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Alonso de Herrera Hernando - La Disputa Contra Aristoteles Y Sus Seguidores
Alonso de Herrera Hernando - La Disputa Contra Aristoteles Y Sus Seguidores
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de Pensamiento Político Hispano La disputa contra Aristóteles
y sus seguidores.
Prólogo.
Debemos a vuestra gran señoría ilustrísimo señor virrey la paz y unión que
después de Dios, usando de autoridad real ponéis en estos reinos, aquende y
allende de los puertos de Castilla y Aragón. Es le también obligada la santa fe
romana porque con vuestra industria y trabajo el nombre de Cristo, en
muchas nobles ciudades de la costa de allen la mar en África, que antes era
blasfemado, ahora es loado. Débele aún la misma España y todos los reyes
de ella cuantos de hoy en adelante fueren, porque vuestra señoría les
acrecentó su patrimonio y corona real, cuando a vuestra costa muy
poderosamente con el favor [Im. 6]celestial hicistes gente, armastes flota, y
con vuestra hueste pasastes en allende embarcando en Cartagena,
desembarcastes en Orán, que está frontera en el mismo trecho, y aunque era
muy fuerte, así por su sitio como por sus edificios, no a hurto como
almogávar, mas guerreándola la tomó a escala vista porque Dios la tenía
guardada para que le hiciésedes de ella sacrificio con vuestra espada.
Espantóse todo el mundo de tan gran milagro, que más presto que aun yo lo
cuento se hizo con increible estrago de moros y de la gente cristiana. Apenas
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y sus seguidores.
faltaron una o dos, aun extendiéndose por la mano de Dios la luz de aquel
día como lo afirman los que se acertaron y aun los que no se acertaron a la
pelea, como se cuenta del caudillo Josue porque más cumplida victoria se
hubiese de aquellos descreídos. Es le eso mismo en cargo a Vuestra Señoría
su iglesia de Toledo que tiene mayor jurisdicción desde que recobrastes a
Baza. Y quién hay que no le sea encargo por su munificencia, justicia,
providencia y cristianísimo celo. Aun por Dios, los mismos moros
enternegados en su secta, así los del reino de Granada como los mudéjares,
que son sin número, ahora a boca llena confiesan que Vuestra Señoría les
ganó sus almas en reconciliarlas a Cristo cuando por vuestro consejo y
industria se les comunicó la gracia del bautismo que tantos siglos habían
rehuído. Son le también en deuda las mujeres por muchas razones. La
primera porque a las monjas de todas las órdenes les mostrastes a vivir más
recatadamente quitándoles la hospedería de religiosísimos ancianos
sacerdotes, que aunque no se deshonestaba, daban a las malas lenguas
materia de murmurar. La segunda por haberles edificado en Alcalá, en
Toledo y en otros cabos asaz monasterios con suficiente dote en cada uno
tres repartimientos; hermosa invención para hacer mercedes a toda suerte de
hembras que dentro de una llave vivan vírgenes profesas, y en otro
apartamento estén viudas, que ya libres de las fatigas del matrimonio se
quieren retraer al puerto seguro de la oración y templanza. El tercero seno
enseñe la doctrina cristiana a las doncellas que aún no están determinadas
cual camino de la letra de Pitágoras seguirán, de casarse o ser freilas. Qué
haré que no propuse sino de cojer una suma de las mercedes de Vuestra
Señoría, que ni pasen la ley de los premios y que den a los coronistas materia
de [Im. 8] que puedan henchir muchos volúmenes; véome metido en muy
espesa arboleda, tantas cosas hay que no sé de cuál eche mano, do quiera
que vuelvo mi consideración, todo lo veo lleno de sus dádivas. Chicos y
grandes a una boca confiesan que nacistes en buen sino para hacer largas
mercedes a muertos y vivos. La orden de vuestros franciscos ve que por esas
sagradas manos ha sido en colegios y monesterios acrecentada. La clerecía
del arzobispado de Toledo so vuestra saludable gobernación habiéndose por
el descuido o disimulación de los perlados antepasados desmandado algo en
el vivir. Ahora con el presente ejemplo de vuestra limpieza, vase ya
recogiendo en buen son a la vida regular. Mas la providencia de Vuestra
Señoría no solamente las lenguas de las gentes, mas aún la misma tierra de
España, aunque muda la nuestra, cuando vos como buen pastor habiendo
con pasión de la gente del campo que cada día por no saber granjear la tierra
hacían mil erradas, distes cargo a mi hermano Graviel que de muchos
autores latinos compusiese en castellano una agricultura, placer habrá
Vuestra Señoría de oír qué fruto se ha sacado de ella. Buena parte de la gente
noble que pasaba tiempo en leer hablillas de Amadís, Leonís y otras
consejas, ahora desque han topado con mejor materia de buena gana pasan
el día y pasan la noche en leerla y releerla y dalla a la memoria, ni se meten
ya en juegos ni en otras vanas ocupaciones. Contemplan la naturaleza de las
cosas. Ahora ya encomienzan a vivir y conocer lo que les da la vida. Gentil
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Tambor pequeño o tamboril que suele tocarse en fiestas públicas.
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embelesó a que descuidase a entrar como los otros por lo ancho, que estaba
aportillado, porque parecía resabio de triunfo de gentiles, mas por la puerta
quesistes entrar aunque estrecha, dando a Dios el honor y a su bandera
sagrada; esta me parece a mí gran victoria vencer a la victoria que de suyo es
engreída. Estaba cabe mí a la sazón cuando mirábamos el recibimiento una
gran muela de gente y un mozuelo, no sé con qué espíritu, alzó la voz y dijo:
por la puerta entra el cardenal y no por los derrondaderos. Unos clérigos que
estaban ende, <<así es hijo>>, dijeron, <<por lo estrecho de la virtud y afanes
y no por lo ancho del vicio y holgazanería>>. Todo esto tan lejos va de
decirlo yo con ánimo de lisonjear haciendo que lo grande parezca mayor, que
ante me temo que me tengan por escaso y corto los que sin pasión juzgan las
cosas, y quién osaría mentir en cosas tan notorias mayormente habiendo
tantos que nunca faltan, que de semejantes cosas murmuran; como ellos no
son para nada, pésales cuando loan al virtuoso y aunque algunos se
enrruinan conmigo por esta razón, mas a mí no me pena en tal que yo diga
bien de lo bueno, consuélome con que la séptima bienaventuranza es ser
perseguido por la verdad, y que es maldito por boca del profeta el que [Im.
18] dice mal de lo bueno y bien de lo malo. Por ende a tal y tan grande
patrono de letras y otro mecenas de nuestros tiempos todas las oficinas de las
artes liberales debíen dedicar sus obras, mayormente yo que fui el primero
que por cartas de vuestra Señoría, fui convidado a echar los cimientos de
letras oratorias en vuestra universidad. Pues besando sus esclarecidas manos
le hago reverencia con esta obra que ayudado del arte de Aristóteles contra el
mismo Aristóteles labré.
PRIMER AUTO.
ARISTÓTELES Y HERNANDO ES EL LUGAR DE DEFINICIÓN, Y EL
RAZONAMIENTO EN CAMESTRES.
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Flujo de vientre.
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disimularon; por ventura será esta la causa que aquellos de muy ricos
contentáronse de coger largas mieses y vendimia cumplida, y a tal pobre
como yo dejáronme alguna rebusca o que anduviese a espigar. Y por no tener
con longura de prólogos a las humanísimas orejas de Vuestra Señoría,
vengamos a lo que hace al caso. Léese en Aristóteles en el predicamento de
la cantidad, un paso muy notorio por estas palabras: las cantidades unas son
continuas, otras apartadas. Item unas tienen sitio común entre sí en sus
partes, y otras no tienen puesto tal sitio. Cantidades apartadas decimos como
son los números y las hablas. Continuas [Im. 20] cantidades son: liña,
sobrehaz, cuerpo y aun allende de estas, tiempo y lugar; que los números no
han término común donde se junten sus partes como cinco si son partes de
diez; no tiene término común cinco y cinco do se junten, mas siempre están
apartados unos de otros, allende de eso lo mismo es en tres y siete que en
ningún término común se juntan, que en ninguna manera podéis hallar en el
número común término de sus partes, mas siempre están desviadas y
apartadas; asi que número cantidad es apartada; las hablas eso mismo
apartadas están. Y que las oraciones sean cantidad cierto es, porque se
miden con sílaba breve y luenga, la oración digo pronunciada con la voz que
sus partes a ningún término común se cose una con otra, ca no se puede dar
término común a donde cada sílaba y pauseta se junte, mas cada una está
apartada en sí una de otra. Esto es lo que dice Aristóteles. Con todo mejor
será y más a fuer de lógicos si no andamos a hablas largas como procesado,
sino a demanda y respuesta corticas, que conviene más a disputas de lógicos.
De manera que a voz viva pasemos una levada, el mismo filósofo y yo
entrando en lucha a arcas partidas, yo por ventura le venzo en el tomo del
cuerpo, mas él sin duda me lleva casi infinita ventaja en demasiados grados
de fuerzas. Espero esperanza buena en Dios que con mi verdad saldré
victorioso.
ARISTO. Qué tenéis Hernando que hacer con mi obra que volvéis y revolvéis
estos mis predicamentos.
HER. Atónito y casi enhechizado esto de ver cuan avenido río de aguas
espejadas lleváis con muy pocos entropiezos, en qualquier materia que
habláis todo lo decís a punto con una vena singular de decir, ni por eso os
dejaré de loar aunque en vuestros escritos labrados a vuestra yunque algunas
veces salta el escoria o porque de flaqueza humana, aun en la limpia agua de
vuestro saber, hay algun asiento de cieno.
AR. Qué son esos entropiezos, que escoria, que cieno?
HERN. Ay, que he empacho de lo decir!
ARI. Y por qué?
HERN. Porque me parece caso de ingratitud si habiendo oído vuestras
maestrías, desenvaine la espada de vuestros avisos contra vos que me lo
distes.
AR. Eso de buena crianza es, mas tomad [Im. 22] ejemplo en mí que tengáis
en más reverencia a la verdad que a los más amados y más reverendos
maestros vuestros; tened gran amistad con Aristóteles y Platón, y más fe con
la verdad. Más me ofenden falsos testimonios que me levantan unos vanos
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Arrastrar.
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y mide ella, a ella mide una vara. Y ella también se puede llamar medida de
otra cosa cuando extendiendo la capa con ella mido otra cosa.
ARISTO. Asi es, mas no por la via que a ella miden sera cantidad, ca por
diverso respecto una cosa puede ser juntamente medida y medida.
HERNAN. ¿Eso os parece?
ARISTO. No hay cosa más cierta.
HERNAN. Luego nuestro departir no es cantidad.
ARISTO. ¿Cómo así?
HERNAN. Vos me concedistes de suso que lo que no es medida no es
cantidad. ARISTO. Ni miento ni me arrepiento.
HERN. Venistes también en que las hablas por la parte que las miden no
son cantidades.
ARISTO. Si bien me acuerdo nunca tal dije.
HERNAN. Sí hicistes, por cierto, en el paño.
ARISTO, En el paño es verdad, y no me desdigo.
HE. Pues el mismo derecho es y la misma razón en las oraciones, porque
nuestra habla y cada pauseta, unas breves otras luengas porque el tiempo las
mide, ellas no son cantidades mas el tiempo es su medida, y si la tal sílaba y
oración porque otro las mide, no se pueden decir ellas medidas. Queda que
no son cantidades, y por el consiguiente no seran cantidades apartadas.
ACTO SEGUNDO.
DIEGO DE HERRERA Y MAESTRE PEDRO, ES EL LUGAR DE DIFERENTES
Y EL APARATO EN CELAREN.
Dende algún tiempo, como estos mis escritos anduviesen por manos
de algunos no faltaron los que nunca faltaran, murmuradores, mayormente
algunos que leen las Summulas del maestre Pedro. El linaje humano no tiene
freno en el envidiar, y como dice el refrán: envidia del vivo de los muertos
olvido. Pesábales de corazón que yo hubiese ganado honra de Aristóteles y
no miran que en otro tiempo floreció un Juan Gramático, que asaz veces se
toma con Aristótil segun se lee en el comentador Avenrviz y en Juan Pico
Mirándula. Mas estotros tenían por gran aleve boquear nada contra maestre
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caballo subieron y a la guisa pelearon por donde hubieron lugar las poéticas
ficiones.
PED. Dejo aparte hablillas y poesías por cuando se trata del curso de natura
mayormente entre lógicos que andan a caza de la verdad, ni engendros ni
consejas se deben de admitir, mas una cosa me hace resurtir que veo de
yegua y asno cada año se engendra mulo romo.
HER. Bien hecistes en confesarlo, habéisme librado de grandes longerías de
disputa porque hay algunos matreros, que adrede con sus ronces, de un
desvío en otro desquician la cuestión de sus primeros términos.
[Al margen: celada][Im. 30] cuál era esta materia de ahora en que pudiérades
si fuérades porfiado darme un rato que heñir 6 , en novelas, en diformes partos
de hembras, en las mezclas de peces del mar. Mas vos muy bien atajastes
todo esto, y en su lugar pusistes cotidianos ejemplos del mulo que nace de
padres desemejantes y del mastín que de loba y perro se engendra.
Pudiérades también del melocotón que de enjerirse durazno en membrillo
brota, y hacer eso mismo mención de otras frutas por hijadas que cada dia
salen de diversos pimpollos. No miráis cómo aun yo os ayudo contra mí, tal
concierto ha de haber entre nos que como de eslavón y pedernal así salte de
nuestra disputa centella de la verdad. Yo, que con mis preguntas os provoco,
tengo veces de eslavón, vos de pedernal, por ende en concordia busquemos
ambos lo cierto de este negocio. No nos curemos de la honrilla de los sofistas
que yo de vos o vos de mi saquemos honra en que uno de nos lleve la ventaja.
Todas estas suertes de cosas que habéis dicho, mulo, mestizo, melocotón y
otros así como sirenas del mar y tritones no hacen al caso, porque yo
preguntaba no si una yegua se casaba con un asno o una loba con un perro,
aquel durazno con aquel membrillo en uno o en otro decís verdad. Mas lo
que yo os pregunto es si el todo a todo se ayunta.
PE. Ya veo por qué andáis a lo que creo preguntáis si dos contrarias suertes o
diferencias se pueden mezclar.
HER. Eso es. Acertado habéis. Eso es lo que vosotros soléis enseñar y así se
lee en vuestro libro y del Porphyrio, que dos diferencias contrarias no se
compadecen.
PE. Pues que ansí es, eso os llevad luego por respuesta, que aun no es dicho
mío sino de los antiguos, que dos suertes contrarias todas con todas nunca se
envuelven. ¿Soy más menester?
HE. Sí, en buena fe y aun mucho querría saber de vos si medidas continuas y
sueltas son una especie o diversas.
PE. No solamente diversas, mas aun lo que es peor: frente a frente se
topetan; ¿y para qué preguntáis preguntas tan claras?
HE. Yo os lo diré: pues yo soy continuado y apartado; seguido en [Al
margen: Mayor. Menor] [Im. 32] mí, apartado de vos, parecíame a mí so
vuestra enmienda que por la misma razón una misma cosa es cantidad
seguida y suelta.
PEDRO. Nunca os váis tras mal parecer apartándoos de la vera doctrina por
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Sobar con los puños la masa, especialmente la del pan. Hay mucho que heñir: para expresar que para
concluir algo todavía se necesita trabajar mucho en ello.
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tantos y tan luengos siglos autorizada, quien quita que vos mismo por
diversos respectos os puedan decir que sois seguido y no seguido, mas no
por eso se sigue que son una misma cosa continuado y no continuado;
ejemplo, vos sois padre y hijo, alguno parió a vos y vos paristes a otro, mas
ser padre y ser hijo no son una misma cosa sino bien diferentes; quedad en
paz.
HER. Atended un poco señor maestro, ya no me queda sino un solo
escrúpulo.
PEDRO. ¿Qué escrúpulo es este a tal tiempo?
HER. Luengo y breve, ¿De qué cantidad os parece que son de la continua u
de la apartada?
PED. ¡O por Dios! Esos nombres de la cantidad continua son, si algo se
llama luengo, o por alguna ducha que de suyo es luenga o por el tiempo o
por otras semejantes causas.
HE. De todos estos presupuestos queda que nuestras hablas no son
cantidades desmenuzadas.
PE. Dix, y cómo puede ser, mirad que no os engañéis.
HER. Pues quiero hacer como en el juego del ajedrez o alquer, que cuando
la una parte se maravilla cómo le han vencido, vuélvense a retratar todos los
trechos que han pasado, así ahora que estáis espantado cómo os he
concluido, repítase por orden lo pasado, porque si de algo os arrepentís os
alcéis de ello y lo que habéis confesado, vaya por no dicho. Ca esta nuestra
disputa no es contienda sino búsqueda de la verdad.
PED. Hágase así.
HERR. Lo primero que confesastes es que dos suertes contrarias no se
compadecían en uno.
PE. Así pasa.
HE. Dejistes también que continuo y quebrado son enemigos capitales, y
aun si os acordáis, entonces me desengañastes que pensaba yo que estas dos
suertes se podían hermanar.
PE. Y no me desdigo.
HER. Al cabo me concedistes que ser luengo y breve no eran del bando de
cantidades apartadas sino de las continuas.
PEDRO. Pues qué aunque lo concediese.
HER. Pues si la sílaba luenga o corta es por el tiempo el cual se cuenta entre
las medidas continuas, queda que no por las apartadas [Im. 34] porque dos
especiales que están so un general nunca se envolvieron en uno, como vos y
todo el mundo lo dice, confesemos ya a boca llena que la cantidad apartada
no se halla sino en solos los números y no en las hablas.
PE. Es verdad y dome por vencido, y maravíllome de donde tan manifiesto
error se me entró, sino que los filósofos somos como grullas, y parecemos a
cabras cuando saltan de un seto, por do una comienza por allí guían todas;
descuidéme con un tan excelente doctor; quién había de creer que un
hombre de tan claros ojos como Aristotel no había de mirar tal resvaladero, y
después de él tantos siglos de nuestros antecesores que no echaron de ver tal
cosa.
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HE. Luego según eso no lo habéis a mal que aceran de vuestros libros y
ahechándolos los limpie de los granzones de pajas.
PE. A mal riedro vaya Satanás, antes no hay cosa que a vos y a todos los
venideros mas pida de merced que lo que nos habíamos de hacer si
miráramos en ello, lo hagáis vosotros; no crea ningún que a Dios parte en sus
estudios si a las veces no discanta lo que escriben los autores y a las veces
lleva la contra.
[Al margen: Escalón; alegoría; sentencia por alegoría]
TERCERO AUTO.
ALONSO RUYZ DE YSLA Y JOAN VERSORIO.
ES EL LUGAR DE LO GENERAL Y EL RAZONAR EN CAMESTRES.
Con estas postreras palabras de maestre Pedro se inflamó Alonso Ruiz Ysla
una de las ramas nobles del tronco y solar antiguo del Cid Ruy Dias y aun
noble en costumbres, clérigo muy limpio, un jerónimo en la honestidad, en el
recogimiento cartujo, de sutil ingenio, bien razonado en latín y en castellano,
en la traslación que hizo de San Ambrosio se parece muy bien cuan
esmerado castellano tiene de muy escogida crianza, celoso de él por común
mayormente del eclesiástico y de las letras, y como es muy dado a leer, topo
con los libros de Juan Versorio, que sobre el maestre Pedro compuso primero
que ningún otro en la escuela de Paris, y maravillose de tan pesado sueño de
hombre como quien duerme de espaldas o tiene modorrilla y dijo:
YS. Piensanse acá en España que la honrrada escuela de Paris siempre tiene
ojos zohorís y que nunca enflaquecen, mas a lo que yo veo también los
grandes estudios como los pequeños están atestados de doctores negligentes
por no decir indoctos, como en una misma agua los nobles lenguados se
crían y viles renacuajos, así algunos hay [Im. 36] generosos autores y algunos
raeces como dice Horatio doctos y idoctos nos ponemos a escribir, unos
poesía otros en Lógica. No será mal desenvolver las neblinas de este doctor
porque no haya alguien que yéndose tras la autoridad de este glosador tope
en algún risco de error y peligre, hágase así que Versorio y yo entremos en la
tela y palenque de disputa y nos demos sendos encuentros; quiero refrescar
el ejemplo de mis antepasados aunque tanta ventaja me llevan en virtud,
cuántos siglos, por no decir años, hay entremedias El Cyd Ruy Diaz,
peleando con gran denuedo contra gentes extrañas, dejó libre a nuestra
España, quiero yo si Dios me diere gracia, a este doctor extranjero mostrarle
en qué peca y libraré a mi nación de tan fea servidumbre que tienen en creer
de ligero a ingenios bajos, a cuyos libros sin ver por qué, luego se aficionan.
Verdad es que este Juan Versorio hombre fue de buena vida y a todo maestro
que yerre o acierte se le debe agradecimiento porque los unos nos enseñan,
los otros nos despiertan mas con todo oficio es de varón eclesiástico
enderezar las sendas de la verdad y lo torcido y atolladero hacerlo llano y
macizo. Ea Versorio, dad cuenta de vuestras glosas.
VER. ¿De cuáles?
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Abominar, censurar o hablar mal de alguien o algo.
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cuarto de hora, una hora escasa, así que si el tiempo mide al ave maría y el
ave maría a la cena, no hay quien cuente que en el tiempo esta la fuerza del
medir y que la ave maría en tiempo se reza. Empero al tiempo por ventura no
le miden otras medidas, y nos andamos buscando tales cantidades o medidas
que ellas midan a otras y no otras a ellas, ¿estáis conmigo o no?
VER. Yo de este parecer soy, que aquello que a otra cosa mide se deba
contar entre las medidas sin escarbar más en ello.
YS. Pongamos por caso que sea como decís por ventura estáis en lo cierto,
[Im. 40] veamos a dónde pararán vuestra opinión si con una vara medimos
en paño, luego la vara será medida, ¿es esto lo que decís?
VER. Sí.
YS. Y el dedo, y la palma y palmo, bonete, casquete, calzado, vestir, grevas,
guantes, leño, árbol, archa, pelote y todas las cosas corporales del mundo.
VER. ¿Quién quita que todas esas se digan medidas si con ellas pudiéremos
medir otras cosas? Si no estáis aparejado a negar cosa tan clara como si
tuviésedes la piedra que se cría en papos de gallos con que se hacen los
hombres arriscados y amigos de contienda.
YS. Ni la traigo ni lo creo; mas con confianza de la verdad que traigo que no
lleva respuesta, osaré afirmar que dos inconvinientes muy enormes se siguen
de vuestro decir.
VER. ¿Cuáles?
YS. El primero, que habría infinitas medidas si así a bulto admitís que
cualquier cosa de cualquier manera que mida a otra se cuente entre las
medidas, y si las cantidades son infinitas, luego no se saben; porque el
conocimiento de nuestra flaqueza no puede comprehender lo que es sin fin.
El segundo es que o Aristóteles o los otros filósofos que en esto entienden y
vos con ellos nos engañáis diciendo que hay pocas cantidades, cuando
mucho cinco o seis y por ende escribís que largor y anchor, lugar, tiempo,
cuerpo y cuantía son cantidades y medidas por sí. Las otras no son medidas
por sí, mas a estas cinco se han de reducir como el jeme 8 que es cuanto se
pueden extender y despernancar los dos primeros dedos, el pulgar y su
vecino. Con el tal jeme, quando algo se mide por la longura extendida, se
mide; esta tal longura a la tiña se ha de reducir. Este ejemplo así puesto en el
jeme también se debe entender en otras cualesquier medidas. De todo lo
dicho resulta muy claro aunque con una oración se midan cualesquier otras
cosas como el cenar o dormir, no por eso será la oración cantidad, mas el
tiempo será cantidad y medida quier de la oración, quier de lo que se midiere
con la tal oración.
VER. Así es. Claro veo lo que dices, no hay cosa más cierta. Yo os do la
yerba.
YSLA. Cansado me habéis con aquella vuestra razón retorcida por
enderezarla al huso de la verdad.
VER. Pues por eso traed con vos de hoy mas como dice el Plinio, para no
cansar en ningún trabajo algunos nervios de los alones y piernas del grullo.
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Distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo
posible.
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YS. Vanidad es; propio lugar era disputar aquí si el cuerpo, lugar [Im. 42] y
tiempo era razón de contarlas entre las cantidades o no, que por Aristótil
piensa que sí, otros piensan que no, aunque mejor será hacer aquí punto,
placerá a Dios que se ofrecerá para esta materia otro tiempo más convenible.
CUARTO ENTREMÉS.
GRAVIEL DE HERRERA Y EL CONVENTUAL.
EL LUGAR DE FRONTERO EL RAZONAMIENTO EN CELARENT.
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Planta de la familia de las Liliáceas, con tallo erguido, de seis a ocho decímetros de altura, hojas
alternas, blanquecinas por el envés, grandes y elípticas las inferiores y lanceoladas las superiores, flores
blancas en espiga, y fruto capsular con multitud de semillas comprimidas y aladas. El polvo del rizoma se
emplea en medicina como estornutatorio.
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Guindar. Colgar a alguien en la horca.
Descolgarse de alguna parte por medio de una cuerda, una soga u otro artificio.
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como esta nuestra que no hace mucho al caso para salud de nuestras ánimas
creería así o así.
CON. Si lo que arriba recé tanto ha desagradado a vuestro delicado
estómago, mostrad primero por algunas razones fundadas qué es y por qué
causa no hace vuestro paladar y después empinad, clamuñad, acriminad con
las mayores calumnias que podáis, que ni sois vos el primero ni seréis el
postrero a quien esta moderna lógica desagrada, que aun en Paris aquel gran
peripatético Jacobo Fabro cada día casi nos da una tunda y nos atiesta de
bárbaros hasta no más, por ende ea, si tenéis algo dezidlo ya.
GABR. Que me place. Cuanto a lo primero una cosa os ée decir, que en
aquella vuestra distinción pasada casi igualan los yerros a las palabras, pero
ahora no me vaga meter la mano sino solamente en aquello que andáis
titubando que las hablas ya os parecen cantidades seguidas, ya apartadas. En
todo lo ál, ay, si habrá algún día en que entendamos y se ponga en la yunque
de la verdad y se maceen 11 con el martillo de la razón. Mas recélome de una
de dos, o que todas vuelen en esquemas de escoria o que se vayan en humo a
guisa de aquellos cuatro que llaman espíritus, los alquimistas piedrasufre,
azogue, oro pimente, sal armoniaco. [Im. 48]
CON. Pues luego guardese para algún tiempo convenible, al presente
discútase eso.
GAB, lo primero que os pregunto es si dos fronteros pueden posar en uno.
CON. Demándoos yo a vos que primero me declaréis a quién llamáis
fronteros, porque no entiendo bien ese vocablo, si no llamáis acaso frontero
lo que está en lugar muy arredrado y puesto a ojo, como la Luna cuando está
llena todo el cielo pone en medio de si y del Sol. La una asoma al levante, el
Sol se zampuza en las ondas del poniente. ¿Llamáis frontera a esta tal gran
lejanía de lugar, cuando una cosa de otra está en muy desviados trechos
apartada o fronteros cual Alcalá la Real o Alcaudete en los años pasados
estuvieron por fronteros de la morisma de Granada?
GAB. Ponéisme en necesidad que lo diga algo largo: dos cosas que
quisierdes considerar o tienen algún concierto entre si o están diferentes,
¿entendéislo?
CON. Sí, a mi parecer.
GAB. Donde hay concierto o es sustancial como vos y yo que somos
hombres y llámense unos mismos.
CON. Pasad adelante.
GA. O se parecen en las calidades, como ambos nos que hicimos profesión
de castidad, y somos por eso semejantes.
CON. Bien me parece.
G. O son de un tamaño como los dos cairos, nuevo y viejo, que diz que
tenían un grandor y por ende se digan iguales, de manera que ser unos
mismos sea en substancia parejos por cantidad, semejantes en calidad.
CON. Con presta, hermosa chapada división galanamente ensartastes toda la
ralea de los que tienen conveniencia, pasad al otro miembro de los diferentes.
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macear. Golpear con el mazo o la maza.
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CON. Ya lo veo; y sin duda luego [Im. 52] me pasaría a vuestro parecer mas
lo que me estorba de os consentir es lo que arriba pusistes de la sanidad. Eso
me hace que no confiese a boca llena eso que queréis que dos cosas que no
se miran de buen ojo no se pueden compadecer en uno; porque veo que no
hay cosa mas creída entre médicos que la sanidad y enfermedad poderse
acertar en un mismo miembro y en tal caso aquel cuerpo se llama neutro.
GRA. No os saquen de quicios esos decires de médicos, que si los examináis
a lo que parece al sentido dicen la verdad, mas si al nivel y punto de la razón
luego desdicen; harto les basta a ellos si en el hablar siguen la vía popular
que cuando alguno va arribando de alguna enfermedad o torna a dar recaída
le llaman medio sano, medio dañado. Mas vos antes os arrimad a lo que los
filósofos dicen que la sanidad consiste en peso y balanza de humores
cuando están en su temple, del cual si malavesito se desvían luego caen en
mala disposición; el verso del Horacio hace bien a nuestro caso:
“si aquende o allende desvara la cosa del medio que tiene, error le
comprende” Por ende, no obstantes los libros de la medicina a quien se les
permite esa forma de hablar, confesad conmigo libremente lo que tantas
veces os pido: que dos fronteros no pueden estar en uno.
CON. De buena gana lo confesaría si no fuese por aquel tercer ejemplo que
no sé a qué fin pusistes arriba, el me pone escrúpulo cuando decíades del
doblo y sin mitad y otros semejantes, veo que esta cuantía de diez en
respecto de cinco es al doblo, mas si a veinte, es a mitad, asi que doblo y
mitad que son fronteros en una misma cuantía de diez juntamente se hallan.
GA. ¡Cómo! ¡No nos meta en rebuelta por Dios! Ese embarazo vano y pueril,
y bien sé que mas le dijistes para tentarme de paciencia por ver si hiciera
algún fiero que no porque os parece ansí, que el doblo y la mitad, padre e
hijo y otros que se tienen respecto bien pueden concurrir en uno, empero por
otra y por otra razón; lo que yo al presente os pido y molesto es que dos
fronteros estando en sus fuerzas y por una misma consideración nunca por
nunca estén juntos.
CON. Con esas limitaciones pase.
GRABIEL. Pareceos que hay diferencia entre grande y grandor.
CON. Y grande cuestión vulgar es si el [Al márgen: Mayor][Im. 54] grandor
es ál que lo grande, y yo del parecer de aquellos sería que tienen que hay
distinción entre el grandor y la cosa grande; porque a una misma masa de
harina, dellas veces la encojo en el puño y la hago bollo o buñuelo, dellas
vezes la extiendo en la palma como orejas de abad, así que quedándose una
misma sustancia hay variedad en el grandor.
GRA. A otro entendimiento echáis mi pregunta que el que yo quería, porque
esta habla al «es lo grande al grandor», dicha ansí so velamen dudoso tres
entendimientos tiene.
CON. Como el cerbero, perro infernal que con un riesgo de boca da juntos
tres ladridos.
GAB. Allá va, la primera diversidad es de hecho, la segunda por razón, la
tercera en el respecto. Ca este dicho al es lo grande al el grandor que quiere
decir: la medida y lo que es medido se distinguen, si le damos este
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QUINTO ACTO.
DON PEDRO MARTYR Y BOECIO Y JACOBO FABRO, EL LUGAR ES DE
PRIMEROS A POSTREROS, EL RAZONAMIENTO EN CELAREN.
Don Pedro Martir nacido en Italia en el nono repartimiento donde está Milán
en la Lombardía, su patria es Anglería que algunos llaman Heloredia y si
estos dicen verdad no es tiro fuera de blanco pensar que es la que el Plinio
llama Eporedia, que el pueblo romano mandó edificar creyéndose de los
libros de Sybilla; él es varón que ha visto mucho, muy diestro en los estudios
de humanidad que se dicen artes liberales y principalmente en poesía, en que
por su muy subido ingenio tiene conocida desenvoltura. Viviendo en Roma,
a ruego del conde de Tendilla don Iñigo Lopez de Mendoza, embajador de
nuestros reyes don Hernando y doña Ysabel, se vino a España, creo que le
convidaron las nuevas de la guerra de Granada que entonce se hacía y la
grandeza de las cosas de España, a que dejase su naturaleza por probar
nuestras cosas. Ha dado buena cuenta de sí en hechos de importancia, ca
por su gran habilidad y despacho en el hablar y generosa de corazón, aunque
era de nación extraña a la nuestra, nuestros reyes le escogieron para que al
soldán 12 de Egipto fuese por embajador sobre unos negocios grandes,
desque de allá volvió con mucha honra despachado todo a pedir de boca,
encomendaron que escribiese la crónica de las minas de oro que están so
nuestros pies y de sus comarcas que primero fueron halladas por [Im. 58]
Cristóbal Colón, genovés por mando de nuestros reyes, y después por otros.
No hay otro más señalado protonotario en nuestros tiempos, si es este oficio
para escribir las historias cristianas y el aumento de la iglesia. Algunos
protonotarios hay que aún su nombre no saben firmar en latín, y procuran de
traer roquete como obispo y otras exenciones romanas. Desque uso estas
nuestras disputas dijo:
MAR. Aun estas pláticas de Lógica en mi mocedad me dieron que hacer. Par
de mi tierra, no lejos de aquel gran río Pado de quien dice el Virgilio,
Eridano, rey de los rios, y en Italia le dicen el Po y en genovesco el Bondico,
hay un estudio general bien solemne que dicen ahora Pavia y en los tiempos
pasados Ticino, donde están hoy día las sepulturas de San Augustín y San
Sever, que se cree que fue Boecio, sabidisímo en tres sectas nobles de
filosofía estoicas, académicas y peripatéticas, gran defendedor de su tierra,
que se vio en hartos afanes por Dios en santidad de vida, aprobado en
opinión de milagros santificado. Yo aunque cuando mozalbillo cuando
estudiaba en Pavia en las obras de Boecio asaz veces leí esto que se sigue:
BOE. Por eso dice Aristótil que nuestras hablas son cantidades porque se
componen de nombres y verbos, y estos estan hechos de sílabas, toda sílaba
o es luenga o breve, pues luengo o breve sin duda cantidades son, luego lo
que de cantidades está hecho claro es que es cantidad; pues ya que la oración
es cantidad de suyo se está que es cantidad apartada, porque cuando digo
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soldán. Sultán. más comúnmente para referirse a los soberanos musulmanes de Persia y Egipto.
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«Cicerón» que es una parte de la oración, cada partecica de este nombre ci, y
ce, y ron, no tiene algún término común donde se junte; ma y quién pueda
hallar donde se junten esta sílaba ci con esta sílaba ce, ni por el consiguiente
esta pausita ce a esta pausa ron, de aquí parece que las oraciones son
cantidades apartadas, y si algún quisiese decir que estas tres sílabas tienen
algun término común que las cose y es la significación que tiene esta palabra
Cicerón, porque si aquella silabilla, ce, que está en medio se pase al principio
y ron, que estaba al cabo se ponga en medio y ci, que estaba al principio se
mude al cabo, el nombre primero que era Cicerón, trastocando las sílabas de
sus lugares, no [Im. 60]significara nada. A este tal argumento asi se responde
que cualquier cosa o palabra se diga por todo el proceso de un razonamiento,
ahora signifiquen ahora no. Las tales sílabas no tienen alguna cosa común
donde se junten, y si alguien dijere o presupusiere que la tal palabra algo
significa y que este nombre cicer algo da a entender, verdad es que le
pudistes añadir significado, mas no hay quien apegue una sílaba a otra.
Queda concluido de aquí a la llana de Calvarrasa que aunque la tal palabra
en que queráis poner ejemplo signifique algo o no, sus partes de la tal dición
apartadas y desunidas están, ni hay algun término que comunmente las
ayunte entre sí. Mas porque allá en griego esta palabra logos quiere decir
muchas cosas, la una los pensamientos y cuentas que hombre hace dentro de
sí, logos también se dice la habla, porque no pensase alguien que cuando
Aristótiles dice que logos, tomándolo por la habla era cantidad apartada,
tomaba a logos por la razón que cada uno ordena en su pensamiento, añadí,
digo aquella oración que prueba la voz, porque en latín diferentes vocablos
tiene la habla y la razón, en griego esta palabra logos significa razón y
pensamiento, y porque no tomasen al trasladador en mentira, añadí estas
palabras, de aquella oración hablo que se hace con la voz. Acá en latín no hay
otra habla sino la que se pronuncia con la voz, en griego como dije logos
significa también los pensamientos; yo, porque no hubiese alguna falta le di
un ensanche conforme a la lengua latina, y ya he dado la cuenta por qué lo
hice asi.
MAR. Todo esto que ahora, so la persona de Boecio, sobre los
Predicamentos de Aritótiles se ha rezado, no puedo con ningunas palabras
tan honestamente mostrar como querría cuánto me ha descontentado, mas
he empacho tomarme tal pecador como yo con varón tan santo y en todas las
ciencias, provechoso, aunque este cristianísimo padre según su entrañable
celo para con todo el mundo, más quisiera no errar que mucho escribir. Con
todo no tanto me mueve uno o dos pasos entre sus obras a discordar de él
cuanto su celestial vida digna de ser canonizada a reverenciarle y quererle,
encomiéndome en su santa alma que está allá puesta con los [Im. 62]
serafines, y le suplico que de aquellas divinales dulzuras de que sobre todo
poder de lengua goza en contemplar la santísima trinidad, procure que
siquiera un tantico sea por su intercesión mi alma visitada. Por ende, alzo
mano de tomarme con San Sever y me pongo so su tutela; venga en su lugar
uno de los lúcidos doctores de nuestros tiempos y verdadero filósofo en vida
y doctrina. A este tal os digo yo que con razón debe y puede tener en
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arrebozada.
MAR. ¿No? Pues yo traeré ejemplos que todo el mundo me entienda; habéis
leído en el Plinio que el quejigo y la oliva no solamente tienen vocablos
diversos mas aun en las obras se tratan tan mal y están tan desavenidos que
la una en el hoyo de la otra se muere y el quejigo cabe el nogal, la berza y la
vid enemigos capitales. Y esta hortaliza de que rehúye la vid puesta en frente
del ciclamen y del orégano se seca.
FAB. Ya he oído de los que se persiguen, veamos de los que bien se quieren.
MARTIR. A la mano está: el rábano y la cebolla albarrana se hacen buena
vecindad y la verbena aprovecha a las sembradas como el avellano desmedra
a las parras y por eso nos avisa el poeta que en el viñedo no haya tal árbol; el
ámbar alza la paja del suelo, la piedra imán que según Filio Italico nace en
Guinea así [Im. 66] atrae al hierro aunque pesado, que muchos eslavones
aunque sueltos los hace estar colgados unos de otros, como encadenados.
FAB. Ya veo todo eso, mas qué hace al caso.
MAR. De todas estas comparaciones os demando si dos especiales herederos
de algún general se hacen entre sí la barba y el copete, como la bervena a las
mieses y por traer compación más familiar a estudiantes, lo razonal y lo bruto
hijos solos de animal si se ayudan achiticalla uno a otro.
FAB. Buena cuestión es, y yo rasamente respondería lo que todos los
filósofos claman: que dos especies hijas de un padre en ningún siglo ternán
tal amor que una repta de su ser con la otra como Etheocles y Polinices,
Cleopatra y Arsinoe, Guelpho y Gibellin, Cayn y Abel, el rey Luis y Charles
franceses, don Pedro y don Enrique reyes de Castilla, y si hay otros ejemplos
de malos hermanos que se andaban por sacar del mundo unos a otros, ¿quién
es el que no sabe aquellos bocados que están en nuestros autores o en el
cuarto de los Tópicos del Boecio o en la diferencia del conciliador que
ninguna suerte de cosas ayuda al ser de su contraria? Demasiado es en cosa
tan clara traer peso de autoridades mayormente que la Lógica: más hincapié
hace en razones que en textos.
MAR. Pues veis la verdad tan patente y que autores y razones la dicen,
confesadla ya sin temor alguno.
FABRO. Dos causas son y luego las dije que me detienen que no conceda a
rienda suelta, que dos especies contrarias una a otra no se engendra, la una
es que el plomo como veis harto tiznado es, mas de él sale el albayalde que
no dará ventaja a la nieve.
MAR. ¿Por qué lo decís?
FABRO. No deja de hacer al caso, que el albor del albayalde y la oscuridad
del plomo dos hermanas son hijas de un padre y ellas bien discordes entre sí,
ca el color que es su linaje se parte en blanco y tinto.
MAR. Cosa maravillosa es esa que decís si es así, que lo prieto en natura
engendre de si blanco en esencia.
FAB. ¡Cómo! ¿Y no os parece buena prueba la de la gallina y cabra? Por
prietas que sean, paren la una huevo como de alabastro y la otra leche de
color de azucenas. MAR. Y a esa razón había [Im.68] yo de aprobar si que la
gallina y la cabra so capa de azavache tienen carne de aljofar.
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FAB. Y si el huevo que yo truje en ejemplo salió huero suplamos con otra
cosa. Vos que habéis andado en España deseoso de saber, ¿cómo no habéis
barruntado lo que en algunas fraguas se hace?
MARTIR. Ahora lo oyo, estas son las primeras guindas de que me hago
nuevo ogaño.
FABRO. Pues yo os lo dije de pe a pa como se lee en los Hornos del
Bulchasi.
MARTIR. Placer habré de oírlo.
FABRO. Para hacer albayalde como se usa en España tomad una buena
vasija de barro, más ancha de boca que de suelo y póngase en casa oscura
llena de estiércol de ganado, no entre viento y sea estrecha la casa, y las dos
partes de la vasija estén enterradas en el estiércol y pongan en el hondón de
la vasija un poco de vinagre bueno, añejo, con su hez; y sobre el vinagre
echad de uva buena y bien madura cuanto llegue hasta la mitad de la vasija o
algo menos, y no haya ende ninguna uva negra porque no dañe al albayalde.
Haya también un paño grueso de lana o peludo agujerado de agujeros
redondos sea del tamaño de la boca de la vasija y los agujeros del paño sean
treinta o cuarenta o más o menos, según el grandor de la boca de la vasija, y
de cada un agujero del paño cuelgue un hilo grueso y recio y al cabo de los
hilos aten de cada uno una plomada tan luenga como dos partes de un palmo
y tan ancha como la tercera parte de un palmo y tan gruesa como un dedo o
casi, y estén colgadas aquellas lañas de plomo en la vasija y que no lleguen a
las uvas con tres dedos; y después cúbrase la vasija con un tapador que tome
toda la boca de la vasija con el paño horadado y apretado suavemente el
cobertor que ni entre aire ni viento y esté bien cerrada la casa que ninguno
viento pueda entrar en la dicha casa y dejadlo así diez días o casi, según la
calidad del tiempo, y después quitad el primer tapador y el segundo
agujerado y quitad las lañas sutilmente, en ellas hallaréis [Im. 70]el albayalde
que tira un poco a prieto, entonces raed las plomadas poco a poco cada una
por sí, y tórnense a poner en la vasija como es dicho y dejadlas estar como
hecistes ante, después tornadlas a quitar y a raer y recojed todo el albayalde y
tantas veces se haga hasta que casi no quede nada de las plomadas y después
póngase otras nuevas y todo ello muchas veces si querés hacer mucho
albayalde y guardaos de lo que humea la vasija por amor del cerebro. Y al
verano tomad todo lo que se ha recogido y echadlo todo en un gran bacín y
agua sobre ello y lavadlo y verted el agua cuando el albayalde se haya
abajado al suelo del bacín, y refrescad el agua y esto tantas veces hasta que
se despida lo negro, y quede blanca y limpia de viscosidades, y haced de ella
unos bollos y ponedlos sobre una losa de mármol al sol y desque bien enjutos
guardadlos del humo, viento y polvo y así puestos tenedlos en buena guarda
¿Habéis oído señor Pedro Martyr como de cara escaravajenta salen a las
veces marispositas de seda?
MAR. Escuchados he con diligencia, mas bien claro está que ese negror que
parió este blancor no es de suyo, mas parte por la rezura del vinagre y otras
fuerzas y traites le trasmudaron como vos largamente contastes. Toda cosa
seca como es el plomo, con fuertes soles o con crudos frios, como dicen los
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enjalbegar. aplicar cosméticos al rostro.
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puesto, entonce tomaremos huelgo a placer; [Im. 74] ea, pues dadle prisa.
MAR. La cantidad seguida y desviada ¿pareceos que son contrarias?
FAB. Eso quienquier se lo ve.
MAR. Y el tiempo, ¿de cuál de estas dos hermanas es?
FAB. De la continua.
MAR. Pues, ¡oh varón honrado! si el tiempo es medida continuada nunca
será en componer la cantidad apartada, mas ante mide a la sílaba luenga o
breve; queda de aquí que ni la sílaba ni la oración son cantidad desmanada,
todo esto prueba más claro que aquella lámpara del Sol, que la cantidad
apartada no tiene so si mozas cuantía y oración, sino una tan sola que es la
cuantía.
FAB. Es la mayor verdad del mundo, y así lo confieso porque rehuir de ello
es de cara deslavada, y de hombre recongón.
SEXTO AUTO.
HERNAN NUÑEZ DE VALLADOLIT Y GEORGIO VALLA DE PLAZENCIA,
FÚNDASE SOBRE SEMEJANZA Y EL RAZONAMIENTO EN CELAREN.
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esta obrecilla a mi hermano que vive en Alcalá con deseo que así se
imprimiese, hube placer que viniese a sus manos y él de su oficio, por ver si
era bueno o malo comencélo de leer y desque entendió la materia de la
cuestión dio una bocecilla diciendo:
COM. ¡Oh, santo Dios! Qué buen discurso llevan tantos varones doctos sobre
este caso. Acuérdome yo en Italia que estando yo en Venecia, no sé cuántos
meses por desbastar mas mi ingenio, gasté asaz razones con Georgio Valla
de Plazencia, doctor espantable. En mis tiempos no habíe en Italia doctor
más sonado. A los cuarenta y nueve libros que compuso de lo que se debe
procurar y huir sacado lo más cernido de autores griegos y latinos, se arrime
quien quisiere en el corro de las artes liberales saber y llenar bien zanjados
sus estudios, para que lo que encima edificare no se le caiga. Su fama de este
señor me puso espuelas de ir a Venecia, donde era tenido en gran veneración
de chicos y grandes como una reliquia por su gran saber y por su vivir y por
su enseñar. Fuíle a hacer reverencia y el según era bien hablado y llano luego
me mostró un cuaderno como gostadura de sus obras. Diré ahora lo que allí
pasó. Acaso mis ojos se fueron aquel paso donde desenvuelve las cosas de
lógica por estas palabras.
GEOR. Lo medido dello es seguido dello apartado, seguido es lo que junta
sus partes en algún término común, apartado es lo que así no lo hace, como
mostré a la larga arriba en la Aritmética y Geometría. Estas cosas medidas
apartadas son la cuantía y las hablas. [Im. 78] Ninguno quiero que entienda
que digo las cuantías tomadas por sí, sino aplicándolas a las cosas sensibles,
quiero decir a las cosas que son contadas, no en cuanto son materiales sino
en cuanto son contadas. Aquellas llamo hablas que pronunciamos con la
boca y aunque sea una palabra sola se puede decir habla. Sea ahora
pongamos por caso esta cuantía, seis: que se parta en tres y tres; o en cuatro
y dos; o en cinco y uno; nunca se dará un término común en todas estas
partes donde ellas entre sí unas con otras se junten. Allende de eso, las
oraciones que decimos si se parten en palabras o en sílabas, no tienen algo
de por medio que apegue una parte o una pausilla con otra. Esta es la causa
porque las cuantías y nuestros departires se llaman cantidades desmanadas,
porque cada una de estas dos susodichas tienen sus partes apartadas y
desunidas unas de otras.
COM. Aunque yo soy muy devoto de Aristótil y tengo como por averiguado
que este filósofo nació por voluntad de Dios para desterrar alejos los errores
de los antiguos sus antepasados, ni aun por eso daré de cabeza que a diestro
o a siniestro me vaya tras él como su vasallo. Yo de mí puedo decir muy
devoto soy de Aristótil mas no su esclavo.
GEOR. De ese parecer estuve yo siempre de creer que no fue Aristótil dios
de los filósofos, por ende si la cuestión fuere de peso donde Aristótil se
diferenciare de la religión cristiana. Ir le hemos a la mano y como quien
defiende de la hostia y el cáliz nos cargaremos de armas bastantes. En otros
pasos en que descuido, no me pena mucho que cautive mi crédito; con todo
eso bien será escucharos si por caso serán buenas vuestras invenciones.
Decidnos ya en una palabra qué le tacháis.
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COM. Decid por merced sino lo habéis a grave qué es aquello en que todos
se parecen.
GEOR. Que me place, cuanto a lo primero esto tienen de mancomún que
aun los niños lo sienten que cada suerte casi de las cosas susodichas está
compuesta de muchas.
COM. En vuestra conciencia hay otra cosa en que todas ellas se hermanen.
GEOR. Si lo viese, si diría, mas no lo veo.
COM. Pues yo lo diré; ¿pareceos que en cada una de ellas hay una unión que
los une?
GEOR. No por cierto, que en una cabellera o batallón, o banda de grullas,
que todas estas son semejantes a las que arriba propusistes, ni un cabello con
otro ni un peón con otro ni una grulla con otra están apegados.
COM. No os pregunto de esa junta que tengan las partes entre sí sino de
aquella liga que tienen todas aquellas juntas a otra cosa cada una a la suya.
GE. Hablad mas claro.
COM. Como mi greña aunque está hecha de apartadas guedejas de cabellos
casi ramales, mas puédese de ir que es una por tener hincadas las raíces en el
cuero del casco.
GE. Ya, bien lo entiendo y así es.
CO. Si a los dineros el bolsón, el salterio a los salmos, el salmo a los versos,
los versos a las hablas, las hablas a las palabras, las palabras a las sílabas
ayuntan como vos habéis confesado, ¿por qué arriba apartastes aquellas tres
de las otras?
GEOR. Porque La Eneida pronunciase, pues que son voces, las otras no,
porque son solamente cosas.
CO. Bueno va.
GEOR. ¿Y porque son voces, son cantidades? Ca mídense con espacios, a los
otros porque son solamente cosas, no les acaece lo mismo.
COM. De esa medida de voces que se miden con intervalo de tiempos, no
hablo ahora, mas demando si dejando aparte esta diferencia del pronunciar,
en todo lo ál son los salmos y La Eneida semejantes a todas las otras cosas.
GE. Sí.
CO. Luego que os pese, que os plega, si no queréis más que os tengan por
porhidiado que [Im. 84] por vergonzoso, es por fuerza que habéis de confesar
que como todas esotras cosas amontonadas no son cantidades, así la
muchedumbre de las voces por grande que sea no tiene razón ninguna que
por ser muchedumbre se cuente por cantidad. Déjome ahora yo como tengo
dicho de disputar de aquella medida del tiempo, que si en las palabras hay
quien las mida el tiempo es que se gasta en pronunciarlas, y si el tiempo es
cantidad, es cantidad seguida y no desviada. Item gran frialdad es decir que
las palabras, porque las miden, se llamen medidas o cantidades y otras mil
razones que sobre este caso se pueden decir de que yo al presente sobreseo.
Esto me basta hoy haber ventilado con vos, que ninguna muchedumbre de
palabras por asobrunada o uñida que esté se deba de decir cantidad, y si
cantidad no es, síguese que no será cantidad apartada y por eso ni vos ni
Aristótiles ni todos los que sois de su bando no habéis puesto este paso como
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hombres considerados.
GEOR. Alcemos mano ya de esta contienda, bien quedo satisfecho que es así
como decís, y aun de verdad que luego borrara y arredrara de la familia de
mis obras ese paso, mas ya no es posible, que están hechas mil imprentas de
él.
SETENA DISPUTA.
DON PEDRO DEL CAMPO, OBISPO DE UTICA Y ALBERTO MAGNO.
FUNDASE SOBRE LO MAYOR Y ES EL RAZONAMIENTO CONDICIONAL.
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Manzanas ocales. Se dice de ciertas peras y manzanas muy gustosas y delicadas, de otras frutas y de
cierta especie de rosas.
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Camuesas. Fruta del camueso.
Camueso. Árbol, variedad de manzano.
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Biznaga. Planta de la familia de las Umbelíferas, como de un metro de altura, con tallos lisos, hojas
hendidas muy menudamente, flores pequeñas y blancas, y fruto oval y lampiño. Cada uno de los pies de
las flores de esta planta, que se emplean en algunas partes para mondadientes.
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OCTAVO ACTO.
DON GEORGE VARACALDO Y JOANES MAJORIS ESCOCÉS.
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aprendices y aun esos no le tienen en nada, ha hecho que los doctos se rian
de él; ¿o qué quiere decir tanta frasca de preceptillos que tiene alli
asobrunados, si preceptos se deven llamar y no torcidos descaminados?
Mejor le fuera acortar que con tantas prolijidades de reglillas cargar la
memoria de los discípulos, y ante se les acabar de caer de la memoria que las
acaben de aprender; como aquel médico es digno de culpa que de no saber la
[Im. 104] raíz del mal como desatinado pone un emplasto y otro sin que
aproveche, y no a bien de ser más de uno en que desarraigase la dolencia con
sus principios y pasiones. Así cualquier maestro no debe, como quien de
noche anda atienta paredes, no sabiendo por do salir, hacer hacinas de
reglillas vanas, porque le tengan en más los muchachos que han por
costumbre de mirar al bulto del libro y no a lo de dentro. Y aquel doctor
tienen en más estima y como a río caudal de saber le ponen sobre su cabeza
cuyo libro llega a mil oídos, mil pliegos, aunque esté poblado de errores. Y
ha venido el negocio a tal estado que de lo que hasta aquí se preciaban los
artistas si recogían a ciertos capítulos aquella materia qe tenían entre manos
por infinita que fuese, y desparcida como quien trujo todos los verbos a
cuatro conjugaciones que llaman en griego sicigias, y los nombres que son
sin cuento más que las arenas de la mar, los redujeron a cinco formas de
declinar, y asi Aristóteles fue el primero o a lo menos el principal que muy
ingeniosamente todas las cuestiones trujo a cuatro puertos, y de cada uno dio
perfecta doctrina; de esto no hacen caso hoy, mas tan prolijas y confusas
componen ya las artes, tan tenebregoso lo ponen buscando siempre
novedades de poco seso que aun las tinieblas de Heráclito que los griegos le
dijeron el oscurecedor, o por usar de mejor comparación, el caos que pinta el
Ovidio no está tan ahetrado 17 como las obras de éstos, porque en este vuestro
libro señor Majoris, y perdonadme porque asi lo digo, no solamente lo frío
pelea con lo caliente, lo húmedo con lo seco, lo blando con lo duro, lo pesado
con lo liviano o unas riberas con otras y olas con olas, mas aun la naturaleza
pelea con las cimarras, de forma que a mí y a otros muchos esta diferencia
nos parece que hay entre vuestra lógica y la de Aristótil, que aquel tan gran
filósofo escribió lógica natural y la vuestra más desproporcionada y de más
corrupta fantasía que el alboraique que imaginó el Horacio. A cabeza de
hombre si junta un pintor cerviz de caballo y diversos plumajes con sus
mismos miembros de la cita abajo, se aparece espantable; de una cosa me
place por el bien que os quiero que ahora a la vejez os habéis dejado de estos
escrebires tan deslavados, y en lugar de ellos habéis publicado muy
apartados escritos sobre el maestro de las [Im. 106] sentencias. Mejor teólogo
me parecéis que lógico, cuanto en aquella lógica liviana vuestro nombre es
infamado, tanto os afama la Teología.
MAJO. Luego gracias a Dios, que si no pude ser laurel siquiera soy ruda.
VARA. ¿A qué propósito vinieron esas plantas?
MA. Si el laurel está verde todo está verde en hojas y tronco; la ruda por bien
que le vaya, no está toda verde. Onde quier se hallan laureles que no tienen
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Ahetrar. Enredar, enmarañar el cabello.
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y sus seguidores.
nada muerto, en la ruda si bien se cata por viva que esté, algo tiene marchito,
dende salió un refrán que nos avisa de nuestra flaqueza: si uno no puede en
todo, como dijo Maharbal, Dios reparte sus gracias. Con aquel dicho usado
puede consolar sus faltas: «Ruda soy no laurel», quiero decir que no es
maravilla mientra estamos en esta vida si en algo sabemos y en parte
profetizamos y somos, como dijo Apuleio, medio gelof medio mandiga, ni yo
estó tan contento de mí que mis errores los eche en la capilla, antes siempre
los traigo ante los ojos, que bien veo cuánta materia da mi libro a que de él se
rían, que en algunos cabos de él no merece alborada sino pellico, o si le yo
pudiese tornar a mi regazo borrando, testando, rapando, resgando asaz
cartas enteras, yo os le daría tal trocatinta que de mil hojas se tornase en
trévol o en cinco en rama, o cuando mucho en llanten que le nacen a siete.
Mas él como emancipado y ya sobre si huélgase de andar por los estudios de
la cristiandad en mano de muchachos porque les enseña el primer año
gorjear, aunque después enmudecen, no hay cosa que menos él tema que la
disciplina de su padre; hartas veces he pensado comiéndome el gusanillo de
la conciencia que en presencia de sabios, de que está poblada esta noble
escuela, de ponerle al estallido del fuego como quien aborta visaje en número
o hechura de miembros, mas porque tal castigo de padre no bolaríe en el
carretón de la fama a lejos tierras y aun sería injusto a lo bueno junto con lo
malo ponerle fuego, he pensado otra forma si le parece a vuestra merced, no
defenderlo sino desdecirme como Stesichor o señalando los tremadales o
derrondaderos porque el lector se guarde de ellos como el nadador de cauces
y olas, y el marinero huye de esquilache y caredo [Im. 108]
VARA. Ese desdecir mejor me parece que por fuego ni por agua ni a bocados
como hizo Saturno, ni por otro justo castigo, mostrar el descontento que
tenéis de lo que paristes; que más vale vergüenza en cara que mancilla en
corazón, y que se pase afrenta de un soplo que arder sin cesar en las llamas
infernales onde la conciencia concome y el fuego nunca se apaga. En aquella
sima fue metido para nunca salir el falso profeta Mahoma con toda su gente
blasfema porque no lamió con su lengua o rapó con cuchillo, o limpió con
piedra pómez lisa las heregías de su libro empozoñado, y por inconmutable
sentencia de Dios paga y pagará la pena entre carámbalo y piedra sufre y
remudará los tormentos la vengativa Cegala, la serpentina Megala, el
verdugo de Tortolega, entre las bívoras de las diablesas en el hedor de
Beelzebu con los ángeles de Satanás, y si a Dathan y Abyron en vida les
sorbió la tierra porque murmuraban de so capa a la oreja de sus vecinos
paladeando ponzoña, qué será de vos señor que habéis sembrado por tantos
altibajos del mundo lazos para engañarse los ingenios, si el alárabe Mahoma
sirvió con tantas almas al huerco inficionando las tierras al mediodía. Majoris
Escocés por templarme en mi decir ha envestido de errores muchas ánimas
de aprendices.
MA. Mejor siglo me orad que yo haré libros de retractaciones ante que me
cubra la tierra, mas porque si vos de vuestro me apuntásedes mis yerros,
decirse ya de vos aquel dicho antiguo: “de quieres a tienes, la mitad te
pierdes”. Pidos de merced y acabe yo esto con vos que si algo os acordáis
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Acabóse esta obra en Salamanca víspera de Corpus Cristi. Año del misterio
de la Encarnación del hijo de Dios de mil y quinientos y diecisiete.
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