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Filosofía.

Cátedra: Tomás Abraham


Docente: Gustavo Romero
E-mails del docente: gustavoromerofilo@gmail.com
gustavoromerofou@gmail.com
Segundo Trabajo Práctico Parcial

ATENCIÓN: El parcial puede ser enviado en cualquier día de la semana. El límite


está puesto hasta las 17 hs del miércoles 19 de agosto. No se aceptarán trabajos
enviados posteriormente a ese horario y fecha.

Son tres consignas cuyas respuestas implican desarrollo. Trate de responder


puntualmente lo que se pide en la consigna, con la mayor profundidad posible. Cada
respuesta debe tener como máximo una carilla, es decir, el total del trabajo debe tener
como máximo tres carillas.
Tipo de letra recomendada: Times New Roman.
Tamaño: 12
Interlineado simple.
Colocar nombre, apellido y DNI al comienzo del trabajo.

Según la letra inicial de su apellido (si tiene dos apellidos, la letra inicial de su primer
apellido) le corresponde uno de los dos temas. Responda solamente las tres consignas de
su tema, nada más.

Tema 1 (Apellidos cuya letra inicial está entre la A y la M)

1. Comente los ejemplos que da Byung-Chul Han para sostener que “toda época tiene
sus enfermedades emblemáticas”, y explique por qué en la época actual desaparece “la
extrañeza, la otredad” (“dialéctica de la positividad”, “exceso de positividad”).
2. Según Cioran, explique cómo caracteriza al “ansia de primar” propio de los humanos,
su relación con los profetas fanáticos, y por qué afirma que: “el pacto de los monos está
por siempre sellado, y la historia sigue su curso, horda jadeante entre crímenes y
sueños”.
3. ¿Qué quiere decir C. Pelluchon cuando afirma que estamos en guerra contra los
animales, contra nosotros mismos y entre nosotros, y qué relación hay entre la crueldad
y la ley del máximo beneficio?
1.Las tres épocas, con tres tipos de enfermedades emblemáticas, las bacteriales en el
siglo XIX, las virales en el siglo XX y las neurológicas en el siglo XXI.
Toda época tiene sus enfermedades emblemáticas. Así, existe una época bacterial que,
sin embargo, toca a su fin con el descubrimiento de los antibióticos.
Esta época es fundamentalmente en el siglo XIX, donde enfermedades como la sífilis y
la tuberculosis enfermedades bacteriales provocan muchas muertes, no había
tratamiento alguno para tratar esas enfermedades bacteriales.
Pero como dice el autor esta era llego a su fin gracias al descubrimiento de ciertos
antibióticos que mejorarían la situación de estas personas. En el caso de la sífilis y la
tuberculosis, el descubrimiento de la penicilina, la cura de ambas enfermedades que
exterminan esas bacterias. Deja paso a una época que el va a llamar Pandemia gripal.
A pesar del manifiesto miedo a la pandemia gripal, actualmente no vivimos en la época
viral. La hemos dejado atrás gracias a la técnica inmunológica que es la vacunación. El
comienzo del siglo xxi, desde un punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral,
sino neuronal. Las enfermedades neuronales como la depresión, el trastorno por déficit
de atención con hiperactividad (tdah), el trastorno límite de la personalidad (tlp) o el
síndrome de desgaste ocupacional (sdo) definen el panorama patológico de comienzos
de este siglo. Estas enfermedades no son infecciones, son infartos ocasionados no por la
negatividad de lo otro inmunológico, sino por un exceso de positividad. De este modo,
se sustraen de cualquier técnica inmunológica destinada a repeler la negatividad de lo
extraño. No hay vacunas ni antibióticos para las enfermedades neuronales, por ejemplo
para el cansancio, la fatiga, para el mal estar, para este auto exigencia que hace que
siempre estemos insatisfechos. El exceso de positividad tiene que ver con que nos
exigimos de más, no porque nos exijan otros, sino nosotros mismos y nunca alcanza.
Al desaparecer la era inmunológica de los virus, aparece la era neurológica. La era
neurológica ya no tiene esta problemática de la extrañeza y otredad, porque el enemigo
no es el extraño o el otro como en el caso de los virus y las bacterias, sino que el
enemigo está dentro de uno mismo, porque es uno mismo. No es otro que me invadió y
que está en mí, ya no es dialéctica negativa porque no hay dos enemigos enfrentándose,
uno externo y otro interno. Sino que es dialéctica de la positividad, exceso de la
positividad que siguen siendo dos pero los genero yo mismo, soy yo que se enfrenta así
mismo, ¿Por qué me enfrento a mí mismo? Porque cada vez quiero realizar más cosas
que no es posible que pueda hacerlas. No hay otro que me invada y que me impida
hacer múltiples cosas como el virus o una bacteria que me enferme. Mi exceso de
positividad me muestra mi impotencia, cuando más me exijo es menos probable que
pueda.
3. Nuestras relaciones con los animales ponen a prueba nuestra capacidad de sentirnos
unidos a los demás seres vivos en una unidad de destino. También indican las
dificultades que tenemos para aceptar la alteridad. Es una guerra contra los animales,
pero también es una guerra contra nosotros mismos y entre nosotros. Por eso la cuestión
animal es crucial y seguirá siéndolo: es importante en sí misma y porque los animales
sufren, pero también porque la violencia que ejercemos sobre ellos revela el desprecio
que sentimos hacia unos seres que consideramos inferiores a nosotros, o que
sencillamente son distintos de nosotros. El sometimiento sin precedentes de la vida
animal po ne a prueba la compasión. Para aceptar estas violencias ordinarias que, en
realidad, son extraordinarias, tenemos que reprimir la piedad, que nace de la percepción
de nuestra vulnerabilidad.

INSATISFACTORIO
No responde la consigna 2, y la 3 está muy incompleta.

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