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Inclán Dávila Mariana. Grupo 347.

ROMANTIZAR EL CUERPO

“Eres demasiado arte para alguien que carece de sensibilidad.”

Quetzal Noah

La belleza ha sido impuesta por diferentes estándares a lo largo del tiempo,


cambiando la perspectiva de las personas sobre aquello que es agradable a la vista,
la lista de estereotipos, creados para que pocos pudieran encajar y aquellos que no
podían seguirlos eran y son rechazados. En la Antigua Grecia, un cuerpo hermoso
evidenciaba que la persona era buena; el hombre tenía una figura atlética y delgada,
mientras que la mujer perfecta tenía que tener un aspecto robusto, por esto las
esculturas de las diosas se representaban con grandes curvas, este arquetipo de
belleza se vio igualmente en el renacimiento, los grandes atributos reflejaban
fertilidad en la mujer. Pronto con los años esta imagen fue desechada para las
mujeres, llevándolas a conseguir cuerpos acinturados, delgados, incluso algunos
llegan a rozar lo enfermo; las formas para conseguir un “cuerpo perfecto” llevan a
las personas a buscar alternativas rápidas y poco recomendables: conocidos como
TCA (Trastornos de la Conducta Alimenticia), pero también tenemos su
contraparte: el sobrepeso/obesidad.

Algunos pensamientos al ver una persona gorda: “está así porque quiere”,
“es por comer comida chatarra”, “si se quisiera bajaría de peso”, entre otros, son
escuchados a diario, no todas las personas con sobrepeso/obesidad la tienen por el
mero hecho de no seguir hábitos “saludables”, hay un gran panorama de
enfermedades que ocasionan este problema, entonces, ¿realmente sabes que le
ocurre a esa persona?, ¿por qué solo los gordos tienen que recibir consejos de salud?
Un ejemplo muy sencillo, al ir a una cita con el médico por un dolor en la rodilla:
mientras que a la persona delgada le recomendará reposo, tal vez algún
medicamento, a la persona gorda le dirá que su malestar es por su peso, sin siquiera
revisarlo, ¿por qué?, ya que estos estándares de belleza han llevado a ver
“saludable” el estar delgado, sin siquiera detenerse a ver, si su delgadez es propia de
buenos hábitos; sin embargo, a aquellos que defienden esta postura, amar tu cuerpo
sea como este o cómo te veas, se les tacha de “inmorales”, promotores de la
romantización a la obesidad.

El tema tampoco se trata de minimizar las inseguridades del otro lado de la


moneda, si no, hacer conciencia en la gravedad de exigir patrones de belleza
imposibles y sólo orillar a las personas a sufrir un TCA; comienzan a contar
calorías, pesarse y medir tallas diariamente, no comer ciertos alimentos porque
tienen azúcar, entre otras cosas. Debemos crear una cultura de bueno hábitos, sí,
para personas con obesidad, pero no centrarnos en ellos como si fueran la raíz del
problema o que son los únicos predefinidos a tener una mala salud. El cuerpo que se
debería romantizar, es aquel que es sano, pero, sobre todo, al que respetamos,
quererse no es sinónimo de promover conductas poco saludables, si no, que a pesar
del cuerpo con cualquier defecto: cicatrices, estrías, celulitis, manchas, lunares, etc.;
lo aprecies.

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