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En Colombia dicha figura recibe el nombre de acción de tutela, misma que protege
los derechos fundamentales, frente las acciones u omisiones de la autoridad o de
los particulares.
“…Artículo 86. Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante
los jueces, en todo momento y lugar, mediante un procedimiento preferente
y sumario, por sí misma o por quien actúe a su nombre, la protección
inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera
que éstos resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de
cualquier autoridad pública.
La ley establecerá los casos en los que la acción de tutela procede contra
particulares encargados de la prestación de un servicio público o cuya
conducta afecte grave y directamente el interés colectivo, o respecto de
quienes el solicitante se halle en estado de subordinación o indefensión…”
Partiendo del contenido de este artículo, podemos definir la acción de tutela como
una "acción judicial subsidiaria, residual y autónoma, dirigida a permitir el control
constitucional de las acciones u omisiones de todas las autoridades públicas y
excepcionalmente de los particulares", pudiendo ser interpuesta "por cualquier
persona para la defensa pronta y efectiva de los derechos fundamentales cuando
ello resulte urgente para evitar un perjuicio irremediable o cuando no exista otro
medio de defensa judicial que sirva para tales efectos".
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La acción de tutela podrá ejercerse en todo tiempo, salvo cuando fuera dirigida
contra sentencias o providencias judiciales que pongan fin a un proceso,
caducando a los dos meses de ejecutoriada la providencia correspondiente.
Esta acción será dirigida contra la autoridad pública o el representante del órgano
que presuntamente violó o amenazó el derecho fundamental.
Se hará mediante una solicitud, la cual deberá expresar con claridad la acción o la
omisión que la motiva, el derecho que se considera que fue violado o amenazado,
el nombre de la autoridad pública, o del órgano autor de la amenaza o agravio, y la
descripción de las demás circunstancias relevantes para decidir la solicitud,
incluyendo además el nombre y el lugar de residencia del solicitante.
La tramitación de la tutela estará a cargo del juez, del presidente de la Sala o del
magistrado a quien éste designe. El juez que conozca de la solicitud podrá tutelar
el derecho, prescindiendo de cualquier formalidad y sin averiguación previa,
siempre y cuando el fallo se funde en un medio de prueba del cual se pueda
deducir una grave e inminente violación o amenaza del derecho.
Si al concederse la tutela hubieren cesado los efectos del acto impugnado, o éste
se hubiera consumado de manera que no fuera posible restablecer al solicitante
en el goce de su derecho violado, en el fallo se prevendrá a la autoridad pública
para que no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que dieron mérito para
conceder la tutela, y que, si procediere de modo contrario, será sancionada.
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Una vez que se haya pronunciado el fallo que concede la tutela, la autoridad
responsable del agravio deberá cumplirlo sin demora; y en dado caso que no lo
hiciere dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes, el juez se dirigirá al
superior del responsable y le requerirá para que lo haga cumplir y abra el
correspondiente procedimiento disciplinario contra aquél.
Pasadas otras cuarenta y ocho horas, ordenará abrir proceso contra el superior
que no hubiere procedido conforme a lo ordenado y adoptará directamente todas
las medidas para el cabal cumplimiento del mismo, pudiendo el juez sancionar por
desacato al responsable y al superior hasta que cumplan su sentencia.
Dicho fallo podrá ser impugnado por el Defensor del Pueblo, el solicitante, la
autoridad pública o el representante del órgano correspondiente, dentro de los tres
días siguientes a su notificación, sin perjuicio de su cumplimiento inmediato.
Ahora bien, en nuestro país lo que conocemos como amparo se encuentra mucho
más estructurado que la acción de tutela, pues tiene más de cien años de haberse
establecido en la Constitución mexicana, es por ello que considero que aún faltan
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implementar cuestiones como formalidades básicas en el sistema colombiano, una
adecuada valoración de todas las pruebas ofrecidas sin saltarse etapas en el
proceso al arbitrio del juez, entre otras cosas.
BIBLIOGRAFÍA