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1.

EXPLORACIÓN BÁSICA GENERATIVA


Consiste en un reconocimiento de una extensa zona geográfica, con probabilidades de
encontrar un depósito mineral, para buscar y evaluar la existencia de indicios de un
yacimiento mineral.
Esta etapa se inicia con un estudio de gabinete, la cual contempla revisar mapas
geológicos, imágenes satelitales y otros métodos directos e indirectos. Los geólogos(as)
priorizan las zonas con mayor potencial para continuar con las siguientes etapas de
reconocimiento.
Cuando finalmente se define un área específica, un equipo de geólogos se dirige al
campo / terreno para buscar evidencias sobre la presencia de un determinado depósito
mineral. Para esto se caracteriza el tipo de roca (color, textura, estructura, minerales,
etc), se definen los tipos de alteraciones que han sufrido y se recogen muestras de roca
y/o suelo para determinar la presencia de contenidos de los minerales buscados a través
de estudios químicos.
En esta área de interés, además del reconocimiento geológico de superficie a distintas
escalas, se pueden realizar pruebas tipo físicas, químicas y biológicas; tales como
geofísica, muestreo geoquímico, geocronología, etc., con el objetivo de reafirmar la
presencia del elemento buscado y su concentración.
2. EXPLORACIÓN BÁSICA DE SEGUIMIENTO
Si durante la etapa anterior se obtienen resultados positivos, encontrándose evidencias
del metal buscado, se procede a delimitar la zona y se desarrolla un programa de
reconocimiento más intenso, como la ejecución de sondajes con recuperación de
testigos de roca / diamantinos y/o fragmentos de roca / aire reverso. Estos sondajes no
son más que perforaciones de poco diámetro y gran longitud, que atraviesan la tierra
para confirmar la presencia de evidencias de óxidos y sulfuros de cobre.
Con esta información se reconoce la existencia - bajo la superficie – de un cuerpo
mineralizado y ya podemos pensar en la posible presencia de un yacimiento (¡ya
estamos cada vez más cerca de un descubrimiento!)
3. EXPLORACIÓN AVANZADA
En el área ya delimitada y con el cuerpo mineralizado confirmado en profundidad, se
procede a evaluar el tamaño y contenidos de cubre a través de sucesivos programas de
reconocimiento con sondajes y estudios más específicos como geometalurgía -
geomecánica, modelos geológicos en 3D, modelos de estimación de recursos, etc.
Gracias a las tareas de sondaje se pueden reconocer las características y extensión final
del yacimiento, así como el tipo de "ley" del cobre ahí presente.
Si todos los análisis arrojan la existencia de un gran yacimiento de cobre, sólo resta
validar los estudios económicos y técnicos para decidir si se construye una mina.

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