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1, Diciembre 2007

ALIMENTACIÓN ENTRE LOS CAMPESINOS PESCADORES DE AYAPEL


(CÓRDOBA)

Olga Elena López Ramírez


olguirri@gmail.com
Luisa Fernanda Herrera Gómez
helu1020@gmail.com

RESUMEN
El interés por este tema de investigación, surge principalmente a partir de la participación en
la realización de un diagnóstico socioeconómico enmarcado dentro del plan de manejo ambiental
de la ciénaga de Ayapel1, con el cual se tuvo la oportunidad de conocer 3 poblados y de interactuar
con sus habitantes (en algunos meses de los años 2006 y 2007). A partir de las conversaciones, se
analizó como los esfuerzos en actividades económicas como la agricultura y la pesca, se canalizaban
o se reforzaban por medio de la alimentación; pues se hacía evidente que la necesidad imperiosa de
comer acciona los esfuerzos de estas personas por enfatizar en sus prácticas económicas, las cuales
en muchos poblados, rayan en la producción para la autosubsistencia2.
De este modo, pese a que el trabajo en el proyecto enfatizaba en un análisis socioeconómico,
afloró este elemento de la cultura y de la biología humana que es la alimentación; se notó como, de
una u otra forma, una práctica que se hace en lo íntimo se iba magnificando por medio de regalos
alimentarios de los mismos pobladores, o cuando el equipo de investigación, se tenía que alimentar.
Ya que, la señora que cocinaba los alimentos durante las estadías en el lugar, en muchas ocasiones,
no sabía como preparar algunos de estos (que para ella eran desconocidos), o le daba temor que
de pronto no gustara su “sazón”; esto afianzaba la selección de la alimentación como un punto de
estudio en el cual se quería ahondar.
Es así como en este artículo, se analizará la importancia de la alimentación en la zona rural
de Ayapel, pues aunque se considere un poco homogénea3 (pescado, arroz y vitualla4), se está de
acuerdo con lo que dice Jesús Contreras (1993) que en la composición de un plato se advierten las
condiciones económicas y sociales -de un pueblo o familia-. Además, este análisis, puede contribuir
a la formación antropológica en la medida que ayude a comprender que las prácticas alimentarias de
esta región, hablan de una cultura, de un lugar y de una sociedad, que aparte de alimentarse por una
necesidad biológica, se alimentan para unirse como comunidad, para crear lazos y una identidad,

1 Nombre del proyecto: “Propuesta técnico económica para establecer los lineamientos generales de manejo y
conservación del complejo de humedales de Ayapel”, impulsado por la CVS (Corporación del Valle del Sinú), el
grupo de investigación GAIA de la Universidad de Antioquia y la Corporación Académica Ambiental.
2 Producción para consumo personal o de la unidad doméstica y no para comercio.
3 Sin mucha variedad de alimentos en los platos diarios.
4 Vitualla: Conjunto de víveres o cosas necesarias para la comida. Abundancia de comida, y sobre todo de
menestra o verdura. (cf. Microsoft Encarta® 2006). Para los pobladores es yuca, plátano, ñame

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y asimismo, se establecen los vínculos necesarios para que la comunidad pueda sobrevivir ante las
carencias o necesidades económicas, implicando, de esta manera, la reproducción social y cultural
dentro de su ruralidad.

Palabras clave
Actividades económicas, Ayapel (Córdoba), Prácticas alimentarias y Reproducción socio-cultural.

ABSTRACT
The interest for this investigation topic, arises mainly starting from the participation in the
realization of a socioeconomic diagnosis framed inside the plan of environmental handling of the
marsh of Ayapel, with which we had the opportunity to know three towns and of being related with
its inhabitants (in some months of the years 2006 and 2007). Starting from the conversations, it was
analyzed as the efforts in economic activities as the agriculture and the fishing, they were channeled
or they were reinforced by means of the feeding; because it became evident that the imperious
necessity to eat works the efforts of these people to emphasize in its economic practices, those
which in many towns, they line in the production for the single subsistence.
This way, in spite of the fact that the work in the project emphasized in a socioeconomic
analysis, it appeared this element of the culture and of the human biology that is the feeding; we
notice as, in an or another way, a practice that one makes in the intimate thing left magnifying by
means of the same residents’ alimentary gifts, or when the investigation team had to feed. Since,
the lady that cooked the foods during the demurrages in the place, in many occasions, didn’t know
as preparing some of these (that were ignored for her), or she gave him fear that suddenly we didn’t
like her “season”; this secured the selection of the feeding like a study point in which was wanted
to deepen.
It is as well as in this article, the importance of the feeding will be analyzed in the rural
area of Ayapel, because although it is considered a little homogeneous5 (fish, rice, yucca, yam or
banana), we agree with that Jesus Contreras says (1993), that in the composition of a plate the
economic and social conditions of a town or family are noticed. Also, this analysis, it can contribute
to the anthropological formation in the measure that it helps to understand that the alimentary
practices of this region, speak of a culture, of a place and of a society that apart from feeding for a
biological necessity, they feed to unite as community, to create knots and an identity, and also, the
necessary bonds settle down so that the community can survive in the face of the lacks or economic
necessities, implying, this way, the social and cultural reproduction inside its rurality.

Key words
Ayapel (Córdoba), Economic activities, Practical alimentary and Socio-cultural reproduction.

CONTEXTUALIZACIÓN Y METODOLOGÍA
Antes de empezar a hablar sobre las prácticas alimentarias, se hará una contextualización
general de los aspectos básicos del trabajo de campo y de la información pertinente sobre el
área donde se realizó el estudio.
Esta investigación se realizó principalmente por medio de un trabajo etnográfico,
acompañado de observación participante, en tres caseríos del municipio de Ayapel, durante
cinco semanas distribuidas en varios meses entre los años 2006 y 2007. Se realizaron

5 Without a lot of variety of foods in the daily plates.

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entrevistas a los pobladores, conversaciones con los líderes comunitarios y visitas casa por
casa, lo cual posibilitó el acercamiento a sus prácticas alimentarias.
Dichos caseríos se encuentran ubicados en el municipio de Ayapel, departamento
de Córdoba, en la planicie Atlántica del norte de Colombia. La ciénaga, forma parte del
macrosistema de humedales y zonas inundables de la depresión Momposina, la cual cubre
áreas de los departamentos de Córdoba, Sucre, Magdalena y Bolívar.
Además, en el complejo de humedales de Ayapel se pueden distinguir dos ambientes
principales, uno de ciénaga y otro pantanoso. El territorio se ubica en una zona de bosque
húmedo tropical, en donde se presenta en general una época de lluvias de abril a noviembre y
una época seca de diciembre a marzo, las cuales marcan sus prácticas económicas y por tanto
alimentarias (Cf. GAIA, 2006).
Se añade a lo anterior el hecho de que, los espacios de dicha región se caracterizan por
una diferencia entre los caseríos ubicados en tierras altas y tierras bajas, contraste que puede
ser reconocido de acuerdo a las épocas de lluvia cuando la ciénaga cambia el nivel de sus
aguas, inundando las áreas bajas. De este modo, esta diferenciación geográfica también puede
representar una distinción entre las prácticas culturales y alimentarias de los habitantes de
dichos corregimientos; de acuerdo a su ubicación en tierra alta o baja.
Asimismo, desde un punto de vista más social, esta población puede ser caracterizada
como parte de una cultura anfibia, la cual, según Orlando Fals Borda (2002 [1984]), se destaca
por la presencia de habitantes móviles de las laderas, caseríos y pueblos de los ríos, ciénagas o
bosques de la depresión. Son aquellos que combinan estacionalmente la explotación agrícola,
pecuaria y selvática con la fluvial y pesquera en el mismo hábitat o territorio.

PRÁCTICAS ALIMENTARIAS
La alimentación satisface una necesidad biológica primaria del ser humano, pero a su
vez, la cultura influye sobre el comportamiento relacionado con el consumo de alimentos y en
última instancia sobre el estado nutricional de los individuos que integran cada población. Por
esto, es importante reconocer que la conducta alimentaria humana está guiada principalmente
por las reglas que operan en su sociedad.
Asimismo, los alimentos unen a las personas a un lugar y a una comunidad, pues en
acuerdo con José Muchnik (2004), esta práctica forma parte de la construcción de identidades
colectivas e individuales, y es así como los habitantes de la ciénaga de Ayapel responden a este
sitio ribereño y desde allí se reconocen, por su pertenencia a él.
Pero eso no significa que por estar ligadas a un espacio, las culturas -y por ende su
alimentación- sean estáticas, por el contrario los cambios de las condiciones económicas
y sociales que ocurren en determinado lugar contribuyen a que se transforme la gama de
alimentos y los modos de prepararlos, y por esto, ver cambios en la composición de un plato,

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también es advertir cambios en lo económico y social.
Las prácticas alimentarias de las zonas rurales de Ayapel, hablan de una cultura, de un
lugar y de una sociedad, que más que alimentarse por una necesidad biológica, se alimentan
para unirse como comunidad, para crear lazos y una identidad. Y es así como los esfuerzos que
se realizan desde lo económico están mediados por su cultura.

Generalidades alimentarias de los caseríos


Los habitantes de los caseríos que bordean la ciénaga de Ayapel son considerados
ribereños y se alimentan como tal, todas sus practicas alimentarias se basan en lo que les
pueda ofrecer el río y la ciénaga, aclarando que más que por la disponibilidad del medio es por
una imposición de sus costumbres, pues el pescado es su proteína preferida y sea cual fuere su
especie o tamaño no debe faltar en alguno de los platos del día.
Una pobladora decía: “El pescado es muy importante porque tiene muchas proteínas. ‘A
una muchacha, un día, la llevaron enferma a Montería y el doctor le preguntó al compañero6
que de qué se alimentaban y él le dijo que de arroz y pescado, entonces el doctor dijo que
por eso ella no se había muerto, porque tenía mucha proteína’. En cambio, ‘el arroz no tiene
vitamina’, ‘aunque la gente no se enferma de cáncer o cosas así [porque] aquí todo el pueblo
come pescado y arroz” (Entrevista: El Cedro 11/12/07).
Esta sociedad ribereña o anfibia interactúa con su medio de manera diferente dependiendo
de la época del año en que se encuentre, por ejemplo el tiempo comprendido entre octubre y
diciembre es muy bueno para salir a pescar porque el río sube y la ciénega se llena, y por ende
hay buena cantidad de pescado en la mesa. Es lo que comúnmente se llama “la subienda”7.
Otra de las características que debe tener cualquier plato, es la presencia especial del
arroz -un elemento que nunca debe faltar-; razón por la cual es el principal producto cultivado.
Las personas dicen que sí no hay arroz no hay comida, por lo cual mucha parte de su esfuerzo,
en tiempo y dinero, lo dedican a la consecución de este alimento. Las familias se esmeran por
cultivarlo, tratando de conseguir todos los implementos que necesitan pues saben que con la
cosecha pueden comer durante 6 meses (generalmente, 3 kilos diarios por unidad familiar -
conformada, en la mayoría de los casos, por 5 ó 7 personas-).
Por lo anterior se puede decir que el arroz es el alimento base de esta sociedad, por el
hecho de sostener la seguridad alimentaria, es decir, este cereal es de acceso regular para todos
los pobladores, lo que lo hace portador de este título. Además, esta condición (de alimento
base), le crea un estatus a la proteína como acompañamiento, la cual puede ser remplazada por
cualquier otro ingrediente de los que disponga la cocina8.

6 Compañero, se refiere a la pareja actual, cuando viven en unión libre.


7 Época del año en la que aumenta la cantidad de peces, puesto que estos remontan al río.
8 Para la antropología de la alimentación el término cocina no hace referencia al espacio físico donde se preparan los
alimentos, sino que se debe entender como el mediador entre lo que es comestible y lo que es incomestible, es decir, por

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Se puede pensar que una comida basada solamente en arroz y otro carbohidrato trae
consigo deficiencias nutricionales, pero concordamos con la expresión de José Muchnik
(2004) cuando dice que el sentirse bien alimentado tiene que ver más con lo simbólico que con
lo que se considere nutritivo. Y es por eso que, según los diálogos con pobladores de Ayapel,
en su dieta no hay deficiencias nutricionales. Además, aunque la unidad familiar consiga un
poco más de dinero no van a consumir otros productos que no sean arroz y pescado. Todo este
menú va aderezado con suero (leche cuajada a la cual se le extrae la parte liquida), que desde
la infancia entre los pobladores ha venido a jugar un papel importante para darle sabor al arroz
y a los demás alimentos sólidos.
El alimento para los niños es el mismo que el de los adultos, una base de arroz, con
una proteína y el suero. El bebé empieza a ser destetado, generalmente, a los 6 meses de
nacido, se comienza por darle pequeños bocados de arroz mezclado con suero y se sigue
complementando con leche hasta el destete total.
Tanto en los corregimientos de tierras altas como en tierras bajas, lo más común es que
las familias coman 2 veces al día y complementan con frutos de sus patios. La distribución es
la siguiente: En la mañana entre las 10 y las 11 am, el desayuno y en la tarde a las 4 o 5 pm, el
almuerzo-cena. Aunque, en los corregimientos más cercanos al casco urbano del municipio,
no es extraño que bastantes familias coman tres veces al día y que complementen la dieta
con leguminosas como el fríjol o las lentejas y con verduras. Esta particularidad, se debe
principalmente al contacto más cercano con el comercio y el mercado del casco urbano del
municipio.

Dieta diaria
A continuación será descrito brevemente, lo que generalmente conforma el menú diario,
en los casos de las familias que comen tres veces al día: En la mañana, toman café o chocolate,
que producen y elaboran las mismas mujeres del caserío, o que lo compran en la tienda; con
arroz; y si pueden, lo complementan con queso o huevo. Algunos consumen mazamorra y
arepas. Al medio día comen arroz con pescado y tajadas de plátano. El consumo de carne
es ocasional, lo más común es que sea de vaca o de cerdo. Después de las cinco de la tarde,
cenan arroz con huevo, suero y una bebida que puede ser agua de panela, café con leche o
jugo de guayaba. El consumo de mango y guayaba (que son las frutas más comunes en esta
región) se hace entre las comidas, durante el verano y cuando hay cosecha; especialmente los
niños comen frutos de los árboles del patio, aunque mientras se va creciendo, este consumo va

medio de la cocina una sociedad determinada escoge un listado mínimo de artículos los cuales son “aptos” para consumir.
Por lo tanto este concepto hace referencia a dos acepciones: En sentido estricto es el conjunto de ingredientes, aromas,
técnicas de preparación, modos de servir, ingerir y manipular alimentos; y en sentido amplio, es la modalidad adaptativa
prioritaria frente a la comestibilidad. (Gálvez Abadía, Aída. 2006. Comunicación personal. En el marco del curso:
Antropología Especial II: Alimentación. Semestre: 2006 – II. Universidad de Antioquia)

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disminuyendo, y por lo tanto en el adulto ya no es común el consumo de éstas.
En las familias que comen dos veces al día, la dieta está conformada por arroz; cocinan
3 libras de arroz en el día pero divido en dos partes: en la mañana cocinan 1 libra y media, y
por la tarde la otra parte (según el promedio de personas por familias, que es de 5 a 7); también
lo acompañan de pescado, yuca, plátano o ñame, y de jugo o café. Cuando no hay pescado
entonces comen frijoles o lentejas. Sí están pescando se consume lo traído de la pesca, pero si
están trabajando en fincas se hace necesario comprar el pescado. Entonces se puede decir que,
entre los alimentos más comunes están el pescado, arroz, yuca, ñame, lentejas, frijoles, arroz,
suero y huevo. Y lo más habitual entre ellos es comer arroz todo el día porque sino se sienten
con hambre9.
Por otro lado, la dieta de estos pobladores, ha cambiado mucho desde hace unos años,
por la misma escasez económica, manifestada por los pobladores. En cuanto al pescado, ellos
consideran que ahora comen desperdicios, ya que antes se alimentaban, con los peces más
grandes que sacaban de la ciénaga y los peces pequeños que se enredaban en las redes, algunos
eran devueltos al agua y otros eran tirados a los animales domésticos, pero hoy día no cuentan
con la misma suerte de antes, y sólo consiguen peces muy pequeñitos. De este mismo modo,
por no tener forma de producir sus propios alimentos y con la disminución de la liga10, están
introduciendo en su dieta productos comprados como los frijoles, las lentejas o pastas.

Procedencia de los alimentos


Las prácticas más utilizadas para conseguir la proteína son la caza y la pesca, y de esta
manera, hay personas que se dedican a estas actividades, quienes comercializan los productos
obtenidos.
A continuación se presenta una lista del complemento proteínico (lo que llaman liga)
con su respectivo precio, sin embargo se debe tener en cuenta que este precio varía de acuerdo
a la disponibilidad del producto en relación con la época de cosecha:
* Bocachico: 1.000 pesos cada pescado.
* Cerdo: 2.000 pesos la libra.
* Vaca: 3.000 pesos la libra.
Los pobladores acostumbran comprar lo que se va a consumir diariamente. El aceite,
el arroz, el fríjol, las lentejas, el jabón, todo ello es susceptible de venderse en pequeñas
cantidades. Se puede decir que es porque, muchas de las personas de los diferentes poblados
visitados viven al borde de la subsistencia, sólo unos pocos como los comerciantes o los
dueños de tiendas tienen un buen sustento económico, y por ello la mayoría de las personas

9 Ellos dicen: “sentirse trabajoso” que equivale a sentirse con hambre.


10 Complemento proteínico que puede venir de la pesca o de la caza.

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compran el diario. Aunque, también hay personas que no tienen el dinero suficiente para 13
comprar el alimento del día, por lo cual ellos mismos salen a cazar y pescar para el diario.
Otra forma de obtener alimentos del día como el arroz, es sembrándolo, alquilando una
parcela, la cual se paga con la misma cosecha, que puede ser con 4 o 5 bultos que equivalen a
150.000 pesos –mensuales-.
Un campesino puede cultivar 1 hectárea de arroz; si la cosecha es mala saca 20 bultos y
si es buena saca 50 o 60 bultos. El arroz se siembra a fines de marzo y se cosecha en agosto.
Lo cosechado sirve para alimentar la familia hasta el mes de abril. Algunos vuelven a sembrar
a fines de septiembre. Una parte del arroz se debe vender para pagar los insumos y los jornales
de los ayudantes; y a veces también se intercambia por pescado.

Actitudes frente al comer


Los padres quieren mucho a sus hijos pequeños, los tratan con cariño y son los padres
quienes les enseñan las actitudes frente al comer. La madre empieza por darle arroz con su
mano al bebé, después cuando el niño va creciendo le enseña a comer con cuchara y en un
plato separado al suyo. En este sentido, es la madre la que explica a los hijos cómo, cuándo y
en dónde comer. Su padre trae el alimento y su madre lo vuelve comestible.
Durante las visitas a los distintos poblados, se pudo notar que el hecho de preguntar sobre
la alimentación incomodaba un poco a las familias pero principalmente a la mujer, en varias
ocasiones los niños se escondían cuando estaban comiendo y hasta era causa de perturbación
por parte del comensal (no sólo de los niños sino también de los adultos) a quienes se estuviera
observando.
Asimismo algunos habitantes comentaban que se alimentan muy bien (quienes en su
mayoría son del corregimiento de tierra alta visitado -El Cedro-), pero otras personas, del
mismo corregimiento, decían que no habían comido; esto fue interpretado como una forma de
protección contra el agente externo (en este caso las investigadoras), pues ante la comunidad
manifestaba dos posiciones, de ayudar o de quitarles lo poco que tenían. Sin embargo después
de un tiempo se acostumbraron a la presencia y a las intenciones investigativas, pero de todas
maneras seguían escondiéndose cuando una de las investigadoras estaba cerca y era la hora
de comer.
En una de las localidades visitadas, específicamente El Cedro, se encontró que la
alimentación está cambiando en relación a otros caseríos, como Cecilia, Bocas de Sehebe
y Sincelejito, en donde se puede decir que el alimento que se consume es el “tradicional”
(arroz, pescado, suero). En el Cedro observamos que algunos de los habitantes comen frijoles
y lentejas, comidas que se identifican con las ciudades del interior; lo cual da a entender
cómo por el contacto con agentes externos cambia en algunos aspectos la composición de las
comidas; pero lo interesante a resaltar aquí es el hecho de que los frijoles y las lentejas estén

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14 asociados a la ciudad, es decir, en varias ocasiones no decían los verdaderos ingredientes de
la comida que consumían, expresando frases como la siguiente: “Nosotros comemos lo mismo
que ustedes comen, lo que comen en la ciudad. Los fríjoles y las lentejas. [¿Desde cuando?]
Desde que estábamos pequeñitos mi mamá nos daba eso” (Entrevista: El Cedro 07/2006).
Durante otras conversaciones en este mismo corregimiento afloraban sentimientos
iguales, donde la ciudad es idealizada, especialmente en cuanto a la alimentación; los jóvenes
se avergüenzan de su comida; mientras que en otras partes de la ciénaga de Ayapel se sienten
felices con ésta, incluso un habitante de Sincelejito opinaba al respecto: “No, los frijoles saben
muy maluco, y menos que soy capaz de comer lentejas, esas saben peor, no hay como un plato
de arroz bien lleno y su buen pescado con plátano para sentirse bien” (Entrevista: Sincelejito
08/2006).
Yolanda Mora de Jaramillo (1963), plantea una interesante reflexión en cuanto a este
asunto, explicando que su deseo de aparentar un mejor consumo, presentando sólo una
idealización de él, es un ejemplo de una “conducta encubierta” alimentaria. “Con la convicción
de que la gente de mayores posibilidades económicas come más y mejor, no quieren dejar
precisar la propia situación económica y hasta la social que se puede inferir por la comida que
acostumbran. De ahí el que haya tanta resistencia en general a permitir el acceso hasta la mesa
o la cocina a un extraño” (Mora de Jaramillo, 1963: 233).
Por otro lado, diferentes organismos del Estado como el ICBF, han estado interviniendo
en distintas localidades, donde por medio de madres comunitarias, proveen de alimentos a
los niños más pequeños. La minuta (o menú) diario de los niños, suministrada por el ICBF
incluye fríjoles, carne, ensalada (tomate, zanahoria, pepino, lechuga), pollo, lentejas, arvejas,
coladas, galletas y jugos. Estos alimentos son repartidos en una comida y un refrigerio. Las
madres de estos niños piensan que es una ayuda muy grande porque no tienen mucho dinero
para comprar el alimento necesario. Las justificaciones para llevar a los niños a estos institutos
es que allí los alimentan.
Todos estos elementos, acompañados de la falta de tierras cultivables (por efecto de la
intromisión extensiva de la ganadería), y la escasez de peces (por manejo inadecuando de las
redes y la pesca indiscriminada), hace visible la transformación estructural que está sufriendo
esta comunidad, lo cual se ve reflejado en un cambio de su actitud frente al alimento. Se
presenta a continuación el testimonio de un poblador:
“Anteriormente la alimentación siempre era con pescado, y hace 30 años para acá; se
comenzaron a introducir los frijoles y las lentejas porque empezó a escasear el pescado. Una
anécdota es que habían tantas arencas que se ahogaban y las mujeres podían ir a recogerlas
con las manos y era tanta la abundancia que el bocachico lo regalaban” (Entrevista: El Cedro
28/07/06).

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Cuestión que, en la actualidad, no sólo es triste, sino que ha venido cambiando la 15


mentalidad y la visión positiva frente a la subsistencia, que posiblemente antes tenían.

CONCLUSIONES
Cabe reflexionar que por un lado se siente un amor por la comida “tradicional” como
el arroz, pescado y suero, la cual está ligada a las localidades rurales más alejadas del casco
urbano de Ayapel y en donde la agricultura todavía se sigue presentando como una fuente
primaria del alimento, y por el otro una actitud mas despótica hacia este alimento “tradicional”
favoreciendo otros, como el citadino. En este sentido se entiende el enunciado de Jesús
Contreras (1993) cuando menciona que la conquista, tecnología, comercio y diferenciación
social podrían ser considerados como factores básicos para los cambios alimentarios.
Sin embargo, pese a que la alimentación tradicional esté sufriendo una trasformación
hacía una alimentación más citadina, por todas las cuestiones mencionadas anteriormente
y por fenómenos como el de la pluriactividad y las migraciones -que van marcando de una
manera nueva la ruralidad de Ayapel-11, esto no ha implicado que se pierda el valor cultural y
la influencia social de la alimentación. En la medida que por el alimento se siguen uniendo los
miembros de las familias para reproducir la importancia y el valor de la reciprocidad. Cuestión
que se hace manifiesta cuando, sí alguien tiene una necesidad alimentaria, sus parientes o
vecinos están prestos a brindar su ayuda, compartiendo con ellos la comida. Además los
alimentos pueden ser intercambiados por otros que no se posean. También hay casos en los
cuales se cambia el trabajo físico, por ejemplo en el cultivo de una parcela ajena, por la comida
del día.
Es así como a través de la alimentación se unen los lazos sociales y se crean los
vínculos necesarios para que la comunidad pueda sobrevivir ante las carencias o necesidades
económicas, implicando, de esta manera, la reproducción social y cultural de su ruralidad.

11 Las prácticas económicas de la región están caracterizadas dentro de un fenómeno pluriactivo en el cual alternan la pesca
y la agricultura con otras actividades como el trabajo asalariado (trabajando para un tercero), la producción de artesanías,
comercialización, transporte de personas y mercancías, entre otras, con el fin de satisfacer el nivel básico de autoconsumo
de la unidad doméstica. Además, otra fuente de apoyo económico a nivel familiar se logra a través de la migración de los
miembros más jóvenes a las ciudades del interior, en las cuales se desempeñan principalmente como obreros y/o empleadas
domésticas.

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BIBLIOGRAFÍA
CONTRERAS, JESÚS. 1993. “Comportamientos alimentarios y tradiciones culinarias”.
Antropología de la alimentación. España: Eudima S.A.; Antropología horizontes. Capitulo 5,
pp. 71–86.
FALS BORDA, ORLANDO. 2002 [1984]. Resistencia en el San Jorge. Historia doble
de la costa. Volumen 3. Bogotá: El Áncora Editores.
GAIA (Grupo de Investigación en Gestión y Modelación Ambiental) y Corporación
Académica Ambiental. 2006. Propuesta técnico económica para establecer los lineamientos
generales de manejo y conservación del complejo de humedales de Ayapel. Texto inédito.
MORA DE JARAMILLO, YOLANDA. 1963. “Economía y alimentación en un caserío
rural de la costa atlántica colombiana”. En: Revista colombiana de Antropología. Bogotá, Vol.
12. pp. 97–258.
MUCHNIK, JOSÉ. 2004. “Identidad territorial de los alimentos: alimentar el cuerpo
humano y el cuerpo social”. En: Territorios y sistemas agroalimentarios locales. (Autores
varios). Bogotá: Universidad Nacional de Colombia; Unibiblos. pp. 17–32.

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