEA
582
COMISIÓN EUROPEA
alto comisionado tiene una naturaleza los asuntos en discusión, algo que a su
híbrida o un «doble sombrero», ya que al vez favorecen las relaciones informales
tiempo que es vicepresidente de la Co- que cada comisario mantiene con su país
misión, es también responsable ante el y partido de origen al efecto de (even-
Consejo. tualmente) retomar su carrera política
nacional una vez concluido su mandato.
En aplicación de una derogación tempo-
ral (extendida en la práctica sine die El Tratado de la Unión Europea define a
en 2013), cada Estado miembro designa, la Comisión como el guardián del «inte-
tras consultar con el presidente de la Co- rés general de la Unión» y le asigna seis
misión, un candidato a comisario euro- funciones fundamentales:
peo. El conjunto de candidatos debe ser
refrendado por el Parlamento (mayoría) A) El monopolio de la iniciativa legislati-
y por el Consejo Europeo (mayoría cuali- va (art. 17.2 TUE), si bien la última
ficada). El Parlamento ha tendido a negar palabra legislativa corresponde al
su aprobación al colegio en su conjunto Consejo de Ministros y, en los ámbi-
como medio para forzar el cambio de tos en los que es de aplicación el
uno o más de los candidatos a comisario procedimiento de co-decisión, con-
que, a juicio de los parlamentarios, no juntamente al Consejo de Ministros y
reúnen los requisitos (políticos) para su al Parlamento Europeo.
designación. B) El monopolio de negociación de tra-
tados internacionales en nombre de
La Comisión desempeña sus funciones la Unión Europea, con la excepción
sujeta al mantenimiento de la confianza de los tratados en materias moneta-
del Parlamento Europeo, que puede for- rias y de política exterior. La Comi-
zar la dimisión de todos los comisarios si sión recibe un mandato negociador
aprueba una moción de censura al cole- del Consejo, al tiempo que este, en
gio. Extremo este que aún no se ha veri- ocasiones conjuntamente con el Par-
ficado, aunque la renuncia en bloque de lamento, debe aprobar lo negociado
la Comisión en 1999 tuvo por objeto evi- por la Comisión (en los casos en los
tar un voto de censura del Parlamento. que la competencia es compartida
entre la Unión Europea y los Estados
Los Tratados protegen la independencia miembros, es necesaria la ratificación
de la Comisión, en particular al estable- por parte de cada uno de los Estados
cer que los miembros de la misma «no según sus disposiciones constitucio-
solicitarán ni aceptarán instrucciones de nales internas)
ningún gobierno, institución, órgano u C) El papel central en la adopción de las
organismo», y al exigir a los mismos la normas de desarrollo y de los actos
abstención de «todo acto incompatible delegados, mediante el que se elabo-
con sus obligaciones o con el desempe- ran lo que materialmente son el equi-
ño de sus funciones». Ello no es óbice, valente de los reglamentos en el sis-
como han demostrado empíricamente tema de fuentes de los Estados
diversos estudios politológicos, para que constitucionales continentales. Se tra-
la propia composición de la Comisión (la ta de un poder doblemente limitado:
identidad «nacional» de cada uno de los por una parte, en la medida en la que
comisarios) haga inevitable que los co- las normas de desarrollo competen
misarios representen en el colegio la generalmente a los Estados miem-
«sensibilidad» nacional hacia cada uno de bros (dado el «federalismo ejecutivo»
583
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Hooghe, L.: The European Commission and the Integration of Europe: Images of Gover-
nance. Cambridge: Cambridge University Press, 2002.
Kassim, H., et al.: The European Commission of the twenty-first Century. Oxford: Oxford
University Press, 2013.
Peterson, J.; Bomberg, E. E., eds.: Decision-Making in the European Union. Houndsmill:
Palgrave, 1999
Smith, A.: Politics and the European Commission: Actors, Interdependence, Legitimacy.
London: Routledge, 2004.
Westlake, M.: The Commission and the Parliament: partners and rivals in the European
policy-making process. London: Butterworths, 1994.
Agustín J. Menéndez
Profesor de Derecho Constitucional
Universidad Autónoma de Madrid
584
COMMON LAW
COMMON LAW
585
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
586
COMMON LAW
BIBLIOGRAFÍA
Akhtar, A.; Ward, R.: Walker & Walker’s. The English Legal System. Oxford: Oxford Uni-
versity Press, 2011.
Aliste Santos, T.: Sistema de Common Law. Salamanca: Ratio Legis, 2013.
López Monroy, J. de J.: El sistema jurídico del Common Law. México: Porrúa, 2011.
Marín Castán, M.ª L.: «La figura del juez en el sistema jurídico inglés», en Teoría y prác-
tica en la aplicación e interpretación del Derecho. Madrid: Colex, 1999.
Seroussi, R.: Introducción al Derecho inglés y norteamericano. Barcelona: Ariel, 1998.
587
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
COMUNIDADES AUTÓNOMAS
588
COMUNIDADES AUTÓNOMAS
589
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Álvarez Conde, E.; García-Moncó, A.; Tur Ausina, R.: Derecho autonómico. Madrid: Tec-
nos, 2013.
Aja, E.: Estado autonómico y reforma federal. Madrid: Alianza, 2014.
Castellà Andreu, J. M.: Estado autonómico: pluralismo e integración constitucional.
Madrid: Marcial Pons, 2018.
Ruipérez, J.: La Constitución y el Estado de las Autonomías. Madrid: Biblioteca Nueva, 2014.
Trujillo, G.: Lecciones de Derecho autonómico. Valencia: Tirant lo Blanch, 2004.
Tudela Aranda, J.: El fracasado éxito del Estado autonómico: una historia española.
Madrid: Marcial Pons, 2016.
590
COMUNIDADES AUTÓNOMAS (COMPETENCIAS)
591
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
592
COMUNIDADES AUTÓNOMAS (COMPETENCIAS)
593
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los san a estar bajo la autoridad del Ministe-
estados de alarma, excepción y sitio. En rio correspondiente (art. 12). Hay que
efecto, tanto el art. 166 CE, como la Ley tener en cuenta, además, la intervención
Orgánica que se acaba de citar toman estatal en el ejercicio de otras competen-
precauciones a la hora de impedir que la cias en materias como transportes, consu-
declaración interrumpa el normal fun- mo, educación, etc. En todos estos supues-
cionamiento de los poderes del Estado. tos, el Ejecutivo nacional se reserva la
Ahora bien, las garantías para asegurar adopción de las decisiones principales,
el equilibrio entre los poderes se refieren mientras que las Administraciones de las
más a las instituciones de la entidad cen- Comunidades Autónomas conservan las
tral que a la relación entre el Estado y las competencias para la gestión ordinaria de
Comunidades Autónomas. Es cierto que sus servicios y para la adopción de medi-
el art. séptimo de la L.O. 4/1981 prevé das que consideren necesarias, siempre en
que el presidente de una Comunidad Au- el marco establecido por la autoridad
tónoma puede ser la autoridad compe- competente (art. 6)
tente a efectos del estado de alarma. Pero
esta habilitación solo cabe cuando la de- Esta recentralización de políticas provo-
claración afecte exclusivamente a todo o có el malestar de muchos responsables
parte del ámbito de una Comunidad Au- autonómicos. Por esta razón, la cuarta
tónoma y, en todo caso, previa delega- prórroga del estado de alarma, autoriza-
ción del Gobierno, que es la única auto- da por el Congreso de los Diputados el 4
ridad competente. de mayo de 2020, contiene algunas me-
didas propuestas durante el debate par-
Conforme a estos criterios, el R.D. 463/2020 lamentario por el Grupo parlamentario
ha supuesto una sustancial centralización Vasco EAJ-PNV y que están destinada a
de las competencias porque algunas de incorporar a las Comunidades en la
ellas, que en situaciones ordinarias co- toma de decisiones. Así, el art. 4 del
rresponden a las Comunidades Autóno- R.D. 4/2020 prevé un procedimiento de
mas o a las Entidades locales, pasan a es- «codecisión», en virtud del cual las medi-
tar bajo la autoridad del Ejecutivo das de desescalada pueden ser acorda-
nacional. Este reforzamiento de la Admi- das conjuntamente por el Gobierno y por
nistración central ha sido notable, sobre cada Comunidad Autónoma. En tal
todo, en dos áreas: en primer lugar, en caso, la aplicación de dichas acciones
materias de interior, dado que todos los corresponde a quien ostente la Presiden-
cuerpos de policía de las Comunidades cia de la Comunidad Autónoma, como
Autónomas y de las Corporaciones locales representante ordinario del Estado en el
quedan a las órdenes del ministro compe- territorio. Téngase en cuenta que, según
tente (art. 5); en segundo lugar, en sani- el art. 4 R.D. 900/2020, la «autoridad
dad, ya que todas las autoridades y competente» a efectos del estado de alar-
funcionarios sanitarios de las Administra- ma en el ámbito territorial establecido
ciones Públicas del territorio nacional pa- será el Gobierno.
BIBLIOGRAFÍA
594
COMUNIDADES AUTÓNOMAS (COMPETENCIAS)
595
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Este es un tema de máxima actualidad y coercitivas, sino buscando, para las que
vital importancia en los Estados descen- haya de adoptar, la previa conformidad
tralizados, ya que es absolutamente ne- de las Comunidades Autónomas compe-
cesario un adecuado equilibrio entre la tentes que, por esta vía, participan en la
supremacía estatal y la autonomía de los formación de la voluntad del Estado»
territorios que lo integran; equilibrio que (STC 18/1992). Son, en definitiva, una
se consigue a través de unas adecuadas especie de coordinación voluntaria,
relaciones de colaboración-fiscalización ejercida a través de diferentes instru-
entre el poder central y los territorios au- mentos jurídicos. Por ello, el TC la ha
tónomos. Las vías principalmente son: definido como «conjunto de formas o
pautas de relación entre poderes que,
1. Fórmulas de coordinación o coope- partiendo del respeto a la autonomía de
ración entre el Estado central y las cada parte, permite, mediante procedi-
entidades descentralizadas. miento acordados, el entendimiento en-
2. Fórmulas de control, supervisión o tre todos ellos» (STC 13/1992) o el
fiscalización de situaciones distorsio- coejercicio voluntario y mancomunado
nadoras de la unidad del sistema, de las competencias compartidas, que
que se dan cuando las relaciones en- facilitan una mayor eficacia en la actua-
tre el Estado y las Comunidades Au- ción de cada ente territorial y disminuye
tónomas se desarrollan en términos la conflictividad en el ejercicio de las
de confrontación o conflicto, obli- competencias que corresponden a cada
gando al poder central a activar una uno. Estamos, pues, ante una fórmula
panoplia de instrumentos de vigilan- imprescindible en los Estados descen-
cia, control, intervención, supervisión tralizados, a pesar de que el art. 2 CE no
o fiscalización… de inspección, en lo mencione expresamente. Se materia-
una palabra, de la actividad de las liza en los siguientes instrumentos:
Comunidades Autónomas.
1. Las Conferencias sectoriales o forma
En su vertiente positiva, las fórmulas de de cooperación multilateral, que reci-
cooperación o coordinación se recogen, ben diferentes denominaciones y se
con carácter general, en el art. 145.2 CE arbitran en un elevado número. V.
y se explican por el Tribunal Constitu- gr.: Conferencia Sectorial de Agricul-
cional (SSTC 18/1982, 80/1985 y tura y Desarrollo Rural, de Pesca,
96/1986) como una necesidad implícita Consejo de Coordinación Universita-
en la misma esencia de la organización ria, Conferencia Nacional de Trans-
territorial del Estado. Es, por tanto, un portes, Conferencia Sectorial de In-
principio que informa las relaciones en- dustria y Energía, de Turismo, etc.
tre el Estado y las Comunidades Autó- Entre todas destaca el Consejo de Po-
nomas, que supone la consagración de lítica Fiscal y Financiera.
los deberes de auxilio recíproco y de 2. Comisiones sectoriales de inferior
obligación de intercambiar información, rango jerárquico a las Conferencias
que el Estado «no puede tratar de impo- sectoriales, pero de mayor especiali-
nerlo mediante la adopción de medidas zación técnica.
596
COMUNIDADES AUTONÓMAS (RELACIONES CON EL ESTADO)
597
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
598
COMUNIDADES AUTONÓMAS (RELACIONES CON EL ESTADO)
BIBLIOGRAFÍA
Esther González-Hernández
Profesora Titular de Derecho Constitucional
Universidad Rey Juan Carlos
599
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
600
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
601
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
602
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
Cazorla, L. M.: «La oscilante centralidad del Congreso de los Diputados bajo la Consti-
tución de 1978», en Pendás, B.: España constitucional (1978-2018). Trayectorias y
perspectivas. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2018, vol. IV.
García-Escudero, P.: «Parlamentos del siglo XXI: el caso español», en Pendás, B.: España
constitucional (1978-2018). Trayectorias y perspectivas. Madrid: Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, 2018, vol. IV.
Kelsen, H.: Teoría del Derecho y del Estado. México: Universidad Nacional Autónoma de
México, 1979.
Lijphart, A.: Modelos de democracia. Formas de gobierno y resultados en 36 países. Bar-
celona: Ariel, 2012.
Manin, B.: Los principios del gobierno representativo. Madrid: Alianza, 1998.
Manzella, A.: «Las Cortes en el sistema constitucional español». En Predieri, A. y García
de Enterría, E., coords.: La Constitución Española de 1978. Madrid: Civitas, 1981.
Pendás, B.: La sociedad menos injusta. Estudios de Historia de las Ideas y Teoría de la
Constitución. Madrid: Iustel, 2019.
Pérez-Serrano, N.: «Organización y funcionamiento», en El Congreso de los Diputados.
Madrid: Congreso de los Diputados, 1998.
Santaolalla, F.: Derecho parlamentario español. 2.ª ed. Madrid: Dykinson, 2019.
603
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CONSEJO DE ESTADO
604
CONSEJO DE ESTADO
605
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
606
CONSEJO DE ESTADO
Arozamena Sierra, J.: «La caracterización constitucional del Consejo de Estado», en Docu-
mentación Administrativa, 244-245 (1966).
Consejo de Estado, página web: http://www.consejo-estado.es/
García-Trevijano Garnica, E.: «Posición institucional del Consejo de Estado», en Revista de
Administración Pública, 122 (1990).
López Menudo, F.: La Administración Consultiva y su desconfiguración como Sistema.
Sevilla: Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, 2019.
Martín Oviedo, J. M.ª: El Consejo de Estado durante el Régimen Constitucional. Madrid:
Consejo de Estado, BOE, 2013.
Nevado-Batalla Moreno, P. T.: «Función Consultiva y garantía del Estado de Derecho (a
propósito de un debate desleal)», en Revista Española de la Función Pública, 23
(2015).
Pérez-Tenessa, A.: Historia, casos e historias del Consejo de Estado. Madrid: BOE, 2005.
Triguero Ortiz, O.: El Consejo de Estado y los órganos consultivos autonómicos. Madrid:
Dykinson, 2015.
607
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CONSEJO DE EUROPA
608
CONSEJO DE EUROPA
609
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Huber, D., ed.: Artesanos de Europa. 30 testimonios para 70 años de historia. 1949-
2019. Estrasburgo: Consejo de Europa, 2019.
610
CONSEJO DE EUROPA
Monereo Atienza, C.; Monereo Pérez, J. L., dirs.: La garantía multinivel de los derechos
fundamentales en el Consejo de Europa. El Convenio Europeo de Derechos Huma-
nos y la Carta Social Europea. Granada: Comares, 2017.
Pinon, X.: Le Conseil de l’Europe. Une organisation au service de l’homme. Paris: L. G. D.
J., 2011.
Wassenberg, B.: History of the Council of Europe. Strasbourg: Conseil de l’Europe, 2013.
611
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Uno de los rasgos que distinguen al Esta- Esta solución, presentada como una ra-
do social y democrático de Derecho cons- cionalización de la separación de po-
truido en Europa a partir de 1945 es el deres, pasaría después a la Constitu-
fortalecimiento del Poder Judicial. Las ción francesa de la V República de
Constituciones surgidas en mitad del si- 1958, a la portuguesa de 1976 y a la
glo pasado se preocuparon por reconocer española de 1978. Años más tarde se
y garantizar los derechos fundamentales y ha difundido en Europa, aunque no to-
someter a los poderes públicos a la ley y dos los países la sigan, y en la América
al Derecho. En ese designio, la función de hispana. Es importante señalar que la
los jueces adquirió una importancia deter- Carta Magna de los Jueces, aprobada
minante pues se convirtieron en los cus- por el Consejo Consultivo de Jueces
todios de esos derechos y en los garantes Europeos, del Consejo de Europa, en
de la legalidad de las Administraciones 2010, afirma que la garantía de la inde-
Públicas. Al mismo tiempo, a fin de situar- pendencia judicial ha de encomendar-
los en las mejores condiciones para cum- se a estos Consejos y que deben estar
plir esos cometidos, esas Constituciones formados solo por jueces o por una
se preocuparon de asegurar su indepen- mayoría sustancial de jueces, elegidos
dencia frente a los demás órganos del Es- por los propios jueces.
tado. Para ello reforzaron el estatuto de
los jueces para ponerles al resguardo de La Constitución de 1978 atribuye el que
posibles presiones directas o indirectas llama gobierno del Poder Judicial al Con-
por parte de los gobernantes o de otros sejo General del Poder Judicial (art. 122).
sujetos. Comprende, en esencia, decidir los nom-
bramientos, ascensos, inspección y el ré-
Las Constituciones francesa de la IV Re- gimen disciplinario de jueces y magistra-
pública de 1946 e italiana de 1947 die- dos. A estos cometidos indispensables, el
ron un paso más. Atribuyeron la aplica- legislador orgánico ha añadido otros ac-
ción del estatuto judicial a un órgano de cesorios pero no intranscendentes, como
nueva creación, el Consejo Superior de la potestad reglamentaria o la facultad de
la Magistratura, de composición mixta – informe sobre anteproyectos o proyectos
jueces y juristas designados estos por de disposiciones generales que guarden
las altas autoridades del Estado-– y ca- relación con ellos o, en general, con el
rente de toda subordinación al Poder proceso y la organización judicial o con
Legislativo y al Poder Ejecutivo. Esa la protección jurisdiccional de los dere-
competencia estaba antes principalmen- chos fundamentales. El Consejo también
te en manos del Ministerio de Justicia. designa a dos de los doce magistrados
Siendo cierto que dicho estatuto se ha- del Tribunal Constitucional (art. 159) y
llaba intensamente predeterminado por debe ser oído por el Gobierno en el
la ley y que su aplicación era suscepti- nombramiento del fiscal general del Es-
ble de control judicial, se prefirió erigir tado (art. 124).
esos Consejos porque privar al Ejecutivo
de toda intervención sobre ellos contri- El Consejo General del Poder Judicial ca-
buiría a la efectividad de la independen- rece de toda vinculación orgánica o fun-
cia de los jueces. cional con las Cortes Generales y con el
612
CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL
Gobierno y solo está sometido a la Cons- LOPJ en los extremos en que esta le ha-
titución y a la ley. bilita y efectúa los nombramientos dis-
crecionales. Es decir, los de las Presiden-
Veinte vocales lo componen. Doce han cias de los tribunales y de sus salas, y los
de ser designados entre jueces y magis- de los presidentes de Sala y de magistra-
trados en activo de todas las categorías dos del Tribunal Supremo. En, fin puede
y los otros ocho han de ser elegidos en- revisar, en virtud de recurso, los acuer-
tre juristas de reconocida competencia dos de la Comisión Permanente y los de
con más de quince años de experiencia la Comisión Disciplinaria.
profesional. Los doce primeros, según la
LOPJ, son elegidos entre los candidatos Sus decisiones deben ser tomadas por
apoyados por los jueces y magistrados mayoría absoluta de los miembros pre-
en un procedimiento regulado por di- sentes que han de ser, al menos, diez y
cha Ley, seis por el Congreso de los Di- el presidente. No obstante, las princi-
putados y seis por el Senado. Los juris- pales –la elección de presidente del
tas son elegidos cuatro por cada una de Tribunal Supremo y la del vicepresi-
esas Cámaras tras comparecer ante ellas dente, la designación de los magistra-
los candidatos propuestos por los Gru- dos del Tribunal Constitucional y los
pos parlamentarios. Es necesaria una nombramientos discrecionales, entre
mayoría de tres quintos para la elección ellas– han de ser aprobadas por mayo-
de todos, aunque la Constitución sola- rías cualificadas.
mente la exige para la de los vocales
juristas. Aunque la mayoría de sus miembros
son jueces y magistrados, el Consejo
Está presidido por el presidente del Tri- no es un órgano de representación de
bunal Supremo, al cual elige el propio la carrera judicial ni expresa su autogo-
Consejo nada más constituirse (art. 123). bierno. Por otra parte, la exigencia de
Esta opción de la Constitución expresa la una mayoría cualificada de tres quintos
unidad de las dos facetas del Poder Judi- para la designación por el Congreso y
cial: la jurisdiccional y la gubernativa, y por el Senado –que eligen cuatro cada
pone de manifiesto la superior relevancia uno– de los ocho vocales juristas de re-
de la primera, confirmada porque la Sala conocida competencia, extendida por
Tercera del Tribunal Supremo controla el el legislador a la designación parla-
sometimiento de la actuación del Conse- mentaria de los doce vocales judiciales,
jo a la legalidad. expresa el propósito de apartar la com-
posición del Consejo de la disputa par-
El Consejo General del Poder Judicial tidista. En este mismo sentido, el man-
ejerce sus funciones en Pleno y en Comi- dato de cinco años pretende desligar al
sión Permanente. También resuelve, pero órgano de gobierno del Poder Judicial
no definitivamente, su Comisión Discipli- de las legislaturas de las Cortes Gene-
naria. Al Pleno se le reservan las decisio- rales.
nes más importantes, como la elección
del presidente del Tribunal Supremo y El acuerdo inicial de 1980 sobre la for-
de su vicepresidente, la designación de ma de designar los doce vocales que
dos magistrados del Tribunal Constitu- han de ser designados entre jueces y
cional y ser oído en el nombramiento del magistrados en activo se rompió en
fiscal general del Estado. También aprue- 1985, cuando la LOPJ dispuso que, en
ba los reglamentos que desarrollan la lugar de ser elegidos por sus pares,
613
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
fueran designados también por las Cor- deben al ordenamiento jurídico, sino que
tes Generales con la misma mayoría de son tan independientes como quieran ser-
tres quintos exigida para elegir a los lo. El Consejo General del Poder Judicial
vocales juristas. El Tribunal Constitu- no lo ha impedido ni lo impide. La pre-
cional consideró conforme a la Consti- gunta que debe hacerse, por tanto, es la
tución ese cambio, pero advirtió de los de si sucedería lo mismo si se devolvieran
riesgos que implicaba, en particular del al Ministerio de Justicia las atribuciones
peligro de que trasladara al Consejo las con las que contó en esta materia o si se
divisiones propias de la confrontación confiara la tarea que hace el Consejo a
política parlamentaria. Desde entonces algún órgano de nuevo cuño.
permanece abierta la polémica en tor-
no a esta cuestión y, aunque se han su- La experiencia italiana muestra que la
cedido distintas mayorías parlamenta- elección judicial de los vocales de esa
rias, no se ha vuelto a la elección de procedencia no evita divisiones ni ali-
los vocales judiciales por los miembros neamientos semejantes a los que se pro-
de la Carrera Judicial. ducen en el ámbito parlamentario. Por
otra parte, aunque en el marco del Con-
Las Cortes Generales han preferido es- sejo de Europa se preconizan los conse-
coger a candidatos de las asociaciones jos de la magistratura formados por una
judiciales más próximas a los principa- mayoría de jueces elegidos por sus pares
les grupos políticos en vez de a los que como mejor medio de asegurar la inde-
lograron más apoyo entre sus compa- pendencia judicial, es significativo que el
ñeros. Esta circunstancia, los notorios TEDH no haya concluido que esta sea
episodios en los que se hizo patente una exigencia del art. 6 del Convenio de
que la composición del Consejo e, in- Roma (sentencia de 21 de junio de 2016,
cluso, la elección del presidente del asunto Ramos Nunes de Carvalho e Sá
Tribunal Supremo eran el fruto de un contra Portugal). En fin, no deja de lla-
previo acuerdo político y determinadas mar la atención la pretensión de poner
actuaciones de algunos de sus miem- en manos de un cuerpo funcionarial, aún
bros, escoradas hacia las posiciones de tan cualificado como la Carrera Judicial,
los Grupos parlamentarios que les pro- la elección de la mayoría de los integran-
pusieron, han terminado produciendo tes del órgano constitucional que les go-
una extendida insatisfacción con el bierna.
Consejo General del Poder Judicial al
que se reprocha estar subordinado a Seguramente, sería beneficioso reformar
las fuerzas políticas que deciden el el art. 122.3 CE para reducir su número si
nombramiento de sus vocales y conta- se conviniere que son demasiados veinte
minar políticamente a quienes nombra vocales, y establecer un sistema objetivo
discrecionalmente. para designarlos si en un plazo determi-
nado el Congreso de los Diputados y el
A pesar del cúmulo de críticas que ha me- Senado no hicieren las correspondientes
recido, la mayor parte debidas, más que a propuestas de nombramiento por mayo-
la conducta de sus miembros, a la de los ría cualificada. Y, sobre todo, ayudaría
partidos políticos, la independencia judi- promover y mantener una constante exi-
cial es una realidad en España. Los jueces gencia de que la elección de quienes van
y magistrados españoles no solo cuentan a gobernar el Poder Judicial se guíe por
con suficientes garantías para ejercer la los criterios de competencia profesional
jurisdicción sin más sujeción que la que que apunta la Constitución.
614
CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL
BIBLIOGRAFÍA
615
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CONSTITUCIÓN
616
CONSTITUCIÓN
617
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
618
CONSTITUCIÓN
BIBLIOGRAFÍA
619
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
620
CONSTITUCIÓN EUROPEA (PROYECTO)
sentido, una doctrina ampliamente con- convertirse en una gran familia. Una mu-
vencida de haber trascendido el estadio tación que, por supuesto exige un enfo-
«internacional» del proceso de integración que diferente». Estos fueron los extrema-
europeo, colaboró en esta deriva del pro- dos fundamentos de la Declaración de
ceso hacia una aspiración constitucional. Laeken sobre el futuro de la Unión Euro-
La tendencia venía además muy animada pea (Anexo I de las conclusiones de la
no solo por la jurisprudencia del TJCE Presidencia del Consejo Europeo de Lae-
que alejaba este Derecho del espacio jurí- ken). Entre ellos destacó la convocatoria
dico internacional subrayando su «auto- de una Convención que presidiría el Sr.
nomía», sino muy especialmente por su Giscard D’Estaing. Se abrió aquel extraño
afamada sentencia de 23 de abril de 1986, «proceso constituyente» en un espacio ju-
Asunto 294/3, Les Verts, donde calificó al rídico internacional ajeno a los medios
Tratado constitutivo de la CE de «carta estatales donde se han producido los
constitucional fundamental» (apartado 23). procesos constitucionales que conoce-
Un breve repaso de la literatura jurídico- mos y, más pronto que tarde, empezaron
política del último lustro de los noventa a aparecer elementos desconocidos en
deja inmediatamente claro qué difícil re- un proceso constituyente claramente
sultaba escapar a tan extendida opinión, perturbadores.
casi una especie de verdad revelada cuyo
simple cuestionamiento merecía una seria Los denodados esfuerzos por trascender
reprobación. A este serio convencimiento el procedimiento ordinario de reforma
jurídico, le siguió un equivalente entusias- de los Tratados lastraron el proceso des-
mo político institucional. de su inicio. El primer condicionante era
que, gustase o no, la modificación que
El optimismo que se respiraba en el Con- propusiera la Convención debía trasla-
sejo Europeo en su reunión de Laeken darse a un tratado de enmienda o modi-
los días 14 y 15 de diciembre de 2001 ficación que requería la unanimidad de
hizo el resto. Adoptada ya la moneda ratificaciones para su entrada en vigor. La
única que entraría en vigor en días, prác- unificación de los pilares (Mercado inte-
ticamente resuelta la gran ampliación a rior y Unión Económica, Espacio de Li-
la República Checa, Estonia, Chipre, Le- bertad, Seguridad y Justicia y Política Ex-
tonia, Lituania, Hungría, Malta, Polonia, terior y de Seguridad Común) no pasó de
Eslovenia y Eslovaquia (que se firmarían un artificio formal de escaso contenido
el 16 de abril de 2003) y encarriladas las real. La opción por un mejor reparto y
adhesiones de la República de Bulgaria y definición de las competencias iba, inevi-
de Rumania (25 de abril de 2005), el tablemente, acompañado de reservas por
Consejo Europeo quiso dotar al proceso parte de los Estados miembros que se
de «nuevos impulsos para reforzar la di- traducían en exclusiones absolutas (Polí-
námica de su integración». Los grandes tica Exterior y de Seguridad Común),
problemas pendientes se abordaron, bajo procedimientos legislativos diferenciados
la idea algo deformada por el exceso de (ciertos aspectos del Espacio de Libertad,
confianza, desde la convicción absoluta Seguridad y Justicia) y sistemas de con-
de que «la Unión Europea es un éxito», trol de la subsidiariedad (modelos de in-
de que «es inminente la unificación de tervención de los Parlamentos naciona-
Europa» que «junto a América del Norte y les) y hasta exclusiones por países. La
el Japón (…) es una de las tres regiones introducción de la Carta de Derechos
más prósperas de nuestro planeta». «Por Fundamentales (parte II del Tratado),
fin Europa –concluía– está en camino de que no creaba competencia alguna ni
621
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Amato, G.; Bribosia, H.; De Witte, B., coords.: Genèse et destinée de la Constitution eu-
ropéenne: commentaire du traité établissant une Constitution pour l’Europe à la
lumière des travaux préparatoires et perspectives d’avenir. Bruxelles: Bruylant, 2007.
Constantinesco, V.; Gautier, Y.; Michel, V., coords.: Le Traité établissant une Constitution
pour l’Europe: analyses et commentaires. Strasbourg: Presses Universitaires de Stras-
bourg, 2005.
García de Enterría, E., dir.: La encrucijada constitucional de la Unión Europea. Semina-
rio internacional organizado por el Colegio Libre de Eméritos en la Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas, en Madrid, los días 6-8 de noviembre de 2001. Ma-
drid: Civitas, 2002.
Mitrani, D.: «The prospects of integration: federal or functional», en Journal of Common
Market Studies, 4 (1962).
Pernice, I.; Zemánek, J., eds.: A Constitution for Europe: The IGC, the ratification process
and beyond. Baden-Baden: Nomos Verlagsgesellschaft, 2005.
622
CONSTITUCIÓN NORMATIVA
CONSTITUCIÓN NORMATIVA
623
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
624
CONSTITUCIÓN NORMATIVA
BIBLIOGRAFÍA
625
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
626
CONSTITUCIONALISMO HISTÓRICO ESPAÑOL
Cristina a pactar con los liberales mode- La Constitución de 1845 trató infructuo-
rados para que apoyaran su causa, lo samente de ser sustituida en 1854-1856
que le obligó como contrapartida a ad- por una Constitución progresista que, sin
mitir de nuevo el constitucionalismo, embargo, no llegaría a entrar en vigor,
otorgando en 1834 el llamado Estatuto por lo que fue conocida como non nata.
Real, obra de Francisco Martínez de la El final definitivo le llegaría, sin embar-
Rosa. El texto tenía una estructura distin- go, gracias a la Revolución de 1868, aus-
ta a la de las anteriores y posteriores piciada por el general Prim y que obligó
Constituciones que vieron la luz en Espa- a Isabel II a abdicar, siendo sustituida
ña: apenas regulaba la organización de por Amadeo I de Saboya. Las nuevas
las Cortes y su relación con el Rey, des- Cortes aprobaron en 1869 una Constitu-
cuidando otros aspectos como los dere- ción progresista que retomaba el dogma
chos individuales. de la soberanía popular, incluía una ex-
tensa tabla de derechos, superior a cual-
Los liberales progresistas nunca vieron quiera otra que se hubiera establecido
con agrado el Estatuto Real, de modo en las Constituciones previas y fijaba la
que en 1836, tras el Motín de La Granja, libertad de cultos, que nunca antes se
intentaron restaurar la Constitución de había reconocido en España.
Cádiz, aunque acto seguido promovieron
su reforma para dar lugar a un nuevo Las dificultades que los partidos políticos
texto, la Constitución de 1837; en reali- pusieron al reinado de Amadeo I acabaron
dad, una Constitución transaccional, en con la renuncia del Rey y la elaboración de
la que principios progresistas (como la una nueva Constitución republicana y fe-
soberanía nacional y el reconocimiento deral, la de 1873, que sin embargo no llegó
expreso de derechos individuales) com- a aprobarse, debido a la inestabilidad polí-
partieron espacio con otros caros al mo- tica. Habría que esperar a 1876 para ver
derantismo (como la estructura bicame- cómo, tras el pronunciamiento del general
ral de las Cortes). Martínez Campos en 1874, se restableciese
la Monarquía con Alfonso XII al frente,
Tras la caída de Espartero (que se había dando lugar al período denominado como
erigido en regente en 1840), los modera- la Restauración. En ella, una Comisión
dos lograron la sustitución de la Consti- constitucional aprobó una nueva Constitu-
tución de 1837 por un nuevo texto cons- ción, la de 1876, cuyo principal autor inte-
titucional, el de 1845, entre cuyos artífices lectual fue Cánovas del Castillo. Igual que
intelectuales contó con Donoso Cortés. la de 1845, la Constitución de 1876 se ba-
La Constitución de 1845 ponía fin al prin- saba en el dogma de la soberanía compar-
cipio de soberanía nacional que habían tida entre el Rey y las Cortes, y una de sus
establecido las Constituciones progresis- principales características fue la de incluir
tas de 1812 y 1837 y lo sustituía por una constantes remisiones a la ley, lo que posi-
construcción muy característica del cons- bilitó un régimen turnista de partidos que
titucionalismo español del xix: la idea de ejecutase sus políticas al amparo del texto.
soberanía compartida entre la Reina y las
Cortes. Por otra parte, se potenció la fi- La Constitución de la Restauración fue
gura del Rey, permitiéndole una inter- la más longeva de nuestra historia cons-
vención más intensa sobre las Cortes, a titucional, aunque en 1929, durante la
las que reunía y disolvía, pero cuyos dictadura de Primo de Rivera, intentó
componentes también decidía al escoger sustituirse por otra de signo muy distin-
a todos los senadores. to que incorporaba por vez primera al-
627
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
gunos elementos propios del Estado so- Un modelo que incidiría intensamente
cial. No sería, sin embargo, hasta 1931 en el proceso constituyente de 1978
cuando la Constitución de 1876 quedase cuando, tras la dictadura del general
sustituida por la Constitución republica- Franco, el período denominado como
na, que supuso una ruptura radical con «Transición Política» permitió la vuelta
el constitucionalismo español del si- en España del régimen constitucional.
glo xix e incorporó en nuestro país las La Constitución de 1978 no solo puso
novedades del llamado «constituciona- fin a las Leyes Fundamentales franquis-
lismo de entreguerras»: no solo fue la tas, sino que además incorporó España
primera Constitución que tuvo el carác- a la modernidad democrática, incluyen-
ter de auténticamente suprema a las le- do en su articulado una amplia descen-
yes, sino que con este fin creó la figura tralización política y un Estado social
del Tribunal de Garantías Constituciona- avanzado; todo ello al amparo de un
les. Por otra parte, por vez primera re- texto consensuado, que permite diver-
conoció el sufragio verdaderamente sas políticas en su seno, y que posibilita
universal y estableció un modelo de alta una reforma total de su contenido, lo
descentralización regional, conocido que la sitúa a la vanguardia de las Cons-
como «Estado integral». tituciones europeas.
BIBLIOGRAFÍA
Artola Gallego, M.: Las Constituciones españolas. Madrid: Iustel, 2007-2010, 9 vols.
Sánchez Agesta, L.: Historia del constitucionalismo español. Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales, 1984.
Tomás Villarroya, J.: Breve historia del constitucionalismo español. Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, 2012.
Varela Suanzes-Carpegna, J.: Política y Constitución en España (1808-1978). Madrid:
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2014.
— Historia constitucional de España. Normas, instituciones, doctrinas. Madrid: Mar-
cial Pons, 2018.
628
CONSTITUCIONALISMO MULTINIVEL
CONSTITUCIONALISMO MULTINIVEL
La creación del Derecho desde un cen- La doctrina jurídica española ha sido re-
tro dirigente con intención de planificar nuente, en principio, a recibir estas teo-
y regular de forma consciente y sistemá- rías, con excepción, quizá, primero de
tica la vida de una comunidad política los teóricos del Derecho y, posteriormen-
es uno de los rasgos principales que te, de los estudiosos del Derecho de la
permite identificar la aparición como Unión Europea que vieron en el constitu-
forma política del Estado; desde ese mo- cionalismo multinivel una explicación a
mento, este término y el de ordenamien- la intrincada naturaleza jurídica de la in-
to jurídico quedan inescindiblemente tegración europea, fruto de la confluen-
unidos, al punto que Kelsen afirmaba cia, siempre difícil, entre el Derecho In-
que todo Estado, por el hecho de serlo, ternacional y el Derecho Constitucional.
tiene un ordenamiento jurídico, a cuya
cabeza se sitúa una norma que se deno- Quizá fue Ingolf Pernice quien más cla-
mina Constitución. ramente desarrolló esta teoría como ex-
plicación a la interactuación entre los or-
Durante varios siglos, la regulación de denamientos comunitario y estatal que
órganos, instituciones, derechos, garan- desembocaría en una europeización de
tías y cualquier tipo de relación social las Constituciones de los Estados, por
debía atender exclusivamente al ordena- ejemplo, las cláusulas de integración, y
miento estatal. Solo en contadas ocasio- una constitucionalización del Derecho
nes había que acudir a un conjunto de de la Unión por obra de las normas fun-
normas derivadas de la vertiente externa damentales de los Estados. Afirmaba,
de la soberanía estatal, esto es, al Dere- además, que no hacía falta una Constitu-
cho Internacional, y lo mismo sucedía ción formal para Europa porque ya exis-
con el principal ordenamiento privado: tía una multinivel integrada por las Cons-
el Derecho Canónico. No obstante, tituciones de los Estados miembros y el
avanzado el siglo xx, comienza a ser evi- corpus constitucional de los tratados co-
dente que, cada vez con más frecuencia, munitarios. Hay que convenir con Bala-
la regulación de las relaciones públicas guer que no se puede aceptar la idea de
y privadas necesita acudir a otros orde- una interacción unidireccional basada en
namientos con los que el estatal interac- la transferencia de legitimación entre los
túa. La multiplicación de estos ordena- niveles estatales y el europeo antes del
mientos y la frecuencia de recurrir a la Tratado de Lisboa. La interacción genera
colaboración entre alguno de ellos y el incrementos de legitimación en unos ni-
estatal explica la aparición de las teorías veles y pérdidas en otros.
multinivel, para tratar de aclarar la enor-
me complejidad de ordenamientos jurí- Sin duda, el ejemplo más aceptado de
dicos que interactúan sin ser federales, constitucionalismo multinivel se produce
es decir, de sistemas jurídicos integrados en la integración europea, aunque aquí
por subsistemas. En el constitucionalis- se prefiere una explicación de orienta-
mo multinivel la interactuación entre or- ción federal (debido a la intensidad de la
denamientos jurídicos se produce en el integración alcanzada). No obstante, su
ámbito legislativo, ejecutivo y jurisdic- éxito generalizado deriva de la efectiva y
cional. profunda interacción entre ordenamien-
629
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
630
CONSTITUCIONALISMO MULTINIVEL
BIBLIOGRAFÍA:
631
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CONTRATO DE TRABAJO
632
CONTRATO DE TRABAJO
633
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Alonso Olea, M.: Introducción al Derecho del Trabajo, 6.ª ed. Madrid: Civitas, 2002.
Borrajo Dacruz, E.: Introducción al Derecho del Trabajo, 23.ª ed. Madrid: Tecnos, 2014.
Pérez de los Cobos Orihuel, F.: «El trabajo subordinado como tipo contractual», en Docu-
mentación Laboral, 39 (1993).
Rodríguez Piñero y Bravo Ferrer, M.: «Contrato de trabajo y relación de trabajo», en Ana-
les de la Universidad Hispalense, XXVII (1967).
Sala Franco, T.: «Datos para una caracterización material del Derecho del Trabajo», en
Cuadernos de la Cátedra de Derecho del Trabajo, 0 (1971).
634
CONTRATOS
CONTRATOS
635
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
636
CONTRATOS
BIBLIOGRAFÍA
Clavería, L. H.: La causa del contrato. Bolonia: Real Colegio de España, Bolonia, 1998.
Díez-Picazo, L.: Fundamentos de Derecho civil patrimonial. I. Los contratos. Madrid:
Civitas, 2012.
Morales, A. M.: El error en los contratos. Buenos Aires: Astrea, 2017.
Pérez Gallardo, L., coord.: Los contratos gratuitos. Madrid: Reus, 2011.
Rogel, C.: Estudios de Derecho Civil. Obligaciones y contratos. Madrid: Reus, 2008.
637
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CONTRATOS PÚBLICOS
Los entes públicos desarrollan una desta- rapidez, a los contratistas el pago en
cada actividad bilateral mediante acuer- tiempo de lo acordado y a todos que en
dos, convenios y contratos con particula- esa relación haya eficiencia, publicidad y
res y personas jurídicas para conseguir transparencia. Por eso, cuestiones como
objetivos y finalidades diversas. Esos con- quién puede contratar, cómo seleccionar
tratos se regulan en la Ley 9/2017, de 8 al contratista, qué derechos tiene, qué
noviembre, de Contratos del Sector Públi- poderes conserva la Administración o
co, último eslabón de una cadena de le- quién resuelve los conflictos son cuestio-
yes contractuales que se han sucedido a nes centrales de este sector del orde
lo largo del siglo xx (1965, 1995, 2000, namiento.
2007, 2011) para disciplinar una realidad
de gran trascendencia económica. Las Ad- La existencia de una normativa de con-
ministraciones, en efecto, encargan a em- tratos públicos separada del Código Civil
presas privadas la construcción de in- se ha justificado en diversas razones, en-
fraestructuras, la gestión de servicios, la tre ellas, la consideración de que la pre-
prestación de actividades o el suministro sencia de la Administración y los fines
de bienes que suponen intercambios y que representa comportan siempre pe-
flujos económicos. Hay ocasiones en las culiaridades que hay que ordenar y pau-
que la contratación de esas actividades es tar. A ello obedece, por ejemplo, la regu-
obligada porque la Administración no tie- lación del poder de la Administración de
ne medios propios para ejecutarlas, pero interpretar unilateralmente el contrato, el
hay otros casos en los que se trata de una llamado ius variandi, o la posibilidad de
opción organizativa o prestacional. Así, acordar la resolución, sin perjuicio, claro
ciertos servicios los puede prestar directa- es, del control jurisdiccional de todas
mente la Administración o los puede con- esas decisiones. Además, el carácter re-
ceder a un particular que desempeña la petitivo de ciertos contratos llevó a con-
actividad a cambio de un precio. Y enton- siderar conveniente singularizar los más
ces la Administración y el contratista se habituales (obras, servicios o suminis-
convierten en colaboradores necesarios. tros) y regular en detalle algunos (en
particular, el contrato de obras) remitien-
Esa realidad que mueve millones y que do a ese referente lo que no fueran espe-
con frecuencia es también un elemento cialidades de los demás.
de política económica –piénsese en el
papel de la obra pública en el empleo– No obstante, no todos los contratos que
supone afrontar cuestiones jurídicas de celebraban las Administraciones Públicas
primer orden porque están en juego la eran considerados contratos administrati-
eficacia y el buen fin del contrato, pero vos regulados en su integridad por el
también otros valores importantes como Derecho público. Había algunos que la
el destino de los dineros públicos, el res- Ley consideraba privados y que, por ello,
peto al medio ambiente o los derechos se regían por el Derecho privado. Pero
de los consumidores. como aun en esos casos seguían en jue-
go intereses públicos, había una parte de
En la realización de esos contratos a la esos contratos que sí regulaba la ley es-
Administración le interesa la eficacia y la pecial: su preparación y adjudicación,
638
CONTRATOS PÚBLICOS
esto es, los llamados actos separables del tal público y personalidad privada que,
contrato privado; actos que se considera- como personas jurídico-privadas, queda-
ban indeclinablemente públicos y, por ban al margen, si no de todas, sí de par-
ello, regulados por el Derecho Adminis- te de las exigencias de la ley cuyo ámbi-
trativo y sometidos al control de la juris- to de aplicación se limitaba, en principio,
dicción contencioso-administrativa, aun- a las Administraciones Públicas propia-
que en todo lo demás la vida de esos mente tales.
contratos se regía por el Derecho priva-
do y se sometía al control de los tribuna- Pero la Unión Europea fue imponiendo
les ordinarios. pautas y criterios comunes obligatorios
de manera que las directivas europeas
Así, pues, esa dicotomía –contratos ad- fueron plasmando nuevas garantías y
ministrativos/contratos privados– permi- mecanismos de control a casi todos los
tía concluir que, si bien todos los contratos en los que estuviera en juego
contratos administrativos son contratos el dinero público, con independencia del
celebrados por la Administración, no to- carácter formal de quien contrata, esto
dos los contratos celebrados por la Admi- es, con independencia de que el ente
nistración son contratos administrativos, contratante fuera una persona jurídico-
con lo que se clarificaba un tanto la cita- pública o no. Surge así la nueva denomi-
da dualidad. nación de la ley de los contratos que de
ser «de las Administraciones» pasa a con-
El crecimiento económico, el subsiguien- siderarse «del Sector Público», ensan-
te aumento de la contratación pública y chando así significativamente su ámbito
las urgencias derivadas de los ciclos po- subjetivo para evitar, justamente, la «hui-
líticos incidieron en la regulación de la da» del Derecho público que se estaba
contratación pública en cuanto que las produciendo.
Administraciones, al amparo de las exi-
gencias de la urgencia, acentuaron la Al final de esa evolución está la Ley es-
búsqueda de la eficacia a cualquier pre- pañola de 2017 y, antes, el Texto Refun-
cio y buscaron instrumentos que permi- dido de 2011, que tienen su justificación
tieran huir de ciertos controles que arti- última en el Derecho europeo que, como
culaba la ley y que algunos consideraban digo, impone nuevas exigencias con ob-
«retardatarios». La idea del control y la jeto de garantizar los principios de libre
propuesta sostenida por algún autor clá- concurrencia, publicidad, libertad de ac-
sico del siglo xix de que los contratos ceso, transparencia y control de todo el
deben ser de gestación lenta (o sea, no proceso selectivo y de adjudicación.
fruto de la ocurrencia) y de ejecución rá-
pida (para evitar las frecuentes modifica- La Ley amplía notablemente su ámbito de
ciones que encarecen el precio) eran aplicación, por más que no toda ella se
planteamientos que, en ocasiones, cho- aplique con misma intensidad a todos los
caban con una realidad muy diferente entes que conforman el sector público ni
en la que las exigencias de lo inmediato a todos los contratos que esos entes lle-
hacían que los contratos acabaran sien- ven a cabo. El resultado ha sido, sí, una
do de gestación rápida y ejecución lenta. ampliación del ámbito subjetivo de la nor-
La huida de los controles se mostró, fa- ma, pero también un cambio de sistemáti-
lazmente, como una panacea. Y todo ca y una complejidad mayor en cuanto
ello hizo que surgieran poco a poco al- que hay que buscar en cada caso qué as-
ternativas como crear empresas de capi- pectos de la Ley se aplican a cada tipo de
639
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ente y a cada tipo de contrato, lo que ge- también al afirmarse que en todo contra-
nera a veces cierta complejidad. Lo im- to se incorporarán criterios sociales y
portante es, sin embargo, que el Derecho medioambientales, de manera que el cri-
de la Unión ha ido obligando a los Esta- terio estrictamente económico a la hora
dos a incluir en sus leyes de contratos –al de seleccionar al contratista deja paso a
menos parcialmente– a todos los entes la fórmula genérica de la «mejor relación
que, de una u otra manera, manejen fon- calidad-precio».
dos públicos. Y ello, insisto, para evitar
que el subterfugio de crear personas de ***
veste jurídico-privada fuera suficiente
para enervar las exigencias del Derecho La pandemia Covid 19 exige una re-
europeo y aun del Derecho interno. flexión adicional. Un supuesto particular
de limitación de los derechos es el previsto
Ese es, en definitiva, el lecho de fondo en los denominados estados de crisis, que
de las últimas leyes de contratos y, desde la CE regula en el art. 116 (desarrollado
luego, de la Ley 9/2017. Unas leyes que, en la L.O. 4/1981). Es frecuente encon-
desde la óptica del Derecho interno, tie- trar en las Constituciones normas que re-
nen en su mayor parte carácter básico, gulan la forma de conducirse el Estado
esto es, se aplican a todas las Administra- en casos de calamidades naturales o sa-
ciones, fundadas como están en el nitarias, graves disturbios o conflictos ar-
art. 149.1.18.ª CE. mados. En esos supuestos y con distintas
intensidades, las Constituciones suelen
Por lo demás, la Ley 9/2017 es una Ley al atribuir poderes especiales al Ejecutivo
mismo tiempo continuista y novedosa. por un tiempo determinado para hacer
Continuista, porque sigue las pautas de frente a la crisis. Es habitual que en ese
la normativa anterior, algunas de las cua- contexto se autorice al Ejecutivo la limita-
les venían impuestas por el Derecho eu- ción de ciertos derechos fundamentales
ropeo. Esa continuidad se plasma en la de forma más intensa de lo constitucio-
configuración general y en las normas nalmente posible en situaciones de nor-
sobre el expediente de contratación malidad (caso de la libertad de circula-
(pliegos de condiciones, duración y con- ción en los estados de alarma del citado
tenido de los contratos, publicidad, re- art. 116 CE), e incluso su suspensión
quisitos para contratar, recursos en mate- (como ocurre en los supuestos de estados
ria de contratación…). Pero al mismo de emergencia y sitio del art. 116 CE). La
tiempo es una Ley novedosa en la medi- suspensión de un derecho fundamental
da en que incorpora cambios y noveda- técnicamente no es una limitación, sino
des entre las que destacan, además de lo la negación temporal de la existencia del
ya señalado, medidas contra la corrup- derecho mismo, de manera que su conte-
ción y la consideración de la contrata- nido deja de estar amparado constitucio-
ción como instrumento para conseguir nalmente y queda a disposición plena de
objetivos no económicos. A esas finalida- los poderes públicos. El art. 55 CE prevé la
des obedecen las normas sobre la publi- posibilidad constitucional de una sus-
cidad y transparencia, el acceso a la in- pensión general de determinados dere-
formación, la ampliación de las chos en el caso de ciertos estados de crisis,
prohibiciones para contratar o el endure- y una individual en el marco de la lucha
cimiento de la regulación de las modifi- antiterrorista. El TC tuvo ocasión de pro-
caciones. La vinculación a una perspecti- nunciarse tanto sobre los límites constitu-
va social y ambiental está muy presente cionales de la suspensión individual de
640
CONTRATOS PÚBLICOS
BIBLIOGRAFÍA
García de Enterria, E.: «La figura del contrato administrativo», en Revista de Administra-
ción Pública, 41 (1963).
Gimeno Feliu, J. M.ª: Estudio sistemático de la Ley de Contratos del Sector Público. Pam-
plona: Aranzadi, 2018.
— La Ley de Contratos de Sector Público 9/2017 (Sus principales novedades, los proble-
mas interpretativos y las posibles soluciones). Pamplona: Aranzadi, 2019.
— Dir.: Observatorio de los contratos públicos, Pamplona: Aranzadi (publicación perió-
dica anual, desde 2011).
Gomez-Ferrer, R., dir.: Comentarios a la Ley de Contratos de las Administraciones Públi-
cas. Madrid: Civitas, 2004. 2.ª ed. (desactualizado en la normativa, pero útil en mu-
chos de los análisis).
641
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CONVENIO COLECTIVO
642
CONVENIO COLECTIVO
convenios de eficacia normativa, que tie- tulo III, el convenio colectivo típico: el
nen los efectos de una norma jurídica y convenio que hemos dado en llamar «es-
se integran entre las fuentes del Dere- tatutario», pues se suscribe conforme a
cho. Por lo que se refiere a su eficacia las rigurosas reglas imperativas que en
personal, esto es, a la determinación de materia de legitimación y procedimiento
quiénes están obligados por el convenio, recoge el Estatuto de los Trabajadores.
se distingue entre la eficacia personal li-
mitada, cuando el convenio solo vincula El convenio colectivo estatutario se ca-
a los trabajadores y empresarios repre- racteriza por su naturaleza normativa y
sentados por los sujetos negociadores por su eficacia general, ambas inequívo-
que lo han suscrito, y la eficacia personal camente establecidas por el Estatuto de
general o erga omnes, cuando lo conve- los Trabajadores. La eficacia normativa
nido se aplica a todos los trabajadores y del convenio está prevista en el art. 3, en
empresarios comprendidos en su ámbito las letras c) y d) del precepto, según el
de aplicación. cual, de una parte, los convenios colecti-
vos regulan los derechos y obligaciones
La evolución del sistema económico y de «concernientes a la relación laboral», y de
los ordenamientos laborales ha determi- otra, la voluntad de las partes, manifesta-
nado la transformación de la morfología da en el contrato de trabajo, no va a po-
del convenio y de las funciones que le der «en ningún caso» «establecer en per-
son propias. Si en su origen el convenio juicio del trabajador condiciones menos
colectivo era básicamente un pacto que favorables o contrarias a las disposicio-
regulaba salarios y jornada laboral, hoy nes legales y convenios colectivos». Co-
suele tener un contenido mucho más rroboran esta eficacia, la atribución a la
rico que abarca aspectos múltiples de las jurisdicción social por el art. 91.1 ET de
relaciones de trabajo. Desde el punto de las cuestiones derivadas de la aplicación
vista de su interacción con la ley en la e interpretación de los convenios y la
regulación de las relaciones de trabajo, consideración como infracción laboral
en las últimas décadas hemos asistido a por el art. 5. 1 de la Ley sobre infraccio-
un retraimiento del papel de esta favor nes y sanciones en el orden social, de las
de aquel, pues el legislador ha visto en el acciones u omisiones de los empresarios
convenio un eficaz instrumento para contrarias a las cláusulas normativas de
adaptar la regulación general a las nece- los convenios. La eficacia personal gene-
sidades del mercado y de la empresa y ral o erga omnes queda claramente reco-
para gestionar las necesidades empresa- nocida en el apartado 3 del art. 82 ET,
riales de flexibilidad laboral. conforme al cual «los convenios colecti-
vos regulados por esta ley obligan a to-
La Constitución Española reconoce en su dos los empresarios y trabajadores in-
art. 37.1, entre los «derechos y deberes cluidos dentro de su ámbito de aplicación
de los ciudadanos» el derecho a la nego- y durante todo el tiempo de su vigencia».
ciación colectiva en los siguientes térmi-
nos: «La Ley garantizará el derecho a la Junto a los convenios estatutarios, la juris-
negociación colectiva laboral entre los prudencia ordinaria ha dado carta de na-
representantes de los trabajadores y em- turaleza a los convenios extraestautarios,
presarios, así como la fuerza vinculante que son aquellos suscritos extra legem, al
de los convenios colectivos». Al amparo margen de la regulación legal contenida
de esta previsión constitucional, el Esta- en el ET. El Tribunal Constitucional ha
tuto de los Trabajadores regula, en su tí- avalado el reconocimiento jurisprudencial
643
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Alonso Olea, M.: Pactos colectivos y contratos de grupo. Madrid: Instituto de Estudios
Políticos, 1955.
Gallart Folch, A.: Las convenciones colectivas de trabajo. Granada: Comares, 2000.
García Murcia, J.: «Criterios jurisprudenciales sobre la naturaleza y la eficacia de los pac-
tos colectivos atípicos (I y II)», en Actualidad Laboral, 23-24 (1992).
Lahera Forteza, J.: Normas laborales y contratos colectivos. Madrid: Reus, 2008.
Pérez de los Cobos; Goerlich, J. M., coords.: El régimen jurídico de la negociación colec-
tiva en España. Valencia: Tirant lo Blanch, 2006.
Sala Franco, T.: Los convenios colectivos extraestatutarios. Madrid: IES, 1981.
644
CORONA
CORONA
645
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
646
CORONA
BIBLIOGRAFÍA
Aragón Reyes, M.: «La Corona», en VV. AA., España, siglo XXI. Madrid: Biblioteca Nueva,
2008.
Belda, E.: El poder del Rey: alcance constitucional efectivo de las atribuciones de la Co-
rona. Madrid: Senado, 2003.
Escudero, J. A.: El Rey: historia de la Monarquía. Barcelona: Planeta, 2008.
Fernández Campo, S.: «La Corona y la Constitución», en Anales de la Real Academia de
Ciencias Morales y Políticas, 81 (2004).
González-Trevijano, P.: El refrendo. Madrid: Congreso de los Diputados, 1998.
Herrero de Miñón, M.: «La posición de la Monarquía española», en Estudios sobre la
Constitución Española. Homenaje al profesor Eduardo García de Enterría. Madrid:
Civitas, 1991,
Lavilla Alsina, L.: «La Monarquía parlamentaria como forma política del Estado español»,
en Asamblea. Revista parlamentaria de la Asamblea de Madrid, 5 (2001).
Powell, Ch.: El piloto del cambio: el Rey, la Monarquía y la Transición a la democracia.
Barcelona: Planeta, 1991.
Prieto, G.: «El Rey-Embajador. La Corona en las relaciones internacionales», en B. Pen-
dás, dir. España Constitucional (1978-2018): trayectorias y perspectivas. Madrid:
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2018.
Torres del Moral, A.: El Príncipe de Asturias. Su estatuto jurídico. Madrid: Congreso de
los Diputados, 2005.
647
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
VV. AA.: Las Monarquías europeas en el siglo XXI. Madrid: Sanz y Torres, 2007.
VV. AA.: «Encuesta sobre el orden sucesorio a la Corona», en Teoría y Realidad Consti-
tucional, 16 (2005).
VV. AA.: La Corona en la Historia de España. Madrid: Biblioteca Nueva, 2003.
VV. AA.: La Monarquía parlamentaria. Madrid: Congreso de los Diputados, 2001.
648
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
La Corte Interamericana es una institución una sola vez. Los jueces no se encuentran
judicial autónoma que tiene como objeto la permanentemente en la sede de la Corte;
aplicación e interpretación de la Conven- sin embargo, están a disposición plena del
ción Americana sobre Derechos Humanos, Tribunal y deben trasladarse a su sede o al
además de otros tratados regionales sobre lugar en que realice sus sesiones, cuantas
los que posea competencia, dentro del seno veces y por el tiempo que sean necesarios.
de la Organización de Estados Americanos
(OEA). En conjunto con el Tribunal Euro- La Corte celebra periodos ordinarios de se-
peo de Derechos Humanos y la Corte Afri- siones determinados reglamentariamente.
cana de Derechos Humanos y de los Pue- Asimismo, también puede llevar a cabo pe-
blos, conforman uno de los tres tribunales riodos extraordinarios, los cuales a partir del
regionales de protección de los derechos 2005 han sido realizados fuera de su sede
humanos existentes en el mundo. en Costa Rica, con el objetivo de incremen-
tar la actividad jurisdiccional, además de di-
Sus orígenes se remontan a la Novena fundir las labores de la Corte en la sociedad.
Conferencia Internacional Americana, cele-
brada en Bogotá, Colombia, en el año de En cuanto a sus funciones, la Corte ejer-
1948, cuya acta final señaló que la protec- ce una competencia consultiva, cuando
ción a los derechos internacionalmente re- conoce y resuelve solicitudes de inter-
conocidos debía ser garantizada por un pretación de las disposiciones de la Con-
órgano jurídico. Posteriormente, en la Con- vención Americana o de otros tratados
ferencia Especializada Interamericana so- concernientes a la protección de dere-
bre Derechos Humanos de 1969, en San chos humanos; o al resolver consultas
José de Costa Rica, se adoptó la Conven- acerca de la compatibilidad entre las le-
ción Americana sobre Derechos Humanos, yes internas de los Estados miembros de
entrando en vigor el 18 de julio de 1978, la OEA y los mencionados instrumentos
cuyo contenido contempló la creación de internacionales. El documento derivado
una Corte Interamericana. Los primeros de esta actividad tiene por nombre opi-
jueces fueron electos en mayo de 1979, re- nión consultiva y hasta diciembre
uniéndose por primera vez en junio de ese de 2019 han sido emitidas 25 de ellas.
mismo año en la sede de la OEA, en Wash-
ington, D. C. Meses más tarde se realizó la La Corte también ejerce una competencia
instalación formal de su sede permanente contenciosa en casos de demandas indivi-
en la Ciudad de San José, Costa Rica, el 3 duales o de conflictos interestatales. En
de septiembre de 1979. cuanto a los primeros, los individuos pue-
den demandar a los Estados parte de la
La organización y funciones de la Corte se Convención Americana que han aceptado
encuentran reguladas en la Convención la competencia contenciosa del Tribunal,
Americana, en su Estatuto y su Reglamen- una vez agotadas las instancias nacionales
to. El Tribunal se compone por siete jue- y el procedimiento ante la Comisión Inte-
ces, elegidos en la Asamblea General de la ramericana, institución que es la que pue-
OEA por los Estados parte de la Conven- de elevar un caso a la Corte. En este su-
ción Americana, para un periodo de seis puesto, la Corte determina si el Estado
años, con posibilidad de ser reelectos por demandado ha incurrido en responsabili-
649
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
650
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
de supervisión de cumplimiento del Tribu- exclusiva de sus miembros, así como una
nal a través de la figura del amicus curiae. integración con mayor número de jue-
zas, en tanto que solo cinco juezas la han
Todo lo anterior debe servir para afron- conformado en sus cuarenta años de
tar los principales retos que tiene la Cor- existencia.
te Interamericana por delante. Entre sus
desafíos se encuentra lograr la universali- También resulta necesario mantener el
dad del sistema interamericano, especial- diálogo jurisprudencial entre la Corte
mente mediante la firma o ratificación de Interamericana y las jurisdicciones do-
la Convención y del conjunto de instru- mésticas de los Estados. Este diálogo es
mentos interamericanos por parte de to- extensible a los demás tribunales regio-
dos los países del continente. Asimismo, nales sobre derechos humanos del
es necesario realizar un extenso diálogo mundo, como se vislumbró en el año
con los Estados miembros, para alcanzar 2018 con la Declaración de San José,
un mayor y más expedito cumplimiento en donde se estableció un foro perma-
de las sentencias que se han emitido, en nente de comunicación entre la Corte
tanto que las víctimas de violaciones a Interamericana, el TEDH y la antes ci-
derechos humanos no tienen garantiza- tada Corte Africana. Los anteriores re-
do plenamente su acceso a la justicia con tos no son los únicos, pero sí ilustran
la emisión de una sentencia, sino con la el panorama de intenso trabajo y cons-
adopción de las reparaciones que se or- tante renovación que le espera a la
denan en su favor. Otros desafíos impor- Corte Interamericana de Derechos Hu-
tantes consisten en lograr la dedicación manos en los próximos años.
BIBLIOGRAFÍA
García Roca, J.; Fernández, P. A.; Santolaya, P.; Canosa Usera, R., coords.: El diálogo entre
los sistemas europeo y americano de derechos humanos. Pamplona: Civitas-Thom-
son-Reuters, 2012.
Santolaya Machetti, P.; Wences, I., coords.: La América de los derechos. Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, 2016.
OEA. Novena Conferencia Internacional Americana, Bogotá, Colombia, del 30 de marzo
al 02 de mayo de 1948. Acta Final.
OEA. Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, Santiago de
Chile, Chile, del 12 al 18 de agosto de 1959, Acta Final, Doc. OEA/SER. C/II.5.
Nota: Véanse también los textos vigentes de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, el Estatuto de la Corte y su Reglamento.
651
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
652
CORTE PENAL INTERNACIONAL
653
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
654
CORTES GENERALES
CORTES GENERALES
La utilización del término Cortes para desig- les», arts. 108 a 116). Participan en la direc-
nar a nuestra institución parlamentaria, que ción política del Estado en tanto que
suele llamar la atención fuera de España, se ejercen su potestad legislativa, aprueban
remonta históricamente a la Edad Media. sus Presupuestos, controlan la acción del
Deriva del lugar donde se reunían las asam- Gobierno y tienen las demás importantes
bleas políticas estamentales que, bajo la funciones que les atribuye la Constitución.
presidencia del Monarca, dan origen al Par-
lamento y se conservará en nuestro país Entre ellas destaca la función representativa
(mientras en Francia o el Reino Unido se del pueblo español (art. 66.1), único titular
reservará para los tribunales), siendo recu- de la soberanía nacional del que emanan
perado en Cádiz en 1812, donde se hablaba los poderes del Estado (art. 1.2). Por eso las
de «Cortes Generales y Extraordinarias», lo Cortes Generales son esenciales para enten-
que contribuyó a la elaboración de la más der el componente democrático que, junto
célebre de las construcciones doctrinales en al elemento social, define el modelo de Es-
apoyo de su carácter constituyente, la Teo- tado en el que se constituye España (art. 1.1).
ría de las Cortes, de Francisco Martínez Ma- Y son también necesarias para asumir la
rina. Se mantendrá ya en todos los textos proclamación de la forma política del Esta-
constitucionales posteriores, en la forma de do español como Monarquía parlamentaria
Cortes Generales o simplemente de Cortes, (art. 1.3). Este carácter se enmarca en la op-
hasta la vigente Constitución de 1978. Aun- ción por la democracia representativa que,
que en este caso existe una clara ruptura de modo no excluyente (pues siempre cabe
con las Constituciones liberales en la carac- la convivencia con algún instrumento de de-
terización del Parlamento, al introducir de mocracia directa), pero sí exclusivo, han
una forma plena el principio democrático, preferido las democracias actuales.
por la influencia de los partidos políticos en
su funcionamiento real y al recibir una clara Así, las Cortes Generales son elegidas para
inspiración de los planteamientos derivados representar al pueblo español en su conjun-
del constitucionalismo europeo posterior a to en el Congreso (art. 68) y en su variedad
la Segunda Guerra Mundial (el llamado par- territorial en el Senado (art. 69). En el primer
lamentarismo «racionalizado»). caso, a través de los 350 diputados elegidos
por sufragio universal, libre, igual, directo y
Las Cortes Generales son un órgano cons- secreto, en los términos que establece la Ley
titucional complejo. Cada una de las Cáma- Orgánica, 5/1985, de 19 de junio, del Régi-
ras que lo componen (Congreso de los Di- men Electoral General. Es decir, de acuerdo
putados y Senado) también lo son. Y con un sistema proporcional que distribuye
comparten esta característica con el Go- los escaños entre las provincias en función
bierno, el Consejo General del Poder Judi- de su población empleando el método
cial y el Tribunal Constitucional, puesto D’Hondt. En el Senado se eligen cuatro sena-
que, como ellos y frente a los denomina- dores en cada provincia y, en las provincias
dos órganos de relevancia constitucional, insulares, tres en cada una de las islas mayo-
tienen un origen y un desarrollo directa- res –Gran Canaria, Mallorca y Tenerife– y
mente recogidos en la Constitución (título uno en la agrupación de Ibiza y Formentera
III, arts. 66 a 96, y título IV, «De las relacio- y en cada una de las restantes islas, en Ceuta
nes entre el Gobierno y las Cortes Genera- y en Melilla. Además, las Comunidades Autó-
655
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
nomas designan un senador y otro más por censura (art. 113). Además, la intervención
cada millón de habitantes de su respectivo parlamentaria en la declaración y prórroga
territorio, de acuerdo con lo que establezcan de los estados de alarma, excepción y sitio y
sus respectivos Estatutos de Autonomía. Este en la acusación por traición o delito contra
último elemento corrector no ha impedido la seguridad del Estado por parte del presi-
que el establecimiento de la circunscripción dente y los demás miembros del Gobierno
provincial provoque numerosas observacio- también se limita al Congreso.
nes críticas respecto a la afirmación del Sena-
do como Cámara de representación territo- Tras más de cuarenta años desde que se
rial, reforzando la opinión de quienes aprobó la Constitución, el balance sobre
consideran la necesidad de reformar el Sena- el funcionamiento del diseño constitu-
do como una de las asignaturas pendientes cional, tan sumariamente descrito, no
de la reforma constitucional. puede ser sino positivo. El juicio general,
posiciones excéntricas al margen, coinci-
Las Cortes son, además, un órgano delibe- de en reconocer el papel protagonista de
rante, característica fundamental de toda las Cortes en la recuperación de la de-
institución parlamentaria. Los arts. 74 y si- mocracia en España y en el estableci-
guientes de la Constitución regulan las se- miento de un régimen político homolo-
siones conjuntas, el funcionamiento en gable al de todos los Estados de nuestro
Pleno y en Comisiones, el carácter público entorno jurídico-político, que ha permiti-
de las sesiones plenarias, etc. Y junto a ello do también un período de desarrollo
otros rasgos definitorios son la inviolabili- económico y social desconocido hasta el
dad de la sede (art. 66.3) y de los parla- momento en nuestra historia.
mentarios (art. 71); su permanencia en el
tiempo garantizada por las respectivas Di- Sin embargo, en el umbral de la XIV le-
putaciones Permanentes; y finalmente, su gislatura, es preciso recordar que desde
autonomía reglamentaria, financiera, admi- hace algún tiempo estamos viviendo ex-
nistrativa u organizativa (art. 72). periencias que hace unos años nos hu-
bieran parecido hipótesis de laboratorio,
La definición se completa con otro dato más propias de la política-ficción que de
esencial como es el carácter imperfecto o la realidad cotidiana o probable. Por
descompensado del bicameralismo en favor ejemplo, las legislaturas fallidas (XI
del Congreso de los Diputados. Su predo- y XIII) en que hubieron de repetirse las
minio sobre la Cámara Alta se manifiesta en elecciones, la celebración de hasta tres
aspectos tan relevantes como su posición sesiones de investidura en el mismo
en el procedimiento legislativo, que se inicia año 2016, o la aprobación de una mo-
en el Congreso, el cual tiene siempre la últi- ción de censura por primera vez en
ma palabra al poder rechazar las enmiendas nuestra experiencia constitucional el 1
o levantar los vetos introducidos en el Sena- de junio de 2018. La institución parece
do. Los decretos-leyes se someten a conva- haber superado con éxito estas y otras
lidación o derogación tan solo del Congreso pruebas, manifestaciones de la sustitu-
de los Diputados (art. 86.2) y solo esta Cá- ción del sistema bipartidista de alternan-
mara interviene en la investidura del presi- cia en el Gobierno por una fragmenta-
dente del Gobierno (art. 99), en la aproba- ción del Parlamento característica del
ción o rechazo de la cuestión de confianza momento actual en toda Europa.
planteada por este (art. 112) y puede hacer-
le dimitir exigiendo su responsabilidad me- A ello se han unido otros problemas deri-
diante la aprobación de una moción de vados de la crisis del modelo de distribu-
656
CORTES GENERALES
ción territorial del poder con su principal bien conocido, diagnosticado y generali-
manifestación en Cataluña. Allí hubo de zado: el auge de los movimientos popu-
aplicarse, también por vez primera, el me- listas y nacionalistas que, como si de una
canismo previsto por el art. 155 de la repetición cíclica de la Historia se tratara,
Constitución, a raíz de la declaración uni- reproduce en todo el mundo las circuns-
lateral de independencia formulada en el tancias políticas de la tercera década del
Parlamento de Cataluña el 27 de octubre siglo xx.
de 2017, con todas las vicisitudes poste-
riores, que incluyeron la elección de cua- Mirando al futuro y haciendo algo de au-
tro diputados y un senador que se encon- tocrítica, debemos admitir que una de las
traban en situación de prisión preventiva causas de lo anterior es el alejamiento
y que hubieron de ser suspendidos en sus entre el Parlamento y la sociedad, de los
derechos como parlamentarios. Aconteci- representantes respecto de las demandas
mientos en los que algunos han querido de sus representados o, al menos, de la
ver el agotamiento del modelo del Estado percepción que estos últimos tienen.
autonómico diseñado en el título VIII y la Cualquier modificación o reforma que,
necesidad de su modificación sin duda, van a plantearse, deberá tener-
lo en cuenta. El reto no es sencillo de
En definitiva, este auténtico «test de estrés» abordar, pero sabido es que el hombre
que, afortunadamente, ha sido también debe dominar sus circunstancias, para
aprobado con nota por el resto de institu- que las circunstancias no le dominen a
ciones a las que ha afectado (la Corona, el él. Las lecciones de la Historia tienen en
Tribunal Constitucional o los órganos del este caso un valor especial para indicar-
Poder Judicial), procede de un fenómeno nos el camino que no debe seguirse.
BIBLIOGRAFÍA
657
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
COSTUMBRE JURÍDICA
658
COSTUMBRE JURÍDICA
659
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
lente –para Díez de Velasco− a los mente en cada plaza», la pauta adecua-
usos sociales en la Teoría general del da para medir el presente y el futuro
Derecho. Un último apunte, muy sig- de una rama jurídica con vocación glo-
nificativo de la naturaleza del ordena- bal. Pero es importante (y es un buen
miento internacional: hace tiempo que reto para la doctrina) determinar en
el TIJ admite la figura del «objetor per- qué medida el soft law deriva de prác-
sistente», es decir, el Estado que no ha ticas comerciales consolidadas, más
participado ni desea participar en la allá de una codificación internacional
formación de la costumbre. Expresión, que se antoja difícil a medio plazo. En
pues, de la soberanía, que sitúa la vo- otro ámbito se sitúa, en fin, el Derecho
luntad estatal como origen y funda- laboral, apegado normativamente a la
mento de las obligaciones internacio- costumbre «local y profesional», sin ol-
nales que contrae como sujeto del vidar la importancia práctica de los
Derecho Internacional. usos de empresa.
Por último, el Derecho privado. Ade- El futuro, pues, aparece lleno de incóg-
más de funcionar como norma «cuasi- nitas. Si el Derecho racional-estatal es
constitucional» en relación con las enemigo por naturaleza de que perviva
fuentes del Derecho en su título preli- el Derecho consuetudinario, tal vez el
minar, en el Código Civil hay unas mundo posmoderno encuentre en la
cuantas referencias a la creación social costumbre el anclaje normativo que las
de Derecho en varios aspectos de las normas escritas no pueden ofrecer, por
obligaciones y contratos. Algún ejem- causa de la hipertrofia legislativa que
plo: el uso o la costumbre (sic: des- hace imposible garantizar la seguridad
de 1974, el citado título preliminar su- jurídica en los ordenamientos contem-
primió «del lugar») se tendrán en cuenta poráneos.
para interpretar las ambigüedades de
los contratos (art. 1278 CC); los contra- En fin, el estudio de la costumbre en una
tos obligan a todas las consecuencias publicación de la Real Academia de
que, según su naturaleza, sean confor- Ciencias Morales y Políticas no puede ol-
mes a la buena fe, al «uso» y a la ley, vidar el memorable discurso de ingreso
etc. Más aún, el Derecho Mercantil es (3 de febrero de 1901) de Joaquín Costa,
campo muy propicio para la costumbre con respuesta de Gumersindo de Azcara-
por razones históricas, como prueba el te, bajo el título «La ignorancia del Dere-
viejo concepto de «usos del comercio». cho», una brillante apología del Derecho
Ya no es el Código de Comercio, que consuetudinario y popular frente al an-
habla de los usos «observados general- quilosado positivismo legalista.
BIBLIOGRAFÍA
660
COSTUMBRE JURÍDICA
Véanse también los tratados y manuales de Teoría y Filosofía del Derecho, Derecho
Civil, Derecho Constitucional y Derecho Internacional Público, en los que se inclu-
ye sin excepción algún apartado sobre la costumbre.
661
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
CUESTIÓN DE CONSTITUCIONALIDAD
662
CUESTIÓN DE CONSTITUCIONALIDAD
jurisdiccional, en tanto que tal (es decir, to procesal, rango de la norma cuestio-
en el ejercicio de su función jurisdiccio- nada, audiencia de las partes, etc.); si no
nal, en el curso de un proceso y «una es así, o si la cuestión «fuere notoriamen-
vez concluso el procedimiento» de que te infundada», podrá rechazarla «en trá-
se trate). Ciertamente, puede plantearla mite de admisión, mediante auto» y oído
«de oficio o a instancia de parte», lo que solamente el fiscal general del Estado
amplía enormemente el abanico de su- (37.1 LOTC). En cuanto a la apreciación
jetos capacitados para suscitar el posi- de la aplicabilidad y relevancia de la nor-
ble conflicto y –en esa misma medida– ma cuestionada, «en principio» es un as-
de invocar la protección de la Norma pecto perteneciente a «la competencia
Fundamental; y para hacerlo ha de oír a jurisdiccional de los órganos promoto-
las partes y al Ministerio Fiscal; ahora res», por lo que el TC «realiza… un con-
bien, es el órgano jurisdiccional el único trol meramente externo» que solo condu-
sujeto habilitado para formalizarla, lógi- ce al rechazo de la cuestión «en supuestos
camente mediante auto motivado. extraordinarios en que el juicio de rele-
vancia no se exterioriza… o… incurre en
A continuación, es preciso subrayar que un defecto absolutamente manifiesto o
el objeto de este procedimiento no es solo claramente irrazonable» (Pérez Tremps).
«una» norma con rango de ley; sino, preci-
samente, una que sea «aplicable al caso y En cuanto a los efectos de la decisión adop-
de cuya validez dependa el fallo». Un as- tada por el TC sobre una cuestión, como
pecto central, que no solo determina el es obvio dada su razón de ser, dicha deci-
momento procesal en que puede plan- sión deberá comunicarse inmediatamente
tearse («concluso el procedimiento y den- al órgano judicial que la planteó, el cual la
tro del plazo para dictar… la resolución» notificará a las partes y queda vinculado
pertinente), sino también los efectos de por la misma para la decisión final del pro-
su planteamiento (que suspenderá el pro- ceso en cuyo seno surgió.
ceso «hasta que el TC resuelva», sea inad-
mitiendo la cuestión, sea sobre la cuestión El análisis de este procedimiento adquie-
misma). De ahí que este aspecto sea obje- re aún más interés si se adopta una pers-
to de un doble examen: primero, en el pectiva más amplia sobre su incidencia
ámbito del Poder Judicial, por el órgano en el sistema constitucional globalmente
que la plantea… o no (juicio a quo); des- considerado. Porque, en efecto, al enco-
pués, por el TC (juicio ad quem, que es el mendar a los órganos judiciales esta ta-
«proceso constitucional propiamente di- rea de preservar la supremacía constitu-
cho»: Pérez Tremps). Si bien ha de seña- cional en todo tipo de procesos, no solo
larse que el juicio a quo puede correspon- refuerza su condición de intérpretes or-
der, excepcionalmente, al propio TC, el dinarios de la Constitución, sino también
cual, al hilo de un procedimiento de am- la de garantes del pacto constitucional,
paro o de un conflicto en defensa de la incluso frente a la voluntad mayoritaria
autonomía local, puede plantear una expresada por la ley. De este modo se
«cuestión interna» (o autocuestión: supera claramente la noción judicial ca-
arts. 55.2 y 75.quinquies.6 LOTC). racterística de la tradición continental eu-
ropea, que arranca de la conocida fór-
En esta última esfera, el TC examinará, mula de Montesquieu según la cual el
en primer lugar, si la cuestión suscitada juez es «la boca que pronuncia las pala-
cumple con «las condiciones procesales» bras de la ley» (Les juges de la nation ne
exigidas para su planteamiento (momen- sont… que la bouche qui prononce les
663
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
664
DATOS PERSONALES
DATOS PERSONALES
665
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
La STC 292/2000 ubicó este nuevo dere- Más allá de las facultades o derechos que
cho en el artículo 18.4 CE como dere- incluye la protección de datos, hay que
cho autónomo de la intimidad y delimi- subrayar especialmente los llamados
tó su contenido. Se trata de un derecho «principios». Se trata de auténticas reglas
subjetivo que aglutina muchas faculta- que son los pilares estructurales del régi-
des o derechos. Así: «el derecho a la men jurídico. Así, los datos han de ser
protección de datos atribuye a su titular recogidos con fines determinados, explí-
un haz de facultades […] el derecho a citos y legítimos y no serán tratados ulte-
que se requiera el previo consentimien- riormente de manera incompatible con
to para la recogida y uso de los datos dichos fines. Y de ello debe estar clara-
personales, el derecho a saber y ser in- mente informado el interesado. Los fines
formado sobre el destino y uso de esos determinan también la proporcionalidad
datos y el derecho a acceder, rectificar y del tratamiento de datos, por cuanto los
cancelar [suprimir] dichos datos. En de- datos han de ser solo los adecuados y
finitiva, el poder de disposición sobre pertinentes, quedando limitados a lo ne-
los datos personales» (FJ 6). A estas fa- cesario en relación con los fines para los
cultades hay que añadir el «derecho a que son tratados. Este principio de «mini-
poder oponerse a esa posesión y uso mización» de los datos adquiere una muy
requiriendo a quien corresponda que especial relevancia en la reciente norma-
ponga fin a la posesión y empleo de los tiva. También es muy destacable el prin-
datos» (FJ 7). Asimismo, en la línea de la cipio de exactitud y actualización de los
STJUE de 13 mayo de 2014, la datos.
STC 58/2018 ha incorporado el derecho
al olvido, que en el nuevo Reglamento El tratamiento de datos ha de ser legíti-
europeo se regula como derecho de mo, para ello esencialmente se debe con-
supresión y también desarrolla la tar con el consentimiento del interesado
L.O. 3/2018. Este derecho puede supo- o darse en el marco de un contrato. De lo
ner la desreferenciación de una persona contrario, es necesaria una ley con las ga-
entre los resultados de buscadores. rantías precisas de todo límite a un dere-
También, la regulación de protección de cho fundamental (en este sentido, en es-
datos, y con especial potencial frente al pecial STC 76/2019). Sin embargo, el
uso creciente de big data e inteligencia consentimiento se ha demostrado una ga-
artificial, reconoce el derecho a no ser rantía muy escasa e incluso negativa para
objeto de una decisión basada única- la protección de datos, dado que miles de
mente en el tratamiento automatizado, millones de usuarios consienten o acep-
666
DATOS PERSONALES
tan servicios a cambio de ceder sus pro- Covid-19 (véase también la voz «Big
pios datos de manera desproporcionada. data»). En términos generales las autori-
De igual modo, la experiencia demuestra dades de protección de datos europeas y
que muchos derechos y garantías de la españolas han afirmado que el RGPD
protección de datos no se ejercen. permite el tratamiento de datos sensibles
sin consentimiento por razones de pan-
Ello ha llevado a pasar de un sistema demia y de salud pública. Sin embargo,
reactivo a un sistema preventivo y se requiere una habilitación en ley con-
proactivo. Aunque se cuente con una creta. Para la investigación biomédica
causa de legitimización como el con- resulta especialmente útil la disposición
sentimiento, el tratamiento puede ser adicional 17.ª L.O. 3/2018. Para otros
ilícito por una desproporción o inade- tratamientos de datos contra el coronavi-
cuación con relación a la finalidad o rus la base legal por lo general es más dé-
por no contar con las garantías y medi- bil y se encontraría en la legislación de
das adecuadas. El responsable que tra- salud que prevé restricciones de derechos
ta datos debe demostrar que vela por en situaciones excepcionales. Más allá de
el cumplimiento normativo especial- la legitimación del tratamiento, en todos
mente de los principios, para ello tiene los casos es necesario el cumplimiento
deberes de privacidad en el diseño y, normativo y con él la minimización y
por defecto, obligaciones de análisis de seudonimización de los datos siempre
riesgos y de implantar medidas de se- que sea posible, que los datos no se cedan
guridad continuamente adecuadas. In- o se usen para finalidades incompatibles,
cluso se da la obligación de realizar un la transparencia e información así como
detallado estudio de impacto antes de fuertes medidas de seguridad, especial-
hacer tratamientos más peligrosos. Las mente de los datos relacionados con sa-
obligaciones y garantías se hacen más lud. Un tema relevante es el tratamiento
intensas cuando se tratan datos espe- de datos de salud en el ámbito laboral y
cialmente protegidos, esto es, datos respecto de acceso a establecimientos por
que revelen el origen étnico o racial, clientes. Respecto de la toma de la tempe-
las opiniones, datos genéticos, biomé- ratura o de otros indicadores de salud se
tricos, relativos a la salud o a la vida parte de la legitimación general para ha-
sexual. La implantación de delegados cerlo, si bien se debe optar por los siste-
de protección de datos en toda Admi- mas de menor impacto, por registrar y
nistración y en grandes empresas es guardar los datos solo si es necesario y
una garantía más en esta línea. solo comunicarlos a autoridades de sa-
lud y no usarlos para otras finalidades.
Dada la importancia de la explotación En general deben evitarse sistemas que se
económica de los datos personales, espe- vinculen con reconocimiento facial. No
cialmente por las grandes plataformas, es necesario personal sanitario para las
uno de los grandes debates del siglo es la tomas de temperatura y, si es posible,
propiedad o los derechos a beneficiarse debe consensuarse el sistema con los sin-
del tratamiento masivo de los datos por dicatos. No se recomienda, pero no se
los particulares. prohíbe, el control de temperatura en los
puntos de acceso de clientes. Asimismo,
*** los sistemas inteligentes para detectar
aglomeraciones deben evitar el almace-
Se han planteado diversas cuestiones de namiento de datos y la identificación de
protección de datos con la llegada de la las personas.
667
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
668
DEBERES CONSTITUCIONALES
DEBERES CONSTITUCIONALES
669
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
670
DEBERES CONSTITUCIONALES
BIBLIOGRAFÍA
Díaz Revorio, F. J.: «Sobre el concepto de deber constitucional y los deberes en la Cons-
titución Española de 1978», en Pensamiento Constitucional, 16 (2012).
Goig Martínez, J. M.: «La constitucionalización de los deberes», en Revista de Derecho
Político de la UNED, 9 (2011).
González Hernández, E.: «El debate constituyente sobre el título I de la Constitución Es-
pañola de 1978 o la “Constitución cenada”», en Historia Constitucional, 20 (2019).
Rebato Peño, M.ª E., «Los deberes constitucionales. En especial, defender a España y
contribuir al gasto público», en B. Pendás, dir.: España constitucional (1978-2018):
Trayectorias y perspectivas, t. III, Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucio-
nales, 2018.
671
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Rubio Llorente, F., «Los deberes constitucionales», en Revista Española de Derecho Cons-
titucional, 62 (2001).
Esther González-Hernández
Profesora Titular de Derecho Constitucional
Universidad Rey Juan Carlos
672
DECRETO LEGISLATIVO
DECRETO LEGISLATIVO
El fundamento de los decretos legislati- muy limitado, casi diez veces menor que
vos es el mismo que justifica los decretos el de decretos leyes, que asciende a 643.
leyes, esto es, la necesidad de atribuir al
Gobierno capacidad legislativa para ha- La delegación legislativa se articula en
cer frente a las exigencias que la econo- torno a dos figuras que tienen sustantivi-
mía y la sociedad actual imponen a los dad propia: de un lado, las leyes de dele-
poderes públicos. Ambos tipos de norma gación, mediante las cuales las Cortes
se explican porque el Ejecutivo parece Generales autorizan al Gobierno a legis-
más capaz de solucionar problemas ur- lar; de otra, los decretos legislativos, esto
gentes o de alta densidad técnica que las es, las normas con fuerza de ley median-
Cortes Generales. Estas, por su naturale- te las cuales el Ejecutivo hace uso de di-
za representativa, están dotadas de ma- cha habilitación. Vamos a destacar algu-
yor legitimidad, pero no tienen la sufi- nos de sus rasgos más característicos.
ciente agilidad procedimental ni el nivel
de especialización que la regulación de La Constitución es exigente al regular las
ciertas materias requiere. Ahora bien, el leyes de delegación, ya que rodea a esta
decreto legislativo se diferencia del de- figura de requisitos y límites, destinados
creto ley en aspectos sustanciales, ya a evitar que la mayoría parlamentaria re-
que, mientras que este último, por obe- nuncie a la potestad legislativa en favor
decer a razones de extraordinaria y ur- del Ejecutivo, mediante delegaciones ex-
gente necesidad, es convalidado por el cesivamente genéricas o ilimitadas.
Congreso una vez que ya ha entrado en
vigor, el decreto legislativo responde a la Por eso, el art. 82.3 CE impone, en primer
técnica de la delegación, en virtud de la lugar, que solo el Gobierno haga uso de
cual el Parlamento autoriza previamente la delegación, sin que sea posible autori-
al Gobierno a legislar sobre determina- zar la subdelegación a autoridades distin-
das materias especialmente complejas. tas. Hay, en segundo lugar, exigencias de
carácter temporal. En efecto, la ley de de-
Los constituyentes regularon la delega- legación deberá indicar expresamente el
ción legislativa con mucho detalle plazo del que dispone el Gobierno para
(arts. 82-85 CE) para evitar que, como ha- dictar el decreto legislativo. Aunque el
bía ocurrido en el pasado, el Ejecutivo art. 82.3 CE excluye, expresamente, que
abusara de la figura. Lo cierto es que al- la delegación se conceda por tiempo in-
guno de estos preceptos es redundante determinado, el Tribunal Constitucional
(como sucede con el art. 83 CE), otro es ha admitido que el propio legislador pro-
más propio de un reglamento parlamen- rrogue, en otra ley, el plazo inicialmente
tario (lo que ocurre con el art. 84 CE) y previsto (STC 61/1997). En tercer lugar, el
otro, esto es, el art. 85 CE carece de efica- mismo precepto impone que la delega-
cia jurídica, por contener una mera defi- ción se realice de forma expresa y para
nición semántica. La desconfianza de los materia concreta. Esta última exigencia
constituyentes frente a la figura se ha de- constitucional ha sido interpretada por el
mostrado, además, poco fundamentada. Tribunal Constitucional de manera bas-
Desde que entró en vigor la Constitución, tante flexible. En efecto, la STC 13/1992
el número de decretos legislativos ha sido reconoce que basta con que la ley de de-
673
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
674
DECRETO LEGISLATIVO
borada por el Gobierno previa autoriza- El art. 82.6 CE establece que, sin perjui-
ción de las Cortes Generales, sobre ma- cio de la competencia propia de los tri-
terias no excluidas por la Constitución. bunales, las leyes de delegación podrán
Para elaborar dichas normas el Gobier- establecer en cada caso fórmulas adicio-
no ha de seguir el procedimiento esta- nales de control. Los arts. 152 y 153 del
blecido en el art. 26 de la Ley 50/1997, Reglamento del Congreso de los Dipu-
del Gobierno, debiendo requerir el dic- tados han articulado una forma de con-
tamen del Consejo de Estado si así lo trol político sobre la actuación del Go-
considerara conveniente (art. 21. 3 bierno que no reviste excesiva
L.O. 3/1980. La mayor dificultad estriba complejidad teórica. En efecto, según
en definir la naturaleza jurídica de los dichos preceptos, los Grupos parlamen-
decretos legislativos y, en consecuencia, tarios y los diputados podrán formular
el control al que están sometidos. Este objeciones al decreto legislativo en un
tema fue objeto de debate en los prime- escrito dirigido a la Mesa en el mes si-
ros años de vigencia de la Constitución, guiente a la publicación del texto elabo-
porque se enfrentaron dos concepcio- rado por el Gobierno. Dichos reparos
nes contrapuestas. De un lado, García deberán ser remitidos a la Comisión co-
de Enterría mantenía, como había dicho rrespondiente, que emitirá un dictamen.
durante los últimos años del franquis- Este se someterá a debate en el Pleno
mo, que el Gobierno desempeñaba su de la Cámara. Los efectos jurídicos de
potestad reglamentaria. Si el decreto le- esta forma de control serán los que de-
gislativo adquiría fuerza de ley era en termine la ley de delegación.
virtud de la delegación operada previa-
mente por las Cortes Generales y dicha Mucho más polémica ha sido, sin embar-
fuerza se conservaba únicamente si el go, la mención a la competencia de con-
Gobierno respetaba los límites y requisi- trol que el art. 82.6 CE atribuye a los tri-
tos por el Parlamento. Por ello, los con- bunales, dado que parecía contradecir el
tenidos que no cumplieran con esta carácter concentrado del control de
condición no adquirían dicho rango, constitucionalidad que caracteriza a
sino que tenían naturaleza meramente nuestro ordenamiento. La atribución de
reglamentaria. dicha fiscalización no solo al TC, sino
también a otros órganos jurisdiccionales
Frente a esta concepción otros autores seguía de cerca la concepción acerca de
(Ignacio de Otto, por ejemplo) mantu- la naturaleza reglamentaria de los decre-
vieron que la actividad del Gobierno tos legislativos propuesta por García de
era plenamente legislativa, en conso- Enterría, a la que antes se ha hecho refe-
nancia con el refuerzo del Ejecutivo rencia, y es la solución que acabó preva-
que caracteriza a nuestro parlamentaris- leciendo. En efecto, fue ratificada por el
mo racionalizado. En caso de que el de- art. 27.2.b de la LOTC, precepto que es-
creto legislativo excediera o incumplie- tablece que, en el caso de los decretos
ra lo establecido en la ley de delegación, legislativos, la competencia del TC se en-
la consecuencia debía ser la invalidez tiende sin perjuicio de la que correspon-
del mismo. La interpretación que ha de a otros tribunales. También se recogió
predominado finalmente es la primera, en art. 1.1 de la Ley 29/1998, de 13 de
ya que resulta más coherente con el julio, reguladora de la Jurisdicción Con-
tipo de control que configura la Consti- tencioso-Administrativa, que expresa-
tución y otras normas de nuestro orde- mente atribuye a dicho orden jurisdiccio-
namiento. nal el conocimiento de las pretensiones
675
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
que se deduzcan en relación con los de- que pertenece al ámbito normal del juez
cretos legislativos cuando excedan los lí- «inaplicar los decretos legislativos en lo
mites de la delegación. Es, por último, la que exceden de la delegación o más pro-
solución que ha sido confirmada por el piamente el no conferir al exceso el valor
TC. Dicho órgano ha aclarado, además, de ley». El TC se ha reservado, sin embar-
cómo se articulan sus competencias con go, juzgar si el decreto legislativo es con-
las que corresponden a la jurisdicción forme al propio texto constitucional,
contencioso-administrativa. A partir del tanto por razones materiales como pro-
ATC 69/1983, el Tribunal ha señalado cedimentales (STC 166/2007).
BIBLIOGRAFÍA
676
DECRETO-LEY
DECRETO-LEY
677
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
678
DECRETO-LEY
Han sido muchas las propuestas for- decreto y que, en ocasiones, la res-
muladas para corregir el actual estado puesta a la situación exigirá modifi-
de cosas. Sin exceso de optimismo, caciones de normas de rango tanto
pues la tentación de abusar del poder legal como reglamentario, lo que
y la debilidad frente a ella parecen in- hace apropiada la adopción de un
herentes a la naturaleza humana, se único instrumento que contenga to-
formulan a continuación tres sugeren- das ellas. Pero también lo es que,
cias: conceptualmente, no parece fácil
sostener que, para hacer frente a
1. El TC podría, en primer término, exi- una situación de extraordinaria y
gir con rigor, como requisito de legi- urgente necesidad, es necesaria una
timidad del DL, la cumplida acredita- norma con rango de ley cuando es
ción por el Gobierno de que la jurídicamente posible responder
satisfacción de los objetivos pretendi- mediante una norma reglamentaria.
dos mediante su adopción no podía Máxime si se pondera (i) que el DL
realmente esperar el tiempo necesa- entraña una derogación singular del
rio para la aprobación de una ley me- principio democrático que reserva
diante el más rápido de los procedi- al Parlamento la adopción de leyes,
mientos parlamentarios disponibles. (ii) que se burla así el derecho
Téngase en cuenta, (i) que en el pro- de audiencia de los ciudadanos en
cedimiento de urgencia los plazos se el procedimiento reglamentario
reducen a la mitad de los estableci- (art. 105, a CE), (iii) que se limita
dos para el ordinario, disponiendo el sustancialmente el derecho a la tu-
Senado solo de veinte días naturales tela judicial efectiva de los afecta-
para pronunciarse, y (ii) que ambas dos por el DL, que solo podrán re-
Cámaras han interpretado con nota- currirlo indirectamente con ocasión
ble laxitud el presupuesto fáctico ha- de la impugnación directa de una
bilitante del procedimiento de lectura actuación administrativa aplicativa
única, de duración sensiblemente in- del mismo, solicitando del órgano
ferior al de urgencia. La reforma de judicial que conozca del recurso
los Reglamentos parlamentarios para que plantee cuestión de inconstitu-
reconocer al Gobierno el derecho a cionalidad sobre el DL aplicado, y
que se apliquen tales procedimientos (iv) que el art. 27 de la Ley 50/1997,
en situaciones de extraordinaria y ur- del Gobierno, simplifica y agiliza
gente necesidad parece un necesario considerablemente el procedimien-
complemento de este reforzado con- to reglamentario en supuestos de
trol del TC urgencia (no pudiendo descartarse
2. Asimismo, el propio TC podría mo- la conveniencia de modificar aquel
dular su doctrina en punto a la via- para hacer todavía más expedito el
bilidad de que el DL regule mate- ejercicio de la potestad reglamenta-
rias no reservadas formal o ria en situaciones de extraordinaria
materialmente a la ley, bien exclu- y urgente necesidad).
yendo tal posibilidad, bien intensifi- 3. Por último, parece conveniente pro-
cando su control cuando se haga mover la tramitación como proyec-
realidad. Es cierto que no existe en tos de ley de los decretos leyes
nuestro ordenamiento la figura de convalidados. Y es que la existencia
la reserva reglamentaria, que puede de una situación excepcional pue-
ser más rápido dictar un DL que un de legitimar el empleo por el Go-
679
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
680
DECRETO-LEY
BIBLIOGRAFÍA
Aragón Reyes, M.: Uso y abuso del Decreto-Ley. Una propuesta de reinterpretación cons-
titucional. Madrid: Iustel, 2016.
Astarloa Huarte-Mendicoa, I.: «Teoría y práctica del Decreto-Ley en el ordenamiento es-
pañol», en Revista de Administración Pública, 106 (1985).
Carmona Contreras, A.: «El Decreto-Ley: configuración constitucional y praxis aplicativa»,
en la obra colectiva dirigida por B. Pendás España constitucional (1978-2018).
Trayectorias y perspectivas. Madrid: CEPC, 2018, t. III.
Doménech Pascual, G.: «Tutela judicial efectiva frente a medidas gubernamentales blin-
dadas por Decreto-Ley», en Revista Española de Derecho Administrativo, 198 (2019).
Salas Hernández, J.: Los Decretos-Leyes en la Constitución Española de 1978. Madrid:
Civitas, 1979.
681
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
682
DEFENSOR DEL PUEBLO
mayoría cualificada de tres quintos, aun- y recurso de amparo contra actos sin
que si no se alcanza esta mayoría puede valor de ley. Desde 2009, además, actúa
ser elegido por tres quintos del Congre- como Mecanismo Nacional de Preven-
so y mayoría absoluta del Senado; los ción de la Tortura, realizando visitas
candidatos son propuestos por la Comi- preventivas a los centros de privación
sión Mixta Congreso-Senado para las de libertad.
Relaciones con el Defensor del Pueblo;
la duración de su mandato es de cinco La actuación del Defensor del Pueblo se
años, de modo que no coincide con el puede iniciar a instancia de parte, a tra-
periodo de la legislatura, con posibili- vés de un procedimiento fácil, gratuito e
dad de reelección; cesa solo por las inmediato: presentando un escrito razo-
causas tasadas de renuncia, expiración nado en el plazo de un año desde que
del mandato, muerte, incapacidad so- se tuvo conocimiento del hecho objeto
brevenida, condena por delito doloso y de la reclamación. También pueden ins-
notoria negligencia (en estos tres últi- tar su actuación los diputados, senado-
mos supuestos el cese debe ser decidi- res o una Comisión parlamentaria, ya
do por mayoría de tres quintos de las que se trata de un comisionado del Par-
dos Cámaras); no está sujeto a mandato lamento. Por último, puede actuar de
alguno, ni puede recibir órdenes o ins- oficio, por su propia iniciativa, aunque
trucciones de ningún órgano; goza de los procedimientos iniciados de esta
inmunidad, inviolabilidad y fuero espe- forma son muchos menos que los ini-
cial; y está sujeto a un amplio catálogo ciados a instancia de parte.
de incompatibilidades que lo desvincu-
lan de cualquier órgano del Estado, par- Una vez iniciado el procedimiento, el
tido político o sindicato, y de cualquier Defensor del Pueblo lleva a cabo la co-
actividad profesional. rrespondiente investigación, para lo cual
dispone de amplias facultades, estando
El Defensor del Pueblo es competente todos los poderes públicos obligados a
para garantizar los derechos fundamen- colaborar con él y, concluida esta, infor-
tales en un sentido amplio y flexible. De ma al interesado del resultado de la mis-
un lado, la protección alcanza a todos ma. Los efectos de las investigaciones
los derechos reconocidos en el título I son uno de los aspectos más singulares
de la Constitución, tanto en su aspecto de esta institución, ya que sus decisiones
subjetivo como objetivo. De otro, la carecen de eficacia jurídica inmediata,
protección se despliega frente a la acti- pero no de efectos reales. Dependiendo
vidad de toda Administración, incluyen- del carácter del acto investigado, puede
do los diferentes niveles territoriales y recomendar una modificación normativa;
todas las instituciones que forman el proponer modificaciones en la forma de
sector público, sus funcionarios o agen- producción de determinados actos o re-
tes. Queda excluida la actuación del Po- soluciones administrativas; recordar a las
der Judicial, aunque si recibe alguna autoridades implicadas sus deberes lega-
queja en relación con este debe comu- les; instar a las autoridades competentes
nicarlo al Fiscal o al Consejo General a que ejerzan sus competencias de ins-
del Poder Judicial. Frente a actos de las pección y sanción; e incluso sugerir al
Cortes Generales de naturaleza no ad- superior jerárquico que corresponda las
ministrativa su intervención es singular: medidas que considere oportunas. Otro
puede interponer recurso de inconstitu- efecto importante se produce con la pre-
cionalidad contra actos con valor de ley sentación a las Cortes Generales de los
683
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Colomer Viadel, A.: El Defensor del Pueblo, Protector de los derechos y libertades, y super-
visor de las Administraciones Públicas. Pamplona: Civitas, 2012.
De Andrés Alonso, F. L.: Los defensores del pueblo en España. Madrid: Reus, 2017.
Rebollo Delgado, L.: La institución del Ombudsman en España. Madrid: Dykinson, 2013.
Sánchez Saudinos, J. M.: «Artículo 54», en Comentario a la Constitución Española. Libro
Homenaje a L. Lopez Guerra, Vol. I. Valencia: Tirant lo Blanch, 2018.
VV. AA.: «El Defensor del Pueblo», en Teoría y Realidad Constitucional, 26, monográfico
(2010).
684
DERECHO ADMINISTRATIVO
DERECHO ADMINISTRATIVO
685
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Dadas las dimensiones que posee el De- B) El segundo bloque (con mucho, el
recho Administrativo, describir su conte- mayoritario) está constituido por un
nido ofrece dificultades importantes. De extensísimo número de regulaciones
modo aproximativo, sin embargo, cabe sectoriales que disciplinan la acción
identificar en él dos bloques principales. que las Administraciones han de lle-
var a cabo en todos los sectores de la
A) En primer lugar, comprende una se- vida social y económica, así como los
rie de regulaciones generales y trans- derechos y obligaciones que corres-
versales relativas a cuatro ámbitos: ponden a los ciudadanos que actúan
en dichos sectores.
–– Primero, el denominado Derecho de la
organización, que establece la configu- Aun a riesgo de hacer una enumeración
ración de las Administraciones Públicas incompleta, dichos sectores son los rela-
como personas jurídicas, su estructura tivos a las conocidas como funciones de
organizativa interna, las relaciones en- soberanía (relaciones exteriores, defensa
tre los diferentes tipos de personas y nacional y seguridad ciudadana), a los
órganos que las constituyen y el régi- llamados servicios sociales (sanidad,
men del personal que las sirve; educación, cultura y servicios asistencia-
–– segundo, el llamado procedimiento ad- les), a las actividades con incidencia en
ministrativo: esto es, el régimen de las el medio físico (infraestructuras, medio
formas que debe adoptar la actividad ambiente, urbanismo y ordenación del
de las Administraciones (los llamados territorio), al gran conjunto de activida-
actos administrativos) y del procedi- des económicas (sistema financiero y
miento que deben observar para el mercado de valores, agricultura, ganade-
ejercicio de sus potestades (entre las ría, industria, comercio, energía, trans-
que se comprenden la de expropiación porte y comunicaciones) y a las activida-
y la de imposición de sanciones); des de ocio (deporte, turismo y juegos
–– tercero, el régimen del tráfico patri- de azar). Obvio es decir que cada uno de
monial de las Administraciones, que los sectores mencionados comprende
comprende la regulación de los con- subconjuntos de funciones, cuya enume-
tratos que celebra, de los bienes que ración sería inútil intentar aquí.
son de su titularidad y de la respon-
sabilidad en que pueden incurrir El Derecho Administrativo fue un Dere-
como consecuencia de los daños que cho concebido por y para las Adminis-
causen a terceros; traciones Públicas. Cuáles sean estas es
–– y cuarto, el sistema de garantías de una cuestión que las leyes definen (de
la legalidad, que comprende el con- forma diversa, según el objeto que cada
686
DERECHO ADMINISTRATIVO
ley persigue). Entre nosotros, todas ellas No existe una correlación perfecta entre
se engloban en dos grandes bloques: el Derecho Administrativo y las Adminis-
traciones Públicas. Así lo acreditan estas
A) De una parte, las denominadas Admi- cuatro constataciones: primera, que el
nistraciones territoriales, que com- Derecho Administrativo no se aplica solo
prenden a la Administración General a las Administraciones (tiene también
del Estado, las Administraciones de las como destinatarios a los ciudadanos,
Comunidades Autónomas y las Enti- como resulta obvio recordar); segunda,
dades locales (municipios, provincias, que, en todas las cuestiones no regula-
islas, comarcas, áreas metropolitanas y das por el Derecho Administrativo, las
mancomunidades de municipios). Administraciones Públicas se rigen tam-
B) Y, de otra, el llamado sector público bién por el Derecho común; tercera, que
institucional, en el que se integran se aplica a determinadas actividades de
una multiplicidad de organizaciones los órganos constitucionales y estatuta-
denominadas organismos autónomos, rios (fundamentalmente, en los aspectos
entidades públicas empresariales, au- de gestión patrimonial), así como a la ac-
toridades independientes, sociedades tividad del Consejo General del Poder
mercantiles y fundaciones públicas, Judicial; y cuarta y última, que se aplica
consorcios y universidades públicas. también, aunque de forma asimétrica, a
determinadas organizaciones privadas
Es importante advertir que todas y cada una que ejercen, por atribución de las leyes,
de estas Administraciones ostentan persona- funciones características de las Adminis-
lidad jurídica propia, que es única en el traciones (así, las llamadas corporaciones
caso de las Administraciones territoriales. de Derecho público).
BIBLIOGRAFÍA
Mir Puigpelat, O.: «El concepto de Derecho Administrativo desde una perspectiva lin-
güística y constitucional», en Revista de Administración Pública, 162 (2003).
Muñoz Machado, S.: Hacia un nuevo Derecho Administrativo. Madrid: Actas del VI Con-
greso de la AEPDA, 2011.
Parejo Alfonso, L.: El concepto de Derecho Administrativo. Santiago de Chile: Olejnik, 2019.
Rebollo Puig, M.: «Derecho de la Administración Pública y Derecho Administrativo», en
Rivista italiana di diritto pubblico comunitario, (2000).
687
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DERECHO CIVIL
No es posible hablar de Derecho Civil esta fue una de las funciones que los
sin hacer una somera referencia a los codificadores intentaron que cumpliera
orígenes. En el Derecho romano, el ius el Código.
civile fue el derecho del ciudadano, ex-
tendido en 212 (edicto de Caracalla) a Pero esta identificación constituye una
todos los súbditos del Imperio. falacia, por diversas razones: i) en pri-
mer lugar, existen leyes de naturaleza
Los textos romanos perdidos en la Baja civil fuera del Código: las leyes de
Edad Media fueron recuperados en los arrendamientos urbanos, rústicos y con-
siglos xi y xii lo que originó la Recep- tratos de aparcería, las leyes sobre con-
ción del Derecho romano. Esta Recep- sumidores o la ley hipotecaria son solo
ción fue en parte consecuencia de las ejemplos de que, en materia civil, existe
necesidades de comerciantes y políticos Derecho Civil fuera del Código; ii) la
que necesitaban un soporte fiable en existencia de Derechos Civiles autonó-
que apoyar la validez de sus transaccio- micos, mantenidos en vigor en la Ley de
nes y decisiones y que gozaba de la ma- Bases del Código Civil de 1888 (art. 5)
yor seguridad y fama. Se convierte así el significa también que la materia civil
ius civile romano en el ius commune, queda en parte fuera del Código, y iii)
aplicable por las remisiones que las dis- finalmente, en la actualidad, la delimita-
tintas fuentes nacionales hacían al mis- ción de lo que es Derecho Civil se efec-
mo como derecho supletorio a falta de túa en el art. 149.1.8 CE, en el que des-
ley aplicable, sistema que permaneció pués de la regla general que reconoce
hasta la codificación civil. competencia a las Comunidades Autó-
nomas «allí donde existan», enumera di-
A principios del siglo xix, como conse- versas materias que forman parte del
cuencia de la Revolución francesa, el Derecho Civil, que quedan excluidas de
ius commune vuelve a su originaria esa competencia: «reglas relativas a la
acepción de Derecho Civil. La afirma- aplicación y eficacia de las normas jurí-
ción de los nacionalismos con la consi- dicas, relaciones jurídico-civiles relativas
guiente codificación interna en cada a las formas del matrimonio, ordenación
uno de los países europeos desde 1804 de los registros e instrumentos públicos,
(Francia) hasta 1896 (Alemania, BGB, bases de las obligaciones contractuales,
con entrada en vigor el 1900), es la base normas para resolver los conflictos de
de partida del actual Derecho Civil. leyes y determinación de las fuentes del
Derecho, con respeto, en este último
La consecuencia más inmediata que caso, a las normas de Derecho foral o
produjo el Código francés de 1804 y el especial» (véase la STC 132/2019, de 13
periodo de la codificación fue la identi- de noviembre).
ficación, en los tiempos modernos, del
Derecho Civil con el Código Civil, de Es preciso, por tanto, establecer el con-
modo que a partir de aquel momento tenido propio del Derecho Civil. La deli-
muchos intérpretes llegarían a afirmar mitación que opera el art. 149.1.8 CE no
que Derecho Civil es todo aquello con- es definitiva. Este artículo trata solo de
tenido en el Código. Y, en definitiva, fijar aquellos ámbitos del Derecho Civil
688
DERECHO CIVIL
689
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
De Castro y Bravo, F.: Derecho Civil de España. Madrid: Civitas, reed. 1984.
Hattenhauer, H.: Conceptos fundamentales del Derecho Civil. Barcelona: Ariel, 1987.
Nicolò, R.: «Diritto Civile», en Enciclopedia del Diritto, T. XII. Milano, Giuffrè, 1964.
690
DERECHO CONSTITUCIONAL
DERECHO CONSTITUCIONAL
691
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
692
DERECHO CONSTITUCIONAL
BIBLIOGRAFÍA
Aragón Reyes, M.: «La Constitución como paradigma» y «Tipología de las normas cons-
titucionales», en Estudios de Derecho Constitucional. Madrid: Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, 2013.
Bilbao, J. M.ª, et al.: Lecciones de Derecho Constitucional, Tomo I (Lección: «El Dere-
cho Constitucional como disciplina científica»). Valladolid: Lex Nova, 2010.
Garrorena Morales, Á.: Derecho Constitucional. Teoría de la Constitución y sistema
de fuentes (Temas 1 a 3). Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
2014.
De Otto, I.: Derecho Constitucional. Sistema de fuentes (cap. I a III). Barcelona:
Ariel, 1987.
Rubio Llorente, F.: «El concepto de Constitución. Nota preliminar», «La Constitución
como fuente del Derecho», «De la doctrina de la Constitución al Derecho Consti-
tucional pasando por el Político», «La interpretación de la Constitución», en La
693
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
forma del poder, vol. I y III, 3.ª ed., Madrid: Centro de Estudios Políticos y Cons-
titucionales, 2012.
— «Derecho Constitucional», en M. Aragón Reyes, coord. Temas básicos de Derecho
Constitucional, T. I. Madrid: Thomson Reuters, 2001.
694
DERECHO DE FAMILIA
DERECHO DE FAMILIA
695
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
696
DERECHO DE FAMILIA
constatación de que, hasta finales del si- y otro miembro de la pareja, el llamado
glo xx, el ordenamiento jurídico efectiva- poliamor y el matrimonio a tres, las
mente diseñaba e imponía un determina- adopciones unilaterales y por parejas
do modelo de familia al que los con toda clase de orientación sexual, los
ciudadanos tenían que acomodar su acogimientos, las nuevas tecnologías de
vida, mientras que a partir del siglo xxi, fecundación y gestación que dan lugar a
por el contrario, es esa sociedad «diversa» hijos con varias madres, etc. Y todo ello
en que vivimos y sus miembros quienes aderezado con una nueva dimensión de
imponen la necesidad de un ordena- los derechos de los niños y, como algo
miento flexible, que ha de dar cabida a diferente, de los adolescentes. Y, además,
toda clase de «modelos» de familia, dise- la autonomía de la voluntad ha adquirido
ñados por la libérrima voluntad de aque- una nueva dimensión, en la medida en
llos. Así, junto al clásico esquema matri- que, frente a los sistemas que predefi-
monial de la denominada «familia nían legalmente las relaciones familiares,
nuclear» (pareja heterosexual casada y es la libérrima voluntad de los miembros
sus hijos comunes), proliferan hoy, y ad- de la familia la que determina hoy el mo-
quieren carta de naturaleza jurídica, las delo de convivencia, la forma de admi-
uniones de hecho (estables o no tanto) nistrar y disponer del patrimonio, los tér-
basadas en la mera convivencia en pare- minos y consecuencias de la ruptura de
ja, los matrimonios heterosexuales y ho- las relaciones estables, etc. Estos son los
mosexuales, los núcleos unilineales, las retos pendientes para próximas modifi-
familias «reconstituidas» con hijos de uno caciones y reformas.
BIBLIOGRAFÍA
Alonso Pérez, M.: «La familia entre el pasado y la modernidad: reflexiones a la luz del
Derecho Civil», en Actualidad Civil, 1-1998.
Díez-Picazo, L.: Familia y Derecho. Madrid: Civitas, 1984.
Lacruz Berdejo, J. L.; Rams Albesa, J. J.: Elementos de Derecho Civil IV. Derecho de Familia.
Madrid: Dykinson, 2010.
697
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Aunque la Historia de la humanidad ofrece Esta rama del Derecho nació, en efecto,
ejemplos remotos de regulación del trabajo para satisfacer la exigencia de dignifica-
(leyes romanas sobre minería, ordenanzas ción de las condiciones del trabajo pro-
gremiales, leyes de Indias…), lo que hoy pio de la sociedad industrial; exigencia
llamamos Derecho del Trabajo (superando planteada por los movimientos obreros
iniciales denominaciones: Derecho obrero, y acogida, con diversos grados de inten-
industrial o social) tiene un origen más sidad, por los políticos reformistas de la
próximo. En efecto, el Derecho del Trabajo segunda mitad del siglo xix.
es la respuesta que el sistema social y polí-
tico da al gran reto del trabajo implantado El Derecho del Trabajo es un sistema de
a consecuencia de la Revolución industrial: normas y relaciones jurídicas:
un trabajo desarrollado en un contexto de
maquinismo, concentración de trabajado- A) Como sistema normativo, el Derecho
res en grandes centros productivos y divi- del Trabajo se integra tanto por nor-
sión del trabajo; circunstancias que, por mas internacionales, de ámbito uni-
cierto, ya venía anunciando el régimen ma- versal y también, en nuestro caso, de
nufacturero de la Edad Moderna. ámbito europeo, como internas (es-
tas, a su vez, emanadas de los pode-
Ello explica que, pese a su denomina- res Legislativo y Ejecutivo –ley y re-
ción omnicomprensiva, el Derecho del glamento respectivamente– y de la
Trabajo no se ocupe de la regulación de autonomía negociadora de las orga-
todo tipo de trabajos, sino solo del he- nizaciones de trabajadores y empre-
redero de aquella originaria sociedad sarios –convenio colectivo–; sin olvi-
industrial, objeto, eso sí, de sucesivas dar, pero reconociendo su limitada
ampliaciones; esto es, el trabajo depen- incidencia, la costumbre laboral y los
diente y por cuenta ajena. principios generales del Derecho).
Hay acuerdo común en considerar
Mientras que la regulación jurídica del como primera ley laboral española la
trabajo dominante hasta la Revolución de 24 de julio de 1873, reguladora del
industrial –trabajo de esclavos y siervos– trabajo de menores, un sector de la
correspondía al derecho de propiedad y población, junto con el de las muje-
al Derecho público, el Derecho del Tra- res, que se mostraba especialmente
bajo se construye en torno a una relación necesitado de la acción protectora
jurídica privada, el contrato de trabajo, del Estado. A esa ley siguió una serie
heredero del arrendamiento de servicios de disposiciones reguladoras tanto
civil, del que se diferencia fundamental- de las condiciones individuales de
mente por el hecho de que mientras este trabajo como de la dimensión «colec-
recibía una regulación legal ínfima, que- tiva» de esas relaciones: coligaciones,
dando la determinación de su contenido huelgas, y arbitrajes y conciliaciones
a expensas de las decisiones patronales, industriales. Normas completadas en
aquel es una relación fuertemente nor- los primeros años del siglo xx con la
mada por el Estado, como corresponde a creación de tres grandes instituciones
la función protectora consustancial al públicas: la Inspección de Trabajo
Derecho del Trabajo. (1906), el Instituto Nacional de Previ-
698
DERECHO DEL TRABAJO
sión (1908) y los Tribunales Indus- épocas, entre trabajo manual e intelec-
triales (1908). tual; el Derecho del Trabajo no es ac-
Superando la fase de promulgación tualmente un Derecho obrero, sino que
de normas laborales aisladas, el Códi- alcanza a todo tipo de prestadores de
go del Trabajo de 1926 constituye la servicios dependientes y por cuenta aje-
primera realización (aunque hubo na en régimen privado; con esta última
proyectos anteriores frustrados) de precisión estamos recordando que un
un propósito de regulación sistemáti- amplio sector de prestadores de servi-
ca de las relaciones laborales; propó- cios los desarrolla en un régimen jurídi-
sito que habían de continuar las Le- co-público (funcionarial o estatutario),
yes de Contrato de Trabajo de 1931 y ajeno al Derecho del Trabajo.
1944, la Ley de Relaciones Laborales
de 1976 y, en fin, las sucesivas versio- La apelación del Estatuto de los Trabaja-
nes del Estatuto de los Trabajadores dores a la voluntariedad está subrayan-
(la primera de 1980, la actual de do el origen contractual de la relación
2015), obedientes ya al vigente dise- de trabajo, al tiempo que enfatizando la
ño constitucional. proscripción del trabajo forzoso, propio
Singularidad del Derecho del Trabajo de épocas superadas.
es la existencia en él de una fuente
propia: el convenio colectivo, típica El trabajo objeto del Derecho del Traba-
manifestación del acceso de la auto- jo es, además, el trabajo por cuenta aje-
nomía de la voluntad de los grupos na, con lo que queda obviamente ex-
sociales al poder normativo, que, su- cluido el trabajo por cuenta propia o
perando la situación de debilidad del autónomo. Trabajar por cuenta ajena
trabajador en la inmensa mayoría de significa que la utilidad patrimonial del
los contratos de trabajo, establece un trabajo se atribuye desde un principio
pacto de eficacia colectiva normativa no al propio trabajador, sino al empre-
que se suma, completándolas y mejo- sario. Esa atribución ab initio a un ter-
rándolas, a las condiciones laborales cero tiene una contrapartida: el trabaja-
fijadas por el legislador. dor cede la utilidad de su trabajo al
B) Como sistema de relaciones jurídicas, empresario a cambio de recibir de este
el Derecho del Trabajo se instrumenta un salario.
sobre una relación básica de Derecho
privado, el contrato de trabajo (que En fin, el trabajo objeto del Derecho del
regula el título I del Estatuto de los Trabajo es el trabajo dependiente, reali-
Trabajadores). Objeto de ese contra- zado, como dice el art. 1 del Estatuto de
to, y por tanto objeto del Derecho del los Trabajadores, dentro del ámbito de
Trabajo mismo, no es toda y cualquier organización y dirección de un empre-
actividad laboral, sino solo aquella sario.
que reúne los requisitos exigidos por
la ley; a saber, el trabajo voluntario, Al diseño central del Estatuto de los Tra-
retribuido, por cuenta ajena y efectua- bajadores se suma una extensa serie de
do dentro del ámbito de organización relaciones sobre participación de los
y dirección de un empresario (art. 1 trabajadores en la empresa (título II),
del Estatuto de los Trabajadores). promoción de empleo (planes y progra-
mas de empleo, contratos para fomento
Como se ve, en la definición legal no del empleo, etc.) o, en fin, relaciones de
aparece la distinción, formulada en otras conflicto y sus medios de solución [Ley
699
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Alonso Olea, M.: Introducción al Derecho del Trabajo, 6.ª ed. Madrid: Civitas, 2002.
Martín Valverde, A., Rodríguez-Sañudo, F. y García Murcia, J.: Derecho del Trabajo, 28.ª
ed. Madrid: Tecnos, 2019.
Montoya Melgar, A.: Derecho del Trabajo, 40.ª ed. Madrid: Tecnos, 2019.
700
DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO
Toda organización política, por muy ru- La primera gran división de la parcela
dimentaria que sea, precisa de ingresos del ordenamiento jurídico que nos ocu-
para atender los gastos que su acción en- pa es la de Derecho Financiero de los
trañe. La naturaleza de esta actividad de ingresos de los entes públicos y Dere-
los entes públicos, como señala el maes- cho Financiero de los gastos de los en-
tro Sáinz de Bujanda, es eminentemente tes públicos.
política. En plena coincidencia con este
planteamiento he escrito en otro lugar Dentro del primer apartado puede dis-
que: «En la actual configuración de los tinguirse, a su vez, el Derecho Financie-
problemas públicos, su acción de obte- ro de los tributos o Derecho Tributario,
ner ingresos para nutrir el gasto público el Derecho Financiero del crédito de los
que permita atender las necesidades que entes públicos o Derecho Financiero
está planteando la crisis económica sin crediticio y el Derecho Financiero del
olvidar las propias del Estado social de patrimonio de los entes públicos o De-
Derecho constituye uno de los aspectos recho Financiero patrimonial.
sustanciales de la ordenación de una co-
munidad política en pos del logro de sus Si nos adentramos en la segunda de las
metas esenciales». grandes rúbricas de las que se ocupa la
disciplina analizada, cobra perfil propio
La cercanía de la actividad de obtención el Derecho Presupuestario, ya que, aun-
de ingresos y de realización de gastos de que esta rama del Derecho Financiero y
los entes públicos a lo político y lo eco- Tributario no absorbe toda la regulación
nómico ha propiciado que en etapas his- jurídica de los gastos de los entes públi-
tóricas ya superadas se haya distanciado cos, sí es la parcela de esta última regu-
y hasta escapado de la disciplina de lo lación en la que se dan cita las circuns-
jurídico. Sin embargo, este distancia- tancias atributivas de la condición de
miento y escapismo queda totalmente rama autónoma dentro de la unidad
arrumbado por las exigencias del Estado científica y docente que forma la rama
social de Derecho que consagra el del Derecho que nos centra ahora.
art. 1.1 de la Constitución. En pocas pa-
labras, la acción de todo ente público en Los principios constitucionales constitu-
materia de logro de ingresos y su aplica- yen el cimiento fundamental de las
ción para satisfacer su gasto debe estar fuentes normativas del Derecho Finan-
plenamente sometida al ordenamiento ciero y Tributario. Los de equidad, en-
jurídico. La parte del ordenamiento jurí- tendida como asignación equitativa, de
dico que cumple tal misión es el Dere- eficiencia y de economía, consagrados
cho Financiero y Tributario, integrante todos estos en el art. 31.2, y de legali-
del Derecho público, que, no obstante, dad reforzada en materia presupuesta-
mantiene estrechas relaciones con ramas ria, que se encuentra en el art. 134.1,
del Derecho privado como, por ejemplo, ambos de la Constitución, son los rei-
el Derecho Mercantil, y que como tal se nantes en el campo del gasto público.
asienta en el llamado cimiento jurídico Los de capacidad económica, igualdad,
común que sustenta y ensambla todas las generalidad, legalidad, progresividad,
facetas del ordenamiento. no confiscatoriedad, que más que un
701
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
principio es una regla limitativa de este neral permite en consonancia con la re-
último, seguridad jurídica y proporcio- misión del art. 12.1 de la Ley 58/2003,
nalidad son los propios de la vertiente de 17 de diciembre, General Tributaria,
de los ingresos públicos, según se des- al art. 3.1 del Código Civil. No obstante,
prende principalmente del art. 31.2 y 3 recalquemos la prevalencia del método
de la Constitución. principial, el basado en los principios
constitucionales en materia financiera
El resto de las fuentes del Derecho Fi- sobre el resto de los métodos, a los que,
nanciero y Tributario son las comunes a además, el principial ha de vivificar y
todo el ordenamiento jurídico. El decre- dar su último y más prístino sentido.
to-ley, sin embargo, tiene ciertas limita-
ciones en materia tributaria, según ha En apretada síntesis final, el Derecho Fi-
precisado una cuajada jurisprudencia del nanciero y Tributario es la parte del or-
Tribunal Constitucional, y está por com- denamiento jurídico, particularmente
pleto excluido en el caso de los Presu- del jurídico-público, que tiene por con-
puestos Generales del Estado. El Dere- tenido, por un lado, las normas jurídicas
cho comunitario como fuente cobra cada reguladoras de los ingresos tributarios,
vez más importancia, y ya es muy inten- crediticios, patrimoniales y de otros de
sa en el campo de los tributos. variada naturaleza de los entes públi-
cos, y, por otro, las normas jurídicas re-
La norma financiera, aunque compleja guladoras del gasto de los entes públi-
por la amplitud y variedad de su objeto, cos y particularmente de su Presupuesto.
es norma jurídica ordinaria en cuanto a Mantengo esta definición desde 2000,
su esencia. Por esta razón, su aplicación año en el que apareció la primera edi-
e interpretación no difiere de lo predi- ción de mi Derecho Financiero y Tribu-
cable de cualquier otra integrante del tario hasta la 19.ª, aparecida en 2019.
ordenamiento jurídico.
Varios nubarrones enturbian la existencia
Sin embargo, como he escrito en otro actual y la futura del Derecho Financiero
momento: «La interpretación de la norma y Tributario. Algunos de estos nubarro-
tributaria en particular es padecedora de nes son comunes a todo el ordenamiento
un pesado lastre histórico, ligado al en- jurídico y otros son específicos de la
tendimiento económico y político de tal rama jurídica que abordamos.
norma... Esto favoreció la penetración en
la materia jurídico-tributaria de métodos La seguridad jurídica sufre con frecuen-
interpretativos extraños a lo propiamente cia de los embates de una Administra-
jurídico, planteamiento hoy felizmente ción tributaria desbocada por las exi-
superado, como se plasma con claridad gencias recaudatorias y que acude
en el art. 12.1 de la Ley General Tributa- indebidamente a interpretaciones eco-
ria. En este precepto se lee que: “Las nomicistas en las que la desconsidera-
normas tributarias se interpretarán con ción hacia el Derecho suele ser casi re-
arreglo a lo dispuesto en el apartado 1 gla constante.
del artículo 3 del Código Civil”».
La riada legislativa y normativa en gene-
Sentado lo anterior, en la interpretación ral que padecemos en todos los órdenes
de lo tributario procede la utilización jurídicos se acentúa en el tributario has-
del mayor número posible de los méto- ta extremos inverosímiles en perjuicio
dos que el ordenamiento jurídico en ge- de la seguridad jurídica, confianza legíti-
702
DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO
BIBLIOGRAFÍA
Cazorla Prieto, L. M.ª: Derecho Financiero y Tributario, parte general. Pamplona: Aran-
zadi, 2019 (19.ª ed.).
Martín Queralt, J., et al.: Curso de Derecho Financiero y Tributario. Madrid: Tecnos,
2019 (30.ª ed.).
Martínez Lago, M. A.: Manual de Derecho Presupuestario. Madrid: Colex, 1992.
Pérez Royo, F.: Derecho Financiero y Tributario, parte general. Pamplona: Aranzadi,
2019 (29.ª ed.).
Rodríguez Bereijo, A.: Introducción al Derecho Financiero. Madrid: Instituto de Estudios
Fiscales, 1976.
Sáinz de Bujanda, F.: Sistema de Derecho Financiero I, Introducción, vol. I. Madrid: Fa-
cultad de Derecho de la Universidad Complutense, 1977 y 1985.
703
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
704
DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO
705
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
David, E.: Principes de droit des conflits armés. Bruxelles: Bruylant, 2019.
Henckaerts, J. M.; Doswald-Beck, L., eds.: Customary International Humanitarian Law.
Vol. I: Rules; Vol. II: Practice, Cambridge: CICR, 2005 (2009, reimpresión).
Mangas Martín, A.: Conflictos armados internos y Derecho Internacional humanitario.
Salamanca: Universidad de Salamanca, 1990.
Rodríguez Villasante, J. L.; López Sánchez, J., coords.: Derecho Internacional humanita-
rio. Valencia: Tirant lo Blanch, 2017.
VV. AA.: Orientaciones. El Derecho de los conflictos armados (Tomos I – III). Madrid:
Ministerio de Defensa, 2007.
706
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
707
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
708
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
BIBLIOGRAFÍA
Basedow, J.: «The Law of Open Societies – Private Ordering and Public Regulation in the
Conflict of Laws», en Recueil des Cours de l’Académie de La Haye, v. 360 (2012).
Gaudemet-Tallon, H.: «Le pluralisme en droit international privé: richesses et faiblesses
(le funambule et l’arc-en-ciel)», en Recueil des Cours de l’Académie de La Haye, v.
312 (2005).
709
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
710
DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
711
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
712
DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
713
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Bennouna, M.: «Le droit international entre la lettre et l’esprit», en Recueil des Cours de
l’Académie de Droit International de La Haye/ Collected Courses of the Hague Aca-
demy of International Law, 383 (2017).
Boutros-Ghali, B.: «Le droit international à la recherche de ses valeurs», en Recueil des
Cours de l’Académie de Droit International de La Haye/ Collected Courses of the
Hague Academy of International Law, 284 (2000).
Dominicé, C.: «La société internationale à la recherche de son équilibre. Cours général de
droit international public», en Recueil des Cours de l’Académie de Droit Internatio-
nal de La Haye/ Collected Courses of the Hague Academy of International Law, 370
(2006)
Treves, T.: «The Expansion of International Law», en Recueil des Cours de l’Académie de
Droit International de La Haye/ Collected Courses of the Hague Academy of Interna-
tional Law, 398 (2019).
Sur, S.: «La créativité du droit international», en Recueil des Cours de l’Académie de Droit
International de La Haye/Collected Courses of the Hague Academy of International
Law, 363 (2013).
714
DERECHO PENAL
DERECHO PENAL
715
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
los que el autor incumple un mandato tiva de cometerlo, que es castigada con
de actuar (por ejemplo: prestar ayuda una pena atenuada. El art. 16 CP define
a otro en determinadas circunstan- la tentativa basándose en la fórmula del
cias). Luego de largas discusiones so- «comienzo de ejecución», de origen fran-
bre su legitimidad dogmática, los Có- cés y ampliamente difundida. Por el
digos más modernos (por ejemplo, contrario, los hechos preparatorios, que
Alemania, España, Austria) admiten no alcanzan el comienzo de la ejecu-
expresamente los llamados delitos de ción, no son punibles.
comisión por omisión, que fueron ori-
ginariamente producto del Derecho En la mayoría de los Derechos penales
judicial (así, España, Italia, Argentina). europeos y latinoamericanos las conse-
B) El principio de culpabilidad determi- cuencias penales del delito son de dos
na que la comisión de un delito solo especies (sistema de doble vía): las pe-
será punible si al autor de la infrac- nas y las medidas de seguridad. Este
ción puede serle reprochado su com- doble sistema de consecuencias jurídi-
portamiento antijurídico. En general cas fue propuesto a fines del siglo xix y
se considera que un sujeto es repro- difundido en el xx por la Internationale
chable, y consecuentemente culpa- kriminalistische Vereinigung.
ble, cuando tuvo capacidad para
cumplir la prohibición o ejecutar el Las penas comportan un reproche ético-
mandato que le impone la ley penal. social, mientras que las medidas de se-
En este sentido, el autor de un delito guridad se aplican por razones de segu-
no será culpable cuando su estado ridad a sujetos que cometieron un delito
mental no le ha permitido compren- de manera no culpable (inimputables).
der la ilicitud de su conducta (inca- Nuestro Código Penal es en este punto
pacidad de culpabilidad/inimputabi- inconsecuente, pues establece la reinci-
lidad), o cuando ha sufrido un error dencia como una circunstancia agravan-
inevitable (sobre la contrariedad al te de la pena (art. 20, 8.ª), con lo cual
Derecho de su acción). No obstante, en los casos de reiteración del delito re-
el error evitable sobre los hechos sulta infringido el principio ne bis in
constitutivos del delito fundamenta idem, pues con esta agravante se aplica,
responsabilidad penal a título de cul- en verdad, una pena adicional al nuevo
pa, cuando esta está expresamente delito cometido, por un delito anterior,
prevista en la ley. que ya ha sido penado. El Tribunal
Constitucional no apreció en la agravan-
En ciertos casos, la responsabilidad pe- te de reincidencia una vulneración del
nal por una acción antijurídica y culpa- principio de culpabilidad, que, por el
ble está sometida a ciertas condiciones contrario, admite parte de la doctrina.
objetivas de punibilidad. Son circuns-
tancias del hecho consideradas ajenas al Las penas pueden ser privativas de la li-
tipo penal y en las que el error sobre su bertad (prisión), privativas de derechos
concurrencia sería irrelevante. Una mi- (inhabilitación) o pecuniarias (multa).
noría de autores cuestiona esta conse- La pena de muerte ha sido abolida en
cuencia y la categoría misma de la puni- España por la Constitución de 1978.
bilidad en la teoría del delito.
Las penas privativas de libertad y las
En general los Derechos penales penan medidas de seguridad «estarán orienta-
el delito consumado y también la tenta- das hacia la reeducación y la reinser-
716
DERECHO PENAL
BIBLIOGRAFÍA
Bacigalupo, E.: Dogmática y Ley Penal, (I y II). Madrid: Marcial Pons, 2004.
Bajo, M.; Bacigalupo, S.: Derecho Penal Económico. Madrid: Ed. Ramón Areces, 2010.
López Barja de Quiroga, J.: Derecho Penal (Parte General). Madrid: Marcial Pons, 2010.
Luzón Peña, D. M.: Lecciones de Derecho Penal. Valencia: Tirant lo Blanch, 2016.
Mir Puig, S.: Derecho Penal. Barcelona: Reppertor, 2004.
Muñoz Conde; F.; García Arán, M.: Derecho Penal (Parte General). Valencia: Tirant lo
Blanch, 1993.
Pérez Del Valle, C.: Lecciones de Derecho Penal. Madrid: Dykinson, 2019. 3.ª ed.
Silva Sánchez, J. M.: En busca del Derecho Penal. Madrid: BdF, 2015.
Zugaldía Espinar, J. M.: Delitos contra la propiedad y el patrimonio. Madrid: Akal, 1987.
717
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DERECHO PROCESAL
718
DERECHO PROCESAL
en general, puesto que tiene su propio rácter general, dentro del Derecho pú-
ámbito objetivo o material (las normas a blico, al ser la mayor parte de las nor-
través de las que se procede a resolver el mas que lo componen reguladoras de
conflicto), distinto del propio de las otras relaciones jurídicas de los particulares
ramas jurídicas (Derecho Civil, Mercantil, con el Estado, actuando este en el ejer-
Penal, etc.) que son las que definen dere- cicio de su función jurisdiccional
chos y obligaciones de los sujetos y que (art. 117.3 CE). No resulta, pues, rele-
se aplican a la decisión con que finalice la vante, a los efectos de determinar el ca-
controversia. A pesar de que en determi- rácter público o privado de las normas
nados contextos se alude a él como Dere- procesales, la materia sobre la que recae
cho formal o adjetivo, no puede conside- el conflicto, sino la función que se está
rarse un mero instrumento de las demás ejercitando cuando aquellas se emplean
ramas del Derecho, al tener su propio ám- para resolver la controversia. En conse-
bito de aplicación, y sus conceptos y cate- cuencia, se trata de normas no disponi-
gorías específicos. bles para los particulares, por lo que no
cabe hablar de un proceso convencio-
El Derecho Procesal toma su nombre de nal que la autonomía de la voluntad
la forma más frecuente de resolver un pueda crear en sustitución del previsto
conflicto jurídico, que es por medio de la por la ley.
decisión de un juez a través del desarrollo
de un proceso. Por eso se ha propuesto El Derecho Procesal se suele clasificar
por determinados sectores sustituir su de- atendiendo a la rama del Derecho a
nominación por la de Derecho jurisdiccio- cuya aplicación provee: así, se habla de
nal (es decir, el conjunto de normas que Derecho Procesal civil, penal, conten-
regulan la actividad de los jueces resol- cioso-administrativo, laboral, constitu-
viendo controversias a través del proce- cional, europeo o internacional. En cada
so), pero esta alternativa no se ha genera- uno de esos ámbitos se incluye el análi-
lizado, dado que deja fuera los otros sis de las normas a través de las cuales
medios no estatales de resolución de con- se alcanza la resolución del conflicto de
flictos (arbitraje, mediación, conciliación) que se trate, incluyendo lo relativo a los
que también forman parte del ámbito sujetos intervinientes (órgano y partes),
propio de estudio de la disciplina. la pretensión que se ventila (objeto), la
forma de tramitar la controversia (pro-
Son, pues, tres las materias que integran cedimiento) y de asegurarla (medidas
el núcleo esencial del Derecho Procesal: cautelares), la decisión que en definitiva
la jurisdicción (incluyendo la organiza- se adopte (sentencia), así como su posi-
ción judicial y el estatuto del personal ble impugnación (régimen de recursos)
judicial y colaborador de la Administra- y su eventual cumplimiento forzoso
ción de Justicia), el proceso (entendido (ejecución). Algo similar sucede en rela-
como la íntegra regulación de las distin- ción con el arbitraje como medio alter-
tas maneras de resolver un conflicto) y nativo a la jurisdicción para la resolu-
la acción (con la que se alude a los de- ción de una controversia.
rechos que corresponden a los ciudada-
nos en relación con el Estado en cuanto Aunque es una disciplina relativamente
que actúa como Poder Judicial). joven, dado que hasta el siglo xix el pro-
ceso solo se estudiaba de forma práctica
En cuanto a su naturaleza jurídica, el como apéndice de la regulación sustanti-
Derecho Procesal se incardina, con ca- va (generalmente con la denominación
719
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Banacloche Palao, J.; Cubillo López, I.: Aspectos fundamentales de Derecho Procesal Civil.
Madrid: La Ley-Wolters Kluwer, 2018.
De la Oliva Santos, A., et al.: Curso de Derecho Procesal Civil. Madrid: Ed. Ramón
Areces, 2019.
Montero Aroca, J., et al.: Derecho Jurisdiccional. Valencia: Tirant lo Blanch, 2019.
720
DERECHO PROCESAL
Moreno Catena, V.; Cortés Domínguez, V.: Introducción al Derecho Procesal. Valencia:
Tirant lo Blanch, 2019.
721
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DERECHO ROMANO
722
DERECHO ROMANO
723
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Álvarez Suárez, U.: La Jurisprudencia romana en la hora presente. Madrid: Real Acade-
mia de Jurisprudencia y Legislación, 1966.
Fernández de Buján, A.: Derecho público romano. 23 ed. Pamplona: Aranzadi, 2019.
Koschaker, P.: «Europa y el Derecho romano», en Revista de Derecho Privado, 16 (1957).
Latorre, A.: Valor actual del Derecho romano. Barcelona: Dirosa, 1977.
Talamanca, M.: Istituzioni di Diritto romano. Milano: Giuffré, 2016.
724
DERECHO Y MORAL
DERECHO Y MORAL
725
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
posible seguir admitiendo que solo sea no nos estamos refiriendo a cualquier
jurídico lo formalmente considerado contenido formalmente homologado,
como tal, ha acabado asumiendo, no sino a exigencias éticas indispensables
que es obligado admitir la existencia de para lograr una convivencia humana; lo
exigencias jurídicas antes de aparecer cual obliga, más allá de lo formal, a pro-
como formalmente puestas –lo que lle- fundizar sustancialmente en lo material.
varía a rendirse al iusnaturalismo– sino A la vez, tampoco cabría considerar que
que prefiere calificarlas como morales y la norma sustancialmente injusta no sea
dar por hecho que no pocas veces –por Derecho. Se trata de un Derecho defi-
no decir todas– el juez, jurista por anto- ciente, que sin duda perturbará y des-
nomasia, tendrá que recurrir a criterios humanizará la convivencia; pero sería
morales para aplicar el Derecho. Tal poco realista olvidar que, si no se logra
conclusión, catalogada por algunos au- sustituirlo, acabará imponiéndose de
tores como post-positivista, no deja de hecho. Asunto distinto es que, pese a
tener su mérito. ser Derecho, pueda generar paradójica-
mente una obligación moral de desobe-
Más allá del derbi que, durante siglos, decerlo, si el déficit democrático de or-
ha ido enfrentando a iusnaturalismo y denamiento jurídico deficiente no
positivismo como eternos rivales, no fal- permite, al menos, ejercer el derecho a
tará quien –dando pocas facilidades la objeción de conciencia.
para acertar al atribuirle camiseta– con-
sidere, como los viejos escolásticos, que Lo ya dicho lleva consigo una conse-
el Derecho se aloja en el ámbito de la cuencia de no menos sentido común.
Moral, haciendo así imposible la desea- Ese mínimo ético ha de ser contenido
ble frontera, dentro de lo ético, entre indispensable de cualquier maximalis-
mínimo jurídico y maximalismo moral. mo moral. Pretender que una supuesta
misericordia –que más de una vez pue-
La cuestión se complicará si vuelve a en- de ser mero síntoma de debilidad– pue-
trar en liza lo religioso, dada la querencia da tolerar injusticias, desprecia el míni-
a identificarlo con lo moral. Esto lleva a mo ético jurídicamente propuesto.
ignorar que el decálogo bíblico contiene Quizá una tendencia clerical a suscribir-
preceptos jurídicos. Precisamente por tra- lo puede explicar que –incluso en ámbi-
tarse de sugerencias de sentido común, tos religiosos– haya incidido la lacra so-
ante la triste experiencia de que se trata cial de la pedofilia. No ha faltado algún
del menos común de los sentidos, han pontífice que se haya visto obligado a
sido revelados por vía religiosa tallados recordar que con la injusticia no se jue-
en sólida piedra. No matar, no robar o no ga, con ocasión de posibles «requeri-
mentir son contenidos básicos del míni- mientos seudopastorales».
mo ético que el Derecho aspira a garanti-
zar. Lo jurídico no es un mero elemento La objeción de conciencia, a la que ya
coactivo, destinado a imponer las exigen- nos hemos referido, es campo en el que
cias morales más relevantes; al contrario, resulta frecuente malentender la rela-
es el mínimo ético jurídico –por ser, ade- ción entre Derecho y Moral. Cuando
más de mínimo, indispensable– el que ge- esto ocurre, se genera un vértigo que
nerará una obligación moral. inclina a una actitud restrictiva. En el
fondo late el olvido de que la objeción
Es obvio que –de acuerdo con lo ya ex- de conciencia es ante todo un derecho
puesto– cuando hablamos de Derecho y no el fruto de una indebida suprema-
726
DERECHO Y MORAL
cía de lo moral sobre lo jurídico. El de- poleón hizo famosa tal postura con su
recho a la objeción es síntoma de la ma- pintoresca prohibición de que el Código
durez democrática del ordenamiento, Civil fuera objeto de interpretación.
pues se trata de respetar con su recono- Cuando llegaba a admitirse la posible
cimiento el juego práctico de un dere- existencia de lagunas en el sistema, se
cho fundamental. Asunto distinto es que confiaba su eliminación a la entrada en
haya que constatar la seriedad de la ac- juego de unos principios generales del
titud del objetor, evitando cualquier ins- Derecho que –en teoría– no aportarían
trumentalización picaresca de actitud nada que no estuviera ya implícito en
tan digna de respeto. él. Algo así como un zumo obtenido de
los contenidos legales convertido en es-
No deja, por último, de tener relación pray con el que calafatear las porosida-
con el problema que abordamos una se- des advertidas.
gunda polémica, menos resaltada, que
juega en paralelo a la ya señalada entre En realidad, buena parte de las actuales
iusnaturalismo y positivismo. Esta se- Constituciones, como refleja el capítulo
gunda matriz teórica tendía a caer en el tercero del título primero de la nuestra,
normativismo, amparado en la existen- reconocen la existencia de unos princi-
cia de un sistema jurídico cuya plenitud pios prelegales, cuyo respeto y protec-
haría superfluo y malicioso cualquier in- ción «informará la legislación positiva, la
tento de dar entrada a elementos no práctica judicial y la actuación de los
contenidos ya en la norma puesta. Na- poderes públicos» (art. 53.3 CE).
BIBLIOGRAFÍA
Benedicto XVI: Discurso ante los miembros del Tribunal de la Rota Romana en la inau-
guración del Año Judicial. Ciudad del Vaticano, 2010.
Bobbio, N.: Giusnaturalismo e positivismo giuridico. Milano: Edizioni di Comunità, 1995.
Díez-Picazo, L.: Voto particular a la STC 34/1981, de 10 de noviembre.
Dworkin, R.: Sovereing Virtue. The Theory and Practice of Equality. Cambridge: Harvard
University Press, 2000.
Habermas, J.: «Vorbereitende Bemerkungen zu einer Theorie der kommunikativen Kom-
petenz», en Theorie der Gesellschaft oder Socialtechnologie. Frankfurt: Suhrkamp, 1971.
727
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DERECHOS FUNDAMENTALES
(CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA)
728
DERECHOS FUNDAMENTALES (CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA)
729
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
730
DERECHOS FUNDAMENTALES (CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA)
BIBLIOGRAFÍA
Alexy, R.: Teoría de los derechos fundamentales. Madrid: Centros de Estudios Políticos y
Constitucionales, 2014.
Bastida Freijedo, F. J., et al.: Teoría general de los derechos fundamentales en la Consti-
tución Española de 1978. Madrid: Tecnos, 2005.
Böckenförde, E.-W.: Escritos sobre derechos fundamentales. Baden-Baden: Nomos, 1993.
Cruz Villalón, P.: «Origen y evolución de los derechos fundamentales», en Revista Espa-
ñola de Derecho Constitucional, 25 (1989).
Diez Picazo, L. M.ª: Sistema de derechos fundamentales. Pamplona: Civitas Thomson
Reuters, 2013.
731
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
DERECHOS SOCIALES
732
DERECHOS SOCIALES
733
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
actual de protección de los DESC. Esto es desarrollen por los diversos sistemas de
de suma importancia pues nos encontra- protección universal y regionales deben
mos frente a un proceso de internaciona- armonizarse con el Derecho interno de
lización del Derecho Constitucional y de los Estados, a fin de brindar una adecua-
constitucionalización del Derecho Inter- da protección de los derechos económi-
nacional, por lo que los avances que se cos, sociales y culturales de la ciudadanía.
BIBLIOGRAFÍA
Abramovich, V.; Courtis, C.: «Apuntes sobre la exigibilidad judicial de los derechos socia-
les», en R. Gargarella, coord.: Teoría y Crítica del Derecho Constitucional. Tomo II.
Derechos. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, 2009.
Böckenförde, E.-W.: Escritos sobre Derechos Fundamentales. Baden-Baden: Nomos
Verlagsgesellschaft, 1993
Comité Europeo de Derechos Sociales. Demanda N.° 58/2009. Caso Centre on housing
rights and Evictions (COHRE) v. Italy.
Comité DESC. Observación General N.° 3. La índole de las obligaciones de los Estados
partes (párrafo 1 del art. 2 del PIDESC).
Comité DESC. Observación General N.º 4. El derecho a una vivienda adecuada (párra-
fo 1 del art. 11 del Pacto).
Comité DESC. Observación General N.º 12. El derecho a una alimentación adecuada
(art. 11).
Comité DESC. Observación General N.º 13. El derecho a la educación (art. 13).
Comité DESC. Observación General N.º 14. El derecho al disfrute del más alto nivel po-
sible de salud (art. 12).
Comité DESC. Observación General N.º 18. El derecho al trabajo (art. 6).
Comité DESC. Observación General N.º 19. El derecho a la Seguridad Social (art. 9).
Corte Africana de Derechos Humanos. Asunto N°006/2012, Comisión Africana de De-
rechos Humanos c. República de Kenya, 2017.
Corte IDH. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C, n.º 340, párr. 153.
Corte IDH. Caso Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Re-
paraciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2015. Serie C, n.º 298, párr. 91.
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Demanda N.° 16798/90. Caso López Ostra v.
España, 1994.
César Landa Arroyo
Ex Presidente del Tribunal Constitucional del Perú
Catedrático de Derecho Constitucional de la
Pontificia Universidad Católica del Perú y la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
734
DERECHOS SUBJETIVOS
DERECHOS SUBJETIVOS
El derecho subjetivo es una situación ju- carecen del poder propio de dicho
rídica de un sujeto jurídico que determi- derecho: un niño no puede vender ni
na un título y un poder concretos organi- hipotecar el inmueble del que es pro-
zados ambos interna y externamente por pietario. Lo inverso también es ver-
el sistema jurídico, componiéndose di- dad: aunque los padres del niño ten-
cho poder de un conjunto de posibilida- gan el poder de vender o hipotecar el
des de acción lícitas (facultades), entre inmueble, no por eso tienen la titula-
las que destaca la de defensa del dere- ridad del bien.
cho, y asimismo de prohibiciones o limi- D) La función que primariamente cumple
taciones (abuso del derecho), y cuyo es la de atribuir títulos o titularidades,
ejercicio se deja a la libre decisión de su determinar a qué sujeto jurídico perte-
titular. Así pues: nece o corresponde algo (este algo es
considerado por el sistema jurídico
A) Es una situación jurídica que deter- como un bien jurídico en el sentido
mina la relación entre «el elemento más amplio). Las normas jurídicas que
situado» y el sistema jurídico, estable- regulan los derechos subjetivos deter-
ciendo el régimen jurídico aplicable a minan los sujetos de cada uno de
dicho elemento. En todo ámbito jurí- ellos. Así, el sujeto del derecho subje-
dico los diversos elementos que lo tivo de propiedad es el propietario; el
componen (sujetos, cosas, actos, rela- del usufructo, el usufructuario, etc. La
ciones, derechos, etc.) tienen su si- ley, en su generalidad, no puede refe-
tuación dentro del ámbito, que viene rirse a Cayo ni a Sempronio en concre-
concretada por las normas del siste- to, sino que su referencia es siempre a
ma jurídico. sujetos genéricos, como es lógico. El
B) Es una situación de un sujeto jurídico, título define al titular, especifica quién
especialmente de una persona (física es, y al mismo tiempo le legitima; pues
o jurídica). El concepto de sujeto jurí- lo es en virtud del reconocimiento de
dico es más amplio que el de perso- su título por el ordenamiento jurídico,
na: así, el Derecho Tributario conside- y en eso consiste su legitimidad. La ti-
ra sujeto a la herencia yacente. La tularidad del derecho subjetivo va uni-
denominación de «derecho subjetivo» da a la capacidad jurídica, es una ma-
quiere decir precisamente «derecho nifestación de esta última.
de un sujeto jurídico»; y se contrapone E) El segundo aspecto de todo derecho
a la de «Derecho objetivo», con la cual subjetivo es el poder. Ahora bien, los
se alude al sistema jurídico (ordena- poderes son de diversa especie. Exis-
miento) o a una parte del mismo. te, en primer lugar, el poder como
C) Sus componentes básicos son el títu- sinónimo de libertad general: los in-
lo y el poder. El título o la titularidad dividuos pueden hacer todo aquello
determina a quién pertenece un bien que no les está prohibido. En segun-
jurídico. El poder determina sus posi- do lugar, también puede significar
bilidades de acción así como sus li- permiso, el cual supone la exención
mitaciones. Ambos suelen ir unidos, de un deber jurídico que normal-
pero no es necesario que sea así. Hay mente tendría el sujeto. El derecho
titulares de un derecho subjetivo que subjetivo es «una situación de poder
735
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
736
DERECHOS SUBJETIVOS
Los autores proponen distintas clasifica- como principios jurídicos. Esta última
ciones de los derechos subjetivos aten- permite mayor libertad interpretativa a
diendo a diversos criterios: el criterio los tribunales, y en especial al TC, lo
del bien jurídico protegido, el del carác- cual puede redundar a veces en detri-
ter renunciable o irrenunciable del de- mento de lo establecido en las leyes.
recho, y el de la jerarquía de la normati-
va que los establece. Todo derecho subjetivo, al conceder un
poder a su titular, implica el deber jurí-
De acuerdo con el criterio del bien ju- dico de una o varias personas; deber
rídico protegido, según división clásica jurídico que puede consistir en el de-
del Derecho Civil, los derechos subjeti- ber de abstenerse de actuar (por ejem-
vos suelen dividirse en derechos de la plo, el deber de no entrar en una pro-
personalidad, derechos reales o de co- piedad ajena), o bien en el deber de
sas, derechos personales o de crédito y realizar una prestación (deber del deu-
derechos sobre bienes inmateriales dor de pagar la deuda). Los derechos
(comprensivos estos últimos de la pro- subjetivos se entienden dentro del mar-
piedad intelectual e industrial). De co de una relación jurídica entre perso-
acuerdo con el segundo criterio, los nas, de manera que al derecho subjeti-
derechos subjetivos pueden ser renun- vo de la persona A le corresponde el
ciables e irrenunciables. Renuncia es deber jurídico de la persona B. En un
sinónimo de abandono o abdicación; préstamo, el prestamista (A) ha entre-
no es equivalente a su transferencia a gado una determinada cantidad de di-
otra persona, en cuyo caso hay suce- nero al prestatario (B), momento a par-
sión. La renuncia es un acto unilateral, tir del cual B tiene el deber jurídico de
realizado de forma expresa o implícita ir realizando las devoluciones de acuer-
(facta concludentia) por el titular de do con lo pactado. A tiene un derecho
un derecho subjetivo o de una facultad. subjetivo a la devolución del préstamo,
Cada ordenamiento jurídico determina y B tiene el deber jurídico de devolver-
cuáles son los derechos renunciables y lo. Se trata de una relación jurídica sim-
los derechos irrenunciables. Teniendo ple, en que intervienen dos personas,
en cuenta el tercer criterio (jerarquía una como titular del derecho, y la otra
normativa), los derechos subjetivos se como sujeto del deber. En una compra-
dividen en dos grandes grupos: dere- venta se entrecruzan derechos y debe-
chos previstos en la Constitución y de- res: el vendedor (V) tiene el deber de
recho regulados por las leyes y otras entregar la cosa y el derecho a que el
normas. Dentro de los derechos consti- comprador (C) le entregue el precio,
tucionales destacan los derechos fun- mientras que este último tiene el deber
damentales, que son aquellos derechos de entregar el precio y el derecho de
a los que la Constitución les otorga una que se le entregue la cosa.
protección especialmente reforzada: en
España, el recurso de amparo ante la [Esta voz es un resumen de los capítu-
jurisdicción ordinaria y ante el TC. los 17 y 18 de: Gregorio Robles, Teoría
del Derecho. Fundamentos de Teoría
Sobre la naturaleza jurídica de los de- Comunicacional del Derecho, Vol I.
rechos fundamentales se enfrentan dos Pamplona: Thomson Reuters Civitas,
posiciones teóricas: la clásica, que los 1998. 6.ª ed. 2015; ahí se estudia tam-
considera derechos subjetivos públi- bién la evolución doctrinal del concepto
cos; y la moderna, que los contempla de derecho subjetivo.]
737
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
De Castro y Bravo, F.: Derecho Civil de España. Parte General. Volumen I. Madrid: Ins-
tituto de Estudios Políticos, 1955.
Gregorio Robles Morchón
Académico de Número de la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Filosofía del Derecho
738
DESPIDO LABORAL
DESPIDO LABORAL
739
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
740
DESPIDO LABORAL
741
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Blasco Pellicer, A.: Los expedientes de regulación de empleo. Valencia: Tirant lo Blanch, 2009.
Goerlich Peset, J. M.ª: La extinción del contrato de trabajo. Valencia: Tirant lo Blanch, 2013.
Sala Franco, T., coord.: La extinción del contrato de trabajo. Valencia: Tirant lo Blanch,
2019.
742
DIÁLOGO DE TRIBUNALES
DIÁLOGO DE TRIBUNALES
Entre las garantías jurídicas acabó con- ñol hace decenios, con la entrada en
solidándose históricamente la exigencia juego del Tribunal Constitucional, que
de que los conflictos fueran sucesiva- no dejó de generar cierta perplejidad en
mente resueltos en doble instancia. jueces nada acostumbrados a que su ta-
Mientras que la primera suele ser fre- rea fuera revisada o incluso anulada por
cuentemente atendida por un juez uni- magistrados no integrados en el Poder
personal, en la segunda tiende a ser exi- Judicial. No faltaron quienes –conside-
gible una composición colegial. Tales rándose sometidos solo «al imperio de la
garantías reflejan en ambos casos el di- ley» (art. 117.1 CE)– malentendieron que
cho popular de que «cuatro ojos ven lo de la Constitución no les afectaba.
más que dos». De ahí que resulten pro-
blemáticas situaciones como las deriva- Así ocurrió con la entonces existente
das de la condición de aforados de de- Audiencia Territorial de Sevilla, que
terminados cargos públicos que pueden, consideró privada de herencia a una
en ocasiones, disponer de un único ac- hija extramatrimonial, porque –dijera lo
ceso a determinado tribunal colegiado. que dijera el art. 14 CE– el Código Civil
seguía diciendo lo que decía. La elo-
En cualquier caso, estas plurales instan- cuente STC 80/1982, de 20 de diciembre
cias se articulan jerárquicamente, lo que –ponencia de Francisco Tomás y Valien-
parece descartar toda dimensión dialó- te– dejó claro que tal fundamento se
gica. La instancia posterior tiene sin apoyaba en «criterios ya periclitados».
duda en cuenta lo actuado por la prime- En efecto, la Transición jurídica, más
ra, incluso respetándolo en parte, pero que de la ley a la ley, había tenido lugar
obviamente no se considera plenamente de las leyes a la Constitución.
vinculada a sus planteamientos. De ahí
que, por ejemplo, en sede constitucio- El asunto se complicaba cuando a quien
nal (STC 167/2002, de 18 de diciembre), controlaba el Constitucional era al Tri-
se haya establecido una doctrina que bunal Supremo, con no menos afán de
evita que en la segunda instancia penal autocontención que el que empleaba
se prescinda en ciertos casos de la per- con los Poderes Legislativo y Ejecutivo;
sonación del absuelto en la primera, por Cortes y Gobierno en el texto constitu-
claro riesgo de posible indefensión. Por cional. Pese a ello, un prestigioso jurista
lo demás, en lo que a los jueces se refie- no dudó en afirmar que «en España Tri-
re, los de primera instancia aguardarán, bunal Supremo solo hay uno y no se
con expectación más que con mera cu- llama así». Algunos magistrados de su
riosidad, a que se haga público lo que Sala Primera no tuvieron a bien enten-
resuelven sus mayores. Peculiar diálogo derlo y surgió el conflicto, con excesi-
sin duda. vos desahogos por ambas partes.
743
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
744
DIÁLOGO DE TRIBUNALES
745
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
746
DISCAPACIDAD
DISCAPACIDAD
747
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
748
DISCAPACIDAD
BIBLIOGRAFÍA
749
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Torres Costas, M.ª E.: La capacidad de obrar a la luz del art. 12 de la Convención de
Naciones Unidas sobre Derechos de las Personas con Discapacidad. Tesis doctoral,
Universidad de Santiago de Compostela, 2019.
Antonio Pau
Académico de Número de la
Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España
Presidente de la Sección Primera de la Comisión General de Codificación
750
DIVISIÓN DE PODERES
DIVISIÓN DE PODERES
751
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
tres poderes diversos que realizaban tres judicial. También una larga pléyade de
funciones distintas: Ejecutivo, Legislativo órganos auxiliares que crecen de tiempo
y Judicial. Este enfoque se vio superado en tiempo, y están dotados de autonomía
en la evolución del constitucionalismo organizativa e independencia funcional,
democrático por diversas razones. Prime- aunque sus labores se reconduzcan a los
ro, porque no puede ser una «separación» órganos constitucionales supremos: los
de poderes absoluta, desprovista de me- tribunales de cuentas o contralores, los
canismos de relación y coordinación, ya defensores del pueblo, los consejos eco-
que esta perspectiva rígida en exceso im- nómicos y sociales, los bancos centrales,
pediría la gobernación; así, un sistema diversas comisiones sobre telecomunica-
parlamentario como el de la Constitución ciones u ordenación del mercado de va-
de Cádiz de 1812 no habría podido fun- lores u otros ámbitos, etc. Su regulación
cionar. Tampoco existe tal cosa en el y ubicación suscita diversos problemas
presidencialismo estadounidense como contemporáneos y no han estado exen-
modelo alternativo al parlamentarismo tos de conflictos, pero entrañan también
fundado en una división de poderes más una forma de limitación del poder.
rígida. Pronto se desechó este entendi-
miento absoluto de la separación tras las Cuarto, la organización de los poderes
primeras Constituciones liberales euro- clásicos se ha transformado profunda-
peas, afrontando una colaboración y so- mente hasta resultar irreconocible a los
lidaridad entre poderes. Se trata de impe- ojos del primer liberalismo que se pro-
dir o frenar el exceso, no de separar yectaba sobre una stateless society. Hoy
mecánicamente los poderes. Solo respec- el Parlamento es un órgano complejo u
to del Poder Judicial y para garantizar su órgano de órganos, sometido a un regla-
independencia y monopolio de jurisdic- mento parlamentario que alberga una
ción existe una separación más intensa compleja división de poderes interna –
del circuito representativo. varios órganos de dirección y de delibe-
ración– y no es una mera asamblea. El
Segundo, existen otras funciones distintas Poder Judicial es un poder muy difuso
y no menos relevantes como ocurre con con una acusada independencia interna
el poder constituyente, o la dirección po- y viene gobernado en muchos países eu-
lítica, o las funciones presupuestaria y de ropeos e iberoamericanos por consejos
control parlamentario, o la revisión de la de la magistratura. El Gobierno es una
constitucionalidad de las leyes, o el go- maquinaria poderosa de decisión, lidera-
bierno de los jueces, o la potestad norma- do férreamente por un presidente e inte-
tiva del gobierno con rango de ley. Ade- grado por un conjunto de órganos perso-
más, no menos intensamente se han nales o colegiados, coordinados y
transformado las funciones clásicas como sometidos a un programa, y no un pe-
la legislativa, descompuesta en un haz de queño gabinete de ministros o secreta-
tipos de leyes, o la judicial, cada vez más rios de despacho representados por un
próxima a la creación del Derecho inclu- primus inter pares.
so en los sistemas legistas.
Por otra parte, los dualismos orgánicos –
Tercero, fueron apareciendo poderes dis- Gobierno, Parlamento…– se ven habi-
tintos a la triada clásica: la Corona o la tualmente dirigidos e incluso desplaza-
Presidencia de la República como Jefatu- dos por la presencia de una mayoría
ra del Estado, los tribunales constitucio- parlamentaria en ambas sedes desde uno
nales, o los consejos generales del poder o varios partidos políticos coaligados y la
752
DIVISIÓN DE PODERES
753
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Ackerman, B.: «The new separations of powers», en Harvard Law Review, vol. 113:2
(2000)
Bognetti, G.: La divisione dei poteri (saggio di Diritto Comparato). Milán, Giuffrè, 1994.
Duguit, L.: La separación de poderes y la Asamblea nacional de 1789. Madrid: CEPC,
1996,
Fundamentos. Cuadernos de Teoría del Estado, Derecho público e Historia constitucio-
nal, 5/2009, monográfico sobre división de poderes.
García Roca, J.: «Del principio de la división de poderes», en Revista de Estudios Políti-
cos, 198 (2000).
Vile, M. J. C.: Constitutionalism and the separation of powers. Oxford: Clarendon Press,
1967 (trad. española, Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2007).
754
DOMICILIO
DOMICILIO
Define el Diccionario del Español Jurídi- romano, se extiende como una de las re-
co de la RAE el domicilio como el «lugar clamaciones más típicas de la sociedad
de residencia habitual de las personas», burguesa. Si los actos más personales
una definición tan precisa como sencilla han de desarrollarse en la intimidad, la
y que, sin embargo, encierra un concep- protección del espacio que la asegure se
to de gran trascendencia en el Derecho. vuelve esencial. Por esta razón desde los
En efecto, podemos hablar de domicilio primeros textos constitucionales, como
en el ámbito del Derecho de la persona la IV enmienda de la Constitución de los
como una de las circunstancias modifica- Estados Unidos, o el art. 126 del Estatuto
tivas de la capacidad de obrar. En este de Bayona de 1808 y el 306 de la Consti-
sentido se pronuncian los arts. 40 y 41 tución de 1812, en España, se ha venido
del Código Civil, que lo regulan «para el garantizando su inviolabilidad, hoy con-
ejercicio de los derechos y el cumpli- sagrada en el art. 18.2 de la Constitución
miento de las obligaciones civiles» y lo de 1978. Este dispone que «El domicilio
sitúan en ese lugar de residencia habi- es inviolable. Ninguna entrada o registro
tual, ya comentado, para las personas podrá hacerse en él sin consentimiento
naturales. En esta línea, los cónyuges del titular o resolución judicial, salvo en
han de fijarlo de común acuerdo, según caso de flagrante delito».
el art. 70, que prevé, en caso de discre-
pancia, la resolución del juez atendiendo Las entradas, tanto de las Fuerzas y Cuer-
al interés de la familia. En el caso de las pos de Seguridad, como de los agentes
personas jurídicas, a falta de previsión en de la Administración (en este caso con el
la ley que las haya creado o reconocido fin de llevar a cabo actuaciones de ins-
o en sus estatutos o reglas de fundación, pección o para asegurar la ejecución de
se sitúa en el lugar en que se halle esta- un acto administrativo), serán, pues, legí-
blecida su representación legal, o donde timas, solo en tres supuestos: a) en caso
ejerzan las principales funciones de su de resolución judicial motivada, con los
instituto. En un sentido similar, aunque requisitos establecidos por la jurispru-
con las especialidades lógicas derivadas dencia constitucional, que exigen a gran-
de las características del Derecho Tribu- des rasgos que se acote el período tem-
tario, el domicilio fiscal es el lugar de lo- poral, los motivos que la justifican y el
calización del obligado tributario en sus domicilio afectado; b) en caso de fla-
relaciones con la Administración corres- grante delito, entendido este, como con
pondiente (art. 48 de la Ley General Tri- acierto ha establecido la STC 341/1993,
butaria) y determina la aplicabilidad o no como comisión de una acción tipificada
de la legislación española. como tal de la cual la fuerza pública ob-
tenga conocimiento actual mediante per-
Pero, obviamente, el domicilio es tam- cepción sensorial. Se resolvió así el re-
bién, y especialmente, un ámbito físico, y curso contra la polémica Ley 1/1992, de
uno especialmente cualificado, pues es Protección de la Seguridad Ciudadana,
el que permite el desarrollo de la intimi- que admitía la entrada policial en el do-
dad personal y familiar. Se trata de la micilio en caso de «conocimiento funda-
sede de la vida privada, que, aunque do» que lleve a la constancia «de la even-
bien conocida y respetada en el Derecho tual comisión de un delito»; c) Finalmente,
755
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
cabe también el consentimiento del titu- entradas físicas, sino también el ruido, los
lar, incluido el consentimiento tácito, es malos olores u otros tipos de inmisiones.
decir, derivado de actos concluyentes de
tolerancia de la entrada sin invocar la tu- En otras ocasiones, tales inmisiones son
tela constitucional. invasiones directas, pero a distancia, de
la intimidad domiciliaria, como sucede
Es, asimismo, prolija la jurisprudencia con la vigilancia del interior de la vivien-
tendente a delimitar los espacios suscep- da por medio de prismáticos. El Tribunal
tibles de ser utilizados como domicilio. A Supremo ha considerado, a estos efectos,
título meramente ejemplificativo pode- que la presencia de persianas levantadas
mos mencionar las habitaciones de hotel no es un signo suficiente de consenti-
(STC 10/2002) o de una residencia militar miento (sentencia 329/2016).
(STC 189/2004), las autocaravanas, o los
jardines de una vivienda. No tienen, en Por último, las nuevas tecnologías re-
cambio, virtualidad para desempeñar quieren también instrumentos para ga-
esta función las taquillas de los trabaja- rantizar la inviolabilidad del domicilio a
dores, los automóviles o los garajes, aun- la vez que se otorgan al Estado instru-
que estos últimos pueden recibir cierta mentos de protección frente a activida-
protección equivalente, por ejemplo, des delictivas. En el caso de España, me-
frente a la comisión de delitos, si están rece mención la Ley Orgánica 13/2015,
cerrados y son contiguos a la vivienda. que regula la autorización judicial para la
entrada domiciliaria con el fin de instalar
Aun cuando muchos de los problemas instrumentos de grabación de imágenes
jurídicos del domicilio están suficiente- o conversaciones de su titular, así como
mente resueltos, este no es inmune a la de acceso a ordenadores, dispositivos
nuevos desarrollos jurídicos. Entre ellos móviles o de almacenamiento masivo
destacan su tutela frente a inmisiones in- que se hayan incautado en un registro
debidas y con relación a las nuevas tec- domiciliario. La Fiscalía General del Esta-
nologías, en este caso frente a formas do, mediante su circular 5/2019, ha en-
más sofisticadas de criminalidad. tendido extensible dicha autorización de
entrada para instalar en un ordenador el
Por lo que se refiere a las inmisiones fren- software que permita su registro remoto
te a las que se tutela, en los últimos tiem- sin conocimiento de su titular, actividad
pos destaca la jurisprudencia protectora también permitida por la Ley Orgáni-
frente al ruido. Se trata de una construc- ca 13/2015 como instrumento de perse-
ción proveniente del Tribunal Europeo cución de las formas más graves y sofisti-
de Derechos Humanos, de especial inci- cadas de criminalidad. En todos estos
dencia en España, y que se ha plasmado casos, la autorización habrá de motivarse
en resoluciones como la STEDH de 16 de y delimitarse cuidadosamente de manera
noviembre de 2004, asunto Moreno Gó- que se impida una actuación arbitraria
mez c. España, o la más reciente STEDH por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad,
de 16 de enero de 2018, asunto Cuenca siguiendo una doctrina fijada, entre otras,
Zarzoso c. España. En ambos casos el Tri- por la sentencia del Tribunal Europeo de
bunal de Estrasburgo señala que la invio- Derechos Humanos en el caso Iliya Ste-
labilidad del domicilio no solo protege el fanov contra Bulgaria, de 22 de mayo
espacio físico, sino su disfrute pacífico de 2008, en el que declara la vulneración
(quiet enjoyment), lo que implica que de la inviolabilidad domiciliaria por un
pueden vulnerar este derecho no solo las acceso al despacho profesional de un
756
DOMICILIO
BIBLIOGRAFÍA
757
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
758
EFICACIA JURÍDICA
EFICACIA JURÍDICA
759
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
760
EFICACIA JURÍDICA
to, sino que es igualmente relevante e mas de la eficacia será siempre una
imprescindible para cualquier saber ju- dogmática débil desde el punto de vista
rídico. En particular, una dogmática jurí- teórico e ineficaz desde el punto de vis-
dica construida al margen de los proble- ta práctico.
BIBLIOGRAFÍA
761
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ESTADO
762
ESTADO
763
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
764
ESTADO
BIBLIOGRAFÍA
Dyson, K. H. F.: The State Tradition in Western Europe. Oxford: M. Robertson, 1988.
English, R. y Townshend, Ch.: The State, historical and political dimensions. London &
New York: Routledge, 1999.
García-Pelayo, M.: Las transformaciones del Estado contemporáneo. Madrid: Alian-
za, 1977.
Negro Pavón, D.: La tradición liberal y el Estado. Madrid: RACMYP, 1995.
Passerin D’Entrevès, A.: La noción de Estado. Una introducción a la Teoría política. Bar-
celona: Ariel, 2001.
Pendás, B.: «¿Tienen futuro los Estados?», en La sociedad menos injusta. Estudios de His-
toria de las Ideas y Teoría de la Constitución. Madrid: Iustel, 2019.
Weber, M.: La política como vocación (1919). Madrid: Alianza, 2009.
Nota: Véanse también los tratados clásicos de Teoría del Estado ( Jellinek, Kelsen, Heller
y otros).
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
765
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ESTADO AUTONÓMICO
Nuestra forma política, que ha recibido aunque se acepta que existan compe-
el nombre de Estado autonómico o Esta- tencias autonómicas en relación con
do de las Autonomías, puede ser analiza- determinadas decisiones en este
da o bien a través de categorías propias, ámbito. Nótese también que si bien
teniendo en cuenta por lo demás que los entes integrados, en nuestro caso
nuestra Constitución no utiliza ninguna las Comunidades Autónomas, tienen
calificación al respecto, o bien un deber de homogeneidad con la
refiriéndonos al ejemplo federal, marcan- organización estatal, pueden desarro-
do puntos de conexión o diferencias con llar institucional y procedimental-
el mismo. Conforme al primer procedi- mente una cierta especificidad. En
miento, diríamos que el Estado efecto, la forma de gobierno de los
autonómico es un Estado compuesto que sistemas autonómicos –o modo de
entiende la autonomía como la capaci- relacionarse los poderes– es, como
dad de las nacionalidades y regiones de en el caso del Estado, la correspon-
hacer leyes. Pero quizás para el entendi- diente al régimen parlamentario en
miento del Estado autonómico resulta su variante racionalizada, pero con
más clara la utilización de la referencia algunas peculiaridades. Así, por ejem-
federal. La descentralización llevada a plo, comenzando por el propio siste-
cabo por el Estado autonómico es la pro- ma sobre cuya base tiene lugar la
pia de los sistemas federales, hasta el elección de las respectivas Asambleas
punto que, con toda corrección, puede legislativas, y en el que se rebaja su
decirse que nuestra forma política es un proporcionalidad en relación con el
Estado federal, constituyendo uno de sus modelo estatal, estableciendo en el
rostros. Como en el Estado federal, en el caso vasco una representación igual
autonómico se dan tres características de los diversos territorios históricos;
comunes de descentralización: o determinando un equilibrio entre
poderes más débil que el canónico
A) En primer lugar, es un Estado com- en el régimen parlamentario, así en
puesto, con la correspondiente dua- los Parlamentos de las Comunidades
lidad institucional. De esta manera de régimen ordinario que no pueden
existe, por una parte, un nivel de au- ser disueltas por el presidente, facul-
toridades de orden legislativo, ejecu- tad que, por lo demás, no se estable-
tivo y judicial, con jurisdicción en ce en el caso de las Comunidades de
todo el Estado y compartiendo régimen especial en sus Estatutos
población y territorio, a la vez de la sino en una ley especial; o como
organización política común y de los cuando, en lo que se refiere a las re-
entes integrados; y otro nivel cuyos laciones Gobierno-Parlamento, los
mandatos alcanzan a su respectivo Estatutos de la Comunidad Valencia-
territorio, si bien es cierto que en na o de Castilla-La Mancha admiten
nuestra forma política las organiza- la posibilidad de hacer objeto de la
ciones territoriales no disponen de cuestión de confianza a un proyecto
un poder judicial propio, pues el Tri- de ley. Finalmente, cabe singularizar
bunal Superior de Justicia no es un el caso vasco en que se contempla la
órgano autonómico sino del Estado, moción de censura individual, por no
766
ESTADO AUTONÓMICO
767
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Aja, E.: El Estado autonómico: Federalismo y hechos diferenciales. Madrid: Alianza, 1999.
Cruz Villalón, P.: La curiosidad del jurista persa y otros estudios sobre la Constitución.
2.ª ed. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2006.
Muñoz Machado, S.: Derecho público de las Comunidades Autónomas. Madrid: Iustel,
1982-1984. 2 vol.
Solozabal, J. J.: Bases constitucionales del Estado autonómico. Madrid: McGraw-Hill, 1998.
— Pensamiento federal español y otros estudios autonómicos. Madrid: Iustel, 2019.
768
ESTADO CONSTITUCIONAL
ESTADO CONSTITUCIONAL
769
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
770
ESTADO CONSTITUCIONAL
BIBLIOGRAFÍA
Diego Valadés
Constitucionalista. Investigador Emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM e Investigador Emérito del Sistema Nacional de Investigadores. Miembro de El
Colegio Nacional, de El Colegio de Sinaloa y de la Academia Mexicana de la Lengua
771
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ESTADO DE DERECHO
772
ESTADO DE DERECHO
Estado de Derecho es la sumisión de los mente ejercidas, mientras que los límites
poderes públicos al Derecho. Su mani- materiales delimitan aquello que puede
festación técnica más importante es, así, ser objeto de dichas potestades públicas
el principio de legalidad. Y complemen- y aquello que, en cambio, resulta intan-
to indispensable del principio de legali- gible para ellas. La existencia del Estado
dad es el control de la actuación de los de Derecho supone así restringir la deci-
poderes públicos por los tribunales: de sión política: esta solo cabe sobre deter-
poco serviría la afirmación de que los minadas materias y respetando ciertas
poderes públicos están sometidos al formalidades. Ello significa que el princi-
Derecho si luego no existieran vías ju- pio de decisión por mayoría, piedra an-
risdiccionales efectivas, administradas gular de la democracia, no es ilimitado:
por jueces independientes, para verifi- haber ganado unas elecciones –o un re-
car que la actuación de aquellos se ajus- feréndum– no justifica cualquier medida,
ta a la legalidad y, en su caso, extraer ni otorga un poder omnímodo. La demo-
las consecuencias pertinentes (anula- cracia combinada con el Estado de Dere-
ción de actos no ajustados a Derecho, cho suele denominarse «democracia
imposición de sanciones, indemniza- constitucional» o «democracia liberal». Es
ción de daños, etc.). En la Constitución la existente en todos los países genuina-
Española, el principio de legalidad –más mente democráticos, pues la democracia
allá de su consagración con alcance ge- iliberal difícilmente merece ser calificada
neral en el ya citado art. 9– es mencio- de democrática, habida cuenta de su fal-
nado en otros dos lugares. Uno es el ta de respeto hacia las minorías y los di-
art. 103, que establece que la Adminis- sidentes.
tración Pública debe actuar «con someti-
miento pleno a la ley y al Derecho», con Es útil destacar que el Estado de Dere-
su corolario en la previsión del art. 106 cho –o, si se prefiere, el liberalismo po-
de que los tribunales controlan «la lega- lítico– es históricamente anterior a la
lidad de la actuación administrativa». Y democracia. Sus fundamentos fueron
el otro es el art. 117, allí donde procla- puestos por las revoluciones liberales
ma que los jueces y tribunales están «so- en los siglos xviii y xix; pero la democra-
metidos únicamente al imperio de la cia es más tardía y, si se toma como in-
ley». El principio de legalidad se desdo- dicador de la misma el sufragio univer-
bla así en principio de legalidad de la sal, mal puede decirse que haya
Administración –y, más en general, del arraigado antes del siglo xx. Así, la his-
Poder Ejecutivo– y principio de legali- toria del constitucionalismo moderno
dad del Poder Judicial, con diferencias puede ser vista como una marcha, pla-
técnico-jurídicas entre ellos cuyo exa- gada de dificultades, hacia la democrati-
men no puede abordarse en esta sede. zación del Estado de Derecho.
Aspecto crucial del Estado de Derecho Hasta aquí, la versión clásica de este
es su relación con la democracia. En la concepto. El control de constitucionali-
medida en que aquel consiste en la su- dad de las leyes es un fenómeno sobre-
misión de los poderes públicos a normas venido, al menos en Europa. La Constitu-
jurídicas, implica la imposición a aque- ción Española lo prevé en su título IX,
llos de límites, que pueden ser tanto for- relativo al Tribunal Constitucional. La
males como materiales. Los límites for- aparición de los Tribunales Constitucio-
males definen el modo en que las nales supuso una mutación del Estado
potestades públicas pueden ser válida- de Derecho. En su versión clásica, este
773
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Díaz, E.: Estado de Derecho y sociedad democrática. Madrid: Cuadernos para el Diálogo,
1966.
Forsthoff, E.: Estado de Derecho en mutación (Trabajos constitucionales 1954-1973).
Madrid: Tecnos, 2015.
Garrorena Morales, Á.: El Estado español como Estado social y democrático de Derecho.
Madrid: Tecnos, 1995.
774
ESTADO DE PARTIDOS
ESTADO DE PARTIDOS
775
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
776
ESTADO DE PARTIDOS
BIBLIOGRAFÍA
777
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ESTADO DEMOCRÁTICO
778
ESTADO DEMOCRÁTICO
779
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Aragón Reyes, M.: «La eficacia jurídica del principio democrático», en Revista Española de
Derecho Constitucional, 24 (1988).
— Constitución, democracia y control. México: UNAM, 2002.
— «Forma de Estado y forma de gobierno en la Constitución Española (comentario al
art. 1 CE)», en Estudios de Derecho Constitucional. Madrid: Centro de Estudios Polí-
ticos y Constitucionales, 2013.
Biglino Campos, P.: Retos a la libertad y Estado constitucional. Valencia: Tirant lo Blanch, 2018.
Bilbao, J. M.ª; Rey, F.; Vidal, J. M.: Lecciones de Derecho Constitucional, Tomo I (Lección 18:
«El Estado democrático en la Constitución Española»). Valladolid: Lex Nova, 2010.
Garrorena Morales, Á.: El Estado español como Estado social y democrático de Derecho.
Murcia: Universidad de Murcia, 1980.
— «Estado democrático», en Temas básicos de Derecho Constitucional, Tomo I (Aragón
Reyes, M., coord.) Madrid: Civitas, 2001.
Rubio Llorente, F.: «División de poderes y democracia en la Constitución», en La forma
del poder, II. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2012.
780
ESTADO FEDERAL Y FEDERALISMO
781
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
782
ESTADO FEDERAL Y FEDERALISMO
BIBLIOGRAFÍA
783
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Rubio Llorente, F.; Álvarez Junco, J., eds.: El informe del Consejo de Estado sobre la refor-
ma constitucional (Texto del informe y debates académicos). Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, 2006.
Tajadura, J.; De Miguel, J.: Federalismo del siglo XXI. Madrid: Centro de Estudios Políti-
cos y Constitucionales, 2014.
784
ESTADO GARANTE
ESTADO GARANTE
La noción de Estado garante aparece re- servicios, sino a garantizar que, estando
cientemente. Se forma y se explica en estos en manos privadas, se atiendan los
los recientes reajustes y recomposicio- intereses generales y se cumplan los ob-
nes de la relación entre Estado y socie- jetivos marcados por la Constitución y las
dad que, a principios del siglo xxi, leyes, respetando también por supuesto
muestra ya claramente un trasvase de los derechos y valores fundamentales en
funciones y bienes de interés público ellas reconocidos.
del Estado a la sociedad, al sector priva-
do. Se incumplieron las profecías, pro- El Estado garante es así expresión de un
clamadas en el siglo xx por las mejores nuevo garantismo por el Derecho públi-
cabezas, que vaticinaban un dominio co que inicialmente se concibió, sobre
total del Estado sobre la economía, la todo el Derecho Administrativo, como
ciencia, los servicios, las tecnologías, el un medio de defensa y garantía de los
conocimiento. Todos estos sectores es- derechos individuales frente a un poder
tán hoy predominantemente en manos estatal en claro proceso de fortalecimien-
privadas. to y ampliación que fundamentaba sus
poderes en la atención de los intereses
Los grandes servicios de interés general generales. Ahora, con el Estado garante,
(energía, telecomunicaciones, transpor- de lo que se trata es de garantizar los
tes, abastecimientos varios, etc.) hasta intereses cuando las plataformas de po-
tiempos recientes bajo titularidad públi- der se encuentran en la órbita de organi-
ca, se han liberalizado, se han entrega- zaciones privadas. También se pretende
do al mercado y son prestados en régi- por supuesto la protección de las perso-
men de competencia entre los nas, de los individuos. Una protección
operadores. El conocimiento científico y que ya no es solo frente al poder públi-
técnico, antaño bajo el dominio del Es- co, sino ante poderes privados que do-
tado, está hoy, predominantemente y minan y gestionan servicios y bienes que
exceptuando la tecnología armamentis- resultan básicos para las actuales condi-
ta, en el sector privado. El augurio de ciones de vida.
Max Weber que atribuía a la burocracia
estatal el saber especializado, científico La primera elaboración conceptual y ter-
y técnico, se ha visto así también clamo- minológica del Estado garante, a princi-
rosamente incumplido. pios del presente siglo, se debe a la doc-
trina iuspublicista y a la jurisprudencia
La idea de Estado garante surge entonces alemanas, aunque en otros países y cultu-
ante la pérdida de esas posiciones de ti- ras jurídicas occidentales se desarrollan,
tularidad y dominio que ha venido os- como veremos, orientaciones y concep-
tentado el Estado hasta tiempos recien- ciones en la misma línea, como reacción a
tes. Desde ellas realizaba políticas los privatizadores que se registran desde
públicas y atendía los intereses genera- los años noventa. La terminología alema-
les. Pero ahora, ante el dominio y prota- na del Estado garante, Gewährleistung
gonismo gestor del sector privado, el Es- staat, es bien significativa, pues su traduc-
tado se resitúa en otra posición desde la ción literal es el Estado que garantiza las
que no aspira a prestar directamente los prestaciones.
785
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Canals Ametller, D.: «Principios, reglas y garantías propias del Derecho público en la
prestación privada de servicios económicos de interés general», en Revista Española
de Derecho Administrativo, 158 (2013).
786
ESTADO GARANTE
Darnaculleta i Gardella, M., et al., eds.: Nuevos retos del Estado garante en el sector ener-
gético. Madrid: Marcial Pons, 2020.
Esteve Pardo, J.: La nueva relación entre Estado y sociedad: aproximación al trasfondo
de la crisis. Madrid: Marcial Pons, 2013.
— Estado garante. Idea y realidad. Madrid: INAP, 2015.
— «La Administración garante. Una aproximación», en Revista de Administración Pú-
blica, 197 (2015).
Parejo Alfonso, L.: Estado y Derecho en proceso de cambios: las nuevas funciones de
regulación y garantía del Estado social de soberanía limitada. Valencia: Tirant lo
Blanch, 2016.
Rodríguez Font, M.: «Protección y garantías de los usuarios desde las técnicas e institu-
ciones de la regulación», en Fundamentos e instituciones de la regulación. Madrid:
Iustel, 2009.
787
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ESTADO NEUTRAL
788
ESTADO NEUTRAL
789
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
790
ESTADO NEUTRAL
BIBLIOGRAFÍA
Avezuela Carcel, J.: Supervisión presidencial y potestad normativa de las Agencias regu-
ladoras en Estados Unidos. Madrid: Thomson Reuters, 2011.
Colliard, A.; Timsit, G.: Les autorités administratives indépendantes. Paris: Presses Uni-
versitaires de France, 1988.
Magide Herrero, M.: Límites constitucionales de las Administraciones independientes.
Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública, 2000.
Sala Arquer, J. M.: «El Estado neutral: Contribución al estudio de las Administraciones
independientes», en Revista Española de Derecho Administrativo, 42 (1984).
— «La posición jurídica del Banco Federal alemán», en Revista de Derecho Bancario y
Bursátil, 18 (1985).
791
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ESTADO REGULADOR
792
ESTADO REGULADOR
otro claramente dominado por los parti- En esos dos frentes, que integran secto-
culares: los servicios económicos de in- res tan relevantes, se proyecta funda-
terés general se encontraban, hasta tiem- mentalmente la acción del Estado regu-
pos relativamente recientes, bajo la lador. Una acción, una actividad, que se
titularidad y gestión propia del régimen caracteriza por diversos rasgos que se
de los servicios públicos, al margen del exponen a continuación:
mercado. Con su liberalización se entre-
garon al mercado y a la gestión por ope- A) Se trata de una actividad realizada
radores privados en régimen de compe- por organismos públicos, ordinaria-
tencia. La posición de los poderes y la mente por Agencias reguladoras es-
intervención pública migró entonces des- pecializadas pero también por órga-
de la titularidad al poder regulador, para nos de la Administración ordinaria y
mantener desde él la atención a los inte- por particulares que cuenten con la
reses generales cuando el protagonismo correspondiente habilitación para
gestor lo asumió el sector privado. ejercer estas funciones públicas de
regulación.
Con relación a la regulación de riesgos B) Está sometida por principio al Dere-
se ha producido un proceso similar. cho Administrativo: se trata en rigor
Hasta tiempos recientes el Estado había de una nueva forma de actividad ad-
mantenido el dominio y control sobre el ministrativa, tal como recogen ya las
conocimiento científico y técnico. Des- exposiciones más modernas y actua-
de finales del xx, la investigación cientí- lizadas del Derecho Administrativo.
fica puntera y el desarrollo tecnológico C) Se proyecta sobre sectores relevantes
se encuentran en el sector privado (con para la satisfacción de necesidades y
alguna reserva estatal en la tecnología expectativas básicas de la comunidad
armamentista) y el poder público se ha –como son los servicios de interés ge-
desplazado hacia una posición de con- neral o la expectativa de seguridad
trol y regulación de los riesgos que ge- ante los riesgos– en los que el poder
nera el potente tejido tecnológico de las público no ostenta las posiciones de
sociedades posindustriales. titularidad o de dominio desde las que
antes atendía los intereses generales.
En ambos frentes se manifiesta y actúa D) Es una actividad que tiene expresio-
con una nueva faz el poder público que nes con inequívoco contenido jurídi-
se encuadra en lo que se conoce como co –fijación de normas y reglas con
Estado regulador, que se conecta con proyección general (rulemaking) y
otra idea que caracteriza al actual Esta- determinación de posiciones jurídi-
do como Estado garante. Un Estado que cas singularizadas (adjudication)–
ha perdido posiciones de titularidad y que no resultan de la ejecución de la
dominio en relevantes espacios, como ley, sino de otras referencias muta-
son los del conocimiento científico y bles que toma en consideración el
técnico o el de la prestación de servi- poder regulador: el conocimiento
cios básicos. Retirado el poder público científico en la regulación de riesgos;
de esas posiciones propias del Estado referencias económicas y sobre la si-
prestacional, se resitúa en la posición tuación del mercado, en la regulación
de Estado garante para proteger la aten- de servicios económicos de interés
ción de los intereses generales en espa- general.
cios dominados por el mercado y el sec- E) Es una actividad que integra y tiende
tor privado. a promover e incentivar la autorregu-
793
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
lación privada de los sectores econó- F) Se trata de una actividad que encuen-
micos y tecnológicos. Hay una auto- tra su encuadre y cabal comprensión
rregulación que se reconoce y en el marco de la noción o realidad
acredita por los reguladores públicos conceptual del llamado Estado garan-
y se conoce como «autorregulación te, del que sería una de sus manifes-
regulada». taciones más características.
BIBLIOGRAFÍA
794
ESTADO SOCIAL
ESTADO SOCIAL
795
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
796
ESTADO SOCIAL
tividad. Ahora bien, la Unión Europea ha como Consejo Económico y Social, con
sido más bien renuente a situar en primer sus réplicas en el ámbito autonómico.
plano los valores de la solidaridad, tanto Las dudas del constituyente sobre la for-
en relación con la crisis de la deuda sobe- ma de institucionalizar el diálogo social
rana (y el discutido MEDE: Mecanismo (todavía vinculado por dicho precepto a
Europeo de Estabilidad) si bien parece la planificación) se traducen en un órga-
haber reaccionado ante la emergencia no poco y mal definido, que cumple
socioeconómica producto de la pande- con toda dignidad funciones de consul-
mia. En este contexto, que el art. 41 CE ta y análisis, pero carece de protagonis-
(derecho a la salud: obviamente, el ejem- mo a la hora de las negociaciones polí-
plo no es casual) pase a situarse en el ticas. Las «mesas» negociadoras entre
primer bloque de derechos fundamenta- asociaciones empresariales y sindicatos
les a efectos del art. 53 CE no aporta nada han producido algunos acuerdos positi-
a la calidad de las prestaciones exigibles vos para la economía española, pero
a todos los poderes públicos, más aún en hace ya tiempo que el diálogo ofrece re-
caso de pandemia universal. sultados más que discretos. Otro más de
los problemas que aquejan al Estado so-
Cabe mencionar, por último, la referen- cial, cuyos partidarios y adversarios de-
cia del art. 131 CE a un Consejo allí in- ben dejar al margen dogmatismos ideo-
nominado, que la Ley 21/1991 establece lógicos y proponer soluciones eficaces.
BIBLIOGRAFÍA
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad CEU-San Pablo
Ex Director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
797
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ESTADO UNITARIO
798
ESTADO UNITARIO
lidad organizativa (o institucional), sino territoriales, sean cuales sean los ele-
por la existencia de bases normativas mentos a partir de los cuales estas co-
que permitan a tales voluntades compe- mienzan a disponer de existencia jurídi-
tir en pie de igualdad con la voluntad ca. Y no solo disfuncional medido desde
normativamente formada y expresada la óptica de la eficiencia, sino también
por la instancia que las aglutina y las incompatible con exigencias básicas de
engloba. Para competir en pie de igual- la democracia, entendida como autogo-
dad, las voluntades políticas singulares bierno, es decir, como capacidad efecti-
o parciales de base territorial necesitan va de disponer de voz en lo relativo a
disponer de una garantía jurídica al las cuestiones que pueden incidir de
máximo nivel que establezca competen- manera más directa e inmediata sobre la
cias y disponga un sistema de arreglo organización de la vida colectiva.
de los desacuerdos inspirado en la pari-
dad «horizontal» de tales unidades terri- Ante la dificultad de concebir Estados
toriales; esto es, un sistema comprome- unitarios puros a pocas que sean las
tido con el reparto de atribuciones entre complejidades de la gestión de lo públi-
las diferentes configuraciones políticas co, el Estado unitario camina de manera
de base territorial y presidido por la inexorable en la dirección de un Estado
idea de competencia, en lugar de uno compuesto. Y de ahí lo gráfico que resul-
basado en la idea de jerarquía, y alum- ta para la comprensión de las categorías
brado por una lógica unitaria que pue- del reparto territorial del poder la idea
de ir variando al vaivén de las necesida- de la línea continua desde el Estado uni-
des políticas, pero en el que falta aquel tario al Estado federal, una línea en la
componente no dispositivo de apertura que lo decisivo resulta al cabo establecer
a la diversidad que es característico del el punto a partir del cual la categoría de
Estado compuesto. lo unitario, asediada por los imperativos
de la descentralización funcional, se di-
En su definición «canónica», el Estado suelve en formas larvadas de Estado
unitario se caracteriza por un solo cen- compuesto, a menudo albergando en su
tro de poder ejercido a través de unas seno niveles de apertura hacia la diversi-
instituciones estatales que proyectan sus dad territorial notoriamente diferencia-
capacidades normativas y administrati- dos. Podría decirse que aquel punto de
vas sobre todos los confines del territo- no retorno se alcanza cuando desde la
rio. A esos efectos, por reducido que descentralización puramente adminis-
sea el número de los destinatarios de la trativa se da paso a una descentraliza-
actuación estatal o pequeño el tamaño ción de carácter político. Pero a nuestro
del territorio al alcance de ella, el Esta- juicio ese es un criterio que adolece de
do unitario necesitará normalmente re- imprecisión, pues siempre puede obje-
currir a técnicas de gestión (desconcen- tarse que político es cualquier ámbito de
tración, coordinación) que van a decisión en el que quepa un margen de
contracorriente de la simplicidad con la acción no determinado hasta los últimos
que, en términos dogmáticos, tiende a extremos, como ocurre, por cierto, siem-
identificarse el Estado unitario. Dicho pre que, abandonando la férrea centrali-
en otros términos, la operatividad del zación, se avanza en el continuum. Por
Estado unitario alcanza muy pronto el supuesto que, cuando en el Estado unita-
punto a partir del cual resulta disfuncio- rio se prevén procesos de elección en
nal en términos de eficacia no ceder es- unidades sub-estatales (departamentos,
pacios de autonomía a ciertas unidades municipios o cosi via), ello supone un
799
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Ferrando Badía, J.: El Estado unitario, el federal y el Estado regional. Madrid: Tecnos, 1978.
González Encinar, J. J.: El Estado unitario federal. Madrid: Tecnos, 1985.
Suelt Cock, V.: «Un nuevo paradigma del Estado unitario: la asimetría territorial y los
esquemas de coordinación», en Universitas, 127 (2013).
Jellinek, G.: Fragmentos de Estado. Madrid: Civitas, 2016.
Vandelli, L.: «I molti volti dello Stato Unitario», en G. Pavani y L. Estupiñá (coords.), Plu-
rinacionalismo y Centralismo. Tensiones del Estado unitario en América Latina.
Bogotá: Universidad Libre / Università di Bologna, 2017.
800
EXPROPIACIÓN FORZOSA
EXPROPIACIÓN FORZOSA
Nos encontramos ante una de esas insti- expropiación es más bien la otra cara
tuciones jurídicas que cuentan con defi- de una (única) moneda: sin propiedad
nición a cargo del mismísimo legislador. privada no podría siquiera concebirse
Según el art. 1 de la LEF de 1954, aún su privación.
vigente pese a su veteranía (y a estar de
por medio dos acontecimientos tan dis- La Constitución, por su parte, se refiere
ruptivos como la Constitución de 1978 y también a la expropiación forzosa. Lo
la incorporación de España a Europa hace en el art. 33, incluido en el título I,
en 1986), se define como «cualquier for- capítulo II, y precisamente referido a la
ma de privación singular de la propiedad propiedad privada, un derecho (subjeti-
privada o de derechos o intereses patri- vo) que, junto con la herencia, «se reco-
moniales legítimos, cualquiera que fue- noce», como indica de manera lacónica
ran las personas a que pertenezcan, el apartado 1. Luego está el apartado 2,
acordada imperativamente, ya implique que invoca «la función social de esos
venta, permuta, censo, arrendamiento, derechos» (esto es, la incorporación de
ocupación temporal o mera cesación de deberes, y no solo de facultades, a los
su ejercicio». O sea: a) Estamos en una mismos: «la propiedad obliga», según la
privación. Un despojo, si quiere. Y ade- rotunda expresión alemana) para pro-
más «acordada imperativamente»: forzo- clamar que «delimitará su contenido, de
sa. Sin perjuicio de las posibilidades im- acuerdo con las leyes». Y, en fin, el apar-
pugnatorias que siempre ofrece el Estado tado 3 completa el cuadro en tono de
de Derecho. b) Su objeto son situaciones garantía de la propiedad privada o al
jurídicas subjetivas que a su vez tienen menos de cautela.
por objeto un determinado bien. La refe-
rencia a las últimas figuras se refiere, Se reproduce, así pues, el concepto de
como es evidente, a supuestos en los privación de la LEF. Y se añaden otros
que lo que se le quita al dueño no es la dos rasgos estructurales de la figura,
propiedad, sino solo la facultad de uso que la propia LEF también había procla-
(y por tiempo, en principio, limitado). c) mado. En efecto:
Ha de tratarse, en fin, de una medida sin-
gular, que aquí se opone a las de alcance A) La expropiación forzosa es un nego-
general que se explican por la diferencia cio jurídico esencialmente causal,
de lo administrativo frente a lo legislati- como opuesto a abstracto. Esa causa
vo, lo que han dado lugar a un debate («justificada») ha de ser de utilidad
interminable. pública o de interés social. Con lo
primero, que es lo más frecuente, se
Pero la LEF de 1954 tampoco inauguró suele aludir a los inmuebles que es-
nada nuevo, porque todo procede, tán llamados a servir de soporte –la
como siempre, de Roma, aunque en materia prima, por así decir– a las in-
aquellos tiempos la expropiación se fraestructuras del transporte, las
veía como una limitación del derecho «obras públicas» en su sentido más
(inicialmente absoluto, en cuanto quiri- convencional: carreteras, vías de fe-
tario) de propiedad y hoy tendemos a rrocarril, aeropuertos, puertos y de-
explicar las cosas desde otra óptica: la más. Infraestructuras que pueden ser
801
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
802
EXPROPIACIÓN FORZOSA
BIBLIOGRAFÍA
Fernández, T.-R.: «Notas sobre el proceso continuo y silencioso de erosión del Derecho
estatal y de las garantías jurídicas de los ciudadanos: el caso de los Jurados auto-
nómicos de expropiación», en Revista de Administración Pública, 153 (2000).
803
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
García de Enterría, E.: Los principios de la nueva Ley de Expropiación Forzosa. Madrid:
Civitas, 2007 (reed.)
Montilla Martos, J. A.: «Defensa judicial versus ley singular de intervención (comentario
a la sentencia del TEDH de 23 de junio de 1993 sobre el caso Rumasa)», en Revista
Española de Derecho Constitucional, 40 (1994).
Sosa Wagner, F., et al.: Comentarios a la Ley de Expropiación Forzosa. Pamplona: Aran-
zadi, 1999.
Villar Palasí, J. L.: «La traslación del justum pretium a la esfera de la expropiación for-
zosa», en Revista de Administración Pública, 43 (1964).
804
EXTRANJERÍA
EXTRANJERÍA
805
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
806
EXTRANJERÍA
BIBLIOGRAFÍA
Alonso Olea, B., et al.: El extranjero en el Derecho español. Madrid: Dykinson, 2019.
Cuadrón Ambite, S: Extranjeros en frontera: Un estudio jurídico-práctico del reconoci-
miento, protección y límites del derecho de entrada en España. Madrid: Dykinson,
2019.
Cuartero Rubio, M.ª V., dir.: Inmigración. Retos para el Derecho en el siglo XXI. Pamplo-
na: Thomson Reuters Aranzadi, 2019.
Fernández-Costales, J.: Globalización, migraciones y expatriación de trabajadores. Los
retos del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social frente a las nuevas realidades
de la movilidad laboral internacional. Madrid: Reus, 2019.
807
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Fernandez Sánchez, P.: El derecho de los inmigrantes irregulares a tener derechos. Valen-
cia: Tirant lo Blanch, 2019.
Heredia Sánchez, L; Ortega Giménez, A., coords.: Diccionario Migración y Extranjería.
Madrid: LID Editorial Empresarial, 2014.
Martin Sans, L.: Movilidad, extranjería y nacionalidad. Madrid: Centro de Estudios Fi-
nancieros, 2019.
Ortega Giménez, A., et al., dirs.: Práctica de la Gestión de la Diversidad Cultural en las
Aulas Universitarias (con especial referencia a las cuestiones legales prácticas apli-
cables a estudiantes e investigadores extranjeros). Pamplona: Thomson Reuters
Aranzadi, 2019.
— dir.: Manual práctico orientativo de Derecho de la Nacionalidad. Pamplona: Thom-
son Reuters Aranzadi, 2017.
— Manual práctico orientativo de Derecho de Extranjería. Pamplona: Thomson Reu-
ters Aranzadi, 2016.
— Hacia la construcción de un modelo común de la integración de la población inmi-
grante en la Unión Europea. Valencia: Tirant lo Blanch, 2014.
808
FUNCIÓN PÚBLICA
FUNCIÓN PÚBLICA
809
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
recurso humano, quienes ganen en bue- Básico del Empleado Público, aprobado
na lid los puestos de trabajo. por Real Decreto Legislativo 5/2015,
de 30 de octubre], complementado por
Los métodos de selección han de adap- otras normas territoriales y sectoriales.
tarse a las características de los puestos y Reconducir a un régimen común las
a los perfiles requeridos. Las tradiciona- múltiples especificidades de quienes
les oposiciones, basadas en capacidades trabajan en la prestación de los servicios
de memorización de contenidos, pueden públicos es una misión casi imposible:
mejorarse con sistemas centrados en la sanitarios, profesores, militares, policías
resolución de problemas, en la identifi- y otros cientos de grupos profesionales
cación de habilidades transversales específicos requieren tratamientos pro-
(como el trabajo en equipo, la compren- pios y en parte, pues, diferenciados. La
sión de la complejidad, la detección de panoplia de derechos ha crecido nota-
patrones) o el buen criterio para dar res- blemente por acumulación de nuevas
puesta a necesidades sociales concretas. visiones de la vida del funcionario: la
De cualquier modo, los órganos de se- conciliación familiar, la igualdad de gé-
lección han de velar por la igualdad de nero, la equiparación al régimen laboral
oportunidades de los aspirantes, presu- en lo relativo a la negociación colectiva,
puesto que requiere medidas concretas el derecho de huelga incluso. Las obli-
en la composición, el desarrollo de las gaciones, por otro lado, se asocian a un
pruebas y la calificación de cada uno de régimen disciplinario que se ejerce con
los aspirantes. Toda irregularidad en es- normalidad en los casos graves o muy
tos momentos decisivos puede dar al graves, afianzando el cumplimiento de
traste con el procedimiento, dificultando obligaciones porque es necesario prote-
después la retroacción de actuaciones ger los intereses de todos frente a este
por los efectos sobre los seleccionados. tipo de situaciones.
Las dudas sobre la limpieza de estos pro-
cesos selectivos son muy dañinas, pues La evaluación del desempeño es hoy
menoscaban el mensaje de promoción por hoy el instrumento predominante
del interés y la concurrencia de talento de comprobación del cumplimiento co-
para acceder a la función pública. rrecto de los deberes del funcionario,
tanto desde un punto de vista más cuan-
Así mismo, la carrera administrativa pro- titativo (desempeño), como teniendo en
mueve el esfuerzo, la experiencia adqui- cuenta la percepción de los destinarios
rida mediante la práctica de las tareas y del servicio que presta. Aun, sin embar-
el talento o las capacidades desarrolladas go, sigue planteando numerosas contro-
gracias a la formación continuada. Los versias y alternativas sobre los modos
concursos y promociones sirven para ge- de evaluar, las métricas del cálculo y la
nerar incentivos y oportunidades que de- dificultad de abstraer las perspectivas
ben destacar a quienes mejores perfiles puramente personales o las lógicas in-
demuestran, por su atención a los intere- ternas exclusivas de la organización.
ses de la institución y sus habilidades
para solucionar problemas y atender a Las responsabilidades de funcionarios y
las necesidades. autoridades son de diversa naturaleza
(disciplinaria, patrimonial, contable, pe-
Los derechos y deberes de los funciona- nal) y se encuentran relativamente des-
rios son regulados en un Estatuto básico codificadas o reguladas en múltiples nor-
[texto refundido de la Ley del Estatuto mas, inconexas y necesitadas de mayor
810
FUNCIÓN PÚBLICA
BIBLIOGRAFÍA
811
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
GENOMA HUMANO
812
GENOMA HUMANO
813
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
814
GOBIERNO
GOBIERNO
815
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
816
GOBIERNO
vando la reserva de ley para crear o su- les dedican un breve artículo para apun-
primir Ministerios. tar que el Gobierno dirige la política del
país (Francia y Grecia) y en ocasiones
En España, rigió la reserva de ley para re- entra incluso la duda si son funciones
gular la organización gubernamental des- del Gobierno o solo de su forma cole-
de el siglo xix hasta la Constitución de giada de reunirse (Finlandia). Es fre-
1978, pero tras la aprobación de esta toda- cuente que solo se describan las funcio-
vía se aplicó esta regla con la Ley 10/1983, nes del presidente en lugar de las del
de Organización de la Administración Gobierno (Alemania e Italia) o, simple-
Central del Estado, si bien tuvo poca efica- mente, que la Constitución no contenga
cia porque a partir de la Ley 46/1985, de referencias a las funciones del Gobier-
Presupuestos Generales del Estado para no. La única excepción en Europa occi-
1986, se inició la práctica de deslegalizar la dental a esta persistente sequía regula-
estructura del Gobierno a favor, no del toria es Portugal, cuya Constitución
Consejo de Ministros, sino del propio pre- contiene un capítulo completo, de cinco
sidente. Ulteriormente, la citada Ley del artículos, dedicado a las funciones del
Gobierno zanjó las dudas al atribuir al pre- Gobierno.
sidente la facultad de crear, suprimir y mo-
dificar Ministerios mediante real decreto No ha de extrañar esta tan somera regu-
dictado por sí mismo. De esta manera, el lación. Por un lado, hay razones históri-
Gobierno se ha visto «liberado» como ór- cas que ayudan a entenderlo, porque el
gano constitucional de las injerencias par- Gobierno, al desgajarse del monarca
lamentarias, lo que redunda, enriquecién- como órgano, asumió multitud de atri-
dola, en su capacidad de acción política. buciones de difícil regulación jurídica
(en la España del siglo xviii el primer
En cuanto a sus funciones, mientras for- ministro era el secretario del Despacho
mó parte del Ejecutivo bicéfalo, el Gobier- de lo Universal) y, en una perspectiva
no no tenía otras funciones que las que la más reciente, sigue siendo difícil com-
Constitución atribuía al monarca. Pero pendiar y describir la multitud de fun-
cuando alcanzó la naturaleza de órgano ciones de impulso y dirección política
constitucional (a partir de 1918 en Europa, que han recibido en la doctrina la deno-
si bien en Francia ostentaba una posición minación de acción del Gobierno, con-
similar con las Leyes constitucionales de cepto que describe una actividad mate-
la Tercera República), se convirtió en un rialmente compleja y finalista, reservada
órgano con funciones cuasi-universales al órgano que ha recibido constitucio-
que las Constituciones y las leyes no so- nalmente la competencia para ejercer,
lían describir: no lo hacían las Constitucio- con impulsos no reglados, la programa-
nes alemana de 1919 y austriaca de 1920, ción, la dirección y la ejecución de la
de modo que el art. 90 de la Constitución política del Estado en todas aquellas
española de 1931, que atribuía al Consejo materias que la Constitución no ha atri-
de Ministros (no al Gobierno) la iniciativa buido expresamente al Parlamento ni a
legislativa, la potestad reglamentaria «y de- los restantes órganos constitucionales o
liberar sobre todos los asuntos de interés territoriales del Estado.
público» era, para la época, un precepto
de contenido bastante amplio. España no es una excepción a la regla
general. Por una parte, el art. 97 CE
En la actualidad, las Constituciones si- contiene una sucinta (y bastante correc-
guen siendo bastante parcas y apenas ta) descripción de las funciones del Go-
817
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
bierno y, por otro lado, la Ley del Go- los diferentes órganos de que se com-
bierno ha fijado algunas atribuciones pone. El modelo español es bastante
que quedan reservadas al Gobierno amplio y da seguridad jurídica a la ac-
como órgano constitucional complejo y tuación del Gobierno.
BIBLIOGRAFÍA
Aragón Reyes, M.; Gómez Montoro, A., coords.: El Gobierno, problemas constitucionales.
Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2005.
Cotta, M.: «Los Gobiernos», en S. Bartolini, et al.: Manual de Ciencia Política. Madrid:
Alianza, 1988.
Gallego Anabitarte, A.; Menéndez Rexach, Á.: «Artículo 97. Funciones del Gobierno», en
Ó. Alzaga (dir.): Comentarios a la Constitución Española. Madrid: Cortes Generales,
1998, t. VIII.
García Fernández, J.: El Gobierno en acción. Elementos para una configuración jurídica de
la acción gubernamental. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales – BOE, 1995.
— Regulación jurídica y acción política del Gobierno en España. Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, 2020.
Garrido Falla, F.: «Artículo 97» y «Artículo 98», en Comentarios a la Constitución. Madrid:
Civitas, 1985.
De Otto, I.: «La posición constitucional del Gobierno», en Documentación Administra-
tiva, 188 (1980) y en Obras completas, Madrid: Centro de Estudios Políticos y Cons-
titucionales, 2010.
818
GRUPOS PARLAMENTARIOS
GRUPOS PARLAMENTARIOS
819
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
actual legislatura del Congreso de los Con todo, lo más relevante es que las
Diputados]. normas confirman, sobre sus atribucio-
nes, que el Grupo y no el parlamentario
Por otra parte, algunos Parlamentos dis- individual es hoy, en efecto, el principal
tinguen entre los miembros originarios sujeto de la actividad parlamentaria.
del Grupo residual y los sobrevenidos Son, así, los titulares de la mayoría de
que abandonan su Grupo, conocidos las iniciativas, hasta el extremo de que
peyorativamente como tránsfugas, que iniciativas tan típicamente individuales
suelen ser definidos reglamentariamente como las preguntas al Gobierno depen-
con la figura de los «no adscritos» den hoy de la firma del portavoz y del
cupo asignado a cada Grupo. Por des-
Paradójicamente, los usos han ido per- contado, los debates son entre portavo-
mitiendo que cada componente del ces, tanto en el Pleno como en las Co-
Mixto –la mayoría de ellos, representan- misiones, siendo escasas las ocasiones
tes de partidos pequeños o regionales– en que se ha previsto la posibilidad
adquiera protagonismo, de forma que añadida de intervenciones de otros par-
en los debates con mayor repercusión lamentarios –que además van entrando
pública tienen una visibilidad en sus te- en desuso–. Y en cuanto a las votacio-
rritorios que no pueden tener los parla- nes, aparte de la disciplina de voto, que
mentarios del mismo territorio integran- suele respetarse y que en muchos luga-
tes de los grandes partidos nacionales, res se impone por los estatutos –y con
que actúan exclusivamente a través de sanciones internas cuando se quiebra–,
su portavoz nacional. se está extendiendo el recurso al voto
ponderado, según el cual un miembro
Lo cual pone en evidencia que en esta del Grupo vota por el total de los miem-
materia el cumplimiento de las normas bros del mismo en un determinado ór-
se está matizando con prácticas que, gano. En particular, en la Junta o Comité
además, van variando en la medida en de Portavoces, órgano cada vez más im-
que cambia tras cada elección el escena- portante en todos los Parlamentos, por-
rio de partidos. Ello ha llevado a algunos que, entre otras atribuciones, suele ser
Parlamentos a considerar la conveniencia el titular de la competencia para apro-
de remitir en bloque las reglas para la bar el orden del día de las sesiones ple-
constitución de Grupos a acuerdos adop- narias.
tados al inicio de la legislatura.
Este escenario característico del Parla-
En cuanto a su régimen jurídico, los Re- mento moderno tiene ciertamente as-
glamentos suelen remitir a su autoorga- pectos positivos. Facilita que la ordena-
nización, que normalmente se traduce ción del trabajo se haga con mayor
en unos estatutos internos que, en ge- orden y agilidad. Evita debates estériles
neral, no son de conocimiento público. sobre procedimiento en las sesiones de
Lo que en todo caso sí suele concretarse las Cámaras. Aporta suma de fuerzas y
reglamentariamente es la existencia de apoyo mutuo en este tiempo complejo
portavoces de los Grupos y el compro- en el que a cada parlamentario indivi-
miso institucional de proveer a cada dual le resulta imposible saber y opinar
uno de ellos de locales y medios, habi- de todo. Y la disciplina partidaria contri-
tualmente mediante la asignación de buye, en fin, a proporcionar estabilidad
una subvención variable en función del a los Gobiernos y a que la política no se
número de componentes. desarrolle entre continuos sobresaltos
820
GRUPOS PARLAMENTARIOS
sino con un razonable grado de previsi- mentario y perjudica la calidad del oficio
bilidad. y con ello la de los trabajos de las Cáma-
ras. Y, por añadidura, determina la in-
Pero la grupocracia en el Parlamento comprensión de los parlamentarios, que
está contribuyendo decisivamente no no acaban de entender su papel y ejer-
menos a la partitocracia, cuyos excesos cen su mandato con frustración.
dan razón a los críticos de la democracia
representativa. Y en Parlamentos como Hacia el futuro, parece pues imprescindi-
el español prácticamente llega al extre- ble reducir los excesos de esta grupocra-
mo de la anulación de las opiniones e cia y volver a prestigiar el papel del par-
iniciativas de los parlamentarios indivi- lamentario individual. Desde luego,
duales, que no debaten ni votan por su permitiendo su protagonismo en algunas
cuenta y son un mero instrumento de la iniciativas y debates. Y, en cuanto a la
dirección del partido, bajo un mandato disciplina de voto, que en algunos Parla-
imperativo de nuevo cuño. Como he ex- mentos es especialmente férrea, culmi-
plicado en otro lugar, las carreras políti- nando al menos el eterno debate sobre
cas no dependen ya de las aptitudes la conveniencia de avanzar en la previ-
acreditadas en el Parlamento sino de los sión de una serie de asuntos sobre los
designios del partido, lo cual genera des- que podría otorgarse a los parlamenta-
preocupación del político por lo parla- rios la capacidad de votar en conciencia.
BIBLIOGRAFÍA
821
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
HUELGA
La tradicional debilidad del trabajador indi- del Estado; reforma a la que siguieron, en
vidual frente a la otra parte del contrato de el mismo sentido de atenuación de las pro-
trabajo, el empresario, explica la aparición hibiciones, la Ley Orgánica del Estado
de iniciativas colectivas de los trabajadores, (1967) y el Decreto 1367/1970. Hubo, sin
tanto asociativas (sindicatos) como nego- embargo, que esperar al Decreto-
ciadoras (convenios colectivos) y reivindi- Ley 5/1975 para que la huelga fuera reco-
cativas (la más importante, la huelga). nocida expresamente, si bien sujeta a un
premioso procedimiento que supuso la
La huelga es, en efecto, un medio de práctica inaplicación de la norma.
presión laboral, consistente en la sus-
pensión temporal del contrato de traba- En fin, en plena transición política, el
jo, a través del cual grupos o colectivi- Real Decreto-Ley de Relaciones de Tra-
dades de trabajadores intentan poner fin bajo (1977) [RDLRT] dedicó su título I a
a un conflicto laboral obteniendo de los la ordenación del derecho de huelga;
empresarios u organizaciones empresa- una regulación que, depurada de sus
riales determinados beneficios. aspectos contrarios a la Constitución
por la importante STC 11/1981, subsiste
No es el de huelga un derecho que los al día de hoy.
poderes públicos hayan reconocido con
facilidad. Concretándonos a nuestro La Constitución incluye a la huelga en-
país, la huelga no deja de ser delito has- tre los derechos fundamentales (título I,
ta la promulgación de la Ley de Coliga- capítulo II, sección 1.ª) y dispone
ciones, Huelgas y Paros de 1909, antici- (art. 28.2) que: a) su titular son «los tra-
pada por una importante circular del bajadores» (el legislador incluye también
Fiscal del Tribunal Supremo de 1902. a los empleados públicos, con algunas
Dicha Ley concebía a la huelga como excepciones: fuerzas armadas, policía
un instrumento de satisfacción de los nacional, guardia civil; y también a los
intereses de los obreros, que debía suje- sindicatos); b) su finalidad es la defensa
tarse a un procedimiento de preaviso a de los intereses de los trabajadores; y c)
la autoridad y de intentos previos de so- la ley reguladora del ejercicio del dere-
lución por arbitraje o conciliación. Se- cho de huelga debe garantizar el mante-
guían considerándose delictivas las nimiento de los servicios esenciales de
huelgas violentas y las declaradas omi- la comunidad.
tiendo los requisitos legales.
El carácter de derecho fundamental de la
Tras dos décadas de proscripción de la huelga significa, en primer lugar, que
huelga (desde el Fuero del Trabajo de 1938 debe regularse por ley orgánica
hasta la Ley de Orden Público de 1959), el (art. 81.1 CE); no obstante, lleva más de
Decreto 2354/1962 inició una tímida acep- cuarenta años rigiéndose por el preconsti-
tación del conflicto colectivo, proseguida tucional RDLRT, ciertamente revisado por
por la reforma del Código Penal en 1965, el TC. En segundo lugar, el carácter fun-
que solo mantuvo la tipificación penal de damental del derecho de huelga supone
las huelgas realizadas en los servicios pú- su tutela por un procedimiento preferente
blicos y las atentatorias contra la seguridad y sumario ante los tribunales ordinarios y
822
HUELGA
a través del recurso de amparo ante el Tri- firma que la finalidad de la huelga es «colo-
bunal Constitucional (art. 53.2 CE). Se tra- car el contrato de trabajo en una fase de
ta además de un derecho al que su titular suspensión», de modo que los huelguistas
no puede renunciar ni aceptar su restric- «puedan desligarse temporalmente de sus
ción mediante pacto incluido en su con- obligaciones jurídico-contractuales». Ello sig-
trato de trabajo (art. 2 RDLRT). Sin embar- nifica que durante la huelga el trabajador
go, sí se considera lícito que la negociación pierde el derecho al salario, si bien perma-
colectiva prevea la renuncia al ejercicio nece en alta especial en la Seguridad Social
del derecho de huelga durante la vigencia (arts. 6.3 RDLRT y 166.7 de la Ley 8/2015,
del convenio (art. 8.1 RDLRT, que la STC General de la Seguridad Social).
11/1981 entiende ajustado a la Constitu-
ción en cuanto que prevé un «pacto de Como todo derecho fundamental, el de
paz laboral» lícito). huelga está sujeto a límites. Traspasados
estos, el titular del derecho no goza, ló-
La ley orgánica que la Constitución exi- gicamente, de la protección jurídica de-
ge, hasta ahora sin éxito, para la regula- parada al ejercicio lícito de ese derecho,
ción del derecho de huelga debería aten- como viene reiterando el Comité de Li-
der de modo prioritario a la reforma de bertad Sindical.
la huelga en los servicios esenciales, tan
largamente solicitada por la doctrina aca- El RDLRT enumera varios tipos de huel-
démica y por el Tribunal Constitucional gas ilegales en su art. 11, confirmado, sal-
(SSTC 123/ 1990, 184/2006, 193/2006) vo en un concreto aspecto, como se verá
como largamente demorada. de inmediato, por la STC 11/1981: a) las
huelgas ajenas al «interés profesional» de
En efecto, el art. 28.1 CE dispone que la los trabajadores, y dentro de ellas y con
ley que regule el ejercicio del derecho de especial mención, las huelgas «por moti-
huelga deberá garantizar el mantenimien- vos políticos»; b) las huelgas de solidari-
to de los servicios esenciales de la comu- dad o apoyo, salvo que afecten (la STC
nidad, esto es, aquellos servicios destina- 11/1981 declara inconstitucional el adver-
dos a satisfacer derechos fundamentales y bio «directamente») al interés profesional
bienes protegidos constitucionalmente de los trabajadores; c) las huelgas que
(SSTC 51/1986, 27/1989, 43/1990, etc.). El pretendan alterar lo pactado en convenio
RDLRT regula, de un modo que la expe- o lo dispuesto en laudo; d) las huelgas
riencia demuestra insatisfactorio, esta im- contrarias a lo dispuesto en el RDLRT o a
portante materia en su art. 10, declarado lo pactado en materia de solución de
parcialmente inconstitucional por la conflictos en el convenio colectivo apli-
STC 11/1981, atribuyendo a la autoridad cable. Ilegales son también las huelgas
gubernativa la facultad de determinar en prohibidas durante los estados de excep-
cada caso esos servicios esenciales y de ción y sitio, declarados de acuerdo con
fijar los «servicios mínimos» que la huelga la L.O. 4/1981, de 1 de junio.
debe respetar y que corresponde a los
empresarios cubrir designando los corres- No ya ilegales, pero sí ilícitas o abusivas
pondientes trabajadores. son las huelgas que enumera, atribuyén-
doles esta calificación, el art. 7.2 RDLRT:
El RDLRT puntualiza en qué consiste la a) las «huelgas rotatorias», efectuadas por
huelga: en «la cesación de la prestación de distintos grupos de trabajadores que se
los servicios por los trabajadores afectados» van turnando para así reducir la pérdida
(art. 7.1). Por su parte, la STC 11/1981 con- de salario; b) las huelgas llevadas a cabo
823
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Baylos Grau, A.: Derecho de huelga y servicios esenciales. Madrid: Tecnos, 1988.
García Blasco, J.: El derecho de huelga en España: calificación y efectos jurídicos. Barce-
lona: Bosch, 1983.
Pérez de los Cobos, F., dir.: Real Decreto-Ley 17/1977, de 4 de marzo, de Relaciones de
Trabajo. Madrid: La Ley, 2013.
Suárez González, F.: La huelga: un debate secular. Discurso de recepción en la RACMYP.
Madrid: Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 2007.
VV. AA.: «La regulación del derecho de huelga en España», en Revista del Instituto de
Estudios Económicos, n.º 2-3, 2010.
824
INFORMÁTICA JURÍDICA
INFORMÁTICA JURÍDICA
825
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
826
INFORMÁTICA JURÍDICA
BIBLIOGRAFÍA
Bing, J.: Handbook of Legal Information Retrieval. Oslo: Norwegian Research Center for
Computers and Law, 1984.
Davara, M. A.: Manual de Derecho Informático. Pamplona: Aranzadi, 2015.
Lefis Series, Prensas Universitarias de Zaragoza, http://puz.unizar.es/240-lefis-series (vi-
sitado el 26 de julio de 2019).
Martínez González, M.ª M.: Informática jurídica para estudiantes de Derecho. Madrid:
Tecnos, 2014.
Paliwala, A.: A history of legal informatics. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza,
2010.
Pérez Luño, A. E.: Manual de Informática y Derecho. Barcelona: Ariel, 1996.
Steinmüller, W.: ADV und Recht: Einführung in die Rechtsinformatik und das Recht der
Informationsverarbeitung. Berlin: Schweitzer, 1976.
Tapper, C.: Computer Law. London: Longman, 1989.
827
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
La igualdad es un valor de los Estados libe- Entendida como igualdad ante la ley, jurí-
ral-democráticos que las Constituciones re- dica o normativa, es un derecho funda-
conocen (art. 1.1 CE). Es estructural en el mental de las personas que puede recono-
Estado constitucional: una de sus razones cerse de forma separada o junto a la
de ser. La igualdad se presume mientras prohibición de discriminación. La igualdad
cualquier diferencia de trato debe ser justi- ante la ley supone que las personas no
ficada. Los ciudadanos abandonaron el es- pueden ser tratadas de manera diferente
tado de naturaleza para construir mediante por las leyes si no existe una justificación
un contrato social una comunidad política fundada, esto es, razonable y proporciona-
donde fueran libres e iguales. Las tesis con- da. A la par se prohíben discriminaciones,
tractualistas sobre la justificación del ori- es decir, diferencias arbitrarias fundadas en
gen del Estado se fundan en la igualdad. motivos sospechosos y socialmente injusti-
ficables como pueden ser la etnia, la edad,
Toda igualdad es relacional. Supone una el nacimiento, el género, la orientación se-
comparación entre dos términos o situacio- xual, la opinión, la religión o cualquier otra
nes (tertium comparationis), para cercio- circunstancia personal o social (art. 14 CE).
rarse de la conformidad de una cosa con El Convenio Europeo de Derechos Huma-
otra y, en este sentido, tiene una dimensión nos prohíbe la discriminación y manda
unitaria. Lo igual es fungible o equivalente, que los derechos allí reconocidos se ejer-
y la igualdad no deja de ser un mediador zan sin distinción alguna basada en ciertas
de complejidad: elegir y crear grupos o razones subjetivas que vienen vedadas
realidades es simplificar. Pero la igualdad (art. 14). Todavía discutimos si estos dos
es, en nuestros días, sobre todo un rompe- principios son cosas distintas o la misma,
cabezas. Pues no se consagra en una única en todo caso mantienen una relación com-
norma, sino que se descompone en un plementaria y tanto la igualdad ante la ley
conjunto de reglas y principios, a veces de como el principio de prohibición de discri-
problemática selección, y cuya aplicación minación configuran normas de igualdad.
puede producir resultados contrarios; así El crecimiento del Derecho antidiscrimina-
ocurre al usar la igualdad normativa o la torio en numerosas normas internaciona-
real. Esta es la paradoja. La igualdad de los les, de la Unión Europea y de Derecho in-
modernos se ha enriquecido, pero también terno, es uno de los rasgos de nuestro
se ha fragmentado. Son muchos los tipos tiempo y obliga a suscitar la igualdad entre
de igualdad o proyecciones sobre específi- grupos como otro factor añadido.
cas materias que la Constitución contempla
en sus arts. 1.1,9.2, 14, 23.2, 32, 39.2, 139.1 La igualdad ante la ley se comprende bien
y 149.1.1. La moderna Carta de Derechos reconstruyendo la historia del dogma. Se
Fundamentales de la Unión Europea (capí- construye con las revoluciones burguesas
tulo III, intitulado «igualdad») contiene has- de finales del siglo XVIII y principios del
ta siete normas de igualdad: igualdad ante XIX que acaban con la situación de un An-
la ley; no discriminación; diversidad cultu- tiguo Régimen que se caracterizaba por la
ral, religiosa y lingüística; igualdad entre consagración de la desigualdad, derivada
hombres y mujeres; derechos del menor; de una Constitución histórica, fundada en
derechos de las personas mayores e inte- el privilegio, los estamentos y las leyes per-
gración de los discapacitados. sonales o territoriales. Una desigualdad
828
IGUALDAD ANTE LA LEY
829
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Carmona, E.: «El principio de igualdad material en la jurisprudencia del TC», en Revista
de Estudios Políticos, 84 (1994).
Luchaire, F.: «Un Janus constitutionnelle: l´égalité», en Revue de Droit Public (1986).
Rey, F.: «Igualdad y prohibición de discriminación: de 1978 a 2018» en Revista de Dere-
cho Político, 100 (2017).
Rodríguez Piñero, M.; Fernández López, M.ª F.: Igualdad y discriminación. Madrid: Tec-
nos, 1986.
Martínez, J. I.: «El principio de igualdad y la producción de diferencias en Derecho», en
Anuario de Derechos Humanos, 6 (1990).
Rubio Llorente, F.: «Igualdad», en Manuel Aragón (dir.), Derechos fundamentales y su
protección, tomo III. Madrid: Thomson Reuters Civitas, 2011.
830
INDULTO
INDULTO
831
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
que se está ante una institución que, de no de los hombres; o, formulado de otro
haberse planteado tras la consolidación modo, la inviabilidad de que el ordena-
del Estado de Derecho, no hubiera po- miento permita la arbitrariedad del po-
dido tener lugar; pero, existente desde der público. Lo que lleva derechamente
tiempo inmemorial, extendida como po- al problema del control jurídico del in-
cas y, sobre todo, asumida por los tex- dulto, desde el momento en que, como
tos constitucionales modernos, su per- ya dijimos, la característica de este es su
manencia por un plazo cuyo final no se discrecionalidad, con el complejo dilema
avizora hoy solo parece depender de un que comporta la contraposición de la na-
uso apenas medianamente prudente de turaleza de la gracia del indulto a la na-
la misma. turaleza del Estado de Derecho. No es
problemático el control externo de la
Pero esa misma constatación de la sub- medida (competencia del órgano que lo
sistencia y asimilación por las Normas concede, ilícitos respecto de los que se
Fundamentales de la institución del in- otorga, trámites para su concesión, ex-
dulto en Estados constitucionales de tensión de sus efectos, etc.) que, en tanto
Derecho plenos, conlleva problemas recae sobre elementos reglados por las
que, evidentemente, no conllevaba en leyes o la Constitución, podrán efectuar-
los regímenes en los que resultaba ca- lo los jueces. Sí lo es el control interno,
racterizadora de quien ostentaba el po- el de la razón por la que se concede el
der, contribuyendo, en forma de justicia beneficio a quien se le concede, pudien-
retenida, incluso al mayor prestigio del do añadirse a este, en su caso, el de la
legibus solutus. De entrada, en el Estado denegación del mismo beneficio a quien
constitucional resulta imperiosa la nece- se hallare en situación idéntica o sensi-
sidad de previsión constitucional explí- blemente similar.
cita de la gracia del indulto para enten-
derla legítima, desde el momento en Lo hasta aquí expuesto desde una pers-
que, si un régimen constitucional se ca- pectiva abstracta en tanto que común a
racteriza por la división de poderes, el todo Estado de Derecho, se proyecta en
ejercicio de la gracia del indulto por el sistema español conforme a la peculia-
quien le está atribuida afecta de forma ridad de su correspondiente regulación
esencial la labor más propia del Poder sobre el indulto. Comenzando por su re-
Judicial (personificado en cada juez), conocimiento constitucional como atribu-
consistente en ejecutar lo juzgado. Que ción formal del Rey [art. 62.i) CE] que,
tal atribución corresponda de habitual con las limitaciones que se disponen en
al Ejecutivo (es excepción que corres- la misma Constitución [prohibición de in-
ponda al Legislativo: Suiza o Uruguay, dultos generales, de iniciativa legislativa
p. ej.; la Constitución española de 1931 popular en materia de gracia y de aplica-
atribuía esta facultad de indultar al Tri- ción de esta a los supuestos de responsa-
bunal Supremo) solo es admisible en el bilidad criminal de los miembros del Go-
Estado constitucional porque la Norma bierno: arts. 62.i), 87.3, 102.3 CE,
Fundamental así lo prevé expresamente. respectivamente], dispone que su «ejerci-
cio» ha de tener lugar «con arreglo a la
Sentado lo cual, la principal cuestión que ley» [art. 62.i) CE]. Esta sigue siendo ac-
plantea la previsión del indulto en el tualmente la Ley de 18 de junio de 1870,
seno del Estado de Derecho es su com- reguladora del ejercicio del derecho de la
patibilidad con la premisa que funda tal gracia de indulto, reformada por Ley
tipo de Estado: el gobierno de las leyes y 1/1988, de 14 de enero –que suprime la
832
INDULTO
motivación de la concesión que venía in- tante, es el control que el Tribunal Supre-
dicada hasta ese momento en su art. 30–, mo ha ejercido por vez primera sobre su
y por Ley Orgánica 1/2015, de 30 de mar- ejercicio en la sentencia del Pleno de la
zo; con su complemento del R. D. Sala Tercera de 20 de noviembre de 2013,
1879/1994, de 16 de septiembre, acerca que concitó la disidencia de numerosos
del plazo en materia en procedimientos integrantes de las misma y que generó la
de gracia; a ella ha de sumarse la legisla- consiguiente polémica doctrinal; pero
ción penal y procesal penal correspon- que en todo caso ha supuesto abrir una
diente (art. 4.3 y 4 CP; arts. 664 y concor- posibilidad insospechada hasta ese mo-
dantes LECrim.) y el Reglamento mento durante el casi siglo y medio de
penitenciario (arts. 193, 202, 206). Lo más vigencia de la Ley reguladora del ejerci-
relevante en el sistema español, no obs- cio de la gracia de indulto.
BIBLIOGRAFÍA
833
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
INTERÉS GENERAL
Reflexionar sobre lo que ha de ser el «in- la comunidad, para el común de los ciu-
terés general» ha sido –y sigue siendo– un dadanos. De ahí el uso en otras ocasio-
asunto que ha preocupado desde antiguo nes de la voz «interés común» e, incluso,
a pensadores e intelectuales, pues su in- «interés público», expresión esta que tie-
vocación permite legitimar la actuación ne varias acepciones porque, depen-
del poder. Ya sea un acuerdo dadivoso, diendo del contexto, puede contrapo-
ya una decisión autoritaria, la apelación al nerse a los intereses particulares o, por
interés general presume su legitimidad. el contrario, englobarlos.
Sin embargo, acotar su concepto ence-
rrándolo dentro de un vallado formado En ocasiones, tal provecho para la socie-
por unas estacas de firmes precisiones re- dad en su conjunto se advierte con clari-
sulta complejo. Porque tal locución se ex- dad y de manera inmediata en las deci-
tiende de manera amplia hacia todos los siones del poder –caso de las medidas
puntos cardinales. Y ello por su propia para evitar la propagación de una epide-
esencia, ya que esos intereses reflejan ne- mia–. En otras, es el efecto secundario de
cesidades de los ciudadanos que convi- un acuerdo que ha favorecido en primer
ven, así como sus anhelos de un futuro en término a un ciudadano o empresa, a
paz, libertad, justicia y bienestar, valores quien se le ha otorgado, por ejemplo,
todos estos que se mencionan en los una subvención, porque ello beneficiará
preámbulos y preceptos de los textos jurí- al desarrollo social de manera indirecta.
dicos básicos como son la Constitución y
el Tratado de Lisboa. Del mismo modo, ha de recordarse que
no es exclusivo del poder público ocu-
Advirtamos ya de entrada que es en el parse de los intereses generales. Son
seno del ordenamiento jurídico donde de- muchos los ejemplos en los que particu-
bemos asentar su significado. Sin descono- lares, por su propia iniciativa altruista,
cer la tremenda carga ideológica que esta constituyen una fundación o empresa-
expresión encierra, los juristas hemos de rios privados que gestionan concesio-
movernos y utilizar las adecuadas técnicas nes de servicios públicos o que prestan
jurídicas con el fin de aclarar los conceptos servicios considerados desde la norma-
máxime cuando constituyen el basamento tiva de la Unión Europea como «de inte-
del buen Derecho, como ocurre con la jus- rés general».
ticia o, en este caso, el interés general.
La descentralización hace, por su parte,
La Constitución Española enseña que es necesaria la convivencia de varios escalo-
la razón misma del actuar de las Admi- nes o niveles de intereses que han de sa-
nistraciones Públicas (art. 103), pero ber integrarse a través de adecuadas téc-
también proyecta su exigencia sobre la nicas de colaboración o cooperación, lo
actuación de todos los poderes públicos que no es siempre fácil ante las tensiones
a los que está vedada la arbitrariedad en que implica el ejercicio del poder. Buena
un Estado de Derecho. muestra son los conflictos de competen-
cias que atienden el Tribunal Constitucio-
Sabemos que ese interés general ha de nal y los jueces y tribunales del orden
representar un beneficio, un provecho a contencioso-administrativo. Es cierto que,
834
INTERÉS GENERAL
835
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
el leal respeto a los intereses comunes. miten que poderosos grupos económi-
Del mismo modo, se percibe la ocupa- cos puedan coger la batuta para dirigir
ción de tantos puestos en las Adminis- la melodía que ha de bailarse.
traciones Públicas sin haberse observa-
do los procedimientos públicos y Hace décadas preocupaba a Forsthoff lo
competitivos. Se comprenderá que ello difícil que era defender el interés gene-
desencadena dudas bien punzantes ral porque, siguiendo su imagen, una
acerca de la existencia cabal de una ac- densa «niebla democrática» ocultaba la
tuación neutral y objetiva. Aparecen simple estación de maniobras de intere-
nuevas modas de «gobernanzas» falaces ses en que puede convertirse el Estado.
que sientan alrededor de una mesa inte- Función del jurista es advertir tales ries-
reses grupales sin que nadie represente gos y perseverar –con mirada limpia–
el interés general; de la misma forma en la defensa del interés general y co-
que proliferan organismos técnicos re- mún, fundamento sobre el cual ha de
guladores que, con la justificación de construirse una sociedad abierta, libre y
evitar la politización de un sector, per- fecunda en sus decisiones colectivas.
BIBLIOGRAFÍA
Bermejo Vera, J.: «El interés general como parámetro de la jurisprudencia constitucional»,
en Revista Vasca de Administración Pública, 10 (1984).
Forsthoff, E.: El Estado de la sociedad industrial. Madrid: CEPC, 1975.
García de Enterría, E.: «Una nota sobre el interés general como concepto jurídico inde-
terminado», en Revista Española de Derecho Administrativo, 89 (1996).
González Hernández, E.: «El principio de preservación del interés general», en Deontolo-
gía, principios jurídicos básicos e igualdad. Madrid: Tecnos, 2016.
Muñoz Machado, S.: Tratado de Derecho Administrativo y Derecho Público General.
La formación de las instituciones públicas y su sometimiento al Derecho. Madrid:
Iustel, 2004.
Nieto, A.: «La Administración sirve con objetividad los intereses generales», en Estudios
sobre la Constitución Española. Homenaje al Prof. García de Enterría. Madrid: Civi-
tas, 1991. Vol. 3.
Sainz Moreno, F.: Conceptos jurídicos, interpretación y discrecionalidad administrativa.
Madrid: Civitas, 1976.
Sánchez Morón, M.: Derecho Administrativo. Madrid: Tecnos, 2018.
Mercedes Fuertes
Catedrática de Derecho Administrativo de la Universidad de León
Vocal Permanente de la Comisión General de Codificación
836
INTERPRETACIÓN JURÍDICA
INTERPRETACIÓN JURÍDICA
837
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
838
INTERPRETACIÓN JURÍDICA
BIBLIOGRAFÍA
839
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
INVESTIDURA
840
INVESTIDURA
pos parlamentarios de esta Cámara; los 4. Tal debate concluye con la votación
líderes de los partidos políticos con re- (o votaciones) que expresa[n] la con-
presentación parlamentaria…). Por fianza (o no) de la Cámara (99.2 CE).
otro, su intervención ha de ajustarse a Y de nuevo la Constitución es clara:
unos términos –tiempos, formas– rigu- esta confianza exige «mayoría absolu-
rosamente detallados. Mucho más que ta» en la primera votación o, en su
en otros Estados que comparten la for- caso, «mayoría simple» en la segunda,
ma parlamentaria de gobierno. celebrada precisa y estrictamente
«cuarenta y ocho horas después de la
Así, el procedimiento suele iniciarse anterior» (99.3 CE).
con la intervención formal del jefe del 5. Así pues, el proceso puede conducir
Estado, tanto en regímenes monárqui- a la investidura de un presidente de
cos (España, Reino Unido, Bélgica, Ho- Gobierno (y a la subsiguiente forma-
landa) como republicanos (Alemania, ción de Gobierno) o, en caso contra-
Italia). Esta intervención suele produ- rio, repetirse (una o varias veces:
cirse tras la celebración de unas elec- sobre este punto nada dicen las nor-
ciones, aunque pueda deberse a otras mas) hasta que transcurra el tiempo
causas, como muestran los recientes límite (también fijo) de dos meses
ejemplos de Gran Bretaña (tras la susti- desde la primera votación. En este
tución de la dimisionaria Theresa May momento, el Rey ha de disolver am-
por el nuevo líder del partido mayorita- bas Cámaras y convocar nuevas
rio, Boris Johnson) o Italia (tras la rup- elecciones, de nuevo «con el refren-
tura de la coalición gobernante y su do del presidente del Congreso»
sustitución por una coalición alternati- (99.5 CE).
va). Ahora bien: esta intervención pue-
de manifestarse de modos muy diferen- Ningún otro modelo próximo regula
tes, y el modelo español es el que, con tal grado de detalle el desarrollo de
probablemente, más lo pormenoriza. este proceso. Ni, mucho menos, lo hace
Es más: es la propia Constitución la con rango constitucional. Aunque coin-
que prevé que: cidan el principio (propuesta del jefe
del Estado) y el final (nombramiento del
1. El procedimiento se inicia formalmen- presidente que cuenta con la confianza
te con una fase de consultas regias de la Cámara), todo el iter intermedio
«con los representantes designados difiere.
por los grupos políticos con represen-
tación parlamentaria» (99.1 CE). Ello puede explicarse, en algunos su-
2. A ella seguirá una propuesta for- puestos, porque otras reglas del sistema
malizada de un candidato «a tra- facilitan una intervención «sencilla», e in-
vés del presidente del Congreso» cluso «única»: así, cuando el sistema
(99.1 CE). electoral favorece la formación de ma-
3. Dicha propuesta inicia un proceso yorías de gobierno (como suele ocurrir
también minuciosamente regulado: «el en Gran Bretaña y Francia) la interven-
candidato propuesto expondrá ante el ción del jefe del Estado (monarca o pre-
Congreso… el programa político del sidente), suele limitarse a encargar al lí-
Gobierno que pretenda formar» (99.2 der del partido mayoritario la formación
CE), abriéndose un debate cuyos tér- de Gobierno, sin exigir debate ni vota-
minos precisa aún más el Reglamento ción formal «de investidura». Otras ve-
del Congreso (art. 171 RCD). ces, por el contrario, la fragmentación
841
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
842
INVESTIDURA
BIBLIOGRAFÍA
843
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
IUSNATURALISMO
844
IUSNATURALISMO
tota natura, scilicet subsistens in rationa- gen divino cognoscible por el sentido
li natur). «Esencia libre» (Zubiri) es sujeto común y la costumbre. Bajo la omnipo-
moral de derechos y obligaciones, de tentia iuris, lo descubrían los jueces in-
modo que el ius naturae presupone la vestigando en su nombre las costumbres
igualdad y la libertad de todos los seres y lo declaraban en las sentencias. El De-
humanos bajo el mismo Dios Creador recho de los jueces, que incluía el ius
del orden del mundo, incluidos los escla- resistendi, fungía espontáneamente de
vos, las mujeres y los extranjeros en vir- barrera frente a la potestas del poder po-
tud del mandamiento, revolucionario en lítico. Únicamente podían legislar el
el mundo antiguo, «ama al prójimo como Papa (como vicarius Petri), para asun-
a ti mismo»: Jesús fue condenado por un tos de índole religiosa –el Derecho ca-
delito capital contra el orden establecido. nónico– y limitadamente el Emperador
(como kat’echon) para defender la
Como el hombre es imago Dei –quasi christianitas. El Derecho jurisprudencial
Deus creatus, decía Nicolás de Cusa empezó a transformarse en Derecho le-
(1401-1464)–, las reglas morales in corde gislado, a medida que los príncipes afir-
conscripta (San Agustín) del ius naturae maban su natural soberanía ejecutiva
–ius deriva del indoeuropeo ishr, sagra- frente a los poderes feudales y monopo-
do–, transcripción de las divinas no reve- lizaban la libertad política. El punto de
ladas (R. Brague), que rigen su conducta, inflexión fue la legitimación por el Papa,
legitiman las humanas. La Naturaleza, el agradecido a los reyes por su ayuda en
espacio en que habitan temporalmente la lucha de las Investiduras, de la fórmu-
los hombres, es inescindible de la Histo- la rex est imperator in regno suo (el Rey
ria, y para convivir como seres racionales es Emperador en su Reino). Al asentarse
libres y resolver los conflictos son necesa- luego el Estado Soberano justificado por
rias leyes, adaptadas a las circunstancias. la doctrina de la soberanía de Bodino y
Leyes que no deben conculcar las mora- legitimado por el mítico derecho divino
les, que les obligan solo en conciencia a de los reyes, los príncipes empezaron a
responder por sus actos, mientras las le- arrogarse la creación del Derecho como
yes positivas o puestas por los hombres, soberanos jurídicos en representación
les obligan a responder también material- de la ratio status interpretada por su
mente de los que dañen o perjudiquen a recta ratio. La ley empezó a verse como
otros hombres o a la colectividad. la fuente del Derecho y el iusnaturalis-
mo tradicional a transformarse en el «in-
Las costumbres son, como en el Derecho genuo» (R. Rotermundt) iusnaturalismo
romano clásico, el medio para conocer las racionalista aplicando el principio auc-
reglas del Derecho Natural susceptibles toritas non veritas, legis rationem habet:
de positivizarse mediante la sentencia del por una parte, el «racionalismo-idealista»
árbitro o juez, teniendo como criterio las de Grocio, Pufendorf, Thomasius (quien
leyes divinas reveladas –los Mandamien- separó la Moral y el Derecho), etc.; y,
tos, etc.– para distinguir las costumbres por otra, el «racionalista-naturalista» de
lícitas permitidas por los dioses, decían Hobbes, Locke, etc.
los romanos, ahora por Dios Creador, el
único legislador, y las ilícitas o prohibidas. La ley como fuente del Derecho tiende a
beneficiar al legislador, a ser utilizada
El Derecho, que protege las libertades ideológicamente y a ser injusta. Pero la
naturales, pertenecía al pueblo deposi- agonía del iusnaturalismo comenzó con la
tario del poder y del ius naturae de ori- Revolución francesa. La institucionaliza-
845
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Carpintero Benítez, F.: Historia breve del Derecho Natural. Madrid: Colex, 2000.
Fassó, G.: Historia de la Filosofía del Derecho. Madrid: Pirámide, 1978-1979.
Finnis, J. M.: Ley Natural y Derechos Naturales. Buenos Aires: Abeledo Perrot, 2000.
González, A. M.: Claves de la ley natural. Madrid: Rialp, 2006.
Hervada, J.: Introducción crítica al Derecho Natural. Pamplona: Eunsa, 2011.
Sabine, G. H.: Historia de la Teoría política. México: Fondo de Cultura Económica, 2009.
Simon, Y. R.: La tradición de la ley natural. Madrid: Razón y Fe 1968 y Santiago de Chi-
le: Olejnik, 2019.
Spaemann, R.: «La actualidad del Derecho Natural», en Crítica de las utopías políticas.
Pamplona: Eunsa 1980.
Strauss, L.: Derecho Natural e Historia. Buenos Aires: Prometeo, 2014.
Vallet de Goytisolo, J.: ¿Fuentes normales del Derecho o elementos mediadores entre la
naturaleza de las cosas y los hechos jurídicos? Madrid: Marcial Pons, 2004.
846
JUECES Y MAGISTRADOS
JUECES Y MAGISTRADOS
847
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
848
JUECES Y MAGISTRADOS
849
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
850
JURISDICCIÓN CIVIL
JURISDICCIÓN CIVIL
851
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
algunas demandas por responsabilidad y en 2018, 2.227.531 (es decir, tres veces
civil, una parte de la revisión de senten- más que en 1996). Ello es consecuencia
cias firmes, y labores de apoyo y control de diversos factores: por un lado, el in-
del arbitraje); y la Sala Primera, de lo Ci- suficiente número de jueces (en gene-
vil, del Tribunal Supremo (art. 56 LOPJ), ral, en España existían 12 jueces por
a quien se atribuye el conocimiento y cada 100.000 habitantes en 2018, una
decisión de los recursos extraordinarios cantidad muy inferior a los principales
de infracción procesal y de casación, países de nuestro entorno, y que se
además del mayor número de demandas agudiza en la jurisdicción civil); por
por responsabilidad civil de altos cargos otro, la aparición de nuevos procedi-
y la revisión de sentencias firmes. mientos (como el monitorio, introduci-
do por la Ley 1/2000), que ha permitido
La existencia de determinadas materias que aflore una litigación de poca cuan-
o ámbitos del ordenamiento sustantivo tía que antes no llegaba a los tribunales;
que dan lugar a numerosos litigios y, por último, la falta de una cultura so-
(como sucede en relación con el Dere- cial y jurídica favorable al acuerdo en
cho de familia, incapacidad, ejecución vez del conflicto y a emplear soluciones
hipotecaria, acciones individuales sobre alternativas a la jurisdicción, como el ar-
condiciones generales incluidas en con- bitraje, la conciliación o la mediación,
tratos de financiación con garantías rea- instituciones por las que en la actuali-
les inmobiliarias…), ha originado la es- dad apenas se resuelven un ínfimo nú-
pecialización de algunos Juzgados de mero de asuntos. A ello se añade la pro-
Primera Instancia, que se caracterizan liferación en los últimos años de
porque, sin perder su condición, asu- litigios-masa vinculados a la contrata-
men en exclusiva los pleitos relativos a ción de productos financieros (bonos
esas materias (art. 98 LOPJ). estructurados, preferentes) o en materia
hipotecaria (cláusulas suelo, hipotecas
Todos los órganos mencionados del or- referenciadas), que han inundado los
den jurisdiccional civil tramitan sus pro- juzgados de pleitos y han puesto en
cesos aplicando las normas contenidas riesgo la propia viabilidad del sistema,
en la Ley 1/2000, de 1 de julio, de Enjui- al menos en lo que se refiere a la exi-
ciamiento Civil (LEC). En ella se regulan gencia de ofrecer una respuesta judicial
tanto los procedimientos ordinarios (jui- adecuada en un tiempo razonable.
cio ordinario y juicio verbal), como los
especiales, así como los de ejecución y Para solucionar ese problema de ingen-
medidas cautelares. No obstante, tam- te volumen de asuntos en el orden juris-
bién pueden asumir el conocimiento de diccional civil, solo caben dos opciones
otros asuntos, como los procesos con- de futuro: aumentar la oferta (judicial) o
cursales (contemplados en la reducir la demanda (de litigios). Lo pri-
Ley 22/2003, de 9 de julio) o los expe- mero solo se consigue con un aumento
dientes de jurisdicción voluntaria (regu- del número de jueces (no tanto de fun-
lados en la Ley 15/2015, de 2 de julio). cionarios, donde España cuenta con
personal suficiente según los datos dis-
En los últimos veinte años, la jurisdic- ponibles), una competencia que corres-
ción civil ha experimentado un notable ponde al Gobierno de la Nación. Lo se-
incremento de asuntos en nuestro país: gundo se puede alcanzar por distintas
en 1996 ingresaron en dicha jurisdic- vías, que se pueden combinar entre sí.
ción 770.727 asuntos; en 2008, 1.708.762; De esta forma, se pueden hacer más
852
JURISDICCIÓN CIVIL
BIBLIOGRAFÍA
Banacloche Palao, J.; Cubillo López, I.: Aspectos fundamentales de Derecho Procesal Civil.
Madrid: La Ley-Wolters Kluwer, 2018. 4.ª ed.
De la Oliva Santos, A., et al.: Curso de Derecho Procesal Civil. Madrid: Centro de Estu-
dios Ramón Areces, 2019. 4.ª ed.
Montero Aroca, J., et al.: Derecho Jurisdiccional. Valencia: Tirant lo Blanch, 2019. 27.ª ed.
Moreno Catena, V.; Cortés Domínguez, V.: Derecho Procesal Civil. Valencia: Tirant lo
Blanch, 2017. 9.ª ed.
853
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL
854
JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL
855
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
los magistrados del Tribunal Constitucio- juez ejerce una especie de «jurisdicción
nal sean designados por órganos políti- constitucional». Aunque la fuente de
cos que aportan la necesaria legitimidad donde deriva el derecho humano rele-
democrática, o que el mandato de los vante no sea la Constitución, sino un
magistrados sea limitado en el tiempo, o tratado internacional, la tarea del juez es
que el Tribunal se integre con juristas materialmente parecida a la que se lleva
que cuentan con una trayectoria profe- a cabo a través del control de constitu-
sional o académica distinta de la de los cionalidad. En definitiva, el juez está
jueces ordinarios. protegiendo un derecho fundamental
frente a las restricciones inválidas esta-
En relación con esta clasificación de blecidas por el legislador. Existe así
modelos, conviene hacer un último cierta tensión en los ordenamientos de
apunte. En muchos países, los tribuna- aquellos países en los que se ha erigido
les ordinarios están autorizados para un sistema centralizado de control de
dejar de lado las leyes que conculquen constitucionalidad de la ley y, al mismo
lo dispuesto en los tratados internacio- tiempo, se ha habilitado a todos los jue-
nales. Entre esos tratados se encuentran ces para efectuar un control de conven-
las convenciones internacionales que cionalidad de la ley. España es un ejem-
garantizan derechos humanos. En la plo de ello, a partir del reciente
medida en que un juez ordinario esté pronunciamiento del Tribunal Constitu-
facultado para descartar la aplicación de cional que instaura un sistema difuso de
una ley por lesionar un derecho consa- fiscalización judicial de las leyes a la luz
grado en uno de esos instrumentos in- de los tratados de derechos humanos
ternacionales, podemos decir que el (STC 140/2018, de 20 de diciembre).
BIBLIOGRAFÍA
856
JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA
JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA
857
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
858
JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA
BIBLIOGRAFÍA
859
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Nota: Todos los tratados y manuales de Derecho Administrativo incluyen capítulos so-
bre la LJCA.
Nicolás Maurandi
Magistrado del Tribunal Supremo
(Sala de lo Contencioso-Administrativo)
860
JURISDICCIÓN PENAL
JURISDICCIÓN PENAL
861
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
causas por delitos relacionados con vio- tencia castigados con más de cinco
lencia de género, o se enjuician delitos años de pena de prisión, así como de-
leves sobre esa misma materia, la com- terminados recursos. Además, se ha
petencia corresponde a los Juzgados de creado la Sala de Apelación de la Au-
Violencia sobre la Mujer (art. 87 bis diencia Nacional, que resuelve recursos
LOPJ), que deberían existir en cada par- presentados contra las sentencias dicta-
tido judicial (y cuando no es posible, das en primera instancia por la Sala de
sus funciones las asume un Juzgado de lo Penal de dicha Audiencia. Un caso
instrucción). muy peculiar de órgano colegiado lo
constituyen los Tribunales de Jurado,
Si el delito es uno cuyo enjuiciamiento formados por ciudadanos legos en De-
está atribuido a la Audiencia Nacional recho y ubicados, como regla general,
(art. 65 LOPJ), su instrucción correspon- en el ámbito de las Audiencias Provin-
de a los Juzgados Centrales de Instruc- ciales (art. 83 LOPJ), aunque también
ción (art. 88 LOPJ). Estos órganos tam- pueden actuar en los tribunales de afo-
bién se encargan de tramitar las órdenes ramiento. Se encargan de juzgar los de-
europeas de detención y entrega, los litos a ellos atribuidos por su ley regu-
procedimientos de extradición pasiva, ladora (el más importante, el homicidio:
el reconocimiento de resoluciones pe- art. 1 de la L. O. 5/1995).
nales de otros países de la Unión, y la
autorización de información a servicios También encontramos en esta categoría
de seguridad de dichos Estados. la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal
Superior de Justicia (art. 73.3 LOPJ),
También son unipersonales los Juzga- existiendo una por cada Comunidad
dos de lo Penal (art. 89 bis 1 y 2 LOPJ), Autónoma, y que no solo conocen de
de ámbito provincial, que enjuician los los recursos de apelación interpuestos
delitos castigados con pena inferior a contra las sentencias dictadas por las
cinco años (art. 14.3 LECrim); y los Juz- Audiencias Provinciales o los Tribunales
gados Centrales de lo Penal (art. 89 bis de Jurado, sino que instruyen (a través
3 LOPJ), que enjuician los delitos atri- de uno de sus magistrados, que después
buidos a la Audiencia Nacional cuya no puede formar parte del tribunal en-
pena no supere los cinco años. Además, juiciador) y juzgan los delitos cometidos
se contemplan los Juzgados de Menores por aforados a ese Tribunal (fundamen-
(de ámbito provincial), para delitos co- talmente, miembros del Ejecutivo, Legis-
metidos por personas de 14 a 18 años, lativo y Judicial en el ámbito de la Co-
el Central de Menores y los Juzgados de munidad Autónoma).
Vigilancia Penitenciaria y Centrales de
Vigilancia Penitenciaria. Por último, en la cúspide de la organiza-
ción se halla la Sala Segunda, de lo Pe-
Como órganos colegiados se prevén las nal, del Tribunal Supremo (art. 57 LOPJ),
Audiencias Provinciales en sus seccio- a quien se atribuye el conocimiento y
nes penales (arts. 80 a 82 LOPJ), de ám- decisión de los recursos de casación,
bito provincial, que enjuician delitos además de la revisión de sentencias fir-
castigados con pena superior a cinco mes. Al igual que los TSJ, también ins-
años (art. 14.4 LECrim), así como recur- truye y enjuicia las causas por delitos
sos contra determinadas sentencias; y la atribuidos a personas aforadas ante el
Sala de lo Penal de la Audiencia Nacio- TS (básicamente, miembros del Congre-
nal, que enjuicia delitos de su compe- so, Senado, Gobierno y de los altos ór-
862
JURISDICCIÓN PENAL
Todos los órganos mencionados trami- Como se puede observar, son muchos
tan sus procesos aplicando las normas asuntos para pocos jueces. Si a eso se
contenidas en la Ley de Enjuiciamiento añade que estos, en muchas ocasiones,
Criminal de 14 de septiembre de 1882. tienen además atribuidas funciones en
Como es obvio, su texto ha sido modifi- materia civil, se explica por qué en Es-
cado en numerosas ocasiones a lo largo paña las instrucciones duran tanto y las
de más de un siglo, pero aún existen sentencias penales se dictan muchos
muchos preceptos que conservan su re- años después de cometido el delito.
dacción originaria. En ella se regulan Para solucionar este grave problema, se
tanto el procedimiento ordinario para ha propuesto importar el modelo an-
delitos graves, el único previsto en el glosajón, fundamentado en el juego del
texto primitivo y que se sigue aplicando principio de oportunidad (que, frente
para delitos penados con más de nueve al de legalidad imperante en España,
años de prisión, como el abreviado, que obliga al Ministerio Fiscal a perse-
además del propio para delitos leves guir y acusar por todos los delitos de
(antiguo juicio de faltas), los denomina- los que tenga conocimiento: art. 105
dos juicios rápidos, los de aceptación LECrim, permite a quien ejerce la acu-
de decreto, decomiso o por delitos pri- sación pública no perseguir o no acu-
vados. Por su parte, el proceso penal sar siempre que lo considere conve-
ante el Tribunal del Jurado aparece re- niente o en aquellos casos en que se lo
gulado en su propia Ley. permita la ley) y la técnica de la con-
formidad (que habilita a la Fiscalía a
La jurisdicción penal española en 2018 negociar con el acusado, de manera
asumió 3.151.698 asuntos; sin embargo, que pueda ofrecerle una significativa
este dato es poco significativo, porque reducción de la pena a cambio de que
en él se hace referencia a procesos que, se declare culpable y evite la celebra-
una vez iniciados, después apenas origi- ción del juicio), algo que ya existe en
nan actividad judicial posterior. Tan es España, aunque con limitaciones. Evi-
así que, hace diez años, el número de dentemente, con medidas de este tipo
asuntos ingresados fue de 6.535.407, más se podría producir una mayor eficacia
del doble que en 2018. El descenso de en el proceso penal, reduciendo tiem-
las cifras no se debe a que haya dismi- pos y limitando costes, pero también
nuido el número de delitos, o a que los permitiría dudar sobre la verdad de lo
órganos policiales y judiciales hayan ac- decidido, puesto que la sentencia dic-
tuado con la máxima diligencia, sino a tada podría terminar castigando a un
una reforma legislativa que entró en vi- acusado por un delito que no es el que
gor en 2015 que ya no exigía enviar a los realmente cometió (si es que cometió
tribunales las denuncias por delitos no alguno), o con una pena que no se co-
graves presentadas ante la Policía que rresponde con la conducta delictiva
carecieran de autor conocido (art. 284.2 efectivamente realizada.
863
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Banacloche Palao, J.; Zarzalejos Nieto, J.: Aspectos fundamentales de Derecho Procesal
Penal. Madrid: La Ley-Wolters Kluwer, 2018 (4.ª ed.)
Montero Aroca, J.; Gómez Colomer, J. L.; Barona Vilar, S.: Derecho Jurisdiccional. Proce-
so Penal. Valencia: Tirant lo Blanch, 2019 (27.ª ed.)
Moreno Catena, V.; Cortés Domínguez, V.: Derecho Procesal Penal. Valencia: Tirant lo
Blanch, 2019 (9.ªed.)
864
JURISDICCIÓN SOCIAL
JURISDICCIÓN SOCIAL
865
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
866
JURISDICCIÓN SOCIAL
solo cuando la mejora se refiera al per- fación, la afiliación, alta, baja y varia-
sonal laboral, sino también cuando afec- ciones de datos de los trabajadores. Se
te a los funcionarios o al personal esta- insertan en lo que la doctrina adminis-
tutario. trativista denomina «las técnicas de in-
formación en el marco de la actividad
Igualmente, le competen las cuestiones administrativa de ordenación». En un
litigiosas que se promuevan en materia principio, eran de la competencia del
de intermediación laboral, en los con- orden social, pero se atribuyó su cono-
flictos que se susciten entre los trabaja- cimiento a la contencioso-administrati-
dores y los servicios públicos de em- va, excepto la cobertura de la presta-
pleo, las agencias de colocación ción de incapacidad temporal. De igual
autorizadas y otras entidades colabora- manera, la gestión recaudatoria se atri-
doras. buyó a la competencia de la jurisdic-
ción contencioso– administrativa, aun-
Asimismo, conocerá de todas las impug- que también constituye una materia de
naciones de otros actos de las Adminis- Seguridad Social y podría haberse atri-
traciones Públicas sujetos al Derecho buido al orden social de la jurisdicción,
Administrativo en el ejercicio de sus po- en aras de que conociera de toda la
testades y funciones en materia laboral rama social del Derecho. Ahora bien,
y sindical que pongan fin a la vía admi- en ocasiones es preciso analizar la na-
nistrativa, siempre que en este caso su turaleza del acto administrativo para
conocimiento no esté atribuido a otro determinar la jurisdicción competente.
orden jurisdiccional. Existen algunos supuestos controverti-
dos. Y así, la determinación del capital
Los problemas de delimitación del ám- coste de renta que debe ingresar la Mu-
bito de la jurisdicción social en determi- tua o el empresario responsable en la
nadas materias han originado conflictos Tesorería General de la Seguridad So-
de competencia, que son los que se cial. Si la fijación del capital coste se ha
producen entre los órganos judiciales de llevar a cabo en la ejecución de una
de distintos órdenes jurisdiccionales y resolución administrativa, la competen-
se resuelven por la Sala especial de cia corresponderá a la jurisdicción con-
Conflictos del Tribunal Supremo. Los tencioso-administrativa. Por el contra-
conflictos de competencia que afectan a rio, si la prestación o la responsabilidad
la jurisdicción social se producen funda- de la Mutua o del empresario ha sido
mentalmente en relación con la jurisdic- reconocida judicialmente, la determina-
ción contencioso-administrativa y con la ción del capital coste compete a la ju-
civil. risdicción social.
867
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Montoya Melgar, A., dir.: Diccionario Jurídico. Pamplona: Thomson Reuters, Real Aca-
demia de Jurisprudencia y Legislación, 2016.
— Enciclopedia jurídica básica. Madrid: Civitas, 1995.
Muñoz Machado, S., dir.: Diccionario del español jurídico. Barcelona: Espasa, 2016.
Orellana Cano, A. M.ª: «Las competencias en materia de Seguridad Social en la Ley re-
guladora de la Jurisdicción Social», en Revista del Ministerio de Trabajo y de la Se-
guridad Social, 99 (2012).
868
JURISDICCIÓN UNIVERSAL
JURISDICCIÓN UNIVERSAL
Una de las grandes aportaciones con- altos responsables de las dictaduras mili-
temporáneas de España a los derechos tares de Argentina (1976-1983) y Chile
humanos se produce en la denominada (1973). Por lo demás, la dinámica gene-
jurisdicción universal, es decir, en la rada en torno a los tribunales penales su-
aplicación de la competencia universal puso un impulso en muchas jurisdiccio-
para perseguir por los órganos judicia- nes nacionales. En España sería
les españoles grandes crímenes contra condenado en 2003 Scilingo, militar de
la Humanidad cometidos fuera del terri- Argentina que trabajaba en la ESMA (Es-
torio nacional. La jurisdicción universal, cuela Superior de Mecánica de la Arma-
indica el Tribunal Constitucional, es una da) y que había participado en dos «vue-
fórmula garante de un espacio universal los de la muerte». Condenado por
de jurisdicción con objeto de erradicar crímenes contra la humanidad y genoci-
la inmunidad respecto de determinados dio, el Tribunal Supremo en 2005 no ad-
crímenes, particularmente odiosos para mitió la aplicación de la costumbre penal
la Humanidad por ser agresiones muy de los crímenes contra la humanidad,
graves a los derechos humanos que no fueron introducidos en el Código
(STC 140/2018 y STC 237/2005). Penal español hasta 2004, por lo que fue
condenado por otros tipos penales, que
Desde finales de los noventa, España se no eran en puridad tan propiamente
convierte en un ejemplo sobre el princi- aplicables.
pio de jurisdicción universal, con asuntos
tan sonoros como Scilingo y Cavallo (Ar- Pigrau Solé ha analizado la práctica de
gentina), Pinochet, Guatemala, Couso, Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Ca-
Tibet, Falun Gong, Vuelos de la CIA, Sá- nadá, Dinamarca, Estados Unidos, Fin-
hara y Ruanda, así como otros en que se landia, Francia, Israel, Italia, Noruega,
archivaron como las denuncias contra di- Nueva Zelanda, Paraguay, Países Bajos,
rigentes de Perú, Venezuela, Cuba, Ma- Reino Unido, Senegal o Suecia. Esta prác-
rruecos, Guinea, China o Colombia. Como tica pone de relieve diversos problemas
ha indicado Ollé, esto convirtió a nuestro relativos a los márgenes de discrecionali-
país en un referente universal sobre la vi- dad, las inmunidades, la cuestión de la
gencia del principio de universalidad y prescripción, el carácter subsidiario, la
del Derecho Internacional Público. tipificación interna de las conductas, etc.
869
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
870
JURISDICCIÓN UNIVERSAL
BIBLIOGRAFÍA
871
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
JURISPRUDENCIA
872
JURISPRUDENCIA
873
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Otros varios problemas deben ser plan- En definitiva, ni se debe petrificar la ju-
teados acerca de la jurisprudencia del risprudencia, porque no es posible de-
TC: la cuestión, ya bien resuelta, del tener la «vida del Derecho» (A. Hernán-
juego entre inconstitucionalidad y nuli- dez-Gil), ni tampoco cabe traspasar la
dad; el significado de los votos particu- barrera que separa el arbitrio judicial de
lares, de notable relevancia doctrinal, la arbitrariedad, cuya interdicción pro-
etc. Especialmente importante es el de- clama el art. 9.3 CE (T. R. Fernández). Si
bate sobre igualdad en la aplicación de recurrimos a la etimología, la prudentia
la ley, es decir, visto desde otra pers- del juzgador juega aquí un papel de
pectiva, sobre el cambio de criterios ju- máxima relevancia en tiempos confusos
risprudenciales. El Tribunal se planteó para la estabilidad del ordenamiento ju-
el problema muy al principio y con una rídico.
BIBLIOGRAFÍA
Fernández Rodríguez, T. R.: Del arbitrio y de la arbitrariedad judicial. Madrid: Iustel, 2005.
Ollero, A.: Igualdad en la aplicación de la ley y precedente judicial. Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, 2.ª ed. 2005.
Roca, E.; Puig Brutau, J.: La jurisprudencia como fuente del Derecho. Barcelona: Bosch,
2006.
874
JURISPRUDENCIA DE CONCEPTOS
JURISPRUDENCIA DE CONCEPTOS
875
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
876
JURISPRUDENCIA DE CONCEPTOS
BIBLIOGRAFÍA
Bretone, M.: Diritto e tempo nella tradizione europea, 2.ª ed. Bari: Laterza, 2004.
Garrido, J.: Fuentes, Método y Sistema en la Escuela histórica del Derecho. Georg Frie-
drich Puchta (1798-1846). Granada: Comares, 2019.
Haferkamp, H.-P.: Georg Friedrich Puchta und die «Begriffsjurisprudenz». Frankfurt:
Klostermann, 2004.
Heck, P.: Begriffsbildung und Interessenjurisprudenz. Tübingen: Mohr, 1932.
Jhering, R. von: Scherz und Ernst in der Jurisprudenz. Eine Weihnachtsgabe für das ju-
ristische Publikum, 13.ª ed. Leipzig: Breitkopf und Härtel, 1924.
Puchta, G. F.: Cursus der Institutionen, I. Leipzig: Breitkopf und Härtel, 1841.
Wieacker, F.: Privatrechtsgeschichte der Neuzeit unter besondere Berücksichtigung der
deutschen Entwicklung. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1967.
Wilhelm, W.: Zur juristische Methodenlehre. Die Herkunfl der Methode Paul Labands aus
der Privatrechtswissenschaft. Frankfurt: V. Klostermann, 1958.
877
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
JURISPRUDENCIA DE INTERESES
Y DE VALORACIONES
878
JURISPRUDENCIA DE INTERESES Y DE VALORACIONES
«se complemente la norma legal de gica de unas y otras. Una segunda duda
forma coherente y dependiente del se plantea: ante la amplia definición de
precepto». Para ello, y pretendiendo interés –abarca tanto los intereses «ma-
que su propuesta sea neutra «filosófi- teriales», como los «ideales»–, no sabe-
camente», va a proponer una concep- mos si los primeros son meros hechos,
ción del Derecho basada en un he- mientras que los segundos son criterios
cho empírico: el «interés». Para ello se de valoración de los primeros. Podría-
apoya en Rudolf Jhering, que ya en mos creer que en Heck los intereses no
El fin del derecho (I, 1877) había con- se imponen por su propia inercia que,
siderado esa manera de concebir el como en la mecánica clásica, fueran la
Derecho, que provocó en el joven resultante de fuerzas de distinta poten-
Heck, estudiante de Matemáticas, cia, y de direcciones diversas. Legislador
una firme vocación de jurista. Para y juez no los cuantifican, sino que los
Heck, el legislador, en el texto legal valoran. Por último, en todo este plan-
por él promulgado, formula la solu- teamiento queda sin resolver cómo del
ción, con carácter general, de un «ser» pasamos al «deber ser», cómo lo
conflicto de intereses («Jurispruden- fáctico se convierte en normativo.
cia genética de intereses»). Por su
parte, el juez debe considerar asimis- Con la llegada de III Reich, Heck se es-
mo el caso particular como un con- forzó en mantener que su metodología
flicto particular de intereses, a poner jurídica era compatible –dada su indefi-
en relación con el conflicto general nición filosófica– con el «nuevo orden
contemplado por el legislador («Juris- jurídico». Dado el parentesco que «inte-
prudencia comparativa de intereses»). rés» tenía con el concepto de derecho
De esta forma queda incólume el subjetivo, y el supuesto carácter «indivi-
principio de legalidad y delimitado el dualista» de su aproximación al Dere-
arbitrio judicial. Si queremos saber cho, sus contrarios –tanto el «orden jurí-
qué entiende Heck por «interés», dico concreto» proclamado por C.
como realidad social, fijemos su res- Schmitt, como el «nuevo Derecho Civil»
puesta: «Utilizamos la palabra interés del grupo de Kiel (K. Larenz)– insistie-
para designar cualquier disposición ron en su obsolescencia. Sin embargo,
reivindicativa en un ámbito de cultu- la metodología jurídica de Heck sigue
ra y sin tener en cuenta la naturaleza teniendo predicamento en nuestros días
especial del objeto deseado: habla- como Jurisprudencia de valoraciones
mos hoy no solo de intereses mate- (Wertungsjurisprudenz).
riales, sino también de intereses idea-
les, religiosos, nacionales, éticos». En esa evolución adquiere relevancia el
tema de la «valoración» de los intereses,
Concepción tan amplia plantea varias deficientemente abordada por Heck, y
dudas metodológicas. Si los intereses deudora de una respuesta a las críticas
son «causa» de las normas generales y sintetizadas más arriba. En los últimos
de los casos concretos, no se nos expli- decenios ha cobrado relieve la contrapo-
ca, como tampoco lo hiciera Jhering, si sición entre norma y principio, siendo
estamos ante una «causa eficiente» o este «descubierto», no «dado», a través del
ante una «causa final» de normas y sen- razonamiento, pues en el mismo ordena-
tencias; en el primer caso estaríamos miento encontramos un marco racional
ante una explicación empírica; en el se- de valoración. También se apunta a la re-
gundo, ante una interpretación teleoló- misión a los principios valorativos conte-
879
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Heck, P.: El problema de la creación del Derecho (1912). Barcelona: Ariel, 1961.
— «Jurisprudencia de intereses» (1932), en Anales de la Academia Matritense del Nota-
riado, 4 (1948).
Edelmann, J.: Die Entwicklung der Interessenjurisprudenz. Bad Homburg: Gehlen, 1967.
García Salgado, M.ª J.: La Jurisprudencia de intereses de Philipp Heck. Granada: Coma-
res, 2011.
Schoppmeyer, H.: Juristische Methode als Lebensaufgabe. Leben, Werk und Wirkungsges-
chichte Philipp Hecks. Tübingen: Mohr Siebeck, 2001.
880
JUSTICIA
JUSTICIA*
881
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Por último, las relaciones culturales, las re- Los tria iuris praecepta significan «hechos
laciones de humanidad, las implicaciones normativos», o sea, que contienen no solo
882
JUSTICIA
una «fuerza normativa en cuanto gérmenes Los tria iuris praecepta constituyen, a
de normas», sino también «fuerza normativa nivel de la configuración de la concien-
en cuanto estructuras genéticas de relacio- cia colectiva de grupo humano civiliza-
nes jurídicas». Y este segundo aspecto, que do, la inmediatización de los criterios
solo puede ser averiguado a través del aná- convivenciales que harán posible la
lisis del lenguaje en que se expresan los propia existencia del grupo como tal.
tria iuris praecepta, no constituye un con- De ahí que contienen una función diná-
junto de meros supuestos de hecho, sino el mica de «principios», porque tienen que
ejemplo más evidente de lo que meramente estar interiorizando a cada individuo del
se ha dado en llamar la «fuerza normativa grupo aquellas reglas fundamentales
de lo fáctico». No es que sea capaz de ganar que harán posible la persistencia y el
terreno el «hecho» a expensas del «Derecho», progreso a través de la dimensión de
sino que el Derecho aparece como pensa- vida humana que sea susceptible de ser
miento jurídico primordial al describir las organizada provechosamente en el ám-
condiciones fácticas en que su objeto, o bito del grupo considerado. Esta cone-
sea, la realidad relacional interhumana, apa- xión entre «creación» colectiva y «educa-
rece en sus elementos primigenios y autén- ción» colectiva está en la base de la
ticamente reveladores. No es un «hecho» noción orteguiana de que una nación
impuesto sobre el «Derecho», sino la mani- no está jamás terminada de hacer, sino
festación concreta de la elementalidad jurí- solo haciéndose o deshaciéndose en
dica primaria, a través de las expresiones cada momento o, más aceptablemente,
que indican lingüísticamente el sentido jurí- en las conexiones que cada individuo
dico que entrañan tales factores elementa- mantiene con los restantes del grupo en
les dados en la existencia colectiva humana. que está inmerso.
883
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
884
LEGALIDAD (PRINCIPIO DE)
885
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
to, 2003, cuando la potestad reglamen- con las leyes») también forman parte de
taria local ensancha su capacidad regu- la amplia panoplia de preceptos consti-
ladora con claro fundamento en el valor tucionales manifestación del principio
que se reconoce al principio de autono- de legalidad.
mía local (ex arts. 137 y 140 CE).
El principio de legalidad puede enten-
Otros preceptos constitucionales se refie- derse, como lo he expuesto hasta ahora,
ren también al principio de legalidad dentro de una relación entre fuentes del
desde diferentes perspectivas. Así, en Derecho (Constitución-ley-reglamento)
materia tributaria el art. 31.3 expresa que pero también desde una perspectiva,
«solo podrán establecerse prestaciones complementaria con la anterior, de rela-
personales o patrimoniales de carácter ción entre poderes del Estado. Así, por
público con arreglo a la ley», lo que tam- ejemplo, hay que considerar el art. 97
bién lleva consigo la capacidad del regla- CE cuando atribuye la potestad regla-
mento de mostrar una veste de colabora- mentaria al Gobierno «de acuerdo con
ción con la ley que es variable en función la Constitución y las leyes», o el art. 103.1
de los elementos que deban considerar- que habla de la actuación de la Admi-
se en el caso concreto (hecho imponible, nistración Pública que deberá llevarse a
base imponible, cuota etc…). Sobre el cabo «con sometimiento pleno a la ley y
particular existe una amplísima jurispru- al Derecho».
dencia constitucional iniciada con la STC
19/1987, y en la que hay que tener en Estas últimas expresiones nos conducen
cuenta muchas otras sentencias como las a un significado amplio del principio de
221/1992, 185/1995, 102/2005 etc… legalidad y permiten plantear un pro-
blema clásico en la Teoría del Estado
Dentro de la materia tributaria deben ci- desde la perspectiva de la separación de
tarse los arts. 133 y 134 CE. El primero poderes: la forma de vinculación de la
refiere en su apartado 1 que la potestad ley sobre el Gobierno y la Administra-
originaria para establecer los tributos ción. Dos conceptos se han utilizado
corresponde al Estado mediante ley, para ello: el de vinculación positiva o el
precepto que debe ponerse en contacto de vinculación negativa. Según el pri-
inmediatamente con el art. 31.3 acaba- mero, Gobierno y Administración solo
do de comentar. Por su parte, las Comu- podrían emprender acciones dentro de
nidades Autónomas y las Corporaciones lo que la ley hubiera previsto expresa-
locales podrán establecer y exigir tribu- mente. Pero con la expresión «vincula-
tos, «de acuerdo con la Constitución y ción negativa» se daría ocasión a la for-
las leyes» (art. 133.2), mención que nos mulación de actuaciones de Gobierno y
debe conducir a otros preceptos de la Administración en todo aquello que no
CE como los arts. 137, 140 y 141 –auto- estuviera expresamente prohibido por
nomía local– o al art. 156, para el enten- la ley. Hoy en día es la teoría de la «vin-
dimiento del concepto de autonomía fi- culación negativa» la que, creo, expresa
nanciera autonómica. Los otros mejor la relación entre los poderes del
apartados del art. 133 (tres para los be- Estado tal y como la dibuja nuestra
neficios fiscales que deben establecerse Constitución, singularmente en el ámbi-
«en virtud de ley» y cuatro para la previ- to de la Administración local, dado, en
sión de que las Administraciones Públi- este último caso, el valor singular del
cas solo podrán contraer obligaciones principio de la autonomía local (cfr.
financieras y realizar gastos «de acuerdo arts. 137,140 y 141 CE).
886
LEGALIDAD (PRINCIPIO DE)
BIBLIOGRAFÍA
887
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
LENGUAJE JURÍDICO
888
LENGUAJE JURÍDICO
causas. Entre todas ellas, hay una de or- presión de la voluntad popular y, más
den sociológico profesional muy escla- adelante, que la justicia emana del pue-
recedora. El hecho de que la conforma- blo (art. 117 CE). La claridad reclama,
ción del lenguaje jurídico descanse en por ello, evitar una utilización enrarecida
buena medida en profesiones con una de los recursos léxicos y gramaticales de
elevada proyección social (legisladores, la lengua común que, no se olvide, en
jueces y magistrados, abogados, funcio- los textos jurídicos tienen un peso muy
narios…) propende a que una lengua superior al de la expresión técnica.
técnica, como es la jurídica, se deslice
hacia una lengua de grupo, una jerga El Estado de Derecho redunda igual-
profesional que tiende a cerrarse y ale- mente en la claridad del lenguaje, pero
jarse de los ciudadanos. que en este caso es claridad técnica. Los
lenguajes especiales tienen como ele-
Una pregunta se impone: ¿es evitable mento fundamental un léxico específico
esto o es el sino fatal del decir jurídico? que atesora la sabiduría técnica deposi-
La respuesta es clara. Como lenguaje es- tada en ellos. Lo que no es de recibo,
pecial históricamente arraigado, el del pues, son los escritos sobrecargados de
Derecho posee sus reglas y su especifi- terminología jurídica y técnica marginal
cidad, pero no tantos atavismos como inapropiada para su objeto principal y
propugna una mal entendida idiosincra- que oscurece su comprensión.
sia. Sin necesidad de esfuerzos desorbi-
tantes, podría aligerarse de una buena Los poderes públicos generan hoy una
parte del lastre adiposo, estilizarse, ha- miríada de escritos y documentos jurídi-
cerse más natural y comunicativo si se cos. El respeto de las reglas de la lengua
asume un inequívoco compromiso de y de la buena escritura, la obediencia a
mejora y adecuación a los postulados la gramática y al Diccionario encuentran
democrático-constitucionales. pleno fundamento en la moderna cláu-
sula de Estado de Cultura. Los poderes
¿Es el interés por la calidad lingüística y públicos no pueden caer en la incuria
comunicativa del lenguaje jurídico solo permaneciendo indiferentes a la calidad
un prurito de exquisitos de la lengua? de la lengua cuando les corresponde el
En modo alguno, es algo que entronca papel de ser emisores de textos. Ade-
en los principales valores constituciona- más de reconocer y proteger la diversi-
les. Las demandas de claridad, precisión dad lingüística de España, el art. 3.3 CE
y calidad de la lengua, que deben ser sanciona, mediante una declaración de
las tres virtudes cardinales del buen de- redacción abierta (pues su alcance se
cir jurídico, son consecuencia directa de abre en múltiples dimensiones), que las
las cláusulas de Estado democrático, de distintas modalidades lingüísticas de Es-
Derecho y de Cultura. paña son un «patrimonio cultural» que
será objeto de «especial respeto y pro-
Pertenece a la esencia del Estado demo- tección».
crático, en tanto apela a la participación
de los ciudadanos en el ejercicio del po- ¿Qué balance podemos hacer del lengua-
der, que el lenguaje jurídico que no en- je jurídico hoy? En los años ochenta del
tiende el pueblo no es lenguaje demo- siglo pasado surgieron las primeras ini-
crático. La Constitución lo dice ciativas institucionales para la moderni-
categóricamente por cuanto, en el pro- zación y mejora del lenguaje jurídico.
pio preámbulo, afirma que la ley es ex- Esta vía la inauguró el Instituto Nacional
889
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
890
LEYES EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
891
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
892
LEYES EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
BIBLIOGRAFÍA
Balaguer Callejón, F., coord.: Manual de Derecho Constitucional. Madrid: Tecnos, 2019.
Vol. I, 14.ª ed.
García de Enterría, E.; Fernández, T. R.: Curso de Derecho Administrativo. Pamplona:
Thomson Reuters-Civitas, 2017. Vol. I, 18.ª ed.
Muñoz Machado, S.: Tratado de Derecho Administrativo y Derecho Público General. Ma-
drid: BOE, 2011. Vol. I, 13.ª ed.
Otto, I. de: Derecho Constitucional. Sistema de fuentes. Barcelona: Ariel, 1987.
Punset, R.: Potestades normativas y forma de gobierno. Madrid: CEPC, 2014.
Rubio Llorente, F.: La forma del poder. Madrid: CEPC, 2013. Vol. II y III, 3.ª ed.
Ramón Punset
Catedrático Emérito de Derecho Constitucional
Universidad de Oviedo
893
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
LIBERTAD DE EXPRESIÓN
894
LIBERTAD DE EXPRESIÓN
895
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
los nuevos territorios de pugna por cir- para acceder a mensajes alternativos,
cunscribir la libertad de expresión a su polariza las posiciones socio-políticas y
sentido verdadero en las sociedades restringe el pluralismo inherente a una
contemporáneas. sociedad democrática que la libertad de
expresión garantiza, y facilita realidades
La sustitución en el acceso a los conte- como las fake news o la posverdad.
nidos de los medios clásicos por las re-
des sociales conlleva también una re- Tales dinámicas de pensamiento grupal,
consideración de la libertad de fortalecidas en línea, son precisamente lo
expresión, puesto que la dinámica de opuesto al ideal liberal de la esfera pú-
las redes sociales implica una transfor- blica que la Red posibilita, donde cons-
mación en la configuración de los ámbi- tantemente nos enfrentamos a realidades
tos privados de la persona en asuntos incómodas, argumentos contrarios y va-
que en otros tiempos serían de marcado lores diferentes a los nuestros y, por lo
carácter íntimo y que ahora hacemos tanto, como sostenía John Stuart Mill en
públicos precisamente para hacer parti- el magnífico capítulo 2 de Sobre la liber-
cipar a los otros de esa realidad. Ello tad, se nos exige cuestionar, analizar y
complica la noción de interés público matizar nuestras propias convicciones.
como criterio legitimador de la libertad «Cuando las personas se ven obligadas a
de expresión. Por otra parte, la tenden- escuchar a ambas partes, escribía Mill,
cia en las redes sociales a relacionarnos siempre hay esperanza. Pero si se atiende
con aquellos con los que coincidimos solo a una de ellas, entonces los errores se
ideológicamente limita la capacidad convierten en prejuicios».
BIBLIOGRAFÍA
Ash, T. G.: Libertad de palabra. Diez principios para un mundo conectado. Barcelona:
Tusquets, 2017.
Meiklejohn, A.: Free Speech and its relation to self-government. Clark (N. J.): The Law-
book Exchange, 2014.
Mill, J. S.: Sobre la libertad. Madrid: Alianza, 2013.
Sánchez Ferriz, R.: Delimitación de las libertades informativas. Valencia: Tirant Lo
Blanch, 2004.
896
LIBERTAD RELIGIOSA
LIBERTAD RELIGIOSA
897
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
898
LIBERTAD RELIGIOSA
BIBLIOGRAFÍA
Celador Angón, Ó.: Libertad de conciencia y Europa. Un estudio sobre las tradiciones
constitucionales comunes y el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Madrid:
Dykinson, 2011.
Garrido Gómez, M.ª I.; Barranco Avilés, M.ª C., eds.: Libertad ideológica y objeción de
conciencia. Pluralismo y valores en Derecho y Educación. Madrid: Dykinson, 2011.
Herranz, J.: La libertad religiosa en nuestra sociedad. Madrid: Palabra, 2006.
Ollero, A.: Un Estado laico. Libertad religiosa en perspectiva constitucional. Pamplona:
Aranzadi, 2009.
— Laicidad y laicismo. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2010.
Ollero, A.; Hermida, C., coords.: La libertad religiosa en España y en el Derecho compa-
rado. Madrid: Iustel, 2012.
Palomino Lozano, R.: Neutralidad del Estado y espacio público. Pamplona: Aranzadi, 2014.
899
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
MANDATO PARLAMENTARIO
900
MANDATO PARLAMENTARIO
901
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
902
MANDATO PARLAMENTARIO
BIBLIOGRAFÍA
903
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
904
MEDIO AMBIENTE
MEDIO AMBIENTE
905
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
906
MEDIO AMBIENTE
BIBLIOGRAFÍA
López Ramón, F.: «La formación del ordenamiento ambiental», en Ambienta: La Revista del
Ministerio de Medio Ambiente, 124 (2018).
— Conservar el patrimonio natural. Madrid: Reus, 2019.
Lozano Cutanda, B.: Derecho ambiental administrativo. Madrid: La Ley, 2010.
907
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Soriano García, J. E.; Brufao Curiel, P.: Claves de Derecho ambiental: Volumen II: Medio
natural, biodiversidad y riesgos tecnológicos. Madrid: Iustel, 2011. (Asimismo los
Vol. I y III de esta colección).
908
MÉTODO JURÍDICO
MÉTODO JURÍDICO
909
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
910
MÉTODO JURÍDICO
BIBLIOGRAFÍA
Carpintero Benítez, F.: El método del Derecho en el cambio científico del siglo XX. Madrid:
Dykinson, 2018.
Cavalla, F.: Retorica, processo, verità. Milano: Franco Angeli, 2007.
Champeil-Desplats, V.: Methodologies du droit et des sciences du droit. Paris: Dalloz, 2014.
Vallet de Goytisolo, J.: Metodología de la determinación del Derecho. Parte Sistemática,
Vol. II. Madrid: Fundación Ramón Areces-Consejo General del Notariado, 1996.
Villey, M.: Leçons d’histoire de philosophie du droit. Paris: Dalloz, 1962 (reimp. 2002).
911
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
MINISTERIO FISCAL
El Ministerio Fiscal (MF) es hoy una ins- para impartir órdenes generales o parti-
titución de relevancia constitucional, in- culares a los fiscales. Con todo, incluso
tegrada con «autonomía funcional» en el en ese diseño predemocrático, se enten-
Poder Judicial, con la misión de promo- día, que el fiscal «procede con criterios
ver la acción de la justicia en defensa de jurídicos propios, de legalidad, no políti-
la legalidad, los derechos de los ciuda- co-administrativos». Finalmente, el
danos y el interés público tutelado por art. 124 de la Constitución de 1978, in-
la ley. Su nombre guarda relación con el serta la institución en el Poder Judicial
advocatus fisci del Derecho romano im- en un modelo que abarca las tres gran-
perial que acabó asumiendo la doble des áreas del Estado social y democráti-
función de custos legis y defensor civita- co de Derecho y enlaza con los valores
tis. En el ordenamiento castellano, el superiores del ordenamiento (art. 1 de
«procurador real» representaba los inte- la CE). En conexión con el Estado de
reses del monarca, oficializándose pro- Derecho, el fiscal defiende la legalidad,
gresivamente su posición conforme la independencia de los tribunales y el
avanzaba la distinción entre las funcio- interés público tutelado por la ley. En lo
nes de acusar y juzgar. En 1713, Felipe referente al Estado democrático, asume
V designó como primer fiscal del Reino la defensa de los derechos de los ciuda-
a Melchor de Macanaz, luego sometido danos y del sistema constitucional, así
a un complejo proceso inquisitorial. como la separación de poderes, velando
por la independencia de los tribunales y
Desde entonces, la figura ha ocupado de su propia función. En lo que atañe al
una difícil posición entre el poder políti- Estado social, el fiscal procura ante los
co y el judicial. El Decreto de creación tribunales la satisfacción del interés so-
del TS de 1812 y el Reglamento provisio- cial. La relevancia constitucional del Mi-
nal para la Administración de Justicia nisterio Fiscal también queda patente en
de 1835 iniciaron la regulación de la ins- su relación con las Comisiones de inves-
titución que amplió la Ley Orgánica del tigación de las Cortes Generales (art.76.1
Poder Judicial de 1870, que atribuyó ex- CE); su superioridad jerárquica sobre la
presamente al fiscal la representación Policía judicial (art. 126.1.b CE); o en la
del Gobierno ante los Tribunales. El Es- prohibición a sus miembros de la perte-
tatuto del Ministerio Fiscal, de 1926, dic- nencia a partidos políticos y sindicatos.
tado en plena dictadura de Primo de Ri-
bera y subsistente durante la República y Conforme con su autonomía funcional,
todo el régimen de Franco hasta 1981, el MF actúa a través de órganos propios:
manteniendo aquella representación, Fiscalía Provinciales y de Área, Fiscalías
ciñó sus previsiones a cuestiones funcio- Superiores; Fiscalías Jurídico Militar, del
nariales. La Constitución de 1931, reco- Tribunal de Cuentas, de la Audiencia Na-
noce al Ministerio Público y su legitima- cional, Antidroga y contra la delincuen-
ción ante el Tribunal de Garantías cia económica relacionada con la Co-
Constitucionales (arts. 122 y 123). La dic- rrupción, ante el TC y Fiscalía del TS.
tadura franquista, sin modificar el Estatu- Toda la institución se sitúa bajo la direc-
to de 1926, reglamentó la institución en ción del fiscal general del Estado. Ade-
1958 facultando al ministro de Justicia más de este, la Fiscalía General del Esta-
912
MINISTERIO FISCAL
913
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
técnicos en todos los órdenes jurisdiccio- En segundo lugar, el conflicto puede sur-
nales y en todas sus instancias. gir ad intra, en el seno del Ministerio
Fiscal, cuyos miembros vienen obligados
La autonomía funcional del Ministerio a cumplir órdenes e instrucciones de sus
Fiscal, bajo parámetros de legalidad e superiores y, al propio tiempo, a actuar
imparcialidad, es a menudo cuestionada. imparcialmente conforme a la legalidad.
Efectivamente, puede verse comprometi- La regulación estatutaria de estos conflic-
da, en primer lugar, frente a injerencias tos articula la imparcialidad como pre-
políticas de variada índole y en especial, rrogativa subjetiva de cada uno de los
del Gobierno que designa al fiscal gene- fiscales frente a órdenes o instrucciones
ral del Estado. Tras la designación, el Go- eventualmente ilegales o improcedentes
bierno no puede dar órdenes o instruc- y que pueden resistirse en escrito razo-
ciones al FGE, sino solo interesar la nado para provocar la rectificación o el
defensa del interés público, en términos debate de la cuestión en Junta de Fisca-
que pueden ser rechazados «motivada- les, tras la que puede el superior mante-
mente» (art. 8), pero el sistema de nom- ner su criterio, pero en escrito motivado,
bramiento, común por otra parte en el o relevar de funciones al fiscal resistente
Derecho comparado como forma de le- (art. 27). Por otra parte, la obligación de
gitimación democrática del ejercicio de atenerse a las órdenes o instrucciones de
un poder, suscita recelos sobre su impar- los superiores queda limitada a los infor-
cialidad en asuntos de trascendencia po- mes escritos, pudiendo siempre las inter-
lítica. Para blindar en lo posible la inde- venciones orales desenvolverse libre-
pendencia del FGE, la reforma estatutaria mente en cuanto «sea conveniente al
de 2007 redujo las posibilidades de su bien de la justicia» (art. 25).
cese a causas objetivas y tasadas (enfer-
medad o incapacidad, renuncia, incom- Por último, la autonomía funcional se
patibilidad o incumplimiento grave y rei- enfrenta a la dependencia material de la
terado de funciones); impuso la Administración estatal o autonómica,
intervención de la Junta de Fiscales de competente en unos u otros casos para
Sala, máximo asesor técnico, siempre suministrar soporte y medios materiales
que el fiscal general vaya a impartir ins- a la institución. Una tensión que solo
trucciones a sus subordinados en cual- puede superarse avanzando en la auto-
quier asunto que afecte a miembros del nomía presupuestaria y de gestión en el
Gobierno, cualquiera que sea la posición seno de la institución, a la que apuntan
procesal de estos. Y, en general, introdu- las previsiones de singularización pre-
jo la presencia de Juntas de Fiscalía u supuestaria del art.72.3 EOMF, que per-
otros órganos técnicos en los procesos mitan como mínimo conocer el monto
de toma de decisiones, haciéndolos más de los recursos asignados y analizar la
deliberativos y prudenciales. eficacia de su gestión.
BIBLIOGRAFÍA
914
MINISTERIO FISCAL
Consuelo Madrigal
Académica de Número de la Real Academia de
Jurisprudencia y Legislación de España
Fiscal de Sala del Tribunal Supremo
Ex Fiscal General del Estado
915
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
MINISTRO
La voz «ministro» procede del latín mi- eran muy reducidos en número y sus
nister, servidor o sirviente, con la mis- carteras se correspondían con funcio-
ma raíz que «administración». Se trataba nes básicas del Estado, tales como los
de los servidores del emperador roma- Ministerios de Estado, Hacienda, Gra-
no, que eran sus más fieles o cercanos. cia y Justicia, Guerra y Marina. Se aña-
El uso del término se remonta al Código dieron en algunos Ejecutivos ministros
Teodosiano (recopilación de leyes ro- ocupados de la «gobernación de la pe-
manas del Bajo Imperio) y al Código de nínsula» y «gobernación de ultramar»,
Justiniano (recopilación de constitucio- también denominados en ocasiones
nes y jurisprudencia romana del año «Ministerio de fomento general del Rei-
117 al 565 d. C.). no» y después, «Ministerio de Interior».
916
MINISTRO
917
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
frutar de los derechos de sufragio activo no, debiendo recaer, en todo caso, en
y pasivo, así como no estar inhabilitado otro miembro del Gobierno. El real de-
para ejercer empleo o cargo público por creto expresará entre otras cuestiones
sentencia judicial firme y reunir el resto la causa y el carácter de la suplencia.
de requisitos de idoneidad previstos para
el ejercicio de funciones de alto cargo de Señalemos, por último, las diferencias
la Administración General del Estado. de denominación en Estados Unidos y
Cuentan con una serie de incompatibili- Gran Bretaña. En Estados Unidos, el
dades durante el desempeño del cargo presidente se acompaña de un vicepre-
(no podrán ejercer otras funciones repre- sidente y los denominados «secretarios
sentativas que las propias del mandato de Estado» del Gobierno federal (que no
parlamentario, ni cualquier otra función debe ser confundido con un secretario
pública que no derive de su cargo, ni ac- de Estado en la Administración españo-
tividad profesional o mercantil alguna) y la, que es la figura de segundo rango en
con posterioridad al mismo y sus retribu- los Ministerios) o secretarios. Hay un se-
ciones se encuentran limitadas. Su res- cretario de Estado del Departamento de
ponsabilidad criminal se exige ante la Estado que se ocupa de las relaciones
Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. internacionales y es el segundo miem-
bro de mayor rango por orden de prefe-
Los vicepresidentes son, en todo caso, rencia en el Gabinete del presidente.
considerados ministros. La separación Junto con este, forman parte del Gabi-
de los vicepresidentes del Gobierno lle- nete los secretarios de Defensa, del In-
vará aparejada la extinción de dichos terior, de Agricultura, de Comercio, etc.
órganos, salvo el caso en que simultá- Todos ellos se asimilan a la figura del
neamente se designe otro vicepresiden- ministro en la Europa continental.
te en sustitución del separado.
En Gran Bretaña, la denominación de
Además de los ministros titulares de un ministros del Gabinete se refiere a los
departamento existe la figura de los mi- cargos seleccionados por el primer mi-
nistros sin cartera, a los que se atribuirá nistro (presidente) entre los miembros
la responsabilidad de determinadas fun- electos de las dos Cámaras del Parla-
ciones gubernamentales. mento (House of Commons y House of
Lords). Los ministros del Gabinete son
Los ministros actúan de manera colegia- normalmente titulares de un departa-
da en el Consejo de Ministros, pero tam- mento y como en EEUU se denominan
bién participan en las Comisiones Dele- «Secretary of State for», y a continuación
gadas del Gobierno. se añade la función que asumen. Tam-
bién en Gran Bretaña se ha usado el tér-
La suplencia de los ministros, para el mino «ministros de la Corona», que era
despacho ordinario de los asuntos de usado en la Commonwealth para referir-
su competencia, será determinada por se a los consejeros y asesores en los te-
real decreto del presidente del Gobier- rritorios de dicha unión.
BIBLIOGRAFÍA
918
MINISTRO
Escudero, J. A.: Los orígenes del Consejo de Ministros en España. Madrid: Editora Nacio-
nal, 1979.
García Fernández, J.: 1812-1992. El arte de gobernar: historia del Consejo de Ministros y
de la Presidencia del Gobierno. Madrid: Tecnos, 1992.
US Department of State https://www.state.gov/
UK Government https://www.gov.uk/government/how-government-works
919
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
MOCIÓN DE CENSURA
920
MOCIÓN DE CENSURA
921
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Elías Méndez, C.: La moción de censura en España y Alemania (Estado, Länder y Comu-
nidades Autónomas). Madrid: Congreso de los Diputados, 2005.
Fernández Hernández, O. M.: La moción de censura y la cuestión de confianza local.
Málaga: Fundación Asesores Locales, 2016.
Fernández Segado, F.: «La moción de censura constructiva: marco jurídico-constitucional
y virtualidad política», en Revista de Derecho Público, 99 (1985).
Sánchez de Dios, M.: La moción de censura. Madrid: Congreso de los Diputados, 1992.
Virgala Foruría, E.: La moción de censura en la Constitución Española de 1978 y en la his-
toria del parlamentarismo español. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1988.
922
MONARQUÍA
MONARQUÍA
923
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
924
MONARQUÍA
BIBLIOGRAFÍA
925
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Rollnert Liern, G., coord.: Las Monarquías europeas en el siglo XXI. Madrid: Sanz y To-
rres, 2007.
Stepan, A.; Linz, J. J.; Minoves-Triquell, J.: «Monarquías democráticas parlamentarias», en
Documents CIDOB (Nueva época), 1-10 (2016).
926
MUNICIPIO Y AYUNTAMIENTO
MUNICIPIO Y AYUNTAMIENTO
927
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
928
MUNICIPIO Y AYUNTAMIENTO
BIBLIOGRAFÍA
929
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
930
MUTACIÓN Y CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL
931
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
II Reich, bajo el texto de 1871, la cláusu- nificado de los términos por la dinámica
la Frankenstein, que analizara Laband, o del proceso público del que la jurispru-
la evolución del mando militar del jefe dencia constitucional ha sido eco (v.gr.
del Estado, sea monárquico o republica- el sentido de «vida», art. 15 CE, o de
no, desde el control operacional al man- «matrimonio», art. 32.1 CE a la luz de las
do eminente, en los sistemas parlamen- consideraciones hechas por el Consejo
tarios de nuestros días? de Estado en su dictamen n° 6208/2004
sobre el proyecto de ley de reforma del
Desde un punto de vista dogmático, me Código Civil y la correspondiente STC
parece lo más acertado proseguir la vía 198/2012); la actuación institucional no
incoada por Hsü-Dau-Lin de atender a prevista en la Constitución (v.gr. los
la visión, acuñada por Smend, de la mensajes del Rey a las Cortes, otras ins-
Constitución como versión jurídica del tituciones y al pueblo, no contemplados
proceso de integración política en que en el art. 62 CE) o la interpretación ex-
consiste el Estado. Desde tal perspecti- pansiva de algunos derechos fundamen-
va, el límite de la mutación constitucio- tales en la doctrina del TC (v.gr. art. 23.2
nal estaría en la función integradora de CE a partir de la STC 75/1983).
la Constitución, que Karl Löwenstein
denominará su telos. Una vez más, la fi- De las diferentes vías de mutación cons-
nalidad como principio rector de la nor- titucional, a los efectos que aquí intere-
ma y fundamento de su interpretación san, cabe destacar dos: la interpretación
teleológica, algo que está claro en las jurisdiccional de la Constitución y lo
convenciones británicas cuya finalidad que Jellinek, denominó la mutación
es garantizar que la decisión última co- convencional.
rresponde al electorado. Sería, en con-
secuencia, aceptable la mutación que La incidencia de la jurisprudencia consti-
sirviera a la finalidad integradora de la tucional en la configuración del presente
Constitución. Estado autonómico es bien conocida y
su importancia valorada allende el juicio
No se trata de un fenómeno extraño al que merezca su calidad y oportunidad.
constitucionalismo español. Ni al histó- Cualesquiera que esta sea, «resulta indis-
rico, como muestra la introducción del cutible que la aportación del TC a la de-
parlamentarismo en el reinado de Isabel finición del sistema autonómico ha sido
II, ni al presente. En efecto, la Constitu- de primera magnitud; tan relevante ha
ción de 1978 ha sido objeto de significa- sido esa contribución que, con razón, se
tivas mutaciones, en su cerca de medio ha podido calificar a la nueva estructura
siglo de vigencia. Mutaciones, tanto he- territorial del Estado surgida de la Consti-
terónomas por la pertenencia de España tución de 1978 como «Estado autonómi-
a la UE, según mostraran en su día los co jurisdiccional» (Ferreres).
profesores Pérez Tremps y Muñoz Ma-
chado, como autóctonas. Si todavía se En cuanto a la mutación convencional,
desconoce la desuetudo de normas fue el profesor de Bolonia Luciano Van-
constitucionales, es evidente la consoli- delli, en obra avalada por la autoridad de
dación de prácticas contrarias al manda- García de Enterría, quien primero propu-
to constitucional expreso (v.gr. la apari- so la aplicación de tal categoría dogmáti-
ción de un mandato neoimperativo a ca a los Acuerdos Autonómicos de 1981 y
favor de los partidos políticos pese al a ella conviene recurrir a la hora de escla-
tenor del art 67. 2 CE); el cambio de sig- recer los fundamentos constitucionales
932
MUTACIÓN Y CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL
del Estado autonómico y de contribuir a aplicación del título VIII, sino en la mu-
despejar su futuro. En efecto, todos los tación convencional consensuada de la
caracteres de la convención constitucio- Constitución. Lo que Cruz Villalón deno-
nal coinciden en dichos Acuerdos. Fue- minó nuestra Constitución territorial es,
ron los principales actores del proceso utilizando términos de V. Zangara, una
político del momento, UCD y PSOE, los Constitución convencional.
que concluyeron unos acuerdos, fijados
por escrito, en virtud de los cuales se de- Constatarlo no revela ninguna anomalía
sarrollaron toda una serie de programas en el constitucionalismo contemporá-
normativos que, si mutaron la Constitu- neo dada la génesis convencional y
ción, lo hicieron a partir de la misma, consensuada de gran parte de impor-
substituyendo la violación de la letra por tantes instituciones de que dan cuenta
su marginación. Así se abandonó el prin- el Derecho y la práctica comparados.
cipio dispositivo (art. 143 CE), para la Desde las convenciones constituciona-
constitución de Comunidades Autóno- les británicas exportadas a lo largo de la
mas, cerrando al mapa autonómico; se Commonwealth hasta las convenciones
prescindió del calendario previsto en el consensuadas que han completado las
art. 148.2 CE; se optó por configurar las normas de Constituciones tan detalladas
Comunidades Autónomas sobre el mode- y rígidas como las de Austria y la Repú-
lo previsto por el art. 152 y se inició un blica Federal de Alemania. En este últi-
proceso de homologación de competen- mo caso, en extremos tan importantes
cias de las mismas. La jurisprudencia como las elecciones de las Presidencias
constitucional completó tan importante del Bundestag y del Bundesrat (Acuer-
mutación. Los Acuerdos de 1992 y la con- do de Königstein de 1949, revisado en
siguiente Ley 9/1992 continuaron la muta- cada ampliación de la Federación) y de
ción y el primer Gobierno Aznar (1996- la Comisión de Presupuestos, la partici-
2000) abrió la puerta a su culminación pación de los Länder en el poder exte-
mediante una ola de reformas estatutarias. rior de la Federación (Acuerdo de Lin-
dau de 1957) o elección de los
No cabe duda, en consecuencia, que el magistrados del Tribunal Constitucional
presente Estado de las Autonomías no Federal. Otro tanto puede decirse de la
tiene su efectivo fundamento en la Cons- evolución constitucional de Italia o Ar-
titución formal, esto es, en el desarrollo y gentina.
BIBLIOGRAFÍA
Herrero y Rodríguez de Miñón, M.: «Fundamentos y futuro convencional del Estado au-
tonómico», en Los retos del Estado y la Administración en el siglo XXI. Libro Home-
naje al profesor Tomás de la Quadra-Salcedo. Valencia: Tirant lo Blanch, 2017.
[Nota: una parte del texto de esta voz procede de dicha publicación].
Hesse, K.: «Límites de la mutación constitucional», en P. Cruz Villalón, ed. Escritos de
Derecho Constitucional. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1983.
Hsu Dau-Lin: Die Verfassungswandlung. Berlin: W. de Gruyter, 1932.
Jellinek, G.: Reforma y mutación de la Constitución. Madrid: Centro de Estudios Consti-
tucionales, 1991.
Löwenstein, K.: Teoría de la Constitución. Barcelona: Ariel, 1979.
933
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
934
NACIONALIDAD
NACIONALIDAD
935
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
guinis). Así, son españoles los hijos de haya determinado su filiación española
españoles cualquiera que sea el territo- o su nacimiento en territorio español
rio donde hayan nacido e independien- (art. 17.2 CC); b) el mayor de edad
temente de si su filiación es matrimonial adoptado por un español (art. 19.2 CC)
o no matrimonial; b) El lugar del naci- y c) los que estén o hayan estado some-
miento (ius soli), con independencia de tidos a la patria potestad de un español
la nacionalidad de los padres. (art. 20.1 CC); 3.º La naturalización
(art. 21.1 CC), otorgada discrecional-
Aunque la preferencia entre estos crite- mente mediante real decreto, cuando en
rios ha sido desde antiguo objeto de de- el interesado concurran circunstancias
bate, lo cierto es que depende de la in- excepcionales, a petición del mismo,
fluencia que en cada país tenga la siendo competencia del Ministerio de
migración. Así, en aquellos que tienen Justicia la tramitación del expediente
una importante tasa de emigración, el (art. 61 LRC); y 4.º La residencia (arts.
legislador trata de conservar los víncu- 21.2 y 22.1 CC), que es una concesión
los con sus ciudadanos y opta por pre- otorgada por el Ministerio de Justicia,
ferir el criterio del ius sanguinis. Por el que podrá denegarla por motivos razo-
contrario, en aquellos otros que se ca- nados de orden público o interés nacio-
racterizan por su alto porcentaje de in- nal (Ley 19/2015 y Real Decreto
migración, se decantan por el del ius 1004/20015) y que se tramita mediante
soli para absorber a sus pobladores un procedimiento administrativo ágil,
[Véase también la voz Demografía]. En de naturaleza electrónica, que se inicia
el caso de España, el legislador ha esta- a solicitud del interesado, conllevando
blecido como criterio preferente el ius la realización de determinados exáme-
sanguinis, reservando la aplicación del nes y cuya resolución es recurrible en la
criterio del ius soli a aquellos supuestos vía judicial. El art. 22 CC regula los re-
de personas nacidas en España de pro- quisitos que ha de tener la residencia en
genitor también nacido en España; a los España para poder adquirir la nacionali-
nacidos de padres apátridas o cuya le- dad española, estableciendo que ha de
gislación no atribuya al hijo nacionali- ser legal, continuada e inmediatamente
dad y a los nacidos de filiación indeter- anterior a la petición, aunque se admite
minada (art. 17 CC). la interrupción por viajes cortos y oca-
sionales al extranjero, o por causa justi-
Por su parte, los supuestos legales de ficada El plazo general de residencia es
adquisición derivativa o sobrevenida de de diez años, que se reducen a cinco
la nacionalidad española son: 1.º La po- para los que hayan obtenido asilo o re-
sesión de estado (art. 18 CC) a favor de fugio, y dos años para los nacionales de
aquella persona que haya actuado como origen de países iberoamericanos, An-
español, durante al menos diez años, dorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Por-
con buena fe y basado en un título ins- tugal, o de sefardíes (apartado 1). No
crito en el Registro Civil, aunque se anu- obstante, para las personas enumeradas
le el título que originó dicha creencia; en el apartado 2 del art. 22 CC el plazo
2.º La opción (art. 20 CC), que podrán de residencia se fija en un año.
ejercitar mediante una declaración de
voluntad en la forma y con los requisi- Son requisitos comunes a la adquisición
tos legalmente establecidos (art. 20.2 de la nacionalidad española por opción,
CC) los siguientes sujetos: a) los mayo- carta de naturaleza y residencia (art. 23
res de 18 años respecto de los que se CC): a) ser mayor de catorce años y ca-
936
NACIONALIDAD
paz de prestar una declaración por sí, dorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Portu-
jurando o prometiendo fidelidad al Rey gal o de aquellos países con los que Es-
y obediencia a la Constitución y a las paña haya concertado tratados de doble
leyes; b) la declaración de renuncia a la nacionalidad; b) por la renuncia expresa,
nacionalidad anterior, salvo los naciona- siempre que se tenga otra nacionalidad,
les de origen de países iberoamericanos se esté emancipado y se resida habitual-
y los demás casos citados; y c) la ins- mente en el extranjero; c) por sanción,
cripción de la adquisición de la nueva siempre que no sea español de origen y
nacionalidad en el Registro Civil. solo en el caso de que así se haya estable-
cido por sentencia penal firme o cuando
Por último, conviene tener en cuenta el sujeto entre voluntariamente al servicio
que el art. 69 LRC establece una presun- de las armas o ejerza cargo político en un
ción de nacionalidad española de los Estado extranjero contra la prohibición
nacidos en territorio español de padres expresa del Gobierno.
también nacidos en España, en tanto no
conste la extranjería de estos últimos. Por su parte, para recuperar la condición
de español, el art. 26 CC exige: a) ser re-
La pérdida y recuperación de la naciona- sidente legal en España, salvo que exista
lidad española se encuentra regulada en dispensa del Ministro de Justicia cuando
los arts. 24 y 25 CC y opera ipso iure concurran circunstancias excepcionales
cuando concurren todos los presupues- o ser emigrantes o hijos de emigrantes;
tos, pues debe tenerse en consideración b) declarar ante el encargado del Regis-
que las reglas generales en materia de na- tro Civil la voluntad de recuperar la na-
cionalidad son la de permitir los cambios cionalidad española, renunciando a la
y la de evitar las situaciones de apatridia. nacionalidad anterior, salvo los naturales
Se pierde la nacionalidad española: a) por de los países mencionados en el
la adquisición de otra nacionalidad, salvo art. 24 CC; y c) inscribir la recuperación
que se trate de una iberoamericana, An- en el Registro Civil.
BIBLIOGRAFÍA
Díez-Picazo, L.; Gullón Ballesteros, A.: Sistema de Derecho Civil: Vol. I: Introducción. Derecho
de la persona. Autonomía privada. Persona jurídica. Madrid: Tecnos, 1981. 4.ª ed.
Espinar Vicente, J. M; Guzmán Peces, M.: La nacionalidad y la extranjería en el sistema
jurídico español. Madrid: Dykinson, 2017.
VV. AA.: Nacionalidad y extranjería. Valencia: Tirant lo Blanch, 2018.
937
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
NACIONALIDADES Y REGIONES
938
NACIONALIDADES Y REGIONES
939
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
suele identificarse con el seguido por de, en efecto, hablarse como una reali-
las regiones y las reglas especiales dad cultural, histórica, lingüística,
(art. 151 y disposición transitoria 2.ª, re- sociológica y hasta religiosa. Pero la na-
ferida, sin mencionarlos, al País Vasco, ción que aquí importa es única y exclusi-
Cataluña y Galicia) se relacionan con las vamente la nación en sentido jurídico-
nacionalidades, que coinciden con la constitucional. Y en ese específico
concurrencia en tales territorios de fac- sentido la Constitución no conoce otra
tores históricos, lingüísticos o jurídicos que la Nación española, con cuya men-
particulares, y de una voluntad acredita- ción arranca su preámbulo, en la que la
da de autogobierno. Las diecisiete Co- Constitución se fundamenta (art. 2 CE) y
munidades alcanzaron niveles similares con la que se cualifica expresamente la
de autogobierno en los años noventa, soberanía que, ejercida por el pueblo es-
con lo que se diluía la diferencia entre pañol como su único titular reconocido
nacionalidades y regiones, lo que ha (art. 1.2), se ha manifestado como volun-
motivado críticas de los que propugnan tad constituyente en los preceptos positi-
una lectura asimétrica, precisamente vos de la Constitución Española.» (FJ 12).
con base en el art. 2 CE.
La constitucionalización de las naciona-
A los diferentes Estatutos de Autonomía lidades, a diferencia de las regiones
corresponde determinar la denomina- (fuera del debate político y jurídico),
ción de la Comunidad Autónoma. El tér- plantea cuestiones sobre el significado y
mino región ha sido omitido (salvo Mur- efectos que se derivan para las Comuni-
cia) mientras se ha ido expandiendo el dades Autónomas así calificadas y para
de nacionalidad. Los Estatutos del País el propio Estado autonómico. Suele
Vasco y Cataluña de 1979 los denominan identificarse las nacionalidades con na-
nacionalidad, el de Galicia de 1981 na- ciones culturales y reservar a España la
cionalidad histórica y el de Andalucía nación jurídica. Pero «nacionalidad» tie-
(1981) y la Comunidad Valenciana ne un significado político, que identifica
(1982), de forma indirecta, nacionalidad. comunidades políticas, dentro de la co-
En las reformas de 2007, Andalucía, Ara- munidad política mayor. El efecto cons-
gón e Illes Balears asumen el de nacio- titucional de su utilización suele confi-
nalidad histórica. Y Canarias en 2018 se narse a lo simbólico, a la vez que todas
define como nacionalidad. El Estatuto ca- las Comunidades Autónomas ostentan
talán de 2006, cuyo proyecto aprobado un mismo régimen jurídico. Frente a
por el Parlament definía Cataluña como esta postura se alzan voces que recla-
nación, mantiene el de nacionalidad, man un estatuto jurídico particular para
aunque en el preámbulo afirma: El Par- las nacionalidades. La constitucionaliza-
lament de Catalunya, recollint el senti- ción de las nacionalidades, junto a la
ment i la voluntat de la ciutadania de nación española, sirve ya sea para vi-
Catalunya, ha definit Catalunya com a sualizar la garantía de la pluralidad cul-
nació d’una manera àmpliament majo- tural y jurídica del Estado autonómico,
ritària. La Constitució espanyola, en ya para promover España como nación
l’article segon, reconeix la realitat nacio- de naciones. En cambio, quedaría fuera
nal de Catalunya com a nacionalitat. del alcance del art. 2 un Estado plurina-
Además, se utiliza el adjetivo «nacional» cional que negara la condición de na-
para referirse a los símbolos. La ción a España o que confiriese el dere-
STC 31/2010 se pronuncia sobre los sig- cho de autodeterminación a las
nificados de nación: «De la nación pue- nacionalidades.
940
NACIONALIDADES Y REGIONES
BIBLIOGRAFÍA
941
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
NACIONES UNIDAS
942
NACIONES UNIDAS
943
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Salcedo, según la cual acaso sea preferi- posiciones fuesen efectivamente aplica-
ble examinar las posibilidades que la das en su letra y en su espíritu, más que
Carta de las Naciones Unidas ofrece obsesionarnos con nuevas y más radica-
para la construcción de la paz si sus dis- les reformas de las Naciones Unidas.
BIBLIOGRAFÍA
944
NEGOCIO JURÍDICO
NEGOCIO JURÍDICO
945
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
946
NEGOCIO JURÍDICO
zan hasta el momento del falleci- blecido en las normas jurídicas, así,
miento de quien los concluye. en el testamento. Se afirma asimismo
E) En atención a su contenido, los nego- que en estos negocios solemnes, la
cios jurídicos de Derecho privado, forma, por ejemplo, la escritura pú-
conforme afirma Díez– Picazo, se cla- blica o la inscripción en el Registro,
sifican en: es un requisito ad substantiam, en el
sentido de que constituye un elemen-
a) Negocios de Derecho patrimo- to esencial del negocio, sin cuya exis-
nial, que pueden ser puros, cuan- tencia este no es válido; por el con-
do tienen una finalidad extricta- trario, en los no solemnes, la ley no
mente económica, y mixtos, que exige a las partes del negocio que
además persiguen fines de natu- exterioricen su voluntad de una for-
raleza personal o familiar, ma determinada.
b) Negocios de Derecho de familia y G) En atención al reconocimiento legal,
c) Negocios atinentes a los derechos cabe contraponer entre negocios tí-
de la personalidad. picos, que son aquellos previstos en
la ley y dotados de una regulación
A su vez, los negocios patrimoniales, específica, y atípicos, que son acuer-
atendiendo a su función económica, dos de voluntades derivados del
pueden clasificarse en: negocios de ejercicio de la autonomía privada,
disposición, de administración y de que, si bien no son contrarios a las
atribución. leyes, no están dotados de un régi-
F) En atención a las formalidades exigi- men legal propio.
das por la ley para la validez del ne- H) En la categoría de los denominados
gocio, cabe distinguir entre negocios negocios jurídicos anómalos cabe
solemnes y no solemnes. En los pri- mencionar los negocios simulados,
meros, la manifestación de voluntad los en fraude de ley, los fiduciarios y
debe expresarse conforme a lo esta- los indirectos.
BIBLIOGRAFÍA
947
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
NEOCONSTITUCIONALISMO
948
NEOCONSTITUCIONALISMO
949
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Carbonell, M., ed.: Teoría del neoconstitucionalismo. Ensayos escogidos. Madrid: Trotta - Ins-
tituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, 2007.
Comanducci, P.; et al.: Positivismo jurídico y neoconstitucionalismo. Madrid: Fundación
Coloquio Jurídico Europeo, 2009.
Ferrajoli, L.; Ruiz Manero, J.: Dos modelos de constitucionalismo. Una conversación. Ma-
drid: Trotta, 2012.
Pozzolo, S.: «Neoconstitucionalismo y especificidad de la interpretación constitucional»,
en Doxa, 21, v. II (1998).
950
NEOCONSTITUCIONALISMO
951
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
NOTARIADO
El Notariado español moderno, con orí- del notario, si bien viene a expresar la
genes remotos en el tabellio romano, se finalidad a la que sirve su actividad,
configura legislativamente, principal- esto es, coadyuvar a la consecución de
mente, a través de la Ley del Notariado los principios constitucionales de lega-
de 28 de mayo de 1862 (LN) y del Re- lidad (art. 9.1 CE), seguridad jurídica
glamento de la Organización y Régimen (9.3 CE) y libertad (1.1 CE), al conferir
del Notariado (RN) de 2 de junio el instrumento público un medio privi-
de 1944, y se halla «integrado por todos legiado para el ejercicio de la autono-
los notarios de España, con idénticas mía de la voluntad, así como su condi-
funciones y los derechos y obligaciones ción de funcionario público, de una
que las leyes y reglamentos determinan» sola clase en todo el Reino (art. 1 LN).
(art. 1 RN). Ello reclama para el Estado la compe-
tencia exclusiva «sobre las bases del ré-
El Notariado, preexistente, por tanto, a gimen estatutario» (art. 149.1.18 CE) del
nuestro texto constitucional, aunque Notariado, a pesar de tener los nota-
en constante adaptación, encuentra su rios, de modo inescindible, como dice
anclaje en el título VIII de la Carta Rodríguez Adrados, el carácter de fun-
Magna, en virtud de la garantía insti- cionarios públicos y de profesionales
tucional otorgada directamente al pro- del Derecho (art. 1 RN), y de ejercer o
ducto propio o resultado material típi- prestar una función pública a través de
co de la actividad del notario, esto es, medios privados sustentados por el
el instrumento público (art. 17 LN y arancel notarial. Como afirma Bolás Al-
art. 1216 CC) –que se incorpora al fonso, los notarios son funcionarios en
protocolo notarial (art. 272 RN)–, e in- cuanto que son depositarios de una
directamente al mismo notario, como función pública estatal que ejercen, en
su autor, en el art. 149.1.8 CE, que parte, en régimen profesional para su
confiere al Estado la competencia ex- mayor eficiencia y para el mejor servi-
clusiva en materia de «ordenación de cio a la sociedad.
los registros e instrumentos públicos»
(sin perjuicio de la asunción de com- La fe pública notarial tiene y ampara un
petencias «ejecutivas» por las Comuni- doble contenido: a) en la esfera de los
dades Autónomas con el sentido e in- hechos, la exactitud de los que el nota-
terpretación dadas a dicha categoría rio ve, oye o percibe por sus sentidos;
por la STC 31/2010). b) en la esfera del Derecho, la autentici-
dad y fuerza probatoria de las declara-
El art. 1 LN dispone que «[E]l Notario es ciones de voluntad de las partes en el
el funcionario público autorizado para instrumento público redactado confor-
dar fe, conforme a las leyes, de los me a las leyes. Como profesional del
contratos y demás actos extrajudicia- Derecho, el notario tiene la misión de
les», poniendo de relieve un aspecto asesorar a quienes reclaman su ministe-
esencial del Notariado, esto es, la con- rio y aconsejarles los medios jurídicos
dición de funcionarios y fedatarios pú- más adecuados para el logro de los fi-
blicos de los notarios que lo integran. nes lícitos que aquellos se proponen al-
Ello no agota la totalidad de la figura canzar (art. 1 RN).
952
NOTARIADO
953
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Bolás Alfonso, J.: «El Notariado y la Constitución Española», en Revista Jurídica del
Notariado, extraordinario 2018.
Gomá Salcedo, J. E.: Derecho Notarial. Barcelona: Bosch, 2011.
Herrero y Rodríguez de Miñón, M.: La garantía institucional de la fe pública, en «La
reforma de la justicia preventiva», Martín Romero, J. C. (dir.). Madrid: Civitas, 2004.
Ollé Favaró, J. C.: «Elementos de la función notarial a partir de la Constitución», en La
Notaría, 2/2018, Ilustre Colegio de Notarios de Cataluña.
954
NOTARIADO
Rodríguez Adrados, A.: «El Notario. Función privada y función pública. Su inescindibi-
lidad», en Revista de Derecho Notarial, CVII (1980).
[Las opiniones expresadas en este trabajo corresponden únicamente con las del autor
y en ningún caso representan postura alguna de la Comisión Europea.]
955
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
OBJECIÓN DE CONCIENCIA
956
OBJECIÓN DE CONCIENCIA
957
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
sión de una objeción. Por ejemplo, el le- administrar justicia sometido únicamente
gislador debería valorar si el conflicto al imperio de la ley).
conciencia-ley es directo (lo sería el del
médico que no quiere practicar la inte- Conviene hacer, antes de concluir, una im-
rrupción de un embarazo, pero no el de portante precisión terminológica. Próxima a
quien no quiere pagar impuestos para la objeción de conciencia, en el espectro de
evitar «financiar abortos» con su dinero); la las disidencias ideológicamente motivadas,
gravedad objetiva de ese problema de se encuentra la desobediencia civil. Mientras
conciencia (resulta más gravoso obligar a que la objeción de conciencia implica el re-
un ciudadano pacifista a prestar el servi- chazo de la norma porque es injusta para el
cio militar que exigir a un diputado elec- individuo obligado a cumplirla, el desobe-
to, que concurre libremente a unas elec- diente civil incumple la norma para que se
ciones, a prestar juramento o promesa de cambie, como una forma de llamar la aten-
acatamiento de la Constitución); o, final- ción sobre ella al considerarla socialmente
mente, tener en cuenta si la obligación ha injusta. Un supuesto de objeción puede ser
sido voluntariamente asumida (como la eventualmente aceptado por el ordenamien-
del juez que no quiere aplicar una ley por to jurídico. La desobediencia civil, sin em-
motivos de conciencia, pues al acceder a bargo, es una categoría que, por definición,
su cargo precisamente se comprometió a necesariamente queda fuera del Derecho.
BIBLIOGRAFÍA
Barrero Ortega, A.: La libertad religiosa en España. Madrid: Centro de Estudios Políticos
y Constitucionales, 2006.
Gómez Abeja, L.: Las objeciones de conciencia. Madrid: Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, 2016.
Lucas Murillo de la Cueva, P.: «Objeción de conciencia y desobediencia civil», en L. Prieto
Sanchís (coord.), Actas de los seminarios sobre objeción de conciencia y desobedien-
cia civil. Madrid: Fundación Ciudadanía y Valores, 2011.
Martín-Retortillo Baquer, L.: «El marco normativo de la libertad religiosa», en A. Motilla de
la Calle, et al., La libertad religiosa a los veinte años de su Ley Orgánica. Madrid: Mi-
nisterio de Justicia, 1999.
Prieto Sanchís, L.: «Desobediencia civil y objeción de conciencia», en I. Sánchez Gargallo (dir.),
Objeción de conciencia y función pública. Madrid: Consejo General del Poder Judicial, 2007.
Ruiz Miguel, A.: «La objeción de conciencia, en general y en deberes cívicos», en M. L.
Maqueda Abreu (dir.), Libertad ideológica y derecho a no ser discriminado, Madrid:
Consejo General del Poder Judicial, 1996.
— «Sobre la fundamentación de la objeción de conciencia», en Anuario de Derechos Hu-
manos, 4 (1986-1987).
958
OBLIGACIÓN JURÍDICA
OBLIGACIÓN JURÍDICA
959
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
960
OBLIGACIÓN JURÍDICA
BIBLIOGRAFÍA
Díez-Picazo, L.: Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial. Las relaciones obligatorias,
6.ª ed., Madrid: Thomson Civitas, 2008.
— «El Derecho de obligaciones en la codificación civil española», en Estudios Centena-
rio del Código Civil, I. Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces, 1990.
Fernández de Buján, A.: Derecho Privado Romano. 10.ª ed. Madrid: Iustel, 2017.
Hernández-Gil, A.: Derecho de obligaciones. Madrid: Sucs. de Rivadeneyra, 1972.
961
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
962
OLVIDO (DERECHO AL)
963
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
964
ORDENAMIENTO JURÍDICO
ORDENAMIENTO JURÍDICO
Estas palabras de la Exposición de moti- Que, como la propia vida de los sujetos
vos de la Ley citada expresan muy bien que integran la comunidad de la que en
la esencia del concepto. Un ordenamien- cada caso se trate, el Derecho es una rea-
to jurídico no es simplemente un conjun- lidad dinámica, que, por lo tanto, está
to de normas escritas; es algo distinto y expuesta a cambios, que unas veces pue-
algo más también, mucho más que eso den afectar simplemente a determinadas
porque hace referencia a una organiza- normas del sistema que, a resultas de
ción social, a una comunidad formada esos cambios, quedan «descolgadas»,
por una pluralidad de sujetos que com- desprendidas de él, aunque el ordena-
parten unos mismos valores y persiguen miento como tal no varíe, y otras pueden
unos fines también comunes para cuya alcanzar a los principios en cuyo caso el
consecución interactúan en el seno de la ordenamiento cambiará, aunque las nor-
misma de acuerdo con unos ciertos prin- mas que lo integran no hayan experi-
cipios y generan, en la medida en que lo mentado modificación alguna.
necesitan, las normas que consideran
precisas para asegurar el buen funciona- Y, en fin, que no se compone solo de
miento de la organización y de sus rela- normas escritas, como subraya muy ex-
ciones en el seno de la misma. presivamente la fórmula «Ley y Derecho»
del art. 19 de la Grundgesetz, que recoge
Destacarlo así ayuda a comprender me- también el art. 103.1 de nuestra propia
jor muchas cosas que de otro modo no Norma Fundamental, con la que «España
965
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
966
ORDENAMIENTO JURÍDICO
BIBLIOGRAFÍA
967
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Tomás-Ramón Fernández
Académico de Número de la
Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España
Catedrático de Derecho Administrativo
968
ORGANISMOS REGULADORES Y ADMINISTRACIONES INDEPENDIENTES
969
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
970
ORGANISMOS REGULADORES Y ADMINISTRACIONES INDEPENDIENTES
971
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
972
ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA
ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA
Descritas de manera muy simple, las Ad- ganos, la ley exige cualificaciones es-
ministraciones son estructuras operativas pecíficas para quienes hayan de ser
complejas, en las que personas diversas nombrados.
actúan cooperativamente, desempeñan- El resto de personas que trabaja en
do cada una las funciones que respecti- una Administración –y que dependen
vamente les asignan las normas jurídicas. de los titulares de los órganos respec-
tivos− se encuadra en puestos de tra-
A) Dichas funciones están atribuidas bajo (o unidades administrativas tout
por las normas no a personas concre- court), que se definen en las llama-
tas −nominativamente identificadas−, das relaciones de puestos de trabajo
sino a entidades abstractas e ideales (RPT); dichas relaciones, por lo gene-
de muy diversa denominación, que ral, no definen las funciones de cada
provisionalmente podemos denomi- puesto de trabajo, sino los perfiles
nar «órganos» (p. ej., un ministro, un profesionales de las personas que de-
alcalde). Como es obvio, en cada mo- ben ocupar cada uno de ellos. Estas
mento, estos órganos se encuentran personas pueden estar relacionadas
ocupados o desempeñados por una con su Administración bien en condi-
persona (o, en ocasiones, por un co- ción de funcionario, de personal la-
lectivo de personas), que son las habi- boral (vinculado mediante un contra-
litadas para el desarrollo de las funcio- to de trabajo), o ser designadas
nes propias del órgano. libremente, por razones de confianza
Cada Administración se integra por política.
una pluralidad de órganos; y el con-
junto de ellos, así como el sistema de Los órganos que integran cada Adminis-
relaciones entre los mismos, es lo tración son de rasgos muy dispares, pu-
que se conoce con el nombre de or- diendo clasificarse en función de crite-
ganización administrativa. rios diversos.
B) Es importante tener en cuenta, no
obstante, que no todas las personas A) Por razón del diferente ámbito físico
que trabajan para una Administración de sus competencias, suele distinguir-
ocupan o desempeñan órganos. En se entre órganos centrales (cuya com-
la actualidad, y de acuerdo con nues- petencia se extiende a la totalidad del
tro Derecho positivo, solo tienen la territorio de la Administración respec-
consideración jurídica de órganos tiva: p. ej., un alcalde) y órganos terri-
«las unidades administrativas a las toriales o periféricos (de competencia
que se les atribuyan funciones que limitada a una parte de dicho territo-
tengan efectos jurídicos frente a ter- rio: p. ej., el delegado del Gobierno
ceros, o cuya actuación tenga carác- en una Comunidad Autónoma).
ter preceptivo». Por ello, son órganos, B) Por razón de su composición, cabe
exclusivamente, los creados y defini- distinguir entre órganos unipersona-
dos por normas jurídicas. Sus titula- les y colegiados. Son unipersonales
res son, por lo general, de libre de- aquellos cuyo titular es una única
signación por el respectivo Gobierno; persona física (p. ej., un director ge-
aunque, para tipos específicos de ór- neral); colegiados, aquellos cuya titu-
973
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
974
ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA
BIBLIOGRAFÍA
975
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
La expresión latina si vis pacem, cole iusti- dad jurídica propia y que actúa conforme
tiam, cincelada en la piedra angular de a un principio de especialización funcio-
una de las primeras sedes de la Organiza- nal. En relación con dicho sistema, se ha-
ción Internacional del Trabajo, ilustra a la lla investida de una característica común
perfección el origen y la visión de los fun- al resto de organizaciones y de otra que la
dadores de este organismo internacional, hace única. La primera es el universalis-
que permanece como el único resultado mo, lo que significa que no se encuentra
imperecedero del Tratado de Versalles. La vinculada a un criterio de membresía se-
OIT nace bajo la creencia firme de que la lectiva o de participación restringida –por
promulgación de unos estándares labora- ejemplo, en función de una pauta geográ-
les mínimos internacionales tendría la vir- fica o del nivel de riqueza–. Eso sí, no
tualidad de garantizar la reducción de las existe obligación de que los miembros de
desigualdades, una mayor cohesión social las Naciones Unidas lo sean de la OIT,
y la paz, si bien con el tiempo ha podido por lo que el número de miembros de
verse que la misma ha resultado mucho esta agencia especializada es algo infe-
más anhelada que real. Basta con abrir un rior, 187 según el último recuento. La se-
diario para comprobar la existencia de gunda característica se reconoce en el tri-
conflictos y revueltas originadas por las al- partismo, porque si bien la OIT es una
tas tasas de desempleo juvenil; situaciones organización interestatal, debido a que
de cuasi esclavitud laboral, que solo oca- son los Estados quienes concurren a su
sionalmente y de forma dramática salen a creación, sus mandantes son representan-
la luz; crisis migratorias que dejan terribles tes de gobiernos, empleadores y trabaja-
imágenes; y guerras comerciales motiva- dores. En concreto, cada Estado miembro
das, entre otras razones, por el dumping tiene derecho a enviar cuatro delegados a
social. De ahí que cien años después de su la Conferencia Internacional del Trabajo:
nacimiento, el mismo tipo de aspiraciones dos por el Gobierno, otro en representa-
que confluyeron en su génesis, el sentido ción de los trabajadores y otro de los em-
humanitario de las condiciones de trabajo pleadores, pudiendo cada uno de ellos
y la concepción universal de tales condi- intervenir y votar de manera indepen-
ciones, sirven para explicar su permanen- diente. Una participación de las organiza-
cia. Solo que al insumo tradicional de la ciones sindicales y empresariales junto a
actividad de la OIT, como son las condicio- los gobiernos que es, probablemente, la
nes laborales, la libertad sindical y la nego- clave de bóveda de la institución. Pues a
ciación colectiva, se añaden en los últimos pesar de la, en ocasiones, naturaleza con-
años nuevos problemas, como el desem- flictiva del tripartismo, la OIT ha devenido
pleo, la migración de las personas y el im- un foro singular en el cual los gobiernos y
pacto de la digitalización y la robotización los interlocutores sociales pueden libre y
sobre las relaciones laborales. abiertamente compartir y confrontar polí-
ticas y actuaciones nacionales, dotando
Integrada desde 1946 en la constelación además de un plus de legitimidad al re-
de instituciones identificadas como del sultado de su actividad reguladora.
«sistema de las Naciones Unidas», la OIT
se configura como una organización in- Desde un punto de vista organizativo, la
ternacional diferenciada, con personali- OIT se estructura alrededor de tres órganos
976
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO
977
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
978
ÓRGANO CONSTITUCIONAL
ÓRGANO CONSTITUCIONAL
979
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
otros órganos constitucionales, sin per- la cláusula abierta del art. 161.1.d) CE.
juicio de las relaciones de coordinación En virtud de lo que allí se establece, la
entre ellos que puedan establecerse; legitimación activa y pasiva para este
funciones específicas atribuidas expre- tipo de conflictos se atribuye en exclusi-
samente por la Constitución, etc.) pre- va al Gobierno, al Congreso de los Di-
sentan sin excepción dificultades muy putados, al Senado y al Consejo General
difíciles de salvar. Sin embargo, sigue del Poder Judicial (CGPJ). Hay que te-
siendo útil, aún dentro de esa impreci- ner en cuenta que el legislador orgánico
sión, utilizar la categoría de órgano se limita a atribuir la legitimación para
«constitucional» para identificar deter- un determinado procedimiento consti-
minados órganos del Estado, los esta- tucional, pero no ha pretendido me-
blecidos por la propia Constitución, a diante esta regulación definir cuáles son
los que esta les atribuye el ejercicio, no los órganos constitucionales, entre otras
subordinado a otros, de determinadas razones, porque, por la propia naturale-
funciones constitucionales y de los que za de estos, esa definición solo podría
regula las notas esenciales que le son hacerla la norma constitucional. Persis-
propias. ten por lo tanto las dudas acerca de la
extensión de la categoría, por ejemplo
En otras palabras, los órganos constitu- en relación con la posibilidad de apli-
cionales se definirían por la doble ca- carla, en las Comunidades Autónomas, a
racterización de ser constitucionalmente los órganos de autogobierno que, con
necesarios y de proyectarse sobre ellos esa caracterización, contemplan algunos
una garantía institucional que, a diferen- Estatutos de Autonomía (y, podría decir-
cia de los órganos de relevancia consti- se, también la propia Constitución, al
tucional, va más allá de su mera existen- menos en las Comunidades a las que es
cia para adentrarse en su caracterización de aplicación el art. 152 CE).
esencial. Aunque con estos mimbres
pueda ciertamente ponerse en duda la En todo caso, está claro que algunos de
precisión de la categoría, resulta mucho los órganos constitucionales contempla-
menos dudosa su utilidad, pues, en dos claramente por la Constitución se
principio, permitiría al menos identificar encuentran fuera de la legitimación para
cuáles son los órganos que así deberían iniciar este conflicto, empezando por el
considerarse en un determinado sistema propio Tribunal Constitucional, exclui-
constitucional. do por razones obvias. Otro tanto po-
dría decirse de la Corona, aunque aquí
En nuestro ordenamiento, sin embargo, sería preciso recordar que en los oríge-
la identificación de los órganos constitu- nes de la teoría orgánica del Estado esta,
cionales se encuentra con una dificultad por la pervivencia del principio monár-
adicional, que deriva del modo, parcial, quico, se considera ajena a la organiza-
en el que esta categoría se ha recogido ción estatal por ser precisamente la ca-
entre nosotros. La Constitución, como beza del mismo, dotando de unidad y
se ha dicho, no los menciona expresa- legitimidad a todo el conjunto. Mayor
mente. Solo lo hace la Ley Orgánica el complejidad presenta la exclusión de
Tribunal Constitucional (LOTC), que de- los jueces y magistrados que ejercen el
dica tres de sus artículos a regular «el Poder Judicial y los juzgados y tribuna-
conflicto entre Órganos Constituciona- les en los que este se organiza. Sin que
les del Estado», un procedimiento ante ello suponga minorar un ápice su im-
el TC añadido por el legislador gracias a portancia como «poder» del Estado, lo
980
ÓRGANO CONSTITUCIONAL
BIBLIOGRAFÍA
Díez-Picazo Giménez, L.: «Órgano Constitucional», en M. Aragón Reyes, ed. Temas Básicos
de Derecho Constitucional. Madrid: Civitas, 2001.
García Roca, F. J.: El conflicto entre órganos constitucionales. Madrid: Tecnos, 1987.
García-Pelayo, M.: «El status del Tribunal Constitucional», en Revista Española de Dere-
cho Constitucional, 1 (1981).
Pendás, B.: «Estudio Preliminar», en Otto von Gierke, Teorías Políticas de la Edad Media.
Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1995.
Santamaría Pastor, J. A.: «Órgano Administrativo», en Enciclopedia Jurídica Seix, vol. XVII.
Barcelona: Seix, 1986.
Ángel Rodríguez
Catedrático de Derecho Constitucional
Universidad de Málaga
981
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
OTAN
982
OTAN
islas bajo su jurisdicción situadas en el At- das por contingentes militares aliados
lántico al norte del Trópico de Cáncer (ar- han participado en acciones contra los
tículo 6). Fueron inicialmente doce sus mismos elementos en Afganistán como
firmantes-Bélgica, Canadá, Dinamarca, también lo han hecho en Irak y en Li-
Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Ho- bia. Y fue la OTAN la que intervino mi-
landa, Noruega, Portugal, Reino Unido y litarmente en el conflicto yugoeslavo
Estados Unidos– ampliados a 14 en 1952 para darle final al régimen de Milosevic
con la entrada de Grecia y Turquía, a 15 y proteger a las minorías albanesas de
con la entrada en 1955 de la República Kosovo. Con ello, la limitación del área
Federal de Alemania, a 16 en 1982 con la de actuación que el artículo 6 del Trata-
entrada de España y a 29 con la entrada, a do describe se ha visto sustancialmente
partir de 1991 y tras la desaparición de la alterada.
URSS y de Yugoeslavia, de Albania, Bul-
garia, República Checa, Croacia, Estonia, España ingresó en la OTAN en 1982,
Hungría, Letonia, Lituania, Montenegro, tras ser aprobada su adhesión con ma-
Polonia, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia. yorías absolutas por el Congreso y el
Esa misma contabilidad revela el grado Senado del Parlamento. La decisión es-
importante de aceptación que la OTAN ha pañola contribuyó a reforzar la Alianza
suscitado y siguen suscitando entre los en un momento de indecisión trasatlán-
miembros y los que aspiran a serlo, y tica. Fueron visibles los intentos soviéti-
cuya clave reside en una doble constata- cos para impedir su realización. El Go-
ción: el conjunto ha demostrado una no- bierno de la UCD encabezado por
table capacidad de disuasión frente a Leopoldo Calvo-Sotelo propició el de-
cualquier intento bélico enemigo y al mis- bate parlamentario y la decisión corres-
mo tiempo ha ofrecido a sus miembros pondiente, en el marco de una política
un significativo nivel de seguridad. No de exterior española que, tras la muerte del
otra manera cabe interpretar la premura general Franco, pretendía la incorpora-
con la que los antiguos miembros del ción de España a todas las organizacio-
Pacto de Varsovia y los integrantes de la nes democráticas, europeas y occidenta-
extinta Yugoeslavia se apresuraron a for- les, tratárese del Consejo de Europa, del
mar parte de la organización. A todo ello Mercado Común europeo o de la OTAN.
naturalmente no es ajeno el hecho de La decisión fue sistemáticamente recha-
que, como primum inter pares y principal zada por el PSOE, el mayor partido de
potencia militar del mundo, los Estados la oposición, que hizo del lema «OTAN
Unidos forman parte de ella. Y que el ca- de entrada no» su principal línea de ar-
rácter del conjunto nunca haya dejado de gumentación, precisada en 1982, en vís-
tener un abierto carácter consensual. peras electorales, con la promesa de
abandonar la Alianza en el caso de ga-
Solo en una ocasión ha recurrido la nar los comicios. El vencedor de estos y
OTAN a la invocación del artículo 5 del resultante presidente del Gobierno, el
Tratado, cuando terroristas islámicos socialista Felipe González, sin embargo,
amparados por el régimen talibán afga- celebró en 1986 un referéndum sobre la
no atentaron contra los Estados Unidos presencia española en la organización,
en Nueva York y Washington el 11 de esta vez proclamando «OTAN, en el inte-
septiembre de 2001. La acción militar rés de España». El resultado favorable,
subsiguiente, sin embargo, fue exclusi- aunque ajustado, permitió la continuada
vamente protagonizada por tropas ame- presencia española y ya en 1999, bajo
ricanas. Posteriormente, tropas integra- José María Aznar como presidente del
983
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Capilla, A.: La OTAN en el diseño de la política exterior de los gobiernos de UCD. El papel
de Javier Rupérez. Madrid: Instituto Universitario Gutiérrez Mellado, 2019.
Hernández Holgado, F.: Historia de la OTAN. De la Guerra Fría al intervencionismo hu-
manitario. Madrid: Los Libros de la Catarata, 2000.
Lobo, Á.: OTAN y España. El precio de una alianza. Barcelona: Plaza y Janés, 1981.
Martínez Carmena, M.ª: La OTAN, de alianza defensiva a organización de seguridad.
Pamplona: Thomson Reuters Aranzadi, 2013.
Rupérez, J.: España en la OTAN. Relato parcial. Barcelona: Plaza y Janés, 1986.
Sayle. T. A.: Enduring Alliance: A History of NATO and the Postwar Global Order. Ithaca:
Cornell University Press, 2019.
984
PARLAMENTARISMO
PARLAMENTARISMO
985
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
986
PARLAMENTARISMO
BIBLIOGRAFÍA
987
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
PARLAMENTO EUROPEO
988
PARLAMENTO EUROPEO
países de Asia central, etc). Todas ellas Parlamento. Como asimismo ocurre
suelen realizar la mayor parte de su tra- con otros instrumentos internaciona-
bajo en Bruselas. les que contengan repercusiones pre-
supuestarias de relieve para la Unión
Órganos políticos del Parlamento euro- o cuando esté en discusión el hecho
peo son, en primer lugar por su impor- de que en un Estado miembro exista
tancia y el alcance de sus acuerdos, la un riesgo real de que se esté come-
Conferencia de presidentes de los distin- tiendo una violación grave de los
tos Grupos políticos, presididos por principios y valores fundamentales
quien lo es del Parlamento; a mucha dis- de la Unión. Convocar una Conven-
tancia en relevancia se encuentran las ción para preparar una modificación
Conferencias de presidentes de Comisio- de los Tratados –asunto discutido en
nes o de Delegaciones y, por último, los la actualidad– también exige la inter-
cuestores, diputados que se encargan de vención parlamentaria.
resolver asuntos económicos y adminis- 2. Participación en el proceso legislati-
trativos. vo. En este apartado hay que diferen-
ciar:
Desde la perspectiva de quien ha sido
parlamentario europeo, debo añadir –– procedimiento legislativo ordina-
que la libertad y las posibilidades de in- rio. Es la «codecisión» que ha situa-
tervenir en debates o suscitar iniciativas do al Parlamento y al Consejo de
de los diputados europeos es, en mu- Ministros en igualdad de condicio-
chos casos, mayor que la de sus colegas nes: cuando hay acuerdo entre
nacionales. El diputado cuenta además ambas instituciones, la decisión le-
con libertad de voto, limitada tan solo gislativa o el acuerdo se adoptan
por su responsabilidad ante el Grupo en lo que se llama primera o se-
político al que está adscrito. Ello hace gunda lectura (utilizadas para per-
que en el Parlamento Europeo las vota- filar redacciones o pequeñas dis-
ciones en bloque que vemos en las Cor- crepancias); cuando tal acuerdo
tes Generales de España donde, solo no existe, se instaura un procedi-
por casualidad o por error, un diputado miento de conciliación (en la ter-
se aparta de la disciplina del Grupo, no minología bruselense, trílogos por-
existen. El hecho de que los votos emi- que también interviene la
tidos sean en gran parte votos nomina- Comisión). Este sistema se aplica a
les, es decir, que llevan pegados el materias como la política agraria
nombre y apellidos del diputado que comunitaria, el comercio exterior,
lo emite y que se publican en la red po- la política de medio ambiente o los
cas horas después de haber sido emiti- ámbitos de la seguridad, la libertad
dos, permite una transparencia difícil de y la justicia.
encontrar en otras Asambleas parlamen- –– la consulta al Parlamento es el
tarias. trámite exigido en asuntos como
fiscalidad, competencia, armoni-
Las competencias del Parlamento son: zación de las legislaciones no
vinculadas al mercado interior y
1. Constitucionales y de ratificación: algunos aspectos de la política
cualquier tratado de adhesión de un social.
Estado miembro o de simple asocia- –– dictamen conforme o «procedi-
ción exige el acuerdo conforme del miento de aprobación» se aplica a
989
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
asuntos como por ejemplo los que asiste igualmente la posibilidad de cons-
afecten a servicios de interés eco- tituir Comisiones temporales de investi-
nómico general o a las iglesias y gación para analizar las irregularidades o
asociaciones o comunidades reli- la mala administración que se hayan po-
giosas o cuando se considere ne- dido detectar en alguna de las institucio-
cesaria la acción de la Unión para nes de la Unión.
alcanzar objetivos previstos en los
Tratados sin que se hayan previsto Es decir, el Parlamento ejerce conjunta-
en ellos los poderes de actuación mente con el Consejo de Ministros la
necesarios. función legislativa y la función presu-
puestaria siendo competente en todos
3. Carácter presupuestario. El Parlamen- los asuntos que afectan hoy día a la vida
to adopta el Presupuesto anual junto colectiva de los europeos, excepto las
con el Consejo de Ministros y cuenta materias relativas a la política exterior y
con una Comisión específica que de seguridad acerca de las cuales, sin
examina cómo se ha gastado el Pre- embargo, tiene el derecho a ser informa-
supuesto y, cada año, aprueba la ges- do regularmente sobre las opciones fun-
tión que ha llevado a cabo la Comi- damentales que se adopten, así como a
sión. Ha de dar su aprobación además formular preguntas o recomendaciones
al Marco financiero plurianual, el pri- al Consejo de Ministros.
mer ejemplo de los cuales ha sido el
afectante al período 2014-2020. Además, elige al presidente de la Comi-
4. Carácter jurisdiccional. Puede inter- sión y da el visto bueno a la designación
poner recurso ante el Tribunal de Lu- de los comisarios. Si los diputados no es-
xemburgo en caso de violación de tán de acuerdo con el nombramiento de
los Tratados por parte de otra institu- uno de tales comisarios puede enviar al
ción comunitaria o apoyar a una de presidente de la Comisión su valoración
las partes en un asunto determinado. negativa e incluso puede rechazar a la
Comisión en pleno. El Parlamento tam-
La iniciativa legislativa del Parlamento bién puede obligar a la Comisión a dimi-
Europeo es distinta de la que es propia tir durante su mandato, lo que ha ocurri-
de los Parlamentos nacionales. En cual- do en la práctica (renuncia de la
quier caso, debate con la Comisión el Comisión Santer, 1999).
programa político al inicio de la legisla-
tura pudiendo solicitarle la presentación Y, cuando los jefes de Estado y de Gobier-
de una propuesta concreta. Por otro lado, no, se reúnen en las cumbres del Consejo
en cada nuevo semestre, la Presidencia Europeo, el Parlamento da su opinión so-
de turno presenta iniciativas que se dis- bre los temas que se van a tratar y, poste-
cuten ampliamente en el hemiciclo. Le riormente, sobre sus acuerdos.
BIBLIOGRAFÍA
990
PARLAMENTO EUROPEO
Sosa W agner, F.; Fuertes , M.: Cartas a un euroescéptico. Madrid: Marcial Pons,
2013.
991
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
PARLAMENTOS
Más de dos siglos después de que las aunque el término se utilice también,
primeras Constituciones convirtieran al genéricamente, tanto para las asambleas
Parlamentos en el siglo xviii, en la insti- estamentales, anteriores al pensamiento
tución central de la democracia repre- ilustrado y a las revoluciones liberales,
sentativa, los valores que el Parlamento como para las asambleas de fachada
encarna siguen siendo indispensables que hasta las dictaduras más férreas
para la institucionalidad democrática. usan como escaparate para encubrir su
Significa la formalización de la voluntad verdadero rostro.
del Estado mediante un órgano colegia-
do, elegido por el pueblo en virtud de Ceñidos entonces a los Parlamentos de-
un sistema electoral razonablemente re- mocráticos, no cabe obviar que, aunque
presentativo, que, con un método de siguen siendo el centro de referencia de
trabajo deliberante, asume como funcio- la institucionalidad democrática, tienen
nes principales la legislación, la aproba- problemas. Muchos y muy serios. Algu-
ción de los ingresos y gastos de cada nos son inherentes a la naturaleza mis-
ejercicio y el control del Gobierno. ma de la institución; otros se han desa-
rrollado o crecido durante los dos
Es el órgano de representación por ex- últimos siglos; otros, en fin, están plan-
celencia. La estructura política adecuada teados por circunstancias tan actuales
para la expresión del pluralismo. El lu- como la revolución tecnológica. Para
gar propicio para la discusión, en el que empezar, se cuestiona la naturaleza re-
se hacen públicas las razones del poder presentativa de la institución, con un
y se practica la libertad de crítica y la debate eterno sobre la suficiencia de los
presentación de alternativas. La herra- respectivos sistemas electorales, acen-
mienta insustituible para el control del tuado en este tiempo en el que populis-
Ejecutivo y la limitación del poder me- mos de toda condición plantean la susti-
diante la dación pública de cuentas. El tución de la representación mediante
espacio en el que los diversos intereses diversos modelos alternativos de demo-
particulares pueden tratar de integrar el cracia participativa.
interés general. O en el que, al menos,
los conflictos sociales encuentran cauce Es especialmente relevante también la
para resolverse pacíficamente a partir preeminencia del Poder Ejecutivo en
del principio mayoritario. una época en la que hasta la legislación
tiene el protagonismo de los Gobiernos.
En definitiva, el Parlamento es el gran Se habla entonces de crisis de la ley,
instrumento de legitimación del sistema trastocada en suma de las medidas eco-
y el cauce para encauzar institucional- nómicas y sociales que demanda el Es-
mente los intereses particulares y secto- tado social, y de la consiguiente crisis
riales, frente a los potentes grupos de del legislador, condicionado por el Eje-
intereses económicos, sociales y mediá- cutivo, que utiliza su mayoría parlamen-
ticos que operan en la actualidad. taria para imponer sus políticas en sede
parlamentaria, y que dispone, a mayor
Todo ello referido, obviamente, a los abundamiento, de medios enormes, que
Parlamentos democráticos modernos, le permiten afrontar mejor las decisio-
992
PARLAMENTOS
nes sobre asuntos cada vez más com- cos tampoco los que piensan que como
plejos, sofisticados y especializados. los Parlamentos mantienen una visibili-
dad formal pero ya no tienen un peso
Los Parlamentos tienen además serias di- real en el proceso político, peso que co-
ficultades para conectar con la sociedad, rresponde al Ejecutivo, a los partidos, a
y compiten en desventaja con los medios los grupos sociales y a los medios de
de comunicación –y hoy también con la comunicación, no debemos preocupar-
información que circula por las redes–. nos por revitalizar una institución que
El tiempo parlamentario, centrado en el ya no tiene el protagonismo.
debate, no es el tiempo informativo y los
medios no tienen los límites formales y Pero en este tiempo en el que, como se
temporales que tienen los parlamenta- ha dicho, los valores que fundamentan
rios. Se hace mucha información desde el la convivencia democrática, que los Par-
Parlamento, pero no sobre el Parlamento. lamentos representan son más necesa-
rios que nunca (limitación del poder,
En fin, como factor particularmente deci- deliberación, pluralismo, composición
sivo está el protagonismo absoluto de los de intereses…), el único horizonte razo-
partidos políticos, hasta el punto de que nable es trabajar para el fortalecimiento
hoy la democracia se desarrolla no en la de la institución y su adecuación a las
dialéctica institucional entre Parlamento y nuevas realidades. Lo cual pasa por
Gobierno, sino en la relación Gobierno- afrontar los retos con reformas profun-
oposición e incluso en la relación entre el das, puestas en ejecución con un rigor y
Gobierno y los partidos de la mayoría. La una profundidad incompatibles con so-
partitocracia se fundamenta en el control luciones simples.
del partido por sus dirigentes, en el siste-
ma electoral, con listas decididas por los Probablemente el reto principal, sin
mismos, en una elevada disciplina inter- cuya solución no parecen posibles otros
na, en la ocupación de todos los espacios cambios de calado, está en mitigar el
en los que se toman decisiones públicas, peso extraordinario de la partitocracia.
pero también, en el interior del Parlamen- Ello, que afecta a la legislación de parti-
to, en el protagonismo total de los Grupos dos y al sistema electoral, en el Parla-
parlamentarios y sus portavoces. mento debe llevar a afrontar un nuevo
equilibrio entre el papel del parlamenta-
De la suma de estos y otros muchos fac- rio individual y el del Grupo parlamen-
tores suele derivarse en todas partes un tario. No se trata de prescindir de las
juicio muy crítico sobre la utilidad ac- mejoras que el Parlamento de Grupos
tual de las asambleas. Críticas que, de ha proporcionado, pero sí de reducir los
cara al pasado, añoran tiempos supues- excesos que prácticamente han anulado
tamente mejores, y de cara al futuro, ex- en muchos Parlamentos europeos al
presan la disconformidad con el status parlamentario individual.
quo y plantean alternativas diversas de
participación frente a la democracia re- El otro gran reto está en la relación en-
presentativa, promoviendo la democra- tre el Ejecutivo y el Legislativo. Por una
cia directa e incluso la democracia elec- parte, reforzando la función de control,
trónica, digital o teledemocracia. decisiva en los Parlamentos actuales, a
los que se reclama que el instrumental
Sin llegar al extremo de cuestionar la disponible para la rendición pública de
democracia representativa, no son po- cuentas del Gobierno sea lo más ex-
993
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
994
PODER CONSTITUYENTE
PODER CONSTITUYENTE
La idea de poder constituyente ocupa un der y hacer pasar sus intereses como si
lugar esencial para la justificación teórica fueran los intereses de una totalidad igno-
y la práctica del Estado constitucional. rada o ninguneada hasta entonces como
Surgida en los tiempos del fervor revolu- consecuencia de la alianza excluyente en-
cionario que arrumbó en Francia el Anti- tre la aristocracia y el clero. A partir de
guo Régimen, continúa siendo en nues- ahí, las contradicciones y las paradojas de
tros días, junto al reconocimiento de los un concepto de combate, como lo es en
derechos fundamentales, la «pieza» de definitiva el de poder constituyente, se
base sobre la que se apoya el funciona- despliegan en todo su esplendor.
miento de la democracia constitucional.
El poder constituyente representa la cul- Trasunto de la idea de soberanía, el po-
minación de una línea de pensamiento, der constituyente se nos presenta como
la de la modernidad política, que se un poder originario e ilimitado, pero con
planteó como objetivo desvelar dónde operatividad condicionada a la delega-
radicaban los fundamentos de la capaci- ción, para su ejercicio, en las manos de
dad de ejercer poder político, liberándo- una Asamblea a la que se le dota de un
los para siempre de justificaciones de ca- mandato ad hoc para que lo lleve a cabo.
rácter trascendente. A esa tarea se Pese a que en la puridad de la teoría se
entregaron las aportaciones de Maquia- postula el sometimiento necesario de la
velo (con su concepción de la política obra de la Asamblea a la ratificación po-
como artificio al alcance de la naturaleza pular, la delegación del poder en unos
humana), la de Bodino (con el «descubri- representantes extraordinarios, y la pro-
miento» de la soberanía como la potestad pia disposición organizativa de la delibe-
absoluta y perpetua de la República), y ración, imprescindible para arribar a un
la de Hobbes (con su argumento del resultado, no deja de ser algo concep-
contrato social fundado en el miedo). tualmente conflictivo en relación con los
presupuestos de partida. En la secuencia
El mérito de Emmanuel Sieyés (1748‑1836), revolución/poder constituyente/Consti-
a quien corresponde la primera elabora- tución, el segundo elemento de la tríada
ción acabada de la idea de poder consti- acusa el impacto de la dialéctica de ten-
tuyente, es haberlo convertido en un me- siones opuestas que desencadenan el
canismo en marcha, el mecanismo que primer y el tercer componente del engra-
hizo posible transformar la discusión teó- naje. Como momentum de la exaltación
rica sobre el origen del poder en el deus política, la revolución se resiste a enca-
ex machina para la elaboración de un do- denamientos o formalidades condicio-
cumento, la Constitución, que desde en- nantes. Su esencia radica en el cuestiona-
tonces se nos aparece como la respuesta miento de un pasado contra el que se
tangible y pormenorizada no solo al cómo alza con el fin de proscribirlo del hori-
se genera aquel, sino a las condiciones y zonte de las posibilidades políticas. Pero
a las finalidades que rodean el ejercicio para cancelarlo, y alzar una barrera con-
del mismo. En su obra ¿Qué es el tercer traria a su regreso, necesita convertir la
Estado?, Sieyés realiza una eficaz labor de pars destruens de la energía revoluciona-
movilización intelectual dirigida a afianzar ria en un impulso constructivo e inaugu-
la capacidad de la burguesía para defen- ral; uno con capacidad de diseñar, desde
995
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
las cenizas del pasado, un nuevo orden Con la transformación del poder consti-
de las cosas. El poder constituyente pasa tuyente en poder constituido la teoría
a ser así el gozne a través del cual discu- constitucional responde así, en términos
rre tal transformación, una especie de jurídicos, al problema de la persistencia
rito de paso en el que el encargo delibe- de la supremacía política de la Constitu-
rativo se presenta como un hecho rom- ción (como consecuencia del «código
pedor y de enorme significado simbóli- genético» asociado a su origen) y resuel-
co: el que le confiere su capacidad de ve la cuestión de su posición superior
depositar el futuro en las manos del suje- en la jerarquía normativa rodeando su
to político representado. reforma de exigencias que convierten
las modificaciones y/o adiciones al tex-
El poder constituyente consuma su ta- to de la Constitución en algo radical-
rea produciendo la Constitución, pero la mente diferenciado de las que se produ-
efectividad de esta exige domesticar la cen rutinariamente en los ámbitos de la
fuerza motriz que impulsó la operación. normatividad de rango ordinario. El ca-
El ejercicio del poder constituyente des- rácter extraordinario y primigenio del
encadena, por tanto, una verdadera mu- poder constituyente es tan potente que
danza de naturaleza sobre un estado de a veces da pie para excluir de la posibi-
cosas en que el poder desnudo y desa- lidad de reforma ciertas decisiones que
tado pasa a ser poder contenido y en- se consideran inescindibles del modo
cauzado por obra y gracia de la Consti- de ser de la Constitución en tanto que
tución. El caudal legitimador que vierte voluntas expresa de quienes la redacta-
sobre esta última la idea de poder cons- ron. En tales casos se habla de cláusulas
tituyente es tan poderoso que cuesta constitucionales pétreas o perpetuas.
concebir sucedáneo alguno con capaci- Pero incluso allí donde estas no vienen
dad de desplazarlo. Más allá de las mis- contempladas de manera explícita, pue-
tificaciones y las imposturas que pue- de ocurrir que los guardianes jurisdic-
dan atribuírsele, la verdadera función cionales de la Constitución, esto es,
del poder constituyente consiste al cabo quienes tienen asignada, frente a las «ra-
en dotar a la Constitución de un reposi- mas políticas», la función de velar por la
torio permanente de legitimidad: prime- supremacía de ella, actúen como voce-
ro, durante el tiempo en el que los man- ros ex post del poder constituyente, y
datarios se conjuran para cumplir el ello para impedir que, por la vía de las
mandato constituyente, pero también –y alteraciones de la Constitución, se aca-
esto es aún más importante– a lo largo ben produciendo sustituciones de la
de la vida de la Constitución. Dado que Constitución por afectar a decisiones
esta es sancionada para regir a perpetui- políticas de la misma que son tenidas
dad, el genio del poder constituyente por esenciales e irrevocables.
dependerá de su capacidad para culmi-
nar con éxito el trayecto que discurre En consonancia con la deriva de un
entre su cometido como pre-requisito o concepto de tan problemático acomodo
presupuesto político de la Constitución, en la democracia constitucional como
y su enclaustramiento en el cuerpo de es el de la soberanía como un poder
ella como un poder dormido, pero dis- originario, omnímodo e ilimitado, tam-
puesto para activarse y actuar como un poco faltan autores que postulan un
antídoto contra el desgaste que el trans- arrumbamiento de la idea de poder
curso del tiempo tiende a producir en la constituyente como poder «genesíaco»,
Constitución. o bien profundizan en las limitaciones
996
PODER CONSTITUYENTE
BIBLIOGRAFÍA
997
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
POSITIVISMO JURÍDICO
998
POSITIVISMO JURÍDICO
999
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1000
POSITIVISMO JURÍDICO
BIBLIOGRAFÍA
1001
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1002
PRESIDENTE DEL GOBIERNO
1003
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
órgano de apoyo y asistencia que en Es- organiza mediante decretos dictados por
paña y otros países europeos se denomi- sí mismo sin pasar por el Consejo de Mi-
na Gabinete. El Gabinete de la Presiden- nistros y es el órgano que elabora pro-
cia en España es un órgano de yectos y documentos al tiempo que
colaboración y apoyo que, conforme a la transmite al presidente información so-
Ley del Gobierno, el propio presidente bre el funcionamiento de los Ministerios.
BIBLIOGRAFÍA
Alba Navarro, M.: «Artículo 98. Composición y estatuto del Gobierno», en O. Alzaga (dir.):
Comentarios a la Constitución Española. Madrid: Cortes Generales, 1998, t. VIII.
Aragón Reyes, M.; Gómez Montoro, A., coords.: El Gobierno, problemas constitucionales.
Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2005.
Bar Cendón, A.: El presidente del Gobierno en España: encuadre constitucional y prác-
tica política. Madrid: Civitas, 1981.
— «Artículo 99. Nombramiento del presidente del Gobierno», en O. Alzaga (dir.): Co-
mentarios a la Constitución Española. Madrid: Cortes Generales 1998, t. VIIII.
García Fernández, J.: Regulación jurídica y acción política del Gobierno en España. Ma-
drid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2020.
Garrido Falla, F.: «Artículo 98», en el vol. col. Comentarios a la Constitución. Madrid:
Civitas, 1985, 2.ª ed.
Santaolalla López, Fernando: «Artículo 99», en Comentarios a la Constitución. Madrid:
Civitas, Madrid, 1985.
1004
PRINCIPIOS Y VALORES CONSTITUCIONALES
Uno de los rasgos distintivos del Estado económica») y muy especialmente las
constitucional de Derecho contemporá- normas que reconocen y regulan los de-
neo que, con el precedente del constitu- rechos fundamentales, las cuales, de
cionalismo norteamericano, se instaura en acuerdo con Alexy, presentan la estructu-
Europa a partir de la segunda posguerra y ra de principios (en contra, Robles, 2016).
del que es un claro exponente la Consti-
tución Española de 1978, consiste en la Algunos de estos principios constituciona-
«rematerialización» de los textos constitu- les son de carácter estructural y se inte-
cionales, esto es, la inclusión en los mis- gran en la parte orgánica de la Constitu-
mos de una serie de valores y principios ción, esto es, en la Constitución formal,
sustantivos o materiales de carácter y ran- ad. ex., eficacia, jerarquía, descentraliza-
go jurídico-constitucional. ción, desconcentración y coordinación de
la actuación de la Administración Pública
Aunque los términos «principio» y «valor» (art. 103.1 CE). Sin embargo, lo más pecu-
tienen significados muy próximos, los liar de las Constituciones contemporáneas
principios se diferenciarían de los valores son los valores y principios jurídicos sus-
por su mayor grado de concreción, serían tantivos o materiales que integran la de-
especificaciones de los valores, pero sin nominada Constitución material, los cua-
ser todavía normas analíticas. Los valores les serían expresión de exigencias
funcionarían como metanormas respecto materiales de justicia, por ejemplo, la li-
de los principios y como normas de tercer bertad (arts. 1.1, 9.2 y 10.1 CE), la igual-
grado respecto de las reglas o disposicio- dad (arts.1.1, 9.2 y 14 CE), la seguridad
nes específicas. Por lo demás, un mismo jurídica (art. 9.3 CE) y el amplio catálogo
concepto (y esto es lo que sucede con la de derechos. En la CE estos valores y
igualdad y con la libertad) puede presen- principios materiales se encuentran reco-
tarse como valor y como principio y tam- gidos principalmente en el título prelimi-
bién manifestarse a través de normas es- nar y en el título I (parte dogmática de la
pecíficas (Pérez Luño, 2018). Los «valores Constitución). No obstante, esta distinción
superiores» del art. 1.1 CE (Peces-Barba, no debe entenderse en términos absolu-
1984) se situarían en el primer nivel. El tos sino relativos, ya que los principios
más englobante de ellos es la justicia. Por estructurales de algún modo serían tam-
su parte, la libertad y la igualdad constitu- bién manifestaciones, aunque indirectas o
yen el núcleo básico del contenido de la mediatas, de requerimientos materiales de
justicia, y el pluralismo político sería un justicia. Así por ejemplo el principio de
aspecto del valor libertad. Los diversos unidad jurisdiccional (art. 117. 5 CE) es un
principios, así como los derechos funda- principio de organización que contribuye
mentales, proclamados en la Constitución a garantizar la ausencia de privilegios y la
serían desarrollos de los aludidos valores. igualdad de todos ante la ley y ante los
No obstante, con frecuencia se habla de tribunales.
principios en sentido amplio que abarca-
rían, de acuerdo con la terminología em- Así pues, en general, los valores y princi-
pleada por la CE, los llamados «valores pios constitucionales tienen un origen y/o
superiores», los principios (incluidos los un contenido moral (de ahí que podamos
«principios rectores de la política social y hablar de «constitucionalización de con-
1005
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ceptos éticos»; Dworkin habla de «morali- político «tanto los límites a los poderes
dad política»), pero adquieren relevancia como las garantías de las libertades, son
jurídica al insertarse en un sistema jurídi- límites y garantías reivindicados y acaso
co. Ahora bien, la vigencia histórica del realizados como límites y garantías políti-
Derecho no siempre depende de un acto cas externas a los sistemas jurídicos». En
de promulgación formal. Y así los princi- cambio, en el constitucionalismo jurídico,
pios se introducen en el sistema jurídico son límites y garantías jurídicas internas
no solo, ni siquiera principalmente, por de los sistemas jurídicos. «En este sentido,
estar recogidos expresamente en las dis- el rasgo distintivo (…) será la existencia
posiciones constitucionales, sino sobre positiva de una lex superior a la legisla-
todo al ser perfilados y desarrollados a ción ordinaria, con independencia de las
través de la tarea de interpretación de la diversas técnicas para garantizar su supe-
Constitución llevada a cabo por la juris- rioridad: ya sea la estadounidense y, más
prudencia (en diálogo permanente con la en general, americana, del control difuso,
doctrina), la cual no solo delimita los con- a través de la no aplicación de las leyes
tenidos concretos de los principios explí- constitucionalmente inválidas (…), o bien
citos, sino que a menudo formula nuevos la europea del control concentrado, a tra-
principios implícitos o presupuestos en la vés de su anulación».
Constitución (Robles, 2016). Destaca en
ese sentido el papel decisivo que han Los valores y principios constitucionales
desempeñado, entre otros, el Tribunal Su- son auténticas normas jurídicas, y por tan-
premo de Estados Unidos, el Tribunal to vinculantes e inmediatamente aplica-
Constitucional Federal alemán y también bles, sin necesidad de interpositio legisla-
el TC español; por ejemplo, la creación toris. Aunque esta fue una cuestión
jurisprudencial de un nuevo derecho fun- debatida en España en los inicios del pe-
damental a la protección de datos con ríodo constitucional, así lo afirmó desde
base en el art. 18.4 CE. muy pronto la doctrina (García de Ente-
rría, 1981) y la jurisprudencia del TC, el
El Estado constitucional de Derecho pivo- cual, en su sentencia 80/1982, de 20 de
ta alrededor de la supremacía jurídica de diciembre, afirmó la vinculatoriedad in-
la Constitución en todo su contenido, in- mediata, esto es, sin necesidad de media-
cluidos los valores y principios morales y ción del legislador ordinario, de los
muy especialmente los derechos funda- arts. 14 a 38 CE y, en particular, del art. 14
mentales recogidos en la misma, que se sobre el que versaba el recurso.
convierten en condiciones de la validez
jurídica de las leyes y de las normas de El núcleo de los valores y principios in-
rango inferior. Con ello, la ley ha dejado corporados a los textos constitucionales
de ser la fuente suprema del Derecho. En contemporáneos gira en torno a la idea
esto consistiría el paso del Estado de De- de dignidad de la persona y al reconoci-
recho legislativo o legalista al Estado miento de sus derechos que aparecen, a
constitucional de Derecho, en el cual por tenor de lo que proclaman solemnemente
encima de la ley se encuentra la Constitu- el art. 1 de la Ley Fundamental alemana y
ción, que recoge con carácter imperativo el art. 10.1 CE, como las bases mismas de
los valores esenciales del Estado de Dere- todo el sistema jurídico-político y se colo-
cho. Ferrajoli (2011) propone la termino- can por encima de la voluntad cambiante
logía «ius-constitucionalismo» o constitu- de los gobernantes erigiéndose en «triun-
cionalismo «jurídico» para designar este fos frente a las mayorías» (Dworkin, 2012).
tipo de sistemas. En el constitucionalismo De ahí la expresión «constitucionalismo
1006
PRINCIPIOS Y VALORES CONSTITUCIONALES
De este modo, Constituciones como las Ahora bien, los principios fundantes y es-
citadas no eluden el problema de la fun- tructurantes del orden constitucional, y en
damentación material del Derecho. La especial la dignidad humana y los dere-
obligatoriedad de la Constitución y por chos fundamentales, son conceptos abier-
tanto la del sistema jurídico en su conjun- tos, que no deben entenderse en términos
to quedaría justificada en razón de su estáticos, sino dinámicos: requieren ser
contenido: en la medida en que recono- desarrollados, actualizados y contextuali-
cen los derechos fundamentales y organi- zados en atención a la realidad social e
zan el poder político en términos tales histórica y a las circunstancias del caso
que quede garantizada la efectiva protec- concreto, de manera que la clave del
ción de los derechos. constitucionalismo contemporáneo es la
delimitación del alcance de los principios
Según una tesis desarrollada en Alemania, constitucionales, en especial por parte del
la Constitución encarnaría un orden obje- juez constitucional, pero también por los
tivo de valores (Cruz, 2005), a cuyo respe- jueces ordinarios y por el propio legisla-
to y realización efectiva queda vinculada dor. Para ello se requiere una tarea inter-
la actividad de los poderes públicos in- pretativa y argumentativa que a menudo
cluido el Legislativo. Así pues, los valores exige la ponderación (Dworkin, Alexy), o
y principios constitucionales imponen a más bien el ajustamiento (Ollero, 1999)
los poderes del Estado no solo límites ne- de principios concurrentes, que implica
gativos, sino también vínculos positivos. juicios de valor, que es parcialmente crea-
Como se desprende del art. 9.2 CE, inspi- tiva y a través de la cual, como una mani-
rado en el art. 3.2 de la Constitución ita- festación de la historicidad del Derecho,
liana, los poderes públicos no solo deben se van positivando interpretativamente las
respetarlos, sino que deben además pro- exigencias de los principios constitucio-
moverlos en todos los ámbitos de la nales (Ollero, 1999). Por lo demás, esta
vida social. Esto, unido a la eficacia hori- tarea se sitúa en el ámbito de la razón
zontal de los derechos fundamentales en práctica, en el cual nunca puede alcanzar-
las relaciones entre particulares, determi- se el mismo grado de certeza que en la
na un efecto «irradiación» (Ausstra- razón teórica, por lo que siempre cabe un
hlungswirkung) o «impregnación» de los espacio para la discrepancia razonable y
valores y principios y especialmente de para un pluralismo no relativista. De todo
los derechos fundamentales sobre la tota- ello resulta «la insuficiencia del solo texto
lidad del sistema jurídico. En esto consisti- de la Constitución, tan caro al positivismo
ría la llamada constitucionalización del legal, para dar cuenta de la Constitución
ordenamiento jurídico que implicaría una viva» (Herrero de Miñón, en Ollero, 2019).
BIBLIOGRAFÍA
Alexy, R.: Teoría de los derechos fundamentales. Madrid: Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, 1986 (2.ª ed. 2014).
Cruz, L. M.: La Constitución como orden de valores. Problemas jurídicos y políticos. Gra-
nada: Comares, 2005.
1007
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1008
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
El art. 41 de la Carta de los Derechos vir de cauce para el cumplimiento del fin
Fundamentales de la Unión Europea, in- constitucional que las mismas han de per-
cluido dentro del capítulo V sobre «Ciu- seguir, que no es otro que «el servicio ob-
dadanía», se refiere al «derecho a una jetivo de los intereses generales», tal como
buena administración». Señala que «toda establece el artículo 103 de la Constitu-
persona tiene derecho a que las institu- ción. Así entendido, el procedimiento ni
ciones y órganos de la Unión traten sus puede ni debe ser considerado como la
asuntos imparcial y equitativamente y simple expresión de la actuación burocra-
dentro de un plazo razonable» y añade tizada y ralentizadora de la Administra-
que tal derecho incluye en particular el ción, sino como el reflejo de algunas de
derecho de toda persona a ser oída antes las bases constitucionales que la configu-
de que se tome en contra suya una me- ran: ser parte de un «Estado social y de-
dida individual que le afecte desfavora- mocrático de derecho» (art. 1 CE ), lo que
blemente, el derecho de toda persona a exige una Administración sometida a la
acceder al expediente que le afecte, den- ley y al Derecho (art. 103) en la que se
tro del respeto de los intereses legítimos garantice la participación de las personas
de la confidencialidad y del secreto pro- (art. 105). La garantía de ese sometimien-
fesional y comercial y la obligación que to y la participación se hacen efectivos a
incumbe a la Administración de motivar través del procedimiento.
sus decisiones. En definitiva, la Carta está
recogiendo en tal precepto algunos de Que la Administración deba manifestar
los principios esenciales del modo de ac- su voluntad –mediante actos o disposi-
tuar de las Administraciones Públicas y ciones– de forma procedimentalizada
sus relaciones con las personas (más que no es nuevo. La regulación del procedi-
con la ciudadanía), lo que equivale a de- miento, entre nosotros, arranca de la
cir del procedimiento administrativo. pionera Ley Azcárate de 19 de octubre
de 1889, por la que se fijaron las bases
La Exposición de motivos de la que deberían ser comunes para los pro-
Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedi- cedimientos de los diferentes Ministe-
miento Administrativo Común de las Ad- rios. Tras esa Ley ha de darse un salto
ministraciones Públicas (LPAC), define el hasta la de Procedimiento Administrati-
procedimiento como «el conjunto ordena- vo de 1958, de muy buena factura técni-
do de trámites y actuaciones formalmente co-jurídica, que incluso supo resistir el
realizadas, según el cauce legalmente pre- paso de la Constitución de 1978. Esta,
visto, para dictar un acto administrativo o sin embargo, exigía un nuevo plantea-
expresar la voluntad de la Administra- miento. Por un lado, por el fortaleci-
ción». Esta aséptica definición debe po- miento del principio de transparencia y
nerse en relación con la razón de ser del participación (art. 105), por otro por la
procedimiento, que no se circunscribe a necesidad de adaptar el procedimiento
la mera exigencia formal de unas reglas al nuevo marco de descentralización
de actuación, sino que se justifica en base política (art. 149.1.18). El primero de los
a una doble finalidad: garantizar el respe- preceptos citados se refiere a dos proce-
to a los derechos de las personas por par- dimientos, el de elaboración de las
te de las Administraciones Públicas y ser- disposiciones administrativas y el proce-
1009
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
dimiento a través del cual deben produ- Por tanto, al hablar ahora de procedi-
cirse los actos administrativos. En uno y miento administrativo nos referimos en
otro caso se resalta la importancia de la particular al que tiene que ver con la
participación y/o audiencia de los inte- adopción de actos administrativos: a este
resados o afectados. Por su parte, el ámbito parece referirse el artículo 149.1.18
artículo 149.1.18 atribuye al Estado la de la Constitución cuando se refiere al
competencia exclusiva sobre «el proce- procedimiento administrativo común. El
dimiento administrativo común, sin per- artículo 34 LPAC dispone que los actos
juicio de las especialidades derivadas de administrativos que dicten las Administra-
la organización propia de las Comuni- ciones Públicas se producirán por el órga-
dades Autónomas». Precisamente la Ex- no competente ajustándose al procedi-
posición de motivos de la Ley 30/1992, miento establecido y su art. 47.1 dispone
de Procedimiento Administrativo, adver- que son nulos de pleno derecho los actos
tía que «la Ley recoge esta concepción «dictados prescindiendo total y absoluta-
constitucional de distribución de com- mente del procedimiento legalmente esta-
petencias y regula el procedimiento ad- blecido». La importancia del procedimien-
ministrativo común, de aplicación gene- to está, pues, fuera de toda duda. De su
ral a todas las Administraciones Públicas observancia depende la legalidad de la
y fija las garantías mínimas de los ciuda- actuación de la Administración y la posi-
danos respecto de la actividad adminis- bilidad de controlarla.
trativa». Tras varias reformas, entre las
que destaca la muy importante operada La regulación del procedimiento admi-
por la Ley 4/1999, la Ley de 1992 fue nistrativo común pasa por la definición
derogada por la citada 39/2015, de Pro- de los principios generales por los que
cedimiento Administrativo Común que, ha de regirse, que en realidad han de
no exenta de crítica, tiene por objeto, observarse en todo procedimiento y
según su art. 1.1, «regular los requisitos que son fundamentalmente el de celeri-
de validez y eficacia de los actos admi- dad, impulso de oficio, transparencia,
nistrativos, el procedimiento administra- publicidad (art. 71.1 LPAC), simplifica-
tivo común a todas las Administraciones ción (arts. 72 y 75.2), contradicción e
Públicas, incluyendo el sancionador y el igualdad (art. 75.4). Principios que se
de reclamación de responsabilidad de aplican como digo al procedimiento ad-
las Administraciones Públicas, así como ministrativo, cuyo esquema es sobre el
los principios a los que se ha de ajustar papel muy sencillo, pues gira en torno a
el ejercicio de la iniciativa legislativa y tres fases bien definidas: iniciación (arts.
la potestad reglamentaria». Al hablar de 54 a 69 LPAC), instrucción (arts. 75 a 83)
procedimiento administrativo común la y finalización (arts. 84 a 95), en las que
Ley se refiere a uno de los que cita el se desarrollan las distintas actuaciones
artículo 105 de la Constitución, aquel a que dan lugar a la expresión final de la
través del cual «deben producirse los ac- voluntad de la Administración, que in-
tos administrativos». El procedimiento cluso puede manifestarse (a falta de una
para la elaboración de disposiciones de resolución expresa) en base al silencio
carácter general ha de buscarse en otras administrativo. Actuaciones en las que
normas, entre las que cabe mencionar, no solo la Administración actuante, sino
en lo que se refiere a la elaboración de los interesados en el procedimiento (cu-
reglamentos del Estado, la Ley 50/1997, yos derechos –art. 53 LPAC– han de ser
del Gobierno, muy notablemente modi- rigurosamente respetados) tienen una
ficada por la Ley 40/2015. función y protagonismo capitales.
1010
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
BIBLIOGRAFÍA
1011
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1012
PROCEDIMIENTO LEGISLATIVO
PROCEDIMIENTO LEGISLATIVO
1013
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1014
PROCEDIMIENTO LEGISLATIVO
BIBLIOGRAFÍA
1015
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1016
PROPIEDAD INTELECTUAL
PROPIEDAD INTELECTUAL
1017
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1018
PROPIEDAD INTELECTUAL
En los tiempos actuales, en los que in- consistencia de la más sagrada de las
ternet lo abarca todo, obras del espíritu propiedades, ayer como hoy; que con-
inclusas, la propiedad intelectual es vista forma la cultura misma y es fruto de la
con desconfianza, con disfavor incluso, libertad de creación constitucionalmente
pretendiéndose –al querer que todo cir- consagrada. Es preciso recordar, con
cule libremente– que los derechos que todo y al respecto, que, siendo la pro-
la integran se reduzcan o desaparezcan, piedad un derecho constitucionalmente
fabricándose conceptos y categorías que protegido, más lo será la intelectual, sa-
tal posibilitarían, como el de «internau- bida su temporalidad y los muchos lími-
ta», calificativo casi heroico con el que se tes que, constriñéndola, hacen que cum-
designa a los usuarios de servicios en la pla con creces su función social. Dichos
red, que a todo parecen tener derecho; límites, no obstante y como la propia
el de «obra huérfana», cual si los bienes Ley de Propiedad Intelectual señala, no
inmateriales fuesen personas, suscepti- podrán aplicarse de forma tal que cau-
ble de utilización libre, a pesar de no ser sen un perjuicio injustificado a los inte-
tal otra cosa que una obra del espíritu reses legítimos del autor o vayan en de-
existente cuya paternidad –que hay que trimento de la explotación normal de
presumir– se desconoce puntualmente; sus obras, pues ello atentaría contra el
de derecho de acceso a la cultura como contenido esencial del derecho de pro-
poder que ha de primar sobre los dere- piedad intelectual, atentado que viene
chos de autor. Así podrían seguirse se- precluido por la propia Constitución
ñalando circunstancias que relativizan la [art. 20.1 b) CE].
BIBLIOGRAFÍA
1019
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1020
PROVINCIA Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL
1021
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
de Cataluña (2006) no afectan a las pro- han planteado otros modelos electora-
vincias, y son entidades autonómicas de les como la circunscripción única, o la
la organización de la Generalidad de autonómica, que pueden ser más repre-
Cataluña (STC 31/2010, de 28 de junio). sentativos, pero que alejarían aún más
al representante de los representados y
La provincia como división territorial de los intereses de los territorios provin-
para la actuación de la Administración ciales.
periférica del Estado podría recuperar
protagonismo tras un proceso eventual En cuanto a entidad local, siempre ha
de reforma del modelo autonómico. No sido discutida, e incluso, en algún mo-
obstante, la división territorial para la mento, suprimida y reestablecida. Algu-
desconcentración de competencias del nos consideran que las Diputaciones
Estado podría responder a otros crite- provinciales son organizaciones anacró-
rios más eficientes, si fuera el caso, en nicas e innecesarias y que deben ser eli-
función de la extensión, población y minadas. Ahora bien, las provincias
economía de los territorios, así como de cuentan con un fuerte arraigo en Espa-
la proximidad al ciudadano. ña, cumplen una importante y necesaria
función de asistencia a los municipios
Como circunscripción electoral para las de menos población y, con las reformas
elecciones a las Cortes Generales, la adecuadas, pueden ser muy útiles para
provincia cuenta con una larga tradición vertebrar los territorios y garantizar la
histórica en España. Sin embargo, se igualdad de todos los españoles.
BIBLIOGRAFÍA
Escribano Collado, P.: «Provincias y Diputaciones: una polémica sin proyecto institucio-
nal», en Memorial para la reforma del Estado: estudios en homenaje al profesor
Santiago Muñoz Machado, vol. II. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitu-
cionales, 2016.
Gómez-Ferrer Morant, R., dir.: La provincia en el sistema constitucional. Madrid: Ci-
vitas, 1991.
Guaita Martorell, A.: «Las provincias españolas a partir de la Constitución de 1978», en
Revista de Administración Pública, 94 (1981).
Martín-Retortillo Baquer, S.: «En torno a la organización provincial», en Revista de Ad-
ministración Pública, 93 (1980).
Morell Ocaña, L.: «La concepción constitucional de la provincia como entidad local», en
Estudios sobre la Constitución Española. Homenaje al profesor Eduardo García de
Enterría, vol. IV. Madrid: Civitas, 1991.
1022
REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS
1023
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1024
REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS
BIBLIOGRAFÍA
Diego García, E. de: 1857-2007. La Real Academia de Ciencias Morales y Políticas: Cul-
tura y política en la España contemporánea. Madrid: Real Academia de Ciencias
Morales y Políticas, 2009
Ramírez Jerez, P.: Vida y Academia: Quince semblanzas biográficas. Madrid: Real Acade-
mia de Ciencias Morales y Políticas, 2016.
VV. AA.: Académicos vistos por académicos. Madrid: Real Academia de Ciencias Morales
y Políticas, 1996-1997. 2 vol. (T. I: Seis políticos españoles; T. II: Juristas y filósofos).
Benigno Pendás
Académico de Número y Vicepresidente de la Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas
1025
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
REALES ACADEMIAS
1026
REALES ACADEMIAS
1027
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1028
REALES ACADEMIAS
BIBLIOGRAFÍA
Aguilar Piñal, F.: «Las Academias», en Historia de España Menéndez Pidal, J. M.ª Pidal
Zamora, dir., «La Época de los Primeros Borbones. La Cultura Española entre el Ba-
rroco y la Ilustración» (circa 1680-1759); t. XXIX, v. II.
Carnero, G.: «Plan de una Academia, de Ignacio Luzán», en Nueva Revista de Filología
Hispánica, 37:1 (1989).
Llombart Rosa, V.: «Sociedades económicas e Ilustración en el reinado de Carlos III»,
http://rseap.webs.upv.es/Anales/87_88/A_Sociedades_Economicas_e_Ilustracion.pdf.
Roca, P.: «Orígenes de la Real Academia de Ciencias (Historia científica del primer Go-
bierno de Fernando VI)», en Homenaje a Menéndez y Pelayo en el Año Vigésimo de
su Profesorado: Estudios de Erudición Española. Madrid: Librería General de Victo-
riano Suárez, 1899.
Sánchez, J.: Academias Literarias del Siglo de Oro Español. Madrid: Gredos, 1960.
Sarrailh, J.: La España Ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII. México: Fondo de
Cultura Económica, 1957.
VV. AA.: Las Reales Academias del Instituto de España. Madrid: Alianza, Instituto de
España, 1992.
1029
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD
El principal proceso de los que conoce dad, el recurso de amparo y los conflic-
el Tribunal Constitucional es el recurso tos constitucionales de competencia.
de inconstitucionalidad. Según el 161.1.a)
CE, el TC es competente, en primer lu- Dado el papel normativo que, aun de
gar, para conocer del recurso de incons- manera impropia, se atribuye mediante
titucionalidad «contra leyes y disposicio- este recurso al TC, constituyen su objeto
nes normativas con fuerza de ley». Esta todas las disposiciones con fuerza de ley,
función es un trasunto de la judicial re- es decir, aquellas que no pueden ser re-
view propia del sistema anglosajón, que visadas por los tribunales ordinarios.
supone un enjuiciamiento judicial difuso Queda al margen, en principio, el Dere-
de la constitucionalidad de las leyes. La cho interno de rango legislativo contrario
especialidad de la jurisdicción concentra- al Derecho europeo, cuya primacía obli-
da, característica de nuestro sistema y ga a los tribunales ordinarios a inaplicar
que tiene su origen en el modelo de Kel- aquel por carecer de validez. Esto no sig-
sen, radica en que el monopolio de re- nifica que el Derecho europeo no pueda
chazo de la constitucionalidad de las le- tener acceso al TC de manera indirecta,
yes se atribuye a un único tribunal. principalmente a través del recurso de
amparo (STC 63/2018, de 7 de junio) o
La importancia del recurso de inconsti- del planteamiento de cuestiones prejudi-
tucionalidad deriva de que la jurispru- ciales por el propio TC (vid. STC 26/2014,
dencia constitucional se integra en el de 13 de febrero, caso Melloni).
proceso normativo de desarrollo de la
Constitución. La interpretación de esta Son objeto del recurso de inconstitucio-
por el TC implica la aportación de nue- nalidad incluso aquellas disposiciones
vas soluciones normativas. En un primer que no tienen carácter formal de ley,
momento, el modelo de jurisdicción sino valor, rango o fuerza de ley, como
concentrada se fundó en atribuir al Tri- ocurre con los tratados internacionales,
bunal una función de legislador negati- con los reglamentos de las Cámaras esta-
vo, con capacidad para declarar la in- tales y autonómicas (art. 27 LOTC), con
constitucionalidad de las leyes con la declaración gubernamental del estado
eficacia derogatoria, pero sin la posibili- de alarma (STC 83/2016, de 28 de abril) y
dad de incidir en el proceso de creación con los acuerdos del Senado dictados en
normativa reservada al legislador demo- aplicación del art. 155 de la Constitución
crático. Este modelo, sin embargo, al (STC 90/2019, de 2 de julio).
irse plasmando en la realidad, ha sufri-
do importantes matizaciones, pues en la Plantean una cuestión especial las dis-
actualidad se entiende que el efecto de posiciones que integran el llamado
la inconstitucionalidad es la nulidad ra- bloque de la constitucionalidad. Se ha
dical de la ley y que las facultades inter- pretendido en ocasiones preservar de
pretativas del TC pueden trascender al la jurisdicción constitucional los Estatu-
fallo. Por otra parte, se han atribuido tos de Autonomía, especialmente si
nuevas competencias a los Tribunales han sido sometidos a referéndum en el
Constitucionales como, en el caso de territorio respectivo. La STC 31/2010,
España, la cuestión de inconstitucionali- de 28 de junio, FJ 3, declara que la ca-
1030
RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD
1031
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
1032
REFORMA CONSTITUCIONAL
REFORMA CONSTITUCIONAL
Toda Constitución nace con una voca- sus propios procesos de transformación
ción de perdurabilidad, como una nor- y cambio? Interrogante bajo el cual sub-
ma destinada a regir la vida del Estado yace una cuestión trascendental: ¿cómo
de modo indefinido y permanente. La asegurar la conservación de la propia
Constitución aspira a serlo no solo en el Constitución? La reforma es el expedien-
presente sino también para el futuro. te técnico conforme al cual el Estado
Ello implica que los cambios que se pro- constitucional regula sus propios proce-
ducen en los ámbitos político, social y sos de cambio. A diferencia del cambio
económico inevitablemente repercuten «de» Constitución, el cambio «en» la Cons-
en la Constitución, y que sea preciso titución se concibe al servicio de su per-
adaptarla a las nuevas circunstancias. En durabilidad. Solo se reforma lo que se
el proceso revolucionario americano, quiere conservar. Surge así la concepción
tanto Jefferson como Paine –de la misma de la reforma como un instrumento de
forma que hizo Sieyès en Europa–, se defensa y, en definitiva, como una garan-
opusieron con contundencia a la consi- tía de la propia Constitución. Desde esta
deración de la Constitución como una óptica, la reforma solo tiene sentido en
ley eterna e inmutable. el marco de un tipo histórico de Consti-
tución que es la Constitución racional-
Admitida la posibilidad de que las Cons- normativa (García-Pelayo), la Constitu-
tituciones sean modificadas, caben dos ción concebida como norma suprema
posibilidades. La primera, que el texto del ordenamiento jurídico.
constitucional pueda ser alterado por el
Poder Legislativo, de la misma forma que La reforma de la Constitución se enmar-
las leyes, es decir, sin necesidad de se- ca en un contexto más amplio, el de los
guir ningún procedimiento específico y cambios constitucionales. La reforma es
más agravado (Constituciones flexibles). un tipo de cambio constitucional, enten-
La segunda, que el texto constitucional diendo por tal toda modificación del
prevea un procedimiento específico y sentido, significado y alcance de una
agravado, distinto del legislativo ordina- norma constitucional. Ahora bien, a la
rio para su propia reforma (Constitucio- hora de examinar los diversos tipos de
nes rígidas). La primera posibilidad es la cambios constitucionales podemos clasi-
que se impuso en Europa hasta bien en- ficarlos según dos criterios: el primero,
trado el siglo xx, lo que determinó el ca- de carácter formal, el procedimiento o
rácter ficticio del seudoconstitucionalis- expediente a través del cual se manifies-
mo europeo del siglo xix. La segunda se tan y producen efectos; y el segundo, de
plasmó tempranamente en la praxis carácter sustantivo, el alcance material
constitucional de los Estados Unidos y, del cambio.
después de la Segunda Guerra Mundial,
acabó por convertirse en un elemento Con arreglo al primer criterio, debemos
esencial de todo Estado constitucional. distinguir los cambios formales que se
llevan a cabo a través de un procedi-
El interrogante a responder es el siguien- miento regulado por el propio texto en
te: ¿cómo organizar dentro del Estado virtud del cual este es objeto de una mo-
constitucional y conforme a su lógica, dificación expresa y textual –reformas
1033
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1034
REFORMA CONSTITUCIONAL
texto a las Cámaras. De no lograrse su ser aprobado por mayoría de dos tercios
aprobación por el procedimiento ante- de ambas Cámaras. La reforma se somete
rior, y siempre que el texto cuente con el en este caso siempre a referéndum na-
respaldo de la mayoría absoluta del Se- cional para su ratificación.
nado, el Congreso por mayoría de dos
tercios podrá aprobar la reforma. El texto La Constitución de 1978 solo ha experi-
será sometido a referéndum en el caso mentado dos reformas, la del párrafo 2
de que lo soliciten, dentro de los quince del artículo 13 en 1992 (derecho de su-
días siguientes, una décima parte de los fragio de los extranjeros) y la del artí-
miembros de cualquiera de las Cámaras. culo 135 (estabilidad presupuestaria)
en 2011, en ambos casos por exigencias
En el procedimiento extraordinario se del proceso de integración europea.
procede a la aprobación del principio de Frente a estos dos únicos «cambios for-
reforma por mayoría de dos tercios de males» ha experimentado decenas de
cada Cámara y a la disolución automáti- mutaciones o cambios informales como
ca de las Cortes. Las Cámaras elegidas consecuencia de los procesos de integra-
deberán ratificar la decisión y proceder ción europea y de descentralización polí-
al estudio del nuevo texto que deberá tica, fundamentalmente.
BIBLIOGRAFÍA
1035
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
REGISTROS JURÍDICOS
La palabra Registro es de etimología lati- objeto dar publicidad a los actos ins-
na. Quintiliano señala que la voz deriva cribibles. Se afirma que el fin mínimo
del latín bárbaro registrum, de res gestas, y común a todo Registro es la publici-
hecho memorable, porque del hecho re- dad (en este sentido, art. 605 CC y
gistrado se guarda memoria. En cambio, art. 1.° LH). Inscribir equivale a expo-
Rosal nos dice que procede de los latinos ner al público, dice Morell, la apertu-
modernos, de regesto, participio de rege- ra al legítimo conocimiento en con-
re: poner por escrito y reducir a orden. traposición al secreto de protocolo.
Así, el símbolo de los registradores es
Algunas de las muy variadas acepciones un libro abierto que representa la pu-
del vocablo son: blicidad jurídica ordenada por la fuer-
za de la inscripción recogida en el
A) Padrón, matrícula o cédula donde proverbio: prior tempore, potior iure.
consta haberse anotado una cosa. Es el Registro inmobiliario, por su na-
B) Equivalente a Archivo físico o Regis- turaleza jurídica y desarrollo científi-
tro material en sí. co, el que responde más claramente a
C) Acto de registrar. los fines de garantía de las noticias, a
D) Asiento que queda de lo que se registra. través de la publicidad jurídica.
E) Departamento especial en las diver-
sas dependencias de la Administra- El concepto de institución jurídica se ha
ción Pública donde se entrega, ano- aplicado por razones teleológicas al Re-
ta y registra la documentación gistro Inmobiliario (Roca Sastre, Guasp,
referente a dicha dependencia. Chico y Ortiz, López Medel, Francisco
F) Catálogo jurídico o conjunto de libros Mesa). Siguiendo a Jean Dabin (Theorie
en los que se relaciona lo que se inscri- genérale du droit, Bruxelles, 1943, reed.,
be. Forma el archivo y legajos del re- París, Dalloz, 1969), lo que distingue a
gistrador. Mira esta acepción al aspecto la institución es la nota sistemática, que
tangible y material que compone el no es solamente de orden lógico, sino
continente de lo inscrito, y a ella se re- esencialmente de orden orgánico. Así,
fiere el título IX de la Ley Hipotecaria. el Registro como institución jurídica es
G) Oficina, local o centro en el que se la concepción más ajustada del mismo.
toma razón de algo. Es el lugar físico
donde se inscribe y donde radican y En este sentido, Roca Sastre lo define como
custodian los libros registrales. El Re- «la institución que, destinada a robustecer
gistro tiene el doble aspecto de: local la seguridad jurídico-inmobiliaria, tiene por
donde se lleva a cabo la publicidad re- objeto la registración de la constitución,
gistral y demarcación territorial, como transmisión, modificación y extinción de
manifestación del sistema de compe- los derechos reales sobre bienes inmue-
tencia establecido por el art. 1.2 L. H.: bles, así como las resoluciones judiciales
«las inscripciones o anotaciones se ha- relativas a la capacidad de las personas y
rán en el Registro en cuya circunscrip- los contratos de arrendamientos y opción».
ción territorial radiquen los inmuebles».
H) Institución u organización de publici- La finalidad inmediata del Registro es la de
dad jurídica. Los Registros tienen por servir de soporte a la publicidad registral,
1036
REGISTROS JURÍDICOS
que despliega numerosos efectos jurídicos y noscibilidad general erga omnes, con ciertos
económicos. Centrándonos en los primeros, efectos jurídicos sustantivos sobre la situa-
hay que indicar las siguientes finalidades: ción publicada. Esta función publicitaria del
Registro se traduce en dos actividades bási-
1. Cognoscibilidad general. La exteriori- cas que la ley pone a cargo del registrador:
zación en que consiste la publicidad la función calificadora, como juicio crítico
tiene como fin producir cognoscibili- acerca de la legalidad de los hechos, actos o
dad general: el Registro permite po- negocios cuya publicidad se solicita, consa-
tencialmente el conocimiento de su grada en el art. 18 L. H., y la función docu-
contenido, e imposibilita la alegación mental o autenticadora, en el doble sentido
de la ignorancia. de autorizar los asientos como documentos
2. Efectos sustantivos sobre la situación públicos y divulgar los datos registrales me-
publicada, que pueden ser constituti- diante la publicidad formal.
vos, conformadores, de inoponibilidad,
de prioridad, de legitimación o de fe Al lado de estas funciones básicas, desem-
pública. Ello permite adscribir el Regis- peña otras funciones. A modo de ejemplo,
tro de la Propiedad entre los Registros funciones estadísticas, fiscales en el ámbito
jurídicos, y distinguirlo de los adminis- de los impuestos de TPAJD y sobre suce-
trativos, que no tienen más aspiracio- siones y donaciones, impuesto municipal
nes que la simple publicidad-noticia. de incremento de valor de los terrenos ur-
3. La seguridad del tráfico jurídico a la banos y otros, de control genérico de lega-
que sirven las citadas finalidades. La lidad en materias como urbanismo, inver-
dinámica de los derechos subjetivos siones extranjeras o protección de
impone que el adquirente de un de- regímenes especiales del dominio público,
recho no pueda verse perjudicado protección medioambiental en la califica-
por causas que no conoció o pudo ción gráfica de las fincas, de coordinación
conocer al tiempo de llevarla a cabo. Catastro-Registro, de prevención de blan-
La cognoscibilidad general que pro- queo de capitales y financiación ilegal,
porciona el Registro permite a los ter- acreditación de medios de pago, función
ceros confiar en las situaciones publi- informadora y de colaboración con otras
cadas y, por tanto, en la efectividad Administraciones Públicas en materia de
de los negocios reales sobre inmue- notificaciones urbanísticas, medioambien-
bles inmatriculados. tales, en materia de patrimonio de las Ad-
4. La seguridad del derecho. También la ministraciones Públicas en sede de inmatri-
seguridad estática del derecho subjetivo culaciones y excesos de cabida…, etc.
resulta amparada por el Registro: los
principios de legitimación y de tracto A cargo de los registradores están el Regis-
sucesivo aseguran al titular registral que tro de la Propiedad, el Registro Mercantil,
no se practicará ninguna inscripción, el Registro de Bienes Muebles, el Registro
modificación o cancelación del derecho de Condiciones Generales de la Contrata-
inscrito sin su consentimiento o sin ha- ción y el Registro Público Concursal.
ber tenido la posibilidad de ser oído en
el correspondiente procedimiento. A) El Registro Civil está a cargo del Mi-
nisterio de Justicia. Conforme al
La publicidad del Registro, según García art. 10 de la Ley del Registro Civil,
García, es la exteriorización continuada y or- está integrado por los Registros Mu-
ganizada de situaciones jurídicas inmobilia- nicipales a cargo del juez de primera
rias de trascedencia real para producir cog- instancia, asistido del secretario, por
1037
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1038
REGISTROS JURÍDICOS
BIBLIOGRAFÍA
1039
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
REGLAMENTO ADMINISTRATIVO
Se entiende por reglamento toda norma básicas del régimen administrativo espa-
con rango inferior a la ley dictada por el ñol incluyendo los poderes exorbitantes
Poder Ejecutivo, ya sea el Gobierno del de la Administración se introdujeron
Estado o el de las respectivas Comuni- por decreto u orden. Restos de esta con-
dades Autónomas, o por las Administra- cepción espontánea del reglamento en-
ciones Públicas, a las que la Constitu- contramos en los reglamentos de orga-
ción o la ley atribuye ese poder. nización de los servicios públicos y en
los reglamentos de organización. De he-
La posibilidad de que el Poder Ejecutivo cho, solo razones históricas justifican
dicte normas pugna con la concepción que el Consejo de Estado únicamente
doctrinal originaria de la división de po- dictamine los reglamentos ejecutivos, y
deres (Montesquieu, Rousseau) y por no así los independientes de la ley.
eso en la primera Constitución, la nor-
teamericana, no se reconoce tal posibili- El proceso de juridificación de la potes-
dad. Sin embargo, Locke reconoció el tad reglamentaria se produce a partir de
poder del monarca para proveer las me- las Constituciones posteriores a la Se-
didas necesarias cuando la ley no da so- gunda Guerra Mundial, en algunos ca-
lución a la cuestión planteada o en ca- sos, como en la Constitución francesa
sos de necesidad. Muy pronto ya los de la V República, reservando determi-
revolucionarios franceses hicieron uso nadas materias al reglamento. Al otro
de proclamaciones o instrucciones de lado del Atlántico, la Ley Federal de
desarrollo de las leyes que germinaron Procedimiento Administrativo nortea-
en un poder normativo espontáneo. Es mericana codificó la potestad de regula-
ahí donde está el origen histórico del ción de las Agencias, configurando el
concepto de reglamento ejecutivo, que poder reglamentario como una delega-
aparece para ejecutar estrictamente la ción del poder del Congreso.
ley. También históricamente el reconoci-
miento en el ámbito de los países ger- En España, a partir de la Constitución
mánicos de un reglamento indepen- de 1978, el poder reglamentario se confi-
diente en las materias que la Constitución gura como un poder propio del Gobier-
no reservaba a la ley se considera por la no (art. 97 CE) y del Gobierno de cada
doctrina clásica como una manifesta- Comunidad Autónoma (art. 153 CE, im-
ción natural del Poder Ejecutivo del mo- plícitamente). Algunos autores sostienen
narca conforme al principio monárquico que la Constitución también otorga táci-
o de soberanía dual entre el Rey y el tamente ese poder cuando reconoce la
Parlamento. Y de la misma manera en autonomía de las corporaciones locales
supuestos excepcionales la doctrina clá- (art. 140), las universidades (art. 27.10
sica considera que el Ejecutivo puede CE) o los colegios profesionales (art. 36).
dictar ordenanzas de urgencia. En la El Tribunal Constitucional (STC 13/1988)
práctica constitucional española del si- ha dicho que el carácter originario de la
glo xix y primer tercio del siglo xx, la potestad reglamentaria del Gobierno de-
utilización del reglamento fue muy pro- termina que esta pueda habilitar a otros
fusa hasta el punto de que, como obser- órganos para el ejercicio de esa potestad,
va Muñoz Machado, las características lo que es igualmente aplicable a las Co-
1040
REGLAMENTO ADMINISTRATIVO
munidades Autónomas por identidad de ria está densamente regulada por la ley
razón ex art. 153 CE. (STC 83/1984), pero existen muchos re-
glamentos que desarrollan la ley y van
Lo anterior no significa que la ley no mucho más allá de complementar la ley;
pueda directamente atribuir potestad re- la doctrina de la esencialidad, de origen
glamentaria a otros entes públicos, alemán, pone el acento en la ley, no en
como los ya citados, como instrumento el reglamento, para significar que, en
de su autogobierno, o a entes que go- todo caso, la ley debe cubrir los aspec-
zan de independencia respecto del Go- tos esenciales sin que sea posible una
bierno como el Banco de España regulación independiente no subordina-
(SSTC 135/1992, 37/1997, 235/1999), la da a la ley. Sin embargo, el Tribunal
Comisión Nacional del Mercado de Va- Constitucional ha admitido la remisión
lores (STC 133/1997) o la Autoridad Ca- de la ley al reglamento en materia de
talana Independiente del Audiovisual planes urbanísticos, lo que va mucho
(STC 86/2017). Más aún, en ocasiones la más allá de la doctrina de la esenciali-
atribución de potestad reglamentaria a dad. De ahí que en nuestro criterio el
un organismo administrativo indepen- acento hay que ponerlo en la justifica-
diente puede ser obligada conforme al ción que ofrezca la ley y no en conside-
Derecho de la Unión Europea, cuando raciones abstractas. De la jurisprudencia
una norma europea exige que sea preci- constitucional cabe extraer:
samente la autoridad independiente y
no el legislador o el gobierno del Esta- 1. La prohibición de remisión en blanco
do quien la regule (STJUE de 3-XII-2009, de la ley al reglamento, lo cual no
Comisión contra Alemania, C-424/07). quiere decir que la ley no pueda re-
mitir al reglamento aspectos esencia-
Dado el amplísimo catálogo de materias les. Véase el caso de los planes urba-
que la Constitución reserva a la ley, el nísticos o ambientales o, en el ámbito
ámbito del reglamento independiente, es penal, las mal llamadas leyes penales
decir, dictado sin que una ley lo prevea, en blanco, supuestos ambos admiti-
es reducidísimo. Los reglamentos de ex- dos por el Tribunal Constitucional y
cepción se reducen a los supuestos en en los que difícilmente puede discu-
que la ley los prevé, de forma que hoy tirse la importancia sustancial del re-
en día resulta injustificado sostener que glamento o el plan para configurar
caben reglamentos contra legem. los derechos y deberes del particular.
Lo que prohíbe la Constitución es
Como la Constitución reserva a la ley que la ley remita la entera regulación
numerosas materias, se plantea inme- de una materia al reglamento sin lí-
diatamente cuál es el ámbito posible mite o directriz alguna.
para el reglamento partiendo de la base 2. La diferente densidad de la reserva de
de que la ley remite a la norma de ran- ley en razón de cada tipo de materia.
go inferior la regulación de algunos as- No es lo mismo la reserva penal o tri-
pectos de la materia. Las teorías predo- butaria que la reserva de ley en mate-
minantes no resultan convincentes, ria de organización del Gobierno.
explican solo algunos de los aspectos 3. Si el reglamento supone un instru-
de esta intrincada cuestión. La doctrina mento de autogobierno (singular-
del complemento indispensable, de ori- mente en las corporaciones locales),
gen francés, sirve en algunos casos de tiene mayor justificación constitucio-
reglamentos ejecutivos cuando la mate- nal que la ley deje un amplio espacio
1041
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
1042
REGLAMENTOS PARLAMENTARIOS
REGLAMENTOS PARLAMENTARIOS
1043
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
expresión del autogobierno de dicho ór- rácter institucional en cuanto que enu-
gano del Estado. La norma constitucional mera las funciones parlamentarias (po-
que reconoce la autonomía parlamentaria testad legislativa, aprobación de los
tiene un carácter constitutivo, de tal ma- Presupuestos Generales y control de la
nera que el reglamento parlamentario no acción del Gobierno), que cuenta con
es el garante de una independencia de su desarrollo inicial en el mismo texto
principio reconocida a las Cámaras, es constitucional (arts. 72, 75,1 en materia
por el contrario una norma de desarrollo de organización interna; arts. 67.3, 79,
de la autonomía reconocida al órgano 73 en materia de funcionamiento inter-
parlamentario por la Constitución. Ha- no; arts. 75,2 y 3, 70, 71, 134, 150 en
ciendo uso de la metáfora antes apunta- materia de procedimiento legislativo;
da, el Parlamento efectivamente aparece arts. 76, 77.2 108-114 en materia de con-
como una «estrella» en la constelación del trol del Gobierno).
Estado, pero brillando con la luz que le
ofrece la Constitución. Otra cosa muy distinta es pensar que por
el hecho de que la Constitución se ocupe
En nuestro sistema, la norma constitutiva tanto de reconocer una reserva formal de
de la autonomía parlamentaria es el art. 72 reglamento, como de normativizar ciertas
CE, que en su apartado primero prescribe actividades parlamentarias, todas las ma-
que «las Cámaras establecen sus propios terias parlamentarias están sometidas a
Reglamentos...». Formalmente esto supo- una reserva de reglamento. Ciertamente
ne reconocer que el reglamento de cada podemos encontrar materias que aun
Cámara es elaborado, discutido y aproba- afectando de forma más o menos directa
do exclusivamente en la Cámara que va a a la organización o el funcionamiento de
regular. La autonomía en la elaboración las Cámaras no están sometidas a reserva
reglamentaria se manifiesta respecto al reglamentaria –incluso algunas sometidas
exterior del Parlamento en que dichas a reserva legal: legislación electoral–. En
normas no necesitan de la intervención la doctrina se ha señalado como aparece
del Gobierno, del jefe del Estado e inclu- una amplia gama de materias que partici-
so, ni tan siquiera de su publicación en el pando de una forma más o menos pro-
BOE. En cuanto a la autonomía interna, se funda en la estructura y en las funciones
manifiesta en la completa autonomía res- de las Cámaras no se puede predicar que
pecto de la otra Cámara. sean materias reservadas al reglamento.
Lo que nos lleva a concluir que en estas
Hasta aquí se ha señalado el ámbito for- materias se da una clara situación de con-
mal de la reserva reglamentaria, según currencia entre la ley-fuente y el regla-
la cual las materias prescritas se han de mento-fuente, sin que por ello se haya de
regular conforme a un procedimiento y olvidar que los reglamentos parlamenta-
unos órganos específicos. El problema rios se configuran en su naturaleza y en
se plantea cuando nos debemos ocupar su fuerza de producción jurídica, como
del contenido material de dichas nor- un acto-fuente diferente a la ley. Con todo
mas. Esto supone que tengamos que in- lo anterior ya estamos en condiciones de
dagar en otras normas –constitucionales sacar ciertas conclusiones:
o no– para poder colegir dicho conteni-
do. El art. 66.2 CE es la primera norma –– Que tanto la jurisprudencia constitu-
que contribuye a aclarar el valor norma- cional, como la doctrina han supera-
tivo de los reglamentos parlamentarios. do algunas controversias que inicial-
Con ella estamos ante una norma de ca- mente y en ámbitos teóricos se
1044
REGLAMENTOS PARLAMENTARIOS
BIBLIOGRAFÍA
1045
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1046
REPRESENTACIÓN POLÍTICA
REPRESENTACIÓN POLÍTICA
1047
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1048
REPRESENTACIÓN POLÍTICA
BIBLIOGRAFÍA
1049
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1050
RESERVAS A LOS TRATADOS INTERNACIONALES
1051
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Comisión de Derecho Internacional: Guía de la Práctica sobre las Reservas a los Trata-
dos, Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, vol. II, tercera parte.
Corten, O.; Klein, P., eds.: The Vienna Convention on the Law of Treaties. Oxford: Oxford
University Press, 2011.
Dörr, O.; Schmalenbach, K.: Vienna Convention on the Law of Treaties. A Commentary.
2.ª ed. New York: Springer, 2018.
Martín Rodríguez, P. J.: Flexibilidad y tratados internacionales. Madrid: Tecnos, 2003.
Remiro Brotóns, A.: Derecho Internacional Público. Derecho de los tratados. Madrid:
Tecnos, 1987.
Riquelme Cortado, R.: Las reservas a los tratados: lagunas y ambigüedades del régimen
de Viena. Murcia: Universidad de Murcia, 2004.
1052
RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL
DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
1053
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1054
RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
BIBLIOGRAFÍA
[Véanse los tratados, manuales y libros generales de Derecho Administrativo, todos los
cuales incluyen capítulos sobre la RPA.]
1055
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
RETÓRICA JURÍDICA
La retórica es el arte de hablar bien para escépticas. Para ellos, la retórica era un
convencer o persuadir. Es una disciplina instrumento para convencer en las
general, aplicable tanto al hablar cotidia- asambleas de los ciudadanos y en los
no como al hablar en el seno de cual- procesos ante los tribunales. No se per-
quier ciencia o especialidad. Una de sus seguía la verdad, sino la persuasión. Se
modalidades es la retórica jurídica, que lo echó en cara Platón, en boca de Só-
se ocupa de los discursos y debates jurí- crates, sobre todo en el Gorgias y en el
dicos. Esta distinción entre discursos y Fedro. Para Platón, la retórica ha de es-
debates está en la base de la diferencia- tar al servicio de la verdad y del bien
ción entre retórica y dialéctica. Sin em- (concepción ética).
bargo, también es posible entender la
retórica como comprensiva de la dialécti- Los autores clásicos más destacados son
ca. El jurista se enfrenta ante situaciones Aristóteles, Cicerón y Quintiliano y, para
tales como: discursos parlamentarios, la retórica sagrada, San Agustín. En su
procesos judiciales, negociaciones, etc., conjunto configuran la «retórica clásica».
en las cuales se combinan ambas activi- Esta se desarrolló durante la Edad Me-
dades. dia y Renacimiento. A partir del raciona-
lismo entra en crisis, y con el positivis-
Como disciplina intelectual, surge en la mo decimonónico se la reduce a una
Magna Grecia (Sicilia) con ocasión de faceta de la estética y de la poesía,
una situación concreta. Tras caer el tirá- acentuando su aspecto literario con el
nico gobernante se planteó la necesidad estudio de las figuras y tropos poéticos.
de repartir las tierras entre sus antiguos Bien mirado, el positivismo sustituyó la
dueños, expropiados por aquel para pa- retórica clásica por la cientificista. De
gar a sus huestes los servicios presta- esta época data la actitud de cierto des-
dos. A tal efecto, se formaron tribunales precio hacia la retórica, a la que se ta-
ante los cuales los antiguos propietarios cha de palabrería vana. Solo a mitad del
debían defender personalmente, sin re- siglo xx, con la obra de Chaïm Perel-
presentante ni abogado, su pretendido man, vuelve a renacer con renovado ím-
derecho. Para preparar a esas personas petu. Ello se explica por varios factores:
surgieron maestros en retórica. La tradi- la rehabilitación de la filosofía práctica
ción señala a Corax y Tisias. El origen tras la Segunda Guerra Mundial; la ge-
de la retórica sería así eminentemente neralización del sistema político demo-
jurídico y, para ser más exactos, judicial. crático como el único legitimado; y el
Una segunda fase la representan los so- auge de la filosofía del lenguaje en sus
fistas, grupo heterogéneo de «intelectua- múltiples manifestaciones. A estar cir-
les» que se instalaron en Atenas prove- cunstancias hay que añadir otras: nego-
nientes de Asia Menor y Magna Grecia. ciaciones en la esfera empresarial, inci-
La democracia ateniense era el marco dencia de las nuevas tecnologías o la
ideal para los jóvenes que se querían práctica publicitaria y propagandística.
dedicar a la política. Los sofistas, como
Protágoras, Gorgias y Trasímaco, se Tradicionalmente se han distinguido tres
convirtieron en maestros de retórica y géneros retóricos: deliberativo, epidíctico
también de concepciones relativistas y o demostrativo, y forense. El deliberativo
1056
RETÓRICA JURÍDICA
1057
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
en los cuales las partes hablan no solo elección de la expresión lingüística (elo-
para el tribunal, sino asimismo para los cutio: manera de expresarse), para lo
jerárquicamente superiores. Una regla cual el jurista habrá de seleccionar las
de prudencia para todo orador es que palabras adecuadas. Es conveniente huir
debe tratar de conocer lo mejor posible de toda pedantería, pero también lo es
los caracteres del auditorio, y adecuar demostrar al auditorio que domina la
su discurso a esos caracteres. técnica jurídica y el lenguaje conceptual
y argumentativo. El estilo lingüístico ha
El concepto fundamental de la oratoria de ser serio, riguroso y lo más sencillo y
es el de discurso; y el de la dialéctica, el escueto posible. D) La memorización
de debate (o diálogo). El jurista ha de (memoria) de los contenidos del discur-
dominar ambos aspectos. El primero es so de acuerdo con el orden y la expre-
característico de asambleas o reuniones, sión lingüística elegidos. Un buen ora-
así como de procesos judiciales y de ex- dor no usa papeles, todo lo más un
posiciones doctrinales. En todos ellos el esquema. La lectura es preceptiva en
jurista tiene que hablar para convencer. ciertas ocasiones solemnes, y también
El debate (o diálogo) es lo típico de los tiene sus reglas, sobre todo de vocaliza-
procesos judiciales, ya que en ellos las ción y entonación. E) La ejecución del
partes se enfrentan con posturas contra- discurso (actio, pronuntiatio), es decir,
puestas, y también hay debate en las la puesta en escena de todo buen dis-
asambleas, en las polémicas doctrinales curso comprende las siguientes fases: 1)
y en las negociaciones. Vemos, por tan- Preámbulo, exordio o proemio (exor-
to, que discurso y debate (o diálogo) se dium, proemium), cuya función es cap-
entrecruzan y solapan, dependiendo de tar la atención y la benevolencia del au-
la situación comunicacional. ditorio. Ha de ser breve y simpático,
pero sin excesivas florituras. 2) La narra-
En cuanto a la preparación y ejecución ción de los hechos o situaciones (na-
del discurso jurídico, la retórica tiene rratio): tiene por objeto hacer referen-
establecido desde la Antigüedad clásica cia a las realidades pasadas o presentes
el procedimiento para ello; por tanto, con las que se enfrenta el orador y, en
también del discurso jurídico. Las tareas general, el auditorio. 3) El estableci-
que ha de acometer el orador son: A) La miento o determinación de la tesis que
invención (inventio) o descubrimiento se defiende. 4) La argumentación (argu-
de los lugares (loci) o aspectos que ha mentatio): expresión de las razones que
de tener en consideración, para lo cual avalan la tesis expuesta. La argumenta-
el orador ha de tener claro el tema o ción lógica de lo razonable también
cuestión (qaestio) de la que va a hablar. comprende la refutación (refutatio) o
Esta tarea corresponde a la tópica, pala- confutación (confutatio), esto es, el re-
bra que designa, similar a loci, los luga- chazo razonado los argumentos de la
res temáticos de la materia a tratar, a parte contraria. 5) La conclusión o pero-
partir del conocimiento cabal del Dere- ración (conclusio, peroratio), que ha de
cho. B) La disposición (dispositio) con- servir para recordar la tesis y resumir
siste en ordenar los puntos que el jurista brevemente lo expuesto.
ha determinado en la inventio con la fi-
nalidad de dar coherencia y armonía al Por último, es importante el lenguaje
discurso. Un discurso desordenado no corporal en la pronunciación del discur-
se sigue bien por el auditorio, además so. La regla general exige mantener la
de causar una impresión penosa. C) La naturalidad dentro de lo conveniente.
1058
RETÓRICA JURÍDICA
BIBLIOGRAFÍA
Además de las obras clásicas de Platón, Aristóteles, Cicerón, Quintiliano o Vico, véanse:
1059
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
REUNIÓN Y MANIFESTACIÓN
1060
REUNIÓN Y MANIFESTACIÓN
1061
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1062
REUNIÓN Y MANIFESTACIÓN
BIBLIOGRAFÍA
Gavara de Cara, J. C.: El sistema de organización del ejercicio del derecho de reunión y
manifestación. Madrid: McGraw-Hill, 1997.
García-Escudero, P.; Pendás, B.: «Régimen jurídico del derecho de reunión. Análisis de la
Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio», en Revista de Derecho Político, 22 (1986).
López González, J. L.: El derecho de reunión y manifestación en el ordenamiento consti-
tucional español. Madrid: Ministerio de Justicia, 1995.
Torres del Moral, A.: Principios de Derecho Constitucional español. Madrid: Universidad
Complutense, 2010. Tomo I, 6.ª ed.
Torres Muro, I.: El derecho de reunión y manifestación. Madrid: Civitas, 1991.
1063
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
SALARIO
El salario es la prestación básica del em- pio trabajador (inembargabilidad del Sa-
presario, aquella que corresponde con la lario Mínimo Interprofesional, SMI).
prestación básica del trabajador, su tra-
bajo. En perspectiva histórica, el salario Mientras que la Constitución Española
viene a sustituir a los frutos antaño ad- afirma el principio de suficiencia del sa-
quiridos directamente por el hombre a lario (art. 35.1), el Convenio 131 de la
través de su trabajo, con los que procura- Organización Internacional del Trabajo,
ba su subsistencia y la de su familia. En sobre fijación de los salarios mínimos, ra-
el contrato de trabajo, estos frutos o utili- tificado por España, obliga a establecer
dades patrimoniales se atribuyen directa- una retribución mínima cuya cuantía se
mente al empresario, quien en compen- ha de fijar atendiendo a: a) las necesida-
sación retribuye al trabajador a través del des de los trabajadores y de sus familias,
salario, que cumple respecto al trabaja- b) los factores económicos. Asimismo, la
dor esa función de medio de vida. Tras- Carta Social Europea obliga a reconocer
cendiendo de su significación estricta- el derecho de los trabajadores a una «re-
mente individual-contractual, cumple así muneración suficiente que les proporcio-
el salario una función de primer orden a ne a ellos y a sus familias un nivel de
nivel socioeconómico, como medio ge- vida decoroso», lo que el Comité Euro-
neralizado de distribución y participa- peo de Derechos Humanos estima que
ción de la riqueza que el trabajo contri- ocurre a partir del 60 por 100 del salario
buye a crear, y también sociopolítico: neto medio, sin que pueda descender
cuando en el seno de una sociedad cual- del 50 por 100. En nuestro Derecho in-
quiera los salarios son inexistentes –des- terno, la Constitución proclama no solo
empleo– o insuficientes la sociedad entra el derecho al trabajo sino también a una
en crisis y con ella el orden establecido. remuneración suficiente para satisfacer
«sus necesidades y las de su familia»,
No es de extrañar que el legislador dé un mientras que el Estatuto de los Trabaja-
especial tratamiento al salario, y que los dores (art. 27) ordena al Gobierno fijar
intentos de regulación –o desregulación– un salario mínimo interprofesional, te-
que han desconocido su trascendencia niendo en cuenta la inflación, la produc-
meta-contractual fracasen fácilmente. Las tividad nacional, el incremento de la par-
reglas de la oferta y de la demanda, que ticipación del trabajo en la renta nacional
rigen en la contratación en general, que- y la coyuntura económica general. Para
dan matizadas en el contrato de trabajo, el año 2019, con carácter general, el SMI
en el que la autonomía de la voluntad de se ha fijado en 30.-€ al día o 900 € al
las partes contratantes está limitada por mes, lo que ha supuesto un importante
la norma estatal –la ley– y por los conve- incremento porcentual, que encontraría
nios colectivos. Esos límites afectan cla- su justificación la práctica congelación
ramente al salario, tanto en lo que se re- del SMI durante los años de crisis. La su-
fiere a su cuantía, sustancia, periodicidad, bida ha sido criticada por sus posibles
lugar y momento del pago, sin perjuicio efectos negativos para el empleo en ge-
de importantes garantías frente a otros neral y el de los jóvenes en particular.
acreedores del empresario (privilegio del Hay incluso posturas que niegan la ma-
crédito salarial) y los acreedores del pro- yor, la existencia misma de un SMI, por
1064
SALARIO
1065
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Alonso Olea, M.: Introducción al Derecho del Trabajo. 6.ª ed. Madrid: Civitas, 2002.
Alonso Olea, M.; Casas Baamonde, M. E.: Derecho del Trabajo. 24.ª ed. Pamplona: Civitas, 2006.
Montoya Melgar, A.: Derecho del Trabajo. 40.ª ed. Madrid: Tecnos, 2019.
Pérez del Prado, D.: «¿Qué es el salario emocional?», en Revista de Información Laboral,
1 (2018).
Sempere Navarro, A. V.: «Art. 26. Del salario», en Montoya Melgar, A., et al., Comentarios
al Estatuto de los Trabajadores. 9.ª ed. Pamplona: Aranzadi, 2013.
1066
SANCIONES ADMINISTRATIVAS
SANCIONES ADMINISTRATIVAS
1067
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1068
SANCIONES ADMINISTRATIVAS
1069
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
de los ilícitos de menor relevancia social. Con el ámbito expansivo del Código Pe-
La Administración protege así el interés nal, algunos regímenes sancionadores
general de forma indirecta, garantizando están quedando fuera de lugar. Este fe-
el cumplimiento del ordenamiento jurídi- nómeno es peligroso porque deja al al-
co vigente en cada momento e impidien- bur del perjudicado la elección del régi-
do que se consoliden situaciones de anti- men punitivo aplicable, es decir, si
juricidad. prefiere acudir a la vía penal (con los
consabidos efectos perjudiciales para
En la actualidad, existe una «criminaliza- los acusados) o a la vía administrativa.
ción» de muchos comportamientos que De lege ferenda, el legislador debería
en otros tiempos pudieran ser, en su poner control a este uso alternativo del
caso, objeto de sanción administrativa. Derecho.
BIBLIOGRAFÍA
Bermúdez Soto J.: Sistemas sancionadores de protección ambiental, casos español y chi-
leno (tesis doctoral). Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, 1998.
Cano Campos, T.: Sanciones administrativas. Madrid: Lefebvre, 2018.
López de la Osa Escribano, A.: «La potestad sancionadora en Derecho comparado», en
Documentación Administrativa, 282-283 (2009).
López Samanes, G.: La potestad sancionadora de la Administración en las Leyes 39/2015
y 40/2015, de 1 de octubre. En https://www.notariosyregistradores.com/web/sec-
ciones/doctrina/articulos-doctrina/potestad-sancionadora-de-la-administracion/
Lozano Cutanda, B.: Diccionario de sanciones administrativas. Madrid: Iustel, 2010.
Nieto, A.: Derecho Administrativo sancionador. Madrid: Tecnos, 1993.
Antonio Morales
Abogado del Estado
1070
SECESIÓN Y DERECHO A DECIDIR
1071
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1072
SECESIÓN Y DERECHO A DECIDIR
BIBLIOGRAFÍA
Aláez del Corral, B.: «Constitucionalizar la secesión para armonizar la legalidad consti-
tucional y el principio democrático en Estados territorialmente descentralizados
como España», en Revista d’Estudis Autonómics i Federals, 22 (2015).
Buchanan, A.: «Democracy and Secession», en Moore, M., ed. National Self-Determina-
tion and Secession. Oxford: Oxford University Press, 1998.
Delledonne, G.; Martinico, G., eds.: The Canadian Contribution to a Comparative Law
of Secession. London: Palgrave, 2019.
Mancini, S., «Secession and Self-Determination», en Michel, R. y Sajò, A. (eds.), The
Oxford Handbook of Comparative Constitutional Law. Oxford: Oxford University
Press, 2012.
Weinstock, D., «Constitutionalizing the Right to Secede», en Journal of Political Philoso-
phy, 9:2 (2011).
1073
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
SECTOR PÚBLICO
1074
SECTOR PÚBLICO
dos o dependientes de las Administra- que haya de entenderse por sector pú-
ciones Públicas, b) las entidades de blico. Así la Ley 47/2003, de 26 de no-
Derecho privado vinculadas o depen- viembre, General Presupuestaria, defi-
dientes de las Administraciones Públi- ne en el art. 2, «a efectos de esta ley», el
cas y c) las universidades públicas (que sector público estatal, que, también a
por cierto no tienen la consideración efectos de la ley, se divide, según el
de Administraciones Públicas). En tér- art. 3, en «sector público administrati-
minos casi idénticos (salvo la alusión a vo, empresarial y fundacional». Enume-
las Corporaciones de Derecho público) rar siquiera el extenso plantel de enti-
se pronuncia el art. 2 de la Ley 39/2015, dades que se recogen en ambos
de 1 de octubre, del Procedimiento Ad- preceptos excedería sin duda la inten-
ministrativo Común de las Administra- ción de la presente obra. Como lo sería
ciones Públicas. trascribir la complejísima enumeración
de entidades que configuran el sector
Nótese que, a diferencia de lo que ocu- público a efectos de lo dispuesto en la
rre con otras leyes, como ahora vere- Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de
mos, no se utiliza en las anteriores la Contratos del Sector Público, por la
expresión «a efectos de esta ley» o seme- que se transponen al ordenamiento ju-
jante. Lo que podría entenderse en el rídico español las Directivas del Parla-
sentido de que en uno y otro caso se ha mento Europeo y del Consejo 2014/23/
querido hacer referencia al concepto ge- UE y 2014/24/UE, de 26 de febrero de
neral de sector público, no a un con- 2014. Su art. 2, que define el ámbito
cepto sectorial o específico. subjetivo de aplicación de la Ley, reco-
ge en efecto una amplísima y detallada
Que hay diversas concepciones de sec- relación de entidades, Administracio-
tor público es algo que incluso los tri- nes Públicas o no, que están sujetas a
bunales han puesto de manifiesto. Así la la legislación de contratos «del sector
STS, Sala 3.ª, 3373/2016, de 4 de julio de público». En este caso, como es sabido,
2016 (y con ella otras muchas), deja cla- la amplitud de lo que se entiende por
ro que el concepto de sector público sector público deriva del Derecho de la
puede serlo a muchos efectos: «Los pre- Unión Europea, no solo en el marco de
ceptos que se citan de la Ley General la normativa aplicable sino de la muy
Presupuestaria (arts. 2 y 3) regulan lo extensa jurisprudencia del Tribunal de
que llaman «el sector público estatal», y Justicia, que llevado de una concep-
lo hacen solo «a los efectos de esta ción claramente teleológica de las Di-
ley...», no a efectos tributarios. E incluso rectivas europeas no duda en ampliar
a tales limitados efectos incluyen las so- más y más el ámbito subjetivo de las
ciedades mercantiles estatales dentro de entidades que han de someterse a la
tal sector público. La sociedad anónima regulación de la contratación pública,
no es Administración, eso es claro. Pero que va mucho más allá de lo que es la
es cien por cien del Estado y forma par- contratación de las Administraciones
te del sector público estatal. Es decir, es Públicas.
del Estado».
Por su parte, la Ley 37/2007, de 16 de
Y es que en función de la actividad, las noviembre, sobre reutilización de la in-
funciones desempeñadas, el ámbito o formación del sector público, define en
las potestades que sobre el mismo se su art. 2 qué «se entiende por Adminis-
ejerzan, puede variar notablemente lo traciones y organismos del sector públi-
1075
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
co a efectos de esta ley». Algo que no al sector público estatal» que, sin embar-
ocurre en la Ley 19/2013, de 9 de di- go, no puede entenderse extensible a
ciembre, de transparencia, acceso a la entidades de Derecho privado (sin per-
información pública y buen gobierno, juicio de la alusión que la disposición
que no hace referencia, al señalar su adicional séptima hace a la Sociedad Es-
ámbito subjetivo de aplicación, al «sec- tatal Correos y Telégrafos, S. A.).
tor público», sino a las entidades e insti-
tuciones que están sujetas al régimen de El concepto de sector público sigue
transparencia que en la misma se esta- siendo, pues, enormemente confuso.
blece, que desborda el concepto mismo No se limita ni coincide con el concep-
de sector público. to de Administración Pública, ni tam-
poco con el de sector público econó-
En fin, la Ley 29/1998, de 13 de julio, re- mico, pero tampoco se extiende a
guladora de la Jurisdicción Contencioso- entidades de otros poderes públicos
Administrativa, en su art. 1.º, no determi- como el Legislativo o el Judicial. Es un
na la competencia de los juzgados y concepto tan ambiguo que el legisla-
tribunales del orden contencioso-admi- dor ha debido limitarse a definirlo a
nistrativo en relación con el sector públi- efectos de la aplicación de la legisla-
co, sino con las Administraciones Públi- ción específica de que se trate, si bien
cas (sin perjuicio de su conocimiento quizá el concepto más general es el
instrumental de cuestiones relacionadas que contienen las Leyes del Tribunal
con otras entidades e instituciones públi- de Cuentas y de Régimen Jurídico del
cas), pero en el art. 9.1.c) incluye una re- Sector Público, que en cualquier caso
ferencia a las «entidades pertenecientes tampoco son coincidentes.
BIBLIOGRAFÍA
Ariño Ortiz, G.: «La iniciativa pública en la Constitución. Delimitación del sector público
y control de su expansión», Revista de Administración Pública, 88 (1979).
Blasco Esteve, A., coord.: El Derecho público de la crisis económica: transparencia y
sector público: hacia un nuevo Derecho Administrativo. Actas del VI Congreso de
la Asociación Española de Profesores de Derecho Administrativo (Palma de Mallor-
ca, 11 y 12 de febrero de 2011). Madrid: Instituto Nacional de Administración
Pública, 2012.
Boto Álvarez, A.: La Administración instrumental en el proceso. Madrid: Reus, 2011.
Egea Ibáñez, E.: Sector público: delimitación, dimensión, composición y evolución. Pam-
plona: Thomson Aranzadi, 2009.
Fuertes López, M.: Grupos públicos de sociedades, Madrid: Marcial Pons, 2007.
García-Andrade Gómez, J.: «El «sector público» como referente actual del Derecho Admi-
nistrativo», en Revista de Administración Pública, 209 (2019).
Gonzalo y González, L.: El sector público en España: el sujeto y el campo de actividad fi-
nanciera pública: régimen presupuestario de las Administraciones Públicas. Madrid:
Dykinson, 2005.
González Rabanal, M. C., coord.: La acción y los retos del sector público: una aproxima-
ción. Las Rozas: Delta, 2005
Martin Mateo, R.: Ordenación del sector público en España. Madrid: Civitas, 1974.
Martín-Retortillo Baquer, S.: Derecho Administrativo económico. Madrid: La Ley, 1988.
1076
SECTOR PÚBLICO
Piñar Mañas, J. L., coord.: Crisis económica y crisis del Estado de Bienestar. El papel del
Derecho Administrativo. Actas del XIX Congreso Ítalo-Español de Profesores de De-
recho Administrativo. Madrid: Reus, 2013.
1077
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
SEGURIDAD JURÍDICA
1078
SEGURIDAD JURÍDICA
1079
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Para ello, se requiere la posibilidad del ese clima cívico de confianza en el or-
conocimiento del Derecho por sus desti- den jurídico, fundada en pautas razo-
natarios. Gracias a esa información reali- nables de previsibilidad, que es presu-
zada por los adecuados medios de publi- puesto y función de los Estados de
cidad, el sujeto de un ordenamiento Derecho.
jurídico debe poder saber con claridad y
de antemano aquello que le está manda- En el Estado de Derecho la seguridad
do, permitido o prohibido. En función de jurídica y la justicia no representan dos
ese conocimiento, los destinatarios del valores antinómicos. Se produce, en di-
Derecho pueden organizar su conducta chos Estados, una necesaria convergen-
presente y programar expectativas para cia entre ambos valores. El primero deja
su actuación jurídica futura bajo pautas de identificarse con la mera noción de
razonables de previsibilidad. La certeza legalidad o de positividad del Derecho,
representa la otra cara de la seguridad para conectarse inmediatamente con
objetiva: su reflejo en la conducta de los aquellos bienes jurídicos básicos cuyo
sujetos del Derecho. «aseguramiento» se estima social y políti-
camente necesario. La justicia, a su vez,
Las dimensiones objetiva y subjetiva de pierde su dimensión ideal y abstracta
la seguridad jurídica constituyen una para incorporar las exigencias procedi-
garantía básica y un valor que informa mentales, es decir, las garantías formales
y fundamenta el orden jurídico de los requeridas para la plena realización de
Estados de Derecho. En virtud de la se- sus postulados en una sociedad bien or-
guridad jurídica, se tiende a establecer denada.
BIBLIOGRAFÍA
Arcos Ramírez, F.: La seguridad jurídica. Una teoría formal. Madrid: Universidad Car-
los III, Dykinson, 2000.
Hierro Sánchez-Pescador, L. L.: «Seguridad jurídica y actuación administrativa», en Do-
cumentación administrativa, 218-219 (1989).
López Medel, J.: «La seguridad jurídica como tema de la Filosofía del Derecho», en Es-
tudios de Deusto, IX, 18 (1961).
Martínez Roldán, L.: «La seguridad jurídica, realidad o ilusión», en Colección de Estu-
dios Jurídicos. Homenaje al Profesor Pérez Montero. Oviedo: Universidad de Ovie-
do, 1988.
Mezquita Del Cacho, J. L.: Seguridad jurídica y sistema cautelar. Barcelona: Bosch,
1989.
Palma Fernández, J. L.: La seguridad jurídica ante la abundancia de normas. Madrid:
Centro de Estudios Constitucionales, 1997.
Peces-Barba, G.: «La seguridad jurídica desde la Filosofía del Derecho», en Anuario de
Derechos Humanos, 6 (1990).
Pérez Luño, A.-E.: La seguridad jurídica. Barcelona: Ariel, 1994.
— «La seguridad jurídica en el Estado de Derecho», en Ius et Praxis (Revista de la
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Lima), 16 (1992).
— «Seguridad jurídica», voz en la obra colectiva a cargo de E. Garzón Valdés y F. La-
porta, El Derecho y la Justicia, de la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía.
Madrid: Trotta, 1996.
1080
SEGURIDAD JURÍDICA
Radbruch, G.: Filosofía del Derecho. Madrid: Editorial Revista de Derecho Privado, 1936.
Rodríguez-Arias Bustamante, L.: «Justicia y Seguridad», en Estudios jurídico-sociales. Ho-
menaje al Profesor Luis Legaz y Lacambra. Santiago de Compostela: Universidad de
Santiago de Compostela, 1960.
1081
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
SENADO
1082
SENADO
«acto principal» al establecer que el veto Cámara). De otro lado, desde el punto de
del Senado es salvable por la mayoría ab- vista técnico, el iter senatorial ha servido
soluta del Congreso de los Diputados e en no pocas ocasiones como trámite de
incluso, pasados dos meses, por la simple, mejora (muchas veces sustancial) de las
estableciendo una situación de subordina- iniciativas procedentes del Congreso, todo
ción parecida respecto a las enmiendas ello favorecido por la menor exposición
introducidas por la Cámara Alta. Única- mediática en la Cámara Alta. Finalmente,
mente en relación con la reforma consti- al Senado se le achacan males que no son
tucional (arts. 167 y 168) o la «interven- exclusivos, ni siquiera propios, del mis-
ción federal» (art. 155) se establece la mo, siendo atribuibles a una dinámica
paridad e incluso la exclusividad compe- partidista más presente si cabe en el Con-
tencial para el Senado. Consuelo insufi- greso (dominio de los partidos, disciplina
ciente para una Cámara llamada a ser pro- de voto, escasas posibilidades de control,
tagonista de la andadura que se iniciaba etc…). De ahí que las propuestas de su-
entonces. presión del Senado basadas en tales moti-
vos carezcan de mayor imaginación que
Ya desde los primeros pasos de la nueva el reducir el problema a la mitad.
criatura son numerosas las voces (popula-
res, pero también académicas) que de- Si el paciente se encuentra en la sala de
nuncian el incumplimiento de la vocatio espera desde su mismo nacimiento (sien-
del Senado, cuando no la perfecta inutili- do innumerables las ponencias de refor-
dad de este. Con todo, conviene no exa- ma constituidas en el seno de la propia
cerbar la crítica, so pena de ser injustos. Cámara), no por ello ha de renunciarse a
Así, si bien el Senado no ha pasado de diseñar un futuro mejor. Demostrada la
potencia a acto, no por ello cabe desco- insuficiencia de la reforma reglamentaria
nocer que en algunos aspectos ha podido como remedio taumatúrgico (como ha
acercarse al desiderátum del art. 69 CE. puesto de manifiesto la aplicación de la
En primer lugar, es una Cámara en donde operada en 1994), la modificación de
la denominada España vacía puede hacer nuestra Carta Magna habría de centrarse
oír su voz, toda vez que las ocho provin- en dos aspectos: su composición y sus
cias que agrupan al 50% de la población atribuciones. El primero de ellos es el au-
española solo están representadas por 32 téntico escollo de la eventual reforma,
de los 208 escaños de elección directa. La dado que resulta difícil el acuerdo políti-
territorialidad está presente en el día a día co en relación con las diversas opciones:
del Senado, dado el origen de gran parte igual representación de las Comunidades
de sus miembros (alcaldes, ex dirigentes Autónomas (Estados Unidos o Suiza), re-
autonómicos…), lo que se trasluce en el presentación acorde con la importancia
cariz de la mayor parte de sus iniciativas. demográfica (sistema acogido con co-
No puede, por tanto, afirmarse sin más rrecciones en Austria y en menor medida
que reproduce en su composición la Cá- en Alemania), privilegiada en función de
mara Baja, toda vez que, además, su pe- la «historicidad» de algunas de ellas (mo-
culiar fórmula electoral, mediante el siste- delo excepcional, salvo el caso canadien-
ma mayoritario con voto limitado y listas se en relación con las provincias funda-
semiabiertas (o semibloqueadas, según doras, Ontario y Quebec), etc. A ello se
dónde se ponga el acento), ha dado lugar sumaría la diatriba entre un modelo de
a situaciones interesantes desde el punto elección directa por los ciudadanos, de
de vista de la dinámica electoral (con ma- designación por las Asambleas autonó-
yorías coyunturales distintas en una y otra micas, o, siguiendo el diseño alemán,
1083
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Aja, E., et al.: La reforma constitucional del Senado. Madrid: Centro de Estudios Políti-
cos y Constitucionales, 2005.
García-Escudero Márquez, P.; Pendás García, B.: «El Senado en el sistema constitucio-
nal español: realidades y perspectivas», en Revista de las Cortes Generales, 2
(1984).
Lutherm J.; Passaglia, P.; Tarchi, R., eds.: A world of Second Chambers: handbook for
constitutional studies on bicameralism. Milano: Giuffrè, 2006.
Solozabal Echavarría, J. J., ed.: Repensar el Senado: estudios sobre su reforma. Madrid:
Senado, 2008.
Tripathi, R. C., ed.: Second Chambers: bicameralism today. New Delhi: Rajya Sabha Se-
cretariat, 2002.
Alfonso Cuenca Miranda
Letrado de las Cortes Generales
1084
SERVICIO PÚBLICO
SERVICIO PÚBLICO
1085
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1086
SERVICIO PÚBLICO
1087
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
García de Enterría, E.: «La actividad industrial y mercantil de los municipios», en Revista
de Administración Pública, 17 (1955).
Garrido Falla, F.: «El concepto de servicio público en el Derecho español», en Revista de
Administración Pública, 135 (1994).
Jordana de Pozas, L: «Ensayo de una teoría del fomento en el Derecho Administrativo»,
en Revista de Estudios Políticos, 48 (1949).
— «El problema de los fines de la actividad administrativa», en Revista de Administra-
ción Pública, 4 (1951).
Laguna de Paz, J. C.: Servicios de interés económico general. Madrid: Civitas, 2009.
Muñoz Machado, S.: Servicio Público y mercado. Pamplona: Aranzadi, 1998.
Parejo Alfonso, L.: «Servicios públicos y servicios de interés general: la renovada actua-
lidad de los primeros», en Revista de Derecho de la Unión Europea, 7 (2004).
Sala Arquer, J. M.: El principio de continuidad de los servicios públicos: sus orígenes en
Derecho español. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública, 1977.
Sosa Wagner, F.: La gestión de los servicios públicos locales. Madrid: Civitas, 1995.
1088
SERVICIO PÚBLICO
Villar Palasí, J. L.: «La actividad industrial del Estado en el Derecho Administrativo», en
Revista de Administración Pública, 3 (1950).
1089
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1090
SOCIOLOGÍA DEL DERECHO
Física es una ciencia factualista; estudia Con el dominio epistemológico del po-
hechos, los «hechos físicos», de acuerdo sitivismo, y con él de la Sociología, se
al principio de causalidad. Estos fenóme- planteó la cuestión de si la ciencia de
nos (causas y efectos) son observables y los juristas (Dogmática, Jurisprudencia)
verificables. Además, sus relaciones recí- era una verdadera ciencia. La respuesta
procas son expresables en fórmulas ma- general fue negativa, habida cuenta de
temáticas. Es, pues, una ciencia exacta. que los juristas nunca se dedicaron a
Su dimensión práctica es la técnica, gra- investigar hechos, sino a interpretar
cias a la cual la vida de los humanos ha- textos. Solo Weber dio una respuesta
brá de transformarse en un sentido muy distinta. La actitud general de los soció-
positivo a partir del siglo xix, generando logos ante el Derecho y la Ciencia jurí-
una ideología optimista en favor del pro- dica tradicional fue considerarlos bien
greso: la ideología «progresista». Más tar- como «superestructura» (Marx), bien
de, la «ilusión» por el progreso científico como «metafísica» (Comte), bien como
se desdibujaría ante los estragos de la «arte» (Ehrlich), bien como «moral»
guerra, sobre todo, de la bomba atómica. (Durkheim). No como «Ciencia», la pa-
Hoy se tiene conciencia del «lado oscuro» labra sagrada para el positivismo ge-
de la ciencia y de la técnica, pero el si- nuino. El ataque, por tanto, comenzó
glo del triunfo epistemológico del positi- desde las filas de los sociólogos. La res-
vismo se caracterizó por un optimismo puesta de los juristas no se hizo espe-
ingenuo. Fue este siglo, el xix, el que dio rar. Su idea básica fue que «el dato po-
lugar a la consolidación de los modelos sitivo» del Derecho es la ley o, con
científicos positivos, centrados en la in- criterio más amplio, la norma. Por tan-
vestigación de hechos. Así surgió la So- to, los juristas se consideraban tan «po-
ciología, como una ciencia para investi- sitivistas» como el que más, por mucho
gar los «hechos sociales». Fue un que no investigaran hechos. La polémi-
producto del positivismo pues trataba de ca estaba servida, y lo que mejor la re-
imitar el modelo de la Física; por este presenta es la discusión entre Hans
motivo se le denominó también «Física Kelsen y Eugen Ehrlich.
social».
Ehrlich, uno de los impulsores del «De-
La Sociología también recibió el influjo recho libre», defendía en su obra princi-
de la Biología (biología social, organi- pal (Fundamentación de la Sociología
cismo), lo que se concretó en ver las so- del Derecho, 1913) que la Jurisprudencia
ciedades como organismos vivos, cuya tradicional no contempla los hechos del
fisiología se manifiesta en las funciones Derecho y, por consiguiente, no es una
de los distintos órganos, y cuya vida ciencia, sino un «arte», una técnica inter-
está sometida a los avatares de las en- pretativa al servicio de los jueces. La crí-
fermedades y la muerte. Esta inspiración tica de Kelsen, aun teniendo razón en
biologista permite comprender el origen que no es posible sustituir la Ciencia ju-
del funcionalismo sociológico, así como rídica por la Sociología del Derecho,
la investigación de la patología social y difuminó mucho la posibilidad de im-
la muerte de las civilizaciones. plantación académica de esta última dis-
ciplina, aunque Kelsen no rechaza su
En su conjunto, por tanto, son tres los con- necesidad: junto a la ciencia normativa
ceptos básicos del método sociológico: del Derecho admite que pueda haber
causa, efecto y función; referidos siempre a una Sociología jurídica, subordinada o
los hechos o fenómenos sociales. dependiente de la primera.
1091
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Además de esta posición crítica de Ehr- gen sirve para comprender que el pensa-
lich, aparecen en esta época otras mani- miento jurídico y el sociológico son co-
festaciones más suavizadas de la «socio- sas diferentes y, aunque se pueda
logización del pensamiento jurídico»: las transitar de uno a otro, constituyen dos
tendencias que defienden la idea de la terrenos diferenciados por una frontera.
que Ciencia jurídica debe adoptar una El jurista hará muy bien en «enterarse» de
actitud más abierta e incorporar a su pro- la realidad social. Lo mismo puede decir-
pio trabajo los aportes de la Sociología. se del sociólogo: le será conveniente
En esta dirección se sitúan autores del perder el miedo o la aversión a los estu-
movimiento del Derecho libre, como dios jurídicos. Pero no nos engañemos:
Hermann Kantorowicz, y los llamados sus respectivos trabajos son claramente
realismos jurídicos: el escandinavo (Karl distintos. El jurista es, ante todo, un in-
Olivecrona, Alf Ross) y el americano (So- térprete de textos y un teorizador sobre
ciological jurisprudence: Roscoe Pound, dichos textos; y el sociólogo es un inves-
Oliver W. Holmes, Karl N. Llewellyn). tigador de hechos sociales. De ahí la te-
sis del paralelismo.
Hemos visto que uno de los problemas
que afecta a la Sociología del Derecho es Sobre esta base de paralelismo discipli-
la generalizada pretensión de sustituir a nar es posible articular un programa
la Ciencia de los juristas; intento que la completo de Sociología del Derecho. Si
realidad ha demostrado inviable, por- la Teoría del Derecho se desglosa en teo-
que, además, ni siquiera es necesario. La ría formal, teoría de la dogmática (de las
línea correcta es la de la dualidad, tal instituciones jurídicas) y teoría de las de-
como señaló Weber. En esta línea, pro- cisiones jurídicas, la Sociología del Dere-
pongo en mi libro Sociología del Derecho cho –paralelamente– la podemos estu-
la tesis del paralelismo: Ciencia del De- diar distinguiendo también tres partes
recho (esto es, Teoría del Derecho y paralelas: la Sociología formal del Dere-
Dogmática jurídica) y Sociología jurídica cho, la de las instituciones jurídicas y la
son dos disciplinas diferentes, pues con- de las decisiones jurídicas.
templan el Derecho desde perspectivas
distintas: interna y externa, respectiva- Como cualquier rama de la Sociología,
mente. Cada una de ellas tiene su propio la Sociología del Derecho se divide en
objeto y su propio método. Imaginemos teórica y empírica. La primera propor-
dos países contiguos separados por la ciona el instrumental teórico y metodo-
frontera que forma un río: cada territorio lógico. La segunda se encarga de las in-
es diferente y tiene sus propias leyes, vestigaciones de campo con encuestas e
costumbres y lenguaje; se pueden esta- introspecciones de todo tipo. La Socio-
blecer puentes y pasar de uno a otro, logía empírica del Derecho usa los mis-
pero solo para volver al propio, ya que mos medios de investigación que cual-
es donde se vive y se trabaja. Esta ima- quier otra rama sociológica.
BIBLIOGRAFÍA
Carbonnier, J.: Derecho flexible. Para una Sociología no rigurosa del Derecho. Madrid:
Tecnos, 1974.
1092
SOCIOLOGÍA DEL DERECHO
Conde Gaxiola, N.: Sociología jurídica. México: Instituto Politécnico Nacional, 2010.
Cotterrell, R.: Introducción a la Sociología del Derecho. Barcelona: Ariel, 1991.
Díaz, E.: Sociología y Filosofía del Derecho. Madrid: Taurus, 1971.
Durkheim, É.: Las reglas del método sociológico. Edición de G. Robles. Madrid: Biblioteca
Nueva, 2005.
Lautmann, R.: Sociología y Jurisprudencia. Buenos Aires: Sur, 1974.
Rehbinder, M.: Sociología del Derecho. Madrid: Pirámide. Madrid, 1981; Santiago de Chi-
le: Olejnik, 2018. 3.ª ed.
Robles, G.: Sociología del Derecho. Madrid: Civitas, 1993; Santiago de Chile: Olejnik,
2018. 3.ª ed.
Rodríguez Paniagua, J. M.: Derecho y sociedad. Madrid: Tecnos, 1979.
Soriano, R.: Sociología del Derecho. Barcelona: Ariel, 1997.
Treves, R.: La Sociología del Derecho. Orígenes, investigaciones, problemas. Barcelona:
Ariel, 1988.
1093
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
SOFT LAW
La expresión en lengua inglesa soft law, ros, donde incluso el negocio se reputaría
que se emplea entre nosotros sin tradu- inexistente y ni tan siquiera haría falta que
cir, hace referencia a las normas cuyo in- así se declarase judicialmente.
cumplimiento carece de sanción, enten-
diendo esto último en el sentido más En el Derecho Administrativo, del que a
amplio, es decir, como consecuencia (ju- estos efectos forma parte el Tributario, el
rídica-formal) de orden negativo. En cuadro de posibilidades es más rico,
efecto, los conceptos por así decir con- pero todo sigue partiendo de los esque-
vencionales explican que la estructura de mas civiles. Las leyes son textos que esta-
toda norma, y el ordenamiento no sería blecen para los ciudadanos unos deberes
sino un conjunto de ellas, consiste en de- (sobre todo, de dar –pagar un tributo– o
finir un supuesto de hecho (una prohibi- de no hacer –no contaminar–) y, en caso
ción, típicamente) para establecer, en de no observarse por los destinatarios, la
caso de contravención, un castigo. Administración cae en peso sobre ellos
mediante los llamados actos administrati-
El Derecho Penal, que en ese sentido re- vos de gravamen (una multa, en la mis-
presentaría la quintaesencia de lo jurídi- ma idea de fijarnos en los arquetipos).
co, consiste, por ejemplo, en la tipifica- Pero ese acto, que resulta recurrible en
ción legislativa (el famoso Código) de las vía judicial, debe haber observado una
conductas –los delitos– que se conside- serie de requisitos de fondo y de forma
ran más lesivas para los bienes jurídicos (en eso consiste precisamente el princi-
que se juzgan más dignos de protección pio de legalidad), de suerte que, en otro
–la vida humana en primer lugar– y esti- caso, la correspondiente sentencia termi-
pular a continuación la pena: en el mis- naría no solo declarando su contradic-
mo esquema, la privación de libertad, ción con el ordenamiento sino también
que es lo más gravoso que le puede ocu- su invalidez, de nuevo distinguiéndose,
rrir a uno. Es un planteamiento hijo del al menos en principio, entre anulabilidad
positivismo legalista –la tipicidad es eso y nulidad plena. Invalidez significa ex-
mismo pero llevado al extremo–, que pulsión de dicho acto del planeta de lo
parte de la base de que las normas se jurídico, nada menos.
aplican siempre y dejan al intérprete un
margen de apreciación nulo o escaso. En ese catálogo, que va de más a me-
nos, el último eslabón vendría siendo el
En el Derecho privado en su integridad, o del Derecho Internacional, habida cuen-
sea, el que regula los negocios jurídicos, ta de su carácter descentralizado y la so-
incluidos los actos de comercio, la san- beranía del Estado, como poco hasta
ción característica en caso de incumpli- que se aprobó la Carta de Naciones
miento (un contrato firmado por quien Unidas y, en particular, el art. 42, que,
carece de capacidad, por ejemplo, o un como es notorio, abre la puerta a reso-
acuerdo de una entidad mercantil que va luciones del Consejo de Seguridad que
contra preceptos de ius cogens) es la inva- impliquen el uso de la fuerza.
lidez, en su doble grado de anulabilidad y
nulidad de pleno derecho, con entera in- Este esquema tan elemental, aunque de-
dependencia de los supuestos más grose- cantado en el siglo xix al hilo de la codi-
1094
SOFT LAW
ficación y el constitucionalismo, hunde sin atributos, por así decir, frente a lo que
sus raíces muy atrás, hasta remontarse al sucede –que sí serán vinculantes, con
mismísimo Derecho romano (un univer- unas u otras variantes– con los reglamen-
so, curiosamente, donde, como es sabi- tos, las directrices y, ya sin naturaleza pro-
do, las leyes eran escasas y no jugaban el piamente normativa, las decisiones.
papel más importante), en el que se dis-
tinguía lo siguiente: Pero la vida pone de relieve que soft law
no significa inexistencia. Estamos en una
–– Ley perfecta: la que, en caso de un zona gris cuya conceptualización, habida
acto de vulneración, establece su cuenta de los esquemas binarios del pen-
nulidad. Típico caso de las normas samiento jurídico (y del pensamiento sin
civiles, como hemos visto. apellidos), resulta resbaladiza o incluso
–– Ley plusquamperfecta: la sanción abiertamente imposible. Todavía es objeto
consiste en eso mismo y además en de cita la sentencia Grimaldi, de 13 de
una pena. diciembre del remoto 1989 (apenas incor-
–– Ley imperfecta: no estipula ninguna porada España, por cierto), al hilo de dos
consecuencia negativa para el que las recomendaciones en materia de enferme-
contraviene. Es el actual soft law, enten- dades profesionales que Bélgica no había
dido en sentido puramente negativo. cumplimentado, dejando así a la intempe-
rie al ciudadano italiano que sufría una de
En cierto sentido, puede incluso decirse esas. El Tribunal, luego de declarar lo que
que lo que se ha explicado supra no era obvio (las dos recomendaciones «no
constituye sino la cristalización, casi dos pueden, por sí mismas, crear derechos en
mil años más tarde, de los conceptos ro- favor de los justiciables que estos puedan
manos: todo depende de la coactividad, ejercitar ante los jueces nacionales»), pero,
entendida en sentido formal. La norma sin querer quedarse en esa frustrante
que no cuente con ella es solo norma a constatación negativa, pasó a expresarse
medias o incluso no lo es. en positivo y añadió que «sin embargo,
estos últimos (los jueces) están obligados
En el bien entendido de que las disposi- a tener en cuenta las recomendaciones al
ciones normativas no se limitan a impo- resolver los litigios de que conocen, en
ner obligaciones –las normas represivas, especial cuando pueden aclarar la inter-
por así llamarlas– sino que en muchas pretación de otras disposiciones naciona-
ocasiones pueden ser y de hecho son, les o comunitarias».
para sus destinatarios, fuente de dere-
chos subjetivos. Si se trata de soft law, Pero dentro del Derecho nacional nos en-
ese efecto beneficioso no se produce, al contramos con preceptos que, incluso es-
menos de manera automática. tableciendo obligaciones o imponiendo
mandatos taxativos, callan a la hora de
Como manifestaciones de soft law, suelen regular qué sucede si el destinatario no
indicarse aquellos instrumentos normati- cumple. La Constitución, por el carácter
vos que, sin pretender engañar a nadie, se más genérico de sus determinaciones,
presentan a sí mismos como meras reco- propende a ese tipo de escenarios. El
mendaciones. Tal cosa existe, como se art. 120.3 proclama en su segundo inciso
sabe, en el Derecho europeo. El art. 288 que «las sentencias se pronunciarán en
TFUE les dedica el quinto y último de sus audiencia pública», pero no se toma la
párrafos para proclamar –en negativo– molestia de indicar qué vicio –¿ineficacia,
que «no serán vinculantes». Son normas aun sin llegar a la invalidez? –aqueja a las
1095
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
resoluciones (la inmensa mayoría de ellas) el ordenamiento positivo habría ido re-
que no se exteriorizan de esa manera. Por blandeciéndose como la plastilina.
no hablar de las disposiciones sobre la Je-
fatura del Estado. El art. 91 se expresa de Pero también sucede lo inverso: situacio-
manera concluyente al proclamar que «el nes teóricamente sin sanción en sentido
Rey sancionará en el plazo de quince días formal (o incluso sin una norma jurídica
las leyes aprobadas por las Cortes Gene- escrita en sentido propio), pero en las
rales, y las promulgará y ordenará su in- que el sujeto goza de tan poca libertad
mediata promulgación», pero ahí se queda real que de hecho se encuentra sometido
la cosa: no sabemos qué sucede si trans- a la coactividad más estricta. Piénsese en
curre ese plazo en vano. ¿Qué sanción re- los Estados con un alto grado de endeu-
caería sobre el monarca incumplidor, damiento y que dependen de la financia-
siendo así que además el art. 56.3 declara ción de terceros para sobrevivir. El incre-
que su persona es inviolable? mento del gasto público más allá de un
cierto umbral sería posible sobre el pa-
Bien entrado el siglo xxi y en plena era pel –no se olvide que estamos ante una
de la sociedad líquida (y mediática: las entidad soberana– pero las consecuen-
cosas son como se perciben), los con- cias serían cataclísmicas.
ceptos del siglo xix, sobre los que se ba-
saba, en términos puramente negativos, Lo mismo o parecido cabría predicar del
la teoría del soft law han acabado sal- planeta de la normalización industrial.
tando por los aires, aun cuando el pen- Ningún fabricante de enchufes, por po-
samiento jurídico dominante siga siendo ner el foco ahí, va a tener la ocurrencia
tributario de dichos conceptos. Baste de elaborar productos que no obedezcan
con recordar algunas obviedades. a las dimensiones que se han hecho uni-
versales. Como ningún diseñador de
De entrada, vemos a diario, aunque nos aviones va a pensar en hacerlos cuando
cueste mucho reconocerlo, que el Dere- no sirvan para aterrizar en unos aero-
cho duro (el que no es soft, o sea, el vin- puertos cuyas pistas responden a los ta-
culante) tiene una virtualidad real mucho maños y criterios estandarizados que el
más relativa de la que subyace a las tesis sector es el primero en conocer. Los pre-
clásicas. Todos conocemos mil casos de ceptos que establecen esas prácticas in-
leyes que de hecho no se aplican, o se dustriales no figuran en ningún Boletín
aplican poco, o que se ven sometidas en Oficial y, por supuesto, carecen de los
su interpretación judicial a unos requie- terroríficos atributos convencionales de
bros y vapuleos que las acaban dejando las normas (a veces ni tan siquiera alcan-
irreconocibles. Hay incluso quien afirma zan el status de law) pero, de hecho, y
que las normas vigentes no son determi- con las categorías del Derecho romano,
nantes de las decisiones judiciales, sino habría que calificarlos de plusquamper-
solo condicionantes. En tal sentido, todo fectos, en su más cruda expresión.
BIBLIOGRAFÍA
Alonso García, R.: «El soft law comunitario», en Revista de Administración Pública, 154
(2001).
Mazuelos Bellido, Á.: «Soft law: ¿Mucho ruido y pocas nueces?», en Revista Electrónica de
Estudios Internacionales, 8 (2004).
1096
SOFT LAW
Del Toro Huerta, M. I.: «El fenómeno del soft law y las nuevas perspectivas del Derecho
Internacional», en Anuario Mexicano de Derecho Internacional, VI (2006).
Sarmiento Ramírez-Escudero, D.: El soft law administrativo: un estudio de los efectos jurí-
dicos de las normas no vinculantes de la Administración. Madrid: Thomson-Civitas,
2008.
Stefan, O.: Soft law in courts: competition law, state aid and the Court of Justice of the
European Union. Dordrecht: Kluwer Law International, 2013.
Weeks, G.: Soft law and public authorities: remedies and reform. Oxford: Hart Publis-
hing, 2016.
1097
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1098
SUCESIONES «MORTIS CAUSA»
Como argumentos a favor del sistema de A) Una sociedad rural con base econó-
legítimas sucesorias y en contra de la li- mica agraria ha dado paso a una so-
bertad de testar se aducen que la libertad ciedad urbana, industrial, dinámica y
de testar es contraria a la unidad de la muy cambiante.
familia porque permite diferenciar unos B) Una familia amplia y extensa donde
hijos de otros; que los hijos tienen una convivían bajo un mismo techo y con
expectativa sobre los bienes familiares una misma administración económi-
debido al esfuerzo familiar realizado en ca hasta cuatro generaciones se ha
su adquisición; que existe una obligación transformado en una familia reducida
natural de los padres de cuidar y atender y nuclear limitada a dos generaciones
a los hijos en la cual se incluye la heren- –y solamente durante la etapa de cre-
cia futura; y, en fin, que la libertad de cimiento y maduración de los hijos–
testar permitiría a los padres abusar de para acabar los días siendo una fami-
su autoridad frente a los hijos. lia reducida a los progenitores.
C) De un patrimonio troncal y familiar
Como argumentos a favor de la libertad recibido de generación en genera-
de testar se alegan que carece de sentido ción y trasmitido sucesivamente se
privar a cualquier persona de la libre dis- ha pasado a un patrimonio individual
posición de sus bienes por el solo hecho y personal forjado con el propio tra-
de tener descendencia; que la obligación bajo de los progenitores para el sos-
1099
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
1100
SUFRAGIO
SUFRAGIO
1101
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1102
SUFRAGIO
BIBLIOGRAFÍA
Arnaldo, E.: El derecho de sufragio de los extranjeros. Madrid: Centro de Estudios Cons-
titucionales, 1995.
Colomer, J.: Cómo votamos. Los sistemas electorales del mundo: pasado, presente y futu-
ro. Barcelona: Gedisa, 2004.
Delgado-Iribarren, M., dir.: Comentarios a la Ley Orgánica del Régimen Electoral Gene-
ral y a la Ley de Referéndum. Madrid: La Ley, 2014.
Nohlen, D.: Sistemas electorales y partidos políticos. México: FCE, 2004.
Santolaya, P.: Procedimiento y garantías electorales. Madrid: Civitas, 2013.
1103
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
TÉCNICA NORMATIVA
La técnica normativa es el arte de legislar Martín Casals que hasta los años ochen-
clara y eficazmente; constituye una parte ta la técnica normativa europea hablaba
de la Ciencia de la legislación. Decía Ihe- alemán.
ring que la técnica normativa se ocupa
del análisis de las normas prescindiendo En España, los primeros esfuerzos en fa-
de su contenido; ello no es totalmente vor de las normas de técnica legislativa
cierto, puesto que el objeto de la técnica correspondieron al Grupo Gretel, forma-
normativa alcanza tanto a la buena re- do por profesores universitarios de Barce-
dacción o estructura de las normas como lona, que ya en 1980 dan lugar a la publi-
a la unidad y coherencia del ordena- cación de una obra pionera: La forma de
miento jurídico y la seguridad jurídica. las leyes: 10 estudios de técnica legislativa.
El Grupo Gretel publicaría también un
El interés por el arte de legislar no es nue- primer Curso de Técnica Legislativa auspi-
vo: por citar solo un ejemplo, Montes- ciado por el Centro de Estudios Constitu-
quieu dedica en su De l’esprit des lois el cionales (1989), que incluía un borrador
libro XXIX a «la manera de elaborar las de directrices sobre la forma y estructura
leyes», que contiene una lista de «Cosas a de las leyes respecto del que se solicitaba
observar en la elaboración de las leyes», el parecer de los expertos.
perfectamente aplicable hoy en día. No
olvidemos tampoco los escritos de Jeremy En la evolución normativa en España
Bentham, publicados en España como podemos distinguir tres etapas:
Nomografía o el arte de redactar leyes.
1. Aprobación de las primeras Directri-
Si el precedente inmediato de la actual ces sobre la forma y estructura de los
preocupación por la técnica legislativa Anteproyectos de Ley por el Consejo
puede situarse en la codificación del si- de Ministros el 18 de octubre
glo xix, su generalización contemporá- de 1991. Un Cuestionario de evalua-
nea se produce con la descodificación y ción que deberá acompañarse a los
fragmentación del ordenamiento jurídi- proyectos normativos que se elevan
co como consecuencia del aumento del al Consejo de Ministros, aprobado
intervencionismo del Estado, de la mul- por acuerdo del Consejo de Minis-
tiplicación y tecnificación de las leyes, y tros de 26 de enero de 1990, era se-
desde la consciencia de que es necesa- guidor de la técnica de las Checklis-
rio introducir una racionalidad en el ten de evaluación ex ante.
conjunto del ordenamiento a la vez que 2. Directrices de Técnica normativa
conseguir que las leyes sean inteligibles aprobadas por acuerdo del Consejo
y eficaces. de Ministros de 22 de julio de 2005,
cuyo título refleja la evolución pro-
Sin perjuicio del tradicional legal draf- ducida en estos años, no siendo ya
ting anglosajón, en el último tercio del conceptos desconocidos la técnica
siglo xx las aportaciones germanas a la legislativa o normativa. El cuestiona-
técnica legislativa mediante la adopción rio de 1990 es sustituido por la Me-
de directrices y cuestionarios, extendi- moria del análisis de impacto nor-
dos a Austria y Suiza, hicieron afirmar a mativo (MAIN), regulada por R.D.
1104
TÉCNICA NORMATIVA
1105
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1106
TÉCNICA NORMATIVA
mas de urgencia perduraran tras el re- ción jurídica, que la técnica normativa
torno a la normalidad. Recordemos, al es un instrumento para el principio
reclamar volver a la cordura y correc- constitucional de seguridad jurídica.
BIBLIOGRAFÍA
García-Escudero Márquez, P.: «40 años de técnica legislativa», en Revista de las Cortes
Generales, 104 (2018).
— Manual de Técnica Legislativa. Pamplona: Aranzadi, 2011.
— Técnica legislativa y seguridad jurídica: ¿hacia el control jurisdiccional de la cali-
dad de las leyes? Pamplona: Aranzadi, 2010.
— «Homogeneidad de enmiendas e iniciativa legislativa. Avances y retrocesos en la
doctrina del Tribunal Constitucional», en La última jurisprudencia del Tribunal
Constitucional relativa al Parlamento. Vitoria: Parlamento Vasco, 2016.
Montalvo Jaaskelainen, F. «La evaluación ex post de las normas: un análisis del nuevo
modelo español», en Asamblea, 36 (2017).
1107
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
El origen de la teoría analítica del Dere- Friedrick Karl von Savigny (1779-1861) y
cho se halla en la denominada Analytic Rudoplh von Ihering (1818-1832). Dicha
Jurisprudence, una concepción del estu- teoría iluminaría el desarrollo de la Escuela
dio del Derecho debida a Jeremy Bentham alemana de Derecho público (Carl Frie-
(1748-1832) y John Austin (1790-1859). drich von Gerber, Paul Laband y Georg Je-
Dicha teoría concebía el estudio del Dere- llinek) que están en el trasfondo de la teo-
cho con los tres ejes siguientes: a) la dis- ría pura de Hans Kelsen (1881-1973).
tinción entre el Derecho tal y como es y
el Derecho tal y como debe ser, una clara Y es precisamente en Hans Kelsen en el
separación entre la descripción y la eva- que hallamos la primera formulación de
luación, que se convirtió en la divisa del lo que, en el siglo xx, se conoce como
denominado positivismo jurídico; según teoría analítica del Derecho. Kelsen desa-
Austin había que separar la existencia del rrolla una teoría de las normas jurídicas
Derecho de su mérito o demérito, valora- original, fundada en determinados pos-
ción que estos autores llevaban a cabo tulados del neokantismo, y las concibe
mediante la doctrina del utilitarismo; b) la como estructuradas en un sistema me-
concepción del Derecho como un sistema diante la relación genética o dinámica
de elementos relacionados entre sí y no de autorización: una norma determinada
como una mera agregación de pautas dis- pertenece a cierto sistema jurídico si y
persas y c) el análisis lógico-lingüístico de solo si existe otra norma de ese sistema
los conceptos jurídicos, como los concep- que autoriza su creación. Para evitar el
tos de obligación, derecho o poder, que regreso al infinito que esa definición pro-
prefiguraba algunas de las ideas después vocaría, supone que al final de la cadena
desarrolladas en la lógica y la filosofía del ha de conjeturarse la existencia de una
lenguaje contemporáneas. Por ejemplo, norma última, una Grundnorm, que
en Bentham se hallan los rudimentos de confiere validez a todas las restantes. Ello
una lógica deóntica, como una extensión da lugar a la teoría escalonada del Dere-
de la lógica aristotélica solo aplicable a las cho (la Stufenbautheorie), según la cual
aserciones y, también, un análisis lingüís- el Derecho es un sistema jerárquico de
tico, el método de la paráfrasis, que normas, en la cúspide de las cuales se
muestra que hay expresiones (como «obli- halla la norma básica o fundamental que
gación» y «derecho») que tienen sentido autoriza la creación de la constitución
cuando se analizan como partes de una originaria del sistema (la idea del sistema
oración completa, aunque no se refieren escalonado se debe al amigo y discípulo
a ninguna entidad ontológicamente dis- de Kelsen Adolf Julius Merkl).
tinta, de un modo similar al que la expre-
sión «el español medio lee tres libros al Kelsen también sostenía la tesis iuspositi-
año» tiene perfecto sentido, aunque no vista de la separación entre el Derecho,
hay nadie que sea el español medio. tal y como es, y la Moral; y defendía una
concepción de la Filosofía radicalmente
Algunas de estas ideas también alumbra- antimetafísica, cercana en este punto a
ban el trabajo de la teoría jurídica alemana las ideas del primer positivismo lógico
(en especial de la Jurisprudencia de con- que nacía en la misma ciudad que Kel-
ceptos), cuyos máximos exponentes fueron sen habitaba hasta finales de los años
1108
TEORÍA ANALÍTICA DEL DERECHO
veinte del pasado siglo, en Viena. Ideas de la tarea del jurista y de la Ciencia jurí-
que se inspiraban en la obra de Gottlob dica. Bobbio toma algunas de las ideas
Frege, Bertrand Russell y el primer Lud- del positivismo lógico acerca de los len-
wig Wittgenstein y que fueron desarro- guajes formales y, también, de la presen-
lladas por filósofos como Moritz Schlick, tación axiomática de las teorías científi-
Otto Neurath o Rudolf Carnap. cas. Es decir, nos recuerda que un
lenguaje formal es presentado mediante
Estas ideas antimetafísicas habían sido la introducción de un vocabulario bási-
aplicadas también en Suecia para elaborar co, un conjunto de reglas de formación,
un análisis desmitificador de los concep- que permiten de un modo pautado averi-
tos jurídicos por parte de Axel Hägerström guar si una expresión es o no una pro-
(1868-1938). El más destacado represen- posición bien formulada de ese lenguaje,
tante de esta escuela, conocida como rea- y unas reglas de transformación que nos
lismo jurídico escandinavo, fue el danés autorizan a obtener nuevas proposicio-
Alf Ross (1899-1979). Ross, siguiendo los nes a partir de algunas ya dadas.
postulados del empirismo lógico, conce-
bía la Ciencia jurídica como un conjunto En el mismo periodo, en las Universida-
de proposiciones encaminadas a identifi- des de Oxford y Cambridge, se establece
car el Derecho vigente en una determina- –por influencia del pensamiento del se-
da sociedad, el conjunto de pautas que gundo Wittgenstein– la denominada filo-
tienen la propiedad de ser aplicadas por sofía del lenguaje ordinario (Gilbert
los jueces y tribunales y, de este modo, Ryle, John L. Austin, Peter Strawson),
sometidas al criterio de verificación. cuyo más relevante representante en el
ámbito de la Jurisprudencia fue H. L. A.
Una significación similar tiene el denomi- Hart (1907-1992). En un libro crucial, The
nado realismo jurídico americano, que Concept of Law (1961), Hart trata de re-
fue influido por la filosofía pragmatista de construir los conceptos de Derecho, de
los Estados Unidos (William James y Char- norma jurídica, de deber jurídico, que
les Sander Peirce). Filósofos y juristas subyacen a su uso en el lenguaje y la
como Felix Cohen, Jerome Frank, Karl práctica de los juristas. Las normas jurídi-
Llewellyn o Max Radin defendieron una cas, para Hart, son una subclase de re-
concepción según la cual el objetivo de la glas sociales que se distinguen de los
Jurisprudencia era descubrir las pautas meros hábitos (regularidades de compor-
que permitan predecir el modo en que tamiento), porque a) suscitan la crítica
los jueces decidirán las controversias. ante la desviación de los participantes en
una práctica (como por ejemplo, el in-
A comienzos de la década de los cin- adecuado uso de los cubiertos para co-
cuenta del pasado siglo hubo otro modo mer), b) la apelación a la regla se consi-
de recepción, parcialmente diverso, de dera un fundamento suficiente para la
las ideas del positivismo lógico en la Fi- crítica y c) en dicho contexto es apropia-
losofía del Derecho. Es paradigmático de do el uso del lenguaje normativo (si-
dicho enfoque un artículo de Norberto guiendo con el ejemplo: «debes coger el
Bobbio (1909-2004), con el elocuente tí- cuchillo con la mano derecha»). Que al-
tulo de «Ciencia jurídica y análisis del guien tiene el deber de realizar determi-
lenguaje» (1950). El trabajo empieza por nada acción, entonces, significa que en
asegurarnos que las recientes orientacio- una práctica social existe una regla que
nes metodológicas del positivismo lógico prescribe realizar dicha acción. Las nor-
nos suministran una mejor comprensión mas jurídicas son aquella subclase de re-
1109
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Bongiovanni, G., et al., eds.: Handbook of Legal Reasoning and Argumentation. Dord
recht: Springer, 2018.
Casanovas, P.; Moreso, J. J., eds.: El ámbito de lo jurídico. Lecturas de pensamiento jurí-
dico contemporáneo. Barcelona: Crítica, 1993.
Coleman, J. L.; Himma, K. E.; Shapiro, S. J., eds.: The Oxford Handbook of Jurisprudence
and Philosophy of Law. Oxford: Oxford University Press, 2004.
Guastini, R., ed.: Problemi di teoria del diritto. Bologna: Il Mulino, 1980.
Marmor, A., ed.: Routledge Companion to the Philosophy of Law. London: Routledge, 2012.
J. J. Moreso
Catedrático de Filosofía del Derecho
Universitat Pompeu Fabra
1110
TEORÍA COMUNICACIONAL DEL DERECHO
1111
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1112
TEORÍA COMUNICACIONAL DEL DERECHO
ganiza la TCD en tres partes: sintaxis jurí- teoría de las decisiones jurídica; y a par-
dica, semántica jurídica y pragmática tir de esta tripartición se estructura la
jurídica. A la primera la denomina teoría Teoría del Derecho, según la conceptual
formal del Derecho; a la segunda, teoría comunicacional de Robles, que hemos
de la dogmática jurídica; y a la tercera, desarrollado.
BIBLIOGRAFÍA
1113
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1114
TEORÍA Y FILOSOFÍA DEL DERECHO
Ahora bien, a mediados del siglo xx el Era preciso reformular este complejo
positivismo entra, a su vez, en una pro- panorama en una disciplina que no fue-
funda crisis epistemológica, al no acep- ra residual, sino orientadora del pensa-
tarse ya su modelo descriptivista de «lo miento jurídico en su conjunto. Con esta
ya dado de antemano». Esta crisis, sin inquietud se fundó la revista Rechtstheo-
embargo, no es lo suficientemente fuer- rie, en cuya presentación en el primer
te como para poner en entredicho radi- número (1970) ya se trasluce la situa-
cal la gran aportación positivista, que ción de dispersión científica y filosófica,
no es otra que la fundación y desarrollo a la que se trata de dar forma. Dice así:
de las llamadas Ciencias positivas del «Nuestro siglo se caracteriza por haber-
Derecho: Doctrina general del Derecho, se hecho consciente y haber extraído
Sociología jurídica, Antropología jurídi- los frutos de los fundamentos metódi-
ca, Psicología jurídica. Se siente enton- cos del pensamiento científico como tan
ces la necesidad de superar el positivis- solo se había experimentado en las épo-
mo pero sin volver al iusnaturalismo, cas de Platón y de Descartes. La forma-
respetando las aportaciones de las Cien- ción de la lógica moderna y de la teoría
cias positivas, para lo cual es preciso de la ciencia, influida por la primera,
elaborar un marco teórico más amplio juntamente con los más especializados
que el de la FD. A ese marco teórico conocimientos de la lingüística, han
más amplio se le va a dar la denomina- cambiado de modo fundamental nues-
ción de «Teoría del Derecho» (TD). tro conocimiento de las posibilidades
aplicativas del lenguaje (…)».
La FD se había quedado reducida a una
disciplina residual: quedaba para ella lo La presentación se refería, en efecto, a
que no pertenecía a la Ciencia jurídica aportaciones notables sobre las que se
(dogmática) ni a las demás ciencias dice hay que profundizar: la teoría pura
mencionadas; o sea, como señala Bob- del Derecho de Kelsen, la reflexión so-
bio, quedaba reducida a teoría de la bre la praxis judicial, el neomarxismo, la
Ciencia jurídica y teoría de la justicia; en teoría de sistemas de Luhmann y la So-
1115
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
ciología jurídica, los métodos cibernéti- pretende ser la nueva filosofía jurídica:
cos e informáticos. Toda una mélange la filosofía jurídica de los juristas es la
que indicaba algo de ingenuidad y tam- filosofía jurídica del pos-positivismo
bién la necesidad de hacerse cargo de (Robles, Epistemología y Derecho, 1982:
planteamientos dispares a partir del len- 20). No se contenta con ser la parte ge-
guaje. Es este giro lingüístico en la fD lo neral de las partes generales de la dog-
que caracteriza al proyecto y a la deno- mática jurídica, sino que aspira a ser
minación de la revista: Rechstheorie. una disciplina filosófica, pero no tanto
englobada en la Filosofía general a
Las cosas se complican, no obstante, si modo de apéndice, sino con una enti-
se tiene en cuenta la denominación po- dad propia, una filosofía jurídica hecha
sitivista de la parte general de la Dog- por juristas para juristas. Pretende ser
mática jurídica: «Teoría general del De- «cientificista», en el sentido de que se
recho». Conviene observar que esta es la debe construir mirando a los aportes de
traducción, tanto al español como al ita- las ciencias positivas del Derecho.
liano, de la expresión alemana allgemei-
ne Rechtslehre. La ambigüedad de los ¿Cuál ha sido la realidad en el seno de
términos complica la tarea diferenciado- esta TD contemporánea? La prolifera-
ra. Significa literalmente «Doctrina gene- ción de enfoques y, sobre todo, la par-
ral del Derecho»; aunque es cierto que celación temática. Así se explican las
Lehre no solo significa «doctrina» sino «especializaciones» propias de los profe-
también «teoría». Y también es cierto sores de Teoría del Derecho: derechos
que en español usamos con no poca humanos, bioética, argumentación, aná-
frecuencia esta sinonimia. En inglés, los lisis lógico-lingüístico, ética jurídica,
autores usan el término «Jurisprudence» teoría político-jurídica, etc. Todavía se
para lo que los alemanes llaman «allge- ha introducido mayor confusión cuando
meine Rechtslehre»; así, por ejemplo, se han intentado «sustituciones» por dis-
Austin, Holland, Salmond, Patterson, ciplinas muy necesarias pero que son
etc. Por su parte, se ha ido abriendo ca- otra cosa. Entre «especializaciones» y
mino también, por mor de la moda, la «sustituciones» el panorama de la TD ha
designación Legal Theory, como equiva- quedado bastante confuso. Falta un pa-
lente a Rechtstheorie. El menor reproche radigma aceptado por el conjunto de la
que puede hacerse es que la selección comunidad universitaria.
de los términos por parte de los autores
que han generado tendencia no ha sido Mi propuesta de TD es la que he deno-
precisamente afortunada. minado «teoría comunicacional del De-
recho» (TCD) (véase la voz correspon-
¿Qué es la allgemeine Rechtslehre (Juris- diente). Está basada, como propone la
prudence, Doctrina general del Dere- presentación de la revista Rechtstheorie,
cho, Teoría general del Derecho) y en en el análisis del lenguaje de los juristas,
qué se diferencia de la Rechtstheorie, pero no sobre la base de la filosofía
esto es, de la teoría del Derecho del analítica únicamente, sino de la conjun-
pos-positivismo? La primera es una dis- ción de dicha filosofía analítica con la
ciplina que se consolida con el positi- filosofía hermenéutica. Mi idea es que,
vismo jurídico como «ciencia», y se sepa- aunque analítica y hermenéutica res-
ra claramente de los planteamientos ponden a tradiciones filosóficas diferen-
especulativos o filosóficos demasiado tes (Ciencias matemáticas y naturales,
abstractos. La segunda, por el contrario, por una parte, y Ciencias culturales o
1116
TEORÍA Y FILOSOFÍA DEL DERECHO
del espíritu, por la otra), ambas se aú- menos importante, es preciso estudiar
nan en una idea básica: la universal in- continuamente las grandes obras de
mediatez del lenguaje. Dogmática jurídica (Derecho Constitu-
cional, Civil, Penal, Administrativo, Pro-
La TCD no es ni iusnaturalista ni positi- cesal, Internacional, etc.), así como de
vista, ya que no tiene una concepción Derecho comparado e Historia del De-
ontologista (o sustancialista) del Dere- recho. Si los dos primeros requisitos son
cho, sino que se limita a afirmar que el necesarios, este último lo es igualmente.
punto de partida de la investigación es
el lenguaje jurídico, es decir, el lenguaje Lo cierto es que hoy no domina en la
propio de los juristas, en su significado comunidad científica un modelo disci-
más amplio. Por eso, concibe la TD plinar de TD. Buena muestra de ello la
como «análisis del lenguaje de los juris- tenemos en el libro coordinado por
tas». Kaufmann, Hassemer y Robles, El pen-
samiento jurídico contemporáneo
¿Cuál es entonces el camino para inves- (1992), así como en el más reciente,
tigar en TD y presentar un panorama coordinado por Buckel, Christensen y
general completo sin «especializaciones» Fischer-Lescano, Neue Theorien des
ni «sustituciones»? El camino es muy ar- Rechts (2006), en el cual se pasa revista
duo. Supone, en primer lugar, familiari- a las actuales concepciones, caracteriza-
zarse con los clásicos de la Filosofía, das por la ideología política y la frag-
tanto general (teoría del conocimiento, mentación de los puntos de vista. En
ética, política, etc.) como, sobre todo, definitiva: politización y dispersión son
jurídica. En segundo término, hay que los caracteres del panorama actual. Un
sumergirse de lleno en los autores rele- panorama que debería ser superado, no
vantes de la Teoría general del Derecho, de una manera radical (ya que el pensa-
pero no para quedarse en ellos, sino miento es necesariamente plural), pero
para extraer de sus obras lo que se ajus- sí como acuerdo pragmático sobre los
te a un nuevo programa, más amplio y contenidos básicos e irrenunciables de
filosófico; y por último, pero no por ello una disciplina académica.
BIBLIOGRAFÍA
Además de los clásicos de la Teoría general del Derecho (Austin, Bierling, Kelsen, Ro-
mano, Holland, Ross, Olivecrona, Llewellyn, Bobbio, Guasp, etc.), véanse:
Anales de la Cátedra Francisco Suárez, 15 (1975) [N.º monográfico sobre Filosofía del
Derecho].
Dreier, R.: «Concepto y función de la Teoría general del Derecho» (trad. de G. Robles),
en Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, 52 (1978).
González Vicén, F.: Estudios de Filosofía del Derecho. La Laguna: Universidad de La La-
guna, 1979.
Kaufmann, A., Hassemer, W., Robles, G., eds.: El pensamiento jurídico contemporáneo.
Introducción de G. Robles. Madrid: Debate, 1992. (Última ed., Santiago de Chile:
Olejnik, 2018.)
Rechtstheorie. Zeitschrift für Logik, Methodenlehre, Kybernetik und Soziologie des Rechts.
1. Band. Heft 1. Duncker & Humblot / Berlin, 1970.
1117
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1118
TERRITORIO
TERRITORIO
1119
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1120
TERRITORIO
BIBLIOGRAFÍA
1121
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
TRANSPARENCIA
Que los asuntos públicos han de ser ob- y el poder opaco –exento de control
jeto de conocimiento y debate ciudada- ciudadano–, a su reverso. El fenómeno
nos es una idea inherente a la democra- es ya mundial, y no solo de nivel estatal,
cia. El principio de publicidad que de sino también infra y supraestatal. En de-
ella se deriva se proyecta sobre la actua- finitiva, el derecho de acceder a la infor-
ción de todos los poderes del Estado, mación pública es una conquista que se
cada uno de ellos a través de sus pro- ha globalizado como consecuencia de
pias previsiones normativas. la cuasi generalización del sistema de
democracia representativa.
Centrándonos en el Poder Ejecutivo, la
transparencia es un instrumento clave La Constitución Española fue una de las
para la prevención de malas prácticas. primeras que contempló el derecho de
La imagen más conocida continúa sien- los ciudadanos a acceder a los archivos
do la que formulara el juez del Tribunal y registros administrativos, en su artícu-
Supremo de los Estados Unidos Louis D. lo 105.b) que llama a la ley a regularlo.
Brandeis, al comparar los efectos bené- La primera regulación general se llevó a
ficos del acceso a la información con «la cabo a través de un solo artículo inserto
luz del sol, reputada como el mejor de en la Ley 30/1992, de 26 de noviembre,
los desinfectantes». En positivo, la orde- de régimen jurídico de las Administra-
nación y el flujo informativo es un ins- ciones Públicas y del Procedimiento Ad-
trumento para la participación ciudada- ministrativo Común, el art. 37, cuyos
na y para una mejora de la administración evidentes déficits y su propia ubicación
de la cosa pública. «oculta», no permitieron crear una au-
téntica cultura de la transparencia admi-
No es casual que los países pioneros en nistrativa. Tuvieron que ser los impulsos
el reconocimiento del derecho de acce- de la sociedad en tiempos de una pro-
so a la información pública (los escandi- funda crisis de confianza política, insti-
navos, Estados Unidos y su área de in- tucional y económica –una «tormenta
fluencia…) se encuentren entre los más perfecta»– los que colocaran la transpa-
desarrollados desde una perspectiva de- rencia en la agenda política, de forma
mocrática, social y económica. La apues- muy notoria a partir del año 2011, en
ta por la transparencia presupone ya un que la aprobación de una ley de Trans-
grado importante de desarrollo político, parencia figuró ya en todos los progra-
y, en un círculo virtuoso, contribuye a mas políticos de los partidos de ámbito
acrecentarlo. La expansión del derecho nacional, asociada al debate sobre la co-
de acceso a la información tuvo lugar rrupción y la necesidad de una regene-
primero a Europa occidental continental ración democrática. El movimiento cul-
–con excepciones– y después, a Europa minó con la aprobación de la Ley
oriental, tras el desmoronamiento del 19/2013, de 9 de diciembre, de transpa-
muro de Berlín, y a Latinoamérica, al ca- rencia, acceso a la información pública
lor de la consolidación de sus regíme- y buen gobierno, a la que ha sucedido
nes democráticos. Se pasó así de regí- una batería de leyes autonómicas y de
menes políticos en que el individuo era ordenanzas locales que han aumentado
transparente –controlado por el poder– las exigencias mínimas de la primera.
1122
TRANSPARENCIA
1123
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
nificación (entre ella, los currículos de rencia son valoradas por la ciudadanía,
los responsables administrativos), de re- y que las posibles disfunciones, en la ma-
levancia jurídica (por ejemplo, los pro- yoría de los casos, acaban sabiéndose y
yectos normativos y las memorias e in- se paga más cara la ocultación que la
formes a los mismos) y económica, impericia; que una comunicación que
presupuestaria y estadística (como toda pone al ciudadano ante la realidad de
la relativa a contratos, subvenciones, los hechos ayuda en muchos casos a com-
presupuestos y su ejecución…). Otra prender la complejidad de las decisiones
vía, previa solicitud, para cualquier in- y también a conocer los errores, que,
formación en poder de los sujetos so- confesados, siempre son más disculpa-
metidos a la Ley, con un procedimiento bles, más en situaciones críticas que lla-
sencillo, de plazo máximo breve –un man a la unidad. Es, también, la mejor
mes–, audiencia de los afectados –que forma de combatir con datos las llama-
no equivale a derecho de veto–, silencio das «noticias falsas» o «bulos», cuando en
negativo –única solución compatible efecto lo son, generando una confianza
con los bienes públicos y privados que en la fiabilidad de los datos públicos. Ju-
puedan estar en juego– y libre elección rídicamente, el estado de alarma no per-
de la modalidad de acceso. Frente a las mite al Gobierno limitar la libertad de
resoluciones cabe una reclamación po- información y expresión. Es más, en una
testativa ante una Autoridad administra- situación excepcional de confinamiento,
tiva independiente –en el ámbito esta- el propio Gobierno ha calificado la tarea
tal, el Consejo de Transparencia y Buen de los periodistas y de los medios como
Gobierno– que supone una garantía una actividad esencial.
crucial en esta materia en la que la in-
mediatez es condición para que la trans- El Real Decreto de 14 de marzo de 2020
parencia cumpla con su función. por el que declara el estado de alarma
dispuso la suspensión de los procedimien-
Evidentemente, la regulación legal del tos administrativos salvo, entre otros,
acceso a la información pública es solo «que vengan referidos a situaciones estre-
un factor, bien que crucial, para medir chamente vinculadas a los hechos justifi-
el grado de transparencia en una socie- cativos del estado de alarma». Entre estos
dad. Son las reglas del juego que permi- procedimientos podrían entenderse in-
ten comenzar la partida. Una ciudadanía cluidos el ejercicio del derecho de acceso
involucrada en la exigencia y el uso a la información en relación con la in-
posterior de la información, una Admi- formación sobre la pandemia. No obs-
nistración bien organizada en su gestión tante, esta regla se tornó en mera posibi-
de la información y dispuesta a cumplir lidad que se deja a la libre decisión de las
sus obligaciones y la existencia de auto- autoridades, mediante una modificación
ridades de control verdaderamente in- aprobada tres días más tarde. En la prác-
dependientes y competentes, son otros tica, la Administración no se acogió a
tantos elementos claves para ello. esta posibilidad. Sí se procedió, tras un
período inicial sin hacerlo, a la publica-
*** ción de los contratos de emergencia sus-
critos para la compra de material. No se
La pandemia de la COVID 19 ha supues- hizo uso de la posibilidad de omitir datos
to un reto para la transparencia. Desde en la publicación cuando esta pueda co-
el punto de vista político «táctico», está lisionar con un límite previsto en la
acreditado que las políticas de transpa- Ley 19/2013 y en la normativa de contra-
1124
TRANSPARENCIA
tos (entre los que algunos son muy gene- tos productos, que en determinados casos
rales; piénsese que esta segunda incluye pudo supeditar a cierta reserva los térmi-
«cuando la publicación puede obstaculi- nos o la propia suscripción del contrato.
zar la aplicación de una norma», o «re- También parece que a la luz de la
sultar contraria al interés público»), pre- Ley 19/2013 y de la jurisprudencia que
vio informe del Consejo de Transparencia, la ha interpretado, habrían de publicar-
posibilidad que podría haber tenido aca- se la composición de las comisiones de
so juego respecto de algunos contratos en expertos que han asesorado al Gobierno
un contexto de falta de transparencia y y sus informes, otra de las materias que
especulación en el propio mercado de es- ha sido objeto de controversia.
BIBLIOGRAFÍA
Fernández Ramos, S.; Pérez Monguió, J. M.: El derecho al acceso a la información pública
en España. Pamplona: Aranzadi, 2017.
Guichot, E., coord.: Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno.
Estudio de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre. Madrid: Tecnos, 2014.
— Transparencia y acceso a la información en el Derecho europeo. Sevilla: Global Law
Press / Editorial Derecho Global, 2011.
— Transparencia y acceso a la información pública en España: análisis y propuestas
legislativas. Madrid: Fundación Alternativas, 2011.
Nuez Sánchez-Cascado, E. de la; Tarín Quirós, C.: Transparencia y Buen Gobierno. Co-
mentarios a la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de Transparencia, Acceso a la Infor-
mación Pública y Buen Gobierno. Madrid: La Ley, 2014.
Wences, I.; Kölling, M.; Ragone, S.: La Ley de Transparencia, Acceso a la Información
Pública y Buen Gobierno. Una perspectiva académica. Madrid: Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, 2014.
Emilio Guichot
Catedrático de Derecho Administrativo
Universidad de Sevilla
1125
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
TRATADOS INTERNACIONALES
1126
TRATADOS INTERNACIONALES
1127
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1128
TRATADOS INTERNACIONALES
solo en la buena fe, con una intenciona- teral, arbitraria e interesada de la natu-
lidad política abstracta, sin voluntad de raleza jurídica se hace para eludir el
dar vida a un verdadero acuerdo inter- respeto de las competencias constitu-
nacional. Estos acuerdos estarían des- cionales de control previo por los Parla-
provistos de su núcleo jurídico esencial, mentos en materia de tratados, eludien-
es decir, del principio pacta sunt ser- do sistemáticamente la petición de
vanda. Ahora bien, la calificación unila- autorización parlamentaria.
BIBLIOGRAFÍA
Berman, F.: «Why do we Need a Law of Treaties? Inaugural Lecture», en Recueil des Cours
de l’Académie de Droit International de La Haye/ Collected Courses of the Hague
Academy of International Law, vol. 385 (2017).
Cannizaro, E., ed.: The Law of Treaties. Beyond the Vienna Convention. Oxford: Oxford
University Press, 2011.
Dinstein, Y.: «The Interaction between Customary International Law and Treaties», en
Recueil des Cours de l’Académie de Droit International de La Haye/ Collected Cour-
ses of the Hague Academy of International Law, vol. 322 (2007).
Nolte, G.: «Treaties and their Practice – Symptoms of their Rise or Decline», en Recueil
des Cours de l’Académie de Droit International de La Haye/ Collected Courses of the
Hague Academy of International Law, vol. 392 (2018).
Villiger, M.: «The 1969 Vienna Convention on the Law of Treaties – 40 Years After», en
Recueil des Cours de l’Académie de Droit International de La Haye/ Collected Cour-
ses of the Hague Academy of International Law, vol. 344 (2011).
1129
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
1130
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Una de las principales materias que exa- haber sido cumplidos los requisitos pro-
mina el Tribunal y que depura el orde- cesales en su interposición y realizarse
namiento jurídico es el examen de la correctamente el juicio de relevancia o
constitucionalidad de la ley en la que el pertinencia, si no es notoriamente in-
Tribunal ejerce la supremacía jurisdic- fundada, el Tribunal resuelve la cues-
cional de la Constitución. tión, dejando que sea el correspondien-
te órgano judicial el llamado a resolver
Con precedentes en los sistemas de in- el fondo del asunto (arts. 163 CE y 35
fluencia kelseniana (el checoslovaco y LOTC).
el austriaco, que se inician en 1920), el
control de constitucionalidad de la ley El Tribunal dirime los conflictos de atribu-
examina la adecuación de la ley o de la ciones entre órganos constitucionales del
disposición normativa con rango de ley Estado (Congreso, Senado, Gobierno y
(como sucede con el real decreto-ley), Consejo General del Poder Judicial) y re-
con la Constitución, posibilitando que suelve los conflictos competenciales entre
cincuenta diputados, cincuenta senado- el Estado y las Comunidades Autónomas o
res, los órganos colegiados legislativos y de las Comunidades entre sí. En los con-
ejecutivos de las Comunidades Autóno- flictos de atribuciones, el Tribunal determi-
mas, el Defensor del Pueblo o el presi- na si hay exceso o invasión de las atribu-
dente del Gobierno puedan promover ciones de cada uno de los órganos
el recurso de inconstitucionalidad en constitucionales y, en el supuesto de deli-
vía directa, que una vez admitido y tra- mitación de competencias, determina la ti-
mitado será resuelto por sentencia. tularidad de la competencia controvertida.
La sentencia podrá ser estimatoria (total Una de las materias que estadísticamente
o parcial), desestimatoria o sentencia in- representan el mayor número de recur-
terpretativa que fije el contenido del sos que acceden al Tribunal son los re-
precepto que no contravenga la Consti- cursos de amparo, que tiene naturaleza
tución, al ser principio esencial de la ju- subsidiaria (art. 53.2 CE) y presenta las
risprudencia constitucional la presun- siguientes modalidades: a) los recursos
ción de constitucionalidad de la ley. parlamentarios directos contra actos nor-
mativos sin valor de ley (art. 42 LOTC);
El real decreto-ley por su virtualidad y b) los amparos contra actos de la Admi-
fuerza normativa es susceptible de enjui- nistración Pública (expresos, tácitos, pre-
ciamiento por la vía de inconstitucionali- suntos o simple vía de hecho de los po-
dad, no así los supuestos de legislación deres públicos) previstos en el art. 43
delegada contenida en los textos articu- LOTC, en los que el agotamiento de la
lados y refundidos cuyos excesos de de- vía judicial procedente se erige en requi-
legación o ultra vires son susceptibles de sito imprescindible de su válida interpo-
control por los órganos de la jurisdicción sición y, finalmente, c) los amparos con-
contencioso-administrativa (art. 82.6 CE). tra resoluciones judiciales (providencias,
autos y sentencias) en los que resulta
Los jueces y tribunales ordinarios están preceptivo el agotamiento de la vía judi-
legitimados para promover cuestión de cial previa (art. 44.1a) LOTC), la imputa-
inconstitucionalidad ante el Tribunal, ción a la resolución judicial de la vulne-
cuando duden de la validez constitucio- ración del derecho (art. 44.1.b) LOTC) y
nal de la ley aplicable al caso, por lo la invocación formal del derecho consti-
que, si la cuestión resulta admisible por tucional vulnerado (art. 44.1. c) LOTC).
1131
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Las últimas reformas legales han propi- y contenido de los derechos fundamen-
ciado el conocimiento por el Tribunal tales previsto en la sección 1.ª, capítu-
de los conflictos en defensa de la auto- lo 2.º, título I de la Constitución; define
nomía local (1999), la mediación consti- los principios esenciales de carácter eco-
tucional en los conflictos de competen- nómico y social (capítulo III del título I);
cia, mediante la creación de las establece los rasgos esenciales de la Mo-
comisiones bilaterales entre el Estado y narquía parlamentaria, como forma polí-
las Comunidades Autónomas (2000), la tica del Estado, y de los órganos constitu-
«transcendencia constitucional» en los cionales del Estado: del Congreso, del
recursos de amparo (2007), el conoci- Senado, del Gobierno y del Consejo Ge-
miento por el Tribunal de las normas neral del Poder Judicial. También define
forales fiscales de las Comunidades Au- y concreta el alcance de la distribución
tónomas (2010), los recursos previos de de competencias entre el Estado y las
inconstitucionalidad sobre los proyectos Comunidades Autónomas (arts. 148 y 149
de Estatuto de Autonomía (2015) y ha CE) y el alcance del art. 155 CE.
visto fortalecidas sus facultades de eje-
cución, especialmente en la reforma de A diferencia de los jueces y tribunales
los arts. 92 y 94 de su Ley Orgánica. ordinarios que «juzgan y ejecutan lo juz-
gado» (art. 117.3 CE), desde el punto de
Al ejercer la interpretación auténtica de vista de la legalidad, el Tribunal Consti-
la Constitución (art. 1 LOTC), el Tribunal tucional es el supremo órgano jurisdic-
mantiene la plena validez de los princi- cional en materia de garantías constitu-
pios y valores que la norma fundamental cionales (art. 123 CE) y defiende la
contiene: libertad, igualdad, justicia y Constitución (así, sentencias de 17 de
pluralismo político; determina el alcance octubre y de 8 de noviembre de 2017).
BIBLIOGRAFÍA
1132
TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA UNIÓN EUROPEA
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea acuerdo con el Estatuto del TJUE, re-
(TJUE), con sede en Luxemburgo, com- quieran su intervención. El Tribunal
prende el Tribunal de Justicia, el Tribunal nombra a su secretario, que es a la vez
General y los tribunales especializados secretario general de la institución en su
(art. 19 del Tratado de la Unión Europea). El conjunto, cuya administración dirige
TJUE es, por tanto, una institución en cuya bajo la autoridad del presidente.
composición pueden entrar varios órganos
jurisdiccionales distintos. En la actualidad Los jueces del Tribunal General eligen de
está compuesto por el Tribunal de Justicia, entre ellos a su presidente y vicepresidente,
establecido en 1952, y el Tribunal General, para un mandato renovable de tres años.
que se creó en 1988 con la denominación Los mismos jueces eligen al secretario del
de Tribunal de Primera Instancia. En 2006 Tribunal General. No existen en el Tribunal
inició sus trabajos un tribunal especializado, General abogados generales designados
el Tribunal de la Función Pública, que for- con ese carácter por los Gobiernos de los
mó parte del TJUE hasta su desaparición en Estados miembros, pero, excepcionalmente,
septiembre de 2016. Sus competencias se los jueces del Tribunal General pueden des-
asumieron por el Tribunal General. empeñar las funciones de abogado general.
El Tribunal de Justicia está compuesto por La competencia más importante del Tribunal
27 jueces y 11 abogados generales. En apli- de Justicia es quizá la de conocer las cuestio-
cación del Reglamento (UE, Euratom) nes prejudiciales suscitadas por los tribuna-
2015/2422 y desde septiembre de 2019, el les nacionales. Según el art. 267 TFUE, el
Tribunal General se compone de dos jue- Tribunal de Justicia es competente para pro-
ces por cada Estado miembro. Todos ellos nunciarse con carácter prejudicial sobre la
son designados por los Gobiernos de los interpretación de los Tratados y sobre la va-
Estados miembros por un período de seis lidez y la interpretación de los actos adopta-
años, con posibilidad indefinida de reno- dos por las instituciones, los órganos y los
vación por períodos iguales. Cada designa- organismos de la Unión. Los órganos juris-
ción debe hacerse previa consulta al comi- diccionales de los Estados miembros pue-
té establecido por el art. 255 del Tratado den pedir al Tribunal de Justicia que se pro-
de Funcionamiento de la Unión Europea nuncie sobre una cuestión de esta naturaleza
(TFUE) con la misión de pronunciarse so- si estiman necesaria una decisión al respecto
bre la idoneidad de los candidatos. para poder emitir su fallo. Del ejercicio de
esta competencia han surgido las sentencias
Los jueces eligen de entre ellos al presi- más famosas del Tribunal y algunos princi-
dente y al vicepresidente por un perío- pios jurisprudenciales muy relevantes, como
do de tres años, siendo sus mandatos el de aplicación directa del entonces Dere-
renovables. El catedrático español Gil cho comunitario por los tribunales naciona-
Carlos Rodríguez Iglesias presidió el Tri- les (caso Van Gend en Loos, 1963).
bunal entre 1994 y 2003. La función de
los abogados generales consiste en pre- Mediante el recurso por incumplimiento,
sentar públicamente, con toda imparcia- el Tribunal de Justicia comprueba, nor-
lidad e independencia, conclusiones malmente a instancias de la Comisión, si
motivadas sobre los asuntos que, de un Estado miembro ha incumplido algu-
1133
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1134
TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA UNIÓN EUROPEA
escrita del procedimiento de las cuestio- directos. El RPTG contiene normas espe-
nes prejudiciales comienza mediante la ciales para el contencioso relativo a los
petición de decisión prejudicial que for- derechos de propiedad intelectual.
mula el tribunal nacional. Tal petición se
notifica a las partes litigantes, a los Esta- En septiembre de 2019 llegó a su culmina-
dos miembros y a la Comisión, así como a ción la reforma adoptada en 2015 y consis-
la institución que haya adoptado el acto tente en la duplicación del número de jue-
cuya interpretación se cuestiona, que po- ces del Tribunal General. La reforma es de
drán presentar observaciones escritas. En tal envergadura que resulta improbable
los recursos, la fase escrita comienza me- que a medio plazo se vuelva al modelo de
diante demanda dirigida al secretario, que los tribunales especializados, al que perte-
se notificará al demandado, quien presen- necía el Tribunal de la Función Pública,
tará contestación en el plazo de dos me- suprimido por la propia reforma, y cuyas
ses. La demanda y la contestación podrán competencias se asumieron por el Tribu-
completarse con una réplica del deman- nal General. En todo caso, habrá que es-
dante y una dúplica del demandado. perar a la valoración que Parlamento, Con-
sejo y Comisión hagan del informe que
La fase oral consiste en una vista pública sobre los resultados de la reforma debe
durante la cual los jueces y el abogado dirigirles el TJUE en diciembre de 2020.
general pueden formular preguntas a los
agentes o abogados de las partes. Termi- Por último, las sentencias del Tribunal de
nada la vista, el abogado general presen- Justicia seguirán sin duda coadyuvando al
ta sus conclusiones y el juez ponente ela- proceso de integración europea, como ya
bora un proyecto de sentencia sobre el lo hizo, entre otras muchas, la antes cita-
que delibera y vota la Sala. No caben los da del caso Van Gend en Loos, que intro-
votos particulares. dujo el principio de eficacia directa del
Derecho comunitario, y que ha sido califi-
El procedimiento ante el Tribunal General cada como «especialísima contribución ju-
es bastante parecido al que se sigue ante dicial a la creación de Europa» y «acto fun-
el Tribunal de Justicia para los recursos dacional de una comunidad de Derecho».
BIBLIOGRAFÍA
López Castillo, A., dir.: Instituciones y Derecho de la Unión Europea. Valencia: Tirant lo
Blanch, 2018. 2.ª ed.
Mangas Martín, A.; Liñán Nogueras, D. J.: Instituciones y Derecho de la Unión Europea.
Madrid: Tecnos, 2016. 9.ª ed.
Sarmiento, D.: El Derecho de la Unión Europea. Madrid: Marcial Pons, 2018. 2.ªed.
Signes de Mesa, J. I.: Derecho procesal europeo. Madrid: Iustel, 2019.
1135
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1136
TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS
ción del Convenio. La eficacia de cosa aspiraciones, adaptándolo así a los cam-
interpretada de las sentencias del Tribu- bios sociales. En este contexto, el TEDH
nal tiene, por tanto, alcance general, es ha dado cabida a la progresiva consoli-
decir, respecto de todos los Estados par- dación de los derechos medioambienta-
te en el Convenio. Las autoridades na- les, cuando la contaminación o el daño
cionales –legislativas, ejecutivas y judi- al entorno ha supuesto una violación de
ciales– deben tomar en consideración la derechos humanos concretos; ha consi-
interpretación del Convenio por el Tri- derado la protección del medio ambien-
bunal de Estrasburgo a través de su ju- te, el paisaje o la utilización racional de
risprudencia, ya que dicha interpreta- los recursos territoriales como intereses
ción les vincula jurídicamente. Sin generales prevalentes frente a derechos
embargo, en dicha interpretación, los individuales; ha dado prevalencia al de-
Estados pueden valorar la sentencia en recho de los escolares a una educación
función del contexto y sistema jurídico sexual neutral en primaria frente a los
del país. En España, la jurisprudencia derechos de los padres a decidir la edu-
del TEDH penetra a través del art. 10.2 cación de sus hijos según sus conviccio-
de la Constitución de 1978, en virtud nes religiosas, y un largo etcétera.
del cual las normas referidas a los dere-
chos fundamentales se interpretarán de Las sentencias del TEDH no tienen ca-
conformidad con la Declaración Univer- rácter ejecutorio. No obstante, el Comité
sal de los Derechos Humanos y con los de Ministros, integrado por los ministros
tratados y convenios ratificados por Es- de Asuntos Exteriores de los Estados
paña sobre las mismas materias. De en- miembros, supervisa su ejecución. En
tre ellos, el CEDH goza de un indiscuti- España, en atención a la obligación de
ble valor preeminente habida cuenta de establecer en el ordenamiento jurídico
que la jurisprudencia del TEDH ofrecerá los cauces legales idóneos para dar efi-
una aportación fundamental en el en- cacia y ejecutar dichas sentencias, la Ley
tendimiento europeo de los derechos Orgánica 7/2015, de 21 de julio, por la
fundamentales, así como su interpreta- que se modifica la Ley Orgánica 6/1985,
ción y evolución constante de conformi- de 1 de julio, del Poder Judicial, incor-
dad con el estado y avance de las sensi- pora la reforma de la Ley 29/1998, de 13
bilidades sociales en el seno de los de julio, de la Jurisdicción Contencioso-
Estados en torno a las más diversas ma- Administrativa, que en su disposición
terias. Como ha dicho el TEDH en va- final tercera contempla la revisión de las
rias sentencias, el Convenio constituye resoluciones judiciales firmes que hayan
el «instrumento constitucional de pro- sido declaradas por el TEDH en viola-
tección del orden público europeo en el ción del Convenio. No obstante, dicha
campo de los derechos humanos» (véa- violación, por su naturaleza y gravedad,
se, por ejemplo, la STEDH Bosphorus debe comportar efectos que persistan «y
Hava Yollari Turizm ve Ticaret Anonim no puedan cesar de ningún otro modo
Sirketi c. Irlanda, de 30 de junio de que no sea mediante esta revisión». Ade-
2005). Y se actualiza mediante la incor- más, la revisión no debe perjudicar a
poración de nuevos derechos a través derechos adquiridos de buena fe por
de los protocolos adicionales, así como terceras personas. Según la Exposición
mediante lo que Estrasburgo denomina de motivos de la Ley de reforma, con
«jurisprudencia evolutiva», interpretando ello se pretende reforzar la seguridad
los derechos humanos clásicos de con- jurídica en un sector tan destacado
formidad con las nuevas necesidades y como el de la protección de los dere-
1137
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Bouazza Ariño, O.: «El Derecho del Consejo de Europa en la europeización del Derecho
público español», en Revista de Administración Pública, 204 (2017).
Carrillo Salcedo, J. A.: El Convenio Europeo de Derechos Humanos. Madrid: Tecnos,
2003.
Casadevall, J.: El Convenio Europeo de Derechos Humanos, el Tribunal de Estrasburgo y
su jurisprudencia. Valencia: Tirant lo Blanch, 2012.
Lasagabaster Herrarte, I.: Convenio Europeo de Derechos Humanos. Comentario sistemá-
tico. Pamplona: Thomson-Civitas, 2015. 3.ª ed.
Martín Rebollo, L., dir.: Derechos fundamentales y otros estudios en homenaje el Prof. Dr.
Lorenzo Martín-Retortillo. Zaragoza: El Justicia de Aragón, 2008.
Martín-Retortillo Baquer, L.: La Europa de los Derechos Humanos. Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales, 1998.
Martín-Retortillo Baquer, L.: La interconexión de los ordenamientos jurídicos y el siste-
ma de fuentes del Derecho. Madrid: Civitas, 2004.
Omar Bouazza Ariño
Profesor Titular de Derecho Administrativo
Universidad Complutense
1138
TRIBUNAL SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO
Toda forma de organización de la convi- cias de criterio que surjan entre los infe-
vencia requiere un ordenamiento jurídi- riores y decir la última palabra, sentan-
co que la configure y encauce las rela- do la interpretación correcta del
ciones que se producen en su seno. Esa ordenamiento jurídico. De este modo,
función conformadora y articuladora realiza su unidad y hace posibles la
del Derecho es imprescindible para igualdad en su aplicación y la seguridad
mantener la propia sociedad. Ahora jurídica.
bien, para que cumpla ese cometido, es
necesario, no solo que el propio orde- Ese tribunal ha recibido diversos nom-
namiento jurídico sea, como su nombre bres según las experiencias históricas,
expresa, ordenado, coherente y pleno, pero predominan los de Tribunal Supre-
sino que se aplique de manera igual- mo y de Tribunal de Casación. Esta últi-
mente coherente y, además, uniforme. ma denominación alude a la función ca-
Es decir, de modo que ante situaciones racterística de estos órganos con la
idénticas lleve a respuestas iguales. palabra con la que se calificó al tribunal
creado por los revolucionarios franceses
El ordenamiento jurídico de nuestros para asegurar la fiel interpretación de
días no siempre lo facilita. Fruto de una las leyes con las que querían expresar la
pluralidad de fuentes normativas en soberanía nacional. Casación proviene
constante actividad y en continua expan- de cassation, que expresa la acción de
sión, ha adquirido unas dimensiones y casser, esto es, de romper, anular, las
una complejidad desconocidas. Su creci- sentencias de tribunales inferiores que
miento no siempre es sistemático y cohe- interpreten y apliquen incorrectamente
rente. Así, la abundancia de regulaciones las leyes. En su concepción original, el
complica saber cuál es la aplicable y no Tribunal de Casación no era un órgano
evita contradicciones, oscuridad o insufi- judicial sino del Poder Legislativo y se
ciencias. Estos defectos dificultan, cuan- creó por la desconfianza hacia los jue-
do no impiden, su cometido ordenador y ces y el temor a que desnaturalizaran
la vasta e intrincada organización de los las leyes aprobadas por la Asamblea Na-
poderes públicos favorece que, con más cional. Superados los momentos inicia-
frecuencia de la debida, se sigan criterios les, la función pasó a ser desempeñada
dispares al aplicar las disposiciones nor- por el tribunal que encabeza la organi-
mativas a situaciones semejantes o igua- zación judicial.
les. Incluso, entre los jueces llamados a
dirimir las controversias sobre su sentido La labor principal del Tribunal Supremo
a menudo discrepan en torno a cuál –aunque no sea la única-– es la de ser
deba ser. juez de jueces, pues juzga las sentencias
de los demás tribunales a fin de superar
Para superar este inconveniente los juz- las contradicciones que aparezcan entre
gados y tribunales que integran el Poder ellas y de corregirlas si no responden a
Judicial cuentan con una organización las determinaciones del ordenamiento
piramidal culminada por un tribunal, jurídico. Es, por tanto, un elemento
supraordenado a todos los demás, al esencial en la arquitectura de todo Esta-
que se encomienda resolver las diferen- do y, especialmente, del que conoce-
1139
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1140
TRIBUNAL SUPREMO
El Consejo General del Poder Judicial vil contra los miembros de los órganos
elige entre los solicitantes en votación constitucionales y otros sujetos afora-
pública y con mayoría cualificada al que dos. La Sala Segunda exige la responsa-
considera más idóneo y debe explicar bilidad criminal, entre otros, a diputa-
las razones por las que hace esa elec- dos y senadores y a los miembros del
ción, las cuales deben tener presentes el Gobierno, así como a los parlamenta-
mérito y la capacidad exigidos por la rios y gobernantes de las Comunidades
Constitución en su art. 23.2 y los crite- Autónomas, en este caso por delitos
rios previstos reglamentariamente y en cometidos fuera de su territorio. Y la
las bases de la convocatoria. Su decisión Sala Tercera, por su parte, revisa los ac-
puede ser revisada en virtud de recurso tos y disposiciones del Consejo de Mi-
de cualquiera de los aspirantes no elegi- nistros y de las Comisiones Delegadas
dos por la Sala Tercera del Tribunal Su- del Gobierno, los del Consejo General
premo, que puede anularla. del Poder Judicial y los de la Junta
Electoral Central, además de resolver
El Tribunal Supremo tiene jurisdicción los recursos contencioso-electorales en
en toda España y su actividad principal las elecciones a Cortes Generales y al
consiste en resolver recursos de casa- Parlamento Europeo. También examina
ción contra sentencias y resoluciones de la legalidad de los actos de los órganos
los juzgados y tribunales. De este modo constitucionales en materia de perso-
sienta la jurisprudencia que comple- nal, administración y régimen patrimo-
menta el ordenamiento jurídico del Es- nial.
tado y unifica las interpretaciones dispa-
res que puedan mantener los juzgados y Contra las sentencias del Tribunal Su-
tribunales en torno a sus prescripciones. premo no cabe ya ulterior recurso judi-
Al realizar esta tarea no se ocupa, en cial. Solamente en la medida en que se
principio, de la revisión de los hechos les reproche la vulneración de algún
que se tuvieron por probados en la ins- derecho fundamental podrá interpo-
tancia, sino de la aplicación del Dere- nerse contra ellas recurso de amparo
cho a esos hechos para confirmarla o ante el Tribunal Constitucional. De
corregirla. considerar este que, efectivamente,
causaron esa vulneración, las anulará y
Además, varias de sus Salas conocen decidirá lo procedente para restablecer
en primera y única instancia de distin- el derecho infringido. No obstante, son
tos procesos. La Sala Primera entiende muy pocas las ocasiones en que esto
de las demandas de responsabilidad ci- sucede.
BIBLIOGRAFÍA
Catalina Benavente, M.ª Á.: El Tribunal Supremo y la tutela de los derechos fundamenta-
les (el recurso de casación y el art. 53 de la CE). Valencia: Tirant lo Blanch, 2010.
Gimeno Sendra, V., dir.: El Tribunal Supremo, su doctrina legal y el recurso de casación.
Estudios en homenaje al profesor Almagro Nosete. Madrid: Iustel, 2007.
Martínez Arrieta, A.: El recurso de casación y de revisión penal. Valencia: Tirant lo
Blanch, 2013.
Sempere Navarro, A. V.; Cavas Martínez, F.: La casación unificadora y su proyección sobre
temas de Derecho Laboral individual. Pamplona: Thomson Reuters Aranzadi, 2016.
1141
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Serra Cristóbal, R.: La guerra de las Cortes: la revisión de la jurisprudencia del Tribunal
Supremo a través del recurso de amparo. Madrid: Tecnos, 1999.
1142
UNIÓN EUROPEA
UNIÓN EUROPEA
1143
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
das que puede ejercer en las condicio- tegración europea «contempla a los pue-
nes establecidas en los Tratados blos» y les convoca a participar median-
constitutivos y las ejerce efectivamente, te «la creación de órganos» en los que
además de en el plano interno, en el ex- los pueblos están llamados a colaborar.
terno.
En efecto, lo que ha distinguido a las
La Unión, pues, goza personalidad jurí- antiguas Comunidades Europeas del si-
dica internacional. En efecto, la UE sus- glo xx y distingue a la Unión Europea
cribe acuerdos internacionales, goza de del siglo xxi es el Parlamento Europeo
privilegios e inmunidades, ejerce dere- elegido por sufragio universal directo y
chos y asume obligaciones en el orden su competencia legislativa en práctica
internacional y, por tanto, mantiene re- paridad con el Consejo.
laciones diplomáticas directas con otros
sujetos internacionales. La necesidad de la confluencia del con-
sentimiento de Estados (legitimidad in-
La UE no es un Estado federal, aunque ternacional del Consejo) y de la ciuda-
solo sea por el hecho de que ni tan si- danía (legitimidad democrática del
quiera es un Estado ni tiene como hori- Parlamento Europeo) se refleja en los
zonte un Estado federal unificado. La Tratados, en particular, en el proceso le-
Unión se compromete a respetar a la gislativo ordinario que no permite que
identidad nacional de sus Estados miem- ninguna norma de Derecho derivado
bros (art. 4.2 TUE), lo que significa tam- entre en vigor si no la aprueba el Parla-
bién la permanencia de los Estados en mento Europeo.
tanto que Estados soberanos e indepen-
dientes –aunque comprometidos con Además, desde el origen del sistema de
sus obligaciones europeas– como una integración el principal destinatario de
condición para la existencia misma de las normas de la Unión no son los Esta-
la Unión. La Unión no tiene en el hori- dos miembros sino la ciudadanía y las
zonte sustituir a los Estados soberanos personas jurídicas (principio del efecto
El respeto a la identidad nacional y a las directo), por lo que disponen de un ac-
funciones esenciales del Estado no debe ceso directo o legitimidad activa al siste-
ser interpretado ni como una cláusula ma jurisdiccional de la Unión en deter-
de excepción que permita disminuir la minadas condiciones. A su vez, se viene
obligación que tienen los Estados de fomentando el sentimiento de ciudada-
respetar las disposiciones de los Trata- nía compartida mediante un estatuto de
dos, ni como una reserva de competen- derechos ciudadanos y una común Car-
cias nacionales. Los Estados y sus go- ta de Derechos Fundamentales (art. 6
biernos democráticos son el poder TUE), además de una apreciable preo-
constituyente intergeneracional cons- cupación por su implicación real en las
tante. iniciativas legislativas ciudadanas (arts.
9-11 TUE).
El plus que hace única a la Unión res-
pecto a otras organizaciones internacio- Los Tratados constitutivos articulan un
nales es su doble legitimidad democráti- pacto político-social entre la ciudadanía
ca e internacional. El Tribunal de Justicia y los Estados miembros expresando los
ya lo reconoció en sentencias capitales valores que nos unen. La razón de ser
como Van Gend en Loos (1963) o Costa del sistema de integración es la existen-
c. ENEL (1964) cuando afirmó que la in- cia de unos valores comunes a la Unión
1144
UNIÓN EUROPEA
1145
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAFÍA
Bogdandy, A. von: «The European lesson for international democracy: the significance
of Articles 9 to 12 EU Treaty for International Organizations», en EJIL, vol. 23: 2
(2012).
Habermas, J.: «The crisis of the European Union in the light of a Constitutionalization of
International Law», en EJIL, vol. 23:2 (2012).
Laso Pérez, J. J.: El principio de cooperación leal en el ordenamiento comunitario. Ma-
drid: COLEX, 2000.
Mangas Martín, A.: «¿Qué modelo de integración política para Europa?», en Cuadernos
Europeos de Deusto, 24 (2001).
— dir.: Carta de los Derechos Fundamentales de Niza. Comentario artículo por artícu-
lo. Madrid: Fundación BBVA, 2008.
Araceli Mangas Martín
Académica de Número y Censora de la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales
Universidad Complutense
1146
UTILITARISMO JURÍDICO
UTILITARISMO JURÍDICO
La primera es que todas las acciones le- Durante la primera parte de su vida,
gislativas están justificadas en la medida Bentham fue un seguidor de las ideas
en la que contribuyan al bienestar. El de la Ilustración, pero no un demócrata.
utilitarismo asume que la legislación es Fue su relación con el padre de John
un instrumento susceptible de cambiar Stuart Mill, James Mill, la que le convir-
los intereses individuales y de procurar tió en un demócrata. Sin embargo, la
que se adecuen al bienestar colectivo. obra de los utilitaristas está claramente
Tres ámbitos relacionados con el Dere- conectada con la defensa de la demo-
cho se han beneficiado en gran medida cracia representativa, sobre todo a tra-
de esta doctrina: el Derecho Penal, la vés de John Stuart Mill. Contribuyeron
teoría de la democracia y el ámbito de en gran medida a las reformas del siste-
las políticas públicas. ma electoral británico, hasta llegar al su-
fragio universal. Estaban persuadidos de
El castigo previsto por las normas pena- que el único modo de que los gobier-
les solo está justificado cuando contri- nos contribuyan al bienestar general
buye al bienestar humano. Esta idea ha consiste en que las preferencias de to-
estado entre los fundamentos de mu- dos los ciudadanos sean tomadas en
chas de las reformas penales acaecidas cuenta. Tenían también una desconfian-
en los dos últimos siglos. Las sanciones za en el ejercicio del poder, y por dicha
1147
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1148
UTILITARISMO JURÍDICO
mina las legislaciones de las democracias compatible con los postulados básicos
avanzadas y los instrumentos, tratados y utilitaristas. El utilitarismo, piensan mu-
convenios internacionales, así como la chos ahora, es incapaz de acomodar la
jurisprudencia de los tribunales naciona- autonomía moral y la integridad de las
les e internacionales, es difícilmente personas.
BIBLIOGRAFÍA
Elster, J.: Securities against Misrule: Juries, Assemblies, Elections. Cambridge: Cambridge
University Press, 2013.
Hart, H. L. A.: Essays on Bentham. Jurisprudence and Political Philosophy. Oxford:
Oxford University Press, 1982.
Lazary-Radek, K.; Singer, P.: Utilitarianism: A Short Introduction. Oxford: Oxford Univer-
sity Press, 2013.
Moreso, J. J.: La teoría del Derecho de Bentham. Barcelona: PPU, 1992.
Pendás, B.: J. Bentham: Política y Derecho en los orígenes del Estado constitucional. Ma-
drid: Centro de Estudios Constitucionales, 1988.
J. J. Moreso
Catedrático de Filosofía del Derecho
Universitat Pompeu Fabra
1149
ÍNDICE DE AUTORES
ÍNDICE DE AUTORES
1151
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
1152
ÍNDICE DE AUTORES
1153
ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS PARA EL SIGLO XXI
Perteguer Prieto, Rocío – Registros jurídicos. Salvador Martínez, María – Defensor del
Piñar Mañas, José Luis – Sector público / Pueblo.
Procedimiento administrativo. Sánchez Cámara, Ignacio – Conservadu-
Pou Ampuero, Felipe – Sucesiones mortis rismo.
causa. Sánchez Hidalgo, Alfonso J. – Método jurí-
Prieto, M.ª Gemma – Costumbre jurídica dico.
/ Realismo político. Sánchez Navarro, Ángel J. – Cuestión de
Prieto de Pedro, Jesús – Lenguaje jurídico. inconstitucionalidad / Investidura.
Punset, Ramón – Leyes en la Constitución Sánchez Ron, José Manuel – Política cien-
Española. tífica.
Puyol Antolín, Rafael – Demografía. Sánchez De La Torre, Ángel (†) – Justicia
Ramió, Carles – Burocracia. Santamaría Pastor, Juan Alfonso – Dere-
Ramírez, Pablo – Real Academia de Cien- cho Administrativo / Organización ad-
cias Morales y Políticas. ministrativa.
Recuerda Girela, Miguel Ángel – Provincia. Santos Canalejo, Eugenio de – Congreso
Requejo Isidro, Marta – Derecho Interna- de los Diputados.
cional Privado. Sanz Moreno, José A. – Populismo.
Revenga Sánchez, Miguel – Estado unita- Schwartz Girón, Pedro – Análisis econó-
rio / Poder constituyente. mico del Derecho.
Revuelta de Rojas, Isabel – Administra- Segovia Marco, Alicia – Abogacía del Esta-
ción parlamentaria. do / Dictadura / Ministro / Responsabili-
Rivero Ortega, Ricardo – Función Pública. dad patrimonial de la Administración.
Robles Morchón, Gregorio – Derechos sub- Segura Sánchez, Julio – Organismos regu-
jetivos / Interpretación jurídica / Retórica ladores y Administraciones independien-
jurídica / Sociología del Derecho / Teoría y tes / Pandemia: Perspectiva económica.
Filosofía del Derecho. Seijas Villadangos, M.ª Esther – Neoconsti-
Roca Fernández, M.ª José – Abuso de De- tucionalismo.
recho / Buena fe. Senén Hernández, Mercedes – Procedi-
Roca Trías, Encarnación – Derecho Civil miento legislativo.
Rodríguez, Ángel – Órgano constitucio- Solozabal Echavarria, Juan José – Estado
nal / Soberanía nacional. autonómico / Estado de partidos.
Rodríguez Teruel, Juan – Coaliciones Soraeta, Juan Francisco – Corte Penal In-
Rodríguez-Aguilera de Prat, Cesáreo – ternacional.
Partidos políticos. Soriano, José Eugenio – Medio Ambiente.
Rogel Vide, Carlos – Contratos / Propie- Sosa Wagner, Francisco – Parlamento
dad intelectual. Europeo.
Rollnert Liern, Göran – Monarquía. Tajadura Tejada, Javier – Reforma consti-
Romeo Casabona, Carlos M.ª – Bioconsti- tucional / Reunión y manifestación.
tución. Tamames Gómez, Ramón – Calentamiento
Rubio Núñez, Rafael – Campañas electo- global y cambio climático.
rales / Gobierno abierto. Thibault Aranda, Xavier – Organización
Ruiz Soroa, José M.ª – Democracia (Teo- Internacional del Trabajo.
ría normativa). Tolivar, Leopoldo – Administración Ge-
Rupérez Rubio, Javier – Democracia cris- neral del Estado.
tiana / Diplomacia / OTAN. Torres Mora, José Andrés – Izquierda po-
Sáenz Royo, Eva – Democracia directa. lítica.
Sala Arquer, José Manuel – Estado neutral. Torroja Mateu, Helena – Derecho Inter-
Sala Franco, Tomás – Despido / Sindicato. nacional Humanitario.
1154
ÍNDICE DE AUTORES
1155
Esta Enciclopedia de las Ciencias Morales y Políticas para el siglo XXI es un proyecto
colectivo puesto en marcha gracias a la participación de muchos académicos y
colaboradores externos de alto nivel. No es ni pretende ser un “Diccionario” de
carácter exhaustivo y puramente técnico, ya que su objetivo es muy diferente: se
trata de hacer balance y plantear perspectivas de futuro. Vivimos en un tiempo de
anarquía conceptual y realidades confusas, pero envidiable –a pesar de todo– si
lo comparamos con épocas recientes o pretéritas a efectos de dignidad humana,
recursos económicos y estabilidad social y política. Sin embargo, los tiempos apuntan
“a peor”, y conviene acertar cuanto antes con el diagnóstico y ofrecer algunos
remedios sensatos.
Las más de trescientas voces de que consta este tomo están dedicadas a las Ciencias
Políticas y Jurídicas, Sección Segunda de la Real Academia de Ciencias Morales y
Políticas.