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REALISMO Y EL NATURALISMO
0. La época histórica.
Sociedad, economía y política
de la segunda
mitad del siglo XIX.
1. El Realismo.
2. El Naturalismo.
3. La novela realista.
4. Las novelas de Benito Pérez Gustave Courbet,
Los picapedreros
Galdós.
5. Leopoldo Alas, «Clarín»,
La Regenta.
Gustave Courbet,
Une après-dinée à Ornans
0. LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
ECONOMÍA, POLÍTICA Y
SOCIEDAD
Claude Monet,
Rue Montorgueil, Paris,
Festival of June 30,
(1878)
LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA
Bombilla (1879)
Aeroplano (1900)
Automóvil (1894)
Cine (1895)
Radio (1895)
0. LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
El desarrollo de las ciencias experimentales en esta
época revoluciona la manera de entender la vida e
influye en los escritores notablemente.
Teoría de la
La teoría de la evolución de las
lucha de clases especies de
como motor Charles Darwin
de la historia Leyes de la herencia
de Carlos genética de Mendel
Marx
0. LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX : LA CULTURA
¿QUÉ DIFERENCIAS HAY ENTRE ESTOS CUADROS?
ROMANTICISMO REALISMO
Honoré Daumier,
El vagón de tercera
clase
1874
1885
1858
Juan Valera
Clarín publica
publica
Bécquer publica La Regenta.
Pepita Jiménez.
1849 su primera
leyenda.
Fernán 1881
Caballero 1886
1868
publica Galdós publica
La Gaviota. Emilia Pardo
Galdós escribe La desheredada.
Bazán publica
La Fontana
Los pazos
de Oro.
de Ulloa.
1. EL REALISMO
El Realismo es el movimiento
cultural característico de la
sociedad burguesa de la segunda
mitad del siglo XIX que reacciona
contra la estética romántica
idealista, subjetivista y
sentimental.
• La mirada se
desplaza a lo
cotidiano,
eliminando el
subjetivismo y la
fantasía.
LA INTENCIÓN CRÍTICA DEL REALISMO
Las obras realistas muestran una clara
intención crítica social, política y
moral que se desprende del detallado
análisis de la sociedad de su tiempo.
Esta intención varía según la ideología
de cada escritor:
los conservadores describen la realidad
para mostrar su degradación y reclamar
una vuelta a los valores tradicionales;
los progresistas denuncian las lacras
sociales del momento que son fruto de la
mentalidad conservadora y reivindican las
causas de los más desfavorecidos.
Honoré Daumier,
El levantamiento (1848)
2. EL NATURALISMO
En el último tercio del siglo XIX se desarrolló
una corriente literaria conocida como
Naturalismo, cuyo máximo defensor fue el
escritor francés Émile Zola.
Para el Naturalismo la literatura debe
analizar científicamente el
Émile Zola,
retratado por
comportamiento humano siguiendo los
Édouard Manet principios de la observación y de la
experimentación. Para ello parten de la idea
de que el hombre no es libre, de que está
condicionado por su herencia genética y por
el ambiente social en el que vive.
EL NATURALISMO
Se caracteriza este movimiento por mostrar en
sus obras ambientes miserables y sórdidos y
personajes marginales, embrutecidos,
alcohólicos o tarados por diversas patologías ya
que son los más adecuados para defender sus
tesis.
Gustave Courbet,
Picapedreros (1849) Gustave Courbet,
Entierro en Ornans (1850)
EL NATURALISMO
Los escritores
naturalistas, influidos
por las ideas
socialistas, aspiraban
a mejorar las
condiciones sociales
en que vivían los
hombres por medio de
la denuncia que
realizaban es sus
novelas.
En España el
Los Pazos de Ulloa, Naturalismo influyó en
una novela naturalista de
Emilia Pardo Bazán
algunos autores, pero
no llegó a desarrollarse
completamente.
EL NATURALISMO
Al igual que el científico, el
narrador naturalista es
impersonal y objetivo.
Relaciones humanas
Fotografía de Amadeo A.
Herrera Agüero. La
escultura de la Regenta que
Leopoldo Alas “Clarín” está al lado de la catedral de
Oviedo fue realizada por
Mauro Álvarez
EL AUTOR: LEOPOLDO ALAS
“CLARÍN”
Nació en 1852, en Zamora, donde su padre era gobernador civil.
En 1863 la familia, de origen asturiano, se afincó en Oviedo.
Estudió en Oviedo, con brillantes calificaciones, tanto en el colegio como en la
universidad, donde cursó la carrera de Derecho y entró en contacto con los
krausistas. Al mismo tiempo colaboraba en El Solfeo, de orientación republicana,
donde comenzó a utilizar el seudónimo "Clarín" para firmar sus artículos.
Fue catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Oviedo, actividad que
alternó con las de articulista y escritor.
Sus artículos literarios y satíricos, publicados mayoritariamente en la revista Madrid
Cómico, alcanzaron gran popularidad, pero su mordacidad le valió numerosas
enemistades e incluso algún duelo.
En 1891 fue elegido concejal republicano del ayuntamiento de la capital asturiana.
Murió en Oviedo en 1901.