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Toda la estructura social, política y econó mica colonial debe ser comprendida en sus
mú ltiples dimensiones atravesadas por la configuració n imperial de Españ a y el racismo
presente en la vida cotidiana de las sociedades coloniales.
“Esa sociedad hispanoamericana se caracteriza desde el comienzo роr sus rasgos seňoriales.
No tiene nada de curioso que los conquistadores espaňoles hayan transportado y reproducido
en América sus propias formas « estilo Antiguo Régimen »adaptadas, claro está, a las
posibilidades que les ofrecia el nuevo continente. Ese modelo seňorialve en la posesión de la
tierra su base esencial de sustentación. La posesión de la tierra hace noble, permite ser noble
y ella representa el sentido ideal de la riqueza. Si en la Espaňa de los siglos xvi y xviï hay un
acusado crecimiento de la nobleza y de la inversion en tierras, en función del aumento de la
nobleza, no se nos aparece extraňo un paralelismo del fenómeno en América, en medio de sus
propias y especiales potencialidades, bien diferentes de las de la metrópoli. Más aun, el
sentido senorial de la posesión de la tierra agrega un elemento indispensable a esa posesión:
la presencia de mano de obra servil. La tierra sin nombres puede hacer un labrador, un
cultivador, pero sólo las tierras con nombres en condición servil pueden hacer unseňor.” (Jara,
1978: 146)
“De este modo, la intromisión europea en las sociedades autóctonas inauguró una nueva
dialéctica, una dialéctica constituyente. Aparecieron entonces nuevas contradicciones, que se
expresaron en todos los planos, a partir de la triple apropiación de las tierras, los hombres (el
trabajo) y las mujeres (trabajo y sexo). (…) La conquista fue fundante de una nueva realidad
histórica, de carácter planetario: el colonialismo.
Se trata de una ampliación del mundo sobre la base de la afirmación de las desigualdades: la
dominación y la subordinación, los explotadores y los explotados, el oro y las baratijas, el
blanco y el de color, el cristiano y el infiel, el amo y el esclavo, el encomendero y el
encomendado, el hacendado y el campesino, la civilización y la barbarie, la materia prima y el
producto manufacturado, Oriente y Occidente, el Norte y el Sur, el se acata y el no se cumple.
(Ansaldi y Giordano, 2016: 93).